Liturgia Y Belleza Marini.pdf

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PiE,RO MARINI

LITUR.GIA Y BELLEZA I,{ O B I LI

S P Ll LC H RITL]

D LISCI

-Etr D H tlf
DO

I \ b/i'l

Títtrlo originarl: Lilttr¡iitt e tiellez.a. "Nobilis Pulchritutlo" 2005 Librer"ia Editricc Vaticana, Cittá del Vaticano

Traducción: Ar"rrelioGarcíaMacías

(O Pigrr M¿u'irri, 2(X)5

O EDITORIAL

DESCLÉE, OE BROUWER, S.A., 2006

ÍNrnrcE

PR

IISIINTACIÓN prtr Arttlrés Pardo

Henao, 6 - 48009 Bilba<-r www.edesclee.com i

n [oCq)cd

PRIMERA PARTE MEMORIA Y ACTUALIDAD DE UNA EXPERIENCIA

cscl cc. ct l nr

I. la lcv, cuirlc¡ttier ftrrnra clc leprocltrcciíln, tlisQ¡crla prohibida, salvo cxccpción l)rcvista cn clc csta obra sin corttilr con Ia rrttttlrizatrallslirrnraciíln tribr¡cií¡n, c
[|

Centro Español de Derechos Reprográficos (rvrwv.cedro.org) vcla por el respeto

cle los citados derec'hos.

t7

PRÓLOGO

MEMORIA DE UNA EXPERIENCIA

21

L lntloducción . .

21

2. Un servicio al pueblo santo de Dios 3. Los beneficios de cuarenta años cle camino 4. Validez perenne de los principios cle l¿r renovacitin

23

conciliar 5. Tareas para afrontar con esperanz¿r ó. Mirar hacia adelante con ánimo conliaclo

35

.

2. ESCUCHAR LO QUE

E,L ESPÍRITIJ DICII, A I,A

3l 5l

I(]I,IISI¡\

l.lntroducciri¡r.. 2.Las grandes líneas de teología y Irnitreso e tt lls¡ttttlct - Prütted itt S¡taitt ISBN: 84-330-2063-3 Depósito Legal: BI-822/06 Impresión: RGM, S.A. - Bilbao

55 55

cle vicla

de la

Concilium 3. La pastor-al litírrgica, tarea permanente 4. Una consigna Sacrosanctum

27

58 ó3 ó8

I

-I'I'IJ

RGIA Y BEI-I-I],ZA

SIIGUNDA PARTE NOI]ILE PULCHRITUDO l.l

l'tll{(;l;\ \'

lll:.1-l IIZA E,N LA RE,NOVACION DI1 I-AS

C'LrLHlJRr\CIOI{ES PAPALES

l. lrrllotltrc cirilr

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73

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.

l.

El t'¿rrnbio rc¿rliz.urto ltor el Concilio l. [:-l lirntl:ir)tcnt() rlc la irellcz¿r de la litur-gia J. L.us cclrbraciorrcs littrrgiczrs pl.csidiclas lx)r

14

7l

PRESE,NTACIÓN

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Slir.rl.o Pacllc

.S3

5. La prcltal'¿rcióu clc l¿rs celebracioncs y l¿r irlr,estigacj
clr'iltilrr'¡l

92

Apérrrlicc: lconogla[Ía v Litr,rlgilr

95

I-¡\ BLlLL,E,ZA I]N I,AS INSIGNIAS L]TÚRGICAS DE,L OBISPO DL, ROMA

107

l.lntrocltrccióll ..

t07

2, Las insignias v cl nlilristcrio del Ronrano pontíf-icc r08 3. llistoria v si-errif ic:.rclo de algunas vestidur¿ls e insignias I)to[)iirs clcl Ol:ispo dc Roma ll0 l.llentut'tttur atletttro y dejarse guiar por la bellcz¿r . . . 120 .

Apc
ministerio peLrino

123

Prcscnt¿rt'Lln libl'o clc Mons. M¿rrini es p¿ir¿r rní Llna satisf¿tcción por un doble motivo: el primero por la ¿rmistad creciente que nos une desde h¿rce más cle veinticinco años y el segundo por la cc;inc:idencia, incluso cronológica cle comenz r al mismo ticmpo hace cuarenta años el ser-vicio a la litr-rrgia, aunque en llrsares distintos, él en Roma en el "Consilium" y un servidor en el Sccrctariaclo Nacion¿rl cle Littrrgier de Esperña. La me-jor prcscnt¿rción qire pueclo h¿rcel es poner de relicve el "curriclrlunr vitac" clc Mons. Mi,trini, p()r-qLrc cs clc cl¿u-o intcrés par¿r toclos. Mons. Piero Marir-ri nació en V¿rlvercle, provincia de Par'ía, cliócesis clc Bobbio (Piaccnza-Bobbio) el 13 dc enero de 1942. Frre orden¿rdo sacerdote el27 de junio cle 1965. En se'ptiembre de este mismo año comenz(r a trabajar cn l¿r Curi¿r Rotlana v pl'ecisamentc en el "Cctnsilirim acl exseqllcnclam Constitntionem cle sacra Liturgia". Desde aquel moment() Mons. Marini continuó trabajandcl en varios Organismos de la Sant¿r Secle qtre han cliri.uiclo Ia realización dc la relornr¿r litúr'gica ctcl Concilio V¿itic¿rr-ro ll: clel 1965 al 1969 cn el nretrcion¿r
10

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PRESTiNI'A('ION

Il I..l.l.li7-A

cl 2ó de cner'o cle 1983, Jef'c clcl (lfficio (CtL¡tct Ullic'io) cn l:t Congrcgiici
entonces, Mons. Marini hzr prorrroviclo la I'cntrr,¿tciírn dal U f'licio consiguicrrclo r¡ nn 1'rro¡rie lrrr tonrinrílr jr-rr'ídicar cn cl interior de la Curin l{om¿rn¿r, Lllt nLle\/o nolnbrc, lluevo personal y nuevos Consultores. En el ámbito de. tal rc-novacirin, en 1991 el Santo Padre h¿r vir-rculaclo al |Jfl:it'¿r; clc l¡s Celebraciones la Sacristí¡' Pontilicia y ha confiado al Maesrlo el cuidado de las Capillas del Pal¿rcio Apostólico (Srrrrrrrr, Patúüta, Redent¡ttotis Mater). Tantbién han siclo renovaclos r anrpliados los lugares del Ufticio v clc l:r Sacr-istía Por-rtificia. E n particr-rlar se Lia reordenado el Archivcl que contiene más clc seiscientos mannscritos a parlir dei siglo XIII v se ha proccclido a la catalogacirin de los objetos, de l¿rs vestidtrras sargradas r del mobiliario de la sacristía Pontif ici¿r. Adernás Mons. Marini ha orcanizado en la Ciuclacl 11r.l Vaticano cincc¡ encuentros intern¿rcic¡n¿rlcs cle csttrclio soltle iu liturgia papal. EI primero se desar-r'olió en diciemblc clc 19E7, el quinto en febrero de 1999. Con la contlibtrción de tnles encuentros, Mons. Marini ha guiaclo la ¿rctu¿rliz¿rci(¡n no sncs 1-lrcrsiclidas ¡ror' el Papa. Pallicularmente signific¿ttivas har-r siclo ias grancles celeblaciones en diferentes Ritos Olientales etr el cul.so del Alio Mariano (1987/88), las numerosas cclebraciorrcs ecrrllrc
Ponti{'icias.

cas presididas por el Santo P¿rdre

,v el 12 de octubre de 1975 fue nombrado Ceremoniero Pontificio, cncargo qr"re deió en 1985 debido ¿r sn nornbramiento clc Strbsecretario en l¿r Congregación para el Culto Divir-io. Mons. M¿u'ini ha cstr-rdi¿ido teología cn cl seminario cle Bobbio. En 1970, clespuós cle haber obteniclo la licencia, h¿r conseguido el doctoraclo en teología con especialización u-n liturgia en el Pontificio Instituto Litúrgico de S. Anselmo en Roma. En 1981 obluvo un segundo cloctorado en ciencias políticas en la Libre Universid¿rd Intcrn¿rcional clc Estudios Sociales de Roma. Conoce bie n I¿r lenglr:r francesa, espuricrla, alemana e inglcsa. Ha escrito varios ¿rrtículos sobre la aplicación de la reforma litúrgica dcl Concilio Vatic¿rno II v ha colaborado de modo especial en ia reclacción clel nuevo "Caeremoniale Episcoporunr". Los ¿uios clc tr-abajo en los clrqanismos de la Sede Apostólica propltestos parra la refbrnra cle. lii liturgia han pcrmiticlo ¿r Mor-rs. M¿rrini seguir de cerca 1a aplicación de la reforma iitírrgic¿l en sus cliierentes fases v ciesan-ollos a partir del Concilio. Además, durante los años de servicio en el Uft'icio de las Ceremonias Pontificias, Mons. Marini ha podido participar en imporlantes acontecimientos eclesiales, como los dos Ci;nclavcs de 1978 para la clección clc los Sumos Pontífices Juan Pabio I v Juan Pablo II y ailgunos viaies

apostólicos. Desde h¿icc r'¿rrios años es tarnbién Profersor cle Liturgia en cl Pontificio Institulo Litúrgico cie S¡rn Anscln-ro en Rorna dor-tclc im¡r:irte cLu-s()s sobrc la Litrrrgi:r H,piscopai v soblc l;.r Historia cle la leforma litírrgica clel Cor-rcilio Vaticano IL F,l24 de febrero cle 1987, el Santo Padre Juan Pablo II nombraba a Mons. Marini Maestro de las Cclcbraciones l-itúrlgiczis F,

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LITI]t{(]IA Y BEI LEZA

Mons. A4al'i.i ha hecho una supervisión prepat¡rtrli¿r clcl lrrgal v h¿r clabo¡'ado un Libro litúrr-gico a pr-o1;ósito, irnp.cso por la Tip'grafía V¿rticana, que contiene tanto los textr>s c.'-rr l¿rs sccrrcncias l'itlrales. La varicdad y pcculiaridad cle tlrlcs cclcbr'¿rciollcs -v la riclrrcz.a dc las expresic-rncs ritualcs propias dc las di'c.sns cultur'¿rs, purilicadas y acogidas en las liturtias prcsidiclrrs ¡r.r'cl Pirpa, son fi'ccuentcmcntc ilustr.acias en Irs tcxtrs cle l¿r I'r'cscnt¿rcirin que Mons. Marini antepone al Lib" liti''gic. de los viajes apostólicos y también en los varios subsidios pr-rblic:rdos para favorecer la activa participación clel clcnr v de los fieles. E,special cuidaclo ha dedicado Mons. Marini en la preparaci(rn y clesal-r-oll, de l¿rs celebraciones presidiclas por el p:rpa clurante cl Gr¿rn Jr-rbileo del año 2000. particular significado y lesonanci¿r t:rn tenido en toda la Iglesia las grandes celebracioncs cle ¿rperlllra y conclusión de los Sínodos continentales v nrás aún, la apeltura de la Puer-ta santa en l¿i tsasílica Vaticana la n<¡chc clc N¿n,idacl clc 1999, t¿rnto porlos tcxtos como por la n-lirsica v las secuencias rituales enriquecidas por la presencia clc clemcntos de diferentes culturas. Entre las celebraciones csirecíficas dei Gran Jubileo destacan por su peculiaridad: la crinnrcr.nor'¿icirill de Abr'¿rhan-r (23 febrcro), la Jornacl¿r del Pcrdón (12 n-ralzo) y la Conmemoración ecuménica de los 'fcstigos de l¿r 1e clel siglo XX (7 mayo 2000). Tales celebracioncs, clcf ir-ridas "cor¿rzón del Jubileo", gracias a la difusión cle las ir'hgencs por mcdio de l¿r televisión en todo el i'undo, constittr1':g¡ uno de los nomentos más altos de la vida y de la historia eclesial leciente. Particular atención se ha dedicado también ¿r la belieza estética de las celebraciones. Se han embellecido v dignificado los lugares de la celebración: el alta¡ la sede y el ¿rmbrin, incluidos los dc la Capilla del palacio Apostólico Iletlernptoris Mater, completamente renovada y ernbeliecida cor"r nrosaicos; los ict'rnos: el cr-r-rcifijo de las celebraciones -se han preparirclo algunos nuevos- y los tapices que ilustran los mistcrios del Año litúr-gico; cl Evangeliario: el Ullicio se ha enr.iquePar¿r cacla viar.ie

pREs¡,Nt¡,cróN

13

ciclo p
14

pnESENtactóru

LITURGIA Y I]ELLIIZA

1.5

debemos caminar con gozo porque estamos segur()s que el Espíritu nos enr,uelve como una nube y nos guía conto columna de fuego. Sí, la liturgia del Concilio sea para nosotros la columna de ftlego del Espíritu que renllev¿l continuamente el corazón de Ia Iglesia en su éxodo hacia el reino y lo colma de belleza siempre nueva, de alegría y de esperanza". Una última observación es Ia siguiente: el presente liblo recoge diferentes artículos publicaclos en divelsas fechas; poreso no es de extrañar que existan algrrnas coinciclencias o r-citeraciones temáticas.

tales celebraciones, creyentes Y no creyentes de cada parte de la ticrl'¿r, l-r¿rn maniÍestadg apl'ecio por la actividad desarrr-illacla por el Ullicio y por la simplicidad y la noble belleza con las que se han desarrollado tales liturgias. La ejemplaridad de tales celebraciones en el espíritu del Conciiio ha sido posible por la competencia, Ia experiencia y Ia preparación con la que Mons' Marini, ayudado por los Consultores y Ceretnonieros, ha provisto la redacción de los textos y la preparación y clesarrollo cle los sagrados ritos. La actividad del Ulficio de las Celebraciones Pontil'ici¿rs está documentada, no sólo por los libros litúrgicos preparaclos con ocasión de los r,iaics apostólicos y por los folletos par¿I Lrso cle los fieles publicados para cada celebración, incluiclas las bellas ediciones del Via Crucis, sino también por algunas otras publicaciones cuidadas por el Maestro. Entre estas recordamos los volúmenes: Liturgie dell'Orienle cristiano a Rotna nell'Aruto rnariano 1987/88 (Libreria Editrice Vaticana 1990), lvlagnutn I ub ilae u nt. ki n i t at i C an t ic tttt t, P e c uli ari c eleb r rtzio ni p re s i etlute da Giavanni Paolo II nell'Anno SanÍo 2000 (Llbreria E,ditrice Vaticana 2005), Ordo Exsequiarunt Rontani Portificis (Tipografía Vaticana 2000), Ordo Ritt¿nm Cottclat,is (Tipografía Vaticana 2000), Ordo llitLtLntt pro Ministerii Petrilti Ittitio Rc¡tttue Eqsiscttpi (Tipografía Vaticana 2005), Sede Apostólica Vacatz¡e (Libreria Editrice Vaticana 2005). Además Mons Marini en el 2004 y 2005 ha preparado dos publicaciones sobre Ia liturgia: Il quaratúesimo della "sacrosanctum Conciliurn". Mentoria di una esperien1a (Libreria Editrice Vaticana 2004); I-itr"r.rgia e belleza. Nr¡bilis Pulchritudo (Libreria Edictrice Vaticana 2005), que ahora sc publica en la prcscntc cdicirin csp:.rñola. Las Celebraciones Litúrgicas presididzis por el Sltmcr Pontífice se han cotrvertidc-i cacla vez nr/ts, por su noble bcliez¿r, cn testimonio c invitaci<'ln ¿rl pucbltl s:tttt<-¡ cle Di<-ls, siemprc cu camino por el desierlo del Éxodo, para vivir la liturgia en el espíritu del Concilio. Como afirnta Mr-ius. Marini, Maestro cle las Celebraciones Litúrgicas del Sumo PontíFice: "todos nosotros

M¿iclrid, 8 cle cliciembre de 200,5, solen'rnid¿rcl de la Innraculada v 40" aniversario de la clausura del Concilio Vaticano Il. Andrés Pardo Canónigo Prefbcto de Liturgia de la Cateclral de la Alttttrclenu Delegado Diocesano de Lintrgia de Madrid

F¡':,..

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PRÓLOGO

El cuadragésimo aniversario de la promulgación de la Cons-

titución sobre la liturgia Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II, conmemorado a partir del 4 diciembre 2003, ha sido un tiempo precioso para la Iglesia católica. Ha sido un tiempo de memoria, una especie de statio en la que pararse, para intentar un balance siempre fecundo y darse mejor cuenta del camino realizado y por recorrer. Por todas partes, sobre todo en el curso del 2004, han surgi-

do iniciativas para conmemorar el documento conciliar: congresos internacionales, jornadas de estudio, publicaciones y nuevas ediciones del documento en lengua vulgar. Tales iniciativas son una invitación a evocar la memoria y redescubrir los temas de fondo de la renovación litúrgica querida por los Padres del Concilio y constatar de alguna manera su recepción

en las diferentes Iglesias particulares. Ha sido una inütación a no perder la memoria del pasado, a ser conscientes del presente y animarse ante el futuro. Este tiempo de memoria ha sido también para mí una ocasión para releer y meditar el texto de la Constitución litúrgica. La SacrosctnctL¿m Concilium me ha acompañado inintermmpidamente durante el servicio prestado a la Sede de Pedro: inicialmcnte, pzrrticipandc¡ durantc más de dos dóc¿rd¿rs en la aplicación de las disposiciones conciliares, primero en el Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia y después en

t8

I-fTTJRCIA Y BEI,L,I'7,4

la Congregación para el Culto Divino; sncesivantente, durante los últimr¡s cliccioclro años, cn cl Ullickt cle las Cclcbracior-rcrs Litúrrgicas del Sumo Pontífice, cuidanclo la preparación y ei desan"ollo de las celebraciones litúrrgicas del S¿rnto Padre, en la Urbe y en las Iglesias locales esparcidas por el Orbe. En el transcurso del año 2000 he tenido ocasión de reflexionar y también publicar algunos escritos sobre el documento conciliar y su aplicación tanto en las Iglesias parliculales conlo ei-I las celebraciones presididas por el Sumo Pontífice. De este conjunto de reflexiones ha surgido la idea del presente volumen. El volumen está dividido en dos partes, ligadas entrc sí por el hilo de la experiencia maclurada, sobre toclo, en las celebraciones litúrgicas pontificias. La pr"imcra pal'te, con cl títulcr "Memori¿r y acttralidacl clc una cxpcricnci¿r", l-ecogc las rc['lcxiorrcs sobrc l¿r validcz clc los principios clc la renov¿rción conciliar y sus beneficios en cuarenta años de camino de reforma litúrgica en la Iglesia. La segunda, con el título Nobilis pulchritudo, trata y estudia la relación entre belleza y liturgia en las celebraciones concretas de la liturgia papal y las insignias propias del Obispo de Roma. El volumen es una invit¿rción cliligicla a todos par¿l pollcrse a la escucha de la voz del Espíritu. El Espíritu Santo, clue ha suscitado el movimiento litúrgico, ha inspirado a los Padres conciliares y ha acompañado la realización de la reforma litúrgica, continúa actuando en la Iglesia a través de la palabra v los signos sacramentales. La liturgia necesita que le demos ei espacio más bello y el tiempo mejor, tomar distancia de nosotros

mismos y momentos de silencio, para que ia palabra y

Primera Parte

MEMORIA Y ACTUALIDAD DE UNA EXPERIENCIA

lt-rs

gestos se conviertan en voz del Espíritu, que nos habla de Dios, que nos colma el corazón de belleza siempre nueva y nos introduce en el interior de la vida.

Ciudad del Vaticano, 24 ubñl 2005 Dontittgo V de Pascua Inicio del lvlüústerio Petrürc del Pa1stt Betrctlictct XVI &,,$.,*

1

MEMORIA DE UNA EXPERIENCIA

"La principal manifestación de la Iglesia se realiza en la participación plena y activa de todo el pueblo santo de Dios en las misma celebraciones litrlrgicas, particularmente en la Eucaristía, en una misma oración, junto al único altarl donde preside el Obispo rodeado de su presbiterio y ministros". Sacrosanctunt Concilium,

41

.

l.Introducción Mientras se acercaba el gozoso acontecimiento del cuadragésimo aniversario de la promulgación de la Sacrosanctum Conciliunt (4 diciembre 19ó3 - 4 diciembre 2003) y también en las semanas siguientes, he leído repetidas veces la Constitución conciliar, qne ha sicio simultáneamente culminación eclesial del Movimiento litúrgico y primicia del Magisterio del Vaticano II. He reconsiderado Ia Sacrosanctum Concilium desde diferentes enfoques y con la ayuda de varios protagonistas y peritos de la liturgia romana.

22

MEMORIA DE T]NA IJXPERIENCIA

I-ITURGIA Y BET.LI'ZA

Ante toclo a la luz de la enseñanz.a que deriva cle la actuación litúrgica del Santo Padre, el lcctor notará, que la mavorí¿t dc l¿rs páginas de esta nrcnroria vnelven a proponel- la enscñaltza del Papa Juarn Pablo II, sea soble la liturgia en general, sea, cn p¿u'-

ticrrlar, sobre la Constitr-rción .S¿¿cro sat tcl LLt tL CcttrcilitLn t. En el desarrollo dcl trabajo, h¿l sido Llna gr¿rn aytrcla para mí, la colaboración constante, puntual, coupetente cle los Oliciales y de los Consultores del Ufficio. En estas páginas, han de.jado un itrflltjo inrportatrte los cinco seminarios de estudio, organizaclos por el Ullicict, en los clue pafticiparon numerosos especialistas procedentes de ll.onta, clc Italia y clcl cxtran.jclo; los scminal'ios se clcs¿u'r'oll¿rnl'l ¿r uivcl interdisciplinar v con la {'inaliclad clc t'et'is¿tt', rito tr'¿ts rito, la liturgia dcl Rotn¿rno Pontí['icc parra conl'ot'nl¿trla ¿r l¿i rcrrr.,v¿tción conciliar v a las nucr'¿is cclndici<.ines de nuestro ticrnpo. Pero, sobre todo, en estas páginas h¿rn dejado una huella evidente las celebraciones rnisrn¿rs presiclidars por ei Sun-to Pontífice: ellas son liturgia "en acto", t' en ell¿rs se transparent¿r el acontecimiento salvífico celcblacio 1', en l'iligrana, los prir-tc-ipios que reguian una ¿rcción litúr gica ejempiar. De este conjunto de colaboraciorres ha rcsultaclo trn crtraol'din¿rrio cúnrulo cle experiencias. Mc ha palecido oporlluro qllc tales experienci.as no sc clr,rcclcn encerfacias er-itlc las pzrrccles clc

estc t,/ ll'icio, sino c1uc, erl colitr'¿irio, c¡fi'ccicl¿rs:i los agentcs clc pi.rstoral, pucdan ser dc utilidad para ellos mismos y p¿rr'¿r tocios aquellos qLle aman la liturgia papal, enriquecida por Llna venerablc tradición, encau'¿,aclahacia la glor-iliczrcirin dc I)i<;s v a la

santificación de los fieies. La presente memoria ileva l¿t iirm¿r del Maestro. Per-cl en cll¿r el lector vislumbrará las nrúrltiplcs cr-ilaboraciones ¿rnteriormer-lte rlcncic-¡nadas. Al Scñor, cl¿idor cle todo bicn, y al S¿rnl-t¡ P¿rdrc ), a c¿rcla uno cle los Colabor-acior-cs clel Ull'icio llcgr-rc la exprcsirin clc rli proluncler v c<.rrcli¿rl gralitr.rct.

2.i

2. Un servicio al pueblo santo de Dios

Considerando, a la luz de la historia, la activiclad dc los Rcirn¿rnos Pontífices en el ámbito litúrrgico, sc desprencle c1r-rc lru constituido un gran servicio prestado al pueblo sanlo (plt,b,s sancta) de Dios, como lo define clc rnaner¿r caracter'Ístic¿r cl Canon Romano.' La singular misión que el Señor ha confiado al apóstol Pedro y a sus Sucesores (cf. Mt 16, 13-19',Jtt 21,1-5-17) se- ha desarrollado a lo largo de los siglos a favo$ en primer lugar, cic l¿t Dióccsis rlc Roma y luego, al nrislr,) ti('ll'rp() \'ll('(r'sluiilmente, cle toda izr Iglesia, sienclo cl Papzr uObisiro de la Ul'bc,' (EltiscoTttr.s [/r-bi.s) y "Obispo clc t<>cla la lglesilr, (Ctttltt¡licttc Eccla síae E ¡t i sco1tt

Ls).

fJau cxisticlo Pontífices que, Ilor- srr pcrsonal cr-npcño, son considerados "papas liturgistas", conro san Dámirso I (3ó6384), san Siricio (384-399), san Lt-'ón I (140-161), sar-r Gelasio I (492-496), s:rn Gregorio I (590-60,1), s¿rn Gt-cgorio \/lI ( 1073 1085) ),Benedicto XIV (I740-1758). De todas formas, va cie-sclc la antigriedad, los Romanos Pontílices se sin,'icron dc sus sccrc, tarios y expertos p¿rra prepara¡ cuando era necesario, los te,rtos dc las ccleblaciones, que luego se consel\'¿rban cn los archivos pontificios (tubtLktria). Así, por e.jen-rplo, el Sr¿crz¡nanÍat'itun Verottettse, r,encrable documento clc Ia liturgi¿r l'orn¿ura, es un;l reco¡ril:rción cle tolletos (libelli) par"a las clifcr-cntcs cc.lebr'¿rt ir,nes ctcl Año litúrgico. Un c:rpítulo importante de l¿r ¿rctivid¿rcl dc los colabor-uclor',.'s del Rorn¿rno Pc¡ntíf ice sc¡n Ios Ordittt:s ll<¡tttttni. A partil cle llr segunda mitad del siglo VI hasta el siglo X los rcsl-ronsablcs cl,-' la litr-rlgier ¡lapal habíar-r puesto por cscr-ito cl cics¿u-r'ollo (orrl,r) cle los principales ritos presididos pol cl Rorlano Pontíf icc: ll mis:r papzrl (hacia el ó90-700), el rito cic la iniciacirin cristirrrrrr l. ,[/issn/c Rr¡ntotttutt l'at. I], (.'Í t11(aIt1()t1'.\.

Pre

x elrchal-rslic¿r I scr¡ ('lirron Ro¡-llrrrrrs

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r" 2.1

LITLJRGIA Y BELLEZA

(lracia el 560-580), la celebración de Ia semana santa (l-racia ci 6.50-700), el rito de las ordenaciones (hacia el 750), el rito de la clcclic¿rcitin clc trn¿r iglcsia v de la deposición de las reliquias (lracia cl 700-750). Y¿r clcscle cl siglo Vlll, f'ueron llevadas copias de estos ordlr¿c.s ¿r l¿rs G¿rlias por inici:rtiva privada de peregrinos y visitadolcs, qLrc se }-rabí¿rn quedado fascinados de Roma y su liturgia.' La irrstitución del Magister o Antistes o Prctefbctus CcLerinu¡ttiurunt Pontiliciurtun es antigua. La noticia de la existencia en Ronra cie nn Ortlinator, es clecir, de un <maestro del orden de ia rilis¿r, o aqr-rel que enseñab¿r las ceremonias a los ordenandos, se rclnnnta ai ¿iño 710.' Después del año 1000 hzry noticias sobre la existencia de r-in Colcgio de maestros de ccremonia: encargados de las celebraciones del Rom¿rno Pontífice. El insigne Papa Inocencio III ( I 198- 12 l6) f ue ceremoniero pontificio antes de ser carden¿rl. Son I'irnr
ME,MORIA DE IJNA EXPERIENCIA

25

VI (1967) y Pastor Bontts de Juan (1988), Pablo II el Uflicio de ias Celebraciones Litúrgicas del Sunro Pontífice ha adquirido su fisonomía actual y ha visto aumentadas sus facultades y precisadas sus competencias. EccLesiae universae de Pablo

Índole peculiar de las celebraciones pontificias Las celcbraciones presiciidas por el Santo Padre, por la índole peculiar de su selvicio litírrgico, h¿rn tenido clesde la a¡rtigficdad características específicas, que las diferenciaban de las celebraciones presididas por otros Obispos: Mlssale Rontanae Curiu.e y Pontif-icale Rontanae CtLriae es el título de los dos libros litúrrgicos usados con mayor frecuencia por los Romanos Pontílices. También hoy es así. Según el Reglamento del Ufficio, para cada ceiebración pública del Santo Padre, tanto en Roma, como en ltali¿r o cn cl cxtran.jcro, el M¿icstro debe prepar¿tr (la redacciírn cle I libro litúr'gico aclccuado p:u'il la visitau '' Esto l'ra daclo lugeu', durante los vcintiséis ¿rños del p
Alt.

17

, palr. 3,

4o.

MEMORIA DE UNA EXPERITiNCIA

LITURGIA Y BELLE,ZA

26

Diferentes, por la composición de l¿rs asambleas: pueblos dc todos los continentes y de todas las etnias, minorías oprimidas y mayorías dueñas del poder político y económico; poblaciones de distintos niveles de instrucción -masas sin algurna o coll escasa alfabetización 1, gmpos de élite, intelectuales dirigentes de la vida de un territorio; categorías dc fieles ocasionalmente diferenciadas: campesinos, obt'eros, jóvcnes, clér'igos y nlienr-

bros de institutos de vida consagradar... Diferentes, por las tradiciones y las raíces culturales: la extraordinaria variedad de las ienguas ¡, de los lenguajes -verbales y no vcrbales-; I¿r distinlet concepci
bilidad ll¿tci¿t las valcnci¿ts sinrlrrilic¿is. La liturgia papal del postconcilio }-ra sido una liturgia vercl¿rdera, sólidanrcr-ttc enraiz-acla cn la Tr¿tcliciírn y plcnzrmcntc f icl al dictar-rren de la Sucrt¡srLttclttttt Concilimtt v al nlisn-lo ticmpr-r cercana a las sittracioncs realcs cle la asamble¿r. Una litLrrgia ccntrad¿r. en el Mistet-io pascual 1'pt'ttycct¿rda haci¿r Ia Pat'r-tsí¿r gloriosa del Salvador, pero tar-nbién unzi liturgia de compilsióu, que se inclina hacia el dolor del hombre contemporánco y tiende a dar una respuesta a slls legítimas aspiraciones. Se observa también que la liturgia papal ha tenido c¡"re enf,entarse a las mismas dificultades que, en diferentes modos, se presentan a la liturgia renovada: la inculturación de la littrrgia, allí donde sea nccesaria, quc sc ha de realiz.ar con la debida gradualidad, sabiduría y pericia, según los criterios indicados por lzr Scde Apostólica;o ias posibilidaclcs v los límitcs dc la cotnntunio in sacris con la consiguiente problernática en cl campo ecuménico y, en el ámbito interrcligioso, el compal-tir una visión trascendente de la existencia humana; la armr:niz.ación entre las exigencias de la liturgia y las tendencias de la pieCut.to Dtvtxo y l¡ Dtsctpt-tNA DE Los S.lcn,rMENros, lnstrucción cuarta, Varietates legitintae (25 cle cr.rercl clc 199'1), nn. 33-6 I

6. Cf. Co¡¡cnEcAcIóN .

PARA EL

7i

dad popular; la tensión entre la virtuosid¿rcl del ¿rrtc, sobrer toclcr musical, y la participación de la asamblea de ios fieles en el c(u1tus Ecclesiae. Son algunos ejemplos. Ningr-rna experiencia litúrgica de nueslro tiempo se ptrcde comparar, por la variedad de situaciones y de soluciones, a la vivida por el Santo Padre y por el Ufficio de las Celebracioncs Litúrgicas Pontificias en estos años cle sen,icio a la cáteclra dc Pedro. Me ha parecido, pues, necesario, para común utilidad, dar a conocer a los agentes pastorales y a Ios fieles trnas reflexiones surgidas dc lzr singularr experiencier litirrgica qtrc la Proviclcrrcil nrc ha conceclido compañir durantc n-luchos ¿rños al scn icio clci Succs<¡r dcl Apírstc¡l Pcclro. Tal cxpcricncia ol'r-ecc nrtrchris plrn[os de reflexión y motivos par¿r rclro\/¿lr cl con'r¡-rronrisrl cle trna ¡lañicipaciírn activa y gozosa en l¿i clivina littn'gia clc la santa M¿rclrc lglcsia. Juan Pablo lI no ha sido solan-rentc ulr testieo l ulr pr'()trigonista dc la Sacrostulctutn Conciliunt , sincl taml'lieln el intrlr-pr-ele nr/rs autoliz;\clo, el ejecutor más tenaz. 3. Los beneficios de cuarenta años de camino La primera enseñanza del Papa Juan Pablo II, de venerad¿t nre moria, en orden ala Sacrosanctunt Concilhtnt es la alcnción mism¿r quc ha dedicado a la Constitlrción litúr'gica, consiclcrándola en sll específico contexto hislórico y cclcsial. Más dc Llna vcz, Juan Pablo II lr¿r lccorriclo cl c¿rrlirro tle ll renovación litúrgica del siglo XX, crnpezado por san Pío X (1903-1914) y llevado adelante por sus Sucesorcs cn l¿r círtcrlr'¿r del Apóstol Pedro, sobre todo por cl Sierrvo cle Dios PÍo Xll (1939-1958), por el beato Juan XXIII (1958-1963) v pol cl Siervo de Dios Pablo VI (19ó3-1978).

celcbrar el vigésin-ro quinttt lniver-sali,r clc lti Constitr,rción litÍrrgica, Juan Pablo Il c.scribió l¿r Calt¿r a¡rosttili-

En 1988,

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LIl't

28

crr

l,'ict,.sin¡¿

MEMORIA DE, UNA E,XPERIENCIA

RGIA Y BELLEZA

ts tTLtittttt.s annus, en la cual obsen'a cómo los gran-

plincipios del Movinriento litúrgico han sido confirmados por el Vaticano 11' y afirma que tal renovación n¡g5psndía a Llll¿r. csper¿rnz¿r gcnel'al de toda la Iglesiar.u El 4 de diciembre del 2003, al cumplirse el cuadragésimo rrnivels¿rrio clc llr Sucro.sunclum Conciliunt, el Papa Juan pablo ll escribió la Carta apostólica Spiritus et Sponsa. En ella, se Irizo cc
clcs

todos al seno cie la lglesi¿r,."'La aplicación de l¿r ConstituciÓn litúrrgica ha favoreciclo rc¿rlmentc y sigue favorecicndo la renovación cle toda la lglesia." En I¿r Carla Dotttittictte cenae (24 tebrero i9B0), Juan Pablo II ha afirmado con fuerza que (existe, en efecto, un víncttio estrechísimo y orgánico entre la reno' vacirln tlc la liturgía y lcL renovacírin cle toda la vida de la lglesia. La lglcsia no sólo acLúta, sino que se expresa también en la litr,rrgia, vive de la liturgia y saca de la liturgia las fuerzas para la vicia. Y por ello, la renovacjón litúrrgica, realiz.¿rda de mocio ,justo, conforrnc al cspíriLtr del Vaticano II, es, cn ciertc; senticlo, la mcclida y la condición parra poner cn práctica l¿rs enseñanz¿ts clel Concilio Vaticano II, qr.te qllereffIos aceptar con fe profunda, convencidos cle que, mediante el mismo, el Espíritu Santo ha clicho a la lglesia las verdades y ha dado las indicaciones que son neces¿lrias para el cumplimiento de su misión respecto a los hombres de hoy y de merñanar.'' La reflexión de los estudiosos y la praxis litúrgica del pontificaclo de Juan Pablo II han permitido poner de relieve tres valores que son otras tantas líneas conductoras de la Constitución conciliar: el sumo valor de la Palabr¿r de Dios, la perrticipación activa de los fieles durante Ia celebración cle los clivinos misterios, una más viva conciencia de la unidad 1'univcrsalidad de la Iglesia, alrn en ia diversidad y pluralidad de los

ritos litúrrgicos. EI sunto vctlor de la Pcúctbra de Dios ul-a impoñancia de la Sagrada Escritura en la celebración cle la liturgia es máxima,.1r Por esta razón los Padres conciliares decidieron asignar erL lns ceLebraciones litúrgícas tLtt tnayor 10.

Conslitucirin concilial' Suc'roscutcttLnt Ct¡ncilitntt sobre la sagrada liturgia,

n.

7. Cl. Ju,qru P¡\uL() ll, Cartu apostólic¿, Vicesírnuts quintus annLts, nn. 3-4. 8, Ju¡N P¡sr-o il, Carla apost(rlica Vicesünu.s quintus annus, n. 4. 9. Lll..Iu'rru Pr\rlr.o ll, Carl:r:r¡rosttilica.Sllrllas et Sltonsa, n. 1.

29

1.

I l. Cf. Ju¡N P;\Bl-o II, Cartit ilpostcilicaVicesinttts quintu.s tLrtrttt.s, n.4' 12. Ju¡N P¡¡r-o II, Cartzr apostólicztVicesintus qLtitllLts utttttt.s, n'13. l l. Consti f r-rciírn cr.'lrci l i¿rr Sac rosttttc l u tn C o rt c ili urrt, n. 24.

30

I-I'f IiRCIA Y I]IiI-I,I.]7-A

MIiMOt{lA

cspacio a la Palabt'a de Dios, de la c¡ue tiene hambre y sed el pueblo cristiano. A partir dc cst¿r clecisrón sc h¿rn clcrivado nrr pocos benelicios para la vicla litúrrgica. Por un lado, el espléndido compromiso de lradr,rcción de los textos bíblicos ha hecho disponibles las Sagradas Escrituras en casi todos los idion-ras del n-rundo y l-r:r permitido dc esta rn¿lncra a los fieles un acceso más fccundo a aquellos tcxtos c¡ue, según la Cor-rstitución clogmálicet Dei Verbturt, nenseñan sóliciamente, fiehnente y sin error la verclad clue Dios hizr-r consignar' en dichos libros para sah,aciírn r-iucstr¿rr.r'' P<-¡r otro l¿tclo, sr-r nr¡l-ablc inscrcií¡n cr-r ia iiturgia, gracii.Ls:r la reestnrcttrración cle los Leccionarios y cle ia Litulgia cle las I{<.rr'¿rs, ha hccho quc las cclcbr'¿rcic.rncs dcl rilo r-onlano cstér'l rnás inspiradas en la Palabra de Dios; ha permitido también una más exacta interpretación de muclros párr':rfos cscrittrrísticos, enmarcadas en el cc-intexto originerrio, es decir, cn la iiturgia misma. La comunidacl rcunid¿r en oración constitnl'e el destinatario privilegiaclo de la Palabra clirigida por Dios a srr pueblo para que la escuche, la mcclite, la ore, la ponga en pr'áctica y la anuncie corno "btrena noticia" pala la htrnruniclacl cntcl'a. Fini.rin'lclrtc, graci:rs ¿il clcs¿rllollo cle lr.rs cstlrclios l;íblicos v a su ¿lcrecentacla irnportanci¿r en ia lol'nt¿rción teológica 1, espilitr-ral de los candid¿rtos a las rirctcncs sagradas, sc ha bcncficiado enormemente el ministerio de la predicación cc¡n{'iaclo a los pastores dc la Iglesia, nrinisterio qLrt: no sc f undamcnt¿r en sus l'uerzas, sinr¡ sobre l¿r Palabr-a dc Dios. Cornr-r recllcrcl¿i s¿rn Pablo a los prcsbítcros cle Éleso, cllos cstán conf iaclos ual Señor y a la palabt'a dc str glaci:t, clue ticnc cl podcr-clc cclif icar' v de concecier la herenci¿r a toclos los santificaclosn (LIclt 20,32). Gr-¿rci¿rs:rl particulzrr rcl icvc d¿rdo ¿r la Palabr¿r clc Dir-is, ll¿i crecid
l¿r

clivina Rcvel¿rci
DF.

ll

UNA IrXPtiRIl:N('lA


¿rcto cle

I -5.

Consti trrciór¡ ccrncil iar Sacrosanc

Itt

nt

Cr

tn t'i I i t t n t, tt.

\6.

l6. Constitrrcir¡n concili¿rr Sacr
19. Cl. Conslitrlcirir-l

conciliar Sacn¡sr¿rrcttntt C'c¡¡ttilitu

r¿,

ltn. 25. 50. ó1. ói-Sl.

89 1'pcsslri. 20. Cf, Corrstittrcirirt conciliar Sacrosanctuttt Cottcilittnt, n. 3-1. L..l t-r-itci-io rl,. ttna t'igrtl't.rsit sin¡rlificación fue utilizaclo tlrnrbirirr l)ol san Pío \¡ t'¡ la ¡.i i

sión del fulissale Rotttattuttt (1570) pucstu cn ¡rr'ácticir cor¡r6 co¡sc.crrc¡e iir clel concilio dc'fi'cnto, que clausuró sus tr-abl jrs cl -1 tlc ciir.icrrbrr. r¡t.r

t'I

con benevolenci¿t y, si puede, conserva íntegro lo que en las cost_nmbres de los pueblos no está indisolublemente vinculado a supersliciones y errores, e incluso a veces lo admite en la mis¡ra litr-rrgia, siempre que esté en armonía con el auténtico y verclaclet-o

cspír'ittr litúrgico,.''

La ¡tarticiqtución activa de los fieles

Llt actit,a y ortlenadct participación de los fieles en l¿rs acciories Itírrgic¿rs cs fi'uto irlrrediato de la refo¡ma conciliar. En elcct<1, (no son ¿tcciot'tcs privadas, sino celebraciones de la lelcsia, clue es sact¿I1-llcl')to de unidad, es deci¡ pueblo santo, congrcgado v ordenado bajo la dirección de los Obispos' Por tl¡]to, pel1eltecclt a todo c1 Cuerpo de la lglesia, influyen cn él I' lo n-ra¡if iest¿in, pero alectan a cada miembro de este Cuerpo clc ¡3ner-a diferente, segírn la diversidad de órdenes, funciones \ partlcipación actual,.z2 Con estas palabras se afirn¡r la motir,'ación teológica de la participación activa de los fieles" y la prillacía cle la cclebraciór-r comunitaria'o respecto a otras formas c{er vivir y celebrar la litr-irgia. C9r¡9 sc l-Cc()lt()cc unhninrcmente, lar "part icipacióll activ¿t" (ncty¡sa participati(.1) es una de las líneas conductoras dc la Co¡stittrcirin litúrgiczi y Ltllo de los obictivos principales c¡ue ios paclrcs cc_rnci[i¿-rr.cs se l]l ()ponían conscguir pronrulgando la S1crctsanctunt Concilittnt. Ert la intención del Concilio la "participación activa" debía sustituir progresivamente a Ia forma cle asistir pasirra, muda r,i a menudo, desinteresada de muchas ¿rsambleas cultuales, ajena a la genuina naturaleza de la liturgizi. Por otra parte, la "paflicipación activa" no puede ser confundida con Lln "activisno" puramente exterior.

Como varias veccs han obsetvaclo los cstudiosos, la "participación activa" es frttto de una sincera adhesión de fe a la persona \¡ al mensaje clel Señor Jesús; se suscita v sostiene por el E,spír'itu Santo, el mismo Espíritu que consagró al Verüo encarnado Sumo Sacerdote de la lrlueva Alianza ya desde el seno de su Maclrctt y q,t" se da a c¿rcla liel en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación para que se enriquezca con el "sacerdocio real" (1 Pe 2,9', cl. Ex 19,5-6)', es la proyección desde la esfera cultuai a la existencial, para que todo discípulo haga cle la ¡lropi:t vida tln cr,tlto itgracl¿rbie a Diris;2. es parf icipaci
n cle saccrdoter.t"

(Jno cottciencia nuís vivtt de la calolicidad

El rito rornano es el rito del Santo Padre en cuanto él es Obispo de Ronta. El Pzrpa, en sus viajes apostólicos )i en partila misma Roma, celebra los divinos misterios en otros ritos del oriente y del occidente. Este hecho,

cnlar.es circunstancias en

25. Cl. S. AcusriN,

2l . Crrrtstittrci
JJ

M}iMORIA DB UNA E,XPERIENCIA

L]TIJRGIA Y BELLEZA

l2

26.

De'f

ittLtate, XV, 4ó: CCL 50A, pp.526-527

Missale Rontanunt vat.

II,

Sabbato post Dominicanr

-lrinit¿rtis, s. o 27. Ci. Constitr-rciírn conciliar- Sttcrosctttctuttt Cctncilittttt,

Sollclrnitas sanctissimac

28. Constittlci
concilial

Sacro.sanctttttt Crntcilium,

n

n

'

II

Paschae, s. o.;

36'

35, par. 4'

ME,MORIA DE UNA F.XPIlRltlNClA

LITURGIA Y BELr'EZA

34

4. Validez perenne de los principios de la renovación

juntamente con el restablecitniento de lcLs fornus *tás ctrtliguas y traclicionales, que el Concilio ha promovido'o y la sede Aposdecetólica ha sosteniclo con conviccirin durante los útltimos

conciliar La reforma litúrgica ha sido necesaria; sus principios teolmplctu r-c¿rlizai:i
nios,hallevadoa]osfie]esacomprel.}clerlaigttaldiglidadde spertaclo en ellos ttna conciencia míts viv¿t del anuncio evztngécle la catoliciclacl de la Iglesia y del destino antigua tratodos los pueblos. Los fieles de las Iglesias de toclos lt¡s r"llos y ha

cle

lico a inciclición, tal vez cle escaso relieve nunéricc-r y de rcclucid¿r. reflejo dencia social, han reclescubierlo ios tesoros de oración' (cf" E[ 3'i0)' quc hiin atlicle la multilorme sabiduría clc Di<-rs mentado por siglos su fe y su cttlto' El Papa Ju¿rn Pablc¡ ll h¿r rcct-¡rd¿ido m/ts dc una vcz cuítrt Apost(rlicat grancle y provechoso ha siclo el empeño cle la Sede

Ejercicio del sacerdocio de cristo Ac' / u

cúiaüc í rit t

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erio Ttascual

E,l velcl¿icielo ejc en tor-no

paralapucst¿Icnpr.ltclicardcl¿iC
al cu¿il sira

tocl¿i l¿i Cor-lslitlrciórr

conciliar es la litur-gia, entendida conro ejercic'io deL sacertk¡ci,, de Cristc¡ y actu.alización de su Misteríclnnrzrcltt la pulrrirla y s¿urtilicaclr-¡ ¿r los {'ieles con los s¿rct'antentos pasctrnles clcl B¿rutismo, clc la Corrfirmación y cle la Euc¿rristí¿r (cl. IIclt 2,14 ss.). No han sido enviados solamentc a proclarnrar cl acontccimiento cle la Resr-rrrección, sino tambión a realiz¿rr unrecli¿rnlc cl sacrificio y los sacramentos en torno a los cr,r¿'rles gira toda la vicla litúrgica,la obra de la salvación qtre anunci¿rbanr,''r hacie.uclo de tal manera evidente que uCristo está sientpre 1-rrcsctrtc c-rr sr-r Iglesia, principahrente en las acciones litúrrgicasu."

sobrelalglesiaLunleylgentittttt.Larelaciónentrelascloscr-¡tlsConciliunt tituciones eS, pues, estrechísin a.. Ia StlcroSancllllll lucgo irat-r ha anticipado algunas temáticas eclesioiógicas clue sido ampliamcnte tratadas enla Ltuttatt getttiturt' Estelreclroes,clealgunzill,]anera,reile'i
29. Cf . ibid ., n. 1.

30'Ju,cNP¡eLoII,CartaencíclicaEcclesiucleEttcharistkl'n.26;cl. gencrerl Atrdienci¿t constitución conciliar Lttnten gertlittrrt, n. 26; P¡t¡t-o VI,

del'l5clescptienrbrelgó5,cnl'rs.,¡4"""""titliPaoktVl'3'lc)63'pp'10351037;Ju¡NP¡gr,oIl,Car.ta_/]ol¡tillícutl.celtae(24clcfcbreroclel9B0),n.4, / tt ¡ t Ct t tt iliut tt' n' 2 3 I . Cf. C
¡,.

32. Cor-rstitrrciírn concjlial' Sacrosanctuttt CottciIitutt, n. 6, 33. C
I,I I i, RCIA Y BELLEZA

En nuestro tiernpo rnuchos fieles han cornprencliclo la ¡lcntrina n¿rtlrralcz.¿r cle l¿rlcs ¿rcciones litúrgicas, tal como cstírt-l clcsclit¿rs en la Constitución conciliar: uAsí ptres, con razón se corrsiclcnr la litrrlgia conr() cl ejercicio de la I'trnciiru saccrclotal cle .lcsrrcristo crr l¿r c¡rre, rrcdiante signos scnsiblcs, sc signif-ica v sc lcnliz¿r, scurrn el rloclo propio cle cacla uno, lir santilic¿icirin tlt'l llorlrbrc,v, así, cl Crrclpo místico clc Cr-isl-o, cs cleci¡ lar Cabez.u v sus rrricnrblos, eierce el culto priblico íntegror." La litrrrqia, cn cLliirlto nccirin dc Dios, es oplts D¿r: obra dcl Paclre por-Clisto en el Espír'itu; en cuanto el hombre actúa a trar¡ós cle si¡lnos scnsiLrlcs cle c¿rr'áctcr cristológico, eclesiológico y irntlc-r¡roltigic
.15.

conciIiar S¡r¿'rr¡-s¿¿nctuttt Cotrcilitt¡tt, n. 12. I[, C¿rlta crrcíclica Ccc/¿.;ia de Ettcltaristia, tr.

.16. C'i. Coristitr-rcirlrr .17. Cl'. .lt',rN P.rt¡t-o

3t

NIE]\'IORIA DE UNA ts,XPE,RII]NCIA

1 r'7rri.s.sirrr.

lS. Constitr,rcitin concili¡u Sot'ttt.suttclurtt Ct¡nciliut¡t, n. 4'l ; cl. PItt X, Mott¡ 'l)u lt' sollecittttlitti (22 clc novienrbre de 1903) en AL:lo San<:lac lrr-o1rri
In littrgia cetttro

de lo yiclu es¡tiritual

En la base cle la rcnovación litúrgica cstLrvo también la convicciril-r cle: los Pacll'cs conciliares cle cluc ula litlrlgiit cs la prinrcl'¿r y nrírs ncccsr.rria ftrcntc r:n lar c¡r-rc los f iclcs bcbcn cl cspíritu verdacler¿uttente cristiano".''' Ler liturgia, en elccto, "al edif icar; clízr ¿r clía, a aqucllos c¡r-rc cstárr clcntro para scr tcnrplo szrnt<¡ cn cl Scñor', n-roracl¿r clc Dicis en el Espíritu h¿rst¿r llegar a la il-rcciicla cle la plenituci de la edad de Cristo, robustece de modo ¿rdmirabie sus frlerzas para predicar a Cristo>.10 La litr-rrgia es el centro cle la vida espiritual del cristiano, /a printera escuela tle escucluL de la Palc¿bra de Dios y el lugar por exceletlcia de invocación del PcLrd"clito. En la liturgia el Espíritu rccltel'da )¡ actu¿rliza el Misterio de Cristo, t'ace a los creyentes clóciles a i¿r Palabra cle Dios, los capacita para el antrncio y el tcslin'lonio cie la fe, los tr¿ursforll-ra ¿r inrngcn de aqr-rcl qtre los ha llanraclr) a continual'su n-lisión de Siervo del P¿rcire (cf. 1s 42, 1-4; A4t 12,15-lB) v cle los hombrcs (cf. Jtt 13,12-14', Mc 1O,45), anuncianclo cl Evangelio a toda criatura. 5. Tareas para afrontar con esperanza El c¿rmino cle renovación de la liturgia recorrido a la luz de la Setcrosanclt¿nt Cr-¡ncílíul?? es irreversible. Por la importancia que este hccho reviste en la',,icla v en el testimonio dc la Iglesia, el Santo P¿rdre Jual'r Pablo ll h¿r inclicado cn docunentos específicos alqun¿rs t¿ircas qlle cspcl'¿ur scr cLrmpliclas plenamente.rr Pero l¿r misrna f'orma clc ¿ictr-r¿rr'litúrrgican-rcnte de Ju¿rn Pablo II y ahor¿r cle Beneclicto XVI ha constituido v constitu\¡e un aliciente, sobre todo para los Obispos, para qLle asllman con sentido cle responsabiliclacl v con espír'itu everngélico tales tare¿rs, de n'rodo que lu Conslittrciírn conciliar no ser¿r cles¿rtcndida en ningúrn pllnto. irrl Sttc rr¡.v t nc l tt tn Crntci l it tt n, n. 1 4. ('rrlslitrrc ilrrr colrciliirr' .\ttcrosa¡tt lttnt ('t¡ltt ilittttt, tt.2. 41. Cl. .ltt¡'t P¡lrt o Il, Ca¡1u a¡rostcilica liic,:.sittttt.s qttitrtr!.\ (Ltunt.\, nn. l4-l8;

39. Cr>¡rstitucirirr concil 4().

.lt¡¡\ l',tgt-o II. fl¿uta

upr.rstrilicrr S¡tirittr.t

r/

S¡.ror.srr,

nn. ll-15.

3ll

t-n rrrt(;rA Y rJl.].r.t.tz.¡\

MliMOt{lA l)Ll tiNA I.lXI,l'll{tI:N( tr\

Cr¡ttciettt:iu d¿ lu ittt¡trtrlunciu cle lu Iitttt"giu

kt lonrtaciúr

lc-

estínrrrlr¡ ¡ralzr lr:.rccr clc: l¿rs cc.lc[rr.aci.rres litrir-gic¿rs cli, circcs rr¿r,rraciones cle los mirabilia D¿i ¿r favor- der l¿r hunraniclacl scrírr-r necesar-ios aún muchos añrs p¿lr.¿r cl.c l¿r t¿rr-ca litúr.gicra que el concilio ha confiado ¿r toclos los piistorcs ¡lrrrclrrz-ca fiutos visibles y duraderos. El Espírit', que es el gr.an inspir-aclor de la oración tanto comunitari¿r como per-sonal (cf,. Rr,r 8,26-28; Gal4,6), no cesa de acompañar a la Iglesia en su canti_ no con sus energías y con su soplo vital. El Santo Paclre Juan pablo II, co'rsciente clc que la litr_rrgiit es un inestimabie don de Dios a l:r lglesia, h¿i dacl. c()'startc tcstimonio a lo largo dc todo el po'tilic'.clo, cr-r R.ma _v c.n cl rlundo, cle celebraciones ejemplares, fieles en cl espíritrr v e. lu letra a las disposiciones del concilio Vaticano Il. Tal testimoriri y tal fidelidad han llegado a ser cada r¡ez e-viclente.s a pesar. 'rás del paso cle los años y las acrecentadas clificultades lísicas. Las celebraciones presididas por el papa son, por- tanlo, ..u i.vitación a los obispos y a todos los pastores a nrir.ar ¿rl hrttrr-. con confianza ¡r sentido de responsabilidacl y.na erhortación a no percler el ánimo por esta fase de cansancio a los c,ar.cnla ¿rños cle lzr pron'rr:lgación de la nngrtct crutrta cle la .e..r,ación litúrgica. Los historia.dores y Ios esttrcliosos cle sociokrsía religi.sa ol;scra/an que concilio cr'cl.ve e.n la pr..rr-ruluii'ingÍrn ción cle los decrctos o con la actuación cle las p'irne r-irs r-elbrr.as por: él clecididas; el pleno logro past.r-al crc Lln Ll-ic.c-ntr.o ccuménico exige una fatigosa e intelige'te ¿rc'sicla, q'e nr'chas veccs ab¿rrc¿r el arco de varias generzrr-iones ¿\ntcs clc llc-gar.a scr pzrtrinronio consoliclado y vivificantc clc tocb cl ¡rtrcrbl, cl.. Diris

existe ningtrna esper-anza dc qrrc csto oclrrr-a *escribían- si antes los mismos p¿rstores de almas no sc impregr-r¿ur pr-oltrndamente del espíritu y de 1a lucrza clc la liturgia y llegan ei scr maestros de l¿r misnrar." Entre los diferentes nrovin-lie nl-os surscit¿rdos por el E,spíritu de Dios durante el siglo XX (movirniento bíblico, ectrr-nérrico, litúrgico, patrístico...), el litúrgico qtriz-á \'ive Lln monrento cle pallsa o cle cansancio. Sc tiene l¿i sensación de cltie no se est¿i hacienclo toclo lo slrl'icientc p¿u'a tr¿rnsrnitir'¿r los ['ieles el scnLido auténtico cle la litrrrgia. I-os llisnrr:rs plcsbítclos, 1-r'inrer-os aninr¿rclclres litúrgictis clc surs comnnicl¿rclcs, t¿il vez- uo poncn sr.rficiente empeño para cumplir con esta funclamcntal tarea cle su ministerio, Esto acontece, bier-i porc¡-re ellos i-nismos no cstán siempre soslenidos por un¿r aclcclracla formación, bicn porque se lo ir-npiclclr las rlirltiplcs octrl'xre ir)ncs rlur'r,tlos cn l¿r Iglcsiii pr.rclrílrr-r clcs¿rrrollul' clc lorrllr cI ic¿r2.. El suft"iclo tcstimonio dc t¿intos Obispos v presbítelos -obligaclos cltu-antc nños por l:r pcrsccr-tcirin ¿r clcs¿rr-r'oll¿rr su nrini-tcrio úrnicanlcntc crr cl cspacio Iitúr'gico I' sil-r cnrb¿u'go capaccs de transllitil tar-nbión clc- cs1¿r for'rr-l¿r cl clcprisito lrrccioso clc 1zr -13.

I)r,' l;r cxpcricrci. rr¿rclur'¿rda crr e r (/llic'i. clc las ct.lcbr..,cir'es l.itúrgicas del Santo padr-e esto\, pcr-slr¿rclid. q'c c,-' cstc arduo, pero fascinante camino, cicr-t¿rnrclrtc lrvrrcl¿rr.á il ur)u rettctt,0cirin cle la caler¡rtasis en setttidr¡ rttistctgtigic(), cluc t.or.l1r.i_ buya a .establecer el víncr,rlo entre vicla espirittral, r,icla litúr.gica y exislenc'i¿r cristiana en el mundo. Tal r.ínctrlo, rrobl..

r

rinti_

gllo, encolltr'ó en lar época patrística sus cxprcsirlres r-.iis prrrfunclas v convincentes. Hoy la Iglesi^ clebc resllibleccr. r.,. plt,

CLttcilittnt, nrr. -ll--i2. C
Cl. Ccrnstitucritin conciliar

sr.:a

.

Littirgicct rlel clcro

Ante todo se ¿rdviefte la neccsidad cle quc sc renueve l¿r cot'tciencia de la in-rportancia primarria de la liturgia en los Pastoles de la Iglesia y en todos los mien'rbros clel pucblo clc Dios ¿r ellos conFiados. La pastoral litúrgica dcbel'ir tenerl por tanto, ttn lugar primario en los provectos cle dirección cle una diócesis c-r de una parroquia.t' Conscientes de I¿r importnnciar pastorarl cle la litr-rrgia, los Paclres conciliares inclic¿rt'ort ccit-t'io promo\¡cr la lot'maciírn litúrgica v la ¿rctir'¿r ¡rar-ticipación clc los f icles. Sin cnrbargo (no

-.12.

l()

Sacr<¡sLutctLLnt

F.,

+t)

\, clc n'l¿rner'¿r rrnitalia la relación entre la vida según cl [:s1rír'itLr, cl culto en cspír'itu y verdad (cf. Jrr 4,23) y el testinrorrio cvangélico crt mcclio cte la sociedad. Aunqtre es vercl¿rcl qtre ,, lu virl r cs¡'riri trrnl n() sc ergota sólo con la p:rrticipaci
nitr.rcl

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tun C<¡ttcili¿l¡i¿

clcclic¿r

cl entclo

!rrl)ítLrli) V nl sunto signo rlel Año litúrgico. En cl Ario litúrrgico sc conrlensa, pucs, la expcr-iencia de dos mil ¿iños dc la Iglesia lisprlsri c1uc, licna de a,lnor'-v de gratitud, conternplar y cclebla lzr obr'¿r s¿tlvíl'ic¿r de Cristo, su Esposo." Durante el lluir de lc¡s clías rr.trlcaclos 1-rol cl sellci clc Cristo, Señor de la historia, el tiempo clonolrigico (cltrón
¡,¡ ¡ ¡r'¡

u del tlt tt t t i t gtt t

¿rrror haci¿r cl Año litúr'gico se dirige antes que nad¿r h¿rci¿'r ..'l clonringo. El Papa Jtran Pablo lI ha llanr¿rdo la ¿rtcnci(rn clc sirs L{cr-r'r-lallos cn e'l cpisc:opado sobre la nccesicl¿tcl clc guriat' a los lielcs a leclesctrbril el sigr-rificado del "Día dcl Señor" y a r,oli-'ll

'.1

i I trc i
J. Cr¡nst

-1.i.

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l\4EMORIA DIr LiNA EXPL'lRtENClA

I,I1'IJRGIA Y BELI-EZA

\/el' a cl¿u'le su itlpot'tittrci¿t. La clismilltrción cte los lieles en

l¿l

los pzrípzrrtici¡tacitin en l¿r fir-rc¿rristí¿t clominical, sollt'c scs occiclcntales, cs tttr hecho preocllpal'ite, que no pttecle clejartciclo ct-l

nos inclilcrcntes e incl'tcs. En toclo luga.r, plrcs, clebe resplandece l la gloria del "primer clía clcsptrós dcl sirbado" (cl. Mc 16,9', I'c 24,l', Jn 20,1), que ya ¿r linalcs clcl siglo I cr¿t consider¿rdo el "Día del Señor -Dies Dr¡tttirtí" (cf. A¡t 1,10). C¿rda ocho clías (cf . .In 20,26) la Iglcsia h¿rcc ,,utcl-ltot'i¿r clc la ltusirilt, l'cstlrrcccirin V glol'izr clcl Scñtll' .lcsrisr,"'1lr)l-lo ctt¿tl no sitl I'l'totivo cl cl
la prohibición imperial, se l'cr.lltí¿ut cacla clon-ringo p¿ira cclebrar l¿i Eucaristía; clurante el pl.occso clcclar¿'iron, pltcs, al ¡lt'cic(lnsttl: (no poderlos vivir sin l¿r cen¿r clel Señor', (sitrc clorttirticrt).0'' En este conLexto cle amor por cl "Día del Señor" y de preocupación por l¿i disurintrción de su imporlancia para no pocos fieles, Jrran Pablo II h¿r esc¡ito la C¿rrta apostólica Dies Dotttitti (31 dc m¿rv6 cle 1998),'0 en l¿r cual ilustra cle f6¡na an-rplia v convinccnlc los v¿tlot-cs clcl clonrilrg() cotllo CalabtrLcitirt de la r¡bru dcl Crcrttlor (cap. 1), Dío tlcl señc¡r resttcitudo t,del tlott del Espírittt (cap. 2), Día tla la Igle.sia (cap. 3), rcttnida eu ¿rs¿rrnblea cucarístictt,, DírL dcl hcnnbrc (cap. 4), clía de go7o, l'eposo v solidaridacl, Día rle los tlías (cap. 5), rcvclador ciel scnticlo del tiempo. A 1ra¡tir clc est¿ts reflexion':s emcrgen dos convicciones: l¿r prirncra cs qtle la renor,¿rción dcl vigor cle las comunidades cclcsialc's clcpernclc en gl'an palle cle la toma de conciencia dc la importancia primari¿r clcl "Día clcl Señor"; la segr'rncla es 1:.t

les clel clontit'tgou; cllos,

¿i pcs¿Ir cle

4(r. Clorrstittrc:itin conciliat'S¿¿¿'irrsrlrt¿'1¿¿t¡t

Cottcilittttt, n. I06.

47. Cotrst itltcitirl cottcili¿rt' S¡rcrrr.sr¿r ¡c'I¡irl t C t¡t t:ilitttt t, n. 1 06. 48. Jrr.rx P¡tll.o II, Carta apostrilica Nol'o ¡tüllettnitt ürctu'tt¿, n' 35' t

19.ActrL s41tcÍorunt Satuntitti, Dcuit'i, el cilir¡nott pltrrirtrrtrtLrrt. rtutrtynott itt Alric:a (a.304) 9: ed. P.T. Rr-rinar1, Ackt nnrtvntnl, 1859. (1998) pp. 713-766. -50. l'cxto en AcIa A1trtstriicac Scdl.s 90

42

LITIJRC; IA

Y I]E LI-IJZA

necesidad de oponerse a la difundicla y f'alsa opinión segúrn la cual para la celebración de la Pascu¿r senranal uun día vale lc-r mismo que otro), opinión qrle es contraria a la tlaciición neotestamentaria (cf. Jn 20,19.26', Ap 1,10), destruye el valor eclesial del don'ringo y sll extraordinalio valor sinbirlico.

ElTridtn

prt.sctral

A lo largo del siglo ll , zt. t-aít clc rrn¿r dt¡lor-osa búsqueclii pzirzr armonizar las diferentes tr¿rdicioncs cclesiales a.cerc¿r dc l¿r fecha de la Pascua, la Iglesia, iluminad¿r por el Espírittr cle la verdad, estableció un domingo dc primarver¿t corno clía para Ia celebración solemne de la Pascna clel Señor: "Cristo, nuestr¿r Pascua, ha sido inmolado!', (1 Co 5,7); "¡Éste es ei día cn clue actuó el Señor: sea nuestra alegr"ía v nrlestro gozo!, (Sal lll [118], 24).5' A paltir de tal don-iingo v en insep:,ir¿rblc conerión

con él se constituvó progr-esivamcntc ci Tridlr<¡ pirscual -Cristcr inmolado, Cristo quc dcscicncle a los inf iernos, Cristo resucitad<>* cumble v cjc dcl Año litúrgico, I'¿rscu¿r plenii, clcf initiv¿r, universal, espacio santo de los sacramentos parscuales: clc la coriente regeneradora, del crisma perfumado, clel pan 1' del vino transformados por el Espíritu en Cuerptt v Sangle del S¿rlvador. Nad¿r sc debe clcjarr cie intcntar p¿rr¿l qlrc el ptrcblo de Dios parlicipc nr.rmeroso en la celebración de los rn¿iximos Misterios clc nucstra rcclcncirin, a pcs¿rr clc l¿rs ntrrtaltlcs conclicioncs de los tienlpc-rs. A cst¿r i'r:ilticipaci
Rrnttattuttt. .auclorilatc Pauli PP VI prrl¡rtrlgatunt. Itclir¡nurittttt l,

Editio tvpica, Typis Polvglottis Vaticunis 1970, Acl Missanr in clic Pasclrac, Psalmtrs rcspons()r itrs, p. ó88.

M H,MORIA

DE UNA

FIX Pt.rtt{t t.tNC

-ll

r^

AI realizar el senicio litúrgico en las celebr.aciones clel Salrttr Padre, he obselvado con pesadun-rbl'c qlle r-lrrch¿rs c.r'tr'icl.-

no comprenden sul'icicnten')enrc la n¿rtrrlalcz.ir r el sigr-rificado cle la cincr-rentena pascu¿rl. Este ticm¡r., c'r s. lr-iisr-n¿r configr-u"ación numérica dc cil-lcr_rcnta clías -sicte. scnrlrnas, es decir cuarenta y nlleve días rlás cl clía clcl cunrplinricnto clc l¿r Pr-or-ncsa (cf. tc 24,49)* scñnl¿r rrn ticnrl-r. clc plcnitrrrl clel gozo cle Ia Pascua, de comuni
cles eclesiales

52. Cl'. ottlc; ittitirLtiotti.s christicutae adultc¡t-t.ntt. Eclitio tr,¡rrca.

'ñpis Poll,glottis Vaticanis 1972, p. 15. 53' clf. c..stitrrciór c.llcili¿r. srtcrosattdtt,t c.ttcilittt¡t,..

prrtctt,,¡¿¿17¡l¡¡

37.

r().r.

I

+{ I

LIl'LJRGIA Y BELLEZA

ttdolt, e.\catoL()gica tleL cLtIto cristiano

El Ario litúrrgico, con l¿r sucesión cíclica de dÍ¿rs y estaciones tonro a la P¿rscua, f¿rvor-ece en los fieles el redescubrirniento cle l¿r ir¡¿lo/c esc'uLológica dcl culto cristiano. Escriben los padres conciliules: uEn la litr-rrgia terrena preguntamos y participanlos cl'l la litr-rlgia celeste que se celebra en la ciudad santa, Jeltrs:ilén, hacia la que nos dirigimos como peregrinos), ntientl'¿rs clLrc, llenos cie esper-:rnza, (aguardamos al Saivador, nucs-

cr-r

tr-o Señor Jesucriston.s'1

la virtud característica de la espera escatoiógica. Sin ernb¿irgo, obserwan justamente los liturgistas y ios piistor':tlistas: no es posible mantener viva en nosotros la esperirnzA \r ser, ¿r sLl vez, testigos de esperanza en el munclo, si r-ro coniprcnderrlos v vivimos la liturgia como verdader¿r celebracitin clcl nScñor-v S¿rlvaclor-nuestro Jesucristo, en el cual rcsidc llLrestr'¿i esper¿utza cle la s¿rlvación eternar,r, y como prenda de Ias realiclaclcs f trtlrras preitaradas para cuantos en la fe se orientan hacia É1. L.ai cspe:r'anz.¿r es

kt

linLrgitt y el cctntirto hacia la plena unidad

En el scr"'icio al Sanlo Padre Juan Pablo II, sobre todo con oc¿rsión clc sus viajes apostólicos, he visto cómo en su mente cstíi sicr"r'rplc ¡rr'éscntc t.rn¿r de las grandcs finalidadcs dc la

lonl¿r lttúrrgicrL quelidit por el Vaticano II: <promover cuanto ¡rueclii contlibrril'a la unirin de todos los que creen en Cristo,.56 L-a littrr gia, por sLr plolti;.i natura,eza, nimpulsa a los fieles a c1rrc, saciirclos c()n los s¿rcr¿rmentos pascuales, sean concorclcs ern la pieclarcl,;-7 ella, y cn particular la Er-rcaristía, cs (sacr.anrento cle amor, signo de r-rnidad, vínculo de carid¿rd,.s8 ¿Ci;rno conseguir est¿r I'inaliclacl v responder al anhelo del Concilio? re

54. Corrstitrrcio¡r conciliar SuL't'osottctutn Conciliutn, tr. B. 55. S. A<;Lrs'r ri'1, .Sr,r ¡/¡r-, 3lll: ( . (itrelf'o'bytanus 28): PLS 2, ó15. .56. Constitr.rci.266.

MlltulOltlr\ UIi UNA F:XPERIENCTA

+5

Dc la cnseñanza imp:rrtida por Juan Pablo II con ocasión de sus visit¿rs a los Responsables de las comunidades cristianas, nre parece que se pueden conslatar arlgunos elementos parar unzr adecuada respuesta. El Papa l"ia considerado importante redescubrir y valorar aclttellos elementos de la liturgicL, en parlicular de la celebración eucar'ística , qt.te ayuclan o reavivctr la cotrcíencia de estar ett contttttión con todas Las contttni,rLatJes cristicmas cLe oríente y cle Occidente. A pesar de que la comunión no se¿l plena con todas estas comunidades, es legítimo clue ell:is sean asumidas en nltestra oración y en nuestra inlercesión, para que venga pronto el día en que finalmente nos reconozcamos todos miembros dc l¿r única Iglcsizr de Cristo v nucstr¿r r-rnicl¿rd llcgue a ser Lln signo creíble a los ojos del mundo. Aclemárs es bueno cctntpartir, obscrvando a tal propósito la disciplina de la lglesi a, todas aquellas partes de lcL liturgia que es posibLe conrytartir con quienes estamos ligados por Ia misma fe cn el Señor Jcsucristo y qlte, medi¿rnte el Bautlsmo, están en cc¡lnunión, aLlnque no plcna, con l¿r Iglesia católica. Muclro se puede hacer todavía para relorzar la colaboración ert el cart4so de los estudios littirgiccts, así como se hizo en el campo de los estudios bíblicos y, en par1e, en el de los estudios históricos y teológicos. Será ante todo irtil prolundizar juntos, a la luz. cle lc¡s plcccptos del Scñor Jcsucristo y de la antigtrrl tradición de la Iglesia indivisa, el origen y la naturaleza de las estrucltrra.s y las n-taneras más convenientes para celebrar la obra de Dios; eso .será un pocleroso factor cle acercamiento cnLrc las divcrs¿rs cornnnicl¿rcle s crislian¿rs, cirv¿r ctivisión sc n-lanificst¿r ¿r menudo cn la-s modalidacles clc entender v de celcbr¿u-la litr-rrgia.

Los ámbitos y los calrpos, donde ia renovación litúrgica se entrelaza con el compromiso ecuménico de conformarnos ar lzi súrplica dcl Señor Jcsús: uPaclre santc¡, cuid¿r en tu nombre

a lr-,s quc me has daclo, para, qLlc sean uno con.to nosotros> (.ln 17,11), postulan Lrn nuevo cmpuje para abordar una cues-

I.l'f t IRCIA Y UIrLI.tlZ,\

15

tirin toclavía no rcsuclta: el ¿tcttct-clo cntl-c loS crisli:.rnos cle confesión pat':t l¿i cclel'lt'¿rciírn clc la Pasctta clel Scñol' cl-l Ll rla n-lism¿r f'echa. La.S¿lcros¿¿tlcttttlt L'ot'tcilhtttt en una cspecílica Decloración ha manifestado lzr clisponibiiiclad clel Vaticano II (a qLle se asigne la fiesta de la Pascua a ltn domingo del Calenclario grcgoriano, si cl¿rn stl ¿rsclltilrlicllt<-¡ toclos los intct-cs¿rclos, especialmentc los herntanos separ'¿Iclos de ia cornunií.'t'l con la Sede Apostólican.'o Del largo rccorrido, a mcnudo tot'mentoso, realiz¿rdo en esta dirccción nos alegrzrnlos toclgs ct'l cl Señor y auspiciarnos todos qtie uhcriot'cs p|c)gresos ¿'tcclercn la clcsaparición, en cl c¿tlendat-io, dc ltll¿t ciif'ct'cl-tciit c1l-lc st-iscita clttc zlpre¡rcr-plcjiclad V tal vcz cscírncl¿r.lo. En cstc ciinll)o hlty ciar l¿t postur¿r de algunos pastores y c
c¿r(l¿t

Rrlrn¿r.

47

N/IEMORIA DE UNA EXPERIENCIA

:

I

I

l-ir Ccrrstitr-rción Sr¿crt-r.\attcltult Conciliunt h¿r cledicaclo toclc'l e I capítulo VI a la múrsica szrgrada y el capílulo VII a "El ¿rrte v Ios objc[os sagrerclos". Sobre Ia rel¿rción entrc [¿r lglcsia v cl ur-tc, 1¿r Constitlrción litúrrgica enuncia principios inrportantes v contiene amonestaciones provechosas para asunrir erpresic,nes dc'i ¿rrte contcmporáneo en el culto católico: "La lglcsi:r no consipropicr cler'
Liturgia y arte

los crpertos- d¿r válidos resultados cuanclo cst/r c-onf ilrcla ¿r comisiones, preleriblemente interdisciplinales, formadas por

cada celebración litúrgica tiene múltiples conexiones con las diferentes ar[es: la arquitectura, la pintura y ia escultura, la música y la poesía...; con e:lpresiones artístic¿ls florecidas en cada tier-r-rpo v en c¿1cla lLlg¿rr; con el ¿u'tc SLlntLloso, qlle se sitr,e clc nrateriales preciosos, v cor1 cl ¿tt'te ¡rgb¡e, que utiliz-a elentcntos ntodcstos. f ,o con{'irnlir lat exllcrie ncia cliaria clc lrtlcstrrr

pclitr-rs c¿rpaccs clc conjugar las exigencias clcl grrsto nroclcnr
tr"abajo. 59. Constitución concif ial- Sacros¿trc¡¡trrt Concilittttt, A¡léndicc,

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1'

ó0. Crrnstitr-rci
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I23.

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',1:l,l.F.'/.A

lr()cicl() cllic la lglcsia llcccsit¿r de su col¿rbor¿rci(in,

M

irrnaba: r'as clc Dios, lod¿rs lcs¡rlandecientes cle belleza: la crc¿rción cle la lrrz, clcl coslr.ros, clcl lrorlbre y de la n-nrjcr kl. Gett 1-2), cl nristclio clc l¿r cnc¿u-n¿rcir'¡n del Verbo, en el cu¿rl el Dios invisilrle se lr¿r hcch. r'isible cn el Hijo: "Dios se ha lteclu.¡ lrc¡tnbrc en Jc'.s1rr'/'¿.sr(), cl clul ha llcgado a se4 así, "el centro de refcrencia palii pocler conrprendel el enigma de la existencia htrmana, clel r.l.rLrnclo cle¿rdo v de Dicls r-l-rismo"r;u, las acciones salvíficas cle Jesúrs cnvuclti,rs pol unu inexpresable belle;:a que brota de su boncl¿ici inlinit¿r v de su ¿lmor sin límites, también en los acoutccimicr-rtos mnrcados por Lln inmenso dolor-, coltto los cliferentcs cpisoclios cle la pasi(rn. La litulgi:r, cn sLr noble sencillez, debe ser hcr-mosa, cligna tlcl f)ios clc la gloria, ¿rl cLrirl cstá dirigida, v cligna de los sanlos nristelios qtrc cclebra. L¿r liturgia, pues, necesita del arte y cle Ios lrltistas; ck'ltr intrricitin.v dc ler inspiretci
Cutttittur jurttos en la coridad Corrsiclcrrr rrrl sr¿in don clel Señor el hecho clc habcr- tr.abajaclcr

lrrlga

r

¿rsiclLr¿rr-ncnte

cn cl l.lll'icio de las Celebraciones Litirrgic:rs

o1. Prst.t)\/i,Sr'r'r¡¡¿.¡ ularte .

\¡rr,.¡,,1¡, ,,,' .\r',/i s



c"r¿'¿¿11os

( lq6-+

ittsacello Sl¡¡ir¡o,clicTntaii 1964,enArta

) l)l). 410.442.

ó2..lrlAN P,rBt-o ll, Curtu a 1¿¡-s ¿¿i-lr.st¿¿.s, Indirizzo, en lttsegr¡r.tttettti di Giot,atttti l)at¡l¡¡ 11,22\l ( I c)99) P. 704. r..l..ll i\N l),rnto ll, ('(uta ü 1os ¿11¿.slrr.s, t't.5, il¡id., p. 709.

l:MOl{lA l)t'l tiNA lixl'Dll.tUNClA

49

clcl Sunro P<.¡ntí[icc, cn estl'ccll¿I col¿tbot'ación c()n los Olicialcs y l<¡s Consultolcs clc l¿t nrist-r'l¿i. Bso, aclcmás cle l¿r adquisiciór-r cle Lln¿r extr-rrol'clilraria cx¡-lct'ienci:r cultual -dc liturgia y cle piedad

¡roprrlar-, nre ha perrnitido conocer y apreciar más profundzrnlentt: ia postlu'a del Santo P¿rclre Ju¿rn P¿rblo II acerca cle algr"rn¿rs clololc.rsas tcnsi()ncs c.ristcntes cn cl citntptt litúrrgicrl. Jlran P¿itrlo II nos ha c-nscñ¿tclo ¿l ¿tstlntir ¡tntc todo Lrtla postr,rr'¿i

de cariclacl h¿rci¿t toclos: ]raci¿t qr-tict-t, cot-t cx1'lt-csiolles ciul'¿is

), clcsatcnclienclo lcis clatos cle la histori¿t, rech¿rz-¿r la reforma litúrgica y la consiclcr¿r tu-ia catástrofc parat cl rito romano, y h¿rci¿r c¡r.ricr-r, clc:scr.ticl¿rnclo l¿ts lc\es socio-¿intr(.rpológiczts qr"rtr regulan cl clesarrollo clc los lenómenos religiosos, hubiera qr-rcliclo un¿r rcforura litúrgica más radical. En srr últirna encíclica Ecclesia de Eucharistia (17 de abril de 2003),* Juan P¿rblo II ha cxholtaclo firmemente a toclos los ficlcs 1,, s¡ pzrt-ticltleir, zr los pt'esbítet'os v a los anim¿rdores litúrgicos a abslenerse ctt cl tttotlo tnrís ab.solutrt tle ilticicttit)Qs qLrc t'sltín cn conlraste con el ttLttéttlit'tt espíritLL tle la lintgla, in'rpiclcn ¿rl pr-ieblo cle Dir-is llenarse de los tesoros del manantial de la iiturgia, no están conformcs con el dictamen conciliar y cr¡lrslitr-r-vcn dc hccho ltn rcch¿izr) o p()r lo mcnos utrm cqltivocacla ir-rterpret¿rción clel Cortcilio.

No sc quicrc cxclutil'sin cmb:rrgo una prudcnte crc¿ttivid¿rd litúrgica rc¿rlizad¿r con f irlelitlatl al Concilio, baio la guía y con la vigihttúe ulettciótt de kLs cotttl)etettles atttoriclatles ecLesiales: lo rrtcstigua cl cspacio clc.iado cn los libros litúrgict-is pat'a ardaptaciol-rc-s motivad¿rs por I'azoltcs ¡t:istorales o por la nccesaria aciecr-lación a l¿is clivcrsas sitlt¿rciones y cultttras en las cuales la

littrrgia cs ceiebrada. En las actividades apostólicas de la Iglesia y en particular en las celebraciones dc ia liturgizr pueden y deben ser valorados los cloncs y los ciiferentes carismas, dados por el Espíritu dc Dios para lii comútn Lrtilidad v para la eclificación del cuerpo 6.1. (lf

..lln¡i l)¡nl.rt ll,

C'.rr1a

cncíclica lia;lcsiu tle Iltrclturistíti, rr. 52.

50

LIl'TJRCIA

\ BEI-I,I]ZA

N4LMORIA DE UNA

eclesial (cf . I Co 12,7). Pero intcrr,,cr-icioncs innc¡vadol'¿rs nrárs sustanciales en el delicado c¿ut'tpo dc lar liturgi:r piclen, acler"n/rs clc l¿r dcbid¿r confrrrnt¿rciírn col-r las ¿rurt
Cl. CoNcRE.cACtóN P¡r¡¡ ¡.L Cr-illo Dlvlxo v

r.A Drscrpr,r:,¡r ou

S¡cn¡¡¡¡rros, Instl-ucción cllarta, \/arleIates lagitüttue, n.

LOS

37.

66.Ju¡r¡ xxlll, Di.scorso di apertura del Cottcilio Ectttttenico lkuicatto Enchiridiott Vaticatttutt, vol. l, n, -57.

Il

EXI)I:,RII]NC.IA

5

]

L¿r autenticidad de las celebraciorrcs cuc¿rr-ístic¿rs no se lnirlc solamente por Ia precisión con la qlle r'ros adhcrirnos a las pr-csclipcit-rnes de la Iglesia y celebranros los ritos, sino tanrbiérr e

b¿rse

'

a la capacidad de producir cn

nuestr-¿ls comu'id¿rclcs cncarísticers fi-utos de escucha y mutr-r¿r sr-imisi
Dios.

6. Mirar hacia adelante con ánimo confiaclo

En cstos años el Santo pad.c Jua'r p¿rbl.

II

ha

rccorcl¿ickr

nrás dc Llna vcz cirmo hay muchos llrotir,<;s par-a uleer-ur.r-ros c[e los h'utos de la renovación litúrrgicar pr.omovicla por.cl concili.. I:]s algo clLrc toca cl cor'¿rz.ón de la Iglcsilr: c-r.u, ¡rrrcs, irt,r,ilablr, qtre suscilzrra algtrnas resistencias v dilicult¿iclcs v r-c-clanrar.a nrrrcll¿r ¿itcrnciírn p¿lr'¿r slr correct¿r aplicacirir"r, r.espctunclo cl r.i tnro dc toclos y cle cada trno. Pero, puesto qr-re la liturgia es'ehícul. cr-lri'crtc dc la palebra y de la obra de nuestro Señor ¡, S:rlvaclor. Jesucristo, Ju¿rn Pablo II ha invitado a todos los hijos cle la Iglesia ¿r no temr-r.r. ¿r mirar hacia adelante con ánir-no c.nfi¿rdo: l)ic-rs ¿rctria crrst¿rntemente en su Iglesia, y el Señor:Jesús repite sin cesar, h.r y en todo tiempo, al Santo padre, a los Obispos \j a t.dos l.s agentes pastorales las palabras que él dir.igiti ¿r pcclro \¡ ¿r s.s primcros comp:rñeros: uRema mar ¿rdentro v cch.tcl vrrcslr.lrs redes para pescar" (Lc 5,4).nt y también: u¡Ár.rimol, so\.\.o, ,() tcmáis, (Mc 6,50). Estas palabras clel Señ'r c..stitrn,c' el gran f trnclamcnto cle la esperanz., rrricrrtr:rs clrrc l^ cresa¡rarrción del temor es el fruto más bell'\,nracltrr-. c{e r¡'¿r fc aclrrltar, zrlir-rrcr-rtad¿r cn l¿rs fucntcs dc l¿r lr¿rlubr¿r clc l)i.s v clc l. litrrr gia; n-ranifestación, pues, de la fe adr-rlta es el ¿rmor sin línrilcs (cf. I Co 13,7), por tanto (amor per"fccto, que erptrlsa el tenrrir.,, (l Jtt 4,18).

el1

ó7. Ju¡n- P¡eLo

II, ciu-ra:rposttilica Nov, t¡till¿ttttit¡ i,etrtt¿,

^.

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r.i I

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l-u accirin co¡ist¿rnte de Dios ¿r favol clel homble exigc ru-lir l-esl)ucsta colrfiaclr r llcn¿r de lc-. Tcnenros r.rn nroclclo cn la \''irecn I\4¿rr'íir, l¿r crr¿rl, al anuncic-l dc las gr-:rndcs cos¿rs cluc r.e¿rliz¡rr'ía en ella el Tockrpoderoso (cf . k 1,31-33.49), a pcsar.clc liL c
E.

cstc rrornento me es grato recorcl^r que los pad.es cor-lcili¿r'es, a tr¿rr'és cie un profundo debate, escribieron lino cle los lc\t()s u'urri¿uros nrás llcrnrosos del vaticano lr: ei l-1. 103 cle la coirstitrrcirin s¿¿c'rrrs¿¿r¡c'ttutt Conciliunt. El texto es breve, pcro r-ic. cle cioct'ina: rrs"tc para la presentación del papel cle la \/ir¡rcn el n-lr.,clclo histrilico-salvífico; sintetiz.¿r efic¿izmerrtc los llrotivos clcl arnor llerno de veneración cle la lglcsi¿r haci¿i la \"i rqcn M¿rr'í¿r r'1a r':lz-ón clc su frecuente memoria en la litr-rrgia, \¿I clirc la Macll'e, c-n clccto, cstá uunida coit r_u-r vínculo ir-rclisoItrLrlc a l¿r olr'it s¿rlr'¿rcl.r'a cle su Hijor; reconoce en santa Mar-í¿r cl "f ruto cxcclcnte dc l¿r redención, y subraya la índole e,jcnrplarl v cscatológica cle su figura, según la cual la Iglesia (contcmplu con goz.o, crolrlo en una imagen purísima, aquello qr-rc ella rlrisnra, tocla enter'¿I, desea y espera serr. El n. 103, citadcr por in-rportantes cloctrmentos del Magisterio, ha ejcrciclo trn notable inf h-r.jo en el canrpo eucológico inspiranclo aigunos cle krs nrejoles tcxtos clel postconcilio ¿rcerca de la santa Virgen, v puccL' ser c:onsider'¿rckr un preludio del célebl'e capítulo vrr dc la Lt t t ttat t gar tt i Ltttt. El n. 103 cle la sac^r.sr¿rrctunr Conciliunt ha constituido un cstínrrrlo para cl increnrcnto eclesial de la picdad mal.iana. Esc núLmer-o está en la base de algunas notables publicaciones

\1ij\l()l{1,\

I)1.

| \,\ l;Xl'lrRll:\al\

conro Irt ¡traghiere L'ot1 lvlaria la h4aclra di Gesitn' y la Collectio ivli.ssarutn da l¡aata lvlctriu Virgina,o" qttc vicron l¿r llrz en 1987. Sor-prencle lzr riqtrezzr y la bcllcz-a clcl concepto que los Padres conciliarcs tenían clc lar litr-rrgia. P¿u'a ellos ia litr"rrgia es glorificación perenne del Dios tres vcces santo, y santificación del hombre restituido a su belleza r,rriginur"ia a imagcn v seme ianz-a (cl. G¿rt 1,26) cle su Cre¿rcior'. Es rrrcrnolia agraclccicia tle los núrul¡iliu Dai, f'uerte arraigr.r en cl rnor¡cnto prcscntc, prl)\'cccirin lr¿rcia el futr-rro v csperi-i clcl Scñor quc vicnc (cf'. A7-, 22,20). Ils sinrr-rllhr-rco cjclcicro clcl saccrclocio dc Crislo, clel ministerio orclcnado dc los Obispos, de los presbítcros y de los diácc)nos, clel sace rclocio lurivcrsal dcl pr-reblo clc Dios. Es lestir,¿r conrLrnión con la Iglesia va inmersa en la glor ia clcl cielo v car-nino solidario con la Iglcsia todavía peregrina cn la tiel'r'¿r. Es acción ritr-ral, palabra qrre realizer lo qr-rc ernuncia, gcsto clrre clcsvclii lo cltrc cstít cscot-lcliclo cr-r cl símboki. Ls crrito ¿i Dios (cn espír'itr-r y verdacl" (Jrt 4,23), mistcrio I revel¿rciírn, canto, palabra, silcnci<,r. Es 1-rrolongación clci fuego de Pcntecostés, del río de agua vir'¿r saiido del costaclo abierto del Saivador (c{. Jn 19,34), quc cr;ntinúr¿r brotando del trono de Dios v del Cordero (cf. Ap 22,1). Es luz. radiante dcl Cristo resucitaclo, que ilumina la ciudad esposa, l¿r Jer-r-rsalén celeste, en la cual brilla la gloria de Dios 1: resplanclece la lámpara del Cordero (cf . Ap 21,23). 'lhl litrrrgia c¡trisicrron los Paclrcs conciliales, tal es la litrrrgia dcl S¿rrrto Paclrc, t¿il es l¿r cluc celcbran t¿Intos ObisJ'ros 1,'presbí[eros con lideiidacl a la Iglesia, a la Traclición v al Concilio. 6lJ.

Colt'¡nt,¡rz¡ Blrs<:otLu-r,- It,tLt,\N,\, In preghie ra con Nluriu Ia Madre di Gesti. .l987-1988, Comitato Sussidio per lc celcblazior.ti clcll'Anno nrat'iano Nazionale per l'Ar-rno nrariano 1987.

ó9. Cr.¡rucr¡rrr;,ttro Ptro Cur;lu Dtvrxo,C'r¡llcctir¡ Missonntt dclrcata MariaVirgütc. liclitit; T\pica, Librer'ía Eclitrice Vatic¿rna 1987 kctittttaritmt pro Missis dt

l¡cala itlaria I/irgirta, F.clitio Tvpica, Libreria Eclitrice Vaticana 1987.

l-11'U t{C

I

A Y Illi l.l-l:7-A

Al final clc estas consicleraci<-¡ncs lr¡r'r'l'l-rladas con oc¿rsicin dcl cuadragésimo aniversario de la Sctcrosattctutn Conciliunt, deseo expresar, casi en forma de auspicio, una arraigada convicción: celebrando con íntima y convencida adhesión la iiturgia renovada después del Concilio Vaticano II liegaremos a cantar toclos juntos Ia alabanza sin fin en el Reino eterno de Dios; entonces, en la Nueva Jemsalén, unidos a los vivientes del Apocalipsis, proclamaremos: <Santo, santo, santo cl Scñrtr Dios Todopoclcroso, aquel que era, que es y qLle va a venir,' (Ap 4,8), y vivir-emos etenlar-nelrte en la comuniírn con Dios y con todos los hombres, redimidos por la sangre preciosa clcl Corclcro.

2

ESCUCHAR LO QUE EL ESPÍRITU DICE A LA IGLESIA

"En la Constituci
1.

II, Carta Apostólica

Spirilrz.s et S1tonsa,

1

Introducción El 2004 ha sido un año rico en iniciatir,¡as organizadzrs pol

toclos los lugares en la Iglesia católica p¿rra conr'nemor¿ll' cl ctr¿rdragésimo aniversario dela Sacro.eancILu't1 Concilütm. Tales ini-

ciativas tienen un significado que va mírs allá dcl sir-nple hccho formal conmemorativo. Ha sido sobre todo un momento favorable para dar gracias al Señor por el gran don que ha hecho a su Iglesia: el Concilio Vaticano II y la Constitución sobre la sagrada liturgia con l¿i reforma litúrgica que la ha seguido. El Santo Padre Juan Pablo II en str carta apostóliczr.STrrrrlrr.s et Sponsa, escrita expresamente para la ocasi
k

JUAN

P¡aLo II, Carta apostólicaSpiritus er STrorr.sri, n.l.

I-] iI.JRGIA Y BELLEZA

E,SCIJCIIAR I-O Q{.JI1 H,L ESPIRITU DICE A LA IGLESIA

L.l Es¡rír'itrr Sainto, que ha suscitado la renovación litúr-gica, ha inspirado a los P¿iclres y ha acompañado la reaiización de Ia lcf'ou-r-r¿r litúr'gica, contin(ra, en efecto, ¿rctu¿rndo crr la lglesier ir trirr'ós cle la palzibr¿r v los signos sacramel-itales para sostener el c¿rnrirro h¿rcia el rcino.

Urut alegría para revivir

Con la plomulgación cle la Sacrosancttull Conciliun.t cl 4 clicicnrbrc l9ó3, strccclc lo que no había ocurido jarmirs en la Iristr-rri¿r clc la lglesi¿r: ninsúrn concilio ecuménico había declicaclo jitrníis lrn cloclrntcrito cspecífico a la liturgia. E,n cfecto, era la prinrera vez cllle una rcunión ecuménic¿r trataba de l¿r liturgirr cn str gkriraliclacl, cle sus pri^icipios bíblico-tcolírgicos, así conro clc slrs concret()s aspectos celebratit'os v pastor-¿iles. Aclcnlíts, es ltcccs¿ll'i
L

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2. Pasr-o Vl, D¡sc'¿rrro de ckutsttnt del segundo período del Concilio,4 clicicr.n-

bre 1963, tn Í:ttcltiriLliott \hticrntun¿, voi. I , n.212',.

57

A cuarenta años de distancia de la promulgación de la Sctcrosctttctttttt Cottcíli¿nr¡ esllt bicn confirmar la prohrncla concicncia, cviclcnte l'¿r clcsde cl inicio, de que en lzr Iglesia ha sucediclo v se ha afimado algo in"eversible. Personalmente estoy convencido quc tal "il'reversibilidad" reside totalmente en lo que el Espíritu ha querido decir a las Iglesias (cf. Ap 2,7) através cle la Constitución conciliar sobre la liturgia. Aquí está el núrcleo prohrndo, permanente y, en cuanto obra del Espíritu en nuestro texto. Por eso, releer la Constitución sobre la liturgia no es otra cosa c¡re una invit¿tción a renor,¿rr la esctrcha de esta palabra v n revivir la arlcgría v cl irnirno go7-oso pcir el clon clcl E,spír'itu ar sr,r lglesia.

lzr Iglesizi, el núrcleo everngélico cle

I-n lrcrancict del ¡tusudo

La Sacrosatrctntn ConciLiutn es el punto de llegada de la renovación clc lzr litrrrgi¿r iniciada pr>r cl nrovinricnto litúr'gico, c¡r-rc la C
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S¿rc'i r.¡s¿¿lcl¿rln Cot t t'

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n, n.43. n, n.2 1 .

I,II'I]RGIA Y I]IiI-I-I]ZA

I]SCUCIf At{ LO QUE EL ESPÍRI'I'II I)IC[.] A I-A I(}I-TISI;\

2.Las grandes líneas de teología y de üda de la Sacrosunclttttt Concilü,un

r-cforma. L:i praxis litúrrgica de las Iglesias de l.s s¿rntos pacllc.s se conr¡ierte en forma originaria de la liturgia cristiana, con l¿r ctral, ha cle meclirse y verificarse la vida litúrgica de la Iglcsil cle cada época. Precisamente por esto, Ia lituriria debe voh,cr-¿r

58

La S¿¿cl'os¿r nctLtnt Cottcilitttn está estlt-rctnracla cn siete capítulos precedidos por un proenio cle características generales ¡' concluidos por un apéndice. El documento conciliar contiene, no sólo algunos principios doctrinalcs dc gran intportancizt y las líneas fundamcntales cle la renov¿tción litúu'gica, siuo t¿rnrbién indicaciones concretas concernicnLcs al dcsarrc-rilo ri tr-ral. Las fuentcs de la "Sacrosunctunt Conciliunt" Para conrprencler la Constitlrción cs neccs¿tt'io cont.,ccr las fuentes de las clr,rc ha tonr¿rc1o st-t ¿rutótttico espír'itr-r, es clecir,l:r cornprensión del l-nisterio cl'istiatro, lai imagen comuniorl¿ii de la Iglesia, la litr-rrgia como cclebración ritual clel nrister-io salvífico. E,f'cctivamente, la Constitución está totalnrentc ntc,del¿rd¿r por las fuentes bíblicas y patrísticers a las qtte ha ¿icr-rdiclo. En la Sacrosanctum Cotrcíliunt,lzt Sagr"ada Escritur¿r sc ¿ISLIme como norma y juicio para comprencler la liturgia -v lefor mar' su praxis. "Para procurar la refonna, el progreso 1' la adaptaciór'r de la szrgracla liturgizr hav clutc ftrnrcnt¿rr cl ¿in-ir-ir su:lvc v vivt, haci¿r la Sagr"acla Escritura".' Erislc, pues, un íntinro r'íncttlo entre l¿r prolt.rndizaciírn clc la Escritura v la Iittrlgia. Ya los antigllos tcxtos n'ristagógicos testimonian qrte el col-rociilic'nto clc l¿r liturgia no cs otra cosa qLrt: el conocimiento dc la Escritut'¿r. L¿r relación entre Escritura y liturgia está claramente exprcsado por la Constitución: "Las acciones 5' los gestos recibcn su sigtrificado de la Sagrada Escritura".u Si Ia Escritllra es la fuente a la que debe acudir la renovación litúrgica, la primitiva praxis iitúrrgica de las Iglesias de los Santos Padres, es decir, lapristina Sanclorunt PcLtruut tu)ntut ha de consiclerarse la nortla v la regla inspiraclora cle la nistna 5. Ct.¡nstitr-rcion c<¡ncil iirr Suctrtscu c l t ¡n Oo nc i l i t Ln t, ¡t,24. ó. Constitrrciórr concilial' Sucn¡sattcttutt Cotrcili LLt¡t, t't.24.

la oliginitria simplicidad: "Los ritos deben lcrs¡-¡l¿¡¡lc¡er.

colr

una nc¡ble ser-rcillez; deben ser breves, claros, cvit¿rndo lzrs r-cpcticiones inútiles...".'Y más aún: "simplifíqucnse los ritos, c.r.lscn,anclo con cuidado la sustancia; sr-ri-lrímansLr ¿tqLlellas cos¿rs nlenos útiles que con el con'er clcl ticrlpo sc h¿rn clu¡rlicuclo , añadiclo; reslablézc¿rnse, en cambic-r, cle' ¿rcucl-cl. con l¿r ¡rlinritiv¿r n()rlr¿r clc los S¿rntos Padres, algrrnns cos¿rs cltrc han clcsa¡ra, r-c'ciclo ¿l c¿rLls¿r clcl ticntp
Lu nulut"ctlcut

cle

la liturgia

El rctorno a las fuentcs bíblicas 1, ¡ratr'ístic-rrs rio alcc.ta rinic¿rmente a las l'ormas rituales, sino c1r-re intr-oclucc cn l¿r crlnr-

prensión de ia naturaleza mism¿r clc la litrrr-gia. La Sr¿r,r.o. sutlctLu'n Cottciliunt no formula, cn pr-imcr- lrrurr, Lln c()nccpt() clc liturgi¿r, sino que indica lo que se r-c¿rliza mccliantc cll¿r: "p.r treclio cle la littrrgia se c.jerce la obr-¿r clt'nrrcstlrr r.cclcrrcitin" Medi¿rnte la litr-rlgia, los creventes lienelr expcr-icncia clcl rrristcrio parscr-ral clc Cristo en sLr plenitucl. Así ¡rtrcs, l¿r crlnstitur i()rl indic¿r los efcctos cle la liturgizr, la cual "cclilic¿r clí¿r a cliu lr lris c¡rre cstain dentrr.¡ p¿rra ser templo s¿rnl() clr cl Scñor-r. rrrOr-licirr clc Dios cn cl E,spíritu, hasta llegar-¿r

l¿r

nrcclicl¿r clc l¿r ple rritrril

rl..,

la eclacl dc Cristo"."' Junl.o al conccpto base de la littrrgi¿r cr'1. l'c'liz.aeicj. c1,., nLrestr¿i reclención en la perspectir,a clc la gran tr'¿rciicirin patr'Ística, la constitución presenta algunzrs indicacioncs de- firncl., eti par-te innovadolas, para una me.ior compr-e:nsión cle- la tto7. Constitrrción concilitir Sacro.sanclttut Cr¡ncilittnt, n.31 ti. CrrrrsI i ttrcirin cr¡nci I i¡l' Sttcn ¡.srtt:¿' I I ¡ t t t Cr¡tttiIittttt, n.1o 9. Cor-lst i tr rc iritr concil iar. Suc tt¡sat tt:l t t n t Cr¡¡tt iIittttt, ¡.2.

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1

0. Consti t rrc iólt crrnc

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¿tr Sac rr¡

scut c' I t t t ¡ t

()onciliunt.

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60

LI'f URGIA

logíar

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E,SCT-JC]}IAR I,O

BE,LI-EZA

v del clesarrollo de Ias celebraciones litúr'gicas. Entre

estrrs, cs neccsar-io scñ¿rlar

la unidad indisoluble entre el movi-

micnto descendente de la santificación v el ascendente

clel

ccntralidacl clel paschale mysteriunt,,t la rclevancia clc la ¡rresencia de Cristo en la Iglesia y de modo especial en 1a litrrrgia: "Cllr-istt¡s }lcclcsi¿rc sll¿rc scmpcr aclcst, pl'acscl'tirl irr actionibtrs litulgicis"." La presencia de Cristo en la colrtuniclacl cltrc cclebra es ciertunrente uno de los gr-anclc.s temas de la

crrlt
l¿r

Corrstitrrciolr.

Culnrctt v lltente De l¿r rellcxión soblc la naturaleza y los efectos de la littrrein, surgc el pasaje qtrizás más conocido de la Constitución, corrverticto cn veld¿rc{ero v propio axioma teológico: "La liturgia cs la ctrnrbre ¿r la cual tiende la actividad de la Iglcsia 1',

al rrrismo ticmpo, la ftrente de donde mana toda su Fuerz¿r".'o En otras palabras, parra la Sacrosanctunt Concilitnn el objetivo csencial cle la lglesia es hacer parlícipes a los creventes clel misterio pascuerl, misterio que se manifiesta v se realiza de modct plcno ctr¿rnclo la lglcsia es convocada cn asamblea litúrgica, cspecizrlrnelltc en el día del Señor para la sináxis eucarística.

primcros elementt¡s de la eclesiología del Vaticano II, pro¡rr-rcstir nr/rs t¿rrde ertla Lumen Gentium, se encuentran en algunos textos fundamentales de la Constitución litúrgica sobrc la lel¿rcirin entle cclcbr'¿rción litúrgica e Iglesia. En t¿rles celcbraciones: "hav rrn. especi:rl manifestación de la lglesia" v "clc rlstrn¿r mancr¿r lcpresentan a la Iglesia visible estzrblecida por toclo cl <)r'he".''

L.os

OUB I]1, I.]SPII{ITU DICE, A I-A IGLI]SIA

Lu pronrociótt de Io educación litúrgica Si ésta es la nattrralez¿r cle la litnrgia y tal es su importancia er-r l¿r vicla de la Igicsia, h¿rsta cl punto cle que "su eficacia no la igr.rala ninguna otra ¿icción clc la lglesia",'o se comprende la apr-emiante invit¿iciírn de la Constitución para promover la educ¿rcirin litúrgica clc los cristianos. Fot'mat' para la comprensión dc lii litr-rrgia signilicii perrnitir a 1os Iieles entr¿u'en contacto con l¿i cscncia rnisma dcl nristcrio cristianr¡. Por esto se afirma: "I¿t liturgia cs l¿r fuer-rte ¡lrinriLriu r neccsari¿t cn l¿t clue han de bebcr ios fielcs cl espíritu vcr-d¿rderanrente cristiano".'' Definir la liturgizr como la ílente primaria y la fuente necesaria en la que los cristi¿rnos pueden beber el espíritu cle su fe, significa reafirmat' el vínculo esencial que Lrne la vida del cristiano y la liturgia. La liturgia no es ante todo una doctdna que hay que comprendet, sino un¿r ftrente inagotable de vida y de luz para la inteligencia v la experiencia clel misterio cristiano. Para ia Constituciól-r, la lglesia clebe garantizal a c¿rda cristiano Lrn¿r vid¿r litúr'gica auténtica, porque es necesario, para l¿r calidad de su vid¿r de fe, una profunda sintonía entre lo que ia liturgia transmite y lo que él vive, según la f'órmula litírrgica asumida por la Constitución: "consenen en sLr vida lo que recibieron en la [e".'' La pctrtici1tttción en la liturgia A este fin se dirige el deseo de la Iglesia, del cual se hace eco l¿r Constitlrciírn litúrrgic¿r: "La s¿rnta Madre Iglesia desea arclicntcmcntc qlre sc llevc a toclos los liclcs a arqr-tellar particilliición plena, col-rsciente J- actir,¿r cn l¿ts cclebt'¿rciones litúrrgicas".ro La volrrr-itac{ cle ttt-l¿r plettct cl actLIOs(t participati<¡ clc los fieles en l¿r litr-rlgia constitnyc uno de ]os temas lnavores dcl documento. Se

l l . Consti trrci(rrr eoncili¿rr- Sat' rosattc l u, t t Cottcilit

t t t t, nn. 5-7. 2. ('r rrrst i tr.rci<'rn conci l ial Su c r<¡ su tt c t tLt tt Conc ili u t t t, nn. 5-ó. I l. ( rr¡rstilrre irrr r'ont ili:u ,\ut'tt¡.sunc:lttttt L't¡ttcilitn¡t, n.7. l J. ('o¡rst i t rrcirjr r colrt'i li¿rl Suc'r<ssnt t cl unt Concili tut t, n. l O.

15.

('orrstittrciórr conciliar Sat'x¡stLttctLLttt Conciliuttt, nn. 4l-42:

6. Constitrtcirin conci l iar StLc' rostt n c l t t n t Ct ¡nc i li t t t t, tt.7 I7. (iorrstitttciírt concili¿rt Stttrosttttt lttttt Cttttcilittttt, ¡t.14. 1 8. Crrnstitrrcitin c<>nci l i¿tt' Sa c ro.\anc l ttt tt. Cr¡ttc iliuttt, n.10. I 9. Const itrrci
1

1

cf .

nn. 2, 5-7

6l

t t

.

62

LITUi{C1A Y I]BLLEZA

invita, ante lodo, a los pastores a trab¿r.ja.r zr favor cle una "participación actir¡a, interior y exterior; cle los fieles".,u Tal invit¿iciór-i expresa 1a preocupación c1e la Iglesia para qlre los fieles "par.ticipen conscier-rte, piaclosa v actival-lrente en 1¿r acción sagrada",,' Insistienclo cn 1¿r caiiciacl clc lii pirr-tici¡r:ición en ln cclcbr'¿rciirn litúrgica, la Constittrción conlirrrla con fr-rerza qlre en la liturgia cle la Nueva Nianza, cada cristiano es plenamcnle leilttt"gos, en cuanto que la ofrenda de su r,ida, en comunión con el sacrificio de Cristo realizado Llna vez para siempre, es el culto espirittral agradable a Dios. Así pues, la ofrenda existencial exige la participación conscicnte, p1ena, ¿rctir¡a, interior v cxterior, en 1¿r ofrcnda sacramental. Por' 1anto, el crisliano c¡rre celcbr"a su l'c clcbc pr"iorizar l¿r intcrioriz-acirin, o bicn ler apr-opiaciírn pcrsonal clc lcr que escucha v rcaliz-a cn la Iilrrr-gia. srllo nna alrtóntic¿r intcrioriz¿rcririn u¿rlantiz.¿r nn¿r cxtcl ior iz¿rciíl'l Lrirll¿12 cle cx1'lr-csul lo c¡r.rc cs viviclo en prclundidad. Estc cs cl nroclo plcnarnrcrrtc ¿rctivo clc vivir la liturgia querido por la Sacrosanctunt Concilitnn. "Para muchos el mensaje clel Concilio Vaticano II ha sicio percibido ante toclo mecli¿inte la relolma li1úr.gica", af ir-nrir Juan Pablo II en la Vicesintus quittltts onnLts.2. En efccto, todavía ho1, s1 n'iensaje dci Concilio cor-itiuúa entrando en la vicl¿r clc la lglesia por nreclio cle la litr-rlgi¿r conrprcnclicla v vivicl¿r scgún el cspír'itr-r de la sr¿crosuttcrttnt CLtncilittnt. Por cso, ¿r los cu¿rrr:nta ¿tños cic sr.l pr'()mulgacirin, la Constitucirin sobrc lar litr-rrgia siglLe sicnclo 1'l-urto cle r-cf crcne ra para el c¿rmino cle la Iglesia.

ESCUCHAR

Lo euE

EI_

p,spfnrrt; DrcE, A LA rclLESrA

63

tratar también de la acción litúrgica elr sr.r conc'eción, por.qre en el rito el Espíritr,r y la Iglesia esposa actúan conjuntamente ¿r través de los signos sensibles. l{ingúrn problema litúrgico fue olvidado. Todos los aspectos cie la lit'r'gia fueron afr-ontados crr-r cor-a.je v previsión, y sc indica la solución de cada uno, en la gcnuina tracrición eclesial y sobre los fundamentos bíblico-patrísticos, prir-a afrontar l¿rs nuevas exigencias de Ia acción pastoral y con la iinaliciad cic lavorecer ia formación del pueblo de Dios y su participaciór,r piadosa, activa, consciente y comunit¿rria en la liturgia. a

3. La pastoral litúrgica, tarea permanente Las clisposicioncs de l¿r sacrosuncrtrnt Conc'ilitt,t ha, sicl<¡ re¿rlizadas con la p'blicación de los libros litúrgicos v co' opolturnas indic¿rcioncs y verdader'¿u'nc.rtc sc prrcclc clccir c.¡trc "los Pastores y el pueblo cristiano en su gran mayoría han acogiclo ia refonna litúrgica con espíritu clc obecliencia m¿is v aúrn, de gozoso fervor-. Por eso, es necesario clar gracias a Dios porel paso de su Espíritu en la Iglesia, tal corno ha siclo la reno'ación

litúrgica"." Por tanto, "la reforma litúrgica querida por- el co'cilicr Vatic¿ino ll puedc considerarse ya realizacia; er cambi., rar pastor:r) litúr'gic¿r constitLlye un objetiv. pcrrrlancrtr- p¿'.a sacarc¿rcl¿i

vcz rnírs ¿ibuncl¿rntcmente clc Ia r.ic¡rrcz.u clc llr litru.gi¡r írLluc_

lla fuerza vital que de cristo se dirrr'rcie

¿r

los'ricr'br-.s

c1c srr

Cr-rerpo cluc cs la Iglcsia".,.

La refonna de los ritos y de los texlos Los Pad.es conciliares no se limiLarr)n a enunci¿rr los altic.¡rcL principict de la iittrrgia, sino que, por la inseparatrle r-el¿rcirin entre el principio teórico v el clcsallollo l'itLral, fnclon instaclos 20. Ct¡nsLituci
L,a imeryen de Ia lglesia

La litu.gia es la expresión más completa clcl nrister.i. cic la Iglesia, ]r¿rsta el punto de afirrnar qrre la conrrr.iclacl cr-isti¿r'., en sll for-lrer de vi'il'la liturgia, expr"cs¿r v m¿rnilicsta la crpc23. Ju¡r- Ptnr.o

tl, Ctrta Apostcilica V¡c¿.s¡¡¡¡¿r.; r¡trittttr.s rtl7r1ri, n. 24 Ju,rn P,rr¡r-o II, carta Apostólicavice.sinttL.s c¡ttittttr,:r¡r¡r¡r,,..

12. 10.

ó+

LII'URGIA Y BELLEZA

r-icnci¿r cle lglesia que ella vive.

Por esto, la tarea permanente de ln pastor':rl litúir'.eica clebe continuar y tender a sus objetivos más altos: la parlicipación etctiva, la formación espirituai, Ia corres¡ronsiibilicliicl nrinisterial. Estas perspectivas de la litr-rrgia valen tanrltiúrr ¡turu r.'l fi.rtr¡rrr. Sc: tr'¿rt¿r, por t¿rnto, de cxpres:ir y coltstrtril rrn¿r inraigcr-i cle lglcsia, pueblo de Dios, que celebra el Mistclio; lir irnngcn de la lglesia que se manifiesta en Ia comutricl¿rcl real y cotidiana, lar clue celebra el domingo, la que vive los r-itnros clel año litúrgico, que se anima en las fiestas propias y tradiciones particulares, ia que está atenta a los pobres clue viven en medio de ella. En efecto, el pueblo de Dios en su totaliclad es pueblo sacerdotal y, exceptuando la distinción de los nrinistcrios olclcr-laclos \¡ no ordenados, toclos los laicos, honrbrcs y rnujcrcs son sujetos litúrgicos capaces y habilitados p¿rra e'l ministerio litúrrgico en formas variadas. Qr.rien lee con inteligencia espiritual la Sacrosanctutn Concíli.tun comprencle l¿r inturición profunda que hay en ella: de la r-eforn-r¿t litúrgica conciliar no se pasa únicamente a la renovaci(rrr cic los r-itos, sino a la renovación de la Iglesia en su totaliciacl. Por eso, cn la concr-eta recepción de la reforrna litúrgica c-st¿i cn juego no sólo la lenovación de la liturgia, sino más aúrn, la ficlerlicl¿rd cvar-rgélica clc la Iglesia. De este modo la lcy clc lai oraci
En

plimcla

l¿rsc clc i¿r realización de la reforma, la parliasumido por necesidad un aspecto prioritariamcnte exteriol v clicláctico, degenerado después con fiecuencia en una especie de particip:rcionismo a cualquier precio y multilornre. Esto evidententente ha podido y puede impeclir descrrblil y asinrilarr los v¿rlores y las actitudcs profr-rndas del Mistct'io. Por trna excesiva reacción a la condición dc extfen-t¿r ¡lrsiviclucl a lir c1r-rc crr'¿rn rcciLrcid<¡s los ficlcs cn lzr palticipacirin cic Ia ll¿irn¿rcla "Misa tridentina", en estos últimos decenios se h¿r l¿i

ci1'liici(rn

h¿r

ESCUCIIAR LO QUL, E,L E,SPÍRITU DICE A LA IGLE,SIA

65

insisticlo quizás excesir¡amente en la extcriorización de la liturgia. Se ha alinnado la necesidad de expresar los sentimientos, cle nranifestal'1as emociones, en el intento de asignarr a la liturgia un cljma general de fiesta ¡' alegría. Pero la liturgia cristialr¿I r)() cs la sirr-rplc sLlma clc las cnlocioncs dc un gl'Lrpo, ni t¿rntpoco el reflgio de senLimicntos personaies o colectivos. La liturgia es tiempo y espacio para interiorizar las palabras que se escuchan en ella y los sonidos qlle se oven, para apropiarse de los gestos qlle se cumplen, para asimilar los textos que se recitan y se cantan, para dejarse penetrar por las imágenes que se obsen'an y los perfumes que se hrrelen. Uno de los principales deberes de ia pastoral iitúrrgica será prrcs cl clc lcsl-loncler al clesco cxpr"es:rcio clc mucllos Llroclos, ¿r veces también inarlicul¿rdos, de encontrar Llna liturgia que sea tiempo meditativo de acogida e interiorización de la palabra de Dios escuchada, meditacla y orada. Una liturgia que sea espacio orante en el cual tener auténtica experiencia de encuentro y reconciliación con Dios, consigo mismo y con la comunidad cristi¿rna. a la que sc pcftcncce . Una liturgia que sea lugar en el que cada creycnte está pr-oglesivantente modelado por el misterio que cclcbra v por la l'c quc confiesa. Sírlo de este modo, la asamblea litrirgica podrh cctnvcr-tirsc vcrcl¿rclerarnente en cl scno matcrno clc li.i Iglesia, tal conro los Santris Padres y la misma liturgia la han comprendiclo descle sus orígenes. Aquel seno materno de la lglcsia cn el que el cristiano n¿lce, crece, se alimenta por la Palabra y el Pan, para llegar a la estatura del hombre per{ecto. Por tanto, es necesario ahora que la pastoral litírrgica fije la atención en el ser dc la celebración más que en el simple "hacer" y por tanto apoyar el descubrimiento de la liturgia como "fuerza r¡ital que de Cristo se difunde a los miembros del Cuerpo, que es la lglesia"" y como experiencia del Espíritu. En síntcsis, cs ncccs¿rrio un s¿rlto cu¿rlit¿rtivt-r parar Ilcglir al espír'itu gL'nuino tlc Ia litrrr gia. 25. Jtr¡x P¡t¡i-o II, Carta Apost(ilica Vrc¿sl¡r¡¿¡s quitttrrs

¿¿¡¿r¡¿¿.s,

n.10.

IIS(itJCf IAf{ LO (ltJIr. I'.1.

Lf'ftJIl(;lA Y fll'll.l.l:zA

66

de los signos exige soble todo la calidacl c-n la trrrcsiclcnci¿r de la celebracií:rn. El qr-re pr"esicle frentc ¿r l¿i as¿inrblea r.io sólo es obser'\'¿lclo, sit-to también a¡rt'obltclo v iuz-gaclo en cl I-¿r c¿rlicl¿rd

Paraquelaconrunidaclqr-recelebr¿rpucclasersicmpt'cmcjt!)t. activ¿r v la imagen cl" lo tgl"ria, mirs allá clc lir participación tlrás clttc nlttrcon'espoltsabilic-iad nliniste¡ri¿r1, es escnci¿tl' h()1' sigt'tos: .o, p.o,Tlouer. la fornración espirirr-ral Y l¿r caliclacl cle los a el signo cle la asantblezr "qrrc cle algirn nloclo cla l-iospiteriiclacl clc palabla Clisto -v a los hclmbt'cs quc él atrlt",r'ei signo clc la Dios, el canto, la música, el siiencio' de ia ceieEsto exige tambiér-r la valoración cle los iugares l¿r sccicr y bración conlo: la fuente bautismal, el ¿rnlbtin ei altlir'

clesan'olio cle su papel que realiza "in Persona Christi". Y sin cnrbalgo tal lrlcsiclcnci¿i no puecle c'.jct.ect'sc sil.t tct-lct' r-lt cLlcltta la caliclad cle la as¿imblea y sin ser-cap¿rz cle rcspondcl a lrts expcctativars del pr-reblo de Dios. Elcctiranrct-ttc, t:l que pr'('sicle cle alguna rrranera, preside también "in Pet-sot-ia Ecclesiac". Iil pr"csbítcro, evil¿rndo tocla forma clc ltt'olagol-tistrtri, ttloclt'l:rclo por cl auténtico espíritu cle la Iiltrlgi;r pr-esiclilir la sirtáris "cc'rr-r-r
delcelebrante.Expresanelscntlcnelc¡ueelcristiarrt)esgcllecl cl'isti¿rur-r raclo por el Espíritr-r Santo, el ambiente en el c¡'le ViYc vive y llega a ser maduro, el espacio en cl qr'te el cristiano lzt crla comunióll con Cristo Y col-l los ltel'nl¿rnos' Son' pr-tes' pr csiótr clc lit lglcsiir. para este fin, la pastoreü litún'gica orclin¿tria clcllcrír ¡laciet-rlcIl
dc

5' ntentc cctnlj-ontarse cou la aniüf'abctiz-¿lclón de los lasrnujeresclenuestrotiel't-tpoenlorefctlentealclscontelriclos fi'ecuentefundamentales de la fe cristiana. Analfabetización Ia corr-rrtniclad mente también de los mismos cristianos ¿rsidtios a pastoral litúl' eucarística. Estoy totalmente convencido de que 1a

gica,yconellalacatequesisdelosprórir.nosdecerrios,clcbc.nilstt_ mircadavez-máslosrasgosclettnaattténticamistagogía'hacienclopropiossusobjctir,os,natut.alczaYnrétoclcl.Encfecttl,lacr,,nldel sigpr.ensión dcl signo no es eierrrclrto crtrínseco a l¿r calid¿rd clcl {in¿rl nO rrisrr
l[, Ios P¿rclrcs

sinocl¿rlcs scñnl¿rtl

l¿r

nristagogíacomounoclelosgrandeselcmentospal.arlitl'eIl(JV¿rya ocutr'ía :ü ción de la liturgia, afirmanclo: "La catecluesis' como inicio de la lglesia, clebe vtlh'er a ser Lln camino clue introclrtz'ca en la vida litúrgica (catequesis rnistagógica)"' l\4ddit

ll,

Di.sc¡¿rso

6J

Lu presidencia litúrgica

La cetlidad de los sigttos

26.Julu P¡er,o

I;.SPlltll'll l)l( lr A LA l(;l.llSlA

n /os

emt¡tttc", 9 nlarzo 1 997'

oüis¡rr-,s d¿

ltt tt'rió¡t

u¡tttslóLtctL "/)rtrtt'r¡¿c-

poblc signo. Pol cso, la caliclaci cle la pr"csiclcne irt. litúr'gicr, cn str fornra nrás itlt¿r v f'ccr-rncla, il'á nriis allá clc'utr sitt'tple lu'tc clc ¡rlcrsiclir, clc ttn nrctr¡ -sr¿volr ltLire, par'¿l (]oltvct'tir-sc cn ¡-tt'incipi. cle cor-l-rt-tni
Lo belleza y

let

dignidad del culto

Al inicio clel tcrccl'r-l-rilenio es neccsllrio dar inr¿rscn clc rura Iglcsia qrtc cclcbt'¿I, ora v vivc el Mister io clc Cristo cn la l-¡cllcz¿r y eu la cligniclacl clc la cclcbr¿rcii,in. Bcllcza clllc n() stilo cs lirr'nralisnro cstótico, sino lunclacla en la "rroble' sit-n1-rlit'iclacl" c'a¡rlz rlt' nr¿ulilcst¿rt- l¿r lel¿rr'.irilr crrtl'c lo lrtnn¿ttr,r r lo cl i,, ino t'tt llr litur-gia. Sc 1r'¿itit clr'la clinárrrica cie- l¿t cnr:at'n¿tciírr: lo tlttt'r'l lJrrrgónito "llt:rto clc gtacia y clc: r,r'¡clrr,l" lr:r lrt't lr,, r isiblt'nrL'lll(' hii 1-rasado a los sacrarmentos de la lglcsia. L¿r bclle z.it clcbc clciar' l-rersparentarla prcscr-rcia de Cristo en cl cetrllo clc l¿r litrrlgia, lo cual ser'íi r-n1is er¡iclente cLlanto nrás contct-n¡rlacitin, aclol-¿rcion, gr-zrltriclacl v ¿rccirin clc gracias se perciha cn 1¿ts celcbt'uc'i<,t'1.'s. "llot'tot'r' trit.jcstncl lo ¡"rt'cceclcn, I'tt,..'t ;rrt \ esl)l('n(l()l L'iirin ('rl su 1r)nrplo" (Sal 96,6): cl s¿ih-nista no stilo caltt¿'r la bcllcza (lur'

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I-I'I'I;I{CIA Y BELLEZA

F-SCUCIIAt{ LO T)L,IJ

lla cn l¿r r'or'¿rcla clcl Scrior', sino que en otro iugar confiesa: "csplenclor v be llcz-a son slr c¡bra" (Sal 111,3). ¿eué otra realidad clc la lglesia cstír llanrada ir conjugar v expresar la bellez_a como cl csp^ci. litúrgico ), la ¿rcción litúrgica? No sólo el lugar, sincr tantbitln l¿r ¿rcci
Una consigna

"Nllrestra recomend¿rción es esta -decía el papa pablo VI el cle rnarzo de 1965 en la vigiiia de la primera realización cle i¿r iitúrrgica- cledicad sumo cuidado... ¿rl conocimiento, 'cfirrnl¿r cxplic:.rcióLr, zqrlicación clc las... normas, con las qr-re la Iglesia r¡-ricrc... celebr'¿r.r el culto divino. No es cosa fácil; es cosa delicacln, r'ccluicr-e interés dile cLo y metódico; requie re rzuestra asistcnci¿r person:rl, pacientc, amorosa, verdaderamente pastoral. Se trata cle carlbiar tantos hábitos, ...se trata de incrementar rrna csctrcl¿r n'rírs ¿rctiv¿r clc oración y cle culto cn cada" asamblca cle liclcs, ...se truta, cn Lln¿r palerbra, de asociar el pueblo de Dios a ln acci
Es una "coitsigna" siempre actual en la pastoral litúrgica ¡rar-ar arslimir con renovaclo empeño, como aquel antiguo pueblo cle Dios en el desierlo del éxodo, en el que junto a los signos de ln bencvolcnciu y de la obr'¿r de Dios, no faltaron momentos nos27. ['r\lJr.o Vl, Dl.st¿.rr:so ul clert¡ [?r¡t¡ttttto, l-2 nra¡'zo 1965.

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Rt¡tnct per lcL Quare-s¿ri¿r¿, cn L'ossettarc¡rc

I,1I.,

TiSPÍf{i.I'I,'DICL A I-A ICT-L,SIA

69

tálgicos, contradicciones y resistencias. Sin embargo, el pueblo cie Dios está siempre en camino, y todos nosotros debemos carninar con gozo porque estamos seguros de que el E,spíritu nos cnvrrclve como un¿i nubc v nos guía como un¿r cclllrrnna clc l'uego. Sí, la litr-rrgia del Concilio sea para nosotr-os ia columna clc f r-rcgo dcl IJspíritLl qLlc rcnLrcv¿r continu¿rnrcntc cl cor¿rz.(¡n clc la Iglesiai en su éxodo liacia el reino y Io colma de belleza siempre nue\¡a, de aiegría y de esperanza.

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3

LITURGIA Y BE'LLF,ZA EN LA RENOVACIÓN DE LAS CELEBRACIONES PAPALES

"L
un arte auténticamente sacro, busquen más una noble belleza que la mera suntuosidad.

Esto se ha de aplicar también a las vestiduras y ornamentación sagrada". Sacro sanctum

1.

Concilium, 1 24.

Introducción

Nobilis pulchritudo, la noble belleza de la que habla la Sacrosanctum Conciliumt es, en la circunstancia del cuadragésimo aniversario de la promulgación de la Constitución litúrgica, un motivo válido para acercarse y analizar la relación entre belleza y liturgia. En efecto, si por un lado es necesaria la referencia al Vaticano II, por otro, un discurso sobre la belleza en la liturgia se puede hacer únicamente en referencia a la celebración concreta. Por tal motivo tomaré en consideración las liturgias papales apoyado en mis casi veinte años de experiencia. 1.

Constitución conciliar Sacrosanctuttt Conciliunt, n. 124.

74

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I-t'IURGIA Y Iltl-LllZA EN LAS Cll':t.l:lJl{At l()\lrs l'.\l''\l.irS

l-LllZA

2. El cambio realizado por el Concilio Todos aquellos quc conto vo ticneu un¿t cicrt¿r edacl h¿rn podido vivir cl carnbio realizaclo por cl Concilio mecli¿rnte 1¿l reforma litúrgica postconcilial'. Sc hat-l t'enov¿rclo lris libros litút'gicos, con Lrn¿l gt'itn riqttcz¿t clc tcxtos bíblicos v cr-tcolrigicos, .iirnrás tcnicl¿r ltreccclctrtct't-tct'ttc; sc l-i¿tt-t sirnplilicitclo llrs rúblicas, los gtstos, los rnovirnictttos, tttcjot' cletcl'ntinacl<>s los cspzrcios cclcbratir,os, rctto\,acl¿rs l¿rs r;estidul'¿rs sztgt'llclais, el mobiliario, la iconografía, l¿r nrúsic¿t y los cantos. Dc ltna litut'gia romana caracteriz.aclet por la r,tnilor-n'iiciacl (trtriciclad cle l¿r lengua, sujeción a las rúbriczts), sc ha paisaclci a Ltl-)¿i litr-trgia rnhs cercana a 1¿r sensibilidad del hon'ible' ntodet'n<;, ¿rbict'ta a la adaptación v a las culturas, expresiíin cle ltna Igicsia-corrlttrlión que consiclera la clivet'sicl¿rd no c()rt-lo clcnreutct cn sí ttcgativtl, sirr<: cor-nr-i posible ct'tt'ic1t-tccitrticnto clc I¿r lrniclacl. Es er,idcnte que cl canrbio ha a{'cct¿rclo tamLriért a la liltrrgia papal. Ill proyccto de rcfot-t-r-t¿t cle la litrrt'gia dc la Capilla papal querido por cl Papa Pabio Vl sc ren-ior-rta a fcbl'cro 19ó5. Dcscle entonces se percibía la necesiclad de l'er,isat'cl clisitositivtl cle ios que estaban junto al Papa (Carclenaies, Obispos -v otros cclesiásticos que l-racían cle ministros sccul-rclarios) pat'i.t hilccr auténtica la ver-dad clc la rninistcri¿rlicl¿rd dc cacl¿r ltno. Acicnt/ts, se apelaba a la psicología del l-ron-rbrc urocler"no que tto col-]tprende la nrcz.cla entre eticluet¿I col-tcs¿rna v rito religi
al Por-rtíf-ice cn las cclcbracioncs litúrrgicas. Fin¿rimentc, se hacía rel'crcncia arl il-rf ltr.io cle las tr¿tltstl.lisiones televisi\,as: "La teler,isión lr'ansmite cada vcz m/ts frecueutemente las ceremonias papales. Algunos usos ntcclievltlcs, llcvados fuera del ambiente ron-lano ¿t gcntcs de ott'as leligir,,rtcs o no creyentes, d¿tn lltgar :t intcrpt'etztciones ciivers¿Is l'lo siL-lllpre positivas. El P:rpa debe ap¿\recer'¿inte toclos como e.[ sltccsor de Pedro, el sien,o de los sict't'(.rs cle Dios, \'r-)o con"to tilr

príncipe mediev¿rl. La televisión cxigc Lln coll']llortallictlttI ejempliir cle todos los que participan cn la littrr -qia pa¡ral, espccialmente cle los ceremonieros; los pt'it-t'reros lllaru
lrl t cltet'tttt'it¡ clt'l e artto s:rcro, lai opor-tunidad de manter-]cl ntolrelttos cnvttcltos ert el sagraclc-r silencio, despejado dc ott'os soniclt¡s, t¿rlcs cotl<> las trompetus de plata que ocultaban l¿rs pailibt':rs clc l¿r corrsnqlrtción dichas ya entonces en voz alta... Se hablaba cle la neccsiclad cle restituir en las Misas papales el ttso de cl¿u'l¿r cot.r'ttnritin a los fieles, de introducir la conceleir ¿rcirin dcl Pzrpa cor-r otlos Obispos, clc. Era necesario poner en práctica, con pr"udencia v eqrrilibrio cst¿rs ilrclicacioncs cllle poco a poco h¿u-íalr cle las cc-lcblacioncs p:rpales trn moclelo ejemplar de la bcllez.a -v riclrtez.a cattilic¿r de la lefol'r'l-r¿r iitúrgica. Era una inr,itación ¿l l'ecul)cr-ar clr llrs ct'lt'br"¿rciones papales el esplendorde la bclleza, qLlLr en el cirrso cl,' los siglos había sido punto de re{'crcrrci¿r v clc in'ritacirin parl toda la Iglesia cle Occidente. Para comprender el cambio inicjaclo va desdc e-ntoncc's, c-s suf icicnte porler un e.jemplo: la entr'¿rcla clel Stulro Pontiiicc t'n

tc¿rtr'¿rles". Sc cl¿rban sltgerct-tciirs rcsi)Lrct()

2. r\.

Bt.r;rtrt,l,ti t't'litnttu

da la litLrrgia

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191.!-/ql.il, ll.\( , \l:irlliri l')r(1. ;rll

l.lTUlLGI¡\ Y ULI-l.ll7-A EN l-AS CELEBRACIONES PAPALES

I-I1'IJRG]A Y BE,LLEZA

el Concilio, el Papa, en las glaurlc.s solcnttrid¿icles, cntraba en la basílica de San Pccll"o al s,rrirlo rlr'las lr'()lr)l)L)lrrs clc plerta, vcsticlo c
vutic¿rnn, r'esticio como los Obispos de la lglesia c¿ttólica, sin ci

Lrl)arilto clc clcnlcr-ltos nt¡ pl-opiamente religiosos v sin Ios signos dcl señorío temporal, rodeado, no pol'las person¿rs dc la corte papal, sitro i'lor los concelebrantes v los ministros (lue lculiz.¿rn Lrn¿l tiu'ea cn la celebración. Todo esto permite a los liclcs ¡rlesentcs -y t¿rr-nbién a los que siguen Ia celebración por telcvisirin- r'ec()noccr nr/rs l'ácilmente su flncií¡n cle Pastor cie ll lglcsiii, Slrcesor clcl Apóstol Pedro, sien,o dc los sier-vos ile Dios, t, t¿rmbiérr ¡roclcr prcstar atención a otros signr;s importlultes clc la cclcbración corno el Libro cle los llvirrrgclios 5' lzr e l'Ll

/- I)r'ocesion¿il. ¿.Qrró h¿i c¿rrrrbi¿rclo

crr la liturgia clespuc<s clcl Conciiio?

¿_E,s

scjio cr-rcstirin clc ciir'crsiclucl clc culturas, gllstos, sensibilicl¿rcles,

eoioles, ul¿rv()l'liireltacl ctt r'l desarollo de ios ritos, en la aplie¿rción cie las rrrtrr-ic¿is? ,'lla carnbiado sólo el apa.rato cxterior c()nro consecLlcnci¿r dcl c¿rmbio de gusto de lo bello? Hoy cllcolrtr'¿rrnos lulias tcnclcncias en la Iglesia: los que quicrcn trr"ra litulgia nrhs hot-iz-ont¿tl, comunitaria y participacla, y otros c¡r-rc plcl'iere n ulr¿I littrrgia nrás vetlical y distante. Por una lado, cst¿r la litrrrgia irarroclr-riarl, pc)r otra, la particr-rlar cle los nroviruieritos, clc c¡tticnes ticncll tctrdcnci¿rs tt'idcntin¿is, clc los qrtc ruñor'¿rll cl canto gregot'iartto.

3.

Ill fundamento lluv

77

de la belleza de la liturgia

Iílriic't'utl'c

cnlocirirl estúticlr v cl l'et-cl¿rclcl'() selttrdo csprritLral? ¿Quró siunif ic¿r lcncr Lltl¿{ lttr-rlgia bell¿i, buscar-cl gust() clc los cor-lsttnli
rur

l¿r

La liturgitt, acción de Cristo ), de Iu lglesia llt llellez¡.t elt'lir Iittugiu cs ttetcslrt io ltat'tit' cle' la conccpciót-r clc la lglcsia. Ésta "es cn Cristo como un s¿rcranrcnto, o se¿I signo c il-tstt'tulcnto cle la trnitin íntima con Dios -v clc la ur-iidacl dc tor-lc.r el género huntano".' La lglesia, Plr'¿r eorriplcnclcl

prlcs, a tr"ar,és clc su scr' "sigt-tt-r" lrace posiblc clc alguna Ir]¿lnel'Ll pcrcibir ¿r Cristo sacl'¿uttento clc salvación. Precis¿lrnente a partir dc cst¿r s¿lcramcntaliclad se ¿rt-ticul¿rn los sacramentos ptr)pizrrrrcntc clictios. El s¿tct'alncnto, ¿rcción de i:i Iglesi¿t, es t¿'tl-l'lbii'n ¿rccitin cle Cristo, pol'clLle la Igl,:sia tto hace n:idil clttc Cl-isto no l¿r har,a dicho v ensL'ñ¿rdo ¿t lt¿rcer': "H¿rce-cl esto en conmcn'ror-¿rcióri nría" (Lc 22,19). Los s¿tct-¿rmcrltos son l¿r n-rodaliclacl con l¿r c¡.rc Ct'isto llos conrllr-tic¿r srt s¿rlr''¿rción: "Cttando alguien

bautiza cs Cristo ntisnro quien bautiza".' Dice San León Magrro: "Lo que era visible en Cristo ha pasatdo a los sacran-lcntos cle la lglesia".: La lrturgia es ¿rcción de Cristo y de la Iglesia. No clepende cscncialmcntc dc la cslera intclectual, sincl qlrc se bas¿r en el pt'incipio clc la encarnación v conlleva eviclentcnrcnte una dimclrsión estétic¿r. Nuestros gestos cn la litur'3

4 5

Constilt.rcirllr cr¡ncili¿rl l,tttttt'tt ()c¡¡Itttt¡t, tt. |. Consti ttrc'irin conci I iar Sr t c rc.¡stLt t t: I t t t¡ t ('r t t tci Li t S. LI,roN M¡oNrt, Sen¡tr¡ 71,2. Pt. 54,358.

L

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t

t, n.7

78

LIl'U RGIA Y I]I]f -I-IiZA

gia, pucs, sou iurportantcs porquc son gcstos clc Jcsús. En l¿r celebración litúrgica y cn los gestos cclncrclos que cllar lcc¡rricre, la Iglesia no hace más que prolongetr y actualiz¿rr ios gcstos del Señor Jesúrs. I-os gestos clc l¿r litr,rr'r¿ia sr-rn [rcl]os y cstóticos ¡lor sí rlismos, en cllanto gestos cle Clistcl, antcs inclnso clc 1¿r bellez¿r ¿rcccsoria I' sccnnclal'ia qtrc nosotl'os poclcrlos añ¿rcl ir'.

La noble simplicidad del amor

Los Evangelios nos presentan la gestualidad concl'eta _v humana de Jcsús: camina, ber-rdice, toc¿r, cura, anlasa ci bnn'o, eleva los ojos al ciclo, parte el pan, tonta el cáliz. Sol"r gcstos clLrc la liturgia rctom¿r en la celebración dc los sacr¿imentos. Pelrr es sobre toclo cn 1a vigilia de su pasirin cu¿inclo Jcsús nos h¿r cnseñado los gcstos qr-ie cleberr-ros cr,ri-nplir: É1 es cl nraestro clc rlucstra eclucacirir-r litúr¡ric¿r. Su ¿rr-tc ccl'lsistc cn poncl'lt-l cscnci¿rl crn poc¿rs c()sas. Ei signilicaclo clc lar litrrrgia so'á tr'ans¡rarcl-ttc srilr.r crr l:.r sinrpiicid¿iclv e n la sobricclecl. "Porqtrc él misn-ro, llegacla la hora en que había de ser glorilicado por-ti, Pacl'e s¿rnto, habicndo amaclo a los suvos que estaban en el rlunclo, los amó hasta cl cxtrcmo. Y, n'rientras ccnaba c()n sus cliscípulos, tonri ¡tan, tc benclijo, lo partió r'se lo clio, diciendo.,. Dcl rnisrrro lrtoclo, tonró el cáliz lleno clel lruto de la vicl, tc dio gracias y lo pasír a sus cliscípr,rlos, clicie'nclo...".o ¿.Qtré hace bc.ilo el gesto clc.l Scñor.? ,Lr clecriraci
//, I'lt'u¿rlia

ItLrc¿rr'ístic ;r

IV

LITURGIA Y BtaLLEZA EN LAS CEt-lrllltACIONliS PAPAI-lls

7(.)

cr¡labor¿rr con la litr-rrgia, tiene neccsicl¿rcl clc s('r- cvangcliz:rtl
A tr¿rvés cle los gestos, las palabras )' las or'¿rcioncs cle la litrrrgil dcbemos reproducir y dejar traslucir" los gestos, la or¿rci
Ltt scttúidud c:ristiuna es la

bellezet

El tttcutdatttnt ettclturistict¿ttt de Cllisto, c¡Lrc llcga a srrs rliscr, pr,rlos de cada tiempo, nos recllerd¿r t¿unbién hov que la litrrr-gil es lugerr privilegiado cle santific¿rci
L-I'I

I.,ITUI{GIA Y BELLIIZA EN LAS CELEBRACIONES

Iit].GIA Y BELLEZA

rr()nrruri()n c()li,,\rllrcl (lur'cs la fuente de la s¿rntidacl (cl'. Helt l,l1). .Ccirno r.l<¡ r'ecorcl¿rr'[¿r Catedr¿rl de Chartrcs con las estatiras clc los sarrtos dcl Ar-rtiguo y del Nuevo Testamento reunirl
lE.2l.e tc), e I horrrblc cs cr-e¿rdo por Dios en la rc'l¿rci(rn clc altcliclrrcl r';rr-cilcz.lt se vrrclvc profccía c.lc la s¿rlv¿icirin. Por' ('sto ell los csclitc¡s cle Dostoievskij se pone la prcgttnta: "¡'lz.r lrellcza slilv¿u'h cl nrr-rrrdo?". Llamados a la s¿rntid¿rd, los cris-

PAPALES 8I

la ltclleza, pet'o ithorit nosotros tenemos clue ftaccrnos est¿r pregllnt¿r: ¿qlré he¡-ros hecho del mandato clc custodiar, cre¿Il'y rrivir la bcllcz.a? Efectivatlente, sc trata cle una belleza para establecer en nllestr¿rs relacioncs, para hacer de lzi Iglesi? una comunidad en lzr qr-re sc vivan rcalntcntc rel¿rcioncs lrittcrnzrs, inspi¡zrdas por lar gratuiclad, la r-niser-icordia y el perdón; en las que ninguno clice al otro "Yo no tcngo necesidad de ti" (1 Cor 12,21), porqtre c¿rcla hericl¿r contra }a comunión desfigura también la belieza clcl único Cucrpo de Crist6. Es una bellez-a qr-re debe c¿rractct'iz.ar ir i¿r lglcsia cortro lug:rr de Iuminc¡sidad (Mt 5,14-1ó), espacio cle libcrtaciv no cie mieclo, cle dilatación y no opresión de lo lrtrntano, cic simpatía y no cle contt'aposición con los hombres, cle comunión y solidaridad sobre todo con los más pobres' Es bcllcza qtre debe it-¡,adir los espacios, ler liturgia, Ios ambientes, v sobre toclo el templo viviente de Dios que son las personas nrisln¿rs. Es la belleza clLle emerge cle la sobriedad, de la pobrez.^, cle la luch¿r contra la idolatría y contra la mundanidad' Es ia bellcza que brilla donde triunla la comunión sobre el consltrno, la c6ntemplerciítn v l:r griitr-riclztd cn yez de la poscsiri¡ r'l¿t r,
ltcllo, t'l¿t ciril-t

¿r

r'oc¿rcicit-t ct'isli¿tt't¿i

la bcllcz.a,

¿r

a la santiclacl reqttict'e un¿r voc¿l-

h¿tcct'ctc la prrrpi¿t vic[a ttn¿r ollt'¿t maestra de

1'o, el Señor, soy santo" 19,2;1 P 1,16), es ya inseparable clel otro: "Amaos los unos

¿rnror'.

(Ltt

¿r

El mandato "Secl santos porque

a los ott'os colno vo os he am¿rdo" (Jn 13,34). La belleza cristiana no es un clato, sinct nn acontecimiento. Un acontecimiento dc ¿inror-qlre narra siempre de nuevo, cle manera creativa v trágica del amor 1-roética, en l¿i historia, la locgra y la belleza cr¡lt cl clrrc I)ios nr¡s h¿t ¿tm¿tclr¡ clltndonos a sr-r IIijo, Jesttcl-isto. ()eslo, pulabnt, cs¡tucirt, tiampo y ttrden

Si la s¿rnticlacl clisti¿rn¿r sc dcclin¿r también colllo bclleza, la litr-rr.gia -cn cu¿into ét.gcttt, ¿rcción- es por cxcelenci¿t cl obrar san-

sl

I"I'I'i I RC;IA Y BI]LLE,ZA

{, rle'llt lp.['sirL r cn ellrL rlc cada cristiano, \,por r¿u-]to, cl obr.¿irtl.'l;eliez¿r crLrc sc hacc espaicio, gesto, palub'^, ticr'po y ol-cle.. Ilr la litr'eia cl gcst' c-stá siempre aconrpañarclo por ia parialr.a. Jirclt-¡ sc clcsa'r'olla, como dice el concilio, per rittrs et pre¿'r'.s, r'itos r' .r'acioncs ilurlinados y viviFicerdos por Ier parlabrir.' Sirr c:nrb¿rrg., l¿r ¡-rarlabla v el gesto juntos ticncn neccsiclacl clc tienr¡'1. r'cs¡-xrci.. E,l Vcr'tr, hecho carne h¿r tenido neccsiclacl cic tie'npr v cs¡racir p¿r'a s.s gestos de salvación. La liturgia es cl es¡xrci, clcl c¡r,rc cristo tie.ne necesidad parar cxprcsarsc y el tie rrr¡-ro clr-rc lc sirle p;rr.a clccirse a sí mismo. Pc¡. cu l:r litr,rrgia, el espacio y el tiempo está' strjetos a ia .cgl. clel ol'cle.. La liturgia por su naturaieza exige orclen. En cl'ccto, no exislc liturgia sin mbricas, es decir, sin indicaciones clc la lgle-sia. Así se couÍirma desde los más antiguos textos litúrgicos. La bclleza de la liturgia es también ft'uto del orcle'. L¿r c¿rsi totalidaci de los libros de la reforma litúrgica cit¿rn conro prime'a ptrlablzr en el título el término ordo. F,l orden ¡rccliclo ¡'rol la litLrlgi:r considera varias realidades: el tiempo, cl es1-lacio, las leliiciones con los otros; más aúrn, lzr litur.giei exige orcle n incllrso cle lrlrrl clc nosotr-os ntismos. ¡\ Icrs cr-r¿rrcnt¡r añcls clc la sacrosanctlun Cotrcilitun se nos irrvita u inten-oqan-rr)s: ¿'los ritos y los gestos c1r_rc r"cal iz.zrnros s()n r.'r'rluclcrar.rrcntc los gest.s clc cristo? ¿La lirlu-gia qr_rc cclcbr.erirlos es espzrcio claclo n c|isto o bien reserwaclo ¿r nosotros ltrisrnos?,E,I ticr"npo declicacl, a la liturgia es ticr-r-rpo cn cl qlre c.ist. habla cie sí, o tie.'r¡-lo en el que hablamos cle nosotros nrisnros, o sinrplcnrcrrte tiernpo vacío? ¿La liturgia qlre celc[r.a.r'ros, mirs ¿rllír cle lrn .r'clen, de una secuencia ritual es tam[rién {'uente clc orclen cn l}uestr-as relaciones con los otros? ¿E,s llrentc cle orden clentlo de nosotros mismos? Ilst¿rs plegllnt¿is sirven no sólo para comprcrrclcr-la cscnci¿r rle la litLrrgia, sino t¿rnrbión piir-a clarif icar.cl scnticlo clc la ¡-rar ticip.cirir"r ¿rctir'¿r, cn k-r c¡rre- t¿rnto ha insisticlo el concilir_¡. 7. ('.'stitt¡cir'rrr c..cili¿r.

s¿r¿'rrr.s¿¿lc¿¿r¡tt

conciliunt, nn. 48,21 sg,7,24.

l,tl t.ll.(;ir\ \' lJt'll-l.l:Z¡\ l:i\ t-,\S Clil.lllll{,\(llONl:S t'¡\1,¡\t.tiS ¡1. I-¿rs

83

celebraciones litírrgicars presiclidas por el Santo padr-e

Desplrós de estas consideraciones sobre la bclicza de la liturgia, parece oponun¿t algunzr refel'encia concreta a algunas celebl-acioncs. Para n-ií es r¡rás lácil h¿tccrlo ¿r l¿t luz. clc la experiencia cle l¿rs cclcltracior-rcs prcsididas por- cl Santo P¿rdre. No intento pr'op()ncr a.quí cjcr-r-rplos a imit¿u, sino recorcl¿rr simplemente algLlnos es{'lrerzos hechos en l¿is celebraciones pontilicizrs parr-a cxpl'es¿\r'I¿r bcllez.a pro¡ria clc la litr-rrgiii qucriclar por cl V¿rticano II.

La adaltlctción a las clisposiciones conciliat"es

A par-tir clel Concilio,

l¿rs celebr¿rciones pontificias se han clesarroliado cad¿r vez nrás, cambiando radic¿rlnente en el esti-

io, contenido v número. De los pocos ritos celebrados en el intel'iol cle la Cir-rdad del Vaticano, según un ceremonial y un estilo fijo, se ha pa.saclo a un número cada vez más grande de ccl clrrac i oncs cle n¿rtu ".tlat;t clivcrs¿r: cel cbl'aci o nes con granclcs r

rnullituclcs clc f iclcs v colr grllpos particulares; en l¿rs gri.indcs lr¿rsílic¿rs y cn las par-r'oc¡uilrs r-r)nr¿utls; cn las distintas diócesis v legiones de [taiia v en el extranjero, en v¿rrir.¡s pa.íses del n-iunrlo clivcl'sos ¡-lrir- oriucr-l v cur lttu ¿r. Anles dcl Concilio, er¿r prioritario el trabajo de realización ntbrici.stcL de las cet'cmonias y, p,¡r tzrnto, cl trabajo de los ceren'ronicros. l)cs¡-trés clel Concilio, se h¿r privilegiaclo justamente cl :rspcctr; pastolal cle las celebraciones y el trabaio tle preparac:irin dc l¿is nrisnr¿is: cncllcntros col-t cxpertos, preparación de textos ), subsiclios, cle los c¿lntos, formación cle las personas, atcnciólr zr Ia clispr;sición clcl ltrg:rr... Todo cuidadosantente visto cn sll ¿rspecto cloctrin¿rl. 1tilr.¡s ¡tro¡tios de

la liturgíu pultal

Los rilos cspccíf icos clc la litr-rrgier papal h¿in sickt ¿rctualizados se-eún el espír'itu dcl Concilio: el Consistorio para los

LITURGJA Y BELLET-A

Santos, el Consistorio para la creación de nuevos Cardenales, los ritos de las beatificaciones y canonizaciones, el rito de la entrega del palio, etc. Todavía es deseable alguna mejora, percr en el conjunto, tales ritos responden ahora ai principio de la noble sirnplicidad. Basta pensar que el rito del Consistorio pzrr-zr_ la creación de nuevos Cardenales preveía hasta el comienzo de los años noventa tres momentos: ei Consistorio secreto en ei aula del Consistorio en el que, a continuación del exlra onurcs del Maestro de las Celebraciones, el Papa debía decir oiicialmente el nombre de los nuevos Cardenaies, ya conocidos un

mes antes; sucesivamente, en Ia misma sala se tenía el Consistorio semipúblico; para linalizar en el Aula Pablo VI, el Consistorio púrblico. Despr-rós de la actualización, las vari¿rs secuencias rituales se desarrollan en una úrnica celebración centrada en la Palabra de Dios. Las celebraciones del año litúrgico

En los tcxtos Iitúrgicos se rcpite l'r'ecuentemcnte la cxpresión per anni circuLunt para indicar qr-re la obra cle s¿rlvación de Cristo es celebrada por la Iglesia en el curso del año. Tanto ei

ciclo anual como el diurno están caracterizados por el movimiento circular llamado más propiamente "espiral", para indicar el progreso en el paso dcl tiempo. En ef ecto, el tiernpi_r cle la Iglesia nos da la posibiliclad de la conversión. Se hace referencia solamc¡rLc a algunas cclebracioncs clc ia liturgia papal que se han actualizado. En ia ceiebración de Navidad se han incorporado cios elementos característicos: el anuncio dei nacimiento histórico dei Salvador, denominado Kalenda (el texto se ha tomado del nuevo Martirologio rornano); y el hon-renaje floral a la imagen del Niño Jesús dur¿rnte el himno del Gioria por pafte de algunos niños provenientes de diversos continentes. El .jr-revcs santo, e n la Mis¿r Cl'isnrai , sc acontpañ¿rn los í.rlcr,¡s respcct ivarnrcn c por al gun os c¿rtccír nr c nos, cn fcr-mos, c¿rncl i cl¿r1

LITURGIA Y BELLEZA EN LAS CE,I-E,BRACIONF]S

PAPAI,E,S

85

tos a la Confirmación y diáconos en espera del presbiterado. Además, se ha reordenado la secuencia de bendición para cacia uno de los tres óleos: presentación del óleo, breve monición, oración de bendición. En la Misa liz Cena Domitzl, durante el mandato, se ha incot.porado la invitación dirigida a todos los presentes para realizar un gesto que exprese la caridad fraterna del discípulo del Señor. En Ia celebración del día de Pascua se ha retomado el antiguo rito del Resttrcexll, denominado hoy pedro, testigo rle ltr Resurrección. Al inicio de la celebración, los diírconos abren r¿rs pueflas del icono de Cristo Salvador, denominado Acheropita, x, cl cliácono anuncia la resurrección del Señor primero a la asamblea, cantando Sunexit Dontínus de se¡tulcro, tltri prut nobis pependit in ligno, y sucesivamente al Santo padr.e, c¿rntanclo sutrexit Dortúnus vere et appanút sintoni. El antiguo r-it. deJ testimonio del Papa frente al icono del sal'ado¡ oportrrnnmente valorado y adaptado según el espíritrr de Ia l'elor-r-r-lrr litúrgica concilia¡ forma parte ya, a partir del año 2000, de los ritos propios clc la litr_rrgia papal. E'la vigilia de Pentecostés se ha i'corporaclo, desp'és crc ra homilía, \a Menrcrict de la confinnació,. La mernoria cor'ie nz-a con la difusión de la luz tomada de los siete grandes candel¿rbros -v llevada a todos recordando el E,spíritu Sanlo r-ccirriclo c'

la confirmación, continúa con las invocaci.nes al

Espír-itrr

Santo y se concluye con la profesión de fe: el Símbolo dc los Apóstoles. También este rito forma p¿rrte v¿r clc la littrr"gia papal. En las celebraciones indicadas se ha subravaclo sicurpr-c cl r¡ínculo entre gesto, icono y palabra en relaciírn al nristcr-io cclcbrado y teniendo presente la activa pañicipaciírn cle los l'ielcs.

El espacio celebrativo La litr:rgia tiene necesidad de '' esp:rci'. T¿.'bic
86

LITUII.CJIA

\'

tsL]I,LE,ZA

cliscípulos?" (Mc 14,14). Existcn tesLimonios de csta exigencia desde la antigr,iedad hasta nuestros dí¿rs: ias primeras sinzrgogas convertidas en iglesias (como la de Doura Europos), las

iglesias sirias, las basílicas conslantinianas v romanas, las iglesias góticas y barrocas, etc. Er-r efecto, la iiturgia tiene necesidad de un lugar clondc sc reúna 1¿r cr_¡munidad, la ck¡rnu.s ecclesiae', prevé movimientos procesionales y petraclas; tiene necesidad de lugares para la celebración en el interior de la misma dornus ecclesiae'. la fuente bautismal, el ambón, el altar, la sede del celebrante.' El espacio celebrativo en la liturgrzr papal está constitr-riclo por las basílicas romanas y, en parlicular, por la basílica de San Pedro y las capillas del palacio apostólico. En los últimos decenios, muchas celebraciones sc han desarrollado también en la plaza San Pedro. Tales lugares presentan no pocas dificlritades para la colocación de los elementos fijos previstos por Ia litr_rrgia. Basta pensar que, en la basílrca de San Juan de Letrain y San Pablo lalta el antbón y qlle , en Santa María la Mavor y cn San Pedro, aclemás del ambón f'alta t¿r'nbién la cátedra. P¿rra la basílica dc San Pedr-o, eI tJt'licio de las Celebracioncs ha estudiado un proyecto de soltrción desde los años ochenta. Preveía la colocación de la cátedra del papa a la izquierda mirando al altar, frente a la estatua c1e San Pedro, y el ambór-r clelante de la cancela de la Confesiór-r. El proyecto se exper.imentó en una celebración, pero posteriormente fue abandonado. Ha permanecido sólo la solución prerrista para el ambón, colocado no dclantc sino cn cl intcr-ior clcl canccl dc l¿r Conlesión. Sin ernb¿irgo, el problcn-ra sigue abierto, tanto pol cxigencias cle clinán-rica clc la celcbr¿ición como por cl signif icaclcr teológico y parstoral qlrc cxprcsa la círtcdr"a lija dcl Papa colocada delante de Ia estatua del Apóstol Pedro. 8. El catecisnto de la Iglesia Católica prcsenta bicn cada uno cle estos csp¿rcios celebrativos (nn. 1181-11Bó) v subraya tarlbién la necesid¿rcl cle promover la belleza del arte sacro (nn. 2502-2503).

LITURGIA Y BELLEZA EN LAS CE,LEBRACIoNI]S PAPi\LI],S

87

E,n la plaza de San Pedro ha sido más

fácil deter-minar los tr-es lugares cle la celebración: Ia cátedra fija puesta en ia pafie altar, cerca de la entrada de la basílica; el altar en el centr o d,el sagrato; el ambón, realizado con ocasión del Jubileo, cer-ca de la as¿rmblea, Sin embargo, en los últimos años, por varios moti'os, se ha utilizaclo una cátedra móvil puesta dclante del altar-. Rccic'rrcmente, con ocasión de los funerales del papa Jua' pablo II y clel comienzo del petrino del papa Beneclicto XW se ha '-rinisterio vuelto a Llsar la cátedra fija en la par-te alta clel s(tgrato. Al inicio cle los años noventa, después que las capillas crel palacio apostólico fueron confiadas por el santo padre al c'idado del Maestro de las celebraciones, el ulfici. ha pronroviclcr un estudio para la sistematización del área clel pr-esbiterio de la capilla sixtina. El proyecto preveía ra colocación cle u' altar versus popultun, de un ambón y de una cáteclra fija para el Papa. El proyecto no tuvo continuación. pcro cr pr..ble.ril [)e r-manece y se hace presente cada vez qrlc se debc celebrar-e la ' capilla, como ha ocurrido el 20 ab.il 2005, inr-¡recriata'e-lrr.. después del Cónclave. En can-rbio, se ha dado una buena sorución h.ce argunos años en la capill a Redentptoris Mater del palacio apostólico: la cátecir.a ha sido colocada cerca de la puerta de entrada, el an-rbón en el centro de la asamblea, los bancos de los fieles har-r sido dirigidos hacia el ambón y el altar ha sido puesto cerca de ra pared del fondo. La capilla es también un ejemplo dc annonía e'tre ra ciccoración iconográfica y los lugares de la celebraciirn.,

Lu atención a las exigencias de kt comunid.acl La liturgia cs la expresión más co"pret^ crcr r-i. clc l¡ 'iste Iglesia. Por eso es indispensable, en cada celebracitin, fijar-

9'cf. ln Capilh

"Redemptoris Mater" cler papa Jttrut p.bkt Ir. Regal. crc! Crlegio Cardenalicio al santo paclre con ocasió, clel .5() a,ivet.sut'.i,, rr¿ l,t orrlenac'iórt sacertlotol, Ed. Monte Carmelo, Rru.cos 2002.

I,IIURGIA Y BELLEZA

la atcnción ¿urte toclo r.n la asamblea y promover la caliclad, lu tr'¿rvi's clc la loln-raci
i'l atrla. [r'¿rcioncs prcsididas por cl S¿intc_¡ padrc hay casi sicmprc un¿r ¿rsamblea compuesta de personas diversas por ia lcrrr¡rur, cr.rltul ¿r .v pr'<-rccclcncia. E,s nccesario, pues, pcrcat¿trse Urr

l¿rs ccle

ello cn c¿icl¿i ocasión. Esto determina Ia elección de las lenglras, clc kis c¿rntos (carnto gregoriano) y d" otros elementos. El camino clc las celcbr¿rciones pontificias ha estaclo ntat-carkr pol Lln¿r sarl¿r cl'cativiclad, por la noveclad de algunos clenrcnt()s c-clesiales, parir krs que ha sido necesario pcnsar y pl.o9r'a nr ar cclctrr'¿rc ioners clc algún mcdo inéditas, com ponel' tcrx tos v ntúsicas ar partil de l¿r tr-aclición, de los principios de la adaptucitin v cic la capaciclad c[e. la liturgia romana para acogcr.otr-¿rs tr'¿rcliciones antiguas ], llodernas. Se recuerda por ejcmplo: las j.r'rraclas rntrnclialcs clc la iuventud; las grancles cclcbracior-lcs ccrrrreirric¿rs colt los reltlcsentantes de las lglesias, cle moclo csl'rccial con los Patliiilc¿is orientales, como ocnrriír cn la visita clc los P¿rtri¿rlc¿rs clc Const¿rntinopla Dimitrios I (1987) v Bnrtolornc'o I ( 1c)95); llis jolnaclas de oración por la pzrz, e n Asís; las t'clt'bliiciorrcs cs¡rccíliclrs clcl gran jr-rbilco dcl 2000, l¿i conrnclr-iol'acirin cic Abr'¿rhár-r, la jr:rnada del perclón, la connrcmor at'irin clc los tcstigos cle la fc. Alstrn¿rs celcbraciones se han caracterizado por la adaptaciirn. Con oc¿rsiril't cle Ia aperlllra y clausura de los sínodos de Áh'ica, Asi¿r v Oceanía, las celebraciones de la Eucaristía se enric¡rccieron con algunos eiementos propios de aquellos pueblos. El mismo Papa subravó la importancia de la incorporación de krs clerlentos culturales cn tales celebraciones: "Además, estoy pnrf'r-rrrclanrcrrtc agracleciclo al grupo de trabajo quc ha ctriclaclcr lrie n las littrlgias euc¿u'ísticas para la apertura v la clatrstu-a clei sÍrrodo. lil grr-r1to, c¡r-rc contaba entre sus nrientltros con tcítktgos, litLll'eist¿rs v expcrtos cn c¿rntos e instmn-ientos ¿rft.icul-tos cle

cler

l-lTtiRCIr\

\'

BEl-LEZA EN LAS CE.LEBRACIONES

ex¡lresirir-r litúr"gica, her querido hacer así, según ('sl¿rs

f'trcrr-¿rr-r

PAPALES

89

mi deseo, que

nr¿ircacllrs lt()t'Llll cl¿rlrr c¿rr'ítctcl'¿rfl'ic¿irlr.¡"."'

En el rito cle apertur¿r cle la pucrta sant¿r en el año 2000 estaban ¡rr-escntes ¿rlulrnos f iclcs prrrvcnientcs dc v¿rrios continentes -v dc expresioncs cultur'¿rles de diversos pueblos para hacer evidente la universalidad de la salvación y de la misión de la Iglcsia que cclcbraba cl jr-rbilco, cnla u.rbe y en el orb¿. Además, sc cluería recorciar, de modo visible, también, ios citados sínodos continentales celebrados coirro preparación del jubileo del 2000. Se recuerdan ios sigr-rier-rtes elementos: Lln fr'agmento de múrsic¿r oriental toc¿rdo por Lrn instltrmento propio de la cullr-rla.laponesa; l:r prescncia c1c aigtrnos lieles prlve nientcs de Asia, Austr¿rlia v Ocennía, c¡le ackrrn¿rban con flores la puerla y cspzrrcían perluntes; la ¡rlesencia de zrlgunos lielcs provenientcs dc África, quc tocaban ci cucrno para expresar la alegría del inicio del .lr-rbilco; a,lgr-rnos ficles provcnientes de An-rérica y lJurop:r cluc acollpañaltan cl Liltr'o clc los Evangcl ios con florcs v lhmparrzis. Mhs rccicntcntcntc, en l¿r celcbr¿rción eucarística clel 5 octubre 2003, con oc¿rsií;n cle la beatificaciirn de tres granclcs misioncl'os, se harr introclucido los sigr-ricntcs elemcntos cr-tlttrt'ales: alglrnos f iclcs, prrrvcnientes clc vari¿rs parlcs clcl nrrrnclo, hur-r :rcorrpirñ¿rclo el Libl'o clc los Iivarrgclios llcvanclr,r flore's c irrcienso; colr-]o signo clc r.'encr¿rción al Evangelio se ha usado un Lípico par¿rgLl¿rs, segúr'r la cultura de varios países cie ¡\sia r, alstrn¿rs regiones de Áfr-ica; clespués de la lectura del er,:rngelio, algunos gt'ttpos de fieles, representantes de las diversas regiones del mundo, hicieron un acto de veneración al Libro cle los Evangelios segúrn la modalidad de la propia cultura; cn el momento dc la prcsentación de los dones, las ofrendas para cl sacrificio fueron llevadas al Santo Padre según la modaliclad clc la cultrrra arf'ricana, t:n cl c¿rntri clcl Anrón clc la cloxología, como concllrsirir-r clc la plcgari¿r elrc¿u'ística, liar tenido Iugar cl rito litúr'gico clcl "¿rrati", cx¡rrcsitin dc l¿i clrlturr¿r inclia. 10.

.lu¡r P¡trt-o ll, Ilxltoltacirin postsinorlal L:.ccle.sia itt Alrica, n.25.

90

t-ITURGIA Y BE,LLEZA EN t-AS (l

L]TURGIA Y BE,LLE,ZA

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i\l',\l-l:S

nLrevo ambón, obra de los técnic<¡s clcl V¿rticun(), p¿uir lir pllzlr

Iconos y elententos decoratit,os La liturgia requiere la col¿riroraciór'r de nllestl'os sentidos: la vista, el oíclo, el olfato, el tacto. Recurre a la a¡lofiación cle ios iconos, de la música, del canto, clc l¿r luz-, de las l-lol-cs, cle los colores, de la corer:gral'íit. La litr-rrgia tiene necesidad clc los clernc'ntos de l¿t creación: cl vino, el agtrar, el pein, la s¿rl, el fuego, las ccnizas, ctc. La liturgia p¿Il'ecc, pot' tanto, qLlercl- reltt-titroda Ia creación v hacer pr'<,rpizr la bellez-a disenlin¿rdzi por el mundo. La alabanza que se eleva en la liturgia, pues, no es ull acto reservado solamente al hombrc: a toda la cl'cacitin sc l¿t invita a unirse a nosotros para dilr gloria al Padre, por Cristo en el E,spír-itu Santo. Lar litulgiar cs, no sólo, pero t¿rlnbién, invitación dirigicla a uosotros par¿1 teI'Ier una rel¿rción ¿trnlóniclt con la creación. Me refiero ahola a aigttnas expet'iencills concl'ctas viviclls clt l¿rs celebraciones litúrgicas clcl S¿u-rto Paclre. FIc alr-rcliclg Va a los llrgares dc la celebraciírtr: la f uente llattlisnr¿rl, el an.rtlóll, l¿l cirtedra y cl altar cn sll relación con el espacio clel aula cle la celebración. Tales lugat'es, ar mi juicio, no son sólo elemetltos reclamados por la celebración contunilaria de la littrl'gia, sino manifestación de la lglesia e iconos ¡lrimarios de l¿r iclcnticlacl cristiana. En efecto, la litut'gia prt:sttpone tanto cl saccrciocio comúrn de los licles, cor-r1o I¿r estt'uctrlra nritlistcl'iitl qr-tcricla pt.,t' Cristo en sLr Iglcsia. La f'uentc batttisnr¿tl, cl alnbón, la c/rtcdr¡r v el altar expresan el seno cn cl que el cristiano cs gcncraclo por

el Espíritr-r Santo, el clima elt qLle sc llcga a la lraclltre't',

t:t.l:llR,\(-l()\

el

ámbito en el que vive la comunión con Cristo -v con ltls he't-m¿tnris. Estos elementos, en nti opinión, son ya por sí misnlrls un icono. Por tanto, se debe vigilar para que la aportación artística no termine por oscurecer el signo originario, conlo ha octtn"ido, por ejernplo, en algunos altares translormados a consecuencia de la reform:i litúrgica. En l¿r liturgia ¡rapal se h¿r creaclo: Lln nLievo ¿rnlbón-atril, obr¿r clc Lclkr Scolz.clli, ¡-liu'ir Ltso clt l¿r ll¿rsílic¿r clc San Peclt-o, ttl'l

cle San Pedro. Son de nueva realiz¿rcirin también la cátcch-a, cl

¿rmbón y el altar de la capilla Retlertt1ttctrís lvlutcr, r'a ci1¿rcla.

pontilici:rs sc ttsar-I Ios iconos ¡lropianrente dichos. En el tiempo clc- Navidzrcl, pol e.ie nrplo, se e\poncn, cn las clos galerías inte-mas de la basílic¿r r,atic¿rr-l¿r terpiccs represenlittivos, según el mistcrio qrre se- celcbr'¿r: ll anunciación, l¿r natividad, la circtrncisión, l¿r adoración cle los En

algr-rnas celebraciones

magos. En las celebraciones de carácler ecuménico, sobre loclo cuando se celebra con los Patriarc¿is clc las lglcsias Olic'ntalcs, sc cxponen en las columnas anteriores del balclacluino cl.' Bcrnini, los icollos del Salvador y clc l¿r Macllc cle' Dios. Así st' ha llcclio con frecuencia durante Ias ccleblaciones clcl ¿rño nrari¿rno 1987-1988. E,n la plaza dc Salr Pecllt, sc ex1-rout'llt'crrenlcnrente, conro con ocasión clc las rercientcs celc-br¿rciones clcl XXV ¿rnivers¿rt-io del pontificaclri clc Juan Pablo II v al inie il clci llrinistclio pctlino de Benedicto X\/1, cl tiipiz c'lllc lcl)r'cscnta el enr,ío de los Apóstoies. Algunos iconos lit'lrt'n Lrnu in'll-ror'tancia v r-rn signilicaclo muy particr-rlar. El anticlrrísinro icono clc Clisto Salr'¿rclor, denominado Achero\tilr¿, sc c\pone clrrr'¿urtc. l¿i Ettcalistía cle lit m¿rñaua de Pascua 1-ralu cl lito clcl /?csl¡'¡i,ri¿ r la Sa1¿¿s Populi Rr¡tncLni se venera cn lir ltlaz.a clc S¿rn Pcch'o cn arl¡¡utt.tas vigilias clc Pcntccostós v cn Slinta iVlurn la Nlrrr()r'llllrli :rl3_lrrros li los or-icnt¿rlcs. Otro erlcilrcrrto irlport¿tnte cs cl trsr¡ clcl cltrci{ijo: el rlc Sun N4¿u-cclo rtl Corso, abraz¿rclo ¡ol. el Papa Jrran Peblo il en la c.,.lc, Lrr¿rción clc ler jolnacla dcl pcrdón; cl clc l¿r Capilll Sirtina, \/cncraclo en ler plaza de San Pedro en algrrr-ras clc llrs cclcbr'¿reit,rres del año santo; el nuevo, esculpido sobr-c cl nroclckr clcl cltrc s.. encLlentr'¿I en Ia Capilla Paulina, us¿iclo ltor-pr-irler-a vcz cn la plaza clc San Pech'o con ocasión dcl XXV anive lsalio clcl ¡rt'ntific¿rclo clel Sierryo de Dios Juan Pablc¡ II. No olvido la bclla y variadzr orn¿lnr('nt¿rciírn llolal, nrls rliscrct¿r cl'r l¿r basílic¿r v más rica en la ¡rlaz.a clc Slrrr Pcclrrr, st¡blc

9)

LITURGIA Y BT]t,Lt]ZA F,N I-AS CELEBRACIONES PAPALES

LI'TURGIA Y BELLEZA

toclo el día dc Pascu¿r, cuando en el sagrato sc dispone un vcrd¿rdero "jaldín de la rcsurección". Además se recuerda: los Erangcliarios, cltre por su preciosidad subrayan la importancia clrre lu littrlgia lra cl¿rdo siempre al libro de los evangelios (cn cl lillic'itt hav al n)cn()s un¿i veintena de ejenrplar-cs). La pila irar-rtisnral clc ll'oncc, trs¿rcl¿r habitualmente par¿\ los bautisnros cn la vigilia pitscrrirl. L¿rs trcs ánforas de plarta y dc grandes climcnsiones, us¿rcl¿rs en la Mis¿r Crismal el jueves s¿rnto por la mañana (las ánlil'¿rs pala los óleos se llevan procesionzrlmente en tles c¿u'ritos expresanente preparados y adornadas). Las tres Llln¿rs cle piata y bronce clorado usadas por primera vez en el Crinclave de abr.il 2005. Han sustituido el gran cáliz y la gran píxiclc lrs¿rclos prececlentemente en las votaciones de los Padres Carclcn¿rles. L¿rs urn¿rs, f inamente elaboradas, reproducen entrc otras cos¿is, la sinrbología del bucn Pastor altrsirt¿r a lats pt'cqluitls hcchas por el Señ<-lr' al Apóstol Pedro (Jn 21, 15- 19). Las vestirlrrr-¿rs litrirgic;rs para el Papa, los concclebrantes v los rnirristrrs suglaclos, sc arclapterron al espíritu dc la rcl'olma li!,úrgica. llacc alqlrtros años se redujo el tamaño de las mitras de Ios C¿rrdcn¿rlcs, y cl Ul'l'icio de las Celebracioncs Litúrrgicas ha provisto un modelo útt-tico para todos.

5. La preparación de las celebraciones

y la investigación

científica "bclla" depende en gran parte dcl moclo cn el clue ha sido preparercla. Por eso, todos los libros litúr"gicos dc la rel'olnra se abre n con el texto de las Premisas teológico-litúrrgicas ¿il rito. P¿rra comprender las referencias apenas hcchas sobre l¿rs ccletrraciones del Santo Pacll'e es neccsalio tcncr' prcscntes :.tlgltttos otros aspectos que f'orntan pztrte cle l¿r prepalaciótr clc' lrts mismas celebr¿rciones. Qlticn part'ticiplr cl) ur)¿i ct'lcbr'¿tcirln litúrgica dcl Papa se pl'cgllnt¿r f rcerrcntcn'lclrtc crinro cs ¡rosiblc clue toclo sc clescttvt.tc,lt,¿t cotl Un¿r celebr'¿rción

93

grarn orclcn v arnrclní¿r. La respucsta se encuentra en el cuida-

do con qtle se prepara la celebración' L,tt

preparerciótt en su conitrrtlo

Bn ocitsiot'lcs extrarlrdinari¿rs, como la apertura de un sínolas cir_r, por. c.jcn]plo el clc Áf l'ic¿r, Llna cclcbr¿tciiin ccuménica, hay apostóIico, r,¿ir-ias celebl-aciones clel Año Santo, un viaje que parlir cie un proyccto preciso, preparado con la ayuda de personas cualificadas. Sigue Ia superuisión en los lugares donde tenclrá lugzrr la celebración, la elección del espacio, de los elementos fijos c1e la celebración, de los lugares destinados a los rninistros sagraclos, ia elección de las personas que desempcñan los cliferentes oficios y ministcrios, etc. Aclemás, se debe pelts¿rr cn la contpclsicirin clcl folieto p¿u'a uso cic los iicles t¡ clel ctc tttl r-nis¿rl pltrzr cl Pzipzi y ftrs c()ncclcllt'¿ttltcs, cLt¿ind6 sc tr¿rt¿r Viaie ¿ipostólico; colt Lllta convel-gcncia de elcmentos: palabra, or-zrcioncs, lrt
9-l

LI I Iil<(il¡\

Ll'l Lll{(;lA Y Illil.LL|Z.A tiN l-AS L lrl.lilll
\' lllrl.l.l)ZA

El folleto de la celebreciórx

El folleto prep¿rlado por cl Ufl'icio patnt cada ceiebt':lcitin cs un¿r ayucla clc gr-arn v¿rlrir. El follcto clcscribc cl con.iltnto clc los ritos y contiene: la Pal¿rbra cler f)ir rel="nofollow">s, las or'¿rcior-les, los cantos, las mor-ricioncs. Su valol ha aullent¿rclo 1-lor la v¿u'icclacl clc il'l-r/rgcnes, cllle lllcscnt¿rn ¿rnte los ojos lo c1r-rc la pzilabra of rccc ¿rl oíclcl. Sc incorlroran t¿rnrbií'r'l las lcuguus v l¿rs nrúsicus clc l¿rs clivcrsls cnltr-rr"¿is cn los tcxt()s ol'ir-Iin¿rlcs. Con r¡c¿rsiritr cle ulgr-tnas celebraciones parliculares, el lollcto cc-rntiene también trna Presentctciór? con la explicación de ias secue lrci¿rs rituales en l¿ts que se articuia la celebración y, cuando cs el caso, ci texto dc la biografía de los beatos 1'cie los santos. Algunos iolletos clal Via Crucis se han convertido en ediciones de gran valor eclcsial y de notable r¡alía ar1ística.

EI estudio y Ia investigación científica Finalmentc, cs prcciso ¿rhlclir ¿r lrn rrspecto iu-rptirtantr'cic Ia rrctivid¿rcl d,cl Ullicio cr-i estos úllirlos ¿rñ<¡s: la prrmociírn dcl estudio y de la investigación científic a. El Ullicio tiene trn valioso archivo que recoge la memoria cje i¿rs cclebracioncs pontif icias desde el siglo XIII a nuestlos días. El arcl-iivo es rico soble todo a pafiir del siglo XV, cuzrndo los grandes Mugistri CcLercntoniarunt A¡toslolicar'¿1,z, corrlo Giovanl-ri Burck¿rrd y Paricle De Grassis, c-scribierc)n sLls f'¿ir-¡tc¡sos di¿rlios sobre l¿is ccrlcbr'¿iciones clel Pa¡ra. A par"tir cle 1987 se or-ganiz.eu'on elr la CiLrdacl del V¿rticrrno r,¿rrir.rs scnrin¿tri<-rs clc csttrdio: [-cts t'alcbrut'ie ¡ncs ettc'ttt ísticct.s prasididas Ttor el Sa¡¡1o PaCre (28-30 dicicnrblc 1987); Lus lSeutílicaciones y Canoníz,tLciones, el Cc¡nsislorio, kL Enlrcga dcl Pulir¡ .y otras celebraciones propias tle la litttt'giu papal (25-2i scptierrrbre 1991); Textos y rttúsica en lcts celebrcLciones presitlitlcts ¡trtr cl Santo Pudre (5-7 octubre 1998); La televisión y lo.. celebracit¡ttt's presididus ¡tor cl SanÍo Patlra (l 1- 1 3 icbrcxr 1999).

95

Sobre la liturgia papal, se han publicackr con l¿r colaboración cle los consultores del Ullicio: el voltrmen Littrgie dell'Oriuu; cristiano a Ronta nell'Anno mariano 1987-88,'' Ordo Erseqttirtrttnt Rontani Pontilicls y el Ordo Rittttutt Cr¡ttclat,¡.s,'t cl O¡r1o Ililttttnt Pro irtlittistetii Petrini Initio Rotttae E¡tisco¡ti'," cl volrrrrren Sede Apostólica Vacante,'a y ci volnmcn Magrttun Ittl'¡ilueuttt sobre las celebraciones car¿rcterísticas clel jubilco clcl 2000, actu¿rlrnente en pruebas de inrpr-cnta.

Apéndice: iconografía y liturgia

Introducción Con ocasión de la fiesta de Navidad 2004,\a Libreria Editrice Vaticana nos regaló Ia bella publicación "Actas del Concilio Niceno Segundo Ecuménico Séptin-ro" en tres volútnenes.'' L¿r inportante publicación no sólo favorece el conocimiento histórico y teológico de las actas de un Concilio F,cuménico, siri,, quc ayudzr tarnbién a profundizar en Lln aspecto clel cnlto cr-is tiano, el cle la veneración de los iconos. Sorprende que, hasta ahora, no haya sido posible 1enc.r- cl texto completo de las Actas del Concilio Ecunrénico VII en lcr"rglra moderna. Tal Concilio, cuyas clecisiones fueron detel n-rinantes en diversos ambientes -religioso, ar1ístico, político- cs de gran interés aún, después de trece siglos cle su convoc¿rcirin, y no se trata cle un interés exclusiv¿tmcnte históric< ; cstas pirginas tienen gr':in r"clevancia par-a la vicl¿r de la lglesia cle lior. El papa Juan Pablo IT, en,.1987, c,)r-l oc¿lsión clel clrroclócinro ccntcn¿u-io clcl Concilio, rccorcl
Libleria Eclitrice Vaticana Librelia Eclitr-ice Vaticana

Liblclia Liblelia

1990.

2000. Eclitrice Vaticana 2005. Editrice Vaticana 2005

A1¡i deL cotrcilio niceno secondo ecuntcni(o .st,tIint¡t. ¿r cLuil rli Ir. Di Dorttcnico, colr Lln saggio di C. Valenzialro, Citt¿r clel \/li{iclirtr¡ 200J.

I,I'I" Ii

I{GIA Y BELLI,Z-A

I,I'fURGIA Y BI],I"I-E7-A F,N LAS CELE,BRACIONES PAPALES

nr() Concilio plt: n¿uttentc l'econocido por la Iglesia católica v la por este Concilio, e n lo cltre cor-rciclnc a la lcgitirr-riclacl cle la veneración de los iconos de l¿i

97

La crisis iconocktstrt

ort<¡clr¡.t¿r. La c[octl'ilt¿r cle l'inida

lslcsia, nrclcct' t¿rmbión

rrn¿r ¿rtenciór'r cspcciarl no sólo por. lii ricprcz.a clc surs irnplicaciones espirituales, sino también por las

crigcricias c¡r.rc irnpclne ¿r toclo el ámbito dcl artc sacrr)".'o A ¡rloptisito dc la relcvancia de este Concilio en ántbito ecuntc'nico, el Salrto P¿rch'c al'ir-ma: "El relieve dadr> por él arl arr-gunrcnt() cle l¿r traclición, .v rnás precisamente cle la traclición ncr escrit¿r, cc¡nstitlrve p:rra rrosotros católicos como para nuestros he nl¿rnos ortctcloxos trna invitación a recorrer juntos el carnino clc ia traclici
t6

J

lt

Jt,\N l)¡\Bt.o

( I 5.9. I 987), ¡rn.3

.

.

l-32.

El Niccno II consLiLrrvc l¿r concllrsión dc un lalg<,r proceso clc icf'lcxi
I-ll-tJRGIA y ltl.f.LEZA tiN I-AS CET.EIIRACTONTTS t)\t'Ar.trS

LI',t'tiIr.c; tA Y 1tt:tt_LIz.A

98

gllos sc l-ra pcrr-nitido pintair cn l¿rs iglcsi:is l¿r vicla de los s¿rntos... Lo que es la Escritur¿r p¿rra los cluc saben leer es I¿r inragen para los que no saben leer... Las imágenes son el libro de los que no conocen la Escritura".re El icono se difunde de manera masiva en el curso de ios siglos \lI y VII, favorecido por la fe popula¡ la leyenda, el milagro. No se difunde igualmente en todas l¿rs áreas de la cristi¿rndad; los sirios y los arr-nenios, por cjernplo, eran rntrcho mcnos inclinados por su pasado culttrral al uso clc las imágencs. Es significativo qLre los enrpcraclores que l'avorecieron I¿r iconoclasti¿r furcr'¿rn dc origcn isát¡ rico c.r ar-rncnio. En cl 692, cl Concilio de Trullo afirma: "En cicr-t¿rs rc¡-rrocluccic.rnes cle inírgenes sagradas cl Prccursor cstá rcprcscntado indic¿rndo con el dedo al cordero. Esta representación lue astrmicla como sír-l-lbolo de la gracia. Esta cs nna figura octrlta de aqr-rcl veld¿iclcrcr cordero quc cs Cristo, nucstr-o Dios, r'cvclaclo a lrosotros scgún la ley. Habiendo acogido estas figur':rs y sonrbras como sín-rbolos de la vcrclad transnriticla por la lglcsia, ¡rrcfo-imos ho1, la gracia v l¿r vet'clacl n'risllas conr() cr-rnrplimicnto cle est¿r lcv. Por eso, p¿u'a exponer con la at,ucllr rle lu 1-linlr-rra lo cltrc cs pc'rfecto, clccrctanros c¡trc cic ¿thora cn aclcl¿rn1c Clisto, r'nlcsllo Dios, scu r-cpl'esent¿rdo en slr forma hum¿,nlr y no como cl antiguo cordero".'n La imagen de Cristo in'rplicaba va para los Padrcs clcl Concilio tr-ullano una conlesión de l'e plena en la cnc¿u'nacicin. Un factor que contribur'ó a lzr er:ispcración de las posiciones favorablcs y contrari¿rs al nso cle ic,rs iconos flre cl ¿rvancc del Isl¿rm, qLlc prctcnclía scr l¿r nlírs ¿rlta v la m/rs ¡rlrrer lcvclacirin cle Dios v actrs¿rir¿r:r )a Iglcsia clc politcísmo y rle iclolatría p()r'su vcrrcr-aci
M¡crlo, CarÍa IX, 209

20. CoNctt-to ns Tnut-r-o, ¿'anon 82

9()

cl'islo coloc¿rd¿r sobre la puerta cle b'cince clel pal^ci. inrpcr.i.l en const¿rnti'opla; la imagen fuc susr-itr,ricler p.r.trnei crlrz ba.i
III sigLrcn cn poc()s años al ccl icJadiz II, que ordenaba ra clcstr-urccióu cle las irrl¿igcnes en toclas lers provincias cristi.lrlis c.r.rclrrist.clas p.r. ó1. r los atacltrcs clc i's hebreos al cult. c'is1ia.r. L,l cr'¡rcr-.clt¡r.rr.u ta cie hacer.n compromiso cultural c¡.tr haga ¡rosiblc la c..r ivcnci¿r cntrc /ir:.ibcs, clisli¿tnos v hcbr.cos, brrsc¿rnckr sturvizlr los elementos dc conflicto. La razólr cle Estacl. \,(-rce s.bl-c la t-tt"tórt clc la lc. El Papa Grcgo'io TII cr cl 731, , lcat.cionri t-.rt..trrrlgancl. ¿r l..s acl'cl's¿r'ios cle lcls icolros r srr crrl1.. E' o.ien1e, la clcfens¡r cle l¿r veneración clc los ic,r.l.s {'rrc obr.lr, s.[rr-c t.ckr, clc Gc'r'r'íin, patriarcu cle- c.r'lst^rtirr.¡lla, clc .I.r.gt. cle chip.e 5'dc Juan Damasceno. Ge.nrán af irnr¿i clue r.r.clr:rziir los ico'os sienilica rechazarla enca..ación; en tl icon, ,,r.s.tr.s dibr-rjamos la imagen de su aspecto h,n-iarlr.¡ seeún ra c¿rr-nc v no la clc su di'ir-riclad incompre-usiblc e irlr isiblc, p()r-(rrr(, nos scntir.l'ros cstinrulados ¿r represcnt¿ir la qur, cs nucstl-¿l lc ll¿ll'¿! lll()str'¿rl'qLlc I)it-rs r-lo sc h¿r lrnirlO ¿r nil(.srr.rr rlulrrr.lrlt,zli e n :.rparricncia, conro r-rn¿r s
to del

c¿rlif¿r

21. (lriRN,tiN nn Coxsl-rxr.rNOpr_A, Cr¿rl¿? a.lttan tlr,.\ittntl¿ 22. S. Ju.tl l)¡lr.rsclxo, Dl.sc¡lso.s .sr.¡bre la.s l¡r¡¿llrr¡¿,-s

I,16.

I,IIURC]AYBELLEZA

¿r['irnla c]Lrc los iconos son "los libros de los iletrados".r' Pcro la

arsurnelrtacirin nr¿rs inrporternte es la teológica; el fundamcnto clognrático tlcl cr-rlto clc ios iconos cs l¿r cncanración. Ei Verbcr sc h¿r llccllo c¿rrne, Jcsúrs es el rostro humano de Dios y r-Iosotr'os, pues, Io podemos representar.'* El Antiguo Testamento pr'ohibía las imágenes; Dios, en la antigLla economía, se revela sólo ¿r tr¿n,és de lat P¿rlabra. En el Nuevo Testamento, ia Palabra se hace imagen. En la defensa de los iconos se citará a mcnuclo cl Salrn<> 47 ,9'. "1o que habíamos oíd<¡, Io hemos visto". Juan distingr-re cuicladosanrente el prototipo del icono que lo represclrt¿r. La inragcn cs ob jerto de veneración, no dc adoraciórr; óster r-rltinr¿r está r'eservad¿r sólo a Dios. lln cl 75"1, por iniciativa del entperaclor Coustanlino V, sc cot)\'oca cn Ieria, en el Bósforo, Lln sínodo para que concecla c¿tr'íictcr norrlatir''o a las decisiones de los iconoclastas. Piir-ticipiirrrn 388 Obispos, pero ninguno provcní¿r cle las sedcs clc Rorl¿-r, Alcianclría, Antioquia, Jerrrsalén. El sír-roclo declara cluc los cr-r-ipcladores sorl iguales a los Apóstoles, llenos de sabiclliría por obla del Espíritu Santo, encargados de reconducir a Ios liclc-s ¿rl brrcr-l c¿ttuino y de instrrrirlos, y condena la cre¿rción cle iconos v srr clrlto. lr-rsistc en la distancia entre el icor-ro, Lrn tibjt'to nratcli¿rl, r'' Io c¡rtc éste pretencle lr¿rccr vcr: Considcl-¿r c()nr() rinic¿r vcrcl¿rclcr'¿r inragen la Euc¿rristía. De cst¿r nrancr'¿r, l¿r iconoclustia, apovlicler hast¿r ¿rhor¿r sólo por trn eclicto ir-npct-ial, sc t'orrvict'tc e tt ckrgn'ta cle tod¿t la Iglcsia. L,n los ckrs ciece nir>s sucesivos, los rnonjcs, ¡lrincip¿rles sostencclorcs clc Ios icor-los, f'trcron violentamentc perseguicios; nrintcrl)sos nlorr¿rster-ios llrer-on confiscados, los monjes obligaclos a c'nr-oliilse crr cl e.jér'cito in-rperial, algunos fuel'on torlur¿rcios. trl Pa¡ra Estciran en cl 769 convocó un sínodo en cl Latet'ano (luc anatcr.natizrj el clc Icria; también los Patriarcas dc Oricnte, 'feoctoro cle Jcrus¿rlén, 'l-ccldoro de Antioquia gottlt" de Alejan5, clr'ía sc ncg¿u'on a accptar las decisiones clc Ieria. l-1. S. JLlx D,rlt..rscul.to, l)i-s¿¿l:r.¡.s sobre kts ittrágetrcs,II,lO. l-{. S. .lt'lx I).tlttsc'¡:¡to, l)i.s¡ ¿¿r,so.s .sobre lus ittttí1¡tttras,l,22.

I-lTLll{GIA Y BhLLIIZA EN t.AS CELEBRACIONE,S

PAPALES l0l

El Concilio Niceno II Con i¿r ilcgacla ¿rl tror-lo inrpcria.l de Irene, [e lvicnte defensora ciel culto a las in'rágenes, ia crisis icc-inoclasta experimentir ttn cambio. La emperatriz- decide convocal' urn Concilio y el Perpa Adriano I da su aprobación. Después de un difícil comienzo, debido a los intentos de sabotaje por parte de la facciíln iconocl¿rsta, la ¿rs¿rmblea de los Obispos, rcunida en Nicea cn el 787, definió, ante todo, los criterios con los que reconocer la ecumenicidad del Concilio. Son criterios de gran interés porcluc ha siclo l¿r únic¿r vcz- qLlc un Concilio buscaba clefinir las concliciones cn basc ¿r l¿rs ctrales una asamblea sinoclal ptrcclc ser" consiclelada ecultrénica. Un Concilio, par¿r scr recibidcr collo tal, clebe tcner la p¿u'ticipación, o al mcnos el envío cic l'epl'esentantes, clel Papa 1, cle los cuatro pertriarcados :rpostólicos; clebe profesar una cloctrina coherente con la de los prececlcntes Concilios ecuménicos; y ha de ser acogido por los fieles. Guiaclos pol' cstos criterios se negó la ecumenicidad clel sínodo cle leria clel 754 e invalidadas sus decisiones; se afirmó la legitinridad del cuito de las imágenes y además se aprobal'or-l vcinticl, dcbcn

It'il;t{(;tA \

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t"lt.1 .l .l:.'/.4

r-.xponerse en l¿IS santas iglcsias cic Dios, en los setgt'aclos tr-itte-

vcstidut'us sagrzrclas, cn las 1-xtl'cclcs y crl l¿ts lllLrs¿ls, cll las casas v en las calles; ya sean la imagcn del Señor Dios y llllestro Salv¿rdot" Jcsucr-isto, o la clc l:r prtrísim¿t Señora Nttcstr¿t, l¿t blcs, cn

l¿rs

santa M¿rdl-e cle Dios, cle los s¿rntos irnsclcs, clc ttlclos los s¿it'itos v

justos. En ef'ecto, cu¿Into más fl'ecuclllenlt:nte se contcnlpletr estas imágcncs, tanlo r-níts zrc¡-rcllos c1t-tc' l:rs cotltem¡llittr sct'ál-i llcv¿rckrs al rccttet'clo v al dcsco cle l
luces segítn la piatcloszt costt-tllbt-c clc los itntigttos. Elt tcalicl¿icl, cl honordaclo a la irnagcn perlcnccc ¿t AqLlcl c¡urc allí cst/t tcllrcscntado y qr-ricrt vcnera la irrtetgctr, vencr¿I la rc¿tlidacl cle qtticn está repr-esctrt¿tclc,¡ en clla"." Pero ¿t pcs¿ir clc las solcmncs ¿rf il'll't¿tciolres clel Concilio cle Nicea, la lucha iconoci¿tst¿t ni-r pat'ó. Sc rtegó el c¿il'áctc'l'ecllnrúnico clcl Cor-rcilio, eu Occiclcntc, ltttt' Cittlot-lllrgll() ct"i cl sínodo cle Fr¿inklur-t dei 794; en Orietrte, el ernperaclol Lcón V (813-820) inauguró la segutrdir lase cle l¿i lucha iconoclasta y la persecución de los icr¡nr¡clttlc¡s. Stilo cn marz() clel 843, Lrrr sínodo convocaclo por iniciatir,¿r cle la empet-ettriz. 'Ieoclot'¿i v del Patriarc¿t de Const¿rntinopla Mctodio, rcintrocir-tio cl culto de las inr/rgenes e institu¡-'ó, c()n')o cottnlet-ttol'ación clc tal evcnto, "l¿r f icst¿r clc l¿r Ortocloxi¿t", cclcbt'¿rcl¿r aútn ett Iit Iglesia 'l'al f icst¿r ccle bl ¿t cle Orie ntc cl prirncr ctomitrgo clc Cr-rare slrra. la victori¿i cle- la ¿cor¡r., tlttlírt x' la clc{-iuitiva confirtlt¿rcitin clc l¿t cristol
Corctutl

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LI'l'(JI{GlA Y IJtt.t-tlZ.A b,N LAS CIil.l'IBIIACIONIiS I'APAI-trS 103

EI icono en la teología y en la liturgia Oriente y Occidente, unidos en la mism¿r tradición, se har-r rcbelado juntos contra quien destruvera el culto de las ir-r-rágcnes, polqLle en el rechazo de los iconos vcíun cl rechaz.o dcl mister-io llismo de la Encarnación. Y defendiendo l¿i inragcn clel Dios hecho hombre, el Concilio clc Nicea ha cltrcliclti clcfcrrclel t¿imbién la irnergen divina presente en el hombrc. Jnnto ¿rl icono dc Cristo, están los iconos de los salrtos, clc los c1rrc, scgúrr lii espirilr".rzrliclacl oriental, han encorilr'ado en sí r'nismos la inrlgcn clc l)icrs t', en sinergia con el Espír'itrr Santo, h¿rn llcguclo rr 1er semejanza con Cristo. Los sanlos solt los "scntcjantísir-t'los", iconos vivientes, transparencia clc la prescncia c'lel Re:ino crr csta tierra. "Es sintomático -esct-ilte Pavel E.,clokimor'- que. lii iconocl¿rstia, en el momento de str nráxiura violcncia, atuca ul nlisnlc¡ tiempo ios iconos, la vicl¿i nronástic¿r, c'l culto a los sarrtos V la clivina m¿rternidad de l¿r Tlrcotokos".'' "No itrclr¿rs corrtra los icol-los, sirro contra los salrtos", cscliltc .l tralt l)altl¿rsccn() al emperaclor León IIL':? Y el Niceno II cleclara: "Sen ¿r trar'ós cle la conlemplación cle la escritura, sca ¿r tr¿rvés de la represc-lrtación clc los iconos... nosotros recolcl¿inros toclos kts pr-ot<;li¡tos v se nos pone junto a ellos". Conterlplar lrn icono no es un hecho estético, sino un acontecimiento espiritunl. El icolro rcpresenta una llamada a la convc-r-sií;n, una ir-rvitacirin ¿r corr, sentir la obra de transfiguración dc la clue habl¿r Pablo cn la segunda carta a los Corintios 3,18: "Toclos ltos()tt-os, cluc c()lr ('l r'oslro descubierto reflejamos cor]to cn Lln cspc.io l:r glolia rlcl Scñol, nos vamos transformando en es¿r nrisrl¿r imligcr-r cacl¡ vcz nrás gloriosos, por la accirin dcl lispír-itrr". La controvcrsi¿r iconoclasta se concltrye c()n rrna clclclli n.r cclcsiológica o[icial de ]as imágenes. E,l iconr¡ cncolrtr-ti ltrglr. cn las habit¿iciones de los fieles; toclar'ía h
LI'|LIRGIA Y BL,LLEZ-A E,N I-AS CELEBRACIONI,S

I,I fLIIICIA Y BI'LLE,ZA

alto i-roi' acltrcllos qr-rc halritan la casa. El lrso litirlgico clcr las in'rirgencs esth leglarlcntado; ningúrn icono de santo podíii cstzrr pr-rcsto ¿il mismr¡ nivel del icono de Cristo y de la Virgen; sr'rkr el s¿rnto al cltrc cstab¿r dedic¿rda la iglcsia tenízr un lugztt' ¡ralticrrlur: I.'-l errrtiglro cancel que sep¿Iraba el Santr-rario de la as¿rrrrblc¿r, clcsptrós clcl Concilio Niccno II, sc llcn¿r clc icorros v sc tli\nslonl)rr pll)gl'esivanrcntc cn cl ¿tctu¿rl ictxostasio. Sc intrrrclr-rcc cl lrso, toclar'ín en vigor, de colocat'cl icono de la l'iest¿r clcl clí¿r sobrc un atril y exponerlo así a la veneración de los l'iclcs. A partil clcl si.sl() VII, e'stá testimoniado ci bcso a los ic<-rlr()s: rlcsl)uós rte l¿r crisis icor-roclast¿t se colrer-rzó ¿r bcsar los iconos t¿iurbién cltrr'¿rnte la litr-rrgia. Pe ro tumbión la n.risrri¿t "esct'itttr¿r" clc los icírnos -.gt'ríplrcitt crr gr ic¡ro inr,licn t¿rnto cl acto de escl'ibil como el cle pir-rtar'sc rcsulri ¡ror los cíinottcs conciliares. Lzr igiesia vigila por la lur-rtenticici¿rcl clc l¿r iconografía, que no es ul-ra simplc ct'eación clc trna obra clc alte, sillo una obra espilitu¿rl, realizada con olaci(rn v ¿rscesis. El r¡ltr¡ uso de la perspectiva, de las ciimensioncs r' pxrptilciones clc los cuerpos, de los cclificios y clc los oir.jctos, cl sirrl;olismo clc los colores, el fondo clorado y el sabio jr-rego cle luces t'sombras hacen del icono Llna venlana que se abrc al nlrrnclo clivinr'azril'r", clcl

c¡utc lrarbla Pcclr o

(1 P 3,.t), ia irnirgen dc Dios escondida eri lo plo{undo clel scr, cltre el santo h¿r hecho t'esttrgir en su vida. Pclo el icol-lo n() cs patrimonio exclusivo de la Iglesia de Oriente. En Roma existí¿r desde tiempo impreciso un antigtto icono de la Virgen qlre, según la leyenda, había sido pintado pnr s¿rn Lucas v un icono "no pintado por mano de hombre" cle Cr-isto. En cl curso clel siglo VIII, Italia da cobiio a iconos orientiiles cltre se sah,¿rn cle l¿r l'uria iconoclasta. El patriar"ca Gernrán crrcnta c'llrc ul1 icorio clc Mar'ía, a l¿r vttclt¿t clc R
PAPALES

105

¡csiclenciii cic Lctl'1ur; c6t-t ttc¿isi(rn de l¿r l'iest¿t cle l¿r Asunción clc l¿r Virgen, el 15 cle ¿tgosto, se llevaba solemnelnente en procesiírn a S¿rnta Marí¿r la Mavor, donde se encontr'.rba el icono pintrrclo pot'san Lttc¿ts. El Pzipa Adri¿rno | (772-795) regala a la b¿rsílic¿r clc San Pcdro cios grtrpos de tres grancles iconos. Como cn Oricntc, ¿tsí t¿trrtltión cn Occiclcnte, el usc¡ clc los iconos en la litr-rrgia esl-ii reglan-rcnt¿ickr. Hn los sigl<-is st-tccsivos, el Occidente cl¿rbor'¿rr/r un nrc¡dclo icorrcigriifico propicl, inspirándose también en los iconos orientales.

Cottclusiótt ltrcha por lir clcl'cnsa cie las imírgcncs lta r"rriiclo a orir-nte v Occicicnte. I-lov, :r sigi
28. ('rrnst il r rciritr cri¡rc:il i:rt- l,t t tt tt't t';,r' tt I i t r t tt' 51 29..ltt¡i..1 I'¡ttt.r-¡ Il, C:rrtlr it¡tostr'rlicar !)tunlatitttttttt sttct'ttlttttt, .

n-ll.

LTTURGIA Y BI]LLT;,ZA

106

veneración dc lr-¡s iconos, cn cl cr-rltc¡ dc la lglcsizr, ticnc una impoftancia inclnso más grarrdc, pot'qLle ¿lcerc¿l a los f ieles clrrc lo veneran a Dios, a la presencia hipostátic¿r de las pcrsoners representadas y a los gestos sacramentales que se celebr¿in en el temor de l)ios"-3" Los iconos no deben "reducirse" a elemento decorativo o artístico, menos aún ser obieto de comercio. Es necesario retomar la tradición de los santos padres y hacerles vivir en su ámbito específico: la oración personal y la celebración litúrgica. La liturgia tiende a convertir el misterio de Cristo en misterio de la Iglesia, y a hacer que los cristianos lleguen a ser "el Hijo mismo cle Dios", segírn la bella expresión de Ireneo de L5tón:t' los iconos son ayuda preciosa en este c¿rmino de asintilación ¿r Cristo.

3

LA BELLEZA EN LAS INSIGNIAS LITÚRGICAS PROPIAS DEL OBISPO DE ROMA

clure

"La Iglesia procuró ccln cspeciiil inter'ós los objetos sagrados sirvier'¿rn al csplendor-clcl cr-rlttr con dignidad y belleza". Sacro.;ancl ttttt Cottcilittttt I 2)

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1. Introducción

30. DtN¿trRros

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Etrciclica rtelltL {i'sta dell'Ilsaltai,ir¡tte tlelkt Scmta Croce

1s.9.1987). 31. IneN¡.o pE lrox, Conlra las herejícrs III,i9,1.

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A través de los siglos, las liturgias papales han sido, no sólo el lugar donde e] Sucesor de Pedro ha presidiclo la celebr¿rción cloxol(rgica de la fe cle la Iglesia, sino tanrl>ií:n r-l lr.rgar-cler rrr-lrr rica y extraordinaria creación de ¿u'te par¿r la litLrrcia, ílnic¿r en su género. No sólo en la arquitectnra, en l¿r mtisica v c-n la iconografía, sino también en las insigniets litút"gicas ¡rro1'ri:rs clel Obispo de Roma, vestiduras sagradas, obictos v rtrucbles. Algunas de ellas son testimonio y fr-uto de sensibilidaclcs parliculares, ¿r veces lejanas de la conternporánea. Otras, sin enrb¿rr go, son expresión del espíritu de noble simplicidad, calacter'ístico de la época del postconcilio Vaticano II. Todas las obras, tanto las más precios:r.s coltlo las m¿is sencillas, están dotadas de notable belleza artística, creada palir scr aclmiradzr por todos y no para clrrcclal",'nr't.r'r'rrrl'¡ ,,rr ,'l

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I,]I'URGIA Y BELLEZA

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LA BTJLI-EZA E,N LAS INSIGNIAS LITÚRGICAS

109

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irmbito de la sacristía pontificia, donde se guarda la mayor partc cle cllas. Est¿rs otrr'¿rs, pues, cada vez que son adr-lril-¿rclas vuclvelr dc algtrnu m¿lncl'a ¿i su función originaria, traltsnritir cn trnl. lr sí cl asonrlrr-o clc l¿r bellcza. "Fr"entc a l¿r srrcral iclacl clc llr r itlrr l rlcl t.:r'lrLrnlrrro, llcntc ¿i l¿rs nrul-¿rrrillas clcl Lrnivc'r'so, ll rinie¡.r lictitLrrl aclccrr¿rcla cs la clel cstupor... Gr.acias ¿r ó1, l¿r lrrrrnlulicl¿rtl cit's¡rrr['s cli'r:¿rd¿r cxt'aví<-¡ p<.rclríi ler,¿intal'sc clc l'rrrc\r) \'1'1111,g¡'¿rl c¿rnrino. L.n este sentido se ha dich
cla irrtrricion rlrrc "La bcllez-¿r salvará el ntundo". La bcllcz¿r c:s cil'r'a clel nistcr-io v rccl¿rma lo trascendente. Es invitacirin a ,'ustar l¿r vicl¿r v a soñ¿rr cl ftnturo".' [:l csttr¡ror v lo tr-¿isccndcnte, a lo oue invitan los signos v los objctos litúr'gicos clcl Oltispo de Roma, s()n altte toclo la itclicz.¿r r la glanclcza tle Dios. lrs todavía más er¡iclentc cn las c¡ltr-¿rs clcstin¿iclas ¿rl ctrlto \', l)ol't¿rnto, cle.ad¿rs p¿u-¿t cxpr-csar- lir pr.intacía cle Dios. Mc.talcs, piedras preciosits, tcl¿rs fin¿u-rtcntc l)or. clacl¿is, ¿iltistns cntrc los rrás notables, todo lr¿r contr-ibtriclcl "l)al'a 11r.rc lus c
2. I-as insignias y el

ninisterio del Romanr¡ Pontífice

lrstus yrlccios¿rs obr'¿rs no sólo son objctos bcllos p¿ir.¿r coutcnrplal o sintples cxprcsiones ¿rrtísticas para aclr-nir.¿rr. Tocl¿rs ellas, ligaclas a la pel'son¿r clel Obispo de Rorna, tienen una finaI iciad propi¿t : tcstintor-tiar acontecimientos inrportantcs v hechos clc la r icl¿r ciiali¿r e ilustr'¿rr el ministerio que el Sucesor clel Ap(>stol Pedro l-ra ejerciclo y continúa ejerciendo en el carnil'rct clc la lglesia. r\lgLrrurs clc cst¿rs
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c,rrrcili¿r'Srt(/r).{l¿¡7t¿¿t,tt Ct¡ncilitutt, n.122.

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basílica de San Pedro y la tr,rmba del Apóstol. Otras refieren asillcctos clc l¿r vicla privacla o rccl¿rman la activicl¿rd pública quc cl Pirpir des¿rn-clll;-r cn Ronra o en el mundo. Otr'¿rs rcctrcrdan los nrol.r.lcnl.os rnhs signiIic¿rtivos cn l¿L vicl¿r clel porrtíf icc, conlo slt elccci
pl.ira ler c:onrLrnií¡n clc la sangr c del Scñor", y¿r que no están ya en sintonía con la se'nsibilidad y la cultura contempor-hnc¿r o rro cstán aclaptuclos clc I'noclo i.rpropizrclo al ¿rlrténtico nrinistcl'io petrino cjcrciclo por el Obispo de Roma. Sin emb¿rrgo, muchos de estos objetos, siguen usándose en las celebr'¿rciones litúrgicas pontil-icias. Unos v otros muestran la varicdad v lar pccurliaridacl clc lzr liturgia papal cn el currs<,r de la histor-ia. Adcnrlis, t¿rles olrras cn sL.l clrible l-urrcirin clc cxl-rlcsi
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I-I'ItJ RGIA Y

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I-I-}:,7-A

ficado de fe v de teología litírrgica que contienen cstos preciosos objetos. Se trata, en cierto nodo, cle descubrir el víncr-rio vital que media errtle celebración litúrrgica, vida eclesial y nrinisterio episcopal. Si es verd¿rcl, ptres, qLle en la cclcbraci(lt litúrrgica y sobre toclo en la lltrcaristía lrav trna nranilest¿rcitil'l espccial de la Iglcsi¿r c()r'npucst¿t por cl ir¡crsos of icios y nrinisterios, es igualrncrrtc vclclucl c¡rrc e I rninistcl-ict rle I ¡tlcsirlir' celebrativo rnanifiest¿r el nrinistclio dcl prcsidir eclcsial. Crr¿tndo el Sucesc¡r de Pedro prcsicle l¿r s¿rnta litur"gia, se manif icst¿r con particular intensidad qtre é1, en cornnnión con todos los Obispos, cs cl "sicr-vo cle los sicr-l,os" cluc ¡tlcsidc cn l¿r c¿rliclacl Ia Iglesia católica, Los objetos y las vestiduras sagradas, qucr se relielcn a la presidencia litúrgica clel Obispo clc Roma, no son ptrcs irrrportantes s
I-A BELLEZA EN LAS INSIGNIAS LTTIJR(IICAS

per signa sensibilia'y per ritus et precess. Esto ha llevaclo a clcs-

ctrbrir, sobre todo en los últimos años, la importancia dt'la cor-r-rur-ric¿rción en la liturgia a tl'¿rvés clc los signos v gcstos, clenominados generalmente colx() lengtra.je "no velbal". A los sigrlc sensibilia propios clc la littrrgia ¡rcr"tcneccn talnbién l¿rs vcsticluras sagraclas v las insignias. I\4rnif ie sl¿ur lrr rlive rsiclacl cle los rninisterios clc los clue e stír cont¡rircsta irr Iglcsia, cLlerpo místico de Cristo. Purccc irtil, pol tanlo, I'ijrrr. I¿r ¿rtención sc¡bre algunas vesticlrrras c insignius usad¿ts pol los Romanos Pontífices al presidir las ceiebraciones litúrgicas, clrrc sc distingr-rcn p()r' sr: erntigüccl:,rcl v signilicackr cclcsiltl.

La mitrs y kt tiarct La mitra y la tiat'zr han sido durantc siglos las pr"enclas rrsitdls por los Rotlanos Pontífices en las celebr'¿rciorres litúrrgicas par.a cubrirse la cabcz¿r. Particular intere<s históricri r-cvistc la nritr,., clel be¿rto Pío IX (1846-1878) usada cn cl 1854 cn la solcrnnc 1-rr-,r, clatnación del dogma de la Inmactrlad¿r Concerpción clt' le bi,.' nar¡enturacla Virgen María. El uso clc la millu cs nr¿is lLntigLio que el de la tial'a. El primer testimol-rio del uso cle la nritra sc rerrlonta al siglo XI en tiempos clcl Papa San l.c
3. Cl. C
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I i 1.]

LITITRCIA Y BE,LLE,ZA

L¡\ BIII-I-[I7-A h]N t-.\S INSIC]NJAS

Desclc cl punto de vrsta histórico y aÍístico, ia tiara ntás rele_ \.r1e es la cle Pí<¡ vll (1800-1823), porque está iigada a los rristr's srrccsos clel papado en licmpos de Napoleón, mientras que la

.*is ¡rrcci.sa sigr-rc siend. la de León XIII (1878-1903), enriquec.lr nunrcl..)s()s blill¿urlcs. La tiara entra en el uso litúrgico s.l, ¡r'inci¡rios clel siglo XVII con el papa urbano VIII (1623^

. itiu

l-a tia'u cst¡rb'. ,,,ircrLIada de rhodo parlicular al solemne cle l. c.r.n¿rción del ruevo papa y expr-esaba, sobre todo crn l¿rs simbólicas tres co'onas, el poder dei pontífice consicler'acio, segúrn l¿r f
.il.

EspírituSanto;otroS,lasvirtudesteologales.

'¿ L,,n

gesto lleno de

significaclo

P.pa P¿rirl, vl ( 1963- 1978) I'ue er úrlti'-*r p'nríf'ice coronucl. con la ti¿rr¿r, De hecho, el papa renunció a este signo de Poclct plrrii poncl'cle m¿rniliesto con más eviclencia el "servicio,, el qlre se llama ¿rl sucesor cle pedro sobre er ejemplo clel Señor L-ll

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esús "c¡r,rc

n. h¿r r¡eniclo a ser ser-vido sino a serwir y dar la vida

por-muchos" (Mt 20,28).En 1964,la tiara se vencle p.r clesco del Po.tffice y 1o recaudado se da a los pobres. Hov s..' conscrv¿r crn cl tcsor-o dc la basílica de la Inmaculacla conccp_ cicin en Washington. c.n cl Pa¡r..lr'n Pabl. I (1978) se modiricó tambión cl

err rescirte

'itc_r clc l¿r ccrlor-r¿rción clel Papa, ll¿rmado más oporlr_inamente ,,Inicio

ilcl rrrinistcr-io clcl Suprenro pastor". Descle entoncgs, el obispo clc R.ma us¿r sólo l¿r mitra, insignia típica y tradicional conrún a t.cl.s l.s obis¡-r
¡

LI,I,L,RGICAS

I

13

lo largo de los siglos ha sabiclo acoger los signos y las expresiones propias de diversas culturas para comLlnicar a los hombres un mensaje de fe. Los ob.ietos del pasado, como la tiara, deben iuz-geirse con respeto, porqLle son expresión de momentos culLulalcs divcrsos, y también como estímulo para la purificación de los signos usados en el culto cristiano, de modo que estos sean adecuados para comunicar un mensaje de fe al hombre contcmporáneo. La iniciativa de un Pontífice ha puesto d día, en el espíritu ciel Concilio Vaticano II, el uso de la tiara, convefiida desde hace algunos sigios en erpresión 5' signo de un pocler papal religioso.v ten-rporai coniuntamente, hoy felizmente superado. La tiar'a, conveflida en objeto de museo y dejando el puesto a la mitra, más adaptada para expresar, no el poder sino el servicio cpiscopal, habla hoy dc l¿i necesidad dc una Iglcsia en continu¿r purificación de las tentaciones terrenas para brillar en el munclo únicamcnte como signo clcl podcr del Espíritu.

El palio paiio usado en ias celebraciones litúrrgicas clel Papa Juan Pablo II y todavía hoy por todos los Arzobispos Metropolitanos del Rito Romano, está constituido por una simple banda de lana blanca, pocos centímetros de larga, que se coloca sobre la casulla. La banda está adornacla por algunas crlrces negras y por tres alfileles. El palio, cuva historia y significado son poco conociclos, cs la insignier más antigua y car¿rctcrística clcl Obispo cic Roma. El uso clel palio en Occidente, atestislrado clcsde cl ticmpo dcl ['apa S¿rn M¿rrcos (336), sc rescr-vaba ¿rl Rom¿rno Pr¡ntífice, al cr-ral se le imponí¿r, ¿rl menos a partir del siglo VI, cn cl rito clc l¿r orclcn¿rción cpiscopzrl. El palio permancce duranLe varios siglos como signo distintivo cle la potestad y del munu.s del Obispo de Rom¿r. Tal ntunu.s se relacionaba con cl Apóstol Pcdro. Lar cntrega del palio, en efecto, estaba siempre acompañaci:r 1-ror la aclaración de corpore Beati Petri E,l

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sLtnlptum. Sucesivamente el palio se concede por el Papa ta.nibién a otros Obispos. Nllmerosas firercln las concesioncs cLurante el pontificado de san Gregorio Magno (590-ó04). Finalmente, en ei período carolingio (700-882) algr,rnos sínoclos establecieron la obligaci
El pcúio y su significado En el curso cle los siglos, el palio Íue símbolo clc ricos significados litúrgico-teológicos. Los cliversos significados asumidos en las distintas épocas cle la Igiesia iban acompañaclos por la r-nodi[icación de su fornr¿r. E,l oliger-r dcl pzrlio tenía r"rn signilicaclo esenci¿rlrneutc cclesiológico. A t¿rl signiIicacl<; col-rcspollclía l¿r lolnt¿r nrás ¿rntisua clc I¿r cntrcga, tai cor']ro ¡rc,clcrr-icrs aclrrrirar- cn lc¡s nlosaicr.rs cle S¿in Apolinzir itt ('letssc en Rávena (siglo VI) o también en los mosaicos de valias basílicas romanas, como por ejen-rplo Santa Cecilia, en cuyo ábside está representado el Papa San P¿rscual I (Bl7-824). Las dos bandas del palio, te.jidas en Iana, giran en torno ¿rl cr-rcllo y bajan a ambos lados cle la espzrlda izquiercla pzrra significar la oveja cargada por el buen Pastol'. En la iconogrzrfíii zrntigua, llev¿rr la ovcja sobrc la cspalcta izcluicrclii cr"a típicr.r del pastor cristiano. Adcmás, el pzrlio cstá adolnerclo sicrnprc con algunas crllces dc color ncgr'o para inclicar Ia pertcncr-tcia al rebaño clel buen Pastor (en los nrosaicos más antiguos las ovejas que rodean a Cristo aparecen cor-r ray¿rs negras: cf. Gen 30,40).

A parlir del siglo XI aproximaclamcnte, el palio cambia str lbrma y asurne un claro significado cr-istológico. I-a insigr-rizr toma Ia forma delaThu, por tanto, de la cn-rz, y las clos b¿rnclas descienden ahor¿r centralmente del¿intc y detr/is cle la pcrsonir

t-A I][-:,LI-EZA EN LAS INSILINIAS I,ITI]Ii(;I('ASi

1t5

del Obis¡ro celebrante. Las cuatro crllces son ll'ccuentclrcntc dc color rojo, y siempre acompañerclas cle alf ilerc¡s. Dc1 signil'ic¿rclo eclesiológico precedente (el rebaño v cl pastor) cl ¡ralio cn forma dc cruz pasa a significar es¡recíticanrcnte a Clr"istcl: las cralces rojas ir-rdican sus llagzrs v los trcs ¿rlf ilt'res, los clar,os rlc la cr-ucif ixi
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UELI-trZA

Iil unillo episcopel y su sigrúficado h.l a.ilio episcop¿ll har, c¡ue considerarlo como un¿r clc las irrsi:'.rrils nriis irrrporliir.rtcs parar la compr-cr-rsitin clcl nril-ristcrio

cpiscrp.l. sc entlcsa en el rito de la ordenación y el obispo debe llt'r lrl. sicnr¡rrc: "¿rnrrlus... ab Episcopo scmpcr clcf cr-¿rttrrr'.' L'-l ¿¿r¿¿r1¿¿s l-ic.e lrna historia y un signif icaclo tanto e.n el r()ntc\to ar-rtlo¡rolrigico conro en el contexto bíblico (cf. Est S,3; Gc..11,:10-.{2; Lc 15,22). Según el testirn.nio del Obispcr optlrt, tlc'Milcri cs muy pr-rbable qlre, ya a iin¿rles del siglo I\l Irs olris¡rcrs [cr'¿rran un. untrlus episcopalis entregerclo cn el rit<.r rlc l¿r or-clcn¿ici
. (' tt t, t c t t t t¡ t t iale I:¡t

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IV Concilio

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-tirleclo (633) r,San Isidoro (560-63ó).

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I

17

él conf iacla. El nLtcvo sinrbolisrno llcgri incllrso a noclil'icar el aspecto del anillo: en vez del sello grabado en cl nrct¿tl sc inclr.rst¿r rrna picclra preciosa: "In Episcopi cligito ger-nineitus l r-rlget anulLls",' "anuhrs pontificalis ...ornatur unic¿r gcllnla prctioszr vel quarsi pretioszr"."' [-a lcfirt'nr¿r litírrgica pt-rsconciliar h¿r conserv¿tdo el signil'icackr precior-r'tinairterlente nupciai ciel anillo episcopal: "Anulus, irrsignc et coniunctior-lis nuptialis cum Ecclesia, sponsa sr.l¿1..."." No encontl'alltos ntírs la sirnbología originaria del sello ni siqlricra la dc autor-iclad-honor. Con el anillo, se presenta al Obispo corrto esposo de ia Iglesia local ¡' se le invita a ser fiel y pllro en la ['e v en ia concluct.r de vida. Incluso sin recuperar el signilicaclo clel sello, clesptrés del Concilio, el anillo abandona cusi sienrple la pieclrzr preciosa de color, típica de los anillos de ios señolcs y cle los Obispos del Renacimiento, y asllmc Llna forn'r¿r nráis sinrple v más signihczrtiva de [¿r función cpisc<;pal. Ejcmplo clc csto son los anillc¡s clc los últirrros Pontíficcs: P¿rblo \/I, Juern Pablo 1 y Jr,ran P¿iblo Il. ¿r

EI " antúns piscatot'is" En el cllrso de los siglos, irasta el inicio del pontificado del Papa Bencdicto XVI, el anulus piscatorís había sr-rfrido varias transformacioncs hasta asumir la forma de un sello en el que cstá cscrito el nombre del Pontíiice y en el centro representacla la ligura del Apóstol Peciro qure desde la b¿rrca tira las recles llara J)esc¿rr. Como sugicle cl nornbre, originarriarlente sc tratair¿r clcl aniiio con el clr¿rl cl Pontílice ponía su scllo pr-opio en los clocurucntos. Aleunos ejen-iplares de tales ¿inillos son de origcn mcclieval, corno ei dcl Pzrpa Clemente IV (1265-1268). Solanrentc hacia la mitad clel siglo XIX, el anulus piscatoris piercle su forma cle aniilo p¿rra asumir la de un simple sello. El 9. G. DuncNo, Rcttionale di¡,ittontnt olliciorurn,lib. III, cap. XIV. Itttroduclio, e¡t CaerentotticLle Episcoporunt, ed. 1,956. 1l . Caeremoniale Episcoporunt, 58, e d. 1984. 10.

I

l8

LITURGIA Y BI]LLEZA

anulus piscaloris de los Romanos Pontífices, allnqlre había caído en desuso y habízr perrdiclo la Íonla de anillo, se había mantenido hasta nuestros dí¿rs cr¡rr'ro tcstinrclnio dc l¿r sin-rbologí:r originaria del sello desapal'ecicla con cl anillo episcoparl clcl siglo X. Dcspr-rés clel Vatic¿u-ro Il, el anillo cpisco¡:al clel Obispo clc Ror-r-rzr, deiando la piedra preciosa incr-ustada en é1, I'ra asumici
El bdculo El término báculo pasloral, dc por sí, no indica un¿r insiuni¿r propia clel Obispo de Ronrar, sino rrn¿r insignia cornúrr-r a toclos los Obispos. En cf'ecto, el bciculo clc los Pontíl'iccs n<¡ tiene la forma deIbacttlutn pa.storctle del Obispo, caracteliz-aclo ¡rcll c-l 12.Onlo llitLrtun I)tr¡ lv4itti.stc'tii l)ttrini lnitiL¡ lil¡tnut: l:¡ti.tco¡ti , nn, l2-13, -5.+-57 Cl. lJt,.rt,otc to X\,'1,1/o¡l¡1rri (25 irblil 20()i), /i¿L,s¿¿l -i.25.i (200)) 11.j,2().

LA BELLEZA EN LAS INSIC]NIAS LITURGICAS

I l9

tr¿rdicional ri¿o, sino más bien la f'ol'ma de cntz. En la tellrinología corriente, también la cruz. llevacla por el Pontíf ice cs ilamada hoy báculo. El báculo, con-lo el anillo, ticne stt signi-

ficado tanto en contexto antropológico como bíblico (cf . Ex 4,17.20', Sal 23,4) y patrístico.'' El origen del baculus en el contcxto litirrgico no cstá clat-<>. E,s probable que sea de procedencia orient;rl. En Constarttinopla, eI baculus se introdujo probablemente por el empel'aclor que lo entregaba a los Patriarc¿is. Dcspuós llcga a ser ulril insignia usada en las ordenaciones cpiscopzrles. En Occidentc, el trso del baculus nace en ámbito monástico. El bacttlus in\cialmente fbn-naba pafle de la indtttlcntaria clel n-ronie: cra consiclelado cono compañero de viaje v signo clc l¿r ctrtz clc Ct'istr¡. En lcrs siglos VII ¡, VIII, elbaaúus se usti pot'los Abacics tzrnt
,'l h:rsltln tle \1,,r.,

i]()

LI I'IJI{GIA Y BH,LLEZA

l.¡\ IIBL.LEZA EN l.AS INSIGNTAS

p¿rpal porquL', cuanclo sc clifunde su Lrso, los papeis ter-rían ya tr'a irrsig'ia ar'.loga p',pia para elkrs. Además, er bacurtLs

c.n'irtió en signo de una autoridad recibida de otros y a cll.s s.'rctida, así lo inclica, según algunos, la curvatura cic sc

srr cús¡riclc; por. cso r-ro ¡rodía usarlo el papa: ,,Romanus vero Pr>ntifcx, c¡uia ¡rotestater-]t a solo Deo accipit, baculum non lrii[,ct".'' En ctr.rt. a su significado, raferula como erbacurus c'ai sign' de ar-rtoridad, de jurisdicción y de gobierno. Ésta, sin e.rba.go, a diferencia cleI bacurus no se entrega ja'rás en el de la ordenación o de ra coronación del obispo de Roma. 'iLo ccrmo norma, lalbrttla se entregaba al nuevo papa con ocasión cle la ton-ia de posesión del "patriarchium lateranense" y, salvo |ilr¿ls excepciones, su uso se mantiene fuera del ámbito litirr_ gico.

Al i.iciarse con pablo VI la tradición de ra ferura se ha rest¡rbleciclo e inc,rpo.ado ¿ir uso ritúrgico. Desde entonces, ros Pupzrs cn las cclebr"¿rciones litúrgicas un "báculo" en for's¿ln nra cle cluz clllc rectrcl-cla, en su ^orma artística, la antislra It't

ttlo. lrl "bhcr-rlo",

p'r'Juan pablo II y actuzilmcnrc p'r cl Papai Bcrnedicto XVI, es l. reproducción del de pablo VI, re'isncin r'.cjor-ad^ por sll ¿*ltor, y es considerado ya en todo cl ' irr-'clo, incluso a tr¿rvés de los medios de comunicación, uno r-ls¿rclci

clc los signos car-acter-ísticos del Romano pontífice.

4. Remar mar adentro y dejarse guiar por la belleza

El signific.dci v valo' l'ristórico y artístico que hemos evocarlt¡ h¿rsr¿r aqr-rí dc l:is pri'cipales insignias litúrgicas clel obisp' clc Roma invitan ¿r no limilarse a la común y normal admiraciri. del esplenclor externo o la belleza artística, sino que clebe sabcr- ir más allí, d,c in ctLtum, para descubrir la prescncia i nr,isible del misterio. I

5. G. Dur¡¡r,¡o,

Ilatio¡tale dit,ittc,¡n.tnt officiorum,lib.

lll,

e

.XV.

t.tl'Ul{CICAS

l2l

En efecto, las vestiduras y las insignias episcopales, usadas en las celebraciones litúrrgicas, tienen la finalidad de manifestar el carácter sagrado de la celebración. Pefienecen alos signa setribilict cle la liturgia y quicren scr 1a pr.esencia invisible del misterio qllc se celebra. Además, ia vestiduras sagradas y las irrsignias son también manifestación de la Iglesia compuesta cie dir,,ersos oficios y ministerios. En particular las vestiduras y las insignias episcopales usaclas por el Obispo de Roma manif iestan el rnuntLs que compete al Sucesor de pedro, llamado a presidir en la caridad 1a asamblea r-rniversal de Ia Iglesia católic¿r. Se han dado breves indicaciones históricas sobre estas vestiduras e insignias, para clarificar el origen y la finalidad. De este modo ha sido posible mostrar la relatividad de alguna de ellas, como la tiara, convertida en el transcurrir del tiempo en expresión de valores predominantemente terrenos y en poca sintonía con la misión evangélica. Se lra cxpueslo t¿rmbién r-rna posible adaptaciírn cle algunas insignias para hacerl¿r.s más fíicilmentc perceptibles como "signos v sírn1;olos clc l¿rs rc¿rlid¿rclcs cspiritr_ralcs".,o l.ers propucstas l-i¿rn sido ilustradas no srilo en re[crencia a los datos de la historia litúrrgica, sino también a los principios litúrrgico-pastorales dados por el Concilio Vaticano II: ante todo, la "noble simplicidad"" y la verdad de los signos. La reforma expllesta de algunas insignias del Romano Pontífice ha tenido una doble finalidad. Ante todo, llamar la atención, a través de los signos litúrgicos usados en el ámbito celebrativo, del munus propio del Obispo de Roma. Frente a la reconocida ar-ttoridad ntoral del Pontíiice en todo el murndo, parece oportuno, sin apartarse de l¿r auténtica tr¿idición, hacer n-iás erplícito, también en el ámbito celebrativo, el n,tuntrs del Srtccsor clc Pcdro, cllrc cs sigr-io dc r-rnidad y guía dc la Iglesia católica, T.a segunda motivación, igualmente eclesial, quiere 1

1

6. Consti tr-rci ón concil i ar So-c ro s el.tct Lt n t Cctn c iliu m, n. 1 22. 7. Ccrnstitución conciliar S(rcrosetlctttnt Conciliunt, n.34.

I-A BII,I-LF,Z,A EN LAS INSI(INI;\S I-I.II]R(;I('AS

I-I]'URGIA Y BLLI-EZ-A

122

poner cn gLlarclia contra la tentación cle la nostalgia dcl persaclo. L¿r Iglesia del cr-eyentc no cs la dcl paszrclo o clcl l-tttuu'cl, sillcr la Iglcsia dc l-ro-v. A esta Iglcsia, el Pap:r Jr-ran Pablo lI ha cliligido la invit¿rción de no mirar hacia atl'ás, sino relrovarse en la línea marcada por el Conciiio.'o Finalmente, la liturgia cristiana y en particular los signcis .v símbolos que la inl.egrern, no sc pucden conocer ¿r f ondo nrir/rndolos sólo desde fuera v nenos zrún par/rnclose a acltnir"¿trlos et't alguna exposición. Para comprender las vestiduras sagradas y las insignizis propias de la liturgia cs necesan"io cottoccrl¿¿s en un contexto cclcbralivo clc f'c. Sólo cl crcyenlc quc escttcha lzt Pal¿rbr¿r cle Dios, encuentra a Clistc¡ \'cornparlc Ia crpct'ie ncia 1' la 1l-aclicií¡n clc la Iglcsia, poscc la cap:rcicl:rcl clc com¡lr-cnclcr'los s¿rntos signos de la liturgia. Ifstos sólo pucdcn cornprenclcrse a la luz de la sagrada Escritura, en la perspectiva de la histori¿r cle la salv¿rciirr y como estímul<¡ y c()rlpr()nriso dc vicla cclcsial. ¡Que cstos signcls pucdan scr par¿r tockrs, creyetrtcs y lr() clcycntes, invitación ¿\ l-elrr¿rr-nr¿u'¿rclentr'<>: cluc in altutnl Flernos partido de la sacrarnentalidad de la Iglesia pala subrayar la imporlancia del gesto en la liturgia y cn par-ticuliir del gesto de Dios: Cristo rnisno que liega a se¡ precisamellte en la litr,rrgia, gesto de la Iglesia. thl gesto tiene en sí su plopia belleza, heclro de simpliciclad l, antor, que ha de ser respetacla sien-rpre. La Iglesia, en su litulgia, se sirve también de la bellcza de los signos, como los iconos o los elementos de la creación.

La belleza de la liturgia, pues, es ante todo la bellez¿r de la siilplicidad y del amor del gesto de Cristo, pero es también la bellcza de nuestros gestos y la bcllcz.a propia de los signos y clc los elementos dc la creación que la litr-rrgia pone en ordcn v cn armonía en cl tiempo v en el espacio. I-a bclleza c1c la lilLrrgiir cs el r¡rden que logra crcar en nosotros, e n nlrestras rei¿icioncs con los hermanos, en nuestra relacií¡n pcrsonzrl con l)ios. La bellcz.a clc la litLu-gin cs arlgo cluc n()s supcl-¿r. Nri cs lu clirc ca¡rta inn'lcI

8. Cf. Ju¡t'I P¡t¡t-o

II, Carta Apostólica Noyo Millenio It'tcuute,

n.57

.

123

cliat:rmente la ¿itcnción, la que se \¡e a través clc los gc'stos, si!'.nos y clcr-r'rentos n-lateriales, sino sol'lt'e toclo la qrte cst
Apénclice: los signos del ministcrio pctrino''' "Err lngar clc cxponer un pro-qr¿rlr"l¡i, clcsear'Ír nrás bie n iutr'r'' tar cor-nentar sinrplemente los dos signos con los cluc sL- r'cplt'scnt¿r litúu'gic:rmc-ntc el inicio dcl Minister-io Pctrino; 1-xrt' io clemris, aurbos signos reflejan tan-rbión exaclanrcnte lo clur- st' ha ploclanlado cn las lecturas cle hov.

El primer signo es el palio, teiido de lana pur'¿I, quc sc n)r' ¡rone sobre los hombros. Este signo nntiquísirlo, cplc los Obispos de Roma llevan desde el siglo 1V, prreclc ser- cor-lsiclcratlo como nna inragen dcl yr-rgo cle Cristo, clttc el Obisl-lo clc t'strr t'iri clacl, el Siervo dc los Sier-vos dc Dios, tor.r't¿l soblc stts lronrl',tr,'. l1l ytrgo clc Dios es 1¿r volunt¿rcl clc Dios clrtc nosotrt)s l!'()genl()\. Y cstlt VOlilntlrrl lt() cs Lln pCSO e\l¡'¡ irll, t¡ttt' lt,)s {)ltt itll(' \ ilr priva cle libcr"tacl. Cclnocer lo qrre Di<>s cltricr'r', c()nocL-r'crrlil ,.'s cl canrino clc la vicla, cr¿r la alegr'ía clc Israel , su ql-alr pr ivilt'lio. llst¿r cs t¿tnrbii'r'l l'lttcstr¿r:rlcgría; la volrurt¿rcl t]..'Dios, 19.Brxt,:'otc'roXYl,H¡nttilía (25-4-2005), i'n

/;r'¿'/¿,slc

3.15i (1005)

t'll \r',2 iit' lS-20.

i

l.l

l.A Bl'-l-l-LIZ-A Lifi Li\S INSIGNIT\S Ll llJl{GlC'\S

t.l I tlRC;lA Y Il11t.l.lj.7-A

alcjar-nos cle ntrestr¿r pt'opia identidad, nos purific¿r -qllizíis a i cces de manel'¿r dolorosa- v nos hace volver de estc modo a n()sotl'os rnisntos. Y así, r'ro scr-virlos solamente a É1, sino también a l¿r s¿rlvacirirr rIe tocit¡ e I n-rundo, dc toda la historia. En realidad, el slmbolisrno clel l'ali<> es nr¿is concrcto aún: la lan¿r clc c()rclcr() rel)r'csclrt¿r l:.t ove.ia ¡rclclida, cnferma o clébil, qtrc cl parstor llcva ir cLlest¿ls lli-rr'¿r ccinclrrcirla a las aguas cle la vida. La parábola clc l¿t ovc.ia pcrdida, qr-rc el pastor busca en el desierto, fuc par-a los P¿rdres de la Iglesia una imagen del misterio cle Cristo r cle la Iglesizr. La humanidad -todos nosotros- es la oveja ciesc¿rrri¿rda.cn ei clesierto que ya no puede encontrar la senda. El I{i.io cle Dios no consiente que ocurra esto; no puecle abanclon¿u'1¿r hum¿rniclad a un¿l situación tan miserable. Se alza en pie, abanclon¿r lzr glolia clel cielo, para ir en busca de la ovcja e irsc tras clla, inclrrst¡ hasta l¿r cluz. La pone sobre sus hontblos, c¿rrga c()l) r-ntestt'¿i hlrnranirlad, nos lleva a nosott'os r-r'risr-n
125

en cantino como Cristo para rescatar a los hombres del desierto v cgnclucirlos ¿ti lugar de la lida, hacia la arnistad con el Hijo cle Dios, hacia Aquel que nos da ia vida, y la vida en plenitud' El símbolo del cordero tiene todavía otro aspecto. Era costurnbrc cn e I arntiguo Oricnte que los reyes se llamarán a sí misnros p¿isl()rcs cle su pucblo. Era una imagen de su poder, una irnzrgctr cítticit: ¡tat'a cllos, los pucblos cr¿In c()l-Il() tlvc.ias clc ias qr-rc el pastor poclía dis¡toncr a su agrado. POr el contralio, el pasLor clc t<¡c-los los honibrcs, el Di6s vivo, se h¿t hecho ól misrnr¡ c6rciero, se ha puesto cle l:r parle de los corcie ros, de los que son pisoteaclos y sacrificados. Precisamente así se revela Él collo el vercladero pastor: "Yo soy el btte't-t pastor... Yo doy mi (Jn 10,14s.) No es Vicl¿r por. las ovejas", clice Jesús cle sí rnismo

el pocler lo que redime, sino el amor. Este es el distintivo de Dios: Él lt]ismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios sc r-t-lctstt'¿it'¿r máS f Uerte ! Quc ¿tctltara dUramente, dcrrotarer ei mlrl v creara un mur-ido n-rcior. focl¿rs las ideologías del ¡roclcr se dc lo quc se clpondr-ía al .jrrslif ica¡ así, jtrstiiic¿r.lt l¿r clcstrtrccitiu Nosotros st-tf inos llrogl.cso ¡, ai la liber¿icitin de la humanidad. por. lii pzrciencii.r de Dicls. Y, no obstante, todos necesitamos su pacicncia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el munclo se salva por el cr-r-rcificado v no por los crrrcificadores. El munclo cs reclimido por la paciencia de Dios y destmido por inrpaciencia de los hombres. [Jna cle l¿rs características lunclamentales del pastor debe ser amar a los hombres qtte le han sido confiados, tal como ama cristo, a cuyo sen,icio está. "Apacienta mis ove.!as", dice cristtr quiere er Peclr'o, v también ¿r tlí, eu este momento' Apacentar clecil. antar, v am¿u qr,riere clecir t¿rmbién estar dispuestos a sufrir-. Amar signilica clar"ei verdadero bien a las ovejas, el alilnento de la verclad clc Dios, de la palabra de Dios; el alimento cle su presencia, qtle él nos da en el Santísimo Sacramento' Or-rcriclos :tnligos, cn cste nlonlcnto srilo pucdo clecir: rogacl por n-rí, para que aprencla ¿r alTrar cacl¿r vez más al Señor. Rogacl vez' más a su rebaño' ¿r ¡ror mí, para que aprcnda a querer cada

1a

126

l.tl tiRGIA Y Ftl;tt.t.[7_;\

vosotros, ¿r Ia S¿rnta lglesia, ¿r c¿rda uno clt: v()soLros, tar-It() pcr. sonal como comllnitariamente. Rogad por mí, parir qlre, pol' nriedo, no huyzr antc los lob<.rs. Rogucnros Lrn()s p()r otros perrzr que sea el Señor quien nos llcve y nosotros aprcncl:rmos a llcvarnos unos a otl'os. El segurr-rdc-r signo con cl cu¿tl l¿r iittrr-gia clc hoy rcprescnta cl corr-ricnzo del Ministerio Petr"ino es la cntreg¿r clcl anillo clcl Pescaclor: l-a lLimaclit dc Pech'o ¿r scr-pilstor, rllle hcnros oíclo cn cl Evangclio, viene clespués dc Ia nar-l'¿rción cle Llna pcsc¿i abunclante; después de una noche en la qure echaron las reclcs sin éxito, los discípulos vieron en la orilla al Señor"resr.rcitaclo. Él les manda volver a pescar otl-a vez, y he :rquí qr-re lzr recl sc llena tanto que no tenían fner"z,¿rs i)ar¿r s¿rc¿lrla; había 153 peces grandes y, "aunque eran tantos, lr() se rr-irnpió la recl" (Jn 21,1 I ). Este relato al linai del camino tcr-renal de Jesúrs con sLrs discÍpttlos, sc c()r'r'csponclc con ullo clc'l ¡llirrci¡rio: tanrpoco cnt()n( cs los cliscípr-rlos habían pcscaclo r-lircl¿r cltn'antc toclir la noche, tanrlrién entonccs Jcsús inr¡itír ¿r Sinlón ¿r lenrar r.n¿rr'¿rclcntro. Y Simrin, quc toc[ar'íri Iro sc ll¿rll¿rb¿r I'cclr'<.r, clio ac¡r.re ila ¿icl rrrir';.il>lc t'cspuesta: "Maestro, por tu palabra echar'é ias reclcs", Se Ie cor-rlió entonces la misión: "l{o tcmas, ciescle ahora set'/is pcscacior cle homblcs" (Lc -5,1.1 1). También hov se clice a lzr lglesizr v ¿r los sLlccsores cle los apristoles clue se ¿rclcntlcn cn cl nral cie la histolia v cchcrr 1as lcclcs, par¿l concluistat' ¿r los lronrbrcs ll¿u'¿r cl livangclio, paler Dios, para Cristo, ll¿rra la vict¿r vcr-claclcla. l-os P¿rdres han clcclic¿rckr tittnbic
T-A BELLE,ZA E,N

LAS INSI(;NIAS LI'II.,J I{(;IC,\S

l)

t-

de pescador de hombres, siguienckr a Cristo, hilce l'nlt¿t sucnl rr los hombres del mar salado por todas las alienaciones v llcr'¿rr'lo a la tien'a clc la vida, a la luz dc Dios. Así es, en verdad: nosotros existin-ros perra enseñar Dios ¿r krs liombres. Y únicamente donde se ve a Dios, col-l"lienza r-e¿ilnrcnte la vida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo, conocerrlos lo que es la vida. No somos el proclrrcto casual v sin senticic"r cle la evolución. Cada uno de nosotros es el fluto de trlr pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cacl¿r uno es amado, cada uno es necesario. Nada l'ray mrls hctnrosrr c¡ue h:rber sido alcanzados, sorprendiclos, por el Evangelio, por' Cristo. Nada más bello que conocc-rlc y contunicar ¿t los otr'os la amistad con É1. La tarea del pastorl del pescador de los hor-nbres, puede pal'ecer a veces gravos¿r. Pero es gozos¿l l' gl-anclt:, porqLle en definitiva es un servicio a la alesl-ía, li la ait.gr'ía rir. Dios qr:e cyr.ricrc h¿rccr str entr¿rcla cn c'l n'lrrnrlo. Qt-iisiera ahor¿r clestac¿rr todavía un¿r. cos¿t: l¿utto cll la inrlrgen clel pastor como en l¿r del pescador', enrel'gc dc l-n¿'urcr'¿r nrirr cxplíci1a l¿r ll¿iuiacla a la unidad. "-['cngc-r, ¿rclcnrhs, otr':rs ovc.jrrs clue no son de este redil; también a csas las tengo qtre tlaer, I escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, r-rn solo P¿rstor" (.1 n l0,ló), clice Jesús al f inal del disctrrso clel bucn p¿rstor'. Y crl lr.:lrrto de los 153 peces grandes termina con la goz-osa constat¿rcitirr: "Y alrnquc eran tantos, no se rompi(; la lc-d" (Jn 21,11). ¡A1, cle mí, Señor amado! ahor-¿r l¿r red sc lra rot<1, clrrisiclr'lrn-ros clecir doloriclos. Pero no, ¡no clebcmos crstal tl-islcs! Alcgr'.rrnonos por trr prontes¿r que no clefr'¿rucl¿r v lragant
l l \ tllBl.l,\ CO\lO il\i..\Bl{.\

DL DlUS. fntroduccirin general a la Sirgrada Escritura. por Valerio irl.uurueui (6" ctl) L SENTID0 CRISI'IANO DEL ANTICUO TESTAMENTO, por Piene Grclot (2" ed) .r. BREVE DICCIONARIO DE HISTORIA DE LA IGLESIA, por Paul Christophe i. Et- HON,IBRE QUE VENÍA DE DIOS. VOLUMEN l, por Joseph Moingt ¡. El. HOI\IBRE QUE VENIA DF. D[OS. VOLUMEN II, por Joseph Moingt 6 EL. DESEO Y LA I'EIINURA, por Etich Fuchs 7. L.l- PENTATEUCO. L,*udio nretodol(rgico, por R. N. Whybray s. tll . PROCIiSO DF. JESÚS. l.ii Historiir. por Simón Légasse 9. DIOS i;N LA ESCRIIURA. por Jacqucs Briend li). El- PROCESO DE JESÚS (ll;. La Pasión en los Cuatro Evangelios, por Sinrón Légasse l 1. , l:s NECESARIO AÚN HABLAR DE (RESURRECCIÓN,'I Los daros bíblicos, ¡xrr N4uric-_[lnrilc Boisntarcl

'l L,OLOCIA I'EMLNtS IA, por Ann Loades (Ed.) l-r. PSICOI-OGÍA PASTORAL. lntroducción a la praxis de la pastoral curativa, por Isidor Baurngartner l-1. Nl1EV,,\ lllSTORI¡\ t)E tSRAEt.. por J. Alberto Soggin (2" edición) edición¡ 15. NIANLJAI- Dti HISTUIiIA DE LAS I{tsLIGIONES, por Carkrs Díaz. 16. vlDA AUTÉN]'ICA DE JESUCRISI'O. VOLUMEN I, por René Laurenrin li. vtDA AUTÉNTICA DE JESUCRISTO. VOLUMEN II, por René Laurentin rs tiL Dr:MoNto ¿,SíNIBOLO O REALIDAD?, por René Laurentin l9 ¡QUE L,S TEOLOGI¡\'I Una aproximación a su identidad y a su método, por Raúl Berzosa (2' ed.) ]It CONSIDER,{CIONES MONASTICAS SOBRE CRISTO EN LA EDAD MEDIA. lxl Jeln Leclercq. o.s.b. I l. lh,olociA DEL ANTICUO TESTAMENTO. VOLUMEN l, por Horst Dietrich Preuss Ttrol-ocÍA DEL ANTICUO TESTAMENTO. VOLUMEN II, por Horst Dietrich Preuss l.l. Hl- REINO DE DIOS. Por la vida y la dignidad de los seres hunr¿nos. ¡or Josi \l¡'i¡ Crrstillo (5" eclicitirr) l'EOl.OClA FUND,-\MENTAL. Tenras y propuestas para el nuevo rnilenio, por César lzqLriertlo (Ed,) 15. SER LAICO L,N L.\ IGLEStA Y IIN EL MUNDO. Claves teológico-espirinrales a la luz del Vrticiuro ll y Christititleles Laici. por Raúl Bezosa t6. NUE\A MORAL FUNDAMENTAL. El hogar teológico de la Ética, por Marciano Vidal (2" etl.) 17. EL i\IODERNlSN{o. Los hcchos, las ideas, los p"rsonajes, por Maurilio Guasco lS. l-.{ SACRADA FAMILIA EN t-A IllBLlA, por Nuria Calduch-Benages 19. I)IOS Y NUESTR.\ FELICIDAD. por José M'Castillo

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nlorirl v pitstolill, por N4arcirrto Vidltl REI-ICIONES PERSONALISTAS Y RELIGIONES TRANSPERSONALIS1AS. por Carlos Díaz .15. l-A HISTORI'\ DLr ISRAEI-. poL John Bright .16 ITRAGTLIDAD EN [:SPER¡\NZ-A. l.rnftx¡ues de antropologíl, por Juan Masiír Clavcl. S.J. ¿QUÚ ES LA BIBLIA'¡, por John Barton -lS. AMOR DE HOMBRE, DIOS ENAMOMDO, por Xabier Pikaza .19. LOS S¡\CRAMENTOS. Sc'ñas de identidad de los Cristianos, por Luis Nos Muro 10. LNCICLOPEDIA DE LA EUCARISTÍA, por Maurice Brouard, s.s.s. (Dir.) ADONDE NOS LLEVA NUESTRO ANHELO. La mística en el siglo XXi, por Willigis Jáger 12. UNA LECTURA CREYENTE DE MAPUERCA. La fe cristiana ante las teorías de la evolucirin,

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por Raúl Ber¿osa (2" ed.) LAS ELECCIONES PAPALES. Dos mil años de historia, por Ambrogio M Piazzoni l-A PREGUN1A POR DIOS. Enrlc la metafísica, el nihilismo y la religión, por Juan A. Estrath +5. DECIR Et. CIREI)O, por Carlos Díaz 16. LA SEXUALIDAD SEGÚN JUAN PABL0 II, por Yves Semcn 17. l.A É1'lcA I)E CRISTO, por Josó M. Castillo +fi. l,Alll.O Al\)S11)1., li.nsiryo tlc hiogrufít crítrca. por Sirtton Lógassc 19. Et. CRISTIANISMO L,N UNA SOCIEDAD LAICA. Cuarcntr años tlcspués tlcl Vaticrrtr ll, por

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