Manel Olle, Made In China.pdf

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Mane! O llé M ane! O llé (Barcelona, 1962) es profeso r de Estudios de Asia O riental en la Facultad de H umani dades de la Un ir..ersidad Pompeu Fabra de Barcelon a. Es autor de dos librosanteriores sobreChina. La inoen -

cí án de C/'¡'14. Estrategiasfilipinas respecto a China y LA Empresa de Chilla. De la Armada Invmcib/e al Gakón di' Manila, y ha traducido al catalán a escrito res como Gao

Xingjlan y Pu Songl ing. Ha publicado también varios libros de poesía y colabora asiduame nt e en diversos periód icos y revistas espa ño les e internacionales.

Mane! Ollé

Made in China El despertar social, político y cultural de la China contemporánea

Ediciones Destino

I Colección

imago mundi Volumen 8S

Esta obra ha sido publicada con una subvención

de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura.

'\In M' p"ll[J;le la r"llrod[Jcción total ú 1'.",,-,,1 de esle libro, l1i 'u il1("orpm.ciún" [Jjj ,;"cm" ill["rm:itico, ni '" nomoni,i"" en (Hokl"i~rformao rorcudiw,j~r "'c,¡¡". >e~ útc electrónico. l11L",inicn, pur [otocopi,!, pc-.r grnh'lüún [J olr<J<méwdu>, .in el p~1ULi>u pf""io y pOT cm'im
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@EdicionesDeslillq, S. A, Diagonal, G6:i-064. 0R03'! Barcelona wwwedesnno.es Primera edición: octubre 20().~ ISBN: H1--233-37fi\l-3 Depósito legal: 11,1. :17.062-2005 Impreso por Label I"r1llSlria GTática, S, A, Gr~n <:,maria, i2, Humanes de !\Ltdrid ¡mllTes<> en Espaúa - Printed in Spain

ÍNDICE

Invitación al viaje

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7

Los últimos días del penúltimo emperador. . . . . . .. . .. . .. . . Deng Xiaoping en el poder Socialismo de mercado .............. Los olvidados del festín de la nueva China La China profunda ......... ................... La ciudad y sus prodigios ................... Grietas en el bol de arroz de hierro ............... Corrupción por la puerta de atrás .. ....... Despotismo hidráulico ............... Los límites de la reforma: Tiananmen, 1989 ............. Cadenas humanas, cadenas divinas .... ......... Ecos del pasado. . . . . . . . ......... La quinta parte del mundo...........

19 27 33 47 55 63 70 75 83 90 102 107

LA nTNASTíA ROJA

EL .NLEVO

119

IMPERIO CENTRAL

La historia de los tres o cuatro reinos . . . . . . . . . . .. La invención de la nación china. .. . . . . . . . . Del Turqucstan oriental al Xinjiang 1)(: Tibet a Xizang La colonia británica de Hong Kong. . . . .. ... . . .

131 139 147 150 158 .>

171 183 188 196 20R 22:¿

¿L1n país, dos sistemas? De Marao a Aorm-n De Ilha Formosa a Taiwáu ..... Españoles, holandeses, chinos y japoneses en Taiwáu La República de China en 'Iarwán Transición democrática en Taiw.in . Interacciones y conflictos en el estrecho ele Formosa ..

228

DEL PAPEl. DE ARROZ AL CRISTAL LiQUIDO

En el país de los hombres libro ..... Mandarines y novelistas Al servido del pueblo _ Tendencias literarias de fin de siglo Escribiendo lejos de China . . . . . . . . . .. . . El exilio literario Literaturas de la diáspora . . Los nuevos cines chinos . . Aprendamos todavía de Lei Feng Kungfu, karaoke y culebrones de emperadores manchúes . , La cárcel cie terciopelo Muros y redes de información . El precio de la censura

237

246 252 259

2í3 . 274 280 :¿92 . .

31 l

321

326

. . .

333 346

IJ\YlTACIÓI\ AL VIAJE

Con una extensión de nueve millones y medio de kilómetros cuadrados, equivalente a la superficie europea desde la costa atlántica hasta los montes Urales, y con una población que supera a principios del siglo XXI los mil trescientos millones de habitante", es decir, la quinta parte de la humanidad, China se recorta en el horizonte como un desafío irreductible, fascinante y de descomunales proporciouos. Sumemos a estas magnitudes -y a la abigarrada diversidad de formas de vicia, paisajes yacemos cifrada en ellas-e-Jo diferentes que son nuestros respectivos mobiliarios mentales. Y sumémoslc todavía los más de cuatro mil años de continuidad y de transformación histórica y cultural que desembocan en un presente marcado por la inédita convivencia de un régimen político comunista con un sistema económico capitalista. La complejidad, la paradoja y la incertidumbre están servidas. ¿Quiere todo ello decir que es imposible por definición llegar a cun-ndcr lo que pasa en China? ¿Hay manera cabal de hacerse una idea de las lineas de fuerza que concurren en su devenir histórico? ¿Hay quien se atreva a hacer diagnóstico alguno sobre su futura evolución? :'\lo se trata aquí, en este libro, de dar respuesta completa a interrogantes de tan ambiciosa formulación, ni evidentemente defender la posición nihilista de quien lo tuviese por tarea imposible, sino rno<\cst,unente echar un vistazo a la China actual y poner sobr-e la mesa algunas de las claves históricas, culturales o sociales que pueden arrojar algo de luz sobre el presente o el futuro inmediato de China. No se ofrece en este libro ninguna nueva teoría gcnialokle y singular sobre lo que es o deja de ser o pronto va a ser China. 7

Nos limitaremos a reunir análisis, rr-laros y testimonios desde una perspectiva histórica, a consignar datos y hechos, a valorarlos y a dejar que hablen por sí solos, probablemente incompletos y provisionales, pero con la intención de que nos permitan siempre ir un poco más lejos en el análisis y la comprensión de la China actual, in tenlanda en la medida de lo posible esquivar el terreno de la charla tertuliana falta de sustento factual. Las cajas chinas ofrecen una buena metáfora de lo que sucede en cualquier aproximación a la compleja realidad de la China contemporánea: se abre una caja y aparece otra caja, se abre ésta y aparece todavía otra caja, y otra y otra y otra, .. La China contemporánea encarna el relato épico de la nación que crece y se enriquece a pasos agigantados gracias a su propio esfuerzo, pero como todo relato veraz sólo cobra solidez y credibilidad cuando se contemplan a contraluz las muchas subtramas que vienen a matizar e incluso a contradecir el gran relato. No sólo nos llegan de China índices de crecimiento económico acelerado y recalentado, síndromes respiratorios, ordenadores clónicos, f(adgels ultramodernos, bolsos y zapatos baratos y cachivaches de bazar. Sería una auténtica lástima que la proyección internacional de la China de los rascacielos y del Made in China no se convirtiese para el resto del mundo en puerta de acceso a una de las civilizaciones más sofisticadas}' complejas que haya llegado nunca a alzar la humanidad. No es el propósito de este libro el adentrarse en la descripción y valoración de este ing-ente legado filosófico, estético, literario e histórico ---que ha orientado rradícíonalmcnte su dispositivo cultural a saber vivir más tiempo y con mejor calidad esta vida que tenemos-e, pero es necesario recordar la magnitud de la aportación cultural que China puede ofrecer si somos capaces de dialogar con ella. Sólo hay que Iwnsar en la capacidad de universalización que desde la década de 1970 han mostrado la medicina china y las prácticas corporales chinas de salud (laijir¡l1an, qigong, masaje tuina... ), con [os importantes beneficios que de ellos se derivan. China se convertirá sin Iluda en un protagonista destacado del siglo XXI. En el plano económico y geoesrratégíco no tardará muchas décadas en asumir un papel de primer orden. Ya hay quien interpreta los movimientos militares norteamericanos de la última década (Afganistén, Irak ... ) como un intento de tomar posiciones en el flanco cenrroaslétíco para controlar los flujos energéticos y poder as! a medio plazo regular la dinámica económica de China desde posiciones de fuerza. 8

La emergencia de la China del siglo XXI como superpotencia mundial se convierte en un reto ineludible para las demás naciones, que no pueden por más tiempo seguir desconociendo cómo hablan, cómo piensan y cómo imaginan su pasado, su presente y su futuro los ciudadanos de China. Si nos quedamos en la superficie, si nos limitamos a las estadísrícas, las noticias llamativas y las impresiones someras, los europeos corremos el riesgo de quedar apartados de la dinámica de la historia, desorientados, ignorantes de las expectativas y de los sueños que alimenta una quinta parle del mundo que asume un papel de creciente protagonismo irucrnacíonal, ignorantes de sus pautas de consumo y de las oportunidades de negocio que China representa para el resto del mundo como reverso a su imbatible competitividad en la manufactura. Si seguimos imaginando una China ensimismada, lejana y estereotipada, corremos el riesgo de acabar reconvertidos en parque temático para visita estacional de turistas y jubilados asiáticos deseosos de una ligera capa de barniz de glamour comercial y cultural, y corremos también el riesgo de perdernos la magnífica ocasión de enriquecernos con todo lo fascinante y útil al hombre contemporáneo que aporta la corriente civilizadora que empuja hacia delante a la China actual. Hace apenas veinte años, China se nos antojaba un lugar remoto y desconocido, con el que uno creía no tener nada que ver. Apenas funcionaban cuatro tópicos. De vez en cuando InfOrme Semanal se descolgaba con un entusiasta reportaje sobre el inicio de las reformas ccon'6micas de Deng Xiaoping y ya nadie se acordaba del espejismo maoista que había subyugado a no pocos jóvenes izquierdistas de finales de los años sesenta y principios de los setenta. En estos últimos afios, casi sin darnos cuenta, hemos ido descubriendo que China está mucho más cerca de lo que nunca habríamos llegado a imaginar. Es un efecto lógico de la globalización pero también de la evolución y del desarrollo reciente que ha experimentado China. Sólo hace falta salir a la calle para cruzarse con algún conciudadano de ojos rasgados. Y no es necesario andar mucho trecho antes de encontrarse el anuncio luminoso de un Bazar Oriental o de avistar las linternas rojas y la marquetería recargada de dorados, leones y dragones del restaurante chino de la esquina. Viven ya en España alrededor de 100.000 chinos. Un tercio de los cerca de 70.000 que tienen residencia legal están dados rie alta en la seguridad social como autónomos. Alrededor de 15.000 tienen negocio propio. Su inIluencia económica es creciente. 9

A diferencia de los norteamericanos, los alemanes o los franceses, los españoles parece que acabamos de descubrir que China existe y que puede constituir un buen lugar para invertir y para vender. De momento, mientras las importaciones desde China subieron un 26 por dento en el año 2004, llegando a los 8.490 millones de euros, las ventas españolas sólo aumentaron un 5 por ciento, situándose en los 1.155 millones de euros. No hay más que mirar el reverso de cualquier aparato electrónico, de cualquier juguete o de cualquier producto manufacturado que tengamos a mano para constatar la cercanía de China. O abrir los diarios y leer una noticia acerca de la última película china que ha ganado algún premio en un festival de cine europeo. O tropezar con algún reportaje en el suplemento dominical acerca de la íntermediación china en el conflicto de Corea del Norte, acerca de la última deslocalización, acer-ca de la imbatible competencia china en los sectores del textil o del calzado, o acerca de la repercusión del aumento de la producción industrial y del parque de automóviles chino y del consiguiente aumento en la demanda de petróleo en China sobre el precio del barril de petróleo Brent. Una de las diferencias que se pueden constatar cuando se comparan los medios de comunicación españoles con los anglosajones es la cantidad v calidad en el tratamiento de la realidad china. Hay honrosas excepciones, pero si nos tenemos que fiar de la mayoría de nuestras televisiones y diarios, China queda mucho más lejos de lo que en realidad se encuentra. China emerge en la escena internacional del siglo XXI con un protagonismo cultural, geopolítico y sobre todo económico crecientes. Pero aquí hacemos como que no nos damos cuenta. Sólo nos interesa cuando tiembla la tierra o se desbordan sus ríos y nos limitamos a levantar la sombra del peligro amarillo como fácil fantasmagoría que culpa allejano vecino de males globales y de males propios. Cuando apelamos al fantasma del peligro amarillo y demonizamos a China por haberse convertido en la fábrica del mundo y por poner en el mercado g-lobal productos a costes bajísimos, inasumiblcs desde Europa, olvidamos con demasiada frecuencia que no pocas de estas industrias que mantienen a sus trabajadores chinos en rondiciones laborales infrahumanas, son en realidad empresas de capital occidental. Éste es el caso de los calzados que fabrica Timberland, que en China se llama Kingmaker Foorwear y emplea a 4.700 trabajadores, un RO por ciento mujeres y una cifra indeterminada pero significativa de menores: un par de botas que pueden llegar a costar 150 euros en Europa 10

responden a un salario de 45 céntimos para el chico de 14 años que las fabricó, trabajando 16 horas al día, durmiendo en las dependencias de la fábrica, sin [estivos regulares ni seguro de ningún tipo. Otra marca conocida con una importante factoría en China es Puma. En su planta situada en la ciudad cantonesa de Dongguan trabajan ~O.OOO persona.s enjornadas de 16 horas, un día de descanso cada quince dtas y sueldos míseros ... La China actual se presenta como una realidad de un dinamismo y de una complejidad extraordinarias. Y con unas perspectivas de cambio impredecibles. La apertura de China al exterior durante las dos últimas décadas del siglo xx ha aumentado de forma muy importante el caudal de información y las posibilidades de búsqueda sobre e! terreno. Aun así, las versiones de China que recibimos por los medios de comunicación tienden al blanco o al negro: oscilan entre el ditirambo a la China del desarrollo económico y la presentación de una China a punto del colapso o bien amenazante y soberbia. En gran medida, estas oscilaciones dependen de los vientos que soplan en Estados Unidos respecto de China. Coincidiendo con la visita que hizo el presidente chino Jiang Zemin a Estados Unidos en 1997 y con la posterior visita que el presidente norteamericano Bi11 Clinton hizo a China en 1998, la prensa de Estados Unidos y de rebote la prensa europea descubrió de buenas a primeras que China no era tan amenazante y maligna como hasta entonces parecía. Desde la matanza de estudiantes de la plaza de Tiananrm-n dejunio de 1989 hasta la crisis de los misiles de los estrechos de Taiwán de la primavera de 1996 y el regreso de Hflllg Kong- a sobcrania china de 1997, el tono con el que se hablaba de China era de tenor apocalíptico. Aquel nuevo clima de entendimiento sellado en las alturas presidenciales representó la vuelta al tono informativo comprensivo, cuando no hiperbólico, de inicios de la década de 1980: se destacaban los adelantos y las medidas libcralízadoras y se silenciaba el resto. Vaivenes de este tipo en la imagen occidental de China no han dejado de sucederse. y es que en realidad, europeos y norteamericanos hemos tendido a lo larg-o de los siglos a inventarnos a China a nuestro antojo, a proyectar en ella lo que hemos querido ver sin necesidad de mentir demasiado: en el tránsito de! siglo XVIII al siglo XIX China pasó de ser descrita como un paradisíaco reino merirocraríco por filósofos ilustrados como volraíre, a ser descrita por Hegel. Marx y Engels como un mundo cerrado, inmóvil y cíclico, prácticamente sin historia dinámiII

ca, puro atavísmo. Basta simplemente con escoger un tono (crítico o laudatorio) y elegir también aquello que se dice y aquello que no se dice. China es tan grande, compleja, lejana y contradictoria como para que se puedan dar, de un año para otro, versiones estereotipadas completamente encontradas entre sí. Incluso en el ámbito de la investigación académica es difícil sustraerse al tópico y a la simplificación. Así, por ejemplo, en el campo de los estudios antropológicos, intc.cc.lturales y de la comunicación se tiende a abonar el estereotipo popular según el mallos chinos son comunicadores opacos, espirituales y calmados. Se dice, sin faltar a la verdad, pero simplificando las cosas, que los chinos son indirectos, ambiguos y reservados, que no exhiben claramente sus emociones en la comunicación, que evitan la confrontación directa, protegen la cara (mianzz) de los que interactúan, son modestos y ante un hablante con autoridad tienden al silencio o a la resistencia pasiva, no a la confrontación directa, ven la comunicación como una manera de confirmarse como miembro de una comunidad. una forma de cultivar una red de relaciones y de estatus diferenciales, buscan en definitiva no alterar la armonía social. Todo ello es probablemente cierto pero incompleto. Las cosas siempre son más complejas: bajo la capa de armonía hay turbulencia. A veces la comunicación armónica es superficial, no tiene nada que ver con las intenciones o las emociones del que habla. 1\0 en vano se dice que en China responder que sí, no siempre significa aceptación o afirmación. La turbulencia, la agresividad y el conflicto se expresan de forma sofisticada e indirecta, aparentemente armoniosa: en la sociedad china se desarrolla la habilidad de codificar mensajes duros o agresivos con una apariencia suave y amigable. Dice un famoso proverbio chino que a veces detrás de la sonrisa se esconde un cuchillo (xiaoli rangdao). Paradójicamente, la presuposición de armonía ofrece más oportunidades de agredir al contrario sin ser penalizado, sin recibir una «sanción socia¡". Cuando uno arremete contra el otro de forma educada, irónica y sonriente es más difícil que reciba respuesta: el otro no puede romper el tono armonioso que se muestra en la superficie. Es así como el foco de la armonía social en la comunicación aumenta la presencia de la competitividad y la manipulación, aunque de forma indirecta. Encontramos un buen ejemplo de esta habilidad para disfrazar de elogiosa amabilidad un dardo envenenado en las palabras que pronunció el presidente chino Jiang Zemín en una conferencia im12

partida durante el viaje antes aludido que realizó a Estados Unidos en 1997: "Esto)' contento de estar en un país con una historia tan larga". El mensaje de apariencia amable contenía en su reverso una carga de profundidad llena de ironía, que no era evidente para la mayoría de su audiencia norteamericana pero sí para la audiencia doméstica china, a la que se guiñaba e! ojo con complicidad: China se vanagloria sin cesar de tener 5.000 años mitificados de historia, mientras Estados Unidos apenas cuenta con 300 años de desarrollo. Un buen antídoto contra las medias verdades, contra los tópicos y la desinformación es profundizar y buscar matices. Ante toda aproximación a la China contemporánea se corre pues el peligro de sucumbir a la tentación del catastrofismo hipercrítico o por el contrario de encandllarse en el espejismo oficial de la China del desarrollismo imparable, que tan bien suena a los oídos neoliberales. No está de más recurrir a la perspectiva histórica. La entrada de China en 2001 en la Organización Mundial de! Comercio (OMC) nos ha hecho descubrir de golpe y de forma traumática y dolorosa para ciertos sectores económicos europeos que China se está convirtiendo en la fábrica del mundo. Pero en ocasiones, en {:intos análisis, parece como si China hubiese surgido de repente de la nada, como si hubiese pasado súbitamente de ser un país exótico, atrasado y comunista, subyugado a poderes extranjeros y con un pasado remotamente glorioso, a ser un modelo de crecimiento económico acelerado que vendría a probar las bondades universales del capital. Sin embargo, si las cosas se analizan desde una perspectiva temporal amplia y desde una perspectiva histórica universal, se vuelve evidente que el protagonismo económico de China a escala internacional no es un fenómeno inédito y sin pasado. En realidad la China emergente del siglo XXI no hace otra cosa que retornar a la posición de centralidad económica que ocupaba a principios del siglo XIX, cuando na la primera potencia manufacturera del mundo. Y llevaba como mínimo nueve siglos en esa posición. En li76, Adam Smith había afirmado que China era un país más rico que todos los rincones de Europa juntos. Antes de 1800, los flujos comerciales intraeuropeos eran netamente inferiores a los flujos comerciales entre chinos, japoneses, siameses y javaneses. El historiador de la cienciaJoseph Needham ha demostrado con todo lujo de detalles que en términos tecnológicos China se encontraba en una posición dominante antes y después del Renacimiento europeo. Historiadores como Paul Bairoch han puesto de manifiesto que en 1730 la producción manufac13

r.urcra china superaba el 3~ por ciento del total a nivel mundial, mientras Europa se situaba en el ~3 por ciento. Todo ello pone en entredicho la vieja creencia de que el periodo de dominio mundial europeo arrancaría con la era de los descubrimientos, la conquista de América, el Renacimiento y la Revolución Científica. Una perspectiva más amplia pOlW de manifiesto que fue la Revolución industrial y la expansión colonial del siglo XIX la que desplazó a Asia del protagonismo económico mundial, empobreciéndola, ruralizánrlola y desindustrializándola gracias a unas formas de comercio de reglas impuestas: el libre comercio colonial obligaba a las colonias a abrir unilateralmente sus fronteras a los productos europeos sin contrapartidas de ningún tipo. Volviendo al presente y de cara a evitar esquernatísmoe, sería también metodológicamente útil no confundir un régimen, un sistema, un discurso oficial u un gobierno con un país, con sus innumerables lugares y gentes y su larga historia. Por ahí empiezan ya a emerg-er muchos matices. y puestos a hablar de este régimen, de este sistema y de este discurso oficial, no puede uno d(jar de reconocer que por más altibajos, errores, contradicciones, desigualdades, injusticias, represiones y manipulaciones que aquejan a la China contemporánea, ofrece, a primera vista, un balance de resultados bastante impresionante. Y no solo en términos macroeconómlcos. Se puede afirmar, sin faltar a la verdad, que la China actual es el país del mundo donde más gente ha mejorado de nivel de vida en menos tiempo. Entre trescientos y cuatrocientos millones de chinos han visto cambiar sensiblemente su situación en estas dos últimas décadas. A pesar de los límites y de las muy oscuras zonas de sombra, la evolución social, informativa y cultural ha representado también una apertura de horizontes remarcable. Que todo ello sea atribuible a líderes preclaros que han tomado decisiones sabias que han movido en la dirección correcta el curso de las cosas es mucho más discutible. Las cosas no funcionan exactamente así. Son muchos los factores que activan e intervienen en los procesos históricos. La mayoría son imperceptibles a corto plazo, se mueven de forma lenta y poderosa como corrientes subterráneas. Entre ellos no estaría de más recordar las pautas culturales, las inercias heredadas, la configuración demográfica y familiar, las características específicas de las maneras de hacer, de vivir, de pensar, de autoorganizarse de un pueblo como el chino, que en definitiva algo deben de haber influí14

do. Para bien y para mal. Y no hablo aquí, evidentemente, de los valores asiáticos ni de los supuestos valores confuclanos que sintetizan en un pack vendible y simplificador nuevas maneras de legitimar el viejo autoritarismo. Hablo de unas formas de vida, de una experiencia inrrahistórica compleja y contradictoria que también tiene su peso y su protagonismo en la lenta y cansina dialéctica entre cambio y continuidad. A veces se olvida que durante el periodo maoísta la economía China creció a un promedio cercano al 4,5 por ciento anual, incluso durante el periodo del Gran Salto Adelante y de la Revolución Cultural. Lo cual, en realidad, no viene sino a relativizar este tipo de indicador. Que la economía crezca no significa necesariamente que el país no esté gestando o gestionando una hambruna monumental o una cacería de brujas sin precedentes. Este crecimiento económico en muchos momentos se produjo casi más a pesar de sus líderes que gracias a ellos, en especial Mao Zedong, que siempre puso por delante de la eficacia económica cualquier purga o campaña de reeducación de masas que tácticamente le fuese útil. A partir de 19i81a economía china dobló el paso y empezó a crecer al acelerado ritmo superior al 9 por ciento anual de promedio. Hay que valorar la tarea histórica del comunismo chino (tanto en su etapa Iundarnentalista como en su etapa pragmauca o secular) como una vía de afirmación nacional de China después de un siglo de subyugación colonial y como una vía de modernización y de mejora objetiva de las condiciones de "ida en relación a las que encontró al inicio de su periplo histórico, en 1949, cuando China era un país empobrecido, devastado por el desgobierno, la corrupción y la guerra. Una vez reconocida esta doble misión histórica, hay que pa.sar- inmediatamentc a analizar con espíritu crítico las luces y las sombras. Hay que pasar a examinar lo mucho que se esconde bajo la alfombra del diorama oficial. Hay que consignar qué errores, qué hipotecas y qué implicaciones de futuro presenta el modelo de desarrollo social, económico, político y nacional que ha emprendido China. Qué precio se ha pagado por lo que ahora se tiene. Y hasta qué punto el nuevo régimen comunista no ha resultado ser un nuevo avatar de la vieja China imperial y burocrática. Corno proyecto de creación de un "hombre nuevo", el comunismo chino ha sido un fracaso estrepitoso, a pesar de las ingentes energías maoísras dedicadas al adoctrinamiento obsesivo y a la reeducación colectiva. El ideal igualitario ha desembocado en la más

1,

insolidaria y competitiva de las sociedades que uno pueda imag-inar. Ganar mucho dinero y hacer ostentación de ello es el deporte nacional. Despreciar al que nada tiene es casi una obligación. Se veneran las marcas de lu¡o. El viejo concubinato se ha reconvertido en la moda urbana de mantener y exhibir queridas gtamourosas. Pocos lugares del mundo se pueden encontrar donde impere de forma tan clara y sin disimulos sociales el hedonismo y el nihilismo. Al margen de la vieja lealtad al Partido y al Estado ha resurgido la lealtad al clan. Se restauran las tumbas y los templos familiares. Vuelve el matrimonio apañado entre intermediarios para establecer alianzas familiares, especialmente en el campo. La pornografía ocupa buena parte de los mazos de DVD piratas que se venden por las esquinas. La prostitución en tndas sus gamas y formatos se muestra sin demasiado disimulo en las calles, las peluquerías o los lujosos vestíbulos de hotel. Crecen las cifras de secuestro y venta de mujeres. Tras la supresión de las comunas, d jefe de familia ha recuperado su liderazgo tradicional. La búsqueda a cualquier precio de la primogenítura masculina en la descendcncia está en pleno apogeo. En los puentes peatonales de las grandes ciudades es posible ver jóvenes temblorosos vendiendo ampollas de sustancias adirtivas. La corrupción rampante invade los intersticios de un Estado sin un sistema judicial independiente. Las viejas creencias, costumbres y supersticiones vuelven a aparecer de debajo de las piedras: las formas diversas de adivinación callejera, el Fcngshuí, el Qigong, la iconografía de la religiosidad popular. .. Es evidente que los óitos del Partido son muchos, pero no han venido por este lado. No se puede uno poner a hablar de la China actual sin pararse ni que sea un momento a considerar su evolución demográfica y sus dinámicas migratorias, o sin pararse a observar las luchas políticas de poder en la cúspide del partido, la evolución del mundo agrario y los problemas que acarrea el sector industrial estatal, la gestión del territorio o el proceso de reforma económica y de apertura a Occidente que culmina con la entrada de China en la O~IC (Organización Mundial del Comercio). Ararle de tratar todas estas cuestiones cruciales para la China actual, se parte en este ensayo de la premisa de que es también muy revelador examinar su dinámica cultural, informativa e intelectual. Son estos últimos unos aspectos que se soslayan con frecuencia, pero que pueden dar mucha luz a la comprensión del horizonte mental e ideológico con el que se ha procesado o modelado el reciente proceso histórico chino. 16

Me ha parecido muy útil para acr-rcarmr- a una imagen de conjunto, pulsar los límites y orientaciones del debate intelectual de las últimas décadas, dibujar las tendencias del mundo de la creación literaria reciente, analizar formas de propaganda y de coerción informativa, observar el impacto de Internet en la sociedad china, y al surgimiento simultáneo de dinámicas de creaci6n de un potente e innovador imaginario cinematográfico de impacto internacional. He otorg-ado también una an-nción especial al examen de la creación de consenso alrededor de un proyecto patriótico chino después del agotamiento de los tradicionales discursos revolucionarios del maoísmo. Para obtener una percepción cabal de las tendencias de cambio de la China actual es crucial analizar con cierto detenimiento), perspectiva el desarrollo histórico y la realidad social de las otras chinas (Hong- Kong y Taiwán ) , que de una forma u otra comparten una dinámica común en la que intervienen tres actores protagonistas. Es un error frecuente y reduccíonista considerar tan sólo la perspectiva del Gran Continente sin examinar de cerca las dinámicas propias de estas pequeñas Chinas periféricas, demograficamente casi insignificantes pero políticamente y económicamente determinantes en relación al futuro. También es del máximo interés ver cómo el relato de la nueva nación china ha asignado un papel de periféricos actores secundarios a las «minorías nacionales» y a los pueblos que fueron entrando en la órbita del dominio chino en estos últimos siglos, como 'I'íbet y el Turquestán Oriental. Es necesario y al tiempo muy revelador enfrentarse a un tabú que se cierne sobre China como un fantasma, que bloquea todo intento de reforma política y que pende como una espada de Damoc1cs sobre la cabeza de los dirigentes chinos más veteranos, en especial de Li Peng. ¿Qué se puso enjuego durante la primavera de Pekín de 1989 que desembocó en la desg-raciada matanza de estudiantes de la plaza de Tiananmen? ¿Fue tan sólo una ingenua y demagógica algarada juvenil resuelta de malos modos -pero en el fondo con huen criterio-e, como alg-unos querrían sugerir? Pensamos en la China de principios del siglo XXI y se agolpan de repente en nuestra retina un racimo vertiginoso de imágenes que pugnan entre sí, que giran y se suceden como en un calidoscopio. Irrumpe ante los ojos el perfil irreal y fururísta del Shanghai nocturno de los rascacielos iluminados, que refleja la pujanza sin par de una economía en pemtanente crecimiento acelerado desde hace ya casi tres décadas. Aparecen los andenes de las estaciones ferroviarias de 17

las grandes ciudades costeras repletas de riadas de inmigrantes que huyen de las empobrecidas zonas rurales, con fardos y paquetes a cuestas, para convertirse en nómadas urbanos. Viene después el rostro severo del régimen, emitiendo consignas y comunicados desde noticiarios escuetos y propagandísticos. O el gesto audaz y cómplice del escriror o del artista que desde un rincón vibrante del mundo, en un cuartucho o una nave destartalada de Pekín o de Suzhou, consigue cifrar el presente como nadie puede hacerlo en París o Nueva York. Vemos también a un perfumado y emperifollado joven empresario bajar de un cochazo de vidrios oscurecidos junto a su joven amante de largas piernas, haciendo ostentación impúdica de riqueza. Acuden luego a nuestra mente imágenes menos llamativas pero llenas de veracidad y de calidez: escenas cotidianas como puestos ambulantes donde se desayuna en silencio de madrugada, parques públicos donde un grupo de mujeres baila con abanicos alrededor de un radiccasete, o donde un grupo heterogéneo se mueve con extrema lentitud trazando el dibujo del taijiquan. Y acude también la imagen de dos ancianos enjutos, sentados junto a una verja, con una gastada chaqueta azul de las que en época de Mao eran uniforme obligado.jugando al ajedrez chino y sorbiendo de ve".en cuando un trago de te del bote de Nescafé reconvertido en termo que no calienta; o dos nillas con trenzas y pañuelo rojo anudado al cuello, atravesando cogidas de la mano un suburbio rural, camino a la escuda, donde después de alzar la bandera roja y copiar y repetir al unísono hasta la saciedad la lección del día.jugarán y sonarán en una vida como la que muestra en blanco y negro d polvoriento televisor del ve.. cíno. ¿Podrá evocarse en un solo libro el laberinto conmovedor de experiencias vitales cruzadas que palpitan en la China del presente? ¿Podrá sugerirse la compleja y dinámica deriva cultural de las últimas décadas? ¿Podrá este libro librarse de la simplificación y el esquematismo? ¿Podrá salvar las distandas y acercarse sin prejuicios a los sujetos de su historia? Ésta es la principal preocupación en el momento de emprender el viaje.

LA DINASTÍA ROJA

Los

L:LTIMOS DÍAS DFI. l"ENLlLTIMO ~:MPERAl)OR

E19 de septiembre de 1976 moría Mao Zedong después de años de declive y de meses de agonía. Apenas unas semanas antes, grandes terremotos habían devastado China. Los desastres naturales avivaron las viejas creencias sobre los cambios de dinastía. Se habló de la pérdida del Mandato del Cielo. Disgustado con el gobemanre, el cielo mandaba sus crueles señales. llevándose a su paso la vida de más de medio millón de personas. Tanto se habló del asunto, que el Partido Comunista se vio obligado a orquestar toda una campaña con carteles, consignas y sesiones de reeducación para contrarrestar la emergencia de la vieja creencia ancestral. La muerte del Gran Timonel conmocionó al país. Se celebraron por toda China solemnes ceremonias en la memoria de Mao Zedong. Todos los líderes y cuadros superiores del Partido y del ejército acompañaron sus restos mortales, embalsamados y guardados en una urna de cristal. Detrás del fúnebre hieratismo disciplinado y de los elogios al KI"
Fue a finales de la década de 1960, en plena Revolución Cultural, cuando Mao zedong realizó los movimientos más claros y decididos para dejar sellada la sucesión; colocó en la posición adecuada al delfin escogido, el líder del Ejército Popular de Liberación, Un Biao. Pero las cosas se torcieron. Lin Biao había sido uno de los primeros y escasos aliados lncondícíonales que Mao Zedong encontró cuando, a principios de la década de 1960, fue virtualmente apartado de las grandes decisiones políticas y económicas, conservando, eso sí, el papel simbólico de líder carismático semírrenrado a sus setenta años. La campaña del Gran Salto Adelante que Mao hahía impulsado con ardor pocos años antes se saldó con la espeluznante cifra de casi 30 millones de muertos de hambre. Mao Zedong pagó un alto precio político por ello. Tuvo que retirarse de la «primera línea» y abandonar la cabeza del Estado. La eficacia económica pasaba por delante de las funestas visiones políticas del líder iluminado. Tomaron la riendas de las grandes decisiones líderes pragmáticos como el nuevo presidente del Estado y vicepresidente dd Partido, Liu Shaoqi, o el ent.onces secretario general del Partido, Dcng Xíaoping, que hizo famoso aquello de que no importa si los gatos son blancos o negros, lo que importa es que cacen ratones. Desde la dirección del Ejército Popular de Liberación Lin Bíao mantenía vivo el radicalismo izquierdista y el ideal revolucionario de los orígenes épicos en Yanan. En 1963 mandó compilar un librillo de citas seleccionadas de Mao Zedong para adoctrinar al ejército. Se traraba del que luego sería conocido como el Libro Rojo de AJao. Los historiadores dan por sentado que para poder entender lo que pasa no hay mejor aliado que el tiempo. En el caso del periodo maoísta y en especial de la Revolución Cultural china, cuantos más años transcurren, su interpretación se vuelve más nublada y compleja. ¿Hasta qué punto había en el Mao que alentaba la insurgencia de tos Guardias Rojos algo más que el cinismo del viejo dirigente que se quiere perpetuar en el poder y pone patas arriba el país para conseguir sus fines? ¿Cómo fue posible que se extendiese de una forma tan rápida y masiva la violencia juvenil organizada? ¿C6mo se hacía compatible el culto a la personalidad y la ortodoxia ideológica? Mao Zedong orquestó la Revolución Cultural para retornar d curso del país a sus designios y a sus concepciones de lucha de clases permanente. Lanzó un ataque directo y sin cuartel contra su propio partido para remodclarlo a su antojo. La acción convulsa entró en su

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apogeo en el verano de 1966, pero el proceso había emprendido ya su andadura en noviembre de 1965, con una serie de ataques contra algunos escritores, utilizados como vía para atacar a los cargos políticos vinculados con ellos. El primero en caer fue el alcalde de Pekín. En agosto de 1966, Liu Shaoqi perdió posiciones y Lin Biao ascendió a la categoría de delfin in !Uy;/oTe del Gran Timonel. Mao Zedong movilizó a los jóvenes y adolescentes para que formasen agrupaciones de Guardias Rojos y se alzasen contra todos aquellos a los que tildó de contrarrevolucíonarios: los burócratas, los dirigentes locales, los intelectuales y los antiguos burgueses. Los ataques se generalizaron. A las hordas de Guardias Rojos se les sumaron colectivos de obreros y campesinos armados que creyeron llegada la hora de acabar con los privilegios de la casta dirigente. Pronto empetaron a enfrentarse todos entre sí. Se creó un vacío de poder y un caos generalizado. En medio de la batalla, el culto ciego y solar allídel' galvanizaba a las masas. Ante el riesgo de guerra civil y viendo que la situación se le escapaba de las manos, Mao Zedong recurrió a su amigo y aliado Lin Biao y sacó el ejército a la calle. Se instauraron los Comités Revolucionarios, con representación civil y militar. El reestablecimíento del orden fue largo y complejo. En muchos casos se llamó a los antiguos dirigentes locales anteriormente depuestos. Se reprimió a los grupos que persistieron en llevar acciones incontroladas. Una buena parte de los nuevos cuadros surgidos al calor de la Revolución Cultural se integraron en posiciones relevantes dd aparato del Partido. Tras dos atlas de caos y enfrentamientos, persecuciones, purgas, manifestaciones fanáticas, desgobierno, adoctrinamiento, destrucción {k patrimonio histórico y cultural, asesinatos y suicidios, el Partido renació de sus cenizas con muy destacados cambios en la cúpula. En el XII Pleno del Comité Central, Liu Shaoqi fue oficialmente depuesto y Lln Biao confirmado como sucesor. A los adolescentes y los jóvenes que habían protagonizado la Revolución Cultural se les envió en masa al campo a aprender de los campesinos. Se convirtieron en la generación de los ,:jc:ívencs instruidos» (Zhiqing). Un destino similar corrieron los cuadros del Partido: se instauraron las "Escuelas para cuadros del 7 de mayo» en las que los funcionarios del Partido experimentaban, durante temporadas que podían ir de los seis meses a los tres años, la dura prueba de trabajar en el campo en las mismas condiciones que los campesinos. Eran, en cierto modo, campos de reeducación por trabajo forzado 21

(laogai) --el equivalente chino al gular revestidos de una retorica pedagógica y doctrinal. El IX congreso del Partido Comunista celebrado en abril de 1969 consolidó a Lin Biao como sucesor; determinó la finalización de la fase 'virulenta de la Revolución Cultural y la entrada en una segunda fase más estable Instítucionalmcnrc, marcada por la'> pugmlS palaciegas de poder entre los sectores maoístas radicales y las tendencias pragmáticas, evidentemente con los ojos puestos en la sucesión. Se puso el énfasis en el adcctrinamlento, la reconstrucción del Partido, el incremento de la producción y un nuevo sistema de alianzas internacionales, orientado a aislar a la URSS a través de una inesperada aproximación sino-norteamericana. Esta nueva alianza cristalizó en el viaje sorpresa de Kissinger y Nixon a Pekín en julio de 1971 Yla entrada de China en la ONU al año siguiente. En este nuevo escenario, saliéndose del guión de forma inesperada, Lin Biao, el sucesor proclamado e indiscutible, enfureció a Mao Zedong con sus reiteradas discrepancias y con sus indisimuladas prisas por apartarle de la primera línea de decisión; cayó en desgracia, y, tras haber intentado un fallido golpe de Estado, murió de forma misteriosa al caer en las gélidas estepas de Mongolia el avión en el que huía hacia la UR,;S en septiembre de 1971. Mao Zedong estaba a punto de cumplir 78 años sin un claro sucesor designado. Entre 1972 y 1975 se entró en una ambigua y contradictoria dinámica caracterizada por el mantenimiento de la retórica izquierdista de la Revolución Cultural y por un progresivo avance de la tendencia gubernamental moderada y pragmática. Durante aquel periodo, adquiere una especial relevancia la figura de Zhou Enlai, histórico dirigente comunista de la primera generación, eterno hombre gris y eficaz, incombustible segundón de la cúpula del poder chino, único y milagroso superviviente de las infinitas purgas maoístas, artífice de la política exterior china y encargarlo de hacer que la maquinaria del Estado y de la producción siguiese en marcha incluso en los momentos de más caos y confusión de la Revolución Cultural. Zhou Enlai gozaba de la máxima confianza de Mao Zedong y había sido uno de los que más contribuyeron a la caída de Un Biao. Aquél era su momento. Zhou Enlai combinó habílmente la aparente continuidad con el anterior radicalismo y la dosificada y progresiva introducción de políticas moderarlas, más basadas en la lógica económica que en la mística de la revolución y el apriorismo político. Fue disminuyendo el pe-

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so del ejército en los aparatos administrativos y del Partido. Se reabrieron las universidades y se rehabilitaron sus profesores. La dinámica de envío de jóvenes r cuadros del Partido al campo no se interrumpió, pero se redujeron los periodos de estancia. El proceso de rehabilitación de altos dirigentes purgados durante la Revolución Cultural llegó a su culminación con el nombramiento de Dcng Xiaoping como viceprimer ministro en abril de 1973. Pero el X congreso del Partido celebrado en el mes de agosto de 1973 significo tanto una aparente ~onsolidación de la deriva moderada como la consolidación en puestns clave de los elementos radicales interesados en eternizar la dinámica de la Revolución Cultural. Desde la sombra, Mao Zedong parecía divertirse jugando a dos cartas al mismo tiempo. El viejo estratega de la paradoja seguía en forma. Especialmente significativa fue la fulgurante ascensión de un joven dirigente izquierdista radical de Shanghai. Wang Hongwen, que se colocaba en el tercer rango en la escala del poder, en posición inmejorable para aspirar a la sucesión. La que más tarde sería bautizada como la Banda de los Cuatro tomaba posiciones. La guerra de poder se escenificó en el territorio ideológico-cultut-al. El sector moderado de! Partido, liderado por Zhou Enlai y Deng Xíaoping, impulsó una campaña de critica a Lin Biao, lo cual era políticamente correcto por ser culpable de alta traición y al mismo tiempo era una forma impune pero evidente de atacar el ideario de la Revolución Cultural. Por otro lado, el sector radical liderado por la esposa de M
vancia tanto en el t>júcito y en el gobierno como en el Partido. Todo parecía proyectarle hacia el máximo protagonismo en la sucesión. fue en aquel momento y en aquel escenario cuando Zhnu Enlai proclamó su determinante y muy influyente testamento político. Proclamó en aquella sesión el plan de las Cuatro Modernizaciones (Sigp xiandailuuú , orientadas a reformar la agricultura, la industria, la defensa y la ciencia y tecnología. Aquel plan significaba un alaque frontal a los principios que habían dirigido la Revolución Cultural: ponía lo eficaz y lo económico por delante de lo político. Mao Zedong HO asistió a las sesiones, escenificando quizás su desacuerdo con el curso de las cosas. Durante el año 1975 Deng Xiaoping siguió al frente del gobierno, pero los radicales de la Banda de los Cuatro intrigaban y tomaban posiciones, esperando la ocasión propicia. Zhou Enlai y Mao Zedong agonizaban en paralelo. El año 1976 se abrió con la inquietante publicación de un editorial del Renmin ribao (Diario dA Pueblo) firmado por Mao Zedong en el que se afirmaba: "Estabilidad y Unidad no significan la supresión de la lucha de clases». Pocos días més tarde, el 8 de enero de 1976, maria Zhou Enlai, lo cual conllevó la inmediata destitución de su protegido Deng Xiaoping. Al margen de los funerales oficiales, la población expresó su sintonía COl! el recién fallecído llenando de coronas de flores los alrededores del Monumento a los Héroes de la Revolución. Contra lo que era previsible, Mao Zedong no entregó el poder a los radicales izquierdistas. Haciendo gala una vez más de la ambigüedad contradictoria que caracterizó sus decisiones de los últimos años de su vida, colocó en el gobierno a Hua Ouofcng, el ministro de seguridad, un hombre fiel y de compromiso, que sin ser un partisano del izquierdismo oficial, presentaba un perfil oportunista y maleable. Los radicales controlaban el departamento de propaganda y los resortes del poder en Pekín y Shanghal, pero tenían a la mayoría del Partido y del ejército en contra. Se ha.bían acumulado en los diferentes niveles de la administración y del Partido grandes dosis de rescntimienrc por todo lo ocurrido durante la etapa virulenta de la Revolución Cultural. A partir del 31 de marzo de 1976, cotncidíeudo con la cercanía de la tiesta tradicional de Qingming, dedicada al recuerdo a los fallecidos y a la visita a las tumbas familiares, el monumento a 101\ héroes de la revolución de la plaza. de Tlananmen se cubrió de nuevo con centenares de corona.. de flores en recuerdo de Zhou Enlai, así como de

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pequeños poemas críticos con los radicales, con la «nueva emperatriz» jiang Qing, e incluso COlI el propio Mao Zedong. El domingo 4 de abril decenas de miles de pckineses se acercaron a la plaza a rendir homenaje a Zhou Enlai. Al día siguiente las autoridades habían retirado todas las coronas de flores y todos los textos críticos, lo cual despertó la ira popular y provocó aquel mismo día maniícstacíones de decenas de miles de pnsonas que se enfrentaron violentamente al anochecer con las fuerzas policiales. Durante los días siguientes se reprodujeron tos incidentes. Las autoridades responsabilizaron a Deng Xiaoping de lo ocurrido en la plaza de 'Iaínanmen en abril de 1976. Perdió todos sus cargos menos la condición de militante del Partido. Se desató una insistente campaña en su contra. Sin embargo, los incidentes de la plaza de Tiananmen de 1976 tampoco favorecieron a los radicales. Significaron la consolidación en firme de Hua Ouoteng, confirmándole en la cima del gobierno y situándole en la vicepresidencia del Partido. La sucesión de Mao parecía ya un tema zanjado. El 9 de septiembre de 1976 moría Mao Zedong después de años de declive y de meses de agonía. Hua Guofeng: asumió el mando. Pero a los pocos días de la muerte del Gran Timonel, los periódicos directamente controlados por los radicales pasaron a la ofensiva, iniciando una campaña de desprestig-io del nuevo líder máximo, l Iua Ouofeng. De forma secreta. iniciaron movimientos golpistas para recuperar el control, pero tenían a la gran mayoría de los cuadros del partido y de los dirigentes del ejército en contra. Hua Guofeng se adelantó a sus movimientos y con la complicidad de distintas (:0\Tientes del partido, ordenó el 6 de octubre de 1976 la detención de la viuda de Mao.jiang Qing y de los otros tres máximos cabecillas de la llamada Randa de los Cuatro (\\'ang Hongwen. Zhang Chunqiao y

vao wcnyuan) Con la caída fulminante de la Banda de los Cuatro, quedaba atrás la dinámica movilizarlora y radical que animó la Revolución Cultural. Aunque, evidentemente, la memoria de Mao Zedong quedaba intacta, completamente al marpt-n de todo aquello. La campaña contra la Banda de los Cuatro sirvió de perfecta catarsis para poder abominar del maoísmo tardío sin tener que mancillar la memoria del líder y héroe de la Liberación. Yes que en realidad, incluso a principios del sig-Io XXI Mao Zedong es para la doctrina oficial de la República Popular China una figura intocable. Se le atribuyen algunos errores secundarios, pt'HJ

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en caso alguno se admite un cuestionarniento global. A finales de los años setenta, cuando Dcng Xiaoping inició e! proceso de desmantelamiento parcial del maoísmo bajo la bandera de las cuatro modernizaciones y los principios de la apertura (kaij(Jug) y de la reforma (gaige) , aplicó a la valoración de Mao la fórmula con la que éste había juzgado a mediados de los años cincuenta la figura póstuma de Stalin: correcto en un 70 por ciento, equivocado en un 30 por ciento. La desacralización de! que fue e! penúltimo emperador chino (reservaremos a Deng Xlaoping la oportunidad de acabar con la dinastía) no podía prescindir del todo del mito del fundador. Abjurar del legado de Mao Zedong habría significado poner en entredicho cl Iiderazgo del Partido y el capital simbólico y cohesionador de la revolución. Hay quien ha cifrado la valoración de Mao en términos temporales. En 1979 elmiernbro del pclitburo Chen Yun declaraba: "Si Mao hubiese muerto en 1!J!J6 sus logros habrían resultado imperecederos. De haberlo hecho en 1966 todavía habría sido un gran personaje. Pero murió en 1976, así que, ¿qué puede uno decir?". Saber que Mao Zedong nunca usó cepillo de dientes (se limitaba a el"Uuag'.trsc la boca con té, a la manera tradicional) o que era muy aficionado a retozar en la cama COI] un elenco variado de muchachas en flor, no aporta nada sustancial a &11 retrato. Mao ha sido el hombre que ha acumulado más poder durante más tiempo y sobre más gente un toda la historia. Un ser e-nfermo justamente de poder, un ser manipulador, rodeado de aduladores atrapados en las redes de la corte por sus flaquezas. No son las tan publicitadas orgías del Gran Timonel las que procuran los pasajes más obscenos de su vida: son las consecuencias de sus insensatas visiones y. de obsesiones de grandeza y de depuración de enemigos internos que se contabilizan t:n millones de muertes por hambre o por persecución política. Con el paso de los años. Mao Zcdong se fue aislando en una cápsula blindada por el miedo servil de sus colaboradores. En las estancias gubernamentales de ZIIOHb"'twHhai, sin posibilidad de contraste, dirigía los designios de centenares de millones de personas. Aqueljoven revolucionario idealista que había estudiado sobre el terreno la injusticia del mundo rural de la vieja China de la década de 1930 para impulsar cambios radicales, se acabó convirtiendo en un déspota obsesionado en arrasar y amputar porcentajes cada vez

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mayores de su propio partido, en un enfermizo afán de fidelidad perruna y de pureza ideológica. Mao dictaba cataclismos meramente para perpetuarse y con la Revolución Cultural convirtió todo el país en el escenario de sus luchas de palacio. 1\. principios del siglo XXI queda lejos la imagen romántica del Mao Zcdong revolucionario de la Larga Marcha y poeta del pueblo que fascinó a losjóvcnes europeos de los años sesenta y setenta. Queda también lejos el malentendido monumental que se produjo con la Revolución Cultural, cuando en Europa tantos izquierdistas y libertarios desencantados por los tanques de Moscú, tantos intelectuales y escritores europeos, confundidos por una manipulación propagandística y por un estilo de pensamiento que tendía a confundir la Utopía en mayúsculas con la simple desvinculación de los datos sensibles, no llegaron a ver en la impunidad represiva de unas hordas fanáticas de adolescentes lobotomizados al servicio de una maniobra de poder nada más que una supuesta revolución dentro de la revolución, modélica para las revueltas estudiantiles occidentales. No todo en el izquierdismo maoista del 68 fue candor e ingenuidad: hubo probablemente también algo de miopía.

D¡':NG XIAOPTNG EN 1:1, PODER: l.A EKTROKIZACIÓN DEl. Pl:QLEÑO EMPERADOR

Hua Cuofeng sobrevivió a Mao Zedong apenas dos años en la cúspide del poder como fiel guardián de su memoria. :;.Jo tardó en imponerse el reformismo de Deng Xíaoping. Cediendo a presiones popularcs y a maniobras del Partido orquestadas desde las provincias, Hua Ouofcng se vio obligado a rehabilitar a Ikng- Xíaoping en julio de 1977. Se le restituyeron sus anteriores funciones de viceprimer ministro, miembro de la pennanenl.e del politburó del Partido yjek de la Comisión Militar Central. El retorno a Pekín v la rehabilitación de la mayoría de los cuadros dd Partido represaliados durante la Revolución Cultural jugaba a favor de Ikng Xiaopmg, rnnvcrtido en garante y símbolo dd fin de aquella pesadilla. Deng Xiaoping tenía un largo historial a sus espaldas. Junto a Zhou Enlai formaba parte del grupo de estudiantes y trabajadores chinos que en la década de 1920 entraron en contacto con el iz-

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quierdísmo obrerista en París. Tenía fama de hombre duro pero discreto, eficaz y poco aficionado a las batallas de palacio. Había sido secretario General del Partido Comunista Chino entre 1956 y 1967. Sobrevivió a sucesivas plHg'.-lS en 1967, 1973 Y1976. En el verano de 1978 Deng Xiaopíng utilizó la prensa para CIIlprender una ofensiva que permitiese apartar a Hua Guofeng de la cúspide del poder)' llegar al control absoluto de la situación. Su ofensiva medíáuca se servía de procedimientos típicamente maoístas para atacar al maoísmo. Iba dirigida contra el vacuo verbalismo ideológico y defendía que se debía "buscar la verdad en los hechos» (yishi qiushl). La cruel ironía del caso es que se trataba de un dicho de Mao Zedong citado, asumido y reescrito por Deng Xiaoping para atacar frontalmente todo lo que Mao había representado políticamente. como minimo desde 1958. Lentamente, diversos órganos oficiales se fueron posicionando a favor de esta nueva línea política. El Partido decidió que las manifestaciones en recuerdo de Zhou Enlaí celebradas en abril de 1976 habían sido correctas y revolucionarias, con lo cual Hua Guofeng (máximo responsable de la represión de aquel movimiento) tuvo que acabar haciendo autocrítica por su actuación en aquellos momentos convulsos de transición. finales de 1971:! surgía el movimiento del Muro de la Democracia.tque inicialmente apoyó a Dcng Xíaoping pero que pronto llevó más lejos sus reivindicaciones: empezaron a aparecer peticio~1Cs de respeto a los derechos humanos y elecciones muluparüdístas. Deng se sirvió del movimiento para encumbrarse y consolidarse en' el poder, para después descabezado de un solo golpe sin titubear. Las reformas políticas quedaban fuera de la agenda de discusión. Dcng Xtaopíng fue uno de los pocos dirigentes comunistas chinos que tras haber sido protagonista de la épica de la Larga Marcha y de la Revolución de 1949, tras haber participado en los más altos niveles del poder y haber sobrevivido a diversas purga.s en el periodo maoista, consiguió permanecer en activo hasta la década de 1990. }<~jcrció un liderazgo indiscutido en China desde 1978 hasta 1997, aunque durante los últimos siete años ejerció el poder desde la sombra (con el único cargo oficial de presidente del Club de Bridge de China), sin dejar de marcar la orientación básica: ninguna decisión de importancia podía ser tomada sin su consentimiento. Quizás porque conocía de primera mano la inestabilidad, la violencia, las convulsiones y los azares del proceso sucesorio que se abrió en los últimos arios del maoísmo, Deng Xiaoping puso una atención

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especial en el diseño de las líneas maestras de los posteriores procesos sucesorios. Promovió un sistema sucesorio basado en el predominio del poder institucional del Partido por encima del poder carismático de cualquier dirigente singular. Se trataba de evitar el surgimiento de nuevos y azarosos liderazgos personales. Se trataba en cierta manera de minimizar las resonancias atávicas de la vieja figura imperial sobre el liderazgo de la República Popular. Se trataba de evitar que nadie volviese a aunar poder infinito y unipersonal, mandato hasta el momento de la muerte, potestad para designar de forma unilateral a los altos cargos y a su sucesor; culto casi religioso a la personalidad ... La alternativa al liderazgo unipersonal de herencia imperial pasaba por reforzar una máquina burocrática eficaz, segura y capaz de autcrreproducirse en entornos y contextos políticos distintos. Se aprobó para ello un sistema de mandatos limitados y se arhiuaron fórmulas de liderazgo colegiado. Con estos cambios, difícilmente ningún nuevo líder comuny.ta chino podía volver a sentir la tentación de ejercer de emperador: {Deng Xiaoping fue hasta cierto punto el último emperador chin~ pero abdicó en ·vida y, sin renunciar a la popularidad, evitó el culto a la personalidad. Para la pervivencia de la nueva dinastía reja era necesario poner el énfasis en los funcionarios y las instituciones y reducir la discrecionalidad imprevisible de los mandatos singulares neoirnpcríales. En las elites dirigentes de la China posmaoísta muy pocos se han planteado el paso de la dictadura a la democracia. La reforma política se ha oricnrado a pasar de un sistema de gobierno basado en la autoridad personal (renzhi) a un sistema de gobierno basado en la autoridad de la ley (fazhl). Podría parecer a simple vista un cambio meramente retórico, pero tiene en China un gran alcance: el objetivo es, por un lado, primar la LOma de (iecisiones consensuadas y colegiadas por una elite de funcionarios de sólida formación e inquebrantable lealtad, y por otro lado, limitar la corrupción que se genera de forma imparable con la ausencia de contrapoder efectivo y con el incremento espumoso de la riqueza y de las oportunidades de ponerla al servicio personal. En este segundo aspecto, es mucho el trecho que queda por recorrer. Con décadas de antelación, desde inicios de la década de 1980, Deng Xiaoping fue activando un proceso planificado de promo. ción de una nueva generación de jóvenes burócratas que debían llegar al poder a principios del siglo XXI con el triple requisito de

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una inquebrantable fidelidad al Partido, una formación tú:nica de primer orden y una larga experiencia de gestión en diferentes niveles de la administración y d«l Partido. Ellos debían ser los líderes de la Cuarta Generación (tlisidai). Esta generación de dirigentes que discúó y promovió Deng Xiaoping es la que actualmente gobierna China. Deng Xiaoping se retiró del Politburo en 1987, dejó su posición de líder de la comisión militar en noviembre de 1989. Después de que se hubiesen quemado los dos posibles candidatos a su directa sucesión que más estrecha y activamente habían colaborado en el proceso reformista a lo largo de la década de 1980 (Hu Yaobang y Zhao Zhiyang), y después de la represión de la insurgencia de Tiananmcn enjunio de 1989, Deng Xiaoping se retiró a un segundo plano sin soltar por ello las riendas dd poder y colocó al frente del país ajiang Zemin, que llegaba a Pekín con la aureola del incipiente éxito económico de Shanghaí, ciudad de la que era alcalde. Fue Deng Xiaoping quien anuló la teoría generacional corno fundamento de un sistema sucesorio orientado al relevo tranquilo, pactado y ordenado de las diferentes generaciones de diligentes políticos. Según esta teoría del relevo generacional, Mao Zedong había representado la primera generación, la que instauró y construyó heroicamente el socialismo en China par
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señadc Deng Xiaoping bloqueaba cualquier tentación de eternizarse en el poder o imprimir al curso histórico un toque excesivamente personal.< Finalmentcfen el XVI congreso del Partido Comunista celebrado en noviembre de,'_~002, llegó el turno a la cuarta generación, liderada por I1uJintao (con la colaboración del primer ministro WenJiabao). El líder chino IluJintao acumulaba el cargo de Secretario del Partido Comunista y de Jefe del Estado. Pero contra lo que inicialmente estaba previsto, el líder anterior, Jiang Zemin, se resistió a abandonar el decisivo puesto de la Comisión Militar Central. A pesar de que en reglas g-enerales se cumplió con un diserlo sucesorio ordenado, institucionalizado y de bajo voltaje en enfrentamientas tal como Deng Xiaoping había concebido, esta imprevista retención del poder militar por parte de Jiang Zemin, el máximo representante de la g-eneración anterior, introdujo un elemento de tensión perturbador que se salía del guión, Especialmente ante el reto siempre imprevisible que represellla la cuestión de Taiwán. China se instaló así en una incierta bicefalia del poder que se prolongó hasta inicios del 2005. La cuarta generación asumió plenamente el poder en el momento en que llegó a controlar el ejército. Hay cierta tendencia a olvidar que China es un país gobernado por un partido comunista. Se olvida que, a pesar de las reformas económicas liberalizadoras que ha experimentado desde finales de la década de 1970, a pesar de que sus calles y televisiones estén plagadas de publicidad comercial ya pesar de la aplTtura de cuotas de limitada pluralidad en el campo de la vida cotidiana, la información o la cultura, el Partido Comunista tjerce el poder a la manera propia de un partido comunista, con la lógica, el ritual y la hermética opacidad que le es propia-El sistema político chino sigue funcionando según el esquema clásico leninista que funde y confunde al Partido y al Es-

Iado'J El Partido es el eje vertcbrador del Estado. En niveles provinciales tiene más poder eljefe del Partido que el gobernador (por eso el jefe provincial del partido es designado coloquialmente como da primera mano»: di yi ba sho-u). A nivel nacional, el auténtico núcleo superior de decisión política no es el gobierno sino la Comisión Permanente del Politburó, formado por nueve miembros que se reúnen semanalmente. Sus miembros son escogidos entre los 22 miembros del Politburó, que a su vez son elegidos en reuniones secretas por las 31

elites más restringidas del Partido entre los .170 miembros del Comité Central, que a su vez son escogidos cada cinco años por lo", dos mil delegados del congreso nacional del Partido Comunisca. En ningún caso estas sucesivas elecciones reservan sorpresa alguna, son siempre fruto de negociaciones previas y luchas de poder que emanan directamente de la voluntad expresa de una elite muy restringida de dirigentes que mueven sus redes de influencia, sus clientelas de dirigentes regionales, sus áreas de dominio. En pleno centro de Pekín, al noroeste de la plaza de Tiananmen, se sitúa el corazón oculto del poder en China: Zhongnanhai (literalmente l.agos dd Centro)' del Sut). Se trata de un ajardinado complejo residencial y de oficinas de más alto nivel del Partido Comunista J' del Consejo de Estado, es decir, del poder ejecutivo. Antiguamente Zlwngnanhai era una sección del palacio imperial, en la que se celebraban los ritos agraJios de fertilidad. Allí residía Mao Zedong y allí viven hoy los más altos gobernantes y funcionarios del Partido, allí se encuentran los órganos máximos de decisión, como la Comisión Permanente del Politburó. Y lógicamente, se sitúa a cuatro pasos de la cúpula militar. Más lejos quedan los órganos legislativos y consultivos, con una función básicamente legitimadora del poder piramidal del Partido Comunista. El Congreso Nacional del Pueblo cuenta aproximadamente con tres mil delegados (la inmensa mayoría miembros del Partido) que prácricamenre nunca han rechazado propuesta legislativa alguna (en el congreso de 19H3 castigó una moción relacionada con la campaña contra la polución espiritual, y en varias ocasiones ha realizado también «votos de castigo" simbólicos pero significativos, como en 1992 ante el macroproyccto de la Presa de las Tres Gargantas, que evidentemente fue aprobado sin más contratiempos). Más decorativa y propagandística es la todavía más masiva y concurrida Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, en la que se invita a participar a empresarios, profesionales, intelectuales, actores y actrices (como la glamourosa musa cinematográfica Gong Li] pard aumentar la sensación de participación e implicación colectiva en unas decisiones políticas y económicas que invariablemente son tomadas por los órganos de dirección más elevados y restringidos del Partido Comunista en Zhonenonluu.

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SOf:IAI.ISMO DE .MERCADO

Una vez Deng Xiaoping se hubo afianzado en el liderazgo y tuvo bajo control los resortes del poder del Partido, del ejército y del Estado, emprendió a finales de la década de 1970 un proceso reformista que en algunos aspectos presentaba líneas de continuidad con dinámícas anteriores. En política exterior se siguió adelante con la alianza estratégica con Estados Unidos que habían diseñado Mao Zedong y Zhou Enlaí. En 1979 China estableció relaciones diplomáticas con Estados Unidos abriendo completamente la puerta a la inversión de capital norteamericano. En el primer impulso del reformismo económico sc mezclaba el retorno a los principios de laissez [aire, eficacia y pragmatismo en la gestión agrícola e industrial que ya había experimentado a inicios de 1960 con la aplicación gradual de la nueva doctrina reformista de Zhou Enlai de las cuatro modernizaciones. Los aspectos mas innovadores tenían que ver con la apertura decidida a Occidente, con el aliento a la entrada de inversión extranjera y con la relajación del control estatal sobre la sociedad, la cultura y la economía. Según las tesis de wang Hui -c-dircctor de la influyente revista china f)nshll-, el proceso de reformas económicas emprendido por Deng Xiaoping a finales de la década de 1970 consiguió generar consenso en las elites burocráticas chinas gracias al previo proceso de destrucción masiva de las viejas estructuras del Partido Comunista quc había emprendido Mao Zedong a través de la Revolución Cultural. Los aparatos del Estado se volvieron mucho más porosos y flexibles, mucho mas sensibles a la iniciativa individual, a los proyectos de reforma y apenara y al espíritu emprendedor. De forma paradójica, el radicalismo revolucionario maoista puso a las elites dirigentes chinas en condiciones de liderar un proceso de transición hacia el comunismo neohberal sin necesidad de romper con el sistema. Contrariamente, en la CRSS, la pétrea solidez del Partido conllevó su incapacidad de transformación, su repentino estallido al quedarse sin suelo bajo los pies y la inevitable y fulminante reconversión de su consolidada nomentüouua en multimillonaria y corrupta oligarquía. El proceso de reforma impulsado por Deng Xiaoping se benefició de un entorno económico inicial muv favorable. A finales de la década de 1970 China era un país políticamente y moralmente traumatizado por la Revolución Cultural, pero presentaba una economía 33

que, a pesar de ser pobre), precaria, estaba saneada. No necesitaba de medidas de ajuste macroeconómico, estaba libre de desequilibrios en este terreno; no acumulaba deuda externa, no padecía inflación, ni déficit presupuestario o exterior. El volumen total del comercio exterior chino era bajo, pero estaba ya orientado a países con economías de mercado que desde inicios de la década de 1970 habían ido lentamente estableciendo vías de intercambio con China. De esta forma, la crisis y el posterior derrumbe de las economías vinculadas al bloque soviético (los integrantes del COMECON) no provocó ning-ún tipo de repercusión negativa sobre el desarrollo de la economía China. En comparación con la URSS y otras economías del campo socialista, China había apostado en menor grado por la industria pesada. Esto abría muchas más posibilidades de crecimiento en la agricultura y en la industria ligera-Pero una de las principales bazas que garantizaron el éxito del proceso reformista lúe la vecindad de China con una serie de economías muy desarrolladas, con una altísima potencia financiera y con fortísimas vinculaciones culturales, históricas y familiares. El protagonismo de Taiwán, de Hong Kong y de los empresarios de la diáspora china del sureste asiático en el crecimiento económico chino de la década de 1980 y 1990 debe ser destacado como se merece. Una proporción muy relevante de la inyección inversora procedente del exterior venía en realidad de bolsillos chinos situados en ámbitos geográficos asiáticos vecinos. Una de las más sagaces decisiones de Deng Xiaoping fue justamente incentivar y canalizar este f11~jO inversor a través de la creación en 1980 de Zonas Económicas Especiales (es decir, zonas orientadas al procesamiento para la e-xportación, con regímeTles legales, ñscales y logísticos de máximo atractivo para la inversión extranjera}. Shenzhen fue concebida como ámbito de desloralización e inversión preferente para el capital de Hong Kong (por ello se situó justo al lado de la entonces colonia británica), mientras la Zona Económica Especial de Xiamen se creó en la provincia de Fujian, en el punto más cercano de la costa china respecto a la isla de Taiwán, para atraer a los inversores taiwaneses del otro lado del estrecho. Inicialmente tuvieron que hacerlo a través de empresas puente radicadas en Hong Kong, pero a partir de 1987 Taiwán abrió las puertas a la inversión directa en China. La política de apertura al exterior (kaifang) se concentró inicialmente en cuatro Zonas Económicas Especiales situadas en las pro31

viIlcia~

de Guangdong y Fujian (Shenzhen; Zhuhai, Xiamcn, Shantou). Tras comprobar los excelentes resultados que producían, St' crearon en 1984 catorce nuevas Zonas Económicas Especiales en CiILdadcs costeras que fueron declaradas ciudades abiertas a la inversión extranjera (curiosamente muchas de ellas coincidían con los antiguos puertos francos, Treaty Poris, que habían sido abiertos a flLer/a de cañonazos y de tratados diplomáticos desiguales tras las guerras del Opio; Níngbo, Ouangzhou, Shanghai, Fuzhou ... ). A finales de la (kcada de 1980, las ventajas y los incentivos de las Zonas Económicas Especiales se ampliaron al conjunto de la zona costera, en el marco (le la estrategia de desarrollo dellitoral. La apuesta decidida por la creación de una importante Zona Económica Especial en Pudong, en Shanghai, simbolizó la confianza total en el sistema económico de mercado. Dcng Xiaopíng '.;c planteó inicialmente el reformismo económico como un proceso de emergencia progresiva de nuevas formas económicas, no como un proceso de desmantelamiento de lo ya existente. Antes de la retrocesión de Hong Kong, China era ya r-u cierto modo un país con dos sistemas. Se fue creando un capiralísmc burocrático, fundamentado en el empleo del poder y de la influencia política en beneficio privado a través de métodos capitalistas, y en combinaciones de poder que unían simbioucamente a empresarios y burócratas en el objetivo común dd enriquecimiento personal. China fue entrando en la economía de mercado de forma paulatina, manteniendo en pie el grueso de la economía estatal. El procedimiento seguido fue experimentar en zonas territoriales restringidas o en ámbitos económicos concretos para después generalizar las medidas si se comprobaba que funcionaban. Muy pronto se percibió la importancia de invertir en formación yen capital humano. Se revitalizó y estandarizó la universidad, que desde la Revolución Cultural había entrado en una profunda crisis. Se creó una red de decenas de centros de estudios secundarios de elite, calificados como "punlos clave» (zJumgdian), que tenían derecho de elección de estudiantes y mayor atención presupuestaria. A lo largo (le la década de 1990 se fueron introduciendo cuotas y lasas que sumaron el eliusmo económico al estrictamente académico. Se facilitó y potenció el estudio en el extranjero, siendo Estados Unidos el principal receptor de estudiantes uni.versilarios chinos. A lo largo de 25 afias de apertura, más de 600.000 estudiantes chinos han ido a universidades extranjeras a completar sus 3fi

estudios. Se calcula que tan sólo una tercera parte de ellos han vuelto a China. Deng Xiaopíng planteó el despliegue de las cuatro modernizaciones concebidas por Zhou Enla¡ (agricultura, industria, ejército y ciencia y tecnología) corno Uf! proceso por etapas. Se trataba de reformar en primer lugar la agricultura para después extender los cambios a las ciudades ya la jmlustria)'l'odo empezó con la experimentación de las reformas agrícolas en Anhui y Sichuan en 1978-1979. Una de las claves de la consolidación en el poder y del prestigio de Deng Xiaoping vino justamente del (~xjtn extraordinario de la implementación en estas provincias de las medidas agrícolas n-formisras. Se trataba en realidad de una serie de medidas que venían a potenciar un proceso social previo, que ya estaba en marcha, al margen de las directrices oficiales anteriores. Los encargados de implementarlas fueron los colaboradores directos de Dcng Xiaoping, 'Van Li y Zhao Zhiyang. Las buenas cosechas y el enriquecimiento agrario llevaron a la fama un dicho popular: /.hu() lirmg, Zhuo Zhi.'Yang (juego de palabras que se basaba en la homofonía del nombre propio del dirigente reformista: «Si buscas grano, busca a Zhao Zhívang») A diferencia de lo sucedido en Rusia, en Hungría o en Polonia, en el proceso de reforma económica de China se evitaron las precipitaciones del Big Bangy la.'> terapias de choque, se evitaron las privaüzaclones aceleradas o las medidas espectaculares. El gradualismo y el avance tentativo de la reforma obedecieron tanto a las directrices de Deng Xiaoping de evitar cambios bruscos e irreversibles como a una dinámica política marcada por el constante estira y añeja entre liberalizadores y conservadores. La lentitud, la experimentación y el gradualismo también obedecieron a la falta ele precedentes y de modelos, a la falta en definitiva de un diseno cerrado inicial. Sin plan ni calendario, los líderes chinos optaron por la prudencia de un reformismo de aplicación restringido que sólo en caso de probarse eficaz era generalizado y llevado adelante. No hay que olvidar que el proceso reformista de la economía china no llegó a adquirir carta de naturaleza política¿§sumida plenamente en las directrices del Partido Comunista, hasta que en 1992, catorce aú.os después del inicio de las reformas, se sancionó de forma oficial la economía socialista de mercado. Basta aquel momento todo habían sido pruebas y tentativas. A partir de entonces el proceso se volvía irreversible. 36

Después de haber padecido durante décadas los efectos del aventurerismo político y económico maoista, no debería sorprender que se impusiese en China una mezcla peculiar de prudencia, gradualismo, falta de prejuicios ideológicos, audacia y necesidad de comprobación empírica de las bondades de las reformas emprendidas. Deng Xiaoping no jugaba con las palabras cuando recicló y se apropió de la celebre máxima de Mao Zedong que le sirvió para consolidarse en la cúspide "buscar la verdad en los hechos". En esta estabilidad institucional, en esta búsqueda de decisiones meditadas y consensuadas, con consultas a especialistas del más alto nivel, radica buena p<-lrte del éxito chino La tasa de crecimiento anual medio de la producción dobki su ritmo en la China de Deng Xiaoping. Pasó del 4,;! por ciento registrado entre 1957-1978 hasta el 9,4 por ciento entre 1978-1996. El Producto Interior Bruto (PIB) se cuadriplicó entre 1979 y 2004. Chilla multiplicó diez veces su presencia en el mercado mundial: !;LS exportaciones pasaron de los 9.800 millones de dólares en 1971j a los IS8.000 millones en 1996. Una dinámica de en-cimiento sin precedentes como esta sc produjo sin la irrupción de brotes intlarionisras significativos, con las excepciones de los anos 19RH y 1992-199-1. Las manufacturas tomaron un protagonismo creciente un las exportaciones. La industria ligcra aumentó también de forma sensible su importanciafiA principios del siglo XXI el sector privado reprcscuraba ya más de un tercio del PIE. El número de e-mpresas privadas aumentó a un riuno medio del.15 por ciento anual desde 1990. Evidentemente todo ello repercutió en una IlHjora en el nivel de vida de una parte signíñcatíva de la población, especialmente de las zouas urbanas. Aumentaron r se diversificaron los bienes de consumo/ La renta per cépita se triplicó entre 1978 y 1996i Los incentivos al consumo se pueden detectar en todo tipo de indicúlores y detalles. En la década de 1970 China producía apenas unos pocos miles de televisores anuales para abastecimiento de la namenklaiura del Partido. A finales de la década de 1980 el 90 por ciento de hogares urbanos tenían televisor. En 1982 se permitió la apertura en Pekín de una rrc¡utena de joyerías. A mediados de la década de 1990 prácticamente no había autopistas en China. En el 2004 China contaba ya con una red de mas de 16.000 kilómetros. y muchísimos coches circulando por

ellas. ¡';purante el año 2004 China arrebató a Estados Unidos el lidcrazgo mundial en los índices absolutos de uH1s1lTna~-China pasó a lidc37

rar- el consumo de todos los productos básicos de alimentación, energía e industria, exceptuando el petróleo.ly~ más (le 1.300 millones de chinos comieron 64 millones de toneladas de carne en 2004, bastaruc más que los 3tlmillom:s de ton ciadas que consumieron los 297 millones de norteamericanos en el mismo año. Fvídenremente las cifras muestran a simple vista cómo el consumo per cepita de los chinos queda llIUY por debajo del de los norteamericanos. 'En el ámb¡ro industrial, el consumo de acero -uno de los indicadores que mejor reflejan la modernización de una econornÍa- dobló de largo el nivel por ciento se siuia en este segmento medio-alto que disfruta de ganancias simadas entre los 50.000 y los ~)OO.OOO ruanes anuales, pero se calcula que en poco más de una década cerca del 45 por ciento de la población china engrosará las filas de unas clases medias con un gran potencial de consumo. Las ventas al por menor han aumentado un 50 por ciento en apenas cuatro años. Entre los productos de creciente demanda se encuentran los teléfonos móviles, los DVD y los muebles en kits de montaje ... Hace años que dejó ya de ser noticia que Pekín, Shanghai y el resto de principalcs capitales chinas cuenten con decenas de establecimientos tan emblemáticamente gíobalízadores como Mcüonald's, Kcntuckv Fried Chicken o Starbucks ... Los grandes centros comerciales surgieron en Estados Unidos a finales de la década de 1970 uniendo en un mismo "no lugar» el concepto de compra y de ocio, llegaron a Europa a finales de la década de 1980 y han enulIllTado en la China del siglo XXI unas monstruosas dimensione-s nunca vistas. La mitad de los diez centros comorciak-x más grandes del mundo se xiuian ya en China. El South China Malt de la cimbel ranumcsa de Dongguan reúne el concepto de centro comercial y de parque temático, es una espeluznante mezcla de Disnevworld. Port Aventura Y' Las Vegas, con sesenta hectáreas de plazas, un río artificial de dos kilómetros, pirámides y palmeras, molinos de vir-nm y un Arco de Triunfo de 26 metros de altura.

El principal centro comercial de Ouangzhou, la capital de la provincia de Cantón, llega a reunir más de 600.000 clientes y curiosos las jornadas de más movimiento. El Colden Ressources Mall de Pekfn ocupa una extensión equivalente a más de seis campos de fútbol, en un edilicio de cinco plantas que reúne más de 1.000 comercios distintos. Decenas de centros comerciales de características similares están en construcción, y centenares de dimensiones equiparables a los mayores de Europa y Nortearnérica ocupan posiciones en las grandes ciudades chinas. Al lado de los grandes centros comerciales masificarlos, crece en China la apuesta por el comercio de elite:' Un ejemplo entre muchos es el centro comercial La Perle, en Guangzhou, que cuenta con 10.000 m' para apenas 30 tiendas de marcas exclusivas. Dior ocupa 1.000 m'. Se estima que el centro comercial cuenta con un promedio de 700.000 visitas mensuales. No en vano se calcula que en menos de diez anos China habrá desbancado ajapón corno líder mundial en el consumo de productos de lujo: relojes de marca, perfumes, ropa cara, joyas en general. Cualquier producto que cou tribuva a exhibir la riqueza de reciente adquisición son prioridades de gasto entre las nuevas elites chinas. En 2003 las ventas de L'Oréal aumentaron un 69 por ciento. Todavía no han conseguido el objetivo de pintar de carmín los labios de todas las mujeres chinas, pero avanzan en esa dirección: venden ya un promedio de 40 millones de barras de labios al año y llegaron a facturar 169 millones de euros. Hay que tener en cuenta, por otro lado, que una parte liada desdenablc del conSUITlO chino de productos de lujo se efectuará en el futuro en el extranjero, en el transcurso de viajes turíslicos o de negocios, cosa de la que tendríamos que empezar a tornar nota en este rincón de Europa de cara a ir sustituyendo algunos porcentajes del turismo de sangría, sol y playa por un turismo de procedencia asiática, que podría llegar a encontrar en nuestras tierras unas vacaciones capaces de aunar lo bello, lo antiguo y 10 selecto. Se calcula que a partir de 2005, París recibirá un millón de turistas chinos de poder adquisitivo medio-alto por 'lúa. Aquí en España apenas se acaban de inaugurar los primeros enlaces aéreos directos con Shanghai, y se empiezan a levantar las fuertes restricciones a la gestión de visados para turistas procedentes de China. y es que la fiebre del consumo invade a China y aún le quedan muchos grados por subir. Si la China emergente del siglo XXI plan-

tea un problema de difícil o imposible solución para determinados sectores productivos curopeos (como el textil o el calzado, que pueden lleg-ar a perder en Espana m.is de 70.000 puestos de trabajo en los próximos cinco anos ante la competencia china), abre por otro lado infinitas opurrunidadcs a todo tipo de sectores ante el ingente mercado de consumidores compulsivos que se está poniendo en marcha. Por poner tan s610 UIl ejcnrplo un el ámbito del consumo industrial. las empresas sídcromctalúrgicas quc c-ofizan CH la bolsa española han disparado sus beneficios a causa del fuerte tirón del consumo en China. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (C¡.,r11V) confirmó que durante el ano 2004 las empresas sidcrúrgicas españolas habían triplicado sus beneficios en relación al mismo periodo del año anterior. Las reformas económicas chinas han abierto y relajado la presión estatal sobre la sociedad en muchos aspectos. Así, por ejemplo, la apertura de un mercado de trabajo significó el cstablccimicnto de un derecho individual tan elemental como el de escoger el oficio o el lugar de trabajo. Con anterioridad, el centro de estudio superior o bien la unidad de trabajo (daflwn) en la que se vivía era quien asignaba al joven o adolescente un puesto de trabajo en función de la posición, el historial, la clase social en la que estaba clasificado y sobre todo en función de los contactos (guanxl) de los padres y otros parientes. Cuando un joven universitario acababa su carrera, se le indicaba cuál sería su lugar de trabajo, al margen de sus expectativas o preferencias. Así, por ejemplo, la remesa anual de licenciados en lenguas extranjeras se distribuía en cuotas asignadas a la agencia de noticias Xinhua, las revistas propagandísticas oficiales en las diteren tes lenguas (China Construse... ), las oficinas ministeriales relacionadas con el comercio exterior, las embajadas y consulados, las editoriales, los departamentos universitarios, bibliotecas, oficinas de la administración ... Un dirigismo y una rigidez semejante se pone de manifiesto en la prohibición que tenían [os universitarios chinos de contraer matrimonio durante su periodo de estudios. Se les exigía una dedicación exclusiva a la formación intelectual incompatible con la vida en pareja. Aunque pare/.ca mentira, una medida tan intrusiva en la privacídad y en la capacidad de autonomía del individuo se ha mantenido plenamente vigente en China hasta inicios del siglo XXI. Enuc 1978 y 19R4las reformas económicas se centraron en el ám4()

hito rural. En 1984 comenzó una segunda fase, urbana y generalmente considerada decisiva para el desarrollo de la economía de mercado. Desde el punto de vísta social, este período se carartcrizci por la «descentralización del poder y de los irucrcses» (jrUlgquan rangli) , es decir, nn proceso de redistribución de ventajas sociales)' de intereses económicos, a través del paso a manos privadas de recursos anteriormente controlados y gestionados por el Estado. Parte de las anuguas propiedades estatales se transfirieron a los gobiernos rq,"'¡onales y locales. Las provincias y las municipalidades empezaron a competir entre sí. Podían quedarse con el dinero de los impuestos una vez pagada al Estado una cuota establecida. La compcn-ncía entre empresas pertenecientes a distintas administraciones activó el mercado sin conllevar aún la privatización. El gasto público disminuyó mucho después de 1978 y los gobiernos locales y regionales acrecentaron su poder y su autonomía. Pero esto TlO significó el descenso de la injerencia burocrática en la vida económica. Contrariamente, creció el intervencionismo y a la larga la arbitrariedad y la corrupción. La descentralización no significó la desaparición de la economía planificada, sino su simple jibarizacion. Todo este radiante y muy publicitado proceso de reforma y de crecimiento empezó PU)Tlto a mostrar su lado oscuro. Las cifras macroeronómicas cantaban de alegría, algunos centenares de miles de chinos que tenían el privilegio de "tirarse al mar» (xiahai) de los negocios S(~ rouvcrtían de la noche a la mañana en nuevos ricos. Los cuadros del Partido no paraban de mejorar, algunas decenas e incluso centenas de millones de chinos de las ciudades notaban aumentos sustanciales en sus estándares de vida, pero al mismo tiempo se acentuó gravemente la desigualdad social, empezaron a deteriorarse las prestaciones sociales y se agudizaron los desequilibrios regionales. La gran masa de campesinos chinos empezó a quedar descolgada d(~l tren del progreso material. La corrupción rampante puso en entredicho la legitimidad del proceso, y la contaminación de las aguas y la explotación abusiva de recursos naturales y energéticos abrió un gran interrogante sobre su sostenibífidad. Son efectos colaterales y tacturas pendientes de cobro que se han ido amontonando sobre la mesa de los gobernantes y que algún día será necesario afrontar. La compulsión desarrollista se fue adueñando de IUI Partido Comunista convencido de que solamente un crecimiento económico acelerado y sin pausa, situado alrededor del 9 por dento anual, puede asegurar la estabilidad y la complicidad más o menos escéptica o 41

entusiasta de la población desengañada por la fraseología vacua y fanática del pasado maoista y por la corrupción reinante en la era del reformismo y la apertura. En tiempos del Gran Salto Adelante se pretendían niveles de desarrollo titánicos e insensatos. El objetivo planteado por Deng Xiaoping en 19i9 era más modesto y realista, se amparaba bajo el concepto de X"iaokangshehui (literalmente «sociedad de la pequeña alegría», que vendría a significar una sociedad relativamente próspera), con el cual dejaba de lado la vieja fraseología marxista y se inspiraba en un concepto neotradíclonal, procedente del Libro de [os ritos, uno de los clásicos confucianos. Hay que tener en cuenta que en la tradición del viejo milenarismo chino el xiaokung sltehuiprecede el advenimiento del Gran Entendímíento (Datong), que en clave moderna significaría el acceso de Chilla al estatuto de rica superpotencia mundial. En esta carrera acelerada poco importan la contaminación medioambiental o Jos derechos laborales, y nadie se acuerda de Jos centenares de millones de chinos que quedan rCL<}gados. lejos de la costa floreciente. Las regulaciones son escasas y S1.<;temáticamente obviadas, el sistcmajudicial inoperante y la cadena de corrupción, enquistada y pertinaz. China ha dejado ya de ser el paraíso de las bicicletas. Siguen siendo abundantes en las caBes de las ciudades, pero lentamente van quedando arrinconadas por los ciclomotores y los coches. El índice de automóviles matriculados en Pekín ha aumentado un 400 por ciento entre 1994 y :-!üü4. El crecimiento del parque automovilístico.junto a la rápida industrialización y a la agricultura intensiva ha colocado la cuestión del medio ambiente en una situación muy preocupante. Ante la urgencia del c-r-ecimiento acelerado, el cumplimiento efectivo de los acuerdos de Kyoto debe esperar ... Del mismo modo que en la China de la reforma iniciada por Deng Xíaoping se puede constatar el crecimiento económico, la estabilidad, la relativa apertura social y cultural, la mejora sustantiva del nivel de vida para porcentajes mayoritarios de la población y la aparición de nuevas opciones y oportunidades, se puede y se debe tamhién recordar qUl: el sistema dual del comunismo neolíberal chino ha provocado que China relenga algunos de los rasgos más negativos del socialismo real (autoritarismo, burocracia, corrupción) y haya adoplado algunos de los peores perfiles del sistema capitalista (desigualdad acusada, ausencia de derechos laborales, desarrollísmo insostenible ccológicamerue, procesos migratorios de explotación laboral). La entrada de China en la üMC (Organización Mundial del Co-

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mercío) ha aumentado sus expectativas futuras de influencia en la economía mundial. Ante la lentitud en el cstablccimir-nro de acuerdos comerciales multilaterales, {China despliega una estrategia de acuerdos bilaterales o restringidos a grupos de países. Su impacto regional es ya de primer orden. En el 2004 firmó C0l1 la ASEA~'\l (Asociación de Naciones del Sureste Asiático}, formada por Brunei, Camboya, Lacs, Vietnam, Indonesia, Filipinas. Singapur, Birmania, Malasia v Taíland¡a, la creación de la mayor zona de librc comercio del mun'do)Bajo este acuerdo se cobjja un producto nacional bruto total de dos billones de dólares y 1.700 millones de consumidores. A principios del año 2000 los países de la ASEAN constituían ya el quinto socio comercial de China, después dc la Unión Europea, Estados Unidos.japón y Hong Kong. La creciente íntcrnacíonalízación de la ecoll()Ttlía china aumenta la tensión económica en distintos frentes: todo se comunica y todo se acerca. Las disputas arancelarias con Europa en relación al textil o el calzado se han resuelto de momento por la vía de la negociación. .Norteamérica endurece posiciones y reclama con insistencia que China abandone el sistema de paridad monetaria con el dólar, que provoca que el vuan esté lnfravaloradojtavorecíendo as¡ sobremanera las exportaciones chinas en condiciones muy competitivas. Sin embargo, en el tema de la paridad del yuan con el dólar las cosas son complicada." y pueden tener repercusiones insospechadas: hay que tener en cuenta que en el momento en el que China deje de comprar a manos llenas -como hasta ahora hace- reservas muy importantes de la deuda pública norteamericana, financiando de este modo el déficit fiscal estadounidense, y -lo que puede ser rn.is grave-, en el momento en que ponga masivamente a la venta estos bonos del Estado, se podría estar gestando una dinámica de recesión de la economía de Estados Unidos. El círculo se completaría entonces al desaparecer el principal mercado de exportación para China. Uno de los retos que China debe afrontar en este escenario de inremacíonalízaclón es el del respeto al derecho de propiedad intelectual e industrial. Las infracciones más habituales son las falsificaciones de productos extranjeros y las violaciones de derechos de patentes. En algunas oC<-lsi<.mes los problemas surgen cuando la parte china de unajoint l'l:'nture rompe unilateralmente el acuerdo de colaboración, que acostumbra a coincidir con el momento en que ha adquirido un volumen suficicnn- de información y conocimiento como para poder donar el producto con sus propios medios. Otro fraude

extendido en las sociedades mixtas de joira ncnturc es que el socio chino produzca una cantidad superior de productos a los pactados, r-omercializaudo los excedentes a precios inferiores. Se calcula que como mínimo uno de cada cinco productos de marca vendidos en la República Popular es talso, así corno el SO por ciento de los repuestos par" el automóvil. Según fuentes de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), el 7R por ciento de los productos confiscados en la" aduanas españolas proceden de China y en menor medida de Taiwán y Hong Kong. La piratería industrial y el plagio tecnológico dan beneficios a corto plazo pero representan un freno a la innovación a medio y largo p1aLO. Mientras las industrias chinas sigan sin sentir la necesidad de dedicar esfuerzos a la innovación y el diseño propios, no se sacará partido del enorme potencial de ideas y conocimiento que atesora un país COJIIO China, ron una tasa de ingenieros cuatro veces superior a la de Estados Unidos y con unos institutos universitarios de investigación en sectores estratégico" con una creciente atención e inversión gubernamental. La economía china se alimenta en el presente de masas ingenies de mano de obra barata, que produce a precios internacionalmente imbatibles productos de manufactura sin valor añadido. Sin embargo, el futuro envejecimiento demográfico chino y la previsible emergencia de nuevas economías periféricas en desarrollo apuntan a la necesidad china de apostar a medio plazo por la innovación, los sectores estratégicos, la tecnología punta. el diseño y la calidad. Hong Kongy 'Iaiwán siguieron esta senda en décadas anteriores: se pasó del transistor, deljuguete de plástico y el cachivache ensamblado <made in 'Iaiwán» o -made in Hong Kong" ala presente sofisticación en sectores estratégicos. La iruemacionalización de la economía china presenta tres dinámicas paralelas. Desde inicios de la década de 19RO China se convirtió en un país receptor de inversión extranjera, y a lo largo de la década siguiente se fue convirtiendo en un país comprador de materias primas. En estos últimos años ha empezado a ser también un país inversor en el extranjero. Países como India, Tailandia, Birmanía, Filipinas, Corea del Sur o Camboya son algunos de los principales países en los que se han empezado a abrir industrias de capital chino. La principal prioridad. inversora china en el extranjero es asegurar el control de materias primas a base de invertir directamente en la extracción y el procesamiento de estas materias primas en los países a.siáticos, Jatinoameóci1no.s o sdricsnos de las qlle proceden. Chi-

na es el segundo consumidor de energía del mundo y en el ano 2004 importaba un tercio de sus necesidades de petróleo. Hay que recordar que hasta 1993 China dependía de sus recursos petrolíferos, a partir de aquella fecha empezó a importar petróleo. Se calcula que en el año 2003 China consumió una cuarta parte del aluminio y del hierro del mundo, una tercera parte del carbón y del acero, diO por ciento del cemento y el 7 por ciento del petróleo de! mundo. Algo debe tener que ver todo esto con el hecho de que desde principios del 2002 materias primas como e! cobre, el níquel o el petróleo se hayan revalorizado algo más de un cien por cien. Para asegurarse la continuidad del suministro de gas natural y de petróleo iraní -país del que procedía el 13 por ciento del crudo impanado por China en el año 2003-, el consorcio energético chino Sinopec se ha implicado activamente en la explotación de los yacimientos iraníes de gas natural en Yadavarán, con inversiones que llegan a los 70.000 millones de dólares. Estas inversiones acompañan un compromiso iraní de suministro de un mínimo de 250 millones de toneladas de g-as natural licuado en los próximos 30 años, así como de 150.000 barriles de crudo diarios durante los próximos 25 años. Fuentes norteamericanas insinúan una posible transferencia china de tecnología militar y nuclear al régimen irani como contrapartida, insinuación reiteradamente negada por Pekín. En el ano 2004 China invirtió 18.000 millones de dólares en Latinoamérica. El 55 por ciento de la inversión china en Latinoamérica se orientó al sector minero y petrolífero, asegurándose así el acceso a materias primas de vital importancia para el futuro desarrollo económico chino) Hay que tener en cuenta que China compra abund,<;tnte estaño en Bolivia, y soja, cinc, manganeso, bauxita y madera enBrasil (uno de los pocos países que presenta un superávit comercial' con China, que se convirtió en el 200~ en su segundo socio comercial, con el que tiene en marcha proyectos de construcción conjunta de un satélite), en proceso de estudio la venta de uranio brasileño para alimento de las centrales nucleares chinasj, China compra cobre en Chile (mercado en el que China ha desplazado al viejo amigo americano en el puesto de liderazgo de las exportaciones chilenas) y petróleo en Argentina y Venezuela. Aunque esta apuesta por la inversión en países con recursos mineros y petrolíferos responde a una evidente lógica económica, la orientación de esta inversión exterior china a países como Sudán, Birmania, Cuba, Venezuela, Irán o Brasil-todos ellos más o menos ale-

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jados de las simpatías y alianzas norteamericanas y -en algunos casos- candidatos preferentes a eng-rosar futuros «ejes del mals-c-, no deja de tener una significaciún gcocsrratégica. .u acelerado desarrollo económico chino precisa de un sumin¡s. tro energético creciente y seguro.rxu emergencia como superpotencia une de [arma indeleble el dossier de la energía con el de la seguridad. Esto la confronta de forma inevitable con otras estrategias energéticas en competencia, especialmente con la norteamericana. Hay quien ve inevitable en esta irrupción china en la escena internacional una posterior deriva, militarista y una nueva polarización del mundo alrededor de dos superpotencias con intereses estratégicos, alianzas y juegos de guerra distribuidos a lo largo del planeta. Hay quien, con más optimismo, espera de esta vinculación de China con países con Sudán o Irán una oportunidad para conseguir que estas naciones marginalizadas se 'vinculen a la comunidad internacional y a sus reglas de juego. Otra novedad en el terreno de la intemacionalización económica china ha sido la compra por parte de empresas chinas de divisiones de importantes multinacionales. Destacan en este capítulo la compra de la empresa automovilística británica Rover por la empresa de Shanghai SAIC, o la adquisición de la cadena de perfumería y cosmética Marionnaud, con 9.000 empleados y 1.300 comercios en Europa, por el visionario empresario de Hong: Kong: Li Kashing. o la compra de la división de ordenadores personales de IBM por la firma china Lenovo (más conocida en China como Leg:cnd). Abrió un nuevo capítulo en esta dinámica de internacionalizaciónla fallida oferta de compra lanzada en junio de 2005 por la C:1\'OOC, la tercera empresa petrolera estatal china, para hacerse con el control de la petrolera californiana Unocal c-con importantes reservas de gas natural y petróleo en Asia-. (;NOOC superó ampliamente la oferta lanzada por Texaco. Esta iniciativa encendió alarmas de preocupación en Estados Unidos, que importa el 60 por ciento del petróleo que consume. Un grupo de congresistas impulsó una moción en contra de la venta de Unocal a capital chino, aduciendo la amena r. a a la seguridad nacional. En Wall Street los temas patrióticos interesan algo menos que los dividendos, pero la operación al final se paró. En una escala muy menor, la petrolera china CNOOC ya había pagado a la española Rcpsol YPF 4R4 millones de euros por sus campos de gas y petróleo en Indonesia. Se convirtió así en el mayor productor offsJwre de petróleo de Indonesia en el año 2002.

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Nadie se atreve a vaticinar el futuro de la economía china. Probablemente necesitará poco más de una década para desbancar aJapón en la posición de segunda economía del mundo. Todo parece ju¡r
Los

OLVIDADOS 1)1<:1. FESTÍN DE LA Nl.'FVA CHINA

Los campesinos y los trabajadores de las industrias estatales son los grandes ausentes en el festín opíparo de la China contemporánea. Mao Zedong activó la revolución en su nombre pero durante las últimas décadas pocos dirigentes del Partido se han acordado de ellos. Deng Xiaopíug proclamó a los cuatro vientos que enriquecerse es glorioso y unos cuantas decenas de millones de chinos se pusieron a trabajar con ahínco en la absorbente tarea de acumular riqueza. En los discursos de los nuevos líderes de la Cuarta Generación (HuJintao, Wen Jiabao) que accedieron a la primera línea del poder a finales del ano 2002 se detecta una mayor sensibilidad hacia la redistribución territorial de la riqueza y hacia el aliento del consumo interno como nueva vía de crecimiento. Se trata de una fraseolog-ía que se resume en el principio de «armonía social» (hexie de shehuis . Conseguir que la inmensa masa de centenares de millones de campesinos que viven al margen del sueño de la Gran China de! sig-lo XXI mejoren su nivel de vida es presentado así como un objetivo necesario para absorber la producción destinada al mercado interno. Se trata en realidad de un mero sentido de supervivencia, porque si se tarda mucho más tiempo en enganchar al campo chino al carro del desarrollo, el abismo puede llegar a ser insalvable y las tensiones en ciernes, incalculables. Sin embargo, las reformas que exige la entrada en la Organización Mundial del Comercio tendrán a corto plazo un efecto social doloroso paro! estos sectores. No hay que olvidar tampoco que justamente en el XVI congreso del Partido Comunista que entronizó a finales de 2002 a esta Cuarta

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Generación de dirigen Les, el hasta entonces líder máximo del país, Jiang Zcmln, legó como aportación doctrinal propia al marxismo-leninismo con acento chino la inviolabilidad de la propiedad privada y sobre todo la teoría de las Tres Representaciones, basada en la ampliación de la base social del Partido a las di tes profesionales y empresariales urbanas de China que están marcando e! ritmo acelerado dd desarrollo económico. El primer gran empresario en integrarse en los órganos directivos del partido que responde a este nuevo perfil ha sido Zhang Ruimin, presidente del grupo de electrodomésticos Haier, nombrado miembro suplente del Comité Central. No es extraño, en este clima, que en e! conjunto de actos y dedicados a festejar el centenario del nacimiento de Deng Xiaoping, en agosto del 2004, e! Partido Comunista chino emitiese una serie de relojes conmemorativos del aniversario, con incrustaciones de oro y brillantes, que tiene un valor cercano a los 2.500 euros, Todo un símbolo para un Partido Comunista. boyante y neoliberal. En un estudio emprendido a finales de! año ~004 por e! departamento de organización de! PC chino conjuntamente con la Federación de! Comercio y la Industria de China y la Sociedad China de Es-tudio de las Empresas Privadas, se constataba que una tercera parte de los empresarios y propietarios chinos habían ingresado ya en el Partido desde que se les empezaron a abrir las puertas, en el año 2001. Hablamos de un millón de nuevos afiliados procedente del empresariado chino que han hecho llegar la cifra de miembros del Partirlo hasta los 68 millones, Con e! carné de militante comunista en el bolsillo, los empresarios chinos encuentran vías de acceso directo a las más rentables esferas de influencia y de decisión. En vez de optar por un multípartídismo quc represente diversos sectores y sensibilidades sociales, el Partido Comunista aspira a través de la doctrina de las Tres Representaciones a reconvertírse en un partido socialmente transversal, que sin complejos asume representar incluso a los intereses de los multimillonarios chinos que basan en gran medida su riqueza en la explotación de una mano de obra precaria y de muy bajo coste. Se habla constantemente de! boom extraordinario de la construcción en China, no hay más que pasear por cualquiera de sus capitales para darse cuenta de que los rascacielos crecen a millares. No en vano China es el país del mundo que más cemento consume. Pero ¿quién alza estos grandes rascacielos? La gran masa de trabajadores de la construcción y de la flore4H

cíenre industria de ensamblaje y transformación está constituida en buena medida por jóvenes campesinos que gozan de un permiso de trabajo y de residencia temporal en la ciudad o bien han emigrado a zonas urbanas sin el correspondiente per-miso de residencia (hukou). Son ilegales en su propio país, nómadas urbanos que, en el mejor de los casos, viven en los barracones de los talleres o fábricas donde trabajan, pero que mayormente viven en barracas que construyen en las propias obras o en las afueras con los materiales que pillan de las casuchas en proceso de derribo. Se les conoce como waidi ren (la gente de fuera). Crearon a lo largo de la década de 1990 auténticos barrios barraqulstas a las afueras de las grandes ciudades. Normalmente son hombres jóvenes que han dejado a sus familias en el campo, pero si se han traído consigo a la mujer y a los hijos, éstos no tienen derecho alguno a la escolarización. y ni ellos ni sus hijos pueden hacer uso del sistema sanitario local. Ni pagando. Evidentemente no hay cifras concretas sobre su volumen crecimiento, sólo estimaciones. Quedan completamente fuera de control. ¿C6mo implementar, por ejemplo, la política el hijo único sobre una masa de población de cien millones que oficialmente está perdida, flotando por el país? La educación ohligatoria termina en China después del noveno grado. En realidad hay muchos chavales de las zonas rurales que no llegan a completarla por no tener suficiente dinero para pagar las tasas exigidas. La mayoría de los adolescentes y los jóvenes se suben entonces al tren o al autobús que los llevará a las ciudades para trabajar de una forma más o menos leW<11 en cualquier obra, fábrica o taller a cambio de un misérrimo sueldo. Ingresan en un implacable mundo de promisión donde impera la ley del capitalismo salvaje, al puro estilo del Manchester decimonónico. Como siempre ocurre en los procesos migratorios modernos, uno de los motores que Jos activa y los alimenta es el envío de una parte del dinero que se ha ganado allí donde se puede g'anar hacia las zonas mas deprimidas, donde no hay manera de subsistir. Para que la familia no pase hambre. Los más de 100 millones de chinos que han abandonado el mundo rural y se g"
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Por poner un ejemplo emblemático, el año 2002 se calculaba que la municipalidad de Shanghai contaba con dieciséis millones de habitantes. Solamente siete millones de dios gozaban de un registro de residencia o hukou urbano. Cinco millones seguían registrados como agricultores, a pesar de que menos de un millón realmente trabajaba en los cultivos periféricos de la municipalidad. Los otros cuatro millones y pico residían por lo general en las localidades próximas a la gran metrópolis (en la que les está vedado vivir) y se desplazaban a ella díariamenre a trabajar en la industria o el sector servicios. Quedaban todavía otros cuatro millones de habitantes de la ciudad sin permiso de residencia en Shanghai, legalmente censados en arra lugar de China. Se les consideraba población flotante (youmin) , con un permiso temporal de residencia. La mayoría eran campesinos venidos de lejos que trabajaban en Shanghai con contrate temporal. Pero a estos dieciséis millones de shanghaíneses urbanos, campesinos o flotantes que de una u otra forma estaban leg'.alrnente «controlados», todavía había que añadirles la cifra estimada de un millón de waidi ren; «sin papeles», es decir, trabajadores sin contrato ni huhou urbano, que residen en la ciudad de forma totalmente ilegal. Se calcula que en China hay algunas decenas de millones de inmigrantes internos «sin papeles» que quedan fuera de la" estadísticas y del control estatal, que trabajan en la economía sumergida, en condiciones mas que precarias, sin derecho civil ni laboral alguno. El hukou fue establecido en China a mediados de la década de 1950. Según el lugar de nacimiento se asignaba a cada persona un lugar permanente de residencia y se distinguía entre ocupación agrícola o de otro sector. El hukou es hereditario y se transmite por línea materna, a diferencia de las distinciones de clase social que circulaban por vía paterna. Se instauró como un sistema de contención de la movilidad territorial de la población, encaminada a frenar el imparable flujo migratorio de campesinos que ya en aquellos años se dirigían hada las ciudades en busca de una vida mejor. El huJwu fue de esta forma regulando en China las relaciones entre el campo y la ciudad. Contra lo que a veces se cree, el privilegio de la China urbana en detrimento de la China rural no es cosa nueva, aunque ciertamente ha tendido a acentuarse de una forma muy acusada en las dos últimas décadas. Durante el periodo maoista el Estado se responsabilizó de la población urbana a cambio de su trabajo en la administración o la industria. Sin embargo, la población campesina quedó al pairo de su 50

propia capacidad productiva. Incluso en tiempos del igualitarismo radical de Mao Zcdong, los trabajadores de las ciudades gozaban de los privilegios del tie[anumn (el bol de arro! de hierro. es decir, la completa manutención asegurada), todo lo proporcionaban las unidades de trabajo (danwei) de la fábrica o del gobierno: casa comida, educación y sanidad. Los agricultores vivían en la incertidumbre de la precariedad colectiva cuando estaban bajo el sistema de las comunas, con unos estándares siempre más bajos que en la ciudad. Incluso la ración en gramos de harina o de arroz asignada por persona era sensiblemente inferior. El hukou forma parte de la tipología de grupos humanos que el nuevo Estado socialista estableció para encuadrar a la población según la radicación y la posición de dase. El criterio de clasificación se basaba en la posición y el tipo de ingresos del cabeza de familia que se disfrutaba antes de la Liberación de 1949. Aparte de asignar un lugar fijo de residencia (huRml), la nueva tipología de población otorgaba a cada persona una indeleble y hereditaria etiqueta social. Se distinguía entre campesinos (nongmin), trabajadores (grmgren), miembros de la pequeña burguesía (xiau zidum jüji), capitalistas (z.íchan júji), intelectuales (z.hishi fenz.i) , terratenientes (rli!hll) o población flotante (wu'/l/in). Existían además las categ-orías complementarias de soldado o héroe de la liberación. No se trataba de ociosas clasificaciones académicas. De ellas dependía el destino de cada individuo. En realidad, en la era de Mao Zedong todo dependía, en cierto modo, de esta marca social: el lipa de puesto de trabajo, el tipo de vivienda, el acceso a los estudios de los hijos, el aprovisionamiento ... Los primeros en notar los efectos fueron evidentemente los terratenientes y capitalistas, que fueron depurados durante los primeros años de la revolución. Esta clasificación social quedaba reflejada en el expediente personal (dang'an) en el que se iban anotando los datos relevantes del historial político y laboral, los méritos y deméritos personales. El expediente personal se guardaba en los departamentos de seguridad o bien en las oficinas de la Unidad de Trabajo (danwei), ámbito mínimo de socialización y encuadre social en el que se trabajaba, se comía y se dormía. Del mismo modo que el hllkou., la clasificación social era una marca que acompañaba de por vida a quien la llevaba inscrita en su hoja de servicios. En el transcurso de las numerosas campañas de rectificación, reeducación y depuración que vivió la China maoista era práctica habitual el intentar limpiar un expediente problemático y !íl

mejorar de catcg-oria social acusando al chivo expiatorio de turno. Tanto el hukou como la tipología de clase tenían además un carácter hereditario. Quien era hijo o nieto de terratenientes, hiciese lo que hiciese, lo tenía muy complicado. Durante la vorágine de la Revolución Cultural muchos pagaren por la posición social que sus antepasados habían disfrutado unas cuantas décadas atrás. Mientras la tipología de las clases sociales se fue diluyendo tras la muerte de Mao Zedong y fue abolida en 1978, el hukou se ha mantenido esencialmente inalterado. Se ha reformado para permitir la figura del residente temporal. En algunos casos limitados se ha permitido la reconversión del hukou rural en urbano a las segundas generaciones nacidas y establecidas ya en la ciudad o bien a comerciantes o empresarios de renta media o alta. Cambiar de hukoues aún tan difícil en China como cambiar de nacionalidad. Es tan dificil pasar de ser ciudadano chino a ser ciudadano de la Unión Europea como pa.sar de ser ciudadano de un recóndito pueblo de la provincia de Sichuan a pasar a ser ciudadano de Nanjing, Chengdu o Pekín. A pesar de ello, durante las últimas décadas decenas de millones de chinos han emigrado desde el campo a la dudad. Existe en las grandes ciudades costeras cierta psicosis sobre la invasión del bárbarorural: Se asocia a los waidi rrm (la gen/e de Juera) con la prostitución, la cnfermedad }' la delincuencia. El huhou se ha convertido en una rémora del pasado. Es el responsable de que los campesinos que emigran hacia la ciudad se encuentren allí en una situación de máxima vulnerabilidad, precariedad y explotación. Las organizaciones internacionales de derechos humanos han denunciado reiteradamente este sistema como una suerte de apartheid que discrimina a los que no han tenido la suerte de nacer urbanitas, creando amplios contingentes de población subaltema emigrada, sometida a explotación y sin ningún tipo de protección legal o social. El hukou es también el responsable de que en el mundo rural se produzca un empobrecedor excedente de población sin trabajo, calculado en más de ~oo millones de personas, en relación a la tierra cultivable. Se trata de uno de los problemas de más difícil solución con los que se enfrenta la China contemporánea. ¿Podrían las ciudades chinas absorber- este excedente poblacional> Los planes del actual equipo dirigente de China pasan en primer lugar por incrementar la inversión en las zonas rurales, reducir los impuestos a los campesinos y reducir el nivel de corrupción en la burocracia local. La inexistencia de un sisn-ma legal independiente y cfi-

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caz dificulta enormemente esta última tarea. La confusión entre el Partido y el Estado, también. La población está prácticamente indetensa ante los abusos que puedan llegar a cometer sus gobernantes. Las reformas propuestas por los nuevos dirigenrcs chinos al poco de tomar posesión de sus cargos el año ~OO~ pasan también por liberar parte del territorio comunal para urbanizar el rnnndo rural y generar una dinámica económica propia, con inversiones y planes de desarrollo industrial en las pequeñas y medianas ciudades. De cara a aumentar la productividad agrícola, se plantea la necesidad de un aumento del tamaño de las explotaciones agrícolas, lo cual es actualmente imposible en función justamente del exceso poblacional adscrito por ley a los ámbitos rurales. En relación a este punto, se ha planteado un relajamiento de las medidas de control sobre la migración interna de la población y la introducción de un nuevo sistema de re¡"ri.stro único que englobaría tanto a las personas de origen rural como a las de origen urbano. Se trataría -si se llevase a cabo- de una reforma importante en el sistema de huhou. Por último, se ha barajado también la opción de dar las máximas facilidades a la emigración a al extranjero. El aumento de esta emigración exterior es una de las consecuencias más claras que los analistas destacan de la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMe). La burocracia local de las zonas rurales ha actuado como un freno a las pocas iniciativas reformistas gubernamentales que se han emprendido desde finales de la década de 1990. El incumplimiento de las directrices reformistas estatales, el desvío de partidas presupuestarias y en general la corrupción en los niveles locales de administración ha agudizado la situación. Se preflcrc invertir en gastos de representación y en la comprd de cochazos para uso de los dirigentes locales. Se prefiere invertir en proyectos inmobiliarios o industriales que en servicios de salud o educación para la comunidad. Se prefiere mostrar signos de poder y de modernidad que enriquecen al dirigente, abren contactos (guauxI) y hacen subir el prestigio y la consideración social (mianú). Por otro lado, con frecuencia las cifras económicas que ofrecen los poderes locales y regionales no cuadran con las cifras del gobierno central: la economía china sería en estos momentos un 1., por ciento mayor según las cifras locales. Kst:os desvíos estadísticos provocan no pocos problemas a las autoridades centrales, que plantean centenares de acusaciones de fraude a centenares de funcionarios acusados de enmascarar las cifras. Se trata en realidad de una prácü53

ca con larga tradición en China: en tiempos de las comunas maoístas las cifras de producción subieron a niveles insospechados incluso durante el Gran Salto Adelante, cuando la hambruna sembraba el campo chino (le muertos de hambre. El gobierno de Pekín se planea el pago directo en cuentas blindadas a los maestros como única forma de que el dinero llegue a su destino y no acabe en otras manos o dedicado a otras funciones. En 1999 las tarifas eléctricas eran el doble de caras en el mundo rural que en el mundo urbano. Pero a pesar de que el gobierno estableció directivas de reducción de precios, se vieron incumplidas por las empresas eléctricas adudendo plantillas sobredimensionadas. También a nivel provincial St~ intentaron reformas tendentes a una unificación y reducción de los impuestos a los campesinos en una única tasa, pero el resultado fue una vez más el incumplimiento y el aumento de la presión fiscal. Las nóminas de las administraciones locales eran demasiado altas como para soportar tamaña reducción. La voracidad fiscal de las autoridades locales reposa en la potestad otorgada desde mediados de la década de 1980 de retener rodos aquellos impuestos que recauden y que superen la cuota fija que deben aportar al gobierno central. El aumento incesante de cargas üscales sobre el mundo agrario no repercutió en la mejora de los servicios públicos sino en el enriquecimiento personal de sus dirigentes. Las iniciativas gubernamentales de reforma fiscal del mundo agrario cristalizaron finalmente en la decisión adoptada en septiembre del 2004 de implementar un plan de reducción paulatina de la carga impositiva sobre el campesinado hasta hacer desaparecer completamente el impuesto agrario, que supera al ti por ciento de la producción y se calcula en función del área cultivada y el número de miembros de la unidad familiar. Desde el inicio del periodo maoista la superficie de tierra cultivable se ha reducido a la mitad. Se calcula en estos momentos que tan sólo un 14 por ciento dd territorio chino es susceptible de un uso agrícola. La responsabilidad de esta escasez de tierras debe atribuirse en g-ran medida a un tipo de agricultura intensiva con un alto grado de uso de fertilizantes que han acabado agotando los sudas. Sin embargo, también hay que consignar la incidencia de la desertización y de la deforestación. Desde 1949 se deforestaron un tercio de los bosques chinos. La erosión que conlleva el retroceso de los hOSqlH~S ha sido en buena medida responsable tanto de las periódicas inundaciones que asolan las llanuras y valles de la China oriental como de la 54

salínízacíón de las tierras, pérdida de productividad agrícola y la descrtízación de la zona nororiental. Dcsde el principio de la era maoista se han sucedido las campañas movífízadoras para la reforestación. Durante la década de 1950 Y 1960 millares de campesinos debían cargar a sus espaldas recipientes para llevar el agua hasta los retoños plantados en las zonas desérticas. Sin embargo, apenas un 20 por ciento de los árboles que se plantaban conseguían sobrevivir a la extrema e irregular climatología china. Durante estos últimos años se ha impuesto la estrategia reforestadora del "gmno a cambio de tierras». Se incentiva el abandono de la agricultura en las laderas de inclinación superior al 25 por ciento y su sustitución por arboledas. El Centro para la Prevención y la Investigación de la desertización de Pekín calcula que los costes económicos directos e indirectos que conlleva el proceso de desertización del suelo son a principios del siglo XXI superiores a los 40.000 millones de euros anuales. China ha sido desde siempre una tierra de pluviosidad incierta, de frecuentes sequías e inundaciones, de ríos poderosos y difíciles de controlar. Estos problemas han sido siempre acuciantes y de dificil solución para el poder establecido. En la China actual, que se transforma a ojos vista, crece y se desarrolla modificando su paisaje económico y humano, los viejos problemas todavía subsisten Cllraizados cn un paisaje obstinado.

LA CHINA PROFCNDA

En los estereotipos que circulan sobre la China actual, hablar de la inmensa masa de cerca de 800 millones de agricultores chinos es sinónimo de atraso, pobreza y pcrvivcncia del pasado. Los discursos oficiales chinos, las percepciones periodísticas occidentales e incluso muchas de las aproximaciones de los economistas y académicos al proceso de cambios que experimenta China sitúan el foco del presente y del futuro de la nueva China en las grandes metrópolis, en las Zonas Económicas Especiales y en la inversión extranjera. Se olvida, sin embargo, que el despegue económico de la China de la década de 1980 se produjo justamente en el campo. Todo empezó a cambiar cuando los campesinos empezaron a aprovechar los

espacios que dejaba el sistema o dircctarm-nu- a actuar sin tener en cuenta lo establecido. Empezaron a utilizar tierras comunales para cultivar y comercializar sus propios productos al margen del circuito estatal. Empezaron a surgir los mercados de campesinos (uomgmao shidutng) que se acercaban a las ciudades a vender directamente sus aves, sus frutas y hortalizas. El mérito de los gobernantes fue por aquel entonces tolerar y legislar una tendencia imparable. Contra lo que acostumbran a defender los discursos oficiales y una parte de la historiografía, no todo [o bueno que pasa en China (yen el mundo en general) es obra de preclaros dirigentes que decretan cambios que modelan el mundo. Las cosas no funcionan así. A finales de la década de 1970 los agricultores tuvieron un protagonismo decisivo en las transformaciones que ha experimentado China durante las últimas décadas. Sin enfrentarse al sistema, sino prescindiendo de él, sin liderazgos ni algaradas, los agricultores erosionaron desde la base las estructuras económicas y sociales del sistema comunista, forzando a las elites dirigentes a asumir un proceso de cambio que se les escapaba de las manos. En 1979 se implantó el Sistema de Responsabilidad Familiar de Producción (baochan daohu) después de que se hubiese ensayado de forma piloto con éxito en las provincias de Anhui y Sichuan. En realidad las primeras reformas intentaban buscar soluciones intermedias destinadas a salvar en la medida de lo posible las comunas frente a la tendencia imparable de la asignación individual de tierras. El proceso de reforma surgió de la base y se fue canalizando legalmente a posteriori. En 1980 más del 20 por ciento de las tierras se asignaban ya oficialmente a la unidades familiares según el sistema de responsabilidad de producción (baochan daflhll). De forma inexorable la unidad de producción pasaba a ser la familia. El sistema colectivista de las comurtas quedó obsoleto, y el IO de diciembre de 1982 el Congreso Nacional del Pueblo lo declaraba ya oficialmente en desuso como Unidad de Producción (danwei). En 1984 habían desaparecido la mayoría de las 50.000 comunas con [as quc contaba China. En el nuevo sistema de producción agraria, los campesinos se comprometían a cumplir una cuota mínima de producción para el Estado y el cxccdc'ntc quedaba a su disposición. Durante el periodo maoista se había obligado a cultivar cereales, pero en aquel momento se abrieron las pautas de cultivo más diversas. Se inició también un proceso de entrega de tierras a los campesinos para que las explotasen de forma privada por un periodo de treinta años. El propietario !jG

seg-uía siendo el Estado, pero ponía sus propiedades a disposición de los agricultores. A la larga este sistema usufructuario se convirtió en un bloqueo para la productividad, la innovación y la concentración de tierras en explotaciones rentables. Entre 1978 y 1984 se produjo un sustancial aumento en la producción y en la renta agrícola. Se inició también una din.imira de industrialización en el mundo rural liderada por los poderes locales. Pero se inició también un proceso paralelo de abandono del mantenimiento y mejora de sistemas de irrigación y contención de aguas. Los que más beneficio sacaron de aquel proceso fueron aquellos que establecieron negocios complementarios a la actividad estrictamente agrícola. Los primeros que montaron negocios privados en China (getihn) eran campesinos que habían conseguido reunir una suma de dinero que les permitía montar un comercio, un pueslo de venta ambulante, un taller, una pequeña empresa ... C
no y el estancado mundo rural se ha ensanchado de forma ostensible. China tiene ciertamente la economía de más rápido crecimiento sostenido del mundo, pero también posee una de las sociedades más desiguales del mundo. Las ventajas del crecimiento se hall concedido principalmente a los residentes y funcionarios urbanos del gohierno y del Partido. Se han privatizado los beneficios y socializado las pérdidas. Para los líderes chinos, la fuente principal de legitimidad deriva de su sostenida capacidad de creación de riqueza. No está de más recordar de nuevo que China es el país del mundo en el que más gente ha mejorado de nivel de vida en menos tiempo. Pekín ha sido durante muchos años la ciudad del mundo con más Rolls Royce y algunas decenas e incluso centenares de millones de chinos han experimentado mejoras muy sustanciales en su nivel de vida. Las reformas económicas y la apertura al exterior han liberado inmensas energías latentes que confieren al presente y al futuro chino un dinamismo social, económico y cultural sin precedentes. Pero lo cierto es que la gran mayoría de la población ha mejorado algo, pero más bien poco, y en algunos sentidos induso ha perdido prerrogativas sociales anteriores. Muchos de los habitantes de la China rural fueron perdiendo a lo largo de estas últimas décadas la posibilidad real de acceso a servicios básicos, como la sanidad o la escolarización secundaria y superior de sus hijos (de su hijo). Por no hablar de las prestaciones de desempleo. La renta per capíta anual en el campo chino se situaba en 2003 alrededor de los 2.622 )'uanes (257 euros), menos de un tercio de los 8.000 yuanes (785 euros) que alcanzó en los ámbitos urbanos. A pesar de gO/ar de un impresionante índice de crecimiento económico del 9 por cien lo, el gobierno chino estima que el volumen de población pobre (es decir, con ingresos inferiores a 75 euros anuales, según los estándares chinos) alcanzó el afio 20tH los 85 millones de personas. Por primera vez en 2S años, ese año el índice de pobreza subía en China de forma oficial)' reconocida. Según el Banco Mundial hay en China 200 millones de personas que sobreviven con me.. nos de un euro al día. Se tendrían que sumar a estas cifras las decenas de millones de chinos que no aparecen en ninguna estadística por el simple hecho de que no están registrados, son ilegales en su propio país, población flotante. Todo esto se vuelve más duro de soportar cuando los medios de comunicación, la publicidad y la'> consignas oficiales no paran de exhibir el lujoso y espectacular tren de vida de los vec-inos de las ciudades de la costa y de las capitales de prOVlllua. 58

Ikng Xiaoping desmontó a principios de la década de 19..,0 el ineficaz y esrerüízantc sistema colectivista de las comunas en favor de los contratos de tierra, abriendo una vía al progreso rural. Pero desmontó al mismo tiempo los servicios sociales gubernamentales. Las adminisrracíones rurales empezaron a recbn- una muy escasa financiación. Y empezaron a gravar fiscalmcnu- a los agricultores locales y a imponer tasas sin fin por d lISO dd sistema escolar, sanitario e incluso policial. La proporción de inversiones básicas destinadas al sector agrícola bajó desde el 9,3 por ciento en 1980 al 1,7 por cir-mo en 1994. Algunos departamentos gubernamentales de la China rural no tienen fuentes propias de financiación ni reciben subvención estatal directa, porlo que repercuten su subsistencia en los campesinos. Éste es por ejemplo el caso de la financiación de no pocos periódicos y publicaciones estatales y del Partido, que sobreviven a base de suscripciones obligatorias en centros escolares. El resultado es que estas suscripciones se cargan en la matriculación de los alumnos. En 199B en la provincia dejllin, se calcula que cada alumno pagaba una media de 10 yuaoes en concepto de suscripciones a publicaciones del Estado y del Partido. Y se cubría de esta forma tan sólo la mitad del coste de estas suscripciones ... Éste es sólo un pequeño ejemplo de cómo el absentismo de la financiación estatal se repercute sobre el campesinado. De la misma forma, el Estado se hace cargo de la red eléctrica solamente hasta el nivel de cabeza de distrito. Para llevar la electricidad a los pequeños núcleos de población o las áreas de producción agrícola aisladas, deben ser los propios usuarios quienes se hagan cargo del coste del tendido eléctrico, yen ocasiones (por efecto de la corrupción) a precios que exceden el coste real. Casi todos los residentes urbanos consiguen seguro médico a través de sus compaúfas o bien siguen bajo cobertura sanitaria gubernamental. Las ciudades tienen mayores presupuestos y escuelas mejores con una cuota más baja. Es cierto que durante la última década la tradicional jcrarquización cualitativa de centros escolares urbanos se ha traduddo en el encarecimiento exponencial de los precios en los centros de elite, por no hablar de las exclusivas y cansimas escuelas extranjeras de las principales capuales, inicialmente pensadas para la colonia diplomática y para los representantes de las empresas extranjeras. Pero para un habitante medio de la ciudad no es por lo general prohibitivo que sus hijos alcancen una escolarización secundaria, ni que sea en centros de rango cualitativo inferior. El cineasta Zhang Yímou retrata de forma veraz y descarnada la

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precariedad de las escuelas rurales en la película de 1999 Yi ge dou bu neng shno tNí uno menos), en la que reconstluye la epopeya de una obstinada maestra substituta, preadolesccnte y casi analfabeta, que viaja desde la China profunda y rural hasta la abigarrada y dinámica China urbana en busca del alumno que se le ha escapado y que con su falta provocaría el cierre de la escuela rural por falta de alumnos. La reconversión tinal del viaje épico y desesperado dc estos hijos de la miseria agrícola en un programa televisivo de relerrealidad con donaciones económicas en directo de los espectadores y testimonios lacrimógenos añade al film una irónica reflexión sobre la banaltzación paremalista de la denuncia. Gil caso similar de obstinación desesperada se produjo no en la ficción sino en la áspera realidad de la China profunda apenal;. dos años más tarde, cuando la pequeña Ma Van, una chica de 13 años de etnia Hui y religión musulmana de una aldea de unos 2.000 habitantes de la provincia de Xíngxia, desafió al destino ineludible que la apartaba de los libros escolares y la llamaba a integrarse on el trabajo agrícola. Pasando hambre y privaciones y enfrentándose al mandato familiar, decidió proseguir sus estudios. Plasmó su experiencia en un diario que ha alcanzado celebridad mundial después de qU(~ llegase a manos de un corresponsal en China del diario Libératixm, Picrn: Hasky. En enero de 2002 el periodista francés escribió un artkuJo de apenas 2.000 palabras. Decenas eh: lectores franceses se ofrecieron a pagar los estudios de Ma Van y de otras chicas. Mas tarde Piern: Haskv editó y tradujo los diarios de ~fa Van, que han sido publicados en lIl
pleados» (xiagang), es decir, trabajadores en e! paro con un simbólico subsidio insuficiente para la más precaria de las subsistencias, y víctimas de la corrupción oficial, que realizaron huelg-as o manifestaciones, y que en algunos casos atacaron las oficinas gubernamentales locales. Se produjeron incluso algunas autolnmolaciones desesperadas en demanda de justicia social en el centro de la plaza de Tiananmen. La situación paupérrima y discriminatoria en la que vive la gran mayoría de la población rural china no forma parte del diorama oficial que difunden los medios de comunicación del país. En las ciudades, los campesinos inmigrantes son vistos como emisarios de un pasado de pobreza que se quiere olvidar. Forman parte de la memoria desaliñada y harapienta de una China que hay que dejar atrás al precio que sea y a la que no se quiere prestar atención. A pesar del tupido velo oficial y de la general indiferencia urbana, en enero (le 2004 los abusos y las penurias que sufren los campesinos chinos saltaron a la palestra y ocuparon la máxima atención del debate público a raíz de la publicación del libro Zhongguo nongmin diaocha (lnfIJTmP sobre los campesinos chinos), de! matrimonio de periodistas de origen campesino Che n Guidi y wu Chunrao. Después de m(¡s de cinco ailos de investigación en la región de Anhui, tras haber visitado más de cincuenta pueblos y realizado centenares de enrrcvístas, los autores del informe documentaron con detalle la injusta y dura situación del campo chino. 1fabía en el título del informe una irónica referencia implícita al infor-me sobre el campesinado de Hurtan que Mao Zedong redactó en 1927, después de haber pasado unas semanas recabando datos por aquella provincia. El diagnóstico del ZhollKlfuO nonf.!:'llin diaocha destaca las tres vías principales de exploración que sufre el campesino chino: la asfixia económica provocada por la política combinada de precios bajos de los cereales y de precios altos de pesticidas, fertilizantes y maquinarias agrícolas; la expropiación de tierras agrícolas para usos industriales con indemnizaciones inexistentes o en el mejor de los casos abusivas y el sistema del hukou como herramienta de control de la emigración. El libro se convirtió en un éxito inmediato de ventas. En apenas unas semanas vendió más de 150.000 copias, se publicó también íntegramente en la revista Dangdai (El contemporáneo). Los autores se prodigaron en entrevistas y reportajes. Hasta que e! Comité Central emitió urra directiva que prohibía la edición, la difusión y el comentario del libro. A pesar de ello, el libro siguió presente en mutil

chas librerías y reproduciéndose sin cesar en todo tipo de ediciones pirata. Se calcula que se han vendido más de ocho millones de ejemplares. Une de los dirigentes locales denunciados en el libro por prácticas mafiosas, de extorsión y violencia física demandó por difamación a los autores del libro, pidiendo 200.000 vuanes de indemnización. Entre las pocas formas de salir del pozo sin fondo del mundo rural y cambiar de hukou rural a urbano una de las más aparentemente fáciles es casarse con alguien que tenga un permiso de residencia urbano. Pero ¿quién quiere casarse en Shanghai o en Tianjin con un campesino? La China urbana ha mirado rradicionalmenre con desprecio a los campesinos, como seres incivilizados e inferiores. Otra de las formas de conseguir un permiso de residencia fijo en una ciudad es accediendo a la universidad. Para un joven de la China profunda, entrar en la universidad es la única manera de instalarse en la dudad sin tener que pasar por el infierno del nomadismo urbano, del abuso laboral y de la vida ilegal y sin derechos de ningún tipo. Es la única manera de acabar obteniendo un u-abajo dignamente remunerado que pueda convertirse en el salvavidas de la familia entera. Por ello las mejores notas en los exámenes de ingreso a la universidad se registran invariablemente en las zonas más deprimidas de China: el estímulo es inmenso. Pero la realidad es que solamente el 15 por ciento de los jóvenes chinos consiguen acceder a la universidad, y la mayoría provienen de las ciudades. Los centros de estudios superiores se nutren de los hijos de la elite y miman especialmente a las poblaciones urbanas de las ciudades donde están radicadas. El caso es que no solamente las restricciones de acceso bloquean la llegada de jóvenes del campo al paraíso urbano a través de la universidad. En realidad una buena parle d{,. ellos ya no llega tan siquiera a poder acceder a estudios secundarios. Sus familias no tienen recursos suficientes para afrontar las cuotas que deberían pagar para costear la matrícula, los libros, el derecho de acceso a ordenador y el derecho a usar una litera en una reducida habitación compartida con ocho compañeros en el mugriento edificio escolar. Esta cuota anual se acerca en el año 2004 a los 300 euros anuales, sin incluir la comida. Es una cifra ridícula si se lee desde Europa o desde Pekín, Ouangzhou o Shanghai, pero supera la renta per capita anual en una provincia eminentemente agrícola como Sichuan, situada en unos 260 euros anuales. El 4: de junio del 2004 (justamente quince años después de la ma-

lanza de Tiananrncn ) , se publicó en algunos diarios de China el caso de unjoven que se suicidó lanzándose a la vía del tren por la que se acercaba a toda máquina el expreso de Chongqing al habérsele negado el derecho a realizar el examen de ingreso a la universidad. Debía el equivalente a ochenta euros de sus tasas escolares. Ochenta euros son una minucia en Europa ---e incluso en Pekín, en Guangzhou o en Shanghai-, pero son el germen de una tragedia en la Chilla profunda.

LA CIUlAD y SUS PRODIGIOS

En el año 2004 en China un 30 por ciento de la población vivía en zonas urbanas. Es un porcentaje relativamente bajo si se compara con e180 por ciento de urbanización demográfica de Estados Unidos o el 65 por ciento de Japón, Para solucionar la sobrecarga de población desocupada del campo chino, y para seguir nutriendo de mano de obra precaria y barata a las industrias de transformación, uno de los objetivos de las autoridades chinas es aumentar el porcentaje de urbanización. La Comisión de Planificación se Ilja como objetivo superar el 50 por ciento de población urbana en 2020. Esta dinámica urbanizadora plantea importantes retos de sosrenihilidad a nivel mundial. Se considera que los chinos que pueblan las ciudades consumen 2,5 veces más energía que los que actualmente residen en el campo. Si se cumplen las previsiones oficiales de urbanización, más de 300 millones de chinos se trasladaran en la próxima década desde el campo a la ciudad, aumentando por lo tanto de forma significativa el consumo energético. Una vez más se pone de maniüesto cómo lo que acontece en China nos afecta y nos va a afectar cada vez más. La población urbana de China está creciendo a un ritmo del 2,5 por ciento anual, registrando la curva de crecimiento más rápida del mundo, según Naciones Unidas. Sólo hay que comparar este ritmo COIl el 0,8 por ciento que se registra en la India, otra nación gTande y de rápido desarrollo. Las estimaciones de Naciones Unidas calculan que entre el año 2000 y el año 2010 las ciudades chinas recibirán 200 millones de nuevos residentes procedentes de las áreas rurales. El Banco de Desar-rollo Asi;ítico sube esta estimación hasta los 300 mi63

llones. Este extraordinario Ilu]o de población a las áreas urbanas e industriales asegura que los costes laborales seguirán sin crecer y que, por lo tanto, las industrias exportadoras basadas en el trabajo intensivo seguirán marcando durante algunas décadas la línea central del éxito económico de China y de su imbatible competitividad en el marco internacional de la industria de transformación. En este nuestro rincón de Europa hemos querido no verlo, hemos vivido de espaldas a esta realidad de pujanza industrial. En el momento de la entrada de China en la OMC v en el momento de la masiva invasión de productos chinos (textiles, calzados ctc.) nos hemos encontrado sin capacidad de respuesta, sin una penetración estratégica en el tejido productivo chino, sin gente formada para dialog-ar y entender el desafío. Las universidades norteamericanas y europeas llevan décadas formando especialistas en el mundo chino. Aqu¡ apenas estamos empezando. Más de 200 funcionarios del Departamento de Estado norteamericano tienen conocimientos avanzados de lengua china y muchos más centenares de especialistas se distribuyen en Think Tanks, en el ejército y los servicios secretos. Aquí no hay nada comparable. Lna de las claves del impresionante crecimiento económico chino lo ofrece justamente la plena disposición de la gran masa de emigrantes rurales a trabajar intensivamente en la industria en condiciones económicas paupérrimas. Pero a medio plazo el reto de la economía china pasa pOI" mejorar su producrívidad, su valor añadido y su eficiencia y singularidad tecnológica. Especialmente después de su entrada en la Organización Mundial del Comercio. Hay quien se muestra algo escéptico ante el milagro económico chino. China crece por un mecanismo de reproducción ampliada que consiste en ensanchar el ámbito económico a nuevas regiones. Se trala de un mecanismo que funciona mientras sigue llegando mano de obra barata de las bolsas rurales y mientras se disfruta de recursos naturales. Por lo que respccta a mano de obra, China tiene cuerda para muchos años, pero la contaminación, la escasez de recursos naturales y el encarecimiento de los recursos energéticos puede convertirse en uno de los problemas de la economía china en d futuro inrnediatoo Para algunos especialistas la economía china podría morir de cxitoo Con una expansión incontrolada, en gran medida en manos de las ciudades y las regiones chillas que compiten entre sí, la sobrcinversión y la sobreproducción podrían recalentar la economía, generar inflación ... En el mes de octubre (le 200,1 el gobierno chino optó por 6-1-

subir por sorpresa los tipos de int.cr~s después de nueve años de inmovilidad para intentar enfriar una economía amenazada de sobrecalentamiento debido al excesivo crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto), que superaba el 9/) por ciento. No necesariamente urbanización sig-nifica prosperidad. Sólo hay que recordar los infinitos suburbios insaluhn-s de algunas grandes metrópolis latinoamericanas, indias o del sureste asiático. Si no se consigue ofrecer a los nuevos ciudadanos medios de subsistencia, agua corriente, luz, escolarización y sanidad, el problema inicial subsistirá y se agravara. Si se quiere evitar el enqulstamiemo suburbano de la miseria, la estrategia china tiene que pasar necesariamente por un proceso migratorio orientado a las ciudades intermedias y pequeñas o bien a las ciudades satélite de las grandes metrópolis. Por ello parece improbable que se autorice la libre circulación de personas. Probablemente el huko1lse ñextbífízará y quizás cambiará de nombre, pero la necesidad gubernamental de reconducir y mantener el control sobre los flujos migratorios internos subsistirá. China cuenta con tres grandes áreas metropolitanas que elevan su rango de municipalidad al equivalente al nivel provincial e incorporan a Sil control el hinterland cercano y las poblaciones satélite que gravitan directamente alrededor del centro urbano: Pekín, con l:~ millones de habitantes, Shanghai con 16 millones de hahitantcs y Chonqing con 36 millones de habitantes y una superficie de 80.000 km", ligeramente inferior a la superficie de Austria. En un nivel inmediatamente cercano se ern.ucntra una serie de alrededor de dos docenas de ciudades de más de cinco millones de Inbitantcs, en su mayoría capitales de provincia (Guangzbou, Nanjing-, Chendu, wuhan, Hangzhou, Xi'an ... ). La red urbana se completa con alrededor de 170 ciudades que sobrepasan el millón de habitantes. Es en estas ciudades intermedias y en los núcleos urbanos más reducidos donde reside el principal potencial de crct.irnicrno urbano. La lógica de los dirigentes locales que activan el desarrollo urbano provoca que cada ciudad china quiera convertirse en una metrópolis internacional, con su aeropuerto, su autovía de tres carriles por lado y su área de exportación. Eltamano del bolsillo y el prestigio (el mionu. «la cara", es decir, el orgullo a exhibir) del funcionario local se mide según el número de rascacielos que ha promovido, el número de proyectos inmobiliarios o infracstructurales, de centros comerciales, de parques tecnológicos o de áreas de trabajo intensivo de transformación para la exportación que ha impulsado. Las ciudades

chinas están patas arriba, enteramente en obras. Ello conlleva evidentemente movimiento económico y trabajo pero también corrupción, altísimas cotas de economía sumergida y ause-ncia de un crecimiento armónico e integrado. Aunque el gobierno central asigne partidas a proyectos sociales o de desarrollo según directrices específicas, cuando se llega a niveles burocráticos inferiores, el dinero huye en otras direcciones marcadas por los proyectos locales. La piedra manda. Cuando la economía se ha recalentado y se ha vuelto aconsejable frenar el ritmo, el gobierno ha tenido senos problemas para encontrar eco a sus medidas de contención. La urbanización acelerada del país trabaja en la dirección deseada de sacar de la pobreza a decenas de millones de personas de la China rural, creando nuevos núcleos de recepción de emigrantes procedentes del mundo rural que trabajarán en la construcción y la industria y podrán así enviar dinero a los que se queden en el campo. Pero al mismo tiempo, e-stas nuevas ciudades emergentes entablan entre ellas una competencia feroz, con planes de desarrollo propios y ambiciosos que generan riqueza (sobre todo para algunos), que escapan al control del gobierno central y que pueden acabar generando contradicciones, duplicidades, aumento incontrolado de la r.ontaminaclón y un preocupante despilfarro de agua y energía que quizás algún día no lejano pueda llegar a convenirse en insostenible. Otro tema es el del modelo urbanistiro escogido, que mira de reojo por 10 general a las grandes metrópolis norteamericanas, con centros urbanos densos y llenos de rascacielos, suburbios de hacinamiento y zonas residenciales exclusivas y de lujo. wcnzhou fue una de las primeras ciudades chinas en reaccionar a la llamada gubernamental a «lanzarse al mar» del negocio privado (xiallai) y ahora lucha por no quedar estancada y fuera de la carrera del futuro. wenzhou es una ciudad portuaria del sur de la provincia de Zhejiang, trampolín de salida de la inmensa mayoría de los inmigrantes chinos que hay en Europa. Cuenta con 1,5 millones de habitantes en el centro urbano y más de 5 millones en el distrito municipal que gravita a su alrededor (allí está la población de Qingtian, con más de 100.000 habitantes, origen concreto de los emigrantes chinos de España). Una de sus fuentes de riqueza inicial fue justamente el dinero que enviaban a sus familiares las decenas de miles de emigrantes de Europa. \A/cTlzhou cuenta con mas
presas del sector textil que inundan los mercados mundiales de prendas comercializadas en muchas ocasiones por inmigrantes chinos que proceden de la ciudad y sus alrededores. Las industrias textiles de wenzhou presionan para atraer ayudas del gobierno para instalar centros de enseñanza superior en diseño, intentando así subir el listón de sus productos y reducir el margen de dependencia del diseno plagiado. Las disputas arancelarias con Europa y Estados Unidos sobre el calzado y el textil afectan especialmente a esta ciudad. No es extraño que las ciudades europeas se vean inundadas de mayoristas chinos dedicados a estos sectores; los productos que venden se producen en la dudad de la que ellos proceden. wenzhou tiene también industria en los sectores de la piel, el calzado y los encendedores (en ~üü3 producía el 70 por dento de los encendedores metálicos dclmundo). Tan sólo en tres grandes industrias de la ciudad de vVcnzhou se produce ya la mitad de los transformadores y de los aparatos de electrónica de alto voltaje que se comercializan en el mundo. Del mismo modo que otras decenas de ciudades de segundo nivel, wenzhou pugna por atraer inversores chinos y extranjeros que renueven su ya algo envejecido y poco productivo tejido industrial. Las dificultades que wenzhou encuentra en este (:arnpo ponen de manifiesto su imposibilidad de competir con el mayor atractivo que representan Shanghai o incluso Hangzhou, la capital provincial. Wenzhou se encuentra probablemente demasiado lejos de Shanghai como para gravitar a su alrededor y demasiado cerca como para representar una alternativa viable y atractiva. A pesar de ello. las cosas de momento no les van nada mal. El caso paradigmático y precursor en la dinámica de crecimiento que significan las nuevas ciudades chinas lo constituye la provincia de Guangdong (Cantón}. Recibe una tercera parte de las inversiones extranjeras, genera el4ü por ciento de las exportaciones chinas y el 11 por ciento del PIB. Goza de una renta per cépita de 1.~00 euros, ha-stante superior a la media del país, situada en casi sao euros, y evidentemente mucho más alta que la de las provincias agrícolas o de predominio industrial estatal, como por ejemplo la de Sichuan, situada en 260 euros anuales. La clave de estas cifras se encuentra en el crecimiento y desarrollo sostenido de sus ciudades. Lajoya de la corona cantoncsa es la ciudad de Shenzhen. A principios de 1980 era apenas una población de pescadores de menos de 20.000 habitantes situada en los alrededores de la frontera territorial fi7

de Hong Kong. Con el estahlccimietHo en su municipio, a principios de la década de 19i:l0, de una Zona Económica Especial que ofrecía todo tipo de ventajas legales, logísticas y fiscales a la inversión extranjera, empe;o".ó un proceso de desarrollo económico vertiginoso. Shenzhen se convirtió en la principal receptora del proceso de deslocalizacióTl industrial de Hong Kong. En e! año 2003 la población oficialmente registrada en Shenzhen superaba los 4,5 millones de habitantes, y la renta pe.- cepita oficial de más de 5.000 euros, más de seis veces superior a la media nacional, por no mentar el abismo comparativo con la media de las provincias del interior. Shenzhcn es todo un símbolo de la nueva China de! siglo XXI: allí viajó Oeng Xiaoping en 1992 cuando, ante los titubeos paralizantes de Jiang Zemín y las reticencias retrógradas de los conservadores (Haoshou !HU), decidió bendecir la deriva capitalista de los reformistas ncollbcrales (Gaif::,>r! pm). Fue en Shenzhen donde Deng Xiaoping popularizó la famosa frase de «enriquecerse es glorioso». En otra escala y en un momento de expansión más tardío, se encuentra el caso de Dongguan, una ciudad situada a pocos kil6mc(ros de Guangzhou, que en el año 2004 con taha con un millón y medio de habitantes, y que presenta un índice anual de desarrollo económico sostenido próximo al 25 por ciento. El 90 por ciento de los trabajadores en las líneas de producción de la industria de Dongguau son ieaidi ren, inmigrantes de procedencia rural. Su estrategia de crecimiento inmediato lla u.H1sistido en diseñar un parque tecnológico y todo un barrio de alto estandíng orientado a reunir a 300.000 ingenieros e investig-adores de primera línea. Se trata de un modelo que empieza a ser habitual. Su horizonte demográfico de cara al año 2020 es crecer hasta los siete millones de habitantes gracias al efecto llamada y cconómicanu-nrn multiplicador de este parque tecnológico. A poco más de 130 kilómetros de Hong Kong, aguas arriba por el estuario del río de las Perlas, se encuentra la ciudad de Panyu. En ella se concentran diversas industrias de capital extranjero especializadas en el pulido de diamantes y en el montaje dejoyas. China importa en estos momentos 600 millones de euros al año en diamantes en bruto que inrrr-mr-ntan su valor hasta los 900 millones una vez pulidos. Desde el siglo xv y hasta hace apenas cuatro décadas, el centro mundial (le talla y pulido de diamantes se situaba en la ciudad belga de Ambercs. En e! negocio de los pequeños diamantes perdió su primacía frente a los talleres de la India, que se convirtió en la década de 1900

us

en el principal país especializado en pulir y tallar pequeños diamantes, con rruis de un millón de empleados en el sector y un tlO por ciento del negocio total. Ahora China se está revelando como un peligroso competidor, que suma a la mano de obra barata la tccno10gia avanzada, los estrictos controles de calidad y un perteccionísmo dificil de igualar. También en la provincia de Cuangdong, la ciudad de Ouzhen era a principios de la década de 1990 uno más de los millares de pequenos pueblos agrícolas de la provincia, que no contaba si quina con un acceso asfaltado. Hoyes una pequeña ciudad (si nos movemos a escala china) de más de 100.000 hahiranres que concentra un porccnta]c muv alto de la industria china de montaje de lámparas. Del mismo modo que en el resto de zonas industriales de la provincia, la economía sumergida supera el PíO por ciento del total. En ella trabajan a destajo y en condiciones infrahumanas decenas de miles de trabajadores ilegales, sin permiso de residencia, llegados desde el mundo rural del interior. En este tipo de ciudad pequeña se cifra buena parte del futuro potencial urbanizador del país. La provincia de Cantón cuenta con toda una red de ciudades pequeñas e intermedias productivamente especializadas en sectores industriales: Shantou en el sector del juguete, Humen en el del calzado, Shaxi en ropa deportiva ... En la escala demogréücamente superior de las grandes ciudades chinas, uno de los nombres que se aduce como modelo de capacidad de exitosa adaptación y supervivencia es wuhan, gran puerto industrial de la cuenca del río Yangzi, con más de 7 millones de habitantes. de los cuales 4,5 son residentes oficiales y el resto población flotante, nómadas urbanos. La peculiaridad de esta ciudad reside por un lado en la capacidad de reconvertir su vieja industria estatal automovilística gracias a la apertura parcial a capitales privados nacionales y extranjeros (Citroón, Nissan, Honda), convirtiéndose así en el Detroit chino. Pero al mismo tiempo, se ha apostado por lo~ sectores emergentes de tecnología punta, creando el llamado «Láser' vallcy- con empresas del sector clcc-nónico, de la fibra óptica y de ingeniería genética. El índice de crecimicnt.o de la dudad ha supenulo el 25 por ciento. Probablemente uno de los secretos de este éxito reside en la intensiva inversión local en la formación de alto nivel. wuhan es ante todo una fábrica de ingenieros especializados. La apuest.a por el valor añadido, la diversificación, la calidad, la productividad, la tecnología y el capital humano de alto nivel marcan

una pama que apunta a una capacidad de supervivencia r de adaptación a largo plazo. Sin embargo, el desarrollo económico reciente de Wuhan tiene su sombra. En el proceso de reconversión industrial del sector estatal han quedado por el camino tirados en la cuneta decenas de miles de trabajadores sin cobertura ni apoyo social suficiente. \\Tuhan ha sitio una de las ciudades protagonistas de un insistente movimiento obrero de protesta ante la rotura irreparable del bol de arroz de hierro (Tie Janwan). La protesta obrera se inició en 1998 y ItHn6 en la ciudad formas peculiares que se reprodujeron en OO"lIS lugares de China. Los desempleados de wuhan optaron por hacer un tipo de protesta ritualizada y constante. La estricta censura informativa que el gobierno ejerce sobre las protestas obreras o campesinas convertía en gestos inútiles las acciones puntuales por más contundentes y violentas que fuesen, simple-mente porque apenas nadie se enteraba de su existencia. Tan sólo la prensa de Hong Kong- consigue retlejar puntualmente (cuando lo consigue) las frecuentes acciones de protesta de los trabajadores y los parados chinos. Esta opacidad informativa llevó a los parados de wuhan a un modelo de protesta de gota malaya: ejercen una protesta constante o reiterada, diaria o semanal, ante las oficinas municipales de la ciudad. Con este tipo de protesta presionan de forma seguida y humillante a los funcionarios locales. Y, al final, toda la ciudad y todo el país de una forma u otra se acaba enterando. Piden que se les pague lo que se les debe o lo que cr-een que es justo: lo suficiente para vivir.

GRlI!:TA:'> \,N 1'L ROl. DE ARROZ Dls HIERRO

China entró en el siglo XXI con 300.000 empresas de titularidad estatal que venían a recordar a todo el mundo la pervivencia fosilizada de la vieja economía socialista. De estas empresas, 100.000 eran de tipo industrial, muchas de ellas, las mayores, tenían sus orígenes en la segunda oleada industrializadora de la década de 1950. Se regían todavía según el sistema comunitario de la danwei (unidad de producción), que era al mismo tiempo el lugar de residencia, de trabajo, de control y adoctrinamiento político, de apruvisíonamienro, de so71l

cializaciórr, de escolarización de los hijos, de suministro de bienes cotidianos de consumo, de servicios sanitarios y de interacción entre los trabajadores y los cuadros dirigentes. Las danwei eran pequeñas sociedades (xiao shl'/tui), casi pueblos dentro de las ciudades, regidos por el clientelismo y normalmente supcrpoblados. Y no solamente en los anacrónicos mastodontes industriales de la siderurgia o el carbón. A finales de la década de 1990 no era difícil ver grandes almacenes de titularidad pública de ciudades de provincias con muchísimas más dependientas que clientes. O ver como en una pequeña oficina de fotocopias de una universidad de provincias había seis personas: una al teléfono charlando de sus cosas, una mirando fijamente el vacío frente al ,íbaco y el talonario de recibos, una subiendo la tapa de la máquina fotocopiadora, otra ajustando el original, otra apretando el botón de la máquina y otra <11 fondo rellenando los termos de té ... Las g-randes y medianas empresas estatales tenían una posición dominante en la minería, la industria pesada, el transpone, el comercio y la producción manufacturera. En 1978 la empresa estatal era la base absoluta de la economía; dos décadas después ocupaba un tercio de la producción industrial. Su ineficacia, su anacronismo y la sobredímensión de sus plantillas han representado un lastre de déñcit asumido por el Est
jo sector industrial para refundar un sector público integrado por empresas innovadoras, rentables y de alta tecnología, especialmente en ámbitos estratégicos (armamento, telecomunicaciones ... ). Su modelo ideal era un sector público a la europea, similar al de Francia o Alemania. Este proc:cso de reconversión exigía UlI
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Si la inestabilidad política o social aumentara, el atractivo de China como lugar de inversión caería en picado. Uno de los principales activos que mantiene el rég-imen chino actual es el de haber alejado el fantasma del luan, el caos, el desorden, el desgobierno. Durante la década de la Revolución Cultural (1966-1976), el luan estuvo a la orden del día, y en décadas anteriores, como mínimo desde mediados del siglo XIX, con las guerras del opio, las revueltas Taiping, las agresiones e invasiones japonesas, los ejércitos privados de los señores de la guerra y la guerra civil entre comunistas y nacionalistas también el luan campó a sus anchas en China. En 1993 se registraron más de 6.000 acciones de protesta de tipo diverso, con la participación de más de 300.000 personas. En 1995 se contabilizaron 480.000 asistentes a asambleas de trabajadores o rnaniíestaciones ante las empresas o los órganos administrativos locales o regionales. Las cosas empcoraron a partir de 1997. Aquel año se re-gistraron l I5 casos de ataque a locales del Partido o de la administración, lo más significativo fue el aumento de la violencia: 3~O cuadros del Partido heridos y 10 muertos. Se saquearon e
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nuevo, a la inversión extranjera, a los parque~ tecnológicos o a los talleres privados de explotación intensiva, se olvida uno de que la mayoría de la población urbana china sigue comiendo de la mano del Estado, sigue comiendo en el bol de arroz de hierro (tie wanJan). Ciertamente, lleva tiempo resquebrajándose, ya no es lo que era. Desde que en 1986 se descentralizó la gestión de las empresas públicas y se introdujo el sistema de contratación laboral, se acabó el empleo seguro y de por vida. En cualquier caso, no puede acometerse una reforma tan socialmente agresiva sin crear una red de pensiones que recoja a las decenas de millones de trabajadores que van a quedar sin trabajo. Y sin generar suficiente movimiento económico alternativo como para reabsorber una parte significativa de la población desocupada. El riesgo de crisis social y política es muy alto. Hay que tener en consideración que estas reformas afectarán de forma especial, determinadas ciudades y regiones con un modelo industrial desfasado, especialmcnte en el noreste de China. Una vez más, la desigualdad territorial asoma el hocico. La entrada de China en la üMe tendrá a corto plazo un doloroso coste social para no pocos millones de chinos. Tenderá a aumentar las desigualdades sociales. El periodo de adaptación implica de forma necesaria la aceleración de las reformas sobre el sector industrial estatal. Se generalizará el desmantelamiento de un sistema de industria pesada obsoleta y deficitaria que generará grandes bolsas de paro, especialmente en la" provincias del noreste chino. Se trata de un proceso que se inició ya en 1998 tímidamente y con titubeos, que ahora se deberá acometer de forma imperativa. Siguiendo la filosofía gradualisra y de experimentación controlada, las autoridades chinas han iniciado en junio del 2005 un plan de prívatizaciones de más de 40 grandes empresas estatales, entre las que se encuentran Yangzi Power (empresa operadora de la &rfan presa de la Tres Gargantas) y Baostccí (principal pI"OdUnOT chino de acero y cuarto de Asia}. Se trata de reducir el impacto estatal en UB sistema bursítil en dificultades y al mismo tiempo de introducir criterios de eficiencia con la entrada de capital privado, atento al beneficio. En realidad, en las dos bolsas de China (Shanghai y Shenzhen) cotizan ya cientos de firmas estatales, pero con un máximo de un tercio de su capital negociable, y los otros dos tercios controlados por el Estado, es decir, por los diferentes niveles administrativos del Estado: regiones, provincias, mancomunidades ...

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El aumento de la desocupación y su concentración en determinadas provincias de vieja tradición industrial son una bomha de relojería que los dirigentes chinos tendrán que desacrívar con habilidad. La creación de prestaciones sociales para los afectados debería ser el camino. Pero la represión, la desinformación, la ineficacia y la desviación corrupta de parte de los fondos inicialmente destinados a usos sociales han sido de momento las principales armas que han utilizado los gobernantes chinos ante las numerosas protestas obreras que han arreciado desde 1997. Como en otras dinámicas, la confusión de Partido y Estado, el clientelismo como forma de poder y la ausencia de un auténtico imperio de la ley dificultan la rápida implementación de medidas eficaces de protección social. La entrada de China en la üMe tendrá también consecuencias en una agricultura minifundisra y superpoblada. El desmantelamiento de las protecciones al sector agrario agudizará la situación. En algunas zonas se tendrá que ir a una radical reconversión, como por ejemplo en el sector del trigo en la zona norte, que deberá reorientarse hacia otro tipo de cultivos, ante la imposibilidad de competir en la arena internacional. Los optimistas defensores de este proceso hablan evidentemente de beneficios a corto y a medio plazo, de UlI aumento significativo de las exportaciones y de la inversión extranjera: anuncian por lo tanto que el crecimiento económico de China podrá seguir a su vertiginoso ritmo habitual absorbiendo mano de obra barata y ampliando la base territorial y social de los beneficiados por todo este proceso. En beneficio de los millones de chinos afectados, esperemos que así sea ...

CORRUPCiÓN POR LA PUERTA DE ATRAs

La emigración interna de los campesinos que malviven en las ciudades sin permiso de residencia, el paro generado por la reconversión industrial, la marginación de las zonas rurales y la pérdida de servicios públicos se vuelven más duros y difíciles de soportar en la China de inicios del siglo XXI cuando se percibe de cerca la corrupción generalizada de unos dirigentes que con una frecuencia preo---

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cupante se apropian de Jos bienes públicos o desvían partidas comunitarias a usos privados. En sus informes al Congreso Nacional del Pueblo de marzo de 1999, el Presidente de la Corte Suprema y el Procurador General indicaron que en el curso del año precedente, 2.521jueces y 1.401 procuradores habían sido condenados por abuso de poder y que, de un total de 40.000 funcionarios investigados por ser sospechosos de presunta corrupción, las dos terceras partes habían sido declarados culpables por fraudes y apropiaciones indebidas de una suma total de 500 millones de euros. El Partido Comunista reconoció en el XVI cong-reso celebrado en noviembre de 2002 que a lo largo del último periodo intercongresual (1997-2002) un total de 124.000 militantes habían sido expulsados al haberse probado que estaban involucrados en casos de corrupción, muchos de ellos habían sido juzgados y condenados a penas de prisión o incluso en algunos casos a la pena capital. A veces se aduce el caso sangrante de la corrupción en Rusia como elemento comparan.. .'o para relativizar los niveles de corrupción en China. En al antigua URSS las privatizaciones aceleradas y el desgobierno de una transición súbita favoreció la reconversión de la vieja nomenklatum comunista en una nueva oligarquía capitalista más o menos mafiosa. En China, el Estado no ha perdido las riendas}' sigue luchando contra las dosis letales de corrupción que su propio cuerpo segrega, cosa que en Rusia no sucede. F.ntre los casos de corrupción más publicirados y sonados destaca el del alcalde y jefe del Partido en Pekin, Chen Xirong, detenido en 1995 por haber aceptado regalos y comisiones. Su vicealcalde, Wang Baoscn, se suicidó antes de la detención y 30 altos funcionarios más fueron detenidos. La salida a la luz pública de esta trama de corrupción en las altas esferas de la capital (la alcaldía de Pekín es tradicíonalmcnre un puesto de muy alto rango en el régimen comunista chino) hay que leerla en clave política: Chen Xitong estaba estrechamente vinculado a Li Peug, máximo rival político de Jiang Zern¡n. Tanto Li Pcng en la presidencia del gobierno como Cln-n Xitong en la dirección local del Partido y en la alcaldía de Pekín tuvieron un protagonismo y una responsabilidad IllUY grandes en la represión de la revuelta de Tiananmen. La entronización en 1989 del clan de Shanghai liderado por Jiang Zem¡n les dejó en un segundo plano cuando esperaban sacar réditos de la situación. Deng Xiaoping no confió en ellos. En una solución de compromiso, dio aJiang Zemíng 76

el mando supreTllo y nombró a l.i Peng primer ministro, cargo de tipo meramente ejecutivo y en China de carácter secundario. La inminencia de la muerte de Deng Xiaoping impulsó aJiangZemin en 1995 a desarticular por sorpresa a sus rivales para evitar que intentasen recuperar el poder ante la ausencia del Peque-ño Emperadar Deng Xiaopiug. Por eso salieron a la luz las informaciones comprometedoras. Todo parece indicar que las dimensiones de la trama de corrupción eran mucho mayores y con implicaciones polñicas más relevantes, pero que a través de negociaciones secretas se pactó el reconocimiento de un delito relativamente menor (aceptación de regalos), una pena leve de arresto domiciliario para el alcalde y el silr-nciamicnto de algunos nombres sensibles. Li Peng no apareció directamente vinculado al caso, pero su car-rera política se vio afectada de fonna decisiva. Otro importante caso de corrupción fue el del Mui Suixin, alcalde de Shenyang, capital de la provincia de Lioning, en el noreste (le China.Justo en un momento en el que arreciaban las protestas obreras en la zona por el cierre de industrias estatales y las manifestaciones populares clamaban contra la corrupción de sus dirigentes, emergió en 1999 la noticia de la desarticulación de una trama de corrupción liderada por el alcalde de Shenyang que COJ1(h~jo a la detención de más de 500 funcionarios y empresarios, la condena a muerte (en suspenso, no aplicada) al alcalde Mui Suixin (a quien se le encontraron dos casas de campo con más de 6 millones de euros en lingotes de oro y 150 relojes Ro1ex del mismo material) y la condena a muerte, ejecutada el 19 de diciembre de 2001, al vicealcalde \faXiangdong (que se había gastado en Las Vegas más de 4 millones de euros del erario público) ya 14 altos funcionarios locales más. Algunos de los inculpados consiguieron huir a Estados Luidos con importantes sumas de dinero. El14 de septiembre de 2000 se ejecutaba la pena de muerte del hasta aquel momento cargo político de mayor altura que había rt-cibido esta condena, el vicepresidente del Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo, Chcng Kcjia. acusado de haber aceplado sobornos por un total de 5 millones de euros cuando era presidente del Gobierno de la Región Autónoma Zhuang de Guangxi, en el suroeste de China. El presidente del \'ongreso Nacional del Pueblo, anterior presidente del gobierno y máximo responsable de la represión de Tiananmen en 1989, Li Peng, quedó políticamente muy tocado por este caso que afectaba a un IH'otehrido personal.

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La posición pollríca de Li Peng se debilitó todavía más con las acusaciones de corrupción vertidas veladamenn- con Ira su mujer y sus hijos. A finales de 200J, se publicaba en la revista financiera Coijing Zhengquan Shichang Zhoukan Yuemoban, Seaoisies iHarket Weekl)', un sorprendente reportaje que sugería la implicación de la mujer y el hijo de Li Peng en el control corrupto de la corporación estatal Huaneng Power International Developmcnt, la mayor productora de energía eléctrica de China. Pocos semanas después el periódico de la Liga de laluvcmud Comunista insistía en lanzar acusaciones indirccras en un artículo sobre las mujeres de altos dirigentes que aprovechan su posición para fines oscuros. Unas semanas más tarde una inusitada manifestación en pleno centre de Pekín, protagonizada por más de un centenar de inversores estafados, acusaba en sus pancartas al hijo de Li Pcng, Li Xiaoyong, de haberse apropiado de 65 millones de euros de un fondo de inversión inmobiliaria. ;";0 se investigó ni se pudo probar nada, pero Li Peng quedó políticamente acabado. El caso de corrupción más sonado que se juzgó el año 2001 tuc d escándalo de contrabando en Xiamen en el que se vieron implicados el secretario provincial del Partido, Shi Zhaohin, el director de la Agencia General de Aduanas, Wang Le}; y el vicemlnístro de Seguridad pública, Li jizhou. En todos estos casos se contabilizaron negocios sucios, apropiación de dinero público por valor de centenares de millones de euros. En los arios sucesivos, docenas de funcionarios fueron recibiendo penas de prisión o de muerte en relación a este caso. El cerebro de esta red de contrabando, Lal Changxing, consiguió huir a Canadá, y está pendiente de un proceso de extradición. El mismo ano 2001 un informe de seguridad de Pekín hada público que desde el año 1996 se habían detenido a miles de personas haciéndose pasar por policías)' se habían incautado decenas de miles de uniformes policiales, placas, credenciales e incluso coches. Era una revelación que de forma indirecta ponía de relieve las posibilidades de negocio sucio que presenta el uniforme policial: cobro de comisiones de protección a negocios)' locales de restauración, cobro de comisiones por agilización de trámites burocráticos, cobro de «mordidas» en las multas de tráfico ... El caso más sonado de fuga al extranjero de un alto cargo perseguido por Iajusticía lo protagonizó en el verano de 2002 Ouo van, el director de la corporación estatal dI: la red eléctrica china, Guojia dianwang gongci (Statc- Power Corporaríon), considerada por la revista Fortune como una de las 60 mayores empresas del mundo. Guo 78

Van huyó antes de afrontar las acusaciones de haber desviado' a beneficio propio 368 millones de dólares de los 947 millones de dólares de pérdidas atribuidas por las auditorías del Estado a mala gestión y apropiación indebida de la cúpula del monopolio estatal. Gua Van era un funcionario de primera línea, miembro del poderoso comité central del Partido Comunista. Antes de dirigir la red eléctrica china, Guo Van había sido gobernador de la provincia deJilin y jefe del Partido en la provincia de Yunnan. Sus actuaciones en aquellos periodos anteriores fueron también objeto de una investigación judicial todavía en marcha. Durante el año 2003 fueron arrestados 12 altos cargos de nivel provincial y ministerial. Aquel año se hizo público que entre 1996 y :¿002 habían perdido su puesto de trabajo por vinculación a casos de corrupción un total de 19.374 funcionarios. En febrero de 2003 se detuvo al presidente del Banco de China (ZJumguo yinhang) , ''\.'ang XUebing, miembro desde 1997 del comité central del Partido Comunista, acusado de haber desviado varias decenas de millones de euros a cuentas familiares en forma de préstamos ilegales y acusado también de operaciones bancarias ilegales generadoras de un déficit público de 500 millones de euros, meses más tarde era condenado a 12 años de prisión, La pregunta que se plantea es, ¿cayó el director del Banco de China Wang Xuebing por haber protagonizado y liderado una red de corrupción o bien porque su protector político, el primer ministro Zhu Rongjí, había abandonado e! poder recientemente? En mayo de 2003 se dietaba sentencia sobre el caso de! gobernador de la provincia de Yunnan, Líjiating, que recibió una condena a muerte conmutada por haber desviado fondos públicos y aceptado sobornos por valor de 2.000 millones de euros durante los años anteriores. Pocos meses más tarde se condenaba a su hijo Li Bo por haber traficado por un valor de 1.800 millones de euros y Xu Fuyong, la amante del antiguo gobernador, por haber desviado centenares de millones de euros a cuentas privadas y participado en negocios de contrabando. En enero de 2004, Li Jinhua, Interventor General de China, publicó un informe que destapaba una bolsa de 8.330 millones de dólares de fraude e Irregularidades financieras. Cinco meses más tarde un nuevo informe de la auditoría estatal situaba ya el nivel de corrupción en las empresas y agendas estatales en un nivel nunca reconocido con anterioridad. La auditoría realizada sobre 130.000 empresas y agendas estatales de 17 provincias revelaba el uso incorrecto de un to79

tal de 7.700 millones de dólares. Entre las partidas desaparecidas en bobillos privados destacan por la g-ravedad moral y social la desaparición de fi8ü millones de dólares inicialmente dedicados a planes de lucha contra el desempleo y la pobreza. El informe de la intervención del Estado ponía en la cabeza de la lista la mala gestión y el fraude detectado en los grandes bancos de propiedad estatal. Tan sólo el mayor de ellos, el Banco Industrial y del Comercio de China (Zhongguo gIJn{{shang)inhanf{), registraba 2.000 millones en préstamos ilegales. La sangría de fondos estatales no se circunscribía a las grandes empresas pública", el informe de la auditoría detectó apropiaciones indebidas en '11 agencias estatales, por valor de 171 millones de dólares. En este capitulo tuvo gran resonancia la apropiación indebida de 16 millones de dólares destinados inicialmente al Comité Olímpico encargado de preparar los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que fui-ron desviados por la Administración General de Deporte para la construcción de casas privadas para los miembros de su equipo directivo. Todo parece indicar que con (:1 acceso de la Cuarta Generación de dirigentes (Hujtnrao, wen jiabao) al control del poder a finales de 2002 ha aumentado la presión sobre la corrupción. Durante el primer semestre de 2004:'oe incoaron más de 20.000 expedientes por corrupción relacionada con delitos económicos y laborales. Esto representaba un aumento dd 6,9 por ciento de casos investigados respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, las recurrentes campañas anticorrupcion y las enfaricas llamadas a su erradicación, así como las ejecuciones sumarísimas aplicadas a altos cargos, son un vano y desesperado intento del Partido por ganar la batalla de la credibilidad y la legitimidad. Por lo general sólo emerge a la superficie aquello que se quiere que emerja, en ocasiones en función de las oendeuas políticas entre facciones, que publlcítan la corrupción de los protegidos y allegados de los rivales como un arma arrojadiza. Las estadísticas de corrupción y los dossiers personales de los funcionarios sospechosos son secretos hasta el día que dejan de serlo ... A veces se ha intentado presentar la corrupción del funcionario público chino como uno más de los atavismos del viejo sistema burocrático imperial enquistados en la nueva china burocrática del comunismo nculibctul, como si de un rasgo cultural típicamente chino se tratara: la primacía de las lealtades ciánicas y familiares por encima 80

de las lealtades estatales sería la responsable de que no ran sólo no (~S­ té mal visto, sino que incluso sea una obligación moral el favorecer en la medida de lo posible a los familiares y conocidos. Probablemente algo de eso hay en UTl nivel inferior de corr-upcióu, pero estamos hablando de un problema de dimensiones enormes y cifras muy abultadas. Milenios de pervívencía de un sistema burocrático con una larga preocupación por evitar el fraude fiscal y la connivencia corrupta de los funcionarios con las oligarquías locales {traslados periódicos de funcionarios, prohibición de ejercer el cargo en la provincia de origen, creación de un cuerpo de censores encargado de supervisar la an:ión de los funcionarios) ponen de manifiesto que el problema de la corrupción burocrática no es nuevo en China. También en el periodo republicano del Kuornintang se registraron altas cotas en este campo. Pero lodo ello viene sobre todo a poner de manifiesto que el actual modelo de persecución a través del castigo ejemplar no sirve en absohuo para atajar el problema. Se puede hablar de la existencia en China de una corrupción sistemática y estructural, alimentada por la lógica de un poder monopolísüco, totalmente basado en el clientelismo y las dependencias personales, sin libertad de prensa y de opinión y sin un órgano judicial serio y consolidado. El cultivo de redes de "contactos» (guanxi) y las actuaciones administrativas y políticas resueltas de forma ilícita, por la "puerta trasera" (hou mm) son las vias habituales de avance y enriquecimiento personal de funcionarios y dirigentes. La corrupción en China no sería, pues, un rasgo cultural chino, sino un elemento derivado de su sistema político burocrático autoritario, con más continuidades con el pasado imperial de las que estarían dispuestos a reconocer los dirigentes del Partido. En los ámbitos locales y provinciales de la administración y del Partido la corrupción adopta formas mafiosas, redes de complicidad y dependencia en el negocio sucio, la comisión ilegal, el sobre r-ojo dd SOhODIO. Las mafias o -voricdadcs negras,) (hei sh(~hl1i) no son en la China contemporánea una leyenda del pasado sino una realidad rampante. En los últimos años las redes COlTupta.~ han adoptado incluso la violencia como forma de intimidación. Las manas locales de Shenzen hicieron estallar en plena calle un artefacto explosivo en julio de 2004 a modo de aviso a las autoridades policiales locales, empeñadas en una importante campaña contra el crimen organizado. SI

En agosto de 2004 salló a la palestra a través de la web del Renmin: ribao (Diario del PuebLo) una cana abierta del jefe del Partido Comunista del distrito Lianjiang de la provincia costera de Fujian, Huang Jingao, en la que revelaba al conjunto de la opinión pública china que a lo largo de los años de compromiso en la lucha contra la corrupción se ha ganado numerosos enemigos temibles y ha recibido no pocas amenazas de muerte. No se separa nunca de sus nueve es-coltas ni de su chaleco antibalas. En su cana abierta, HuangJingao se quejaba del escaso apoyo recibido por sus superiores. La carta suscitó un amplio debate público tanto en los foros de Internet, como en artículos de opinión y editoriales (k prensa. También en agosto de 2004 estallaba una bomba adosada a la puerta del domicilio de Liu Huisheng, director del departamento anucorrupción del municipio de Xmgtai, en la provincia de Hebei, a pocos centenares de kilómetros de Pekín. La bomba amputó las piernas y desfiguró la cara de la esposa del Iuncionano anücorrupción, que se disponía a salir de casa a comprar el desayuno. Que un funcionario local del mundo rural exija cifras de dinero abultadas para autorizar el nacimiento de un hijo, o que aproveche el ambiguo sistema de propiedad de la tierra para expropiar tierras a campesinos sin indemnización alguna para después revenderlas en nombre de la municipalidad pero con altísimos intereses personales en forma de comisiones o parentesco directo con el receptor de la venta, tiene más que ver con un sistema estructuralmente enfermo gracias a la confusión entre Partido y Estado, y a la consiguiente impunidad que otorga a sus dirigentes, que a ninguna otra cosa. En un estudio publicado el año 2001 por los investigadores Hu Angang y Gua 'long de la universidad pckinesa Qinghua daxue estimaban que apenas un 10-20 por ciento del total de casos de corrupción salían a la superficie, y que de los casos denunciados, solamente un 6.6 por ciento de los funcionarios del Partido llegaban a recibir castigo criminal. Por más empeñe que empleen en su erradicación y por más dureza que pong-.lll en su punición los máximos dirigentes del país, sólo pueden aspirar a conseguir que emerjan porciones limitadas del problema. Muchas veces lo que parece castigarse no es tanto la corrupción como el exceso de corrupción. Sin profundas reformas tendentes a la transparencia informativa ya la instauración de un imperio tic la ley, la lucha contra la corrupción no dejara de ser una recurrente operación propagandística de un Partido que busca anualmente su remesa de cabezas de turco pa-

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ra atribuir a unos pocos seres inmorales lo que es práctica g-eneralizada. El problema de fondo que bloquea esta dinámica es que la transparencia informativa y el imperio de la ley son la antesala inevitahle de las reformas democratizadoras. La corrupción generalizada es sin duda la causa de mayor desprestigio y distanciamiento de los ciudadanos chinos respecto al régimen actual. En ningún caso es percibida -tal como querría el martilleo de la propaganda oficial- como una sucesión de desgraciados casos aislados arribuibles en exclusiva a la ética defectuosa del inculpado de turno. El ciudadano chino se sabe súbdito de una «cleprocracía», donde la apropiación indebida de bienes públicos no es una tentación imputable a la debilidad moral del sujeto aislado sino una compulsión generalizada que la lógica del sistema permite e incentíva, por más que al mismo tiempo genere dinámicas represoras y de concienciación. La protesta contra la corrupción, uno de los motores de las rnanifcstaciones y acciones insurgentes de Tiananmen en la primavera de 1989, ha alentado también la ira social en los centenares de protestas y manifestaciones obreras y campesinas puntuales que se han producido lejos de las miradas de la prensa intcmacíonal, en las ciudades interiores y en los centros mineros e industriales. Y podría Ilegal' a activar nuevas protestas generalizadas si se entrase en una fase de recesión qu~ afectase a las clases medias urbanas, que hasta el momento han resultado beneficiadas por el desarrollo económico y se han sentido cómplices con sus dirigentes a pesar de sus excesos.

DESPOTISMO HIDRAuLICO

Desde los orígenes de la historia dc China, quien ha sabido gobernar los nos, mantener las aguas fluviales en su cauce y asegurar los transportes y los regadíos a través de la construcción y mantenimiento de canales, presas, diques, acueductos y puentes ha obtenido la legitimidad del poder. Del mismo modo, las sequías y las inundaciones se han convertido en señales de desprestigio que podían justificar la rebelión o el derrocamiento. El buen gobemante dejaba la huella de su memoria en las grandes obras hidráulicas, capaces de contener la furia del dragón fluvial desbocado.

Uno de los problemas acucianres que ha generado la acelerada industrialización china es el de la contaminación de las cuencas fluviales. Se considera que están fuertemente contaminadas de aguas fecales, fertilizantes agrícolas y residuos industriales casi tres cuartas partes del Huang He, el mítico Río Amarillo en cuya cuenca germinó la civilización china, que abastece de agua al 12 por dento de la población y que riega el 15 por ciento de las superficies cultivadas. Uno de los casos más agudos afecta a la cuenca del río lIuai, que a su paso por cuatro provincias chinas abastece de agua a más de 150 millones de habitantes. Los estudios oficiales sitúan el nivel de contaminación en el punto más alto, peligroso incluso el contacto con las aguas y responsable de! aumento anormal de casos de cáncer en las zonas afectadas. Las dificultades para reg-ular y controlar efectivamente los vertidos contaminantes son inmensas en la China actual. Fábricas de curtidos, papeleras y químicas vierten sus residuos sin filtro alguno al río Huai. Una de las grandes empresas contaminantes que vierten residuos nos muestra las dificultades de resolución del problema. Se trata de la principal industria china productora de glutamato monosódícc (el potenciador de sabor de uso doméstico generalizado en la cocina china, conocido como weijin), I.ianhua Gourmet Powder Company, La factoría se sitúa en la ciudad de Xiangcheng, en la cuenca del río Huai, cuenta con 8.000 empleados y representa la principal aportación fiscal que recibe la ciudad. Produce más de 130.000 toneladas anuales de gtutamato monosódico. A pesar de ser una empresa que cotiza en la bolsa de Shanghai, el principal accionista de la empresa es el gobierno municipal de la ciudad de Xiangcheng. La influencia política de la empresa convierte en vano cualquier intento de regular su impacto ambiental. La civilización china se ha articulado históricamente alrededor de grandes cuencas fluviales. En sus orígenes el e¡e vertebrador fue el Río Amarillo, pero a lo largo del último mileni.o fueron cobrando protagonismo las cuencas fluviales del sur. El río en el que late el corazón económico del mundo chino actual es el Yangzl, conocido también como Changjiang (literalmente Río Largo). Con sus más de 6.000 kilómetros, el Yangzi es e! [creer río más largo del mundo, sólo superado por el Nilo y el Amazonas. Viven en su cuenca alrededor de 350 millones de personas. Circulan hasta el curso medio por sus aguas barcos de gran tonelaje que convierten la ciudad interior de wunan en un auténtico puerto internacional ele mercancías. Se calcula que más del 80 por ciento del comercio fluvial de China circula

por el Yangzi, no en vano desemboca muy cerca de Shanghai, la más dinámica e influyente de las ciudades chinas, aparte, evidentemente, del centro burocrático de Pekín Del mismo modo que el Río Amarillo y el resto de grandes ríos de China, el curso del Yangzi está sometido a los caprichos de una climatología irregular e intempestiva. Se calcula que las inundaciones recurrentes del río Yangzí se suceden con una periodicidad media de diez años. La deforestación, la erosión y la urbanización del paisaje han acentuado durante las últimas décadas la gravedad de estas inundaciones. A 10 largo del siglo xx más de 300.000 personas han perecido a causa de sus crecidas. Tan sólo en la última inundación de 1998 el nivel de las aguas se elevó diecisiete metros, murieron 3.700 personas y se echó a perder una décima parte de la cosecha anual, el equivalente a un 1 por ciento del PIR de aquel año. Las pérdidas superaron los 30.000 millones de euros. La posibilidad de reducir a una décima parte la incidencia y hecuencía de las inundaciones fue uno de los motivos alegados por las autoridades chinas para justificar la decisión de construir en el río Yangzi el más faraónico proyecto de ingeniería de la China moderna: la presa de las Tres Gargantas. Pero no fue ésta la razón ni el acicate: principal para impulsar su construcción. El principal argumento esgrimido fue de tipo cucrgórico. El acelerado desarrollo industrial chino ha planteado un agudo problema de suministro de energía. China era un país exportador neto de petróleo el año 1993, pero se ha acabado conviniendo en el segundo consumidor mundial, por delante de Japón. China importó en 2003 crudo en una cuantía cercana a las 91 millones de toneladas, un 30 por ciento más que en 2002. Las estimaciones apuntan a que China pasará de gastar 7 millones de barriles diarios de petróleo como hace en el año 2004 a gastar como mínimo el doble, 14.000 millones de barriles diarios, en el año 2014. El aumento de las importaciones chinas supuso el 60 por ciento del aumento de las importaciones mundiales durante el ano 2003. Durante el ano 2004 se han convertido en habituales los cortes de suministro elécrríco en algunas de las provincias más densamente industrializadas de China, como Fujian y Zh;jiang. La escasez energética es uno de los factores que puede frenar el Ilujo inversor en China. La entrada dd negocio especulativo sobre el pe-tróleo en los mercados de futuros de VI/all Street en conjunción con la guerra inacabada de Irak, la crisis de la compañía petrolífera rusa Yukos y la inestabilidad en Venezuela han puesto (k relieve la presión 85

que ejerce el desarrollo industrial chino sobre el mercado mundial del petróleo. Se calcula que la presa podría por sí sola llegar a generar e! 10 por ciento del total de demanda energética del país, reduciendo la dependencia extranjera en este campo, así como e! elevado porcentaje de contaminación de las plantas térmicas de carbón. La capacidad de producción de la central hidroeléctrica de la presa se prevé que supere los fl4 millones de kilovatios hora. Se convertiría de esta forma en la más productiva energéücamente. La producción de energía renovable de tipo hidroeléctrico en la presa de las Tres Gargantas permitiría liberar parte de la dependencia energética del carbón y del cada día más caro petróleo. El carbón suministra el 70 por ciento de la energía producida en China. Se calcula que con la presa de las Tres Gargantas se puede llegar a evitar la combustión de 50 millones de toneladas de carbón anuales, con las impresionantes y devastadoras emisiones contaminantes de dióxido de azufre, compuestos nirrooxigcnados y dióxido de carbono que conlleva. Esto reduciría de forma significativa el impacto negativo de la lluvia ácida. La electricidad conseguida a través de la quema de carbón es uno de los mayores generadores de contaminación. Se calcula que más de 170.000 personas mueren anualmente en China de forma prematura a causa de la polución ambiental. China es el primer productor mundial de carbón. El sector de la minería de! carbón da trabajo a unos cinco millones de chinos, que desarrollan su actividad en unas condiciones laborales y de seguridad más que precarias. Según estimaciones oficiales, mueren más de 6.000 mineros en accidentes al año. Dejando aparte las grandes y viejas minas estatales, las decenas de miles de minas privadas que se diseminan por la China interior escapan completamente a las directivas de control, con la protección cómplice de las autoridades provinciales y locales, que nutren sus arcas con los impuestos con los que las gravan. Otro argumento de tipo económico para sostener la conveniencia de la construcción de la presa de las Tres Cargamas era el de conseguir que barcos de hasta tres mil toneladas puedan llegar remontando el río Yangzi hasta la zona industrial de Chongqing, el mayor polo de desarrollo situado en el interior de China, en la que se concentran ~6 millones de habitantes. Chongqing se convertiría así en un puerto industrial de la máxima Importancia internacional. La presa se justificó también en razón de su inserción en un proH6

yecto todavía más caro, complejo y ambicioso de redistribución territorial de caudales de agua. Las cuencas hidrográficas del norte de China agmpan un 47 por ciento de la población, pero apenas disponen del 12 por ciento del agua del país, mientras que en las cuencas fluviales del sur vive un porcentaje algo superior de población, un 53 por ciento, pero gozan de más del 80 por ciento del agua del país. El proyecto de 1<-1 presa de las Tres Garg-antas se ha vinculado a un plan --que de aprobarse tardaría no menos de 40 años en completarsede apertura de tres sistemas de canales y acueductos que conducirían a lo largo de más de 1.500 kilómetros los excedenks de agua de las cuencas fluviales dd sur hacia las áridas y secas tierras del norte. Todo parece indicar, sin embargo, que las nuevas orientaciones políticas del equipo de Hu .Tintao y wen jíabao no contemplan con entusiasmo la prionzación de este tipo de iniciativas faraónicas que han caracterizado la China reciente. Se apuesta de momento por las políticas de disuasión del despilfarro y de lucha contra la contaminación. Ypor el aüanzamicnto de las inversiones emprendidas. El gobierno anuncio en agosto de 2004 una nueva inversión de alrededor de 24.000 millones de euros para la construcción de cuatro nuevas pres<-Is en el curso superior del río Yangzi, a concluir en el 2020. Un motivo impulsor de la presa, más intangible pero no menos importante, es el de la dímensióu simbólica del megaproyecto hidráulico como concitador de ilusiones y unificador de voluntades, como encarnación palpable del (~xito y la potencia nacional de China bajo el liderazgo sahiode MIS dirigentes. Encaja esto con una tradición muy china, e incluso con la propia génesis del proyecto de la presa de las Tres Gargantas, concebido el año 1919 por el padre de la patria y primer líder del Kuomintang, Sun Yat-sen, ideólogo inicial del moderno nacionalismo chino. Encaja también perfectamente con la coyuntura histórica en el que e! proyecto fue finalmente aprobado, a principios de la década de 1990, cuando los dirigentes chinos necesitaban lavar su imagen, abrir nuevas expectativas después del callejón sin salida de la matanza de Tiananmen. Especialmente Li Peng, entonces primer ministro y principal impulsor de! proyecto, necesitaba distraer la mirada de la población, demasiado atenta a los rastros de sangre que habían quedado en sus manos. El viejo proyecto se había relanzado en 1979, pero despertó todo tipo de suspicacias y oposiciones. Durante el periodo de relativa apertura de los ochenta, arreciaron las críticas, y quedó aparcado. Des87

puó de la brutal represión de la insurgencia de la plaza de Tíananmen en mayo de 19,s9, Li Pcng reactivó con decisión el proyectc.Discrepar del gobierno en aquel momento ronllevaba un riesgo considerable. No en vano una de las periodistas que mas activamente se había pronunciado al respecto, Dai Qíng, se pasó largos meses en prisi611 después de la matan la del -1 de junio de 1989. A pesar de todo, en la reunión anual de 1~192 del Congreso Nacional dd Pueblo, el proye(~to suscitó un margen de oposición inaudito en una cámara legislativa acostumbrada a las unanimidades a la búlgam. La crítica surgió inicialmente de los llamados partit1o,\ demaatuiccs, es decir, de las pequeñas organizaciones políticas satélite del régimen, en las que abundaban los científicos e ingenieros. Finalmente, sobre un toral de 2.6~3 votos, se emitieron 177 voros negativos, abiertamente contrarios al proyecto. y 644 abstenciones. La suma de estos dos colectivos alcanzaba más de un tercio de los votos emitidos que expresaban de una u otra forma su disconformidad. Se aprobaba la construcción en la zona fronteriza de Hubei y la gran municipalidad de Chonqing de un dique de 18t, metros de altura y de 2,3 kilómetros de largo, 115 metros de ancho en su base y 40 en la parte superior. La presa incluiría un sistema doble de cinco esclusas de doble dirección para posibilitar la navegación de naves de gran tonelaje. El embalse tendría 600 kilómetros de largo y unos 170 metros de profundidad media. La primera piedra se puso en 1994. El dique ya está en pie, pero el proceso de construcción culminará hacia el año 2010. Los argumentos que se han esgrimido en contra de la presa son de índole diversa. Hay quien arguye que fa alta densidad de materias sólidas que transporta el río acabará en pocas décadas por inutilizar la presa por acumulación de limos y sedimentos, tal como ha pasado ya en la presa egipcia de Assuan que construyó Nasser en la década de 1950. Y tal como también le ha pasado en parte a la presa de Gczhouba, construida en el mismo ÓO Yangú. ~:ste es uno de los argumentos que apunta el Banco Mundial para no financiar proyectos de este tipo. Se arguyen por on-o lado monvos de seguridad. Se recuerda el desastre inmenso que representaría la rotura del dique si se viese afectado por un terremoto. No hay que olvidar que en agosto de 1975 ya se rompieron a causa de un tifón las presas de Banqiao y Shímantan, en la provincia de Henan, provocando la muerte de entre 100.000 y 200.000 personas. En una escala menor se recuerda también la rotura de la presa de Gouhou en la zona de la provincia de Qinghai IimiH8

trofc ron Tíbet en agosto de 1993 en la que murieron más de 300 personas, miles de personas resultaron heridas y numerosas aldeas quedaron anegadas, ocasionándose importantes pérdidas. Como en muchos de estos accidentes y desastres, la censura de prensa limitó en la medida de los posible la difusión de la noticia. Hay también quien destaca que la presa de las Tres Oarganras se convertirá en blanco fácil un eventual ataque militar (en realidad ya en 1938, el generalísimo y líder nacionalista Chiang Kai-shek ordenó la voladura dcl dique de un embalse para frenar el avance de! invasar japonés. Las aguas anegaron una docena de ciudades y centenares de pueblos). En el contexto de las escaladas bélicas verbales que periódicamente sc cncicnrk-n entre China y Taiwsin, la amenaza de hacer volar la presa si se ataca la isla, ha sido tambión veladamente emitida. Uno de los motivos de oposición más aducidos ha tenido que ver con los costes sociales de la obra. El traslado de más (le un millón de pCnionas comporta IlUIIl(TOSOS casos de descontento y desarraigo. Se dice pronto, un millón, pero cuesta imaginar la inacabable casuística de situaciones personales que un traslado como éste puede llegar a originar. A pesar de que buena parte de los traslados no impliquen grandes alejamientos del emplazamiento original. Otra línea opositora pone el énfasis en razones ecológicas. Las enormes dimensiones de la presa afcrtarian de forma muy agresiva e irreversible al medio natural. se alterarían los ecosistemas y desaparecerían por completo diversas especies animales y vegetales. Por otro lado, el ya elevado índice de contaminación del agua que baja de la densfsima zona industrial de Chonqing aumentaría con e! embalse de forma muy preocupante. También la preservación del patrimonio histórico y arqueológico quedará fuertemente afectado: se calcula que más de 8.000 yacimientos, templos y pagodas desaparecerán anegadas bajo las aguas. Finalmente se pone en duda la eficacia reguladora de las inundaciones que podría llegar a tener la presa, dado que algunos de los alluentes más importantes del río Yangzi acuden al río en su curso inferior.

La presa de las tres Gargantas quedará como 11110 de los legados visibles y g-ralHliosos de la dinastía roja. Será algo así como la Gran Muralla o el Mausoleo de los Guerreros de Terracota del Partido. Su valoración coloca al observador en una dificil posición que se repite rn;i~

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ante muchas de las actuaciones de la clase dirigente de la China actual: los hechos consumados nevan a tener que reconocer que, de momento, traerá progreso material y mejora en las condiciones de vida de mucha gente, pero el modelo propagandístico, agresivo con el medio social, histórico y natural, unilateral, grandilocuente y potencialmente peligroso que encarna la presa, es también un símbolo del modelo de desarrollo escogido por las elites dirigentes chinas: un modelo desarrollista acelerado, falto de planificación armónica, de sentido social y ecológico, atento al beneücio inmediato pero en absoluto cuidadoso con los efec-tos colaterales ni a las consecuencias a medio plazo de las decisiones tomadas. ¿No había otras alternativas? Las había, pero no se les dio la oportunidad de concurrir a la discusión. He aquí uno de los grandes problemas de fondo. El poder absoluto y unilateral del capitalismo autoritario de la China actual no es la mejor garantía ClI la toma de decisiones delicadas y complejas, que deberían ser consensuadas, que deberían ser técnicamente excelentes y racionales. Ha primado por encima de cualquier otra consideración la inmediata rentabilidad político-patriótica y económica, con la participación de grandes inversores, transferencia tecnológica, creación de riqueza a corto plazo ... Probablemente e! contexto político del momento de aprobación de! proyecto y el factor de movilización patriótica que se adhiere en torno a la presa de las Tres Gargantas son dcrcrmínantes en la opción megalómana escogida. t}na constelación de pequeñas actuaciones hidráulicas puntuales, de bajo impacto y máxima efectividad no consiguen en modo alguno proyectarsc a la esfera épica del relato nacional de la superpotencia del siglo XXI.

Los

LÍ.\HTES D1: LA REFORMA:

TIAl\ANMEN, 1989

EllO de noviembre de 1986 aparecían en la Lniversídad Normal de Shanghai una serie de carteles de grandes caracteres (da::.ibM) pidiendo reformas democráticas. En las semanas siguientes aparecieron También carteles parecidos y actos de protesta en las universidades de Taiyuan, Xi'an, Hcfeí, 'I'ianjin y Pekín. Se sumaron hasta 150 centros universitarios en 17 ciudades. El pretexto inmediato del mo-

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vimiento estudiantil de 1986 era la subida en el precio de las matrículas universitarias y la protesta contra el modo de elección de candidatos a las elecciones locales. En las elecciones de 1979 y 1980 se habían producido algunos avances dcmocrauzadorcs (posibilidad de presentación de candidaturas personales independientes... ,) pero las quejas de los cuadros del Partido, descontento por la pérdida de con(rol y por las críticas venidas en la campaña, frenaron el proceso, que finalmente no se generalizó. El 18 de diciembre de 1986, los estudiantes de Shanghai abuchearon al que por aquel entonces era alcalde de la ciudadjiang Zcmino Las manifestaciones salieron del campus y se empezaron a suceder en el centro de la ciudad, con concurrencia creciente de ciudadanos. El día 22 de diciembre, el alcalde Jiang Zemin prohibió toda manifestación en Shanghai. El movimiento resurgió en Tianjin, con enfrentamientos con la policía, y en Pekín, con grandes carteles asambleas y nutridas manifestaciones, que el primero de enero llegaron hasta la emblemática plaza de Tiananmen. El movimiento se centraba en la reivindicación de reformas democráticas y había conseguido rápidamente superar los estrechos márgenes universitarios para concitar adhesiones ciudadanas más amplias. Deng Xíaoping montó en cólera y pasó rápidamente a la contraofensiva con el despliegue de la campaña contra la liberalización burguesa. El 4 de enero se produjeron las primeras detenciones. Los esradiantes respondieron con una quema pública de diarios. Se culpó al astroffsiro Fang Lizh¡ de haber sembrado y dirigido el movimiento con sus subversivas conferencias en diferentes campus universitarios del país, se le expulsó del Partido junto al escritor Wang Rcuwang y al periodista Liu Rinyan. Pero el verdadero alcance de la protesta se puso de manifiesto cuando el 16 de enero de 1987 trascendió la destitución del secretario general del Partido, el reformista radical Hu Yaobang, y su sustilución por el reformista moderado Zhao Zhiyang. Hu Yaobang fue acusado de incapacidad para frenar a los «studiamcs y de excesiva proximidad a los sectores poltücos e intelectuales proclives al reformismo político. La represión posterior no llegó a tener las dimensiones de la campaña antipolución espiritual de 1983, pero significó la reaparición de la vieja fraseología propagandística de la ortodoxia maoista y el arresto de algunas decenas dejóvenes. Jugando una vez más a la estrategia del equilibrio de los cxtre91

mas, Deng Xiaoping aprovechó la coyuntura para, al cabo de unos pocos meses, relanzar las medidas económicas liberalizadoras, llenarse la boca de las palabras reforma (gaige) y apertura (haifang) y criticar los excesos «izquierdistas». El XJlI congreso del Partido Comunista celebrado en octubre de 1987 confirmó las. reformas, apuntó a una mayor separación de Estado y Partido y dejó en posición minoritaria a los izquierdistas, conservadores nostálgicos de la Revolución Cultural. Sin embargo, en la cúspide se llegó a una situación de equilibrio entre conservadores (baoshou !Jfl'l') y reformistas (gaige pai). El conservador Li Peng, hijo adoptivo de Zhou Enlaí, se convirtió en prímer ministro. Li Pcng lideró a lo largo de 1988 una sede de maniobras subterráneas de los sectores inmovilistas, contrarios al reformismo, para apartar dd poder al secretario general del Partido Zhao Zhiyang. Pe-ro Deng Xiaoping mantuvo una postura equidistante y no apoyó las iniciativas de destitución. Los reformistas mantenían aún posiciones relevantes. En el ministerio de Cultura, el escritor Wang Meng abría espacios a un cierto pluralismo cultural. En el Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo, 'Van Li lanzaba y promovía proyectos democrauzadores tendentes no tanto al plunpartidismo como a dotar de contenido real a las instituciones legislativas del país. Los vientos de la evolución mundial parecían favorables al cambio político. En Taiwán el fin de la dinastía de la familia Chiang (el generalísimo Chiang Kai-shek y su sucesor, su hijo Chiang Chíng-kuo) abría un proceso democratízador, con el levantamiento de la ley marcial y de la prohibición de viajar a China; en Filipinas caía la dictadura de Ferdínand Marcos; en Myanmar (Bírmania). los estudiantes liderados por Daw Aung San Suu-kyi se levantaban contra la junta militar; en la URSS Oorbachev abría el país con su perestmiku y su glUSfllJ.I'!, y se seguían sendas reformistas también en Polonia y en Hungría.. Pero China se encontraba en una situación de bloqueo político, neutralizada entre dos tendencias de movimiento contrario que competían y se repartían el poder. El movimiento político cíclico y espasmódico se convirtió en caractorfstico de la década de 1980, avanzando y parando en ciclos sucesivos. La confrontación entre el reformismo de Zhao Zhiyang y el inmovilismo de Li Peng era evidente y enconado a principios de 1989. Deng Xiaoping se mantenía en una posición ambigua y equidistante. La duda y la contradicción reinante en las altas esferas del Partido contrastaban con la ebullición social y cultural: el relajamiento del 92

control totalitario, la aparición de espacios de autonomía social y cultural, el redescubrimiento y afirmación de la individualidad (rende foxian) y la llegada de influencias externas había impreso un ritmo de cambios y un horizonte de expectativas que quedaba muy lejos de lo que el comunismo modernizador dominante estaba dispuesto a aceptar. Todo parecía posible en la China de los ochenta, pero algunos no lo veían así. Junto al dinamismo de la sociedad, emergía su malestar. Crecia el descontento rural por el desmantelamiento del sistema sanitario y por la pérdida de poder adquisitivo, el inicio de! proceso migratorio de la población flotante Cvoumin) de origen campesino hacia las grandes capitales (Guangzhou, Pekín, Shanghai) generaba tensiones. Crecía e! malestar urbano por la percepción inicial y cercana de. una corrupción creciente en la burocracia, aparecían las primeras noticias de casos flagrantes y escandalosos, corno el del contrabando de coches}' objetos de lujo en la isla de Hainan de 1985, protagonizado por altos cargos del Partido. La prensa no paraba de informar de decenas de miles de casos de delitos económicos. Emergían a la palestra los taizi dang (príncipes del partido), hijos de altos dirigentes que controlaban importantes y lucrativas empresas públicas o privadas. El más célebre de todos ellos era naturalmente el hijo del Peque-no ElT1~ perador Deng Xiaoping, Deng Pufan, que dirigía e! conglomerado empresarial Kanghua, con más de 100 filiales, que tuvo que cerrar en 1988 tras haber recibido acusaciones de evasión de impuestos y otros «delitos económicos». El estancamiento de la reforma rural después de 1985 había geTinado un escepticismo creciente en relación al programa de reformas. La población china no sentía ningún especial apego por la economía planificada, pero el curso inicial de las transformaciones reformistas empezaban a generar desconfianza con el aumento de la corrupción y la desigualdad. El desempleo empezaba a ser noticia entre los trabajadores de empresas estatales (sin alcanzar "in embargo el nivel dramático posterior), la inflación había aumentado el coste de la vida, mientras que las prestaciones sociales se estancaban o retrocedían. Los trabajadores no eran las únicas víctimas: este fenómeno había afectado también a la vida diaria de los funcionarios intermedios, causando una divergencia de rentas entre ellos y a las otras capas de la sociedad, }' entre los que entraban en el mercado de trabajo y los que permanecían ligados al sector público. En este complejo panorama, se produjo el R de abril de 1989 la

muerte por infarto de Hu Yaohang, el líder reformista que había sido depuesto por Dcng Xiaopmg y los jerarcas máximos del Partido tras las revueltas estudiantiles del invierno de 1986-19R7. Del mismo modo que ocurriera años atrás, cuando el fallecimiento de Zhou Enlai y la celebración de su memoria activó las manifestaciones y enfrentamientos de la plaza de Tiananrm-n en abril de 1976, trece arios más tarde la muerte del emblemático dirigente purgado Hu Yaobang encendió la pólvora de la protesta estudiantil. Los campus universitarios se llenaron de carteles en su memoria. El 16 de abril de 19R9 los estudiantes marcharon en manifestación y colocaron coronal', de flores en el monumento a los h{~nws de la revolución de la plaza de Tiananmen. La noche del 17 de abril se produ¡o otra manifestación de estudiantes desde la zona universitaria hasta la plaza de Tiananmen, donde se colgó una gran pancana calificando a Hu Yaobang de «alma de China». La noche del 18 de abril el número de manifestantes subió a más de 10.000. La manifestación fue dispersada por las fuerzas del orden cuando se acercó a la zona gubernamental de Zhongnanhai. Aprovechando las exequias oficiales de Hu Yaobang en la plaza de Tiananmen, se organizó el 22 de abril una gran concentración que reunió a más de 100.000 personas que se mantuvieron en la plaza hasta la madrugada. Ya no se trataba solamente de estudiantes. El 20 de abril se había formado la Federación Autónoma de Trabajadores de Pekín (Gongzilian), que en pocas semanas contaría ya con 20.000 afiliados. También los estudiantes crearon el 28 de abril la Asociación Autónoma de Estudiantes, que tuvo un papel importante pero no llegó a unificar a la multitud de g-rupúsculos ni a generar un discurso consistente. Los estudiantes elevaron una petición al Congreso Nacional del Pueblo para que se rehabilitase la memoria de Hu Yacbang. Pedían también que se hiciesen públicos los ingresos de los dirigentes, que se subiese la dotación de las becas y que se abriese el margen de libertad de expresión. En las primeras semanas las pro-testas raramente contenían críticas al Partido o al sistema. El canto de la Internacional era hahitual. Las autoridades lardaron CH reaccionar, Hu Yaobang había sido una figura de relieve político y oficialmente recordado (no en vano a pesar de haber sido apartado de la dirección del Partido en 1987 seguía siendo miembro del Pohtburó en el momento de su muerte}, no parecía justificado ni conveniente reprimir las iniciales muestras de condolencia popular mezcladas con ambiguas pron-stas políticas. Li

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muerte por infarto de Hu Yaobang, e! líder reformista que había sido depuesto por Deng Xíaopíng y los jerarcas máximos del Partido tras las revueltas estudiantiles del invierno de 19S6-H-187. Del mismo modo que ocurriera años atrás, cuando el fallecimiento de Zhou Enlai y la celebración de su memoria activó las manifestaciones y enfrentamientos de la plaza de Tiananmen en abril de 1976, trece años más tarde la muerte del emblemático dirigente purgado Hu Yaobang encendió la pólvora de la protesta estudiantil. Los campus universitarios se llenaron de carteles en su memoria. El 16 de abril de 1989 los estudiantes marcharon en manifestación y colocaron coronas de flores en el monumento a los héroes de la revolución de la plaza de Tiananmen. La noche del 17 de abril se produjo otra manitesración de estudiantes desde la zona universitaria hasta la plaza de Tiananmen, donde se colgó una gran pancarta calificando a IIu Yaobang de "alma de China». La noche del lB de abril el número de manifestantes suhiú a más dc 10.000. La manifestación fue dispersada por las fuerzas del orden cuando se acercó a la zona gubernamental de Zhongnanhai. Aprovechando las exequias oficiales de Hu Yaobang en la plaza de Tlananmcn, se organizó e\22 de abril una gran concentración que reunió a más de 100.000 pcr::.onas que se mantuvieron en la plaza has.. ta la madrugada. Ya no se trataba solamente de estudiantes. El 20 de abril se había formado la Federación Autónoma de Trabajadores de Pekín (Gongúlian) , que en pocas semanas contaría ya con 20.000 afi.. liados. También los estudiantes crearon el 2.s de abril la Asociación Autónoma de Estudiantes, que tuvo un papel importante pero no llc.. gó a unificar a la multitud de grupúsculos ni a generar UJI discurso consistente. Los estudiantes elevaron una petición al Congreso Na.. cional del Pueblo para que se rehabilitase la memoria de Hu Yacbang. Pedían también que se hiciesen públicos los ingresos de los dirigentes, que se subiese la dotación de las becas y que se abriese el margen de libertad de expresión. En las primeras semanas las protestas raramente contenían críticas al Partido o al sistema. El canto de la Internacional era habitual. Las autoridades tardaron en reaccionar. Hu Yaobang había sido una figura de relieve político y cñcialruente recordado (no en vano a pesar de haber sido apartado de la dirección de! Partido en 1987 seguía siendo miembro del Politburó en e! momento de su muerte), no parecía justificado ni conveniente reprimir las iniciales muestras de condolencia popular mezcladas con ambiguas protestas políticas. Li 94

mayo. Zhao Zhiyang pronunció un disc-urso conciliador y dc aproximación moral a los estudiantes ante el auditorio de la reunión internacional del Banco de Desarrollo de Asia. El tono claudicante y blando del discurso de Zhao Zhiyang despertó las iras de Dcng Xiaoping. El día de la simbólica fecha del 4 de mayo que recordaba las manifestaciones estudiantiles de 1919 en contra del imperialismo japonés y a favor de la modernización de China, sirvió de pretexto para la publicación de un manifiesto que reivindicaba el espíritu del 4 de mayo como un movimiento ilustrado y democrático, y que denunciaba la manipulación apropiadora del Partido, que situaba su origen mítico en aquel movimiento de 1919. Más de 100.000 manifestantes se reunieron de nuevo en la plaza, desafiando a las autoridades y exigiendo negociaciones televisadas. Manifestaciones similares se produjeron en Nanjing, Shanghai, Chansha y Wuhan. Los estudiantes y los intelectuales reivindicaban esencialmente derechos civiles, cierta apertura democrática, libertad de la prensa, libertad de reunión y el establecimiento de un Estado de derecho. Otras capas sociales apoyaban estas pretensiones, pero ponían el énfasis en contenidos sociales menos abstractos: denunciaban la corrupción, exigían estabilidad de precios y justicia social. La demandas democráticas aparecían al mismo tiempo que las peticiones de una distribución másjusta de las riquezas man-riales de las que China empezaba a disfrutar. El descontento popular por los efectos de la inflación de 1988 y por el aurnento de la corrupción de los dirigentes convirtió a los estudiantes en portavoces y actívadores de una protesta que encontró amplísimas muestras de apoyo y sq;uimiento en el COT1~ junto dc la sociedad china. eno dc los eslóganes quc hizo fortuna pedía a los dirigentes que se vendiesen los Mercedes Bcnz y pagasen la deuda nacional t mai benchi, huan. gUIJz.hm). El 13 de mayo un gTupO de más de 2.000 estudiantes abrieron un nuevo frente de protesta al instalarse de forma pennanente junto al Monumento de los Héroes de la Revolución de la plaza de 'I'iananmen en huelga de hambre. A su alrededor, la plaza se convirtió en una concurrida y variopinta congregación de grupos insurgentes y solidarios, manifestantes, oradores, líderes y facciones, curiosos, ambulancias y vendedores ambulantes. Decenas y en algunos momentos incluso centenares de miles de personas se concentraron con sus pancartas y tenderetes de adhesión: agrupaciones de médicos y enfermeras, periodistas, trabajadores de sectores diversos, escritores ... Los manifiestos y las concentraciones de adhesión al movimiento de-

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mocrático se reprodujeron en varias decenas de ciudades chinas y varios centenares de centros de enseñanza superior y centros de trabajo. La influencia del movimiento C'Iundong) se extendía por toda China. Se calcula que en total participaron en las manifestaciones y demostraciones producidas cutre el 4 Yel 19 de mayo m{LS de un millón y medio de personas. Más de 10.000 eran cuadros del Partido, segÚTl registraron las investigaciones internas. A las pocas semanas del inicio de las protestas, la prensa china se situó en una actitud comprensiva e incluso favorable hacia los cstudianres, pidiendo negociaciones para solucionar el problema. Los informes inquisitorios de las autoridades elaborados tras la re-presión del movimiento culparon de esta actitud favorable a los insurgentes de los medios de comunicación chinos, a las directrices al respecto dictadas por el propio Zhao Zhíyang a principios de mayo. El primero en abrir la interminable cadena de peticiones al entendimiento fue del astrofísico Fang Lizhi, pidiendo amnistía a los presos políticos. La visita a Pekín de Mijail Corbachev entre el 15 y el 17 de mayo representó un freno a los planes gubernamentales de represión del movímiento y permitió que se prolongase su expansión y desarrollo. Los cambios de última hora en el programa previsto en la visita dellídel' soviético, las aclamaciones populares al reformismo de Oorbachev y la exhaustiva información sobre la "primavera de Pekín» que apareció en lodos los medios de comunicación mundiales representaron una humillación insoportable para los jerarcas de Pekín. El 17 de mayo el movimiento de protesta llegó a un punto álgido, con centenares de miles de pekineses lanzados festivamente a la calle en apoyo de los estudiantes en huelga de hambre. Sin embargo, Deng Xiaoping conocía las Iimlracíoncs del movimiento insurgente: no había conseguido prender en el campesinado y carecía de organización consistente y de ideario y liderazgo intelectual. El recurso a la disciplina del Partido y una severa purga represiva ejemplar serían sin duda de una eficacia total. De forma secreta, Dcng Xiaoping, Van Shankung y Li Peng habían emprendido ya en días anteriores los preparativos para proclamar la ley marcial, concentrar tropas a las afueras de Pekín y expulsar de! poder a Zhao Zhiyallg (que se había quemado irremisiblemente al mostrarse contemporizador y partidario de negociar y que había proclamado que los manifestantes tenían razón moral y que e! Partido debía aprender de ellos). De forma extraordinaria e institucionalmente irregular, Deng

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Xiaoping integró a varios líderes retirados pero de confianza en el «gabinete de crisis» del más alto nivel que tomó el control real de los acontecimientos. El Hl de mayo se produjo una reunión televisada en diferido entre los líderes chinos (Li Peng en caheza) y los dirigentes del movimiento insurgente (wang Dan, wu'er Kaixi), sin resultado alguno. Al día siguiente, el 19 de mayo, Zhao Zhiyang, seguido en segundo plano por Li Peng, apareció a primera hora de la mañana en la plaza de Tiananmen ante los estudiantes para rogarles que abandonasen la huelga de hambre y cesasen en la ocupación de la plaza. Un lloroso Zhao Zhiyang se excusaba ante los estudiantes por haber comparecido demasiado tarde a escuchar sus peticiones. Aquélla fue la última aparición pública (y televisada) de Zhao Zhiyang como presidente del Partido. Los estudiantes anunciaron que abandonaban la huelga de hambre pero que permanecían sentados en la plaza. Aquella misma noche se anunció la inminente proclamación de la ley marcial y la inmediata entrada de tropas del ejército en la ciudad. Los altavoces de la plaza no cesaban de emitir las voces de Li Peng y Yang Shankung avisando a los concentrados del inminente envío de tropas. Deng Xiaoping trabajaba de forma incansable para conseguir la complicidad de los dirigentes del Partido y del ejército en la decisión de enviar a éste a limpiar la plaza. El 27 de mayo consiguió la aceptación de 'Van Li, destacado líder reformista, presidente del Congreso Nacional del Pueblo, que constitucionalmente podría haber disuelto el gobierno y revocado la ley marcial. Cuando se formalizó la destitución de Zhao Zhiyang como líder del Partido, se nombró a.jiang Zemili, hasta aquel momento alcalde de Shanghai, en premio a la diligencia con la que hahía atajado la revuelta en su ciudad. El día ZO de mayo, día de entrada en vigor de la ley marcial, en Hong Kong una manifestación de cientos de miles de personas exigía la dimisión de Li rengo Por su parte, los pekineses bloquearon la entrada de las columnas del bjéroro Popular de Liberación. Un grupo de motoristas (bautizados como Feih.udui; tigres voladores) circulaba por la ciudad informando de las posiciones y movimientos de las tropas que intentaban entrar. Durante 48 horas las tropas quedaron bloqueadas en una marca humana. Finalmente las columnas del ejército se vieron obligadas a retirarse de nuevo hada los cuarteles de los suburbios. La proclamación de la ley marcial se produjo de manera preci98

pitada . El ~l de mayo el jefe del estado mayor y otras seis altos oficiales pidieron que el eyrcito nu entrase en la ciudad. Los planes iniciales eran proceder de inmediato a evacuar a los concentrados en la plaza, pero la dcscoordinacíón y la ineficacia orgaruzativa alentaron la protesta y el desprestigio de los mandatarios durante los días siguientes. A finales de mayo las fuerzas del movimiento de protesta empezaron a flaquear. Había ido desapareciendo la mayoría de la gente que antes de la ley marcial se congregaba en la plaza en apoyo de los estudiantca.Quedaban ya solamente en Tiananrnen unos cuantos miles de resistentes. El caos y la suciedad se adueñaban de la plaza. Los líderes del movimiento decidieron unánimemente en votación el 27 de mayo abandonar la plaza el día SOde mayo, a los diez días de la declaración de la ley marcial. Sin embargo, una de las líderes, Chai Líng, de 23 arios, cambió de opinión y convenció con sus discursos encendidos y apasionados de la necesidad de seguir adelante, hasta el final. El 30 de mayo los estudíanrcs erigieron la estatua de la diosa de la democracia (minz.hu nushetú, una especie de réplica de la neoyorquina estatua de la libertad que inicialmente había sido concebida para sellar el final de la protesta. Unos miles de estudiantes perseveraban en la plaza, liderados por Chai Ling, que alentaba a los estudiantes a la inmolación, al martirio y al sacrificio para salvar la patria. A principios de junio, Chai Ling pidió a un reportero norteamericano que la entrevistase. Entre lágrimas declaraba que los estudiantes debían derramar su sangre paId que el pueblo chino se alzase en pie. Ante la pregunta de si ella también se quedaría en la plaza a esperar a los tanques, Chai Ling respondió que no, que ella debía vivir para dar continuidad al movimiento. Efectivamente, los estudiantes vertieron su sangre por la causa de la diosa de la democracia y Chai Ling consiguió huir secretamente a Hong Kong. Apenas UIlOS cuantos años más tarde se había convenido ya en una brillante ejecutiva en una multinacional de capital norteamericano. Un grupo de jóvenes intelectuales, periodistas de trayectoria ct-itíca con el sistema como Dai Qing (hija adoptiva de un viejo mariscal y conocedora de primera mano del temperamento bronco de Deng Xiaopingy sus allegados) e intelectuales independientes y respetados como el crítico literario Liu Xiaobo. intentaron durante todo el conflicto mediar con los sectores más dialogantes del régimen y sobre todo convencer hasta el último momento a los líderes estudiantiles de la conveniencia de abandonar la huelga de hambre y la ocupación 99

de la plaza, advirtiúndok:s de la tragedia que se estaba preparando. Abandonar a tiempo la plaza podría haberse convertido en un triunfo político insurgente irreversible. Ante la apelación al heroísmo de la inmolación que hizo Chal Ling, el crítico Liu Xiaobo decidió iniciar una huelga de hambre en la plaza el 2 de junio junto con tres amigos, entre los que se encontraba Hou Dejian, el famoso cantante pop de origen taiwanés, para intentar convencer a los estudiantes de la necesidad de dejar la plaza. Intentaban convencerlos de abandonar posiciones extremas y redentoristas, de abandonar al épica de la lucha de clases. Pero paradójicamente, sólo consiguieron atraer más adeptos a la sentada. Su papel mediador no tuvo efecto alguno pero les valió la recompensa de vanos meses de cárcel (lO meses para Dai Qing y 21 meses para Liu Xíaobo.) en el contexto de la oleada de encarcelamientos Yjuicios sumarísimos que sucedió a la brutal represión del 4 de junio. La noche del 2 al 3 de junio se produjo un intento fallido de entrada de los tanques y camiones militares en Pekín. Finalmente, la noche del 3 al 4 de junio las columnas de tanques y camiones militares con un total de 200.000 soldados, procedentes de 12 cuerpos distintos del ejército y de tres regiones militares diferentes irrumpieron en Pekín. La población intentó frenarlos pero nada se interpuso a su paso. A lo largo de la avenida Chang'an las tropas fueron barriendo concentraciones de manifestantes con barricadas, piedras y cócteles molotov En realidad, una parte considerable de los muertos de aquella noche fueron tiroteados o aplastados por los tanques que se abrieron paso sin contemplaciones. Cuando las tropas llegaron a la plaza, se pactó la retirada de los estudiantes que quedaban. Los testimonios y las fuentes son contradictorios, pero todo parece indicar que en la plaza no hubo una gran masacre. Algunas fuentes hablan de algunas decenas de muertos en la fase final de la retirada. Las barricadas, los enfrentamientos y la masacre más sangrienta se produjeron sobre todo por las avenidas y calles adyacentes, especialmente en la zona de Qianmcn y en la avenida Chang'an hasta primeras horas de la rna-

drugada. El balance de muertos es controvertido, Mlpera probablemente las 300 víctimas que reconocen los informes oficiales y no llega ni remotamente a los 10.000 muertos que recogió la prensa extranjera en su momento. Estudios diversos sitúan la cifra de muertos como máximo entre 1.000 y los 2.000, el número de heridos podría acercarse 100

a lo" 5.000. El uso de armas de fuego real como fórmula (k dispersión y de avance de las tropas parece haber sido la clave de ello. O dicho de otra forma, la ausencia en China de un cuerpo policial amidisuu-. blos y el uso de tropas militares ordinarias (k combate contra la población civil explican las dimensiones del baño de S
lOl

CADENAS HUMANAS, CAIH:NAS DIVINAS

La religión no ha sido nunca un elemento referencial y unificador para la identidad china. Por ello han convivido siempre diferentes cultos y creencias, no en un idílico mundo de tolerancia, sino en un espacio donde el gesto y el ritual pesa más que el dogma, donde cada cu]¡o y cada grupo religioso se ha especializado y convertido en complementario, donde las tensiones y las preeminencias religiosas han sido fluctuantes. Confurianismos y taoísmos (en plural pOHjUe son fenómenos multiformes y complejos que se resisten a un fácil encuadre) se han repartido el binomio básico en el terreno de lo religioso y ritual. Pero el budismo (los budismos, sería también más preciso decir) entró (entraron) con fuerza en China a principios del primer milenio de nuestra era, sin dejar nunca de tener influencia, a pesar de haber pasado por vicisitudes diversas, alternando periodos de tolerancia limitada, de apoyo oficial o de persecución. Se equivocan quienes buscan alteridades religiosas o ideológicas amenazantes en China para justificar supuestos choques de civilización. Samuel T. Huntintong, ve visiones si imagina a China intentando imponer por el mundo valores confucianos. Tienen otras cosas que hacer. Si conociese un poco el mobiliario mental chino o hubiese leído con un poco de atención y sensibilidad algunos libros de historia no diría semejante cosa. No hay que olvidar que en siglo xv China tuvo en sus manos el dominio sobre todo el sureste asiático y sobre el índico marítimo, lo exploró con grandes ilotas de más de integrantes que lideraba el eunuco musulmán Zheng He, llegó incluso a señorear episódicamente las costas swahili africanas, sin encontrar nunca quien pudiese ni remotamente plantarle cara o pararle los pies, pero después de haber explorado y de haber establecido relaciones diplomático-rituales de primada tributaria, abandonó aquel escenario y volvió a rcplcg'arse sobre sí misma. Tenía suficiente con que el mundo respetase y reconociese su superioridad y centralidad civilizadora. Se trata de un ejemplo lejano, pero aún válido. Si algo puede llegar a imponer la nueva China nacionalista del siglo XXI no será el r-onfuc-ianisrno sino simple y llanamente su poder: ec-onómico, político, militar. Y no para {jerccr de policía dd mundo (como ya hay alguna nación del mundo que hace tiempo que hace), sino para preservar sus intereses energéticos, comerciales y fronn-ri102

zas. Lo cual no es poco. El sinocentrísmo chino nunca ha sido cotnpulsívamente expansivo. Ha intentado más bien marcar díferencías, separar con fronteras sólidas un interior civilizado de un exterior bárbaro. En China el hecho religioso no ha llegado a desgajarse de su ámbito germinal clénico, y se expresa en parle en relación a la familia o a las comunidades locales y en parte al poder. La corriente contucíana, en principio poco dada a negociar con dioses o espíritus, especializada en la reflexión moral y en la transmisión de una tradición de textos clásicos y de modelos éucos y de gobierno, TlO ha dejado sin embargo de tener una función religiosa, tanto en el ámhito del ritualismo imperial como del culto a los antepasados. Por otro lado, la tradición taoísta integra una miríada de cultos locales en un universo religioso y místico más amplio. Mientras el ronfucianismo ha legitimado el poder de forma explícita y evidente, el taoísmo 10 ha hecho de forma implícita, TlO en vano los teóricos del viejo absolutismo legista apelaban a la cosmología taoísta y al seguimiento de la ley natural como fundamento de sus implacables y pavorosas leyes penales. Durante la era de Mao Zedong se produjo un rechazo frontal a las diferentes formas de religiosidad popular, consideradas como simples supersticiones propias del pasado feudal, pero en cambio se dio cierto reconocimiento a las formas religiosas organizadas (Islam, budismo, taoísmo, cristianismo) siempre y cuando asumiesen su absoluta subordinación política. Es sintomático el caso del catolicismo, que fue tolerado en China siempre y cuando no reconociese dependencía alguna de Roma, dando lugar a una forma peculiar de Iglesia católica nacional china. Evidentemente el ámbito de actuación de estas religiones siempre fue limitado, y durante el periodo de la Revolución Cultural fueron totalmente perseguidas: las mezquitas se reconvirtieron en corrales de cerdos, los budas fueron decapitados, los templos abandonados, quemados o mutilados por las turbas fanatizadas de jóvenes guardias rojos. El Gobierno chino tolera ahora las manifestaciones religiosas tradicionales. Los monasterios budistas y taoístas pueden operar, pero siguen en un terreno limitado, entre otras cosas porque el gobierno impone controles y límites al número de monjes, porque los monasterios y templos son administrativamente tratados con frecuencia como museos y porque Sil visita debe necesariamente pasar por taquilla, a unos precios que disuaden de una excesiva frecuentación cultual a las comunidades vecinas. Sin embargo, avanza de torma vi103

síblc la religión popular, que ocupa de nuevo un lugar preeminente, en especial en todo el sur, mientras el culto a los antepasados se entroniza de nuevo en el seno de muchas familias. ~'o es extraño en la China actual encontrar tiendas de informática de última generación con un rincón dedicado a un altarcillo del Buda (le la felicidad, el barrigón mdefo (Maitreya) sonriente, o con una figura de la hodhissatva de la compasión, Ouanyin, o con imágenes de los ocho inmortales .. El sucesor de Den Xiaoping y dirigente chino de primera fila entre ¡9t\9 y 2002,Jiang Zemin, reaccionó con una furia inusitada el 25 de abril de 1999 cuando supo que alrededor de diez mil adeptos de la que en seguida fue oficialmente calificada como «sena" Falun gong (también conocida como Falun dafa), seguidores del líder espiritual Li Hongzhi, habían tenido el atrevimiento de hacer una cadena humana alrededor del complejo residencial y de oficinas de la cúpula del Partido y el gobierno, en Zhongnanhai, a cuatro pasos de la Ciudad Prohibida y de la plaza de Tiananmen. Los adeptos a Falun gong protestaban por los impedimentos que se ponían en alg-unos parques de ciudades chinas a su práctica matutina de Qigong (literalmente «trabajo con el aliento», una especie de yoga chino de lentos movimientos o posiciones estáticas de pie, relacionado con prácticas místicas meditativas y artes marciales como el taijiquan). Aquella cadena humana que osaba rodear el complejo gubernamcntal de Zhonguanhaí, corazón oculto del poder supremo, representaba el mayor desafío y la mayor humillación que nadie se había atrevido a infligir al Partido desde la revuelta de estudiantes de la primavera de 1989. A los pocos meses, enjulio de 1999,Jiallg Zeruin prohibió el movimiento Falun gong y desató una implacable cruzada contra sus seguidores, desoyendo los consejos conciliadores del primer ministro Zhu ROflgji, que era partidario de una reacción más mesurada. Jiang Zemin se preocupó enormemente al saber que entre los adeptos al grupo había algunos militares de alta graduación y altos cargos del Partido y (k la administración regional y local. Las cifras de cincuenta millones de seguidores de Falun gong que barajaron las autoridades eran probablemente muy exageradas, querían indicar la magnitud del desafío: emergía a las puertas del gobierno una organización casi COH tantos adeptos como el I'artído Comunista, que contabiliza alrededor de sesenta y ocho millones de militantes. Pero lo cierto era que se trataba de una corriente muy visible y con muchos simpatizantes y practicantes, más que adeptos. El líder de Falun 104

gong, Li IIongzhi, se habia marchado a vivir a Estados Unidos en 1998, lo cual acrecentaba el miedo en las autoridades: si algo podía llegar a ser potencialmente letal para su pervivencia en el poder era la conexión de un liderazgo disidente exterior, libre de constricciones, con un amplísimo potencial de seguimiento interior. A pesar de la prohibición y de la dureza de la persecución, denunciada por prácticas de tortura psicológica y otras lindezas en instancias internacionales de defensa de los derechos humanos, los seguidores de Falun gong siguieron haciendo esporádicas protestas públicas. Hubo algunas auroinmolacloncs en Tíananmen. pero Falun gong se desmarcó de este tipo de protesta. Durante la primera mitad de 2002, seguidores de Falun gong consiguieron colarse en la señal de la televisión pública y difundir cortes de varios minutos con su mensaje. Primero lo hicieron en redes locales de televisión por cable, pero en junio de 2002 llegaron a interceptar y colarse en la seilal televisiva a nivel nacional. Se trataba de acciones de disidencia sin precedentes en China. Falun gong es un movimiento que surge y se difunde en el marco de la Qig()fJg re (fiebre o moda del Qigong) que se expandió por China desde mediados de la década de 1980. La práctica del Qigong estaba aceptada, regulada e incluso subvencionada por las instancias gubernamentales. No era extraño escuchar en cualquier emisora de radio local programas de radio de maestros de Qigong aconsejando ejercicios específicos para las dolencias de los oyentes que llamaban. El Qigong está enraizado en prácticas milenarias. pero en su versión moderna de la China de finales del siglo xx aparecía desprovista de cualquier adherencia místico-religiosa. Era una buena forma de curación, complementaria a la acupuntura y HUly bien vista por el Estado, porque no implicaba coste alguno: el paciente asumía la autocuración de las molestias que le aquejaban. Falun gong se difundió en la subculurra de la madrugada china a principios de los años noventa. En los parques chinos. en cuanto el sol apunta se produce una ebullición (le individuos y gntpos que practican taijiquan con y sin espada, danzas con o sin abanicos y formas diferentes de Qigong. Frecuentemente estos últimos se reúnen alrededor de un maestro o de aparatos musicales que marcan la pauta de los ejercicios con instrucciones acompañadas de música. En su dimensión más visible, Falun gong fue estableciendo por los parques y plazas chinas una amplia red de practicantes de la «cultivación persona¡" a través del Qigong, sin ninguna otra vinculación orgánica v lOS

ningún otro compromiso organlzaüvo que el encuentro matinal diario. Pronto expandió su influencia por Hong Kong, Taiwán y las comunidadcs de la diáspora china. En los primeros años, Falun gong llegó incluso a recibir ayudas institucionales. l-alun gong incorpora a las prácticas de Qigong un contenido doctrinal de procedencia taofsra-budísta y la figura de un líder cariematico y salvífico, Li Hongzhi, un ex músico de una banda del Ejército Popular de Liberación reconvertido en guía espiritual. La difusión de los libros dd maestro U Hongzhi -una amalgama de principios de la vieja tradición místico-religiosa china, con añadidos de cariz personal, excrecencias mágicas risibles e invitaciones a la adoración del líder- aumentaba la implicación emocional y religiosa con el gmpo. Sin embargo, Li Hongzhi no considera que Falun gong sera un movimiento religioso ni espiritual. Considera que se trata de una «práctica de cultivación» basada en una serie de ejercicios que aúnan movimiento, concentración y respiración para la mejora del cuerpo y la mente. A esta práctica hay que sumarle la observación de una actitud moral basada en los principios de verdad, tolerancia y benevolencia. No se puede en ningún caso definir a Falun gong como «secta peligrosa», dedicada a abducir a sus miembros o a vaciarles la cartera. Es cierto que despliega rasgos organizanvos de marketing eficaz, vulgariza tradiciones milenarias con un mensaje del «apréndalo y hágalo usted mismo en cuatro días» y da al líder carismático un protagonismo absorbente: no sólo como autor de verdades, sino como alguien que puede curar e iluminar a los otros con su poder y al que hace falta dirigir plegarias. Pero se trata de un gmpo con grados de implicación muy variable, con una actividad que en general no implica necesariamente un lavado de cerebro ni ninguna captación económica o personal. En realidad, en Asia Oriental hay infinidad de grupos religiosos de este tipo, más o menos difundidos, más o menos articulados. ¿Por qué jiang Zemin y tras él el resto de líderes del Partido consideraron tan peligrosa y perturbadora la existencia de Falun gong? ¿En qué se basa el ingente esfuerzo propagandfsuco y represivo desplegado durante varios años por el gobierno chino? Al igual que sus predecesores imperiales, los máximos gobernantes chinos actuales reprimen con dureza los mov-imientos religiosos que, como es el caso de Falun gong, implican una organización que queda fuera de su control. Uno de los principios tradicionales del poder chino, perfecta-

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mente aswnido por e! actual, es que hay que evitar a toda costa la aparición de fVupos de conrrapoder y de lealtades que no pasen por la aceptación del actual estado de cosas. Los precedentes históricos chinos de revueltas políticas y cambios de dinastía impulsados por movimientos místico-religiosos-milenarisras también preocuparon a los gubernantes. Desde la Secta del Loto Blanco que hizo caer a la dinastía mongol de los Yuan, a la secta tiandi hui, la triada, que conspiraba contra los manchúes en nombre del legitimismo Ming o el movimiento milenarista Taiping, que organizó en la zona del Yangzi un formidable zafarrancho a mediados de! siglo XIX que se llevó por delante las vidas de millones de personas, acentuando gravemente la crisis del país. Evidentemente, lo que está en juego no es otra cosa que el principio de autoridad. Falun gong hizo perder míanii (literalmente, «cara», complejo mecanismo cultural chino que implica la idea de prestigio y de vergüenza, de orgullo y de humillación pública) yeso no se puede permitir. Lo que en realidad teme el gobierno es que a otros colectivos (como por ejemplo los millones de parados que genera e! desmantelamiento del sector público o los millones de campesinos que sufren expropiaciones de tierras sin indemnización) h-s dé por empezar a hacer cadenas humanas en pleno centro de Pekín.

Ecos

DEL PASADO

La historiografía china tradicional rendía a describir su pasado a partir de la metáfora del ciclo biológico como una incesante sucesión de dinastías que nacen, crecen y declinan. La hlstorlografía sinológica moderna ha tendido a rechazar esta percepción orgánica porque niega la idea de cambio y de progreso, alimenta el tópico orientalista de la China cíclica, aislada e inmóvil. Se ha puesto el énfasis en el estudio de las transformaciones y las dinámicas económicas, sociales, demográficas, geográficas o culturales. Lo cual está muy bien, pero no quita que efectivamente en China durante más de tres milenios se hayan ido sucediendo dinastías que empezaban, se desarrollaban y se derrumbaban. Es una pauta histórica que deja su huella. Por ello no es ocioso contemplar la República Popular China también a la luz de esta poderosa y enraizada com107

pulsíón histórica, y detectar iIu:onscicntes emergencias fantasmales del pasado, paralelismos o reminiscencias en determinadas formas organi/.'itivas o en determinados episodios o roles históricos contemporáneos. Mao Zedong se ajustó al molde del fundador dinástico, megalómano, siempre rodeado de jovcncísimas concubinas, energético, caprichoso y ambicioso unificador. Su sucesor, Deng Xiaoping,jugó el papel (Id emperador heredero y discreto, que consolidó la tarea de su predecesor, reclutando burócratas eficaces, levantando la presión inicial sobre los letrados, abriendo el país a influencias exteriores de forma sahia y equilibrada, siguiendo la pauta vigente en las últimas décadas de la dinastía manchú de los Qing que se cifra en la máxima del zlwngti xiyong (esencia china, contingencia occidental), es decir, copiar selectivamente de los occidentales solamente su tecnología y su saber económico, pero mantener el enraizamiento esencial en lo propio. En la reformulación de Deng Xiaoping de este principio manchú lo contingente era el capitalismo venido de Occidente y lo esencial el autoritarismo unificador del Partido. Se produjo en las liturgias del poder maoísta ydel fanático culto al Gran Timonel una reedicíón -probablemente insospechada por sus protagonistas- de atávicas pautas de la antigua religiosidad solar, burocrática e imperial. A pesar de la persecución implacable tanto de la religiosidad popular como de las instituciones religiosas organizadas. lo que Mao Zedong intentó en realidad fue refonnular la religión de Estado del viejo imperio. Enormes pinturas del líder carismático electrizando a '!as masas, con un halo de luz irradiando desde su cabeza, llevaban directamente a un paraíso de enormes mazorcas de maíz y trenes humeantes, mientras su improbable travesía a nado del río Yangai le confería una unidad con las fuerzas de la naturaleza que rivalizaba con las de los más venerados emperadores. El maoísmo se acabó convirtiendo en una forma peculiar de religión de Estado. 1\'0 era nada extraño, pues, que en el verano de 19761a gente interpretase los devastadores terremotos que sacudir-ron China semanas antes de la muerte de Mao como un inequívoco signo celeste que venía a confirmar In que todo el mundo sabía: el Gran Timonel había perdido el favor del Mandato del Cielo. La dinastía parecía llegar a su fin. En la fulminante defenestración de Jiang Qing, la viuda de Mao y líder visible de la Banda de los Cuatro, a las pocas semanas de la muerte de su esposo, evidentemente se concentra toda la presión ideológica y política de la pugna entre izquierdistas y pragmáticos, pero 108

también cabe ver en ella cierta reedición del patrón atávico de la mujer malvada del emperador que le llevó por mal camino: es algo que aparece ya en el año 1000 a.C., cuando la dinastía Zhoujusrifica el derrocamiento de la anterior dinastía Shang, entre otros motivos, por las mala influencia de la mujer del último rey de los Shang... Siguiendo esta lógica, Mao hizo lo que hizo durante sus últimos años en parte porque la tuvo cerca. A finales de 19RO, el juicio n-k-visado y dramático contra la Banda de los Cuatro y en particular contraJiang Qing, que desafiante no paró de lanzar consignas del tiempo de la Revolución Cultural (zaoJan )'ou daoli: «Rebelarse está jusrificado-}. sirvió a Deng Xíaoping para acabar de consolidarse en el poder y acabar de hundir a su rival Hua Guofeng. Deng Xíaoping, Jiang Zeming y Hu Jintao, los máximos mandatarios reformistas que ha tenido sucesivamente China después de Mao Zedong, conservaron un poder enorme, pero renunciaron a la divinidad. Dcng Xiaoping reunió todavía a su alrededor cierta aura de carisma y liderazgo sabio, pero no llegó a los límites de promoción del culto fanático a la personalidad qlH' protagonizó Mao Zedong. Se entró después en una era de predominio burocrático, de mandatos legalmente limitados, de liderazgos colectivos y de dirigentes grises y de escaso carisma. Jiang Zeming, por más que lo intentó, no consíguió ni en los últimos aúos de mandato generar grandes pasiones populares. Hu Jintao es apenas un funcionario distante y afable, modesto y desconocido para sus súbditos, de momento un mero primo interparesen la permanenle del comité central. Este cambio en e! IJCTfil del liderazgo representa una positiva superación de! patrón del dirigente divinizado heredado del periodo imperial, expresa la superación del caudillismo y de! liderazgo mistificado hacia formas menos sujetas al capricho azaroso del dirigente de turno. No pocos aspectos del ejercicio del poder, de la organización burocrática y del proceso histórico de los últimos 60 años (le China presentan evidentes paralelismos con datos de la China imperial: el seeretismo en la toma de decisiones y en el modo en que se toman, el silenciarniento de toda forma de contrapoder o de oposición, la necesidad de exhibir públicamente el poder, el escrutinio exhaustivo de las vidas concretas y privadas de los ciudadanos o la insistencia en elevar el listón de la moralidad pública. Una de las más evidentes líneas de continuidad entre la nueva y la vieja China es la insistente preocupación del poder central por minimizar las altas dosis de corrupción que seg-rega de forma inevitable el sistema burocrático.

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Desde la dinastía Scng, hacia el siglo XII, existía en la China imperial un mecanismo de apelación directa al máximo poder imperial, al margen de la estructura administrativa y judicial ordinaria, desplegada sobre el terreno. Se trataba de una oficina de recepción de propuestas y de pliegos contenciosos que canalizaba los casos de aquellos que creían haber sido injustamente tratados por las instancias locales de gobierno y justicia. Las inmensas dimensiones del imperio hacían previsible la aparición de la arbitrariedad, y el poder benevolente canalizaba el previsible descontento con magnanimidad arbitraria. Para mitigar la corrupción, se ordenaba que los mandarines no pudiesen gobernar en su provincia de origen y que cada tres años se les trasladase para evitar que surgiesen excesivas complicidades con las elites locales. Se trataba básicamente de evitar que los impuestos se perdiesen por el largo camino que media entre el impositor y las arcas imperiales. En la China comunista estos mecanismos de apelación directa tomaron un nuevo aspecto pero mantuvieron intacta su formula extraordinaria, derivada de un poder paternalista que deja entreabierta al fondo del túnel burocrático una pequeña ven lanilla para poder atender al ciudadano indefenso -si se cree conveniente-, una ventanilla que sirve al mismo tiempo para poder controlar desde el centro a las lejanas administraciones periféricas. La reformulación de las viejas oficinas imperiales de apelación recibe el nombre de Shangfang y se canaliza a través de la comisión de Disciplina del Partido Comunista, la Oficina de Quejas y Cartas del Consejo de Estado o el Tribunal Popular Supremo. En estos últimos años, la corrupción generalizada a escala local y la dinámica de expropiación forzosa de tierras a los campesinos, en un país donde la propiedad de la tierra es de titularidad estatal y donde por lo tanto los campesinos están totalmente indefensos ante sus gobernantes más próximos, han disparado las cifras de casos presentados ante estas oficinas centrales de queja y revisión de casos. En 2003 se recibieron en Pekín 10 millones de apelaciones. Se calcula que diariamente acuden a la capital china entre 10.000 Y30.000 personas a presentar sus casos. En el suburbio pekinés de Huayuan ha surgido un enclave de chabolas y precarias edificaciones, llamado popularmente Shang;Iang cun (el pueblo de las apelaciones), donde se hacinan en pensiones infrahumanas los peticionarios que residen provisionalmente en la capital mientras intentan conseguir la deseada apelación. Tan sólo un dos ! 10

por mil consigue que su caso se revise favorablemente. Y es frecuente que la policía detenga a los peticionarios con órdenes cursadas en sus provincias de origen. Este crecimiento espectacular de apelaciones ha llevado al gobierno chino a promulgar en mayo de 2005 una nueva normativa sobre el Shanf!fangque se orienta a intentar que las peticiones se canalicen a nivel regional y a impedir y castigar severamente las concentraciones de protesta ante los centros de apelación. Esta dinámica de terca insistencia del ciudadano indefenso ante la intemporal, inmensa y todopoderosa maquinaria burocrática queda magistralmente reflejada en la película que Zhang Yimou filmó en 1992, QiuJiu da guansi (QiuJiu va aljuzgado), que sigue cámara en mano el peregrinaje de una Gong: Li mal vestida, embarazada, con una manta al cuello, irreconocible y veraz, en un registro interpretativo que queda muy lejos del glamour seductor que acostumbra a exhibir en sus películas de época, interpretando en este caso a una campesina tenaz que insiste ante diferentes niveles judiciales y de apelación hasta conseguir el desagravio a la injusticia infligida a su marido por eljefe local del Partido. Vemos a la heroica campesina hacinarse en las insalubres pensiones para población flotante y vemos la lógica implacable de un sistema que intenta desde la lejanía contrarresrar el poder absoluto y discrecional de los poderes locales en el campo chino. Otra pervívencla del pasado en la China maoista se detecta en las formas de vigilancia social mutua y de delación generalizada. Parecen provenir de un contagio de la neurosis estalinista pero tienen larguÍsima tradición autóctona en la China imperial, que se enraíza en el principio legista de la responsabilidad colectiva, por el que cualquier delito perpetrado por el miembro de una familia o comunidad acarreaba una punición para el conjunto del colectivo. Con este principio de aplicación draconiana de la ley, la vigilancia mutua estaba asegurada. La «unidad de producción» (danwei) es una forma crganízativa y de socialización y control social netamente comunista, pero ha sido también definida como «neotradicional" por reproducir pautas de las viejas comunidades y del sistema del baojia (sistema de agrupaciones de familias que tenían un único interlocutor con la burocracia imperial que se responsabilizaba del control fiscal y penal del grupo). En la China contemporánea ha seguido vigente la vieja distinción entre la corte interna (el CÍrculo del poder mas inmediato y cercano a la cúspide imperial, antiguamente poblado de concubinas y eunuIII

cos y hoy por clientelas de aduladores que pululan por los aledaños del centro partidario y gubernamental de Zhongnanhai, curiosamente situado en una de las alas adjuntas al viejo palacio imperial) y la corte externa (el circuito burocrático ordinario que extiende las decisiones imperiales hasta el último rincón del país). La obsesión del emperador manchú Yongzhcng a principios del siglo XVIII por seguir personalmente los más mínimos detalles de la indagación para desenmascarar una trama insurrecta antimanchú, y su obsesión por obtener a cualquier precio la autoinculpación y la autocrítica escrita de los letrados que alzaron la conspiración en su contra parece directamente calcada de la obsesión maoista por la autocrítica, la confesión pública y la rehabilitación pedagógica del enemigo del pueblo que reconoce el error y se somete a la voluntad infinita del Partido. Así, por ejemplo, el último emperador manchú, Pu Vi, ejerciendo de jardinero en Pekín después de haber sido sometido a largas sesiones de autoinculpación y de reeducación (y después de haber publicado el resultado de todo ello en ellibro De emperador a ciudadano) parece un calco literal del caso de uno de los conspiradores que se alzaron contra Yongzheng a principios del siglo XVllT, también liberado por el emperador de forma magnánima y benevolente después de haberle sometido epístolarmente y de forma personal a un proceso de reeducación. El emperador Yongzheng mandó compilar este intercambio epistolar con este insurgente arrepentido en un libro titulado El despertar del engaño. Mandó que el libro fuese leído y estudiado en sesiones quincenales por el grueso de la población china. Todo ello resulta más que cercano a quien está familiarizado con los métodos de adoctrinamiento y reeducación colectiva del maoísmo. El sinólogo Jonathan D. Spencc narra con detalle este episodio en La trairión escrita, un modelo ejemplar de historiografía narrativa, con un apéndice de más de cien páginas que va identificando página por página las fuentes documentales que sustentan la veracidad del relato. También en las sucesivas inquisiciones literarias de los emperadores manchúes encontramos la prefiguración de la obsesión por mantener una clase letrada sumisa y orgánica, al servicio del Estado (la fraseología maoista reconvirtió esta tradicional sumisión letrada en uno de los lemas más reiterados del maoísmo: al servicio del pueblo: wei renmin fuwu). Cuanto más rupturisra, iconoclasta y lanzado hacia el sueño utópico del futuro ha sido el régimen comunista chino, menos eviden112

tes se han vuelto las numerosas reincidencias y reescrituras de pautas atávicas imperiales en las que ha incurridoXo se postula aquí el eterno retorno ni el determinismo histórico, ni mucho menos el fin de la historia, sino simplemente una concepción de la historia en la que .~e establece una dialéctica entre innovación y permanencia, entre dinámicas visibles que se perciben a corto plazo y procesos de transformación que evolucionan mucho más lentamente. La historia se mueve entre la apariencia y la continuidad, entre la endogamia y la centrifugación, entre la superación y la vuelta compulsiva de pautas y modelos colectivos anteriores. jean Francois Billeter detecta en su brillante ensayo Chine troi.\jois muette algunos rasgos enraizados en las formas características de poder y de institucionalización histórica en China. De muy lejos, como mínimo del primer milenio antes de Cristo, procede una concepción del poder ritual e ilimitada, sin dependencia ni justificación externa (ni divina ni social), una concepción del poder más estratégica que política. Que llega hasta nuestros días. Así, cuando Mao Zedong afirmaba que la política era una forma de guerra, {'S taba en realidad diciendo que tanto en el campo de batalla como en el campo del gobierno se debe actuar de forma estratégica. Su concepción de una lucha de clases ininterrumpida no hace más que insistir en una concepción del poder absoluto que está permanentemente al acecho de posibles focos de disensión. Da 10 mismo si se trata de un vicesecretario del Partido o de un batallón, el enemigo acecha agazapado donde menos se espera, y hay que engatusarlo con métodos indirectos e insospechados, dando dos pasos atrás para avanzar un paso, estableciendo alianzas tácticas contra natura, incordiando a Confucío para atacar a Zhou Enlai y a Deng Xiaopíng. despellejando en una crítica literaria la obra de un oscuro autor teatral para hundir al secretario general del Partido en la capital ... Deng Xiaoping rebajó la presión sobre la sociedad y el Partido, siguió la pauta del gobernante inactivo, que deja que las cosas surjan y se autorregulen, pero que al final cuando es necesario aplica la misma vara inflexible: siempre que alguien se atrevió a cruzar la línea de la disensión, del desafío o del contrapoder amenazante sintió cómo caía sobre él la mano implacable del Estado. Durante mucho tiempo, desde 1990 hasta su muerte en 1997, Deng Xíaoping gobernó desde la sombra, a través de la mano interpuesta de Jiang Zemin, alardeando de tener como único cargo la presidencia honoraria de la asociación china de jugadores de bridge. 113

A lo largo de su historia, China ha rcformulado de formas distintas la constante indistinción entre lo sagrado y lo profano, entre lo público y lo privado, entre lo familiar y lo estatal. China es un ámbito histórico donde el humanismo no se funda en la idea de igualdad sino de singularidad.jerarquía y desigualdad (y fue paradójicamente durante el periodo maoista del ideal colectivista, cuando más reglamentadas y codificadas quedaron las clases sociales: se convirtieron en marcas indelebles, explícitas y hereditarias al servicio de la dominación burocrática del conjunto de la sociedad). El humanismo de raíz judco-cristíana y romana se basa en la idea de que todos somos iguales ante Dios y ante la ley. El humanismo de raíz confucíana se hasa en la idea de que todos somos distintos, y que la armonía se cultiva cuando de sabe tratar a cada cual según su distinción, según su rango, su posición en el escalafón de parentesco, de edad, de nivel económico, de nivel social o político. El poder absoluto evolucionó históricamente (~H China desde su inicial naturaleza aristocrática a una naturaleza burocrática (y por ahí se sigue todavía), pero retuvo su naturaleza ilimitada basada en el principio (tan maoista} de «dividir para vencer»: la burocracia ejerce su dominio absoluto sobre el conjunto de la población a través de la siembra de división interna. Ningún rasgo étnico, religioso o de clase social debe tener preponderancia por encima de los demás. En este equilibrio reside el poder absoluto, sin contrapesos de ningún tipo, En China no ha habido iglesias, grupos señoriales o intelectuales (incluso hoy más que intelectuales hay en China profesores, eruditos o letrados) que se hayan definido como poderes fácticos. Etimológicamente, en la China antigua, el concepto "poder» significaba capacidad de reequilibrar. La doctrina de las Tres Representaciones incorporada por jlang Zemln al ideario básico del Partido en el año 2002 viene a vacunar a la sociedad civil contra la tentación de constituir ámbitos o tendencias propias, al margen del poder: en el Partido cabe todo el mundo. Como ámbito totalizador de ordenación, el Partido debe representar también a los empresarios, a los multimillonarios, a los dinámicos artífices de la China urbana y rica. Ellos son ya un fragmento más de la totalidad que acoge el Partido. Que constitucionalmente China se defina como un régimen «socialista de mercado» no es ningún oxímoron, no es ningún rascacielos horizontal: es un dato irrelevante, puro accidente. EH la dinámica estratégica del poder da lo mismo (lo dijo Deng Xíoping) si los gatos 114

son socialistas o de mercado, lo importante es que cacen ratones. Mao Zcdong fue un estratega convulso y couspiranvo. D{~ng Xiaoping un estratega taimado y sutil, hábil maestro de la paradoja aparente. Suave por fuera, duro por dentro. jean-Francoís Bületer detecta en la dualidad polar de la cosmología correlativa china (yin-yang) la peculiar pauta estructurante de la experiencia histórica china, equivalente en cierto modo a las tres fun«iones que Ccorgcs Durnezil creyó percibir en el fundamento de la experiencia histórica indoeuropea. En este punto más de una alarma lectora se debe haber ya disparado. La irrupción súbita en este ensayo de la polaridad )'in-yanghabrá chirriado quizás en los oídos de más de un lector como una inadmisible y frívola broma new age, pero la cosa es muy seria. Con toda seguridad, llegados a este punto, más de un lector de este ensayo habrá pensado que todo esto está muy bien, pero que no pasa de ser una cháchara especulativa sin base empírica. Personalmente creo que sólo hace falta mantener la vista atenta a los datos y a los procesos históricos más concretos de la China contemporánea y al tiempo mantener en la memor-ia una perspectiva de larga duración para ver cómo emergen numerosos y reveladores paralelismos (del mismo modo que surgen evidentísimas e indiscutibles novedades, singularidades y diferencias, fruto de todo lo inédito que aporta el cambio social, ideológico, tecnológico, cultural, demográfico ... ). Hay que recordar que en China la polaridad )'inj'angse entendió siempre como un sistema de categorías fundamentalmente socio-políticas. Nada que ver con la beatitud estupefacta de las good vibrations californianas. La correlación cielo-tierra simboliza la dialéctica entre un principio de poder activo, unificador de 10 caótico), lo diverso (en terminología política china tradicional: el Cielo) y un principio de obediencia pasiva, de dispersión entrópica que necesita quien le de Iorma y cauce (en terminología política tradicional, la Tierra). Quizás en el fondo Marx y Engels no iban tan errados cuando hablaban del modo de producción asiático ... En diferentes entornos y a través de grandes transformaciones tecnológicas, económicas y sociales China ha reformulado históricamente esta pauta recurrente. Escribe Billeter: «El régimen actual reposa sobre las mismas bases. El Partido Comunista Chino ha rcestablecído, una vez más, la división tradicional de la sociedad en dos esferas, pero, esta vez, el cruce de la tradición china con la tradición bolchevique y otros elementos de procedencia 115

occidental, ha producido una mezcla inestable, de futuro incierto». Todavía hoy, a principios del siglo XXI los adalides del neoautorltarismo capitalista chino que defienden la necesidad de la misión histórica del Partido Comunista como guía firme y necesario del proceso de modernización de la China actual basan (sin saberlo) sus argumentos en este principio de la polaridad dual: el pueblo chino es esencialmente caótico, esencialmente inmaduro para la democracia, es incapaz de ser dominado de ninguna otra forma que no sea un poder absoluto y unificador de lo disperso. Sin este principio absoluto de autoridad que representa el Partido, China se vería abocada al luan, al caos y el desgobierno. Sólo habrá progreso y riqueza en China con la estabilidad que sella y garantiza este poder esencialmente yang, duro, absoluto, solar, unificador, paternal y cruel si es necesario. Probablemente los teóricos del neoautoritarismo chino tienen algo de razón. Pero tan sólo un poco. Es inviable y probablemente demagógico imaginar un cambio democrático repentino en China que no conlleve enormes efectos secundarios. Casi nadie duda de que el caos y el desgobierno estarían asegurados. Pero es perfectamente posible y deseable que se emprenda un proceso reformista gradual y aperturista que vaya acercando el país oficial al país real, que "~aya ensanchando decisivamente los márgenes de libertad de opinión y de información, los márgenes de autoorganización de una casi inexistente sociedad civil, la capacidad de control y elección de los poderes locales, la independencia y efectividad real del poderjudicial, la potenciación de las instituciones legtslatlvas existentes, la desaparición de los cerca de 300 campos de detención y trabajo forzado que funcionan al margen del sistema judicial, directamente vinculados a los órganos políticos y policiales en los que se hacinan 300.000 dclenidos sin juicio ni derecho legal alguno, víctimas potenciales de tortura y abuso. Del mismo modo que en dos décadas se ha transformado radicalmente el paisaje económico chino, podría abrirse el camino gradual y atemperado hada una sociedad china progresivamente abíerla y dueña de sus designios. De momento no se atisba voluntad alguna de emprender seriamente un proceso reformista en esta dirección. Tras la llegada al poder de HuJiantao el finales del 2002 se abrieron esperanzas de reforma o apertura política, pero la realidad es que a finales del 2004 han reaparecido las campanas de adoctrinamiento por la pureza ideológica, las detenciones selectivas a destacados intelectuales (como Liu Xiaobo, presidente de la sección china 116

del Pen Club internacional) y la prohibición de libros, paginas web y weblogs perniciosos. El monopolio del poder sigue siendo una materia que queda fuera de toda discusión. Cuando en China se expresan reticencias a un sistema multipartidtsta democrático presentándolo como algo esencialmente ajeno a sus valores (asiáticos), se están en realidad expresando reticencias a un poder basado en la pugna reglamentada de opciones que representan grupos, intereses, minorías, ideas y sectores diversos en liza. Esta manera de resolver las tensiones sociales e ideológicas, en la perspectiva china neouadlcional es sinónimo de luan (caos, desorden). En el mejor de los casos la democracia mulrípartídista es percibida como una farragosa y arriesgada pérdida de tiempo y de energía, como una forma estúpida, atrasada, burda e ineficaz de resolver las tensiones de la sociedad. Cuando los chinos contemplan la empantanada sucesión de elecciones y votaciones, de vetos y presidencias rotatorias de la Unión Europea, se sienten muy aliviados de poder decidir las cosas por procedimientos de optativo recurso consultivo, de consenso colegiado en una élíte burocrática adoctrinada y perrunamentc fiel, en un tenor tecnocrático y centralizado en muy pocas, poquísimas manos. De esta forma ---COll un punto de condescendencia impaciente-e, perciben bastantes personas en China a las democracias multipartidistas: son vistas como formas de organizarse típicamente bárbaras, que no resuelven los conflictos de forma inteligente y sutil, sino que airean los conflictos, los pudren, los profundizan y los exponen de forma obvia y desagradable, los dramatizan, los confrontan ... en vez de resolverlos de forma callada, sabia y eficaz. La compulsión ncorradicional china ve en el mulüpartídísmo occídcntal una puerta abierta al desorden y a un desgaste inútil. Considera superior y más inteligente un poder fuerte y legitimado por una práctica benefactora, un poder paternal y benévolo (siempre que no sea puesto en duda, momento en el que debe sacar a relucir sus uñas de acero), un poder que si posible puede ser colegiado, abierto a las quejas individuales de sus súbditos, abierto incluso a la consulta de los técnicos, pero que si conviene puede ser amenazante, potencialmente brutal, ilimitado y represor de toda tendencia a la disgregación. Un poder que intenta neutralizar el conflicto antes de que surja, que busca un equilibrio a través del consenso y de la legitimación moral (vía confucíana) ya través de la violencia y la coerción (vía legista). 117

Los 15.000 ajusticiados anuales que reconocen las autoridades de seguridad en documentos internos a principios del siglo XXI, y la necesidad de darles amplia publicidad, o bien la pervívencia de un sistema de campos de trabajo carcelario forzado (y la consiguiente negativa a firmar el tratado de eliminación del trabajo carcelario forzado que han firmado todos los miembros -c-menos diez- de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sirven de recordatorio a los ciudadanos chinos de la naturaleza potencialmente brutal de este poder absoluto. Evidentemente China no está predestinada al autoritarismo, pero lo que aquí se afirma es que el peso ideológico de la tradición autoritaria y su capacidad de mutar en eng-endros tan extraños como el del actual Partido Comunista (neoliberal y neoconservador) Chino es muy fuerte. Cuando en China se habla de reformas políticas casi todo el mundo está pensando en institucionalizar y modificar parcialmente lo que existe: permitir candidatos diversos (del Partido) a un mismo cargo, dotar de fuerza legislativa real y efectiva al Congreso Nacional dell'ueblo, dotar de algunas competencias representativas a la Asamblea Consultiva del Pueblo, plantearse formas de representativídad real a nivel local, consolidar el sístemajudicial, luchar a fondo contra la corrupción, ampliar el margen de la libertad de opinión ... Dar paso más allá es acercarse al abismo del Luan (desorden, caos). Casi nadie habla ni ha hablado en China de multípartídísmo. Pero la muestra de que es históricamente posible superar esta compulsión autoritaria lo ofrece el régimen democrático chino de Taiwán, así como también la aspiración democrática de la sociedad de Hong Kong. En el primer caso, hay que tener en cuenta que la democrauzación se ha producido en unas circunstancias políticas, históricas y sociales muy peculiares y excepcionales. La democratización en Taiwán ha sido paralela a un proceso de distanciamiento respecto a la identidad china. A medida que se ha ido democratizando, 'Iaiwán se ha ido «desinizando- y «raiwanoando». La irrupción de la democracia ha sido posible en UlJaS condiciones históricas muy concretas que empujaban en esa dirección, la democracia era casi un mecanismo imperativo de supervivencia. La [alta de legitimidad legal internacional (expulsión de la ONU) provoca que Taiwán sólo pueda llegar a perdurar si se presenta a sí misma como la «China Democrática" frente a la «China Autocrática y Comunista». En cualquier caso, el desarrollo histórico muestra en Taiwán (yen pane en Hong Kong) que es factible la existencia de una China de118

mocrática, pactista, plural, que asume los derechos civiles individuales y de las minorías (sexuales, nacionales ... ), que asume la complejidad sin intentar subsumirla bajo el manto de un discurso unificador, que asume la coexistencia de poderes diversos y limitados (no sin dificultades ni tensiones, ciertamente). Taiwán y Hong Kong sitúan al poder chino actual ante un reto de dificil solución. El afán totalizador y unificador revestido de retórica nacionalista neoímperial de Pekín (un medio estratégico del poder para perpetuarse, no lo olvidemos, no en sí misma una finalidad) puede llevar a la paradoja de que la asunción de estos dos territorios periféricos acabe resultando indigerible. La realidad compleja de estas dos pequeñas chinas del sur se convierre en germen disolvente de la lógica de un poder total, absoluto, que tan sólo hace concesiones estratégicamente útiles, no pactos entre sujetos históricos en concurrencia. La insistencia taíwanesa en afirmar su propia diferencia, su propia experiencia histórica y social diferenciada y su derecho de autodeterminación, su derecho a pactar de igual a igual con China, irrita y escuece en la herida que más duele en una concepción del poder neoimperial que vive este proceso taiwanés como una humillación. Una humillación que es triplemente dolorosa, porque Taiwán fue colonia japonesa y vive hoy bajo una suerte de ambiguo protectorado norteamericano ...

LA QUI:-
El peso demográfico es sin lugar a dudas una de las herencias más evidentes que han condicionado y condicionan la evolución hísrórica de China. Ningún analista y menos todavía ningún gobernante chino actual puede ni por un segundo olvidar la magnitud de las cifras con las que tiene que lidiar. Estamos hablando de más de mil trescientos millones de habitantes, el22 por ciento de la población mundial en el 7 por ciento de las tierras cultivadas del plan era. Ésta es la enorme fuerz.a de la China actual y, al mismo tiempo, la enorme carga que debe sobrellevar y que debe saber asumir. Asegurar el abastecimiento de comida y de agua para todos ellos es y ha de ser necesariamente una preocupación elemental pero en absoluto baladí. Si bien en estas últimas décadas el desafío se ha si119

tuado en el abastecimiento alimentario (no siempre conseguido, como durante el desastre del Gran Salto Adelante), probablemente en

las próximas décadas el agua centrará las preocupaciones de los dirigentes chinos: distribución desigual, escasez y contaminación no hacen un buen trío en este juego. Pero evidentemente en una China que ve cómo en los alrededores de la grandes ciudades ricas empíczan a proliferar los ajardinados barrios residenciales de lujo e incluso los campos de golf, asegurar un avance en los estándares de vida mínimamente armónico es también un imperativo deseable. Muchos historiadores atribuyen a la explosión demográfica que se produjo entre 1680 y 1850 la pérdida de primacía de China en relación a Europa y el resto del mundo. La población del imperio central se triplicó en este periodo, pasando de 120 millones a 430. Si se abandona -ni que sea por un rato-e- la restringida perspectiva eurocéntrica con la que acostumbramos a contemplar el presente y el pasado, no se puede dejar de reconocer que hasta el siglo XVIII China era no tan sólo el más extenso y más poblado. sino además el más vertebrado y complejo, tecnológicamente sofisticado y organizado de los estados existentes en aquel momento. Inmersos en marcos institucionales y procesos históricos totalmente diversos, los dirigentes europeos, rusos, indios, japoneses y otomanos coincidían en un mismo esfuerzo por desarrollar burocracias capaces de expandir y administrar un sistema fiscal y un control efectivo sobre el territorio. China les llevaba en ese terreno casi un milenio de ventaja. Pero el extraordinario despegue demográfico que se produce en China desde finales del siglo XVII acabará superando la capacidad del imperio para abastecer a su población y para mantener en pie la solidez del Estado frente al desafío que representan los imperios occidentales a lo largo del siglo XIX. No hay que olvidar, sin embargo, que antes de esta crisis el campo chino aguantó durante más de un siglo el envite de la intensa presión demográfica. Consiguió mantener un paralelo crecimiento de producción alimentaria gr-acias a la incesante roturación de nuevas tierras y al aumento del rendimiento agrícola. U>urante el si.glo xvrn la agricultura china llegó a su punto máximo 'de desarrollo) Consiguió sacar el máximo partido a sus tierras complementando los cultivos tradicionales (mijo, arroz, trigo, echada) con nuevos cultivos que permiten aprovechar el invierno y sacar un buen partido de tierras mal irrigadas (patata, maíz, boniato, sor120

go). Algunos de estos nuevos cultivos procedían de América y entraron en China a través de la colonia española de Filipinas. En este periodo se desarrollaron también los cultivos de rendimiento industrial (algodón, té, caña de azúcar) y se intensificó la cría doméstica de porcino o volatería, así como la piscicultura. El enromo institucional tuvo un papel decisivo en todo este desarrollo. La política agraria y fiscal de los Qing tomó desde finales del siglo XVl1 una orientación muy favorable al pequeño campesinado, que gozó del periodo de menor pn;.~ión fiscal de su historia. \ Este crecimiento paralelo de la población}' de la producción alimentaria entró en crisis a finales del siglo xvut. En este momento empieza a retroceder el índice de superficie cultivada por habitante. La revueltas campesinas y étnicas del cambio de siglo, las guerras exp'Ulsivas en el Asia interior, la inoperancia del Estado, el estancamiento cultural en que queda China tras la inquisición literaria del emperador Qianlong en el último tercio del siglo XVIII, la corrupción administrativa y militar, la extensión del consumo de opio en las elites y la huida de la plata a manos británicas para sufragar la compra de opio, el "barro de los extranjeros'>, se conjugarán hasta crear lo quejo K. Fairhank denominó la «paradoja de un crecimiento sin desarrollo», que tan sólo una revolución tecnológica podría haber desbloqueado. L
La repercusión de las pautas matrimoniales chinas sobre el pro-ceso demográfico constituye un factor «cultural» que ha sido con frecuencia sohredimensionado y considerado corno una de las marcas diferenciales de un Occidente racional y dinámico frente a un Oriente fatalmente irracional y estancado. No hay que olvidar que China llevo al cenit durante la primera mitad del siglo XVIII un modelo civilizador de base agraria y con un importante potencial de manufactura artesanal. Ciertamente fue en Europa -cconcretamente en un rincón insular de Europa- y no en tierras chinas donde se produio el despegue del capitalismo, del desarrollo tecnológico moderno, del crecimiento económico sostenido. ¿Cabe por ello inferir que las cosas estaban ya inscritas en el código genético y cultural asiático? ¿Cabe asociar la ya secular pero perentoria superioridad tecnológica, económica y militar occidental a enraizados y radicalmente distintos valores culturales? Cuando se contemplan los hechos históricos sin hacer ascos a la complejidad de dinámicas, factores y procesos que concurren en ellos, se revela lo falaz y simplificador que llega a ser la modelización unívoca dd devenir histórico, en una concepción mecaniclsta y causal, donde -a postcnori-c- siempre es posible aislar un factor determinante que lo explica todo. Tras el periodo de acelerado crecimiento que hemos analizado, llegó cierto estancamiento. Entre 1850 y 1949 la población china aumentó tan sólo en un 0,3 por dento anual (lo cual no de-ja de significar un nada despreciable aumento total de 130 millones de habitantes). El segundo periodo crítico para la evolución demográfica china se produjo en la segunda mitad del siglo xx. En octubre de 1949, en el momento que Mao Zedong proclamó la República Popular China en la plaza de Tíananmcn, tenía bajo su mando a 560 millones de chinos. Cuatro decenios más tarde esta cifra se había ya doblado. Desde el inicio del periodo maoista hasta el año 2004, la tasa de mortalidad ha pasado del veinte por mil al siete por mil, mientras la esperanza de vida ha subido desde los 40 a los 72 años. Durante las dos primeras décadas del maoísmo la consigna era tener cuantos más hijos mejor. La tradicional tendencia natalista encontró nuevas razones. Las autoridades de Pekín animaban a los camaradas de la República Popular a procrear sin restricción para contribuir a engrandecer y fortalecer a la nueva China. Se produjo una disminución significativa de la mortalidad que, al no venir acompañada de una disminución pareja de la natalidad, llevó a la progresión demográfica acelerada. Tan sólo la hambruna que trajo consigo 122

el estrepitoso fracaso de la campaña del Gran Salto Adelante a principio de la década de 1960 (más de 30 millones de muertos de hambre) rompió de forma puntual la curva ascendente. En esta primera fase, el régimen de Mao no Introdujo medida alguna de contención de la natalidad. Tan sólo de forma aislada surgieron algunas voces que abogaban por e! control de natalidad. Uno de los primeros en manifestarse abiertamente al respecto fue Deng Xiaoping en la temprana fecha de 1953, cuando era ya un joven y brillante viceprlmer ministro y tras conocerse los resultados preocupantes del primer censo. En 1957 reaparecieron las voces maltusianas, entre las que destacó las de! rector de la Universidad de Pekín, Ma Yinchu, pero fueron tildadas de derechistas, oprandose por seguir ligando de forma directa crecimiento demográfico a crecimiento económico. En realidad, lo singular del caso chino no es que la población creciese tanto en tan poco tiempo durante estas dos primeras décadas del régimen de Mao (en eso se limitó a seguir la pauta demográfica habitual de los países del tercer mundo), sino que consiguiese después ralentizar la curva de crecimiento de forma firme y significativa en la últimas tres décadas del siglo xx.d,a implantación a partir de 1970 de nuevas políticas demográficas de contención, que desembocaron en la adopción de la política del hi]o único desde 1979, ha representado una disminución muy significativa en la tasa de fecundidad, una disminución sin parangón en otros países inmersos en dinámicas de transición demográfica similares, como por ejemplo la India/'I Lf 'campaña de control de natalidad emprendida durante los atlas setenta tomó como lema la fórmula «tuart xi snoo-, es decír.: wan (tarde, matrimonio tardío), xi (espaciado, embarazos espaciados, a ser posible un mínimo de 4 años) y shaa (poco, pocos hijos, idealmente dos, y como máximo 3). Se instituyó una tupida red de planificación familiar encarg-ada de hacer cumplir a todos los niveles los objetivos marcados. Aquellos que cumplían los requisitos de la campaña obtenían recumpunxas sustanciales: mayor asignación de grano, concesión más rápida de alojamiento y derecho a viviendas más espaciosas o bien obtención de equipamiento doméstico. Hay cifras que casi hablan por sí solas: durante la década de 1970 el número de abortos practicados por cada 100 nacimientos subió de 20 a ."i7. La muy alta proporción de jovenes'udulros que se registraba en China hizo que estos cambios se reflejasen de forma inicial y más claramente en los índices de fecundidad que en las tasas de natalidad. 123

En el arlo 1970 cada mujer china llegaba a tener 5,8 hijos como promedio. En 1979 este índice habia disminuido hasta eI2,7:). En el año 2005 se había bajado ya hasta un promedio de 1,72 hijos por mujer, en un nivel ya muy cercano al índice medio de la Unión Europea. Según los cálculos más verosímiles, en apenas una década, entre 1970 y 19RO, la tasa de natalidad pasó del 37 por dento a121 por ciento. Si bien cabe valorar como un éxito rotundo la desaceleración demográfica que se ha producido en China desde la década de 1970, no hay que olvidar su cara oscura: se trata de un éxito conseguido en muy buena medida gracias a métodos netamente autoritarios. Ha sido un proceso donde la intromisión del Estado en la intimidad y la libertad individual ha llegado a límites insospechados. ¿Es sólo atribuible al mantenimiento de un poder fuerte, coercitivo y autoritario, este éxito demográfico? ¿Es condición necesaria un Estado dictatorial e intervencionista en el manejo decidido y rápido de los proces<Js de transición demográfica? Interrogantes parecidos nos asaltan con frecuencia cuando contemplamos la evolución de China en las últimas décadas del siglo xx. Ponemos en un plato de [a balanza los logros materiales, la estabilidad, el crecimiento económico y en el otro el coste en coerción, censura, cárcel o exilio. Se trata en realidad de un falso dilema, un dilema que asume falazmente que una cosa necesariamente conlleva la otra. O que el único camino posible es el trazado. En el caso concreto que ahora contemplamos, en el manejo chino de la transición demográfica, sería un error convertir en axioma un proceso histórico complejo. singular y contingenu-. Que del modelo chino de transición demográfica se infiera que sólo en un contexto de intenso control político y social sea posible cabalgar el caballo desbocado del crecimiento demográfico tercermundista es llevar muy lejos las cosas. El éxito de las políticas de planificación familiar a lo largo de los aIlos setenta llevó a su radicalización. Se redujeron las cuotas y se pasó del incentivo al castigo. Esta vuelta de tuerca de las políticas de planificación demcgráflca se produce en el contexto de la introducción de las Cuatro Modernizaciones (agricultura, industria, defensa y tecnologia) impulsadas por Ueng Xiaoping en 1979. La implantación de la política del hijo único revela uno de los perfiles menos defendibles del régimen de Deng Xiaoplng. Se incrementaron las ag-encias de planificación familiar a todos los niveles de la escala productiva. Cada equipo local de planificación tenía bajo su responsabilidad entre 121

20 Y40 familias en edad de procrear. Los responsables de implementar las nuevas políticas de planificación familiar no dudaron en impulsar la esterilización (mayormente femenina) yen mucho casos a imponerla, especialmente después del primer parto. Ellos decidían qué matrimonios estaban autorizados a procrear cada arm en función de la cuota de reproducción asignada a la tlanwei, es decir. a la unidad de producción, ámbito de socialización del individuo que es al mismo tiempo la unidad mínima administrativa y de control social. La práctica del aborto no se ha limitado en China a las primeras semanas del embarazo. Han sido muy frecuentes los abortos tardíos, practicados después del sexto mes de embarazo. Así por ejemplo en el ano 1992 queda registrado que un tercio de los 624.000 abortos practicados en la provincia de Cantón se produjeron con posterioridad al sexto mes de embarazo. ¿Por qué se llega a una cifra tan alta de embarazos tardíos? A lo sumo es posible que un embarazo pase inadvertido durante cuatro o cinco meses ante los ojos de los vecinos indiscretos y de las correosas supervisoras de planificación familiar que con periodicidad mensual controlan a las mujeres de cada distrito. En el momento en el que un embarazo ilegal es descubierto, se procede expeditivamente al ahorto, sea cual sea el momento de detección. El más ncgativo de los efectos secundarios de la política del hijo único es el del aumento significativo de la práctica del aborto sexualmente selectivo, del abandono de niñas y del infanticidio femenino. Especialmente en el ámbito rural, que en China -no lo olvidemostodavía hoy quiere decir más del 70 por ciento de la población, es decir, cerca de ROO millones, las pautas culturales ligadas a la estructura familiar y el sistema matrimonial han provocado que la primogenitura masculina sea una figura muy importante. La vigencia generalizada de la exogamia y el matrimonio patrilocal, es decir, de la costumbre de que las hijas cuando se casan se trasladen a otra familia, y normalmente a otra población, implica la desvinculación total de su núcleo familiar de nacimiento. En el mejor de los casos, el reencuentro de la hija con los padres se produce tan sólo una vez. al afio, en las festividades del año nuevo, es decir, en las fiesta de la primavera (chunjie). Pero no nos equivoquemos, toda esta serie de prácticas de rechazo a la procreación de niñas responde tanto a un atavismo cultural como a un simple y económico cálculo de futuro. En un régimen que a pesar del revestimiento comunista no se puede ni remotamente con125

templar un sistema universal de pensiones o de seguridad social capaz de asegurar la manutención y cuidado de sus ancianos (y mucho menos para los de extracción campesina), queda en manos de los hijos (del hijo') la responsabilidad sobre sus ancianos y venerados padres. En resumidas cuentas: una hija es alguien a quien hay que alimentar y cuidar durante los primeros años de su vida pero que en el futuro deberá ocuparse de cuidar a sus suegros y no a sus padres. En cambio, un hijo varón significa una garantía de supervivencia en la vejez, sellada por eJ milenario dispositivo ideológico confuciano de la piedad filial. La preferencia por los hijos varones es habitual en el campo. A pesar de las campañas para promover la igualdad de sexos que se puso en marcha durante el periodo maoista, la conjunción de las pautas culturales tradicionales con la práctica inexistencia de un sistema de seguridad social lleva a esta población rural empobrecida a depender de sus hijos cuando se hacen mayores. Las únicas provincia.. que tienen una proporción normal de nacimientos son Mongolia Interior, Ningxia (noroeste), Heilongjíang (noreste), Guizhou, Qinghai, Tíbet (suroeste) y Xinjiang (oeste), zonas muy extensas, fronterizas y periféricas. pobladas en su mayoría por minorías étnicas. Tampoco hay que exagerar de forma alarmista la incidencia-c-estadísticamente opaca- del infanticidio femenino. Ante el infausto nacimiento de una niña, frecuentemente no es necesario proceder a su ejecución, lo que se hace es simplemente no registrar a la recién nacida, enviarla con algún pariente, darla en adopción a una pareja estéril o abandonarla ante la puerta de cualquier organismo público para que acabe entrando en el proceso de la adopción internacional. Se trata, en cualquier caso, de evitar la cobertura dd cupo legal y así poder intentar por segunda vez procrear al varón deseado. Es sabido, por otro lado, que la administración local con frecuencia relaja la rigidez de la ley del hUo único en d ámbito rural, sobre todo si hay dinero por medio. Circula por China un chiste que recuerda que en las zonas rurales es donde hay más gemelos ... de edades distintas. La reciente generalización de la tecnología del escáner de ultrasonidos en China tiende también a provocar la disminución del infanticidio femenino (ya aumentar el aborto selectivo). Si durante el embarazo se consigue determinar, gracias a los ecógrafos que venden a buen precio la información, que el sexo del feto es femenino, se procede al aborto inmediato y se acaba el problema. Aunque no hay estadísticas al respecto, tanto el aborto selectivo como la figura de las 126

niñas sin papeles o el infanticidio femenino quedan reflejados en una tasa de nacimientos masculinos anormalmente elevada. China eejuntc a 'Iaiwán el único país del mundo donde hay más hombres que muieres. Mientras que la proporción media de nacimientos en el mundo se mueve en una horquilla que está entre los 103 y 107 nacimientos de nifios varones por cada 100 niñas, el censo chino del año 2000 revelaba que por cada 100 niñas nacían 117 niños. Cuatro años más tarde la brecha ha crecido y las autoridades chinas calculan ya un índice de nadmicntos de 120 niños por cada 100 niñas, y en algunas provincias la diferencia crece, es el caso de la muy modernizada y turística isla surena de Hainan, donde se registra el nacimiento de 1~5 niúos por carla 100 niñas. Este desequilibro demográfico en el terreno del género provocará que hacia el año 2025 haya entre 30 y 50 millones de hombres jóvenes chinos desparejados. Entre las numerosas consecuencias sociales que puede provocar este desequilibrio de géncros hay quien apunta a efectos secundarios nada inocuos. La investigadora en el campo de la seguridad de la Universidad de Harvard, Valerte Hudson, diagnostica que en las sociedades con un número relevante de machos sin casar se produce un aumento de la violencia, el crimen y el descontrol social. Parece una obvíedad constatar cómo el matrimonio o en su defecto el aparejamiento estable es, entre otras cosas, un efectivo agente socializador y domesticador de un género como el masculino, que históricamente tiende a la violencia. Por otro lado, estas investigaciones apuntan de forma alarmista a que este excedente de testosterona podría llegar a ser para los dirig-entes chinos del futuro un incentivo de cara a su consumo en acciones militares ... Peropara ver alguna de las consecuencias del desequilibrio de géneros, no hace falta lanzar hipótesis alarmistas ni prospecciones hacia el futuro incierto, tan sólo hay que contemplar las repercusiones actuales de este fenómeno y multiplicar las citras. La situación en es[e campo ha dado ya lugar a un aumento verificado del tráfico de mujeres y niños. En el afio 2001, la policía china liberó a 42.215 víctimas de este tráfico ilegal, mientras quc 22.000 sospechosos fueron arrestados por delitos relacionados con el secuestro de mujeres y niñas, forzadas en su mayoría a la prostitución o vendidas para integrarse en matrimonios acordados y ligados a transacciones económicas. Consciente de la gravedad del desequilibrio de géneros, el máxi1::!7

mo líder chino, Hu jinrao, anunció a principios del año 2004 que uno de los objetivos más importantes de China durante los próximos diez anos será la igualación de los nacimientos de hombres y mujeres. La Comisión Estatal de Planificación Familiar concretó pocos meses más tarde que el gobierno planea revertir el desequilibrio en el año 2010 mediante la prohibición de los abortos selectivos y lanzando campañas para acabar con la tradición que valora más el nacimiento de un niño que el de una niña. Cualquier organización médica o parlindar, estable o ambulante, que ofrezca servicios de aborto selectivo ilegal, gracias a la determinación del sexo en diagnósticos con escáner de ultrasonidos o cualquier otra tecnología que pudiese llegar a surgir, tendrá que pagar las consecuencias legales. En 1994 se aprobó en China una Ley de Eugenesia. Se trataba de evitar «nacimientos de inferior calidad y aumentar la calidad de la población-. En un país que cuenta con 10 millones de discapacitados mentales}' otros tantos discapacitados físicos de nacimiento, el objetivo era reducir estas cifras a base de aumentar los controles preventivos. Aquellos susceptibles de procrear hijos COlI deficiencias congénitos debían ser esterilizados. Los embarazos de riesgo debían ser resueltos en aborto. A pesar de que el desarrollo posterior de la ley explicitaba que antes de proceder a ninguna esterilización o ningún aborto era preciso el consentimiento de los afectados (o de sus lutores o vigilantes), es muy probable que abusos similares a los que se han asociado al cumplimiento de la ley del hijo único hayan (h:jado este punto en papel mojado. La aprobación de esta ley provocó polémica internacional, porque recordaba de cerca una ley similar de la Alemania nazi. El gobierno chino reaccionó con presteza cambiando el nombre de la ley, renombrándola como Ley Natal y de Salud. La política del hijo único fue pensada como una terapia de dIOque. Se planteaba como una política restrictiva que en principio debía ser aplicada durante una o a lo sumo dos generaciones. Si se prolonga mucho tiempo más, tenderá a dibujar una sociedad con abundancia de hombres solteros, una sociedad donde la palabra hermano no tendría mucho sentido, donde los jóvenes, después de haber crecido como auténticos pequeños emperadores, se encontrarían sin saber cómo ante el desafío de cuidar de sus padres y de sacar adelante un país súbitamente envejecido, con muchos más longevos jubilados que jóvenes productores. He aquí un problema de complicada solución para las autoridades chinas en el inmediato futuro. No olvidemos por otro lado que China ha venido basando su acc-

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[erado crecimiento en su inagotable reserva de rnauo de obra móvil, precaria y barata. La población en edad de trabajar creció un 50 por ciento entre 1975 y 1995. La previsible reducción sustancial de esta masa ingente de mano de obra barata plantea a dos décadas vista el reto de un necesario cambio de modelo de desarrollo. Los modelos recientes de transformación de modelo económico de Taiwan y Hong Kong pueden dar algunas pistas, pero las dimensiones y las circunsrancias poco tienen que ver.

EL NUEVO IMPERIO CENTRAL

LA

HISTORIA DE LOS TRES O CUATRO Rl<:lNOS

La primera [rase de la Historia de los tres reinos (Sanguo )'anyi), una de las primeras y más famosas novelas clásicas chinas escrita a principios de la dinastía Ming, en el siglo XIV, dice lo siguiente: "Cuando el reino lleva mucho tiempo desunido, se une; cuando lleva mucho tiempo unido, se separa». Esta sentencia no hace más que n-flejar un patrón recurrente en la milenaria historia china. Contra lo que reza el estereotipo, China no ha permanecido durante milenios inmóvil, agazapada y unida tras la gran muralla. China ha pasado largos periodos compartimentada en diversos reinos. Durante el último milenio ha sido invadida total o parcialmente en numerosas ocasiones. Ha sido durante siglos dominada por pueblos de las estepas que adoptaron las formas culturales y de gobierno del reino invadido. Los bárbaros del norte acabaron mostrando más apego a los clásicos chinos que nadie. La China contemporánea no escapa a la incertidumbre acerca de la inte-gridad territorial. No tanto en razón de que la República Popular China pueda perder alguna porción de su extenso territorio (cosa harto improbable, por más anhelos secesionistas que alimenten algunas de las minorías nacionales fronterizas, como Tíbet o el el Turquesrán uigur) como por el sueño incierto y hoy incompleto ríe la Gran China, que en su versión ideal incorporaría a su espacio efecuva la isla de Taiwán. Se trata de un sueño que podría muy fácilmente convertirse en pesadilla. Por no hablar de los dolores de cahe/.a que I ~I

empieza a dar a los mandatarios de Pekín la cada vez más frecuente tendencia de los ciudadanos de Hong Kong a manifestarse y exigir el sufragio universal y el respeto a sus derechos de libertad de expresión, asociación ... Después de la reintegración a la soberanía china de la ex colonia de Hong Kong, ninguna interrogación prospectíva sobre los posibles escenarios en los que puede moverse el futur-o de China en las próximas décadas puede dejar de considerar el problema de la unidad de su territorio actual y de la relación con Taiwén. Los dirigentes chinos han conseguido generar un consenso general alrededor de la idea de que ha llegado para China un tiempo de recuperación de la centralidad intemacional perdida, de unificación y de liderazgo fuerte y desprovisto de personalismos. Las perspectivas más optimistas dibujan la imagen de una Gran China, erigida en superpotencia del siglo XXI, capaz de sumar y multiplicar los ritmos de r-rc-cirnic-nto y las sinergias positivas ,lel C1111 ririente chino, Hong Kong, 'faiwan y las comunidades chinas del sureste asiático, capaz Ih: superar a Japón en todos los aspectos y de liderar sin disCllsiones el área geopolítica del Pacífico. Capaz de tener un papel de primer orden en la escena económica y geopolítica intcruacional. Las perspectivas menos idílicas prevén la emergencia de las tensiones latentes en la sociedad china y la imposibilidad de resolver de forma razonable y pacífica el contencioso de Taiwán. La incapacidad de Pekín para transformar la naturaleza absoluta de su poder en un nuevo marco basado en el imperio de la ley alejaría de forma progresiva el país oficial del real. Su voluntad de Integrarse en la comunidad internacional podría volverse incompatible con un estilo de poder esencialmente estratégico y sustancialmente ilimitado, solo dispuesto a asumir la contención como una táctica de propia decisión. La voluntad de Pekín de agregar sociedades tan avanzadas y complejas, democráticas, enriquecidas y cosmopolitas como son las de l long Kong o Taiwan, aumenta exponencialmente este riesgo de fractura radical entre la rigidez hierática del régimen y el dinamismo plural y uluamodemo de sus súbditos. Algunos analistas apuntan a la agudización de los desequilibrios regionales (económicos, sociales, demográficos) que se están produciendo con el vertiginoso desarrollo de las provincias costeras del sur de China, corno un toco latente que se podría activar a modio plazo ClJ una din;lmica de celllTifllgaci(ín y de consolidación de poderes re132

gionales con intereses contrapuestos. No parece ésta una hipótesis plausible en estos momentos, pero podría tomar fuerza en caso de crisis sucesoria o de descomposición del poder central. En realidad, ya actualmente las provincias chinas detentan parcelas de poder económico muy remarcablcs: son gestoras y propietarias (le buena paltc de las empresas estatales, controlan buena parte de la flscalidad, tienen capacidad de proteger mercados interiores, negocian directamente con estados extranjeros. En el triunfo de la revolución maoista de 1949 pesó evidentemente el factor social de base campesina, pero no hay que menospreciar el componente nacionalista que aunó voluntades y energías, impregnando decisivamente el curso de la Nueva China. China dejaba de estar arrodillada ante los opresores. Cuando en ! 949 Mao Zedong proclamó el triunfo de la revolución (simornáücamente designada en China como la -hberacíón»), proclamó que China se había puesto en pie. Mao Zcdong fue el gran unificador, pero dejó su tarea incompleta. El consenso general en China es que es tarea inexcusable de sus gobernantes culminar el suefio de la gnm China. Desde las guerras del Opio de la década de 1840, China había entrado en una dinámica cíe progresiva dependencia extranjera. Los británicos abrieron la puerta por la que todos acabaron entrando. Una sucesión de derrotas militares, una serie de tratados desiguales, una progresiva injerencia extranjera en las provincias costeras en forma de concesiones y de control de la riqueza, el ferrocarril y los sectores productivos clave, fue el largo preludio a la implacable invasión japouesa de los años treinta. El saqueo de Nanjing de 193i, con decenas de miles de muertos civiles y miles de mujeres violadas cuando la ciudad ya había sirio totalmente controlada por las tropas invasoras japonesas, es el símbolo doloroso de esta herida abierta en la memada. Sin el caos generalizado y el enorme desprestigio que sig-Ilificü para el gobierno de Chi~mg Kal-shek la incapacidad de hacer frente al invasorjaponés, probablemente la revolución de Mao Zcdong lo habría tenido bastante más complicado. Aunque es n-durcionisra atribuir todos los males de la China del siglo x x a la acción colonial y a la agresión extranjera. lo cierto es que en China esta agresión fue vivida como una reiterada humillación que dejó por los sucios la gloria del viejo imperio que se había sentido desde tiempos ancestrales el centro del mundo civilizado. Este sentimiento de humillación a manos del agresor extranjero es todavía hoy muy vivo y significativo en

la China de la reforma y la apertura. l.a necesidad de volver a ocupar en el mundo el lugar de una gran nación, rica y poderosa, no se desvincula nunca del todo de este paisaje de fondo. En la medida que el Partido Comunista Chino ha dejado de ser comunista, ha crecieio la importancia de su dimensión nacionalista. El adoctrínamíentc político Vd. dejando de lado el marxismo-leninismo con acento chino y se reconvierte en una enseñanza patriótica (aiguo jiaoyu). En los manuales escolares crece la insistencia en las humillaciones infligidas por los demonios extranjeros (;Iang guizi) o simplemente por los demonios (gnizi) , forma nada sutil de referirse a los japoneses. Seria necio negar que en el sentimiento de orgullo nacional chino late la herida de una humillación antigua, un hondo rencor, que modernamente tiende a focalizarsc en el amigo americano y el vecino japonés. Tras la admiración y el deseo de emulación aparece la voluntad de recuperar el orgullo nacional perdido. China será una SIJ.pcrpotencia del siglo XXI. Si algo genera consenso en la China actual es este programa de futuro. La ambigua relación con Estados Unidos es un termómetro prectso de este fervor patriótico. Desdé que Mao Zedong y Zhou Enlai establecieron una alianza táctica con la Norteamérica de Nixon y Kissinger a principios de la década de 1970, hermanados por el común enemigo soviético y en el contexto de la herida abierta en Vietnam, las relaciones sino-norteamericanas no han dejado de avanzar y desarrollarse. Lo que inicialmente fue una alianza geocstratégica se convirtió, a partir del establecimiento pleno de relaciones diplomáticas en 1979, en una alianza comercial privilegiada e intensa. China ha entrado en el capitalismo de la mano de Estados Unidos. Meiguo. literalmente «el país bello>', designación que recibe en chino Estados Unidos, se ha convertido en el espejo, en el objetivo, en el objeto del deseo. Pero al mismo tiempo en el r-ival a batir, de momento en el plano económico. El trato mutuo es el de dos rivales que se necesitan, se observan, se rodean y no dejan ele prevenir otros escenarios menos amistosos. La amistad entre las dos naciones se ha ido renovando con sucesivas visitas al más alto nivel. Sin embargo, tras esta larga amistad y cooperación late en China un sentimiento indisimuladn de antíamcricanismo. EH ello los chinos no son originales, es óte un sentimiento mundialmente bastante extendido. La apuesta china por un orden mundial mulüpolar ve con absoluto desagrado la hegemonía mun[34

dial que ejerce Estados Unidos. El bombardeo norteamericano a la embajada china en Belgradc, durante la guerra de Yugoslavia el año 1999, desató ante la embajada de Estados Unidos en Pekín las más importantes maniíestaciones que haya vivido China desde las protestas de la plaza de Tiananmen de 1989. Uno de los episodios más tensos entre China y Estados Unidos se produjo en abril de 2001 tras el choque en el espacio aéreo chino entre un caza Mig chino y un avión espía E-3 norteamericano. El piloto del caza chino murió y el avión espía E-3 realizó un aterrizaje de emergencia sin permiso previo en el aeropuerto de la isla china de Hainan. Los 24 miembros de la tripulación del avión espía norteamericano fueron retenidos durante 11 días por las autoridades chinas, y el retomo del avión fue precedido de larg-as negociaciones y de una compungida disculpa pública estadounidense por la muerte del piloto chino y la violación de su espacio aéreo. Conforme crece su poderío económico y militar, China se muestra más firme y segun! de tener una va'/. propia en el concierto internacional. La ambigua posición que ocupa Estados Unidos en el contencioso de Taiwán constituye el principal [oca de tensión actual. Por lu general la actitud de China en el plano internacional pasa por jugar varías cartas al mismo tiempo. Durante los últimos años no ha de-jada de csrrcr-har sus relaciones con Rusia, principal suministrador de armas sofisticadas y reserva petrolífera importante. Durante la crisis del sureste asiático de 1998, China decidió tener un papel moderador y de responsabilidad internacional evitando aprovechar la coyuntura para depreciar su moneda, lo cual habría agravado las consecuencias de la crisis financiera en la zona. Era ésta una manera de ganar influencia y prestigio en el área de Asia Oriental. Los signos de la relevancia china en la escena internacional son cada día más evidentes. Corno miembro permanente del Consejo de Seguridad de la OI\U, se alió en el ano ;¿003 COTl Rusia y los países europeos (Francia, Alemania) que rechazaron dar cobertura y legitimación a la invasión norteamericana de Irak. Y dcscmpc-iia un papel lntemacional decisivo en la mediación entre Corea del Norte y ES!k dos Unidos, que han optado por un modelo de negociación a varias bandas, que incluye a las dos Coreas.japón y China, y que radica en China el ámbito negociador y de intermcdlacíóu. En Estados Unidos se es consciente del potencial chino. Acercándose a las posiciones alarmistas y tendentes a fabricar un nuevo enemigo, resucitando el fantasma del "peligro amarillo», los halcones 135

del Partido Republicano, de la CIA y el Departamento de Defensa ponen el ¡~nbsis cr: el peligro que China representa a medio plazo. Donald Rumsíeld no se cansa de recordar los peligros del rcarmamento d,ino. No fue en absoluto casual que el presidente George vV. Bush al iniciar su mandato hablase de China como de un «competidor estratég-ico» y ya no como de un "socio estratégico». China es de momento un socio económico y un rival político. De competidor a enemigo sólo hay una paso más que dar. En Washington se pone el énfasis en supervisar la transferencia de tecnología y en denunciar la amenaza que representan los suministros chinos de material nuclear y de tecnología para la tabricacióu ¡\c misiles a países como Corea de Norte o Ir.in. Sin embargo, voces más ponderadas destacan la actuación respensable de China en diversas organizaciones internacionales (APEe, FMI, Banco Mundial, OMe), su muy escaso uso de-l derecho de veto en el consejo de seguridad de la O]\lJ y sobre todo d exceso de preocupaciones internas acuriantes que Iit-neu los líderes chinos (reforma del inme-nso y deficitario sector industrial público, campesinado subdesarrollado, precariedad y obsolescencia de las infracsrrncturas, divorcio entre la elite dirigente y la socit~dad ... ) que lastran cualquier tentación megalómana y cxpansionista. China apuesta por lo general por el mulrilan-ralismo y el protagonismo de las instituciones internacionales. La China de! siglo XXI adquiere un c-re-ciente proragonisrno geoestratégico como potencia clave en el árnbito asiático y como referente ineludible a nivel mundial. Las relaciones con casi todos sus vecinos nunca han ido mejor: Rusia, India, Vietnam, Indonesia o Corea dd Sur, países con los que China había mamcuido en décadas anteriores litigios y tensiones de grado diverso, han entrado en una fase de fluida cooperación, con encuentros anuales en la cumbre y acuerdos bilaterales. La posición de China en el conflicto de las dos Coreas es fundamental. Ha sumado a su tradicional alianza ideológica con el régimen comunista del norte su creciente implicación comercial con el sur. En apenas una década de relaciones diplomáticas, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Corea del Sur. Por su parte Corea del Sur se ha convertido en el quinto inversor directo en territorio chino. Y casi la mitad de los estudiantes extranjeros que hay actualmente en China son surcoreanos. Evidentemente se trata de unas relaciones complicadas y precarias. Las afirmaciones que en el año 2003 hicieron medios académi-

cos chinos según las cuales se debe considerar al viejo reino de Kogurio (s. I a.e. - VII (l.e.) como parle integrante de China desató las iras coreanas y enfrió la luna de miel y la fiebre por todo lo chino que había hasta entonces en Corea del Sur. El asunto se resolvió a nivel diplomático, con el envío de una delegación china de alto r.J.ngo a Seúl; sin embargo han quedado rescoldos de recelo en medios políticos e intelectuales coreanos sobre las aspiraciones chinas a largo plazo. Ha aparecido la sombra de la posible tentación china de reinvenlar a medio plazo el «sistema tributario» de la vieja China imperial, donde un imperio central y civilizado se relacionaba de forma jerárquica con las periferias. Las relaciones conJapón son de primer orden a nivel económico, pero hall entrado en estos últimos años en una tase preocupante de tensión política y social. En 2003 un g:rupo de patriotas chinos emprendió un viaje reivindícativo para intentar tomar tierra en unn de las pequeñas islas Diaoyu (Senkaku en japonés), un pequeño archipiélago volcánico situado entre ükinawa y 'Iaiwan que tanto Iosjaporieses como los chinos continentales v los taiwanescs reclaman como propias. El mal tiempo y los guardacostas japoneses se 10 impidieron. Días más tarde en los foros de Internet se extendió una iniciativa (k recogida de firmas para presionar al gohierno chino para que no concediese a una empresa nipona la adjudicación de la construcción de la futura línea de alra velocidad ferroviaria Pekín- Shanghai. Se llegaron a recoger en pocos días hasta 90.000 adhesiones. Unas semanas más tarde saltó a la palestra el escándalo de los 400 hombres (k negocios japoneses que decidieron celebrar con el concurso de los servicios de 500 prostitutas contratadas en un hotel de Zhuhai, ciudad cercana a Macao, el aniversario del incidente de Moukden, que en 1931 había conducido a la ocupación japonesa de Manchurta. En los foros de Internet esta noticia desató las iras patrióticas chinas. El 7 de agosto de 2004 se celebró en el Estadio de los Trabajadores de Pekín la final de la copa de Fútbol Asiática de las Naciones que enfrentaba a las selecciones de China yJapón. Silbidos implacables se superpusieron a la música del himno nipón y cada vez que un jugador japonés tocaba la pelota, el Estadio se inundaba de silbidos. Tras la derrota por 3-1 del equipo chino, se sucedieron los incidentes violentos en los aln:dedon:s del estadio, a pesar de los miles de policías destacados par,l cubrir el evento. El revisionismo histórico de los libros de texto oficiales en la cscnclajaponcsa, que tienden a miriimi137

zar)' ajusüílcar implícitamente la invasión de China de los años rreinra y cuarenta, despiertan periódicamente las iras en China. Las reiteradas visitas de los máximos dirigentes japoneses al santuario de Yasukuni, donde reposan los restos de algunos criminales de la Segunda Guerra Mundial, y las muestras de apoyo de miembros del gobierno japonés a las iniciativas independentistas taíwanesas, encendieron de nuevo las protestas en China durante la primavera de 2005. La euforia patriótica de los foros de intcrnet derivó en la convocatoria de encendidas y nutridas concentraciones de protesta ante embajadas y consulados japoneses, que en algunos casos derivaron en lanzamiento de piedras o intentos de saqueo. La rivalidad sino-japonesa es una de las variables más preocupantes a medio plazo, especialmente a partir del momento en el que Taiwan ha vuelto a colocarse en el horizonte de esta disputa. Durante estas últimas dos décadas el discurso nacionalista y patriotero de la China continental se ha vuelto cada vez más evidente. La vieja fraseología marxista ha quedado totalmente obsoleta tras los procesos de reforma (gaige) y de apertura (kaiji:mg) de los años ochenta y tras el éxito económico del «socialismo de mercado» de Deng Xiaoping. El sueño de la gran China unida y fuerte y capaz de convertirse en la superpotencia del siglo XXI encontró su primer episodio de gloria en el retorno a la soberanía china de la colonia británica de Hong Kong el 1 de julio de 1997. En el acuerdo de retrocesión alcanzado en 1984, los chinos aceptaron otorgar un régimen especial de amplia autonomía política y económica para Hong Kong durante un periodo de cincuenta aÚOR. Durante los últimos anos de su dominio, los británicos otorgaron a los hongkoneses -no sin ciertas dosis de cinismo- derechos y libertades que durante ciento cincuenta anos les habían sido negados. Hong Kong representa para China la incorporación de una plaza financiera de primer orden, pero también la cancelación simbólica del periodo de humillaciones al orgullo nacional que se abrió con las guerras del Opio. Este ciclo de devoluciones de antiguas colonias europeas se cerró el 20 de diciembre de 1999 con el retorno a soberanía china de la colonia portuguesa de Macao, convertida en un KI"an casino y azotada durante los meses previos a la devolución por la violencia de las triadas, preocupadas por el futuro dd negocio.

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LA INVENCIÓN DF LA NACIÓN CHINA

Oficialmente, más del noventa por ciento de la población china pertenece a la etnia mayoritaria han. Las llamadas «minorías nacionales» (shaoshu minzu) ocupan una porción muy importante del territorio y se concentran en zonas fronterizas estratégicas. El régimen comunista ha tratado a las minorías con un parernalísmo que ha pre~ servado el mosaico folklórico a cambio de lealtad y de una progresíva sinizacián avalada por la ola lmparable de emigrantes de etnia han. La radicalización iconoclasta de la Revolución Cultural (1966-1976) se ensañó especialmente con las minorías nacionales, que sufrieron una persecución implacable en nombre de la supresión de las viejas tradiciones y supersticiones feudales. Oflclalmcnte China está compuesta de 56 etnias, una mayoritaria -los han, con un 93 por ciento de la población-y 55 grupos étnicos minoritarios. En realidad, esta taxonomía étnica oficial incurre en una simplificación fundamental, al considerar a los han como un bloque homogéneo. Los han no constituyen un grupo racial y culturalmente tan claro y distinto como diagnostica el discurso oficial de Pekín. La tipología oficial de nacionalidades agTeKa en la categoría mayoritaria de los han a grupos humanos con rasgos físicos, con culturas, con formas de vida y con lenguas distintas entre sí. Próximas, pero distintas. Sólo a partir de esta simplificación es posible entender que se r-onxidcrc como dialectos y no como lenguas a las f0I111aS lingüísticas de Fujian. Cantón o Shanghai, a pesar de que distan tanto o más entre sí que las más lejanas lenguas neolatinas: portugués, franI:{:S y rumano, por ejemplo. La supuesta homogeneidad de la etnia han se parecería al raro engendro resultante de sonar una identidad románica o europea supranacíonal que se definiese por oposición a una alteridad árabe, o bereber, y no contemplase ninguno de los rasgos distintivos de los pueblos que la conformasen. Como si en la escuela, en la televisión J' en la administración se extendiese como estándar oral una de sus modalidades lingüísticas (el habla de París, de Roma o Bucarest), y las restantes modalidades pasasen a ser simplemente dialectos de uso privado y vergonzante. Evidentemente el espejismo de una escritura común allanaría mucho este camino ... El caso es que en China el invento funciona: los «dialectos» y los acentos culturales regionales mantienen su plena vigencia en la vida cotidiana, pero el consenso J39

nacionalista unificador llena el país de banderas, canciones patrióticas, monurncutos a los emperadores fundacionales o al padre de la patria (Sun Val-sen) o de la revolución (Mao Zedong) o de la nueva China desarrollada (Deng Xiaoping). Inicialmente el concepto han remitía a una identificación histórica (concretamente a la glorificada y fundacional M~gunda dinastía imperial, que gohernó China entre el siglo II a.C. y el n d.C}. Remitía también a una identificación vagamente cultural (la forma habitual de designar al estándar del chino moderno es "la lengua han», hanyu). Pero se ha reconvertido en un concepto clave en el surgimiento del moderno nacionalismo chino. La idea de una «raza» han homogénea se puso en juego a principios del siglo xx, con la intención política de rohesionar a los ciudadanos de China, atavicamentc más fieles y leales al clan familiar o a la inmediata comunidad rural que a la idea remota y vaga de nación china. Todavía hoyes habitual desib"lClr al "pueblo chino» con el nombre de «las viejas cien familias» (lao hai xing) .

Tradicionalmente, los chinos se habían identificado como una comunidad histórica, una constelación de clanes con fuertes vínculos culturales de lealtad, una escritura, una familia de lenguas orales emparentadas, un calendario y algunos rasgos rituales compartidos, un canon de clásicos, una batería de valores morales y unas instituciones milenarias en común, El nacionalismo chilla del siglo xx ha reconvertido esta pauta de identificación histórica y culturalista en un concepto étnico, racial, de nación, que se define por supresión de diferencias internas y por distinción frente a las minorías externas. \: por qué no, resp~cto a las potencias extranjeras. Emesr Gellner afirmaba que "el nacionalismo engendra las naciones, no a la inversa», mientras Eric Hobsbawm concluía que «el nacionalismo antecede a las naciones". En el caso chino, esto puede parecer que no es tan evidente. Lo que en China antecede a la invención de la nación no es un conjunto heterogéneo de ciudadesestado, ni una mezcla de territorios feudales amasados en el sueno romantico (como acostumbra a pasar en Europa), ni una amalgama de culturas radicalmente diversas, arbitrariamente encajonadas por el tiralíneas en los mapas de las potencias coloniales que se reparten un pastel (como acostumbra a pasar en el tercer mundo), Con anu-rioridad a la idea de una nación china fundamentada en la etnia han y encarnada en el estado republicano, China presenta rrarlicionalmente una cohesión basada en lealtades históricas y culturalistas. El COTl140

junto de valores que encarnaban los letrados y sus instituciones culturales y políticas eran el garante de la continuidad. Eran valores tan ajenos a consideraciones de etnicidad, que fueron capaces de asimilar dos. dinastías extranjeras (los mongoles de la dinastia Yuan y los manchúes de la dinastía Qing) que a lo largo de casi cinco siglos gubemaron China asimilando este legado. El nuevo nacionalismo chino bucea en la memoria im-onscienu: y emotiva de la nación, selecciona aquellos rasgos que le son útiles y reescribe en función de los intereses de la construcción estatal una narración nacional, un relato urrivoco y sin fisuras. Como siempre, lo peculiar del caso chino es su capacidad de rcdirnc-nsionar lo antiguo sin llegar a eliminarlo, sedimentando nuevas capas encima de las viejas formas de vida, en un dinámico vacimierno civilizador que muestra a cielo abierto millares de años supeqmestos en capas sucesivas. La irrupción a lo largo del siglo x x de un nacionalismo chino tundamentado en la ernicidad dominante de los han y un corolario de minorías periféricas, no ha eliminado por completo los anteriores mecanismos de cohesión. Se mezclan en el nacionalismo chino la identificación con la etnia han, el tradicional orgullo civilizador y culruralista (el lema recurrente de «los cinco mil aIlOS de historia" como argamasa unificadora) y la identidad política del relato histórico victimista ante el subyugador extranjero. Que este relato histórico sea simplificado y utilizado estratégicamente por el Estado y por el Partido para fortalecer el consenso social a su alrededor no significa que los chinos como tantos pueblos colonizados no tengan a disposición un amplio e irrefutable repertorio de agravios históricos de los que echar mano: matanza de Nanjing en 1937, concesiones extraterritoriales en su terreno, imposiciones coloniales, guerras de] opio ... El apego culturalista e historicista sigue siendo un mecanismo de identificación operativo para los chinos. A pesar de la renovación culrural y de la ruptura total con la tradición letrada que se produjo en el periodo republicano, concretado en el movimiento anriconfuciano del 4 de mayo de 1919, los chinos siguen fundamentando en parte su lealtad a la patria en función de la cultura y la historia..Mao Zedong insistió en el cometido de borrar estas lealtades heredadas: de ahí, en parte, el esfuerzo iconoclasta de la Revolución Cultural. El Gran Timonel, el Partido y el Estado chino no debían permitir que las viejas tradiciones culturales les hiciesen ni un poquito de sombra. Se imponía la fabula rasa. Pero lo único que se consiguió es convertir 111

este mecanismo de identificación con el pasado en algo más tantasmal, borroso y confuso, que, sin embargo, ha acabado por volver a emerger a finales del siglo xx. No ha desaparecido tampoco el tradicional sínocentrismo, fundamentado en esta conciencia de formar parte de un centro civilizado culturalmente superior y con una ética exportable (los valores coníucianos y la panoplia textual que los vehicula) capaz incluso de -sinizar- a los bárbaros vecinos extranjeros. Tradicionalmente este centro civilizado se había percibido a sí mismo como tiamxia (todo lo que hay bajo el cielo) y modernamente adopta como designación el concepto de «reino del centro» (z;honguo), quc en sus orígenes, en el periodo de las Primaveras y OtOrlOS, designaba a los reinos y principados de las llanuras aluviales del Huanghe (el Río Amarillo) de mayor raigambre tradicional y ritual. Todo ello conlleva importantes efectos secundarios. El más relevante es la general dificultad que padece la cultura china para asumir posiciones críticas respecto al propio pasado -y menos todavía- respecto al propio presente. Evidentemente hay sujetes concretos que así se posicionan y así se expresan, pero la compulsión mayoritaria, tanto en el plano intelectual como en la mentalidad del hombre de la calle, es a una identificación plena con el relato nacional, percibido como algo intocable, completo, mítico. Tal como apunta jcan Francoís Billetcr en su ensayo Chine tmisIvis muette: «China suena su pasado, pero se ha convertido en un país sin memoría.» Alguien podrá aducir que nadie más negador de la tradición y del pasado imperial que el maoísmo, pero incurriría en craso error no viendo la evidente reproducción de pautas antiguas del poder en la configuración burocrática del Estado, en los mecanismos de encuadre y control de la población o en la liturgia y sacralización del liderazgo. y respecto al punto que nos ocupa, en níngún momento el maoísmo apuntó a una lectura crítica del pasado, simplemente sustituyó un relato por otro, como si de un simple cambio de dinastía se tratase. El maoísmo sonó a su manera el pasado. Se edificaron nuevos milos históricos: un pasado feudal, unos héroes esforzados y un guía salvífica de la nación. Por ello puede uno hablar de Mao Zedong como el último (o penúltimo, para ser más exactos) emperadon y no estar haciendo vana retórica recreativa. Ves que todo esto viene ya de muy antiguo: en China el papel del mito lo ha tenido desde siempre la historia. Cuando cuajaron las instituciones estatales, los viejos dioses ancestrales del alba neolítica se 142

reconvirtieron en reyes sabios y eficaces ministros de obras públicas. Pero no hace [alta retroceder hasta la antigüedad. El culto a la personalidad de una figura señera como Mao Zedong nos muestra la vigencia de este mecanismo cultural. La mitificación del líder, llevada al paroxismo en el periodo de la Revolución Cultural, tuvo una posterior e inesperada reaparición en los años noventa del siglo xx. cuando China se adentraba a paso acelerado en el capitalismo. Mao se convirtió entonces en una especie de viejo inmortal o deidad propiciatoria, cuya figura se cuelga como un talismán en el coche o en casa, a la manera de una especie de San Cristóbal que protege al conductor o al enfermo. La plena identificación, la falta de distancia intelectual respecto al pasado, ha conllevado que, culturalmente, la identidad china contemporánea haya tendido a definirse por oposición o por asimilación a Occidente. Incapaz de dialogar consig-o misma, con sus herencias, rémoras y compulsiones, se ha definido en relación al poderoso enemig-o occidental. En el plano intelectual, en China se ha reínterpretado el pasado a partir de categorías occidentales para hacerlo homologable. EMo conlleva cierto exu-aúamir-nto respecto a lo propio. Con contadas excepciones, persiste el bloqueo a contemplarse en el espejo crítico. En ámbitos intc1e(:luale~y creativos, la hiperscnsibilidad ante la humillación exterior es acusada, la identificación plena con el Estado es dominante. Ha habido y hay sectores intelectuales que se proclaman anritradicionalistas y ven la raíz de todos los males de China en el peso del pasado, pero han efectuado un rechazo en bloque, acrítico, sin matices, y contraponiéndolo a una supuesta síntesis occidental mejor y más adecuada para afrontar e! futuro. El reverso de la identificación acrítica es e! de! autoodio radical. Existe en la China del siglo xx un extenso catálogo de irnetccutales y creadores que han achacado a la -slnldad», a lo chino de forma global, todos los males que aquejaban al país. Lu Xun reunió este binomio en la figura de su personaje AQ humillado y esclavo ante lo extranjero o bien ridículamente arrogante y despreciativo. Alguien insistirá que se está aquí negando la evidencia. Ciertamente hay crítica y disidencia, pero por lo general se ajusta al modelo confuciano: lo que se critica es un abuso, un uso cornlpto o equivocado del poder. Muy pocos se atreven a soltar el lastre del miedo asumido al poder absoluto, bondadoso y severo padre estatal, qm." han interiorizado hasta la médula. 143

Se atrevieron a interrogar la tradición y la identidad china algunos intelectuales del movimiento de la Ilustración China reunidos alrededor del movimiento del 4 de mayo de 191Y. Y se atrevieren a lo largo de la década de 1980 otros intelectuales agrupados alrededor del movimiento de la Nueva Ilustración, pero después de la matanza de Tiananmen sus voces fueron silenciadas. Y se impuso un monolítico consenso nacionalista, liderado por el Partido r alimentado por el fuel del desarrollo económico. Entre los escritores e intelectuales del exilio donde se percibe la pervívencia de un discurso innovador r crítico en relación a la tradición, a la nación y a la propia historia. Es este el caso del premio Nobel de literatura Cae Xíngiian, capaz de aunar en su obra los logros de la modernidad más audaz y cosmopolita con una búsqueda selectiva y personal en la tradición más atávica y remota, no tomada como un pach hereditario e innato, mitificado e indistinto, legitimador de un neoautorirarismo remozado, sino como un ámbito de enraizamiento, de autoconocimiento e introspección. En el caso de Oao Xingjían la exploración en el territorio de la mitología china y del budismo zen han sido especialmente fructíferos. Otro escritor r-n el que encontramos reflexiones lúcidas e innovadoras en torno a la identidad china es Yang Lían. Se trata de uno de los miembros del círculo poético que a finales de la década de 19íO emergió a la superficie alredeclor de la rcvist;l]intian (RoJ), con una estética que se colocaba en las antípodas del realismo pedagógico-socialista para ccmaumo de la>; masas. Desde la distancia que da la posesión de Ull pasaporte neozelandés y una residencia scminómada entre Londres y otras capitales el mundo, Y~Ulg: Lian esnihió un ensayo iiudado Poeta sin lWriÓn, en el que afirmaba !lO haber nacido en Hila patria o una tradición sino en su poesía. Afirmaba que "mi sinidad depende de que yo la redescubra y la vuelva a escoger." China es así un lugar privado que existe en su propia poesía. El énfasis esta en el sujeto individual, no en el determinismo nacional. Tanto en Cao Xingjían como en Yang Lian vemos cómo la distancia y la experiencia de otras realidades culturales relativizan y subjcüvizan la relación con la nación. Ya no se trata de una adscripción acrílica y masíñcadora a un relato impuesto, sino de un voluntario, íntimo e indagatorio acto de enraizamiento y reconocimiento. Se trata, sin embargo, de lúcidos casos singulares y excepcionales. El Partido Comunista llegó al poder en 1949 con la aureola heroica de la lucha contra los japoneses. La salida de los últimos ex]4-1

tranjcros residentes en Shanghaí simbolizaba el fin del dominio extranjero sobre China. La entrada de China en la guerra de Corr-a de 1950-1953 contra las lropas norteamericanas reforzaba la pauta anuimpcriallsta. La alianza estratégica con la U RRS abría, sin embargo, el capítulo de una nueva dependencia extranjera, fraternal, limitada, pero no exenta de conflictividad. La amistad sino-soviética duro poco mas de diez anos. A principios de la década de 1960 se produjo el desencuentro entre China y la URSS que desembocó en una tensa conñíctívídad fronteriza. También en esta ruptura en el campo comunista se muestra la afirmación nacionalista que late tras la fraseología izquierdista del maoísmo. China tenía como una de sus prioridades la concreción estatal de la nación, la unificación y cohesi6n de un país dividido por décadas de scccsíonísmos señoriales, invasiones foráneas y guerra civil. En realidad, Mao Zedong se encontraba al frente de un vasusimo territorio que era herencia directa del expansionismo de la última dinastía imperial, la dinastía manchú de los Qing (J 644---1911). Mao Zedong gobernaba todo un imperio, que superaba largamente las fronteras de lo que mllenariarnente había sido el dominio referencial chino. Convertir este imperio extenso y heterogéneo en república, proyectar sobre sus ciudadanos el ideal de la nación china y el apego a su estado, incrementar la cohesión y prevenir dinámicas disgregadoras se convirtieron en tarea imperiosa. Los medios de comunicación escritos y orales, las campañas de movilización de masas, los aparatos estatales de propaganda y de coerción, la ficción narrativa y cinematográfica, la escuela y la universidad se pusieron al servicio de esta causa. El Estado, la revoluci6n y la modernidad se identificaron con la imagen estilizada de una supuesta mayoría étnica han. La adhesión entusiasta y sin fisuras de este núcleo mayoritario de población con el ideal de la nación china, era la principal garantía de que ninguna de las otras 55 minorías étnicas reconocidas por el gobierno de Pekín podría llegar a representar peligro alguno para la integridad de la nación china. La mayoría han, identificada con la nueva china urbana y revolucionaria, se definía por oposición a la imag-en multiforme y folclórica de las aln-ridadcs periféricas y atrasadas, esencialmente idcnüflcadas con la tolerada pervivencia parcial de un pasado «feudal" en vías de transformación. La acción paternal y paciente del Estado educador tenía así el tiempo a su favor. Se puede hablar por tanto de un 145

proceso de «orientalivación- de las minorías nacionales en China. Se las convirtió en un espejo exótico que confirma la superioridad y d dominio de la China han. La clasificación y el encuadre de la compleja y vibrante diversidad (·tnica china en un inventario cerrado de 55 grupos minoritarios se realizó también de forma planificada y en gran medida artificial: se agruparon bajo un mismo epígrafe constelaciones culturales sin contacto mutuo ni conciencia étnica colectiva, algunos grupos se quedaron fuera dd catálogo, se reconvirtió un rasgo religioso en rasgo étnico al agrupar bajo el paraguas de la etnia hui a los musulmanes chinos (le determinadas regiones, a pesar de que sería imposible distinguirlos de los han por cualquier otro rasgo ... Décadas de machacona insistencia y de persuasiva educación de masas han reforzado sobre el terreno la virtualidad de esta taxonomía de despacho que afectaba, según el censo de 1995, a 110 millones de personas. A las que hay que añadir las cerca de 800.000 personas catalogadas en el censo como pertenecientes a una nacionalidad no identificada ... La reinvención y domesticación de 10 tradicional durante el periodo maoista se produce en diversos ámbitos. Así, por ejemplo, el profesor Paul U. Unschuld, eminente historiador de la ciencia, especializado en la historia de la medicina china, pone de manifiesto en sus estudios la simplificación rcductiva que se opero al rescrtblr la plural y amplísima tradición médica china en la versión canónica y oficial, conocida comúnmente como «Medicina Tradicional China». Del amplísimo y variado abanico de prácticas médicas tradicionales chinas, se seleccionaron aquellas que parecían más útiles, inventariables, sistemáticas y «científica.'>". Se llegaba así a la combinación canónica de acupuntura, rnuxibusüón, farmacopea y masaje, en una versión modernizada, oficial y ortodoxa que deja fuera muchas otras prácticas y tradiciones, y que se transmite desprovista de buena parte del aparato conceptual y del marco cultural que la sustenta. La retórica del folklorismo de las minorías nacionales ha servido tanto para cohesionar por contraste a la mayoría han como para desactivar posibles focos de tensión: el modelo de asimilación simple y completo era inicialmente inviable, el modelo de un reconocimiento identitarío parcial ha servido durante décadas a los propósitos de la construcción nacional china. Ha servido de válvula de escape desmovilizadora y de espejo inverso en el que se ha mirado la mayoría han para sentirse más parecida a sí misma, diluyendo así las diferencias regionales y culturales internas. Divide y vencerás ... 116

Sin embargo, en la China del siglo XXI éste es ya UIl discurso del pasado. Para el gobierno, hoy todo pasa por la modernización, por el abandono de viejas formas de vida en función de los nuevos hábitos globalizados. Lo rural, lo étnico y lo culturalmente campesino no merecen ni cinco minutos de atención. La política de incentívación migratoria de chinos han hacia las zonas potencialrnen«: más conflictivas (Xtnjiang, Tíbet) ha tenido un papel esencial en la desactivación de este grave problema. La minorizaclón en su propio terreno de estas comunidades periféricas ha sido la vía escogida para disolver cualquier proyección territorial de la diferencia. Una política de íníraestructuras vertebradcras del territorio también va en esta dirección. En el caso de Tfbet, la geografía había jugado tradicionalmente en contra del control y la sinización efectiva. pero la construcción de un línea de ferrocarril, que unirá Tíbet con China a través de la provincia de Qinghai, y los proyectos de nuevas carreteras Iar-ilirarán el rápido acceso a Tíbet de productos, emigrantes, turistas o soldados. En un momento en el que el marxismo-leninismo con más o menos acento chino suena a broma, en China el discurso nacionalista es el máximo generador de consenso. Es por dio prioritaria para Pekín la asimilación acelerada de los colectivos potencialmente más ajenos a este proyecto. Por otro lado, no hay que olvidar que la gra» mayoría de fronteras exteriores de China se sitúan en terreno de estas minorías nacionales, y que la extensión territorial que en conjunto ocupan es prácticamente la mitad del total de China. Por no hablar de los recursos hídricos y minerales que concentran. Son eosas todas ellas con las que no sejuega.

Der. TURQUESTÁN ORIF.NTAL AL XINJTANG

Por más que la cosas parezcan ir en esa dirección, cuando hablamos de China no hablamos de un estado nación sino de uno de los últimos grandes imperios supervivientes, que incluye lenguas, etnias, culturas y naciones muy diversas. Son conocidas las tendencias secesionistas de Tíbet y del 'Iurquesrén Oriental, denominado en China como la provincia de Xinjiang (literalmente la "nueva fronrera»). Se trata en ambos casos de extensos territorios periféricos, de población relativamente escasa, incorporados durante el siglo XVllI al dominio 147

imperial chino como protectorados. de una manera más formal que efecuva. En 1944, Mao Zedong ayudó a los uigurcs a formar la República del Turquestán Oriental, pero tras el triunfo de la revolución en 1949 esta efímera república musulmana centroasiáuca fue disuelta y se transformó en la provincia autónoma del Xínjiang, que ocupa la sexta parte del territorio chino, pero está apenas poblada por casi veinte millones de personas. Se trata de un territorio dominado por la depresión del río Tarim y el gran desierto del Taklarnakan que sorteaban antiguamente las caravanas de la Rruta de la Seda. Los mapas históricos chinos tienden a englobar cn su interior este territorio desde los inicios de nuestra era. cuando cobraron importancia las rutas comerciales que partiendo de Chang'an (la actual ciudad de Xi'an) atravesaban el desierto de Taklamakan, cruzaban el paso del Pamir y se plantaban en Sama-canda y otros emporios cenrroasiaticoso Es cierto que China ha manrmrido vínculos comerciales y culturales con la zona desde tiempos muy lejanos, pero la vinculación política efectiva y estable de esta zona con China es reciente y relativamente superficial. El Turquestán Oriental entró en la órbita china durante el siglo XVITT, en el periodo de la última dinastía imperial de los Qing. Su población permaneció ajena a la civilización china, y subsistió intacto el componente turco e islámico que comparte con sus vecinos de las repúblicas ex soviéticas de Kazajstán, Kirguixistán y Tayikistán. Durante mucho tiempo los pocos chinos han que habitaban aquellos remotos e inhóspitos desiertos eran funcionarios caídos en desgracia, proscritos, dester-rados o disidentes. El derrumbe del imperio soviético reavivó los movimientos islámicos de liberación en el 'Iurquestán chino. Hubo quien volvió a soñar en un Gran 'Iurquestan unido. En 1989 y 1990 se sucedieron las protestas populares a favor de la independencia. A pesar de que las acciones terroristas del seceslonismo islámico han sido muy publicitadas por Pekín, la mayoría de acciones de protesta fueron de carácter pacífico. En enero de 1992 estallaron diferentes bombas en la capital de la región, Urumqi. En 1997 llegaron a hacer estallar un autobús en Pekín. El gobierno chino atribuye 200 acciones, 162 muertos y 440 heridos a las acciones separatistas. Muchas fuentes ponen en duda unas cifras tan abultadas. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 China afirmó haber den-nido a 130 «elementos terroristas>, que habían sido entrenados en Afganisran. Se ha 14H

insistido también en las conexiones de los grupos independentistas de Xlngjlan con las milicias talibanes, y ha situado en Pakistán sus más recientes Calnpos de entrenamiento. La represión china puso de manifiesto que las autoridades centrales no tomaban a broma el desafío. En sus diversas operaciones represivas el gobierno de Pekín ha detenido a miles de intelectuales, 1[deres religiosos, artistas y miembros de organizaciones clandestinas. En mayo de 1UU6 llegó a detener en pocos días a 5.000 personas. La excusa del terrorismo ha servido para crimínalizar toda manifestación religiosa, intelectual o cultural considerada contraria a los intereses de Pekín. I:n ejemplo extremo lo ofrece el caso del historiador ulgur de Xlngjian, Tohti Tunyaz, en prisión desde 1998 por «incitar a la desunión nacional", cuando el único cargo COTICn.~to que se le imputa tiene que ver con un libro encargado por una editoríal japonesa sobre la Ruta de la Seda que no lleg-ó a escribir ... Los rebeldes del Xínjíang encontraron en un primer momento en sus vecinos recientemente independizados de la LRSS comprensión, apoyo y refugio, pero la presión diplomática consiguió aislar y minimizar el alcance de la acción de las guerrillas islámicas en China. Los t'ornunes intereses petrolíferos han allanado el camino. Los proyectos de grandes oleoductos para el suministro chino de las reservas de petróleo ruso y de la zona del mar Caspio han resultado argumentos HlUY eficaces para la diplomacia chilla. Tras diferentes cumbres celebradas desde 19U6, en enero de 2004 se consolid6 institucionalmente la Organización de Cooperación de Shanghai (OeS), formada por China, Rusia, Kazajstán. Kirguizistán, Tayikistán )', desde 2001, también a Uzbekistán. El objetivo de esta organización es tender de forma gradual al establecimiento de un área de libre comercio. La renovada amistad sino-rusa ha impulsado el proyecto que reúne los intereses petrolíferos con la lucha contra el separatismo islámico de Asia Central. Se han llegado a acuerdos para realizar nuevas prospecciones conjuntas de recursos energéticos. En el plano de la lucha contra el islamismo separatista se ha creado un centro antiterrorista en Tashkent (Uzbekistán) y se han realizado maniobras militares conjuntas. La formalización de esta coalición económlco-milnar entre China, Rusia)' las repúblicas ex soviéticas de Asia Central puede ser interpretado también como UTl movimiento geoestratégico para limitar la influencia norteamericana en el área, acrecentada enormemente tras la guerra de Afganistáu, que comporta el estacionamiento estable de tropa..<; estadounidenses en la zona. 149

La posición relativamente conciliadora de China ante los intereses norteamericanos en la guerra de Afg:anistán o en la llamada «lucha contra el terrorismo internacional» también ha contribuido a cortar las alas a este movimiento independentista.. China consiguió que se incluyese al Movimiento Islámico del Turquestén Oriental en la lista oficial internacional de grupos terroristas. En 1949 había apenas 300.000 chinos han en Xinjiang, hoy superan los ocho millones, y constituyen el 41 por ciento de la población en la región. I a dinámica de sinoación acelerada no solamente se ha centrado en esta política migratoria. Ha venido complementada con un sistema escolar que contempla la presencia de las lenguas locales en los estadios iniciales pero no en la educación superior, con una política de incentivos económicos a los matrimonios inrerraciales o con una aplicación estricta en la zona de la política del lujo único.

De

TÍRET A XIZANG

Cuando las autoridades chinas utilizan la palabra Tíbet o su equivalente chino Xbang (literalmente Tesoro Occidental) hacen referencia exclusivamente a la República Autónoma de Tíbet. Cuando lo hacen los tibetanos del exilio que lidera el xrv Dala¡ Lama, incluyen en el concepto Tfbet vastos territorios que hoy forman parte de aIrAS provincias china". No es desdeñable el papel que tiene este contencioso territorial en la dificultad de n-solución del problema tibetano. Se trata de un conflicto secular. China ha ido lentamente laminando en diferentes [ases el histórico territorio tibetano. Desde una perspectiva histórica, lingüística, étnica y cultural, existe de forma evidente un Tíbet que supera ampliamente las fronteras administrativas fijadas por la República Popular China. La república autónoma que reconocen los mapas chinos mutila más de la mitad del Tfbet histórico. Sólo una de las tres provincias que forman el Tíbet histórico está contemplada al completo en la república autónoma: Anido está ahora partida por China entre las provincias de Qinghai, Gansu y Sichuan: Kham está incorporado en gran parte en las provincia" chinas de Síchuau, Yunnan y Qingbai; finalmente U-Tsang, junto con Kham occidental, es referido hoy por China como la Región Autónoma de Tibet. 150

La lengua oral tibe Lana forma parte de la misma familia de lenguas a la que pertenece el chino, que es la familia sino-tibetana, dentro de la cual el tibetano se sitúa en la familia tibetano-birmana. Tanlo el chino como el tibetano presentan rasgos similares. Tienen un común la estructura monosilábica y el reducido repertorio en sonidos, ambas lenguas recorren a los tonos para distinguir a los homófonos. Aunque la lengua oral es relativamente cercana a la de los chinos, la escritura no tiene nada que ver. En el siglo Vil, cuando los tibetanos iniciaron su tradición literaria, no encontraron sus modelos de escritura en China sino en la ludia. Esta doble influencia y (:011tacto de civilizaciones (la China en e-l oeste)' la India en el sur) conforman en parte la historia, la cultura y la religiosidad ribetanas. Del mismo modo que el 'Iurqucsuin Oriental, también fue durante la última dinastía imperial de los Qing cuando Tíbet entró en la órbita china, con una dependencia más ritual y tutelar qUt: d'etti· va, en forma de protectorado. Desde mediados del siglo XVIII el imperio Qing mantuvo en Lhasa a un representante, denominado arnhan; que en la interpretación tibetana era simplemente un embajador y que en la versión de Pekín era el gobernador de la región. En 1751 se redactó el Programa para la nueva administración de 1'[be/que reducía las competencias del Dalai Lama y aumentaba las prerrog-ativas del ambam. El control tutelar del imperio Qing sobre Tfbet era remarcable. En 1792 se proclamó un nuevo edicto que aumentaba el control}' regulaba incluso aspectos sucesorios. Sin embargo, el imperio Qing se vio incapaz de implantar las reformas. Apenas tenía en Lhasa una escasa representación administrativa de alto nivel (el amban y sus adjuntos) y un reducido destacamento expedicionario. La naturaleza de la relación sino-tibetana en aquel periodo es po-lémica y compleja. Los tibetanos estarían dispuestos a aceptar que existía algo así como una dependencia similar a la que mantenían el resto de reinos tributarios de la periferia imperial. Los chinos afirman que ya en aquel momento Tíbet era parte integrante de China a todos los efectos. Los términos en los que se manifiesta la documentación de la época permiten afirmar que, hasta cierto PUTlIO, se trataba de una relación de protectorado mutuamente aceptada. La tutela manchú era bienvenida en Lhasa gracias a que la intromisión imperial china en los asuntos tibetanos era mínima y, sobre todo, gracias a la periódica y efectiva asistencia militar que se prestaba a Tíbet frenle a los ataques invasores de los gurkas e incluso ante la más remota amenaza británica, que desde el subcontinenre indio ambicionaba 151

una influencia en la zona. Tfbct aceptaba vincularse al imperio Qing a cambio de protección. A medidos rld siglo XIX, la crisis el! la que entró el imperio Qing, especialmente después de las guerras del Opio y la revuelta Taipíng, redujo en gran medida el poder del amban, y dejó a Tfbct al margen de las preocupaciones de Pekín. En lS:",!) se produjo una invasión gurka en la que Tíbet no contó con apoyo militar del imperio Qing, sellándose así 1<1 pérdida de tutela efectiva (pero no teórica y simbólica) sobre 'I'íbet. Desde finales del siglo XIX el Imperio británico empezó a mostrar un gran interés en proyectar su control desde la India hacia Tíbet. Se trataba de establecer un muro de contención ante la imparablc expansión asiática de la Rusia zarista. Los rusos controlaban Asia Ccntral. llegaron hasta Afganistan y extendían su influencia sobre el turquestán oriental, colonizado desde el siglo xvur por los chinos y bautizado con el nombre Xingjian. Se repartían entonces en Asia Centrallas cartas del que Ruyard Kípling denominó "El Gran juego» en su novela Kim; En 1876 cl Irnpcr¡o británico firmó un acuerdo con el imperio Qlng por el que se le permitía enviar expediciones comerciales a Lhasao Pero el acuerdo fue tomado sin haber consultado previamente al gobierno tibetano, que impidió su cumplimiento. Se abrió entonces un largo periodo de tensiones que culminaría con la invasión británica de Tfbet el 1904. Antes de la llegada de las tropas británicas, el XIII Dalai Lama tomó el camino del exilio hacia Urga. la actual Ulan IhIDr, en Mongolía Exterior. El objetivo británico no era en realidad conquistar Tfber, sino ganar un área de influencia geocsuatégica. Se trataba de establecer relaciones diplomáticas que fijasen fronteras, que bloqueasen cualquier vía de complicidad tibetana con los rusos y que asegurasen los (escasos) intereses comerciales británicos en la ZOTJa. Tras semanas de negociación a tres bandas, británicos y tibetanos llegaron a un acuerdo, pero el amban manchú se negó a firmar. Dar validez a un acuerdo internacional de este tipo significaba reconocer la independencia tibetana. Por ello las autoridades imperiales chinas exigieron cxphcacíones a los británicos. Reunidos posteriormente en Cale-uta, los chinos arrancaron de los británicos un tibio reconocimiento de la soberanía china sobre Tibe-t. La derrota rusa ante el japón del emperador Meiji en 1905 tuvo repercusiones en Asia Central. Implicó la retirada rusa del -Oranjuc1."i2

go» centroasiauco. Los rusos se conformaron con mantener su área de influencia en Mongolia Exterior y una parte de I'ersia. En este nuevo escenario, para los británicos el control de Ttbct dejaba de ser una cuestión prioritaria. Vista la coyuntura, las autoridades manchúcs decidieron aduar Cm! decisión en Tfbet para recuperar y ejercer un control efectivo. Se emprendieron acciones militares y traslados de población en la xona fronteriza con la provincia de Síchuan y reformas de la oficina de representación china en lhasa. Se trataba de vadar de contenido político a la figura del Dalai LUl1a y de establecer un conungcnrc de tropa::; importante en la capital tibetana. Tfbet entró en el siglo xx con un sistema político y social señorial, basado en la concentración de la propiedad de la tierra en unas pocas manos. Había entre estos propietarios aristócratas, lamas reencarnados y monasterios, aparle del Estado. La inmensa mayoría de la población tibetana estaba formada por siervos adscritos a la tierra, que trabajaban las tierras de su señor a cambio de su subsistencia. Entre el l y el2ü por ciento de la población masculina vivía recluida en los monasterios. El ejercito regular apenas constaba de un millar y medio de soldados. Tras la caída del imperio manchú en 1911 y hasta el Lriunfo de la revolución de Mao Zedong en 1949, Tíbet vivió en un régimen de independencia de[acto. El nuevo régimen republicano chino no renunció a Tfbet. pero se mostró absolutamente incapaz de orupar~e de su dominio o tutela. Demasiados problemas tenía por resolver en lugares no tan inaccesibles y remotos. Durante este periodo se intentaron introducir en T'íbet reformas modernizadoras que chocaron con la resistencia de los grandes monasterios y los grandes terratenientes aristócratas. Tras la instauración de la República Popular China, la voluntad de extender la revolución a Tíbet chocó con una inicial resistencia militar tibetana, pero finalmente el gobierno del Dalai Lama envió una delegación a China que firmó en 1951 el Acuerdo de Liberación Pacífica de 'Líbet o también conocido COl1l0 /\f"uerrio de los Diecisiete Puntos, por el cual 'l'íhct se convertía en una provincia autónoma china tutelada por el (jcn:ito chino. Se mantenía sin embargo la libertad relig-iosa y la figura del Dalai Lama como máximo dirigente tibetano. Durante los primeros años de la revolución, los dirigentes chinos adoptaron una política contemporizadora con el Tihet tradic-ional, pero progresivamente fueron limitando pode-res, rcstringiendo el culto budista y favoreciendo la emigración han. ó

Durante el año 1954 el XlV Dalai Lama fue invitado a Pekín a participar en el Congreso Nacional del Pueblo, que debía aprobar la nueva Constitución china. El XIV Dalai Lama pasó casi un año en China, entablando una buena sintonía con los nuevos dirigentes chinos. Fue tratado con deferencia y respeto, llegó a sentirse seducido por el ideal de jWiticia social. Pero a su vuelta a Tfbet lodo fueron problemas: revueltas, abusos, conflictos con los contingentes avanzados del Ejercito Popular de Liberación ... En el marco de la campaña del eran Salto Adelante, los chinos decidieron intervenir más profundamente e imponer a Tfbet las cuatro liquidaciones. La situación se hizo insostenible: los intentos conciliadores del Dalai Lama acabaron por fin en marzo de 1959, cuando, en plena sublevación de la población de Lhasa, el Dalaí Lama y con él toda la cúpula del gobierno político y religioso de Tíbet se vieron obligados a huir precipitadamente y en secreto a la India mientras la tropas chinas tomaban el control absoluto de Lhasa. Más de sesenta mil tibetanos huveron tras el Dalai Lama. Las autoridades de Pekín pusieron al frente de Tfbcr al X Panciten Lama. Pero siguieron los abusos y los conflictos, y el nuevo dirigente tibetano envió el año 196~ a Zhou Enlai un memorial enumerando los problemas y reivindicando el respeto a la 1cngua, la cultura y la relig-ión de los tibetanos. Su elocuencia tuvo consecuencias fulminantes. En 1964 Mao Zedong proclamó que las palabras del X Panchen Lama eran una «flecha. envenenada», fue tomado como prisionero y sometido a sesiones de autoinculpacion. Durante muchos años se pensó que había muerto. En 1!::lb5 Tíbet fue elevarlo a rango de República Autónoma, lo cual no implicó cambio significativo alguno. El estallido de la Revolución Cultural en 1966 significó el inicio del periodo más neg-ro de la historia de Ttber. Todo lo que se relacionase con el budismo era considerado por los guardias rojos una pervivencia feudal a eliminar, y en Tíhct no había prácticamente nada que no tuviese que ver con el budismo. La fiebre iconoclasta y destructiva no se detuvo ante nada. Altares, pinturas, textos, estatuas sufrieron la furia destructiva. Se cerraron los monasterios. Sus monjes fueron apaleados, encarcelados, públicamente humillados. Miles de tibetanos fueron ingresados en campos de reeducación por el trabajo (la()gai). De-spués dc dos décadas de represión, la apertura impulsada por Deng Xíaoping durante los años ochenta significó la selectiva rea\5-1

penura de algunos monasterios y la reaparición de algunos tímidos signos de identidad cultural y religiosa. En 1982 se permitió el regreso a Tíbet del X Panchen Lama, que estaba fuera de circulación desde 1964. A principios de los años ochenta se abrieron negociaciones secretas de alto nivel entre el gobierno chino y los mandararios tibetanos en el exilio. Un último intento fracasado se realizó en 1984 con el viaje secreto a Pekín de una delegación negociadora tibetana. El fracaso de las negociaciones sino-tibetanas dcu-rmino la política de denuru-ia y de proyección medláüca de la problemática tibetana impulsada por el Dalai Lama, especialmente en Estados Unidos. A pesar de las simpatías y apoyos que ha recibido la causa tibetana en Norteamérica y en el resto del mundo, ésta nunca ha ocupado un lugar relevante en la agenda de las relaciones bilaterales sino-estadounidenses ni en ningún foro internacional. La estrategia de lucha noviolenta adoptada por los tibetanos difiere de la dinámica guerrillera de los islamistas del Xinjiang, pero en ambos casos su capacidad de afectar al Estado chino es muy escasa: tan sólo en una coyuntura de crisis, caos r desgobierno generalizado, de pérdida de control de la siruacíón por parte del Partido Comunista, máximo garante de la unidad nacional china, podrían tener estos movimientos independentistas alg-una oportunidad de triunfar. Las proclamas del XIV Dalai Lama a favor del respeto a Jos derechos humanos y el derecho a la independencia de Tíbet encontraron eco en el interior de Tíbet. Empezaron en 1987 periódicas manifestaciones y protestas de monjes que se alargaron hasta el año 1989. I.a represión china no se hizo esperar: detenciones, torturas ... Pocas semanas ames del inicio de la revuelta de los estudiantes en la plaza Tiananmeu, el actual máximo líder chino HuIínrao, por aquel entonces gobernador de la región autónoma, decretaba la ley marcial en Tíbet. Meses más tarde el XIV Dalai Lama obtenía el premio Nobe1 de la Paz. El gobierno chino optó por una política de asimilación acelerada basada en la incentivacíón de migraciones de chinos de otras regiones, basada también en una política de modernización económica y de impulso de infraestmrruras como el ferrocarril. El episodio más oscuro en la política reciente de Pekín en relación a Tíbet es el del secuestro y confinamiento del XI Panchr-n Lama. Según el sistema tradicional, tras la muerte del X Panchem Lama debía buscarse el rriúo en que se habría reencarnado. El gobierno chino tenía un interés especial en controlar esta elección. De ella deEí!í

pendía la futura elección del próximo Dalai Lama, ya que ha de ser este nuevo Xl Panchcn Lama quien supervise su designación. Tal como se había hecho en algún caso anterior, el gobierno chino dt:jó que el proceso siguiese su curso tradicional bajo control y supervisión oficial. Se encargó al abad tibetano Cbadrcl Rimpoche que emprendiese la búsqueda dd nirio reencarnado. Pero, saliéndose del gui(¡n, el Dalai Luna se avanzó a dar el resultado de las pesquisas impulsadas por el gobierno chino y proclamó el ,-1110 199;), desde el exilio, el nombre del nino reencarnado, un pequeño de seis años de una región al norte de Lhasa. El gobierno chino reaccionó de forma tajante y expeditiva. Se ncgó a reconocer la rccncamacion. El níño que había sido proclamado Panchcn Lama y toda su familia fueron detenidos y sacados de círculadón. Nada se sabe de ellos. El abad Rimpoche fue arrestado y recluido en régimen de aislamiento. En pocas semanas el gobierno chino tenía una lista alternativa de candidatos y, según un sistema de sorteo, se escogía e! nuevo Panchen Lama, que fue proclamado en IUl templo de Lhasa. El niño vive en Pekín rodeado de importantes medidas de seguridad. El anual XIV Dalai Lama ha proclamado desde su exilio en Dharamsala que Sil sucesor será de algún país lejano, será un niúo del exilio. Intenta así dificultar la maniobra china de proclamación de un Dalai Lama de! interior, que sería conveuienremcnte educado y aleccionado. En 1999 se abrieron nuevas perspectivas de diálogo. El exilio tibet.ano en Dharamsala aceptó la condiciones previas a cualquier negociación que había proclamado Pekín (el reconocimiento de soberanía china sobre Tfber y -c-sorprendcntemenre-c- sobre Taiwán), pero finalmente el g-obierno chino rehusó entablar negociaciones, posiblemente temiendo complicaciones posteriores. Y temiendo tamhién que esta negociación sentase un precedente inapropiado en relación (11 delicado tema de 'Iaíwan. En el año 2000, el Karmapa, un joven lama de muy alto rango y de apenas quince años, que había sido nombrado con el beneplácito de Pekín y mantenido ba]o constante control y supervisión, escapó de Lhasa y se encaminó al exilio de Dharamsala a reunirse con el Dalai Lama. Las cosas volvían a complicarse. China consiguió que India firmase en 200~{ un acuerdo en el que reconoce a Tfbet como una provincia china. Ello no ha impedido que se haya mantenido el estatuto de refugiado al Dalai I ama y a su gobierno en d exilio. De momento, el gobierno de Pekín sigue con una ambigua extra15(1

tegia de relativa permisividad religiosa (con importantísimas y r-e-levanres restricdones que no hay que olvidar, como por Ijnnplo la prohibición de realizar actividades religiosas que tienen los que trabajan para la administración, lo cual no es poca cosa en un país "SOcialista de mercado", de inmensa burocracia y de economía todavía mayoritariamente estatal). Se promueve el turismo, la emigración y la industrialización de T'ihet y se abre un canal televisivo en tibetano que al mismo tiempo que parece trabajar a favor de la conservación de la lengua tibetana, abre una ventana a contenidos que nada tienen ya que ver con su cultura y tradición. A pesar de la debilidad demográfica y política, a pesar de la falta de apoyo diplomático internacional y a pesar del uso exclusivo de formas de lucha 110 violenta, la cuestión tibetana es un dolor de cabeza para las autoridades de Pekín, que parecen más interesadas, de momento, en modificar a su favor la configuración social y cultural de Tibct que en llegar a cualquier solución negociada a corto plazo con el exilio tibetano. El tiempo parece jugar a su favor. El proyecto de construcción de una línea fer-roviar-ia que unirá la provincia de Qinghai con Tíbet está destinado a ¡"(Huper la insularidad continental del altiplano tibetano, abriendo un flujo migratorio y comercial sin precedentes que acelerará sin duda su sinizacion. El recorrido de esta nueva línea ferroviaria de más de 1.000 kilómetros unirá concretamente Lhasa, la capital tibetana, con el enclave industrial de Golmud, en el que se concentra el campo de gas de Sebct, una refinería de petróleo y la primera gran fábrica de potasa de China, industrias que se han convenido en los pilares económicos de la ciudad más industrial de la provincia de Qinghai. La realización de esta mal-,Tna obra que moviliza cien mil trabajadores requerirá casi una década. Se calcula que hacia el 2009 podrá entrar en funcionamiento. Se trata de un proyecto de gran complejidad y ambición que eruta la cordillera de Kunlun , ron un trazado de altura media superior a los 5.000 metros, en LOnas de hielos y nieves perpetuas. con temperaturas mínimas inferiores a 45 grados ba]o cero durante más de siete meses al año. La magnitud del esfuerzo de consuuccíón de la que será la línea férrea más alta del mundo está en consonancia con el rédito que de d se espera: incorporar plenamente a Tfbcr al proyecto IUclonal chino, desarrollísta, modernizador y paternalmente tolerante con ciertos grados de peculiaridad regional. En este entorno, no es extraño que el Dalai Lama, ya con sr-renta

1Sí

años, haya decidido abandonar la estrategia independentista que desplegó en la década de 1980 y haya declarado públicamente en marzo de 2005 en la prensa de Hong Kong que acepta considerar a Tíbet como parte de China, conformándose con el estatus actual de región autónoma dentro de la República. Estas declaraciones son el lado visible de un discreto proceso negociador, calificado por el primer ministro del gobierno tibetano en el exilio, Samdong Rimpoche, de franco, completo y amistoso. La nueva búsqueda gubernamental china de referentes ideológicos neotradicionales que vengan a cubrir el vacío que se ha abierto tras el descddito del igualírarisrno colectivista puede encontrar en el budismo tibetano un complemento útil y domesticable.junto al creciente uso de la retórica moralizante de raíz confuciana en 10 fundamentación de los llamados "valores aslátícos-i jerarquizadores, neoaurcrítaríos, conformadores de nuevas pautas de cohesión familiar y de conformismo social. No hay que olvidar, por otro lado, que el actual máximo dirigente chino, Hujinrao, fue el jefe del Partido Comunista en Tfbet a lo largo de la segunda mitad de la década de 1980.

LA COLOXIA RRTTÁNICA DF. HOl\G KONG

Aterriza, en el viejo aeropuerto de Hong Kong na hasta el año 1998 una experiencia singular. Su única pista era en realidad una especie de espigón que arrancaba en pleno núcleo urbano y se adentraba mar adentro. Más de una y de dos veces paso que algún avión no tuvo pista suficiente y acabó la maniobra en el mar. A base de trazar círculos sobre la ciudad y las colinas cercanas, el avión iba perdiendo altura hasta pasar prácticamente a ras dc los rascacielos. Cuando encaraba la pista, el pasajero podía contemplar desde la ventanilla del avión las ventanas de los espigados edificios hongkoneses, ver la ropa tendida, imaginar a sus inquilinos apurando el desayuno antes de entrar en el frenesí de la ciudad mientras los aviones interconünentales que venían de Europa tomaban tierra uno tras otro. Fue así hasta el primer aniversario del retorno a la soberanía china, hasta el2 de julio de 1998, cuando el entonces máximo manda1!'í8

tario chino,Jiang Zemin, inauguró el moderno aeropuerto dt: Chck Lap Kok, diseñado por el británico Norman Foster. El nuevo aeropuerto puede asumir un tráfico de ~O millones de pasajeros anuales, la suma de la capacidad del aeropuerto londinense de I1eathrow y el aeropuerto .JFK de Nueva York juntos, en la que hasta el momento es la más grande superficie cubierta del mundo. La entrada en Hong Kong desde este nuevo aeropuerto es toda una experiencia. El veloz tren lanzadera que lo conecta con la ciudad recorre en paralelo el trazado de la autopista que salta de isla en isla hasta el corazón insular del viejo Hong- Kong. Por el camino se pueden contemplar las ciudades satélite, los núcleos industriales, el parque temático de la Disney, alguna que otra caleta de pescadores milagrosamente intacta y al fondo el perfil inconfundible de la ciudad de Hong Kong, con sus emblemáticos rascacielos del Bank of China y del HSCn (Hong Kong & Shangbai Corporatíon Bank), esle último considerado el más importante de los edificios que han salido del estudio del antes citado Norman Foster, En d trayecto de (~S­ te tren lanzadera bajo los puentes que unen las islas próximas a Hong Kong está inspirado el tren Iuturista y ultramodcrno que aparece en la película de wong Kar-wai. como nexo de unión entre (;1 presente y el futuro del año 2046, fecha en que finaliza el régimen transitorio de SO años de vida bajo el principio de "un país, dos sistemas". Hong Kong significa literalmente "Puerto Fragante- (Xianggang en dialecto -mandar-in»}. Se sitúa en la ribera noreste lid delta del río de las Perlas.junto a la provincia china de Ouangdong. Está constituido por las islas de Victoria (Hong Kong), Lantau, la península de Kowloon , la franja continental de Nuevos territorios Yun gTUJlI) de más de 200 islas e islotes. Ocupa en rotal un territorio de 1.092 km'. Pensamos en Hong- Kong y nos viene a la mente la imagen de su abigarrado núcleo urbano plagado de rascacielos, pero la ciudad tiene su hinterland particular. Hay que tener en cuenta. sin embargo, que tan sólo una reducida parte del territorio de Hong Kong es habitable: apenas el 16 por ciento está urbanizado. el 7 por ciento tiene un uso agrícola, el resto -las tres cuartas panes del territorio-eestá cruzado por cadenas montañosas que se extienden en paralelo de este a oeste, con picos de pendientes pronunciadas y unos centenares de metros de promedio. La mayoría de estas colinas están cubíertas de hierbajos o arbustos. La acción reforestadora emprendida desde 1945 ha creado cerca de S.OOO hectáreas de bosque. El territo1!J9

no de Hong Kong ofrece escasas posibilidades de almacenamiento de las abundantes aguas de lluvia, que se pierden sin remedio en el mar: esto convierte al abastecimiento de agua de Hong Kong en un importante problema en un ámbito tan densamente poblado, agravado por la contaminación de las aguas. El 95 por ciento de los siete millones y medio de habitantes que tiene Hong Kong es de origen chino, mayoritariamente de la provincia de Guangdong. La lengua de uso habitual para este grupo mayoritario es el cantones. El inglés es también lengua oficial, y es usada y conocida en los segmentos superiores de la sociedad. Evidentemente funciona también como lengua franca para interaccionar con los más de cuarenta mil norteamericanos, más de treinta mil británicos, los más de cien mil filipinos y los millares de australianos, japoneses y vietnamitas que viven en Hong Kong. Desde la retrocesión de Hong Kong a la soberanía china enjulio de 1997, el mandarín, la variante estándar del chino, basada en el dialecto de Pekín, ha experimentado un avance notable en su presencia en Hong Kong. La progresiva introducción del mandarín es patente en medios de comunicación y en la burocracia, pero es ajena a la realidad dd uso lingüístico cotidiano en todas las esferas sociales. Hacia 1660 los barcos de la British East India Company empezaron a frecuentar las costas de la desembocadura del río de las Perlas yel enclave portugués de Macao como localización provisional de sus operaciones comerciales en el sur de Chilla. Buscaban sedas, té y porcelanas y las canjeaban por plata. Un siglo más tarde consiguieron a través delllamado "Sistema de Cantón- (CantOJI Sysrcm) estaillecer una base mercantil estable en una delimitada zona portuaria de Guangzhou. la capital de la provincia de Guangdong. Se convirtieron así en los principales interlocutores comerciales con China. Las limitar-ioncs comerciales -eH volumen y en mecanismos de interac.-ión-c-, las restricciones a la permanencia y circular-ion por Guangzhou, la elevada y variable carg-a impositiva decidida a discreción por los mandarines locales, las desconfianzas y malentendidos constituían dificultades recurrentes pero no llegaban romper un intercambio beneficioso para ambos lados. El imperio chino era en sí mismo un mundo autosuficiente, limitaba el comercio a través de su inserción en el "sistema tributario», que marcaba relaciones pautadas y desiguales según un patrón ritualista y demostraba un invariable desinterés por las mercancías que los extranjeros les ofrecían, con la salvedad de la plata. Para las potencias

ioo

coloniales eur'opcax esta avidez china de plata acabó siendo un problema cconómíco, los británicos lo fueron paliando a base de contribuir a crear una nueva necesidad de consumo en la población china: el opio. llamarlo CI1 China el «barro de los extranjeros». Su tráfico se reveló especialmente lucrativo. Un decreto imperial chino prohibió en 1799 e! comercio del opio llevado a China por agentes comerciales ele procedencia diversa (europeos. chinos ... ) desde la India y otros ámbitos de Asia Oriental. En l8~4 la Compafua Brítáníca de las Indias Orientales decidió entrar también en el negocio del opio, desafiando a las autoridades imperiales chinas. EH marzo de 183~) las autoridades de Pekín enviaron a Ouangzhou un comisario especial para acabar con aquellas prácticas comerciales ilegales. Se bloqueó la concesión británica durante seis semanas con un cordón de tropas militares chinas. La escasez de agua y víveres esenciales en la zona británica forzó al capitán Ellior -rcprcsemante oficial de la corona británica- a entregar las reservas de opio almacenadas. Más de 20.000 cajas fueron quemadas de inmediato. Los británicos de Guangzhou se trasladaron a Macao en e~pe­ ra de instrucciones. Temerosos de las represalias chinas, los portugueses exigieron a los británicos que abandonasen Macao. Cruzando el delta del río de las Perlas, los británicos anclaron sns naves en un puerto seguro, en una rada de la que sería la futura ciudad de Hong Kong. Aprovechando la tensa situación creada con el episodio dcl opio, el ministro británico de Asuntos Exrranjcros.Iord Palmcrston, exigió a China la firma de un tratado comercial que liberase las restricciones del «Canten Svstem-. Para forzar la siruación e-nvió tropas a la /.0" na. En junio de 18?,9 los británicos enviaron algunos de los vapores más modernos de la Royal Navy a Cantón y desde allí a la costa norte de China para introducir por la fuerza privilegios diplomáticos y cornercialcs sobre la base dr- la apertura comercial y la igualdad diplomática a la manera occidental. Intentaban así acabar con la tradicional ordenación cid mundo de! imperio chino, de base sínocénuica y sustanciada en el sistema de relaciones tributarias y jerarquizadas. Empezaba la llamada Guerra del Opio (lR?'9-1R-12). Tras un periodo de hostilidades y combates en la costa del sudeste chino las cañoneras británicas se impusieron y forzaron la Iir .. ma el 20 de enero de 1841 de la Convención de Chuenpi, según la cual la isla de Hong Kong era cedida a los británicos como puerto desde el cual comerciar con Cuangzhou. Sin embargo, el emperador 1til

chino no aceptó que su negociador hubiese cedido parte del territorio del imperio a unos bárbaros extranjeros. Y por diado británico, tampoco lord Palmcrston se mostró en absoluto entusiasmado con un acuerdo que se limitaba a la obtención de un islote y que no conseguía ningún acuerdo comercial que acabase con la cerrazón mercantil china. Elliot fue sustituido por sir Henry Pottinger, quien reprendió de inmediato las hostilidades militares, remontando el río Yangzi y asediando NaJ~jing. Las autoridades chinas se vieron obligadas a firmar un nuevo tratado el 29 de agosto de 1842, el primero de los «tratados desiguales», el Tratado de Nanjing. En é:1 se obligaba al imperio Qing a pagar una indemnización por la guerra, a otorgar a los británicos una disminución de los aranceles, libertad de comercio sin monopolios, así como un régimen de extraterritorialidad -jurisdicción del país de origen sobre los súbditos extranjeros radicados en China-o I.os británicos obtenían también la apertura de cinco puertos al comerció exrranjcro y la confirmación de la cesión a perpetuidad de una árida y desierta isla de! delta del río de las Perlas, en la que se alzaría el núcleo inicial de la ciudad de Hong Kong. A los pocos meses de establecerse en Hong Kong, los británicos contabilizaban ya que en diferentes poblaciones de la isla y las costas cercanas halna alrededor de 8.000 habitantes. Durante la segunda guerra del Opio anglo-china los británicos se establecieron en la península de Kowloon, vecina a la isla de Hong Kong. En la Convención de Pekín de 1860 que sellaba el segundo triunfo británico sobre el Imperio chino, los británicos obtuvieron también la cesión a perpetuidad de Kowloon y de la isla de Lantau. La población en la zona alcanzaba ya los 110.00 habítanres. Pocas décadas más tarde e! Imperio británico aprovechó una coyuntura de extrema debilidad china para ampliar el área de ocupación alrededor de Hong Kong y Kowloou. 1.<1 ocasión se presentó tras la denota de China en la primera guerra con Japón (1894-1895), que produjo movimientos técuccs de las diferentes potencias con intereses en China para acrecentar sus áreas de influencia. Para evitar intromisiones de otras potencias coloniales, los británicos optaron en la Convención de Pekín del 9 dejunio de 1898 por forzar una cesión temporal en usufructo durante 99 años de la zona continental adyacente )' cercana a la península de Kowloon, que recibiría el nombre de «Nuevos Terrítoríos». así como una constelación de 2.'l5 islas e islotes. La fecha de finalización de esta cesión temporal era el 30 de ju102

nio de 1997, fecha en la que finalmente Gran Bretaña devolvió solemnemente y tras un proceso negociador el conjunto de la colonia de Hong Kong a la República Popular China. Apenas die¿ años después de esta cesión, la población en el conjunto de Hong Kong alcanzaba los 3íO.OOO habitantes. El último censo previo a la invasión japonesa se realizó en 1931 y contabilizaba 840.000 habitantes. Las estimaciones para una década posterior se sitúan en una cifra que dobla la anterior, J .640.000. Este espectacular crecimiento se produjo a causa de las crisis internas chinas y la invasión japonesa de China de 1937, que generaron un flujo migratorio hacia Hong Kong muy importante. Desde sus orígenes Hong Kong funcionaba como puerto del comercio británico en China. Durante las primeras décadas [as actividades mercantiles subterráneas tenían un rendimiento mucho mayor que el comercio oficial y reconocido. Los dos principales negocios eran el tráfico de opio y el tráfico de cooties. reclutados en Guangdong y reenviados a Cuba, Perú, Llawaí () Estados Unidos. Tras la prohibición del tráfico de personas en 1874 no njó la circulación por Hong Kong de un flujo de «trabajadores libres chinos" redistribuidos por destinos diversos. Se calculan en cerca de un millón entre 188~ y 1891:!. El llamado siglo de las lralados desiguales St~ prolonga desde 11:\42 a 1913, año esu: último en e! lJue británicos y estadounidenses renunciaron a ejercer la extraterritorialidad, y en el que 10"japoneses habían tomado ya el relevo a las potencias occidentales en la acción imperialista sobre China. Se trata de un periodo marcado por e! incremento de la influencia comercial y cultural extranjera en China y por las sucesivas invasiones militare" extranjeras de los puntos estratégicos costeros y Iluviales de China. A las pocas décadas de su existencia, la colonia británica de Hong Kong se reveló tan atractiva para los británicos (que la utilizaban a modo de base mercantil), como para los chinos (que allí encontraban posibilidades de prosperar en un entorno institucional más relajado y estable). Con la aparición de! nacionalismo chino moderno, Hong Kong producía en China un efecto ambiguo y contradictorio. Por un lado era vista como un lugar cosmopolita y admirado, con UlI sistema organizarívo que inspiró a algunos de los intelectuales reformistas chinos y con un poder que se manifestaba de forma menos impredecible y más justa que el de la China Qing o el cid caótico nuevo régimen republicano en manos de los señores de la guerra. Por otro 163

lado era vista como una humillante herida abierta en el delta del río de las Perlas por el imperialismo occidental, como una inadmisible intromisión extranjera en territorio chino. El Gobierno de Hong Kong presentaba hasta la retrocesión de 1997 el típico cuadro institucional de las colonias británicas. Tenía en la cúspide del poder a un gobernador elegido por la corona británica, que era al mismo tiempo el máximo dirigente del poder ejecutivo en la colonia y el representante de la corona en dla. Tan sólo el P'> dcrjudícial quedaba fuera de su alcance. El cargo de gobernador no era elegible ni revocable por procedimientos dector,llcs ni judiciales, en teoría sólo respondía ante la corona pero en la pracuca era responsable de su acción ante el Parlamento británico, el Ministerio de Asuntos Exteriores v la Commonwealth. El cuerpo institucional central de la colonia británica se completaba con algunas instituciones más de carácter subsidiario: en primer lugar el Consejo Ejecutivo. especie de consejo de ministros nombrado por el gobernador pero con funciones más asesoras que ejecutoras, que no debía obediencia constitucional al gobernador pero que en contadas ocasiones planteó discrepancias o conflictos. Completaban el cuerpo institucional del Hong Kong colonial el Consejo Legislativo, cuyos 50 miembros eran también designados por el gobeTllador, a excepción de uno de ellos, que era propuesto por los jueces de paz y la cámara de comercio de Hong Kong. I .os miembros escogidos por el gobernador provenían de forma paritaria del cuerpo de altos funcionarios de la administración y de la elite de personalidades relevantes en el campo económico, social o cultural de la colonia. En el marco institucional posterior a la Segunda (~uena Mundial, el iÍllieO órgano en el que había un núme-ro relevante de cargos ele¡.".-jdos democráticamente era el Consejo Urbano, con la mitad de sus miembros designados y la otra mitad escogidos por medio de elecciones. Sin embargo era un organismo sin función política alguna, con funciones limitadas a la gestión de la higiene municipal, recogida de basuras, crematorios, insüuuiones deportivas y culturales, mercallos, restauración, eln:\(:ra. En el marco de un gobierno de orientación dirigiste y patemalista se instituyeron durante las últimas décadas del siglo xx una gran cantidad de consejos consultivos de carácter sectorial, territorial o social. La voluntad de encontrar una interlocución de consenso entre miembros de la comunidad gohernada con autoridad profesional o 1fl'1

moral se reveló de gran utilidad para las autoridades británicas. Se trataba además de una práctica que se acordaba con las pautas tradicionales chinas. Todavía hoy, en la República Popular China del siglo XXI, un gobernante que consulta sus decisiones a acadónicos especialistas o sectores afines al ámbito de decisión es considerado positivamente -dernocráuco- y dialogante. Antes de la Segunda Guerra Mundial la mayoría china de Hong Kong se encontraba en una posición claramente subalterna y discriminada. Tan sólo un escaso número de chinos enriquecidos tenía el derecho a formar parle de una manera informal en la elite colonial. Las comunidades china y británica de Hong Kong vivían de espaldas entre sí, ocupadas en sus respectivos asuntos y en sus respectivos espacios y segmentos sociales. Aparte de los escasos millonarios chinos que frecuentaban los círculos británicos elitistas, los únicos chinos que entraban (:11 contacto con lo:> occidentales de Hong Kong eran los sirvientes de las mansiones coloniales. En 192;') decenas de miles de trabajadores chinos de Hong Kong consiguieron paralizar la economía de la colonia en una huelga general alentada por el Frente Unido del Kuomintang y dr-l entonces incipiente Partido Comunista Chino. La conquista de Cantón por los japoneses en 19?Jfj llevó a las autoridades de Londres a plantearse el abandono de la colonia extremo-oríenral. Hong Kong se convirtió en punto clave del contrabando de armas con el que se equipaba al ejército nacionalista del Kuominrang. Finalmente el8 de septiembre de 1941 las tropas japonesas ocupaban Hong Kong, matando a más de 4.000 chinos y deportando a unos 20.000. Durante el invierno de 1941 a 1942 las tropas japonesas extendieron su dominio desde Hong Kong y diferentes territorios del sureste asiático como Filipinas, Indonesia, Singapur o Birrnania. La expulsión y sustitución de los poderes coloniales europeos Pl)flas tropas niponas acabó con el aura de indestructibilidad y de intrínseca superioridad de los europeos sobre las sociedades asiáticas dominadas. Evidentemente, el encarnizamíenro de los japoneses no los convirtió en «seúorc:>" más queridos, pero cuando acabó la Segunda Guerra Mundial nada volvió a ser como antes. Durante la conferencia de El Caíro de 194!{ los norteamericanos ofrecieron en secreto a Cbiang Kai-shck la soberanía sobre Hong Kong a cambio de unir sus fuerzas de forma efec-tiva con las Iropas comunistas de Mao en el combate contra los japoneses. Sin embargo, tras la rendición nipona, los británicos izaron de nuevo la Uníon jack en Hong Kong sin encontrar resistencia alguna. 16.')

Cuando los británicos recuperaron el con [rol de fTong Kong en 1945 se relajaron las medidas discriminatorias del poder colonial británico en relación a la etapa anterior. Así, por ejemplo, se permitió a los chinos formar parte de la administración de la colonia y residir en cualquier zona de Hong Kong, cosa impensable ames de la g-uerra. El gobierno de Hong; Kong- sig-uió tundamcnuindnse en unos valor-es autocráticos y coloniales, pero ;uloptli políticas de consenso paternalistas y populistas. El miedo a un contagio respecto a los procesos descolonizadores del sureste asiático, el despresligio ideológico dd imperialismo y la presión de la nueva China comunista, unida y fuerte de Mao Zedong conducían indefectiblemente a practicar un estilo de gobierno que se basaba en la consulta a los sectores representativos de la sociedad y que evitaba las medidas impopulares, que buscaba la eficacia administrativa y la no intromisión en la actividad económica y la vida cotidiana de la población. EH r long Kong el porcentaje de ciudadanos británicos nunca superó el ::> por ciento. La finalización de la guerra civil de HJ4fi-1949 y la proclamación en Pekín de la República Popular China en octubre de 1949 ccrnllcvó la llegada a Hong Kong de una importantísima oleada de refugiados y ciudadanos chinos -c-mayorirariamente de la provincia vecina de Guangdong y en menor medida de Shanghai- que preferían la colonia británica al nuevo régimen de Mao Zedong. Durante el periodo de dominio japones la población de Hong Kong se había rcducido a medio millón de habitantes. Con esta importante oleada migratoria de 1949 se superó la cifra de un millón y medio de hahitann:s que, según las estimaciones demográficas, contaba Hong Kong antes de la invasión japonesa. Para frenar esta oleada imparahle el gobierno colonial británico decidió cerrar fronteras, alterando la tradicional y rentable política de libre circulación de personas y bienes entre China y Hong Kong. A pesar del cierre de fronteras, este impresionante flujo migratorio no consiguió frenarse aunque redujo su ritmo. La rápida llegada de contingentes emigrados desbordó las capacidades de absorción, implicó la barraquízación de buena parte del paisaje urbano de Hong Kong. que vio poblarse sus intersticios urbanos de halnuiculos improvisados y sus zonas portuarias de barcazas supcrpobladas. El gran incendio que destruyó el campo de residentes ilegales de Shek Kip Mei forzó a las autoridades británicas a emprender una acelerada política de viviendas. En 1954 se creó el Rt-vcttlc-rnr.nt. Depanment encargado de ir resituando en viviendas baratas a los barraquistas en una política 166

de construcción acelerada de bloques de pisos compactos y elevados, concentrados especialmente en la zona de Ncw Kowloon. con una concepción marcada por los principios de rapidez, cantidad y precio económico: una suerte de barraquismo vertical, con un modelo de bloque y de piso estandarizado, de un. promedio de 2,2 m" por persona, servicios comunitarios y cocina en la galería exterior. La mejora para los inquilinos procedentes de barracas improvisadas era sin embarg-o muy relevante: ag-ua corriente, electricidad, seguridad ante los tifones y los incendios, recogida de basura etcétera. Durante las primeras décadas de la posguerra subsistió la ~epara­ ción entre comunidades, pero el prog-resivo avance económico de la comunidad china, la fuerte inversión de la:;, familias chinas en la educación del m, estéticos enraizados en las viejas tradiciones chinas, especialmente en los ámbitos de las nuevas formas audiovisuales de cultura de masas: la música pop y liger
tares cincmatograñcos mundiales en número de títulos anuales.junti) a Hollywood y Bollvwood en la India. Se convirtió en un referente (le cultura popular con influencia y capacidad de exportación a Singaplu, Taiwán y la República Popular China. Creó un star-system con impacto mediarico en toda Asia Oriental y, en un proceso creciente en Occidente: Chou Ynn-Iat, Bruce Lee, Jackie Chan ... La consolidación de nuevas formas propias de cultura popular de masas contrihuyó a configurar una suerte de ambigua «identidad hongkonesa», esencialmente china pero con rasgos diferenciales propios y con un claro sentido de pertenencia a una comunidad específica y distinta. En abril de 196G empe7.aron una serie de manifestaciones contra el colonialismo después de que chinos locales se enfrentasen con la policía en protesta por la subida del precio del Star Ferry que une la isla de Hong- Kong con la península de Kowloon. En e! verano de 1967 la Revolución Cultural inspiró nuevos Icvantamienros en Hong Kong, donde jóvenes emuladores de los Guardias Rojos se manifestaban con e! libro rojo de Mao en las manos. Se calcula un balance de los disturbios ocasionados de varias decenas de muertos, centenares de heridos y arrestados. A partir de la década de 19'70, COIl el auge de la capacidad presupuestaria que se produjo gracias al aumento de la actividad económica y por lo tanto de los impuestos recaudados, el gobierno de Hong Kong se planteó un programa de vivienda subvencionada, de educación básica y media grJ.tuil~l, de- servicios (le sanidad y de atr-nción de ancianos, que no se puede llegar a calificar de «estado del bienestar», pero que marcan una clara diferencia en la mejora de la calidad de vida COIl otros ámbitos de Asia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Hong Kong basaba su econorma en el papel que tenía como puerto franco internacional de almacenaje y redistribución entre China y el resto de! mundo. Sin embargo la gunra civil china, la instauración del régimen comunista, el cierre de fronteras que decretó en 1950 el gobierno colonial de Hong Kong para frenar la oleada migratoria desde Cuangdong, v especialmente el embargo internacional a los productos chinos que se prodnjo Iras la entrada del ejército de Mao Zedong en la guerra de Carca son factores todos ellos que dejaron a Hong Kong desprovista de su papel de privilegiado enlace entre China y el mundo. Se entró en un periodo de recesión transitoria que fue rápidamente superada. A principios de la década de 1950 se consiguió dar un giro radical a la economía local. que tomó una orientación neta16H

mente industrial. La concentración en Hong Kong de mano de obra barata procedente de la emigración y la ausencia de materias primas condujo a un modelo de industrialización centrado en la industria ligera de manufactura, de bajo nivel tecnológico y basada en el uso de trabajo intensivo. El éxito de este modelo se cimentó en una estructura industrial muy tlexible y adaptativa, con un modelo de empresa pequeño y capaz de transformarse y de reorientarse rápidamente en función de la demanda internacional. Durante la década de 1970 Hong Kong se convirtió en el principal exportador mundial de produetos textiles, juguetes y relojes. Llegó la era del «Made in Hong Kong", paralela a la era del -Made in Taiwan» .. El gobierno colonial británico optó por una política económica basada en la estabilidad, la confianza y seguridad legal, la mejora de los n-cursos humanos y de la calificación de la mano de obra a través de un gran énfasis en la educación, la creación de condiciones fiscales, institucionales y de infraestructuras favorables al crecimiento. Los impuestos directos no rebasaban en ningún caso el 15 por ciento paralas personas físicas y cl l? por ciento para las sociedades. El énfasis tradicional chino en la promoción a través de la educación también favoreció este PIUCC&O. Por otro lado, el gobierno colonial dcscmpeúo un protagonismo especial en la economía local al convertirse en el más importante creador de empico, especialmente por su posición de dominio en el sector de la construcción. Hay que tener en cuenta que el gobierno de Hong Kong era el mayor constructor y proveedor de vivienda de la colonia. La especulación inmobiliaria constituía históricamente una de las plagas de Hong Kong, y el gobierno sacó provecho de ella. Las autoridades subastaban terreno en régimen de leasing por periodos de unos 100 años, con lo cual desde 1985 reunieron un capital de 165.000 millones de dólares. La industria ligera y de manufactura se complementó con una progresiva apuesta por el sector servicios. A panir de la década de 1970 el sector financiero empezó a ser determinante en Hong KOIlg. En la década de 1980 Hong Kong se convirtió en una de las plazas financieras más importantes del mundo. Un factor esencial para generar confianza un los capitales internacionales fue el proceso de saneamiento radical de la corrupción administrativa de la colonia que se llevó a cabo a lo largo de la dt:cada de E170. En paralelo se produjo la lucha contra el crimen organizado, de larga tradición en la colonia de Hong Kong como en otros ámbitos del sur marítimo de China. La J69

imagen de un Hong Kong' dominado por las triadas mafiosas dejó de ser una realidad en Hong Kong durante la década de 1980, justamente cuando se convirtió en parte de su imaginario colectivo a través del extraordinario éxito de las nuevas películas de acción en las que los puños y los sables dejaron paso a las amias de fuego. La apertura de la República Popular China al mundo tras su entrada en la ONU de 1972 y su alianza estratégica con Estados Unidos formalizada con el restablecimiento sino-norteamericano de relaciones diplomáticas en 1979 permitió a Hong Kong recuperar su viejo papel de intermediación entre el corrtiur-nte chino y el mundo. Durante la década de 1980 la apertura de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en China, especialmente la de Shenzhen, justo al lado de Hong Kong, favoreció el proceso de deslocalización de la industria manufacturera de la colonia británica hacia la República Popular China. En 1995 las industrias de capital hongkonés daban trah~jo directo a 1( millones de chinos, el doble que los empicados en industrias del propio Hong Kong. En la economía de Hong Kong el elemento más dinámico de las últimas décadas ha sido el de la reexponación de productos elaborados en la China continental. Se P,LSÓ de un 28 por ciento de reexportaciones chinas en 1979 a un 58 por ciento en 1997. El deshielo parcial de las relaciones entre China y Taiwán a partir de 1987 también otorgá a Hong Kong un papel fundamental de inrr-rmr-diarión económica. En realidad, incluso antes de este deshielo, esta tntermedlaclón vino-taiwancsa ya era muy relevante, ya que el capital raiwanés invertía y vendía en China a través de empresas interpuestas de Hong Kong. Desde la década de 1970 la inversión en infraestructuras fue crecleruc y fundamental en el desarrollo de Hong Kong. Se planificaron y desarrollaron nuevos núcleos urbanos en los territorios de Hong Kong. En 1997 se inauguró una planta de desalinización de aguas, en 1994 se inauguró la central nuclear de Daya Bay. Merecieron una atención especial las infraestructuras de transportes. Los transportes públicos urbanos, las líneas de metro, los fcrrys interinsulares, los túneles, los puentes, las autopistas etc. han mejorado un sistema de tráIico siempre a punto del colapso. A través de la inversión privada se han modernizado y ampliado el puerto marítimo -c-el mayor del mundo en contenedores-e, y la vía férrea que une Guangzhou con Hong Kong. La construcción del nuevo aeropuerto de Chek Lap Kok y de los viaductos, puentes, autopistas y trenes que 10 conectan con el 170

centro urbano de Hong Kong han sido la principal apuesta estratégica de las últimas décadas. Se puede ver a Hong Kong como el resultado {k la presión militar que el imperio británico ejerció a mediados del siglo XIX sobre China para obligarla a alu-ir sus frontera... r-ornerr-iales A lo largo del siglo xx se ha convertido en una pieza clave en la interacción comercial de China con el mundo exterior. Su transformación en importante foco financiero internacional con 'Lila sociedad abierta y que ha ido lentamente asimilando un margen de libertades democráticas limitado pero muy superior al del continente chino representa un importante desafio a las autoridades chinas, interesadas en presen·ar el atractivo financiero de la colonia y en presentar el respeto a su sistema económico y político como un modelo a seguir en el espinoso asunto de la reunificacíón de Taiwán.

¿UN PAÍS, DOS SlSTE~1AS?

Quince ;,dl(ls antes de la finalización del contrato de cesión temporal por 99 años de los Nuevos Territorios, Gran Bretaña aceptó entrar en negociaciones con la República Popular China para concretar el retomo de Hong Kong a China. El viaje de la primera ministra británica Margarct Thatcher en 1982 abrió oficialmente el periodo negociador que culminaría dos años más tarde con la firma de la Declaración Conjunta sino-británica de 1984. La intención británica era inicialmente ceder la soberanía a China pero mantener el control administrativo de Hong Kong duran le SO arios. Pero la Dama de Hierro encontró un negociador de acero en la figura del pequeño emperador Deng Xiaoping. UL declaración conjunta de 19R4 eSlahlccía que a partir de junio de 1997 no solamente los Nuevos Territorios sino el conjunto de Hong Kong (incluyendo las islas de Victoria, Lantau, la península de Kowloon ete.) pasaría a soberanía china a condición de que se respetase el staus quo, el sistema económico, social y político vigente, las libertades de expresión, manifestación y reunión durante un periodo transitorio mínimo de 50 años, bajo el principio general {le «ILIl país, dos sistemas" (Yi guo, fian/{ zhis , un lema que inicialmente había sido propuesto por las autoridades chinas pensando en 'Iaiwan. En marzo 171

de 1~~O se llegó a un acuerdo sobre la Ley Fundamental de Hong Kong, que fue promulg-ada por el Congreso Nacional del Pueblo de China, a modo dc -minioonstitución» de Hong Kong. Un año después de la firma de la declaración conjunta sino-británica, y después de haber funcionado más de un siglo con un régimen colonial sin apellas concesiones democráticas formales, basado en la desi¡"TTJaI:ión de cargos desde Londres y en la potestad máxima del gobernador, los británicos Introdujeron reformas parcialmente democrauzadoras en la elección de los miembros del Consejo Legislativo. En 1985 los cargos de la cámara legislativa se renovaron a través de elecciones indirectas y en 1991, parcialmente, mediante las primeras elecciones directas por sufragio universal celebradas en Hong Kong. En el último tramo legislativo del periodo colonial, entre 1995 y 1997, el consejo legislativo constaba de 60 miembros, 20 de los cuales habían sido escogidos por sufragio universal. 30 a través de elecciones indirectas realizadas entre los miembros de colegios electorales profesionales restringidos y 10 directamente designados por el comité electoral. Este proceso de parcial democratización fue uno de los principales puntos de fricción entre el último gobernador británico de Hong Kong, Chris Patten, y las autoridades de la República Popular China. El gobierno chino se negó a aceptar este consejo legislativo de 1995, e instituyó un nuevo consejo legislativo provisional cuando tomó las riendas de la Región Especial Administrativa de Hong Kong, el I de julio de 1997. El nuevo gobernador designado por Pekín fue el armador Tung Chee-hwa. que en el afio 2000 vio renovado sn cargo gracias a la votación de un colegio electoral re-stringido de ,100 miembros designado desde Pekín. El primer consejo legislativo de la nueva entidad administrativa especial de 1long Kl.lllgse constituyó en 1995, según una estructura de composición similar con 20 miembros de elección directa (15 de los c-uales fueron para el partido demócrata de Martin Lrx- y sus aliados)' 30 de elección indirecta a través de colegios protcsionalcs mediatizados, donde los electos afectos a Pekín son mayoritarios, y 10 designados por el comité electoral. El proceso de retrocesión acentuó la concreción de tilla identidad hongkonesa ambigua y dual: esencialmente china pero aferrada a los rasgos distintivos del estilo de vida y de las formas culturales propias {le Hong Kong. A pesar de que en el momento de la retrocesión se detectó en Hong Kong una corriente de opinión mayoritariamcn172

te favorable a la reuniticación, ya sea por la lealtad cultural y Única de la mayoría de la población de origen chino, ya sea porque el contacto con el imperio británico fue meramente circunstancial o hien por un simple mecanismo de adaptación ante lo inevitable, un porcentaje significativo de población expresó interés en obtener pasaportes extranjeros. El miedo a la absorción china generó un nada despreciable proceso migratorio, especialmente en sectores profesionales y económicamente intermedios, que prefirieron radicarse en Canadá, Australia o Estados Unidos. El ritmo de este perfil de emigración se mantuvo cerca de los 20.000 emigrantes anuales, pero creció de forma muy siguificatíva tras la brutal represión del movimiento estudiantil de la plaza de Tiananmcn el 1 de junio de 1989, llegando casi a los 70.000 emigrantes anuales en aiu», inmediatamente posteriores a los sucesos. Si bien no se trata de cifras porcentualmente significauvas, hay que tomarlas en consideración por el alto perfil profesional, fonnativa y económico de los emigrantes y el impacto que tuvo en el tejido social de Hong Kong. La represión del 4 de junio de 1989 en la plaza de Tiananmen produjo un enorme impacto psicológico en Hong Kong al poner en cuestión la plausibilidad del respeto al principio comprometido de "un país, dos sistemas». El 20 de mayo de 1989, apenas unas semanas antes de la brutal represión se había producido en Hong Kong una masiva manifestación de centenares de miles de participantes en apoyo a los estudiantes de la plaza de Tiananmen. Las más multiuulinarias manifestaciones celebradas en Hong Kong -dejando de lado los festejos oficiales de la retrocesión de ] 997- se fueron produciendo año tras año en recuerdo y protesta por este evento. La aparición de un movimiento (le masas de defensa de los derechos democráticos en 2003, con periódicas manifestaciones en protesta. ante los intentos de recorte de libertades o de ralentizacíón de las reformas democráticas ha sorprendido a aquellos que creían que los hongkoneses eran gente compulsívamente apolítica, impertérrita y posibilista, solo atenta al bolsillo. Después de la retrocesión de la antigua colonia del imperio británico celebrada el día 30 de junio de 1997, Hong Kong se convirtió en «rq,ri¡'m administrativa especial de la República Popular China», sin que ello modificase de forma sustancial la vida cotidiana de sus habitantes. El día del cumpleaños de la reina Isabel 11 dejó de aparecer en el calendario festivo de Hong Kong como fiesta oficial, siendo sus173

riruida por e! día que celebra la proclamación de la República Popular China (l de octubre). Las coronas británicas desaparecieron de los sellos y de los emblemas de los organismos gubernamentales. Los más de seis millones de chinos que viven en Hong Kong disfrutan un nuevo pasaporte, mientras que los ciudadanos británicos necesitan visado -como e! resto de los extranjeros-e- para poder trabajar en lo que había sido anteriormente su colonia. Sin embargo, de la misma manera que Taiwán (bajo e! nombre de «China-Taipel»). Hong Kong puede seguir presentando su propia selección a las olimpiadas y seguir teniendo su propia selección de fútbol. En el momento de la retrocesión que convertía a la antigua colonía británica en Región Administrativa Especial por un periodo transitorio de 50 años, Hong Kong gozaba de una sólida salud financiera. Además de contar con e! primer puerto de contenedores del mundo, Hong Kong era el séptimo mercado bursátil, el primer centro financiero asiático y el quinto a nivel mundial, con unas reservas monetarias evaluadas en 65 millones de dólares y con una renta per rápita que superaba los 24.000 dólares, incluso algo por encima de la media de Oran Bretaña. En el ámbito del comercio, las estadísticas de 1996 situaban a Hong Kong como el cuarto importador y el quinto exportador mundial, detrás de Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón. Un territorio tan reducido pudo alcanzar este nivel de riqueza gracias a la eficacia en la gestión económica y a la orie-ntación preferente a sectores y actividades en las que disfrutaba de ventajas comparatívas. En Hong Kong, estos sectores clave fueron -c-especíalmente a partir de la década de 1980-, las finanzas y el comercio. Cuando los británicos asumieron el control de Hong Kong a JTJe~ diados del siglo XIX, apenas vivían en la zona algunos núcleos de pescadores. Por el contrario, un siglo y medio más tarde, China se encontró con un territorio con una economía "vibrante, situada en los puestos más destacados a nivel internacional. En el momento de la retrocesión, Hong Kong generaba cerca de un 20 por ciento del PIB chino con apenas un O,S por ciento de la población total. Evidentemente, sería muy injusto atribuir en exclusiva el éxito económico de la colonia de Hong Kong a la competencia y cíariuulencía de las elites británicas. Hay que destacar la relevancia de la posición peculiar de intermediación entre el continente chino y el mundo exterior de la que ha disfrutado Hong Kong. Fue también determinante la capacidad de trabajo)' la iniciativa de! conjunto de los habitan174

tes de Hong Kong, mavoritariamenre procedentes del continente chino. No hay tampoco que olvidar que en sus primeras décadas la colonia británica de Hong KOTlg fundamentó en parte su éxito económico en el tráfico de personas (coolies) y de drogas (opio). El éxito económico de la colonia británica combinaba en una fórmula peculiar un sistema basado en un autoritarismo de corte paternalista, un nivel acentuado de desigualdades sociales y una despolitización general, una administración eficaz, énfasis en la formación, libre circulación de información y de personas (excepto de chinos del continente a partir de 1949), independencia del poder judicial y eficacia en la lucha contra la corrupción. Sin embarg-o, no hay que desestimar el peso azaroso de la coyuntura histórica que fue otorgando a Hong Kong y a su privilegiada posición en diferentes momentos una función de lntermcdtación, de activación regional, de explotación de mano de obra barata, una función mercantil y financiera ... El resto se debió, tal como antes se apuntaba, también a las aptitudes comerciales y financieras de la mayoría china (le la población. Sun Yar-sen, primer presidente de la República de China, respetado y punto de referencia tanto en la República Popular China como en Taiwán, escribió poco ames de morir, en 199.3: "Me pregunto cómo es posible que unos extranjeros hayan podido hacer 10 que han hecho con los islotes estériles de Hong Kong en 70 u Bü anos, mientras que en 4.000 años China no ha sido capaz de producir nada que se le pueda comparar. .. Debemos inspirarnos en los británicos y trasladar su ejemplo de buen gobierno a todas las regiones de China". Deng Xiaoping recogió el espíritu de estas palabras al proclamar que en China no debía haber sólo un Hong- Kong, sino varios. La crisis financiera asiática de 1997-1998 tuvo un importante impacto en la economía de Hong- Kong. El dólar hongkonés sufrió envites especulativos que, gracias a las enor-mes reservas financieras, se consiguieron frenar sin necesidad de alterar su tasa de cambio fijo con el dólar norteamericano. la crisis provocó una importante caída del mercado bursátil, se sucedieron en cadena las quiebras empresariales y estalló la burbuja inmobiliaria (el precio de la vivienda era en Hong Kong el año 2003 un 60 por ciento menor que en 1997). Desde Pekín se diagnostico que todos los males de la economía de Hong Kong- derivaban de su excesiva dependencia de las exportaciones y de su excesiva vulnerabilidad ante los caprichosos y volátiles movimientos de los flujos internacionales de las finanzas y dcl comercio. Para los altos mandatarios de Pekín, sólo en un escenario de 175

mayor implicación económica y política en la República Popular China podría Hong Kong sobrevivir las ventoleras y tempestades financieras internacionales. Al abrigo de la madre patria, Hong Kong no tendría nada que temer. El segundo revés para la cconorma de Hong Kong llegó el afio '2003 con la epidemia, procedente de la vecina provincia de GUimgdong, del sars (síndrome agudo respiratorio severo), que afectó a más de 1.700 personas en Hong Kong y que ocasionó más de '220 muertes. El Banco de Desarrollo de Asia cstimó d impacto del sars sobre el descenso del crecimiento de Hong Kong en un 4 por ciento. Sectores como el ocio, la restauración o el comercio fueron los más afectados, con deccnas (le miles de pérdidas, en puestos de trabajo. El Producto Interior Bruto (PIB) de Hong Kong descendió en los primeros años de soberanía china, pero ha subido hasta el 8,1 por cicnto: sin embargo, la tasa de paro llegó a un 7,4 por ciento nunca antes alcanzado. A medida que la economía de la República Popular China se ha ido abriendo al mundo, Hong Kong ha visto disminuir su importancia en la tarea de mtcrmcdiación a manera de puerta de enlace inversor, logístico, financiero y comercial entre China y el resto del mundo. La entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMe) viene a reducir todavía más el margen de la Renta de Situación de Hong Kong. Probablemente, el principal reto que afronta a medio plazo Hong Kong en el plano financiero es el de resistir a la creciente competencia de Shanghai. La estrategia del gobierno de Pekín ante el reto de integrar a Hong Kong reduciendo la peligrosidad potencial de su amplio margen de maniobra, su capacidad de proyección internacional y su potencial de contagio político en el continente, ha sido erigir un polo financiero alternativo en Shanghai, que neutralice a medio plazo a la ex colonia británica sin necesidad de emprender operaciones quirúrgicas de control político, desestabilizadoras y de alto riesgo. Esta estrategia gubernamental de apuesta preferente por Shanghai pretende a medio plazo alejar a Hong Kong del rango de centro financiero privilegiado de renombre internacional y forzar un progresivo retorno de la ex colonia británica a un modelo de comercio de intermediacíon y de almacenaje, n-nrablc pero proyectarlo al sistema t:conómico regional del delta del río de las Perlas, en acelerado desarrollo industrial (Guangzhou, Shenzhen, Zhuhai ... ). La contraofensiva de la ex colonia británica en su lucha por mantener I>U atractivo financiero internacional pasa por el mantenimien176

to de la estabilidad, por la apuesta por las infraestructuras de alta tecnología, en los ámbitos más innovadores de la información y de la comunicación, siguiendo la estela marcada por Taiwán y Singapur. Sin embargo, las previsiones parecen indicar que a Shanghai le hacen [alta como mínimo entre 13 y 20 años de crecimiento anual a más de un 10 por ciento para llegar a igualar a Hong Kong. De momento la bolsa de Shanghai no acaba de despegar, se trata de una bolsa en exceso dependiente de la cotización de empresas estatales, solo parcialmente licitadas en bolsa, de escaso atractivo financiero. Y dejando de lado el aspecto estrictamente financiero, el sistema bancario chino es aún incipiente y presenta numerosas sombras de corrupción e ineficacia. y el sistema judicial no presenta un nivel de fiabilidad y de desarrollo suficientes. Tanto en eficiencia, como en seguridad y generación de confianza al inversor internacional, Hong Kong se encuentra muy avanzada en relación a Shanghai. De momento, ni Singapur -c-más orientada a su proyección en el sureste asiático-e, ni Shanghai -c-convertída en centro financiero interior chino- consiguen hacer sombra a Hong Kong en la escena internacional. La privilegiada l()(:alización geográfica, las modernas infraestructuras -c-especialmente en el campo de las telecomunicaciones- y la conrr-ntración de malla de obra cualificada son algunas de las bazas principales con las que HOllg Kong afronta los desafíos del futuro. En este escenario, crece la implicación de la economía de Hong Kong en la economía China. Desde 1995 más de la mitad de los 25.000 millones de dólares invertidos en Chilla provienen de Hong Kong. En sentido contrario, ya hay cerca de 2.000 firmas de la China continental que han invertido en Hong Kong. China se ha convertido ya en el primer inversor en el territorio de Hong Kong. La r.rcacir'iu a principios de la década de 1980 de la Zona Económica Especial de Shenzhen situada justo aliado de la frontera continental de Hong Kong marca la estrategia de captación de inversiones y de favorerimicnto de la deslocalización de la empresa de mano de obra intensiva hacia terrítorio chino. Hong Kong se ha convertido en el tercer socio comercial de China, con un 11 por ciento de los intercambios, mientras China se ha convertido en el primer socio comercial de Hong Kong, con e\40 por ciento de los intercambios. Dejando de lado la vertiente económica, la evolución de Hong Kong bajo soberanía china presenta algunas perspectivas preocupantes en dos vertientes: su consideración corno Estado de derecho con 177

independencia judicial y el recorte de libertades y derechos democráticos de los ciudadanos. En el plano jurídico, se produjeron diversas actuaciones de Pekín que pusieron en cuestión el artículo segundo de la Ley Fundamental que establece que la Región Administrativa Especial de Hong Kong «disfruta de un poder judicial independiente, incluido el poder de juzgar en última instancia». La consideración de la Asamblea Nacíonal de China como órgano superior al Tribunal final de Apelación de Hong Kong pone en tela de juicio la independencia judicial de Hong Kong. En el campo de la libertad de prensa, inicialmente la ofensiva pekínesa se centraba en la acción indirecta, orientada a promover la autocensura y la complicidad política. Esto se conseguía a través de la presión y de las contrapartidas económicas otorgadas a los grupos empresariales. El caso más sonado y escandaloso fue el del diario hongkonés en inglés Smtth China Morning Post, que fue despidiendo a algunos de sus periodistas más incómodos para Pekín. El diario estaba en manos de un Tycoon (multimillonario) de origen sino-malayo, Roben Kwok, cuyos negocios no dejan de florecer en China. Casos similares y muy gr.-lves han sucedido también en la radio y la televisión, con el despido de famosos presentadores y periodistas Incómodos para Pekín. Un nuevo ataque a las libertades y al Matu quo de Hong Kong se produjo el año 2003 con los intentos de introducir enmiendas en el artículo 23 de la Le)' Fundamental que permitirían al gobernador Tung Chec-hwa «prohibir cualquier acto de secesión, traición, sedidón o subversión respecto al gobierno central". La importante movillzación popular de medio millón de personas en contra de esta ley que tuvo lugar en junio del 2003 consiguió que se retirasen las enmiendas restrictivas y provocó asimismo dimisiones en el consejo ejecutivo. El pulso que autoridades de Pekín plantearon a la población de Hong Kong al intentar modificar el régimen de libertades políticas con el empeño de evitar que Hong Kong siguiese siendo el santuario de la disidencia y la libertad de opinión se resolvió COl] un triunfo provisional de los ciudadanos movilizados. Sin embargo, Tung Chee-hwa decidió simplemente aplazar su aplicación hasta que fuese comprendida por la población. Generó nuevas movilizaciones en la primavera de 2004 la negativa del Congreso Nacional del Pueblo de Pekín a introducir el sufragio universal tanto en las elecciones para escoger aljete del ejecutivo 178

que se tendrán que celebrar el año 2007 como en la elección del conjunto de los escaños del Consejo Legislativo en las elecciones legislativas del año 2008. Los legisladores de Pekín argumentaron que el sufragic universal introduciría inestabilidad y riesgo de crisis en Hong Kong. Según el sistema vigente, establecido por Pekín, un cuerpo electoral restringido de 800 ciudadanos notables seleccionados desde la capital china, la mayoría con lazos económicos o políticos de proximidad a Pekín, tendrá la misión de escoger al nuevo gobernador de Hong Kong el año 2007. Por lo que respecta al Consejo Legislativo, el sistema vigente sólo contempla que la mitad de los 60 puestos sean elegidos por sufragio universal. La otra mitad de los miembros del Consejo Legislativo han de ser escogidos por colegios electorales restríngtdos (en la rerminologfa de Hong Kong, [uncticmal: ccnstiiuenciess de carácter empresarial y profesional, perfectamente controlados por Pekín. Las protestas alcanzaron un grado máximo el día de la celebración de la retrocesión, t:l primero dejulio de 2004. Una nueva manifcstación masiva. con una asistencia calculada en unas 250.000 personas, cruz6 las calles de Hong Kong con gritos contra Pekín y a favor de la aceleración del proceso democrático. Con frecuencia se habla de los peligros de la influencia china sobre Hong Kong, pero probablemente la variable determinante sobre el desarrollo de los acontecimientos sea la quc toma una dirección opuesta: la posible influencia de Hong Kong sobre el continente. Las acciones inspiradas por Pekín para modificar el marco legal de Hong Kong en un sentido restrictivo de las libertades dcmocraucas y las estrategias de encumbramiento financiero de Shanghai en detrimento del rol financiero internacional de Hong Kong trabajan en la dirección de minimizar este impacto. También las restricciones que la población china tiene para acceder y trasladarse a Hong Kong responden en parte a esta. preocupación: evidentemente forman parte de un proceso de freno de un flujo migratorio que podría ser ímparable, y cabe contextualizarla en el proceso general en China de restricción del flujo migratorio campo-ciudad a través del sistema del hukou o permiso de residencia local, que impide la libre radicación de los ciudadanos chinos, y los obliga a establecerse en su lugar de nacimiento con excepción de determinados supuestos académicos, profesionales, empresariales o familiares que facilitan el traslado fijo o temporal del permiso de residencia. De momento nos encontramos ante un país, dos sistemas y una frontera entre ellos ... Los honkgoneses, per179

trechados con sus talonarios y sus inversiones, no tienen problema en c-ruzar-la, no así los chinos continentales. Todo parece indicar que la frontera entre Hong Kong y la Rcpublica Popular China va a seguir existiendo indefinidamente, y que seguirá siendo muy difícil la emigración desde la China continental. El cupo legal de emigración procedente de la China continental es de ciento cincuenta personas diarias. La diferencia de nivel de vida entre Hong Kong y la República Popular China hace inviable a corto y medio plazo una auténtica reuníñcación, que vaya más lejos de lo estrictamente formal y político. A principios del siglo XXI, un trabajador de una fábrica textil puede llegar a ganar en Hong Kong algo más de 8.500 dólares hongkoncscs al mes (unos 1.200 euros), pero tan sólo R50 (apenas la décima parte) en Shenzhen o Cantón y alrededor de 200 (~O euros) en otras zonas de la China profunda. Una diferencia tan pronunciada provoca un flujo constante de inmigrantes ilegales chinos hacia Hong Kong, a pesar de los estrictos controles fronterizos que efectúa el F;jército Popular de Liberación. Se calcula que a pesar de ello cerca de doscientas pCl'soTlas consiguen pasar diariamente a Hong Kong de forma ilegal. Ya sea bajo soberanía británica o china, los problemas cotidianos del Hong Kong de inicios del siglo XXI siguen siendo parecidos a los años anteriores: el flujo constante de emigrantes, las contradicciones internas de una sociedad socialmente fracturada, la escasez de vivienda ... A pesar de los cerca de 400.000 nuevos pisos de subvención oficial construidos en los últimos años, las listas de espera suelen alargarse durante años. No es extraño que varias familias con hijos puedan estar viviendo hacinadas en apenas veinticinco metros cuadrados. El distrito de Mong Kok tiene la densidad de población más alta del mundo, con casas insalubres infestadas de ratas y cucarachas. En la película Ho Yuk (Lei's Love, Kong Kong) de Yau Ching filmada el año 2002, aparece una escena que puede sorprender a quien no tenga presente esta presión sobre la vivienda. Una de las protagonistas, tiene como única residencia y lugar de descanso nocturno una butaca en un destartalado cine reconvertido en precario hotel ya no de sórdidos indigentes sino de nómadas urbanos, jóvenes buscavidas, trabajadores temporales, inmigrantes ileg-ales, vendedores ambulantes ... La mitad de los seis millones ochocientos mil habitantes de HongKong vive en pisos subvencionados, una de las claves del "milagro lHO

económico» de la colonia británica dada la altura desorbitada de los precios de compra y alquiler de viviendas. El paisaje de la ciudad sigue en cambio constante: se calcula que actualmente hay más de 5.000 edificios en construcción. En esto Hong Kong sigue plenamente la pauta China, convenida ya en la principal consumidora de cemento del mundo. Se debate mucho acerca del destino que aguarda a la población de Hong Kong- bajo soberanía china. De lo que no se habla tan lo, sin embargo, es de! impacto que reprcsenl.a en China la reincorporación de Hong Kong. Constituye sin duda un reto nacional ineludible, una superación de las humillaciones sufridas en el pasado a manos de potencias coloniales extranjeras que se aprovecharon de la debilidad de los últimos anos del imperio chino y los primeros de la República. Dos años después de recuperar Hong Kong, en 1999, China recuperó también Macao de manos portuguesas. El problema territorial pendiente sigue siendo el de Taiwán. Con la incorporación de Hong Kong, los mandatarios chinos se han planteado a sí mismos un reto ambicioso pero difícil de superar. Desde principios de los aúos ochenta, en el transcurso de las negociaciones entre los gobiernos
mo modelos implícitos r-u las pautas de evolución social, marcando modas, estimulando dinámicas de emulación, especialmente en los ámbitos más dinámicos de lajuvenrud urbana. En el campo del diseño, las modas juveniles, la publicidad, la música pop, el cine y la televisión tanto Hong Kong como Taiwán marcan la pauta. Contrariamente, si la integración de Hong Kong fracasa; si se entra en una espiral de crisis económica e institucional, y finalmente las autoridades de Pekín no respetan sus libertades ni el amplio margen de autonomía política prometida, se deteriorará pronto la necesaria simbiosis económica entre ambas entidades, y con ello se interrumpirá el proceso de modernización económica en China y la fluidez de sus relaciones económicas con el exterior, así como la posibilidad de cualquier entendimiento pacífico y fructífero con Taiwán. No hay que olvidar que el lema de «un país, dos sistemas" tue inicialmente propuesto para el caso de 'Iaiwán ... Por todo ello, es mucho lo que China sejuega en Hong Kong. Los desafíos directos de los ciudadanos de Hong Kong ClI forma de masivas protestas y manifestaciones frente a los intentos (le recortar su margen de libertades de opinión y de asociación producidas desde el verano de 200~,junto al aumento de la movilizac~ón electoral, de la politización social, así como el paulatino empeoramiento de los resultados electorales que han ido obteniendo las fuerzas políticas que representan en Hong Kong- los intereses de Pekín, plantean un dilema de difícil solución a las autoridades chinas: forzar la situación en una dirección autoritaria sólo puede conducir al deterioro del prestigio y la credibilidad tanto en Hong Kong como en Taiwán, así como en los sectores más dinámicos de la sociedad china. No hacer nada al respecto significa ampliar el margen de permisividad, yampliar el peligro de contagio democrático en el continente. La dimisión del impopular gobernador Tung Chee-bwa por motivos de salud en marzo de 2005 y su sustitución por el hasta aquel momento vicegobernador Donald Tsang abre nuevas perspectivas. Se trata de un alto mandatario con experiencia administrativa de alto nivel en el periodo colonial británico. Profesa la religión católica (religión prohibida en la China continental por su dependencia de Roma), y fue nombrado lord británico en los últimos momentos del periodo colonial. Sir Donald nang cuenta con dos años de mandato antes de la." próximas elecciones de ~007 para reafirmar su posición en Hong Kong. No tendrá problemas para salir elegido por el colegio restringido de 800 miembros afines a PekÍII, pero si consigue

mantener las altas cotas actuales de popularidad y de aceptación en Hong Kong con las que contaba en el momento de su acceso al poder, conseguirá probablemente la carambola de calmar momentáneamente las ansias dcmocratizadoras hongkonesas que Pekín no está dispuesta a escuchar. El desarrollo de los acontecimientos en relación a las futuras c1en:iones a gobernador del año 2007 y de las futuras elecciones legislativas del 2008 será decisivo. La evolución reciente de Hong Kong plantea el interrogante de saber hasta qué punto es posible que un Estado autoritario pueda ejercer el dominio sobre otra entidad política, mucho menor, que cuenta con un margen muy superior de libertades y también con una prosperidad muy superior. Se trata de una situación inédita. De momento Pekín ha sabido sortear los escollos y desarrollar un proceso dcscokmizador sil] grandes contratiempos y evitando la desestabilización. A pesar de todos los anhelos democraüzadores incumplidos, a pesar del regalo envenenado del sars, agravado por la ineficacia y la opacidad informativa china y a pesar de los intentos de recortar derechos civiles, Pekín gobierna el proceso con evidentes buenos resultados. Es muy difícil predecir si Pekín será capaz de evitar las turbulencias políticas y las rencacíones autoritarias para poder potenciar así las sinergias económicas que desde el delta del río de las Perlas articulan las diferentes economías chinas (continental, hongkonesa y taiwanesa ... por no hablar del relevante aporte de los tycoon chinos del sureste asiático). Es también imposible predecir el alcance y el rumbo del pulso que la sociedad de Hong Kong ha planteado a Pekín desde junio de 2003 con las sucesivas manifestaciones masivas en defensa de sus libertades. Emitir cualquier pronunciamiento al respecto sería tan aventurado como entrar en d terreno movedizo e incierto de la futurologfa.

DI': MACAO A AOM.to:N

Pocos vestigios quedan del largo dominio portugués en Macao (A.umen, en chino), la colonia europea más antigua y más duradera en Asia Oriental. La presencia portuguesa en la entrada del río de las Perlas se prolongó desde mediados del siglo XVl hasta el 20 de di183

ciernbrc de 1999, día en el que se produjo el retorno de Macan a la soberanía de la República Popular China, convirtiéndose en la Región Administrativa especial de Macan (A amen tebie xingzherlj{qu). Acababa así la historia de los establecimientos europeos en la costa china. A diferencia de lo que hizo el Reino Unido con Hong Kong, Portugal otorgó la nacionalidad portuguesa a los macaenses que lo deseaban, por lo cual un 30 por ciento de la población tenía pasaporte portugués. Sin embargo, en el momento del cambio de soberanía, fueron muy pocos los que marcharon. Macao se sitúa en la ribera sureste del delta del río de las Perlas, apenas a 60 km de Hong Kong y a 145 km de la ciudad de OuangZhou (Cantón). Se asienta en una delgada península y dos pequeñas islas, Taipa y Coloane, y alberga 470.000 habitantes. El 93 por ciento de la población de Macao es china, el otro 5 por ciento amalgama a <macaenses> (mestizos de chino y portugués), a pD.tugueses y a otros colectivos Inmigrados, especialmente de diferentes áreas del sureste asiático. La lengua de uso común en Macao es el carnonés: apenas un 2 por ciento de la población sabe el portugués. La modalidad estándar del mandarín presenta un nivel de conocimiento y de uso en situaciones formales muy reducido, pe.o en proceso de expansión creciente tras la incorporación de Macao a la soberanía china. En el siglo XIX Macao ocupaba algo menos de ~ km", pero las reclamacíones territoriales y las ampliaciones asociadas a los proyectos de la nueva terminal de contenedores y del nuevo aeropuerto, la construcción de mm nuevo centro urbano en Praia Grande y las tierras ganadas entre Taipa y Coloane han aumentado su base terrirorial, y todavía han de incrementarla en algunos kilómetros cuadrados más. La construcción de nuevos vladucros entre la península y las islas de Macao simbolizan un paisaje urbano emergente y cambiante a gran velocidad. En II:HO los portugueses intentaron obtener un estatuto jurídico de «puerto libre», pero las autoridades chinas rechazaron esta posibilidad. Con el proceso abierto con las guerras del Opio la situación de Maceo cambió en una doble dirección: por un lado perdió su protagonismo en la íntermediación comercial con China a favor de Hong Kong y por otro consiguió consolida. legalmente su ambiguo estatuto frente a las autoridades chinas en el marco general de los «tratados desiguales». Macao fue el principal puerto comercial y misional europeo en JfH

China hasta la llegada de los británicos a Hong Kong. A mediados del siglo XIX buena parle del tráfico comercial y de la colonia extranjera cruzó el delta del río de las Perlas para instalarse en Hong Kong. Este tránsito reflejaba la irrelevancia de Portugal en el nuevo contexto del colonialismo europeo del siglo XIX y del siglo xx. La neutralidad de Portugal en L1 Segunda Guerra Mundial (19391945) llevo a Macao a convertirse en la única de las concesiones i»tcrnacionales en China que se libró de la invasión japonesa. Más de 600.000 refugiados procedentes tanto del conunente como de Hong Kong se concentraron en la pequeña ciudad sino-portuguesa. El flujo de refugiados continuó con la guerra civil entre los revolucionarios de r.. .1ao Zedong y el Kuonunrang de Chiang Kai-shek (1946.. 1949). Durante el embargo internacional que decretaron las Xaciones Unidas a la República Popular China en 1950, tras la entrada de las tropas de Mao Zcdong en la guerra de Corea, Macao se ronvirtici en la principal vía de entrada ilegal en China de productos estratégicos. En la década de 19S0 Portugal vendió discretamente a China irnportantes cantidades de oro a través de Macao. HIH:na parte dc csu: oro provenía del metal precioso confiscado a losjudíos por los nazis y obtenido por Lisboa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial a cambio de volframio y otros productos necesarios para alimentar la industria de guerra del Tercer Rcich. La incertidumbre del asentamiento portugués en China se pLISO en evidencia cuando se produjo el n-romo forzado a la India en 1961 de la colonia portuguesa de Oca, que había sido la capital del Estado da India Portuguesa. También mostraron la precariedad del control portugués de la plaza los graves incidentes que se produjeron en 1960. A pesar de la vigilancia de las tropas lusas estacionadas en Macao, prendió en la ciudad el radicalismo violento de la Revolución Cultural, con manifestaciones, enfrentamientos entre emuladores de los Guardias Rojos y partidarios del Kucminrang. que ocasionaron numerosos desperfectos y dejaron un balance de 8 muertos. F,l gobierno de Pekín presionó hasta conseguir una indemnización (por unos desperfectos causados en buena medida por sus propios partísanos) y la prohihición de actividades en Macao al Kuomintang. Portugal ofreció entonces a las autoridades chinas el abandono cnuplcro e incondicional de Macao, oferta que afios más tarde fue reiterada en el marco dd amplio proceso descolonízador abierto tras la revolución de los claveles de abril de 19í4 y el tin del salazarisrno en Por.. 185

tugal. En ambas ocasiones el gobierno de Pekín rechazó el ofrecimiento. Sin embargo, la voluntad portuguesa de desembarazarse de Macao quedaba patente en la llueva ley fundamental del territorio, promulgada en 1976, que declaraba a Macan CO!1l0 un territorio sujeto a administración portuguesa pero que no formaba parle de Por-

tugal. Siguiendo los pasos de la economía (le Hong Kong, en las décadas de 1970 y 1980, la economía de Marao se espcciali-ó en la industria de mano de obra intensiva, en la manufactura de productos del sector textil, juguetes, flores artiflciales y electrónica de consumo. Con la apertura económica impulsada por Dcng Xiaoping en la China continental a finales de la década de 1970 y con el subsiguiente establecimiento de la Zona Económica Especial de Zku!trújunlo a \1acao a principios de 1980, se produjo un procew de deslocalización de la industria macacnse y una evolución hacia una economía fundamentada en el sector servicios y en especial en el sector runsüco. Los casinos de Macan pa:;,aron a ser el principal activo de la colonia. Conjuntamente con el sector del juego, el turismo representa a principios del siglo XXI el 40 por ciento del Producto Nacional Bruto de Macao. Macao registra alrededor de 4 millones de visitas anuales, y pre:;,enta un índice de crecimiento en esta magnitud superior al 10 por ciento. En los acuerdos de establecimiento de relaciones diplomáticas entre Portugal y la República Popular China (firmados en 1979, con inmediata posterioridad al establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China) figuraba una cláusula secreta que definía a Macao como un territorio chino b~io administración portuguesa. El proceso público y formal de inicio de negociaciones para el retorno de Macao a manos chinas se produjo en ]987, con la firma de la declaración conjunta sino-portuguesa que definía el objetivo de la recuperación del ejercicio de la soberanía china sobre Macao (dado que esta soberanía ya era reconocida desde 1979). El proceso de transición en Macan se planteó en paralelo al retorno de Hong Kong y desde planteamientos políticos e insritucionales similares, aunque el grado (k reprcsentatividad democrática que recogía la J .ey Básica de Macao aprobada por Pekín en 199.3 era marcadamente más limitada que la de Hong Kong. El proceso de transición fue mucho menos u-uso que el que enfrentó en Hong Kong al último gobernador británico -Chris Paucn-c- con las autoridades de Pekín. Sin embargo, el mantenimiento hasta el último momento de una administración estrictamente colonial, que funcionaba en porIB6

tugués (lengua conocida apenas por el 2 por ciento de la población} y la resistencia lusitana a introducir de forma paulatina la lengua china en la administración ocasionó algunas fricciones. Tras el retorno de Macao a control chino, se ha producido un notable retroceso en la visibilidad de todo lo portugués, exceptuando la dimensión de exó... tico atractivo turístico que aportan los escasos caserones señoriales, fortificaciones, fachadas e iglesias portuguesas que se han preservado, y algunas activas pero poco visibles instituciones culturales con vinculaciones lusitanas, como el Instituto de Cultura, la Fundacao Oriente o el Instituto Rícci. La estricta prohibición del juego en la República Popular China y la limitación de las apuestas legales al ámbito de las carreras de caballos en ITtlllg Kong ha focalizado en Macao la pasión china por el juego en un tiempo de rápidos enriquecimientos. El juego representaba en el momento de la retrocesión más del 20 por ciento del Producto Nacional Bruto de Macao. La Socíedadc ele Turismo e Diversoes de Macau (STD\iI) de Stanlev 110 ha detentado durante décadas el monopolio del juego, hasta fechas recientes, cuando se concedieron tres concesiones más. Sranlcy Ho es uno de los hombres más ricos de Asia. El padrino del Las Vegas de Oriente llegó a Marao al finalizar la Segunda Guerra Mundial procedente de I10ng Kong, donde nació en el seno de una familia curoasiátira. Stanley Ho controla los casinos, los ferrvs que conectan Mar-ao COIl Hong Kong, los mejores hoteles de Macan, el Jockey Club local, loterías diversas, carreras (le caballos, canales de n-levisióu, tiene una posición dominante en el nuevo aeropuerto (financiado por sus emprcsa.~ en un 35 por ciento) y CH la línea aérea local, Air Macao. Alrededor del negocio del juego y de la prostitución se han concentrado en Macao organizaciones criminales, algunas de ellas ligadas a las tradicionales «triadas" o mafias chinas. En los años previos a la descolonización y a la finalización del monopolio del juego del año 2001 las rivalidades entre bandas negaron a un nivel tal de violencia que el gobierno de Pekín decidió saltarse los protocolos de los acuerdos luso-chinos y anunciar que estacionaría tropas militares en Macao después del retorno de Maceo a manos chinas. A diferencia de Hong Kong, Macao carece de una vida política opositora o de una sociedad civil que plantee problemas relevantes a la nueva administración de Pekín. El proyecto de construcción de un gran puente de casi 30 km que uniría Hong Kong con Maceo, atravesando de extremo a extremo el 187

estuario del río de las Perlas, impulsado por el Tycoon de Hong Kong Gordon Vfu (Wu Yingsheung) podría representar un revulsivo para la antigua colonia portuguesa.

DF ILIlA FORMOSA A T",nv.ÁN

Cualquier balance de los cincuenta primeros anos de la República Popular Chilla no puede pasar por alto MI capacidad de mantener la estabilidad y la integridad territorial tras haber padecido un siglo de intervenciones extranjeras y divisiones internas. Sin embargo tampoco se puede olvidar qlH~ la República Popular China se proclamó en octubre de 1949 en plena escalada de la guerra fría y después de una guerra civil que dividió el país con el llamado «telón de bambú" en dos territorios asimétricos: el gran continente gobernado por el Partido Comunista y la pequeña isla de Taiwán, gobernada por el Kuomintang, el Partido Nacionalista chino de Chíang Kai-shek, apoyada militar y económicamente por Estados Unidos. Hasta 1971, Taiwán (oficialmente, República de China) representaba al conjunto de China en la ONLJ, pero el establecimiento de una inesperada alianza entre Nixcn y Mao Zedong se saldó con la expulsíón de Taiwán de las instituciones internacionales. La ambigüedad diplomática quiso que Estados Unidos estableciera en 1979 relaciones formales con China pero al mismo tiempo se comprometiese a defender militarmente a 'Iaiwán ante cualquier agresión. La democratización de Taiwan emprendida durante los años ochenta, paralela a la apertura de la China continental al exterior, ha conllevado la entrada masiva de capital taiwanés en China, pero al mismo tiempo ha significado el surgimiento en Taiwán de una oposición contraria a la reumticacíón con China. Incluso el Kuomintang, el partido nacionalista chino, adopta estrategias soberanistas sin renunciar a una k:jana n-unificación con una China democrática y tras un largo proceso de negociación de igual a igual, inaceptable para las autoridades comunistas, que siguen considerando a Taiwan como "una provincia renegada». En este escenario, China ve cómo la dinámica política interna taiwancsa rehúyc o pospone indefinidamente la n-unificación e intenta -inútilmente- recuperar su estatuto internacional, mientras el ideal nacionalista de la Gran China se ha COllSIRH

tituido en el principal factor de consenso en la China continental, ligado a la mejora de las condiciones de vida. Ningún gobernante chino se mantendrá en el poder si deja oseapar a Taiwan y acepta una declaración formal de independencia (no olvidemos, sin embargo, que de foaa Taiwén es independiente desde hace cincuenta alias), los sectores duros del partido y del ejército se encargan con frecuencia de recordarlo, pero al mismo tiempo cualquier aventura militar tendría repercusiones imprevisibles: Estados Unidos se vería de una manera o de otra involucrada en el asunto, lo cual internacionalizaría el problema. No hay que olvidar que la fuerza aérea taiwanesa es una de las más modernas del mundo y que las economías de China y Taiwan están tan mezcladas que cualquier acción de bloqueo () de invasión conllevaría pérdidas para ambos lados del estrecho de Formosa. Las medidas de guerra sicológica y de creación de pánico no hacen más que aumentar la animadversión raiwanesa hacia China -alejando por tanto una eventual n-umficarión pactada- y al final acaban también repercutiendo negativamente en el desarrollo económico chino, al paralizar inversiones y provocar caídas hursatih-s. El problema de Taiwán es complejo. peligroso y de incierta resolución. Los episodios amenazantes que se han sucedido en varias ocasiones desde julio de 1996 no invitan al optimismo, pero es tanto lo que hay en juego que tampoco cahe caer en el catastrofismo. Como mínimo a cono plazo. Probablemonrc la herencia máx incierta y difícil de resolver que ha dejado el siglo xx a los chinos sea el de la división política entre la chilla continental y la insular, o dicho de manera JJ1á~ llana y directa, el problema de 'Iaiwán. Se trata de una espinosa cuestión que es al mismo tiempo de índole interna e internacional, con hondas raíces históricas, y con derivas geopolíticas de primer orden. Uno de los problemas que plantea la evolución del contencioso de Taiwán es el de la progresiva afirmación en la isla de una identidad distinta, basada en la amalgama de rasgos culturales chinos regionales de la cultura minnan (en buena medida compartidos con sus vecinos de Fujian, al otro lado del estrecho de Fonnosa), una exaltación de la diversidad étnica y la apelación a una experiencia histórica compartida y especifica en relación al continente (lejana presencia holandesa y española en el siglo XVIT, dominación colonial japonesa, represión sangrienta al alzamiento contra el Kuomintaug el 28 de febrero de 1947, terror blanco, maniobras militares chinas ante la costa taiwancsa ... ). La reiterada confirmación electoral de csJ89

ta tendencia pone en serias dificultades el proyecto de hegemonía nacionalista chino: incluso en el caso de una reintegración forzada de Taiwán al redil chino, ¿hasta qué punto será su sociedad gobernable? ¿soportará la sociedad china el coste de una contienda militar de estas proporciones, que, de forma más o menos explícita, implicara una confrontación con Estados Unidos? ¿Se imaginan por un momento que a finales de los años ochenta la República Democrática Alemana de Erich Honnecker -c-evoluclonada j' modernizada pero con el mismo partido y el mismo régimen en el poder- hubiese ambicionado una rápida absorción de la República Federal de Alemania de Helmut Kohl? La isla de Taiwán se encuentra al oeste del Océano Pacífico, apenas a 160 kilómetros de la costa continental china en su punto más cercano. Ocupa una superficie algo superior a la de Cataluña o a la suma de las islas de Córcega y Cerdeña, y está rodeada por una constelación de cerca de veinte pequeñas islas que están geológicamente vinculadas a ella. Además de éstas, bajo el actual control de las autoridades taiwanesas de la República de China (nombre oficial de Taiwán) se encuentran otras sesenta islas más, la mayoría de ellas de pequeña superficie. Entre la isla de Taíwán y el continente se sítúa el archipiélago de las islas Penghu (conocidas desde el siglo XVI también con el nombre portugués de Pescadores), que distan unos 40 km de la costa oeste de 'Iaiwán, ligeramente al sur. También forman parte del Taiwán actual cuatro de las seis islas del archipiélago de Quemo)' (Iínmen) , que distan apenas UT10S pocos kilómetros de la costa continental china, muy cerca de la bahía de Amo}')' de la ciudad de Xíamen. También pertenecen al dominio de Taiwán las pequeñas islas cid archipiélago de Matsu (Mazu), más hacia el norte, también muy cercanas al continente. El trópico de Cáncer cruza (a isla por su parte central. La costa oeste de 1<1 isla de Taiwán se abre al llarnado estrecho de 'Iaiwán (o de Formosa) , de aguas relativamente profundas y peligrosas; tradicionalmente cruzado por naves en tránsito entre el sureste asiático, la costa china y Japón; mientras la costa esu: se abre al océano Pacífico y las aguas rápidamente alcanzan profundidades abisales. Taiwán se encuentra en una zona sismológicamcruc activa. Entre los recientes terremotos sufridos en Taiwán en el último siglo destacan el ocurrido en 1935, que: alcanzó 6,8 grados en la escala de Richter y produjo la muerte de 3.2S0 personas, y el terremoto del 21 de septiembre del 1999, que causó la muerte de 2.415 personas y herí190

das de considerAción a 11.350, derrumbó edificios, hundió puentes y destrozó carreteras, alcanzando los 7,4 grados en la escala de Richtcr; las principales incidencias de este terremoto se sitúan en el distrito de Taichung. Los sistemas montañosos ocupan prácticamente dos terceras partes del territorio de la isla de Taiwán, con más de 40 cimas que sobrepasan los tres mil metros de altitud, entre las que destaca Ynshan (Montaña dejado}, con unos 4.000 metros de altitud. El sistema montañoso taiwanés atraviesa la isla a modo de espina dorsal que separa y restringe de terma muy importante la comunicación entre la vertiente este y oeste de la isla. Este sistema montañoso se escora accnurariamente hacia la parte este del territorio de la isla, con una costa escarpada y franjas reladvamente reducidas de tierras cultivables. La costa oeste de Taiwán presenta llanuras cultivables y puertos marítimos importantes, como los de Kaobsíung, Tainan o Taichung. En esta parte occidental de la isla que mira al continente chino se concentran las grandes ciudades y el grueso de la población. El clima de Taiwán es de carácter subtropical, con veranos cálidos, húmedos y largos que se extienden desde abril o mayo hasta septiembr-e u octubre; y con inviernos cortos y suaves, que van de diciembre a febrero. Aunque los monzones estacionales alcanzan la isla de Taiwán, ésta se ve libre de los ciclones, tornados y fuertes vientos que asolan partes de! continente chino. El principal azote climático de la isla proviene de los tifones que se suceden con fuerza y frecuencia en la isla a finales de verano e inicio de oroiio. Estos tifones azotan también la costa continental del sur de China y los sistemas insulares de Filipinas, Ryukvu y Japón. La mitad de! territorio de Taiwan está ocupado por bosques que han sobrevivido a intensivas talas a 10 largo de los años. Las tierras altas han sufrido por la erosión y son poco aptas para e! cultivo, pero las llanuras de tierra aluvial son altamente productivas por su origen volcánico a pesar de los siglos de intensa actividad agrícola. Tan sólo una cuarta parte de! territorio taíwanés es potencialmente cultivable. El principal cultivo es el arroz, con dos o tres cosechas anuales. Taiwán es autosuficiente en la mayoría de productos alimentarios, y las importaciones en este ámbito se circunscriben a la carne y los cereales para alimentación animal. El mejor dotado y más transitado eje de comunicaciones taiwanés avanza en paralelo a la costa occidental de la isla y conecta el polo industrial del sur, qlW h'T.-lvita alrededor de! puerto de contenedores de 191

Raohsiung, con el centro burocrático, comercial y financiero de la capital Taipei. Entre estas dos ciudades transcurre la autopista Sun Yarsen y una línea de tren de alta velocidad que une ambas ciudades en 90 minutos. Mucho más precarias son las comunicaciones por carretera que cruzan transversalmente la isla de costa a costa, así como las comunicaciones a lo largo de la costa este. Sin embargo, actualmente es posible recorrer en ferrocarril el total del perímetro costero de la isla. Taiwán cuenta con cinco puertos capaces de acoger barcos transoceanicos. entre ellos el puerto de contenedores de Kaohsiung, uno de los que presenta un mayor volumen de circulación de mercancías del mundo. Taiwán posee una flota de más de 270 barcos de gran tonelaje, una de las mayores del mundo. A ello han contribuido tanto la vo(:aei6n netamente comercial de la economía taiwanesa como la incentivarión gubernamental de este sector por razoru-s de seguridad: para contrarrestar cualquier posible tentación de la República Popular China de emprender un bloqueo marítimo de la isla. Taiwan tiene dos aeropuertos internacionale-s. La isla de 'Iaiwán está poblada por 2~ millones de habitantes. Prescnta uno de los Índices de densidad de población más alto" del planeta, tan sólo superado por Bangladcsh, dejando de lado la consideración de ciudades estado o (le microestados. Taiwán dobla en densidad a japón y quintuplica a la China continental. No hay ninguna provincia china que supere la densidad poblacionalraíwancsa. El gmeso de la población se concentra en las llanuras de la costa occidental de la isla, que en conjunto alcanza una media de 600 habitantes por kilómetro cuadrado. También eu la costa occidental se encuentran las más populosas ciudades de Taiwán (Taipei, Kaohsiung, Taichung .. .). En las llanuras occidentales el índice medio de densidad de población alcanza los 1.400 habitantes por km", en un paisaje en el que se suceden las grandes urbes, los pueblos y poblados puntuados por pequeñas industrias r parcelas agrarias. En 1920 tan sólo el4 por ciento de la población de la isla vivía en ciudades, que en aquel momento no superaban en ningún caso los 100.000 habitantes. El proceso de urbanización de 'Iaíwan se aceleró en la década de 1950 con los aportes migratorios continentales junto a la prosperidad en el campo 11'
ciento de población residente en ciudades superiores a 50.000 habitantes. Esta proporción hahía crecido en 1980 hasta el 78 por ciento, presentando un índice de urbanización demográfica superior al de japón y de Estados Lnídos. En 1940 la isla contaba apenas con EJ,H millones de habitantes. La importante aportación migratoria que se produjo en HH9, tras la derrota del Kuomintang en la guerra civil china y la subsiguiente proclamación de la República Popular China en el continente. junto a un elevado índice de natalidad llevaron a la isla a contar con 10 millones de habitantes en 1960. Durante la década de los años sesenta se inició una política no coercitiva de inccnuvación del descenso de natalidad que a largo plazo ha conseguido reducir el 3 por ciento de crecimiento anual de 1960 hasta el 1,7 por ciento de 199ft Desde un punto (le vista demográfico otro dato relevante afecta a la proporción de población según la variable del género. En 1964 se conrahilizaban 10H hombres por cada 100 mujeres. Para explicar esta desproporción en la proporción de hombres y mujeres. en el caso de Taiwán cabe sumar a la pauta. cultural tradicional china, que favorece el nacimiento masculino, la composición mayoritariamente mascullna del importante contingente migratorio que siguió a Chiang Kai-shek en 1949. La liberalización en 1985 del aborto anterior a las 24 semanas de gestación en previsión de malformaciones en el feto ha abierto la puena a una agudización de este desequilibrio demográfico, que en 1991 llegaba ya a una proporción de 110,3 hombres por cada 100 mujeres. Demográílcamente los principales problemas del Taiwán actual son el envejecimiento de la población y la escasez de mano de nhra. Este último problema se resuelve a través de la deslocalización de las industrias de mano de obra intensiva (en especial en el continente chino), así como con la importación de mano de obra procedente del sureste asiático (Filipinas, 'Iailandia, Indonesia... ). La sociedad de Taiwén está compuesta por g-rupos distintos, identificables y sig-nificativos. Por un lado hay que distinguir entre ln.~ llamados taiwancscs (ben di ,-en), que constituyen el 85 por dento de la población, emigrados a Taiwán desde Fujian o Guangdong entre los siglos XVI-XIX. Los taiwaneses se subdividen a su vez en fujicneses (hokkiens), emigrantes del sur (k Fujian , de la bahía de Amoy (6.'1 por ciento) y hakkas (Kt:jia), integrantes
mados continentales (1J!fli sneng ren o dalu ren), representan el 14 por ciento de la población y lo forman los emigrados a 'Ialwán desde diferentes puntos del continente chino en 1949, tras la guerra civil, con el grueso de la administración y el ejército del Kuomintang. Encontramos finalmente el grupo más antiguo pero estadísticamente más exiguo de los pobladores d{~ la isla, los llamados indígenas ()'uan :humin) , apenas el I por ciento, y lo forman diferentes grupos tribales, radicados en la zona este y montañosa de la isla. Los nativos que actualmente encontramos en Taiwán son descendientes de las antiguas etnias confinadas en las montanas y presentan un alto grado de aculturacíón. La mayoría de antropólogos vinculan a los grupos indígenas taíwaneses con [as culturas austronesias (malayo-polinesias) del sureste asiático insular. Presentan relevantes similitudes culturales, físicas, organivativas y materiales. Al menos dos terceras partes de las lenguas habladas por IOf> indígenas taiwanescs son muy cercanas a las de los pueblos malayos insulares. Otros antropólogos apuntan a cierta proximidad entre algunos grupos indígenas taiwaneses y la etnia de los miao, situada en el actual sur de la China rontinemal. En cualquier caso hay que tener en cuenta que los -miao están fuera de la órbita lingüística y cultural china de la síntesis cultural central de la etnia han. Mientras los gmpos de procedencia austroncsía (malaya) se situarían en el sur de la isla, los pueblos procedentes del sur de China se habrían situado en la parte central y norte de la isla. A partir de la ocupación japonesa de Taiwan (1895-] 945) se apuntó a una conexión con los pueblos ainu de Japón y con algunos pueblos del norte de China. Recientes teorías apunLtn a una hipotética conexión de los originarios pobladores de Taiwán con los pueblos maortes de Nueva Zelanda. La determinación de los orígenes y vinculaciones de los indígenas raiwaneses es una cuestión altamente politizada con valor de mito fundacional y legitimador. En la China continental la teoría oficial dicta que los aborígenes taiwaneses emigraron desde el sur de China hacia el17üO a.C. en busca de mejores tierras. Sin embargo, la teoría por lo general mas aceplada es que el núcleo principal de los nativos taíwaneses se instalaron en la isla hace algunos milenios en un Ilu]o migratorio procedentes desde la isla de Luzón, en las actuales islas Filipinas. Las menciones a Taiwan en el registro histórico chino antiguo son escasas y tienden a conceptuarla como un territorio bárbaro y no 1~4

sinizado. Hay que tener en cuenta que tradicionalmente China era definida en términos más culturales que territoriales. El imperio chino se caracterizaba por ser una ci\¡ilización agraria y articulada en torno a cuencas fluviales, por vivir de espaldas al mar, con su centro de gravedad en el árido norte de las tierras de loes, por rechazar el comercio al margen del sistema tributario y carecer de una compulsión expansionista. China no manifestaba su sinocemrtsmo en términos ofensivos o asimiladores sino en términos defensivos y de separación respecto a los bárbaros de las periferias incivilizadas. Esto explicaría que, a pesar de la cercanía de Taiwán respecto a la costa continental china y a pesar de que las autoridades imperiales tenían un conocimiento geográfico de la isla, no se emprendiesen iniciativas de dominación de la isla, y que cuando esto se hizo, en la segunda mitad del siglo XVII, fue en un contexto de confrontación dinásuca más que de voluntad expansiva y de control efectivo del territorio y su población. A partir del siglo XVI Taiwán se convirtió en una escala habitual de los barcos de pescadores y de losjuncos chinos procedentes de Fujian que comerciaban y emigraban ilegalmente hacia el sur, siguiendo un trazado que empezaba en la zona de la hahía de Amoy (Xiamen , Quanzhou, Zhuangzhou), bajaba por Luzón (.Filipinas) y Borneo hasta llegar aJava y los estrechos de Sumar...a. Los primeros chinos en instalarse en la costa de Taiwán procedían del sur de la provincia de Fujian o bien de Guangdong, aunque esto.'> últimos raramente pasaron de residen les estacionales. La primera gran oleada migratoria de chinos en 'Iaiwán se produjo a mediados del siglo XVTT, la segunda y más importante se produjo a lo largo del siglo XIX. La tercera gran oleada fue la del millón y medio de chinos continentales que en 1949 huyeron del conunenre tras el triunfo de Mao Zedong siguiendo los pasos de Chiang Kai-shek. En el segundo cuarto del siglo XVII, cuando los holandeses hicieron etertivo su control sobre la isla de Taiwán, la cantidad de chinos de Fujian y de Hakkas instalados en la isla se estima en una cantidad que no superaba los 2."í.OOO. Según los censos holandeses los indígenas superaban la cifras de 100.000. El rápido crecimiento de la diáspora mercantil de los chinos de la zona costera del sur de Fujian, tanto en "Iaiwan como en Filipinas e Indonesia, se vio favorecido por la simbiosis colonial entre los centros mercantiles de los europeos en Asia Oriental y los comerciantes y emigrantes chinos. Otros factores que favorecieron durante la segunda mitad del siglo XVTT la acelera] 9,1)

ción del proceso migratorio fujicnés fueron por un lado la coyuntura que siguió a (a caída de la dinastía Ming y la entronización de la dinastía Qing, y por otro lado la fuerte presión demográfica existente CTl Fujian desde inicios del siglo XVI.

ESPAÑOLF.s, HOU\NDFSES, CHINOS y JAPONESFS El', TAIWÁN

A mediados del siglo XVI una de las naves portuguesas que realizaba la Carrero da India uniendo Coa, Malaca, con Tancgashima, al sur dejapón, acertó a dar casualmente con la isla de Taiwán. Los portugueses fueron quienes otorgaron a la isla el topónimo de -Ilha Formosa», que en su forma castellana aparecía en fuentes del siglo XVI)' XVII corno "Isla Hermosa». Los portugueses se establecieron hacia 1557 en Macan y no tenían necesidad ni comercial ni de navegación de recalar en Taiwán. Su proyectn colonial era eminentemente mercantil. Taiwán no representaba ningún aliciente a la exploración o la conquista. Los españoles irrumpieron en Asia Oriental y se establecieron en Filipinas unas décadas más tarde que los portugueses, concretamente en 1565. Con la unión dinástica de las coronas portuguesa y castellana producida en 1580 las ansias expansivas castellanas en la zona de Asia Oriental se dirigieron hacia el continente chino, pero muy pronto fueron desestimadas por,Ja corte española. Unas décadas más tarde apareci~ron nuevas iniciativas expansivas orientadas a Isla Hermosa (Taiwán) como enclave estratégico ante la costa de Fujían, como puerto intermedio en la navegación hacia Japón y como ámbito de contención a la estrategia expansiva de los holandeses en la zona. La iniciativa española de conquista de Taiwán se produjo en un contexto de durísima competencia colonial con las flotas holandesas que ya habían irrumpido en Asia Oriental y que desde 1624 se habían establecido en el sureste de la isla de Taiwán. Dos años más tarde que los holandeses, en 1626, los españoles alcanzaron un lugar en la costa noreste de la isla al que llamaron Santiago (Sautíaoling) , después establecieron una fortificación con el nombre de San Salvador Cll la pequeña isla de Hoping (Heping), en la bahía de Kedung (Jilong), en el vértice noreste de la isla con el áni-. mo de desde allí ernprundcr acciones para expulsar a los holandeses 196

de la isla. Este enclave ofrecía un puerto seguro pero estaba rodeado de tierras moruañosas. El abandono del plan inicial de ataque a los holandeses llevó a expandir y consolidar las bases en el norte de la isla y dos anos después. en 1628, los uspanoles tomaron el control de 'Iamsui (Danshui) -c-ccrcana a la actual capital Taipci-, donde erigieron la fortificación de Santo Domingo. Alrededor de Tamsui había productivas llanuras arroceras. Las iniciativas misioneras en la zona v los intentos de los soldados del destacamento de recaudar impuestos de los pobladores indígenas en forma de gallinas y arroz generaron tensiones y enfrentamicntos con los pobladores vecinos al enclave español. La presencia española en el norte de Taíwán no pas(í de precaria y estratégica; se prolongó menos de dos décadas. A diferencia del establecimiento holandés en el sur de la isla, que no paró de crecer y de atraer comercio e inmigrantes del continente, los enclaves españoles en Taiwán pusieron en evidencia la faha de convicción colonial, la decadencia imperial española y la política de repliegue en Filipinas. En 1610 la guarnición de Kcelung apenas contaba con 50 soldados españoles, 30 Iilíplnos, 200 esclavos de procedencia diversa y 130 chinos. La política japonesa de aislamiento radical (sakoku) respecto a la predicación cristiana y el comercio con los europeos establecida por Tokugawa en 1635 también contribuyó a desvalorizar parte del interés que los enclaves estratégicos del norte de Taiwán tenían para los españoles de Filipinas. Dejando de lado el hostigamiento holandés, también los indígenas taiwaneses causaban problemas recurrentes al destacamento español en el norte de Taiwán. Por otro lado, inHuyeron en el estancamiento español y en el posterior abandono de las posesiones en la isla las enfermedades que se cebaron en una part.e significativa de los soldados de las dos tortiñcacíones en el norte de la isla. EH 1639 se produjo un replieg-ue de fuerzas que conllevó el abandono de la fortificación de Santo Domingo, en Tamsni. Finalmente en 1642 un contingente de 500 holandeses consiguió expulsar a los españoles sin grandes dificultades de su último reducto en Taiwán. Los holandeses de la VOC (Vercnigde Oostindische Compagn!c, Compañía Holandesa de las Indias Orientales), representaban un rival temible para españoles y portugueses ni Asia Oriental. En 1596 iniciaron la conquista de Java, asediaron Manila en 1600, consolidaron posiciones enJava con la conquista en 1619 de la plaza principal 197

de Batavia (la actual jakarta) , consiguieron también un enclave en Hírado, en la costa de japón. Por otro lado, intentaron expulsar sin éxito de Macao a los portugueses en 1623. Los holandeses se establecieron en 1621 en la parte sur de la costa occidental de 'Iaiwan. Erigieron dos fortificaciones que se sitúan cerca de la actual ciudad taiwanesa de Talnan. Los chinos de Fujian acudían a Taiwán enlazando una ruta comercial que vinculaba Batavía y Taíwan con la costa continental china. El contingente de población china de la colonia holandesa era de raracu.rísticas similares al de la Manila española o la Baravía holandesa. Se trataba de una dinámica de emigración enmarcada en un amplio proceso de diáspora mercantil -ileg'al desde el punto de vista del imperio chino- y favorecido por los poderes coloniales europeos, que encontraban en esta diáspora mercantil la mejor forma de superar así las restricciones e impedimentos al acceso al comercio con China y japón. Los holandeses llegaron a Taiwán con la intención de establecer un -entrepót» estratégico, un puerto de intercambio y un enclave comercial fortificado pero acabaron generando el germen de una rolonia de base agraria extensa. Hacia 1660 se estima que más de 50.000 chinos de Fujian habían emigrado en pocas décadas hacia los alrededores de las fortificaciones holandesas en Taiwán. En 1660 se calcula que la zona cercana a Zeelandia contaba con unos 100.000 pobladores entre chinos y aborígenes. Los holandeses emplearon a los nativos taiwaneses y a los chinos emigrantes como mano de obra en plantaciones de arroz y de caña de azúcar. Se introdujeron nuevos cultivos de especias, mango, colo tomate. En un contexto de crisis interna, una invasión manchú desde el noreste de China condujo a la desaparición de la dinastía Ming y al establecimiento de la nueva dinastía manchú de los Qing (16441911}. En el proceso de resistencia de los Ming-a la nueva dinastía invasora se nombró a Zheng Zhilong (conocido en fuentes occidenta1cs como Nicolás Iquamj, comerciante, pirata y mercenario afincado en el sur dejapón y que frecuentaba las costas chinas y taíwancsas, como comandante de la fuerza naval de los Ming. Una vez derrotado el poder de los Ming, el hljo de Zheng Zhilong, Zhcng Chenggong (conocido en fuentes occidentales como Koxinga), nacido en 1624 en Japón de madre japonesa, estableció sus cuarteles generales en la Infla de la cual era originaria la familia Zheng, en la bahía fujíenesa de Amo)', así como en el norte de la isla 198

de Taiwán, con un contingente de decenas de miles de personas y más de 3.000 naves con las que hostigó a lo largo de una década a las nuevas autoridades manchúcs, llegando incluso a estar a punto de capturar la ciudad de Naniing en 1659. En 1660 los manchúes ordenaron a los habitantes de las zonas costeras de Zhejiang.jíangsu, Fujían y Ouangdong que se trasladasen hacía el interior del territorio, prohibiendo la residencia en un perímetro cercano a la costa. Esta medida intentaba evitar la complicidad de la población costera con los resistentes de la malina Ming; por otro lado actuó como incentivo para la emigración a Taiwan de una población desprovista de sus mcdios de subsistencia en la pesca y la agricultura. Tras reiterados fracasos en el intento de derrotar a las autoridades costeras imperiales chinas y tras la denota de Nanjing en 1659, Zheng Chenggong decidió instalar su cuartel general en la isla de Taiwan. Inició en 1661 UlI ataque a la fortificación holandesa de Zeelandia con centenares de naves y un contingente de entre 25.000 y 30.000 hombres. Tras nueve meses de lucha y asedio, el gobernador holandés Covetr aceptó en febrero de 1662 evacuar la isla, dejando a Zheng Chenggong bienes y dinero equivalente a una riqueza de un millón de onzas de plata. Acababan así 38 años de presencia holandesa en el suroeste de la isla. Tras el periodo holandés se estableció en Taiwán un régimen a imagen y semejanza dd de los Ming. Taiwán se convirtió así en prefectura de la llamada dinastía de los Millg del sur, que contaba con algunos focos resistentes en la costa de Fnjian, especialmente en la zona de Amo)'. Se puso en vigor por primera vez en la isla el sistema legal y burocrático caracu-risüco del imperio chino, aunque 01 la práctica el régimen se sustentó más en la complicidad con las familias poderosas locales de origen chino que en la red funcionarial. En 1681 empezaron los ataques directos a Taiwán de las fuerzas navales de la dinastía Qing comandadas por Shilang, un antiguo almirante de las tropas de Zheng Chcnggong. En 1683 lideró una expedición de 300 naves y unos 20.000 integrantes que ocupó las islas Pcnghu (Pescadores) derrotando allí a las fuerzas navales de la tamiIia Zheng. Poco después la'> naves de la dinastía Qing entraban en 'Iaiwán y se iniciaba así en 1684 el más largo y continuo periodo de soberanía de china sobre la isla. Al principio los Qing pusieron el énfasis en evitar el surgimiento de focos de rebeldía en la isla, percibida como una zona de frontera, 199

con una parte del territorio y de la población sin sínizar, y una avanzada de chinos procedentes del continente pero suspechosos de deslealtad por su pasado rebelde en el régimen de la llamada dinastía Ming del sur, establecida en 'Iaiwán por Zheng Chcnggcng (Koxinga). Taíwén tenía para los gobernantes manchúes de los Qing un valor fronterizo esuarégico, pero potencialmente explosivo. Los indígenas raiwaneses fueron reclutados con frecuencia para reprimir las revueltas de los inmigrantes chinos o bien de otros grupos indígenas. Se estableció una clara y explícita línea fronteriza en el interior de la isla entre las zonas de dominio han y las zonas reservadas a los indígenas, incluso con despliegue de puestos de defensa militar para evital' incursiones desde la zona montañosa reservada a estos últimos. La dinámica migratoria ilegal, la paz y la relativa prosperidad que siguieron a la consolidación del dominio de 10& Qing implicó un crecimiento demográfico acelerado. Se pasó de 150.000 chinos en Taiwan en 1670 a ~70.000 en 1776. Este rápido crecimiento implicaba la ocupación de una mayor base territorial agraria en detrimento de las tierras de los nativos. Los funcionarios que eran destinados a Taiwán consideraban la isla como un lug
el comercio dd alcanfor y la absoluta libertad de movímíentos a los comerciantes extranjeros por la isla. Tras las g-uerras del Opio la economía de Taiwán sufrió importantes transformaciones. Antes de 1860 la base de las exportaciones eran el arroz y el azúcar que se dirigían al continente chino. En la segunda mitad del siglo XIX se desarrollaron en Taiwán los productos y cultivos orientados al mercado internacional, como el azúcar, el alcanfor y, especialmente, el té. En 1867 john Dodd, pionero de la industria de! té en Taiwán, fletó dos barcos repletos de té de la variedad «Fortuosa Oolong» (Wulong) para exportar a Nueva York: el té de Taiwán se introdujo COlI fuerza en el mercado norteamericano, conviniéndose en pocos aúos en el «oro verde" de Taiwán. La exportación de arroz bajó en paralelo al aumento de su demanda interna. En el capítulo de las importaciones, el opio se llevaba la palma: según los cálculos de los colonizadores japoneses de la isla, a finales del siglo XIX un 5 por ciento de la población taiwanesa era adicta al opio. En 1t!75, el imperio chino legalizó la inmigración desde el continente a Taiwán y levantó al prohibición de penetración china en las reservas indígenas. Hacia 1880 la prefectura de Taiwán había alcanzado ya los 2.000.000 de habitantes. Los esfuerzos modernizadores de la dinastía Qing emprendidos desde 1870 en el contexto del movimiento de -autofortalecímiento» se reflejaren también en la isla, que pasó de prefectura a provincia en 1885. Bajo este impulso reformista, la isla experimentó un desarrollo institucional, social y económico que fue considerarlo muy positivo en su tiempo y en periodos posteriores. Tras la restauración Meiji en 16R6,Japón salió de su largo periodo de aislamiento y entró en una acelerada y efectiva vía de reformas políticas, sociales, institucionales y económicas selectivamente occidentalizadoras. Pronto empezaron las disensiones y disputas con la China de los Qing acerca de la soberanía de las islas Ryukyu, que finalmente Japón se anexionó en 1879. Se incrementó a partir de aquel momento la presencia comercial japonesa en Taiwán así como las ambiciones sobre la isla y sus aledaños. En IS94Japón y China entraron en guerra, dispucíndosc el control de Corea. Finalmentejapón se impuso en la contienda y en el tratado de capitulación de Shímonoseki (uno más de la lista de los llamados «tratados desiguales» que China tuvo que firmar desde la finalización de la primera guerra del Opio con las potencias extranjeras), fechado el 17 de abril de 1895, el imperio Qing aceptó la ce201

sión a perpetuidad a Japón d{: la soberanía sobre la isla de Taiwán y el archipiélago de las islas Penghu (Pescadores). Taiwán se convenía así en la primera colonia que incorporaba el régimen japonés de los Meiji. Tras el tratado de Shimonoseki se abría un periodo de 50 años de dominación japonesa de Taiwán. La historiografía nacionalista china ha tendido a poner el énfasis en la resistencia de la población china ante el invasor nipón y a oh.. vial' los aspectos beneficiosos del periodo; la historiografía actual taiwanesa tiende a destacar los aspectos más positivos del periodo, considerado además como una marca diferencial que contribuye a la especificidad de la «identidad taiwanesa» como sociedad distinta a la continental. La noticia de la anexión japonesa de Taiwán llegó a la isla a través de los residentes extranjeros y provocó ~Tan conmoción. La elites mercantiles y terratenientes de Taiwán llegaron a un acuerdo con el gobernador Qing de la provincia y proclamaron en una ceremonia hierática y solemne en Taipeí, el 25 de mayo de 1895, la República de Taiwán (Taiwán Mingzhuguo) , que fue la primera proclamada en Asia pero que tuvo una existencia efímera. Apenas 11 días después las tropasjaponesas de la primera brigada de la Guardia Imperial invadían la capital con un contingente de 12.000 soldados. Durante los primeros cinco meses que sucedieron a la anexión de Taiwán los japoneses encontraron una importante resistencia armada en UfJaS fuerzas que amalgamaban a los últimos reductos de las tropas Qing, tropas irregulares, grupos de hakkas del sur, voluntarios locales ... La corte Qing no se involucró formalmente en la resistencia taiwanesa pero llegaron algunos refuerzos desde las provincias costeras del sur. Finalmente, el 21 de octubre de 1895 las tropas impenalesjaponesas tomaban Talnan, la capital del sur de la «República de 'Iaiwán». Los cinco meses de guerra de resistencia se saldaban con más de 5.000 muertos y más de 2fJ.OOO hospitalizados. El periodo de dominio japonés en Taiwan puede ser dividido en tres fases: Una primera fase (1895-1919) de consolidación del poder basada en gobernadores militares, ley marcial y mano de hierro con la población. En el plano económico se trata de una fase que combina reformas institucionales e infracstructuralcs con una orientación que apuesta por la productividad agrícola como forma de rentabilizaclón colonial. ella segunda fase (1919-1936) de administración civil, progresiva 202

asimilación del grueso de la población, incipiente industrialización y una cierta liberalización del yug-o colonial que incluye algunas cuotas de participación política de los taiwaneses han a nivel local. Una tercera fase del dominio colonial (l937~1945) de giro ímperialista, uso de Taiwén como baluarte de la industria de guerra y de la expansión japonesa hacia el sur de China y el sureste asiático. En los últimos años de la guerra se hicieron mayores concesiones de autogobierno y ciudadanía a los taiwaneses. Se sucedieron revueltas periódicas de los chinos de Taiwán hasta el año 1902, fecha en que murieron el legendario lider annjaponés Lim Siau-Niau y sus seguidores mientras defendían su cuartel general cerca de la actual ciudad de Kaohsiung Más de 12.000 rebeldes participaron en estas revueltas; sin embargo, representaban sólo un porcentaje pequeño de la población. A pesar de que la mayoría de la población china de la isla mantenía un fuerte enraizamiento familiar, cultural, religioso etc. con las provincias continentales vecinas (Fujian, y en menor medida Guangdong), no se había desarrollado en Taiwán un sentimiento nacionalista chino que podría haber movilizado con mayor fuerza a la población china de la isla: Taiwán apenas llevaba 10 años con el estatuto de provincia china.. El tratado de Shimonoseki preveía que durante los dos primeros años de dominio japonés los habitantes de Taiwán tuviesen la posibilidad de volver al continente. Se calcula en unos 6.300 los raiwaneses que 10 hicieron de forma oficial, pero se estima en una cifra mucho más alta el número de los que desde 1895 volvieron ilegalmente al continente. En un primer momento, el principal objetivo de las autoridades japonesas en la isla era rt-cstahlt-cr-r el orden y asegurar el desarrollo económico. Se permitió la continuidad del comercio exterior en Taiwán , s{~ dejó que los barros de las potencias occidentales siguiesen libremente atracando en sus puertos. En el ámhito económico la prioridad japonesa fue el aumento de la productividad agrícola. Se introdujeron algunas reformas en el régimen de propiedad en detrimento de los grandes terratenientes, que implicaron el paso a titularidad colonial de todas las tierras no asignadas. Se impulsaron proyectos de irrigación. Se potenció el cultivo del arroz en el norte y de caña de azúcar en el sur. Se calcula que en los años veinte 'Iaiwán contaba con unas pautas de consumo alimentario mucho más diversificadas y ricas que ninguna otra provincia china}' que algunas zonas de Japón. La eficacia ad203

minisrrativa y disuasoria japonesa acabó con el bandolerismo, los conflictos intcrétnícos (cntrt: hakkas y fujioneses y nativos) y las revueltas. En la década de 1930 se calcula que Taiwan doblaba en nivel de vida los estándares del continente chino, azotado por la debilidad gubernamental republicana, las imposiciones de las potencias coloniales extranjeras, la impunidad de los señores de la guerra, los primeros episodios de la revolución comunista ... En el ámbito de la sanidad se produjo en 'Iaiwán un salto cualitativo en pocos al-los: a principios del siglo xx se había reducido considerablemente el consumo de opio, se había erradicado ya la peste hubóníca, el cólera era una enfermedad infrecuente y la gripe tuvo una incidencia mucho menor que en otros lugares de Asia. La disentería y la malaria se redujeron de forma drástica. Taiwán se convirtió en el lugar de Asia con una mejor situación sanitaria, evidentemente detrás de Japón. Éste fue 1lJ10 de los factores que marcaron el importante avance demográfico que experimentó la isla durante el periodo japonés. La admínistracíónjaponesa puso especial atención en el desarrollo de las infraestructuras. En 189:> Taiwán contaba con apenas SO kilómetros de vías de ferrocarril; diez años más tarde, en 1905, la cifra superaba los 500 kilómetros, y se encontraban en fase de planificación o de construcción otros miles de kilómetros. Tam bién las carreteras y los puertos experimentaron sensibles mejoras. En 1903 Talpei se convertía en la primera ciudad asiática -fuera del ámbito estricto de Japón- en contar con electrificación urbana, fruto de una vecina central hidroeléctrica. Se introdujo el servicio telefónico, se expandieron los sistemas postal y de telégrafos, se editaron los primeros periódicos modernos en Taiwán, se unificaron pesos}' medidas... Estas reformas contribuyeron a una incipiente industrialización. En una primera Iase los japoneses optaron por un modelo colonial deficitario - de fuertes inversiones y transformaciones-e- que se intentó compensar con la redireccíón de las exportaciones a la metrópolis japonesa y con las cargas impositivas obtenidas en el monopolio de la sal, el opio, el alcanfor y el tabaco. Tras la primera gucrra mundial las empresas extranjeras fueron expulsadas de Taiwán. No lardaron en tomar impulso nuevas industrias en los sectores dd papel, vidrio, textil, químico y de maquinaria; sin embargo, se trataba de una economía de carácter colonial, totalmente dependiente de la metrópolis japonesa: más delgO por ciento de las exportaciones de Taiwán se dirigían a japón. ~:I progreso eco204

nómico, industrial y social de Taiwan implicaba mayor dependencia: era el resultado de una política colonial modernizadora, eficaz y rentable. A partir de los años treinta el nuevo giro militarista e imperialista.japonés implicó la conversión de la isla en un centro de radicación de industria pesada y de producción de armamento. La colonización japonesa de Taiwan planteaba en el plano teórico e idealista la asimilación igualitaria y benevolente de la población, equiparándola en el discurso al resto de la población japonesa, pero llevó a la práctica políticas de discriminación y de explotación colonial. Los japoneses plantearon un proceso de asimilación de la población indíg-ena basado en la reducción a poblado de los grupos dispersos y la es(:olarización primaria y secundaria, donde primaba el aprendizaje del japonés, de técnicas agrícolas y de costumbres, sentimiento patrióticojaponés y normas morales. En 1930 se produjo un importante levantamiento de los aborígenes de la zona central de la isla, en Musha (wushe). Al final se contabilizó la muerte de 600 indfgenas y 150 japoneses. En 1935 se calcula que una cuarta parte de los nativos vivían en poblados en las zonas bajas de los aledaños montañosos. Se movilizaron en la zona destacamentos de policía cspcrial que combinaba acciones de vigilancia con las de escolarización y sanidad. Culturalmente el poder colonial japonés apuntó a una política de niponización de la población de Taiwán. Losjaponeses en Taiwán superaron cifras demográficamente irrelevantes, pero extendieron eficazmente su lengua, cultura y formas de vida entre la mayoría taiwauesa. La mayoría de la población raiwanesa fue obligada a participar en asociaciones culturales patrocinadas por el gobiemo colonial que tenían la función de impulsar la asimilación de los taíwaneses han: introduciendo la lengua japonesa, reformando las costumbres, etc. La mayoría de templos taoístas chinos sobrevivieron bajo el aspecto y el registro oficial de templos budistas. La enseñanza primaria y secundaria se extendió durante el periodo japonés, pero a través de ella avanzó entre las nuevas generaciones el aprendizaje deljaponés (y el desconocimiento del mandarín, el estándar chino) y se convirtió en la principal vía de asimilación nipouizadora. En niveles altos de secundaria se introducían el chino clásico y la tradición confuciana. Se incentivó el estudio de disciplinas técnicas y se excluyó a los chinos de Taiwán de los estudios en ciencias sociales, políticas o derecho. Durante los fíO años de dominio japonés, en Taiwán hubo un avance cultural notable: bajó el índice de analfabetismo, en 1910 se 205

eliminó la costumbre del vendaje de los pies femeninos, etc, pero el precio que se pagó fue un alto grado de aculturaclón respecto a la propia identidad y la propia tradición china. Algunas decenas de millares de raíwaneses cursaron estudios superiores en Japón. También se cuentan en decenas de millares los taiwaneses que residieron en Japón por motivos comerciales, profesionales, etc. En 1945, se calculan entre 30.000 y 40.000 los taíwaneses que vivían en la metrópolis colonial. Entre los taiwaneses que se formaron en Japón y que representan a las generaciones jóvenes taiwancsas que llegaron a asimilarse se encuentra el líder del Kuomintang durante la década de los años noventa, artífice de la transición democrática y primer presidente electo de Taiwán en 1996, Lee Tenghui, así como su adversario político, ellíder del Minjintang (Partido Democrático Progresista) Peng Mín-mín, que fue el candidato de es-te partido en las primeras elecciones directas de 1996. Los cambios que experimentaba la China continental durante las primeras décadas del siglo xx extendieron los sentimientos nacionalistas, reformistas y revolucionarios en algunos sectores de la población de 'Iaiwén, provocando reacciones de protesta, etc. A pesar del recurrente descontento de una minoría, la mayoría de la población se fue acomodando al nuevo régimen colonial, adoptando en las ciudades las nuevas formas de vida modernas incorporadas por los japoneses. Una nueva generación de jóvenes chinos taiwaneses -niponlzados» a través del sistema educativo japonés empezó tomar protagonismo cultural y social. Estas nueva'> elites educadas empezaron a proponer reformas en el sentido de reclamar derechos políticos, establecer un parlamento en Taiwán y una participación de los taiwaneses en la dieta de Tokio. Entre 1921)' 1923 se hicieron diversas peticiones formales de establecimiento de una forma de representación parlamentaria en Taiwán. Las peticiones no tuvieron eco entre las autoridades coloniales y como resultado decenas de jóvenes fueron arrestados y encarcelados. Las formas iniciales de resistencia violenta se fueron transformando en modernas iniciativas de cambio político o acciones de boicot, desobediencia o protesta. Surgió también alguna asociación cultural ralwancsa y en la década de 1930 la'> elites locales impulsaron la Asociación por la Autonomía Local en Taiwán, que obtuvo reconocimiento inicial y algunos resultados hasta la invasiónjaponesa de China en 1937. También es relevante la acción del partido Comunista de Taíwan, integrado inicialmente en el pe japonés y en la Internacional Comunista (Komintern}.

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A partir de la década de 1920, bajo el mando de gobernadores generales civiles -ya no militares como en las primeras décadas- se avanzó en algunos aspectos de autonomía local}' participación administrativa 'Y política de los ralwaneses han en algunos niveles de dccisión. El yugo colonial se suavizó en concordancia con el desarrollo económico y la práctica desaparición de disturbios violentos (exccptuando esporádicos conflictos con los indígenas, como el grave incidente de Musha de 1930). Todo cambió en Taiwán a partir dejulio de 1937, después del incidente del puente Marco Polo (Luguoqia shibian), en el norte de China, fecha de inicio de la guerra japonesa no declarada contra China. Talwán se convirtió en pieza capital en la estrategia imperialista de «expansión hacia el sur". Desde Taiwán partieron las tropas}' aviones que atacaron directamente Ouangdong, Halnan v Fujian. Se acentuaron las políticas de industrialización y de asimilación patriótica de los ciudadanos de Taiwán. Se entró en una etapa de movilización patriótica nipona total. Se calcula que hasta 200.000 taiwaneses participaron en el ejército imperial y unos 30.000 murieron en la guerra. Tras la entrada en g-uerra con China, se eliminó el chino de los diarios}' de la enseñanza, se eliminaron las emisiones radiofónicas en minnan hua, se niponizaron muchos apellidos, se expandió el shintoísmo. la ceremonia del té entre lasjóvenes, etc. Se acentuó la movilización de la población en tareas de trabajo obligatorio comunitario, se militarizó la administración y la sociedad, se impulsé -r-y más tarde se forzó- el enrolamiento en el ejército, se inculcó la épica imperial y militar a través de las historias de g-uerrcTOS heroicos taiwaneses, celebraciones públicas de las victorias militares, etcétera. El desarrollo de una industria de guerra representó una llueva evolución en la economía de la colonia japonesa: durante las tres primeras décadas se había considerado la isla como una despensa agrícola de Japón y los esfuerzos se encaminaron a aumentar la productividad del arroz y el azúcar. El sector industrial contaba todavía con unas reducidas dimensiones. Los primeros sectores industriales en desarrollarse fueron los del procesamiento de alimentos. Solo las industrias azucareras de capital japonés alcanzaban dimensiones importantes, el resto de industrias eran de carácter local y de pequeñas dimensiones, ligadas a prácticas artesanales o de procesamiento agrícola. Con la deriva militaristajaponesa de los años 1930-1940 entraron en Taiwan los zaibatsll (conglomerados industriales y financieros), la innovación tecnológica y la infraestructura propia de la industria pesada. 207

En la declaración de El CaiTO d.e 1943 los poderes aliados reclamaron aJapón la devolución a la República de China de Chiang Kaishek (jiangjieshi) de la totalidad de los territorios chinos invadidos en el transcurso de la guerra, así como el archipiélago de las islas Penghu (Pescadores) y la isla de Taiwán. En el interior de 'Iaiwán la noticia de la declaración de El Cairo fue poco conocida entre la poblacióu, pero fue un factor más de incentivación de los esfuerzos que desde 1940 empezaron a hacer las aurondades coloniales japonesas para ganarse la voluntad de los taíwaneses con medidas de incremento de participación en el autogobíemo local, mayor grado de protagonismo social de las elites raiwanesas, incrementos salariales a los funcionarios ralwaneses, trato igualitario como ciudadanos japoneses a los talwaneses enrolados en el ejército imperial, concesión de pueslos de responsabilidad a taiwancses en los territorios ocupados por Japón en el sureste asiático, derecho a participar en la Dieta de Tokio, etc. La valoración del periodo de dominio japonés en 'Iaiwan es necesariamente compleja y contradictoria (y cargada de implicaciones ideológicas sobre el presente de Taiwán). Fue beneficiosa y modcruizadora en algunos aspectos (mejoras en infraestructuras, educación, sanidad, industrialización) y discriminatoria y depredadora en otros (control social, niponización cultural forzada, segregación y aculturación de los indígenas, subordinación colonial). Japón aplicó una política colonial reformista y económicamente eficaz que acabó evolucionando en un sentido militarista e imperialista sin paliativos.

L ... REpÚl\UCA DE CHINA EN TAl'.V ..\N

El 25 de octubre de 1945 Taiwán y el archipiélago de las islas Penghu fueron oficialmente retrocedidas a la República de China liderada por Chiang Kai-sbck, según 10 expuesto en la declaración de 1':1 Calro y la proclamación aliada de PoLsdam de 1945. De la misma manera que había sucedido en 1895, el cambio de soberanía se produjo de forma súbita y sin consultar a los ciudadanos de Taiwán. Más de 200.000 japoneses que vivían en Taiwán fueron repatriados a]apón y sus bienes, tierras y empresas íueron confiscadas por el gobierno republicano chino. 20R

A pesar de que la mayoría de la población taiwanesa se había implicado de for-ma activa en el esfuerzo militar japonés, hubo grandes celebraciones de acogida a las tropas chinas y se ponían grandes esperanzas en las nuevas autoridades: quedaba atrás un largo periodo de dominio colonial y discriminatorio japonés. La vinculación patriótica de los taiwaneses hacia China que había puesto de manifiesto la resistencia armada que encontró el poder colonial japonés durante los primeros años se había ido mudando en ambigua acomodación a medida que el dominio japonés se prolongó en el tiempo. Sin embargo, la vinculación afectiva con el continente no había desaparecido del todo: allí estaba la fuente de su lengua, su cultura, su familia, sus ancestros ... Las nuevas autoridades militares chinas recién llegadas desde el continente chino eran una vez más «exteriores» a la isla. Los mandos militares y las tropa.~ que tomaron posesión de 'Iaiwan consideraban él la población taíwanesa como traidora, desleal hacia China y más que sospechosa de colaboracionismo con el enemigo japonés. Para agravar más las cosas ni siquiera en el plano del lenguaje había posibilidad de fluido entendimiento: la gran mayoría de la población de Taiwán podía hablar el japonés pero no el chino estándar (el mandarín, llamado en Taiwan guo )'u, lengua nacional), aunque mantenía plena competencia en su habla «dialectal» china (minnan hua). Hay que tener en cuenta que las costumbres y las formas de vida en Taiwan llevaban décadas de influjo asimilador japonés, y que, por ejemplo, más de 100.000 familias taiwanesas habían adoptado apellidos japoneses. El colonialismo japonés -exceptuando los primeros alias- había provocado mucha menor resistencia en Taiwán que en Corea. Las elites que colaboraron con los poderes coloniales en la administración local, en la burocracia}' en el desarrollo de la actividad económica vieron su éxito social, su fortuna y sus oportunidades ligadas a las autoridades japonesas. A diferencia de lo que ocurrió en Corea, en 'Iaiwán el hecho de colaborar con el poder colonial no había sido socialmente estigmatizador. La llegada de las fuerzas del Kuomintang fue vivida más como un proceso de -recolonización» que como un proceso de «descolonización». Con la llegada de las tropas nacionalistas del Kuomintanp las elites taíwanesas fueron apartadas de buena parte de su riqueza y pader. Más de 36.000 taiwanescs fueron desposeídos de sus cargos en la administración, se calcula que un 17 por ciento del Producto Nadonal Bruto fue conIiscado por las nuevas autoridades: t-asas y tierras pa209

saron a manos de las tropa-; nacionalistas. El pillaje de la soldadesca desprestigió al lluevo régimen del Kuomintang. Los taíwaneses no tardaron en hacer comparaciones entre sus 0.1\* riguos colonizadores japoneses y sus nuevos gobernantes chinos: las tropas nacionalistas llegadas desde el continente se mostraban incapaces de mantener en funcionamiento los servicios públicos, la economía entró en crisis, el crimen y la delíncuencía crecían, reaparecieron plagas infecciosas como el cólera o la peste. Los taiwaneses volvían a ser considerados ciudadanos de segunda que tras un largo influjo contaminante japonés debían ser «reeducados>' y apartados de las áreas de decisión y de influencia. A los pocos meses de la finalización de la guerra mundiallos nacionalistas chinos se vieron pronto envueltos en la guerra civil contra los comunistas de Mao Zedong y no consideraban la administración y el bienestar de Taiwán un asunto prioritario. Talwa» pronto experimentó escasez alimentaria tras el envío al continente chino de grandes partidas de arroz y otros alimentos para el suministro de las rropas del ejercito del Kuomintang en combate. El descontento de la población de Taiwán ante los nuevos gobernantes venidos desde el continente estalló con violencia a partir de un pretexto puntual. El día 27 de febrero de 1947 seis guardias de paisano de la Oficina del Monopolio del Tabaco )' el Alcohol de 'Iaipei se disponían a detener a una mujer que estaba vendiendo en la calle cigarrillos del mercado negro. Uno de tos policías pegó a la mujer, lo cual levantó las iras de los viandantes que respondieron con protestas a la agresión. Uno de los guardias disparó sobre los congregados. Una multitud enardecida se dirigió a la central policial exigiendo un castigo para el policía que había disparado, la petición fue rechazada y los manifestantes se dirigieron al cuartel general de la isla, donde unos cuantos manifestantes más fueron abatidos por las balas. Algunos de los manifestantes consiguieron ocupar una estación de radio de Taipci y difundieron desde allí los graves sucesos, que prendieron a lo largo de la isla en forma de manifestaciones violentas: se atacaron estaciones policiales y otras instalaciones gubernamentales como dormitorios de soldados continentales; hubo también ataques a viviendas y posesiones, agresiones y asesinatos de chinos continentales. En poco tiempo lo que había empezado como un tumulto de protesta callejera se convirtió en una revuelta que enfrentaba a los taiwaneses contra el Estado chino del continente: la fecha simbólica del 210

28 de febrero (en chino er er ha) se convirtió así en un referente de gran significación. Se declaró la ley marcial en 'Iaiwán. Las elites de la isla propusieron al gobernador el despliegue de una tuerza de jóvenes taíwaneses como agentes provisionales del orden. El gobernador chino Chen ):'1 aceptó depurar responsabilidades entre los guardias que ocasionaron tumulto. El 7 de marzo un comité de raíwaneses entregó un plan de 32 puntos al gobernador, con petición de elecciones, establecimiento de una policía local, etc. El gobernador Chen Yi aceptó negociaciones pero simultáneamente pidió el envío a la isla de tropas de refuerzo a Chiang Kai-shek. EI8 de marzo desembarcaron las tropas enviadas desde el continente. La represión que se desencadenó fue brutal: los muertos entre la población taíwanesa se contabilizan entre 10.000 y 20.000. Se reprcsaliaron todos los sectores activos y visibles de la sociedad taiwanesa: periodistas, profesores, representantes locales escogidos en las elecciones de 1946, propietarios rurales, profesionales liberales... Las protestas fueron vistas por el KMT como un efecto secundario de la contaminación japonesa y como resultado de las maniobras de comunistas infiltrados. Con el traslado en 1949 a 'Iaiwán de Chiang Kai-shek y del g-obierno de la República de China, los incidentes del 28 de febrero de 1947 se convirtieron en un tabú sellado por la prolongación de la ley mardal hasta 1987. Los hechos de febrero de 1947 cifran una fractura interna y latente en la sociedad taiwanesa de las décadas siguientes: la comunidad del millón y medio de chinos continentales (waishenK ren) quedaba en una posición de poder, dominio y control de las esferas políticas, culturales y administrativas. La mayoría de la población taiwanesa (bendi ren, una amalgama de mayoría procedente del Fujian, una minoría sígníficativa de Hakka y los pocos centenares de millares de aborígenes de las zonas orientales y centrales de la isla) quedaban en posición sospechosa y subalterna, con una evidente marginación política, social y cultural. La importancia histórica del episodio de febrero de 1947 y de la prolongación de sus efectos sociales a través de la Ley Marcial es altamente reveladora en la comprensión de las actitudes de desconfianza y desapego de la mayoría de la población taiwancsa hacia el continente chino que, con el proceso de democratización de Taiwán, han emergido de forma visible a lo largo de la década
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Tras la proclamación en Pekín de la República Popular China de Mao Zedong en octubre de 1949 se calcula que un millón y medio de miembros y seguidores del Kuomintang, soldados del tjército derrotado, funcionarios de la administración y sus familias huyeron del continente siguiendo al régimen derrotado de Chiaug Kai-shck. Esta masiva llegada de población desde el continente agravó las tensiones entre los taíwaneses y los continentales. Sin embargo, no hubo entre los taíwaneses iniciativa relevante alguna en el sentido de establecer aproximaciones hacia la revolución de Mao. Chíang Kai-shek intentó ganar credibilidad en Taiwán ordenando al gobernador Chcn Yi que purgase de la administración de la isla a los corruptos y que incluso organizase ejecuciones públicas ejemplares. Los asesores norteamericanos en China llevaban tiempo informando negativamente del régimen corrupto e ineficaz de Chiang Kai-shek. Con el triunfo de Mao Zedong los norteamericanos calcularon que el régimen derrotado de la República de China, confinado en la pequeña isla de Taiwán y archipiélagos adjuntos, no tardaría en caer en manos del nuevo régimen comunista e intentaron minimizar los perjuicios que esto les pudiese costar: la estrategia posibillsta consistía en intentar convertir a Mao en el Tilo de Asía Oriental destinado a sembrar la división r-n el ámbito del liderazgo soviético. Los norteamericanos tan sólo necesitaban la coyuntura propicia para reconocer diplomáticamente al nuevo régimen de Pekín. El 16 de enero de 1950 el presidente norteamericano HarIJ' Truman proclamó que los Estados Lnídos de América no tenían previsto establecer base, militares en la isla de Taiwán, ni prestar ayuda militar o asesoramiento a Chiang Rai-shek: no pensaban interferir militarmente en la guerra cívil china. Este explícito posicionamiento norteamericano dejaba las manos libres a una impune intervención invasora china desde el continente. Durante la primavera de 1950 Mao Zcdong puso en marcha un ambicioso plan de preparación para invadir Taiwán, pero un hecho inesperado vino a alterar radicalmente el esccnario asiático. El 25 de junio de 1950 las tropas comunistas de Corea del Norte cruzaron la frontera en dirección a Seúl. En un error de cálculo, Stalin creyó que Estados Unidos dejaría desprotegida la península de Corea tal como habían hecho con Taiwén. Stalin quería aprovechar el efecto psicológico del ascenso al poder del comunismo en Vietnam y en China para precipitar una dinámica de efecto dominó en toda Asia Oriental. Sin embargo, Harry Truman reaccionó implicándose :!12

plenamente en la defensa de Corea y asegurando la protección de Taiwan ante cualquier agresión con el envío a las aguas del estrecho de Formosa de la Séptima Flota. La guerra de Corea tuvo un doble efecto. Por un lado desactivó los planes de invasión de Taiwán que había iniciado Mao Zedong (obligado a intervenir en Corr-a en apoyo de la aventura militar de Kirn Il-sung, siguiendo las órdenes dictadas por Stalin, a pesar de sus reticencias iniciales). Por otro lado implicó a Estados U nidos en la de-fensa de Taiwán y legitimar intcrnarionalmeme el régimen de Chiang Kai-shek. El general MacArthur describía cn julio de 1950 a Taiwán como un «portaaviones insumergible». Entre el verano de 1950 y 1951 Taiwán recibió 90 millones de dólares en ayuda económica norteamericana. En 1952 la ayuda subió a 300 millones, la mitad de los cuales iba destinada a la ayuda militar y la otra mitad a impulsar el desarrollo económico de 'Iaiwan. La ayuda económica norteamericana no dejó de llegar hasta el año 1964, en qw: se juzgó innecesaria, dado el nivel de desarrollo económico de la isla. Se calcula que el conjunto de la ayuda financiera norteamericana pan! usos no militares entre 1951 y 1964 llegaba a los 1.500 millones de dólares, en un promedio de unos lOO millones de dólares anuales. Dos terceras partes de estas ayudas se destinaron a infraestructuras (transportes, comunicaciones, electrificación) y recursos humanos. Técnicos norteamericanos se desplazaron a la isla y se estableció un importante programa de envio de estudiantes taiwancses a Estados Unidos. Por otro lado se incentivaron las inversiones norteamericanas en la isla. Cuando acabó la guerra de Corea, en 1953, múltiples misiones americanas trabajaban ya en Taiwán. En 1954 el nuevo presidente norteamericano, Eíscnhcwer; fortaleció los vínculos con Taiwán firmando un Tratado sino-americano de defensa mutua, con el cual sc confirmaba el estatuto internacional de Taiwán y su puesto en la ONU. El Tratado sino-americano de defensa mutua circunscribía el área de intervención norteamericana a cualquier ataque recibido en la isla de Taiwán o el archipiélago de las islas Penghu (Pescadores). Quedaba fuera de consideración en el tratado la defensa de las pequeñas islas de Mazo y Quemoy, que estaban bajo control raiwanés pero situadas a escasos kilómetros de la costa continental, aunque dejaba a consideración de las autoridades norteamericanas la intervención militar. Mao Zedong no dejó de advertir esta omisión y sometió a reiterarlos bombardeos estas pequeñas islas -sin llegar a intentar nunca su invasión- en Ios anos 1954, 1958 Y 1962. 213

El episodio prebélico más serio se produjo en agosto de 1958, cuando Mao Zedong inició un bloqueo y un intensivo ataque de artilJería sobre la isla de Quemoy (jínmen), la mayor de las islas taiwanesas situadas junto a la costa china. Fue decisiva la intervención de la Séptima Flota norteamericana, transportando tropas y alimentos para sortear el bloqueo de los 120.000 soldados y habitantes de la isla. Finalmente Mao decidió levantar el bloqueo y restringir los bombardeos a días alternos ... Años más tarde los proyectiles fueron sustituidos por propaganda política. Con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y Estados U nidos finalizaron los bombardeos sobre las islas taiwanesas cercanas a la costa de Fujian. La República de China consiguió un amplio reconocimiento internacional a principios de la década de 1950, en gran medida corno consecuencia de la implicación del régimen comunista de Mao Zedong en la guerra de Corea (que lo enfrentaba militarmente a la ONU y en la práctica a las tropas norteamericanas destacadas en Asia). Esta seguridad diplomática permitía a Chiang Kaí-shek concentrar sus esfuerzos en los asuntos domésticos. Bajo el paraguas militar y con la ayuda económica y tecnológica norteamericana, el objetivo de Chiang Kaí-shck era convertir Taiwán en un modelo de desarrollo económico y, a más largo plazo. recuperar el control sobre la China contínenral. Sin embargo, en este segundo punto los norteamericanos exigieron a cambio de su protección el compromiso taiwanés de no emprender ninguna aventura militar de «reconquista" del continente de imprevisibles consecuencias geopolíticas en el marco de la guerra fría. El desarrollo político de la República de China combinó cierto grado de democratización controlada a nivel local con una práctica claramente dictatorial en todas las esferas de la vida pública. Todavía en el continente, el 18 de abril de 1948, la Asamblea Nacional promulgó la enmienda provisional del Periodo de Movilización y Supresión de la Rebelión Comunista y la Ley Marcial que otorgaba al presidente de la República poderes absolutos. Se prohibía la actividad de los partidos políticos y la creación de nuevos partidos o nuevos periódicos. En el plano institucional, se plantearon en Taiwán elecciones a nivel local y provincial pero no a nivel «nacional». El Kuomintang (K..\1T) puso todos sus esfuerzos en mantener bajo perfecto control las elecciones locales a través de la oferta de privilegios económicos 214

a las políticos locales leales y, en casos extremos, simplemente a través de la manipulación electoral. En el caso de la Asamblea Nacional, se mantuvieron en su puesto a lo largo de décadas los cargos electos en 1947 para el conjunto de circunscripciones de China: unas nuevas elecciones democráticas tenían que esperar al derrocamiento del régimen comunista del continente. En el momento de la derrota militar de 1949 el Generalísimo Chiang Kaí-shek se retiró del gobierno; pero recuperó el mando en marzo de 1950, una vez radicado en Taiwán. Reformó y rejuveneció los cuadros y mandos del Kuomintang y del ejército. Con la ayuda de su hijo, el teniente corone! Chiang Ching-kuo (Iiangjingguo), formado años atrás en la Unión Soviética, estableció instituciones de control, seguridad y adoctrinamiento en el ejército Y las universidades, focos estas últimas de potencial conñicüvidad y también de captación de elites intelectuales útiles y afectas al régimen. La República de China, confinada en Taiwán, se convirtió desde 1949 en una dictadura de partido único (el Kuomintang, Partido Nacíonalísta) y fuertemente militarizada, con una estructura política de apariencia y constitución «formalmente» democráticos pero en el que e! pluralismo político, las libertades individuales y las garantías constitucionales quedaban suprimidas por el estado excepcional de la Ley Marcial y la declaración de guerra a la China continental. Un importante dispositivo policial dedicó sus esfuerzos a perseguir la subversión en dos ámbitos: la infiltración comunista y el movimiento nacionalista taiwanés. Sin embargo, la necesidad de legitimarse y e! enraizamiento en la tradición confucíana restringieron las políticas más abiertamente represoras a los sectores activos de oposición, reservando al grueso de la población un trato autocráricamente paternalista. La constitución de la República de China promulgada en 1946 se inspiraba de forma teórica en los «Tres Principios del Pueblo» de Sun vat-sen, que propugnaban un gobierno democrático. Sin embargo, el régimen de Chíang Kaí-shek ponía el énfasis en e! patriotismo, el anücomunismo y las virtudes confucianas. La estructura leninista con la que había sido concebido el Kuomintang a principios de la década de 1920 facilitó que extendiera sus tentáculos al control del ejército, la policía, los medios de comunicación ... De la misma manera que e'n el continente, los comisarios políticos del Kuominrang controlaban los diferentes órganos de! Estado y la sociedad. El partido controlaba directamente escuelas y universidades, era propietario de sectores 215

económicos clave, mediatizaba las asociaciones de agricultores, empresarios y trabajadores. En el plano del lenguaje se perpetuó la fractura entre las dos comunidades principales de Taiwán. La mayoría de la población taiwanesa era de origen chino, pero llevaba décadas o siglos (le asentamiento familiar en la isla y tenía como lengua propia la variante sur del «dialecto» hablado en la provincia continental vecina de Fujian (nunnon hua). A través del proceso de décadas de asimilación culturaljaponesa, una parte significativa de la población había incorporado cierto conocimiento del japonés, pero la mayoría de los talwancses desconocían la forma del chino estándar. El gobierno del Kuomintang puso gran énfasis durante la década de 1950-1960 en la extensión del conocimiento y el uso público del «mandarín», el chino estándar (conocido en la china continental como pu[onghua, en el sureste asiático como huayu y en Hong Kong y Taiwán como guo)'u). En este contexto el contingente de un millón y medi.o de chinos continentales que emigraron a Taiwan no hizo esfuerzo alguno por aprender el -taíwanés» (el dialecto minnan hua) hablado cotidianamente por la inmensa mayoría de la población de la isla. Se entro así en una situación de bilingüismo diglósico: la variante taiwanesa oral más extendida fue considerada una forma lingüística con connotaciones negativas, discriminatoria de un sector socialmente f4Ubordlnado, desprovista de valor económico, administrativo, político y social, frente a la variante estándar del mandarín, promovida oficialmente e identificada con la esencia de la nación, la cultura y el poder establecido. En el plano político y social esta fractura entre los «continentales» (waishengnm) y los «taiwancses» (bendi wn) se cifró en la práctica exclusión de estos últimos del sistema político, militar y administrativo en posiciones de mando o de decisión. Esta discriminación tenía en parte sus raíces en el estigma innombrable de la represión del 28 de febrero de 1947 (er er ba), pero en realidad respondía a la lógica de la Constitución de la República de China de 1946 y la noción de la isla de 'Iaiwán como un provisional «bastión para la recuperación nacional»: la base desde la cual el Kuomíntang había de reconquistar el conjunto de China. Mientras los continentales encontraron en el partido y la administración un medio de promoción social, los taiwaneses cifraron en el campo económico su ascenso social: se fue creando una situación en la que el peso del poder político estaba en manos de la comuni2]6

dad de los continentales y el peso de la actividad económica en manos de los taiwaneses. Taíwán era el escenario circunstancial de un gobierno de representación simbólica mucho más amplia. Esto contribuyó a abrir la brecha entre el país oficial (la reserva espiritual de China) y el país real (la sociedad compleja y poscolonial de la isla de Taiwán yarchipiélagos adyacentes). En el sistema educativo los jóvenes de la República de China en Taiwán estudiaban la geografía, la historia y la cultura del conjunto de China, sin ninguna consideración especial a su ámbito vital, referencial, económico y social efectivo. El escenario taiwanés era considerado por el KlvJT meramente como accidental y parcial, ncgad~) por insuficiente y deslegitimado por la contaminación colonial japonesa, Conscientes de que la pérdida del continente en 1949 había respendido en buena me-dirla al colapso económico del régimen nacionalista (producto de un explosivo cóctel de corrupción, inelicacia y ocupación japonesa desde 1937 de las tradicionales bases fiscales del gobierno del K\IT en la cuenca baja del Yangzi), las nuevas autoridades chinas en Taiwán consideraron prioritarias en su agenda las reformas económicas. Las medidas financieras se iniciaron con la creación del Nuevo Yuan (dólar) 'Iaiwanés y las iniciativas anttíntlacionístas para absorber el dinero sobrante. Se intentó la estabilización de precios y la incenrivación inversora del sector privado. Se puso al frente de la planifícación económica y de las crnpn:sas de control estatal a economistas e ingenieros de sólida formación y experiencia, capaces de adaptar la dinámica capitalista a la particular situación de la China nacionalista en Taiwán. En poco tiempo la inflación disminuyó dr.isticamcntr: se pasó del 3.000 por ciento durante la primera mitad de 1949, al ~OO por ciento en 1950 y el 8,8 por ciento en 1952. Reformas determinantes se emprendieron en el .imhirn agrícola. La ausencia de vínculos de dependencia clícntclar del lluevo gohierno republicano con la elite terrateniente local facilitó en 19'11) la toma de decisiones encaminadas a disminuir sus privilegios y pOITcntajes de beneficio. En una segunda tase de la reforma agraria iniciada en 1951 se puso en manos de pequeños propietarios las tierras de titularidad pública (una quima parte del total) que habían ido acaparando a lo larg-o de los años de ocupación las autoridades y elites propietarias japonesas. La más ambiciosa de las medidas reformadoras de la agricultura ~17

apareció en 1953 cuando se puso límites estrictos a la cantidad de tierra que podía acaparar cada propietario. El gobierno compró a los grandes terratenientes las tierras excedentarias (con \111 pago que incorporaba un 30 por dento del precio en acciones de empresas estatales o bien una indemnización en forma de cesión de alguna de las industrias confiscadas a los japoneses) y las revendió a precios más bajos a pequeños propietarios. La redistribución de la tierra consiguió elevar significativamente la productividad agrícola de la República de China. Muy pronto las cosechas superaron los índices an tenores a la guerra. Por otro lado, a través de la reforma agraria el gobierno consiguió reorientar las inversiones de la clase terrateniente hacia la industria, que en décadas siguicrncs tendría un papel determinante en el crecimiento económico de Taiwán. A través del control del sector de los fertilizantes el gobierno se aseguró el control de los agricultores, obligándoles a asociarse en agrupaciones perfectamente encuadradas. A través de la ayuda económica norteamericana el gobierno consiguió hacer viables buena parte de sus medidas reformadoras. Para describir el espectacular crecimiento económico que alcanzó COUls especialmente altas en las décadas de 1960-1970 se ha hablado del «milagro económico» de Taiwán. Desde ámbitos oficiales se ha tendido a explicar este acelerado crecimiento atendiendo al éxito de las políticas económicas gubernamentales. pero hay que tener en cuenta que el peso de la economía de Taiwán se sitúa en un modelo de pequeúa y mediana empresa a la que se atribuye el empuje de la economía de Taiwán. Hasta mediados de la década de 1960 el desarrollo industrial reposaba en el sector de alimentos procesados (herencia japonesa) yen el sector del textil (herencia de Shanghai). Desde 1950 hasta 1980 la tasa media de crecimiento del Producto Nacional Bruto de Taiwán se situó alrededor del 9,2 pOI" ciento. La estrategia exportadora se centró en principio en los productos agrícolas procesados (azúcar, arroz ... ), pronto se orientó hacia el sector textil. que en la década de 1960 significaba el sector con mayor peso exportador. Se plantearon medidas para atraer la inversión local y extranjera. Se incentivó la creación de industrias ligeras de trabajo intensivo, que no requerían grandes aportaciones de capital ni de tecnología, especialmente en los sectores del textil, plástico, papel. química, calzado, electrónica de consumo ... En Kaohsiung se ('XCI) 218

una zona de procesamiento pam las exj)()Tlfláonesque ofrecía condiciones fiscales, de infraestructura y mano de obra atractivas a las empresa~ manufactureras cerca de uno de los mayores puertos de contenedores del mundo. La creación de zOlUü.francases coincidente con la de otros pequeños dragones asiáticos como Corea del Sur o Singapur y con la posterior estrategia de creación de Zonas Económicas Especíales impulsada en 1980 por Deng Xiaoping en la República Popular China. Taiwán se convirtió en un centr-o internacional de ensamblaje y montaje para las industrias electrónicas norteamericanas, holandesas y japonesas que aportaban piezas y maquinaria y obtenían en la isla condiciones gubernamentales favorables (flscaíidad ctc.) y sobre todo mano de obra barata, eficiente y disciplinada. El mundo se inundó de productos manufacturados con la etiqueta -Madc in 'Iaiwan». En Taiwán se consiguió mantener una tasa de crecimiento lTluy alla de forma continuada en un contexto de baja inflación, ausencia de deuda exterior, escaso desempleo, mínima conflictividad social y relativo igualamiento social y territorial de la riqueza. Este crecimiento se produjo en un contexto de fuerte carga presupuestaria en el capítulo militar: todavía hoy Taiwán es uno de los países del mundo que más gasta en armamento. En los años ]950-1970, entre el 1(J Yel 11 por ciento del Producto Nacional Bruto se destinaba a ámbitos militares. Se produjo también en un contexto de progresivo declive diplomático: durante los años sesenta la República Popular China empezó a ganar aliados diplomáticos en su carrera por sustituir a la República de China en la representarividad chilla en la 0]\'11, que finalmente consiguió en 197]. Entre los factores que explican el éxito económico de 'Iaiwán cabe destacar las infraestructuras y recursos humanos heredados del pt~­ riodo colonialjaponés, la concentración en la isla de elites sociales con alto nivel de formación a través del proceso migratorio de los "continentales» que se instalaron en Taiwán en 1949, la importante ayuda económica, tecnológica y diplomática norteamericana, especialmente entre 1951 y 1964, la estructura familiar china y la "ética confuciana- del trabajo, la frugalidad y el ahorro, la centenaria tradición mercantil de los Iujleneses que fueron emigrando a Taiwán desde el siglo xvn hasta el siglo XIX, la mentalidad de «asedio» y de guerra latente que obligaba al éxito, las lecciones de la derrota de 1949: ineficacia, burocratismo, corrupción, el éxito de la reforma agraria emprendida por el Jan: la orientación exportadora del crecimiento

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industrial y el esfuerzo continuado en la formación y en la calidad de: los recursos humanos. El crecimiento económico tatwanés implicó importantes transformaciones sociales. Crecieron de forma muy relevante las «clases medias», se entró en un proceso de relativa occídentalización -amencanízacíón - de costumbres y de referentes culturales. Al orientarse el éxito económico de Taiwán especialmente hacia el sector exportador se favorecía la permeabilidad a los contactos e influencias extranjeras: Taiwan se fue convirtiendo en un lugar cosmopolita. Sin embargo, el Kuomintang seguía resistiéndose a ceder parcelas de libertad política más allá del ámbito local, en el que el control social aseguraba la ausencia de sorpresas desagradables. La implicación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam con el pretexto del incidente del golfo de Tonkín en agosto de 1964 acrecentó el valor logtsüco y estratégico de 'Iaiwán como «portaaviones insumergible» para las operaciones aéreas del ejército de Estados Unidos. Sin embargo, después de la elección presidencial de Richard Nixon en 196H, la guerra de Vietnam se acabó transformando en un factor que condujo al aislamiento diplomático de Taíwan. La creciente oposición a la guerra de Vietnam en la opinión pública de Estados Unidos, junto al desarrollo nuclear de China desde 1963 y la agudización de la fracrura sino-soviética llevaron a Estados Unidos a plantearse un cambio radical de estrategia en Asia Oriental; e! inicio en 1969 de un proceso se(Te ro de aproximación a la República Popular China permitía resolver a corro plazo e! conflicto de Vietnam. Se minimizaba así un indeseable «efecto dominó" de contagios comunistas en la zona del sureste asiático al contrarrestar con la alianza china el influjo expansíonísta soviético. Sólo hay que recordar que una de las primeras decisiones importantcs que tomó Deng Xiaoping en política exterior después de haber establecido relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 1979 fue entrar en guerra con el régimen prosovíético de Vietnam. Tras e! viaje de Henrv Kissinger a la República Popular China, la nueva estrategia norteamericana de acercamiento al régimen de Mao Zedong tuvo una primera plasmacíón en la Asamblea General de la ONU de! 25 de octubre de 1971 en la que la República de China de Chíang Kai-shek fue excluida de este organismo internacional corno condición previa a la entrada de la República Popular China de Mao Zedong, que entraba en la ONU por la puerta grande al incorporarse al grupo selecto de los miembros permanentes y con derecho a veto en el Comité de Seguridad.

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Taipei dejaba de ostentar la representación internacional de «China". La salida de la ONU tuvo para Taiwán un efecto devastador a nivel diplomático, en poco tiempo perdió buena parte de sus vínculos internacionales: cualquier país que se plantease establecer relaciones formales con la China de Mao debía primero romper vínculos diplomáticos con Taipei. La República de China se convirtió en un Estado con un estatuto internacional incierto y ambiguo, con relaciones diplomáticas plenas tan sólo con algunas pocas decenas de Estados de escaso peso internacional, un buen número de ellos situados en Centroamérica y África. Sin embargo, Taiwán ha seguido funcionalmente actuando y prosperando desde 1971 hasta el presente como LUl Estado defacto independiente y soberano en todos los aspectos. El segundo paso en las nuevas relaciones sino-norteamericanas se produjo pocos meses después, en febrero de 1972, con el viaje de Richard Nixon a China y con la consiguiente firma del Comunicado de Shanghai, en el que Estados Unidos reconocía la existencia de una única China, pero en el que se trataba el «tema de Talwán» con una deliberada ambigüedad. El Lde enero de 1979 Washington y Pekín formalizaron sus relaciones diplomáticas con intercambio de embajadores. Esto significaba la ruptura de relaciones formales entre Estados Unidos y Taiwán, así como la anulación del Tratado sino-americano de defensa mutua por el que las autoridades norteameriranas se comprometían a defender 'Iaiwán en caso de awesión militar. Las bases militares norteamericanas que subsistían en la isla fueron desmanteladas, Sin embargo, apenas cuatro meses más tarde, en abril de 1979, las autoridades taiwanesas y norteamericanas firmaban la Taiwán Relation Act, que sígnífícaba el establecimiento susfitutor-io de detallados mecanismos de interacción semíoñcíales y funcionales, con un énfasis en aspectos culturales y comerciales. Estados Unidos se comprometió a mantener la seguridad y a seguir vendiendo armas a Taiwán. Tres años más larde, la administración norteamericana se comprometería con las autoridades de Pekín en 1982 en el Ilamado Segundo Comunicado de Shanghai a ir progresivamente reduciendo la cifra cuantitativa y cualitativa de armas vendidas a Taiwán. Sin embargo, esta cifra ha sufrido altibajos y ha tendido a crecer, siendo uno de los puntos de fricción recurrentes en la relaciones sinonorteamericanas. Mientras el establecimiento de relaciones entre la China continental y Estados Unidos obedecía a la política presidencial dcjhnmv

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Carter-siguiendo la vía abierta por el tándem Nison-Kissínger-.., la formulación detallada de las relaciones casl-díplomáucas entre Taiwán y Estados Unidos de la Taiwán Relation A.ct se produjo por presión de las cámaras legislativas norteamericanas. Esta «división de prioridades» respecto al conflicto China-Taiwán ha caracterizado la ambigüedad norteamericana: la presidencia siempre ha sido más prochina mientras las cámaras -en especial el Congreso- han sido más protaiwanesas. Políticamente los republicanos (en especial Ronald Reagan y George W. Bush) han sido también más protaiwaneses que los. demócratas. En 1981 el mariscal del Ejército Popular de Liberación, vc jíanying, sugirió en Pekín dejar de lado la tradicional consigna maoista de jieJang Taiwán (liberad Taiwán) y establecer entre los líderes del continente y de Taiwan un proceso (k negociaciones encaminado a la reuníflcación pactada. Se formuló por primera vez en China la idea de «un país, dos sistemas» (Yi guo liang zJu) que luego se aplicaría a Hong Kong y Macao. Se prometía a Taiwán el estatuto de «región administrativa especial dotada de un alto grado de autonomía», el mantenimiento de su moneda, de su independencia económica, de su ejército y la obtención de puestos en el gobierno de Pekín. La respuesta de Chiang Ching-kuo se reafirmó en la política de los «tres no»; no al contacto, no a la negociación, no al compromiso. Con la autorización en 1987 a los ciudadanos de Taiwán de viajar a China y la apertura de contactos comerciales y financieros entre los dos lados del estrecho se entró en una nueva dinámica de intercambios, inversiones, interacciones, diálogos y tensiones políticas y militares recurrentes.

TRA..NSIUÓK DEMOCR.\TICA EK T.uwAN

El aislamiento diplomático que empezó tras la expulsión de la ONU de la República de China en 1971 y la muerte del generalísimo Chiang Kai-shek en 1975 son dos eventos fundamentales que marcan la apertura de un lento proceso de cambio liderado por el hijo del dictador, Cbiang Ching-kuo. Tímidos cambios empezaron a vislumbrarse durante la década de 1970. Se empezaron a cubrir, mediante elecciones parciales, algunos de los puestos electos en la Asamblea 222

Nacional que iban quedando vacantes por defunción de los diputados electos en 1947. Sin embargo, el régimen de partido único no dejaba brechas a la oposición clandestina. Esta dinámica de cambio cristalizó a finales de la década de 1980 con el inicio de la transición democrática en 'Iaiwán y con el deshielo en la relación con la República Popular China. La crisis del petróleo que se ínlcíó a escala mundial tras la gueITa del Yom Klppur en 197~ marcó un giro estratégico en las prioridades económicas e industriales de Taiwán. En estos años Taiwan apostó tanto por la industria pesada estatal (construcción naval, siderurgia) como por la.... empresas tecnológicas de sectores punta. Se decidió impulsar la ciencia y la investigación ligadas a los sectores económicos estratégicos (electrónica, informática, química... ), se dio prioridad a las industrias de bajo consumo energético, elevado desarrollo tecnológico y alto valor añadido. Esto implicaba un vuelco en el sector de la maquinaria industrial, del equipamiento de transportes, de la electrónica y la informática. Este último fue el sector clave en el giro evolutivo de la economía de Taiwán: durante la década de los ochenta Tai•ván se convirtió en uno de los mayores productores mundiales de hardware informático. Este peso específico se puso de manifiesto tras el grave terremoto que sufrió Taiwán en el mes de septiembre de 1999, cuando se produjo un importante y anómalo encarecímienro de los ordenadores personales al cortarse el suministro de los componentes fundamentales producidos en 'Iarwán. La excesiva dependencia respecto a Nortcamérica en el campo de las exportaciones (Estados Unidos recibía el 48 por ciento de la.... exportaciones de Taiwán en 1985) se reveló como un lastre importante: los norteamericanos forzaron la apreciación del Nuevo Dólar Taiwanés y retiraron a Taiwán la cláusula de Nación Más Favorecida en el campo comercial (pasando a ser la República Popular China la merecedora de este trato comercial favorable). Esto condujo a un esfuer-zo de diversificación de mercados de exportación hacia Europa y otros ambiros de Asia Oriental (Hong Kong, China, japón, sureste asiático ... ) que en apt:nas cinco atlas años consiguió reducir los porcentajes de exportación a Estados Unidos desde el 48 por ciento de 1985, al 30 por ciento de 1990. EH el ámbito financiero, la apertura en 198i de las restricciones existentes a la circulación y expatriación de capitales evitó la fluencia de capitales especuladores a la isla y acrecentó la inversión en el extranjcro. En el mismo año 19!:3i la apertura a los contactos económi223

cos y a las inversiones en la China continental marcan un punto de inflexión fundamental. S0l1 lllUY significalivas también las inversiones en el ámbito del sureste asiático; aSÍ, por ejemplo, Taiwán se ha convertido en d primer inversor extranjero en Vietnam. Duranu: el mandato de Chiang Ching-kuo (1978-1988) se produjo un progresivo resquebrajamiento del monopolio del poder de la minoría continental china (cerca de un 14 por ciento de la población de Taiwan). Aumentó de forma significativa el número (le taiwaneses de origen fujienés o hakka en cargos de responsabilidad administrativa, social o política. En el contexto de este proceso fue promovido hasta el liderazgo dd partido el «taíwanés» Lee Tcug-hui. El aislamiento diplomático que significó la salida de la O~U en 1971 y la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidas decidida por jfmmy Cárter cn 1979 fortaleció el consenso y la popularidad de Chiang: Ching-kuo, que pudo relajar la presión política desde posiciones más «populistas». Esta ruptma diplomática forzó también el camino hacia la transición democrática por la necesidad de legitimación política del régimen: la carta principal que 'Iaiwan podía ofrecer a sus potenciales aliados internacionales era la de presentarse como la «China libre y democrática» y esto ya no era posible dejarlo en el plano retórico como había pasado durante décadas, bajo la férula dictatorial de Chiang Kai-shek. A tinales de la década de 1970 las fuerzas de oposición al régimen del Kuomlntang empezaron a hacerse visibles. En 1977 se celebraron las primeras elecciones locales en las que empezó a producirse una dura competición entre candidatos oficiales del Kuomintang y candidaros alternativos de la oposición (tlangwai, «de fuera del panldo-). Dos años más larde, en el verano de 1979 cierta relajación en el control de los medios de comunicación permite la aparición de revistas de tendencia opositora, entre las que destaca Formoso (Aleilidao zazhi), liderada por el veterano líder de la oposición miembro de la asamblea legislativa, Huang Hsin-chieh. La revista Formosa decidió convocar en Kaobsiung, la mayor ciudad del sur de la isla, ellO de diciembre de 1979 un acto en protesta por la falta de democracia y de respeto a los derechos humanos en 'Iaiwán. La brutal represión llevada a cabo por parte de la Policía Militar de aquella multitudinaria manifestación (decenas de millares de asistentes representaban (:1 primer desafio en las calles al régimen dictatorial del KMT), las acciones violentas de elementos incontrolados de extrema derecha contra las oficinas de la revista y las t-asas 224

de sus promotores y re-dactores. así como la detención con carg-os de -incítación a la sedición» de .1)0 1íden~s significativos de la oposición, son conocidos como el "incidente de Kaohsiung» (en chino más conocido como meilulao shijian, literalmente «incidente de Formosa»). La jornada represiva del «incidente de Kaohsiung» constituye un momento cruc-ial en el proceso de transición democrática de Taiwán. Consiguió galvanizar a una parte significativa de la opinión pública de Taiwán y de las comunidades de la diásporo. china alrededor del incipiente movimiento (le oposición, que a partir de entonces no dejaría de crecer y que acabaría arricul.indosc alrededor del Partido Democrático Progresista (Minjindang), que fue fundado clandestinamente en 19S6, y que, desde las elecciones presidenciales del año 2000, gobierna en Taiwán. Después del "incidente de Kaohsíung- las tendencias de oposir-ión se hicieron más beligerantes y visibles: asociaciones medioambir-ntales y de defensa de los consumidores o de los derechos de las mujeres, movimlenros estudiantiles, obreros o illllígenas salieron a la palestra. En el campo de la cultura, escritores o cineastas como Edward Yang o Hou Hsiao-hsien pusieron su empeño en mostrar la fractura existente entre el Taiwán oficial y el real. Los juicios que siguicron al incidente pusieron en evidencia al régimen. Uno de los abogados de los dercmdos fije el actual líder dd Mil!jindang- y presidente de la República de China, Chen Shut-bien, quien (:J1 1981 inició su carrera política ganando un puesto como representante en el ayuntamiento de Taipeí. En 1984 los servicios secretos de Taiwán en colaboración con la organización criminal sino-norteamericana "Unión del hambú-. perpetraron en Estados Unidos de América el asesinato de Hcnrv Liu, ciudadano norteamericano de origen chino, próximo a la oposición raiwanesa, corno respuesta a sus artículos y libros biográficos sobre la saga familiar de Chíang Kai-shck. Las investigaciones implicaron r-n e! caso a tres altos car!{os de! Ministerio de Defensa de Taiwán y al hijo de Chiang Cbing-kuo. Este hecho produjo gran escándalo en Estados Unidos y estuvo a punto de significar la interrupción del sumírustro de armamentos. La emergencia de casos de corrupción en el partido y la admiuistraoón acrecentó el desprestigio guheTllamental. No era posible atender a la presión de una sociedad abierta sin emprender radicales reformas democratizadoras. En 1980. dieciocho meses antes de morir, Chiang Chins-kuo legalizó los partidos de oposición. En 1987 per-

mitió la apertura de nuevos periódicos, levantó la ley marcial y desbloqueó los contactos familiares y económicos con la República Popular China. La elección del «taíwanés- Lee Teng-hui como vicepresidente en 1984 y más tarde sucesor tanto en la cúpula del partido como de la República de China significó una línea de profundización y continuidad en el proceso de reforma democraüzaoora y «taiwanizadora» emprendida en 1986 por el hijo del generalísimo Chiang Kai-shek. Lee Teng-hui emprendió su mandato presidencial en 1988 en un clima de protestas generalizadas de las fuerzas sociales y de oposición que se mostraban impacientes ante el ritmo lento del proceso iniciado de "democratización» y de «taiwanízación». Entre las numerosas manifestaciones que colapsaban la capital, en mayo de 1988 se produjeron en Taipei importantes disturbios, numerosos destrozos y centenares de heridos en las protestas de los agricultores. La tensión política se trasladaba con frecuencia al parlamento: en los programas televisivos que emiten de forma recurrente las dift:rentes cadenas televisivas del mundo con vídeos caseros, imágenes de caídas y tropezones, cámaras ocultas y otras filmaciones curiosas no era difícil tropezar con la grabación de alguna trifulca entre parlamentarios resuella a tortazos en el pleno del órgano legislativo rai-

wanés. En 1991 S{~ convocaron las primeras elecciones legislativas no «suplemcntarias» (es decir, no restringidas a la complccíón de los escaúos vacantes por los diputados íalk-odos del parlamento «congelado» ('11 'Iaíwán desde 1949). El Kuomíntang tuvo unos buenos resultados y, por primera vez, consiguió una legitimación en las urnas. Este resultado consolidó a Lee Teng-hu¡ en el control de su propio partido, frente a los sectores que desconfiaban de la velocillad de los cambios y del proceso dc raiwanización que llevaba por ejemplo a que la mayoría de los ministros del gobierno fuesen taiwanescs tbcndi ren). Las primeras elecciones en las que el Kuomintang obtuvo un resultado poco favorable se produjeron en marzo de 1992, en las elecciones para el «Legislativo Yuan-, en las que el faccionalísmo del Kuomintang, la división interna cutre continentales y taíwaneses y las discrepancias internas acerca de la política a seguir con la China continental dieron alas a la oposición. Sintética y eufemísticamente, tanto en el continente (República Popular China) como en la isla (República de China) la cuestión de las relaciones China-Taiwan se denomina Liung un (las dos orillas). El

problema de las relaciones entre las dos orillas de los estrechos de Formosa fue el motor de una relevante escisión nn el seno del Kuomintang, del que se marcharon los sectores más proclives a una linea de entendimiento con el conlin(~nte y de búsqueda de la reunificación a corto plazo, que crearon el Xiurang (Partido Nuevo). En 1994 se produjeron Lis primeras elecciones directas democráticas al cargo de gobernador ¡\c la provincia de Tatwan. Salió vencedor el veterano político del KlvlTJames Soong. Dos anos más larde se celebraron las primeras dcn:iones democráticas al cargo ¡le presidente de la República. El triunfo electoral de Lec Teng-hui cerraba el ¡:ic1o de apertura al juego democrático en un contexto de crisis aguda con las anmridadcs de Pekín. Poco después de la retrocesión de: Hong Kong a China, en 1997, la oposición barrió en las elecciones municipales
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terminológico acerca de la correcta forma de designación oficial de estos colectivos que superan la cifra de 410.000. En años anteriores a estos debates se había grlleralizado el término de shnn bao (compatriotas de las montañas), pero finalmente en las reformas constitucionalcs de 1994 se optó por el término )luan zhumín (aborígenes o indígenas).

I:-JTF.RACCrON~:S y CONVT.TCTOS EN.EI. ESTRECHO DE FORMOSA

Un cambio importantísimo para la economía y la sociedad oc Taiwán se produjo a partir de 1987, tras la nueva política del gobierno de Taiwán de permitir una interacción abierta con el continente chino. Se permitía a los ciudadanos de Taiwán viajar a la China continental para reencontrar a las familias divididas tras la guelTa civil de 1946-1949, hacer turismo y activar la exportación e inversión en las zonas económicas especiales chinas, en especial en Xiamen, en la provincia de Fujian. En poco tiempo la República Popular China se convirtió en el principal receptor de inversión extranjcr'a de Taiwán, y Taiwán en el segundo -y durante algún tiempo el primer- inversor extranjero en el continente, superando aJapón y Estados Unidos. La consolidación en 'Iaiwán de la apuesta por sectores industriales de alta tecnología y alto valor añadido vino acompañada por un proceso de dcslocalización de los sectores de mano de obra intensiva y de industria contaminante en países del sureste asiático y especialmente en la provincia continental china de Fujian. En 1991 la República de China declaró formalmente su renuncia a representar al conjunto de China y de reconquistar el continente. Taiwan dejó de considerar a la República Popular China como una facción rebelde con la que estaba en guerra. Planteó la existencia de dos entidades políticas diferenciadas que debían entrar en un proce~ so de conversaciones de igual a igual, encaminado a corto y medio plazo a intensificar las interacciones, contactos e intercambios. A largo plazo, el Kuomintang se planteaba entrar en negociaciones políticas de cara a la reuniflcación china. Como condiciones necesarias para esta reuniíicación 'Iaiwan planteaba el acercamiento de niveles de vida y la democratización de la China continental. Dc forma simulténea, Taiwán intentaba colocarse en una posición de fuerza intensífl-

cando sus iniciativas para recuperar presencia en los organismos internacionales, especialmente la ONU; acrecentando su potencial militar y estrechando sus vínculos informales con Estados Unidos. Por el lado chino, ha sido invariable la insistencia en un proceso de reunificación rápido bajo el lema de «un país, dos sistemas", que otorgaría a Taiwán un nivel de autonomía mucho más generoso que el de Hong Kong. Pekín considera a Taiwán como «una provincia rebelde» y no renuncia a reintegrarla por la fuerza; se niega a considerar unas posibles conversaciones de igual a igual y ejerce una ofensiva diplomática tendente a minimizar el estatuto jurídico de Taiwán en el plano internacional, bloqueando el acceso a organismos internacionales (ONU, UNESCO, O:MS... ) y reduciendo el número de países con vínculos diplomáticos formales con Taiwan (el establecimiento de relaciones diplomáticas con Corea del Sur en 1992 y con Sudétrica en 1998 son los dos triunfos continentales más significativos de la g\l{~rra diplomática sino-taíwancsa). Las conversaciones técnicas sobre transportes, comunicaciones e interacciones diversas e-n el estrecho de Formosa se ven enturbiadas por la exigencia china de no distinguir entre temas ténJicos y temas políticos, y por la recíproca negativa de Taiwan a aceptar elemelitos políticos sobre la mesa de negociación: especialmente por la negativa a aceptar como premisa de partida la existencia de una sola China. A pesar de estas discrepancias de principios, en el año 2000 se llegó al acuerdo de abrir los llamados «tres rninivmculos- (xiao san tong) que permiten la directa conexión postal, de personas y mercancías vía marítima entre Taiwán )' el continente desde las pequeñas islas próximas a la costa china de Matsu, Quemoy y Pcnghu. La apertura de los "tres grandes vínculos" (da san {mIK) que permitiría la circulación aérea y marítima directa de correo, persona~ y mercancías a través del estrecho queda de momento en suspenso, aparcada por los desencuenrros en el plano político. A principios de la década de 1990 se daba una coyuntura de aproximación e incremento de relaciones entre la China continental y Taiwán: las inversiones taiwanesas en el continente se convertían en un balón de oxígeno de primera necesidad tras la relativa desconfianza generada en Occidente por los hechos de la plaza de Tiananmen de 1989, los viajes de taiwanescs al continente no dejaban de crecer, los intercambios postales, las influencias culturales ram hién cr-ecfan, etcétera.

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Se crearon a ambos lados del estrecho sendos organismos no gubernamentalcs encargados de vehicular las conversaciones -semioficiales» entre la República Popular China y la República de China. En abril de 1993 se produjo un importante encuentro entre los máximos representantes de los dos organismos en Singapur, en los llamados encuentros de Koo wang, seguidos de otros encuentros más. Sin embarg-o, en 1995, 1ct visita privada del presidente de Taiwan Lee Tcnghui a la universidad norteamericana de Comell donde cursó estudios desató las iras del gobierno de Pekín, rompiendo el clima positivo de conversaciones y ek reconocidas discrepancias. Se entró en una espiral de amenaza retórica y militar desde la República Popular China que ha acentuado la desconfianza de la población de Taiwán hacia cualquier proceso de rcunitiración a corto o medio plazo. Las primeras e1eccioJles libres a presidente (le la República de China celebradas en marzo de 1996 en Taiwán se vieron acompañadas por una ofensiva de agria amenaza retórica desde Pekín y de ejcrricios militares del ELP (Fjército Popular de Liberación,jiejangjun) en el estrecho de Formosa, con disparo de misiles a pocos kilómetros de la isla. La decisión de Hill Clinton de enviar portaaviones norteamericanos a la zona acentuó la tensión v conceder 1.1.'l0 millones de dólares a la compaiua Lockheed para que pudiese formalizar el contrato de entrega de 1.'l0 cazabombarderos F-1{jAal ejército de 'Iaiwán. El líder del Kuomíntang Lee Tcng-huí fue calificado por las autoridades de Pekín de «traidor» indigno de confianza. En 199R la llegada a la caben del gobierno de Pekín del reformista Zhu Rongji permitió el retorno de conversaciones informales entre Pekín y Taipei. Se produjo un encuentro entre el máximo mandatario conuncnralIíang Zemln (en calidad de secretario general del Partido Comunista Chino) y el presiden le de la fundación semi-oficial taiwanesa parJ. los intercambios en el estrecho. Sin embargo, la inclusión de Taiwán en el proyecto de <paraguas nuclear» del Pentágono norteamericano volvió a tensar la situación. En 1999 las declaraciones de Lee Teug-huí a una radio alemana en el sentido de que las relaciones entre China y Taiwán eran relaciones especiales de «Estado a Estado» volvieron a tensar (~] tono de las amenazas de invasión y bloqueo y condujeron al despliegue de tropas en Fujian y a demostraciones militares CJl el estrecho. En el plano económico las relaciones entre los lados del estrecho se han convenido en un factor clave . A lo largo de la última década ha disminuido la tutela y control gubernamental sobre el proceso

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económico en Taiwán. Las grandes industrias y los grandes bancos de titularidad estatal han sido privatizados. 'Iaiwán mantiene un importante superávit en el terreno exportador y conserva el tercer puesto en número de divisas. tras Estados Unidos y Japón. Taiwán es e-l principal inversor en el área del sureste asiático. Sus inversiones en la República Popular China se suúanjusto detrás de las de Estados Unidos. En 1995 había 25.000 empresas de Taiwán radicadas en territorio chino. En 19981as inversiones de 'Iaiwán en China representaban oficialmente el 42 por ciento del total de las inversiones taiwanesas, aunque hay que pensar en una cifra más alta dada la utilización tic empresas pantalla de Hong Kong para sortear limitaciones. Ante el aumento imparable de las inversiones a lo largo de la diTada de 1990 el gobierno de Taiwan tendió a desaconsejar el progreso de este proceso, limitando la inversión en los sectores t('("TloI6~icos estratégicos de posible uso militar e incentivando la opción de la desloGllizacióTl orientada al sureste asiático. Taiwan no sufrió de for-ma significativa la sacudida de la crisis fInanciera asiática de 199R b"Tal:ias a la fortaleza de su sistema finaru.ic-ro y a la solidez de su economía productiva. Sin embargo, las turbulencias políticas e institucionales y el ciclo ccondmlco constrictivo llevaron al país a un estadio ¡le recesión en 2001 ya un aumento de la tasa de paro. La evolución de los lazos económicos con la China continental se convierte en el factor clave que determinara la evolución económica de China a medio plazo. 'Iaiwán y China se encuentran así en la paradójica situación de haber entrelazado sus procesos económicos hasta tal punto que se necesitan mutuamente para progresar y asegurar estabilidad (no pueden permitirse el lujo de dañar las economías respectivas embarcándose en aventuras independentistas unilaterales, o en dinámicas de amenaza, bloqueo o invasión ... ), pero arrastran un problema político e institucional con evidentes repercusiones geopolíticas (implicación estratégica de Estados Unidos) que es motivo de tensiones recurrentes de alto voltaje retórico acerca de la concreción futura del nivel de dependencia o interdependencia y de la mayor o menor, cercana o lejana integración institucional y política de las dos entidades estatales existentes deJacto a ambos lados del estrecho: el estira y afloja entre el independentismo taiwanés y el intcgracionismo acelerado rontiucutal abre un abanico de opciones intermedias, hasadas en el r-ufriarniento y retraso de cualquier opción maxímalista que rompería el precario equilibrio en la zona. 231

El nacionalismo chino oficial, exacerbado, dolido por las históricas ofensas pasadas durante el siglo de «los tratados desiguales», por igual antijaponés y anuoccídental, encuentra en la dilación de la reunificación con Taíwán un motivo recurrente de tensión y un discurso de cohesión social en una coyuntura de vacío ideológico y de pérdida de credibilidad. La falta de control efectivo sobre Taiwán despierta en China por igual la herida del colonialismo japonés y el discurso contrario a la hegemonía norteamericana y a su intromisión en asuntos considerados como internos y no de esfera internacional. En el otro lado del estrecho tenemos el sentimiento -anuchlnode los -taiwaneses» quc desconfían de los continentales, que encuentran en la cesión de la isla ajapón de 1895, los episodios del er er ba (la represión del alzamiento contra la administración china de fe-brero de 1947) y del incidente dc Kaohsiung de 1979 un calendario de agravios que justifican la opción soberanista y la desconfianza en el n:gimcn de Pekín. En distintos sondeos de opinión realizados de forma recurrente en Taiwán acerca del problema de la reunifícacíón la opción mayoritaria el! un porccutaj« que varía entre un 70-80 por ciento es la del mantenimiento a medio plazo del suüu. fj110 actual, rechazando por igual la opción de rcuniñcación a corto plazo bajo la consigna de "un país, dos sistemas» y la opción independentista. Hay que tener en cuenta que en el problema de la n-unificación de China y Taiwán confluvcn varios aspectos: la emergcncia de la sensibilidad tarwanesa reprimida durante décadas por el Kuomintang, la necesidad de concitar voluntades y de cohesionar sectores potencialmente divergentes en la transición económica de la China courineutal, eljuego geopolítico entre China y Estados Unidos ... Esta COIIIluencia de factores convienen en incierto y arriesgado cualquier pronóstico prospecüvo acerca de la evolución que puede lomar la cuestión. La lógica económica y el proceso de interacciones interpersonales, culturales, etc., de ámbito regional entre Taíwan y Fujian a través de los estrechos auguran un futuro inmediato basado en el mantenimiento del actual s[a/u (j'lw político, posponiendo las grandes decisiones delicadas y conflictivas hasta el momento en el que dejen de serlo, y emprendiendo un proceso constructivo de mejora de las interacciones económicas (abriendo fronteras, permitiendo la circulación directa de bienes y personas. estableciendo acuerdos de cooperación, etc). Sin embargo, la racionalidad en la toma de decisiones

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no es la única ni la más frecuente de las opciones: en las relaciones China-Taíwán hay muchas fuerzas en juego que trabajan en sentidos contradictorios y con percepciones parciales y unilaterales. Probablemente el mayor factor de estabilidad sea el enorme riesgo que se corre rompiendo esta csrahilidad: cualquier error del gobierno chino o taiwanés al respecto puede costar rarísimo a sus respectivos ciudadanos. Tras la revalidación electoral de las opciones políticas defensoras de un Taiwán soberano en las elecciones presidenciales del 2004, Pekín endureció una ve-z más su posición y reiteró el clima de amenaza y de serio empeño en invadir la isla en caso de que progrese la espiral independentista. Hasta las elecciones de la primavera de 2004 los análisis oficiales de Pekín habían considerado que el paso por el poder del Partido Democrático Progresista de Chen Shui-bien era un episodio pasajero que no superaría un mandato. Se trataba de esperar tiempos mejores. La renovación del mandato de Chen Shui-bit-n y el sustancial aumento de su base electoral sembraron el estupor en los círculos dirigentes chinos de /Jwngnanhai. El presidente talwanés Chen Shui-bien consiguió aumentar en un 11 por dento el porcentaje de votos, en una victoria muy ajustada y polémica, por apenas 30.000 VOI.OS, precedida de un atentado del que salió ileso, que probablemente tuvo incidencia en el resultado clectoral, al implicar el estado de alerta militar que impidió el voto a decenas de miles de soldados y policías, tradicionalmente proclives al Kunmintang. Tanto en su primer como en su segundo mandato, Chr-n Shuibien ha dado muestras de una política de moderación verbal. Estados Unidos le ha recordado constanremenn: que no secundaría ninguna aventura soberanista. ITa evitado mencionar el horixontc de indopendencia al que aspira declaradamente su partido y se ha limitado a hacer apelaciones a la pa7. y el entendimiento necesario entre los dos lados del estrecho, reiterando la solicitud de conversaciones bilaterales sohn- los problemas de interés común (inversión taiwanesa en China, transportes y comunicaciones, emigración, turismo, comercio y finanzas ... ). Se ha mostrado abierto a cualquier tipo de futura relación con China, siempre que sea con el consentimiento de los 2:3 millones de taiwancsc-s. A pesar de esta política superficial de moderación, China ha endurecido su discurso y ha activado todos los mecanismos de modernización militar para superar el potencial militar talwanés lo antes posible.

Lo que enfurece y preocupa a las autoridades de Pekín es la dinámica de construcción de una identidad taiwanesa. de Taiwán como sociedad distinta. Conscientes de que será inviable una separación perpetua entre Taíwán y China, el objetivo es consolidar los rasgos identitanos diferenciales. En palabras del propio Che» Shui-bien: -Llr-mos de establecer una sociedad civil y, a través de la participación v el esfuerzo colectivo, crear una identidad con esta tierra y su memoria común, trascendiendo las limitaciones de etnlcídad, aseendcncia, kngua o cultura para construir un nuevo sentido unificado de destino común». El objetivo político de Chen Shui-bien a corto o medio plazo es el de proceder a una modificación de la constitución de la República de China que refleje los cambios acaecidos desde 1946.,. lo cual sería equivalente a una declaración de independencia. En el forlalccimiento de esta sociedad distinta y en la apelación a la capacidad de decisión democrática estriba uno de los grandes escollos del problema sino-taiwanés. Poniendo corno condición a cualquier n:unificación o nueva forma de vinculación institucional con China el e-jercicio de la autodeterminación, el principio democrático de soberanía popular, se rompe toda la lógica política de Pekín. Negociar con Taiwan y someter a su pueblo la decisión sería una muestra de "debilidad», de «limitación» al poder absoluto. Sería para Pekín una -humillacíón». La eventual currada de 'Iaiwán vía referéndum abriría la pueIta a reivindicaciones similares en Hong" Kong", y posibilitaría un contagio democratizador en el interior de la China contincrual de consecuencias imprevisibles. En tanto que negociada, seria además una entrada "a la carta", probablemente más confedera1 que federal, que implicaría un reconocimiento de Taiwán como entidad política distinta y soberana. Es por ello que avanzan en China tentaciones de llevar el futuro del problema por otros derroteros. Más crispados, más basados en el uso de la amenaza y de la fuerza. Pero la política de la guerra psicológica, las maniobras militares)' las amenazas reiteradas no han surtido el efecto de arncdrentamientú deseado. La sociedad taiwanesa se ha confirmado en sus opciones políticas al margen del pulso que Pekín le ha planteado. Contrariamente, no han dejado de aumentar los márgenes electorales de quienes sostienen posiciones menos proclives a plegarse a los designios de Pekín. En esta situación todo es posible. Estados Unidos sigue jugando el doble juego de reconocer que sólo hay una China, y al mismo tiempo vender armas a Taiwán y dejar en la incógnita si intervendría o no en caso de agresión china a Taiwán. El proyecto taiwanés de

compra de armas a Estados Unidos por valor de lH.OOO millones de dólares es lino de los puntos calientes de fricción a mediados del 200!'). En marzo de 2005 el Congreso Nacional del Pueblo aprobó en Pekín la iniciativa de promulgar en China una I.ey de Unificación Nacional que da cobertura leg-al a una intervención armada auu: cualquier intento secesionista taiwanes si sc cumple cualquiera de los sig-uientes supuestos: «si las fuerzas separatistas de Taiwan provocan, bajo cualquier nombre o medio, una secesión de Taiwán con respccro a China, si un aconu-cimit-nto importante crea una separación o si las condiciones de una unificación pacífica dcsaparcrr-n rotalmcnu.». S(~ trata del primer resultado de la nueva estrategia china largamente meditada después de la ronsnlidar.ión el! el poder de 'Iaipei de Chen Shuí-bien. Se trata de una iniciativa UlTI diversas lecturas. En clave interna significa un pa.so más en la tendencia a la toma de deci1'>10neS colegiadas en la cúpula del poder china, evitando luchas faccionalrs, improvisaciones y personalismos. La ley implica que la toma de una decisión tan grave como la declaración de guerra a Taiwán no podría ser tornada a la ligera, al margcn del consenso gcneral en la cúpula del Partido. La leyes también un aviso para navegante-s: las amenazas no son pura pólvora retórica. Se trata de un aviso dirigido tanto a la sociedad taiwanesa y a su clase política como a EsI~Hlos Lnidos.japón y cualquier otro aliado potencial. El efecto sorpresa surgió apenas unas cuantas semanas después de la aprobación de la ley, cuando se anunció la invitación oficial a los líderes de los dos principales partidos de la oposición en 'Iaiwán a visitar la China continental v a entablar conversaciones al más alto nivel. De nuevo emergía el viejo estilo paradójico y estratégico chino: por un lado se marcaba con claridad el límite que no debía ser cruzado y por otro se abría la puerta a un proceso negociador desde posiciones mucho más flexibles y amigables que las que hasta el momento Pekín había mostrado, tomando la iniciativa para dejar a contrapié a Chen Shui-bien. Tuvo una especial significación histórica la visita a China de Lian Ohan, el máximo dirigente del Kuomintang, tradicional rival del Partido Comunista Chino. El horizonte de los juegos olímpicos de Pekín del ;Z008 y de la Exposición Universal de Shangbai del 2010 marcan para muchos un respiro de estabilidad: a China no le interesa entrar en una dinámica de conflictividad internacional (inevitable si ataca a Taiwán}. Por otro lado, los analistas militares snslicnCTl que la fecha en la que el potencial bélico chino puede empezar a estar a la altura tecnolóbr\ca y operan235

va de Taiwán coincide aproximadamente con esras fechas. Sin embargo, lodo queda en el aire. En el terreno de las hipótesis. De momento Jos hechos concretos y tangibles son que en noviembre del 2002 China se convirtió en e! primer mercado de exportación para Taiwan, desplazando a Estados Unidos en este primer puesto. Dos años más larde, en 2004, en plena consolidación de Chen Shui-bien en el poder de Taípei, las exportaciones taiwanesas a China aumentaron un 27,2 por ciento, llegando a representar ya un 25,8 por ciento del total de la exportación taiwanesa internacional en relación al año anterior. Por otro lado, las importaciones procedentes de! conunenre con destino a Taiwán crecieron en un 52,2 por ciento. También en el terreno inversor China es el primer destinatario de inversión raiwanesa. Como viene aconteciendo en las últimas décadas, la lógica económica, social y cultural trabaja en la dirección de una progresiva implicación sino-taíwancsa, pero las fórmulas políticas para articular esta implicación entre los dos lados del estrecho de Formosa arrastran herencias históricas y malentendidos ideológicos, expectativas infundadas, manipulaciones y repercusiones geoestratégieas que auguran UTl futuro de lo más incierto.

DEL PAPEL DE ARROZ AL r:RIS'IAL LÍQUIDO

EN FL PAÍS DE LOS nO!l1HRF.S LHlRO

Ray Bradbury plasmó en la novela Fahrenhrit 451-recreada con maestría en las pantallas por Francois Truffaut-c- un lugar maldito en el que los libros estarían prohibidos. Los disidentes de aquella extraña antiutopía eran los hombres-libro: memorizaban al completo un libro para preservar su existencia. En la China de la Revnlucicin Cultural no todos los libros estaban prohibidos, pero sí casi todos: los clásicos, los cxtraniercs, los contemporáneos que no repitiesen la melodía insistente del culto al líder. Los disidentes literarios del momento ponían en riesgo su vida copiando los libros prohibidos que conseguían leer y pasándoselos mutuamente. Una red de decenas de millares de libros manuscritos, copias pacientes a mano de clásicos chinos, obras satíricas o traducciones de literatura extranjera, circulaban subterráneamente mientras los altavoces omnipresentes en aquella época cacareaban (:oTlsignas e himnos de exaltación colectiva. Hasta hace cuatro días las (~ntidades bancarias y las organizaciones gubernamentales chinas funcionaban con papeleo escrito también básicamente a mano. Pueden imaginar la lentitud e ineficacia que ello conllevaba. La escrlrura china fue pionera hace diez siglos en el empleo de la xilografía y la imprenta, peTO en la sociedad moderna surgieron un abanico de escrituras efímeras que se resistían a la mecanización. El chino no es compatible con las máquinas de escribir. Se necesitarían miles de teclas que representasen cada uno de los miles de caracteres de la escritura china. La capacidad de los or2~7

denadores para procesar de forma fácil y rápida la escritura china permitió a finales dd siglo xx dar un salto abismal. A través de una interfaz que utiliza la transcripción fonética de los caracteres o bien un sistema de códigos formado por combinaciones de letras y números que ejecutan cmllponentes básicos de los caracteres se consig-ue con rapidez y facilidad que en la pantalla aparezca el signo deseado. En caso de qlle hayan homófonos, se abre una ventanilla suplementaria y se escoge el adecuado. Esto ha representado un avance enorme. China es la civilización de la escritura. La longevidad y eficacia de su sistema burocrático no tiene parangón. La anugúedad y extensión de su tradición literaria es verdaderamente singular, Entre el siglo x v el siglo XIX es el sitio delmundo donde más libros circularon. Y a pesar de la complejidad y del esfuerzo memorístico que conlleva el aprendizaje de la escritura china, gozó en ese mismo periodo de índices de alfabetización similares o en algunos momentos superiores a los europeos. Antes de echar un vistazo a la evolución intelectual y literaria de la China contemporánea, conviene hacerse una idea cabal de las implicaciones y carduerísticas de esta escritura y de la constelación de lenguas que en ella se reflejan. La escritura china ha ejercido desde siempre una gran fascinación en quien se ha acercado a ella. Hubo incluso quien la soñó convertida en lellguaje universal, como por ejemplo el erudito jesuita del siglo XVII Athanasíus Kirchcr; A esta fascinación se le han sumado no pocos malentendidos. Con frecuencia se olvida que la escritura china es una, pero las lenguas chinas son varias. Hablar de la lengua y de la escritura china es también inexcusable si se quieren comprender algunos de los entresijos que explican la dialéctica entre unidad y diversidad en la China actual. De entrada cabe, pues, preguntarse de qué hablamos exactamente cuando hablamos del chino. La pregunta no es ociosa porque CTltre la rnunera de expresarse de un cantonés y la de un pekinés media un abismo similar al que se abre entre la conversación de un gallego y de un siciliano. ¿~o hablan igual los más de mil trescientos millones de chinos que hay por el mundo? Digamos que algunos hablan más igual que otros. Lo que designamos habitualmente como «chino» engloba en realidad a toda una constelación de lenguas que los propios chinos consideran como dialectos. Una de estas variantes, el dialecto de Pekín, ha venido a convertirse en la tinguafrancal..k los chinos como mí23R

uirno desde mediados del siglo XIX. Se trata del hoy llamado p-uonghWIO lengua común. usado habitualmente tanto en la República Popular China como en Taiwán en los ámbitos de la administración, la mayoría de los medios de comunicación o la enseñanza. Es más conocido entre nosotros como «mandarín», término que en realidad tradicionalmente designaba a la lengua oficial, la lengua de los letrados, guanhua. No hay sin embargo que menospreciar la importancia y vitalidad de las otras modalidades lingüísticas que no g-ozan del valor preeminente del mandarín. El g-rupo de dialectos hablados en Sbanghai y provincias vecinas, el WU, reúne a unos setenta millones de hablantes, mientras el cantonés. hablado habitualmente en la provincia de Guangdong y en Hong- Kong. supera los treinta millones dc hablantes. Se ha tendido en China a considerarlos simplemente como dialectos de naturaleza inferior porque carecen de tradición literaria y de representación oficial. De los más de mil doscientos millones de hablantes del chino, una tercera parte tiene como lengua materna y de comunicación habitual una variante muy alejada de la forma estándar de raíz pekinesa. Las variantes más peculiares y diferenciadas del chino se localizan en la zona costera del sur. Se acostumbra a distinguir cutre siete u ocho dialectos inintelig-ibles entre si: El wu tiene como referente a la modalidad de Shanghai, shanghrú hita, se habla en el sur de la provincia de jiangsu, lb(jiang, norte de Fujian y sur de Anhui. Agrupa una consrclacíón de hablas entre las que se distinguen los dialectos específicos de Suzhou, Wuxí, Hangz110u, Ningbo, WeTlLilOll... la mayoría de inmigrantes chinos que han llegado a Europa en la última década hablan la variante de Qingtian. El hukha (krjia), tiene como referencia el habla de Meixian. Los hakka son un grupo territorialmente bastante disperso. El uso del hakka se extiende principalmente por la zona este y norte de Cuangdong, oeste de Fujian. sur de Jiangxi. Es usado también por porcentajes significativos de población dispersa en Taiwán, Sichuan, I1unan o el sureste asiático. El gan se habla en el norte delIiangxi y sureste de Huhci, presenta similitudes con el habla de los hakka, por ello en ocasiones se habla del grupo hakk.a-Gan. El yue, conocido también como guanedong hua, o camones, se habla en la provincia de Guangdong y en Hong Kong. El hecho de ser la lengua de uso habitual en Hong Kong, donde el mandarín es muy poco utilizado, le confiere una consideración social superior. La im239

portancia de Hong- Kong- como centro productor de cultura popular de masas le otorga un protagonismo especial: tiene una presencia significativa en el ámbito del cine, el pop y la televisión. El min toma su nombre de! río que cruza la provincia de Fujian. Se habla en Fujian, Taiwan, norte de Guangdong, sureste de jiangsu y sureste asiático. Presenta diferentes variantes, entre las cuales destaca el min del sur (minnan h11(/). Su modelo de referencia es el habla de Xiamen (Amoy). El mmnan hita es la lengua habitual de cerca de UJI 7fi por ciento de taíwanescs. Durante el dominio japonés (189!í-1945) y el gobierno de Chiang Kai-sln-k y de su hijo Chiang Ching-kuo (19451988) se situó en una posición netamente subalterna, pero a la largo de la última década del siglo xx ha experimentado un progresivo avance en usos públicos. Esta presente en la televisión, e! debate político y ha entrado incluso en el ámbito escolar. El xiangsc habla en la provincia de Hunan, su modelo de referencia es el habla de la ciudad de Changsha. El puton«hua, o mandarín (en Taiwán se le designa habitualmenu: como guo)'u, lengua nacional). Se basa en el dialecto de Pekín, pero no es en todo coincidente con el habla local de la capital. En la zona norte de China que se articula alrededor de la cuenca del río Amarillo, al norte del río vangzí, encontramos una serie de hablas relativamente próximas al mandarín. En este último caso sí que sería pertinente hablar de dialectos. Por lo que respecta a la lengua literaria, IlO hay que confundir el chino que escribían los letrados del viejo imperio con el que usan los escritores, periodistas y funcionarios dd sig-lo xx. El chino clásico o tlJenyan wen se corresponde a los usos escritos hurocraticox y de la larga tradición literaria y filosófica dominantes en la época imperial. Es la lengua de Confuc¡o, de Laozi y ek los poetas de la dinastía 'Lmg. Se fue gestando a lo largo de los últimos siglos de la dinastía Zhou, entre los siglos VII y II a.e. El sistema burocrático chino, fundamentado en el canon de los clásicos confurianos, codificó y unificó la escritura y la perpetuó a través del sistema de oposiciones. De esta forma el wenyan se mantenía prácticamente inalterado al margen de evoluciones y dialectos como un punto de referencia unificador en el tiempo y el espacio durante más de dos milenios. Con la caída del imperio en 1911 surgieron movimientos de reforma y de rechazo a la vieja tradición. El modelo de la lengua literaria se transformó radicalmente dando paso a una estructura gramatical más sistemática, explicativa y cercana a las formas del dialecto 240

hablado de Pekín. Se trata dd llamado baiñua; continuador en realidad del lenguaje empleado en las formas narrativas -c-cuento y novela- que sllrg-en en China durante las últimas dínasnas imperiales al margen de los circuitos oficiales. Es habitual pensar que la lengua china y lajaponesa tienen mucho en común, cuando r-n realidad son lenguas completamente alejadas, pertenecientes incluso a familias lingüísticas distintas. Ni la mayoría del vocabulario, ni la gramática, ni la pronunciación tienen nada que ver entre sí. Es cierto que los japoneses utilizan los caracteres de la escritura china, los kanzi chinos que designan como kan}i, pero se ven obligados a combinarlos COlI los silabarios híragana y katakanajustarnentc por la gran lejanía ddjaponcs como tipo de lengua respecto al chino. Al japonés no se le conocen parientes cercanos. mientras al chino se le tiende a relacionar con la familia {k lenguas tibetano-birmanas. En la lengua china cada sílaba está dotada de sentido completo. Es por dIo que se define como una lengua monosilábica. Sin embargo, la mayoría de palabras del chino moderno están formadas por dos sílabas. La suma de sus sentidos hace surgir un nuevo sígníflcado. Así, en la palabra que en chino designa tren, huoche, la primera silaba, huo, significa fuego}' la segunda, che, vehículo. El inventario de silabas en la lengua china es bastante limitado, algo más de cuatrocientas posibilidades, frente a las más de ocho mil que ostentan algunas de las lenguas indoeuropeas. Esto produce en el caso del chino muchas coincidencias de pronunciación entre palabras, muchos homófonos. Una silaba como li tiene hasta setenta posibles significados. Uno de los elementos que contribuye a la diferenciación del signiñeado concreto de las silabas chinas son los tonos. Existen en chino cinco tonos posibles: uno elevado, uno ascendente, otro descendente, uno que marca una curva tonal y otro neutro. No se trata de simples marcas de énfasis o de expresividad. Cada uno de ellos distingue significados específicos. Asi por ejemplo, según el tono con que Sl: pronuncie la sílaba ma. puede sib'l:litkar caballo, madre, reganar-... Mientras mai según se pronuncia en tono ascendente o desccndC"T1tc puede Sif,'Tlificar comprar o vender. A un estudiante de chino rccidn llegado a Pekín le sucedió que al querer corrrprarsc una bicicleta. en un tenderete callejero erró en el tono y tras declarar en su chino vacilante la intención de comprar una bicicleta recibió como respuesta del vendedor ambulante otra pregunta: «¿Dónde está la bicicleta que me quieres vender?". 241

La lengua china posee infinitos matices léxicos pero de una gran simplicidad mortosinractlca. Los verbos no se umjug:an, las palabras no tienen ni género ni número. Tiene una gramática de tipo aislante: no se sirve de terminaciones, desinencias o declinaciones, sino de partículas aisladas que St: encargan de concretar las variantes gramaticales: el tiempo, el modo, el género, ele. Por otro lado muchas palabras chinas pueden ser usadas como nombre, adjetivo o verbo según la posición o el acompañamiento con el que aparezcan. Se trata de una lengua muy dúctil, llena de modismos, giros y casos particulares, donde la posición que ocupa cada elemento en la frase tiene una gran importancia. Es habitual pensar que el chino es un sistema de escritura antiquísimo, y si bien tiene casi :S.500 años de antigüedad, no se encuentra entre las primeras escrituras que se desarrollaron. Son muy anteriores las formas de escritura de Egipto, Mcsopotamía o el valle del Indo. Lo cierto es que a diferencia de estas escrituras que sólo perviven en los departamentos de lenguas muertas, la escritura china se mantiene en plena vitalidad. No es la más antigua de las formas antiguas de escritura pero sí la más ueada y capaz de perdurar. Tradicionalmente se cuenta que el creador de la escritura china fue Cang Jie, un alto funcionario de la burocracia celeste del legendario Emperador Amarillo, Huangdi, que grababa sobre madera símbolos inspirados en las huellas que dejaban los pájaros y otros animales o bien inspirados en las sombras de los árboles o las formas de las nubes. Otras leyendas lo atribuyen a uno de los sabios fundadores, Fu Xi, que trazó las rayas partidas o completas de los trigramas dellibro de los cambios Yijingsobre un caparazón de tortuga. Los arqueólogos consideran antecedentes de la escritura china algunos de los grafismas inscritos en las va..sijas de cerámica de la cultura neolítica de Yangshao, entre el 6.000 y el 5.000 antes de nuestra era. Sin embargo, se acostumbra a situar el origen de la escritura china alrededor del 1400 a.C.:, durante la primera dinastía histórica de los Shang. La escritura china no surgió como un medio para comunicar a los humanos entre si. Surgió en el marco de prácticas adivinatorias, en un contexto ritual, para comunicar a los humanos con los ancestros. Los primeros testimonios de escritura se han encontrado grabados en escápulas de bueyes y en caparazones de tortuga. La adivinación se efectuaba aplicando un metal incandescente al hueso que se agrietaba de formas distintas. La interpretación de estas grietas daba voz al oráculo. A partir de la dinastía Shang empieza a aparecer la inscrip-

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rión sobre el hueso o el caparazón de la pregunta, la respuesta, la fecha ritual o el nombre del adivino. Con el paso de los años la adivinación se convirtió en ciencia de los precedentes: la c-onxcrvación de los resultados fechados convirtió al adivino en el responsable del registro del pasado. La escritura evolucionó durante el primer milenio antes de nuestra era de un uso exclusivamente ritual hacia nuevas utilizaciones burocráticas, históricas, literarias, estratégicas y filosóficas. Si bien al principio la escritura china funcionaba como una especie de álgebra desvinculada de la oralidad, sólo St' convirtió propiamente en un sistema de escritura cuando incorporó el valor fonético a los símbolos, La escritura china nunca ha perdido su dimensión mágico-religiosa. Persiste la escritura de sortilegios de protección o de invocaciones a espíritus que son quemadas para acercarlas a sus destinatarios celestes o bien enterradas para acercarlas a sus destinatarios telúricos. No es raro encontrar un templo budista en el que en vez de la figura risueña de un hombre de largas orejas y gran barriga encontremos un carácter de la escritura china,jiJ, Buda, caligrafiado en grandes dimensiones, y ante el cual se ora y se quema incienso. Habitualmente se supone que los caracteres de la escritura china son una suerte de dibujos que representan las cosas que designan. Si bien es cierto que en la escritura china hay un componente pictográfico e ideográfico caractcristico, tal percepción sería errónea y reducuva. Cada sílaba de la lengua china se corresponde a un carácter. Es cierto por tanto que cada signo tiene por sí mismo un significado, pero sólo una parte de ellos son pictográficos ---dibujos estilizados de aquello que designan- o bien ideográficos -c-trazando un correlato gráfico de ideas abstractas-c. Muchos carat-tcr'cs de la escritura china están compuestos por otros elementos más simples (por ejemplo, por dos pictogramas juntos: sol y luna sumados signiIican brillante, hombre y lanza significan atacar) o hien combinan un elemento que apunta el significado con otro que apunta la pronunciación. A este último tipo que da al mismo tiempo información fonética}' semántica pertenecen un 97 por ciento de los caracteres chinos en la actualidad. La escritura china ha ido variando de soporte material a través de los siglos. Inicialmente inscrita en huesos, pronto entraría en la edad del bronce inscrita en recipientes rituales. La piedra, la madera, el bambú, la seda o el papel jalonan esta evolución. Los diferentes usos y soportes fueron codificando diferentes estilos de escritura, espe243

cialmente a partir de la unificación del imperio, en el siglo JI a.e.: Según la función se concretaron estilos regulares (kaishu lishu) , estilos para sellar (daquan, xiaoquan) y estilos cursivos (xingshu, caoshu). La aparición a finales del siglo x x del soporte magnético ha significado para la escritura china un salto de gigante inimaginable con anterioridad. Las máquinas de escribir tenían centenares de teclas, eran enormes y cornplicadísimas. La aparición de ordenadores que pueden leer y escribir en chino ha contribuido a que se haya pasado en muchos casos del papeleo escrito a mano al procesador de textos que permite escribir en chino a gran velocidad a partir de la fonetización en letras de los caracteres. La escritura china ha contribuido a la continuidad geográfica de la civilización china, por su relativa independencia de una única íorma de pronunciación. En la escritura china las diferentes variedades de habla encuentran un único medio de representación común. Por otro lado ha sido un factor de continuidad en el tiempo al permitir un acceso directo a textos antiguos. Por todo ello, históricamente, la escritura china ha sido un poderoso vehículo de articulación cohesionadora y de valor identificador. Ha sido además uno de los elementos culturales que ha exportado a sus vecinos. Las élhes coreanas, vietnamitas y japonesas se distinguían por el conocimiento de la escritura china. Alrededor de la practica de la escritura ha surgido el arte de la caligrafía, uno de los más preciados en la estética china. l.a tradición de los letrados situaba a la caligraña como una de las seis artes nobles, jtllllO al tiro al arco, la música, la conducción de caITO, los ritos y la numerología. Los cuatro tesoros de la caligrafía (pincel, tinta, piedra para moler la tinta y papel de arroz) pueden ser ya objetos preciosos y de muy alto valor en sí mismos. La calígraña es un arte que busca la armonía y la Iluencia en el acto de trazar. Muestra la catadura moral y espiritual del que la practica. Es confuciana en tanto que se basa en la tradición y en la reproducción de los sabios maestros de la antigüedad, también en tanto que es una forma artística retinada y que sólo se alcanza a dominar gracias a la reiterada sujeción a unos gestos rituales heredados. Es taoísta en tanto que exige la espontaneidad del fluir del aliento armonizado con el cosmos. 1\'0 pocos artistas contemporáneos europeos y norteamericanos se han dejado influir por el arte chino y japonés del pincel: Matisse, Michaux, Pollock, Tapies ... También en China el arte más vanguardista conecta con la tradición caligráfica y pictórica tradicional. La 244

pervivencia de la práctica artística de la caligrafía no se reduce a una actividad tradicional, académica y escolar. En el campo del arte de vanguardia chino se ha producido una actualización del gesto caligráfico, con tratamientos audaces, próximos a la abstracción y el informalismo. Un caso singular de diálogo conceptual entre tradición y modernidad se encuentra en el mundialmente reconocido artista Xu Bing (19:')5). Uno de sus proyectos más emblemáticos es el Tíon sñu (Libro del cielo). Con métodos pacientes y artesanales, Xu Bing talló en madera los centenares de tipos de lo que aparentemente son caracteres chinos pero que, a pesar de estar formados por trozos y trazos propios de caracteres existentes, se combinan siempre en formas inéditas. Con estos tipos tallados en madera, Xu Bing ha grabado a la manera estrictamente tradicional libros y murales caligráficos en los cuales ningún carácter se corresponde con ningún signo dotado de sentido y realmente existente en chino. Parece que sea escritura china. Formalmente, composirívamente, en su envoltorio y transmisión toma el aspecto de la escritura china, pero en realidad no significa nada. Sc podría decir que, como en SlLS legendarios origenes, se trata de una escritura que no ('S para los humanos sino para el cido. Se podría también interpretar como una irónica reflexión sobre una tradición que ya no es capaz de ofrecer sentidos, a los contemporáneos que la interpelan. En otra de sus instalaciones Xu Bing juntó en un corral a unos cuantos cerdos, la mitad con la piel tatuada con este tipo de caracret-es pseudochlnos y el resto con la piel grabada con caracteres pscudolatínos. En las grabaciones de vídeo se ofrecían imágenes de un cerdo de piel tatuada pseudochina copulando con un cerdo de piel tatuada pseudo latina. Las especulaciones que se sugieren son diversas. Durante el siglo xx, especialmente después de la revolución de Mao, la escritura china experimentó reformas importantes. Durante los años veinte y treinta las fuerzas culturales renovadoras vinculadas a la izquierda propugnaban una foncnzación que permitiera deshacerse del lastre de los caracteres antiguos, difíciles de memorizar y de manejar. Se era plenamente consciente de que abandonando la escritura se rompía el cordón umbilical con la tradición. Gente de tanto peso como el escritor Lu Xun o el historiador Guo Muruo fueron partidarios de la supresión del sistema tradicional de escritura china y de su sustitución por un alfabeto que transcribiera la oralidad. Estos intentos reformistas toparon con todo tipo de resistencias y con 245

una evidencia ante la cual tuvieron finalmente que rendirse: el reducido repertorio de sílabas distintas del chino provoca un índice lIluy alto de homófonos (palabras que suenan igual pero que tienen significados distintos). Sin el recurso a los caracteres individualizados que explicitan el sentido, una escritura china meramente fonética llegaría a nivele" de una ambigüedad excesiva. Después de la revolución de 1949, las autoridades chinas dejaron en el olvido aquellas propuestas foneüzadoras y optaron por propucstas reformadoras menos radicales. Durante la década de los años cincuenta del siglo xx se lleva a cabo en la República Popular China un proceso de simplificación de los caracteres chinos. Se redujo el número de trazos de unos centenares de caracteres, con la intención de facilitar su memorización y trazado y con el objetivo de aumentar los índices de alfabetización. Esto provoca que hoy día existan dos variantes de escritura: por un lado la tradicional (jantizi). vigente en Taiwán, Hong Kong y en buena parte de las comunidades que conforman los treinta millones de chinos dispersos en la diáspora china; y por otro lado la simplificada (jiantiú) , vigente en la República Popular China. También en la década de 1950 se creó el sistema de transliteración fonética del HanJ'U pinyin, actualmente vigente en China, recientemente aceptado en Taiwán y muy extendido internacionalmente, con un uso limitado a la enseñanza del chino para niños o extranjeros, y a la transliteración de los nombres de lugar, títulos, conceptos, referentes o personas chinas. Formas del Hanyu pinyin como Beijing, Mao Zedong o Yijing son cada vez de uso más frecuente en vez de las antiguas formas de Pekín, Mao Tse-tung o 1 Chíng.

MANDARINF.s y )[OVF,T.lSTAS

No solamente en el campo de la política o de la economía la Chilla del siglo xx ha librado g-randes batallas y ha experimentado SIlS mayores rransformacloncs. Aunque muchas veces se olvide, la cultura ha vivido cambios tan o más profundos que estos otros ámbitos. En el proceso histórico de la China contemporánea, la renovación cultural ha tenido un papel crucial. No en vano uno de los mayores terremotos que ha experimentado la China contemporánea -la Revo.. 246

lución Cultural- se hizo en nombre (aunque sólo en nombre) de la cultura. La ironía del caso es que aquel inmenso despliegue de fanatismo, movilizaciones y luchas intestinas de poder fue también en buena medida un intento de aniquilar todo rastro que de cultura pudiese encontrar a su paso. China entró en el siglo xx con un pulso cultural lánguido y osiücado, incapaz de dar re~puesta a las nuevas realidades y los nuevos desafios. Muchas veces se ha dado, de forma cómoda r esquemática, la culpa de todos los males de la China contemporánea al confucianísroo, cuando habría que matizar que, si acaso --entre otros muchos factores económicos, sociales, demográficos y geopolíticos en coricurrencia-c-, cabría hablar de este tradicionalismo enquistado en un sistema imperial anacrónico como uno de los máximos responsables de que solo a base de traumáticas y profundas rupturas China haya ido actualizando su horizonte cultural, social, político ... Si se quiere ir en busca de la razón última de que a China los tiempos se le acelerasen sin remedio desde mediados del siglo XIX, no vale la pena perder el tiempo hurgando en las esencias de la cosmovlslón ancestral china, ni en los clásicos confur-ianos o taoístas. Sin alejarnos demasiado del campo de las ideas, encontraremos razones más que suficientes en el apego a las instituciones políticas y culturales, en el rigorismo erudito y moral de la última dinastía, en los discursos ideológicos autistas y sinocéntricos y sobre todo en las prácticas corruputs en que se sustanciaban. La inoperancia del sistema fue incluso percibida por las propias autoridades imperiales manchúes, que en 1905 abolieron el proceso de exámenes imperiales en los que se aseguraba la incardinación del canónico saber transmitido con el ejercicio efectivo del poder. Hablamos de cultura y en China eso es en buena medida hablar de cultura escrita y más concretamente de literatura. Estamos ante una civilización que convirtió al letrado en el garante de la continuidad y de la reproducción del poder en el tiempo y el espacio. La dite gobernante se ha distinguido históricamente en China por su dominio de la palabra escrita, y específicamente por su control sobre un canon de clásicos. En pocos sirios como en China la literatura ha sido tan importante durante tanto tiempo y para tanta gente. La tradición de los letrados se convirtió en el saber de los gobernantes. Los exámenes para acceder a un puesto de mandarín consistían en la glosa r el recitado de los clásicos y en la composición de poemas y ensayos morales. A lo largo de más de dos mil años, el conocimiento erudito

de la tradición literaria y la destreza CH e! manejo de! pincel se convirüeron en requisitos indispensables de la élite en el poder. Evidentemente la lengua literaria de los letrados no s610 estuvo al servicio de la burocracia y del poder. El g-rueso de la procelosa tradición literaria china estaba escrita en una suerte de latín para uso exclusivo de mandarines, el wen)'an ven. A 10 largo de más de dos milenios y medio, se g-eneró en esta modalidad un variado repertorio sapiencial, poético, y ruás tardíamente teatral y narrativo, con algunas derivas heterodoxas, críticas, paródicas e incluso obscenas. No sólo se producían tratados morales, recroacíones académicas, poesías tópicas y tradicionales. Son muy numerosas las páginas de la literatura clásica china lihrcs de toda servidumbre instrumental, donde late un casi imperceptible aliento individual y singular, genuinamente literario, páginas orientadas al placer y el conocimiento a través del arte de la palabra. La tradición literaria china reposaba sobre una cosrnocisión y un protagonismo social muy singular. Se desarrollaba bajo una fuerte tutela institucional. Su papel en el sistema de reclutamiento de funcionarios le confería una relevancia inusitada y sin parangón. pero pagando el alto precio de ponerse bajo la férula canonizadora de los discursos de poder. Se ha dicho que China es el país de las infinitas antologías. Y es bien sabido que antologar significa tanto seleccionar como excluir, postular géneros, estéticas, temas, criterios de canonización. Sin ir más lejos, si uno se fía de la imagen canonizada que la literatura china tradicional daba de sí misma podría Ilegal' a pensar que aparte de la poetisa del siglo XII Li Qlngzhao, no ha habido casi ninguna otra mujer que haya cogido el pincel para expresarse. Evidentemente, al estar la mujer excluida del circuito burocrático, quedaba en principio fuera de la casta letrada, pero lo cierto es que durante los últimos siglos ha habido numerosas escritoras. Lentamente, en estos últimos años, van emergiendo a la superficie. Las ediciones enciclopédicas de millares de obras del pasado que impulsó la última dinastía imperial, scglÍn como se miren son formidables empresas de transmisión de la tradición, pero al mismo tiempo representan concienzudas y metódicas operaciones de extirpación y censura de obras incómodas y desafectas. Centenares de obras se perdieron irremediablemente por el camino. Tal como decía walter Benjamín: en todo documento de cultura hay también el reverso de un documento de barbarie. La tradición literaria estaba marcada por las dos preocupaciones 248

fundamentales del pensamiento chino: el arte de gobernar y el arte de gobernarse, es decir, la política y la ética. Se trataba de una tradición que tendía al idilio y a la armonía antes que al conflicto o la tragedia, que tendía más a aludir y a cifrar la emoción que a mostrarla de forma evidente, que tendía más a la contemplación que a la acción, más a la conformación que al heroísmo, que tendía más amostrar al individuo incorporado a una totalidad que al individuo confrontado al mundo, que tendía más al misticismo extático ql1e al misticismo purgativo ... Pero a principios del siglo xx lodo aquello era letra muerta. La tradición literaria china era ya incapaz de cifrar el presente, no apelaba al lector contemporáneo ni a sus experiencias ni a sus tensiones o aspiraciones: era una tradición exhausta y polvorienta, era la coartada de los funcionarios y de los emperadores que vivían de espaldas al mundo y a sus retos. Era una tradición que pesaba como una losa en la espalda de losjóvenes estudiantes y literatos chinos que vivieron el desmoronamiento del imperio. Liang Qichao (1 H73-19~9) fue uno de los pioneros del movimiento reformista. Tras el fracaso de los Cien Días de Reforma de 1898-bre~ ve episodio regeneracíonísta abortado desde el palacio imperialmarchó ajapóu, desde donde mantuvo una relevante actividad literaria. En 1902 publicó el ensayo Sobre las relaciones enrre idgobirnw.l' el !J1U'No en el que rechazaba las formas tradicionales de ficción y abogaba por una llueva ficción crítica C' ilustrada, capaz de moldear el espíriul de la nación, y de contribuir de forma clave a la modernización y la reforma, como diagnosticaba que sucedía en Occidente. En cualquier caso, el chino clásico seguía todavía vigente en el ámhito cerrado de la casta letrada a principios del siglo xx. Con la caída del imperio en 1911, se abrió un rápido proceso (k divorcio general con la cultura literaria tradicional. Se puede afirmar que la literatura moderna empieza en China con el movimiento cle renovación literaria dcl4 de mayo de 1919, simbolizado en las manifestaciones de los estudiantes universitarios de Pekín unidos b~jo la famosa consigna de «abajo la barraca de Confucio- (r1ar1,w Krmgjia). El desencadenante inmediato de estas protestas estudiantiles fue la reacción airada y nacionalista ante la nueva injerencia deJapón en terreno chino: Id Coufcrr-ru-ia de Paz de París de 1919, con la que se saldaba la Primera Guerra Mundial, aprobó la transferencia a japón de los antig-uos dominios alemanes en la provincia de SlJangdong. Esta nueva humillación colonial venía a sumarse a la reiteradd inopc249

rancia del gobierno republicano, dominado por los señores de la guerra. Los estudiantes lideraron en 1919 un movimiento que tenía un dcsencadenante político pero, al margen de la toma de conciencia social y nacional, proyectó su máxima repercusión hacia el campo de la lengua y la literatura, como germen catalizador de todo cambio posterior. El movimiento del 4 de mayo de 1919 actuó como punto de referencia y de no retor-no en la ruptura con la tradición de los letrados. En el fondo, levantando la VOL contra Confucio, los estudiantes e 111tclectuales chinos no hadan otra cosa que seguir el precepto tradicional del papel del intelectual confuclano: si no había otro remedio, era imperativo ético inexcusable el denunciar, guiar y ejercer de conciencia moral desde una posición de elite superior y despierta frente a la corrupción y frente a la contaminación exterior. El principal caballo de batalla de los jóvenes renovadores era en aquel momento la reivindicación del chino moderno (baihua)' basado en el dialecto de Pekín, como referente oral y escrito, con un sistema gramatical desarrollado y apto para los diferentes registros de la sociedad del siglo xx y para la comunicación literaria y de masas, como vehículo de comunicación administrativa, académica y periodística. También fue determinante el rechazo a una larga y fecunda pe-ro esclerotizada tradición literaria y filosófica y la apuesta por una literatura crítica y de hase realista. Aunque en principio pueda parecer paradójico, se aunaba la exaltación patriótica anucoloníal con la sed insaciable de influencia cultural extranjera modernizadora. En el plano intelectual se desarrolló el movimiento de la llamada "Ilustración China». En el campo de la creación literaria, este programa por una nueva cultura encuentra su mejor expresión en la obra de novelistas, poetas y dramaturgos como Lu Xun, Lao She, Qian Zhongshu, Cao Yu, Díng Ling, Mao Dun, Sheng Congwen o BaJin. Todos ellos forman ya parte del canon de los clásicos chinos contemporáneos. Se produce en aquel momento una curiosa e irrepetible paradoja literaria. Fn la Europa de las vanguardias y la crisis de la expresión, algunos de los jóvenes poetas que intentan renovar la tradición acuden al clasicismo chino de la dinastía Tang como a una fuente pura y cristalina r-n la que beber una escritura de imágenes reverberando entre sí. La fascinación por la poesía clásica china se convierte así en una constante notable en la poesía europea y norteamericana del siglo xx. Ezra Pound creyó ver r-u la escritura china y en su aplicación 250

poética el fundamento encarnado del Imaguusmo que reunió en 1914 en una misma antología de vútigu ajamesIoyce, William Carlos willíams, AmI' I.owell, Richard Aldington y al mismo Ezra Pound. Y evidentemente en esta concepción reposaba También Ca/hay, publicado en 1915, el libro en el que Ezra Pound reinventó a su medida la poesía china y del que T. S. Eliot dijo que inauguraba la poesía moderna. La paradoja radica en el hecho de que al mismo tiempo que estosjóvenes poeta~ europeos caían rendidos ante los encantos orientales que adivinaban en las versiones de poesía China que les oírecfan los sinólogos del cambio de siglo, sus coetáneos poet.:t.s chinos del movimiento de renovación literaria como Hu Shi (1891-1962) se acercan al imaginismo y a Ezr
gua clásica (wen~'Van) y la adopción de una lengua literaria basada en el chino coloquial (haih1La). No sólo en este aspecto se alejaba Lu Xun de cualquier vínculo con la tradición: la ausencia de constricciones formales y el uso de una imaginería sin precedentes se movían en la misma dirección. Mala hierbareúne poemas nocturnos, oníricos e inquietantes, escritos bajo el signo del desencanto tras más de una década de infructuoso regeneracionismo republicano, que, a pesar de su tono sombrío, no excluyen la ironía y hacen suyas estas palabras del escritor húngaro Petóñ: "El desespero, como la esperanza, es una ilusión». Maestro en el relato breve de corte crítico, Lu Xun se caracteriza por un hUlI10r ácido. Entre sus relatos más famosos destacan Kuangrey¿ riji (Diario de un loco), inspirado en la obra homónima de Cogol pero del todo original. Cuenta la historia de un loco convencido de que todo el mundo quiere comérselo, y de que la historia china es una historia marcada por el canibalismo. Otro relato fundamental de 1.\1 Xun es 1B verdadera historia de ACl- (AQ Zhmg zhuan). En esta nouvrdlRfOl::ja un personaje que se convierte en emblema de la China contemporánea: alienada, al mismo tiempo acomplejada y orgullosa, dominada por lo extranjero y descosa de recuperar el lugar que cree que le corresponde.

AL SERVICIO DEL PL"EBLO

(nrJ RJ.:,"./,'I1!,\' FUHV)

[ras el triunfo de la revolución de Mac Zedong en 1944, la dinámica creativa que arrancó con el movimiento del 4 de mayo de 1919 en gran medida se paralizó. La imposición de una estética oficial -un avatar más del realismo socialista- dictada por el propio Mao Zedong. en su intervención en el foro de Yanan de 1942 (Discursos sobre la literatura _" el aste en la conferencia deYanan) (ZaiYanan xoenyi zuo.. tanhui shang de jianghua), acotó un territorio estrecho y estéril.. La literatura china se impregnó durante la era maoista de didactismo e ideología esquemática, se pobló de héroes positivos, revolucionarios de piedra picada, capitalistas perversos y viejas costumbres feudales a denostar. \tao Zedong añadió a la receta del realismo socialista de corte soviético la necesidad de aromatizar la literatura revolucionaria con una épica romántica, idealista y puerilmente optimista. La literatura debía estar al servicio de la Revolución y los escritores tenían que

renunciar al redil pequeñoburgués, entrar en contacto directo con los soldados, los campesinos y los obreros. Autores referenciales del periodo anterior se sumaron a la disciplina de la nueva China, se integraron en las asociaciones de escritores, disminuyeron su ritmo de publicaciones o prácticamente se sumieron en el silencio y por lo gCTlCral no volvieron a ser los de antes. Bajin. Sheng Congwen o Mao Dun coinciden CTI esta sequía creativa a partir del triunfo de la revolución. Tarde o temprano Iueron cayendo en desgracia, pasando a integrar las filas del exilio interior. El caso de HaJin es un claro exponente de las r-onstr-irr-iones y dificultades con las qlH~ se ha encontrado el escritor chino del siglo x x. Nacido el año 1904 en el seno de una familia rica de Chengdu (Sichuan). se cducú en un ambiente abierto y liberal c-arac-ter-ístico de determinados sectores urbanos de la China republicana. Publicó su primer lihro de poesía en 1922. Viajó a Francia en 1927. Estuvo muy influenciado por los pensadores anarquistas nlSOS. De hecho su seudónimo, Ba]¡n (su verdadero nombre es Li vaotang}, resulta de una contracción en chino de Bakunin y Kropotkin. En 19:'$:'$ regresó a China. A pesar de sus principios anarquistas apoyó a los comunistas durante la lucha contra la invasión japonesa y la guerra contra el Kuomintang de Chiang Kai-shek. Duranre la década de 19:10 y 1910 produjo sus novelas y cuentos más importantes. Entre ellos destaca Jía (Familia), donde describe la decadencia de una saga familiar centrándose en el conllicto entre las viejas generaciones apegadas a la visión tradicional del mundo y las jóvenes generaciones ansiosas de aire nuevo, espíritu critico y nuevos horizontes morales. Tras la revolución se convirtió en un alto cargo cultural del «Frente Unido» en el aparato político de la China de Mao, y dejó de escribir ficción. Fue purgado durante la Revolución Cultural y enviado a un campo de trabajo, acusado de ser un enemigo de clase. En 1973 fue rehabilitado y de~sde entonces ha mantenido el reconocimiento de las autoridades, convertido en un icono respetado, clásico e intemporal, que a sus lOO aiJos sobrevivía todavía en la sombra como honorífico director de la Asociación ele Escritores Chinos. Durante el periodo maoista fueron muchos los escritores que fueron perseguidos, sufrieron la cárcel y el exilio interior. El periodo más negro para los intelectuales chinos y en especial para los escritores empieza con la campaña anüdercchista en 1957 que sucedió al breve espejismo de lihertad de expresión que significó la campana de las cien llores. 25~\

En abril de 1Sl56 Mao Zedong había lanzado el eslogan de "Dejemos que cien flores florezcan, dejemos que cien escuelas compitan» (brú hua qifang, óaijía zhmgming) , en el que invitaba a los intelectuales a expresar críticas al régimen y a plantear propuestas. El 26 de mayo de 1956 el director de propaganda del Comité Central, Lu Dingyi, proclamó qm: el realismo socialista no era el único camino que podía seguir la lin-rarura. Se abrían opciones en el campo literario. Pero desde el tri! mfo de la revolución en 1949, Y ya antes, en las filas revolucionarias y CIl las zonas "liberadas» de Yanan, se habían producido similares peticiones de emisión de críticas y opiniones que invariablemente acababan resolviéndose en campañas de persecución a disidente", revisionistas e «infiltrados». La experiencia había escarmentado a los intelectuales. Esta nueva llamada a ejercer la critica de forma compulsiva no tuvo re"pucst.'1 alguna: nadie se atrevía a hablar de forma abierta. Aparecieron, sin embargo, algunas obras literarias que reflejaban aspectos sombríos de la vida en la nueva sociedad, ligados al burocrarísmo y la rigidez ideológica. Surgen entonces nombres como Liu Bínyan o wang Meng, quienes, tras ser largamente silenciados durante más de dos décadas, reaparecerían de nuevo como importantes y respetadas voces criticas el! la década de los ochenta. A pesar de las reticencias generales, Mao Zedong insistió en impulsar esta campaña de apertura a la crítica y a la libre opinión el 27 de febrero de 1957 en la Conferencia Suprema del Estado, ante un auditorio de 2.000 oyentes, entre los que figuraban dirigentes políticos del Partido Comunista y de 101'> partidos "democráticos» (partidos «satélite» permitidos, controlados y condicionados por el régimen comunista), científicos, escritores, intelectuales, etc. El discurso poslericrmente fue difundido por el país en grabación magnetofónica en reuniones (ie cuadros del partido, funcionarios e intelectuales. Mac encontró resistencias en el aparato del partido que temía la" críticas, así que personalmente obligó a que las palabras de Sil discurso se cumpliesen. En abril dellY57, dos meses más tarde de la pronunciación del discurso, convocó al director del Renmin rihao. el Diario del pueblo, y le ohligó a publicar un editorial impulsando y apoyando la campaña. La Campaña de las Cien Flores se reforzó con la proclamación el 27 de abril de 1957 de una paralela Campana de Rectificación (/Jumgjéri )'unr1ong) , que se proponía la lucha contra la burocratízación y el sectarismo. Más tarde fue publicado el discurso completo, concretamente el 19 de junio de lW'.i7, en el Renmin rihaa, portavoz oticial del poder maoista. 25·1

Mao se planteaba esta apertura como un experimento sin peligro y con ladas las ventajas. Además, los casos anteriores en los que había actuado igual (pidiendo críticas y castigando a los que las dijeron) hacen pensar en la insinceridad del mensaje. En privado Mao se mostraba mucho más claro respecto a sus intenciones. Ante g-rupos reducidos de dirigentes decía cosas como éstas sobre los intelectuales: "Si quieren tirarse un pedo, ;pues que se lo tiren! Cuando esté fuera, ya decidiremos si huele bien o mal. .. Si el pueblo cree que el pedo apesta, quedarán marginados». Lo cierto es que la falta de mano de obra cualificada (científicos e ingenieros) bloqueaba el desarrollo económico, y los deseos de Mao de reducir la dependencia de Moscú hacían que se intentase mejorar el trato a los «intelectuales" (zhíshifenzí), categoría que englobaba en general a todo aquel que hubiese recibido una formación técnica o humanística superior. Se intentaba también atraer a las elites cultas que tras la revolución habían emigrado a Estados Unidos. Se mejoraron los sueldos y las condiciones de vivienda de estos intelectuales y técnicos y se relajó el clima político y social: se permitió vestir con trajes coloridos, se permitieron los bailes ... En la base de la Campaña de las Cien Flores está también el intento de evitar CJl China el contagio de las crisis de Polonia y Hungría de 1936, las revueltas populares cnntralos regímenes comunistas de estos dos países del este de Europa que fueron reprimidas por lns tanques soviéticos. Todo aquel proceso fue visto con mucha preocupación en Pekín. Era necesario dar salida controlada al descontento popular, para evitar una revuelta. Mao propuso una campaña de liberalización parcial como vacuna para evitar que pasase lo que pasó en TIungr¡a. Otro hecho histórico que influye en esta campaña de apertura de ] 956 es la crítica a Stalin que realizó en febrero de 1956 su sucesor en el poder de la L1RSS, Nikita jruschev, con la acusación de exceso de personalismo, de crueldad y de ser un "psicópata impulsado por una manía persecutoria de increíbles dimensiones». Mao Zedong veía con inquietud que acusaciones de este tenor se le pudiesen imputar en China. Llegó a proponer que se publicasen las obras del dirigente chino rival, presidente de Talwán, la ChÍTm nacionalista que había sido derrotada en la guerra civil y que se refugió en la isla de Taiwan, el generalísimo Chiang Kai-shek, y que se hiciese una difusión más amplia del Canhao xiaoxi (diario que ofrecía una selección de noticias ex-

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tranjcras traducidas al chino). Se trataba, según }lao, de tmcnnarn las masas exponiéndolas a ideas perniciosas para que la inmunidad polírica quedase mas fuerte. Durante el verano de 1957 se desencadenó finalmente la solicitada oleada flural de críliG.h"i y opiniones, inicialmente tímidas pero en poco tiempo lic g-ran alcance. la dureza y la profusión de las críticas se convírtíeron en inaceptables para el poder y a los pocos meses se abrió una nueva campaña de rectificación, la Campaña Antídercchista (Farc yon/mi douz,heng): más de medio millón de escritores, intelectuales, artistas, univcrsítanos, profesores, (lirig-entes intermedios, campesinos, etc., fueron apartados de sus cargos, confinados a Jugares remotos (xiajang), hechos prisioneros o enviados a campos de reeducación por el trabajo forzado (laot1ong gaiz.(Jo). Se consolidaba en aquel momento el régimen dellaogai, el equivalente chino al guLagsoviético: la siniestra red china de campos de trabajo forzado l' de reeducación. Queda en el aire suspendida la duda sobre si el mensaje de Mao fue una trampa, si las promesas de ampliar la libertad de expresión eran insinceras, o si simplemente el proceso se le escapó de las manos y volvió a los habituales y expeditivos métodos coercitivos de censura explícita que siempre caracterizaron su sistema. Es sintomático para visualizar el concepto que Mao Zedong tenía de los creadores e intelectuales el «lapsus tmguae» que registran las recopilaciones documentales de la época: en un discurso pronunciado en marzo de 1957, mientras hablaba sobre la lucha contra la "ideolog-ía burguesa» utilizó el término «enemigos» para referirse a los "intelectuales», Ciertamente Mao siempre se mostró despectivo y deseenliado ante la gente de letras y formada en la universidad. Sus biógrafos hablan de cierto compkjo y una latente sed de: ve,n¡!;
poránea, que no pasó inadvertida y que probablemente estaba marcada por el ambiente de "las cien flores». Las indicaciones sobre la escenograña en la obra son reveladoras: a medida que pasan las décadas van desapareciendo los signos de lujo decadente y el escenario se va desnudando. Al final sólo queda un cartel que dice: "Prohibidas las discusiones sobre asuntos del Estado». La caída en desgracia de Lao She culminó cuando, durante las primeras semanas de la Revolución Cultural, una cuadrilla de Guardias Rojos saqueó su casa y le sometió a público escarnio. A los pocos días aparecía su cuerpo Ilotandc en un canal de Pekín. Lo suicidaron. El clima de fuerte coerción y persecución a la creación literaria y en general a la actividad intelectual se acentuó sobremanera duran le la Gran Revolución Cultural Proletaria (lVuchanjieji teerdiua dageming) lanzada en 1966. Todo 10 que oliese a tradición, privacidad. estericisJllO, cultura extranjera, acento singular o personal estaba prohibido: sólo se permitía la repetición lobotomizada de las consignas dellibro rojo, el cántico de los himnos enaltecedores del Gran Timonel, la ejecución reiterada de los espasmódicos pasos de danza de las óperas revolucionarias y la emisión reiterada de seis o siete películas épicas y concienciadoras de masas. Pocas veces se recuerda que la Revolución Cultural libró su primera batalla en un terreno estrictamente literario. Todo empezó con la crítica literaria que se publicó en un diario de Shanghai el 10 (le noviembre de 1965 al libreto de una ópera d(~ temática histórica que había escrito cinco años antes el erudito historiador \VU Hall (190919(9), titulada La destitución de Hai Hui. Se le acusaba de atacar el presente a través del pasado (l'iqi )lig¡lfrngJin). Esta crítica lite-rar-ia se convirtió en el documento mas cítado del ano I ~66 Y en el dcscncadenante de una serie de dimisiones y de crÍlicas a los estamentos culturales que pronto se ampliaron al campo csu-ictarm-nrc político. FI autor del libreto criticado, \\\1 Han, era un historiador, UIl académico que pertenecía al comit(; central de la l.iga Democrarica China, uno de los partidos satélite que el régimen maoista había permitido para alimentar cierto grado de espejismo mulupartidista. Desde el inicio de la República Popular fue concejal CJl el ayuntamiento de Pekín. Ellibreto de la ópera la dcstiluárín de Hai Hui que escribió en 1961 eSI;tha efectivamente basada en un hecho político reciente, al cual aludía de forma cifrada en clave histórica, 1;1l como había sido hahitual hacer en China desde tiempos inmemoriales. El episodio aludido fue concretamente el (le la destitución fulminante del maris-

cal Peng Dehuai en 1959, después de que se hubiese atrevido a criticar en público las directrices maoístas del Gran Salto Adelante que acabarían llevándose por delante entre veinte y treinta millones de muertos de hambre. La ópera estaba protagonízada por la figura histórica de Hai Rui, un funcionario honesto de la dinastía Ming que se atrevió a criticar al emperador, siguiendo su recta conciencia confuciana y perdiendo por ello su puesto. Los paralelismos eran evidentes. Se enmarcaban en una serie de veladas críticas en sordina a la figura y la acción de Mao Zedong que a principios de la década de 1960 se convirtieron en posibles y frecuentes en la medida que Mao Zedong había pasado a un segundo plano en el ejercicio efectivo del poder, y tecnócratas como Liu Shaoqi y Deng Xiaoping llevaban las riendas del país La crítica a La destitucum de Hai Hui se reprodujo en los más influyentes diarios del país. Los ataques a esta ópera histórica de intención crítica se sucedieron a lo largo de unos meses hasta que en marzo de 1966 desapareció de escena el alcalde de Pekín, próximo a \oVu Han, octavo en el escalafón del poder chino, confidente de Llu Shaoqi y cercano a los sectores pragmáticos del partido que habían apartado a Mao Zedong de la primera línea de decisión. Los aparatos de propaganda del partido, controlados por la mujer de Mao, y los del ejército, controlado por Lin Biao, lideraron esta primera fase ideológica y literaria de la Revolución Cultural. Cuando el Comité Central el S dejunio de 1966 decidió destituir al comité local de Pekín se inició una cadena de destituciones, dimisiones y persecuciones políticas sin precedentes. Dos meses más tarde se iniciaba la etapa de los movimientos de masas: la Revolución Cultural estaba formalmente en marcha. Durante la Revolución Cultural buena parte de los jóvenes que gozaban del privileg-io de vivir en una ciudad fueron enviados a aprender de los campesinos. Mao invirtió la ecuación tradicional que asignaba al letrado la misión de educar al pueblo. En la nueva China maoista eran los campesinos quienes debían enseñar al pueblo. Esta prolong-ada estancia en las remotas zonas rurales de la China profunda puso en contacto a estos jóvenes urbanos (de entre tos cuales surgirían no pocos creadores de los ochenta) con formas de vida ancestrales, pervívencias latentes de tradiciones oficialmente desterradas. El envío masivo de los jóvenes estudiantes de las ciudades al campo para que aprendiesen de los campesinos revolucionarios marcó toda una generación y se convertiría en uno de los episodios más revisitados por la ficción china de las dos últimas décadas del sig-Io x x. 2Fi8

TENDENCIAS IlF. FL'\ DE SIGLO

La parálisis creativa e intelectual se prolongó en China hasta después de la muerte de Mao, y más concretamente hasta abril de 1978, cuando el Comité Central del Partido Comunista decidió retirar el calificativo de "elementos derechistas" a aquellos a quienes les había sido atribuido veinte años antes. El proceso de reforma económica, tecnológica y social que se produjo tras la toma del poder por Deng Xíaoplng tuvo una incidencia fundamental en la producción intelectual y literaria. Para describir la posiciones intelectuales más identificadas con las nuevas políticas reformistas de Deng Xiaoping se ha hablado de un marxismo "secular» para distinguirlo del marxismo -fundamentalísla» y fanático del periodo maoísta. El modelo ideológico que alienta el reformismo chino impulsado por Deng Xiaoping se orienta al pragmatismo, se basa en la idea de que hay que mirar de frente a los hechos y de que la práctica es el único criterio de la verdad. El cientifismo legitima las reformas económicas dotándolas de un principio de racionalidad. Se trata de un marxismo descreído, posibilista, cada vez menos marxista, pero que no por ello renuncia a la idea de "dictadura del proletariado» (y de las nuevas elites empresariales enriquecidas que a través de las tc.~is de "las tres representaciones» tienen ya cabida en el partido). La idea de progreso, desarrol1o y fortalecimiento de la nación china bajo un liderazgo fuerte y preservado con métodos coercitivos si es necesario marcan la idea rectora de la línea del Partido Comunista en la.'o últimas década.". Casi nadie en su seno pone en cuestión la supremacía única del Partido como garantía de progreso y estabilidad en China. Cuando a finales de 197R se produce el relevo político y Deng Xíaoping se consolida en la cúspide de la gerontocracia del partido, la literatura se conviene en síntoma e instrumento nada desdeñable del cambio. Con la celebración en otoño de 1979 del IV Congreso Nacional de Escritores y Artistas se marca el inicio de una nueva era y un nuevo campo literario. La nueva China precisa un nuevo relato, las heridas recientes precisan de quien la sepa contar en provecho de la patria. En este congreso reapareció de forma pública la figura de Liu Binyan, represaliado en la Campaña Antiderechista de 1957, que leyó un discurso donde reivindicaba la centralidad del individuo. Aquel mismo año, Liu Binyan publicó un célebre reportaje titulado 2!'i9

Ren )'ao zhi iian. (Entre hombres y ffwn,\lruo,\) en el que desentrañaba to-

da una trama de corrupciones y crímenes de un distrito del norte de Pekín, a modo de exponente de los efectos secundarios de la burocracia. A partir de entonces fue publicando artículos críticos de denuncia que le fueron paulatinamente alejando del favor oficial. A finales de la década de 19iO un núcleo de escritores innovadores, alejados dd dictado realista, muy influidos por el vanguardismo europeo y marcados por la figura de T. S. Eliot, se articularon alrededor de la revistaJintian (Hoy). El germen de esta plataforma había surh>ido en realidad de forma clandestina a finales de la década anterior en un círculo de poetas que se agruparían en el movimiento de la llamada "poesía oscura>' (menglong). Se les designa normalmente en inglés como «rnistv poets». Destacaban entre ellos las figuras de Bcí Dao, Yang Lianjr, l'vkng Ke y Duo Duo. Para las instituciones que dirigían la marcha literaria oficial, ya no era necesario insistir un el relato ejemplar del buen obrero y el buen soldado que se sarrifiran por el país. Después de las convulsiones de la Revolución Cultural, el idealismo extremo había perdido ya todo SLl crdduo, nadie podía creer en él. El relato que mejor podía servir a los nuevos aires era el del dirigente discreto y eficaz que choca con el dogmatismo del burócrata y sobre todo el relato crítico con el pasado inmediato. Tenían mucho que contar los escritores que volvían a casa después de haber pasado CJI el lao¡.;ai, la prisión o el ostracismo dos décadas (los que cayeron ya' en tiempos de la primera campaña masiva antíderechisra de 19S7) o una década (los que fueron arrastrados por la marea fanática de los Guardias Rojos en 1966 o en las resacas posteriores]. La Revolución Cultural se convirtió en el g-ran tema. Quedó temporalmente borrada de la memoria la efusión de hipnótico entusiasmo colectivo, la divinización fe-rvorosa del líder, el aura de aventura que rodeó todo aquel sórdido asunto. F:merg-ió el relato del perseguido, del desmán, de la dolorosa delación, del exceso org-anizado. La posibilidad de tratar de forma crítica los traumas de la Revolución Cultural generó la llamada corriente de la -Iiu-ranua de las heridas» (stienshong UH:rtX'UI'). Se trataba de una válvula de escape que de for-ma limitada permitía criticar los abusos de un rég-imen en un periodo concreto. El hecho de que los máximos dirigrntes chinos del momento (incluido el "pequeño timonel», Deng Xiaoping) hubiesen sido También víctimas políticas de la furia de los Guardias Rojos y de sus epígonos, convirtió en políticamente correcto ejercer la crítica so260

bre el periodo. Entre los pioneros de esta opción literaria están Liu Xinwu y Lu Xinhua, que en los años 197i y 1978 publicaron relatos en esta línea. Sin embargo, prOllto algunos escritores vieron un esta reiterada visita al trauma de la Revolución Cultural una forma mecánica y limitada de enfrentar sus causas profundas. Se empezaron a explorar los atavismos de la tradición cultural e intelectual china. Una de las temáticas más frecuentadas por la literatura china de las últimas décadas es la de la situación de la mujer; la mitad del cielo, según la ret(írica feminista china oficial. Entre las numerosas aproximaciones al tema feminista destaca la obra de Zhang .lie (l93i). Perteneció al Partido Comunista hasta que durante la Revolución Cultural fue acusada de individualista y poco interesada en la lucha de clases. Con la caída de la Banda de los Cuatro y el ascenso de Deng XiaopiTlg empezó su carrera literaria. Se situaba en la esfera dd g-rupo de escritores reformistas que tenían COIllO punto de referencia a \,Vang Mc-ng. ministro de cultura a mediados de la década de 1980 hasta la matanza de Tiananmen. ZhangJie trata en sus libros problemas rlc acmalidad como la corrupción, la burocracia o los cambios económicos, con unos principios literarios que no están en realidad muy le-janos del realismo y el didactismo que imperaba CIl la China maoista. Una de sus novelas más representativas es Galera (F'ong zJwn) , crónica de tres m ujcrcs mayores de cuarenta at105 en la China de finales riel siglo xx, las tres marcadas por el divorcio y por un entorno que a pesar de los cambios revolucionarios y de las reformas modernizadoras sigue siendo hostil a la mujer que escapa a los papeles tradicionales familiares. Lo que salva una literatura como la de ZhangJic, que uenc todos los números para convertirse en un aburrido excurso sociológico, es la gracia sutil de una escritura aferrada a las pequeñas cosas y a la vida cotidiana. El feminismo de manual queda atemperado por la capacidad de dar vida al mundo que recrea. Se pueden detectar en la literatura china del siglo xx dos momentos de especial efervescencia y renovación literaria, que se vinculan muy directamente a coyunturas políticas de apenura al exterior y de disminución de la tutela institucional sobre el proceso literario. La primera fase, hemos visto anteriormente, arranca en los años veinte, tras la caída del imperio y la descomposición del viejo sistema literario tradit-ional. Se forjan en aquel momento la nómina canónica de clásicos modernos de la literatura China; Lu Xun, Lao She, Cao Yu, Mau DUIl, Ha]in ... La segunda fase lle ebullición literaria arranca du201

rantc los primeros anos dl~ la década de los ochenta. El deshielo relativo del periodo permitió la emergencia de un nuevo clima de creatividad cultural. Se empezó a distinguir entre la "Literatura Revolucionaria», y una "Literatura de la Nueva Era» (Xin shiqi wl!nxw:). Se manifestaron al mismo tiempo varias gcne-raciUlll's literarias: las que habían sido represalíadas y habían tenido que callar c-on anterioridad y la generación de los jóvenes que se abrían paso. Destacan entre otros Bei Dao, wang Mcng, LLl Wenfu, Liu Binvau, Zhang jit" Yang Lían, Meng Ke, Duo Duo, l.iu, Xiaobo, Liu Heng. wang Shuo, Gao Xingjian, Han Shaogong,jia Pingwa, Ma jian, Ah Chcng, Mo 'Van, Fang Fang, Chi Li, Su Tong, Can Xue, Yu Hua... Tanto en el ámbito intelectual corno de la creación literaria, la relativa apertura cultural que se produjo a finales de los anos setenta y principio de los anos ochenta Iras el acceso al poder de Deng Xiaoping permitió la difusión de la obra de autores extranjeros. En apenas cinco anos China recibió de golpe, de forma condensada, el resultado de buena parte del desarrollo intelectual, artístico y humanístico que se había venido gestando y desarrollando en el resto del mundo a lo largo de más de un siglo. El impacto fue enorme. Llegaron al mismo tiempo los adalides de la modernidad (Nietzsche, Sartre, Freud, Heidegger, Popper; weber; Cassirer, Kafka.joyce, Faulkner, Lawrence, Virginia wolf Beckeu ... ), los posmodernos (Pynchon, Borges, Kundera, Vonnegut), los exístenciallsras (Sartre, Simane de Beauvoir}, los realistas mágicos (García Mérquez, Rulfo), los pensadores más recientes (Derrida, Foucault, Cadamerjameson), los empresarios, economistas y políticos (Friedman, Corbachev, Lee Iacocca, Hunüngtcn, Mxon ... ) y los fabricantes de best sellers (Jackie Collins, Erich Segal ... ) El conocimiento súbito de las corrientes renovadoras del pensamiento y de la literatura universal se convírtió en un revulsivo que marcó de forma indeleble a los nuevos creadores chinos. Éste fue uno de los factores determinantes de la llamada «Liebre cultura¡" (weüiua re) que se adueñó de China a lo largo de la década de 1Y80. Se abrió en aquel momento un inevitable e intenso deban- entre la reinvcnción de la vieja tradición e incorporación a las nuevas corrientes creativas. La posibilidad de volver a conectar con la Chilla profunda dio paso a la llamada "literatura de las raíces» (xungen u.W'llxue). Diferentes escritores chinos coincidieron en su aproximación literaria a la alteridad interior de las "minorías nacionales» o de una supuesta tradl262

ción incontaminada por los avatares políticos de la China moderna. En realidad, durante el periodo maoista ya .'W había producido una incentivación oficial al retrato de la diversidad étnica de China, pero la perspectiva era invariablemente propagandística, paternalisra y pedagógica: la identidad de la modernidad y de los valores revolucionarios era siempre identificada con la nueva China de la mayoría han. El buen mongol, tibetano, miao o elenchun era aquel que se sedentarizaba, se sin izaba, abandonaba las prácticas supersticiosas y aceptaba el abrazo del oso pekinés. A mediados de la década de 1980, un acicate importante a la frecuentacíón de paisajes rurales, temáticas tradicionales y personajes atávicos fue el rechazo al relato impuesto de la nación oficial. Se trataba además de un espacio literario sin connotaciones explícitamente políticas, que permitía rehuir el discurso oficial por la tangente. El narrador hastiado por la Iogorrea ídeologizada de una identidad china construida a base de consignas que ocultaba las diversas tradiciones y formas de vida, encontraba en estos espacios interiores terreno fascinante y fecundo en su exploración. Si los aparatos propagandísticos del maoísmo se habían esforzado tanto cn ocultar y borrar las tradiciones rituales, míticas, legendarias y étnicas diversas de China, para los creadores de la década de los ochenta aquél era ya en sí mismo un motivo que excitaba la curiosidad y el ansia de saber: algún interés debían tener. Se trataba de una realidad escamoteada. Un catalizador de esta tenr1elH:ia fue la publicación el ano 1985 del ensayo Las raíces de la literatura (~V¡mxue de gen) del escritor Han Shaogong. Se afirmaba en él que los escritores chinos debían accrcarse a la tradición y explorar los periodos antiguos. Han Shaogong aludía a una China primigenia, libre de las manipulaciones y de las corrupciones de la ideología y la política. Han Shaogong fue junio con Ah Cheng, Mo Van o Jia Pingwa IlTlO de los autores más reprcsenrauvos de esta tendencia. Algunos autores de esta corriente literaria neoprimitivista tendían a recrear escenarios idealizados de inocencia y sabiduría. Otros proyectaban esta alteridad en el espejo del deseo: frente a una China han sujeta a la doble férula del morallsmo eonfuciano y comunista, incapaz de expresar abiertamente emociones e instintos, dibujaban un ámbito en el que los sentimientos, la violencia y la sexualidad se desataban y se mostraban con toda su crudeza. Como acostumbra a pasar en estos casos, sus libros hablan más del deseo del escritor que de aquel que es re-inventado en la ficción. ~63

Mo Van muestra en lIonggaoliang (El sor¡.;o H!jO), 19t16, las tensiones entre tradición y modernidad. Exalta en su uovr-la un mundo rural chamáníco, atávico, primitivo, pero lo filtra con las nociones modernas de irracionalidad y sexualidad. Fn su novela el campo chino es al mismo tiempo lo más bello y lo más horrible, lo más sagrado y lo más profano, lo más intemporal y 10 más sometido al dictado de la historia ... l.a adaptación cinematográílca que Zhang Yimou realizó de esta novela en 19RR marca el punto de partida de la difusión internacional del Xuevo Cine Chino. Un caso singular y paradójico lo constituyó el proceso de recepción del libro de relatos Liangehu. ni de shetai tiuo kongkong dundan (Saca la lengua o vacío), que Ma.jian publicó en 19H7. Se trata de un libro ambientado en Tíbet en el que hace una descripción muy explícita de prácticas sexuales, en ocasiones ligadas al rito religioso, v de prácticas funerarias tradicionales tibetanas (Malian describe con morosidad el encarnizamiento de las aves rapaces sobre el cadáver desnudo de una mujer, dejado a la intemperie tal como marca la tradición). A pesar de su alto voltaje sexual, el libro pasó inicialmente la barrera de la censura, probablemente por estar ambientado en la periferia primitiva)' subersíiciosa de 'Ifbet. Los problemas llegaron cuando los tibetanos pusieron el grito en el cielo y acusaron a Ma jian de ciar una imagen falsa y sacrílega de sus tradiciones. En realidad el propósito de Ma Jian no había sido mostrar la barbarie tibetana sino, contrariamente, denunciar el rigorismo moral contuciano-comunisla. Pero la indignación tibetana alertó a las autoridades de Pekín. que temían la profundización del movimiento anticbino e independentista en TI11Ct. El resultado fue la prohibición del libro y la posterior opción del exilio que adoptó Majian. Ya en el exilio, Majian ha desarrollado una obra de muy notable interés. Destacan entre sus libros lTongdu:n (Polvo rojo), libro de viajes y vagabundeos por la China de los años ochenla y Lamian die (El 'Vendedor de fidm,) , escrita en el (lilo 199:1, en el que narra la historia de un narrador del departamento de propag-anda política que, hastiado de escribir ridículas historias ejemplares, empieza a narrar las historias que realmente le interesan ... MaIian es un activo miembro del exilio literario, dirige la sección de Escritores Independientes en Lengua China del Pen Internacional (z.hon/[lI.'tn dsdi w()jia bihlll). A mediados de la década de 1980 los críticos literarios empezaron a reunir la diversidad de tendencias narrativas innovadoras con la irka del surgimiento de una «novela de la nueva ola" (xúu:hao xiao-

shuo). En realidad, todo tipo de etiquetas se han acuñarlo en la China contemporánea para describir el efervescente dinamismo creativo en diferentes opciones literarias. Bajo el epígrafe de «generación perdida» (shiluodai xiaoshuo) se ha agruparlo a una serie de autores, enITe los que destaca Liu Suela, que intentaban en sus obras reflejar la desorientación y taita de valores que de-te-ctan en la sociedad. Otros autores han sido agrupados por su tendencia a la experimentación formal (shiyan). El concepto de novela de vanguardia (xiangjeng xicoshuo) ha sido también recurrente y emblemático en las últimas décadax en China. En las tendencias narrativas más experimentales y formalmente arriesgadas de la China actual destaca Can Xuc (1953), una escritora que huye de la representación de base realista dominante en la literatura china para explorar caminos surrealistas, oníricos, simbólicos. Para describir su literatura se ha hablado de -csrucla de la pesadilla" (anPflg hu). O de literatura de la sordidez (H'ocho de wen xue). Es habitual que se la adscriba al ascendente de Kafka. aunque sólo en algunos aspectos temáticos y de actitud literaria presenten conexiones. La locura y la amnesia son lemas recurrentes en su obra. Can Xuc practica una literatura ambigua y pollsémica: en sus novelas se puede leer al mismo tiempo una alegoría política, un relato fantástico, un tapiz de alusiones literarias chinas y occidentales. Su novela más importante e~ Huangnijíe (La calle del barro amarillo, lYH7). Las escenas y las imágenes se suceden en un callejón obsesivo de casas bajas y gente hacinada, alrededor de la fábrica S. En el callejón se amontonan los excrementos, sus habitantes están plagados de úlceras, los peITos y los gatos enloquecen y atacan a las personas, las ratas atacan a los gatos, la gente se cuenta pesadillas sin cesar, las [rutas y los niños de pudren de golpe, las orejas se desprenden y caen al suelo ... En 1993 Jia Pingwa, que hasta aquel momento era un respetado representante de la corriente literaria de la «novela de las raíces» con historias ambie-ntadas en el norte de Shaanxi, se descolgó con un largo e impresionante novelón libertino de alta intensidad erótica, Feidu tía ciudad abanr1rmaria). Se trata de una novela en clave, ambientada en un trasunto literario de la ciudad de Xi'an, protagonizada por un escritor que sobrevive en una sociedad carmpta, donde el dinero es el que mueve todos los movimientos de los intelectuales y fuucíonarios que le rodean. La novela está puntuada con innumerables aventuras eróticas. En diversas ocasiones, en los momentos más álgidos de los encuentros sexuales, el autor interrumpe irónicamente el 265

relato para insertar la siguiente frase: «Aquí el autor ha expurgado 333 caracteres», o "aquí el autor a autoccnsurado 39 caracteres". Al margen de su dimensión libertina y disoluta, se trata de una de las novelas más ambiciosas de la China de finales del :-;iglo xx , por su capacidad de recrear ambientes y de reflejar las convulsas contradicciones de su sociedad en un Fresco vívido y fascinante. la novela generó una gran controversia y finalmente, al caho de unos meses de su publicación, fue retirada de- circulación por la censura, alegando que se trataba de una «publicación vulgar y obscena que cmpozoúa a la juventud". Si se busca la palabra "amor" en el Diccicnana de Chino Mademo (Xiandai hanJu ádian) en una edición previa a 1990 se encuentra uno con la siguiente definición: «sentimiento muy profundo por alguien o alguna cosa: amar a la patria, amar al pueblo, amar el trabajo». En posteriores ediciones se hizo la concesión romántica de añadir un nuevo ejemplo: «se enamoró de una chica». También en literatura había necesidad imperiosa de pOller nuevos ejemplos alejados del amor a la patria, al pueblo o al trabajo. Después de medio siglo de secuestro ideológico del amor, de puritanismo revolucionario que se venia a añadir al tradicional puritanismo confuciano, no era extraño que la compulsión erótica empeza.~e a invadir la literatura china. En los años noventa Re visualiza la tendencia de la llamada «novela de la posnuc\'a ola» (lwu xinxhao xiaoshuo), entre cuyos autores destacan nombres como la propia Can Xue, Su Tong, Fango Fang, Ce Fe¡ o Yu Hua. El clima de desengaño profundo y de materialismo feroz que ha sustituido al romántico idealismo revolucionario se plasma en unas ficciones de morbosa violencia moral y física. Son frecuentes los argllmentos con torturas, canibalismo, sadismo y perversiones de todo pelaje. Ya no queda ni rastro de los flirteos pastorales idealistas que había en alguno de los relatos de la corriente de la literatura de las raices. Se prescinde de la idea del escritor como guía social que refleja valores de justicia social, dignidad humana o avance nacional. En palabras de Su Tong: «Hacer comparaciones entre la ficción y la sociedad es trabajo del crítico, no del escritor». De entre los autores contemporáneos chinos, probablemente Yn Hua (1960) es uno de los más interesantes y respetados del panorama chíno actual. Y con una creciente proyección internacional. Como critico ha escrito sobre Faulkncr, Borgcs, Mishima, Bulgakov, Kafka, Schwartz. A diferencia del empacho de extranjería que conducía en ocasiones a cándidos mimetismos en la década de los ochenta, hay 266

en Yu Hua una sabia y personal manera de inscrirsc en el diálogo estético que le ofrece la lectura (le los clásicos contemporáneos. Yu Hua practica un humor lIegTo y nihilista, retrata mundos de extrema dureza moral con una lividez mágica e iluminadora. Su objetivo no es retratar la realidad sino desnudarla, buscar una verdad que es simple aceptación de lo brutal que puede llegar a ser el mundo. Se mantiene en la equidistancia entre la tonalidad necesariamente oscura y crítica con su tiempo y una actitud de compasión hacia los individuos concretos que pueblan sus ficciones. En Sil obra reúne y pone en conIlícto creativo lo que Isaiah Bcrlin calificaba como una "actitud francesa» (producir una obra bien hecha, poner en duda el mundo y el lenguaje) frente a una «actitud rusa» (búsqueda d(~ la verdad, intensa compasión humana, sentido de responsabilidad moral). Entre sus narraciones destaca Xianshi )'izhonf{ (Un ti/m de realirlartJ, 1987, en el que recrea el microcosmos enrarecido de venganzas familiares que se genera cuando un niño mata por descuido a su primo. Entre sus novelas destaca Xu Sangllan mai xue ji (El nendedor de sangre Xu Sanguan), j996, en el que narra la epopeya humilde y personal de un hombre que sobrevive a todas las vicisitudes y catástrofes históricas de la China maoista a base de vender su propia sangre. Su novela más famosa es l1uozhe (Vivir), que centra en una mujer china la epopeya de supervivencia también a contracorriente de las mareas de las campañas y os movimientos de masas. La fama le llegó a la novela gracias a la elegante y multipremiada adaptación cinematográfica que realizó Zhallg Yimou. Al margen de vanguardias, truculencias y formalismos, se produce a lo largo de los años noventa el surgtmienro de una novela que se mueve en un mainstream aceptable tanto por el gran público como por los valores literarios establecidos. Se trata de la «nueva escritura de la realidad» o novela neorrealista (xin xieshipai), en el que la historia en mayúscula se reescribe en miniaturas cotidianas en el lenguaje de las pasiones humanas. No queda en este neorrealismo finisecular ni rastro del esquematismo ideológico y didáctico del realismo oficial del periodo maoista. Persiste la acritud de revelar los intersticios oscuros de la sociedad, los rigores de la vida cotidiana en la China contemporánea. La principal representante de este movimiento es Chi Li (957). Entre las obras de Chi Li destacan Fannaa rensheng (l'ída tristes, que describe unajomada ordinaria en la vida ordinaria de un hombre casado, que duerme apenas cuatro o cinco horas, hace colas para todo, aguanta aljete ... No estamos ante el retra-

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to épico del obrero sacrificado de ensalzaba el maoísmo, sino an«: la constatación de una vida insignificante, a la que no se quiere dar más significado del que tiene. También destacan en el campo del neorrr-alisrno Liu ITeng(19M) y Fang Fang (195!':i). Una de las novelas más destacadas de esta última autora es Zai w()de knishi shi wlJ'¡ejieshu (Mi final está en mi princijJio) , publicada el año 2000. La novela narra la historia de una mujer desde su nacimiento en una familia intr-lee.tnal de honestos y obedientes ciudadanos de la China de Mao hasta su triunfo social como pequeña empresaria en el mundo de la moda en la China sofisticada de las ciudades costeras del fin del siglo. Bajo una apariencia tranquila y socialmente exitosa, la protagonista ha ido acumulando un volcán explosivo de odio reconcentrado, como respuesta a las humillaciones infantiles y a una violación brutal a manos de la persona que amaba. Empezará una doble vida como brillante, eficaz y sofisticada profesional de la alta costura de día y prostituta barata y callejera de noche. La novela retrata con acierto los camhios y las contradicciones acusadas de la China actual. El más popular e influyente de los escritores chinos contemporáneos es sin duda Wang Shuo (1958). Con él se ha roto definitivamente la frontera nítida entre una literatura seria}' pura (chun mcnxue) )' una literatura popular y comercial (shangye wenxue). wang Shuo es un autor irónico, de un humor sardónico, directo y accesible pero al mismo tiempo con una gran ambición, capacidad crítica y corrosiva. Hace gala de un antilntelectualismo militante y agresivo que le ha ganado el recíproco desprecio de la crítica y de sus colegas de oficio. wang Shuo siempre ha tenido mejor entrada en el mundo de la televisión y del cine. Pero finalmente incluso los más reticentes han tenido que rendirse ante la evidencia de estar ante el más potente artefacto literario de la China actual. Wang 5huo retrata los ambientes de la delincuencia, de las bandas juveniles, de los niños y adolescentes de la Revolución Cultural que practicaban el pilt~e }' la gamberrada en un mundo de caos}' desgobierno, mientras sus hermanos mayores se dediraban a repetir las consignas del Gra.n Timonel y se ensañaban con sus profesores y sus mayores. ÉSle es un mundo que queda también muy bien retratado en la película Yrntggu,ang can len de rizi (Dúv; ni color dA sol) que dirigió en 1990 Jiang 'Ven con guión de vVang Shuo, basado en una de sus novelas. Es marca característica de vVang Shuo la parodia sangrante de la fraseología vacua del poder. Nadie COITlO él ha llevado tan lejos la per2fiH

versión del estilo adusto y autoritario del régimen, parodiando la llamada "prosa de madera». En la obra narrativa de Wang Shuo se encarna el triunfo del individualismo, del nihilismo y el hedonismo en la China de Deng Xiaoping Iras el dcsengaúo de un sueno idealista de la Revolución Cultural que se reveló una pesadilla colectiva. \I\lang Shuo empezó a publicar a mediados de los ochenta, cuando en China los aires de reforma entreabrieron la puerta del redil hn-rario, basta entonces dominado por el didacnsmo acartonado. Destaca en su currículum una larga experiencia precoz como pandillero y la expulsión del ejército, concretamente de la marina. Se le considera el precursor de una tendencia literaria llamada «cultura gamberra- (jJizi wenhua) o "literatura pandlllcra o picaresca- (liumang wenxue). Es conocido en China. tanto por sus libros como por sus guiones de cine y televisión, pero nada tiene que ver con montajes estrictamente comerciales ni tampoco es reductible a un fenómeno de sublireratura de consumo. Es un extraño cruce de Mrozek v Gombrowicz pero en barriobajero. Y es, como ellos, de una gran eficacia corrosiva. Entre sus novelas destaca Qian wan bie ha too dan/( ren (Haz eifaoor de no llamarme humanos, publicada por entregas en una revista a los pocos meses de la matanza de Tiananmen. Aunque no hay en ella apenas referencias directas a los tanques (pero sí algunos personajes que acaban curiosamente engullidos bajo sus ruedas dentadas), eIlibro destaca por la ferocidad con que retrata la manipulación de masas y el patrioterismo de la China actual. La sátira arranca cuando una especie de ONG autodenominada "Comité de Movilización Nacional» decide fabricar de la nada un supe-luchador de artes marciales que restituya el orgullo nacional chino herido en los Juegos Olímpicos de Corea. Después dc mucho buscar, descubre-n que un conductor de bici-taxi es el último descendiente de un linaje de luchadores de la "Secta del Sueño Revelado» de la época de la guerra de los Bóxcrs. Los miembros del conlité le someten a un intenso proceso de reeducación aderezado con las nuevas técnicas de marketing de la China del «socialismo de mercado». Este delirante proceso pasa al final por' el cambio de sexo y la iniciación a las maneras modélicas de las nuevas universitarias chinas, tan obcdícmcs al Partido como a los dictados de la moda. El resultado es un engendro que está a medio camino entre los nuevos famosos medlaücos y los viejos héroes anónimos como los que proponían las campañas maoístas tipo «aprended del soldado Lei Feng.» Se trata de una profética aproximación a la 269

trompetería patriótica que empieza a resonar ante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Sin sofisticación culturalista, con argumentos delirantes pero rnmca gratuitos, wang Shuo consigue desvelar la duplicidad característica de la China oficial de Deng Xioptng. A pesar de su carácter crítico ha sobrevivido a casi todas las purgas y prohibiciones. Pero al final le llcgó su turno en la enésima campana contra la polución espiritual emprendida a finales de 1996 por Jiang Zemín, que comportó la prohibición del conjunto de su obra. Wang Shuo solucionó de terma hábil el contratiempo pasajero poniendo agua por medio, aprovechando la ocasión de la primera traducción en Norteamérica de un libro suyo. Un ano más tarde sus libros volvían a figurar en los escaparates. Coincidiendo prácticamente con el cambio de milenio, surgieron una serie de escritoras que presentan una pose literaria provocativa y escandalosa, que hablan sobre sexo, droga."> y rack and rol], Se trata de las llamadas meinu zuojia (escritora.s guapas), un fenómeno tan literario como de moda alimentada por la prensa, quc, sin embargo, responde a un nuevo perfil sociológico emergente. Estas esc-ritoras hablan de los qUl~ en China está de moda llamar como "nuevos humanos" (xinxin renlel),jóvenes materialistas, hedonistas, sin escrúpulos morales. Se trata de una literatura en parte prohibida en China, pero accesible --como todo lo prohibido-e- a través de lnremct o del mercado negro. Estas jóvenes escritoras descaradas se sitúan al margen del experimentalismo y del realismo sociológico, crítico y positivo quc impera en el mainstrecm literario chino. Escriben de la juventud marginal o sofisticada. Escriben con el cuerpo pero no siempre tienen talento literario. Tienen webs personales con fotos sorprendentes donde se pueden leer sus obras prohibidas. Montan partys y fiestas organizadas para consumo de los modernos de Shanghaí o Guangzhou. En muchos casos la censura apareció cuando la fama ya había corrido. 'Nei Hui llegó a vender más de SO.OOO ejemplares de Shanghai toobei (Shanghai Baby) antes de que desapareciese de las librerías. Rompieron el fuego vVci Hui (1973) con Shanghai baobei (Shanghai Baby) y Miau Mian (l970) con Tang (Candy), Una de las más sólidas novelas que han surgido en esta tendencia es lVu yu (Chicas-dragón), publicada el año 2001 por Jiu Dan (1968), una joven de Yangzhou que acumuló información y experiencias en Singapur y que en esta novela habla de las jovencitas chinas que viajan a SingapUl' obsesionadas por el dinero y que se dedican a prostituirse en los hoteles de lujo para mejorar Sil nivel de vida. Jiu Dan define sus libros

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corno «literatura prostituta». la moda creó escuela y se le sumó una apenas adolescente escritora de Pekín, Chun Sue, que narraba su iniciación al mundo del sexo}' la marginalidad en Bnjíng wawa (l.a muiiena dePekín) y vendió también decenas de miles de ejemplares de su libro antes de ser prohibida y traducida a diferentes lenguas del mundo, al igual que sus colegas. Shanp;hai Bol')' de wei Hui es la historia de una joven aspirante a escritora que se lía en un triángulo amoroso. La peculiaridad es que uno de los vértices no es chino sino un joven y fornido alemán. Shang!tai Ba}l)' es una historia situada en ambientes culturales vagamente alternativos y marginales. La novela está trufada de citas de cantantes de rock, escenas de sexo fuertes para China pero más bien ligtht en Europa. La protagonista de Shanghai Bab)' es una licenciada universitaria, novelista de 25 años. Se hace llamar Coco en homenaje a Coco Chanel. Trabaja en un bar donde conoce a su novio chino, un pintor denominado Tlantian (eCada día», literalmente). Él tiene una personalidad melancólica y, pese a que mantienen una buena relación afectiva, no la satisface sexualmcnte. Curiosarocute, el novio tiene la madre en Cadaqués, donde regenta un restaurante chino y convive con un hombre del país. Coco pronto conocerá a un alemán de nombre Mark (casado y con un hijo en Alemania, ejecutivo de una empresa radicada en Shanghai) que se convierte en su amante y con quien logrará la satisfacción sexual plena. El núcleo del libro gira alrededor de esta doble relación (amor con el chino-sexo con el alemán). En la recepción china del li.bro tiene un papel importante el elememo de curiosidad y escándalo que puedan llegar a representar las relaciones sexuales «interraciales- entre una joven china y un extranjero. En la recepción occidental del libro dcscrnpeúa un papel importante el hecho de que el libro tipifique la nueva China rica y sofisticada, amoral, seducida por Occidente, que gira la espalda a la propia tradición y se deja llevar por la espuma de la frivolidad. También posee un papel importante el aura de que sea una novela prohibida por el régimen. Literariamente hablando, Slumgluú Rab)' es una novela errática, pretenciosa, que presenta un interés básicamente sociológico. Por el contrario, Mían Mían es una escritora con mucha más fuerza que su ex amiga y pareja de baile mediarico, 'Vei Hui, a quien ha acusado públicamente de haberle plagiado ideas y argumentos. La más importante de las novelas de Mian Mían, 7ang (Cand)), está fechada en 1999, es un relato de raíz claramente autobiográfica, que va desde los 19 arios hasta los 29 años. Se centra especialmente en la his-

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tor¡a amorosa. También son muy importantes los temas del rack, la adicción a 1<-1 heroína y el sida. A diferencia de weí Hui, \-fian Mian no toca de oído, no quiere aparentar soüsücación y familiaridad con la vida canalla: sabe de qué habla yeso da credibilidad e interés al libro. Tang (Candy) se centra en la relación de la protagonista, unajoven cantante de un grupo de rock, con su novio, lerrísta de rock, hijo de inmigrantes chinos en Inglaterra. }<~l tiene amantes. Ella se intenta suicidar. Él se vuelve yonquí. EUa ~e vuelve alcohólica, Él illgresa en centros de rehabilitación. Ella corta con el novio y se engancha también a la heroína, vive entre prostitutas. Etcétera, ch:étera. Tan/{ (Cand)') se sitúa en el Shanghai actual y también en una innominada ciudad del sur que tanto podría ser GuangAlOu (Can ton) como Shenzcn. En cua aparecen yonquis, traficantes, vigilantes de ga~ ritos de juego, prostitutas y músicos. Hay escenas de sexo descritas con de-ralle y fuerza sugerente. Es un retrato y testimoniu literario de una experiencia dura, sin moralina. Retrata el ambiente de los jóvenes marginales marcados por la música occidental. Las canciones de rock puntúan la banda sonora de las emociones y experiencias. El terna de (a influe-ncia extranjera es muy importante en la novela. Aun así, la protagonista no tiene contactos direcuis con extranjeros, pero apunta que la fascinación por aquello extranjero no es esnobismo sino necesidad de cosas «trescas. y nuevas que "les dan fuerza". A diferencia de Shang}ulÍ RallY, donde 10 extranje-ro aparece con un punto de fácil fetichismo esnob, aquí se centra en la música rock (Dones, Kurt Cobain, Radio Head, Pink Floyd ... ) yen una reproducción no mimética de problemas -univcrsalcs»: heroína, alcohol, desamor ... En los extraeros críticos introductorios a la edición china censurada de la novela (la versión completa ha aparecido solamente en Internet y en las traducciones extranjeras), se habla de la novela como ,le un retrato a una -juvcntud dura y cruel». Se dice: «La novela es un regalo de amor para los jóvenes perdidos y desorientados de las ciudades. La autora desprecia la emoción pero a la vez se hunde en ella. Es una chica de ceniza apagada; pero a la vez es como fuego, encendida y magnética. Retrata de forma profunda, personal, la vida oculta de la ciudad. La novela refleja una contradicción: el sexo en una sociedad represiva que no tiene libertad. pero en la que ni siquiera los más liberados emplean el sexo como un instrumento de lucha. «[ ... ] La narradora utiliza el instinto de una mujer para describir su vida. Lejos de la tradición de las novelas chinas, describe la vivencia y la emoción sensible incluso en situaciones enfermizas.»

Tanto Jiu Dan, \Vei Hui, Chun Sue como Mian Mian son un claro exponente de la nueva y contradictoria China actual. Son un testigo evidente del hedonismo y del nihilismo que han venido a sustituir desde los años ochenta al idealismo revolucionario chino de las décadas anteriores. La decepción y el regreso al individualismo emergen cuando finalmente los ideales colectivos se revelaron hijos de la manipulación de masas y de la más grosera lucha canina por el poder. El modelo de mujer que dibujan prescinde de los papeles tradiciotules de hija y madre. Se define sobre todo como amante, y, en algunos casos, como artista, alguien que se inventa a sí mismo y hace un uso libre del propio cuerpo, que llega a las puertas de la autodcstrucción, que adora el dinero, que juega con la seducción sin rechazar la promiscuidad y un papel activo en el juego sexual, y que, por pura inercia, frivolidad y desorientación, casi sin saberlo, acaba reproduciendo pautas tradicionales y de sujeción a los machos que las subyugan. Entre los escritores chinos actuales hay más de una docena ql1e merecerían figurar en los catálogos rnái'. exigentes de cualquier colcccón de literatura contemporánea sin necesidad de n:currir a ningún paternalismo único. Son voces personales, que han leido con Fruición tanto a sus clásicos como a Kafka o a Borgcs, o a Don Del .i110. Entre ellos podrían estar unos cuantos de los antcriortru-nu: citados, nombres como Yu Hua, Ah Chcng, \'\"<mg Shuo,jia l'ingwua, Lu \Vcnfu, Mo Van, Wang Meng... En Francia, Estados Unidos, Gran Brrtafia o Italia se les traduce, i'.e les conoce, se les aprecia y se les lee en determinados círculos literarios.

ESClHI-\I~:KDO LEJOS DE CHiNA

Se calcula que hay entre treinta y cuarenta millones de chinos esparcidos por el mundo. Unos cuantos centenares de entre ellos escriben y publican libros, pero no siempre en chino. La mayoría viven en el sureste asiático, pero cada día crece el número de chinos en Europa o Norteamérica. Sólo en Estados Unidos se calcula que anualmente hay más de 40.000 chinos estudiando en sus universidades, un porcentaje significativo de los cuales al acabar los estudios no vuelve a casa. En muchos casos los miembros de las comunidades chinas de ul273

tramar son ya hijos o nietos de inmigrantes, que a pesar de vivir a miles de kilómetros de China, en pleno núcleo comercial o a las afueras de Sidncy, de Vancouver, de Kuala Lumpur o de Santa Colcma de Cramanet, siguen habitando en la China global que se reproduce indefectiblemente allí donde haya una familia china. Los vínculos familiares no se limitan a los seres vivos y cercanos que comparten apellido y parentesco inmediato, sino también COl] todos aquellos que los han precedido: es decir al linaje ancestral y a su tradición. Esto no quiere decir que los inmigrantes chinos vivan en una especie de limbo pintoresco y anacrónico, y sigan necesariamente poniendo incienso en los altares de los lares, ni que observen al pie de la letra las fiestas tradicionales o se pasen el día sorbiendo té verde. Eso ni en China. El caso es que por más amcrícanbacíon o europeización o por más lavado de cerebro maoista, el atavismo de la familia china es camaleónico y multiforme, se mezcla con cualquier ingrediente, come de todo y adopta formas insospechadas y transparentes, de aparente aculturación , para al final acabar generando dinámicas de una cierta continuidad. Alrededor de este proceso migratorio se produce a finales del síglo xx un fenómeno literario inédito: la irrupción de una serie de escritores de origen chino, inmigrantes de primera o de segunda generación, ex estudiantes extranjeros o exiliados que, en algunos casos, prescinden en sus creaciones de la lengua china (pero no de sus paisajes humanos, ni de su rasgos culturales ni de su tradición) y se decantan por el uso del inglés, el francés, el holandés ... como lenguas de expresión y de inserción en un nuevo ámbito literario. Algunos de estos autores han conseguido importantes premios, éxitos de público y reconocimiento crítico en sus países de adopción y en los circuitos literarios internacionales.

EL EXILIO UTIRARIO

Algunos de estos escritores de la diáspora confirmaron su decisión migratoria despuó de contemplar en el televisor las imágenes de los tanques del Ejército Popular de Liberación entrando en la plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989. Otros habían participado en las protestas y consiguieron escapar. Estas imágenes marcaron la decí274

sión de muchos estudiantes, creadores y escritores. Entre la migración y e! exilio literario se abre todo un abanico de grises, de matices y de casos particulares. En este caso lo que cuenta no son los porcentajes ni las cifras, sino la singularidad creadora de algunos de estos nombres: Bel Dao, Yang Lian, Ma jlan, Gao Xingjian. Ha ]¡n, Hong Ying, Duo Duo, Mang Ke, Dai Sijie ... En este grupo la mayoría ha seguido fiel al chino como lengua de expresión, a\lI1que en otros casos se ha producido el cambio toral o parcial de lengua. Con sorpresa y con un punto de escepticismo se recibió en muchos círculos literarios la noticia de la adjudicación del premio Nobe! de literatura de! ario 2000 a un prácticamente desconocido escritor chino exiliado, nacionalizado francés, llamado Gao Xingjian. La pregunta de! millón sigue siendo: ¿realmente es tan bueno como decían los académicos suecos, o se trató meramente de una jugada política que intentaba explotar su condición de disidente chino? Para cualquiera que lo haya leído la respuesta no ofrece dudas: Gao Xingjian es, antes que exiliado o disidente, un escritor completo -c-narrador; dramaturgo, novelista, ensayista- con UIl mundo fascinante que conecta con e! paisaje mítico de la China profunda y con las fuentes de la sabiduría tradicional y taoísta, pero que al mismo tiempo se sirve de las técnicas expresivas más innovadoras y se muestra capaz de apelar al lector contemporáneo con independencia de su ubicación geográfica. Gao Xingjian sitúa en e! centro de su literatura un problema crucial: la incorporación a los discursos de la modernidad de una tradición literaria como la china, aislada y desconocida en el exterior. 1'\0 en vano su teatro ha sido calificado como una indag-ación zen del absurdo. Evidentemente en todo premio literario siempre hay algo de juego de azar y dcjuego de intereses. Puestos a otorgar el Nobe! a un escritor chino, lo podrían haber hecho con idéntica razón a autores de calidad similar, exiliados -MaJian, Reí Dao, Yang Lian o Duo Duo-o del interior -Jia Pingwa, Yu Hua, wang Shuo, Can Xuc, Lu \'Venfu, V\Tang Meng o Ah Cheng-. En cualquier caso, el premio no hace sino llamar la atención sobre un autor de interés intrínseco y sobre una literatura que en las dos últimas décadas ha producido obras de mucha calidad y aspiración a la universalidad, que merecen figurar en los catálogos de cualquier editorial europea que tenga la voluntad de captar las corrientes innovadoras de la literatura universal. A pesar de que las motivaciones de la concesión de-l premio Nobe1 a Oao Xingjian no se justifican como apuntábamos por razones estrictamente ::!75

políticas, sí que son políticas algunas de sus repercusiones, especialmente en el interior de China. La reacción airada de las autoridades y de los medios de comunicación oficiales chinos ante la noticia de la concesión así lo ponía de manifiesto. Más irónico se mostró el enronces presidente del gobierno Zhu Rongji, que preguntado en Japón sobre la noticia dijo estar muy contento de que hubiese ganado el premio Nobcl un escritor francés que escribe en chino. Evidentemente, un premio como éste contribuye a deslegltímar un régimen autoritario que, además de exiliados políticos, tiene exiliados literarios, en el interior y en el exterior. Cae Xingjian (1940) descubrió a los diecisiete años el mito de París en una revista checoslovaca escrita en lengua china. Allí pudo leer una biografía del escritor ruso llia Ehrenburg. Evocaba su vida en París y la bohemia de Jos artistas surrealistas en los cafés parisinos de los años veinte. El escritor y periodista ruso contaba que había visto a una mujer entrar en un café, dejar a su bebé en la barra y marcharse diciendo que tenía que hacer un recado. No regresó jamás. Y la patrona reclamó a todos los dientes un suplemento en la propina para ayudar a criar al niño. Esta anécdota le trastornó: él quería vivir así, y decidió entonces aprender francés. Licenciado el año 1962 en la Facultad de Lenguas Extranjeras, inició una carrera literaria que quedo interrumpida durante la Revolución Cultural (1966-1976). Como tantos otros escritores, pasó una temperada reeducándose en el campo. Se vio entonces obligado a quemar una maleta que contenía los treinta kilos de manuscritos que hasta ese momento llevaba escritos. Siguió escribiendo a escondidas pero tampoco pudo conservar la mayoría de los papeles de aquella época: a medida que los acababa, los iba enterrando envueltos en bol"as de plástico. A finales de los años setenta, con el inicio de la apertura y la reforma impulsadas por Deng Xiaoping, le volvieron a llamar a Pekín para hacer de traductor e intérprete. Los nuevos aires permitieron la reanudación en la traducción de autores extranjeros. Los lectores chinos más inquietos descubrieron de golpe toda la tradición de la modernidad del siglo xx. El impacto fue inmenso. Gao Xingjian rraduio entre otros a Prévert y a Ionesco. En 1981 publicó un ensayo sobre las nuevas técnicas narrativas de la modernidad que no era otra cosa sino un ataque frontal a las tesis oficiales del realismo socialista. La polémica fue agria y acabó con la campana contra la «polución espiritual" del ario 1983. Su pieza teatral Cñeznon (La parada

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de autobuses), tuvo el honor de ser considerada por los censores del r(~gimen la obra más perniciosa publicada en China. Viendo que sus posibilidades de desarrollar una carrera como autor teatral en China eran escasas, el año 1~88 Cae Xingjian se marchó a trabajar a París. Después de la matanza de estudiantes de la plaza de 'Hananmcn del 4 de mayo de 1989, decidió nacionalizarse francés. Con la pieza teatral Taoxoang (La huida) basada en los hechos de Tiananmen sellaba la ruptura con el régimen chino. Años más tarde publicó dos novelas y contra todo pronóstico obtuvo el premio Nobel de literatura el año 2000. C:OITlO los viejos letrados de tiempos antiguos, Gao Xinjiau, aparte de dominar el arte de la escritura es diestro en las artes de la pintura y la caligrafía. En realidad, su medio de subsistencia no ha sido nunca la literatura, sino la pintura y si acaso el teatro. Con una personal deriva abstracta y expresionista de la antigua tradición china del paisajismo a la aguada, se ha ganado un nombre en el mundo de la pintura contemporánea. Gao Xingjian nunca ha ejercido de «disidente profesional». Vive en el decimoctavo piso de un edificio de las afueras de París. Desde allí contempla. como un anónimo cremita suburbial, el sol sobre los tejados de París y la torre Eiffel, dedicado al arte del pincel y de la palabra, eso cuando no está de gira de promoción o montando alguna de sus obras teatrales por algún escenario del mundo. La obra narrativa de Cao Xiugjian alcanza su plena madurez ya en su primera novela, Ungshan (La montaña del alma), un libro absorbente de más de seiscientas páginas, que toma el titulo de un lugar mítico atestado en fuentes escritas chinas con miles de años. Esla Montaña del alma se presenta como un objcuvo hada el cual emprende el protagonista y de su malla el lector un viaje inicíárico en busca de la belleza y del conocimiento absoluto; un viaje hacia el propio yo realizado a partir de materiales del paisaje ancestral de la vieja sabiduría china y a partir de materiales autobiográficos. En 1985, Gao Xinjiang emprendió un largo viaje de mas de diez meses y más (k mil quinientos kilómetros resíguiendo el curso del río Yangzi, desde las provincias interiores donde se conserva más viva la vieja tradición hasta la desembocadura cercana a Shanghai. De la experiencia de este largo viaje surbrió La montaña del alma. La prohibición de publicar y representar sus obras teatrales y el diagnóstico -que finalmente resultó erróneo-e- de un cáncer de pulmón, influyó en su decisión de alejarse de la capital. 277

Lo montaña del alma traza también un viaje a las raíces culturales escamoteadas por el nacionalismo agresivo, uniformizador e ideológico del régimen chino. En la novela M.' sigue un itinerario que remonta el río vangzí. Se suceden los encuentros y ensoñaciones amo-rosas, la aparición de ermitaños, maestros taoístas y monjes hu distas, la recopilación de motivos y canciones populares y los relatos de raptos, bandidajes, destrucciones ambientales o suicidios. Gao Xingjian adopta técnicas innovadoras, en una polifonía de voces que nunca derivan al nosotros -c-aquel nosotros macnaconarnente utilizado por la propaganda oñcial-c-. Se trata de una novela con elementos de dietario de historia de amor y de fábula. La novela nos sitúa en un ámbito fronterizo, donde habitan las minorías étnicas de los qiang, los yi,! los miao. Se trata de una novela con elementos de dietario, de libro de viajes, de ensayo, de compilación mirográfica. de historia de amor y de fábula, donde el esfuerzo del individuo pOI' escapar a la determinación del colectivo es el motivo recurrente. Ya enteramente concebida y escrita fuera de China, la segunda novela de Gao Xingjiau, Yi ge non de .\henjing (El libro de u.n hombre solo), abandona los territorios brumosos de la China profunda para afrontar su peripecia viral en la China de Mao y centrarse en el periodo convulso de la Revolución Cultural. La evocación de Gao Xlngjian destaca por su veracidad y penetración en medio de las numerosas recreaciones memorialtstícas y de ficción que ha merecido el periodo. Buena parte dcl líbro se sitúa en un kaíkíano laberinto de pasillos y despachos nominado en la novela simplemente como la Institucicn. Can Xingjian retrata en secuencias discontinuas la imposibilidad de la privacídad, el peligro intenso del sexo practicado en parques nocturnos o habitaciones esquivas: en aquel clima adverso surge una escritura Íntima y efímera, destinada a ser ritualmente quemada o enterrada. Sin embargo, Oao Xingjian no se limita a denunciar o a mostrar la dureza y la miseria del momento; tiene el valor de presentarse a sí mismo como víctima de la historia y objeto de persecuciones, pero también como actor y protagonista con algo de responsabilidad en la locura colectiva: se muestra a sí mismo con el brazalete rejo, conspirando, colg-ando dazibao-diarios murales de denuncia y combate potítico-, interrogando a viejos camaradas, dirigiendo sesiones públicas de denuncia a dirigentes sospechosos. Hay en todo ello un extraño y bello halo de tristeza. 278

Cao Xingjian convierte su incursión en la Revolución Cultural en algo más que una metáfora universal del totalitarismo y la manipulación política, traza el punto de partida de un proceso de individuación: sólo se identifica con el que huye, el que escapa y el que se dignífica en algún gesto de ternura}' de comprensión en medio de la barbarie. En la novela habla en tercera persona del joven que él fue: «como si fuese otro». Se objetiva en la mirada impasible que recrea la pesadilla sin afán de juzgar ni de recrearse en el odio ni el remordimiento: si acaso con la voluntad de liberarse de ellos y de transformarlos en arte. El libro empieza justamente a las puertas del imperio, en la lujosa habitación acristalada de un hotel de un Hong Kong que está a punto de retornar a la soberanía china, en una habitación compartida casi sin interrupción durante varios días y varias noches con una joven amante occidental, judía alemana para más senas. Casi a regañadientes, y sintiéndose observado a través de los ventanales del hotel, el escritor exiliado empieza la evocación de un pasado en el que durante anos intentó no pensar. Las secuencias del pasado en tercera persona alternan con episodios situados en el presente del sexo, del viaje, del recuerdo y la escritura, a través de una introspectiva segunda persona. Tal como pasaba en La montaña del alma, Cao Xingjian sitúa la reflexión sobre la identidad personal y colectiva en el centro de su literatura. La refracción de tiempos y personas gramaticales le permite con tctnplarse a sí mismo recordando, reflexionar sobre el sentido de la escritura, le permite inrrodurir derivas ensavfsticas en el avance del relato. La recurrencía al erotismo le permite acceder a los límites de la soledad rala vulnerabilidad de la desnudez, cuando caen las máscaras y se muestra lo oculto. El que recuerda y escribe el libro aparece caracterizado por su desapego y su nomadismo vital, le seguimos de Hong Kong a Sidney, Nueva York, Estocolrno, Perpiñan, Figueras o Barcelona, de los brazos de una amante alemana a una francesa. De la misma manera que la novela evita el plural omnipresente en las campañas y consignas maoístas, es notable la ausencia del yo: tal como se apunta en el libro, lo que importa es el proceso de observación y de objetivación, la mirada contemplada, el instante vivido.

l,lTEK.ATUR>\S nr: L-I. DIÁSPORA

Los escritores chinos de la diáspora se resisten a toda clasificación simplista. No son exactamente ni escritores chinos, ni franceses, ni sinoamericanos ni poscoloníales. Son autores que, en la medida que se integran en hábitats literarios y lingüísticos ajenos al chino, probablemente no sea en absoluto pertinente u ortodoxo etiquetar como «escritores chinos», pero que sin embargo vale la pena \cer y vale la pena traer aquí a colación ya que reflejan nn vibrante universo de reíerenrcs chinos y son capaces de transmutar en palabra literaria la experiencia ínuahístónca y cotidiana de las comunidades chinas de ultramar o la memoria de los tiempos vividos en China antes de la emigración (o el exilio). Hay que destacar en las literaturas de la diáspora china la aportación dd componente femenino, especialmente decantado a la n-olaboracíón autobíográñca. Habiendo sido las mujeres chinas objetos subalternos más que sujetos activos del devenir histórico, sin relaro ni discurso propio, recuperan ahora literariamente desde la distancia del tiempo, del espacio e incluso del material de ve-rbalización, una memoria personal que es al mismo tiempo una porción de la memotia colectiva que no se acostumbra a contemplar. Examinemos, pues, algunos de estos nombres y algunos de estos lihros que cifran un fenómeno disperso y poco valorado en su globalidad. En la literatura del sureste asiático directamente vinculada con la diáspora china, destaca el nombre (k Catherlne Lim (1942), hija de chinos, criada en Malas¡a y afincada en Singapur, en cuya universidad trabajaba hasta profesionalizarse corno escritora. La más celebre de sus novelas, The Bondmoid (El amuleto deJade), 1995, es uno de [os títulos emblemáticos de la llamada literatura poscclonial del sureste asiático. Carherine Lim consigue hacer creíble la manida historia del amor imposible entre unajoven sirvienta y el hijo de los señores. Traza con nitidez un paisaje de detalles cotidianos y de escenas mínimas del Singapur de los años cincuenta, cuando el dominio británico estaba en plena crisis y se gestaba el proceso que conduciría a la independencia. Al mismo tiempo proyecta a contraluz la fuerza mítica de un imaginario de raíz china, poblado de espíritus, objetos mágicos, apariciones nocturnas, dioses crueles o propiciatorios. Carherine Lim tuvo que autoedirarse la novela porque las einpr'c280

sns e-ditoriales de Singapur le exigían que suavizase o eliminase los acentos nuis crudos y los pasajes más eróticos. La novela se inicia en los barrios pobres de Singapur. La pequeña protagonista de la novela lleva allí una vida dura y miserable pero feliz junto a su madre y sus numerosos hermanos, hasta que al cumplir los cuatro años es vendida a una familia rica con la que vivirá por siempre más, recluida CIl I j lujoso palacio señorial donde hará de sirvienta. De la indigencia material, la protagonista pasa de golpe a la más áspera indigencia moral en un mundo cerrado y obsesivo, gobernado por los rígidos valores tradicionales chinos, en el que sobrevivirá a base de astucia, rebeldía y un amor sublimado e imposible. Catherine Lirn sabe amalgamar en su escritura ingredientes procedentes del melodrama cinematográfico, de la novela femenina moderna occidental y de la gran tradición moderna de la narrativa china (ic la primera mitad del siglo xx (Ha Jin, Lao She, Lu Xun, Can Yu.. .}. Entre los escritores de raíces familiares chinas que escriben en inglés es especialmente destacable el caso de Timothv :\10, nacido en 1Y50 en H()n~ Kong, donde pasó su infancia y cursó primeros estudios. Hijo de madre inglesa y de padre cantones, se ha convertido en uno de los puntales más indiscutibles de la narrativa en lengua inglesa conrcmporanea. :'\'0 hablamos, corno en algunos de los casos que más adelante discutiremos, de un autor de libros con un interés básicamente sociológico, histórico o dtx.unu-n tal, ni de un Fabricante de besl sellen fundamentados en la moda de la cmicidad. Timorhy 110 es sin duda uno de los más importantes y respetados novelistas anglcsajones contemporáneos, pertenece a la generación brit,ínica de julían Bames, lan Mcliwan, Martín Amls, y al grupo de novelistas bi-culturales que emergen durante la década de 1980, como Kazuo Ishtguro o Salman Rushdíc. Nadie como Timorhy Mo ha conseguido plasmar literariamente una crónica de la inmigración china en Europa. Especialmente en su novela SourSroea (AKridula), 1982, ha conseguido integrar su conocimiento directo de- las formas de vida v la mentalidad de los chinos de ultramar con el punto de distancia crítica que le viene del lado británico. reforzada con una formación como historiador en el St.Jnhn's College de Oxford, lo cual siempre imprime carácter. Timothy Mo sitúa AKrúlulu; en el Sobo londinense de los años sesenta, en el submundo hermético y abigarrado que hierve en las trastiendas de los restaurantes, de los garitos de juego. de los cuarteles generales de las tr-iadas }' de los bazares chinos de Gerrard ¡:HI

Srreet. Con gesto impasible, Timothy 1\10 modula el tono de su escritura y reúne en ella los CÜ1CO sabores que rigen la cocina china (picante, salado, agrio, ácido y dulce). Evidentemente la combinación agridulce a la que se alude en el título es la dominante. Timothy Mo oscila entre la crueldad y la ternura en su retrato particular de la dispersa y discreta ciudad china oculta dentro de la ciudad de Londres y sus suburbios. El sabor dulce domina aparentemente los pasajes dedicados a la observación microscópica oe los miembros de la familia inmigrante de los Chcn, recién lleg-ados de Hong Kong. Como una extraña ameba capaz de sobrevivir y de adaptarse a las situaciones más adversas, la vida doméstica de la familia Chen ofrece a Timothy \10 la oportunidad de lucir sus dotes de observador sagaz, de miniaturista ameno e incisivo. Pero las obligaciones inexcusables de la piedad filial, sumadas a la mala suerte en el jueg-o de azar hacen que la cápsula aislada de la familia Chcn quede eng-ullida ,ic forma casi inadvertida dentro de los tentáculos siniestros de otra familia mucho más extensa y menos plácida; la familia Hong, sociedad secreta conocida también en China como Tíandiluu (literalmente «La sociedad del cielo y de la tierra»} y más conocida en Europa como «las triadas» o mafias chinas. En los pasajes dedicados a describir las reuniones secretas. las ceremonias de iniciación, las sesiones de entrenamiento marcial y las acciones punitivas brutalmente contundentes de los miembros de las triadas, domina un regusto agrio intenso. 'I'ímothy Mo ofrece un retrato veraz y documentado de este mundo oculto de las sociedades secretas, tan influyentes entre los chinos de la diáspora. Aparte de fuentes periodísticas y de testimonios personales, utiliza como documentación de estos capítulos las memorias de un detective de Hong Kong expulsado del cuerpo policial y una colección de documentos de las triadas encontrados en jakarta a finales del siglo XIX. Timothy 110 se muestra especialmente diestro en el dominio de una cualidad estética típicamente china: el dominio del vacío, de la reticencia y de las omisiones que dejan zonas de sombra. El punto de gracia y de maestría de Aé,'1idulce radica en la capacidad de combinar este arte chino de la omisión con el ejercicio de una brillante y modernísima ironía estructural. Los ojos de la novela son los de la señora Chen, que paradójicamente sabe menos que el lector, vive ausente y encapsulada en su pequeño mundo doméstico. en su ascético aho282

no diario y en las largas jornadas de trabajo en el restaurante de jústfood para bárbaros extranjeros que degluten bazofia que ningún chino sc atrevería nunca a comer (pollo con almendras. arroz tres delicias, cerdo agriculce): vive ausente y aislada sin percatarse de los líos de su marido con los prestamistas de las triadas. Tímothy Mo consigue en Agridulce presentar una crónica al mismo tiempo veraz y conmovedora del mundo oculto que palpita tras las decoraciones recargadas de los restaurantes chinos de Europa. En Norteamérica el aldabonazo literario sino-..norteamericano lo dio a finales de la década de 1980 Amy Tan (1932), hija de inmigrantes cantoneses, pero h!ja sobre todo de la mixtura indiscernible de 10 norteamericano con lo chino. La publicación de TiteJO)I Luck Cluh (f.'l club de la buena estrella), 1989, marca un hito. Las novelas de Amy Tan constituyen un interesante y exitoso fenómeno sociológico v de mercadotecnia literaria. Con El club de la buena estrella destiló una nueva fórmula para el bestsellerposcolonial y sofisticado que combina la catarsis autobiográfica, el discurso de la autoayuda, el exotismo oriental, el feminismo atemperado, un punto de humor y un pellizco de reflexión inrcrcultural. A partir de The Kitchen God's Vi/ife (La mujer del dios de la cocina), 1991, la fórmula ganó en consistencia argumental y se ramificó hacia el tema de las siempre difíciles relaciones fraternales, la."incursiones en la memoria nebulosa de las ancianas de la familia o el tema de las creencias tradicionales y supersticiosas. Confluyen en la escritura de Arny Tan sus raíces familiares y culturales chinas con la subcultura de los talleres literarios californianos. A nadie se le ocurriría echarle en cara ajean Austen que siempre escribiese la misma novela, invariablemente protagonizada por alguna señorita en proceso de colocación en el mercado matrimonial de la Inglaterra de la Regencia. Tampoco es objerable que A.my Tan insista en cada nuevo libro en transitar el doble abismo generacional qlW se abre entre las madres chinas inmigradas y sus hijas nacidas ya en Noru.amórica, pertenecientes al grupo social que la afición norteamericana por los acrónimos bautiza como ABe (Amerit-an Boru Chincsc). En ninguno de los dos casos hay objeción alguna que hacer, pero mientras la obra literaria de jean Alisten perdura y perdurará, probablemente Amv Tan solamente lo hará si el futuro de la literatura queda definitivamente en las manos expertas (en vender) de losjefes de sección de libros de la" grandes superficies comerciales. En el ámbito de los ABe hay que destacar también a Gish jen {I ~1.~6), sinoamericana de segunda generación, licenciada en Harvard 283

y habitual de las páginas del Nrw }hrkero del The Nrw York Times. En su primera novela Í)'pical Amerium, 1991, plasma la odisea de un inmigrante chino, Ralph Chango, en quimérica búsqueda del sueÍio americano. La marca distintiva de la escritura de OishIen es un humor zumbón y efectivo aplicado a los espejismos v malerucndídos culturales sinoamericanos. Este registro funciona de maravillas en el formato del relato breve, tal como se puede comprobar en los divertidos cuentos recopilados en H1w is Irishr (Residencia Permanente). 1999. Más recientemente ha tomado protagonismo en Norteamérica la obra de Ha ]in, ex soldado del Ejército Popular de Liberación que tras haber patrullado la frontera de Mongolia y Siberia durante los setenta aprendió inglés en cursos radiofónicos ya los pocos anos de vivir en Estados Unidos ganaba el National Book Award con H'fúting (La espera), 1999. Ha ]in (1936) pertenece a aquella generación de creadores chinos a los que la matanza de la plaza de Tiananmen de junio de 1989 les pilló trabajando o estudiando en el extranjero y decidieron no volver. HaJin estaba por aquel entonces en una universídad norteamericana ultimando su tesis sobre Ezra Pound y otros po-.. eras «modernistas». Con un tono más documental y memorialísnco, llegaron desde Gran Bretaña los lVild Sioans: Three Daughters ofChina (Cisnes salvajf:.\), 1991, de jung Challg, profesora de chino de la londinense School of Oriental and Afriran Studies, que recrea en su libro la dificil peripecia dc tres generaciones de muieres de su familia. El libro ofrece un fresco autobiográfico que permite vislumbrar de cerca los vaivenes de la historia china del siglo xx resonando en las vidas singulares de tres mujeres chinas. JUllg Chang comienza por relatamos la vida de su abuela en la China prcrrcvolucionaria, con los pies vendados a la manera tradicional y vendida como concubina dc un «señor de la guerra». Después de la historia de la abuela.jung Chang relata la vida de su madre, quien desde- muy joven comienza a colaborar con los comunistas, viviendo la revolución, las sucesivas purgas y campañas o el Gran Salto Adelante. Prosigue con Sil autobiografía, creciendo en un hog-ar de funcionarios urbanos privilegiados por el sistema hasta que llega la Revolución Cultural y los padres dejung Chang: -intelectuales dlos- se ven perseguidos, arrestados y torturados. La protagonista es enviada al campo y cuando Mao rehabilita a Deng Xíaoping, ingresa en la universidad a estudiar inglés. Cisnes salvajes es aquel tipo de libro que se lee como una novela río e invita a abandonarse en su curso, pero que tiene un valor más 281

documental que literario. Con todas las prevenciones que se quieran aducir, este tipo de testimonio personal consigue plasmar detalles, \·ivencias singulares, escenarios intrahistóricos y materias sensibles que no se registran y quedan normalmente fuera de campo en las monografías y ensayos históricos. Por ello vale la pena consignar aquí su valor. Ciertamente hay que leer estos documentos mcmorialísticos o ticcíonalcs evitando la ingenuidad de creer que las cosas son simple y llanamente tal cual se narran, literales. Hay que revelar los subtextos personales e ideológicos, teniendo en cuenta la presencia de su sujeto singular que mediatiza, pero al mismo tiempo enriquece el discurso. Las memorias escritas desde el exterior de Chilla presentan la singularidad tautológica de la distancia, que permite afrontar sin restricciones y con espíritu crítico el pasado. Esto, que puede parecer obvio, en el caso chino no lo es en absoluto. Cuando se está inmerso en el interior de la serniosfera china, es muy dificil sustraerse al influjo de la compulsión tradicionalista y de la adherencia acrítica al relato del pasado que es caracterfstíca de la cultura china. Y es todavía más difícil sustraerse a un dima político y cultural contemporáneo que incentiva la autocensura y que tjen:c de forma activa y selectiva la censura cuando conviene, tendiendo así a bloquear, o COTllO minimo a limitar, las operaciones literarias de la memoria. En este sentido la literatura memonaltsuca china de la diáspora y del exilio ofnxe a veces resultados valiosos y singulares, completamente distintos a los que se producen en el interior de China. Alguien podría objetar en este punto que en el interior de China se producen también nurncrosos, interesantes y valiosos libros que recrean con acentos oscuros el periodo de la Revolución Cultural, y ciertamente es así: lo que cambia es que siempre aparece un límite autoimpuesto, sorteado a través de la sutilidad o la ironía, pues difícilmente podría uno afrontar allí el pasado sin lomar precauciones. Del extraordinario éxito comercial de Cisnes salimies se han derivado todo tipo de secuelas, más o menos afortunadas. De entre ellas cabe destacar Fallinfl.: Leaves: The Alemoir ofan lJnwanled Chmese Daughter (Las hojas que caen), 1997, de Adeline Yen Mah (1937), una jubilada anestesista afincada en Norteamérica que pasa cuentas con su dolorosa infancia. Mientras jung Cuang enmarcaba su memoria de tres minúsculas mujeres en la inconmensurable dimensión del relato épico de la China contemporánea, Adeline Yen Mah tiene a su propia familia corno marco principal de referencia. Y decir la Iami-

ha en China no es decir poca cosa: hablar de la familia es hablar de un complejo entramado de relaciones de poder. Adeline Yen Mah centra su rememoración en la crueldad moral en que se coció su infancia, encerrada en lajaula de oro de una riquísima familia que la estigmatizó y apenas la toleró, en el Shanghai lujurioso y sofisticado de la década de los treinta y en la posterior soledad de los internados de Hong Kong una vez el triunfo de Mao Zedong lleva a la familia al exilio. En la nómina de las escritoras memorialísticas que salieron de China para completar sus estudios, pero que acabaron quedándose fuera y desarrollando una obra en lengua extranjera, destaca Lulu Wang (1960). Con 25 arios viajó a Holanda, donde da clases de chino en la Universidad de Maastrichr, colabora en prensa y publica ficción en holandés. Lulu wang creció en tiempos de la Revolución Cultural (1966-1976), después de casi veinte años pasados a unos cuantos miles de kilómetros del escenario de los hechos y desde la distancia añadida de escribir en una lengua lejana, ha intentado exorcizar los fantasmas de la revolución cultural. Por ello SOTl de especial relevancia las aproximaciones individuales y subjetivas a aquella gran locura colectiva. La escritura de Lulu wang consigue reIlejar desde una mirada de apariencia ingenua el clima moral de la época y la sucesión martillearuc de consignas, campañas, persecuciones y otras convulsiones políticas, sin abandonar en ningún momento el entorno inmediato de la protagonista, a partir de la repercusión sobre las vivencias cotidianas, las relaciones familiares, las amistades, el deseo o el cuerpo. 286

Si hacemos un salto al otro lado del Atlántico, en Qucbec, encontramos a Ylng Chen (1961). novelista nacida en Shanghai que escribe en francés. Se trata de la escritora literariamente hablando más interesante y consistente de las que han surgido en la diáspora china de expresión francófona. Ying Chcn era una jovencísima estudiante de literatura francesa en Shanghai cuando emigró a Quebec. A los pocos años de residencia en Montreal comenzó a publicar novelas en francés. El reconocimiento no tardó en llegar, a mediados de la década de los noventa se convirtió en un éxito de público y de crítica, primero en Canadá y Francia, y poco después a nivel intcrnacional. La lama en los circuitos de exigencia literaria inreruacíonalle llegó a Ying Che n especialmente a partir de su tercera novela La ingratitude (La ingratitud), 19~5. Se trata de un monólogo inquietante y duro como un diamante. puesto en boca de una joven china que se acaba de suicidar para \'engarse de una madre absorbente y manipuladora. Durante las horas que siguen a la muerte, mientras su alma deambula todavía errante por los alrededores de su cuerpo, contempla a los que la lloran con desconsuelo. recuerda el pasado y pasa cuentas con la madre. Esta relación filial, decisiva en la tradición confuciana y en las formas jerárquicas de familia u-adicional china, es el escenario de fondo de Hila escritura diáfana y detallista r al mismo tiempo profundamente perturbadora. Ying Chen practica una escritura viva como el dolor y cruel como la memoria que la aproxima a la escritora de Vietnam Linda Le, también de expresión francesa. También en el campo trancótono destaca el nombre de Da¡ Sijie (1954), cineasta y escritor que forma parte de la generación ele los "jóvenes n-educados. ('1,hiqing) , que en plena Revolución Cultural fueron enviados al campo a aprender de los campesinos revolucionarios. En EJR4 obtuvo en Pekín una beca que le permitió ir a Francia a estudiar cinematografía. La posterior prohibición de filmar su primera película en China no le impidió llevarla adelante: recreó un campo de trabajo en un pequeño pueblo del Pirineo catalán, cercano a Perpiñán. Chiné, ma duuleur (1989) sentó fatal a las autoridades chinas. Ante la imposibilidad de hacer películas en su país, Dai Sijie se instaló en París donde continuó su carrera como cineasta. El crítico y comunicador televisivo Bernard Pivot apostó a fondo por el primer libro de Dai Sijie. Baluic et la Petite Tadleuse chinoise(Ra('l,(JI)' la pequeña costurera china), 2000, en su intluvenrc prog-rama de li-287

bros Brn.tillon de culture del 21 de enero del 2000 declaró: "Si este libro no se conviene en hest se/leY, mi progTama no sirve para nada.» Apellas en dos meses Oallimard ya llevaba más de cien mil ejemplares vendidos. La desconfianza inicial que despertaba la posibilidad de estar participando en \a secuela de un fenómeno rnedíátlco francés (la grantleun:omplacida con el homenaje del buen inmigrante chino) no está en absoluto justificada: el libro se defiende perfectamente solo, dentro y fuera de Francia. La Revolución Cultural se ha convertido en un escenario muy frecuentado por los escritores chinos contemporáneos, normalmente acogiendo historias dramáticas y laceran tes. Dai Sijie se acerca al periodo con un tono irónico y lig-ero; más atento a desvelar la cara grotesca del maoísmo que a convertirlo en materia lacrimógena. La primera escena de Balzar)' la pequeñu costurera china marca el tono: dos adolescentes enviados el año 1971 a una zona remota de China cercana a Tfbet para reeducarse con los campesinos salvan de la hoguera el violín sospechoso de contrarrevoluclonario que llevan en el equipaje con la interpretación ante el pueblo congregado de una sonata de Mozart. Para salir del mal paso rebautizan la obra como -Mozart piensa en el presidente Mao-. Emocionado, eljeíe local del Partido no puede dejar de añadir: -Mczart siempre piensa en el presidente Mao». En medio de la difícil rutina de arrastrar recipientes llenos de excrementos para abonar los campos y de pasar las horas hurgando en una estrecha mina de carbón, dos hallazgos transfiguran el paisaje vital de los protagonistas: el conocurnento de la joven modista y, con ella, de la belleza innata y del amor, y al mismo tiempo el descubrimiento bajo la cama de un amigo que se reeduca en un pueblo vecino de un baúl lleno de novelas francesas del siglo XIX, todas prohihidas en un tiempo de consignas y liderazgos ciegos. La fascinación que sienten los dos adolescentes y su joven amiga leyendo a Balzac o a Romain Rolland es la fascinación de descubrir en medio del colectivismo desbocado que es posible tener privacidad y emociones singulares: es el descubrimiento de la literatura como placer de la palabra, como espacio que ensancha el mundo y que airea el alma intoxicada de fraseología loboromlzada. La educación sentimental de la palabra literaria se impone a la reeducación política. Dai Sijie escribe una novela de formación a partir de materiales que en buena medida son autobiográficos: la aventura del despertar

de la conciencia en un entorno de una gran dureza. En realidad habla más de un amigo que de sí mismo, pero recuperando las escenas de aquel tiempo recupera la mirada pícara y perpleja del adolesccnte. En buena medida, la gracia del libro radica justamente en el candor de esta mirada y de esta voz, construida sin embargo sin ni una gota de ingenuidad. El gesto limpio, de trazo simple, de una ficción ligera y sugerente, con escenas y personajes apellas apuntados, 110 nos remite al entretenimiento pueril ni al esquematismo. Escríra en francés pero enraizada en los principios estéticos chinos -c-alusivos, minimalistas, sutiles-la novela de Dai Sijie nos conduce como quien no quiere la cosa al corazón de la literatura: al lugar donde la palabra y la ficción se convierten en saber de salvación, no por los valores o las ideas que puedan transportar sino justamente porque abren mundos y resonancias con la palabra. Daí Sl]lc decidió adaptar personalmente a las pantallas cinematográficas su exitosa novela, pero el resultado fue una versión cinematográfica dulzona y esteticista, totalmente falta del encanto leve que caracterizaba el libro. Sin embargo, esta adaptación cinematográfica tiene en su g-estación una historia muy interesante y sintomática del clima cultural chino contemporáneo. Dai Sijie decidió filmarla en el interior de China)' enseguida topó con el muro de la ce-nsur-a. El problema principal era que las autoridades de! ministerio no aceptaban que fuera justamente la literatura occidental la que cambiara la vida de losjóvenes protagonistas. No entendían por qué no podía ser un libro chino. Después de mucho circular por despachos ministeriales, Dai Sijie consiguió desencallar el tema a base de que se convocasen varios pequeños coloquios de consulta -c-finam-iadox por la productora de la película-e- destinados a discut¡r si era convrnicnre o no cOTl(Tder el permiso de filmación. Convocaron a estos coloquios a reconocidos profesores. escritores y cineastas chinos, todos ellos reeducados como Dai SÜic a principios de los setenta. El ministerio les planteaba si era conveniente autorizar la filmación. Durante la discusión se habki mucho dt: las experiencias con libros prohibidos. TOllo e! mundo los había tenido. Pero había muchos (¡ue no estaban de acuerdo en (Ilw se mostrase en el film la unportancla de la literatura rxcidontal, .El problema era mas nacionalista que de otro upo. Al final se obtuvo el permiso de filmación a pesar de quc inicialmente el ministerio no tenía ninguna intención de concederlo. El ministerio no se atrevía a negado. Sabían que el libro se había vendido muy bien en Europa y que ele

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todas formas la película se filmaría fuera de China y entonces la cuestión tomaría un cariz más político. Todo el mundo diría: otra película prohibida en China. Se obtuvo el permiso de filmación, pero la obra literaria de Dai Sijie permanece inédita en China (no en Taiwán) a pesar de qllt~ sea políticamente mucho menos beligerante o sexualmcnte explícita que otras novelas contemporáneas admitidas en China, como las de Yu Hua o You Fengwei. En el campo de la censura, en China pasan cosas tan inexplicables como que estén publicadas las obras completas de Sigmund Freud o del Marqués de Sade -sin restricción ni censura alguna- y que en cambio no se permita la publicación de libros más bien inocuos y blandos, vagamente críticos o perturbadores, aunque -eso sÍ- escritos en el extranjero por sujetos más o menos sospechosos y -autoexiliados». El camino de difusión por el que habitualmente optan los escritores prohibidos en estos casos es la traducción al chino en 'Iaiwau, la distribución en Hong Kong y la entrada de forma ilegal en el continente, dejando aparte la muy extendida práctica de reproducir libros completos en Internet, especialmente si están prohibidos. :--;0 hay libro o película prohibida en China que no tenga una subterránea pero fluida y extensa difusión por toda China. Sin salir de París encontramos otro fenómeno sino-Irancófono en la Ilgura de Shan Sa (1973). Lleva viviendo en París desde ]990, un arlo después de los hechos de Tiananmen. Con la publicación de Porte de la Paix céleste (La puerta de la paz celeste), 1997, se sumaba a la lista de escritores chinos emigrados o exiliados en Occidente que a los P'" COi;. aúos de haber llegado a su nuevo país de acobrida abandonan la lengua china y adoptan una nueva lengua para expresarse, con éxito dc crítica y de público y con acceso al mercado internacional de traducción a distintas lenguas. Shan Sa decidió escribir en francés después de haber visto al pintor Balrhus -eon quien vivía, como asísLenta de "u muje-r-e- destruir con entusiasmo una tela en la que llevaba trabajando dos año" y volver a empezar de 1111evo: «Llegué a París sin saber ni una palabra de francés. Empecé a estudiado en casa leyendo El f!xlm'l1jerode Albert Camus con un pequeño diccionario. Fue como empezar de cero. El francés es para mí un escalpelo afilado que me permite cortar más y más lino: ir más lejos». La puerta de la jJaz celeste obtuvo el premio Concourt a la primera novela en la edición de 1998, 10 cual no deja de producir Cierta perplejidad, tratándose de un librito elemental y algo oportunista, que a 290

lo sumo puede calificarse de bienintencionado. El francés de Shan Sa es elemental pero efectivo. En una tradición de escritura como la francesa, quc tiende al preciosismo, Shan Sa sigue la lección de simplicidad y de espontaneidad calculada del que fuera su primer libro leído en francés; El extranjero de Albert Camus. Por ahí 110 hay problema. Sin embargo, la literatura de Shan Sa HHT<:ce el calificativo de ingenua que la mayoría de la prensa española aplicó -por error- a la literatura del premio Nohd Gao Xingjian al día siguiente de la concesión del premio, al traducir erróneamente el -ingenuity- (ingenio) que le aplicó la academia sueca. Y lo merece no por la calidad de la dicción, sino por el esquematismo de la ficción. Los protagonistas son una joven dirigente de los estudiantes de la plaza de Tlananmen, pura y rebelde, y un soldado del Ejército de Liberación, también pllfO pero manipulado. El relato arranca el día después de la matanza del 4 de junio de 1989, cuando se encarga al soldado que busque a lajoven dirigente. Ésta se escabulle por el continente chino, dejando tras de sí un diario personal que enternece al soldado, y perdiéndose Iinalrnente en un bosque mitificado. La novela da un giro sofisticado al modelo chino del folletín político y del idealismo romántico y revolucionario que el maoísmo legó en herencia, al afrancesarlo en estilo y aplicarlo a nuevos planteamientos políticos. Puestos a leer literatura basada en las secuelas de los hechos de Tiananrnen, es mucho mejor probar suerte con Hong' Ying (1962), una joven novelista instalada en Londres desde principios de la década de 1990 que en Luo wu dai (El verano de la traición en la traducción española que seguía a la versión inglesa The Summer o{ Betrasal, pero que literalmente tendría que ser La generación de la danza desnuda), retrata el horizonre de revuelta estética, cultural y moral que acompañó la revuelta política de los estudiantes de la plaza de Tiananmen. La novela. de 1long Ying arranc-a el día después de la masacre de! 1 de junio de 1989. La protagonista es Lin Ying, una joven poeta y esrudíantc universitaria, que huye dd horror y se refugia en la habitación de un estudiante que se acabará convirtiendo en su amante. La represión policial del verano que sigue a la matanza (le Tiananmen aparece a contraluz del retrato apasionado y vibrante de una gCIlcraclon de jóvenes artistas, que rompen COJl el pasado, que apuestan por la libertad y la desinhibíción sexual como estilo de vida, por el arte corno pasión y qlle exhiben su sexualidad con una franqueza impensable en la China de pocos años atrás. 291

Cuando uno transita por el ciberespacio chino enseguida encuentra numerosas referencias a Hong Ying y a sus libros, muchos de los cuales están íntegramente colgados en la red. Sin embargo, El verano de la traición apenas aparece mencionado. Es un claro exponente de la vigencia traumática del tabú de Tianaumen. En la novela de Hong Ying. la protagonista responde así a la oferta de marchar de China: «Aquí la gente escucha pero no nos podemos expresar. Allí podemos expresarnos pero nadie cscucha.»

Los

Nl.:F,VOS CINES CHTNOS

Si hicn es cierto que la tecnología cincmarogratica surgió muy lejos de Asia, pronto inició un desarrollo propio tanto en China como en Japón. Llegó a Shanghai en 1896, con el nombre de Xiyang)'ingxi (Teatro de lw Sombras Ucádent(lÜ~s), de la mano de un exhibidor de migen español, Álex Ramos, que se instalo en China procedente de Fi~ lipiuas. En 1905 se produjo la primera película china: una filmación documental de una ópera en Pekín. En la dt:cada de 1920 había en China ya más de 200 empresas dedicadas al negocio cinematográfico. la mayoría radicadas en Shanghaí. Durante los años treinta y cuarenta Shanghai se convirtió en el emporio de producción cinematográfica mas importante de China. A diferencia de Jap6n, no surgieron en China singularn: personalidades creadoras equiparables a las figuras niponas de un Yasojiro Ozu o un Kenji ~HLOb'lJChi, pero se consolidó una cinematografía propia con proyección social y que desarrolló al mismo tiempo diversos géneros de importación (drama, crítica social realista) o bien enraizados en las 10rmas tradicionales chinas de ficción y espectáculo escénico: cine musical basado en la adaptación de óperas, cine de época, ambientado en el periodo imperial (Ga;:huang), shenguai (con magos, espíritus y tanrasmas) y género urusia, es decir, cine de espadachines y caballeros errantes. Un ejemplo de precoz madurez técnica y artística del cine chino lo encontramos en J934 en la película Shen Nü (La diosa), un drama sentimental con acento social del director 'Vil Yonggang. Tras el triunfo de la revolución de Mao Zedong en 1949 el cine se puso al servicio del pueblo. Como el resto de artes y formas de firción tuvo que aparcar durante unas cuantas décadas su dimensión artfxti292

ca y creativa: se convirtió en instrumento privilegiado de propaganda y adocmnamieruo social, de muy escaso interés cíucmatográfico pero de gran significado histórico y sociológico. A partir de 1949 el antiguo esplendor cinematográfico de Shanghai y buena parle de su industria cinematográfica se trasladó a Hong Kong y más tardíamente renació también en 'Iaiwán , dando continuidad al desarrollo de un cine comercial y de género. Durante las dcradax de los cincuenta y los sesenta a1callli) un desarrollo especial el cine del género uncxia. Se trataba de un géJlCro de aventuras, de héroes errantes, con luchas contra bandidos, venganzas justicieras, disPU[<-IS por adueñarse de tesoros, protagonistas con poderes sobrenaturales, capaces de trepar paredes y hacer saltos descomunales, con una alta moralidad y sorprendente destreza en las artes marciales. El género wuxia heredó toda su coreografía de lucha marcial directamente de la tradición operística. El primer gran director con un sello personal en el género uncxia fue Ringo Hu. Destaca entre sus películas Xia n'Ü (A. Toucn oJLen), filmada en 1970 y ganadora de un premio a la realización {<':cniea en el feslival de Cannes de 1975. A finales de la dtcada de los sesenta empezó a consolidarse en Hong Kong el cine de kllngjil (en chino denominado generalmente como iousñu, es decir, «arte marcial-}, donde la lucha cuerpo a cuerpo, sin armas blancas, y sin el recurso a poderes sobrenaturales, se convirtió en una arraccíón creciente. La magnética e implacable figura de Bruce Lee se convirtió en un fenómeno mediatice de impacto internacional y duradero. Su muerte súbita asestó un mazazo a un género aún incipiente. Proliferaron los emuladores, las referencias a los monjes shaolin y los burdos imitadores, pero nadie llegó a rc-ernplazar su lugar. A mediados de 1980 tanto el género souxia como el de kungfu estaban agorados. Sobrevivían en producciones ínfimas, reiterativas y autoparódícas. En medio del marasmo.jackíe Chang consiguió salir adelante mezclando el kunJifu con un humor chocante y el espectáculo circense del más difícil todavía y del más peligroso todavía en las escenas de riesgo, de "especialista" (caídas, choques. suspensiones en el vacío, saltos ... ) que se empeñaba (~1I filmar a pecho descubierto, para deleite de sus seguidores. A finales de la década de 1980 los efectos especiales reciclados de la factoría Lucas Filme renovaron el cine hongkonés de g-énero, especlalrnenre el wuxia de espadachines y guerreros de fortuna y el shenguai; poblado de fantasmas y otros seres fantásücos. A pesar de la crisis que representó la entrada masiva del cine de Hollywood en las

carteleras de 1long Kong, el nuevo cine de géuero y de autor de la ex colonia británica ha contado con el respaldo de una potente industria cinematog-ráfica de consumo, especialmente vibrante en los atlOS setenta, gracias al auge del e-irte de kungfo: Todavía hoy, Hong Kong es el tercer ámbito mundial de producción de cinc, detrás de Hollywood y del Bollvwood indio. El nombre clave en este proceso de renovación de finales de los aiios ochenta fue 'Isuí-hark. En 1990 filmó al alimón con el viejo director King Hu la primera parte de una trilogía de películas basadas en una serie de novela... de Jing Yong, el más famoso escritor de novelas del género iouxio del siglo xx. Se ITa taba de Xian ao jíanghu (Swordsman) , centrada en la búsqueda de un mítico manuscrito se(Teto sobre las técnicas perdidas del knngfu. Destaca especialmente la segunda parte de la trilogía lJong{ang hu hai (SworrlurtaTl JI¡, protagoni/.ado por un luchador de poderes andróginos y de ambigua sexualidad. Tsui Hark marcó también un hito en la renovación del género con el inicio en 1991 de la larga serie de filmx protagonizada por]cr Li, basada en las aventuras dr.I legendario personaje de Huang Feihong (Once upon a lime in China), personaje central también de decenas de films del género uncxia en décadas anteriores. Las posteriores transformaciones del género wuxia tomaron sendas contrapuestas. Por un lado aparecieron los creadores de arte y ensayo que refundaron el género desde el esreücísrno, con la consrrucción de tramas complejas, de un cierto aire filosófico y personajes claroscuros. El pionero de esta reinvención del género fue el vanguanlisla director hongkonés \Vúng Kar-wai, que dirigió en 1994 lJongxie Xidu (¡hhes ofTirltl:), ganadora del premio a la mejor fotografía en el Festival de Venecia. Se trata de una de las películas en las que invirtió mas esfuerzos y una de las peor recibidas y comprendidas fuera y dentro del ámbito chino, donde la aproximación morosa (más de tres horas), lírica, esquiva y esteticista de la heroicidad novelesca produjo grandes dosis de perplejidad. El éxito internacional del género wuxia neg6 con el Osear a la me-jor película del año 2000 para Wo hu cang long (Tigre y dragón), del taiwanés Ang Lee. Con Tigre) dragón intentó hacer digerible el cine del género uncxia y de kungfu a un público amplio, de cualquier edad y procedencia. La película recrea una novela de \Vang Iulu. Combina aventura, romance y toqucs místicos y filosóficos. Entre los protagonistas destacan algunas estrellas del cine de acción de Hong Kong como Chow Yun Fat y Michcle Yeoh. También destaca la joven ZhaTlg Zií

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yi, protagonista emergente, quién sabe si destinada a ser la llueva Gong Li del cine chino. Es remarcable la música de Tan Dun, la interpretación al violoncelo de Yoyo Ma y la elegancia aérea de los combates entre tejados y bosques de bambú, planteados por Yuan '\'0ping, el coreógrafo de Alatrix. Tras esta primera muestra de un cine chino de factura y vocación universal (ganador del Osear a la mejor película en Hollywood, filmada en la China continental por un director taíwanés, con actores de Hong Kong)' de China continental y contando con capital, técnicos y producción intemacíonal.c.) siguieron su estela más o menos mimética pero de bella e impecable factura de los dos últimos ñlrns de Zhang Yimou Yingxiong (Hem) en 2001 y Ski mían maifu (La casa de las dagas voladoras), en el arlo 2004, dos películas preciosistas, de cuidada ambientación histórica y protagonizadas también por Zhang Zhivi, lanzada al esrrellaro justamente con Tigre)' dragón. Junto a esta deriva esteticista fue ganando posiciones la revisión paródica del género, mezclando códigos y géneros, introduciendo la sátira y un humor de sal gorda. Destacan en este capítulo la serie de films Shaolin soccer» Kungfu Hustle (KungJu sion) del director y actor Stcphcn Chow o la serie paródica de films Tian xia wu shuang (Chine-see Odissey) dirigida por jeffrey Lau, que cuenta con la presencia de actores de la talla de Tony Leung, Fave Wong ... La renovación del cine de género de 1I0ng Kong a íinalcs de la década de 1980 que activó Tsuí Hark afectó también al género snenguai, en el que abundan los espíritus y fantasmas, Jos eremitas taoístas, los hechos fantásticos y extraños, los poderes mágicos y sobrenaturales, los templos y las casas encantadas, los súcubos sensuales y los personajes que vuelan por las nubes o desaparecen y aparecen por arte de magia. El género sheneuai tuvo desde los orígenes lid cine chino casi tanto predicamento como el wuxia. Tan sólo de la serie cinematográfica Huo snao lfon¡{liansi en tre 1928-1931 se llegaron a filmar dieciocho secuelas o episodios distintos. La renovación de los ochenta llegó al género shenguai también con una nueva forma de producción más sofisticada y ron el uso de efectos especiales menos toscos y evidentes que en décadas anteriores. Tsui lIark produjo en 1987 Qiannü )'úlhun (Historia china de [cnüasmast, dirigida por Cheng Siu-tong, un tllm sensual y misterioso, que mezcla registros ygéneros, desde el humor al erotismo suave r los códigos propios del shengurú, COI! monjes taoístas, fantasmas hambrientos, sortilegios y luchas con rayos fulminantes y saltos espectaculares.

Además de la reformulación de- los vic]o« géneros cinematográttcos enraizados en el imaginario tradicional chino, la década de los ochenta vio surgir en Hong Kong un nuevo género de enorme éxito e impacto internacional, basado en la criminalidad org-anizada de las triadas o mafias de Hong Kong.justamente cuando las campañas anticorrupción y el rigor policial y judicial estaban acabando ya con la edad de oro de la criminalidad organizada en la por entonces colonia británica. Se trata del llamado )'ingxírmg pian, o género heroico, protagonizado por gausicr, pandilleros y pistoleros de ambigua moralidad, que cultivan la fidelidad a la banda por encima de cualquier otra consideración. Los reyes indiscutibles de este panorama han sido el directorjohn "1,700 y su actor preferido, Chow Yuu-fat, de quien se ha dicho que tiene un rostro trazado por un dibujante de manga. Dentro del cine de acción, John \'\'00 cambió a mediados de los ochenta los puños y las espadas de las viejas por películas de kungfu y de uru-sluc por las armas automáticas. Sus films de gánster filmados en Hong Kong son a estas alturas uno de los espectáculos más sangrientos que se puedan contemplar. Se ha dicho queIohn woo trata los tiroteos y las peleas a ritmo de película musical. La más apreciada de sus películas de la etapa de Hong Kong es Diexue shuang xiong (The KiUn), filmada en [989. Las películas hongkonesas deJohn \\'00 rodean de un aura romántica la ética del delincuente -c-la lealtad absoluta a los colegas (gemen)- e incluyen un uso sorprendentemente eficaz de recursos cinematográficos desprestigiados (cámara lenta, planos congelados, primerísimos planos con el fondo desenfocado ... ). Admirado por Oliva Stone, Martín Scorsese y Sam Raimí, idolatrado por Quentin Tarantino que lo cita varias veces en Reserooir Dogs y Kill Bill,John \0'1'00 ha sido llamado a Hollywood, donde ha dirigido thrillers de fortuna desigual protagonizados por Jean-Claudc Van Danunc o Nicholas Cage. Caso aparte en el cinc de Hong Kong es \Vong Kar-wai, el más sofisticado, el más artista, el más universal y singular de los directores chinos. Filma sin guión, crea en la sala de montaje, sabe que todas las historias han sido ya filmadas y no huye del artificio: rodea el relato de un aura de emociones suspendidas en el vacío, de instantes para[izados y ambientes fascinantes que acaban convirtiéndose en los verdaderos protagonistas del film. Después. una filmografía ascendente y felizmente recuperada (Chl1nking exjm.\s, HappJ logether, Fallen Angels. .. ), el año 2000 Wong Kar-wai seducía a los más exigentes de los públicos con Hua ),flng nianltua (Deseando amar), más conocida inter29fi

nacionalmente como In the MoodfoT Looe. La película asedia la persistencia en la memoria del deseo en suspenso antes de la consumación. En el Hong Kong de principios de los ailos sesenta, en un vecindario de pasmos estrechos y habitaciones realquiladas circulan cuerpos magnetizados por el deseo pero envueltos de elegancia. La película, protagonizada por Maggie Cheung y Tony Lenng. está construida a base de alusiones. silencios que hablan, leves contactos y miradas, gestos perdidos, lluvias repentinas que inundan corazones desolados y relámpagos lejanos. Cna pareja se desea pero se resiste a seguir los pasos de la pareja simétrica que los ha acercado. Algunas escenas clave del mm se filmaron, pero finalmente Ha se incluyeron en el montaje, la historia mantiene un margen de ambigüedad y de misterio que aumenta la fascinación. Cuatro arios más tarde, el año 2004, wong Kar-waí insistió en su película 2046 en sus obsesiones particulares, mezclando deseo y memoría, revísücndo el relato del recuerdo con destellos tuturistas. Hay directores que deparan sorpresas hasta en el último seg-undo de la proyección. Cuando el espectador permanece sentado en la butaca del cine que proyecta 2046 hasta más allá del final, si cscll(~ha atentamente las voces en lenguas diversas que apenas emergen de la música que acompaña el sk)'Nui! azulado de un Hong Kong futurista sobre el que van apareciendo los créditos al final de la proyección de 2046, podrá entonces distinguir claramente la salmodia al tiempo firme y ajada de Margaret Thatcher anunciando que Hong Kong gozar<í de 50 años de democracia y libertad después ,le la retrocesión a la soheranía china. Si se suman entonces 50 años al año de la retrocesión de Hong Kong a la soberanía china, 1997, en el que China asumió el compromiso de mantener intactas las libertades de Hong Kong durante cínco décadas bajo el principio de «un país, dos sistemas», se obtiene la enil-,'TTl.ítica cifra que da titulo al film. El propio wong Kar-waí abundaba en este sentido: «Cuando el gobierno de Chína prometió 50 años sin cambios, pensé que debía hacer una película sobre las promesas, sobre cómo las cosas pueden permanecer sín cambios durante toda la vida." Evidentemente sería absurdo interpretar el cine de wong Kar-waí en clave meramente política. El juego de fechas no es mucho mas que un guiño irónico que, sin embargo, no dl~ja de apuntar a un horizonte metafórico de sentido, especialmente para la audiencia asiática. 2046 era también el número de la habitación del hotel de rejos 297

cortinajes y largos pasillos donde se encerraban a escribir novelas de espadachines errantes (wuxia) los protagonistas de In the Aloodfor íooe. wong Kar-wai empezó a filmar las dos películas al mismo tiempo, pero la que ahora presenta, 2046, tiene en realidad más que ver con el segundo largometraje que dirigió vVong Kar-wai en 1990, A. Fei zhenzh.uan. (Doy of Being Wild), un film que apenas se ha visto en España (yen la banda sonora del cual Xavier Cugat sonaba con insístencia). Las tres películas (Day s ofBeing lVilrJ, In the Mooáfor Lovey 2046) forman un tríptico lleno de referencias y resonancias internas (por ejemplo, en todas ellas una mujer olvida unas zapatillas y pasa luego a recogerlas), un tríptico que insiste en la evocación nostálgica de la década de 1960, en la exploración de unos mismos personajes y escenarios (el microcosmos abigarrado del Oriental Hotel), mIOS mismos motivos y unas mismas obsesiones, que giran básicamente alrededor del deseo y el recuerdo del deseo. wong Kar-v»ai ha realizado una posterior revísíracíón a la fase inicial de este territorio en su mcdiometrajc Aishen zhi Shou (La mano de Eros), protagonizado por Gong Li y Chang Chcn, donde s<.~ exploran en 39 intensos y densos minutos de puro cine las relaciones entre una prostituta}' el aprendiz de sastre que le cose, le lleva a su casa y le prueba los qípao (en canronés Cheongsam) , es decir, los tradicionales trajes femeninos ajustados y con un corte lateral en la falda. Como en películas anteriores del autor, la belleza y la verdad emergen en un relato de sobreentendidos y silencios, de tristezas infinitas nunca mostradas, apenas intuidas, cargando de fuerza emotiva la frialdad casi sórdida de 10 que se muestra. Se trata de la contribución de Wong Kar-wai al tríptico f;ros (tOOS), en el que participan también dos directores de peso: Michclangelo Antoníonl y Stcven Sodcrbcrgh. Podría parecer que la moda del cine chino es muy reciente y pasajera, pero ya desde mediados de los años ochenta, los nuevos cines chinos -de la República Popular China, de Hong Kong, de Taiwán o de los chinos de la diáspora instalados en Estados Unidos- se vienen presentando a nivel internacional como una de las dinámicas creativas más vivas e innovadoras del panorama cinematográfico actual. Abrió el fuego el director taiwanés Hou Hsiao-hsíen ganando dos años consecutivos el premio a la mejor película en el Festival de los Tres Continentes de Nantes: en 1983 con Fenggui lai de Ten (Los chifOS de Feng-kwá) yen 1984 COlI Dongdong de jioqi (El verano del ahuelo). El año siguiente HOIl Hsíao-hsíen obtenía el premio internacional de 298

la crítica en el Festival de Merlín de 198.') con 'frrngnian wangslá (Tiempo para vivir, tiempo pam morir). La repercusión de los nuevos cines chinos sobre el público europeo y la llegada a las salas de exhibición y a tos festivales de más influencia no empezó hasta el año 1988, cuando Hong gaoliang (Sorgo rojo) de Zllang Yimou ganó el Oso de Oro del Festival de Berlín. Desde entonces la presencia de títulos chinos entre los tilms galardonados en festivales de cine internacionales se ha convertido en una constante rasi invariable. El año qlH~ no se premia una película de la República Popular China se lleva el galardón una de Taiwán o de 1long Kong, y el afio que no hay premio en Vcnccia hay uno a Cannes, en Berlín, Hollywood o San Sebastián. Con el paso de los aiios se ha ido percibiendo el fenómeno de forma mas amplia. Se hall renovado lenguajes y se han superado estereotipos. Fuera de los festivales, también el público cimifilo y en algunos casos el público más amplio y heterogéneo ha respondido con inlrn:s y curiosidad a los nuevos cines chinos. Hay quien lo reduce todo al I'Cclamo del exotismo y también quien, apuntándose a la vieja canción del cansancio y de la decadencia de Occidente, atribuye el éxito del cine chino a la carencia de vitalidad del cinc europeo y del norteamericano. Lo cierto es que los nuevos cines chinos represenlan a eslas alturas uno de los fenómenos más excitantes del panorama cinematográfico anual. Ya pocos recuerdan la desbandada de críticos y entendidos que abandonaron a media sesión la sala donde se proyectaba Sorgo rojo de Zhang vimou en el mismo Festival de Berlín de 19RR que días más tarde la premiaría por unanimidad con el máximo galardón. La recepción europea del nuevo cine chino ha sido a menudo entusiasta pero no carente de suspicacias, olvidos y algunos malentendidos que todavía se arrastran. Junto al tópico del exotismo y de la fina sensibilidad oriental, hay la sospecha recurrente de manierismo, esteticismo y de no acabar de saber si los directores chinos no nos danjustamente aquello que queremos ver y filman pensando sobre todo en los occidentales. Se trataría en definitiva de una reedición cinematográfica que ya ha pasado en el terreno de las artes decorativas (con unas porcelanas y unos jarrones cubiertos de motivos decorativos que tienen más que ver con el rococó que con la estética china) () en el terreno de la cocina (con unos sabores ajustados al gusto occideutal , sin picante, ni amargo y más salado, y con unos menús estereotipados en los que cuesta salir del círculo vicioso del chop-suey, el cerdo agri-

dulce, el rollo de primavera o el pollo con almendras, platos todos ellos más bien exóticos, .. en China). Quizás este fenómeno de adaptación a las expectativas occidentales se haya producido en algunos casos y en alguna medida. Hay quien ha creído detectarlo en algunas de las fases de la evolución de Chen Kaígc, especialmente en Bfl(J}(Jng bieii (i\.diós a mi concubina), con un supuesto aumento de lodo aquello más exótico y típicamente chlJlO combinado con un abrazo al melodrama, a la superproducción y el uso y abuso de la s/nuiymm. Sin embargo, lo cierto es que el cine de los directores de la quinta generación tiene tanta deuda con los géncros cinematográficos de difusión internacional como con las roordcnadas estéticas chínas. El mismo ChCIl Kaige se ha referido en diferentes entrevistas al concepto estético tradicional específicamente chino del hanxu, que remite a un modo de representación alusivo, con voluntad de abstracción, que desde la sobriedad y la reticencia pretende sugerir sin abandonar nunca dclrodo una ambigüedad que vemos presente en todos los elementos visuales y narrativos de sus película..•.' Incluso un film tan exuberante y superpoblado como Adíós (1 mi concubina está innHTSO en la ambigüedad: desde la superposición de ficción y realidad a la ambigüedad sexual de los actores de la ópera de Beijing que protagonizan el film. La convulsa historia de la China del siglo xx se recrea en A.dirís a mi concubina a contraluz del amor imposible entre dos actores masculinos de la Ópera de Pekín, especializados en la representación de la famosa ópera de título homónimo al de la película. Chcn Kaige demostró en este film su talento para conjuntar el alienlo épico, la tragedia íntima, la reflexión sobre la creación artística y la belleza sonora y visual. Bajo la etiqueta de Quinta Generación se acostumbra a reunir aquel grupo de cineastas de la República Popular China que durante la década de los años ochenta consiguieron dejar atrás el didactismo esquemático y el regusto acartonado casi hegemónico en el cine chino del periodo maoista y apostaron por devolver al cine su raíz estética -c-vísual, sonora, narrativa- por explicar historias libres de consignas, con emoción y capacidad de dirigirse a los individuos concretes y no a las masas anónimas. La etiqueta de quinta generación se aplica concretamente a los miembros de la quinta promoción de la academia cinematográfica de Pekín que se graduaron el año 1982. Antes de empezar los estudios, to-dos ellos eran z!tiqing, concepto de la fraseología maoista que se puede 300

traducir por e! eufemismo casi irónico de «jóvenes instruidos»: a todos ellos los pilló la Revolución Cultural en plena adolescencia y todos ellos fueron enviados al campo a «aprender de! pueblo». Allí recibieron una inyección de rmt¡mlitik que los acabó inmunizando al bombardeo de consignas ideológicas de la época. Allí pudieron también entrar en contacto con la China profunda, rural, tradicional, con etnias minoritarias, incontaminada de los discursos de moderuizacíón y de uniformizacion emitidos desde los centros de poder de Bcijing. Los cambios más relevantes que se produjeron a principios de los años ochenta afectaron a la capacidad de recuperar algunas esferas de decisión personal y de privacidad que el colectivismo extremo de la Revolución Cultural había borrado. Los chinos redescubrieron la posibilidad de explorar a través de la ficción emociones e historias particulares, alejadas de la épica colectiva. Las películas de los nuevos directores chinos representan uno de los hitos expresivos de la cultura china de los arios ochenta y de los noventa del siglo xx, sin duda la más internacionalizada a través lit' la plataforma de los premios cinematográficos europeosDel cine chino de la quinta generación se ha elogiado tanto el atractivo visual y la pulcritud formal COJIIO la capacidad de narrar historias. Entre los temas recurrentes en estas películas encontramos el de las grandes convulsiones de la historia china contemporánea, con un tratamiento panorámico que sin apuHt.'lr al aliento épico ni al individualismo se sitúa en muchos casos en el cruce donde se encuentran la vivencia personal y la aventura colectiva. Otros temas recurrentes son los de la China rural, con la reañrmación de unos paisajes inevitablemente humanos, y -como antes apuntábamos- el tema del papel de la mujer en la sociedad tradicional. Dos de los rasgos que definen la mayoría de ülms de estos directores tienen que ver, pues, con una nueva forma de apropiarse de la tradición y un cierto manicrismo estilístico. Las relaciones de este nuevo cine con la literatura contemporánea china son intensas y fructíferas: casi todas las películas de estos directores son adaptaciones más o menos literales de obras literarias coetáneas. Desde Sorgo rojo de Zhang Yimou, basada en la novela homónima de Mo Van; o bien IInozhe (Vivir) del mismo Zhang Yimou, basada en la nove-la homónima de Yu Hua. hasta Haizi nang (El Té)' de los niñ_os} de Chen Kaigc, basada en una novela de Ah Cheng o Adiós a -mi conculnrut, de Chen Kaigu. basada en una novela de Lilían Lee ... ClO 1

Tanto en la literatura como en el cinc de las décadas finales del siglo xx, la problemática de la mujer y los protagonismos femeninos son muy importantes. Así, por ejemplo, la mayoría de películas de Zbang Yimou exploran conflictos de mujeres con su entorno. Sólo hace falta pensar en Smgo rojo, que gira alrededor de una violación y de una mujer fuerte y valiente que echa adelante a solas una destilería, o en fu Dou; que gira alrededor del adulterio de la maltratada mujer de un tintorero, o en Qiuju da guansi (Qiuju va al juz.gado), protagonizada por una mujer del campo, luchadora y terca, que lleva a la cabeza política del pueblo a los tribunales y se enfrenta a la maquinaria del Estado e insiste en las demandes de forma persistente hasta que consigue su objetivo, o bien pensar en Dahong dentong gaogao jflw (La lint-ernamja), sobre una concubina del primer tercio del siglo xx que se enfrenta con las reglas crueles de la casa de su marido. Entre los miembros de la quinta generación se encuentran dos de tos directores chinos más conocidos actualmente en Occidente: Zhang Yimou y Chen Kaige. El proceso de descentralización y de renovación de la industria cinematográfica y televisiva que se produjo a principios de la década de los ochenta permitió a estos jóvenes cineastas acceder rápidamente a la realización de proyectos creativos propios en estudios cinematográficos provinciales como los de Xi'an o de Guanxi, sin la controlada rigidez burocrática de los centros de pro-ducción con más tradición, como los de Shanghai o de Pekín. Tanto Zhang Yimou como Chen Kaigc son en realidad la punta dc un iceberg que tiene detrás lodo un equipo cohcsíonado y amplio dc profesionales}' artistas (técnicos de iluminación, directores, músicos, guionistas, actores, montadores, ctc., con criterios propios y un estilo de trabajo minucioso, creativo y disciplinado. El músico Zhao Jiping, que ha compuesto la banda sonora de buena parte de las películas dt: Zhang Yimou y de Chen Kaige, es un buen ejemplo de ello. Encontramos uno de los primeros casos de colaboración entre los miembros de esta quinta generación de cineastas chinos en la que se puede considerar la primera de las realizaciones notables del nuevo cine chino: Huang tudi (Tierra amarilla), realizada el año 1984, donde los dos máximos representantes del movimiento lrabajaron juntos, Chen Kaige como director y Zhang Yimou como director de fotografía. La película sigue la historia de un soldado del Ejército Popular de Liberación que en plena guerra civil, en los años previos al triunfo de la revolución de Mao, se adentra en las agostadas tierras amarillas 302

de las llanuras de loes de la cuenca del Huanghe, el Río Amarillo, para buscar canciones populares, aptas para los soldados de la octava columna del ejército popular. Este relato de una búsqueda de raíces en un entorno politico y bélico muy determinado se ve invadido por una intrahisroria mínima y particular: lajoven adolescente de la familia que acoge al soldado se enamora de él. Viéndose obligada a casarse por conveniencia, a la manera tradicional, la chica quiere huir con el soldado a la zona comunista liberada de Yanan. La negativa del soldado a llevársela, poniendo su misión épica por delante de la tragedia individual, marca el desenlace triste y crítico, que se resuelve con la fuga de la chica por el río, una huida que tiene más de suicidio que de otra cosa. En este film ya no nos encontramos con la hasta entonces invariable exaltación revolucionaria, llena de optimismo ejemplar, sino con el sufrimiento particular, el sentimiento traicionado. Encontramos una chica decepcionada por un revolucionario de grandes palabras. Todo esto servido con unos paisaies, unos colores y unas músicas de belleza exquisita y que llenan por si sólo de sentido los largos silencios de la película. Tierra amarilla no fue muy bien recibida por las autoridades chinas: su ambigüedad ideológica, la insistencia en retratar la extrema pobreza del campo y una estética incomprensible para la crítica oficial contribuyeron a dejada arrinconada. Al cabo de un aún de su fl1macíón, el 12 de abril de 1985, obtuvo un éxito fulgurante y del todo inesperado en el estreno del mm en Hong Kong. Empezaba así un modelo de recepción del nuevo cine continental que se mantiene en parte todavía vigente: prácticamente ignorado y frecuentemente censura.do en China, el nuevo cine chino ha encontrado eco, premios y público sobre todo en el exterior y especialmente en Europa y -en menor medida- en Norteamérica. A pesar de todo, con el paso de los años, los más famosos directores y actores han ido consolidando su fama dentro del país. En el interior de China el gran problema, al marg-en de la censura, es el pirateo de DVD que ha afectado gravemente a la red de proyecciones en salas de cine y ha dificultado la consolidación de una industria de cine innovadora e independiente. La concesión del Oso de Oro de Berlín a Sorgo rojo aseguró en 1988 la continuidad de un cine que corría el peligro de desaparecer asfixiado bajo el peso de una burocracia que no lo encontraba ni comercial ni políticamente correcto. 303

En el contexto chino, el nuevo cinc de los ochenta y noventa representó un revulsivo que rompió completamente con los cánones estéticos y narrativo:'. del periodo anterior. Por primera vez en mucho tiempo el cíne empezó él servir en China para expresarse, para interrogarse sobre el pasado o para explorar tabúes sociales. En sus primeras película:'. (Sorgo rojo,.fu Dou, La linterna roja), Zhang Yímou acertó con una fórmula esteticista y dramática de escapar al didactisrno y el esquematismo ideológicos dominantes en China. Se centró en el periodo previo a la Revolución y en especial a la figura de la mujer en la sociedad tradicional. En aquellos Iilms tenían un papel importante el simbolismo del color, el ritualismo y el contraste extremo entre belleza y crueldad. En 1992, con Quin jiu da guansí (Qiujiu va aljuzgado) hizo uno giro radical en su trayectoria al optar por la filmación de una historia crítica y contemporánea, de estilo documental y nervioso, cámara en mano, mostrando a través de la cámara oculta el hormigueo de las calles chinas. El film se fundamenta en la obstinación de una mujer encamada magistralmente por la musa del nuevo cinc chino en los años ochenta y noventa, Gong Li, que exige un reparo moral ante la agresión que infligió el jete del pueblo a su marido. El punto de partida de la película se un peqtH:ño poblado del noroeste chino, las sucesivas apelaciones judiciales permiten seguir adelante, de capital de distrito a capital de provincia y así sucesivamente. La epopeya de la insignificante campesina que desafía a la máquina gigante del Estado, deambulando embarazada con una manta al cuello de ciudad en ciudad es conmovedora y veraz, y viene puntuada por hábiles toques de humor. Qiuji-u va a/juz.gado apunta un registro hasta ahora poco explotado y con muchas posibilidades de futuro: tanto la ambientación contemporánea, la farsa sobre la burocracíajudicial o el tono irónico, como el uso de la cámara oculta y el contraste entre el mundo rural y el urbano como estrategias artísticas aptas para capturar el espectáculo de la nueva China del capitalismo acelerado de las provincias costeras y de las grandes capitales. Del mismo modo que Chan Kaige se refería al concepto estético chino de hanxu para teorizar su:'> opciones alusivas e indirectas, también Zhang Yimou ha emplearlo reiteradamente un concepto estético específicamente chino para referirse a sus películas. En este caso se trata de un concepto estético contemporáneo, surgido durante la década de los ochenta, el yangganf{, que busca el impacto emotivo, la fascinación por la vía de un modo de representación sensorial y en-

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volvcntc. Zhang Yimou no reduce la utilización d.el color y de la luz en sus films (Sargo rojo, La linterna roja, ju Dou, Qiujiu va aljuzgado, Vivir) a una predilección estetízante derivada de sus inicios como técnico de fotografía, concibe más bien estos recursos corno medios de ímensiflcacíóu emotiva en unas películas que a menudo se ajustan a la categoría del melodrama. Zhang Yimou ha mantenido a lo largo de estos últimos años varias líneas creativas simultáneas en su cine. Se ha movido entre el melodrama esteticista de época, de ambientación histórica y contenidos críticos, el g-énero wuxia estilizado y el documenralismo irónico. En este último registro m:is actual y corrosivo se encuentran sus últimos Illms más interesantes, previos a la incursión exitosa y comercialmente rentable en el mundo del cine de género wuxia: You hua haohao siueo (Ke(;p CooT¡, comedia alocada en la que Zhang Yimou retrata los nuevos usos y costumbres del Pekín de los noventa cu clave humorística y guión de thriller desbocado; Yige dou bu neng snoo (Ni uno menos), epopeya al tiempo trágica, conmovedora y jocosa de una jovencísima maestra local que viaja desde el campo a la ciudad en busca de un alumno perdido. (~J1 la que Zhang Yimou añadía al severo relato realista la coda irónica y rnctaficional del realit)' sltlJW televisivo infiltrándose en el film, así como Xing/ú shiguang (Ha/)I)' Times, film no estrenado on España, como tantos otros tilms chinos), magnífica parábola de la China contemporánea: un grupo de vecinos de un suburbio de Tianjin intenta hacer feliz entre fábricas abandonadas a una chica ciega, inventándose la ficción de darle un trabajo que no existe. La película empieza en un tono de comedia de costumbres, amable y simpática, pero a medida que avanza se va envenenando y acaba clavando un golpe brutal en la boca del estómago al espectador cuando más distraído se encontraba. Hablar de cine chino ya no es sólo hacerlo de estéticas lujuriosamente exóticas, dramas rurales, tragedias íntimas y grandes frescos históricos, ritmos morosos y paisajes ancestrales (como vemos en algemas de las primeras películas de Zhang Ylmou o Chen Raige), también es hablar de miradas y relatos de una modernidad rabiosa, capaces de dar voz a las nuevas formas de soledad urbana, como en los últimos fllrns del hongkonés Wong Kar-wai o del taiwanés I Iou 1Isiaohsien. O es hablar dd realismo sucio y nervioso de las películas de Jia Zhanke. O de la sofisnración minimalista y preciosista de Zhallg Yuan en Lu Cha (Té verde). O es hablar de un cine de género, fantástico y de acción, que ha tenido gran eco en el público y que ha acabado in305

fluyendo en algunos de los más importantes directores norteamericanos, come es el caso de Quentin Taranrino y sus recreaciones del cine hougkonés de artes marciales)' de acción. Durante la década de los años noventa han aparecido nuevos directores, se ha hablado de sexta generación y de diversificación de propuestas. Destaca entre los nuevos cineastas emergentes de la China conünenral el nombre de Zhang Yang. M:'s de cien millones de espectadores se calcula que puede haber tenido la primera película de Zhang Yang, Aiqing mala tang (Sopa de amor agripícante), una comedia urbana y ligera. La más impactarue de sus películas es Xixnao (La ducha), de ]999, donde recrea el viejo Pekín de los barrios antiguos y populares en peligro de extinción ante el ascenso iruparable y acelerado de los rascacielos del nuevo Pekín olímpico. El protagonista de la película se ve obligado a abandonar su acelerada vida en I<-J modernísima dudad de Shcnzhen <-JI conocer la noticia del derribo inminente del viejo negocio familiar a la capital: uno de aquellos bailas tradicionales que marcan el ritmo pausado de una dudad (algo mitificada) que se toma todo el tiempo del mundo para saborear el té, el masaje y la conversación, regentado por el padre y un hermano deficiente mental. Casi toda la acción transcurre en el interior de los baños; la película respira al ritmo de la vida cotidiana con un gesto elegíaco teñido de humor. Otra propuesta rara y destacable es la película Lianai zhong di: Baohei (Baober in Love), rodada el año 2003 por Li Shaohong, en la que se sintetiza la evolución de la China moderna de forma alegórica y surreal. Empieza con un enorme gatazo (Mao, en chino) saltando sobre un bebé abandonado en medio de cascotes y basuras junto a un río. Luego vemos a la niña ya con cinco o seis años encerrada dentro de una casucha de la vieja China que está a punto de ser derribada por las grúas y excavadoras. Cuando las máquinas arrancan de cuajo el techo de la casa, la niña lanza un grito interminable de terror y, de repente, en cosa de segundos empiezan a surgir rascacielos y autopistas elevadas: la nueva China del desarrollismo está en pie. El trauma del gato y del derrumbe de la vieja casa acompañan a Baober, que ya de mayor se conviene en unajovencita traumatizada, lunática y encantadora, una especie de Amélie Poulain de Montmatre (no en vallO la película cuenta con la colaboración de los mismos creadores franceses de efectos especiales y de posproducción que trabajan en los filrns de jean Picrre Jeunet). Tras muchas complicaciones y desencuentros, la bohemia y soñadora Baober enamora)' transtorma a 306

un jovencito yuppie. Pero un día, micrura.. retozan desnudos en la arena de una playa, aparecen las fuerzas del orden, que los dc-riem-n por escándalo público, y Baober enloquece ... La directora de esta película, Li Shaohoug, ha visto cómo ~e prohibía la proyección en China de su siguiente film, Slumg Sijíe (Vida robada), a pesar de haber ganado el Festival de Cine de Tribcca. C,OTl unos pocos años de anticipación en relación a los movímiemos de renovación cinematográfica de la China continental y de Hong Kong, se produjo también a lo largo de los años ochenta en Taiwán la irrupción de una nueva leva de cineastas que lideraban un movimiento de renovación, paralela pero sin conexiones o influencias remarcables de la renovación cinematográfica del continente o de Hong Kong. También en el caso taiwanés un grupo de realizadores con intereses y criterios comunes y que colaboran entre sí en sus realizaciones han conseguido consolidarse en medio de una industria cinematográfica dedicada básicamente a la ganancia inmediata a base de melodramas lacrimógenos, películas de época y de género tradicional (wuxia, shenguai, guz.huang). Estos nuevos realizadores taiwaneses han conseguido demostrar que la calidad también puede ser rentable y exportable. Avanzándose en unos cuántos aÍ1DS al proceso de transición hacia la democracia que empezó a experimentar Taiwán desde finales de los años ochenta, apostaron por retratar el país real oculto tras el discurso oficial: la complejidad de una identidad insular como la taiwanesa, con la reanudación de la cultura autóctona y de las minorías étnicas sumergidas desde la llegada del Kuomintang el aúo 1945 con un amplio número de pobladores "continentales» que capitalizaron el control de la isla, junto con la superposición de las formas de vida tradicionales y de una nueva sociedad urbana o los choques generacionales son algunos de los motivos recurrentes en este nuevo cine que ha llegado también con éxito a los [estivales cinematográficos y a las pantallas europeas. Tal y como apuntábamos anteriormente, desde el primer momento en d lluevo cine taíwanés brilla con luz propia un director poco comercial pero de una b'T
no entre el documental y la ücclón, con largos pasajes intercalados de entrevista al protagonista, el último gran maestro del arte chino de la marioneta. IIou Hsiao-hsien hace un cine que se mueve entre el verismo histórico o documental y el lirismo autobiográfico. El juego con las angulacioncs }' los encuadres, el sentido de la elipsis y del silencio. la utilización de la luz natural, de largos planos fijos frontales y de actores no profesionales son algunas de las marcas de un director que ha estado comparado a Ozu, Bresson o Mlzugochi. Hou Hsíao-hsien ha sabido en estos últimos años poner su talento visual y narrativo al servicio de una mirada estrictamente contemporánea que lo sitúa en la vanguardia del cine mundial con films como Qianxi manbo (AlilleniumlWmnbo), una historia de amor y de celos. que es sobre todo un relato sobre la soledad en compañía, forma de soledad característica de la sociedad contemporánea, sobre la nueva cultura de los jóvenes, entre la radical incomunicación, la gestualídad vacía y la fascinación hipnótica por músicas electrónicas, fluorescencias, fetiches y estilos de vida singulares. Junto a Hou Hsiao-hsien destacan también en Taíwán los nombres de Edward Yang (yang Dechang), autor de una filmojrratfa extensa en la que destaca un film del ano 2000, Y~~i (Uno)' dos), retrato de los discretos encantos de la burguesía taíwancsa. TieTJ(~ también un amplio influjo Irucmacíonal en medios cinéfilos la obra de Tsa¡ Ming-liang, que con Aú¡ing wang.lhui (Viva el amor) ganó d León de Oro de la muestra de Venecia del año J 994 Ycon Tong ('Jne flote) demostró en 1999 que el contraste más radical puede armonizar. El ambiente general del film es oscuro y deprimente, con largos I>ílencios invadidos por el ruido de la fuerte lluvia que cae sin cesar, en un Talpei azotado por una infección que se transmite por el sistema de distribución de agua. Los enfermos contagiados por la epidemia enloquecen, adquieren fotofobia y se mueven como escarabajos, la gente lanza bolsas de basura por la ventana, las autoridades exigen el desaIc¡o del distrito; pero los dos protagonistas, dos vecinos, se resisten con obstinada pasividad. Fn medio de este panorama milenarista, el film se detiene diversas veces para dar cabida a números musicales de coreografía kistch y colores subidos, basados en canciones de Grace Chang, una actriz y vocalista taiwanesa de los años cincuenta y scsenfa, a ritmo de rnarnbo, twíst y cha-cha-che ... También taíwanés pero siempre con un pie en Estados Unidos, lugar donde se forme) como director y donde ha realizado buena parte de su obra, Allg Lee triunfó internacionalmente con su segunda pe~08

licula Xi)'un (b'l banquete de hoda), una divertida tragicomedia de enredo ambientada en Nueva York, que juega la carta de un cierto exotismo confortable pero que se acerca a la homosexualidad desde una perspectiva humorística, directa. y desproblematizada. cosa que en el contexto taíwanés de inicios de la década de los noventa causó cierto impacto. De hecho, causó tanto impacto que al cabo de un mes del estreno de la película -y quizás no es del todo casual- se constituían las primeras organizaciones de gays y lesbianas en un país donde ésta hahía sido siempre una cuestión tabú. En realidad, tanto en el cine continental como en el cine taiwanés }' de Hong Kong, la temática homosexual ha protagonizado íilms muy destacables, como por ejemplo Happ)' Together, de wong Kar-wai. Ang Lee ha hecho casi de todo en casi todas partes y casi siempre bien. Xo se trata de ningún gran creador singular sino de un director eficaz y convincente, que sabe hacer películas de calidad que buscan un espectro amplio de público. Ha retratado el Taíwan actual en Yinshi nannu. (Comer, beber)' amar), la más china de sus películas, con un titulo basado en un proverbio confuciano, ha reflejado la Inglaterra del siglo XIX en Sen/ido)' sensibilidad y los estados Unidos de la era Nixon con t.a tormenta de hielo; ha hecho películas sobre los sudistas e incluso ha adaptado al cine los cémics del increíble hombre verde, Hulk, conocido también como La masa. Al margen de los tres cines chinos que hasta ahora hemos aludido (el continental, el raiwanés y el hongkonés}. podríamos también referirnos al cine realizado por los chinos de ultramar, En este apartado destaca el director síno-nortcamcrícano waync "\\'ang -con un nombre propio que sus padres le pusieron en homenaje al actorJohn wayne-c- conocido entre nosotros por una comedia exitosa e hilarantc sobre la impotencia masculina y la obsesión acerca de la descendencia masculina que impera entre los miembros de edad de las familias tradicionales del barrio chino neoyorquino, que se titulaba Chi yi bei cha (Cómete una taza de té), Y sobre todo por la adaptación que realizó de la novela de Amy Tan t,'l club de la buena estrella, aparte de otras películas de ambientación estrictamente norteamericana, como Smoke, realizada en colaboración con el no.vdista Paul Auster. Aunque cada lino de los diferentes cines chinos mantiene una especifici.dad estética, no es infrecuente la colaboración, cspccialmente en el terreno de las coproducciones y de la participación de aClores, técnicos y creadores de los tres ámbitos en proyectos comunes. Empieza a ser frecuente que cantantes y actores famosos de Hong 309

Kong y de Taiwán participen en películas chinas del continente y al revés. Es éste el caso ch-l tristemente desaparecido (por suicidio) cantante pop de Hong Kong Lcslie Cheung (Zbang Guorong), que encarnaba el papel de Cheng Dicvi, el actor de ópera que hace de concubina en Adiós mi concubina, de Cben Kaíge, o bien la participación de la actr-iz del continente Gong Li en el film Qin)'ongde1 director de Hong Kong Chcng Xioadong. Por otro lado, el director taiwanés Hall Hsiao-hsíen hizo de productor ejecutivo en nahongdenhmg gaog(w gua (La linterna roja) de Zhang Yimon y filmó Xi mengnm shmg (El maestro de marianetas¡ en difere-ntes ciudades de la provincia continental china de Fujian. Este espacio común cinematográfico se refleja también en el surbrimiento de un .l"tar-s}'.I'tNn entre las actrices y los actores chinos. El rostro de Gong Li se convirtió a lo largo de la década de los noventa en e-l emblema del nuevo cinc chino. Cong Li fue la compañera sentímental del director Zhang Yimou, el divorcio dd cual con su primera mujer y el anuncio de la relación con la ac-tr-iz Sl.~ convirtió en un auténtico escándalo en China, con cartas públicas de denuncia y descalificación a la prensa escritas por la mujer y el padre del director. Gong U fue la protagonista de la mayoría de las películas de Zhang Yimou hasta mediados de los años noventa (cuando la pareja sentimental se rompió y también lo hizo la profesional), y está también presente en tres películas de Chen Kaige y en dos de Wong Kar-wai. En Occidente también es conocido el rostro de la actriz china Joan Chcn. protagonista de El último emperador, de Bernardo Bertolucci, y protagonista destacada también de la serie televisiva Tiuirc Peaks, de David Lynch. En estos últimos añosjoan Chen ha pasado al otro lado de la cámara con la dirección de dos films, el segundo de los cuales, Xiuxiu; de temática china, concretamente ambientado en la Revolución Cultural en los confines de Tfbet, presenta un interés destacable y apunta a una carrera cinematográfica que se tendrá que seguir con atención. Entre las jóvenes estrellas con más proyección actual destaca Zhang Zivi. y en el elenco masculino destacan actores como jiang Wen, Chou Yun Fat, Tony Leung, Leshe Cheung.jet Lee ... Todavía conocidos aquí muy parcialmente, los nuevos cines chinos no dejan de aportar nuevos títulos y nombres propios que, en muchos casos, la precariedad y la americanízación reiterativa del mercado de la exhibición cinematográfica probablemente no nos permitirán ver. Al margen de la tendencia fácil de los distribuidores a seleccionar del cine chino sólo aquello que confirma 10l; estereotipos 310

de exotismo sentimental, la diversidad y la vitalidad expresiva de los nuevos cines chinos abre un abanico de dinámicas creativas muy diversas y de gran actualidad. Directores como Hou Hsiao-hsien o wong Kai-wai, por ejemplo, interesen a los cinéfilos ya no por el simple hecho de ser más o menos chinos, sino por hacer un cine de primera línea a nivel internacional.

.APRENDAI\-(OS TODAVíA DE LF.I F~:NG

El 5 de marzo de 196~, Mao Zedong lrizo un llamamiento a lodos los chinos para que tomasen ejemplo de un anónimo soldadocampesino que, con apenas veintidós alias, había muerto en acto dc servicio tras una vida frugal, tenaz y sencilla de sacrificio por la revolución. No había muerto empuñando el arma sino en accidente de trabajo. Mao Zedong cogió el pincel e inscribió una consigna que haría fortuna: Xiang Leí Fene tongzhi xuexi (Aprendamos del camarada Lei Feng). El país apenas despertaba de la hambruna que se había llevarlo por delante a treinta millones de personas tras la visionaria movilización maoista del Gran Salto Adelante. Convenía promover a un héroe gris, sufriente y esforzado que moviese a la emulación de su condición de pieza anónima en un drama colectivo. No tardó en encontrarse entre las pertenencias de Lei Feng su diario personal (que evidentemente había escrito a toda prisa algún oscuro funcionario del departamento de propaganda). Allí anotaba Lei Feng sus cuitas cotidianas y las reflexiones que le suscitaba la lectura de las enseñanzas del Gran Timonel. Allí declaraba que no deseaba más que ser un tomillo en la maquinaria del Estado para que el Partido lo atornillase. Había nacido el llamado «espíritu de tornillo» (lousidingjingshen). Millones de copias del diario circularon por el país. Todo aquello sintonizaba a la perfección con lo que sería pocos años más tarde el estilo propagandístico de la Revolución Cultural. No pocos intelectuales se vieron acusados pocos años más tarde, durante aquel convulso periodo, en los interrogatorios públicos de las sesiones de lucha, en relación al tibio ardor revolucionario de sus escritos en comparación a la firmeza simple, clara y de piedra picada que mostraba en sus diarios el joven soldado-campesino. Los diarios 311

de Lci Fcng pasaron a enriquecer el canon de los clásicos del comunismo chino, en una linea minírnalista y digerible por todos los públicos como lo seria el libro de citas escogidas del camarada Mao Zedong, es decir, el Iibro rojo de Man. Los dos nacieron en fechas próximas y con una intención divulgativa y adoctrinadora similar. A partir de aquel momento el soldado-campesino Leí Feng se convirtió en protagonista reiterado de discursos, campañas, cómícs, estatuas, canciones (del tipo Queremos ser buenos niños romo Leí Fl:ng, lt'ÍJmen Y(lO zuo Leí Peng shide hao sñaonianí, películas entusiastas, sesiones de estudio r de no pocos carteles de propaganda a todo color. En tiempos de guerra y de revolución -o en regímenes como el soviético o el maoísta, que convirtieron en pan de cada día el estado de excepción bélico y revoluc-ionario-c-, 10& carteles de propaganda política se convirtieron en una estrategia de adoctrinamiento de masas de primer orden. El b;~o coste, la rapidez y facilidad de reproducción, la posibilidad de penetrar en entornos cotidianos y la capacidad de plasmar consignas con gran impacto visual para el consumo inmediato de amplias capas de población son factores que explican su éxito. En China, Jos altos índices de analfabetismo de los años cincuenta y la compulsión maofsta en promover una incesante vorágine de campaña.s de purificación ideológica, de movilización y de reeducación dotaron al cartelismo de unas dimensiones sin precedentes. La tirada de un cartel podía alcanzar fácilmente el millón de ejemplares. Batió todos los récords el que reproducía la fotografía del Gran Timonel, que en tiempos de la Revolución Cultural alcanzó la impresionante cifra de 2.200 millones de ejemplares. Tocaban a un promedio de tres efigies de Mao por habitante. Antes de la llegada de Mao al poder en 1949, existían e-n China dos formas vivas de cartelismo: por un lado estaba la vieja tradición de los carteles del año nuevo (nianhua) , y por otro los sofisticados anuncios de tabacos y licores, de moda en Shanghai y Hong Kong en la década de los treinta, protagonizados por bellas jóvenes enfundadas en ajustados trajes floreados. El cartelismo político maoista se inspiró en el realismo socialista soviético, pero con dosis añadidas de romanticismo revolucionario, tal como propugnaba Mao Zedong también para otros ámbitos de las artes y de las letras. Se tendía a un dibujo de contornos definidos en negro, coloreado de forma vistosa, que evocaba dioramas idealizados de factura hipen-cal, entre lo nailr el kitsch, que aseguraban fugaces incursiones en un relato de felicidad obligatoria. Los carteles de año 312

nuevo se reinventaron con la incorporación de motivos y consignas revolucionarias, pero sin abandonar parte de su vieja iconografía tradicional: melocotones de la longevidad, nii'los rollizos y sonrosados (jmng wrtwa) con grandes carpas plateadas en brazos, símbolos de riqueza y abundancia ... Los carteles de propaganda política chinos pintaban un mundo idílico y optimista. poblado por entusiastas héroes anónimos, campesinos, soldados, funcionarios y obreros con «ll""líes Mao- (que en realidad en China recibían el nombre (ic «trajes Zuongshan-, en honor del que fue su impulsor inicial, el padre de la patria Sun Yar-sen, de nombre de pluma Zhongshan), siempre con mejillas sonrosadas y manos descomunales, cejijuntos ante el enemigo y sonrientes ante el futuro de la mecanización agrícola. Los cuerpos femeninos presentaban un aspecto ascxuado y con coletas o peinados de estilo paje. Las diferencias étnicas y culturales casi no emergían en ellos. Con hecuencia mostraban grupos humanos formando escenas ejemplares de trabajo, de adoctrinamiento o de formación militar en un entorno lleno de detalles significativos: sobresalía de un bolsillo un pequeño J.ibro rojo de Al(J(J, en una mesa en segundo plano ~e veia un periódico abierto con una consigna, al fondo había un aparaLU de radio ... En estos carteles todo era mejor, más rico y mayor que en la vida real. Las frutas o las mazorcas adquirían tamaños inconmensurables. Saber que a contraluz de aquellos inmensos tomates y mazorcas el país sufría a principios de los anos sesenta una terrible hambruna que dt:jó más de treinta millones de muertes de hambre no llace sino añadir sombras y matices a estos espejismos a todo color. Los carteles del maoísmo pueden ser leídos como una forma mas de publicidad, regida en parte por los mecanismos universales del deseo. De ellos deriva en parte la fascinación que ejercen: de Sil irrealidad, de 1<1 ficción casi ofensivamente ingenua que los tiñe, del ULOpismo cotidiano, doméstico, unitormado y entusiasta. Todo en ellos es invariablemente positivo. Incluso en aquellos carteles que alientan alodio y la resolución contra el enemigo, el aplomo contagioso del héroe anónimo se impone. Tenían el encanto irresistible de la utopía inmediata. Eran el sueño de la nación. Los carteles del maoísmo buscaban la emulación. Las niñas chinas intentaban imitar en su forma de vestir y de actuar el estilo resuello y eufórico de la.s chicas de los carteles. En el prólogo que escribió a una edición europea de carteles maoístas, el poeta chino Duo Duo, uno de los miembros de la mítica revista literariaJintian (HO)') Y :)13

exiliado en Europa desde la matanza de Tiananmen, expresaba en estos términos la huella imborrable de un cartelismo que ya quedó en desuso desde los años ochenta: "Creo que, al menos en las próximas décadas, nuestros líderes de varias generaciones aún se presentarán en nuestra sala de estar, en nuestro dormitorio y en la calle, y nos exigirán que nos sintamos bien, (Iue seamos agradecidos y sonriamos; que sonriamos como las personas de Jos carteles y que lo hagamos mostrando los dientes blancos, incluso las muelas ... » Sonreía también Lei Feng mostrando sus dientes blancos en los numerosos carteles que protagonizó con sus.mofletes sonrosados)' tocado con una gorra con orejeras de uniforme militar de invierno. La hagiografía de Leí Feng (del cual en realidad no se sabe con certeza si existió o si fue una pura entelequia imaginada en los cuarteles generales del departamento de propaganda) presenta la dosis perfecta de los ingredientes más adecuarlos. Nació en 1940 en la provincia de Hunan. Su padre murió luchando con los japoneses. Su madre se suicidó después de que la violase el hijo del amo terrateniente. Lei Fcng perdió el calor de! amor materno pero ganó e! cariño del Partido. Creció como un perfecto hijo del Estado en el orfanato y después se enroló en las filas del ~j{:H:ito Popular de Liberación. Su leyenda de sacrificios cotidianos, esfuerzos y servícíalídad lo asemejan a una es-pecie de bo)' scout de la revolución Pero Lei Fcng no tiene el privilegio de ser el único trabajador modélico a emular. Todavía hoy, la cada día menos influyente Federación de: asociacione-s de trabajadores de China selecciona anualmente a los 3.000 trabajadores modelo del país. Las propuestas las elevan los líderes locales que buscan historias ejemplares en obreros del sccror textil que reciclan la ropa o en guardias de tráfico que inventan nuevas maneras de señalizar con las manos de forma más eficaz. Evidcntementc la repercusión mcdíaüca de estos trabajadores modelo era infinitamente mayor en décadas arueríorcs ... En 1960 fue escogido WangJinxi, alias "el hombre de acero», cuya leyenda áurea rezaba que, al saber que su Unidad de Producción no podía disponer de una mezcladora de cemento, había sallado al instante al interior de la cuba de cemento batiendo con furia los brazos y piernas para que el cemento se mezclase adecuadamente. A principios de la década de 1960, más o menos por la misma época que Leí Feng alcanzó la gloria, Shl Chuanxiang fue escogido por los lideres máximos de los sindicatos como el porteador modelo del país. Su trabajo consistía en cargar en la espalda un bidón rebosante de ex314

crementos desde la capital deí país a las tierras cultivadas de las afucras, para que sirviese de fertilizante. Si divisa era: "VII hombre apestoso hace que haya 10.000 casas fragantes". El primero de mayo en que se le impuso la distinción, tuvo el raro privilegio de estrechar la mano del qur: por aquel entonces ocupaba el puesto de presidente de la República, Liu Shaoqi. Cuentan que el presidente le dijo: «Tu GITgas excrementos y yo soy el presidente. Los dos desernpeiJamos una importante misión revolucionaria». Pocos años más tarde, la Revolución Cultural sirvió a Mao Z{~dong en bandeja de plata la cabeza del presidente Liu Shaoqi: de la noche a la mañana se convirtió en el mayor enemigo del pueblo. Fue depuesto de todos sus cargo:;" y confinado en SCWT"l.S condiciones que acabaron por minar su salud. Cualquiera que hubiese tenido contacto con Liu Shaoqi era sospechoso de contrarrevolucionario. Fue de esta absurda manera como aquel célebre apretón de manos le costó muy caro al porteador de excrementos Shi Chuanxiang. También él fue purgado, y murió en la ignominia y la miseria. Su gran culpa fue haber e-strechado en público la mano del presidente depuesto. Cuando la figura del trabajador de vanguardia, condecorado e! primero de mayo con todo tipo de fastos y trompetería oficial parecía ya cosa del pasado maoista, la nueva estrategia propagandística de la nueva China nacionalista encoruró un sorprendente trabajador ejemplar para condecorar el primero de mayo de 2005: se trataba nada más y nada menos que de Yao Ming, e! más alto central de la 1:\B1\, multimillonario residente en Texas, ídolo de los Houston Rockers y de la selección china de baloncesto. En la China emergente de! siglo XXI un trabajador ejemplar elegido por los sindicatos chinos ya no es alguien que se tira de forma compulsiva al cemento ni que transporta esforzadamente excrementos arriba y abajo: puede ser ya un mediático deportista multimillonario que reside en Houston. Texas. No es difícil encontrar un libro hagiográfico sobre el gigant6n Yao Ming en las tiendas de teléfonos móviles. DVD de culebrones, revistas y libros de unixia y novelas rosa en chino que proliferan en las ciudades españolas para consumo de las cula día más extensas cornunidadcs inmigrantes chinas. La teoría de las tres representaciones que acuñaraIiang Zemin llega a todos los rincones del planeta. A la larga, las campañas reiteradas acahau por cansar y crear sus propios anticuerpos. La entusiástica celebración del día de Lei Feng cada 5 de marzo (conmemorado anualmente desde aquel día de 1963 en el que 'vlao Zedong trazó con su pincel la consigna «Aprcn315

ded de Lei Feng») acabó dando ocasión a un sabio proverbio popular; «Lei Feng llega en marzo y se marcha en abril». El escepticismo socarrón popular se iba distanciando del slstemético entusiasmo por el buen samaritano rojo. A pesar de que el sustrato patriótico chino sigue siendo muy potente, en China o en Tombuctú, la gente no {:st<Í para monsergas y acaba mirando por lo suyo. A finales de la década de los ochenta algunos artistas empezaron a utilizar elementos de la cultura poj) para expresarse e ironizar sobre los discursos oficiales. En 1988 un artista de Pekín llamado Ah Xian diseñó con evidentes intenciones sarcásticas una camiseta en la que aparecía la figura del mártir Lei Feng. También el más famoso discfiador de camisetas pop de finales de los ochenta, Kong Yongqtan, que inscribía en sus camisetas lemas que en aquel momento sonaban dísolvcnrcs y subversivos como [aruhe ne, bie ti wo «<estoy harto, deiame en paz"), reutilizó de forma chusca pasajes del diario de Lei Feng. A las pocas semanas de circulación, la policía confiscó todo el material y detuvo a Kong" vongqían, que tuvo que dar muchas explicaciones ames de ser liberado. A principios de los noventa surgieron en China una serie de imítadores de Andy warhol que se dedicaban, como Li Xiangting, a pintar a Mao Zedongjunto a whítncy Houston o, corno wang Cuangyi, a mezclar carteles de la Revolución Cultural con anuncios de Cocacola o, como el shanghaínés Liu Dahoug, a emular también al Bosco y a los cómtcs socialistas en un cuadro coral de numerosos rostros anormalmente grandes donde se reproducía fielmente a todos los mártires de la revolución {l.e¡ Fcng en un lugar destacado) escuchando las palabras de Mao Zcdong en la sala de actos de Yanan. El cuadro se titulaba mivue (Luna de miel). Jiang Zeming impulsó en octubre de 1996 la aprobación en el Co-mité Central de una nueva campaña de limpieza del medio ambiente informativo, intelectual y creativo. El e-stribillo recurrente de la polución espiritual volvía a sonar. Se hablaba entonces de «civilizar el espíritu», Jo cual significaba promover un respeto confuctano a la autoridad. Entre otras medidas de coerción, se prohibieron obras literaria" tan maleducadas como las de wang Shuo. La campaña se alargó hasta el verano de 1997. La retórica de la Gran China lanzaba cohetes de entusiasmo ante la inminente retrocesión de Hong Kong. El nuevo nacionalismo chino empezaba a mostrar sus argumentos, causaba furor en las librerías el libelo 7,hongguo hryi shuo bu, (China puede decir que no), en el que se ex316

horraba a plantar cara al Occidente arrogante y en el que se planteaba un nacionalismo fuerte y con aspiraciones a ejercer de superpotencia en pocas décadas. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, Richard Bemsn-in y Rcss H. Munro alimentaban el alarmismo y fabricaban un nuevo enemigo con su libro Tite Coming CIJnjlid imth. China, que fue curiosamente un éxito de yemas en su rraduccíón china. Desde lados opuestos del planeta y desde trincheras contrarias en la nueva «guerra fría cultural», los dos libros compartían (también con El choque de cieilimdsmes de Samuel T. Humington) un denominador común: el miedo al extranjero. Lo cual no deja de ser paradójico en pleno proceso de globalización. Dcng Xíaoping agonizaba (murió tras una larga enfermedad en febrero de 1997), Yse avecinaba la importantísima cita de la retrocesión de Hong Kong. En China, cada vez que se acerca una fecha señalada, como por ejemplo el aniversario de la revolución, el primero de octubre, las calles se ordenan duran le unos días, desaparece la relajación en el control y el cumplimiento de las normas, reaparecen las banderas rojas en todas las astas o desaparecen de las bulliciosas callejuelas, los vagabundos, los buscavidas, los tenderetes y los puestos de venta ambulante de comida ilegales. Del mismo modo, también en aquellas fechas cruciales era necesario limpiar el ambir-nu: para aseg-urar una transición sin sorpresas desagradables. De forma inesperada, el soldado-campesino lz-i Feng reapareció en escena, pero ya no como una caricatura risible ni como un irono nostálgico y rodeado de aura romántica pero definitivamente caducada. Hay que tener en cuenta que todavía hoy, a principios del siglo XXI, la gran mayoría de los chinos de cierta edad son capaces de re-citar de memoria pasajes enteros del diario de Lei Fellg, como por ejemplo la entrada del 20 de octubre de 1961: 1-en de yislu:ng shi yo'Uxúm de, danshi toei renmin fUWll shí uiuxicn de, es dccin: "La vida de una peLsona es limitada, pero el servicio al pueblo no tiene límites". Todavía hoy la figura de Lei Feng se puede ver en las paredes de numerosas escuelas primarias chillas y protagoniza capítulos en los libros de texto. La hagiografía oficial determinaba que Lei Feng había muerto el 15 (le agosto de 1962. El motivo de la muerte no estaba claro. Dilerentes leyendas urbanas apuntaban a versiones distintas. Se decía que había muerto electrocutado mientras colaboraba en la construcción de una línea de alta tensión o que había chocado con un poste eléctrico mientras conducía un camión del ejército, Todas estas versiones quedaron oficialmente desmentidas el 6 de marzo de 1997 (el rada317

ver de Dcng Xraoping todavía estaba caliente)' cuando se hizo público que un jubilado de la provincia de Liaonlng, llamado Qiao Anshan, había sido el responsable de la muerte de Leí Feng-. Era su mejor amigo y compañero de trabajo, le hahía atropellado sin querer, haciendo marcha atrás con el camión militar. ¿A qué venía semejanu- noticia? Se trataba del preludio de un estreno clncmarogréfico basado en la biografía del jubilado Qiao Anshan, que tuvo la d(:sgT;lCia de acabar con la vida del mártir Lci Feng. En el marco de la campaña para "civilizar el espíritu», se impulsó la superproducción cinematográfica i.a. oída después de la marcha de Lei hn¡; (Likai Lei Fengde 1izi). La película no dibujaba ya un héroe ideal para galvanizar a las masas sino al guardián del espíritu de Lci Feng nadando a contracorriente del escepticismo general. Siempre dispuesto a donar sangre por mujeres heridas, a salvar ancianos de pandilleros Inclementes, a devolver un anillo perdido en el autobús a una campesina. El protagonista de la película había «civilizado su espíritu» g-racias a la preservación del abnegado espíritu de Lei Feng. Cuando en el film su hijo le pide que se olvide de toda aquella antigualla, aparece un grupo de niños con el panudo rojo anudado al cuello (tal como todavía hoy van en China los más peque-nos a la escuela) y el viejo Qiao Anshan declara que a pesar de que la gente diga que el espíritu de Lei Feng ha muerto, todavía sigue vivo en aquellos niños. La prensa oficial aclamó la película como un éxito. Solamente en Pekín tres millones de espectadores habían acudido a las salas ¡ic proyección (un tercio de la población de la dudad). Había superado la cifra de espectadores de la superproducción norteamericana que por aquel entonces causaba sensación, Misum: imposthle. de Brian de Palma, protagonizada por Tom Cruise. Lo que olvidaba decir la prcnsa oficial es que un qO por ciento de las entradas habían sido suministradas a los espectadores por las «unidades de trabajo» (danwel). Asistir a la película era inexcusable. Pero a los pocos meses nadie en China se acordaba ni de Lei Feng ni de Tom Cruíse: el hundimiento del Titaniccausaba sensación y arrasaba tanto en las salas de proyección como en el inmenso y rampante mercado negro de VeD (Video Compact Disc), el precedente del DVD. En el contexto de aquella campaña de concienciación y "civilización del espíritu» se impulsaron desde el Comité Central del Partido otras películas de tosco mensaje adoctrinador. Es digna de mención una película sobre un funcionario que, obedeciendo las órdenes del 318

Partido, dejó en Pekín a su madre agonizante y se trasladó a Lhasa para ayudar a salir a los pobres tibetanos de su atraso feudal. La película llevaba por título el nombre del heroico y sacrificado funcionario, Kong Fasuen. Los trazos caligráficos de la publicidad del film y de los títulos de crédito fueron inscritos por el mismo Jiang Zemin en pcrsana, emulando el gesto del viejo Man con Lci Fcng. Se trataba evidentemente de una muestra más de la pervivencia de una vieja retórica propagandística desfasada en sus formas pero todavía capaz de encontrar cierto público. La más ambiciosa de las operaciones propagandísticas de aquel 1997 fue la máxima superproducción cinematográfica rodada nunca en China con capital chino. Se trata de Ya/JÍan lhrmgzhrng (f.a gUlTTa del OPio) un peplum histórico dirigido por Xie Jin donde los británicos son muy malos y los chinos muy maltratados. La guerra del opio se estrenó en primicia en Hong Kong, en vísperas de la retrocesión, ante el que sería el nuevo gobernador de la Región Especial Administrativa designado por Pekín, Tung Chee-hwa. Después se proyectó en más de 300 cines de China. Se trata de un film maniqueo y aburrido. Con mucho gasto de decorado y de masas en movimiento, no en vano contaba con 50.000 extras. El mismo ano 1997 la efigie de Lei Feng hizo acto de presencia en la publicidad comercial. La compañía.jinlilai (Goldlion) lanzó una campana de anum-ios callcjcro-, que por un lado vendían el producto y por el otro reproducían el rostro de los viejos héroes o mártires dd panteón oficial de la revolución. Formaba parte de una moda que carecía ya de la intención corrosiva de las reutilizaciones vanguardistas de la iconografía oficial. Era una forma como otra de recordar que se estaba en un sistema «socialista de me-rcado». Durante los noventa, el revival de la figura de Mao, reconvertido en gadget de la buena suerte, los libros nostálgicos con imágenes de la Revolución Cultural o este tipo de irrupción ele Le¡ Feng y cmnpanía en la publicidad forman parte de una contraofensiva del departamento de propaganda y en general de una moda con diversas ramificaciones conocida como la «maomania- (AIao re). Arreció en China especialmente con el vacío ideológico que quedó tras los hechos de la plaza de Tiananmen de 1989 que truncaban una década de lenta apertura}' renovación intelectual, así como de incorporación de corrientes y pensadores críticos de la modernidad. Se trata de un fenómeno complejo y curioso, en el que convive una mitificación !"ayana en la divinización supersticiosa con la recuperación reacciona319

ría por sectores Ilostálgicos del Siniestro, convulso y "heroico» periodo de la Revolución Cultural. Oerernie R. Barmc ha estudiado este fenómeno magistralmente en su libro Las someras de Alao. En el aiio ~O().'3, cuarenta años después de que Mao decidiese convertir la. memoria de Leí Feng en un modelo para el país, todavía hahía quien se acordaba del buen samaritano rojo. Se produjo un amplio abanico de actividades para conmemorar el 40 aniversario del llamamiento de Mao Zedong. De todos los actos, exposiciones, condecoraciones y sesiones de estudio que se concitaron en aquella fecha, destaca la inversión que hicieron los hahitann-s del distrito de wangcheng -lugar de nacimiento del héroe- para renovar una sala conmemorativa dedicada a Leí Feng, gastándose 30 millones de yuanes (más de ~1,Ei millones de euros). Este tipo de lug-ares de culto para la peregrinación y el turismo patriótico proliferan en la China actual, aunando negocio y adoctrinamiento. El pan¡uc temático de! nacionalismo chino apenas empieza a erigir sus rnonurncntos de cartón piedra. También en Internet se rindió culto a la memoria del soldado. Hubo un aumento espectacular del número de visitantes al más de un centenar de páginas enteramente dedicadas a Lci Feng. (El buscador Coogle suministra 1~9.000 páginas web en chino cuando se escriben los caracteres chinos de Lei Feng.) Algunos proveedores de servicios de la red inaug-uraron salas de luto)' ofrecieron a los dientes la opción de compra de flores)' el envío de mensajes. Zhang Tiantian, una chica de diecinueve años de la provincia de Liaonlng, noreste de China, donde Lei Feng sirvió en el ejército, escribió una novela biográfica, Lei Feng ge (La canción de Lei Flfft¡{)., para expresar el amory respeto de Iasjóvencs generaciones por el héroe. La ciudad de Shcnyang, capital provincial de Liaoníng. presentó dos solicitudes para incluir a Le¡ Fcng en los récords Cumness "por ser la persona más elogiada en las obras literarias y el nombre dd soldado más nombrado en todo el mundo». Los medios de comunicación de Nanjing equipararon a una mujer quc había donado sus córneas y que, tras haber sufrido 1111 fatal an.-idelltc de trafico, pudieron ser aprovechadas. Leí Fcng sirve de modelo para los nuevos horizontes de moralización gubername-ntales. Internet, turismo patriótico, récord Guinness, un héroe de la NBA condecorado como «trabajador ejemplar» el primero de mayo ... Quedan ya muy lejos los viejos carteles propagandísticos de los años sesenta y setenta, pero pervive cu nuevos soportes t'.lviejo mensaje de 320

sumisión y sacrificio. Evidentemente se trata de una pervivencia nostálgica y anacrónica, pero sorprendentemente activa. Los héroes de la China actual son Bill Cates o la última actriz o cantante pop de Hong Kong, Taiwán o Estados Unidos que haya saltado al estrado efímero de la tama. Sin embargo los aparatos propagandísticos del Partido no abandonan sus referentes, los reciclan y actualizan. Los periodistas, empresarios, estudiantes y turistas occidentales que visitan China a veces ven mucho lujo en los hoteles. cochazos de vidrios oscurecidos y algunas limusinas, mucha publicidad centelleante y rascacielos por doquier. Caen en el espejismo de creer que eso es todo lo que hay. Ciertamente, eso marca la tendencia, eso mueve la máquina. Yeso es lo que allí queremos ver. Pero China es mucho lIlás compleja que los cin:uiros habituales y los hologramas al uso. Hay un mundo rural inmenso, hay barrios de hacinamiento, hay centenares de sucias ciudades industriales, hay (lcu~nas de millones de personas viviendo el! condiciones precarias. No todo es blanco y negro, hay zonas de sombra, corno en toda cosa yen todo lugar. Los periodistas. empresarios, estudiantes y turistas occ.idcntah-s han visto alguna película de Zhallg Yimou, han leído Shangluú Baby o t.a muiieca de Pekín o han visto el sk)!ine nocturno de Shanghai y toman la parte por el todo. Por eso es bueno recordar la pervivcucia dd discurso ortodoxo y propagandístico, cada vez más hábil en la utilización de nuevos formatos modernizadores, cada vez más dcsproviste de ideología social y cada vez más tendente al patriotismo y a la búsqueda de identificación y del simple reconocimiento del Iíderazgo indiscutible del Partido.

KUNCFU, KA.R."o.OKE y CUl.EllRO:"<ES DE FMPFRADOH..ES MANCHl:.ES

Uno de [os fenómenos más potentes de la cultura china de las últimas décadas 10 constituye el surgimiento y expansión de flIU.'VOS circuitos de cultura y de comunicación de masas. En este ámbito, la influencia (k Taiwán y de Hong Kong sobre el continente ha sido inmensa. Del mismo 1I10do que la China del periodo reformista ha sufrido la moda insaciable de lo cxtrarijr-ro (yangre), También experimenta la moda dc [os taiwanés-hongkonés (Á:rmglairt). 3~1

Al margen de la en 1rada de modelos culturales, Hong Kong y Taiwan hall tenido un papel esencial en la viabilidad económica de formas culturales sin apoyo estatal, qm.' con la entrada progresiva del mercado en el circuito cultural a lo largo de la década de 19!:lü podrían haber quedado en vía muerta. No pocos escritores independientes encontraron en la posibilidad de publicar en diarios, revistas v editoriales de Taiwán y Hong Kong una vía de afianzamiento y pmIcsionalización. En el caso del cine, fue esencial en la consolidación del lluevo cine chino la aportación de capital raiwanés y de Hong Kong, del mismo modo que posteriormente lo sería el recurso a productores y distribuidores norteamericanos. Durante los ochenta Pekín dejó de ser fuente de modas y estilos asumibles. Todo lo que representaba estaba ya pasado de moda. Pekín había galvanizado el país décadas atrás con sus gorras azules con una estrella, con sus cánticos entusiastas, con sus concenuacíoncs multitudinarias, con las austeras chaquetas y pantalones azules de algodón del traje Mna. Todo eso era cosa olvidada. El sur era ya quien marcaba el ritmo. A principios de la década de 19,sq adquirid gran fama en el continente chino la cantante taiwancsa Teresa Teng (Deng Liiun), con un pop melódico y dulzón, que mezcla influencias del pop japonés, de la halada internacional y de Zhou Xuan, la mítica cantante del Shanghai (le los años treinta y cuarenta. Circulaban ilegalmente por el país copias de casete grabadas con sus canciones. En 1083 uno de los cantantes pop mis famosos de 'Iaiwan, Hall Dejian, huyó de la isla y voló a la China continental buscando sus raíces. Se convirtió en un cantante de éxito, la primera estrella del pop en aparecer en la televisión china. Fue uno de los últimos en abandonar la plaza de Tiananmcn cuando la fueron a visitar los tanques del ejército el4 de junio de 1989. Quizás la aportación específicamente pekincsa más notable a la cultura popular juvenil de finales dd siglo xx haya sido un estilo de rock duro, rebelde y libre de la sofisticación acaramelada del pop taiwanós y de Hong Kong, se trata del llamado yaogun. El primer gran rockcr pckiucs, Cui Jian, de orígenes coreanos y de formación musical clásica -c-llegando incluso a haber formado parte en 1981 de la Orquesta Sintónica de Pekín-c-, se convirtió en la estrella del rock de culto durante los años ochenta, pero no ha conseguido nunca alcanzar las cotas de popularidad y de ventas, ni llenar los estadios como lo hacen las sirenas y los dragones empalagosos del pop kongtai. El rock duro chino, el )'wgun, arranca de un g-énero híbrido surgido a finales 322

de los setenta, el Xibeifeng, o vientos del noroeste, que M: caracterizaba por versionar tonadas populares de las regiones del norte de China con instrumentación eléctrica y dicción y ritmos machacones y contundentes. Con la apertura
La filmación en la Chilla continental de la película del género nruxia, del director raiwanés Ang Lee, protagonizada al alimón por grandes estrellas de Hong Kong y del coruinuutc, H'(¡ hu cang úmg (Tigre y dragón), ganadora del Osear a la mejor película el ano 2000, marca un hito en esta cammmuaealth. de la cultura de masas que une en un solo proyecto a China, 1long Kong y 'Iaiwan. Si en alg-ún ámbito -d<.:jando de lado el económico- existe un conjunto de sinergias poderosas que enlazan los diferentes territorios chinos es claramente en éste de la cultura de masas. En 1991 llegó también del sur la fiebre imparablc de origen nipón dt:l karaokc (kata OKre). Allí fue cuando entró de golpe todo el pop cantones y raiwanés. El Departamento Central de Propaganda del Partido Comunista intentó sumarse a la moda editando vídeos y CD para karaoke con antologías de canciones revolucionarias. Uno de los pasajes cinematográficos mas irreverentes y corrosivos del cine chino contemporáneo lo constituye una escena del film ganador del Oso de Plata del Festival de Berlín del ano 2003 Man jing (Blind ,)1U1fl), de Li Yangen, el que se ve a dos mineros estafadores de provincías en una sala de karaoke con dos prostitutas transformando la letra de un himno revolucionario en una canción de una obscenidad vulgar y sin paliativos. Cuando en lU96 llegó la fiebre del veD (Video Compaet Disc) también se editaron colecciones de viejas películas revolucionarias. Empezaba lentamente una nueva estrategia del Partido Comunista hasada en asumir, reutilizar y manipular las técnicas de mercadotecnia y los circuitos de la cultura de masas para que el mensaje ortodoxo 110 quedase fuera de circulación. No hubo más remedio que aceptar -en parte-las reglas del mercado e ir abandonando el monopolio del escenario mediáuco y propagandístico para pasar a ocupar una sección ineludible pero relegada casi al Iondo de la tienda.junto a las películas de ópera de Pekín. Uno de los formatos de la cultura audiovisual de masas que ha calado más hondo en la sociedad china es el de las series televisivas. Tienen para las autoridades la enorme virtud de acostumbrar a transmitir valores socializadores y generadores de consenso de forma sutil, inadvertida y agradable. Tienen también UlM sana función catártica al dramatizar tensiones sociales de todo tipo. En 1991 se emitió la serie Dinastía (D)'nasly) en [rime time bajo el pretexto de mostrar el modo decadente y brutal que tienen los miembros de las ricas Iamiiias norteamericanas de devorarse entre sí mutuamente. A principios del

<11102004 los DVD más solicitados en el nutrido mercado lIegro de China eran los de la serie Sexo en Nueva l(¡rk. Aparte de esporádicas series extranjeras, predominan las series chinas de lodos los géneros. Son infinitos los culebrones de artes marciales, los hay de época, protagonizados por personajes históricos o legendarios, de jueces de la China imperial que resuelven casos con astucia. Los hay también infinitos que se sitúan en la China conremporánea y sirven para imaginar una China idealizada de familias nucleares de clase media, pareja y niño, en pisos coquetos, o bir-n sirven para dramatizar la nueva éuca del tiburón (le los negocios. Los hay también protagonizados por niños que sufren el extremo régimen esparLano de la competitiva escuela china. Evidentemente no pueden faltar las series de jóvenes y adolescentes que se enamoran y desenamoran. Algunas series concretas han alcanzado cotas de interés y de dignidad de diseno y de factura muy notables. No en vano uno de los caminos para ganarse la vida que han encontrado algunos escritores independientes ha sido el de trabajar como guionistas de televisión. El caso más conocido es el de wang Shuo. La década de los noventa se abrió en China con el boom de la publicidad televisiva. Hasta aquel momento la hierática televisión china prácticamente no emitía publicidad. Concentraba este apartado en un prognlTna de anuncios de sobria y plana factura sobre factorías metalúrgicas, maquinaria agrícola o cosas por el estilo. La voluntad de llevar adelante las reformas económicas después de la matanza de Tianaumen se empezó a visualizar en las pantallas televisivas. La influencia de Hong Kong y Taiwán fue decisiva también en este campo de la publicidad. Y no sólo en Idevisión. Se multiplicaron las grandes vallas publicitarias, los anuncios en los periódicos y en todo tipo de sopones y formatos imaginables invadieron las calles de China con disr-nos atrevidos y ultramcdcr nos, directamente importados desde «las otras Chinas». De la mano del cambio ecunóruico, nuevos espacios rh: desencuentro, nuevas formas de ocio y de cultura de masas se fueron creando y muchas veces importando de Hong: Kong y Taiwán: se sofisticaron las revistas ilustradas, proliferaron las discotecas, el fiul-foorJ norteamericano, las pianistas en los vestíbulos y Io.~ cafés de los hoteles, las tiendas de marcas extranjeras, los estudios fotográficos de reportajes de boda con alquiler de trajes, los pubs, los pases de modelos, los centros comerciales y los multicines .. En medio de todo este baile, Shanghai volvió a brillar con luz

propia. La ciudad empezó a prorectarse hacia el cielo nocturno como un espectáculo de poder y de lujo, como el holograma ele un sueño ya hecho realidad: con su torre de comunicaciones, sus pasos ele'vados de autopistas iluminados por debajo, sus rascacielos que delimitan con tiras de luces los contornos, que proyectan en el cíelo iridiscenclas violáceas, azuladas, rosáceas, que adoptan formas caprichosas y generan una atmósfera futuris¡a. La arquitectura y el urbanismo de la megalópolis asiática no están pensados para acoger al individuo sino para encarnar el sueño de la nación devenida superpotencia mundial. .

LA CÁRCEL DE TERClOI'ELO

El escritor húngaro Miklós Harasztí introduje en su magnifico ensayo Ttie Vdvet Triscm: Aríists Under Suue Socialism el conceplo «cárcel de terciopelo» para describir aquel modelo de control de la actividad intelectual y creativa (k los regímenes comunistas que no se basaba t-u la rígida pauta coercitiva y de adoctrinamiento sino en la autocensura Yen el establecimiento de una línea ambigua y cambiante que marca aquello que puede ser dicho y aquello que no puede serlo. Es este concepto muy apropiado para describir el espacio cultural que han habitado los intelectuales y creadores chinos en el periodo del socialismo tecnocrátíco y de mercado que se abre a finales de Jos setenta. En China, el despliegue de tendencias, propuestas creativas y nuevos circuitos culturales se ha producido siempre en el interior de un territorio acotado. El margcn de apertura que estaba dispuesto a ceder el Partido Comunista ha sido muy limitado y reiteradamente renegociado por las autoridades del departamento (k propaganda y el ministerio de Cultura. La sociedad, los creadores hall actuado en este sentido de empuje que ha ido conquistando nuevas zonal', ajenas al estricto propagandismo oficial. Han actuado también como administradores de esta libertad 'vigilada, ejerciendo la auroccnsura o arriesgándosc ocasionalmente a cruzar la línea. No han faltado las vacilaciones y los retrocesos gubernamentales a la hora de frenar, acortar o sallar las riendas de la libertad (h: expresión y de creación en el lento proceso de reforma (gaige) y apcr326

rura (kaifang). Se emprendieron sucesivas campañas destinadas a marcar directrices, recuperar la iniciativa ideológica o Iimi lar los «cxcesos» en la libertad de opinión o de creación. Duranre el otoño de 1978-197!J, coincidiendo con los primeros pasos del mandato de Deng Xiaoping, surgió el movimiento del «muro de la democracia». Aprovechando la brecha que había abierto el propio Deng Xiaoping al propugnar en sus artículos y discursos UTI abandono de la vacua fraseología ideológica para «mirar a los hechos de frente», una serie de ciudadanos críticos y deseosos de llevar más lejos los aires de reforma empezaron a exponCf en público sus puntos de vista. Empezaron a aparecer periódicos murales trazados con grandes trazos a pincel (dazibao) colgados en un tramo (le cerca de 200 metros de muro situado en el distrito de Xidan de la larga avenida Changan, que cruza Pekín de este a oeste y que separa la Ciudad Prohibida de la plaza de Tiananmcn. Acrualment«, pracucamcnrc en el mismo lugar donde hace unas décadas se enganchaban carteles subversivos, se levanta uno de los 44 Starbucks que hay en Pekín, delante de la impresionante Ciudad de los libros (Shu dumg), un ultramoderno complejo de librerías de cinco plantas que expone más de ::!30.000 títulos. Se hacían en aquellos diarios murales del otoño de 1978 todo tipo de proclamas políticas. Día tras día, el muro se cubría y recubría con dazi1JuIJ en los que los sorprendidos peklneses podían leer críticas a los miembros de la Banda de los Cuatro, a la recientemente derrotada facción política de Hua Guofeng -rival político de Deng Xiaoping-, a los excesos de los dirigentes del partido y a la corrupción de los funcionarios. A medida que pasaban las semanas, el tono de los mensajes fue volviéndose menos circunspecto, se empezó a criticar el liderazgo del partido y la bondad del régimen, empezaron a abundar las explícitas defensas de los derechos humanos y de la democracia. Durante algunas semanas Deng Xíaoping permitió complacido que el muro se empapelase una y otra vez con mensajes críticos. Pero las cosas fueron demasiado lejos. Decidió acabar con aquella parcela de libertad cuando WeiJingsheng, significado impulsor de aquel movimiento de libre expresión, colgó el 8 de diciembre de 1978 en el muro un dazibaotitulado La quinta mcdrmización, en el que pedía que la democracia se convirtiese en la quinta modernización, que debía sumarse a las cuatro modernizaciones (sige xiandaihua) económicas y tecnológicas impulsadas por DCllg Xiaoping. 327

En realidad, Deng Xiaoping tenía vieja experiencia en eljuego de dejar que la disidencia mostrase las cartas para luego zanjar brutalmente la partida con un golpe en la mesa. Había sido justamente Deng Xiaoping el responsable de orquestar la campaña antiderechista de 1957 que se encargó de pOllLT a buen recaudo a todos aquellos que habían mostrado sus «nares venenosas" durante la campaña de las Cien Flores impulsada por Mao. En marzo de 1979 weí jingshcng fue encarcelado.juzgado y convertido en el disidente mas emblemático de la China contemporánea. Después de 18 arios de encarcelamiento, en 1997 fue liberado -c-alegándosc motivos de salud- y fue expulsado del país. En 1980 se lanzó una campaña pam concienciar a los escritores sobre su responsabilidad social (shehui xiaoguo). En 19H1 se lanzó otra campaña contra la liberalización burguesa que tomó t-omo pretexto y chivo expiatorio la narración de Bai Hua, KuIiarc (r1mor amarp;o), en la que se ponía en duda que China hubiese tratado tal como dehía a sus Intelectuales. A finales de 1983 se desplegó una importante campaña contra la «polución espiritual» (jingsJum Wl.lran) , que en el plano literario implicó la prohibición de obras innovadoras y experimentales. La campaila fue impulsada por Deng Xíaopíng, pero al cabo de seis meses llegó a su fin gracias a las presiones de sus dos delfines, Hu Yaobang y Zhao Zhiyang, que temían que la campaña frenase el Ilujo de inversión extranjera. En el contexto de esta campaña, el que años más tarde llegaría a ser galardonado con el premio Nobel, Cao Xingjian, conocido por aquel entonces como autor teatral de vanguardia, vio cómo sus obras teatrales perdían la posibilidad de ser llevadas a los escenarios. Sin embargo, la munición pesada de la campaña contra la polución espiritual se orientaba a cortar por lo sano el ascendente de las tendencias partidarias de la extensión de las cuatro modernizaciones al terreno político que habían surgido en el seno mismo del Partido Comunista. Estas tendencias reformistas -polucionadas» empezaron a tomar forma a finales de los setenta como un movimiento de renovación intelectual ag-rupado ba]o la consigna de «movimiento por la liberación del pensamiento» (Sixirmf( jielang )'undong). En el seno de esta corriente se planteaba la posibilidad de un «marxismo humanista» (rendaoznuyide makesiz.hu)ll:) que ampliase al ámbito político las cuatro modernizaciones en marcha (modernización económica, militar, agraria y tecnoI6gica). Su estrategia argumentativa pasaba por "buscar atrás»,

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se trataba de fundamentar su posición en los textos fundacionales del propio Marx. Sus impulsores (el rehabilitado ex ministro de Cultura Zhou Yang, wang Ruoshui, wang Yuanhua) eran miembros de la nomc-nklamra del partido, y expusieron sus tesis en diversos artículos y, con especial repercusión, en el congreso del centenario de la muerte de Marx en 1983. Pocos meses más tarde eran descabalgados de sus cargos y sus posiciones consideradas fuera de lugar y de discusión. De este movimiento de «liberación del pensamiento» deriva directamente la más significativa de las corrientes de pensamiento en la China de los ochenta: la Nueva Ilustración (Xin qimen yundong) , qUl: se sabía heredera del emblemático movimiento del 4 de mayo de 1919 y no reducía ya su ámbito referencial al marxismo. Entre sus activistas figuran wang Hui, Wang Yuanbua, Zhang Xianliang, Li ZehOI1, Liu Xiaobo o Pang Pu. El programa de estos intelectuales era mucho más ambicioso. No se trataba de limitarse a impulsar reformas políticas desde la lógica del Partido como de renovar al completo la cultura china e impulsar la incorporación de las corrientes intelectuales más innovadoras o reveladoras de Occidente. promoviendo la traducción de obras vinculadas al empirismo científico, la fenomenología, la pragmática, la hermenéutica, el exisrencíalismo, la historia de las religiones, la escuela de Frankfurt. Dentro de este consenso amplio que significa el movimiento de la Nueva Ilustración había una tendencia más occidentalisra y otra que intentaba rastrear en Jos letrados de las últimas dinastías imperiales chinas gérmenes de un espíritu científico y una conciencia democrática que no distaban mucho de las europeas. En el campo más estrictamente literario también se hicieron esfuerzos para descubrir rasgos de modernidad en lo antiguo, como por ejemplo los intentos de ver un uso precoz de la técnica joyciana del "fluir de la conciencia» (stream 01 omsciousnessi en un poeta de la dinastía Tang (siglos vn-x) como Li Shangyin. Con el acceso en 1986 al cargo de ministro de Cultura del antiguo rcprcsaliado de la campaña de las Cien Flores en 1957, wang Meng, se abrió el margen de independencia de los intelectuales. Durante el año 1986 se discutieron públicamente, en discursos, seminarios y publicaciones periódicas, propuestas de reforma política. Se hablaba de convertir el Congreso Nacional del Pueblo en un auténtico parlamento con iniciativa legislativa, para que dejase de ser una mera pantomima legitimadora de decisiones cerradas en la cúspide del Partido por unos pocos dirigentes. Se hablaba de aprobar una ley de libertad de expresión, de incentivar la presentación de diversos can329

didatos del Partido Comunista a los cargo:'. de decisión. Alguno:'. pocos hablaron incluso de tender al multiparüdismo. El más preeminente en este debate fue el astrofísico Fang Lizhi. El debate lleg6 inChNJ a los.foros de la Liga de lasjuventudes Comunistas y a la Escuela Central del Partido. Algunos de los veteranos revolucionarios más ortodoxos y conservadores pidieron en e! sexto pleno de! XII Comité Central celebrado en septiembre de 1986 que se parase de inmediato aquel turbador debate. En enero de 1987 Deng Xiaoping impulsó una nueva campaña contra la liberalización burguesa que tuvo importantísimas n-percusiones. El detonante inmediato fue una serie de protesta:'. estudiantiles que se alzaban a finales de 1986 contra e! apaño en unas elecciones a representantes locales. Deng Xiaoping satisfizo en este caso las peticiones del sector conservador del Partido Comunista, siempre al acecho e insatisfecho con el rumbo capitalista y occidentalizado de la nucva China, y decidió defenestrar al que había sido hasta aquel momento su delfín y su protegido. el secretario general de! Partido, Hu Yaobang, cuya cercanía con los intelectuales más abiertamente favorables a una deriva dcmocraüzadora del régimen eran explícitas y conocida". Se expulsaron también del partido a voces críticas como el intelectual Wang Rouwang, el periodista Liu Binyan o el astrofísico Fang Lízhl. En sustitución de Hu vaobang, subió al poder Zhao Zhiyang, reformísta moderado próximo a intelectuales favorables a cambios democráticos como Bao Tong, Chen Yizi o YanJiagi, pero que se convirtíó en agluúnador de tendencias retormistas ncoautoritarias (xin quasuuei zhuYI), que defendían la necesidad de un «despotismo ilustrado», un poder fuerte para poder introducir la economía de mercado. Se oponían por igual a Jos inmovilista" o conservadores contrarios a los cambios económicos (baoshou paI) como a los reformistas políticos que defendían la activación real de las instituciones parlamentarias chinas. El neoautoritarisrno que sc agrupaba en torno a Zhao Zhiyang tenía entre sus defensores más conocidos a \VuJiaxing. Se sentían muy próximos a la Escuda de Chicago, y a autores norteamericanos como Milton Fiedman o el Samuel T. Hunüngton de Política'! Ordo: in Chnnging Socieuex (1968), que se tradujo al chino con gran éxito e influencia. En el episodio represivo de 1987 se encuentra el gennen que activó dos años después las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen, brutalmente reprimidas por los tanques la noche del 3 al 4 de junio de 1989. No hay que olvidar que las protestas estudiantiles

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de la primavera de 1989 arrancaron con el entierro del secretario general del partido defenestrado en 1987, Hu Yaobang, convenido en emblema del reformismo político. La matanza de los estudiantes de la plaza de Tiananmen de junio de 1989 fue un punto de inflexión. Se cerró un ciclo de titubeante pero progresiva apertura cultural e intelectual que auguraba cambios políticos. La represión que siguió a la matanza de Tiananmen implicó el exilio de numerosos intelectuales y escritores. Se vieron obligados a escoger entre el exilio interior y el exterior. Entre los que pasaron una temporada entre rejas purgando su apoyo a los estudiantes de Tlananmen destacan la periodista Dai Qing y el crítico literario Liu Xiaobo. El entonces recién nombrado secretario general del Partido, Jiang Zemin, se rodeó de maoístas ortodoxos que colocó en el departamento de propaganda y de cultura. El nuevo clima de control intelectual y autocensura implicó el desprestigio del movimiento de la Nueva Ilustración. Fue calificado de movimiento superficial y vacuo, perdido en debates VAgOS y abstractos (qingtan) y excesivamente fascinado por lo exterior, desarraigado de la tradición china. El énfasis dejó de estar en la recepción de corrientes extranjeras de la modernidad. Los únicos aires que venían de fuera eran los del pensamiento económico necliberal norteamericano, que enlazaban a la perfección con las nuevas consignas: «enriquecerse es glorioso». Los intelectuales se refugiaron en la torre de marfil del inocuo academicismo especializado y abandonaron la arena del debate público, la discusión de ideas singulares}' las opiniones. Entre el academicismo y el organicismo de los asesores gubernamentales, el pulso del debate intelectual público perdió intensidad. Se produjo la "fiebre por los estudios nacionales» (guoxue re), arreció el discurso de los «valores asiáticos" fundamentados en la tradición confuciana. Probablemente esta tendencia que veía en el capitalismo autoritario de Singapur un modelo a imitar fue el que mejor conectó con las lluevas elites del poder situadas alrededor del Itderjiang Zemln. Surgieron toda clase de teóricos de un Nuevo Autoritarismo que predecían una China caótica y en manos de las mafias económicas, de las corporaciones extranjeras y de las oligarquías locales si no se manu-rua un centro de poder fuerte y respetado. En esta receta neoautoritaria el nacionalismo era visto como la clave de cohesión}' creación de consenso alrededor de este poder. El ejemplo de la Rusia postsoviética era fuente inagotable de argumentos. 331

A lo largo de los noventa fueron penetrando en China las diferentes corrientes intelectuales posmodernistas, postesuucturalisras, poscolonialcs ... Su recepción en China fue compleja y llena de paradejas. reflejo en cierto modo del desconcierto y el posibilismo reinante en el terreno intelectual. El posmodemlsmo se utilizó como marchamo intelectual para posiciones intelectualmente acomodadas, para llegar el papel critico del intelectual, para validar la comercialización intelectual. El poscolonialismo se convirtió en arma del antioccidentalismo visceral. El discurso nacionalista y conservador, neoautoritario y tradicionalista encontró en estas teorías un aura de lebritimidad teórica. Incluso las tesis de Edward W. Said sobre el «orientalismo», como mecanismo imperialista de conversión del otro oriental en exótica mercancía de contemplación y dominio, llevaban a una curiosa reacción: eran vistas como vanos entretenimientos intelectuales que quedarían desfasados cuando China alcanzase el estatuto de gran potencia mundial y pudiese hablar de igual a igual a Occidente. A mediados de los años noventa resurgió también el espíritu críuco e ilustrado, pero ya no como un consenso general con matices diversos sino como una tendencia en liza con el neolzquíerdismo, el neo tradicionalismo confuciano, el nihilismo, el liberalismo ... En 199R se produjo un clima de mayor apertura intelectual. Abrió el debate Li Shenzhi cuando observó en la revista Gaigr (&forma) que el énfasis de los líderes chinos en los derechos económicos no llevarían a que sus súbditos se conviniesen en «ciudadanos» hasta que les fuese posible asumir derechos civiles y políticos. Sin embargo, esta tase de relativa libertad en el debate sobre posibles reformas políticas quedó cerrada con la recurrencia durante la segunda mitad de 1998 de importantes y airadas protestas obreras y campesinas en lugares alejados de la capital, sistemáticamente silenciadas por la prensa. También contribuyeron al cierre del margen de debate el nuevo clima creado por la crisis económica del sureste asiático, y sobre todo el desgraciado bombardeo de la embajada china de Belgrado en la primavera de 1999. Reapareció con fuerza el nacionalismo antiextranjero como único referente. Y no tardaría en emprenderse la cruzada contra el movimiento religioso Falun gong...

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MUROS y REDES DE },\FORMAUÓN

De la misma forma que a lo largo del invierno de 19í5 se publicaban día tras día en el Muro de la Democracia de la calle Changan dazibao con mensajes contrarios al poder, veinte años más tarde, coincidiendo con la muerte de Deng Xiaoping y el inicio delliderazgo absoluto de Jiang Zemin, hacia 199í, peticiones similares a las del Muro de la Democracia empezaron a publicarse diariamente en China, pero ya no trazadas con pincel sino con el teclado del ordenador. El Muro de la Democracia renacía en forma de red. A través del correo electrónico y de los foros virtuales, los opositores al régimen conseguían una difusión sin precedentes y una conexión estable con la disidencia exterior. Las posibilidades de Internet despertaron grandes expectativas. El turista ocasional, el estudiante extranjero o el negociante que pasa unas semanas en China puede llegar a sacar la falsa impresión d{~ que China es un país idílico, abierto, moderno y capitalista. Pero el espt:jislTlo que produce el oropel del lujo urbano y de la publicidad uítramodema no debe esconder que China sigw: gobernada discretamentc con mano de hierro, y que el control de la informarión y de la producción intelectual es todavía una preocupación de primer orden para los aparatos de propag-anda y para los CllCq)OS de seguridad del Estado. Es prcocupanu: el cinismo de tanto retrato occidental de la China actual, escrito desde el entusiasmo dcsartollista, desde la simpatía acrítica o incluso desde cierta nostalgia maoista, en el que se minimiza la falta de libertad de expresión y de opinión, como una menudencia negligente, que afecta tan sólo a los cuatro intelectuales pesados y molestos de siempre. Los esfuerzos chinos en el control de la información pasan en primer lugar por aislar en la medida de lo posible del mundo exterior a los chinos que desean estar informados (periodistas, intelectuales, ciudadanos con inquietud política ... ). Esto se hace a base de restringir y controlar las entrevistas con medios internacionales, de interferir la recepción de emisoras extranjeras de radio y de restringir con todo cuidado la recepción de señal televisiva a través de satélite (tan sólo en los hoteles de más de tres estrellas es posible recibir canales internacionales); por otro lado se ejerce un estricto control del personal vinculado a la transmisión de la información. El Departamento Central de Propag-anda ejerce un control férreo sobre el estamento

periodístico. Los artículos sobre tunas sensibles han de pasar tres o cuatro niveles de control: el editor, el editor de la sección, d editor jefe de la agencia, (:1 director ... Otra for-ma de vigilancia del Flujo de inforrnarión exterior hacia China es el control de las suscripciones universitarias a revistas o periódicos extranjeros o bien procedentes de Hong- Kong y Taiwan. Se restringe su recepción y se controla y regisna Sil consulta. Tampoco es ajeno a este afán de incomunicar al máximo a los chinos del interior el mantenimiento de unas tarifas telefónicas altísimas para las llamadas hacia el exterior, mucho más caras que las que se pueden recibir desde fuera. Oc ahí [a impor-tancia de Internet como factor que podría alterar este panorama de estricto control. El número de usuarios de Internet en China ha crecido desde 1997 de f01TIla mucho más espectacular que su economía. En 199R se calculaba que había en China ap<.~nas .300.000 ínremautas. En el año 2004, seis años más tarde, el número de internautas que usaban el chino en Internet superaba los 100 millones y ocupaba el segundo puesto mundial en las estadísticas, con un porcentaje del 15 por ciento de usuarios totales de Internet en todo el mundo, tan sólo superado por el inglés. Evidentemente se agregan aquí la cifras de usuarios de Talwán, Hong Kong y las comunidades chinas de la diáspora (unos 15-20 millones de usuarios en total), pero quien marca la tendencia acelerada de crecimiento es ahora la China continental. Las proyecciones apuntan a que antes del año olímpico del 2008 la lengua china pueda superar largamente al inglés como primera lengua de uso en la red. Un dala lIlUY relevante es que el año 2004 China tenía 31 millones de internautas con conexión de banda ancha a Internet. En este parámetro, China supera a Estados Unidos, que tiene 26 millones de conexiones de banda ancha. Y la tendencia es a aumentar la distancia. Por sí solo, este dato revela el carácter cualitativo e innovador del uso de Internet en China; la banda ancha está asociada a usos intensivos, cornunícatívamcnte, tecnológicamente y económicamente más avanzados y significativos. China llegó al siglo XXI con una red de telefonía ñja muy poco desarrollada, lo cual facilitó que la implantación de Internet apuntara a una conectividad de alta calidad. En una sociedad como la china, donde la información ha estado y está todavía muy controlada y convenienn-mente mezclada con dosis generosas de propaganda, el revulsivo prometía ser espectacular: una glasnost a ritmo de ¡:,rigabyte. La sociedad no podía dejar de apro334

vechar las posibilidades del medio, como ya lo estaba haciendo con las editoriales que editaban y traducían todo lo permitido y. en algunos casos, un poco más, o como ya lo hacían las emisoras locales y regionales de radio que daban la palabra a los oyentes, (} con los diarios locales que dedicaban el mínimo espacio a la "política» (es decir, a la propaganda) y se ocupaban con tono directo de la" noticias roncrctas de lo que pasa en la calle y de lo que interesa a la gente. Durante las dos últimas décadas del siglo x x el ámbito informativo experimentó en China cambios muy importantes. El crecinuento exponencial de fuentes de información es en sí mismo un dato relevante. Durante los años del maoísmo todo pasaba necesariamente por unos muy escasos y férreamente controlados medios de comunicación. No había margen ni para un milímetro de desviación. Todo pasaba por el filtro de la agencia de noticias Xinhua. El órg-Ano oficial informativo por excelencia era el Diario del !meblo (Rermtin rlbao). La persona que dirigía este diario pckinés ocupaba un puesto clave y peligroso, recurrentemente utilizado como herramienta de lucha entre taccíones del Partido. Las órdenes llagaban directamente desde arriba. Durante los ochenta las cosas empezaron a relajarse, el comunismo tccnocrétíco y de mercado precisaba una red informativa menos estrecha y centralizada. Del mismo modo que una de las claves del desarrollo económico chino se basó en dejar a los entes locales y regionales que tomasen la iniciativa empresarial y compitiesen entre sí, a 10 largo de los años ochenta y noventa se permitió que desde organizacioucs y esferas administrativas periféricas fueran surgiendo periódicos matutinos y vespertinos, locales y regionales, de temátic-a especializada (economía, arte y cultura, ejército, corncrr-ior juvcntud, historia, agricultura... ), semanarios, revistas temáticas y emisoras de radio que abrieron hasta cierto punto el margen de control. El diario Cankao xirwshi, que recogía una selección de noticias publicadas en la prensa extranjera sobre China y el mundo traducidas al chino, y que hasta entonces había sido de difusión restringida entre los cuadros superiores del Partido, llegó a tener 11 millones de suscriptores en 1980, y posteriormente pasó a ser distribuido en los kioscos. En 1981 se empezó a publicar el Chína lJa-il)'. diario oficial en inglés, en principio dirigido a los extranjeros residentes o de viaje por China, pero con difusión relevante en círculos intelectuales. Se convirtieron ambos en diarios de referencia. Sin embargo, los diarios de mayor circulación seguían siendo los tradicionales periódicos del Par-

tido, Renmin Hiban}' Guan¿,'ming Hibao, y el diario del Ejército Popular de Liberación,Ji~fangjllnBao, En 1984 se distribuían en China i34 periódicos diferentes, con una circulación total de 112,9 millones de ejemplares, o lo que es lo mismo, uno por cada ocho habitantes. Durante las dos últimas décadas del siglo xx los medios de comunicación escrita iban len I amente entrando en su cárcel de terciopelo, en la que la aurocensura (y el riesgo de punición si ésta no era calibrada adecuadamente) pasaba a ser el mecanismo alternativo al control más directo y estricto practicado con anterioridad. Sería un espejismo imaginar que en China diversidad de medios de comunicación pueda significar libertad de prensa. Justamente el sistema light de control (convenientemente endurecido cada do'> o tres años en la campana «antipolucion» de rigor) presenta como efecto secundario que China sea el país del mundo con más presos de opinión, muchos de ellos periodistas. Éste es, por ejemplo, el caso dejiang weipíng, PO(·ta y periodista en Dalian, floreciente ciudad costera del noreste de China. Fue encarcelado el 4 de diciembre dd año 2ÜOÜ por haber publicado con seudónimo el año anterior una serie de artículos en la re-vista mensual Qianshao (La Vanguardia) de Hong Kong un los que aireaba los trapos sucios (le algunos dirigentes regionales y locales. Entre los escándalos qlle revelaba jiang welpíng en sus artículos, destacaban por su relevancia política los negocios turbios del gobernador de la provincia (le Liaoning y los casos del teniente de alcalde de Shengyan. que parece ser que se jugó (y perdió) en los casinos de Maceo el equivalente a 3 millones de curas procedentes de las arcas municipales, así como el caso del alcalde d.c Daqíng, al que jiang VVeiping acus6 de llevar años financiando con dinero público los coches, los apartamentos y el lujoso tren de vida de sus 29 amantes, con las que hahia tenido unos cuantos hijos en el país del hijo único. El S de septiembre del año 2001 Jiang weiping recibió una sentencia en firme que le condenaba a nueve años de prisión por revelar secretos de Estado, poseer documentos confidenciales e incitar a la rebelión. También en el campo de la represión de la cíberdisidencia China bate todos los récords mundiales. A principios de 2004 tenía 61 presos acusados de actividades ilícitas de disidencia en Internet. convirtiéndose en el país del mundo que tiene más presos relacionados con la transmisión de información en Internet. De estos casos, 17 habían sido yajuzgados con condenas de hasta 14 anos de prisión. Es un nú-

mero pequeño en relación al total de presos políticos y de conciencia, pero estos pocos cíberdisidentes sirven muy bien a los propósitos del gobierno. Publicitando a bombo y platillo estas detenciones, se consigue meter el miedo en el cuerpo a las decenas de millones de cibernautas chinos, consigue pautas de autorregulación basadas en la autccensura. Como el resto de disidentes encarcelados, sirven también corno moneda de cambio en el cínicojuego de la diplomacia: la liberación (le disidentes abre puertas o mejora la imagen en momentos clave, Un buen ejemplo de la paradoja en la que se encuentran instalados los gobernantes chinos respecto al límite de sus n-formas lo propcrcíona la política seguida en relación a Internet. Por un lado se han apresurado a cablear las principales ciurlades y a facilitar el acceso a la red a empresas y universidades, plenamente conscientes de que la extensión de Internet es imprescindible para el desarrollo económico. Pero paralelamente han intentado por todos los medios introducir medidas de limitación, de censura y de control. Hacer cornpaubles este tipo de paradojas parece ser la especialidad del régimen chino actual. Las autoridades chinas utilizan UBa combinación de propaganda y represión para sofocar la expresión lihre de opiniones en la red. Las iniciales expectativas de que Internet desarrollaría en China una red informativa alternativa y contribuiría a liberalizar China a corto plazo han sido frustradas. En China ha estallado en pedazos el mito idílico de Internet. Los pioneros jinetes románticos de la red imaginaban que el flujo inmenso y multidirecdonal de información a través de Internet era esencialmente libertario, pero el caso chino demuestra que Internet puede también convertirse en un poderosísimo instrumento de control y propaganda. Por sí misma, la red no implica el poder del puehlo ni la aparición de la democracia. Y puede ser relativamente controlada por un gobierno que se equipe adecuadamente para ello. Siempre quedan zonas sin cubrir, pero se evita la desbandada general. China ha probado que es posible desarrollar aceleradamente Internet de una forma políticamente segura, en un contexto dictatorial. Se ha convertido en referente mundial para los regímenes autoritarios de lodo signo y pelaje que intentan peinar la red y sofocar todo indicio de disensión en ella. Cuba, Corea del Norte, Libia, Arabia Saudita o Birmania están entre (os países que han adoptado el modelo chino de control de Internet. Incluso en Europa y Norteaméri337

ca empiezan a plantearse medidas de control de Internet y de la telefonía móvil en nombre de la lucha antíterrorista. Sin embargo, al margen de esta perspectiva política inmediata, es innegable que Internet ha hecho caer muchos muros en China, ha vuelto transparentes muchísimas facetas del mundo hasta entonces inaccesibles a los ojos de sus ciudadanos. La televisión china sigue siendo un rancio feudo idcologizado. sin opciones a la elección e invariablemente oficíahsra. Sólo se permite el acceso a antenas parabólicas a hoteles y cuadros superiores del Partido. El control y la censura se han ejercido en Internet sobre lemas selectivos y actividades de disidencia, pero el ingente flujo de información que se encuentra a la disposición de cualquier íntemauta chino es inmenso. El cambio que esto representa en una sociedad aislada y políticamente tutelada como la china es muy profundo. No ha provocado ningún cataclismo político pero ha abierto mucho más la brecha que se abre entre la sociedad y sus gobernantes, entre la China real, la información y los referentes de los que disponen los ciudadanos chinos y el discurso reirerado y cerrado del poder. Evidentemente esto no provoca el asalto al palacio de invierno, pero modifica perspectivas, matiza y globaliza percepCIOnes. y evidentemente, del mismo modo que los mensajes SMS, a través del correo electrónico se puede hacer prender el fuego de la protesta y la contestación con infinita rapidez y eficacia, si ésta se produce ... Cualquier iniciativa de campaña «celular» tendría terreno abonado: China cuenta en el afio 2004 con 220 millones de teléfonos móviles, concentrados en la población joven y urbana. La ausencia de una red de telefonía tija despleg-ada y consistente en el momento de aparición de la tecnología de telefonía móvil favoreció el extraordinario éxito: los móviles en China no duplican ni complementan el circuito de la telefonía fija, la sustituyen. No hay que olvidar que después dt~ la matanza de Tiananmen Ha han surgi.do en China demasiadas voces intelectuales o sectores sociales claramente comprometidos c-on el reformismo democrático. El grueso de la población experimenta una dosis altísima de escepticismo en relación a sus líderes, pero esta más que vacunada respecto a avcnturerismos y cataclismos políticos, valora enormemente la estabílldad y el progreso económico. Se ha subsumido en gran medida en el sueño de la Gran China y tolera al régimen mientras siga generando mejoras materiales. Ma Qingyun, joven, cosmopolita y famoso arquitecto chino, artf~38

Iice del nuevo Shanghai, nada sospechoso de veleidades rnarxista-leninistas, ante la insistencia del periodista de la sección de entrevistas "La Contra» del diario La Vanguardia para que se posicionase respecto al régimen comunista chino, se expresaba con la habitual distancia del que delega, no asume, peTO en el tondo se siente cómplice y bien dirigido por sus líderes: -No vaya defender el comunismo chino, pero quiero juzgarlo bajo parámetros chinos. El55 por ciento de todo el cemento del planeta se usa para construir en China. El esfuerzo de desarrollo es titánico, impresionante. [ ... 1 El objetivo de los dirigentes es crear una enorme y potente máquina económica que genere riqueza, y ya habrá tiempo de repartir esa riqueza y los derechos que permite. No los defiendo, pero sé lo que quieren» (La Vanguardia, 2-8-2002). Si se suma este conformismo generalizado (como mínimo en las elites urbanas) a la estrategia gubernamental de crcación de oonsenso a través de la identificación del creciente sentimiento patriótico con la línea oficial del Partido, se endcnde un poco mejor la relativa facilidad con la que se ha podido domesticar Internet en China. Evidentemente no han faltado iniciativas opositoras a través de Internet. En 1998 un grupo de disidentes que enlazaban directamente con el movimiento del Muro de la Democracia de 1978 Ycon el movimiento estudiantil de 1989 crearon el Partido Democrático Chino, y aprovechando la retórica liberal y democrática con la que se vistió el camaleónico discurso oficial chino durante la visita del presidente norteamericano Bi11 Clinton, presentaron COIl toda tranquilidad ante oficinas gubernamentales la documentación para legalizar el partido y publicitaron por Internet SLL~ actividades para darles resonancia y cobertura internacional. ¿No proclaman que China es abierta y democrática>, pues aquí tienen su solicitud de legalización. Evidentemente no tardaron en dar con sus huesos en la cárcel. Pocos meses más tarde se juzgaba a uno de los primeros ciberdisldentes chinos, Lin Hai, el amo de una pequeña empresa de softwareque había distribuido entre grupos y publicaciones de la disidencia exterior miles de direcciones de correo electrónico de China para que pudiesen conectar con el interior y difundir sus actividades y puntos de vista. Dos años más tarde el gobierno cerraba el Fórurn de la Nueva Cultura después de que se hubiesen publicado en él más de ~.ooo textos. El mismo año un grupo de ciberdísídentes radicado en Norteamérica aplicó técnicas de guerrilla cíberespacíal saboteando las pági339

nas web de! gobierno. En los últimos años proliferaron en el exterior las páginas web sobre derechos humanos, los campos de reeducación por el trabajo forzado (laogai), información independiente o acceso libre a publicaciones y libros prohibidos en China. Uno de los movimientos perseguidos en China que ha utilizado más activamente la red como forma de comunicación y difusión ha sido e! movimiento religioso Falun gon~. Ante los primeros indicios de uso políticamente incorrecto de la red, el gobierno chino tomó rápidamente carlas en el asunto. Empezó a clausurar webs, cibercaíés, foros de Internet. Empezó a detener cíberdísidentes y asimismo también una implacable lucha tccnológica por controlar globalmente los contenidos que circulan por Internet Ante el Muro de la Democracia no había más que arrancar los carteles y efectuar alguna detención selectiva que disuadiese de nuevos intentos. Con la utilización de la red la cosa era más complicada. El Muro Virtual de la Democracia era un intangible de dificil captura. El problema radicaba en que la red es abierta por definición. Censurar sistemáticamente la red es casi imposible. Controlar el acceso a todas las páginas web que se hacen y se deshacen por el mundo es muy dificil. Y los cibercontroles siempre pueden llegar a ser esquivados. Desde un principio, la implementación de Internet en China desarrolló un diseño enteramente orientado a permitir un riguroso control de la información, Hay apenas cinco hubs o nódulos filtrarlos y controlados por el Estado a través de los cuales todo el tráfico informativo de Internet debe pasar. No importa cuál sea la ISP elegida por el usuario de Internet, invariablemente sus correos electrónicos y los archivos que envía o que descarga de la red deben pasar por uno de estos nódulos de control. China adquirió en Estados Unidos esta tecnología de vigilancia. Para la construcción de t~U1 imponente infraestructura, China compró a Cisco Systcms varios miles de nnaers (con un coste de unos 16.000 euros por unidad). Este equipo permite a las autoridades chinas escanear y filtrar los datos que circulan por Internet. Facilita también que la cíberpolicía (formada por más de 30.000 agentes) identifique quién visita sitios prohibidos y quién envía mensajes peligrosos. Según un estudio del Berkman Center for Internet & Soclety, China ejerce un bloqueo sobre centenares de miles de sitios web. Especialmente aquellos relacionados con los movimientos secesionistas, con la pornografía, el movimiento religioso Falun gong o los movi-

mientas de defensa de los derechos humanos y la democracia. Algunos son bloqueados a través d(~ sus direcciones 11' y otros a través de su nombre de dominio. Para evitar la mala imagen que ofrece el bloqueo simple y directo, se ha introducido otra forma más disimulada de censura que consiste en desviar sistemáticamente al usuarío que intenta entrar en una web indeseable hacia otra weh inocua. El usuario nunca llega a saber dónde esUi. el problema, si falla la red, su ordenador o la wcb a la que quiere entrar. .. A pesar de la magnitud ingente del esfuerzo, los usuarios de Internet que quieren escapar a la mirada del ojo del Estado se muestran activos y eficaces en la tarea de saltarse los cortafuegos censores. Pera son minorías, y en gran parte residen fuera de China. Una forma de escapar al control es a través del uso de proX)l relays, es decir, conccrando a través de servidores situados en elexterior de China. Aparece aquí una simbiosis necesaria entre la disidencia interior y la exterior. Se muestran especialmente activos en el reto de diseñar alternativas tecnológicas que permitan sortear los controles del gobierno chino en Internet un laboratorio de investigación en la universidad de Toronto, Citizenlab, y la compañía sino-norteamericana Dynamíc Internet .Iechnologv. El aparato coercitivo que se ha proyectado sobre la red es casi más efectivo por la sombra de amenaza y vigilancia que cierne sobre la totalidad de los usuarios que sobre su real capacidad de control de las minorías disidentes. Uno envía un mensaje y no sabe a ciencia cierta quién lo puede llegar a leer. Uno entra en determinada página web y no puede estar del todo segura de quién lo puede llegar a saber. Unas pocas decenas de ciberdisidentes detenidos en comparación al más de un centenar de millones de usuarios parece una minucia. Pero el efecto propagandístico y psicológico que con ellos se obtiene es enorme. Es sintomático comparar el gran despliegue propagandístico oficial que acompaña cualquier acción represiva centra la ciln-rdisidencia con el inmenso esfuerzo de censura informativa alrededor de los reiterados actos de protestas, huelgas, algaradas y manifestaciones de obreros en paro o campesinos en la miseria que se suceden lejos de la capital y del conocimiento de la opinión pública china. En el primer caso, interesa publiclrar la represión informática por su efecto disuasorio. En el segundo caso interesa silenciar la represión sobre las protestas sociales para evitar el efecto contagio, su articulación en un movimiento y la deslegitimacíón gubernamental: los gobemantes rhi-

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nos saben perfectamente que son apoyados o tolerados pacientemente por su población en la medida en que son capaces de aumentar la riqueza del país. Junto a todo el despliegue de control tecnológico, aparece la invitación a la autocensura. Los primeros obligados a la autorregulaclon fueron las firmas comerciales. En marzo de 2002 el departamento de propaganda del Partido hizo una proclama llamando a la autcdlscíplina en el uso responsable de Internet. Centenares de portales, servidores y buscadores firmaron un protocolo por el que se comprometían formalmente a no difundir en sus medios información perniciosa que pudiese perjudicar a la seguridad del Estado. El portal norteamericano Yahoo! aceptó aplicar mecanismos de autocensura en su versión china (cn.yahoo.ccrn) y controlar también sus foros de discusión. Creó el año 2004 un buscador propio en China (www.yisou.com)sometidotambiénaautocensura.Esinútil buscar en ellos webs sobre determinados temas sensibles. Si se intenta escribir en un foro de discusión según qué mensaje, éste nunca llega a aparecer en la red. Es un precio añadido que hay que pagar para poder conquistar el mercado chino de Intemet. En el año 2003 Yahoo! se gastó 120 millones de dólares en la compra de 3721 Network Software, una empresa de Hong Kong que controlaba una tecnología singular que permite escribir directamente en caracteres chinos el nombre de un sitio web, evitando la dificultad que tiene para un chino hacerlo a través de una combinación compleja de letras alíabéticas. Controlaban el 90 por ciento del mercado de lrrowsers chinos. Las perspectivas de negocio potencial en Internet hablan de un mercado en rapidísima expansión y de magnitudes enormes. En el 2004 más ele 600.000 sitios wcb habían recibido el aprobado de las autoridades. Esto representaba un aumento de un 60 por ciento sobre el año 2002. Con tanto dinero en juego, los derechos humanos y la libertad de expresión pasan a un segundo plano ... A pesar de las iniciales resistencias, también Googk acabó cayendo en el juego de la autocensura. En septiembre de 2002 el gobierno chino bloqueó por completo durante una semana el acceso a la versión china de Google (www.googlc.com/intl/zh-CN). Era un aviso. El principio de colaboración apareció con la compra por parte de ('..00gle del buscador chino autocensurado www.baidu.com. En no pocas ocasiones, los foros de debate ({untan) han sido en China utilizados por los clbernautas para discutir cuestiones políticas o sociales. Como no podía ser de otra manera, el consenso nacíona342

lista genera las oleadas de mensajes más encendidas. Las diferentes elecciones taiwanesas, las diferentes intervenciones militares que va organizando Estados Unidos en diversos puntos del planeta, los momentos de tensión internacional generan oleadas de agrios nH:nsajes anntaíwaneses. antíjaponeses. antinortearnericanos ... Hay quien apunta a cierta incentivación o como mínimo complicidad guberuamental subterránea de estas ráfagas de mensajes patrióticos y xen6fobos para provocar un efecto de contagio y de empana con el régimen y la política exterior del Estado. Entre las webs de carácter nacionalista, de creciente número e impacto en China, destaca 'ww·w.1931-9-18.org, la web de la alianza de los patriotas (A.iguozhe tongmeng wang) , liderada por Lu Yunfei, un joven de 30 afros. El sitio nacionalista se jacta de tener 80.000 miembros registrados y alrededor de 100.000 visitantes diarios. En el año 2003 organizó una campana rápida on-line de envío de mensajes para impedir la concesión a un g-rupo industrial japonés de la construcción del tren de alta velocidad que debe unir Shanghai con Pekín. Los más de YO.OOO mensajes reunidos en diez días convencieron al ministro de Ferrocarriles de la conveniencia de considerar preferentemente las ofertas europeas, alemana y francesa, y desestimar la oferta japonesa. La web aducía los crímenes de guerra perpetrados por los japoneses durante la invasión de China de los arios treinta y cuarenta como argumento principal de Sil campaña. La web patriótica presta una atención muy especial al contencioso de Taiwán y a la reclamación territorial del archipiélago volcánico de las minúsculas islas Diaoyu (Senk.aku para los japoneses, que las tienen actualmente bajo control). Pero no siempre lo que aparece en los foros de debate es del agrado de las autoridades. A veces se "emitan allí casos de corrupción y protestas que se extienden como un reguero de pólvora. A finales del año 2003 se produjo un caso famoso, el llamado "caso del RTvf\\T", Un hombre que iba al volante de un flamante BMVV atropelló a una campesina. Eljuicio se resolvió con una leve multa para el conductor. El caso se dio a conocer en los foros y provocó la aparición de centenares de miles de mensajes criticando con dureza el sistemajudícíal. Las dimensiones de la protesta alarmaron al gobierno, que adoptó inmediatamente una serie de medidas para evitar la irrupción de nuevas campañas de protesta en la red. Durante el verano del año 2003 saltó a la fama el blogpersonal tbogr wflng) de Mu Zimei, una joven cantonesa de veinticinco años que 34~1

publicaba una columna sobre sexo en un magazine de moda. En su cíberdíario Mu Zimei empezó a explicar con detalles explícitos, nombres y apellidos su variada y promiscua vida amorosa. La repercusión fue enorme y el escándalo monumental. En pocas semanas la página weh en el que aparecía su hlog, wwwblogcn.corn, quedó colapsada por exceso de visitas. El portal illás popular en China, wwwsína.com, reportó más de diez millones de visitas diarias al blog. Por su parte el buscador dd otrO portal chino de referencia, www.sohu.com, registró más entradas buscando el nombre Mu Zimei que el anterior líder en búsquedas: Mao Zedong. Mientras la maquinaria de propaganda estatal se esforzaba por ensalzar las glorias del último héroe aeroespacial chino y trompeteaba las últimas consignas de sus líderes, las proezas sexuales de una jovencita descarada estaban en boca de todos. A los pocos meses Mu Zimci tuvo que clausurar su blog personal. Yun libro que acababa de publicar fue retirado de las librerías. Evidentemente, nada comparable con lo que le pasó a Liu Di, una joven de veintidós años que pasó más de un año en prisión por hacer bromas sobre el Partido. En el tema del sexo, la censura actúa tarde y casi por la obligación de contener a la gerontocracia del Partido y a una opinión pública muy conservadora y escandalizada. En el tema político no hay dilaciones ni medias tintas. En febrero de 2004, el gobierno publicó directrices especificas acerca de los foros de debate. Se cerraron la mayoría de los que trataban temas políticos. Se reforzó el control en los principales portales chinos, como www.sohu.com y www.sína.com. Se alentó a reconvertir la [unción del moderador en censor del foro. También la multiforme blogosJera recibió la visita de la censura. Las autoridades bloquearon el acceso a muchos de los blogs personales, pequeñas webs con formato de "dietario», que habían permitido durante los meses previos de funcionamiento inadvertido que más de diez mil ciudadanos chinos comentasen en público y sin previo control sus vivencias, experiencias y percepciones sobre todo tipo de temas de actualidad. Siguen existiendo blogs, peJ'ü convenientemente filtrados y sometidos a estricta vigilancia. Se intensificó también el proceso de cierre de pequeños e incontrolables cibercafés. La nueva política al respecto pasó a permitir solamente la existencia de grandes cadenas de cibercafés tranquiciados, con implicaciones gubernamentales y expreso compromiso de implementar tecnología de autocontrol. Coincidiendo con este rccru-

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declmierno de las medidas de censura sobre Internet, en marzo de 2004 se incluyó en la nueva constitución china una mención expresa al respeto y las g-arantías a los derechos humanos. En un intento de dar credibilidad a aquel brindis al sol, se liberaron a unos pocos ciberdisidentes internacionalmente conocidos. Aparte de controlar y bloquear todo aquello que no se desea que circule por la red, y aparte de recordar a sus usuarios que están bajo la atenta mirada del Estado, los gobernantes chinos se sirven de Internet como plataforma para renovar y modernizar las formas de difusión del discurso oticial. Los medios de comunicación más directamente controlados por el Partido Comunista y más explícitamente propagandísticos se exponen a través de webs de diseño impecable y moderno, alejado de las inercias añejas y pasadas de moda que les habían rnarginalizadc r-n años anteriores en (as preferencias de los lectores, Entre las páginas web más visitadas de China el año 2004 figuraban las de la agencia tlt- noticias gubernamental Xinhua (www.xiuhuanet.comj y la página web de la versión dectr6niC-l del diario oficial chino en Ieng"ua inglesa China Dail)' (www.chínadailycorn.cn) , que cuentan con millones de visitas diarias. En una iniciativa populista sin precedentes y que despertó grandes simpatías, en diciembre de 2003, el por aquel entonces nuevo ministro de Asuntos Exteriores Li Zhaoxing aceptó participar en un chato La wcb de este ministerio es la más frecuentada de las webs gubernamentales, contabilizando 1,2 millones de visitas entre 2002 y 2004. También r-n el plano de la legitimación intr-rnacional, el gobierno chino se sirve de Internet como nuevo instrumento de propaganda. Quedan ya muy lejos las ediciones de magavines propagandísticos como e! anacrónico e ineficaz China Construye, Se han realizado diferentes webs sobre Tfbct que actúan como contraofensiva propagandística ante la popularidad internacional de! exilio tibetano liderado por el XIV Dala¡ Lama. Si alguien malintencionado duda sobre e! progreso de Tíbet o sobre e! respeto a los derechos humanos y a su cultura y a su religión sólo tiene que visitar las pág-inas web oficiales www.tibeunfo.com.cn y www.tibetology.com.cn.

EL I'RM:ro DE U\ CENSURA

La crisis epidémica del sars del afio 2003 puso cn evidencia lo peligroso que puede llegar a ser para sus ciudadanos un Estado que bloquea y maquilla la información en una sociedad compleja y moderna como la del siglo XXI. La sistemática ocultación de los primeros casos de la epidemia impidieron su correcto control, contribuyeron poderosamente a su extensión. Los ciudadanos de Hong Kong tomaron buena nota de ello. La epidemia había tenido su orig-en en la vecina provincia de Ouangdong. Si se hubiese reaccionado con premura y transparencia, todo habría sido muy diferente. El resentimiento ante los meses de psicosis, de pánico económico, y ante la memoria de los afectados, dejaron una huella que no es ajena a las reiteradas acciones de protesta masiva en las calles los arios 2003 y 2004 frente a los intentos de Pekín de recortar también cn Hong Kong las libertades. Cualquier ciudadano chino (en realidad cualquier ciudadano que viva bajo un régimen autoritario, o cualquier ciudadano del rnundo ... ) acaba desarrollando un sexto sentido para percibir la distancia que media entre la verdad y la verdad oficial, un sexto sentido para leer entre líneas en los discursos quc se desvían de la ortodoxia pero que no tienen manera de hacerlo abiertamente, y hablan en clave o a base de sobreentendidos. Gcrcmie R. Bermé define la cultura china contemporánea como la cultura de la ironía. Siempre se (~stá en realidad diciendo una cosa distinta a la que literalmente se dice. El 3 abril de 2003, la verdad oficial afirmaba que el virus
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tares tenía órdenes estrictas de mantener en secreto la epidemia. Aportó ejemplos concretos de cómo y cuándo se habían producido los contagios y la extensión de la epidemia por la capital. Pero probablemente las palabras más importantes de su cana aparecían en la parte superior de la hoja. A diferencia de tantas denuncias anónimas sin resultado ni eficacia alguna, sistemáticamente desacreditadas por las autoridades como operaciones interesadas de alarmismo, el doctor Jiang Yanyong puso en juego Sil integridad, su carrera y su reputación firmando la carta. Se trataba de un conocido y respetado cirujano y miembro del Partido, nadie puso en duda sus palabras. Inicialmente recibieron copia de la carla la emisora de televisión Beijing TV y la redacción de Time Maeaxine. La carta recibió amplia difusión en Internet y en medios de comunicación extranjeros. Diversos médicos de Pekín corroboraron con detalles las palabras de Jiang Yanyong sobre cómo se habían ocultado los casos de sars a las delegaciones de la Organización Mundial de la Salud (por ejemplo haciendo que los afectados circulasen de forma ininterrumpida en ambulancia por los distintos anillos de circunvalación de Pekín). El 20 de abril de 2003 los casos de sars oficialmente reconocidos pasaron de golpe de 37 a 339. El ministro de Sanidad y el alcalde de Pekín fueron fulminanremente destituidos. Al día siguiente se ponía en marcha una campaña masiva de alerta y de prevención nacional. La rápida capacidad de reacción salvó en parte el prestigio del por aquel entonces recién estrenado gobierno del tándem que torman Hu Jintao y wenjiabao, pero sin la arriesgada intervención del cirujano Jiang Yanyong la epidemia podría haber tenido consecuencias mucho peores. La línea oficial del Partido calificó de errónea la actitud de los funcionarios que hahian ocultado la magnitud de la epidemia. El doctorJiang Yanvong no tan sólo no fue rcpresaliado por haber puesto de manifiesto la me-ntira sino que recihió incluso algunos tímidos elogios en el diario oficial del partido, Renniirc ribao (Diaríe del pueblo). Pero meses más tarde, en febrero de 2004, el doctor Jiang Yanyong volvió a la palestra. Envió una carta abierta a diferentes dirigentes del máximo rango, al presidente del gobierno wenjiabao, al presídentc del Congreso Nacional del Pueblo. que iniciaba sus sesiones, ya los miembros del Politburó. En su carta el doctor .Ti
del :l al 4 de junio de 1989. Pedía qlH: el Partido n:coTlocie~e su error basándose en los principios de la Oms!itución (que de forma inminente iba a reconocer el respeto a los derechos humanos) y basándose en los tres principios básicos dd Partido: ¡jercer la autocritica, mantenerse siempre junto a los intereses del pueblo y buscar la verdad a través de los hechos. El doetorJiang Yanyong apelaba a la adhesión a todos estos principios manifestada en fechas recientes por los miembros de la nueva cuarta generación de líderes que había Hegado recientemente al poder en el XVI congn:so del Partirlo (en la cúspide de los cuales figura el actuallíder chino Hu jintao) La matanza de 'I'iananmen es tema tabú en China. Si alguien desea ser detenido por la policía sólo tiene que afirmar que aquello fue algo más que un "incidente» o un "alzamiento corurarrevoluclonario-, tal como reza la doctrina eufemística oficial. Nadie, ni en público ni en privado, se atreve a hablar abiertamente de todo aquello. El doctorJiang Yanyong describía en su carta cómo aquella noche oyó disparos lejanos y cómo poco después le llamaron desde el servicio de urgencias del hospital 301 del Ejército Popular de Liberación, donde prestaba sus servicios. Describía cómo en tan sólo dos horas pasaron por aquella sala de urgencias 89 heridos de bala, siete de los cuales murieron. Hablaba de los centenares de estudiantes muertos y de los miles de heridos como de '<patriotas inocentes» y de los dirigenks del momento Ulll10 un grupo de líderes qne apoyaban un aumento de la corrupción sin precedentes. Hablaba de los acosos que había sufrido de forma reiterada la profesora Dillg Zilin, madre de un chico de diecisiete años que murió en la plaza, desde que organizó a 200 padres)' parientes de otras víctimas, y empezó a pedir explicaciones al gobierno sobre los muertos (le T'ianarnncn El pasaje políticamente más turbador de la carta aparecía cuando el doctorJiang Yallyong refería una conversación mann-nida en 1998 con el antiguo presidente del Estado, Yang Shangkun (fue su VOl- la que la noche del 19 de mayo de 1989 avisó a través de los altavoces de la plaza a los csrudianrcs de que la ley marcial había sido promulgada aconsejándoles que depusiesen su acrhud puesto que corrían peligro) . El doctor jlang Yanvong afirmaba en su carta que el antiguo presidente reconoció que aquél había sido 11110 de los peores eITOTC~ de la historia del Partido Comunista. Y que debería ser corregido en el futuro. La carta del doctor no tuvo eco alguno en los medios de comunicación de China, pero llegó a manos de periodistas extranjeros qHe 348

le dieron amplia difusión por lodo el mundo. A través de In1.cnlct la noticia acabó filtrándose en algunos circuitos restringidos de China, pero el grueso de la opinión pública permanecía ignorante de la nueva iniciativa del héroe moral de la crisis del sars. Como resultado de la cana, el doctorjiang 'ranyong fue detenido junto a su esposa el primero dejunio de 20(H, pocos dias antes de que llegase la fecha de celebración dd decimoquinto aniversario de la matanza de Tianarrnn-n, Es un ritual reiterado por las autoridades chinas el proceder anualmente a la den-m-ion de unas cuantas dO(Tnas de personas desafectas y próximas a aquellos hechos durante los días precedentes y posteriores al ·-1 de junio. Las autoridades pidieron al hermano del doctor Jiang Yanyong que les entregase su dentadura postiza y su maquinilla de afeitar, y le dieron una nota escrita por la mujer- del doctor en la que comunicaban a su hija que aquel verano no podrían visitarla en California como en años anteriores. Habítualmenrc estas detenciones preventivas no se alargan más de una semana, pero el donorJiang Yanvong pasó 49 días retenido en paradero desconocido. Según informes de sus allegados fue sometido a un proceso de reeducación política y de visionado de documentales que justificaban la actuación gubernamental hasta que reconoció su error. Las autoridades del hospital militar 301 de Pekín donde trabaja le dieron instrucciones estrictas de no recibir a los medios de comunicación ni hablar con extranjeros. Una iniciativa de ramaño calibre y dirigida a quien iba dirigida sólo podía ser obra del por entonces máximo responsable del ejército, el anterior líder chino jiang Zemln. Algunos analistas apuntaron a una lectura política del incidente. Se especuló con que el actual presidente, Hu jíntao, y d primer ministro, Wenliabao, podrían estar utilizando el prestigio moral del cirujano para erosionar la base de poder de su rival principal, el anterior líder chino, Jiang Zcmin. Hay qU(~ recordar que durante el proceso de transición de poder entre la tercera y la cuarta gcucracíón de dirigentes chinos que culminó en el decimosexto congreso del Partido Comunista en noviembre de 2002,jiang Zcmin retuvo contra 10 previsto una de las tres grandes parcelas del poder chino, la presidencia de la Comisión Milirar Central. Inicialmente todo parecía indicar que Hu Iintao acumularía los tres cargos clave (dirección del Partido, del Estado y del ejercito}, pero contra lo inicialmente acordado Jiang Zernin maniobró a última hora para conservar un cargo clave. Eso le convertía en guardián de la ortodoxia, en rémora con,WJ

servadora de la tercera generación. A los pocos meses, sin embargo, acabó cediendo su última parcela de poder al máximo representante de la cuarta generación. Jiang Zemin goza de escasa popularidad en China. Se le asocia a los clanes mas corruptos e intrigantes. Una de las palabras que tienen inventariada los filtros de censura en Internet es el nombre de Jiang Zemin con uno de los caracteres deliberadamente equivocados: como quien no quiere la cosa los intemautas escriben Jiang Zeirnin y el cambio introduce el carácter «ladrón». Se asocia aJiang a un modelo de crecimiento insensible a las desigualdades o a los problemas medioambientales. Pero nunca había recibido críticas tan agrias en la prensa exterior como en el incidente del doctorJiang Yanyong. Para la prensa occidental generalmente la figura de Jiang Zemin había sido presentada como la de un pragmático neoliberal, impulsor de las reformas económicas y financieras que han conducido a la entrada en la Organización Mundial del Comercio. las maneras indirectas y peculiares de dirimir las batallas de poder en China no excluyen la verosimilitud de las especulaciones que explican la locuacidad de-l doctor-jíang Yanyong como una maniobra política de altos vuelos para desacreditar a los sectores conservadores representados por el anterior líder chino Jiang Zemin. En realidad, ya en el caso del sars los funcionarios que fueron destituidos (el ministro de Sanidad y el alcalde de Pekín), como por otro lado el ministro de Propaganda, que 110 fue destituido pero tuvo que acabar permitiendo un grado de transparencia informativa sobre el asunto como nunca se había producido en China, formaban parte del sector del Partido directamente vinculado a la figura de Jiang Zcmin. No hay que olvidar, sin embargo, que el control de los medios de propaganda consiguió que TTluy poca g-ente en China llegase a saber nada sobre la carta o sobre la detención del doctorJiang Yanyong. Este caso demuestra la eficacia de las políticas censoras del gobierno chino en relación a Internet: la abundante información que circuló por la red sobre la carta y la posterior detención del doctor jiang Yanyong no llegó a tener repercusión significativa en el interior de China, a pesar de que apareció fugazmente en los foros (Luntan) de ínteruet. En agosto de 2004 el doctorJiangYanyong recibió el premio Ramon Magsavsay al servicio público, una especie de premio Nobel asiático concedido por una fundación filipina y un jurado asiático de 330

prestigio, pero su régimen de: libertad vigilada y la privación de su pasaporte le impidieron asistir a la ceremonia de entrega. La necesidad de transparencia informativa como herramienta necesaria para afrontar los retos contemporáneos se pone también de manifiesto en la escalad<-l del sida en China. Se estima que el número de afectados supera el millón doscientos mil. El órgano de la ONll que trabaja en el problema del sida pronostica que en una década la cifra puede aumentar hasta un mínimo de 10 millones de infectados en China si no cambian las políticas al respecto. Difícilmente se puede promover el uso de preservativo en un país que prohíbe la publicidad de los mismos, y en China hasta el afio 2002 esta prohibición estaba en vigoL Los efectos perversos que puede tener el oscurantismo informativo y el proteccionismo a la ineficacia administrativa se pone de manifiesto en e! trágico caso de! masivo contagio de sida que se produjo en Hcnan durante los noventa. Los centros de extracción de sangre de las zonas rurales de la provincia extraían plasma sanguíneo de los donantes y luego les reinyectaban la sangre procedente de remesas combinadas, mezclando sangres de diferentes donantes. Con esta práctica se suponia que los donan les podrían ofrecer su sangre en donación con mayor frecuencia y gozar de una mejor salud. Esta practica conllevó el contagio directo de sida de centenares de miles de personas. Según informes confidenciales internos del Partido, en el año 2001 se calculaba que había entre 500.000 y 700.000 afectados por esta causa en las zonas rurales de Henan. Desde que el caso salió a la luz en 1996, cuando la doctora Oao Yaoj¡e empezó a investigar las vías del contagio, las respuestas oficiales han tendido a minimizar la cuestión ya silenciar a los medios de comunicación. la respuesta gubernamental generó puntuales pero airadas protestas en la calle. Afortunadamente, después de la <Tisis dd sars, las autoridades sanitarias de Pekín y algunos gobintlos locales empiezan a tomar conciencia de la gravedad de la expansión del sida en China. Sin cm bargo, Amnistía Internacional sigue incluyendo en sus informes anuales críticas a las políticas chinas de desatención y discriminación a los afccl,Hlos por el sida.

Con una extensión de nu eve millone s y medio d e kil óm etros cuadrados , eq uivalente a la superficie europea desd e la costa atlántica hasta los monees Urales, y co n u na pobl ación que supera a principios del siglo XXI los mil trescientos millones de habitantes, es decir, la quinta parte de la humanidad, C hina se recorta en el horizonte como un desafío irredu ctible, fascinante y de descomunales proporciones. Una cultura milenaria, qu e pasó en el siglo xx por la experiencia del maoísmo y que ha desem bocado en un p resente marcado por la inédita co nvivencia de un régim en polí t ico co mu nista co n un sistema econó mico capitalista. Este libro es un a aproximación a esta sociedad co mpleja y paradójica, llamada a desempeñar un papel muy destacado en el futu ro inmediato de la hum anidad. ¿Qué sabem os en realidad de la C hina actual, má s allá d e las pin celadas qu e nos llegan a través de las crónicas periodísticas? ¿Q ué realidad asoma tras los clich és y la superficial panorámi ca costumbri sta? ¿Hacia dónd e avanza este gigant e cad a vez más presente en la agenda mundial? Mane! Ollé, que conoce en profundidad y de primera mano la China cont em porá nea, nos desvela el gran en igma chino, con una visión poli édri ca que nos per m ite adent rarnos en la evolució n de los usos y costumbres de esta sociedad , en la diversidad étn ica y cultural de su vasto territo rio, en los matices d e su sistem a pol ítico y en la po tenc ia renovada de su culru ra, representada por el nuevo cine y la n ueva lit eratura que allí se están gestand o.

Las claves de la China actual. Un libro imprescindible para entender las paradojas de una sociedad fascinante y de ereciente influencia en el mundo.



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