Libro El 34misterio Del Cristo Vivo Develado-1

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AGRADECIMIENTOS

A Dios Todopoderoso, Padre Creador del Universo, Padre de todas las Luces, Padre de todas las Paternidades y de todos los Infinitos.

A su Santo y Divino Hijo, Nuestro Señor y Salvador el Cristo, fundamento sobre el cual está construido todo el Universo y Piedra Angular de nuestra propia Jerusalén Celestial y quien con su drama Cósmico de Muerte y Resurrección, rasgó el velo del Templo y abrió los caminos a las Tierras de la Luz. A Él sea el Poder, la Luz Divina y la Gracia del Imperio Sempiterno. Amén. Amén. Amén.

Al Espíritu Santo, Dador de Vida y Supremo Revocador de sentencias, Calor y Luz de la eternidad. Agradezco a mi Divina Madre, Serpiente alada de Luz, sin la cual estaría perdido. Mi gratitud a todas las partes autónomas y autoconscientes de mi Sacratísimo Ser, especialmente al Bafometo particular del cual brotan las tinieblas que deben transformarse en Luz del Alma purificada.

Especial agradecimiento al Avatara Samael Aun Weor, Dios del Poder y de la Fuerza del Cristo en todo lo existente. Al doblemente nacido Gargha Kuichines mi sentido agradecimiento por su amor y sabias enseñanzas. Al V.M. y Jerarca Anubis Sabaoth, el digno, el magnánimo, el del camino del medio, mi eterna gratitud por haber preparado mi alma para esta misión salvadora.

En modo especial al buen Maestro Hilarión, Pablo de Tarso, a quien admiro en los campos de su Luz Divina y su pedagogía crística.

A Lacksmy, mi amigo y confidente. A Litelantes, a Rabolu, Trono de la Justicia Divina mi reconocimiento y palabras de verdadero agradecimiento. Por inspiración del Cristo Jesús, queriendo ser su cirineo moderno, bajo su guía y orientación, hemos servido de canal, de instrumento para que Él mismo fuese el

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aval luminoso de esta obra. Porque promesa de Él nos fue dada en los siguientes términos: “Yo te daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”. Lucas, capítulo 21, versículo 15. “De cierto os digo, que, en la Regeneración del Universo, cuando el Hijo del Hombre se siente en el Trono de su Gloria, vosotros que me habéis seguido, también os sentaréis en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” Mateo, capítulo 19, versículo 28. “Imposible que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.” Lucas, capítulo 17, versículos 1 y 2. A todos los Seres de Luz que me han formado en este sendero, mi perenne agradecimiento. Que todo sea para Gloria del Cristo y bien de su Santísima Misión Redentora. OM TAT SAT.

Mariano José Herrera V. V.M. M.K.

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DEDICATORIA

A todos los seres humanos que con fe y honradez buscan la Luz del Cristo Salvador en cualquier parte del planeta, sin fanatismo y aún debajo de las piedras.

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INTRODUCCION La única intención de este libro nuestra conciencia, los misterios manifestaciones del Cristo como los argonautas buscadores de la Cristo Íntimo.

es la de descifrar, hasta donde sea posible a relacionados con el Verbo Divino y con las tres Hijo del Padre Eterno y que son conocidas por Verdad como Cristo Cósmico, Cristo Histórico y

Pensamos que al madurar concientivaménte, todo Iniciado puede llegar a la comprensión de esas tres manifestaciones del Padre Eterno o Primer Misterio y entonces tener claro el camino que se debe recorrer con los altibajos, los sufrimientos, las pruebas, humillaciones y exaltaciones y finalmente el galardón merecido para los que hayan tenido fe y honradez en el trabajo esotérico, los que hayan permanecido fieles al Cristo y cumpliendo las enseñanzas del Altísimo en sus diferentes manifestaciones y épocas. El objetivo primario y único de este libro es enseñar al lector cosas que no sabe a partir de las que ya sabe, esa es nuestra tarea y la cumpliremos a cabalidad aun a sangre y fuego o a costa de nuestra propia vida. Para el estudio que vamos a empezar invocamos el permiso, el poder, la inteligencia y sabiduría de nuestro Padre bien amado, del Hijo, como Cordero inmolado y Supremo Salvador de las almas. Pido la inspiración y la sabiduría del Espíritu Santo, calor y Luz de la eternidad, supremo dador de vida y divino revocador de sentencias. Sean igualmente con nosotros las bendiciones de nuestra divina Madre Kundalini, Serpiente alada de luz sin la cual estaríamos perdidos.Pedimos a si mismo las bendiciones y la luz divina de los habitantes de la Heliópolis celestial, la ciudad perfecta de Dios, la ciudad de los seres auto realizados en la conciencia de nuestro Señor el Cristo Cósmico, a quien sea el poder, la luz y la divina gracia por eternidad de eternidades. Amén. Amén. Amén… Vamos a enseñar cosas desconocidas a toda la humanidad, a partir de lo que ella ya conoce; bien sea por tradición, por historia o por lectura de libros sagrados en diferentes culturas y manifestaciones epócales, pero buscando siempre el conocimiento oculto en esta y en otras dimensiones, hasta debajo de las piedras, con tal que la humanidad antes del juicio final que se avecina, antes del día del Cristo que es el Justo Juez, pueda disponer de las herramientas, del conocimiento y la sabiduría divina que se necesitan para dar un vuelco concientivo, para propiciar en una octava superior, la elevación vibracional del alma de mucha gente 5

que busca los caminos del Señor, pero que no los encuentran debido a permanecer en sus jaulas psicológicas, en su fanatismo, en su entropía, debido a la herencia cultural y religiosa equivocada, a la ceguera espiritual y a la dureza de sus corazones. En síntesis, este libro logrará que almas y corazones vuelvan sus rostros hacia el Reino del Padre Eterno, llevados de la mano por nuestro Redentor, por nuestro Salvador, nuestro Señor el Cristo, quien dura carga se echó sobre sus hombros al tomar la responsabilidad de llevarnos por el camino de la Luz hacia las moradas celestiales de nuestro Padre Eterno. ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en el cielo! ¡Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! Amén. Amén. Amén.

Mariano José Herrera V. V.M. M.K.

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CAPITULO I Las creencias no salvan La Biblia es el libro sagrado de todo cristiano, porque contiene la sabiduría que Dios proporciona al hombre para que viva una vida acorde con el plan divino y pueda volver al reino celestial vestido regia y majestuosamente al banquete del Señor. Es decir, como el patriarca José que fue guiado por Benjamín, el del Cáliz de plata en su costal, para llegar al seno de su padre Jacob, IAO, el cual también era llamado Israel, puesto que Dios le cambió el nombre por Israel en génesis 35 versículo 10. Porque simboliza el origen de las doce tribus que son las mismas doce constelaciones, las cuales con su poder dual constituyen los 24 ancianos que forman el trono de Dios y cuya fuerza mántrica emite las 24 vocales que todo verdadero iniciado en misterios mayores ve y oye, diferencia y sabe usar. Esas 24 vocales resuenan en la Creación entera y son el Verbo de Dios sosteniendo el Universo firme en su marcha, según afirma el divino Maestro Huiracocha, en su libro Logos, Mantram, Magia. Hemos escogido la sagrada Biblia para este estudio porque es un libro conocido, común a mucha gente, aunque sembrado de muchísimos misterios. Metáforas, parábolas, alegorías, sinécdoques, metonimias, hipérboles, hipérbaton, retruécanos y muchos recursos estilísticos que forman un denso velo protector, para que los delincuentes de la cosmicidad o los perversos no puedan penetrar a profanar los misterios de Dios y de sus Ángeles. Recordemos que después de la caída sexual en que se sumió la raza de Adán y Eva, “el Creador puso dos querubines con espadas de fuego que se revolvían incesante y furiosamente para guardiar las puertas del paraíso” o mundos superiores de conciencia. Génesis, capitulo 3 versículo 24. La Biblia está sembrada de misterios, muchos misterios, razón que le asiste al Maestro Hilarión, más conocido como Pablo de Tarso para afirmar en 1 Corintios, capitulo 2 versículo 7: “Mas hablamos sabiduría de Dios en Misterios, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” También en Mateo, capitulo 11, versículo 25, dice el Cristo Jesús: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las revelaste a los niños”. El que sabe leer, lee donde el Maestro no escribe. Los Gnósticos sabemos a la perfección descifrar esos códigos misteriosos de la lingüística y la gramática cósmica divina y comprendemos a cabalidad la razón 7

íntima de los mensajes bíblicos porque vamos a lo profundo a la causa causorum, a lo medular de la palabra, del Verbo divino, que muchas sectas, religiones, dilectantes o proxenetas de la palabra, leen a letra muerta para su conveniencia económica o porque simplemente son instrumentos inconscientes de fuerzas tenebrosas que solo quieren mantos de tinieblas que imposibiliten a la Luz divina penetrar el corazón humano, cambiar sus vidas para siempre y mirar hacia lo alto, hacia lo transcendental, hacia lo eterno. Recordemos que Pablo también nos dice: “La letra mata, pero el Espíritu vivifica.”. Y la sagrada Liturgia gnóstica exclama: “Con la vista hacia lo alto adorad al Señor, escuchad su palabra de místico son, un camino señala luz y eterno amor, a los hombres y pueblos que entendieron su voz. La parte más honda de la madre natura es la aeonica vida que en nosotros fulgura.” Esas sectas y sus líderes son los mercaderes del templo que, indignado el Cristo o Sabaoth celestial azotó y sacó del templo porque habían profanado el templo del Dios vivo, para de esta forma enseñar a la humanidad que hay que limpiar la casa de Dios para después exclamar con supremo enfado: “Mi casa es casa de oración, mas vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones”. Este pasaje se refiere a la purificación del templo del Dios vivo, a la manera como debemos sacar de nuestro corazón al Obstinado ego, que en infinitas manifestaciones toma el control de nuestra personalidad celestial y la convierte en personalidad egoica, satánica, tenebrosa que roba las energías divinas y que es la causa de guerras, odios, dolores, amarguras, lagrimas, fracasos, muertes y toda suerte de sufrimientos humanos, que actualmente se viven por doquier. El apóstol Santiago, sobre el cual daremos más detalles en adelante, afirmó solemnemente: “No dudéis que sois templos vivos del Espíritu Santo”. Dicho sea de paso, la gente actual cree que el Espíritu Santo es una blanca paloma, porque esta fue la forma física que tomo para anunciar o confirmar en el día de Pentecostés la genuinidad del Cristo en el momento de su bautismo por Juan en el Jordán. El Espíritu Santo es el dador de vida y Supremo revocador de sentencias. Es el Dios de las formas y de las metamorfosis. El Espíritu Santo con sus dones y virtudes es el que transforma en el nombre del Cristo y por mandato del Padre Eterno, toda la vida del Iniciado. Su manera de pensar, de sentir, de actuar. El Espíritu Santo nos da la gracia divina de tener vida física, vida eterna y vida en abundancia. El Misterio del Espíritu Santo es el misterio de las Aguas de Vida Eterna y mantiene viva el alma dentro de nuestro cuerpo físico y el día que ella sale de su habitáculo o templo sagrado, se produce también la muerte física, el desencarnamiento del ser humano.

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Pero La humanidad que habita el planeta tierra en los tiempos actuales, no tiene ni la más remota idea de quién es el Espíritu Santo. ¿Cuál es su antropología divina? ¿Cuál es su función? ¿Cuáles son sus dones y virtudes? y mucho menos conoce la forma de cómo trabajar con Él. Los gnósticos conocemos y enseñamos la manera objetiva y acertada de trabajar con el Espíritu Santo diariamente, a través de la castidad científica y militante y no de la falsa y farisaica castidad abstemia, que contradiciendo lo establecido en 1 Timoteo capítulo 3, ha dado origen a incontables casos de pederastia y abusos sexuales por prelados de la curia romana, quienes se extraviaron fatalmente al obedecer la órdenes del obispo Irineo de Lyon, que utilizando su influencia con el Papa Eleuterio de Roma, prohibió el matrimonio de los sacerdotes católicos, a fin de que las cuantiosas herencias de su familias fueran transferidas a la iglesia de Roma y no quedaran en manos de sus familiares como hijos, viudas etc. Para acrecentar los recursos financieros de la iglesia de Roma y lograr así más fácilmente su expansión por otras latitudes. Con esta decisión creemos que se quebranta en lo más íntimo el mandato de Jesús el Cristo, cuando dijo: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. De esta manera queda transparente y bien claro que quien construye la iglesia, que es la comunidad de las almas purificadas, es el Cristo y no Pedro. Y esta iglesia a cuya cabeza está Cristo, está conformada por almas que provienen de cualquier grupo o institución religiosa y que hayan pasado por los tres factores de la revolución de la conciencia los son: morir en defectos, nacer en virtudes, que es el nacimiento segundo o bautismo de fuego, que solo confiere a los adeptos el Espíritu Santo, en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores y del cual habló Cristo a Nicodemus en el evangelio de Juan. Además, se debe practicar el tercer factor de la revolución de la conciencia que es el sacrificio por la humanidad del cual Jesús el Cristo con su crucifixión y muerte dio ejemplo real y verdadero a todos nosotros. Con la decisión de Irineo también se incumple lo expresado por el apóstol Pablo cuando afirma en Hebreos, capítulo 13, versículo 4: “Honroso sea en todos el matrimonio y el hecho sin mancilla, más a los adúlteros y fornicarios juzgará Dios”. ¿Cuál es simbolismo de Pedro o Phatar en la anterior parábola del Salvador del mundo? La piedra filosofal. El sexo practicado con castidad, la transmutación y sublimación de las energías sexuales hacia adentro y hacia arriba por los canales medulares en forma divinal, sin derramamiento de la entidad seminal.

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En una palabra, el cumplimiento del sexto mandamiento a cabalidad, la práctica del VITRIOL, el misterio de los misterios, o arcano AZF, la fragua encendida de Vulcano, la novena esfera, que confiere al Iniciado el poder sobre los cuatro elementos, y sobre el éter de vida como lo llamó Max Heindel, el cual produce en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores el nacimiento segundo y la resurrección o ascensión del Cristo en nosotros. Esa es la energía del Espíritu Santo que reside en los órganos creadores de hombres y mujeres y que obliga al apóstol Santiago a afirmar: “No olvidéis que sois templos vivos del espíritu santo”. Es la misma razón del Levítico XV y del apóstol Pablo para afirmar en Hebreos: “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla, más a los adúlteros y fornicarios juzgará Dios”. ¿Cuál es el lecho sin mancilla? El lecho Santo. Sin mancha, sin mácula. Donde no hay derramamiento de semen en el connubio amoroso. Donde el hombre y la mujer legitimados por el amor, ante Dios, y cumpliendo los protocolos sagrados, practican la ciencia tántrica del amor, sin la tenebrosa eyaculación que fue la causa de que la raza Adán y Eva perdiera sus dones divinos y fueran expulsados por Dios de los mundos suprasensibles, superiores o paradisiacos. Justamente, la gente ignorante no sabe diferenciar entre fornicación y adulterio. Fornicación y adulterio no son sinónimos. Fornicar es derramar la energía sexual en el acto amoroso, sea casado o soltero, por parte del hombre o de la mujer y 10

adulterar es tener relaciones fuera del matrimonio; es decir, con persona distinta a la pareja formal. Si esas dos palabras fueran sinónimos como la gente cree, entonces la Biblia no utilizaría los dos términos en un mismo contexto oracional en multitud de ocasiones. Conveniente es aclarar que el adulterio puede ser de dos formas, a saber: carnal o espiritual. El adulterio carnal es el que se comete cuando hombres y mujeres tienen relaciones sexuales promiscuas y el adulterio espiritual o religioso, es aquel en el cual el ser humano mezcla todo tipo de creencias tanto ortodoxas como paganas, mezclan ritos herejes con liturgias cristianas, budistas, hedonistas y todo tipo de doctrinas esotéricas o exotéricas, falsas o verdaderas. En la actualidad muchos equivocados sinceros o no, mezclan todo tipo de creencias y al final no son ni fríos ni calientes. Por lo cual la promesa de Dios se hará efectiva en ellos cuando dijo: “Aquel que no sea ni frio ni caliente, el Padre lo vomitará de su boca”. La fornicación es el pecado por el cual entró la muerte al mundo, por eso se le llama pecado mortal. La Biblia lo prohíbe taxativamente en el sexto mandamiento, ver Éxodo, capitulo 20, versículo 14. En el capítulo XV, del libro Levítico del Antiguo Testamento, también se prohíbe la fornicación. Por cierto, el apóstol Santiago dice: “Todo pecado será perdonado, menos el pecado contra el Espíritu Santo”. En 1 Corintios, capitulo 6 versículo 18 se afirma solemnemente: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, esta fuera del cuerpo, más el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros…?” Exactamente fornicar es pecar contra el Espíritu Santo y para esto no existe remisión, ni canticos corales, ni bandas de música, ni palmas, ni himnos laudatorios como en algunas misas romanas, sino que le espera al transgresor o fornicario una terrible expiación. Sin embargo, algunos nicolaitas que se las dan de muy doctos y que son verdaderos falsos profetas de estos tiempos finales, afirman que el contenido del Levítico XV solo es válido para el Antiguo Testamento, atreviéndose a derogar la palabra de Dios y a manipular con actitudes rayanas en la apostasía, la blasfemia y la ignorancia, cosas que ni remotamente conocen, porque son los fariseos modernos que nunca quisieron recibir al Cristo en su venida gloriosa al planeta tierra. Ellos solo quieren vivir en la opulencia, el lujo y las comodidades a expensas de las esperanzas de vida eterna de sus seguidores y adulterando a su conveniencia la sagrada palabra de Dios. “A esos les está reservado las tinieblas exteriores y sus almas serán sin existencia hasta la consumación del Universo”, según lo expresado por el Cristo en los 49 arrepentimientos que dio a sus 11

discípulos después de su resurrección. Ver Pistis Sophia libro tercero, capitulo 102, página 543. Ciegos guías de ciegos. ¿Por qué derogan parte del Antiguo Testamento? ¿Y por qué afirman que lo que vale en la actualidad es el Nuevo Testamento? ¿Acaso pretenden echar a la basura todo el cumulo de infinita sabiduría divina que está contenido en el Antiguo Testamento? ¿Derogarán también los diez mandamientos? Ver Éxodo, capitulo 20 ¿Invalidarán estos mutiladores bíblicos el Génesis, negando así la creación por parte de Dios, del hombre a su imagen y su semejanza? ¿Estos modernos terroristas y talibanes osarán cercenar el dolor y el llanto de David al llorar y endechar la muerte de Samuel y de Jonathan que magistralmente se narra en 2 Samuel, capitulo 1, del 19 al 27? Y que a la postre citamos textualmente: “¡Ha perecido la Gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes! No lo anuncies en Gat, Ni deis las nuevas en las plazas de Ascalón; Para que no se alegren las hijas de los filisteos, Para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos Montes del Gilboa Ni roció ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; Porque allí fue desechado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite. Sin sangre de los muertos, sin grosura de los valientes El arco de Jonatán no volvía atrás, Ni la espada de Saúl volvió vacía. Saúl y Jonatán, amados y queridos; inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados; Más ligeros eran que águilas, Más fuertes que leones. Hijas de Israel, llorad por Saúl, Que os vestía de escarlata con deleites, Quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro. ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas! Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, Que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor 12

Que el amor de las mujeres. ¡Cómo han caído los valientes, ¡Han perecido las armas de guerra!” Conveniente sería al lector meditar muchas veces sobre esta endecha del rey David y profundizar sobre su simbolismo. Sobre las grandes metáforas y alegorías que encierra. Adicionalmente, explicamos que David afirma de Jonatán que “Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres” porque Jonatán simboliza el Ángel de la Guarda o sagrado gurú de David. Lo cual indica que el amor del rey David por él era celestial; era amor en Cristo y ese amor obviamente está y estará siempre por encima del amor mundano, del amor carnal. Comprobado es que Jonatán a lo largo de este libro de Samuel, salva a David de las asechanzas de Saúl quien lo somete a pruebas iniciáticas y ante cuyos peligros siempre Jonatán le salva de perecer. Es tan grande la lealtad y respeto que David siente por el rey Saúl, que una noche lo encontró dormido y pudo haberlo ejecutado; sin embargo, su nobleza solo le permitió llevarse su manto y mostrárselo de lejos para simbolizar que él no podía atentar contra el ungido de Jehová. Entendiendo, nosotros los gnósticos, que el ungido de Jehová es todo aquel que ha recibido el bautismo de fuego y el óleo santo del Espíritu Divino. David, iniciado en los Misterios del Altísimo, por cuya boca y escritura habló el Cristo infinitas veces, según el propio testimonio del Salvador a lo largo de toda la Biblia y de Pistis Sophia, no podía ser sacrificado por Saúl, sino que tenía que pasar por infinitas pruebas que requiere el camino de las Iniciaciones Mayores; para lo cual Jonatán, como su Ángel de la Guarda, siempre estuvo cuidándolo; advirtiéndole de los peligros y de los guijarros que encontramos en el sendero que nos conduce a la Luz y de los cuales peligros y tentaciones, dan testimonio la mayoría de los 150 salmos que contienen las Sagradas Escrituras, especialmente remito a nuestros lectores al contenido del salmo 22, que profetiza y testimonia las aflicciones y angustias de David y de todo discípulo cuando va camino a la alta Iniciación en los Misterios del fuego Divino. Oportuno es indicar que más allá de la letra de cada salmo hay un significado oculto, bien escondido, y una utilidad que el Iniciado conoce y activa cuando en uso de los mantrams celestiales pone en marcha el poder secreto de cada salmo. Si siguen torvamente, adulterando las sagradas escrituras, ¿Qué pasará con las enseñanzas y la vida de José? ¿Conocerá alguna vez el género humano que el drama y la vida de José es semejante al drama y vida del Cristo Nazareno que fue 13

vilipendiado y traicionado por sus mismos hermanos? ¿Se podrá entonces enterar la humanidad lo que significan los dos hijos de José: Manases y Ephraim? El primero es un terrible Mantram de magia negra y su nombre encierra los poderes tenebrosos del abismo, razón por la cual Jacob moribundo, a sus 147 años, impuso sus manos sobre Ephraim, quien no era el primogénito y lo bendijo en abundancia y su nombre vocalizado diariamente y con disciplina, despierta todos los poderes del cuerpo astral del iniciado. Bastase practicarlo con fe, honradez y la concentración puesta en las pirámides de Egipto y advendrá la maravillosa facultad de desplazarnos astralmente por mundos supra sensibles en una de las vestiduras de nuestra propia alma. La práctica hace al Maestro. Pero es la buena práctica. Inténtalo y guarda castidad y a los tres o cuatro meses despertará uno de los maravillosos sentidos del alma. Acuérdate que los sentidos del cuerpo físico son 5 y 7 los sentidos del alma para dar un total de 12 sentidos; lo cual nos recuerda los doce apóstoles, los doce poderes Luz de la Jerusalén celestial, las 12 puertas de esa ciudad santa; las 12 tribus de Israel y las 12 constelaciones zodiacales que conforman la matriz del Universo en la hemos venido evolucionando o involucionando a través de múltiples encarnaciones, obviamente sin salirnos del rayo de nuestra propia alma. ¿Estos encopetados líderes religiosos creen en Dios o no creen en Él? ¿O solo quieren lucrarse y vivir como príncipes manipulando las enseñanzas del Altísimo a su conveniencia? Digo esto porque alguien que tuviera el mínimo temor a Dios sería sensato, obediente y precavido a la palabra que en capítulo18, versículo 20 de Deuteronomio, afirma Dios: “El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi Nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.” Ahora y, por tanto, desecharon estos prevaricadores las hermosas bendiciones que Dios concede a sus hijos en capítulo el 28, versículos del 1 al 13 del Deuteronomio. Bendiciones dignas de un hijo del tal Padre. Sin embargo, parece ser que los tentáculos de la bestia, de la gran ramera, han tentado a la iglesias confesionales, sectas y falsos profetas, que impulsados por el capitalismo y enamorados del materialismo que devora la especie humana en la actualidad, pecaron voluntaria o involuntariamente y castraron la palabra de Dios, dejando solo lo que convenía a sus intereses económicos y para condenación eterna de sus almas, caerán sobre ellos sin compasión, las terribles maldiciones que Dios promete a quienes desobedecen sus mandatos y que producen pánico, escalofrió, y canguelo cuando uno las lee en el capítulo 28, versículo del 15 al 68 de Deuteronomio. 14

Sería muy pedagógico y aleccionador que el amable lector leyera detenidamente y meditara en silencio sobre las maldiciones contenidas en la cita bíblica anterior para que su alma comprenda la indignación divina que recae sobre quienes atrevidamente desobedecen las leyes y mandato del Creador. La carga semántica y semiológica de esa segunda parte del precitado texto horroriza al pobre pecador y le hace ver que con Dios no se juega. “Cosa terrible es caer en manos del Dios vivo”, como dijera nuestro hermano el apóstol Pablo. Esas maldiciones solo son comparables a los ríos de fuego de Ariel y Yaldabaoth, de los cuales platica el Maestro Jesús el Cristo con sus discípulos en Pistis Sophia. Yo no puedo decir aquí lo que aquel famoso escritor argentino, ateo, que toda su vida esperó el premio Nobel de Literatura y nunca lo recibió; cuando en despliegue de pura vanidad afirmara: “Yo no me jacto de lo que he escrito, pero si me jacto de lo que he leído”. He tenido lecturas en varios idiomas occidentales y confieso que jamás pensé encontrar en un libro Sagrado, tantas maldiciones juntas y de tan grueso calibre como esas de la segunda parte del capítulo 28 de Deuteronomio. Aquello me conmocionó, me llenó de espanto y un terrible escalofrió se apoderó de mi alma. Y eso que mi formación espiritual proviene de la milenaria Escuela de Horus en el antiguo Egipto. Es decir, mi Ser ha recorrido un largo camino en los senderos de la Luz. Aun así, como el Maestro Tomas de Kempis, puedo decir: “Muchas son las cosas que sé, pero muchas más son las que ignoro.” Se sobrecogió mi alma y pensé que esos falsos profetas que andan negando la vigencia del Antiguo Testamento, no tienen el mínimo temor a Dios y solo les interesan sus comodidades, sus bienes materiales y someter sus feligreses a su dominio y manipulación. La sabiduría Divina por medio de Pablo, el apóstol y Maestro de los gentiles, afirma que “Quien se hace amigo del mundo, se hace enemigo de Dios” y Jesús el Cristo exclamó solemnemente: “Yo no he venido a abrogar la Ley, sino a justificarla “. El que tenga entendimiento que entienda porque aquí hay sabiduría. Atrevidos y contumaces apostatas, no se dan cuenta o no admiten en su corazón, que el Cristo tiene un Nombre que es sobre todo nombre y ante su Divina Majestad toda rodilla se doblará, tanto en los cielos como en la tierra y que pasarán cielo y tierra, mas sus palabras no pasarán; porque son palabras que están cimentadas en el Verbo Sagrado que desde la misma eternidad y antes de todos los siglos constituyen la Jerarquía del orden Divino. 15

La Biblia es un texto Sagrado, único, homogéneo, teológica y filosóficamente, con conexidad y unidad temática, lo cual imposibilita su división, porque toda ella contiene la sabiduría Divina, sus disposiciones, la normativa de la Seidad Cósmica que creó el mundo y los mundos; el macrocosmos y el microcosmos humano que obedece a un plan Divino, a un experimento solar. Del sol interior, que muchos desconocen y que mora en nuestro corazón como Cristo Íntimo, el cual es una emanación, una chispa Divina proveniente de un genio sideral al cual llamamos Padre Celestial. La ley es la norma, el peso, la medida, lo establecido; mientras que la justicia, según Ulpiano y Cicerón, en el derecho romano, es darle a cada quien lo que le corresponde. Pero desafiando la Majestad Divina, algunos pastores, curas romanos o líderes religiosos han usado las trece epístolas del apóstol Pablo para prometer a sus feligreses que con solo creer en Jesucristo están salvos. La creencia solo es creencia. No prueba nada. Creer es aceptar. Pero aceptar no es imitar, no es seguir sus enseñanzas. No es poner a Dios sobre todos nuestros intereses, y hacerlo el centro de nuestro Universo. Alguien pudiera creer y seguir siendo un pecador, un prevaricador. Y después justificarse diciendo que nadie es perfecto, que todos somos pecadores y que la misericordia de Dios es grande. Millones de dólares, incalculables riquezas ha producido la manipulación, la falta de conocimiento esotérico para interpretar las epístolas y enseñanzas del Venerable Maestro Hilarión o Pablo de Tarso, porque la iglesias fundadas por hombres y a cuya cabeza no está el Cristo, interpretan a letra muerta esas profundas epístolas paulinas y están llenando auditorios, galpones industriales, centros comerciales, garajes, plazas públicas y teatros prometiéndoles la salvación; el cielo, la resurrección, la unión con Jesucristo y con Dios a toda su feligresía solo por creer. Todo eso es un fraude, una estafa populista porque sin hacer una transformación radical del mundo interior, egoico, satánico y perverso que sus seguidores tienen en su alma y que los convierte, por tanto, en verdaderos ciegos, en muertos vivientes, de los cuales habló el Cristo a Nicodemus cuando le dijo “Deja que los muertos entierren a sus muertos”; sin ese cambio radical es imposible, absolutamente imposible, llegar a heredar el Reino de Dios, que es el Reino de la perfección absoluta, del Amor y de la Paz verdadera y estable. Según el gran Avatara Samael Aun Weor, los muertos vivientes tienes muchas características y constituyen casi el 97 % de la humanidad. Se les identifica porque: 1.) No ven ni oyen nada de lo que ocurre en los mundos internos.2.) Están 16

sujetos a todo tipo de enfermedades epidemias y a la muerte 3.) No saben manejar los cuatro elementos, ni las fuerzas Universales. 4.) Están sujetos al dolor y a la amargura 5.) No conocen los misterios de la vida y de la muerte, ni mucho menos tienen poder y mando sobre ellos. 6.) Mueren contra su voluntad y nacen contra su voluntad. No saben cómo nacen ni como mueren. 7.) Son habitantes del abismo y siguen las directrices de la gran ramera, marcada con el 666, obedeciendo ciegamente a sus tenebrosos designios e intereses. He escuchado a humildes rezanderas en actos funerales que oran por los difuntos y terminan sus oraciones diciendo: “Dale Señor el descanso eterno y brille para él, o ella, la Luz perpetua”. Otra falacia más, otra frase engañosa, porque al Padre corresponde la Luz, al Hijo el Amor y al Espíritu Santo la Vida. Imposible que la Luz perpetua, que es el Padre, vaya a brillar en un alma repleta de defectos, de egos, de errores, de tinieblas y de ignorancia. Sin embargo, esas comunidades religiosas que ofrecen el cielo y la unión con Dios a sus feligreses, jamás les han enseñado a eliminar los defectos que en nuestro interior cargamos. Estamos llenos de ira, rencor, odio, celos, lujuria, fornicación, flojera, mentira, adulterio, fanatismo, gula, orgullo, vanidad, envidia, criticadera, traición, desconfianza, dudas, agresiones, violencia física, verbal y psicológica, infamias, rebeldías, terquedades, ingratitudes, incredulidades, hurtos, robos, chismes, egoísmo, materialismo, avaricia, crueldades, apego de todo tipo, mezquindades, ignorancia, engaños, corrupción, tracalerías, psicosis, neurosis, síndrome bipolar, temores y miedos patogénicos, apostasía, blasfemia, iniquidades, perversidades, contumacias, inconciencia, sadismo, masoquismo, sodomías, terquedades, resabios etc. Una persona en su sano juicio que sea capaz de reflexionar profunda y equilibradamente, nunca podrá aceptar que un alma con esa infinita cantidad de defectos pudiera ir a los cielos, ni unirse con Dios, ni con Jesucristo, ni con ningún Ser Celestial. Porque esos defectos constituyen una gran muralla de escombros, un mundo tritocosmos de tinieblas, de energías pesadas y satánicas, venenoskinianas que imposibilitan la unión con la Luz, que es el Padre Eterno. Esa y no otra, es la razón por la cual la frase piadosa de que todos los difuntos van a cielo y que brilla para ellos la Luz perpetúa, es total y absolutamente falsa. Porque el juicio existe y se aplica. Según la Escritura Sagrada, el Cristo en su primera venida lo hizo como Cordero Divino y fue inmolado, es decir crucificado; pero en su segunda venida vendrá como Justo Juez, como Ser de Justicia, a juzgar a vivos y muertos y su Reino no tendrá fin. Conveniente es también afirmar que el cielo no es un lugar ni un tiempo, sino un estado de la conciencia divina. El apóstol de los gentiles afirmó dos cosas 17

necesarias en esta disquisición: “El que sin Ley peca, también sin Ley también será juzgado”, y la segunda: “Puesto que no trajimos nada al mundo, tampoco somos dignos de sacar nada de él.”. En hora buena esos dos apotegmas precisos, porque de no ser así los difuntos en su rapacidad e ignorancia hubieran querido trasladar sus propiedades a ese cielo imaginario a donde creen que van todos los fallecidos. Justamente el hombre nuevo de que habla la Biblia, se forma cuando esa cantidad de defectos o yoes psicológicos son sacados de nuestra mente, que es su guarida, para así propiciar un verdadero cambio desde nuestro propio interior, un cambio radical. Esto está representado en la escena en que el Cristo saca los mercaderes del templo, de lo cual hablamos previamente. La sabiduría Gnóstica, desde la aurora del Mahamvantara, enseña la forma clara y precisa de como hombre y mujer habiendo previamente comprendido sus defectos en los 49 niveles de la mente, pueden objetivamente eliminarlos. Inri, Arcano AZF, Vitriol y la clave DANTE son palabras sagradas que, en lo más oculto de su significado y en su práctica constante, por la intermediación de la Divina Madre Kundalini, permiten que se erradiquen de una vez y para siempre todos nuestros defectos, limpiando el alma del Iniciado y transformando esos defectos en virtudes. Cumpliéndose así el perdón de los pecados por medio de los dos bautismos; el del agua, que realizaba Juan el Bautista y el de fuego, que realiza nuestro Señor el Cristo en lo Interno del Iniciado, del verdadero Iniciado que se ha entregado a la búsqueda de la Verdad, que es el Padre Eterno y su Reino Celestial. Solemne y enfáticamente afirmamos que es de este y no de otro modo, que se logra el perdón de los pecados y no con las confesiones que los curas romanos hacen en el sacramento de la penitencia. Cuando el Cristo perdonó los pecados de sus 72 discípulos, hizo todo un ritual e invocó, en sus respectivas regiones, a los Perdonadores de Pecados con sus nombres sagrados, implorándole a su Padre el perdón de todos los pecados que sus discípulos habían cometido en conciencia o en inconciencia; en fornicación o en adulterio, hasta ese día. Y además pidió una señal a su Padre celestial para saber si su petición había sido aceptada. Y la señal que El pidió se concedió. El lector que desee comprobar y profundizar sobre este misterio, puede leer Pistis Sophia, párrafos finales del capítulo 141 y el capítulo 142; páginas 616 y 617 respectivamente. Comprobando con ello que es un acto litúrgico sagrado. Santo, puro, y que el mismo Cristo, siendo hijo del Padre Eterno, gozando de su propia 18

naturaleza y el heredero de su reino, que tiene al Universo entero como estrado de sus santos y venerables pies, tuvo que hacer esta rogativa al Padre, la cual no tiene nada que ver en lo absoluto con la confesión que hacen los curas católicos que no tienen ninguna potestad divina para perdonar pecados. Además, la penitencia de tres o cinco Padre Nuestros y otras tantas Ave Marías, no va a borrar los pecados e iniquidades del desprevenido pecador. Y mucho menos a hacer que corrija sus errores y que cambie radicalmente. Esa es otra falacia. Otro engaño más para el creyente. El acto de perdonar los pecados implica que el Cristo, que el Justo Juez, signe con la marca del perdón el alma del pecador. Razón por la cual cuando Él les enseña los 49 arrepentimientos que deben hacer para heredar el reino de su Padre, a cada arrepentimiento, los discípulos responden al unísono: “¡Oh Sígnanos con vuestro perdón!”. Es esta la frase del Verbo Divino que borra las huellas del pecado y deja limpia el alma de los apóstoles. Esta es la verdad verdadera. Esa eliminación de los defectos es lo que quiso decir alegóricamente el Hijo de Dios cuando exclamó: “El que quiera venir en pos de mi deje todo lo que tiene, tome su cruz y sígame.” En capítulo aparte, denominado Los Misterios de la Cruz, explicaremos profundamente el significado de la expresión “Tome su cruz” y develaremos practicas milenarias y sagradas que pondrán al discípulo en los umbrales de la verdadera Iniciación, del verdadero sendero de la Luz del Cristo Redentor. Ese “deje todo lo que tiene”, no se entendió bien por la humanidad de esa época y tampoco por la actual; pues se pensó que era dejar mujeres, palacios, ganados, tierras, haciendas, joyas, esclavos y todo tipo de bienes materiales. En conclusión, es que resulta imposible seguir a Cristo con esa cantidad defectos y apegos. Imposible seguir la Luz cuando se anda en tinieblas, cuando se tiene un chip de creencias pétreas y falsas. Aunque esotéricamente está comprobado que la Luz nace de las tinieblas. Así como la rosa elabora su perfume entre el fango de la tierra. Entre más espesas son las tinieblas, más grande y resplandeciente es el poder de la Luz. Y en eso consiste el misterio del Bafometo, que se vive plenamente en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, cuando el Iniciado saca los extractos anímicos de su vehículo físico, vital y astral para darnos un Alma Triuna, para Dios y para el Padre. Desde ese instante Supremo se crea otro mundo y las tentaciones ardientes de nuestro pasado tenebroso ya no tienen poder sobre nosotros, porque le hemos robado el fuego al diablo y el diablo no tiene ahora ningún Méndez. Ese 19

es el misterio terrible y a veces incomprendido del Bafometo y por esa razón se dice en esoterismo práctico que la luz nace de las tinieblas. El Credo Gnóstico confirma plenamente este discernimiento cuando afirma en uno de sus postulados finales: “Yo creo en el Misterio del Bafometo, del Demiurgo y del Abraxas…” El Salmo 127 saca a colación todo esto en forma velada y misteriosa en sus versículos: “Si Jehová no edificara la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en manos del valiente, A si son los hijos habidos en la juventud. “Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta”

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CAPÍTULO II ¿Católicos o cristianos? Con alguna sorpresa hemos visto como muchos parlanchines de televisión, de revistas o medios de comunicación han desplazado a Dios de sus frases grandilocuentes o de sus expresiones cotidianas y en reemplazo suyo, dicen el universo. Y repiten ciegamente frases edulcoradas, evasivas y eufemísticas, tales como: “El universo tiene para ti muchas cosas nuevas”, “El universo guarda un nuevo amor para tu vida sentimental”; “El universo es siempre generoso, aunque a veces conspira contra ti…” y muchas otras frases de cliché para ignorar o eludir alusión a Dios. Es como si en el fondo tuvieran ventajas sociales o comerciales al remplazar a Dios por el término universo. Esos graduados en escatología infernal tratan de confundir a sus auditorios, porque Dios es uno y el Universo y sus creaturas son su obra. Parece ser que sufrieran una Teofobia intencional. Semejante al caso de quienes les gusta la mesa, pero no el carpintero. Dios es uno y el universo es su obra manifestada. En eso debemos diferenciar entre Elohim y Aelohim. El primero es Dios manifestado en todo el Universo como ángeles, arcángeles, serafines, tronos, potestades, principados, dominaciones, constelaciones, galaxias y millones de soles. Pero Aelohim, es el Dios inmanifestado, del cual Pablo de Tarso quiso hablar a los griegos en su viaje evangélico por las tierras helénicas y que aparece reflejado en Hechos capítulo 17, versículo 23 al 31, que a la postre dice: “Porque pasando y mirando vuestros Santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues sin conocerle, Ese es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en Él hay, siendo el Señor del cielo y de la tierra no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida, y aliento a todas las cosas y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera palpando puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en El vivimos y nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “porque linaje suyo somos.” Siendo pues linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

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Pero Dios habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan; Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel Varón (Jesucristo), a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. El que tenga entendimiento, que entienda porque aquí hay sabiduría. Reflexionando sobre estas ansias manifiestas de algunos grupos metafísicos y payasos de feria, de no nombrar a Dios en sus intervenciones y remplazar su nombre sagrado por la palabra universo; me imagino si ante una extrema contingencia; como un fatal accidente, un naufragio en alta mar, un accidente aéreo, la explosión de un coche bomba o la muerte atroz de un ser querido, ¿A quién dirigirían su oración, su clamor para pedir auxilio, ayuda, salvación, misericordia, perdón? ¿Clamarían a Dios o llamarían al universo? Las Sagradas Escrituras contienen un pasaje certero en el cual el Cristo exclama: “Aquel que se avergüence de mi delante de sus hermanos, yo también me avergonzaré de él delante de mi Padre”. La Biblia es un texto Sagrado, indivisible, inspirado por Dios y con una estilística única, formada por tres niveles literarios que se corresponden respectivamente con tres niveles de conciencia humana que son, eikasia, pistis y dianoia. Quienes leen la Biblia a letra muerta, jamás entenderán el mensaje divino, ni penetrarán en los profundos misterios del Altísimo y de sus ángeles. Conveniente les seria meditar sobre 1 Corintios, capitulo 2, versículo 7 que hemos citado previamente. Imposible para ellos llegar al re-ligare con esas fuerzas supra inteligentes y divinas que hicieron posible no solamente tal escritura, sino también toda la Creación. Etimológicamente la palabra religión proviene de dos términos latinos: El prefijo re, que significa volver a, y el verbo ligo, ligare, que significa unir, juntar. Por lo tanto, la palabra religión significa volver a unir. ¿Con quién? Con Dios, con nuestro Creador. Volver. Regresar a la patria del Espíritu. Esa es la razón por la cual el apóstol Pablo afirma que: en Filipenses, capítulo 3, versículo 20: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.” Ahora bien, hay que auto cuestionarse, porque con la lectura superficial, incompleta y adulterada de la Biblia no vamos a religarnos, a unirnos nuevamente 22

con Dios. Jesús el Cristo dijo: “No dejéis noche ni día de buscar, hasta que halláis encontrado los misterios de Reino de la Luz” y Pablo agregó: “Leed todo y retened lo bueno”. En el evangelio de Lucas, capitulo 11, versículo 9 y 10 encontramos la afirmación del Divino Salvador del mundo, cuando dice a sus discípulos, después de enseñarles la oración del Padre Nuestro: “Pedid y se os dará; buscad y hallareis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe. Y el que busca, halla y al que llama, se le abrirá”. Esa lectura luterana, católica o evangélica de la Biblia, nunca nos llevará a vestir el alma con las vestiduras sagradas del Espíritu Santo como es el Soma Puchicon y mucho menos, a obtener las vestiduras del Cristo resurrecto en nuestro interior, como es el To Soma Heliacon o vestiduras de oro del hombre Solar, del verdadero hombre causal, del ciudadano cósmico, que contiene en sí mismo el germen del Uno y del Todo. Y cuyas vestiduras están adornadas con todo tipo de gemas preciosas y tienen escritas con letras de Luz Divina, cinco palabras secretas para el profano, pero reales para el Cristo como heredero del Reino y Señor de la eternidad. Ver Pistis Sophia capítulo 10. A este nivel superficial de la lectura bíblica, corresponde un estado de conciencia eikasiano. Ese es un estado donde el ser humano es instintivo, violento, agresivo, con una psicología depauperada, de sobrevivencia, donde el alma humana ignora absolutamente los misterios de Dios, del fuego, de las aguas de Vida Eterna. Ignora cómo trabajar con las fuerzas e inteligencias superiores del universo exterior y del universo interior de sí mismo. A este grado concientivo, corresponden las religiones llamadas de Gran Vehículo, de convención social que son aquellas que amontonan millones de seguidores, pero que, en el fondo, no enseñan el camino de la cristificación. Son religiones confesionales, de borregos más que de ovejas, en donde prevalece el fanatismo y la ignorancia sobre la razón, la verdad, la sabiduría y la espiritualidad. Esas religiones masivas están llenas de gentes de todos los países, pero vacías de almas purificadas por el Espíritu Santo. Carentes de serpientes ígneas. Son religiones fundadas por hombres y la gente le gusta ir a ellas porque no exigen a la feligresía nada, ni enseñan nada que pueda ayudarlos a cambiar de vida, desde lo más profundo de su corazón, de su interior. Son religiones de pacto social. De matrimonios pomposos y rutilantes. De catedrales, mezquitas, pagodas y templos escandalosamente hermosos, pero sin espiritualidad, ni fuego pentecostés. Religiones sin el bautismo de la sabiduría. Sacramento regido por el Arcángel Gabriel, es este Sacramento el que “realiza el milagro de hacernos humanos”, 23

según las más antiguas tradiciones del Credo Gnóstico. Al Arcángel Gabriel no solamente corresponde regir el sacramento del bautismo, sino también anunciar al mundo la venida de un Ser de Luz al plano de las tres dimensiones. Esta es la razón por la cual el anuncia a las 12 del día, a María Santísima, la venida de nuestro Señor el Cristo, a través de la Inmaculada Concepción. Cuando le dice: “Dios te Salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Ihesus”. En ningún momento el ángel dijo esa coletilla de: “Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. El ángel jamás pudo decir esta última parte, porque Él no es mortal. A Gabriel le corresponde igualmente, regir la primera Iniciación de Misterios Mayores. Es decir, abrir la puerta de los Misterios para que el alma empiece el camino que la llevará al encuentro y fusión con su Cristo Íntimo. Aclaro que todas las religiones son buenas. Mi Maestro me ha enseñado que “Las religiones son perlas preciosas engarzadas en el hilo de oro de la divinidad”. Todas son buenas, pero eso no quiere decir que sean efectivas en el propósito del religare, de la autorrealización Intima del Ser y de sus infinitas posibilidades. Si hablásemos de comida o alimento físico, tendríamos que afirmar que toda comida es buena, porque es fruto del Espíritu Santo para alimentar a sus criaturas. A la comida tienen acceso todas las personas según su capacidad adquisitiva, su formación, sus costumbres y tradiciones. Hay tres tipos de alimentos: Rayasicos, Tamasicos y Satvicos, cada quien escoge para si su propio alimento, según su información nutricional, cultural o sus propias necesidades o capacidad económica. Conocido es por todos que hay alimentos procesados industrialmente que contienen preservativos químicos que son altamente cancerígenos o perjudiciales para la salud. Lo mismo ocurre en el caso de las religiones. Cada cual practica y se identifica con algunas ideologías espirituales dependiendo siempre de su nivel de Ser, de su avance espiritual. Pero hay religiones que son altamente tóxicas para el alma porque crean fanatismo, odio, discriminación y violencia con nuestros semejantes, alejándose así del amor del Padre, de la infinitud que todo lo crea y todo lo sustenta. Cada uno está en el nivel espiritual que le corresponde según el orden Divino. Esa es la escalera mágica de Jacob, que va desde la tierra al cielo, de la materia al espíritu y en la cual cada uno de nosotros está en un escalón determinado por sus propios méritos y virtudes. Religiones como la católica que tienen el descaro de tener banco, disfrazado con un nombre extraño de “Instituto para las Obras de Religión”, en donde se rumora que muchos carteles de la droga legitiman sus capitales, son una gran

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amenazapara el cristianismo encarnan una brutal contradicción con lo enseñado por el Cristo a los apóstoles y a toda la humanidad. Esa religión romana tiene enquistada unas mafias que pugnan por el control del poder, de los recursos, de los cargos, de las influencias socio-económicas y en general, de formas que impongan decisiones que beneficien a sus líderes, quienes en ocasiones manejan sus estrategias como los más connotados partidos políticos del trópico. Todo eso, hace parecer a esa religión de Gran Vehículo, como una organización mundana. Alejada de los preceptos divinos, de las jerarquías celestiales, de los planes que Dios tiene para cada ser humano. El llamado Papa Emérito, Benedicto XVI, en una ocasión, cuando el caso de las violaciones sexuales de los clérigos romanos contra inocentes niños de todo el mundo, tomó furor y centimetraje en los medios, dijo en una declaración irresponsable y cantinflera: “Bueno, en eso se reconoce que esta es la iglesia de Dios, porque está siendo atacada por el demonio”. Creo que los 600 casos de acusaciones de pederastia que llegan anualmente a los tribunales del vaticano y que, según una doctora española, vaticanista entrevistada por el periodista José Levy en CNN, en el año 2.015, son ciertas, constituyen una clara manifestación de ese diablo enquistado que habita en el corazón de la curia romana. La complicidad con el delito también es delito. Y los sabios fariseos romanos lo saben, al igual que saben que su organización está plagada de gays reconocidos, de encubridores, de pederastas y de apostatas que viven en suntuosos palacios rodeados de lujos y comodidades, quienes con sobrado descaro se atreven hablar de humildad, de caridad y muchas otras virtudes cristianas que jamás han practicado. Hemos visto que se muere un pobre y ningún cura asiste al sepelio, pero se muere un gobernante poderoso, un acaudalado hombre de negocios y enseguida aparecen los prelados católicos voluntariamente a orar, a llorar, a enaltecer las virtudes del fallecido y a tomar protagonismo con sus mejores y más vistosas vestiduras litúrgicas. Los pobres nunca han estado entre los planes de la iglesia romana. Porque hay una gran contradicción entre sus posesiones, sus riquezas materiales, su vida de lujo y ostentación y la falsa prédica de humildad, de caridad, de solidaridad y tantos otros subterfugios de explotación social y económica. Aunque justo es reconocer, que, en todo el mundo, existe un pequeño grupo de prelados católicos y monjitas que han tomado en serio su ministerio social y con esmero y mucha filantropía ayudan en diferentes maneras a sus semejantes. Pero 25

ellos son minoría, no tienen capacidad de disposición de los bienes eclesiales, ni autonomía administrativa y en ocasiones sus superiores los ven con celos o recelos por su abnegada labor. Aun así, la práctica de esas labores sociales no lleva al militante o creyente a salirse de esa rueda del Samsara, de sufrimientos y retornos inconscientes, esas prácticas caritativas no conducen al conocimiento de la Verdad, del Padre Eterno, aunque que sean merecedoras de muchas bendiciones y de la gran compasión del Todopoderoso. Eso no conlleva al desarrollo pleno de las facultades del alma, a la práctica de métodos que la salven y que le den vida eterna. Es decir, al nacimiento segundo, a escribir con letras de fuego su Nombre Sagrado en el libro de la Eternidad. Al Pleroma. Recuerdo que desde niño aprendí del Budha viviente Gargha Kuichines que: “Aun detrás del incienso de los templos se esconde la maldad humana”. A estas alturas de nuestro análisis, es conveniente afirmar que católico significa universal, común, general, extendido por la tierra, pero cristiano significa seguidor del Cristo, de su doctrina, de su enseñanza pública y oculta y de su ejemplo de vida. Aceptarlo como nuestro guía, como “el camino la Verdad y la Vida, y aceptar junto con eso que, nadie va al Padre sino por Él”. Es decir que Jesús el Cristo es el Sumo mediador, el único mediador entre Dios y los hombres. La palabra “Sumo” quieres decir el máximo, el más exaltado, el supremo y la palabra “Pontífice” proviene de dos términos latinos: Pons, que significa puente, y ficio, facio, que significa hacedor, constructor. Razón por la cual, cuando al Papa romano se le llama sumo pontífice, está siendo un impostor, porque le está usurpando y abrogando la verdadera naturaleza y función del Cristo, puesto que Él es nuestro mediador, todos lo sabemos y así está escrito en la Biblia, en la primera epístola de Pablo a Timoteo, capitulo 2, versículo 5 y 6: “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hecho hombre. El cual se dio así mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. Él es nuestro intercesor, nuestro mediador y a Él sea el imperio y la gloria sempiterna. Amén. Amén. Amén. También se comete un error al llamar al Papa como máximo líder de la cristiandad. ¡Eso jamás! El podrá ser el máximo líder del catolicismo, pero no del cristianismo. Porque en esencia, el cristianismo es más extenso y profundo que el catolicismo. Además, el cristianismo tiene origen en Cristo y está dirigido por Cristo, que es el hijo del Padre Eterno, que goza de su propia naturaleza y que con el Padre y el Espíritu Santo es Dios por los siglos de los siglos y cuya doctrina oculta y verdadera contiene todas las claves para la cristificación y la explicación de los misterios que nos conducen de vuelta al seno del Padre Eterno,

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otorgándonos de nuevo la ciudadanía de la Jerusalén Celestial, de la cual debemos decir que no es la ciudad geográfica actual. Mientras el cristianismo es fundado por Cristo, el catolicismo fue fundado por seres humanos con apetencias pasionales e impurezas. En conclusión, queda demostrado claramente que, el catolicismo es una secta derivada del cristianismo. Es decir, una manera de ver, de interpretar el cristianismo y de lucrarse de él. Los primeros pontífices fueron nombrados por el segundo emperador romano, Numa Pompilio y lo hizo porque entre ese grupo de personas había constructores civiles de puentes y ellos podían hacerle mantenimiento y vigilancia al puente sobre el rio Tíber, que por ser el imperio romano un imperio invasor y guerrero, ese puente era estratégicamente importante para la defensa de Roma. Demostrándose así que eran puentes civiles, materiales y no referidos a asuntos espirituales. Fue tanta la degradación de los llamados pontífices, que, hasta Julio César, que en el año 46 a.C., extendió el año cronológico y lo puso de 445 días, se proclamó como jefe civil, militar y religioso, y en este último cargo se denominó Pontifex Maximus, o sea sumo pontífice. La historia del pontificado católico, desde sus inicios hasta nuestros días, ha sido una historia oscura, sembrada de intrigas, de odios, persecuciones e iniquidades que se contradicen radicalmente con el ministerio sagrado que dicen ejercer. Se sabe por todos los estudiosos que, los primeros papas eran nombrados por los reyes de la antigüedad y el elegido era sacado de una terna que se presentaba al monarca y éste decidía quien debía ser el máximo representante de la Iglesia Católica. Procedimiento que no estaba exento de conflictos y manipulaciones inescrupulosas. Igualmente sabemos que hubo tiempos de divisiones heresiarcas, donde hubo dos papas en ejercicio, uno en Roma y otro en Francia. En 1378 fue elegido Urbano VI, pero los cardenales franceses no lo reconocieron Papa y eligieron como anti Papa a Clemente VII, el cual tenía su sede en Avignon, Francia, y esa iglesia, en todas partes, se hundió en una serie de peleas y enfrentamientos vergonzosos debido a una crisis de autoridad. Esos papas pugnaron entre sí por hacerse obedecer uno del otro. Se excomulgaban mutuamente y vivían sumergidos en peleas sucesivas. Para este tiempo, Roma era una ciudad pequeña, que solo tenía 40.000 habitantes, lo cual refrenda el proverbio popular de: “Pueblo pequeño, infierno grande.” 27

También sabemos que en la página negra de la negra historia pontifical, hubo un Papa que murió y duro tres días insepulto porque era tan despreciado que nadie quería hacerle honras fúnebres. Los historiadores saben que el papado creó la Santa Inquisición en la edad media, y llegaron a tal extremo de maldad que quemaron vivos a simples seres humanos por no pertenecer a su iglesia, o porque algún intrigante los acusaba de hechiceros o de practicar ritos que no estaban aprobados por la curia romana. Se calcula que fueron quemados vivos más de 50.000 personas en diferentes países. Aparte de las expropiaciones, confiscaciones, mazmorras, azotes, lapidaciones y linchamientos de que fueron objeto muchos mártires. Ese fue el caso de Juana de Arco, de quien se dice fue quemada viva en una hoguera públicamente, porque se la eligió como Papa creyendo que era hombre. Juana de Arco después de ejercer el papado por 2 años, 7 meses 4 días, fue incinerada viva. Esa elección determinó que los futuros papas, una vez elegidos, debían desnudarse ante el llamado consejo cardenalicio y mostrar sus atributos masculinos, comprobando así su sexo, y si su masculinidad estaba correcta el oficial de ceremonia, frente al cuerpo desnudo del nuevo Papa, exclamaba la frase: “Testiculum habet, et bene pendebant.” Cosa que hoy no se hace debido a los fuertes lazos de comunicación e interacción que sostienen constantemente los cardenales. Galileo Galilei fue perseguido brutalmente por la iglesia romana por sostener la teoría del heliocentrismo, en contra del geocentrismo que apoyaba la Iglesia Católica. Fue preso de esa iglesia de por vida. El 24 de febrero de 1616, once consultores del llamado Santo Oficio o Santa inquisición, lo declararon un peligro para la Iglesia y lo condenaron como hereje. Galileo murió viejo, arruinado, agotado y ciego, a los 78 años en 1642. En el siglo XX, el Papa Pio XII se alió con Adolfo Hitler y Benito Mussolini y apoyó el fascismo-nazismo cruento, fatídico y destructor de esos genios del mal. Incluso el Papa facilitó la salida de algunos nazis hacia sur América, como ocurrió con los que se camuflaron y escondieron en Brasil, Paraguay y Argentina y allí vivieron por largos años sin ser perseguidos ni enjuiciados por sus crímenes de guerra. Adicional a esas actuaciones funestas, vergonzosas y cómplices del papado, se observa claramente que la iglesia católica no enseña nada a sus feligreses. Su rito más extendido es la misa dominical y en ella nunca hemos escuchado una lectura bíblica que tenga que ver con la castidad, como el capítulo XV del Levítico.

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Tampoco hemos escuchado una explicación objetiva de lo que es la Roca, de la cual tanto se habla en muchísimos apartes bíblicos. Seria de una gran torpeza que los seguidores católicos, Testigos de Jehová, evangélicos, adventistas, luteranos, pentecostales y muchos otros, se les tenga en un limbo semántico y cognoscitivo al no explicar que la Roca, la piedra, el Pathar, cuya abreviatura PTR, todavía se usa en algunos implementos litúrgicos y tantas otras metáforas, se refieren exclusiva y únicamente al sexo, al fuego sagrado. A la castidad que debe guardarse en las relaciones íntimas entre hombre y mujer. Relaciones que deben estar guiadas y asistidas por el Sacratísimo Espíritu Santo. Argumento este que le permite al dignísimo Pablo de Tarso afirmar que: “La Roca es el Cristo”. 1 Corintios, capítulo 10 versículo 4. La Roca no es la fe como lo afirma San Agustín, sino la base de la fe, y la fe es el producto de los trabajos tántricos. De los trabajos de castidad militante con el Espíritu Santo. Algunos exégetas han tratado inútilmente de mantener el velo del templo, sin embargo, por la premura de los tiempos y por estar la actual raza humana tan degenerada y llena de malignidad, es tiempo de explicar los misterios de la Luz Divina con toda fuerza y claridad. Hasta el mismo Maestro Hilarión, más conocido como San Pablo, dice en Hebreos capítulo 9, versículo 3,4, 5 y 8 que: “Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, El cual tenía un incensario de oro puro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto; Y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se pueden hablar ahora en detalle; Dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo…” Sobre ese particular creemos necesario argüir que las religiones han convertido la fe en creencia. Solemnemente afirmamos que la fe que es una energía del alma Divina. “Tened fe como un grano de mostaza y moveréis montañas”, había dicho el Divino Hijo del Tesoro de la Luz en sus enseñanzas. La fe es convicción, por lo cual, hay que conviccionar, y eso los fornicarios y adúlteros jamás lo experimentaran por sus iniquidades, por su rebeldía o por su ignorancia. En el apóstol Pablo, la fe conlleva un proceso que pasa por las 4 “C” del Cristo, aunque en algunos caminantes del sendero éstas no se procesan en el mismo orden.

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La primera “C” es la “conmoción” sufrida por Saulo al ser derribado del caballo, cuando el rayo de Luz Poderosísimo de nuestro Señor el Cristo lanza al perseguidor, de bruces contra la tierra y éste, asustado, conmocionado, exclama: “¡Adonay, Adonay!”, que quiere decir: “¡Oh mi Dios, ¡mi Señor!”. Según se narra en Hechos, fue conducido a Damasco y permaneció ciego y mudo durante tres días, sin comer ni beber. Es decir, en total conmoción. Hasta que Ananías, por mandato del Cristo le impuso las manos y recobró el habla, la vista y la conciencia de sí. Este proceso de conmoción es en Pablo un real y verdadero proceso de Psicoestasia, dirigido por nuestro Señor Jesús el Cristo, y que para los estudiosos esoteristas corresponde a la carta número 20 de los arcanos mayores del Sagrado Tarot Egipcio. La segunda “C” es el paso a la conversión. Es decir, esa terrible conmoción lleva al alma al estado de shock, de catarsis, que produce un cambio profundo, una rectificación en la personalidad, en el sentir, en el pensar, en el hablar y en el actuar. Esa es la razón por la cual, una vez recobrado el estado concientivo, Pablo empieza su vida apostólica predicando la doctrina del Cristo en el mismo Damasco. Hecho este muy parecido al experimentado por Jonás, quien después de salir supuestamente del vientre de la ballena, en el cual estuvo tres días, lo primero que hizo fue predicar el evangelio en Nínive. El libro de los Hechos testimonia esa vocación y el evangelista Lucas, que fue su amigo y compañero hasta la hora de la muerte, dice que Pablo “se esforzaba… demostrando que Jesús era el Cristo”. Ver Hechos capítulo 9, versículo 22. Si hacemos un análisis minucioso, más allá de lo convencional, obtendremos la clave del proceso Paulino, sumando 9 del capítulo, más 22 del versículo nos da 13 como resultado. Y el 13 es en sagrado Tarot egipcio: “Muerte y Resurrección”. Y eso fue lo que Pablo vivió: muerte para pecados de celos religiosos y resurrección para Dios, para ayudar al Cristo a explicar al mundo su doctrina de salvación. Todo lo cual interpretado por los Arcanos Mayores del prenombrado tarot egipcio simboliza “Muerte y Resurrección”. Muerte del nuevo Apóstol para el mundo y sus concupiscencias, y resurrección para el mundo espiritual del Cristo y la Luz del Padre Eterno. Aun si no sumáramos cabalísticamente también tendríamos una clave de su proceso porque el 9 es la Iniciación, la Iniciación en los Misterios, la Lámpara de Aladino, la Piedra cúbica de Jesod, el ermitaño, en tanto que el 22 simboliza el retorno, el regreso del hijo pródigo al seno de Abraham, nuestro Padre en la fe. La tercera “C” tiene que ver con la Contricción, que algunos teólogos definen como el dolor, la vergüenza, la pena que experimenta el alma por extraviarse, por haber ofendido la Majestad Divina, sus leyes y sus santos designios. Es el dolor 30

del corazón que produce la enmienda, la corrección, la vuelta del rostro extraviado hacia la grandeza del Inefable. Contricción que le hace repetir al Iniciado en los Misterios hasta el infinito, la frase latina: “Bonum mihi quia humilisti me. Cor contritum et humiliatum. Deus non despicies.” En la cuarta “C” llegamos a la Convicción, al pleno conocimiento de la verdad. Es decir, a adquirir una de las virtudes del Espíritu Santo que es la Fe. La Fe es fruto del trabajo con el Espíritu Santo. Después de su resurrección interior y siendo Pablo, prisionero de Cristo, avanzado en su trabajo iniciático, el gran Maestro Hilarión, o Pablo apóstol, puede sabiamente afirmar en Hebreos 11, lo que es la Fe y por eso acertadamente la define: “Es, pues, la Fe la certeza de lo que se espera, la Convicción de lo que no se ve…” “Sin Fe es imposible agradar a Dios”. Imposible hablar de Fe si no se trabaja en el lecho santo, sin mancilla, con la fuerza del Espíritu Santo y si no se vive intensamente el proceso de las cuatro “C” del Cristo. Por esta razón, el apóstol Santiago, que es la parte autónoma y autoconsciente de nuestro Ser que dirige la Gran Obra del Padre, en su epístola universal afirma que, “La Fe sin las obras es muerta”. No se trata de obras de caridad, ni de limosna, ni de misericordias vanas; se trata de Fe en Cristo nuestro Señor y Salvador. Debemos acordarnos que: “Jesús el Cristo es el autor y consumador de la Fe”, Hebreos capítulo 12, versículo 2. El apóstol Santiago abunda más todavía al decir en alguna parte de la Escritura, “muéstrame tu Fe, que yo te mostrare mis obras”. Aunque torva y torpemente un pasaje de la misa católica dice: “Señor no mires nuestros pecados, si no la Fe de tu Iglesia”. Faltándole respetos a Dios; puesto que le están dando instrucciones de hacia dónde debe mirar e ignorando, lo que dice el apóstol Santiago en su epístola, sobre que la “Fe sin las obras es muerta”. Tan grande, densa y profunda es la escritura paulina, que después de tantas mutilaciones permanece incólume en su dimensión cristiana, pedagógica y divina. Tan divina que, de las 13 epístolas escritas por el apóstol de los gentiles, hay algunos párrafos en los cuales uno siente que la escritura es hecha por Dios mismo, siente su presencia su luz y sabiduría. Uno siente de Pablo, que su comprensión de los Misterios y de la doctrina del Cristo y de los seres Inefables es total, es completa y me pregunto humildemente, ¿Qué hubiera sido del cristianismo sin Pablo?

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Muchos estudiosos sostienen que hay una larga lista de similitudes y pasajes de la vida de Pablo, que son muy semejantes a los de la vida de su Maestro, Nuestro Señor el Cristo. Citemos como ejemplo:

El Cristo va a Jerusalén

Pablo va a Jerusalén

Jesús el Cristo testimonia ante el Pablo también testimonia ante el Sanedrín

Sanedrín

El Cristo es perseguido por los judíos

Pablo igual es perseguido por lo judíos

Pilatos declara inocente a Jesús

El

rey

Agripa

y

Festo

declaran

inocente a Pablo Jesús el Cristo queda solo durante su Pablo también queda solo cuando es acusación

acusado

Jesús exclama ¿Dónde están los Los amigos de Pablo lo dejan solo, doce?

menos Lucas.

Jesús fue crucificado por los judíos

Pablo fue decapitado por los romanos

En 1 Corintios, capitulo 11, versículo 1, encontramos: “Hermanos, sed imitadores de Mí, como yo de Cristo”. Aconseja Pablo a sus discípulos demostrando con ello que Jesús el Cristo era su modelo, su guía, su orientador, su mentor y promotor, puesto que lo escogió, desde antes de la creación del mundo, para explicar su evangelio a los gentiles y lo constituyó en “Maestro de los gentiles en Fe y en verdad”. Y Pablo nunca le falló. Jamás lo negó, como si lo hizo Pedro, al cual muchas veces tuvo que enfrentar y reprender. Según Lucas en Hechos de los apóstoles. Está demostrado hasta la saciedad que la iglesia católica no tiene la profundidad necesaria para penetrar los grandes misterios de la doctrina del Nazareno. Es más, el fanatismo que la ciega, creyéndose única poseedora de la verdad, hace que discrimine, deteste, persiga y recrimine a todas aquellas comunidades espirituales que piensan en forma contraria. Recordemos que al comienzo del siglo pasado y hasta mediados de esa centuria los curas católicos no permitían que el común de la gente leyera la Biblia y el credo católico, que es una confesión de Fe, en su parte final decía: “Creo en la Iglesia Católica, apostólica y romana, fuera de la cual no hay salvación …”

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Por alguna razón lingüística, por clave misteriosa o para guía de los buscadores argonautas del Gnosce te ipsum; en español, Roma, es amor al revés. El que tenga entendimiento que entienda. Salomón decía que la sabiduría está en todas partes, el trabajo está en descubrirla”. Parafraseando lo anterior, diremos que: “Diabolus est Deus inversus”, o sea, el diablo es Dios al revés. La investigadora Elena G. de White, dice con precisión que: “La influencia de Roma en los países que en otros tiempos reconocían su dominio, dista mucho de haber sido destruida. El imperio romano no ha perecido, sino que ha sufrido una transformación. Esto no es una observación aguda, sino el reconocimiento histórico del verdadero estado de cosas y la forma más apropiada y fructífera de describir el carácter de la iglesia romana. Es una creación política y tan imponente como un imperio mundial, porque es la continuación del Imperio Romano. El Papa se denomina Rey y Pontífice Máximo, es decir el sucesor de César”. Añadido a lo anterior, tiene categoría internacional de Jefe de Estado y funcionarios diplomáticos que lo representan en muchísimos países del globo terráqueo, lo cual apoya la tesis de la Dra. White. Poco serio e irresponsable es el apelativo de la Ciudad Eterna, que algunos eufemistas le dan a Roma. Con ello solo confiesan su ignorancia y vanidad, porque la única ciudad eterna, es decir que está más allá del tiempo, que permanece para siempre, es la Jerusalén Celestial, la Patria del Espíritu. “La Jerusalén Celestial no está en Sinaí, donde está la ciudad actual, sino en la parte de arriba (los cielos), la cual es la Madre de todos nosotros, es libre”. Ver Gálatas, capitulo 4, versículo 25 y 26. Muy preclara la afirmación apostólica del gran Pablo, porque contiene 4 paradigmas irrefutables para el verdadero iniciado en los misterios Crísticos. A saber, el primero: “La Jerusalén celestial no está en el Sinaí, donde está la ciudad actual”. No podría estar la patria del espíritu en la tierra. Precisamente, en una tierra que escupe fuego, desolación, muerte, dolor, lagrimas, amargura, destrucción y odio hacia sus vecinos, hacia su propio prójimo. Y esto lo hacen los gobiernos sionistas en nombre de su equivocada creencia, de que hay que defender Tierra Santa y en virtud de su voracidad criminal y expansionista. Además, que muchos estados de la comunidad internacional guardan silencio cómplice ante tantas y repetidas atrocidades. El segundo paradigma: “… Sino en la parte de arriba (los cielos) …”. Se refiere a que esa Jerusalén celestial, espiritual no pertenece a esta parte tridimensional de la geometría euclidiana, sino al híper espacio, al mundo ultra sensible de perfección, la morada de Dios y de sus ángeles, invisible para los ojos de la carne, 33

pero perfectamente visible para los ojos del alma que haya desarrollado el sentido espacial, los 7 sentidos ocultos que sumados a los 5 sentidos físicos son los 12 sentidos totales, que nos recuerdan los 12 apóstoles, las doce puertas de la Jerusalén de arriba, las 12 constelaciones del zodiaco en el cual hemos venido evolucionando e involucionando en las diferentes reencarnaciones o retornos. Ese 12 nos recuerda también los 12 meses del año. El numero 12 recuerda la Santísima Trinidad, porque 1+2= 3. O sea el misterio sagrado de la Santísima Trinidad, formado por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Corresponde en su orden jerárquico y energético al Santo Afirmar, Santo Negar y Santo Conciliar. Tercer aspecto: “…la cual es Madre de todos nosotros… “. Es decir, esa Jerusalén celestial es la casa del Padre Eterno. Lo que aquellos griegos de edades remotas llamaron la Heliópolis Celestial. La ciudad de los seres auto realizados en la conciencia del Cristo. Esa Jerusalén es Virgo, la virgen Madre de todos los ángeles, arcángeles, serafines, Maestros e Iniciados y de todas las jerarquías divinas. Es la Isis, Cibeles, Diana María, Helena de Troya, Tonanzin, Nuit, Nut, Isabel y tantas otras denominaciones en diferentes culturas y edades. La cuarta y última afirmación del texto in comento dice: “… es libre”, lo cual señala que no obedece a condicionalismo alguno, es la vida libre en su movimiento. Solo obedece al Uno, al Primer Misterio que es Padre Creador. Libre es una condición de la luz y la luz es una facultad intrínseca del Padre de todas las luces. Esta Jerusalén Celestial, exenta de pasiones mundanas, no esclava de nadie, es la ciudad perfecta, la ciudad Santa y no la otra, la material, la del medio oriente, que es una tierra que no conoce ni conocerá jamás los campos de la paz donde mora el Señor de la estabilidad inmutable.

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CAPÍTULO III

Entre el romanticismo musulmán y la verdad cristiana

El Islam es otra de las religiones de Gran Vehículo, cuya base de fe es el Corán. Musulmán es el creyente en esa fe, el seguidor de las enseñanzas contenidas en ese libro sagrado. No todo árabe es musulmán. Es más, puede haber musulmanes que no son árabes y que siendo nacionales de otros países comulgan con lo preceptuado por el Corán. El Corán expresa el credo y la fe musulmana, en esencia y apariencia improfanables, y transcendentales, porque contiene la palabra de Alá, revelada a su enviado, el profeta Mahoma, quien iba recitando en lengua árabe a todos sus seguidores el mensaje de Dios a su pueblo. Mahoma iba de pueblo en pueblo enseñando las revelaciones divinas y obligando a sus discípulos a recitar esos versos sagrados de memoria. De comienzo, el Corán constituyó una hermosa tradición oral de los pueblos árabes, pero con el paso del tiempo, se compilaron los versos que estaban escritos en colmillos de elefantes, en huesos, piedras, arcilla, paredes y los que la memoria histórica contenía para conformar el libro que hoy conocemos. Un discípulo del profeta Mahoma de nombre Zain Bin Thabit hizo la compilación y el tercer califa, Othman, ordenó su impresión y en 1.650 salió publicado el Corán. El Corán se divide en 114 capítulos o azoras y estos están formados por aleyas o versículos. La primera azora empieza como muchas otras, y se le conoce con el nombre de Fatiha que contiene 7 aleyas: “¡En el nombre de Dios, el compasivo, el misericordioso! Amo del día del juicio final. Te adoramos, te pedimos ayuda. Condúcenos por la vía recta, la vía de aquellos a quienes das tu gracia, no la de los que incurren en tu enfado, ni la de quienes yerran”. El Corán es considerado perfecto para los fieles. Es milagrosamente bello e inimitable. Imposible de ser traducido a otros idiomas con fines litúrgicos; así se le consideraba hasta hace menos de un siglo. Formando todo ello un ambiente de fervor, de respeto que debe estar presente como paz y obediencia en la vida de todo musulmán. Lo cual debería estigmatizar el comportamiento, la cultura y civilización islámica en todos los países que siguen esa religión y vivir en paz y armonía con Dios con todos sus semejantes, pero lamentablemente no es así, porque siempre están enfrentados, en guerras fratricidas con su consecuente resultado de muerte dolor y destrucción. 35

El Corán exige a todos los hombres que obren bien en donde se encuentren y que utilicen bien los bienes que Dios les conceda, es decir que sean generosos, que no sean egoístas. Para los musulmanes el Corán es la base de la organización social, política, religiosa y jurídica; porque toda norma legal que colida con sus principios es declarada nula, ilegal o herejía. Todo ello resume una unidad indivisible entre religión, moral y derecho que deben salvaguardarse de cualquier interés social e individual. Sin embargo, hasta el presente no hay una copia original de ese texto, por lo que algunos fanáticosdicen que el original está en el cielo. No quedando otra alternativa que aceptar lo afirmado por los estudiosos y letrados árabes y occidentales, quienes afirman que ha habido muchas correcciones, revisiones, alteraciones, interpolaciones y cambios en la ortografía. Aunque nada de ello se contrapone a su origen y esencia de naturaleza sagrada y divina.

Además de los preceptos que Dios da al hombre en el Corán, encontramos de gran valor su ideología monoteísta, la sabiduría que impone al temor del juicio final al musulmán, las causas de condenación eterna que son la dureza de corazón

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para con los pobres, la oposición del hombre a los enviados de Dios, o sea a sus profetas, la no admisión de la unicidad de Dios, su Omnipotencia y poder creador. Por otra parte, teológicamente afirma el Corán la “Calidad de Dios Creador, el Único con potencia de realidad para mantenerse a sí mismo en el Ser”. (Algo parecido a la 4ta tesis de Tomas de Aquino sobre la continencia como prueba de la existencia de Dios). Sobre los ritos más extendidos del islamismo, es conveniente saber que estos varían de una región a otra. Pero cuando nace un niño, el padre inmediatamente le habla al oído, llamándole a la oración durante toda la vida. Después le pone un poco de miel en la lengua y desde ese momento, el niño queda siendo musulmán. Los niños musulmanes también son circuncidados entre los 8 días de nacido y los 10 años de edad, lo cual es un remanente de la influencia del judaísmo sobre este libro sagrado que también fue inspirado y revelado por Dios al profeta Mahoma, a través del arcángel Gabriel como ocurrió en muchos pasajes de la Biblia. No existe una ceremonia de mayoría de edad, pero a los 4 años o un poco más, ya los niños empiezan a recitar los primeros versos del Corán, ceremonia conocida como “bismillah”. Al cumplir los 10 años, los niños pueden participar del Ramadán. Aunque el padre escoge la novia o novio a sus hijos, ellos pueden oponerse si no están de acuerdo. El matrimonio es una ceremonia realizada en casa de los contrayentes o en una mezquita y dirigida por un imán. Los novios se arrodillan, se toman de las manos y el imán les lee algunos pasajes del Corán, bendiciéndoles su unión. Es tradicional que la novia reciba del novio unas dotes especiales en joyas, dinero u otros presentes, a esto se le llama “mahr”. El Islam permite a sus creyentes tener hasta 4 mujeres. Todo musulmán debe ir en peregrinación a la Meca, por lo menos una vez en su vida. Llama poderosamente la atención que, dentro del perímetro de la mezquita de la Meca, existen el Makam Ibrahim: que es un pequeño edificio provisto de un techo y una cúpula, y conserva una piedra en la que se advierten las huellas de 2 pies humanos. Según la tradición el Patriarca Abraham se habría parado sobre esta piedra mientras construía la Kaaba y sus huellas milagrosamente todavía se conservan. La Kaaba es el símbolo de la unidad del mundo musulmán, el lugar de la gracia de Dios, de su adoración, de la proclamación de su unicidad. La Kaaba es también signo de las realidades espirituales: la verdadera Kaaba no es otra cosa que nuestro propio mundo interior, del cual el Santuario de la Meca es solo un reflejo indirecto.

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En el interior de este santuario se encuentra una piedra de material desconocido, que no es basalto ni lava, ni mármol. Tiene 30 centímetros de diámetro, su color es negro con tonalidades rojizas y los fieles la besan y tocan con extremada veneración y reverencia. Esta piedra está orientada hacia el Este y se llama en árabe: “Al –hadjar al-aswad”. En el Islam hay dos tendencias irreconciliables que son los Shiitas o fundamentalistas que no aceptan interpretación alguna del Corán y todo lo creen a letra muerta y los Sunitas que si admiten analogías o interpretaciones. Estas tendencias coexisten en algunos países árabes o en el mundo occidental, pero son tan adversas que ocasionalmente caen en las llamadas guerras santas o yihad. Dios, siendo el Padre Creador de todo el Universo jamás admitiría entre sus fieles o devotos, la existencia de las llamadas guerras santas. Las guerras santas o yihad, no son más que el fruto del fanatismo, de la ignorancia y del satanismo que llevan en su alma muchos musulmanes, lo cual los obliga a destruir a sus hermanos y a constituir un retroceso y una vergüenza para la humanidad y para Dios, puesto que se violentan sus leyes y mandamientos, de los cuales el primero es “amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo” y el quinto es “No mataras”. El grupo terrorista ISIS que está sembrando muerte, sangre, dolor, lágrimas, destrucción y emigraciones masivas, no solo en los países árabes, sino en el resto del mundo, es una prueba contundente y bien conocida por todos, de la falta de amor al prójimo y de los peligros del fanatismo religioso. “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”, según dice el Apóstol Juan en su encíclica universal. El que no ama, en vez de amor tiene odio en su corazón, y el odio es lo que tiene a la humanidad al borde de una hecatombe nuclear que borraría todo vestigio de vida sobre la faz de la tierra. La eterna historia de Caín y Abel repitiéndose cíclicamente sobre la humanidad como una especie de maldición evieterna. No hay duda que Mahoma es un profeta enviado del Dios Altísimo, en contacto permanente con el Arcángel Gabriel, con quien hablaba y a quien veía permanentemente transmitiéndole todo el conocimiento del mensaje divino. En la soledad del desierto, en el silencio de su alma, este hombre de fe, recibe el mensaje divino oralmente y lo transmite a sus discípulos. “Alá es Alá y Mahoma su profeta”. Solía repetir periódicamente él y todos sus discípulos. Eso marca una gran diferencia entre sus seguidores, quienes hoy en día están divididos 38

irreconciliablemente. Enfrentados desde hace siglos chiitas y sunitas están a años luz de seguir los preceptos enseñados por ese gran líder espiritual que fue y sigue siendo Mahoma. “Alá es Alá y Mahoma su profeta”, es una frase que quiere solamente decir que Dios es Dios y Mahoma su enviado, su profeta. Pero hoy día, los fundamentalistas musulmanes han confundido a Mahoma con Dios y en su nombre han cometido miles de abominables, execrables y atroces crímenes, no solo contra militantes islámicos de otras tendencias, sino contra civiles, seglares de otros países, que nada tienen que ver con asuntos religiosos. Como el atentado cometido en enero 4 del 2.015 en París, contra la revista Charlie Hebdó, que encendió alarmas contra ese fanatismo religioso y tiene en alerta roja a muchos países. Todo ello basados en un vergonzoso y funesto fanatismo. En la latitud que ocurra, el fanatismo se nutre de 5 vertientes fatales, que son: La exclusión, la discriminación, la descalificación, la intolerancia y la pérdida de la razón, de la lógica, del recto pensar, recto sentir, recto actuar. Esta última parte es una aspiración de Mahoma que manifiesta al final de la primera azora, llamada Fatiha, cuando en su oración exclama: “… Condúcenos por la vía recta, la vía de aquellos a quienes das tu gracia, no la de los que incurren en tu enfado, ni la de quienes yerran”. En la azora III, aleya 7, hay una complicada referencia que podría explicar los permanentes enfrentamientos e interpretaciones dadas por shiitas y sunitas al texto coránico: “El, Alá, es quien ha revelado la Escritura, algunas de sus aleyas son unívocas y constituyen la Escritura Matriz, otras son equívocas. Los de corazón extraviado siguen las equívocas por espíritu de discordia y por ganas de dar su propia interpretación. Pero nadie, sino Dios conoce su interpretación”. El párrafo anterior tal vez podría explicar las concepciones encontradas que sobre el Corán tiene sus dos vertientes. Porque mutuamente se acusan y pelean entre sí. Hecho éste que se remonta al año 632 cuando ocurrió la muerte del sagrado profeta Mahoma, quien para ese tiempo ya había constituido el Estado Islámico, cosa que no es nada nueva. Porque Mahoma era jefe religioso y Jefe de Estado de la “Umma”, o sea de la comunidad musulmana. Mahoma pensó que Él era el último profeta enviado por Dios a su pueblo, y no se preocupó por dejar sucesor; hecho éste que, a su desaparición física, originó grandes e irreconciliables posiciones entre las tribus seguidoras del Islam. De manera que las 4 ó 5 horas siguientes a su muerte fueron de intensas rencillas, intrigas y discordias. Pero sus seguidores más cercanos promovieron una monarquía electiva que recayó en 4 de 39

sus allegados y conformaron los llamados “Califas ortodoxos”, a cuya cabeza estaba Abu Bakr, suegro y amigo del profeta y quien gobernó del 632 al 634 y sometió a las tribus beduinas rebeldes. Estos califas gobernaron hasta el año 661, cuando la dinastía omeya les quitó el poder y lo ejercieron hasta el 750, cuando les fue arrebatado cruelmente por la dinastía abasí. Con tantas rivalidades el Estado Islámico, fundado y concebido por el profeta, se fragmentó y se debilitó debido a las concepciones conflictivas de shiies, jariyies, ortodoxos o sunníes. Todo lo cual produjo la situación simultanea de tres califatos que coexistieron como un cisma oficial. Los abasíes se ubicaron en Bagdad; los fatimíes en Tunicia y después en el Cairo y el de los omeyas en Córdoba, España. Realmente el Corán plantea la constitución de una sociedad teocrática; dirigida y regida por un imán, porque es mandato divino que un representante y líder de las creencias coránicas rija la sociedad y establezca en ella un orden divino, lo cual hace que el texto sagrado induzca a sus líderes religiosos a penetrar en política. De manera que la irrupción actual del Estado Islámico no es algo nuevo, sino que es una vieja aspiración de Alá para su pueblo y a cuya cabeza siempre estuvo el profeta Mahoma para formar un pueblo para Dios, según sus designios, normas y disposiciones entregadas por Alá a su enviado. Todo ello incluía preceptos de respeto, obediencia, religiosidad, espiritualidad y paz, que actualmente han sido vulnerados por algunos musulmanes radicales que lastimosamente se han desviado del contenido de la primera aleya y han caído en terrorismo destruyendo vidas humanas inocentes. Alejando con estos actos violentos a mucha gente que en el mundo actual pudiera ver en las enseñanzas del Corán, una forma positiva de llenar ese asombroso vacío existencial que actualmente agobia al hombre contemporáneo. Porque, bueno es reconocer que el Corán es un texto religioso, poético, bellísimo, con una fonética y una rima en lengua sagrada, casi dijéramos que cantado por los Elohim de la voz. Inigualable, porque escuchado en lengua árabe repetidas veces y con suma concentración y veneración transporta al devoto a experiencias místicas verdaderamente transcendentales y hermosas. Haga la práctica de escucharlo y compruebe usted mismo, amigo lector. En esencia, el Corán afirma la unicidad de Dios. Es decir, su fe se basa en la existencia de un solo Dios. Sin divisiones ni mediador alguno. Con lo cual marca distancia con el cristianismo que fomenta la creencia en un solo Dios Triuno; como Padre, Hijo Y Espíritu Santo. Es decir, a nivel de energías divinas podríamos distinguir esas manifestaciones de Dios como Santo Afirmar, Santo Negar y Santo Conciliar. 40

Nosotros los cristianos sostenemos, además, la naturaleza y función divina de un solo Mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hecho hombre, que es nuestro redentor, nuestro Salvador, nuestro mentor, la Luz de nuestro mundo, el Camino al Padre, la Verdad y la Vida Eterna. Amén. Amén. Amén. Otro aspecto de suma importancia para el devoto musulmán, es el temor y sabiduría que se le inculca sobre el juicio final. Pero ese temor y esa sabiduría sobre el juicio y el Dios del juicio, no corrige radicalmente la conducta de algunos fundamentalistas islámicos, que prevalidos del favor de Alá en las llamadas ‘Yihad” o guerras santas, dicen los estudiosos que les concede el paraíso a dichos terroristas, les perdona los pecados y complacido les recompensa con treinta mujeres vírgenes de hermosos ojos negros, quienes reciben en los cielos, a todos aquellos que defendiendo la fe musulmana hayan muerto en batallas sagradas para esa religión. El Corán no tiene un decálogo de origen divino, sino una serie de orientaciones sociales y religiosas que los feligreses deben guardar. La condenación del musulmán es el efecto de negar la unicidad de Dios. La dureza de corazón que imposibilita al devoto ejercer misericordia o practicar compasión por los pobres o desvalidos. El negarse a recibir los Profetas enviados por Alá y el no cumplimiento de las cinco obligaciones religiosas que el Corán preceptúa. Esas cinco obligaciones son las siguientes: 1. La profesión de Fe: El musulmán no solo debe y está obligado a profesar su Fe, sino a demostrarlo diariamente. Por lo cual, debe aceptar que no hay más Dios que Alá y Mahoma su profeta. 2. La plegaria que se recita diariamente cinco veces, orientadas hacia la Meca, esta oración se llama en árabe “Salat”. 3. El ayuno anual en el mes del Ramadán, que consiste en abstenerse de relaciones sexuales y en no comer ni beber desde que sale el sol hasta el ocaso. También durante este mes está prohibido la guerra santa. 4. La limosna legal o sakat que debe darse voluntariamente y que tiene dos propósitos: El primero es la purificación religiosa de las riquezas que se poseen y el segundo ayudar al sostenimiento de los gastos de la comunidad y de la organización Islámica. 5. La peregrinación a la Meca, aunque sea una sola vez en la vida. Sobre esta peregrinación se dice que hay dos formas; la peregrinación menor que se hace a mezquitas y templos menores y la que se hace a la meca que es apoteósica, masiva, llena de fervor religioso y extremo recogimiento espiritual.

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El devoto debe dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, que es centro de la gracia de Dios, el lugar sagrado en que manifiesta su unicidad y en el cual se está en veneración y constante contacto espiritual con Alá. El feligrés entra al sitio sagrado que está en el centro del patio de la mezquita y toca reverentemente con respeto y misticismo una piedra de material desconocido que tiene 30 centímetros. La piedra es de color negro y matices rojos y antes de retirarse el feligrés la besa con extrema devoción. Toda religión verdadera tiene una parte pública, general, masiva y otra de un conocimiento oculto, transcendental que está reservada para las almas o espíritus analíticos, reflexivos, de mente abierta, que puedan abordar los misterios de Dios sin desconfianza. Seres llenos de amor que puedan dejar a un lado los prejuicios y convencionalismos de todo tipo; sean estos académicos, intelectivos, espirituales, sociales, religiosos o místicos. En la intimidad del alma que ha vivido el vacío iluminador como experiencia mística transcendental, se comprueba que Dios es uno solo. Lo que pasa es que, con Él, ocurre como lo dicho en aquel proverbio español: “Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. En el Corán también hay grandes verdades iniciáticas que tal vez los musulmanes no han descubierto porque su religión es de Gran Vehículo, es decir de consenso social, de masas y sus líderes se han dedicado a cualquier cosa menos a desmenuzar la letra pequeña de esa obra sagrada trasmitida por Dios a su Profeta. “La sabiduría está en todas partes, el trabajo está en descubrirla”, decía Salomón. La comprensión de un texto sagrado es directamente proporcional al nivel concientivo y de Ser del practicante o del adepto. Pongamos un ejemplo muy claro y común. Preguntado un niño, ¿Qué esto? Respondería “El ojo”. Lo cual es una respuesta genérica y simple. Si la misma pregunta se le hace a un médico, diría que es un ojo, al igual que el niño. Pero, además, podría describirlo anatómica y fisiológicamente. Si es médico general, podría nombrar algunas partes del ojo, siempre en función de su conocimiento e información. Si la misma pregunta se le hace a un oftalmólogo, éste podría abundar en mayores y más profundos detalles. Incluso no solo saber el nombre de las partes del ojo, sino también sus tejidos, su morfología, su fisiología y la histología de cada membrana. Saber también cuáles son las patologías más comunes, su terapéutica, su cirugía, la medicina a utilizar en cada caso y muchísimas otras cosas más.

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Lo mismo ocurre para los religiosos que leen y aceptan todo a letra muerta. Terminan no siendo una comunidad de hombres de fe, de iniciados en los Misterios de la Luz, sino una simple asociación de creyentes que todo lo aceptan, que no auscultan lo diminuto de las Escrituras Sagradas. Ciegos, guías de ciegos. “Escudriñadlo todo y retened lo bueno”, dijo Pablo en alguna de sus cartas. El “leit motif” de la piedra bíblica se repite en el rito islámico de la Kaaba. ¿Qué sentido tendría viajar miles de kilómetros desde cualquier parte del mundo para dar siete vueltas, alrededor de la Kaaba en la mezquita de la Meca y después terminar tocando fervientemente una piedra de material desconocido y besándola con suma reverencia y adoración? Esa piedra Sagrada y venerada es el Pathar, la Piedra cubica de Jesod, el sexo sagrado, la castidad, el IAO de los misterios, el Vitriol, el INRI, el Sagrado Maithuna, el arcano AZF, el tantra yoga, el Fuego Sagrado, simbolizado en la Piedra filosofal. A eso es a lo que sin saber los fieles musulmanes rinden adoración y pleitesía y por eso la Kaaba es como la Piedra cúbica de Jesod en los Templos Mayores, es el lugar más Sagrado porque de ese sephirote se derivan los demás, aunque en todos está presente el Cristo como energía, como Luz y Guía Supremo del Iniciado. Por contener la Kaaba esa piedra Sagrada que recuerda al alma humana el trabajo que debe realizar, es por lo que es el lugar más Sagrado del mundo islámico y ese es el mensaje que expresa el Patriarca Abraham al pararse sobre la piedra y dejar las huellas de sus pies, para la eternidad. Con ello, el gran Patriarca invitaba a los devotos musulmanes a seguir sus huellas, a hollar la senda de la Roca de tropiezo que fue desechada por los constructores del templo y que ha venido a ser cabeza de Angulo. Por lo demás, la piedra es de color negro con tonalidades rojizas. Esto tiene dos significados ocultos muy precisos. El primero: Es negra porque el trabajo en la Gran obra del Padre, es decir con el Fuego Sagrado, con las Castidad Científica no se ha iniciado para el musulmán. “Mi color para los ciegos es el negro”, dice un ritual gnóstico. Las tonalidades rojizas simbolizan la fuerza del Espíritu Santo que, esperanzado aguarda porque algún día los feligreses musulmanes comiencen a trabajar con sus sagradas energías para su cristificación y autorrealización definitiva. Tan real es la afirmación anterior que, en Jerusalén, en el siglo VII, en el mismo sitio donde estuvo el templo de Salomón, fue construida una mezquita octogonal 43

de color azul, llamada la Cúpula de la Roca, que el judaísmo y el islamismo reclaman para sí, pero que en su interior contiene una piedra sagrada sobre la cual se paró Mahoma para ascender al cielo, según la tradición acompañado del arcángel Gabriel. Tremendamente simbólico esto último porque corrobora que todo ascenso a los cielos, la vuelta a la patria del espíritu, tiene que transitar primero por el trabajo con la Piedra, con las aguas de vida eterna, por la fragua encendida de Vulcano, por el trabajo de la Cruz del Calvario, por el descenso a la novena esfera, por la fusión entre el azufre y el mercurio de los sabios. Esa es la única forma de producir el nacimiento segundo y encarnar aquí y ahora la esencia del Cristo con todo su Poder y Gloria. La caída fue sexual y el ascenso se logra arrepintiéndose, corrigiéndose y trabajando en el lecho sin mancilla, como lo llamo Pablo. Esto no es fácil y no se logra de la noche a la mañana. Proceso difícil, de renuncias, de cambios profundos y radicales. Proceso de subidas y bajadas. De convicciones y de fe en las enseñanzas crísticas y en el Cristo como Supremo Redentor y Salvador nuestro, con quien debemos estrechar y fortalecer nexos de comunicación. Oración, confianza, esperanza, entrega, abandono en Cristo. Proceso de pruebas y reprobaciones. Aciertos y desaciertos, de reflexión constante. Pero ese es el camino. “Dolor y sufrimiento, he ahí tu camino”. Dice el ritual de Iniciación Gnóstica. Las anteriores razones hacen que el bienhadado Apóstol Pablo, confiese en Gálatas, capitulo 4, versículo 19 “Sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros”. Porque el Cristo debe y tiene que formarse en nosotros y su centro de comando está en cada átomo, en cada partícula, cada órgano del cuerpo humano y del alma, siendo el corazón su mansión celestial. Ese corazón que, rodeado de fuego sagrado y espinas, se muestra en el centro de una pintura, de un cuadro conocido en Latinoamérica, como sagrado corazón de Jesús; en donde el corazón del Maestro no aparece ni a la izquierda ni a la derecha, para simbolizar que su divino corazón está más allá del bien y del mal, que son connotaciones humanas y mundanas. Su corazón está en el centro de su universo, de su galaxia interior. Lo señala con su mano izquierda, mientras con la derecha da el saludo de paz, de esenios y gnósticos desde remotos tiempos. Razón por la cual cada vez que el salvador del mundo y de los mundos se aparecía a los 72 discípulos decíales: “Paz a vosotros”. Y cuando ascendió a los cielos en presencia de sus apóstoles y de las santas mujeres, también les repitió “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. La paz de Dios. La paz consigo mismo y con la 44

naturaleza entera, manifestada o no. La paz que es el fruto de la conciencia y el alma tranquila. La paz que se ha establecido nuevamente en el alma del pecador, del Hijo Pródigo que le permite volver a las moradas celestiales y dejar ese peregrinaje del Samsara en mundos inferiores. La paz que produce el orden cósmico, la paz con la balanza de la justicia de quien ha cumplido la ley a cabalidad. “La paz de Dios, que como decía Pablo Apóstol, supera toda comprensión humana”. La paz que produce la felicidad suprema, absoluta. Esa paz que se desdobla en felicidad, no es otra cosa que la suprema manifestación del Cristo en el adepto realizado. Recuerdo que los rituales de los antiguos tiempos terminaban bendiciendo los fieles en esta forma. “Os bendecimos en el nombre del Padre bien amado, en el nombre del Hijo como Cordero Inmolado y en el nombre del Espíritu Santo, Señor dador de vida y Supremo revocador de sentencias, para que la Paz más profunda reine siempre en vuestras almas y en vuestros corazones” Amén. Amén. Amén. Esa paz de que hablan las Escrituras Sagradas, nunca podrá ser el fruto de las armas mortales y tecnológicamente avanzadas como instrumentos de muerte, de violencia, de odio, de destrucción y del vasallaje de la fuerza sobre la razón. Ese mal llamado Estado Islámico que, bajo el nombre Sagrado de Isis, quiere imponerse y crecer por la fuerza de las armas, y gobernar en el medio oriente como fruto de una guerra santa o yihad, no es otra cosa que una concepción errada, diabólica y esquizofrénica del noble Corán y de las enseñanzas del profeta Mahoma, cuyas palabras sagradas son inspiradas por Alá para adoración propia, Gloria y Salvación de su pueblo. Además, la paz es el fruto del corazón lleno de amor, como efecto y consecuencia de la presencia del Cristo; pero esos yihadistas tienen su corazón repleto de odio y solo siembran terror sobre sus semejantes. Me recuerdan a los antiguos cruzados peleando la batalla Sagrada a las puertas de París, donde el gran San Jorge, gritaba airadamente: “Matadlos a todos, matadlos a todos, que Dios en el cielo escogerá los de él”. Yihadistas que parecen tener un tipo de fe tóxica, que asesina cualquier tipo de creencia religiosa, diferente de la que los fundamentalistas musulmanes creen o dicen tener, tomando como mampara el sagrado Corán inspirado por Dios para exaltación de su Divina Gracia. Similarmente, existe una comparación muy cercana entre los yihadistas musulmanes y en el pasado la intención de las llamadas Cruzadas de la Iglesia Católica, con su intención maquiavélica de matar e imponer por la fuerza un mal llamado imperio cristiano, dirigido desde Roma hasta Persia, la tierra del gran Ciro. 45

Esto que pretenden hacer los yihadistas de ISIS de expandir por la fuerza de las armas e imponer un Estado Islámico, en gran parte del territorio del mundo, es muy semejante, casi diríamos que es una recurrencia de los antiguos cruzados, pero esta vez no desde Roma hasta Persia y Mesopotamia, sino al revés desde estas últimas tierras hasta Europa Occidental y América, pasando lógicamente por el Medio Oriente al que le han prometido cualidad de tierra arrasada. Por lo cual, los países amenazados o que son objetivos mortales de este fundamentalismo extremo, tendrán que unirse y, al final, encarar el negro proceso de la guerra, que definida por el doctor Wilhem Bernhard es: “Muerte, dolor, lágrimas y m…” Isis no es solamente la pretensión de instituir un Estado Islámico sobre el Medio Oriente, es también una bacteria peligrosa que, con su reclutamiento de jóvenes seguidores en diferentes países del mundo, promete convertirse en una terrible pesadilla para la paz mundial. Observamos con suprema preocupación que el califato islámico, liderado por Isis y sus demenciales yihadistas, van ganando terreno diariamente y con esto perdiendo el justo juicio y sana razón, cosa que afecta la salud, la paz y el entendimiento normal en gran parte de la humanidad. Lamentamos que entre más avanzada sea la sociedad, pueblo o nación, más barbaros y refinados son los sistemas de armas creados para destrucción masiva o selectiva del ser humano. ¿Será que existe una demencia colectiva o es que la sociedad está preparando suicidamente las armas o equipos que fatalmente le conduzcan a su autoliquidación del mundo? Confirma nuestra afirmación la cita bíblica tomada de Romanos, capitulo 3, versículos del 10 al 18: “No hay justo, ni aun uno. No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, No hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos Y no conocieron caminos de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos”. 46

CAPÍTULO IV Testigos de Jehová, Evangélicos y Masones. Niveles de conciencia En este corto capítulo abordaremos un sucinto estudio sobre las comunidades religiosas de Gran Vehículo denominadas “Testigos de Jehová” y “Evangélicos”. Utilizaremos la información aparecida en Internet, procedente de diferentes autores y las analizaremos a la luz de los conocimientos objetivos que nos proporcionan los sentidos internos de nuestra alma, además de la experiencia directa en las comunidades y la larga tradición histórica, contenida en los libros sagrados escritos en diferentes culturas y edades. Los Testigos de Jehová son una comunidad fundada por el norteamericano Charles Taze Russel en 1.881, siendo presidente de esa congregación desde su fundación hasta su muerte en 1.916. A partir de esa fecha es dirigida por un Cuerpo Gobernante que es el encargado de acordar los aspectos relacionados con las creencias de la organización a nivel mundial. Su sede principal está en New York, a la subida del puente de Brooklyn en los edificios llamados Watch Tower, donde se produce su medio informativo llamado “Atalaya”, en una treintena de idiomas y que es llevada y distribuida en más de 200 países y regiones, incluso los del África Central y Meridional. Es tan masiva esta Congregación que tiene presencia en 239 países y en su última cena navideña participaron un total de 19.5 millones de personas. Entre los aspectos generales que rigen esta tendencia religiosa, diremos que es anti ecuménica, lo cual indica que no permite la unión con otros grupos religiosos. Dicen ser cristianos, pero no creen en la Santísima Trinidad. O sea, que no aceptan la Triada Superior a nivel de manifestaciones divinas o desdoblamientos energéticos y concientivos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, cada una de ellas con su estructura y antropología divina, y actuando dinámica y permanentemente en todo el universo; en cada átomo, cada partícula, cada molécula, cada célula, cada órgano y cada ser vivo o no. No existe absolutamente ninguna manifestación cósmica en la cual la Sagrada Triada o Santo Triamatzicano no trabaje y manifieste su materia, energía y conciencia. Adicionalmente estos fanáticos que se denominan Testigos de Jehová, aceptan al Cristo como Hijo del Padre Eterno, pero no como Dios. Siendo esto una aberración teológica porque el evangelio de Juan en el capítulo 1, lo afirma explícitamente. Y el capítulo 17 del mismo evangelio aclara su naturaleza divina. 47

“Tú eres mi Hijo. Yo te he engendrado hoy”, dicen las Sagradas Escrituras. De la misma naturaleza del Padre y que con el Padre y el Espíritu Santo recibe una misma adoración y gloria y es Dios por los Siglos de los Siglos. Amén. Amén. Amén. Los Testigos de Jehová cometen un atrevimiento tenebroso al desconocer el origen y naturaleza divina del Cristo, porque su esencia misma es la que salva al mundo y a los mundos. Al Macrocosmos y al microcosmos humano. Es decir, al mundo entero como civilización en este y en todos los Mahamvantaras y, en lo individual en cada ser humano; porque el Cristo es el enviado del Padre Eterno, que es engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, puesto que a Dios nadie lo ha visto, pero el Hijo si lo ha visto y es Él quien lo ha dado a conocer a esta perversa raza humana. Por esa razón, en alguna parte de la Biblia, el mismo Cristo dice: “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre que me envió. Porque mi Padre y Yo somos Uno”. Entonces es mezquindad e ignorancia, terquedad y paranoia espiritual de los Testigos de Jehová, no reconocer al Cristo como Dios manifestado con naturaleza humana, para dar a conocer el mensaje de salvación y el plan divino a todos los hombres. Por otro lado, ¿Qué autoridad cósmica o jerarquía celestial tienen esos señores ejecutivos de oficina, que conforman el Cuerpo de Regentes de los Testigos de Jehová para dirimir los asuntos divinos, que profusamente han sido plasmados por inspiración de Dios en la Sagrada Biblia desde hace 2.000 años? ¿Y en otros más de 60.000 libros publicados u ocultos que datan de más de 5.000 años y en donde están plasmadas las más intrincadas y misteriosas enseñanzas del Altísimo? Innumerables son los pasajes bíblicos que confirman la naturaleza divina del Cristo. Llenaríamos volúmenes enteros mencionándolos, pero incontrovertibles y axiomáticos resultan para todo cristiano o adepto del camino iniciático, que el Cristo goza de la misma naturaleza de Dios, el Padre Eterno. Cuando Juan lo bautiza, el Espíritu Santo en forma de Blanca Paloma se posa sobre Él. Y se escucha una voz que dice desde los cielos infinitos: “Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre Él, este es el que bautiza con el Espíritu Santo y Yo le vi y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. Juan capítulo 1, versículos 29 al 34. En el Apocalipsis, capitulo 1, versículo 8 se afirma: “Yo soy el Alfa y la Omega, Principio y Fin, dice el Señor, el que es y que era y ha de venir, el Todopoderoso”. ¿A caso el Todopoderoso no es Dios? Obvio que el Cristo es Dios manifestado a los hombres para el conocimiento de la Luz que es Padre Eterno. El Padre de 48

todas las paternidades, Padre de todas las luces y de todos los infinitos, quien nos ha dado la gracia de volver a su seno celestial a través de su Hijo, el mediador, el Cristo Cósmico manifestado y encarnado en Jesús de Nazareth, el divino Aberaméntho, el Sabaoth celestial, el divino profeta de Ra hoorku, el Verbo Divino. “Ecce agnus Dei, ecce qui tolis pecata mundi”. Si Jesús el Cristo no fuera Dios, perdidos estaríamos todos los hombres entonces vana sería la frase bíblica cuando en Juan, capítulo 14, versículos del 6 al 14, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie va al Padre sino por Mí.” Si me conocieseis, también a mi Padre conocierais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Muéstranos el Padre y nos basta Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? Él que me ha visto a Mi ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ¿Muéstranos el Padre? ¿No crees que Yo soy en el Padre y el Padre en Mí? Las palabras que yo os hablo no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en Mí, Él hace las obras. Créeme que yo soy en el Padre y el Padre en Mí; de otra manera, créeme por las mismas obras. De cierto os digo: El que en Mi cree, las obras que yo hago El las hará también; y aún mayores hará, porque Yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo hare, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi Nombre Yo lo haré”. Solo el que proviene del Padre y que tiene su misma naturaleza puede enseñar el camino al Padre. Eso es claro y por demás lógico. Suficiente para probar que en Jesús se da la naturaleza humana y también la Divina, que es la encarnación del Cristo Cósmico, de lo cual hablaremos y explicaremos a profundidad en el siguiente capítulo. Esa es también la explicación y el simbolismo de los tres Reyes Magos y sus ofrendas. Vienen de Oriente, de las tierras de la luz, para reconocerlo como Rey de reyes y como Rey le ofrendan oro. Le traen mirra para reconocer su naturaleza humana y le regalan incienso para aceptar y reconocer su divinidad. En el Apocalipsis de San Juan, capítulo 1, versículos 17 y 18 se dice: “Cuando le vi caí como muerto a sus pies. Él puso su diestra sobre Mi diciéndome: No temas Yo soy el primero y el ultimo; y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, Amén…” 49

Cuando se afirma en este sagrado pasaje “Soy el primero y el último, se quiere decir que es el principio y fin de todas las cosas. Que el Cristo contiene la esencia de todo lo creado, desde el comienzo hasta el fin. La afirmación final de “vivo por los siglos de los siglos”; es decir la eternidad, quiere igualmente afirmar que Él tiene vida eterna. ¿Cómo, entonces, estos atrevidos hombres mortales, pueden juzgar lo inmortal, lo eterno que hay en Cristo y dudar de su deidad? ¿Qué saben estos ignorantes ilustrados de la eternidad, más allá de cualquier concepto intelectual vacío y lleno de palabras huecas para aparentar sabiduría? ¿Teniendo una ausencia total de profundidad espiritual? Ciegos guías de Ciegos. Pablo de Tarso afirmo que “el reino de Dios no consiste de palabras, sino de Poder”. Y menos de palabras rebeldes de los Testigos de Jehová en su contumacia contra Dios y sus Ángeles. En Marcos, capitulo 7, versículos 6 y 7; 15,21, 22 y 23, el Cristo se expresa en esta forma:” Hipócritas, bien profetizó de ustedes Isaías, como está escrito: “Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de Mí; Pues en vano me honran Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; Pero lo que sale de él, Eso es lo que contamina al hombre Si alguno tiene oído para oír oiga Porque de dentro, del corazón de los hombres, Salen los malos pensamientos, los adulterios, Las fornicaciones, los homicidios, Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, La lascivia, la envida, la maledicencia, La soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, Y contaminan al hombre”. Sabrán, por ventura, ¿los Testigos de Jehová qué significa ese Nombre, más allá de los virtuemas significativos de ese sintagma lingüístico? Testigo es el que da testimonio, el que prueba y comprueba un hecho una verdad. El que ve, el que observa y testifica objetivamente sobre una verdad determinada. En el caso que nos ocupa, no se da testimonio de cualquier cosa, ente o Seidad.

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Se da testimonio nada más y nada menos que de Jehová. Del nombre Sagrado que designa al Creador en el Antiguo Testamento. ¿Cómo un hombre puede ser testigo de Dios? El hombre tiene una vida corta. Es hijo del tiempo, su vida desaparece con el tiempo. Entonces, ¿Cómo puede lo temporal, pasajero, ser testigo de lo atemporal, de lo eterno? Ese tipo de testigo no le interesa Dios. Hijos de sangre, de pasiones, de la carne y las concupiscencias. ¿Cómo pueden ser testigos del Dios Eterno del Alfa y del Omega de todo lo existente? La palabra “Testigo” proviene del latín Testiculum, que significa “testículo”, es decir el centro de la radiación de vida de ese Dios. Su viridarium Sagrado de vida. En esto hay una milenaria, oculta e infinita sabiduría que, jamás estos sátrapas e impostores podrán conocer, porque sería, como dijo Mateo en su Evangelio, “echarle perlas a los cerdos.” Por algo afirma tajantemente la Biblia en su Antiguo Testamento, Deuteronomio capítulo 23, versículo 1: “No entrará en la Congregación de Jehová el que tenga magullado los testículos o amputado su miembro viril.” Entonces, ¿Por qué no proveen una explicación convincente, lógica, supra lógica y tántrica de la anterior afirmación bíblica? De otra parte, la misma palabra Jehová, no es otra cosa que la abreviatura oculta en hebreo de las palabras: IOD- HE VAU- HE, que en esoterismo esenio y gnóstico configura la cruz de la alquimia y la castidad sexual, ubicadas como aparece en el gráfico.

IOD IOD

HE

VAU

HE 51

De donde las letras IOD- HE forman el palo vertical de la cruz y simboliza el hombre y el VAU-HE representa la parte femenina del Espíritu Santo, o sea el eterno femenino equivalente a la mujer en la copula metafísica. Misterios del Dios vivo que ni remotamente los fariseos e impostores Testigos de Jehová siquiera sospechan. Algunos ingenuos y sinceros equivocados, confunden Jehová con Yahvé, a causa de una pésima traducción del original griego. Jehová es Dios en acción y en próximo capítulo explicaremos aspectos referentes a él y al Cristo Cósmico. Pero Yahvé es el demonio tentador que atentó contra Jesús el Cristo después de su ayuno de cuarenta días. Así está contenido en la Biblia, en Mateo, capitulo 4, versículos de 1 al 11. “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu, Para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado 40 días y 40 noches tuvo hambre. Y vino a el tentador y le dijo: Si eres Hijo de Dios di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: escrito está: No solo de pan vivirá el hombre Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios Entonces el diablo le llevó a la Santa Ciudad Y le puso sobre el pináculo del Templo Y le dijo: Si eres Hijo de Dios échate abajo; Porque escrito esta: a sus ángeles mandará cerca de Ti, Y en sus manos te sostendrán para que tu pie No tropiece en piedra alguna. Jesús le dijo: escrito está también: No tentarás al Señor Tu Dios. Otra vez le llevo el diablo a un monte muy alto Y le mostró todos los reinos del mundo Y la gloria de ellos y le dijo: Todo esto te daré si postrado me adorares. Jesús le dijo: Vete de aquí satanás, Porque escrito está: al Señor Tu Dios adorarás, Y al Él solo servirás. El diablo entonces le dejó; He aquí vinieron ángeles y le servían.”

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Con tristeza y cristiano desconsuelo, hemos visto cómo la Iglesia Católica en su pugna con los Testigos de Jehová, ha suplantado este nombre Sagrado de Dios en sus biblias, y lo ha reemplazado por Yahvé, que es el demonio que como hemos visto trató vanamente de tentar a Jesús, el Cristo. Esto lo hace Roma para no dar propaganda en sus biblias a los Testigos de Jehová y sin saberlo ponen al desprevenido lector a invocar el nombre de un terrible demonio que, enfrentándose con el Hijo de Dios, quiso tentarlo para destruir o sabotear el plan Divino de Salvación y de la reconciliación con el Creador. Recuerdo ahora la enseñanza profunda de mi Maestro el Budha Gargha Kuichines, cuando el 21 de diciembre de 1.981, me dijo ceremoniosamente: “Acuérdate, hijo, que con los poderes de Dios no puede el diablo.” Amén. Amén. Amén… Agregándose a todo lo anteriormente dicho, esta congregación religiosa de Gran Vehículo, como todas las de esta naturaleza, interpretan todo a letra muerta. Su estado mental es emocional e instintivo, no dado a la sana dialéctica espiritual, cayendo en terrenos de odio, discriminación, descalificación, intolerancia y perdida del amor que debe identificar a todo ser de fe y seguidor de las enseñanzas del divino Redentor. No creen en la cruz, la detestan. Para justificarse arguyen que en ella murió Jesús. Ignoran que la cruz es Sagrada y constituye el árbol santo que da el fruto de la vida eterna. Tema y aspecto Sagrado que dejaremos bien claro y explicado Exegéticamente en el capítulo VI de este libro. Tampoco creen en la inmortalidad del alma, ni en el fuego del infierno, porque no les conviene. El alma no es un asunto de elección, entre creer o no creer. Es una realidad existente en sí misma. Justamente es el alma la que lleva las culpas, las penas o los triunfos. De ella, dijo el Maestro Jesús el Cristo: “En paciencia poseeréis vuestras almas”. Justamente, es el alma la que da vida al ser humano y lo diferencia de los demás seres de la Creación. Cuando el alma sale del cuerpo, se produce aquello que llamamos muerte. El alma es lo que nos hace ser las creaturas más elevadas de todo lo existente. ¿Si no existiera el alma, que quedaría después de la muerte? ¿A quién se le hace el juicio al cuerpo humano ya muerto o al alma? El Cristo es precisamente salvador de las almas: “Nadie va al Padre sino por Mi”. El misterio de la salvación de las almas es exactamente la justificación del Cristo como Supremo Redentor, como Sumo Pontífice y único mediador entre Dios y los hombres.

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Desde Confucio y Lao Tze hasta nuestros días, se ha sostenido que el hombre es una sabia combinación de cuerpo y alma. Por lo que no aceptar la existencia del alma nos pone en la condición de materia inerte. Nos objetaliza. Se nos mutila nuestra antropología propia y se nos quita toda posibilidad de evolución cósmica; se nos niega, por tanto, la oportunidad de volver al Padre Celestial. Será que estos desventurados Testigos de Jehová, que han perdido la Gracia Santificante, no han comprendido el profundo significado de los tantos pasajes bíblicos, que están representando la vuelta a la patria del Espíritu, como lo son el drama de la vida, muerte y resurrección del Cristo, el drama de la vida del patriarca José, traicionado y vendido por sus hermanos, la parábola del hijo pródigo, la parábola del sembrador, la parábola de los talentos, la parábola de la oveja perdida, la parábola de la entrada de Jesús el Cristo a Jerusalén sobre un asno, la parábola de la vida de Pablo como perseguidor y después como el máximo exponente y filósofo del cristianismo, la parábola de la fiesta de bodas, la parábola de las diez vírgenes y tantas otras que contienen manantiales de sabiduría que puede abrevar toda la sed del mundo, del mundo que busca y lucha por llegar al reino de la Luz Divina. Imposible creer en la resurrección, si no se cree en la existencia del alma, porque el cuerpo no resucita. Esto es ridículo y contra natura. Con sorpresa he escuchado que, en algunas misas católicas, en la parte final de su Credo dicen: “Creo en la resurrección de la carne.” Enfatizamos que la carne no resucita, quienes resucitan son los muertos, como lo dijo Jesús el Cristo cuando invitó a Nicodemus a predicar el evangelio en Jerusalén y este le dijo que no podía acompañarlo porque iba a ayudar a enterrar unos muertos, a lo cual respóndele el divino Maestro: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”. Es decir, los muertos vivientes que no están interesados en la doctrina celestial y de los cuales hablamos suficientemente en el primer capítulo. La resurrección es del alma, pero es del alma purificada, aquella que ha buscado, encontrado y practicado las virtudes cristianas verdaderas que son las que dan vida eterna. Esa vida que promete y da el Cristo a todo aquel que cree en Él y edifica su esencia divina sobre sí mismo. Es decir, todo el que cristifica su alma y puede entrar a la fiesta de bodas, al banquete del Señor. Al re-ligare con la sustancia del Unigénito, el que está sentado a la diestra del Creador. Pero enfáticamente, afirmamos que el Cristo hay que formarlo en nuestro interior. Ese es el hombre espiritual, el hombre nuevo del que habla Pablo y al cual también se refiere en Gálatas, capitulo 4, versículo 19, ya citado, cuando dice: “Sufro dolores de parto. Hasta que Cristo sea formado en vosotros.” Agregándose a todos los errores y atrevimientos que la congregación norteamericana fundada por Taze Russel, la falta de creencia en la existencia del infierno. Infierno proviene de “infernus”, que significa mundo inferior sumergido. 54

Es el lugar del interior de la tierra donde las almas pagan sus culpas, sus transgresiones a los mandatos divinos. Siendo el fuego del infierno lo que hace el proceso de purificación y rectificación del alma en cuanto a sus errores. En alguna parte de la Biblia se dice: “Id malditos de mi Padre al fuego eterno que os tenía preparado.” A Dante Alighieri, el gran poeta de Mantua, le fue dado descender y ver los círculos infernales, para que diera testimonio y enseñanza a la humanidad de esas infra dimensiones de terror y sufrimiento. En cada círculo Dantesco permanecen las almas según el tipo de transgresión, de pecado cometido. Conveniente sería que el lector buscara y leyera el libro “Si hay infierno, si hay diablo, si hay karma” del Budha Maytreya Samael Aun Weor, para que constaten en forma directa y precisa lo afirmado previamente. En el evangelio de Mateo, capitulo 17, versículo 9, dice textualmente: “Y si tu ojo te es ocasión de caer (es decir fornicar), sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida (eterna) que teniendo dos ojos y ser echado en el infierno de fuego.” “¿Acaso el que ascendió no es el mismo que descendió?”. En ciencia oculta se sabe que el Maestro Jesús fue muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Parecen más bien un grupo de hedonistas, estos Testigos de Jehová, que niegan la existencia del infierno. Eso es una blasfemia y una falta gravísima sobre el contenido de la Sagrada Escritura, inspirada por Dios y que es la palabra de Dios. Hasta los griegos lo aceptaban y denominaban como el hades y en la literatura helénica aparecen los doce trabajos de Hércules, desde la limpieza de los establos de Augias (que en cristianismo es sacar los mercaderes del templo), hasta vencer al perro Tricípite, que está encargado de guardiar la puerta de los infiernos. Si no existe el infierno, entonces se habrá eliminado el habitáculo natural del demonio y sus huestes infernales con las 7 cabezas de legiones que el sabio Salomón nombra en su famosa Conjuración de los 7 Genios del mal. Se habrá entonces eliminado el mundo y Reino de Paraplex, que es un archidemonio que maneja 25 columnas de superdemonios, que entran en la mente de los humanos y les hacen asesinar, entrar en guerra, odiarse, agredirse, destruirse y en general, entrar en una locura colectiva como la que ahora vive la presente humanidad. Obvio y supra elemental que, por antonomasia a una región celestial, existe una región infernal. Siendo el cielo o los cielos las dimensiones superiores de paz, de gozo, armonía, orden cósmico, luz divina, felicidad, pureza, inocencia, vida eterna, amor y perpetúa alabanza a Dios y a sus ángeles. Mientras que el infierno o 55

dimensiones inferiores son de sufrimiento, dolor y penas. “Allí será el llanto y el crujir de dientes.” “Allí donde nadie conoce la alegría, porque es un lugar de sufrimiento”. Dice la liturgia Gnóstica desde hace más de tres mil años. En adición a todos los aspectos insensatos y de ignorancia que estos ejecutivos de Watch Tower cometen contra el Cristo y su sagrado Ministerio de ser el Redentor y salvador del mundo y de los mundos, se agrega el hecho que carecen de prácticas litúrgicas y ritualisticas de los Sacramentos, los cuales son ritos sagrados especiales que ayudan a la purificación del adepto. Los Sacramentos no son caprichos cristianos, sino que son ceremonias especiales, regidos cada uno de ellos por uno de los 7 arcángeles; que corresponden con las 7 llamas de fuego que están ante el trono del Cordero Divino y que permiten recibir energías y fuerzas divinas al alma, para fortalecerla en el camino hacia Dios. Por lo cual, eliminarlos de una congregación religiosa significa negar oportunidades de acercamiento al re-ligare con Dios a sus feligreses o seguidores. “Por sus frutos los conoceréis”, dijo nuestro Maestro el Cristo, cuando se le pregunto por la aparición de falsos profetas al fin del mundo. En este aparte nos aproximaremos al estudio objetivo del protestantismo, llamado comúnmente en todos los países como evangélicos y que a su vez se encuentran divididos en cientos de grupos autónomos con su propia organización y administración. En ocasiones son pequeñas congregaciones aisladas y conducidas por un pastor o líder religioso, que es el encargado de predicar periódicamente algunos apartes del texto bíblico, pero a su libre entender y albedrío. La congregación evangélica tiene su origen histórico en Martín Lutero, el reformista alemán que se enfrentó a la iglesia católica romana y que con mucha razón protestó en contra de algunos aspectos sobre los cuales él no estaba de acuerdo. Pero la congregación evangélica extendida por el Reino Unido y Estados Unidos, fue fundada por grandes ejecutivos carentes de profundidad y de conocimiento espiritual como George Whitefield, John Wesley, Jonathan Edwards y otros altos gerentes del capitalismo norteamericano. La alianza evangélica mundial tiene sede en New York, Estados Unidos y como presidente actual al señor Geoff Tunnicliffe, quien coordina las funciones también bajo el cargo de Secretario General.

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La doctrina evangélica se basa en tres aspectos o creencias: La trinidad de Dios, la salvación por medio de la fe en Cristo y la infalibilidad de la Biblia. En cuanto a aceptar la Santísima Trinidad debemos reconocer que es un acierto, puesto que las manifestaciones del Dios Triuno para la creación terrenal, deben ser como Padre, que es el Santo Afirmar, que es el Sí de la Creación entera y su energía es positiva. Es el Padre creador, Omnipotente y Todo Poderoso que determina el día cósmico o Mahamvantara, que no es el día común de 24 horas, sino que es un proceso cósmico que puede durar millones de años, en el cual se preparan los procesos vitales y planetarios y finalmente se manifiesta la vida con sus diferentes especies y formas, sean estos ángeles, hombres, demonios, bestias o animales. Es por esa razón que se habla del Padre Creador y su Omnipotencia y Unicidad tiene tres manifestaciones que en su orden y dependiendo de Él mismo, son: Él como primera persona de la Trinidad Santa, el Hijo que es su enviado, engendrado no creado: “Tu eres mi hijo Yo te he engendrado hoy”; que tiene el poder y la divina gracia de ser el Cristo Cósmico y del cual depende el Cristo Íntimo, que cada uno de nosotros tiene con su Habitáculo propio en el corazón y sobre el cual abundaremos en el próximo capítulo con todos sus detalles y explicaciones ocultas y precisas. Al Hijo, esotéricamente se le asigna el Santo Negar, porque la creación manifestada en materia viva es su propia negación. Es decir, la creación es materia manifestada, es el mundo con sus pirotecnias, con su magia infernal, su parafernalia, que roba la conciencia y niega el despertar de las posibilidades infinitas del hombre. El mundo con sus rameras, con sus abominaciones y su Torre de Babel, el mundo con sus fantasías y drogomanías, con sus fetiches y líderes vacíos como sepulcros blanqueados, con las manos manchadas de sangre y la sonrisa sodomita de Jetabel, la de los negros destinos, o la de Lilith Y Nahemath que son la madre de todas la aberraciones y abominaciones de esta Babilonia tritocósmica en que ahora se ha convertido todo el planeta tierra. Por esas razones al Cristo se le llama y se le entiende en esoterismo como el Santo Negar. He allí por qué, el Venerable Maestro Hilarión o Pablo de Tarso que, es el apóstol que reúne en sí mismo las características y naturaleza de los doce apóstoles, afirma solemnemente que: “El que es amigo del mundo se hace enemigo de Dios”. Ese mundo de almas pecadoras, irredentas y empedernidas que andan en tinieblas y viven en tinieblas, físicas y psicológicas, es el que prometió salvar el Divino Maestro Jesús el Cristo, con su ejemplo para que lo imitaran y con sus 57

sabias enseñanzas y realizaran un trabajo interno, espiritual como el de Él. Dura y pesada carga echó sobre sus hombros el nazareno, por lo cual Él mismo tiene que ser la Negación Santa de ese mundo de concupiscencias e iniquidades, que el Cristo Íntimo como manifestación microcósmica del Cristo Cósmico, debe salvarnos y llevarnos al seno del Padre. Fácil, entonces, resulta ahora comprender, por qué la sentencia irrefutable de: “Yo soy el Camino la Verdad y la Vida (eterna) y nadie viene al Padre si no es por Mí”. Es Espíritu Santo es el Santo conciliar porque su energía es neutra y sirve para conciliar al hombre con Dios. El Espíritu Santo es el calor y Luz de la eternidad, es el dador de vida y Supremo revocador de sentencias; porque el trabajo con sus energías en pureza y castidad, hacen que las leyes inferiores de la naturaleza y de la vida misma queden derogadas ante la Majestad y transcendencia del trabajo con el Fuego Sagrado. Esa es la razón doble que asiste a la Gran Ley para perdonar y hacer que una Ley Superior como es la práctica de la Castidad Militante, derogue a cualquier Ley inferior. Equivocados radicalmente están aquellos fanáticos que ignoran los poderes del Espíritu Santo, que es el Dios de las formas y de las metamorfosis. Muchos equivocados sinceros creen que la misericordia de Dios es tan grande que alcanza para perdonar todos los pecados, las abominaciones, iniquidades, blasfemias y crímenes horrendos de la actual humanidad, pero eso es un gravísimo error; porque la misericordia Divina solo y únicamente se activa cuando el ser humano empieza a cambiar, a dar demostraciones de que es digno de recibir el perdón a través de la divina misericordia del Cristo. Porque de no ser así, entonces todo el mundo seguiría pecando y ofendiendo la Majestad Divina y, al final de todas esas aberraciones, sería perdonado en función de la misericordia. Si validáramos ese horror, daría lo mismo ser bueno que ser malo. Y toda religión estaría demás, sobraría porque todos estaríamos salvos e,incluso, y más profunda y asertivamente, afirmamos que entonces el mismo Cristo perdería su función de mediador único y de Salvador y Redentor de las almas. Que quede bien claro y escrito con palabras de fuego en el alma y en el corazón de todos los lectores lo que solemnemente afirmamos a los cuatro vientos de la tierra. “El que tenga entendimiento que entienda.” Otros letrados, intelectuales materialistas o ejecutivos de empresas evangélicas, argumentan que la misericordia precede al juicio, y eso es cierto solo y únicamente, cuando el alma o el ser humano ha dado muestras de contricción, de arrepentimiento y de rectificación de sus rebeldías, de sus pecados o iniquidades, porque también el amado Apóstol Santiago, director íntimo de la Gran Obra del 58

Padre en nuestro interior, escribió en su Epístola que: “Todo pecado será perdonado, menos el pecado (fornicación o blasfemia) contra el Espíritu Santo.” Por ser el Espíritu Santo la tercera persona de la Santísima Trinidad y una derivación o desdoblamiento del Cristo, quien peca contra el Espíritu Santo, o sea el que fornica, blasfema o el que mata que es otro pecado contra el Espíritu Santo, peca también y, de hecho, contra el Hijo y el que pecare contra el Hijo, peca también contra el Padre que lo envió. Acordémonos que “Mi Padre y Yo somos Uno y el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre que me envió”. De lo cual puede inferirse que el que peca contra el Espíritu Santo, peca contra el Hijo y contra el Padre, o sea contra Dios y el que peca contra Dios irremisiblemente muere. Y esta muerte no es solamente física, la cual vendrá contra todos nosotros cuando llegue nuestro día final, sino que esta muerte, es la muerte segunda que es la destrucción del alma y, por tanto, la negación absoluta a tener vida eterna. Los evangélicos creen que la salvación de las almas proviene exclusivamente por creer en Cristo. La fe de ellos es creencia religiosa. No es la “fe como certeza de lo que se espera, ni la convicción de lo que no se ve”; porque muchos de ellos tienen dudas y la duda corroe y corrompe la supuesta fe, y termina por destruirla. Tienen una fe sin obras, por lo cual es una fe muerta. Tienen una fe sin Conversión, tienen una fe sin Conmoción, tienen una fe sin Contricción y una fe que no conoce en lo más mínimo la Convicción. Además, quien tiene convicción de lo que no se ve es porque ya lo experimentó, ya lo encarnó, para él ya la fe es tangible a su propia alma. Ahora, ¿Podría alguien tener fe y ser salvado, siendo un vulgar adultero, fornicario, homicida, pederasta, violador, ateo, LGTBI, orgulloso, vanidoso, aferrado a las fascinaciones del mundo y de su gran ramera? ¿Alguien que, teniendo odio, ira, rencor, envidia, gula, avaricia, blasfemia, injuria, lascivia, pereza, siendo un ladrón público o privadamente, como en algunos casos hemos visto y conocido de militantes y líderes evangélicos, podrían esas almas entrar al reino de los cielos, que es el Reino de la Luz, la armonía, la Paz, el Amor y la perfección de Dios? En síntesis, podría ser salvado quien tuviera en su alma legiones de archidemonios y todos los pecados capitales manifestados en su diario vivir y convivir. El reino de Dios no consiste de palabras y, en la mayoría de estos fanáticos evangélicos, lo que hay es vana palabrería que repiten como loros de circo a letra muerta. Aunque muy pequeño número de ellos pueden ser inocentes o equivocados sinceros.

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Sin escudriñar y sin practicar los misterios de Dios. Sin pasar las pruebas de los cuatro elementos. Sin practicas con el fuego sagrado para elevar la Sagrada Serpiente de Fuego sobre la vara de Aarón. Sin vivir ni entender el drama Cósmico intrínseco del Redentor. La llamada fe evangélica, trata de imitar las palabras de los apóstoles y en congregaciones circenses dicen palabras como estas: “Te reprendo demonio en el nombre de Jesús”. “Yo reprendo esta enfermedad en el nombre de Jesús”. Y reprenden y reprenden, sin tener, ni el poder apostólico, ni la autoridad de Dios para estos casos, puesto que la autoridad proviene de una vida recta, aferrada a los designios del Altísimo, al respeto y cumplimiento de los mandatos cósmicos. ¿Qué puede reprender un demonio a otro demonio? ¿Y qué puede curar a un enfermo, otro cuya enfermedad esta aferrada al ADN de su propia alma? La fe evangélica es superficial, no es la fe que salva, porque discriminan, detestan, descalifican, falsean y adulteran a conveniencia, la verdadera sabiduría divina. Por eso es que a la Biblia cada uno de ellos la interpreta a su propio entender y conveniencia. ¿Cómo pueden algunos pastores predicar y predicar días enteros, en jornadas de encuentros, y en la noche acostarse con su propia esposa o con alguna amante de su congregación y fornicar como bestias ofendiendo la Majestad del Espíritu Santo y pecando contra su propio cuerpo? La fe que salva es la de aquellos que entran por el camino estrecho del cual habla la palabra de Dios. La de quienes practican con la Roca de tropiezo, la Piedra que desecharon los constructores del templo y que ahora ha venido a ser cabeza de Angulo. La fe que salva es la de los doblemente nacidos, como lo explicó Cristo a Nicodemus. Es decir, los que nacen del agua y del fuego o del Espíritu. Del Sagrado I.A.O. que encierra un misterio que va más allá de los umbrales de la comprensión de la mente humana. Porque los nacidos de carne, carne son y la corrupción no puede heredar la incorrupción. La fe que salva no es la de pastores orgullosos, vanidosos, vestidos con ropajes carísimos a la usanza de príncipes y reyes de este mundo. Pastores que nunca conocieron los Misterios profundos de Dios y cuyo discurso es vana palabrería de la boca hacia afuera, nombrando más citas que desentrañando lo oculto que está detrás de cada parábola, de cada palabra, de cada enseñanza y sin aplicar todo ello a la vida práctica y diaria. La fe que salva es la fe con obras en el mandamiento supremo de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. La fe que salva es la fe de aquellos que practican con sinceridad y verdadera honradez los tres factores de la revolución de la conciencia. El primero de ellos es morir psicológicamente; es decir, destruir los defectos, dejar los prejuicios, los 60

bultos de creencias vanas, salirse de la jaula psicológica en la cual viven presos de su propia ignorancia y esclavos de sus caprichos toda la vida; y empezar a ser libres, a disfrutar del vuelo del águila hacia las alturas infinitas del cielo de arriba, del cielo verdadero y ser un sol que con sus dorados rayos ilumine su propio universo. El segundo factor es el nacimiento en virtudes; cada vez que muere un defecto por la acción del fuego pentecostés nace una virtud. Para la eliminación de los defectos, que es el simbolismo que tiene el acontecimiento de Jesús azotando y sacando los mercaderes del Templo, también es de mucha utilidad detectar cada defecto y renunciar a él y empezar a hacer lo contrario de lo que el defecto es o representa. Eso es de gran utilidad para empezar este trabajo. Sin embargo, eliminar de raíz todas las manifestaciones egoicas, solo se logra trabajando con la pareja, con las energías del Espíritu Santo en el lecho sin mancilla. Para este trabajo debe previamente haberse comprendido cada defecto en todas sus manifestaciones, en todos sus planos: físico y mental, acciones, sentimientos, emociones, sensaciones, omisiones y expresiones verbales. Solo las energías sexuales del Espíritu Santo nos permiten la generación y la regeneración, para después permitirnos la ascensión, la resurrección. Quienes practican el: “Deja todo lo que tienes” que es la muerte psicológica, eliminación de los defectos o aniquilación budhista, son los que finalmente tienen la fe que salva, y son los que imitan al Divino Maestro y los que practican el sacrificio supremo por la humanidad, como lo hizo el Cristo en el árbol santo de la Cruz. Esos que practican los tres factores de la revolución de la conciencia equilibrada y científicamente, hablo de ciencia cósmica objetiva, de ciencia de corazón y no de la falsa ciencia materialista, esos que practican los llamados tres factores equilibradamente, son los que pueden inscribir su nombre en el libro de la vida. Por tanto, en el Apocalipsis capítulo 2, versículo 17, se dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere daré a comer del mana escondido y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nuevo nombre, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. Todo lo anterior de la cita bíblica, es una oculta verdad. Porque ese nombre escrito sobre una piedrecita blanca es el nombre del Maestro Interno, del Íntimo, pues el nombre que tenemos ahora en el físico, fue el nombre que nuestros padres nos pusieron; pero este nuevo nombre es puesto por Dios, corresponde a la Gramática Cósmica, al Orden Divino y simboliza o representa nuestra jerarquía y relación con Dios, y se otorga al adepto en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, siendo todo de acuerdo al rayo de la creación al cual pertenecemos. 61

Obviamente para llegar hasta ese grado de Iniciación hay que pasar muchísimas pruebas y trabajar muy duro en los tres factores antes mencionados; especialmente en lo relativo al nacimiento segundo que solo se logra practicando la magia sexual, la castidad o el Arcano A.Z.F. intensamente y con la debida pureza, con el cumplimiento exacto de los procedimientos sagrados. Desde el comienzo de este libro, afirmamos que la Biblia es un libro Sagrado, inspirado por Dios, pero que está escrito en tres niveles de semántica, de semiología, que se corresponden con tres niveles de conciencia respectivamente, que son: Eikasia, Pistis y Dianoia. De Eikasia dijimos que es un nivel de la conciencia manejado por el instinto salvaje, de sobrevivencia, de poco raciocinio, de agresión y un exiguo nivel de análisis, síntesis y de antítesis. Ese es el nivel de la escritura a letra muerta, y el que corresponde a las llamadas religiones de Gran Vehículo, como la católica, la religión musulmana, que en estos días esta anarquizada, caótica y satanizada por el fanatismo; está cometiendo toda clase de horrores y delitos de lesa humanidad espantosos. También están en este grupo los llamados Testigos de Jehová y los evangélicos de todas las denominaciones y escuelas. Esas religiones son masivas de convencionalismo social. De inmensos y esplendorosos templos, catedrales, pagodas, sinagogas, pero vacías de almas llenas del Espíritu Santo, de serpientes ígneas levantadas sobre la vara de Aarón; sobre las 33 vertebras de la columna del ser humano, religiones carentes del Fuego Pentecostés. Religiones de apariencia social pero que no enseñan nada y que, por lo tanto, el religare con Dios les queda lejos e imposible totalmente para realizar. Si damos lo anterior por axiomático y realmente preciso. Cuanto más nocivo será la lectura e interpretación libre de la Biblia como sucede en las comunidades evangélicas del mundo entero. En donde cada quien pone un local en garajes, en centros comerciales, en galpones industriales, en casas de familia, en haciendas, o en diferentes sitios y predica a su libre entender y albedrio y es seguido por incautos, que a veces, hasta sinceramente buscan a Dios, pero como andan ciegos y con conciencia dormida, se convierten en presa fácil de muchos inescrupulosos y usureros que solo piensan en quitarles su dinero prevalidos de la buena fe de sus feligreses. Pistis es un estado concientivo del ser humano que supera al de Eikasia, y que, por tanto, se anda con un poco de pista sobre la verdad oculta. Ya son grupos 62

más pequeños y ocultos. Comunidades que se auto cuestionan sobre las grandes verdades ocultas de la Biblia y de los libros de la sabiduría divina. Estas organizaciones no poseen el conocimiento de la verdad verdadera, pero son caminantes, buscadores de la Luz y hacen grandes esfuerzos por encontrarla. Tienen o adquieren cierta disciplina mesotérica que les permite conocer algo de los misterios menores. Por lo menos así era hace como un siglo, aunque muchos de esos grupos fueron perseguidos, calumniados y extinguidos por la iglesia católica que, como siempre, creyéndose poseedora de la verdad absoluta, ha atentado contra lo que ellos llaman sectas paganas o herejes y contra las cuales su historia criminal se pierde en la oscura noche de la historia. Tomemos como ejemplo la Masonería, un grupo que con el pasar de los años o de los siglos, se ha ido transformando de exotérico a esotérico, porque sus enseñanzas, sus prácticas, sus ritos y creencias han ido perdiéndose con la historia debido a muchos factores o causas. Al principio de su vida como grupo iniciático tuvieron grandes aciertos en cuanto a la elevación espiritual de sus miembros y llegaron a tener enseñanzas similares a la de los gnósticos de los antiguos tiempos, especialmente en cuanto al simbolismo y al significado de la semiótica del esoterismo puro. Por ejemplo, la Masonería tiene como símbolo universal el compás y la escuadra. Pero muchos masones solo saben lo superficial, es decir, que la escuadra y el compás simbolizan Al Gran Arquitecto del Universo que es la forma como llaman al Padre Creador. Pero más allá de lo profundo de lo profundo, no llegan al fondo. A la convergencia entre símbolo y simbolizado. Especialmente en la actualidad cuando las logias y Grandes Logias se han plagado de políticos, de corruptos e inescrupulosos, que de espiritual tienen muy poco o nada, porque esos centros han devenido en clubes sociales en donde los famosos grados masónicos no enseñan nada. Nada espiritual, ni esotérico, ni transcendental. Los grados del uno al treinta y tres, para adquirirlos están relacionados con la capacidad económica del miembro, de sus ingresos, empresas, cargos públicos o fama que pueda detentar el devoto. En estos tiempos aciagos y de extrema confusión, alguno de sus miembros me conto que ahora para el rito de consagración a esa organización, el mal llamado Maestro, pide al neófito aportar botellas de whisky, cajas de cerveza y carnes para asar, recordándome con eso los tiempos de Baal y su culto diabólico. Con esto no ofendemos la institucionalidad de esa llamada fraternidad cuasi oculta, que para el estudio que nos ocupa solo está en el nivel concientivo de “Pistis”, es decir tienen una pequeña pista sobre la verdad oculta, pero jamás el 63

dominio de los misterios y claves secretas para llegar a la Iniciación, a la verdadera Maestría. A inscribir su nombre en el libro de la eternidad o recibir de Sanat Kumará lo afirmado en el Apocalipsis, capitulo 2, versículo 17. Es tan grande el grado de ignorancia, atrevimiento e impostoría, que en esa organización se consagran como maestros a los miembros del tercer grado de masonería. El peor de los ignorantes es el que ignora que ignora. ¿Cómo puede llegar un impostor de esta naturaleza a la autorrealización Intima del Ser, hasta la unión con el Aeon 13, que es la gran puerta del Absoluto, el Glorioso “Ain”, a donde muy pocos valientes se han atrevido a tocar? Ese mismo Aeon 13 que es la vida libre en su movimiento, la morada del Gran Dios Inmanifestado, del Aelohim, seno fecundo de donde proviene el Uno y el Todo. A donde ni siquiera Moisés, con toda su sabiduría, con todos los poderes que le fueron conferidos y, aun habiendo hablado con Dios diariamente pudo entrar. ¿Acaso, no se le dijo en alguna ocasión, por parte del Señor Jehová?: “¿Sube al monte y contempla la tierra prometida, mas no te digo que entraras en ella?” Adicionalmente, algunos de sus miembros se hacen llamar Maestros, como si ellos practicaran magia sexual, como si conocieran y realizaran el Arcano A.Z.F. con sus esposas legítimas. Esposas que, por cierto, desprecian en la masonería, ya que a las damas no las aceptan como integrantes de esas llamadas logias. Es decir, en el fondo de esta organización, más política y capitalista que espiritualista, no aparece la mujer. Ser sin el cual es imposible la realización Intima del Ser. Maestro sin nacimiento segundo, sin bautismos de sabiduría otorgado por el Arcángel Gabriel, sin eliminación total de sus defectos psicológicos, sin nacimiento segundo. Sin serpiente levantada, ni trabajos en la Piedra Cúbica de Jesod. Seres humanos sin las claves ni los Estigmas Sagrados del verdadero Maestro, jamás pueden ser llamados Maestros porque no son más que impostores y falsos profetas de estos malignos tiempos. Por otra parte, el antiguo VITRIOL, que en latín significa: “visita interiorem terrae rectificando inveniens opera lapidem”, que algunos traducen como: “desciende a las entrañas de la Tierra y destilando encontraras la Piedra de la Obra.” Y otra traducción con parecida carga semántica, pero con más énfasis en lo esotérico: “visita interiora terrae rectificando inveniens occultum lapidem”, que traducida indica en clave, lo siguiente: “explora los interiores de la Tierra. Rectificando descubrirásla Piedra escondida”. Cualquier esoterista que sea puro en los aspectos del sexto mandamiento, sabe inmediatamente que esta frase antigua en sermo nobilis, significa que hay que buscar en la tierra filosofal, que es uno mismo, y en esas entrañas ocultas del 64

Ser, encontraremos la Piedra oculta que es la materia alquímica de La Gran Obra del Padre y que con muchas rectificaciones y renunciaciones, o muerte psicológica de nuestros defectos, llegará a convertirse con dolor y sacrificio en nuestra propia Piedra Cúbica de Jesod, que es el Sephirote más importante de las Potencias del Reino; o sea, que es el Sephirote más importante en el Árbol de la Vida, porque está conectado diariamente con el Árbol Santo de la Cruz, que es el puente que va de la materia al espíritu, de la tierra al cielo. Quiero dejar bien claro, que la actual masonería se convirtió en un club social satánico. Sin fe. Sin obra transcendental. Sin serpiente de fuego, ascendida sobre la vara de Aarón, que es la misma columna vertebral. La masonería se dedicó más a la política barata y corrupta que a las cosas de Dios. Eso explica su participación en la independencia de Estado Unidos. Las presidencias que ejercieron en ese país, de cuyas bastardías solo quedan los símbolos masónicos grabados como altaneros recuerdos en los billetes verdes de esa sociedad sodomita y gomorrita, semejante a la Babilonia de los antiguos tiempos, madre de todas la fornicaciones y abominaciones de la tierra. También a otros países llevaron hasta la bandera y lideraron procesos independentistas en países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México, Brasil y muchas otras naciones latinoamericanas, donde la masonería dejó huella profunda en funciones del Estado. Incluso muchos masones se convirtieron en enemigos acérrimos y a muerte. En Venezuela, por ejemplo, las rivalidades entre masones destruyeron la Primera República, que solo duró tres meses, y entregaron al Precursor de la independencia, generalísimo Francisco de Miranda, al ejército español que lo condenó con toda su crueldad a una muerte a cuentagotas e inmerecida totalmente. En Portugal hacia el año 1.915 o 1.917, hubo un presidente masón que persiguió a muchos fieles de credos diferentes. Algunos dicen que los tres pastorcitos a quienes la virgen de Fátima se les apareció, fueron encarcelados por orden de ese presidente, bajo los cargos de perturbar el orden público. En Francia también hubo un presidente masón de ingrata y funesta actuación entre sus conciudadanos. Repetimos que nuestra intención no es la de hacer descalificación alguna de los masones, pero sí la de argumentar y comprobar que no son caminantes del sendero de la Vida Eterna. Del camino que nos lleva de retorno al seno de la Heliópolis celestial, la Jerusalén de arriba, la que está cimentada sobre las doce piedras de la ciudad Santa y en donde cada Apóstol representa un cimiento, un 65

fundamento, porque es una parte autónoma y autoconsciente de nuestro Ser, a la cuales debemos desarrollar con intensos y ocultos trabajos que ni exiguamente conocen los masones. Los masones con sus modernas orgias y borracheras de poder y de dinero, tienen la pista, pero no la Luz. Tienen la curiosidad por el camino, pero no tienen la fuerza samaeliana para penetrarlo o trajinarlo. Tampoco tienen la aquiescencia del círculo consciente de la Humanidad Solar y muchísimo menos del Gran Hiram Abiff, del glorioso Aberaménto, del Sabaoth Celestial, del Hijo del tesoro de la Luz, del Gran profeta de Ra Hoor Khu. Sin embargo, “para los indignos todas las puertas están cerradas, menos una, la del arrepentimiento”. Tan fuerte ha sido la presencia de la masonería que en muchos países, la iglesia Católica ha visto en ella un gran rival para su prevalescencia, tal que desde Clemente XII, en la encíclica “In Eminenti” del 24 de abril de 1.738, hasta Joseph Ratzinger, (quien después fuera el Papa Benedicto XVI) y Jean Jerome Hamer, miembros de la Doctrina para Congregación de la Fe, que es lo que anteriormente se llamó Santa Inquisición, publicaron un documento el 26 de noviembre de 1.983, en donde se afirmaba que la “fe cristiana y la masonería son inconciliables”, por lo cual excomulgaban a todo aquel que siendo Católico también fuera masón. En total entre encíclicas papales y declaraciones escritas contenidas en el Derecho Canónico, ha habido un total de 47 documentos papales en contra de la masonería. Son 300 años continuos de persecución y descalificación violenta y frontal. Estos, sin contar los ataques y descalificaciones, críticas y atropellos permanentes originados local o regionalmente por cardenales, obispos, curas y adláteres de la iglesia de Roma, “fuera de la cual no hay salvación”, como dice su credo en extrema pose fanática y exclusivista. Sin pretender tomar el puesto y función de juez, puedo asegurar que, como institución, la masonería cayó en graves errores a lo largo de su decurso histórico. Solo a manera pedagógica enumeraremos algunos, sin pretender, ni remotamente, tener la verdad absoluta sobre ese grupo establecido en muchos países hace siglos. El primer error fue equivocar o no comprender que la escuadra y el compás son instrumentos simbólicos de las catedrales del alma individual, que debieron haber construido los masones en lo personal, a través del VITRIOL, A.Z.F., la clave DANTE, el INRI y no las maravillosas catedrales góticas medievales que se construyeron por miembros de esa orden en Francia, España, Inglaterra, Alemania, Italia y muchos países europeos o de América. 66

La escuadra tiene un símbolo más allá de lo semiótico común y corriente. Y es que primero se complementa el contenido de la clave VITRIOL, que es el arcano 9 ó A.Z.F. el cual muy escasos masones conocen a cabalidad, y que jamás han practicado con honradez siguiendo los protocolos esotéricos sagrados del misticismo y el tantra yoga. Porque de haberlo practicado, muchísimos de ellos habríanse convertidos en súper hombres, en hombres causales, totalmente despiertos, con conciencia de Nous y hubieran entrado al banquete del Señor, ataviados con el Tosoma Heliacon y no con harapos para ser lanzados a las tinieblas exteriores. Al mal nombrado maestro que los masones consagran en el tercer grado y que carece de todo conocimiento y despertar, se le dice la frase Mak Benah a cada oído y con ello lo declaran maestro en total y absoluta ignorancia y burla de lo que es un Maestro verdadero. Un hijo del Fuego, que por lo menos tiene serpiente ascendida en el cuerpo físico, vital y eterico y que trabaja intensamente para subir las fuerzas foháticas del Espíritu Santo por su columna vertebral y esto lo hace única y exclusivamente con su esposa sacerdotisa. No entendieron los masones que la escuadra simboliza el hombre recto; recto pensar, recto sentir y recto obrar. Porque si esto lo hubieran comprendido y practicado no hubiesen caído en las escabrosas garras de la política y del poder con su grado de corruptela y hambre de importancia y mando. Razón que le asistía al filósofo cínico Diógenes a andar con una lámpara encendida, a plena luz del día buscando un hombre honrado. Tampoco comprendieron que la escuadra de 90 grados, indica que hay que descender a la novena esfera, a la castidad científica, a la transmutación alquímica que fecunda y convierte al plomo de la materia en el oro del espíritu. Y para ese trabajo es indispensable, irreemplazable y totalmente necesaria la participación activa de la mujer. Ella es la compañera del camino. La Walkiria Sagrada a quienes los masones niegan entrar a su institución. Justamente es la mujer la que levanta al hombre y es en los abismos de la novena esfera donde nacen los dioses y sus ángeles. Amén. Amén. Amén… Noventa grados quiere simbolizar que hay que practicar magia sexual, sin derramar la energía. Este es el principio de Hermes. El filo de la navaja. El Lucifer individual que en todo hombre o mujer representa el deseo sexual, por eso se dice que Lucifer es escalera para subir o escalera para bajar. Lo que ocurre es que la mayoría de la humanidad tiene convertido a Lucifer en diablo. Y eso sí es verdaderamente peligroso, porque se está a un paso de caer en el abismo, donde 67

solo se oye el llanto y el crujir de dientes. Bien utilizado, Lucifer puede servirnos de escalera para subir nuestro nivel de ser y convertirnos en verdaderos Iniciados, porque él tiene el fuego sagrado, la pasión, que bien utilizados y canalizados hacia adentro y hacia arriba forman la fuerza sagrada del Kundalini. Es en ese trabajo con el fuego, donde el hombre representa el azufre y la mujer el mercurio filosofal, que se debe producir la eliminación de los defectos previamente comprendidos en los 49 niveles de la mente y convertir esos metales en el oro del Espíritu. Este Misterio fue lo que por muchos siglos constituyó el velo del templo y que nadie podía rasgar debido a que los tiempos no eran propicios y tenía que ser el Cristo Cósmico, encarnado en Jesús de Nazareth, quien rasgara ese velo con su Muerte y Resurrección. Ni Moisés, ni ningún Profeta del Altísimo lo rasgó. Ni siquiera el Gran Hilarión o Pablo de Tarso se atrevió a ello y de lo cual hay testimonio en Hebreos capítulo 9, versículo 3, 4,5 y 8. Solo el que practica el arcano A.Z.F. o arcano 9, puede entrar al (0), cero o mundo celestial de Origo, que es el Espíritu Universal de Vida Eterna, al cual se refiere el mantram secreto I.A.O., que contiene el mandato del Cristo a Nicodemus sobre el nacimiento segundo, lo cual es también simbolizado por la entrada triunfal de Jesús el Cristo a Jerusalén, montado sobre un burro para significar que tenía dominio sobre la mente, en este caso sobre la mente Cósmica. Por otra parte, el compás sagrado, que simboliza lo divino está graduada en 45 grados, lo que configura otro mensaje secreto para el buscador de la Luz. De allí que, el 4 simboliza los cuatro cuerpos de pecado, con los cuales el Iniciado trabaja en el arcano AZF, o sea el sexo con castidad y el Honor del Espíritu Santo, en síntesis, los Misterios de la Cruz. Esos 4 puntos del Árbol de la Cruz, deben convertirse finalmente en el cinco, que es el Ángel del Señor, el Cristo, la estrella matutina, el hombre auto realizado, el hombre verdadero, con ciudadanía celestial, el Hijo del Hombre, como lo llama la Sagrada Biblia. Obsérvese, además, que “Hijo y Hombre”, este libro sagrado, los pone en mayúscula, para significar que tiene Jerarquía celestial y diferenciarlo del hijo del hombre común y corriente de la tierra, el hijo del deseo, de la carne y de la sangre. Sumando los dos dígitos: el 4+5 producen el 9 Sagrado, o la fragua encendida de Vulcano, la forja de los cíclopes. La abertura del compás en 45 grados y su ubicación en la parte superior del anagrama, es una invitación a que los Masones se conviertan en constructores del Templo del Salomón individual y personal. Invitación a que eleven la sustancia y valores de la escuadra o materia bruta de la Gran Obra en el 45, de donde el 4 significa los cuatro cuerpos de pecado, sin los cuales sería imposible que se 68

manifestara el Misterio del Bafometo y que su tiniebla se convirtiera en Luz para llenar nuestra alma de eternidad. Esos cuerpos son: físico, vital, astral y mental. Los cuales deben cristificarse y convertirse en el 5 que es la Ley Divina, que forma la estrella que anuncia el nacimiento y resurrección de un nuevo Cristo. Pero eso no lo hicieron los masones, porque se desviaron por “El Personalismo”, de Mounier y se olvidaron de las claves secretas, debido a tantas divisiones y peleas internas, cambios y modificaciones de ritos en las logias de Londres y toda Inglaterra, en Escocia, en Francia, en Estados Unidos y hasta en México. Jamás conocieron los masones los aspectos íntimos del Maithuna: *“Clave cero *Arcano cero *Tau veintidós * Un solo vaso * Una sola materia * Un solo hornillo * Stibium * Sublimare plumbum * Transmuto, transmuto, transmuto… * Conventículo hermético Íntimo… * El juicio precede a la Resurrección.” Aunque algunos historiógrafos coinciden en afirmar que la masonería era y es selectiva en lo social y económico. Que solo un exclusivo círculo de amistades o relacionados podía pertenecer a esa orden. Igualmente perjudicó y todavía perjudica a la masonería, el hecho de conceder grados y grados, basados en influencias e intereses materialistas y oscuros. En aspectos ya mencionados, pero en ausencia total de valores fohaticos y de avance espiritual; lo cual nadie que esté dormido concientivaménte puede conocer y reconocer. Por todo lo cual, es nulo de toda nulidad que un usurpador, impostor de oficio y mal llamado maestro, sin serpiente de fuego pentecostés, sin la estatura y jerarquía cósmica necesaria, pueda otorgar en el nombre de Hiram Abiff, que es el Cristo, el grado de Maestro a un compañero, sin verdaderamente serlo. Además, en el esoterismo real, quien concede las iniciaciones Mayores es Sanat Kumará, y las concede al Maestro Íntimo de cada Iniciado del sendero de la Luz y eso se vive en dimensiones elevadas no en el plano tridimensional. Creerse maestro sin serlo, sin nacimiento segundo, sin bautismo ni de agua ni de fuego, solo perjudica al discípulo porque le engorda el ego, le hincha el orgullo, la vanidad, el alter ego. Lo vuelve prepotente, engreído, déspota y más inepto para 69

ver sus propios defectos y corregirlos. Repitiendo inútilmente la historia fracasada de Ícaro tratando de volar hacia el sol. En el rito de consagración de maestro, por parte del Maestro de ceremonia, insisto en Nombre de la Verdad, que el acto y su pretendido efecto, son nulos de toda nulidad, porque un muerto no puede resucitar a otro muerto, aunque evoque miles de veces el mito inventado de Hiram Abiff por los constructores del templo de Salomón. Samael Aun Weor, Budha Maitreya, iniciador de la era de Acuario, en su libro la Montaña de la Juratena nos explica profunda y sabiamente sobre este tema. Este mito podemos estudiarlo y sacar excelentes conclusiones para nuestro camino iniciático y conviccionar sobre la verdad verdadera del Padre que es la Luz. Los tres enemigos de Hiram Abiff son Sebal, Ortelut y Stokin. Y fueron decapitados y sus cenizas tiradas a los cuatro puntos cardinales de la tierra. Esos tres traidores son: el dragón negro de las tres cabezas. Los tres rebeldes. El primero es el rebelde a la naturaleza. El segundo es el rebelde a la ciencia (ciencia oculta) y el tercero es el rebelde a la Verdad, que es el Padre. Esos tres rebeldes también aparecen en la Biblia con los nombres de: Core, Dathon y Abiron. Sebal es el primero es el que golpea a Hiram con la regla y así los justos son asesinados en el nombre de la Ley y el Orden. El segundo, que es Ortelut, golpea a Hiram con la palanca, así es como los prejuicios y creencias de cada época (la santa Inquisición, los cruzados etc.) llevan a la muerte a los grandes Iniciados. El tercero, Stokin, remató a Hiram con el martillo. Así es como la violencia de cada época asesina a los justos y prohíbe la difusión de la Doctrina Secreta. Estos tres traidores controlan los tres cuerpos de pecado llamados astral, mental y causal (voluntad). Grandes clarividentes han estudiado estos tres vehículos, pero no han estudiado lo que hay dentro de ellos. El Astral está controlado por Sebal que es el padre del deseo. El Mental está controlado por Ortelut, el horrible demonio de la mente y el cuerpo de la voluntad, (causal), está controlado por Stokin, el terrible demonio de la mala voluntad. A estos tres traidores de Hiram Abiff, que es el Cristo, es a lo que se le llama el Príncipe de este Mundo.

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La víctima inmolada es siempre el Cristo Interno, Íntimo, de todo hombre que viene al mundo. Hiram es nuestro Cristo Interno. Hiram es el Rey sol. El rey ha muerto. ¡Viva el Rey! Nosotros necesitamos resucitar al Cristo dentro de nosotros mismos aquí y ahora. Necesitamos encarnar al Verbo dentro de nosotros mismos. Eso solo es posible decapitando los tres traidores. Los veintisiete Maestros que salieron a buscar al primer traidor se reunieron en tres grupos de a nueve. Estos tres grupos practicaron por el oriente, por el occidente y por el medio día. Esto nos recuerda las tres puertas del templo: Hombre, Mujer, Sexo. Solo bajando a la novena esfera (el sexo), podemos encontrar al príncipe de este mundo para decapitarlo. Los Maestros encontraron al primer traidor escondido en la taberna del deseo. Así el Maestro decapita al primer traidor. El Maestro triunfante se presenta ante el Rey Salomón (AOM) llevando en una mano el puñal y en la otra la cabeza del primer traidor. Es así como el Maestro exclama: “Conmigo viene la venganza”. El segundo traidor fue hallado por el segundo grupo de nueve Maestros, metido en la caverna de la mente, a cuya puerta está siempre el perro del deseo. Los Maestros se lo llevaron prisionero al Rey Salomón. Esto sucedió a los dieciocho días, en la tarde, y en momentos en que terminaban los trabajos del Templo. Entonces Salomón le hizo abrir el cuerpo, le cortaron la cabeza y le arrancaron el corazón. Estos dieciocho días nos recuerdan el trabajo con el sexo y al arcano 18 del Tarot. Realmente los enemigos secretos y ocultos de la mente nos acechan para desviarnos de la senda de la Iniciación. El tercer grupo de nueve Maestros, encontró al tercer traidor y tuvo que defenderse con mucho valor, porque el tercer traidor se defendió heroicamente con el hacha de la mala voluntad. Lo más grave es que el tercer traidor intentaba lanzarse al abismo. Siempre la mala voluntad y la desobediencia nos hacen caer al abismo. Las tres cabezas fueron colocadas sobre tres pértigas guarnecidas de hierro a las puertas del Templo, luego fueron echadas al fuego.

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Así es como se construye el Templo de Salomón, en oro puro, con medidas de Ángel, de hombre perfecto y no con falacias y engaños, en total ignorancia y profanando el nombre Sagrado de Dios y de sus Ángeles. Amén. Amén. Amén…

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CAPÍTULO V El misterio del Cristo vivo develado El Misterio del Cristo es un enigma que trasciende los límites de captación y comprensión de la mente y la conciencia humana, debido a que ambas son finitas, y el Cristo está más allá de todo límite imaginable, porque Él es “La plenitud de la cual tomamos todos y gracia sobre gracia”, según testimonia el Evangelio de Juan en el capítulo 1, versículo 16. Por esa razón, durante mucho tiempo hemos orado, pedido y suplicado su asistencia, sabiduría, Luz Divina, su inteligencia, inspiración y permiso para develar, en parte, este Misterio del Inefable, QUE ES LA BASE Y FUNDAMENTO DE TODA LA CREACIÓN, de todo el Universo y de, absolutamente, todo lo que existe. Para develar este Misterio utilizaremos la parte más profunda y significativa del Evangelio de Juan, que es el de la Fe Viva, el más claro, más contundente y el que pertenece al mundo del Espíritu puro, por cuya razón es llamado el Evangelio del Águila, que es el ave que con más alto vuelo puede surcar los cielos infinitos. También utilizaremos la Pistis Sophia con todas las develaciones ocultas hechas por Jesús el Cristo a sus discípulos. La Sagrada asistencia de los Dioses Santos y de los Dragones de la Sabiduría oculta sean con nosotros y se manifiesten una y otra vez en el estado concientivo de Dianoia y en nuestro átomo Nous, para poder emprender esta titánica y pedagógica labor, a los únicos fines que gente de todas las edades iniciáticas y de todos los caminos que buscan el sendero estrecho señalado por el Divino Sabaoth celestial puedan conocer, vivir y desarrollar este Misterio en su corazón y así volver caras y almas hacia el seno del Padre Creador por la gracia e intersección de Jesús el Cristo, quien es nuestro Salvador y a quien sea el Poder, la Divina Gracia y la Gloria por Eternidad de Eternidades. Amén. Amén. Amén… Absolutamente necesario, oportuno y totalmente legítimo que a la humanidad se le diera este conocimiento, esta herramienta, estas prácticas que hasta ahora eran desconocidas y ocultas. Algún Ser de la Logia Blanca tenía que llevar este mensaje a la humanidad antes de que se toquen las campanas finales del gran Apocalipsis que está a las puertas de ocurrir en estos postreros y malhadados tiempos. Porque resulta autoevidente que todas las profecías del fin de esta raza se han cumplido cabalmente, y que actualmente si el Padre Eterno no ha aplicado el Omega final para dar fin a esta raza pervertida, es más por su misericordia, por su gran compasión, y por el 73

trabajo serio que algunos Iniciados estamos realizando; es más por ello, que por merecimientos del resto los seres humanos. Es decir, estamos vivos por misericordia Divina, mas no por la ley, porque por ley ya el juicio final se hubiera ejecutado desde 1.956. El evangelio de Juan es el evangelio del Verbo Divino, del Lenguaje Sagrado que crea el mundo y los mundos. De los Elohim, los ejércitos de la Voz, que es el Poder Creador contenido en el Gran Sabaoth, el Sabaoth celestial, que es el Cristo Cósmico encarnado y vivido intensamente en la manifestación humana del Salvador Jesús de Nazareth. Acordémonos que a los primeros cristianos no se les llamaba así, sino nazarenos. Con mucha preocupación espiritual hemos visto como la iglesia católica ha tergiversado el Verbo Divino, la sabiduría de Dios y ahora habla es de enseñar la palabra. Palabra no es igual que verbo cuando se habla en lengua sagrada. La palabra dista mucho del verbo, porque la palabra es un signo escrito o hablado que tiene naturaleza material y social; palabras que, en español, se clasifican en graves, agudas, esdrújulas, sobre esdrújulas. Hay palabras homófonas, atonas, polisémicas, compuestas, derivadas. Palabras groseras, vulgares, amables, cultas, sensatas, agresivas, mentirosas, violentas, falaces, blasfemas, impías, incrédulas, mal intencionadas, malévolas, palabras tiernas, dulces al oído, maledicentes y tantas otra más. Razón más que sobrada para que esos grupos católicos, evangélicos o Testigos de Jehová no sigan usando esos eufemismos lingüísticos y hablen claro. Directo, frontal y sinceramente. Sería más sensato y asertivo hablar de la Palabra de Dios. De las enseñanzas del Altísimo, del Dios Omnipotente y Misericordioso, al cual algún día tendremos que dar cuentas. Sería mejor decir a los feligreses: “Vamos a leer y explicar las palabras de salvación que nos dejó Dios escritas aquí en la Biblia”. También así: “Hermanos, aquí en este momento vamos a enseñar, a vivir los evangelios Sagrados de la Luz Divina, que están contenidos en palabras de vida eterna y que son tan necesarias y útiles en estos tiempos tan perversos tan malos y de gran tribulación que estamos viviendo”. O en esta otra forma: “Hermanos en Cristo, nuestro Señor y Redentor, hoy tenemos un hermoso mensaje del Verbo Divino, de la Sagrada palabra de Dios manifestada por boca de su Hijo Jesucristo, de los profetas, de los Iluminados Apóstoles y que hoy llegan a nosotros en la siguiente lectura…”

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Eso sería más significativo, más reconfortante al alma que decir simplemente: “Vamos a la liturgia de la palabra”. Porque dicho de esa forma llana y lineal se cercena, coarta y disminuye la intensidad semiológica y motivacional del mensaje católico y bíblico, afectando la disposición del alma y del corazón para recibir el mensaje celestial, que ahora más que nunca tiene plena vigencia y utilidad para todo ser humano que preste atención y practique las enseñanzas de Dios. El evangelio de Juan comienza en forma contundente y clara al titular el primer capítulo “El Verbo hecho carne”. Y en los 3 primeros versículos, dice textualmente “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. Cuando se habla del “Principio”, se está hablando de la eternidad, de la ausencia de tiempo. Del Universo Inmanifestado. De la noche Cósmica o Pralaya. De la ausencia de vida manifestada. Pero aun cuando el mundo como oleada de vida, como Mahamvantara no se había expresado, ya el Verbo, que es el Cristo Cósmico, ya existía, o mejor dijéramos, ya era porque el Verbo Es. Y en la Biblia está confirmado cuando el Cristo Histórico afirma “Ego Sum Ego”. “Yo Soy el que Soy”. Es decir, se auto confirma el Don Divino de la Continencia, que es la cuarta razón de Tomas de Aquino, para probar que Dios contiene en Sí mismo la cualidad de Existir, de Ser por Sí. Y eso es lo que le otorga el Don de la Eternidad. Porque nada de lo conocido hasta ahora, sean soles, estrellas, planetas, hombres, bestias, naturaleza, lagos, mares, océanos, ríos, continentes, montañas, animales, fuego, aire, agua, tierra o cualquier forma viva o inerte contiene en sí el “Don de la continencia para existir en sí misma”, independiente y aisladamente de las circunstancias o eventos que le rodeen. Eso también confirma que el Cristo Cósmico es Dios, porque axiomáticamente sostiene: “El Verbo era Dios y el Verbo era con Dios”. Lo cual permite inferir que el Cristo Cósmico es Dios. Tiene naturaleza Divina y ES antes de la formación del mundo. Pero también en el versículo 1, se establece una sutil diferencia porque afirma: “El Verbo era Dios y el Verbo era con Dios”; haciendo de esta forma una ligera diferencia entre el Verbo que es el Cristo Cósmico y Dios que es su Padre. O más claro aún, el Cristo Cósmico es la emanación, la manifestación del Padre Eterno en el Mahamvantara, o día Cósmico, que es cuando se expresa Dios con todas las especies y formas de vida. Obviamente, ese día Cósmico tiene un principio y un final. Un Alfa y Omega como lo dice el Apocalipsis de San Juan. 75

El Padre manifestado en Cristo tiene tres formas o expresiones, todas la cuales gozan de la naturaleza Divina. El Cristo Cósmico es la manifestación del Padre que todo lo crea, la esencia que participa del acto creador, sin la cual nada, absolutamente nada, puede crearse. Esta es la razón de San Juan para enfáticamente sostener: “Todas las cosas por El fueron hechas y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. Esto nos lleva a una conclusión irrefutable y hasta ahora desconocida para la humanidad y es que el Cristo Cósmico del cual el evangelio afirma esta función creadora es el mismo Señor Jehová del Antiguo Testamento. Porque, de hecho, no hay dos creaciones y tampoco puede haber dos Creadores. O más sencillo, el Cristo Cósmico, que es la manifestación hecha carne del Padre Eterno, en el Antiguo Testamento, toma el nombre de IOD-HE VAU-HE o Jehová, para crear y organizar un pueblo escogido para Dios, que es el de Israel; nombre compuesto por una clave esotérica donde, en español, concurren tres morfemas. Aclaro que, en Semántica, morfema es la menor unidad de significado autónoma en sí misma. Por lo cual, en la palabra ISRAEL, los morfemas son: IS, que es el fuego en su forma femenina y el nombre de la Madre Divina Kundalini, que es la esposa o desdoblamiento energético sagrado y necesario del Espíritu Santo para dar vida, en otras palabras, la Virgen, Madre de Dios y de los hombres. RA, es el fuego Divino en su parte masculina, el Dios antiguo, antepasado de Osiris entre los egipcios; y EL, es el mantram o morfematerminal que identifica cada espíritu divino, como por ejemplo Michael, Uriel, Samael, Rafael, Gabriel, Gedulael, Geburael, Hochmael, Kiteriel, Ezequiel, etc. Es de notar que, el mantram RA es masculino y el mantram IS es femenino. RA es entonces vertical e IS por ser femenino es horizontal, ello indica que juntos forman cruz y que por lo tanto la palabra Israel es el pueblo de Dios que sigue la vía de la cruz y las enseñanzas del Maestro Jesús, nuestro Salvador y Redentor. Porque ya hemos explicado suficientemente que Israel no es un pueblo con coordenadas geográficas terrenales, sino que es el pueblo escogido de Dios y que en parábolas corresponde con lo que la Biblia llama los 144.000 escogidos, cuyo número sumado da 9; para indicar que la Israel de Dios está formada por aquellas almas que practican las virtudes del Fuego Sagrado contenido en el Arcano 9, que es el del amor vivido y explicado por nuestro Señor el Cristo a sus discípulos y a toda la humanidad.

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El Cristo Cósmico es el Padre Creador manifestado en el Hijo: “Tu eres mi Hijo. Yo te he Engendrado hoy.” “Mi Padre y Yo somos Uno y el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre que me envió, porque mi Padre y Yo somos Uno”. El Cristo Cósmico es el Ser divinal ante el cual están las siete llamas, los siete candelabros ante el trono del Dios vivo, ante el Cordero Divino que se manifiesta en tres niveles: Como Cristo Cósmico, Cristo histórico que es el Maestro Jesús de Nazareth y el Cristo Íntimo, que es la manifestación de nuestro Padre Creador que habita en nuestro corazón, en cuyo pesebre debería nacer y formarse el Cristo en todo hombre que viene al mundo. Esas siete llamas o siete espíritus ante el Trono, que contienen y son el Misterio Sagrado de las Siete Voces, son los siete Arcángeles, los cuales existen también en nuestro ser individual como partes autónomas y autoconscientes de nuestro Ser. De ellos, cinco son llamados los cinco auxiliares del Cristo, que son: Gabriel, Rafael, Michael, Uriel y Samael, porque participaron activamente en la creación del mundo, cuando se expresó el Mahanvantara como expansión del universo, para que se cumpliera el plan divino y se diera oportunidad de realización a los hombres, dándole así la oportunidad de convertirse en Dioses Solares, en amos de la Creación, ciudadanos de la Jerusalén Celestial, la ciudad de Dios que está cimentada sobre las doce piedras, con sus doce Poderes Luz y cuyas doce piedras son los doce Apóstoles, los que representan las doce constelaciones que conforman la matriz celestial en la cual evolucionamos o involucionamos hasta llegar de las manos santas y venerables del Cristo Redentor, a las moradas celestiales de nuestro Padre Eterno. Amén. Amén. Amén… Continua el evangelio de Juan afirmando que: “en Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres”. Importante decir que este versículo 4, se refiere al Cristo Cósmico y al afirmar que “en Él estaba la vida…” está afirmando que el Cristo Cósmico contiene en su divina esencia al Espíritu Santo, o Señor Jehová de los Ejércitos, porque todo esoterista real sabe que: “al Padre corresponde la Luz. Al Hijo, el amor y por eso su símbolo es la cruz y, al Espíritu Santo corresponde la vida. Es más, la vida solo es posible mediante el amor. Y el amor sin el sexo no podría hacer posible la manifestación de vida, ni física ni vida eterna. De donde finalmente inferimos que el amor es anterior y preeminente a la vida”. Ahora y, por tanto, afirmamos solemnemente que, aun Dios mismo necesita del Amor para Ser y manifestarse.

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Esto corrobora de primera mano lo afirmado en el párrafo post anterior cuando dijimos que no puede haber dos creaciones ni dos creadores. Y como lo afirma Juan en su evangelio, el Cristo Cósmico o Verbo Divino es el Supremo Creador, o sea la facultad de Dios para desdoblarse en su Hijo Perfecto, y crear y volver a crear todas las luces, todos los infinitos y todas las paternidades. Obviamente, “la vida era la luz de los hombres”, el Espíritu Santo es el dador de vida cuando su energía es transmutada con la guía e instrucción del Cristo como nuestro permanente e insustituible Maestro. Así es como la vida se convierte en la luz de los hombres y por eso, quien no obedece, y no acepta al Cristo como instructor y mediador, anda perdido en un mundo de tinieblas físicas y psicológicas y finalmente los tres traidores que son el demonio del deseo, el de la mente y el de la mala voluntad, que en el drama de Jesús el Cristo aparecen con los nombres de Caifás, Judas y Pilatos, ellos se hacen amos de esas almas y las lanzan al abismo, donde solo se oye el llanto y crujir de dientes porque es un lugar de sufrimientos. Ahora bien, cuando esas energías del Espíritu Santo, que son la vida y dan la luz a los hombres, se transmutan, se elevan en nuestro propio interior, hacia adentro y hacia arriba por la columna vertebral, es cuando el Espíritu Santo se convierte en nosotros en supremo revocador de sentencias, en Calor y Luz de nuestra eternidad, porque una ley superior deroga o lava a una inferior y el hombre es perdonado porque se activa el perdón por intermedio de su rectificatur. Y tenemos que aclarar que mucha gente quiere misericordia, y clama misericordia. Pero afirmamos enfáticamente que, la misericordia solo se activa en nosotros cuando rectificamos, cuando damos muestra de merecerla y no automáticamente, como creen muchos ingenuos, que no habrá juicio alguno y que al final de todo, Dios tendrá misericordia y perdonará todos sus excesos, abominaciones, iniquidades, sodomías, transgresiones, rebeldías, desobediencias o pecados y, por esa razón, esas personas jamás cambian y siguen delinquiendo contra las leyes humanas y designios divinos. De ese modo jamás lograrán misericordia. Porque misericordia híper abundante tuvo Dios al mandarnos su Hijo Unigénito, al cual la humanidad le pagó colgándolo del madero de la cruz y como a los bandidos de esa era, lo crucificaron, y ese acto bochornoso lo hicieron fuera del pueblo para que su sangre no contaminara al pueblo, porque la ley mosaica preceptuaba y sostenía: “Maldito todo aquel que muera en una cruz”.La pervertida humanidad actual clama ahora por doquier por la sangre de Cristo y dicen: “La sangre de Cristo tiene poder”. “La sangre de Cristo lo cubra, lo proteja y lo sane,” cada vez que están en 78

aprietos, o en extrema necesidad. Ignorando qué es la sangre del Cristo. Como la obtiene el que verdaderamente renuncia a todo y sigue las enseñanzas del Salvador con fe y honradez. Aquellos que han sacado los mercaderes de su propio templo; los que han practicado los Misteriostántricos de la Cruz y se han sacrificado por la humanidad. Esos doblemente nacidos sí tienen y cuentan con el poder de la Sangre del Cristo porque verdadera y realmente linaje suyo son. Ese acto de muerte en la cruz se realizó a las tres de la tarde, por eso, esa es la hora de la Suprema Misericordia del Altísimo, del supremo sacrificio de su Hijo para que se cumplieran así las profecías, porque en esa hora Dios Misericordioso da en supremo sacrificio a su Hijo Unigénito para que se cumpliera el plan divino de salvación. En esa hora sagrada, se abre un gran canal de comunicación entre Dios y los hombres de fe, para escuchar el clamor de sus oraciones y conceder, si hay merecimientos, si hemos activados ese principio de la misericordia con obras, con cambios verdaderos y concedernos las cosas que le pedimos. Pero repito, en justicia y en verdad Dios nos ama, y no quiere castigo ni sufrimiento para sus creaturas porque estos son consecuencia de nuestras malas acciones. Es decir, el karma, dolor o sufrimiento es consecuencia de lo que hemos hecho. Oportuno resulta aclarar que el karma no termina con la muerte física de la persona, pues sus consecuencias continúan y se activan en las vidas futuras. Por eso el rey David exclama: “Bienaventurado el hombre a quien Dios no le imputa ningún pecado”. Siendo aún jovencito, en la aurora de mi vida, pregunté personalmente al doblemente nacido Gargha Kuichines, ¿Maestro hasta cuando llega el karma? Me miró profundamente, con divina dulzura y vestido con sagradas vestiduras de Budha viviente, me respondió con gran vehemencia: “Hijo, hasta cuando tengas cuerpo físico. Todo el que tiene cuerpo físico tiene karma” frase densa y profunda y muy parecida a la pronunciada por el Cristo histórico, Jesús de Nazareth cuando dijo: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra”. El versículo 5 del mismo evangelio que estamos estudiando, se explica anteriormente en el misterio del Bafometo, sobre el cual disertamos a profundidad en el capítulo I en su parte final. Pero aquí contextualmente la luz simboliza al Cristo, porque es Él quien viene al mundo, es Él de quien Juan tiene que dar testimonio que es la Luz. Es decir, el Cristo vivo, el Cristo encarnado con naturaleza humana. El enviado del Padre, su desdoblamiento creador, que es “aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre”.

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Bien importante detenernos en dos afirmaciones: la primera es que Juan, solo vino a anunciar el advenimiento del Cristo para que se enderezaran los caminos del Señor por parte nuestra. Juan no era la luz, pero sí el testimonio de quien era la luz. La segunda cosa que debemos advertir es que la afirmación: “aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo”, confirma la naturaleza triuna del Cristo Cósmico, Cristo histórico (Jesús de Nazareth) y Cristo Íntimo que es el que está encarnado en nuestro corazón. El Cristo Cósmico es: “Aquella Luz verdadera…” Cuando dice “aquella” es porque está lejana, pero no remota; porque en virtud de su omnipresencia el demostrativo “aquella” es solo una forma humana, lingüística y social de determinar la realidad del Cristo Cósmico. Es una manera de señalar la distancia que hay entre la Jerarquía del Verbo Divino, del Cristo o Sabaoth y nosotros los hombres. La palabra “verdadera” que acompaña al demostrativo “aquella” es porque la naturaleza, la esencia, la materia crística es verdadera, puesto que depende de la Verdad Suprema que es el Padre, real “in se et per se”. “Que alumbra a todo hombre,” se refiere a la manifestación divina conocida como Cristo Íntimo, el Cristo individual, la chispa divina, la llama de fuego que reside en nuestro corazón y que ansioso espera redención y auto realización, a la cual solo se llega haciendo el trabajo que nos enseñó el Cristo Histórico y ese es el motivo por el cual al Cristo Histórico se le llama el Salvador, el Redentor, el Divino Maestro porque sus enseñanzas de Cristo vivo nos señalan y enseñan el camino de vuelta al seno del Padre, a las moradas celestiales que Él nos tiene preparadas desde la misma eternidad. La palabra “venía a este mundo”, es la anunciación plena de que el Verbo Divino, el Cristo Cósmico va a tomar carne y sangre como ser humano. Eso para cumplir el plan divino de la salvación, de la formación de hombres solares, hombres verdaderos, más allá de la apariencia física. Es la gran oportunidad que la misericordia y la compasión divina nos regalan, porque esto es por gracia, de volver a la patria del espíritu. En segundo lugar, para que se cumplieran todas las profecías que sobre el Cristo se hicieron en el Antiguo Testamento por boca de muchísimos santos, iniciados, videntes y profetas, que ocho siglos antes habían anunciado la encarnación, la venida del Cristo Histórico. Incluso, Isaías le había dado el nombre del Gran Emmanuel. Veamos lo que dice el libro de este profeta en el capítulo 7, versículo 14: “Por tanto el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y 80

dará a luz un hijo y llamará su nombre Emmanuel. Que significa: Dios con nosotros.” Y en el capítulo 9, versículos del 2 al 7, el gran profeta dice lo siguiente: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos Multiplicaste la gente y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos Porque tú quebraste su pesado yugo y la vara de su hombro y el cetro de su opresor, como en el día de Madian Porque todo el calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y principado sobre su hombro; y se llamara su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá límite sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Es absolutamente necesario que aclaremos que en la cultura hebrea los nombres de los niños se los ponían en virtud de dos razones. Una en virtud de su naturaleza, de sus habilidades, de sus parecidos. Esta es la razón por la cual el profeta Isaías dice que el niño se llamará Emmanuel, que significa Dios con nosotros, porque también el mismo Isaías dice: que su nombre será Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno y Príncipe de paz, y la otra razón es que los nombres se los ponían a los niños debido a la función que los padres, los profetas o sacerdotes creían que el niño tendría una vez que se convirtiera en adulto. Por tanto, al decir Isaías que el Mesías se llamaría Emmanuel, es decir Dios con nosotros, no está profetizando el nombre de pila que tendría el Salvador sino sobre quién seria y cuáles serían sus cualidades. El niño será Dios mismo habitando entre los hombres. De ese mismo modo, el ángel que se le aparece a José durante el sueño, sabe que el niño será Dios entre nosotros, que es definición de su naturaleza intima, pero le ordena a José que le ponga por nombre “Yeshua” que significa Dios Salvador y esa es su función y la razón de su venida a la tierra o su humanización. La profecía anuncia que el niño será el Dios encarnado (Emmanuel), pero el ángel le ordena a José que le ponga el nombre que describirá su papel, su función divina. El niño es nuestro Señor el Cristo que ha venido a Salvarnos con sus 81

enseñanzas, con su guía, con su amor, con su luz, con su sacrificio y con su divina gracia. Por lo cual el Ángel exclama en el sueño de José: “Tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él Salvara a su pueblo de sus pecados” (Mateo, capítulo versículo 21). Es decir, que no hay ninguna contradicción entre la profecía de Isaías y el sueño de José. Porque Emmanuel significa Dios con nosotros, el Cristo vivo hecho hombre y Jesús el Cristo es el Dios infinito, Espíritu puro, eterno, perfecto, invisible, inconcebible e inabarcable; que se humaniza, que toma carne para convertirse en Salvador, en creador y creatura. Para convertirse en visible, en tangible, en mortal, en abarcable para nuestra mente y nuestro corazón. Esta humanización de Dios como Cristo Cósmico y devenido en Cristo Histórico, en Yeshua, en IHESUS es para enseñarnos los misterios de la salvación, de la vuelta al seno del Padre. Él es la máxima expresión de la misericordia, de la compasión divina. Por todo ello,razón tienen los budhistas en afirmar que la Gran Compasión es la virtud más elevada de Dios. De manera que algunos verdugos y proxenetas de las Escrituras Sagradas, con su secular maldad quieren presentar los dos nombres del Mesías como contradictorios y, torvamente, decir que el segundo Ángel que se apareció a José no sabía lo que el primero había dicho. Porque la ceguera espiritual e iniquidad intelectiva con que actúan o piensan les impide ver que, incluso, si los dos nombres aparecieran juntos como un sintagma nominal, es decir: Emmanuel Yeshua, no habría ninguna nulidad de la profecía de Isaías, ni del sueño de José y la orden recibida del Ángel del Señor. Porque en ese caso, con toda lógica la traducción sería: “Dios con nosotros para salvarnos, para redimirnos del pecado”. Al principio de este libro afirmamos que toda escritura sagrada y verdadera, está hecha en tres niveles semánticos o semiológicos, que respectivamente corresponden con tres niveles de conciencia del ser humano. El primer nivel interpreta todo a letra muerta y su estado concientivo es Eikasia, que es instintivo, agresivo, salvaje, de sobrevivencia, intolerante o carente de los medios y métodos para conocer la Verdad. El segundo nivel es el de pequeños grupos, sectas u organizaciones que entienden algo, pero no todo y su estado de conciencia es llamado Pistis. El tercer estado es el de Dianoia o estado de quietud o relajamiento mental. Donde la mente no está aquietada, sino quieta; y es posible disponer así de un discernimiento superior, no intelectivo, donde la esencia o el Ser del ser humano puede manifestarse para cumplir así aquella frase o mandato de la invocación de Salomón que dice: “… Inteligencia y Sabiduría, dadme la corona…” Esa Corona, 82

es la corona Sephirotica, la corona de la victoria, la que corresponde a la Tercera Triada del Árbol de la Vida. “El que tenga entendimiento que entienda, porque la sabiduría está en todas partes, el trabajo está en descubrirla”.

El versículo 10, del capítulo 1 del evangelio que venimos comentando dice: “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció”. La frase “en el mundo estaba…” quiere decir que el Cristo Cósmico tiene presencia en todo lo creado, en toda creatura, es la esencia inmanente a toda la creación, es materia, es energía, es conciencia que penetra y compenetra todo lo existente, toda la creación; de allí que esa frase es plena y totalmente verdadera. Al decir: “… y el mundo por Él fue hecho…” Está confirmando el poder creador de Dios expresado como Cristo Cósmico con todo su poder creatriz, por lo cual, nosotros los gnósticos le adoramos, le bendecimos, le glorificamos y le amamos, desde el siglo y hasta el siglo, por Aeon de Aeones. Amén. Amén. Amén…

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“Pero el mundo no le conoció”. Tristemente fue así y es así todavía. El mundo no conoció al Cristo. No tuvo la humanidad de la época ni la actual la conciencia despierta para conocer y reconocer al Emmanuel de Isaías, “Al Dios con nosotros”, porque simplemente lo creyeron un humano más; el hijo del carpintero José. Y ni aun viendo los milagros, las señales divinas que realizaba le creyeron. He aquí algunos párrafos de la Sagrada Liturgia Gnóstica develada por el Glorioso Maestro Samael Aun Weor en su Segundo Sagrado advenimiento y que demuestran la pureza y el amor con que adoramos al Inefable Salvador del mundo. Hieráticamente expresa su grandeza en el Ritual de Navidad que se celebra en la cena navideña, en los templos y hogares gnósticos y con presencia de invitados de buena voluntad lo siguiente: “Tum, el Dios antiguo, el Dios Grande, la Gran Divinidad Solar, nuestro Padre muy amado, se ha desdoblado en su Hijo Perfecto. Su Hijo Perfecto es Dios de Dioses, Rey de Reyes, es el Espíritu Santo dador de vida. Los Dioses le aman y le temen a la vez, porque es venido del Padre Santo, Santo, Santo y perfecto como Él. Las estrellas estallan de amor al verle y el Universo se llena de Luz y de infinita alegría, porque es puro y diáfano como la esencia de la misma Luz. Este Ser maravilloso, surgido de la Radiación desconocida, es ahora la Fuerza que activa toda la Evolución del Universo. Hijo del Poderoso Amor y del Reino de la Armonía, crea el Reino de las Formas y desciende como Hijo en medio de Él. … En la Rueda Diamantina de la Eternidad, mi Hijo ha seguido el curso de la Transmigración de las Almas y es por eso que hoy aquí y mañana allí, el teje en el telar de las Estrellas el Camino del infinito Amor y de la Esperanza. Una vez más nace macrocósmicamente, en la inmensidad de la Bóveda Celeste, el Cristo Cósmico, el disipador de las tinieblas, Fecundador de la Tierra, Restaurador de la Naturaleza y Reparador de los males causados por la Serpiente Infernal.

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Una vez más, nace también microcósmicamente, el Cristo Interno en el Pesebre de la Ciudad Cuerpo. Yo le he visto nacer y es entonces cuando aparece como una débil llama de Luz, agitada por los vientos del error y las Tinieblas. Por ser Hijo de la Luz del Gran Sol Espiritual, es la única Estrella que nos da el suave y vivificante calor de Amor, puro y sin mácula alguna, y es así como nos ilumina con absoluta claridad el camino que debemos seguir. Así nace entre nosotros el Eternamente esperado, el Enviado Divino, el profeta de las naciones, cuya palabra nos da el Pan que conforta y la Sangre que nos da la vida. Mi Hijo es tierno como lo es el pensamiento de lo divino, nace y palpita delicadamente en el pecho de los que le aman y cumplen con la perfección de la Ley. Huye con lágrimas en los ojos de los posesivos, egoístas, celosos, traidores, fornicarios y perversos; y al irse Él estos quedan nuevamente sumidos en el Reino de las Tinieblas y del dolor. Es tan tierno como el pétalo del lirio y de la rosa y tan sutil como el primer Rayo de la Claridad que da la Aurora. Él es el rocío de la Vida, del cual no solo nace Él, sino que, por su amor y generosidad, de Él se forman todos los verdaderos hombres. IAO. IAO. IAO… Por eso es llamado el Niño Sol. El Niño de la llama cuyo fuego regenera los mundos. Admiración de los ángeles y de los Dioses, es el cordero Inmaculado nacido del agua y del fuego, Padre- Madre engendrado no creado y es por eso que se le representa por el Vellocinio de Oro o por los peces que simbolizan la vida que surge de las aguas. ¡Salud Niño Divino! VEN, VEN, VEN, te invitamos a nacer en nuestro corazón para que tu cuerpo y sangre regeneren nuestras Vidas, para que seas el Pan del Alma y la vida de nuestro Espíritu y te conviertas en la Luz y estrella de nuestro futuro. VEN, VEN, VEN, te invitamos, te amamos y te cantamos alabanzas…” Siguiendo con nuestro análisis, me permita el Gran Poder del Cristo y su inteligencia Divina escudriñar los contenidos ocultos de los versículos, 11, 12, 13, 14 del evangelio de Juan: 85

“A lo suyo vino y los suyos no le recibieron.” “A lo suyo vino”, quiere decir que toda la creación le pertenece, porque el Cristo, el divino Emmanuel, el Creador es quien tiene sujetada a toda la Creación. El Cristo, como espíritu puro es el heredero del Reino del Padre y Dios le ha puesto a la creación entera como estrado de sus Santos y venerables pies. Por cuya razón esta frase tiene toda certeza y veracidad cuando se dice que: “A lo suyo vino y los suyos no lo recibieron”. Y no le recibieron porque les faltaba madurez concientiva. Carecían de los ojos del alma por el fanatismo excesivo para conocer la Majestad de la potencia celestial que es el Cristo. Para recibir al Cristo no basta con reconocerlo hay también que aceptarlo y seguir sus enseñanzas para que ese principio cristico se haga carne y sangre en nuestras almas, en nuestros corazones. De allí, aquella frase hermosa pero incomprendida en aquellos tiempos y en los actuales: “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna y Yo le resucitare en el día postrero”. El versículo 12, numero del apostolado, afirma: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Y el versículo 13 aclara inmediatamente que cualidades o requisitos deben tener los hijos de Dios y lo sentencia así: “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón sino de Dios”. Simbólico, y llama a reflexión superior que sea el versículo 13, el arcano de “muerte y resurrección”, el que anuncie las exigencias de Dios para quienes quieren ser sus hijos, muerte para el mundo y resurrección en Dios, en lo espiritual, lo celestial. Pero muy triste y falso de toda falsedad, que ahora muchos seres humanos, cuando están siendo víctimas de la Gran Tribulación profetizada para estos tiempos, se hacen llamar hijos de Dios, y lo peor es que algunas sectas cristianas en sus celestinaje nauseabundo afirman que todos somos hijos de Dios. ¿Dónde estaba Dios en el connubio amoroso de las parejas cuando engendraron hijos de lujuria, de fornicación, de adulterio, de violación, de borracheras y de prostitución? Hijos del deseo y del pecado y que, por tanto, están llamados a dolor, lagrimas, sufrimiento y muerte que es lo que abunda en estos tiempos de la Gran Ramera. Aunque, el Cristo es esperanza de Salvación para todos, y por tanto, esa situación de adversidad actual pudiera revertirse si con sincero corazón, la humanidad de esta época, viviera intensamente las cuatro “C” que hemos explicado para el caso del apóstol Pablo, y clamara a gritos la misericordia divina, activando con obras y realidades ese principio divino, o buscando y aceptando al Cristo como su Señor, como su Maestro, entrando a la escuela de la vida eterna y siguiendo fielmente sus enseñanzas. Es decir, volviendo vidas, almas y corazones hacia el rostro de Dios y dejando atrás el hombre viejo, el antiguo habitante de la Babilonia infernal. 86

Dándole crecimiento y sustento al hombre nuevo, que es el hombre espiritual, el llamado Pneumatikoi. Esa es la razón por la cual el evangelio dice: “No echéis vinos nuevos en odres viejos”. Aclaramos que vinos nuevos simboliza las santas enseñanzas del Cristo dadas en el Nuevo Testamento y odres viejos significa la mente antigua, llena de perversión, de satanismo y de los tres traidores del Cristo, que impiden el nacimiento en nuestro corazón del hombre nuevo, con una personalidad celestial y al servicio de los planes divinos y del amor del Cristo que con su plenitud llena todas las conciencias y los corazones de quienes siguen sus enseñanzas y su ejemplo de vida. ¿Qué significa: “Más a todos los que le recibieron…? ¿Qué es necesario para recibir al Cristo? ¿Basta acaso solo creer en su nombre para ser hechos hijos de Dios? Desde niño aprendimos que cuando el discípulo está preparado el Maestro aparece. Es decir, al Cristo no se le recibe gratuitamente, sino que hay que hacer todo un duro trabajo iniciático basado en la Piedra Cúbica de Jesod, que es el camino estrecho, la Piedra Angular que desecharon los constructores del Templo del Dios Vivo y que ha venido a ser cabeza de ángulo. Es más, no es suficiente con practicar las virtudes del fuego, sino que es necesario absolutamente pasar las duras pruebas a que se es sometido. Empezando por las pruebas de los cuatro elementos. Las pruebas del Guardián del Umbral, las pruebas tifónicas, las pruebas de Job, la prueba Direne, las pruebas duras que contienen realizar los doce trabajos de Hércules que comienzan con la limpieza de los establos de Augias y tantas otras pruebas que deben pasarse en este mundo y en las dimensiones superiores. Así que para recibir al Cristo hay que reunir muchas condiciones favorables para que esa energía celestial pueda cohabitar con nosotros y manifestarse en amor, en sabiduría, en felicidad, en luz divina para toda la humanidad. Alguna Escritura señala que el Cristo Jesús dijo en secreto a sus discípulos: “De mil que me buscan uno me encuentra. De mil que me encuentran, uno me sigue. Y de mil que me siguen, uno es mío.” Razón por la cual la Biblia dice que nosotros los apóstoles y Maestros somos luminares del mundo, porque llamarse Hijo de Dios y presumir que se ha recibido al Cristo sin los requerimientos que el Sagrado Colegio de Iniciados pide, no es otra cosa que ser impostor o falso profeta. Profundizaremos en esto aún más, aunque parte de este tema lo hemos abordado anteriormente. ¿Es suficiente creer y con ello enseguida recibimos la potestad de ser hijos de Dios? Esto es una gran mentira que, de inmediato es aclarada en el versículo 13, del capítulo 1 de Juan. Adicionalmente, el apóstol Juan, en su

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primera Epístola universal, en el capítulo 3, versículos 1, 2, 4, 8, 9, 10 y 11 afirma lo siguiente: “Hijos de Dios, mirad cual amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados Hijos de Dios, por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Amados, ahora somos Hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley; pues el pecado es infracción de la Ley El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios jamás practica el pecado, porquela simiente de Dios permanece en El; y no puede pecar porque es nacido de Dios. (Obsérvese que se dice “porque la simiente de Dios”, el semen cristonico, permanece en el). En esto se manifiestan los Hijos de Dios y los hijos del diablo: Todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano no es de Dios. Porque es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros” Muy provechoso seria para el lector detenerse un poco en los versículos anteriores, ubicarse en un lugar tranquilo, acogedor y empezar a tomar respiraciones profundas con el mantram HAM-SAH. Con el Ham se inhala profundamente el aire y con el Sah se exhala. Cuando el practicante se sienta totalmente relajado ore en silencio un Padre Nuestro y una Ave María y pida mentalmente la asistencia del divino Jesús el Cristo, para que le ayude a comprender profundamente que significa “Simiente de Dios…” Al terminar, dar gracias al Divino Salvador y guardar profundo silencio en su corazón sobre los resultados de esa meditación, la cual puede repetir con cualquier otro aparte de la Sagrada Biblia donde usted no tenga claridad suficiente. “Pedid y se os dará. Tocad y se os abrirá. Buscad y hallareis”. Es conveniente apartar desde ya, el trigo de la cizaña. Por lo cual la misma carta de Juan nombrada anteriormente en su capítulo 4, versículo 5 y 6 dice: “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”. Es una gran mentira creerse hijo de Dios sin haber sido discípulo de su hijo el Cristo, sin seguir sus enseñanzas y adoptar su vida como ejemplo para las nuestras. El versículo 13 es irrefutable. Creer es aceptar. Pero aceptar no es 88

acatar, no es obedecer, no es seguir las enseñanzas públicas y ocultas del Salvador, del Cristo vivo y experimentarlas intensamente hasta cristificarnos como lo hizo Pablo, que fue el apóstol más exaltado, quien no tuvo contacto físico con el divino Jesús el Cristo, porque su ministerio empezó tres años después de la Resurrección; pero que si tenía contacto con Cristo en el mundo astral, mental y en dimensiones superiores e incluso, fue llevado hasta el Tercer Cielo y prometió no revelar jamás lo que allí vio. Por eso, después de muchas investigaciones internas, asumimos responsablemente que el Venerable Maestro Hilarión fue el más fecundo de los doce apóstoles y su obra mucho másecuménica, ya que en el fondo, el cristianismo como doctrina iniciática promovida por el Cristo, halla en Pablo al Maestro perfecto, al ideólogo, al teólogo, al misionero que recorrió diez mil kilómetros a pie, por tierras y mares, por caminos riesgosos en su topografía, e inseguros por los piratas y asaltantes que hasta le quitaban la vida a los viajeros. Pablo obedeció siempre las órdenes del Cristo y se sentía y expresaba como prisionero del Cristo y, en ocasiones, por sus epístolas, hablaba como si fuera el mismo Cristo manifestándose en El. Sin él, el cristianismo no hubiese tenido el éxito, la universalidad, ni la profundidad doctrinaria que ha tenido con Pablo. En cambio, Pablo que tuvo dos años y medio viviendo en Roma en una casa alquilada y vigilado por un soldado que le permitía ciertas libertades, siendo ciudadano romano fue decapitado a los 62 años, después de escribir las trece Supremas epístolas que constituyen la base fundamental del cristianismo y del Cristo vivo, que cada uno de nosotros debe desarrollar internamente, formar y edificar dentro de nosotros mismos como el glorioso Templo de Salomón. Solo así, de esta única manera, es que llegamos a ser Hijos de Dios. Ahora el templo de Salomón tiene medidas de ángel, de hombre perfecto y el material para su construcción es de oro puro y siempre fue edificado sobre la Roca. Citamos a continuación una parte de la segunda carta de Pablo a los Corintios, capítulo 2, versículo 17 y del capítulo 3, versículos 2, 3, 4 y 6. “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que, con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo. Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. 89

Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios. El cual así mismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata más el Espíritu vivifica.” Pablo es el fundador, el amigo, el Padre de la iglesia, no de la iglesia católica porque eso no existía y Pedro jamás fue Papa ni obispo de Roma; porque el mismo día que llegó a Roma fue crucificado con la cabeza hacia abajo, pues al decir de algunos hagiógrafos, él dijo no ser digno de morir como murió su Maestro. Es una gran mentira del tamaño de una montaña que Pedro fue Papa, y mucho menos que hubiera nombrado a San Lino como su sucesor porque no vivió en Roma ni siquiera una semana. Además, ningún apóstol se dirigía a Pedro como si él fuera Papa o superior jerárquico, porque el mandato dado a Pedro por el Cristo, también le fue dado al resto de los apóstoles y si Pedro se hubiese radicado en Roma como Papa, entonces se hubiera roto el pacto y mandato de que Pablo iría a los gentiles y Pedro a los circuncisos. Es más, Pablo es el apóstol número trece y en El están contenidos la sabiduría, el poder y la divina gracia de todos los apóstoles y de nuestro Señor el Cristo y su obra es conocida en todo el mundo, pero la obra de Pedro es oculta, es desconocida porque su trabajo era para circuncisos, es decir para esoteristas, ocultistas, es decir, para un grupo pequeño y sectario de judíos. Este es el argumento del Apocalipsis en su capítulo 2, versículo 17: “El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrita un nombre nuevo, el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe”. A juzgar por lo aquí expresado por el Cristo a Juan, el bienamado, hay dos tipos de maná. El que comieron nuestros padres en el desierto y les permitió sobrevivir, pero no le permitió la entrada a la vida eterna. Ese maná que comieron en el desierto son las falsas creencias, las suposiciones, las desviaciones de la doctrina verdadera, el adulterio espiritual y carnal, que modernamente podría equivaler a la metafísica, a los illuminatis, los del Seruno, los de la Golden Down, los Rosacruces, los Masones, los de la Nueva Era y todas aquellas religiones y sectas que solo sirven para distraer, encantar y trancar el camino de la verdad a los seres humanos. Esemana que comieron nuestros padres y momentáneamente les permitió sobrevivir, pero no entrar a la tierra prometida, a la vida eterna, es superado totalmente por el maná escondido, reservado por Dios para aquellos que entran por la puerta estrecha y que edifican su avance espiritual sobre la Roca,

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por lo cual Pablo dice tajantemente: “La Roca es el Cristo”. 1 Corintios, capitulo 10, versículo 4. Este pasaje del Apocalipsis y del maná escondido es muy parecido al pasaje del libro bíblico Números, capítulo 21, versículos 7, 8 y 9,que narra la aparición de pequeñas serpientes en el desierto que mordían a los israelitas y los mataban. Hasta cuando el Señor Jehová ordenó a Moisés a hacer una serpiente de bronce y colgarla sobre una vara para que todo aquel que fuese mordido y mirara fijamente la serpiente de Moisés quedara curado de inmediato. La serpiente de Moisés es la serpiente verdadera, levantada sobre su columna vertebral y con el fuego Pentecostés de la Divina Madre Kundalini; entre tanto, que las pequeñas serpientes que aparecían en el desierto mordiendo y matando a los israelitas no significan otra cosa que falsas creencias, teorías, hipótesis, mentalismos, por lo cual tienen que ser abandonadas para mirar y buscar la serpiente verdadera, la que nos cura y nos salva y nos hace herederos del reino de lo eterno y coherederos con Cristo de su Gloria, de su Majestad y de su Divina Gracia. Cristo es el maná escondido desde la eternidad y que solo ahora con su llegada y encarnación se da a conocer al mundo para sellar con su sangre un nuevo pacto, una nueva alianza entre Dios y los hombres. Amén, Amén, Amén… La Biblia contiene en sus profundidades iniciáticas todas las claves ocultas para el religare, para la reconciliación con Dios, pero hay que escudriñar, “buscar hasta debajo de las piedras” para encontrar la verdad verdadera. Por esa razón, en 2 Corintios, capítulo 4, versículo 6 se dice: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. En este versículo está contenido plenamente el misterio gnóstico del Bafometo, que es un proceso espiritual que corresponde a la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, cuando el Iniciado le roba el fuego al diablo al pasar con sus tres vehículos inferiores los procesos que corresponden a la conversión del José bíblico en Benjamín, hijo menor de Jacob, I.A.O. , es decir cuando el Chrestos se convierte en Cristo y el diablo se queda sin ningún Méndez, es decir pierde todos los poderes ante el Hijo del Hombre, puesto que éste ha convertido las tinieblas en luz que iluminarán su vida y su futuro Iniciático. Ahora bien, el templo de Salomón tiene medidas de ángel, de hombre perfecto y el material para su construcción es el oro puro de la alquimia y siempre fue edificado sobre la Roca. Veamos el mandato que el Cristo nos da en el Apocalipsis capítulo 3, mensaje a Laodicea:

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“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico y me he enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, Yo te aconsejo que de mí (del Cristo) compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo, sé, pues celoso, y arrepiéntete.” Importante entender que al comienzo de este mensaje a Laodicea, el Cristo histórico habla como Cristo Cósmico, cosa que también repite en los “siete Yo Soy” del evangelio de San Juan y en este mensaje, lo reafirma cuando dice: Soy el principio de la creación de Dios. Magistralmente ordena al alquimista buscador de la verdad que se despoje de vanidad y de las falsas vestiduras de Aristipo y compre oro refinado en fuego para que sea rico y vestiduras blancas para que cubra la vergüenza de su desnudez. Lo cual quiere decir que hay que transmutar el plomo de la tierra, la materia bruta, la piedra brusca en el oro del espíritu, en la Piedra cúbica de Jesod, que por ser cúbica es Piedra de perfección y tiene medidas de hombre perfecto. Y finalmente, el Cristo en este pasaje ordena al Iniciado ungir sus ojos con colirio para que vea. Es decir, el verdadero Iniciado tiene que quitarse la telaraña de sus ojos, tiene que adquirir una conciencia despierta que se traduzca en el despertar de los ojos del alma, para ver objetivamente las realidades de sí mismo y del cosmos infinito. Sobradas razones encontramos en la Biblia y en los libros sagrados que alegorizan el nacimiento del Mesías en nosotros, en la ciudad cuerpo, porque en vano e inútil para todos sería que Cristo naciera miles de veces en Belén de Judá, pero jamás naciera en nuestros corazones. Entonces, el ejemplo y la enseñanza de Jesús el Cristo a los doce, y por su intermedio a la humanidad de la época y de las posteridades, serían en vano. Es una parodia que anualmente quieren repetir los católicos en fiestas mundanas, en borracheras y orgias, en estreno de ropas nuevas, en pintar y arreglar sus casas y hogares en forma estrepitosamente consumista y tantas otras formas materiales que se realizan para celebrar el supuesto nacimiento del Cristo Histórico, el divino Yeshua Ben Pandirá, Hijo del Tesoro de la Luz; pero ese tipo de gente nunca mira hacia adentro de sus corazones y jamás reflexiona si verdaderamente está haciendo algo diariamente para su salvación. Para construir su propio cielo y, advertimos con toda nuestra fuerza espiritual a los cuatro vientos de la tierra que, y poniendo 92

por testigo a toda la cosmicidad que,quien no trabaja diariamente para construir su propio cielo, lamentablemente y sin quererlo, está trabajando para construir su propio infierno. Continuando con el estudio de la Escritura Sagrada del evangelio de Juan en el capítulo 1, versículo 14, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habito entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como el unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad”. Este versículo describe exactamente la forma transcendental de cómo el Padre, desdoblado en su Hijo perfecto, que es el Cristo Cósmico, desciende al mundo de las formas y se convierte en el Cristo Histórico, que es el Gran Jesús de Nazareth, el Emmanuel de Isaías, y que tiene como propósito de su venida explicar la doctrina de salvación del Dios Altísimo. La celebración de una Nueva Alianza, un nuevo pacto entre Dios y los hombres, por su intersección y por su gran misericordia. Aclaramos radicalmente que: Jesús el Cristo no vino a la tierra para fundar ninguna religión, sino para explicar la doctrina de la salvación de las almas mediante el Amor. Porque muchas religiones dicen haber sido fundadas por el Cristo y eso es absolutamente falso, falaz y mal intencionado. Además, la religión más elevada es la del amor. La del amor incondicional del Padre Eterno y esa es la que no practica ninguno de los militantes de las religiones actuales que ni siquiera se aprecian, ni se respetan, sino que constantemente viven criticándose y descalificándose demostrando con ello que no cumplen para nada y en ningún porcentaje con el primer mandamiento que es la esencia de la doctrina del Cristo. Del libro Adonay, novela iniciática escrita por el Mago Jefa, Dr. Jorge Adoum, capítulo XXI, extraemos el siguiente párrafo el cual ilustra plenamente lo que hemos dicho: “- ¿Has contemplado alguna vez un árbol? Pues así es la humanidad: Cada raza es una rama y cada religión una hoja. Todas esas ramas deberían trabajar para dar el mismo fruto y las religiones debían ser hojas de la Religión Universal. Pero desgraciadamente los hombres egoístas no quieren pensar en esto y tratan de dañar el fruto con sus leyes, sus costumbres y egoísmos. Y así, Dios es bueno y los hombres son malos”. La doctrina del Cristo es la del amor. Toda la obra de Jesús el Cristo, todas sus enseñanzas sean directas o en parábolas, se basan en predicar y motivar a la humanidad a practicar las virtudes del amor y de la gracia divina. Por eso, el símbolo del Padre Eterno es el Triángulo, el símbolo del Hijo es la Cruz, santa y 93

bendita, de cuyos misterios hablaremos profusamente con palabras de fuego abrasador en nuestro próximo libro, ya en preparación, “Develación de los Misterios de la Cruz”. Ahora bien, el símbolo del Espíritu Santo es la paloma blanca, como mensajera de la paz de Dios, que al decir de Pablo “sobrepasa todo entendimiento humano”. Verdaderamente es un gran sacrificio para Dios desdoblarse en su Hijo, el Cristo Cósmico para así crear el mundo y todo lo que en el existe y mucho más sacrificio es que ese Dios todopoderoso, Padre de todas las paternidades, Padre de todas las luces y Señor de la eternidad, se humanice; es decir, tome forma de ser humano, que descienda a este mundo de materia densa y de 48 leyes que rigen nuestra especie, para encarnarse en un ser humano de carne y hueso. El Gran Emmanuel que significa Dios con nosotros, desciende del mundo del Espíritu Puro, del Trono del Padre y sin violar la ley natural que rige para los humanos nace en un pesebre, entre animales que simbolizan algunos signos zodiacales, el día 20 de abril, bajo la constelación de Aries, bajo el signo del cordero, nace el Cristo Histórico con toda su naturaleza divina y tomando para su ministerio Sagrado el nombre del Cordero Divino. Falso de toda falsedad que el Cristo Jesús nazca el 24 de diciembre. Eso solo es un simbolismo que significa que El contiene la esencia de los 24 Ancianos que sostienen el trono de Dios. Es más, si la era cristiana empieza con el nacimiento del Cristo y este supuestamente nace el 24 de diciembre, entonces el nuevo año debería empezar el 25 de diciembre y no el primero de enero, por lo cual hay allí un vacío de seis días que se le han quitado a cada año y en consecuencia de ello, no estamos en el año que creemos. “Natura non facit saltus” y el mismo Hijo de Dios, Jesús el Cristo, tuvo que someterse a las leyes de la naturaleza y nacer del vientre de una virgen. La virgen es Virgo, la Madre Celestial que pare su Hijo, el Mesías, el Salvador que guiará con su Luz y sabiduría a todos los hombres de buena voluntad que quieran seguir sus enseñanzas y tenerlo como su modelo, como su instructor. Aquellos que tengan madurez concientiva y hayan practicado los tres factores de la revolución de la conciencia y quieran volver al Seno del Padre, a las moradas celestiales que Él nos tiene preparada desde antes de la fundación del mundo. Jesús el Cristo, es el guía y el que tiene al Hijo, tiene también al Padre que lo envió, pero hay que obedecer su palabra y entrar por la puerta estrecha, que es el sexo sagrado, puro y casto, para escribir, aunque sea una sola línea en el libro de la eternidad. Trabajar en el Árbol de la Vida para construir el templo de Salomón cuya materia prima es el oro refinado en fuego y cuyo arquitecto y ejecutor es el Cristo vivo.

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El Cristo vivo no solo habitó entre nosotros en tiempos históricos, sino que habita en el corazón de todo lo existente, absolutamente de todo lo existente. En una oportunidad, un simoniaco intelectualoide me porfiaba que el objetivo de la vida era netamente mecánico. Argüile y reargüile muchas veces, diciéndole que el propósito de la vida jamás puede ser mecánico, porque ella depende, en cada palpitar, en cada proceso biológico, desde el protozoario hasta el metazoario más complejo, de un principio de conciencia divina que lo dirige, que lo rige y ese principio es el Cristo vivo, a través del Espíritu Santo, dador de vida y luz de nuestras almas. Bastase estudiar algo de neurología, de endocrinología, de genética o fisiología para darse cuenta de cómo actúa la conciencia divina en estos procesos y hasta en cada órgano de cualquier ser vivo. Por esa razón en Romanos, capitulo 8, versículos 16, 17, 18 y 19, se dice: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos Hijos de Dios. Y si Hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con El para qué juntamente con El seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los Hijos de Dios.” Y este es el objeto y fin supremo de toda la Creación. Estos versículos contienen con precisión absoluta la naturaleza de los Hijos de Dios y el propósito, el objetivo más elevado del Mahamvantara y de toda la creación, que es producir hombres Solares, hombres celestiales o divinales. Esto en el fondo, es el plan divino: que la creación produzca una gran cosecha de Hijos de Dios, es decir de hombres verdaderos. Pablo en 2Corintios, dice en el capítulo 6, versículo 16: “Vosotros sois templos del Dios viviente, como Dios dijo habitaré y andaré entre ellos y seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. El Cristo vivo, el Cristo triunfante, el Cristo resurrecto, el Cristo Cósmico, el Divino Creador, Señor de la eternidad y Majestad Suprema del tiempo y la existencia, es materia, es energía, es conciencia, es la fuerza de la Radiación desconocida que habita en el corazón de todo lo existente y quien sujeta con su poder toda la creación. A Él sea el Poder y la Gracia Divina por eternidad de eternidades. Amén. Amén. Amén…

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El grave error de la humanidad fanática e ignorante es creer que Cristo vino a salvarnos gratuitamente y que, con su muerte en la cruz, con solo creer en El y confesar que Jesucristo es el Señor, ya están salvos y exentos de toda condenación. Eso es falso porque el mismo Cristo Jesús dijo: “Yo no he venido a abrogar la ley, sino a justificarla”. ¿Cómo pueden estos tenebrosos, pues, tener parte en su gloria, en sus moradas celestiales y en su Trono, que sostiene a la eternidad? Todo lo cual se manifiesta transparente y objetivamente en el Apocalipsis capítulo 4, que dice: “La adoración celestial Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo dijo: Sube acá y Yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el espíritu; y he aquí un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalinas; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con corona de oro en sus cabezas. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían 7 lámparas de fuego, las cuales son los 7 espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos y no cesaban día y noche de decir: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por lo siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en su trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tu creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” Cualquier ser humano que tenga un cociente intelectual y de razonamiento,aunque seamínimo, debe entender que con todos sus pecados, iniquidades e impurezas es absolutamente imposible que su alma o su espíritu 96

pueda estar presente y conocer de frente la Majestad del Supremo Creador y de los veinticuatro ancianos que son el poder dual de las doce constelaciones. Por esta razón y, considerándose menos que el Todopoderoso es que se prosternan delante de Él y lanzan sus coronas a sus pies, porque saben de su naturaleza y también que El existe por los siglos de los siglos. Igualmente, tenemos que afirmar que los cuatro seres vivientes, llenos de ojos delante, detrás y alrededor y por dentro representan la conciencia divinal despierta. También los cuatro cuerpos inferiores del septenario hombre, pero que tienen cada uno seis alas, las cuales multiplicadas por cuatro simbolizan la capacidad, la divina gracia que Dios ha concedido al hombre para convertirse en espíritu puro, para poder volar por encima de todo obstáculo y llegar un día al Misterio Veinticuatro de la Creación, que es el Primer Misterio, o sea el Cristo mismo sentado en su trono de la eternidad y recibiendo las loas y alabanzas de los veinticuatro ancianos y sus ángeles. Esa es la razón por la cual en la antigüedad comenzaron a decir que el Cristo Jesús, nació el 24 de diciembre y aunque esto no es cierto, la alegoría está bien fundamentada. Creer que la misericordia divina perdona todos los errores, fornicaciones, abominaciones, iniquidades, contumacias, transgresiones y rebeldías no solo es populismo religioso y falsa doctrina, sino que es ir contra todo lo consagrado en la Biblia y en los libros celestiales. Esto es un error grave defendido y patrocinado por la iglesia católica, los evangélicos, los mal llamados Testigos de Jehová y cientos de congregaciones religiosas de Gran Vehículo, que tienen un muy bajo nivel concientivo, son ciegos espirituales para ver el ultra de las cosas. Por cuya razón viven en un estado de conciencia dormida estrepitosamente e interpretando el mensaje celestial y crístico a vergonzosa letra muerta, leen los libros sagrados como si fueran periódicos. Ellos carecen de esa multitud infinita de ojos que tienen los cuatro seres celestiales vivientes que están en el trono de Dios y que simbolizan la conciencia despierta del embrión áureo u hombre celestial. Esos grupos religiosos son ciegos guías de ciegos y jamás ven el abismo en que están sumergidos por culpa de sus creencias, de su fanatismo, de su sectarismo y falta de amor, además de su carencia de apertura total hacia las cosas divinas. No obedecen lo que dijo el apóstol Pablo: “Leedlo todo y retened lo bueno”. El amor es la base fundamental de todo lo existente y de todo lo que existirá en las creaciones y manifestaciones cósmicas del futuro. Razón tenía el discípulo bienamado cuando en su carta, 1 Juan, capitulo 4, versículo 8, afirma: “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”.

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El Cristo Jesús vino a explicar la doctrina de la salvación de las almas, a través de la práctica del amor en el “lecho santo y sin mancilla”. Pero para que el alma se salve tiene que seguir las enseñanzas ocultas dadas por el Sabaoth celestial, el divino Aberaméntho a la humanidad. Lo primero es dejar la fornicación y entrar por la puerta estrecha, que es cosa difícil. Dura y que forma la base fundamental del sendero probatorio y en donde el Iniciado tiene que robarle el fuego al diablo a través de la práctica del arcano A.Z.F. con su verdadera y única pareja y este fuego Sagrado es el que se transmuta en Luz, una vez penetrado el miembro viril en la vagina de la mujer y siguiendo el proceso sagrado que rigurosamente debe cumplirse en el acto sexual. Justamente esta es la razón de la circuncisión para facilitar el coitus reservatus. La circuncisión se hace al octavo día simbolizando que con ella la práctica sexual busca llegar al óctuple sendero de perfección. Además de la práctica sexual debemos eliminar radicalmente todos nuestros defectos psicológicos que ya nombramos exhaustivamente en el Capítulo I de esta obra, y después hacer todo el sacrificio posible por ayudar a la humanidad a salir de ese mundo de tinieblas físicas y psicológicas, en donde el dolor es el sello permanente y diario de cada acto humano. Pensemos por un momento en los millones de seres humanos que están sometidos a todo tipo de sufrimientos y calamidades. Desde hambre, enfermedades, muerte, discriminación, desolación y hasta olvido. Y después pensemos en nosotros mismos y comparemos todo el bienestar de que gozamos con el dolor y sufrimiento de otros seres humanos en diferentes partes del mundo. En frase de rayo celestial la Sagrada Liturgia Gnóstica proclama: “El sexo es sagrado, los goces del amor son terriblemente divinos. Tú lo sabes.” Por eso se dice que el sexo es para vida o para muerte física. En esoterismo crístico se dice: “Lucifer es escalera para subir, Lucifer es escalera para bajar. Ley es ley y la ley se cumple”. Lucifer es una palabra compuesta de dos morfemas latinos. Lux, que significa luz y ficio, ficiare, que significa hacer o hacedor. O sea que, Lucifer significa el hacedor de luz en nosotros, porque Lucifer es el deseo sexual y si este se toma para bien se convierte en luz. Lucifer no es el demonio. Es el ángel caído, la estrella matutina, que debido a la fornicación y al adulterio, la humanidad lo tiene convertido en diablo. Y haciendo sufrir al Ángel caído más de lo necesario. “Lucifer es la reflexión del Cristo en nosotros. Ley es Ley y la ley se cumple.” Y en esto no hacemos concesiones, porque la ley es para todos y la fuerza de la ley es el pecado que es el que la activa y pone al ser humano contra los designios divinos sometiéndolo a todo tipo, repito, a todo tipo de sufrimientos. Sean estos de salud, económicos,

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sentimentales, laborales, familiares, de seguridad y toda clase de karma y de dolor previsible e imprevisible. En algún lugar de la Biblia se afirma que “Que quien sin Ley peca también sin Ley será juzgado”. Exactamente, es el pecado quien nos hace conocer la ley y con ella el castigo, el sufrimiento. Aclaramos enfáticamente y censuramos que el mundo actual confunda el amor con el sexo. El amor va más allá del sexo. El sexo es el contacto físico que en ocasiones aberradamente se da heterosexual y ahora en la Babilonia pervertida, sodomita y gomorrita en que vivimos, se hace hasta entre parejas del mismo sexo, las cuales en los países que siguen las tenebrosas prácticas de los demonios llamados esotéricamente Lilith y Nahemah, está plenamente permitido y legalizado. Justamente estos demonios son la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra y por estos tiempos tienen el propósito de destruir todos los matrimonios legítimamente constituidos, especialmente aquellos que estén trabajando en la transmutación de sus energías sexuales y, en general, de los tres factores de la revolución de la conciencia. “Porque sabed esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idolatra tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Sobre esas almas caerán los terribles castigos que explica el Cristo y los cuales están contenidos en Pistis Sophia en el capítulo 147, y los arcontes Ariel y Yaldabaoth se encargaran de los excesivamente crueles castigos a que se han hecho merecedores y llevaran sus almas a las tinieblas exteriores y serán sin existencia hasta la disolución del universo y sus almas destruidas atrozmente. Son estas perversiones y descontrol sobre el amor las que han hecho un estallido demográfico que azota con sus innumerables problemas el bienestar de la población mundial. El crecimiento demográfico, descontrolado ha sido irresponsable y la humanidad está comprobando y sufriendo las teorías del neomalthusianismo en carne viva. Todos los gobiernos de la tierra tienen problemas de todo género, pero la mayoría de esos problemas están relacionados con la súper población mundial. La población mundial ha pasado de 1.000 millones en el año 1.800 a 6.000 millones en el año 2.000, y el 30 de octubre del 2.011 se alcanzaron 7.000 millones de seres humanos sobre la tierra. Cada minuto nacen en el mundo entre 323 y 358 bebés.

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Esto indica estadísticamente un crecimiento exorbitante, porque la población ha entendido una libertad sexual irresponsable, con padres preadolescentes, sin los medios psicoafectivos, ni económicos, ni sociales, ni la madurez necesaria para criar adecuada y sanamente nuevos seres humanos. Obvio y auto evidente que respetamos la decisión de cada ser humano y jamás tomaremos la posición de Dios para juzgar a nadie. Pero ese crecimiento demográfico, unido al terrible vacío existencial, en que vive el hombre actual y que trata de llenar con avaricia de dinero, con novelas de televisión, con sombras y fantasmas llamados artistas, actores, cantantes, con espejismos luminarios de Hollywood, deportes extremos y de competencia abierta como el fútbol, que produce miles de millones de dólares anualmente, filmaciones cinematográficas sexópatas, fantasmagóricas e impresionistas, todo eso está poniendo al mundo al borde de una crisis humanitaria de consecuencias desastrosas. Si a todo lo anterior agregamos el calentamiento global, el deshiele del casquete polar, la desertización de la tierra por la destrucción de bosques y zonas verdes, la extinción de muchas especies, la desaceleración económica mundial con su secuela de desempleo, desajustes económicos hasta en los países más ricos, el estado de guerra mundial permanente, la amenaza de una hecatombe nuclear colectiva y total, más el consumo creciente de drogas psicotrópicas, el déficit de vivienda, la falta de instituciones de salud con equipamiento técnico y humano, la carencia de servicios públicos; entonces enfáticamente podemos afirmar que el final de esta raza degenerada está tocando el último aldabonazo en las puertas de la presente civilización. De un V.M. del Verbo Sagrado tomamos unos conceptos sobre el amor. “Conocemos del amor, como de la corriente eléctrica, sus efectos, pero no su esencia. El amor cambia el sueño de la juventud en un perpetuo despertar. Pero es un despertar más agradable que la ilusión lejana y utópica de los sueños.” Parte también de esta desorientación en materia de los valores sobre el amor verdadero, tiene origen en la crisis que azota el seno de las familias en el mundo entero, especialmente en el hemisferio occidental. Porque los padres han perdido la autoridad, la función fiscalizadora, ductora y orientadora de los hijos y se han convertido en simples proveedores de dinero, comodidades y caprichos para sus hijos, haciéndose siempre los comprensivos, omisivos, permisivos, desprevenidos, complacientes y alcahuetes de los deseos de sus hijos. Todo lo cual atenta contra la sociedad humana, contra el Estado que es el órgano administrador y organizador de las naciones.

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La familia de hoy, en su gran mayoría, está engendrando seres sin valores elementales ni transcendentales, desadaptados, psicoadictos, psicodependientes, delincuentes, flojos, zombies, seres humanos sin ningún proyecto de vida; es decir, con discapacidades múltiples e infinitos impedimentos para ser hombres y mujeres de bien, que puedan ver el mundo más allá de lo material. Seres humanos con una óptica y una perspectiva nuevos, que sean capaces de producir un mínimo de entendimiento, de amor y tolerancia entre todos los seres humanos. Seres con valores transcendentales, con inteligencia y sabiduría superior, forjadores de un mundo nuevo y un alma plena de una unión real con Dios. Retomando el misterio contenido en el versículo 15 del capítulo 1 del evangelio de Juan, dice: “Juan dio testimonio de él y clamó diciendo: Éste es de quien yo decía: Él que viene después de mí es antes de mí; porque era primero que yo”. Es irrefutable que el Cristo es primero que Juan, primero que toda la creación y amo de ella, por voluntad del Padre Creador. Es más, los judíos y, especialmente los simoniacos no reconocieron al Cristo porque para ellos Elías debía venir primero a anunciarlo. Lo cual ocurrió con exactitud, lo que pasa es que no lo reconocieron pues les faltaba colirio en los ojos para ver, como lo dice el Apocalipsis, capítulo 3 versículo 18. La razón por la cual los judíos no descubrieron que el espíritu de Juan el Bautista era el mismo de Elías, era porque ellos todo lo creen a letra muerta y de seguro esperaban ver a Elias como fue Elias, con sus anteriores características físicas, puesto que solo miran lo externo y no ven las profundidades del Espiritu. Es decir, el Íntimo de cada ser humano. Ya dijimos que hay ojos del corazón y ojos para ver la carne, lo material. Y eso paso aquí. Veamos el relato que sobre este asunto hace el Salvador del mundo, en Pistis Sophia en las páginas 45 y 46, inclusive. De la encarnación de Juan el Bautista: “Sucedió entonces que cuando llegué en medio de los regidores de los aeones, que miré hacia abajo, sobre el mundo de la humanidad por orden del Primer Misterio (que es el Padre). Encontré a Elizabeth, la madre de Juan el Bautista antes de haberlo concebido y sembré en ella la fuerza que había recibido del IAO menor, el Digno, que está en medio, que tiene el poder de proclamar antes que yo y preparar el camino, y bautizar con el agua del perdón de los pecados. Esa fuerza por consiguiente está en el cuerpo de Juan”. Juan el Bautista es el mismo Elías encarnado. 101

IAO Mayor es la del Logos en sí mismo. IAO Menor es la del hombre. IAO Mayor es la del súper hombre. Todo iniciado debe encontrarse con Juan. Ese encuentro se realiza casi siempre en la Segunda Iniciación de Misterios Mayores. Juan tiene que bautizar al Iniciado con agua, porque en la Tercera Iniciación el bautismo es con fuego y es allí donde el Chrestos, que es José, o nuestro cuerpo astral, es desprendido de nuestra alma después de rememorar y subsanar todas las faltas cometidas, cuando éramos profanos y ese es un proceso que se vive en nuestros propios abismos atómicos. En esa Tercera Iniciación se vive en el cuerpo astral todo el drama de la crucifixión, muerte y resurrección de nuestro Chrestos, porque ese cuerpo astral lunar cuando hemos sido evaluados por una potencia sideral deja de ser el simbólico José y se convierte en el astral superior, que se representa en la sagrada Biblia por Benjamín, y esta parte se convierte unida al Íntimo en nuestro Chrestos, ya resucitado y pasado los tres días dentro de la sepultura o el Santo Sepulcro de cristal. He allí la razón, por la cual el Venerable Maestro Hilarión, como si fuera el mismo Cristo Redentor exclama en 1 Corintios, capítulo 15 versículos 54 y 55: “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está o muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” De esa encarnación de Elías en Juan, tenemos todavía más detalle, todos los cuales provienen de explicaciones ocultas dadas a los discípulos y pertenecientes al libro sagrado Pistis Sophia, en su capítulo 7. Enseñanzas ocultas y llenas de misterios por más de 2000 años, pero que ahora hay que darlas a conocer a la humanidad para que se sepa la Verdad y se cumpla así el mandato del Cristo: “Buscad la Verdad y ella os hará libres”. Como Juan fue Elías en una encarnación pasada. “Además en lugar del espíritu de los regidores a quienes Él (el Padre) había nombrado para agasajar, encontré el espíritu de Elías en los Aeones de la esfera y lo quité de allí y llevé su espíritu trayéndolo a la Virgen de la Luz y ella lo entregó a sus receptores; ellos lo condujeron a la esfera de los regidores y vertieron en el vientre de Elizabeth. De esta manera el poder del IAO Menor, que está en medio, y el espíritu del Profeta Elías fueron ligados al cuerpo de Juan El Bautista. Por ese motivo vosotros dudasteis en otros tiempos, cuando os dije: “Juan dijo: “Yo no soy 102

el Cristo” y vosotros me dijisteis: “Escrito está que cuando venga el Cristo, Elías vendrá antes que Él y preparará su camino”. Sin embargo, cuando me decíais esto yo os contestaba: “Elías verdaderamente ha venido y preparado todas las cosas tal como está escrito y ellos han hecho para Él lo que deberían”. Y cuando comprendí que vosotros no habíais entendido aquello que os hablé relacionado con el espíritu de Elías que está ligado a Juan El Bautista, os contesté abiertamente: “Si aceptáis a Juan El Bautista, Él es Elías de quien os he hablado que vendría”. Del fragmento anterior se puede inferir cuatro cosas sin hacer mucho esfuerzo: La primera es que el Cristo Vivo afirma que la reencarnación sí existe, y en este caso de Juan El Bautista es exegético. La segunda es que los discípulos, en cuanto a este preciso caso, les faltaba mucho despertar de conciencia. Ojos del alma. Eso también se aprecia en el acto de la Transfiguración del Señor, donde Pedro ni siquiera sospecha en qué dimensión cósmica está y propone al Cristo hacer tres chozas. Pero aquí concretamente ocurre que esa transfiguración se vivencia en la antesala del Absoluto, donde están las almas de los profetas y el otro aspecto es que Pedro, apóstol, solo tiene que ofrecerle una choza al Inefable porque el todavía, para ese tiempo, no había construido las catedrales del alma donde mora el Divino Cristo Salvador. La tercera deducción es que Elías es uno de los Aeones del Gran Día, por lo cual es un Maestro plena y totalmente despierto. Por esa razón Jesús afirma en la Biblia: “En verdad os digo que nacido de vientre de mujer no ha habido uno más grande que Él, y sin embargo Él es el más pequeñito en el Reino de mí Padre”. El cuarto caso es el poder del IAO Menor, que está en medio, es el sexo y en el caso de Juan, que es una parte autónoma y autoconsciente de nuestro Ser, es una concepción Divina, dirigida y planificada por el Primer Misterio (el Padre) y ejecutada por el Cristo a través del Arcángel Gabriel. Así como este caso hay multitud de casos de Divinas Concepciones, y esa es la forma como se procesan, siempre interviniendo la Virgen de la Luz, que es la Stella Maris, la Divina Madre Kundalini de Juan El Bautista y la de cada uno de nosotros en nuestros casos particulares. La gente confunde reencarnación con retorno. La reencarnación es de Maestros, de Seres de Luz y casi siempre es consciente, a voluntad del Maestro y para cumplir una misión específica en bien de la humanidad o de los planes divinos.

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El retorno es todo lo contrario a la reencarnación. El retorno es mecánico. Es inconsciente y se hace por decisión de la ley divina para que el humano cumpla con el ciclo de 108 vidas u oportunidades que Dios nos da para realizar la Gran Obra del Cristo. Esas 108 vidas equivalen cabalísticamente al número 9, que es el número de las perlas que tiene el collar del Budha y que en el fondo simbolizan los misterios ocultos del arcano AZF o sea el sexo, la novena esfera. Retorno es vuelta inconsciente al doloroso Valle del Samsara, a vivir en tinieblas físicas y psicológicas, por tanto, bajo efecto de la ley del Karma a pagar deudas de vidas anteriores. He allí la razón por la cual mucha gente ve sufriendo a seres como niños, jóvenes, adultos o ancianos de diferentes enfermedades, con muchas carencias, con defectos físicos, mentales, sufriendo abandono, miseria y en general de una gran cantidad de casos conmovedores; pero la gente solo ve el presente, la vida actual, puesto que no tienen la facultad de ver las vidas pasadas, que es en donde se ha originado la transgresión, la ofensa al Creador y a sus leyes. La gente ni siquiera puede ver la vida inmediatamente anterior y así conocer la causa del sufrimiento, la razón de los pocos merecimientos ante Dios, lo cual les ha hecho merecedores de tales castigos. Obligados estamos a afirmar que el hecho de que alguna persona esté aparentemente sana, y viva con comodidades, tenga una honorable familia, no significa necesariamente que no tenga cuentas pendientes con la justicia divina; porque el pequeño Sabaoth nos declaró personalmente que: “Hay bendiciones del cielo que recaen sobre los hombres en forma de maldición”. Y ya el profeta David nos había advertido: “Bienaventurado el hombre a quien Dios no le imputa ningún pecado”, frase ésta que anteriormente hemos citado. Pero queremos que quede bien claro, que tener dinero, vivir con lujos, en mansiones y tener riquezas materiales no significa en lo absoluto estar bien con la Ley Divina, y mucho menos que Dios colme a esos seres de bendiciones. Porque los verdaderos tesoros están arriba, en las dimensiones celestiales, donde el hollín y la polilla no los corroe. Tener riquezas o vivir cómodamente no es malo, solo que “Donde estén tus tesoros (materiales) allí estará tu corazón”. Cuando en la frase anterior Pablo dice: “Allí estará tu corazón” quiere decir allí estará tu preocupación, tu fatiga, tus esfuerzos, tus luchas, tus pensamientos, tus angustias y allí estará concentrada toda tu avaricia, lo cual es causa de perdición. Por eso es la advertencia, porque lamentablemente esas riquezas hacen olvidar las cosas divinas y el compromiso, la responsabilidad que tenemos con el Cristo y los seres celestiales, pues esas riquezas endurecen el corazón de los tales hombres y esto, también es causa de perdición, pues así lo preceptúa el Sagrado 104

Corán. Acordaos de la parábola del rico Epulón y Lázaro y meditad profundamente sobre su simbolismo crístico, y hallareis concordancia plena con lo afirmado anteriormente. Conviene en este caso recordar el Rey Salomón, quien no pidió riquezas a Dios. El solamente le pidió sabiduría y, sin embargo, Dios le dio riquezas tan abundantes que llegó a ser no solo el más rico de su época, sino el más rico de toda la tierra. La obra de Salomón es desconocida más allá de lo que los libros de su autoría presentan en la Biblia. Su obra es muy parecida en lo oculto a la de Pedro, el Gran Hierofante del Sexo. Escasas personas conocen y trabajan litúrgicamente con los tesoros oracionales que nos legó el Rey Salomón, como la Conjuración de los Cuatro Elementos, que sirve para limpiar el ambiente físico e interno de cualquier lugar y también para poner orden sobre los Cuatros Elementos de la creación. Igualmente, ese Gran Ser que con su nombre simboliza el Sagrado Íntimo, (AOM) nos legó la Conjuración de los 7 Genios del Mal, la cual es una poderosa herramienta para luchar contra los Siete Poderes, las Siete Potestades del Abismo. Fruto de sus investigaciones en lo interno y de su inmensa sabiduría, también es la llamada Invocación del Sabio Salomón. Oración que devela su conocimiento de la Antropología Divina y la profundidad y avance que logró en su época éste seguidor del Cristo, a través del cual se manifestó el poder del Unigénito de la Salvación, con todo su esplendor y gloria, a tal extremo de que Salomón pudo construir el Templo de su propio nombre, en oro puro y con las medidas perfectas que Dios le había dado. Obviamente esto es una alegoría, una metáfora que dice de sus poderes y de su gran avance en la ciencia y la sabiduría divina. La Clavícula de Salomón, el Pentagrama esotérico y, toda una gran cantidad de trabajos de alta Teúrgia que constituyen una valiosa colaboración a todos los seres humanos que buscan los senderos de la luz del Cristo y su Divina Gracia.

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CAPÍTULO VI Cristo es dios encarnado, fundamento de todo el universo Acontece muy a menudo que uno escucha que Jesús es descendiente de David, lo cual es totalmente equivocado, porque el siguiente pasaje del evangelio de Marcos, capitulo 12 versículo 35, 36, 37 lo aclara suficientemente: “Enseñando Jesús en el templo decía, ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos Por estrado de tus pies David mismo le llama Señor ¿Cómo pues es su hijo?” Confirmando a través de las citas anteriores, textuales de Pistis Sophia y de la Sagrada Biblia que el Cristo Cósmico, es el creador de todo lo existente y que sobre Él no tiene ningún poder arconte del destino, ni ningún regidor de los Aeones y que Él es el hijo de sus propias obras. Él es Él. Él es el que es. Por eso, Él dirige su propio proceso cósmico de encarnación, al escoger a María como su madre física, y esa potestad la ejerce el Cristo Vivo en cada Ser de Luz que va a nacer sobre la tierra. Solo que en los Seres de Luz que son escogidos desde antes de su nacimiento, para llevar a cabo alguna misión cósmica, ese poder de concepciones preanunciadas y celestiales, el Cristo la ejerce a través de su ministro, el Arcángel Gabriel, el cual aprueba y concibe a través del Cristo todo nuevo nacimiento en el rayo de la luz divina. Por eso las apariciones de Gabriel con Abraham, el Patriarca y Maestro en la Fe, cuando el Ángel del Señor le dice: “En Isaac te será llamada descendencia”. Génesis 21, versículo 12. Y más adelante cuando Dios prueba la fe de Abraham pidiéndole a Isaac en sacrificio, le dice “De cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz”. Génesis capítulo 22, versículo 17 y 18.

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Muy importante para nuestro análisis que nos detengamos un poquito en estos pasajes bíblicos. Lo primero es que Abraham tiene promesa de Dios, tiene su palabra y Dios no miente. Por esa razón le dijo: “En Isaac te será llamada descendencia…” lo cual indica que Isaac viviría para ser descendiente de Abraham. Era su simiente santa, sagrada, pura, espiritual, no nacido de sangre ni de voluntad de varón alguno, sino de Dios. Son nacimientos anunciados siempre por Dios a través del Arcángel Gabriel, porque este arcángel es el regente de la luna y está muy vinculado con el Dios de las formas y de las metamorfosis, que en el fondo es el Espíritu Santo, dador de vida, divino revocador de sentencias y el calor y Luz de la eternidad. El segundo aspecto es que teniendo Abraham la promesa santa e irreversible de Dios de que “En Isaac te será llamada descendencia…” no debió y, en efecto, no tuvo ninguna duda en obedecer el mandato de Dios cuando le ordenó sacrificar en holocausto a su unigénito Isaac. Porque él estaba conviccionado en la palabra del Altísimo, de que Él proveería la víctima, el cordero para el sacrificio. Aunque aclaramos que Dios no necesita de tales sacrificios, solo que a veces, a través de circunstancias como éstas, prueba nuestra fe, nuestra confianza, nuestro abandono en sus designios, que son justos y misericordiosos para los que obedecen sus arbitrios. Finalmente, observamos que Dios bendice en Abraham a todas las naciones, en su simiente. ¿Y qué es la simiente, sino el semen? Es decir, la casta Sara, tuvo como esposo a nuestro Padre Abraham, un hombre puro, santo, espiritual, que subió la serpiente de fuego sobre su propia columna vertebral. Por eso “en su simiente serán bendecidas todas las naciones…” porque es simiente de valores espirituales, de valores foháticos del Dios Vivo, del Dios manifestado en sus siervos para construir una cosecha de hombres solares, de seres autoconscientes. Por eso, muchos nacimientos de Hijos de la Luz son plenamente anunciados por Dios a través del Arcángel Gabriel. Por ejemplo, el nacimiento de Juan el Bautista anunciado a Zacarías. El cual dudó de las palabras del ángel, por cuya razón éste lo castigó dejándolo algunos meses mudo. El nacimiento de Jesús el Cristo, anunciado por Isaías casi 700 años antes con el nombre de Emmanuel. Y anunciado también este nacimiento de Jesús por Gabriel a María, según consta en el evangelio de Lucas, capitulo 1, versículos del 26 al 38; de entre los cuales el versículo 35 dice: “Respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti

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y el poder del Altísimo te cubrirá con tu sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”. Incluso en este pasaje bíblico se nota que Dios respeta el libre albedrío de María Santísima y ella piensa con el corazón y le responde en santidad diciendo: “Hágase en mí según su palabra”. El versículo 17 del mismo primer capítulo de Juan dice: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. Cuando habla el evangelista aquí de la ley que fue dada por medio de Moisés, no solo se refiere al decálogo, sino al conjunto de preceptos que Dios, como Cristo Cósmico, le había dado a Moisés para forjar un pueblo celestial, basado en la obediencia, el amor, el temor y respeto a la Omnipotencia Divina. A lo cual se le llamo Antiguo Testamento. Sólo que el pueblo judío, rebelde como siempre, no le obedeció, no entendió, faltó al pacto por lo cual Dios dice en 1 Corintios capítulo 14 versículo 21: “En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor”. En Hebreos capítulo 8, versículo del 8 al 13 dice: “Porque reprendiéndoles dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto. No como el pacto que hice con sus padres. El día que los tomé de las manos para sacarlos de la tierra de Egipto. Porque ellos no permanecieron en mi pacto. Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual éste es el pacto que haré con la Casa de Israel. Después de aquellos días dice el Señor. Pondré mis leyes en la mente de ellos. Y sobre su corazón las escribiré; (se refiere al Amor) Y seré a ellos por Dios Y ellos me serán a mí por Pueblo Y ninguno enseñará a su prójimo. Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Porque todos me conocerán Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. Es importante que hagamos una revisión de éstas palabras que explican el Nuevo Pacto y las razones de Dios, antes que profundicemos en el estudio de la segunda parte de este versículo 17 del primer capítulo del Evangelio de Juan, cuando dice 108

“La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. La Gracia es el Cristo que desciende de las alturas celestiales y la Verdad es Juan, quien viene a anunciar y enderezar los caminos del Señor en toda la humanidad y en lo individual, en cada Iniciado. Debemos entender que con el cristianismo se pasa de la cultura egipcia, la cual se difumina, se traspone a dimensiones superiores y ocultas, a la cultura hebrea como preponderante. Por esta razón, Egipto es en algunos casos tierra que promueve la magnificencia y crecimiento del cristianismo. Primero, porque bajo su égida se promueven ciertos liderazgos del naciente cristianismo y segundo, porque Egipto presta ayuda para salvación de muchos líderes del futuro cristianismo, como José el Patriarca, su familia y su padre Jacob, que murió en esas tierras y también Moisés, el Hombre Causal, encargado de formar un pueblo santo para Dios. Auxilio y refugio que se ve también cuando José y María Santísima huyeron con el Niño Jesús a esas tierras para librarse del edicto de Herodes. Edicto que, en el fondo, no era contra Jesús únicamente, sino contra todo Iniciado en los misterios de Dios; puesto que niños se les llamaba a los Iniciados y, de allí nace la tradición que reza que el arcángel Gabriel es el protector de los niños. Esto es más que claro, porque éste arcángel no solo anuncia el nacimiento físico de todo ser de Luz, no de sangre ni de voluntad de carne, ni de varón alguno, sino que este Espíritu Divino, es una potestad del Cristo que también confiere el nacimiento espiritual y el bautismo de la sabiduría, a aquellos seres que han hollado la senda de la santidad y de la Iniciación en el fuego divino. Sería preciso recordar que el Patriarca José, vendido por los Ismaelitas, se hizo grande entre los egipcios, convirtiéndose en gobernador y por orden del Faraón preparó a todo Egipto contra la profecía que el mismo había interpretado de las 7 vacas flacas y las 7 vacas gordas, lo cual, mas allá de lo literal, significa las pruebas y altibajos que debe sufrir el buscador de la Verdad en las 7 Iniciaciones Mayores con los 7 Grados de Poder del Fuego. Así mismo, Moisés crece y se hace grande en la sociedad egipcia, poderoso, pero finalmente termina renunciando al reino y sus vanidades y saca al pueblo de Dios de esas tierras, puesto que se trata del fenecer de esa cultura y su reemplazo por la cristiana judaica. No está demás agregar aquí, que el cruce del Mar Rojo por los judíos, liderados por Moisés y Aarón, no solamente se refiere al hecho físico, milagroso, demostrativo del poder de Dios a estos Santos Maestros, sino que en la vida 109

iniciática personal, se refiere indubitablemente, al proceso en que el iniciado vence los demonios rojos de Seth, que se representan por la lujuria, la fornicación, el adulterio, la ira, el odio, la lascivia, iniquidades y todos aquellos defectos originados por la malformación del elemento fuego en la psiquis y en la vida equivocada del hombre viejo, que fue cada uno de nosotros antes de conocer la ciencia crística y practicarla. Ese mar rojo huye despavorido y no tiene ningún poder cuando el iniciado ha vencido con la castidad real y práctica a los demonios rojos de Seth. Ese es el simbolismo que se oculta detrás de esa narración bíblica. El nuevo pacto, la nueva alianza o Nuevo Testamento, se hace entre Dios y la casa de Israel, porque ya sabemos que Israel es el Pueblo Santo, que practica la ciencia del amor según los cánones sagrados de la castidad; aunque también sabemos que Israel no es ningún lugar geográfico sino que Israel es el de arriba, el país celestial, que es un conjunto de naciones de la tierra, por lo cual la palabra de Dios habla a Abraham y le dice: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz”. Este Israel al que se refiere el Nuevo Pacto, es a la matriz zodiacal que contiene los 12 signos del zodiaco, en los cuales evoluciona e involuciona nuestra alma, sin jamás cambiar de rayo cósmico, aunque muchísimas veces nos toque encarnar bajo diferentes signos zodiacales. El pacto, por lo demás, se hace con gente santa, con Iniciados, porque el Señor ya anuncia la supresión de las Tablas de la Ley en que estaba escrito el decálogo, y afirma que pondrá sus leyes en la mente de ellos “y sobre su corazón las escribiré (para simbolizar que el amor será la única ley). Y seré a ellos por Dios Y ninguno enseñará a otro Ni ninguno enseñará a su prójimo Diciendo: “Conoce al Señor” … Porque todos me conocerán Desde el menor hasta el mayor Porque seré propició a sus injusticias Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. En lo anterior el Señor está hablando por boca de su profeta Jeremías en el capítulo 31, versículo del 31 al 34, y es evidente y lógico, que el pacto nuevo es entre Dios e Iniciados porque dice: “Todos me conocerán desde el menor (el que está en Misterios Menores) hasta el mayor (el que está en Misterios Mayores) 110

porque este ya ha subido su serpiente de fuego sobre la columna vertebral y por tanto ya tiene las leyes del amor divino, escritas con letras de fuego en su corazón. Y lo último que afirma el Nuevo Pacto, es que Dios será propicio a sus iniquidades e injusticias y perdonará sus pecados. Este es un hecho que ocurre cuando el Maestro logra los dos bautismos, el del agua y el del fuego, borrando de su alma todo vestigio de pecado y adquiriendo poderes asombrosos sobre los cuatro elementos, sobre la naturaleza y sobre muchas otras cosas, cuyos detalles ya hemos explicado previamente. “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. Esta es la segunda parte del versículo 17, del capítulo 1 de Juan. Las casualidades no existen. Eso lo sabe cualquier esoterista. Existen las causalidades. ¿Por qué tenía que ser el versículo 17 el que revelara esto que: “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo?”. Para ahondar en esta santa afirmación, es preciso que expliquemos que Juan, que es el revelador de los Misterios del Sabaoth Celestial o del Verbo Divino, conoce el misterio de la Creación que está contenido en el misterio 17, sin el cual la creación entera sería imposible. El misterio de la creación desdobla al número 1, que es el Padre, el único Dios, en su Hijo Perfecto, el Cristo Cósmico, quien se manifiesta con sus 7 Potencias, los 7 Ministros, las 7 Llamas ante el Trono del Cordero, para producir toda creación verdadera y esto no solo ocurre a nivel macro sino también en el micro cosmos hombre, en todo Iniciado verdadero, en todo hijo del fuego sagrado. La gracia es la virtud que hay en el Sabaoth Celestial, en los Ejércitos de la Voz. La virtud viene de arriba de los cielos, cuando eliminamos aquí en la psiquis cualquier elemento infrahumano y nace una virtud, una cualidad divina en nosotros. Pero la verdad surge del abismo, de las entrañas de la tierra y solo la encuentra el que escudriña las profundidades de su propio ser; de la tierra filosofal que somos nosotros mismos. Esos que buscan afanosamente y sin descanso, son los que hayan el “Vellocinio de Oro”. Los que cumplen la palabra del Salvador cuando dijo: “No dejéis noche ni día de buscar, hasta que halláis encontrado los misterios del Reino de la Luz”.

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Lo humanos pertenecemos a la Ley del Eterno Heptaparaparchinok, que es la ley del 7, porque nuestra naturaleza humana es séptuple. Así que tenemos 7 cuerpos, que son en su orden: cuerpo físico, vital, astral, mental, causal, alma y espíritu. De esos 7 cuerpos, los cuatro primeros son llamados cuerpos de pecado, porque éste se manifiesta por ellos y conste que estos cuatro cuerpos son absolutamente necesarios e indispensables para el plan divino, para nuestra elevación y ascensión espiritual y cósmica. Pero esos cuerpos son absolutamente necesarios para que el Tiphon Bafometo se manifieste, y pueda de esta forma producirse las tinieblas, que son las que se transformaran en Luz divina con los trabajos duros y difíciles que debe realizar el buscador de la Verdad verdadera, que es Cristo; hasta poder exclamar: “Por El, con El y en El...” El cuerpo vital o asiento de la vida orgánica, tiene cuatro éteres, que son los que sustentan la vida. Los éteres químicos y de vida están relacionados con los procesos químicos del cuerpo y el éter de vida con los procesos de reproducción sexual. El éter químico es el que dirige todos los procesos químicos y orgánicos del cuerpo. Mientras que el éter de vida tiene estricto control sobre los procesos sexuales, reproductivos y de transformación de la raza. Sin embargo, los dos éteres restantes que son superiores y llamados éter lumínico y reflector tienen funciones cósmicas muy superiores. Así el éter lumínico tiene que ver con las percepciones, fenómenos calóricos y luminosos en general. El éter reflector sirve de medio de expresión a la imaginación y a la voluntad. Mediante la Iniciación se desligan los dos éteres para formar en el adepto el Soma Puchicon o vestidura sagrada del Espíritu Santo. El Soma Puchicon es el cuerpo eterico del hombre común y corriente, es el asiento de los procesos vitales. Así mismo, el hombre celestial ya posee el cuerpo eterico cristificado. Es decir, ese cuerpo eterico posee virtudes, valores, poderes y leyes que están reunidos en la esencia divinal. Y con ese cuerpo, con el Soma Puchicon estigmatizado con poderes del Cristo Íntimo, podemos viajar a través del infinito, ver y conocer las grandes realidades del cosmos, las cuales serían imposible de palpar sin ese vehículo de fuego solar. Por esa razón en un ritual gnóstico, la Madre Divina exclama: “Pero mi color para los ciegos es el negro”. Al encontrarse gracia y virtud por medio de Jesucristo y anunciado esto en el capítulo 1, versículo 17, de Juan, se intuye para quien ha comprado el colirio que 112

ordena el Apocalipsis, que el fundamento, la razón esencial de la venida del Cristo a la tierra era explicar las virtudes del Reino del Amor, para mediante la práctica del amor entre hombre y mujer, salvarnos, redimirnos del pecado. Todo hombre y toda mujer en el acto puro del sexo, producen para sus almas el acto sagrado de la generación y después el de la regeneración y, por tanto, eso es un acto de salvación. Juntando la gracia que viene de arriba y que es el Cristo mismo, con la verdad que surgió de las entrañas de la tierra (VITRIOL, INRI, CLAVE DANTE, IAO); y en virtud del Misterio 17 de la Creación, tenemos entonces que predecir una gran cosecha de hombres solares. Hijos del fuego sagrado, verdaderos ciudadanos de la Jerusalén celestial. Esa, y no otra, es la base del Nuevo Testamento y esa es la manifestación suprema de la misericordia divina que aparece en Juan, capitulo 3, versículo 16, que textualmente dice: “Porque de tal modo amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Cuando dice “Todo aquel que en Él cree no se pierda”. Creer aquí es seguir sus enseñanzas, practicarlas y vivir con Cristo, como modelo y ejemplo de vida. Es formar a Cristo en nosotros. Producir el nacimiento segundo. En 1 Timoteo capítulo 3 versículo 16: El Misterio de la Piedad. Dice: “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.” La gracia bajo del cielo (Cristo), el mundo del espíritu puro desciende como regalo celestial, para que, uniéndolo, conectándolo con la verdad que surge del abismo, cuando transformemos las tinieblas en luz, podamos entonces formar nuestro propio universo. Recuerdo que un Gran Maestro de la Fraternidad Blanca me decía de labio a oído que: “El mundo se forma cuando el mundo de arriba baja y el mundo de abajo sube”. Ese es el Misterio de la Cruz. Y ese es el supremo simbolismo de la bandera mexicana, donde el águila devora la serpiente. Así se forma la cruz que es el símbolo del Cristo, del cual Él es su más exaltado exponente. Esa también es la razón por la cual Juan, que era el mismo Elías, tenía que venir primero a enderezar los caminos del Señor y al encontrarse gracia y verdad se integran para formar el Sabaoth Celestial que es el hombre eterico, que viene de los cielos, Cristo. El Cristo Cósmico, encarnado en Jesús de Nazareth, quien es el Cristo Histórico, a quien la humanidad venera y de boca admira, 113

olvidándosele que el drama representado por Él tenemos que realizarlo todos, en nuestro propio mundo interior, en nuestra esencia y así formar al Cristo Íntimo en nosotros mismos. El Cristo hizo su drama, vivió su experiencia para enseñarnos la forma de llegar al Padre; pero no es que, con ese drama, con esa muerte de cruz, ya todos estamos salvos y tenemos vida eterna, como lo proclaman algunos grupos religiosos que se lucran de la ignorancia e ingenuidad de sus feligreses, para venderles un cielo imaginario, cuando todos sabemos que el mandato dado a Nicodemus, no fue solo a él, sino a toda la humanidad. Por eso el capítulo 3 del evangelio de Juan, en los versículos del 1 al 15, aclara radicalmente esa farsa católica, evangélica, de los falsos Testigos de Jehová y de todos aquellos que siendo ciegos tienen a ciegos como guías. Este pasaje, claro, y escrito con palabras de fuego eterno, incinera esa falsa creencia y ulcera la consciencia de esos fariseos y fanáticos modernos. “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemus, un principal entre los judíos. Éste vino a Jesús de noche y le dijo Rabí, sabemos que has venido de Dios como Maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces sí Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: “De cierto, de cierto te digo que él que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. Nicodemus le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? De cierto, de cierto te digo que él que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, más ni sabes de donde viene ni a donde va. Así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemus y le dijo ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú Maestro de Israel y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo que lo que sabemos hablamos y lo que hemos visto testificamos y no recibes nuestro testimonio. (Es decir la humanidad). Si os he dicho cosas terrenales y no creéis. ¿Cómo creeréis sí os dijera las celestiales? Nadie subió al cielo, sino él que bajo del cielo; el Hijo del Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre se ha levantado para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.

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Después de leer este pasaje bíblico entre Nicodemus y el Maestro Jesús, necesariamente uno tiene que llegar a varias reflexiones: la primera es que Nicodemus siendo Maestro de los Judíos conocía el tema esotérico del nacimiento segundo y que él hace esas preguntas para que, a través suyo, el Cristo pueda dar a conocer a toda la humanidad estas enseñanzas, estas verdades del Reino de los Cielos. Tajante y contundente nuestro Salvador al afirmar que: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de los Cielos”. Esta afirmación en el tema del nacimiento segundo, la hace tres veces. Cabe entonces explicar, ¿Qué es nacer de nuevo? Nacemos la primera vez del vientre de nuestras madres. Ese es el nacimiento primero y es nacimiento de carne; por tanto, sujeto a corrupción, a enfermedades, a muerte. Es un nacimiento hijo del tiempo y por tanto desaparece con el tiempo. El segundo nacimiento, el que permite tener vida eterna, el que nos salva de perecer, es el nacimiento segundo, porque el primero es de la carne. El nacimiento segundo, es el que se produce del agua y del fuego. Es decir, el nacimiento espiritual que solo se consigue en el lecho santo y sin mancilla del que habla Pablo Apóstol. El nacimiento que se logra practicando magia sexual, sin derramamiento de la entidad seminal y subiendo con los protocolos reglamentarios y sagrados, los vapores seminales a través de las 33 vertebras de la columna vertebral; hasta llevar ese fuego al corazón. Ese es el misterio y el gran simbolismo que representa el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús que se venera en muchos hogares. Eso es lo que significa la muerte de Jesús a los 33 años. Cuando ya su obra, misión y drama cósmico habían terminado. El nacimiento segundo es el nacimiento en nosotros del Hijo del Hombre, (Observebese que Hijo y Hombre están con mayúsculas para diferenciarlo de los hijos comunes de fornicación, de la carne). Hijo del Hombre es el del Cristo, que nos hace coherederos del Reino del Padre y que, por tanto, nos abre las puertas de los cielos. Recordemos que a Pedro dice el Señor: “A Ti te daré las llaves del Reino de los Cielos y las puertas de los infiernos no prevalecerán contra ellos”. Mateo capítulo 16 versículo 19. Esto le dice el Señor a Pedro, porque éste representa los misterios salvadores del sexo y del fuego sagrado. Las llaves son dos: una de oro y una de plata. Para representar en la de oro al hombre y en la de plata a la mujer. Estas llaves están amarradas por un cordón, que representa el cordón seminal. Hombre y mujer unidos en maridazgo sagrado. Más profundamente, estas dos llaves se entregan a Pedro, porque él representa el Hierofante de los misterios del sexo. Pedro es 115

Pathar, es la piedra, la roca y la roca es el Cristo, que es el Salvador, el Redentor de todo aquel que en Él cree y practique sus enseñanzas. Por esa razón, Cristo le cambia el nombre de Simón al de Pedro y le dice: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia”. No es la iglesia católica, como afirman los clérigos romanos a la que se refiere este pasaje, porque eso ni existía para la época. Además, por iglesia se entiende la comunidad de las almas purificadas y despiertas en la consciencia de nuestro Señor el Cristo. Anteriormente explicamos que quien edifica es el Cristo y ese poder dado a Pedro fue también dado a todos los apóstoles. La roca espiritual es Cristo, dice Pablo en 1 Corintios, capitulo 10 versículo 4. En la Primera Epístola Universal de Pedro, en el capítulo 2 versículo del 2 al 8, el apóstol afirma lo siguiente, porque a él le toca instruir sobre los misterios del sexo: “Desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación sí es que habéis gustado la benignidad del Señor. Acercándose a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa. Vosotros también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, por medio de Jesucristo. Por lo cual también, contiene la escritura: He aquí pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida y preciosa Y el que creyere en Él (Cristo), no será avergonzado. Para vosotros pues, los que creéis Él es precioso (Cristo); pero para los que no creen; La piedra que los edificadores desecharon (o sea el Cristo) Ha venido a ser la cabeza del ángulo y Piedra de tropiezo y roca que hace caer…” Obviamentela práctica de la castidad, la renuncia a la fornicación, a las iniquidades y a todas las abominaciones sexuales, llámense estas prostitución, lujuria, adulterio, lascivia y placeres sexuales sodomitas que incluyen todo tipo de aberración o degeneración, eso no es fácil. Por eso la escritura dice: “Piedra de tropiezo y roca que hace caer”. Hay que tener coraje, voluntad de acero puro, un nivel de consciencia espiritual, una formación esotérica, oculta, una fe inquebrantable, un compromiso y responsabilidad con Cristo y un amor a Dios a través de su Hijo, para seguir una vida con castidad. 116

Porque si la magia sexual no se practica con la convicción, la fe en que esa es la puerta estrecha, que Cristo es la roca de salvación, la piedra que desecharon los constructores del Templo de Salomón, de la ciudad Santa de la Jerusalén Celestial, la cual esta cimentada sobre 12 piedras que son los 12 apóstoles, los 12 ángeles custodios de sus doce puertas, repito si la práctica no se hace con esas convicciones todo os será perdido, todo os será negado y tarde o temprano el discípulo fracasara espantosamente. La práctica hace al Maestro, pero es la buena practica Repito, si no se tiene esa convicción, esa responsabilidad con el Cristo y ese nivel de formación conscientiva y si no se está trabajando simultáneamente sobre la eliminación de los defectos, entonces el buscador de la verdad fracasará y su Vellocinio de Oro se convertirá en la triste Hidra homérica, en un monstruo de mil cabezas que lo convertirá en su esclavo, en un Hanasmussen, en un aborto de la Madre Cósmica, con doble centro de gravedad, es decir en ángel y demonio a la vez. En todo este pasaje bíblico “La piedra de Dios escogida y preciosa” es el Cristo, la energía crística que convierte al hombre de simple mortal en inmortal, de simple esclavo y siervo del pecado en verdadero ciudadano del Cosmos Infinito, con facultad para penetrar en los misterios y en la realidad del universo entero. Con poderes sobrenaturales y con voluntad para decidir sobre la vida y la muerte. En Señor de la Eternidad. A eso, eso es a lo que se le llama tener vida eterna, a ubicarse más allá del tiempo y del espacio, a ser el hijo de sus propias obras. En una sola palabra a Ser. Pero lastimosamente el hombre ha desechado la piedra angular, que es el Cristo Vivo. Ha escogido caminos de perdición, de maldad, de llanto, de amarguras y muerte que es lo que abunda por doquier en estos días de la gran tribulación. Invitamos al amable lector a que lea y analice las noticias mundiales para que saque sus propias conclusiones. En el evangelio de Mateo, capitulo 7, versículos del 24 al 27, Jesús dice: “Cualquiera pues que me oye estas palabras y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca. Descendió lluvia y vinieron ríos y soplaron vientos y golpearon contra aquella casa y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca (O sea sobre el Cristo). Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le comparare a un hombre insensato, que edifico su casa sobre la arena.

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Y descendió lluvia, y vinieron ríos y soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó y fue grande su ruina.” La casa es el alma, y aquí la palabra ruina se refiere a la muerte segunda. Hermosa parábola crística que hay que descifrarla con la lámpara del cuerpo y con la ciencia del corazón, para extraer de ella su luz, en la búsqueda de la Iniciación, en el camino que nos lleva al nacimiento segundo, el cual verifica nuestra entrada al Reino de lo eterno. En la metáfora de esta parábola hay varios símbolos propios del lenguaje sagrado y de los misterios de Dios. Por ejemplo, la roca sobre la cual debemos edificar la casa, es el Cristo. La casa simboliza la vida del cuerpo – alma y su lucha por lograr la cristificación. Las lluvias representan la prueba del elemento agua en el camino Iniciático. O sea, el control que debe tener el Iniciado sobre las aguas de vida eterna, que es el ens seminis, sobre el cual reside el ens virtutis. Los vientos huracanados significan las pruebas, los malos pensamientos, la falta de trabajo y control sobre la mente que es la guarida de los defectos. Eso también significa las pruebas en la fe, la apostasía y la duda en que a veces muchos iniciados son tentados. Siendo todo ello fruto de la carencia absoluta del trabajo psicológico. Y este es el peligro más grande para la Casa Somiatica en cuyo dintel debe aparecer la espiga de trigo como señal de nacimiento del Cristo. Finalmente, la casa (o sea el hombre-alma) es destruida, cae y queda en ruinas estruendosas, porque estaba construida sobre la arena. La arena es símbolo de teorías. De intelectualismos y fanatismos de los fariseos y saduceos. Por lo cual el apóstol de los gentiles ya había advertido: “El Reino de Dios no consiste de palabras sino de poder”. Todas esas teorías y creencias son las que en su tiempo Jesús llamo la levadura de fariseos y saduceos, de las tales cosas había advertido a sus discípulos que debían cuidarse. Los que son valientes, los estigmatizados con el sello de la fe en Cristo y que siguen al pie de la letra sus enseñanzas como lo hizo Moisés, son los que “levantan la serpiente de fuego en el desierto”. “Así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda más tenga vida eterna”. La serpiente de fuego es la Madre Divina Kundalini que victoriosa subió por la columna vertebral del patriarca Moisés, hombre de Dios, que guardó sus leyes y “murió a los 120 años conservando su vigor y el brillo de sus ojos”. Señales estas dos que testimonian que a esa edad de anciano venerable guardaba sus energías, su fuego sagrado, sus aguas de vida eterna, pues tenía vigor y el brillo de sus ojos 118

testimonia el fuego luminoso de sus transmutaciones. Porque, dicho sea de paso, el hombre o mujer que transmuta sus energías hacia dentro y hacia arriba, le refulge el brillo de sus ojos, el cabello se le pone sedoso y brillante. La turgencia de la piel crea una coloración, una metamorfosis especial, la voz adquiere fortaleza, aún en la vejez, y un sonido metálico vigoroso, porque la voz tiene mucha relación con el poder sexual, con las hormonas. Por eso se dice que la voz es el resultado de una lucha fraternal entre Venus y Marte. El capítulo 1 del evangelio de Juan, en su versículo 18, dice: “A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. Se afirma solemnemente en el versículo anterior que el conocimiento que de Dios tenemos, es por medio de su Hijo, el Cristo Cósmico, que es su desdoblamiento, su enviado, el Creador de todo cuanto existe. Puesto que el mismo confesó que tenía su misma naturaleza y que quien le había visto a Él, (el Cristo), había visto al Padre, porque el Padre y el Cristo Cósmico son uno solo. Ese espíritu del Padre Eterno, desdoblado en su Hijo Perfecto, es encarnado en la humanidad de Jesús de Nazareth, que es nuestro Redentor y quien cósmicamente tiene lo que en esoterismo se llama el Salvador Gemelo, que es el Cristo Íntimo, el que cada uno de nosotros tiene encarnado como una chispa del Cristo Cósmico y que igualmente debe realizar todo el proceso que realizo en vida el Cristo Histórico para lograr su autorrealización, por lo cual los gnósticos exclamamos gozosamente: “Ascender a los cielos es cardinal y necesario.” El Cristo es siempre el Maestro de Maestros, es nuestro instructor por excelencia, pero hay que dejarse de máscaras, de esoteristas de fachadas, con doble centro de gravedad: Un momento ángeles y en otro momento demonios. La luz deja al descubierto todas las cosas, todas las obras. El Cristo es el instructor de la humanidad y su martirio y sacrificio no serán vanos, si nosotros seguimos sus enseñanzas: Las ocultas y las que no están reveladas hasta ahora. Pero hay que tener fe y suplicarle a Él, que nos asista, que jamás nos deje salir de los caminos de la luz, los caminos de su amor y de su divina gracia. Amén. Amén. Amén. Es palabra del Cristo Vivo que se plasma en Lucas, el fiel amigo de Pablo hasta su muerte por decapitación en Roma, cuando dijo en su evangelio, capítulo 11 versículo 9: “Pedid y se os dará; buscad y hallareis; llamad y se os abrirá”. El Salvador Gemelo es el Cristo Íntimo palpitando y sufriendo dentro de ti. Él es el que es. Es quien espera cada día, aún en las cosas más pequeñas de la cotidianidad que tu manifiestes tu amor al prójimo; porque resulta un contrasentido 119

en muchos que dicen amar a Dios, a quien nunca han visto, pero odian a su prójimo, palabra que proviene del latín “proximus”, que es el hermano, el que está a tú lado en la escala de la evolución. Y si no tienen odio al prójimo muchas veces le tienen recelo, resquemor, desconfianza, inquina, envidia, mala voluntad; cosas que son manifestaciones sutiles y muy refinadas del odio. Porque quien ama no desconfía; no siente temor, no tiene recelos. Sino que el amor cuando es perfeccionado en la fe en Dios y en la gracia divina, es una fuerza tan maravillosa con la cual, verdaderamente toda teoría, toda palabra y descripción intelectiva quedan sobrando y fuera de lugar. Puesto que lo que sienten los que se aman verdaderamente, no es comparable a nada. Nadie puede sentir teorías ni hipótesis. Los gnósticos afirmamos solemnemente que: “Amor es Ley, pero amor consciente”. El evangelista Juan dice en su primera epístola, capítulo 3 versículo 18: “Hijitos míos, no amemos de palabra, ni de lengua sino de hecho y en verdad”. Es obvio que el camino de la puerta estrecha, el camino del amor sobre todas las cosas, para lograr la resurrección y dejar de ser muertos vivientes; es decir la autorrealización, la entrada al Reino de lo eterno es bien difícil, pero no imposible y si muchos lo han logrado ¿Por qué no puedes lograrlo tú? El Maestro Jesús dice en Lucas capítulo 9 versículo 23 lo siguiente: “Sí alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”. En las anteriores palabras del Divino Sabaoth Celestial, quedan establecidos los tres factores de la Revolución de la consciencia, que proclamamos los gnósticos verdaderos, y que hemos explicado en precedentes ocasiones. En donde “El niéguese a sí mismo” jamás fue entendido por la humanidad de aquella época ni de la actual. Esta palabra significa renunciar, dejar toda la cantidad de defectos, teorías, creencias, jaulas psicológicas construidas por nosotros mismos y en las cuales vivimos prisioneros. Recordemos que, aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión. Ese niéguese a sí mismo, entraña la concepción de un hombre nuevo, la creación en nuestro interior del hombre celestial; esto es la resurrección de los muertos por medio del amor que nos enseñó a vivir Cristo Jesús. Esa resurrección es totalmente imposible si no sacamos de nuestro interior, de nuestro corazón los mercaderes del templo. Urgente e inaplazable que limpiemos la casa espiritual para que el Cristo pueda habitar dignamente en ella. Esto no se trata de golpes de pecho; no. Es la cruda realidad que todo Iniciado debe enfrentar. Dejarlo todo para ganarlo todo. Sin embargo, hay gente que quiere esta doctrina, pero no está dispuesta a renunciar a nada y finalmente caen en abismos de perdición. 120

Cuando el hombre terrenal vea, y sea consciente de que la vida en los niveles celestiales supera totalmente las condiciones de este mundo material en todas las formas y manifestaciones. Cuando el pobre mortal abatido por la dura carga de la existencia sobre la tierra, se convenza que todo lo de arriba supera lo que hay aquí abajo. Cuando se dé plena cuenta de que, en las dimensiones superiores, las enfermedades desaparecen, la inseguridad, el hambre, la miseria, el dolor, la amargura, el odio, la traición, la infelicidad, el temor y todo el conjunto de fenómenos que nos agobian aquí desaparecen; entonces el hombre terrenal, lleno de fe, rebosante de amor y de vida libre en su movimiento, buscara lo celestial y empezara a trabajar sobre sí mismo, para construir su propio cielo. Su propio cosmos, donde el Cristo, Santo y Bendito sea el epicentro de todo su universo. Amén. Amén. Amén. “El que se hace amigo del mundo se hace enemigo de Dios”, dijo el apóstol de los gentiles, el más fiel y fecundo servidor del Cristo en su misión. Y eso es verdadero por muchas razones. El mundo está lleno de artificios, de iconos, de espejismos y fascinaciones peligrosas que atraen al humano común, que cooperan como lazos o tentáculos esclavizantes de la Gran Ramera, apartando al alma humana del propósito celestial del Ser, de la autorrealización. Además, el mundo es una manifestación de la Gloria de Dios, pero siendo materia es la negación del Espíritu Divino. Por esa razón se explica que el Padre es el Santo afirmar, el Hijo el Santo Negar y el Espíritu Santo, el Santo Conciliar. Por lo demás, cuando el Iniciado verdadero llega a las Iniciaciones Mayores, cuando está evaluado como hombre verdadero y causal, entonces se cumple poderosamente lo escrito en Colosenses, capítulo 3, versículo 1,2,3,5 y 6; que a continuación citamos: “Sí habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mirada en las cosas de arriba; no en las de la tierra. Porque habéis muerto (en defectos) y vuestra vida está escondida con Cristo, en Dios…” “Haced morir pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impurezas, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría. Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”. Amén. Amén. Amén. Quienes no tengan la profundidad conscientiva necesaria no podrán entender, ni muchos menos comprender las enseñanzas y alegorías o metáforas, con las cuales el Cristo Vivo explicó su doctrina. Como una humilde ayuda a comprender 121

la cósmica grandeza del Evangelio del Cristo y sus Misterios, tomemos algunas de sus expresiones y las explicaremos a los únicos fines que la humanidad comprenda, cuando el Cristo habla como Cristo Cósmico y cuando habla como Cristo Histórico, es decir, como Jesús de Nazareth. Aclaramos, sin embargo, que el entendimiento es del intelecto, del hombre que quiere ver y probar la existencia de Dios en un laboratorio; del que simplemente no cree en Él, porque no le ha visto o del tranquilazo irresponsable que piensa que en un mundo de materia no hay cabida para Dios, como torvamente lo dijera Marx. Pero la comprensión es del alma. Con tristeza del alma y pidiendo misericordia, recordamos la frase anatema del astronauta ruso Yuri Gagarin, cuando más allá de la estratosfera, a bordo de su nave Vostók, el 12 de abril de 1961, volando el espacio sideral dijo: “He subido al espacio y no veo a Dios por ninguna parte”. Siete años después, el 27 de marzo de 1.968 murió aparatosamente en un vuelo rutinario de un avión caza ruso y su fama se extinguió como la espuma del mar. Del encuentro entre el Cristo y la mujer samaritana, que aparece en el capítulo 4 del evangelio de Juan; podemos inferir varias cosas ocultas. Para descifrarlas tomaremos literalmente el versículo bíblico, lo transcribiremos y después haremos las develaciones correspondientes. El versículo 6, del capítulo 4 dice: “Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta…” El versículo 6 recuerda al sexto mandamiento: No fornicar. La misma palabra sexto en semasiología española, contiene una clave esotérica bien oculta: Se – xto; que pudiera entenderse como SE, que es el imperativo del verbo ser, de donde la S simboliza el fuego serpentino y la E es la vocal que rige el Verbo Divino en la laringe del Iniciado. La X nos recuerda la Cruz de San Andrés, que es el apóstol que representa la perfección en la obra alquímica. La T es una cruz, por la cual debe transitar todo iniciado que aspira la iluminación y la reconciliación con Dios. La O final de la palabra sexto, es el Origo, el Espíritu Universal de vida, el universo entero, el objetivo de los que han vivido el cruce de los dos bautismos que otorgan la vida eterna y el paso a la eternidad, a las grandes realidades del cosmos. Ese es el gran misterio del sexto mandamiento, de donde se origina el Primer Misterio y el Último Misterio, que es el Cristo Cósmico y a Él se llega alquímicamente, viviendo intensamente el IAO, contenido en Jacob, el Gran Patriarca del Israel Celestial.

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Mucha atención, porque la palabra SEIS en su morfología, contiene ocultamente todo este misterio del Ser sí se lee al revés. Significa que el que practica el No fornicar, SI ES. En una palabra, llega al Ser. El pozo de Jacob simboliza las aguas de vida eterna. Las aguas transcendentales que apagan toda la sed del mundo. Jesús se muestra cansado porque allí aparece relacionado con la humana personalidad y ésta obviamente puede experimentar fatiga. Esto es manifestación del Cristo Histórico. En el versículo 7, dice: “Vino una mujer de samaria a sacer agua; y Jesús le dijo: Dadme de beber” . La samaritana viene a sacar agua del pozo de Jacob, IAO. Ese mismo pozo que contiene los misterios profundos de las aguas de vida eterna; pero que ella desconoce, y por tanto no los practica. Ella allí actúa en representación de toda la humanidad que ha desechado la piedra, la roca que ha venido a ser cabeza de ángulo. La expresión “Dadme de beber,” estimamos tiene doble sentido, el físico, actuando como Cristo Histórico, es decir Jesús, y el transcendental, el tántrico. En los versículos 9, 10, 11, 12, 13 y 14, se expresa lo siguiente: “La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. “Respondió Jesús: Sí conocieras el don de Dios y quien es el que te dice: Dadme de beber; tú le pedirías a él y él te daría agua viva”. “La mujer le dijo: Señor no tienes con que sacarla y el pozo es hondo. ¿De dónde pues, tienes el agua viva? “¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio éste pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”. “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiera de esta agua volverá a tener sed”. “Más él que bebiera del agua que yo os daré no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna”. El versículo 9 presenta las típicas rivalidades entre los que dicen tener la verdad, que en este caso son los judíos, y los que desconocen los misterios de la Luz, pero son humildes, receptivos y abiertos a la gnosis de todas las cosas. El versículo siguiente que es el 10, corresponde con la Retribución que es la carta decima de los arcanos mayores en el Sagrado Tarot egipcio. El don de Dios es la gracia Divina, el mismo Cristo, la Misericordia del Altísimo, que nos da la oportunidad de reconciliarnos con Él por medio de la Cruz de Cristo, teniendo fe viva y siguiendo sus verdaderas enseñanzas. Por eso el Cristo, es la Roca Espiritual, que ayuda al que sigue con fe y honradez el mandato del amor en la 123

cruz; el que no es enemigo de la Cruz y que, por consiguiente, trabaja con castidad científica en el lecho sin mancilla, de cuyo interior brotaran ríos de agua viva que salten para la vida eterna. Por esta razón, el gran Iniciado Pablo, en Filipenses capítulo 3, versículo 18, 19, 20 y 21, dice lo siguiente: “Porque por ahí andan muchos de los cuales os dije muchas veces y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la Cruz de Cristo (Es decir de transmutar sus energías en el lecho santo) El fin de los cuales será perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal. Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformara el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar así mismo todas las cosas”. Amén. Amén. Amén. El Cristo ayuda siempre al que sigue con fe y honradez el mandato del amor en la cruz, el que no es enemigo de la cruz del Cristo; esto es, aquel que trabaja con la castidad científica en el lecho sin mancilla, de su interior brotaran ríos de aguas vivas, que salten para la vida eterna. Es decir, los alquimistas que trabajen en la novena esfera, aquellos que mezclen el agua, (que es el mercurio filosofal), con el azufre de los sabios (o sea el fuego); esos podrán comprarle al Cristo oro refinado en fuego, como él mismo lo dice en el mensaje a Laodicea, del Apocalipsis y ellos llegaran a construir la Ciudad Santa de la Jerusalén Celestial, cuyo fundamento y Arquitecto Supremo es Cristo. Esos llegaran a las moradas celestiales que el Padre Eterno nos tenía preparada para su gloria, desde antes de todas las edades. Esos bienaventurados son los que heredaran el paraíso perdido y son ellos los que completaran el número de almas perfectas de que habla el Cristo a sus discípulos en Pistis Sophia. Esos son los simbólicos, 144.000 que se salvaran porque cabalísticamente ese número es correspondiente al arcano 9 ó arcano AZF. Que sume el amable lector cabalísticamente y conocerá esta clave secreta que el mismo Dante devela. En el versículo 11, la samaritana dice que el pozo es hondo y que Jesús no tiene como sacar el agua; porque ella ignora que el agua viva es el mismo Cristo que habla con ella. Preciso es aclarar que, en un mundo de causa y efecto, como el nuestro, todas las cosas son duales. Eso explica porque los platillos de la balanza de la justicia son dos. El que tiene la pluma y el que tiene el corazón. Esto también se aplica a las aguas. Las aguas elementales que son las aguas comunes y corrientes, en sus diferentes formas. Y las aguas seminales que son las aguas 124

transcendentales, las aguas de vida eterna, en cuyo interior está contenida parte del alma de nuestro Padre Eterno y las claves de la eternidad. Porque el semen humano que se derrama perversamente en el coito asqueroso, contiene la fuerza del Cristo y la capacidad reproductiva del Espíritu Santo, que es el dador de vida; el que nos confiere la vida física a través de todo el complejo mecanismo de reproducción y también quien nos da la vida eterna. Porque transmutando sus energías, aprovechándolas con la pareja propia y suplicándole a la Virgen Santísima, a la Madre Divina Kundalini, que suba nuestra energía por el canal medular de nuestra columna vertebral, invocándola con los mantrams sagrados y la pureza requerida, entonces se produce el milagro del ascenso triunfal de los vapores y energías de vida por la vara de Aarón, o sea nuestra propia columna vertebral. Entiéndase que lo que sube por la columna vertebral, son las energías, los valores foháticos divinos, los cuales deben subirse a través de la concentración y de la respiración rítmica, pranica; que es el medio de transporte natural de tales valores. Esas energías suben desde el chacra Muladhara en el acto sagrado. Y suben poco a poco, vertebra por vertebra, hasta llegar al cerebro humano; el cáliz sagrado, y desde allí descienden hasta el corazón. Llenándolo de fuego y preparando la casa espiritual para que nuestro Cristo Íntimo habite en Él. El Cristo Íntimo es el Sol Espiritual en nuestro corazón, cuyos potentes rayos de luz iluminan con su presencia todo nuestro alrededor y nos convierten en instructores y guías de la humanidad. Por eso se dice que nuestro Dios es Fuego Consumidor, porque esa energía es fuego vivo subiendo hasta el cerebro y bajando hasta el corazón. Eso es lo que simboliza el báculo sagrado conque aparece la pintura de Jesús, el buen Pastor. Ese es el báculo de los patriarcas, de los santos, de los Iniciados. Esa energía también es simbolizada con la vara de nardo o la vara de lis; que también cargan algunos santos, como San José o San Judas Tadeo. Otro simbolismo que acompaña también a algunos santos en sus imágenes sagradas, es un niño, al cual siempre aparecen cargándolo; esto quiere simbolizar que ellos han encarnado al Niño Dios, al Mesías, al Salvador Divino. Por tanto y, en conclusión, hay que diferenciar entre el báculo que es señal de mando, de jerarquía cósmica, de poder, de niveles de ser y de consciencia, de niveles de luz espiritual y el bastón, común y corriente, que es señal de decadencia, de enfermedad, de deficiencia física. Es de notar que quien usa

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bastón siempre mira hacia abajo. Entiéndase claramente esta diferencia, porque estas cosas hay que comprenderlas con el corazón. Con los ojos del alma. En el versículo 12, la samaritana pregunta algo, que todos los discípulos del Cristo sabemos a cabalidad. Por supuesto que el Cristo es anterior al patriarca Jacob. El Cristo es desde siempre. Anterior a toda la creación. El sustento y esencia de ella. El Divino Sabaoth Celestial no es una sola persona en particular, sino que en él concurren y se concentra todo el divino Ejercito de la Voz, el verbo sagrado de los Elohim que preexiste desde ante de toda creación. Es más, el Cristo conserva un nombre, que es sobre todo nombre y que a su vez contiene todos los nombres. He allí el misterio del Verbo Sagrado y la gloria de los cosmocratores. Esa es la razón que permite a un ritual gnóstico proclamar regiamente: “Los poderes misteriosos de mis nombres crean las celestes jerarquías” Amén. Amén. Amén. “Cualquiera que bebiera de esta agua, volverá a tener sed”. Porque esa es el agua elemental, la comúnmente llamada H20. Por eso el error en que están las religiones y sectas que presentan paisajes con ríos, riachuelos y aguas torrentosas como ilustración de las aguas de vida eterna y agregan en su desconocimiento una inscripción que dice: “El que cree en mí de su interior brotaran ríos de agua viva”. Desconociendo así que los ríos de aguas vivas son el Cristo Vivo, el Salvador, que únicamente se manifiesta en los que guardan castidad militante y aprovechan la energía crística para saltar a la vida eterna y convertirse en Hijos de Dios; porque han cumplido con el mandamiento del amor predicado, practicado y enseñado por su Unigénito Hijo, el Cristo. El versículo 14 significa que en las aguas cristonicas está el secreto de la vida eterna para aquel que las aprovecha. Está el elixir de larga vida que comprendieron y aprovecharon los antiguos griegos. Está contenido el misterio de la cuadratura del círculo. Por eso es que el Cristo, Santo y Bendito, provee las aguas espermáticas que trabajadas y depuradas alquímicamente en la cruz que forman hombre y mujer en el connubio amoroso, se convierten en las llaves que simbólicamente Cristo entrego a Pedro, para entrar al Reino de los Cielos. La de oro representa al hombre y la de plata a la mujer; pero las dos llaves no están separadas, sino entrelazadas y formando la Cruz de San Andrés, que simboliza la perfección de la Obra de Dios. El iniciado que ha inscrito su nombre santo en el Árbol de la Vida, adquiere poder y mando, no solo sobre las aguas elementales, como hizo Moisés al brotar agua 126

de la roca para que bebiera el pueblo de Israel; sino que también adquiere poder y mando sobre el fuego y los otros dos elementos. Esa es la lógica por la cual Jesús calma la tempestad y también camina sobre las aguas. He allí por qué cuando Jesús quiso ir a Jerusalén, mando mensajero para hacerle preparativos, pero los aldeanos samaritanos no le recibieron, y entonces se presenta el siguiente versículo 54 del capítulo 9 del evangelio de Lucas que demuestra lo afirmado anteriormente: “Viendo esto sus discípulos, Jacobo y Juan, dijeron: “Señor, ¿Quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”. Es decir, y hablando claramente, estos discípulos del Cristo habían inscrito sus nombres santos sobre el árbol de la vida o Árbol Sephirotico. Por lo menos, ellos ya estaban en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, que es cuando se reciben esos poderes sobre los 4 elementos. Esa es la razón por la cual preguntaron al Cristo, sí mandaban bajar fuego del cielo para quemarlos y hacerles justicias. Pero Jesús, siempre dulce y misericordioso, les niega la petición. Narra el evangelio de Juan en su capítulo 4, versículo 15 que: “La mujer le dijo: Señor dame esa agua para que no tenga yo sed ni venga aquí a sacarla”. En el versículo 16, “Jesús le dice: Ve y llama a tu marido”. El arcano 15 es el Tiphon Bafometo. Unos son los misterios Tiphonicos y otros los Bafometicos. La Samaritana representa a la humanidad entera, que una vez abierta de corazón, pero sin consciencia despierta, pide al Cristo le de las aguas de vida eterna, para no tener más sed y no tener que ir al pozo de Jacob (IAO), que es el Israel celestial, el que confiere el nacimiento segundo, que es el fruto del bautismo del agua y el del fuego. Curioso y loable que ya está mujer empieza a despertar interés por los caminos de la Luz divina. Y como ese don no se regala, sino que se gana con incesantes transmutaciones y trabajos en la cruz del calvario, por esa razón es que el Cristo le manda a que llame a su marido. Justamente era para explicarles ese misterio de la transmutación de las energías. El versículo 16, analizado desde el arcano 16 al que representa, vemos que la mujer samaritana responde: No tengo marido “Y Jesús le dice: “Bien has dicho: No tengo marido.” La humanidad no tiene marido. No tiene doctrina. Carece de guía, de norte. Humanidad huérfana de preceptos espirituales y de verdad verdadera. La actual humanidad carece de los principios del Ser. Está vacía existencialmente. Horrorosa y terriblemente vacía. Esto último está bien representado en el arcano 127

16, correspondiente con la torre derribada. Porque esa es la humanidad actual, una torre de Babel, donde se hablan muchísimas lenguas, pero nadie entiende al otro. Torre que, a la luz de este arcano, tiene que ser derribada, destruida totalmente, para restaurar el orden terrenal y cósmico. En el versículo 17, afirma el Cristo: “Porque 5 maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido.” Se nota clarísimo que se refiere a la humanidad, la cual ha tenido cinco razas, con la intención divina de formar hombres solares. Cada raza tiene 7 subrazas. Y ahora mismo estamos en la quinta raza, y en la sexta subraza y ésta a punto de desaparecer, por una de las dos siguientes vías: Bien por un estrepitoso hundimiento de las placas continentales o bien por una cruel guerra nuclear entre todas las potencias que poseen este satánico y fatídico armamento. A estas alturas de los tiempos, las 14 profecías del fin, se han cumplido a cabalidad. Esas cinco razas y sus respectivas subrazas, no han querido jamás recibir el mensaje del Salvador y Redentor nuestro. Ni siquiera al mismo Cristo le creyeron, con todos los milagros de resurrección de muertos, curación de leprosos y de ciegos, multiplicación de los panes y todas las señales divinas que dio a la humanidad de la época. Cinco maridos, son cinco guías, cinco avataras o mensajeros del Dios Altísimo. Por lo cual, la Escritura dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Perversa humanidad, ciega, sorda y muda; porque cinco maridos (5 razas u oportunidades) has tenido y el que ahora tienes no es tu marido. Porque este marido que ahora tienes ha manchado asquerosamente el honor del Espíritu Santo. Ha ofrecido incienso, sacrificios y adoración al moderno ídolo de Nabucodonosor, que es la ciencia del ojo. La alta tecnología que con su atrevimiento y materialismo desafía el poder de Dios en cada día que pasa; y elabora teorías del absurdo, rayanas en un espantoso ridículo. El marido que ahora tienes no es tu marido, porque es un falso profeta, lleno de teorías, de hipótesis, de países psicológicos, en donde habitan estos simios vacíos del Espíritu Santo de Dios. Por eso sea anatema y por cuya razon los ríos de fuego de Ariel y Yaldabaoth están ansiosos esperando esas almas para purificarlas de sus iniquidades, contumacias y rebeldías. Amén. Amén. Amén. Desde el versículo 20 hasta el 23, la samaritana dialoga con el Cristo, creyéndolo profeta y diciéndole que sus padres adoraron en ese monte pero que los judíos decían que era en Jerusalén donde se debía orar. Jesús le dice que la salvación viene de los judíos, porque él mismo era judío según la carne, y sus aparentes padres también. Su nacimiento histórico se realizó 128

en Belén de Judá y, aunque él mismo es la plenitud de todo lo que existe, y de quien tomamos todos gracia sobre gracia, es preciso que para la comprensión de la mente humana sea dicho que es judío. Pobres judíos que nunca lo aceptaron ni creyeron su doctrina, por lo cual dijo: “Nadie es profeta en su pueblo”. Anunciando sobre lo que acontecerá en los postreros días de esta raza, dícele el Cristo: “Mujer, día llegará que ni este monte, ni en Jerusalén adorareis al Padre”. “Vosotros adoráis lo que no sabéis, nosotros adoramos lo que sabemos…” Esto es una clara diferencia entre la verdad que viene del Padre y las falsas teorías y creencias de los hombres. “Más la hora viene, (es decir las horas de las pruebas, de la gran tribulación) y ahora es cuando los verdaderos adoradores, adoraran al Padre en Espíritu y en Verdad. Porque también el Padre, tales adoradores busca que le adoren”. Esos adoradores son los hombres solares, espíritus purificados, que tienen las vestiduras de oro refinadas en fuego, solo ellos podrán adorar al Padre en espíritu y en verdad. Porque solo esos cristificados, doblemente nacidos y con sus vestiduras solares, están preparados para asistir al banquete del Señor; sin ser lanzados a las tinieblas exteriores. Debido a que se han hecho dignos de estar en su presencia y al Padre le es grato esa adoración, porque Él la merece y es digno de ella, por su divina Majestad y gracia y porque su Hijo Redentor ha dado frutos abundantes en su sagrada misión cósmica, dando a conocer al Padre, a su Reino y a sus santas enseñanzas. Amén. Amén. Amén. En el versículo 25 la mujer samaritana le dice: “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo, cuando Él venga nos declarará todas las cosas”. En el versículo 26 Jesús le dice: “Yo soy el que habla contigo”. Todas las 12 tribus de Israel esperaron el cumplimiento de la profecía de Isaías que decía que el Cristo vendría con el nombre de Mesías que quiere decir Dios con nosotros. El grave problema es que vino y no lo reconocieron porque la profecía decía que Elías vendría primero y no entendieron que Elías vino en Juan. Al Juan Histórico todos sabemos que bautizaba con agua. Pero al Juan interno que habita dentro de nosotros mismos, tenemos que conocerlo, que trabajar con él para que nos ayude a enderezar los caminos del Cristo, antes de su encarnación o de su llegada a nuestra vida iniciática; para así recibir dignamente el bautismo de la sabiduría y el perdón de los pecados. Juan, en verdad es un Aeón, un verdadero Maestro del Gran Día Cósmico, que siempre debe anunciar la llegada del Cristo y recomponer sus sagrados caminos. Y esto ocurre no solamente en cada llegada del Cristo Redentor, sino en el 129

proceso particular, individual de cada Iniciado que lo encarna. Irrevocablemente todo Iniciado que llegue a transitar el camino de las Iniciaciones Mayores, tiene que encontrarse con Juan y es éste Gran Ser, quien verdaderamente rectifica y recompone los caminos del Señor, bautizándolo con el agua del perdón. Dos hechos significativos de tantos que realizó el Cristo Vivo, el Sabaoth Celestial, es que caminó sobre las aguas y los apóstoles se asustaron creyéndolo un fantasma. ¿Acaso no sabían estos santos apóstoles que un iniciado de la jerarquía cósmica del Cristo, tiene poder para caminar no solo sobre las aguas, sino hasta para hundir continentes? He allí la razón por la cual, en algún lugar de la Escritura Sagrada, Jesús exclama: “En verdad os digo, pasaran cielo y tierra más mis palabras no pasaran”. El otro hecho también concerniente al elemento fuego,es que siempre aparece aliado con su consorte el aire, y eso produce tempestades. Verdaderas tempestades, no solamente en la geografía del planeta sino en lo interno de cada ser que busca la verdad y encarnar al Cristo en su corazón. “Jesús calma la tempestad y reprende a sus discípulos llamándolos hombres de poca fe”. Se sonrojan y euforizan los curas católicos y los pastores de almas ennegrecidas, al tratar de explicar ésta vivencia del Cristo calmando la tempestad. Pero como todo lo leen y entienden a letra muerta, no pueden jamás llegar al mensaje verdadero de esta aventura iniciática. “Acordaos que la letra mata, pero el espíritu vivifica”. Sí el huracán Katrina que azotó y masacró varios estados de los Estados Unidos ya cayó en el olvido; entonces, ¿Cuál es la trascendencia de esa tempestad que desató y calmó Jesús el Cristo, para que 2.000 años después se le recuerde y se verbalice sobre ella todavía? La importancia trascendental que esa tempestad tiene para todo Iniciado, es que el Cristo calma las grandes tempestades y huracanes que se desatan en nuestros corazones, en nuestras mentes. Ese odio, esa lujuria, esa ira incontrolable que a veces sella con la muerte o con la cárcel a sus víctimas; esas son las tempestades que el Cristo calma con su presencia en cada uno de los que creen en Él, los que siguen su ejemplo de vida y sus santas enseñanzas. La presencia del Cristo no solo calma las tempestades de nuestros corazones, sino que trae paz, armonía, amor, paciencia, tolerancia, sensatez y entendimiento, discernimiento superior; porque un corazón atormentado por las cruentas tempestades de la vida, no puede pensar ni comprender los fenómenos en su justa y real dimensión.

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Esa tempestad en el Iniciado es formada por la falta de control y de trabajo sobre el elemento agua, el ens seminis y también por carencia o poco trabajo psicológico sobre los pensamientos, teorías, hipótesis, ideas, mariposeo, elucubraciones vanas, jaulas psicológicas de países que están recónditos en lo profundo de nuestro ser. Todo ello conspira y desata verdaderas tempestades en el corazón y en la mente del iniciado. Desubicándolo de su centro de gravedad natural y permanente; de su aquí y ahora, y de su conexión con su Cristo Íntimo. Esas son las tempestades que el Cristo calma con su presencia y que transforma en paz, en conciencia, en confianza, en fe. Por esa razón, esta tempestad narrada por la Sagrada Biblia es interesante, provechosa y bien significativa para todo Iniciado que ame y quiera la “Imitación de Cristo” de la cual habló nuestro hermano Tomas de Kempis. “Después de la tempestad viene la calma”, expresa un proverbio popular y aquí es bien claro, porque después que el Cristo entra en el corazón y en la mente del hombre, se procesa como consecuencia de ello, la presencia de una paz plena y total que pone en armonía y en orden nuestra humana naturaleza con la cosmicidad, sus leyes y sus jerarquías. Pablo llega a decir “La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús: Filipenses, capitulo 4, versículo 7. La paz del Cristo es la que Él da a los apóstoles y discípulos aun en el momento final de su partida al seno del Padre Eterno, cuando les dice “Mi paz os dejo, mí paz os doy”. Esa paz es la dulce satisfacción, la empatía que se tiene en el alma y en el corazón por haber cumplido la Ley a cabalidad. La paz del Cristo pone en armonía al ser humano con su creador y con las jerarquías cósmicas, convirtiéndolo en un ser lleno de dicha y felicidad. Justamente hemos dicho anteriormente que los seres que afanosamente trabajen en las entrañas de la tierra filosofal podrán transmutar el fuego en luz; la luz en sabiduría y la sabiduría en felicidad y la felicidad en paz; que es una de las manifestaciones supremas del Cristo en los seres que lo encarnan y que viven en los senderos de su luz y su divina gracia. Así que calmar la tempestad es una función del Cristo para poder construir los cimientos de la ciudad santa de Jerusalén; que está cimentada por los 12 131

apóstoles, que son 12 Poderes Luz; y cuyo arquitecto y constructor es Cristo. Así que en paz es que puede darse la construcción de la ciudad de Dios, la Jerusalén de arriba. Por eso Jesús el Cristo dice: “En paciencia poseeréis vuestras almas”. Esta no es una tempestad aislada, en el fondo, es una prueba que une tres elementos, que son el agua, el aire y el fuego; que son los elementos de la tempestad y los contrapone contra el elemento tierra que está representado en el Iniciado, en el hombre, el caminante del sendero de la sabiduría. Avanzando San Juan en su gran evangelio, como ángel testigo fiel de la naturaleza del Cristo, de sus santas enseñanzas, milagros y señales que realizaba; se adentra en los misterios de los “7 Yo Soy”, que Jesús como Cristo cósmico expresa para confirmar su origen divino y enseñar el camino al Padre, dando palabras de vida y de espíritu. El objetivo supremo de toda búsqueda divina es la paz. He allí por qué, la mayoría de los rituales sagrados de muchas liturgias, incluida la gnóstica; al final de cada convocación expresan su bendición en los siguientes términos: “Recibid la sagrada bendición araonica en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y en el nombre del Santo, del Poderoso, del Misterioso Tetragrammaton, para que la paz más profunda, reine siempre en vuestras almas y en vuestros corazones”. En San Juan, capitulo 6, versículo del 25 al 59, el Gran Aberaméntho, Unigénito de la Creación, se explaya en explicaciones para dar a conocer que el (El Cristo) es el verdadero pan de vida eterna. Y hace la afirmación de que hay dos manas, el que dio Moisés a los israelitas que aparentemente caía del cielo y el mana, el pan de vida eterna, que descendió del seno del Padre y que es el mismo Cristo Jesús. Parábola ésta que no fue comprendida cabalmente por el pueblo mosaico, porque ese mana que comían los israelitas y que no podían guardar para el día siguiente, pues amanecía podrido y que después de consumirlo por 40 años murieron; eso no se refiere a comida alguna en el sentido físico sino que es estrictamente semántico, espiritual. Los 40 años que los israelitas duraron en el desierto tienen también su simbología y su semántica particular. 40 está formado por dos dígitos de los cuales el 4 corresponde a los 4 cuerpos de pecado; que son cuerpo físico, vital, astral y mental. Se llaman cuerpos de pecado, porque el pecado se manifiesta por ellos.

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Esos 4 cuerpos, en el desierto de la vida, debían ser purificados y preparados para que el pueblo mosaico entrara triunfalmente en el (0) cero Absoluto, que es el mundo del espíritu universal de vida y, lamentablemente, Moisés con ese pueblo rebelde y contumaz fracasó en su misión de formar un pueblo santo para Dios. Porque ellos no permanecieron en su pacto debido a la incredulidad y dureza de su corazón, por lo cual Dios se desentendió de ellos. El falso mana simboliza las teorías, las apostasías, las blasfemias, prevaricaciones, falta de fe, seguridad en la doctrina de Dios y falta de esperanza. Por eso murieron. Eso es lo que significa el mítico y legendario mana de Moisés: Creencia vana y traición a las enseñanzas de Dios. Por eso, aunque cayera del cielo es un falso mana, porque no contenía el estigma ni las claves de la vida eterna, que es el Cristo; por eso, aunque lo comieron, al final todos murieron. Ese falso mana es comparado a las serpientes pequeñitas que mordían a los israelitas en el desierto y los mataban. Por lo cual Dios le ordenó a Moisés hacer una serpiente de bronce y ponerla sobre una vara y todo aquel que la mirara fijamente quedaba sanado. Esto explica que el verdadero Iniciado cuando su fuego sagrado ha subido por las 33 vertebras de su columna vertebral, tiene el poder de sanar y las sierpes del abismo no tienen ningún poder sobre él. Esa es la gran metáfora contenida en este pasaje. Esas serpientes pequeñitas son ese mismo mana: Todo aquel conjunto de teorías, de disensiones, de desviaciones del camino iniciático, de fabulas exotéricas, de ayawuasqueros apostatas y dolarizados, de crónicas fantasmagóricas que desvían y hacen que el Iniciado pierda el camino. Por eso la cura para la mordedura de esos ofidios pequeñitos pero mortales, era la concentración, la vista puesta en la verdadera serpiente de Moisés. Lo cual significa la vuelta al verdadero conocimiento, a la sabiduría gnóstica del fuego sagrado, de la Divina Madre Kundalini, la cual en un sagrado ritual gnóstico exclama: “El hijo fiel ama a su Madre y ella le lleva de la mano por el camino del bien. El hijo infiel se olvida de su Madre, se extravía y cae en el error. Ley es Ley y la Ley se cumple”. Fundamental y transcendental que el Cristo exprese a los cuatros vientos que “Yo soy el pan de vida” “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero”. Los judíos por ser esclavos de creencias, no comprendieron esta afirmación del Salvador y murmuraban en contra de Jesús, el Cristo. Pensando torpe y brutalmente que Jesús les incitaba a comer su carne física, humana, y a beber su sangre. ¡Tamaño exabrupto! Yo soy el pan de vida, quiere decir que el Cristo 133

contiene la energía, la palabra de Salvación, la esencia de la vida eterna, las claves de la eternidad. Por eso Pedro le dice “tus palabras son vida y son espíritu”. Siendo el Cristo el pan de vida, o sea el alimento para la vida eterna hay que consustanciarse con él y consumirlo para que se produzca la sagrada común – unión y seamos uno con el Adorable. Irremediablemente perdidos o equivocados están aquellos que creen de manera diferente y también equivocados están los devoradores de hostias en los templos; pensando que están consumiendo el pan de vida. Porque esa fórmula católica es meramente simbólica. Esa hostia que se consume allí, no es consagrada con las palabras latinas secretas con las que se ha consagrado en fórmula mágica por el sacerdote puro y santo desde los tiempos en que se instituyó la Santa Cena y cuyas claves secretas poseían todos los apóstoles. Ahora bien, consumir la hostia debidamente consagrada debe acompañarse con la eliminación de los innumerables defectos que tenemos, porque de no ser así, esos átomos cristicos son consumidos por nuestro ego y por eso vemos muchos feligreses que por años han participado de la eucaristía y son pobres pecadores, irredentos, que no mejoran en nada su conducta, ni crecen espiritualmente. Esa hostia grande, depositada en el Santísimo Sacramento y que los feligreses católicos adoran con la advocación de Cristo Sacramentado no representa otra cosa que el Logos Solar, despuntando el alba con su multitud de rayos dorados. Esta es una práctica devocionaria que comenzó el 11 de septiembre de 1.226 en Avignon, Francia. Igualmente sabemos que durante más de 128 años las hermanas franciscanas de la Adoración perpetua, han estado rezando sin parar en EE.UU. Esta práctica empezó el 1 de agosto de 1878 a las 11:00 am y todavía continúa. No olvidemos que Cristo es la Luz del mundo y la luz del mundo es el sol.

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El pan de vida eterna es para quien vive una vida en comunión con Cristo, no para quien anda en las tropelías y bacanales del mundo. El “Yo soy el pan de vida,” es para ser consumido en Santidad y cuando ha sido consagrado con sacerdotes santos que viven una vida en Cristo, desde su Cristo Íntimo y no desde las remembranzas y recuerdos lejanos del Cristo Histórico y mucho menos con sacrílegos sacerdotes, pedófilos y violadores impunes que, actuando bajo las oscuridades de Satanás, preparan desde su ministerio las propias moradas de tinieblas y castigos inenarrables en el averno. El pan de vida eterna y el cáliz de perpetua salvación, contienen los átomos cristicos que en el momento de la consagración y a través de la fe, la pureza y las palabras mágicas dichas por el sacerdote Iniciado, descienden del mundo de Dios, penetran en el pan y el vino y despiertan las sustancias solares contenidas en este sacramento y se impregnan en nuestra alma, en nuestro Cristo Íntimo, en las partes autónomas y autoconscientes de nuestro Ser, dándonos fuerza y haciéndonos crecer en fe, en espíritu y en verdad. Curando y sanando nuestros cuerpos y almas. Ese es el milagro de la transubstanciacion del cual damos fe todos los sacerdotes verdaderos y ungidos por Dios. Este es el Santo Sacrificio. En verdad es un Santo Sacrificio, porque los átomos divinos descienden del 135

mundo divino y se impregnan en el pan y en el vino para transformarlos en santos, en espirituales, en poder de salvación para el devoto. Este Sacramento de la Eucaristía, donde se reparte el Cristo como verdadera comida y su sangre como verdadera bebida, está regido por el Arcángel Michael. El pan simboliza el cuerpo, mientras que el vino simboliza su sangre salvadora, la parte espirituosa, que habita plenamente en el cuerpo y la sangredel Cristo, convertidos en el Ihesús Hominis Salvatoris. La sangre es su astral superior o sea su propio Benjamín, esa es la razón por la cual se debe entregar esta parte de la unción eucarística en el cáliz; que rememora a José de Arimatea, quien lo guardó con tanto celo y que viene desde los tiempos en que Abraham, regresando de la destrucción de Sodoma y Gomorra y habiendo pagado los diezmos al Rey Melchisedeck, ofreció una misa en su honor y utilizó ese cáliz de plata para consagrar el vino. A ese cáliz se le llamó el Santo Grial y su historia y destino se pierden en la bruma y misterio de los siglos y edades. Una de las razones de la rebeldía luterana y calvinista contra el vaticano, es que debía entregarse en cada Eucaristía las especies del pan y del vino. Porque solo se entrega o se entregaba el pan, dejando a la feligresía solo con la mitad del sacramento. Únicamente hasta ahora es que en algunos templos se moja ligeramente la hostia en vino para simbolizar el cuerpo y la sangre del Salvador, quien nos mandó celebrar este misterio en su Santa Remembranza “para el perdón de los pecados, para el avance espiritual, para la prosperidad y también para la curación del cuerpo y del alma”. En conclusión, cada Iniciado que llegue a la estatura de Cristo, se convierte por derecho propio en su cuerpo y en su sangre redentora y se hace uno con el Adorable, porque es un órgano más en el cuerpo de Cristo. Amén.Amén. Amén. Con este sacramento administrado a medias, recuerdo también que los prelados católicos sus prosélitos, en el Santo Rosario,dividen el Padre Nuestro en dos partes: La espiritual formada por las tres primeras peticiones, la reservan para ellos y al pueblo o auditorio le dan a orar las cuatro peticiones restantes, que son materiales. Haciendo con ello una división obscena entre jerarquías y pueblo o feligresía. El Padre Nuestro es indivisible y está muy mal que se ore dividido. Porque una debe ser nuestra oración y uno solo nuestro sentir en Cristo Jesús y en Él, la liturgia junta, no divide, ni hace acepción alguna entre personas.

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El segundo yo soy es, “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue nunca andará en tinieblas, sino quetendrá la luz de la vida”. Cristo es la luz del mundo, pero la luz del mundo es el sol. Veamos lo que al respecto dice el Venerable Maestro Huiracocha, Arzobispo de la Santa Iglesia Gnóstica de los Mundos Superiores, en una de sus obras más densas y profundas: “Una corriente constante es la que hace surgir y empujar las sales de la tierra en dirección ascendente; pero otro impulso de igual naturaleza la toma el influjo del Sol y lo hunde, llevándolo hacia abajo. Esta sumersión del Sol Vital, es la que denominamos la “quintaesencia”, porque ella es el Cristo. Cristo es la luz del mundo, influencia energética que a todo anima, es el Logos Solar que en todo opera y, sin el cual, nada tendría existencia (Recordemos el Evangelio de San Juan en su capítulo 1, versículo 3). Supongamos por un momento que éste Cristo nos abandonara, es decir que el Sol Vital se extinguiera. Todo cuanto existe sobre la gran mole Tierra se desmoronaría; el enlace atómico quedaría roto y sobrevendría el caos…Por esto dice Cristo: Antes que Abraham fui yo. Es indudable el significado interno de esta frase, puesto que el Cristo está con el mundo desde antes de su creación, como Logos Solar, para que la Creación y la vida fuera manifestada. Por eso los gnósticos hacemos una sensible diferencia entre Buda, Zoroastro, Confucio, Mahoma, etc. y Cristo. Los primeros fueron, ciertamente grandes filósofos, encargados de predicar una Religión y grandes Iniciados a quienes se encomendó la misión santa de establecerla, según la época y el país. Pero Cristo tiene otra personalidad distinta. Es Dios, es el Logos o la Esencia Solar, es la fuerza del Espíritu que está hundida en el Sol y alienta tras de él. Cristo es la substancia íntima que se infiltra en las plantas y las hace crecer, transformándolas luego… Pero es Cristo, la vida Solar la que impera constantemente y es ella la que teje y desteje, la que forma y transforma todo cuanto tiene desenvolvimiento bajo el sol. De los 7 Yo soy, este es el más elevado y el más importante, y de él dependen todos los demás. Este “Yos soy la luz del mundo” tiene un efecto multiplicador de nuestras fuerzas espirituales y vocalizadas con disciplina diariamente y en profunda meditación tiene la divina virtud de ponernos en contacto con el Logos Solar, el Cristo Salvador, y penetrar en sus sagrados misterios. Recomendamos a nuestros lectores desarrollar disciplina en la búsqueda de la Verdad, y tomar en serio esta vocalización, aunque fuere por unos 15 minutos diariamente, y así 137

obtendrán resultados espirituales y vibracionales maravillosos que les animará para seguir en el camino iniciático. Por la razón anterior es que el Cristo dice en este “Yo soy”: “y el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida,” porque el Cristo Cósmico empieza a robustecer, a fortalecer, a crecer nuestro Cristo personal que es el Cristo Íntimo y este empieza como Sol Interior a alumbrar nuestras propias vidas. Pero hay que practicar las claves, los ejercicios espirituales. Los antiguos siempre dijeron que “la práctica hace al Maestro”. Amén, Amén, Amén. El tercer yo soy es: “Yo soy el buen pastor”, tiene un tinte de profundo sacrificio. Indica la misión y los martirios que el Cristo debe vivir en pro del éxito de su misión como Salvador y Redentor nuestro. El buen pastor no solo debe cuidar las almas de los feligreses, sino instruirlas con la sabiduría del Altísimo para que logren la salvación. Además, también Cristo Jesús, tiene que proteger esas almas del acecho del Obstinado ego, de los devoradores de almas y todos los seres que en el sendero probatorio o, en eventos diversos que conspiran en contra del nacimiento de nuestro Cristo Íntimo en nuestro corazón. Ese es el buen pastor, el que da la vida por las ovejas, como en efecto y en verdad, la dio Cristo por toda la humanidad, porque el drama de Jesús el Cristo no fue una representación teatral como en los Misterios de Eleusis, sino que fue una cruda y dolorosa realidad que con la resurrección de su astral impregnó para siempre de su energía, su luz y su divina gracia a todos los que escuchan sus enseñanzas y las practican. Cristo da a entender aquí en esta frase, que tiene todo el poder de Dios para sacrificar su vida en Santa Ofrenda y volver a tomarla. Por lo cual dijo la siguiente frase que nadie en su tiempo comprendió: “Puedo destruir este templo y reconstruirlo en tres días…” También nos invita Jesús a tenerlo como guía, como amigo, como el buen pastor del cual todos podemos estar seguros, confiados, en el cual depositamos nuestra esperanza de vida eterna, porque él es Nuestro Salvador e Instructor. El Cristo es siempre y en toda ocasión, el Gran Instructor de la humanidad. Cuando hacemos su obra, cuando imitamos su vida, es cuando podemos exclamar como David en el salmo 23: “El Señor es mi pastor, nada me faltara…” Contrario a la práctica extendida por los facilistas de la época actual, que quieren recibir todo sin dar nada a cambio, este es un salmo para vivos y no únicamente para muertos.

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Recuerdo ahora que éste David, que fue un coloso, un héroe de su época y cuya misión cósmica es parecida a la de Pablo de Tarso, en el Nuevo Testamento, tenía encarnada a la Roca. La Roca es la piedra espiritual que es el Cristo Vivo. Razón por la cual, en la alegoría bíblica que relata su enfrentamiento con el gigante Goliath el filisteo; David le lanza la piedra sobre su frente. Justo lo golpea en el átomo del Padre y lo derriba. Cumpliéndose así las promesas del Cristo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Goliath no es ningún ser humano. No es ningún gigante y da lástima que la ciencia materialista actual, esté buscando sus restos en una ciudad cercana a Babilonia. Goliath simboliza las creencias erradas, el monstruo interior, nuestras rebeldías, nuestra ignorancia, nuestra falta de propósitos celestiales, nuestros egos de todo tipo, contra los cuales el Iniciado tiene que enfrentarse y salir victorioso sí está aferrado al Cristo, que es la Roca espiritual de Salvación. Por eso con David, se cumple aquello de: “Sí Dios conmigo, ¿quién contra mí?” El cuarto Yo Soy, es “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”. Este Yo Soy, está dividido en tres partes: las dos primeras son una solemne afirmación del Cristo y la ultima una promesa divina. Veamos: “Yo soy la resurrección…” Cristo, con el drama de la cruz, no solo resucita en sí y para sí; sino que su poder y su enseñanza oculta es tan poderosa que contienen la sabiduría, la fuerza y las claves para la resurrección del Iniciado, de quien la busca en las reconditeces de su corazón, de su corazón, y de su alma. Aquel que transforma las tinieblas en luz, aquel que transmuta sus energías con su Walkiria Sagrada; aquel que no come la alegórica manzana y que trabaja con el INRI; con el VITRIOL que es capaz de ser discípulo del Cristo, de Pedro, de Santiago, de Andrés, de Pablo, de Mateo, de Juan. La resurrección es algo real, pero no es de la carne; como equivocadamente lo dice el credo católico, en su parte final cuando afirma: “creo en la resurrección de la carne, en la vida perdurable, Amén”. La resurrección es de los muertos. De aquellos que son muertos vivientes; que viven una vida de tinieblas físicas y psicológicas. Esos muertos vivientes son la gran mayoría de la humanidad. Los que tienen el alma ennegrecida, llenos de concupiscencias, de ignorancia, de vicios. Los que son esclavos del Obstinado ego. Los que no creen en Dios, ni en nada. Árboles secos y sin fruto, que habitan el espinoso desierto del Valle de los muertos. 139

Sin embargo, esos muertos si llegan algún día a salirse de su materialismo, de sus teorías vanas, de su intelectualismo ateo, si abren su corazón a Dios, a Cristo su hijo, si algún día escuchan las campanas del despertar de la conciencia y la trompeta del Ángel del Señor, aunque estén muertos, resucitaran. Porque Cristo es vida, es camino, es eternidad, sabiduría que abre ojos y corazones y que despierta en el corazón de los mansos y humildes de corazón. Por eso la escritura dice: “Si escuchareis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. Amén. Amén. Amén. Más allá de ese poderoso Talita Kumhi, mantram de fe y otra demostración de los poderes del Salvador sobre la vida y la muerte; existe un precedente de la fuerza del Cristo Vivo, para resucitar almas y cuerpos. El profeta Eliseo, también recibió del Padre Eterno, ese don de resucitar. Pero el Cristo Vivo ordena a todos sus apóstoles que vayan por el mundo y según Mateo, capítulo 10 versículos 8 y 9 les dice: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No os proveáis de oro ni plata, ni cobre en vuestros cintos”. Igualmente, en Pedro, en Pablo se manifestó ese poder. Es más, el Cristo Vivo confirió ese poder a sus apóstoles y ellos lo ejercían discrecionalmente para que los incrédulos se llenaran de fe y aceptaran al cristianismo y a su máximo Maestro, Jesús el Cristo. Testimonio de lo anterior y del poder de resurrección que poseía el profeta Eliseo está escrito en 2 Reyes, capitulo 4, versículos 32 al 37, inclusive. “Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto, tendido sobre la cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente y el niño estornudó 7 veces y abrió sus ojos. Explicamos que estornudó 7 veces porque su ADN espiritual se modificó en sus 7 cuerpos. Entonces él llamó a Giezi, y le dijo: llama a esta sunamita. Y él la llamo. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.

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Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo y salió”. Eliseo en 2 Reyes, capítulo 4, versículos 42 al 44, también multiplicó los panes como Jesús; y de ello el testimonio de la Santa Biblia es como sigue: “Vino entonces un hombre de Baalsalisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, 20 panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él le dijo: Da a la gente para que coman, porque así ha dicho Jehová: Comerán y sobrará. Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y le sobró conforme a la palabra de Jehová”. Demostrando así el poder de Dios y su mandato de “Creced y multiplicaos”. El poder de resurrección en Jesús el Cristo viene consigo desde la formación del mundo, puesto que él es el Alfa y la Omega. El principio y el fin de toda la creación y él tiene el poder de sujetar toda la creación, y recibió del Padre Eterno el poder de juzgar a vivos y a muertos y siendo él la vida, es bien claro que esa vida puede transferirla a quien él quiera para resucitar cuerpos y almas. Pistis Sophia también presenta un pasaje en el cual Cristo, en círculo muy hermético y cerrado confiere esos poderes sobre la muerte a sus apóstoles. El quinto “Yo Soy” es “Yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie viene al Padre sino por mí”. Sublime declaración de poder, de sabiduría y de divinidad expresa solemnemente el Cristo en estas palabras. Vuelve luminoso y sabio el divino Jesús el Cristo y en esta frase refleja su triple naturaleza y poder; a saber: el camino, porque él es el mediador. La verdad, porque él encierra y contiene la sabiduría de los Misterios de la Luz y del Fuego Sagrado; y la vida porque en él está inmerso el poder del Espíritu Santo. Acordémonos que Cristo, único mediador entre Dios y los hombres, es el Sumo Pontífice, el más exaltado mediador entre el Padre Creador y la humanidad. Él es el camino, es decir con su energía, su ejemplo, con sus sabias enseñanzas, con su amor, misericordia y sacrificio de muerte en la cruz, el Cristo nos indica la manera, la forma de llegar al Padre, de recobrar la Gracia Santificante y reconciliarnos con el Altísimo, que es el fundamento sagrado de nuestra propia existencia. De allí que es tan importante para el Iniciado, meditar diariamente en el drama de la pasión, muerte y resurrección de Jesús el Cristo.

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Seguros estamos que meditar en ese drama despertará en nosotros la comprensión de lo ocurrido al Sabaoth Celestial y nuestro Ser Íntimo estará en mejores condiciones para vivir esotéricamente este paso, este proceso espiritual. Incrementando así nuestro descernimiento superior, nivel de consciencia e identificación con este drama. Aconsejamos a los lectores y discípulos del camino cristico, diariamente meditar sobre la pasión, muerte y resurrección y podrán comprobar lo afirmado aquí. Recordemos que el Venerable Maestro Hilarión, más conocido como Pablo de Tarso, afirma que “el Reino de Dios no consiste de palabras, sino de poder”. Y en Romanos, capítulo 14, versículo 17, sostiene: “El reino de Dios no es comida, ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” y traemos a referencia esta cita porque muchos hedonistas modernos solo piensan en comer y beber porque mañana moriremos y no hacen nada por acercarse a lo espiritual, a lo eterno, a lo transcendental. Afirmamos solemnemente que el mismo Cristo explicó a sus discípulos que antes de su venida nadie; ningún Iniciado, ni siquiera nuestros padres, patriarcas, y profetas que existieron previos a la encarnación del Cristo, entraron al Reino de la Luz. Esa es la gran razón del Nuevo Testamento y he allí porque se le dice a Moisés, varón de Dios: “Sube al monte y contempla la tierra prometida, más no te digo que entrarás en ella”. Porque es Cristo, con su preciosa sangre, con su sacrificio quien crea el camino, quien sella el pacto del Nuevo Testamento, por eso Él es el camino. Ese pacto estaba representado ocultamente en el rito de la circuncisión, pero los judíos jamás lo cumplieron. Ahora bien, no quiere lo anterior significar que en el mundo del Antiguo Testamento, no hubiese iniciados con serpientes ígneas encarnadas, con altas iniciaciones en Misterios Mayores. No. Eso es una cosa y entrar a las Tierras de la Luz, penetrar en el aeon 13 y perder la personalidad individual para entrar al Sagrado Absoluto, eso es otra cosa. Y es Cristo quien abre esa puerta con el Reino del Inefable. Razón o argumento que más adelante expresa al decir “Yo soy la puerta”. En la segunda afirmación de este “Yo soy”, el Cristo afirma: “Yo soy la Verdad”. Es obvio, Cristo es la sustancia del Padre Creador. Por eso en el mismo capítulo 14 de Juan, dícele a Felipe “Yo soy en el Padre y el Padre es en mí…”

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El Padre es la gran Verdad del Universo. Del Universo conocido, del visible y del oculto; del universo manifestado y del inmanifestado. Y esa verdad que es el Padre es en el Cristo, por lo cual afirma: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre…”. Obsérvese que Cristo usa el término “Yo soy en el Padre y el Padre es en mí…” Utiliza aquí el verbo Ser, que es el verbo que origina todos los verbos y que a su vez contiene la llamada “continencia”, que es la cuarta razón de Santo Tomás de Aquino, para probar la existencia eterna de Dios. Finalmente, Cristo Jesús afirma que Él es la vida. Es evidente porque él es la segunda persona de la Trinidad Santa. Y es el amor el que da vida y la vida es la más grande y sublime de las virtudes del Espíritu Santo. Concluyendo con este análisis del quinto “Yo soy”, solo nos resta afirmar que Cristo es la quintaesencia de todo lo existente y que en esta frase se observa su triuna esencia; porque Él es en el Padre, es en sí mismo y es en el Espíritu Santo, por lo cual quien realice el misterio de Cristo, quien se aferre con humildad, con fe y honradez a seguir su ejemplo y a imitar su vida santa, encarnará las 3 triadas sagradas del Árbol de la Vida, con sus respectivas vestiduras solares y está capacitado por sí mismo para sentarse a la mesa del Señor, a su sagrado banquete con vestidos de bodas. Analice también el lector que Jesús el Cristo dice en esta frase “…y nadie viene al Padre, sino por mí”. Obsérvese que no dice: Nadie va al Padre…” Y utiliza con propiedad el verbo viene, conjugado en tercera persona. Dice “viene” para precisar lingüísticamente que él es con el Padre. El Padre no está fuera de él, sino que es en él. El sexto “Yo soy” es: “Yo soy la puerta estrecha”. Evidente y axiomático porque siendo Cristo el camino al Padre, él mismo es la puerta para la salvación. Pero Cristo es la puerta estrecha, la misma piedra preciosa que desecharon los constructores del Templo y que ahora pulida y convertida en gema valiosa constituye el camino verdadero para llegar al cielo, para entrar al Reino de lo eterno; aunque este camino esté repleto de duras pruebas, de subidas y bajadas. Lleno está el camino del Cristo de espinas, de martirios, de desprecios hasta de nuestra propia familia, de nuestros amigos. Por eso dice Jesús en alguna parte de la Biblia: “No he venido a traer paz a la tierra, sino espada”.

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El sexto “Yo soy” está directamente relacionado con el sexto mandamiento. Con el Misterio del número 6 y éste con el Misterio 24 de la Creación. Y el Misterio 24 con el Primer Misterio y el Primer Misterio es el Padre Eterno. El camino, la puerta estrecha es la de la purificación a través del sexo con castidad; la de la renuncia al mundo y a sus bacanales; la renuncia al pecado, a vivir entre las tinieblas del modernismo y de la falsa ciencia. Renunciar a todo, dejarlo todo para ganarlo todo. Salirse de esa jaula de condicionalismos, de consumismo, de materialismo, de teorías huecas y de meretrices mediáticas que llevan el signo del triple seis sobre su frente, todo ello es dejarlo todo para seguir al Cristo y practicar sus enseñanzas de vida eterna, de salvación. La puerta estrecha trae siempre humillaciones de la humanidad, pero exaltaciones del Cristo, cuando nos concede el galardón de la corona sephirotica, la corona de la vida eterna, de los que han vencido al mundo de Maya, al mundo de ilusiones, pasajero y vacío donde ahora vivimos. De los que trabajando con sus energías sexuales han recibido en Pentecostés, al Espíritu del Dios Vivo. La carretera, la autopista por donde la mayoría circula velozmente en el camino de la vida, solo conduce a las almas al abismo tenebroso, donde solo se oye el llanto y el crujir de dientes. Aprendimos del ángel Adonay que: “El cielo es la Luz del sexo; el infierno es su humo y la vida es su fuego. Que el amor es una manifestación del sexo, y que Dios es amor. Que sin sexo no hay amor y sin amor Dios no existe. Ni puede existir. El sexo es la fuente de todo lo creado por el amor” (Ver página 250, Adonay). Por eso el Salvador nos ofrece la puerta angosta, para llegar a Él. Aunque por ese camino y puerta estrecha debamos necesariamente renunciar voluntariamente a la fornicación, al adulterio, al mundanismo, a sus falsos héroes, sus ídolos con pies de barro. Renunciar a creencias que no están de acuerdo con la ciencia cósmica del cristianismo científico. Enfáticamente y con voz de trueno y claridad de rayo diremos que: La creencia esclaviza, pero la convicción libera. Por esa razón los gnósticos siempre estamos en la búsqueda permanente de la comprobación, de la práctica constante, de esa búsqueda infinita que va de la tierra al cielo, de la materia al espíritu, como la escalera mágica de Jacob (IAO). Nos gusta más comprobar que creer; sin llegar a los extremos de la duda como Santo Tomas, el apóstol. Nos referimos en el párrafo anterior a la creencia ciega, porque ella propicia y crea finalmente el fanatismo; estado psicológico de perturbación mental del cual hemos hablado previamente. Es en ese sentido que la creencia esclaviza, pero la 144

convicción libera. Recordemos la carta a los Hebreos en su capítulo 11, versículo 1 “Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Por tanto, acuñemos en el diccionario de nuestro corazón, el verbo conviccionar y conviccionemos con el Cristo en fe y verdad, en su ciencia y en su luz divina. Os dejo la siguiente reflexión, referente a una verdad semántica u onomasiológica del idioma español. Entre SEXO y SEXTO, únicamente está la T marcando diferencia o señalando un misterio en sus entrañas. La T es la cruz y la cruz es el símbolo de la redención y por supuesto del Cristo, que es nuestro Redentor. El séptimo y último Yo Soy, es el que encontramos en el evangelio de Juan, en el capítulo 15 versículo 5 que dice textualmente: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; él que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. Jesús es la vid. El vino de perpetua salvación. La sangre que borra el pecado del mundo. La parte espirituosa, espiritual, es el fruto de la vid, que contiene en sí el deseo de ser. Los discípulos del Cristo Vivo son los pámpanos, los sarmientos, los brotes o retoños donde nacerá la vid. Es decir, en los discípulos está vivo y actualizado el “creced y multiplicaos”, pero permaneced en Cristo Jesús, porque separados de él, nada podemos hacer. Bueno es que recordemos que Cristo es Dios y con Dios todo. Sin Dios nada. Abundantes frutos tendrán no solo los apóstoles, sino todos aquellos que reciban con fe y honradez al Cristo, y lo amén haciendo y glorificando su palabra. Algunos buscando glorias para sí, se alejaron de las auténticas enseñanzas de Cristo, formaron sectas y grupúsculos fermentados con la levadura de los fariseos y saduceos, y se volvieron sepulcros blanqueados, sin ningún fruto. Por eso Jesús les advierte y díceles: “Porque separados de mí, nada podéis hacer”. Puesto que Cristo es la fuerza de Dios, la sabiduría, la energía, la luz, el fuego divino que anima todo lo existente. Estos 7 “Yo Soy” del evangelio de San Juan, contienen gran significado y profundas enseñanzas crísticas, que, escudriñados por las almas sedientas del agua de vida eterna, que es Cristo Jesús, dan suma importancia al Sacramento de la Eucaristía, porque el primero y el último de estos misterios contienen la Santa Unción, a saber: El primer “Yo Soy” es “Yo soy el pan de vida” y el último es 145

“Yo soy la vid”, o sea el vino, la sangre redentora. La comunión santa con Dios. He allí que el pan, es su cuerpo glorioso y el vino su sangre redentora, razón ésta por la cual deben ofrecerse y consumirse juntos en el sacramento eucarístico. En el Iniciado, estos 7 “Yo Soy” representan un largo camino que a veces no puede recorrerse en una sola existencia; sin embargo, estos 7 “Yo Soy” tienen que ser experimentados por cada ser que quiera encarnar al Cristo Íntimo, que es el Salvador Gemelo que habita en cada corazón humano y que ansioso espera su unión íntima con el Adorable, con la causa infinita de todo lo existente.

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CAPÍTULO VII El misterio de las siete palabras Enseñanzas ocultas de las 7 palabras de la Cruz. Estas 7 palabras están relacionadas con las 7 Iniciaciones Mayores, con los 7 grados de poder del fuego. Tienen un profundo legado oculto del Cristo a la humanidad, por esa razón vamos a estudiarlas a la luz del esoterismo iniciático verdadero. El Cristo Vivo es infinito en sus misterios. Como pobres mortales, solo nos es permitida una pequeña aproximación a algunas enseñanzas que el Salvador nos dejó en su paso glorioso por la tierra. Y no podríamos jamás terminar este libro sí antes no incluimos este estudio. La primera palabra es: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Lucas, capítulo 23 versículo 34. La grandeza, todo lo noble, toda la misericordia del Cristo Jesús está plasmada en esta rogativa del perdón, no solo para los judíos que lo habían llevado a ese estado injusto, pero necesario para el cumplimiento de la Escritura y de las profecías hechas sobre el Redentor, nuestro Salvador, la Luz del mundo y el pan de vida eterna, que fue escarnecido por la humanidad de la época con este suplicio. “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito en sacrificio para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna”. Está crucifixión lleva al Cristo al doloroso valle griego del Aeodón y prueba el cumplimiento de lo dicho por Dios en Juan, capitulo 3, versículo 16. ¡Que diferente seria la humanidad hoy día, si practicara la ciencia, la cultura del perdón! Hoy nadie perdona a nadie. Las ansias desaforadas de venganza llevan al hombre, a la familia, a la sociedad, a las regiones, a países enteros a entrar en guerra, a matar, a agredir, a destruir, a sembrar lágrimas, a llenar de odio el corazón y, un corazón lleno de rencor, de venganza, de odio y de ira es un corazón que no es capaz de perdonar y si no es capaz de perdonar no cicatriza, no olvida; no puede reconciliarse ni consigo ismo ni con los demás, y, por tanto, escapa de la armonía, de la paz consigo mismo y con el entorno. No es capaz de perdonar, y en consecuencia es un corazón que no conoce la paz, que no está en armonía con las leyes del Cristo y del cosmos infinito. Si Cristo, crucificado, en medio del dolor humano, de la burla, la venganza, siendo el Hijo de Dios, heredero de su reino, Rey de Reyes y Señor de la eternidad, fue capaz de rogar perdón al Padre por todos; ¿Por qué entonces, nosotros no perdonamos jamás?

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El mapa ecográfico mental del vivo sobre el pendejo, se activa cuando oramos el Padre Nuestro y tratando consciente o inconscientemente de engañar a Dios, le decimos hipócritamente y de labios para afuera: “Perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. De este modo, como nunca perdonamos a los que nos ofenden y siempre estamos pendientes del momento, de la oportunidad de tomar venganza, entonces tampoco recibimos el perdón de Dios, puesto que esa es la condición que hemos puesto; la de perdonar para ser perdonados.

Esta primera palabra en la agonía de la cruz, está compuesta por una rogativa de Perdón al Padre y también por un argumento que es: “porque no saben lo que hacen”. “Y echaron suerte para repartir sus ropas”; cumpliéndose así lo profetizado por David en el Salmo 22. Es decir, está presente aquí el tema de la ignorancia humana. Esa humanidad que al decir del Budha Gargha Kuichines: “La mentira la cree todo el mundo pero la verdad ni con testigos”. 148

Es espantosa la forma como la humanidad ama la ignorancia. Hace más o menos 2.000 años que se dio este proceso cósmico y la humanidad de esa época es semejante en grado de ignorancia a la actual. Aunque la actual es más perversa y degenerada. Ahora hay ignorantes ilustrados, que ignoran su ignorancia. Y en esa ignorancia han osado llegar hasta Plutón con sus sondas espaciales, que recorren 58.000 kilómetros por horas; ignorando que en Plutón está el infierno más terrible y doloroso de todo el sistema solar. Por esa razón, un ritual sagrado de la Santa Liturgia gnóstica dice: “En el camino existen Paraísos tentadores y Mundos que centellean fascinantes. Los Dioses, seducidos por el Poder suelen lanzarse a la horrible morada de Plutón, tú lo sabes. Nuevos Ciclos de Trasmigraciones se le asignan a las almas que salen de la Morada de Plutón. Volveré a subir por el Canal Medular Espinal de los arrepentidos. ¡Salve! ¡Salve! ¡Salve! a los Dioses que se levantan del lodo de la tierra; ellos podrán convertirse en Cosmocratores, después del paso por la Morada de Plutón. El Eterno Padre Cósmico Común tiene todos los poderes y la absoluta felicidad.” Amen. Amen. Amen. El hombre actual se cree un poderoso, un sabelotodo, poseído de gran cantidad de información, que le hace olvidar a su Creador. Olvidarse de la Madre Naturaleza, a quién ha destruido y azotado inclementemente, como los judíos a Jesús y ha cometido el garrafal e imperdonable error de apartarse de Dios y desafiarlo en todos los campos de la actividad humana; convirtiéndose así en un apóstata, sobre el cual el juicio divino se cierne prontamente y, como Sodoma y Gomorra, será castigado con el fuego y la oscuridad eterna de las tinieblas exteriores. Cristo clama perdón al Padre, porque esos judíos no saben lo que hacen. Sin embargo, y aun en cumplimiento de todo lo escrito y profetizado para este martirio; a ese pueblo nada le exime de su merecido castigo. Creo que esa es una de las razones por las cuales no han conocido, ni conocerán jamás la paz, puesto que siempre viven en guerra, acosados y acosadores; transcurren sus días en valle de muerte y horror. La paz de Dios, la paz que el Cristo nos dejó como suprema heredad, jamás será vivida por ese pueblo judío. Pueblo que, viendo los milagros, las señales, los prodigios, su humildad, sus virtudes, su doctrina del amor y todas las santas enseñanzas que daba como Hijo

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de Dios, como Unigénito de la Creación, decide asesinarlo como a un vulgar ladrón, entre homicidas, entre burlas y azotes. “El hombre que conoce mis enseñanzas y no las practica, más le valdría no haber nacido”, habría dicho el Cristo Redentor a toda la congregación de discípulos y apóstoles en recintos cerrados y lejos del mundanal ruido. El que conoce, el que tiene encarnada la sabiduría y la Luz del Cristo, no andará en tinieblas; por lo cual sabe que el perdón que estigmatiza al alma, proviene de los dos bautismos; el del agua que se confiere en la Segunda Iniciación de Misterios Mayores y el del Fuego o del Espíritu que se otorga en la Tercera de Mayores, cuando ya Juan el bautista ha enderezado en nosotros los caminos del Señor. Para todo ello se sigue este proceso: la misericordia antecede al perdón, pero en el corazón contrito, el perdón al juicio y el juicio o justicia divina activa en nosotros la sabiduría. Recordemos que los Jueces de la Justicia divina son los Reyes de la sabiduría. Lo dicho anteriormente sobre el orden del proceso de remisión de los pecados, faltas, transgresiones o rebeldías del humano que busca el religare con Dios, son solo pocas palabras, pero ellas representan una cruda realidad, representan un duro trabajo, sufrimientos, humillaciones y exaltaciones, subidas y bajadas. Incesantes y purificadores trabajos en la piedra cubica de Jesod o novena esfera, con la sacerdotisa sagrada, y hasta con el guardián del umbral, que prueba nuestro avance espiritual y contra nosotros mismos. Porque la lucha es hasta con nosotros mismos, puesto que esta personalidad humana, lunar, materialista y satánica debemos transformarla en una personalidad celestial, que tenga centro de gravedad en las cosas de arriba, en Cristo. Solo así nace el hombre nuevo del cual habló Pablo apóstol en sus epístolas. Recordemos una vez más que “No hay que echar vinos nuevos en odres viejos”. La segunda palabra de Cristo en la cruz es lo dicho por Dimas, el buen ladrón, cuando exclama: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”, a lo cual Jesús contestó: “En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. Jesús fue crucificado entre dos ladrones de la época. Eso lo sabe todo el mundo. Lo oculto de este pasaje es que de los dos ladrones hay uno bueno y otro malo. El bueno es el que ha trabajado con las energías crísticas, con las fuerzas sagradas del Espíritu Santo, que ha aprovechado sus energías. Dimas es su nombre. Se arrepiente dignamente y en su hora postrera reconoce la majestad del Salvador, 150

reconoce sus propias faltas y también que Jesús tiene potestad en el Reino de los Cielos; por eso en medio del dolor de la crucifixión, ante la cruda realidad de la muerte, exclama esperanzado en el Hijo de Dios: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino”. A lo cual el Cristo Salvador exclama: “En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”. Es claro que el justo Juez, que es el Cristo Jesús, concede a este ladrón de energías divinas, a este Prometeo coloso, la potestad de la vida eterna; ya que él se había arrepentido de sus faltas como ladrón y había reconocido que su compañero de martirio, de muerte y de aflicción, era el Divino Cordero, el pan de vida eterna; quien para vivir esta muerte de cruz tenía que renunciar primero a sus poderes divinos, puesto que sí no lo hacía así, era imposible su muerte y sin ella, sin su preciosa sangre, no hubiese sido formado el Nuevo Pacto entre Dios y los hombres. Esta segunda palabra está íntimamente ligada al apóstol Andrés y a su cruz de toda perfección. El máximo sello, la firma suprema del Nuevo Testamento, es verificada con la muerte y resurrección del Divino Jesús el Cristo, el Hijo del Tesoro de la Luz, el Unigénito de la Creación y esto plantea un nuevo camino y le hace mayor y más grande que todos los Maestros e Iniciados de todas las épocas, en que ha habido seres humanos sobre la tierra y lo convierte así en heredero y dueño de todo lo creado. ¡Hossanna! ¡Hossanna! ¡Hossanna! Ecce agnus Dei. Ecce qui tolis peccata mundi”. La tercera palabra del Salvador en la Cruz es: “Madre, he ahí a tu hijo”. Hijo, he ahí a tu Madre”. Esta es una palabra en la cual la nobleza del Cristo confiere en heredad una Madre a toda la humanidad. Una Madre física, en representación de la Madre espiritual, que es la Virgen Santísima, la Divina Madre Kundalini, la Serpiente Alada de Luz; sin la cual todos estaríamos perdidos. Porque ella es la esposa sagrada del Espíritu Santo. Es su parte femenina. Tiene cinco formas fundamentales. Ella concentra en sí misma todo el amor del Padre Eterno y es la encargada de guiar, de defender, de elevar las corrientes energéticas del ser humano desde el chakra Muladhara hasta la Iglesia de Tiatira que está en el corazón, todo ello a través de la columna vertebral del practicante de la castidad científica. Es la Madre Divina Kundalini, la que acompaña a su Hijo por el camino del Viacrucis a su flagelo, a su martirio, al Cristo Redentor. Kundalini significa eso: fin del órgano kundartiguador, de la cola del Satán; fin de la fornicación y de las 151

abominaciones de la serpiente infernal y tentadora. La Madre Divina Kundalini o Virgen Santísima es la heredad que Cristo nos dejó en la tercera palabra de la cruz. Es el triunfo del bien sobre el mal. Por eso, en algunas imágenes, la Virgen aparece coronada de 12 estrellas simbolizando que es Reina Universal con potestad sobre las 12 constelaciones zodiacales y pisando la serpiente infernal, pitón, en su cabeza y en su cola. Y a su vez, la serpiente rastrera aparece comiéndose la manzana para significar que ella destruye la castidad, la pureza, que es lo que significa la manzana en la alegoría del Génesis respecto de Adán y Eva. Para simbolizar que quien fornica elimina su oportunidad de ascender en la escala cósmica, en la escalera mágica de Jacob, (IAO). La Madre Virgen con su amor incondicional, con su ternura, con la sabiduría de todas las edades es la que puede llevarnos de la mano, hasta que se forme el Cristo en nuestro interior, en nuestro Ser. Ella está llena de misterios, de enseñanzas, las enseñanzas que comprobadamente ha utilizado para criar, amamantar a su hijo, al Cristo. Por eso el Cristo es su trofeo. Su Salvador, desde el punto de vista humano, es su Señor y Redentor. Esa es la razón por la cual Cristo la da, la otorga a toda la humanidad al decir: “Hijo (humanidad), ahí tienes a tu Madre. Madre, ahí tienes a tu hijo”. Para representar de esta forma la mutua responsabilidad entre Madre e Hijo y viceversa. Quien ha comprobado el amor de su madre física, sus desvelos, sus angustias, su amor, su dulzura, su preocupación y celo para criarnos físicamente y darnos lo mejor de sí, ese ser podrá comparar cuantodesvelos y preocupaciones vivirá nuestra Madre Celestial para salvar nuestras almas del abismo, para salvarnos de los peligros que acechan a todo aquel que decide tomar el camino espiritual, que es el camino de los Cristos, de los que buscan la autorrealización intima del Ser, la inmortalización del alma. Recordemos que, en alguna de sus epístolas, Pablo afirma lo siguiente: “Hermanos, sufro dolores de parto, hasta que Cristo se haya formado en vosotros”. El parto, el nacimiento supremo del Cristo, solo es posible uniendo la fuerza del Espíritu Santo con las de la Madre Divina, la Virgen Celestial o Virgo. Solo así puede darse el nacimiento segundo, del cual habla el Cristo a Nicodemus. Y así se dio en Jesús de Nazareth. El Espíritu Santo fecundo a María en un proceso divino, el cielo bajo y la tierra subió. Se formó la cruz y de esa unión nació la quintaesencia de todo lo existente. Por eso Cristo es el hijo de Virgo, la Gran Madre Celestial. La parte espiritual y divina que los cristianos llamamos Virgen María, pero que los evangélicos no aceptan y mucho menos los Testigos de Jehová, ni los ortodoxos 152

de Constantinopla y San Petersburgo. La Virgen tiene infinitud de advocaciones en el santoral, y ha tenido en diferentes culturas otras denominaciones; como Isis o Nuit entre los egipcios. Tonantzin entre los mayas. Cibeles entre los griegos. Rhea, Astartea, Lacksmy entre los hindúes, etc. Pero el principio del eterno femenino, es siempre el mismo y ha estado presente en todas las culturas y durante todas las épocas. No aceptar la parte femenina de Dios es estar a medio camino del más extremo ateísmo. Veamos como los gnósticos nos referimos a ella en los sagrados rituales: “Sé Tú, Oh Hadit mi secreto, el Misterio Gnóstico de mi Ser. El punto céntrico de mi conexión, mi corazón mismo y florece en mis labios fecundos hecho verbo. Allá arriba, en los Cielos Infinitos, en la Altura Profunda de lo desconocido, el resplandor incesante de Luz es la desnuda belleza de Nuit. Ella se inclina, se curva en éxtasis deleitoso, para recibir el ósculo del secreto deseo de Hadit”. O AO KAKOF NA KHONSA. “Por eso soy conocida con mi nombre Nuit y el nombre oculto que os daré cuando al fin me conozcáis. Porque soy el Espacio Infinito, sin límites, prolongado y eterno donde moran las innúmeras Estrellas. Nada atéis, ni liguéis, la diferencia no está en esto, pues que entre vosotros y las demás cosas existentes no hay diferenciación y todo os será lo mismo. De ello no proviene ningún daño. Aquel que consagre y realice constantemente cuanto digo, será el Maestro o el Consejero de todos. Finalmente yo soy Nuit y mi palabra es 56. -Oh Nuit, inconfundida, inacabable Luz de los Cielos que siempre sea como en este día, que los hombres no hablen de Ti dentro de la forma, Mariposa Divina, sino que te sientan como inconsútil y alada, y diluida en todo lo existente, y no permitas que de Ti se hable como cosa tangible, porque eres Tú la perpetua y continua luz que nunca se apaga”. -Salve Nuit, eterna Seidad Cósmica. -Salve Nuit, Luz de los Cielos. -Salve Nuit, Alma primordial y única. -Entonces cayó el Sacerdote en profundo éxtasis y habló a la Reina de los Cielos: “Escribe para nosotros tus Enseñanzas, escribe para nosotros tus rituales, escribe para nosotros tu Luz”. -Y la Reina del Cielo dijo de este modo: “Mis Enseñanzas no las escribo. No puedo. Mis Rituales en cambio, serán escritos para todos, aquella parte que no son secretos. La Ley es así por un igual. Hay que operar por la acción del Báculo y 153

por la acción de la Espada. Esto deberá aprenderse y así deberá enseñarse. El que os llama Helemitas, no cometerá injusticias con tal que comprenda la palabra con perfección, porque ella contiene exactamente Tres Grados: el Hombre que Mora en Silencio, el Hombre que Ama, y el Hombre Vulgar de la Tierra, lo que queráis lo que sea vuestra voluntad, ese significado tendrá toda palabra. De vosotros depende”. - “El Hierofante observa Tres Exámenes en Uno, y pueden ser dados en tres maneras: Los Rústicos o Vulgares reciben su examen en el Fuego, los Evolucionados o Educados, en la Mente, y los Selectos o Escogidos, en lo Más Alto. Pero no lo deis a conocer a unos y a otros. Así tenéis Estrellas y Estrellas, Sistemas y Sistemas, Grados y Grados. Cuatro entradas tiene un Palacio. El piso de aquel Palacio es de plata y oro, Lapislázuli y Jaspe, y allí se respira una variedad de aromas de rosas y jazmines” . - “Pero en mitad de toda sopla un hálito de muerte. Dejad a los Oficiantes penetrar o abrir las puertas de una en una o todas juntas a la vez. Dejadlos de pie en el piso del Palacio. No se hundirá. ¡Ay de ti, ¡Oh guerrero, ¡Oh luchador, si tu servidor se hunde! Pero hay remedios y remedios”. La cuarta palabra en la cruz es: “¿Padre mío, porque me has desamparado?” Lo cual confundió terriblemente a los judíos que pérfidamente lo habían llevado a la crucifixión, porque Jesús la exclamó en hebreo diciendo “¡Eloi, Eloi, lama sabactani!”. Y equivocadamente creyeron que exclamaba por el profeta Elías para que viniera a ayudarlo a bajar de la cruz. Las Iniciaciones Mayores están llenas de misterios, de pruebas, de dificultades, de humillaciones, de procesos ocultos e incomprensibles y desconocidos para el hombre común y que son bien difíciles de describir con simples palabras, con signos lingüísticos que limitan lo grandioso del acercamiento, de la fusión de nuestra alma con el Adorable, porque quien todo fue hecho y para quien todo fue hecho. El Padre Eterno jamás abandona a quien se ha aferrado a Él. A quien ha permanecido fiel a sus leyes y designios. Dios es fiel y nunca abandona al justo y menos a su Santísimo Hijo, al Cristo. Similarmente, en este proceso y previo a él, el Nazareno debe renunciar temporalmente a sus poderes omnipotentes y entonces es claro que el Padre lo deja momentáneamente; para que sea él mismo Hijo quien prosiga su pasión

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voluntariamente aceptada. Aclaramos que la muerte no es del Cristo, sino de Jesús, en su dimensión humana. La liturgia gnóstica expresa claramente este proceso cuando dice: “Hasta aquí llegan las Leyes y los Jueces de la Justicia. De aquí en adelante has de seguir solo tu camino. Entre el Principio Eterno y el fin de tu jornada solo está la radiante armonía del silencio. El silencio es el imperio del que vive y ve. Tú debes llegar hasta él, para que vivas, seas y veas”. Esta cuarta palabra está relacionada con el cuarto grado de poder del fuego, en las Iniciaciones Mayores; Y se vive plenamente en la eternidad del todo. Es el mundo mental. Y momentáneamente al Iniciado se le deja solo, para que sea el mismo, quien defina el camino que debe seguir: el de los Cristos, que es la Vía Directa o el de los Budhas de Compasión, que es la vía Nirvanica. Obvio y elemental que el Cristo Jesús tomó el camino de la Directa, por eso su sufrimiento fue mayor, pero también mayor su galardón, su palio sacratísimo por lo cual la Escritura dice de él: “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido”. Obsérvese que los cuatro evangelios titulan siempre como sigue: “La muerte de Jesús”, “El juicio de Jesús”, “La crucifixión de Jesús”, Y lo hacen con toda la sabiduría y precisión de la ciencia esotérica, porque con esos títulos se refieren a la parte humana, puesto que la divina, que es el Cristo, no puede ser enjuiciada, ni crucificada, ni muerta. Porque el Cristo ES en sí mismo. Es decir, la muerte no tiene ningún poder sobre Él. Así lo afirman todas las profecías hechas por todos los santos profetas y todas las Sagradas Escrituras de los libros conocidos y de los que jamás se escribieron, puesto que no cabrían sobre toda la tierra; al decir de Juan el autor del mismo evangelio, testigo fiel y verdadero de sus actos y su bienamado apóstol. La muerte no tiene poder sobre ningún Hijo de Resurrección y así quedó plenamente demostrado en este drama real, cósmico y trascendental de la crucifixión de Jesús y eso es lo que marca la gran diferencia y jerarquía espiritual del Sabaoth Celestial sobre todo el cosmos. Sobre lo conocido y sobre todas las regiones del sagrado Absoluto y así será por eternidad de eternidades. Amén. Amén. Amén. “Tengo sed” esla quinta palabra. Esta palabra no puede entenderse solo como la necesidad física del Salvador, sino que ese “Tengo sed” es la manifestación de las 155

ansias del mundo celestial, del mundo espiritual, del mundo del Padre y de los Seres Inefables. Es confesión de todo Maestro o Iniciado cuando llega de abajo hacia arriba, recorriendo el Árbol de la Vida, desde Malchut hasta Kether, al pasar por Tipheret tiene necesariamente que exclamar ante las potencias siderales ese “Tengo sed”. “Tengo sed” es para el Maestro quiero crecer. Que mi consciencia se expanda. Que mi Cristo sea con el Cristo. Que pueda seguir creciendo. Es una palabra que contiene un ruego, una oración, un clamor para estar ¡Oh Señor contigo, en la inmensidad de la Luz, en el trono de tu gloria! Estas 7 palabras del Cristo en la Cruz del Calvario, tienen que ser experimentadas en la cruda realidad de las 7 Iniciaciones Mayores y ellas hacen que el Maestro sea recibido arriba en los Mundos Superiores de Consciencia y las 7 Palabras del Calvario lo hacen Omnipotente y Poderoso. Por esa razón, San Mateo, en el capítulo 25, versículo 31 de su científico evangelio dice: “Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, todos los Santos Ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria”. El Hijo del Hombre es el alma cristificada, que ahora totalmente purificada por los dos bautismos, sin mancha alguna de pecado, se sienta sobre el trono de gloria y es uno con el Adorable. Son aquellos seres cuyas almas purificadas a través del misterio de Pedro el Gran Hierofante han llegado a la perfección de la Cruz de San Andrés. Como se indica en la ilustración que aparece a continuación: Perocreo que este simbolismo indica que los católicos eliminan o no toman en cuenta este mensaje oculto.

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Esa sed que evocan e imploran las aguas de vida eterna, son las que llevan al Iniciado a triunfar. Recordemos que el Apocalipsis, capítulo 3, versículo 21 dice hieráticamente: “Al que venciere, yo le diré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. El trono del Íntimo es el trono del Padre y el que vence se siente con su Intimo en su trono. Y así se cumple la palabra empeñada por el Cristo en el Monte del Calvario. “Todo se ha consumado”. La obra dramática, real y viva de Jesús ha culminado en la cruz. Su martirio y voluntaria pasión han terminado y Él está preparado para abordar la máxima prueba de fe y confianza en el Padre para asumir la muerte. Toda la misión cósmica confiada por el Padre a su Unigénito ha sido consumada. El nuevo pacto, el Nuevo Testamento va a ser firmado con Sangre Redentora. Por lo cual es necesaria la muerte del Testador para que el Testamento sea válido. Esta conclusión de la sexta palabra se explica claramente en todo lo que declara Jesús el Cristo al Padre Eterno, en el capítulo 17 del evangelio de Juan, que es el más elevado y por lo cual lo hemos tomado para el estudio que hacemos en este libro.

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El capítulo 17 del antes nombrado evangelio, lo copiaremos textualmente y al final de ello, haremos las observaciones y análisis desde el punto de vista de la ciencia gnóstica y del significado trascendental que encarna este importantísimo capitulo, el cual lo consideramos como inefable, como todo un coloquio informativo y oracional del Unigénito con su Padre Eterno. Realmente es regio este capítulo 17 de Juan y con muchas precisiones que aclaran en el devoto infinidad de aspectos que hasta el día de hoy permanecían ocultos o desconocidos por el mundo tierra. Evangelio de San Juan, capítulo 17. “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; Como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y ésta es la vida eterna: “Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, Y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; más estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guardarlos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste yo los guardé; y ninguno se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 158

No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Más no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tu oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y estos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos y yo en ellos.” En el primer versículo de este capítulo, observamos que la hora de Jesús es anunciada por el mismo. Sus ruegos al Padre para que lo glorifique. Esa gloria que el Padre le concederá es la Resurrección, para que el Hijo pueda asumir nuevamente su Omnipotencia y así glorificar al Padre y ser uno con Él. El Cristo tiene la potestad sagrada de dar vida eterna, porque el mismo es el mediador entre Dios y los hombres. Entre el cielo y la tierra. Cristo es la máxima exaltación del hombre, el vuelo triunfal hacia el Altísimo, es esa unión eterna e irreversible, llamada como Jesucristo. Sin embargo, a esa unión entre lo humano y lo divino; es decir, JesusCristo, le hace falta la “S” intermedia, la que los junta. La “S” que simboliza el fuego sagrado que Prometeo robó a los Dioses para dárselos a los humanos y propiciar así el religare de toda la humanidad con lo eterno, con la Seidad del Todo. Esa “S” perdida u oculta entre Jesús y Cristo, debemos buscarla, crearla con la fuerza del fuego serpentino de nuestra Divina Madre Kundalini, e infinitas, 159

sagradas y puras transmutaciones del fuego, hasta convertirlo en oro refinado, en fuego para el Cristo. Y así cumpliremos lo enseñado por Jesús, por los apóstoles, profetas y padres verdaderos del cristianismo como doctrina efectiva y real de salvación, de resurrección, de autorrealización del Ser y de forma única de llegar a la Patria del Espíritu, la Heliópolis de los misterios griegos, la Jerusalén Celestial. Es claro y manifiesto que este camino de la búsqueda, del trabajo con el fuego, del lab-oratorium personal y la alquimia inmaculada, es duro, difícil y lleno de caídas y subidas, de riesgos, pruebas y tentaciones por doquier. Pero ya el Quinto Ángel del Apocalipsis con voz de trueno y claridad de rayo, nos enseñó que: “La tentación es fuego, pero el triunfo sobre la tentación es Luz”. En 1 Corintios, capítulo 3 versículo 12 y 13, el Cristo manifestado en Pablo nos dice: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y sí sobre este fundamento alguno edificaré oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca. La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probará”. El fuego es la energía, los valores foháticos guardados en el Sacratísimo Espíritu Santo, del cual somos templos vivos. Esa fuerza es la que produce la activación de sentimientos, de afectos. Moviliza todo el aparato hormonal del ser humano, produciendo oxitocina, serotonina, dopamina, noradrenalina, testosterona, progesterona e infinitas transformaciones y metabolismos que crean en nosotros un estado de armonía, empatía, amor, felicidad. Todas esas energías en el acto sexual deben ascender hacia dentro y hacia arriba a través de la columna vertebral; de vertebra en vertebra, iluminando y sacando las tinieblas de cada una de ellas, primero en el cuerpo físico o sea en el sephirote Malchut y después en Jesod, en Netsah, en Hod, en Tipheret, en Geburah, en Chesed que son los 7 nombres sagrados del Árbol de la Vida en sus Iniciaciones de Fuego. El fuego es el origen de la vida, es la vida misma. Del soplo ígneo de los leones de la constelación de Leo nació la vida. Por eso se dice que ésta es la más elevada de las constelaciones y también se afirma que del fuego venimos y hacia el fuego vamos. Recordemos que “Dios es un fuego abrasador”. Necesario que éstas cosas sean discernidas y comprendidas con el corazón, con el Espíritu Divino que mora en nosotros.

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Pablo, el apóstol que más claro, sublime y luminoso explicó los fundamentos del cristianismo, dice en 1Corintios, capítulo 2, versículos 14 y 15, lo siguiente: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios; porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie”. Es obvio que cuando Pablo habla en este último versículo del hombre espiritual, está refiriéndose al hombre Cristo, al Jesús – Cristo, que tiene potestad y mandato del Padre para juzgar a vivos y muertos, a toda la creación, la cual está constituida como estrado de sus santos y venerables pies. Y eso de juzgar es cierto, porque el Mesías, el glorioso Emmanuel, cuando estuvo con nosotros, estuvo como cordero divino y fue inmolado; esa fue su primera venida, pero en su segunda venida, cuando se haya completado el número de almas perfectas, cuando venga el día postrero, él vendrá como Justo Juez, a juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin. Y esto último está por suceder porque todas las profecías del fin se han cumplido; aunque nadie sabe el día ni la hora, solo el Padre que está en los cielos. Acordaos que la Escritura Sagrada dice: “Yo vendré como ladrón en la noche.” En el versículo 3 capítulo 17 de Juan que estamos analizando, encontramos que Jesús dice al Padre que: “la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado”. Según lo antes afirmado “la vida eterna es que conozcan al Padre, el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado.” Sin embargo, para conocer al Padre es necesario esforzarse en cumplir lo afirmado en el frontispicio del Templo de Delfos, donde Fidias, su arquitecto, escribió el famoso, lapidario e inmortal “Gnosce te ipsum”. Conócete a ti mismo. Queda, por tanto, la preocupación real que el hombre actual y el de edades remotas no se ha preocupado por conocerse a sí mismo. Si no se conocen a sí mismos, ¿Cómo pueden entonces conocer a Dios, al Padre de todo lo creado y mucho menos a su Hijo Jesucristo, en quien están contenidos todos los misterios de la divinidad? Porque a este último lo calumniaron. Se burlaron de Él. Lo escupieron. Lo azotaron. Lo enjuiciaron en juicio injusto. Lo flagelaron y finalmente y con toda la alevosía lo asesinaron a las afueras del pueblo, para que su sangre no contaminara la tierra. La humanidad actual es incrédula. No cree ni en ella misma. Desconfiada. Falta de fe y con un abismo, un vacío existencial que produce vértigo y la más profunda 161

compasión. El materialismo y la avaricia del dinero han carcomido el alma, el Ser del hombre actual y, lamentablemente semejan zombies humanos, sin norte, sin motivaciones transcendentales que justifiquen su existencia sobre la faz de la tierra. El hombre actual está saturado de dioses falsos: la falsa ciencia, el materialismo, el consumismo, la avaricia de dinero, los falsos iconos de Nabucodonosor que ahora como modelos y estereotipos de la sociedad actual, aparecen con caretas de artistas, de refinados cantantes, de actores y actrices, de magnates, de deportistas que constituyen un equivocado modelo a seguir y que lamentablemente los jóvenes y, hasta los adultos, tienen como figuras a imitar. Los multimillonarios dueños de transnacionales injustas y vampirescas, los filósofos y escritores de ficción, guionistas de mentiras fantasmales, los cineastas buscando taquilla y dinero, las redes sociales mal utilizadas y preñadas de morbo sexual y de maldad satánica. Todo, todo eso constituye un conjunto de deidades falsas que más que perseguir un fin económico, constituyen una forma generalizada de adormecimiento, de anestesia colectiva para la sociedad mundial. Engendrando y procreando niños y adolescentes con “tablets”, con comiquitas y transculturizando desde la infancia a las futuras generaciones. Esclavizándolas desde ya; a la dura roca de la materia y a la tecnología inclemente e irracional que está acabando con el sano equilibrio entre el planeta y las especies que lo pueblan. Ecosistemas totalmente destruidos e irrespeto suicida a la biodiversidad. Este tipo de humanidad apartada de toda lógica, irreverente, atrevida, voraz y perdida en un eterno pralaya, lejos de buscar en lo divino, en lo transcendental, su propio génesis y su destino correcto; es indigna de habitar en un planeta como este, con tantas maravillas naturales, con tantos recursos y con la infinita cantidad de hermosas especies en flora, en fauna, en paradisiacos paisajes, de los cuales todavía algunos son desconocidos para estos infames depredadores. Cavernícolas con bombas nucleares que algún día borraran de la tierra todo vestigio de vida con su maldad y ambición, para que así se cumpla la palabra de Pedro en su 2 Epístola, capítulo 3, versículos 10 y 13, cuando sentencia lo siguiente: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.

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Autoevidente que éste cielo nuevo y tierra nueva que el apóstol expresa que tendrá, junto con el número de almas perfectas, no será en el presente día cósmico; sino pasados millones y millones de años cuando ya la tierra se haya recuperado y vuelva a ser, por la gracia del Todopoderoso, un lugar apto para la vida. Es decir, cuando el universo entre de nuevo en expansión y salgan del seno del Sagrado Absoluto, todo un conjunto de especies, vegetales, animales, humanas, angelicales o de cualquier tipo, según el plan divino para ese mahamvantara; claro que esta vez más elevadas cósmicamente, y empiece así una nueva raza, una nueva progenie, un nuevo arco iris, una nueva alianza entre Dios y los hombres para cumplir nuevos planes divinos. Por tanto, esta sexta palabra de Jesús el Cristo, solo se cumplirá en aquellos que real y verdaderamente cumplan sus enseñanzas de las cuales, más son las ocultas que las que se conocen, porque las ocultas solo verán la gloria de Dios, cuando se hagan carne y sangre en nosotros los humanos que tenemos una responsabilidad con el Cristo, mayor que la que tenemos con nosotros mismos, con nuestros padres terrenales, con nuestros hijos y con toda la humanidad. Recordemos aquí que Jesús dijo: “Mi familia y mis hermanos son los que hacen la voluntad de mi Padre”. Es decir, en los que hemos construido en nuestros corazones un templo sagrado y lleno de fuego, para que el Cristo como “Luz del Mundo”, sea la luz de nuestro mundo. Los que desde el fondo de nuestras almashemos trabajado y clamado noche y día para que Cristo se forme en nuestros corazones, para que venga a tomar el control de nuestras vidas y se fusione con su sagrado Yo soy en la intimidad de nuestra sangre. “Que sea Él quien infiltre e inflame nuestra sangre para lograr nuestra encarnación… Omnia in Doubus Duo in Uno Unos in nihilo IAO Sabaoth. IAO Sabaoth. IAO Sabaoth Kyrie Ignis. Kyrie Natura. Kyrie Renovatur. Kyrie Integram Kyrie Eleison Christe Eleison Kyrie Phalle Kyrie Panphage Kyrie Pangenetor Hagios.Hagios. Hagios IAO. IAO. IAO.Amén. Amén. Amén.”

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Cristo ha concluido la misión que el Padre le ha confiado, por eso está listo para emprender su retorno al seno del Padre, pero esa obra, esa misión solo será exitosa en la medida en que nosotros hagamos realidad sus enseñanzas verdaderas y cumplamos con el plan divino. En la medida en que encarnemos nuestro propio Cristo Íntimo; en la medida en que cada uno de nosotros se convierta en “pan de vida”, en “luz del mundo”, en el buen pastor. En la medida en que glorifiquemos al Padre siendo fructíferos sarmientos, en que seamos tierra fértil para que la semilla de las enseñanzas del Cristo produzca generosos frutos y que estos se multipliquen en gloria a Dios como la arena del mar. En el versículo 5 de este capítulo 17, el Cristo implora al Padre que lo glorifique al lado suyo, con aquella gloria que él tuvo antes que el mundo fuese. Es el Padre quien glorifica al Hijo, quien lo exalta, quien lo hace heredero de su reino, el reino de la plenitud, del pleroma santo de nosotros los gnósticos. Ya la Escritura Sagrada había plasmado la frase que dice: “el Hijo no es más que el Padre, bástale al Hijo ser como su Padre”. Igualmente se confirma en este versículo lo que anteriormente afirmamos: que Jesús tuvo que renunciar a su omnipotencia divina antes del martirio y muerte, porque de no hacerlo era totalmente imposible la transitoria muerte de cruz y tampoco, por tanto, su resurrección que es lo que sella el Pacto de la Nueva Alianza, el Nuevo Testamento, el nuevo arco iris. Por estas razones es que eleva su súplica al Padre y le pide que lo glorifique al lado suyo, con aquella gloria que él tuvo antes de que el mundo fuese. Es decir, el sagrado mediador entre Dios y los hombres ratifica su preexistencia antes de todo y el Padre lo exalta glorificándolo porque es su Hijo, goza de su propia naturaleza y ha cumplido cabalmente su misión. En el siguiente versículo Jesús afirma que él ha manifestado el Nombre Santo de Dios, del Padre, a los hombres que del mundo le dio. Perfecta y precisa la frase porque es el Cristo quien confiere, quien da a conocer al Iniciado, al devoto, el nombre sagrado de su Padre Intimo. Por eso es que el Apocalipsis en el capítulo 2, versículo 17 dice “… y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo, el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe.” Por supuesto que Jesús afirma eso de que “ha manifestado el Nombre Sagrado del Padre a los hombres que del mundo le dio; porque antes de conocer al Cristo, a sus enseñanzas, a sus misterios, esos hombres eran del mundo en cuanto a su 164

personalidad, su comportamiento como seres humanos, puesto que el Ser de ellos, sus almas no eran de este mundo material lleno de maldad. Esos hombres, discípulos o apóstoles que al principio eran comunes y corrientes, al conocer el evangelio, la buena nueva del Cristo, se transforman radicalmente. Dejan todo lo que tienen, en lo material, en lo conceptual, abandonan todas sus teorías y hacen lo que el Verbo Divino les enseña. Es decir, se transforman radicalmente. Empiezan sus Iniciaciones Mayores, comienzan a caminar. A batallar por los sephirotes del Árbol de la Vida, en el cual inscriben los nombres de sus Padres íntimos y cuando llegan a la Tercera Iniciación de Mayores, es cuando el Cristo mismo, en persona, les da a conocer el nombre del Padre y a eso se refiere el versículo 6 del capítulo 17 de Juan y también el capítulo 2 del Apocalipsis en su versículo 17; los cuales hemos previamente citados. Los versículos siguientes 7, 8, y 9, del capítulo que venimos comentando, en referencia con la Sexta Palabra del Salvador en la cruz, se refieren a que los discípulos han recibido las palabras que Jesús les ha dado, las cuales proceden del Padre quien instruye al Hijo con palabras de vida eterna, palabras de fuego solar, de luz solar, porque Cristo es la luz que tras el sol existe, no la luz física, sino la espiritual. Los discípulos y, por su conducto la humanidad entera, han recibido la palabra de vida, han recibido el Verbo Divino que crea el mundo y los mundos. La lealtad es bidireccional del superior hacia el subalterno y viceversa. La lealtad es del Maestro hacia sus discípulos y de ellos hacia el Salvador. Razones por las cuales, en la antesala de su muerte, Cristo los encomienda al Padre, ruega al Padre, porque del Padre son. Es decir, ya esos apóstoles pertenecen al reino celestial, ya son del Padre y del Cristo, en deducción de lo cual, Jesús afirma tuyos son y todo lo tuyo es mío y lo mío es tuyo: Amén. Amén. Amén. En los versículos 11 y 12 del capítulo 17 de Juan que en referencia a la sexta palabra del Mesías estamos analizando, él afirma que “ya no estoy en el mundo, y yo voy a ti”. Jesús ha cumplido su misión de dar a conocer el plan divino a la humanidad personalmente, y también sus discípulos se encargarán de divulgarlo y se siente satisfecho de su misión, y tiene tanta fe en el Padre que, ya no se siente en este mundo, porque justamente él no es de este mundo. El mundo es materia y Jesús es espíritu, es Dios y es Verdad. Por esa razón hace la segunda afirmación “y yo voy a ti”. Estas últimas palabras contienen un preanuncio de su fe, de su certeza en la resurrección y en la gloria que de nuevo gozará en el regazo del Padre Celestial.

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Después que el discípulo, el Iniciado concluye el trabajo esotérico y las 7 lenguas de fuego lo han conducido a las puertas del pleroma, o el Reino del Padre, entonces él es recibido arriba y el Padre lo guarda en su Nombre y es uno con el Padre; es decir, ya recibe la Tercera Triada del Árbol de la Vida; se presenta la fusión, y es así como el Cristo es Uno con el Padre. En el siguiente versículo dice que cuando él estaba con los discípulos en el mundo, él los cuidaba y los guardó y ninguno se perdió, sino el hijo de perdición (Judas), para que se cumpliera la Escritura. Vemos que al Cristo le corresponde cuidar a todos sus discípulos, le corresponde enseñarlos, cuidarlos y protegerlos, porque él es el Mediador, el Maestro y como buen Pastor no dejo perder a ninguno de los que el Padre le dio, le confió. Solo se perdió Judas, que no solamente simboliza la traición, sino la maldad, la fornicación. Judas representa el mal y ese personaje no puede eliminarse del drama cósmico del Salvador porque entonces, al desparecer el mal, solo queda el bien y el papel de Jesús como Redentor se auto elimina. Por eso el pintor Leonardo Da Vinci cuando pintó la Santa Cena; la copa de Judas aparece al frente suyo, pero derramada, para simbolizar la fornicación, la traición a Jesús el Cristo. Además, él tenía que representar la polaridad opuesta al Cristo porque éste es la castidad, la Luz divina, la pureza, la vida eterna, y Judas representa la traición, el materialismo, la perdición, el abismo, las tinieblas, el camino ancho. Judas no solo es un símbolo de traición, sino que representa a todos los humanos que han vivido al lado de su Maestro y después se declaran enemigos suyos, se van en contra él y se lanzan al abismo. Finalmente, la palabra de Jesús se cumple y confirma, respecto a que los hombres que el Padre le confió ninguno se perdió, sino el hijo de perdición. Por eso en el capítulo 18, versículo 8 de Juan; Jesús afirma “Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a estos: para que se cumpliese lo dicho: De los que me diste no perdí ninguno”. Avanzando, encontramos el versículo 13, que confirma la partida de Jesús al Reino del Padre y también para que su palabra, su verbo divino cree el gozo el cual se disfruta y se cumple totalmente en el iniciado que ha pasado las tres primeras peticiones del Padre Nuestro; a saber: Ha invocado y santificado el nombre sagrado de Dios en la primera de ellas al decir: “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. A estas alturas del camino cristico, el discípulo ha reconocido el poder del Padre Íntimo, ha santificado con fuego ese nombre y entonces a través del ejercicio constante de los tres factores de la Revolución de la consciencia, se encuentra capacitado para que el Reino de 166

Dios venga a él a través de la creación del verbo cristico, de los “mantrams vocalizados secretos y el Maestro vendrá” Es decir la primera y la segunda petición sabiamente vividas santifican el nombre del Dios individual y la creación del Verbo – Cristo acercando el Reino Celestial al Iniciado. Por este argumento es que la segunda petición expresa: “Venga a nosotros tu Reino”. Después que el Reino de Dios ha venido a nosotros a través de pasar múltiples pruebas, a través de la oración, de la súplica, del nacimiento del Hombre Nuevo, del Hombre Cristo, del cual habla Pablo, entonces estamos en plena capacidad de “hacer tu voluntad aquí en la tierra, como en los cielos”: Existe entonces una simbiosis entre cielo y tierra. Cumpliéndose aquello de la “gracia y virtud se encontraron. La gracia vino del cielo y la virtud brotó de la tierra”. El encuentro sublime de Cristo y de Juan rememorado y recreado por cada uno de aquellos que, renunciando a todo, han decidido seguir la cruz del Cristo y crucificarse con él, para morir con él y resucitar en él con cuerpos gloriosos. He allí porqué la Misa Gnóstica promulgada por el Maestro Samael en su Segundo Sagrado advenimiento dice: “Con Cristo, por él, con él y en él. Te pedimos, oh Padre Santo, por la tierra en que vivimos, para que la santifiques, la vivifiques y la bendigas por los siglos de los siglos.” Amén. Amén. Amén. Y así, esas tres primeras peticiones se hacen carne y sangre en nosotros, se convierten en realidad, en tesoros espirituales. Entonces los 4 restantes peticiones sobran y ya no necesitamos pedir nada, porque estamos llenos de la plenitud que es Cristo Jesús: por lo cual Juan expresa en el capítulo 1, versículo 16: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. Recordemos que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. En el versículo 14, Jesús afirma que “Yo les he dado tu palabra; y el mundo las aborreció; porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”. “La palabra oculta que os daré cuando al fin me conozcáis”, como dice la Madre Divina en su Ritual de Segundo grado es la enseñanza que los Dioses han dado a la humanidad, que da su fruto en el nombre oculto que os daré cuando al fin me conozcáis, es otra confirmación del nombre que escrito sobre una piedrita blanca se da al Iniciado y que solo conoce él que la recibe. El mundo actual desprecia las cosas divinas. No tiene el mínimo interés en regenerarse, en mirar hacia lo transcendental, hacia lo eterno. Y mucho menos, quieren entrar por la puerta estrecha que es la castidad, el uso de las energías sexuales para purificarse, para que a través de la castidad científica puedan lavar sus pecados en la sangre del Cordero Divino que es Cristo. 167

Porque la humanidad, en general detesta, persigue, se burla, blasfema y odia las cosas espirituales es por eso que se aparta, calumnia, critica y se levanta embravecida en contra de todos nosotros, los hombres y mujeres que hemos decidido husmear, rastrear, buscar hasta debajo de las piedras las enseñanzas crísticas, los evangelios de la salvación y por eso hasta en el seno de nuestra familia somos objetos de burlas, de confrontación. Y eso lo vive crudamente quien ha tomado la firme decisión de unirse a Dios y volver a la ciudadanía celestial. Vivencias y experiencias que, en vez de atormentarnos, deben llenarnos de gozo, de alegría para que se cumpla aquella bienaventuranza que dice: en Lucas, capítulo 6 versículos 22 y 23: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre”. Gozaos en aquel día y alegraos porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían vuestros padres con los profetas”. Amén. Amén. Amén. También es clara la afirmación final de este versículo 14, porque los apóstoles son ángeles de mundos celestiales, que al igual que Jesús el Cristo, no son de este mundo. Ellos pertenecen a mundos más sutiles, más avanzados cósmicamente. Por eso la Escritura Sagrada afirma que: “en la casa de mi Padre hay muchas moradas”. Refiriéndose no a habitaciones, sino a mundos, a niveles de consciencia, a civilizaciones cósmicas, galácticas y supra galácticas; de las cuales el hombre profano, materialista y ciego espiritual no tiene ni la menor idea. En los versículos siguientes 15, 16, 17 y 18, el Divino Redentor en su hora postrera, cuando ha terminado su obra y puede exclamar: “Todo se ha consumado”, presenta al Padre de todo lo creado, las cuentas de su misión celestial sobre el planeta y la humanidad que lo puebla. Porque todo este capítulo 17 del evangelio del Águila, es una plegaria de infinitas peticiones que van más allá de lo escrito, de lo conocido y, constituyen un canal, un sendero para volver a la casa del Padre, a recobrar su gloria sempiterna después de haber cumplido triunfalmente su misión y de haber pasado victorioso hasta por encima de la muerte misma. En el versículo 15, Jesús ruega al Padre no que quite del mundo a los discípulos, sino que los guarde del mal, y eso lo hace para que el Padre los proteja, y suplica que no los quite del mundo, porque ellos también tienen que seguir y terminar su obra individual y colectiva, en lo referente a la evangelización y reafirmación por la geografía terrestre del cristianismo, como única vía de salvación y de liberación de éste Valle del Samsara y también para que ellos individualmente puedan ser

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santificados en la verdad, que es el Padre Eterno, el único y verdadero Dios a quien sea dado el poder y la gloria sempiterna. Amén. Amén. Amén. En el versículo 18, Jesús hace con los discípulos lo mismo que el Padre hizo con Él, o sea, enviarlos al mundo; pero eso tiene dos polaridades semánticas: al mundo como sociedad humana y al propio mundo del Iniciado; su espíritu, su fuerza, su consciencia, su fuego, su luz y sabiduría deben llegar hasta todas las partes autónomas y autoconscientes de nuestro Ser y cristificarlas, integrarlas en el Uno. Para que puedan habitar en Cristo y Cristo en ellos. Así es como se cumple el versículo 19 y Jesús afirma: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”. Eso de que “por ellos” yo me santifico a mí mismo, es debido a que en Cristo todos los cristificados somos miembros del cuerpo de Cristo y este cuerpo de Cristo es lo que se llama Iglesia, que viene del latín eclesiae, que significa la comunidad de las almas purificadas, y dicho sea de paso, no tiene nada, absolutamente nada, que ver con grupos religiosos confesionales fundados y dirigidos por hombres, ni con sectas y congregaciones de fanáticos que cometen a diario toda suerte de desafueros, predicando sacrílegamente adulteradas doctrinas, que tergiversan la Verdad Eterna, que es el Padre Eterno y su Palabra Santa y perfecta como Él. En el versículo 20, el Redentor ruega al Padre no solamente por sus 72 discípulos, sino también por todos aquellos seres que recibirán sus enseñanzas y por los cuales ellos creerán en Cristo, es decir, por todos los incircuncisos, los gentiles, los pecadores irredentos que ahora, por la misión evangelizadora de los discípulos, conocerán y practicarán las enseñanzas contenidas en los Misterios del Cristo Vivo. Se cumple de esta manera aquella oración secreta de los antiguos gnósticos que decía: “Yo, tu Hijo, aprendí a beber en el cáliz de los Dioses el mágico licor de la sabiduría, que nos permite comprender y juzgar todas las formas. Yo te imploro por aquellos que no están presentes, por los que amen sin saberlo, por los que hacen bien sin esperarlo, por los que luchan, por los que sufren y os bendigo, Padre, por los que encontraron la Luz y se convirtieron en uno con la Luz Divina (el Cristo), por los que triunfan en sus luchas, por los que reciben sin saber y por los que sabiendo no quieren recibir”. Meditad antes de ir a la cama, sobre cada palabra de la anterior oración y descubriréis en ella, resumidas, toda la doctrina del Salvador del Mundo y orada con fe y devoción cristiana, os abrirá muchos caminos de luz y sabiduría para vuestros procesos espirituales. Pero habréis de hacerlo constante y disciplinadamente todos los días.

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He allí la sagrada razón que le permite al yogui Paramahansa Yogananda decir lapidariamente: “Aquel que busca a Dios es él más sabio de los hombres, quien le ha encontrado es el más exitoso entre todos”. El versículo 21 contiene la afirmación del Cristo Mediador para que los discípulos, que no son solamente los que en aquella época lo siguieron y anduvieron con Jesús, sino todo el grueso de la humanidad que recibió, recibe y recibirán sus enseñanzas, quienes las practican y se unen con su Padre Individual, ellos se sentaran en su Trono cuando se verifique la fusión, porque después de la Cristificación total adviene la fusión con el Padre. Por eso la sabiduría gnóstica enseña y sostiene que en el mundo del Logos todos somos uno. Ahora y, por tanto, solemnemente afirmamos que: “Allí donde El reside no hay diferencias, porque la diversidad es la Unidad”. La afirmación anterior también está confirmada en el capítulo 17, versículo 22, cuando el Salvador o Cristo Histórico dice: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”. Esta frase también en su sentido intrínseco está contenida en aquella que expresa el Cristo cuando dice: “Mi Padre y yo somos uno y el que me ha visto a mí ha visto al Padre que me envió”.Esto no solo es congruente, diáfano y armonioso, sino que presenta una conexidad esotérica profunda y transcendental para aquel Iniciado que se confirma en la Verdad Suprema, aquella de que “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida y nadie viene al Padre (para ser Uno con Él) si no por mí”. Más adelante el versículo 23, contiene la palabra de Jesús – Cristo y dice: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en Unidad…” Cuando el Iniciado ha integrado cabalmente las Tres Triadas de los diez sephirotes del Árbol de la Vida, entonces es perfecto en la Unidad y el Misterio de la Santísima Trinidad del cual hablaron los naasenos, los peratas y el apocalipsis Baruc, se convierten en una realidad eterna, naciendo una nueva estrella que centellea diamantina en el cosmos infinito. Se ha formado un nuevo mundo, y el universo entra en expansión y aumenta con ello el número de almas perfectas. En el versículo 24, de la parte final del capítulo 17 de Juan, que estamos analizando, nuestro Señor y Redentor pide al Padre que aquellos discípulos o 12 apóstoles que le ha dado, estén con Él en la inmensidad de su Santo Trono, para que vean su gloria y para que constaten que el Padre ha amado al Cristo Cósmico, su sagrada emanación, desde antes de la fundación del mundo.

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Hemos afirmado desde el comienzo de este libro que la Biblia, aún con las mutilaciones que en cada emisión y revisión le han hecho, incluso la primera vulgata hecha por San Jerónimo, quien vivió 40 años en Jerusalén, para adaptar la Biblia a los intereses del catolicismo, por orden del Papa Dámaso. Esa Biblia que todos conocemos, tiene tres niveles semasiológicos, pero el nivel verdadero y más elevado solo se le comprende cuando el lector tiene la clave única que posee el buscador de la verdad; que se ha hecho por virtud de sus obras, un hombre nuevo en Cristo. De lo contrario, jamás nadie podrá asimilar ese sustento espiritual que contiene el Maná Verdadero, que es el Cristo, “la leche no adulterada”; como dice Pedro para podernos alimentar como niños. Recordemos que niños era el nombre que se le daba a los Iniciados, a los que decididamente habían comenzado el camino de Dios a través de su Hijo, el Cristo. Esa es la razón por la cual Herodes, el yo satánico, decreta la matanza y persecución de los niños, lo cual simboliza en el fondo, la lucha del Satán interior contra todo aquel que busque los caminos del Salvador. También por esas razones anteriores es que el común de la gente, dice que el Arcángel Gabriel es el protector de los niños, y así es; puesto que Gabriel es el ministro o la llama de fuego del Cordero divino, encargado de calificar y aprobar la primera Iniciación de Misterios Mayores y en ese nivel somos niños. Puesto que ese es el primer escalón, el primer grado de poder del fuego sagrado, argumento este que también se manifiesta en la anunciación de este Arcángel a María Santísima y lo hace a las 12 del día, porque es la hora de máximo esplendor del sol, de la luz del mundo, que es Cristo o Horus, como se le llama en la antigua cultura egipcia. Los antiguos Iniciados que existieron desde comienzos del primer milenio, tenían en griego, que es la lengua más fiel a las Sagradas Escrituras, tres tipos de escrituras con estilos y recursos lingüísticos bien diferentes. Esos tres tipos eran la Epistolagrafica, la Hirarografica y la Hieroglificografica. La primera escritura era común a toda la gente. La segunda a los hombres y personalidades públicas, autoridades del Estado y funcionarios en general. Y la Hieroglificografica era para los Hierofantes, para los Iniciados, los iluminados que seguían lineamientos espirituales, celestiales y que en reducidos grupos practicaban secretamente las enseñanzas de las comunidades esotéricas y de Misterios del Altísimo. Retornando al pedido de Jesús al Padre para que sus discípulos estén con él y se sienten en tronos cuando él haya terminado su obra y ascienda al Reino de la Jerusalén celestial, esa misma promesa la encontramos en Pistis Sophia, después que Mateo devela el misterio del octavo arrepentimiento a través del Salmo XXXy, concretamente éste sagrado libro iniciático y lleno de los misterios más elevados y ocultos de Dios, contiene la promesa del Cristo a sus apóstoles en los siguientes términos: 171

“Jesús elogia a Mateo y promete a sus discípulos que se sentaran con él en tronos. Cuando Jesús escuchó estas palabras dijo: “Bien dicho Mateo. Ahora y, por tanto, Amén te digo: Cuando el número perfecto esté completo y el universo listo, yo tomaré mi asiento en el Tesoro de la Luz y vosotros os sentareis en doce poderes – luz, hasta que hayamos restaurado todas las ordenes de los Doce Salvadores a la región de las herencias de cada uno de ellos. Y al terminar esto dijo: ¿Comprendéis lo que os digo?” Sobre la promesa del Salvador a sus discípulos, estamos en la vehemente obligación de citar algunas explicaciones dadas por el Budha Maytreya Samael Aun Weor, publicadas en la develación que hizo de Pistis Sophia y sus misterios. A continuación, y con permiso del Sagrado Colegio de Iniciados de los Mundos Superiores a cuya cabeza está Jesús el Cristo, citamos textualmente: “El número perfectoestá completo dentro de nosotros cuando se ha logrado la reintegración del Ser. El universo interior de cada uno de nosotros, queda listo cuando se ha logrado la re–integración total de todas y cada una de las partes autónomas y auto– consciente del Ser. Cuando todas ellas se hayan integrado en el Uno. El Trono del Cristo Íntimo esta precisamente en el Tesoro de la Luz. Ya dijimos que el Tesoro de la Luz debemos buscarlo en la profundidad del Ser. El Tesoro de la Luz es de oro, de diamantes y de toda piedra preciosa. El Tesoro de la Luz es la Jerusalén Celestial. La ciudad tiene doce mil estadios que representan los doce trabajos de Hércules, que tienen que realizarse en la novena esfera, en la fragua encendida de Vulcano. La Jerusalén Celestial es la misma piedra filosofal. Todas las calzadas de la Jerusalén Celestial son de oro puro. La ciudad está llena de piedras preciosas. El Cristo Íntimo, (ese que está dentro de nosotros) es la lumbrera de la Jerusalén Celestial.” Necesitamos urgentemente destruir en nuestra psiquis a Babilonia la grande, que es la madre de todas las abominaciones de la tierra, y que conforma nuestro propio país psicológico, para que en su reemplazo advenga en nosotros aquí y ahora la Jerusalén celestial, la de arriba, cuyo regente y máxima expresión es Cristo. 172

Solo los que construyen la Jerusalén celestial son dignos de alimentarse con los doce frutos sagrados del Árbol de la Vida. Sin embargo, sería imposible construir en nosotros mismos la Jerusalén celestial, que es la ciudad de Dios, si no erradicamos de nuestro interior todos los elementos egoicos que cargamos en nuestro interior, y que forman ese tenebroso país psicológico donde equivocada y dolorosamente habitamos. Recordemos que uno es el país geográfico y otro el país psicológico, donde a cada momento nos movemos según los intereses de nuestra falsa personalidad infernal y egoica. Los doce apóstoles son en realidad doce poderes – luz, doce partes autónomas de nuestro Ser que debemos desarrollar e integrar para que sean Uno con Cristo. He allí la razón esotérica o la explicación por la que el Exorcismo de la Tierra dice: “Por las doce piedras de la Ciudad Santa (la Jerusalén celestial con sus doce poderes luz) “Por los talismanes escondidos (esos que están en el fondo de nuestro Ser, que tiene el iniciado que buscar y transformar en luz) “Por el claro del imán que atraviesa el corazón del mundo”. Ese clavo de imán que atrae las almas al mundo de la ciudad santa, es el Cristo. La fuerza centrípeta salvadora que es la lumbrera de la urbe celestial. “Obedecedme obreros subterráneos de la Tierra”. Cuando el iniciado ha destruido la Babilonia infernal, egoica y oscura de su país psicológico, entonces puede, y de hecho tiene potestad, para mandar a los obreros subterráneos de la Tierra íntima y de la Tierra como uno de los cuatro elementos de la naturaleza. “Recordemos ahora que la Jerusalén celestial tiene doce puertas y que en cada puerta existe un ángel”. Esas doce puertas son doce entradas que están simbolizadas por los doce signos del zodiaco, en los cuales evoluciona nuestra alma para llegar hasta el Reino de la Perfección. Algo que solo se puede hacer trabajando con la pareja sagrada en el connubio amoroso; transformando nuestra personalidad humana en personalidad divina. Trabajando con las dos llaves de San Pedro, de las cuales una simboliza el azufre y la otra el mercurio. En donde alquímicamente hablando el azufre, a través de la sal de la sabiduría, debe fecundar al mercurio y transformarlo radicalmente en vino de eternidad, en la sangre del Cristo Redentor. Esas dos llaves simbólicas representan al hombre y a la mujer; quienes, en castidad y sagrada unión sexual, 173

sin derramamiento del vaso de Hermes, deben o deberían llegar unidos en una sola alma hasta el seno del Padre. “Las doce puertas son doce perlas de perfección,” dice Samael Aun Weor. “Solo con una caña se puede medir la ciudad, sus puertas y sus muros”. “La caña de oro representa la espina dorsal de los Adeptos”. “La caña de oro es el báculo de Brahatma o la vara de Aarón”. “Los doce salvadores son los doce poderes – luz”. Esos doce poderes–luz son facultades que los humanos hemos perdidos a lo largo de las edades como consecuencia de nuestra rebeldía, inconsciencia, desobediencia e ignorancia con las leyes del Gran Arquitecto del Universo. Esos poderes–luz constituyen nuestra herencia perdida y debemos restaurarla para acceder a la ciudad Santa, que es la Jerusalén celestial. Para recuperar esos doce poderes–luz, necesitamos volvernos disciplinados y serios. Necesitamos volvernos verdaderamente comprometidos con nuestro Real Ser, con el Cristo Íntimo y trabajar duramente con las claves secretas y efectivas que las escuelas iniciáticas nos han enseñado para la encarnación de nuestra esencia, de nuestro Sagrado e Íntimo Mediador. Entre esas claves secretas, en la Edad Media cobró mucha importancia la clave DANTE, la cual explicada esotéricamente es como sigue: Descendi Ascendi Natura Transmuto Est anima mea. De la cual inferimos lo siguiente: Esta es una práctica de alta teúrgia que poseemos completamente y que busca ubicar al adepto en la cruda realidad de su mundo infernal o de causa y efecto, permitiéndole conocer su realidad y transmutarla para recrear, restaurar su propia alma y poseerla. Por todo lo cual: Descendi quiere decir que el adepto tiene que descender a sus propios abismos, a sus propios mundos sumergidos y constatar el estado de su real realidad. Debe hacerlo con el arcano AZF.

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Ascendi significa que luego de esa bajada, de ese descenso anterior el discípulo debe ascender. Escalar, subir. Por eso un ritual gnóstico declara luminosamente y dice: “Ascender a los cielos es cardinal y necesario”. Es obvio que para lograr este ascenso de las energías y fuerzas seminales es necesario practicar la castidad; jamás derramar el vaso de Hermes e invocar los poderes supremos de la Madre Divina Kundalini y de Nuestro Señor el Cristo, para que nos ayuden a triunfar y a salir de esos mundos sumergidos de nuestros propios infiernos individuales. Demás está decir que es imposible ascender si no le robamos el fuego al diablo. Retemplar la espada de la voluntad y consumar el misterio del Bafometo transformando las tinieblas en luz es absolutamente indispensable. Natura es un eslabón de esta clave secreta y consiste en que debemos conocer exactamente cuál es nuestra naturaleza interior para saber cómo actuar. Precisamos conocer si nuestra naturaleza es angelical o es demoniaca. Y esto se debe a que en el momento de la creación hubo ángeles que se desprendieron del Creador y se fueron hacia huestes diabólicas; en tanto que, también los hubo quienes se desprendieron del demonio, abandonando su naturaleza de tinieblas e ignorancia y se fueron con Dios sirviéndole y adorándole. Entonces, necesitamos saber con precisión, cuál es nuestra naturaleza intima para saber cómo actuar, como trabajar en el sendero del religare con las potencias celestiales. “Por sus frutos los conoceréis”. La imagen popular de Michael Arcángel sometiendo con su lanza a un ángel rebelde, ilustra elocuentemente esta antigua realidad. Transmuto es una palabra que enseña al buscador a transmutar, a cambiar esa realidad infernal y satánica en una realidad superior y divina, a través de las prácticas de la elevación de sus energías sexuales hacia adentro y hacia arriba; pero eso sí, cumpliendo los procedimientos tántricos que escrupulosamente deben guardarse en el coitus reservatus, en la pareja que busca el sendero de la iluminación, de la luz del Cristo y de su Sacratísimo Espíritu. Transmutar es renunciar al tenebroso orgasmo y utilizar esas energías sagradas para crear nuestra propia alma. Recordemos que la clave DANTE es semejante a la clave INRI, colocada burlesca y adrede sobre la cruz del Gólgota, pero ambas nos enseñan el camino secreto de la salvación, de la creación y robustecimiento de nuestra propia alma. Solo aquellos valientes que después de muchos intentos, de prácticas fallidas o exitosas, pero de gran devoción y con fe absoluta en los poderes Crísticos, solo esos héroes, esos guerreros que retemplaron su espada en Marte, ellos podrán exclamar triunfalmente: 175

“Est anima mea”. Esta alma es mía. Esto no es práctica ni cosa fácil, que se logra de la noche a la mañana. En este sendero habrá caídas y habrá levantadas. Pero aquellas almas de voluntad de acero puro y aferramiento a la Madre Divina y al Cristo Vivo, lograran triunfar. Recordemos que el Logos Divino Samael nos enseñó que: “No son las caídas o bajadas las que pueden decretar nuestro fracaso en la vida (iniciática) sino la falta de fuerza para levantarnos”. Amén. Amén. Amén. Esta promesa del Cristo a sus discípulos de esa época y a todos aquellos de cualquier época que practiquen su doctrina, sus verdaderas enseñanzas, también se plasma en el capítulo 3, versículo 21 del Apocalipsis de San Juan. Recordemos, enhorabuena que San Juan era un ángel con poderes especiales de comprensión y clarividencia de Turiya, por lo cual es tan preciso y objetivo en sus Evangelios y en todos sus escritos. Ese versículo que también hemos citado dice literalmente: “Al que venciere, yo le diré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. En el versículo 25 del capítulo que estamos explicando, Jesús el Cristo dice: “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y estos (los discípulos) han conocido que tú me enviaste”. Observamos por sus palabras y porque la lógica esotérica superior así lo explica que solo el Hijo conoce al Padre. Conoce su Reino. Es de su propia naturaleza. Tiene el mismo ADN espiritual y es a través del Cristo, de ese Verbo Divino, que tiene un nombre que es sobre todo nombre y que como verbo contiene todos los nombres; es a través de esta fuerza, de esa inteligencia cósmica, que el Padre crea todo lo existente. Por eso el Hijo conoce a la perfección el Reino del Padre y siendo el Unigénito de la creación es también su heredero, y tiene potestad, mando y jerarquía sobre todo Espíritu encarnado o desencarnado; sobre todas las jerarquías celestiales y potestad de dar vida, de quitarla, y de juzgar a toda carne y a toda alma. Poder y mando sobre los cielos, la tierra y el infierno. Los discípulos conocen el Misterio del Cristo, e incluso el mismo Nicodemus que a escondidas de los judíos fue a visitarlo de noche, conoce que Jesús el Cristo 176

proviene del Padre y al comenzar su plática se lo dice: “Maestro, sabemos que has venido de Dios como Maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”. En siete ocasiones el Salvador afirma y confirma, en este capítulo 17 de Juan, que ha sido enviado por el Padre, y lo hace ese número de veces no solo para probar su naturaleza divina, sino para dejar claro que el Cristo, es la dinámica divina creando y volviendo a crear a través del septenario sagrado, de las siete llamas de fuego ante el trono del Cordero Divino. Los sagrados Misterios griegos y sus Iniciados siempre han afirmado que el hombre es séptuple, y que, por tanto, está regido por la Ley del número 7 a cuya ley llamaban, ley del eterno Heptaparchinock. Esos siete Arcángeles o siete Cosmocratores o Arquitectos cósmicos son Gabriel, Rafael, Michael, Uriel, Samael, Zachariel y Orifiel; cada uno de los cuales rige respectivamente los sacramentos siguientes, el bautismo, la confirmación, la eucaristía o comunión, el matrimonio, la penitencia, el orden sacerdotal y la extremaunción. Recordemos que los sacramentos nos ayudan a santificar nuestras vidas y a reforzar nuestra fe en Cristo Jesús. Lo verdaderamente importante para nuestro proceso espiritual Íntimo, es que podamos trabajar con esas fuerzas e inteligencias arcangélicas, y logremos desarrollarlas en nuestro interior e integrarlas a nuestro Ser, que es el Cristo Vivo, para que en cada uno de nosotros sean Uno con el Adorable, y se cumpla así lo predicho por el Gran Guia de la Humanidad Hermes Trismegisto, el Tres veces Grande Dios Ibis de Thot, cuando con verbo de rayo dijera: “Como es arriba es abajo”. Todo lo cual permite la unión, la reintegración de las fuerzas del Ser que están dispersas por el Obstinado Ego, contra el cual debemos luchar incansablemente para permitirle a nuestro Ser Individual el pleno disfrute de las virtudes del alma, o sea, el religare definitivo entre todas las partes autónomas y autoconscientes del Ser, para que así se dé la Resurrección del Cristo en nosotros y recibamos la potestad de asistir con verdaderas vestiduras solares al Banquete del Señor, a las bodas del alma. Amén. Amén. Amén. En el último versículo que es el 26, se afirma que el Cristo le ha dado a conocer el nombre del Padre a sus discípulos y “lo daré a conocer aún…” Es decir, lo seguirá dando a conocer a los futuros discípulos. Es siempre el Cristo quien da a conocer el nombre del Padre a cada discípulo. El Apocalipsis de San Juan también lo confirma en el capítulo 2 versículo 17, cuando dice “…y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. Este nombre se recibe exactamente cuando la Tercera 177

Lengua de Fuego nos bautiza en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, cuando ya el Chrestos se convierte en Cristo en nosotros mismos. Cuando José es llevado de la mano de Benjamín a que conozca y habite de nuevo en la casa de nuestro Padre, el Jacob bíblico, el sagrado IACOB o IAO, que simboliza el nacimiento segundo o los dos bautismos el de Fuego y el del Agua, que es el primero de los dos. Cumpliéndose así lo explicado por Jesús en el dialogo nocturno con Nicodemus. Es de notar que los mensajes del capítulo 2 del Apocalipsis a las 7 iglesias, respectivamente se corresponden con las 7 Iniciaciones de Misterios Mayores. Obsérvese que ese libro sagrado no dice mensaje a los 7 chacras, sino a las 7 Iglesias. La razón es que los chacras son centros magnéticos o bioelectromagneticos del ser humano. Solo que cuando la energía del Cristo como consecuencia de la transmutaciones sexuales, alquímicas, correctas, cuando esas energías crísticas de fuego divino penetran esos chacras, entonces se convierten en Iglesias otra vez, y se tornan en centros luminosos al servicio del Gran Salvador con sus facultades respectivas totalmente despiertas y conscientes. La séptima y última palabra de Jesús en la Cruz del Calvario es “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Esta palabra aparece en Lucas 23, versículo 46. Palabra que contiene toda la Fe viva de Jesús – Cristo en su Padre y todo un voto de confianza absoluta en que el Padre lo resucitará de entre los muertos. Es necesaria la ofrenda de Jesús de dar su vida por las ovejas, cumpliendo así la máxima virtud del Buen Pastor, o mejor diríamos en máximo sacrificio del Buen Pastor. Necesaria su muerte para que con la sangre redentora se estigmaticen y salven las almas de todos aquellos que cumplen con los Misterios de la Cruz. Así se forma el Nuevo Testamento para que los senderos de la Luz se abran a todas las almas y puedan entrar a la tierra prometida, puesto que antes de la venida del Cristo ningún Iniciado había entrado a dicho reino; según lo escrito en Pistis Sophia y según palabras del Señor Jehová a Moisés cuando le dijo: “Sube al monte y contempla la tierraprometida, más no te digo que entrarás en ella”. Esta sentencia anterior contiene un terrible misterio divino del Cristo, porque deja al Patriarca Moisés y a muchos otros profetas, en un espacio abierto, anterior a la entrada al Reino del Absoluto. Esa alma pura y noble del gran profeta y Patriarca Moisés, el encargado por Dios para formar un pueblo santo, espera pacientemente en esa región con muchos otros hasta que el Cristo en la consumación del Universo los presente ante la llamada Virgen de la Luz. 178

En Pistis Sophia, capítulo 135; María respondió diciéndole al Salvador “¿Mi Señor, había penetrado en la Luz alguna alma antes que vinieras a la región de los Arcontes y antes que bajaras al mundo?”. El Salvador respondió diciéndole a María: “Amén, amén os digo: antes de mi llegada al mundo ninguna alma había penetrado en la Luz. Y ahora que he llegado, he abierto las puertas de la Luz y los caminos que conducen a la Luz. Por consiguiente, que reciba los misterios y penetre en la Luz aquel que lo merezca.” “María continuó diciendo: Mi Señor, yo he escuchado que los profetas han penetrado en la Luz”. El Salvador continuó diciéndole a María: “Amén, amén os digo. Ningún profeta ha penetrado en la Luz; sin embargo, los Arcontes de los Aeones han discutido con ellos fuera de los Aeones y les han entregado los misterios de éstos. Y cuando yo llegué a la región de los Aeones, convertí a Elías enviándolo al cuerpo de Juan el Bautista; y el resto los convertí en cuerpo idóneos para que hallaran los Misterios de la Luz y penetraran y heredaran el Reino de la Luz”. “Abraham, a Isaac y a Jacob, por otro lado, les he perdonado sus pecados e iniquidades y les he otorgado los Misterios de la Luz en los Aeones y los he puesto en la región de Yabraoth y de todos los arcontes que se han arrepentido. Y cuando yo vaya hacia las Alturas y esté a punto de partir hacia la Luz me llevaré sus almas. Pero en verdad os digo María: ellos no irán a la Luz antes que me lleve sus almas y las de sus hermanos”. “María respondió diciendo: “Bienaventurados somos entre todos los hombres por las cosas esplendorosas que nos habéis revelado”. Cuando expiró la humana personalidad del Salvador en la cruz, hubo gran temblor de la tierra (del hombre y del santo) y se rasgó el velo del Templo entre rayos, truenos y relámpagos, según el evangelio de Lucas. Esto podría pasar como desapercibido para el hombre normal de la tierra. Pero en esta narración hay develada una confirmación de lo anteriormente citado por Pistis Sophia; sobre que antes de la venida de Jesús el Cristo a su drama evangelizador, aunque bueno y correcto es afirmar que Cristo existe desde siempre y mucho antes de la fundación del mundo; pero antes de su venida carnal ninguna alma había penetrado en las regiones de la luz.

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Por esa razón San Lucas dice en la parte final de su evangelio que: “el velo del templo se rasgó por la mitad”. Ese es el momento cumbre para la humanidad y para los aspirantes al sendero de la luz. Los aspirantes al óctuple sendero de perfección ya no tendrán el impedimento del velo. Ese manto de misterio, que vela, que cubre el camino de la Luz, se ha despejado por el sacrificio de muerte que ha ofrendado al Padre, Nuestro Salvador Jesucristo. Importante para los que anhelamos la verdad es lo afirmado en Hechos, capitulo 2, versículos del 29 al 34 cuando Pedro dice: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que, de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono. Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús, resucito Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y ois, Porque David no subió a los cielos; pero el mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Pablo, el gentilhombre que tuvo titánica misión crística, dando a conocer la doctrina y el plan divino para la humanidad, escribió en su epístola a los Hebreos, capítulo 9, algunos versículos que también respaldan lo dicho por Jesús a María, en el precitado capítulo 135 de Pistis Sophia, y también lo expresado por Pedro en Hechos. En ese noveno capítulo de Hebreos se afirma: “Dando el Espíritu Santo a entender con esto, que aún no se había manifestado el Camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviera en pie”. “Porque el antiguo tabernáculo, en donde oficiaba el llamado sumo sacerdote y rociaba con sangre de animales para presentar holocaustos por sus pecados y por los pecados de ignorancia del pueblo”; ese antiguo tabernáculo correspondía con el Antiguo Testamento y ese tabernáculo queda destruido con la muerte del Supremo Testador, que nos concede a partir de ahí, su sangre inmaculada para el perdón de los pecados, en remplazo de la sangre de animales y por eso se rasga el Templo y se abre con ello el Camino al Lugar Santísimo, el Lugar de las Tierras de la Luz y Cristo reemplaza al antiguo y mortal sumo sacerdote y se constituye en Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Como lo dice Hebreos capítulo 7, versículo 21. 180

Cristo es constituido Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Se deja así abrogado y destituido el Antiguo Testamento, pero eso en lo referente a las funciones del Salvador. Se deja abierto el camino al Lugar Santísimo con la ofrenda de su propia muerte; eso es así, y que escuche claramente toda la humanidad que la sangre del Cristo Redentor tenemos que crearla y recrearla nosotros mismos en nuestro interior para nuestra propia salvación. El camino a las Tierras de la Luz está abierto, pero tenemos que caminarlo nosotros mismos con nuestros propios pies, teniendo siempre al Cristo como modelo, como Maestro y como fuente de inspiración y de imitación. Decimos a los cuatro vientos y hablamos claro, somos un rayo de Luz en las tinieblas de esta perversa e inicua civilización, más no queremos ser trueno que ensordezca a nuestros semejantes; por ello, afirmamos solemnemente que el Nuevo Testamento no invalida ni deroga la sabiduría, las normas y estatutos del Antiguo Testamento; Jesús el Cristo lo dijo enfáticamente: “Yo no he venido a abrogar la Ley, sino a justificarla”. Porque muchos grupos religiosos y falsos profetas quieren lavar todo pecado con la Sangre del Redentor, quieren vender el cielo por cuotas y lucrarse así de una falsa sabiduría. Quieren lucrarse de la Sangre del Redentor, sin saber ni en lo más mínimo que es eso, ni como tenemos acceso a ella y a sus santas facultades y beneficios. Ellos lastimosamente, entienden la palabra de Dios a letra muerta. Por eso Pablo afirma: “la letra mata, pero el espíritu (el fuego) vivifica”. La Sangre de Jesús era mala para el pueblo judío, que lo asesinó en una cruz, a las afueras del pueblo, evitando así según ellos, contaminar a sus habitantes. Pues la Ley de Moisés afirmaba: “maldito todo aquel que muera en una cruz”. Pero con la muerte de cruz, la fuerza crística, el valor del sacrificio supremo de muerte, esa sangre es herencia para el cristiano verdadero, porque impregna su alma del astral cristico y abre los planos cósmicos para la autorrealización íntima y total del Ser. Ese misterio es así, axiomático y autoevidente para todo Maestro, para todo Iniciado, y esa clave secreta esta también ratificada, cuando Longivus hirió con su lanza el costado del cuerpo de Cristo, del cual brotó agua y sangre. Simbolizando así los dos bautismos y el nacimiento segundo a través del agua y del fuego. Amén. Amén. Amén. Queda con la muerte vencida la muerte y Cristo, con su resurrección, junta al Hombre con el Padre, con la divinidad suprema, quedando así sellado el Misterio de la Santísima Trinidad, que antiguas religiones universales pregonaron. Por otro lado, Cristo es constituido Sumo Sacerdote, dejando derogado el mandato antiguo de que los sacerdotes de Israel debían ser de la tribu de Leví, puesto que, en lo 181

humano, en lo carnal, Jesús pertenece a la tribu de Judá. Por eso se dice: “El León de la tribu de Judá ha vencido”, porque Él mismo es el León, el líder y máximo exponente. Bueno es que comentemos aquí que Pablo conocía el misterio y relación que hay entre Cristo y Melquisedec. Ya que en Hebreos, capítulo 7, versículos del 1 al 3 dice: “Porque este Melquisedec, Rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes y lo bendijo, a quien así mismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia y también Rey de Salem, esto es Rey de Paz; sin Padre ni Madre, sin genealogía; que ni tiene principios de días ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” Como aporte adicional y corolario supremo de todo esto, quiero afirmar que este Melquisedec es una manifestación del Cristo Vivo, del Unigénito de la Creación. Un desdoblamiento del Divino Sabaoth Celestial que vive y vivirá por siempre, según designios del Padre Creador y de los Dioses Santos. Para nosotros los gnósticos, guerreros de la Luz Divina y portaestandartes de la Verdad Liberadora y del glorioso Jesod, sostenemos radicalmente que hay un parentesco muy sui generis, muy de fisiología cósmica y divina, porque Cristo tiene como función cósmica la de Ser el desdoblamiento del Padre Eterno, que posibilita la Creación del mundo y de los mundos y que tiene la estelar misión de divulgar los misterios más insondables y ocultos del amor. Del religare con Dios, después de la caída, y por eso Él es constituido fiador de un nuevo pacto y de un pacto para la eternidad. Jesús el Cristo tiene la delicada y dificilísima misión de salvar almas, aún debiendo pasar por la prueba de muerte y resurrección. Es decir, y todavía más claro, Cristo es “la Luz del Mundo”. Su misión es salvar almas, destruir las tinieblas, la ignorancia, instruir y ser Maestro de toda la humanidad y llenar las almas de su sabiduría, de su Luz y de su Divina Gracia. Limpiar toda el alma humana, el corazón y la mente, pero para ello debe cada uno de nosotros cumplir plenamente con los 12 trabajos de Hércules. Cristo con su cósmica energía, con su Luz Divina debe producir Luz en cada hombre y esa Luz tiene que recepcionarla el Rey Melquisedec, quien debe conducirla y ofrendarla a la Virgen de la Luz. Obvio y elemental que esas almas deben estar purificadas y ser perfectas de toda perfección. Esas almas para ser ofrendadas ante la Virgen de la Luz, tienen que haber pasado por los 13 arrepentimientos de Pistis Sophia y por infinitas 182

purificaciones y, eso hace que ya estén dentro del Orden Cósmico. Por eso Melquisedec, que es Rey de Salem, es decir Rey de Paz las presenta al Reino de la Paz, que es el Reino de la Estabilidad Inmutable. A estas alturas comprenderán nuestros lectores porque Jesús el Cristo al elevarse triunfal hacia los cielos exclama: “La Paz os dejo. Mi Paz os doy”.

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Pero esa Paz del Cristo no es la Paz del Mundo. La Paz del mundo es falsa y basada en el odio, en los temores, en el materialismo, en el interés mercantilista de las falsas religiones y de las grandes potencias, en el fanatismo, y al final terminará todo, en el Gran Armagedón, que exterminará todo vestigio de vida sobre la tierra. La Paz fundamental a la cual solo se accede descendiendo a los infiernos individuales, como lo hizo Jesús después de su muerte de Cruz; esa paz solo se consigue conociendo el ego plural y desintegrándolo radicalmente después de comprenderlo en los 49 niveles de la mente y desintegrándolo en la fragua encendida de Vulcano. Desintegrarlo hasta en su sombra, en su recuerdo. Porque con el ego enraizado en el alma es imposible que tengamos paz, y por tanto jamás entraríamos en el Reino de Salem, que es Reino de Paz, del Orden Cósmico. He allí la razón por qué después de su resurrección, cada vez que Jesús el Cristo se aparecía a sus discípulos, siempre los saludaba diciendo: “Paz a vosotros”. Solo eliminando el ego radicalmente quedamos en paz con nosotros mismos y con el Espíritu. Antes de la resurrección, Jesús debe descender al infierno y salir triunfante de él. Ese proceso de resurrección tiene que darse al tercer día, porque después del tercer día, los Jueces de la Ley Divina, cortan el cordón plateado o cordón de Ankatarana, que es el cordón que nos une al centro de la radiación de vida. Aunque en el caso de Lázaro, su resurrección fue al cuarto día, a esto se le llama milagro (IAO), y el Cristo podía realizarlo porque él conocía y conoce el ADN espiritual y tiene el poder de dar vida y de quitarla. Por eso en Apocalipsis de San Juan dice: “Yo soy el Alfa y la Omega de todo lo que existe.” El proceso del Cristo en Jesús es gradual. “Natura non facit saltus”. Por tanto, en todo hombre Iniciado en los misterios, tiene que seguir una secuencia que es como sigue: el lunes, Gabriel lo gesta bajo la influencia de la luna. El martes, Samael le da la fuerza, bajo la influencia de Marte. El miércoles, Mercurio a través de Rafael le confiere la mente cósmica, sus memorias, su poder y lo confirma en el camino de la ciencia crística. El jueves, Zachariel, lo aprueba en el Orden Cósmico. El viernes, Uriel le da todo el amor de Venus. El sábado, Orifiel le da la muerte para que herede sus poderes sobre ella. El domingo, Michael, que es el Rey del Sol, lo resucita dándole su Luz, su divina Gracia y con ello quedan restablecidos para siempre todos los Poderes-Luz y los poderes sobre toda la creación a los cuales había renunciado para que la muerte física fuera una realidad y se diera el Nuevo Pacto. Esto es lo que se llama Semana Santa, que la gente mundana celebra con orgias, parrandas, iniquidades y perversidades de 184

todo tipo, sin siquiera detenerse a reflexionar en este doloroso drama del Divino y buen Jesús de Nazareth. Pobres gentes, muertos vivientes, zombies degenerados que ignoran que ignoran. Esos Poderes Luz y ese triunfo sobre la muerte, son los que hacen al Adorable, ser más sublime que los cielos y ser Todopoderoso sobre cielos, tierra e infierno. Esa es la gran diferencia. Cristo es por eso un Nombre y un Poder Divino, que es sobre todo nombre y ante el cual toda rodilla se doblará. Cristo retorna triunfal al seno del Padre. Al seno de la Majestad Suprema para sentarse a su diestra por eternidad de eternidades. Ese es el misterio inefable del KA UNAS. El Cristo resurrecto. El Cristo triunfante. La esencia pura del Padre que ha regresado a su seno. El José bíblico que llega nuevamente a los brazos y al regazo de Jacob (IAO), su Padre. Sin embargo, después de 3 días de tinieblas y restableciendo, restaurando toda su naturaleza, porque de Él se dijo: “Tú eres mi Hijo. Yo te he engendrado hoy”. Aún después de esa gloriosa resurrección y triunfo sobre la muerte, después de esa resurrección que lleva implícita la reposición de todos sus Poderes Luz, su esplendor y la supremacía sobre toda la Creación, que es su obra. Vemos que después de todo ese proceso triunfal de resurrección, algunos grupos religiosos como los católicos, se solazan, se empecinan en adorar al Cristo crucificado. Al Cristo lleno de dolor, de sangre, en plena agonía. Es como sí se hubieran quedado anquilosados en el pasado y con esa imagen de llanto, de dolor y amargura, expresados en la patética y macabra figura de la crucifixión. Tanto criticar a la mujer del justo Lot y se quedaron como ella, mirando hacia el pasado y convertidos en estatuas de sal. Masoquistas de un cristianismo que ni remotamente practican. Cristo es el Hijo Santo de la Cruz. Es su quintaesencia. Es la fragante Rosa que nace en el encuentro transcendental de los 4 elementos. Es el fruto inefable del azufre cuando fecunda al mercurio filosofal de los sabios. “El que tenga entendimiento que entienda”. El Cristo Vivo y sus Santos Misterios están llenos de sabiduría divina, de amor, de luz, de misericordia, de perdón y de infinitas posibilidades para que todos los humanos cumplamos con el Plan Divino y nos sentemos al banquete del Señor, con vestiduras solares y resplandecientes. Las vestiduras de oro que solo confiere el Cristo Resurrecto. 185

Los católicos y demás grupos babilónicos, que todavía guardan en sus templos y en sus liturgias al Cristo clavado en la cruz y padeciendo en ella la más grande crueldad, es porque expresan exteriormente lo que interiormente guardan. Psicológicamente esto es un axioma irrefutable. Esos son los que nunca hablan de la gloriosa resurrección del Salvador y menos de su ascensión a los cielos. Masoquistas espirituales que sufren de Alzheimer espiritual. Hijos de perdición, que como el hijo de perdición (Judas), se han perdido para siempre, para que se cumpliera la Escritura. Esos son los que han tenido agonizante al Cristo durante más de 2.000 años. Los mismos que han explotado su dolor y sufrimiento en aras de bienes materiales, intereses económicos, fanatismos o de simple protagonismo social. El Cristo Vivo es el Cristo Resurrecto, el que se liberó así mismo de la muerte; él es quien aboga por nosotros desde el fondo de cada corazón humano. Ese es Nuestro Maestro. Nuestro Salvador, de cuyas manos debemos hollar la senda de la santidad y proclamar la doctrina de la Salvación, del verdadero religare a través de su mediación.

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El Cristo es la Roca, es Dios mismo hecho humano. Es la máxima piedad actuando con todo su magisterio sagrado. Tejiendo el Manto Púrpura de la Eternidad en las almas, en las pocas almas que han decidido dejarlo todo, para ganarlo todo. De esos que hemos hecho de todas sus enseñanzas, tanto públicas como ocultas, de sus 7 palabras de la cruz y de los 7 Yo Soy, un estigma sagrado que ha sellado nuestras almas y nuestros corazones para la eternidad y así, SER UNO con él, en la infinitud del Todo. Cristo es el Único Camino. El Único Mediador, el Único que concede los 2 bautismos para borrar toda huella de pecado; el Único Pastor que nos lleva seguros al redil santo que es la Jerusalén Celestial. A ese Cristo que vino a enseñarnos la doctrina del amor como única vía de reconciliarnos con Dios. A ese Cristo contenido en el sagrado IAO. Al Cristo que padeció toda suerte de humillaciones. Al Cristo hecho más sublime que los cielos y más poderoso que todos los Ángeles. A ese Cristo Resurrecto, que se le apareció primero a María Magdalena y a las Santas Mujeres. A ese Cristo cuyo cuerpo era alma misma de su Ser y por eso podía ascender en cuerpo y alma a los cielos infinitos. A ese Cristo que pacientemente espera en el Templo Corazón de cada uno de nosotros para que hagamos de ese corazón su habitáculo natural, su Tabernáculo Santo, no hecho de manos humanas. Al Cristo que es la base, la esencia y fundamento sobre el cual está constituido todo el Universo. A ese Cristo sea la Gloria, la Divina Gracia, la Luz, el Amor Nuestro, la Divina Misericordia y el Imperio Sempiterno. Amén. Amén. Amén.

Terminado de escribir en la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, el 17 de septiembre de 2015, a las 5:00 de la tarde; entre truenos, rayos y relámpagos, para mayor gloria del Cristo y de su Santísima Misión Redentora. Salve. Salve. Salve.

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