Innocent Libro 1

  • Uploaded by: Nicol Agredo
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  • Pages: 528
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Esta historia pertenece a Ren, Renata, Mama Pocky.

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Innocent [ Libro 1] BloodyParkDrog

Sinopsis:

« Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor, Deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Aférrame a tu cuerpo y no me dejes ir nunca, Hazme tuyo y arrástrame a la locura. »

Porque los peores monstruos no están debajo de nuestras camas... Están dentro de nuestras cabezas.

Prologo Desde tiempos inmemorables, la mente humana ha sido un objeto de fascinación para todos. Estudiarla, comprenderla, analizarla y descubrir los secretos que oculta. La mente humana es magnífica, y sin embargo, es un arma de doble filo. ¿Qué sucede en la mente de una persona mentalmente inestable? ¿Con trastornos y enfermedades que le impide tener una vida común? A vista de muchos, este puede parecerles algo de lo que no hay que preocuparse, pero, ¿qué tan lejos puede llegar la enfermedad humana? ¿Hay acaso un límite? Si buscas algo tranquilo y agradable, estás en el lugar equivocado. Aquí te mostraré lo mórbida que puede llegar a ser la mente humana, la locura que arrasa con todo bien común afectando su entorno, convirtiendo el mundo de la perfección en uno de horror y sufrimiento. Aquí te contaré la historia de un chico que se volvió loco. Te contaré la historia de cómo aquella ingenua inocencia de perfección en el mundo le fue arrebatada cruelmente. Corrompido en todos los aspectos, usado y humillado hasta quebrar el fino hilo de la estabilidad mental, arrastrándolo a la más dulce y tormentosa locura. Recordemos siempre muy bien esto; No todos los monstruos viven debajo de nuestras camas. Los peores, siempre se esconderán en nuestras cabezas.

PARTE I: Introducción.

|01

Jimin avanzaba a paso lento por aquella escuela, observando detenidamente el lugar. No era desagradable, hasta cierto punto era lindo, pero el día gris le daba un aspecto algo lúgubre y vacío. Pero eso no le impidió sonreír y avanzar un poco más rápido a lo que sería su nuevo salón. Su mochila se azotaba un poco contra su espalda puesto a que iba brincando. Algunos chicos lo observaron con burla o asco, pero por fortuna, el inocente niño de ocho años no se dio cuenta de aquello. Se detuvo frente a su salón de clases, pero no había nadie adentro. Vio la hora y se percató de que aún era muy temprano, así que dejó su mochila de superhéroes en el pasillo y caminó hacia los baños. Iba entretenido viendo los muros que estaban decorados con dibujos o algunas fotos que se hallaban también colgadas. No fue hasta que sintió algo duro contra él que se detuvo para tambalearse hacia atrás mientras se sostenía la frente para sobarla. Alzó la vista un poco y asustado y cruzó miradas con un chico que le llevaba poco más de una cabeza. Éste soltó un gruñido potente y observó detrás de él al maldito niñato que había chocado contra él. ¿Es que acaso no se fijaba por dónde iba? - Idiota. -Siseó el chico de cabello negro mientras empujaba al pequeño niño con fuerza. Jimin cayó al suelo en un brusco movimiento y observó asustado al chico. No supo por qué preocuparse más: por la palabrota que había dicho o porque lo hubiera empujado. - Perdón. -Se excusó Jimin con las mejillas rojas. -N-no te vi. - ¿No me viste? -El chico de hebras oscuras lo observó tan fríamente que a Jimin le heló la sangre. - No. -El pequeño se levantó torpemente del suelo. - ¡Lo siento, te juro que no te vi! El pelinegro lo barrió de pies a cabeza, haciendo una mueca de desagrado poco después. - Para empezar, ¿qué hace aquí un niño de cuatro años? Jimin abrió el doble sus ojos.

- N-no está bien decir malas palaras. -Murmulló en voz baja. Ahogó un grito cuando fue empujado violentamente contra el suelo una vez más. - Te pregunté algo, tonto. -Dijo entre dientes el escalofriante chico frente a él. Jimin sintió sus ojos picar y unas pequeñas lágrimas escurrir por sus mejillas. ¿Por qué ese chico era tan cruel con él? ¡Ya se había disculpado! - T-tengo ocho años. -Habló Jimin en voz baja. - ¿En serio? - Preguntó el otro riendo. - No te voy a creer que tan solo eres dos años menor que yo, pareces un niño de kínder con ese comportamiento tan idiota. ¡Mírate nada más, llorando por una mariconada! Jimin abrió la boca pero apenas pudo salir una palabra, comenzó a temblar. - Bah. -El mayor rodó sus ojos. -Qué estúpida pérdida de tiempo. Jimin siguió en silencio con la mirada al chico que comenzó a alejarse hasta finalmente desaparecer por el pasillo de donde venía. Esperó unos segundos antes de levantarse y sacudirse sus pantalones, secó sus lágrimas con un poco de fuerza y retomó el camino hacia los baños. Estaba temblando todavía y su mirada se hallaba perdida. Avanzó un poco más hasta finalmente llegar al baño de hombres. Agradeció que le hubieran mostrado la escuela antes, porque de otro modo se perdería con facilidad. Hizo sus necesidades y se lavó sus pequeñas y gorditas manos. Observó a través del espejo sus cachetitos que palmeó un poco tornándolos rojizos. Se sonrió mostrando dos medias lunas con sus ojos, olvidando por completo el incidente de hace rato. Corrió nuevamente al salón y agarró su mochila observando a la profesora que le hizo una seña para que se acercara. Jimin obedeció bastante sonriente. - Te presentaré a la clase, Jimin. ¿De acuerdo? -Sonrió la profesora. Jimin asintió con una linda sonrisa. La mujer lo tomó de la espalda para guiarlo frente a todo el salón que debía ser de unas veinte personas. Todos comenzaron a callarse entre ellos cuando la profesora entró con su nuevo compañero. - Bien, niños. -Comenzó ella. -Él es su nuevo compañerito Jimin. Quiero que lo traten muy bien y lo hagan sentir bienvenido, ¿de acuerdo? Todos comenzaron a asentir con tiernas sonrisas.

- Siéntate junto a Jungkook. -La profesora señaló a un chico en la segunda fila con lentes, éste levantó la mirada. -Creo que ustedes dos se llevarán muy bien. Jimin asintió y se acercó muy alegre al castaño de lentes que veía su mesa. Apenas Jimin se sentó, se hizo chiquito inmediatamente en su silla, sin embargo, el recién llegado lo observó con una enorme sonrisa. - ¡Hola! -Chilló alegre. - ¡Soy Jimin! El castaño se hizo aún más chiquito. Observó un poco a Jimin, pero cuando sus miradas cruzaron, la desvió inmediatamente completamente rojo. - Jung... Kook. -Susurró por lo bajo el chico con lentes. Jimin sonrió. Se le hizo adorable la forma en la cual el castaño ocultaba el rubor de sus mejillas ocultándose detrás de su cuaderno. Jimin observó a la profesora y comenzó a tomar notas y escuchar atentamente la clase, algunas veces observaba a Jungkook pero el mencionado solamente veía la pizarra fijamente o sus cuadernos. Bueno, de toda la vida Jimin había sido un chico muy extrovertido y carismático. Todas las madres de sus compañeros morían de ternura al verlo, y hasta sus propios compañeros lo adoraban, era tan tierno que simplemente no podía ser odiado. Solamente la gente de corazón realmente cruel podían hacerlo, o los envidiosos. Se robaba la mirada de todas las chicas que gritaban como locas cada que él hacía un puchero o inflaba sus cachetes, abultando su labio inferior. Lo abrazaban con fuerza con fuerza como si fuera un muñeco y se pelearan por él. Su madre no podía estar más orgullosa del caballero que había creado, porque no solo Jimin era adorable, sino también educado y respetuoso. Se dirigía a sus mayores por “usted" hasta que le dijeran lo contrario. Era muy respetuoso con las chicas y con sus profesores, era un ángel. Su madre había decidido hacerlo así desde que lo había adoptado. Su antigua familia era muy inestable y gracias a eso, terminó en manos de la mujer, encantada de tener un pequeño tan hermoso como Jimin. Y después de siete años, la señora Park era muy feliz con su pequeño, su ángel, luz y razón de ser. El timbre sonó indicando que había finalizado la primera hora. La profesora les dio cinco minutos de descanso mientras iba a hacer unas copias. Los niños asintieron y un prefecto vino a supervisarlos en lo que la profesora llegaba.

- ¿Cuántos años tienes Kookie? -Preguntó Jimin sonriéndole. El castaño se ajustó las gafas con timidez mientras observaba sus manos. - Cumplí siete. -Mencionó. -Voy un año arriba al que debería. - ¡No te preocupes! ¡Seremos muy buenos amigos! Jungkook no contestó nada, solo asintió levemente. Y bueno, es que él a diferencia de Jimin, era un chico increíblemente callado y tímido. Inclusive débil hasta cierto punto porque no se defendía cuando lo molestaban, dejaba que las personas se aprovecharan de él y no se oponía o lloraba. Él tenía miedo, porque él a su temprana edad, ya conocía la crueldad del mundo y de las personas. Estuvo escuchando a Jimin parlotear. Se sorprendía de cómo alguien podía hablar tanto y con fluidez, pero no le incomodaba. Jimin era tierno, muy tierno. Cuando llegó la hora del receso, ambos caminaron por los pasillos. Salieron al patio y allí Jungkook se fue a sentar junto a un árbol sacando su lonchera de cars. - Mi mamá me preparó un rico sándwich de jamón y queso, una manzana, jugo de naranja y pasta. -Jimin sonrió. - ¿A ti? Jungkook mostró su barrita nutritiva y vegetales a la mantequilla. - Mi papi dice que debo comer sano. -Contestó Jungkook. - Se ve rico, ¿quieres un poco de mi sándwich? -Preguntó Jimin sonriendo tanto que sus ojitos desaparecieron. Jungkook asintió mientras sus mejillas se tornaban rojas nuevamente. - Eres muy bonito Jimin. -Confesó mientras bajaba la mirada. - Tú también lo eres Kookie. -Jimin le dio un trazo de su sándwich. -Ten. Jungkook sonrió tímidamente y susurró un pequeño "gracias". Comieron en silencio, bueno, al menos Jungkook ya que Jimin hablaba muy emocionado acerca de cómo se habían mudado para acá. Jungkook comía su barrita en silencio mientras observaba interesado a Jimin. No decía nada, tampoco hacía ningún gesto pero lo observaba atentamente. - Y así fue como el señor llamado Derek que es el jefe de mami, dijo que estaba orgullosa de ella y la mandó a trabajar acá. Estoy orgulloso de mi mami.

- Qué bonito. -Jungkook lo observó con tristeza. -Y-yo no tengo mami. Jimin abrió mucho sus ojos, vio a Jungkook bajar su cabeza con mucha tristeza. El mayor lo abrazó tan fuerte que casi le saca el aliento, pero Jungkook se dejó tomar. - Lo siento mucho Kookie, debe ser horrible. -Susurró en voz baja Jimin. - E-está bien... papi me cuida. - Yo... yo no tengo papi. -Confesó Jimin igualmente. -Mami me adoptó cuando era muy pequeño y ella aún no tiene pareja. - ¿Eres adoptado? -Jungkook parpadeó repetidas veces. Jimin asintió con una sonrisa. - ¿N-no deberías sentirte triste? - ¿Por qué? -Jimin lo observó confundido. -Si no me hubieran adoptado, no conocería a mami y no sería feliz con ella. Jungkook hizo una débil sonrisa, le enternecía la inocente de Jimin. - ¿Tienes hermanitos? -Retomó Jimin con sus preguntas. - N-no, estoy solito. - ¿Y te gustaría tener uno? - Sí, una hermanita. - Qué lindo, ¡a mí también! Jungkook se relajó un poco más, de cierta forma tener cosas en común con Jimin le hacía sentirse más cómodo. Jimin observó a Jungkook picar sus verduras hasta que levantó la mirada y se tornó increíblemente serio. - ¿Qué pasa? -Preguntó Jimin mientras observaba en la misma dirección que el castaño. - ¡No veas! -Exclamó Jungkook. -Se va a dar cuenta. - ¿Quién? Jungkook le hizo seña para que se acercara. Jimin se colocó junto a él y sintió a Jungkook acercarse a su oído para que nadie más escuchara. - ¿Ves al niño de cabello café, camiseta negra y gorra?

Jimin observó entre todos los estudiantes hasta que finalmente se topó con el nombrado. Portaba unos jeans rasgados, gorra blanca puesta al revés y playera negra. Platicaba alegre junto con otro grupo de amigos mientras se daban pequeños codazos o golpes en el estómago. - ¿Quién es? -Preguntó Jimin. -Es lindo. Jungkook lo observó un momento antes de bajar la mirada. - Se llama Taehyung. Es más grande que yo. - ¿Es amigo tuyo? Jungkook negó tristemente con la cabeza. - Me molesta... me quita mi comida y me empuja en los pasillos. -Jungkook comió un poco de verduras. -Es muy malo conmigo, me llama por cosas feas. Jimin observó nuevamente al tal Taehyung. A primera vista lucía agradable, sobre todo con esa sonrisa cuadrada tan carismática. ¿Por qué entonces era así con Jungkook? - Se ríe de mí porque no tengo mami. -Jungkook sorbió por su pequeña nariz. - Pero yo lo quiero... - ¿Lo quieres? -Jimin lo observó confundido. - M-me gusta. -Jungkook se tornó completamente rojo. - ¿T-te gusta? - ¡No le vayas a decir! - No, no lo haré, no te preocupes. Observó nuevamente a Taehyung quien esta vez había volteado hacia su dirección. Observó a Jungkook y luego a Jimin, allí levantó una ceja. El recién llegado ignoró la mirada de Taehyung sobre él y siguió comiendo mientras platicaba con Jungkook. Veía que el menor estaba claramente nervioso, claro que lo estaría, Taehyung se había acercado a ellos con su grupo de amigos. - Vaya, vaya, -Taehyung se colocó frente a ellos. -Parece que el feo finalmente logró encontrar un amigo. - ¡No le digas así a Kookie! -Defendió Jimin.

- ¿Por qué no? -Taehyung se cruzó de brazos. - Porque, porque... -Jimin lo observó con tristeza. -E-es malo. Todo el grupo de amigos soltó una agradable carcajada. - Otro idiota. -Taehyung negó con su cabeza. -Ah, sin duda tú eres más patético que Jungkook. Idiotas se juntan entre ellos. Jimin abrió mucho sus ojos. - ¡No está bien decir malas palabras! ¡Voy a acusarte! -Se quejó Jimin. - Si abres la boca, voy a golpearte, todos mis amigos y yo. -Taehyung borró su sonrisa. - ¿Quieres eso? Jimin se congeló al escuchar eso. - ¿Quieres que también te golpeemos como a este cobarde? -Taehyung señaló a Jungkook quien había comenzado a llorar en silencio. - Deja de ser su amigo y te dejaremos en paz, esa es mi condición. Jimin tragó saliva, Jungkook lo volteó a ver con lágrimas en sus ojos. - ¡K-Kookie es mi amigo y -y no lo dejaré solito! -Espetó Jimin tomándolo del brazo. Todo el grupo de amigos se vieron entre ellos sorprendidos. Era el primer chico que se negaba a alejarse de Jungkook después de aquella advertencia. - Bien. -Taehyung sonrió. -Hoseok, Jackson, Baekhyun, los veré en la salida con este par de cobardes. Jungkook reaccionó tomando a Taehyung de la mano. - ¡Pégame lo que quieras! ¡Haz lo que quieras conmigo! -Suplicó. - ¡Pero por favor no metas a Jimin en esto! Taehyung empujó con fuerza a Jungkook. - Le pegaré hasta dejarlo sin aire. -Espetó Taehyung. - Nadie va a tocarlo. -Habló una fría voz. Todos los presentes se callaron. El grupo de Taehyung y los otros dos voltearon a su izquierda. Los que acompañaban a Taehyung inmediatamente bajaron la mirada, Jungkook soltó un chillido y se ocultó rápidamente detrás de Jimin quien también se heló. Taehyung fue el único en esbozar una sonrisa.

- Yoongi... Jimin alzó la vista, topándose con el chico que lo había empujado en los pasillos. Su cabello negro le caía en la cara y sus fríos ojos se clavaron duramente en él. - Este será mío. -Sonrió con maldad mientras observaba a Jimin fijamente a los ojos. Los chicos que acompañaban a Taehyung observaron preocupados a Jimin. - Ustedes diviértanse con el otro. Nadie toca éste. -Advirtió Yoongi. - Como tú digas. -Taehyung observó a su grupo. -Ya saben qué hacer, llévenlo al aula, yo los alcanzo. Los chicos se acercaron a Jimin, el menor los observó asustado pero no lo agarraron a él, fue a Jungkook quien comenzó a forcejear. - Si luchas, ya sabes qué pasará. -Advirtió Taehyung con una sonrisa. Jungkook dejó de pelear, clavando la mirada duramente en Taehyung. Uno de ellos lo tomó con fuerza del brazo antes de comenzarlo a jalar por unas escaleras que Jimin n había visto. Se levantó rápidamente para alcanzarlos pero una mano lo agarró del brazo para impedirlo. - Tú no vas a ningún lado. Jimin observó a Yoongi quien tenía una escalofriante sonrisa en el rostro. El mayor pasó sus fríos dedos por las mejillas de Jimin causando que éste se estremeciera. - Tú y yo tendremos nuestra propia diversión, muñeco. -Susurró vilmente. Jimin tragó en seco cuando Yoongi lo jaló, llevándolo a rastras por un pasillo cerca de ahí. Y allí lo supo, helándose completamente ante el pensamiento. Su infierno había comenzado.

|02

— No... No, por favor. —Suplicó Jimin con voz temblorosa. Yoongi lo aventó contra la pared, el menor levantó la vista con lágrimas en los ojos. Yoongi se acercó a él y se inclinó para quedar a la altura de Jimin. Levantó su barbilla con fuerza y esbozó una sonrisa, — ¿Por qué crees que si pides que pare, voy a hacerlo? —Yoongi rió y lo soltó bruscamente. Jimin mantuvo su vista fija en él. Yoongi lo levantó a la fuerza y le dio otro empujón, Jimin se tambaleó con lágrimas escurriendo por sus mejillas despiadadamente. — ¡Vamos! ¡Defiéndete! — Espetó Yoongi mientras lo empujaba con más fuerza. Jimin negó con la cabeza y cerró sus ojos, Yoongi soltó un bufido y le dio un fuerte puñetazo al menor en su estómago, provocando que éste soltara un grito de dolor y cayera de rodilla al suelo, rodeando su cintura con sus frágiles y pequeños brazos. — Yoongi p-por favor... — Suplicó Jimin. Otro fuerte golpe que le hizo gritar. — ¡Ya! — Suplicó Jimin gritando. Esta vez recibió una patada que le hizo callar y ahogar un grito. Se retorció en el suelo cerrando fuertemente sus ojos. — ¡Defiéndete! — Gritó Yoongi. — ¡Vamos maldita sea, defiéndete! Jimin trató de levantarse pero Yoongi se acercó a él y colocó un pie en su espalda, tumbando bruscamente a Jimin al suelo nuevamente. El menor apretó sus ojos, su labio inferior temblando con fuerza. Todo su cuerpo se contraía dolorosamente. Yoongi levantó su cabeza tomándolo fuertemente del cabello y se acercó a su oído. — Si no me obedeces, Jimin. — Comenzó fríamente. — Me vas a hacer enojar. Jimin negó con su cabeza repetidas veces. Yoongi deslizó sus manos al cuello de Jimin con la intensión de hacerle una herida, pero el timbre le hizo detenerse dando a entender que su tiempo se había agotado. Bajó la vista al menor que seguía con los ojos cerrados y temblando.

— Acabaremos con esto mañana. Soltó bruscamente a Jimin y se levantó furioso por no haberlo podido dejar marcado. Pero en parte evitaba hacerlo, sabía que si lo dejaba con muchas marcas las personas comenzarían a sospechar, y no quería eso. Salió del aula dejando a Jimin solo, se ajustó sus mangas y comenzó a caminar por los vacíos pasillos. Cruzó unas aulas hasta finalmente llegar al pequeño escondite de Taehyung y de su grupo de amigos. Tocó la puerta y asomó su cabeza, ladeando su cabeza al observar la peculiar escena. Jungkook se hallaba en la esquina del aula viendo la pared, la mirada baja y el cuerpo tembloroso. Taehyung estaba sentado en silla succionando unas pepitas y lanzándolas a Jungkook, que cada vez que sentía que las pepitas tocaban su cuerpo o nuca se estremecía. — ¿Se te agotaron las ideas? — Preguntó Yoongi aburrido mientras cerraba la puerta. — ¿Umh? — Taehyung levantó la mirada. — No realmente, solo lo estoy dejando descansar después de lo que hice con él la vez pasada. Yoongi dirigió su vista a Jungkook. — ¿Qué hiciste? — Preguntó Yoongi. — Obsérvalo tú mismo. — Sonrió cruelmente Taehyung. — Kookie, ven acá pequeño. El menor se dio la vuelta lentamente y caminó hacia ambos chicos. Taehyung lo jaló bruscamente del brazo y levantó su manga casi a la altura de los hombros. Allí Taehyung señaló la parte inferior del brazo, estirando un poco la piel para que Yoongi viera mejor, Yoongi se acercó un poco, analizando y buscando algo. Finalmente sus ojos se abrieron considerablemente cuando se percató de lo que había hecho. — ¡¿Estás demente?! ¡Pueden darse cuenta! — No lo harán. — Taehyung sonrió. — Además, a Kookie le gusta, ¿verdad pequeño? Jungkook asintió con la mirada baja. Yoongi observó nuevamente el brazo de Jungkook, se podía leer perfectamente en letras chicas "K.T".

— ¿Cómo le hiciste eso? — Preguntó Yoongi retrocediendo un poco. — Una navaja. — Taehyung hizo una mueca. — En una ocasión te vi haciéndolo, así que decidí probar. Yoongi se limitó a contestarle algo. Taehyung bajó la manga de Jungkook y después lo agarró de la cintura para pegarlo lentamente a él. Jungkook se tornó rojo y se estremeció en su lugar ante el acto. — ¿Y tú? ¿Cómo vas con Jimin? — Preguntó Taehyung mientras enterraba sus dedos en los costados de Jungkook, sacándole un jadeo de dolor. — Es muy idiota. — Yoongi negó con la cabeza. — Creo que deberé jugar más de lo debido con él. — Ya pasaron 3 meses y aún está bastante intacto. — Taehyung alzó una ceja. — Las cosas que quiero hacerle, aún no siento que sean apropiadas a nuestra edad. Taehyung esbozó una sonrisa, Yoongi imitó su gesto. — Bueno. —Taehyung asintió lentamente. —Pues al menos asegúrate de dejarlo un poco... ya sabes. Recuerda la salida. — No es necesario que me lo re recuerdes. Sé lo que debo hacer, pero todo a su debido tiempo. Taehyung asintió y pegó sus labios al cuello de Jungkook, haciendo que éste tragara saliva pesadamente. Su cuerpo se había tensado completamente. — Ya puedes irte Kookie. —Ronroneó en su oído. —Te veo la próxima semana, pequeño. — A-adiós Taehyung. — Tartamudeó Jungkook. Se zafó de su agarre con suavidad y lentamente se dirigió a la salida, cerrando la puerta detrás de él en completo silencio. Los dos chicos quedaron solos. — Eres asqueroso. — Dijo Yoongi viendo a Taehyung. — Como si tú no quisieras hacer esas cosas con el tuyo. — Tengo algo que se llama control. — Y todo ese control vas a perderlo de una sola cuando te sueltes. — ¿Vas a seguir diciéndome qué hacer?

Taehyung soltó una pequeña risa y se levantó de la silla. Se acercó a la puerta y observó a Yoongi a través de su hombro. — Te veo en la casa. Jungkook mientras tanto caminó por los pasillos con la mirada baja, rogando para que nadie apareciera. Agarró su mochila y se la colocó en sus hombros para dirigirse a la salida, sin embargo se detuvo al ver a Jimin en una esquina llorando débilmente. — Jimin... estás llorando. —Susurró Jungkook acercándose a él. Jimin levantó la mirada y le mostró la palma de sus manos que se hallaban rojas. Algunas marcas más rojizas que otras, unas inclusive blancas o moradas. — Yoongi me azotó con su regla. —Habló con ojos llorosos. Jungkook se tapó su boca y se colocó frente a Jimin rápidamente. Se sentó de rodillas frente a él y besó delicadamente sus manos, Jimin soltó un chillido de dolor. —Lo siento. —Se disculpó Jungkook. — ¿Te hice daño? —Arde... —Susurró Jimin. Jungkook apretó sus labios y bajó su mirada. — Todo esto es mi culpa. —Susurró el más pequeño. —De no ser por mí, nada de esto habría pasado. Nunca debiste juntarte conmigo. — No, no digas eso Kookie. Jimin lo abrazó. —Somos amigos, mejores amigos y no te dejaré solito nunca. — ¿Me lo prometes? — Lo juro Kookie. Ambos amigos se mantuvieron abrazados durante un rato. Sabían que ninguno de ellos se libraría de sus respectivos abusadores, pero no podían hacer mucho al respecto. Jimin quería decirle a su madre, pero le asustaba lo que le pudieran hacer a Jungkook. Los tenían a ambos bajo la amenaza de que si uno abría la boca, sería el otro quien pagaría. Así colocaron un enorme peso en ambos, una promesa que por más que quisieran no podían romper. Uno buscaría la salvación y el otro pagaría. Una cruel y fría manipulación por niños de tan solo diez años.

— Tengo que irme a casa, Jimin. ¿Nos vemos mañana? Jimin asintió y le sonrió a Jungkook tristemente. Ambos nuevamente se abrazaron con fuerza, tratando de encontrar un poco de consuelo por la terrible pesadilla que estaban viviendo juntos. Pero era mejor sufrir con alguien a sufrir solos. Jungkook se separó de Jimin y le hizo una seña de despedida con la mano. Jimin se mantuvo sentado esperando a su madre. Se secó sus lágrimas y después de unos minutos, ella apareció. — ¡Mami! Jimin corrió hacia la nombrada y la abrazó con fuerza, evitando que viera sus manos que ya no estaban tan rojizas como hace rato. Necesitaba sentirla, sentir su amor. — Mi amor. — Besó con fuerza sus mejillas. — ¿Cómo te fue hoy? — Muy bien mami. — Jimin le sonrió tiernamente olvidando por completo su dolor. — Me alegro. — Su madre sobó su cabeza. — Compré pizza para cenar hoy. — ¡Pizza! La señora Park abrazó a su hijo mientras ambos se dirigían al coche. Jimin y Jungkook estaban inscritos en las actividades escolares, ambos apuntados en artes. Salían hasta la tarde donde ambos esperaban una o dos horas en lo que llegaban sus padres. Horas que se transformaban en el mismísimo infierno. En esa hora era cuando Taehyung y Yoongi iban a darle una visita dos veces a la semana. Jimin dejó de pensar en ambos chicos y ocultó sus manos debajo de sus piernas, escuchando a su madre parlotear de unas cosas que apenas comprendía. Supuso que estaría hablando por teléfono o contando alguna aburrida anécdota del trabajo.

|03

Jimin se encontraba sentado junto a Jungkook debajo del árbol en el que siempre descansaban. Jungkook devoraba una barrita mientras que Jimin solo jugaba con sus pequeños dedos. Levantó la mirada y soltó un triste suspiro al ver a Yoongi y a Taehyung riendo juntos. — ¿Por qué entre ellos se tratan bonito? ¿Por qué no con nosotros? —Preguntó Jimin en voz baja. Jungkook dejó su barrita para ver a ambos chicos. — Porque son primos, pero viven en la misma casa. —Explicó Jungkook tímidamente. — ¿P-primos? —Jimin lo observó sorprendido. — Por parte de su mami. —Prosiguió Jungkook. —La mami de Taehyung se mudó con su hermana debido a unos problemas de dinero. Su hermana en la madre de Yoongi vive con ella, el papi de Yoongi y él. — ¿Cómo sabes todo eso Kookie? —Preguntó Jimin sorprendido. — Me lo contó mi papi... — Jungkook jugó con sus dedos. — A mi papi le agrada la madre de Taehyung. — Pero si tu papi se lleva bien con la mami de Taehyung, ¿por qué Taehyung es malo contigo? Jungkook negó con su cabeza suavemente y susurró en voz baja un "no lo sé". Jimin volvió la mirada a los chicos. Yoongi estaba diciéndole algo al oído a Taehyung, debió ser algo gracioso porque el castaño soltó una agradable risa y le dio un pequeño empujón a Yoongi. Los menores siguieron debajo de ese árbol, platicando y olvidando por un momento que el peligro los estaba rodeando, viéndolos fijamente. Taehyung y Yoongi observaban atentos a los menores y sus movimientos, viendo cómo se agarraban a veces las manos y se sonreían, reían, bromeaban y jugaban entre ellos como dos buenos amigos. Yoongi alzó una ceja disgustado. Definitivamente ver a Jimin sonreír era de las cosas más repugnantes que había visto en su corta vida. Ver a Jimin llorar era arte, aquello

si era hermoso, le encantaba su mirada de miedo, verlo temblar y sus ojos humedecerse. Le encantaba ver sus labios temblar y suplicar que frenara. Le gustaba ver a Jimin sufrir... no reír. Por su lado, Taehyung también se enojó al ver la sonrisa de Jungkook. No exactamente porque le pareciera desagradable, de hecho se le hacía malditamente tierna y le enojaba que esas sonrisas no fueran para él. Pero aun así había algo que lo enfadaba aún más y era ese maldito niñato Park. Le estaba quitando a su pequeño y eso no le gustaba. No le gustaba para nada. Dirigió la vista a Yoongi quien lucía completamente neutro, pero viendo más de cerca, podías ver sus pupilas temblar, mostrando exasperación. Sus dedos se movían por todo su pantalón, apretando la tela y sus nudillos que se tornaban blancos. Yoongi solo hacía eso cuando se estaba controlando para no explotar. Eso significaba que estaba muy molesto o disgustado, aunque una cosa llevaba a la otra tarde que temprano. — ¿Están sonriendo mucho, no crees? — Preguntó Yoongi con cierta molestia en su voz. El grupito de Taehyung observó a Yoongi. Hoseok observó fijamente a Baekhyun y ambos se alejaron un poco. La verdad era que los tres amigos de Taehyung estaban aterrados de su primo, decían que era escalofriante y que parecía un loco. Era muy violento, no iba a negarlo. Se pasaba a veces de la raya pero tenía una mente maestra, una mente privilegiada que usaba para manipular, chantajear, confundir, mentir y herir, siempre usando los planes más enfermos, usando la psicología subconsciente de la persona. Era aterrador para alguien de su edad. Pero a Taehyung le parecía admirable y no aterrador como a sus amigos. — ¿Vamos a golpearlos un poco? — Preguntó Taehyung sonriendo. Yoongi negó con la cabeza antes de sonreír también. — Déjalos que crean que están a salvo. — Yoongi jugó un poco con sus dedos. — Cuando bajen la guardia les llegaremos por la espalda. Taehyung sonrió ante la idea. Observó nuevamente a Jungkook quien tenía la boca abierta y Jimin se encargaba de darle comido con la boca. Mordió su labio para no enfadarse más de lo que ya estaba. ¿Por qué Jungkook si se dejaba tocar así por Jimin?

En su mirada se veía claramente su enojo pero aquella sonrisa suya le daba un aspecto más tranquilo. Incluso para sus amigos, Taehyung no era tan "loco" como aparentaba. Era más bien berrinchudo y explosivo, descuidado y llevándose por sus impulsos. Hasta Yoongi parecía el "normal" junto a Taehyung y tranquilo. Por lo general era el primo menor quien mostraba aquella personalidad descontrolada, celosa y berrinchuda sin importarle lo que dijeran los demás. Pero Yoongi no, él era muy reservado, moviéndose como una sombra. Tenía sus razones para serlo y la primera era para pasar desapercibido. Aunque ya todos sabían quién era él y le tenían mayores. Ese miedo había crecido después de que hizo renunciar a tres profesoras que enloquecieron con él. Nunca se supo qué pasó dentro de esas aulas, pero las profesoras salían corriendo, algunas llorando y suplicando su renuncia. Pero la madre de Yoongi se negaba a creer que había algo malo en su hijo. Ignoró por completo al colegio y sus recomendaciones de estudios psicológicos y dejó a Yoongi como estaba, importándole poco. Para ella Yoongi era perfecto sin importar qué, aunque estuviera enfermo o fuera ligeramente diferente a los demás alumnos. — Jimin luce tan bien de rojo. — Susurró al verlo con su sudadera. Lo imaginaba. Tenía muy claro lo que haría con Jimin. Cada año empeoraría las cosas, cada año aumentaría su nivel de agresividad, dando pequeños pasos antes de llegar a su verdadero objetivo. Esperaría pacientemente. Cuando llegara el día, desquitaría todo su ira y enfermedad en Jimin. Cumpliría sus más mórbidas y grotescas fantasías, sus juegos más sádicos, sus pensamientos grotescos. La sangre lo llamaba a gritos, suplicando abrir la piel del menor para tornarla carmesí. Jimin era hermoso, de piel perfecta, blanca, pura y virgen. Yoongi se relamía sus labios pensando en lo bella que sería la sangre resbalando por su piel. Pensaba en cómo abriría sus lindos brazos o lindo cuello, como le enterraría clavos quizás para colgarlo en su pared como una obra de arte. No, ¡qué va! Jimin merecía algo mejor que ser colgado como una vieja prenda. Quizás lo despellejaría para quedarse con su hermosa piel, o extraería sus ojos para guardarlos en su cofre de objetos preciados. Quizás lo dejaría atado a una pared y con su sangre haría un retrato de él en un hermoso lienzo, quizás arrancaría su

corazón y lo colocaría en un collar... las posibilidades que cruzaban su mente eran infinitas. No desperdiciaría ninguna. — Vamos, es hora de volver a clases. —Taehyung lo jaló del brazo sacándolo de sus enfermizos pensamientos. Yoongi asintió y ambos chicos se alejaron. Jimin se levantó del árbol y ayudó a Jungkook a levantarse también, ambos amigos se sonrieron mutuamente mientras se dirigían alegres al salón de clases. — Quizás un día puedas venir a mi casa, Kookie. —Le susurró Jimin para que la profesora no lo escuchara. — S-sería divertido. —Susurró Jungkook con sus mejillas enrojecidas. — Podemos jugar con mis juguetes o con la consola. Mami podría pedir pizza y te quedarías a dormir. Veríamos películas y nos acostaríamos muy tarde. —Siguió Jimin entusiasmado. Jungkook esbozó una tierna sonrisa y asintió. — Le diré a mi papi, creo que aceptará. —Jungkook se mostró emocionado. Jimin le devolvió la enorme sonrisa, haciendo dos medias lunas con sus ojos. Jungkook rió en voz baja y comenzó a anotar lo que la profesora había escrito en la pizarra. Jimin también hizo lo mismo. Balanceaban sus pues puesto a que las sillas eran aún algo grandes para ellos. Jimin hacía pequeños garabatos en su cuaderno y cuando terminaba observaba a Jungkook, deteniéndose en la letra del menor que era bastante bonita, casi de chica. Jungkook por su lado solo se limitaba a ver la pizarra o a golpear su lápiz en su cuaderno mientras mordía sus uñitas. El timbre sonó informando que ya podían salir. Jungkook y Jimin suspiraron aliviados: hoy no tenían actividades escolares así que no serían torturados. Salieron alegres del salón mientras platicaban de lo que podían hacer en la casa de Jimin. Se dirigieron a la salida, nerviosos de que sus padres se conocieron finalmente. Jungkook se sentó junto a Jimin a esperar para eso. — ¡Jiminnie! Jimin levantó la vista y esbozó una sonrisa al ver a su mami acercarse. Jungkook también sonrió, la mujer lucía agradable y era muy bonita: tenía el cabello rubio

ligeramente ondulado, unos ojos enormes algo maquillados y piel muy blanca. Era increíblemente femenina, guapa y joven. — Mami. — Comenzó Jimin. — Él es Kookie, el amigo del que te conté. — ¡Hola Kookie! — Saludó animada la mami de Jimin. — Mi hijo me ha contado mucho de ti, es un placer conocerte finalmente. Jungkook bajó la mirada completamente rojo. — M-mucho gusto señora Park. —Susurró tímidamente. Otro hombre se acercó bajando de un coche negro. Portaba un traje, su cabello ligeramente ondulado y pelirrojo algo despeinado. Era muy galán, piel casi canela y mirada algo misteriosa, pero al mismo tiempo mostraba seguridad. Esbozó una sonrisa la ver a Jungkook y se acercó a él. — Kookie. —Lo llamó. Jungkook volteó hacia atrás y corrió a abrazar a su padre. Jimin y la señora Park se acercaron. — ¡Mira papi, él es Jimin! —Dijo emocionado Jungkook mientras lo soltaba para acercarse a él. — ¿Así que tú eres Jimin? —El hombre se puso en cuclillas. — Kookie me ha hablado mucho de ti, eres igual de tierno como me ha dicho. Incluso más. — ¡Gracias señor Jeon! —Exclamó Jimin entusiasmado. — Venga, choca campeón. —El padre de Jungkook colocó su puño, Jimin lo chocó feliz. El señor Jeon sonrió de forma adorable y coqueta. Jimin y Jungkook se observaron sonrientes. El señor Jeon se levantó y extendió su mano para estrecharla con la señora Park. — Jeon Ji-yong. —Dijo con una cálida sonrisa. — Park Chae-rin. —Contestó ella también sonriente. Ambos se mantuvieron un poco la mirada, Jimin y Jungkook se observaron entre ellos y alzaron y bajaron sus cejas repetidas veces. — Oh, umh. —Reaccionó finalmente el padre de Jungkook. — ¿Quieren que los lleve a casa? No causaría ningún problema, es un placer conocerla.

— Es muy amable de su parte, señor Jeon. Igualmente es un placer conocerlo. — Contestó la madre de Jimin sonriendo. —Pero como vengo del trabajo me tocó sacar coche, pero es muy amable de su parte. — Dígame Ji-yong, no se preocupe. —Él asintió con una sonrisa. — ¿Mami? —Interrumpió Jimin antes de que su madre hablara. — ¿Sí, amor? —Preguntó Chae-rin. Jungkook asintió cuando Jimin lo observó, ambos chicos se dirigieron a los adultos. — Kookie y yo queríamos saber si podría venir a casa este viernes y quedarse a dormir. Así podemos jugar. —Comenzó Jimin penosamente. —Claro, si usted está de acuerdo señor Jeon. Ambos chicos observaron a los adultos con un puchero y ojos de cachorros abandonados. Sus padres sonrieron enternecidos por la escena. Se observaron entre ellos y Ji-yong agarró una pequeña tarjeta que le entregó a Chae-rin. — Aquí está mi número, podríamos ponernos de acuerdo de ese modo. —Sonrió. — ¡Claro! —Su madre agarró la tarjeta y sonrió igualmente. —Estaremos en contacto. Y después de una pequeña conversación, ambas familias se despidieron con alegría. Jimin observó a su madre que tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas. No le prestó mucha atención a aquello, observó por la ventana del coche con una sonrisa al ver a Jungkook desaparecer agarrado de la mano de su padre. — Jungkook es muy lindo, ¿verdad mami? — Preguntó el menor. — Oh sí, es adorable. — Contestó su madre. — Tiene buenos genes. — ¿Genes? — Repitió Jimin confundido. — Nada cielo. — La señora Park negó divertida y observó a Jimin a través del retrovisor. Ah, el pobre Jimin no entendía nada.

|04

— Escuché que los enanos estarán este fin de semana juntos. — Dijo Taehyung mientras rasguñaba sus dedos mostrando exasperación. — Son amigos, ¿qué esperabas? — Preguntó Yoongi también de mala gana. — Nada, solo decía. — Taehyung dejó en paz sus manos y observó el techo. Ambos chicos se hallaban acostados en la cama de Yoongi, pero pese a que la cama era muy grande, ellos estaban bastante juntos. Era normal para ellos, más que primos, eran hermanos. Yoongi dejó de perderse en sus pensamientos y observó a Taehyung quien tenía su nariz ligeramente fruncida. — No deberías ser tan posesivo. — Yoongi esbozó una sonrisa gatuna. — El cerdito no le hará nada a tu pequeño, créeme. Taehyung rodó los ojos y bufó molesto. — Quería jugar con él hoy. — Dijo. — Pero como se fueron a casa de Jimin, no se quedó a la golpiza. Eso me molesta. Yoongi soltó una fuerte carcajada y negó con su cabeza, su primo era todo un caso de bestia fuera de control. Eso lo divertía y preocupaba al mismo tiempo, ¿pero qué iba a hacerle? Taehyung agarró una libreta en la mesita junto a él y comenzó a hojearla, la mayoría de las páginas estaban ocupadas por notas incomprensibles o uno que otro dibujo, garabatos mejor dicho. — ¿Se supone que esto es tu diario? — Preguntó Taehyung alzando una ceja. Yoongi le arrebató el objeto y lo colocó de su lado, Taehyung soltó otro bufido y se cruzó de brazos. — No te comprendo Yoongi. — Dijo Taehyung mientras colocaba sus brazos detrás de su nuca y se apoyaba en ellos como si fueran una almohada. — Todo el colegio te teme, haces que la gente tiemble en tu presencia, y realmente casi nunca haces nada. Te lo digo como primo y hermano, me atrevería a decir que eres más bueno

que el pan en realidad y muy tranquilo. No eres alguien de quien realmente deberíamos temer. Yoongi se mantuvo en silencio escuchando las palabras de su primo. — Aún... — Susurró en voz baja el pelinegro. — ¿Perdón? — Preguntó Taehyung mientras lo observaba. — Nada, nada. ¿Quieres jugar Resident Evil? — Watch Dogs es mejor. Yoongi rodó sus ojos por novena vez en el día debido a Taehyung. Su primo se sentó en el piso mientras Yoongi iba a prender la pantalla y colocaba el juego mencionado anteriormente, Taehyung esbozó una sonrisa. — Eres el mejor. Yoongi prendió los dos controles y le dio uno a Taehyung antes de irse a sentar con él. Estaban seleccionando la partida cuando fueron a tocar a su puerta. Antes de que preguntaran quién era, la puerta se abrió y la madre de Taehyung apareció en el marco de la puerta, les dedicó una linda sonrisa. — ¿Qué hacen niños? — Preguntó ella. — Vamos a jugar un rato, ma. — Habló Taehyung. — ¿Va a salir a algún lado, tía? — Preguntó Yoongi al ver a la hermana de su madre tan arreglada y maquillada. — En efecto. — Dijo ella sonriente. — Saldré a cenar con el señor Jeon. Yoongi y Taehyung se vieron mutuamente. — ¿Pero Jungkook no está con Jimin? — Preguntó Taehyung alzando una ceja. — Por eso mismo, cielo. Como Jungkook no está iré a cenar con él a su casa. — Bueno, ma. Diviértete. — Cualquier cosa está aquí la mami de Yoongi. — Siguió. — Yo regreso tarde, se cuidan mucho, ¿bien? Ambos chicos asintieron y su madre salió cerrando la puerta detrás de ella.

— ¿Si sabes que tu madre se tira al padre de Jungkook, verdad? — Preguntó Yoongi sonriendo. — Eres asqueroso e increíblemente perturbador. — Taehyung hizo una mueca de repugnancia. — Bueno, tú eres el urgido en dejar mordidas en Jungkook. No estás muy lejos de imitar a tu madre. — Cállate. — Taehyung rodó sus ojos. — Además, entre hombres no se puede tener sexo, no seas idiota, no tenemos vagina. Yoongi observó a Taehyung, el menor lo observó con una ceja alzada ante la mirada de burla y asco que le había dedicado Yoongi. — ¿Qué? Es la verdad. — Taehyung alzó sus hombros y volvió la mirada a su pantalla. — ¿Eres realmente tan imbécil? — ¿Y ahora por qué? Yoongi negó con la cabeza y volvió a ver la pantalla. — Por nada. Déjalo Taehyung. Taehyung pensó en insistirle a su primo, pero prefirió no hacerlo, quizás realmente no se quería enterar de lo que había querido decir. Aun así, su mente comenzó a divagar acerca de lo que había dicho. Hasta donde él sabía, no se podía tener relaciones entre hombres. Es decir... ¿cómo? Su mente solo había procesado tetas gigantes, vaginas y mujeres sensuales a través de su pantalla, porque sí, le gustaba el porno. A veces hasta lo veía con Yoongi, pero su primo era bastante arisco y solo se limitaba a hacer muecas de disgusto o a criticar a la mujer diciendo que parecía perra en celo, o que no entendía como soportaba toda esa silicona, haciendo comentarios del estilo. A Taehyung se le bajaba la calentura de tan solo escuchar a su primo, así que mejor comenzó a verlo por su propia cuenta. Así estaba más a gusto y a salvo de los comentarios nada sexys de Yoongi. Volvió al juego, llevaba la ventaja, como siempre. Aquello le irritaba a Yoongi pero aún seguía jugando, aunque soltando maldiciones... pero seguía jugando.

— Gané nuevamente. — Taehyung sonrió victorioso. — Ah, felicidades. — Contestó Yoongi de mala gana. — Oh, no comiences de gruñón, puedo regalarte uno de mis juguetes si gustas. Yoongi soltó una risa seca ignorando el comentario de su primo. Dejó que Taehyung jugara una partida él solo, se limitó a encerrarse en su mundo mental y divagar. La cara de Jimin aparecía frente a él, con sus ojos llenos de lágrimas y sus pequeños quejidos de súplica para que Yoongi dejara de azotar sus manos con la regla, empujarlo o patearlo. No entendía cómo podía ser tan marica, ni siquiera le pegaba tan fuerte. Bueno, era cierto que a veces dejaba marcas pero nada de otro mundo. Hasta Jungkook aguantaba más que él. Bueno, Jungkook sufría de humillación más que nada. Taehyung realmente disfrutaba avergonzándolo y humillándolo públicamente, de todas las formas posibles. Yoongi... aún estaba buscando bien qué le parecía más atractivo; si jugar con la mente de alguien o con su cuerpo. Ambos sonaban muy bien, pero aún no hallaba la manera de juntarlos. Quizás cuando fuera más grande pudiera darse una idea. Siempre era así... "Cuando seas más grande." Esbozó una pequeña sonrisa y lamió sus labios. Ah, el pequeño detalle era que cuando fuera más grande, nada ni nadie lo detendrían.

— ¡Gané! — Jungkook esbozó una sonrisa y alzó sus manos. Jimin soltó un suspiro antes de reír, era la sexta vez que Jungkook le ganaba jugando memoria. Pero no lo culpaba, Jimin tenía pésima memoria y se distraía con mucha facilidad. — Eres muy bueno Kookie. — Jimin sonrió tiernamente.

Jungkook sonrió con orgullo y ayudó a Jimin a guardar las cartas. Llevaban toda la tarde jugando a los dinosaurios y memoria, era divertido. Ambos tenían una gran imaginación y disfrutaban corriendo por toda la casa fingiendo que iban a buscar comida o huyendo de cazadores, inclusive imaginaron que salvaban a una princesa transformándose repentinamente en príncipes.

La madre de Jimin los observaba con excesiva ternura. Jungkook era muy tímido, pero no dejaba de ser adorable, inclusive Jimin lo había apodado como "conejito" debido a que decía que se parecía a uno, uno muy bonito, tierno y esponjoso. — ¿Qué hora es Jiminnie? — Preguntó Jungkook después de un momento. — Las siete, aún no es muy tarde. — Dijo Jimin viendo su despertador. — Podemos decirle a mamá que vaya pidiendo la pizza para que la comamos mientras vemos una película. Jungkook asintió repetidas veces bastante sonriente. Ambos salieron del cuarto de Jimin y bajaron las escaleras, inmediatamente Jungkook volvió a ponerse tímido, agachando la cabeza cuando la mamá de Jimin los vio, se tornó completamente rojo y jugó con sus manitas. — Mami, ¿crees que ir pidiendo la pizza por favor? — Pidió Jimin con su encantadora sonrisa. — Así Kookie y yo podemos comerla mientras vemos una película. — Ya la pedí, cielo. — Su madre esbozó una tierna sonrisa. — Supuse que no tardarían en volver a sentir hambre nuevamente. — G-gracias s-señora Park. — Balbuceó Jungkook. — Oh Jungkook, eres un sol. — Dijo Chae-rin riendo. — Puedes decirme Chae si gustas, no es necesaria tanta formalidad. Sobó la cabeza de Jungkook, haciendo que se tornara cada vez más rojo, parecía un tomatito. Jimin esbozó una sonrisa y agarró a Jungkook del brazo. — Ven, vamos a ver qué película vamos a ver. Jungkook se inclinó ante la mamá de Jimin antes de subir nuevamente al cuarto. Jimin prendió la televisión y entró a Netflix, Jungkook se sentó en la cama viendo

fijamente la pantalla. Ajustó sus gafas redondas y mantuvo la vista fija en la aplicación. — ¿Quieres ver una de terror? — Preguntó Jimin. Jungkook asintió. — ¿El aro? — Jimin sonrió con malicia. — B-bueno. — Jungkook no iba a demostrar que estaba aterrado. Jimin esbozó una tierna sonrisa y se fue a sentar junto a Jungkook. Inevitablemente observó los brazos de su amigo cuando se quitó la sudadera y vio que tenía una extraña marca en el antebrazo, hizo una extraña mueca. — ¿Qué te pasó? — Preguntó Jimin. — Nada. — Mintió Jungkook mientras se tapaba. — Kookie... ¿eso te lo hizo Tae? Jungkook inmediatamente bajó la mirada, Jimin apretó sus labios y se acercó a él para abrazarlo. Jungkook comenzó a jugar con sus manos. — ¿Por qué comenzó esto, Kookie? ¿Por qué Tae es así contigo? Jungkook observó a Jimin antes de bajar nuevamente la mirada, frotó nervioso su nuca y soltó un pequeño suspiro mientras balanceaba sus pies. — Todo comenzó cuando se mudaron aquí, la mamá de Yoongi, su papá, la mamá de Taehyung y ellos. — Comenzó Jungkook. — Papi se encontró a la mamá de Tae en el supermercado, yo iba con él. Jimin se acomodó junto a él para prestarle total atención a la historia. — Taehyung iba con ella y me veía mucho, me sentí nervioso. Ya sabes cómo soy. — Suspiró. — Mi papá y su mamá comenzaron a platicar cada vez más y durante el verano estuve en su casa a veces, pero jamás les hablaba. Yoongi me comenzó a molestar por ser tímido y Tae también. Jimin parpadeó varias veces. — Cuando entraron a la escuela siguieron molestándome... — Habló en voz baja. —

Yoongi y Taehyung se hicieron amigos de Jackson, que era el problemático y malo de la escuela y de su mejor amigo BamBam. Entre los cuatro me siguieron molestando. — ¿Y por qué no dijiste nada? — Preguntó Jimin. — Fue Yoongi. Él me dijo que si los acusaba haría que mi papá y la mamá de Tae se enfadaran entre ellos. Me recordó que mi mami había muerto y que papi merecía ser feliz y que acusándolos le quitaría esa felicidad porque... — Sus ojos se humedecieron. — Porque papi quiere a la mamá de Tae. — ¿Eso te dijo Yoongi? — Lo observó sorprendido. Jungkook asintió aun viendo las colchas de la cama. — Cada vez que trataba de tener un nuevo amigo, Taehyung me lo quitaba, se encargaba de hacerme sentir mal y los trataba feo. Se cansaban y se alejaban de mí. Eso fue durante el primer año que estuvieron aquí, al segundo año se unieron Hoseok y Baekhyun al grupito. — ¿Y ellos por qué? — Jimin alzó una ceja. — Hobi... Hobi parece lindo. — Lo es. — Jungkook hizo una triste sonrisa. — Pero tiene demasiado miedo de Yoongi y Taehyung, prefirió hacerse su amigo a arriesgarse a que lo molestaran también. — ¿Baekhyun también tiene miedo? — Todos en realidad, pero Baekhyun es el mejor amigo de Tae. Por eso se unió. — Y por eso todos ellos te tratan feo. Jungkook asintió tristemente, Jimin comenzó a jugar con su labio inferior con sus dedos mientras pensaba en por qué harían algo así. ¿Con qué propósito? Jungkook no era una mala persona, era lindo, bastante bueno. ¿Por qué molestarlo? — Y Yoongi... — Comenzó Jimin. — Él controla todo, pero Taehyung es el que lo ayuda. — ¿Pero por qué le tienen tanto miedo? — Porque Yoongi es muy malo, Jimin. Yoongi es muy malo. Jimin notó el miedo con las cuales aquellas palabras salieron de su boca.

—Tuvo una pelea el año pasado e hirió a su compañero, lo tuvieron que mandar al hospital. Todo su grupo de amigos fue por Yoongi y él acabó con todos, uno por uno. Jimin abrió su boca muy grande, tenía ganas de preguntar más pero Jungkook agarró su mano evitando que siguiera hablando. — Jimin...— Comenzó Jungkook. — Prométeme que si Yoongi te hace algo muy malo, vas a acusarlo. — Pero Kookie, en ese caso tú... — Lo sé. — Lo interrumpió con una triste sonrisa. — Pero al menos para ti se acabará. Jimin observó fijamente los ojos de Jungkook. — Prométetelo Jimin, hazlo. Por favor. Jimin colocó su mano encima de la de Jungkook. — Lo prometo... solo si tú prometes lo mismo. Jungkook abrió la boca para hablar pero la cerró inmediatamente. Lamió sus labios con lentitud mientras desviaba la mirada. No quería que Jimin pagara, pero la manera en la cual se lo había pedido no le dejaba otra opción. Eran un equipo, mejores amigos. Y si caerían, caerían juntos. Y si se liberaban, se liberaban juntos. — Lo prometo. — Susurró Jungkook viéndole fijamente a los ojos. Se sonrieron estrechando sus manos. Ahora el pacto estaba sellado.

|05

— Park, enserio eres algo idiota a veces. — Jungkook hizo una mueca. — Uhm, mira quien lo dice. — Jimin le sacó la lengua. — Te dije que mi idea era mejor. — Cállate Jeon. Ambos se encontraban en la clase de arte tratando de hacer un retrato. Solo que Jimin se le había ocurrido hacerlo con acuarelas mientras Jungkook optó por lápiz y blanco y negro. Ahora lo que sea que habían intentado dibujar no era más que machas y pequeñas deformidades. Bueno, no tan así pero no se lograba ver que era. — ¡Pero mira Kookie! — Jimin volvió a su tono infantil. — ¡Está bonito! Jungkook se dio una palmada en la cara. — Podemos decir que son hadas, o pequeños seres mágicos. Como los que veíamos en mi libro. — Jimin, teníamos ocho años. — ¡Ay Kookie, no seas así! — Jimin hizo un puchero adorable. — Puedo convencer a la profesora de que nos suba la nota si es necesario. Jungkook negó con su cabeza y soltó un suspiro. Los pequeños ya no tan pequeños ahora tenían diez años. Varias cosas habían cambiado en dos años, y muchas seguían igual. Jungkook, por ejemplo, se había vuelto un poco más serio y hasta cierto punto, apático. Pero Jimin seguía siendo un adorable niño sonriente, tratando de defender a las malas personas y hallando algo bueno en ellas, y si no, se encargaba de encontrarlo. — No pasa nada, de todos modos solo es un dibujo. — Jungkook rió levemente.

Jimin abrazó fuertemente a Jungkook, el menor soltó una risa y sobó su cabeza. Observaron la hora y vieron que el timbre ya había sonado, se vieron entre ellos. La mirada de Jungkook oscureció un poco e inmediatamente bajó la mirada. — ¿Promesa? — Preguntó Jimin tomando su mano. — Promesa. — Dijo Jungkook apretándola. Ambos asintieron levemente, le entregaron el dibujo a la profesora y agarraron sus mochilas para salir de la clase. El salón se vació rápidamente pero ellos aun así esperaron un poco antes de salir. Dieron un paso afuera cuando Jimin dejó de sentir a Jungkook bruscamente. Observó a su izquierda y vio que Jungkook había sido jalado por Kim Taehyung y ahora lo tenía acorralado entre sus brazos. El mayor barrió a Jimin con la mirada antes de pegar al pequeño Jungkook a él con mucha más fuerza. — Tardaste Kookie. — Dijo Taehyung con burla. — Perdón...— Murmuró Jungkook bajando la mirada. Jimin tragó saliva y retrocedió lentamente, Jungkook le dedicó una triste sonrisa antes de hacer una mueca de dolor. Taehyung había comenzado a pellizcar con fuerza sus brazos y a enterrar sus dedos en sus costados. Jimin se lanzó hacia él para decirle que se detuviera, pero una fuerte mano le agarró el brazo jalándolo hacia atrás. Trató de zafarse de aquello brazos, revolcándose. Pero solo era arrastrado hacia atrás, viendo la imagen de Jungkook y Taehyung hacerse más lejana con cada segundo. Se revolcó nuevamente soltando un quejido de dolor cuando fue aventado bruscamente dentro de un aula. Trató de reincorporarse pero obtuvo un fuerte puñetazo que le hizo tambalearse hacia atrás tomando su barbilla, sangre había comenzado a salir de su labio. —Yoongi... — Suplicó. El mayor no transmitió nada a través de su mirada, jaló la mochila de Jimin y la aventó lejos. — Siéntate. — Ordenó. Jimin apretó sus ojos con fuerza liberando un par de lágrimas, abrió sus ojos nuevamente y se sentó en la silla con la mirada baja. Yoongi se colocó frente a él y

apoyó sus manos en la mesa inclinándose levemente hacia Jimin. El menor levantó la vista lentamente. — Tus manos. — Ordenó Yoongi con una vil sonrisa. Jimin negó con la cabeza repetidas veces con temor, Yoongi lo agarró de la camiseta y le clavó fijamente la mirada. Jimin tembló antes de sacar las manos de sus bolsillos y colocarlas sobre la mesa. Yoongi esbozó una sonrisa y observó las manos de Jimin. Sus nudillos estaban rojos, inclusive faltaba un poco de piel en el nudillo de su dedo anular izquierdo, las palmas de las manos tenían unas cicatrices aún con costras o marcas rojizas que lucían bastante dolorosas. Pasó su vista a sus brazos, aun marcados, finas líneas blancas mostrando unas cortaduras que le había hecho antes de salir de clase el año pasado. Jimin seguía temblando, solo con la mirada de Yoongi, volvía a sentir su dolor nuevamente. — ¿Tu madre se ha dado cuenta?— Preguntó Yoongi fríamente. — L-le dije que me caí, Yoongi. — Balbuceó Jimin. Yoongi sonrió y limpió la lágrima resbalando por la mejilla de Jimin. — Buen chico. Tomó bruscamente las manos de Jimin, haciendo que el menor soltara un quejido por el dolor. Introdujo una mano a su pantalón y sacó un pequeño alfiler, Jimin trató de retirar sus manos pero Yoongi se lo impidió. Comenzó a sollozar en voz alta, solo vio la punta y supo qué vendría. Yoongi deslizó el filo por sus manos antes de comenzar a clavarlo lentamente en el nudillo con carne sobrante de Jimin. — ¡Yoongi, por favor para! — Suplicó Jimin. — ¡Duele Yoongi, duele! Yoongi clavó un poco más la aguja, sacándole a Jimin un grito de dolor. Sus lágrimas resbalaban sin control por sus redondas y rosadas mejillas mientras se revolcaba duramente. — Ya sabes qué hacer si quieres que pare.

Jimin se zafó del agarre de Yoongi bruscamente y se puso de rodillas frente a él. Con toda la vergüenza del mundo se apoyó en el suelo, inclinándose como si estuviera haciendo una reverencia. — Por favor, Yoongi. No me tortures más. — Suplicó. — Por favor, Yoongi. Te lo suplico. Un acto increíblemente humillante pero Yoongi sonrió satisfecho, adoraba ver a ese pequeño a sus pies. — Levántate. — Ordenó. Jimin se levantó tembloroso, aún con las mejillas empapadas en lágrimas. Yoongi lo empujó suavemente contra la mesa. — Tuviste suerte porque hoy estaba de buen humor, Jiminnie. — Se burló. — Pero eso no significa que te dejaré libre. Jimin ahogó un pequeño grito cuando Yoongi se sentó en la silla y lo jaló con fuerza, sentándolo en su regazo. Jimin inmediatamente se tornó rojo ante la posición y comenzó a temblar. — Vamos a ver. — Susurró Yoongi. Jimin se tensó con fuerza al sentir los fríos dedos de su Hyung en su cuello, trazando una línea imaginaria hasta detenerse. Sintió una pequeña presión que le hizo comprender qué estaba haciendo: le estaba tomando el pulso. — ¿Tienes miedo, Jimin?— Susurró. Esbozó una sonrisa al sentir los latidos de Jimin aumentar, el menor bajó completamente la mirada y comenzó a temblar con más fuerza. Yoongi hizo un poco más de presión, tocando la tibia piel del menor. — Contéstame. Los pulsos aumentaron. Jimin abrió un poco su boca, rogando para que su voz no saliera temblorosa, o peor aún: no saliera. — Sí... — Contestó Jimin tembloroso. — T-tengo miedo, Yoongi. Aquellas palabras le gustaron más de lo que deberían a Yoongi. Se mantuvo observando a Jimin, quien evitaba a toda costa su mirada y solo observaba el suelo, jugando un poco con sus manos.

— ¿Quieres jugar a algo, Jimin? El menor lo observó completamente confundido y sorprendido. — ¿J-jugar Yoongi?— Preguntó Jimin con los ojos muy abiertos. — Sí, Jimin. Jugar. Jimin parpadeó repetidas veces antes de asentir levemente. — ¿Pero jugar a qué, Yoongi? Tú... ¿por qué querrías jugar conmigo? Yoongi esbozó una sonrisa, que pese a todo, no dejaba de ser escalofriante y tétrica. Jimin se estremeció un poco. — ¿Te gustan los animales, Jimin?— Preguntó Yoongi mientras lo bajaba de su regazo. — Mucho. Me gustan los gatitos y los perritos. — Dijo Jimin tímidamente. — Yo quiero un cachorro, pero mi mami dice que nuestro departamento es muy pequeño. Yoongi lo observó fijamente. — Y... me gustaría cuidar animalitos de grande. — Prosiguió un poco más animado Jimin. — Me gustaría salvarlos des calles y encontrarles una casita y una familia que los quiera mucho y llene de besitos. Y que tengan muchos hermanitos, y comida, y juguetitos para que no se aburran. Yoongi hizo su cabeza de lado y observó con cierta repugnancia a Jimin. ¿Cómo demonios un mocoso de su edad podía hablar de esa forma tan infantil y estúpida? — Ya, me vale mierda, ese no es el punto. — Intervino Yoongi cuando Jimin volvió a abrir la boca. Jimin se mantuvo callado, vio a Yoongi acercarse un poco a él. — ¿Quieres jugar a los animalitos conmigo? — Preguntó el mayor con malicia. — ¡Sí, Yoongi! — Soltó Jimin haciendo una enorme sonrisa. — Aunque, usted no puede ser un conejito, Kookie es el conejito. — ¿Qué? Jimin se calló y tornó sus mejillas rojas antes de soltar una risa. — Bien. — Yoongi trató de mantener la paciencia. — En este juego quiero que tú seas un venado, ¿bien Jimin?

— ¿Puedo ser Bambi? Me gusta Bambi. — Jimin sonrió tímidamente. — Como sea. — Claro, Yoongi. — Jimin asintió. — ¿Y tú qué serás? Yoongi esbozó una sonrisa que le heló la piel a Jimin. Vio que Yoongi se comenzó a quitar el cinturón de su pantalón, Jimin lo observó sorprendido. — ¿Yoongi? — Preguntó Jimin preocupado. — ¿Q-Qué haces? — Te lo explicaré, Jiminnie. — Yoongi se enredó la mitad del cinturón en su mano, dejando una parte colgando. — Tú serás un lindo venado en una pradera, deberás estar tranquilo, pastando un poco si quieres, será divertido verte lamer el piso. Jimin lo observó confundido. — Yo seré el cazador, pero como no tengo un rifle, usaré mi cinturón. — Yoongi lo azotó con fuerza en la mesa haciendo a Jimin brincar. — Y tú deberás correr por toda el aula para que no te alcance... porque si lo hago... te voy a azotar. Jimin retrocedió inmediatamente hacia la esquina de la habitación, sus ojos cargados de terror y lágrimas nuevamente. Yoongi azotó nuevamente con fuerza el cinturón contra la mesa con una sonrisa. — ¿Estás listo para jugar, Jimin? Jungkook salió del aula aún con las piernas temblando. Trató de componer su respiración mientras se alejaba lentamente. Cuando Taehyung se ponía de posesivo era realmente aterrador, y verlo gritando y lanzando cosas definitivamente no hizo que mejorara. Por fortuna estaba tan ocupado maldiciendo y golpeando paredes que se le olvidó pegarle a Jungkook. El menor salió rápidamente antes de que Taehyung se le ocurriera retenerlo más y corrió a la salida. Se frenó en seco al ver a Jimin abrazando sus rodillas y observando con miedo el suelo. — ¿Jimin? — Preguntó Jungkook acercándose a él. Jimin levantó la mirada mostrando claramente que estaba aterrado. Jungkook se acercó a él y lo abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en su cuello. Jimin le correspondió tembloroso al abrazo.

— Ya pasó, estoy aquí. — Susurró Jungkook abrazándolo con más fuerza. — Ya pasó, Jimin... Jimin comenzó a llorar en su hombro. Su cuerpo aún seguía dando pequeños temblores, sintiendo los fuertes azotes en su espalda y piernas, haciéndole aullar de dolor, suplicando que parara. Yoongi le daba bofetadas diciendo que los animales no hablan. Inclusive lo llamó "zorrita", haciéndolo sentir más mierda de lo que ya se sentía. — Un poco más, Jimin. Solo aguanta un poquito más...— Susurró Jungkook. Jimin asintió, se acercaban las vacaciones de invierno y podrían librarse un poco de sus pesadillas. Taehyung no había cambiado mucho con Jungkook... pero Yoongi... dios, cada año se ponía peor. Cada vez era más difícil para Jimin ocultar sus heridas, sentía como el pánico lentamente se iba apoderando de él conforme pasaban los días. Ya no podía dormir bien incluso en las noches. ¿Cuánto más aguantaría? — Ellos se irán. Ellos se irán pronto. — Repitió Jungkook. — Solo aguantemos un poco más. Jimin se separó de Jungkook y le secó las lágrimas. — ¿C-cómo que s-se van? — Balbuceó Jimin. — Cuando tengan catorce años van a irse. Y quizás no van a volver... Taehyung y Yoongi se van con el padre de Yoongi. — ¿Pero y la mamá de Taehyung está de acuerdo? —Preguntó Jimin abriendo sus ojos. — Sí, ella quiere que Taehyung también estudie en al extranjero. Jimin parpadeó un poco, sintió un gran molestar en su estómago pero al mismo tiempo una sensación de alivio. — Pero todavía faltan dos años para eso, Kookie. — Bajó su mirada. — Si esto se vuelve más pesado, vamos a decirle a nuestros papás. Recuerda Jimin, promesa. Jimin observó a Jungkook, esbozó una triste sonrisa.

— Promesa... —Repitió en voz baja. Se sonrieron nuevamente antes de agarrarse de la mano y darse un fuerte apretón. O somos libres o nos hundimos, pero siempre juntos. Es una promesa. Su promesa.

|06 — ¡Atrapa! Jimin reaccionó justo a tiempo para atrapa la pluma que Jungkook le había lanzado, agradeció con una sonrisa y se volteó para seguir prestándole atención a la clase del profesor. — Bueno, no es de esperar que sea nuevamente el joven Park quien haya sacado la nota más alta respecto al trabajo de literatura. — Dijo su profesor mientras se acercaba a él entregándole su evaluación, Jimin esbozó una sonrisa. — Felicidades joven Park. Jimin se sonrojó levemente al ver que estaba a nada de la puntuación máxima. — Para alguien de su edad escribe con mucha profundidad y sentimiento, me gustaría que pasara a leerlo frente al salón. ¿Le importaría? Jimin se tornó completamente carmesí. — Ande, sé que puede. — El profesor le sonrió tiernamente. Jimin asintió tímidamente mientras se levantaba torpemente de su silla, tirando sus hojas. Se inclinó rápidamente a recogerlas pese a las risas de fondo de unos chicos, risas que fueron calladas rápidamente con la mirada asesina de Jungkook. Jimin pasó la mano por su cabello haciendo suspirar a una que otra chica y se colocó frente a la pizarra con su texto en manos, sus manitas lo agarraban firmemente pero ocultando su rostro detrás con cierta pena. — Bien Jimin, lee la descripción de la persona que ha marcado tu vida frente a todos. Estamos ansiosos por escucharte. — Lo animó el profesor. — S-sí profesor. — Dijo mientras acercaba el texto a su rostro. Tomó una pequeña respiración, ligeramente avergonzado de lo que había puesto. Mordió su pequeño labio y se dio ánimos. — Su m-mirada era profunda, como el océano p-pacífico. — Comenzó en voz baja. — Y peligrosa al mismo tiempo, como si hubieran mil tiburones rodeando un ppequeño barco. — Aumentó un poco el tono de su voz. — T-tiene el cabello negro como la noche, como el pelaje de una pantera a punto de brincar sobre su presa. Pero no tengo miedo, solo me quedo quieto esperando a que te ataque.

Todos lo miran atentos, sobre todo Jungkook quien mantiene los ojos muy abiertos. — M-marcó mi vida con su mordida, sin poder dejarme ir. — Apretó sus ojitos por la pena que le daba leer lo siguiente. — Y por eso lo pongo en este texto, porque me dejó marcado como nadie más me había marcado... porque me había marcado el alma. El silencio se apoderó del salón unos momentos. Jimin bajó la hoja y observó el entorno, una chica de la primera fila comenzó a aplaudir lentamente hasta que poco a poco los demás se unieron creando un coro bastante estruendoso. — Muy bonito Jimin, ¿pero estás seguro de que solo es tu imaginación? — Preguntó una niña. — Sí, solo lo imaginé. —Jimin sonrió. Las niñas se vieron entre ellas con ojos brillosos. — Gracias joven Park, puede volver a su asiento. — El profesor le sonrió. — ¿Alguien más quiere pasar a leer? Jimin observó a Jungkook. Su mejor amigo negó con su cabeza seriamente, Jimin alzó un poco sus hombros con una media sonrisa y volvió su vista nuevamente al frente. Sabía que quizás no fue correcto escribir sobre él. Pero necesitaba desahogo de una forma, la que fuera. Y nada había sido mejor que aquella clase. Además, después le mostraría su escrito, estaba seguro de que le gustaría mucho. Jimin sonrió ante la idea, quizás escribiendo pequeños poemas o textos para él sería la forma de librarse de sus golpes.

— ¡Yoongi! ¡Yoongi! Yoongi dejó de hablar con Taehyung para girarse con el ceño fruncido, vio a un adorable Jimin vestido de sudadera naranja llegar corriendo junto a él con sus mejillas rosas. Se apoyó en sus rodillas para recobrar el aliento y alzó la vista. — ¿Qué carajos Jimin? — Preguntó él fríamente.

— Y-yo te hice esto, Yoongi. — Jimin le tendió el pequeño papel con nota perfecta. — Espero que te guste, tardé mucho escribiéndolo. Yoongi le arrebató el papel bruscamente, casi cortándolo, Taehyung lo fulminó con la mirada y observó rápidamente el entorno, seguramente buscando a Jungkook. Siempre estaban juntos así que si Taehyung encontraba a Jimin, encontraba a Jungkook, casi siempre. Jimin volvió la vista a Yoongi quien se mantuvo estático leyendo el texto. Conforme sus ojos bajaban su rostro se iba deformando, con las cejas unidas y una ligera mueca de asco. Jimin sintió un dolor punzante cuando Yoongi rompió su texto en dos con violencia frente a él. — ¿Eres imbécil acaso? — Yoongi tiró al suelo los pedazos de hoja y empujó a Jimin con fuerza haciendo que cayera al suelo. — Pero Yoongi... — Comenzó lastimosamente Jimin. Yoongi lo agarró del cabello y levantó su cabeza, Jimin soltó un chillido. — Jamás me vuelvas a salir con esa mariconería, te juro que te romperé toda tu cara a patadas para que aprendas a comportarte. — Habló duramente haciendo a Jimin temblar. Lo soltó con fuerza y pateó nuevamente los pedazos de papel antes de alejarse soltando humos por todos lados. Taehyung observó a Jimin agarrar los pedazos pisoteados con lágrimas amargas en sus ojos. — Jimin... — Lo llamó suavemente. Jimin alzó la vista con su labio inferior ligeramente salido en forma de puchero, dando una imagen desastrosamente adorable. Taehyung soltó un suspiro y se pasó la mano por el cabello. No podía evitar sentir cierta pena por ese chico, era demasiado adorable, demasiado... Demasiado inocente. — A Yoongi no le gustan esas cosas. — Taehyung observó la hoja rota. — De preferencia no lo hagas, te puede ir peor. Créeme. Jimin bajó nuevamente su vista completamente avergonzado. — Yoongi Hyung es tan malo... — Murmuró por lo bajo.

Taehyung observó el pasillo por el cual se había ido Yoongi, éste había desaparecido. Se aseguró de que nadie observara y se acercó a Jimin para sobar suavemente su cabeza. Jimin lo observó sorprendido porque era la primera vez que veía un acto de bondad en Taehyung en sus dos años de conocerlo, o algo que no fuera golpes y burlas. El castaño hizo una débil sonrisa y lo ayudó a levantarse. — No te acostumbres. — Taehyung le entregó un pedazo de papel que se había caído. — Gracias Tae... — Susurró Jimin agarrando la hoja con lágrimas en sus ojos. Taehyung suspiró antes de acunar la mejilla de Jimin en su mano y haciendo un pequeño círculo con su pulgar para limpiar su lágrima. Lo observó unos segundos antes de alejarse por el pasillo sin decir absolutamente nada. Jimin se llevó la mano a la mejilla y sintió cierto calor apoderarse de su pecho. "Quizás TaeTae no sea tan malo después de todo..." Aferró los trozos de papel a su pecho y se dio la vuelta dispuesto a salir. — ¡Ah! — Gritó sorprendido y asustado al ver a Jungkook parado ahora frente a él. El pequeño Kookie todavía de diez años observó a través del hombro de Jimin a Taehyung alejarse, clavó su vista nuevamente en Jimin y se cruzó de brazos. Lo observó con frialdad, sin expresar ninguna emoción. — TaeTae te tocó. — Dijo el pequeño secamente. — Fue lindo conmigo... — Contestó Jimin suavemente. — Nunca había sido bueno conmigo. Jungkook siguió viéndolo fijamente. — ¿Vamos Kookie? — Jimin se olvidó de su trago amargo de hace unos minutos y le dedicó una encantadora sonrisa a Jungkook. — No. Tengo cosas que hacer, nos vemos mañana. El menor le dio la espalda sin siquiera mirarlo a los ojos y se alejó soltando humo. Jimin lo observó confundido, sin comprender por qué Jungkook se había puesto así.

No le dio mucha importancia y sonrió, saliendo del instituto dando pequeños brinquitos. Agarró su mochila en los pasillos y metió su trabajo roto en ella antes de dirigirse finalmente a la salida. Su madre ya estaba allí revisando su teléfono. — ¡Mami! — Llamó Jimin con una sonrisa. Su madre levantó la mirada y esbozó una cálida sonrisa, Jimin corrió hacia ella para abrazarla fuertemente y plantarle un beso en su mejilla. — ¿Cómo te fue, amor? — Preguntó ella. — Muy bien mami, fui el más alto en literatura. — Contestó el pequeño con una enorme sonrisa. Su madre rió suavemente y acarició su cabello, le dio un pequeño beso en su frente y lo agarró de la mano para caminar juntos a casa. Ahora que su madre había sido trasladada a un lugar más cercano, ya casi no usaban coche. — ¡Oh, señora Park! Ambos se detuvieron para observar detrás de ellos a una mujer de la edad de su madre, quizás más grande, acercarse a ambos. Tenía el cabello negro e increíblemente largo, muy bien cuidado sobre todo. Era una mujer estilizada y elegante, tanto que incluso parecía aterrador, una muñeca gótica que esperas encontrar en un castillo maldito. — Señora Min. — Su madre esbozó una sonrisa. — Es un milagro verla por acá, ¿cómo está? "¿Señora Min?" — Muy bien, qué bueno que la encuentro. — Ella sonrió. — ¿Qué tal le fue en su última entrevista? ¿Cree que sea necesario preguntarle a mi esposo si necesita aun el puesto? — Ahora trabajo más cerca, pero claro que podría ayudar. Muchas gracias. — Por nada señora Park, usted literalmente ha salvado a mi familia con los asuntos del VISA y pasaportes, sin ustedes estaríamos jodidos. — Soltó una risa, su madre también. — ¿Quiere venir a cenar con nosotros el Viernes para hablar de eso? Puede venir el pequeño Jimin, tengo un hijo y un sobrino que son casi de su edad. — ¡Claro, sería un honor!

Jimin abrió mucho sus ojos. — Oh mira, allí vienen. — La mujer alzó su mano. — ¡Yoongi, Tae, vengan acá niños! Jimin sintió su corazón helarse completamente e inmediatamente volteó. Se topó con la mirada de ambos chicos quienes lo vieron con confusión antes de lentamente acercarse a ellos. Jimin agarró la mano de su madre bruscamente y se pegó mucho a ella antes de bajar la vista completamente aterrado, su corazón había comenzado a bombear con fuerza. — Niños, ella es la señora Park, la que ayudó con el trámite para que puedan viajar al extranjero. — Dijo ella, Jimin alzó la mirada. — Y este es su hijo, Jimin, tiene dos años menos que ustedes dos. Yoongi se tensó completamente, Taehyung observó a su tía y volvió la vista a Jimin. — Sí, ya nos conocemos. — Dijo Taehyung forzando una sonrisa. — Mucho gusto señora Park, gracias por habernos ayudado. — ¡Oh, son encantadores! No hay problema. — La madre de Jimin sonrió. Jimin tragó saliva ante la penetrante mirada de Yoongi. — Bueno, ahora que se conocen no creo que haya problema para el viernes. — La señora Min le sonrió a la señora Park. — Para nada. — La señora Park sonrió. — Podemos salir a cenar si gusta y podemos dejar a los niños con la niñera, estarán muy bien, se lo prometo. — ¡Me parece una fabulosa idea! — ¿Qué? — Intervino Yoongi bruscamente. — Jimin se quedará el viernes en la casa con ustedes, amor. — Dijo su madre sobando sus hombros. — Los adultos saldremos a cenar para hablar de unas cosas. Jimin observó aterrado a su madre. No, no... No podía dejarlo solo con ambos. — Mami... — Suplicó el pequeño Jimin con la mirada. Pero fue completamente ignorado, ambas madres estaban organizando absolutamente todo sin tomar en cuenta la opinión de los pequeños. Jimin sintió sus

ojos humedecerse, inevitablemente soltó un pequeño chillido en voz baja mientras observaba fijamente a Yoongi y a Taehyung. El castaño observó a su primo quien mantenía fija en el pequeño Jimin, de cachetitos gorditos, manitas adorables y aura blanquecina. Lentamente una sonrisa se dibujó en sus labios, desprendiendo con la mirada un peligro que inmediatamente Taehyung sintió, al igual que Jimin. El pelinegro dirigió lentamente su índice a sus labios, como signo de que hiciera silencio. Taehyung dirigió la vista a Jimin. El menor había comenzado a temblar y silenciosas lágrimas se escurrieron por sus mejillas. Estaba perdido.

|07 Pánico. Eso sentía Jimin en ese preciso instante en el asiento de atrás, aferrado al cinturón, viendo con ojos muy abiertos hacia enfrente, temblando furiosamente sobre el asiento. — No debes ponerte así cielo, estás seguro. — Dijo su madre. — Yo vuelvo por ti en la noche, ¿vale? Jimin asintió lentamente, no quería causarle problemas a su madre, así que solamente cerró su boca dispuesto a no decir nada. Esperó en silencio a que el coche frenara y su madre se estacionara, ambos bajaron del coche poco después. Jimin alzó la vista hacia la casa que se encontraba frente a ellos: era como un pequeño castillo, una casa de dos pisos pero con techo de punta y varias ventanas con formas también puntiagudas. Una pequeña torre se alzaba también con techo puntiagudo y una cortina impedía observar el interior del gran ventanal posado con vista a la calle. Jimin pudo jurar que la cortina se movió, observó detenidamente dispuesto a captar otro movimiento pero fue interrumpido cuando la puerta se abrió. — Pasen, pasen. — Dijo la señora Min con una hermosa sonrisa. La señora Park agradeció y se acercó a las pequeñas tres escaleras con Jimin, saludó a la madre y entró tímidamente a la casa. No era un lugar muy iluminado, de hecho casi todo era negro y gris, con cortinas rojas atadas con lazos dorados, pero no tan abiertas como para dejar entrar mucho sol, lucía algo tétrico hasta cierto punto... y vacío. Un hombre se levantó del sillón y saludó alegre a su madre, después ella le informó a Jimin que él era el padre de Yoongi. Jimin saludó con las mejillas rojas, causando ternura por la pareja Min. Finalmente, una mujer pelirroja apareció con un lindo vestido y saludo también, era la madre de Taehyung, se parecían bastante. — Los niños están arriba Jimin, la niñera está en la cocina por si gustas algo. — Habló la señora Min acariciando su mejilla con su fría mano. — G-gracias señora M-Min. — Balbuceó el menor. — Nos vemos en la noche cielo. — Su madre se acercó a él e hizo su flequillo para arriba, dándole un cálido beso en su frente. Jimin sonrió. — Te quiero.

Jimin asintió, los tres adultos se vieron entre sí y comenzaron a platicar acerca de cómo estuvo su día mientras se dirigían a la salida. Jimin tragó saliva pesadamente cuando escuchó la puerta cerrarse detrás de él y un inmenso silencio invadir el lugar. Observó rápidamente el entorno con ojos curiosos. Ni de broma iría arriba, eso era suicida, tampoco era tan idiota. Así que optó por husmear un poco en la sala que se encontraba a un par de pasos a la derecha. Avanzó deteniéndose en algunas pinturas bastante siniestras, con rostros de hombres y mujeres bastante feas y amargadas, sin sonreír y con frías expresiones en la cara. Jimin avanzó y tocó con la yema de sus dedos unos pequeños animales hechos de cristal cerca de una mesa frente a los ventanales. Observó el detalle de las cortinas, todas gruesas pero con mosaicos de flores en el interior que de lejos se veían como pequeñas manchas. Siguió avanzando hasta detenerse en seco frente a una gran pintura posada poco más allá de la mesa del comedor, arriba de una chimenea con el carbón prendido. Jimin se acercó con ojos curiosos, había en total siete personas en ese cuadro. Observó en la esquina superior izquierda a un hombre de apariencia dura e increíblemente firme, sin cabello y con un bigote de agujas color blanco, cara redonda y gélidos ojos azules. Sostenía con ambas manos a una mujer también de apariencia más dura y con el ceño ligeramente fruncido, dando la imagen de también una señora amargada que transmitía maldad con la mirada. Ella tenía su grisáceo cabello recogido en un chongo perfectamente peinado y un hermoso colar de zafiros rodeaba su delgado y huesudo cuello. Jimin bajó la vista. De estatura un poco más baja, frente a las dos personas precedentes, se hallaban dos bellas mujeres. Una era de cabello negro, largo, semblante serio, acompañada de un largo vestido negro igualmente y un sombrero a plumas doradas. Era de semblante un poco más relajado, pero sus ojos eran los que realmente lo que provocaban escalofríos, como si quisiera ver a través de tu alma. Junto a ella se encontraba un hombre castaño, de facciones más suaves pero sin sonreír mucho, con una pipa humeante en la boca y unos lentes ovalados, como si fuera algún tipo de periodista de un siglo pasado. Sin duda alguna, esos eran los padres de Min Yoongi. Dirigió la vista al costado de la madre de Yoongi y observó ahora a la madre de Taehyung: de cabello castaño

claro y ondulado hasta su media espalda, ojos fríos y huesudas manos. Ella parecía molesta, con su quijada apretada y sus cejas ligeramente juntas, la barbilla en alto. Soltó un pequeño suspiro dirigió la mirada a los dos niños sentados en el elegante sofá rojo bordado con terciopelo dorado. Taehyung estaba del lado derecho, con su cabello castaño bien peinado y ligeramente sonriente, manos posicionadas en el sofá y con buena postura. Pero Yoongi, él realmente seguía inexpresivo como siempre; con su mirada penetrante y cruel, su cabello bien peinado y ni un músculo en movimiento. Observaba fijamente como si quisiera traspasar tu cuerpo y engullir lentamente tu mente, entrando en tus pensamientos. Jimin observó aquel cuadro que no dejaba de provocarle malestares y escalofríos, no comprendía como un solo cuadro podía aportar tantos sentimientos. Era un retrato, pero debería ser feliz, deberían los presentes estar sonriendo o agarrados de la mano, con ojos brillantes y hermosas curvaturas hacia arriba con sus labios. Pero no, lucía gris y misterioso, de esos cuadros que esperas encontrar en una casa de terror abandonada; cuadro perteneciente a la antigua familia muerta que les causará estragos a los protagonistas. Algo así parecía, y Jimin apostaba que seguramente todos lo pensaban... si es que alguien más había venido antes que él y se hubiera fijado en aquello. Retrocedió soltando otro pequeño suspiro pero inmediatamente ahogó un grito y sintió todos sus músculos contraerse cuando unas manos se colaron por su cintura lentamente, sin dejarlo escapar. Su corazón latió más rápido al sentir un tibio aliento acercarse a su nuca. — Debieron enseñarte en tu casa a no ser entrometido. — Susurró una gélida voz. — P-perdóname Yoongi. — Se excusó Jimin con la mirada baja. — No pude evitarlo. Yoongi soltó una risa seca y lentamente se apartó de Jimin, agarró su barbilla para que lo viera fijamente a los ojos, esbozó una sonrisa y lentamente comenzó a jalarlo por las escaleras. — ¿Sabes qué le hacían a los niños que ven cosas que no deberían ver, Jimin? — Preguntó Yoongi mientras lentamente subía escalón por escalón. Jimin negó asustado con la cabeza, suplicando con la mirada. — Les arrancaban los ojos.

Jimin inmediatamente comenzó a removerse y sus ojos se empaparon de lágrimas. Yoongi reforzó su agarre y lo pegó a él una vez que llegaron al piso de arriba. Sobó su mejilla con delicadeza, agarrándolo con brusquedad para que no se zafara. — Shhh, tranquilo bebé. — Yoongi le sonrió. — Yo jamás arrancaré tus ojitos, disfruto mucho viéndote llorar. A Jimin comenzaba a asustarle el tono dulce y a la vez tan sádico de Yoongi. Jamás había sido bueno, o había tenido ese filtro entre lindo y cruel. — Solo prométeme que no volverás a ver nada que no debas ver. — Lo prometo, Yoongi. Yoongi esbozó una sonrisa. — Buen chico. Lo soltó y lentamente retrocedió, dejándolo solo en aquel inmenso pasillo después de desaparecer tras una puerta blanca que cerró con seguro. Jimin pegó un brinco al sentir una mano en su hombro, se dio la vuelta topándose con Taehyung. — No te hará nada, estás a salvo. — Contestó el mayor. — ¿Quieres jugar a algo? Yoongi no saldrá de ese cuarto ya. Jimin parpadeó varias veces, dirigió su vista a aquella puerta misteriosa pero Taehyung lo cogió de su barbilla para que lo viera a él. — No veas allá. — Dijo Taehyung. — Vamos a mi cuarto. Jimin asintió tímidamente antes de dejarse guiar por aquella casa. Entró a un cuarto que era color marrón, con una cama matrimonial y algo desordenada. Tenía una pantalla con un juego pausado y una caja de pizza a la orilla de la cama. — Lamento el desorden. Siéntate donde quieras. — Dijo Taehyung mientras apagaba la televisión. — Gracias...— Murmuró Jimin. Se acercó tímidamente a la cama y allí se sentó, moviendo sus pies de adelante hacia atrás con timidez. Taehyung jaló una silla y se sentó frente a él con una revista de videojuegos en mano. — ¿Tae? — Llamó Jimin.

— ¿Sí? — Preguntó Taehyung sin despegar su vista de aquella revista. — ¿Por qué Yoongi es tan malo conmigo? Taehyung arrugó su nariz antes de levantar la mirada hacia Jimin. El menor lo observaba con ojos de cachorro abandonado y súplica. Taehyung tragó saliva y negó con la cabeza para volver a su lectura. — No lo sé. Yoongi es así con todos. — Pero conmigo es muy malo. Y tú lo sabes. Ni siquiera tú eres así con Jungkook. — ¿Jungkook? — Taehyung volvió a levantar la mirada. — Es distinto. — ¿Te gusta Jungkook, Taehyung? — Estás cruzando terreno peligroso, mocoso. — Taehyung endureció su mirada. — Solo quiero saber. Pareces quererlo. — Ja. — Soltó una risa seca. — No me gusta, no me enredo con hombres, qué asco. Sigo sin entender cómo él puede gustar de mí, es ridículo y asqueroso. Me da pena y me revuelve el estómago. — ¿Qué tiene de malo?— Se defendió Jimin. — De todos modos, tienes razón. Jungkook jamás podía querer a alguien tan malo como tú. — Pero ya lo hace, y saco provecho de eso. — Taehyung sonrió con orgullo. — Eres muy malo, Jungkook es un buen niño, no deberías jugar con sus sentimientos así. — Mira, niño. — Taehyung gruñó. — Tienes tan solo diez años, nosotros estamos apenas en los doce. Créeme que mi vida no será limitar molestar a aquel idiota por siempre, tengo mejores planes que estar golpeando a aquella rata. Así que no pienses que dedicaré mi vida a perseguirlo, él es solo mi entretenimiento, mi juguete. Jimin se había quedado sin palabras. — Y eso no debería ser tu mayor preocupación. — Taehyung esbozó una cínica sonrisa. — Porque tu verdadera preocupación está en el otro cuarto. — Pero Yoongi... — Él no dejará irte, Jimin. — Taehyung se tornó completamente serio. — Yoongi te tiene en la mira y no piensa dejarte ir.

Jimin tragó saliva pesadamente al escuchar aquello. — Pero... — Comenzó. — Sin peros. Ya está decidido Jimin, eres suyo, te guste o no. Le vas a pertenecer en cuerpo, mente y alma, no tienes otra opción. Jimin abrió sus ojos escandalizado. — ¡No puede hacer eso! ¡No puede! Taehyung alzó sus hombros y volvió a la revista con una tétrica sonrisa. Jimin mantuvo su fija en él, temblando y sintiendo sus tripas encogerse. — No dejaré que eso pase. — Susurró. Taehyung solamente soltó una risa, risa que hizo que Jimin se sintiera terriblemente mal. Observó sus manitas heridas e inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas. No quería, no permitiría aquello. Se defendería, jamás caería. Moriría antes de pertenecerle a ese chico.

|08

Apretaba con fuerza sus ojos, sintiendo el frío recorriendo su espina dorsal. — Ah. — Jadeó de dolor al sentir la punta de aquel filo en su cuello, haciendo que cerrara sus ojos con más fuerza. — Shhh. — Susurró Yoongi quien estaba detrás de él. — Solo una pequeña cortadura. Jimin jadeó nuevamente al sentir su piel abrirse, un ardor ligero que apenas lo sintió. El filo lo atravesó como si fuese algo transparente, haciendo una cortadura menor de tres centímetros, pero que lo hizo sentir un extraño picor. Yoongi observó el fino hilo de sangre deslizándose sobre la blanquecina piel de Jimin. — Bello. — Susurró en voz tan baja que Jimin no logró escuchar. —Yoongi... — Habló Jimin en voz baja. — ¿Y-ya puedo irme? Por favor... Yoongi se colocó frente a Jimin quien tenía la mirada baja. Lo cogió de la barbilla para que lo viera y esbozó una tétrica sonrisa. — ¿Sufres mucho, Jimin? — Preguntó Yoongi divertido. — M-mi madre vendrá p-pronto. — Susurró Jimin viéndolo con súplica. — Por favor. Yoongi observó sus ojos aún cargados de inocencia y al mismo tiempo de miedo. Se había suavizado un poco con Jimin desde que encontró su loca pasión por las cosas filosas y el fuego. Ahora se dedicaba a cazar animales o a observar el fuego en su encendedor, olvidándose por completo de aquel pequeño que hacía sufrir en las tardes. — Ve si quieres. — Yoongi guardó el cuchillo en su mochila, Jimin seguía sentado en la silla con la vista fija en el mayor.

Jimin se levantó torpemente evitando cruzar miradas con el mayor. Salió del aula en silencio y corrió por el extenso pasillo para esperar a Jungkook, sin embargo se sorprendió de que el menor ya estuviera ahí con una paleta. — Kookie. — Jimin se acercó a él lentamente. — ¿Qué haces aquí? Jungkook levantó la mirada, sus ojos estaban húmedos. Jimin corrió a abrazarlo mientras le preguntaba qué pasaba. — Taehyung...— Susurró. — Taehyung tiene novia. Jimin abrió mucho sus ojos, se asomó por el barandal que daba al patio y allí vio a Taehyung agarrando de la cintura a una atractiva chica de su grado. Ambos platicaban junto con otras chicas y el grupo de amigos de Taehyung. Inesperadamente, Taehyung agarró de la barbilla a la chica para plantar un delicado beso en sus labios, beso que la chica le siguió con ánimos causando que los demás chiflaran. — Tae... él-él dejó de venir. — Retomó lastimosamente Jungkook. — Hoy subió y me vio... — ¿Y qué pasó? — D-dijo que ya no le interesaba m-más, que ahora tenía o-otra diversión. — Jungkook comenzó a hipear entre lágrimas. — Y s-solo me dio esta paleta y se fue. Jimin observó con tristeza a Jungkook, después de tanto no esperaba el menor siguiera enamorado del mayor, pero parecía que así seguía. — Bueno, acabamos de entrar hace cuatro meses. Quizás se olvide de su novia, y si siguen juntos al menos ya eres libre. ¡Debes alegrarte Kookie! Jungkook negó con su cabeza, Jimin soltó un suspiro y se acercó a él para rodear su cuello con su brazo y avanzar juntos hacia la salida. — Se te pasará, apenas tenemos doce. — Jimin sonrió. — Muchos niños vendrán después Kookie.

— Papi también dejó de ver a la mami de Taehyung desde verano. Quizás ahora sí tu mami quiera intentar algo con él. — Jungkook sonrió un poco. — Mami ya tiene novio. — Jimin sonrió. — Bueno, eso creo, últimamente lo invita mucho a cenar. Jungkook asintió, bajaron las escaleras cruzando rápidamente el patio ya que Jungkook no quería ver a Taehyung ni a su novia. Jimin comprendió aquello, realmente Jungkook llevaba mucho tiempo enamorado de Taehyung y ni él comprendía por qué. No porque Taehyung fuera feo, de hecho era guapo pero era un horror de persona. Era como si Jimin se enamorara de Yoongi. De tan solo pensar en aquello sintió su piel erizarse y náuseas invadirlo. Dios mío, no, eso sería horrible. Yoongi era mala persona, una terrible incapaz de sentir y que siempre lastimó a Jimin sin piedad, lo trató como una muñeca de trapo, como si no valiera nada. Había que admitir que Yoongi tampoco era para nada feo, de hecho tenía una belleza algo afeminada debido a la delicadeza y perfección de sus facciones. Parecía una persona tranquila, pero después de ver sus ojos te dabas cuenta de la oscuridad que crecía cada vez más en su interior. Su mirada tan fría y tan impactante. — Jimin. — Jungkook lo sacó de sus pensamientos. — Yo veré a mi papá en el trabajo, ¿te veo mañana? Jimin asintió, chocaron puños y Jungkook se alejó con su mochila colgando de su hombro derecho. El mayor levantó la vista al cielo, pequeñas gotas de lluvia habían comenzado a caer y no había traído ningún paraguas. Soltó un suspiro y comenzó a caminar a paso rápido a casa para no mojarse. Rogó para que la lluvia cesara rápidamente o tardara un poco en volverse más fuerte. — Jimin. — Una voz a su espalda lo hizo detenerse.

Observó detrás de él y abrió más sus ojos, mostrándose sorprendido. Min Yoongi se encontraba detrás de él, apoyado en una pared y con el paraguas en mano. Un fuerte relámpago hizo que el pequeño se sobresaltara un poco. — ¿A dónde vas? — Yoongi alzó una ceja. — Y-yo voy a casa, Yoongi. — Jimin se acercó un poco a él. — ¿Tú qué haces aquí? — Espero a alguien. Jimin iba a preguntar a quién, pero en ese preciso instante la puerta del local junto a él se abrió y una linda chica salió con unas bolsas, se acercó sonriente a Yoongi. — Gracias Yoongi, ya podemos irnos. — Dijo la desconocida sonriéndole penosamente. Jimin levantó la mirada y la cruzó con Yoongi. El mayor no contestó nada y asintió, la chica se colocó junto a él para cubrirse con el paraguas haciendo que Yoongi la tomara suavemente de la cintura sin siquiera voltear atrás. Las gotas de agua habían subido de intensidad, y ahora Jimin se encontraba viendo la escena con gotas de lluvia resbalando por su rostro y mejillas. ¿O qué acaso esas eran lágrimas? Jimin se frotó la cara evitando pensar en el picor de sus ojos y le dio la espalda a la parejita para encaminarse a casa. No entendía por qué dolía, no entendía por qué se garganta estaba cerrando y sentía unas ganas imperiosas de llorar, de lanzarse a los brazos de alguien y gritar, ahogando los gritos en el pecho del contrario. Bajó la mirada para ver el suelo, evitando las grietas como entretenimiento y dejar de pensar en lo anterior. Taehyung y Yoongi con una novia el mismo día, ¿por qué? ¿Estaba planificado o realmente fue accidental? Era una coincidencia muy extraña. Llegó a casa, dejó su mochila mojada en la entrada y rápidamente se quitó la ropa para entrar en la ducha. Cerró la puerta y abrió la llave del agua caliente mientras metí la mano para calcular la temperatura. Una vez que sintió que estaba listo, se

adentró en el agua caliente cerrando sus ojos y dejando que el agua cayera en su espalda. Pasó las manos por su cuerpo para calentarlo con al agua, se frotó rápidamente los ojos para abrirlos y agarrar el shampoo. Lo exprimió y dejó caer en su mano para después tallarse su cuero cabelludo mientras tarareaba cosas en voz baja. Prosiguió con el cuerpo, pero haciendo una que otra mueco debido a pequeños ardores que le daban debido a las heridas que le había hecho Yoongi. Pasó las manos por su cuello, sintiendo la pequeña herida que le hizo nuevamente jadear ante el ardor que provocaba. Dejó escapar el aire de sus labios e hizo un poco de presión, esperando sentir el ardor. Pero el dolor había desaparecido pequeños segundos después. "Después de tanto dolor, hay un punto en el que ya no duele más." Aquellas palabras en su mente lo hicieron quedarse en blanco, viendo el suelo durante largos segundos sin reaccionar. Como si fuera una estatua, solamente el ruido del agua cayendo era el único movimiento presente. Dolor. Más dolor. Jimin levantó la mirada lo suficiente para ver el pequeño espejo que tenía su madre apoyado junto a unas cremas en un estante en la parte de arriba. Se acercó un poco saliendo del chorro de agua para agarrarlo y se observó en él volviendo al agua. Vio su reflejo, con sus ojos oscurecidos. Lo apretó en su mano con algo de fuerza y sintiendo su respiración agitarse más, el corazón comenzó a bombear con más fuerza poniéndolo en una situación donde la adrenalina se apoderó de su cuerpo. — ¡No!— Chilló mientras colocaba el espejo en su lugar. Sintió su labio inferior temblar, el jabón ya había desaparecido así que cerró la llave y se envolvió en una toalla. Se secó perfectamente y avanzó a su cuarto para agarrar

su pijama, prendió las luces ya que estaba demasiado oscuro y la fuerte lluvia no lo estaba tranquilizando. Volvió a depositar la toalla en su lugar y se sentó en la sala donde observó fijamente una foto con su mamá, ambos salían increíblemente sonrientes, posando divertidos ante la cámara. Observó también la foto que tenía con Jungkook de cuando fueron a la playa, o en el cumpleaños de Jimin. Soltó un pequeño suspiro y se levantó para verla más de cerca, sintiendo una oleada de felicidad recorrerlo. Sin embargo su ceño se frunció un poco y lentamente levantó un poco la vista, tomando la foto con el marco negro que era muy hermoso. Era una foto de Jimin y Yoongi. Sus madres habían quedado en ir a un día de campo. Todos fueron, la familia de Yoongi y Jimin con su mamá. Estaba atardeciendo y Jimin se encontraba sentado en el pasto con una manzana y Yoongi estaba no muy lejos de él viendo la lejanía. Su madre al ver lo artístico y belleza del cuadro, no dudó en sacar una foto que también se la compartió a la madre de Yoongi. Jimin tomó la foto entre sus pequeñas manos, observando fijamente a Yoongi que lucía muy tranquilo viendo la lejanía, sin importarle que Jimin estuviera ahí. Depositó la foto en su lugar y se fue a sentar nuevamente al sofá, viendo por la ventana de su departamento la noche que ya había caído. "Tanto duele que hay un punto donde ya no duele más..." Y con esas palabras Jimin se quedó dormido.

|09

— Tienes chocolate en la mejilla. Jimin soltó una pequeña risa y se limpió con su pequeña manga, observó a Jungkook quien tenía la vista hacia enfrente con una manzana en su mano. — Nunca te había visto con una fruta. — Comentó Jimin. — ¿Ahora tú te haces el desayuno? Jungkook dirigió la vista a Jimin, negó con la cabeza y le dio una gran mordida a su fruta. — La compré afuera de la escuela, una señora las vende en la esquina. — Contestó tranquilamente mientras masticaba la roja manzana. — Deberías comprar una, están buenas. Jimin asintió un poco y observó sus manitas; aquellas pequeñas manos que solo estaban decoradas con una que otra cicatriz color blanco. — Yoongi no ha venido a verme desde hace tres meses. — Susurró. — Mis heridas se curaron completamente, ya no tengo que esconderlas de mami. — Taehyung dejó de verme desde que me dio su estúpida paleta. — Jungkook sonrió un poco, mostrando claramente sequedad. — Parece muy feliz con su nueva novia Irene. Jimin soltó un pequeña suspiro y se acercó a Jungkook, frotó su brazo con ternura mientras le dedicaba una hermosa sonrisa, muy característica de él. — Vendrán muchos más, Kookie. — Jimin sonrió. — Tú mereces algo mejor, no al bobo de Taehyung. — Al imbécil de Taehyung. — Corrigió Jungkook con voz seca dándole una brusca mordida a su manzana. Jimin observó pesadamente el patio, deteniéndose en una esquina cerca de los baños donde se hallaba Yoongi con la chica de la tienda. Ella estaba agarrando su mano

mientras le contaba alguna cosa que tenía captada la atención de Yoongi, quien la observaba detenidamente y sobaba su mano con suavidad, con cierta ternura. Jimin tragó amargo y se levantó. — Voy al baño. — Susurró, Jungkook asintió indiferente, mordiendo su manzana con la misma brusquedad. Jimin dio pequeños brinquitos al baño, como si fuera un niño de seis años, captando la mirada de algunas personas que rieron al verlo. Se acercó al baño e hizo su pequeña rutina diaria de observarse un poco al espejo para acomodarse su cabello y palpar ligeramente sus regordetas mejillas que lo hacían ver tremendamente adorable. Se acomodó nuevamente el cabello en su frente y se sonrió tiernamente, dándose ánimos para tener un gran y lindo día. Además, esa noche su mamá dijo que irían a cenar pizza; últimamente su trabajo la estaba carcomiendo demasiado, haciendo que Jimin la viera cada vez menos. Se observó nuevamente al espejo, asegurándose de que ya estaba bien. Se reincorporó, apoyando sus manitas en el lavamanos. Sin embargo, su respiración se cortó en seco y su corazón comenzó a palpitar con fuerza cuando vio a Yoongi entrar, observándolo fijamente a través del espejo. El rubor subió a las mejillas de Jimin, quien inmediatamente desvió la mirada hacia abajo, escuchando el eco de su corazón retumbando en sus oídos. Observó con el rabillo del ojo a Yoongi colocarse junto a él en completo silencio, abrió el grifo y comenzó a lavarse las manos, quitando un rastro en su mano del cual Jimin ignoraba qué era. No se atrevió a decir nada, observándose solo en el espejo con intensidad para no desviar su mirada, lo último que quería era cruzar nuevamente cruzar miradas con su... ex bully.

— ¿Cuánto tiempo te estarás observando al espejo? — Preguntó Yoongi mientras agarraba el papel para secarse las manos. — S-sólo yo...— Jimin no supo qué contestar. Sintió a Yoongi acercarse a él, lentamente subió la mirada y se acomodó para quedar frente al mayor, quien se había vuelto a estirar y sus rasgos faciales se habían pulido más, dándole cada vez un aspecto más diferente al otro. Había adelgazado, bastante de hecho. — No pienso hacerte nada, me voy en unos meses así que ya no tiene caso seguir jugando contigo. Puedes respirar tranquilo, a menos que me arrepienta; estás a tiempo de irte. Jimin no supo exactamente contestar a aquello, abrió su boca y lamió sus rosados labios, pensando en cómo reaccionar ante el aura tan imponente del mayor. — ¿Tú volverás, Yoongi? — Preguntó Jimin tímidamente jugando con sus dedos, Yoongi alzó una ceja. — Espero no hacerlo. — Contestó fríamente. — ¿Por qué preguntas? — Curiosidad, supongo. — Jimin pasó su mano por su cuello mostrando nerviosismo. Yoongi lo observó unos segundos, perdiéndose en la imagen terriblemente inocente de Jimin. Pese a sus largos años atormentándolo, la luz seguía ahí, al igual que su sonrisa, su optimismo... su belleza pura. Aquello frustraba a Yoongi y al mismo tiempo excitaba; le sorprendió el gran aguante que tuvo el pequeño. — No te convendría que volviera, Jimin. — Yoongi sonrió. — Eso significaría que volverías a ser mi juguete... No quieres eso, ¿verdad? Jimin tragó seco negando asustado con la cabeza. — Bien. — Yoongi se alejó de él. — Ya no tenemos nada más qué platicar.

Dicho esto, se alejó más de Jimin dispuesto a irse, pero la pequeña mano del menor alrededor de su brazo le hizo frenarse en seco y observar detrás de él a Jimin con sorpresa. El pequeño lo agarraba tembloroso, con la mirada gacha. —Yoongi... — Comenzó Jimin tembloroso. — N-necesito que me c-contestes algo. Yoongi parpadeó un par de veces, confundido. — ¿Qué quieres? — Preguntó secamente. Jimin levantó la mirada, mostrando sus ojos empapados de lágrimas, resbalando por sus enrojecidas mejillas. Oh, joder, aquello excitó muchísimo a Yoongi, amaba verlo llorar. — ¿P-por qué yo? El dolor con el cuál Jimin liberó la pregunta, estremeció a Yoongi. A cualquiera le hubiera hecho tapar su boca y verlo son lágrimas en los ojos; la voz de Jimin jamás había sonado tan rota. — ¿Por qué, qué? — Preguntó Yoongi alzando una ceja. — ¿Por qué me hiciste sufrir a mí? ¿Por qué no a nadie más? Yoongi observó la desesperación de Jimin en aquella pregunta, suplicando con la mirada una respuesta sincera. ¿Quería la verdad? Bien, se la daría. — Porque eres un ángel Jimin. — Contestó sin vacile. — ¿Qué? — Jimin sorbió por su pequeña nariz y lo observó confundido. — Eres un ángel, Jimin. — Repitió Yoongi. — Siendo el producto de un demonio, caminando entre nosotros sin estar protegido... y quiero cazarte. Jimin no comprendía absolutamente nada. ¿Producto de un demonio? — Tu mami era mala, Jimin. — Prosiguió Yoongi. — Tú también podrías serlo. — ¡E-eso no es cierto! — Jimin lo soltó bruscamente. — ¡Mientes! — No lo hago. — Contestó tranquilamente Yoongi. — Y demostraré que no lo hago. Busca el caso Heissel, conocerás tus verdaderos orígenes.

Y con aquello, Yoongi finalmente se dio la media vuelta para salir del baño. Dejó a Jimin solo, confundido, asustado y enojado, sin saber cómo reaccionar. "Quiero cazarte." Jimin no entendía absolutamente nada. Nada de nada. * — ¿Quieres una pizza de pepperoni? — Preguntó su madre mientras observaba el menú desde su ordenador. Jimin asintió tímidamente con una sonrisa. Estaba sentado en el sofá, moviendo sus piernitas de adelante hacia atrás mientras tarareaba canciones. — Bien. — Su madre cogió su teléfono. — La pediré de una vez para que llegue a las ocho a más tardar, por favor abres. Jimin levantó la mirada y observó extrañado a su mamá. — ¿N-no te quedas mami? — Preguntó. — No amor, lo siento muchísimo. — Su madre sobó sus mejillas. — Tengo una cena importante con mi jefe y otras personas de la oficina. — P-pero mami... — Comenzó Jimin quebrando su voz. — Lo sé amor, lo sé, lo siento tanto. — Su madre lo abrazó fuertemente. — Pero te prometo que este fin de semana estaremos juntos y haremos lo que tú quieras. Jimin soltó un pequeño suspiro, su madre le dio un beso en su frente y revolvió su cabello con ternura mientras se iba a arreglar al baño rápidamente. El pequeño observó la mesa largos segundos y sacó su cómic de superhéroes de su mochila, leyó durante un buen rato hasta que su madre finalmente salió. Quedando solo en casa, Jimin guardó su cómic y lentamente se acercó a la computadora aún prendida de su mamá. Movió el mouse para que la pantalla se iluminara y se sentó frente a ella con las manos algo sudorosas. "Caso Heissel", escribió en google mientras sentía algo frío recorrer su garganta y espina dorsal.

Varios reportajes de policía aparecieron así como morbosas imágenes que le hicieron taparse rápidamente sus ojos y solo observar a través de sus ranuras. Tomó una gran bocanada de aire mientras ingresaba al primer link. "El caso Heissel, la tragedia más grande de 1995." Jimin respiro profundo, esa era su fecha de nacimiento, en ese año. "El caso Heissel, quizás sea una de las tragedias más habladas del año 95. El caso donde una mujer asesinó a su marido y a sus cuatro hijos, dejando como único sobreviviente al menor de todos. Jyon Wa Hong era una mujer que sufría de varios problemas mentales, incluyendo esquizofrenia y problemas de neurotismo, llegando a la violencia fuera de control. Su marido, Kim Shyo sufría de masoquismo y alcoholismo debido a los constantes abusos de su mujer. El 1 de Diciembre de 1995, Jyon perdió completamente el control y asesinó a su marido a sangre fría con un cuchillo, extrayendo sus ojos y destrozando su quijada completamente. En esa misma noche, fue tras sus cuatro pequeños que tenían en ese entonces, ocho, seis, tres y dos años. Los apuñaló a cada uno, a excepción del mayor, que lo quemó vivo." Jimin sintió sus ojos arder y su corazón encogerse con más fuerza. No podía ser cierto, él no podía haber nacido de esa mujer. "Los vecinos escucharon los gritos de los niños y llamaron a la policía. Los federales no tardaron en llegar al lugar y entraron en la casa justo cuando la mujer tenía al hijo menor en brazos, que tenía tan solo mes y medio de nacido. La mujer portaba una pistola a la mano, dispuesta a dispararle al hijo menor, sin embargo, al ver a los policías, no dudó ella en tirar del gatillo directamente debajo de su barbilla. Una escena horripilante donde el pequeño fue bañado en la sangre de su madre y cayendo en el cuerpo de ésta misma, quedó grabada en la mente de todos los oficiales. El pequeño fue trasladado al hospital esa misma noche y llevado a un orfanato semanas después. Hoy en día no sabemos qué ha sido del niño. La noticia se divulgó nacional e internacionalmente, una tragedia grande que no se borrará de la mente de quienes llegamos a escucharla o verla."

Jimin cerró la ventana y borró el historial con lágrimas en los ojos, sintiendo cómo resbalaban por sus frías mejillas. Comenzó a hipear, repitiendo en voz alta una y otra vez que no era posible, que todo era un error. Se cubrió el rostro con sus pequeñas manos, negando repetidas veces con la cabeza, obligándose a olvidar lo que vio y leyó. El timbre de su casa comenzó a sonar repetidas veces anunciando la llegada de la pizza; solo aquello le hizo reaccionar para levantarse e ir por ella. Mientras tanto, a un par de cuadras más, un chico con una sudadera negra se hallaba apoyado en un árbol, observando con un cigarrillo en mano la ventana del tercer piso iluminada. Le dio una calada, viendo como segundos después un repartidor de pizza salía del edificio y se alejaba en una motocicleta. Esbozó una sonrisa y tiró el cigarro al suelo, colocó sus frías manos en sus bolsillos y se alejó a pasa lento con una enorme sonrisa pegada al rostro. Jimin había caído en su juego.

|10

Aquel día que parecía nunca llegar, llegó. Min Yoongi y Kim Taehyung se irían, para siempre muy probablemente. Era el último día de clases, se hallaban abrazando a sus amigos y recogiendo las cosas del casillero. Algunos profesores les decían cuanto los extrañarían y que ojalá algún día volvieran, otros sin embargo, estaban muy felices, ya que no tendrían que soportar más los malos comportamientos y travesuras de aquellos engendros del mal. Jimin y Jungkook estaban sentados debajo de aquel árbol que se hallaba seco, observando el terreno como clásico deja vú Taehyung estaba a lo lejos con una gorra, platicando por última vez con su grupo de amigos, riendo, empujándose, dándose codazos, correteándose. Min Yoongi estaba junto a su primo, observando la escena sin emoción alguna, solo enfocado a las reacciones de los otros que al cruzar miradas con él, agachaban la mirada. Jungkook por primera vez no estaba comiendo, mucho menos platicando, Jimin respetó aquello. Sabía que a su mejor amigo le dolía, le dolía la partida de su amor platónico, pero era lo mejor para él. No merecía sufrir así, mucho menos merecía a un ser tan repugnante como Kim Taehyung, que pese a que podía llegar a ser una buena persona, no era suficiente para merecer a alguien tan bueno y dulce como Jungkook. La timidez jamás se le había ido al menor, que hasta la fecha seguía tornándose rojo cada que alguien venía a hablarle ole pedían ir a presentar algo frente a la clase. Jungkook hasta cierto punto seguía siendo sensible e inocente... a su manera, pero inocente. — Acabó todo. Susurró finalmente Jungkook. La pesadilla acaba aquí, Jimin. El pequeño observó a su mejor amigo, sin saber exactamente qué decir. Dirigió la mirada hacia abajo, jugando con sus manos, soltando un suspiro. — Sí Kookie... aquí acaba. -Susurró igualmente. Contemplaron la escena. Jennie estaba besando a Taehyung y llorando en su hombro, él sobaba su cabello y le decía unas cuántas cosas que hacían a Jennie asentir

o reír un poco aún con lágrimas en sus ojos. Taehyung sobó su mejilla con ternura y la cargó para abrazarla fuertemente, un fuerte chasquido hizo que Jimin pegara un brinco y observara a su derecha. Jungkook había aventado su botella y ahora mismo se hallaba corriendo a los baños, tapando su rostro con su brazo. Jimin tragó saliva amargamente y sintió un dolor en su pecho que le hizo apretar fuertemente sus labios. Odiaba ver a Jungkook así. Observó nuevamente el entorno topándose con Min Yoongi. Éste al chocar miradas con el menor le hizo una seña de que se acercara y después señaló el piso de arriba. Jimin comprendió inmediatamente, su corazón comenzó a latir con fuerza. Min Yoongi le dijo algo a Taehyung, su primo asintió y volvió a platicar con sus amigos y a besar repetidas veces a su novia. Jimin observó cómo Yoongi lo observaba una última vez y asentía, alejándose del patio y subiendo las escaleras. Jimin tomó una gran bocanada de aire y dejó su lonchera de lado para acercarse lentamente a las escaleras. Observó el techo, su respiración comenzó a Acelerarse, haciéndole respirar por la boca e inhalar de nuevo profundamente. — Aquí acaba todo. — Susurró para darse fuerza. Subió el primer escalón, sintiendo su cuerpo temblar. Cerró sus ojitos repitiéndose varias veces que todo estaría bien. Subió otro escalón, esta vez más tranquilo, incrementando la velocidad hasta subir las escaleras corriendo, con su sangre golpeando cada fibra de su cuerpo al igual que la adrenalina. Toda la extensión de su espalda se había llenado de un extraño cosquilleo que lo quería hacer gritar o correr más rápido. — Última vez. — Se susurró a sí mismo con fuerza. Llegó al primer piso con el aliento corto y su pulso completamente descontrolado. Observó de izquierda a derecha, pero no había rastro de Min Yoongi. — ¿Yoongi? —Llamó en voz alta mientras daba una vuelta sobre su propio eje. Cuando creyó que quizás había sido una equivocación, sintió que tomaron bruscamente su brazo y comenzaron a jalonearlo a los baños, pero esta vez no opuso resistencia. Se dejó llevar, sintiendo un extraño alivio recorrer su cuerpo. Se mantuvo en silencio, hasta que vio la puerta de los baños cerrarse, soltó un quejido de dolor y fue

depositado con fuerza sobre el lavamanos, quedando sentado. Allí levantó la mirada finalmente, cruzando miradas con Yoongi, quien tenía sus ojos completamente oscurecidos y sus labios muy rojos, como si los hubiera estado mordiendo horas. — ¿Yoongi? — Preguntó preocupado tratando de bajarse, pero Yoongi no se lo permitió. — Primera y última vez... — Susurró Yoongi mientras dirigía su mano al interruptor de la luz con lentitud. — Primera y última vez, Jimin. Jimin sintió algo frío al escuchar su nombre saliendo de los labios de Yoongi. — ¿Q-qué vas a hacer? — Preguntó desconfiado, agudizando su voz más delo normal. Yoongi apagó tres luces, dejando el baño en la oscuridad casi total, a excepción de la pequeña luz del fondo que permitía ver a las personas como sombras. Jimin comenzó a asustarse y se bajó de golpe del lavamanos, pero sintió a Yoongi tomarlo con brusquedad y aventarlo contra la pared a su izquierda. Tomó una inhalación para recuperarse del fuerte golpe, pero Yoongi invadió completamente su espacio personal. — ¡Yoongi! — Exclamó Jimin asustado. — ¡Me estás asustando, Yoongi! Pero solo pudo observar la vil sonrisa en el rostro de Yoongi antes de que éste lo tomara de la cintura y lo pegara completamente en la pared, haciendo que el menor enredara sus piernas a sus costados y sintiera su respiración acelerarse más. Yoongi lo tomó de la barbilla con su pulgar e índice para que lo viera, Jimin tembló con más fuerza y sin dudo ahogó un enorme grito cuando sintió que fue presionado con fuerza e invadieron sus dulces, vírgenes y delicados labios. Fue callado. Bruscamente callado por aquellos fríos labios moviéndose sobre los suyos. Jimin ahogó inevitablemente un gemido en la boca de Yoongi, un gemido que le hizo tornarse violentamente rojo y cerrar sus ojos con fuerza. Yoongi deslizó su mano por el interruptor nuevamente y con un rápido movimiento, apagó la luz. Dejándolos en la oscuridad total. — Y-Yoongi... — Susurró Jimin entre los rudos besos del mayor. — ¡Yoongi!

No sabía cómo reaccionar, quería llorar, quería gritar. Era un volcán a punto de hacer erupción, sintiendo los fríos labios de Yoongi moverse entre los suyos, chasqueando ambas bocas e irrumpiendo su cavidad bucal con su tibia lengua. Jimin mordió un poco los labios de Yoongi para que se separara, pero no supo que aquel movimiento solo empeoró la situación. Aquello provocó que Yoongi soltara un jadeo y se pegara más a Jimin, apretando al menor entre su cuerpo y la fría pared. Deslizó sus largos dedos por la playera de dinosaurios de Jimin, sintiendo su tibia piel y haciendo que Jimin diera un respingo. Yoongi rió sobre sus labios, haciendo que Jimin se pusiera más nervioso de lo que ya estaba y abriera sus ojos, pero no veía nada. Solo sintió los labios de Yoongi alejarse para tomar una bocanada de aire y volverse a posar esta vez en su cuello, succionando y haciendo estremecer a Jimin ante la desconocida sensación. No tenía fuerzas para hablar o el valor para hacer algún movimiento. Solo sentía la cálida respiración de Yoongi en su barbilla, donde depositó otro húmedo beso y mordió, sacándolo otro jadeo de dolor a Jimin. El menor se sobresaltó aún más cuando sintió algo duro cerca de él, a su costado, donde se encontraba Yoongi respirando pesadamente y cada vez más fogoso e insistente en su besos. Jimin prácticamente comenzó a resbalarse de lado y pudo haber caído de no haber sido porque Yoongi lo tomó con fuerza. Hubo un silencio mortal, donde Yoongi dejó de besarlo y ni su propia respiración escuchaba. — Volveré por ti. Susurró en su oído. Hagas lo que hagas Jimin, jamás te podrás librar de mí. Jimin sintió su corazón encogerse más y nuevamente algo picar sus ojos. Poco después, sintió a Yoongi alejarse bruscamente de él y no paso mucho hasta que escuchara la puerta y viera la ranura de luz y a alguien salir corriendo. Jimin reaccionó soltando un pequeño grito y prendió las luces de golpe, con su cuerpo temblando y sus ojos enrojecidos. Se observó al espejo y se tambaleó bruscamente hacia atrás, cayendo al suelo y colocando sus manos alrededor de su cuello. Respiró de forma entrecortada, sintiendo una bola en su garganta. La zona se hallaba con marcas rojizas y violetas, rodeando toda la extensión. Se levantó del suelo y se acercó al espejo, rozando con la yema de sus deditos las marcas

en su cuello y barbilla, viendo detenidamente sus labios brillosos y mordisqueados, completamente rojos. Se tapó la boca para evitar gritar nuevamente, la puerta se abrió bruscamente haciendo que pegara un brinco. — ¡¿Qué te pasó Jimin?! — Exclamó Jungkook acercándose corriendo a él. Pero Jimin no sabía cómo reaccionar, ni mucho menos qué hacer. Había una sensación de pánico en su cuerpo, al mismo tiempo que uno de ansiedad. Sentía ansiedad, sentía miedo, sentía ira y vulnerabilidad, su cuerpo comenzó a temblar con más fuerza. Jungkook palideció al ver la mirada tan destrozada de su amigo, lo tomó de las manos y comenzó a agitarlo con fuerza para que reaccionara. — ¡¿Jimin?! — Exclamó Jungkook mientras lo zarandeaba. — ¡Jimin! Pero Jimin estaba en un trance de temblores, viendo la nada, solo sintiendo aquella ansiedad paralizar su cuerpo... haciéndole estallar dentro de poco. Jungkook observó los chupetones en su cuerpo, dejó de agitarlo y observó su cuello, abrió mucho sus ojos y volvió a ver a Jimin tomándolo de las mejillas. — ¿Fue Yoongi? ¡Contesta! — Exclamó el menor preocupado. — ¡Contéstame Jimin, mierda! Pero Jimin no contestaba, seguía viendo al frente, sintiendo los labios de Yoongi aún sobre su piel, el mareo de emociones, el shock, la confusión. Todo volvió a su mente; las imágenes que vio en internet, la noticia de su verdadera familia, el beso de Yoongi, su agitación, el miedo, la adrenalina, su inocencia, los golpes, las sonrisas de su madre, el llanto, las risas, la sangre, los gritos, la calidez de su cuerpo, el frío en su corazón. Tomó a Jungkook finalmente de las manos y lo puso contra la pared, haciendo que el menor se tensara por la acción. Hubo un largo silencio, donde Jimin lo mantenía contra la pared y su mirada estaba gacha, solamente temblando. — ¿J-Jimin? Preguntó Jungkook asustado. Pero Jimin no contestaba, solamente tomándolo con fuerza y viendo el suelo.

— Shhh. — Jimin colocó su índice en sus labios. — Park. — ¿Qué? — Preguntó Jungkook asustado. Jimin esbozó una tétrica sonrisa y agarró la barbilla de Jungkook para que lo viera fijamente, Jungkook se tensó inmediatamente, sintiendo algo helado en su espina dorsal. Sintió a Jimin acercarse a él, hasta reposar su nariz en su cuello, aspirando el olor, sacándole a Jungkook un jadeo que lo dejó aturdido. Al sentir algo tibio cerca de la curvatura de su hombro y cuello, empujó a su amigo tapándose la boca. Jimin se separó de él sonriendo y sobando su mejilla. — Todo está bien, no te haré nada Kookie. — Contestó Jimin con una tétrica sonrisa. — Nunca te haré nada que no te guste. Jungkook lo observó aterrorizado, retrocediendo cada vez más hasta tocar otra pared. Su corazón bombeaba con fuerza, viendo aterrado a su amigo. Pero Jimin solo se mantuvo viéndolo fijamente, ahora lágrimas brotaban de sus ojos y fuertes sollozos se hicieron presentes. El mayor se desplomó en el suelo poco después. Jungkook se abalanzó sobre él al ver que no reaccionaba, palmeando con fuerza su mejilla y gritando que despertara una y otra vez. — ¡¿Jimin?! ¡JIMIN DESPIERTA! ¡JIMIN DESPIERTA! — Comenzó a gritar Jungkook asustado. — ¡JIMIN POR FAVOR! ¡DESPIERTA! ¡DESPIERTA, MALDITA SEA! Cuando lo hizo, segundos después, Jimin pegó un fuerte grito que hizo a Jungkook sobresaltarse. Se aferró a Jungkook bruscamente apretándolo y hundiendo su rostro en su pecho, temblando ferozmente. -No me dejes... no me dejes... — Repitió Jimin llorando. — No me dejes. Jungkook se quedó en silencio abrazándolo con fuerza, sintiendo las lágrimas llegar a sus ojos también. — Jamás lo haré Jimin, Kookie siempre estará contigo. — Susurró. Jimin asintió, sorbiendo por su pequeña nariz y aferrando sus manitas en la espalda baja del menor quien sobaba su cabello, sin saber qué pensar, qué decir.

Algo no estaba bien, algo dormitivamente estaba muy mal en Jimin. Algo malo sucedía, algo no estaba para nada bien en el mayor. — Todo estará bien, Jimin. — Repitió Jungkook. — Estás bien, estoy contigo... Pero aquel día fue ese día, el día que nunca debió llegar, el día que pudieron evitar que llegara. Porque fue el día en que se transformó. Se transformó en el producto de un demonio.

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[5 años después] ******* Se aferró con más fuerza a las sábanas, gimiendo incontrolablemente y sintiendo al mayor entrando y saliendo de él con fuerza, dando una que otra palmada en su culo, soltándole más gemidos de los que quisiera. — ¿Te gusta que te trate así? — Susurraron a su oído, riendo. Asintió, sintiendo como lo penetraba con más fuerza. Dejó caer su cabeza en el colchón, abriendo la boca para respirar por allí, sintiendo su orgasmo a punto de llegar. Sintió una corriente eléctrica que le hizo arquear su espalda y soltar un grito, el semen comenzó a ser expulsado por su erección fuertemente, haciéndolo temblar de placer. Se dejó tumbar en la cama de nuevo, empapado de sudor, sintiendo su cuerpo deslizarse de adelante hacia atrás con fuerza. Soltó un suspiro cuando poco después el mayor se corrió dentro de él, haciéndole morder su labio y cerrar sus ojos, sus dedos se enredaron en las sábanas, haciéndole soltar un suspiro. — Ah — Jadeó el chico dejándose junto al otro quien aún tenía su respiración agitada. — Si tan solo tu madre supiera que en lugar de darte tutoría de Historia, en realidad te la meto hasta el fondo y te hago gemir como una puta. Jungkook sintió su respiración calmarse un poco, se quedó en silencio. Hizo una mueca de dolor y se dio la vuelta en la cama, viendo a su "amigo" observando el techo con una sonrisa, succionando un poco su labio. — Cuando éramos pequeños jamás creí que terminaría follándote, la vida da muchas vueltas Jungkookie, ¿no crees? Jungkook se calló, evitando decir algo al respecto y agarró su teléfono. El mayor se acercó a él, dando besos en su cuello de forma juguetona, pero Jungkook lo empujó. — ¿Con quién hablas? — Preguntó — Jimin. — Contestó. — Quedé de verlo fuera del restaurante a las ocho.

— ¿Con quién sale? — Preguntó el mayor levantando una ceja. — Nadie, fue a cenar ahí, se lleva bien con el dueño. — Jungkook bloqueó su teléfono y se levantó de la cama. Se agachó para coger la ropa tirada en el suelo, sacudiéndola con un gruñido. — Eres aburrido. Cada que tenemos sexo tú terminas huyendo segundos después, ¿por qué no te quedas a dormir un día? — Pregunto el otro con carita triste. —Jackson... — Jungkook soltó un suspiro y observó a través de su hombro. — Fuiste el mejor amigo de mi bully en primaria e inicios de secundaria, por más que me folles no me hará olvidar la cantidad de veces que me tiraste a sus pies como si fuera una muñeca de trapo. — Jungkook, ya pasó muchísimo tiempo desde eso. — Jackson rodó los ojos. — Debes superarlo. — Lo hice. — Tomó su camiseta y se la puso. — Pero la verdad no entiendo de qué sirve que nos comportemos de manera amorosa cuando sé perfectamente que tú habeas por alguien más. No nos amamos, solo es sexo. Jackson soltó un suspiro y observó el techo. — Bien, tú ganas Jungkookie, a partir de ahora tú decides cuándo tenernos sexo, ¿bien? Jungkook asintió y guardó su teléfono antes de salir de la casa del mayor. No entendía por qué seguía viéndolo si él ya había acabado la escuela. Bueno, es cierto que si estudiabas en el colegio donde estuvieron tenías muchas becas gratuitas en la Universidad Lindsay que estaba relativamente cerca, controladas por la misma mano realmente, pero Jackson tampoco iba a la Universidad. ¿Por qué? No sabía. Y es que si, ahora el joven muchacho tenia diecisiete años, los había cumplido recién mientras que Jimin los había cumplido ya unas semanas antes. ¿En qué momento el tiempo pasó tan rápido? Quién sabe, pero por él mejor. Ya era su último año en el instituto y quería que fuera el mejor. Quedaba uno, el último y serian libres. Iría a la Universidad con Jimin y seguramente vivirían juntos, su amistad se había hecho tan potente que realmente se trataban como hermanos. El señor Jeon y la señora Park también se habían vuelto grandes amigos, salían mucho a cenar y se trataban increíblemente bien; a veces los menores y los padres

salían de vacaciones o iban a parques de atracciones. Se habían convertido en una familia, indirectamente. Para Jungkook, la madre de Jimin era como su madre. Para Jimin, el papá de Jungkook era como su padre, y ellos eran sus hermosos hijos. Jimin y Jungkook eran los hermanos, donde el menor se había encargado cuidar a Jimin del mundo; Jimin era un alma pura y frágil y no permitiría que lo quebraran... no otra vez. Avanzó hasta llegar al restaurante, donde vio a Jimin con un libro frente a él y una sudadera de dinosaurio. La capucha tenía la forma de la cabeza, con todo y pequeños piquitos de plástico incluidos. ¿Adorable? Mucho. Era divertido ver a un chico de diecisiete con ese tipo de sudadera, más Jimin con su precioso cabello rubio. Jimin alzó la mirada y se acercó corriendo a Jungkook, brincó sobre él para envolverlo en un fuerte y cálido abrazo. Jungkook le sonrió y palmeó su espalda. Cuando se separaron, Jungkook lo agarró del brazo para que comenzaran a caminar a la casa, como si fuera un niño pequeño y él la madre. — ¿Cómo te fue? — Preguntó el menor. — Muy bien. — Dijo Jimin sonriendo. — Aunque hoy fue al gimnasio y fue pesado. — Comenzaste hace una semana, Jimin. — Lo sé, no sé si pueda aguantar, pero bueno. ¿Tú qué hiciste? — Umh, nada. — Mintió Jungkook. — Tuve mi tutoría de historia y salí a pasear. — Qué lindo Kookie. — Jimin sonrió y se pegó más a él. — ¿Mañana tenemos tarea? — Nop. — Bien, realmente es enfermizo dejar tarea desde la primera semana de clases. — Estoy de acuerdo. Jimin asintió y observó al frente, manteniendo el silencio hasta que llegaron al departamento del mayor. Ambos se despidieron y quedaron de verse al día siguiente frente al árbol del patio, su lugar de toda la vida. Jimin asintió y subió hasta su departamento. Su madre ya se hallaba en casa con una taza de café y frente a la computadora. — Hola cielo, ¿cómo te fue? — Pregunto ella.

— Bien, gracias. — Jimin le dio un beso en su cabeza. — ¿El trabajo qué tal? — Pesado, pero estamos avanzando. — La señora Park sonrió. — ¿Te vas a acostar ya? — Sí, quiero estar con energía mañana. Su madre asintió y le dio las buenas noches. Jimin agradeció y se fue a su cuarto, dejó su sudadera en una silla que tenía y se quitó la camiseta. Se observó rápidamente al espejo, viendo su torso tunicado y su cabello todo revuelto. Asintió y agarró su pijama, quitándose el resto de la ropa. Sin embargo, se detuvo viéndose nuevamente al espejo. Alzó una ceja divertido. Era cierto, su apariencia de niño se había esfumado, ahora realmente parecía un joven muchacho, con sus rasgos bien pulidos, su cuerpo tonificado, vello corporal que no lo hacían verse como simio, porque tenía pero no demasiado, más bien resultaba sexy... Joder hasta de su hombría era algo de lo que se sentía orgulloso, aunque jamás la había usado. Bueno, muy pocas veces y esas podrían decirse solamente cuando se masturbaba. ¡Vamos! es hombre y es hormonal y no podía estar toda su vida estar sin tocarse allá abajo al menos UNA vez. No mentía, disfrutaba tocarse. Disfrutaba los gemidos que salían de su boca, disfrutaba morder sus labios y acariciar sus pezones mientras lo hacía, provocando que arqueara su espalda por el placer y sintiera su erección ponerse más dura. Disfrutaba los punzantes choques eléctricos por todo su cuerpo que lo hacían pedir más y más, le gustaba la tensión de su cuerpo cuando llegaba al orgasmo y le gustaba la ola de relajación una vez que finalizaba. Pero solamente si él se lo hacía, disfrutaba. No veía pornografía ni mucho menos pensaba en alguien más, solo lo hacía por el placer que sentía su cuerpo, la forma propio. Nada más. De hecho, le asustaba que los demás lo tocaran. Al final, los abusos de Yoongi una dejaron una fuerte marca en él. Así que apartó finalmente la Vista de su cuerpo y se colocó el pijama, dejando que el sueño lo sometiera completamente. Tenía el presentimiento de que mañana sería un día bastante pesado.

*** Entró tranquilamente a la escuela, viendo a un grupo de chicos que estaban estrenando el muy famoso teléfono que acababa de salir. Jimin no mentía, se le hacía impresionante cómo la tecnología iba avanzando, aún recordaba que siendo pequeño aún estaba aquel teléfono pesado que usaba su mamá, el que estaba pegado a la pared. Pero ahora todos estaban enloquecidos con el famoso "iPhone", aunque bueno, él tenía que conformarse con un Sony. No era la gran cosa, pero no se quejaba. — ¡Jimin! — Lo llamaron. Jimin se dio la vuelta, sin dejar de avanzar. Jung Hoseok se colocó junto a él. — ¿Cómo vas? Pregunto el mayor palmeando su espalda. — Eh, bien... gracias. ¿Tú qué tal? — Preguntó Jimin confundido. — Bien, bastante feliz. — Hoseok soltó un suspiro. — Escucha, sé que quizás esto no sea algo fácil para ti pero... quiero que sepas que estoy de tu lado, ¿bien? Jimin siguió avanzando, pero no pudo evitar fruncir su ceño y ver a Hoseok. — ¿De qué hablas? — Preguntó. — No necesitas fingir, Jimin. Estamos conscientes de que puede ser algo difícil verlo después de tanto, pero ya sabes, necesitaban finalizar acá para poder ingresar a la Universidad. Jimin no entendía un carajo, ¿de qué hablaba este chico? — Eh... sí, gracias Hoseok. — Mintió Jimin. — Yo debo ir a clases, entonces... — Sí, no te preocupes. — Hoseok asintió y palmeó su hombro. — Nos vemos. Jimin se despidió antes de seguir avanzando por los pasillos. Observaba a muchas personas cuchichear de cosas que no entendía, ¿de qué se había perdido? — ¿Lo viste? ¡Se puso tan caliente! — Susurró una chica. — Kim Jennie fue una jodida suertuda. — Contestó la que estaba a su lado. — También Irene. Jimin alzó una ceja, esta vez sintiéndose más confundido, pero ignoró todo y fue al árbol. Pero se sorprendió bastante al ver que Jungkook no estaba ahí.

Soltó un suspiro y dejó su mochila en el suelo para subir de dos en dos las escaleras al primer piso, quizás estaba en el aula. — ¿Kook? Llamó caminando por el pasillo, viendo de izquierda a derecha. Pero no obtuvo respuesta, llegó al límite del pasillo, Viendo nuevamente detrás de él. Pero no, Jungkook no estaba. Soltó un suspiro y avanzó con su teléfono un poco más, dispuesto a enviarle un mensaje. Pero al dar la vuelta a la derecha para cambiar de pasillo, se llevó el golpe de su vida; chocando duramente con alguien y tambaleándose bruscamente hacia atrás. — ¡Lo siento! Se excusó guardando torpemente su teléfono. ¡No lo...! ¿Deja vú? — Vi... — Susurró esto último sintiendo su piel perder color. Si, definitivamente. Oh, rogaba que esto fuera una mala jugada de su mente, porque sinceramente estaba lo suficientemente asustado como para hacerse encima. Y si, había comenzado a temblar y a retroceder torpemente ante la fría e intensa mirada del chico frente a él. — ¿Jimin? Preguntó alzando una ceja. "Bitch, run..." Y con esa frase en su mente, Jimin salió corriendo de aquel pasillo, a punto de soltar un grito de terror y de nervios, pero, ¡oh sorpresa! Alguien lo había agarrado de la capucha de su sudadera y lo había jaloneado bruscamente hacia atrás. Sintió su cuerpo tensarse y aplastarse, temblando cuando sintió que lo voltearon para quedar cara a cara, tomando con fuerza sus muñecas. Y lo vio, enfrentó al chico que estaba ahí frente a él. Observó nuevamente aquellos felinos ojos grises, esa piel blanca y suave, su cabello azabache, revuelto, dando un aura varonil y bastante intensa. Esos labios rosados que se habían hecho ligeramente más gruesos y habían tomado una hermosa forma, luciendo tan delicados, pero la fuerza y las intenciones claramente eran otras. Oh, tenía también una cicatriz en la mejilla, ¿qué había pasado con su mejilla? — Yoongi. — Susurró Jimin sintiendo su aire irse. —Min...

Y juró que se desmayaría cuando lo vio esbozar una sonrisa, pero una increíblemente vil y trastornada que le erizó la piel, haciéndole tener más miedo del que ya tenía. ¡Tiempo! Si Park Jimin tenía ahora diecisiete años... eso significaba que Min Yoongi tenía... Oh, santa mierda. — Park Jimin. — Dijo Yoongi alzando una ceja y viéndolo fijamente a los ojos. — Cambiaste. Pero Jimin no osaba emitir sonido alguno, tampoco parpadeaba y apenas respiraba. El único sonido que emitió fue le grito ahogado que dio cuando fue colocado contra la pared y tomado con más fuerza. Sintió como su sangre se congeló, pasando por todo su cuerpo, dándole un molesto calambre. Pero no podía hacer nada, Min Yoongi se había inclinado hacia él, enterrando su nariz en su frágil cuello, aspirando su olor. Jimin cerró sus ojos al sentir su tibia respiración en su zona más sensible, así que inevitablemente mordió sus labios y apretó sus ojos, no quería mostrar que le había gustado aquello. Es decir, ¡era Min Yoongi! ¡MIN YOONGI! — Sigues tal como te recuerdo... — Susurró Yoongi aún en su cuello. Jimin finalmente se atrevió a abrir sus ojos, viendo como Yoongi se separaba ligeramente de él, clavándole nuevamente la mirada, atreviéndose inclusive a observar sus labios, haciendo que Jimin se pusiera nervioso y los lamiera. Yoongi sonrió apenas al ver el acto y soltó a Jimin, esta vez retrocediendo. — Creo que debes atender algo. — Dijo antes de alejarse con las manos en los bolsillos. Y sí, finalmente Jimin reaccionó, creyendo que su teléfono sonaba, pero no, parecía ser algo mucho peor. Cuando escuchó con cada vez más potencia los gritos de: "Pelea, pelea, pelea, pelea, pelea", supo que algo MUY malo estaba sucediendo en el patio. Patio donde debía encontrarse con Jeon Jungkook.

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Jimin no podía pensar con claridad, su mente se había congelado y mil emociones comenzaban a bombardearlo con fuerza. Esos gritos... ¿qué mierda estaba pasando? "Pelea, pelea, pelea" Bajó corriendo las escaleras para llegar al patio. Se pasó la mano por el cabello con desespero al ver un círculo de gente y mucha gente gritando y calentando el ambiente. Jimin corrió y comenzó a empujar a la gente, abriéndose en la multitud para quedar cara a cara con una horrible pesadilla. Jeon Jungkook estaba agarrándose brutalmente a golpes con otro chico. Tenía la nariz sangrando y ahora mismo se encontraba en la espalda del otro quién acaba de tirarlo bruscamente al suelo, soltando un "Ohhh" de la multitud. — ¡Jungkook! — Grito Jimin. Pero el menor se había reincorporado, limpiándose la nariz con su manga y escupiendo sangre al suelo. Se arremangó las mangas y se acercó al otro chico antes darle un fuerte puñetazo en la mandíbula, otro segundo golpe al segundo y una patada tirándolo al suelo. Se colocó sobre él, haciendo que los demás gritaran con más fuerza. — ¡BASTA! — Jimin trató de empujar a las personas pero Hoseok lo había agarrado. — ¿Estás loco, Jimin?! —Gritó. — ¡No vayas! Jimin volvió a ver la pelea para ver como el que estaba debajo de Jungkook se levantaba de un brinco y lo cogía duramente de la cintura para empujarlo contra el árbol, a nada de pisar la mochila de Jimin. Allí le dio otro golpe a Jungkook quien había comenzado a forcejear. Jimin se zafó bruscamente de Hoseok y corrió al árbol, la gente lo observó con terror, pero Jimin no permitiría que esto siguiera más. Así que cogió al chico de la camiseta y lo tiró bruscamente hacia atrás para alejarlo de Jungkook, tirándolo al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par. — ¿Taehyung? — Preguntó sintiendo su corazón ir más lento y algo helado en su cuerpo.

El chico esbozó una sonrisa cuadrada antes de levantarse del suelo y darle un fuerte puñetazo a Jimin. Toda la gente volvió a gritar un perfecto "OH" más potente al ver a Jimin tambalearse hacia atrás, cubriendo su rostro. Jungkook sintió su sangre arder más de lo que ya ardía y se abalanzó sobre Taehyung, pero el mayor no se dejó intimidar y lo volvió a empujar, esta vez cayendo ambos al suelo y rodaron sobre él. — ¡BASTA! ¡BASTA! —Jimin corrió limpiándose la sangre y tirando de Jungkook. — ¡Suéltalo! ¡SUELTALO! ¡JUNGKOOK! ¿Dónde mierda estaban los profesores? — ¡JUNGKOOK! — Gritó Jimin tomándolo de ambos brazos y tirando de él. Hoseok finalmente se había abierto entre la gente y corrió para él jalar de Taehyung, ambos chicos tirando de la respectiva bestia que hacían todo por zafarse. — ¡Ya basta, Taehyung! — Susurró agresivamente Hoseok tomándolo con fuerza. Jungkook y Taehyung se observaron fijamente, de una forma tan cruel y oscura que daba miedo. Ambos lanzando casi el deseo de muerte por sus ojos, con las venas de su rostro marcándose, las de su frente sobre todo. Jungkook seguía removiéndose en los brazos de Jimin, respirando pesadamente. — ¿Tanto rencor me tenías guardado, pequeño? —Se burló Taehyung con voz grave. —Prácticamente me brincaste encima. — ¡Jódete! —Gritó Jungkook zafándose de Jimin bruscamente y acercándose a Taehyung con el puño al aire. Jimin iba a cogerlo nuevamente, pero Taehyung también se zafó de Hoseok y también se acercó a Jungkook. Cuando lo tuvo cerca y Jungkook iba a soltar el golpe, Taehyung frenó su puño al aire y con su mano libre lo pegó a él tomándolo de la cintura, haciendo que Jungkook abriera muchos sus ojos. — No te recordaba tan agresivo, pequeño. — Susurró Taehyung vilmente. Y allí mismo, soltó el puño de Jungkook, quien no bajó su golpe, pero tampoco lo movió, quedó congelado viendo a Taehyung fijamente a los ojos. Negó con la cabeza, tratando de salir de aquel trance. — Hijo de tu... — Susurró Jungkook entre dientes, pero fue interrumpido por Taehyung.

— Ah. — Taehyung colocó su índice en la boca del menor. — Trátame con respeto, mocoso. Soy tu mayor después de todo. Jungkook lo observaba fijamente, sus ojos se habían aguado ligeramente y había apretado su puño al aire para después bajarlo complemente rendido. Todos los observaban en silencio, sin osar interrumpir aquel extraño momento. Jungkook bajó la mirada y empujó a Taehyung con fuerza antes de limpiarse nuevamente con la manga y pasar entre la gente, empujándolos bruscamente. Jimin cogió su mochila e ignorando el dolor de su mandíbula, corrió tras Jungkook, pese a los susurros de las personas y las miradas que le daban. Lo alcanzó poco antes de que llegara al baño, tomándolo del brazo, Jungkook volteó. — ¿Estás... bien? — Susurró Jimin dolido. Pero Jungkook lagrimeaba en silencio, haciendo que Jimin lo jalara a él y lo abrazara con fuerza, rodeándolo con sus brazos. Jungkook lo apretó con más fuerza, hundiendo su rostro en su hombro y sollozando con fuerza. Jimin apretó sus ojos apretando más a Jungkook y sobando su cabello con ternura, mientras el menor respiraba de forma entre cortada. — Jamás volveremos a eso... jamás, Jungkook. — Susurró Jimin. — Voy a protegerte, lo juro. Taehyung no volverá a hacerte daño. — N-no sé por qué -l-lo hice. — Hipeó Jungkook en lágrimas. — S-sólo lo V-vi y... — Entiendo, tranquilo. — No quiero, Jimin. N-no quiero. — Jungkook negaba con la cabeza. — No quiero. — Mientras yo esté aquí nada va a pasarte. Susurró Jimin. — Cambiamos, ya no permitiremos que nos hagan daño, nosotros ya sabremos devolver los golpes. Jungkook asintió suavemente. Jimin besó su cabeza y le dio unas pequeñas palmadas antes de que separaran. Jungkook se limpió las lágrimas y ambos comenzaron a caminar a su respectiva aula, Jungkook cogió su mochila que estaba en el pasillo. Mientras tanto Yoongi estaba apoyado en la pared, no muy lejos de ahí, viéndolos en silencio mientras jugaba con una pluma entre sus dedos. Escuchó pisadas y maldiciones en voz baja haciendo que volteara. Vio a Taehyung limpiando la sangre de su rostro mientras insultaba y hacía berrinches caminando a su dirección, Yoongi alzó una ceja divertido, esbozando una pequeña sonrisa.

— ¿Se puso de rebelde tu pequeño? — Se burló Yoongi. — Cierra la boca, Yoongi. — Taehyung observó las pequeñas figuras de Jungkook y Jimin desaparecer por otro pasillo. — La maldita ñera me brincó encima cuando me acerqué a él tomándolo del hombro y soltó el primer golpe, yo no le hice nada. — Ajá. ¿Y qué ibas a hacer con él exactamente? — Preguntó Yoongi riendo. — Nada, saludarlo. — Taehyung alzó sus hombros. —Preguntarle cómo estaba. Yoongi oprimió la risa apretando sus labios. — ¡Bien! — Taehyung alzó las manos al aire. — ¡Quizás iba a darle una nota amenazante! ¡Pero, oye! ¡Se puso como vieja loca! — Taehyung, eres demasiado irresponsable. — Cállate, ese no es el punto. ¿Cómo te fue a ti con...? — Taehyung alzó ambas cejas con una sonrisa. — Gallina asustadiza, pero al menos no se desmayó. — Yoongi alzó sus hombros. — ¿Realmente vas a hacerlo? — Preguntó Taehyung cambiando su semblante a uno más serio. — Mira, eres mi primo y un hermano para mí, pero... ¿no es peligroso? — No. — Yoongi sonrió. — Le gusta. Jimin disfruta que lo haga sufrir. Es un maldito masoquista. — No, Min. No comprendes mi punto. — Taehyung rara vez llamaba a Yoongi por su apellido, y eso solamente era en asuntos realmente serios. — Una cosa es molestar a las personas, hacerles bullying, como en cualquier escuela. Lo que tú quieres hacer con Jimin es otro nivel, podrían llevarte a la cárcel si te denuncia. ¿Entiendes eso? — Lo hago. — Yoongi lo observó fríamente. — Pero es mi problema, al final, yo soy el que paga. Si te preguntan algo, tú no sabes nada. Además, Jeon no está muy lejos de tener el mismo destino, prácticamente piensas violarlo. — Corrección. — Taehyung alzó su índice. — Drogarlo y después follarlo. — Sí. Y después filmarlo y propagarlo por toda la escuela. Taehyung rodó sus ojos con una mueca. — Mira señorito "soy heterosexual y solo me follo a Jungkook para humillarlo". — Comenzó Yoongi de mala gana. — Se ve que Jungkook ya no es ningún santo, y

viendo cómo se te puso, créeme que será complicado que te acerques a él. Debes ganarlo, y ganarlo en todos los aspectos porque no será fácil. Sé lo que realmente quieres hacer con él, y créeme Taehyung... El menor observó a su primo seriamente. — No necesitas repetirlo. — Murmulló Taehyung. — El problema será ganarlo. — Le gustabas al idiota, no será muy complicado que lo vuelvas a enganchar, tienes tus encantos y él es muy vulnerable. — Yoongi sonrió un poco. — Además, yo comenzaré a alejar a Park de él, así que no tendrá otra alternativa que dejarse seducir por ti. — Tengo mucho planeado para él. — Taehyung lamió su labio superior con lentitud. — Lo sé. — Yoongi sonrió. — Pero ten cuidado. Si quieres volver a tenerlo debes acercarte, debes hacer que te adore y tema. Esa es la base para que puedas manipularlo a tu gusto. — Si, ya te quiero ver a ti dándole cartas de amor a Jimin y llevándolo a cenar para impresionarlo con una serenata. — Taehyung soltó una carcajada. — Y después sacarle la pistola en la cara. — Jimin ya está aferrado a mí, nunca dejó de estarlo. — Yoongi observó el fondo del pasillo donde estaban antes Jungkook y Jimin. — ¿A qué te refieres? — Preguntó Taehyung, a lo que Yoongi soltó un suspiro. — Jimin no me ama. — Habló con voz rasposa. — Pero amará el dolor que infrinja en él. Taehyung se quedó mudo ante aquellas palabras, porque él sabía que aquella sencilla frase en realidad hablaba mucho más de lo que parecía, y significaba mucho más. Era un juego de palabras, que contaba todo, lo decía todo, era un cruel destino que solo una mente fría podría adivinar y crear. Pero la verdadera pregunta era, ¿por qué? Y esa pregunta rondaba en la mente de Hoseok, quien se hallaba oculto, no muy lejos de ahí y había escuchado todo el plan enfermizo de Yoongi y Taehyung. Allí supo que las últimas palabras que le había dicho Taehyung el último día de clases, nunca habían tenido tanto significado como ahora. Y al pensar en ellas, sentía su sangre helarse y unas imperios as ganas de llorar.

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La semana había transcurrido lentamente, para desgracia de los dos jóvenes que huían de dos personas mayores que ellos. Se sentían fuertes, pero al verlos caminar juntos o al cruzar miradas, se sentían débiles y vulnerables. Jungkook y Taehyung habían sido suspendidos durante tres días debido a la pelea y Jimin le tocó quedarse solo. Por fortuna, Min Yoongi no lo buscó y eso comenzó a preocuparlo. ¿Cuánto más tardaría en atacar? — Jimin. — Habló Jungkook, el mayor lo observó. — ¿Qué pasa, Kookie? — ¿Irás con tu madre en la tarde? — Susurró Jungkook. — Eso espero, ¿por qué? — ¿Crees que podrías ir a la papelería y comprarme más marcadores? Jimin asintió, Jungkook agradeció en silencio y volvió la Vista al pizarrón. Ambos chicos estaban golpeando sus cuadernos con sus plumas y es que sí, para joder el último curso escolar, les había tocado estar con Min Yoongi y Kim Taehyung. ¿Coincidencia? ¡Claro que no! ¡Ellos podían elegir en qué salón estar! — Taehyung te está viendo. — Susurró Jimin mientras seguía escribiendo para disimular. Jungkook se tornó ligeramente rojo y volteó un poco a la derecha a través de su hombro. En efecto, Kim Taehyung le tenía clavada la mirada sin disimular ni un poco. Jungkook volvió la vista al frente sintiendo su corazón latir desenfrenado en su interior y aquello le molestaba. Le molestaba sentir aquel calor y aquel hormigueo en su estómago. — Yoongi te ignora. — Susurró el menor. — Lo sé. — Contestó Jimin. — ¿Estás feliz?

Jimin no contestó, solo volteó a ver rápidamente a Jungkook y suspiró para seguir escribiendo. El salón estaba extrañamente silencioso y la tormenta que había afuera le daba un aspecto bastante frío e inquietante. La profesora estaba corrigiendo unas cosas en el escritorio y los demás anotaban en silencio. — ¿Alguien podría ir a la biblioteca a hacerme fotocopias? Preguntó la profesora y levantando la mirada. — Yo. — Se ofreció Jimin levantando la mano al instante. — Gracias, joven Park. — La mujer asintió, Jimin asintió. — Necesito que alguien más te acompañe. — Yo. — Jungkook alzó la mano. — Ya parece que dejaré que los dos mejores amigos salgan. — Contestó la profesora con ironía. Taehyung golpeó el codo de Yoongi con el suyo, el mayor volteó a verlo molesto, pero al ver la sonrisa de Taehyung comprendió. Observo a Jimin y levantó la mano. — ¿Joven Min? De acuerdo. — La profesora le dio su credencial a Jimin. — No quiero que tarden mucho. Taehyung esbozó una sonrisa y Jungkook inmediatamente se tensó. Jimin estaba Viendo el suelo, incapaz de reaccionar, mucho menos al sentir a Yoongi colocarse junto a él. Como el menor no reaccionaba, Yoongi tomó la credencial y se acercó a la puerta. Jimin mordió su labio inferior y se dirigió a la puerta, ambos chicos salieron. El olor a humedad inundó sus fosas nasales. El cielo se estaba cayendo, los truenos rugían de forma bastante inquietante y sin duda alguna el cielo se había tornado negro, ni una pizca de luz Se asomaba entre las espesas nubes. — ¿Avanzamos? — Preguntó Yoongi molesto.

Jimin apartó la Vista de la lluvia y comenzó a caminar junto a él, sintiendo el aire pesado. Comenzó a jugar con sus manos mientras bajaban las escaleras y cruzaban un pasillo para evitar salir por el patio y mojarse. Jimin se tensó, porque sabía que en ese pasillo a esta hora no había nadie ya que eran las aulas de biología, los laboratorios y las cosas de limpieza. Avanzó con terror, sintiendo que algo muy mala tramaría el chico a su lado. Yoongi sin embargo, se hallaba sonriente, ver tenso a Jimin y caminar más rápido mostraba claramente que el menor no era idiota y se daba una idea delo que podía llegar a pasar. Esperó a que llegaran casi al final del pasillo, cuando Jimin finalmente se relajó y finalmente explotó. Si Jimin creía que estaba a salvo, estaba muy equivocado. El menor iba a dar vuelta a la derecha para bajar las escaleras pero fue bruscamente tomado del brazo y jalado. Pegó un brinco y apenas pudo reaccionar cuando vio a Yoongi abrir la puerta del aula junto a ellos y tirar de Jimin para meterlo, aventarlo contra la mesa y cerrar con llave. Jimin abrió sus ojos asustado y comenzó a alejarse mientras veía a Min Yoongi acercarse a él sin decir absolutamente nada. Retrocedió más rápido pero no pasó mucho hasta que sintió la pared, observó a la derecha pero no tenía a dónde huir. ¿Saltar por la ventana o enfrentar a Yoongi? Ninguna sonaba bien. — ¿Tienes miedo? — Susurró Yoongi mientras se acercaba a él y lentamente lo acorralaba contra la pared, poniendo sus brazos a los costados del menor y se inclinaba hacia adelante. — Min... — Suplicó Jimin. — P-por favor... Por favor no hagas esto, haré lo que sea, pero por favor no me hagas daño. No quiero más daño, por favor Yoongi. — ¿Te gustan los animales, Jimin? — Yoongi esbozó una sonrisa. — ¡Yoongi! — Exclamó Jimin aterrado. — ¡Yoongi todo menos eso, por favor!

— Te pregunté algo. Jimin sintió su labio inferior temblar un poco, el aire comenzó a faltarle. — Sí. M-me gustan los animales, Yoongi. — Habló en voz baja. — ¿Quieres jugar a los animales? — Preguntó Yoongi con una sonrisa socarrona. — Como cuando éramos niños, ¿lo recuerdas? — Yoongi, debemos ir a la biblioteca. — Susurró Jimin con temor. — Le diré que te golpeaste y te llevé a la enfermería, así no le miento completamente. Jimin trató de empujarlo pero Yoongi no se lo permitió. Observaba divertido el miedo de Jimin en sus ojos. El menor supo que batallar era inútil así agarró a Yoongi de la camiseta con súplica. — Yoongi, por favor. — Yo extraño jugar contigo, ¿tú no? — Yoongi sobó su mejilla y lo obligó a levantar la mirada. — Extraño tus preciosas lágrimas rodando por tus mejillas, extraño tus expresiones de dolor... — Yoongi se acercó más a él. — ¿Tienes idea de qué tan excitante era para mí verte así? Jimin se había tornado violentamente rojo. Yoongi se había separado de él bruscamente, permitiéndole respirar tranquilamente. — Recuerda, no puedes salir. Si lo haces, Jungkook pagará muy caro. — Yoongi dirigió las manos a sus pantalones. — Puedes correr, los azotes dependerá de qué tanto dures. Serán en total veinte, con cada minuto que pase será uno menos. Cuando te atrape, veremos cuántos deberé darte. — No hablas en serio... — Jimin tragó saliva secamente y sintió su respiración agitarse. — Muy en serio. — Yoongi retiró la mano de sus pantalones y observó el cinturón de Jimin. — Es más, te azotaré con tu propio cinturón, así cada que lo veas te acordarás de mí y este día. — ¡No! — Gritó Jimin. — ¡Haré lo que sea, pero por favor, esto no!

Yoongi se mantuvo en silencio viendo el suelo y finalmente levantó la mirada, cruzándola con Jimin. El menor se asustó al ver el brillo enfermizo que desprendían sus ojos. — ¿Lo que sea? — Repitió Yoongi. Jimin se había callado abruptamente sintiendo su corazón estrujarse. — Lo que sea... — Repitió Jimin. Yoongi frotó su barbilla y se acercó a Jimin. Le pidió que avanzara unos pasos, algo que el menor obedeció con miedo. Yoongi comenzó a dar vueltas alrededor de él mientras lo veía de pies a cabeza, frotando su barbilla. Finalmente se detuvo frente a Jimin y después de unos segundos finalmente habló, con un tono gélido que estremeció al menor. — Quítate la ropa. De todas las cosas que Jimin esperaba escuchar, aquella la tomó por sorpresa. Observó a Yoongi con una ceja alzada, creyendo haber escuchado mal. — Quítate la ropa. — Repitió Yoongi lentamente al ver la mirada de confusión del otro. — Puedes quedar en ropa interior si gustas, o desnudarte, ambas están bien para mí. — ¿Qué? — Susurró Jimin abriendo mucho sus ojos. — ¿Quieres jugar al venado entonces? Jimin negó con la cabeza, Yoongi sonrió. — Bien, entonces hazlo. — Ordenó Yoongi fríamente mientras se apoyaba en la pared con los brazos cruzados. Supo que el mayor hablaba muy en serio, pero no se atrevía a preguntar por qué. El jamás se había expuesto así a alguien, ¿por qué ahora? ¿Por qué con él? Muchas preguntaban rondaban en su cabeza y el miedo poco a poco se convertía en incomodidad y hasta cierto punto, vergüenza. Le dio la espalda a Yoongi y dirigió con temor las manos a sus pantalones, pero Yoongi lo volvió a interrumpir.

— Quiero que me veas mientras lo haces. Jimin mordió su lengua y un extraño sentimiento de adrenalina comenzó a recorrer cada fibra de su cuerpo erizando sus vellos. Estuvo unos segundos dudando y finalmente se volteó para ver a Yoongi que seguía en la misma posición. —Yoongi... — Volvió a suplicar Jimin. — Vuelves a abrir la maldita boca, Jimin, y te juro que te la destrozaré a golpes. — Contestó con un tono tan cruel que Jimin casi le dan ganas de llorar. Sin decir más y sintiendo las lágrimas amenazando sus ojos, dirigió las manos al inicio de su camiseta y después de contar hasta tres mentalmente, comenzó a retirarla de su cuerpo dejando poco a poco su piel al descubierto. La desprendió con vergüenza y buscó con la mirada dónde dejarla, pero como no había muchas opciones, la aventó a la mesa que se hallaba a un par de pasos de donde estaba. Observó a Yoongi nuevamente, quien no veía su cuerpo, sino su rostro. Era aterrador porque no mostraba nada con la mirada, Jimin sentía estar frente a una piedra o un fantasma. Se agachó para quitarse el tenis y calcetines que traía puestos para después reincorporarse y aventarlos a la esquina. Se mantuvo congelado unos pequeños segundos mientras observaba sus pantalones, y cuando iba a desabrocharlos sintió a Yoongi moverse. — Bien, esto es un fastidio. — Susurró molesto el mayor mientras se acercaba peligrosamente a él. Jimin sintió que ardía al ver que Yoongi lo jaló del borde sus jeans y él mismo comenzó a desabrochar sus pantalones. Sintió un escalofrío y vio las ágiles manos del mayor tomar los bordes y comenzar a bajar sus pantalones. Jimin suprimió un grito y se alejó de Yoongi para quitarse la prenda de su cuerpo con vergüenza. Al sentirse completamente expuesto, no pudo evitar cruzarse de brazos y bajar un poco la mirada para cubrir su cuerpo y rostro que se hallaba rojo y empapado de lágrimas.

Yoongi retiró sus brazos con brusquedad, pero Jimin no levantó la mirada. Al sentir la mano de Yoongi en su barbilla y obligarlo a levantarla, comenzó a temblar. Yoongi negó con la cabeza y volvió a dar vueltas alrededor de él, observando su cuerpo casi desnudo a detalle, perdiéndose en la blancura y Virgen piel del muchacho. Después de unos segundos se detuvo y esbozó una gatuna sonrisa. — No va a dolerte mucho. — Rió Yoongi con cinismo. — Si haces exactamente lo que yo te pido, no seré muy cruel. Jimin vio que Yoongi sacó de su bolsillo del pantalón una navaja suiza, abrió mucho más sus ojos al ver el filo que Yoongi había sacado sin dudar ni un poco. Pensó en huir, salir corriendo, pero por alguna extraña razón, su cuerpo no respondía. Se mantuvo firme, viendo aquel objeto con cierto brillo curioso en sus pupilas. — Si te relajas, quizás llegues a disfrutarlo.— Susurró Yoongi colocándose detrás de él y acercándose a su oído haciendo a Jimin tragar saliva. El menor se mantuvo inmóvil y sintió la punta de la navaja en su nuca y lentamente ir bajando por toda su espalda, haciendo que se sacudiera y tuviera un escalofrío excitante y se relajara. Le había gustado. Siguió sintiendo la navaja moverse por su espalda y brazos, sin hacer ningún corte, solamente rozando la suave piel. Recorrió sus hombros y lentamente Yoongi se fue moviendo para quedar frente a él. Colocó la navaja en la zona púbica del menor y allí fue subiendo lentamente. Jimin veía al costado, sin osar ver a Yoongi a los ojos, pero cuando sintió el frío metal contra sus pezones, pegó un pequeño brinco. Mordió un poco sus labios al sentir el frío filo contra aquella zona sensible y un jadeo casi escapa de su boca cuando Yoongi comenzó a hacer pequeños círculos alrededor de ellos con la punta, haciendo a Jimin morder más fuerte sus labios y respirar pesadamente, sintiendo cosquillas en su nuca.

Yoongi sonrió ante la reacción corporal del menor y pasó el filo ahora por el cuello de Jimin, sobándolo y recorriendo lo largo hasta su barbilla. Jimin sentía aquellos escalofríos recorrerle y enfocarse más en su nuca. Su cuerpo comenzó a relajarse y a reaccionar a aquel estímulo que era extrañamente placentero, pese a que sabía que podía morir en cualquier segundo si Yoongi hacía un corte profundo. — Pareces disfrutarlo. — Yoongi soltó una fría carcajada. — Ah, Jimin se excita al sentir las cosas filosas recorriendo su cuerpo. El menor no pudo evitar volverse a tornar rojo. — No... Yo no... — Comenzó pero Yoongi se había vuelto a colocar detrás de él. — Deja de engañarte a ti mismo. — Susurró Yoongi acercándose nuevamente a su oído. Jimin al sentir su tibio aliento, mordió sus labios. — Te encanta. — Mentira. — ¿Apuestas? — Estás enfermo... — Y tú también por gozarlo. Mira cuán masoquista eres, muñeco. Jimin se volvió a tensar un poco al sentir un corte en su hombro bastante cerca de su cuello. No pudo evitar soltar un jadeo de dolor. Apretó sus puños al sentir el picor y nuevamente la navaja volver a abrir la piel, haciendo un segundo corte sobre el primero y haciéndole soltar un chillido de dolor. — ¡B-basta! — Suplicó Jimin. — ¡YOONGI POR FAVOR DET...! Pero al sentir los cálidos labios de Yoongi besar la zona, se tensó por completo, olvidando lo que iba a gritar. Sintió al mayor abrazarlo por detrás, tomándolo de su cintura y allí entrelazando sus dedos para pegarlo a él. Jimin sintió su aire irse cuando sintió la lengua de Yoongi lamer su hombro y succionar, haciéndolo ahora soltar un gruñido, pero no precisamente de dolor. Aquel ardor era algo que sin duda le incomodaba, pero la lengua de Yoongi y su contacto piel con piel comenzaba a confundirlo a él y a su cerebro. Sentía aquella

excitación recorrerlo, el calor y los golpes de su cuerpo. El ardor estaba, pero conforme más intenso sentía el dolor, la electricidad recorriendo su cuerpo era más intensa. Una sensación única que lo relajó al instante y le hizo hacer su cabeza de lado para permitirle a Yoongi un mejor acceso. El mayor sonrió. — ¿Te gusta? — Susurró Yoongi acercándose a su cuello y allí comenzando a besarlo con intensidad, hambriento. — Mmh. — Jimin apretó sus labios para no dejar que aquellos jadeos siguieran escapando de su boca. Aquello parece que excitó más a Yoongi porque dirigió las manos a los pezones del menor que se hallaban duros y los pellizcó con fuerza. — ¡Ah! Un jadeo de dolor placentero fue nuevamente liberado de sus labios. ¿Cómo podía? ¿Cómo aquella tormentosa combinación se había apoderado de su cuerpo? ¿Disfrutar el dolor? ¿Realmente disfrutar el dolor? Al sentir las manos de Yoongi recorrer su torso nuevamente y los labios sobre sus heridas, sintió un colapso mental y corporal. Sintió la marea de la confusión arrastrarlo furiosamente a la locura, directo al profundo dolor abrazado a las chispas del deseo. Y lo supo, allí lo supo. Supo que jamás había escapado y ahora corría más peligro que antes, porque lo estaba disfrutando, lo estaba excitando. Aquel ardor ansiaba sentirlo de nuevo y por eso no se quejó cuando Yoongi comenzó a hacer más pequeños cortes en su piel para después lamer la sangre que escurría y chupar sus heridas con fuerza. Cerró sus ojos y abrió sus labios para jadear en voz baja, sintiendo el delirio de la lengua magistral de Yoongi moverse por su cuerpo... Mientras era drenado lenta y dolorosamente.

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Sus manos recorrían con lentitud su dura erección, sobando con sus dedos el glande y haciendo una ligera presión en él. Dejó escapar un gemido entrecortado y se mordió los labios los labios mientras cerraba con fuerza sus ojos con fuerza y comenzaba a jadear con más fuerza conforme aumentaba el ritmo y hacía más presión, dejándose llevar vergonzosamente placentera. Sin embargo sus movimientos seguían siendo tímidos y delicados, el sonrojo en sus mejillas lo hacían verse tremendamente adorable y delicado. Juntó sus piernas y siguió tocándose, liberando gemidos cada vez más agudos y suspiros temblorosos al ver que su erección se volvía más sensible al tacto y rojiza. — Yoongi... —Jadeó en voz baja. —Y-Yoongi-ah... Siguió moviendo su mano con más fuerza, arqueando su espalda y ahogando más gemidos. Sus manos se movían desesperadas por su cuerpo para finalmente llegar a su ansiado clímax. Presionó más sus dientes contra su labio inferior y apretó sus ojos al momento en que se sintió correr. Enterró su rostro en sus sábanas blancas y sacudió violentamente su cuerpo al sentir su tibio semen escurrir de su mano. Aquello le hizo lloriquear y temblar entre suspiros. Sus labios se hallaban rojizos y brillantes debido a la saliva que se hallaba en ellos, así que se los relamió y aspiró profundamente el olor de su cama. Abrió sus ojos que se hallaban brillantes de placer, con sus pupilas dilatadas y el cuerpo ligeramente sudoroso. Se tornó completamente rojo al pensar nuevamente en lo que había hecho y sobre todo el nombre que se había escapado de sus labios. Apretó sus labios y ahogó un chillido agudo en su garganta y se levantó de la cama. Cogió unos pañuelos que se hallaban en su escritorio y comenzó a limpiar su pequeño desastre.

Soltó un pequeño suspiro cuando finalizó y tiró el pañuelo a la basura. Se colocó su pijama y se deslizó dentro de su cama aún con los ojos muy abiertos y pensando seriamente en lo que comenzaba a pasarle. Habían pasado cuatro días desde que Yoongi le hizo unas cortaduras después de que salieran a "imprimir" las hojas de la profesora. Terrible, sin duda terrible. Siguió dando vueltas en su cama cuando escuchó un mensaje llegar. Se reincorporó y cogió su teléfono que se hallaba cargándose y lo desbloqueó para entrar a WhatsApp. Se sorprendió bastante al ver que le había llegado un mensaje de Min Yoongi. Tenía su número ya que el mayor le había literalmente exigido que se lo diera. "¿Estás despierto?" Jimin pensó en ignorar el mensaje pero ya había entrado al chat y saldría el visto. Apretó su labio inferior y que contestó sí. Yoongi vio el mensaje pero se demoró un rato en contestar. Jimin salió de la aplicación y checó algunas notificaciones para perder el tiempo. Cuando el mensaje de Yoongi llegó, sintió su corazón nuevamente frenarse. "Baja y no hagas ninguna maldita pregunta" Jimin alzó una ceja entre confundido y asustado. Soltó un bufido y se levantó de la cama para colocarse una sudadera sobre su playera de pijama color gris. Se quedó también en el pantalón negro para dormir y se puso rápidamente tenis. Agarró las llaves en su escritorio y abrió la puerta de su cuarto; su madre ya se había ido a dormir. Cerró la puerta de su cuarto en silencio y se deslizó por la sala hasta la entrada principal. Abrió la puerta con lentitud para no hacerla rechinar mucho y salió. Cuando estuvo en el pasillo del edificio, soltó un suspiro de alivio y cansancio, bajó las escaleras con rapidez y se dirigió a la entrada principal para salir a la calle. Una vez afuera, se abrazó a sí mismo viendo de izquierda a derecha.

Finalmente observó a Min Yoongi en la esquina, sentado en una de las bancas del parque. Tragó saliva y lentamente se fue acercando a él, Yoongi levantó la mirada cuando lo tuvo enfrente. — ¿Por qué viniste a verme? — Preguntó en voz baja Jimin. — Te necesito. — Contestó gélidamente Yoongi, Jimin sintió su piel erizarse. — ¿Por qué? — Preguntó ligeramente asustado. Yoongi se levantó de la banca quedando a su altura, a lo que Jimin tragó saliva pesadamente. Yoongi lo tomó de ambos brazos y lentamente lo fue haciendo hacia atrás hasta que Jimin chocó con un árbol. Soltó un suave quejido y levantó la vista a Yoongi , quien había comenzado a sonreí. — ¿Qué vas a hacerme? —Preguntó en un hilo de voz el menor. — Si aprendes a disfrutarlo será ganancia para ambos. —Ronroneó Yoongi aspirando su olor cerca de su cuello. —Yo disfruto castigarte y si aprendes a disfrutar mis castigos, te prometo que jamás volverás a encontrar a alguien que te haga sentir tan bien como yo. — Me estás asustando. —Jimin bajó aún más el tono de voz. — Te encanta. —Yoongi rió. —Ah, cuando éramos niños qué agradable era para mí verte llorar y suplicar. Jimin se tensó al escuchar aquello. Yoongi se separó de él y lo obligó a verlo, tomando con fuerza sus mejillas. — Escúchame bien, Jimin. —Su gélida voz había vuelto. — Cuando era un niño pude ser de una manera, pero ahora las cosas han cambiado. Disfruto lastimando a la gente, me excita ver las lágrimas como no tienes idea. —Su agarre se hizo más firme haciendo a Jimin temblar. — Yo no he terminado contigo y te falta mucho aún. Yoongi esbozó una tétrica sonrisa acercándose más a él. — Vas a ser mi muñeco, Jimin.

El menor se heló por completo y abrió más sus ojos denotando un gran miedo. Yoongi sonrió en grande, porque pese a ese terror que vio en los ojos de Jimin, pudo ver sus pupilas brillantes de curiosidad. Aquel brillo enfermizo que suplicaba dolor. — ¿C-cómo voy a ser t-tu muñeco? —Tartamudeó. — Es fácil. —Yoongi lo soltó. — Solo cumplirás mis caprichos impulsivos y me dejarás usar tu cuerpo a mi antojo. — ¡No! —Exclamó Jimin. — ¡Eso jamás! — Si no eres tú. —Yoongi volteó a verlo con burla. — No tendré ningún problema en ir tras Jungkook. El muchacho también es bastante atractivo, tiene lindos labios y esa actitud rebelde... Ah... tan hermoso. —Se relamió. Jimin tomó del brazo a Yoongi con fuerza haciendo que el mayor se tensara y lo observara amenazante. — Le diré a la policía. Conmigo haz lo que quieras pero no te metas con Jungkook. —Amenazó. — Suéltame. —Los ojos de Yoongi estaban completamente oscurecidos. Jimin lentamente lo fue soltando. — ¿Crees que no pensé en eso? Eres tan ingenuo. —Yoongi soltó una pequeña risa. —Tengo un contrato vía legal para ti. Una vez que firmes no podrás hacer nada para hundirme. Jimin apretó sus puños y lo observó fijamente. Le asqueaba como Yoongi lo observaba con tanta crueldad y burla. ¿Por qué era así? — Además. —Yoongi lo tomó de los brazo y jaló para que lo rodeara por la cintura. —Te dije que terminaría gustándote. ¿No confías en mí? Jimin estaba increíblemente cerca de Yoongi y aquella cercanía comenzaba a ponerlo nervioso. Relamió sus labios sabiendo que quizás aquello luciría terriblemente mal. No sabía qué decía el contrario, qué podía haber adentro o en qué demonios se estaba metiendo.

— Tu contrato... — Susurró Jimin. — ¿Tiene vigencia? — Seis meses después de su firma. —Yoongi sobó la mejilla de Jimin y vio fijamente sus labios. —Mientras tanto, serás mío y sólo mío. ¿Entiendes? Jimin volvió a morder su labio y un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas. — Solo una última cosa. — Comenzó más sonrojado. — C-cuando hablas de aquel contrato, al decir que puedes hacer lo que quieras hacer con mi cuerpo significa que... — Puedo herirte si quiero. — Interrumpió Yoongi. — L-lo sé, p-pero m-me refiero a-a —Su voz se quebró impidiéndole continuar, ahogado de vergüenza. — ¿Follar? —Yoongi esbozó una sonrisa gatuna. Jimin asintió completamente avergonzado. — Esa ya será tu elección. —Habló Yoongi tranquilamente. —No puedo hacerlo contra tu voluntad, solamente cuando tú me des la autorización podré hacerlo. — ¿Quieres decir que aquello está en mi poder? —Jimin lo observó fijamente a los ojos. — Sí. La escena que había hecho apenas en su cuarto volvió a su mente. Él, masturbándose gimiendo el nombre de Min Yoongi. Oh dios, sus mejillas volvieron a teñirse de rojo nuevamente, por suerte estaba tan oscuro que Yoongi casi no pudo notarlo. — ¿Entonces aceptas? —Yoongi sobó sus labios con su pulgar. Jimin sintió su piel erizarse. Yoongi tomó las manos de Jimin que seguían rodeando su cintura para colocarlas detrás de su nuca, pegándolo más a él hasta casi rozar sus labios. Jimin se derritió y observó con deseo suplicante a Yoongi al sentir su cuerpo contraerse. Yoongi pasó sus manos dentro de la sudadera del menor y su playera para rozar con delicadeza con su suave piel, el menor jadeó un poco. — Oh, olvidé mencionarte un pequeño detalle. — Susurró Yoongi.

— ¿Qué olvidaste decirme? —Los labios de Jimin rozaron con los del mayor en suaves toques y roces que provocaron cosquillas en ambos. — Al final de los seis meses voy a pagarte. Jimin se había quedado sin habla, sintiendo su corazón latiendo con más fuerza. — ¿Pagarme? —Repitió sorprendido. — No es un problema para mí. Jimin sintió su boca secarse y ahora sí todo en él había dado un vuelco de 180 grados. Yoongi siguió sobando su piel desnuda y una mano se retiró para posarse sobre la mejilla del menor. — Con ese dinero podrías ayudar a tu madre que trabaja tanto. — Yoongi usó un tono de voz protector. —Podrías estudiar donde quieras, viajar a varios lados. — Mi mamá... —Repitió Jimin. — Tu madre estaría bien con ese dinero. —Yoongi acunó su rostro. —Solo imagina lo agradecida que estará después de todo lo que ha hecho por ti. ¿No quieres agradecerle eso? — Sí. —Contestó Jimin más seguro. — Entonces hazlo. Se mantuvieron la vista muy profundo durante un largo rato. Finalmente el menor bajó la vista a aquellos labios suaves y se sintió sediento. Yoongi no perdió la oportunidad al ver aquellos gorditos labios que le estaban haciendo delirar. No lo dudó y empujó sus labios con fuerza contra los de Jimin abriéndose paso con lentitud sobre los suyos y entrar en contacto con su lengua. Jimin gimió profundo dentro de su boca y se aferró a su nuca mientras lo sentía besarlo con lentitud. Su corazón latía como loco dentro de él y miles de escalofríos azotaban su cuerpo y espalda. Mierda, los labios de Yoongi eran tan suaves que desearía besarlos todo el día. El beso se tornó más intenso inesperadamente. Yoongi aceleró su respiración y tomó con fuerza a Jimin y mordiendo sus labios. El menor ahogó sus gemidos de

placer y el ambiente se tornó más pesado. Iba a ponerle más chispa mareado por el acto cuando Yoongi se separó para verlo a los ojos. — ¿Lo harás? ¿Por Jungkook y tu madre? — Preguntó el mayor. — L-lo haré... — Jimin se soltó completamente. — S-solo dime c-cuándo necesito ir a firmar y-y... — Te avisaré. — Yoongi volvió a tomarlo de la barbilla. — Yo no puedes hacerte para atrás. — Murmuró. — No lo haré. — Jimin tenía las mejillas rojas. Yoongi lo abrazó. Jimin abrió sus ojos sorprendido pero al instante correspondió hundiendo su rostro en la curvatura del cuello y hombro del mayor. Lo apretó con más fuerza sintiendo su calor corporal y aquel afecto que hace mucho no sentía. Su cuerpo reaccionaba, pero su mente gritaba que esto estaba mal pero no le hizo caso. Sólo quería sentirse amado... amado una vez más. Yoongi por su lado, tenía una vil sonrisa dibujada en su rostro. Sentía al frágil chico tomándolo posesivamente, como un minino desesperado por encontrar una madre. Sintió sus suaves y esponjosos labios sobre su cuello provocando un escalofrío en su cuello. Había sido tan fácil hacerlo caer, Jimin era tan inocente y frágil... El mayor no podía esperar a finalmente destruirlo y arrebatarle aquello tan puro y dulce. Iba a destruir a Jimin, lo haría. Tanto por fuera como por dentro. "La persona sádica quiere escapar de su soledad y de su sensación de estar aprisionada, haciendo de otro individuo, una parte de sí misma"

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Jimin estaba sentado en el patio junto a su único mejor amigo. El menor estaba chupando una paleta color rojo mientras observaba a la nada. Jimin se hallaba acostado en sus piernas con un libro en las manos. Jungkook de vez en cuando le hacía piojito en su suave cabello, relajando a Jimin al instante al sentir los dedos de Jungkook sobre su cuero cabelludo. Ah, era un masaje tan agradable para él. — ¿Ya le preguntaste a tu madre acerca de nuestra salida? —Preguntó Jungkook. — ¿Eh? —Jimin bajó su libro. — El viaje. —Repitió Jungkook. ¡Oh, mierda! A Jimin se le había olvidado por completo preguntárselo a su madre. El menor le había propuesto irse a la playa para las vacaciones de Diciembre y festejar Navidad juntos en una casa de playa que era del tío de Jungkook llamado Will pero Jimin estaba ahora tan concentrado en el contrato de Yoongi y el dinero que no se le había cruzado por la cabeza. —Oh, sí. —Mintió Jimin. — ¿Qué te dijo? —Preguntó Jungkook mientras lo acariciaba. —Que iba a checar. — Jimin se recordó mentalmente preguntarse a su madre en la noche. — Aunque según yo no hay problema. —Más te vale que sea un sí porque mi padre ya compró tres boletos de ida y regreso. — Jungkook le clavó la mirada. —Sí, haré todo lo posible para lograrlo. —Jimin sonrió y asintió. El menor, que era inexpresivo todo el tiempo, simplemente asintió levemente y siguió viendo el patio. Su estómago gruñía y tenía unas terribles ganas de comerse un buffet completo. Palmeó a Jimin para que el mayor se reincorporara. Jungkook se levantó sacudiendo sus pantalones. — ¿A dónde vas? — Preguntó Jimin finalmente temeroso.

— A la tienda a comprarme algo, tengo hambre y tenemos dos horas libres. — Jungkook alzó los hombros. —No te preocupes, voy a volver. Jimin asintió no muy convencido e inclinó sus piernas para abrazarlas. Apoyó su barbilla en su rodilla y vio como Jungkook se alejaba. Observó de reojo el entorno, Min Yoongi estaba bastante tranquilo platicando con un chico que apenas lo volteaba a ver. Jimin soltó un suspiro pesado y retomó su lectura mientras esperaba por su menor. Jungkook por su lado, iba tranquilamente cruzando los pasillos para ir al patio trasero. Ese al que casi nunca iba pero donde estaba la tienda de la escuela. Ingresó viendo que estaba casi vacío, a excepción de dos chicas que estaban riendo mientras que platicaban de quién sabe qué. — ¿Me puede dar dos barritas y un jugo? — Preguntó Jungkook. — El jugo se hace, ¿quiere esperar? — Preguntó la vieja señora que lo atendía. — Espero. — Jungkook asintió. La mujer le dio las barras y se fue a la parte trasera donde estaban las frutas. Jungkook se recargó, apoyando sus codos mientras suspiraba. Sin embargo, se reincorporó y observó a su derecha con una ceja alzada a ver quién estaba junto a él. — Hola Jungkook. ¿Ya hace hambre? —Kim Taehyung se hallaba recargado contra la barra y cruzado de brazos, observando sonriente a Jungkook. Llevaba una gorra puesta a la inversa y una camisa a cuadros blanca y azul, jeans ajustados y zapatos, bueno, Jungkook ya no vio más abajo. Le clavó la mirada al mayor, sintiendo su sangre calentarse. Desvió la mirada. — ¿Vas a ignorarme? — Taehyung ladeó su cabeza e hizo un puchero. Jungkook siguió sin contestar. Taehyung lo agarró de la barbilla para que lo viera pero Jungkook le soltó un tremendo manotazo que le hizo hacer una mueca de enfado.

— No me toques. — Dijo Jungkook amenazante clavándole duramente la mirada. — ¿Qué mierda quieres? — Hacer las paces. — Taehyung lo observó fijamente también. Jungkook alzó su ceja y frunció su nariz. Negó con la cabeza, visiblemente molesto. O enfadad o. — Que te den. — Murmulló molesto. — Escucha. — Taehyung se acercó más a él y soltó un suspiro. — La realidad es que yo no quiero estar mal contigo... yo... Jungkook lo observó nuevamente, Taehyung estaba frotando el tronco de su nariz. — Quiero que comencemos de nuevo. — Soltó finalmente el mayor. —No quiero pelear contigo y mucho menos estar en una guerra constante. Tú... — Se calló abruptamente, tomando un ligero rubor en sus mejillas y que hizo a Jungkook sorprenderse y también ruborizarse. El menor desvió rápidamente la mirada al suelo, incapaz de seguirlo viendo a los ojos. ¿Por qué se había ruborizado? — ¿Tú qué? — Preguntó Jungkook en un hilo de voz. Taehyung lo agarró de los hombros para ponerlo frente a él y que se vieran cara a cara. Jungkook tragó saliva y sudó frío al ver a Taehyung viéndolo con tanta intensidad. El mayor mordió su labio con preocupación. — Tú... me gustas. — Susurró el mayor de forma apenas audible. Jungkook abrió mucho más sus ojos y se congeló. La señorita de la tienda al verlos, prefirió no interrumpir. Simplemente tomó el dinero, colocó el cambio y dejó el jugo, segundos después se alejó. — ¿Q-qué? — Preguntó Jungkook con voz temblorosa y viéndolo sin poder creerlo. — Me gustas muchísimo. Joder, Jungkook eres el mocoso más atractivo que he visto en mi puta vida. — Taehyung sonrió un poco. — Desde que éramos pequeños yo comenzaba a sentir algo por ti... no es mentira. Realmente eres guapo y me gustas. Jungkook se había quedado helado.

— Por eso quiero hacer las paces contigo, antes de que haga algo de lo cual me arrepienta. — Taehyung palideció un poco. — Nadie sabe que estoy hablando contigo... quiero que me creas. — Yo... — Jungkook no sabía qué decir. — N-no sé qué decir,T-tae... yo... — Es algo abrupto, lo sé. —Taehyung finalmente lo soltó. — Pero tenía que decírtelo. Aunque no encuentro la manera de realmente hacértelo saber... Jungkook sentía su corazón latir tan rápido que juró que se le iba a salir del pecho. Trató de calmarse, pero la excitación y felicidad que sentía era algo del otro mundo. Sentía sus hormonas dispararse como locas y nuevamente aquel estúpido sentimiento de amor llenarlo. Joder, aún amaba a Kim Taehyung, ¿a quién engañaba? Seguía locamente enamorado del chico de preciosa sonrisa cuadrada y facciones perfectas. — Déjame invitarte a salir. — Taehyung lo observó fijamente. — Una cita, tú y yo. — ¿Ah? — Jungkook sintió que sus piernas temblaban con tanta fuerza que se derrumbaría. — Una cita. — Repitió Taehyung. — Déjame demostrarte que te quiero. Salgamos el fin de semana. — O sea pasado mañana. —Jungkook no podía reaccionar. — Sí. — Taehyung le dio un trozo de papel. — Ese es mi número, para que nos pongamos de acuerdo. — Pero... es decir, ¿qué mierda? — Jungkook agitó su cabeza. — Hace unas semanas nos agarramos a golpes y ahora llegas y me dices que me amas. No, no tiene sentido. ¿Desde que éramos pequeños? ¡Pero tú estabas con Jennie e Irene! ¡No puedes...! Taehyung puso los ojos en blanco y jaló a Jungkook para pegarlo a él y envolverlo en sus fuertes brazos. Jungkook se calló abruptamente cuando Taehyung lo abrazó, plantando un beso en su cabeza. — Lo siento. — Susurró. — Te entiendo, yo solo quería...

Se calló en seco y apretó más fuerte a Jungkook. El menor sintió nuevamente todo paralizarse. ¿Qué demonios sucedía? — Tengo una mejor idea, para ir de poco en poco. — Taehyung se alejó para verlo. — El domingo hay una fiesta en mi casa, la organicé con los chicos. Ven por favor. — No lo sé, las fiestas no me gustan. — Jungkook negó con la cabeza. — Entonces sal conmigo el sábado. Jungkook soltó un suspiro y negó con la cabeza. — Prefiero ir a la fiesta... quizás así...— Mordió su lengua. — ¿Podríamos ir de poco en poco? — De acuerdo. — Taehyung asintió— Pero, ven por favor. — Le diré a Jimin...— Jungkook hizo una mueca. — Sí, claro. — Taehyung sonó un poco seco. — Con tal de que vengas, seré feliz. Jungkook desvió la mirada aún ruborizado. Taehyung le extendió lo que había pedido en la tiendita. Jungkook lo agarró y le dio una última mirada antes de alejarse con los pasos torpes y un enorme rubor en sus mejillas. Cuando sintió perder de vista a Taehyung, soltó un pequeño grito y corrió hacia donde estaba Jimin, con el corazón en la boca. — ¡Jimin! — Llamó pero se detuvo frente al árbol al ver que no estaba. Vio el libro y su mochila, así que estaba cerca. Jungkook soltó un suspiro y después de observar el entorno y asegurarse de que no estaba, se sentó. Sentía todavía sus mejillas rojas y su respiración acelerada. Pero ahora quedaba tranquilizarse.

— ¿Por qué me llamabas, Yoongi? — Preguntó Jimin mientras terminaba de subir las escaleras del primer piso y se acercaba a Yoongi quien estaba recargado en la pared. — Hablar. — Contestó fríamente el otro. Jimin se acercó un poco más a él, hasta quedar ligeramente cerca. El menor se cruzó de brazos y observó al mayor con

impaciencia. — El contrato. — Yoongi sonrió finalmente. — Necesito que vengas el domingo a firmarlo. Vio que el mayor guardaba su teléfono en su bolsillo, pero no le quitó la vista de encima a Jimin. — ¿Por qué el domingo? — Preguntó Jimin. — Puedo ir mañana o el sábado. — Estaré ocupado. — Yoongi negó con la cabeza. — Necesito que nos reunamos el domingo. Jimin soltó un pequeño suspiro. — D-de acuerdo... pero...— Volvió a ver a Yoongi. — Sigo sintiendo que esto está mal. Y es extraño. — Ah, muñeco, no debes sentirte así. — Yoongi se acercó a él para acunar el rostro del menor entre las grandes suyas. — Ya hablamos de mamá y todos los beneficios que te traerá. Seis meses no debe ser nada para ti. — Pero... — Yoongi colocó su índice en sus carnosos labios. Jimin calló. — Solo piensa en la cantidad de gente que podía tener esta oportunidad. Gente que se muere de hambre o tiene escasos recursos hace todo lo posible para conseguir un poco de dinero. Pero yo te elegí a ti, porque vi algo en ti. Te estoy ofreciendo algo que muchos desearían tener, ¿y quieres rechazarlo así nada más? — No, yo no...— Jimin sintió sus ojos arder. — Y no quiero que sean ellos. Quiero que seas tú. — Yoongi lo seguía observando. — A mí me hubiera encantado encontrar a alguien que me ofreciera tanto. — Pero mi cuerpo... — Solo jugaré un poco con él, las heridas se curan. ¿Tanto te preocupa eso? — Yoongi alzó una ceja. — Vaya, Jimin, te creí más fuerte. — ¡Yo soy fuerte! — Exclamó Jimin molesto. — Tu madre tan segura y fuerte y tú tan asustadizo y cobarde. Ella que tanto te ha dado... — ¡No es cierto! — Gritó Jimin furioso. — ¡Iré a firmar el domingo, ya te lo dije!

Yoongi esbozó finalmente una sonrisa. Allí estaba lo que quería escuchar. — Muy bien. — Asintió. — Entonces te daré la dirección el sábado para que vayas. Recuerda ir solo, avísale a tu madre por si tardas. — ¿Qué tanto puede tomar firmar un contrato? — Jimin lo observó confundido. — Ya te di mi consejo. Tú decides si tomarlo o no. Jimin asintió levemente. Yoongi lo seguía viendo. — ¿Ya puedo irme? — Preguntó tímidamente. — Solo una última cosa. — ¿Qué? — Acércate. — Yoongi le hizo una seña para que se acercara. Jimin sintió su corazón retumbar y dar un vuelvo mientras se acercaba más al mayor, casi hasta rozar sus pechos. Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando Yoongi lo tomó de la mejilla para depositar un beso en la comisura de sus labios, Jimin sintió un escalofrío. — Ahora sí ya puedes irte, muñeco. — ¿No va a besarme? Yoongi alzó un poco su ceja, pero Jimin parecía estar preguntando en serio. Lo observaba fijamente, con ojitos de cachorro abandonado y un leve puchero infantil. Yoongi suspiró cansado y tomó a Jimin de la nuca para pegar sus tibios labios con los húmedos y fríos del menor. Jimin sintió el calor expandirse por su cuerpo y finalmente se sintió tranquilo al sentir sus labios moverse, haciendo chasquidos. El mayor fue quien se separó, Jimin se ruborizó más y relamió sus labios. — Gracias. — Susurró. — Adiós, Yoongi. El menor le dio la espalda y bajó casi corriendo las escaleras. Se dirigió al árbol donde vio a Jungkook tomándose su jugo. Sus ojos se iluminaron al verlo. — ¡Jimin! — Llamó Jungkook. — ¿Qué pasó? ¡Estás rojísimo! — Exclamó Jimin riendo y tomando sus mejillas.

— ¿Ah? Nada. — Jungkook rió. — Debe ser el sol, ¿dónde estabas? — Fui al baño. — Mintió Jimin. — ¿Qué querías decirme? — ¿Quieres ir a una fiesta? — Preguntó Jungkook. — Oh, sería divertido. ¿Quién te dijo? — Preguntó Jimin curioso. — Oh, me enteré por Chanyeol. — Mintió también Jungkook. — Es el domingo y quiero ir contigo, ya sabes. — ¿El domingo? — Jimin borró su sonrisa. — Oh... lo siento, Jungkookie. No puedo. — ¿Por qué? — Preguntó Jungkook alzando una ceja. — Estoy ocupado, salgo con mi mamá. — Volvió a mentir Jimin. — Oh. — Jungkook hizo una mueca. — No te preocupes, encontraré con quién ir. — ¿Por qué es tan importante esa fiesta? — Quiero ir a una. — Volvió a mentir Jungkook. — A ti no te gustan las fiestas. — Me entraron las ganas. — Rió. — Entonces te deseo mucha suerte, tienes mucho cuidado. — Jimin sobó su mano. — La tendré. Mucha suerte con tu mamá. Jimin sonrió un poco y desvió la mirada, Jungkook hizo lo mismo y volvieron a sus actividades anteriores, ignorando el sentimiento de incomodidad que se instalaba en sus pechos. — ¿Lo citaste el domingo? — Preguntó Taehyung quien se hallaba en el piso de arriba junto a Yoongi ambos viendo desde la altura a los jóvenes. — Eso hice. Asegúrate de que Jungkook si vaya a la fiesta. — Contestó fríamente Yoongi. — Que valga la pena que lo retenga tanto tiempo. — Solo mantén a Jimin lejos todo el día. — Taehyung se cruzó de brazos. — Yo me encargo del resto. Yoongi asintió y siguió viendo a Jimin en silencio. Taehyung hizo lo mismo pero con Jungkook sin dejar de pensar en lo que estaba a punto de hacer. Pero no se

arrepentiría, claro que no, había estado soñando en secreto con ese momento, era su oportunidad. Mentiras, mentiras en todos lados... Las cosas se pondrían realmente feas, cuando las verdades salieran a la luz.

|16

Decir que Jeon Jungkook no estaba hecho un tremendo manojo de nervios, sería la mentira más grande que se ha dicho en todo el libro. Qué va, la piernas le temblaban con cada paso que daba en dirección a la casa y casi podía sentir el vómito en su boca. Sus entrañas se removían de forma desagradable debido a los nervios y su garganta se hallaba completamente seca al igual que sus labios. Se relamió ajustándose la corbata que llevaba para relajarse un poco y lentamente se acercó al patio. Habían muchas personas afuera con vasos rojos y gritando, besándose o bailando. Unos carcajeaban, otros fumaban y unos estaban haciendo quién sabe qué. Pero eso no era lo que le preocupaba a Jungkook, en realidad él había ido a esa fiesta y se sentía terriblemente ansioso. No quería tener una mala noche, no quería, así que suplicó que fuera una buena noche. Antes de entrar por la parte de atrás, revisó su teléfono para ver si Jimin ya había contestado los miles de mensajes que le había mandado. Su mejor amigo quizás se hallaba ocupado ya que no había dado señales de vida desde la mañana, pero Jungkook decidió no presionar más. Le mandó unos últimos mensajes y finalmente se introdujo en la bola de gente. "Venga ya relájate" Pasó detrás de muchos chicos y chicas que bailaban y tomaban quizás demasiado, pero Jungkook no se enfocó en aquello, realmente estaba desesperado por encontrar un rostro conocido con el cual colarse en lo que encajaba. Quizás tuvo más suerte de la que pensó. — ¿Jungkook? — Llamaron casi en un grito. El castaño se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con Patrick quien estaba bastante sonriente con Miranda a su lado. Jungkook sintió cierto alivio e hizo una pequeña sonrisa amistosa mientras se acercaba a ellos.

— ¡Qué milagro verte por acá! —Irene esbozó una sonrisa. — No creíamos que fueras a venir. — Pues aquí ando. — Jungkook se acercó más a ellos. — No debiste venir tan formal, dios Jungkook. — Jackson río al verlo con un traje. — Te queda bien, pero es una fiesta, no una gala. Jungkook hizo una media sonrisa y observó el entorno. — ¿Taehyung no está? — Preguntó al ver no hallar rastros del mayor. — ¿Tae? — Jackson observó también el entorno. — Lo vi hace rato pero quién sabe dónde está. Lo vi subir a la recámara con unas cosas, de ahí en fuera no. ¿Por qué? — Curiosidad. Digo, es su fiesta. — Se excusó Jungkook. Después siguieron conversando de diversas cosas y poco a poco la gente se les fue uniendo, haciendo que la bolita de gente creciera. Se hallaban parados cada uno con sus bebidas debatiendo, bromeando y riendo. Jungkook se sentía extrañamente bien, no todo resultó ser tan catastrófico como creía. — Oye Jungkook, ¿por qué no trajiste a Jimin contigo? — Preguntó Jackson quien se había unido poco después. — Es extraño que tanto él como Min desaparecieran, ¿no? Los demás soltaron una risa. Jungkook sonrió un poco. — El salió con su madre, por eso. — Contestó Jungkook. — Oh, con razón. — Jackson sonrió divertido. Las horas siguieron transcurriendo con rapidez. Por desgracia el menor aún no hallaba rastros del anfitrión y aquello comenzaba a ponerlo ligeramente nervioso. No es que quiera estar pegado a él toda la noche, bueno, en realidad sí quería eso, pero más que nada ver qué tan dispuesto estaba el otro a segur al pie de la letra eso de "hacer las paces". Y como si la vida hubiera escuchado sus plegarias, no pasó mucho hasta que Kim Taehyung apareció riendo con unas chicas y otros chicos. Su precioso cabello café le

caía en la cara y debido al sudor se veía condenadamente sexy y más con su ropa tan bien combinada. — ¡Jungkook! — Exclamó el mayor viéndolo. — ¡Viniste! ¿Por qué no me avisaste? — Oh yo...— Jungkook no supo bien qué contestar, y no pudo pensar tampoco con mucha claridad ya que Taehyung se había colocado junto a él con una sonrisa. — No se me ocurrió. — Entiendo, lo siento, yo estaba en el jardín. — Taehyung soltó un suspiro y le dio un trago a su cerveza. — ¿La estás pasando bien? — Eso creo. — Jungkook alzó los hombros. — No resultó tan malo como creía. Taehyung esbozó una sonrisa y lentamente deslizó su mano por el brazo de Jungkook hasta tomar su mano y entrelazar un par de dedos. Jungkook se ruborizó al instante mientras los demás lo veían evitando soltar una risa. — Vamos, acompáñame por algo. — Taehyung tiró ligeramente de él. ¿Cómo negarse? El menor tenía prácticamente corazones plantados en los ojos y se sentía chillar de felicidad. Caminaron entre la multitud hasta llegar a una mesa llena de tragos y otras cosas. Taehyung cogió el vaso de Jungkook y comenzó a colocar alcohol más fuerte en él. Se lo devolvió al menor quien soltó una risa y agradeció. El mayor tomó una pequeña bolsa que guardó en sus pantalones antes de girarse hacia Jungkook. — ¿Quieres ir a sentarte? — Preguntó Taehyung. Jungkook asintió, y así ambos fueron a un sofá. Allí hicieron conversación con otras personas y comenzaron a hacer diversos juegos que prendieron el ambiente, Jungkook no supo en qué momento comenzó a soltar enormes carcajadas y a tomarse a tragos su bebida, su cuerpo se sentía más flojo de lo normal y la boca no le paraba. Tenía a todos increíblemente entretenidos, hasta Taehyung se sorprendió. Carcajadas y ligeros roces comenzaron a hacerse presentes entre ambos chicos quién cada vez se pegaban más, al punto donde Jungkook quedó sentado sobre Taehyung

rodeándolo por el cuello con su brazo y la bebida al aire. Taehyung sobaba su espalda mandando cosquilleos al menor que se sentía en el cielo. ¿Efectos del alcohol? Sí, claro. El reloj marcó la una de la mañana y el ambiente estaba a todo dar. La música más fuerte, algunas luces apagadas, juegos de shots en cada grupo y enormes cantidades de gente comiéndose viva. Jungkook reía y se sonrojaba al ver a las parejas, cosa que provocaba sonrisas en Taehyung debido a la inocencia del muchacho. Jungkook podía enredarse con Marco pero solo por aburrición, no porque realmente lo disfrutara o sintiera algo. Aún seguía siendo demasiado puro, siendo sinceros. — ¡Métele más la lengua!-Gritó Taehyung a una pareja. — ¡Más, más! Jungkook hundió su rostro en el cuello de Taehyung para soltar una risa y ocultar su sonrojo debido a las palabras del mayor. Pudo aspirar su loción y sentir su ardiente piel, aquello le hizo suspirar quizás de forma más enamorada de lo que creyó. Taehyung mordió sus labios al sentir a Jungkook así y siguió sobando su espalda, picándolo de forma juguetona. — ¡No hagas eso! — Rió Jungkook sobre su cuello. — ¡Taehyung! El mayor se levantó un poco y se colocó casi encima de Jungkook para atacarlo con cosquillas. Jungkook cayó sobre todo el sofá soltando enormes risas y enrojeciendo más de lo que ya estaba, sintiendo las manos de Taehyung picarlo y tocarlo sin piedad haciendo que se retorciera debajo de él. — ¡Tae, basta! — Dijo en lágrimas. — ¡Detente! Siguió riendo hasta que sintió que ya no pudo más. Taehyung hizo una pausa también riendo ya que escuchar a Jungkook así le había gustado más de lo que quería. Jungkook tomó aire aun soltando suaves risas y recuperó su aliento poco a poco. Taehyung le volvió a sonreír y picó su danza, Jungkook dio un respingo. — ¡No lo hagas! — Exclamó. — ¡Tae ya!

Pero el mayor parecía haber vuelto a atacar dando pequeños golpes cerca de las costillas y en las caderas. Jungkook daba pequeños brincos con una sonrisa y soltando una que otra risa. Trataba de tomar a Taehyung de las muñecas sin éxito, sus carcajadas volvieron a resonar con fuerza. Por suerte todos estaban en su mundo que no les hicieron caso. — ¡Ya por favor, detente, detente! Soltó otra risa suplicando al mayor hasta que Taehyung se frenó bruscamente. Jungkook lo observó un poco confundido, pero el mayor tenía la vista clavada en él de forma muy intensa. Los dedos de Taehyung se extendieron hasta que fue la palma completa quién rodeó su cadera y lentamente subió hasta su cara. Jungkook tembló de emoción cuando Taehyung sobó su mejilla. — Realmente eres precioso...— Susurró. — Iré arriba rápidamente por unas cosas. — Te acompaño. — Jungkook sonrió La sonrisa de Taehyung se extendió mientras asentía. Cogió su vaso al igual que Jungkook el suyo y se levantaron del sofá para acercarse a las escaleras. Taehyung se frenó poco antes para intercambiar unas palabras con un chico mientras que Jungkook sintió que tocaron su hombro. — ¿Qué haces aquí? Jungkook se confundió un poco ante el tono tan seco de Hoseok, quien lo veía entre asustado y enojado. — Vine a la fiesta, ¿a qué más pude venir? — Contestó él alzando una ceja. Hoseok pasó de ver a Jungkook a ver a Taehyung. Una alarma se encendió en su cabeza y tiró levemente de Jungkook. — No vayas con él, dios Jungkook hazme caso. Taehyung es malo. — ¿Qué? — Jungkook alzó más su ceja. — ¡No subas con él! ¡Vete! — Susurró Hoseok. — Vete antes de que sea muy tarde, te ayudaré a salir.

— ¿De qué hablas? — ¡Hazme caso, nada bueno va a pasar! ¡Taehyung va a hacerte algo malo, tienes que irte! — ¡Jungkook! El menor se volteó para ver a Taehyung quien le sonreía. — ¿Vamos?- — Sonrió amistosamente el mayor Jungkook observó a Hoseok quien le gritaba "no" con la mirada. Tomó el brazo de Jungkook y tiró de él pero Jungkook se zafó. Lo observó como si fuese alguna especie de bicho y fue a coger la mano de Taehyung que se hallaba extendida. Jungkook la tomó y comenzaron a subir las escaleras, pero antes volvió a ver a través de su hombro a Hoseok quien había palidecido y ahora se hallaba sacando su teléfono celular y movía sus dedos frenéticamente. Jungkook no vio más ya que dieron la vuelta y rápidamente ingresaron en un cuarto. El mayor cerró detrás de él colocando el cerrojo, dejó el vaso sobre la mesa y antes de que Jungkook reaccionara, entró en acción. La espalda de Jungkook chocó duramente contra la pared mientras sentía los labios hambrientos de Taehyung moviéndose sobre los suyos mientras lo aprisionaba. Soltó un jadeo enredando sus dedos en la cabellera del mayor quien lo había aplastado con más fuerza y lo besaba con desespero. Sus pantalones comenzaron a apretarse mientras sus bocas seguían en la constante lucha de mordidas, besos y lenguas que chocaban entre ellos y se hundían en las cavidades contrarias. Jungkook soltó otro jadeo cuando la lengua de Taehyung sobó la suya en círculos y comenzó a simular pequeñas embestidas. Mierda, besaba de infarto ese hombre. Se separaron para recobrar el aliento, pero Taehyung pasó a su cuello. Jungkook chilló cuando Taehyung lo mordió con fuerza y lamió después. Sentir la fuerte

erección de Taehyung rozando con la suya fuera algo que también le hizo enloquecer. — ¿Tienes idea de cuánto llevaba esperando hacer esto? — Susurró Taehyung. Jungkook negó con la cabeza mientras seguía disfrutando. Taehyung comenzó a besar su cuello pero con su mano libre sacó la bolsa de plástico de su pantalón y con agilidad la abrió. Volvió a besar a Jungkook para que el menor cerrara los ojos y mientras vertió el pequeño polvo blanco en la bebida que se hallaba junto a ellos. Sus lenguas volvieron a entrar en contacto pero con menos rudeza que antes, pero sin dejar de batallar. Taehyung tiró un poco de su labio inferior antes de tomar el vaso rojo y colocarlo entre ellos. — Haré un brindis por nuestro primer jodido beso. — Canturreó haciendo que Jungkook esbozara una sonrisa. — El primer beso con el maldito mocoso más atractivo del mundo y que me trae el corazón y las hormonas vueltas locas. Jungkook enrojeció soltando una risa y tapando su boca. Taehyung acercó el vaso a sus labios y simuló darle un trago. Sonrió y lo acercó a los labios de Jungkook quien aceptó el trago gustoso. Taehyung vio la nuez de Jungkook moverse y un trago pasar por su cuello. — Fondo Jungkook, fondo. — Animó Taehyung. El menor soltó otra risa y siguió dando otros cuatros tragos hasta que finalmente tomó un respiro y comenzó a toser. Taehyung depositó el vaso junto a él y esbozó una sonrisa, mientras que Jungkook seguía tosiendo. — Dios, ¿Qué tenía? — Preguntó el menor. — Nada que no fuera a gustarte. — Taehyung alzó sus hombros y se acercó para volver a unir sus labios. — ¿N-no venías por una cosa? — Preguntó Jungkook. Taehyung se frenó y soltó una risa.

— Venía por tu beso, bobito. — Taehyung apretó su mejilla. Jungkook ladeó un poco su cabeza ante el adjetivo de Taehyung, pero por desgracia no pudo ponerse a pensar mucho en ellos ya que comenzó a ver pequeños puntos de colores por toda la habitación. Agitó su cabeza y observó el entorno viendo extrañas manchas moverse y el suelo moverse, se tambaleó un poco. — ¿Todo bien? — Preguntó Taehyung mientras lo sentaba en la cama. — C-creo. — Balbuceó Jungkook sintiendo marearse. — ¿Q-qué t-tenía la bebida? Taehyung no contestó, y desvió la mirada hacia el librero. Volvió a ver a Jungkook y comenzó a esparcir besos en su cuello sin pudor alguno, el menor jadeó un poco pero por alguna extraña razón no se sentía muy cómodo. Sintió las manos de Taehyung ir zafando su corbata y botones de la camisa, pero por más que quisiera abrir la boca, no podía. Sentía todo en él dar vueltas y marearlo. Escuchó el ruido de una cremallera pero su vista no se enfocaba en Taehyung, más bien en el techo o en los costados tratando de seguir las manchas de colores. Su cuerpo se había relajado, por completo y solo sentía algo tocarlo y muchos ruidos. — ¿Ty? — Preguntó. — ¿Qué es esto? Se sentía en otro mundo, en una realidad alterna. Sus brazos lo sentían tan suaves, como si no tuviera huesos, pero al tratar de levantarlos apenas podía debido al peso. Cerró sus ojos con fuerza y los abrió viendo al frente y finalmente chocó miradas con Taehyung quien ya no tenía camisa. Jungkook bajó la mirada viendo el cuerpo desnudo de ambos y negó con la cabeza. — ¿Nos meteremos a bañar? No quiero. — Dijo como niño pequeño. — ¡Nooo, no quiero bañarme! ¡Ba-ba-ba! No sabía ni qué mierda estaba diciendo, Taehyung soltó una agradable carcajada y flexionó sus piernas, pero Jungkook sintió que caían en un gran vacío. — Morado, verde, amarillo. — Jungkook veía los distintos colores en la habitación. — Jimin... ¿qué hace aquí Jimin?

— Jimin no está aquí pequeño. –Taehyung jaló a Jungkook más hacia él y succionó dos dedos. –Pero puedes hablarle si quieres. — Mates. No quiero mates, ni bañarme. Taehyung ignoró al drogado y borracho muchacho e introdujo dos dígitos en él. Jungkook gimió y mordió sus labios. Volvió a forzar la vista y vio la mano de Taehyung moviéndose sobre su entrada, negó con la cabeza — N-no hagas eso...no quiero sexo. — Jungkook trató de levantarse pero no pudo. — ¡Ah, ngh, Tae! El mayor siguió haciendo un movimiento de tijeras para dilatar al menor que pese a sus incoherencias seguía gimiendo. — Como el fácil que eres. –Se burló Taehyung. –Zorrita que se enreda con Jackson. Jungkook escuchó aquello y negó con la cabeza pero otro gemido salió y comenzó a sentir su erección despertar. No pasó mucho hasta que dejó de sentir los dedos de Taehyung y algo más grande tocar su entrada. — No... — Susurró Jungkook. — Tae, no quiero. — Claro que quieres, a eso viniste. — Taehyung lo besó de nuevo con lascivia. Jungkook soltó otro gemido pero ahora de dolor al sentir a Taehyung irse introduciendo en él. Arqueó su espalda y gimió más alto, pero más le sorprendió al ver que Taehyung había comenzado a morderlo. — ¡Ah! –Gimió. — ¡Ah, T-Tae...! Taehyung mordió con más fuerza conforme iba embistiendo. Jungkook cerró sus ojos pero poco a poco comenzó a sentir un poco de razón ir entrando en él. Trató de empujar a Taehyung pero el mayor había tomado sus muñecas y las había colocado sobre su cabeza sin dejar de embestir. El dolor no se iba y aquello no era nada placentero ya que realmente no quería eso, comenzó a removerse sin éxito sintiendo su cabeza dar vueltas y su cuerpo hacer cosas que él no quería. — ¡Taehyung! — Finalmente logró decir con mucho esfuerzo. — ¡N-no!

— Shhh, vas a disfrutarlo. — Taehyung besó su cuello y allí comenzó a morder. — ¡Ya no quiero! — Dijo en lágrimas. — ¡No, esto es raro! El mayor siguió embistiendo el pobre cuerpo empapado de sudor y dura erección pero Jungkook había comenzado a llorar. Llorando de incompetencia por su cuerpo que no contestaba y estar haciendo algo que no quería. ¿Y entonces a qué carajos había ido? Maldita sea, el amor realmente jugaba sucio. — ¡No lo hagas! — Exclamó incoherente. — ¡No quiero autos, ni carreras! ¡No entres! No hubo éxito, siguió embistiéndolo esta vez con más fuerza. Jungkook se sintió desesperar. — ¡Ya por favor, detente, detente! Sentía el ardor más grande, y es que no había delicadeza alguno, solo eran duras embestidas y sucios besos. Jungkook trató de gritar pero apenas podía sintiendo nuevamente marearse y los puntos llenar su mente. Se perdió completamente en su mundo alterno para olvidar quizás solo por unos segundos que estaba siendo violado... Violado por el chico que amaba. Hoseok se encontraba mientras abajo gritando de impotencia con el teléfono en su mano al no haber obtenido éxito tocando la puerta de Taehyung y gritando que abrieran. Jackson y Chanyeol lo habían sacado a rastras con sonrisas maquiavélicas y amenazas que si decía algo lo matarían o harían algo muy malo Escuchó los pitidos, y suplicó. Se jaló el cabello sintiendo su labio inferior temblaba. Escuchaba claramente a Jungkook gritando "No", "Detente", "Basta" y sus sollozos. Estaba realmente a nada de llamar a la policía pero él también tenía muchos trapos sucios que Taehyung había cubierto...y no se iba a arriesgar. El chico veía suplicante el teléfono en el patio, sintiendo las lágrimas en sus ojos. — ¡MALDITA SEA, CONTESTA! — Gritó marcando por vigésima tercera vez. Sintió las lágrimas en sus ojos con más presión.

— ¡MIERDA, CONTESTA JIMIN! ¡CONTESTA YA!

|17 Solo había dos cosas de las cuales Park Jimin estaba seguro. La primera, que iría a firmar un contrato y en segundo, que se arrepentiría más adelante. Pero la pregunta era por qué. ¿Por qué Jimin se lanzaba al abismo conociendo los riesgos? ¿Por qué se hallaba caminando hacia el punto de reunión aun sabiendo que estaba mal? ¿Qué podría mandarlo al diablo y seguir su vida como alguien normal? Oh, ahí estaba la palabra clave. Normal. Jimin no era normal, eso lo sabía, lo sentía. ¿En qué era distinto? Aún no estaba completamente seguro, pero sabía que no era como los demás, ni Jungkook ni él. ¿Era masoquista? Sí, no mentiría que lo era. Le gustaba aquel extraño dolor que provocaba Yoongi en él, tenía el fuerte impulso de sentirse castigado, ¿Por qué? ¿Qué carga moral tenía el joven chico que no se atrevía a aceptar? ¿A qué buscaba castigo? Él era impecable en la escuela, de buenas notas y actitud. En la casa era un encanto, siempre atento a su madre y a las cosas del hogar. Su mejor amigo lo adoraba, Jimin lo protegía, hacía un excelente trabajo como mejor amigo, estudiante, hijo y hasta como persona. Entonces, ¿castigarse de qué? ¿Qué crimen silencioso había cometido el bello joven que sentía la necesidad de ser castigado? — Ya estás llegando... — Susurró al ver que llegaba poco a poco a la construcción. Yoongi lo había citado en la tarde al final, en una zona alejada de la ciudad, por los bosques. El lugar era conocido como "el hoyo" ¿Por qué? Viejas leyendas transcurrían por la boca de todos, pero la realidad es que nadie sabía. Solo era un hoyo gigante en la tierra que decía que podía llevarte a otras dimensiones. En fin, muchas cosas. Jimin había escuchado que algo similar había sucedido en roma, solo que ese llevaba más tiempo. La realidad era que nadie sabía de aquel extraño fenómeno de hoyos profundos en la tierra, y, siendo sincero, no le interesaba. El camino de tierra finalmente lo llevó a una casa de campo. Sintió sus vellos erizarse al ver a Min Yoongi sentado en las pequeñas escaleras, con una mesa frente a él y una cerveza. Jimin apretó sus labios y se acercó con lentitud, avanzando cabizbajo cuando chocó miradas con Yoongi.

— Viniste. — Comentó Yoongi sorprendido. — Si — Jimin levantó un poco la mirada — No creí que fueras hacerlo. — Yoongi le clavó su fría mirada. — ¿Estás seguro de querer hacer esto? Jimin se acercó a él sentándose a su costado y viéndolo fijamente. Yoongi esbozó una pequeña sonrisa y jaló un poco la mesa. Un papel un poco largo se encontraba gentilmente depositado en el centro junto con una pluma a tinta y un frasco negro. Jimin sintió sus manos sudar y su respiración acelerarse. Esto era tan extraño... — Creo que deberías leerlo. — Habló con voz suave Yoongi. — Me gustaría que también me explicaras punto por punto. — Jimin le clavó la mirada. Yoongi sonrió ante la mirada de miedo pero soberbia del menor. Cogió el papel y lo acercó a ambos. Jimin se acercó más a él para leer el papel, que tenía no más de diez puntos básicos. Los demás, ya eran otras cosas legales y complejas. — Para el primer punto, demuestra que es completamente voluntario todo lo que voy a hacerte. Eso significa que no podrás defenderte en caso de que haya accidentes. — ¿Entonces si me rompes un brazo no podré hacer nada? ¿O me cortas los dedos? — Preguntó Jimin alzando una ceja — A eso va el segundo. Si te rompes un hueso, hay hemorragias o cualquier cosa grave que pueda pasar, yo pagaré las cirugías o las cosas que me pidan. Además, después de eso, el contrato se cancela. Es un privilegio que te di. — ¿Privilegio? ¿Me jodes? — Quiero mantenerte vivo, si te mato sería aburrido. Jimin tragó pesado al imaginar aquello. Tomó aire y volvió al contrato. — El tercer punto es que no puedo obligarte a fines sexuales a menos que tenga tu permiso. Una vez que me lo permitas, podré hacerlo. Sin embargo, eso lleva al cuarto punto, que será con mis reglas. Tampoco podrás defenderte. — ¿Quieres decir que si acepto tú me dominarías completamente? — Si quieres verlo así, sí.

— Bien. — Jimin tomó una honda respiración. — El quinto punto importante es la privacidad. No puedes decirle nada a nadie, tampoco grabar, sacar fotos, videos o lo que sea que muestre evidencia. Podría demandarte y créeme que no será lindo. — ¿Tanto miedo tienes? — Si es que te animas a comenzar, lo comprenderás. Lo digo más por ti que por mí, eres débil. — Eso no fue muy amable. — Jimin frunció un poco sus cejas. — Sigue leyendo. Jimin mantuvo la vista fija hasta detenerse en el punto seis. El dinero, el pago. — El pago será después de seis meses. No antes, ni después, seis meses exactos. – Yoongi lo observó seriamente. — No se puede aumentar el pago, pero si disminuir. Si violas alguna regla de privacidad, iré quitando dinero. — Es tan bien organizado que da miedo. — Jimin hizo una pequeña mueca. — Para el séptimo punto, hablaremos de la disponibilidad. Al firmar esto te entregas casi por completo a mí. No puedes negarte si te cito, ya verás cómo le haces, pero acá te quiero. — ¿Bajarás la paga si no lo hago? — Eso mismo haré. Jimin volvió a soltar un suspiro, pensando en que quizás aquello sería un problema. Pero conociendo a Yoongi y su organización de miedo, se adaptaría lo mejor posible a Jimin. Era metódico, no impulsivo, y aquello le daba más confianza a Jimin. — Punto ocho. No podrás tener pareja ni salir con nadie más. — Yoongi se mantuvo serio. — Me repugnaría tocar un cuerpo sucio, ya utilizado por alguien más. Si por algo me fijé en ti nuevamente fue porque tu piel es virgen, nadie que no haya sido tú te ha tocado. Lo apuesto. Lo planifiqué así desde pequeños. — ¿Quieres decir que todo el abuso físico fue para crearme miedo y evitar así que me tocaran todo este tiempo debido a mi temor? — Jimin abrió muchos sus ojos. — Comprendes rápido, me gusta. — Yoongi se mantuvo serio, pero Jimin se sintió arder.

El menor casi quiso matarlo a golpes ahí mismo, pero logró tranquilizarse rápidamente. Lamió sus labios y volvió la vista al contrato nuevamente. — Asuntos judiciales, la policía o cualquier tontería que quieras hacer, irá en tu contra. No puedes hundirme Jimin, y si haces algo el qué perderá eres tú. He ahí el punto nueve. — De acuerdo. — Susurró Jimin en voz baja. — Supuse que algo así habría. Hubo un pequeño silencio, donde Jimin observó con preocupación el punto diez. Su pulso se volvió más lento y por un momento se mareó. Yoongi seguía teniendo la vista clavada en él, esperando por la reacción o el comentario del más joven. — No...no entiendo bien el último punto, Yoongi. — Jimin se alejó un poco. — Solo yo puedo detener esto o alargarlo. –Yoongi sonrió. — Puedo añadir otro mes si me place, la cantidad aumenta en ese caso. O disminuiría y misma historia. — Pero ahí dice que sólo tú podrás controlar el tiempo. ¿Quieres decir que no puedo opinar yo? — Suena más duro si lo dices así, pero sí. Jimin mordió su labio inferior aún más preocupado. Sé que quizás no debería preocuparse, ¿pero qué pasaba si Yoongi alargaba el contrato a un año? ¿Qué haría? ¿Se iba a arriesgar? — Medita bien antes de firmar. — Yoongi le acercó la pluma. — No hay ninguna trampa, desde un principio soy claro contigo. Jimin tragó saliva moviendo su nuez. Estuvo largos segundos en silencio, conforme más pensaba, le daban ganas de retirarse así como firmar. Su cabeza era un desastre de emociones y aquello no lo soportaba, quería quitar aquella bruma, dejar de sentirla. Así que fue un impulso, se inclinó y cogió la pluma con un temblor en las manos y pese a sus gritos internos de negación, escribió su nombre en la parte inferior del papel y colocó su firma. — Oh dios. — Retrocedió después del golpe, sintiendo la adrenalina recorrer todo su cuerpo.

— Algo precipitado, no estabas seguro. — Yoongi cogió el papel y lo enrolló. — Pero ya lo decidiste, no hay vuelta atrás. Los seis meses comienzan desde hoy, acompáñame... — ¿A dónde vamos? — Preguntó Jimin aún con el pulso descontrolado. Yoongi guardó el papel en una pequeña maleta que traía, Jimin no la había visto. El mayor se levantó y le hizo una seña a Jimin para que lo siguiera, el menor dudó un poco pero obedeció al final. Rodearon la vieja casa hasta llegar a la parte de atrás donde había un cuarto más pequeño, una puerta de madera con un candado bloqueaba la entrada y con una piedra logró quebrar la protección. El candado soltó un chirrido al igual que las puertas al ser separadas. Jimin tosió y agitó su mano cuando una nube de polvo se levantó. Yoongi ingresó después de abrir bien las puertas y Jimin ingresó con él. — ¿Qué es este lugar? — Preguntó Jimin observando el entorno, habían palas, cosas de jardinería y equitación — Mi hogar. — Susurró Yoongi mientras se acercaba a un baúl hasta el fondo. — ¿Qué? — Preguntó Jimin conforme se acercaba a él. Pero el pelinegro no contestó, manteniéndose en un gélido silencio. Abrió el baúl sacando una llave y levantó la tapa con facilidad. Jimin tragó pesado al ver el contenido y casi sale corriendo. — Te explicaré algo, Jimin. — Yoongi sacó una trampa para osos que depositó en el suelo. — Y prometerás jamás contarle nada a nadie. — Lo prometo. — Susurró Jimin — ¿Recuerdas que cuando eras más pequeño te pedí que buscaras el caso Heissel? Jimin sintió un escalofrío al recordar su caso. Sintió su aire pesar un poco. — Lo recuerdo... — Susurró él. — Bien, pues te diré que no somos muy distintos. — ¿A qué te refieres?

Yoongi se mantuvo en un pequeño silencio mientras seguía sacando cosas. Trampas, palas, cuchillos, hachas, iban acumulándose en el suelo. — Mi padre, no es mi verdadero padre. — Susurró Yoongi sacando las cosas con mayor delicadeza. — ¿Qué? — Preguntó Jimin sorprendido — Lo que escuchaste. Jimin se mantuvo en silencio, viendo como Yoongi terminaba de sacar todas las cosas del baúl y sacudía sus manos. — Ella puso su semilla, su óvulo. Pero no mi padre, aún no lo conocía, así que fue alguien más. — ¿Quién? — Preguntó Jimin sorprendido. — ¿Quién es tu verdadero padre? — Un asesino. — Yoongi mantuvo un pequeño silencio. — Me enteré no hace mucho, encontré los papeles ocultos y esta llave. Me llevó mucho tiempo, pero por lo visto, acá ocultan cosas. Jimin observó el entorno con fascinación y miedo, era un extraño sentimiento que le gustaba, pese a que sabía que no estaba bien. — Investigué después más a fondo, pero no pude sacar muchas cosas. Por alguna extraña razón fue amigo de mi madre y ella se quedó con algunos bienes. La llave a este lugar por ejemplo. — ¿Qué es tan importante aquí? Yoongi soltó una risa y le pidió a Jimin que se acercara. El menor de acercó en silencio hasta colocarse junto a él, allí observó un cajón debajo del baúl. Yoongi trato de mover el mueble pero no se movió, lo cual significaba que había sido construido así, pegado al suelo para ocultar algo. — ¿Ya abriste el cajón? — Preguntó Jimin con los ojos brillantes de la curiosidad. — No. — Confesó Yoongi inclinándose. — Pero quería que estuvieras conmigo, no preguntes por qué. Jimin apretó sus labios. Yoongi se acercó al cajón y tomó una pequeña manija que tiró hacia arriba. Tosió un poco, cubriéndose con su hombro y sacudiendo el entorno.

— Es... un libro. — Susurró Jimin sorprendido. — No es solo un libro. — Yoongi metió la mano para acariciar la tapa. — Es un diario. Jimin abrió mucho sus ojos. El mayor alzó una ceja y cogió el cuaderno para sacarlo de aquel extraño cajón. Lo sacudió quitándole el polvo de encima. — M.S — Susurró Jimin. – ¿Él fue tu padre? — Supongo que lo fue. — El mayor observó el diario fijamente. — ¿Pero Min no es apellido de tu madre? — Tuvo que cambiarse el apellido al de mi padre biológico por cuestiones. No me sé la historia. –Yoongi rozó con la yema de sus dedos la tapa. — Pero no sólo aparece ese nombre, hay otro. Jimin entrecerró sus ojos para leer el segundo nombre bordado. — C.P — Susurró de nuevo. — ¿Te suena? — No lo creo. — Yoongi alzó una ceja. — No tiene sentido, ¿por qué mi madre me ocultaría esto? — ¿A qué te refieres? — Nada. — Contestó rápidamente Yoongi. — Después voy a hojearlo, por el momento tengo otras prioridades. Guardó nuevamente el diario en su lugar para mantenerlo intacto y volvió a poner las cosas en su lugar nuevamente. Cuando finalizó se volteó a Jimin y extendió su mano. — Necesitaré tu teléfono. — ¿Qué? ¿Por qué? — Jimin abrió muchos sus ojos — Voy a poner rastreadores y otras cosas. No es pregunta, dámelo ya. Jimin trató de reclamar pero terminó perdiendo. Con un bufido le dio su teléfono al mayor — Te lo entregaré mañana. — Yoongi lo guardó en su pantalón. — Ya puedes irte. Jimin supo que no valía la pena ponerse a reclamar así que se dio media vuelta para alejarse. Sin embargo Yoongi lo llamó rápidamente haciendo que se volteara.

— ¿Leíste el caso Heissel como te pedí hace años, cierto? — Preguntó Yoongi — Sí. — Contestó Jimin alzando un poco su ceja. — ¿Por qué? — Nada más. — Yoongi desvió la mirada. — Quería asegurarme, ahora sí puedes retirarte. Jimin lo observó unos segundos con desconfianza, pero se dio por vencido y finalmente se alejó. Yoongi lo observó salir por la puerta y finalmente pude exhalar tranquilo, no había pasado lo que temía. El caso Heissel claro que era una farsa, aquellos no eran los verdaderos orígenes de Jimin. Claro que no. Solo lo dijo para comenzar a jugar con su mente. La verdadera sangre corriendo por las venas de Jimin tenía un pasado más oscuro y enfermizo. Pasado que solo conocía Yoongi y quizás algún día se lo diría a Jimin. Pero aún no. Sus raíces estaban demasiado conectadas y no sabría si el rubio podría soportarlo. Era un asunto tan grueso y delicado que no se arriesgaría a revelarle la verdad acerca de él, y de su relación. No sin estar completamente seguro antes.

|18

Al abrir sus ojos sintió un enorme dolor de cabeza que le obligó a taparse soltando un sollozo. Sentía que su cabeza explotaría y su cuerpo estaba adolorido, increíblemente adolorido. Podía jurar que una estampida había pasado sobre él, pisoteándolo sin cesar toda la noche. Se armó de valor aún con unas cuantas lágrimas en los ojos y se levantó sosteniendo su cabeza. Parpadeó varias veces tratando de recordar algo, pero lo último que pasaba por su cabeza era estar bebiendo y riendo con los chicos del colegio sentado en el regazo de Taehyung. "Taehyung..." Cerró sus ojos recordando otras cosas, pero la mayoría parecían irreales o distorsionadas. Pero recordaba algo, lo sentía, aquel tacto... sus labios sobre los suyos besándolo. Pero, ¿Cuándo? ¿En qué momento? Recordaba haberse besado con él pero fuera de todo eso estaba borroso. Y en primer lugar, ¿Qué hacía en una habitación acostado? Se reincorporó tambaleándose un poco y acomodándose la ropa. Soltó un quejido y buscó desesperado un vaso de agua para calmar su dolor que se volvía más potente. Se acercó a la puerta aun sintiéndose confundido y la abrió, cayendo casi hacia adelante. Por suerte cogió equilibrio por agarrarse de la perilla — ¿Tae? — Llamó con voz ronca. Escuchaba mucho ruido aún, se preguntaba qué hora podrían ser pero su teléfono ya no tenía batería. Bajó las escaleras luciendo terriblemente mal hasta llegar al último piso. Habían personas todavía, la mayoría vomitando, otros gritando, sin ropa, completamente sudados y la música palpitando haciendo vibrar el suelo. Jungkook se golpeó contra las personas buscando una salida, pero estaba débil y se tambaleaba sin cesar.

Llegó a la puerta sin importarle ver o no a Taehyung, pero se detuvo en seco al ver a Min Yoongi abriendo la puerta y quedándose frito al ver el alboroto. — ¿Jungkook? — Preguntó el pelinegro al ver a Jungkook frente a él en una capa de sudor, ojeras y ojos rojizos. — Yoongi... — Susurró Jungkook antes de desplomarse en el piso. Yoongi abrió muchos sus ojos y se abalanzó hacia él antes de que cayera al suelo. Soltó un bufido al sentir su peso irse con el castaño, pero logró aguantar, volviéndolo a reincorporar y apoyándolo en sus brazos. — ¡KIM TAEHYUNG! — Gritó con fuerza. Las personas a su alrededor se quedaron heladas y una chica gritó. — ¡ALGUIEN QUE TRAIGA A MI JODIDO PRIMO! — Volvió a gritar ya que la música había subido más. Jackson quien pasaba se heló al ver a Yoongi dejó caer su vaso. Al ver a Jungkook sintió el caos desatarse y empujó a las personas para ir tras Taehyung. Se abrió paso, tomando de la camisa a muchos para aventarlos. Finalmente llegó a la parte de la cocina donde Taehyung se estaba comiendo a Irene. Inclusive se hallaba sin camisa, aprisionando a la joven contra la pared y tocando sus senos con desespero. — ¡GRANDÍSIMO IDIOTA! — Aulló Jackson tirando de él para separarlo de Irene que tenía la blusa abierta y estaba borracha. — ¡Suéltameeee! — Alargó Taehyung casi cayendo al suelo. — ¡Escúchame, mierda! — Jackson lo tomó de la cara para que lo viera fijamente. — Jungkook despertó y Yoongi ya está acá. ¡Haz algo! — ¿Jung... qué? — Taehyung rió. — ¿Ese qué? — ¡Por una mierda! Jackson lo tiró del brazo importándole poco que el chico se hallara sin camiseta y lo arrastró. Muchos lo observaron extrañados, pero Jackson siguió tirando de él hasta

que aventó a Taehyung a los pies del albino. Jungkook se hallaba recostado en el hombro del albino quien parecía estar asesinando a su primo contra el piso. — ¿Qué carajos, Taehyung? — Espetó el mayor. Pero Taehyung comenzó a vomitar y quejarse. Jungkook iba a voltear pero Yoongi lo aprisionó para que no volteara y volteó a ver a Jackson en muy mal plan. — Acaba con esta mierda y llévalo al cuarto. — Yoongi cogió sus llaves. — Cuando regrese me encargo. — ¿A dónde vas? — Preguntó Jackson. — ¡Son casi las seis de la mañana! — ¿Tu a donde crees imbécil? — Yoongi señaló a Jungkook. — ¡¿Sabes dónde vive?! — Gritó Jackson enfadado. Yoongi se acercó a él haciendo que Jackson retrocediera gritando y se tropezara con el cuerpo de Taehyung cayendo al suelo. Yoongi los fulminó con la mirada a ambos y aferró bien a Jungkook a su hombro alzándolo para cargarlo como un costal. — Yoon-Yoongi... — Jadeó Jungkook aún adolorido. — Calma. — Susurró Yoongi sobando su espalda. — Estarás bien, aguanta un poco. Jungkook asintió aun sintiéndose confundido y se dejó llevar. Yoongi cogió las llaves y apretó un botón encendiendo un auto negro estacionado del otro lado de la calle. Abrió la puerta de copiloto y sentó a Jungkook con cuidado, colocó su cinturón de seguridad y después subió él, bajando las ventanas por si el menor quería vomitar. — ¿Qué te hicieron? — Preguntó Yoongi mientras encendía el coche. — Tomé mucho, n-no recuerdo. — Jungkook negó con la cabeza y los ojos cerrados. — ¿Taehyung te hizo algo? — Siguió Preguntando Yoongi mientras salía de la calle. — M-me besó. — Susurró Jungkook. — L-lo demás no recuerdo... Yoongi apretó el volante tornando sus nudillos blancos. Sus labios se volvieron una fina línea mientras trataba de conservar el control y no regresar a la casa y matar a golpes al imbécil de su primo. Bien, felicidades, lo había logrado. Había drogado a

Jungkook, violado y filmado. Lo admitía, creía que era una broma, JAMÁS creyó que llegaría realmente así de lejos. Había subestimado a Taehyung, y ése había sido un gran error. — ¿Puedes decirme dónde vives? –Preguntó Yoongi — Le dije a mi papá q-que me quedaría con A-Jimin. –Susurró Jungkook. — Mierda. — Yoongi hizo una mueca. – ¿Entonces no puedes regresar a casa? Jungkook negó con la cabeza sollozando levemente. Yoongi volvió a apretar sus labios pensando en qué mierda haría con un drogado, borracho, crudo y enfermo Jeon Jungkook en su coche. Una mala idea cruzó su cabeza, pero quizás no tan mala. Tenía la necesidad de curarlo, o salvarlo. Jungkook estaba enfermo y una fuerza desconocida lo impulsaba a verificar que estuviera bien. Tomó aire y se desvió bruscamente, ahora tomando una ruta a las salidas de la ciudad. — ¿A dónde vamos? — Susurró Jungkook quedándose dormido poco a poco — A las afueras de la ciudad. –Yoongi siguió manejando. –Aprovecharemos que no tenemos clases y te llevaré a un terreno que tenemos allá. Podrás recuperarte y más tarde te vuelvo a bajarte a la ciudad. — ¿Por qué haces esto? — Susurró Jungkook viéndolo fijamente. — No preguntes y duérmete por favor, tardaremos un poco en llegar. Jungkook soltó un suspiro pesado antes de dejar de reposar su cabeza un poco en la ventana que había subido hasta la mitad y cerró sus ojos. Yoongi lo observó una última vez soltando un fuerte suspiro y concentrándose en manejar, viendo a lo lejos el sol comenzando a salir. Sería un largo y difícil día para el pelinegro.

— ¿Jungkook? — Llamó una lejana voz.

El menor se removió un poco abriendo sus ojos con suavidad, parpadeando un poco y tallándose mientras bostezaba. Entró en una fase zombie durante un par de segundos en lo que trataba de recordar qué pasaba, cruzando finalmente miradas con Yoongi. — ¿Eh? — Jungkook lo observó confundido. — Llegamos, te ayudaré a bajar. — Yoongi zafó su cinturón y antes de que Jungkook preguntara algo, lo volvió a cargar un poco para bajarlo. — ¿Puedes caminar? — Eso creo. — Jungkook comenzó a recordar lo que había pasado hace un par de horas y observó la mano de Yoongi extendida. — Déjame ayudarte, estas casi cayendo. — Habló suavemente el mayor, pero sin quitar su neutra mirada. Jungkook tragó saliva y tomó su mano. Yoongi lo jaló para tomarlo de los hombros y comenzó a guiarlo a la entrada de una casa que lucía algo vieja, hecha de piedra. Pero pese a todo, seguía luciendo elegante y bastante cara. Yoongi abrió la puerta y Jungkook vio unas maletas depositadas y las luces prendidas. El sol matutino bañaba toda la casa en un manto blanco hermoso, haciendo brillar casi la casa. Yoongi sacó sus llaves y apretó un botón haciendo sonar su auto y después ingresó con Jungkook a la casa, guiándolo todavía de la mano al comedor. — Te daré agua, algo de comer y unas cuantas pastillas. — Yoongi se acercó a la cocina comenzando a mover muchas cosas. — Después te acostarás en la sala y dormirás hasta sentirte bien. Comeremos y bajamos de nuevo a la ciudad. — ¿Por qué...? — Susurró Jungkook alzando la mirada. — ¿Por qué me ayudas? — Si fuera por mí te hubiera dejado tirado en el suelo de la sala. — Yoongi alzó una ceja. — Pero conociendo a Jimin, le daría un infarto y lo necesito al cien ahora conmigo. — ¿C-contigo? — Preguntó Jungkook. — ¿Qué? ¿Ustedes salen?

— ¡No! — Exclamó Yoongi horrorizado. — Es una larga historia, ten. Yoongi se había acercado a él con una pastilla y un vaso de agua. Jungkook suspiró y se la tomó cerrando sus ojos y soltando un suspiro de cansancio. Yoongi le tendió una barrita nutritiva y se sentó junto a él, quedando en la cabecilla. — ¿Qué te pasó? — Volvió a preguntar Yoongi. — No recuerdo, pero me duele el cuerpo. — Jungkook negó con la cabeza. — Me siento mal...tengo una sensación extraña de que... yo... Su voz se quebró un poco debido al temblor, sentía unas manos de él, penetrándolo. Sentía los besos sobre los labios y un sentimiento de impotencia recorrerlo. ¡Pero, mierda! ¡No recordaba nada! Aquello comenzaba a frustrarlo y comenzó a temblar. — Calma. — Yoongi tomó su brazo. — Poco a poco recordarás y necesito que cuando lo hagas me lo digas. — ¿Por qué? — Jungkook lo observó con cautela. — Es mi casa, los adultos están fuera y es prácticamente mi responsabilidad lo que pasa, por ende, tú eres mi responsabilidad. — Yoongi suspiró. — Así que no hagas más preguntas porque no estoy de humor para discutir o pelear, te estoy haciendo un favor Jungkook. El menor volvió a bajar la mirada a punto de decir que no se lo había pedido, pero prefirió callar. Finalizó el agua y se comió la barrita que Yoongi le había dado y después de agradecer se acercó a la sala donde había una manta doblada. Se acostó en el largo sofá tapándose y no pasó mucho hasta que finalmente se durmió. Yoongi soltó un enorme suspiro esperando no ser acusado de secuestro o de otras cosas de las cuales no tenía ninguna responsabilidad. Su teléfono comenzó a sonar así que se acercó a él y el ver el nombre casi lo avienta, pero decidió tomar aire y contestar. — ¿Si? — Preguntó mientras salía de la casa. — ¿Dónde estás? — Preguntó la voz ronca y molesta del otro lado.

— Lejos, ¿qué quieres? — Yoongi se apoyó en la pared. — Tráeme a Jungkook por favor. — Alargó con voz cansada. — Estás ebrio, Taehyung. Duérmete y recupérate que cuando llegue tú y yo tendremos una severa plática de la cual deberías de rogar por tu maldita vida. — Yoongi apretó el teléfono. — Ah... — Taehyung soltó un jadeo. — Pero le gustó... — Si no me cuelgas ya iré a darte un puto golpe que te dejará inconsciente. — ¡Pero lo quiero conmigo! — Veremos si lo tienes tras las rejas. — Habló Yoongi entre dientes. –Mantendrás tu puto límite en lo que yo arreglo tu maldito desastre, ¿entendiste? — Yoongi... — Te veré en la noche y más te vale estar en la sala calladito y bonito. Intentas cualquier cosa y será peor para ti y para tu cuerpo. — ¿Qué vas a hacer...? — Susurró Taehyung asustado. Yoongi se mantuvo en un corto silencio. — No lo sé Taehyung, quizás un puto cuchillo enterrado hasta al fondo de tu ano sería un lindo concepto. ¿No crees? — Yoongi sonrió. — Ruega para que esto se mantenga lo más alejado posible de la justicia y quizás no sea tan brusco contigo. — No, Yoongi por favor... — Dependiendo de cómo vea a Jungkook tomaré una decisión. Mientras quiero que reflexiones la mierda que acabas de provocar. — Hubo un largo silencioso del otro lado. — Te veo en la noche, te quiero desnudo en la sala y con las navajas colocadas cuidadosamente en la mesa. Coloca gasas por si sangras demasiado y agua oxigenada, no quiero que al regresar nuestros padres te vean lloriqueando en el suelo. Y dicho esto Yoongi colgó bruscamente sin esperar respuesta.

Yoongi lamió sus labios y guardó su teléfono. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro al pensar en la expresión de terror que Taehyung tendría en el rostro al verlo llegar. Ya podía imaginarlo rogando, repitiendo una y otra vez que no lo volvería hacer y se haría responsable. Pero no, Yoongi ya no guardaba ni una pizca de compasión dentro de él... Estaba muerto por dentro, y ya nada ni nadie podían salvarlo. Había perdido toda inocencia ya.

|19

Jeon Jungkook había dormido toda la tarde, intentando sentirse mejor para finalmente llegar a casa. Por suerte, logró recuperarse más rápido de lo que esperaba y durante el camino de regreso escuchó atentamente todo lo que Min Yoongi le decía acerca de la fiesta. — Ya lograron contarme todo lo que pasó ayer, quizás así aclares tus dudas. – Comenzó Yoongi con voz fría, haciendo que Jungkook solo asintiera con su cabeza débilmente. — Te escucho. — Habló en voz baja. — En efecto estuviste tomando mucho, hicieron juego y mucha conversación. — Comenzó Yoongi. — Taehyung te pidió acompañarlo por unas cosas después de un tiempo, en el piso de arriba fue donde te besó. Jungkook sintió su corazón acelerarse nuevamente y sus mejillas enrojecer. No quería emocionarse, pero saber que se besó con el chico que más amaba y odiaba en este mundo le hacía sentirse extraño. Una mezcla de emociones que lo confundía y a la vez le agradaba, era extraño y enfermo, pero le gustaba. — No tengo muchos detalles, pero fue un buen beso por lo visto. — Yoongi mantuvo la vista al frente. — Pero estabas muy ebrio, resbalaste por la escalera y vaya golpiza que te diste. — Mierda, ¿en serio? — Jungkook abrió mucho sus ojos. — Estabas mareado, cayéndote y azotándote contra todo. Un chico trató de aprovecharse de ti pero no lo dejaron, no supimos exactamente quien fue. — Yoongi relamió sus labios. — Taehyung te encontró en el patio y te llevó a la habitación a que durmieras un poco ya que Jimin no contestaba su teléfono. Era muy de madrugada.

— Eso explica muchas cosas... — Susurró Jungkook. — P-pero el chico no logró hacerme nada ¿verdad? — Solo fueron jalones y tirones, no llegó más lejos. Quizás aquello explique el dolor de tu cuerpo, pero no te preocupes, no fuiste violado. — Gracias...realmente comenzaba a preocuparme. Yoongi se mantuvo en silencio aún más frío que el anterior. Se mordió la lengua para no decir nada más y dejar las cosas como estaban. No iba a arriesgarse a decir algo de lo que se arrepentiría, aunque eso no pasaría, pero era mejor dejar las cosas como estaban en lugar de seguir dándole vueltas. No más preguntas, que Jungkook se quedara con esa versión y punto. — ¿Del uno al diez, que tanto te duele el cuerpo? — Preguntó Yoongi Minutos después. –Diez es que necesitas ir a un hospital y uno que no sientes absolutamente nada. — No estoy seguro, quizás un cuatro o cinco. — Jungkook negó con su cabeza. — ¿Más específico? — Preguntó Yoongi. — Me duele, si y es incómodo. Me pesa el cuerpo y lo siento duro, pero aún es soportable, no es como para tirarme al suelo y gritar, pero si como para estar largas horas acostado. — De acuerdo. — Yoongi asintió. — Eso era todo lo que necesitaba saber, gracias. — En la siguiente calle da vuelta a la izquierda. — Jungkook se acomodó. — Te diré cuando debas dar vuelta después. Yoongi asintió y siguió conduciendo en absoluto silencio. Jungkook observaba todo a través de la ventanilla preguntándose aún él por qué la amabilidad de Yoongi. Era cierto que era su responsabilidad lo de la fiesta, pero a cualquier persona (a excepción de Jimin), le hubiera importado poco y no le haría caso. O quizás lo llevaría a la casa sin importarle que sus padres lo regañaran.

Pero no, Yoongi lo había sacado de la ciudad, dado medicinas, cuidado, dado cobijo y muchas cosas más. Y no mentiría, Jungkook estaba eternamente agradecido pero él por qué no le cabía en su cabeza. Pero bueno, conociendo a Min Yoongi no le diría nada más y preferiría olvidar el tema, así que mantuvo su boca cerrada hasta que fe depositado en la entrada de su casa. — Gracias. — Susurró Jungkook viendo a Yoongi, pero el nombrado observaba al frente. — Por todo. Espero devolverte el favor algún día. — No te preocupes. — Yoongi finalmente lo observó. — Baja con cuidado y nos veremos mañana. Jungkook asintió nuevamente y después de agradecer nuevamente se bajó del auto para dirigirse a la puerta de su casa. Yoongi soltó un suspiro cansado y después de ver a Jungkook desaparecer por la puerta, aceleró para ahora dirigirse a su casa. Condujo en silencio hasta finalmente llegar a su calle. Se estacionó con tranquilidad buscando su calma para no dejarse llevar mucho en lo que haría. Le excitaba tan solo pensar el dolor que provocaría, las súplicas y el llanto. Por eso sí, no había como la excitación que sentía con Jimin. Aquel chico hermoso, porque si, era hermoso, le hacía perder toda la cordura que tenía. Era enfermiza la forma en que deseaba tenerlo, pero era la única forma en que lo deseaba. Jimin...Jimin era todo para él, no había probado aquel dulce placer hasta que lo conoció. Esa tarde en el aula de biología, donde aprecio su cuerpo y vio sus reacciones a los cortes, dios, jamás se había sentido así de bien. Lo supo, allí supo que Jimin sería el indicado para tratarlo como siempre soñó. Una conexión que iba más allá de la comprensión. Pero por el momento debía conformarse con Taehyung y darle una pequeña lección por sus acciones irresponsables y peligrosas. Yoongi era muy metódico y calculador, algo salía mal y todo se jodía. Todo. No iba a permitirlo.

Estuvo mucho tiempo peleando por Jimin, y sabía que el menor también podía hacer algo al respecto contra el si se lo proponía. Al ver que Jungkook demandaba a Taehyung y el mayor era puesto tras las rejas, se animaría a intentar lo mismo. Y eso que Jungkook amaba a Taehyung, pero Jimin no lo amaba a él y no quería no imaginarse lo que pasaría. Su contrato lo aseguraba mucho, pero al final lo que haría con Jimin iría un poco contra la ley. Pese a que era con la autorización de Jimin, lo que hacía no estaría bien, y lo sabía, por eso se asustaba. No importaba que tan grande fuera el placer de Jimin con el dolor que le provocaría Yoongi...el odio siempre dominaría. Yoongi lo sabía, cuando Jimin dejara de experimentar el placer, el odio vendría. Era un ciclo inevitable. Por eso debía hacerle probar, dejarlo con las ganas para que buscara más. Allí no habría pretexto. Cuando Jimin estuviera sediento, cuando lo hubiera aferrado completamente a él...los riesgos desaparecerían. Jimin sería dependiente de él, así como Yoongi ya lo era de él. Oh, pero el menor era tan idiota que no se daba cuenta, a sus ojos era Yoongi quien tenía el control sobre él cuando era todo lo contrario: era Yoongi quien estaba a sus pies suplicante. Era Jimin quien tenía el verdadero control. Pero jamás se daría cuenta...quizás Yoongi suspiró una última vez y finalmente entró a la casa. Cerró prendiendo solamente la luz del pasillo y caminando por la casa que aún estaba sucia, pero no hecha un desastre. Llegó a la sala encontrándola perfectamente limpia y aquello le provocó un gran placer. Pero fue más placentero aún ver sus armas perfectamente alineadas en la mesa de noche. Se acercó a paso lento hasta acercarse lo suficiente como para ver a Taehyung sentado con las manos detrás de su espalda y cabizbajo. El menor no portaba camisa, dejando a la vista solo su torso. — ¡Levántate! — Ordenó Yoongi con voz fría.

Taehyung se levantó con la mirada en alto, viendo suplicante a Yoongi. El mayor agarró una navaja de hoz haciendo temblar a Taehyung que comenzaba a negar con su cabeza. Yoongi sonrió aprovechando la curva de la navaja para tirar de los pantalones de Taehyung. El castaño mordió sus labios al sentir el frío en su zona púbica. — Desnúdate. Taehyung soltó un suspiro de rendición y comenzó a zafar el botón de sus pantalones y a bajar la cremallera. Retiró sus jeans y bóxer con sumo cuidado, mordiendo sus labios al quedar tan expuesto a Yoongi. Era incomodo, pero el mayor no mostraba deseo en lo absoluto al verlo. — En cuatro. — Yoongi... — ¡En cuatro! ¡No me contradigas! Taehyung gruñó sintiendo un nudo en su garganta, y se colocó como pidió el mayor. Yoongi pasó la yema de sus dedos por el filo y se acercó a Taehyung para rozar el filo por toda su espalda para provocarle algún cosquilleo, pero Taehyung se removió incómodo. — Deja de hacer eso. — Pidió Taehyung con voz quebrada. — ¿Sabes por qué hago esto? — Preguntó Yoongi pasando el filo por los glúteos del menor. — Por violar a Jungkook...— Susurró Taehyung. — Eso es lo de menos. — Yoongi ladeó su cabeza. — Lo drogaste, en nuestra casa, pudiste dejar testigos, alguien pudo verlos, ¿tienes idea de qué hubiera pasado? — Puedo ir a la cárcel... — Y de paso iría yo si descubren también lo mío ¿estás consciente de eso? Un maldito acto irresponsable tuyo pudo habernos costado a los dos. — Lo siento...

Yoongi pasó el filo por la entrada de Taehyung haciendo que soltara un gruñido de dolor y apretara sus puños. Yoongi negó con su cabeza y se levantó zafándose el cinturón. — Morirás desangrado, no quiero eso. — Yoongi sonrió — ¿Qué...? — Taehyung trató de voltear. — ¿Qué harás? Soltó un grito ronco y volteó de nuevo al frente al sentir y escuchar el cuero del cinturón chocar con brusquedad contra su piel. Un fuerte ardor se apoderó de la zona de sus glúteos, que comenzó a tornarse rojiza poco después. Yoongi tomó aire y volvió a azotar su cinturón con fuerza contra Taehyung. Una vez, dos veces, tres veces...diez veces más...quince veces más... Taehyung suplicaba que parara al sentir su piel abrirse y el ardor carcomerlo vivo. Yoongi observaba las marcas del cinturón que azotaba salvajemente contra Taehyung, muchas estaban completamente rojas y parecían brillar debido a las pequeñas gotas de sangre que se iban acumulando. Se agachó para admirar más de cerca la sangre en un azote que había dejado caer con todas sus fuerzas. Taehyung temblaba y se contraía debido al ardor y el frío que se apoderaba en su zona. — Quizás con eso aprendas a no violar a las personas arriesgándote a ser descubierto. — Yoongi se levantó. — ¡Levántate que esto aún no acaba! Taehyung lo observó con terror, pero aún sin soltar ninguna lagrima. Yoongi lo cogió de los hombros y lo obligó a levantarse, jalándolo sin cuidado a la cocina. — ¡Yoongi! — Gritó Taehyung. — ¡Cierra la boca! Llegaron a la cocina y Yoongi lo aventó contra el taburete. Selló el grifo y dejó correr el agua, acercándose a Taehyung peligrosamente. — ¿Lo besaste, no? — Preguntó Yoongi. — A tu pequeño. — L-lo hice para distraerlo... — Murmulló Taehyung.

— Déjame adivinar, después le diste la droga. ¿Crees que aquello es inteligente? Si recuerda perfectamente el beso recordará el resto, lo obligaría a pensar. — Yoongi.... — Susurró Taehyung palideciendo. — Lo lamento mi pequeño, debes aprender. — Yoongi esbozó una enorme sonrisa. Acto seguido jaló de la nuca a Taehyung para plantar sus labios contra los suyos con fuerza. El menor ahogó un pequeño grito de sorpresa y comenzó a pegarle a Yoongi para separarlo de él, pero el mayor no tenía intenciones de separarse. Lo cogió con más fuerza profundizando aquel beso que pocos segundos después Taehyung no tardó en corresponder. Yoongi sonrió sobre sus labios al sentir la erección del mayor ir chocando contra su vientre, lo aplastó más contra el grifo cerrando la llave mientras lo besaba con más fuerza, ahora encontrando en contacto con sus lenguas y haciendo obscenos chasquidos. Sintiendo sus lenguas calientes rozando y chocando con desespero, Taehyung comenzó a respirar más agitado buscando más contacto y jadeando un poco. Basorexia, en eso pensó Yoongi. A su pequeño primo se excitaba con tan solo besar a las personas...Ah, aquello era cómico. Cuando el beso estaba entrando en el clímax, donde hasta Taehyung había deslizado sus manos al pantalón de Yoongi para quitárselo y probar el deseo prohibido de someterse a su primo, Yoongi se separó bruscamente de él. Taehyung iba a reclamar pero Yoongi le dio la vuelta para que Taehyung quedara frente al fregadero, y en un rápido y brusco movimiento, lo sumergió al agua completamente. Taehyung comenzó a removerse al sentir la falta de aire, retorciéndose debajo de Yoongi y empujando el lavado. Yoongi sonrió y lo cogió del cabello para alzarlo. — ¡IMBÉCIL! — Gritó Taehyung.

Yoongi chasqueó su lengua y volvió a sumergir a Taehyung con fuerza. Y así estuvo, metiendo y sacando la cabeza de Taehyung repetidas veces. El menor sentía sus pulmones arder y su visión de había vuelto borrosa, donde había comenzado a llorar al sentir su vida siendo arrancada con cada minuto que pasaba. Cuando sintió sus pulmones explotar y sintiendo que no aguantaría más, Yoongi volvió a jalarlo nuevamente fuera y aventarlo al suelo. Tosió son desesperación y los ojos empapados de lágrimas, respirando con fuerza y luchando por mantenerse de pie. Allí Yoongi le dio una fuerte patada que hizo chillar a Taehyung debido al fuerte dolor, pero el miedo volvió atraparlo cuando Yoongi cogió el cuchillo. En un rápido y ágil movimiento, se acercó a Taehyung abriendo la piel de su pecho, formando una preciosa "x" junto a otras que ya tenía cicatrizadas. Taehyung trató de cubrir la herida pero Yoongi pateó su brazo con fuerza y caer el cuchillo, haciéndole otra abertura a Taehyung que se retorció suplicante. — ¿Necesitas más o con eso fue suficiente? — Yoongi se inclinó y lo cogió del cabello con fuerza para que lo viera a los ojos. — ¿Volverás a hacer una estupidez así? — No... — Susurró Taehyung con la barbilla temblando. Yoongi lo soltó y se levantó — Limpiarás todo esta mañana, no irás a la escuela. –Yoongi observó el entorno. –Y quiero que cuando vuelva jamás se vuelva a tocar este tema. ¿Entendiste? — Si... Taehyung obtuvo una fuerte bofetada que le hizo voltear hacia el otro lado. Su barbilla tembló más al sentir el sabor metálico de la sangre en su boca, pero no se atrevió a voltear. Aun manteniéndose intacto habló: — Si Yoongi... — Repitió ahora como debía. Y después de aquello Yoongi se retiró de la cocina para subirse a su habitación, dejando a Taehyung desnudo y tembloroso en la cocina.

El menor se limpió bruscamente las lágrimas y se levantó con cuidado apoyado en el taburete, viendo la sangre en su cuerpo. Soltó un suspiro y por primera vez en su visa, comenzó a suplicar, si es que había alguien superior a él controlando su destino, que se apiadara. No de él... si no del chico inocente que había caído en las garras de su perverso primo. Porque Taehyung no quería siquiera pensarlo, pero si Yoongi era así con él... No quería ni imaginarse lo que a Jimin le podría tocar.

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Jimin se encontraba golpeando rítmicamente la pluma contra su cuaderno, mordiendo sus labios y tratando de descifrar la maldita ecuación que le habían puesto al frente. Resopló observando a Jungkook que ni siquiera se encontraba haciendo el ejercicio, solamente veía los cuadernos, sobando la portada con la punta de su pluma. — ¿Todo bien? — Preguntó Jimin viéndolo fijamente con preocupación. — ¿Umh? — Jungkook lo observó y al instante comenzó a anotar la ecuación. — Eh, si, ¿por qué? — Estás muy callado... — Susurró Jimin en voz baja. — ¿Pasó algo malo en la fiesta? Ayer no viniste, ni antier. — Sí, estuvo bien pero me pasé con el alcohol. — Susurró Jungkook. — ¿A ti como te fue con tu mamá? — Bien, fue tranquilo. — Mintió Jimin. Jungkook asintió suavemente sin prestarle atención a Jimin. Se mantuvieron en otro largo silencio donde ninguno dijo nada hasta el final de clases. Se despidieron tranquilamente y cada uno retomó su camino a su casa tranquilamente. Jimin estaba en la esquina cuando un coche negro se detuvo frente a él y bajando la ventanilla, permitiendo ver a Min Yoongi dentro. — Sube. — Ordenó el mayor sin voltearlo a ver. — ¿Qué? — Jimin abrió mucho los ojos. — Sube. — Repitió Yoongi finalmente clavándole una no muy amable mirada. Jimin tragó saliva pesadamente y lentamente se colocó en el asiento del copiloto. Evito a toda costa el contacto visual con el mayor y el auto arrancó siguiéndose todo derecho. — ¿A dónde vamos? — Preguntó el menor viendo al mayor. — ¿Yoongi?

— Ya verás. –Contestó el otro tranquilamente, pero manteniendo cierto peligro en su voz. Jimin soltó un suspiro de cansancio y comenzó a ver por la ventana, siguiendo con la mirada las calles que conocía y viendo como lentamente quedaban atrás, metiéndose en zonas que no conocía. El rojo les tocó y Yoongi frenó haciendo una mueca. — ¿Jimin? — Llamó Yoongi. — ¿Si? — El menor lo observó. — Avísale a tu madre que tienes un proyecto y te quedarás conmigo. — El mayor esbozó una suave sonrisa. — ¿E-eh? — Hazlo, ahora. — ¿P-pero por qué? El mayor colocó su mano en la rodilla del menor y comenzó a subir enterrando sus dedos y provocando un cosquilleo al menor. Jimin soltó un pequeño jadeo agudo y pegó un brinco cuando el mayor se aproximó peligrosamente a su zona más íntima. Mordió su labio inferior y sacó su teléfono de su mochila para mandarle un rápido mensaje a su madre. Ella le pidió que por favor le avisara como iba y que agradeciera, que tuviera cuidado y que se portara bien. El menor contestó a todo con un sí, hecho un manojo de nervios por dentro. Guardó su teléfono y se reincorporó aun un poco tembloroso, sintiendo la mano de Yoongi aún. Tragó saliva pesadamente. — Y-ya le avisé. — Habló en voz baja y manteniendo la vista muy al frente. — Pero Yoongi, por favor dime... ¡Ay! El menor pegó un suave brinco cuando el mayor pasó bruscamente su mano por su entrepierna, sobando con suma delicadeza pero mandándole escalofríos excitantes al menor.

— Y-Yoongi... — Susurró Jimin completamente rojo. — P-por favor no hagas eso. — ¿Hacer qué, Jimin? — Preguntó el mayor mientras arrancaba, manteniendo solo una mano al volante y saliendo por una calle a la carretera. — N-no me toques ahí. — Jimin se tensó más. — Por favor... e-es incómodo. — ¿Uhm? ¿Estás seguro? — Yoongi frotó en círculos, haciendo que Jimin se aferrara al asiento y mordiera con más fuerza sus labios. –Yo no lo veo así. — Yoongi, por favor... — Suplicó Jimin al sentir su cuerpo responder ante la estimulación. — Lo siento Jimin, el que manda aquí soy yo. — T-tú dijiste que nada de sexo. El mayor soltó una carcajada y siguió frotando provocando que Jimin se tensara aún más y apoyara su cabeza contra el asiento, suplicando no jadear. — No estoy teniendo relaciones contigo, Jimin. — Yoongi sonrió, finalmente retirando su mano. — Te estoy masturbando, y si no quieres ahora, será después. — ¡P-pero! — Ahora guarda silencio, no me hagas castigarte. — ¿Casti...? — Se tapó la boca al instante. Yoongi lo observó de reojo y sonrió. Jimin lentamente descubrió su boca y mordió su lengua mientras observaba sus pies. Le asustaba en parte lo que pasaría pero al mismo tiempo le causaba intriga. Castigos... su mente se revolcaba en muchos escenarios, quizás unos más morbosos que otros. Después de unos treinta minutos en un silencio incómodo, finalmente llegaron a la casa en la que Jimin había firmado el contrato. Bajaron del auto y lentamente se dirigieron a la casa. — Entra, en un momento te alcanzo. — Yoongi abrió la puerta. Jimin asintió lentamente e ingresó, observando con admiración el interior. Su decoración no era moderna en absoluto, todo estaba hecho de piedra, barro, bastante

anticuado quizás. No era desagradable, de hecho era viejo pero de una forma bastante elegante. Caminó a la sala dejando su mochila en el suelo y viendo el techo, ventanas y puertas. Caminó lentamente por la casa, recorriéndola con un perfil bajo. Parecía más bien un alma vagando debido al silencio y sutilidad con la que caminaba. Cuando unas manos rodearon rápidamente su cintura y lo alzaron un poco haciendo que soltara un pequeño grito, finalmente regresó a su realidad. Escuchó la cálida risa de Yoongi chocar con su oreja, provocando que se estremeciera. — ¿Te he asustado? — Preguntó el mayor divertido mientras lo bajaba, pero sin dejar de abrazarlo por detrás. — A-algo. — Confesó Jimin tiñéndose de rojo. Yoongi volvió a reír y comenzó a avanzar con Jimin hasta colocarlo contra la pared. El menor jadeó al sentir su pecho chocar con la fría superficie al igual que parte de su mejilla y labios. Sintió a Yoongi pegarse más a él, sobando con suavidad sus brazos. — ¿Yoongi? — Preguntó Jimin sintiendo su corazón acelerarse. — ¿Q-qué haces? El mayor no contestó, llevando sus manos al borde de la camisa del chico y tirando hacia arriba para desprenderla. Jimin chilló agudo al sentir el frío en su piel, pero más al quedar expuesto, aunque sea un poco. Yoongi pasó sus manos por su espalda con delicadeza, provocando que todos sus vellos se erizaran debido a la fricción. Cerró sus ojos para relajarse, sintiendo los suaves toques del mayor sobre su cuerpo, recorriéndolo en su totalidad por su torso. Pero al sentir algo frío y puntiagudo detrás de él, abrió inmediatamente los ojos, exhalando su aire suavemente. — Está será nuestra primera sesión, Jimin. — Susurró Yoongi en su oído. — No seré muy duro, tampoco la próxima, iremos subiendo la intensidad poco a poco. ¿Te parece?

— Es muy considerado de su parte... — Habló con sarcasmo Jimin, pero debido a lo ahogada que sonaba su voz, parecía que lo decía en serio. — Cierra tus ojos, relaja tu cuerpo y lo disfrutarás. — Yoongi recorrió nuevamente su espalda. –Además, no necesitas fingir muñeco. Sé que te encanta. Jimin mordió su lengua cuando el filo (de lo que supuso era un cuchillo) rozó su columna vertebral. Jadeó en voz baja, sintiendo a Yoongi jugar con su piel un poco, tocándolo, provocándolo, tentándolo. Finalmente sintió el filo enterrarse, provocando un fino corte. Soltó un jadeo de dolor, cerrando sus ojos y juntando sus cejas. Dejó abiertos sus labios, expulsando suaves respiraciones al sentir otros pequeños cortes por su espalda. Eran finos, como cortaduras de hojas, pero le provocaban tanto como cosquillas como dolor. Sentir la lengua de Yoongi limpiar la sangre fue lo que hizo que abriera un poco más su boca y su respiración aumentara ligeramente. — ¿Vas bien? — Yoongi lamió la gota de sangre en su dedo. — Aja... — Asintió Jimin suavemente. — Bien. Sintió al mayor acercarse a él, enterrando de nuevamente el cuchillo y haciendo unas cortaduras más profundas. Esperó que su piel entrara en contacto con la lengua del mayor, pero eso no sirvió. A cambio sintió unos fuertes pellizcos en su piel que le hicieron removerse. — Déjalas. — Ordenó Yoongi cuando Jimin trató de quitarse las pinzas que había colocado. El menor se detuvo de mala gana, sintiendo a Yoongi tomarlo de los hombros para voltearlo. Su espalda no fue a chocar con la pared, pero si la rozó. Quedó cara a cara con Yoongi quien sonreía vilmente y llevaba otras pinzas en la mano. — Sueltas un grito y apretaré más. ¿Bien?

Jimin asintió, sintiendo una pinza colocarse en su estómago. Aguantó el dolor, viendo como Yoongi colocaba otras cuatro por su pecho, caderas y cerca de sus pezones que se encontraban duros. Yoongi después paso su pulgar por ellos y ejerció presión haciendo que Jimin jadeara de nuevo. — Ah... — Soltó suavemente al sentir otra descarga sobre su cuerpo. Yoongi bajó sus manos al pantalón del muchacho e introdujo su mano, frotando sobre la tela de la ropa interior de Jimin. El menor soltó un jadeo agudo y tapó su boca con su otra mano, Yoongi apretó las pinzas. Jadeó, pero no supo si de dolor o de placer. Yoongi finalmente sacó el semiduro pene de Jimin para acariciarlo con suavidad. Jimin se tornó violentamente rojo y jadeó más, implorando con la mirada. — ¿Por qué me ves así? — Preguntó Yoongi mientras quitaba una pinza del cuerpo de Jimin y lo colocaba en su pezón haciendo al menor volver a gritar. — ¿No te gusta? — Apretó sobre su glande, viendo al menor retorcerse y su erección crecer más. Se acercó a los pezones de Jimin y los lamió bien antes de coger la segunda pinza y colocarla en el pezón restante. Jimin jadeó, llenando sus ojos de lágrimas sin saber exactamente por qué. Yoongi sonrió y lo masturbó con más potencia mientras que con otra mano cogió la barbilla de Jimin para acercarlo. Cuando sintió su respiración acercarse, finalmente el mayor introdujo su lengua en la boca del menor para besarlo con lascivia. Jimin gimió con fuerza, enloqueciendo suavemente ante el placer de la masturbación y el beso, pero el dolor en el resto de su cuerpo y heridas que habían comenzado a sangrar nuevamente. Contestó el beso torpemente, jadeando un poco sobre la boca del mayor. — Pídelo... — Suplicó Yoongi besándolo con intensidad, mordiendo sus labios y masturbándolo. — ¿Qué? — Susurró Jimin jadeando un poco, sintiendo el sudor en su frente.

— Pídeme tener sexo contigo... — Susurró Yoongi aprisionándolo finalmente contra la pared, dejando su erección. Jimin gritó un poco de dolor al sentir las pinzas desprenderse de su piel y rasgarla salvajemente. — Pídeme que te haga mío... te necesito... no logro aguantar más. Jimin sentía todo en él bombear y los rudos y expertos besos de Yoongi no ayudaban en absolutamente nada. Jadeó un poco cuando volvió a tirar de su labio inferior y a sobar su cadera, apretando y masajeando. — Pídelo... — Pidió Yoongi con súplica. Jimin se mantuvo estático unos segundos haciendo que Yoongi se alejara un poco y lo viera fijamente. El menor se perdió en sus ojos oscuros, temblando de deseo y terror. — Hazlo... — Susurró finalmente Jimin. — Tómame... — No creí que caerías tan fácil, muñeco. — Susurró Yoongi lamiendo la zona de sus pezones, haciendo que Jimin gimiera un poco. — Pero no te culpo... Jimin se congeló un poco cuando Yoongi mordió el lóbulo de su oreja, y finalmente se acercó más para susurrar: — Lo llevas en la sangre, pequeño...

Parte II: De una relación complicada. "Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor, Deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Aférrame a tu cuerpo y no me dejes ir nunca, Hazme tuyo y arrástrame a la locura"

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Jimin POV

Muchos se preguntarán hasta donde es capaz de llegar una persona para lograr lo que quiere. ¿De qué es capaz una persona para alcanzar su objetivo? Una vez Nicolás Maquiavelo dijo "el fin justifica los medios", dejando así en claro que cuando el objetivo final es importante, cualquier medio para lograrlo es válido. ¿Lo es realmente? ¿Si matar a un candidato a la presidencia hará que tú seas presidente [siendo aquello lo que quieres], es válido entonces? Quizás algunos podrían contestar que sí, pero en ese caso dudaría fuertemente de su salud mental y ética. Quizás saldría corriendo, qué sé yo. Pero no, aquí estoy. Dejándome manipular por un maquiavélico y calculador chico que hará absolutamente todo para conseguir... lo que sea que quiere. ¿Pero qué tan lejos sería entonces capaz de llegar? ¿Y qué tengo yo para defenderme? - ¿Eh, Jimin? - La voz de mi madre provocó que quitara mi vista del plato con migajas de pastel y la observara con aburrimiento. - Nunca me dijiste qué tal te fue con Yoongi con el proyecto. ¿Bien? Sentí la piel de mi cuello erizarse y por instinto mordí mis labios. - Oh, sí. - Mentí mientras cogía el tenedor y comenzaba a hacer figurillas con el chocolate líquido que sobraba. - Hacemos un... gran equipo. - ¿Te gusta? - Había susurrado enfermizamente sobre mi oído. - ¿Te encantan que te trate así, verdad? - N-no - Jadeaba en descontrol debajo de él. Lo sentía masturbarme con fuerza mientras clavaba la punta de su cuchillo en mis glúteos provocando terribles ardores. - ¡P-por favor detente, duele! - Me alegro. -Mi madre esbozó una sonrisa muy peculiar en ella, entre pícara pero bastante dulce. -La señora Min es realmente agradable, Yoongi también aunque es algo callado. ¿Es tímido?

- Tímido... claro... - Susurré desganado mientras observaba una pequeña migaja moverse después de mi suspiro. ¿A Yoongi le gustará el chocolate? - ¡Ah-ah! - Los espasmos en mi cuerpo conforme llegaba al orgasmo eran incontrolables. Jamás creí que podría estar en una situación como esta, sintiéndome a la vez tan miserable como poderoso, jugando y atentando contra mi vida por un poco de dolor placentero. -Bueno. - Mi mamá observaba el lugar buscando seguramente al mesero. - ¿Algo más que quieras contarme? ¿La escuela? ¿Jungkook? - No, todo ha estado tranquilo. - Pasé mi índice por el plato para lamer el delicioso chocolate que aún sobraba, borrando las lindas figuritas que había hecho con el tenedor. - De acuerdo. - Mi madre suspiró rendida al ver que otra conversación profunda había fallado debido a mis pocos detalles y falta de hablar. - Pediré la cuenta. - Hizo una pequeña mueca al verme volver a embarrar el dedo en la superficie y succionarlo. - Deja de meter los dedos al plato, no seas sucio Jimin. Casi me atraganté, comenzando a toser fuertemente. Lo saqué inmediatamente de mi boca tomando un potente rubor en mis mejillas. Nuevamente aquellos mareos y espasmos volvían a atacar mi cuerpo. - Joder, eres un sucio Jimin. - Se burló Yoongi al ver la cantidad de semen que había liberado de mi cuerpo. Aquello provocó que chillara agudo y me tapara la cara que se encontraba seguramente al rojo vivo, me estaba muriendo por dentro. - Te corriste apenas te metí dos dedos, no creí que serías tan desesperado, precioso. - Y-yo no... y-yo... - Me ahogaba con mis propias palabras, sintiendo las lágrimas resbalar por mis ojos. - Eres un travieso. - Picó mi nariz y eso fue terriblemente inquietante debido a la ternura con la que lo hizo. - Deberé castigarte. - ¿Qué? - Vamos. - Mi madre me desconectó de mis pensamientos con su llamado. La vi coger su saco color beige (que le quedaba bastante bien por cierto) y verme con una suave sonrisa.

Me levanté de la mesa rápidamente y comencé a seguirla de cerca. Salimos del restaurante para dirigirnos ahora a casa, después de todo ya pronto saldríamos de vacaciones y tendría dos preciosas semanas para descansar. Halloween se acercaba y aún no tenía ningún disfraz pensado, aunque siendo sincero, no me apetecía salir en la noche. Por alguna extraña razón algo me decía que me encontraría a Min Yoongi con un disfraz realmente terrorífico y me perseguiría por toda la cuadra. Aunque no tendría por qué, quizás me ignoraría. Diablos, ese chico era tan complicado que por más que me esforzara en comprender lo que hacía, no podía. Era tan cambiante y bipolar que ya no esperaba absolutamente nada, todo me caía de sorpresa. Así, pum, de un segundo a otro. Por ejemplo, en nuestra primera sesión me suplicó que hiciéramos... Bueno, esas cosas. Es cierto que sólo yo podría controlar eso, pero una vez que le diera permiso él tomaría el control. Y ese día que accedí yo realmente juré que mi virginidad anal había llegado hasta ahí. Pero no. Parece que el maldito bastardo disfrutó más masturbándome y viéndome llorar mientras hacía heridas por todo mi cuerpo y lamía la sangre. Además de disfrutar humillarme y decirme cosas que simplemente... no. Era demasiado para mí. Por una mierda, ¿qué carajos me pasa? Lo que estoy haciendo es completamente enfermizo pero simplemente no quiero salir. Quiero probar aquella enigmática y peligrosa zona parecía llamarme a gritos. ¿Qué tan mal de salud mental debo estar para disfrutar que me corten mientras recibo placer? Aunque eran finas cortaduras y unos cuántos azotes por el momento, sinceramente me preocupaba en un futuro qué podría a llegar a hacerme aquel enfermo. Porque sí, no sé qué mierda le habrá pasado a ese chico de pequeño para que sea así. ¿Sus orígenes? Bah, para mí hay algo más y estoy dispuesto a descubrirlo. De acuerdo, Yoongi me había desnudado (metafóricamente) y bueno, también literalmente, pero ese no es el punto. Conocía absolutamente TODO sobre mí y disculpen, pero aquello ya era aterrador. Algunas veces hasta podía jurar verlo en las calles. ¿Qué le sucede? ¿Me seguiría o el mundo es demasiado pequeño? ¿O de plano estoy loco?

No, no estoy loco, ¡no lo estoy! Que tenga fetiches extraños no me convierte en un loco, ¿cierto? ¡Mierda! ¡Ni siquiera he tenido sexo con él y ya estoy hablando de fetiches que tengo! Esto está mal, no han pasado ni dos semanas y esto ya me tiene mal. -...y al final decidí que sería bueno para ti. ¿Te parece? ¿Estás de acuerdo? -Preguntó mi madre frotando mis brazos con una sonrisa, volviéndome a sacar de mi burbuja de pensamientos. ¿Qué había dicho antes? - Oh, sí. Fabuloso. -Mentí ya que en realidad no tenía ni puta idea de lo que decía. Me parece una estupenda idea. - ¡Excelente! -Exclamó ella con una sonrisa. -Entonces le avisaré a la señora Min que estás de acuerdo. -Sí... ¡espera! ¡¿La señora Min?! -Exclamé abriendo mucho mis ojos. -Pues sí. -Mi madre sacó su teléfono. -Ella fue quien te invitó al viaje después de todo ¿¡Viaje?! ¿¡Invitarme?! ¿¡Qué?! -Oh p-pero espera... -No podía decirle que no había escuchado así que pensé en algo más estratégico. - ¿Podrías repetirme para agendarlo en mi teléfono? Ya sabes que suelo ser olvidadizo. - Claro. - Mi madre asintió. - El sábado veinticinco de Octubre hasta el primero de Noviembre se irán a California. Los horarios de vuelo los veré después, por suerte puedo pagarte el boleto sin problemas, así que no te preocupes. Oh carajo, ¿en qué acabo de meterme? - ¿Y r-realmente estás de acuerdo? -Pregunté asustado. - ¡Claro! La señora Min y yo somos buenas amigas desde hace tiempo, me resulta un dulce detalle que te hayan invitado con ellos a pasar las vacaciones. Además, Yoongi y tú se llevan bien, ¿no? -S-sí y con Taehyung. -Mentí. -S-será un honor estar con ellos, sí.

-Ty no va amor, por eso quisieron invitarte a ti. -Ella sonrió- Él se quedará acá con su madre, está castigado por hacer una fiesta a escondidas. - Rió suavemente -Ah, ese chico... Bien, ahora entiendo hacia dónde va esto. Bien jugado Yoongi... - Claro. -Observé las calles con una media sonrisa. -En ese caso creo que estaría bien ir. -La señora Min dice que excelente y que está agradecida por haberte dejado ir... Hizo una pausa mientras observaba su teléfono. -Oh espera, es Yoongi quien está contestando. Su madre se metió a bañar. ¿Yoongi contestando? Vaya, ahora me queda más que claro quien había hecho la "humilde invitación". ¿Por qué no me sorprende? - Dile que estaré encantado de ir. -Observé a mi madre con una sonrisa claramente fingida, pero ella no logró verla. -Que llevaré muchos juegos para entretenernos juntos. -O-okay. -Mi madre negó con la cabeza divertida y comenzó a taclear rápidamente. -Me alegra que ustedes dos se lleven bien. Está bien que no te cierres sólo a Jungkook, en este mundo hay mucha gente nueva por conocer. - Claro. -Sonreí pesadamente antes de colocar mis manos en los bolsillos del pantalón. - Dice que perfecto que tengamos un buen día. Qué amable muchacho. -Sonrió y guardó su teléfono antes de volverme a tomar del brazo. - ¡Oh dios mío Jimin! ¿Con qué te cortaste el brazo? Gracias Yoongi... - Oh, un rasguño en educación física. - Mentí cubriendo la herida con mi mano. Deberían prohibir que las mujeres tengan las uñas tan largas. - Sinceramente comienza a preocuparme que siempre estés tan lastimado. - Ella negó con la cabeza y me observó preocupada. - No te preocupes, tendré mucho cuidado. - Le sonreí para calmarla un poco y al parecer funcionó. Seguimos caminando un par de Minutos más hasta que finalmente llegamos al departamento. Mi madre se dejó caer agotada en el sofá y me dijo que se dormiría

un rato. Asentí y después de darle un pequeño beso me fui a encerrar a mi habitación. - Ah, dulce cama. - Susurré mientras me dejaba caer sobre ella con un suspiro de alivio. Cerré mis ojos tratando de dormir un poco pero unos Minutos después mi teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo el bello sueño que había comenzado a desarrollarse en mi mente. Solté un gruñido y cogí el teléfono con pereza. - ¿Diga? - Pregunté adormilado. - Jimin... Abrí mis ojos de golpe al reconocer la voz de Yoongi al otro lado. Me reincorporé de la cama bruscamente pero aquello provocó que soltara un chillido cuando fui a dar directamente al suelo. Jadee de dolor al sentir el duro suelo contra mi espalda. - ¿Qué mierda acabas de hacer? - Preguntó Yoongi del otro lado ligeramente molesto. - Nada, me caí. - Me reincorporé un poco cogiendo el teléfono con una mano. - ¿Qué quieres, Yoongi? - Esa no es una forma correcta de hablarme. - Lo siento Yoongi. Estoy algo cansado. - Mordí mi labio. - Te perdonaré sólo porque accediste ir al viaje, aunque sinceramente no es que tuvieras oportunidad de negarte. - Soltó una risa que me hizo tragar duro. - Pero me alegra que seas buen chico... Me mantuve callado sintiendo mi corazón bombear con fuerza dentro de mí. - ¿Qué juegos llevarás, Jimin? Estoy ansioso por saberlo... - Su tono de voz no me gustó para nada, era obvio que no había buenas intenciones. - T-te lo dejaré a tu elección. - Susurré en voz baja, sintiendo un pequeño escalofrío recorrerme. - Umh, me gusta eso... - Casi pude sentir su sonrisa. - En ese caso esperaré ansioso, mientras dejaré que te recuperes del otro día. - ¿Yoongi? - Llamé casi con duda.

- ¿Sí, muñeco? - Preguntó con un tono desgarradoramente sensual que me hizo estremecer. - Mi madre vio mis heridas, me gustaría que no lo hiciera. - Hice una pequeña pausa pero él me invitó a continuar con su silencio. - ¿Podría hacerme las heridas en otros lugares que no pueda... ver? Mordí mi labio con fuerza después de eso, esperando ansioso su respuesta. - Claro. - Contestó tranquilamente. - Trataré de hacerlas en lugares más... íntimos. Oh joder Yoongi... ¿por qué eres así? - ¿Íntimos? - Repetí acostándome nuevamente en la cama boca abajo y esperando ansioso su respuesta. - No lo podrás saber hasta que te tenga desnudo en mi cama... - Su voz provocó que mi respiración se fuera por completo, abrí mis labios sintiendo mi corazón con más fuerza. - Abierto para mí... tocándote suavemente con un precioso cuchillo, enterrándolo en tu bonita y suave piel. - Y-Yoongi... - Susurré con un potente sonrojo en mis mejillas, un escalofrío de excitación me recorrió de pies a cabeza provocando que jadeara involuntariamente. - P-por favor no diga eso... - ¿Te excita? - Preguntó cínicamente provocando que me tapara la cara con la almohada y ahogara un grito. Sentía mi cuerpo temblar de tan sólo imaginar lo que me podría hacer. - S-sólo no lo diga por favor. - Supliqué con voz cortada, sintiendo mi respiración fallar. - M-me pongo... - Mordí mis labios, incapaz de proseguir. Hubo un largo silencio donde solamente escuché su pesada respiración del otro lado de la línea. - De acuerdo, muñeco. - Escuché el peligro en su voz y aun sabiendo que estaba lejos no pude evitar sentirme asustado por su tono. - Hablaremos con más calma más tarde... cuando no me esté tocando pensando en ti... Pegué un grito agudo y aventé el teléfono, escuchando la ronca risa de Yoongi un suave jadeo escaparse de sus labios. Mordí la almohada ahogando otro grito y sintiendo mis mejillas tornarse rojizas, el color subiendo por todo mi rostro casi asfixiándome.

- Duerme bien, pequeño. - Ronroneó Yoongi antes de que escuchara la llamada finalizar. No me atreví a moverme, viendo el teléfono en la esquina de la cama amenazando con caer... hasta que finalmente lo hizo. Con aquel golpe pude finalmente sentir el hilo de la cordura ser quebrado en mi cabeza...

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Me paseaba por los pasillos repletos de estudiantes buscando a Jungkook con la mirada, pero no aparecía por ningún lado. Saqué mi teléfono para revisar la hora pero aún era bastante temprano, quizás se le había hecho tarde. Aunque era cierto que últimamente estaba actuando muy extraño. Más... distante, no lo sé. Tenía el presentimiento de que me estaba ocultando algo aunque no sabía bien qué era y dudo que presionarlo para decirme sea algo bueno. Al fin y al cabo yo tampoco estoy siendo cien por ciento sincero con él. ¿Pero qué esperan que le diga? ¡Oye Jungkook, me volví algo así como el esclavo de Yoongi porque me encanta que corte mi cuerpo mientras me estimula! ¡Espero no sea extraño para ti y sigamos siendo los mejores amigos de siempre! ¡Claro que no! Seguramente lo primero que haría sería buscar un centro psiquiátrico en el cuál encerrarme, o peor aún, le diría a mi madre o a un policía. Claro que cuando se enterara del contrato ahí estaría completamente frito... y bueno, la verdad soy un completo idiota. Ni modo, he aceptado, sólo me queda soportarlo... o disfrutarlo. No creo que pase a mayores... Ingresé al salón de Historia en silencio dejando mis cosas en la segunda fila. Me senté dejándome caer agotado y comencé a hacer la tarea que no había hecho. Sinceramente me daba flojera hacerla en los fines de semana y aun así obtenía excelentes notas. ¿Magia? Quizás. ¿Pacto con el diablo? También. Suspiré mientras observaba las hojas repletas de fechas y documentos. Me daba un montón de flojera contestar las seis preguntas que eran bastante simples, pero tenía un bloqueo mental que me impedía pensar claramente. Dios, ya ni recuerdo qué día es hoy. — ¿Jimin? Alcé la vista viendo a Jungkook ingresar al salón con... ¿Taehyung? Espera... ¿Se estaban agarrando la mano accidentalmente o a propósito? — Jungkook... y... Tae. — Mi voz seguramente delató mi confusión. — Ho-hola. — ¿Ya estás mejor? — Jungkook seguía agarrando la mano del mayor sobando suavemente. — Deberías tener más cuidado a la próxima.

— Claro. — Kim Taehyung se zafó suavemente de mi mejor amigo. — Gracias Jungkook. El mayor me observó con una pequeña sonrisa y se fue a sentar hasta el fondo. Jungkook se colocó al lado mío con suma tranquilidad y comenzó a sacar sus libros. Bien, ahora me quedaba claro que no diría absolutamente nada así que volví a los ejercicios. Las demás personas fueron entrando conforme los minutos pasaban, finalicé lo que estaba haciendo y guardé las cosas acostándome suavemente. Observaba la puerta con la mejilla pegada a la mesa cuando en un momento inesperado Min Yoongi ingresó al salón de clases con unos audífonos. Me reincorporé inmediatamente siguiéndolo con la mirada hasta que lo vi detenerse junto a Taehyung quien no levantó la mirada cuando llegó. El chico de cabello oscuro depositó sus cosas y luego se apoyó en la mesa viéndome fijamente. Volví la vista al frente sintiendo mi corazón volviendo a latir con fuerza. Esa manera de verme tan intensa siempre me ponía los pelos de punta, casi podía sentir como me arrancaba la ropa con la mirada y me violaba doscientas veces en su mente. No iba a mentir, resultaba escalofriante y excitante al mismo tiempo. — Chicos. — La profesora de historia asomó su cabeza. — Iremos a la biblioteca a trabajar en las computadoras, guarden sus cosas y bajen por favor. Todos comenzaron a platicar notablemente más alto mientras recogía sus cosas. Yo tomé las mías y salí con Jungkook aun sintiendo la ardiente mirada de Yoongi a mis espaldas. — Pónganse en equipos de dos. — La profesora nos observó cuando llegamos. — Les entregaré los documentos en un momento. Iba a tomar a Jungkook del brazo pero ya había sentido que habían tirado de mí. Observé como Yoongi me jalaba, sentándome bruscamente frente a una computadora y él jalando una silla para colocarse junto a mí sin decir ni una sola palabra. Observé a Jungkook quien había estirado su cuello y movido las manos como diciendo "dude, wtf?". Yo alcé los hombros abriendo mucho los ojos y negando con la cabeza. Jungkook suspiró y se perdió entre la gente para buscar un compañero.

Los demás se sentaron y comenzaron a platicar mientras que Yoongi mantenía aquel gélido silencio que me ponía la piel de gallina. Froté mis brazos y acerqué mi silla a la suya mientras apoyaba los codos en la mesa y entrelazaba mis dedos. — ¿Excitado por el viaje? — Finalmente preguntó el mayor mientras prendía la computadora. Observé a la profesora que estaba detrás nuestro distribuyendo las hojas y pidiendo que ingresáramos al link y respondiéramos las preguntas. — Eso creo. — Contesté mientras agarraba dos hojas y le entregaba una. — Gracias. — Respondió tomando la hoja y observándola en silencio. — ¿Ya decidiste qué juegos llevarás? Tragué saliva pesadamente y observé la hoja. Mis mejillas cosquilleaban al igual que todo mi cuerpo. Y, para terminar de joder mi auto control Yoongi finalmente me había volteado a ver. — A-aun no. — Tartamudee y maldiciendo en mi cabeza por aquello. Dejé la hoja en la mesa y lo observé para enfrentarlo, él esbozó una sonrisa que me hizo tragar nuevamente saliva. — ¿Tú tienes ideas? — Podemos hacer nuestro pequeño juego... — Susurró él acercándose más a mí y me tensé al instante al sentir nuestras piernas chocar. ¿Cómo le hacía para provocarme de ese modo? — Tenemos muchos que me encantaría perfeccionar. — ¿Sí? — Pregunté mientras bajaba lentamente la mirada a sus labios y me relamía. — ¿Recuerdas el juego del venado? — Susurró él cruelmente provocando que abriera mis ojos asustado y me alejara. Sin embargo tomó con fuerza mi mano para impedir aquello, jadee un poco tratando de zafarme pero su agarre sólo se fortaleció. — Tengo un concepto más divertido para que lo disfrutemos ambos. — ¿Qué concepto? — Pregunté asustado. — ¡A trabajar chicos, dejen de hablar! Volví a agarrar la hoja prestándole ahora sí total atención. Ingresé al link y comencé a seguir los pasos mientras que Yoongi seguía viéndome. ¿No se cansará? — De acuerdo, hay que leer estos textos. — Señalé. — ¿Quieres que nos dividamos la lectura o leemos todo?

— Todo. — Contestó él acercándose más para leer. — De acuerdo. Comencé evitando pensar en lo cerca que estaba Yoongi de mí. Francamente cada vez me resultaba más difícil mantener un control estando con él, mi mente me jugaba terribles pasadas y mi cuerpo me traicionaba cruelmente. De tan sólo verlo o pensarlo sentía escalofríos que de no ser que estaba en público me harían suspirar... Comencé con el segundo párrafo, sintiendo sin embargo, la cálida respiración de Yoongi cerca de mi cuello. Mi sangre se heló al igual que todo mi cuerpo y me estremecí violentamente al sentir su mano colocándose en mi rodilla y abriendo los dedos como si fuera una araña. Pegué un brinco al sentir el cosquilleo recorrer toda mi pierna, chocando violentamente contra mi zona más sensible. No, no, no por favor no me hagas esto... — Y-Yoongi. — Hice todo lo posible para que mi voz saliera lo más firme posible. — Déjame trabajar p-por favor. — ¿Umh? — Sentí su sonrisa sobre mi cuello preocupándome enormemente. ¿Y si alguien nos veía? Mierda, no. — Yoongi basta, pueden vernos. — Moví mi hombro para alejarlo y volviendo a concentrarme en el texto en la pantalla. Escuché su pequeña risa cínica antes de volverse a acercar a mí pero sin rozar contra mi sensible piel. Cualquier cosa que hiciera ese chico ya era una maldita droga para mí, el poder que había cogido sobre mi mente ahora sobre cuerpo me preocupaba. Pero más me preocupaba que me gustara... y deseara más. — ¿Sabes todas las cosas que tengo preparadas para ti cuando nos vayamos? — Susurró sobre mi oído provocando que perdiera toda la concentración. Respira Jimin, respira... Fingí ignorarlo mientras seguía leyendo el texto. Pero no, sólo había fijado mi vista en la palabra "los" mientras lo escuchaba. Mi respiración se había vuelto más pesada, dejándome seducir por la imaginación. — Sé que me prestas atención, muñeco. — Ronroneó provocando que mordiera mi mejilla interna y apretara mis piernas. — Así que escucha bien...

Tomé una honda respiración y comencé a respirar con lentitud para controlar cualquier cosa que pudiera provocar mi cuerpo. Me sentía como un pobre ciervo, sí, a punto de ser cazado y devorado por un león sin piedad alguna. — Me encantaría quitarte tu hermosa ropa con los dientes. — Susurró más ronco de lo que ya era, producto del deseo que me descontrolaba. — Te haría mío, noches enteras, enterrándome profundamente en ti sin dejarte ir. Bajé la mirada comenzando a respirar por la boca, las sensaciones comenzaban a causar efectos indeseables en mi cuerpo. Él ladeó un poco la cabeza para seguirme y que no escapara a sus sucias palabras. — Quiero tenerte completamente desnudo, abierto para mí... — Prosiguió ahora subiendo su mano por mi muslo con lentitud. — Quiero que grites mi nombre y me supliques que pare, quiero ver el dolor y el placer en tus ojos, enterrar hermosos filos por toda tu piel y lamer la sangre que brote de tus heridas... —Su respiración aumentó peligrosamente haciéndome jadear cuando subió más. Esto se estaba saliendo de control. — Tu sangre es tan dulce, Jimin. — Susurró tocándome con más insistencia, provocando que volviera a jadear y mordiera mis labios para impedirlo. — Quiero lamer tu exquisito cuerpo, quiero tomarte noches enteras, quiero que grites, quiero que gimas... quitar todo rastro rojizo que quede... quiero morderte, lamerte, comerte... — ¡D-detente! —Susurré desesperado al sentir una erección provocándose en mí, mi cuerpo temblaba desesperado. Él soltó una suave carcajada mordiendo ahora mi oreja. — ¡Yoongi detente ya! — ¡Min y Park! — Gritó la profesora. — ¡Dejen de hablar y terminen el ejercicio ya! Mi cuerpo se contrajo cuando Yoongi se alejó, gritando internamente al sentir como me arrancaba el alma con su lejanía. Sin embargo aquello ayudó a que regularizara mi respiración y comenzará a calmarme, suplicando para que la erección se bajara. Lo único realmente positivo e inclusive irónico era ver que el mismo Yoongi también había sufrido un pequeño problema... y realmente me estaba comiendo con la mirada. Sus ojos desbordantes de deseo cada vez penetraban más profundo en mi cabeza, causándome terribles pesadillas... Y lo peor era que sabía que no faltaría mucho para que mi realidad se convirtiera en una.

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— ¿Jimin? — Llamaron suavemente. Escuché la voz lejana, dentro de mis sueños. Me removí suavemente al sentir una mano en mi hombro y sobar suavemente para despertarme. Abrí los ojos poco a poco, cegado por la luz, antes de reincorporarme lentamente tallándome los ojos. Tuve que parpadear repetidas veces al ver a Min Yoongi sentado en el borde de mi cama con una sonrisa que no me dio buena espina. Observé el entorno confundido antes de clavarle la mirada mientras me cubría más con las blancas cobijas de mi cama. — ¿C-cómo entraste? — Pregunté un poco asustado. ¿Qué mierda hacía Min Yoongi en mi cuarto? — Tu madre me conoce, no fue tan complicado que me dejara entrar. — Sonrió mientras se acercaba a mí y quitaba unos mechones de cabello de mi rostro. Sentí un escalofrío ante su contacto. — Además, ¿por qué faltaría en este día tan especial para ti? Abrí mis ojos completamente asombrado y lo observé fijamente. ¿Cómo lo sabía? ¡Yo jamás se lo había dicho, hasta donde recuerdo! No, seguro me estaba jugando una broma y era una coincidencia o alguien le había dicho. ¿Taehyung? Quizás se enteró por Jungkook. — ¿D-día especial? — Pregunté para confirmar mis sospechas. — Sí. — Él finalmente dejó de tocarme. — Feliz cumpleaños, Jimin. Me mantuve en otro largo silencio mientras aguantaba la respiración. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras yo bajaba la mirada viendo mis manos. — Así que lo sabes... —Susurré. — ¡Claro! — Él sonrió suavemente. — ¿Quieres un poco de pastel? Está en la cocina, después podemos irnos juntos al instituto, no te preocupes. Esperen... ¿Qué? No pude siquiera pronunciar una palabra porque Yoongi ya me había jalado fuera de la cama, tomándome del brazo y tirando de él para guiarme por los pasillos.

Conforme sentía su calor ir llenando mi cuerpo esto me resultaba cada vez más extraño. Yoongi no actuaba así, él... él no era esa clase de persona dulce que iría a despertarte para tu cumpleaños. Algo iba mal. — Yoongi... — Llamé pero él me ignoró. — ¡Espera! — No, el pastel te espera al igual que tu mamá, vamos. — Él me observó con una linda sonrisa antes de entrar a la cocina. Me zafé suavemente de él cuando llegamos, todo estaba completamente oscuro y silencioso. — ¿Yoongi? — Volví a llamar preocupado. — Cierra los ojos. — Llamó desde algún lugar en la oscuridad. Mordí mis labios con preocupación pero finalmente obedecí a su orden. Cerré mis ojos esperando con paciencia lo que sea que fuera a pasar. Sentí que Yoongi me tomó de los hombros para guiarme hasta que sentí la superficie de la mesa chocar conmigo. Escuché unas pisadas y un poco de movimiento hasta que finalmente mi vista se volvió ligeramente rojiza, dándome a entender que las luces ya estaban prendidas. — Ahora sí, ¡abre tus ojos! Los abrí viendo un pastel de chocolate frente a mí con unas velas en forma del número "18". Esbocé una pequeña sonrisa al ver el fuego tambaleándose de izquierda a derecha y unas hermosas letras hechas de chocolate blanco diciendo "happy birthday, Jimin". — ¿Te gusta? — Preguntó Yoongi colocándose detrás de mí. — Luce muy rico, gracias. — Sonreí un poco. — ¿Pero y mi mamá? — Oh, en un momento aparece. — Él se colocó ahora junto a mí. — Vamos, pide un deseo y apaga las velas. Podrás comer un poco antes de irnos, ya se hizo tarde. Asentí suavemente observando las velas. Tomé una honda respiración y cerré mis ojos pensando en algo para pedir. Cuando finalmente lo tuve, abrí los ojos y soplé las velas con una suave sonrisa. Yoongi también sonrió y frotó mi espalda. — ¿Qué pediste, Jimin? — Preguntó ahora viéndome directo a los ojos mientras tomaba un enorme cuchillo a mi costado. — Puedes decirme con confianza.

Observé el cuchillo ser tomado poco a poco por sus dedos. Le volví a clavar la mirada mientras él sonreía cada vez más grande. — Bueno... — Me congelé un poco cuando tomó mi mano para colocar el cuchillo en ella. — Pedí finalizar bien este año y entrar a una excelente Universidad. Ojalá se cumpla. — Estoy seguro de que se cumplirá. — Él comenzó a cortar el pedazo de pastel conmigo con suavidad. — Ahora, ¿estás listo para probar tu pastel? — Eso creo... — Dije aún preocupado. Tomé un plato que estaba en la esquina y coloqué ahí el pastel, me di la vuelta y cogí un tenedor antes de volverme a voltear. Pegué un pequeño brinco al ver a Yoongi frente a mí con una sonrisa y el plato a mano. Tragué saliva pesadamente mientras él me quitaba el tenedor y tomaba un poco de pastel. — Pruébalo. — Sonrió. — Le añadí un elemento muy especial, ojalá te guste. Me perdí en sus oscuros ojos, nuevamente habían cambiado... nuevamente aquella mirada enfermiza y completamente escalofriante. — ¿V-veneno? — Pregunté palideciendo. Él comenzó a reír con fuerza. — ¡Dios, no! — Soltó otra pequeña risa antes de tenderme el tenedor. — Vamos, solo come. Abrí la boca y él metió el pedazo de pastel en ella. Cerré la boca con lentitud y comencé a masticar, sintiendo el dulce sabor de chocolate inundar mis papilas gustativas. Comencé a tragar suavemente, sintiéndome más tranquilo al no sentir nada extraño en el pastel. — ¿Más? — Preguntó con una sonrisa mientras levantaba nuevamente el tenedor. Asentí con una pequeña sonrisa y volvió a abrir la boca para que metiera el pedazo. Seguí finalmente masticando tranquilamente hasta que sentí un extraño sabor en el pastel. Me concentré en buscar el sabor pero no encontraba qué era, era ácido y a la vez un poco dulce, contrastaba muy bien con el chocolate pero seguía siendo algo extraño. — ¿Qué tiene? — Pregunté mientras me limpiaba la comisura de mis labios. — Un ingrediente especial, quizás logres adivinarlo. — Sonrió mientras acercaba otro pedazo a mi boca.

En ese lo sentí aún más. Mi movimiento al masticar se fue haciendo más lento hasta que se detuvo por completo al sentir algo duro y suave chocando con mi paladar. Yoongi esbozó una sonrisa aún más grande y por ende volví a limpiarme la boca, esta vez deteniéndome para ver mi dedo. — Feliz cumpleaños Jimin. — Volvió a susurrar esta vez aún más cerca. Mi cuerpo comenzó a temblar ferozmente y unas nauseas me ahogaron completamente antes de que soltara un quejido que se atoró en mi garganta y me hizo retroceder. Sangre. Había sangre en mi dedo. Escupí el bocado que tenía al plato, soltando un grito que me desgarró las cuerdas vocales y provocó un ardor insoportable. Llevé mis manos a mi cuello escupiendo repetidas veces en el suelo mientras me alejaba hasta chocar con la pared, mis lágrimas escurrían por mis mejillas. Por...una...mierda... Observé con repugnancia y lágrimas en los ojos, el dedo que se encontraba enrollado en partes de pastel, haciéndome ahogar un grito de dolor y asco. Llevé mi mano a mi boca y limpiándome con fuerza, viendo mi mano llenarse de sangre. — ¡¿QUÉ HAS HECHO?! — Grité mientras sentía los hilos de sangre deslizarse por mi boca. — ¿¡QUÉ HICISTE?! ¡¿QUÉ HICISTE?! Yoongi comenzó a reír descontroladamente mientras se tiraba al suelo con el cuchillo que ahora se encontraba empapado de sangre. Solté un grito que le hubiera helado la sangre a cualquiera cuando vi que el cuerpo de mi madre tirada en el suelo detrás del taburete, con las extremidades del cuerpo faltándole. — Feliz cumpleaños Jimin... — Susurró con una mirada completamente trastornada. — ¡FELIZ CUMPLEAÑOS JIMIN! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS JIMIN! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS JIMIN! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS JIMIN! Sentí su voz penetrar en mi cabeza provocando que volviera a gritar y a llorar al ver partes humanas desbordando del pastel. Me tapé los oídos y enterré mi cabeza en mis piernas mientras gritaba. Y gritaba. Y gritaba. Y gritaba... — ¡NO! ¡NO! — Grité en descontrol mientras me zafaba bruscamente de las manos que me tomaban. — ¡NO, DÉJAME, DÉJAME!

— ¡JIMIN! — Escuché que gritaron en la lejanía. — ¡Jimin, por favor cálmate! Abrí mis ojos que derramaban lágrimas a mares, observando a mi madre que estaba frente a mí tomándome de los hombros. Hipee mientras observaba mi cuarto y los primeros rayos de sol que se colaban. Solté un sollozo y la abracé con fuerza. Mierda... mil y un veces mierda... Batallaba por controlar mi respiración mientras mi madre preguntaba sin cesar qué me había pasado. Yo negaba con la cabeza mientras la abrazaba más fuerte hasta que ella finalmente guardó silencio. Sobó mi cabeza mientras yo seguía temblando y repitiéndome que aquello no era real, solo una terrible pesadilla. — Sólo fue un mal sueño... — Finalmente hablé. — Lo siento, lo siento... Mi madre siguió sobando mi cabeza con suavidad, sin saber seguramente qué decir. — Estás bien aquí conmigo, nada va a pasarte. ¿De acuerdo? — Susurró ella besando mi cuero cabelludo. — Límpiate esas lágrimas de cocodrilo y ven a la cocina. Un pastel de cumpleaños no es un pastel de cumpleaños sin un cumpleañero. Solté una suave risa mientras sorbía mis mocos. Limpié la zona de mis ojos dejándole ligeramente irritado, pero simplemente no importaba. A este punto parecía que llorar simplemente ya no importaba...

— ¡Miren nada más quién ya es legal! — Jungkook me recibió con palmadas en la espalda y enorme sonrisa. — ¡18 años, hermano! ¡Oregón te celebra amigo mío! — Gracias... — Contesté sin mucho ánimo. — De preferencia preferiría que nadie supiera que es mi cumpleaños. — ¡Oh dios mío! ¡¿Es tu cumpleaños?! — Escuché un grito femenino detrás de mí. ¿Esto podía ser acaso peor? Nunca se hagan aquella pregunta... En menos de diez minutos ya tenía a todo el instituto gritando mi nombre y celebrando mi legalización. Todos me abrazaban y gritaban "feliz cumpleaños, Jimin" o "¡feliz cumpleaños, campeón!" en el caso de los hombres. El ruido se fue levantando hasta asfixiarme, todos sabían, todos llegaban...

Y yo... simplemente no creí aguantar más las risas, gritos, palmadas y comentarios atrevidos o realmente incómodos después de casi cinco horas. — Jungkook... — Llamé. — ¡Jungkook! — ¿Qué? — Preguntó él viéndome a través de su hombro mientras seguía hablando con el grupo de chicas. — Por favor cúbreme en lo que salimos... — Susurré. — Faltan dos horas que tenemos libres. — Contestó él. — Y no tengo permiso de salir. Por favor... — Rogué nuevamente. — ¿Qué pasó con el Jimin carismático que adoraba hablar con todos? — Preguntó él alzando una ceja. — ¿Desde cuándo eres tan reservado? Le mantuve la mirada, suplicándole a través de los ojos. — Ah, de acuerdo. — Rodó los ojos. — Ve a esconderte en estas horas libres. Agradecí con la mirada antes de salir corriendo mientras esquivaba a las personas. ¿Desde cuándo comencé a evitarlas? Bueno, es triste. Desde poco más de un año cuando se enteraron de mi homosexualidad, no fue precisamente agradable. Sabía que hoy todas esas sonrisas y felicitaciones eran falsas y no quería escucharlas. Odiaba la hipocresía de la gente. Sabía lo que decían a mí a mis espaldas y francamente me ponía de malas ver sus sonrisas o sentir que me abrazaban. Llegué al último piso del colegio, avanzando en absoluto silencio por el pasillo hasta llegar a unas escaleras que llevaban al ático y cosas abandonadas. Era un lugar tranquilo, lleno de cajas, polvo y cosas para limpiar algunas veces. Pero había una linda ventana que daba al exterior así que podía entretenerme viendo la ciudad un poco, o al menos no sentirme tan solitario. Suspiré aliviado a punto mientras me acercaba a las escaleras. — Escuché que era tu cumpleaños. ¿No deberías estar festejando en lugar de huir? Mi piel perdió color mientras me daba la vuelta lentamente. Min Yoongi se encontraba con un palillo en la boca mientras me observaba apoyado en la pared sin expresión alguna. Relamí mis labios al ver sus pantalones ajustados y su camisa abierta de la parte de arriba, tres botones zafados para ser exactos, ligeramente cubierto con una corbata holgada. Mierda, ¿por qué tenía que ser tan... tan...? ¡Demonios!

Como si aquellos lindos labios, fría mirada, cabello negro completamente revuelto y ojos grises no fueran suficientes para hacerme entrar en crisis... Ahora me venía luciendo como todo un chico malo terriblemente seductor, y con un palillo. Que en realidad no tiene nada qué ver, pero le da un toque... Provocativo. — Yoongi. — Llamé un poco sorprendido. — Yo... bueno... —Dirigí la vista a mis manos sin saber exactamente qué decir. —Aprecio que me den felicitaciones y todo eso pero... es incómodo. No sé, prefiero la soledad. — Alcé mis hombros. —Me duele más ver gente hipócrita que estar solo cuando sé que hablan mierda a mis espaldas. Mordí mi lengua después de haber dicho eso. Yoongi se quitó el palillo de sus labios y esbozó una sonrisa antes de tirarlo al suelo. Me hizo una seña de que me acercara sin quitarme aquella mirada traviesa. Toda la sangre de mi cuerpo comenzó a fluir con mayor rapidez provocándome un terrible escalofrío de excitación y miedo. Dudé un poco, pero finalmente me comencé a acercar a él hasta que quedamos separados por un par de centímetros. Él me tomó de los brazos comenzando a subir suavemente, pero nuestras miradas no se desviaron. — Bajaste de peso. — Comentó mientras su mirada se volvía más penetrante. — ¿Sí? — Pregunté con sorpresa. — Puedo sentirlo. — Subió casi hasta mis hombros, mordí mi mejilla por dentro. — Pero eso no es lo que me importa ahora. Me soltó y se reincorporó de la pared ahora reduciendo un poco más el espacio entre nosotros. — Querías estar solo, ¿no? — Nuevamente aquella maldita expresión de indiferencia. — Entonces supongo que te dejo... Hizo una pequeña mueca y comenzó a avanzar lentamente, alejándose poco a poco de mí. — ¡E-espera! —Llamé antes de que se alejara más. "Por una mierda Jimin, simplemente tú no aprendes, ¿verdad?" "Cállate maldita sea" "Soy tu consciencia, no puedes callarme. Te callas a ti mismo imbécil"

— ¿Sí? — Preguntó Yoongi viéndome a través de su hombro. "Corre" — N-no me molesta si tú estás conmigo. — Confesé avergonzado, sintiendo mis mejillas calentarse. — ¿Quieres que me quede contigo? "No, claro que no" — Sí. — No tengo nada para regalarte de cumpleaños. "Me vale una mierda. Como si quisiera algo tuyo" — No necesito regalo. Contigo c-creo que estoy bien. "Idiota, mil y un veces idiota" Yoongi alzó sus hombros antes de detenerse y observar las escaleras. — En ese caso me quedo. — Comentó sin verme. — ¿Ibas a subir, verdad? — Sí. P-pero podemos quedarnos aquí. — No, subamos. Ven. — Yoongi comenzó a subir las escaleras. — Pero... ¡Yoongi! ¡E-espera! Comencé a subir las escaleras cuando lo vi desaparecer, pero él aceleró el paso. Bufé en voz baja mientras subía de dos en dos las escaleras con rapidez hasta que finalmente llegué hasta arriba, pero no había rastro de Yoongi. — ¿Yoongi? — Llamé observando de izquierda a derecha. Avancé un poco, observando todas las enormes cajas a ver si veía algún movimiento. Los rayos de sol inundaban absolutamente todo deslumbrándome un poco, pero no fue desagradable. Volví a observar de izquierda a derecha. — ¿Yoongi? — Llamé de nuevo con cautela, avanzando e inclinándome hacia adelante para ver entre las cajas. — Bien... esto no es divertido. Nada, silencio. Comencé a retroceder al no escuchar ni el respirar de un muerto en mi nuca. Sin embargo apenas di tres pasos sentí que tomaron mi brazo y me jalaron detrás de

unas cajas. Los labios de Yoongi atacando con furia los míos me desconectan completamente de la realidad, dejándome tomar por sus fuertes manos, completamente derretido por su beso hasta que mi espalda choca con fuerza contra una pared. Y ahí supe que ahora sí no tendría escapatoria...

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Pensar con claridad se había vuelto un terrible reto, mi mente simplemente no se concentraba en otra cosa que no fuera los labios de Yoongi sobre los míos y sus manos en mi cadera haciendo una suave presión. Mordió mis labios y tiró de ellos arrancándome un gemido, mi sangre se heló porque simplemente no podía comprender cómo podía hacer aquello. Un suave toque suyo era electricidad pura, con la mirada ya podía dominarte por completo y solo bastaban unas palabras para tenerte a su merced total. Y aún no había encontrado la forma de resistirme a sus extraños y enigmáticos encantos. Era aterrador la forma tan rápida en la que podía cambiar, provocaba miedo en mí pero al mismo tiempo me seducía. Unas cadenas invisibles se aferraban a mis muñecas y a su cuerpo, aunque quisiera huir sabía que seguía encadenado a él. — Jimin... — Susurró sobre mis labios provocando que todo mi aire se saliera de mi cuerpo. — Fuiste un niño muy malo, ¿sabías? — ¿Qué? — Pregunté abriendo finalmente mis ojos y chocando con los suyos vacíos. — Te apuesto a que ibas a decirle a nadie de tu cumpleaños, menos a mí. — Esbozó una sonrisa. Si no lo conociera pensaría que tiene una sonrisa bastante agradable y apacible, pero no, a mi vista lucía enfermiza y adictiva. — ¿No te hubiera gustado acaso un regalo mío? Tragué saliva pesadamente sin saber exactamente qué contestar. Él tomó mi barbilla con sus dedos para que levantara aún más la mirada y nuestros ojos conectaran aún más. — ¿Tú? — Pregunté un poco confundido. — ¿Me darías un regalo a mí? ¿En serio? La sonrisa de Yoongi solo provocó más inseguridad en mí de la que ya tenía. Relamí mis labios pensando seriamente si era más conveniente huir que quedarme aquí con él. Eso sería lo correcto, pero después venía la otra contra-parte que gritaba quedarme y enfrentarlo, ver qué pasaría si lo provocaba. — ¿Por qué no? — Sobó mi mejilla. — Es el cumpleaños de mi muñeco después de todo.

Fruncí mi nariz con molestia al escuchar el extraño apodo que había usado para referirse a mí. ¿Muñeco? Aquello no fue muy amable que digamos. — ¿Muñeco? — Repetí alzando un poco mi ceja. — ¿Cómo lo prefieres entonces? — Se acercó más a mí con aquella filosa mirada. — ¿El chico lindo que me vuela la cabeza? — Detente. — Me moví de lugar comenzando a avanzar entre las cajas con los brazos cruzados, sin embargo sentía sus pasos detrás de mí. Bufé en voz baja rodeando una caja pero me detuve al ver que ya me esperaba del otro lado sin expresión alguna. Avancé a la derecha cuando él se hizo a la izquierda, deteniéndonos nuevamente al estar frente a frente con la caja separándonos. — ¿Por qué huyes? — Preguntó divertido — No lo hago. — Me hice a la izquierda cuando él comenzó a rodear por la derecha, una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. — ¿Disfrutas provocarme? — Preguntó él relamiendo sus labios. No contesté, solamente lo observaba en completo silencio. Ágil, movimiento a la derecha yo a la izquierda, suave balance, inclinación hacia adelante y comenzando a correr en círculos. Detente... observa... avanza lentamente en sentido contrario pero no dejes de mirarlo. Oh-oh, su sonrisa se está esfumando... eso no es buena señal. — ¿Te es difícil atraparme, Yoongi? — Me burlé con una sonrisa. — Solo deja que te atrape y vas a ver. — Su voz sonó amenazante, pero aquello resultó excitante igualmente. — Inténtalo. Sus ojos se oscurecieron aún más, sentí los vellos de mis brazos erizarse al instante. Avanzó más lento hacia mí cuando escuchamos unas voces a lo lejos volverse cada vez más altas y unos pasos acercarse. Las escaleras... Al mismo tiempo Yoongi y yo observamos el armario detrás de él, yo no perdí tiempo e ignorando completamente mi muerte segura, corrí hacia él. El peli negro fue más rápido y me bloqueó el paso, pero logré empujarlo dentro sin temor alguno y me introdujo también, cerrando la puerta detrás de mí.

Abrí mi boca para respirar por ahí, ignorando completamente que estábamos en un espacio reducido y que mi espalda rozaba con delicadeza con el pecho de Yoongi. — Claro, ¿cuántas batas va a necesitar profesor? — Observé a la directora a través de la pequeña ranura caminar por las cajas junto al profesor de biología. — ¿Veinticinco? — Por favor. — Contestó mi profesor mientras observaba el entorno con la mirada. — Quizás necesite también unas pinzas o microscopios. — Claro. — La directora salió de mi campo de visión, pero el de biología se mantuvo ahí plantado. — ¿Cuántos necesitará? — Cuatro estarían bien. — Contestó. Mi respiración se fue calmando poco a poco, pero no tardé en sentir el tibio aliento de Yoongi sobre mi cuello, soplando con delicadeza. Ignoré el acto, concentrado en el profesor de biología y la directora pero no estaba resultando. La lengua del peli negro rozó mi nuca, lamiendo hasta llegar a mi oreja y succionar un poco. Un jadeo involuntario se escapó de mis labios pero Yoongi inmediatamente me tapó la boca con sus manos jalándome bruscamente contra él. — ¿Qué fue eso? — Escuché la voz directora en algún lugar del ático. — Quizás una rata, por aquí hay muchas. — Contestó el profesor de biología. La risa de Yoongi hizo que mi sangre hirviera. — Parece que ya tengo un nuevo apodo para ti, ratita. — Susurró sobre mi oído. Traté de contestarle pero debido a sus manos tapando mi boca no pude hacerlo. Me removí molesto en sus brazos dándole a entender que su comentario no me había gustado para nada. — Oye muñeco... — Retomó él con voz aún más ronca que la anterior. — Te atrapé. ¡Ah, mierda! ¿Por qué ahora? No, por favor no te atrevas a hacer algo indebido, está la maldita directora profesora afuera con el profesor de biología y si nos encuentran estamos fritos. No, no Yoongi por favor que no se te ocurra hacer nada de lo que...

— Mmh. — Jadee sobre su mano y tomando un potente rubor en mis mejillas. Yoongi había deslizado una mano dentro de mi camisa, rozando la yema de su dedo índice con mi pezón izquierdo que se encontraba duro. — Es increíble como cualquier toque mío te pone tanto. — Se burló nuevamente ahora apretando mi pezón y causando que me revolcara en sus besos. — Oh, con cuidado muñeco. Te recuerdo que no estamos solos. Tragué saliva pesadamente y por instinto cerré mis ojos, apretando con fuerza mis dientes para no dejar escapar nada. ¡Me lleva todo! La lengua de Yoongi volvió a posicionarse cerca de mi oído, ahora bajando hasta mi cuello donde comenzó a dispersar diversos besos que me provocaron escalofríos. Me las iba a pagar cuando la directora y el profesor se fueran... — ¡Mmh! — Inmediatamente ahogué otro grito al sentir sus manos ir subiendo, hasta posicionarse en mi cuello y hacer una leve presión para controlarme. La mano que cubría mi boca lentamente fue bajando hasta posicionarse en mis pantalones. Mi alma se fue a mis pies. —Si fuera tú me mantendría muy calladito a menos que quieras sufrir. Comencé a negar con la cabeza repetidas veces pero el agarre sobre mi cuello se intensificó, el miedo comenzó a recorrerme desde la planta de mis pies hasta la punta de mi cabeza. Pero no me hizo caso, como era de esperarse. Sentí su otra mano dirigirse a mis pantalones e introducirse en ellos, frotando suavemente sus dedos contra la tela de mi ropa interior. Mordí mis labios con fuerza comenzando a suplicar que se fueran rápidamente porque no creí poder con eso. Me estaba derritiendo en sus brazos, sintiendo mi cuerpo irse mientras seguía frotando la tela cada vez con más insistencia. La mano que estaba en mi cuello lentamente fue subiendo en mi barbilla hasta que dos dígitos se introdujeron sin permiso alguno en mi boca. — Chupa. — Susurró Yoongi suciamente sobre mi oído. La saliva comenzó a acumularse en mi boca pero no podía tragar, comencé a succionar los dedos mientras estos se movían sobre mi boca impidiendo que pequeños sonidos salieran. La otra mano seguía concentrándose en mi ropa interior, abriéndose un poco el paso entre mis molestos jeans. — Ábrelos. — Ordenó Yoongi.

Negué con la cabeza pero Yoongi apretó sobre mi creciente erección haciéndome chillar. ¡Por el amor de dios, que el profesor y la directora ya se hubieran largado! Con manos temblorosas las dirigí hacia el cierre y botón de mi pantalón, permitiendo un mejor acceso a mi bóxer. Arquee mi espalda cuando los movimientos se intensificaron, ahora sobando por toda la tela que estaba libre casi en su totalidad. Mi respiración se volvió más irregular mientras escuchaba de fondo las voces irse alejando, hasta que el silencio se apoderó nuevamente el lugar. — Yoongi por favor detente... — Logré jadear finalmente sintiéndome libre. — Yoongi... — ¿Quieres eso? — Se burló con voz socarrona sobre mi oído, provocando una punzada en lo más profundo de mi ser. — Tus deseos son órdenes, muñeco. Tan rápido como esto había comenzado, finalizó, provocando mil emociones en mi cuerpo que no terminaba de comprender. Enojo, sí me sentía enojado de lo que había hecho, sabiendo que podían encontrarnos y expulsarnos. Miedo, miedo de esa sonrisa que me observaba con lujuria, atento a mis movimientos y como si supiera exactamente qué iba a hacer. Excitación, porque por más que me negara a su tacto, sus manos siempre terminaban ganando contra mi orgullo, debilitándome con cada roce perfectamente calculado. Ansiedad, porque necesitaba tener otra vez esas manos sobre mi cuerpo, las necesitaba despojándome de mi ropa y tocando suciamente cada rincón prohibido de mi cuerpo... Mi espalda se dobló pero impulsándome hacia adelante para apoyar mis manos en la puerta del armario. Grave error. La puerta se abrió casi al instante provocando que cayera duramente al suelo con un jadeo de dolor, rojo de vergüenza y ahora sí realmente de molestia. La risa de Yoongi resonó en mis oídos provocando que me levantara torpemente, apoyándome contra unas cajas con mi mano izquierda, — No...Es...gracioso... — Hablé entre respiraciones cortas, aun sintiendo el dolor en mis rodillas debido al seco golpe que dieron contra el suelo. — ¡Deja de reír, maldita sea! — Ah, muñeco, eres todo un caso. — Yoongi salió de nuestro escondite mientras negaba con la cabeza. — Espero que en nuestro viaje seas igual de escandaloso, será todo un placer para mí.

— ¡Y-ya basta! — Exclamé sintiendo mis mejillas cosquillear, odiaba que me pusiera así de nervioso con tan solo unas palabras. ¡Qué ganas de darle una golpiza o de ser tragado por la tierra! — Eres tan dulce, muñeco. — Yoongi se acercó a mí. — Las palabras sucias te atormentan al igual que mi presencia, ¿cierto? No puedes resistirte a ambas... Mi respiración se había vuelto a dificultosa nuevamente. Levanté la mirada para encarar a mi supuesto enemigo, pero él no parecía intimidado en lo más mínimo. — Si no puedes resistirte, entonces déjate arrastrar. — Yoongi comenzó a dar vueltas lentamente alrededor mío. — Prometo que te terminará gustándote, será aburrido si solo yo disfruto. — Se acercó a mi oído estando detrás de mí. — Me pone escuchar tus gemidos, será tedioso si solo escucho los míos. Tragué saliva pesadamente cuando lo sentí alejarse, volviendo a dar vueltas. — ¿A qué le temes? — Preguntó él riendo. — ¿A qué te guste demasiado y no puedas olvidarlo? ¿Ni zafarte? — Ya basta... — Apreté mis puños. — Escúchame bien, Jimin. — Apareció frente a mí en un segundo provocando que chillara y me tambaleara hacia atrás. Inevitablemente terminé en el suelo nuevamente observando con miedo sus gélidos ojos. — Estoy tratando de ser paciente contigo, pero mi paciencia tiene un límite. Si no te dejas caer, yo deberé arrastrarte a la mala y ahí será peor para ti. Me mantuve en silencio sin poder creer lo que escuchaba. — Ya sea a la buena o a la mala terminarás disfrutando, pero me gustaría empezar a la buena. — Tomó mi brazo y me jaló hacia él para levantarme. — ¿Estamos? Me zafé de su agarré y levanté mi mano para finalmente darle lo que tenía bien merecido, pero apenas mi mano estuvo a unos milímetros de su rostro, atrapó mi mano en al aire, tomándome con excesiva fuerza. Comencé a forcejear pero eso solo provocó que apretara más fuerte y me soltara un jadeo de dolor. — Niño malo. — Se burló nuevamente con aquella maldita sonrisa. — Si tuviera mis juguetitos aquí contigo te educaría en una semana. Quizás dos, considerando que eres algo terco... pero muy torpe e inocente.

— Yo no soy inocente. — Me defiendo tratando de zafarme, pero su agarre permanecía. — Claro que lo eres. — Se burló Yoongi finalmente soltándome. — A mis ojos sigues siendo una pequeña y débil criatura esperando ser corrompida. Y no, muñeco, los aspectos sexuales están lejos de ser mi término de inocencia. Lo observé perplejo. — Medítalo cuando tengas algo aquí. — Presionó con lascivia mi entrepierna soltándome un suave jadeo. — Pero como nunca pasará eso, medítalo cuando me tengas aquí. — Sus dígitos se movieron hasta presionar contra mis nalgas, provocando que éstas enrojecieran brutalmente. — Una vez hecho eso, verás las cosas distintas con el paso de los días. — No tienes escrúpulos, ¿cierto? — Pregunté desafiante mientras retrocedía unos cuántos pasos. — ¿Y con eso te refieres a tenerte? — Yoongi comenzó a reír. — Oh, mi niño. Eres tan ingenuo... El silencio se había apoderado nuevamente de aquel ático, dejándome con un sentimiento de derrota y molestia aún más grande. Escuchaba los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos de forma tortuosa, recordándome mi patética existencia latente en esa tierra. — Deberás aprenderlo, muñeco. — Me guiñó el ojo mientras se retiraba. — Tarde que temprano lo comprenderás. — ¿Comprender qué? — Pregunté cauteloso mientras lo observaba alejarse. Yoongi vaciló un poco, deteniéndose frente a las escaleras y viéndome a través de su hombro. — El nunca intentar ganar por la fuerza lo que puede ser ganado con la mentira. Y se fue sin dejar rastro.

|25

— ¿Qué? Comienzo a jugar con mis dedos sin saber cómo explicarlo. Jungkook me observaba perplejo, casi sin poder creerlo. No lo culpo, quizás yo tampoco me lo hubiera creído siendo él. — M-me iré con Yoongi de viaje. — Balbuceo. Finalmente levantando la mirada para cruzarla con la de él. Suelto un suspiro y froto mi nuca al ver que no me contesta. — Mi madre y ella se organizaron, sabes que son amigas. — Hubieras dicho que no. - Jungkook alza una ceja. — ¿Qué demonios contigo? — N-no, yo... — Tomo aire y lo retengo unos segundos. — Verás, Yoongi ha cambiado un poco. Es decir, ahora él... — Carajo Jimin, miente rápido. — Es ahora más dulce conmigo. — ¿Dulce? - Jungkook niega con la cabeza mientras une ambas cejas. — No te lo había dicho porque... bueno, quería asegurarme que no era un engaño. Pero él cambió. — Oh, claro que lo hizo. — Podríamos hacer bien las paces, además, tú andas muy pegado a Taehyung últimamente. ¿Qué se traen? — Nada. — Contesta fríamente mi mejor amigo mientras desvía la mirada. — Ese es otro asunto... el que me preocupa eres tú. Es que... ¿te estás escuchando? ¿Debo recordarte lo que Yoongi hacía contigo de pequeño? Trago saliva y también desvío la mirada. El ambiente se tensa rápidamente. — No necesitas recordármelo, estoy consciente de ello. — Contesto viendo el suelo. — Pero algunas veces es mejor seguir adelante en lugar de aferrarse al pasado. — Jimin, ese tipo de cosas no se olvidan o perdonan fácilmente. — Jungkook toma mi hombro, buscando mi mirada pero se la evito. — ¿Recuerdas nuestra promesa? ¿Salimos juntos o nos hundimos juntos? Estamos saliendo juntos adelante, no permitas que te vuelva a hundir. Ya me hundí, Jungkook.

— Lo sé, solo quiero... darle una oportunidad. — Finalmente lo observo. — Una no hace daño. Creo que tú se la diste a Taehyung, fuiste a su fiesta. — Que haya ido a su fiesta no significa que esté perdonado. — El semblante de Jungkook se endurece. — De acuerdo, me gusta, tengo cierto afecto por él pero eso no significa que me lance a sus brazos a profanarle amor eterno. — No hablo de eso. — Ruedo mis ojos. — Lo sé, me refiero a que aun si lo perdono, nunca voy a olvidar todo lo que me hizo. — Jungkook suelta una risa. — Es muy guapo y encantador, pero mi rencor puede más que cualquiera de sus encantos. — Es malo guardarse esas cosas. — Murmullo en voz baja. — Vamos. -— Jungkook me da un codazo. — Es como si Yoongi viniera mañana con un ramo de flores y te pidiera ser su novio. ¿Aceptarías? — ¡Dios, no! — Exclamo horrorizado. No sé qué me perturbó más; las flores o el ser su novio. — ¿Lo ves? — Jungkook alza sus hombros. — No es tan fácil como parece. Podrás darle una oportunidad, está bien, solo te pido que no olvides quién fue. Los demonios del pasado muchas veces alcanzan al yo del presente. — Lo entiendo, tendré cuidado si a eso te refieres. — Le sonrío para reconfortarlo un poco. — Gracias Kookie. — Eres mi mejor amigo, te hace algo y lo mando al hospital. No me importa. — Jungkook igualmente me sonríe. — Algo que no quieras y se las ve conmigo. — Podría decirte lo mismo, pero sé que tu solo puedes con Taehyung. — Río suavemente al recordar la pelea cuando se reencontraron. — Aunque sabes que cuentas conmigo si hace algo que no te gusta, besarte, tocarte o lo que sea. — Gracias. — Jungkook me sonríe con cierta diversión en sus ojos. — Aunque eres demasiado adorable, eso complica las cosas. — ¡Oye! ¡Que yo también muerdo! -— Hago un puchero. Odio que me traten como una persona débil y delicada debido a mi tierna apariencia. ¡¿Quién se creen para juzgar?! — No lo dudo. — Jungkook revuelve mi cabello y se levanta de la banca. — Me voy ya a casa, cuídate mucho y nos mandamos mensajes durante las vacaciones.

— ¿Tendrás tus lecciones de historia? — Pregunto. — Oh... - Jungkook se paraliza un momento, confundiéndome. — Claro, sí. ¡Nos vemos! Agito mi mano en forma de despedida y me aferro a mis piernas, hecho un pequeño ovillo en la banca, con mi barbilla apoyada en mis rodillas. Resoplo un poco, moviendo el mechón rubio que caía en mi rostro, quizás ya era hora de cortarme el cabello. Aunque era cierto que adoraba mi cabello quebrado cayéndome en descontrol por todo mi rostro, pero algunas veces era molesto. — ¿Esperando a alguien? — Escucho a mi costado. Observo a Irene viéndome con una dulce sonrisa y un paraguas abierto en su mano cubriendo su hermoso cabello castaño claro de las gotas de lluvia que amenazaban con aparecer en cualquier segundo. — En realidad, no. — Sonrío, ella inmediatamente me observó enternecida. — Solo pienso, no tengo planeado moverme en un rato. — Bueno, las vacaciones llegaron así que podrás descansar mucho. — Se acerca a mí y frota mi espalda suavemente con una linda sonrisa en sus labios. — ¿Saldrás a algún lado? Quizás podríamos... — No, no puede. Se va conmigo. Irene y yo alzamos la vista, ella dándome la espalda para ver a la persona detrás de ella. Yoongi parece querer perforarle el alma debido a la forma tan intensa en la cual la ve. Un cigarro reposa en sus labios, sacándolo para expulsar el humo mientras reta a Irene con la mirada. ¿Yoongi fumaba? Trago saliva sintiéndome intimidado pese a que no me ve a mí directamente. — No sabía que se llevaban ustedes dos. — Irene quita su mano de mi espalda. — ¿A dónde irán? — California. — Contesta Yoongi dándole otra calada a su cigarro. — Parece que no tarda en llover, deberías irte Irene. Vaya, ¿así o más sutil?

— Claro, ya me iba. — Contesta rápidamente ella viéndome nuevamente con una sonrisa. — Cuídate Jimin, nos vemos Min. Lindas vacaciones. — Igualmente. — Respondo mientras la despido con una sonrisa. Ella pasa ligeramente encorvada junto a Yoongi antes de cruzar volando la calle desapareciendo rápidamente de nuestra vista. Pego un brinco al sentir unas manos en mi espalda, donde estaban las manos de Irene anteriormente. Volteo mi cabeza, viendo a Yoongi rozándola con una mala mirada. — La detesto. — Susurra mientras se sienta junto a mí y expulsa el humo de su boca con toda la tranquilidad del mundo. — Te quiero lejos de ella. — ¿Ahora controlas con quién me junto? — Pregunto alzando una ceja con desagrado. Y hablando de cosas desagradables, detestaba el olor a cigarro. — No tengo problema con quien te juntes mientras esas personas no te tengan en la mira. —Yoongi juega con el cigarro en sus dedos. — Evítame la molestia de marcarte. — ¿M-marcarme? — Pregunto sintiendo cierto temor. Yoongi suelta una risa bastante cruel mientras le daba otra calada al cigarro, me observa y expulsa el humo en mi cara con una sonrisa haciéndome toser y agitar mis manos para dispersarlo. — Mi muñeco lindo. — Toma mi barbilla con una sonrisa que me recordaba al mismísimo gato de Alicia en el País de las Maravillas. No puedo evitar estremecerme ante el apodo que me había dado, sintiendo cosquillas en mis pómulos. — Algunas veces no sé si te haces el inocente para provocarme o realmente lo eres. — C-conociéndote ya no sé cómo tomar las c-cosas. — Balbuceo al sentir sus fríos dedos trazando mi labio inferior hasta detenerse en la comisura. Yoongi parece dudar un segundo, ladeando suavemente su cabeza hacia ambos lados. Su tacto seguía presente haciéndome estremecer, simplemente no entendía cómo podía actuar tan natural y tan tranquilo sabiendo... sabiendo todo. Es decir... ¡Ash! — Haces bien. — Habla finalmente, ahora llevando sus manos a mi camisa, tirándola suavemente hacia abajo para dejar al descubierto mi cuello y parte de mi hombro. — Aunque en esta ocasión lo haré como alguien... "normal".

Lo observo confundido, a lo que él ríe haciéndome enojar. — No pongas esa cara, ven. — Tira el cigarro al suelo y lo pisa, acto seguido me toma del brazo para levantarme. — ¿A dónde vamos? — Pregunto cauteloso mientras acomodo mi mochila en la espalda. — Te acompañaré a tu casa, me queda de camino a donde voy. — Contesta tranquilamente. — ¿A dónde vas? — Pregunto con la mirada fija en él. Yoongi endurece su mirada. — ¿Te han dicho que haces demasiadas preguntas? — Pregunta mientras se coloca la capucha de su sudadera negra, y, aunque odiara admitirlo, lucía bastante bien. — Algunas veces... - Susurro antes de seguirlo en silencio. Lo sigo unos centímetros más atrás. Me enfocado en sus manos y espalda más que en el camino en sí. En estos momentos no puedo evitar preguntarme qué sentirá él o pensará, inclusive cruza por mi cabeza la idea de si alguna vez ha soñado conmigo. Mis ojos se abren perplejos e inmediatamente trato de borrar aquellas imágenes y pensamientos de mi cabeza, pero es inútil, mi maldita imaginación ya ha comenzado a trabajar. Conociéndolo quizás tenga sueños muy retorcidos y sádicos, algo muy a su estilo, aunque siento que podría ser peor. Aunque si me incluyo... vamos, no puedo ser tampoco tan idiota. Seguramente ha tenido uno que otro sueño erótico, ¿no? ¡Maldición Jimin, solo deja de pensar en eso! — Ugh... — Suelto sin querer en voz alta en lugar de mi cabeza. — ¿Hablas? — Yoongi se voltea un poco para observarme. — No. — Contesto al instante, provocando que Yoongi levante su ceja. — Estás hecho una cereza, ¿en qué piensas? — Pregunta ladeando un poco su cabeza. — Es el frío. — Miento rápidamente, sintiéndome más estúpido de lo que ya soy. Yoongi vuelve a avanzar sin dirigirme la palabra ni la mirada, suspiro aliviado. Ahora sí, ¿dónde me había quedado? Oh, ya... los sueños eróticos.

Siento mis mejillas calentarse apenas las palabras se forman en mi cabeza, provocando que muerda mis labios durante tres segundos y respire profundo. Esto es algo completamente nuevo para mí, no tengo idea en lo que me estoy metiendo pero solo algo me queda claro; me gusta. Me excita la idea de algo peligroso, ¿eso estaba bien? No lo creo, pero a este punto, ya era muy tarde para retroceder. Además, aquel viaje seguramente me abriría los ojos en muchos aspectos, y me siento listo. Es aterrador, no sé qué pueda pasar, sea lo que sea, dolerá. Y me gustará. — Tu silencio comienza a preocuparme. — Llama Yoongi sacándome de mis pensamientos. Vuelvo la vista hacia él percatándome que estamos casi llegando a mi casa. La calle está vacía al igual que el parque junto a nosotros y apenas hay rastros de vida. Froto mis brazos mientras levanto la vista al cielo. — Solo pienso. — Digo mientras le clavo la mirada finalmente. — ¿En qué piensas? — Pregunta él. — Cosas. — Contesto con una pequeña sonrisa. — Nada de qué preocuparse, solo cosas. Muchas... cosas. Yoongi comienza a acercarse haciéndome a mí retroceder. Siento el crujir de las ramas y las hojas debajo de mis pies dándome a entender que estoy entrando al parque. Una loca idea azota mi mente pero me olvido de ella rápidamente, eso ya era suicidio. — Tus ojos denotan emoción, ¿en qué piensas? — Pregunta Yoongi acercándose un poco más rápido. Me siento tropezar debido a que no veo hacia donde voy, mis ojos están clavados en los suyos. — Jimin... — Ya te dije que en nada. — Miento sintiéndome rojo de vergüenza. Claro, parece que voy a decirle que me preguntaba si había tenido sueños eróticos conmigo. Por favor. — ¿Nada? — Esboza una pequeña sonrisa que me pone inmediatamente en alerta. Sigo retrocediendo, sintiendo una pequeña sonrisa dibujarse en mis labios hasta ensancharse en una perfecta, provocativa. Sin embargo aquello se esfuma al sentir algo duro en mi espalda. Pego un suave brinco y mi sangre se vuelve hielo al

percatarme que he chocado con un árbol. Yoongi parece divertido de la situación ya que sus pasos se vuelven lentos, acorralándome con la mirada. Mi corazón retumba en mis oídos con fuerza cuando él finalmente me acorrala. Apoya sus manos a mis costados para impedir la salida y se acerca a mí, mi respiración se ha vuelto loca al igual que mis latidos. Trago saliva en un intento de refrescar mi garganta que se encuentra seca. — Parecías todo un niño travieso hace unos segundos, ¿por qué? — Pregunta Yoongi observándome fijamente. — ¿Te da miedo decirme en qué pensabas? — No... -— Confieso pegándome más al árbol. — ¿Entonces? ¿Qué pasa muñeco? — Solo pensaba si tú habías tenido sueños... Mis mejillas se tiñen de rojo e inmediatamente bajo la mirada para que Yoongi no se percate de ello pero es demasiado tarde. Con su mano toma mi barbilla para que vuelva a verlo. Me analiza, manteniéndose en silencio largos segundos hasta que sus ojos parecen brillar. Siento algo malo venir cuando sus labios se curvan de forma suave hacia arriba, una sonrisa apenas perceptible. — Ya veo. — Contesta comenzando a reír. — Creo comprender en qué estabas pensando. Y la respuesta es sí, Jimin. Me mantengo en silencio, sintiendo su cuerpo pegarse al mío y su tibio aliento chocar con mi oreja provocándome un escalofrío por toda mi columna vertebral. — He soñado cosas muy sucias contigo... El aliento se me va por completo dejándome sin aire. Pum, pum, pum... los latidos mi corazón forman un eco infernal en mi cabeza y mi cuerpo parece ir en contra total de mi voluntad. Mis manos se cierran formando unos puños para evitar jadear o gritar, muerdo mis labios con fuerza y un remolino de emociones me atraviesan de pies a cabeza. ¿Cómo...? ¿Cómo supo...? — ¿Cómo...? - Preguntó en un hilo de voz, rogando para que saliera firme. — ¿Cómo supiste...? — Tus ojos delatan absolutamente todo. — Se burló cruelmente, volviendo su vista a mí. - El sonrojo en tus mejillas, tus labios mordidos, tu tensión al acercarme, tu respiración agitada, tus pupilas dilatadas... — Siento que me voy a desmayar ahí

mismo. — Todo tu cuerpo grita lo que siente estando conmigo, no puedes engañarme. Tu boca dice algo, pero tu cuerpo otra. Me ha dejado sin palabras, sintiendo los pequeños temblores en mi cuerpo. No sé qué decir, no sé qué hacer. ¿Gritar? ¿Pegarle? ¿Aceptarle? Estaba entre la espada y la pared. — Precioso. — Susurra sobándome la mejilla. — Niño travieso, sucio, lujurioso. — ¡Mentira! — Exclamo al sentir mis mejillas explotar. — Mueres por saber en qué he pensado. — Ronronea vilmente, manteniendo pese a todo la chispa seductora que me vuelve loco. — Quieres saber en qué pienso estando contigo, mueres por conocer los enfermizos escenarios que rondan en mi cabeza siendo tú el protagonista. — No... — Susurro en vano. — ¿Quieres saber? — Sus labios rozan mi cuello sacudiéndome violentamente. — ¿Quieres que te diga mis más oscuras y enfermas fantasías? ¿Quieres conocer los más sangrientos y eróticos escenarios en los que te imagino, muñeco? Coloco mis manos en su pecho al no sentir aguantar más. Trato de empujarlo pero mi fuerza se ha esfumado, solo queda mi cuerpo tembloroso completamente acorralado por el suyo. Mi cabeza duele, mi mente se nubla al igual que mis ojos y la claridad parece haberse esfumado. No respiro, mi corazón va demasiado rápido, tiemblo. Cierro mis ojos deseando que la tierra me trague, esto me asfixia, me carcome vivo. Siento todas sus palabras profanar en mi cabeza, mandando una capa oscura que me va llenando, alterando, seduciendo. Quiero sentirlo, quiero saberlo, quiero hacerlo. Mi cuerpo suplica, mi mente lo ruega. ¡No puedo, no puedo hacer esto! ¡Mierda Yoongi! ¿¡Qué me estás haciendo?! — Te contaré algún día. — Ronronea en mi oído. — En la noche lograrás escuchar mis susurros, te atormentarán en tus sueños. Tú mismo lograrás ver aquellos escenarios y gemirás en descontrol en tu cama, aferrado a tus sábanas, mordiendo tus labios hasta hacerte sangrar. Mis palabras quedarán tatuadas en tu alma, no las podrás olvidar aunque pasen años. Jadeo sin aguantar más, sintiendo mis piernas fallarme y temblar. Yoongi me toma del cuello, observándome como un loco total.

— No lo vas a olvidar. Los murmullos nocturnos te seguirán hacia donde estés, recuérdalo. - Sonríe. - En tu subconsciente quedaré grabado, así que no lo necesitarás preguntar pues ya lo habrás visto con tus propios ojos y sentido con tu propio cuerpo. Me siento enloquecer, perdido en sus palabras y en la oscuridad de sus ojos. — El viaje será solo el inicio, muñeco. Si crees en algo, comienza a pedir por tu alma, por tu mente y por tu cuerpo, que una vez que yo los profane... Me vuelve a tomar con fuerza, pero yo he perdido control total con mi cuerpo ya. — Jamás se podrán librar de mí.

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Jungkook POV - ¿Vas a casa solo? - Escucho a mis espaldas. Volteo rápidamente encontrándome con Taehyung acercándose tranquilamente. Desvío la mirada rápidamente cuando se coloca junto a mí pero no contesto. - ¿Te pasa algo? - Pregunta ladeando un poco su cabeza. Relamo mis labios y rápidamente desvío de nuevo la mirada, viendo la calle. - No, nada. - Digo mientras me alejo un poco. - Me voy a casa ya, disfruta tus vacaciones, nos vemos. - Espera. - Me toma del brazo. - ¿Harás algo? Estaré en la ciudad y... - No. - Interrumpo. - Lo siento Taehyung, pero no. Vuelvo a avanzar pero él vuelve a tomarme. Lo observo fastidiado pero él no parece darse por vencido fácilmente. Toma aire y observa el cielo y lentamente me suelta, alzo una ceja al verlo mover la boca pero nada sale de sus labios. Ningún sonido. - N-necesito... -Finalmente habla. -Y-yo, Jungkook... n-necesito hablar c-contigo. Está balbuceando y no luce nada bien. Me acomodo la mochila y lo observo confundido y ligeramente preocupado. - ¿Qué pasa? - Pregunto. - Necesito que nos veamos... y... - Su voz se pierde. - Ha-hablar... d-de la fiesta... - Un escalofrío me recorre de pies a cabeza al escucharlo. Observo nuevamente la calle y puedo darme una idea de lo que puede estar hablando. - No te preocupes, está bien. Estábamos muy ebrios. - Hablo. - ¿Qué? - Él me observa confundido. - No pasa nada. - Repito. - No debes sentirte mal o extraño. Era una fiesta, esas cosas pasan. Él me sigue viendo completamente confundido y sorprendido.

- El beso. - Digo. - Nos besamos, ¿no? - Oh... - Él abre mucho sus ojos y parece dudar un poco. - S-sí... el beso... - No pasa nada. - Repito. - Podemos pretender que nunca pasó y... tú sigue tu camino y yo el mío. - N-no, espera... - Se acerca otro poco. - Yoongi... ¿qué t-te dijo él? - ¿Yoongi? - Repito e inmediatamente recuerdo. - Oh, ya sabes, me caí de las escaleras me golpee, un chico trató de abusar de mí pero no llegó a mayores. Taehyung me observó estupefacto y aquello me preocupó. - ¿N-no lo viste? - Pregunté inseguro. - Sí... es decir... no. - Agitó su cabeza. - Lo siento, solo quería hasta donde estabas informado. - Ya. - Contesto fríamente y veo el cielo nublado. - ¿Taehyung? - ¿Sí Jungkook? - Él me observa. - ¿No ibas de viaje con Yoongi y su madre? - Pregunto al recordar lo que dijo Jimin. Él ríe un poco y niega con su cabeza. Me hace una seña para que comencemos a avanzar juntos, lo sigo a una distancia prudente y lo observo esperando su respuesta. - Sí, pero ya sabes; fiesta prohibida, viaje cancelado. - Continúa él. - ¿Entonces no vas? - Pregunto abriendo mucho mis ojos. - No, ¿por qué? - Él me observa pero me siento palidecer. - ¿Jungkook? - Jimin... él irá. Eso me dijo. - Observo el suelo. - ¿Qué? - Taehyung me observa sorprendido. - Jimin... él... ¿se va con Yoongi y mi tía? - Sí, pero creí que también irías tú. - Me freno. - Espera... ¿Yoongi, Jimin y tu madre? ¿Nadie más? - No. - Taehyung niega con su cabeza. - El padre de Yoongi trabaja, mi madre nunca va.

Me siento morir ahí mismo pero Taehyung alza una ceja y cierra sus ojos un momento. - Espera... lo recuerdo. - Abre sus ojos y me observa. - Mierda, ahora entiendo todo. - ¿Qué? Taehyung observa rápidamente el entorno y sigue caminando. - Hace unos días mi madre habló con la madre de Jimin, para hablarle de un viaje. Creí que se referían a uno laboral así que no le presté tanta atención. - Siguió él. Dijeron algo de unos juegos y que Jimin si quería ir. Supuse que las acompañaría, pero ahora que me dices esto... - Hablaban del viaje en vacaciones. - Confirmo. - Pero espera, ¿Jimin estaba hablando al teléfono? - Estaba con su madre. Ella le dijo que le preguntaría si quería ir, él contestó que sí. - Prosiguió Taehyung. Me mantengo en silencio y me freno bruscamente en la calle. Taehyung me observa confundido y alza una ceja al ver mi expresión, que seguro no es buena. - ¿Pasa algo? - Pregunta él. - Sí. - Contesto sin vacile y sintiéndome extraño. Taehyung parece no saber qué responder. Se acerca lentamente a mí y me observa esperando que comience a hablar. Pienso en guardármelo para mí pero Taehyung seguro tiene mucha información que desconozco y puedo usarla, así que aún no me conviene hacerle la ley del hielo. - Jimin me había dicho que sus madres se habían puesto de acuerdo. - Contesto. Pero ahora llegas y me dices que le preguntaron y él aceptó. - ¿Te dijo eso? - Pregunta nuevamente Taehyung. - Me mintió. - Sentencio con voz dolida. Un silencio se interpone entre nosotros. Taehyung me observa casi sin poder creerlo y yo me siento perder y caer en un hoyo sin fondo. Siento el vacío y un pequeño dolor en mi pecho. - ¿Por qué me mentiría? - Pregunto sin querer en voz alta.

- No lo sé. - Taehyung parece que duda. - Es decir, es tu mejor amigo. ¿No se supone que se cuentan todo? - Yo... - Recuerdo que también le mentí respecto a la fiesta. - Sí. Quizás solo estaba asustado por lo que podría decirle, a menos que - me freno y niego horrorizado con la cabeza. - no, Jimin no estaría saliendo con Yoongi, ¿cierto? - Lo dudo mucho. - Taehyung parece que incluso se burla de lo que dije. - Yoongi es un chico duro. Seduce, folla y olvida. Esa es su dieta en el amor. Lo observo perplejo. - No tiene sentimientos, realmente no. - Sigue Taehyung. - Nunca lo he visto llorar, nunca lo he visto besar a alguien fuera del entorno familiar, preocuparse por alguien o corretearlo. - Hace una pequeña pausa. - La palabra "relación" es como un veneno para él, le huye apenas se presenta. No se anda con esas cosas, no es esa clase de chico. - Jimin tampoco es un chico fácil. -Suspiro. - Cuando se enamora es muy notorio, me hubiera dado cuenta con tan solo verlo a los ojos. - ¿A Jimin le ha gustado alguien alguna vez? - Preguntó él. - Hace tiempo, un chico de intercambio. Fue un año después que se fueran. Expliqué. - Por desgracia solo fue ese año, después se olvidó de él. Para vaya que era notorio. Nos mantuvimos nuevamente en silencio, esta vez sintiendo el ambiente incómodo al darnos cuenta de lo que estábamos hablando; amor. - Pues, bueno. - Taehyung parece que sería el primero en huir. - Me encantaría quedarme pero tengo cosas que hacer. Suerte en las vacaciones. - Claro, igualmente. - Me aferro a mi mochila. - ¿Jackson seguirá dándote tutorías de historia? - Me pregunta. Voy a responder pero guardo silencio. Alzo un poco la ceja. - ¿Cómo sabes eso? - Pregunto. Su semblante parece endurecerse un poco, denotando un poco de miedo. - Oh, él me dijo. - Contesta después de unos segundos. - Es mi amigo... después de todo.

Asiento sin confiarme plenamente de él. - De acuerdo. - Digo. - Nos vemos Taehyung. - Nos vemos... Jungkook. - Habla en voz baja. -D-diviértete en tus vacaciones. Comienza a retirarse al igual que yo. Aprieto con más fuerza mi mochila y sigo avanzando, recordando las palabras de Jimin y pensando si era prudente encararlo. No, no ahora. Esperaría a que las vacaciones acabaran para preguntarle qué había pasado. Necesitaba saber qué estaba pasando entre Yoongi y él. Porque fuera lo que fuera, no me daba buena espina.

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Jimin POV

Abro los ojos, estoy en un lugar completamente oscuro, no puedo ver absolutamente nada. Levanto mis manos para comenzar a palpar el entorno, buscando algún interruptor u objeto que me permita saber dónde demonios estoy. Escucho un sonido de cadenas a lo lejos. Me mantengo en silencio para captar algo más pero el arrastrar de las cadenas es lo único que se escucha en aquella macabra oscuridad, así que comienzo a avanzar. Mis manos palpan lo que serían una pared hasta llegar a algo más blando, golpeo escuchando como resuena del otro lado. Es una puerta y fácilmente encuentro la perilla para salir. Alzo una ceja al encontrarme en los pasillos de la escuela que se encuentran oscuros y vacíos. Doy una vuelta sobre mi propio eje pensando en cómo demonios llegué ahí. Comienzo a avanzar por los pasillos buscando con la mirada algo o alguien, pero me rindo fácilmente y avanzo hacia la salida, pero un grito ahogado me hace frenar. Volteo a través de mi hombro y veo una luz rápidamente ser apagada en un aula. — ¿Qué demonios? — Me pregunto en voz baja mientras avanzo hacia el aula. Mis pasos son firmes y seguros pese a que estoy aterrado por dentro. Lentamente me voy acercando hasta llegar, me asomo para ver el entorno pero no hay nada fuera de lugar. Todo está vacío, los pupitres impecables y la pizarra sin nada escrito. Avanzo un poco más hasta escuchar la puerta ser cerrada detrás de mí, provocando que pegue un enorme brinco. Volteo detrás de mí pero no hay nadie. — ¿Yoongi? — Él es el primero en venir a mi cabeza, pero no obtengo respuesta. Avanzo nuevamente a la puerta, tratando de abrirla, pero es inútil. Alguien la bloquea del otro lado. — ¡Déjame salir, maldita sea! — Grito. — ¡Esto no es gracioso! La puerta se abre por arte de magia, empujo con fuerza justo cuando veo a alguien correr por el pasillo.

— ¡Hey! — Grito pero no se detiene, comienzo a correr detrás de él. — ¡Vuelve acá! Corro por los pasillos, manteniendo a la vista la silueta de la persona que parece volverse cada vez más pequeña. Me freno para recobrar el aliento viendo mis pies, pero aquello solo causa una confusión aun mayor al ver piedras, ramas, pasto y hojas. Me reincorporo dando nuevamente una vuelta y abriendo de par en par mis ojos al ver que me encuentro en... ¿un bosque? ¿Qué está pasando? — Vale, estás soñando. — Me digo internamente. — Solo estás soñando, despierta. Cierro mis ojos con fuerza pero al abrirlos sigo en el mismo lugar. Observo mis manos que se encuentran llenas de tierra, mi ropa también está muy sucia, como si me hubiera revolcado en algún parque o rodado por el pasto. Comienzo a caminar, tocándome y sintiéndome real. Pero... ¿cómo? ¿Y si realmente no estoy soñando? Observo el entorno y agarro una piedra, la palpo un poco hasta encontrar un pico y en fuerte movimiento paso la palma de mi mano, aullando de dolor al sentir mi piel abrirse y la sangre comenzar a brotar de ella. — ¡Auch, mierda! — Exclamo mientras succiono la sangre que comienza a salir. — ¡Esto no debería pasar si estoy soñando! — ¡Jimin! — Escucho a mis espaldas. Me doy la vuelta, viendo a una persona detrás de mí con un cuchillo a la mano. Mis ojos se abren con terror al ver sangre escurriendo de él, la luz de la luna me permite ver el trazo carmín por el mango, filo y manos de la silueta. ¿Yoongi? — Aléjate. — Susurro. — ¡Aléjate! — ¿Qué? — Pregunta la silueta confundida. — ¡Tú hiciste esto! ¿De qué hablas? — No, no... — Susurro mientras retrocedo rápidamente. — ¡Quiero despertar! ¡Quiero despertar! Comienzo a correr sin rumbo fijo, suplicando despertar. Tengo que despertar, esto no puede ser un sueño.

Sigo corriendo pero un fuerte dolor de cabeza se hace presente, me detengo bruscamente y suelto un chillido de dolor. Siento una batalla interna, voces lejanas, todo esto se vuelve una terrible pesadilla. — ¡Despierta! — Me ordeno. — ¡Despierta, despierta por favor! Y caigo al suelo sin recordar nada más.

Abro los ojos con el corazón latiéndome como loco en el pecho. Trato de regularizar mi respiración viendo la hora; son casi las diez de la mañana. Aviento las sábanas fuera de mi cuerpo para levantarme y respirar tranquilamente. Cierro los ojos unos segundos y respiro profundo antes de dirigirme al baño para lavarme la cara. Una vez limpio y fresco suelto un suspiro de alivio. Después salgo encontrándome a mi madre con un café y su computadora abierta. — Buenos días. — Ella sonríe dulcemente. — ¿Dormiste bien? — Sí. — Contesto dirigiéndome al refrigerador para buscar algo de leche para beber. — ¿Tú? — Bien, cielo, gracias. — Mi madre sonríe. — ¿Ya comenzaste a preparar maletas para irte con Yoongi y su madre? — Oh, sí, estoy en eso. — Miento mientras destapo la leche y me llevo a la boca. — ¡Jimin! — Me regaña mi madre. — ¡No hagas eso, es de mala educación! ¡Agarra un vaso y sírvete como una persona normal, pareces animal! Le doy un último trago al envase antes de retirarlo de mis labios. Ruedo los ojos y me volteo para guardarlo, de todos modos ya me he saciado. — Cuando tengas novia más te vale no hacer eso. — Mi madre me observa alzando ambas cejas. — ¿Dónde han quedado tus modales? — ¿Novia? — Repito. — Cuando la tengas, deberás ser muy educado. Ya te lo he dicho. — Contesta ella dándole un trago a su café.

De acuerdo, ¿cómo te explico querida madre que yo no la meto, pero a mí sí me la meten? ¿Realmente acabo de pensar en eso? — Claro. — Contesto sin importancia. — Lo lamento, no lo volveré a hacer. — Gracias. Vuelvo a husmear el refrigerador pero no hay nada que me apetezca. Lo cierro y me dirijo a la barra para coger unas barritas nutritivas que llevo a mi boca. Saco mi teléfono para checar los mensajes que tengo. La mayoría son del grupo de la clase, otros de Jungkook y otros de mi madre. Ninguno de Yoongi. — ¿Jimin? — Llama mi madre, inmediatamente volteo a verla. — Saldré a cenar con la familia de Aline, estará ahí una nueva familia que se mudó acá. Su hijo creo que es de tu edad y entrará a tu instituto. ¿Gustas acompañarme? — Claro, no tengo planeado para hoy. — Alzo mis hombros. — Perfecto, vístete y ponte guapo. Salimos de aquí a la una. Asiento y sigo en mi teléfono, entrando a los chats y leyendo los mensajes que me mandaron. Acto seguido lo dejo en la cocina y me retiro al baño para darme una buena ducha. Las horas pasan con extrema rapidez y cuando menos me lo espero ya estoy en el coche con ella. — No te peinaste. — Ella pasa su mano por mi cabello revolviéndolo un poco. — Nunca lo hago, deja mi cabello. Se ve bonito así. — Reclamo sacudiéndome y provocando que los mechones rubios caigan nuevamente sobre mi rostro. Ella suspira y sigue manejando. Unos minutos después llegamos a una calle privada y nos metemos al estacionamiento de unos grandes edificios gemelos. Abro la boca sorprendido y pensando en que la familia de Aline y los vecinos tienen mucho dinero. Para empezar, ¿quién es Aline? Una vez que nos estacionamos nos dirigimos a un elevador de cristal y mi madre pulsa el veinteavo piso, trago duro al ver la cantidad de pisos que hay.

— ¿Recuerdas a Aline? — Pregunta ella. — La invitaba a comer algunas veces a la casa con su madre. Te lleva un par de años, ya está acabando la Universidad. — Sí. — Miento. — De acuerdo. Observo la ciudad viendo como el paisaje se vuelve más chico ante mis ojos. Pienso en tomar una foto, pero apenas deslizo mis manos dentro de mis jeans, ya hemos llegado. Mi madre me jala del brazo y juntos recorremos un pasillo, deteniéndonos frente a una puerta con un sol en la entrada. Mi madre toca el timbre y espera. Escuchamos voces del otro lado y la puerta se abre, dejando ver a una mujer de la edad de mi madre sonriendo. — ¡Chaerin! ¡Viniste! ¡Y con Jimin! — Exclama ella. — ¡Dios mío, estás enorme! ¿Cuántos años tienes ya? — Acabo de cumplir dieciocho. — Sonrío y ella me toma de las mejillas. — Oh, pero si estás hermoso. Pasen por favor, les presentaré a los vecinos. Mi madre asiente y comienza a platicar alegremente con la madre de Aline mientras entramos. En la sala observo a una chica castaña bastante delgada con enormes gafas platicar tranquilamente con una pareja que vestía bastante bien. Un chico de cabello negro y vestido con traje se encuentra junto a ellos, bastante entretenido en su teléfono. — Les presento a Chaerin y a su hijo Jimin, nos acompañarán esta tarde. — Habla de la madre de Aline captando la atención de los invitados. — Mucho gusto. — Saludan. La pareja se levanta junto con Aline y comienzan a presentarse, yo permanezco tímido, sintiendo la mirada del chico sobre mí. Finalmente él se levanta con una sonrisa y extiende su mano, yo la estrecho gustoso. — Mingyu . — Se presenta con una linda sonrisa. — ¿Jimin, cierto? — Así es. — Asiento. — Mucho gusto. — Igualmente. — Si no me equivoco, ustedes estarán juntos en el último año en el Linsday, ¿no? — Pregunta mi madre viendo a la pareja.

— Oh, sí. Después de estas pequeñas vacaciones de Octubre, él entrará. — La madre de Mingyu sonríe. — ¿Tú estás ahí, Jimin? — Sí. — Asiento. — Es una buena escuela, aunque por alguna extraña razón nos dan muchas vacaciones. — Raro sistema, pero al menos es bueno. — Habla la madre de Aline. — Dejemos que los chicos se conozcan y mientras nosotros pasemos a la mesa, ¿quieren algo de vino? Los adultos se levantan y avanzan animados a la mesa, dejándonos a Mingyu y a mí solos. Me remuevo en mi lugar mientras juego con mis manos. — ¿Quieres... sentarte? — Pregunto tímidamente mientras observo el sillón. — Claro. — Contesta animado. Asiento un poco y me voy a sentar, él se sienta frente a mí soltando un suspiro de alivio. Se estira para agarrar un palillo y clavarlo en un pequeño queso que se lleva a la boca. — Así que cuéntame, ¿el Linsday es muy malo? — Bromea. — No tanto. Es pesado pero bastante moderno. — Confieso. — A mí en lo personal me gusta. — Espero que no me vaya tan mal por entrar tarde. — Comenta. — No lo creo, hay unos chicos que tuvieron que volver este año para obtener una beca. — ¿En serio? Vaya, eso sí es mala suerte. — Algo. — Río suavemente. — ¿Tienes dieciocho? — Pregunta entrecerrando sus ojos. — Te ves más chico. — Los acabo de cumplir hace casi una semana. — Asiento. — Y lo sé, mi cara no ayuda exactamente a verme mayor. Tú luces de diecinueve. Mingyu comienza a reír. — Los cumpliré el próximo año, en Abril. — Sonríe. — Casi das en el blanco.

— ¿Soy menor que tú? Oh. — Río un poco. — No sé por qué me daba la impresión de que sería mayor. — Suele pasar. — Ladea su cabeza. — Pero no te preocupes, no te molestaré con eso. Sonrío, sintiendo el ambiente destensarse rápidamente conforme vamos platicando y conociéndonos mejor. Parece haber una buena química entre nosotros desde el principio, él me recuerda a mí cuando era más chico; lleno de energía, vida, sonriente y parlanchín. Yo me entretenía más escuchándolo que hablando de mi vida, ¿qué podía decir? Nada que no fuera a causarle escalofríos o extrañas muecas. — Y ya sabes, lo típico. Trabajo, mudanzas, nueva escuela. — Finaliza su relato acerca de cómo llegó a Estados Unidos. — Comprendo. — Asiento. — Debe ser difícil. — Algo, pero me alegra haber conocido a alguien. — Me sonríe. — Al menos sé que al llegar al colegio reconoceré un rostro. — Con confianza. Tengo un mejor amigo que seguro le vas a agradar. — ¿Tú crees? — ¡Claro! Es algo tímido, pero un excelente chico. — Eso me reconforta. Gracias. Le sonrío de nuevo y seguimos platicando durante largas horas y no puedo evitar sentirme a gusto con él. Parece que al final algo bueno sí salió de esta semana.

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No me considero especialmente fanático de los aviones por diversas razones. Entre ellas, mi miedo a las alturas, que era la principal. Tampoco me gustaban las turbulencias, era inquietante sentir el avión moviéndose de un lado a otro, rechinando desagradablemente y creando un aire de tensión entre todos. El simple hecho de pensar que estabas a miles del metro del suelo ya era aterrador, y, pensar que en cualquier momento podría caer y matarte, era más que suficiente para que me jurara no entrar a uno. Claro que tarde que tempano me iba a tocar subirme a uno, y este día fue ese día que tanto odié que llegara. Observo de reojo a Yoongi con sus maletas en completa tranquilidad, su madre se encuentra hablando con una chica para entregar las maletas y platicando de cosas que no comprendo. Observo nuevamente el entorno, hay muchas personas paseándose con maletas a ruedas, muchas personas vistiendo de forma extravagante, otras más abrigadas, parejas, familias, gente solitaria... hay realmente de todo. Me balanceo suavemente sobre mis pies y cambio el peso de mi pierna, cansado de estar parado. Me había tenido que levantar a las cinco de la mañana para que cogiéramos el vuelo de las siete y media. Me resultaba impresionante como aún en la madrugada el aeropuerto podía estar lleno de gente. — Vamos chicos, en el ala B podré comprarles algo de desayunar. —Habló la madre de Yoongi viéndonos a ambos mientras guardaba unas hojas en su bolsa. —Una vez en el hotel ya podrán comer todo lo que quieran. — No se preocupe, señora Min. —Sonrío palpando un poco mi maleta. —Yo traigo dinero, puedo comprarme algo mientras tanto. — Eres un encanto, pero déjame invitarte. De no ser por tu madre no estaríamos en este país, mucho menos en mi excelente trabajo y Yoongi y Taehyung en el colegio. Es lo menos que puedo hacer para mostrar lo agradecida que estoy. —La señora Min me sonríe, pero Yoongi se mantiene inexpresivo. —Anden, en una hora llega el avión. La seguimos en silencio. Yoongi apenas me ha dirigido la palabra desde que fueron a recogerme. Yo me había quedado en los asientos traseros jugando con mis dedos

y platicando con la señora Min mientras Yoongi observaba por la ventana. Después hicimos nuestro largo recorrido por el aeropuerto, pero él seguía en su gélido silencio. ¿Estará enojado? — Ma. —Habla él finalmente cuando llegamos, captando la atención de la susodicha. Bueno, al menos no ha perdido la lengua. — Jimin y yo iremos al baño, ¿puedes guardar nuestras cosas? — Claro, aquí estaré sentada. Los espero. —Ella sonríe y toma mi maleta. ¿Yo quería ir al baño? Yoongi comienza a avanzar y por instinto lo sigo, corriendo un poco para colocarme a su altura. Lo observo de reojo pero él mantiene la vista al frente sin siquiera voltear a verme. Entramos a los baños que se encuentran ocupados por dos hombres más que nos observan de pies a cabeza antes de seguir en sus necesidades. Yoongi se acerca a ellos y comienza a bajar el cierre de su pantalón, a lo que yo volteo a otro lado. Siento la mirada de los hombres sobre mí y la presión se vuelve tanta que yo también me acerco a forzarme a orinar, aunque realmente no tenga ganas. —Estás algo callado... —Hablo finalmente evitando a toda costa ver a Yoongi, pero sé que me escucha. — ¿Todo bien? — No puedo decir muchas cosas estando mi madre cerca. —Contesta él. — Tratándose de ti, claro. No sé si tomarme eso como algo ofensivo, así que me limito a finalizar a lo que vine supuestamente a hacer. Acto seguido ambos nos dirigimos al lavamanos, encontrándonos finalmente solos. Al levantar la vista al espejo y verme, miles de recuerdos invaden mi mente. El recuerdo se vuelve claro, Yoongi acorralándome contra el lavamanos, apagando la luz, cerrando la puerta y... besándome... mi primer beso... con él. Siento sus besos en mi cuello, sobre mis labios atacándolos con furia mientras me toca la espalda. El recuerdo se mantiene vivo, la pasión desenfrenada con la cual me tomó me aterraba a esa edad, me había hecho mal, confundiéndome bastante. Para ya estando a esta edad, ese beso con ese mismo nivel de intensidad lo vería de otra forma. No aterrador y asqueroso como hace unos años.

No me percato que me he quedado callado, con la llave abierta viéndome en silencio en el espejo, hasta que Yoongi me da un codazo. Despierto de mi letargo y cierro la llave avergonzado, tomando el papel con las manos temblorosas y las mejillas rojas. — Te perdiste. —Yoongi suena preocupado. — ¿Todo bien? — Sí, lo siento... solo recordé unas cosas. —Tiro el papel a la basura y observo nuevamente el lavamanos y el espejo. Yoongi sigue mi mirada y él también observa el espejo. Nuestras miradas cruzan a través de la superficie y un ambiente extraño se forma. Observo la mano de Yoongi acercarse a mi cintura y no pasa mucho hasta que la veo colocarse en ella y sentirla. Volteo a verlo, perdiendo el contacto con el espejo. Él se acerca a mí y me empuja suavemente hasta que siento nuevamente en la parte baja de mi espalda el lavamanos y nuestros muslos rozarse con delicadeza. Pienso que va a besarme o a decirme algo, pero solo mantiene su vista fija en mí. Después de unos segundos son decir absolutamente nada ni moverse, lentamente retira las manos de mi cintura y retrocede unos pasos, dejándome un poco confundido. — Aquí no. — Susurra provocando que alce una ceja. —Vamos, mi madre nos espera. Siento mi piel hormiguear pero me limito a seguirlo nuevamente. Nos encontramos con su madre quien nos entrega algo de dinero para comprarnos algo en lo que esperamos el avión. Mis ojos se detienen en un Krispy Cream que se encuentra a un par de metros de nosotros. — ¿Quieres una dona? —Pregunta él. — Sí. —Contesto sinceramente. — Creo que ahí dice que viene con promoción de cafés. Yoongi dirige la mirada al local y vuelve a verme nuevamente. Alza los hombros sin importancia y avanza hacia él, yo lo sigo dando brincos en mi cabeza y cantando de alegría. Nos acercamos a la caja que se encuentra vacía, siendo atendida por un chico que luce mucho más grande que nosotros. — Hola, bienvenidos a Krispy Cream, ¿qué van a querer? —Pregunta con voz alegre. Yoongi me apunta con su barbilla preguntándome qué querré. Mis ojos vagan rápidamente por las vitrinas de las donas y el café.

— Voy a querer una dona de chocolate y un capuchino ligero, por favor. — ¿Será con promoción? —Pregunta él. — Sí. —Habla esta vez Yoongi. — De acuerdo. —El chico taclea unas cosas en la máquina frente a él. — ¿Usted qué va a querer? — Oh... —Yoongi observa las donas unos segundos. —Una glaseada y un americano. El chico asiento y le informa a la chica de los dos cafés, ella asiente y comienza a prepararlos rápidamente. — En unos Minutos estarán sus cafés, si gustan pueden esperar en la sala. —Informa el chico. — Gracias. —Asiento y me voy a sentar con Yoongi frente a mí. Él observa rápidamente el entorno y abulta su mejilla con su lengua. Le observo divertido ya que luce completamente adorable así. — Así que. —Yoongi me observa. — ¿Me vas a decir qué juegos trajiste? Lo observo, él me sonríe suavemente, aunque sé que esa sonrisa guarda cosas muy enfermas en su interior. Me remuevo un poco en mi asiento pensando en qué contestar. — Bueno... —Comienzo pero inmediatamente me trabo. —Bueno, yo... — No te preocupes. —Él vuelve a sonreír. —Yo si traje muchos. Lo observo en silencio, unas pequeñas punzadas en mi espalda me indican que un escalofrío está a punto de recorrerla. Trago saliva. — ¿Sí? —Pregunto. — ¿Qué trajiste? — En la noche vas a verlo. —Contesta él tranquilamente. — ¿Con tu madre cerca? —Frunzo mi nariz. Yoongi comienza a reír, ¿y ahora qué estupidez dije? — A este punto Jimin, me da gracia que sigas pensando así. —Contesta divertido. —Está más claro que convencí a mi madre de que tú y yo durmiéramos solos en una recámara y ella en otra.

Mis mejillas se tornan rojas inmediatamente sin saber exactamente qué contestar. Le agradezco al cielo cuando el chico nos llama para entregarnos nuestros cafés, cortando finalmente aquella conversación. Los recogemos y nuevamente aquel silencio se instala sobre nosotros. Bebemos nuestro café y comemos mientras la señora Min devora un sándwich de jamón y queso con un jugo de naranja. El tiempo pasa rápido y cuando menos me lo espero, ya estoy escuchando las indicaciones de las azafatas. Comienzo a subir y a bajar mi pierna rápidamente mostrando ansiedad. Para terminar de joder el asunto, me encuentro junto a la ventana, Yoongi junto a mí y la señora Min dando al pasillo. Yoongi coloca su mano en mi rodilla. — Tranquilízate. —Me dice con voz algo agresiva. —Me pones los pelos de punta viéndote así. — Lo sé, lo siento. —Me excuso rápidamente. —No soy fanático de los aviones. Yoongi me observa formando una "o" con sus labios y vuelve la vista al frente. Me concentro en mis pies, aferrándome agresivamente al sillón cuando el avión se mueve y va más rápido, impulsándonos hacia atrás. Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda y más mierda. Cierro mis ojos con fuerza al sentir que despegamos y mis oídos comienzan a taparse. Trato de regularizar mi respiración, abriendo poco a poco los ojos y atreviéndome a ver por la ventana las casas volverse diminutas, pequeñas, tan pequeñas como si fueran de juguete. Juro sentirme desmayar ahí mismo. En mi vida vuelvo a subirme a un avión.

El clima en California es bastante agradable, parece que al final si vamos a quedarnos en un hotel con vista al mar. Una extraña emoción se coloca en mí ya que nunca antes he visto el mar, solo en fotos probablemente, pero ahora lo vería con mis propios ojos.

El calor me sofoca un poco, me quito mi sudadera quedando en una camisa blanca de mangas cortas y bermudas. Respiro profundo, huele a mariscos y a sudor, pero no es desagradable en lo absoluto. Es como una cocina, así lo siento. Siento mi nariz picar, acostumbrándose a aquella nueva atmósfera caliente, seca y playera. Me encanta. Recogemos nuestras maletas, mi felicidad no puedo ocultarla. Mis ojos vagan por cada rincón del paisaje una vez en el auto. Me aferro a la ventana y suelto un chillido de emoción al ver el enorme manto azul que se pierde en el horizonte, lejos, muy lejos. ¡Es enorme! ¡Hasta tiene destellos dorados debido al sol! — ¿Nunca antes habías ido al mar? —Me pregunta Yoongi quien está a mi costado mientras su madre está al frente con el chofer. — Nunca. —Niego con la cabeza y vuelvo a dirigir la vista a mi ventana. — Pero es hermoso... — Lo es. —Contesta Yoongi. —Pero no la gran cosa. Ruedo los ojos y me acomodo en el asiento trasero. Observo a Yoongi con un pequeño puchero. — Es fácil para ti decirlo, seguramente has venido muchas veces. —Me cruzo de brazos. — No te lo negaré. — Confiesa. —El problema no es en sí el mar, es la gente. Demasiado turismo, es asfixiante. Si fuera una isla desierta probablemente estaría más contento. El mar ha desaparecido, ahora quedando detrás de nosotros. Suelto un suspiro y observo mis blancas piernas, pensando en que quizás un poco de bronceado no les vendría mal. Y finalmente llegamos. El check-in se vuelve algo infernal para mí. Lo único que quiero es ponerme un traje de baño y correr a las piscinas o el mar. Logro verlo a un par de metros de mí, la blanca arena, las grandes palmeras, el cálido viento rozando mi piel. — Bien chicos, aquí les va la metodología. —Habla la madre de Yoongi dirigiéndose finalmente hacia nosotros. — Esta es la llave de su cuarto, son dos. No vayan a perderlas. —Nos las entrega y ambos la

agarramos al mismo tiempo. — No estaré encima de ustedes, ya están grandes. Solo les pido no salir del área del hotel, ¿comprendido? — De acuerdo. —Contestamos. — Nos reuniremos todos los días a las ocho de la noche en el hall para ir a cenar juntos. —Explica. — Los quiero bañados y arreglados siempre. — De acuerdo. —Esta vez yo contesto con una suave risa. — Diviértanse, disfruten. —La señora Min sonríe y voltea a ver a Yoongi. — Cualquier cosa me mandas un mensaje, las maletas ya están en su cuarto. — Vale. —Yoongi me observa. — ¿Vamos? Asiento emocionado y le agradezco nuevamente a la señora Min, ella me contesta que con mucho cariño y deja irnos. Seguimos los letreros de las habitaciones, subiendo escaleras y pasando cerca de las piscinas. Llegamos a un pasillo y nos detenemos frente a la puerta 188. Yoongi toma la tarjeta y la pasa por una abertura, la luz se vuelve verde y él abre la puerta. Ingresamos a la habitación y mis ojos se abren más de lo ya están. Hay dos camas matrimoniales en cada esquina, divididas por una mesa de noche con una lámpara y canasta de frutas. Los colores son blancos y azul cielo, una pantalla está enfrente, botellas de agua en la mesa de vidrio colocada abajo y muchos folletos de turismo. Veo nuestras maletas colocadas cuidadosamente cerca de la entrada, rozando con una puerta que supongo, es el baño. — Es... lujoso. —Admito viendo fascinado el entorno. — Hermoso. Avanzo a nuestra terraza y abro las puertas, sintiendo nuevamente el golpe caluroso azotarme. Mis ojos brillan al ver el mar frente a nosotros, perdiéndose en su hermoso infinito. Sonrío, definitivamente valió la pena subirse a un avión y venir acá. — ¿Ya terminaste de emocionarte? —Pregunta Yoongi detrás de mí. Me volteo viéndolo con su típica mala cara. Me acerco a él cerrando la puerta detrás de mí y avanzando a mis maletas. — Déjame emocionarme. —Reclamo mientras abro mi maleta y observo la cama libre que está junto a la terraza. — Nunca antes había estado en la playa o en un lugar así. — Estás siendo muy escandaloso. —Contesta él de mala gana.

Qué ganas de darle ahora sí una buena golpiza, pero me limito a bufar y a guardar parte de mis cosas. Saco lo principal como cepillos, loción, desodorante y otras cosas que voy a dejar en el baño que también es gigante. Tiene una tina tipo jacuzzi que suplique que entre, quizás lo haga más en la noche. Salgo del baño con una sonrisa pero ésta se esfuma y un fuerte sonrojo se apodera de mis mejillas. Yoongi se encuentra sin camisa, bajando el cierre de sus pantalones y ya descalzo. Trago duro ya que es la primera vez que lo veo semi-desnudo y aquello me da una buena vista de los músculos que comienzan a formarse en sus brazos. No son abismales, pero al menos remarca las venas que se comienzan a formar. Me siento babear. — ¿Disfrutando la vista? —Pregunta él dejando su pantalón a medio desabrochar y observándome con una ladina sonrisa. — ¿Qué? No, no, no... Solo estoy buscando mí... mi traje de baño. —Rápidamente me dirijo al armario y cojo unos shorts naranjas con blanco. Lo tomo y me dirijo al baño pero Yoongi en un segundo se coloca frente a mí y cierra el baño Alzo una ceja y lo observo confundido. — ¿Qué haces? — ¿No planearás cambiarte en el baño, cierto? —Pregunta jalándome un poco del brazo para llevarme al centro de la habitación. — Y-yo... — Pero las palabras apenas salen de mi boca. — Oh, no muñeco. —Yoongi desliza sus manos al borde de mi camisa tensándome completamente. — Te voy a querer cerca de mí toda esta semana y estando en este cuarto, te quiero desnudo. Mis mejillas se tiñen de rojo y un nudo se instala en mi garganta. Un cosquilleo azota mi nuca y mi respiración se vuelve pesada, siento que me aprietan el pecho. La vergüenza y la excitación pican mi cuerpo y mente. Relamo mis labios antes de finalmente contestar. — ¿Desnudo? —Repito como si hubiera escuchado mal, pero el mensaje queda más que claro. — En estas paredes tú estarás desnudo, sin ni una prenda encima. —Repite comenzando a acercarse a mí intimidante. — Quiero ver tu hermoso cuerpo, ¿tan malo es eso? Yo puedo también estar desnudo si así lo deseas. Siento el borde de la cama en mis talones, una alarma comienza a sonar en mi cabeza pero es demasiado tarde, Yoongi ya me ha empujado a la cama.

— Aunque conociendo la sucia mente que te cargas, ya lo debiste haber imaginado. —Susurra con lascivia colocándose sobre mí. — ¿Me equivoco? — Quizás solo una vez llegué a imaginarlo... —Confieso sintiendo al aire volverse más pesado debido a la corta distancia entre nosotros. Yoongi sonríe satisfecho y finalmente se aparta, dejándome respirar nuevamente. Me reincorporo en la cama viéndolo quitarse los pantalones, dejándolo solamente en un bóxer negro. Espero ansioso que retire la prenda, pero solo toma unos shorts cafés que se coloca con calma. — ¿No usarás traje de baño? —Pregunto. — En la noche. —Contesta. —Cuando no haya tanta gente ni tanto sol. — Te lo tomas muy en serio. Yoongi no contesta, deja su teléfono de costado y agarra una toalla. — Disfruta el día, grita, ríe, sé feliz. —Me habla mientras se dirige a la puerta. — Iremos a cenar con mi madre y al regresar... Mantiene un largo silencio que me hace estremecer. Una sonrisa se dibuja en su rostro dándome a entender perfectamente el mensaje. — Los juegos están en la maleta negra. —Me insinúa antes de salir de la habitación. Me mantengo en mi lugar sin saber qué hacer, pero Yoongi me conoce, ya sabe que revisaré la maleta. No se equivoca. Mis pies se mueven automáticamente a la maleta negra oculta entre todas las cosas. La tomo y con facilidad logro jalarla fuera, colocándola en mi cama con la respiración corta. Dirijo mis manos al cierre y la abro, encontrándome con productos de higiene personal. Alzo una ceja y comienzo a sacar las cosas hasta que veo el fondo. Observo nuevamente las cosas, tomándolas entre mis manos y alzando una ceja al percatarme que Yoongi ya tiene sus cosas de higiene personal en el baño. Vuelvo la vista a los nuevos productos y agarro el shampoo, abriéndolo y aspirando el olor. Al no captar nada, vierto un poco de la sustancia en mis manos, abriendo los ojos al ver algo transparente caer en la palma de mi mano. Es baboso, con un pequeño olor a menta. Mi mandíbula cae a mis pies y un escalofrío azota mi entrepierna, creo saber qué es. Lo tapo y con manos ansiosas reviso ahora el acondicionador, pero

ningún líquido sale. Lo destapo y agito, dejando que unas envolturas de colores salgan caigan sobre la colcha. Ahora sí me siento morir y enrojecer brutalmente al percatarme que son aquellas envolturas de colores con imágenes de frutas en la parte de adelante. Sintiendo ahora sí el calor apoderarse de mi cuerpo tomo el cepillo de dientes. No parece haber nada hasta que veo una fina línea que lo rodea, dividiéndolo a la mitad. Agarro la parte superior del cepillo y tiro suavemente, desprendiéndolo y dejando a la vista un hermoso filo a unos centímetros de mi rostro. Yoongi está loco. Definitivamente está loco. ¡¿Cómo hizo todo esto?! Veo las demás cosas, percatándome que los antifaces no son algo que debería ir en la bolsa de higiene personal. La cinta adhesiva tampoco... Si hay un hombre allá arriba que todo lo ve, lamento informarle que no me tendrá en su famoso paraíso. ...No después de esta noche.

|29

― ¿Una piña colada? ― Pregunta el amable chico frente a mí. ― Oh no, estoy bien, gracias. ― Le sonrío retirando mis anteojos de sol. ― No se preocupe, se lo manda un chico. ― El esboza una sonrisa. ― ¿Ah? ― Observo rápidamente el entorno y vio al mesero. ― ¿Seguro que no es una equivocación? ― No, lo recuerdo claro; "quiero que le lleve esa piña colada al hermoso rubio de traje naranja y gafas de sol que se encuentra junto a las palmeras". ― Contesta haciendo una imitación de un chico con voz un poco más grave que la de él. ― Oh... ― Mis mejillas se tiñen de rojo y lo tomo con timidez. ― G-gracias. Él sonríe y se aleja. Observo la bebida que tiene un lindo paraguas azul colocado en una parte del vaso y una cereza. Le doy un sorbo al popote y una sonrisa se dibuja en mi rostro; esta rico. Vuelvo a ver el entorno buscando a alguien, pero no parece haber indicaciones del extraño admirador que me manda piñas coladas. Alzo mis hombros y me recuesto nuevamente dándole pequeños tragos a mi bebida y leyendo aquel libro que decidí traerme. Leo y leo varios capítulos hasta que finalmente me canso y me entran ganas de ir finalmente al mar, parece que ya me siento listo. Deposito el libro junto a mis cosas y me quito la camisa blanca que traía, atrayendo la mirada de algunas chicas y chicos que están por ahí. A torso desnudo y sandalias cafés comienzo a avanzar, peinando repetidas veces mi cabello hacia atrás hasta llegar a la arena. Comienzo a caminar sobre ella, sorprendiéndome de lo suave y caliente que está. Era como caminar sobre plumas, era más suave y ligera que la tierra y sin duda agradable. Se desliza por mi piel dejando solamente unos pequeños granos de arena, me encanta. Retiro mis sandalias cuando siento la brisa más cálida sobre mi rostro y las gaviotas graznar sobre mi cabeza. Avanzo con lentitud al mar, mis ojos fijos en aquellas olas que se forman y la espuma que las acompañan.

El agua toca la punta de mis pies y después retrocede, creando un sonido peculiar que me relaja. Sigo avanzando hasta sentir el agua en mis tobillos y allí finalmente me siento perder, estoy a punto de correr más profundo pero unas manos sobre mi cadera me detienen. Pego un brinco y observo a través de mi hombro a un chico de cabello blanco y terriblemente masculino viéndome con una sonrisa. Sus manos lentamente se separan de mi cuerpo y se coloca junto a mí. ― Lo siento, no quería asustarte. ― Comenta. ― Pero si fuera tú, esperaría a que la marea bajara un poco antes de meterme al agua. Observo las grandes olas formándose frente a mí. ― ¿Y en cuánto tiempo será eso? ― Pregunto. ― Yo creo que en un par de horas. ― Comenta él viendo el mar. ― Mientras puedes estar en la piscina o seguir tomando el sol. Alzo ambas cejas viéndolo con una sonrisa. ― ¿Qué? ― Pregunta. ― ¿Quieres otra piña colada para eso? ― Así que fuiste tú... ― Comento con otra sonrisa. ― ¿Preferías un clamato? También puedo darte uno. Finalmente me suelto a reír y ambos comenzamos a caminar hacia la piscina. ― Dime Peter. ― Me dice con una coqueta sonrisa. ― ¿Cuál es tu nombre? ― Jimin. ― Contesto. ― Mucho gusto Peter. ― ¿De vacaciones acá? ―Pregunta. ― Sí, con un amigo. ― Muerdo un poco mis labios. ― ¿Tú? ― Familiar. ― Comento él sonriendo. ― ¿Eres de California? ― No, Oregón. ― Me siento para meter mis pies en el agua que está caliente. ― ¿Tú? ― Washington. Somos vecinos. ― Bromea. ― Me di cuenta. Finalmente ambos nos dejamos caer al agua, yo me sumerjo por completo e inmediatamente salgo a tomar agua, lanzando mi cabello hacia atrás en un rápido

movimiento y viendo a Peter con una sonrisa. Él me analiza con ojos profundos antes de sonreír. ― Eres muy lindo. ― Comenta. ― Desde que te vi pasar captaste mi atención. No puedo evitar ruborizarme un poco y bajar la mirada al agua. Río nervioso antes de volver a verlo. ― ¿Sí? ― Pregunto bromista. ― Entonces tienes un excelente gusto. ― Oh, claro que lo tengo. ― Me sigue el juego riendo. Ambos bromeamos durante largo rato, platicando nuevamente acerca de nuestras vidas. Él acababa de entrar a la Universidad allá en Washington, antes vivía en Kansas pero se mudó. Gracias a la beca y al dinero que manda su familia puede vivir en un departamento, solo, pero parece estar feliz. Yo no le cuento mucho. Vivo con mi madre en un departamento en Oregón, estoy estudiando mi último año escolar y aún no sé qué quiero estudiar. Quizás medicina. ― Entonces eres tranquilo. ― Ríe. ― Podría decirse. ― Alzo mis hombros. Ya nos encontramos sentados en una mesa debajo de unas palmeras conversando tranquilamente. El sol del atardecer es increíblemente fuerte, me arrepiento de no haberme puesto acondicionador en la mañana. Estaba demasiado tocado por las palabras de Yoongi que apenas pude percatarme de... Un momento... ¿Dónde está Yoongi? ― Tus ojos revelan otra cosa. ― Dice Peter con sonrisa algo traviesa viéndome fijamente. Parpadeo repetidas veces volviendo a concentrarme en mi conversación con Peter. Analizó rápidamente lo que acaba de decir y alzo un poco mi ceja. ― ¿Mis ojos? ― Repito. ¿Qué tienen? Peter parece dudar un poco, pero no me quita la mirada de encima. Me concentro en sus ojos, sintiendo como me analiza, casi perforando mi alma sin piedad alguna, desesperado por descubrir los oscuros secretos que guardo.

― Hay algo... ― Explica sin dejar de mirarme. ― No sé cómo explicarlo, tus ojos parecen brillar. Pero es un brillo oscuro, como un deseo peligroso. Como cuando ves algo que está mal pero a ti te excita la idea... es un brillo... extraño. Sonrío apenas, la imagen de Yoongi atraviesa mi mente. ― Es como si ocultaras algo o invitaras al peligro. ― Prosigue cada vez más atento. ― Veo a tus ojos y huele a peligro, a que quizás me arrepienta pero quiero saber. Es un brillo provocativo, pero algo me dice que está mal. Nunca antes me habían dicho algo como eso y no sé cómo sentirme al respecto. Bajo la mirada para desconectarla con Peter y observo detrás de él, abriendo mucho mis ojos y sintiendo mi respiración cortarse al ver a Yoongi apoyado una pared viéndome fijamente. Peter voltea pero yo rápidamente desvío la mirada maldiciéndome por dentro. Él voltea a verme nuevamente. ― ¿Todo bien? Pareciera que hubieses visto un fantasma. ― Pregunta preocupado. ― Sí, lo siento, todo bien. ― Sonrío para tranquilizarme. ― Lo siento, ¿tienes la hora? ― Van a dar las siete. ― Él observa su reloj. ― ¿Qué? ― Abro mucho mis ojos sin poder creer lo rápido que pasó el tiempo. ― Oh, rayos. Debo irme, lo siento, ¿podemos vernos luego? Peter parece algo desconcertado por mi cambio de actitud, pero la mirada de Yoongi me comienza a enchinar la piel, y no de forma positiva. ― Claro, mi habitación es la 302, puedes pasar cuando quieras. ― Me dice. ― ¿Te veo más noche? ― Mañana, te veo acá a las doce. ― Comienzo a retroceder. ― De acuerdo. Observó rápidamente hacia donde estaba Yoongi pero él ha desaparecido. Tragó saliva pesadamente y corro por mis cosas, acto seguido casi a tropezones comienzo a subir las escaleras para llegar a la habitación. Coloco las cosas en mi hombro y palpo la pequeña maleta para sacar la llave del cuarto y entro rápidamente, cerrando la puerta de golpe detrás de mí y apoyándome en ella.

Respira Jimin, respira. Mierda, de acuerdo... Yoongi me ha visto con Peter, no lucía feliz. ¿Desde hace cuánto nos observaba? Oh por favor, que no haya sido desde la playa porque si no hay estoy muerto. No, lo hubiera visto. ¿La piscina? No, mucha gente. Seguramente cuando entramos al restaurante él nos vio, era un lugar tranquilo Sí... veamos... ¿hay algo que pudo haberlo hecho enfadar? No, no creo. ¡Oh, tiempo! ¡Las miradas! No, nada que ver... ¿o sí? A menos que... ― Finalmente llegaste. Suelto una grosería al sentir mi alma ser arrancada debido al susto. Llevó mis manos al pecho para sentir mi corazón bombeando con fuerza, no sé si sentirme peor al ver que Yoongi está acostado en la cama con un libro que había traído. Lo baja y me observa fijamente. ― ¿Disfrutando la playa? ― Pregunta dejando el libro de lado y levantándose de la cama. ― E-eso c-creo. ― Mi sangre se hiela cuando lo veo acercarse a mí desprendiendo peligro con la mirada. ― Llegas a tiempo. ― Se detiene a la altura del baño y abre la puerta. ― Tenemos una hora, entra. No titubeo e inmediatamente entro al baño, pero me quedo confundido al ver a Yoongi entrar detrás de mí y cerrar la puerta. Trago duro y su mirada cambia completamente, retrocedo bruscamente, resbalando y en un afán de tomar equilibrio, termino dentro de la regadera, cayendo bruscamente al suelo. Mis ojos se abren con terror al ver el cuchillo que Yoongi porta a la mano y la forma en la cual se comienza a acercar a mí. Inmediatamente me levanto, apoyándome en la fría pared pero no tengo a donde ir. La puerta de la regadera se encuentra bloqueada por Yoongi así que solo retrocedo hasta la otra esquina, golpeando contra la pared transparente. ― ¿Tienes miedo? ― Pregunta él. Dirige su mano libre a la regadera y el agua helada sale, golpeándome directamente al cuerpo y parte del rostro. Suelto un chillido y me muevo, pero no hay realmente a donde ir, el agua helada me sigue golpeando.

― Espera Yoongi... ¡Espera! ― Grito casi aterrorizado cuando él finalmente ingresa, quitándose la camisa y permitiéndome ver nuevamente su torso desnudo. ― Ppuedo explicarlo. ― ¿Explicar qué? ― Pregunta él fríamente, me siento estremecer e inevitablemente comienzo a tiritar. No sé si de frío o de miedo. ― No hay nada qué explicar. Estabas con otro chico, no hay nada más que decir. ― Y-yo... ― Me percato que trae un traje de baño color negro. ¿Entonces si fue a la piscina o a la playa? ¡Mierda, concéntrate, tiene un cuchillo a la mano! ― Solo es un amigo, n-no... ― Sé que solo es un amigo. ― Sonríe falsamente. ― Pero sé diferenciar las intenciones de una amigo a un amante. ― ¿Qué? ― Pregunto acercándome un poco a él, mi ropa se encuentra completamente mojada al igual que mi camisa, mi abdomen se marca a través de la ropa. Yoongi cierra la puerta y sigue acercándose a mí, el agua le cae en la espalda así que ya no la siento más. Mi respiración se vuelve pesada al ver el cuchillo alzarse, quedando en mi barbilla y obligándome a levantar la mirada. Abro mis labios para respirar al sentir sus dedos subir por mi pecho hasta detenerse en mis duros pezones que se transparentan a través de la camisa. Yoongi baja el cuchillo y me avienta con fuerza, provocando que choque nuevamente contra la pared en un grito. Me toma posesivamente de los labios, introduciendo por completo su lengua en mi cavidad bucal sin permiso alguno. Gimo y trato de empujarlo pero no puedo, es demasiado fuerte. Siento sus labios, sus malditos labios ardientes sobre los míos, saboreándome. Lentamente me dejo caer, deslizando suavemente mis manos por su pecho hasta su espalda baja y allí lo aferro más a mí. Lo siento enloquecer ya que me aprieta contra la pared, nuestras pelvis chocan y nuestras bocas se buscan desesperadamente. "Crash" Pego un brinco y Yoongi se separa de mí con una sonrisa. Bajo la mirada viendo el borde de mi camisa blanca rota y el cuchillo reposando cerca de ella. ― ¡Mi camisa! ― Gritó.

Yoongi la arranca en un rápido movimiento haciéndome gritar. La abre con fuerza con ambas manos, dejando por completo mi pecho al descubierto sin pudor alguno. Se agacha y con su lengua y labios comienza a chupar mi zona púbica, ahogo un grito y me tenso, llevando mis manos a su cabellera. Mi respiración falla. El agua fría choca contra mi pecho, pero su ardiente lengua comienza a succionar mi piel con agresividad, mordiendo, besando, lamiendo, subiendo de poco en poco. Es un mareo de sensaciones y emociones... no puedo pensar ni concentrarme en otra cosa que no sea aquello. ― Yoongi... ― Suspiro mordiendo mis labios. Es un jadeo inevitable, siento toda mi piel enchinarse, respondiendo rápidamente al estímulo que me propaga. Sube su lengua, lame mi estómago, pecho, clavícula. Sube al cuello y se detiene en mi barbilla, tiemblo de placer, cerrando mis ojos y suplicando por más, pero él se separa. ― Eso fue para comenzar. ―Sonríe alejándose. ― Con esto será más que suficiente por ahora. Bajo la mirada a mi abdomen, encontrándolo lleno de manchas rojizas y chupetones cuidadosamente propagados forman una "Y". Me siento enloquecer y chillo agudo. ― ¡No, mierda! ¡¿Qué hiciste?! ― Exclamo horrorizado. Me observa a través de su hombro antes de sonreír. ― Solo defiendo lo que es mío... Y tras esa simple frase sale, dejándome con la boca abierta y temblando debajo de aquel chorro de agua helada.

|30

— ¿Ya saben qué van a ordenar, chicos? — Pregunta la señora Min. Nos encontrábamos finalmente en el restaurante. Los colores rojos, naranjas y cafés se apoderaban del lugar, dándole un toque tranquilizante con música jazz de fondo, pero inclusive podría decirse que romántico. Los manteles rojos llegaban hasta el suelo cubriendo nuestros pies, las servilletas blancas con anillos de oro estaban colocadas sobre nuestros regazos y varios pares de cubiertos en las esquinas del plato. — Yo pediré una ensalada de frutas. — Comento hundiendo mi rostro en la carta color vino, en un tormentoso intento de no ver a Yoongi quien estaba delante de mí. — Y una pasta boloñesa. — ¿Tú Yoongi? — Pregunta su madre viéndolo. Bajo la carta para cruzar miradas con Yoongi. Él llevaba una camisa negra y unos jeans, tenis y por primera vez, un arete de plata. Yo portaba una camisa a cuadros blanca y bermudas cafés al igual que sandalias, fue casi lo primero que pude ponerme después de tremenda escena en la ducha. — Carne. — Contesta él profanando duramente mi mirada. — Un buen trozo de carne, jugoso y caliente esperando por ser devorado por mí. Mis mejillas arden, inmediatamente bajo la vista a la carta tragando duro. Puedo sentir la sonrisa de Yoongi aun sin verlo, quiero matarlo, en serio quiero matarlo. — Vaya, tienes hambre. — Ríe su madre. Levanto nuevamente la mirada aun ruborizado. — Estoy hambriento... — Respira profundo y aprieta el mantel sin quitarme la mirada de encima. Hago una mueca al sentir una pequeña patada debajo de la mesa, Yoongi esboza una sonrisa. Me concentro en el mesero que ha acercado con nuestras bebidas y nos pide ordenar. La señora Min habla por nosotros, yo me mantengo en silencio, sintiendo el pie de Yoongi pateando suavemente mi pierna. Yo le devuelvo el golpe y sonrío victorioso por dentro, pero el semblante de él se endurece.

— De acuerdo, yo iré al baño rápidamente, chicos. No se me muevan. — La señora Min se levanta y nos deja solos con las cartas que son retiradas segundos después. Trato de buscar otro objeto en el cual enfocar mi atención, viendo ahora la burbujeante limonada que se encuentra frente a mí. Siento el pie de Yoongi ir subiendo, ahora chocando con mi rodilla. Le clavo la mirada pero él está observando su teléfono, como si yo no existiera. Sube más y patea con dureza, provocando que jadee en voz baja debido al dolor. Abro un poco las piernas para sobarme pero siento el pie de Yoongi subir de forma muy suave, rozando apenas mi entrepierna. Pego un brinco y al instante cierro las piernas, pero eso solo provoca que el pie de Yoongi quede atrapado. Él quita la mirada de su teléfono y voltea a verme, alza una ceja y trata de zafarse del agarre de mis piernas, pero mientras más tira, más cosquilleos manda y más aprieto. Muerdo mis labios y bajo la mirada, apretando mi quijada y removiéndome un poco. Aquello comienza a mandar suaves escalofríos a mi entrepierna y eso provoca que me altere. — Ya está, fui a quitarme una pestaña. — La señora Min llega, yo al instante abro las piernas y Yoongi retira su pie. Ambos nos quedamos en silencio. — A esperar ahora. Cuento en silencio los minutos que me quedan de vida, estoy seguro que moriré esta noche. Espero sin emitir sonido alguno, apenas conversando hasta que llega la comida. Comemos, esta vez siendo más productivos en la conversación. Yoongi come la carne sin apartarme la mirada y aquello comienza a ponerme nervioso. Lentamente veo la comida ir desapareciendo hasta dejar frente a nosotros las migajas. La señora Min observa la hora y sonríe. — Vamos ya a dormir, a menos que quieran hacer algo. Yo me levantaré a las ocho. — Los tres nos levantamos. — Los acompaño hasta el elevador. AHORA SÍ MIERDA Y MÁS MIERDA. NO, NO, NO DE AQUÍ NO SALGO VIVO. Yoongi me observa y con la mirada me advierte no hacer cualquier tontería. Me pego a la señora Min para alejarme de él y lentamente avanzamos a los elevadores. Ella pulsa el botón y nos observa sonriente. — Descansen. — Soba mi mejilla y le sonríe a Yoongi. — Cualquier cosa...

— Te mando mensaje. —Interrumpe Yoongi. — Gracias. — La señora Min sonríe. — Nos vemos mañana, hablaré a la casa para ver cómo van. Asentimos y la vemos desaparecer. Mi sangre se hiela dos segundos después y para terminar la sentencia de muerte, el "ping" del elevador suena dando a entender que ya llegó. — Después de ti. — Dice Yoongi una vez que las puertas se abren. Apenas doy un paso cuando Yoongi me avienta dentro y aprieta el botón para cerrar la puerta. Ruego para que alguien venga, pero las puertas se cierran frente a nosotros dejándonos solos. Respiro pesadamente cuando Yoongi lentamente se acerca a mí, colocándose detrás de mí y sobando mis brazos, hundiendo su rostro en mi cuello provocando un cosquilleo. — Hueles tan bien... — Susurra ronco, su voz suena perdida en el deseo y en la locura. — Me enloquece más de lo que ya estoy saber que impregnaré tu fragancia en mi piel toda la noche. Serás mío... — Sus manos me toman de la cintura, pero yo permanezco helado ante su tacto, sin saber cómo reaccionar. —Finalmente serás mío... Jadeo cuando muerde salvajemente mi cuello sin preverme de aquello, arqueo mi espalda y él inmediatamente me toma de ambas muñecas. Muerde de nuevo, las puertas se abren y él me empuja hacia afuera, atacando mis labios en una pasión descontrolada que me toma completamente de sorpresa. A tropezones nos dirigimos a la recámara, cruzando todo el pasillo sin despegarnos mientras él me devora la boca. Tengo la impresión de que me está comiendo vivo, nunca lo había visto actuar así, como una bestia hambrienta devorando gustoso a su presa. — Yoongi... — Hablo apenas. — Mmh. Sus labios vuelven a tomarme y en un movimiento seco me estrella contra la puerta del cuarto. Sin dejar de besarme busca la llave en sus pantalones y la desliza, abriendo la puerta con su mano libre. Me arranca un gemido cuando se separa de mí mordiendo mi labio, me empuja dentro de la habitación y cierra la puerta, por primera vez, colocando el seguro.

Mi respiración es agitada y mis labios están hinchados y rojizos. Yoongi lentamente voltea y su mirada cambia. Una sádica sonrisa se ilumina en su rostro y sus ojos se oscurecen de deseo, yo comienzo a retroceder cuando él avanza. Parece una pantera, elegante, agresivo, penetrante. — ¿Tienes miedo? — Pregunta acercándose a mí, pasando sus dedos por la mesa de cristal y agarrando el cuchillo. — No. — Contesto sintiendo la adrenalina enchinar mi piel. — ¿No? — Repite. Ya no sé qué contestar, él sigue sonriendo y se acerca veloz a mí, empujándome a la cama pero él quedando de pie frente a ella. — Deberías. — Susurra, nuevamente aquel brillo enfermizo se forma en sus ojos. — Podría matarte fácilmente durante el acto. Ahora siento mi corazón acelerarse nuevamente. — Podría fácilmente cortarte la garganta mientras te penetro. — Su voz suena cada vez más ronca. — Podrías desangrarte lentamente mientras te hago mío, embriagado del olor de tu sangre perforando mis fosas nasales, lamer tu cuerpo bañado en tinta roja... Él comienza a inclinarse sobre la cama a lo que yo retrocedo. Coloca el cuchillo en sus labios y tira de mis tobillos con fuerza. Mis piernas quedan a sus costados y finalmente me siento enloquecer cuando sonríe. Una sonrisa tan enferma como lo que estaba a punto de hacer, tan enfermo como la mente que se carga y tan enfermo como yo al aceptar aquello. — Tienes miedo. — Retira el cuchillo de su boca y juega con él frente a mi rostro, trago saliva y tiemblo debajo de él. — ¿Qué pasa si tiro esto? ¿Se clavará en tus bonitos ojos? — Yoongi detente... — Mis ojos observan con temor el filoso objeto frente a mí. — ¡Oh, cuidado! — Finge que se le resbala de las manos haciéndome gritar. — Solo juego, no dejaría marcas tan obvias. Se lleva el índice a los labios y baja la mirada nuevamente. — ¿Qué habías dicho? — Repite sonriendo lentamente. — ¿Que te hiciera marcas en lugares menos visibles?

— N-no, y-yo m-me refiero a-a — Hablo en vano, Yoongi coloca el cuchillo en mis labios haciéndome callar. — No te pedí que hablaras. — Desliza el filo por mi pecho hasta detenerse en mi zona púbica. — ¿Te gustarían aquí? Pasa el filo por mi entrepierna y me siento perder. Jadeo inevitablemente. — Jimin se excita con cosas filosas. — Se burla. — Entonces vamos a hacerte unos buenos cortes. ¿Quieres que haga cortes aquí? Gimo cuando sus labios vuelven a atraparme, enredándose con mi cuerpo. Me aferro a su espalda y me dejo enloquecer con él, permitiendo que nuestras lenguas rápidamente en contacto en una batalla infernal. Yoongi lleva sus manos a mi camisa y comienza a desabrochar botón por botón. Sus besos agresivos se zafan de mis labios y muerden ambos lados de mi cuello provocando que arquee mi espalda despegándola de la cama. Siento el bulto creciente entre sus piernas y aquello provoca que jadee más de lo que ya hago. Zafa el último botón de mi camisa y con sumo desespero la abre, atacando mis pezones con fuertes besos y chupetones. Gimo en modo respuesta y me aferro a él. Toma el cuchillo y suelto un grito al sentir que lo pasa velozmente sobre mi piel. — ¡Ah! — Grito y bajo la mirada viendo el fino hilo rojo que comienza a formarse. — ¡Yoongi! Él observa la sangre y se inclina para lamerla. Me estremezco al sentir su tibia y húmeda lengua contra mi sensible piel, quitando todo rastro de sangre que salga. Succiona haciéndome jadear de dolor y apretar mis puños, agarra nuevamente el cuchillo y dirige una mano a mi pantalón. — ¡Ngh! — Me remuevo cuando siento que baja el cierre y sin perder nada de tiempo retira mis pantalones. — ¡No, espera! Desprende toda mi ropa, dejándome únicamente en ropa interior. Me siento arder y apenas trato de cubrirme, él me toma, y sin cuidado, me da la vuelta para que quede boca abajo. Suelto el aire pesadamente al sentir que se acerca y espero atento su próximo movimiento. — ¿Qué...? ¡Oh dios! — Grito al sentir que se coloca de rodillas junto a mí y besa mis hombros, mordiendo de forma agresiva. — ¡Y-Yoongi s-sé más suave!

Muerde rítmicamente, tirando mi piel y llevando escalofríos por todo mi cuerpo. Lleva la punta de su cuchillo y comienza a bajarlo por el centro de mi espalda, sacudiéndome violentamente debido a las cosquillas y mi cuerpo se hiela. Jadeo de placer y siento mi miembro endurecerse. Clava la punta del filo en mis nalgas y pego un brinco. No pasa mucho hasta que lo siento morder una, provocando que chille y me torno rojo. Me aferro a las sábanas al sentir que besa sobre la tela y lame. Siento que amasa mi carne con morbo, tomándola duramente entre sus manos, masajeando violentamente y enterrando sus dedos. Gimo y trato de voltear pero el cuchillo me frena, siento sus dedos dirigirse al borde de mi bóxer y tirar. Me sacudo, pero en menos de un segundo ya me encuentro completamente desnudo frente a él. — Y-Yoongi... — Llamo pero él me toma de la cadera, alzándome para que mis nalgas se levanten al igual que la parte inferior de mi cuerpo. — ¡Dios, no veas! — Grito al quedar expuesto frente a él y sentir mi miembro palpitar. — ¡Espera, Yoongi espera! Grito en vano y me arqueo al sentir sus dientes clavarse en mis glúteos, mordiendo ferozmente mi piel sin cuidado alguno. Finalmente lo siento calmarse, y aun con la cabeza hundida en la colcha, siento el frío filo paseándose por mi cuerpo. — ¿Quieres que succione aquí? — Pregunta con una risa seca sobando mis glúteos. — ¿Quieres que aquí te marque como mío? No contesto, hundiendo mis suaves gemidos en las sábanas, sin osar levantar la mirada. Yoongi se inclina, siento su ropa con mi piel desnuda y aquello me provoca escalofríos. Siento su aliento cerca de mi cuello. — Ábrete para mí, muñeco. — Ronronea lamiendo el lóbulo de mi oreja. Me siento enrojecer, pero obedezco en silencio. Alzo un poco la mirada y suspiro mientras quedo en cuatro en la cama. Mis mechones rubios caen sobre mi rostro y mis piernas las siento flaquear. Lo siento rozar mi espalda y lentamente me agacho, abriendo mis piernas lo más que puedo mientras me deslizo un poco por la cama. Muerdo mis labios y cierro mis ojos esperando lo que venga...

Yoongi pov

Zaz En un ágil movimiento la palma de mi mano se estrella contra aquella suave y rosada carne que se encuentra a mi total disposición. Observo una marca rojiza muy suave irse formando y Jimin chilla agudo. Claro que eso no lo vio venir. — ¿Y-Yoongi p-por qué hiciste e-eso? — Tartamudea observándome a través de su hombro. Oh joder, como me pone cuando me llama por mi nombre con voz temblorosa. Le doy otra fuerte nalgada. Su cuerpo pega un brinco y se remueve. — ¿Tengo que estarte diciendo por qué hago lo que hago, eh? — Pregunto masajeando la zona rojiza y sintiendo mi miembro endurecerse ante la preciosa imagen. — Hago lo que se me pega la gana y punto. Zaz Otra vez vuelvo a estampar, esta vez solo mis dedos para causar más dolor. Jimin sigue removiéndose debajo de mí y le escucho gemir en voz baja. Oh, mi maldito masoquista, sé que te encanta que te maltrate en la cama... Pero esta noche será solo una probada de lo que puedo llegar a hacer contigo. Observo su virgen piel, el deseo de enterrar todo mi cuchillo en él me da vueltas en la cabeza, (y no solo mi cuchillo), pero debo ser paciente. Si dejo salir todo hoy, es muy probable que mañana ya no vuelva a verle debido a que tendré que tirar su cadáver a las olas. Y eso, no estaba en mis planes. No todavía al menos. Sigo azotando con fuerza, Jimin gritando cada vez más agudo conforme lo golpeo. Sin embargo verlo de espaldas comienza a aburrirme, es como si estuviera con cualquier otra persona y no quiero eso. Lo tomo de la cintura y vuelvo a colocarlo boca arriba, viendo sus ojos impregnados de lágrimas.

Excitante... Me vuelve loco aquella mirada de terror cada me observa. — Abre tus piernas. — Sentencio. — ¿Qué? — Pregunta abriendo mucho sus ojos. — ¿Qué? — Repito con voz aguda. — ¡Por una mierda! ¡¿No puedes simplemente hacer lo que digo?! Finalmente reacciona y abre sus piernas tornándose completamente rojo. Aprieta sus manos a sus costados y muerde sus labios. Mi mirada recorre sus duros pezones, su apetitoso cuello, la piel blanca que me llama a gritos, la erección que comienza a formarse en mi pequeño masoquista. Sonrío, sé exactamente qué voy a hacer. Me bajo de la cama, quedando de pie frente a ella y tiro a Jimin de los muslos, acercándolo a mí. Mantengo sus piernas abiertas y mis ojos se dirigen a su entrada, aquella rosada entrada en la que pronto voy a perderme. De tan solo pensarlo puedo sentirme correr, pero desgraciadamente no soy de ponerme duro con todo. Solo este pequeño rubio tiene el don de verme y provocarme desearlo con locura. — ¿Me quieres dentro? — Me burlo rozando por fuera la sensible zona, Jimin se estremece. Él asiente casi con vergüenza, viéndome con ojos brillantes de miedo y deseo. Me dirijo rápidamente a la maleta y tomo el lubricante en mis manos. Conforme la sustancia transparente se vierte en mis dedos, Jimin abre cada vez más sus ojos y veo su pene ensancharse más. Una vez mis dedos perfectamente lubricados, los dirijo a su entrada. Observo el pequeño hoyo con una sonrisa y froto mis dedos contra él sin introducirlos. Jimin comienza a respirar por la boca viendo mis manos, mordiendo más fuerte sus labios o apretando sus dedos. Me inclino un poco para tener una mejor vista y sigo torturándolo, relamo mis labios y los dirijo a la parte interna de sus muslos, comenzando a besar suavemente. — ¡Ah Y-Yoongi! — Grita. — ¡Yoongi p-por favor! Eso es muñeco... suplica más... — ¡Yoongi! — Chilla cuando apenas meto la punta de mi índice. — ¡Por lo que más quieras...!

Meto bruscamente mi dedo provocando que se ahogue con sus palabras. Siento sus cálidas paredes engullir perfectamente mi dedo, su hambrienta entrada me succiona por completo. Lamo mis labios y meto el segundo dedo, Jimin grita más alto. Comienzo a meter y a sacar ambos dedos rítmicamente, suave al principio en lo que siento que Jimin se dilata. Él comienza a gemir en voz baja conforme hace pequeños movimientos, buscando con mis dedos la zona más sensible de mi muñeco. Bingo, conforme sobo comienzo a sentir las consecuencias del estímulo, una pequeña bolita comienza a ensancharse bajo mi tacto. Los gemidos que emite Jimin son delirantes, veo sus piernas temblar y tensarse, un rubor natural apoderarse de su cuerpo y su pene comenzar a endurecerse, creciendo y tornándose más ancho con el paso de los segundos. Con mi mano libre agarro el cuchillo y comienzo a hacer pequeñas cortaduras en los muslos a lo que Jimin se sacude y me suplica frenar. Pero cuando rozo nuevamente directamente con su próstata, se calla. Los gemidos cortados y calientes son lo único que salen de sus lindos labios. Cuando veo la sangre escurrir me siento sediento. Me aferro a la pierna derecha del más chico y paso mi lengua, mordiendo y succionando la sangre que se desliza mientras sigo penetrándolo con mis dedos. Subo, sus gemidos se vuelven más agudos y constantes. La punta de mi nariz está bastante cerca de sus testículos, y con todo el morbo del mundo, dejo sus piernas para succionarlos. Sé que está muriendo, está muriendo de placer con lo que estoy haciendo. Sin dejar mi labor abajo lamo nuevamente su escroto, ahora subiendo por toda la base del pene hasta engullir gustoso su hinchado y brillante glande. — ¡Mierda! ¡Oh, o-oh! Comienza a gritar retorciéndose debajo de mí. — ¡M-mierda, mierda, más! — ¿Con esa boquita comes? — Pregunto sonriente mientras saco mis dedos de su interior y dejo su erección en paz. Él se tapa la boca completamente rojo, pero los temblores de su cuerpo me hacen ver que lo está gozando, y gozando mucho. — Ven aquí muñeco. — Le llamo. Él se reincorpora y gatea a mí tímidamente. Retiro finalmente mi camisa y comienzo a bajar el cierre de mi pantalón. Jimin jadea un poco y se torna aún más rojo cuando

finalmente retiro la molesta tela, dejando libre mi dura erección que se alza frente a él. — Todo tuyo muñeco. — Sonrío sin dejar de verlo. Jimin balbucea pero no escucho su parloteo. Al ver que no contesto, finalmente toma su erección entre sus pequeñas y adorables manos formando una especie de capullo con sus dedos que rodean toda mi extensión. Mi glande queda visible en el hoyo que forman sus manos. Él lo observa unos momentos antes de inclinarse tímidamente y dar una lamida con su tibia lengua. Gruño en modo respuesta y lanzo un poco mi cabeza hacia atrás, sintiendo mi respiración lenta y pesada. Jimin me observa y durante un segundo sus ojos parecen brillar con malicia. Vuelve a lamer esta vez más lento, pasando la punta por su lengua y succionando levemente. Levanta la mirada para verme de vez en cuando y lentamente desliza sus manos más abajo. Va engullendo de poco en poco hasta que lo siento tomar la mitad y reincorporarse suavemente para tomar aire. Un hilo de saliva se mantiene conectado con mi glande y sus labios, provocando una imagen meramente erótica, mejor de las que había soñado o imaginado. Con su mano esparce un poco su saliva y vuelve a engullir, moviendo su cabeza en forma de pequeñas olas. Lo escucho atragantarse y jadear y eso solo provoca sienta mi orgasmo más cercano. Cuando está a punto de volver a meterse mi erección a la boca, lo freno. Él vuelve a acostarse sin quitarme la vista de encima. — De espaldas. — Susurro. Él me da la espalda y se inclina quedando en cuatro frente a mí. Me inclino sobre él, sintiendo mi erección restregarse contra su trasero suciamente. Beso su cuello que se encuentra salado debido al sudor y tomo mi erección entre mis manos. Agarro un condón ya que al final no quiero terminar en un hospital con una enfermedad. Aunque lo dudo mucho ya que Jimin es virgen, pero al final es mi pequeño muñeco y no quiero que caduque antes de tiempo. Lo tomo firme de los hombros y con un suspiro me dejo entrar en él. Jimin grita y se aferra a las sábanas jadeando de dolor. — ¡Sácalo! — Grita. — ¡Sácalo, por el amor de dios sácalo! ¡Duele!

Hago caso omiso y me hundo completamente en él. Amaso nuevamente su trasero suavemente antes de dar una palmada con ambas manos: una para cada lado. Maldita sea, si no estuviéramos de viaje tendría todos mis juguetes aquí conmigo... Por una mierda Yoongi, ve lento. No puedes hacer todo con él en una noche... Jadeo ronco al sentir su estrecha entrada al moverme. Es cálido, apretado, me toma con facilidad. Jimin jadea nuevamente y me comienzo a mover. — ¡Ah! — Grita arqueando su espalda y envolviendo la sábana empapada de sur con sus manos. — ¡M-más r-rápido! Doy otra fuerte nalgada y él chilla agudo. Con eso le doy a entender que el que tiene el control soy yo. Comienza a gemir y a mover sus caderas, buscando seguramente que mi gruesa erección roce con su próstata y sentir mayor placer. Me acomodo de cierta forma que pueda sentirme mejor y él por instinto también se mueve, creando una pose perfecta donde me puedo enterrar profundamente en él. — Mmh. — Puedo apostar que ha cerrado sus ojos, embriagado por el placer que comienza a sentir, pero no puedo evitar ser algo cruel. Vuelvo a azotarlo. Zaz — ¡Yoongi! — Chilla mi nombre agudo, me enloquece. Tiembla y se hace más hacia atrás, quedando casi sentado mientras lo sigue embistiendo duramente, cada vez más rápido, cada vez más duro y profundo. No me engaña, le encanta ser tomado con mí. Sus gritos y gemidos hunden la habitación, él solo se mueve desesperado buscando más. Incluso yo he dejado de moverme, veo a Jimin haciéndose de adelante hacia atrás rápidamente, lanzando su cabeza hacia atrás mientras gime en descontrol. Sus caderas se mueven con desesperación, hundiéndose cada vez más de mí, tragando todo hasta que mis testículos chocan con su piel. Se traga todo sin vacilar, sin pudor alguno. Mis manos lo toman de ambos brazos, tirando hacia atrás para que él encuentre mejor equilibrio. — ¡Oh, mierda! — Grita. — ¡Dios, dios, dios! El sudor se apodera de mi cuerpo, nuestras pieles chocan y un sonido húmedo envuelve la habitación. Sus heridas parecen volver a sangrar debido a los movimientos, finos hilos de sangre se escurren por sus muslos y su espalda se

contrae. Lo suelto un pequeño segundo y sin evitarlo, hago otro corte en su espalda. Jimin chilla pero sus movimientos se hacen más rápidos y toscos. — Ha-hazlo de nuevo... — Jadea. Alzo una ceja y vuelvo a hacer otra herida. Jimin grita incluso más agudo y comienza a preocuparme de lo que lo escuchen. Sus caderas se mueven salvajemente, buscando desesperado su orgasmo que parece intensificarse con cada maldito corte que le hago. Oh, mi muñeco sucio... Paso mis brazos debajo de las suyos aferrándome a él y así tomo el control nuevamente de las embestidas. Alzo mis caderas, chocando con profundidad. Nuestras respiraciones agitadas se mezclan y siento las gotas de sangre escurrir por mi abdomen debido a la cercanía que tengo con el muñeco. Él voltea, observo sus ojos perdidos en la lujuria. Nuestros labios se juntan con desespero y el ritmo aumenta haciendo rechinar la cama. Mis jadeos se vuelven entrecortados al sentir que estoy a punto de llegar. Jimin sin embargo ya ha comenzó a frotar su mano contra su miembro erecto que choca contra su vientre. Pienso en detenerlo, pero la imagen de Jimin masturbándose frente a mí es altamente placentera, así que dejo que juegue con su cuerpo. Se estremece y ahoga el gemido en mis labios, su entrada se tensa, aprisionando deliciosamente mi pene entre sus paredes y veo el semen escurrir por toda la erección de Jimin. Doy otras duras embestidas y finalmente me siento llegar. Ambos caemos en la cama duramente, yo aún enterrado en Jimin pero manteniendo el equilibro para no caer sobre él. Observo su espalda empapada de sudor, mezclada con la sangre que se ha vuelto más clara debido al líquido precedente. Salgo de él y me agacho para lamer la sangre en su espalda, topándome con el sabor salado del sudor pero dulce y metálico de la sangre. No es mi combinación favorita, pero es agradable. Jimin tiene un sabor único. Él jadea un poco y se voltea para verme. Sus ojos observan mi abdomen con pequeños rastros rojos y no pierde el tiempo. Me rodea con sus brazos la espalda baja para aferrarse y lame el rastro. Levanta la mirada para verme. — E-es dulce... — Susurra tornándose rojo. — ¿Te gusta? — Pregunto ladino.

Jimin asiente un poco. Bingo. — Te daré más entonces. — Lo acuesto sobre la cama y retiro el condón para tirarlo en la basura que se encuentra al lado. — ¿Quieres más? — ¿Más? — Pregunta él confundido. Agarro el cuchillo y lo dirijo a mis labios, vacilo un poco hasta que presiono y muevo delicadamente. Un pequeño ardor de me recorre y Jimin abre sus ojos escandalizado. — ¡Te abriste el labio! — Exclama. Sonrío, estirando la piel y provocando que arda como el mismo infierno, pero a mí me encanta. Me acerco a Jimin y pego mis labios a los suyos, comenzando a besarlo con intensidad. Él pega un brinco pero no pasa mucho hasta que deja de pelear. Se relaja enredando sus piernas en mi cadera y comienza a besarme... succionando suavemente mi labio inferior para extraer más de aquel líquido carmín que brota de mis labios. — ¿Te gusta? — Repito separándome un poco. Los labios de Jimin igualmente se encuentran rojizos, pero incluso así esboza una pequeña sonrisa. — Ajam. — Asiente con timidez. Es más que suficiente para mí y dejo que vuelva a tomar mis labios, él ahora mordiendo con suavidad y lamiendo para saborearme. Y así nos perdemos. En un sucio y caliente beso lleno de dolor y sangre.

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Jimin POV

El sol se cola por toda la habitación, abrazando con un color sofocante el ambiente la habitación. Muerdo mis labios y mis ojos recorren la habitación con terror al ver la ropa tirada y la cama hecha un completo desastre, apenas puedo cubrir mi desnudo cuerpo con la esquina de la fina sábana blanca. Observo la terraza observando el mar a lo lejos, abriéndose como un manto azul perdiéndose lejos, muy lejos. Finalmente tomo al valor suficiente para voltear al centro de la cama. Un escalofrío me recorre al ver a Yoongi profundamente dormido cerca de mí, las manos hundidas debajo del blanco cojín y su cabello negro cayéndole en descontrol por todo la cara. Recorro suavemente su cuerpo, observando también su hermosa desnudez que no provoca nada más ni nada menos que me sonroje. Aviento la sábana y me levanto tambaleándome un poco mientras trato de coger el equilibrio de nuevo. Avanzo en completo silencio hasta el baño donde cierro la puerta y me apoyo en ella sintiendo mi respiración pesada. — Mierda... — Jadeo al sentir un dolor punzante rodeando mi cadera. Avanzo al lavabo y lleno mis manos de agua antes de llevarlas a mi rostro y lavarme perfectamente. Cierro los ojos y tomo la toalla para limpiarme, dejando el objeto justo a la altura de mi nariz mientras abro mis ojos con horror y estupefacción. — Oh... joder... — Las palabras se deslizan suavemente por mis labios conforme recorro mi cuerpo. Sé que podría ser peor, pero no puedo evitar impresionarme. Tengo algunos moretones color morado en los hombros, algunos rasguños cerca de mis brazos y unas rojizas manchas cerca de la zona de mi cuello y recorriendo mí pecho. Aviento la toalla y me doy la vuelta, viendo a través de mi hombro para observar mi espalda a través del espejo. Veo allí dos marcas rojizas e inmediatamente el recuerdo del cuchillo regreso a mi mente. Me estremezco de tan solo recordarlo. Mierda, ¿qué he hecho? ¿Qué ha pasado?

Me vuelvo a colocar frente al espejo, inclinándome un poco para observar más de cerca mi rostro, pero éste no parece tener ninguna marca. Suspiro sin saber exactamente qué pensar, estoy en shock, estoy sorprendido y mi mente no parece querer arrancar. Estoy completamente en blanco. Salgo rápidamente del baño nuevamente en silencio, recorriendo la habitación con ojos angustiados. Mis manos tiemblan conforme agarro la ropa en el suelo y la coloco en el armario en bola, no estoy ahora para doblar o colocar en bolsas aparte. No quiero ver nada que me recuerde lo que sucedió en la noche, ¡no quiero recordar absolutamente nada! Suelto un gruñido de frustración y avanzo a la puerta de la terraza, cruzándome de brazos mientras observo el infinito. Mis ojos vagan por las demás construcciones y el sol que se alza seguramente sobre mí, pero no puedo verlo. Pero debido a la intensidad con la que brilla el mar y la arena, sé que deberé cubrirme muy bien si no quiero quemarme. — Jimin... — Escucho mi voz salir con un jadeo ronco que me eriza todo al instante. Trago saliva pesadamente sin osar voltearme. Escucho un suave movimiento y un aura pesada entorno a mí. Me estremezco el doble, arqueando un poco mi espalda al sentir unos cálidos labios sobre mis hombros, depositando un casto beso. La electrizante sensación me envuelve profundamente, siento los labios de Yoongi rozar mi piel como una suave pluma, subiendo cada vez más hasta que llega a mi mejilla y allí besar nuevamente. — ¿Despierto tan temprano? — Pregunta con voz ronca pero yo mantengo la vista fija en un punto en el que apenas puedo concentrarme. — Creí que sería yo el primero en despertar... Bien. ¿Qué se supone que se dice después del sexo? Necesito ayuda. — S-se me cortó el sueño. — Contesto finalmente. — S-seguramente f-fue el sol. Los labios de Yoongi finalmente se separan de mi piel, sintiendo ahora su mano tomándome para que voltee a verlo. Bajo la mirada apenas veo su barbilla, pero él me tomó con su pulgar e índice para que la levante, cruzando directamente con sus ojos que se encuentran brillantes y profundos. Me siento temblar.

— ¿Estás nervioso? — Pregunta él sonriendo. — Te noto algo... tenso. ¿Debería mentir? No, eso sería una terrible idea. — Francamente ni yo sé qué siento. — Confieso torpemente. Yoongi alza una ceja. — Es decir... yo... acabamos de tener... eso, ya sabes. ¿Qué se supone que pasa después? No es como si esté acostumbrado a despertar desnudo con hombres. — No, pero deberás acostumbrarte a despertar desnudo conmigo. — Comenta Yoongi esbozando una sonrisa aún más tétrica que la anterior Eso me ha dejado helado, no sé qué cara puse ya que Yoongi suelta una carcajada. — Ah, mi lindo muñeco. Pese a lo anterior sigues siendo tan inocente y adorable como siempre. — Pellizca mi mejilla provocando que una mis cejas. — No soy un muñeco. — Defiendo. — Y si pudieras llamarme Jimin creo que te lo agradecería. Yoongi me observa fijamente y por un momento me arrepiento de haber dicho eso, pero él no parece molestarse, de hecho la diversión se apodera de sus ojos. — ¿Prefieres que te llame por tu nombre? — Pregunta él. — ¿Jimin? No, eso es malo... no me gusta la forma en la que dice mi Jimin. Y no porque sea algo precisamente malo, pero es que simplemente me puso los pelos de punta. — Mejor. — Aun así decido mantenerme firme. Yoongi vuelve a sonreír. — Si buscas que juguemos entonces a los nombres, prefiero que me llames Daddy. ¿Te importaría gemir así en la cama? — ¿Q-qué? — Balbuceo sintiendo el color subir a mis mejillas. Díganme que no se atrevió. Apenas la palabra sale de sus labios me siento morir allí mismo, retrocedo hasta que mis piernas chocan con la cama haciéndome detener. — Daddy, es un fetiche. Nada personal. — Contesta él. — ¿Daddy? — Repito. — ¿E-eso no es muy... cliché?

— ¿Cliché? — Pregunta Yoongi riendo. — Es decir, en muchas novelas eróticas que he leído usan ese término y... La fuerza con la que mis manos se estrellan contra mi boca provoca un sonido seco y fuerte por toda la habitación. Mis ojos se abren como platos y maldigo cuarenta veces en mi cabeza mientras tiemblo, aplastando la palma de mis manos contra mis labios con tanta fuerza que provoco un dolor en mi quijada. Yoongi ha alzado ambas cejas, su rostro muestra sorpresa total. Ladea un poco su cabeza y una sonrisa amenaza con dibujarse en su rostro, pero parece resistirse bastante bien. Me mantengo en la misma posición hasta que comienza a acercarse. Las alarmas de alerta resonan en descontrol por mi cabeza. — ¿Novelas eróticas...? — Comienzo pícaro. — ¿Que leíste? Mierda, mil y un veces mierda. ¡¿Es que mi boca no puede dejar de soltar imprudencias?! — Y-yo. — Me he quedado frito, dejo de tapar mi boca. — Quiero decir, no yo no, tú entiendes, no, no quería decir eso, es decir... Yoongi ya se encuentra frente a mí, bastante cerca. Toma mis muñecas, estas están alzadas a la altura de mis clavículas así que supongo que es una posición muy vulnerable en la que me encuentro. Trago saliva pesadamente. — Mentiroso. — Susurra desgarrándome por dentro, su voz... su voz es un maldito delirio cuando se excita. Ya era ronco, escuchar su voz ronronear con aquella pasión me hacía perder la cabeza y dar tantas vueltas hasta enloquecer. Él remoja su boca, provocando un sonido que suena bastante mal a mi punto de vista. Me hago más chico cuando él se inclina hacia mí sin dejar de observarme con tanta fuerza. Su agarre se hace más fuerte y finalmente me empuja. Caigo a la cama e inmediatamente levanto la mirada. — ¿No te gustaría enseñarme lo que has leído? — Pregunta él pícaramente. Quiero morirme allí mismo, la sangre corre hasta detenerse en mi entrepierna. — ¿No te gustaría poner en práctica las poses que te has leído? Me sacudo y las imágenes cruzan mi mente. Me pongo rojo... rojo... rojo... — Oh, ya empezamos de perversos. — Se burla Yoongi inclinándose con los brazos cruzados sobre su pecho con una sonrisa. — ¿Lo imaginaste?

Él se coloca también en la cama, retrocedo un poco pero él coloca su mano en mi pierna deteniendo mi movimiento al instante. Él se acerca un poco, mi corazón comienza a latir con fuerza. — Cuéntame. — Susurra. — ¿Qué poses recuerdas? Me mantengo helado sintiendo una llama chispeante en mi interior. Lo siento, es un impulso, mi instinto me pide a gritos hacerlo. Estoy volviéndome loco, de ninguna manera lo haré, no puedo, no puedo, ¡no lo haré! ¡Contrólate Jimin, contrólate por una mierda! — Accederé a todo lo que me pidas. — Susurra cerca de mi oído. — ¿No quieres practicar un poco en la vida real toda esa lectura erótica que te devoras en las noches? A la mierda el control. Me volteo hacia Yoongi y en un rápido movimiento lo empujo colocándome sobre él. Él incluso ahoga una exclamación mientras me observa sorprendido. Me encuentro sentado sobre su pecho, y aunque siento que estoy ardiendo por dentro, trato de mostrarme tranquilo. — Esta la he leído varias veces. — Respondo lentamente, viendo los ojos de Yoongi perder aquel brillo tranquilo para ser reemplazado por aquel brillo sádico tan característico de él. Me deslizo suavemente hacia abajo hasta sentarme sobre la erección de Yoongi. Él jadea ronco y muerde sus labios, yo siento nuevamente mi cuerpo calentarse. Los cosquilleos que rodean mi zona más sensible se vuelven más intensos y constantes. — Siempre he tenido curiosidad respecto a esta... — Confieso con voz agitada, comenzando a menearme suavemente sobre él. El ambiente se tensa, incluso siento el sol alejarse y la habitación se oscurece. Los ojos de Yoongi brillan y su respiración se ha vuelto pesada junto con la mía. Separo mis manos de mis piernas y las deslizo suavemente por el pecho de Yoongi, jugando al crear figuras imaginarias sobre él mientras me inclino sobre él hasta casi rozar sus labios. — ¿Quieres joderme en esta posición, Yoongi? La caza comenzó, siento su instinto animal florecer debajo de mí. Me toma con fuerza de ambas manos provocando un suave dolor, suelto un pequeño jadeo de

dolor que Yoongi parece disfrutar plenamente. Se reincorpora, nuestros pechos chocando, yo aún sentado sobre él y abriendo mis labios mientras bajo mi mirada. — Eres un sucio... — Susurra él. — Me encantas. Doble disparo, mis entrañas se retuercen cuando atrapa mis labios en un beso hambriento, tomando rápidamente el control. Esbozo una sonrisa durante el beso cuando siento nuestras lenguas entrar en un profundo contacto, entrando rápidamente en una batalla de dominación. Yoongi me agarra con fuerza de la espalda y yo rodeo su nuca con mis brazos, sintiendo mi aire ser arrancado con la intensidad de aquel contacto. — ¿Chicos? ¿Ya han salido? Nos separamos al instante al escuchar la puerta ser tocada tres veces y la voz de la madre de Yoongi acompañar el acto. Siento el corazón retumbar con más fuerza y observo con enorme terror la puerta. Yoongi coloca su índice en sus labios y después pasa sus manos detrás de mi nuca para volver a besarme. Suelto un jadeo cuando él se deja caer en la cama y yo caigo sobre él, saboreando cada rincón de su boca que me toma con una fuerza y posesividad abrumadora. Me muerde los labios y recorre con su lengua, provocando que suelte un jadeo profundo y me enrede con su cuerpo, importándome que su madre esté afuera. Soy adicto a aquellos besos, adicto a su cuerpo. Una adicción que no conocía hasta que pude probarla y entregarme a ella en la noche. Los besos de Yoongi no son suaves, no son románticos y mucho menos tranquilos. Sus besos son peligrosos, agresivos e intensos. Los besos de Yoongi son como el mar en una dura tempestad; arrasan con todo lo que hay en su camino, ahogándote, rugiendo la agresividad de la pasión con sus fuertes olas, sumergiendo lentamente cada nervio de tu cuerpo o pensamiento coherente, como un frágil bote haciéndose trizas con el choque de la primera ola. Su ola destructiva y asesina. Y te arrastra hasta el fondo... te ahoga... no te deja salir nunca más. Los besos de Yoongi eran un veneno dulce, te mataba por dentro, era un beso consabor a sangre, un beso tan frío que quemaba. Era un beso muerto...

Lo sé. Finalmente sé a qué saben sus besos. Los besos de Yoongi saben a muerte.

|32

Jimin

— ¿Seguros que ya es todo? — Preguntó la señora Min viendo las maletas que portábamos. — Sí. — Hablo yo ya que Yoongi se encontraba muy entretenido en su teléfono. — Disculpe señora Min, ¿pero a dónde iremos? — A la casa que tenemos acá. — Explica ella sonriéndome. — Estaba en mantenimiento, por esa razón estuvimos aquí hospedados un rato. — Oh, comprendo. Gracias. — Esbozo una pequeña sonrisa. — Suban al auto, será un viaje un poco largo. — La señora Min palmea la espalda de Yoongi para hacerlo reaccionar. — Vamos Yoongi, no te quedas ahí parado. Él se mantuvo en un gélido silencio antes de finalmente subirse a la parte trasera del coche. Yo observé una última vez el hotel antes de soltar un pequeño suspiro e ingresar con él. Peiné mi cabello hacia atrás y lo observé de reojo, pero parecía que él no tenía intenciones de dirigirme la palabra estando su madre cerca, como siempre. Saqué mis audífonos y los conecté a mi teléfono para escuchar un poco de música. Mantuve la vista fija en el paisaje meditando en completo silencio. Quizás era un excelente momento para analizar la situación en la que me encontraba y meditara muy seriamente en lo que me había metido y lo que había hecho. De acuerdo, recapitulemos. Yo tenía una vida prácticamente tranquila y ordinaria hasta que al señor Yoongi se le ocurrió regresar. Como si aquello no hubiese sido suficiente para mí, firmo un estúpido contrato en el que prácticamente condené mi vida, mi cuerpo y hasta mi virginidad anal ahora inexistente. Sí, de lujo. De todas las cosas que pude haber imaginado en un futuro, acostarme con Min Yoongi no era exactamente una de ella. De hecho no se me cruzó ni al ras de la mente, siquiera un poco. Lo odiaba, era algo que no podía negar. Lo odiaba, le guardaba un fuerte rencor y aun así seguía cayendo en sus pequeños y absurdos juegos. ¿Por qué?

Quizás porque el enredarme con algo peligroso me excitaba, pero estaba jugando con un chico mentalmente inestable y con varias personalidades ocultas que prefería no conocer. Ya tenía con el Yoongi frío y el sádico travieso. Y lo peor es que me gustaba. No quería, pero mi cuerpo y mi mente me traicionaban. Por más que me gritara a mí mismo "vas a acabar con esta mierda ya", siempre algo pasaba que me volvía a retener a él. ¿Será porque es un gran besador? Quizás, porque no negaría que besaba muy bien el muy maldito. Y también lo hacía muy bien. Y no puedo creer que acabo de pensar en eso. Volteo hacia Yoongi pero él ya se encuentra observándome. Me examina unos momentos antes de regresar la vista a su cuaderno y seguir trazando algo con un lápiz. Dirijo la vista hacia el cuaderno pero apenas puedo ver algo, tampoco quiero que Yoongi me vea de curioso así que vuelvo a desviar la mirada. ¿Me estará haciendo un retrato? No, eso es demasiado... romántico. Yoongi no es de esos chicos que te haría un retrato o te llevaría flores. Es decir, siquiera puedo creer que haya amado a alguien alguna vez o sepa lo que es el amor. Entre pensamientos y pequeñas siestas logré que el tiempo pasara relativamente más rápido. Eran casi las cinco de la tarde cuando nos desviamos de la carretera para entrar a un camino de tierra que provocaba que el coche se moviera bastante. Era un lugar repleto de enormes árboles e inmensa vegetación, el pasto parecía llegarte a las rodillas o más. — Ya vamos llegando. — Habló la señora Min. — Vayan despertando. Yoongi se encontraba muy despierto, no sé si habrá dormido al igual que yo, pero al menos su dibujo parecía listo. Desgraciadamente aún no podía ver qué era. El auto se detuvo unos veinte minutos después. Nos encontramos frente a una casa de dos pisos y una pequeña terraza en la entrada. Era café oscuro, hecha de piedra y techo en forma de triángulo con una pequeña chimenea saliendo del lado derecho. El calor era húmedo y a la vez sofocante, sentía mi piel cosquillear y el sudor detrás de mi nuca. El imaginarme la cantidad de mosquitos que habrían fue lo único que me desagradó, porque en sí, la casa era bastante hermosa.

Diversas ventanas de tamaño inmenso permitían la vista al interior, una sala blanca con un estilo muy rústico. Cogí mis maletas y las acomodé en mi espalda para seguir a la señora Min, pero apenas di un paso sentí que me tomaron del brazo y tiraron de él. Sentí los labios de Yoongi chocar con los míos y abrirse paso mientras me tomaba de la mejilla y me besaba suavemente. Me tensé completamente ante el agarre y no porque fuera algo incómodo, sino porque mi corazón había dado un cálido vuelco en mi pecho y miles de pequeños escalofríos por mi cuerpo se hicieron presentes al sentir aquel suave y tan necesitado roce. Después de suspirar de forma suave, lentamente me atreví a ir subiendo mis manos hasta llegar a su cuello y pegarlo un poco más a mí. Nuevamente allí estaba, aquel sentimiento donde nada más importaba mientras se mantuviera junto a mí y no me dejara ir. Diablos, era tan extraño y lo odiaba... odiaba sentirme tan... protegido... La mano que se encontraba en mi mejilla se retiró con delicadeza al igual que él. Yo me encontraba seguramente increíblemente rojo y con la respiración enloquecida. Lo observé fijamente a los ojos tratando de buscar algo pero Yoongi era muy difícil de leer, tan intenso algunas veces, tan tranquilo otras. — ¿Te he dicho que tienes un rostro muy hermoso? — Preguntó él examinándome con más intensidad que antes. — N-no realmente. — Murmullé nervioso ante aquel inesperado cumplido. — Bueno, ahora lo sabes. — Sobó una última vez mi mejilla antes de finalmente alejarse y avanzar hacia la entrada. Toqué mi mejilla un segundo después sintiéndola terriblemente caliente. Tragué saliva con dificultad y avancé rápidamente para también dirigirme a la entrada. No estaba seguro de si la señora Min nos había visto ya que ella ya se encontraba en el interior. Lo dudo, hubiera dicho algo al respecto. Arrastré mi maleta hasta la entrada observando el entorno con enormes ojos. Era un lugar bastante lindo y agradable, muy hogareño. Nada que ver con su lujosa casa en la ciudad ya que si no mal recuerdo, era bastante grande y moderna. — Bien chicos. — La señora Min salió de un cuarto que se encontraba hasta el fondo. — Yo me quedaré acá, ¿ustedes? ¿Cómo se van a organizar para dormir? Yoongi volteó a verme un momento, yo levanté los hombros.

— Como tú prefieras. — Contesté. — Dormiremos en cuartos separados. — Dijo él acomodándose la mochila en el hombro izquierdo. — Llevaré a Jimin arriba para que elija una. Espera... ¿qué? ¿Hablaba en serio? — De acuerdo. — La señora Min sonrió. — Yo deberé bajar a la ciudad para comprar los víveres, si quieren pueden comer mientras un sándwich o lo que quedó de botana, tardaré un poco. — ¿Te irás ya? — Preguntó Yoongi alzando una ceja. — Sí, no quiero estarlos paseando por todos lados, necesitaba descargar el coche para colocar las compras. — La señora Min agarró nuevamente las llaves junto a la mesa. — Muéstrale la casa a Jimin, hay juegos de mesa en la parte de abajo del mueble de la sala, ya sabes dónde. No tardo. La señora Min pasó junto a mí sobando un poco mi cabello y salió dejándonos solos. Apreté con fuerza la mochila mientras recorría con la mirada otra vez el lugar. — Ven. — Llamó Yoongi dirigiéndose a unas escaleras. — Te mostraré las habitaciones para que elijas una. Mordí mi lengua para no decir nada al respecto y lo seguí en silencio. Subimos las escaleras llegando a un espacio más pequeño. Una sala se encontraba en el centro y varias puertas rodeándola. — Hay tres habitaciones. — Explica él señalando el entorno. — Dos de ellas tienen baño, otra no, se usa la de afuera. — Señaló una puerta de madera. — La mía está a la izquierda, la de Yoon en el centro, la de invitados a la derecha. Puedes quedarte en el cuarto de mi primo o en el de invitados, como desees. — Creí que me pedirías dormir contigo. — Confesé sin voltear a verlo. — Pero bueno, creo que prefiero quedarme en la de invitados. — ¿Quieres quedarte conmigo? — Preguntó él riendo. — Creí que necesitarías un pequeño respiro... — Yo... bueno, me da la mismo. E-es como tú prefieras. — Lo voltee a ver, comencé a sentirme nervioso. — ¿Quieres tú? — Presionó con la mirada.

Como detestaba que me pusiera en este tipo de situaciones. Me relamí los labios y peiné mi cabello un poco para calmar aquella incomodidad. — No. — Finalmente contesté. — Estaré bien en el cuarto de invitados... quiero darte tu espacio. — Bien. — Yoongi observó la habitación. — Te acompaño. Pasó junto a mí y abrió la puerta, abriéndose paso para que entrara. Agradecí en voz baja y observé rápidamente el lugar. Era bastante sencillo, una cama naranja con muchos muebles de madera, piso de madera y varios cuadros. Era cálido y agradable, no podía esperar más, era perfecto. — Allí tienes el armario. — Yoongi lo apuntó con la barbilla. — La clave de internet está en el módem de la sala, allí hay un par de libros por si quieres leer algo. —De acuerdo — Suspiré y me dirigí a la cama para depositar las maletas, solté un jadeo de dolor debido a la presión que se acumuló en mis hombros. — ¿Quieres cenar algo? — Podría intentar cocinar algo. — Él alzó sus hombros. — Iré a dejar esto, te veo afuera. Yoongi salió dejándome solo. Observé una última vez el cuarto donde estaría hospedado y salí para esperar a Yoongi en la sala. Me acerqué a los muebles y toqué con delicadeza algunas estatuas y decoraciones que estaban encima de él. Me incliné para abrir los compartimientos, varios juegos de mesa se encontraban apilados, todos llenos de polvo, visiblemente abandonados. Dirigí mis manos a otro compartimiento para abrirlo pero no abrió. Fruncí mi ceño y tiré con más fuerza pero resultó inútil: se encontraba con llave. Me reincorporé soltando un suspiro y esperé a Yoongi, él no tardó en salir. — Vamos. — Llamó él bajando las escaleras. Lo seguí de cerca, entrando a un cuarto que se abría en un enorme arco, allí se encontraba la cocina y grandes almacenes. Una puerta a mi izquierda captó mi atención. — Lleva al sótano. — Yoongi pareció percatarse de que veía la puerta con extrema curiosidad. — Nada muy emocionante... Por alguna extraña razón no confié en el tono con el que dijo esto último. Me crucé de brazos observando nuevamente la puerta.

— ¿Puedo ir a revisar? — Pregunté viendo nuevamente al atractivo chico frente a mí. — Si no te molesta, claro. — Para nada, pero necesitarás una linterna, allá abajo no hay luz. — Explicó abriendo el refrigerador. — Sube a mi cuarto, en la maleta azul debe haber una. Ve por ella. Comencé a alejarme caminando hacia atrás, sin quitarle la vista de encima. Yoongi no volteó a verme, siguió husmeando en el refrigerador y en el almacén. Finalmente me di la vuelta y subí las escaleras para entrar al cuarto de Yoongi. Era una habitación color azul y madera negra, ventanas junto a la cama y escritorios perfectamente limpios y ordenados. Busqué la maleta azul con la mirada hasta encontrarla al pie de la cama. Me acerqué y al levanté colocándola en la cama para comenzar a buscar. Saqué una sudadera y el cuaderno que tenía en el auto. Lo observé unos momentos y lo deposité junto a mí antes de volver a introducir la mano y buscar la linterna, ¡bingo! La coloqué igualmente en la cama y guardé la sudadera, cogí el cuaderno y cuando estuve a punto de meterlo nuevamente en la mochila me frené bruscamente. Mordí mis labios pensando en que sería una terrible idea, mi instinto me gritaba que no lo hiciera, que lo guardara y regresara con él. Pero no... Si le daba una pequeña hojeada no pasaría nada... ¿cierto? Increíble, ya me encontraba viendo detrás de mí para asegurarme que Tae no viniera, no estaba. Observé nuevamente el cuaderno de tapa negra y hojas viejas dentro. Sentí la adrenalina recorrerme y mi cuerpo comenzar a temblar. Era ahora o nunca. Lo abrí en la primera página. Había distintos garabatos sin sentido o patrón alguno, solo rayones, círculos, más rayones o líneas en todos los sentidos. De esas cosas que puedes llegar a hacer cuando estás muy aburrido en clase y en lugar de dibujarlo en la mesa lo haces en el cuaderno. Seguí pasando las páginas siendo todas iguales. Poco antes de la mitad los dibujos finalmente comenzaron a tornarse visibles y lógicos. Árboles, muchos árboles perfectamente dibujados, con trazos irregulares pero mostrando perfectamente lo que eran. No sabía que Yoongi dibujaba. Debía admitir que lo hacía bastante bien. Pasé las páginas con lentitud enfocado en los dibujos. Ojos, manos, labios, partes del cuerpo humano dibujadas por todas partes. Labios, más labios, labios tornándose cada vez más gruesos hasta que me detuve bruscamente en una página. Era yo.

— Oh dios... — Susurré sintiendo mi sangre helarse debido a la sorpresa. Realmente no esperaba encontrarme en los dibujos de Yoongi... pero allí estaba. Era mi rostro, mis ojos viendo hacia abajo, mis labios resaltando con un poco de color rojizo en la parte inferior. Una apariencia dulce, bastante frágil, mi cabello revuelto casi como siempre con mechones cayendo en mi rostro. Mi garganta estaba seca, tragué saliva para refrescarla y seguí hojeando. Nuevamente allí me encontraba, esta vez en cuerpo completo, apoyado en un árbol viendo a mi derecha, el teléfono en mano. Los rasgos estaban dibujados a la perfección, como si fuera una fotografía en blanco y negro. — No puede ser... — Me susurré sintiéndome asustado y emocionado. — Dime que no lo hiciste Yoongi... dime que no... Comencé a pasar las páginas velozmente, mi rostro aparecía en todos con distintas expresiones faciales, mi cuerpo completo, haciendo distintas actividades. Pero allí estaba, el nombre "Park Jimin" anotado con tinta en todas las páginas, siendo tachado después agresivamente. Nuevamente más rayones, rayones agresivos y violentos en toda una página. Deslicé mis dedos por la página y la voltee. El aire se me fue completamente. — Dios... — Susurré una última vez perdido completamente en aquel dibujo. Allí me encontraba nuevamente, pero a diferencia de los demás dibujos no me encontraba en la calle o en el salón de clases; estaba en una cama. En esta misma cama. Reconocí perfectamente los detalles del cuarto, la ventana, al escritorio y las sábanas ligeramente pintadas de azul. Me encontraba acostado, seguramente dormido debido a mis párpados cerrados y mi mano cayendo de la cama. Me encontraba completamente desnudo. Y abajo escrito en un precioso manuscrito "beautiful angel". Voltee la página volviéndome a encontrar desnudo, pero esta vez de rodillas en el suelo y observando hacia arriba. Hice un contacto visual conmigo mismo, perdido en mi expresión de dolor y deseo. ¿R-realmente así lucía yo? Voltee nuevamente la página sintiendo la opresión en mi pecho con más fuerza. Esta vez estábamos ambos dibujados, él tomándome del cuello, besándolo y deslizando mi mano debajo de la ropa. Mis ojos se encontraban vendados al igual que mi boca, parecía querer zafarme de su agarre, pero al mismo tiempo lucía terriblemente...

excitado. Mis puños apretados, mis labios abiertos y mi cabeza ladeada para darle un mayor acceso. Y luego mis ojos empapados de lágrimas. Y después mi cuerpo desnudo encadenado a una pared. Vendas enroscadas en mis brazos artísticamente, mis ojos, mi boca... y mi cuerpo abierto desde el pecho hasta mi entre pierna mostrando en lugar de intestinos, miles de mariposas negras amontonadas. Temblé y sentí mi cuerpo estremecerse, temblando de terror. Las siguientes páginas no me atreví a verlas, no después de ver las dos siguientes que se presentaban... dos imágenes tan explícitas y morbosas como hermosas. Estaba a punto de cerrar al cuaderno cuando sentí dos fuertes manos tomándome de los codos y apretando con fuerza. Sentí mi alma irse al suelo y la muerte literalmente colgarse de mi espalda. — ¿Encontraste la lámpara? — Preguntó Yoongi detrás de mí, pude sentir su sonrisa... comencé a temblar. — L-lo hice. — Susurré sintiendo mi piel perder color. — Veo que no solo encontraste la lámpara. — Sus manos se dirigieron al cuaderno y lo abrieron, dejando a la vista las dos imágenes que tanto me obligué a no ver. Yoongi se mantuvo en un pequeño silencio antes de cerrar el cuaderno delicadamente y quitármelo de las manos con suma delicadeza. Yo cerré mis ojos comenzando a temblar con todas mis fuerzas hasta que sentí que me tomó la mano haciendo que los volviera a abrir. — Querías ir al sótano. Vamos muñeco. — Su agarre en mi mano se volvió tan fuerte que me hizo soltar un jadeo de dolor. Y por la expresión de su rostro y su enferma sonrisa, supe que lo que fuera que hubiera allí, sería muy malo para mí. Sentí las lágrimas llenar mis ojos cuando tiró de mí con fuerza, arrastrándome pese a mis súplicas por las escaleras e ingresando la cocina. Abrió la puerta con fuerza y me aventó dentro, empujándome y provocando que cayera por las escaleras con un grito. Me reincorporé de golpe al verlo bajar y retrocedí asustado, tropezando con todo hasta caer nuevamente al suelo en un golpe seco, sintiendo un pesado objeto caer sobre mi cabeza lastimándome.

Pude sentir la muerte cercana, sentí que hasta aquí había llegado. Yoongi se acercó lentamente a mí en aquella oscuridad. Me levantó en un rápido movimiento y mi espalda fue a dar contra la pared. — Parece que deberé enseñarte a la mala para que hagas todo lo que te ordeno. . Mi sangre se volvió fría en mi cuerpo cuando en un rápido movimiento una pequeña luz encima de nosotros se encendió. — T-tú dijiste... — Comencé hipeante pero él me calló colocando su mano en mi boca. — ¿Qué dibujo mejor recuerdas? — Preguntó clavándome duramente la mirada. Me mantuve en silencio, pero supe que eso me costaría más que abrir la boca. — L-las mariposas... — Susurré pálido. — E-estando atado c-con unas cadenas a l-la pared... Yoongi esbozó una hermosa sonrisa que me heló más de lo que ya estaba. Levantó la vista al techo. — ¿Unas cadenas así? — Preguntó divertido. Levanté la vista, viendo distintas cadenas y cuerdas colgando del techo, sillas de montar y distintos objetos de cacería. Comencé a suplicar y a negar con la cabeza pero Yoongi volvió a callarme. — No te preocupes muñeco. — Susurró sobando mi mejilla con aquella sádica sonrisa. — Al menos no terminarás muerto... pero quizás algo usado y lastimado. Me callé al instante cuando me puso contra la pared, pero esta vez estrellando mi pecho contra ella, dándole la espalda. — Aunque conociendo el pequeño y hermoso masoquista que eres, terminará gustándote. — Susurró detrás de mí. Cerré mis ojos y apreté con fuerza en un desesperado intento de simplemente desaparecer. — Mi lindo muñeco... No me dejaste otro remedio que educarte a mi manera.

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Mi cabeza da vueltas, me encuentro realmente asustado, el corazón duele en mi pecho. Yoongi mantiene su gélida vista en mí y desliza su mano arriba de su cabeza para tirar de unas cadenas que terminan colgando. Me estremezco al escuchar el chirrido de ellas, un chirrido que me hiela la piel. — Tienes dos opciones. — Yoongi tira un poco de las cadenas para asegurarse de que no caigan. — Cooperas o lo hacemos a la mala. — ¿Qué vas a hacerme? — Pregunto asustado. — Qué no voy a hacerte, querrás decir. — Una sonrisa se asoma por sus labios. Trago duro y aprieto mis labios. Yoongi coloca su fría mano en mi mejilla y soba, levantando mi mirada poco después para que la cruce con la de él. Escucho el sonido de las cadenas y algo frío irse enredando en mi mano, pero pese a eso no puedo despegar mis ojos de los de él. Me hago más chico al sentir algo que pellizca mi piel, apretándose y un fuerte peso por todos mis brazos. Bajo la mirada, observando mis manos atadas a aquellas cadenas, unos fuertes broches que permiten abrirlas se encuentran cerrados, impidiendo así que retire mi mano. La sacudo violentamente escuchando el seco sonido de las cadenas golpeando contra el suelo. Yoongi toma mi otro brazo con fuerza. — ¡Suéltame! — Grito tratando de zafarme, pero con una mano es complicado. — ¡Suéltame Yoongi! "Click", mi otra mano queda atrapada. Yoongi coloca inclusive un candado, abro mis ojos horrorizado. Trato de mover ambos brazos, me impulso hacia adelante pero me freno en seco y soy nuevamente impulsado hacia atrás. Observo detrás de mí las dos cadenas aseguradas igualmente a la pared, tirando mis brazos hacia atrás incapaz de moverlos. — ¡Yoongi! — Grito observándolo molesto pero él luce muy tranquilo. — ¡Esto no es divertido!

— No debería serlo. — Él comienza a avanzar hacia una esquina de la habitación y tira rápidamente de una capa negra sobre una mesa. — Y no lo será, para ti al menos. Observo su espalda en silencio. Bajo la mirada a mis pies que al menos se encuentran libres. Busco con la mirada algo que pueda ayudar a zafarme, pero con las manos atadas con fuertes cadenas no simplifica mucho mi situación. Vuelvo a azotar las cadenas contra el suelo y suspiro. ¿Qué diablos está haciendo Yoongi? — Bien. — Habla finalmente empujando una mesa con ruedas con su pie, la mesa se desliza casi hasta llegar hasta mí. — Creo que esto sería bueno para comenzar. ¿Comenzar? Observo la mesa con los ojos entrecerrados pero no alcanzo a ver qué hay encima de ella. Yoongi se acerca a mí y se quita su sudadera y remanga la camiseta. Trago duro al ver sus músculos marcarse y sus venosas manos dirigirse a aquella mesa que luce muy vieja, inclusive oxidada. Él tira de la mesa hasta colocarla junto a él cerca de mí. Siento la sangre congelarse en mi cuello al ver la cantidad de instrumentos sobre ella. Me remuevo asustado y comienzo a gritar. — No me obligues a cerrar tu boca a la mala. — Yoongi sonríe. — Por aquí debo tener el hilo y la aguja. — Estás enfermo... — Susurro sintiendo mi cuerpo temblando. — ¿Apenas te das cuenta? — Pregunta él fríamente. — No necesitar decirme algo de lo que estoy perfectamente consciente. ¿No lo estás tampoco tú? Me callo. Observo nuevamente la mesa. Cierras, cuchillos de todo tipo de tamaño, hachas, tijeras, alfileres, bisturís, navajas, navajas suizas, cuchillos de cocina... toda clase de objetos filosos se encuentran allí. Me siento en una maldita carnicería viendo todo aquello, en una verdadera película de horror donde los protagonistas terminan mutilados. Yoongi examina cada objeto en silencio hasta rozar con una navaja, juega un poco con ella entre sus manos y la deja nuevamente sobre la mesa. Sus manos se dirigen ahora a un bisturí que igualmente toma entre sus manos. — ¡ALÉJATE! — Le grito cuando comienza a acercarse. — ¡YOONGI ALÉJATE! — Suplico esta vez comenzando a llorar. — ¡TE OBEDECERÉ EN LO QUE SEA, LO PROMETO! ¡POR FAVOR PERDÓNAME! ¡YOONGI POR FAVOR!

Me remuevo sintiendo el pánico en mi cuerpo, Yoongi ya se encuentra prácticamente frente a mi. Trato de patearlo y pisotearlo gritando y suplicando. — Nadie va a escucharte. — Yoongi ladea su cabeza con una sonrisa. — ¿Por qué gritas? Hazlo cuando te entierre esto. — Alza el bisturí. — Mientras agradece que estás vivo porque puede que no llegues a estarlo después. — Yoongi... — Suplico. — P-por favor... Yoongi por favor n-no... — Oh, joder. No hagas eso. — Una sucia sonrisa ilumina su rostro. — Sabes cuánto me pone que digas mi nombre mientras lloras. Inevitablemente más lágrimas brotan de mis ojos. Yoongi me toma de la barbilla con su mano y se acerca un poco. Jadeo al sentir el puntiagudo objeto sobre la tela de mi camisa y hacer una suave presión. — Grita. — Habla fríamente comenzando a enterrar la punta. —Yoongi, por favor... — Vuelvo a suplicar. Siento la punta y automáticamente comienzo a gritar. Me tambaleo hacia adelante casi cayendo al suelo pero Yoongi llega a tomarme antes de que caiga— ¡YOONGI BASTA! — Grito al sentir que se entierra un poco más y la sangre comenzar a manchar mi ropa. — ¡YOONGI DETENTE! ¡DETENTE! — Eso es muñeco... — Me toma con más fuerza. — Grita más alto... ¡grítalo! ¡Grita cuánto te duele! ¡Suplícame frenar! Las palabras se han ahogado en mi garganta. Mi vista se nubla y el ardor en la zona de mi estómago se ha vuelto insoportable. El corte no es profundo pero siento mis intestinos ser arrancados, las náuseas invadirme y todo mi estómago sufrir una fuerte sacudida que me remueve de forma desagradable. — P-por favor... — Suplico con la voz completamente ida, apenas puedo comprender lo que yo he dicho. — Haré lo que quieras solo detente... Yoongi, Yoongi te lo suplico... ¡YOONGI YA BASTA POR FAVOR! — Desliza el bisturí hacia abajo cortando más. — ¡MIERDA DETENTE! ¡DETENTE YOONGI TE LO RUEGO! ¡DÉJAME EN PAZ! ¡YOONGI DÉJAME EN PAZ! Él comienza a reír y sus risas cada vez se tornan más fuertes, más siniestras... Siento que se hundirá más, casi puedo sentir la muerte latente cerca de mí cuando repentinamente un teléfono comienza a sonar.

Las risas de Yoongi cesan mientras el teléfono sigue sonando, es el único ruido en aquello oscuridad. Yoongi me empuja con fuerza causando que mi espalda de contra la pared. Siento las lágrimas escurrir a gran velocidad y entre jadeos de dolor me dejo deslizar por ella hasta sentarme en el suelo. Observo la mancha de sangre en mi estómago, la sangre empapar la tela y las tibias gotas rojo carmín irse deslizando suavemente por mi piel. Yoongi saca su teléfono del bolsillo trasero del pantalón y contesta. — ¿Qué mierda quieres? — Espeta furioso. Escucho voces pero no alcanzo a comprender qué dicen. — ¡Hey, cálmate Tae! Respira... ¿qué ha pasado? — Yoongi cambia de peso inclinando su cadera ahora al otro lado, alza una ceja. — ¿Eh? ¿De qué hablas? Aprieto mis labios y suelto otro quejido de dolor al tratar de moverme. Yoongi juega con el bisturí que se encuentra ensangrentado... con mi sangre... — ¿Muerta? — Yoongi abre sus ojos perplejo, me detengo para prestar atención. — ¿Cuándo fue eso? Lo observo en silencio, Yoongi se ha tensado por completo. — Mierda... — Susurra cerrando sus ojos. — De acuerdo... sí, me haré cargo. — Juega otra vez con el bisturí. — No. Está bien. — Silencio. — No te importa, adiós. Cuelga bruscamente guardando su teléfono en el bolsillo trasero del pantalón. Se pasa la mano repetidas veces por el cabello denotando estrés y finalmente voltea a verme. — Te salvaste por un par de segundos. — Me señala. — Un poco más y tendrías los intestinos colgando de tu cuerpo. Me tenso por completo. Él se lleva el bisturí a los labios y lo lame retirando toda la sangre. Mi estómago se revuelve con desagrado al ver la sangre ser retirada, dejando nuevamente el objeto limpio. — Debo irme. — Saca una llave de su pantalón y se acerca a mí para zafar el candado. — Si mi madre llega le dices que bajé por unas cosas, en el baño hay agua oxigenada, alcohol, hilo, aguja y gasas. La herida no te matará pero si te dejará una fea cicatriz, quizás con eso aprendas. — ¿Qué? — Murmuro observándolo con ojos brillantes. — Acuéstate en mi cama en lo que llego, te quiero allí cuando llegue. — Su voz es fría, glacial. — Y más te vale

no abrir la boca mientras no esté, vete a curar antes de que llegue mi madre, no quiero que ande preguntando después. Me encuentro en un silencio total. Yoongi ya ha retirado las cadenas y me levanta con fuerza del suelo, suelto otro grito de dolor y llevo mis manos a mi estómago para tapar la herida. Duele como el infierno, quema, arde, siento como si me estuvieran sacando todo por allí. — ¿Entendiste o tengo que volver a repetirlo? — Pregunta secamente. — ¡¿Cómo mierda puedes pedirme todas esas cosas?! — Finalmente me siento explotar. Sí, las cosas se pondrán feas. — ¡Casi me matas! ¡¿Y luego me pides con toda la tranquilidad del mundo que me cure, mienta a tu madre y te espere en tu habitación?! ¡¿Es que acaso estás mal de la cabeza?! — Cuida tus tonos conmigo. — Advierte. — ¡A la mierda el tono Yoongi! — Grito enfurecido. — ¡A la mierda todo! ¡A la mierda tu estúpido contrato! ¡No quiero nada de esto! ¡No quiero! — Qué mentira más grande te estás diciendo. — Sonríe. — ¡No! ¡Ya basta, eso no funcionará! — Lo empujo con fuerza, él alza una ceja. — ¡Puedes irte muy a la mierda, yo me largo! — Hazlo. — Contesta tranquilamente. Me detengo bruscamente y lo volteo a ver. ¿Qué? — ¿Qué? — Pregunto en voz alta. — Vete. — Alza sus hombros. — No te detendré, es más, iré a romper el contrato ahora mismo si eso gustas. No tengo problema. Lo observo perplejo. No... Debe estar mintiendo... E-esta es otra de sus manipulaciones... ¡Maldita sea no lo sé! ¡No puede simplemente hacer todo eso y decir que me dejará ir con toda la tranquilidad del mundo! ¡No puede hacer eso, no puede! — Solo te pido que te cures, no vas a pasearte por la casa desangrándote. —Señala mi herida. —Es lo único que te pido. A partir de mañana no volveré a acercarme a ti, no volveré a tocarte ni a dirigirte la palabra a menos que sea absolutamente necesario. Iré, romperé el contrato y te dejaré tranquilo el resto de tus días. En el

colegio no volveré a verte ni iré a molestarte o dirigirte la palabra, dejarás de existir para mí. No te conozco, no sé quién eres y nada de esto pasó, ¿estamos? Estoy mudo, completamente mudo. ¿Qué está pasando? ¿Qué acaba de pasar? Me alejo de él sintiendo mi cabeza dar vueltas y más vueltas, el ardor en mi estómago tampoco ayuda, ¡no ayuda en nada! —Eres muy lento para tomar decisiones, así que lo haré por ti. —Yoongi avienta la mesa del otro lado y me toma del brazo para tirar de él. —Te mostraré donde están las cosas y romperé el contrato. Estoy en shock, la herida apenas y la siento. Me dejo jalar tardando en procesar qué es lo que acaba de pasar. Me duele la cabeza, me duele el cuerpo, espero el momento en que Yoongi se voltee y diga que todo es una jodida broma, pero se mantiene en silencio, jalándome con fuerza hasta que llegamos a su cuarto. —Allá en el baño está todo, abre el espejo y encontrarás lo que necesitas. —Se voltea y abre su maleta sacando un portafolio amarillo. Lo abre y saca de allí la hoja que había firmado. Mis ojos se abren cada vez más. —Y para que veas qué tan en serio voy con todo esto... Casi suelto un pequeño grito al ver el contrato rasgarse en dos. La sangre de mi cuerpo deja de correr cuando las dos piezas son rasgadas otra vez, ahora dejando cuatro pedazos, luego ocho, hasta que ya no queda más que pequeños pedazos de papel en su mano. Los arruga con fuerza formando una bola que deposita junto al escritorio. — Yoongi... —Susurro sin poder creerlo. —A partir de mañana no sé quién eres, nada de esto pasó y no volveré a tocarte. Estoy en blanco, sintiendo un picor en mis ojos que me deja sin habla. —Terminamos con esto.

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Yoongi Maldigo nuevamente en mi cabeza tratando de mantener la calma. No puedo creer que en serio acabo de romper el maldito contrato y decirle a Jimin en la cara que puede irse tranquilo, que yo corto con esto aquí y ahora. Él está en blanco, no sabe ni qué decir. Ni yo tampoco. — Te veo después. — Es lo único que alcanzo a decir después de aquel largo silencio donde él no deja de observarme. — No dejes que se infecte la herida. Jimin traga duro, realmente lo he dejado frío. Dejo el bisturí en el escritorio junto lo que queda del contrato y me alejo. Estoy en un jodido problema, me he adelantado más de lo que debería. No debía decirle eso hasta los seis meses y prácticamente me he adelantado cinco. Deberé tomar medidas drásticas si quiero remediar el jodido error que he cometido. Salgo finalmente del cuarto cerrando la puerta detrás de mí y comienzo a bajar las escaleras. Agarro las llaves de la casa y salgo corriendo hasta el estacionamiento rogando para que todo siga tal y como lo dejé. El garaje se abre y me introduzco rápidamente prendiendo la luz. Bien. Me he salvado. Agarro las llaves y me dirijo a la moto aparcada en la esquina. Es de Tae pero él no se encuentra acá y no ando en condiciones para marcarle y pedirle permiso. ¿Lo quiero? Lo agarro. Así de simple. Meto la llave para prenderla, asegurándome que tiene suficiente gasolina. Cojo el casco que se encuentra al lado y lo amarro antes de montarme en ella haciéndola rugir. Salgo del estacionamiento, las puertas cerrándose detrás de mí. Me detengo para levantar la vista a la casa y después de maldecir de nuevo, conduzco a toda velocidad por la carretera. Agradezco que el clima sea cálido porque en otras circunstancias ya me hubiera congelado. Me aferro bien a la moto y la hago rugir antes de ir más rápido, sintiendo el viento colarse por mi ropa agradablemente. No me interesa rebasar los límites de velocidad, resulta excitante conducir a toda rapidez colina abajo. Doy un par de vueltas antes de llegar a los inicios de la ciudad Californiana. Allí bajo un poco la velocidad y espero a que el semáforo de al siga. Arranco apenas la

luz cambia y zigzagueo entre los coches esperando llegar lo más rápido posible a mi destino. Me detengo cerca de la avenida principal, tres cuadras a la derecha. Dejo la moto aparcada y me saco el casco mientras ingreso al restaurante/bar que está abierto. Deben ser poco más de las ocho de la noche, así que estoy a tiempo. — Necesito ver a Forcraft. — Es lo primero que digo a la señorita en la entrada. — Dígale que Min necesitaba hablar con él con urgencia. La señorita me observa de pies a cabeza antes de asentir, alejándose e introduciéndose en una puerta detrás del bar. Observo el entorno unos momentos esperando con paciencia. La señorita sale unos minutos después y me hace una seña para que la siga. La sigo hasta la puerta. Allí ella se inclina y regresa hacia donde estaba. Empujo la puerta ingresando a una oficina bastante amplia y bien decorada. Luz suave, muebles caros, decoración mayormente color rojo y café. Un chico me espera con los pies sobre la mesa y un fajo de billetes a la mano. — Yoongi. — Me llama sonriente, me acerco lentamente a él. — Qué milagro verte por acá. — Anthony Forcraft. — Me acerco lentamente hacia él. — Ha pasado un rato. — Eso creo. — Él sonríe. — ¿Unos dos años? — Probablemente. — Me siento frente a él. — Luces bien. — Él asiente dejando caer unos mechones de cabello castaño claro sobre su rostro. — Dime, ¿qué te trae por acá? — ¿Supiste que Helen murió? — Pregunté esperando en silencio su respuesta. — ¿Helen? — Pregunta él alzando una ceja. — ¿Helen Belier? — Ella misma. — ¿Murió? — Pregunta sorprendido. —Tae acaba de informarme. — Tiro mi teléfono sobre su escritorio. — ¿De quién se enteró? — Preguntó él alzando una ceja. — Supongo que debió ser por la gente de Will. — Alzo mis hombros. — No perdieron contacto aun cuando regresamos acá.

Anthony frota su barbilla. — Helen Belier... — Repite. — ¿Por qué la matarían? Estaba bien encubierta. — ¿Crees que estaría aquí si lo supiera? — Espeto gélido, Anthony sonríe. — No. — Contesta divertido. — Así que supongo viniste a conseguir más información. Por desgracia me acabo de enterar igual que tú de su muerte. — No vine por la muerte de Helen. — Contesté. — Eso es punto y aparte, estoy aquí realmente por otras cosas, lo usé de pretexto para acercarme. — Bien, ¿qué necesitas? — Anthony saca una caja de cigarrillos y se lleva uno a la boca para prenderlo. — Que me digas más sobre mi padre. Anthony esboza una sonrisa antes de darle una calada al cigarro. — ¿Qué más quieres saber Min? — Pregunta él. — Tu padre usaba su pseudónimo "Suga", su verdadero nombre nadie lo conoce. — Alza sus hombros. — Era un asesino serial importante en Europa, huyó a Estados Unidos y por cuestiones del destino se enredó con tu madre, la folló y naciste tú. — Mi madre es infértil. — Repito en voz alta. — No Yoongi, tu madre no es infértil. — Anthony rió. — Ya te lo he dicho. Ella es tu verdadera madre así como Suga fue tu padre. Tu madre le fue infiel a tu "padre". — Hace comillas con sus dedos. — No necesitas saber nada más. ¿Qué más te puedo decir? — Siento que no me estás terminando de decir todo. Anthony le da otra calada al cigarro y lo expulsa al aire, haciéndose más hacia atrás en la silla. Cruza los brazos sobre su pecho y ríe. — Yoongi, si alguien conoció a tu padre a la perfección, fue mi padre. Por desgracia él está muerto desde hace un par de meses así que no sabría decirte. — Me observa alzando sus hombros. — ¿Quieres saber más? Puedes buscar por tu cuenta. — Bien. — Decido no darle más vueltas al tema. — ¿De la gente de Will qué sabes? — No más que tú, no son amigos ni enemigos. — Prosigue Anthony. — La gente de Will tiene sus problemas, mi gente los suyos y la gente de Helen los suyos. Punto. Esto no es una guerra, pero es cierto que ahora que Helen murió la gente de Will

querrá hacer algo al respecto, encontrar al asesino. Por lógica, supongo irán por los principales enemigos de Helen. — Claro. — Desvío la mirada. — ¿Y vas a ayudarlos a encontrar al asesino? — Solo si me piden ayuda, en ese caso te mandaría a ti para ayudarlos. — Anthony vuelve a alzar sus hombros y darle otra calada al cigarro. — Ya te he visto en acción, resulta terriblemente caliente verte apuñalar personas hasta la muerte o arrancarles las extremidades de su cuerpo. — Creo que te estás desviando del tema principal. — Lo observo fríamente. — Cierto. — Él vuelve a sonreír. — Pero aun así, ¿qué te importa? Estás nuevamente en Estados Unidos, esto no es Europa, Yoongi. Estudia, haz tu vida, sé feliz si puedes serlo y olvida toda esta mierda de asesinatos. — Mi padre era un asesino, no decidí meterme en esta mierda a propósito. — Me inclino hacia él, Anthony se tensa. — Estando aquí o allá es la misma mierda, Anthony. Asesinaron a tu padre, asesinaron a Helen, no tardarán en ir por los demás. Mi padre está muerto, bien. ¿Pero cuánto tiempo tardarán en saber en que tuvo un hijo que está viviendo ahora en su nido? ¿Cuánto tiempo crees que tarden en encontrarme? — No por nada te tengo bajo mi cuidado. — Anthony alza sus hombros. — No me interesa tu cuidado, miedo no tengo, jamás lo tendré. —Me reincorporo. — ¿Entonces qué es lo que te preocupa? — Pregunta confundido. — Que se metan demasiado en mi vida íntima. — Murmullo apenas, Anthony vuelve a levantar su ceja. — Si irán por mí que solo vengan por mí, esperaré encantado a todos los enemigos de mi padre. — Básicamente la gente de K. y Sullivan. — Se adelanta Anthony. — Pero solo te pediré esto. — Me acerco un poco a él. — Necesito que le pongas seguridad a una persona, a una persona en especial. — ¿A quién? — Pregunta. Agarro mi teléfono e ingreso a la galería. Coloco nuevamente el teléfono frente a Anthony, él toma el teléfono en sus manos. — Se llama Park Jimin. — Me cruzo de brazos detrás de él. — Lo he tenido cerca durante un tiempo. He hecho algo que lo alejará de mí sin duda, no podré estarlo

vigilando todo el tiempo así que te lo dejo a ti. Le tocan un solo cabello y te juro que serás tú quién pagará. — Oh, es lindo. ¡Mira qué piel más blanca y exquisita! ¿Te diviertes mucho con él Yoongi? — Me observa sonriente. — No es de tu incumbencia. ¿Le pondrás seguridad o no? — La tendrá, podré gente a vigilarlo. — ¿Qué me puedes decir de él? — Dieciocho años, es adoptado, vive actualmente con una mujer llamada Chaerin Park. — Digo tratando de recordar algo más. — Se mudó a Oregón creo que a sus ocho años. No tiene a nadie más que su madre. — ¿Adoptado? — Anthony alza una ceja. — ¿Quiénes son sus verdaderos padres? — Es lo que he estado de descubrir pero no tengo información suficiente. — Muerdo el interior de mi mejilla. —Solo suposiciones. — Puedo investigarlo por ti, no te preocupes. — Anthony deja el teléfono. — Pero necesitaré que hagas algo a cambio allá en Oregón. — ¿Qué quieres que haga? — Pregunto. — Te llegará la información después. — Anthony baja los pies de la mesa. — Hablaré con la gente de Helen para ver qué sucedió, te mantendré informado. — Bien. — Guardo mi teléfono. — Estaré esperando. — Por nada. — Anthony asiente. — Oh... ¿Min? — ¿Qué quieres? — Pregunto volteando de mala gana, ya se me ha hecho tarde. — Dile a tu primo que tenga cuidado con lo que hace. — Anthony me observa fijamente. — ¿Qué pasó ahora? — Pregunto molesto. — Nada que no podamos arreglar pero deberá tener cuidado y no llamar mucho la atención. — Sigue manteniendo fija la mirada en mí. — Solo eso. — Asiento confundido. Deberé hablar muy seriamente con Yoon cuando regrese, no quiero saber ahora qué estupidez habrá hecho.

Salgo de la oficina y del local rápidamente. Me subo a la moto y conduzco rápidamente a la casa. Un par de minutos después allí me encuentro. Estaciono la moto en el garaje y me bajo de ella a gran velocidad. Ingreso a la casa encontrándome a mi madre en la cocina y miles de bolsas. — ¿A dónde fuiste? — Pregunta molesta. — Tenía que ir por unas cosas. — Contesto sin voltear a verla. — Me hubieras marcado e iba por ellas. — Siento que me sigue con la mirada. — No deberías dejar a tus invitados así nada más, es una falta de respeto Yoongi. — ¿Dónde está Jimin? — Pregunto. — Se sentía muy cansado, ya se fue a dormir. — Observa las escaleras. — Es un gran chico, ¿sabes? Deberías intentar ser más agradable con él. — Si, como sea. También estoy cansado, nos vemos luego. — Yoongi. — ¿Qué quieres ahora? — ¿Qué hay entre tú y Jimin? Me detengo en la primera escalera y volteo a verla. Ella se encuentra cruzada de brazos. — Nada. ¿Qué podría haber? Somos compañeros, con el que mejor me llevo. — Contesto fríamente. — ¿Estás seguro? — Insiste. — ¿Qué más podría haber? — No lo sé, por eso te pregunto. — No estamos saliendo ni somos pareja si a eso te refieres. Mi madre se mantiene en silencio. — Buenas noches. — Digo ya que ella sigue en silencio. Comienzo a subir las escaleras a paso veloz. Ahora ha llegado el otro gran problema y me debo preparar. Suelto un suspiro y me tranquilizo de todas las formas posibles antes de ingresar a la habitación en silencio. Cierro la puerta y observo detrás de mí a Jimin acostado en la cama.

Levanta un poco la mirada y rápidamente se sienta en ella. Me observa con miedo, con la mirada suplica que no me acerque, puedo verlo y sentirlo. Lleva una camisa blanca casi hasta las rodillas y unos pantalones de dormir negros. Puedo ver a través de su camisa la gasa cubriéndola la herida que le hice. — T— tardaste un poco. — Tartamudea viéndome fijamente. Bien Yoongi, es ahora o nunca. Lo tienes por completo o lo pierdes para siempre. — Lo siento. — Me excuso acercándome un poco la cama, Jimin luce realmente hermoso pero debo controlarme un poco. — ¿Duele la herida? — ¿Tú qué crees? — Pregunta fríamente. Lo observo de reojo antes de acercarme al armario. Saco unos pantalones de dormir y retiro mi camisa para aventarla después. Dirijo mis manos a mis pantalones que igualmente retiro, siento la mirada de Jimin fija en mí. Respiro hondo una última vez y retiro mi ropa interior y lo que me queda, quedando así completamente desnudo. Extiendo el pantalón y me doy la vuelta para ver de reojo a Jimin. Él se encuentra viendo las colchas con un sonrojo en sus mejillas y los puños apretados. Me pongo el pantalón de pijama y me dejo caer en la cama. Jimin se pega a la pared con la ventana sobre su cabeza, me observa fijamente. — ¿Qué? — Pregunto. — ¿Dormiré acá? — Pregunta él asustado. — Es la última noche juntos, la voy a provechar. — Contesto sintiendo aquel calor irme sofocando. — P— pero tú dijiste q— que ya no me tocarías. — Murmura. — No. — Sonrío y lo observo. — Yo te dije que a partir de MAÑANA dejaría de hacerlo. Son apenas las nueve de la noche, así que durante tres horas más sigues siendo mío. Él se tensa y su respiración se agita. Me reincorporo un poco en la cama y me acerco a él. Jimin se encuentra tenso contra la pared, me acerco lo suficiente casi hasta rozar con sus labios, veo sus hombros subir y bajar más rápido. — ¿Tienes miedo? — Pregunto sintiéndome terriblemente excitado por su mirada.

— Sí. — Susurra con voz ahogada. — ¿Temes que te haga daño? — Pregunto de nuevo. Jimin asiente en silencio. — Entonces no voy a lastimarte esta noche, ¿eso te tranquiliza? — Retiro unos mechones de cabello rubio que caen sobre su rostro. Él no parece tranquilizarse. — No te haré daño. — Digo de nuevo antes de sobar su rostro con lentitud. — Esta noche no voy a lastimarte, te lo prometo. Dirijo mis manos a sus piernas, él vuelve a tensarse y abre la boca. Mis manos viajan hasta sus muslos y en un rápido movimiento logro tumbarlo en la cama debajo de mí. El jadea un poco y una mueca de dolor se apodera de su rostro, comienza a temblar. — Te lo haré con cuidado, procuraré no lastimarte. — Mis manos viajan hasta su camisa. — ¿Q— qué vas a hacerme? — Vuelve a preguntar. Me inclino un poco hasta rozar sus labios. Respiro profundo antes de tomar sus labios entre los míos y comenzar a besarlo con la mayor tranquilidad que puedo. Él aprieta sus ojos y se estremece bajo mi tacto. Mis manos viajan por su cuerpo, dando un masaje que poco a poco lo va calmando. Cuando siento perder la paciencia, finalmente él comienza a corresponderme. Sus labios se mueven con extremo cuidado sobre los míos y sus manos llegan a mi espalda donde entierra sus cortas uñas. Me ordeno mantenerme en calma mientras me separo de sus labios y ahora muerdo su mandíbula. — Nada que no quieras, sigues siendo mío. — Repito cerca de su oído. — Hasta que den las doce de la noche puedo seguir haciendo contigo lo que quiera. ¿Entiendes? Lo escucho pasar saliva. — Lo entiendo... — Susurra nuevamente. Sus manos se suelten de mi espalda y las dirige a mis pantalones. Me siento helar y en un rápido movimiento lo detengo antes de que retire mi prenda. — ¿Qué haces? — Pregunto. Él me observa fijamente durante un par de segundos. — Vas a tomarme, ¿cierto? — Pregunta. — Hazlo. ¿Pero qué...? ¿Qué demonios le sucede?

— Pero solo te pido algo. — Sus mejillas se van tornando rojas. — ¿Qué deseas muñeco? — Pregunto confundido. — Déjame probarte de nuevo. — Sus ojos brillan. — ¿Probarme? — Repito sintiéndome más confundido. Jimin asiente con timidez. Dirige sus manos a mi pecho desnudo hasta reposar en mis hombros y mordiéndose los labios con fuerza. Aquellos lindos labios balbucean palabras incomprensibles. Se encuentra rojo y tembloroso. — No entiendo nada de lo que dices. — Confieso sintiéndome molesto. — ¿Es mucho pedir que seas claro? Jimin vuelve a morder sus labios y traga duro. Dirige sus manos a mis labios y traza línea por mi labio inferior. — Déjame probarte... — Susurra de nuevo. — Una última vez. Cuando su pulgar aprieta sobre mi herida en el labio finalmente llego a comprender qué es lo que desesperadamente ansía. — ¿Quieres...? — Ladeo un poco mi cabeza. — ¿Sangre? Jimin se mantiene en silencio, asintiendo apenas con su cabeza. — ¿Ahora tú también tienes complejo de vampiro? ¿O de bipolaridad? Yo creo que ambas. — Solo... — Cierra sus ojos unos momentos y los vuelve abrir. — Solo hazlo por favor... n— no me hagas repetirlo. Tómame si eso deseas pe-pero déjame probarte otra vez, déjame sentir tu sangre sobre mis labios y mi cuerpo junto al tuyo totomándome con agresividad. Déjame probarte otra vez, déjame saborearte... te lo suplico... déjame probarte una vez más. Su respiración se encuentra agitada y sus ojos oscurecidos por el deseo. Me siento perder un poco viéndolo con sorpresa y confusión. Ha perdido la cabeza. Ahora sí se le ha volado. — De acuerdo... — Dirijo mis manos al escritorio para buscar el bisturí, mis manos recorren la superficie. Me detengo y lo observo buscándolo con la mirada.

—Yoongi. — Llama Jimin. Volteo a verlo y abro mis ojos, perplejo. El bisturí se encuentra entre sus manos y apuntando directamente a mi garganta. Sus ojos se han oscurecido casi por completo. — ¿Realmente harás esto? — Pregunto con burla. — ¿Matarme? Él mantiene en silencio, su cuerpo tembloroso. — Hazlo entonces, mátame y embárrate el rostro con mi sangre. Será un lindo concepto. — Sonrío. Jimin tiembla debajo de mí. Se esfuerza por mantener el cuchillo firme pero su mano tiembla tanto que es prácticamente imposible. Suelto una sonora carcajada y en un rápido y fácil movimiento logro quitarle el objeto de las manos. Él siquiera se esfuerza en recuperarlo, sigue temblando debajo de mí. — Debo felicitarte por la osadía. — Contesto divertido ahora yo jugando con el bisturí entre mis dedos. — Pero eso no significa que te costará caro. Y si planeaba ser dulce y delicado contigo, lamento decirte que mandaste esas ganas muy a la mierda. Jimin se tensa el doble debajo de mí, pero el muy enfermo todavía tiene el descaro de hacer brillar sus ojos con deseo. — ¿Vas a castigarme? — Pregunta con voz temblorosa y un sonrojo por todo su cuerpo. — Lo haré. — Sonrío. — Pero también querías algo, ¿no? Llevo el objeto a mis labios y corto. Jimin cada vez se muestra más asustado conforme la cantidad de pequeñas aberturas que voy dejando en mis labios va creciendo. Las gotas de sangre se acumulan, comenzado a deslizarse hasta que van a dar directamente con el cuello de Jimin y parte inferior de la barbilla. Fácilmente debí haber hecho unos diez cortes, o más. — ¿Lo pediste? Lo tragas ahora. — Me inclino a él sintiéndome ardiendo por dentro. Y como un desquiciado total me toma del cuello para plantar sus labios contra los míos, gruñendo con violencia antes de morder mis labios con excesiva fuerza. Trato de separarlo de mí pero sus dientes se han encajado profundo en mi labio, casi arrancándome la piel al tratar de retirarlo. — Pagarás por esto... — Murmuro molesto antes de dirigir el bisturí a su cuello. Jimin me suelta y lentamente se aleja con el filo amenazando con cortarle la garganta.

Me observaba en silencio casi retándome con la mirada, sus ojos vuelven a brillar, se encuentra completamente desquiciado. —Ruega misericordia que toda aquella paciencia que tenía contigo ha finalizado esta noche. Te haré mío de una forma tan dura y desquiciada que nunca vas a olvidarla. Él me observa en completo silencio, aprovecho el momento para sonreír. —Y te joderé tan bien esta noche que la próxima vez que alguien te toque vas a rechazarlo porque nadie logrará nunca hacerte sentir tan bien como yo. No aceptarás ningunas otras manos que no sean las mías al recorrer tu cuerpo, no aceptarás otros labios que no sean los míos cuando te besen, te negarás a entregarte a cualquier otro que no sea yo... Porque mi pequeño muñeco hoy dejaré tatuado tu cuerpo con mi tacto. —Porque te haré mío de una forma tan placenteramente violenta que recordarás todas las noches y llegarás arrastrándote a mis pies suplicando por más. ¿Y sabes por qué? El traga duro y me observa terriblemente excitado, siento su erección casi rozando con la mía. Está desesperado devorándome con la mirada. — Porque ningún otro sabe cuán masoquista eres y como te encanta que te azoten y drenen, que te corten el cuerpo y laman tu sangre revolcándote en las sábanas salpicadas de rojo, no saben cuánto te pone que te hablen sucio enterrándose profundo en ti mientras te lastiman, no saben que te encanta el sadismo descontrolado. No saben cuánto te gusta que te aten a la cama, jueguen con tu cuerpo, te torturen lento y te azoten hasta hacerte sangrar y gritar de placer. — N- nunca lo han hecho... — Murmulla inocente. Y sonrío, sintiendo la comisura de mis labios estirándose cada vez más. — No podrás decir eso mañana. Y finalmente jadea, liberando el gemido que tanto ansiaba para poder proseguir. Su cuerpo sudoroso, sus ojos oscurecidos, su duro pene marcándose a través de su ropa y sus labios mordidos finalmente me vuelve loco. Y sin esperar más le arranco la ropa.

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Taehyung

— ¿Alguna vez te preguntaste por qué ciertas cosas te suceden solo a ti? Es extraño. — Suelto un suspiro y aviento la bola de papel, aquella cae directamente en el bote de basura. — Sí, bueno, dudo mucho que seas el único en el mundo a quien le pasan cosas. — Jackson ríe sin despegar su vista del teléfono. — Esto es una mieeeerdaaaa. — Canturreo estirándome. — Vaya descubrimiento, Kim. — Se burla. — Por cierto, ¿hablaste con tu primo? — ¿Yoongi? Nah. — Acerco la silla a la computadora. — Él tiene cosas más importantes que hacer que planear una fiesta de último año. — ¿Qué se traen Jimin y él? — Pregunta Jackson. — No lo sé, antes de salir de vacaciones actuaban muy extraño. — Son extraños ambos, déjalos ser. — Alzo mis hombros. — Si te soy sincero Jackson no me interesa lo que pueda estar haciendo Yoongi, él tiene sus problemas así como yo los míos. — Oh, y vaya que los tienes. — Jackson ríe y se sienta junto a mí viendo la computadora. — Como aquel vídeo porno que tienes con Jeon. — Cállate. — Ruedo mis ojos. — Voy a borrarlo así que no cantes victoria. — ¿Lo gozaste? — Me pregunta viéndome con una sonrisa. No puedo evitar reír y desviar la mirada. A mi mente regresa la imagen de Jeon Jungkook desnudo debajo de mí y no puedo evitar morderme el labio. Es un chico muy atractivo, una pena que haya tenido que ser de esa forma nuestro primer encuentro sexual. — Supongo, estaba drogado así que resultó extraño. — Confieso. — Pero no pasa nada, cuando baje la guardia volveré a picarlo. — Es un chico difícil, no tienes idea. — Jackson suspira. — Pero se mueve bien. — ¿Tú lo disfrutas mucho, no? — Pregunto ingresando a los archivos de mi computadora.

— Cuando está de buen humor, si no, apenas puedo tocarle un cabello. — Jackson resopla. — Pero vale la pena, es excelente dando mamadas. — ¡Ya, no me tientes! — Río y lo golpeo. — Ah, ¿no que mucho remordimiento moral por lo que hiciste? — Jackson alza una ceja divertido. — Como si él no quisiera darse una buena cogida conmigo. — Ruedo los ojos. — Solo se hace del rogar pero cuando caiga caerá completo. — ¿Pero entonces te gusta? — Jackson frota su barbilla. — ¿O solo tienes cierta obsesión por introducir tu pene en él? — Quizás un poco de ambas, aún lo estoy definiendo. — Niego con la cabeza. — En fin, déjame borrar esa cosa antes de que alguien la vea. — ¡Quiero verla! — Exclama Jackson. — No seas así. — Me golpeo la frente. — Anda, al menos solo el principio. — Me empuja un poco y se apodera de la computadora. Suelto un suspiro y lo dejo rebuscar entre los archivos hasta que hace doble click en uno. Observa la carpeta y finalmente vuelve a hacer doble click y una vez más. El reproductor se abre y la imagen de Jungkook y yo entrando a la habitación se hace presente. — Quita eso. — Ruedo los ojos. — Solo un rato. — Jackson mantiene la vista fija en la pantalla y unos segundos después comienza a reír. — Joder, le comiste la boca. — ¿Ya tienes suficiente? — Pregunto sacando mi teléfono cuando lo siento vibrar. — Sí, dame un segundo. — Jackson ríe. Desbloqueo el teléfono y alzo una ceja al ver un mensaje de Anthony. Rápidamente leo lo que dice y contesto. "Yoongi vino a verme, salió hace 30" "¿Qué quería?" "Información de la muerte de Helen y su padre" "¿Y?"

"Me pidió protección para un chico" ¿Protección? Vuelvo a alzar mi ceja antes de juntarlas y volver a taclear. "¿Protección a quién?" "Se llama Park Jimin. Creo que va en su colegio" ¿Park Jimin? ¿Protección? ¿Por qué Yoongi querría ponerle protección a Jimin? Los gemidos del vídeo me hacen levantar la mirada, ahora me encuentro embistiendo a Jungkook quien se queja y me suplica que frene. Rápidamente me abalanzo y cierro el vídeo seguido de la risa de Jackson. — Hermano, si vas a subir eso a pornhub más te vale que no tenga sonido. — Solo cállate. — Mis manos están sudando. — Dame un momento. Me levanto de la silla y salgo de la habitación para marcarle a Anthony, necesito más información de lo que acaba a pasar. — ¿Sí? — Contesta del otro lado. — ¿Para qué quiere Yoongi ponerle protección a Jimin? — Pregunto. — Aparentemente piensa que la gente de K. y Sullivan van tras él, también cree que están viniendo por los peces gordos. — Hace una pausa. — Dijo que estaba pasando un tiempo con él y no quería meterlo en esto. — Pero la gente de Sullivan o K no tendrían por qué ir por Jimin, irían directamente por Yoongi. — Contesto alzando una ceja. — Podrían usar a Jimin en su contra, pero mira, ese no es el problema. — Anthony suspira. — Vamos a hablar de ti... me contaron que estuviste haciendo travesuras, Tae. Muerdo mi labio con fuerza. — Ya te he dicho que evites llamar la atención, debes mantener un perfil bajo. — Responde ligeramente molesto. — Nadie más que yo tiene el video, lo prometo. — Bajo mi voz. — Justo ahora planeo borrarlo. — ¿Video? — Anthony suena confundido. — ¡No sé de qué video me hablas, Tae! ¡Hablo de la droga! ¡La droga!

— Oh. — Me siento más aliviado. — Lo siento, era urgente, unos chicos de mi escuela me habían pedido y tuve que ir al almacén. — ¿Al menos recibiste una buena paga por correr ese riesgo? — Excelente. — Bien. — Anthony suspira. — Solo evita meterte en muchos líos Yoon, no estamos en condiciones de estar llamando la atención. Acá en California las cosas están tranquilas pero no sabemos cómo estarán allá en Oregón o Washington, en Europa todo está tenso por lo de Helen. ¿Por qué no me avisaste? ¿Y quién te dijo? — La gente de Will. — Contesté. — Cuando fui por la droga me informaron. — Lo supuse. — Anthony suspira. — Bien, gracias Tae, debo irme. — Claro, nos vemos. Cuelgo el teléfono y me dirijo a mi habitación, Jackson se encuentra saliendo. — ¿Te vas? — Pregunto. — Emergencia en casa. — Alza su teléfono. — Nos ponemos en contacto. — Claro. — Asiento. — Cuídate. Jackson me palmea la espalda antes de alejarse rápidamente. Suspiro y entro a la habitación aventando el teléfono a la cama. Me vuelvo a sentar frente a la computadora y abro una vez más los archivos, la vista fija en el video grabado con Jungkook. Aprieto mis labios y hago click izquierdo, deslizando suavemente hacia "borrar de forma permanente". — Vamos... — Me animo. — Nadie debe ver esto. Hago click. El video se borra. Suelto un suspiro de alivio... ya no hay evidencia alguna. Si Jungkook dice algo no podrán culparme, y eso si recuerda lo cual suplico para que no. Sintiéndome aliviado pero aún con la adrenalina corriéndome por las venas abro mi cajón y muevo mis cuadernos hasta que mi mano toca el fondo. Muerdo mi labio rebuscando con algo de incomodidad hasta sacar la vieja cartera de cuero. Tomo un billete que enrollo, deslizo nuevamente la mano en el cajón sacando una bolsa de plástico que abro y vierto lo que contiene sobre el escritorio con rapidez. Unos segundos después tengo finas líneas de polvo blanco sobre el escritorio viendo hacia mí, llevo el billete enrollado a mi nariz y me inclino sobre el escritorio.

E inhalo profundo.

Jimin Pov Automáticamente muerdo mis labios al sentir las manos de Yoongi arrancar la camisa que llevo. La tela se abre con tanta delicadeza entre sus manos que me hace dudar acerca de su calidad, o es pésima, o Yoongi es demasiado fuerte. Quizás un poco de ambas. Siento la sangre bullir en mis estómago, la ira y el deseo que suelta por todos lados me hace enloquecer. Sí, me siento terriblemente aterrado y quiero gritar y salir corriendo pero otra parte grita escandalizada de placer y suplicándome entregarme a él. Entregarme y no alejarme. — Pagarás por lo que hiciste. — Repite y empuja frotándose un poco sobre mí, jadeo involuntariamente. — Es momento de jugar contigo como siempre quise muñeco. Muñeco... Apenas trato de responder ya se encuentra besándome nuevamente con furia. Mis manos son tomadas con fuerza, me coge de las muñecas y las levanta violentamente sobre mi cabeza. No pierdo el hilo del beso aun cuando me toma con solo una mano y con la otra desliza su brazo debajo de la cama. Abro mis ojos al escuchar un pequeño "clic". Parpadeo y siento mi sangre helarse cuando trato de mover mis muñecas y no puedo. Lanzo mi cabeza hacia atrás y observo petrificado mis muñecas atadas a los barrotes de la cabecera de la cama con unas esposas. Mi respiración se agita y comienzo a removerme pero me encuentro perfectamente bien atado. Regreso la vista al frente y hago una mueca de dolor al tratar de zafarme nuevamente. Yoongi sonríe y su sonrisa se vuelve cada vez más grandes conforme más batallo por zafarme. Siento mi cuerpo frío por fuera y ardiente por dentro, mi respiración es completamente irregular y grandes escalofríos azotan mi columna vertebral. — Dime Jimin... — Yoongi se levanta de la cama para comenzar a zafarse el cinturón, trago duro. — ¿Te gustan los animales?

MIERDA MIERDA, ¡NO SE ATREVE! — ¡No, no! — Ruego. — ¡No Yoongi no por favor! ¡No me gustan! — Si sigues gritando así no me dejarás otra opción que ponerte una mordaza en la boca. — Se burla. — Mi mamá está abajo y no quiero que nos escuche. Se acerca a su puerta y coloca el pestillo, gira la manija para asegurarse de que esta se traba y regresa a mí, examinándome fijamente. — Eres un mentiroso. — Yoongi sonríe. — Te encantan los animales, Jimin. ¿No te encanta también que te traten como uno? Comienzo a negar con la cabeza sintiendo las lágrimas apoderándose de mí. — Vamos a jugar a algo. — Yoongi dirige nuevamente sus manos a su cinturón. — Ya que estás atado y no puedo perseguirte, supongamos que caíste en la trampa del cazador y por eso no puedes moverte. ¿Cómo escaparías? — Pelearía hasta el final. — Susurro. — ¿Pelear? — Yoongi ríe. — No, tengo una mejor idea. El cinturón cuelga de su mano y lo menea suavemente, torturándome mentalmente con aquel brillo de metal tan cerca de mi cuerpo. — Dejas que el cazador te tenga y luego te coma, dime, ¿te gusta más esa idea? — Yoongi vuelve a sonreír. Trago duro y niego con la cabeza repetidas veces pero sé que no va a escucharme. Toma mis piernas y las estira ya que las tengo flexionadas, las separa un poco y se coloca entre ellas. Se quita frente a mí su camisa permitiéndome observar los músculos que comienzan a formarse en su pecho, los buenos abdominales que se carga ya. — ¿Cuántos azotes crees que sean necesarios? — Pregunta en voz alta frotando su barbilla. — ¿Treinta? Jadeo de dolor de tan solo pensarlo. Treinta veces el cuero del cinturón azotándose contra mi cuerpo... mierda... no, voy a quedar marcado por siempre. — Oh, cierto. Que debo hacer marcas en lugares más íntimo, lo siento muñeco, no me dejas otra alternativa. Me toma de la cadera y me da la vuelta. Mis brazos se

enredan y las esposas aprietan más fuerte, siento mi pecho contra la cama, mi respiración sigue igual o más agitada. — Será la mitad, ¿quince te parece bien? — Pregunta sobando mi espalda, gimo en voz baja. — Muerde la almohada para ahogar tus gritos, te lo recomiendo. Sus manos siguen trazando mi columna vertebral hasta llegar al inicio de mi pantalón para dormir. Respiro profundo y cierro los ojos cuando lo siento jugar con el borde. Mi cuerpo se sacude bajo se tacto hasta que lentamente lo siento deslizar sus manos dentro y sobar mis glúteos con suavidad sin retirar mi pantalón. Hunde su piel dentro de la tela y comienza a masajear, suelta una risa cuando su índice se hunde un poco y rozar con mi entrada. Pego un brinco al sentir mi corazón salirse de mi pecho. Finalmente baja la prenda hasta dejar mis glúteos al expuesto. Lo escucho levantarse y el sonido del metal muy cerca de mí. Me mantengo en silencio hasta que... Zaz Suelto un grito de dolor y al instante muerdo la almohada. Aprieto mis puños y encajo mis cortas uñas en la palma de mis manos, mis vellos se erizan y siento mis nalgas calientes, una raya ardiente que poco a poco comienza a picar. — Muerde fuerte. — Advierte Yoongi antes de dejar caer el cinturón nuevamente. Mis dientes se encajan con tanta fuerza que mi mandíbula duele. Vuelvo a gritar y batallo por recuperar mi respiración, pero apenas puedo concentrarme ya que el cinturón vuelve a azotarse contra mi piel. — Precioso.... — Siento a Yoongi sobar y depositar un suave beso, gimo al instante. Se separa y vuelve a azotar, y otra vez, y otra vez, y otra vez... Hasta que me ahogo con mis propias lágrimas y aullidos de dolor. — Mierda, sí. — Lo escucho decir antes de volver a azotarme con fuerza, arqueo mi espalda y ahogo los gritos en la almohada. — Luces hermoso... Vuelve a masajear la zona provocándome un inmenso dolor. Sin embargo siendo mi duro pene chocando contra las colchas y la tela del pantalón, se encuentra increíblemente duro y necesitado de atención, los cosquilleos son quizás más insoportables que el ardor que tengo atrás. — ¿Te encanta no es así? — Esta vez palmea con su mano.

— ¡Ah! — Suelto agudo y al instante me pongo rojo. — Y-Yoongi... Vuelve a palmear con fuerza con sus manos, me estremezco y entierro más profundo mis uñas en las palmas de mi mano. Duele como el infierno... arde... Y se siente increíblemente bien. Yoon me toma y me vuelve a dar la vuelta, sonríe al ver mi dura erección y el trazo húmedo que voy dejando. Mi cuerpo tiembla y no por dolor o miedo, tiembla de excitación, los escalofríos vuelven más salvajes y chillo aún más agudo cuando sus dedos frotan a través de la ropa. — Te encanta... — Repite. — Eres un jodido masoquista Jimin, un jodido y maldito masoquista. Muerdo mis labios y las lágrimas asoman nuevamente por mis ojos. Yoongi se coloca frente a mí y me toma de las piernas para jalarme un poco y que me enrede en sus caderas. Toma el pantalón y en una lentitud tortuosa comienza a bajarlos, dejando a la vista mi hinchada y rojiza erección que suplica un poco de caricias. Baja un poco más hasta liberar por completo lo que guardo. Tiemblo con más fuerza, esta vez sintiendo vergüenza y excitación rodeando todo mi cuerpo. Mi mente se baña de pensamientos obscenos pero lo único que quiero ahora es que se calme, necesito que mi jodida erección se calme de una maldita vez. — ¿Quieres que te toque? — Pregunta Yoongi con una lasciva sonrisa. Asiento sintiéndome enrojecer. — No te escucho Jimin. — Se burla cruelmente dirigiendo su mano a mi erección y dando una suave caricia con su pulgar sobre mi glande. Me estremezco de pies a cabeza y lanzo mi cabeza hacia atrás. — No te escucho muñeco. — T— tócame... — Susurro con voz temblorosa, siento mi dignidad irse hasta mis pies. — Tócame por favor. Yoongi sonríe satisfecho y finalmente rodea mi erección con su mano comenzado a frotar de arriba hacia abajo. Abro la boca y comienzo a gemir, no importa cuánto muerda mis labios, los gemidos comienzan a salir sin control alguno. No pasa mucho hasta que Yoongi se encuentra frotando agresivamente, masturbándome a una velocidad brutal. Mis caderas están alzadas y mi cabeza lanzada completamente hacia atrás, gritando y maldiciendo. La boca sucia hace su aparición pero los espasmos en mi cuerpo son simplemente gloriosos, la forma en la

que mueve su mano sobre mi erección y juega con presiones y velocidades me está volviendo loco. — ¿Quieres más? — Susurra jadeante, él igualmente se encuentra increíblemente duro. — ¿Quieres que vaya más rápido y haga que te corras sobre mi mano? Me niego a contestar. Muerdo mis labios nuevamente y trato de ahogar mis gemidos pero mi cuerpo y boca me traicionan completamente. El control de mi mente sobre mi cuerpo parece zafarse por completo. — Más... — Susurro con ojos suplicantes. — Más Yoongi... más... — ¿Quieres más? — Sonríe y frena su movimiento haciéndome jadear enloquecido por la falta de tacto. — Si quieres que vaya más rápido necesitaré ayuda. Él deja mi erección y vuelve a deslizar su mano debajo de la cama. Cierro los ojos y batallo por regularizar mi respiración. Es imposible, estoy demasiado excitado. — Dios... — Es lo único que logro liberar de mis labios al sentir el frío lubricante caer sobre mi erección y deslizarse hacia mi entrada. Me retuerzo y Yoongi vuelve a tomarme. — ¡Dios! Y vuelve a frotar viéndome fijamente. Me siento intimidado y avergonzado por la forma tan intensa en que sus ojos se clavan en mí pero ya nada importa. Hay un punto donde ya no importa y comienzo a gemir en descontrol sintiendo sus manos aprisionando y masturbando como un maldito profesional. Y nuevamente mi boca me traiciona... — Y-Yoongi... Pero ya me encuentro con los ojos cerrados fuertemente, recordando la vez que me toqué pensando en él. Eso no se compara a lo que estoy viviendo ahora pero ya me encuentro gimiendo su nombre agudo como esa vez. Yoongi mete presión y otro jadeo ronco escapa de sus labios. Él tampoco está aguantando y seguramente gemir su nombre no ayuda en absolutamente nada. Abro mis ojos y grito agudo, me quiero venir, la sangre bulle en mi cuerpo y mis piernas comienzas a temblar y tensarse. Mi piel se torna rojiza y el mantener la boca cerrada se volvió en algo imposible, levanto mi cadera despegando mi espalda empapada de sudor y agito las cadenas con fuerza sobre mi cabeza. — Yoongi, ¡Yoongi! — Comienzo a gemir. — Yoon, m— me voy...

— Oh, no te atrevas. — Frena su movimiento con una sonrisa. Deja mi erección nuevamente provocando que tiemble y casi comience a llorar debido a la desesperación. Siento mi orgasmo cerca y mi pene duele, es un dolor insoportable por todo lo que tengo contenido y no puedo explotar. Finalmente Yoongi igualmente retira su pantalón permitiéndome su rojiza y bien dotada erección. Otro jadeo escapa de mis labios y suavemente se inclina besando mi estómago y levantando la vista nuevamente a mí. — Te encanta... — Susurra y agarra el bisturí. — Eres un sucio. Hace un corte en mi pecho, grito un poco y siento el ardor de la piel abriéndose muy poco después. El rastro de sangre se hace visible y las gotas lentamente resbalan por mi piel. Yoongi lleva sus manos y se embarra un poco los dedos para probar, vuelvo a tragar duro. Él sonríe y me toma de las caderas con fuerza. — Vas a gritar mi nombre tan alto que olvidarás el tuyo. — Amenazaba empapándose la mano de lubricante. — Quiero que grites tan alto que mi madre te escuche y sepa de una maldita vez que nos traemos y sepa a quién perteneces. ¿Entendiste? — Yoongi... — Suplico una última vez, pero sé que es demasiado tarde, mis caderas se mueven desesperadas por encontrar su duro miembro. — Mírate. — Se burla. — Pero si estás completamente desesperado porque me hunda en ti y te folle tan duro que nunca más te puedas levantar de esta cama. Me toma con fuerza, mis manos se azotan nuevamente. — ¿Y te digo qué es lo mejor? — Pregunta pero yo ya me encuentro agitado al sentir su glande empujar suavemente contra mi entrada. — Que aunque quieras tocarte no podrás por estar atado. ¿Qué se siente estar a mi total disposición? Jadeo cuando sus manos se dirigen a mis pezones y aprietan. — Tu hermoso cuerpo está vulnerable ante mí, puedo hacer contigo lo que quiera. — Repite. — Y eso es lo que voy a hacer, te dejaré muy en claro que no importa qué hagas o qué digas, siempre serás mío. Y grito cuando lo siento hundirse poco a poco a mí, con una enfermiza sonrisa y un jadeo tan morboso y electrizante que me remueve todo el interior. Inmediatamente lo aprisiono, sintiendo su duro miembro entrar en mí con lentitud hasta dar la

estocada que lo introduce todo. Arqueo la espalda y aprieto con tan fuerza mis puños que mis nudillos se tornan blancos. Y comienza a embestir, dándome duras estocadas que rechinan la cama suciamente. — ¿Te gusta, verdad? — Pregunta empujando más profundo. — Puedo ver en tus ojos cuánto te gusta... Y empuja hasta el fondo haciéndome gritar y retorcerme debajo de él. Me toma de ambas caderas y entra cada vez más profundo, embistiéndome y rozando delicadamente mi próstata. Oh dios, finalmente roza con fuerza, estimulando directamente aquel punto que me hace perder la cabeza por completo. — ¡Yoongi! — Grito. — ¡Yoongi mierda! — Eso es muñeco, grítalo. — Sus embestidas se vuelven más potentes y agresivas, chocando su piel bruscamente contra la mía. Enloquezco. Mi cuerpo se somete completamente a él y mi mente no grita otra cosa que no sea su nombre. Su fría y caliente mirada sobre mis ojos, sus labios mordidos, sus sádicas y traviesas sonrisas al tomarlo. — Joder... — Susurra lanzando su cabeza hacia atrás para sonreír después. — Se siente tan malditamente bien estar dentro de ti. Te haría mío noches enteras... ¡me encantas! Y mi corazón no puede evitar dar un vuelco y ensancharse al escucharle decir eso. Mis ojos se abren con sorpresa y una calidez me recorre por completo. Él me besa, siento su cálido pecho sobre el mío y maldigo por no poder jalarlo y tomarlo igualmente. Mis manos se mueven desesperadas haciendo resonar las cadenas, levanto mi cadera y empujo, él sigue azotándome y embistiéndome sin separar sus labios de mí, sacándome el aire por completo. Se separa un poco pero no perdemos la paso, él entra más profundo tomándome con fuerza. Jadeo y muerdo mis labios perdido en sus oscuros ojos y su oscuro cabello revuelto y desordenado en descontrol, su piel brillante por el sudor y sus labios rojizos de tanto morderlos y chuparlos mientras me observa. Empuja más fuerte en mi interior sin dejar de verme y me siento correr con su mirada. Mi cuerpo se azota cada vez más rápido y mi erección palpita cada vez más, grito, grito y le suplico que me toque para llegar al hermoso clímax. Él sonríe y me masturba nuevamente sin dejar de entrar y salir de mí. Y es agresivo y es violento.

Se deja hundir sin piedad alguna en mí, me azota con fuerza y el lubricante ya no ayuda, pero el ardor es impresionante, delirante y exquisito. — Grítalo... — Susurra. — ¡Grítalo! — ¡YOONGI! — Grito con todas mis fuerzas sintiendo mis cuerdas vocales destrozarse. — ¡YOONGI, MÁS, MÁS! Y me siento explotar, mi semen ser expulsado violentamente y mi cuerpo brincar por completar. Todos mis sentidos se frenan y mis ojos se empapan de lágrimas de placer mientras me retuerzo con violencia. Mis labios se abren y la sangre escurro debido a la violencia con la que me muerdo. Yoongi igualmente se tensa y aferrándose bien a mí se mueve más rápido. Su rostro se hunde en mi cuello y muerde con tanta fuerza que me lastima, pero eso no impide que grite igualmente de placer. Y estira mi piel, moldeándola entre sus dientes y tira. Y finalmente lo siento correrse dentro de mí, su semen liberarse en mi interior llenándome por completo. Grito más alto y lo aprisiono entre mis piernas con la respiración y los latidos enloquecidos. Él sigue aferrado a mi cuello y con la respiración jodidamente irregular y fuerte. Su agarre se suaviza hasta finalmente soltarme y solamente reposar su cabeza sobre mi hombro. Ambos batallamos por controlarnos y componernos del fuerte orgasmo que nos ha azotado. Inhalo profundo y gimo un poco debido al dolor que se hace presente en mi cuello. No dudo que sus dientes queden marcados por días enteros. Él gruñe un poco y lentamente desliza sus manos sobre mi cabeza. Escucho que juega con las cadenas y poco tiempo después las zafa así dejándome libre. Apenas siento la libertad de mis manos, lo rodeo por el cuello y me lanzo violentamente sobre él para besarlo. Él cae en el sentido opuesto de la cama conmigo sobre él devorándole la boca, pero él sonríe durante el beso y lleva sus fuertes y calientes manos a mis mejillas para profundizar aquel beso. Se va reincorporando hasta sentarse en la cama, yo encima de él y rodeándolo detrás de la nuca sin dejar de besarlo con hambre, en un intento desesperado de calmar el impulso de tocar y sentirlo cerca. Él desliza sus manos detrás de mi espalda y nuestros pechos desnudos chocando provocándome un escalofrío. Dejo de besarlo pero no me separo, reposo mi cabeza sobre su hombro y comienzo a trazar figuras imaginarias sobre su pecho siendo abrazado por él. Finalmente nuestras respiraciones se calman y se sincronizan volviéndose una.

— Jimin. — Me llama roncamente. Levanto la mirada un poco para verlo, él quita el cabello de mi rostro. — Eres jodidamente hermoso. — Susurra con ojos cada vez más oscurecidos. No evito sonreír un poco, relamo mis labios e inhalo profundo. Y cuento en silencio los minutos que me quedan con él, juntos, desnudos, abrazados en aquella oscuridad. Y finalmente el momento más desastroso se hace presente cuando escuchamos el suave pitido del despertador anunciando medianoche. Y Yoongi me empuja violentamente para zafarme de él sin decir ni una sola palabra, agarra sus cosas y sale del cuarto azotando la puerta detrás de él. Y algo se quiebra dentro de mí.

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Jimin Pov Lo primero que hago al abrir los ojos es soltar un gemido de dolor, un agudo y filosos ardor por toda mi cadera y trasero me azota violentamente. Siento como si un camión me hubiese pasado encima, todo mi cuerpo está entumecido y cuando trato de moverlo duele terriblemente. Es como si hubiese hecho el ejercicio de mi vida. Me levanto de la cama y abro mis ojos de par en par al encontrarme desnudo. Rápidamente tomo lo que llevaba ayer y me lo pongo con las manos temblorosas antes de salir. No sé si es cosa de la vida o si está planeado, pero Yoongi sale de otro cuarto en ese mismo instante con cara de pocos amigos. — Buenos días. — Saludo tratando de mostrarme despreocupado. Pero Yoongi solo pasa junto a mí y comienza a bajar las escaleras sin siquiera voltear a verme o dirigirme la palabra. Lo sigo con la mirada y frunzo el ceño molesto antes de seguirlo escaleras abajo en silencio. Ambos nos dirigimos a la cocina que huele bastante bien. Al entrar observo la mesa puesta y un plato lleno de panqueques. Observo a Yoongi de reojo pero él no contesta nada, se va a sentar en silencio y yo me voy a sentar frente a él sin decir nada. Escuchamos unos pasos y la señora Min sale de la alacena, nos observa en silencio unos segundos antes de sonreír suavemente y acercarse. — Buenos días. — Saluda con un tono extraño en su voz. — ¿Cómo durmieron? Yoongi levanta la vista hacia mí mientras comienza a servirse. Desvía la mirada después. — Oh... y— yo dormí bien. — Sonreí un poco. — Me dio un poco de frío en la madrugada pero estuvo bien. — ¿Tuviste frío o... tuvieron frío? — La señora Min se sienta en la cabecilla de la mesa con una expresión algo molesta en su rostro. — Porque supongo durmieron juntos, ¿no es así? Trago duro y me siento palidecer. Oh mierda... lo sabe, lo sabe. Volteo a ver a Yoongi suplicando que me ayude pero él está muy tranquilo poniéndole miel a sus panqueques.

— Yoongi. — Llama la señora Min. — ¡Mierda, sí! — Yoongi voltea a verla muy cabreado. — ¡Dormimos juntos! ¿Y qué? Tierra hazme un puto favor y trágame en este instante. La señora Min parpadea entre sorprendida y perturbada, no creo que se esperara esa respuesta. Me observa a mí pero yo solamente bajo la mirada sintiéndome completamente avergonzado mientras me sirvo el chocolate con manos temblorosas. — Bien. — La señora Min suspira y aprieta sus labios. — Me abstendré a hacer comentarios al respecto... pero cuando Jimin se vaya tú y yo vamos a hablar. — Observa a Yoongi. — ¿Me entiendes? — ¿Conversaremos acerca de por qué me follé a Park Jimin durísimo en la noche? Claro. — Yoongi sonríe y yo inmediatamente me atraganto con el panqueque. — Fue excelente si eso necesitas saber. Comienzo a toser sonoramente y llevo el vaso a mi boca para tragar rápidamente. La señora Min abre sus ojos cada vez más y me observa escandalizada para comenzar a golpear mi espalda. Yo niego con la cabeza y me aparto mientras sigo tosiendo. — ¡Yoongi! — Grita se señora Min molesta. — ¡Ya basta! — ¿Qué? — Él la observa de mala gana. — ¿Eso querías saber, no? No es necesario tirar indirectas. Jimin y yo follamos ayer en la noche, ¿contenta? ¿No escuchaste acaso sus gritos anoche? ¡Claro que los escuchaste! — ¡Te lo prohíbo Yoongi! — Grita la señora Min exasperada. — Al menos yo soy honesto y acepto a quien me tiro, ¿no, madre? — Yoongi le dedica una frívola mirada que hasta a mí me estremece. La señora Min se encuentra en blanco y yo completamente rojo. Arrastro la silla hacia atrás y comienzo a levantarme poco a poco evitando tambalearme. — Yo... n— necesito ir al baño. — Me excuso temblando y antes de que la señora Min o Yoongi digan algo ya me encuentro corriendo hacia el baño. Abro la puerta de golpe y la cierro igualmente en un fuerte azote. Me apoyo contra la puerta con la respiración sumamente agitada, mis mejillas se encuentran ardiendo y mi corazón latiendo como loco. Quiero gritar, quiero gritar y romper todo... Quiero

destrozar todo lo que está a mi paso y gritar hasta que arda mi garganta... no creo aguantar. Aprieto mis puños y tiro de mi cabello con fuerza mientras muerdo mi labio. Muerdo más fuerte para evitar gritar, tornándome completamente rojo y comenzando a dar vueltas para calmarme. Golpeo la pared y me pongo contra ella después cubriendo mi rostro. No puedo creerlo... sencillamente no puedo creerlo. Vuelvo a tomar aire y espero largos minutos hasta calmarme. Abro la puerta con temor y vuelvo al comedor en silencio pero Yoongi no se encuentra allí ni su madre. Los platos ya están recogidos y colocados en el fregadero, pero el mío sigue allí, completamente intacto. Me siento en silencio y sigo comiendo sintiendo un dolor en el pecho que me impide tragar bien. Debo tolerar un poco más... en dos días nos vamos de aquí y todo regresaré a la normalidad. Sí... eso dijo Yoongi, ya no más... ya... no más. Trago duro y sigo comiendo haciendo chocar los cubiertos contra el plato, eso es lo único que logro escuchar en aquel frívolo y espeso silencio que se ha formado. No sé dónde está Yoongi o la señora Min, prácticamente han desaparecido sin dejar rastro. Cuando finalmente finalizo de desayunar me levanto y voy a dejar los platos en el fregadero con un suspiro. Me estiro para agarrar la esponja pero en ese preciso instante la señora Min llega del pasillo con una sonrisa pero los ojos rojizos e hinchados. — Déjalo dulzura, yo lo lavo. — Evita verme a los ojos y sorbe por la nariz. — Gracias Jimin. — No se preocupe señora Min... — Susurro suavemente. — Provecho. Ella asiente sin verme y comienza a frotar agresivamente los platos con la esponja. Yo lentamente retrocedo y me voy por el corto pasillo por donde ella vino, llegando a la sala principal con las escaleras. Trago saliva al ver a Yoongi apoyado contra la ventana viendo el exterior con la mirada perdida. Me acerco un poco a él. — Yoongi. — Llamo suavemente. — ¿Estás bien? Pero él no contesta. Me acerco molesto hasta quedar frente a él pero Yoongi observa el exterior y no mis ojos como espero. Trato de tomar su brazo pero él lo aleja con agresividad.

— ¿Qué pasó? — Pregunto preocupado. — Yoongi háblame. — ¿No te quedó claro lo que te dije ayer? — Espeta fríamente finalmente viéndome a los ojos. — No puedes simplemente botarme como un muñeco de trapo. — Digo entre dientes. — Claro que puedo, ya lo hice. — Sonríe. — Eres un maldito. Me calló y tapo mi boca cuando me percato de lo que digo. Retrocedo un poco cuando veo el ceño de Yoongi fruncirse y lentamente me voltea a ver con muy mala cara. — ¿Soy un maldito? — Repite. — ¿Eso es lo que dijiste? — Eres cruel. — Susurro. — No, eso no fue lo que dijiste. — Él se va acercando. — ¿Qué fue lo que dijiste Jimin? — Que eras un maldito, o mejor dicho eres un maldito. — Repito frenándome. Yoongi suelta una fría carcajada y niega con la cabeza antes de regresar la vista al exterior. — Solo piérdete y consíguete una vida Jimin. — Dice sonriendo. — O alguien que controle tu enfermo desespero de dolor. O no sé, quiérete un poco. Siento la puñalada más fuerte de mi vida y al instante mis ojos se llenan de lágrimas. Retrocedo tapando mi boca y algo helado me recorre, un gusano en el estómago y un nudo en la garganta que impulsan mis ganas de vomitar. Muerdo con fuerza mis labios y suelto un sollozo antes de salir corriendo y subir las escaleras sintiendo mi pecho arder. Y una vez que entro al cuarto donde originalmente me alojaba, me suelto a llorar, a llorar de dolor y de rabia. Me acuesto en la cama y me hago ovillo sintiendo mi cuerpo temblar y contraerse. El dolor es insoportable, un dolor que no puedo sanar ni sobar para calmarlo, porque es un dolor que viene desde lo más profundo de mi corazón y de mi alma. "Quiérete un poco..." ¿Tan bajo había caído realmente?

Sí, había caído muy bajo. Aprieto mis puños con fuerza hasta sentir mis uñas encajarse en mis palmas con fuerza. Abro mis ojos bruscamente y observo la nada soltando humo por todos lados. Mis nudillos se encuentran blancos y las venas de mis brazos marcadas totalmente. Lentamente me reincorporo y llevo mis manos a mi cabeza en un intento de calmar el dolor que comienza a instalarse. — Vas a pagar... — Susurro. — No, esto no se queda aquí. Levanto la mirada y por primera vez dejo que el enojo me envuelva y me tome. Abro la puerta bruscamente y avanzo al cuarto de Yoongi presintiendo que está dentro. Toco con fuerza y trato de abrir pero el pestillo está puesto. Toco con más fuerza escuchando maldiciones del otro lado. La puerta se abre bruscamente y Yoongi aparece pero al verme intenta cerrarme la puerta en la cara pero se lo impido. Empujo la puerta con mis manos con todas mis fuerzas y después empujo a Yoongi. Él abre sus ojos sorprendido pero finalmente suelto lo que quise hacer. Y mi puño se estrella directamente contra su rostro. Yoongi jadea y se cubre al instante pero yo solo siento un punzante dolor en mis nudillos. Sacudo mi mano con una mueca y observo a Yoongi en silencio. Él pasa su mano por su nariz para limpiar la sangre que comienza a brotar. — Pagarás por esto... — Murmulla y el aire automáticamente se vuelve más pesado. Es un impulso, salgo corriendo del cuarto sintiendo apenas como sus dedos rozan mi espalda al tratar de agarrarme. Me encierro en el cuarto de invitados y me coloca hasta la pared contraria viendo con enormes ojos la puerta que es azotada con fuerza. La voz de Yoongi del otro lado exige que abra pero ni aunque me paguen voy a abrir esa maldita puerta. Esbozo después una sonrisa al sentir el ardor en mis nudillos y me destenso volviéndome a acostar. El pataleo de Yoongi acaba después y el silencio reina nuevamente. Agarro mi teléfono y le marco a Jungkook para preguntarle cómo está. No he hablado con él desde hace un rato. Pulso en su contacto para marcar y espero en silencio escuchando los pitidos de fondo hasta que finalmente contesta. — ¿Sí?

— Jungkook. — Esbozó una sonrisa. — ¿Cómo estás? Hay un silencio del otro lado que me confunde. — Oh... ¿Jimin? — Contestan, me percato que no es la voz de Jungkook la que está del otro lado. — Sí. — Frunzo mi ceño. — ¿Quién habla? — Soy Jackson, lo siento. — Abro mi boca. — Jungkook está en el baño. — Oh Jackson, eres tú. — Me siento más tranquilo. — ¿Tutorías de historia? — Eh... sí, sí. — Contesta. — Jungkook creo que ya salió, ¿te lo paso? — Por favor. — Claro, cuídate Jimin. — Nos vemos Jackson. Escucho unas voces de fondo y unos murmullos. Finalmente la voz de Jungkook se apodera del teléfono. — ¡Jimin! — Suena animado. — ¿Cómo estás? — Oh, bien... ¿tú cómo estás? — Pregunto acomodándome en la cama y sonriendo. — Algo aburrido, pero mejor ahora que llamas. — Casi puedo sentir su sonrisa del otro lado. — ¿Cómo la pasas con Yoongi? ¿Todo bien? — Umh, no está tan mal. — Muerdo mis labios. — ¿Allá en Oregón qué tal? — Tranquilo. Estuve ayudando a mi padre con la tienda un rato, tuvimos buena venta ayer. — Él ríe. — Te extraño. — Igual yo te extraño. — Relamo mis labios. — Pero llego allá en dos días así que no falta tanto. — Me avisas cuando estés acá, aunque bueno, te veré de todos modos en el instituto. — Jungkook ríe nuevamente. — Le... mandas saludos a Yoongi de mi parte. — Claro. — Esta vez es mi turno de reír. — Seguro estará encantado. Jungkook ríe igualmente. Escucho la voz de Jackson de fondo y Jungkook contestarle un segundo. Vuelve a mí. — Bueno Jiminnie, te dejo para comenzar las clases. Hablamos después.

— ¡Cuídate! — Igual tú, ¡nos vemos! Y cuelgo suspirando sintiéndome más tranquilo. Al menos uno de nosotros si está bien...

Jungkook guarda su teléfono en su pantalón y se voltea a Jackson quien ya está sin camisa cerca de la cama. Jungkook suelta una risa antes de pegarse a él y comenzar a besarlo mientras ambos caen en la cama en un hambriento y dulce beso. — ¿Estás de buen humor? — Pregunta Jackson sonriente pasando sus manos por la espalda del contrario. — Depende de qué tan bien me lo hagas hoy. — Jungkook muerde sus labios y vuelve a besarlo. Giran en la cama con una sonrisa y prosiguen su beso hasta que Jackson se separa para verlo. — Si me das un buen orgasmo, te voy a recompensar. — Alza su índice. — ¿Uh? ¿Es eso un reto? — Jungkook igualmente se quita la camisa sonriendo y la avienta a algún lugar de la habitación. — No solo eso Jungkookie... — Jackson borra un poco su sonrisa. —Esto es importante. Jungkook lo observa preocupado. — ¿Qué pasa? — Pregunta el chico con voz algo corta. Jackson lo observa unos momentos antes de tragar pesado. — Jungkook... — Susurra pesadamente. —Yo... — Yo, t- tengo que mostrarte algo...

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Jimin Pov Mantengo la mirada fija en las maletas y en silencio las voy arrastrando fuera. El tiempo pasó increíblemente rápido y en ese corto tiempo pasaron muchas... cosas. Quizás en alguna parte de mí sabía que algo así podía llegar a suceder pero está más que claro que fue vivirlo fue mil veces más intenso que simplemente imaginarlo. Muerdo mi lengua y ladeo mi boca mientras revuelvo mi cabello pensando en qué podría faltar. No... parece que no me falta nada más, todo ya lo tengo bien guardado. Cierro la enorme mochila y me la cuelgo al hombro antes de salir y bajar las escaleras hacia la planta baja. Yoongi se encuentra ya allí pero no se digna a verme. Claro, el moretón cerca de la nariz me deja más que claro el por qué no quiere verme. ¡Pero lo tenía bien merecido! Y pese a que no me dirigió la palabra sé que no falta mucho antes de que yo pague. ¿Pero qué importa? Esperaré lo que sea que venga, al menos yo ya hice algo y no me quedé cruzado de brazos. No sé qué es lo que pasa conmigo ya que yo no tiendo a ser así pero con alguien como Min Yoongi a tu lado, está claro que las cosas no son para nada sencilla, por no decir desastrosas. — ¿Ya es todo chicos? — Pregunta la señora Min. — Bien, bajaremos a comer algo antes de dirigirnos al aeropuerto. ¿Ya le avisaste a tu madre? — Lo acabo de hacer. — Asiento antes de sonreír. — Tomaré un taxi. — ¿No quieres que te llevemos? — Pregunta la señora Min. — Creo que Jimin se las puede arreglar perfectamente solo para regresar a casa. — Interviene Yoongi con una falsa sonrisa. La señora Min lo observa antes de verme a mí, me limito a sonreír y levantar ambos hombros. — Estaré bien, no se preocupe. — Sonrío lo mejor que puedo para tranquilizarla. — El taxi del aeropuerto es seguro. — ¿A dónde iremos a comer? — Pregunta Yoongi para cambiar de tema. — ¿Se les antoja hamburguesas? — Pregunta la señora Min cerrando la cajuela. — Nos queda de paso.

— Claro. — Asiento otra vez. — Muy amable de su parte. La señora Min no me contesta pero sonríe como puede. Ella sube al coche y Yoongi sube con ella, instalándose claro en el asiento del copiloto. Yo me subo en la parte trasera detrás de la madre de Yoongi y cruzo mis brazos sobre mi pecho viendo por la ventana. Ya quiero irme, esto es demasiado para mí. El coche arranca y la señora Min pone la radio para aligerar un poco el ambiente. Saco los audífonos de mi mochila y me coloca uno mientras desbloqueo mi teléfono e ingreso a mis redes sociales. Alzo una ceja al ver una solicitud de amistad en el Facebook que nunca uso. Ingreso y abro mis ojos divertido antes de sonreír. "¡[Tu Daddy Kai] te ha mandado una solicitud de amistad! " Inevitablemente río sin poder creerlo y acepto. Levanto la mirada y me percato que Yoongi me está viendo a través del retrovisor pero apenas nuestras miradas cruzan él la desvía y se coloca sus audífonos. Yo regreso la vista a mi teléfono y después de aceptar a Lay y su extraño apodo regreso la vista al frente para perderme en el paisaje. Un par de minutos después ya nos encontramos en la gran ciudad y en medio del tráfico. Avanzamos por la gran Diana y pasamos la glorieta hacia una avenida llena de restaurantes y estacionamientos. La señora Min se detiene en el estacionamiento de una plaza e ingresa para estacionarse en el piso —B. Abre la puerta y sale, nosotros la seguimos al instante. Avanzamos hacia las escaleras pero ella se detiene cuando su teléfono comienza a sonar. Rebusca en su bolsa mientras sube las escaleras en suaves maldiciones. Saca su teléfono que tiene la linterna prendida y contesta. — ¿Sí? —Contesta. — Buenas tardes. Seguimos avanzando en silencio escuchando a la señora Min conversando detrás de nosotros. — ¿No llegó? — Preguntó ella. — ¡Pero yo le mandé correctamente el pago, señor Woods! Ella comienza a subir más rápido las escaleras y se detiene bruscamente junto a una puerta. Frunce su ceño y suspira mientras niega con la cabeza otra vez. — No se preocupe, volveré a transmitir el pago. Necesito que me mande la factura para confirma. — Ella asiente. —Se lo mandaré ahora mismo.... Claro... hasta luego. Ella cuelga y nos observa con los labios apretados. Pasa su vista de Yoongi a mí repetidas veces antes de frotar el tronco de su nariz denotando frustración.

— Vayan al restaurante, los alcanzo. — Ella nos observa muy seria. — A mí pídeme una hamburguesa BBQ, Yoongi. Iré al café internet de la planta baja y al banco, los alcanzo. Por favor no se demoren mucho en comer. No tardo. Ella baja las escaleras pero se detiene a medio camino para vernos. — ¿Y chicos? — Llama, la volteo a ver. — Quiero que vayan directo al restaurante. Me siento enrojecer pero ella no lo ve ya que ha bajado corriendo las escaleras nuevamente. Yo solamente escucho como sus pasos se van haciendo más bajos hasta desaparecer por completo dejándonos en el fúnebre silencio. Tomo aire y trato de mantener la calma mientras subo las escaleras junto a Yoongi. — El restaurante queda arriba. — Él se detiene y señala las escaleras. — Piso uno junto a una boutique de ropa y frente al Starbucks. — ¿No vienes? — Pregunto alzando una ceja. — Iré cuando llegue mi madre, tú come a gusto. — Mete la mano en sus pantalones y abre su billetera, abro mis ojos con sorpresa al ver la cantidad de billetes que se encuentran allí. Me extiende unos antes de cerrar la cartera. — Si mi madre pregunta, le dices que estoy en el baño y me envías un mensaje para llegar. — No haré eso pero gracias por el dinero. — Lo guardo en el bolsillo con una sonrisa. Suelto un grito de sorpresa cuando mi espalda es violentamente estrellada contra la sucia pared casi sacándome todo el aliento. Yoongi me toma con fuerza de la camisa y se encuentra bastante cerca de mí. — No te quieras pasar de listo, Park. — Susurra. — Yo no estoy jugando y el juego que tú haces no es de mi interés. ¿Quieres jugar conmigo? Será bajo mis reglas. — No estoy jugando contigo. — Contesto molesto. — Tú fuiste quien le puso cierre a esto, ¿por qué no me dejas en paz y ya? — Ten mucho cuidado Jimin. — Sonríe. — No soy idiota, y si me buscas créeme que me vas a encontrar. — ¿Y luego soy yo el que provoca el juego? Tú prácticamente me tienes contra la pared a una distancia muy corta diría yo. — Lo observo de pies a cabeza. — Un buen comienzo sería que me soltaras y simplemente nos largáramos a comer. — Oh, ya vi a qué juegas. — Él sonríe nuevamente.

— ¡No estoy a jugando a nada, maldita sea! — Exclamo sintiéndome cada vez más molesto. — ¡Ya suéltame Min! — Mi dinero. — Exige soltándome y extendiendo su mano. — No te lo daré. — Contesto. — ¿Lo quieres? — Pregunta él. — Lo quiero. — Contesto firme. — Bien. — Él se acerca a mí y desliza su mano a mi pantalón provocando que brinque y me remueve violentamente pero aun así él logra quitármelo. — Tendrás que tomarlo. Retrocede con el fajo de billetes a la mano y una sonrisa. Trato de quitárselo en un rápido movimiento pero él lo hace hacia atrás. Bufo y me preparo para intentar recuperarlo cuando él lo dirige a sus pantalones, abro mis ojos escandalizado y trato de tomarlo abalanzándome sobre él pero fallo. Me tambaleo un poco y alzo la vista hacia él para ver como desliza el fajo de billetes dentro de sus pantalones. Abro la boca sin poder creerlo. — ¿Lo quieres? — Repite sonriendo. — Tómalo. Me siento enrojecer de pies a cabeza, él sabe que lo está logrando. No pienso permitirlo. Sé que busca seguir provocándome pero estoy cansado, ya no quiero caer en sus juegos como una fácil carnada. ¿Quiere jugar? De acuerdo. Comienzo a entender su juego, no será tan complicado jugarlo entonces, es el momento de devolver la moneda o jugar con fuego. — Hazlo. — Me provoca con una sonrisa. — No te detendré, mira. — Oculta sus manos en los bolsillos de su pantalón. — Aquí mantendré mis manos. Mi mente da un vuelco y pienso muy seriamente en decirle que se vaya a la mierda y subir las escaleras pero otra parte se aferra a ese lugar. Estoy cansado de que juegue conmigo. Así que es mi turno de jugar ahora con él. Remango las mangas de mi camisa y me acerco a Yoongi lentamente, él aún me observa con cierta burla. Trago saliva pesadamente y bajo la mirada al aborde de sus pantalones, muerdo mis labios y en un rápido movimiento zafo el botón y bajo su

cremallera. Yoongi abre sus ojos sorprendido y observa mis manos que se mueven ágilmente sobre su ropa. Evito a toda costa hacer contacto visual con él y deslizo mi mano dentro de su pantalón, buscando con la mano el fajo de billetes. Y claro que toco algo... pero no precisamente el dinero... y el suave jadeo de Yoongi me lo confirma. Muerdo mis labios con más fuerza y sigo rebuscando pero no logro encontrar nada. Acaricio de vez en cuando el pene de Yoongi que lo siento despertar conforme más toco para buscar. Me pego a él y suelto un gruñido de desesperación mientras palmo desesperado por todos lados. Saco mi mano de su pantalón y comienzo a palmear con fuerza para escuchar algo, me enfoco en su entrepierna y palmeo nuevamente creyendo escuchar algo. Meto nuevamente la mano en el pantalón y acaricio sus testículos sintiendo algo más que piel allí dentro. Abro mis ojos con horror y saco mi mano con un grito. — ¡ERES UN...! — Exclamo pero me impide continuar el nudo en mi garganta. — ¿Y sigues creyendo que te dejaré ganas tan fácilmente? — Ríe. — Eres tan ingenuo e idiota. Aprieto mis puños y violentamente me acerco a él introduciendo toda mi mano dentro de su ropa interior frenando su risa. Acaricio directamente contra su pene que me provoca un enrojecimiento brutal en las mejillas, pero se acabó. ¡Ahora me conocerá! Siento los billetes rozar contra mi mano, esbozó una sonrisa y deslizo más mi mano hasta sentir todas las puntas y tirar de ellas, sacando el fajo completo. Yoongi abre la boca para reclamar muy seguramente pero lo empujo a la puerta detrás de él y abro con fuerza. Los productos de limpieza hacen su aparición en el pequeño espacio pero eso no me impide empujarlo dentro y colarme con él antes de cerrar la puerta. — ¿Qué mierda crees que haces? — Pregunta molesto. Trato de empujarlo más pero lo siento en el límite. Me pego a él y vuelvo a deslizar mi mano en su ropa interior y rebusco en la oscuridad hasta sacar su creciente erección en mis manos. Él jadea un poco y trata de aventarme pero comienzo un suave vaivén que lo tensa por completo. — Creo que si quiero jugar contigo Yoongi. — Digo en la oscuridad. — Pero esta vez será con mis reglas.

— No tienes idea de con quién estás tratando. — Le escucho decir en la oscuridad con violencia. — No tienes idea de con quién te estás metiendo Park Jimin. Sonrío en la oscuridad y lentamente me coloco de rodillas en el suelo sin poder creer lo que estoy a punto de hacer. Levanto la vista, lo cual es absurdo porque Yoongi no me ve, pero aun así lo hago y sonrío. — Correré el riesgo. — Susurro. Y antes de que Yoongi tironee o me dé el golpe de mi vida, introduzco toda su erección en mi garganta y jadeo profundo. Yoongi se tensa el doble y en un segundo ya tengo sus manos en mi cabello jalando con fuerza. — Mierda... — Susurra con voz corta. Cierro mis ojos y paso saliva antes de comenzar el suave vaivén con mi cabeza, sintiendo la tibia textura contra mi paladar. La saco de mi garganta y la tomo entre mis manos para comenzar a lamer provocando húmedos sonidos que comienzan a excitarme. Lo tomo con firmeza y comienzo a succionar con ruido, dejando muy en claro el trabajo que estoy haciendo con su pequeño amigo. Está duro, muy duro. Sonrío animado y sigo lamiendo esta vez con mayor lentitud antes de volver a engullir, Yoongi tira un poco de mi cabello soltándome un gruñido y en un imprevisto empuja su erección hasta el fondo de mi garganta. Tengo una arcada y mis ojos se empapan de lágrimas al sentirme ahogar. Trato de separarlo con violencia al sentir el aire faltarme y sus duras embestidas provocando más y más náuseas. Mi boca se empapa de saliva e inevitablemente comienzo a jadear sintiendo como mete y saca su erección de mi boca con violencia. Lo escucho gruñir de placer en la oscuridad, saca un poco su erección para solamente meter poco más del glande contra mis hinchados labios. Me mantengo quieto sintiéndolo entrar y hundirse nuevamente en mi boca con agresividad. Jadeo nuevamente y aguanto la respiración para no marearme debido a todo lo que ocupa en mi boca y dejo que me embista, lento pero firme, dando duras estocadas que siento me atravesarán la garganta. Él saca su erección de mi boca e inmediatamente aprovecho para dar una gran bocanada de aire. Tengo la respiración agitada y mi boca duele, mi mandíbula pesa. Apenas hago un par de movimientos con la boca para destensarme siento nuevamente su húmedo glande rozar contra mis labios otra vez. No lo mete, se

dedica a dar suaves golpes en mis labios detrás de una electrizante y sádica carcajada. — Te encanta, ¿no es así? —Pregunta dando más golpes que me hacen jadear. — Eres un muñeco que le encanta ser maltratado. Roza de arriba a abajo contra mis labios, tiemblo y abro la boca, él solamente mete la punta para sobarla contra mi lengua. — Tan sucio... — Jadea. — Tan perfecto... La saliva se acumula y aprovecho para lamer un poco. Cuando Yoongi está a punto de tomar nuevamente mi cabello me aferro al dinero y me levanto de golpe. — ¡SUERTE CON ESO! — Grito abriendo la puerta de golpe y saliendo corriendo con el dinero en mano. Escucho los gritos de Yoongi detrás de mí pero yo solamente subo corriendo las escaleras a toda velocidad, sintiendo mi corazón golpeando duramente contra mi pecho. Me detengo cuando llego a la planta con toda la gente y me pego a la pared para recuperar la respiración. No... Puedo... Creerlo... Tapo mi boca y ahogo un chillido de emoción. ¡Lo hice! ¡Mierda, lo hice! ¡Lo he dejado con las ganas! Suelto un aullido de euforia captando unas miradas que me ven extraño. ¡Sí, véanme. ¡No me interesa! ¡Acabo de hacer lo que creí nunca hacer! Y sí, puede que sea algo muy estúpido pero es algo, y es algo de lo cual me siento terriblemente orgulloso y me llena hasta cierto punto. Él debe estar desesperado buscando cómo bajar la maldita erección y maldiciendo por lo que he hecho. Él cayó, ¡finalmente logré tenderle una maldita trampa! Sonrío más y comienzo a avanzar por la plaza con una enorme sonrisa en el rostro. Guardo los billetes detrás de mí pasando frente a un bar. Sigo mi camino hasta que escucho un grito detrás que me hace frenar. — ¡Park Jimin! — Gritan. Me volteo confundido buscando de dónde puede provenir la voz. Siento que tocan mi hombro y al instante me volteo viendo a un chico de tez morena, cabello castaño

ligeramente ondulado y lindos ojos verdes observándome sonriente. Diablos, luce tan... americano. — Eh... ¿sí? — Pregunto ligeramente confundido ante la abrupta aparición del joven chico frente a mí. — Lo siento, no quería asustarte. — Dice él. — Pero resulta que me han mandado a hablar contigo, ¿crees que podríamos ir a un lugar más privado? Parpadeo confundido y alzo una ceja. — ¿Tú quién eres? — Pregunto molesto y en desconfianza mientras retrocede. — Lo siento, puedes decirme Forcraft. — Se inclina con una sonrisa dibujada en sus labios. — Anthony Forcraft... Me toma la mano con una sonrisa que me mueve todo el interior. —Es un placer conocerte finalmente...

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Jimin Observo con una ceja alzado al chico frente a mí... no debe tener más de veinticinco años, luce bastante joven y esa dulce y carismática sonrisa sin duda alguna lo beneficia muy bien. Carraspeó mi garganta antes de observar de izquierda a derecha. — Y... ¿de dónde nos conocemos? — Pregunto ladeando un poco mi cabeza. Anthony sonríe un poco antes de ver mi camisa y mantener la vista un rato y luego subir a mi cuello y clavarme sus intensos ojos verdes. Carraspea igualmente su garganta antes de reincorporarse bastante formal y sacudir su cabello encrespado. — En realidad solo he escuchado hablar de usted, joven Park. — Contesta tranquilamente. — Por su amigo Min. — ¿Yoongi? — Pregunto. — ¿Le ha hablado de mí? — En una ocasión. — Asiente. — Lamento haberlo sorprendido pero quería asegurarme de que realmente era usted. — Bueno, parece que sí. — Sonrío un poco y alzo mis hombros. — ¿Yoongi es amigo tuyo? — Eh... sí. — Frota su nuca. — Sí, podría decirse que sí. Asiento en silencio y observo el restaurante de hamburguesas que está a un par de pasos de donde me encuentro. Dirijo la vista hacia Anthony pero él parece captar la indirecta ya que inmediatamente se inclina con una sonrisa. — No te quito más el tiempo, Jimin. — Dice tranquilamente. — Ten una linda tarde. — Igualmente, hasta luego. — Hasta luego. Me doy la vuelta y me dirijo a paso veloz al restaurante. Volteo detrás de mí pero todo rastro de Anthony se ha esfumado así que pido un gabinete en el piso de arriba, en la terraza. Agarro la carta y mantengo la vista fija en ella hasta sentir una presencia bastante cerca de mí y el rechinar de una silla.

Bajo la carta lentamente dejándola a la altura de mi nariz y observo a Yoongi con expresión furiosa viéndome fijamente. "Vas a pagar" Dice entre labios antes de tomar violentamente la carta y clavar la vista en ella. Me vuelvo a ocultar detrás de la carta y después de decidirme por una hamburguesa doble al carbón vuelvo a bajar la carta y enfoco mi vista en el exterior. Suspiro pesadamente antes de mover de pierna a arriba a abajo y comenzar a morder mis uñas. Me encuentro extrañamente ansioso y la vista de Yoongi sobre mí no ayuda mucho. Volteo a verlo rápidamente pero desvío la mirada apenas nuestros ojos se encuentran. — Buenas tardes. — Una atractiva chica con el cabello recogido se acerca. — ¿Desean algo para tomar? — Yo una soda de manzana. — Sonrío y ella siente para anotarlo. — Claro. — Se dirige hacia Yoongi y le sonríe. — ¿Usted qué va a querer? Yoongi la examina rápidamente de pies a cabeza y le mantiene fija la mirada. Observa la carta una última vez antes de sonreírle suavemente a la chica. — Dame una cerveza. — Pide bajando un poco su mirada al escote de la chica que se encuentra abierto, abro mis ojos como platos. — Por favor. — Claro. — La chica le mantiene un momento la mirada antes de anotar. — ¿Algo más? Yoongi alza ambas cejas y niega con la cabeza, la chica le sonríe una última vez antes de darse la vuelta y bajar las escaleras. Yoongi la sigue con la mirada enfocándose en sus caderas y después en su trasero durante unos segundos, esboza una débil sonrisa antes de regresar la vista a la carta. Aprieto mis labios y apenas siento un dolor en mis dedos volteo, percatándome que he estado apretando el tenedor con todas mis fuerzas casi doblándolo. Me ahorro mis comentarios y esperamos a que la chica regrese con nuestras bebidas. — ¿Ya saben qué van a querer? — Pregunta ella viendo a Yoongi. — Una doble. — Contesto, ella asiente y desvía la mirada a su libreta. — De acuerdo... — Dice en voz baja y cambia su peso de pie antes de ver a Yoongi. — ¿Tú?

— No te vi en la carta. — Contesta Yoongi con una sonrisa. En ese momento me encuentro tomando la soda y no puedo evitar atragantarme un poco. La chica se ruboriza un poco antes de reír y taparse con la libreta. — No... — Contesta divertida. — Pero tenemos muy buenas hamburguesas. — Ya veo. — Yoongi la recorre un poco de pies a cabeza. — Dame una BBQ con papas a la francesa, si eres tan amable y una sencilla para llevar. — Con mucho gusto. — Ella asiente y le guiña el ojo antes de retirarse meneando el doble sus buenas caderas. La sigo con una mala cara antes de dirigir la vista a Yoongi. — ¿Conoces algo que se llama respeto? — Pregunto de mala gana. — Algo que definitivamente tú perdiste el primer que te abriste de piernas para mí. — Contesta Yoongi tranquilamente jugando con el sorbete en su mano. Aprieto mis puños y me siento enrojecer cada vez más. Tomo una bocanada de aire y me apoyo en los bordes de la mesa antes de inclinarme hacia Yoongi quien sonríe. — No tienes escrúpulos. — Espeto. — ¿Qué estás buscando? — Entretenimiento. — Contesta tranquilamente. — Follar un rato, sigo siendo un hombre después de todo. — No creí que tuvieras gusto por las mujeres. — Sonrío un poco. — Luces demasiado homosexual. — ¿Estás celoso? — Pregunta Yoongi divertido alzar una ceja. — ¿Acaso no puedo fijarme en una mujer? Tú y yo no somos nada, Jimin. — ¿Celoso? — Exclamo riendo. — Cuéntame otro chiste, se ve que eres excelente. — Entonces evita tus comentarios. — Alza ambos hombros. — Me los evitaría pero resulta que andas hablando de mí con amigos tuyos, así que... — Espera, ¿qué? — Interrumpe Yoongi bruscamente. Me callo y alzo una ceja al ver su sombría expresión. — ¿Anthony Forcraft? — Pregunto alzando ambos hombros. — ¿No te suena? — ¡¿Hablaste con él?! — Grita levantándose.

— ¡Cálmate! — Grito igualmente. — ¡¿Qué te sucede Yoongi?! ¡Yoongi! — Exclamo cuando se abalanza sobre mí y tira del brazo para levantarme, tirando las cosas en la mesa. — ¡Yoongi detente! Maldigo por ser los únicos en la planta alta pero eso no evita que patalee y me zafe de él. Yoongi me vuelve a tomar con fuerza torciendo mi brazo y aventándome a los baños casi tirándome al suelo. Me levanto pero él ya me toma del cuello de la camisa y me va a estampar contra la pared. — ¿Qué te dijo? — Pregunta tomándome con más fuerza. — ¡Nada! — Exclamo. — ¡Solamente me dijo que eran amigos! — Mentiroso. — ¡No estoy mintiendo! — Grito. — ¡Suéltame Yoongi! — ¿Te tocó? ¿Te hizo algo? ¿Se acercó mucho a ti? — Preguntó tomándome cada vez más fuerza y provocando que abra mis ojos asustado. — ¿Lo tocaste? ¡¿TE TOCÓ JIMIN?! ¡¿ESTE ES TU MALDITO PLAN?! ¡¿ENROLLARTE CON EL PRIMERO CUANDO SABES QUE ME PERTENECES?! — Me azota contra la pared con tanta fuerza que me saca el aire y no puedo evitar gritar un poco. — ¡ERES MÍO, MIERDA! ¡ERES MÍO Y SOLO MÍO Y NADIE QUE NO SEA YO LO MATARÉ SI TRATA DE TOCARTE! — ¡YOONGI YA BASTA! — Grito sintiendo las lágrimas en mis ojos debido al terror que me provoca su tono. — ¡YA SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME! — ¡SI ES NECESARIO QUE QUEME TODA TU LINDA CARA PARA QUE NADIE MÁS PUEDA VER TU BELLO ROSTRO TEN MUY EN CLARO QUE LO HARÉ! — Vuelve a azotarme contra la pared. — ¡Y SI ES NECESARIO QUE TE ABRA EL ESTÓMAGO PARA TATUAR MI NOMBRE EN ÉL TAMBIÉN VOY A HACERLO! — Otro azote. — ¡Y SI ES NECESARIO QUE TE TOME A LA MALA PARA DEJARTE EN CLARO A QUIÉN PERTENECES IGUALMENTE LO HARÉ! ¡¿ENTIENDES?! ¡¿ENTIENDES JIMIN?! — Me da un último azote que es el que me lleva al suelo. Lo observo desde el suelo temblando con todas mis fuerzas. Yoongi maldice y comienza a palpar su pantalón con fuerza. — ¡MIERDA! — Grita golpeando la pared y pateando el bote de la basura.

Yo me encuentro en lágrimas sin poder creerlo lo que veo. Yoongi se apoya en el lavamanos con la respiración sumamente agitada y se observa al espejo, viéndome a través de él. Yo retrocedo un poco y lentamente me levanto pero él me toma con fuerza y me avienta contra el lavamanos. Alza su puño, suelto un grito y me agacho justo cuando escucho su puño estamparse con fuerza contra el espejo y hacerlo trizas. Me pega a él y con los nudillos empapados de sangre arranca un pedazo de vidrio que alza a la altura de nuestros rostros. Me remuevo con violencia al ver los hilos de sangre en sus muñecas. — ¿Esto es lo que quieres? ¿Quieres que use esto? — Acerca el vidrio a mi rostro y yo inmediatamente comienzo a negar con la cabeza. — ¡Pues me estás tentando a usarlo! — Grita acercándolo más a mí. — ¿¡Quieres que te marque?! — ¡TÚ DIJISTE QUE YA NO IBAS A TOCARME! ¡TE PROHIBIDO QUE ME TOQUES! — Grito con todas mis fuerzas pero mi voz quiebra al final de la frase. — ¡Oh, claro! — Él toma mi mano y la abre para colocar el vidrio allí y presionar. — ¡Si yo no lo hago entonces lo harás tú! Grito cuando veo el filo atravesar toda mi palma haciendo una cortadura. Yoongi me avienta nuevamente y se coloca detrás de mí tapando mi boca. Pataleo y me remuevo pisoteando en desespero hasta que lo siento chocar con la pared. Comienzo a azotarlo con fuerza pero él me sigue tomando y en un veloz movimiento él es quien me pone contra la pared. Siento la punta del vidrio rozando mi garganta. — ¿Tú quieres que te mate, verdad? — Ríe en mi oído haciéndome estremecer. — ¿Eso quieres verdad Jimin? Quieres que hunda esto hasta el fondo de tu garganta y te la arranque en un rápido movimiento, quieres caer al suelo en un charco de sangre a mis pies, ¿eso quieres, verdad? Me mantengo en silencio temblando de pies a cabeza. Nunca lo había visto tan desquiciado... nunca lo había visto perder el control así. Parecía que el Yoongi tranquilo y frío había sido brutalmente reemplazado por un sádico furioso fuera de control. — ¿Qué tengo que hacer para que comprendas que hagas lo que hagas eres mío? — Pregunta más tranquila. — ¿Quieres que vuelva a joderte? ¿Eso quieres? ¿Qué te llene el cuerpo de chupetones y de marcas?

Muerdo mis labios y cierro mis ojos con fuerza cuando sus manos se colan por mi camisa y comienzas a subir. Aprieto más mis labios y ojos al sentirlo rozar mis pezones. — D— déjame en paz... — Susurro temblando. — Te lo ruego Yoongi, solo déjame en paz, por piedad. — ¿Crees que es tan sencillo? — Clava el filo en mi espalda haciéndome chillar. — ¿Crees que te dejaré así como cualquier otro? Trago más pesado al sentirlo pegarse a mí, mi respiración falla y al instante jadeo. — ¡PERO SI ESTÁS ENFERMO! — Comienza en reír en descontrol. — ¡ERES UN SUCIO, UN ENFERMO JIMIN! ¡UN ENFERMO! Yoongi inmediatamente me gira para que quedemos cara a cara. Me toma con fuerza de ambas mejillas importándolo poco que una mano se encuentre sangrando para que lo observe directamente a los ojos. — Obsérvame y niégamelo. — Aprieta más. — Dime en la cara viéndome fijamente a los ojos que te deje en paz y no me deseas. Dímelo en la cara sin tartamudear... ¡dímelo! Me mantengo en silencio sintiendo un nudo en mi garganta que arde, me quema y congela todo mi cuerpo de forma desagradable. Es como un toque que conforme más se prolonga más doloroso es. Tiemblo sin quitarle la mirada de encima y sin siquiera tratar de zafarme. — ¿No puedes? — Aprieta más y sonríe. — ¿Por qué te cuesta tanto? — ¿P— por qué te cuesta tanto a ti d— dejarme ir? — Ataco esta vez yo viéndolo duramente. — ¿Es que aún no te das cuenta? — Pregunta ladeando su cabeza. — ¿Darme cuenta de qué? — Pregunto sintiendo su agarre aflojarse. Él ríe y finalmente me suelta. Retrocede para limpiarse rápidamente las manos mientras niega con la cabeza y murmura cosas incomprensibles. Se voltea para verme pero yo aún me encuentro congelado contra la pared sin osar moverme. — Eres tan ingenuo... — Repite. — Tan ingenuo e inocente. — ¡NO SOY NINGÚN MALDITO INOCENTE! — Grito. — ¡¿CÓMO OSAS DECIR ESO DESPUÉS DE TODO LO QUE HICISTE CONMIGO?! ¡TE HE DICHO QUE ME DEJES EN PAZ Y NO LO HACES!

Yoongi suelta una carcajada: — ¡Oh muñeco, realmente eres tan idiota! Me congelo pero él sigue riendo en descontrol. ¡Está loco! ¡Está malditamente loco! — Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado con la mentira. — Repite divertido. — ¿Qué? — Pregunto confundido. — ¿Te he dicho que eres malditamente hermoso? —Prosigue él. — ¿Yoongi de qué hablas? — Pregunto asustado. — No te haré daño, confía en mí. — ¿Yoongi qué demonios? — No volveré a tocarte. Me mantengo en un abrupto silencio pero él sigue con su enferma sonrisa. — ¡Me encantas! — Espeta riendo. Y siento mi pecho oprimirse al entender poco a poco qué es lo que está haciendo y la relación con su frase... — Vas a pagarlo... — Susurro. — ¡Ding ding! ¡Punto para el muñeco! — Exclama eufórico. — ¡Finalmente ha dicho su más grande mentira! ¡El que cree que puede contra mí cuando apenas tiene idea de lo que soy y he hecho!

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Jungkook Pov Me muevo en la cama sin poder conciliar el sueño. Suspiro y observo el techo con los brazos detrás de la nuca pensando una y otra vez en las palabras de Jackson: "tengo que mostrarte algo". No sé qué pueda ser pero su rostro denotaba mucha preocupación así que sé que es algo malo. No lo presioné para que me lo dijera al instante, esperé a que finalizáramos las "tutorías" antes de preguntar de nuevo. Él me dijo que debía esperar un poco y cuando estuviera listo me diría y mostraría aquello. Me doy la vuelta observando la pared hasta que escucho mi teléfono vibrar. Me reincorporo sacudiendo un poco mi cabello y prendo el teléfono. Apenas son las ocho de la noche con cuarenta minutos... no sé qué carajos hago en cama. Estoy a punto de ingresar a los mensajes cuando una llamada entrante de Taehyung aparece en la pantalla. Alzo una ceja observando el número que suena y suena en mi mano. Muerdo un poco mi labio antes de deslizar mi dedo a la derecha para coger la llamada. — ¿Sí? — Pregunto en voz baja. — Jungkookie... — La voz de Taehyung suena del otro lado. — Lo siento, Jungkookie... uh... ¿cómo vas? — Eh, bien, gracias. — Me levanto de la cama frotando mi nuca. — ¿Y tú? — Podría estar mejor pero no me quejo. — Suspira del otro lado. — Oh... — No sé qué contestar. — Bueno... espero que mejore. — Sí. — Él se mantiene en un pequeño silencio. — Umh, yo me preguntaba si... querías salir. — ¿Salir? ¿Ahora? — Pregunto alzando una ceja. — Es relativamente temprano, además, no será muy lejos. ¿Conoces la cafetería Roddie's? — Claro, queda cerca de donde vivo. — Contesto. — Podemos vernos ahí, te invito un café.

— ¿Me estás invitando a salir, Kim Taehyung? — Pregunto con una sonrisa. — Oh... — Él se mantiene en silencio. — Bueno, sí. ¡Si quieres, claro! No quiero obligarte y quizás haga frío... ¿sabes? Mala idea, lamento molestarte, colgaré y... — No, no. Está bien. — Sonrío nuevamente. — Solo me tomaste desprevenido... Taehyung ríe nervioso del otro lado. Yo aprieto mis labios y observo mis pies descalzos. — ¿A las nueve y media te parece bien? — Pregunto al ver que no contesta. — Nueva treinta, ¡de lujo, claro! — Exclama él. —Te veo allá, frente a la avenida doce. Relamo mis labios y con prisa me pongo la camisa a cuadros y abro mi cuello, agarro unos jeans, tenis y una sudadera negra que me pongo al instante. Mi padre se encuentra trabajando así que le mando un mensaje informándole que salí y regreso más tarde. No espero a que responda e inmediatamente corro a la calle con las llaves y el teléfono a la mano hasta la cafetería. Reduzco la velocidad al ver a Taehyung apoyado en la pared con su teléfono. Carraspeo la garganta y tímidamente me voy acercando a él. Él levanta la mirada cuando estoy lo suficientemente cerca y sonríe un poco. — Hey. — Saluda. — Hey. — Repito completamente avergonzado cuando nuestras miradas cruzan. — ¿Llevabas mucho esperando? — No, para nada. — Él sonríe y señala el local. — ¿Entramos? — ¡Claro! — Asiento y rápidamente ingreso al local. Nos movemos entre las mesas hasta llegar a una en el centro junto a una barra llena de rosquillas. Froto mis manos y luego las oculto bajo mis piernas debido al frío que tengo. Una chica llega y coloca las cartas frente a nosotros antes de retirarse. — ¿La pasas bien en vacaciones? — Pregunta él sonriendo. — Tranquilo. — Alzo los hombros. — No son las mejores pero tampoco las peores... ¿tú? — Normal. — Él ladea un poco su cabeza a los costados. — Tampoco las mejores pero poco a poco mejoran. Sonrío un poco antes de bajar la vista a la carta. Taehyung jala su silla para acercarse un poco y se inclina suavemente. Levanto la vista cruzando miradas con él pero al instante regreso a las bebidas.

— ¿Tú qué vas a querer? — Pregunto. — A mí se me antoja un chocolate caliente. — Lo mismo. — Él asiente un poco con una adorable sonrisa. — ¿Vas a querer algo para acompañarlo? — Estoy bien, gracias. — Lentamente alejo la carta. — Comí hace rato así que estoy bien de apetito. — De acuerdo. — Él nuevamente asiente y retira su carta. — Bueno... yo... — Soba su cuello. — E- en realidad te cité aquí p— porque quería hablar de algo contigo, Jungkook. Me reincorporo en la silla observándolo preocupado. Tiene la misma expresión que Jackson hace unos días, exactamente la misma expresión de preocupación y... lástima. — ¿Qué pasa? — Pregunto. — ¿E-es malo? — No... — Taehyung se frena. — Es decir... — Se muerde sus labios y frota su rostro. — Jungkook, necesito que me digas la verdad. — ¿La verdad de qué? —Alzo una ceja. — ¿Qué recuerdas de la fiesta? — ¿Otra vez con eso? — Pregunto molesto. — ¡Dímelo tú! ¡¿Qué les pasa a todos con la asquerosa fiesta?! — Jungkook es muy importante. — Él toma mi mano pero la retiro y me pongo a la defensiva. — Jungkook, por favor... — ¡No! — Exclamo y me levanto de la mesa. — ¡Estoy cansado de que solo me busques para eso! ¡¿Qué pasó en esa fiesta Taehyung?! — Jungkook baja la voz. — Suplica él. — Vete a la mierda. — Siseo antes de marcharme furioso de la cafetería. Me cierro la sudadera y comienzo a avanzar velozmente por las calles pero escucho unos pasos detrás de mí. Me volteo molesto cuando toman mi brazo pero Taehyung me toma y me jala junto a unos departamentos. — ¿Tan terco eres siempre? — Pregunto molesto. — Sé que no debería ser tan insistente, lo sé, ¡lo siento! — Exclama.

— ¡Pero en serio es muy importante Jungkook! — ¡Ya te lo dije! — Exclamo. — ¡Llegué, hablamos, bebí! — Hice una pausa. — Eestábamos sentados... yo en tu regazo... — Mi voz se fue apagando. —De-después tú dijiste que subirías por algo y te acompañé a las escaleras y... — ¿Y? — Preguntó Taehyung. — Y... me encontré con Hoseok. — Negué con la cabeza. — Hablamos un poco y... y luego te seguí. — Recordé las palabras de Jung e inmediatamente me tensé. — ¿Y? — Siguió presionando Taehyung. "No vayas con él, dios Jungkook hazme caso. ¡Taehyung es malo!" "No subas con él, ¡vete! ¡Vete antes de que sea muy tarde! Te ayudaré a salir" "¡Hazme caso, nada bueno va a pasar! ¡Taehyung va a hacerte algo malo, tienes que irte"! Los recuerdos me fueron ahogando: la mano de Taehyung extendida, ambos entrando al cuarto, él aventándome contra la pared, besándome apasionadamente, comenzando a tocarme un poco... — ¿Jungkook? — Preguntó Taehyung con sus ojos denotando una preocupación extrema. — Entramos a tu cuarto y me besaste... — Susurré sintiéndome como un robot. — Hicimos un brindis y luego... — ¿Y luego? — Siguió presionando. Me mantuve en silencio rebuscando en mis recuerdos pero nada parecía llegar. — No recuerdo. — Lo observé. — Yoongi él después habló conmigo y dijo que estaba muy ebrio y me resbalé de las escaleras y alguien trató de aprovecharse de mí pero no lo hizo, me encontraste en el patio y me llevaste al cuarto... — Me callé inmediatamente. — Pero Taehyung... t— tú nunca me dijiste que me encontraste en el patio. Él inmediatamente se tensó, sentí su agarre más fuerte y las venas de su rostro marcarse al igual que en sus brazos. — Y cuando yo desperté no estaba sucio... — Repetí recordando cuando me levanté. — Bajé las escaleras y caí sobre Yoongi, él... ¡él incluso te llamó y dijo que hablaría

contigo regresando! — Empujé a Taehyung. — ¡Y nunca me caí de las escaleras! ¡Están tapizadas con una alfombra, no pude haberme golpeado así! — Jungkook cálmate. — Suplicó Taehyung. — ¡ME MINTIERON! — Exclamé. — ¡EL DOLOR EN MI CUERPO Y CADERA ERA...! ¡ERA...! Me ahogué en un sollozo y me pegué a la pared negando con la cabeza repetidas veces. Taehyung trató de tocarme pero yo aventé su mano y le di un fuerte empujón. — ¡¿FUI VIOLADO?! — Grité. — ¡DÍMELO TAEHYUNG! ¡¿FUI VIOLADO EN ESA MALDITA FIESTA?! — ¡Jungkook por favor cálmate! — Exigió. — ¡DÍMELO YA TAEHYUNG! — ¡SI TE CALMAS QUIZÁS PUEDA HABLAR! — ¡NO LO HARÉ! ¡CONTÉSTAME MALDITA SEA! — ¡JEON...! — ¡TE ROMPERÉ LA CARA A GOLPES SI NO ME CONTESTAS! — ¡CÁLLATE! — ¡RESPONDE DE UNA MALDITA VEZ! — ¡SÍ! — Gritó. — ¡FUISTE VIOLADO EN MI MALDITA FIESTA! Ya me encontraba tomándolo de la camisa con una mano y con la otra con el puño al aire. Sentí un enorme peso caerme encima y al instante aflojé mi agarre. Mi vista se nubló y me mantuve en un gélido silencio, parpadee sintiendo las lágrimas ir escurriendo de mis ojos al mismo tiempo que me tambaleaba hacia atrás. — ¡Jungkook! — Él me tomó cuando casi caigo, mi cuerpo no respondía. — ¿Quién fue? — Pregunté viéndolo fijamente. — Jungkook realmente no es momento para eso. — ¡DIME DE UNA MALDITA VEZ QUIEN FUE! Taehyung me observó en silencio, lo volví a agarrar con la camisa esta vez con súplica.

— Taehyung... — Llamé con voz quebrada. — Dime quién fue... Él se mantuvo en un largo silencio antes de tragar saliva pesadamente. — Fue Jackson... — Susurró. — Él d-dijo que t-tú a veces eras especial para acostarte y... Sentí que el alma se me fue a los pies. Solté a Taehyung negando repetidas veces con la cabeza y sintiendo las lágrimas acumularse en descontrol en mis ojos. Taehyung corrió a abrazarme a lo que yo correspondí con fuerza hundiendo mi rostro en su cuello y comenzando a llorar. — Lo siento tanto... — Le escuché decir mientras sobaba mi cabeza. — Lo siento tanto Jungkook... Perdóname por no habértelo dicho, yo... — Cállate. —Susurré abrazándolo con más fuerza. —Gracias... Lo apreté con más fuerza comenzando a llorar sin poder creerlo. Jackson... el único chico a quien realmente llegué a querer aparte de Jimin... él... un maldito traidor... ¡ESE MALDITO BASTARDO! — Me las va a pagar... — Susurré apretando con más fuerza y despegándome de Taehyung para verlo a los ojos. — Y tú vas a ayudarme. — ¿Qué? — Taehyung se volvió a tensar. — Antes de ponerlo tras las rejas pagará... — Susurré entre dientes apretando más fuerte. — Y tú me ayudarás a cobrárselo. — Jungkook... —Taehyung palideció. — Y sé exactamente cómo hacerlo pagar. — Murmullé apenas. Y supe que no estaba en mis cinco sentidos pero no me pondría en el papel de víctima... ya no más. Reaccionaría y pagaría con un golpe más fuerte, lo juré. Así que sin perder ni un maldito segundo más cogí a Taehyung de su camisa y lo pegué a mí para comenzar a besarlo con desespero. Él abrió sus ojos y se tensó por completo pero yo solo esbocé una sonrisa antes de lamer su lengua suciamente, él jadeó. — Así que dime Taehyung... — Susurré suciamente pegándome más a él. — ¿En tu casa o en la mía?

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Taehyung Al abrir los ojos lo primero que percato es que estoy en la sala. Me he dormido demasiadas veces allí como para no reconocer la lámpara amarilla del techo con pequeñas cadenas de oro colgando de ella. Alzo una ceja y tallo mis ojos tratando de recordar algo. Me remuevo pero me tenso al ver una espalda desnuda junto a mí, apretando duramente contra mi entrepierna con su culo y allí me percato que estamos desnudos. Abro mis ojos con horror y tapo mi boca para evitar gritar. Destapo la cobija viéndome desnudo sin nada que me cubra, mi cabello está revuelto y distintos chupetones adornan mi piel. Dirijo la vista al sofá viendo los rasguños en los brazos del chico junto a mí, los chupetones aún visibles en su hombro, cuello y espalda, adornando absolutamente todo su cuerpo con dulces marcas y cicatrices. — Jungkook... — Susurro apenas tomándolo del hombro y sacudiéndolo. — Jungkook despierta. — Umh. — Gruñe antes de que se remueva agudamente. Niego con la cabeza sintiendo un fuerte dolor en mi cabeza, siento que está a punto de estallar. — Jungkook. — Vuelvo a reclamar sacudiéndolo y viendo su cabello castaño. — ¡Jungkook despierta, mierda! No contesta, el teléfono junto a él comienza a sonar. Me abalanzo sobre él rápidamente y veo la llamada entrante, la sangre y el alma se me van del cuerpo. "Llamada entrante de Jungkook" Dejo caer el teléfono al suelo al sentir una mano sobre mi hombro y un beso ser depositado cerca de mi cuello, en curvatura entre mi hombro y él. Mi garganta se seca y aprieta, comienzo a negar en silencio. — ¿Taehyung? — Llaman riendo. — ¿Tan despierto ya tan temprano? Creí que te agotarías después de lo de anoche...

Lentamente me volteo y finalmente mi piel pierde color. Abro la boca pero nada sale y mi pecho se oprime con dolor, estrujando y revolviendo todas mis entrañas. Y lo veo. Park Jimin se encuentra con una hermosa sonrisa en sus labios, viéndome con una mirada inocente mientras muerde sus labios... completamente desnudo.

Meses antes Jimin Llegar a Oregón fue un enorme alivio para mí. Al bajar corriendo del avión y despedirme de la señora Min finalmente pude sentir una ansiada libertad que buscaba desde hace horas. Yoongi me lanzó una última mirada pero yo simplemente salí corriendo hasta la estación de taxis. Me sentí en euforia absoluta al treparme al auto con mis maletas y llegar al corazón de la ciudad, cruzando zonas que conocía muy bien hasta finalmente ser depositado en la entrada. Pagué, agradecí y me abalancé al departamento con mis llaves, le daría una sorpresa a mi mamá. Abrí en silencio el departamento y cerré la puerta detrás de mí. Deposité las maletas en la entrada y me acerqué de puntitas a la habitación de mi madre, escuchando unas risas del otro lado. — Le pedí a Jimin que me mandara un mensaje cuando llegara. — Esa era definitivamente mi madre. — No debe tardar, pero hay tiempo. — ¿Sí? — Ahora una voz masculina que me hizo ponerme en alerta. — Muy. — Mi madre nuevamente. — Vamos, tu hijo Jungkook no está. Volvamos a los viejos tiempos... Me tambalee hacia atrás tapando mi boca cuando escuché un fuerte azote en la puerta y varios sonidos de besos y jadeos suaves. No es necesario decir más. Salí huyendo de la casa. Saqué mi teléfono rápidamente y le marqué a Jungkook suplicando porque estuviera despierto. ¡Oh vamos, era casi la una, claro que estaría despierto! Esperé con el teléfono pegado agresivamente a mi oído hasta que los pitidos finalizaron.

— ¡Jimin! — Exclamó feliz Jungkook del otro lado. — ¿Llegaste? — Oh sí. — Sonreí. — ¿En cuánto llego a tu casa? Jungkook soltó una carcajada del otro lado. Hubo un pequeño silencio hasta que finalmente habló, sonreí de nuevo. Diablos, lo extrañaba demasiado. — Puedes venir de una vez, mi padre salió a una reunión de trabajo. — Contestó él. — ¿Estás seguro? — Mordí mi lengua al instante, ¡mierda Jimin! — Muy. — Jungkook volvió a reír. — ¿Por qué? — Curiosidad. — Me aferré a mi maleta y comencé a caminar. — Te veo allá en veinte, más te vale tener una buena pizza para cuando esté allá. — Como ordene su majestad. — Bromeó Jungkook. — Saldré a comprar cervezas con mi identificación falsa, ¿crees que sirva? — Diecisiete— dieciocho, ¿cuál es la diferencia? Tú ve por ellas. — Sonreí. — Más te vale tener algo interesante por contarme. — Bromeó Jungkook. — Oh, no tienes idea. — Mordí mi labio inferior. Jungkook rió y finalmente cortamos. Me aseguré de apresurar mis pasos hasta llegar a la casa de mi mejor amigo y olvidar (si era posible), lo que había escuchado al llegar porque francamente, dudo que algún día lo vaya a superar. Mi madre se acuesta con el padre de Jungkook, ¿falta mencionar que él supuestamente ya tiene pareja? ¿Y que mi madre le interesaba alguien más? Llego a la casa de Jungkook más rápido de lo creo. Toco el timbre y espero hasta que la puerta se abre y aparece un sonriente Jungkook con dos cervezas a la mano. — ¡La hora feliz es de una a tres! ¡Yay! — Alarga agitando ambas cervezas. — Eres un idiota. — Comienzo a reír. — ¡Ven y dame un abrazo! Jungkook deja las cervezas de lado y yo al instante me lanzo a sus brazos entre risas. Nos estrechamos con fuerza entrando a la casa y cerrando la puerta con el pie. Golpeamos nuestras espaldas antes de separarnos y que él sacuda mi cabello en modo juego. — Me hiciste falta pequeñín. — Jungkook me vuelve a estrechar provocando que riera. — Lindo color, eh.

— Oh cállate. — Golpeo su hombro y sonrío. — Tú sigues igual de moreno. — ¿Qué? — Jungkook ríe. — Ya parece, ni que fuera el profesor de Química. Vuelvo a reír. Deposito mi maleta en la entrada y nos dirigimos a la cocina platicando sonoramente y riendo. Allí está una pizza humeante que me abre el apetito, me voy a sentar al taburete con prisa y cojo una rebanada con la boca hecha agua. Jungkook ríe y me extiende la cerveza que ya está abierta. — ¿No te daban de comer allá? — Pregunta divertido abriendo ahora él la suya junto con un plato. — ¡Mmmm! — Me doy el lujo de saborear la pizza antes. — Comíamos bien pero esto, ¡dios! — Hablo con la boca llena deleitándome del sabor. — ¡Mmmm! ¡Mmmm! ¡Sí! — Vale, tienes pizzafilia, te dan orgasmos con ellas. —Jungkook igualmente agarra una rebanada haciéndome reír. — ¿Te excita la pizza? — Idiota. — Vuelvo a reír golpeando su brazo. — Si nos llevamos así entonces tú te corres solo por escuchar el nombre "consola-dor". — ¡Park Jimin! — Exclama él abriendo mucho sus ojos. — ¿Quién te enseñó ese lenguaje? Tú apenas y podías decir la palabra pene sin sonrojarte. — ¿Uh? ¿En serio? — Vuelvo a morder la pizza con sonrisa. — Wow, wow, wow, alto ahí. —Jungkook abre el triple sus ojos. — ¿Yoongi te enseñó todo esto? ¡Oh mierda! ¡Espera detente ahí! — Él de repente cambia su expresión. — No me digas que hicieron... que tuvieron... Dejo de masticar y trago con dificultad. Comienzo a reír disimulando mis nervios pero Jungkook no muestra una pizca de diversión alguna en su rostro. — No es cierto... — Susurra. — No, cálmate. — Ruedo mis ojos y le doy otro trago a mi cerveza. — No pasó nada pero él es muy directo al hablar, ¿sabes? Creo que se me pegó. — Joder, ahora sí me diste el susto de mi vida. — Jungkook se suelta. — ¿Ah sí? — Dejo la cerveza y me cruzo de brazos. — Bien, ahora a ti te toca soltar sopa. — ¿De qué hablas? — Él le da una mordida a su pizza viéndome con una ceja alzada.

— Comencemos con el chupetón en tu cuello en un fallido intento de ser cubierto con maquillaje. — Señaló la marca rojiza en la zona, Jungkook inmediatamente toma color y se tapa. — Oh no, no tienes defensa alguna. ¿Quién fue? — Me picaron los mosquitos. — Contesta él. — ¿Y se tornó morado? Vaya, debió ser venenoso. — Ladeo mi cabeza. — Jungkook somos amigos, puedes decirme. — Si te digo vas a matarme. — Él ríe secamente antes de beber nuevamente. Como si tú no fueras a hacerlo si te enteras de lo que hice... — No lo haré, eres demasiado importante para mí. — Sonrío para reconfortarlo. — Vamos, dime. Jungkook parece dudar un poco. Abro mis ojos y tapo mi boca. — Espera... creo que tengo una idea. — Sonrío y lo veo. — ¡Oh dios dime que no es cierto! — ¿Quién? — Pregunta él. — ¡Jackson Wang! — Exclamo señalándolo. — Jamás me dejaría tocar por ese maldito hijo de puta. — Espeta bruscamente provocando que abra mis ojos confundido y asustado. Jungkook traga saliva. — Lo siento, él y yo... uh. — ¿Pelearon o algo? — Pregunto preocupado. — Te cuento luego. — Él evita a toda costa el tema. — Sigue intentando. — No se me ocurre nada más si te soy sincero. — Confieso. — Dímelo. Jungkook empuja su lengua contra su mejilla izquierda y desvía la mirada. Mantiene un corto silencio antes de suspirar y relamer sus labios para reincorporarse. — Fue Kim Taehyung. — Suelta sin previo aviso. Eligió el peor momento para soltarlo. Me atraganto con la pizza y comienzo a toser fuertemente. Agarro la cerveza y le doy un gran trago para pasarme el bocado, toso un poco más y me calmo del susto para verlo sin poderlo creer. — ¿Kim Taehyung? — Repito sin poder creerlo. — ¿Kim Taehyung te hizo ese chupetón? — ¿Ese? — Jungkook ríe. — ¿O esos?

Abro la boca y observo a Jungkook levantarse del taburete. Lleva sus manos al cuello de su camisa y tira de ella para retirarla, dejando al descubierto su buen trabajado cuerpo, ahora adornado con poco más de treinta chupetones en su torso, abdomen, brazos y parte superior del pecho, casi rozando las clavículas. — Mierda. — Susurro abriendo el doble mi boca. — ¿Qué ca- ra- jos? — No preguntes. — Jungkook suspira y vuelve a ponerse su camisa. — ¿Te acostaste con él? — Pregunto, Jungkook ríe. — ¡Jungkook esto es serio! ¡¿Te acostaste con él?! — Anoche. —Confiesa sin pudor alguno, comenzando a reír. — Cuatro rondas. — ¿Qué... mierda...? — Abro mis ojos sin poderlo creer. — Mi cuarto está hecho una mierda, parece que un huracán pasara por allí. — Él vuelve a morder su pizza. Estoy en blanco. Francamente no sé qué decir. — Pero... ¿por qué? — Pregunto. — ¿Por qué lo hiciste? C- creí que lo odiabas... — No lo... odio. — Parece dudar al final. — No me agrada pero debo admitir que es muy bueno en la cama. — Pero. — Sacudo mi cabeza. — ¿Por qué? ¿Tú querías o...? — No. —Jungkook vuelve a reír. — Solo estoy jugando con él, no quiero nada serio. Esto es por algo y cuando logre mi objetivo él no existe ni nada de esto pasó. — Espera, detente. — Siento un mareo en mi cabeza. — ¿Cómo puedes jugar, acostarte y olvidarte del chico QUE TE GUSTA? ¡Vamos Jungkook! ¡Lo amas! ¡Te abrirías de piernas sin rechistar! — Oh, ¿eso crees? — Su semblante se endurece. — ¿Crees que solo por gustarme me entregaré a él con una sonrisa en los labios? — ¿No es lo que hiciste ayer? — Ataco. — Lo que hice ayer fue por algo, no significa que vuelva a hacerlo. — Él me señala. — Por muy bueno que sea y que me guste sigo sin perdonarle muchas cosas Jimin. No puedo. — ¿Por qué lo hiciste entonces? —Insisto. — ¿Cuál es la necesidad? ¿Poner celoso a alguien? ¡Puedes hacer algo mejor que acostarte con Taehyung!

— Jimin... — Su voz tiembla. — N- no quiero sonar grosero pero... r- realmente no es asunto tuyo. Quizás pueda decírtelo en algún momento pero no ahora. Por favor. — Creí que nos íbamos a contar todo, sin importar qué. — Contesto. — Lo sé, lo siento, pero prometo hacerlo cuando esto acabe. — Él agita sus manos. — Prometo que te lo diré algún día. Me mantengo en silencio y bajo la mirada. — Pero ahora te preguntaré de nuevo... — Comienza, vuelvo a levantar la mirada. — ¿Estás seguro de que no pasó nada entre Yoongi y tú? ¿Nada? ¿Cómo se supone que podré explicarle lo que sucedió? Me tomará por loco, nos entregará a la policía o quizás yo terminaría en un psiquiatra. Perdóname Jungkook... mierda, cuánto odio hacerle esto... — Nada. — Contesto. — Es un chico bastante tranquilo y callado, pero no resultó malo el viaje. Llegué a disfrutarlo. — ¿Nada? —Repite Jungkook. — ¿Ni un beso? ¿Una caricia? — Me caí sobre él, ¿eso cuenta? — Sonrío un poco. — No. — Jungkook también sonríe. — Bueno, te creo. Aún eres demasiado... — ¿Inocente? — Finalizo viendo la cerveza con una sonrisa. — Sí... supongo que lo soy. Jungkook me observa durante unos segundos antes de levantarse para correr a la sala puesto a que el teléfono ha comenzado a sonar. Mantengo la vista fija en la bebida antes de desviarla a la caja de pizza que se encuentra casi vacía. — Inocente. — Repito con una suave sonrisa en mis labios. — Sí... quizás lo soy. Saco el teléfono de mi bolsillo esperando ver un mensaje... ese mensaje o llamada. Pero no hay nada... no me da señales de vida. Aprieto mis labios y con las manos temblorosas lo desbloqueo antes de dirigirme a los contactos. Aprieto mis labios con excesiva fuerza y pulso en marcar. "Marcando a Yoongi" Pego mi teléfono a mi oído con la respiración corta. Los pitidos suenan y conforme avanzan siento la necesidad de colgar y gritar con todas mis fuerzas. Finalmente los pitidos se detienen y retengo la respiración.

"Lo sentimos, el número que usted ha marcado no existe, por favor, intente..." Cuelgo apretando el teléfono con fuerza en mi mano. Lo bajo y siento mi pecho oprimirse dolorosamente contra mí. ¿Por qué? ¡Mierda! ¿¡Por qué?! — Así que así nos vamos a llevar... — Susurro sonriente. — Muy bien. Borro absolutamente toda su información de mi teléfono y vuelvo a ingresar a mis contactos. Esbozo una sonrisa aún más grande y pulso en marcar esperando del otro lado. — ¿Hola? — Preguntan del otro lado. Oh Yoongi... ya puedo saborear la ira que va a recorrerte. — ¡Mingyu! — Exclamo. — ¿Cómo estás? — ¿Jimin? ¡Vaya sorpresa, hola! — Exclama él del otro lado. — ¿Cómo estás? Sonrío de tan solo pensar las locuras que cometerás por esto. — Muy bien, espero que tú también. — Sonrío. — Quería saber si querías salir mañana, ya sabes, si estás disponible y todo eso. — ¡Claro! — Él suena aliviado. — Rayos, gracias. Ya me estaba muriendo aquí encerrado, ¿dónde nos vemos? Dijimos que habíamos finalizado este juego. — ¿Te parece en el parque Lindon? — Pregunto. — Parque Lindon, ¡perfecto! ¿A las dos está bien? — A las dos será. ¡Te veo mañana! — ¡Cuídate Jimin! ¡Y gracias! Cuando nuestro juego Yoongi, no hacía más que comenzar...

Parte III: De una obsesión descontrolada. "El odio se gana tanto mediante las buenas obras como mediante las malas. El que engaña siempre encontrará siempre quien se deje engañar. Es más fácil aprender a obedecer que a mandar. Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado con la..." — Nicolás Maquiavelo.

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Jimin

El frío cala mis huesos, el ambiente es húmedo y el olor característico de estos climas inunda mis fosas nasales. Los escalofríos recorren mi piel pero no puedo saber si es debido realmente al frío de Diciembre o lo que está sucediendo. Mi espalda se estrella agresivamente contra la pared soltándome un jadeo, sonrío y tiro de la camisa de Yoongi que se encuentra besándome ferozmente, acorralándome cual bestia a su presa en la firme pared de los baños. Sus manos se meten debajo de mi camisa con desespero y sus dedos se aferran a la curvatura inferior de mi espalda donde hace presión para pegarme más a él, sus labios atacan con más fuerza y otro jadeo sale de los míos cuando muerde mi labio inferior. Se separa para tomar un poco de aire y ahora ataca mi cuello, me aferro a sus hebras castañas lanzando mi cabeza hacia atrás y sintiendo mi erección palpitar vivamente en mis pantalones. —Sabía que no aguantarías tanto... —Susurra en mi oído. —Dos meses Jimin sin tocarte, ¿tienes idea de lo que fue para mí? —No... —Contesto con una sonrisa. — ¡Casi pierdo la maldita cabeza! —Se separa para tomarme de la barbilla. —Y tú, oh, lucías tan desesperado al verme. —Y tú fuiste quien prácticamente me arrastró a los baños. —Me defiendo con una sonrisa. — ¿Y me llamas a mí desesperado? —Parece que perdiste el respeto, ¿debo volver a educarte? —Pregunta socarrón arrastrando sus manos por mi cuerpo, muerdo mis labios. — ¿Me extrañaste mucho muñeco? —Mucho... —Enredo mis dedos detrás de su nuca y abulto mis labios. — ¿Tú me extrañaste Yoongi? —Me parece hasta absurdo que lo preguntes. —Sonríe y me carga causando que enrede mis piernas en su cadera, estoy excitado, terriblemente excitado. —Extraña

tus lindas expresiones de dolor, tus agudos gemidos al sentirme entrar en ti y revolcarte bajo mi tacto. —Yoongi. —Mi voz quiebra. —Tómame... Tómame... — ¿Eso quieres? —Dirige sus manos a la cremallera de mi pantalón. — ¿Quieres que te tome aquí en los baños de la escuela? Asiento repetidas veces sintiéndome desesperar con cada segundo. Volvemos a unir nuestros labios mientras sus manos se mueven con agilidad. Tiemblo y me aferro a él sintiendo el ambiente pesado y mareos. Pero él no se detiene. Observo su sonrisa tornándose cada vez más borrosa al igual que la imagen, como si estuviera siendo succionado por una extraña fuerza que me lleva lejos de allí. Todo se torna negro. "Bip— bip ; Bip— bip ; Bip— bip". — ¡Ah, carajo! —Exclamo molesto apagando el estúpido despertador que ha sonado en el peor momento. Aviento el cojín sintiéndome molesto y me reincorporo de la cama sacudiendo repetidas veces mi cabello. Bufo antes de dirigirme a paso lento al baño para lavarme la cara y aprovechar para ver por la ventana. Las hojas que decoraban las calles el día que regresé se habían esfumado por completo, el recuerdo de Yoongi y lo que vivimos se va esfumando como ellas, volando para dar paso a una era fría y vacía. Invierno. Diciembre ha entrado y arrasa con todos los alrededores llenándolos de nieve, colocando una nueve capa donde yacía la antigua. Al final, parece que Yoongi si cumple sus promesas. Desde el día en que volvimos hasta ahora él se volvió un fantasma en mi vida, dos meses sin hablarme, cruzar una mirada o hasta un maldito roce. No hay nada, él realmente ha encontrado la mejor manera de matarme lentamente: Con su indiferencia. Estos meses realmente han sido de lo peor. Jungkook me abandonó a la semana que llegué para irse de intercambio a otro colegio y duele un poco. Lo extraño muchísimo, pero regresará en Enero y podré verlo ya que su teléfono se descompuso y no tiene conexión. Ya hablaremos cuando llegue. Así que entre la indiferencia de Yoongi y el abandono de mi mejor amigo, no tuve otro remedio que pegarme a Mingyu. No me quejo, nuestro click ha sido realmente increíble y nos cogimos mucho cariño en poco tiempo. Es una pena que no estemos

en el mismo salón de clases pero nos paseamos bastante en nuestros momentos libres y fines de semana, ha resultado ser una compañía más que satisfactoria y sobre todo sana. No como el idiota de Yoongi. Finalizo de arreglarme y tomó una manzana y mi mochila antes de salir del departamento en silencio. Bajo las escaleras trotando rápidamente hasta llegar a la planta baja y salgo a la calle, esbozo una sonrisa al ver a Mingyu apoyado en la pared. — ¡Qué sorpresa! —Exclamo. — ¿Viniste por mí? —Si quieres me voy. —Bromea él. —Nunca. —Le sonrío y comenzamos a avanzar. —Hace un frío... — ¿Quieres mi abrigo? —Pregunta. —No quiero que vayas a resfriarte Park. —Estoy bien, no voy a enfermar. —Le sonrío y seguimos avanzando rápidamente. —Eso espero. Mingyu sonríe y pasa su brazo detrás de mí cuello para pegarme un poco a él. Sonrío en automático y me dejo apapachar mientras avanzamos, él se ha mostrado realmente lindo conmigo estos días. Es tan tierno. Llegamos al instituto en la posición en la que estamos, ganando las miradas de unas personas: unas con sorpresa otras más bien neutras. Es la primera vez que Mingyu hace esto así que no sé cómo reaccionar, simplemente me dejo guiar. Caminamos otro poco hasta que nos detenemos frente a mi salón de clases que tiene la puerta cerrada. —Parece que aquí te dejo. —Mingyu me observa todavía sin quitar su brazo. — ¿Te veo en el receso? —No deberías siquiera preguntarlo. —Lo abrazo de la cadera y lo apachurro. —Gracias Mingyu. —No agradezcas. —El pellizca un poco mi nariz. —Sabes que me gusta mucho estar contigo. Oh no, aquí vamos de nuevo. ¡MARIPOSAS FUERA! —G— gracias. —Balbuceo viendo mis pies con un sonrojo. —Es decir, a mí también me gusta. Cuando Jungkook vuelva estoy seguro de que podrán conocerse mejor y verás que a él también le encantará estar contigo. —No lo dudo. —Dice él, levanto la vista y cruzamos miradas. —Aunque... Me gustaría que quedáramos este fin en el parque, tengo algo importante qué decirte. —Claro. —Asiento sonriente. —Nos ponemos de acuerdo en el receso.

Él me sigue observando durante unos segundos hasta que poco a poco se va inclinando reforzando su agarre el mi cintura. Abro mis ojos como platos y apenas siento su nariz rozar con la mía la puerta del salón se abre bruscamente provocando que Mingyu se aleje. Trago duro al ver a Yoongi en el marco de la puerta y una sombría expresión en el rostro. Por primera vez cruzamos miradas y puedo perderme en sus ojos claros pareciendo amenazar al rojizo debido a la brutalidad con la que me observa. Él pasa la vista a Mingyu y pasa junto a mí azotando mi hombro provocando que baje al instante la mirada. Escucho sus pasos alejarse y Mingyu automáticamente me toma. — ¿Estás bien? —Pregunta. —Sí, no pasa nada. —Trato de sonreír. —Voy a entrar, te veo luego. Le doy una última sonrisa y me zafo de su agarre para ingresar al salón. Está vacío y la mochila de Yoongi en la esquina es lo único que me revela que estoy en el lugar indicado. Tiro mi mochila en la mesa junto a la pared del lado derecho y me siento apoyándome en ella. Suelto un suspiro pesado antes de sacar mi teléfono y revisar mis redes sociales hasta que escucho la puerta volver a abrirse. Levanto un poco la mirada viendo a Yoongi apoyado contra la puerta y frotando su rostro repetidas veces denotando desespero. Él respira profundo y examina el salón de clases cruzando miradas conmigo. Esta vez soy yo el primero en desviar la mirada pero alcanzo a ver su expresión de disgusto que me hiere de una cierta forma. Él pasa junto a las bancas ignorando mi presencia y se va a sentar a la otra esquina, mi vista periférica ya no alcanza para ver más así que vuelvo a la pantalla. El silencio es abrumador y las manecillas del reloj es lo único que da vida al silencio de muerte. Nunca me había sentido tan tenso e incómodo, inclusive pienso en salir y dar una vuelta pero mi cuerpo se niega a moverse, anclándome a la silla y dirigiendo mi mirada en automático hacia Yoongi. "Deja de verlo... Deja de verlo... Deja de verlo..." Es imposible dejar de hacerlo. Parece que al mantener mi vista clavada en él algo mágico sucederá, una presión que sé que tarde que temprano lo obligará a verme o decirme algo si tengo suerte. No estoy buscando su atención, realmente no lo hago, pero es algo complicado simplemente olvidar todo lo que ha pasado. No es tan fácil. — ¿Se te perdió algo? — Pregunta secamente. Me estremezco en la silla y desvío la mirada avergonzado... parece que he excedido mi límite.

Niego con la cabeza suavemente y clavo la vista en mi teléfono con la misma intensidad. Me niego rotundamente a contestar o voltear pero por fortuna o por desgracia, Yoongi no vuelve a hacer ningún comentario al respecto y nuevamente nos encontramos en silencio. Las personas poco a poco comienzan a llegar y el ruido se instala aliviándome por completo. Un segundo más y me volvía loco, en serio. Suspiro otra vez antes de sacar mis cosas y esperar a que llegue la maestra, me mantengo solo en la banca y Taehyung se coloca junto a Yoongi como siempre, observándome con rapidez y luego desviando la mirada a sus cuadernos. — Bien chicos, hoy necesito que hagan unos ejercicios. — La profesora ingresa unos segundos después. — Abran sus libros a la página ciento noventa y seis, quiero que los hagan todos. Muchos murmuran molestos (incluyéndome). Abro el libro observando los ejercicios de matemáticas que lucen infernales a mi vista. No lo lograré, soy pésimo en matemáticas, pero aun así lo intento. Muerdo mis labios con fuerza y comienzo a trazar las figuras y calcular todo lo me piden, unos murmullos se hacen presentes pero trato de mantener la vista fija en el papel y concentrarme. — Para Jimin... — Susurran detrás de mí. Volteo viendo como un compañero le desliza una hoja doblada a otra chica que se gira a su compañera, toca su hombro. — Para Jimin. — Repite ella. La chica asiente y toma el papel para pasarlo enfrente con la misma respuesta. Alzo una ceja cuando veo el papel ahora en manos de Chanyeol quien asiente y me observa. Me extiende la hoja con cierta preocupación. — Te lo mandan. — Susurra. — ¿Quién? — Alzo una ceja tomando la hoja, Chanyeol alza sus hombros. — Supongo que gracias. Él regresa su atención a los cuadernos al igual que yo. Juego con el papel en mis manos unos segundos hasta que me animo a abrirlo con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Es una simple frase, pero que dice mucho más de lo que parece. "Lo mejor de los viajes es la experiencia que se coge de ellos, ¿no crees?" Alzo una ceja y en automático volteo a ver a Yoongi pero él está escribiendo tranquilamente en sus cuadernos apoyando su mejilla en su mano. Mantengo la vista y él finalmente levanta un poco sus pestañas para observarme, aprieto el papel

en mis manos pero él se mantiene neutro. Regreso a la hoja percatándome de otra cosa escrita pero la inversa y en letra mucho más pequeña. La acerco a mi rostro para leer atentamente: "Aléjate de Yoongi mientras aún puedas." Siento mi sangre dejar de correr pero no me atrevo a voltear nuevamente. Aplasto el papel en mi puño haciéndolo una pequeña bola que guardo en el bolsillo de mi pantalón. Levanto la mano. — ¿Sí, Park? — Pregunta la profesora cansada. — ¿Puedo ir al baño? — Pregunto. Ella suspira con fatiga antes de levantar su barbilla como seña de aprobación. Agradezco y me levanto velozmente de la silla y salgo del salón. Aprieto mis labios una vez fuera y me mantengo allí hasta escuchar la puerta volver a abrirse. Volteo a través de mi hombro y alzo una ceja. — ¿Taehyung? — Pregunto. — No preguntes y avanza. — Me toma del brazo. Me dejo guiar por él en silencio por el pasillo, está nevando un poco y realmente está helando. Seguimos avanzando hasta llegar a los baños donde él se detiene. Observa el entorno velozmente y me suelta suavemente, se va a recargar al lavabo y suspira. — ¿Tú fuiste quien escribió eso? — Pregunto cruzando mis brazos. — ¿Crees que Yoongi haría algo así? Por favor. — Él ríe un poco y niega con su cabeza. — Yoongi y yo no tenemos nada, hace meses ya no hablamos. — Contesto. — No sé a qué te refieres con alejarme de él si apenas hemos tenido contacto hasta hoy. — ¿Crees que no hablar es una forma de alejarse? — Taehyung alza una ceja. — Creo que realmente no comprendes la gravedad de esto, Jimin. — No te entiendo. — Él sabe que aún sientes algo por él, cierto aferro. — Comienza Taehyung. — De una u otra forma, sea amor o no eso no, eso lo importante: sigues atado a él. — Es mentira. — Espeto. —Además, ¿y qué si lo sabe? Él muestra clara indiferencia y no tiene planeado acercarse.

— ¿Tantos años con él y aún no aprendes? —Taehyung ríe de nuevo. —Vaya, eres realmente inocente Jimin. — No quiero enfadarme, Tae. — Ni yo quiero que lo hagas. — Él deja de reír. — Pero recuerda Jimin, él hace que bajes la guardia y te confíes, cuando menos te lo esperas ya está sobre ti. — ¿Quieres decir que...? — Comienzo sintiéndome palidecer. — Lo estás alimentando con ira, Jimin. — Su expresión es realmente seria. — Podrá ser un excelente actor pero verte que Mingyu créeme no está ayudando. Está esperando, ¿qué? No lo sé. Pero te volverá a atrapar y esta vez muy enojado. — ¿Y por qué me dices todo esto? — Pregunto desconfiado. — Tú y yo no somos precisamente amigos íntimos. — Es lo mínimo que puedo hacer, ¿sabes? — Él desvía la mirada. — La he cagado en tantas cosas que si puedo arreglar algo, por más mínimo que sea, voy a hacerlo. — Tae... — Esta vez es mi turno de reír. — Lo que estás haciendo es poner una pequeña curita en un espejo roto, ¿crees que eso ayudará? Él se mantiene en silencio, paso junto a él. — Déjame hacerme cargo de mis acciones, agradezco tu consejo pero yo tengo otros planes en mente. — Ladeo mi cabeza. — Te veo en clase. — ¿Provocarlo es tu técnica? ¿Intentar ponerlo celoso? — Me detengo al escuchar a Taehyung. — Te gusta mucho jugar con fuego, ¿verdad? — No intento ponerlo celoso, es mi vida y él y yo no somos nada. No le pertenezco de ninguna forma y si se me da la jodida gana de tirarme o salir con otros chicos estoy en todo mi derecho. — Contesto fríamente. — Que él crea que soy suyo a que realmente lo sea es completamente distinto, Taehyung. — ¡Esta no es una maldita película Jimin! — Él me toma de los hombros con fuerza y me agita. — ¡Despierta maldita sea! ¡No estás jugando con un adolescente hormonal! — Suéltame por favor. — Pido. — ¡No! — Exclama él. — ¡Tú crees que tienes control sobre todo esto pero estás malditamente equivocado! ¡¿Crees que es tan fácil?!

— Tae... — ¡Eres un imbécil, un jodido imbécil por estarte metiendo con un asesino psicópata sanguinario completamente trastornado! ¡¿Entiendes eso Jimin?! ¡Yoongi es un maldito asesino! ¡Tus malditos juegos de adolescente te costarán la vida! Mi silencio es abrupto y repentinamente siento un peso caer en mis hombros. Abro la boca pero nada sale de mis labios, mis ojos se abren el doble y un calambre azota mi columna. — ¿A— asesino? — Repito con voz ahogada. — ¿A q— qué refieres Taehyung? Él sigue agarrándome con fuerza pero su tacto se suaviza un poco. Forma una línea con sus labios apretados y desvía la mirada. — Es obvio, ¿no? — Pregunta él secamente. — ¿Qué creías? ¿Que él está allí simplemente sentado prestando atención porque le interesa el colegio? ¿Que viene a aprender? ¿En serio Jimin? — Y— yo... — Él viene a alimentar su rabia descontrolada, y tú. — Me señala. — Le estás ofreciendo toda clase de platillos. ¿No te das cuenta? — ¡Es mi maldita vida! — Grito. — ¡¿Y crees que a él le importa lo que quieres o no?! — Grita él. — ¡Desatarás un asesinato masivo un día de estos si sigues así! ¡Yoongi está enfermo Jimin! ¡Hará todo, y absolutamente TODO para retenerte y proclamarte así deba matarte y quedarse con tu maldito cadáver! ¡No es un juego Jimin! ¡Es un asesino! — ¡Ya me quedó claro! ¡¿Y qué quieres que haga?! — Vete de la escuela. — Sentencia. — Lárgate ahora que tienes tiempo, él no va a descansar Jimin. Estarás jodido cuando su verdadera naturaleza y personalidad salgan a flote, jodido. — No renunciaré a mi vida por él, voy a enfrentarlo. — Finalmente me zafo. — ¡No me quitará lo poco que me queda! ¿Entiendes? — No seas idiota, no sabes en lo que te estás metiendo... — Quizás. — Contesto fríamente. — Pero prefiero morir luchando por mi libertad a huir como perro con el rabo entre las patas. Y así deba pelear con él, lo haré. No me daré tan vencido fácilmente, yo solo he puesto las piezas del juego.

— ¿A qué te refieres? — Taehyung decae su rostro. — ¿Qué no es obvio? — Repito divertido. — Yo he decidido meterme a la boca del león y jugaré en base a mis reglas. No te pedí ayuda así que por tu bien, mantente alejado de lo nuestro. Esto es entre Yoongi y yo, no tú. Taehyung sigue en completo silencio. — Mantén distancia antes de que sea tarde. — Le doy una última sonrisa. — Y evita meterte más de lo que ya lo hiciste, dudo que a Yoongi le cause gracia el saber qué me dijiste. — Solo trato de ayudarte Jimin. — No te pedí ayuda, dásela a alguien a quien le sirva más. Y tras esa frase salgo empujando violentamente la puerta de los baños y dejándolo atrás.

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Jimin — ¿Qué? ¿Por qué no estoy acostumbrado ya a eso? Inevitablemente pongo los ojos en blanco para hacer notoria mi frustración. — Ya te dije. — Espeto secamente. — Necesito cuchillos para un proyecto. Mi madre sigue viéndome perpleja y con la boca ligeramente abierta. Froto el tronco de mi nariz y cierro mis ojos para conservar la calma. He estado más irritable que otras veces y mi grado de paciencia es muy limitado. — Olvídalo, veo no que sirves. — Paso a su lado mostrándome molesto. — ¿No te sirven los que tenemos acá? — Pregunta ella provocando que me detenga. — Jimin ayer compraste unas esposas, cinta adhesiva, en la semana fuiste por bandas, tus cajones están atascados de alfileres y velas, ¿qué estás haciendo? — Proyectos escolares. — ¿Qué clase de proyectos escolares? — No puedo decirte. — Alzo los hombros. — ¿Me ayudarás o no? — ¡No hasta que me digas qué está sucediendo Jimin! Estoy a punto de contestar cuando la radio me interrumpe. Me callo y dirijo mi vista a ella con una ceja alzada, mi madre imita mi gesto. — "El nuevo grupo "L" de Europa ha vuelto a hacer un ataque hoy. Hubo veinte fallecidos y poco más de ochenta heridos. La ola agresiva del desconocido de grupo se ha comenzado a revelar en Estados Unidos igualmente, el ejército responde rápido pero aún no tenemos información..." — Jimin. — Llama mi madre. — Te lo diré después, déjalo. — Me cruzo de brazos. — Tengo tarea qué hacer, te veo luego. — Jimin. — Llama ella nuevamente pero la ignoro. — ¡Jimin! — ¿Qué? — Volteo a verla definitivamente más desesperado que antes.

— Muéstrame tus manos. — Ordena fríamente. — No haré eso. — Retrocedo. — Tengo tarea qué hacer, ¿te importa? — ¡Te dije que me mostraras tus manos! —Grita ella. — ¡No voy a hacerlo! — Grito de vuelta. — ¡Déjame en paz! Antes de que diga otra cosa voy a mi cuarto y cierro con llave. Escucho sus golpes del otro lado pero ya me encuentro sentado en mi cama respirando profundo y negando con la cabeza. Muerdo un poco mi lengua y me voy a sentar al escritorio donde hay un espejo instalado que me permite ver perfectamente mi rostro. — Muñeco. — Le digo al espejo con una sonrisa. — Muñeco de trapo, muñeco roto, muñeco sexual... ¡Oh! ¡Esa es buena! Río inevitablemente y abro los cajones sacando varios alfileres que están amontonados. Saco un puñado que dejo en el escritorio y de otro cajón saco la navaja suiza que también coloco de lado. Muerdo mis labios con fuerza y alzo el alfiler a la altura de mi rostro, observando el brillo que se refleja en él. — Uno. — Doy un pinchazo en mi pulgar. — Dos, tres. — Otros pinchazos. — Cuatro, cinco. — Paso al índice. — Seis, siete, ocho, nueve, diez. Pequeñas gotas de sangre asoman por mi piel y el ardor se vuelve presente. Me apoyo en el escritorio observando la sangre deslizarse por mi muñeca y brazo hasta tocar el escritorio. Gruño un poco y me golpeo la frente maldiciendo. — ¿Qué carajos me hiciste...? — Susurro roncamente. Me reincorporo y succiono la sangre de mi índice y pulgar durante un rato mientras guardo lo que he sacado. Saco unos cuadernos sin dejar de succionar y leo unos textos que me han dejado pero apenas presto atención a ellos, mi mente está volando ya en otro lados. — Jimin. — Mi madre nuevamente toca la puerta horas después. — Jimin contéstame. — ¿Sí? — Pregunto observando a través de mi hombro. — Iré a la cena de padres que organizaron, ¿me vas a acompañar? — Pregunta desde afuera.

— ¿Quiénes van? — Pregunto levantándome y pegándome a la puerta con los brazos cruzados. — Todos los padres de los de tu salón. — Dice ella. — Quizás algunos hijos, irá la señora Kim con Taehyung, supongo Yoongi viene. — Claro. — Río observando mi escritorio. — Dame un momento, buscaré un traje. — De acuerdo. — Mi madre suena aliviada. — Me avisas, yo me terminaré de arreglar. Asiento pese a que ella no puede verme y regreso a mi cama. Guardo los cuadernos bruscamente y los aviento a la mochila para ya no verlos más, de ahí abro el armario y saco un traje que meto al baño en un gancho. No sé por qué accedí a salir, necesito despejarme un poco después de casi dos meses encerrado haciendo una que otra salida con Mingyu. Realmente necesito arrancar la página de Yoongi y coger la pluma para escribir una nueva historia. Oh cierto, según Taehyung no podré nunca. Le creo, realmente le creo. Él conoce a Yoongi, yo solo conozco una parte de lo que es y la escena de celos que me hizo el último día del viaje no se me olvida. El descontrol, la ira con la que me tomó y amenazó mi vida me persigue hasta en los sueños. ¿Realmente debería temerle? ¡Claro que debía temerle! ¿Pero por qué no puedo entonces alejarme de él? Quiero y simplemente no puedo, no podría con ello... ¿Lo peor? Es que necesito tocar realmente el fondo para finalmente reaccionar y darme cuenta en lo que me he metido; pero cuando suceda eso probablemente yo estaría abierto a la mitad con las tripas fuera, cortado en pedazos, colgado en la pared o cualquier cosa que suena muy a lo Yoongi. ¿Qué? Es la verdad. Cuando toque fondo si no estoy muerto definitivamente habré entonces enloquecido. Y eso que ahora no me siento muy estable. Recuerdo la etapa cuando éramos dos simplemente niños, cuando él simplemente disfrutaba verme sufrir y golpearme o llamarme "imbécil". Cuando un beso en los baños me confundía o sentir sus patadas para mí era el fin del mundo. Vaya cosas, ¿no? Comparando eso a ahora podemos ver una evolución meramente inquietante y adictiva que lleva por una vía de algo que antes me asustaba y ahora disfruto. No hay nada más exquisito y adictivo que el dolor que me provoca. ¡Me siento tan vivo maldita sea! Puedo sentir la sangre correr, escuchar el insistente latido de mi

corazón, mi respiración entrando en descontrol y los escalofríos calarme y tensarme el cuerpo. Me siento vivo, siento la vida como una tortura altamente placentera que ahora que la he probado, no la quiero dejar ir. Es la verdad, me sinceré conmigo mismo porque no planeo estar en una guerra constante como antes. El Yoongi que antes gozaba de lágrimas parece que goza más teniendo sexo conmigo mientras me drena, golpea y trata como un maldito esclavo. Yo que creía que un simple corte podía mandarme al límite cuando claramente no sabía lo que era tenerlo dentro, sentir sus besos devorando mi boca, la pasión enferma y más ardiente que la propia ira al tomarme. El tacto de Yoongi no es fácil de olvidar, nunca lo fue, jamás lo será. Las lágrimas y el dolor se convirtió en un arma de doble filo. Me hundía en un pasado, detestaba llorar, me sentía tan impotente y débil... y ahora... son mi sanación más pura. Las lágrimas se convirtieron en mi propia terapia dolorosa donde el mismo ardor es excitante, ardor en los ojos, en el cuerpo y en mi alma. Un ardor que no solo ya no duele, realmente se disfruta. La fina línea entre dolor y placer se quiebra por completo para unirse y formar algo completamente nuevo. Dos nociones unidas sin medias tintas, simplemente uniendo ambos colores fuertes y creando una explosión que te agarra, te aferra y enloquece. Ah... si tan solo mi madre, Jungkook o cualquier otra persona supiera en lo que pienso. Apenas yo y puedo creer en lo que estoy pensado, hasta he llegado yo mismo a hacerme uno que otro corte pero no es lo mismo. Él lo convertía en algo excitante, atentando contra mi propia vida, sabiendo que podía matarme en cualquier segundo. Abro la llave y me meto debajo del agua que se calienta rápidamente. Cierro los ojos y tomo una inhalación profunda para relajarme. Debo prepararme mentalmente si iré a ver a Yoongi, aunque viendo cómo están las cosas, dudo bastante que siquiera lleguemos a decirnos "hola". Pfff, como si siquiera pudiera tener una conversación normal con él.

Yoongi Pov

Descontrol. Esa es la palabra que me define en este preciso segundo. El humo dentro de mi boca y el cigarro en mis dedos no es suficiente para calmarme, mucho menos el cuerpo en la vieja cama de esta fachada de construcción. Doy otra profunda calada y llevo el humo a mis pulmones antes de separarme de la ventana y observar el cuerpo desnudo empapado de sangre a un par de pasos de donde me encuentro. Es una pena, la chica era realmente linda pero no me extrañaba que se acercara a Jimin solo para llegar a mí. Nos divertimos mucho, lo admitiré. No era fanático de acostarme con chicas pero llegó en un momento oportuno... o no. — Mi linda Irene... — Susurro sobando su cabello teñido de tinta roja. — Debiste tomarte más en serio cuando te dije que si te llevaba a la cama seguramente acabarías muerta. Suelto una risa que raspa mi voz y saca más humo. Tiro el cigarro al suelo y lo piso antes de sentarme en la calma y sobar su espalda desnuda abierta con distintos cortes, el cuchillo reposa gentilmente cerca de sus piernas así que no dudo en tomarlo y jugar un poco con él. Me inclino nuevamente al frío cuerpo y deposito distintos besos para degustar el metálico sabor de la sangre en mis labios. Su sangre es agria, no dulce... pero no me resulta desagradable. No es sangre fresca, quizás eso es lo que provoque que me moleste y vuelva a enterrar el cuchillo en su espalda profundamente. Mi mano se tensa cuando el mango toca la piel y luego lo extraigo rápidamente y llevo el filo a mi lengua para lamer. Es una mierda... no es él. Me levanto furioso de la cama y aviento el cuchillo para agarrar el cuerpo de Irene y aventarlo al suelo. Lo pateo repetidas veces observando el rastro de sangre que se va formando. Tener distintas propiedades tiene sus ventajas, tengo todo el maldito tiempo del mundo para deshacerme del cuerpo y limpiar un poco. La noche no tarda en llegar, prometí estar en la cena con mi madre pero no tengo fama por cumplir mis promesas así que lo dejo pasar. Importándome poco el estar desnudo, agarro el cuerpo y lo cuelgo sobre mi hombro antes de salir al jardín. Avanzo por el bosque que no es precisamente un lugar seguro

pero no me interesa, lo que conozco demasiado bien y sé exactamente donde poner el cuerpo de Irene para que nunca lo encuentren. Avanzo escuchando los grillos de fondo y cuando la vegetación se vuelve más importante, dejo caer el cuerpo al pie de una colina. Arranco unas lianas y abro espacio hacia la abertura que hay allí y el hoyo natural en la tierra. Me introduzco un poco y jalo el cuerpo conmigo, meto las piernas primero y después empujo rompiéndole unos huesos para meterla. Su cuerpo se desliza y finalmente desaparece de mi vista, sacudo mis manos y regreso a paso veloz a la casa. Me visto antes de agarrar el trapeador y quemar las sábanas, limpio lo más que puedo para no dejar rastro alguno y cojo las llaves del coche. Lo prendo y observo la ropa interior de Irene en la parte delantera haciéndome soltar una carcajada. — Creo que me olvidé de ti. — Cojo la ropa de encaje color rojo y sonrío. — Me encargaré después... me acabas de dar una linda idea. Abro el cofre dentro del auto y meto allí la ropa. Me aseguro de que no haya nadie y finalmente arranco entrando a la carretera que me lleva rápidamente a la ciudad. No hay tanto tráfico así que llego en menos de una hora, abro la puerta de la casa que está vacía y corro escaleras arriba. Le mando un mensaje diciendo que llego allá en cuarenta minutos, no espero a que conteste y me meto a bañar. Limpio los rastros de sangre en mi ropa y lo froto antes de meterla a la lavadora. Agarro un traje que me pongo y me peino un poco, cojo loción y una vez que me encuentro impecable agarro una corbata rojo vino que ato elegantemente. Decido tomar un taxi así que llevo algo de dinero y le doy la dirección. Observo la hora y guardo nuevamente el teléfono en el bolsillo de mi pantalón. Llego a los departamentos, no sé de quién pueda ser el hogar pero son dos torres muy grandes y sin duda muy elegantes. Es un lugar caro para vivir definitivamente, me agrada. Entro a la torre B observando varios coches estacionados, reviso la dirección y después de registrarme con una encantadora sonrisa, la señorita en la entrada me accede el paso y hasta pulsa los botones del elevador antes de despedirme con una tímida sonrisa. Cuando las puertas se cierran borro al instante mi sonrisa y me observo al espejo. Mis ojos grises parecen lucir más verdosos esta noche, debe ser por la ropa que llevo. Peino un poco mi cabello hacia atrás y relamo mis labios antes de salir y acercarme al número correspondiente. Escucho la música jazz del otro lado junto con unas

pisadas y finalmente la puerta se abre dejando ver a una elegante mujer de vestido rojo. — Buenas noches. — Contesto. — Vengo a la cena, soy el hijo de la señora Min. — Pasa querido. — Ella asiente y me otorga el paso. — Llegas justo a tiempo, la cena se servirá en unos minutos. — Gracias, compermiso. — Asiento e ingreso. Hay muchos adultos sentados en la enorme sala con copas de champán o vino. Reconozco a uno que otro compañero y a Taehyung junto a mi padre y su madre con un quesillo. Me acerco suavemente, mi madre levanta la mirada. — Yoongi. — Ella sonríe. — Me alegro que vinieras. — Vine. — Me inclino hacia la acompañante de mi madre. — Buenas noches señora Park. — Buenas noches Yoongi. — Ella asiente con una sonrisa. — ¿Tenías cosas que hacer? — Algunas. — Sonrío como bien sé hacer provocando que ella sonría más. — ¿Viene sola? Espero en silencio y tratando de no haber sonado muy obvio. Mi carácter impulsivo me obliga a buscar directamente con la mirada pero me sé controlar. Taehyung sigue masticando su queso en silencio con la mirada baja, sin osar verme a los ojos. — Jimin debe estar por allí. — Dice ella observando el entorno, siento mi pecho inflarse y una sonrisa un poco retorcida asoma por mis labios. — Mingyu vive en este edificio así que debe estar con él. — ¿Mingyu? — Alzo una ceja y siento mi sangre correr con más rapidez. — Él no está en nuestra clase. — No pero la madre de Chanyeol y ella se llevan bien. — Dice esta vez Taehyung. — ¿No sabías? — No, pero agradezco la información. — Mantengo los ojos sobre Taehyung, él vuelve a bajar la mirada. — Iré a buscarlos, con su permiso. — Propio. — La señora Park ríe y observa a mi madre. — Tu hijo es un encanto.

Ella se limita a decir algo y me observa amenazante. Yo le sonrío con suficiencia antes de pasearme por el enorme departamento, observando a Chanyeol con su grupo de amigos, Hoseok y Jackson incluidos. Me observan pero yo ignoro su mirada y sigo buscando con la mirada hasta detenerme en los pasillos que llevan a la cocina y parece que a los cuartos. Algunas chicas están riendo como Lisa y más atrás veo a Mingyu sonriente y a Jimin frente a él. Me mantengo en silencio viéndolo desde lejos, observando la hermosa sonrisa en sus labios y la alegría y luz que desprende al reír y sonrojarse. Lleva un traje impecable negro y su cabello un poco alborotado, en su mano hay una copa de vino a la que le da pequeños tragos sin dejar de ver a Mingyu que cada vez se acerca más a él. Jimin le sonríe con cierta coquetería y pasa repetidas veces su mano por su cabello. Siento un fuerte impulso de agarrarlo y marcarlo con cualquier filo. De gritarle al mundo que se alejen de él, arrancarles los malditos ojos para que dejen admirar a mí chico... Mi muñeco... Mí Jimin. Ya me encuentro avanzando hacia ellos, he perdido un poco de control y ahora solo quiero llegar a él y tocarlo. Me detengo un poco y respiro profundo para evitar cometer una maldita locura. Retrocedo de nuevo y me alejo rápidamente del pasillo para no verlos más. Me apoyo en la pared y aprieto mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón y aprieto mi quijada con fuerza. Lo necesito, necesito saciar mi sed besando a Jimin o sintiendo su tacto, ¡maldita sea, esto es una tortura! Dos meses... dos jodidos meses aguantando el impulso desenfrenado de tomarlo como mío y marcos por todos lados, dejar mi sello en su cuerpo. Quiero tenerlo para mí, encerrarlo en algún lugar donde nunca pueda salir y que esté a mi total y completa merced. Necesito tomarlo, no lo deseo, ya no. Lo necesito. Muerdo mis labios y sonrío un poco cuando una idea cruza mi mente. Observo a Chanyeol que está no muy lejos de mí y toco su hombro. — ¡Yoongi! — Exclama él feliz. — Qué bueno verte por aquí. — Igualmente. — Contesto cortés. — La madre de Mingyu lo está buscando pero no sé dónde está él. ¿Puedes buscarlo? — ¡Oh! — Él observa el pasillo. — Sí, ahora vengo. Se aleja de su grupo de amigos.

Hoseok y Jackson me observan atentamente pero ignoro sus miradas y observo a Chanyeol hablar con Mingyu. El atractivo chico le dice algo a Jimin quien asiente y se apoya en la pared con los brazos cruzados. Mingyu se aleja con Chanyeol y así aprovecho para acercarme rápidamente. Tengo menos de un minuto. Observo a Jimin perdido en su teléfono y dándole otro trago a su vino. Siento los impulsos cada vez más fuertes, cada vez más difíciles de controlar. Me encuentro caminando ya hacia él y al tenerlo tan cerca parece que todo el control se ha ido a la mierda. Me pongo frente a él y agarro su brazo causando que levante la vista. Su piel pierde color y un temblor se presente en su cuerpo. Abre la boca y se tensa por completo... pero sus pupilas se agrandan un poco y su respiración se agita. Lo tomo con más fuerza y tiro de él sorprendiéndome de que no ponga resistencia. Abro la primera puerta que está a mi derecha, es una habitación completamente oscura con las ventanas abiertas, permitiendo solamente la entrada de la luz lunar y la ciudad. Todo son siluetas y colores azules o grises, no alcanzo a ver bien. Suelto a Jimin y cierro la puerta con fuerza colocando el cerrojo después. Respiro profundo pero siquiera así puedo controlarme, el fuego que recorre mi cuerpo es tan violento y apasionado que me envuelve y quiebra la estabilidad que me queda. Me volteo hacia Jimin observando solamente si silueta y el de la copa. Retrocede cuando me acerco con violencia, me abalanzo sobre él y lo voy a poner contra la ventana. La luz de la luna hace brillar sus ojos que me examinan con miedo, un terror que realmente me estremece pero me excita, porque él guarda todavía aquella excitación. Sus mejillas están rojas y sus ojos duramente clavados en mí. — ¿Qué quieres? — Pregunta con voz corta. ¿Qué quiero? Creo que siquiera yo estoy seguro de ello. Me acerco más a él sin dejar de tomarlo con fuerza, inmovilizándolo con el fuerte agarre pese a la poca resistencia que pone. — ¿Qué hacías con Mingyu? — Las palabras salen disparadas de mis labios. Jimin se mantiene en silencio y baja la mirada. Tomo la copa de vino de sus manos y le doy un trago sin dejar de verlo antes de devolvérsela. El observa el sudor de la fragancia en la parte inferior del líquido y da un par de vueltas antes de sonreír. Levanta nuevamente la mirada con aquel brillo masoquista que saca a flore las morbosas fantasías que deseo cumplir con él.

— ¿Estás celoso? — Sigue jugando con la copa. — Creí que después de dos meses ya lo habías superado, Yoongi. Le da otro trago al vino y lo deposita en la mesa junto a él con un par de fotos. Vuelve a dirigir la vista a mí y relame sus labios y suspira profundamente. — Celoso. — Repito esbozando otra sonrisa y acercándome más a él. — ¿Crees que lo estoy? — Quizás. — Él no decide correr el riesgo. — ¿Puedes soltarme? Refuerzo mi agarre y él hace una mueca de dolor. Trata de zafarse pero yo no lo permito, observo sus ojos el enojo que se hace presente y aquello me vuelve más loco. — Suéltame Yoongi. — Insiste tironeando. — Me estás lastimando... ¡me estás lastimando Yoongi! Me mantengo en silencio sin aflojar mi agarre. Siento una suave capa de electricidad recorrerme y el repentino deseo posesivo me vuelve a invadir. — No aprendes mi muñeco. — Susurro tomándolo ahora de la barbilla con fuerza, él se vuelve una piedra. — No escuchas las advertencia, eres terco...te encanta jugar con fuego. — No te tengo miedo. — Susurra de vuelta. — No me asustas. — No lo hago. — Subo mi agarre hasta rozar su labio inferior. — Te asusta lo que provoco en ti, ¿cierto? El chilla un poco cuando delineo su labio inferior con mi pulgar y meto el dedo. Siento la suavidad de su lengua rozarme y la calidez envolverme, él no muerde ni se aleja, su agarre se vuelve más débil, arrastrándose y dejándose caer paulatinamente frente a mí. Tomo con agresividad su mano y la alzo a la altura de mi rostro. Observo pequeñas líneas blancas decorando sus dedos y las yemas de sus dedos más rasposas. Él se zafa bruscamente y trata de empujarme pero agarro sus brazos y lo pego a mí. Jimin abre la boca y balbucea cosas incomprensibles hasta que la voz se le va. Vuelvo a tomarlo de la barbilla y lentamente me inclino a él hasta sentir sus labios entrelazarse con los míos. Él gime un poco cuando unimos por completo nuestros labios y comienzo a moverlos tomándolo con fuerza. Siento su cuerpo sacudirse y no pasa mucho hasta que nos tambaleamos debido a la agresividad con la que nos

tomamos y nuestras lenguas entra en un frenético contacto que nos acelera la respiración a ambos. — Te odio... — Susurra sobre mis labios Jimin tomándome con más fuerza y besándome con desespero. — ¡Te odio tanto! ¡Te odio tanto Yoongi! Y vuelve a besarme con fuerza hasta tirarme a la cama. Sonrío sintiendo el dulce licor del vino mezclándose coquetamente en nuestro beso. Muerdo los labios de Jimin sintiéndolo rendirse completamente ante mí, buscando un contacto desesperado conmigo, llevando sus dedos a mi nuca y enterrando sus dedos allí. No toma aire, volvemos a unir nuestras lenguas suciamente mientras se restriega un poco contra mí en suaves gemidos. Está sudando y respirando muy rápido. Lo despego con mí y succiono su barbilla sentándolo en mi regazo. Él se enreda y leva su cabeza de lado para permitirme un mejor acceso al su blanco y hermoso cuello. Bajo el rastro de mis besos y paso la punta de mi lengua por su cuello antes de morder y jugar con su piel, moldeándola sin piedad algunas en mis dientes y soltándole varios gemidos de dolor. — Duele... — Susurra con sus ojos cerrados. — Duele... Un lloriqueo se hace presente y otros jadeos de dolor. Me siente desesperar y muerdo con más fuerza y vuelvo a subir a sus labios con beso sin permiso alguna, paseando mi lengua por su boca y metiendo mis manos por debajo de su camisa hasta tomas su cadera y sobar con la yema de mis dedos. Él se estremece bajo mi tacto. — ¿Por qué...? — Susurra ahogado. — ¿Por qué haces esto...? — Porque eres mío. — Encajo agresivamente mis dedos a su costado y lo observo, él abre sus ojos y tiembla. — Porque detesto que toquen y observen lo que es mío. — Yo no soy tuyo. — Espeta gélidamente. — Jamás seré tuyo, no soy de nadie. ¡No soy de nadie! — ¿Eso crees? — Hago un jugueteo con mis dedos sobre sus labios que le hace gruñir. — ¿Crees que no eres mío? Él desvía la mirada agresivamente pero vuelvo a tomarlo y lo obligo a verme. — No soy tuyo. — Vuelve a decir lanzando dagas por los ojos. Ladeo un poco mi cabeza y bajo la mirada hacia su cuerpo sentado sobre el mío. Sonrío un poco y tomo su cabello para tirar de él hacia atrás, él grita un poco y se tensa.

— Tienes razón. — Me acerco a su rostro y lo pego más a mí. — No eres mío todavía pero lo serás... y ese día quizás llegue más pronto de lo que crees. —Él vuelve a sacudirse tratando de zafarse. Coloco mi índice en sus labios. — No puedes huir Jimin. — Susurro sobre ellos. — Ya no más. Él sigue en silencio viéndome con odio. — Ten cuidado con el fuego. — Susurro una última vez antes de levantarlo de mi regazo y levantarme con él. — Te vas a morir después de quemarte. Me acerco para besar una última vez sus fríos labios. Él muerde los míos en un suspiro y baja la mirada sintiendo nuestra unión finalmente cortarse. Le doy una última mirada antes de soltarlo definitivamente y alejarme de él. Él tapa sus labios y se toma todo el vino de un trago antes de observarme poco antes de que salga. — Quiero ver eso, Yoongi. — Dice con una sonrisa viéndome a través de su hombro. — ¿Crees poder volver a tomarme con la misma facilidad que hiciste antes? ¿A la fuerza? Frunzo mi ceño, ¿a dónde mierda va ahora? — Deja tus malditos rodeos. — Sentencio. — No los hay. — Él vuelve a sonreír. — Tú mismo lo dijiste. — ¿Qué? Él alza su mano mostrando dos dedos y después tres, mantiene su sonrisa y los baja. Vuelve a abrir su mano y me enseña una navaja suiza en su mano. — Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado con la mentira. — Y sus ojos brillan.

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Yoongi pov

— Poniente está bloqueado, estamos esperando informes de Will. — Anthony se pasea de izquierda a derecha golpeando contra un reloj de cadena de oro. — El grupo L se ha estado moviendo bastante rápido. — ¿Aún no sabemos quiénes pueden ser? — Pregunta Taehyung alzando una ceja. — Apenas logremos atrapar a uno lo interrogaremos. — Anthony se cruza de brazos y sonríe antes de observarme. — O mejor dicho, tú vas a interrogarlo. Alzo una ceja y mantengo una gélida mirada. Anthony regresa a unos papeles y observa a las demás personas en la sala de las cuales ignoro el nombre. Siquiera me interesan, solo quiero largarme. — ¿Hay posibilidades de que el grupo L sea gente de K. o Sullivan? — Pregunta Taehyung y voltea a verme rápidamente. — Son los enemigos directos, ¿no? — Podría pensar en aquello pero la gente de Sullivan se ha visto afectada también por este nuevo grupo. Además, ¿para qué? Nosotros los de Oriente siempre hemos mantenido un perfil bajo y este grupo está causando demasiado ruido, están en Estados Unidos ahora, no podemos permitir que sigan avanzando. — Entonces es una nueva organización. — Finalmente decido hablar. — ¿Tienen sicarios? Dudo que estén metidos en la droga, ya te hubieran atacado. Forma un patrón, ¿a quiénes han atacado? Todos se mantienen en silencio. Anthony agarra un plumón y comienza a anotar unas cosas en la pizarra frente a él. — En Europa están atacando a todo tipo de personas, al llegar a América atacaron a la gente de Sullivan. Eso nos beneficia hasta cierto punto pero no sabemos a qué otros grupos grandes pueden atacar. — Primero muere tu padre. — Alzo mi índice. — Después matan a Helen y ahora este nuevo grupo interviene, ¿no notas algo extraño?

— ¿En qué piensas? — Pregunta Taehyung viéndome con una ceja alzada. — No por nada están creando un enorme alboroto. Quieren llamar nuestra atención. — ¿Estás insinuando que el grupo L fue quien asesinó a Helen? — Anthony alza una ceja. — ¿Por qué harían eso? — Llamar nuestra atención. — Contesto obvio, ¿es que acaso no lo ve? — Matan a Helen, los cinco grupos entramos en una pelea y ellos crecen por su parte aprovechando el estrago y las confusiones. — Me detengo. — La pregunta es por qué. — Nos falta mucha información y hay más de una persona jugando aquí. — Anthony niega con la cabeza. — Quizás, pero con este nuevo grupo podríamos formar una alianza. El grupo de Helen, Will, K, Sullivan y el tuyo para detenerlos o averiguar qué están haciendo. — Interviene Taehyung, parece que ha entendido el punto. — Supongamos que hacemos eso, ¿qué después? — Anthony se cruza. — Siempre debes tener un as bajo la manga. — Bromeo. — Entre todos se unen para investigar y perseguir al grupo, mientras tanto mandas a otra personas a formar una alianza con el grupo L. — ¿Jugar en ambos bandos? — Él alza una ceja. — Al final todos terminarán en un encierro. — Explico. — Finges estar del lado de los otros cuatro grupos pero en realidad están con el grupo L. Los reúnen a todos y los matan, cuatro pájaros de un tiro. — Y queda el grupo L y nosotros. — Sigue Anthony asintiendo débilmente con la cabeza. — Y después los matamos, el campo queda libre. — Sonrío y hago un silbído. — Caboom. Todos se mantienen en un largo silencio esperando la respuesta de Anthony. Él me examina con los ojos entrecerrados y anota un par de cosas en una hoja, se reincorpora y me señala con la pluma. El silencio sigue muy presente y la mirada de todos sobre mí.

— Podría funcionar pero primero debo ponerme en contacto con la gente de mi padre para tener quién nos encubra. — Dice él. — No estoy diciendo que eso pueda funcionar pero al menos lo tendré en cuenta. — Bien, ¿puedo irme? — Pregunto. Anthony asiente suavemente, me levanto y avanzo por la casa escuchando otras pisadas detrás de mí. Me detengo cuando Taehyung se coloca frente a mí bloqueandome el paso una vez afuera, levanto una ceja. — ¿Se te perdió algo? — Pregunto. — Parece que a ti se te perdió la cabeza. — Susurra molesto. — ¿Tienes idea de lo que puedes provocar? ¿Aliarse con todos los bandos y después apuñalarlos por la espalda? — ¿Crees poder ganar con la fuerza lo que puedes ganar con mentiras? — Sonrío. — La cabeza siempre funcionará que la fuerza. — Te conozco Min. — Dice él acercándose un poco. — No eres una persona que ayuda sin obtener beneficios a cambio de ello, dudo que estés dando maravillosos planes a Forcraft solo porque se te ocurrió ser buena persona y acabar con una pelea de años. — Muy astuto, Tae. — ¿Qué tienes en mente? — Ladea su cabeza. — Podría ayudarte, lo sabes. — Lo único que quieres es que te salven el pellejo. — Sonrío. — Si no es por esto que te meten a la cárcel será por violación. Él se mantiene en un enorme silencio, tomo sus hombros y le sonrío. Él se tensa y niega suavemente con la cabeza, trata de mostrarse despreocupado pero el lenguaje corporal lo traiciona. Está nervioso. — Todas las copias fueron borradas... — Susurra frío. — ¿Estás seguro de eso? Su silencio permanece y poco después comienza a palidecer. Palmeo sus hombros suavemente como si estuviera reconfortándolo. Él niega con la cabeza y traga saliva pesadamente. — Buena suerte.— Le susurro. — Tú pelea por salvar tu culo de la cárcel y déjame a mí pelear por lo mío, ¿vale?

Lo suelto y comienzo a avanzar ajustándome la chaqueta que llevo. Estoy a punto de sacar las llaves del coche cuando vuelvo a escuchar la voz de Taehyung seguido de una risa. — ¿Es por Jimin cierto? Me detengo en seco al escuchar su nombre. Aprieto mis labios con fuerza y me doy la vuelta lentamente, Taehyung está cruzado de brazos y con una sonrisa burlesca en sus labios. Siento mis ojos oscurecerse y una terrible necesidad de ahorcarlo allí mismo. — ¿Me equivoco? — Repite. — ¿No quieres tener la situación bajo tu control para salvarle el pellejo a él? Escuché que peleaste recientemente con Anthony en su antigua visita por acercarse a él. — Jimin es punto y aparte en esta pelea. — Espeto sintiéndome enojar. — Es cierto que no me gustaría que se acercaran a mi muñeco y haría hasta lo imposible para que no le toquen un cabello, pero no Taehyung, él no es la razón por lo que hago lo que hago. — ¿Cuánto tiempo crees que podrás alejarlo de esto? ¿Hasta que se de cuenta quién eres? ¿La doble vida que te llevas? — Él se acerca. — Una cosa es que juegue con un adolescente enfermo y otra completamente distinta con un asesino desquiciado. — Aunque lo supiera seguiría conmigo. — Una sonrisa asoma por mis labios. — Lo tengo. — ¿Lo tienes? ¿O eso quiere que creas? — Taehyung vuelve a reír y alza sus hombros. — Se está volviendo listo Yoongi, no es tan ingenuo como antes. — Dice mientras saca su teléfono. — Te encargaste de quitarle la inocencia, bien, ahora él usará ese mismo aprendizaje en tu contra. — Cansa escucharte, tus rodeos son infernales. — Estás dispuesto a hacerte cargo de Jimin, ¿pero estás dispuesto a hacerte cargo del monstruo en el que lo convertirás? — Aún la falta mucho para llegar a eso Taehyung. — Niego con la cabeza. — Mi objetivo es domarlo no convertirlo en una bestia. — Oh, ¿entonces crees que él se arrastrará a tus pies toda la vida? ¿Que te seguirá sin rechistar? Tarde o temprano te apuñalará por la espalda brutalmente y lo sabes.

— Que lo intente, será divertido. — Creo que no comprendes lo que estás haciendo. Jimin es un buen chico y si hay un momento para dejarlo es ahora, este asunto está traspasando tu vida personal y terminarás involucrándolo. — ¿Te importa? Hasta donde tengo entendido Jimin y tú no son amigos, ¿qué acaso te preocupa? — Jimin no merece esto. — Nadie lo hace, nadie merece las cosas que le pasan, ¿cierto? — Yoongi solo estoy intentado ser razonable. — ¿Igual de razonable como cuando drogaste y violaste a Jungkook? Claro, eres un excelente ejemplo a seguir. — Yoongi detente. — Te dejaré algo en claro Taehyung. — Me acerco a él y lo tomo de la camisa antes de irlo a estrellar contra el capó del auto. — Fue divertido jugar contigo durante muchos años y tú mejor que nadie sabes las cosas a las que puedo llegar. Agradece que hemos regresado porque a estas alturas tú ya estarías muerto. Sus ojos me examinan fijamente, un odio potente crece en sus pupilas. — Está bien, me deshago de Jimin... ¿sabes entonces por quién iría? — No te atreverías. — Susurra tratando de zafarse con molestia. — ¡No te atreverías! — Jungkook en realidad siempre fue mejor candidato que Jimin, pero respeto tu propiedad ya que tienes los ojos bien clavados en él. — Me acerco a él. — Pero veo que comienzas a acercarte más de lo debido a Jimin y haré absolutamente todo para aferrar a Jungkook. Será mío, ¿entiendes? Y no podrás hacer nada para zafarlo. — ¿Te encanta arrebatar cosas cierto? — Su voz sale como veneno puro de sus labios. — Te encanta sentirte poderoso aferrando personas, asesinándolas, el poder que ansías es tan enfermo como tú. — Tu discurso hubiera quedado si quisiera ser algún tipo de político, sin embargo lo único que deseo, tristemente, es largarme a un lugar muy lejano con Jimin y tenerlo bajo mi control total. No me interesa nada más. — Estás obsesionado con él.

— Así como tú lo estás con Jungkook. El berrinche que hiciste cuando se fue nunca lo olvidaré, te volviste loco. — Yo no... — Lo perdiste Taehyung. — Ataco y lo suelto. — Pese a que los haya encontrado revolcándose hace unos meses no significa que podrás conquistarlo y tenerlo el resto de tus días. Está buscando una venganza ciega cuando su peor enemigo está junto a él, ¿sabes cómo reaccionará cuando eso pase? — No si nunca se entera. — Por favor. — Ruedo mis ojos divertido. — ¿Realmente eres tan idiota para creer que nunca se enterará de lo que hiciste? Si no se entera por Jackson será por alguien más. Si fuera tú lo dejaría ir antes de que sea demasiado tarde. Él sigue en silencio, aprieta sus puños. — No te enojes conmigo Taehyung, tú te hundiste solo al no tomar precauciones, te lo advertí demasiado tiempo y nunca me hiciste caso. Es cuestión de tiempo antes de que te pongas la soga al cuello. — ¡Ya entendí, mierda! — ¿Entonces qué harás? Tienes dos posibilidades. — ¿Cuáles? — Uno, la ética y moralmente correcta. — Río. — Le dices a Jungkook lo que hiciste, te disculpas y aceptas tus consecuencias. Vas a la cárcel, aprendes la lección y sales años después para no cometer nunca el mismo error. — ¿Y la otra? — Lo que yo haría y no te recomiendo seguir. Él sigue en silencio, me acerco a él y rebusco en mis bolsillos hasta sacar un trapo que voy desenvolviendo hasta dejar un cuchillo de mango plata a la vista. Taehyung abre sus ojos perplejo y niega con la cabeza. Yo tomo el cuchillo y se lo pongo en la palma en la mano. — Opción dos Taehyung. — El mantiene la vista fija en el cuchillo antes de levantar la mirada. — Mátalos a todos.

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Jimin pov "El grupo L se ha movido por todo el este de Estados Unidos, avanzando peligrosamente al centro y amenazando con llegar al Oeste en un par de días. Han habido poco más de cien muertes en la semana después de la gran explosión en Nueva York y el atentado que se dio dos días después donde muchas personas fueron heridas. Italia está en alerta roja después de las bombas en Roma que volaron miles de casas, edificios y provocó miles de muertes. El ejército está haciendo todo lo que tiene en sus manos para atrapar a cualquier persona de este grupo e interrogarlo, tengan mucho cuidado al salir a la calle." Observo la radio y a mi madre apoyada en el taburete mordiendo su uña. Apaga el aparato bruscamente y observa por la ventana con una gran preocupación, me voltea a ver a mí poco después. — ¿Qué sucede? — Pregunto tragando los cereales. — Es muy preocupante lo que está sucediendo aquí en América. — Dice sentándose frente a mí con delicadeza. — No es seguro. — Es terrible. — Susurro. — Desearía que ya no hubieran más muertes, ¿por qué el mundo debe ser así? — No lo sé Jimin. — Ella suspira. — Quizás estaríamos mejor en el extranjero y no acá. — ¿De qué hablas? — Pregunto asustado. — Que quizás... — Hace una pausa y suspira. — Que quizás estaría bien que fuéramos al extranjero, vivir en otro lugar. — Pero... ¡pero yo tengo aquí a mis amigos! ¡La casa! ¡Mi colegio! — Exclamo. — Sé que no es fácil Jimin, pero prefiero que hagamos ese sacrificio a arriesgarme a que te pierda o tú me pierdas. — Dice ella. — Sacarte de la escuela a estas alturas es muy complicado, el año nuevo comienza en una semana así que podríamos esperar a que finalices. — Pero tengo beca para la Universidad Linsday, no puedo irme de Estados Unidos. — Suplico con la mirada. — Por favor mamá.

— Eres legal ahora Jimin y eres responsable de las cosas que haces, tú tomas tus propias decisiones. — Baja la mirada. — Pero lo que es seguro es que aquí ya no estamos completamente a salvo. — Nunca lo estamos, hemos pasado por muchas cosas similares y nunca dijiste nada. — Alzo una ceja. — ¿Por qué ahora sí? Mi madre se mantiene en silencio y niega con la cabeza antes de darle un trago a su café. Espero su respuesta pero nunca llega. Finaliza el café y se levanta agarrando unas llaves. — Llegaré tarde, por favor me mantienes informada dulzura. — Ella me sonríe débilmente. — Tendré juntas hasta tarde y seguramente regresaré en la madrugada. — Estaré bien. — Le sonrío débilmente. — Quizás salga a hacer unas cosas, quién sabe. — De acuerdo. — Ella asiente y revisa su reloj. — Nos vemos mañana Jimin, con cuidado. — Cuídate mamá. Ella sale del departamento dejándome solo. Suelto un suspiro y finalizo mi desayuno rápidamente, lavo los trastes y abalanzo al cuarto para vestirme. Agarro una camisa blanca y una chaqueta brillante azul, verde y amarillo que me queda de maravilla, unos jeans ajustados y unos tenis. Me termino de arreglar y agarro mi teléfono con una sonrisa. "Voy para allá" No espero la respuesta y lo guardo. Me pongo loción y agarro mis llaves antes de salir del departamento a paso veloz. Es triste no tener un auto así que me conformo con un taxi al que le indico por dónde ir, me acomodo nuevamente con el corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho, tomo un respiro y espero para llegar. Bajo corriendo del taxi después de pagar y recibir mi cambio. Veo el parque a lo lejos y atrás un restaurante de hamburguesas al carbón, sonrío y me acerco rápidamente hasta llegar a la entrada. Observo de izquierda a derecha hasta que mi vista se bloquea por completo cuando unas manos cubren mis ojos. Esbozo una sonrisa. — ¿Adivina quién es? — Preguntan en mi oído. — ¿Santa Claus? — Bromeo. — Porque espero muchos regalos.

— Cerca, si te daré un regalo pero no soy Santa Claus. — Ríen. — ¿Eres el reno? — Esta vez río. Siento la risa chocar agradablemente contra mi oído y después un cálido beso en mi mejilla. Mis ojos son destapados y me volteo con una sonrisa para abrazar con fuerza a Mingyu detrás de mí. — ¿Llevabas mucho esperando? — Pregunto lamiendo mis labios. — Casi nada. — Él pasa su brazo por mi cuello provocando que sonría. — Reservé una mesa en la terraza, espero tengas hambre. — Desayuné muy ligero, seguramente el apetito no me tarda en entrar. — Apoyo mi cabeza en su hombro y volteo a verlo con timidez. — ¿Tú? — No he comido nada. — Pellizca mi nariz. — Vamos. Nos acercamos al restaurante y pedimos la mesa con reservación. La señorita asiente y nos lleva al piso de arriba donde hay una agradable terraza, mesas de madera con sombrillas amarillo mostaza y sillas elegantes con detalles de flores en el respaldo. Sonreímos y nos vamos a sentar, agarro la carta con ojos curiosos. — ¿Ya sabes qué vas a ordenar muñeco? Quizás algo frío con qué cortarte. Levanto la vista viendo a Yoongi fijamente frente a mí con una sonrisa. Siento mi sangre helarse y mi corazón latir más lento, con dolor. — ¿Jimin? Aprieto mis ojos y al abrirlos veo a Mingyu nuevamente frente a mí con una expresión de preocupación. Niego con la cabeza y río. — Lo siento, me perdí. — Río de nuevo. — ¿Qué pasó? — Que si ya sabías qué pedir, hay hamburguesas y cortes de carnes frías. — Repite él cálidamente. — Hamburguesas, pediré una de pollo. — Cierro la carta. — ¿Tú? — Yo creo que pediré una hamburguesa de chipotle, llevan tiempo recomendándola. — Él deja igualmente la carta de lado. — ¿Quieres que pidamos unas papas a la francesa al centro? — ¡Sí! — Exclamo feliz. — ¡Las amo! — Me he dado cuenta que te gusta mucho la comida rápida. — Bromea.

— No es mi culpa que sea tan rica. — Alzo mis hombros. — Me encanta la pizza. — Casi siempre comes pizza. — Por eso mismo. Él vuelve a sonreír. Una mesera se nos acerca y pedimos una cerveza clara cada uno junto con la hamburguesa. Ella asiente anotando un par de cosas y se retira dejándonos nuevamente solos, Mingyu mantiene la vista fija en mí antes de tomar delicadamente mi mano para sobarla. — ¿Quieres que vayamos al parque después? — Pregunta. — Me resulta tedioso pedirte ir al cine. — ¡Claro! — Asiento divertido. — ¿Cine es muy cliché para tu gusto? — Eres especial así que mereces algo especial. —Dice sin dejar de sobar mi mano. — ¿Me equivoco? — No lo creo. — Me ruborizo y bajo la mirada. — Bueno, yo la verdad no encuentro algo diferente en mí. Solo soy un adolescente normal viviendo una vida normal. — Hay algo que te hace diferente. — Él deja de sobar pero no me suelta. — No lo sé, eres un chico tierno y a la vez muy sexy, muy loco y tranquilo al mismo tiempo. — ¿Crees? — Alzo ambas cejas. — Te la pasas bailando en clases, por alguna extraña razón eres amable con todos, pongas lo que te pongas te queda de maravilla. No supero verte con lentes, te conviertes en un nerd muy caliente. — ¿Crees que soy caliente? — Juego un poco ladeando mi cabeza. — Muy caliente. — Repite. — Coqueto. — Ataco sacándole la lengua. — ¿Yo? ¿O tú? — Ataca de vuelta. — Tú. — Lo señalo con mi mano libre, él la atrapa con una sonrisa y toma con fuerza ambas. — Me estás coqueteando en este momento. — Siempre te estoy coqueteando, Jimin.

— No tienes perdón. — Niego con la cabeza increíblemente rojo. — Te gusta que sea coqueto contigo, tú también siempre estás encontrando la forma de provocarme. — Es encanto natural, Mingyu. — Le guiño el ojo. — ¿Lo ves? Acabar de hacerlo. Vuelvo a reír y separamos nuestro agarre cuando la mesera llega con nuestras bebidas. Cada quien agarra la suya y las chocamos antes de darle un trago. Dirijo la vista a la calle que está casi vacía, pocas personas van pasando por allí. — ¿Jimin? — Llama Mingyu sacándome de mi letargo. — ¿Puedo preguntarte algo? — Claro. — Asiento. — Yo... — Él frunce sus labios. — No soy una persona que juzga y prefiero escucharlo de tu propia boca sabiendo que me dirás la verdad. Por eso he decidido preguntarte directamente a ti... Me tenso, eso no suena para nada bien. Asiento con delicadeza esperando lo que Mingyu pueda decirme. Él lame sus labios y desvía unos segundos la mirada antes de observarme y jugar un poco con sus manos buscando cómo empezar. — Ahora con la desaparición de Irene y todas esas cosas, han comenzado a salir rumores. — Explica él. — Sobre todo del día de la reunión. — De acuerdo... — Agarro la cerveza y me aferro a ella. — Te dejé solo para buscar a mi madre pero ella no me buscaba, según Chanyeol, Yoongi le había dicho. — Siguió él, tragué saliva pesadamente. — Nos encontramos ya después en la cena pero Chanyeol me dijo que te vio con Yoongi. — Sí... — Susurré con voz temblorosa, maldije por eso. — Sé que no es de mi incumbencia Jimin, y sabes mejor que nadie yo nunca te voy a juzgar por las acciones que tomes. — Dice él suavemente. — Pero si me gustaría saber algo. — ¿Sí Mingyu? — Pregunto aferrándome cada vez con más fuerza a mi bebida. — Yoongi y tú... — Muerde sus labios y por un momento parece dudar. Le doy otro trago a mi cerveza en lo que espero que siga, todo puede pasar. — ¿Fueron... novios? ¿Salieron juntos o algo...?

Casi me atraganto nuevamente. Tapo mi boca y trago con dificultad antes de comenzar a reír con fuerza. ¡Oh dios, esa fue buena! — No, no. — La risa es inevitable. — Yoongi y yo nos conocemos porque nuestras madres se llevan bien, solo eso. — ¿Entonces no son nada? ¿Ni lo fueron? — Vuelve a preguntar todavía preocupado. — No Mingyu, no lo fuimos. Nunca fuimos novios o cualquier cosa del estilo. — Suspiro y observo la mesa con una mueca. — Es... complicado. Pero no hay nada amoroso, solo una relación "normal", apenas nos hablamos. — Oh, de acuerdo. — Parece muchísimo más aliviado. — Gracias y lamento haberlo preguntado. — No te preocupes. — Sonrío para reconfortarlo. — Es normal que tuvieras curiosidad. Ambos nos sonreímos de nuevo antes de que las hamburguesas lleguen. Comemos alegres con pláticas casuales, una que otra más profunda o divertida. Lo que me agrada de Mingyu es que puedo hablar de cualquier cosa, es muy espontáneo y alegre, se lleva la vida tranquila y sin problemas. Eso me agrada, es espontáneo pero por buenas vías. Hacemos varias actividades juntos después de la escuela, a veces voy a cenar a su casa, salimos a pasear por allí, vamos por un helado, nos dirigimos a la biblioteca pública a hacer tarea... realmente hay de todo. Finalizamos de comer y nos dirigimos al parque con el estómago lleno y energía bastante positiva. Nos sentamos cerca de una fuente y compramos un helado que vamos comiendo mientras platicamos. La tarde comienza a caer hasta que hace fresco y el cielo se torna rosa y morado. — El tiempo vuela. — Dice él levantando la vista al cielo, imito su gesto. — ¿Estaba rico el helado? — Mucho. — Observo el vaso que se encuentra vacío y con una servilleta hecha bolita dentro. Me estiro para tirarlo a la basura junto a mí y regreso la vista al Mingyu. — ¿El tuyo? — También. Me encantan los conos, son buenos. — Dice él sonriendo. — ¿Harás algo más esta noche?

— Seguramente llegaré a ver películas o dormirme, estoy algo cansado. — Bostezo inevitablemente. — ¿Qué hora es? — Las siete con veintitrés minutos. — Él observa su teléfono y lo vuelve a guardar. — ¿Quieres que te lleva a casa? — Está bien, no quiero alejarte y las calles están cerradas por el desfile navideño que harán pasado mañana. — Agarro sus manos y las aprieto. — Pero gracias, me divertí mucho. — Claro. — Él me sonríe y me ayuda a levantarme. — ¿Pedirás taxi? — Quizás camine, tengo ganas de mover un poco el esqueleto. — Me sacudo dramáticamente haciendo reír a Mingyu. — ¿Te veo entrando a clases? — Claro que sí Jimin. — Él asiente de nuevo y muerde sus labios. Asiento de vuelta y lo abrazo con fuerza antes de sonreírle cálidamente y darle la espalda para avanzar. Doy un par de pasos cuando escucho su voz detrás de mí. — ¡Jimin espera! — Dice él. — ¿Sí? — Me doy la vuelta. — Estás olvidando mi regalo. — Dice él sacando de su bolsillo una pequeña caja verde con un moño azul. — ¡Oh! — Corro hacia él torpemente. — ¡Gracias, no debías! — Feliz navidad, adelantada por dos días. — Él ríe y me extiende en regalo. — Ábrelo. Lo tomo con una sonrisa y quito el listón con suma delicadeza. Rasgo el papel de costado para evitar mucho estrago y veo otra cajita color negro que es muy suave. Mingyu tira los papeles y me extiende la cajita con una sonrisa. La tomo y la abro ahogando un grito. — ¡Es precioso! — Digo tomando el collar de plata con una esmeralda en el centro. — ¡Dios es bellísimo! — Pensé que te quedaría muy bien así que... — Sonríe de vuelta. — Decidí comprártelo. — No debiste. — Niego con la cabeza y muerdo mis labios. — Gracias, de corazón. — Te lo pondré, date la vuelta.

Obedezco al instante sintiendo el frío material rodear mi cuello y caer un poco sobre mi pecho. Mingyu batalla un poco con el cierre hasta que escucho el pequeño clic que me confirma que ya está puesto. Me doy la vuelta y bajo la mirada. — ¿Cómo me queda? — Pregunto. — Muy bien. — Él sonríe. — Sabía que te quedaría, tengo excelente gusto. — ¡Ay sí! — Bromeo dándole un codazo. — Es realmente bello, gracias. — No es todo. — Vuelve a sacar algo de su bolsillo que mantiene oculto en su puño cerrado. — ¿Quieres saber qué es? — Ajá. — Asiento emocionado. — Observa. Bajo la mirada a la palma de su mano encontrándola vacía. Alzo una ceja y levanto la vista nuevamente justo cuando sus labios atrapan los míos coquetamente dejándome helado y en shock total. Suspiro un poco y cierro mis ojos dejándome llevar por aquel beso que es intenso pero muy dulce. Mingyu me toma con delicadeza de la nuca para juntarnos más mientras sus labios se mueven sobre los míos con firmeza y delicadeza, sin poner la lengua de por medio. El roce es bastante ágil, es un muy buen beso. Lo rodeo poco a poco con mis brazos y parándome un poco de puntitas para alcanzarlo ya que él es muy alto para mí. Él baja sus manos ahora para tomar mi cadera y alzarme un poco para que conectemos mejor. Finalmente el beso sube de intensidad y me pierdo zafándome del mundo para sentir el dulce pero apasionado beso que me está dando. Espero mordidas, gruñidos o cierta brutalidad apasionada y ruda en el beso pero la realidad y el pensamiento me caen como un balde de agua fría cuando lo pienso: "oh— oh, no es Yoongi." Bah. Parece que me tocará a mí dar el paso. Me decido a morder sus labios pero él se separa con una sonrisa y soba mi mejilla. Sus ojos se clavan en mí y me observa con coquetería. — No esperaba que fueras a seguirlo. — Susurra. — Pues ya ves. — Esta vez yo soy el primero en sonreír sin enrojecerme. — Sé mi novio.

¡Alto! ¿Qué? Abro mis ojos perplejo. — ¿Tú novio? — Pregunto en voz baja y en confusión y sorpresa total, me ha tomado completamente desprevenido y su propuesta fue muy abrupta. — Sé mi novio. — Toma mis brazos y me jala a él pegando nuestros pechos. — Me gustas mucho Jimin, yo... creo que también te gusto. — Me... gustas. — Digo aunque por alguna extraña razón no sueno muy convencido de ello. — ¿Entonces qué dices? — Peina mi cabello hacia atrás. — Tú y yo, comiendo pizza una noche, siendo una pareja feliz con muchos gatos. Inevitablemente suelto una risa pero la presión detrás de esa pregunta es lo que me deja helado. Siento el repentino deseo de correr, siento mariposas en el estómago pero al mismo tiempo una enorme confusión y vacío. Una parte lo desea y otra simplemente se niega. ¿Qué está pasando? ¡Mierda solo quiero acabar con esto ya! ¡¿Es tanto pedir?! — Acepto. — Digo abruptamente sin dejar de tomarlo. — ¿En serio? — Él abre sus ojos perplejo y una sonrisa ilumina sus ojos. — Hagámoslo. — Digo sonriente. — Seamos una pareja feliz. Acepto ser tu novio. Mingyu no parece creerlo hasta que la realidad poco a poco la cae. Sonríe tan grande que siento que mi pecho se oprime y me abraza con fuerza antes de plantar otro beso cargado de euforia y esperanza en mis labios. Apenas puedo respirar cuando vuelve a besarme. — ¡Increíble! ¡Realmente accediste a ser mi pareja! — Dice contento. — ¡No puedo creerlo! — Pues comienza a creerlo... — Muerdo mis labios. — Novio. Volvemos a besarnos entre risas. Él me carga y vuelve a abrazarme con fuerza mientras yo cierro mis ojos y siento mi alma irse a mis pies. Oh dios mío... ¿Qué he hecho? . .

El festejo con mi nueva pareja parece extenderse unos minutos más de lo que creía, pero está bien... ¡No, no está bien! Me pego repetidas veces la cabeza contra la pared. — ¡Idiota, idiota, idiota! — Me digo golpeándome con más fuerza. — ¡Eres un idiota! Aún me faltan un par de calles para llegar a la casa y está oscuro, me duelen los pies y llevo más de una hora regañándome. Me urge llegar a la casa y simplemente gritar toda la noche. Sigo avanzando sintiendo unos pasos detrás de mí. Unos hombres se van paseando tranquilamente y otra chica en la calle. Debo frenar esta paranoia o terminaré con un infarto un día de estos. Sinceramente. Sigo avanzando escuchando los pasos detrás de mí y palmeo mis bolsillos hasta sentir las llaves. Toso un poco y me abrazo a mí mismo debido al frío que comienza a hacer, avanzo un poco más rápido hasta ver más siluetas llegar frente a mí y detenerse en la esquina. Me detengo yo también al tener un mal presentimiento y volteo detrás de mí observando a los otros dos hombres detenerse igualmente. Siento el pánico cuando veo unos cuchillos en sus manos y la forma tan rápida en la que comienzan a avanzar hacia mí. Comienzo a correr por la calle para llegar a la otra cuadra escuchando sus pisadas detrás de mí. Siento mi corazón bombear con fuerza en mi pecho mientras sigo corriendo. Me meto a un callejón con la esperanza de acabar del otro lado pero un enorme muro se alza frente a mí. Niego con la cabeza y retrocedo pero me detengo al ver a los cuatro hombres frente a mí. — Danos todas tus cosas y evitemos problemas. — Dice el más alto acercándome a mí. — ¡Dame tu dinero, teléfono y todo lo que llevas! — No haré eso. — Susurro retrocediendo. El hombre se acerca a mí y un fuerte disparo se escucha haciéndome gritar y agacharme. — ¡No te lo pediré dos veces! — Sisea. — ¡Tus cosas! Deslizo mis manos dentro del pantalón pero él me toma con fuerza de los brazos y me levanta para irme a colocar contra el muro. Siento mi corazón latir con fuerza cuando me examina a través de la tela negra de su máscara. — Un niño bonito no debería pasearse solo por la noche. — Pellizca mis mejillas con fuerza haciéndome gruñir y observa a los de atrás. — Cambio de planes.

Me tira al suelo y trata de inmovilizarme tomándome con fuerza. Grito y pataleo cuando comienzan a desabrochar mis pantalones y veo a los otros dos igualmente irse quitando la ropa. Dos me logran inmovilizar tomando mis piernas mientras yo sigo gritando y pataleando. ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no puede estar pasando! — ¡Quédate quieto! — Grita y me abofetea tan fuerte que el sabor metálico de la sangre no tarde en hacerse presente en mi boca. Lloriqueo y me toma con fuerza del cabello. — Sé un buen chico o nos obligarás a ser malos contigo. Le escupo en la cara y lo pateo en su entrepierna haciéndole gritar. Los otros hombres me golpean mandándome nuevamente al suelo y tirándome. Me arrastro como puedo pero me vuelven a tomar de las piernas haciéndome gritar nuevamente y llorar entre súplicas. Me sacudo y me aferro a la grava sintiendo el raspón que comienza a destrozar las palmas de mis manos. — ¡Mátenlo! — Grita el hombre quitándose la saliva de su rostro. — ¡Mátenlo y después lo tomaremos! Me cubro y cierro mis ojos al escuchar el seguro de las pistolas ser destrabadas. Me pongo pecho tierra y me cubro con mis manos la cabeza comenzando a llorar hasta que escucho unos gritos y unos fuertes disparos. Me mantengo con la vista fija en el suelo escuchando más disparos y más gritos. Tiemblo y cierro mis ojos con fuerza hasta que duelen. Pierdo noción del tiempo, lo único que deseo es que ya termine, que la maldita bala cruce mi cabeza y terminar, ¡terminar ya! El silencio se hace presente junto con otras pisadas. Me toman agresivamente del brazo y tiran hacia arriba, inmediatamente suelto un grito y suelto un puñetazo pero mi mano es agarrada en el aire. Mis piernas tiemblan y las lágrimas siguen saliendo. — Yoongi... — Susurro quebrado. Él niega con la cabeza sin expresión alguna en su rostro y guarda la pistola. Observo con lágrimas en los ojos a los hombres muertos en el suelo en un charco de sangre que se va formando, tiemblo y ahogo un grito al sentir mis lágrimas volver a salir. Me zafo bruscamente de él y le brinco al cuello para abrazarlo con todas mis fuerzas. Lo aferro a mí como puedo hundiendo mi rostro en su cuello y comenzando a llorar. Mi corazón sigue latiendo con fuerza pero él se mantiene estático. Le escucho suspirar y devolverme el abrazo delicadamente mientras soba mi espalda. — Estás bien. — Dice. — Ya pasó.

Niego con la cabeza y lo abrazo con más fuerza. Él me separa un poco de él y me rodea por el cuello para que comencemos a avanzar. Limpio mis ojos con mis mangas de la chaqueta que llevo causando que la zona inferior de mis ojos comience a arder. — ¿Cómo...? — Hipeo. — ¿C— cómo m— me encontraste? — Si crees en algo, agradécele que estuviese pasando por aquí y escuchara el disparo. — Contesta fríamente. — Vine a dejar unas cosas y mira, qué bueno que lo hice. Llegamos a un coche negro estacionado no muy lejos de allí. Yoongi abre la puerta y me mete dentro para después él entrar y prenderlo sin decir ni una palabra. — G— gracias. — Es lo único que digo observando mis manos que están sangrando. — No agradezcas. — Dice él finalmente arrancando sin dirigirme la mirada. — No es como si tuviese muchas opciones. Trago duro y observo que se va en sentido contrario al que yo voy. Observo la ventana y luego lo observo a él confundido. — Y-Yoongi. — Susurro. — M— mi casa está por a— allá. — Sé dónde queda tu casa idiota. — Espeta. — No te llevaré allá, necesitas curarte y descansar. ¿Crees que te dejaré allí solo? — ¿A d-dónde iremos? — Pregunto. — A mi departamento. — Contesta. — ¿Tienes departamento? — Pregunto limpiando nuevamente mis ojos. — Desde que regresamos del viaje, pocos días después me conseguí el mío. — Explica sin voltear a verme. — Mi madre y yo no hemos tenido una relación precisamente buena así que me estoy mudando. Aún voy a la casa muchas veces porque faltan cosas, pero al menos ya tengo un espacio personal. Me limito a contestar y bajo la mirada nuevamente a mis manos. Me siento tranquilo y extrañamente seguro estando junto a él, es inevitable. Muerdo mis labios y lentamente deposito mi mano en su pierna aunque lo manche de sangre pero necesito sentir que está realmente allí. Espero que se tense o retire la mano pero no hace ni una ni otra. Observa mi mano antes de dirigir la mirada nuevamente hacia mí. Vuelve la vista al camino y deja una mano al volante para bajar la otra. Inesperadamente coloca su mano libre sobre la mía y da un apretón. Siento mi

corazón latir con más rapidez y desvío la mirada avergonzado pero con una estúpida sonrisa en la cara al sentir que no retira su mano y la deja allí. Él tampoco dice nada al respecto pero sé que piensa lo mismo que yo, lo sabe... lo sé. Estamos jodidos el uno sin el otro.

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Jimin Pov

El trayecto es demasiado corto, al menos eso siento ya que me he quedado dormido sin darme cuenta. Yoongi me agita con cierta fuerza y me avisa que llegamos, sale del coche y cierra la puerta con fuerza detrás de él. Me reincorporo aún adormilado y observo el entorno pero no sé dónde pueda estar. Es una calle con muchos árboles y altos edificios visualmente agradables para la vista. Es un lindo lugar, viejito pero luciendo bonito. Yoongi golpea la ventanilla sacándome de mis pensamientos. Sacudo mi cabeza y salgo del auto y me coloco junto a él para ingresar a un edificio blanco bastante alto con un hall hecho de loza blanco y fuentes de mármoles muy elegantes. La alarma suena detrás de nosotros y Yoongi me toma de los hombros para guiarme por unas escaleras que comenzamos a subir. Llegamos al cuarto piso y él saca una llave para abrir una de las dos puertas que se encuentran allí. Espero en silencio observando mis manos que arden como el mismo infierno y el dolor en mi mejilla que aún está presente. No quiero verme, seguramente estoy hecho un desastre. Él finalmente abre la puerta e ingresamos a un enorme espacio color blanco, es increíblemente vasto y eso que hay varios muebles. El lugar es sencillamente inmenso, quizás del tamaño de mi departamento, ¡y eso que es la pura sala! — Ven. — Me llama. Lo sigo a un arco gigante con pequeñas telas de colores que caen. Las pasamos e ingresamos a un enorme cuarto con una cama roja y negra, luces moradas y rojas, distintas affiches estilo 80's o 70's colgados y una gran pantalla. Examino el lugar con enormes ojos. — El baño está allí. — Yoongi señala la puerta de madera abierta permitiéndome ver un baño algo pequeño comparado con la inmensidad de la habitación. — Báñate y sales para que te cure las heridas, podrás dormir en el cuarto o en sala, como más te acomode. Sigue y se acerca a mí para tomar mi rostro entre sus cálidas manos y examinarme de cerca: — Sí... te dieron un feo golpe.

Río un poco y sorbo por la nariz. Él soba un poco detrás de mi nuca haciéndome temblar. — Mi muñeco lindo... — Susurra suavemente. — Esos hombres feos pagaron por lo que te hicieron aunque merecían mucho peor. — ¿Por qué me hablas como si fuera un niño? — Pregunto con una suave risa. — Esos cabrones hijos de puta no merecieron ni una pizca de lo que pudieron haber merecido. Yoongi coloca su índice en mis labios. — No es bueno decir malas palabras muñeco. — Alza ambas cejas. — Haré algo de cenar mientras tanto, apúrate. Me suelta y sale de la habitación dejándome solo. Relamo mis labios y suspiro pesadamente antes de ingresar al baño y cerrar la puerta. Me comienzo a quitar la ropa que doblo y pongo sobre un estante. Me observo al espejo y evito soltarme llorar; mi estado es realmente deplorable. Lleno de mugre, sudor y sangre, heridas y cara larga, ojos hinchados y rojizos y cabello alborotado y sucio. ¡Dios, qué horror! Abro la llave del agua y para mi suerte es la caliente. Agarro el shampoo y me pongo una porción exagerada pero me siento sucio, sucio, sucio. Me tallo en todos lados, como si aquella pudiera lavar y quitar el tacto de los hombres sobre mi piel. Todo se llena de vapor y creo que paso más de una hora allí, mis dedos parecen los de una persona de cien años y mis piernas duelen, por suerte, me siento mucho más tranquilo y relajado. Salgo y busco con la mirada una toalla pero no hay ninguna. Muerdo mis labios y busco ropa pero no hay nada, mierda. Me metí a balar sin nada que ponerme encima. — ¿Yoongi? — Llamo en voz alta y corro a meterme a la ducha nuevamente. La puerta se abre unos segundos después y escucho las pisadas de Yoongi acercarse. — ¿Sí? — Pregunta desde afuera. — ¿T— tienes una toalla? — Pregunto tímidamente. — ¿Y r— ropa? — Cierto. — Dice él. — Dame un momento muñeco. Suspiro aliviado y lo escucho alejarse. Es extraño que se esté comportando tan dulce conmigo, no me da tan buena espina pero agradezco lo que ha hecho. Realmente lo agradezco. Él vuelve a entrar y toca la puerta de la regadera. Abro un poco para tomar la toalla y agradecer. Cierro nuevamente y me la enrollo en la cintura antes de salir con las

mejillas rojas, Yoongi me observa fijamente y me tiende después una camisa blanca muy holgada y grande. — Creo que te queda. — Me la extiende. — Gracias. — Susurro y lo observo. Yoongi parece comprender mi mensaje ya que gruñe y sale del baño. Río un poco ante su berrinche y me seco perfectamente el cuerpo antes de ponerme el camisón. Dejo la toalla de lado y dejo la tela caer sobre mi cuerpo, me llega a la mitad del muslo, quizás un poquito más abajo. Las mangas me quedan largas así que tengo que sacudirlas un poco para que suban y mis manos queden libres. — Dios esto es tan vergonzoso. — Susurro viéndome al espejo. Realmente no llevo nada más abajo, solo el maldito camisón, siquiera ropa interior. Sacudo mi cabello repetidas veces y suspiro pesadamente antes de volver a subir las mangas de la camisa y salir del baño sin hacer ruido. Un rico olor hace rugir mi estómago y acercarme con rapidez a la cocina. Abro mis ojos perplejo al ver a Yoongi cocinando tranquilamente, cogiendo la sartén y volando las verduras al aire para volverlas a atrapar con música jazz de fondo. Esbozo una sonrisa algo estúpida pero es muy divertido verle en esa situación, ¿quién lo diría? — Siéntate. — Se voltea y apunta con su barbilla un banquito alto frente a la barra, allí hay un mantel puesto con los cubiertos. — Ya casi está. — No sabía que cocinabas. — Comento sonriente mientras me voy acercando. — Te sorprenderías de la cantidad de cosas que sé hacer. — Contesta, me percato que él lleva una pijama color negro. — Hice carne con legumbres, ¿está bien? — Perfecto. — Asiento y finalmente me siento observando el plato. — Encontré un pudín de chocolate, te lo puedes comer después. — Menciona. — Es cremoso así que necesitarás una cuchara. — De acuerdo. — Asiento. — G— gracias... Él no contesta y agarra mi plato para vertir un pedazo de carne y unas verduras. Huele increíblemente bien y mi estómago gruñe en respuesta. Yoongi agarra otro plato y se sirve igualmente, yo agarro el tenedor y pincho un brócoli que me llevo a la boca penosamente.

— Está rico. — Confieso, Yoongi se siente frente a mí y me observa fijamente. — Cocinas bien. — Gracias. — Ahora él agradece y se lleva un pedazo de carne a la boca. — ¿Qué carajos hacías solo a las ocho de la noche? ¿Lejos de casa? Dejo el pedazo en mi boca antes de masticar con lentitud. Trago y el recuerdo de Mingyu me azota la mente helándome por completo, ¿qué se supone que le diga? — S— salí a ver ropa. — Miento. — Me distraje en el parque y decidí volver caminando, no creí que se me fuera a hacer tan tarde. — Realmente tuviste suerte. — Repite. — Si yo no hubiera llegado... Ambos nos mantenemos en silencio y bajamos la mirada. No decimos nada más, el silencio reina y el coque de los cubiertos contra el plato es el único sonido presente. Yoongi es el primero en finalizar y meter su plato al lava— vajillas mientras yo me tomo un poco más de tiempo en finalizar. Yoongi hace lo mismo cuando acaba y abre el refrigerador sacando el pudin de chocolate que me extiende. — Ten. — Dice dejándolo frente a mí. — Te daré una cuchara. Asiento y me da el cubierto que aceptó gustoso. Llevo la mano a la tapa y trato de abrirlo pero parece no querer hacerlo, la presión del aire o algo muy extraño permite la abertura. — ¿Necesitas ayuda? — Pregunta Yoongi. — Lo tengo. — Me defiendo y muerdo mis labios. Me levanto y me apoyo con fuerza tratando de girarlo con una mueca. Yoongi me observa en silencio igualmente de pie. Alza una ceja divertido cuando me alejo y maldigo al sentir el ardor en mis manos. Jadeo en modo respuesta y observo mis manos. — Cenas esto y vamos a curarte. — Él toma el pudin y coloca su mano para tratar de abrirlo. — Espera... Ahora es mi turno de sonreír al ver que él tampoco puede abrirlo. Le doy la vuelta a los taburetes para colocarme junto a él y quitarle el pudin. Vuelvo a agarrarlo y tratar de abrirlo pero Yoongi me lo arrebata y comenzamos a pelear mientras tratamos de abrirlo. — ¡Suéltalo Yoongi! — Digo. — ¡Lo tengo, suéltalo!

— ¡No puedes, estás lastimado! — ¡Ya lo tengo! — ¡Que lo sueltes Jimin! — ¡Ya tronó, déjamelo! — ¡No lo haré, suéltalo tú! — ¡Pero ya está! — ¡Que dejes hacer presión! — ¡Que lo sueltes! — ¡Espera Jimin! — ¡Te dije que lo soltaras! — ¡SUÉLTALO! — ¡NO! — ¡ESPERA, TE DIJE QUE LO...! Plash Es en un segundo cuando el envase del pudin explota en nuestras manos ensuciándonos por completo. Yo grito y Yoongi maldice mientras lo deja de lado y observa horrorizado su camisa manchada de chocolate. Yo tapo mi boca pero una inevitable carcajada suena. — ¡¿Crees que es gracioso?! — Exclama furioso. — ¡Muchísimo! — Me ahogo con mi propia risa. — ¡Deberías ver tu cara! ¡Oh dios! — ¡Deja de reírte! — Brava. — ¡No puedo! ¡Tienes chocolate en toda la cara! Sigo riendo hasta que Yoongi toma el envase y lo oprime con fuerza. Me ahogo y chillo al sentir todo el pudin restante explotar en toda mi cara bloqueándome la vista. Maldigo escuchando la risa de Yoongi de fondo y me alejo un poco. Llevo mis manos a mis ojos y quito el rastro de chocolate que se desliza por toda mi camisa. ¡estoy completamente batido! — ¡Eso no se hace! — Gruño sacudiendo mis manos en la camisa de Yoongi, él gruñe.

— ¡No te limpies en mí, maldita sea! — Gruñe molesto. Me empuja un poco y se quita la camisa entre resoplidos y gruñidos que me resultan divertidos. Observo su pecho desnudo y el rastro de vello que desaparece en la zona V en su parte inferior. Sonrío inevitablemente y sigo batiendo mis manos en su pecho desnudo causando que suelte otro grito. — ¡Estamos a mano! — Me defiendo cuando me lanza una mirada de muerte. — Además es solo piel, se puede quitar. A mí me acabas de ensuciar la única prenda que tenía. — Pagarás por esto. — Susurra lanzando llamas por los ojos. — Solo es chocolate, ¿te va a matar? Dudo que seas alérgico. — Chupo mis dedos. — ¡Oh, está rico! Taehyung me examina de una forma tan intensa que me estremece. Sus ojos parecen brillar y una tétrica sonrisa no tarda en asomar por sus labios causando que hiele en mi lugar. Él da lentos pasos hacia mí y puedo sentir las obscenidades que pasan por su mente, realmente parece hambriento. Muy hambriento. Bien, es aquí cuando salgo corriendo... ¿cierto? — ¡Yoongi espera! — Grito pero es demasiado tarde. — ¡N— no! Él me ha tomado y aventado contra los taburetes. Trato de empujarlo pero mi agarre se vuelve débil al verlo y sentirlo tan cerca, mi corazón va a destrozar mis oídos debido a lo rápido que late y los zumbidos en mis oídos no ayudan en nada. Él me toma y me sienta a la fuerza en el taburete haciendo caer lo que quedaba allí y levanta sus dedos a la altura de mi boca. — Chupa. — Ordena fríamente pero una enferma sonrisa en su rostro. — ¡No lo haré! — Exclamo removiéndome ferozmente. — Deja de resistirte muñeco, sabes que es inútil conmigo. — Susurra lujurioso. — ¡No te dejaré usarme como se te de la gana! — Exclamo. — ¡Ya no puedes hacer eso! — ¿Será a la mala entonces? — Reta con voz rasposa llevándome mil infartos a mis partes más íntimas. — ¡No lo haré! — Exclamo en voz alta.

Observo el líquido que escurre por su pecho deliciosamente y por la comisura de sus labios. En una imagen sumamente cómica así como provocativa que me comienza a hacer mal. Mi corazón late con fuerza y niego repetidas veces con la cabeza hasta que siento mi espalda tocar el frío taburete. Yoongi está encima de mí, colocado entre mis piernas un poco abiertas y una hermosa sonrisa dibujada en su rostro. Él se encarga de succionar su índice de forma provocativa y lamer mi mejilla para quitar un rastro de chocolate. Encajo mis uñas en la palma de mi mano al sentir su lengua viajar hasta mi cuello y allí tirar mi piel con fuerza con sus dientes. — ¡D— detente! — Susurro como puedo, mi cuerpo comienza a reaccionar y esa posición es más vulnerable que nada, estoy acorralado. — No quieres que lo haga realmente, así que no lo haré. — Dice burlón. — Mi pequeño sucio. — ¡N— no puedes hacerlo! — Suplico. — ¡Por favor Yoongi! — Oh, vas a disfrutarlo mucho. Te portaste muy mal y no lo mereces pero seré bueno contigo por lo que pasó esta noche y porque luces sumamente pornográfico ahora mismo. — Soba mis labios. — ¡N— no! — Trato de empujarlo pero no parece hacerlo, sacudo mis piernas violentamente. — ¡Te dije que te detuvieras! ¡T— Yoongi! ¡E— espera...! ¡Oh dios! ¡Oh dios! Cubro mi boca con ambas manos cuando siento sus dientes encajarse en la zona interna de mi muslos, mandando un cosquilleo brutal que me congela y me agita la respiración casi hasta doler. Mi pecho sube y baja conforme siento los besos que va dejando, levantando suavemente la camisa y dejando a la vista mis blancas piernas rozando peligrosamente con mis zonas más sensibles. Él me jala un poco y estira un poco mis piernas y da mordidas juguetones que me vuelan la cabeza. Tiro de mi cabello y muerdo mis labios al sentir sus dientes encajarse en la camisa y jugar con ella soltándome otro gemido. Llevo una mano sobre la tela y hace presión sobre mi glande causando que pegue un enorme brinco y balbucee. — ¿Te gusta? — Pregunta y yo me avergüenzo al ver la tela ligeramente húmeda y la erección que se adueña de mi cuerpo, Yoongi frota un poco haciéndome chillar y temblar, mis uñas están encajadas en mis manos provocándome un terrible dolor.

— N— no lo hagas... — El aliente se me va por completo, ni yo logro entenderme. — No te entiendo muñeco. — Succiona otro dedo frente a mí y sonríe con lascivia. — ¿Los quieres dentro? Niego repetidas veces con la cabeza pero él me toma del cabello y tira un poco mi cabeza hacia atrás. Se acerca casi hasta rozar mis labios y desliza sus dedos debajo de la camisa hasta acariciar mi erección. Trago saliva y abro la boca, una mirada de súplica se instala en mi rostro y la saliva se acumula. — Estás duro. — Ronronea burlón y se aleja. — ¿Quieres que te premie? — N— no. — Pateo un poco pero Yoongi levanta la camiseta dejando a la vista mi erección, chillo agudo y trato de taparme. — ¡No veas, ya basta! — Quita tus manos. — Ordena lentamente. — ¡No! — Lo haré entonces yo. Inmediatamente retiro mis manos sintiendo mis mejillas a punto de explotar. Tapo mi boca al ver a Yoongi inclinarse y aprieto mis ojos con todas mis fuerzas. — ¡Oh mierda! — Grito y arqueo mi espalda para después morder con fuerza mis manos. Un jadeo sale de mi garganta al sentir mi miembro ser engullido por la cálida boca de Yoongi y su lengua juguetear. Mis piernas tiemblan, este es el segundo sexo oral que recibo de Yoongi y sin duda mi cuerpo está enloqueciendo al igual que mi mente. Me niego a abrir los ojos así que me dejo recostar en el taburete nuevamente con la boca abierta y los ojos cerrados. Gimo agudo cada que lo siente succionar mi glande y engullir todo repetidas veces, provocando húmedos sonidos que me están llevando a otro límite. Mi cuerpo brinca de vez en cuando y cuando no puedo aguantar más llevo mis manos al cabello de Yoongi y empujo para que agarre más. Mi caderas comienzan a hacer un suave balance para buscar mayor profundidad, aprieto el cabello de Yoongi y arqueo más mi espalda. Él deposita repetidos besos que me hacen temblor y escupe un poco antes de frotar con su mano. Chillo de nuevo y finalmente abro los ojos viendo su sonrisa traviesa. Desvío la mirada inevitablemente rojo de vergüenza pero siento su mano libre tomarme de la barbilla y parte de las mejillas para regresarle la mirada. — Qué lindas expresiones haces. — Dice coqueto. — ¿Te he dicho cuánto me pones?

Bajo la mirada y él comienza a frotar más rápido. Mis piernas flaquean y eso me hace reincorporarme un poco y casi chocar con él. Yoongi me toma del cuello y mantiene mi rostro en alto para que me observe fijamente. Abro nuevamente la boca y hago distintas posiciones con la boca conforme me siento llegar al orgasmo. Mi boca forma una preciosa "O" antes de aferrarme a él y aprisionarlo con mis piernas y gritar fuerte. Siento mi semen ser liberado en su mano provocándome una vergüenza total. — P— por favor... — Suplico negando con la cabeza. — No muñeco, no. — Él ahora niega. — Esto no ha acabado. Me vuelve a empujar contra al taburete pero me da la vuelta dejándome pecho tierra. Me remuevo pero siento una fuerte palmada en mi culo que me hace chillar. Siento el cosquilleo y el ardor que eso provoca y nuevamente siento mi miembro comenzar a despertar otra vez. Me sacudo y Yoongi vuelve a levantar mi camisa para sobar mi espalda y dejar distintos besos. — Te extrañé tanto... — Susurra con cierta nostalgia. — Tanto, tanto... Abre mis piernas por detrás y empuja mi espalda hacia abajo. Me cubro la cara al sentir el frío aire golpear directamente contra mi entrada que la siento palpitante, desesperada por sentir a Yoongi nuevamente dentro. Doy unos cuántos espasmos y apoyo la mejilla en la fría superficie mientras muerdo mis labios y gimo en voz baja. Trato de respirar profundo repetidas veces cuando siento los dedos de Yoongi golpear contra mi entrada traviesamente. — Toc- toc, ¿hay alguien en casa? — Bromea dando pequeñas palmaditas que me hacen chillar nuevamente, mi erección vuelve e empujar contra mi estómago y el imperioso deseo de tocarme. — D— deja de torturarme... — Suplico rojo de vergüenza. — Toc- toc, ¿hay alguien en casa? — Repite con lascivia dando otros pequeños golpes en mi entrada. — Vamos entrando. — ¡N— no! ¡N— ...! ¡Ngh...! — Muerdo mi lengua. — D— dios... Siento dos dedos entrar en mi después de ser lubricados con su saliva. Jadeo y me aferro a los bordes empujando mis caderas hacia atrás y haciendo un suave balance que me hace abrir la boca y cerrar los ojos absorbido completamente por el placer. Siento sus dedos entrar y salir rítmicamente para dilatarme, abriéndose un poco y provocando un pequeño ardor pero nada de otro mundo. Abro más mis piernas y

me inclino todavía más hacia adelante para permitir mejor acceso y muerdo mis nudillos para evitar gemir tan alto. Yoongi comienza a estimular mi próstata causando que me sacuda y miles de espasmos lleguen a mi cuerpo, me revuelco y chillo. — ¿Quieres más adentro Jimin? — Se burla. — ¿Quieres más? — ¡Más! — Grito empujando más fuerte. — Pídelo correctamente y quizás te haga caso. — ¡D— dame más Yoongi! — Suplico. — Pero si te encanta... — Gruñe con placer y saca sus dedos. Me reincorporo un poco y lo observo a través de mi hombro. Me doy la vuelta tirando más cosas e importándome completamente lo que estoy haciendo me inclino para lamer su pecho y el rastro de chocolate. Paso mi tibia lengua por su piel casi hasta llegar a su barbilla. Él me toma con firmeza y jadeo mientras mordisqueo su mandíbula y subo hasta sus labios. No lo beso, solamente acaricio un poco con mi lengua antes de volver a bajar. Lo empujo contra el refrigerador y me pongo de rodillas al instante sin pedir su permiso. Llevo mis manos al borde de su pantalón y me deleito con su miembro tan bien dotado frente a mí. Lo tomo con desesperación y lo hundo en mi garganta haciéndole gruñir y sobar mi cabello. Abro mi garganta y empujo hasta fondo, jugando más con mi lengua y levantando la mirada para verlo de forma provocativa. Él lame lentamente sus labios y después los muerde. — Eso es muñeco, tómalo todo... — Susurra suciamente. — ¿Te encanta mi polla no es así? — Umh, mucho. — Susurro depositando un beso en su glande y escupiendo sobre él para después sonreír y verlo. — ¿En qué momento te volviste así? — Se burla. Le sonrío de vuelta y vuelvo a hundir todo su duro miembro en mi garganta, chocando contra mi paladar y garganta de forma placentera. Hago un movimiento más rápido sintiendo la saliva escurrir de mis labios. La aspiro mientras separo el miembro de Yoongi de mis labios y trago con un jadeo. Yoongi soba mi barbilla y

empuja un poco hasta que me levanto y quedo a su altura. Me pego a él por completo, el aire no pasa por nuestros cuerpos y observo detenidamente sus labios. No pasa mucho hasta que él atrapa mis labios con rudeza y me va empujando hacia atrás en el necesitado beso. Es una pasión descontrolada que me arranca pequeños gritos cada que muerde o enreda su lengua con la mía. Pasamos la tela que lleva al dormitorio y más gemidos son ahogados en su boca mientras siento como se retira su última prenda poco antes de que sienta el borde de la cama a mis espaldas. Se separa y ambos tomamos aire desesperados hasta que me empuja en la cama. Caigo con ojos hambrientos y observo a Yoongi desnudo colocarse sobre mí. Volvemos a unirnos en el beso y rodamos un poco hasta que quedo sobre él. Empujo y me froto haciéndolo gruñir, sintiendo su dura erección palpitando contra la tela de mi camisa. Brinco un poco y me separo de él viéndolo con ojos brillantes. — Quítate esto. — Susurra tomando la camisa. — Hazlo lento... Asiento lentamente antes de sonreír y dirigir mis dedos al borde. Los enredo y jugueteo un poco hasta lentamente irla retirando, desprendiéndola con delicadeza de mi cuerpo y sintiendo el fresco aire golpear contra mi cuerpo desnudo. Yoongi me acaricia con la mirada intensamente, mis vellos se erizan y otro jadeo escapa de mis labios. Él toma mis pezones y los pellizca con suavidad haciéndome suspirar con placer. Coloco mis manos sobre las suyas y las guío por todo mi cuerpo hasta subirlas a mi boca. Succiono sus dedos con lascivia sin quitarle la mirada de encima y después los llevo a mi zona inferior entre lloriqueos. Él observa el cuarto rápidamente y estira su brazo debajo de la cama. Hace una pequeña mueca y después de mover un poco el colchón saca un lubricante y unos condones. Toma el segundo entre sus manos pero lo detengo. — ¿Qué? — Pregunta confundido. — Quiero sentirte a ti... — Susurro arrebatándole los condones. — Quiero que me jodas y sentir tu polla dentro de mí. — Boquita sucia. — Por favor. — Suplico haciendo un puchero. — ¿Cómo negarme a ti? — Suspira y sonríe antes de darme una fuerte nalgada.

Agarra el lubricante y humedece bien su pene que observo con ojos brillantes. Le quito el bote y lo aviento, masturbo un poco para lubricar rápidamente y me coloco sobre él. Coloco mis manos en su pecho y suspiro profundo, sintiendo el roce de su duro miembro contra mis nalgas. — Estás jugando con fuego... — Susurra con voz un poco temblorosa. Muerdo mis labios y finalmente tomo su duro miembro y me hundo en él. Gimo placenteramente y arqueo mi espalda al sentirlo entrar en mí por completo. Ambos jadeamos y yo comienzo moverme de arriba a abajo con suma suavidad. — Tan bueno... — Jadeo lanzando mi cabeza hacia atrás. — Tan grande... Gruño y muerdo de nuevo mis labios y comienza a montarlo gustoso, sintiendo mi interior ser llenado. Él se reincorpora un poco y me besa con fiereza, le correspondo el húmedo beso mientras me muevo. Él empuja igualmente y azotamos la cama contra la pared una vez, sonreímos sobre nuestros labios y volvemos a empujar volviéndola a azotar otra vez. Escuchamos el crujido y comienzo a montar cada vez más rápido. Mi garganta se seca y Yoongi luce realmente mal, el sudor se ha apoderado de él y sus ojos están completamente oscurecidos. Me toma del cuello y tira a la cama saliendo de mí. Quedo de costado, trato de voltearme pero él me lo impide y me mantiene de lado mientras lo siento entrar en mí nuevamente. Grito agudo al sentir sus duras embestidas y sus dientes enterrándose en mi cuello. Me aferro a las sábanas y mis gemidos salen con cada dura estocada que da. Abro y cierro la boca distintas veces pero nada sale, solamente puedo asentir en descontrol y buscar más y más, engullendo todo y empujándome hacia atrás desesperadamente. Volvemos a azotar la cama y él me toma del cuello, mete sus dedos y yo los chupo y muerdo mientras entra y sale de mí. Gimo otra vez y tiemblo sintiendo mi miembro palpitante y suplicando caricias. Está rojo y bastante hinchado, el líquido pre— seminal brota poco a poco y por suerte Yoongi se da cuenta de aquello. Comienza a bombear mi erección sin dejar de morderme. Somos un desastre de gemidos de dolor, empuja más fuerte haciéndome aullar y escurrir un poco de saliva debido a los gritos. Besa mi mejilla y después muerde un poco mi oído, me arqueo y me siento llegar.

Él me tira boca abajo a la cama y sin salir sigue empujando. Muerdo las sábanas sintiendo las gotas de escurrir por mi cabello y el ardor en mi garganta. Me mareo y ya nada importa, estoy en blanco trastornado de placer, masturbándome y frotándome contra la cama desesperadamente hasta sentirme llegar. Me dejo caer por completo en la cama al expulsar mi semen nuevamente y Yoongi sigue dando otras duras estocadas hasta que lo siento llegar. Me deleito al sentirlo venirse dentro de mí y escuchar el húmedo sonido de las estocadas, el cosquilleo y el temblor de nuestro cuerpo. Me doy la vuelta y atrapo sus labios. Su miembro sale de mí y yo me coloco sobre él besándolo con desespero mientras él soba mi espalda de arriba a abajo mandando distintos cosquilleos. Escucho su corazón latir con fuerza y su respiración pesada, ambos luchamos por recuperarnos. — Y— ya te extrañaba... — Susurro sobre sus labios. — T— tanto... — Igual yo, muñeco. — Susurra antes de besarme castamente en los labios y pegarme a él. Reposo mi cabeza en su pecho desnudo trazando figuras imaginarias tratando de conservar la calma. Cierro los ojos y me pego más a él hasta abrazarlo y aferrarme a él. Él gruño un poco pero una vez que enredo nuestras piernas y me acomodo él no tiene otra alternativa que abrazarme. Empujo la razón y me obligo a quedarme dormido. Soy un reverendo asco de persona, no merezco absolutamente nada, no merezco nada más que dolor y castigos... Lo bueno llega y yo inmediatamente lo empujo, estoy acorralado entre la espada y la pared. No sé qué carajos haré cuando Yoongi se entere que ya tengo pareja. Y no sé qué carajos haré cuando Mingyu se entere que el mismo día que me pidió ser su novio, le puse el cuerno con mi peor enemigo.

|46 Jimin pov El suave olor dulce atraviesa delicadamente mis fosas nasales mandando un cosquilleo que me hace fruncir un poco mi nariz. Respiro profundo nuevamente sintiéndome ligero y el dulce olor de una loción embriagarme en un estado de la relajación y tranquilidad total. Poco a poco voy abriendo mis ojos. Es cuestión de unos cuántos parpadeos hasta que mi vista se acostumbre a la fuerte luz blanquecina en el cuarto debido al sol y proceso lo que ha sucedido. Gruño apenas y bajo la mirada observando una piel levemente bronceada en la que está pegada mi mejilla que sin duda no es la mía. Levanto un poco la mirada siguiendo el rastro y mis ojos reposan gentilmente en un dormido Yoongi de respiración suave. Trago saliva y me reincorporo un poco. Observo mi hombro desnudo viendo su mano reposando tranquilamente y al mismo tiempo aferrándome a él de una forma algo posesiva. Observo las colchas de la cama revueltas y nuestros cuerpos entrelazados mandando un calor reconfortante. — Oh dios.... — Gruño antes de dejarme caer en su pecho nuevamente y cerrar mis ojos con fuerza. Esto está mal, terriblemente mal. Muy mal, ¡esto es terrible! Empujo el brazo de Yoongi y me siento en la cama tirando de mi cabello. Me levanto de un brinco y salgo corriendo del cuarto pasando solamente por las suaves telas y observo los platos que no lavamos y la ropa tirada. Bueno, la ropa de Yoongi y el camisón que me prestó. Muerdo mis labios y retrocedo. Me doy la vuelta bruscamente y corro de nuevo al cuarto pero me detengo poco antes de cruzar las telas y suelto un chillido al ver a Yoongi aparecer frotándose la cara. Me congelo en mi lugar y lo observo perplejo mientras él todavía se toma el tiempo de bostezar un poco y suspirar. Ya lleva un pantalón puesto. — Hace frío. — Comenta frotándose los brazos y pasando junto a mí como si nada. Se detiene a mi costado y me da un suave empujón que finalmente me hace reaccionar y voltear a verlo. Ladea su cabeza. — ¿Por qué estás tan tenso? — Pregunta alzando una ceja. — Debo volver a casa. — Susurro.

— Mientras te bañabas anoche le dije a tu madre que estarías conmigo. — Dice él. — No pongas esa cara, ¿creías que dejaría quedarte así como si nada? — Y— yo bueno... — Bajo la mirada observando mis pies desnudos. — ¿Tal vez? — No tienes remedio. — Niega con la cabeza y avanza a la cocina. — ¿Quieres algo para desayunar? Podemos salir en el peor de los casos. ¿Cómo puede estar tan tranquilo? Prácticamente tuvimos sexo en su departamento después de ser casi violado y ahora actúa como una persona amable y comprensiva frente a mí. ¿Qué demonios le sucede? ¿Será el efecto mañanero? Esto se está tornando raro. — Gracias Yoongi p-pero debo irme. — Retrocedo un poco. — Ya hiciste mucho por mí y no quiero causarte más molestias, debo cargar mi teléfono, lavar mi ropa y... — Me detengo y froto mis brazos. — Y no sé, llegar a casa. Descansar. — Te doy alojo. — Alza un dedo. — Te dejo bañarte. — Alza otro. — Te doy ropa, te doy una buena cena, pongo a cargar tu teléfono pero eres tan torpe que no te diste cuenta, te traigo en coche. — Sigue levantando sus dedos hasta hacerme tragar saliva. — Y te doy buen sexo. — P— por eso mismo. — Mis mejillas vuelven a encenderse. — Y— ya hiciste... s— suficiente. — ¿Crees que me pesa tenerte aquí en mi departamento? — Se burla. — ¿Desnudo? Inmediatamente me abrazo a mí mismo y desvío la mirada en vergüenza total. Él vuelve a acercarse a mí y levanta mi barbilla con su cálida mano rozando mi belfo suavemente con su pulgar. Me tenso y espero en silencio el beso que nunca me da. — ¿Qué te pasa? — Vuelve a preguntar extrañado. — ¿A mí? !Qué te pasa a ti! ¡Dios! — Exclamo. — ¡Estás actuando tan normal que da miedo! ¡Casi podría jurar que te estás preocupando! — Él sonríe divertido. — ¡Y no me interesa si lo estás fingiendo o no! ¡Es raro! — ¿Entonces prefieres al maníaco posesivo, controlador y cruel contigo? — Hace un fingido puchero que me hace arder de rabia. — Yo creí que mi muñeco se pondría feliz por estar siendo buen amo con él. — ¡¿Amo?! — Exclamo. — ¿Crees que soy un perro? — Eres mejor que un perro.

— ¡Ese... ese no es el punto! — Exclamo sin poder creerlo. — Escúchame... esto... esto no debió pasar. ¡Yo no debería estar desnudo en tu departamento! ¡Siquiera hablando contigo! ¡Quita esa maldita sonrisa de tu rostro Yoongi, no es gracioso! ¡Hablo en serio! ¡Yoongi hablo en serio! ¡No es gracioso! — Para mí lo es, es tierno verte enervado. — ¡Tiernas mis bolas! — Espeto sin aguantar más, él alza ambas cejas sin dejar de sonreír. — ¡Llévame a casa! — Esa no es forma de pedir las cosas. — Se cruza de brazos. — Quizás de rodillas logres convencerme. — ¡No haré eso! Él alza una ceja y me reta con la mirada. Me cruzo de brazos y niego con la cabeza. — No te haré una mamada. — Yo solo te pedí ponerte de rodillas. — ¿Para qué? ¿Rezar? — ¿Puedes rezar con mi pene en tu boca? — ¡No! — Entonces será solo la mamada. — ¡Detente ya! ¡No puedo hacer eso! — No tiene mucho ciencia, abres la boca y... Suelto un grito de frustración y me encamino a grandes zancadas a la habitación. Abro el armario de golpe y saco la primera camisa que veo que es una negra que me llega al ras de mi trasero, ¡y qué! Busco mi teléfono hasta verlo en la encima cerca de una lámpara de lava. Lo desconecto y prendo mientras espero que carguen los mensajes, salgo con él nuevamente viendo a Yoongi apoyado todavía en el taburete y una ceja alzada en una hoja de papel. Desvía la mirada y voltea a verme. Me examina de pies a cabeza y sus ojos brillan un poco, me detengo y estiro la mano. — No te atrevas. — Susurro. — No podemos hacer esto, no podemos hacerlo más. — ¿Te resistes bien, eh? — Me sigue con la mirada.

— No puedo tener relaciones sexuales contigo Yoongi. — Abro el refrigerador y saco un jugo de naranja que allí veo. — Con tu permiso... — Creí que te gustaba que te maltrataran en la cama. — Ríe socarrón haciéndome estremecer y se acerca a mi oreja para morderla un poco sacándome un gemido. — Pequeño masoquista. Me remuevo y hago mi hombro hacia atrás para apartarlo. Observo mi teléfono viendo como las llamadas perdidas de Mingyu se acumulan, Muerdo mi labio cada vez más nervioso y chillo cuando Yoongi me arrebata el teléfono de las manos y lo observa. Mi corazón late con fuerza al verlo alzar una ceja y observarme después. — ¿Mingyu tiene tu número? — Pregunta fríamente. — ¿Tú creías que no? ¡Dame eso! — Logro arrebatárselo de mala gana. — No te incumbe. "Llamada entrante de Mingyu" El teléfono suena con excesiva fuerza en mis manos y vibra ruidosamente. Mi mundo se me va a los pies al igual que le sangre al sentir a Yoongi colocarse detrás de mí. — Creo que te están llamando. — Susurra vilmente en mi oído. No tengo ninguna maldita escapatoria. Dirijo mis manos temblorosas al botón de contestar y espero en silencio. Me alejo un poco de Yoongi pero él me azota contra el refrigerador nuevamente y allí me mantiene. Trago saliva observándolo fijamente a los ojos. — ¿S— Mingyu? — Balbuceo. — ¡Jimin, hey! — Dice él del otro lado, siento mi corazón latir con más fuerza. — Lo siento, ¿no te desperté? — No, desperté hace rato. — Trato de sonar tranquilo. — ¿E— estás bien? — Perfecto, ya mejor ahora que te escucho. ¿Llegaste bien a casa ayer? Trago saliva pesadamente y abro la boca para tomar un respiro. Yoongi mantiene su filosa mirada sobre mí, sus ojos se oscurecen cada vez más. — Sí, lamento no avisarte, me quedé sin pila. — Me excuso rápidamente. — Mingyu, debo salir rápido a la calle, ¿crees que podríamos hablar al más tarde?

Muerdo mis labios y nuevamente volteo a ver a Yoongi quien no cambia su expresión. — Claro Jimin, no hay problema. — Sigue sonando tan alegre... — D— de acuerdo, gracias. — Me siento un poco más aliviado ahora que la conversación va a finalizar. — No hay de qué. Te amo, cuídate amor. Mi garganta se cierra por completo. Mierda... Mierda.... ¡MIERDA! Mi teléfono va a dar al suelo al instante quebrando la pantalla y la llamada se corta. Mi respiración es irregular y apenas me atrevo a ver a Yoongi a los ojos. Mi cuerpo da una fuerte sacudida al sentirlo acercarse y su mano ir subiendo por mi cuello hasta tomarlo con fuerza cortándome la respiración. Ahogo un grito al sentir algo puntiagudo rozando mi barbilla aparte de su mano y lentamente volteo mi vista hacia él. Tiene un cuchillo de mango grueso clavándose en mi barbilla y provocándome un picor que me agita la respiración. Luce como un completo desquiciado y no de una buena forma. Realmente parece luchar por mostrarse tranquilo aunque luce imposible. Sus ojos están completado oscurecidos y danzantes en llamas y las venas de todo su rostro palpitantes y marcadas. Llevo una de mis manos al mango del cuchillo y aprieto suplicando con la mirada. — Tienes tres malditos segundos. — Susurra apretando más mi cuello. — Puedo explicarlo... — Susurro ahogado. — Oh, claro que vas a hacerlo. — Él se inclina un poco más a mí. — Pero antes te haré tres sencillas preguntas. Afloja el agarre de mi cuello y alza el cuchillo a mi boca empujando contra mis labios. No me atrevo a moverme. — ¿Te acostaste con él? — Pregunta encajando el filo en mi belfo. — N— no. — Tartamudeo. — ¡L— lo juro Yoongi! ¡N— no lo hice! — Mentiroso. — Sisea empujando más. — ¡No lo hice! — Grito chocando contra el filo.

— ¿Lo besaste? — Prosigue acercándose un poco más. Me mantengo en silencio. Suelto otro chillido cuando me vuelve a azotar contra el refrigerador. — ¡Te pregunta algo maldita sea! — Grita. — ¡No me hagas perder la maldita paciencia Jimin porque te juro que no estoy de humor para cargar con tu cadáver! Me toma del cabello con fuerza pero ahogo el grito de dolor. Pega sus labios a los míos para rozarlos con una enfermiza sonrisa. — ¿Lo besaste o no? — Susurra de nuevo. Tiemblo bajo su agarre sintiendo la presión cada vez más fuerte. — S— sí. —Susurro temblando cada vez más fuerte. — L— lo hice... Él se mantiene quieto durante unos segundos antes de soltar una risa seca. Se separa y se da la vuelta. Murmulla unas cosas y antes de que tenga tiempo de reaccionar se voltea y suelto un grito al ver el cuchillo enterrarse en mi boca y hacer un rápido movimiento. El ardor que me recorre hace que caiga al suelo entre gritos de dolor. La sangre escurre de mis manos mientras trato en vano de cubrir mi boca que arde como el mismo infierno. Grito más fuerte al sentir todo el entorno contraerse en dolor y ardores que me marean y hacen empaparme de mis lágrimas. Yoongi vuelve a tomar y me arrastra pese a mis súplicas y me avienta al suelo. Vuelve a tomarme del cabello para que levante la mirada. — P— por favor... — Me atraganto con la sangre que sale de mi boca, no dudo en que me ha volado el labio inferior, un pedazo de lengua y destrozado mi barbilla en un corte profundo. -Y-Yoongi... — Última pregunta. — Su tono es gélido, enfermo. Me sigue tomando con fuerza. — ¿A quién perteneces? — Yoongi... — ¿A quién perteneces? — Pregunta lentamente. — A ti te pertenezco. — Susurro entre lágrimas. — Y te fuiste con él. — Sonríe. — Siendo mío... no me dejarías otra opción que matarlo.

— ¡No lo hagas! ¡Por favor no lo hagas! — Pero primero te tengo que matar a ti muñeco, lo siento tanto. — Siento el filo en mi pecho y éste se entierra abruptamente dejándome con la boca abierta. — Jugué muy bien contigo.

Me reincorporo de golpe de la cama con las manos en el pecho y la respiración sumamente agitada. Me palmeo repetidas veces y limpio las lágrimas que escurren en mis ojos conforme mi cuerpo se calma de los temblores y espasmos que da. Observo la habitación de Yoongi y la oscuridad que aún la llena, observo el reloj que marca las cuatro de la mañana. — Solo fue un sueño... — Susurro. — Tranquilízate Jimin solo fue un sueño. Observo la cama percatándome de que Yoongi no está en ella. Las sábanas están revueltas pero él no está allí. Paso la mano encontrándolo frío, parece que no lleva aquí desde hace rato. El baño está abierto y en la oscuridad total, no hay ruido alguno que provenga así que no está en él. Me levanto delicadamente de la cama y avanzo hacia el arco de telas que separa la habitación con el resto de la gran estancia. Me vuelvo a ocultar y observo solo a través de las ranuras a Yoongi vestido con una lámpara prendida frente a él y una computadora. Alzo una ceja. — ¿Crees que llegaron? — Pregunta él anotando otras cosas en el papel. — Les sacaron fotografías en el aeropuerto de Washington hace cuatro horas. — Dice una voz femenina proveniente de la computadora. — Mandamos a un equipo de personas a buscarlos, esperamos coger aunque sea uno de los tres que son. Sigo observando a través de la fina tela roja evitando hacer ruido alguno. ¿Quién es esa mujer? ¿Qué está pasando? ¿Por qué está hablando con ella a las cuatro de la madrugada? — Gracias Clara. — Así que Clara. — ¿Cuándo regresas de Italia? — Espero estar allá en Abril a más tardar, ¿Forcraft te ha dicho algo? — Aún nada, de todos modos no necesitaré su permiso para hacer lo que quiero hacer. — ¿Y por eso me pediste la segunda investigación? — No, esa es personal. ¿Lograste investigar algo? —Yoongi se muestra ansioso.

— Pues no hay muchos documentos de él. — Dice Clara, alzo una ceja. — Nada más que los papeles de adopción. Me puse en contacto con el hospital pero ellos no tienen el papeleo, tampoco el orfanato, es prácticamente alguien inexistente. — ¿Entonces no tienes idea alguna de quiénes son sus padres? ¿Familia? — Sigue él y una punzada me recorre. — No hay nada Yoongi. Aparentemente su familia biológica se quedó con todo para evitar relacionar algo. Solo es un chico desconocido y encontrado cerca de un río que fue dado en adopción. Solo eso. — ¿De Park Chaerin? — Vuelve a preguntar él y me congelo en mi lugar. ¡Oh dios! ¡Esto tiene que ser una jodida broma! Mi respiración se acelera cada vez más rápido y algo pesa en mis hombros, todo mi cuerpo se congela. — Nada anormal. Puede o no conocer la verdad, no hay información que lo asegure. — Es un fantasma. — Park Jimin es un fantasma desde su adopción hasta su nacimiento. — Dice Clara en una risa. — Sus padres realmente se esforzaron en ocultar sus identidades. ¿Por qué tanto interés? Sigues muy aferrado a la idea de encontrar algo. — Esto va más allá Clara. — Dice Yoongi fríamente y toma unos papeles. — Desde el día que vi a su madre salir de las empresas supe que algo andaba mal. — ¿Qué tiene eso? — Allí es donde se reúne la gente de Forcraft, ella no tenía nada que estar haciendo allá. — ¿Cuándo fue eso Yoongi? — Poco después de que regresáramos acá, principios de Septiembre. — Explica él. Estoy completamente absorbido por la conversación. ¿Qué está sucediendo? ¿Forcraft? ¿Anthony Forcraft? ¿El chico de ojos verdes que me encontré en California? — Te recomendaría en ese caso que hables directamente con Anthony o en el peor de los casos, seguir a la madre del muchacho éste. — Dice ella. — Quizás solo fue una coincidencia.

— Probablemente pero hay demasiado en juego aquí Clara. Siendo franco, que el grupo L se esté moviendo hacia acá no solo me da el presentimiento de que muchos trapos sucios saldrán a la luz, sino que vienen a buscar algo. O a alguien. — Nos mantendremos en contacto. — Vuelve a decir la chica. — Prometo que todo lo que encuentre te lo daré. — Gracias Clara. — ¿Tae? — ¿Sí muñeca? — Él sonríe y me siento estremecer, mis puños se aprietan. — Te extraño mucho. Hay un pequeño silencio donde escucho mi corazón bombear con fuerza, Yoongi esboza una pequeña sonrisa y suspira. — También te extraño. Pero cuando estés acá prometo no soltarte ni un segundo. — Dice él suavemente. — Necesito a mi loca muñeca aquí conmigo haciéndome compañía. Retrocedo sintiendo un pellizco en mi corazón que me calma el pulso casi hasta sentirlo detenerse. Mentiroso... mentiroso... maldito mentiroso... Escucho su risa del otro lado y aquello solo hierve mi sangre. Entro al baño de golpe y prendo la luz para comenzar a vestirme. Me froto la cara y me seco con fuerza irritando mi piel antes de lanzar la toalla al lavabo y salir. Agarro mi teléfono y llaves y salgo encontrándome con Yoongi a punto de entrar. Él abre sus ojos perplejo al verme mientras que yo ya lo ahorqué cuarenta veces en mi cabeza. — ¿Qué haces despierto? — Pregunta confundido. — ¿Y vestido? — Podría hacerte la misma pregunta pero ya tengo la respuesta. — Sonrío tan falsamente que mi mandíbula duele. — Me voy, gracias por todo. — Hey, hey, alto ahí. — Me toma del brazo y me acerca a él. — Esa carita larga debe tener una razón. — ¡Suéltame! — Exijo de mala gana. — ¿Irás caminando solo a casa a las cuatro de la mañana? — Pregunta divertido. — Esta vez no iré a salvarte muñeco. — ¡Nunca pedí tu maldita ayuda! — Espeto zafándome bruscamente de él. — ¡Déjame en paz! — Mmh, ya veo. — Contesta divertido. — Creo que escuchaste mi pequeña conversación y te ardió, ¿cierto?

Me detengo bruscamente apretando mis llaves con fuerza, mis manos arden pero por más que puedo no puedo mantenerme tranquilo. Volteo a verlo de mala gana. — ¿Creíste ser el único cierto? — Pregunta divertido. — ¿En serio eres tan ingenuo? ¿Tienes idea de todas las personas que han pasado por la cama en la que dormiste? — Y supongo te sientes orgulloso porque fui una más, ¿cierto? — Siento la burbuja de la ira inflarse cada vez más. — Felicidades. — Creí que después de dos meses ya lo habías superado, Jiminie. Enrojezco cada vez más... y más... y más... quiero borrarle esa maldita sonrisa de soberbia en su rostro. ¡Oh maldita sea, se la está buscando! — Jódete. — Digo entre labios. — Me pediste mentiras, te las estoy dando. Caíste con palabras bonitas muñeco idiota. — Se burla cruelmente. — ¿Creíste que era tan ingenuo para cambiar de un segundo a otro? ¿Actuar con amabilidad porque se me dio la gana? — ¡Eres despreciable! — Grito. — ¡Un maldito ser humano despreciable! ¡Ojalá murieras Yoongi, ojalá murieras y me hicieras un maldito favor que agradecería años! ¡Te odio maldita sea! ¡Te odio! — No parecías decir eso anoche. Trato de encontrar mi respiración para estabilizarla nuevamente pero es imposible. Mi cuerpo tiembla contra mí y no pasa mucho hasta que comienzo a hacer un berrinche escandaloso. Pateo la puerta y la pared con rabia antes de aventar las llaves contra el suelo y gritar. — Es lindo verte enojado. — ¡Allá va, lanzándole la maldita leña al fuego! — Me encanta hacerte enojar muñeco. — ¡Ya cállate! — Aúllo. — ¡Cállate de una maldita vez! — ¿Sabes que con esos berrinches no llegarás a ningún lado cierto? — Pregunta aburrido y observando sus uñas con interés. ¡Se acabó! ¡Por una mierda ahora sí me acaba de hacer enojar! Me abalanzo a él con el puño aire pero atrapa mi brazo antes de soltar el golpe. Le doy entonces una patada pero el solo hace una mueca de dolor y refuerza mi agarre.

Tuerce mi brazo y me tira al suelo quedando sobre mí, pataleo y rasguño sus brazos que me toman y me remuevo como una bestia salvaje. — ¡Ya basta, quítate! — Logro abrir su piel con mis uñas haciendo que una vena en su frente palpite. — ¡TE DIJE QUE ME SUELTES! Lo empujo con todas mis fuerza y ahora yo me coloco sobre él después de estampar mi puño en su rostro. Batallamos entre quejidos mientras él me golpea en la mandíbula y yo grito cubriéndome. Vuelve a aventarme contra el suelo y lo atrapo entre mis piernas y rodamos en el suelo. Nuestras respiraciones se agitan y nos tomamos de los brazos, yo quedando sobre él con la respiración descontrolada. — ¿En qué momento...? — Gruñe de mala gana. — ¿En qué momento te volviste tan explosivo? — ¡Desde que me pusiste tus sucias manos encima cuando tenía ocho años! — Bravo sintiendo todavía la ira fluyendo como dinamita pura por todo mi cuerpo. ¡Oh carajo, se siente tan bien! ¡Esto es tan excitante! — ¿Lo recuerdas todavía? — Pregunta con una sádica sonrisa en sus labios. — Cuando eras un pequeño niño débil e inofensivo. Le clavo dagas por los ojos. — ¡No Yoongi, detente por favor! — Me imita agudamente. — ¡Yoongi ya basta! ¡Duele! ¡Por favor detente! — C— cierra la boca... — Mis propios labios están temblando debido al fuego creciente en mi interior, algo terriblemente explosivo que no tarda en explotar. No tengo ni una maldita idea de qué va a suceder, el pánico me recorre. — ¿Y ahora? — Se lame sus labios con lascivia. — Oh Yoongi, más. — Comienza a gemir. — Me encanta... tan bueno, tan grande... jódeme Yoongi... mmh Yoongi. Todo mi organismo se detiene y se desconecta con la razón. Tomo a Yoongi del cuello y aprieto con fuerza sintiendo mi corazón latiendo lento. — Adelante mátame. — Me reta agresivamente. — Pero aún haciéndolo no te librará del monstruo en el que te convertiste Jimin. Mi agarre se afloja y mi cuerpo tiembla sobre él. Intento golpearlo de nuevo pero vuelve a tomarme y me tira a su costado, él quedando ligeramente sobre mí. Dejo de batallar, dejando azotar mi cabeza contra el mármol. Él sigue tomando mis manos y las soba.

— Es inútil, lo sabes. — Dice, su voz se ha vuelto a congelar. — Deja de pelear contra mí, de una forma u otra terminarás cayendo. — Pelearé así sea lo último que haga. — Susurro cerca de sus labios. — Por más veces que tropiece voy a levantarme y habrá un punto donde necesitarás más que palabras para tirarme. — No te estás metiendo en una pelea muy sana muñeco. — Dice él frío. — No quieras pelear conmigo, las cosas acabarán mal. — Tú me enseñaste a encontrarle al gusto a lo peligroso y lo prohibido. — Esta vez es mi turno de sonreír. — Al dolor, el miedo y lo enfermo. ¿Y te digo qué? Él mantiene la vista fija en mí. Sus ojos brillan en sadismo puro y morbo, ese brillo enfermo y excitante que me enloquece. — Voy a matarte a mí manera. — La sonrisa se ensancha. — Seré yo al final quien termine contigo y reiré tan grande y tan alto que me escucharás desde el mismo infierno, maldito hijo de puta... Y él lentamente me devuelve la sonrisa. Y es en un segundo cuando volvemos a besarnos con hambre, enterrando nuestras uñas en el otro y rasguñando nuestras pieles en una pasión llena de rabia completamente fuera de control. Ahora sí mi realidad se ha vuelto una pesadilla. Una realidad tan dulce, enferma, adictiva y exquisita de la que no quiero despertar jamás.

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Jimin pov Navidad había sido muy tranquilo, mi madre y yo salimos a cenar a un restaurante francés y casi a la una de la mañana ya nos estábamos durmiendo. Le compré un vestido rojo que le quedó fenomenal junto con un collar y ella me compró ropa nueva: una camisa de Nirvana, jeans y unos tenis que según ella "era la moda de los jóvenes". Para año nuevo las cosas se habían complicado un poco más. Ella insistía en hacer una cena con amigos ya que familiares, bueno, no teníamos. Perdí a mis abuelos a una edad muy temprano y la hermana de mi madre está viviendo en Australia así que solo somos ella y yo. En fin, faltan dos días para que sea año nuevo y no tengo idea de qué vaya a hacer mi madre, haga lo que haga estaré bien. Las festividades "familiares" no solemos celebrarlas en grande. No es como si tuviéramos tampoco las ganas de hacer cosas grandes, éramos felices con cosas sencillas. — Andas algo callado. — Un beso en mi sien me saca de mis pensamientos. — ¿Pasa algo? — ¿Ah? — Me volteo hacia Mingyu que está abrazándome por detrás, le sonrío y niego con la cabeza. — No, lo siento, solo estaba pensando en la cena de año nuevo y todas esas cosas. — ¿Por qué no le dices a tu madre que nos invite? Podría ir la familia de Tzuyu también. — Él vuelvo a besar mi sien haciéndome sonreír. — Me pondría feliz estar contigo en año nuevo. — Sería algo bueno. — Me volteo un poco más y le sonrío más grande. — ¿Crees que tus padres estén de acuerdo? — ¡Claro! — Él ríe. — Y si te sientes cómodo, podríamos decirles acerca de... ya sabes. — ¿Nuestro noviazgo? — Rayos, se siente tan extraño decirlo. — ¿Tus padres no son... homófobicos? — No, ellos me aceptan tal cual soy. ¿Tu madre? — Me pregunta.

— E— ella no sabe que soy gay. — Desvío la mirada. — Pero tiene varios amigos y amigas homosexuales así que creo que no será un problema. — Todo estará bien, no necesitas presionarte para decirlo. — Peina mi cabello hacia atrás suavemente. — Al final me interesa que estemos juntos, no si los demás saben o no. — Eres muy dulce y romántico. — Tú me vuelves dulce y romántico. Suelto una risa antes de pegar sus labios a los míos. Nos encontramos en el parque sentados tranquilamente en el pasto, hicimos un pequeño picnic improvisado con papas, fruta y unos cuántos jugos. No me quejo, es adorable. Nos besamos largo y lento unos cuántos segundos hasta que yo me separo. Mingyu vuelve a besarme castamente antes de pegarme a él, reposo mi cabeza en su hombro y observo las uvas a nuestros pies. No tardo en arrancar unas y llevarme un puñado a la boca. — ¿Ya sabes qué hacer cuando finalices? — Pregunta él sobando mi hombro. — ¿Universidades, carrera? — Estudiaré en el Linsday, creo que casi todos lo harán. — Suelto un suspiro. — Carrera... tengo varias en mente, pero me gustaría ser médico o policía. — Vaya. — Mingyu ríe. — Buscas el bien siempre cachetón. — Eso creo, siempre me gustó. — Confieso con un pequeño rubor. — Podrías ser médico forense. — Dice él y yo levanto ambas cejas. — Juntas ambas en una. — No suena mala idea— — Confieso. — En realidad ya lo había pensado pero nunca estuve completamente seguro. — Serías excelente, tienes excelentes notas en ciencias. — Él pellizca un poco mi nariz. — Tengo un novio muy lindo y listo. — ¡Ya! — Río avergonzado dejándome caer sobre él. Él me abraza antes de tomar otras uvas que también come. Suelto un suspiro y observo la hora; las cuatro de la tarde. Vaya, ¿tan rápido? Apenas eran las doce.

— ¿Quieres hacer algo más? — Pregunta. — Podemos ir al cine, ver una película de terror, ir al boliche, a tu casa, a la mía, ¿qué te gustaría? — Siempre he sido muy indeciso. — Confieso con un pequeño rubor. — ¿Por qué no mejor eliges tú? — Bueno, sonará muy cliché pero podríamos ir a mi casa. Te vendría bien para conocer al nuevo perro de mi madre. — Ambos reímos. — Y compré unos nuevos juegos, sé que te gustan los videojuegos. — A Jungkook le fascinan, a mí me gustan. — Alzo mi índice. — Pero sí, te acepto la oferta. ¿Estarán tus padres? — Supongo. — Él alza sus hombros. — Hasta donde tengo entendido no tienen nada que hacer hoy pero son muy impredecibles. — Bah, no pasa nada. — Me levanto. — ¿Vamos? — ¿Yyyy ordenamos una pizza? — Me observa pícaro. Corro a plantar un beso en sus labios con una risa. — Tú realmente sabes como enamorarme. — Confieso apoyando mi frente contra la suya antes de besarlo nuevamente, nos damos pequeños besos castos en la boca con una sonrisa. Y otro más. Y otro. Y nuevamente otro. Y otra vez. Y uno más. Volvemos a reír antes de sellar nuestros labios una última vez con profundidad. Ya tenemos el atrevimiento de unir nuestras lenguas y rozarlas un poco, él me toma de la cintura y profundiza otro poco hasta que nos separamos, yo mordiendo un poco sus labios y soltándole un gruñido que me eriza la piel. — ¿Vamos? — Pregunto con una sonrisa traviesa. — Vamos. — Repite él guiñándome el ojo. Recogemos lo que usamos y las bolsas de papas y jugos los tiramos a la basura. Avanzamos tomados de la mano importándonos poco quien nos vea hasta llegar a su auto. Él me abre la puerta a lo que yo agradezco con una sonrisa y entro en él, Mingyu me sigue entrando del lado del piloto y prendiendo el auto que ruge suavemente. La música en la radio comienza a sonar en volumen bajo y finalmente nos encontramos en la calle, esperando a que el freno pase al siga y seguir nuestro trayecto. Suspiro con una sonrisa y bajo las ventanillas para que el aire entre. — ¿A qué hora debes llegar a tu casa? — Pregunta él.

— Le dije a mi madre que saldría y llegaría en la noche. — Contesto y alzo mis hombros. — Yo creo que a las nueve o diez estaría bien. — De acuerdo. — Él vuelve a sonreír. El resto del trayecto es bastante tranquilo, Mingyu y yo cantamos de vez en cuando las canciones en la radio antes de reír. Tomamos nuestras manos, nos damos pequeños besos, pellizcos juguetones... en fin, lo que hacen las parejas felices. Es agradable, no mentiré, me gusta bastante. No está de más tener algo de estabilidad después de... tanta... agitación. Nada que ver lo que hago con Mingyu a lo que hago con Yoongi, son dos cosas completamente opuestas y es confuso hasta cierto punto. Paso de un extremo a otro rápidamente, cualquiera de los dos me puede arrastrar sin problema y eso me molesta, me acoplo con demasiada facilidad a uno de los dos y siento que... no está bien. Inclusive yo cambio drásticamente cuando estoy con Mingyu a cuando estoy con Yoongi. Completamente. — Llegando a casa le dices a mi suegra acerca de la cena. — Bromea Mingyu soltándome una carcajada. — ¿Lo prometes? — Lo prometo, yo realmente quiero pasar año nuevo contigo. — Le digo con una sonrisa. — ¿Y para cuándo será nuestra boda? Ambos volvemos a reír agradablemente. Él toma mi mano y la aprieta un poco. — Eres un caso Jimin. — Dice él con una sonrisa. — Me gustas tanto. Me ruborizo nuevamente y él aprovecha el alto para darme un delicado beso en mis labios. Sí, podríamos decir que la vivimos besándonos pero es sumamente agradable, algo tranquilo y suave para mi gusto pero... ...pero eso ya está a punto de cambiar. No pasa mucho hasta que finalmente llegamos a las altas torres donde viven Aline y Mingyu. Él estaciona el auto en su lugar y bajamos juntos hasta llegar a los elevadores. Nos dirigimos a la torre B y Mingyu presiona el piso número dieciséis, las puertas se cierran y ambos quedamos dentro con nuestras cosas. Mingyu saca su teléfono rápidamente y checa seguramente algunos mensajes. Yo mantengo la vista muy clavada en él y relamo mis labios con nerviosismo. Aprieto

un poco mis puños y flasheo rápidamente cuando Yoongi y yo nos quedamos solos en el elevador cuando estuvimos en la playa y... mierda. ¡Deja de pensar en él! Tengo que sacarlo ya de mi maldita cabeza, como sea, de la forma que sea pero necesito sacar el apellido Kim de mi memoria, sacudir mi cuerpo y arrancar su tacto para no recordarlo nunca. Sigo observando a Mingyu y tomo una pequeña bocanada de aire. Observo que apenas vamos en el piso nueve y el elevador parece ir con tooooda la lentitud del mundo. ¿Es una locura? Sí, aprendí al menos que siempre actuaré antes de pensar, justo como haré ahora... Sí, allá vamos de nuevo. Me acerco finalmente a mi novio captando su atención. Apenas sus ojos se separan de su teléfono y me observan, me lanzo a él para besarlo con furia. Tengo que jalarlo y estirarme un poco para alcanzar sus labios, pero por suerte él logra captar rápido el mensaje mandándome un enorme alivio y una terrible adrenalina con el cuerpo. Me pega a la pared sin dejar de besarme, nuestros labios abriéndose y nuestro entrando en un contacto mucho más atrevido del que hemos tenido desde nuestro primer piso. Jadeo un poco en su boca y finalmente lo siento cambiar como yo quiero. Me carga un poco tomando mis piernas que enredo en su cintura. Sigo apoyado a la pared con fuerza y sintiendo nuestras respiraciones irse agitando conforme el beso toma fuerza y calentura. "Vamos muérdeme... muérdeme..." Suplico en mi cabeza. Pero las mordidas nunca llegan. Vale, puedo vivir con ello, no me urge ahora que se descontrole. Escuchamos el pequeño timbre de llegada y ambos nos separamos rápidamente. Mingyu me observa con ojos brillantes de deseo y toma mi mano para jalarme fuera del elevador y guiarme rápido a su departamento. Mi corazón late con mucha fuerza, él abre una cerradura pero no puede. Abre un poco su boca y después sonríe viéndome de reojo. Saca el manojo de llaves completo y comienza a abrir las distintas cerraduras hasta las del pomo de la puerta, abre el departamento y el silencio es total. Creo que es bastante obvio que no hay nadie. Supongo que es momento... ¿no? Bien, respira un poco Jimin y trata de calmarte. No será nada de otro mundo, solo un par de besos, quizás al final nada pase y solo estás siendo paranoico, ¿no? ¡Claro que no! ¡Carajo acabo de comerle la boca en el

elevador no hay nadie en su casa, somos novios, estamos excitados y todavía creo que no haremos nada! ¿En serio? Bien Jimin, tú lo provocaste ahora te haces cargo. — Así que... estamos solos. — Digo y al instante me doy una bofetada interna. Mingyu cierra la puerta y se mantiene inmóvil unos segundos antes de darse la vuelta y apoyarse contra la puerta y verme fijamente. Oh bien que conozco esas miradas, sí... lo está pensando y yo también. — Sí, estamos solos. — Repite roncamente. No decimos nada más. Vuelvo a morder mis labios y llevo mi vista hacia el pasillo donde hay varias puertas que supongo que son las habitaciones. No puedo ni darme la vuelta cuando siento las manos de Mingyu tomarme de las cintura y sus labios irrumpir en mi boca al igual que su lengua. Paso mis brazos detrás de su nuca con el corazón retumbando como loco en mis oídos. Un nudo comienza a formarse en mi estómago y garganta y cierto pánico creciente, sudo y solo puedo sentir aquella desagradable sensación de ahogo y terror. Ya es muy tarde, hemos ingresado a su habitación y mis sentidos se ponen a la defensiva al igual que mi cerebro. "No te atrevas, no te atrevas, no te atrevas..." — ¿Estás seguro de querer hacer esto? — Pregunta Mingyu separándose un poco de mis labios y observándome fijamente a los ojos. — No quiero que te obligues a hacer algo de lo que no estás completamente seguro, Jimin. ¿Quería hacerlo? Sí... ¿Sí? — ¿Tú quieres hacerlo? — Pregunto nuevamente. — Jimin no importa lo que quiera ahora, ¿tú quieres? — Pregunta hasta cierto punto con cierta preocupación. — Yo... — Me abrazo a mi mismo. — N— no estoy muy seguro. Él sonríe y beso mi frente antes de llevarme a la cama donde nos sentamos. — Sonará muy cursi pero si es nuestra primera vez quiero que sea especial, porque quieres y lo deseamos, no por apurar las cosas porque sí. — Dice él tranquilamente. — Yo... ya he tenido relaciones sexuales, no te mentiré. Tú... tú me dijiste que aún eras virgen.

Y no mentía, le dije eso antes de el viaje con Yoongi. Mierda, ¿y ahora qué le digo? — Lo sé. — Es lo único que alcanzo a decir. — No me da miedo o nervios, yo si estoy dispuesto a entregarme... — ¿Sí? — L— lo estoy. — ¿Seguro? — Pregunta otra vez acostándome suavemente en la cama, mi corazón comienza a latir cada vez con más fuerza y rapidez. — Eres mi novio, me gustas y tengo dieciocho. — Río. — ¿Y todavía me preguntas que si estoy seguro en hacer el amor contigo? — Bien. — Él suspira. — Cualquier cosa... — Te lo diré, no te preocupes. — Muerdo mis labios. — Creo aguantar, me gustaría... Él alza una ceja y ladea un poco su cabeza. — Duro. — Susurro con las mejillas rojas. No puedo creer lo que dije, muy tarde, otra vez. Mingyu alza sus cejas sorprendido y yo pongo los ojos en blanco con una sonrisa antes de jalarlo de la nuca y pegarlo a mí para besarlo. Nos acomodamos mejor en la cama, mis manos viajan hasta su camisa y comienzo a tirar hacia arriba suavemente. — Parece que los inocentes siempre terminan siendo los peores. — Susurra divertido. — ¿Por qué no lo averiguamos? — Pregunto igualmente con una sonrisa. Estoy a punto de retirar su camisa cuando escuchamos una puerta abrirse, unos ladridos agudos y la voz de una mujer. Ambos abrimos los ojos de golpe y nos separamos rápidamente, levantándonos de la cama agitados y arreglando nuestra ropa. — ¡Sí Edward, ya te dije que las cosas ya fueron llevadas a la central! — Es la madre de Mingyu. — ¡Sí, sí como sea, adiós! Ambos reímos nerviosos y Mingyu me besa un poco. — Parece que será otro día. — Dice él. — Otro día. — Repito en un suspiro. Él aprieta un sus labios antes de besarme en la frente. Ambos salimos del cuarto en silencio, la madre de Mingyu voltea a vernos sorprendida y un pequeño labrador ladra ruidosamente antes de correr desesperado hacia Mingyu.

— ¡Hola tú! ¿Mamá te sacó a pasear? — Mingyu se inclina y lo carga ganándose varias lamidas en el rostro del cachorro, suelto una risa adorable. — Un rato, no sabía que estaban aquí. — Contesta ella sonriente. — ¡Hola Jimin! ¿Cómo estás? — Buenas tardes. — Sonrío y le devuelvo el abrazo que me da. — con Mingyu salimos en la tarde, llegamos acá hace unos, ¿diez minutos? — Quizás. — Él asiente y me ve sonriente . — ¡Oh, me alegro! — Dice ella y voltea a verme sonriente. — ¿Cómo vas? ¿Qué tal tu madre? — Está muy bien, gracias por preguntar. — Asiento cortés. — Estamos planeando lo de la cena de año nuevo, ya sabe. — Lo entiendo, una locura. Nosotros todavía no sabemos qué hacer. — Suspira. Mingyu y yo nos observamos y él hace una seña con su cabeza para impulsarme a preguntarle lo de la cena. Asiento. — Eh... podría hablar con mi madre e invitarlos a cenar. — Digo con una pequeña sonrisa. — Será todo un honor para nosotros tenerlos en nuestra casa. — ¡Sería formidable! — Exclama ella. — ¿Le dices a tu madre que nos avise? ¡Nos encantaría a mi esposo, Mingyu y yo ir a verlos y conocer su casa! — ¡Aline vive acá, podríamos invitarla con su familia también. — Sigo para persuadirla. — ¡Será una reunión muy agradable! — ¡Claro! ¡Espero que acepte! — Ella sonríe y observa a Mingyu. — ¿Me acompañas por tu padre? Podemos dejar a Jimin de paso. — Eh... — Mingyu me observa. — Sí. — Le sonrío cálidamente. — Muchas gracias. — A ti. ¡Vamos! — Contesta ella alegre agarrando su bolsa. Mingyu y yo nos sonreímos y salimos los tres de los departamentos. Bajamos por ele elevador en un tranquilo silencio hasta llegar al estacionamiento. Observo una camioneta roja bastante mona estacionada no muy lejos del auto de Mingyu. Su madre hace sonar la pequeña alarma y escucho los seguros ser destrabados. Me subo a la parte de atrás y Mingyu y su madre van adelante. El interior huele bastante bien, a lavanda.

— ¿Por dónde vives Jimin? — Pregunta. — ¿Ubica el parque junto al restaurante de sushi "Green"? — Pregunto. — Si. — Dice ella. — Vivo enfrente. — Contesto con una sonrisa. — ¡Excelente! — Dice ella y arranca el coche. — Nos queda de paso, llegarás allí muy rápido. — Muchas gracias. Y espero el camino a casa, tomando a veces la mano de Mingyu que la cola para atrás. La toma y nos damos un apretón antes de vernos por el retrovisor y esbozar una sonrisa. Quién diría que alguna vez me encontraría en esta situación.

Dos días después — ¿La mesa ya está impecable? — Pregunta mi madre por enésima vez — Ya. — Contesto con fatiga. — No tardan en llegar, la cena ya casi está lista. ¡Lleva las botanas a la sala! — Me extiende varios platos con pequeños cuadrados de queso, aceitunas, galletas saladas, atún, carnes frías entre otras cosas. — El puré de manzana ya casi está listo. Asiento y llevo las cosas a la sala. Observo el comedor que por primera vez está lleno, hemos tenido que traer una segunda mesa inclusive. ¿Por qué tanta gente? Parece que mi madre se emocionó demasiado con eso de traer gente conocidos y amigos. ¡Hasta viene gente de su trabajo! El timbre suena y mi madre casi se va de boca. Arreglo mi traje y corro a abrir, observando a un hombre en la entrada con una sonrisa. Luce algo mayor. — Buenas noches. — Saludo. — Pase. — Muy amable. — Dice él ingresando. — Tú debes ser Jimin. — Correcto. — Asiento con una sonrisa. — ¡Jimin! — Mi madre llega. — Te presento a mi jefe, Kyle Hanton. — Mucho gusto. — Sonrío dándole la mano. — El gusto es mío Jimin. — Dice él. — Por favor dime K. Hanton.

Asiento y otro hombre aparece junto a él con una sonrisa. — Y este es mi compañero de trabajo, Derek Sullivan. —Sigue mi madre. — Encantado. — Me inclino de nuevo. Ambos hombres asientes y me devuelven la sonrisa antes de ingresar. Se acomodan en la sala y conversan un poco con mi madre. Estoy a punto de unirme a la conversación cuando el timbre vuelve a sonar. Corro a abrir. — ¡Hey! — Saluda Tzuyu con una sonrisa. — ¡Hola Jimin! — ¡Pasen! — Exclamo feliz. — ¡Qué bueno que vinieron! Tzuyu y su madre pasan. Me emociono al ver a los padres de Mingyu detrás de ellos y claro, a mi novio con una sonrisa y un hermoso traje. Los saludo y a Mingyu lo abrazo con fuerza. Él me da un rápido beso en los labios sin que nos vean. — Te extrañé... — Susurró él sobre mis labios. — También te extrañé. — Y le doy otro beso. Nos separamos y nos vamos a reunir a la sala. K y Sullivan comienzan a presentarse a la familia de Aline y Mingyu. Tomo lugar junto a Mingyu con una sonrisa y escuchamos la conversación de los grandes. Y otra vez el timbre. Me levanto otra vez corriendo. Abro la puerta y me congelo abriendo la boca. — Señor Park. — Digo con sorpresa. — ¡Qué sorpresa! — ¡Jimin! — Exclama feliz. — ¿Te sorprendí? — Algo. — Lo abrazo con fuerza y le sonrío. — Pase por favor. — Gracias. — Él sonríe y lo llevo a la sala. Mi madre y él se abrazan con fuerza y se sonríen. Un escalofrío me recorre y una pequeña risa sale de mis labios al verlos. Mi madre lo lleva hacia donde están todos y se presentan nuevamente. Vale, ahora comprendo por qué éramos tantos. — Jimin, cielo. — Me llama mi madre desde la cocina. Corro hacia ella saboreando en mi cabeza la cena. ¡Luce fabulosa! — ¿Puedes llevar el vino por favor? — Me pide. — Y el champán, por favor cielo. — Claro. — Tomo ambas botellas. — ¿Esperamos a más gente? — Sí cielo. — Dice ella. — Llévalo por favor.

Asiento otra vez y voy a llevar las cosas a la mesa. Mingyu me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa hasta escuchar el timbre nuevamente. Corro a la puerta y hago otra expresión de sorpresa. — Señora Kim... — Susurro sorprendido. — ¡Tae! Ambos me observan como si fuese alguna especie de bicho raro. Carraspeo la garganta y abro más la puerta para permitirlos pasar. —Qué sorpresa. — Comento nervioso. — ¿Vienen solos? — En efecto. — Contesta la madre de Taehyung gélidamente. — Tú debes ser Jimin. — E— es correcto. — Asiento. — No tuve la oportunidad de conocerte en la reunión de padres, pero será un honor conocer al prestigioso hijo de Chaerin. — Alza una ceja. — ¿No? 1 La observo algo confundido y su mirada viaja hasta toparse con el señor Park. Sus facciones parecen endurecerse al verlo tan cerca de mi madre pero aún así se digna a hacerme una sonrisa, probablemente falsa, y acercarse a la sala. Taehyung y yo cruzamos miradas rápidamente pero él no dice nada, se inclina y yo le devuelvo el gesto antes de avanzar a la sala. Observo el pasillo otros segundos y cierro la puerta para dirigirme nuevamente a la sala. Cada vez somos más, llegó otra compañera y amiga de mi madre. Es una locura, no sabía que mi madre tuviera tantos conocidos. Y otra vez el timbre... Corro nuevamente sintiéndome frustrado. Abro la puerta y nuevamente me siento helar... mi mandíbula se va a mis pies.

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Jimin — ¿Qué haces acá? — Espeto secamente. Yoongi me examina en silencio y alza una ceja. Observo detrás de él a sus padres viéndome igualmente con una ceja alzada. Más el señor Min. Trago saliva al instante. — ¡L— lo siento! — Me excuso avergonzado. — N— no los esperábamos acá. P— pasen por favor. — Gracias, Jimin. — Dice la señora Min suavemente, Yoongi abre paso para que sus padres pasen primero. —Compermiso. — Propio. — Me inclino un poco y el señor Min pasa, tan intimidante y gélido como siempre. — ¿Llegó Taehyung con su madre? — Pregunta él extrañamente con voz muy tranquila. — Llegaron hace rato señor Min. — Contesto, Yoongi finalmente entra. — De acuerdo. — La pareja avanza a la sala. Doy dos pasos al frente cuando vuelven a tomarme. Me siento congelar y me volteo observando a Yoongi de traje, examinándome con sus gélidos ojos grises que siento me perforan el alma. Sus dedos lentamente van subiendo por todo mi brazo mandándome un escalofrío hasta que me pega a él. Mi respiración se corta y agradezco por todos los dioses que haya un muro entre la entrada y la sala para que nadie pueda vernos. — Suéltame. — Pido en voz baja y trato de zafarme pero él me sujeta con más fuerza. — Luces bien esta noche. — Dice él suavemente. — Gracias. — Contesto tratando de sonar tranquilo. — Tú también. Sus ojos grisáceos parecen brillar un poco hasta que finalmente me suelta. Camino rápidamente a la sala con Yoongi siguiéndome por detrás. Los invitados se encuentran saludando a la pareja. — Sí, son Edgar y su esposa. — Presenta mi madre a los nuevos invitados.

Observo de reojo a Yoongi que tiene la mirada fija en Mingyu y éste también la tiene muy puesta en él. Sus miradas conectan con tanta intensidad que no puedo evitar sentirme ahogado y correr hacia Mingyu y sentarme junto a él. Yoongi finalmente desvía la mirada y se acerca a sus padres para estrechar manos con todos los invitados en silencio. — Kyle, Derek, les presento a Edgar, su esposa e hijo. — Presenta mi madre. — Mucho gusto. — Contestan ellos tranquilamente con una sonrisa. Se dan la mano en silencio y Yoongi se va a sentar frente a mí, cerca de su tía y Taehyung que están cerca de la madre Tzuyu y ella. Siguen conversando aparentemente de un negocio de vinos que cuenta Kyle y los demás escuchan atentamente. — ¿Chicos? — Llama mi madre. — Bueno, los hijos. — Mingyu, Taehyung, Yoongi y yo volteamos. Mi madre se mantiene sonriente junto a la señora Min que parece muy contenta a su lado, aunque sus ojos se mantienen algo fijos en mí. — ¿No prefieren ir a los cuartos o la sala pequeña? O la terraza. — Dice ella. — No quiero verlos aburridos. — N— no... — Susurro. — Sí. — Dice Mingyu con una sonrisa. — Así podemos darle espacio a los adultos. Los demás ríen. Él se levanta y me observa con una sonrisa. Paso mi mirada a Taehyung y Yoongi que lucen algo confundidos, pero finalmente Taehyung se levanta cuando su madre voltea a verlo con frialdad. Nos inclinamos frente a los adultos y salimos del círculo, Yoongi levantándose lentamente sin quitarme la mirada de encima. — Te seguimos. — Dice Mingyu con una sonrisa. — Claro... — Sonrío un poco. — Umh, ¿la terraza les parece bien? Taehyung se mantiene callado al igual que Yoongi. Muerdo mis labios y observo a Mingyu quien alza los hombros. Suspiro y hago una seña para que me sigan. Cruzamos el pasillo hasta que Yoongi se detiene frente a una puerta haciendo a los demás detenerse. — Ese es tu cuarto, ¿no? — Pregunta señalando lo poco que se alcanza a ver. — Eh, sí. — Contesto ligeramente nervioso. — ¿Por qué? — Reconozco tu sudadera. — Contesta él tranquilamente. — Es de tus favoritas.

Me acerco a él y observo el interior. En efecto la sudadera café que casi siempre llevo está colgada en el armario abierto. Trago saliva y retrocedo. — Sí. — Contesto. — Sigamos. Vuelvo a avanzar no sin antes notar como Yoongi voltea a ver a Mingyu con una pequeña sonrisa y él simplemente alza una ceja. Taehyung se mantiene atrás pasando su mirada de un chico al otro hasta pasar molesto entre ellos y acercarse a mí. Pasamos el pasillo hasta llegar a una puerta transparente al final. La abro y doy el acceso a uno por uno, ellos pasan en silencio y observan la pequeña terraza que dan a los jardines traseros del departamento. Hay una mesa de madera con cuatro sillas exactas. — Umh... t— tomen asiento. — Ofrezco sintiéndome cada vez más presionado. Taehyung jala una silla y se sienta. Mingyu se coloca a su lado y yo inmediatamente me abalanzo a su lado, viendo después de reojo a Yoongi sentarse junto a mí en completo silencio. Pasan unos segundos donde nadie dice nada, el ambiente es tan tenso e incómodo que quiero salir corriendo. Taehyung golpea sus dedos en la mesa viendo el entorno, Yoongi observa a Mingyu pero mi novio ignora su mirada mandando su vista a distintos lados. — Linda terraza. — Dice finalmente Mingyu. — Me gusta. — G— gracias. — Murmullo sin el atrevimiento de voltear a verlo. — Y... ¿listos para entrar a clase? — Taehyung se mete en la conversación. — No. — Mingyu ríe. — Pero ya es nuestro último año, hagamos que valga la pena. — ¿Qué quiere estudiar? — Pregunta Mingyu viéndolo. — Mi madre quiere que estudia economía. — Alza sus hombros. — Francamente me da igual ya sea eso o ciencias políticas. — Vaya. — Mingyu alza ambas cejas y observa a Yoongi. — ¿Tú? — Mafia. — Contesta con una sonrisa. — Vender droga a Europa, asesinar y quizás convertirme en un sicario o jefe importante de algún grupo terrorista. Taehyung aprieta sus labios para evitar reír, Mingyu lo observa un par de segundos antes de reír un poco. Yo me mantengo en silencio. — De acuerdo. — Mingyu no quiere darle más rodeos y voltea a verme. — De ti ya sé.

— Médico o policía. — Contesta Yoongi viendo la mesa tranquilamente. — Lo dijo a principios de año cuando nos preguntaron. Mierda, ¿lo recuerda? — Claro, en ese entonces no lo conocía. — Le contesta Mingyu con una expresión más bien seria y voltea a verme. — Creí que tú y él no se llevaban. — No lo hacemos. — Contesto rápidamente. — ¿No? — Yoongi voltea a verme. — No. — Le repito clavándole la mirada. — Nos fuimos de viaje juntos. — Yoongi observa a Mingyu y yo inmediatamente me tenso, Taehyung guarda silencio. — Nuestras madres querían eso. — Interrumpo viendo a Mingyu pero él mantiene una ceja alzada. — Tú aceptaste. — Dice Yoongi. — Fue muy amable por parte de tu madre invitarme. — Vuelvo a ver a Yoongi sacando chispas por los ojos. — Que hayamos ido de viaje juntos no significa absolutamente nada. — Te quedaste en mi departamento hace un par de días, creí que al menos me considerarías un amigo. — Habla con descaro, fingiendo una pizca de decepción. Taehyung que tiene un vaso de agua comienza a darle tragos. — ¿Departamento? — Vuelve a preguntar Mingyu. — ¿Cuándo? — Iba caminando solo por la calle, trataron de asaltarme pero Yoongi afortunadamente estuvo por allí. — Contesto tomando su mano por debajo de la mesa. — Me ayudó. — Sí, le di comida, un buen baño, hasta la cama. — Sigue Yoongi. — Creo que le hice muchos favores esa noche. — ¡Sí y se agradece tu hospitalidad! — Hablo con agresividad y advierto con la mirada que se detenga.

— ¿No fue el día en que salimos? — Pregunta Mingyu preocupado. — ¿En el parque? Te fuiste tarde. — ¿Dos días antes de Navidad? — Yoongi alza una ceja. — Ese mismo día. — Contesta Mingyu bruscamente. — Oh. — Yoongi sonríe. — Entonces ese día ustedes salieron juntos. — ¿Algún problema? — Ataca Mingyu. — Quizás tendrías uno si te enteraras de lo que sucedió ese día. — Vuelve a atacar Yoongi con una soberbia sonrisa. — ¡Bien ya basta! — Exclamo furioso, Taehyung deja de tomar agua. — ¡¿Qué mierda les sucede a ustedes dos?! — Me resulta curioso que siempre estés tan pegado a Jimin. — Sigue Yoongi con una mirada filosa. — Dime, ¿te gusta? — ¿Y a ti? — Mingyu le clava duramente la mirada. Yoongi y yo nos tensamos al instante. Volteo a verlo pero él se mantiene duro como una piedra, inclusive Taehyung a bajado la mirada y muerde sus labios seguramente maldiciendo en su cabeza. Trago saliva pesadamente. — ¿Y si lo hiciera? — Pregunta inesperadamente Yoongi. El escalofrío me recorre las costillas y me retuerce los intestinos. Mi aire se me va como si me hubieran dado el golpe de mi vida en pleno estómago. Mi respiración falla y observo al instante a Yoongi... No... ¡No puede estar hablando en serio! — Sería muy tarde. — Mingyu me toma posesivamente. — ¿Tú crees? — Yoongi alza una ceja divertido. — Somos novios. —Espeta secamente Mingyu. Siento el mundo derrumbarse a mi alrededor. Taehyung abre sus ojos perplejo y al instante toma del brazo a Yoongi y lo toma con fuerza. Mi corazón late más lento y lentamente dirijo la mirada a Min Yoongi. No luce furioso. Luce mucho peor. Sus ojos se han oscurecido por completo al igual que su mirada y una vena palpita en su sien haciéndome ahogar un pequeño grito. Mi cuerpo tiembla y por instinto

me aferro a Mingyu al ver el aura tan sombría se alza sobre él. Se levanta de golpe y pego un pequeño grito pero Taehyung reacciona y lo empuja hacia atrás. — Basta. — Escucho que lo alcanzo a decir. — ¿Cuál es tu jodido problema? — Mingyu también se levanta y se pone a la defensiva. — ¡No, basta! — Exclamo yo también levantándome y apoyando mis manos en su pecho para detenerlo. — Por favor Mingyu, por favor no hagas ninguna tontería. — ¿Pareja? — Repite Yoongi de una forma tan fría que hasta siento a Mingyu tensarse. — ¿Desde cuándo? — Desde que fuimos al parque. — Contesta él. Taehyung me observa con suplica antes de tomar nuevamente con fuerza a Yoongi. Él se mantiene en silencio y dirige la vista a mí. Espero lo peor, viendo su mirada cambiar por completo, estoy listo para lo peor. Espero que se abalance y nos golpee o comienza una pelea... Pero él simplemente comienza a reír. Y a reír... Y a reír... — Oh, entiendo. — Él luce muy divertido. — Pues felicidades. ¿Qué? ¿Qué mierda? — Gracias. — Mingyu se aferra a mi cintura y me pega a él. — Espero duren mucho, hacen una pareja sumamente adorable. — Sigue Yoongi sonriendo, Taehyung lo observa perplejo. — Aunque, ¿puedo darte un consejo? Mi sangre vuelve irse a la punta de mis pies. — ¡No necesita ningún maldito consejo! — Espeto. — ¡Déjanos en paz! — De buena fe Jimin. — Yoongi hace un puchero. — ¿No quieres? — ¡No! — Exclamo. — Tiende a ser bastante extremista. — Yoongi le sonríe con perversión a Mingyu. — Así que te recomiendo que le pongas algo de intensidad a su relación. Mingyu lo observa confundido mientras que yo me siento temblar casi hasta quebrar. — ¿Extremista? — Repita Mingyu viéndome con una ceja alzada.

— ¿Chicos? — ¡DIABLOS, MAMÁ TE AMO! — Ya va a estar la cena, vengan ya por favor. Taehyung es el primero en huir. Mingyu fulmina a Yoongi una última vez y a mi me observa sin demostrar nada y avanza por el pasillo. Cruzan el pasillo y yo finalmente avanzo hacia ellos, cruzando el pasillo. Pongo un pie en el pasillo derecho que lleva a la sala cuando me tironean bruscamente hacia atrás. Soy aventado dentro de mi cuarto en un pequeño chillido. Yoongi cierra la puerta con llave y se acerca hecho una fiera a mí haciéndome temblar y tropezar hasta quedar contra la pared. Trato de correr a la puerta cuando me toma y tapa mi boca colocándome en su pecho. Mi espalda choca contra su pecho y trato de removerme ferozmente pero su mano y posición no ayudan mucho. — La linda pareja feliz... — Susurra en mi oreja haciéndome estremecer. — Ahora sí cruzaste el jodido límite muñeco. Muerdo su mano pero él no la retira. Encajo mis dientes con mayor fuerza pero siento sus dientes enterrarse en mi cuello. Suelto un chillido y me remuevo con tanta violencia que ambos terminamos cayendo al suelo. Me aprieta contra el suelo antes de dejar un salvaje rastro de besos en mi cuello, succionando con tanta fuerza y tomando mi frágil piel entre sus dientes que el dolor quema. Me sigo revolcando debajo de él pero sus mordidas suben hasta mi mandíbula con tanta rabia que siento mi cabeza volverse loca. Pataleo y finalmente logro empujarlo y salir corriendo del cuarto. Cubro mi cuello y cruzo corriendo la sala encerrándome en el baño de allí. Me pego a la puerta con el corazón latiendo como desquiciado dentro de mí y me destapo para observar las enormes marcas rojizas y una violeta en mi cuello. Comienzo a tocarme entre maldiciones sintiendo mis ojos empaparse de lágrimas. Mi teléfono vibra y lo saco al instante. "Esto no ha terminado" El número es desconocido pero sé perfectamente de quién es. Abro de golpe todos los compartimientos hasta sacar el maquillaje de mi madre.. Cubro torpemente la zona entre sollozos hasta que logran casi desaparecer, no me interesa y sigo dando pequeños golpes para difuminar lo que puedo y espero a tranquilizarme antes del salir del baño. Nadie hace ningún comentario al respecto pero mi madre me sigue con la mirada. Me voy a sentar junto a ella evitando las miradas de todos, el ambiente se ha tensado.

— Tengo algo que decirte. — Mingyu levanta la mirada y observa a su madre. — ¿Qué pasa? — Pregunta ella. — Tenemos que decirles algo. — Mingyu voltea a verme fijamente. Me quedo con el bocado en la boca, ¡no... no puede! — ¿Qué? — Susurro. — ¡Sea lo que sea no nos interesa! ¡Gracias! — Yoongi aprieta firmemente el cuchillo. — ¡Min Yoongi! — Grita su madre. — ¿Min Yoongi? — K y Sullivan levantan la mirada. — ¡Jimin y yo somos novios! — Grita Mingyu sin dejar de ver a Yoongi. — ¿Qué? — Mi madre voltea a verme. — ¿Eres gay? — ¿Novios? — Preguntan los padres de Mingyu al unísono. — ¡Sí y yo me follé a tu querido novio cuando fuimos a California! ¡¿No te lo contó?! — Ataca igualmente Yoongi. — ¡YA BASTA! — Grito. — ¿QUÉ? — Mingyu voltea a verme. — ¡¿QUÉ?! — Grita mi madre esta vez y el padre de Jungkook abre la boca. — ¡YOONGI TE DIJE QUE TE DETUVIERAS! — Gritó su madre de nuevo. — ¡VAN TRES JODIDAS VECES! — Sigue Yoongi con una sonrisa. — ¡NO TE ATREVISTE! — Aviento los cubiertos a la mesa. — ¡SÍ LO HICE, MUÑECO! — Grita él. — ¡Cállate! — Grita Taehyung. — Te tiraste a Jungkook, no trates de salvarte con tu sonrisa. — Yoongi lo observa con tranquilidad y el padre de Jungkook se ahoga al igual que la madre de Taehyung. Taehyung se abalanza contra Yoongi y ambos caen al suelo. Suelto otro grito al igual que sus padres que intentan separarlos entre gritos. Mi respiración se atora en mi garganta y los dempas invitados están helados.

Observó a K y a Sullivan sacar sus teléfonos celulares y taclear unas cosas. Uno de ellos marca por teléfono y debido al ruido y el escándolo parece ser yo el único quien escucha. — Lo tenemos. — Dice Sullivan. — K pasará la dirección. ¿Qué...? Mi vista se vuelve a enfocar en la pelea. Los adultos finalmente han logrado separar a la bestia y la mesa se ha vuelto un escándolo de gritos. Me levanto de la mesa sin poder creerlo y comienzo a pellizcarme tan fuerte como puedo. — ¡Despierta! ¡Despierta! — Me exijo sintiendo las lágrimas a punto de brotar de mis ojos. No es un maldito sueño. Escucho los gritos y las groserías y después que me toman. Mingyu me jala y pasa mis manos por mi cuello retirando el maquillaje y dejando a la vista los chupetones. Él niega con la cabeza y se aleja pero trato de alcanzarlo. — ¡Mingyu espera! — Grito. — ¡ESPERA! — ¡VETE A LA MIERDA, JIMIN! — Grita él. Trato de alcanzarlo entre gritos pero mi madre me toma del brazo furiosa. — ¡TÚ Y YO VAMOS A HABLAR AHORA MISMO! — Me grita. Estoy a punto de contestar cuando escucho un fuerte disparo. Todos volvemos a gritar al escuchar disparos cada vez más fuertes en el jardín y los vidrios romperse. Tapo mi boca y los invitados siguen gritando, las puerta de entrada es destrozada y unos hombres vestidos de negro entran y comienzan a disparar. Me agacho al instante sintiendo las lágrimas derrarmarse de mis ojos y gritos más fuertes. Me tiran bruscamente hacia arriba y tapan mi boca, jalándome mientras está un caos de gritos, disparos y golpes entre las familias y los hombres. Trato de voltear viendo como un hombre me está jalando. Trato de gritar pero me tiene bien agarrado. Pataleo y veo a Yoongi golpear a un hombre con tanta fuerza que cae. Taehyung y él ruedan en el suelo y se levantan con los cuchillos a la mano antes de abalanzarse hacia los hombres. — ¡LLAMA A FORCRAFT! — Grita Yoongi. — ¡LLAMA A FORCRAFT TAEHYUNG!

Estoy a punto de ser jalado fuera del departamento cuando Yoongi se abalanza sobre mi y tira al hombre. Ruedan haciéndome gritar y caer al suelo. Yoongi toma el cuchillo y lo entierra una vez en el brazo del hombre y extraerlo abriendo una fuente de sangre que me salpica la cara y hace pegar otro grito. Vuelve a enterrarlo en su rostro repetidas veces y se levanta pateándolo. Corre hacia mí y me toma antes de jalarme. Agarra su pistola y comienza a disparar mientras me jala a los pasillos. — ¡NO! — Aullo. — ¡YOONGI NO, MI MADRE! — ¡NOS MATARÁN A TODOS SI NO SALIMOS AHORA! — Grita él. — ¡YOONGI NO! — Vuelvo a gritar. Otro hombre aparece en el pasillo y dispara apenas rozándome el brazo. Yoongi comienza a disparar y tres de los cuatro disparos que dio le dan al hombre creando salpicaduras de sangre en la pared mientras él se desliza, dejando un trazo más grande que me hace gritar de nuevo. Escucho más gritos y disparos pero nosotros ya estamos en la terraza. Yoongi se asoma al pasillo y cierra la puerta justo cuando otros disparos se azotan contra ella. — ¡YOONGI! — Grito. Él muerde sus labios y observa el entorno, patea unas macetas y me tira de él. — ¡BRINCA Y AGÁRRATE DEL OTRO BARANDAL! — Dice él. — ¡ESTÁN LOS ALMACENES MÁS ALLÁ, DÉJATE CAER! — NO HARÉ ESO! Más disparos y golpes que finalmente comienzan a quebrar el vdirio. Yoongi saca el cuchillo y sigue apuntando mientras dispara. — ¡HAZLO YA! — Ruge. Me acerco al borde y siento todos mis sentidos paralizarse. Observo detrás de mí a Yoongi y finalmente brinco como puedo sintiendo mi alma irse al abismo cuando mis manos se encajan en el barandal del otro departamento. Comienzo a balancearme con las manos todavía ardiendo viendo a Yoongi igualmente en el borde apoyándose contra la pared con la pistola contra su pecho. Mis manos se deslizan, hago otro esfuerzo y finalmente me dejo caer en un pequeño grito en el techo del almacén.

El golpe de mis piernas me inmoviliza y hace pegar un grito de dolor pero aún así me arrastro y comienzo a bajar usando los techos. Observo la figura de Yoongi, un hombre acaba de darle un fuerte golpe en la mandíbula que le hace voltear hasta la cara. Siento mi pecho endurecerse pero él se abalanza hacia él enterrándole el cuchillo y aventándolo con todo y el arma blanca por la terraza dejando caer su cuerpo que se hace trizas al tocar el suelo. Él brinca con una increíble agilidad y es en menos de un segundo cuando ambos nos encontramos corriendo por los jardines esquivando los disparos. Corremos tan rápido como nuestras nos lo permiten y Yoongi saca unas llaves haciendo sonar su auto estacionado. — ¡ENTRA! — Grita. — ¡ENTRA YA! Me abalanzo al coche junto con él mientras escuchamos unos disparos en el parabrisas. Él arranca el coche casi estrellándolo contra los árboles en un intento desesperado de huir. Otra camioneta se dirige a toda velocidad hacia nosotros y se frena justo enfrente. Observo a Anthony Forcraft bajar con varios hombres que entran corriendo a los departamentos. Él voltea a vernos. — ¡LLÉVALO LEJOS! — Grita él. — ¡MUY LEJOS MIN! Mi cuerpo no responde. El ruido ya no se escucha. Yoongi arranca a toda velocidad y me va gritando cosas que no escucho. Siento un potente mareo y mi alma arrastrarse hasta mis pies. Todo se vuelve negro.

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Yoongi "Comenzamos con terribles noticias el año. Una nueva masacre se ha desatado en Oregón en la víspera de año nuevo. Los vecinos contactaron a la policía, aparentemente dos mafias o más se encontraron en una cena que ha acabado con muchos muertos. Pocos siguen con vida mientras que tres siguen desaparecidos. Kim Taehyung, Min Yoongi y Park Jimin fueron vistos por última vez huyendo de la escena, si conocen información acerca de su paradero se les suplica informarle a la policía nacional. Están siendo buscados mientras las víctimas están en el hospital tratando de recuperarse. Esperamos mejores noticias pronto..." Apago la radio de un golpe y suelto un suspiro pesado antes de darle una mordida a la manzana que llevo en mis manos. Lanzo mi cabeza hacia atrás reposándola en el respaldo del sofá y observando el techo agrietado. Mis piernas comienzan a dormirse y a cosquillear pero no me atrevo a moverlas. Parece que después de casi seis horas gritando y llorando sin parar Jimin se ha quedado dormido. Tuve que abrazarlo y dejarle que me llenara la camisa de lágrimas y mocos hasta que finalmente las fuerzas lo abandonaron por completo y terminó enroscado en el sofá, apoyando su cabeza en mis piernas, dándome la espalda y respirando entre sollozos hasta que cayó. Lo observo todavía profundamente dormido en mi regazo, luce tan frágil... Suelto otro suspiro y gruño pasando mi mano por mi cabello repetidas veces. Muevo un poco mis piernas pero no quiero despertar a Jimin así que el movimiento no es fácil en lo absoluto. Peino un poco su cabello revuelto hasta hundir con suavidad mis dedos en su cuero cabelludo y dar un pequeño masaje. Vuelvo a mover mis piernas, levantando con suma delicadeza su cabeza y separándome de él. Vuelvo a colocar su cabeza en el sofá con delicadeza y me reincorporo. Hemos pasado toda la noche en la posición y mis piernas duelen en demasía. Camino un poco para destensar mis piernas y reviso los mensajes que tengo. Mantengo la vista en el último justo cuando tocan la puerta. Me acerco lentamente y abro la puerta con mala cara, realmente no me apetece la idea pero necesito que alguien cuide a mi muñeco mientras yo no estoy. — ¡ESOS IMBÉCILES HIJOS DE PUTA! — Grita Taehyung hecho una fiera y empapado de sangre de pies a cabeza.

— ¡Cállate maldición! — Siseo entre dientes. Taehyung alza una ceja y entra. Forma una "o" con sus labios al ver al muñeco acostado en el sofá todavía profundamente dormido. Se quita su chaqueta y la avienta en una silla del comedor en silencio y se va a sentar junto a él. Lo sigo con los brazos cruzados. — ¿Lleva mucho dormido? — Pregunta viéndome. — Un par de horas, casi no he dormido. — Froto mi cara con cansancio. — Fue una noche muy agitada. — Debí escucharte. — Susurró con rabia. — Debí escucharte cuando me dijiste de la madre de Jimin, que era mala idea ir a la cena... ¡mierda, debí escucharte! — Debiste pero no lo hiciste, qué importa ya. — Ruedo los ojos y dirijo la vista nuevamente a mi muñeco antes de suspirar. — ¿Quiénes se salvaron? — Mingyu se salvó y su padre. — Contesta él. — Tiene varias heridas, está en el hospital junto con otra mujer, la madre de Aline si no mal recuerdo. — ¿Quién más? — Pregunto. — Mi madre está allí también. — Su voz se apaga. — K y Sullivan escaparon, Forcraft no pudo atraparlos pero los está buscando. — Y nosotros estamos aquí. — Digo. — ¿Y los demás? Taehyung se mantiene en un largo silencio y voltea a verme con lágrimas en los ojos. Niego con la cabeza en silencio. — Lo siento, Yoon... — Susurra él quebrando su voz. Me mantengo en un largo silencio y siento algo pesado irse formando en mi estómago. Trago pesado y volteo a ver a Jimin. — ¿Cómo mierda se supone que voy a decirle...? — Susurro en voz baja. — Chaerin murió por una bala en la cabeza. — Susurra. — Tus padres... tus padres fueron asesinados afuera junto con todos los demás. Aprieto mis puños y desvío la mirada bruscamente al suelo. Taehyung se levanta del sofá y me da un leve apretón en el brazo. Está llorando por más que batalla con no hacerlo, abro un poco mis brazos y él me va a abrazar con fuerza comenzando a llorar de nuevo.

— No puedo creerlo... — Susurra llorando. — N— no puedo... — Jeon Jungkook quedará destrozado. — Murmuro. — Cuando se entere que su padre ha muerto. Él me aprieta con más fuerza y comienza a negar con la cabeza. — Todo es mi maldita culpa... — Susurra temblando. — S— si tan solo te hubiera e— escuchado... — Ya deja de pensar en eso. — Sentencio sintiendo el nudo en mi garganta. — Llorar no los traerá a la vida nuevamente. — Tenemos que matarlos. — Él me clava la mirada. — Tenemos que matarlos... — Me iré con Forcraft a California nuevamente. Viajaré con su grupo y con el de Helen, han accedido apoyarnos, de allí iré con Will. — Explico. — El grupo L se puede ir a la mierda por el momento. — ¿Te irás? — Pregunta sorbiendo por su nariz. — Pero... ¿Y Jimin? — No puedo llevarlo conmigo, es demasiado riesgo. — Niego con la cabeza y muerdo el interior de mi mejilla. — Se quedará contigo y tú vas a cuidarlo. — ¿Qué? — Él abre sus ojos perplejo. — Eres el único en quien puedo confiar a estas alturas, no quiero dejarte a Jimin, si fuera por mí me lo llevaría. Sabes que no puedo hacer eso. — Contesto fríamente. — La policía lo está buscando. — Susurra Taehyung. — No tendrá ningún familiar que presione por su búsqueda. — Hablo duramente. — Los policías lo darán por muerto en menos de una semana al igual que a mí. — Irán tras mí. — Prosigue. — Forcraft se encargara de que eso no suceda. — ¡No puedo hacerle eso a mi madre Yoongi! — Exclama él. — ¡Perdió a su hermana, a su amante, a su cuñado, su sobrino y esperas que pierda a su hijo cuando no es así! — Habla con ella antes entonces y explícale que necesitas esfumarte. — Contesto alzando mis hombros. — Creo que ella comprenderá perfectamente. — ¿Cómo puede actuar tan indiferente en esta situación? — Su voz suena dolida haciéndome alzar una ceja. — ¿En medio de toda esta tragedia y caos? ¡Perdiste a tus padres Yoongi! ¡están muertos!

— Alguien debe mantenerse fuerte para avanzar, no estamos en momentos para hundirnos todos. — Vuelvo a ver a Jimin. — Debo ser fuerte para él, para ti y los que quedamos vivos. No puedo darme el lujo de un luto, no ahora Taehyung. Él se mantiene todavía en silencio antes de suspirar con fuerza y morder su labio. Igualmente dirige la vista a Jimin y ambos lo observamos en silencio. — No lo merece. — Taehyung traga duro y niega con la cabeza. — No lo hace... — Jeon Jungkook tampoco mereció ser violado y abusado por ti o perder a su padre. — Ataco y mi primo se tensa por completa. — ¡Corta ya! — Suplica. Me vuelvo a mantener en silencio y él suspira cruzándose de brazos. — ¿Cuánto tiempo tendré que cuidarlo? — Pregunta antes de dirigir la vista a mí. — ¿Aquí nos quedaremos? — Esta casa es el lugar más seguro que tenemos. — Contesto. — Traje aquí a Jungkook el día de la fiesta, atrás está el almacén con las trampas y toda clase de armas. — Aquí también Jimin firmó el contrato, ¿no? — Sí. — Contesto sin verlo. — Lo conozco, sé que no te hará caso en quedarse aquí pero trataré de hablar con él. Es muy terco, no te confíes, y necio e impulsivo. Debes tener el ojo muy bien en él hasta que vuelvo, si tiene un solo rasguño tú pagarás Taehyung. — No necesitas repetirlo. — Él limpia sus lágrimas con brusquedad. — ¿Cuánto tiempo crees tardar? — Meses. — Contesto fríamente. — Quizás un año, todo dependerá de que tan rápido acepte Will y el trato que haremos con la gente de Helen y Forcraft. — Desde que murió Helen si no me equivoco, su hermana es ahora la que está a cargo. — Me voltea a ver. — ¿Cierto? — Clara. — Contesto asintiendo. — Está en Italia. ¿Cómo esperas hablar con ella? — Pregunta él.

— Ya hablo con ella. — Vuelvo a contestar con frialdad. — Ella vendrá a California pronto, quizás ya llegó después de esto. Nos reuniremos Anthony, ella y yo y viajaremos a Nueva York para hablar con Will. — Clara está demente. — Taehyung niega con la cabeza. — Allá en Europa se aferraba a ti como una garrapata, daba miedo. — Es celosa. — Alzo mis hombros. — Pero iré por asuntos de trabajo nada más. Me interesa Will, aniquilar a Derek y Kyle y tomar mi venganza. — ¿Y después? — Pregunta él clavándome la mirada nuevamente. — Irme, alejarme de Estados Unidos lo más que pueda y trabajar de lejos o comenzar un nuevo grupo. — Vuelvo a contestar y observo mis manos llenas de heridas. — ¿Y Jimin? Vuelvo a guardar silencio y lo admiro un par de segundos. Algo agrio va recorriendo mi garganta hasta que se deposita en la boca de mi estómago mandándome una desagradable sacudida. Alzo un poco mis hombros y suspiro. — ¿Qué puedo hacer? — Pregunto con voz apagada. — No creo que él vaya a Europa conmigo después de esto, tampoco voy a obligarlo. — ¿No lo harás? — Ladea su cabeza. — ¿Te golpearon muy fuerte la cabeza? — No lo obligaré. — Repito de mala manera. — Ya tuvo suficiente y yo también. Puede ser perfectamente feliz con otra persona, me ha quedado más que claro. — ¿Feliz? — Taehyung ríe. — ¿O comienzas a confundirte? Volteo a verlo inmediatamente. Taehyung alza una ceja o se cruza de brazos. ¿Confundirme? ¿A qué mierda se refiere? ¡Claro que yo no estoy confundido! — Si no te conociera pensaría que no es nada de otro mundo pero desgraciadamente lo hago. — Dice él. — Te conozco, tú te llevarías a rastras a Jimin aunque no quisiera con tal de mantenerlo junto a ti, ¿y ahora? ¿Te alejas porque puede ser feliz con otros? — Córtalo. — Gruño y avanzo a la cocina de mala gana pero Taehyung se pone frente a mí.

— Casi matas a Mingyu en esa jodida cena y ahora me sales con "puede ser feliz con otros". ¿En serio Yoongi? — Él sonríe y yo me tenso. — Conociendo tus celos abismales es poco creíble lo que me dices. — Tanto insistes en alejarme de Jimin que ahora que lo hago, buscas una respuesta para que no lo haga. ¿Qué te sucede? — Espeto. — Estás alejando a Jimin porque te está confundiendo. No puedo evitar soltar una carcajada y desviar la mirada a la ventana. — ¿Me equivoco? — Pregunta. — Para ti es tan sencillo jugar con las personas y botarlas, ¿pero Jimin? — Vuelvo la vista a él y niega con la cabeza. — ¿No te es fácil zafarte de él, no? — Disfruta lo que hago, es normal que sienta más atracción hacia él. — Clara igualmente lo disfrutaba y me atrevería a decir que incluso más que Jimin y aún así la botaste tan rápido como la tomaste. — Sigue él. Comienzo a perder la maldita paciencia... — La única razón por la que quieres deshacerte de él es porque comienza a moverte el suelo y a tu cabeza loca. — Me da unas palmadas. — Porque ayer corriste por él antes que cualquiera que tu familia o salvar tu propio pellejo. — Si estás insinuando que me gusta Jimin estás cruzando un terreno que no te conviene cruzar Taehyung. — Siseo. — No me gusta. — Yo nunca dije que te gustara. — Contesta él. — Solo te está confundiendo y eso es más que suficiente para que huyas. Siempre lo haces. Lo hiciste con Clara, aunque al final fuera ella quien provocara que te alejaras con sus enfermizos celos y posesividad psicópata. — Somos tal para cual, ¿no? — Sonrío e ingreso a la cocina. — Quizás si no tuvieras preferencia por los culos masculinos y a cierta persona llamada Jimin hubieran funcionado. — Dices otra maldita palabra sobre Jimin y ahora mismo te rebanaré el cuello. — Amenazo secamente. — Solo te diré algo. — Contesta él. — ¿Qué? — Pregunto. — Si aún queda algo de humano dentro de ti. — Comienza débilmente. — Ámalo.

Y dicho esto desaparece dejándome solo, escucho sus pasos subir a la parte de arriba y finalmente desaparecer. Niego con la cabeza y observo de nuevo por la ventana, sin embargo las palabras de Taehyung retumbaron en mi cabeza sin control. No tenía sentido, él y yo... simplemente sería una catástrofe Éramos muy parecidos en ciertos aspectos y por eso nos atraíamos mutuamente pero al estar muy cerca causábamos corto circuito. No podíamos alejarnos pero tampoco acercarnos, éramos dos polos opuestos, dos bombas... y no tardábamos en explotar. Su llegada a mi vida me había golpeado fuertemente en varios aspectos, y todas nuestras relaciones... mierda, esto era tan complicado. Era su maldito esclavo Mis intenciones con Jimin antes eran muy claras pero ahora dudaba lo que realmente quería, apuesto a que ni él siquiera qué hacer tampoco. Él en el fondo aún me guarda cierto rencor pero se ha dejado contagiar por mi locura Y si, su tacto me quemaba y se enterraba profundamente en mí. Aquel impulso desenfrenado de ambos nos mezclaba, llevándonos a la más loca y siniestra locura. Le encantaba, me encantaba. Él disfrutaba sometiéndose a mí y yo disfrutaba someterlo a mí, disfrutaba ver el placer en sus ojos por más enferma que sea nuestra relación y él disfrutaba aquel dolor y aquella relación enferma. Y sí, es confuso y malditamente bueno aunque me niegue a aceptarlo. — ¿Yoongi? — Escucho su voz, oh mierda. Me volteo y lo observo en el marco de la puerta frotando su adormilado rostro. — ¿Q— qué hora es? — Casi las cuatro de la tarde. — Contesto. — ¿Tienes hambre? — Algo... — Susurra y se acerca a mí a paso lento. — ¿Necesitas algo? Lo observo tan cerca de mi y el impulso finalmente explota. Lo empujo acunando su rostro en mis manos y aplasto mis labios contra los suyos. Su cuerpo se tensa pero tan rápido como comienzo el beso me alejo de golpe. — Yo... — Susurra.

— Lo siento, déjalo. — Desvío la mirada y abro los compartimentos para ver qué hay. No sé en qué mierda pensé, fue un impulso. Cado que pego mis labios a suyos me atrapa como mil agujas, era una maldita droga. Sus jugosos y ardientes labios eran jodidamente perfectos. Casi parecía que nuestras bocas habían sido hechas a la medida perfecta para que nuestras bocas encajaran. — ¿Quieres que te lleva a una habitación para que descanses mientras? —Pregunto. Él asiente y se relame los labios. Salimos juntos, él se quedó en silencio en el trayecto a la recámara. Abro y nos introducimos en una que está en el primer piso, la menos empolvada y abandonada. Él asiento y entra en silencio sin voltear a verme. — ¿Estás bien? — Pregunto ante su silencio abrumador. — Sí. — Contesta él tembloroso. — ¿No dirás nada? — Prefiero no decir nada. — Suelta fríamente. — Gracias. Me mantengo en silencio otra vez y asiento como puedo antes de alejarme de él un poco pero su voz me hace frenar. — ¿Yoongi? — Llama débilmente. Me detengo poco antes de cruzar la puerta y lo observo a través de mi hombro. — ¿Sí Jimin? — Pregunto sin emoción alguna. Él me sigue dando la espalda, escucho sus sollozos hasta que se detiene e inhala muy profundo. Voltea a verme igualmente a través de su hombro con sus ojos empapados de lágrimas. — Su— suerte en Europa...

|50

Jimin pov Mi rostro está hundido entre mis rodillas pegadas al pecho. Me aferro con fuerza, cerrando los ojos, suplicando que todo esto sea una simple pesadilla, despertar, despertar y que todo este solo haya sido un mal sueño. Mis ojos están apretados con tanta fuerza que los puntitos aún con los ojos cerrados están presentes, mareándome y provocando un dolor en mi cabeza y en mis ojos. No me importa, aprieto con más fuerza clavando mis dientes en mi labio inferior con tanta fuerza que puedo creer que éstos se tornan blancos. Cuando el dolor físico se vuelve insoportable abro los ojos, soltando un chillido de dolor al sentir la luz de la lámpara quemarme y mandarme una daga por mis ojos y cabeza. Me llevo las manos detrás de la nuca y vuelvo a sollozar cerrando los ojos pero esta vez sin excederme. He perdido la cuenta de los días que llevo llorando. He cerrado todo así que no sé di es de día o de noche, duermo, despierto, grito, pateo y vuelvo a llorar. Taehyung viene de vez en cuando a dejarme comida ya que Min Yoongi no se ha dignado a aparecer en mi habitación desde no sé cuánto tiempo. Y duele. Duele ver como en un abrir y cerrar de ojos todo me fue arrebatado. Un novio que me amaba que me amaba se ha ido después de ser destrozado vilmente por mí, engañado, traicionado y herido como nunca creí herir a nadie. Un mejor amigo del que no sé nada y no se digna a mandarme ni una mísera carta y después de esto me preparo para quizás, nunca más volverlo a ver. Mi madre... la única persona que conocía como un familiar... se ha ido. Y volví a ser lo que fui en mi nacimiento, aquella palabra tormentuosa de la que nunca probé su dolor hasta hora: huérfano. Y Jungkook también. Y me duele, me duele ver como compartimos la misma miseria, dejándonos solos en este mundo siendo tan jóvenes. Solos. Nos dejaron completamente solos. A Jungkook, a mí... y a Yoongi. Y estoy cansado. Las lágrimas no bastan para desahogar aquel vacío y nudo en mi garganta. Necesito sentirme amado, necesito voltear y ver a alguien que esté con los brazos abiertos y me abrace tan fuerte que sane todas las heridas de mi alma.

Necesito alguien que tome mi mano y me susurre que todo estará bien aunque sea mentira. Necesito un beso y sentir una protección que caliente mi frío cuerpo, mi frío corazón, mi fría alma. Necesito que alguien me cure, que tome mi mano y me ayude a levantarme de esta mierda en la que me he hundido y me lleve lejos, tan lejos donde nadie pueda alcanzarme. Donde mi libertad no sea solo un sueño, sino una realidad. Que alguien me guíe y me muestre otra vez las maravillas de la vida y la hermosa sensación de estar vivo... porque yo ya lo perdí. Lo he perdido, lo he perdido y no soy capaz de encontrarlo jamás. — ¿Jimin? — Escucho una voz a mis espaldas que me hace voltear aún con ojos rojizos. Taehyung aprieta sus labios y suspira. — Yoongi... él n— necesita que vayas con él. — ¿No puede venir él? — Espeto fríamente, sintiendo su nombre clavarse como mil agujas en mi pecho. Taehyung niega con la cabeza: — No está en la casa, te llevaré con él. Ponte algo cómodo. ¿Dónde está entonces? Sale de la habitación sin decir nada más. Me levanto de la cama y avanzo al armario para buscar algo que me quede. Saco unos pantalones negros un poco holgados y una camisa blanca de manga corta que me coloco después de desvestirme. Me pongo unos tenis que encuentro igualmente en el armario después de asegurarme que no haya ningún insecto dentro. Me quedan un poco grandes pero no me importa, me arrastro fuera del cuarto quedando en el pasillo. Taehyung levanta la mirada y asiente. — Bien. — Dice él. — Vamos. Asiento en silencio y lo sigo escaleras abajo. Cruzamos la cocina y salimos por la puerta transparente que lleva al lado trasero de la casa, está atardeciendo y el aire es sumamente fresco. Pasamos la bodega de metal y Taehyung se detiene justo en la entrada al bosque, voltea a verme. — El terreno se extiendo otro kilómetro, pero no caminarás todo eso. — Apunta con su barbilla al frente. — Avanza todo lo que puedas, allí verás otra bodega más pequeña. Yoongi está allí. — ¿No vienes? — Volteo a verlo con cierta súplica.

— No Jimin. Él necesita hablar a solas contigo. — Y sus palabras me estremecen, más la seriedad con la que las dice. Paso saliva con un poco de dificultad y asiento. Observo el crepúsculo cayendo detrás de la montaña a mi espalda y observo una última vez a Taehyung antes de aventurarme en el inquietante bosque. Avanzo abrazándome a mí mismo y haciendo crujir unas ramas debajo mío, introduciéndome cada vez más en aquel bosque. Me detengo para observar la casa a lo lejos, Taehyung ya no se encontraba allí. Relamo mis labios y sigo avanzando en silencio, todo ira en línea recta, no podía perderme, sus indicaciones fueron claras. La noche cae y yo me encontraba todavía caminando con el corazón en el pecho, escuchando miles de ruidos que me provocaban mucha incomodidad y la fuerte necesidad de regresar corriendo a la casa que era el lugar por el momento donde me sentía más seguro. Otro suspiro y muchos más pasos más tarde finalmente puedo observar la silueta de algo a lo lejos. Corro con alivio a una construcción muy pequeña. Es una bodega donde fácilmente cabrían cuatro personas viéndola por fuera, no era muy grande pero tampoco lucía mal. Bueno, era de noche así que no podía estar completamente seguro. Me acerco a la puerta y toqué tres veces esperando escuchar una respuesta. Me cruzo de brazos esperando pero no hay ningún índice de vida allí. Vuelvo a tocar con más fuerza y apenas mis dedos se alejan de la puerta siento algo frío y puntiagudo hacer presión en mi cuello. — Primera lección muñeco. — Susurran en mi oído. — Siempre debes mantenerte alerta. El filo se aleja de mi cuello y la sangre de mi cuerpo vuelve a correr con normalidad. Me volteo lentamente observando los grisáceos ojos de Yoongi examinándome con frialdad. Se acerca a mí en silencio y toma mi mano para colocar un cuchillo en ella. — Lo necesitarás. — Dice subiendo la mirada a mis ojos. —Ahora más que nunca. Su mano se cierra envolviendo con la mía y haciendo presión sobre el mango del arma blanca. Bajo la mirada el filo que parece brillar bajo la luz de la luna, trago saliva y comienzo a negar con la cabeza repetidas veces hasta que Yoongi me atrapa de la barbilla con su pulgar e índice y con suma delicadeza levanta mi mirada. — No lo uses a menos que sea sumamente necesario. — Habla en voz baja, su voz suena más ronca que otras veces. — Necesitarás aprender a defenderte solo.

— No quiero hacerlo.— Suplico sintiendo un terrible ardor en la garganta. — ¡Yo no soy como tú Yoongi! ¡Yo no voy a matar a nadie! — ¿Prefieres entonces que una bala atraviese tu cabeza? — Pregunta fríamente. — Dímelo y mejor yo de una maldita vez lo hago. Desliza su mano a su pantalón en un rápido movimiento y es en un segundo cuando siento el frío anillo de la pistola chocar contra mi frente. Yoongi me observa gélidamente, una oscuridad creciente ocultando unas llamas rabiosas que batalla por controlar. Un movimiento en falso y él se volverá loco. — Hazlo. — Digo tratando de mantenerme firme. — De todos modos no tengo nada más qué hacer aquí. Él me sigue observando sin decir absolutamente nada. Destraba la pistola y siento mi corazón dejar de latir por completo. Sus dedos se dirigen al gatillo y mi garganta se cierra y seca por completo. — Perdí todo. — Le suelto con dolor. — ¿Qué harías tú en mi lugar? — Matar a todos. No puedo soltar un risa tan seca que inclusive duele. — ¿Por qué no me sorprende ya? Para ti la opción más fiable es asesinar, quitar de tu camino a la mala a todos. Matar... ¿cómo puedes hacer siquiera eso? ¿Qué tan desquiciado debes estar para arrebatarle la vida a alguien? — Tú siempre tan inocente que no te atreves a manchar tus manos de sangre. — Finalmente sonríe y se va acercando un poco más. — ¿Tanto miedo te da acabar con la vida de una persona? — No toleraría manchar mis manos con una sangre que no sea la mía. — Contesto sintiendo el picor en mis ojos. — Jamás. — Qué hermosa pureza. — Aparta unos mechones de mi cabello con el anillo de la pistola y esboza una enfermiza sonrisa. — Aún destrozado prefieres buscar tu propia muerta a que pague alguien más. Si tuvieras enfrente al asesino de tu madre, ¿qué harías? — Llevarlo a la justicia. — Susurro. — Nadie Yoongi, nadie merece ser asesinado. ¡Es inhumano! ¡¿Cómo mierda puedes hacer eso?! — Matar uno más no me hará sentir culpable.

Mi corazón se encoge al escucharle decir eso al igual que mi pecho. Él aparta la pistola y niega con la cabeza con una suave carcajada. Se vuelve a acercar a mí frotando mis hombros hasta que doy con la pared, mi respiración se vuelve pesada y mis ojos se llenan de terror. — Parece que después todo sigues siendo mi pequeño inocente. — Acaricia mis mejillas y luego me levanta la barbilla a la fuerza. — Tengo que cambiar eso. — No te atrevas... — Susurro sintiendo mi sangre arder. — No me sirve un adolescente asustadizo. — Me azota con fuerza. — Necesito un muñeco desquiciado y completamente fuera de sí. Comienza a tirar de mi brazo pero yo simplemente pego a un grito y me remuevo furiosamente pero no puedo soltarme. Abre el la bodega y me empuja dentro antes de volverme a empujar contra la pared. Se aferra a mí después de cerrar la puerta y me jala a una puerta que abre bruscamente. Me avienta al suelo. Suelto un jadeo de dolor y levanto la vista lentamente antes de pegar un grito y levantarme con los ojos empapados de lágrimas. Choco con el pecho de Yoongi provocando que vuelve a gritar con la misma fuerza pero él me abraza por detrás y agarra con fuerza mis mejillas para que mantenga la vista fija pese a mis lágrimas que salen sin control. — Te presento a Richard. — Susurra cruelmente sobre mi oreja. — Uno de los responsables de la muerte de tu madre, trabaja para Derek y corrí una enorme suerte al encontrármelo ayer que fui a la ciudad. ¿No te agrada? Yo solo puedo mantener los ojos temblorosos y empapados en lágrimas frente al cuerpo intacto en el aire, amarrado con gruesas cadenas sobre la tina del baño. Yoongi se va acercando conmigo sin dejar de tomarme. — ¿Ves qué le sucede a la gente que se mete conmigo? — Vuelve a preguntar. — ¡Míralo! ¡Observa lo que sucede cuando pierdo la maldita paciencia! Me ahogo un poco y las nauseas me invaden. Comienzo a suplicar negando con la cabeza pero la imagen es clara y el olor excesivo de sangre me perfora las fosas nasales mandándome cada vez más mareos. Observo al hombre colgado pecho con el pecho al descubierto y con varias cortaduras. Sus ojos han sido extraídos y su mandíbula destrozada, dejando la parte inferior colgando de un solo lado y el hilo de sangre escurriendo hasta la tina. Sus extremidades han sido arrancadas dejando a la vista los huesos y músculos, el olor putrefacto a carne y toda la sangre alrededor,

la esquina derecha manchada de sangre y los cuchillos apilados junto con el hacha todavía con pedazos de carne humana en él. — Quiero que lo veas bien — Susurra. — Y si se te ocurre desobedecerme una maldita vez Jimin no tardarás en sufrir un peor destino que el de él. Me empuja y pego otro grito y me estremezco de forma desagradable cuando repentinamente quedo bastante cerca del cuerpo pudiendo ver a mayor detalle los cortes profundos y la sangre seca. Un nudo se forma en mi garganta y vuelvo a temblar con fuerza. — Lleva así desde la mañana así que está fresco. — Se burla Yoongi. — Lo cuál significa que nos servirá muy bien. — ¿Qué? — Volteo a verlo asustado. Yoongi vuelve a jugar con el cuchillo y me sonríe antes de sacarse la camisa dejando su pecho al desnudo. Trago pesado y abro la boca cuando él se acerca y coloca el cuchillo en su boca para liberar sus manos. Atrapa el borde de mi camisa y debido al tirón ésta termina desprendiéndose de mi cuerpo. Trato de cubrirme cuando Yoongi retrocede y vuelve a jugar con su cuchillo. — Quítate la ropa. — Esboza una sonrisa. — Quiero que me veas mientras lo haces. ¿Por qué siento el maldito deja vu perseguirme? — No me hagas enojar Jiminie... — Susurra macabramente pasando sus dedos por el filo de su cuchillo. Trago saliva con suma pesadez y el repentino deseo de volver a llorar me envuelve. Trago más duro para calmar el nudo en la garganta y retiro el pantalón tembloroso. Yoongi extiende su mano y yo se lo lanzo temblando, él lo atrapa y lo coloca junto a la camisa. Me sigue manteniendo la mirada fija. — Toda la ropa muñeco. — Contesta con ojos oscurecidos. Abro la boca pero mi lengua se enreda con mis palabras y solo sonidos sin sentido alguno escapan de mis labios. Yoongi entierra agresivamente el cuchillo en la pequeña mesa junto a él donde están los demás armas haciéndome pegar un gran brinco. Mis manos tiemblan sin piedad alguna hasta retirar mi ropa interior e igual dársela, tornándome completamente rojo al sentir mi desnudez expuesta.

Yoongi sin embargo nunca dirige la mirada a mi cuerpo, sigue viéndome fijamente a los ojos conforme deja el cuchillo y se levanta para avanzar hacia mí. Retrocedo sintiendo corazón golpear contra mi pecho hasta que me alcanza, tomándome de los hombros. Lentamente me sentando hasta que siento que quedo sentado en el borde de la tina. Volteo a través de mi hombro y me percato que tiene agua adentro, abro mis ojos perplejo y volteo a ver a Yoongi. — Será un pequeño ejercicio de paciencia. — Vuelve a acariciar mi mejilla y me empuja hacia atrás bruscamente. Chillo al sentirme caer de golpe en el agua. No está fría pero tampoco muy caliente, una temperatura tibia. Salgo tomando una gran bocanada de aire y limpiando el agua de mi rostro. Yoongi asiente. — Acomódate. — Ordena fríamente antes de dirigirse a la mesa de nuevo. Me siento pegándome del lado contrario al de llave temblando debido al frío. Me niego a levantar la vista puesto a que sé que pegaré el grito de mi vida o saldré huyendo. No me atrevo a moverme, me encuentro demasiado asustado. Escucho el sonido de unas cintas, volteo a ver a Yoongi que está cortando un largo pedazo de cinta con sus manos, una gris muy extensa y grueso que me hace estremecer. Se vuelve a acercar a mí con aquella gélida mirada y toma mis brazos para colocarlos detrás de mí con fuerza y unir mis muñecas. Me remuevo pero él me toma con mayor firmeza, escucho el sonido de la cinta enrollarse repetidas veces que he perdido la cuenta. Los sumerge detrás de mí quedando detrás de mi espalda. Lo sigo con la mirada en silencio y él jala una silla junto a mí. Se acomoda y saca de sus pantalones un cigarro que prende y se lleva a los labios para darle una gran calada. Me mantengo en silencio observándolo fijamente tomar un poco más de aire y desviar la mirada hacia arriba unos segundos. Observa después a su derecha y finalmente va expulsando el humo poco a poco. El cigarro se mantiene prendido entre sus dedos mientras dirige la vista a mí. — Y aquí estamos. — Dice después de un silencio que para mí luce eterno. — Yo aquí sentado y tú dentro de la bañera sin poder huir. — ¿Por qué haces todo esto? — Pregunto en un hilo de voz. Él alza sus hombros con total indiferencia y vuelve a dar otra calada mientras sonríe. Señala con sus dedos y el cigarro el techo. — Obsérvalo. — Dice tranquilamente. — Dime qué ves.

Observo el agua y trago saliva. Lentamente voy levantando la mirada estremeciéndome y sintiendo mis huesos helarse al ver al pobre hombre sobre mí, con las cuencas vacías, la boca abierta todavía llena de sangre y su pecho lleno de heridas. Un nudo se va formando en mi garganta. — Veo muerte. — Contesto temblando. — La muerte muy cerca de mí. — Luce feo, ¿no? — Pregunta divertido. — No hablaba precisamente del cadáver. — Y le clavo gélidamente la mirada. Yoongi esboza una gran sonrisa antes de soltar una helada carcajada. Expulsa el humo sin dejar de reír y negar con la cabeza repetidas veces. Sacude mi cabello. — Chico listo. — Contesta. — Parece que vamos bien. — ¡Déjame ir! — Grito. — ¡No necesito más mierda de la que ya tengo Kim! ¡Suéltame! — Aún no. — Observa el cuchillo con una sonrisa y vuelve a clavar su sonrisa en mí. — Ese hombre. — Lo señala. — Es quien ha acabado con la vida de tu madre, con el padre de tu mejor amigo, es el maldito hombre que te ha dejado huérfano, sin familia, como un maldito perro abandonado en la calle. Siento mi sangre hervir y mis ojos picar cada vez más, mi vista se va nublando y entro en una guerra constante para impedir las lágrimas salir. — El hombre que iba a seguir caminando tranquilamente por las calles, comprar cosas, tener sexo, sonreír como si nada sucediera. — Sigue. — ¿Recibió su merecido? — Entonces él y tú no son tan distintos entonces. — Prosigo cada vez sintiéndome más molesto y extrañamente vulnerable. — ¿Qué soy Jimin? — Se inclina en la silla. — ¿Qué soy para ti? Su pregunta me toma por sorpresa y lo único que puedo hacer es abrir la boca y observarlo confundido. — Eres un asesino. — Contesto. — Un maldito asesino manipulador con muchos demonios atormentándolo en su cabeza. — Curiosamente a mis demonios le gustan los tuyos. —Me sonríe — ¿Por qué no los juntamos y creamos nuestro propio infierno? Resultará sumamente interesante.

— ¡Porque yo no soy como tú! — Bravo. — ¡Yo jamás seré un maldito asesino mal de la cabeza! ¡Nunca seré un enfermo manipulador y mentiroso como tú lo eres! — ¿Sigues resistiéndote? — Noto cierta irritación en su voz. — Muy bien. Se levanta y pisa el cigarro que no lleva ni la mitad y lo pisa. Lo sigo de reojo hasta que lo pierdo de vista al colocarse detrás de mí. Siento sus dedos deslizarse por mi cuello y subir casi hasta mi barbilla. Me tira hacia atrás provocando que levante la vista nuevamente hacia la repugnante escena que me provoca ganas de llorar. — ¿Te digo yo qué veo? — Me pregunta. Me mantengo en silencio con la respiración pesada y sonora. — Arte. Me suelta de nuevo y se dirige al cuerpo colgado, tirando un poco de él hasta que termina sobre mi cabeza. Me hundo más en el agua al observar toda la piel arrancada del rostro y la falta de algunos dientes que antes no me había percatado. Bajo a sus manos y muerdo mis labios al percatarme que no tiene uñas, han sido completamente extraídas. — ¿No luce hermoso? — Vuelve a preguntar viéndome con un desquiciado total. — Muerto, frágil, su cuerpo siendo un lienzo en blanco en el que puedo dibujar a mi antojo. — Estás demente... — Mi voz finalmente quiebra junto con las lágrimas. — Y tú pronto también lo estarás muñeco. — Agarra un cuchillo mucho más grueso que acerca el pecho del hombre sin dejar de verme. — Me encargaré de eso, lo prometo. Y tira de su brazo hacia sí con fuerza. El grito que suelto destroza mis cuerdas vocales llevándome a un bloqueo total de voz. Me ahogo al sentir la marea de sangre e intestinos caer directamente sobre la bañera y mi rostro perforándome del olor a sangre. Sigo gritando pese al ardor sintiendo toda la sangre deslizándose por mi rostro y mi cabello, espalda, tiñendo la blanca bañera de un rojo intenso. La sangre que salió como una cascada empapándome junto con todos los órganos internos que están frente a mí y orillas de la bañera. Levanto la vista sin poder gritar nada más viendo el cuerpo abierto frente a mí. — ¡¿QUÉ HICISTE?! — Grito ahogándome con mis lágrimas. — ¡¿QUÉ HICISTE?!

Las arcadas me impulsan hacia adelante pero siento las manos de Yoongi taparme la boca y nariz bloqueando por completo la entrada del aire. Me remuevo ferozmente en la bañera mandando el agua de sangre a todos lados y olas que se van a estrellar a mi rostro. Pataleo hasta que Yoongi finalmente me suelta y comienza a tomar bocanadas de aire en desespero total, gritando y llorando suplicando que frene. — Respira profundo. — Dice fríamente detrás de mí. — ¡Esto se pondrá muy divertido! Y lo último que alcanzo a ver es la clara superficie y la sonrisa de Yoongi antes de sentir las manos de sus en mi cabeza y empujar con fuerza, sumergiéndome por completo en la tina de sangre hasta que al aire no entra a mis pulmones... Y todo se torna color rojo.

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Jimin pov Mi pecho arde como si hubiese hecho el ejercicio más exhaustivo de toda mi vida. Nuevamente siento el agarre aflojarse y vuelvo por décimo cuarta vez a salir de la tina de sangre para tomar aire tomando en desesperación total bocanadas de aire. No puedo ver nada, la sangre corre por todo mi rostro y seguramente me encuentro con un nuevo traje color vino que tapa todo mi cuerpo. Lucho por tomar mi respiración y apenas siento algo de alivio Yoongi vuelve a empujarme hasta el fondo de la bañera ahogándome casi hasta sentir mis pulmones explotar y hacerse trizas. Me remuevo sintiendo lo espesa que es el agua y pataleo inflando mis mejillas para mantener lo más que puedo la respiración hasta que Yoongi nuevamente vuelve a sacarme para que respire. Me ahogo y toso antes de tomar otra vez las grandes bocanadas de aire. Mi cuerpo tiembla y batalla con ímpetu por recobrar una estabilidad que se ha vuelto imposible desde hace largos minutos, horas quizás. He perdido la noción del tiempo y lo único que suplica mi mente es frenar, que toda esta pesadilla se detenga de una maldita vez. — Finalmente te callaste. — Escucho la voz de Yoongi a mis espaldas. — Después de tantos gritos y súplicas finalmente lograste cerrar la boca y aceptar tu castigo. Siento su mano bajar con fuerza por mi rostro quitando el agua sangrienta y permitiéndome abrir los ojos después de dudar tanto en si hacerlo o no. No me atrevo a observar lo que está frente a mí, mi mirada vuela a la pared y los gruesas y calientes lágrimas se deslizan en silencio por mis mejillas, sin piedad alguna, una tras otra, sacando miles entre cada parpadeo. — Luces tan hermoso. — Repite y siento sus manos meterse al agua y tomarme por debajo de las axilas y tirarme hacia arriba para finalmente ponerme de pie. — Creo que ya tuviste suficiente. Mis piernas no responden y eso me provoca que caiga de no ser porque Yoongi me sostiene antes de que de al suelo. Mi mente no procesa nada, ningún maldito sentimiento o pensamiento se hace presente más que las amargas lágrimas y el dolor por todo mi pecho. Mi cuerpo se deja caer con todo y peso pero Yoongi apenas se mueve, sosteniéndome si fuera una especie muñeco de porcelana tan frágil y ligero...

— Y hasta mudo quedaste. — Dice con burla. — ¿Fue demasiado para ti muñeco? Sigo en trance observando la pared sin poder reaccionar o emitir una sola palabra. Yoongi mueve mi cabeza y ésta cae al sentido contrario después de balancearse un poco y detenerse. Ahora me encuentro viendo el suelo y mis piernas empapadas de sangre ahora seca, mi verdadera piel no asoma ni un poco. — Vaya que quedaste mal. — Siento que toma mi barbilla y vuelve a levantar la mirada. — Tendré que hacerte reaccionar a la mala precioso. Caigo al suelo apenas me suelta pero no siento el golpe. Sigo observando ahora la vista de costado sin sentir ni un rasguño, ni el propio respirar de mi cuerpo. Es una sensación de frívola de muerte que no me hace sentir nada, las lágrimas corren y corren nublando mi vista y aclarándola en menos de cuatro segundos y pese a mis esfuerzos no puedo detenerlas. No puedo detener la cascada de lágrimas que brotan de mis ojos sin sentir ni una pizca de dolor, ni por dentro ni por fuera. Escucho muy lejano un sonido de frote y ahí es cuando me percato que estoy siendo arrastrado. La imagen del baño y la tina plagada de intestinos se va alejando cada vez más. Mi cuerpo y mi consciencia cada vez son más lejanas y difíciles de conectar con mi cerebro, siento que me voy apagando segundo tras segundo, paulatinamente cayendo en un abismo hasta que voy cerrando los ojos. Las manos en mi pecho caen en seco al suelo y su fuerte azote el lo último que siento antes de caer en el profundo abismo del silencio color negro.

Taehyung

Me encuentro todavía en la sala mordiendo mis uñas, observando el reloj con tanta fuerza que me sorprende no haberlo hecho explotar o caer con algún poder psíquico que habré desarrollado en estas casi tres horas. Van a dar las once de la noche y ni Jimin ni Yoongi han llegado. Si no los conociera pensaría que salieron o quizás su charla demoró más de lo esperado pero sé que no es así. Quizás. Lo único en lo que puedo suponer es que tuvieron una plática seria

que terminó sin ropa de por medio y un desastre de gemidos inundando el pobre lugar. Eso es lo que pienso y quiero creer. Si Yoongi llega sumamente relajado y Jimin con una enorme sonrisa o cojeando sabré que al menos tuvieron una feliz despedida y el más pequeño ha sido bien follado para aguantar la ausencia de Yoongi. Están locos, los dos. No sé cómo explicarlo, yo también lo estoy pero con ellos es muy distinto... Yo no podría imaginarme a Jungkook lleno de heridas pidiéndome más, me resultaría muy perturbador. El masoquismo de Jimin no es ninguna novedad para mí y tristemente o afortunadamente se encontró con el sádico más enfermo de Estados Unidos y quizás de todo el mundo... y siendo muy sincero, no quiero meterme entre ellos o su extraña relación ya que aquí habrá un muerto y ese muerto seré yo. Sin embargo nada me prepara para lo que veo cuando la puerta de la casa se abre y ellos entran. Corro al instante y me detengo sintiendo mis ojos abrirse poco a poco con horror y mis manos tapar mi boca para ahogar el grito. Mis ojos observan a un Yoongi empapado de sangre de pies a cabeza y a un Jimin desmayado, completamente desnudo y ensangrentado siendo cargado en sus brazos. Sus brazos caen a sus costados y su cabeza hacia atrás, todo batido y bañado en la sangre seca, espesa y que aún resbala por sus dedos mandando gotas al suelo. Su cabello se ha convertido un desastre y mi repulso me manda un arcada ante el olor putrefacto y a carne. — ¿Qué hiciste...? — Susurro imaginando lo peor. — ¡MIERDA YOONGI! ¡¿LO MATASTE?! — No soy fanático de la necrofilia. — Contesta con suma tranquilidad. — ¿El baño de arriba está disponible? Le vendría bien un buen baño, apesta a sangre y a intestinos. — ¿¡QUÉ LE HICISTE?! — Grito horrorizado. — ¡¿YOONGI QUÉ LE HICISTE?! — Un favor. — Me clava duramente la mirada. — Si sigue como está terminará mutilado a los dos días. — ¡No puedes hacerle eso! — Grito. — ¡Yoongi estás cruzando un jodido límite! ¡Una cosa es jugar con su cuerpo y otra completamente distinta es jugar con su estabilidad mental!

— Oh, qué pena. — Acomoda a Jimin en sus brazos. — ¿Puedes dejar de mirarlo? Me harás enfadar. — ¡¿CÓMO QUIERES QUE QUITE LA VISTA?! ¡ESTÁ BAÑADO EN SANGRE YOONGI! — ¿No luce hermoso? ¡Pero el maldito cabrón realmente está mal de la cabeza! — ¡PERO POR SUPUESTO QUE NO! — Como sea. — Resopla aburrido. — Tengo cosas que hacer. Con tu permiso. Lo sigo con la mirada maldiciendo en mi cabeza en silencio, asesinándolo con la mirada. — Y Taehyung. — Llama, yo trago saliva con pesadez. — Una palabra de esto y... Su sonrisa lo dice todo, me siento estremecer. Observo a Yoongi y a Jimin todavía inconsciente en sus brazos sin poder creerlo. Niego repetidas veces con la cabeza y me alejo bajando la mirada. El silencio es total y Yoongi demora un poco en moverse hasta que finalmente lo veo acercarse con suma delicadeza a las escaleras. Levanto la mirada pero él se frena repentinamente y suelta una risa. — Por cierto. — Voltea a verme. — Escuché unos rumores curiosos, no sabría decirte si son reales o no pero nunca está de más tenerlos en cuenta. — ¿Qué? — Pregunto con cautela. — Escuché que Jeon Jungkook regresará pronto del extranjero. — Una sonrisa asoma por sus labios. — Y ya sabes, pasará a la custodia de su tío que vive por el instituto. Me mantengo en silencio esperando a que finalice, él suspira con falso dramatismo. — ¡Qué pena que Jackson Wang sea el primero en reservar una cita con él para su regreso! ¡Y más pena me da que tus trapitos sucios saldrán a la luz! — Ríe pero yo me encuentro con la garganta seca. — Y más triste aún es que estés desaparecido y no puedas ir a hablar con él o disculparte. Siento todo mi cuerpo detenerse al igual que mi respiración. Yoongi comienza a subir un poco las escaleras poco antes de que desaparezca y se detiene para verme. El frío que me recorre es tal que ningún movimiento da mi cuerpo y ningún pensamiento atraviesa mi mente.

— Parece que tendrás que recurrir a la opción dos mi lindo, Tae. — Contesta vilmente. Y sube dejándome solo en la sala, con el corazón en la boca y mi mente hecha un bullicio... el filo del cuchillo brillando en el rabillo de mi ojo, tentándome con suaves y lejanos murmullos en la cabeza.

Jimin pov Conforme mis ojos se van abriendo siento un terrible dolor en la cabeza, ojos y pecho. Mi vista se va aclarando con el paso de los segundos y voy tomando consciencia de donde me encuentro. Estoy en el piso de un baño y escucho el agua correr. Me voy reincorporando con un quejido hasta sentir mi cabeza explotar con un chirrido. Me cubro y suelto un jadeo. Poco a poco voy abriendo los ojos otra vez, encontrándome con Yoongi frente a mí, metiendo parte de su mano en la ducha de vidrios transparentes seguramente para calcular la temperatura del agua. Siento un terrible ardor invadirme e inmediatamente el impulso de huir me toma. — Despiertas a tiempo, el agua ya está casi caliente. — Contesta él sacando el brazo y sacudiéndolo. — ¿Qué haces allí tirado? ¡Entra de una vez! Sus palabras me toman frito y mi cuerpo reacciona siquiera antes que mi razonamiento. Ya me encuentro levantado y avanzando hacia él sintiendo mi corazón latir con lentitud y mi respiración pesada. El dolor ha disminuido pero el agrio sabor de lo que me ha hecho permanece, pero mi deseo por limpiarme es más fuerte. Lo empujo tan fuerte como puedo pero él no me devuelve ni una mala mirada. — Deberías golpearme si eso te hace sentir mejor. — Contesta secamente. Es en un segundo cuando mi puño se va a estrellar directo contra su rostro causándome un dolor en mis nudillos y soltar un quejido sacudiendo mi mano. — ¡Joder, no hablaba enserio! — Espeta cubriéndose la nariz.

Volteo agresivamente hacia la ducha y entro al instante, observando como los rastros de sangre se van de mi cuerpo convirtiendo el agua clara en una rojiza. Lo que acaba de suceder sigue torturándome la mente pero... pero por alguna razón mi shock de hace horas fue más fuerte que ahora. En este momento simplemente siento una pequeña rabia, pero más que nada, que no me sorprende. Hasta ahora me percato que no me ha sorprendido en absoluto lo que me ha hecho, es un sádico despiadado, ¡era claro que algún día haría una mierda para trastornarme! Oh, felicidades Yoongi, no te ha funcionado. Suelto otro gruñido y tallo con mucha fuerza mi cabello y cuerpo pero el agua sigue roja, roja y más roja. Mi cuerpo se cansa de estar levantado y mis brazos de moverse, pero debido al color menos intenso sé que al menos ya está a punto de finalizar. El agua sigue cayendo sobre mi cuerpo relajándome después de largos minutos hasta destensarme. Apoyo mi frente contra el vidrio de la pared y suelto un suspiro, sintiendo el agua correr solamente por mi espalda y costados, cayendo en un hilo grueso de agua hasta la coladera. Vuelvo a suspirar y cierro mis ojos tratando de encontrar un poco de paz mental, calmar todo el ruido. Me mantengo otros largos minutos así hasta escuchar el desliz de la puerta y una ráfaga de viento frío azotar mi espalda erizando mis vellos. Abro mis ojos y me separo de la pared para voltear detrás de mí, abriendo mis ojos el triple al ver a Yoongi completamente desnudo cerrando la puerta detrás de él y acercándose al agua. — Muévete. — Me ordena empujándome. — Detesto estar lleno de sangre durante mucho tiempo. — ¿¡Qué te sucede?! ¡Largo! — Grito enfurecido. — ¿Me recibirás con otro puñetazo? Creo que en ese caso comenzaré a acostumbrarme. — Contesta secamente antes de dejar que el agua empape su cuerpo y quitar el rastro de sangre de sus manos y brazos. — ¡Eres un imbécil! — Le grito. — ¡Un maldito enfermo, un sádico despiadado! — Este imbécil, maldito enfermo y sádico despiadado te hace gemir más que cualquier novio tuyo con el que podrías estar. — Suelta una carcajada que me hierve

la sangre y hasta siento las venas palpitar en mi frente. — Así que mide bien tus palabras muñeco. — ¡Cómo puedes! — Me toca empujarlo ahora, sus ojos se oscurecen. — ¡Cómo puedes hacerme eso y después actuar tan tranquilo! ¡Te odio! — Me ha quedado claro. — Sus palabras salen molestas. — Deja de empujarme o las cosas se pondrán feas. Vuelvo a empujarlo hasta azotarlo contra el vidrio. El chorro de agua cae y Yoongi simplemente suspira, tronando su cuello antes de estamparme contra el vidrio de la pared sacándome todo el aire. Coloca su brazo en mi cuello y empuja inmovilizándome por completo al amenazar con volver a cortar mi respiración. — Te explicaré sencillamente las cosas. — Se inclina un poco. — Ya que estás muy aferrado a la idea de no mancharte de sangre tus lindas manos, el desmayo parece que no solo te hizo entrar un poco en razón pero a darme cuenta que a través de la muerte, asesinatos y sangre ajena no llegaré a ti. Me mantengo frío sintiendo mi cuerpo temblar porque sí, pese a mi osadía y terquedad no puedo negar que estoy gritando de terror por dentro. Mi garganta está cerrada y dudo poder hablar sin que mis palabras salgan incomprensibles o entre sollozos y tartamudeos. — Así que llegaré a ti de la misma forma en que lo he hecho y más disfruto. — Su enferma sonrisa vuelve. — El dolor y la sangre propia. — ¡No te dejaré ponerme un maldito dedo encima! — Grito desesperado. — ¡TAEHYUNG! ¡TAEHYUNG! — Oh no muñeco, él está muy ocupado en otras cosas que en venir a morir. — Contesta divertido negando con la cabeza. — Esta noche juntos será muy larga porque no desaprovecharé la madrugada, probablemente nuestra última madrugada. — ¿Qué? — Pregunto abriendo mis ojos con perplejidad. — ¿A qué te refieres con... última madrugada? — Tuve que posponer mi viaje hasta que reaccionaras. No te iba a dejar así como así. — Alza una ceja y me observa como si fuera un bicho. — Eso... — Me mantengo en silencio unos momentos. — Tú... espera... — Las palabras no logran acomodarse. — ¿T— te preocupas por mí?

— ¡No seas idiota, claro que no! — Espeta al instante desviando la mirada. ¿Oh, de veras? — ¡Auch! — Suelto un grito de dolor y me agacho tomando mi estómago. — ¡Dios! ¡Dios no! — ¡Jimin! — Exclama tomándome con fuerza. — ¡Mierda, mierda, mierda! ¡¿Qué te sucede?! ¡Taehyung! ¡TAEHYUNG MALDITA SEA VEN ACÁ! Los quejidos de dolor se van esfumando para ser reemplazar con sucias carcajadas que abandonan mi garganta. Me reincorporo observando a un Yoongi perplejo y eso solamente me hace reír más. Apoyo mi espalda en la pared ahogado en un mar de risas señalando su cara y ahora agarrando mi panza debido al dolor que me provoca el reír tanto. ¡No puedo creer que se lo haya tragado! ¡Dios mío su reacción fue oro puro! — ¡¿Te parece malditamente gracioso!? — Brava completamente fuera de sí. — ¡Maldita sea voy a matarte! — ¡Si tan solo...! — Chillo riendo. — ¡Si tan...! ¡Dios mío! ¡Dios mío tu cara! ¡No puedo, no puedo! Me toma del cuello pero eso no impide que la risa siga saliendo de mi cuerpo. Siento un bombardeo de emociones donde pese a la risa comienzo a llorar nuevamente, convirtiéndome inesperadamente en un mar de llanto y de gritos. — ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Contrólate! — Grita histérico. Y ahora rabia. Y nuevamente dolor. Y la risa. Tapo mi cara tapando las carcajadas sin control y las lágrimas ardientes, cubriendo las venas de mi frente y gritos de rabia que me hacen apretar mis dedos y tensarlos. ¡Oh lo necesito tanto! ¡Tanto, tanto! Sin pedir permiso alguno mi cuerpo se retuerce en la súplica. Me descubro y me pego a Yoongi rodeándolo por la nuca y pegando con desespero mis labios a los suyos, sintiendo su cuerpo tensarse al segundo. Nuestros ojos se mantienen abiertos y él en un instante muerde mi labio inferior y tira arrancándome un jadeo de dolor. Siento una corriente eléctrica que me atraviesa y es en un segundo cuando un jadeo de placer escapa de mi garganta al sentir el ardor.

Y me estampo en un segundo contra la pared sintiendo los labios de Yoongi más voraces sobre los míos, moviéndose frenéticamente, hundiéndose en mi boca como un maldito experto y recorriendo cada punto que me hace brincar y suspirar. Tirar de su cabello y restregarme contra él, implorando sentirlo más cerca. Me encuentro en un repentino apetito sexual descontrolado, una rabia apasionada que me hunde y hace gruñir sobre sus labios. Nos pegamos cada vez más sintiendo nuestras pieles chocar y alientos mezclarse. No puedo evitar volver a tirar del labio de Yoongi y soltar otro jadeo al sentir la carnosa textura desprenderse de mis dientes. — Acabas de caer en picada en la boca del lobo. — Susurra. — Estás enfermo. Se separa un poco pero yo simplemente muerdo mis labios sintiendo mi odio creciente y el deseo envolverse, convirtiéndome en una bomba. El toma mi cabello y tira hacia atrás, abro la boca y suelto otro jadeo sintiendo la electricidad de mi cuerpo ir directo a mi entrepierna. — El castigo que recibirás será duro. — Gruñe mordiendo mi cuello. — Tan duro que lograré llenarte largas semanas. — ¿Dolerá? — Susurro. — Como no tienes una idea. — Dice con sus labios pegados a mi oreja. — Y lo más enfermo es que va a encantarte... me harás enojar más seguido con tal de que vuelta a tomarte con la misma fiereza con la que la haré ahora. Y otro gemido sale cuando muerde el lóbulo, haciéndome arquear la espalda debido al dolor y la agresividad. Hunde su lengua llevándome un escalofrío y una extraña sensación de placer que me hace enterrar mis cortas uñas en su espalda. Ríe como un maníaco. — ¡Tú y yo nos divertiremos mucho esta noche mi pequeño y enfermo masoquista! ¡Sufrirás y lo gozarás como nunca antes lo habías hecho! Y mi mente se desconecta con la razón. "Oh mierda... ¡Sí!"

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Jimin Mi cuerpo está temblando. Temblando de terror y de deseo. Mi vista está nublada y mi respiración tan pesada debido a la excitación y cada extremidad de mi cuerpo duele y pesa al igual que todos mis pecados. Aunque quiero gritar sé que no podría; una mordaza se encuentra en mi boca, empapada de saliva por cada fallido intento de maldición o grito. Oh, realmente Yoongi se la ha volado. Su sonrisa de suficiencia me hierve y por instinto me empujó hacia adelante, dejando mi cuerpo colgando debido a las cadenas que agarran todo mi brazo y impidiéndome caer. Siento la bola del artefacto lastimar mi mandíbula, mi quijada duele y se cansa de tanto mantener la boca abierta y mi respiración cada vez falla más, pesa, es muy sonora. — ¿Quieres jugar? — Se burla acercándose a mí, vistiendo solamente unos pantalones con un cinturón suelto. — Veo cuánto te gusta estar encadenado, sometido totalmente. Gruño en modo respuesta sintiendo mis ojos quemar debido a la intensidad con la que lo observo. Yoongi termina frente a mí y levanta mi mirada tomándome por abajo de la barbilla y las mejillas, ladea un poco mi cabeza a la derecha y luego a la izquierda antes de soltarme bruscamente. — ¿Qué haré primero contigo? — Tira su mesa de instrumentos de tortura junto a él. Observo sus dedos tantear el espacio dando suaves golpes y tarareando canciones conforme avanzar rodeando la mesa, atento a todos los objetos allí presentes. — Ahora que tengo todo a mi total disposición, podremos divertirnos mucho, ¿no lo crees? Mantengo la vista en la mesa y trago pesado. Mi cuerpo se sacude cuando levanta un cuchillo y lo admira unos segundos, un jadeo ronco se desliza por toda mi garganta y me estremezco al imaginar la punta abriendo mi cuerpo. — ¿Lo quieres? — Pregunta divertido alzando el cuchillo. — ¿Quieres que juguemos con él? ¿Lo quieres sentir por tu lindo cuerpo? Él se acerca y coloca la punta en mi

barbilla congelándome por completo. Lentamente comienza a bajarla mandando cosquilleos por todo mi cuerpo hasta detenerse cerca de mi ombligo, allí presiona un poco sacándome otro jadeo. Mi mente es una telaraña de emociones que chocan entre sí, muchas son contradictorias creando emociones nuevas que nunca antes había sentido. La rabia pasional, la melancolía placentera, el dolor relajante, la furia lujuriosa... Todo choca, todo cambia. — ¡Mmfh! — Jadeo lanzando mi cabeza hacia atrás y escurriendo más saliva cuando siento la mano de Yoongi envolver mi miembro y comenzar un vaivén de arriba a abajo para comenzar a despertarlo. Aprieto mis puños clavando mis uñas en las palmas de mis manos y mi respiración vuelve agitarse. Empujo como puedo mis caderas hacia arriba para buscar más contacto, Yoongi ríe.— Mhh... El sigue frotando otros segundos hasta separar su mano dejándome semi duro. Jadeo un poco ante la falta de contacto y mis caderas vuelven a empujar para crear otra ficción. — ¡Oh mi muñeco travieso! — Dice suciamente. — ¿Quieres correrte? ¿Quieres que te masturbe? Jadeo y asiento frenéticamente con la cabeza, sintiendo mis chillidos ahogados quemar mi garganta y mi erección palpitar, bombeando la sangre que lo eleva y esancha mostrando mi clara excitación. — Te quitaré la mordaza para que me pidas una cosa. Solo una. — Alza un dedo con una sonrisa. — Medita bien tu deseo. ¡Oh Yoongi pero yo ya sé que quiero! Lo observo insinuante y él lentamente introduce sus dedos para quitarme la mordaza empapada de saliva, relamo mis labios con deseo sin quitarle la mirada de encima. — ¿Y bien muñeco? — Pregunta con ojos brillantes y una lasciva sonrisa. — Quiero que hagas conmigo lo que se te de la gana. — Susurro jadeante. — Que me lleves al límite del placer... Haz lo que quieras conmigo... ¡Lo que sea! ¡Tómame y azótame cuantas veces quieras! ¡Soy tuyo! ¡Toda esta maldita noche quiero ser tuyo y someterme completamente a ti! ¡Haz lo que quieras conmigo! ¡Soy tuyo! ¡Tuyo!

Yoongi pov

Observo perplejo a Jimin aún tratando de comprender lo que me ha soltado en la cara. Abro la boca y siento mis instintos y deseos al límite como nunca antes los había sentido. Esa necesidad de tomarlo, de marcarlo, de besarlo me ha comenzado a dar vueltas la cabeza, arrastrándome cada vez más a la dulce locura que nos une a ambos. Sonrío y vuelvo a colocar la mordaza escuchando un jadeo de su parte. Siento la ira y el deseo invadirme con tanta fuerza que no tardo de tomar a mi lindo muñeco de la espalda y tirarlo un poco hacia mí. Agarro el cuchillo y empujo con la punta contra uno de sus pezones haciéndole soltar un chillido. Vuelvo a cogerlo con firmeza y abro su piel con lentitud escuchando sus gritos,la punta abriendo líneas rojas en su piel hasta formar una "x". Mi boca se hace agua al ver la sangre resbalar y una gota envolver todo u pezón derecho endureciéndolo más de lo que ya está. Mi apetito se abre y mi pene se endurece ante la vista y su mirada y sin perder más el tiempo, me inclino para succionar su pezón con mi lengua, envolviéndolo y succionándolo con rudeza. Juego con ellos tanto como puedo, hasta enrojecerlos como la misma sangre. Están duros y muy firmes, lamerlos es todo un manjar, su textura suave, el sabor metálico de la sangre crean un escenario que me está volviendo loco y ansío cada vez más. Un segundo más de su placer es un segundo menos de mi autocontrol. — Ngh. — Gime ahogado cuando pellizco ambos pezones y los succiono, él se estremece y veo sus puños apretarse y removerse desesperado. — ¡Mmh! ¡Mmfhi! Oh carajo... ¡como me pone cuando gime mi nombre! — ¿Quieres más? — Pregunto zafando el cinturón agresivamente. — ¿Quieres más pequeño y sucio masoquista? Él comienza a asentir desesperado, tratando de empujar su erección contra la mía. Su glande está rojizo y brillante, golpeando contra su estómago. Tiro de su cabeza y

me pego a sus labios para introducir mi lengua en su boca, él no cierra sus labios pero saca su lengua comenzando un enredo y lengüetazos entre nosotros. Es mi turno de gruñir al sentir mi erección restregarse contra la de Jimin. Llevo mis manos abajo y retiro el pantalón quedando nuevamente desnudo y empujándome contra él para sentirlo. Separo mi lengua de la suya para observar su mirada desesperada y tortuosa de deseo. Sonrío y tomo la erección entre sus manos comenzando a frotar, todo su rostro se desfigura a una de placer total y sus chillidos agudos no tardan en salir de su linda garganta. — ¡Hagamos un juego! — Exclamo tomándolo de las piernas para que se enrollen en mi cintura, él jadea. — Oh, esto va a encantarte. Enredo sus piernas en mi cadera y lo pego a mí hasta que nuestras erecciones chocan. La suya comienza a gotear líquido pre— seminal facilitando lo que quiero hacer. Lo acomodo bien entre mis piernas y una vez que nuestros duros miembros entran en contacto, comienzo a moverme lentamente mis caderas simulando embestidas. Ambos jadeamos por igual y me pego más a él, escuchando sus pequeños gemidos conforme nuestros miembros comienzan a frotarse, chocando duramente entre sí mandando escalofríos por mi espalda y cosquilleos a mi vientre. Me aferro a él y muerdo mis labios. Él comienza igualmente a empujar de atrás hacia adelante para seguirnos frotando, cada vez aumentando la intensidad conforme sus ojos se oscurecen y su piel toma un color rojizo en el pecho y sus brazos. Mis gruñido roncos se mezclan con sus agudos, cada vez frotándose más rápido e impulsándonos en descontrol, mil golpes por segundo, subiendo y bajando nuestras caderas. Jimin lanza su cabeza hacia atrás y comienza a gritar, frotándose con más insistencia pero mis manos comienzan a cansarse, Lo bajo y me pego a él tomando las dos erecciones y juntándolas para comenzar a masturbarnos juntos. Sus ojos suplican y nuestro orgasmo se siente más cercano. Empujo y froto tan rápido como puedo hasta hacer presión. Jimin se ahoga nuevamente con su mordaza y comienza a expulsar su semen en chorros, batiéndonos a ambos con su tibia esencia que termina en mi mano facilitando una inesperada lubricación. No pasa mucho hasta que yo termino corriéndome también, observando nuestros miembros manchados y palpitantes. Retiro la mano y solo me dedico a empujar, la cabeza de mi glande recorriendo el húmedo cuerpo del pene de Jimin que está

temblando. Comienza a gemir incoherencias. Le bajo la mordaza para escuchar sus incesantes súplicas y lloriqueos que salen de sus temblorosos labios. — F— fóllame... — Me suplica tembloroso. — ¡Fóllame Yoongi! — Tú dijiste que haríamos todo lo que yo quisiera... — Sonrío mandando mis manos al suelo para agacharme y tomar el objeto. — Y eso vamos a hacer mi muñeco. — ¡No, no! — Grita. — ¡Te lo ruego! ¡Yoongi! ¡Mmmh! ¡Mhh! Vuelvo a colocar la mordaza en su boca y me separo un poco de él, pasando el cinturón entre mis manos para sobar el cuero con delicadeza. Sus ojos se abren y es en un momento cuando dejo estampar el cuero contra su piel, marcando su trasero con marcas rojizas que se van acumulando. Pero quiero más. Y obtengo más.

— ¿De quién eres? — Pregunto azotando nuevamente el cuero. — ¡Soy tuyo! — Grita empapado de lágrimas. — ¿¡De quién eres!? — Bravo dejando azotar con más fuerza, observando las pequeñas gotas de sangre resbalar. — ¡Tuyo! — Grita de nuevo cuando el cuero se vuelve a estampar. Mis sentidos se agudecen y toda la adrenalina me recorre. Jimin está todavía encadenado pero con el bozal muy lejos de su alcance. Aviento el cinturón lejos y me acerco a él para tomarlo con fuerza , él vuelve a jadear. — Buen chico. — Le susurro. — ¿Quieres una recompensa? Él ya no puedo hablar, sus gemidos lo ahogan nuevamente y su cuerpo empapado de sudor tiembla. Agarro el lubricante humedeciendo mis dedos haciéndolo retorcerse. — Aún no... — Me burlo. — A menos que logres convencerme. — ¡Suéltame y verás como logro convencerte!

— ¿Crees? — ¡Hazlo! ¡Por favor hazlo! No puedo resistirme a sus palabras durante mucho tiempo. Esbozo una sonrisa y lentamente le suelto sus cadenas hasta que lo libero por completo. Él soba sus muñecas antes de levantar solo su mirada, clavándome sus ojos cubiertos de deseo y una sonrisa caprichosa que me vuelve loco. Me empuja con fuerza y se acerca hasta rozar sus labios con los míos y morderlos antes de volverme a empujar. Otro empujón, otro más hasta que me siento caer sobre la cama. Él se va colocando a horcajadas sobre mí hasta que volvemos a unirnos en el beso, Él va dejando un rastro de mordidas por mi cuello hasta que siento su mano deslizarse por mi abdomen. Toma mi miembro entre sus manos y sin dejar mis labios comienza a masturbarme, soltándome un gruñido y que me aferre a su cabello para pegarlo más a mí. Me dedica una mirada traviesa antes de pasar su lengua por mi boca y después respira un poco y lame mi glande. Lo observo en silencio, viéndolo acomodarse mientras comienza engullir todo de una sola causando que haga mi cabeza hacia atrás. Succiona rápidamente antes de separarse y lamer, bajando hasta mis testículos que se los mete a la boca entre jadeos. Su mano se desliza por sus piernas y lo veo masturbándose al mismo tiempo que su boca engulle mi erección. Dirijo mis manos a su cabeza para empujar más fondo, controlando el vaivén y ritmo con el que me toma. Me encanta, porque aún guarda esa pizca de inocencia y de miedo al verme. Inclusive ahora, preguntándome con la mirada si está bien lo que está haciendo. Lo separo de mi erección y lo empujo de nuevo, esta vez quedando yo sobre él y acomodándome. Sus manos recorren con suma suavidad mi rostro, perdiéndose en su contacto y suspirando antes de jalarme hacia él para plantar sus labios nuevamente con los míos. — Hazlo. — Susurra con una lasciva sonrisa. Empujo sus piernas y las abro observando su rosada entrada palpitante. Empapo nuevamente mis dedos antes de introducir dos, sintiendo sus calientes paredes apretarme deliciosamente. Gime fuerte y se aferra a las sábanas, cambiando de posición para darme la espalda y empujar hacia atrás para enterrarlo más.

— Vamos pequeño sucio, fóllate a mis dedos como bien sabes. — Sentencio palmeando su trasero con fuerza. Comienza a moverse de arriba a abajo mordiendo sus labios y observándome a través de su hombro. Sigo palmeando sintiendo sus embestidas aumentar de ritmo, aferrándose a las sábanas con fuerza mientras golpea una y otra vez su interior con mis dedos. Muerdo su espalda y lo tumbo debajo de mí, tomando yo ahora el control para meter y sacar rápidamente mis dedos de su interior. Él tiembla y se arquea gimiendo más agudo y observándome con súplica. — ¡Más! — Chilla. — ¡M— más! Muerdo la curvatura de su hombro y lo inclino hacia adelante. Tomo mi erección y lo alineo con su entrada y empujo hasta meter el glande. Él trata de verme pero vuelvo a azotar mi palma contra su piel sacándolo otro chillido. Él empuja sin permiso hacia atrás hundiéndose totalmente en mí. Ambos gritamos y Jimin apoya su espalda por completo contra mi pecho, dejando que yo comience a embestirlo mientras muerdo su hombro con fuerza. Tanteo su pene entre mis manos y lo masturbo tan rápido como puedo, sin dejar atrás las embestidas que cada vez son más rápidas. ¡Me encanta! ¡Me encanta entrar en él y escuchar sus malditos gemidos cerca de mi boca! ¡Me encanta tenerlo bajo mi control y sentir como enloquece cada que lo tomo! ¡Me enloquece, mierda! ¡Me vuelve loco! Sus gritos inundan la habitación, gimiendo mi nombre entre las caricias. Nos tiramos en la cama nuevamente en un desastre de gritos hasta que él queda sobre mí. Me monta sin perder tiempo, inclinándose para besarme y montándome tan rápido como puede. ¡Y me encanta mierda me encanta! No sé en qué momento nos encontramos en el suelo, yo azotándolo sin piedad contra la madera mientras él grita casi hasta destrozar sus cuerdas vocales, su ano tan dilatado que me deslizo con suma felicidad. Nuestras respiraciones chocan y la sangre que envuelve su abdomen y el mío. Luce tan hermoso, tan malditamente hermoso. Nos arrastramos hasta colocar mi mano en la pared y volverlo a embestir. Entro duramente en él y tiro de su cabello hacia atrás para morder su cuello, tomando el

cuchillo en la otra mano y abriendo su piel entre pequeños cortes que van empapándolo de sangre y ardor. Succiono sus heridas haciéndolo gemir más agudo y tomo el bozal, empujando contra sus labios y tirando hacia atrás para ahogar sus gemidos. Y lo azoto. Y empujo contra la cama para volverlo a azotar antes de morder su trasero con rabia para exprimir la sangre, haciéndolo gritar conforme al mismo tiempo voy metiendo y sacando mis dedos de él mareándolo casi hasta desmayar. Su saliva escurre al igual que todos sus gritos y súplicas. "Más fuerte" "¡Mierda sí!" "Yoongi, Yoongi, dios!" Oh, tan boca sucia... la lengua zafada gritándome obscenidades, susurrándome vulgaridades que me vuelan la cabeza y me hacen tomarlo con más fuerza. Y rodamos nuevamente en la cama que está salpicada de sangre. Los rasguños en mi piel y aberturas arden, Jimin está sangrando y sus uñas están empapadas de sangre, con esas mismas que rasguña mi piel y espalda para pegarme más a él y morder sus labios tan fuerte como puedo. — ¡Gime! ¡Gime para mí muñeco! ¡Sabes cuánto me fascinan las palabras sucias saliendo de tu linda boca! Lloriquea con sus lágrimas de placer. Lo azoto tan fuerte y nuevamente le como todo su culo, enterrando mi lengua en su ano repetidas veces y succionando, lamiendo su pene y saboreando todo su sabor mientras él se mete los dedos, tres y luego cuatro mientras chupo sus testículos. Nos frotamos, él colocándose sobre mí y restregándose cada vez más rápido hasta hacernos llegar por décima vez en la noche. Y estamos contra la pared, yo embistiéndolo de nuevo, cortándolo, jugando con sus labios abiertos que corto para liberar el hilo de sangre que nos une. Nuestras lenguas chocan y él escupe sobre mi pecho dejando más salpicaduras que lame. Y succiona, y succiona de nuevo y me da la espalda y me vuelvo a enterrar en él. La noción del tiempo se pierde en tu totalidad. Solo observo mi pene entrando y saliendo de él otra vez mientras él se masturba viéndome fijamente a los ojos. Y

empujo más hasta correrme, sintiendo sus paredes volver a atraparme y sus piernas temblar, su cuerpo dando espasmos descontrolados. Y se corre otra vez gritando mi nombre tan alto que dudo que al día siguiente recuerde el suyo... — Apenas puedo moverme... — Susurra en un quejido. Juego con el cigarro entre mis manos observando el desastre que hay en la habitación. Le doy una calada y lo expulso, sintiendo a Jimin acomodarse en mi pecho desnudo para acercarse a mis labios aún con el sabor de la nicotina. Se inclina y vuelve a besarme con fuerza. Dejo el cigarro de lago y hundo mis dedos en su cadera para empujarlo contra mí. Él se separa con un pequeño temblor en su cuerpo. — ¿Qué tienes? — Pregunto empujando su cabello hacia atrás. — ¿Te duele? — Sí. — Ríe antes de negar. — Pero no es eso... — ¿Entonces? — Pregunto sin dejar de verlo. — Lo hago. — Su voz quiebra y entierra sus dedos en mi cuero cabelludo, succiona su labio inferior antes de rozarlo con el mío. — Te necesito. — No parecías hacerlo. — Gruño sobre sus labios. — Lo hago. — Repite él viéndome fijamente a los ojos. — Ahora más que nunca. Niego con la cabeza pero él vuelve a tomarme del rostro con sus ojos empapados de lágrimas. — Llévame contigo. — Suplica con voz temblorosa. — ¡Por favor Yoongi! — No haré eso. — Sentencio. — ¡No me dejes! — Grita pegando su frente a la mía. — No me dejes, no me dejes... por favor... te necesito... — Podrás hacerlo sin mí. — Digo bajando la mirada a sus labios, él vuelve a negar con la cabeza y sorbe por la nariz. — ¿Y si nunca vuelvo a verte? — Sus ojos se clavan en mí.

Me mantengo en un gélido silencio sin saber qué contestarle. Él toma aire y aprieta sus labios antes de reposar nuevamente su frente en mi pecho. Aprieta sus puños sobre mis clavículas y comienza a negar con la cabeza. — Ya no sé qué hacer. — Susurra. — Me siento tan vacío, tan muerto cuando no estás cerca. — No digas esas cosas. — Contesto más frío de lo que hubiese deseado. — Solo quizás... — Sus ojos se clavan en mí. — Yoongi... Me mantiene la mirada evitando proseguir. Yo lo sigo observando fijamente, sintiendo sus manos enrollarse en mi cabello. — Si tú y yo... — Susurra suavemente. — Si tú y yo estuviéramos juntos, ¿qué pasaría? — ¿Juntos? — Pregunto. — Novios. Todo en mi se congela al instante. Jimin muerde al instante sus labios y pese al temblor de su cuerpo no deja de mantenerme la mirada. Relamo mis labios y agarro al instante el cigarro para darle otra calada. Expulso el humo al aire y levanto mis hombros. — No lo sé muñeco. — Confieso. — Tú y yo no podríamos nunca podríamos funcionar, somos muy... — ¿Diferentes? — Se adelanta. — ¿Parecidos? — No es eso. — Acaricio su hombro desnudo. — Nos nos amamos Jimin. No te amo. No me amas. — ¿Entonces qué es todo esto? — Enfermedad, codependencia. — Pero te preocupas por mí. — Prosigue con voz apagada. — No te amo Jimin. — Le clavo duramente la mirada. — Y aunque lo hiciera tú y yo jamás podríamos ser una pareja. Es una locura. — ¿Si fuéramos pareja me dejarías?

— ¡Por supuesto que no! — Exclamo en una risa. — Pero no lo eres, jamás lo serás. No me vayas a salir con la idiotez de que te estás enamorando de mí. — ¡No! — Grita él horrorizado. — No es eso... es... Se calla y desvía la mirada buscando las respuestas en el horizonte. Golpea un poco mi pecho desnudo antes de tomar una profunda respiración. — No me gustas, no te amo. — Dice él. — Pero tengo... siento la necesidad de estar contigo. Tú me entiendes, yo te entiendo. — Somos la destrucción del otro Jimin. — Y la cura. — ¿Me estás sacando toda esta mierda de conversación solo porqueno quieres que me vaya? — ¡Porque no quiero perderte! — Grita abruptamente. — ¡¿Por qué no lo entiendes?! — ¡Entiendo que no quieras perderme pero no puedes ahogarme con los sentimientos Jimin! — Grito ahora yo. — ¡El amor y las malditas sensaciones humanas no van conmigo! — ¡Te estás contradiciendo! — Grita él de nuevo. — Te preocupes y dices no sentir nada! ¡¿Qué sientes por mí entonces?! — ¡No te amo! — ¡No te estoy preguntando eso! — ¡No sé qué siento por ti Jimin! ¡Maldita sea me confundes demasiado! Lo empujo con fuerza y me levanto de la cama sin querer escuchar otra maldita palabra. Él se levanta igualmente y me toma por el brazo para que quedemos frente a frente. — ¡Más te vale entonces que cuando regreses me tengas una maldita respuesta! — Las lágrimas se acumulan en sus ojos. — ¡Porque te juro por lo que más quieras que si tú simplemente estás jugando conmigo no te lo voy a perdonar! ¡Pagarás! ¡Te sacaré a la mala lo que realmente sientes! — ¡¿Qué es lo que quieres?! — Le grito. — ¡¿Que me lance a tus brazos y te profane amor eterno?!

— ¡No es eso Min! — ¡¿Que te levante y te bese diciendo cuánto agradezco a la vida por tenerte?! — ¡Si tan solo me dejaras...! — ¡Oh ya sé! ¡¿Que corra y te diga "te amo"? El silencio que se forma es inquietante. Jimin parece congelarse unos segundos antes de negar con la cabeza y darme un fuerte empujón. — ¡Siempre lo arruinas todo! ¡TODO! — Grita. — ¡No vas a perderme! — Agarro sus mejillas. — ¡Si todo este drama es por miedo te lo digo de una vez Jimin! ¡No— vas— a— perderme! El silencio nuevamente se forma entre nosotros. Sus lágrimas se calman pero sus ojos se mantienen destrozados. — ¿Cómo esperes que te crea? — Susurra dolido. — Si me haz mentido todo este maldito tiempo... — Volveré por ti, hagas lo que hagas Jimin, nunca te podrás librar de mí. — Susurro de vuelta. — Esa fue mi primera promesa, ¿la cumplí? — Lo hiciste. — Entonces será la segunda promesa que te haga. — Deslizo mis dedos detrás de su nuca. — No vas a perderme, regresaré por ti Park Jimin aun así sea lo último que haga. Volveré. Una pequeña sonrisa asoma en sus labios antes de reír. — Es... — Sorbe por la nariz. — Es la primera vez que me llamas por mi nombre y apellido. — ¿Prefieres muñeco? — Alzo una ceja divertido. — Mi nombre suena lindo con tu voz. — Confiesa bajando un poco la mirada a mis labios. — Quizás... podrías hacerlo más seguido Yoongi. Tomo sus labios nuevamente en silencio sintiendo nuestras respiraciones chocar con delicadeza. Nos separamos, él viéndome fijamente a los ojos. — ¿Te he dicho cuánto amo tus ojos grises? — Pregunta inesperadamente.

— Eres el primero en decírmelo. Vuelve a apoyar su frente pero esta vez en mi hombro. — Me jodiste Yoongi... Yo simplemente puedo suspirar antes de besarlo en su cabeza y pegarlo lo más que puedo a mi cuerpo. — Tú me jodiste a mí Jimin... desde el primer día en que cruzamos miradas. Oh joder, ¿qué me hiciste Park Jimin?

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Jimin POV El constante zumbido en mi cabeza provoca que abra mis ojos mucho antes de lo que hubiera deseado. Abro los ojos y me reincorporo de golpe al percatarme que es el timbre de la casa lo que está sonando. Me levanto de un brinco de la cama soltando un chillido y llevando mis manos a mi cadera. ¡Me las va a pagar! Cojeo un poco hasta agarrar un poco de ropa. Comienzo a bajar las escaleras ajustándome el pantalón y llego hasta abajo. Me asomo por el agujero de la puerta y mis ojos se abren con sorpresa. Abro la puerta con delicadeza y sintiéndome hasta cierto punto intimidado. — Jimin. — Anthony Forcraft alza ambas cejas y me observa sorprendido. — Es un gusto volver a verte. — Anthony. — Contesto en respuesta. — Umh. ¿Qué haces acá? — Vengo a recoger a tu novio. — Observa su reloj. — Vamos ya tarde, espero esté listo. — Iré a despertarlo. — Contesto alejándome y soy un par de pasos hasta detenerme en seco y observarlo escandalizado. — ¡Oye! ¡No es mi novio! — ¿No? — Anthony alza una ceja. — ¡No! — Exclamo. — Oh. — Él ríe. — Bueno, tu amante sanguinario. ¿Mejor? — Espera aquí. Resoplo rodando mis ojos y Anthony entra cerrando la puerta detrás de él. Corro escaleras arriba y entro al cuarto donde Yoongi todavía está profundamente dormida. Gateo hasta quedar a su altura y comienzo a sacudirlo sentándome en su espalda. — Yoongi. — Llamo. — Yoongi, Anthony está acá.

Vuelvo a sacudirlo al no recibir una respuesta de su parte. Gruño y lo sacudo con más fuerza, no me interesa que se enoje. Resoplo de nuevo y vuelvo a sacudirlo una última vez. — ¡Yoongi! — Espeto. — ¡Levántate! ¡Anthony está acá! Nada. Aprieto mis labios y lentamente me inclino hacia él. Me aferro hasta chocar mis labios con los suyos e introducir mi lengua por completo. Siento su cuerpo moverse y un segundo después sus brazos rodearme para tumbarme debajo de él tomando el control total del beso. Me ahogo por la falta de aire y respiro profundo por la nariz tratando de empujarlo. — ¡tomny henghta amni! — Hablo pesadamente sin que él deje de besarme. — ¡Yonmghi! Él esboza una sonrisa y profundiza más el beso. Golpeo sus costados sin éxito hasta que él finalmente se separa y va a mi cuello para succionar y bajar. Pego un brinco. — ¡Suéltame! — Espeto. — ¡Yoongi por una mierda! ¡Anthony está aquí! — Sí, te escuché las primeras veinte veces. — Gruñe sobre mi cuello mordiendo la sensible piel. — ¡¿Qué crees que haces?! — Espeto tratando de empujarlo nuevamente. — Saborearte una última vez antes de dejarte. — Lame mi barbilla provocando que me estremezca y después me clava la mirada. — Te odio. — Gruño. — No, no lo haces. — Contesta con una sonrisa soberbia. Siento sus labios pegarse a mi frente y depositar un beso profundo antes de separarse. Me enrojezco de pies a cabeza y me quedo plasmado en la cama hasta darme una cachetada interna para reaccionar. Me levanto de la cama aún con las piernas temblorosas y abro la puerta rápidamente. Respiro profundo y bajo corriendo cerrándola detrás de mí. Anthony está sentado en la sala observando la decoración. — Yoongi viene en un momento. — Me siento en el sofá frente a él y me remuevo nervioso. — ¿Quieres un vaso de agua?

— Estoy bien. — Él sonríe. — ¿Tú? ¿Cómo vas? Bajo la mirada y aprieto mis labios. Anthony suspira pesadamente y yo simplemente alzo los hombros antes de volver a verlo. Él hace una mueca. — Lo siento, fue algo estúpido preguntar. — Él ríe. — Te entiendo. Yo perdí también a toda mi familia de pequeño. — ¿Enserio? — Pregunto. — La primera fue mi madre. — Explica. — Y un hermano menor que jamás conocimos. — Lo siento. — Susurro. — Está bien, fue hace tiempo. — Suspira y mueve su mano restándole importancia. — De ahí fue mi hermana hace un par de años y luego mi padre este mismo año. Es una mierda, ¿no? — Sí, realmente apesta. — Susurro con una suave risa. — Ánimo, no estarás solo. Tienes a tu sombra. — Sonríe. — Hasta ella me abandona cuando llega la luz del día. — Suspiro y niego con la cabeza divertido. — Pero estaré bien. Taehyung me cuida. — ¿Taehyung? — Pregunta sorprendido. — Oh, conque acá estaba el malcriado. Estás en buenas manos, es como un perro, gruñe mucho pero es muy fiel. — Sí. De pequeños a veces me defendía de Yoongi. — Río al recordarlo. — No fue tan malo conmigo como otros. — Esos buenos tiempos cuando no debías preocuparte por esto. — Suspira y yo asiento. — Pero por algo pasan las cosas. Trata de mantenerte positivo. — Es fácil decirlo. — Ya murieron, ya pasó la peor parte. ¿Qué queda? Superar y avanzar. — Me sonríe un poco. — No te conozco mucho Jimin, pero sé que eres fuerte por el simple hecho de estar con Yoongi. Eso ya merece mis respetos. No puedo evitar soltar una pequeña carcajada, la primera sincera desde hace tiempo. — Sí. — Suspiro divertido y le sonrío enormemente. — Pero ahora ustedes se van y...

— Volveremos, no será tan malo. — Hace énfasis en el tan y alza sus hombros. — Iremos a California primero, de allí a Washington. No estaremos lejos realmente. — No... — Contesto con voz algo apagada. — ¿Pero hay posibilidades de que salgan de Estados Unidos? Había escuchado de algo en Europa... — Yoongi planea irse a Europa algún día. Fuera de eso no estoy seguro de qué pueda hacer allá, Clara viene a Estados Unidos. Ella ya está en California. — Frota su barbilla. — ¿Clara? — Pregunto con cierta amargura. — Creo que he oído hablar de ella. — Es la hermana menor de una chica que murió apenas, su nombre era Helen Belier. — Lo siento. — Hago una mueca. — No pasa nada. Realmente no la conocía. — Suspira. — A Clara sí, es bastante popular entre nosotros. — ¿Por qué? — Pregunto alzando una ceja. — Por qué no. — Dice él riendo. — La lista es larga. — Tengo tiempo. — Me acomodo y apoyo mi barbilla en mi puño. — Bueno, la primera porque era hermana menor de Helen. — Contesta obvio. — La otra porque tiende a enredarse mucho con otro grupo, la gente de Will. — ¿Enredarse? ¿Coquetea? — Pregunto disgustado. — No. — Anthony niega. — Se enreda con ellos para aprender a manejar armar blancas, es buena con el cuchillo. Ella solo tiene ojos para una persona y por eso pasamos al punto tres. Me mantengo en un crudo silencio y Anthony ríe. — Sí. Tiene un extraño flechazo con tu lindo Yoongi. — Dice él. — Fueron pareja un largo, largo tiempo. ¿Conoces a los creepypastas? Eran algo así como Jane y Jeff thekiller. Muerdo el interior de mi mejilla y siento una punzada de molestia en mi pecho. — De ahí también ganó popularidad: era la novia de uno de nuestros sádicos y asesinos favoritos y más buscados en Europa. — Alza sus hombros. — Bueno, era. Ya es su ex pero por su parte, no ha superado a Yoongi.

— Ya veo. — Desvío la mirada a mis manos. — Si te sirve de algo, Yoongi la botó porque no la soportaba. — Anthony ladea su cabeza un poco. — Y creo que tú tendrías más oportunidades de tener algo con él. — ¡No! — Espeto. — No me interesa... es decir... — Me enredo con mi lengua. — Él y yo no somos nada, no me ama ni yo lo amo. Punto. — Entonce solo tienen sexo y se celan. ¿Ese es el plan? Vaya. — Ríe. — No nos celamos. — Resoplo rodando los ojos. — Ajá. — Anthony oprime la risa. — Mira Jimin, conozco a Yoongi mucho más que tú, hemos estado juntos mucho tiempo y puedo apostar que él uno de los reyes de los celos. ¿Tienes idea del drama que me hizo cuando se enteró que hablé contigo? Niego con la cabeza. — Casi me corta la lengua. — Él la saca haciéndome reír. — Tú podías darle piropos subidos de tono a Clara cerca de Yoongi y él simplemente bufaba. No quiero ni imaginarme lo que me haría si te suelto una de esas. — Mueres. — Río. — Exacto. ¿Ahora entiendes? — Entiendo. — Suspiro. — Supongo que puedo estar más tranquilo. — Volverá. — Me guiña el ojo haciéndome reír un poco. — No te dejará viudo, tranquilo. — No tienes perdón. — Tapo mi cara negando con la cabeza. Ambos reímos pero nos detenemos al escuchar unas pisadas. Observo a Yoongi arrastrando una maleta en completo silencio hasta acercarse a nosotros. Me observa a mí y después a Anthony y su mirada se vuelve amenazante. Anthony alza sus manos en señal de rendición. — No te preocupes, no hice nada más que hablar con él. — Contesta Anthony. Yoongi vuelve la vista a mí, yo levanto mis hombros y le sonrío un poco. Él suspira ahora y observa nuevamente a Anthony. — Ya está. — Contesta. — ¿En cuánto tiempo nos vamos?

— Ya vamos tarde. — Contesta tranquilamente Anthony levantándose pesadamente del sofá. — Así que si fuera tú me iría despidiendo, te veo en la camioneta. Pasa junto a mí e inclina su cabeza con una sonrisa, le devuelvo el gesto. Abre la puerta y sale con un poco más de prisa dejándome solo con Yoongi. Muerdo mis labios observando todavía la puerta y cuando me siento listo observo a Yoongi. Él ya se encuentra viéndome. — Supongo que te veré en un par de meses. — Dice él ladeando su cabeza. — Prométeme no hacer ninguna idiotez. — No la haré. — Contesto ajustando su corbata lentamente. — Estaré bien. Finalizo de ajustarla y plancho un poco la parte de su pecho con mis manos. Sacudo y acomodo el cuello mientras él me observa en silencio, sonriendo a través de los ojos. ¿O se está burlando? Ah... ya me da igual. — Ahora sí. — Suspiro y lo suelto hundiendo mis manos en los bolsillos de los pantalones. — ¿Taehyung sigue dormido? — Probablemente no lo dejamos dormir. — Ríe un poco haciéndome ruborizar. — Déjalo descansar un poco. — De acuerdo. — Sonrío como puedo y froto mis brazos. Nuevamente el silencio se instala y ambos desviamos la mirada. Yoongi observa por la ventana. — ¡Vámonos Yoongi! — Grita Anthony desde afuera. — ¡Un momento! — Responde él. Vuelve a dirigir la vista a mí y me mantiene la vista. Bien... ¿no vas a besarme? Frota su nuca y relame sus labios. Su — En mi ausencia no quiero que... — Toma aire. — Hagas de las tuyas. — ¿De las mías? — Pregunto alzando una ceja. — Eres mío. — Dice quizás más serio de lo que esperaba. — Y si me entero que estuviste con alguien más Jimin, te lo juro, no me interesa... voy a matarte.

Me mantengo en un crudo silencio y algo frío me recorre la espina dorsal. Trago saliva pesadamente y aprieto mis labios al instante. Él me sigue clavando fríamente la mirada. — Sobre aviso no hay engaño muñeco. — Dice con voz ronca. — Me enteraré, créeme. — N— no lo haré. — Balbuceo torpemente. — Te lo prometo. Yoongi me mantiene la mirada otros segundos. Le mantengo igualmente la mirada y una extraña tensión incómoda se forma entre nosotros. Muerdo mi lengua y trato de mantenerme tranquilo al igual que Yoongi. Él frota la parte de atrás de su nuca. — ¡Yoongi! — Vuelve a gritar Anthony. — ¡Arrastra tu maldito culo a la camioneta ya! — ¡Hey, cuida tus tonos conmigo Forcraft! — Grita él. Vaya... qué característico de Yoongi. Ofenderse por cómo le hablas, ¿qué le pasa? Entiendo que sea muy dominante y toda la cosa pero a veces calmar los humos no le viene mal a nadie. Pero en fin, es Yoongi. Es normal que actúe así, no sería Yoongi si no lo hiciera. Suelto un suspiro captando su atención y él simplemente me observa agarrando sus maletas. — Bueno. Adiós. — Contesta saliendo. Me quedo plasmado sin saber qué decir y volteo hacia la puerta que acaba de cerrar. ¿Solo eso? Un "bueno, adiós" ¿y ya? ¿Enserio? Me acerco a la ventana y él mete sus maletas a la camioneta. Enserio. Suelto un suspiro y muerdo mis labios al ver como se sube en el asiento del copiloto y le dice unas cosas a Anthony. Él asiente y pasan unos segundos antes de que la camioneta se prenda y comience a retroceder. Enserio. Sí. Lo hizo.

Felicidades. La camioneta desaparece y un vacío me recorre apenas sale de mi campo de visión. Relamo mis labios y suspiro arrastrándome de nuevo a la sala y sentándome en completo silencio. Observo el entorno y me acuesto dispuesto a dormir otro rato. Cierro mis ojos y no sé cuánto tiempo. Finalmente me duermo.

— Eh... ¿Jimin? Me remueven un poco. Abro los ojos al instante y volteo encontrándome con Taehyung. — Buenos días. — Ríe. — ¿Qué hora eso? — Pregunto. — Casi la una de la tarde. — Sonríe un poco. — Lo siento, debía asegurarme de que estabas vivo. No puedo evitar reír un poco. Me estiro y me siento en el sofá frotando mi cara. — ¿Ya se fue Yoongi? — Pregunta una vez que dejo tranquilo mi rostro. — Sí, vino Anthony. — Bostezo y tapo mi boca. — Lo siento. — Está bien, debiste cansarte después de anoche. — Alza una ceja. — Prácticamente tuve que ponerme tapones en los oídos, ¿sabes? Suelto una agradable carcajada que Taehyung acompaña con una suave sonrisa. Suspiro y levanto la vista al techo antes de dirigirla nuevamente a él. — Así que. — Me cruzo de brazos. — Ahora estoy a tu cuidado. — Eso parece. — Ladea su boca. — No me quejo. — Ni yo. — Le sonrío. — Creo que me caes bien. — ¿Crees? — Alza una ceja divertido. — Si no te arrastraras como perro sarnoso tras mi mejor amigo quizás me agradarías más. — Le saco la lengua en modo juego, él vuelve a reír. — Y te lo tiraste.

— ¿Cómo sabes? — Su risa cesa. — Me lo contó. Es obvio. — Contesto riendo. — No te preocupes, no diré nada. — ¿Sólo sabes eso? — Su semblante se mantiene serio. — Sí, ¿por qué? — Pregunto confundido. — Nada más. — Niega con su cabeza. — Lo siento, olvídalo. — ¿Hicieron otra cosa pilluelos? — Molesto alzando y bajando mis cejas. — ¿Qué? ¡No, no! — Ríe pero lo noto nervioso. — Bueno... el día en que fue a la fiesta nos besamos pero solo eso. — Era obvio. — Pongo los ojos en blanco. — Los que se molestan se gustan. — No siempre. — Observa por la ventana y suspira. — Pero...yo no le gusto, ¿o sí? — Le gustas pero te odia. — Alzo mis hombros. — Es más complejo de lo que parece. — Te creo. — Asiente. — De todos modos, haga lo que haga, sé que nunca seremos algo. La he regado demasiado con él. — En ese caso mejor déjalo ir. — Froto su brazo. — No quiero ser grosero pero Jungkook es un chico fenomenal, tú también, pero... eres... bueno, uh, no sé cómo decirte. ¿Mafioso? — No. — Ríe de nuevo. — Sí, tengo droga pero nada más allá que tráfico escolar. Umh... ¿espía de un grupo de asesinos? — Raro. — Sí, mejor dejemos en un mafioso no tan mafioso. Volvemos a reír, el ambiente se ha destensado rápidamente. — ¿Quieres algo para desayunar? — Pregunta él. — Admito que no soy muy buena manejando alimentos pero podría intentar hacerte un sándiwch. — Tae no soy un niño de siete años. — Me levanto del sofá y avanzo a la cocina. — Tengo dieciocho y curiosamente sé cocinar, así que te tocará a ti limpiar. — ¡Oh, vamos! ¡No es justo! — Me sigue unos pasos atrás. — Lo es. Uno cocina y el otro limpia.

Entramos a la cocina y abro el refrigerador para husmear lo que hay allí. Saco los huevos y el jamón junto con la sartén. Me desplazo por la cocina y prendo la estufa rápidamente antes de moverme otra vez de un lugar a otro. Taehyung me sigue con la mirada. — Además, no es por presumir pero... cocino muy rico. — Sonrío entre risas. — ¿Es lo único que haces rico? — Pregunta con una sonrisa maliciosa. Pego un brinco y le pego con la pala completamente rojo. — ¡Auch! — Se queja y después ríe. — Solo juego. — Claro. — Regreso la vista a los huevos y los pego contra sí para abrirlos. — O Yoongi te lo hace muy bien o tú se lo haces bien o ambos se lo hacen bien. — Se apoya en el taburete junto a mí viéndome sonriente, me limito a ignorarlo y a dejar caer el interior de los huevos en la sartén. — Lo siento Jimin pero esos gritos no se los saca uno de la cabeza fácilmente. — Bueno, ¿por qué no se lo preguntas a Jimin? — Pregunto observándolo con una ceja alzada. — Probablemente termines mutilado, y eso si tienes suerte. — Supongo que debes ser bueno, él también gime demasiado. — Alza una ceja. — Y él casi nunca gime. Nunca lo había escuchado tan escandaloso como contigo. — No lo sé Taehyung, no soy un experto. — Resoplo. — ¿No? — Se ríe? — ¿Cuántas veces lo han hecho? — Pocas... — ¿Pocas? — Sí. — Me cruzo de brazos. — Una en el viaje. Levanta un dedo con una sonrisa. — Dos en el viaje, lo siento. — Me excuso y Taehyung levanta dos dedos. — Dos cogidas y... una mamada. Él asiente riendo. — Umh, otra en su departamento hace unas semanas. — Taehyung alza otro dedo. — Y... ayer. — Cuatro veces, sin contar las rondas. ¿Cuatro te parece poco? — Alza una ceja.

— No quiero saber cuántas veces lo habrás hecho tú. — Río secamente antes de comenzar a mover los huevos con la pala y colocar el jamón. — Está claro que más que tú, pero considerando que comenzaste tu vida sexual a finales de Octubre y ahora estamos a principios de Enero, cuatro veces está bien. Más una mamada. — ¿Tiendes a hablar de la vida sexual de las personas a las que cuidas? — Pregunto divertido. — Considerando que eres el primero, sí. Lo hago. — No tienes remedio. — Niego con la cabeza. — Pásame unos platos. Él se aleja y me tiende dos. Coloco mitad y miatd en cada plato y me volteo a la canastilla de frutas para tomar un plátano. Taehyung se sienta y me observa detenidamente conforme lo voy pelando. — ¿Lo estás haciendo a propósito? — Pregunta cruzándose de brazos divertido. — ¿Disculpa? — Alzo una ceja y dejo de pelar. — No es mi culpa si lo ves con dobles intenciones, el plátano tiene potasio y ahora lo necesito... últimamente me están dando muchos calambres. — Ya. — Él asiente. — Lo siento. Ruedo los ojos y él comienza a comer. Yo le doy una mordida al plátano bajo la mirada atenta de Taehyung y su fallido intento de oprimir la risa. Mastico y él aprieta sus labios tornándose completamente rojo. — ¡Dioses Taehyung, contrólate! — Exclamo apenas trago. — Tienes una forma peculiar de comer plátano, no es mi culpa que tú lo hagas ver como dobles intensiones. — Se defiende. — Yoongi la debe pasar bien contigo. — Cállate. — Desvío la mirada avergonzado. — Si no te conociera por lo idiota que eres a veces podría jurar que me estás coqueteando. — No Jimin, tengo mejores técnicas para coquetear que estas. — Te creo. ¿Puedo comerme mi plátano en paz? Y puedo jurar que nunca antes había sufrido tanto a la hora del desayuno.

Idiota de Taehyung sacando el comentario de "te encantan los huevos con plátano, ¿y ahora bebes leche? Vaya que eres travieso Jiminnie". Francamente no sé por qué no le tiré el vaso en la cabeza cuando me lo dijo. Algún día lo haré. Tengo tiempo...

Yoongi POV Cuando nos encontramos camino a la casa en la que nos vamos a hospedar, ya ha anochecido. Anthony está atrás con un socio suyo y yo adelante con el chófer privado. Observo por la ventana la extensa vegetación en silencio absoluto. — ¿Somos los últimos Wonho? — Pregunta Anthony. — No lo creo señor Forcraft. Aún faltan algunas personas de Belier. — Contesta seriamente manteniendo la vista al frente. — Gracias. — Él asiente y siento que palmea mi hombro. — Anímate Min, llevas con esa cara larga todo el día. — Te juro que si no quitas tus manos de mí te arrancaré los dedos ahora mismo. — Me volteo y le sonrío tan falsamente como puedo. — Uy, alguien tuvo una mala cogida anoche. — Se burla. — ¿Tu muñeco se puso rebelde? — La cogida de ayer tiene de malo lo que yo de bueno. — Le guiño el ojo. — Y sea como sea no es asunto tuyo. — Al menos fue una buena despedida. ¿No? — Ríe. — Solo córtalo... — Susurro cansado desviando la mirada. Finalmente el imbécil se calla y vuelve a entablar una conversación con su socio. Espero otros largos minutos escuchando la música jazz de fondo hasta que llegamos a una gran entrada. Unos guardias se bajan y el chófer baja la ventana. Ellos asienten y abren las puertas permitiéndonos acceder.

Cruzamos otro largo camino de tierra hasta que nos estacionamos fuera de una casa de dos pisos que luce pequeña pero por la dimensión al verla de costado y la piscina enfrente con el jacuzzi, sé que no es así. Unos hombres salen para tomar las maletas y el chófer nos guía al interior de la casa. Entramos y observo sorprendido el ambiente. Las luces están bajas dando un ambiente sensual y una sala negra y roja se abre con una enorme mesa y un bar en la esquina izquierda. Está a temperatura ambiente un poco más cálida que afuera y eso me reconforta. Es lujoso, bastante lujoso. — Forcraft. — Unas personas sentadas en la sala con copas de champán se levantan. — Min, llegaron. — Buenas noches. — Saluda Forcraft. Yo me limito a inclinarme ya que no tengo una jodida idea de quiénes sean. Tampoco es como si me importara mucho la verdad. Yo no vine a entablar amistades, mis relaciones de interés están fuera de este círculo. — ¿La anfitriona dónde está? ¿No va a recibirnos? — Pregunta Forcraft. — Fue al baño, ahora baja. — Dice un hombre. — Ven, los demás están en la otra sala. Las diez personas incluyendo a Forcraft se mueven y desaparecen de mi campo de visión. Observo la sala nuevamente y el enorme árbol de Navidad en la otra esquina. Está prendido y le da un ambiente mucho más relajado al lugar. Curioso. — ¿Yoongi? — Escucho a mis espaldas. Me volteo lentamente y la veo. Radiante y fresca como siempre. Su cabello castaño claro suelto y completamente lacio hasta su cintura, sus grandes ojos cafés observándome con un gran brillo y su ajustado vestido negro pegándose coquetamente a su cuerpo revelando sus finas curvas. — ¡Yoongi! — Grita ella bajando corriendo las escaleras. Me mantengo quiero esperando su movimiento. Ella corre a mí y me abraza con fuerza. Se lo devuelvo delicadamente y ella se separa con una sonrisa. — Cambiaste un poco. — Sonríe sin despegarse de mí. — Estás más guapo. — ¿No lo estaba antes? — Pregunto alzando una ceja.

— Siempre lo fuiste tontuelo. — Sonríe divertida. — Pero cada que te veo lo estás más. ¿Cómo le haces? — Parece que fui bendecido desde mi nacimiento. — Contesto divertido. Ella relame sus labios rojo carmín y sonríe antes de deslizar sus manos por mi rostro. — Te extrañé. — Abulta un poco sus labios. — No me vuelvas a dejar Yoonie, nunca más. — No lo haré muñeca. — Sobo su mejilla con una sonrisa. — Aún tenemos asuntos pendientes y cosas que arreglar. — Sí. — Ella asiente suavemente y aprieta sus labios. — ¿Por qué no comenzamos hoy? Tira de mi corbata y empuja sus labios contra los míos. Me toma de sorpresa y tengo el impulso de empujarla pero mi agarre se afloja unos segundos después y la rodeo para seguirle el suave beso que me otorga. Bien... Parece que ha llegado la hora de jugar mi pequeña Clara.

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Yoongi Doce días transcurren desde mi partida. Una segunda cena se hará presente para cuadrar los planes e ideas. Anthony y yo estuvimos durmiendo en un hotel pero finalmente nos hemos instalado en la casa. Voy acercándome al lugar de la reunión cuando una pequeña sorpresa me cae de imprevisto apenas cruzo por el pasillo. Los brazos de Clara rodean mi nuca atrayéndome más a ella. Cuento los segundos en mi cabeza hasta que ella finalmente se separa con una sonrisa y un leve sonrojo. Ella se acomoda el cabello antes de sonreírme y dirigirse a donde los demás se han ido. Limpio un poco mi boca y observo mis dedos con un poco de labial. Suspiro y me limpio discretamente en el traje hasta asegurarme que no queda rastro alguno de contacto físico y no tardo en alcanzarla. La segunda sala. a diferencia de la primera, es un poco más sencilla que la primera pero eso no significa que deje de ser bella y lujosa. Aquí predominan el azul claro y blanco, elegancia y finura impecable en los cuadros, pequeñas estatuas y mesa de cristal en el centro con distintos platillos de excelente gastronomía y buenos vinos sobre ella. Cuento rápidamente a los que estamos, con Anthony y yo somos diecisiete. Creí que seríamos menos ya que muchos ya se habían ido. — Yoongi, ¡al fin llegas! — Anthony me hace seña para que me acerque. — Ven, siéntate y disfruta un poco. ¿Quieres una copa de vino? — Gracias Forcraft, muy amable de tu parte. — Contesto con una sonrisa más bien falsa antes de sentarme en un sofá blanco individual pero siendo lo suficientemente ancho para dos personas. Él sonríe y agarra una copa para servirme un poco de vino tinto. Hago una leve inclinación cuando me la tiende y me doy el lujo de olerlo. No es el mejor, pero es aceptable. Doy pequeños sorbos atento a las distintas conversaciones. Una de Anthony con otros hombres acerca del negocio, luego Clara contando con otro grupo los viajes en Italia y su pobre anécdota dramática en el aeropuerto, una tercera conversación del clima y una cuarta de otro negocios de los cuales ignoro. Todos parecen muy

metidos en las conversaciones pero yo me mantengo fuera del círculo, observando y escuchando en silencio hasta que mi copa de vino se vacía. Agarro un poco de ensalada que como en silencio junto a los demás observando el reloj avanzar hasta dar las once de la noche. Suelto un suspiro y como aparentemente aún no está la cena puesto a que una cocinera llega y le susurra con terror a la anfitriona "la cena demorará un poco más", no encuentro otro remedio que levantarme en un gruñido para abandonar la sala. Muchos no se percatan de mi movimiento pero aún así decido mantenerme cerca, así que deslizo la puerta de cristal que da a la terraza frente a la piscina. Me apoyo en la pared con mi copa otra vez llena observando el agua iluminada y escuchando el cantar de los grillos en aquella cálida y silenciosa noche. La tranquilidad es agradable y el licor junto con el ambiente logran calmare un poco, sintiéndome más en paz estando solo que entre toda la multitud de personas que no conozco. — ¿Disfrutando la luz lunar? — Pregunta una voz a mis espaldas. Nuevamente aquel perfume y unas manos tomando mi brazo con posesividad. Doy otro pequeño trago antes de dirigir mi mirada a Clara y observar el bateo coqueto de sus pestañas y miradas insinuantes. — ¿Quieres que vayamos a otro lado? — Pregunta subiendo sus delicadas manos a mi hombro y pegarse más a mí. — ¿Yoongi? — Estoy bien aquí. — Contesto desviando mi vista nuevamente al frente. — Siendo sincero Clara, me encuentro muy cansado. — ¿Quieres ir a la recámara? No me preocupa que no te presentes en la cena, Anthony también se ha retirado. — Por favor. — Le sonrío. Ella asiente y deposita mi copa en la pequeña mesa frente a nosotros. Ingresamos a la casa una vez más pero en esta ocasión apenas voltean a vernos. Sigo a Clara escuchando el resonar de sus tacones hasta las escaleras blancas en una pequeña curva a la derecha y las subimos en silencio. Avanzamos por los pasillos hasta llegar a una recámara junto a otra sala de puerta café. Ella abre permitiéndome ingresar y observo con sorpresa que mis maletas ya están en la cama matrimonial perfectamente tendida y con vista al exterior. Las luces se

prenden pero es muy tenue, conservando aquel ambiente sensual y tranquilo de la casa. Recorro la habitación observando los distintos tipos de cafés y la decoración acertada, las pequeñas plantas a los costados y otra habitación abierta permitiéndome ver un baño. — Sé que te gusta estar solo así que te di esta habitación para que lo estés durante tu estancia. — Recoge su cabello detrás de su oreja. — Aunque no dudes nunca en avisarme si necesitas compañía o... o algo. Muerde sus labios mostrándose nerviosa y yo solo asiento educadamente. — Gracias Clara, agradezco tus atenciones. — Contesto antes de acercarme a las maletas. — Te veo mañana en el desayuno, gracias por permitirnos quedarnos. — No hay problema. — Ella sonríe y recorre la habitación con la mirada. — Te... ¿dejo solo? — Te lo agradecería. — Oh... de acuerdo. Ella asiente una última vez antes de cerrar la puerta dejándome solo en aquel silencio. Suspiro con alivio y aflojo el nudo de mi corbata con una mano antes de sentarme en la cama con la camisa abierta del cuello, mostrando una gran parte de mi pecho. Retiro mis zapatos y me acuesto en la cama sacando mi teléfono aprovechando que nadie se encuentra para interrumpirme. Jugueteo un poco hasta finalmente hacer lo que deseo. No le encuentro sentido alguno al vacilar, es una pérdida de tiempo y de confianza. Así que simplemente suspiro y presiono "llamar". — ¿Sí? — Una voz resuena del otro lado. — Taehyung. — Hablo. — ¿Cómo se encuentran? — ¡Yoongi! — Él suena sorprendido. — No creí que fueras a llamar hasta el próximo mes, ¿cómo vas? — ¿Es Yoongi? — Suena una voz más delicada detrás de él. Esbozo una sonrisa al reconocer perfectamente de quién se trata.

— Me encuentro bien, ahora en la recámara. — Respiro profundo. — Es una mierda todo esto de las reuniones, no sabes cómo lo detesto. — Te creo, agradezco en parte no haber ido. — Suelta una risa. — ¿Llamas para desearnos buenas noches y darnos la bendición para mañana? — Muy gracioso. — Suelto un gruñido. — Ya, ya, no te esponjes. — Taehyung suena divertido. — Te paso a Jimin, está viéndome como si fuese un perro rabioso. — ¡Taehyung! — Grita mi muñeco. — No se demoren mucho hablando. — Dice él antes de alejarse del teléfono y escuchar unos movimientos del otro lado. Espero escuchando unas pisadas y cuchicheos de fondo. Una puerta se cierra y más movimientos golpean la línea para finalizar con un suave roce y una respiración dulce del otro lado. — ¿Yoongi? — La voz de Jimin suena del otro lado. — ¿Cómo estás? — Supongo que bien. — Contesto acomodándome en la cama. — La casa es bastante linda. — Me imagino. ¿Es muy grande? — Lo es. Quizás algún día puedas conocerla. — ¿Crees? — ¿Por qué no? Escucho su risa del otro lado acompañado de un suspiro segundos después. Nos mantenemos unos segundos en silencio esperando que el otro hable. — Yo... — Él toma la iniciativa tomándome un poco por sorpresa. — Debo confesar que te extraño un poco. Frunzo el ceño al instante. ¿Extrañarme? — ¿Y eso? — Pregunto bruscamente. — Es... raro, pero lo hago. — Repite él. — Taehyung es una compañía bastante agradable pero falta algo. Quizás aún no me acostumbro a tenerte realmente lejos. — Han pasado solo dos semanas, muñeco.

— Lo sé, es una locura. — Su risa choca adorablemente contra la línea. — ¿El vuelo fue pesado? — Pudo ser peor. — Confieso aflojando de a poco mi corbata. — ¿Qué estás haciendo? — ¿Ahora? Estoy tumbado boca abajo... escuchándote. — Casi puedo jurar que está sonriendo. — En la cama. Solo. Taehyung está preparando algo de cenar. Me mantengo en silencio, una pequeña sonrisa dibujándose en mis labios. — ¿Y tú? — Alarga coquetamente. — Aflojando mi corbata. — Contesto relamiendo mis labios después. — También en una habitación completamente solo, con vista a una piscina, con mucho calor. — Me imagino. — Su voz de a poco comienza a cambiar. — ¿Dormirás desnudo? — ¿Y a qué viene esa pregunta? — Alzo una ceja divertido. — Curiosidad, quizás si estuviera contigo dormiríamos desnudos. Vaya. Me extrañas mucho, ¿no muñeco? Parece que te he malcriado bastante mi niño bonito. — ¿Es esto algún tipo de reproche por no llevarte conmigo? — Pregunto zafando más botones de mi camisa. — Quizás... — Susurra lascivo. — Estoy enojado contigo Yoongi, me dejarás solo mucho tiempo. ¿Quién va a entretenerme? ¿Quién va a tomarme en las frías noches para entrar en calor? ¿Llenarme con sus besos y suspirar de dolor? — Jimin... — Advierto. — No creo aguantar mucho, por favor Yoongi. — Lloriquea del otro lado. — Hazme sentir bien aunque estés lejos. — Muñeco sucio. — Háblame sucio Yoongi, estoy desnudo en la cama. — Mierda... — ¿Sí? ¿Eso te pone Yoongi? ¿Quieres que comience a gemir para ti?

— Jimin... — Mi voz quiebra un poco por la excitación. — No es momento para juegos. — Tócate para mí Yoongi. — Suplica. — Por favor, quiero escucharte... — ¿Qué te sucede hoy? ¿Bebiste algo? — No. — Su voz suena divertida — Por favooooor... ¡Yoongiiii ~! — ¿Estuviste tomando? — Pregunto alzando una ceja. — Ayer un poco. — Finalmente confiesa. — Pero hoy no. Te extraño, es una mierda, te quiero conmigo. — A este ritmo te volverás loco. — ¿Más? — Una risa más bien traviesa. — ¿Yoongi? — ¿Sí muñeco? Se mantiene unos pequeños segundos hasta aspirar un poco de saliva y exhalar un poco. Alza una ceja, ¿qué hace? — Y— yoongi ~... — Su voz quiebra. — M— me estoy tocando pensando en ti. Me mantengo en un pequeño silencio y por instinto muerdo mis labios. Escucho la respiración de Jimin del otro lado de la linea y mis hormonas jugarme una mala pasada. ¿Así que quieres jugar muñeco? — Niño travieso... — Susurro suciamente y él jadea un poco. — ¿Qué estás haciendo un muñeco? — ¿Ahora? — Pregunta divertido. — Me estoy frotando en la cama pensando que eres tú... Quiero estar sobre ti y frotarme, sentir tu dura polla creciendo debajo mío y... Ngh~... — Otro agudo gemido escapa de sus labios. Siento mi erección moverse dentro de mis pantalones y comenzar a despertar al escucharlo. Aprieto mis labios y tomo una profunda respiración en un fallido intento de controlarme. — ¿Quieres volver a montarme pequeño? — La mano libre comienzo a dirigirla al cierre de mi pantalón para bajarlo. — Quiero hacerlo Yoongi. — Susurra él. — Quiero abrirme para ti y sentirte profundo, muy profundo y mi cuerpo ser drenado. Quiero observar los hilos de

sangre escurriendo de tus labios y besarte profundo para embarrarme con ellos... necesito que me tomes... que me toques... He perdido la cabeza. — No tienes idea de lo que haz provocado Park Jimin. — Introduzco mi mano dentro de mis pantalones con desespero. — Abre tus lindas piernas y ponte en cuatro mi muñeco... ahora comienza a succionar tus lindos dedos y pon en altavoz. Quiero escucharte.

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Jimin POV El calor en mi cuerpo es algo completamente indescriptible. Una sensación única donde la adrenalina y la vergüenza bloquean por completo la mente dejándola llevar por una marea de locura, de deseo, de querer más. Es increíble, aún lejos se sienta tan cerca, tan bueno... tan placentero. Mis jadeos salen desesperados, necesitados de mi garganta mientras mis dedos bombean fuertemente mi interior, restregándome contra las colchas mordiendo las sábanas y empapado de sudor. Los saco y los meto velozmente, dándome una que otra palmada que me hace chillar de dolor y de placer conforme más rápido los voy movimientos, restregándolos una y otra vez sobre mi punto dulce. No me importa en ese segundo. Lo único que deseo es llegar, mi erección duele pero aún así no me atrevo a tocarla, quiero llegar sin tocarla solamente a través del estímulo que me estoy dando atrás. Y sé que cuando finalice será una vergüenza, ¿pero y qué? ¿Nos extrañamos? ¿No podemos vernos? Encontraremos otras alternativas. Justo como la que estamos haciendo ahora. Escucho igualmente los suaves y roncos jadeos de Yoongi del otro lado, susurrando mi nombre tan suciamente que me revuelco de dolor en las sábanas por no tenerlo aquí conmigo. Un dolor en mi pecho que me nubla el placer para atormentarme con miles de gritos en mi cabeza. Y lo veo. Y lo huelo, y me observa, y me besa. Y mi cabeza se vuelve un caos. Un completo caos mientras doy duras estocadas con mis dedos hundido en la miseria de mi mente. El placer en mi cuerpo en una pelea con el ardor de mi alma, el ácido y ronco raspón de mi corazón y alma, aquel estrujo que te abre, aquel rasgamiento sin piedad que me hace ir más rápido para reemplazar todo ese dolor en rabia, en un deseo pasional de querer más, un castigo, un desahogo fuera de control para no sentir aquel ardor. Aquel ardor que se va abriendo e intensificando matándome lentamente. Me veo en la escuela, todo ataca. lo veo a él, aparece en mi mente, sus sonrisas, aquellos golpes, nuevamente mis súplicas, cuando era un niño, el beso en el baño, los abrazos de Jungkook, los besos de mi madre, las peleas, los gritos, las maldiciones, los cortes en mi muñeca, las depresiones, mi piel abriéndose, mis gritos

de placer, mis gritos de dolor, atado a la cama, suplicando frenar, suplicando más, corriendo en la calle, los besos de Mingyu, los besos que nos dimos, las caricias, la cena, los tiroteos, la bañera empapada de sangre, más gritos, más placer, más dolor... Termino mordiéndome con tanta fuerza que no tardo en sentir las gotas de sangre brotar de mis labios. Tiro de ellos y jadeo más fuerte, lanzándome de costado y apretando mis ojos tan fuerte como puedo. Mi mente se bloquea y cuando entro en razón siento un golpe interno, un puñetazo que me saca el aire y me hace chocar con la razón. La razón... ¡la razón que siquiera entiendo! ¡¿Qué es todo esto?! Llego un orgasmo violento, cargado de ira y amargura. De vulnerabilidad, fragilidad e impotencia. Un grito de mi cuerpo que disfruta el rabia, que disfruta el dolor que provoca, que adora sentirse aplastado, estrujado, desgarrado, pateado, escupido, arrancado, desangrado y ardiente. Y es una maldita locura. — Yoongi... — Mi voz duele al salir. Mi cuerpo aún está dando espasmos y mis dedos en mi interior, haciendo presión en mi próstata y soltando gemidos cada vez más agudos. Me libero por completo cerrando mis ojos con fuerza, sintiendo el cosquilleo y la ola de tranquilidad recorrerme. Aquella calma, la respiración agitada, mi cuerpo brincando periódicamente en la cama, escuchando la respiración agitada de Yoongi del otro lado. Y puedo verlo, imaginarlo, acostado en su cama mordiendo sus labios con los ojos cerrados. El teléfono en una mano, su otra libre rodeando su miembro dando un masaje en su glande que lo hace expulsar semen, brotando coquetamente de la cabeza para resbalar hasta sus testículos y caer en la colcha. Y lo que daría por estar inclinado frente a él y succionarlo todo como un lindo dulce. El dulce que me ha hecho perder la cabeza y desear enfermizamente queriendo más. No hay suficiente, necesito su enfermedad que alimenta la mía como una droga, para calmar mi ansiedad, arrastrarme a ese otro mundo que me hace delirar. — Mierda... — Escucho jadear a Yoongi ronco. — Mierda Jimin, mierda... eso ha sido jodidamente caliente. — L— lo f— fue... — Mi voz quiebra. — L— lo fue... — ¿Cómo nunca antes lo habíamos intentado? — Suelta una risa. — Mierda muñeco, cómo me hubiera encantado estar allí para verte correr.

— L— lo harás. — Mis párpados se van cerrando. — S— solo vuelve pronto por favor... — Lo haré. — Dice suavemente. — Lo haré... Una pequeña sonrisa atraviesa fugazmente mis labios antes de convertirse en una mueca de dolor. Aprieto el teléfono y suelto un último suspiro cortado antes de colgar. Escucho los pitidos de la finalización de la llamada resonando cruelmente en mi oreja. Cierro mis ojos y sintiendo mi pecho arder con fuerza cierro los ojos al sentir el picor en mi lagrimal y toda zona central. Las lágrimas no tardan en salir y mis puños en apretarse mientras hundo mi cabeza entre mis brazos. Y después de eso mis hombros se mueven y pequeñas risas comienzan a salir. ¡Ah! ¡Dios! ¿Qué me sucede? Parece que ahora sí he perdido completamente la cabeza.

Me arrastro a la cocina hasta la mañana siguiente. Dejo el teléfono en su lugar y froto mi cara después de darme una buena ducha. Observo a Taehyung sentado en el comedor luciendo algo cansado. Un café humeante está frente a él al que apenas le da tragos, mantiene la vista en él hasta que entro y él levanta la mirada. Hacemos un corto contacto visual que yo rompo tornándome rojo y avanzando rápidamente a la estufa. — Buenos días. — Saluda. — Buenos días. — Contesto sirviendo el café que queda en otra taza. Lentamente me voy a sentar frente a él bajo su atenta mirada. Froto mis manos debajo de la mesa y suelto un suspiro observando el café frente a mí sin animarme a darle un trago. — Luces de la mierda. — Dice él. — Eso es muy amable, gracias. — Finalmente doy el pequeño trago. — Lo siento, después de lo de anoche creí que...— Se frena abruptamente.

Me atraganto con el café y comienzo a toser escupiendo parte de lo que tenía en la boca en la taza. Tapo mi boca y él también la suya y ambos enrojecemos a más no poder. — ¡No quería decir eso!Lo siento! ¡Lo siento! ¡Mierda! — Grita histérico. — N— no... t— tú... — Me tapo toda la cara. — ¡Mierda lo siento! — Se excusa. — ¡Te juro no fue mi intención escucharte pero! ¡NO, NO PONGAS ESA CARA JIMIN, TRANQUILO! ¡somos hombres está bien, no es nada nuevo! No sé qué cara estoy poniendo pero debe ser una de horror total. Me tenso terriblemente y me abalanzo para darle más tragos al café desesperado. La amargura me recorre la garganta mientras Taehyung sigue balbuceando para excusarse. — D— déjalo... n— no pasa nada. — Susurro como puedo. — Y— yo no debí... n— no debí, lo siento... — No, no, no. Está bien. No, ¡o sea sí! ¡No o sea sí está bien que te masturbes no tiene nada de malo! ¡Pero, pero! — Si lo siento muchísimo. — ¡Mierda esto es tan vergonzoso! — Yo... uh... Ambos nos mantenemos en silencio y al mismo tiempo tomamos la taza y le damos un sorbo observando hacia distintos lados. Él sigue bebiendo hasta que carraspea su garganta y abre su boca, lo observo confundido. — Jimin. — Llama inseguro, asiento sin verlo. — Y— yo quería pedirte un favor. Dejo la taza de café y revuelvo un poco mi cabello antes de verlo. Aprieto mis labios y asiento invitándolo a proseguir. — Saldré. ¿Cuando regrese puedes quedarte en tu recámara hasta la noche? — Pregunta sumamente nervioso, alza una ceja. — No importe que escuches, no bajes. — ¿Por qué? — Alzo una ceja. — ¡Por favor! — Suplica. — ¡Puedo explicarlo pero necesitaré tiempo! ¡Será solo hoy! — ¿Por qué quieres que esté en la recámara? — Pregunto de nuevo.

— Te lo explicaré pero por favor. — Suplica. — Por favor Jimin, es increíblemente importante. Me mantengo en un largo silencio antes de asentir un poco. Taehyung suelta un suspiro y se levanta de la mesa agradeciendo nuevamente. Me encuentro solo todo el desayuno hasta que lo escucho bajar las escaleras otra vez. Para ese entonces yo ya estoy en la sala con un libro. Observo a Taehyung vestido con unos jeans azul marino, camisa negra en cuello V y una chaqueta de cuerpo bastante atractiva. Su cabello está algo despeinado y sus botas con cadenas le dan un estilo con el que hace tiempo no lo veía. Alzo ambas cejas y lo sigo con la mirada viéndolo correr con un llavero y su teléfono. Pasa junto a mí dejando un olor que me hipnotiza y me embriaga soltándome un suspiro algo tonto. — Oh. — Se voltea. — Ya me voy, ¿puedes hacerlo por favor? — Claro. — Asiento suavemente. Él mantiene la mirada en mí durante un largo tiempo. Me estremezco un poco pero sus ojos parecen haberse oscurecido un poco y por primera vez me examina de pies a cabeza, deteniéndose en mi pecho y lamiendo un poco sus labios y suspirar pesadamente. Muerde sus labios mostrando un claro nerviosismo y su respiración es muy irregular. Luce mal. — Tae. — Llamo pero él está muy perdido. — ¡Tae! Él pega un brinco en su lugar y vuelve a verme. Niega con la cabeza y ríe. — Lo siento, ya me voy. — Dice apurado. — Adiós, te veo luego, gracias. — ¿Seguro todo bien? — Pregunto preocupado. — Sí. — No le creo. — No vayas a bajar, ya sabes, ¡debo irme! Me toma de sorpresa cuando me abraza fuertemente y palmea mi cabeza afectuosamente antes de salir corriendo. Parpadeo sorprendido y después río niego la cabeza. Ese chico está loco.

Taehyung POV Hacía tiempo no me sentía tan nervioso o a punto de vomitar debido al revoltijo de sentimientos. Mis manos sudan cuando me acerco a la camioneta y estoy a punto de hacerle chocar tres veces en un intento de salir del terreno. Mis manos están temblando y sudando como nunca antes. Me freno antes de entrar a la carretera y cierro mis ojos. Respiro profundo y agito un poco mi cuerpo. — De acuerdo Taehyung más te vale calmarte ahora. — Me regaño abriendo de nuevo los ojos. — Cálmate, cálmate, cálmate. No va a pasar nada malo, solo es una conversación, vas a decirlo. Trago duro y siento algo amargo instalarse en mis papilas gustativas. Trago amargo esta vez y aprieto con fuerza el volante antes de volver a respirar profundo y palpar distintas veces con mis dedos. Vuelvo a respirar profundo y trueno mi cuello. — De acuerdo, aquí vamos. — Me animo sacando mi teléfono. Lo coloco junto a mi oreja y muerdo mis uñas esperando del otro lado. Los pitidos transcurren aumentando mi ansiedad hasta que finalmente escucho el corte de que tomaron la llamada. — ¡Hey! — Me apresuro a contestar. — Voy para allá, ¿tú dónde estás? — Estoy saliendo, realmente eres un idiota. — Su voz suena gélida. — Más te vale tener una buena razón para marcarme Kim Taehyung. — Lo sé, lo siento yo... — Muerdo mis labios. — Lo siento... — Solo... s— solo cállate. — Balbucea con voz ahogada. — Te veo en cuarenta minutos o te juro que me voy a largar, ¿me oyes? — Eso haré. — Susurro. — Bien. — Espeta. — Adiós. — ¡Espera! ¡Jungkook! — Llamo antes de que corte. — ¿Qué quieres mierda?

Me mantengo en un corto silencio y mi garganta se cierra, el pánico me recorre por completo pero necesito sacarlo. Sacarlo y cargar con las malditas consecuencias. — Recuerda que pese a todo... lo siento... — Mi voz quiebra. — ¿De qué estás hablando? — Pregunta asustado. — Solo quiero que lo sepas... — Aprieto mis labios. — Lo siento. — Taehyung me estás asustando. — Lo entenderás pronto, por eso es tan importante. — Mi corazón se aplasta. — Te veo allá. Cuelgo sin esperar su respuesta y mi corazón late a mil por segundo. Vuelvo a apretar el volante pero esta vez arranco adentrándome en la carretera en un largo silencio, palpando los asientos de la camioneta que están a mi derecha hasta sentir algo duro y metálico chocar con mis dedos. Muerdo mis labios y regreso mi mano otra vez al volante. "Mátalos a todos" "Mátalos a todos" "Mátalos a todos" No... No esta vez... Solo mata a los necesarios, Kim Taehyung.

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Taehyung POV Me encuentro todavía conduciendo por la carretera hasta llegar a la ciudad. Me aseguro de tener sumo cuidado y verifico constantemente que no hayan policías cerca. Espero otros momento hasta finalmente acercarme a una avenida y colocarme debajo de un puente. Saco mi teléfono para revisar la hora aprieto mis labios al ver que me he demorado doce minutos, suplico aún así para que Jungkook se encuentre ahí. Estuve días pensando en si hacer esto o no. Era un enorme riesgo, no sabía tampoco hasta dónde estaba informado Jungkook de la noticia de año nuevo. No debe saber que yo también estoy "desaparecido" ya que se hubiera puesto a hacerme preguntas, cosa que no hizo. ¿Habrá hablado con Jackson? Tampoco, no me hubiera contestado. ¿Entonces? Sí, es un riesgo. Es un riesgo verlo y hablarle pero no creo aguantar mucho más así. Finalmente lo observo contra una pared y el teléfono en mano viendo hacia todos lados. Me abalanzo a la ventana del copiloto para bajarla. — ¡Jungkook! — Grito. — ¡Jeon! Él aparta la mirada y me busca con la mirada hasta que finalmente la cruzamos. Guarda tu teléfono en silencio y se acerca a la camioneta colocándose la capucha negra de su sudadera mientras tanto hasta quedar al frente. Abre la puerta y se sube cerrándola con algo de rudeza y ajustándose el cinturón de seguridad. La ventana vuelve a subir y él se cruza inmediatamente de brazos desviando la mirada. — ¿C— cómo vas? — Pregunto suavemente. Él no contesta. Suelto un suspiro y arranco la camioneta bajo el inquietante silencio que se ha formado entre nosotros. Hay un poco de tráfico pero no me molesta, prendo la radio con la esperanza de relajar más el ambiente pero parece que solo se tensa el triple. Golpeo el volante con mis dedos mientras Jungkook se mantiene cruzado de brazos viendo al frente. — Luces bien. — Comento viéndolo de reojo. — ¿Cómo te fue en el colegio de intercambio? Fueron dos meses algo largos.

— Bien... — Susurra desviando la mirada incómodo otra vez. — Conocí a un chico. — Oh. — Muerdo el interior de mi mejilla. — ¿A quién? — Se llama Yugyeom. — Dice descruzando sus brazos un poco. — Es genial, realmente un chico genial. — ¿Salieron o algo? — Pregunto sintiéndome incómodo. — Fuimos novios. — Suelta abruptamente, mi corazón se detiene. — Pero tuvimos que cortar porque... vine... volví... Lo observo y veo sus ojos empapados de lágrimas. Aprovecho que estamos detenidos y trato de agarrar su mano pero apenas la rozo, él la quita al instante y se aferra a ella viéndome con desprecio. — Lo siento. — Me excuso al instante ante su mirada. — Jungkook yo realmente por todo lo que estás pasando, no tienes idea de... — ¡No tienes idea alguna! — Y finalmente explota. — ¡Perdí a mi maldito padre Taehyung! ¡A MI PADRE! ¡Mi madre murió cuando era pequeño! ¡ESTOY SOLO! ¡JIMIN ESTÁ DESAPARECIDO Y MUERTO SEGURAMENTE! Me congelo al instante ante sus palabras. — ¡MUERTO! ¡MI MEJOR AMIGO ESTÁ MUERTO! — Grita antes de ahogarse en sus lágrimas. Sollozo con una fuerza y un dolor que me quiebra el alma. Es casi un reflejo cuando lo tomo y lo pegó a mí pese a los golpes que me da en el pecho... hasta que finalmente la fuerza lo abandona. Se aferra a mí y comienza a llorar con mucho más fuerza, se aferra a mi camisa y hunde su rostro por completo mientras yo sobo su espalda y me mantengo en silencio. Siento mi nudo en la garganta crecer conforme lo siento caer más y más en su melancolía. Piso el acelerador casi a fondo una vez entrando a la carretera para llegar lo antes posible a la casa. Jungkook se mantiene intacto casi, sollozando con menos fuerza pero con los ojos cerrados y apoyado en mí sin dejar de abrazarme. Y eso solo me hace ver lo débil y vulnerable que eso. El Jeon Jungkook con una máscara de frialdad para ocultar al sensible, noble y frágil Jeon Jungkook dentro de él.

Mierda... ¿cómo pude siquiera atreverme a hacer lo que le hice? ¡Qué he hecho mierda! ¡¿Qué he hecho?! Freno en seco la camioneta colocándola junto al pavimento y entrando en los terrenos. Nadie pasa por allí, el sol ilumina absolutamente y no hay ni una sola nube. Es un clima demasiado hermoso para la mierda que está sucediendo ahora mismo. No tengo la fuerza, ¡no puedo! ¡No puedo! Quiebro igualmente y mis lágrimas salen también. Las lágrimas de remordimiento, de dolor y asco. Asco por lo que he hecho a este pobre chico que no lo merece... Jungkook... el único maldito mocoso que... que yo... Mis ojos se aprietan y levanto la cara del menor. Él me observa con ojos rojizos y sus ojos quebrados, rotos, empapados de melancolía al igual que su alma. Siento mi pecho apretar con más fuerza hasta el ardor y lo abrazo con fuerza. Jungkook se tensa un poco. — ¿Tae...? — Pregunta con voz temblorosa. — ¿T— Taehyung? — ¡Lo siento tanto! ¡Lo siento Jungkook lo siento tanto! — Quiebro tomándolo con más fuerza. — ¿Taehyung qué sucede? ¡Taehyung! — Grita y me separa de él tomándome del cuello. — ¿Tae? ¡Tae! — Lo siento, lo siento... — Repito quebrando por primera vez en mucho tiempo. — Lo siento Jugkook... — ¡¿De qué lo lamentas!? — Pregunta con una terrible preocupación. — ¡Kim! Mi pecho se infla por completo y siento las palabras rasgar mi garganta, el impulso de vómito, de arcadas, de lo que necesito gritar y quitarme aquel peso de encima. — ¡YO LO HICE! — Le grito. — ¡YO LO HICE JUNGKOOK! Él se mantiene en silencio y niega con su cabeza. — No te entiendo... — Su voz suena lejana. — ¿Taehyung? ¿Qué hiciste? Sus palabras están llenas de miedo y yo no me siento con la fuerza de voluntad para decirle lo que he hecho. Para confesar la atrocidad que le hice a su cuerpo, a su persona, la forma tan cruel con la que jugué y me aproveché de él.

— Yo lo hice Jungkook... — Repito tomando sus manos. — No fue Jackson Jungkook, fui yo. Él me observa en completo silencio, observando sus ojos, la pupila temblorosa en ellos suplicando que no. — ¿Q— qué hiciste Taehyung? — Pregunta tapando su boca. — No fue Jackson quien abusó de ti en esa fiesta Jungkook. Sus lágrimas brotan al instante. — Fui yo. Yo fui quien te violó esa noche, Jungkook... El silencio que se forma me deja helado. Jungkook se mantiene congelado largos segundos, en un silencio y una mirada que no se mueve un milímetro hasta dirigir con lentitud sus manos que tapan su boca y las lágrimas que han comenzado a brotar en descontrol de sus ojos. — ¡NO! — Grita enfurecido en lágrimas. — ¡DIME QUE NO ES CIERTO! ¡DIME QUE NO ES CIERTO! — Grita golpéandome el pecho. — ¡DIME QUE NO ES CIERTO! — ¡LO SIENTO! — Grito sintiendo mis propias lágrimas brotar al ver las suyas. — ¡LO SIENTO! ¡LO SIENTO JUNGKOOK, LO SIENTO! Él grita entre lágrimas, y grita, y grita completamente destrozado. Baja corriendo de la camioneta en un mar de lágrimas. Me bajo corriendo y corro hacia él para tomar su brazo pero apenas logro tocarlo él se da la vuelta y siento su puño estrellarse con fuerza contra mi rostro. Me ataca con distintos golpes hasta tirarme al suelo y golpearme una y otra vez sin cesar— — ¡TE ODIO! — Grita golpeándome comienzo a sentir las gotas de sangre correr por mi cara. — ¡TE ODIO MALDITO HIJO DE PUTA! ¡TE ODIO TANTO MALDITO IMBÉCIL! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! ¡PÚDRETE EN EL MALDITO INFIERNO KIM TAEHYUNG! ¡PÚDRETE EN TU MALDITA MISERIA! ¡PÚDRETE! ¡TE ODIO MIERDA! ¡TE ODIO ASQUEROSO HIJO DE PUTA! Mi vista se nubla por la sangre pero no le devuelvo ni un solo golpe. Se levanta tomando su cabeza y tirando de su piel entre gritos perdiendo completamente el

control. Se voltea y me patea una y otra vez gritando y maldiciendo hasta que el dolor se vuelve insoportable. Él cae de rodillas al suelo tomando su cabeza y hundiéndola entre sus manos. Yo me mantengo en silencio aceptando cada maldito golpe que tengo tan bien merecido. Por todo. — Te odio... — Susurra una última vez. Me reincorporo como puedo observando sus ojos empapados de lágrimas y su cuerpo tembloroso. No me atrevo a decirle algo más, sus ojos están completamente quebrados, está destrozado en toda su totalidad. Él también se levanta de a poco y nos mantenemos la mirada. — Nunca debí hacerlo... — Susurro sintiendo el mismo peso desmembrarme en silencio, el dolor es el mismo. — Y no quiero que me perdones nunca porque yo nunca me lo perdonaré. Él se mantiene en silencio soltando sus lágrimas empapadas de rabia y decepción. — Te meteré tras las rejas así sea lo último que haga. — Sisea alejándose. — ¡TE PUDRIRÁS EN LA CÁRCEL KIM ANTES DE PUDRIRTE EN EL INFIERNO! ¡ERES UN ENFERMO, UN MALDITO ENFERMO! ¡OJALÁ TENGAS UNA MUERTE LENTA Y DOLOROSA! ¡TE DESEO LO PEOR QUE LE PUDO PASAR A ESTE MUNDO! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! Comienza a alejarse de a poco señalándome aún con lágrimas. — Jungkook... — ¡DETENTE! ¡ALÉJATE! — Grita corriendo más lejos. — ¡ALÉJATE Y NUNCA VUELVAS A APARECER EN MI MALDITA VIDA! ¡NUNCA MÁS! ¡TE MATARÉ YO MISMO SI LO HACES! Me mantengo en silencio viéndolo alejarse cada vez más sin dejar de verme. No quiero dejarlo solo en esta maldita carretera pero no puedo acercarme ni a cien metros de él. Observo en silencio y con dolor como corre, su figura alejándose en la extensa carretera hasta que desaparece por completo. Llevo mis manos a mi rostro y limpio lo que puedo de la sangre que escurre. Entro a la camioneta aún limpiándome cómo puedo y suelto un suspiro. Pateo los pedales y golpeo repetidas veces el volante hasta cerrar los ojos y obligarme a calmarme. Estoy completamente fuera de control.

Piso el acelerador a fondo y pasando los límites voy por toda la carretera. Las ventanas abajo y la música a todo volumen. Mis nudillos están blancos y siento las gotas de sangre volver a escurrir por mi rostro otra vez haciéndome soltar un grito. Ruego para llegar lo más rápido posible. Voy casi a doscientos kilómetros por hora cuando el límite en ciento diez, no hay patrullas, está relativamente desierto pese a los pocos autos que voy cruzando. Uno negro pasa rápidamente y observo a unos hombres vestidos de traje y lentes negros observarme a través de la ventana. Les devuelvo la mirada amenazante en el corto momento en que cruzamos miradas y ellos desaparecen mientras yo sigo mi camino. Llego a la casa después. Azoto la puerta con fuerza y entro aventando todo en la casa. Pateo los sofás y agarro las cosas a mi alcance para aventarlas al suelo entre gritos. Escucho unos pasos apresurados bajar corriendo las escaleras justo cuando aviento en vaso en la dirección. Jimin suelta un pequeño grito y se agacha justo cuando el vaso se estrella en la pared detrás de él y unos vidrios le caen en la espalda. Levanta la mirada con terror. — ¡¿Qué demonios te sucede?! — Grita escandalizado. — ¡Taehyung! — ¡VETE! — Grito yo de vuelta al no sentirme controlar. — ¡VETE JIMIN! — ¡No me iré! — Grita él corriendo hacia mí. — ¡¿Qué te pasó?! Desvío la mirada pero él toma mi rostro inesperadamente con sus ojos cargados de preocupación. Se aleja rápidamente y me jala al sofá para aventarme allí. — ¿Qué demonios? — Espeto. — ¡Espera allí! — Me señala. Corre escaleras arriba nuevamente. Observo el suelo sintiendo mi sangre hervir y me pongo a contar para calmarme aunque sea un poco. Aguanto respiración y trato de mantenerme en completa calma hasta escuchar que Jimin regresa. Escucho sus pisadas en el piso de arriba y poco después sus pasos apurados bajando las escaleras. Levanto la cara. — No. — Digo entre dientes. — No es de que quieras, estás mal. — Se sienta junto a mí y coloca el botiquín con las cosas de primeros auxilios en las piernas. ¿Por qué no me sorprende ver que más de la mitad está usado?

Una risa seca de mis labios. — Voltea a la izquierda. — Me ordena remojando un algodón en alcohol. Obedezco en silencio sintiéndome mucho más tranquilo. Siento el algodón pasearse por mi mejilla y después por mi rostro haciéndome soltar un quejido de dolor y apretar mis puños. Jimin sigue moviéndose como todo un experto, curando como si lo hubiese hecho desde hace años. — La cara parece estar aceptable. — Susurra y tira de mi camisa. — Retírala. Lo observo fijamente pero él parece estar hablando enserio. Me quito la chaqueta de mala gana y la aviento lejos antes de llevar mis manos al borde de mi camisa y retirarla por mi cabeza. La coloco al lado y observo a Jimin examinarme un poco antes de tragar duro y tomar más algodones y pomadas. Le mantengo la mirada, viendo como muerde sus labios para concentrarse y colocar todo, limpiar la zona y lentamente ir sobando. Lo hace con suavidad, sus manos se pasean por mi piel haciendo pequeñas presiones en los hematomas violetas cerca de mis costillas y pecho. Jimin vuelve a morder sus labios y voltea a verme de vez en cuando. Sin embargo, debido a que le mantengo la mirada fija, comienza a ponerse nervioso. Su agarre tiembla y repetidas veces voltea a verme pero retira la mirada. Parpadea repetidas veces y aprieta sus labios mostrándose cada vez más nervioso. Finalmente retira sus manos y cierra el botiquín con lentitud y me clava la mirada. — ¿Me dirás qué pasó? — Pregunta preocupado ladeando un poco su cabeza. ¿A ti también deberé mentirte...? ¿Muñeco? — Tuve una pelea, me golpearon. Lo merecía. — Levanto mis hombros riendo secamente. — Muy bien merecido. No estoy mintiendo. — ¿Y por eso no querías que bajara? ¿Porque sabías que te iban a dar una paliza y no querías que te viera así? — Alza una ceja. — Dijiste que no bajarías. — Le volteo la moneda. — Lo siento, era inevitable con todo el escándalo. — Se excusa penosamente.

Nos mantenemos nuevamente en silencio y él desvía la mirada. Se abraza a sí mismo un poco y se inclina de adelante hacia atrás, meciéndose lentamente. — ¿Mejor? — Me pregunta después de unos segundos donde ninguno dice nada. — Mejor. — Le contesto sonriendo un poco. Él asiente y suspira observando el entorno. Juega con sus manos mientras yo observo la mesa frente a mí mordiendo mis nudillos. Finalmente él se levanta cruzado de brazos y observando a la derecha. — Iré a descansar un poco. — Dice Jimin tragando duro. — Tú... cualquier cosa que necesites aquí estoy. Lo sabes. — Gracias Jimin. — Contesto sin verlo y manteniendo la vista baja. — De acuerdo... Espero que Jimin se retire antes de abalanzarme al teléfono y marcarle a Yoongi tan rápido como puedo. Mis manos tiemblan y no sé del uno al diez qué tan jodido estoy, pero sin duda capaz sea un once. Los pitidos se detienen y antes de que hable o su respiración se escuche, yo ya me abalancé a hablar. — ¡Le dije! — Grito. — ¡Vi a Jungkook y le dije lo que le hice en la fiesta! ¡Mierda se lo dije Yoongi! ¡Se lo dije! Hay un silencio del otro lado que me inquieta. Después una suave risa. — ¿Tae? Abro mis ojos perplejo y tapo mi boca. — ¿Clara? — Pregunto sorprendido. — Tú, espera... ¿dónde está Yoongi? — Bañándose, en unos minutos sale. — Contesta ella del otro lado, trago duro. — Pero puedo pasarle el teléfono si es muy urgente. Supongo lo es. — Oh n— no te preocupes. Luego le marco. — Contesto sintiéndome helar. — Lo siento. — No pasa nada. ¿Cómo vas Taehyung? — B— bien. ¿Tú?

— Bastante bien, gracias. Todavía triste por lo de mi hermana pero como dijo Yoongi, es momento de seguir... — Suspira pesadamente. — Yo... la llevo como puedo. También lo lamento por ustedes, mucho. — Gracias Clara, nosotros... igual la llevamos como podemos. — Aprieto mis puños. — M— me dio gusto hablar contigo, le marcaré después a mi primo. — De acuerdo, cuídate. — Su voz suena más alegre. — Cuando finalicemos seguramente podrá marcarte. — Claro... — Espera, ¿finalicen? — Gracias. Nos vemos. — Hasta luego Tae. Y cuelga. Yo me mantengo en un largo silencio sintiendo un terrible dolor en la cabeza. Dejo el teléfono en la mesa y voy a un armario para comenzar a sacar todo el alcohol que puedo para servirme. Una verdadera mierda, pero no creo aguantar mucho con lo que he hecho y está pasando. Y algo me decía que mi deuda aún no estaba pagada y la pagaría pronto. Y las consecuencias... serían terribles.

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Yoongi POV Una vez que finalizo de ducharme y limpiar todo rastro de sangre que queda en mí debido a mi ejercicio matutino, salgo del cuarto con una toalla enrollada. Alzo una ceja al ver a Clara allí pero conociendo quién es, no me sorprende tanto. — Taehyung habló. — Me dice Clara una vez que salgo del baño, alzo una ceja. — ¿Qué quería? — Pregunto confundido. — No tengo idea, márcale después. — Alza ambos hombros. — Tenemos que llegar a la reunión rápido si no quieres hacer enojar a Anthony. Chasqueo mi lengua contra mi paladar y me dirijo al armario para sacar algo de ropa. Escucho a Clara salir de la recámara y así aprovecho para cambiarme. Me coloco un traje negro, una vestimenta elegante para causar una buena impresión. La gente de allí tiende a ser muy especial y será la primera vez que los tres grandes "jefes" se encuentren. Solo queda esperar a ver qué sucede y si esto no se convierte en un caos. Suelto un suspiro y una vez que finalizo salgo del cuarto. Bajo las escaleras y cruzo el gran pasillo hasta llegar a la entrada donde ya hay varias personas allí. Muchas caras las desconozco, una que otra ha estado presente en las cenas, pocas reconozco realmente. Observo la hora y espero en silencio hasta ver a Anthony aparecer entre la gente y acercarse a mí. — ¿Tienes todo? — Pregunta apurado. — Necesitamos todos los papeles. — Lo está, todo te lo he mandado. — Contesto fríamente. — ¿Qué estamos esperando? — No estoy seguro, Clara aún no ha dicho nada. — Niega con la cabeza. — Su gente ya está aquí. — ¿Y la tuya? — Pregunto desconfiado. — Nos alcanzarán allá. — Dice él revisando también su reloj. — Nos iremos en su camioneta. — ¿En la de Clara? — Pregunto.

— Sí. — Él asiente. — Y hablando de ella... Ambos nos volteamos cuando escuchamos unos tacones. Clara retira el teléfono de su oreja y se acerca hacia nosotros. Mantengo la vista en ella esperando a que de instrucciones. Sí, aquí es ella quien da las reglas. — Es hora de irnos. — Comenta y observa la camioneta. — Ustedes se vendrán conmigo junto con otros. Vayan subiendo. Un hombre con lentes de sol oscuros nos abre la camioneta. Yo soy el primero en entrar seguido de Anthony, después de él otro hombre entra también a la camioneta. Clara se sienta en el asiento del copiloto y el hombre que nos abrió la puerta del lado del piloto. — ¿No llevarán nada? — Pregunta ella. — ¿Armas? — Tengo a mi mejor arma aquí a mi lado Clara. — Anthony sonríe y me observa. Pongo los ojos en blanco divertido y niego con la cabeza antes de ver por la ventana. — No lo dudo. — Murmulla Clara. — Bien, vamos. La camioneta arranca y es seguida por otras seis. Entramos a la ciudad y nos mantenemos en una fila recorriendo las calles atascadas de personas, miles de tiendas abiertas y un tráfico infernal que me comienza a dar dolor de cabeza. Nos mantenemos todos en silencio sin osar decir nada, el ambiente no es precisamente tenso pero podría tornarse fácilmente en uno incómodo. Por el momento, el silencio es nuestro mejor amigo. — ¿Cuándo iremos a Washington? — Pregunto viendo a Anthony. — Will estará allá. — Will no vendrá, mandó a su mano derecha va a venir a la reunión junto con su demás gente. — Contesta él. — Es con él con quien nos reuniremos. — ¿Y eso? — Alzo una ceja. — No lo sé Yoongi, tendrá sus razones que después justificará. — Alza él sus hombros. — ¿Entonces será solamente esta reunión? ¿Y ya? — Abro mis ojos mostrándome sorprendido y confundido, ¿qué sucede con él? — Y ya. — Asiente con suma tranquilidad.

— ¿Esta reunión y regresamos a Oregón? — Pregunto de nuevo. Algo aquí no me da buena espina. — Yo regreso a Oregón, tú no. — Anthony voltea a verme bastante serio. — Iba a hablarte de esto hasta después pero parece que la plática deberá adelantarse. Un gran silencio se forma en la camioneta. Alzo una ceja y después las junto comenzando a molestarme. ¿Hablarme de qué? — ¿A qué te refieres? — Le pregunto a Anthony. — Clara. — Él llama. — Dile. Siento un sabor amargo en mi boca que me hace voltear a verla sumamente molesto. Ella me observa a través del retrovisor y relame sus labios rojo carmín con nerviosismo. Sigo observándola, presionándola con una mirada nada amable a que hable. — ¿Qué hiciste? — Hablo entre dientes. — Te vendrás conmigo a Italia. — Contesta ella finalmente observándome a través de su hombro. — ¡¿Qué?! — Espero escandalizado y observo a Anthony. — ¡No puedo hacer eso! — ¿Qué te lo impide? — Anthony me observa con una ceja alzada. — Eres mayor de edad Yoongi, no tienes padres que te digan qué hacer, Clara y tú son amigos, en Italia te unirás a su gente. Serás un apoyo y el lazo entre ambos. — Es una oportunidad única la que te estoy dando Yoon. — Ella me observa suplicante. — Vente conmigo, por favor. Me mantengo en un crudo silencio bajo sus miradas atentas. Tomo una profunda respiración y aprieto mis labios sintiéndome demasiado presionado. Clara mantiene la vista fija en mí al igual que Anthony. — ¿Por qué no alguien más? — Pregunto cruzándome de brazos. — Porque eres excelente, el que tiene mejor perfil para esto. —Explica Anthony. — ¡Oh, vamos Yoongi! ¡No es tan complicado! Tú querías ir a Europa, ¿no? — Más adelante. — Murmullo tratando de conservar el control. — ¿Qué te impide venirte conmigo? — Clara sigue viéndome. — Estaremos juntos.

Aquello me hace estremecer y no precisamente por la emoción. Aprieto mis labios nuevamente al igual que mis puños hasta que mis nudillos se tornan blancos. Anthony alza ambas cejas y una pequeña carcajada sale de sus labios. Palmea mi espalda repetidas veces haciéndome enojar mientras Clara cambia su sonriente rostro por una mueca de confusión. — Oh, ya entendí. — Anthony me sigue golpeando, trato de mantenerme tranquilo. — Ya entendí por qué no quieres irte Yoongi. — ¿Sí? — Lo observo amenazante. — ¿Y bien? — Sí, ¿por qué? — Insiste Clara. — Por cierta persona allí en Oregón... — Comienza socarrón. — Que comienza con J y acaba con N, con cinco letras en su nombre, linda sonrisa... Uso toda mi fuerza de voluntad para no abalanzarme sobre él en ese momento. Él mantiene su sonrisa pero Clara luce realmente enfadada. — ¿Quién es ella? — Pregunta secamente clavándome la mirada. — Corrección Clara. No es un ella. — Anthony se ríe. — Es un él. Ella abre sus ojos a más no poder y me observa al instante. Aprieto mis labios para evitar reír en descontrol al verla, luce completamente perdida. — ¿Él? — Repite. — Espera... ¿J— Jimin? — Ese mismo. Parece que Yoongi está muy atado a él últimamente. — Me da un codazo. — ¿No Yoongi? Me mantengo en silencio. Clara me sigue observando. — ¿Es verdad? — Pregunta con cierta advertencia en su voz. — No. No lo es. — Ahora es mi turno de observar a Anthony. — Jimin no tiene nada que ver con esto, son otros asuntos que debo arreglar en Oregón. — Entonces arréglalos y después te vas a Italia. ¿Qué dices? — Anthony levanta sus hombros. — Iré con él. — Dice Clara al instante observándome. — Te puedo ayudar, cariño.

— ¡Perfecto! — Anthony asiente. — Finaliza esta reunión y regresamos la próxima semana a Oregón. Yoongi finaliza sus cosas de allá junto contigo. — Le dice a ella. — ¿Está bien? — Sí. — ¡No! Ambos voltean a verme. Muerdo mis labios. ¡Mierda! — Las cosas en Oregón serán rápidas. Iré solo. — Enfatizo la última palabra. — Dame solo una semana. — Cinco días. — Dice Anthoy. — Regresamos y tienes cinco días para finalizar todas tus cosas y te vas con Clara. ¿Me oyes? Le mantengo la mirada fija. No parece estar bromeando, no está bromeando. Mi respiración se vuelve pesada debido a la ira y mi saliva se vuelve amarga. Anthony me advierte con la mirada que no abra más la boca, no lo hago. Desvío la mirada bruscamente a la ventana sin decir ni una sola palabra más. Anthony observa a Clara y asiente un poco. Nuevamente el silencio, cada vez más tenso. Pasan otros par de minutos hasta que finalmente llegamos a un enorme edificio con muchos pisos. Nos estacionamos y poco a poco comenzamos a salir hasta dirigirnos a un elevador. Clara se mantiene a mi lado y me observa con una cara que comienza a inquietarme y molestarme. — ¿Qué te sucede? — Susurro para que nadie más escuche. — ¿Qué tiene que ver Jimin aquí? ¿El chico que investigué? Tú dijiste que no lo conocías, parece que sí lo haces. — Su cuerpo tiembla. — Jimin es el hijo de la mujer que nos invitó a cenar en año nuevo, donde hubo la masacre. — Sigo. — ¡Claro que ahora lo conozco! — ¿Y? — Sus ojos me examinan intensamente. — No tienes que estar hablando de él, ¡no hables de él! ¡No quiero que lo hagas, habla de mí! ¡No de él! — ¡Clara por una mierda, cálmate! —Hablo entre dientes. — ¡¿Qué no soy suficiente?! ¡Te vendrás conmigo! ¡Te vendrás conmigo y volverás a amarme! — Me jala del brazo y me zafo.

Agradezco que estemos hasta atrás y nadie pueda presenciar el escándalo que está haciendo. Entramos al elevador y ella finalmente se calla peor sin quitarme la mirada de encima. Gruño por lo bajo y observo a Anthony pero él luce muy divertido de la situación. Que agradezca que es un superior mío y le guardo aún un poco de respeto. En otras circunstancias no hubiese dudado en arrancarla la garganta allí en la camioneta. A todos ellos, me vale una mierda. ¿Quién mierda se creen para creer que pueden controlarme como se les de la gana? ¡No tienen idea de con quién se están metiendo! Pero está bien... jugaré a lo que están haciendo. Sé exactamente a qué se debe todo esto. Y vaya que lo sabré jugar bien.

Jimin No miento, me duele ver a Taehyung así. No tengo idea de qué le habrá pasado pero luce mal. Los golpes, el dolor en su mirada, la tensión en su cuerpo. Sin duda no es algo que quiera presenciar mucho más así que prefiero ir a encerrarme en mi habitación y esperar en silencio. Una rutina donde ver por la ventana es mi actividad diaria. Esperándolo... Nunca aprecias realmente lo que tienes, hasta que lo pierdes. Y no. No he perdido a Yoongi, pero lo tengo lejos y eso me ha puesto a reflexionar seriamente en todo esto. Sin divague, ¿qué es? No es amor. ¿Obsesión? Quizás un poco, una relación que me hace mal y bien y es increíble, simplemente increíble cómo todo ha cambiado tan rápido. Recordar esos momentos cuando éramos dos simples críos, sin imaginar que llegaríamos a esto. Cuando apenas al verlo sentía mi cuerpo temblar y ahora al verlo solo quiero correr y besarlo y no separarme de sus labios jamás. Esos besos tan profundos y tan intensos que me clavan y me aferran, esos labios fríos y aditivos, peligrosos, tentadores, muertos... Besos fríos y muertos, con sabor a muerte, dulce y sangre. A él, obsesión, locura y pasión.

Todo él. Mi antídoto y bomba que destroza mi autocontrol. Suelto un suspiro más pesado y pierdo el tiempo largos minutos antes de soltar un grave suspiro. Me duermo y al abrir los ojos son las seis de la tarde. Mi estómago gruñe, bajo a la cocina a buscar algo que pueda comer mientras tanto. Sin embargo, me detengo en seco al ver a Taehyung tirado sobre la mesa con casi tres botellas de alcohol vacío, murmullando cosas incomprensibles y golpeando apenas la mesa. — Alguien busca ahogar penas. — Avanzo divertido hacia él, levanta la mirada y río. — ¿Tan mal estuvo Tae? — ¡Me rompieron el corazón! — Grita estallando en lágrimas. — ¡Me lo rompieron por mi jodida culpa Jimin! ¡Me odio! — Ya, ya. Toma un respiro. — Alejo la botella de su alcance. — Demasiada bebida por un día. Te daré algo de comer, toma agua y vete a dar un baño. Me siento como una madre con su hijo pequeño. Batallo para que Taehyung coma lo que hay y beba algo de agua. Lo tengo que arrastrar después al baño para que se duche y con todo y ropa lo meto. — Te ayudará a despejarte. Me agradecerás después. — Le digo. — Iré a cenar yo. Lo dejo allí solo importándome poco y bajo las escaleras para dirigirme nuevamente a la cocina. Yo como lo que ha quedado que es un poco de pasta y legumbres. Tiro las botellas vacíos y me sirvo un poco de la tercera. No me vendría tampoco algo de mal. Me lo acabo, no era tanto. Llego a un estado alegre y nada más, nada de borracheras, nada de estupideces. Ya tengo un borracho en casa como para emborracharme yo, aunque ganas no me faltan. Sinceramente no me vendría mal pero trato de mantenerme responsable. Le prometí a Yoongi no hacer tonterías. Una vez que finalizo vuelvo al cuarto de baño. Taehyung no está. Voy a su cuarto y toco antes de entrar, solo tiene un pantalón de pijama y observa molesto el teléfono. — ¡Odio a Yoongi! — Exclama. — ¡Es que te lo juro Jimin! ¡Nunca está cuando más lo necesito! — Ya, respira. — Me acerco a él para que se levante. — Vamos a la sala a ver una película o algo.

Él no se queja y se deja arrastrar con su teléfono en mano y el mío. Lo siento en el sofá y comienzo a buscar películas para ver. — ¡Y nunca está! ¡Y cuando contesta milagrosamente no es él! — Sigue Taehyung a mis espaldas. — ¡¿Y a mí qué me importa?! ¡Ay no! Y ahora está gritando incoherencias. — ¡Y no me contesta él! ¿Puedes creerlo? ¡Es la estúpida de Clara! Me reincorporo al instante y me volteo para verlo con una ceja alzada. — ¿Clara? — Pregunta. — ¿Cómo que te contesta? — ¡Le marco a su teléfono y me contesta Clara! — Grita indignado. — ¡Que se "está bañando" y "tienen cosas que hacer" y "después me marcan"! ¡Pero si deben estar fornicando como un par de imbéciles! Me mantengo en un crudo silencio y algo punzante recorre mi pecho. Mi respiración se corta y un picor en mis ojos se va haciendo presente. No... no... no podría. — Y— Yoongi... — Susurro. — Y Clara... ¿están...? — ¡Pero claro! ¡Si lo hacían siempre antes! ¡Y si ella contesta su teléfono bah! — Comienza a reír en descontrol. — Vaya que es un hijo de puta, ¿no? Me acerco de nuevo a él y me dejo caer en el sofá en seco junto a él. Mis ojos se empapan de lágrimas y mi cuerpo duele. Grita y se retuerce de dolor por dentro. ¡No maldita sea, no! ¡¿Por qué me hace esto?! ¡¿Por qué me hace esto?! — No bebé, no llores. — Taehyung comienza a limpiar mis lágrimas. — Yoongi es un hijo de puta Jimin, no te pongas así por él. — Confié en él... — Susurro quebrando. — Shhh. — Él sigue sobando mi mejilla y sus dedos se dirigen a mi barbilla para que voltee a verlo. — Ambos estamos con el corazón roto, pero tú no lo mereces. Mis lágrimas siguen brotando. — Deejame hacer algo. — Alarga divertido. — Cierra tus ojos. — ¿Qué?

— Shhh, hazlo. Cierro mis ojos sintiéndome confundido. Espero unos segundos y estoy a punto de abrirlos cuando algo roza mis labios. Pego un brinco y abro mis ojos al instante justo cuando Taehyung me jala de la nuca y me pega a él para atrapar mis labios entre los suyo y morder mi labio inferior. Ahogo un grito al sentir su lengua rozar con la mía y su respiración agitada chocar con la mía. Chillo y lo empujo con todas mis fuerzas para separarlo de mí. Tapo al instante mi boca. — ¡¿Cuál es tu jodido problema?! — Exclamo. — Oh vamos Jiminnie. — Susurra suciamente. — ¿Crees que no me he dado cuenta de cómo me observas a veces? Trago duro y comienzo a hacerme un poco hacia atrás conforme él se va colocando a horcajadas sobre mí. — Taehyung... — Advierto. — Me estuve controlando pero ah— ah. — Niega con la cabeza. — Yoongi se está tirando duramente a Clara quizás ahora mismo, besándola, haciéndola gemir. ¿Y tú? Esperando como un idiota. Sus palabras me atraviesan como un fierro ardiente. — Sí él puede divertirse, ¿por qué tú no? — Ronronea en mi oreja. — Te traigo muchas ganas desde hace tiempo Jimin, eres tan caliente... Siento sus manos comenzar a colarse a través de mi ropa pero no puedo reaccionar. Todo mi cuerpo se congela y paraliza por completo. — Solo esta noche Jimin. — Vuelve a rozar sus labios con mi cuello mandando escalofríos. — Yo también puedo ser tu lindo chico sádico si eso gustas. ¿Eres fetichista no? niño malcriado y travieso... Mi respiración se agita y un pequeño jadeo escapa de mis labios cuando muerde mi cuello. Me tenso por completo y aún más al escuchar mi teléfono sonar. "Llamada entrante de Yoongi" Aviento un poco a Taehyung y lo cojo rápidamente llevándolo a mi oreja. Taehyung alza una ceja y sonríe después negando con la cabeza.

— ¿Jimin? — Yoongi... — Susurro. — Necesito hablar contigo... — Dice él sonando completamente agitado, muchos gritos se escuchan atrás. — ¿Qué pasa? — Pregunto preocupado, Taehyung se acerca a mi oreja libre y la muerde, me sacudo y lo observo amenazante. — Es acerca del regreso. — Sigue. — Espera, dame un momento. Saldré de aquí para hablar sin interrupciones. — Vamos Jimin. — Susurra Taehyung de nuevo aprovechando el silencio del otro lado. — Detente. — Mascullo alejando el teléfono de mi boca. — ¡Ya basta! — Yoongi no es el único de fetiches raros aquí Jiminnie. — Sigue riendo. — ¿No quieres que yo también sea tu caliente sádico? ¿Nuestro travieso secreto? Te podré hacer muchas cosas... Sus labios vuelven a interrumpir en mi boca. Abro mis ojos perplejo pero Taehyung me arrebata el teléfono y presiona en la pantalla antes de dejarlo de lado en la mesa. — Solo esta noche. — Me clava la mirada. — Sé mío solo esta noche. La mantengo fija la mirada, una sonrisa ilumina su rostro. — Él se ha tirado a Clara. — Susurra. —¿Y crees que pensaba en ti cuando le comía sus grandes tetas? Todo mi interior hierve. Siento algo quebrarse dentro de mí y la razón se esfuma para transformarse en un deseo impulsivo de dolor y rabia. — Entonces más te vale hacerme olvidarlo bien esta noche. — Susurro con ojos brillantes de rabia y lujuria. — Muéstrame de qué estás hecho y quizás esta noche no sea la última Kim Taehyung. — Eso es todo lo que necesitaba oír... — Susurra coquetamente. Y le devuelvo la sonrisa, él arrancando mi camisa y fundiéndonos en un beso desesperado y ronco, cargado de lo prohibido y peligroso. Y mierda que lo voy a disfrutar.

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Yoongi POV [Horas antes] Al salir del elevador finalmente nos dirigimos hacia una puerta de madera bastante elegante y llena de finas decoraciones de oro. Un hombre toca y no pasa mucho hasta que una mujer vestida con un delantal y productos de limpieza a la mano nos abre. Se inclina con respeto y abre la puerta. Los hombres y mujeres comienzan a entrar incluyéndome. Trato de huir de Clara pero aparece detrás de mí apenas me alejo un par de pasos. Me acerco a Anthony y observo con los ojos muy abiertos la sala frente a nosotros. Bueno, una sala con un comedir sumamente grande. Una mesa rectangular donde ya varias personas están sentadas. Son fácil unas ocho mesas creando una gigante. — Ven Yoongi. — Dice Forcraft. Me percato que hay tres sillas rojas formando un triángulo en la mesa debido a donde están posicionadas. En la cabecilla está un hombre de edad mayor y una silla vacía a su lado. A la derecha se va a sentar Clara y Wonho se coloca junta a ella. Anthony se sienta en la última silla roja frente a Clara y me indica irme a sentar junto a él. Los demás se sientan un poco más allá de nosotros, formando claramente una escala de "poder" en esa mesa. — Lamento la demora, gracias a todos los que vinieron. — Otro chico de traje sale de un baño. Mis ojos se abren con suma sorpresa pero poco después mis manos se transforman en puños que aprieto debajo de la mesa. Conozco a ese chico. Es el maldito crío que estaba con Jimin cuando salimos de vacaciones. — Gracias Kai. Sabes que siempre cuentas con nosotros. — Habla Anthony esbozando una pequeña sonrisa. Él se sienta junto al hombre en la cabecilla y nos observa. No parece reconocerme pero yo claro que lo reconozco. Respiro profundo y le clavo la mirada duramente asesinándolo en mi cabeza. Mierda, qué ganas de ver su cabeza desprendida de su cuerpo y... — ¿Comenzamos? — Pregunta nuevamente el hombre de aspecto frío en la cabecilla.

Todos asienten. Clara y Anthony sacan los portafolios junto con el otro hombre. Los demás sacan igualmente unos cuadernos pero parece que Kai, Wonho y yo nos mantenemos sin hacer absolutamente nada. Sacan los papeles y carraspean la garganta. — Antes de comenzar, Will se excusa por no haber podido asistir a esta reunión de grupos. Ha surgido un imprevisto personal que le ha impedido venir. — Dice simplemente. — Dejando claro en esto, comenzamos. Trueno mi cuello y observo en silencio a los presentes. — K y Sullivan, aliados. — Comienza a Clara. — Hubo una masacre a finales de año. ¿Por qué? — Se debe a mi mano derecha. — Contesta Anthony observándome. — ¿Se puede saber por qué los grupos del este se interesarían por tu mano derecha? — Pregunta el hombre. — Es Min Yoongi, Bill. Deberías estar consciente de quién es él. — Contesta mi superior. Un gran silencio se forma en la sala y después muchos murmullos comienzan a salir. Aparentemente el hombre de nombre Bill, comienza a golpear la mesa con ruido. — ¡Silencio! — Llama severamente, todos se callan y voltea a verme. — ¿Es eso cierto? — Soy Min Yoongi. — Contesto. — Hijo de Souyon y Edgar. — Hijo de Souyon y Min Suga. —Me corrige. Me mantengo frío y observo a Anthony. Él asiente. Vaya mierda. Parece que entonces no es mentira: mi madre se tiró a alguien en Europa llamado Min Suga que tenía muchos enemigos y aparentemente es mi padre. Ahora muerto, claro. — K y Sullivan fueron enemigos del peligroso asesino Europeo Min Suga, está claro que al enterarse de su hijo irían tras él sin importar qué. — Habla Clara. — La información de los hijos de Min Suga ha salido a la luz hace poco. Alzo una ceja.

— Bien. — Bill golpea los papeles contra la mesa. — K y Sullivan atacan por Min Yoongi. ¿Por qué asesinar inocentes? — Eso hacen. — Contesta Anthony. — Mi gente llegó, eso provocó una masacre. — Era una cena de fin de año. Aquí dice que Kyle y Derek eran amigos de Park Chaerin, compañeros de trabajo. —Él sigue checando sus hojas. — Si ella era su amiga, ¿entonces por qué la asesinaron? — Park Chaerin no sabía de los planes, trabajaba allí simplemente. Su historial está limpio. — Anthony extiende unas hojas que le pasa a Bill. — De acuerdo. — Él ajusta sin lentes y asiente. — Tiene un hijo, adoptado. Me tenso por completo. Clara me observa al instante y Anthony toma mi brazo para que no vaya a explotar allí. — Park Jimin, dieciocho años. — Dice. — Desaparecido, no lo han encontrado todavía. ¿No se sabe nada de él? — Nada. — Contesta Anthony, aprieta mi brazo para que me mantenga callado. — Bien. No es de nuestra importancia el mocoso. — Avienta el expediente. — Sus orígenes son desconocidos, no nos pondremos a investigarlo. — ¿Qué más? — Pregunta Anthony nuevamente. — El grupo L, el asesinato de Helen. K y Sullivan están formando alianzas, saben que nosotros estamos juntos, atacarán. — Sigue Bill. — De Helen aún no se sabe nada pero viendo las cosas cómo van, debió ser o Sullivan o K quienes la asesinaron para que nos peleáramos contra nosotros. — El grupo L sigue causando desastres, se sigue sin saber qué buscan. — Habla ahora Clara tomando más expedientes. — Mi gente ha logrado atrapar a uno pero se niega a hablar, además, tampoco sabe inglés. — ¡¿Quién mierda son los del grupo L?! — Grita Bill. — ¡Me tienen hasta la médula con su maldito terrorismo! — Mientras no se metan en esto no hay problema. — Anthony trata de calmarlo. — Primero hay que borrar de terreno a los del este. — Hay que planificar la masacre. ¿A favor? — Pregunta Bill.

Clara y Anthony levantan la malo al igual que la mayoría en los que están en las otras mesas tomando notas. — Bien. Llamaré a mi gente para crear un terreno y una trampa. — Bill anota unas cosas. — ¿Clara? — Estaré en Italia con Yoongi trabajando en el grupo L. Iremos desde su origen mientras Forcraft se ocupa de los de Estados Unidos con ustedes. — Dice ella. — Perfecto. — Él asiente y me observa. — ¿Cuánto llevas aquí? — Desde que tenía quince. — Contesto fríamente. — Tus padres murieron, ¿tienes a alguien más?— Vuelve a preguntar Bill. — A su primo, Kim Taehyung. Él estará bajo mi cuidado. — Dice Anthony. — Su madre es su único pariente vivo, hospitalizado actualmente. — Bien. No causa problema. — Dice Bill. — ¿Alguien más en juego? — Nadie. — Clara niega con la cabeza. — ¿Qué tiene Will? — Una de las víctimas de la masacre de año nuevo era su medio hermano. — Explica él. — Tenía un hijo pero ahora que ha fallecido, el niño ha pasado a su custodia ya que no tiene madre. — ¿Quién es? — Pregunta Anthony tomando más notas. — Su nombre es Jeon Jungkook. — Lee Bill. Me tenso al instante y mi respiración se corta, abro la boca y siento algo pesado ir bajando por mi garganta. ¿Jungkook? ¿Él es el sobrino de Will? — Bien. No causa problema. — Dice Bill. — ¿Alguien más en juego? — Conozco al chico. — Digo firme, él alza una ceja y todos voltean a verme. — Está en mi instituto, es el mejor amigo de Park Jimin. — Qué chistosa coincidencia. ¿Guarda buena relación con él? — Pregunta Bill. — No precisamente. Somos conocidos, no lo trato. — Me reincorporo.

— Como está con su tío será cuestión de tiempo hasta que entre a este mundo. Will querrá ponerle a alguien que lo guíe, serás tú. — Me señala y lo anota. — Ya se conocen, tomará más confianza. — ¿Qué? — Parpadeo repetidas veces. — Espere, ¿qué? — Jeon Jungkook ingresará al negocio. Kai y tú lo guiarán. Punto. — Me cala secamente, abro la boca y él vuelve a anotar otras cosas. — ¿Qué hay en Nueva York? — Por el momento el tráfico está bloqueado. Me he estado poniendo en contacto. — Clara vuelve a tomar los papeles. — Taehyung se encuentra inactivo, la moveré por el frente. — Interviene Anthony. — Tengo apoyo. — Bien. — Bill vuelve a asentir. — ¿Qué más hay en el frente? Me pierdo lo que sigue después y me mantengo en silencio perdido en mis pensamientos. Esto parece hacerse más y más mierda conforme pasan los minutos. Minutos que se transforman en horas. No me siento aguantar más. Hay peleas casi en la noche. Me salgo de la reunión y me voy al pasillo para marcarle a Jimin y ponerlo a tanto de todo esto. Se me salió de las manos.

Jimin POV Después de golpea el teléfono contra la mesa y volvemos a besarnos con desespero, no pasa mucho hasta que me encuentro completamente absorbido por el placer, sintiendo los labios de Taehyung moviéndose sobre los míos con rudeza, sus mordidas cargadas de deseo, esa pasión completamente loca con la que comienza a tocarme. Me muerde sacándome más jadeos. Comenzamos a quitarnos la ropa con desespero, yo deslizando mis manos dentro de sus pantalones de dormir hasta sentir su caliente y erecto pene rozar con mi mano. Sonrío sobre sus labios y él gruñe de placer. Lo tomo con mi mano y comienzo un suave vaivén que lo tensa sobre mí y altera para besarme con más hambre y fuerza.

Yo me encuentro solo en ropa interior pero no pasa mucho hasta que siento sus manos colarse y amasar mi trasero suciamente, enterrando sus dedos y estrujando sacándome más jadeos. — Quiero comerte el culo... — Susurra sobre mis labios. Me relamo y muerdo mis labios con travesura. Dejo de masturbarlo y me doy la vuelta para quedar pecho tierra con el sofá. Me reincorporo un poco para alzar mis caderas y frotar suciamente mi trasero contra su pecho. — Todo tuyo. — Le sonrío. No me reconozco más. Taehyung muerde sus labios y se acerca para besar a través de la tela, lamiendo después y soltando pequeñas mordidas. Jadeo y aprieto mis labios al sentir como va bajando mi ropa interior hasta mandarla a mis rodillas. Sus manos rozan suciamente mi culo y después deja caer la palma de sus manos dándome una fuerte nalgada en ambos cachetes. Jadeo al sentir el ardor y vuelve a azotar con más fuerza, dando después pequeñas palmaditas que me hacen balancearme de adelante hacia atrás entre lloriqueos. Me meneo un poco y relamo mis labios resecos y cierro mis ojos unos segundos. Siento sus manos abrir un poco el campo para dejar al expuesto mi rosada entrada. Vuelvo a atrapar mi labio inferior con mis dientes al sentir sus dedos rozar la zona y juguetear, delineando con pequeños círculos. Abre más mis piernas y me lanza hacia adelante. Se acerca y suelto un grito de placer arqueando mi espalda al sentir su lengua rozar. Me jala de las caderas y siento que hunde su rostro para comenzar a lamer y besar con hambre, metiendo su lengua y haciendo pequeños sonidos sucios y calientes con su saliva. Me retuerzo, ¡es bueno el muy imbécil! — Umh... — Jadeo y aprieto mis puños. —Ah... Tae... Me palmea haciéndome callar con un gemido. Me amasa y sus dedos buscan mi erección, comienza a jugar con ella sin dejar de lamer sin cansancio mi entrada y parte de mi trasero. Sus mordidas traviesas, los jadeos que va soltando mandándome vibraciones y sus dedos moviéndose agilmente sobre mi glande dando pequeños golpes. — T— Tae... —Suplico.

Deposita un último beso en mi entrada cargado de saliva. Me estremezco y mis piernas tiemblan debido al placer. Sus dedos se embarran un poco antes de introducir dos que comienza a sacar rápidamente sin siquiera dejarme respirar. Comienzo a frotar con fuerza haciéndome gritar. Mi cuerpo da pequeños espasmos y nuevamente me da una fuerte nalgada. — ¿Quieres que te joda? — Pregunta. — Hazlo... — Jadeo. Siento que se pone de rodillas detrás de mí y comienza a morder mi cuerpo. Me da la vuelta para que quedamos cara a cara y prosigue su rastro de mordidas. Lo rasguño y tomo por la espalda. — Ah... mierda... — Susurro arqueando mi espalda. — ¡Mierda sí! Entra de una sola estocada, tocando fondo hasta que sus testículos chocan con mi piel. Comienzo a embestirme duro y rápido, no hay preparación ni nada suave. Va directamente a destrozarme. Chillo agudo con lágrimas en los ojos sintiendo el ardor que me comienza a excitarse. Mi erección choca contra mi vientre y se torna más rojiza conforme voy lanzando mi cabeza hacia atrás y lo siento moverse ágilmente de adelante hacia atrás, golpeando duro y bajando sus manos para pegarme más a él y seguir el rápido y seco movimiento. Duras embestidas que nos hacen a ambos gemir bastante. Mis jadeos más agudo que se mezclan con los roncos de él. SU voz rasposa, grave, más que la de Yoongi. Aquella aspiración de saliva y fuertes embestidas que le hacen soltar pequeños gritos entre cada una. — ¡Ah Jimin! — Grita mi nombre alto y sigue embistiendo golpeando mis piernas y sacándome más gritos. — ¡Tae! — Grito embriagado de placer. — ¡Tae! ¡Mierda Tae! ¡Más! — ¿Te encanta? ¿Quieres más pequeño pervertido? Mete sus dedos a mi boca suciamente y yo al instante los succiono y jadeo con ellos en mi boca, empapados de saliva mientras me observa con sus labios mordidos mientras embiste. Me siento ahogar y varias palabras se ahogan en mi garganta

sintiéndome ahogar con sus dedos que se restriegan con mi lengua y dientes, empapándose de saliva. Los muerdo y succiono viéndolo fijamente a los ojos. Gritamos más fuerte. — Ah... ¡T— tae! ¡E— espera...! — Grito. — ¡T— Tae! Me comienza a embestir con demasiada rapidez y fuerza, mi cuerpo se azota contra el suyo proclamándome con una fuerza y firmeza que nunca hubiese imaginado. — ¡tae! — Grito más fuerte. — ¡T— taehyung! Me ahogo cuando mi orgasmo me golpea tan fuerte que no lo veo venir. Mis paredes se aprietan y comienzo a expulsar el semen a chorros sintiendo mi respiración irse a la mierda junto con el control. Taehyung vuelve a azotar más fuerte y jadeando cerca de mi cuello. Se aferra y lanza su cabeza hacia atrás, dando duras estocadas. Escucho el húmedo sonido y lo siento correrse, mandando todavía duras estocadas que me hacen ahogar gemidos de placer. Sus embestidas lentamente se van calmando hasta un suave vaivén y finalmente se detienen. — Jimin...— Jadea cerrando sus ojos. — Carajo Park... — Me acabas de partir el culo. — Siseo adolorido y aún aturdido por la ola de placer. — No me recuerdes esto mañana... Cae en mi pecho completamente inconsciente. Suelto un chillido y después bufo aventándolo lejos de mí. Me hago a un costado para que caiga un poco a mi costado. Gimo de nuevo y me volteo a mi teléfono para tomarlo. Y mi ahogo en un grito antes de sentir mi corazón dejar de latir... viendo la pequeña luz que parpadea un poco y el pitido que se escucha con fuerza segundos después. Aquel puto sonido que me avisa que la llamada ha finalizado.

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Taehyung POV Al abrir los ojos lo primero que percato es que estoy en la sala. Me he dormido demasiadas veces allí como para no reconocer la lámpara amarilla del techo con pequeñas cadenas de oro colgando de ella. Alzo una ceja y tallo mis ojos tratando de recordar algo. Me remuevo pero me tenso al ver una espalda desnuda junto a mí, apretando duramente contra mi entrepierna con su culo y allí me percato que estamos desnudos. Abro mis ojos con horror y tapo mi boca para evitar gritar. Destapo la cobija viéndome desnudo sin nada que me cubra, mi cabello está revuelto y distintos chupetones adornan mi piel. Dirijo la vista al sofá viendo los rasguños en los brazos del chico junto a mí, los chupetones aún visibles en su hombro, cuello y espalda, adornando absolutamente todo su cuerpo con dulces marcas y cicatrices. — Jungkook... — Susurro apenas tomándolo del hombro y sacudiéndolo. — Jungkook despierta. — Umh. — Gruñe antes de que se remueva agudamente. Niego con la cabeza sintiendo un fuerte dolor en mi cabeza, siento que está a punto de estallar. — Jungkook. — Vuelvo a reclamar sacudiéndolo y viendo su cabello castaño. — ¡Jungkook despierta, mierda! No contesta, el teléfono junto a él comienza a sonar. Me abalanzo sobre él rápidamente y veo la llamada entrante, la sangre y el alma se me van del cuerpo. "Llamada entrante de Jungkook" Dejo caer el teléfono al suelo al sentir una mano sobre mi hombro y un beso ser depositado cerca de mi cuello, en curvatura entre mi hombro y él. Mi garganta se seca y aprieta, comienzo a negar en silencio. — ¿Tae? — Llaman riendo. — ¿Tan despierto ya tan temprano? Creí que te agotarías después de lo de anoche...

Lentamente me volteo y finalmente mi piel pierde color. Abro la boca pero nada sale y mi pecho se oprime con dolor, estrujando y revolviendo todas mis entrañas. Y lo veo. Park Jimin se encuentra con una hermosa sonrisa en sus labios, viéndome con una mirada inocente mientras muerde sus labios... completamente desnudo. No. No, mierda... ¿qué está sucediendo aquí? ¡Yo no me había acostado con Jungkook! ¡Y luego me aparece Jimin! ¿Sonriendo? ¿Por qué sonríe? ¿Qué está sucediendo? — ¡TAEHYUNG! — Gritan con fuerza. ¿Qué mierda está sucediendo? Me sacudo pero la imagen sigue allí sin esfumarse. — ¡TAEHYUNG! — La voz sale a gritos desesperada, escuchándose lejana y muy pesada. Parpadeo repetidas veces. — ¡TAEHYUNG! Me estremezco. Observo el entorno pero todo está completamente negro y un enorme dolor de cabeza me hace soltar un grito de dolor. — ¡TAEHYUNG! La voz llamada en un llanto desesperado que me hiela hasta los tuétanos. Mi respiración se corta por completo al sentirme pesado y el dolor intensificarse. Toda mi espalda se tensa, mis hombros y cuello. Es como si hubiese recibido una estampida sobre mi cuerpo, mucho peor, quizás todo un continente. Pero esa voz... todo está oscuro. Después pequeñas luces. Estoy dormido. Abro mis ojos al instante. Mi respiración se corta. Jimin está sobre mí tomándome del cuello y sacudiéndome con los ojos cargados de terror y lágrimas violentas escurriendo por todo su rastro. Me sacude y observo sus labios moverse desesperados pero no escucho absolutamente nada.

Cierro mis ojos con fuerza y los vuelvo a abrir. Lo observo gritar desesperado en llanto, el teléfono en su mano y gritando cada vez más fuerte tornándose rojo. El sonido de a poco va volviendo y escucho sus estruendosos y lastimeros gritos. — ¿Qué...? — Susurro. — ¡NOS VA A MATAR! — Grita fuera de control. — ¡NOS VA A MATAR TAEHYUNG! ¡NOS VA A MATAR! ¿Qué? ¿Qué mierda? ¿Qué sucede? — ¿Quién? — Pregunto sintiendo mi cabeza destrozarse. — ¿Jimin? — ¡ESCUCHÓ TODO TAEHYUNG! — Sigue gritando y se levanta tirando de su cabello y con las lágrimas escurriendo en todo su rostro sin control. — ¡NOS ESCUCHÓ! ¡NOS ESCUCHÓ! Los recuerdos me azotan. Mi piel pierde color al instante y comienzo a negar frenéticamente con la cabeza. Jimin me empuja violentamente y me avienta el teléfono a la cara. — ¡NO COLGASTE PEDAZO DE IMBÉCIL! — Grita enfurecido aún llorando. — ¡YOONGI ESCUCHÓ TODO TAEHYUNG! ¡TODO! Mi corazón comienza a latir con fuerza sobre mi pecho. Me bloqueo por completo, el shock me desconecta con la razón mientras veo a Jimin gritar y llorar frente a mí. Toma mis manos y comienza a sacudirme con fuerza. — ¡¿QUÉ HACEMOS?! ¡MIERDA TAEHYUNG! ¡¿QUÉ HACEMOS?! — Grita sacudiéndome desesperado, su mirada denota pánico total. Observo un jarrón y lo tomo antes de aventarlo duramente contra la pared haciéndolo trizas. Jimin grita y trata de tranquilizarme pero lo aviento. Me observa correr a las ventanas que cierro todas con seguro por completo. Pateo los vidrios lo más lejos que puedo y lo tomo de la cara. Él está temblando y llorando, sus ojos empapados de terror, pánico, dolor. — ¡EMPACA AHORA MISMO TODAS TUS COSAS! — Grito temblando frenéticamente. — ¡TOMA TODO LO QUE PUEDAS! ¡HAZLO YA! ¡HAZLO YA POR UNA MIERDA JIMIN!

El suelta un enorme grito y corre tomando su ropa escaleras arriba. Me cubro la frente y después tapo mi boca sin poderlo creer. ¡MIERDA! ¡MIERDA Y MIL VECES MIERDA! ¡ESTAMOS MUERTOS! ¡VA A MATARNOS! Trato de agarrar mi ropa pero ésta resbala de mis dedos al tratar de tomarla. Todo se rompe y se va de mis manos debido al constante temblor por todo mi cuerpo, mis sollozos y el terror presente en mi pecho que me impide pensar con claridad. Corro también escaleras arriba y aviento todas las cosas que puedo a la maleta. Zapatos, ropa, cepillo de dientes, ¡mierda lo que sea! Empujo con fuerza para meter más cosas y corro por el pasillo chocando con Jimin. Gritamos y corremos por toda la maldita casa hasta aventar las maletas desde el piso de arriba. Bajamos corriendo las escaleras tropezando con todo. — ¡¿QUÉ MIERDA HACEMOS AHORA?! — Grita Jimin desesperado a mi lado. — ¡HUIR! ¡ESO HAREMOS! — Grito tomando un manojo de llaves y la maleta. — ¡TAEHYUNG! — Grita él pero lo paso de largo y salgo corriendo de la casa. — ¡TAEHYUNG! Aviento las maletas fuera de la casa y corro a la camioneta para meter las llaves. Jimin sale corriendo de la casa gritando desesperado pero yo le marco a Anthony con las manos empapadas en sudor. Piip. Piip. Piip. ¡MIERDA CONTESTA YA! Piip. Piip. Comienzo a sudar frío. Piip. Se descuelga del otro lado. — ¡ANTHONY! — Grito desesperado. — ¡ANTHONY NECESITO QUE VENGAN A BUSCARNOS!

— ¡¿QUÉ MIERDA HICISTE KIM TAEHYUNG?! — Grita enfurecido. — ¡RESPÓNDEME QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO ALLÁ! — ¡¿QUÉ QUÉ ESTÁ PASANDO?! ¡YOONGI SE HA VUELTO COMPLETAMENTE LOCO! Jimin tapa su boca y suelta un chillido mientras yo comienzo a temblar. Jimin comienza a hiperventilar y se agarrar con fuerza del asiento, trato de calmarlo peor él avienta mi mano y abre la puerta. Suelto un grito al escuchar la línea con Anthony irse cortando. — ¡ANTHONY! — Grito. — ¡ANTHONY! — ¡SE ESCAPÓ! ¡CLARA! ¡CLARA! — Lo escucho gritar. — ¡MIERDA VAYAN POR ÉL! ¡LLEVEN A LA UNIDAD DEL ESTE! ¡LLAMEN AL AEROPUERTO Y BLOQUEEN TODAS LAS SALIDAS! — ¡ANTHONY! — Vuelvo a gritar desesperado. Jimin comienza a vomitar. Tapo mi boca y mi estómago se revuelve por completo. Prendo la camioneta de golpe y agarro la espalda de Jimin para sobarlo. — ¡No sé qué mierda hicieron pero Yoongi acaba de perder el control! — Grita Anthony con la respiración agitada, el aire comienza a chocar contra la línea. — ¡Ha asesinado a casi todos e la junta, la gente de Will le han disparado pero salió corriendo! — ¿Qué? — Mi voz se ahoga. — ¡Lleva armas! ¡Está desquiciado Taehyung! ¡Lo rastreamos, va directo al aeropuerto! Jimin se limpia la boca y me observa con los ojos cada vez más abiertos y la respiración agitada. Niega con la cabeza repetidas veces y cierra sus ojos tornándose completamente rojo. — Viene por nosotros... — Susurra él. — ¿Taehyung? — Llama Anthony. — ¡TAEHYUNG! ¿QUÉ SUCEDIÓ? — ¡NO IMPORTA AHORA! — Grito nuevamente sintiéndome desesperar. — ¡NECESITAMOS UN VUELO AHORA MISMO! — ¿¡UN VUELO?! ¡¿A DÓNDE?! — Grita histérico.

— ¡A DONDE SEA! — Grito de nuevo y Jimin cierra la puerta, arranco la camioneta al instante. — ¡LEJOS DE AQUÍ, A UN LUGAR SEGURO! — ¡NO VAN A LOGRARLO! ¡YOONGI VA PARA ALLÁ! — ¡ÉL TIENE QUE TOMAR EL VUELO, PODEMOS HACERLO! — ¡MANDÓ A QUE FUERAN POR USTEDES! — ¡NO JODAS CON ESO! ¡NO JODAS CON ESO! — ¡SUS HOMBRES PASARON POR LA CARRETERA! ¡TE VIERON, VAN DIRECTO HACIA ALLÁ! — ¡CANCELA LA MALDITA ORDEN! — ¡NO PUEDO TAEHYUNG! ¡SE HA LLEVADO MI TELÉFONO PRIVADO! — ¡¿ENTONCES VIENEN HACIA ACÁ?! ¡¿QUÉ VAN A HACERNOS?! — ¡NO TENGO PUTA IDEA TAEHYUNG, NO ESCUCHÉ SUS ÓRDENES! ¡¿QUIEREN SALIR?! ¡CORRE! ¡TIENES VEINTE MINUTOS PARA LLEGAR AL AEROPUERTO! ¡TE CONSEGUIRÉ UN VUELO! — ¡DOS! ¡JIMIN ESTÁ AQUÍ! — ¡¿QUÉ MIERDA HICISTE?! — ¡CONSIGUE LOS MALDITOS BOLETOS YA! Cuelgo de golpe y arranco la camioneta a toda prisa haciéndola chillar. La tierra se levanta y Jimin se azota contra la puerta en un grito y yo hago chirrear nuevamente la camioneta al dar la vuelta nuevamente. Jimin se azota al otro lado y piso al acelerador a fondo una vez que estamos en otro sentido de la carretero y ambos nos impulsamos con fuerza hacia atrás cuando la camioneta sale disparada con fuerza. — ¡VAS A MATARNOS! — Grita de nuevo Jimin. — ¡MORIREMOS DE PEOR FORMA SI NO SALIMOS AHORA! — Grito de vuelta. Jimin se calla y me deja manejar. Volteo la camioneta en una curva y nuevamente se azota. Observa la ventana y después se voltea bruscamente hacia atrás. Lo observo de reojo y su cuerpo se tensa. — ¿Qué pasa? — Pregunto. — Tae... — Susurra temblando. — N— nos están siguiendo.

Observo a través del retrovisor una camioneta negra acercándose más rápido hacia nosotros. Abro mis ojos y jalo a Jimin. — ¡AGÁCHATE! Escuchamos los disparos contra el parabrisas de la camioneta haciendo a Jimin gritar y cubrir. Piso más y comienzo a rebuscar sin perder la vista del camino la pistola debajo de los asientos. — ¡MIERDA! — Grito cuando casi me salgo del camino. — ¡JIMIN! — ¡¿QUÉ QUIERES?! — Grita él. Los disparos rompen las ventanas y la camioneta se tambalea con fuerza haciéndonos azotar contra los costados. — ¡Hay una pistola debajo de tu asiento! — Grito. — ¡Dispara! ¡DISPARA! — ¡NO SÉ UTILIZAR UNA MALDITA ARMA! — Grita él. Lo empujo y suelto el volante abalanzándome debajo del asiento. — ¡TOMA EL VOLANTE! — Grito. Jimin se lanza sobre mí tomando el volante y me patea para impulsarse. Gritamos cuando vemos más coches pasar pero Jimin tira del volante y vamos a dar al pasto deteniéndonos. Nos cambiamos al escuchar más disparos y yo agarro la pistola. Bajo la ventana y me asomo para disparar mientras Jimin hace rugir a la camioneta en un intento desesperado de salir. Destrabo la pistola y comienzo a disparar una y otra vez mientras Jimin finalmente lleva la camioneta nuevamente al camino y pisa el acelerador a fondo impulsándome nuevamente dentro de la camioneta. — ¡Lo siento! — Grita él con lágrimas. — ¡Tenemos que perderlos! — ¡Hay un camino de tierra más adelante, métete en él! — Le ordeno. Jimin sigue pisando y yo me asomo nuevamente para disparar, cubriéndola cada que siento las balas rozar y golpear contra la camioneta. Jimin da la vuelta bruscamente sobre el camino tirándome nuevamente al sentido contrario dentro de la camioneta. Me asomo cuando el maldito teléfono vuelve a sonar. — ¡NO AHORA! — Grito. — ¡Es Anthony! — Grita Jimin.

— ¡Contesta! La bala golpea y escucho el vidrio quebrarse. Jimin prende las luces. — ¡¿Y AHORA QUE?! — Pregunta él aterrorizado. — ¡TEN! — Le tiro la pistola y me aviento a él. — ¡SIMPLEMENTE DISPARA! Vuelvo a agarrar el volante inclinándome sobre él. Jimin maldice y baja la ventana para estirar su brazo y comenzar a disparar. Tomo el teléfono con la otra mano mientras trato de coger el volante. La camioneta va de un lado a otro bruscamente, completamente fuera de control. — ¡MIERDA! ¿QUÉ? — Grito. — ¡NO PUEDO SACARLOS DEL PAÍS! ¡LOS MANDARÉ A NUEVA YORK! — Grita Anthony del otro lado. — ¡JISOO ESTÁ ESPERÁNDOLOS ALLÁ, EN EL AEROPUERTO ESTÁ JEONGYEON! ¡SU VUELO SALE EN VEINTIOCHO MINUTOS! — NO VAMOS A LOGRARLO, ¡NOS ESTÁN PERSIGUIENDO! — Grito, Jimin dispara otra vez. — ¡ES SU ÚNICA OPORTUNIDAD! ¡HAZLO YA! Cuelga. Grito de frustración y empujo la pierna para que siga. ¡Observo la ciudad pero no entiendo cómo mierda vamos a perderlos! El aeropuerto está todavía lejos, ¡no vamos a lograrlo! ¡No vamos a hacerlo! — ¡TENGO UNA IDEA! — Grito después de una crisis mental. —¡ENTRA A LA CIUDAD Y SIGUE MIS INDICACIONES! Arrasamos con el pasto hasta volver a entrar a la carretera. Dirijo el volante hasta llegar a los semáforos. Rebusco nuevamente debajo del sillón y me cruzo el alto. Jimin chilla cuando dirijo la camioneta a toda velocidad a una construcción. — ¡AGÁCHATE! — Grito de nuevo. Jimin se agacha y la camioneta se estrella justo cuando lanzo la única bomba que guardaba detrás de nosotros. La otra camioneta explota y todo se llena de humo, la gente grita. — ¡ABAJO, ABAJO YA! — Le grito a Jimin.

Nos bajamos desesperados, utilizo las últimas balas para disparar al cielo y que las personas huyan. Agarramos las maletas y tiro de la mano a Jimin para comenzar a correr por las calles, cruzamos por el callejón para llegar más rápido. ¡Mierda, agradezco conocer los rumbos! Freno un taxi y nos metemos dentro rápidamente. — ¡TE PAGO EL TRIPLE SI LLEGAMOS AL AEROPUERTO EN OCHO MINUTOS! — Le grito. — ¡YA! El hombre arranca inmediatamente. Jimin está pálido y completamente sudado al igual que yo. El hombre pasa altos y sigue esquivando todo el tráfico. Tratamos de regularizar nuestras respiraciones para la adrenalina nos recorre. Jimin comienza a palmearse el pecho. — ¡MI COLLAR! — Grita escandalizado. — ¡¿QUÉ COLLAR?! — ¡MI COLLAR! ¡EL QUE ME DIO MINGYU! — Sigue palmeándose desesperado. — ¡MUY TARDE JIMIN! ¡NO HAY TIEMPO! El taxi se frena. Saco un billete que se lo doy al señor que lo toma con los ojos muy abiertos. Corro con Jimin dentro del aeropuerto viendo la hora. Faltan siete minutos. Seguimos corriendo hasta que escucho un grito detrás de mí. — ¡TAEHYUNG! Me volteo y veo a Jeongyeon corriendo hacia mí. Ella luce sumamente agitada, me jala y me extiende unos boletos. Toma nuestras maletas junto con otro hombre. — ¡MÁS TE VALE QUE VALGA LA PENA! ¡VAYAN, NOS ENCARGAMOS DEL RESTO! ¡ALA B! — Grita antes de desaparecer. Tiro de Jimin y comenzamos a correr desesperados hasta llegar al ala B. Le extiendo los boletos al oficial y él nos deja ingresar con prisa. Jimin y yo nos mantenemos agarrados de la mano, todas las miradas se posan sobre nosotros pero seguimos corriendo. Nos detenemos frente a la puerta y volvemos a dar los boletos. Anthony vuelve a marcar. — ¡Taehyung! — Grita con voz ahogada.

— ¡Estamos entrando! ¡Estamos entrando! — Hablo agitado, la mujer sigue revisando los boletos. — ¡Mierda te debo una grande! — ¡Taehyung escúchame! — Grita él. — ¡Allá en Nueva York no puedo ayudarlos! ¡Están en el lado de Derek y Kyle! ¡Es del lado este! — ¡Mierda ahora no es momento de pensar en eso! — Grito y la mujer nos da el paso con un rostro asustado. — ¡Ya entendimos, algo se me ocurrirá! — ¡Me llamas estando allá! ¡Yoongi está ya en el aeropuerto de vuelta allá! — Grita. — ¡NO LE DIGAS DÓNDE ESTAMOS! — ¿¡Me crees idiota?! — Grita de vuelta. — ¡TRATAREMOS DE DETENERLO! ¡ME AVISAS! Vuelve a colgar. Tiro de Jimin y corremos por el pequeño túnel hasta entrar al avión. Las azafatas nos observan con sorpresa pero se abstienen a hacer comentarios. Jimin y yo nos inclinamos y sin dejar de tomarnos de las manos avanzamos hasta sentarnos en la fila H, asientos 6 y 7. Nos sentamos, Jimin colocándose contra la ventana y yo en el pasillo. Nos soltamos poco a poco tratando de regularizar nuestra respiración. Él mantiene la vista fija en el suelo completamente pálido y con las gotas de sudor escurriendo por todo su rostro. Cierran las puertas del avión y comienzan a dar indicaciones. Jimin y yo nos mantenemos en silencio total. Mi respiración está descontrolada y el temblor en mi cuerpo permanece sin atreverse a calmar. Estoy fuera de control. — ¿Q— qué te dijo Anthony? — Susurra Jimin observándome con el labio inferior temblando. — ¿A d— dónde vamos? ¡Mierda! ¡Que no ha escuchado nada él después! Y con la corrida menos. — Nueva York. — Contesto. — Es prácticamente al otro lado. Al este, lejos de aquí. — Nueva York... — Susurra él. — Tenemos que tener un plan, mierda solo... — Cubro mi cara. — Primero hay que llegar y luego... luego vemos qué mierda hacemos. Él se mantiene en un largo y crudo silencio sin quitarme la mirada encima. Observo su teléfono y me siento tensar.

— Creo que deberías apagarlo... y deshacerte de él. — Murmullo. Jimin asiente y lo apaga. Comienza a golpearlo hasta extraer la tarjeta de memoria y quebrarla en un seco movimiento. Sus manos siguen temblando y guarda el teléfono en su sudadera. Nos mantenemos unos segundos la mirada hasta que él niega con la cabeza y vuelve a llorar. — Va a matarnos... — Susurra. — No va a hacerlo. — Trato de tranquilizarlo. — Anthony lo encontrará, tú... estaremos bien. — Va a matarnos. — Repite apretando sus puños y mordiendo sus nudillos. — Va a matarnos. — Jimin escúchame. — Lo tomo de la mano, él sigue llorando. — ¡No va a matarnos! — Susurro en voz baja. — ¡Por favor! ¡Deja de decir eso! — Tú lo conoces mejor que yo... sabes que va a hacerlo. — Susurra de vuelta. — Será cuestión de tiempo antes de que nos encuentre. — Respira y por favor cálmate. No va a matarnos, ¿escuchas? — Sigo. — Jimin estoy haciendo todo por mantener la calma, si sigues esto va a volverse una mierda. Él traga saliva pesadamente y vuelve a rozar su pecho. Baja la mirada a él y jadea, rompiendo a llorar de nuevo. Me alejo de él y mantengo la vista por la ventana, sintiendo el avión comenzando a moverse. — Mierda... — Susurro nuevamente tapando mi boca. Observo a Jimin que está viendo la ventana y mordiendo su piel frenéticamente, tics por todo su cuerpo y con la respiración sumamente agitada. — Odia los aviones... — Susurra apretando sus labios y viendo el suelo. — Acostúmbrate. — Susurro. — Que es muy probable que vayamos al extranjero en un par de días si Anthony no agarra a Yoongi. — No hables de él. — Suplica con voz quebrada. — Lo siento. Él vuelve a tragar saliva y cierra sus ojos lentamente hasta que su respiración se calma, o eso parece. Apoyo mi cabeza por completo en el respaldo y cierro

igualmente mis ojos. El avión aún no despega y es cuestión de segundos antes de que mi teléfono vibre. Lo tomo rápidamente. Siento mi alma salirse de mi cuerpo. "Yoongi ha mandado un archivo" Mi corazón se detiene por completo.

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Jungkook (Antes de que Taehyung y Jimin partieran a Nueva York) La ira y el dolor nublan mi vista por completo. Limpio en vano las lágrimas que comienzan a deslizarse por mis ojos sin piedad alguna causando una irritación debajo de mis ojos. La siento enrojecerse y picar conforme más y más voy pasando mi manga por la zona pero es inevitable parar. Mis sollozos se ahogan en mi garganta y toda mi mucosidad se afloja causando que sorba por la nariz. Mi cabeza da vueltas y el sol me sofoca empapándome de sudor, agitando mi respiración y mis latidos que ya son bastante rápidos. Trago pesado y me detengo apoyándome en mis rodillas para tomar aire. Hago una mueca de dolor y doy una vuelta sobre mi propio eje observando el largo camino que he recorrido desde que salí corriendo de la camioneta de Taehyung. El sol de las once de la mañana me golpea todo el cuerpo sin piedad, el sudor corre por toda mi frente y dudo que lleve la mitad del camino. No hay rastro de la caseta y solamente cuatro autos han pasado pero no he detenido ninguno. He cruzado del otro lado que está más vacío pero no me atrevo a detener a los pocos que atraviesan. El terror en mi cuerpo me hace correr cada que escucho un motor, el sentir a alguien cerca. El silbido del viento es mi única compañía junto con el cielo libre de alguna nube. La temperatura va subiendo y carezco de agua, sombra o comida. Tomo aire profundamente antes de volver a correr pero es en menos de dos minutos cuando mi andar falla y ya me encuentro trotando, cada vez más lento hasta detenerme una vez más por completo. Es inútil, he perdido todas mis fuerzas. Saco mi teléfono para buscar un poco de señal pero no hay absolutamente nada. Maldigo y guardo mi teléfono una vez más antes de avanzar, caminando tranquilamente en lo que recupero fuerzas para volver a correr. La rabia y la adrenalina han bajado y ahora solo siento un profundo dolor y decepción recorrerme.

Las lágrimas caen. Caen y se deslizan por todo mi rostro creando una nueva capa salada sobre mi piel. Una máscara de amargura, de un espejo quebrado por completo buscando desesperadamente que nadie lo rompa más. Un frágil movimiento y se derrumbará por completo. Escucho otro motor peor lo ignoro. Se va acercando y tengo la fuerte sensación que me sigue. Me detengo y observo a través de mi hombro una camioneta estacionarse junto a mí. Parpadeo repetidas veces. — ¿Necesitas que te llevemos muchacho? — Pregunta el que está de mi lado que es el copiloto. Mantengo la vista en el interior. Todos son hombres de traje y lentes oscuros ocultando su identidad. Trago pesado, lucen como mafiosos completamente. O quizás hombres de negocios. No me importa. No me dan buena espina. — N— no, gracias... — Susurro alejándome. — Estaré bien. — Te tomará una hora llegar, ¿estás seguro? — Pregunta ahora el piloto. — Sí. Gracias. — Murmullo alejándome. — Espera. — Vuelve a llamar el copiloto. — Te conozco. Me señala con su índice, me congelo. Pienso en huir pero la forma en la me señala no es amenazante ni provocativa. Luce tranquilo. Comienza a chasquear sus dedos cerca de su cabeza como si tratara de buscar en la información de su cerebro dónde me ha visto. O quién soy. Me señala con su índice, me congelo. Pienso en huir pero la forma en la me señala no es amenazante ni provocativa. Luce tranquilo. Comienza a chasquear sus dedos cerca de su cabeza como si tratara de buscar en la información de su cerebro dónde me ha visto. O quién soy. — Junmoon. — Dice. — ¡No! ¡Jungkook! ¡JeonJungkook! Me mantengo quieto en mi lugar, observo a otro hombre asomarse en la parte de atrás. Se inclina hacia adelante quedando entre los dos hombres y los tres me observan. — Es el hijo de Jihyon. — Dice de nuevo el copiloto. — El sobrino de Will. — ¿Cómo conoce a mi tío? — Pregunto asustado.

— Es una historia larga muchacho, no te preocupes. No te haremos daño. — Dice él. — Trabajamos para Forcraft, el oeste. ¿Qué mierda? Creo que notan mi rostro de confusión ya que se destensan y sonríen para darme más confianza. — No te preocupes Jeon, estarás bien con nosotros, conocemos a tu tío. Ven, sube. — El copiloto destraba los seguros. — Te llevaremos a casa. — Yo, y— yo no creo que... — Balbuceo. — Vamos, no te haremos nada. Arriba. — Insiste el copiloto. Me mantengo en un largo silencio, dudando en si entrar o no. Aprieto mis labios y respiro profundo antes de abrir la puerta y entrar al coche cerrando la puerta con delicadeza una vez dentro. Me acomodo viendo al otro hombre junto a mí quien asiente. Huele bien, quizás el auto sea nuevo o esté más bien, bien cuidado. Arrancan sin decir absolutamente, Ariana Grande suena en la radio en volumen bajo. Los hombres están despreocupados, el que está junto a mío chatea, el copiloto observando el paisaje y hojeando de vez en cuando unos papeles que tiene en una carpeta amarilla en sus manos. El piloto... simplemente conduce. — ¿Estás solo en casa Jungkook? — Pregunta el copiloto. — Tengo entendido que tu tío salió. — Viaje de trabajo, regresa el sábado. — Comento. — Estoy con el mayordomo y las mucamas. — Umh, ya veo. — Asiente y saca su teléfono. — ¿Qué hacías por acá? — Yo... — Me callo y bajo la mirada. — Es... una larga historia. — ¿Tiene algo que ver con Kim Taehyung? — Pregunta el piloto. — Lo cruzamos hace rato. — ¿Q— qué? — Comienzo a temblar. — ¿C— cómo lo conocen? ¿Quiénes son ustedes? — Te lo dijimos, trabajamos para Forcraft. — Repite el copiloto. — ¿Quién es él? — Vuelvo a preguntar confundido.

— Déjenlo un rato, quizás no está bien enterado del asunto. — Dice el que está junto a mí. — Por el momento simplemente vamos a dejarlo en su casa y ya. Los otros dos asienten y el silencio reina nuevamente en el auto. Me cruzo de brazos y observo el paisaje manteniendo un crudo silencio. ¿Por qué mi tío no me ha hablado de todo esto? E— es cierto que no conversamos mucho p— pero... ¿qué es todo esto? ¿Taehyung? ¿Cómo lo conoce? ¿Qué tienen qué ver estos hombres? Me siento completamente perdido. Oh no. ¿Es un mafioso? No, no, no. No debo lanzarme a suposiciones precipitadas. Debo esperar a que regrese de su viaje y preguntarle, quizás son simplemente contactos de negocios de su trabajo y yo estoy siendo paranoico por nada. Sí. Debo calmarme. Suelto un profundo suspiro y sintiéndome más tranquilo, me apoyo contra la ventana observando el gran paisaje, escuchando las canciones de fondo y admirando el enorme manto azul sobre mi cabeza que, finalmente, ha comenzado a llenarse de nubes. Algo me dice que comenzará a llover. No tardamos en llegar a la ciudad poco después. El tráfico es infernal así que es casi a la una de la tarde cuando nos vamos acercando a la gran mansión. Me mantengo en silencio una vez afuera y los hombres se estacionan destrabando los seguros. — Sano y salvo. — Dice el piloto. — ¿Estás mejor? — Sí. Muchas gracias. — Sonrío como puedo y aprieto mis labios después. — Hasta luego. — Cuídate Jungkook. — Dice ahora el copiloto. — No vuelvas a correr así por la carretera. — N— no. No lo haré. Gracias. — Agradezco inclinando la cabeza. Parece que al final no resultó tan mal. — Tengan una buena tarde. — Igualmente Jeon. Cuídate. — Dice el piloto asintiendo suavemente.

Asiento un poco devolviendo el gesto y vuelvo a sonreír apenas. Abro la puerta y la cierro suavemente antes de correr a la entrada y tocar unas cuántas veces hasta que me acceden el paso. La puerta se abre y Ross me observa muy preocupado. — Joven Jungkook, ¡me tenía muy preocupada! — Dice ella. — Fui a hacer el aseo a su cuarto y no lo encontré. — Lo siento Ross, no volverá a suceder. — Sonrío avergonzado y me meto en la casa. Ella asiente un poco y corre detrás de mí para tomar la sudadera que me quito. La agradezco en un murmullo y ella inmediatamente se lo cuelga al hombre. — ¿Tiene hambre? Déjeme prepararle algo de desayunar. — Dice ella rápidamente sin siquiera darme el tiempo de hablar. — Vaya a tomar un baño y baje. ¡Estará listo! — Ross, está bien, no te apures. — Digo tratando de tranquilizarla. — El señor de la casa me ha pedido de favor que todas mis atenciones sean hacia usted. — Comenta la mujer de sesenta años inclinando la cabeza. — No es un problema para mí joven Jungkook. Déjeme hacerlo por favor. — De acuerdo... — Suspiro. — Hazlo, pero algo sencillo. No muy extravagante ni fino. Ella asiente y se aleja rápidamente sacudiendo la sudadera con fuerza. Suelto un enorme suspiro y comienzo a subir las escaleras para dirigirme al cuarto que está en el tercer piso. Retiro rápidamente toda la ropa y corro a meterme al agua. El dolor permanece pero las lágrimas ya no salen. Siento mi pecho oprimirse con fuerza y la tensión acumulada comenzar a doler. Tomo una gran bocanada de aire con la esperanza de calmarlo pero el nudo aumenta junto con la imperiosa necesidad de llorar. Muerdo mi lengua para evitar sollozar y comienzo a tallarme con fuerza. No sé cuánto tiempo pasa, me froto todo el cuerpo con fuerza hasta sentirme limpio. Salgo con una toalla enrollada en la cintura y avanzo al armario para tomar algo de ropa pero me detengo al instante en la mesa de noche. Mis ojos nuevamente se nublan y me dejo caer sentado en la cama. Me acomodo en el borde y agarro la foto junto a mi lámpara tomándola con los ojos empapados de lágrimas. Es una foto con Jimin.

Estamos en la plaza. Fue mi padre quien nos sacó en la foto. Yo tengo los ojos cerrados y una avergonzada y divertida sonrisa en el rostro, el rostro rojo y lleno de pequeñas arrugas. Jimin está en mi espalda, colgándose como un koala y soltando una enorme carcajada. Sus ojos han desaparecido debido a su sonrisa y su boca está muy abierta y sonriente, denotando una alegría inmensa al tomarme con fuerza. Lucimos felices, tan felices juntos... Las lágrimas caen en la foto. Primero una cerca de mi sonrisa, después otra en la cara de Jimin y así hasta comenzar a empapar la foto poco a poco. Suelto un sollozo y abrazo con fuerza la foto, acostándome en la cama con ella pegada al pecho y comenzando a llorar tan fuerte como puedo. Mis quejidos lastimeros salen sin control alguno, hundo el rostro en la almohada para acallarlos. Aprieto mi mandíbula con dolor y cierro los ojos con fuerza pegando más la foto a mi corazón y sintiendo mi cuerpo sacudirse por los sollozos sonoros que suelto. Y duele, duele como el mismo infierno y no sé si podré con ello. Porque perderlo a él me duele. Es mi hermano, mi mejor amigo. Es con quien compartí todos los momentos, el que debería estar aquí abrazándome diciendo que todo estará bien, que me sonría y llene de abrazos y mimos para sacarme una sonrisa pese a las lágrimas que suelto. Mierda... de todas las personas... ¿Por qué tuviste ser tú quien me abandonó, Jimin?

Yoongi POV (Después de la llamada) Es un maldito momento donde no siento nada. Donde todo se detiene y mi mente se queda en blanco. Donde el impulso y la ira me enloquecen cuando cobro uso de la razón, zafando y quebrando el último hilo de cordura en mi cabeza. Aprieto el teléfono en mi mano y me siento llenar de rabia, una ira creciente cada vez más descontrolada que me corta la respiración hasta que explota.

Suelto un grito que me destroza las cuerdas vocales y saco la pistola para comenzar a disparar con desespero por todo el pasillo. Siento mis ojos lanzar llamas y todo mi cuerpo se descontrola en su totalidad, la mente, mi control liberando a la maldita bestia insaciable de sangre que vive oculta dentro de mí. Dos de los guardias llegan corriendo y tratan de detenerme pero tiro el arma y saco mis cuchillos antes de soltar otro grito y abalanzarme sobre ellos. Los pateo y en rápido movimientos logro estampar mi puño en sus rostros y dar una vuelta hasta quedar detrás de ellos, a uno quebrándole el cuello y al otro enterrando en descontrol el cuchillo en su pecho. Vuelvo a gritar al sentir la sangre salpicar mi rostro y toda esa ira sedienta ruge gritando e implorando más sangre. Me levanto extrayendo el cuchillo y haciendo una enorme abertura y tomando la otra pistola para correr por los pasillos. Más guardias llegan y sacan sus navajas pero la adrenalina y el enojo es tal que todos mis sentidos se agudizan, llevando mi instinto asesino a flote erizando mis vellos. Me vuelvo a aventar sobre ellos, arrebatándole a uno su arma. Logro patearlos y pese a sus gritos esquivar sus golpes y torcer sus cuerpos hasta mandarlos al suelo. Disparo en sus piernas y rostro haciendo explotar la sangre en las paredes que comienzan a escurrir por los cuadros. Me lanzo a uno como una bestia y rebano su cuello en un ágil movimiento antes de introducir mis dedos y con una fuerza inhumana quebrar las cuerdas vocales. Extraigo mis manos empapadas de sangre y voy por los demás con las dos armas de filo a la mano y moviéndolas en todas direcciones hasta ver la sangre salpicar. Y más sangre. Y más sangre. Y gritos. Y más gritos. Siento la calidez del dulce brebaje escurrir por mis mejillas. Tomo la pistola y le doy una vuelta en mis manos antes de disparar en descontrol sobre los cuerpos y empujar la puerta para salir corriendo. Rompo los cristales prendiendo las alarmas y las sirenas. Disparo a las cámaras y guardó los cuchillos en mis pantalones antes de seguir corriendo y brincar por encima de las escaleras cayendo secamente al piso de abajo. Suelto otro grito y vuelvo a correr escuchando los gritos de Anthony detrás de mí. Aparece frente a mí con un arma pero lo golpeo con fuerza y le arrebato uno de sus teléfonos. Lo pateo una última vez escuchando los gritos de los demás detrás de mí. Corro cada vez más rápido, más y más rápido hasta llegar al estacionamiento.

Observo mis manos empapadas de sangre en el volante y pese a los disparos no sacia la maldita locura que me está carcomiendo vivo. Arranco a toda velocidad y manejo como un desquiciado total al aeropuerto. Saco el teléfono de Anthony y lo desbloqueo. — ¿Anthony? — Preguntan del otro lado. — ¡VAYAN A LA MALDITA CASA DE SEGURIDAD AHORA! — Bravo con tanta fuerza que mis venos en el cuerpo se marcan el doble. — ¡QUIERO A KIM TAEHYUNG Y A PARK JIMIN EN LOS ALMACENES CUANDO LLEGUE! — ¿Yoongi? — Preguntan. — ¿Qué ha pasado? — ¡AHORA O LES VOLARÉ SU MALDITA Y PUTREFACTA CABEZA CON LOS DIENTES! Cuelgo bruscamente y marco a otro número. Manejo con una sola mano y piso a fondo escuchando la gritería que se forma afuera. — Forcraft. — Dicen del otro lado. — Me van a escuchar atentamente o les juro la muerte que les espere será lenta. — Susurro completamente fuera de sí. — Necesito que ahora mismo vayan por Jeon Jungkook y lo lleven a los almacenes. — ¿Qué? ¿Yoongi? — ¡AL LLEGAR ALLÍ LO QUIERO O LOS MATARÉ A TODOS! ¡A TODOS! — Le grito al teléfono antes de aventarlo con fuerza, cayendo en el asiento del copiloto después de estrellarse con la ventana y formar una grieta. Tiro de mi cabello sintiendo mis venas palpitantes en mi rostro y mi vista nublarse por completo. Aprieto con tanta fuerza mi mandíbula que comienza a doler. Estaciono el auto en el estacionamiento y bajo rápidamente limpiándome la sangre de la cara y cerrando la gabardina para ocultar las manchas. Es negro así que no se darán cuenta. Aviento las armas con los cuchillos debajo del asiento y me encamino con las llamas en mis ojos y cuerpo a la entrada. Saco esta vez yo mi teléfono y comienzo a pulsar los números. — ¿Qué necesitas Yoongi? — Preguntan.

— Estamos en una situación de emergencia, un tiroteo. Necesito un boleto urgente a Oregón. — Siseo en un fallido intento de que mi voz no salga temblorosa por lo enojado que estoy. — ¡YA! Cuelgo y corro por todo el aeropuerto hasta sentir mi teléfono vibrar. Observo el recibo y el boleto comprado. Corro a las impresoras y el área especial tratando de conservar la calma. Pasan los minutos y mi cuerpo está completamente intranquilo, me entregan el boleto y entro al ala correspondiente sin nada encima más que dinero, llaves y los dos teléfonos. La gente apenas me va pasar se aleja rápidamente. Logro ver a través los reflejos que mi mirada está completamente desquiciada, los ojos completamente oscurecidos por el enojo, las facciones tensas, el aura tensa y desagradable que suelto. Trato de mantener todavía el control en lo que espero a entrar. Mi teléfono suena y suena sin control en mi bolsillo. Descuelgo y observo con una sonrisa los mensajes y llamadas. Oh mi pequeño muñeco... Ahora si cruzaste el jodido límite.

Jungkook POV — ¿¡QUÉ MIERDA CREEN QUE HACEN?! ¡SUÉLTENME! — Grito removiéndome en sus brazos. — ¡SUÉLTENME! Los hombres que desconozco me siguen tomando con fuerza. Me remuevo como puedo hasta sentir que vendan mis ojos y bocas. Colocan un trapo en mi nariz que me hace removerme con fuerza hasta sentir las fuerzas abandonarme por completo, cayendo paulatinamente en una negrura donde no escucho ni veo nada. Me siento en un trance, dormido. No sé cuánto tiempo pasa hasta que mis sentidos vuelven a reaccionar. Quitan la bolsa en mi cabeza y al instante cierro los ojos al toparme con la fuerte luz que me ciega por completo. Parpadeo repetidas veces y observo unos hombres con unas computadoras frente a mí, todos cruzados de brazos y observándome fijamente sin expresar nada con la mirada.

— ¿¡Qué es todo esto?! — Grito. Me remuevo pero mis muñecas están atadas detrás de la silla en la que estoy sentado. Uno de los hombres agarra su teléfono y el flash dispara en mi cara. Cierro los ojos un segundo y siento mi respiración comenzar a agitarse. — ¿Qué es todo esto? — Pregunto observándolos desesperado. — ¿¡Qué es todo esto?! — ¡Cállate!— Grita uno antes de darme una bofetada haciéndome callar. Suelto un quejido de dolor y mis ojos se llenan de lágrimas. Observo la sucia habitación donde hay solo una maldita puerta. Comienzo a removerme más en la silla pero estoy muy bien atado, mis muñecas duelen al igual que mis tobillos. Suelto un grito de frustración. — ¿¡Qué quieren?! — Grito suplicante. — ¡Por favor! — Ponle la venda. — Susurra uno. — Me está fastidiando. Grito recibiendo más golpes que me sacan el aire. Levantan mi cabeza tirando de mi cabello rudamente. Me colocan la venda entre los labios callando mis gritos y dejando salir solo pequeños gruñidos y gritos ahogados. Estoy mezclado en una desesperación total. Son las diez de la noche, estos hombres se meten a mi casa, noquean a Ross y me tiran a una camioneta. ¿Qué mierda está pasando? ¡No entiendo nada, no entiendo nada! Lloro de impotencia y dejo caer mi cabeza hacia abajo observando el suelo. Es cuestión de minutos hasta que dejo de pelear y cierro mis ojos comenzando a contar en silencio. No sé qué esperamos, el ambiente es tenso y yo solo quiero irme de allí y estar en casa. No será posible, las horas siguen pasando. Me quedo en un trance, en un estado semi dormido donde apenas escucho lo del exterior. Mis párpados pesan y cuando estoy a punto de dejar caer mi cabeza por completo para dormirme, el teléfono de uno suena. — ¿Sí jefe? — Pregunta. No levanto la mirada, escucho todo con los ojos cerrados. — Iré a abrirle, lo tenemos. Sí. De acuerdo. Hasta luego.

Escucho la abrirse y unos pasos desaparecen, escuchándose cada vez más lejanos. Me mantengo en la misma posición sintiendo mis lágrimas escurrir más rápido por mis ojos. Trago duro disfrutando el poco silencio que hay, suplicando en silencio por mi vida y que salga de aquí vivo. Que esta pesadilla finalice rápido y pueda irme simplemente. Los pasos se escuchan más cercanos y finalmente la puerta se cierra. Me quitan la venda de la boca y yo poco a poco comienzo a levantar la mirada. Toda mi sangre se congela. — ¿Yoongi...? — Pregunto sin poder creerlo. Su rostro está empapado de sangre al igual que su ropa. Sus ojos danzan en llamas y todas sus venas del rostro palpitan, sus puños están apretados y sus nudillos blancos. Luce como un maldito loco, ¡un desquiciado total! Comienzo a temblar al verlo inevitablemente. Parece que quisiera asesinarme con la mirada pero no lo hace, me mantiene la mirada fija. Alza la barbilla y les extiende una llave USB a los hombres. Lo observo desplazarse en la sala en completo silencio, tomando una toalla que le extiende uno para limpiar el rastro de sangre. Jala una silla y se coloca junto a mí. — ¿Qué? — Pregunto pero me calla levantando su mano. El hombre acerca la computadora hacia nosotros y mete la llave. Un archivo se abre. Leo "grabaciones" en él. Entra y veo dos vídeos allí, mi corazón comienza a latir con fuerza. — Te necesito. — Dice Yoongi clavándome la mirada, comienzo a temblar. — Pero tú y yo haremos nuestros tratos una vez que finalices de ver esto. ¿Entiendes? Me mantengo en silencio sin saber qué contestar. Trago duro. — ¿Por qué haces esto? — Susurro lastimosamente. — Calla y observa Jeon. — Dice él gélidamente. Me callo al instante y lo observo dirigir su mano al primer vídeo. Esta carga, me mantengo tenso esperando lo que viene. Es la recámara de Taehyung.

Siento mi columna vertebral retorcerse desagradablemente y mi corazón comenzar a latir con más fuerza, doliendo en mi pecho. Yoongi espera unos segundos hasta que escuchamos la puerta abrirse. Yoongi se inclina y pone el volumen al máximo. Me observo entrar en la habitación con Taehyung. Poco después él me estampa con la pared para besarme. Yo le sigo al instante el beso, me observo incrédulo observando nuestras lenguas moverse y sus dedos deslizarse por mi espalda. — Yoongi... — Murmuro. — ¿Qué es esto? Él no contesta. Vuelvo la vista a la computadora. — ¿Tienes idea de cuánto llevaba esperando por hacer esto? — Pregunta Taehyung travieso. Yo niego con la cabeza con una sonrisa y él empieza a besar mi cuello. Aprieto mis puños y mi corazón bombea dolorosamente en mi pecho al verlo vertir un polvo en el vaso que después me extiende. Niego con la cabeza y lo veo. Veo como me tira a la cama pese a mis súplicas. Los besos que comienza a darme, como arranca mi ropa y me lubrica pese a mis gritos y jadeos que se detenga. — No... Tae no quiero... — Susurro. — ¡NO! Mis ojos se llenan de lágrimas. Yoongi se mantiene en silencio mientras yo observo con el corazón estrujado como comienza a embestirme, las sucias estocadas que le da a mi cuerpo. El asco que me produce ver que lo disfruta, que gime entrando y saliendo de mí mientras yo estoy inmóvil, balbuceando y dejándome tomar. Como se corre en un agradable orgasmo y me nalguea. Como vuelve a besarme y morderme antes de ponerme la ropa bruscamente y mal puesta. Se va vistiendo y se acerca al punto de enfoque, veo su rostro y su mano acercarse y una sonrisa iluminar su rostro. — Estás jodido Jeon... — Ríe secamente. La grabación termina. — Pon el otro. — Ordena Yoongi fríamente.

El hombre cierra el archivo y entra al segundo video. Comienzo a temblar con desespero y lo veo ingresar al segundo. Las lágrimas salen sin piedad de mis ojos. Es una casa. Una sala que me resulta conocida. — Tú me llevaste allí... — Susurro. Yoongi adelanta el video, todo pasa en cámara rápida. — ¡JIMIN! — Grito. — ¿¡JIMIN ESTÁ VIVO?! — Claro que lo está. — Susurra. Pone play. Me mantengo en silencio con lágrimas de felicidad hasta que lo veo con Taehyung riendo. Mi corazón da una punzada y mis ojos se abren con horror y un quejido lastimero abandona mi garganta. Observo a Taehyung besarlo, las lágrimas vuelven a salir. No escucho lo que dice, mi corazón arde al verlos volver a besarse con hambre. Jimin quedando debajo de él mientras Taehyung le susurra cosas al oído y muerde su cuello. Observo a Yoongi peor él tiene la vista fija en la pared. Vuelvo a la pantalla. — ¡NO! — Grito sintiendo mi garganta rasgarse. — ¡NO! ¡DETENLO! ¡DETENLO! Grito al verlos quitarse la ropa. Grito más fuerte. — ¡No quiero verlo! — Suplico. — ¡YOONGI NO QUIERO VERLO! ¡YOONGI! ¡DETENLO! Mis lágrimas vuelven a salir en descontrol. Los sollozos, el golpe que me saca el aire al verlos desnudarse. A mi mejor amigo encantado mientras el chico que me violó lo lubrica con su lengua, lo azota y se deja entrar en él... Y lo veo... Lo veo... Lo veo disfrutar, aferrarse al sillón, ambos azotarse y besarse gustosos. Jimin montarlo descaradamente, morderlo, rasguñarlo, morder sus labios mientras le mantiene fija la mirada... A Taehyung masturbarlo, susurrarle cosas al oído que hacen a Jimin gritar más y arañar su espalda.

Las lágrimas son tantas que la vista se vuelve blanca. Donde cada parpadeo crea cascadas y el pellizco en mi corazón y pecho es insoportable. Cierro mis ojos llorando en voz alta, gritando de ira, de impotencia, azotando repetidas veces la silla contra el suelo. — ¡VOY A MATARLOS MALDITA SEA! — Grito fuera de control. — ¡VOY A MATARLOS! ¡HIJOS DE PUTA! ¡HIJOS DE PUTA! ¡VOY A MATARLOS! ¡VOY A MATARLOS MIERDA! Rompo a llorar al instante otra vez, sintiendo la rabia palpitante. El sabor de la traición, el dolor, la decepción. No puedo creerlo... No puedo creerlo... Sigo llorando pese a que el video se ha detenido. Sorbo nariz y vuelvo a sollozar con fuerza hasta que siento a Yoongi tomar mi barbilla y levantar mi mirada. —Huyeron juntos. —Dice fríamente. —Pero los encontraremos, juntos. Pagarán por lo que han hecho. —No... —Susurro temblando. —Tu mejor amigo es un mentiroso. —Esboza una sucia sonrisa. — ¿Te dijo cuántas veces me lo he tirado? — ¿Qué? —Mi voz sale ahogada. — ¿Su masoquismo? ¿Su gusto por la sangre? ¿Que fue novio de Mingyu y terminaron porque le era infiel conmigo? —Ríe. — ¿Los contratos que firmamos? ¿Que se dejó follar por tu violador y chico que amas? Oh. Eso ya lo sabes. Ríe secamente mientras yo me siento temblar y sollozar. Trago duro y él sonríe más grande. —Y huyeron como unos malditos cobardes. ¿Me ayudarás a encontrarlos Jeon? No tienes nada que perder. ¿Cierto? —No... — ¿Entonces? — ¿Cómo planeas encontrarlos? Pueden estar en cualquier lado... Yoongi se mantiene serio antes de esbozar una sonrisa y soltar una alta y estruendosa carcajada que me hiela la sangre. Sigue riendo frente a mí, una risa completamente trastornada y enferma que comienza a asustarme.

—Ah Jeon, mi dulce, lindo e inocente Jeon. —Susurra sobando mi mejilla con su frío índice. — ¿Crees que no voy a encontrarlos? No me conoces, ¿eh? Trago duro. Él muerde sus labios sonriendo y le da un fuerte golpe a la computadora que abre una página. Tarda un poco en contestar, se pone en negro y después muestra un mapa. El zoom va de poco en poco hasta detenerse en el continente de América, donde estamos. Después, se acerca y enfoca en Estados Unidos. Mantengo la vista fija en el punto rojo que se va moviendo por Estados Unidos llegando a Nueva York. Casi. El punto parpadea frente a mí, moviéndose lentamente. Mi respiración se corta y Yoongi sonríe cruzado de brazos, sus ojos oscuros completamente consumidos con la locura. —Y, por si fuera poco, me pidieron ser tu guía, entrenarte. —Se coloca detrás de mí y se inclina hasta que lo siento rozar con mi oreja, me estremezco cuando susurra socarrón: —Verás que dulce y placentera es la venganza Jungkook, déjame enseñarte. Me mantengo en silencio, sus dedos se deslizan por mi cuello. —Nadie volverá a meterse contigo, te darás a respetar y tendrás el mundo en tus manos. Harás pagar por todo lo que te hicieron. —Sigue. —Serás poderoso Jungkook, invencible. No débil, nunca más. Mis sentidos se bloquean y mantengo fija la vista en la computadora. Relamo lento mis labios antes de empujar mi lengua en el interior de mi mejilla. Decisiones, decisiones... —Escúchame bien pequeño. —Dice él volviendo a levantar mi barbilla y voltearla para cruzar miradas con él. — ¿Si? —Pregunto suavemente. —Nada grandioso fue jamás conseguido sin peligro, Jungkook. —Nicolás Maquiavelo. —Susurro con una sonrisa. Él me la devuelve. Observo el suelo una última vez antes de soltar una risa. Relamo mis labios de nuevo y me vuelvo a voltear hacia Yoongi quien me observa con ojos profundos, amenazantes, invitando al peligro, al la dulce y fría venganza.

¿Aceptar o no aceptar? ¿Creer o no creer? Yoongi me ayudó el día de la fiesta. Yoongi jamás se metió conmigo de pequeños. Ahora me muestra lo que nadie nunca se atrevió a mostrarme. Me abre los ojos para arrancarme de mis mentiras y no vuelva a caer ante nadie. Decisiones, decisiones... ¿Cuál tomar? ¿Arriesgarme y lanzarme al vacío o huir como lo hicieron ellos? Los malditos traidores a quienes les entregué todo y me volvieron nada. — ¿Y bien Jungkook? —Pregunta Yoongi después de mi largo silencio. —Enséñame. —Le clavo la mirada. —Enséñame todo lo que sabes. Hagámoslo. —Él sonríe. —Me he cansado de ser el niño bueno. Él observa a sus hombres quienes asienten y me sueltan al instante. Me levanto y quedo frente a Yoongi quien toma mi barbilla con suavidad y se acerca un poco casi hasta que nuestros labios rozan. Casi. —Así que dime Jeon... —Susurra ronco antes de sonreír. —¿Serás tú mi nuevo muñeco? Lo tomo de la camisa antes de sonreír con soberbia, la rabia impulsándome a lo que jamás creí ceder. —Lo seré Yoongi. Enséñame. Seré tuyo.

[FIN LIBRO 1]

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