Latin Vulgar Sintaxis

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Latín Vulgar

TEMA 4. LATIN VULGAR Sintaxis La sintaxis es quizá una de las partes más importantes dentro de la lengua hablada, porque son numerosos los cambios que hay con respecto al latín clásico. Abordaremos cuestiones muy características y nos centraremos en las que no hemos visto en relación con la morfología. 1.

Las alteraciones funcionales de los casos.

El tratamiento que se da a los casos desde un punto de vista sintáctico tiene mucho que ver con las explicaciones que dimos en la morfología. Por tanto, dentro de los casos vamos a tratar solo la concordancia. En primer lugar, el complemento de la aposición por una separación de las fórmulas que quieren decir “esto es” de una persona que señalamos con dos puntos, generalmente. En esos casos la aposición puede concordar con su antecedente en nominativo, es decir, sin tener en cuenta el caso en el que está o debería ir. Ejemplo: CIL III 6612: Q. Valerio, tribunus militum (= tribuno militum, o qui fuit tribunus militum). En segundo lugar está el pronombre de relativo o demostrativo, este en relación con un sustantivo, que suele ser atributo o predicativo, siempre toma el género y el número del sustantivo. Ejemplos: Haec est uera amicitia // Animal quem uocamus hominem. Eso es lo que da lugar a que este pronombre pueda tener un sentido neutro, sin darnos a nosotros realmente la información que tendría que hacer. Esa idea neutra se impone sobre todo en los interrogativos. Ejemplos: Quid est ueritas? / Quae est ueritas? En tercer lugar cuando nos referimos al predicado y al sujeto hay que decir que dos sujetos pueden estar coordinados a través de la preposición cum y atraen el verbo al plural. Ejemplo: Ter. Haut. 473 Syru' cum illo vostro consusurrant… Por último dentro de la concordancia, el participio de pasado neutro puede aparecer sin concordar con el sujeto o con el complemento. De ese modo hay autores, ya en la lengua tardía, que empiezan a dudar del género del sustantivo y concordarlo con un participio siempre neutro. Ejemplo: Passio Bartholomaei 9: factum est autem timor et tremor super omnes incredulos. [Escriba texto]

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2.

El orden de palabras.

En cuanto al orden de palabras el cambio que supone en el final de la lengua latina la cuestión del orden de palabras constituye uno de los grandes cambios porque en latín clásico la importancia sintáctica la tenemos en la flexión, porque señala la función del verbo y del nombre. El orden de palabras en la lengua clásica es más o menos libre, aunque la estructura de bloques nos dice la importancia que tiene en referencia al verbo. Ejemplo: Maxima enim inter duos fratres exorta dissensio erat; augebat familiaritas inimicitiam, deque ea re Romani legati certiores facti futurae diffidebant societati Esta posición del verbo, siempre al final, dependiendo de él todos los complementos anteriores, empieza a romperse para poner de relieve otros elementos. El hablante quiere expresarse, dar eufonía a determinados elementos y van cambiando el orden. En este sentido, en la lengua hablada en el latín tardío y lenguas románicas, se prefiere, por lo general, una disposición lineal en la que los elementos van uno detrás de otro de acuerdo siempre a la importancia y el grado de relación que los une. Los más importantes preceden y los secundarios siguen. Esto que puede parecer una cuestión de estilo, comporta también implicaciones sintácticas y semánticas derivadas de la coincidencia de dos motivos. Por un lado las confusiones de los casos especialmente las que amenazaban las diferencias entre el nominativo y el acusativo, fueron razón más que suficiente para situar de forma diferente los elementos de la frase, en los que jugaban especial importancia el sujeto y el objeto. Eso se consiguió anticipando el verbo, que pasaba a estar intercalado entre los dos. Es una situación funcional la que nos permite cambiar el verbo de lugar configurando de este modo la sintaxis obligatoria de varias lenguas románicas. En el orden semántico de los elementos de la frase en relación con la disposición tardía frente a la clásica se tiende a poner primero lo determinado antes que lo determinante. Es decir, lo importante en la oración de esa manera, mientras que en el orden clásico lo determinante precede a lo determinado. Es decir, primero va lo secundario y luego lo importante. No es dudoso que un complemento directo o un circunstancial represente una determinación para el verbo que lo está rigiendo. Puede ocurrir con verbos de significado muy general en los que parece indeterminado si no está completado. Lo cual se hace a través del término objeto. Así, por ejemplo, ocurriría casi siempre con el verbo facere si no llevara un CD. Razón por la que el verbo se anticipa a estos complementos y se pasa de un orden complexivo a un orden lineal. Esta posición interior del verbo se usaba ya desde el principio de la lengua literaria y se va confirmando en los textos latinos. Era habitual en el habla cotidiana. [Escriba texto]

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3.

Coordinación.

Dentro del lenguaje cuidado y literario se reúne en general los enunciados en periodos complejos que tienen entre sí alguna relación de dependencia, mientras que en la lengua cotidiana y familiar se prefieren las frases no ligadas entre sí y la lengua vulgar, por lo general elimina o ignora los periodos complicados y largos, por lo que la construcción de las frases es generalmente rectilínea y bastante simple. Los textos vulgares siguen utilizando los procedimientos de coordinación y de subordinación en las oraciones, pero simplifican muchísimo el sistema de unión de elementos que establecen relaciones en el interior de la frase. Teniendo esto en cuenta las conjunciones tienen muy poco que ver, igual que las partículas, dentro de la lengua ordinaria. De este modo los cambios se producen precisamente para atraer al campo de las conjunciones a determinados adverbios o locuciones que funcionen como conjunciones. Teniendo esto en cuenta se producen estos cambios: Lo más importante es el empleo de sic como conjunción copulativa. Es la base de esto: rum. şi < sic que equivale a et y del fr. ant. si, usado por et: Chanson de Roland 647-3: Marsilies tint Guenelun par l’espalle. Si li ad dit.

En segundo lugar en las locuciones del tipo ac sic y et sic, donde sic pierde el valor demostrativo que tiene y toma otro temporal. En este caso se convierte simplemente en un nexo que forma parte de la coordinación: Ambr. Psalm. 118, 17, 10 prius propheta legatur et apostolus et sic evangelium.

Por último el sic tiene un uso debilitado que en antiguo francés sirve para introducir una oración principal que sigue a una oración temporal o a una oración condicional. En este caso no es necesario hacer ninguna traducción: Mulomedicina Chironis 452 cum auide bibit pleno uentre aqua, sic dolorem patiuntur. En cuanto a la evolución de las conjunciones coordinadas, et es la única que se conserva dentro de las copulativas. La enclítica –que desaparece del habla desde comienzos de la época imperial. Atque y ac comienzan a ser extrañas en la literatura técnica y en la lengua vulgar, por lo que se especializan en combinaciones estables del tipo ac si (quasi) y ac sic. Ejemplo: “(y) así”. Peregrinatio 4, 7: Ac sic ergo perdescenso monte Dei peruenimus ad rubum hora forsitan decima (cf. esp. así, port. assim, prov. aissi, a. fr. eissi).

Con respecto a las disyuntivas hay que decir que solo se conserva aut, nuestro o, el restro vel, sive (siu), an todas desaparecen. Con respecto a las adversativas, explicativas y conclusivas, (sed, uerum, at, immo, quin, enim, nam, ergo, itaque, etc.), ninguna sobrevive en romance. 4. [Escriba texto]

Subordinación.

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La prosa latina clásica utilizaba un sistema de subordinación muy extraño para los hablantes. Evidentemente resultaba de poco uso, porque era muy hermético, y poco variado, para todo lo que se puede hacer con el habla. Sobre todo lo que tiene que ver con las oraciones completivas y las oraciones adverbiales. En cuanto a las de relativo no hay tanta complicación. El pronombre is va a desaparecer siempre cuando es antecedente tanto si va en el mismo caso que este o no (Errat qui ita censet). Sin embargo esto se va a convertir en un problema cuando la oración de relativo equivale a un complemento circunstancial (Gregorio de Tours Historia Francorum 4, 5: Vnde ego non paruam censeo gratiam, qui hoc meruit, ut pastor positus oues suas deuorari defendente Domino non uideret). Por otro lado el antecedente del relativo puede ser atraído por él, tomar su caso y quedar delante de él de forma suspendida (Petr. 134, 8: “O, inquit, Oenothea, hunc adulescentem quem uides malo astro natus est…”). ORACIONES COMPLETIVAS Dentro de la estructura de la oración subordinada el gran cambio se produce en las oraciones completivas, que a su vez, dentro de estas hay que referirse al acusativo con infinitivo. Este tipo de oración es sustituido por una oración con conjunción (patrem aduenisse scio = scio ut/quod...). Después de ciertos verbos, a los de declaración y percepción, el latín literario utilizaba, siempre de una forma regular, la oración de infinitivo en la que aparecía un acusativo como sujeto del infinitivo. Por otro lado dentro de la oración principal con verbos de sentimiento, gaudeo, laudeo, miror… se usaba, por lo general, con quod, el cual tenía cierta ventaja sobre ut, que se destinaba a la completiva con subjuntivo. Como la oración subordinada completiva de quod está emparentada con la causal, arrastra en su evolución a quia y, en algunas ocasiones, también a cum. (MIRAR PPT). En los ejemplos tardíos estas características son mucho más numerosas, sobre todo en los textos cristianos y en los no religiosos de los últimos momentos del imperio. En los autores cristianos la construcción con quod y con quia, a veces también con quoniam y quomodo. Quia es desde el siglo III la conjunción completiva más usada. La forma en que sustituye a la oración de infinitivo es ciertamente espectacular y se ve además favorecida por el orden de palabras, por su cambio de orden, en los que todos los ejemplos de subordinada nos dicen que sigue al verbo de declaración o de percepción del que depende. Es decir, mientras que el acusativo con infinitivo se puede colocar delante o detrás del verbo, la subordinada completiva de quod y quia se colocaba siempre detrás, salvo que fuera necesario un gran énfasis literario. La extensión de los tipos de oración en los que el verbo no estaba ya en posición final, sino que podía estar seguido de un complemento, ayudó a aumentar sin duda las posibilidades de empleo de las nuevas construcciones. Y esto prepara el estado de las [Escriba texto]

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lenguas románicas donde los verbos de declaración y percepción se ven normalmente seguidos por completivas introducidas por una conjunción en la que se va a generalizar quia. Ese quia se reduce a qua ante consonante y es lo que nosotros tenemos en antiguo italiano… (PPT) Ese qui se confunde con posterioridad con la evolución de quid y es el que que tenemos en español, portugués, italiano… en estos casos además se ve favorecido el final, quid, por la pregunta quid credis? O ejemplos similares, en los que la respuesta es credo quid. El quod completivo subsiste en rumano y en los dialectos del sur de Italia. Se construye habitualmente con subjuntivo y quia con indicativo. Pese a que era menos concisa que la construcción tradicional, la nueva, que debió formar parte siempre del habla popular, es más explícita y se adapta más, tanto en su estructura como en su distribución de funciones a la sintaxis oracional. Eso no quita para que la construcción de infinitivo desapareciera totalmente. Existe aunque de manera muy escasa. La interrogación continúa un poco el devenir del resto de las oraciones en la lengua vulgar. La interrogación que engloba lo afirmado, que nosotros consideramos como un todo, se expresa en latín por la elevación de la voz o por una partícula interrogativa. En el primero de los casos no se puede controlar, porque se lee en los textos. En segundo lugar las partículas interrogativas son –ne, a menudo apocopada solo con la n, an, nonne, num, nunc y numquid (favorita de la lengua familiar). Para las respuestas utilizamos lo siguiente. Para sí se repite el término interrogado. Para la respuesta no, encontramos lo mismo pero negando el término o con non directamente. INTERROGATIVAS INDIRECTAS En el campo de la subordinación interrogativa debemos hacer referencia a la evolución que tiene la conjunción si que ya en época clásica tenía un matiz interrogativo. Vetus Latina, Génesis, 37, 32: “Hanc invenimus; cognosce si tunica filii tui est aut non?”. San Jerónimo reconoce la estructura y la Vulgata presenta utrum ...an: uide, utrum tunica talaris filii tui sit an non?

Ese es el gran paso que va a dar la interrogativa indirecta, convertirse realmente en una interrogativa y se ha discutido mucho acerca de si aquí la influencia procede del griego ει, pero no se establece con seguridad si se trata de un grecismo introducido

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gracias a la lengua de los cristianos o bien si se hace como partícula interrogativa completiva como ya se usaba en época de Plauto. Plauto, Miles gloriosus, 1256: Milph. Qui scis? Acr. Scio pol ego, olfacio; nam odore nasum sentiat, si intus sit. Pal. Hariolatur. Pyrg. Quia me amat, propterea Venus fecit eam ut diuinaret. Ese interrogativo completivo es el que va a tener continuidad en las lenguas románicas. Por otro lado, aprovechándose de la interrogativa indirecta la conjunción quare deja un poco de lado el matiz que tiene para convertirse completamente en una causal condicional.

CONSECUTIO TEMPORUM Hay que decir que las reglas de la construcción temporal que tenía en latín se rompen completamente en la lengua vulgar. El sistema romance se caracterizará por incumplir frecuentemente todas las reglas clásicas. Por ejemplo, en el latín clásico un verbo empleado en pasado en la principal exigía de la subordinada, en caso de que fuera subjuntivo, un imperfecto para expresar la simultaneidad o la posterioridad (scripsi quid sentirem, «escribí qué pensaba») y el pluscuamperfecto de subjuntivo para la anterioridad (scripsi quid audiuissem, «escribí qué había oído (decir)»). Pero en los textos tardíos sucede que el pluscuamperfecto de subjuntivo, que se entiende como un tiempo más caracterizado y expresivo, y concebido como un tiempo más fuerte, va a sustituir al imperfecto de subjuntivo en la subordinada, expresando por tanto la simultaneidad y la posterioridad, dejando solo ese valor de anterioridad que tenía. Gregorio de Tours, Historia Francorum, VII, 10: cecidisse fertur, ita ut uix manibus circunstantium sustentari potuisset. Infinitivo también acaba usándose en voz pasiva antes que en activa. En general el pluscuamperfecto desplaza incluso al perfecto y esto nos demuestra que los cambios producidos en la utilización de los verbos en la construcción temporal se deben no sólo a factores formales/fonéticos sino a factores funcionales que relegaron formas que estaban condenadas a desaparecer desde el punto de vista formal/fonético.

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5.

Sintaxis de las formas nominales del verbo.

Si hay algo que caracteriza la sintaxis de las formas nominales son las construcciones absolutas. El ablativo absoluto parece ser que no era empleado por los autores poco culto desde el s. II d.C. Matth. 2, 11: Vulgata: et apertis thesauris suis obtulerunt ei munera Afra Vetus: et aperuerunt thensauros suos et obtulerunt ei dona. Frente al ablativo absoluto van a surgir giros que intercambian el ablativo absoluto con la oración subordinada. De este modo, aunque el ablativo absoluto se mantiene en expresiones más o menos formularas, sobre todo en las que tienen que ver con tecnicismos relativos al campo jurídico, parece que en la lengua hablada había desaparecido y, lógicamente, serán esos giros los que lo sustituyan en un primer momento. En este ejemplo se unen el ablativo absoluto y el cum histórico: Ascendentibus igitur nobis et nauigantibus, nebule cooperuerunt nos undique in tantum ut uix potuissemus puppim aut proram nauicule uidere. Transacto uero quasi unius hore spacio, circumfulsit nos lux ingens et apparuit terra spaciosa et herbosa pomiferaque ualde. Cumque stetisset nauis ad terram, descendimus nos et cepimus circumire et perambulare per quindecim dies illam insulam et non potuimus finem ipsius inuenire Frente a estos giros que sustituyen al ablativo absoluto tiene que surgir una nueva forma paralela para que nos de a nosotros la información que daba el ablativo absoluto, de este modo se crea el acusativo absoluto, que en un principio funciona con el participio en ablativo de una forma impersonal, porque no concierta con nadie, y usado como preposición de lo que viene en acusativo. Esa construcción que es muy habitual en época baja, postclásica, se remonta al latín antiguo y se sirve en muchos casos de esos participios que eran usados como preposición (quod) que rigen acusativo. Vulg. Act. 4, 13 comperto quod homines essent sine litteris et idiotae “dándose cuenta de que se trataba de gente ignorante y sin cultura”; Roth. 35: excepto plagas et feritas “menos los golpes y heridas”. Tras esta introducción en el campo del ablativo absoluto del acusativo, el siguiente paso será la construcción absoluta del acusativo absoluto, utilizada en muchos casos como si fuera una oración subordinada. Gregorio de Tours (siglo VI), Vitae Patrum, VII, 4, quod opus perfectum...conuocat presbiteros, “terminada esta obra...convoca a los sacerdotes”.

Como el participio de pasado, el de presente de un verbo intransitivo en ablativo absoluto se fijó muy pronto en singular. Daba igual que fuera acompañado por un [Escriba texto]

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ablativo sujeto en singular o en plural, es decir, no era necesario que concertaran en número. CIL V 895 (epitafio Aquileya) Aurelius Flauinus... posuit titulum de suo astante ciuibus suis. De aquí a perder la noción de su sujeto en cualquier caso solo hay un paso, es decir, el ablativo se sustituye como término sujeto que es, por el nominativo. sol ruente “a la puesta del sol”, Tablettes Albertini III, 2 bendentibus (= vendentibus) Iulius et Coia iugalis eius, “siendo los vendedores Julio y su esposa Coya”; Gregorio de Tours, Historia Francorum, 190. 19 quae (sobrent. bella ciuilia) cessante, rursum quasi ex humo surrexit, “al terminar las guerras civiles, se levantó como brotado de la tierra”. Estas construcciones van a competir unas y otras con los giros preposicionales hasta llegar a las lenguas romances, convirtiendo en algunos casos los participios en preposiciones, como es el caso de excepto.

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