Michel Odent-nacimiento Renacido -errepar (1992)

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Dr. Michel Odent

El Nacimiento Renacido

Para mi madre� en su octogésimo octavo cumpleaños

Quiero agradecer a Sara Bershtel de Pantheon Books y a Jane Pincus, quienes me convencieron de que escribiera este libro y me dieron tan preciados consejos.

.1

INDICE

Biografía: 7 Prólogo: 9 Introducción a la edición latinoamericana: 11 Introducción: 15 Pithiviers: 25 Antes: 4 1 No perturbar a las mujeres durante el trabajo de parto: 57

La primera hora y después: 79 Antiobstetricia: 1 1 1 Nacimiento renacido: 133 Notas: 137

BIOGRAFIA Para empezar, Michel Odent era un ciruja­

mordía!" y la salud más adelante, en la vida. Michel Odent ha sido tema de muchos pro­

no sobrecargado de trabajo, que hacía princi­ palmente cirugía de emergencia, incluyendo cesáreas.

gramas televisivos, en todo el mundo.

El más conocido documental es la película para televisión de la BBC "Nacimiento Rena­

Comenzó a preguntarse cómo podrían evi­ tarse las cesáreas y desarrolló la unidad de

cido", que puso de relieve la unidad maternal

maternidad en Pithiviers.

de Michel Odent.

No obstante ser éste un lugar insignifican­

Ha escrito numerosos artículos de literatura

te, se convirtió en centro de la nueva con­

médica y científica. Es autor de un informe publicado por la

ciencia acerca del nacimiento: Un cuarto de alumbramiento como en ca­

Organización Mundial de la Salud acerca del

sa, piscinas de agua tibia, alumbramiento ba­

nacimiento hogareño en los países industriali­

jo el agua, la libertad para ser ruidosa, la li­

zados (1991).

bertad de estar en cualquier posición, la im­

Así como en el alumbramiento, los libros

portancia de la partera, grupos de canto ...

de Michel Odent revelan su interés por el fu­

"Pithiviers es más que la suma de sus par­

turo de la humanidad en general. En los últi­

tes".

mos quince años, Michel Odent ha escrito los siguientes libros:

Habiendo logrado eso, Michel Odent quiso

- "Uegando al mundo" - Nueva Biblioteca

conocer más acerca de lo que el nacimiento

Americana.

"como en casa" podía ofrecer y trabajó como si fuera una partera.

- "Genese de

Ahora está en Londres, creando el "Institu­

O'homme) Ecologique" - Epi -

París.

to de Salud Primordial", cuyo objetivo es estu­

- "El Nacimiento Renacido" - Pantheón

Books

diar las correlaciones entre el "período pri-

7

-

Nueva York.

- "Salud Primordial" - El Siglo - Londres. - "El factor zinc: En qué medida el zinc es vital para su salud" (coautor) - Thorsons - Rei­

mamíferos" - Albín Michel - París. - "Los ácidos grasos esenciales" - ligier París.

no Unido. - "Vuestro bebé es el más hermoso de los

Londres - Nueva York (1990).

- "Agua y sexualidad" - PingOin-Arkana -

EL NACIMIENTO RENACIDO - 8

l

PROLOGO Cómo el nacimiento puede ser lo que las mujeres quieren que sea y cómo tanto las madres como los bebés se benefician Si mis tres hijos ya grandes se prepararan para los nacimientos de sus propios hijos y

ser el libro que impulse en una nueva direc­ ción el cuidado obstétrico. En un mundo don­

yo tuviera que regalarles sólo un libro, les ofrecería El Naci miento Renacido. El Dr.

de en la mayoría de los hospitales el alumbra­

Michel Odent, un científico extraordinaria­

tos químicos e intervenciones quirúrgicas téc­

miento se ha welto una pesadilla de produc­

mente sensitivo y sabio, tiene un modo muy

nicas en nombre de la seguridad -pero sin

elocuente de describir el alumbramiento en su

ninguna base científica evidente para demos­

clínica, mientras que al mismo tiempo explica

trar que esas intervenciones sean necesarias­

las intrincadas verificaciones biológicas y los equilibrios que la naturaleza ha previsto como

el Dr. Odent contribuye con un significado distinto acerca de la calidad de vida. En la ac­

recurso para garantizar que el nacimiento sea

tualidad, muchos médicos -conscientes de

seguro y gratificante. Su libro

que la mayoría de las drogas y los procedi­

ayudará a las

futuras madres a confiar en sí mismas para

mientos que se han welto rutinarios desde

dar a luz sin drogas ni procedimientos obsté­

los años 50, son potencialmente dañinos­

tricos que, cada vez más, están siendo reco­

quisieran cambiar su "estilo" y adoptar una

nocidos como peligrosos, tanto para la ma­

actitud menos orientada a intervenir. Los mé­

dre como para el bebé.

dicos que lean E/ Nacimiento Renacido re­ conocerán muy pronto los beneficios que trae

El Nacimiento Renacido puede muy bi�

9

el ayudar a una mujer a dar a luz a su hijo, en una atmósfera adecuadamente respetuosa para el principio de una nueva vida.

Las mujeres se dirigen a Pithiviers, en Fran­ cia, desde todas partes del mundo, para dar a

reformar y humanizar la experiencia del naci­ miento. El Nacimiento Renacido es uno de ellos. Si usted está embarazada o está pensan­ do en embarazarse, déle este libro a su doctor o a su partera. Si él o ella no concuerdan con los

luz con el Dr. Odent y sus excelentes parteras,

conceptos expuestos en la obra, esfuércese por

muy bien preparadas, entrenadas especial­ mente en la cautelosa "no intervención". Las

encontrar a alguien que los lleve a cabo. Cada vida tiene no más que un comienzo. Leyendo

tasas de mortalidad y enfermedad del Hospital

El Nacimiento Renacido, no sólo hará ese co­ mienzo más seguro, sino también más feliz.

General de Pithiviers,tanto de madres como de bebés, se encuentran entre las mejores en el mundo. Estos impresionantes resultados

Doris Haire

son aún más admirables porque el hospital es­

tá situado en una pequeña ciudad, a poca dis­ tancia de Paris, sin ningún centro especializa­ do cercano para trasladar casos de problemas de embarazos y nacimientos. Pocos han sido los movimientos destinados a

Presidenta de la Fundación Americana de Salud Maternal y del Niño. Presidenta del Comité de Salud Maternal y del Ni ño, de la Red Nacional de la Salud Femenina.

EL NACIMIENTO RENACIDO 1 O -

INTRODUCCION A LA EDICION LATINOAMERICANA Este libro acerca del alumbramiento, desti­

madre y el be bé y en el comienzo de la lac­

nado originalmente al público estadouniden­ se, fue escrito a comienzos de la década de

tancia.

los 80. Por esa época, varios aspectos del

los países latinoamericanos deben ser adverti­

El propósito principal de este libro es que

modo de vida americano se esparcieron irre­

dos, sin dilación, acerca de los errores come­

sistiblemente por todo el mundo.

tidos en Francia, en Estados Unidos y en

Después de dar conferencias en muchos

otros países occidentales.

estados americanos y reunirme con varios

Aún es posible corregir algunos de estos

grupos de "pacientes" y profesionales me

errores. Y ¿por qué un libro latinoamericano ...

convencí de que la obstetricia americana es­ taba equivocada de modo peligroso.

Esa es la razón por la cual mi prioridad ha

·ahora? Durante estas últimas dos décadas, la ma­

sido desafiar con urgencia el modelo ameri­

yoría de los bebés occidentales nacieron en

cano.

un entorno electrónico. A fines de los años 60, los obstetras creye­

Lo hice, simplemente, resumiendo cuanto aprendí en un hospital estataL

ron que si podían escuchar continuamente

Traté de demostrar cómo usted tiene que

los latidos del corazón del bebé durante el

cambiar radicalmente la apariencia de un

parto gracias a una máquina electrónica,

hospital, cuando es consciente de la impor­

crearían la mejor situación posible para inter­

tancia ·del entorno en el proceso del alum­

venir tan pronto como un bebé estuviera en

bramiento, en el primer contacto entre la

peligro.

11

Pensaron que sería un modo de aumentar

Esto significa que ha llegado el momento de prepararse para la era postelectrónica.

la seguridad. Fue sólo una teoría, no confirmada por un enfoque científico.

Significa también que ha llegado el mo­ mento de dar cabida a simples y nuevas pre­

Recientemente, ocurrieron muchos aconte­

guntas en cuanto al efecto del entorno en el

cimientos que sugieren que podríamos estar al final de la era electrónica. Nos hallamos en un punto decisivo en la

proceso del nacimiento y en el primer con­ tacto entre madre y bebé. Esa es la razón por la cual el contenido de

historia del alumbramiento. Un punto decisi­

este libro se vuelve repentinamente temático.

vo significa que hubo un hecho preciso que

Desde que escribí la edición original he am­

puede fecharse. Sugiero fecharlo el 12 de di­

pliado dramáticamente mi comprensión so­

ciembre de 1987.

bre la influencia de los factores ambientales,

Ese día salió un artículo importante en

gracias a la existencia de nacimientos hogare­

Lancet, una de las más prestigiosas y autori­ zadas revistas médicas qel mundo. El artículo incluía ocho importantes y ela­ borados estudios, en diferentes partes del mundo. En todos estos estudios, donde se trataban decenas de miles de nacimientos, el objetivo fue comparar grupos de mujeres dando a lli.z con la ayuda de una máquina electrónica y grupos de mujeres dando a luz sin la máquina electrónica. Los latidos del corazón fueron es­ cuchados ocasionalmente por una partera. La mayoría de dichos estudios ya se había publicado en otras revistas médicas autoriza­ das; lo nuevo fue concentrar todos estos do­ cumentos. La conclusión global es que el único efecto significativo del uso de la máquina durante el trabajo de parto consiste en aumentar el nú­ mero de cesáreas y del uso de fórceps. No cambia nada en cuanto a la cantidad de bebés vivos y sanos, al nacer. La interpretación lógica es que el uso del monitoreo electrónico durante el trabajo es algo peligroso. Hace al parto más difícil. Más bebés tienen que ser rescatados por medio de operaciones.

ños. Ahora estoy más consciente de la im­

·

portancia de algunos detalles, como el tama­ ño del cuarto. Un cuarto de alumbramiento debería ser pequeño. Usted tiene más fácilmente un sen­ timiento de privacidad en un cuarto pequeño. Soy aún más consciente de la importancia de la oscuridad. Ahora me atrevo a decir que el padre del bebé puede obstaculizar el proceso normal del nacimiento cuando se comporta como observador, pues necesita hablar, tiende a establecer contacto ocular con la madre en el momento equivocado o intenta justamente ayudar, mientras el punto consiste en no per­ turbar. Tengo claro en mi mente que los humanos son mamíferos. Los mamíferos se ocultan, se aíslan para dar a luz. Necesitan privacidad. Aprendí a dar gran importancia al trabajo de algunos científicos como, por ejemplo, Ni­ les Newton, quien estudió el nacimiento de mamíferos no humanos. Todas las conclusio­ nes de estos científicos son perfectamente vá­ lidas en lo que concierne a los seres huma­ nos. Por ese motivo, en el amanecer de la era postelectrónica, la pregunta clave es: ¿có­ mo mantener una atmósfera de privacidad

EL NACIMIENTO RENACIDO - 12

'

J

aun en un hospital? Este es exactamente el tema de este libro. Necesitaremos, en el futu­ ro, maternidades parecidas al hogar. No tendrán nada en común con el área de obstetricia de la era electrónica. Los hospitales de maternidad del futuro ju­ garán un papel importante en el entrena­ miento de auténticas parteras. En la era postelectrónica, habrá también algunas buenas razones para adaptar el naci­ miento hogareño a nuestra moderna vida ur­ bana. ·pero éste no es el tema del libro. Con el fin

de prepararse para la era postelectrónica, la obstetricia deberá volverse más científica. Ne­ cesitarnos mejorar nuestro conocimiento sobre los procesos fisiológicos normales en el perio­ do cercano al nacimiento. Necesitarnos inter­ pretar con objetividad algunas estadísticas. ¿Por qué el 6% de cesáreas en Holanda y el 25% en otros países? ¿Por qué una tasa de mortalidad perinatal por debajo del 10% en Holanda y una tasa de mortalidad maternal inferior a 1 por 10.000? ¿Por qué tales cifras en el único país industrializado donde un be­ bé de cada tres nace en casa?

MIC!-IEL ODENr 13 -

INTRODUCCION ondulaciones de carne, inmovilizadas y atra­

Una de las mujeres pregunta si puede tomar algo; sus labios están muy secos. "Lo siento;

padas en mesas angostas, bajo luces brillan­

nada por boca". La enfermera verifica, con

Yacen como ballenas perdidas, enormes

tes. Sólo una cortina separa a cada una de las

actitud critica, algo que sale en la máquina y

cuatro mujeres, de la siguiente. Desde sus

gira hacia la máquina siguiente.

piernas se proyecta un cable. Está unido a

Esta escena pertenece a un hospital de

una máquina donde un ojo verde guifia con

Alemania Occidental, pero podría ser de

rapidez y desde donde una cinta es vomitada

cualquier sala de maternidad, repleta con to­

constantemente, cayendo en pliegues cada vez más tupidos, a medida que pasa el tiem­

da la alta tecnología que los obstetras usan. De repente siento que las mujeres no son co­

po. Grabando la presión uterina, otro cable,

mo ballenas sino como vacas en una ordefia­

también conectado a la máquina, produce su

dora electrónica de la era espacial, ocupando

propia erupción de líneas dibujaditas. "Qué­ dense quietas" se les dice a las mujeres.

el menor lugar, haciendo el menor ruido, con el nacimiento de cada uno monitoreado, pro­

"Cualquier movimiento puede interferir con

cesado, medido y registrado minuciosamente.

la impresión del monitor". Pero les es imposible moverse. Absoluta­

"Es tranquilizador", dice una mujer; "me hace sentir segura". Es el único sentimiento que

mente ninguna sensación, desde arriba de su

manifiesta, una vez que su bebé ha nacido.

estómago hasta sus pies. Ajustado a un hom­

Haberse sentido segura y luego "aliviada",

bro, está el catéter epidural a través del cual

durante el nacimiento.

puede ser inyectada inás anestesia cuando

Hay otra mujer en trabajo de parto, esta

vuelva cualquier sensación. Una enfermera

vez, en Francia. Se encuentra dentro de una

pasa silenciosamente entre las mujeres, com­

pequefia habitación, con luz tenue, acompa­

probando el funcionamento de las máquinas.

fiada muy de cerca por su marido y una par-

15

tera. Está en una tarima baja, cubierta con al­

luego todo su cuerpo cae en un lienzo que ha

mohadones, que ocupa una esquina del cuar­

sido extendido para recibirlo. La madre mira

to, pero prefirió acuclillarse, con su marido

abajo, inmediatamente, recoge a su bebé, lo

sosteniéndola por detrás. Todo es muy, muy tranquilo. No hay ruido de máquinas, ni cam­

alza y lo pone en.su pecho. "¡No lo puedo creer! ¡Es increíble! ¡No llores, mi pequeñito!

panillas que suenen; se habla en voz baja. El

¡Mi bebé! ¡Mi bebé! ¡Es fantástico! ¡Increí­

movimiento usual de un hospital se ha borra­

ble!", exclama una y otra vez, con los ojos lle­

do; los teléfonos han sido acallados; no hay

nos de lágrimas, riendo y llorando al mismo

pasos presurosos. Esta es el ala de materni­

tiempo. Ella está en los brazos de su marido y

dad donde trabaja Michel Odent.

él la está besando. Nadie interfiere.

Él besa el

Hasta hace I..\I1 momento, la mujer estaba

pie del bebé y a su mujer otra vez. También

caminando por ahí, queriendo estar derecha

está llorando por la alegria y la maravilla de

y .deteniéndose solamente para apoyarse con­

todo eso. Así es el alumbramiento para algu­

tra su marido, cuando venia una contracción. Pero ahora está empezando la segunda etapa del trabajo y desea doblar sus rodillas y per­ mitir que baje el peso que siente contra ella,

nas mujeres. Así puede serlo. Conocí a Michel Odent en 1977, después de haber entregado un trabajo en una confe­

para que vaya abriendo todos los pliegues

dicho: "El ambiente apropiado para dar a luz

que, como un abanico, están expandiéndose

es exactamente el mismo ambiente en el que

en su vagina, para que ésta se dilate más y

uno hace el amor". Me envió una nota di­

más, dejando así que la cabeza del bebé pue­ da pasar por ahí.

ciéndome: "Yo estoy de acuerdo. Venga a ver

Está totalmente enfrascada en su experien­

estaba ocupada, escribiendo en una vieja ca­

cia. Nada más importa. Nada más interfiere.

sa, situada en los jardines de Fontainebleu. El

Es como si ella estuviera en su propio círculo de soledad. Sabe exactamente qué tiene que hacer y no necesita instrucciones, porque se halla totalmente sintonizada con su propio cuerpo y con la energía que lo está atrave­ sando, con grandes olas de deseo por empu­

rencia internacional de obstetricia. Yo había

lo que estoy haciendo en Pithiviers". Ese año,

pueblo de Pithiviers quedaba más o menos a media hora de distancia. Esta casualidad fue lo que me permitió co­ nocerlo y convencerme de que las mujeres de Estados Unidos e Inglaterra tendrían que oír lo que él estaba haciendo. He aquí a un hom­

jar al bebé hacia abajo. La partera espera,

bre que no era un mero coreógrafo obstetra,

con las manos en reposo, susurrando ocasio­

sino alguien que compartía con las mujeres lo

nalmente, "Bien ... bien ..." De repente, la

que ellas mismas experimentaban y que esta­ ba de su parte.

mujer deja escapar una larga queja y alli se ve la parte alta de la cabeza del bebé. La partera

Es muy tentador para un obstetra volverse

espera todavía un momento; con la próxima

director del drama del nacimiento. La "direc­

contracción, la mujer da un grito que parece

ción activa" del trabajo de parto ahora está

ser de asombro y júbilo, dolor y triunfo -qui­

muy de moda y, a los ojos de sus colegas, un

zás también de éxtasis- todo reunido en un

obstetra exitoso es aquél que tiene la posibUi­

único sonido. La cabeza del bebé se desliza y

dad de controlar el trabajo de parto y hacer

EL NACIMIENTO RENACIDO- 16

que se asemeje a un modelo. La mujer es pa­ siva. Es una paciente físicamente inmoviliza­ da. Su impotencia es mayor, por la posición que le han hecho adoptar, pues yace horizon­ talmente sobre su espalda con sus piernas a­ tadas arriba, en los estribos (postura clara­ mente adoptada para la conveniencia y la co­ modidad del obstetra y no para la mujer que está teniendo el bebé). Muchas mujeres en­ cuentran que es muy doloroso y aterrador es­ tar empujando al bebé para arriba, hacia el aire, mientras yacen en una angosta camilla. Para el alumbramiento, Michel Odent pro­ vee un entorno en el cual una mujer es libre de hacer las cosas a su manera. Cualquier co­ sa es permitida. Si quiere gritar, grita. Si pre­ fiere trabajar en la oscuridad o tener a sus otros hijos con ella -para que estén por ahí- o quiere flotar en una pileta con agua, se la alienta a hacer todo esto. Muchas muje­ res, espontáneamente, prefieren estar para­ das para dar a luz, con los pies firmemente plantados en el piso, físicamente ayudadas por el doctor, la partera o su compañero de trabajo. El bebé se desliza al piso y la madre lo ve de inmediato, sin necesidad de que al­ guien se lo alcance. Michel Odent enfatiza la iniciativa de la madre, también después del nacimiento. En esto, difiere de lo que dice Federico Leboyer, cuyas enseñanzas lo inspiraron, y alguno de cuyos métodos -como el de bañar al recién nacido- usa en Pithiviers. En un filme he­ cho por Leboyer, la madre está boca arriba, el doctor levanta al bebé y lo masajea mien­ tras yace sobre el abdomen de la madre o tie­ ne al bebé aislado de ella, durante el ritual del baño. Ella puede incluso extender sus manos -obviamente, tratando de tocar al bebé­ pero esto no forma parte de los planes de

Leboyer. Está totalmente centrado en el re­ cién nacido. Lá relación entre la madre y el bebé es secundaria, algo que tiene que venir subsecuentemente. En cambio, una mujer bajo el cuidado de Mi­ che! Odent, tiene un rol completamente activo. Es ella la que da a luz. En general, la madre es la primera en tocar a su hijo; es ella quien, jun­ to con el papá, sostienen al bebé durante el ba· ño, puesto entre las piernas de la mamá. En Pithiviers, todas las personas presentes en un nacimiento se encuentran allí para servir y ani­ mar a la mujer que está dando a luz. Lo cierto es que Michel Odent está prepa­ rado para aprender de las mismas mujeres, cosa muy rara en un obstetra. No es otro hombre diciéndoles a las mujeres lo que de­ berían hacer, otro obstetra dándoles instruc­ ciones sobre su rol durante el alumbramiento. Michel Odent habla con voz diferente. Él bus­ ca servir a las mujeres que lo deseen, en un trabajo que es personal, íntimo y una expe­ riencia profundamente creativa. No ofrece ninguna solución mágica ni rápida, pero tra­ baja para descubrir un ambiente para el naci­ miento, en el cual una mujer es, por encima de todo, no una paciente o un útero que se contrae y un canal de nacimiento o una pieza de la complicada maquinaria reproductiva, si­ . no ella misma. Generalmente, esto sólo sucede cuando una mujer da a luz en un territorio que con­ trola: en su propia casa, donde el doctor -si hay uno- y la partera son invitados. Por su­ puesto, no sucede a menudo en los hospita­ les. Nuestra manera occidental de tener hijos ha producido muchos obstáculos para "hacer lo que viene naturalmente" y ha eliminado to­ da la sexualidad que tiene el alumbramiento. La intervención obstétrica va desde procedí-

MICHEL ODENf - 17

mientas de rutina dados por las enfermeras -como afeitar el veDo del pubis o adminis­ trar enemas o supositorios- hasta desgarro artificial de las membranas, goteos intraveno­ sos de oxitocina, monitoreo electrónico y

Esto, por supuesto, incluso podría ser di­ cho de Pithiviers. Fmalmente, la autoridad de Pithiviers también está en manos del personal del hospital. Pero lo extraordinario allí, es que Michel Odent ha delegado el poder a las

drogas para tranquilizar, atontar, desorientar,

mujeres. Hay un gesto que asocio con Mi­

causar alucinaciones, producir amnesia, cam­

che!, que me da la clave de todo esto: él son­

biar la química del cuerpo de una mujer y

ríe, con sus ojos brillantes, levantándose de

también privar al feto de oxígeno, convirtien­ do al recién nacido en un informe mantonci­

hacia arriba y pregunta: "¿Y por qué no?"

hombros, aparta sus manos con las palmas

to con dolor de cabeza, en vez de un ser ojia­

Cuando las mujeres le preguntan si pueden

bierto, que busca, queriendo aprender.

hacer algo, para pedir su aprobación, invaria­

Ahora, los padres están siendo alentados

blemente ésa es su respuesta. Como lo es

para que compartan el alumbramiento, pero nuestra sociedad se ha burlado de la amoro­ sa, apasionada participación que un padre puede sentir cuando está totalmente involu­

otros doctores podría haber parecido ultrajan­ te o loco: "¿Por qué no?" Lo único que él no va a dar es la clase de

también para todo lo que a la mayoría de

crado en el drama del alumbramiento y no es

ayuda que la mayoría de las mujeres embara­

solamente un "observador" durante este tran­

zadas espera en estos días: drogas para el do­

ce. La persona que la mujer ha elegido para que esté con ella será cálidamente bienvenida sólo mientras él o ella permaneZca fuera del camino, no cuestione procedimientos de ruti­ na y se vaya cuando se le pida. Ahora, en muchos nacimientos, la función principal del compañero de labor parece ser supervisar el monitor para decirle a la mujer que está en trabajo, cuándo empieza la próxima contrac­

lor. Cuando una mujer se inscribe en su uni­ dad, hay un contrato implícito con él para que no se le administren drogas cuando hay un trabajo normal, pero que recibirá todo cuanto puede dar para ayudarla en su labor con su cuerpo, en vez de pelear o tratar de escapar de él. Aquí es donde algunas de no­ sotras podríamos cuestionar su compromiso

ción. El simulado entorno doméstico de mu­

total con el nacimiento natural y el poder que un obstetra tiene sobre una mujer, durante su

chas salas de parto, en ciertos hospitales

labor de parto. Si una mujer ha de tener po­

ofrece confort y bienestar; un gran adelanto

der de elección entre alternativas, ¿no se ten­

con respecto a la sala de partos común. Pero es una caricatura del hogar. Mis cinco hijas nacieron en casa y aún no puedo dejar de sentirme un poco sorprendida cuando las mujeres, encantadas con sus experiencias en las salas de parto del hospital dicen: "y me permitieron..." "el doctor me alentó para ha­ cer tal cosa" o "lo dejaron que mi marido..." etc., etcétera.

dría que extender también a ésta? ¿Acaso no es una necesidad básica humana poder obte­ ner drogas para aliviar el dolor? Así lo creen las mujeres en Suecia, donde una ley promul­ gada por el Parlamento garantiza alivio com­ pleto del dolor para todas las mujeres, duran­ te el parto. El resultado es que una mujer puede empezar tomando Demerol (al co­ mienzo de las contracciones, para atontarla

EL NACIMIENTO RENACIDO - 18

un poco), seguir con una epidural (que saca

tencia en que el nacimiento es instintivo y al­

toda sensación desde la cintura para abajo) y

go para lo que una mujer no necesita prepa­

puesto que la epidural no alcanza para la se­

ración, sino que, al contrario, tiene que "desa­

gunda etapa del trabajo, probar otro tipo de

prender" lo que su mente consciente ha ad­

anestesia para la etapa final.

quirido. ¿Sería ésta otra manera de pedirles a

Las implicaciones de conceder esta alterna­

las mujeres que se adapten a un modelo bio­

tiva a las mujeres podría alterar totalmente la

lógico de lo que es ser una hembra? ¿Una

atmósfera de la unidad de Michel Odent. Las

manera de disparar la razón y decirles a las

parteras que ahora pueden prestar su aten­

mujeres que lo único que necesitan es instinto

ción sin reservas, a la mujer, tendrían que di­ vidirla entre la mujer y las máquinas. Si las

para poder cubrir el rol maternal? Es precisamente apartándose del conscien­ temente adoptado nacimiento obstétrico -en

epidurales -la forma más efectiva de alivio del dolor farmacológico- fueran Introduci­

el que la mujer es un objeto pasivo en la mesa

das, habría una importante causa para incluir

de trabajo- y también de los propósitos del

monitoreo electrónico. Una vez que el cuerpo

"parto sin dolor'' de Lamaze, que estarnos re­

es int�rferido de alguna manera, hay que in­ tervenir de otras maneras. Y una vez que los

chazando los puntos de vista masculinos del nacimiento, a fin de redescubrir la experiencia

sentidos han sido tapados, los fórceps po­

esencial, por nosotras mismas. Ser "racional",

drían ser necesarios. Las posibilidades de te­

organizar nuestra más íntima experiencia de

ner que utilizar fórceps pueden acrecentarse

acuerdo con el modelo obstétrico "lógico" del

cinco veces si se ha administrado una epidu­

alumbramiento o convertirse en una mujer

ral a la mujer. Michel nunca tiene alumbra­

más de cuantas llevan a cabo una proeza

mientos con fórceps. Si a las mujeres se les diera la opción de recibir anestesia epidural,

física, según el "método de Lamaze", es en sí

se verla forzado a tenerlos. Entonces, las mu­ jeres que ahora dan a luz activamente, se

masculina acerca del nacimiento.

convertirían en pacientes que necesitan ayu­ da para darse vuelta y a quienes examinaría

deshacemos de las excrecencias culturales del

la enfermera antes y después del nacimiento.

yos instintivos, no está abogando por cual­

mismo, básicamente, aceptar la dominación

Es más, cuando Michel dice que debemos nacimiento para poder redescubrir nuestros

Ya no podrían desarrollar funciones en sana

quier simple retomo a alguna idea de lo "pri­

actividad. Por otra parte, esto podría querer

mitivo". De hecho, no ha descartado la cultu­

decir que aquellas mujeres a quienes no se les

ra. Ha tomado los elementos instituidos por

han aplicado epidurales, inevitablemente reci­

nuestra cultura y los ha adaptado para satisfa­

birían menos atención, mientras que las par­

cer las necesidades instintivas de la mujer du­

teras y los obstetras estarían muy ocupados

rante el alumbramiento. Por ejemplo, trabaja

con el operativo del alumbramiento y de "ca­

en un ambiente de hospital, no en la casa y

sos interesantes".

previene que profesionales de especial pericia

Hay otro elemento en la manera de pensar

tomarán parte en el alumbramiento. Las lu­

de Michel Odent que algunas de nosotras

ces bajas, el grabador con su música -si la

consideramos difícilmente aceptable. Su insis-

mujer lo quiere durante el trabajo- la pileta

MICHEL ODENT - 19

usada para relajación, todos éstos son pro­

cálida alegría. Aquéllos de nosotros que

ductos de la organización industrial y de la ci­

hemos sido confrontados con una enfermera

vilización moderna. Pero Michel los usa a to­

autocrática o un doctor que nos ha tratado

dos para cambiar tanto el ambiente hospitala­

como niños irresponsables, sabemos que una

rio, que las mujeres pueden expresar sin nin­

mala relación con quienes nos están cuidando

guna clase de inhibición cuanto sienten du­

puede arruinar incluso el más feliz de los na­

rante el trabajo, dejando libre el camino para

cimientos y convertirlo en una dura prueba. La clave del logro de Michel es la excelente relación de trabajo que tiene con sus parte­

un alumbramiento fisiológico, en vez de "me­ dicalizado". Sin embargo, el impacto de su trabajo en las mujeres de Europa Occidental fue muy

ras, el modo como todos comparten un pro­

poderoso, por una razón insidiosa. He aquí a

Pithiviers no sufren las consecuencias negati­

un doctor trabajando en un hospital, que for­

vas de las malas relaciones entre enfermeras

ma parte de un establecimiento médico y que está demostrando que el alumbramiento pue­

y doctores o del ambivalente descontento de enfermeras que se sienten atrapadas en un

de ser mucho más como las mujeres lo quie­

sistema obstétrico autoritario, que no pueden

ren. Es como si a las mujeres se les permitie­

controlar o cambiar.

pósito común. Las mujeres que dan a luz en

ra hacer las cosas a su manera por primera

El nacimiento, como la muerte, es una ex­

vez, desde que Dick-Read habló sobre el efec­

periencia universal. Puede ser la experiencia

to de la mente y el cuerpo durante el naci­

creativa más poderosa en la vida de muchas

miento, en el siglo XIX. Pero significativa­

mujeres. Puede ser una interrupción en el co­ rrer de la existencia humana, un fragmento

mente, este permiso tiene que ser dado por un médico. Algo que las mujeres saben por ellas mismas, no puede ser reconocido. Las

que tiene muy poco o nada que ver con el sentimiento apasionado que creó al bebé o puede ser vivido con belleza y dignidad. El

experiencias de las mujeres no pueden ser convalidadas hasta que un hombre, preferen­

trabajo mismo puede ser una celebración de

temente un doctor con delantal blanco, diga

alegría.

que estas experiencias son aceptables.

El nacimiento es algo que, como mujer,

Michel Odent se da cuenta muy bien de es­

comparto de manera intensa e intima con la

ta paradoja. Ha pedido el renacimiento de la

campesina china, con la esquimal, con la mu­

partera, tradicional ayudante de la mujer en

jer que vive en una villa miseria en América

trabajos de parto. Y ciertamente fue mucho

del Sur, en una tienda nómade o en un cam­

más lejos: en Pithiviers, ha recreado el arte

pamento africano. Esa es la causa por la cual

de la partera; las parteras son el eje del cual

nuestra manera de dar a luz es una cuestión

depende todo lo demás. Son su profesionalis­ mo y dedicación, su capacidad para amar, los

política. Tiene que ver con el derecho que tiene toda mujer de dar a luz libremente y en

que crean la especial atmósfera familiar para

un entorno amoroso. Mucho de lo que expe­

cada mujer que ha tenido un bebé atendido

rimentamos como autocrático, impersonal y

por parteras. No sólo brindan a cada naci­

degradante en el cuidado de la salud de las

miento, técnica y mucha atención, sino una

mujeres en general y en el control social de

EL NACIMIENTO RENACIDO 20 -

nuestros cuerpos, está cristalizado en el siste­

Este es el desafío que Michel Odent nos

ma del tratamiento de la maternidad. A los

ayuda a realizar: el de cambiar nuestra cultura

ojos de muchas de nosotras, en todo el mun­

del alumbramiento. Pero no es ningún "liber­

do, las clínicas se parecen a un mercado de

tador". No ofrece salvación a las mujeres que

ganado y a una fábrica obstétrica.

creen en él, aunque en oportunidades la cosa

El nacimiento se ha convertido ahora en importante tema para las mujeres que están luchando por un cambio social en las actitu­ des de los hombres hacia nuestros cuerpos y

se haya presentado así. A veces, algunas mu­ jeres buscan a un obstetra con esa idea en la cabeza, transfiriendo a una figura con pode­ rosa autoridad, las responsabilidades de sus

también para el tratamiento de nuestros

propios cuerpos y experiencias, que ellos no

cuerpos. Por primera vez, las mujeres que

tienen ganas de aceptar. Michel sería el pri­

están en el movimiento del alumbramiento (antes fueron apolíticas, justamente por la

mero en decir que aquéllas que quieran tener una total garantía de no sentir dolor, las que

real naturaleza de su preocupación por el

quieran pasar a alguien semejante responsa­

hogar y la familia) han unido sus manos con

bilidad, que no acudan a él. En Pithiviers, el

otras, para asumir acción política. En el pasado, muchas feministas rechazaron la

centro del drama no es ni el obstetra, ni el procedimiento del hospital, ni el trabajo del

experiencia del nacimiento o la vieron como

equipo guiando al paciente a través de la la­

en la periferia de sus preocupaciones más

bor y el nacimiento, sino la misma mujer y su intensa experiencia. Michel ama el drama del

importantes, como algo que trababa a las mujeres en su herencia biológica. Es eviden­ te ahora que ésta es un área en la cual se

nacimiento, la excitación de descubrir cómo puede ser y lo que las mujeres realmente

presenta una oportunidad para tomar acción

quieren. Le encantan los alumbramientos,

decisiva.

pero no como alguien que los dirige. Y lo

Los cambios que permitan a las mujeres

más importante de todo, Michel Odent escu­

redescubrir los ritmos sexuales espontáneos

cha a las mujeres; está ahí, no para dominar

del trabajo en las prácticas de alumbramien­

sino para servir; no para dictar sino para aprender. Él es el testigo de que cada alum­

to, en general no provienen de los obstetras. Se están manifestando por la presión que las

bramiento es un viaje de exploración para to­

mujeres hacen para tener la oportunidad de

dos aquellos que comparten el trabajo, el do­

dar a luz a su manera, a su tiempo, en un en­

lor creativo, el misterio y la exaltación.

torno emocionalmente apropiado y con pa­ sión alegre y desinhibida.

Sheila Kitzinger

MICHEL ODENT - 21

EL NACIMIENTO RENACIDO

Pithiviers

PITHIVIERS Vine por primera vez a Pithiviers en 1962

que también se esperaba que yo supervisase

para hacerme cargo del área de cirugía gene­

una pequeña clínica de maternidad, en el hos­ pital. La clínica era frecuentada principalmen­

ral en el hospital. Fue el resultado de un nombramiento lo que me trajo a esta ciudad

te por mujeres de Pithiviers y de los pueblos

de diez mil habitantes, que muy rápido apren­

vecinos. Provenían de una gran diversidad de

dí a querer. A corta distancia de París, la re­ gión de los alrededores de Pithiviers aún ofre­

clases sociales. Algunas trabajaban en las fá­ bricas, otras eran granjeras, comerciantes o

ce todas las ventajas de la vida de campo. La

empleadas públicas. Algunas eran inmigrantes

tierra es fértil, plantada con trigo y remola­ chas. Los granjeros locales todavía practican

de Portugal, Africa del Norte o inclusive de

la apicultura, cazan alondras y todos los veci�

Oriente. La clínica aceptaba a cualquiera que viniera; no había ninguna "discriminación", ni

nos se dan cita los sábados en el mercado del

por la parte social ni por la médica.

pueblo. A pesar de ser principalmente agríco­

En aquel entonces, sólo había una partera

la, la zona está salpicada de pequeños nego­

en la clínica, totalmente responsable de la ope­

cios y fábricas, incluyendo una fábrica de ga­

ración diaria del establecimiento. Ella me lla­

lletitas y una refinería de azúcar. En resumen,

maba únicamente cuando el doctor era nece­

Pithiviers es la clase de lugar que raramente

sario para practicar una cesárea o aplicar los

se muestra a los turistas. Es sólo otro peque­

fórceps. Como cirujano, yo había sido entre­

ño pueblo anónimo. En realidad, la mayoría

nado para hacer cosas como extraer vesículas

de los franceses asocian a Pithiviers con un

y reparar piernas fracturadas; estos procedi­

bizcocho popular hecho y nombrado por el

mientos parecían tan sólo una extensión na­

pueblo. No tienen la menor idea de dónde se

tural de mis habilidades técnicas. Como obs­

encuentra Pithiviers.

tetra, lo único que tenía eran las nociones

Cuando empecé mi trabajo aquí, me enteré

más elementales de esta práctica.

25

de las montañas a último momento para dar a luz y se me pedía hacer una cesárea o inter­ venir con los fórceps o cuidar de los desga­ rros uterinos. Poco después, cuando se me trasladó a Guinea, pude ser testigo del cons­ tante esfuerzo, entre las mujeres africanas, que querian pararse o acuClillarse durante el trabajo de parto, en tanto los doctores euro­ peos y las parteras insistían en que ellas te­ nían que dar a luz acostadas. Por aquel en­ tonces, por supuesto, yo estaba de acuerdo con los doctores y nunca reflexioné mucho sobre estos episodios aislados.

Entrando en el Hospital de Pithiviers

Cuando vine a Pithiviers, naturalmente, me

basé en gran parte en la guía de la partera. Gisele, que había estado en la clínica por bas­ tante tiempo, tenía mucha experiencia. Ga­

Mi experiencia previa en obstetricia era mí­ nima y diluida a través de todos los años que habían pasado. Durante los años 50, había hecho seis meses como interno en una gran sala de maternidad de Paris. En aquellos días era común tener 5 ó 6 mujeres haciendo tra­ bajo de parto y ocupando una misma habita­ ción grande. El nacimiento tenía lugar en una atmósfera tipo fábrica, donde el miedo era contagioso. Los doctores a menudo usaban fórceps y raramente hacían cesáreas. Me acuerdo del jefe de obstetricia sólo por un fa­ moso estilo de fórceps Oos fórceps Suzor) que recibieron esta denominación por él. Durante esta etapa de internado me interioricé muy poco del tema y jamás se me cruzó por la ca­ beza que algún día practicarla obstetricia. Más tarde, durante mi servicio militar co­ mo cirujano de guerra en la región berebere de Argelia, fui ocasionalmente llamado cuan­ do era necesaria la atención obstétrica. De tanto en tanto, mujeres embarazadas bajaban

brielle, que se unió a nosotros después de mi llegada, era joven, llena de energía, recién sa­ lida de la escuela y muy entusiasta, sobre to­ do con la psicoprofilaxis, "el método Lama­ ze"•. No era tanto lo que decían o hacían lo que me hizo realmente poner más atención a la obstetricia por primera vez, sino más bien el hecho de que el intervalo de los quince o veinte años entre los tiempos en que cada una había estudiado la profesión de partera, había ocasionado semejante diferencia en sus prácticas respectivas. Por ejemplo, Gisele, que era mayor, esperarla pacientemente para que el bebé naciera. Al final del alumbramien­ to, ella diria simplemente: "No lo retenga; re­ lájese, déjese ir..." Gabrielle, en cambio, esta­ ba deseando preparar a la mujer desde el •

La

psicoprofilaxls es un método d e preparación para el

alumbramiento, desarrollado en lo años Lamaze, médico francés. una mujer

tiene que

La

escribir o

esto es lo contrario

EL NACIMIENfO RENACIDO - 26

por Fernando

la misma mane­ leer o a nadar. . . de nuestra actitud.

aprender a dar a luz de

ra que tenemos que aprender a

En un sentido,

50

base de este enfoque es que a

principio del embarazo, para ayudarla con la respiración durante el trabajo y alentarla pa­ ra que se controlase durante el alumbramien­

"¿Por qué cortan el cordón umbilical tan rápi­

to. En las etapas finales del trabajo, Gabrielle

cuela".

do después del nacimiento?" A menudo res­ pondían: "Porque así nos enseñaron en la es­

daba órdenes precisas, por ejemplo: "Inspi­

Pero a medida que íbamos explorando las

re. . . espire. . . controle su respiración . . . em­

razones por las cuales hacíamos ciertas co­ sas, poco a poco aparecía un cambio apenas

puje. . . " Para mí, sus diferencias proyectaron nueva luz en la práctica obstétrica; me di cuenta de que ésta era algo más que t�cnicas y mecáni­

perceptible. Nos volvimos menos dogmáticos y empezamos a experimentar. Un día, una

cas. Paulatinamente comprobaba en qué me­

partera le dio a un bebé un baño para cal­ marlo, a pesar de que sólo tenia dos días. De

dida la experiencia del trabajo de parto de

ahí en adelante, nunca más aceptamos la "re­

una mujer dependía de la personalidad y acti­

gla" que prohíbe bañar regularmente a los

tud de quien la atendía. Las mujeres eran

bebés hasta que el cordón umbilical se haya

atraídas por el joven entusiasmo de Gabrielle

caldo. Otro día, el bebé encontró el pecho de

y expresaban mayor interés por ella, pero se­

su madre enseguida de nacer y, para asom­

guramente tendrían un nacimiento mucho

bro de todos, empezó a mamar en la sala de

más tranquilo con Giséle.

partos. Pregunté por qué semejante evento

Aunque oficialmente seguí siendo cirujano, a medida que el tiempo fue pasando, me de­

tan gratificante ocurría tan raramente. La res­ puesta, por supuesto, era simple: en un hos­ pital es muy común separar a la madre del ni­

diqué más y más a la unidad de maternidad. Advertí que los principios en los cuales había basado mi trabajo quirúrgico -simplificación

sarlo, medirlo y hacerle la revisación general.

y eliminación de procedimientos inútiles­

Incluso estando juntos, ellos se sienten obser­

también podían aplicarse en obstetricia. Las

vados. No tienen privacidad. Una y otra vez,

experiencias pasadas como practicante ya me

esas nuevas experiencias nos hicieron cues­ tionar la obstetricia convencional. No sabía­

habían hecho creer que el tiempo y la pacien­ cia son los aliados más útiles; la intervención activa debería ser usada con mucha parsimo­ nia y en casos especiales. En obstetricia ---<:o­

ño en el momento del nacimiento, para pe­

mos a dónde íbamos, pero íbamos a alguna parte, por nuestro camino. Gradualmente, mientras nuestra práctica

mo en cirugía general- yo estaba convenci­

cambiaba, también fue cambiando nuestra

do de que interferir lo mínimo crea muchos

actitud. Antes de venir a Pithiviers, yo sabía

menos riesgos inmediatos y, al mismo tiem­ po, produce mejores resultados a largo plazo.

muy poco del mundo, aparte de los doctores y los pacientes. Habla estado mirando a la

Paradójicamente, mi real falta de entrena­

gente desde una perspectiva médica muy es­

miento en obstetricia

trecha; habla compartido el punto de vista convencional del nacimiento como un "pro­

hizo que fuera más a­

bierto para aprenderla a través de la expe­ riencia. Me encontré cuestionando los proce­

blema médico" que requería "soluciones" téc­

dimientos más aceptados: "¿Por qué rompen

nicas. Habla crecido oyendo a los doctores

las aguas?" les preguntaba a las parteras.

hablar de las mujeres embarazadas como

MICHEL ODENf - 27

"pacientes". Cierta vez di una conferencia en

era una experiencia intensa, íntima y envol­

una universidad alemana; un obstetra estaba

vente. Como doctor, yo estaba lejos de ser la

traduciendo simultáneamente. Cuando yo

figura central del drama; a veces, hasta me

usaba la frase "mujer embarazada" o "mujer

sentía como un intruso. El criterio preponde­

en trabajo de parto" él las traducía como "pa­

rante que convierte al alumbramiento en un

ciente" y no podía entender por qué los estu­

evento médico, transformó en todo el mundo

diantes objetaban tan vehementemente. Por supuesto, esta actitud no está confinada sólo a la obstetricia. A menudo hay artículos que

las unidades de maternidad en laboratorios de alta técnica y a los seres humanos en objetos

rial quiere decir gente. En todo campo médi­

pasivos. En Pithiviers, por el contrario, nues­ tro reconocimiento del alumbramiento como una experiencia emocional y sexual, nos hizo

co, esta mentalidad contribuye a un incremen­

sentir como simples facilitadores, una especie

to en las drogas, en el monitoreo electrónico

de equipo de apoyo, cuya tarea era intervenir

y en intervenciones quirúrgicas. En Pithiviers,

lo menos posible. Puesto que mucho de lo que estábamos ha­

se refieren a "métodos" y a "material". Mate­

a medida que empecé a conocer a mis "pa­ cientes" como individuos· y no simplemente

ciendo era nuevo para nosotros, buscamos

como casos médicos, tuve que revisar mi

fundamentarlo en un contexto intelectual.

perspectiva.

Dos nuevas parteras, Dominique y Marie-Jo­

A pesar de que yo era cirujano, las mujeres

sé llegaron a la clínica en 1969 y se acopla­

a menudo se acercaban a mí para hablarme

ron fácilmente al espíritu de exploración. Re­

de variados temas, desde el matrimonio hasta

cibidas hacía poco tiempo, conocían la obste­

el control de la natalidad. En los grupos de

tricia únicamente como era practicada en los

planificación familiar a los que me uní para informarme, los debates fueron llevados fuera

hospitales donde la enseñaban, pero eran aventureras y estaban listas para reconsiderar

del plano médico de referencia, más allá de

cuanto habían aprendido. Todos leímos "Me­

los temas de prevención y alumbramiento, a

dica( Nemesis " de !van lllich y ampliamos su

los de sexualidad, sentimientos personales y

observación respecto de que los doctores son

expectativas sociales. La gente empezó a de­

a menudo esclavos y no dueños de la tecno­

cir por qué ellos querían o no tener chicos;

logía que aplican en la práctica de la obstetri­

comentaban sus experiencias privadas de tra­

cia, en las sociedades industrializadas. Leyen­

bajo de parto, de parición y amamantamien­

do "Nacimiento sin Violencia" de Federico

to; también hablaban de las conexiones suti­

Leboyer, sentimos inmediata simpatía por su

les entre fertilidad y las propias imágenes de

preocupación acerca de la experiencia del na­

mujeres y hombres. Me fui convenciendo de

cimiento del niño.

que el alumbramiento, lejos de ser un "pro­ blema médico", era en general una parte in­ tegrante de la vida sexual y emocional.

mayor parte de los doctores: un lenguaje que hablaba a nuestra sensibilidad y emociones

Leboyer creó un lenguaje nuevo para la

Por supuesto, en nuestra clínica yo vivía es­

tanto como a nuestro intelecto. Nos mostró

ta verdad diariamente. Tanto para las mujeres

al recién nacido, no como un objeto al que

como para los hombres, el alumbramiento

no le es posible ver, oír o sentir, sino como

EL NACIMIENTO RENACIDO - 28

Típica sala de partos

MICHEL ODENI" - 29

una criatura humana con mucha necesidad de calidez y alimento. Resumiendo, Leboyer fue el primer doctor que expresó lo que mu­ chas mujeres saben intuitivamente sobre sus bebés, a pesar de que los consejos de los es­ tablecimientos médicos digan lo contrario. En Pithiviers, Leboyer nos dio un encuadre para comprender nuestras acciones y ponerlas en práctica. Bajo su influencia, nuestra sala de partos se convirtió en un lugar mucho más quieto y pacífico, más benevolente para el bebé. Alentamos el contacto prolongado en­ tre madre e hijo. Por ejemplo, las madres po­ dían alimentar a sus bebés inmediatamente después del nacimiento. La actitud alerta que observamos, tanto en cuanto a la madre co­ mo al niño, confirmó nuestra decisión de no utilizar drogas o intervenir si no era nece­ sario.

Michel Odent y la partera Marie.José Matheault

Respecto de mí, la vida parecía estar tiro­ neándome hacia dos direcciones diferentes. Por una parte, estaba pasando cada vez más tiempo en la unidad de maternidad. Por otra, estaba mi práctica de cirugía, que todavía me intrigaba, enfrentándome con problemas di­

En estos tiempos, la atmósfera en Pithi­ viers era de gran excitación. Experimentamos aún con más frecuencia, probando nuevas prácticas, y desechando otras. Un día, por

todo de tratar fracturas difirió de los procedi­

ejemplo, durante un alumbramiento, dejamos que la cabeza del bebé saliera totalmente por

mientos convencionales, más o menos de la misma manera en que los alumbramientos en

la madre para que la cabeza pasara. Otro día

vergentes, aunque tenían su relación. Mi mé­

Pithiviers difieren de la obstetricia convencio­ nal. Pero cuestionar seriamente los funda­ mentos de la traumatología moderna y de la

sí misma, sin tocarla o ayudar al perineo de decidimos que los guantes de goma ya no eran necesarios. Cada nuevo paso que dába­ mos afectaba a cada uno de nosotros, en for­

obstetricia al mismo tiempo, estaba más allá

ma diferente. Para Dominique, fue muy difícil

de mis posibilidades. Tuve que tomar una de­

dejar de usar los guantes, mientras que Ma­

cisión. En 1972, un colega se encargó de la

rie-José tuvo mucha más dificultad en aban­

dirección de traumatología y ortopedia, dis­

donar la práctica común de acelerar la labor

minuyendo mis continuas responsabilidades como cabeza de la unidad de cirugía. Final­

bebé aún no nacido.

mente, estaba libre para dedicarme por com­ pleto a la obstetricia.

rompiendo las bolsas de agua que rodean al Una psicóloga que acababa de dar a luz en la clínica empezó con grupos, los viernes por

EL NACIMIENTO RENACIDO 30 -

Mujer en trabajo de parto, con la partera Dominique Pourré en la "salle sauvage"

la noche, en los cuales los futuros padres po­ dían venir a oír todo sobre el trabajo que es­

convencional con una mesa de obstetricia, lu­

tábamos haciendo. Estas reuniones muy

rúrgica. El ambiente era opresivamente médi­

ces fuertes y una multitud de parafernalia qui­

pronto incluyeron no sólo a mujeres y pare­

co e impersonal, sin duda incompatible con

jas de los aledaños, sino que interesaron a

nuestra óptica transformada acerca del alum­ bramiento como una experiencia íntima e in­

personas de lugares lejanos que tenían razo­ nes específicas para buscarnos. Una cantidad

cluso sexual. Además, podíamos ver que la

de personas inspiradas por Leboyer, por

mesa de partos (el mueble más prominente

ejemplo, vino a Pithiviers para poder traer al

. en el cuarto) limitaba seriamente la libertad

mundo a sus hijos de la manera como ellas

de acción de la futura madre. Con su sola

querían, suavemente. Otros vinieron sólo pa­

presencia, sugería una posición reclinada y

ra hablar, para compartir sus sentimientos de

daba a la mujer muy poca elección, aparte de

esperanza, de miedo, de desilusión, de entu­

acostarse sobre su espalda y empezar el tra­

siasmo.

bajo. Esta tradicional posición dorsal es, de

Naturalmente, semejante atmósfera, dio lu­

hecho, la peor alternativa posible fisiológica­

gar a una mayor expresión de libertad duran­

mente hablando, tanto para la madre como

te el trabajo de parto y durante el nacimien­

para el niño: cuando una mujer yace sobre su

to. Sin embargo, todavía había límites. Nues­

espalda, el útero agrandado comprime los va­

tro ambiente de alumbramiento seguía siendo

sos sanguíneos más importantes, lo cual dis­

lo que siempre había sido: una sala de partos

minuye la cantidad de sangre oxigenada que

MICHEL ODENf 31 -

Bélgica, siglo diecisiete . Un nuevo personaje entra en la escena tradicional del nacimiento: el científico masculino, con su caja que contiene los fórceps de metal.

entra en la placenta y sale de ella. Además,

creencia de que un lugar para dar a luz tiene

semejante posición hace imposible que la

que parecerse más a un sitio donde se hace

mujer aproveche la gravedad para facílitar el alumbramiento.

el amor que a un cuarto de hospital. Este cuarto de alumbramiento, sin embargo, re­

Con el objeto de alentar a las mujeres para

presentaba más que un decorado atractivo o

que se sintieran libres, reemplazamos nuestra

una estrategia para alentar una variedad de

antigua sala de partos por una nueva, dise­

posiciones de trabajo: era un lugar donde la

ñada por mujeres que habían dado a luz en

mujer podía hacer exactamente lo que querí­

Pithiviers. Nuestra "salle sauvage" (o ·cuarto primitivo, como lo llamamos), ha sido conce-

a; sentirse libre para hacer ruido, actuar y ·

moverse como deseara. Fue nuestro primer

bida para la intimidad, el confort y la libertad

paso concreto para devolver el alumbramien­

d e acción . Es pequeño. Se tiene más

to a las mujeres. Hacer eso, devolver el

fácilmente un sentimiento de privacidad en

alumbramiento a las mujeres, no es ambición

un cuarto pequeño, pintado en cálidos y ale­

pequeña. Después de todo, la historia de la

gres colores y amoblado con una plataforma

obstetricia es principalmente la historia de la

firme y decorada con almohadones de colo­

exclusión gradual de las madres, de su rol

res brillantes (pero sin cama o mesa que pu­

central en el proceso del alumbramiento. La

diera imponer una posición de trabajo parti­

obstetricia moderna se originó en el siglo

cular). Es íntimo -como en casa- acogedor

XVII en Francia, cuando los doctores entra­

y está mucho más de acuerdo con nuestra

ron por primera vez en el cuarto del alum-

EL NACIMIENTO RENACIDO 32 -

bramiento y asumieron el rol tradicional de las parteras. Por primera vez se les pidió a las mujeres dar a luz tendidas sobre sus es­ paldas, para que así los doctores pudieran usar los fórceps con más facilidad. La tradi­ ción dice que esta práctica comenzó cuando las amantes de Luis XN tuvieron que sopor­ tar el trabajo de parto en esta posición, para que él pudiera tener una mejor vista del naci­ miento de sus hijos, desde un escondite ubi­ cado detrás de una cortina. Desde entonces, el obstetra -con los instrumentos en la ma­ no, controlando- siempre ha estado parado ante una mujer pasiva. (Por otra parte, la pa­ labra misma "Obstetricia" deriva del latín ob + stare, que quiere decir "estar parado an­

te"). La posición dorsal y la forzada pasividad que ésta impone en la madre, hoy se han vuelto casi universales en nuestras socieda­ des industriales. Como también lo ha sido el reemplazo de las parteras por doctores, lo que indica una profunda equivocación sobre la clase de privacidad que una mujer necesita cuando está dando a luz. Enorme cantidad de prácticas comunes de obstetricia reflejan una degradación similar del rol de la mujer durante el parto. Por ejemplo, la presteza con la cual los doctores prescriben hoy el guardar cama, la costura del cérvix y la parálisis del útero con drogas, para prevenir nacimientos prematuros; la se­ paración de la madre, del recién nacido; el consejo automático para que las mujeres se queden en la cama después de dar a luz y la disposición con la cual los doctores aconsejan a las madres discontinuar el amamantamien­ to, rebajan el rol central de la madre. La psicoprofUaxis convencional hace lo mismo, pero de un modo más sutil. Con este método, en realidad, la mujer colabora para

El momento del nacimiento . . . negarse a sí misma, adoptando u n sistema que "controla" su respuesta al dolor, su respi­ ración, su posición e incluso los sonidos que ella produce, los aspectos más fundamentales del comportamiento de una mujer en trabajo de parto. Y a pesar de que las observaciones de Leboyer sobre la experiencia del niño du­ rante el alumbramiento dieron origen a una nueva concientización en nuestra clínica y en el mundo en general, los profesionales del alumbramiento lamentablemente lograron in­ terpretar su idea de "parto sin violencia" co­ mo el "método Leboyer", en el cual la aten­ ción está focalizada en el niño, con exclusión de la madre. Por desdicha, el mismo fenóme­ no existe en el Este como en el Oeste. En una reciente visita que hice a China, me de­ cepcionó mucho ver que, a pesar de que la mayor parte de los obstetras son mujeres, ha­ cen lo posible por copiar las prácticas occi­ dentales y cometen exactamente los mismos errores.

MICHEL ODENT 33 -

cambios similares en sus niveles de concien­ cia. Sus ojos miran a lo lejos, se olvidan de las convenciones sociales, se olvidan de sí mismas y de su autocontrol. Muchas de ellas dejan escapar un grito característico, en el momento del parto. Sin embargo, hemos no­ tado que las mujeres en dicho estado están le­ jos de estar imposibilitadas, perdidas o "sin experiencia". Por el contrario, actúan delibe­ rada y espontáneamente, buscando y encon­ trando con facilidad las posiciones que más les convienen, y que son justamente las más eficaces, fisiológicamente hablando. Sin que nadie les diga nada, saben cómo sostener y alimentar a sus bebitos inmediatamente des­ pués del parto, de la misma manera que el recién nacido sabe cómo buscar el pecho de su madre. En nuestra clínica, esto parece Nuestra "salle sauuage" es parte de nues­

aplicarse a todas las mujeres, sin tener en cuenta su procedencia social o cultural. Des­

tro esfuerzo para contrarrestar la marea que

pués de haber visto cuánto se parecían los

ha desplazado a las mujeres y las ha dejado

nacimientos tribales filmados en Nueva Gui­

sólo con un rol marginal durante el alum­

nea y en Africa del Sur, a los de nuestra "sa­ lle sauvage", estaba cada vez mas convencido

bramiento; queremos restituirles el que real­ mente les corresponde, que es el rol cen­ tral. Nuestra experiencia confirmó repetida­

de que había algún componente universal en

mente lo acertado d e nuestra actitud; pudieron demostrarse l a destreza y sabidu­

nacido y que -dándole el entorno adecuado, en donde se pudiera sentir libre y desinhibi­

ría de la mujer que está trayendo un ser al

da- una mujer podía llegar naturalmente a

mundo.

el comportamiento de una madre y su recién

un nivel de respuesta mucho más profundo

A menudo pudimos observar -sin enten­

dentro de ella misma, que por la individuali­

der la causa- que las mujeres parecían olvi­

dad, la educación que había recibido o la so­

darse de sí mismas y de lo que sucedía a su

ciedad de donde provenía.

alrededor, durante el curso de un trabajo no

He encontrado muy difícil describir este

medicado. Cierto día, por ejemplo, filmamos

cambio en un nivel de conciencia más pro­

un nacimiento con una gran cámara de tele­

fundo durante el trabajo de parto. Pensé lla­

visión. Minutos después que el bebé nació, la

marlo "regresión", pero sé que la palabra

joven madre dijo: "¡Lástima que no había na­

suena peyorat iva, pues evoca una vuelta a

die para fotografiar al bebé!" Muchas muje­

algún estado animal. "Instinto" es un térmi­

res, durante el trabajo de parto, pasan por

no que va mejor, a pesar de que también tie-

EL NACIMIENTO RENACIDO 34 -

en estas ocasiones. Cuando las mujeres, du­ rante el trabajo de parto, se mueven y actú­ an de acuerdo con sus instintos, en realidad

se están comportando de una manera extre­ madamente racional; por lo común, tienen alumbramientos más rápidos y fáciles que las mujeres que no pueden hacerlo así. Por eso, en Pithiviers, hacemos todo lo posible para crear un clima en el cual las mujeres puedan, en ese sentido, "olvidarse" de sí mismas. Ahora, parece evidente que el estado ins­ tintivo que permite a una mujer hacer un trabajo de parto espontáneo, está relaciona­ do con un equilibrio hormonal especial, cu­ ya naturaleza exacta aún se desconoce. Sa­ bemos que la glándula pituitaria posterior tiene que secretar la hormona oxitocina a fin de que las contracciones uterinas

�o­

miencen y continúen.• Por otra parte, sabe­ mos que la secreción de sustancias como la ne algunas resonancias moralizadoras. Fre­ cuentemente se les dice a las mujeres que deberían hacer o sentir "instintivamente" ciertas cosas y que si no lo hacen, algo les falta. Además, la palabra "instinto" a menu­ do es desfavorablemente contrastada -y con razón- ya que se dice que las mujeres son "instintivas" y los hombres son "racio­ nales", como si uno no pudiera ser instintivo y racional al mismo tiempo. Pero no es na­ da vergonzoso o sexista reconocer que el instinto juega un rol en nuestros comporta­ mientos, especialmente aquéllos que existen en la intersección de la· naturaleza y la cultu­ ra, como el hacer el amor, el trabajo de par­ to o la búsqueda, por el recién nacido, del pezón de la madre. La gente puede benefi­ ciarse enormemente redescubriendo y ex­ plotando al máximo su potencial instintivo

adrenalina puede inhibir las contracciones del trabajo de parto o intensificar sus dolo­ res, de la misma manera que puede inhibir el amamantamiento o también intensos mo­ mentos de sexualidad. Puesto que estas sus­ tancias, como la adrenalina, son secretadas típicamente cuando uno tiene frío o miedo, un entorno calmo, que dé confianza, en el cual la mujer se sienta relajada, siempre es beneficioso. También se ha vuelto más y más obvio que las endorfinas juegan un rol importante en el complejo equilibrio hormo­ nal que posibilita un alumbramiento espon­ táneo. Las neurohormonas con funciones parecidas a la morfina -esos "opiantes en­ dógenos"- actúan como calmantes natura'

Algunos estudios recientes sugieren que la oxltocina puede hacer que la gente pierda un poco la memoria. Puede enton­ ces jugar un rol, impidiendo un poco el dolor.

MICHEL ODENT 35 -

les, no sólo protegiendo del dolor sino tam­ bién suprimiendo la ansiedad e induciendo un estado general de bienestar. Por ejemplo, altos grados de endorfinas pueden inducir a las llamadas ondas cerebrales Alfa, que es­ tán asociadas con estados de serenidad o beatitud. Es casi como si la gente siempre hubiera sentido la presencia de esta capaci­ dad natural de bienestar y hubiera buscado maneras de ponerla en funcionamiento. Co­ rrer, por ejemplo, aumenta nuestros niveles endorfinos; rezar, meditar, hacer yoga y la acupuntura también pueden hacerlo.

El descubrimiento de los opiantes endóge­ nos del cuerpo explicaron algo que me había intrigado desde hacía mucho. Durante la gue­ rra, mientras estaba operando, me sorpren­

dió en varias ocasiones encontrar soldados, con serias heridas, no medicados, y actuando como si hubieran tomado calmantes o como si sus cuerpos hubieran secretado alguna sus­ tancia especial para protegerlos del sufri­

En efecto: se ha descubierto que cuanto más

miento. De la misma manera, las mujeres, durante el trabajo de parto, a menudo actúan

mujer, más alto es el nivel de endorfina.

difícil y largo es el trabajo de parto de una

como si estuvieran "naturalmente" drogadas

Este sistema endorfino no siempre juega

y notan lo bien que se sienten entre las dolo­

un rol crucial en el trabajo de parto, sino que

rosas contracciones. Incluso he visto a muje­ res en trabajo, en estados virtualmente estáti­

tema de premio" intrínseco que refuerza to­

también funciona como una especie de "sis­

cos o de éxtasis. Pero para que los poderes

dos los aspectos del comportamiento sexual y

naturales del cuerpo puedan actuar, hay que

de reproducción. Los científicos están descu­

dejarlos tranquilos. Darles a las mujeres dro­

briendo conexiones entre las endorfinas y la

gas calmantes y hormonas sintéticas (oxitoci­

oxitocina -la hormona que, entre otras fun­

na artificial)

ciones, estimula las contracciones uterinas

durante el parto -como es la

práctica común en la mayoría de los hospita­

durante el orgasmo, el trabajo de parto y el

les modernos- destruirá el equilibrio hormo­

alumbramiento- y entre endorfinas y prolac­

nal del cual depende espontáneamente el tra­

tina, la hormona que estimula la secreción de la leche. Por su parte, el amamantamiento

bajo de parto. Desde luego que el mismo do­ lor puede retrasar la labor, pero cuando no se

parece aumentar el nivel de la endorfina. Y

usan drogas, el cuerpo se puede defender

ya se sabe que los oplantes crean estados de

contra el dolor de manera natural y efectiva.

dependencia y también contribuyen a desper-

EL NACIMIENTO RENACIDO 36 -

tar el deseo de afectividad, de mimos. Su pre­

parto, el nacimiento y el amamantamiento

sencia en grandes cantidades, tanto en la ma­

sean partes integrantes de la vida sexual de

dre como en el bebé, inmediatamente des­

una mujer. Como disciplina médica, se sigue

pués del alumbramiento espontáneo, sugiere

sin tener en cuenta el potencial impacto ne­

que puede perfectamente existir una base

gativo de los doctores masculinos y de los ex­

hormonal en el proceso del apego que ocurre

traños, durante el desarrollo del trabajo de

en las primeras horas y en los primeros días

parto, e igualmente se ignora la importancia

después del alumbramiento.l En general, la

de parteras y de ayudantes femeninas. Du­

existencia de estas complejas neurohormonas

rante muchos años, nuestra práctica en Pithi­

confirma nuestra creencia en la intercone­

viers ha cuestionado la obstetricia moderna, a

xión de todos los aspectos de la vida sexual y

tal punto que, hasta la misma palabra "obste­

-ya que la secreción balanceada de hormo­

tricia", parece extranjera y totalmente inade­

nas es un asunto delicado, con alta respuesta

cuada para nosotros.

a condiciones externas- se presenta otro ar­

Nuestra clínica ha crecido. Ahora hay siete

gumento poderoso para mostrarse renuente

parteras. El número de nacimientos aquí se

a interferir en la fisiología del proceso del

ha quintuplicado durante los últimos veinte

parto.

años. Como todos los obstetras, aquí en

Permitiéndoles a las mujeres dar a luz a sus

Pithiviers siempre estamos acosados por el

niños, dejándolas. libres para trabajar como

omnipresente espectro del riesgo. Pero nues­

quisieran, Pithiviers asumió definitivamente

tras experiencias han mostrado claramente

su carácter muy particular. Por donde mirára­

que una actitud que "desmedicaliza" el alum­

mos, el trabajo de parto y el parto se habían

bramiento, devuelve dignidad y humanidad al

tornado "medicalizados", más tecnológicos,

proceso del nacimiento y reintegra el control

mientras que en nuestra clínica, estas situa­

a la mujer, es también la actitud más segura.

ciones eran simplemente asuntos de madre e

Nuestra política da resultados desde cualquier

hijo. En todas partes veíamos a los doctores

punto de vista, porque hemos advertído una

incrementar el uso de drogas y su interven­

marcada disminución en el riesgo, tanto para

ción artificial, mientras que en Pithiviers man­

la madre como para el niño; en efecto, nues­

teníamos nuestras intervenciones al mínimo

tros resultados se pueden comparar favora­

absoluto y considerábamos a las drogas, in­

blemente con los mejores del mundo. En un

necesarias y dañinas. La obstetricia actual to­

momento en que la mayoría de los países in­

davía está centrada en el rol del doctor y en

dustrializados no logra mantener las tasas de

su preocupación sobre cómo controlar y do­

mortalidad perinatal* por debajo del diez por

minar mejor el momento del parto. Esta acti­

mil, sin incrementar simultáneamente la tasa

tud ha dado como resultado la concentración

de intervenciones y de cesáreas (que a menu­

sistemática de los nacimientos normales en

do es tan alta como el veinte por ciento), en

entornos equipados con tecnología de avan­

Pithiviers, sin ningún ocultamiento, hemos

zada y vigilancia electrónica de rutina. La obstetricia moderna no sabe nada y le impor­ ta aún menos el hecho de que el trabajo de

'

Perinatal se refiere a los bebés de más de seis meses de gestación y antes de la edad de siete días.

MICHEL ODENT

-

37

obtenido las mismas bajas tasas de mortali­

cosas que nosotros, para las mujeres que de­

dad, con índice de cesáreas de sólo seis a sie­

sean reivindicar el alumbramiento, para los

Ésta es la más auténtica eviden­

padres y madres que quieren experimentar el

cia de que nuestra actitud, que transforma la

nacimiento como un hecho íntimo, para los

te por ciento.

experiencia del alumbramiento, es una alter­

clínicos que reciben con beneplácito un re­

nativa inteligente y segura.

planteo radical de su práctica, he aquí cómo

Para aquéllos que se preguntan las mismas

sucede el alumbramiento en Pithiviers.

EL NACIMIENTO RENACIDO 38 -

J

Una madre de Inglaterra Después de dos nacim ientos normales durante los cuales, a pesar de todo, sufrí todas fas intervenciones comunes de la obs­ tetricia convencional, había decidido que mi tercer alumbramiento tenía que ser di­ feren te. Si todo iba bien, estaba preparada para encontrar una partera e insistir en te­ ner el bebé en casa. Pero durante una revi­ sación, me fue confirmado a /as treinta y cuatro semanas, que el bebé venía con pre­ sentación pelviana y no había miras de que se pudiera dar vuelta. En el hospital local, el doctor sugirió que se decidiera una fecha para que se me indujera el parto y dijo que se podía usar una peridural y los fórceps. Si eso no funcionaba, comprendí que /as cesáreas eran bastante normales para los nacimien tos de ese tipo, ante la presunción de dificultades. La vieja depresión volvió. Yo había desea­ do desesperadamente que el nacimiento de este bebé fuera natural y todos /os hospita­ les posibles eran parecidos a los de mi últi­ ma experiencia, en la que había sentido que el bebé me había sido quitado. En esa ocasión, mien tras me estaban su turando, yo le pregunté al doctor: "¿Por qué durante el alumbramiento somos menos eficien tes que los animales? Ya sentía que me habían arruinado el alumbramiento y estaba preo­ cupada por la can tidad de "in tervención de rutina" en lo que yo había considerado que era un hecho fisiológico normal. Su res­ puesta fue: "Es completamente diferente para los animales". Implicaba que las mu­ jeres no eran eficientes durante el alumbra­ miento. Yo había visto a este doctor duran­ te visitas prenatales y parecía haber com-

prendido mis deseos para el alumbramien­ to. A pesar de esto, había arreglado mi tra­ bajo de parto para su propia conveniencia y mi sistema nervioso quedó muy alterado, durante muchos meses. Tuve una depresión postparto y yo sabía que el origen no era simplemente hormonal. Me sentí enorme­ mente defraudada. Ahora, una vez más, mis esperanzas para tener una experiencia mejor parecían completamente perdidas. Para mí, éste iba a ser otro bebé de fábrica. Había oído hablar de Pithiviers; yo sabía que había m ujeres que viajaban allí desde otros países. Sin embargo, difícilmente po­ día tenerse en cuenta como una posibili­ dad real para mí; estaba embarazada de treinta y siete semanas. Sin embargo, lla­ mé al Doctor Odent algunos días después, cuando había decidido que me iba a arre­ pentir para siempre si no tomaba fuerzas y hacía un esfuerzo por i r a Pithi viers. Le pregunté si podía ir. El me dijo: "¿Por qué no?" Cuando le dije que el bebé venía de nalgas, él respondió: "No importa". Inme­ diatamente me sentí confiada y con m ucha energía, ante la perspectiva del viaje. Tanto mi esposo como yo sabíamos muy bien que el tiempo sería muy corto, en ca­ so de emergencia. Además, existía la inevi­ table reaparición de m i depresión; antes de que me decidiera a ir a Pithiviers, ya había empezado otra vez. Yo sabía que no podría volver a vivir la depresión que había expe­ rimentado después de m i última i n terna­ ción y, al mismo tiempo, pretender funcio­ nar bien como esposa y madre para tres ni­ ños pequeños. Durante m i última visita prenatal a In­ glaterra, yo estaba casi desesperada cuan­ do la enfermera me explicaba con la ayuda

MICHEL ODE.NT 39 -

de una muñeca, cómo nacían los bebés que venían en la posición en la que estaba el m ío. Me oía a mí misma protestando como nunca antes en mis tres embarazos. Le dije a mi doctor: si usted me manda a ese hos­ pital otra vez, eso ua a term inar conmigo. La enfermera me hizo sentir avergonzada exclam a ndo: "¡SI ese bebé la oyera ha­ blar!" Inmediatamente me di cuenta de que ya había rechazado "el sistema" por primera vez en mi vida. Ya no me importa­ ba lo que pensaran si yo hacía alguna his­ toria. Previamente había sido muy educada y colaboradora con todo el personal médi­ co, pero esto nó me había llevado a ningu­ na parte; de hecho, mis hijos habían nacido gracias a mi esfuerzo y probablemente ésta

fuera mi última oportunidad para tomar lo que la vida tenía para ofrecerme. Por una vez tenía que asumir mis propias responsa­ bilidades, y en Pithiviers me ofrecían una alternativa que me atraía. Incluso la distan­ cia me atraía. Sentía una especie de nostal­ gia animal por escapar de todo, tener pri­ vacidad y encontrar u n lugar especial don­ de dar a luz. Tenía que llegar a Pithiviers antes de que los trabajos de parto comen­ zaran. Este bebé iba a ser mío y mío sin riesgos. Le dije a mi doctor: "Las cosas es­ tán cambiando, ¿no es cierto?" "Sí", res­ pondió, "pero esto sucede en un país ex­ tranjero ". Mi esposo le informó más tarde que ahí era exactamente donde nosotros íbamos a ir.

EL NACIMIENTO RENACIDO - 40

ANTES Cada mujer embarazada llega a nosotros

mujeres que hacen ejercicio con regularidad,

con una historia personal única, una familia y

están mejor preparadas para el trabajo que

una cultura que influyen mucho en su trabajo

aquéllas que llevan vidas sedentarias. Una

de parto. En algunas sociedades, éste parece

mamá embarazada que no tiene ninguna se­ ñal de estrés, desde luego que también va a

ser más fácil que en otras. En algunas fami­ lias, también hay virtualmente una tradición·

acercarse al trabajo de parto en mejores con­

de nacimiento fácil. Durante el alumbramien­

diciones.

to, una mujer trae consigo la experiencia de

Por supuesto, no se pueden borrar milagro­

toda su vida, remontándose hasta su propia

samente las preconcepciones y las experien­ cias pasadas de una mujer, pero puede crearse

infancia y nacimiento. Nos interesa saber qué es lo que cada mujer sabe sobre su propio

una atmósfera que va a alentar a las mujeres y

nacimiento, porque a menudo hay una cone­

sus compañeros a vivir el alumbramiento de

xión entre cómo fue su nacimiento y cómo

forma diferente. Es especialmente importante

ella misma va a traer a su hijo al mundo. Si

que ellas se sientan como en casa, en nuestra

por ejemplo, una mujer nos dice que su ma­

unidad. Las mujeres dan a luz mucho más

dre estaba anestesiada y que ella nació con

confortablemente si están rodeadas por caras

fórceps en un gran hospital parisino, tene­ mos razones para pensar que su propio tra­

familiares, en un ambiente familiar, como bien

bajo va a ser difícil. Si, por el contrario, cuen­

en casa. En casa, por supuesto, no sólo las paredes y el mobiliario son familiares, sino

ta que nació simplemente, en casa, probable­

lo saben aquéllas que eligen tener sus bebés

mente va a tener un trabajo más fáci l . Ade­

también los ruidos, los olores y los colores. Sin

más, los hábitos cotidianos de una mujer tie­

embargo, ya que lo más común en estos días

nen tanta influencia como sus actitudes men­

son los alumbramientos en hospital, nuestro

tales o su experiencia, para dar a luz. Las

propósito es hacer que el lugar del nacimiento

41

mujer embarazada, especialmente, necesita contacto con otras personas; la presencia de una comunidad que la apoya, la hace sentir

más feliz y más segura. En Pithiviers, hemos designado una gran sala como "lugar de reu­ nión", justamente para este propósito. Aquí todo el mundo se encuentra para charlar, pa­ ra asistir a clases o discutir temas. Dejamos este cuarto en un confortable desorden, a propósito. La atmósfera informal tranquiliza a la gente. Los jueves por la noche, ofrecemos una presentación de Pithiviers. Esta reunión suele ser el primer contacto que la mujer o la pare­ ja tiene con nuestra clínica. De vez en cuan­ do, gente que no ha planeado dar a luz aquí, también viene en busca de información para que se le ayude a tratar un nacimiento no convencional, en alguna otra parte. Empeza­ se parezca Jo más posible a una casa. Para

mos con un recorrido del Jugar. Después de

que las futuras madres se sientan cómodas, les

visitar una sala de partos convencional, con

mostramos la unidad y les presentamos a las parteras y asistentes que estarán presentes du­

sus paredes blancas, luces brillantes, misterio­ sas máquinas electrónicas y una mesa de par­

rante el alumbramiento. Además, las invita­

tos con barras y estribos*, vamos directamen­

mos a regresar cada vez que quieran, y hemos

te a nuestra "salle sauvage", en donde nacen

proyectado una serie completa de reuniones

casi todos los bebés en Pithiviers. 8 contraste

semanales, para que se interesen en venir.

entre las dos salas es muy grande. En la "sala

Algunas mujeres tienen necesidad de volver

primitiva", las paredes están pintadas con co­

a menudo, casi cada día. Otras acuden por primera vez el mismo día del nacimiento. Es­

lores cálidos, las cortinas son color crema y el suelo es color anaranjado. Las luces pueden

tas mujeres, que parecen estar muy calmas

ser bajadas fácilmente. Tenemos mucho cui­

con respecto al trabajo de parto, tienden a es­

dado en crear una atmósfera especial en este

tar sólidamente enraizadas en sus propias co­ munidades y, en consecuencia, sienten menos necesidad de participar en las reuniones del



La única razón por la cual nosotros aún tenemos salas de par­ tos convencionales, es que formamos parte de un hospital es­ tatal

y

estamos obligados a contar con un equipo estándar.

A

hospital, antes del alumbramiento, que mu­

pesar de que a veces usamos la mesa para suturar algunos

chas de las otras futuras madres más aisladas.

desgarramientos, nunca es utilizada para el alumbramiento. Si

En estos días en que la gente ya no se habla en el mercado o en la calle, el aislamiento se ha vuelto una fuente general de ansiedad. La

la

sala de

partos alternativa está ocupada, siempre es posible,

incluso en una sala

de partos convencional, cerrar las cortinas, y rápida­

poner una sábana en el suelo, introducir más calor mente crear la atmósfera requerida.

EL NACIMIENTO RENACIDO 42 -

En la sala de encuentros

MICHEL ODENT 43 -

cuarto, ya que el proceso del alumbramiento,

En un cuarto vecino, la atmósfera es com­

como las experiencias sexuales, son suma­

pletamente diferente, aunque también simple.

mente influidas por el entorno: por la luz, los

Los azules predominan. Las paredes pintadas

colores, los muebles. Además, hemos sacado

de color aguamarina evocan las olas en el

todo mueble que sugiera tomar una posición

océano. Cortinas azul marino y grandes plan­

particular. Cuando el alumbramiento sucede

tas verdes se suman al sentimiento de sereni­

en casa, lo que suele haber es un cuarto con una cama, que sugiere fuertemente una posi­ ción reclinada para la labor; en el hospital, la

dad. En el medio del cuarto hay una pileta cir­ cular, color azul cielo, hecha a medida para nuestras necesidades. Hemos descubierto que

mesa horizontal no le da a la madre otra al­

reposar en aguas tibias, ayuda a las mujeres,

ternativa más que la de acostarse sobre ella.

durante el trabajo, para relajarse y sentir me­

En nuestra sala de alumbramiento, tenemos

nos dolor. Las mujeres pueden sumergirse en

una plataforma grande, baja, cuadrada y con

ella, sin temor.

almohadones, donde la gente puede moverse

Después de esta rápida recorrida, hay un

libremente. Sin desentonar con la vista gene­

período general de preguntas y respuestas,

ral del cuarto, hay una silla de madera, para

donde se discuten cuestiones prácticas, médi­

partos, realizada por un carpintero cuyo bebé

cas y administrativas. Siempre aclaro con

nació en Pithiviers. También hay un aparato

exactitud lo que hacemos en Pithiviers para ayudar a las mujeres en trabajo de parto y a

de estéreo, una colección de discos y, cerca, un refrigerador con agua, jugos de fruta y va­ sos.

sus nuevos bebés. La gente que viene a estas reuniones comprende con rapidez que no te-

EL NACIMIENTO RENACIDO 44 -

nemos casi nada que enseñarles en el sentido convencional de la "preparación para el par­

respira en forma diferente mientras camina,

to" , y que rechazamos por completo sus as­

mientras está de rodillas, mientras está sentada

mientras está parada, mientras está acuclillada,

pectos prescriptivos. Sobre todo, no enseña­

o acostada o apoyada en algo o flotando en el

mos una posición de parto "correcta". En

agua. Nuestra actitud está directamente en

oposición a la imagen tan profundamente

conflicto con cualquier psicoprofilaxis conven­

grabada en nuestras mentes, de que todas las

cional, como el método Lamaze, que entrena

mujeres deben acostarse durante el trabajo de parto (en francés, el verbo para "trabajo de

a las mujeres a controlar su respiración, sus pensamientos y la expresión de sus emocio­

parto" y para "dar a luz", accoucher, en reali­

nes. En Pithiviers, explico, hacemos exacta­ mente lo contrario. En el día del nacimiento, alentamos a. las mujeres que están en trabajo

dad, quiere decir "estar acostada"), subraya­ mos la libertad de la futura madre de moverse como quiera. Lo que sí hacemos es explicar

de parto para que se rindan a la experiencia,

algunos de los inconvenientes fisiológicos de

para que pierdan el control, olviden todo lo

estar acostadas para dar a luz y aseguramos a

que han aprendido, todas las imágenes cultura­

las mujeres que las mejores posiciones para

les, todos los modelos de comportamiento.

ellas son las que encuentran ellas mismas.

Cuanto menos recuerde una mujer lo que ha

Tampoco les enseñamos técnicas de respira­

aprendido sobre el "buen" método de tener un

ción. Es imposible prescribir un método de

bebé, más fácil será para ella.

respiración para el trabajo de parto sin indicar

También describo un fenómeno típico de

una posición particular para dar a luz; la gente

los últimos momentos antes del alumbramien-

MICHEL ODENT 45 -

to: la mujer que entra en la parte final de las

jueves a otro. Algunas veces, las preguntas se

contracciones, a menudo siente la necesidad

centralizan en el amamantamiento o en el

de pararse, para flexionar sus rodillas, mien­ tras se cuelga del cuello de su compañero. En

uso y la eficacia de los exámenes de ultraso­ nido o en la importancia de una dieta adecua­

preparación para este momento, sí que tene­

da. La nutrición se está volviendo un tema

mos algo para enseñar, pero no a la madre.

más frecuente en nuestras reuniones de los

Podemos enseñar a su compañero, cómo sos­

jueves, con mucha razón; la naturaleza crucial

tener a su mujer durante sus últimas contrac­ ciones, por las axilas, sin contraer un dolor de

de los hábitos dietéticos ha sido subestimada

espaldas. El padre del bebé, generalmente, es­

pocas veces se enfocan en el dolor. Claro, se

tá muy interesado con la perspectiva de seme­

habla sobre el dolor del alumbramiento, pero

en el pasado. Curiosamente, las discusiones

jante participación activa, como también lo

siempre enfatizamos que el dolor varía de

están otros posibles ayudantes.

mujer a mujer y que la calidad misma del do­

Las conversaciones difieren mucho de un

lor cambia considerablemente cua ndo una

El grupo de canto

EL NACIMIENTO RENACIDO - 46

.J

mujer no tiene que estar acostada sobre su

ne un cambio de frecuencia mucho mayor

espalda sino que puede caminar o relajarse

que el de la voz que habla.

en una pileta con agua tibia. Más aún, la acti­

Sin embargo, con el transcurrir del tiem­

tud de una mujer con respecto al dolor cam­

po, nos dimos cuenta de que el grupo de

bia, a medida que se vuelve más confiada en

canto tenía otros beneficios más inmediatos. Por un lado, el canto provee un modo simple

su propia habilidad para conducirse ella mis­ ma, a través del trabajo de parto. Insisto mucho en que la gente venga a las

para que las mujeres ejerciten los músculos

. reuniones de los jueves, solamente una vez.

espirar, lo cual también les enseña a relajarse

del diafragma y aprendan a concentrarse en

Primero, ésta es la única manera de que los

durante el trabajo de parto. El canto también

grupos sean chicos; segundo, evita que las

ayuda a las mujeres a sentirse cómodas, de­

reuniones empiecen a parecerse a clases.

sinhibidas y expansivas para experimentar y

Aparte de estas restricciones, las mujeres y

dejar escapar toda una gama de emociones.

las parejas son invitadas para volver a la uni­ dad de maternidad cuando quieran.

las parejas, más oportunidades para encon­

Los viernes están dedicados a conversación

trar a madres recientes, muchas de las cuales

El grupo de canto da a las futuras madres y a

informal. No hay moderador y no hay un

siguen viniendo a cantar con los bebés en sus

programa establecido. Se ponen jugos de fru­

brazos. Otros miembros de la familia pueden

tas y pastelitos en una mesa, en el medio del cuarto. Es como una pequeña fiesta. La gen­ te camina y habla libremente. Madres con sus bebitos en brazos encuentran a futuras ma­

ver así el lugar del nacimiento: los niños son invitados a cantar con nosotros y a veces también vienen los abuelos. La calidez de es­ tos encuentros es muy difícil de describir. To­

dres, encuentros siempre fructíferos. Una vez

do el mundo canta: las parteras cantan y

más, haciendo esto, estamos muy lejos de

también yo lo hago. Cuando todos cantamos

ejercer un modo de enseñanza, pero sin em­

juntos, la separación usual entre "paciente" y

bargo muchísima información es intercambia­

profesional se disuelve y una nueva relación

da en estas reuniones y hay muchas cosas que son aprendidas mientras la gente habla y

emerge.

cuenta las experiencias físicas y emocionales

Louise Aucher anima el grupo de canto con

de sus alumbramientos. Los martes nos reunimos alrededor del pia­

su cálida y original personalidad. Marie-Loui­

no y cantamos juntos. Los cantos comenza­

de su vida para ayudar a la gente, enseñándo­

ron cuando nos empezamos a interesar en la cuestión de lo que el bebé puede percibir in

utero. Sospechamos que el feto desarrolla un sentido vibratorio difuso, mucho antes de que aparezca el mecanismo especializado del oí­ do. Quizás mucho antes, el feto podría perci­ bir sonidos vibratorios, particularmente aqué­ llos de la voz de la madre que canta, pues tie-

Una mujer extraordinaria, llamada Marie­

se, cantante profesional, ha dedicado mucho le a cantar. Mientras .que la terapia musical convencional considera a los individuos sola­ mente como escuchas, Marie-Louise los con­ cibe como hacedores de música. (Ha trabaja­ do con niños y adultos, con pacientes menta­ les y con quienes padecen el síndrome de Down). En la actualidad, se dedica apasiona­ damente a cantar con mujeres embarazadas.

MICHEL ODE:I'IT - 47

La primera vez que oí hablar de Marie-Louise fue a través de amigos comunes, en 1976.

para el sentido kinestético del feto, que es una fuente del buen equilibrio para después.

Como nosotros, ella estaba n i teresada en ex­

Pero, por sobre todo, es un placer cantar y

plorar los efectos del sonido, particularmente

bailar. Y el placer jamás debe ser subestima­

de la voz de la madre, en el feto. Un día vino

do; no puede sino exaltar el embarazo.

a visitar Pithiviers y le pregunté si no querría

Los miércoles, un joven pediatra viene re­

concurrir regularmente. Compramos un pia­

gularmente a Pithiviers para discutir el cuida­

no e invitamos a las mujeres embarazadas a venir y cantar con ella. Desde entonces, el

do postnatal del bebé. Este encuentro abierto provee otra oportunidad para que toda la fa­

grupo de canto ha sido una de las alegrías de

milía pueda conocer la clínica y para que

Pithiviers. Marie-Louise nos recuerda cons­

otras mujeres embarazadas puedan estar cer­

tantemente que no sólo percibimos vibracio­

ca de madres experimentadas.

nes con nuestros oídos, sino con todo nues­

Nuestro grupo de "Yoga y Maternidad", los

tro cuerpo. Ella sabe cómo lograr los diferen­ tes estados de ánimo en todos nosotros. Al­ gunos días se arregla para crear una especie

jueves por la tarde, es guiado por una joven mujer llamada Ghanda, experimentada maes­ tra de yoga, que tuvo su bebé aquí, en 1975.

de calma quieta; otros, una explosión de ale­

Ghanda sintió que sus conocimientos de yoga

gre excitación. Mayor que los otros miem­

la habían ayudado durante su trabajo de parto

bros de nuestro equipo, algunas veces toma

y que podía ser útil para otras mujeres que

el rol de abuela. Cuando ella está con noso­

iban a dar a luz. Se ofreció a dar clases de yo­

tros, realmente nos sentimos parte de una

ga en la clínica y yo la alenté para que así lo

comunidad.

hiciera. El grupo de yoga es un éxito y conti­

A menudo, el grupo de canto termina bai­

núa hasta ahora. Este grupo está totalmente

lando, ya sea danzas folklóricas tradicionales

de acuerdo con nuestra filosofía de ayudar a

o bailes como el vals. El movimiento involu­

las mujeres a descubrir aquellos recursos que

crado en la danza puede ser muy benéfico

serán muy útiles para ellas durante el trabajo de parto y durante el alumbramiento y que harán la intervención médica muy innecesa­ ria. 8 yoga puede ayudar a las mujeres a sen­ tirse menos inhibidas y a usar sus cuerpos de muchas maneras nuevas. Por ejemplo, a tra­ vés del yoga, muchas mujeres vuelven a des­ cubrir la posición de cuclillas que cada niño conoce tan bien y que es especialmente bené­ fica para las mujeres, durante el trabajo de parto. Por otra parte, el aumento de secrecio­ nes hormonales durante el embarazo, le da a la mujer una flexibilidad física muy superior y permite que estos ejercicios sean más fáciles de hacer.

EL NACIMIENTO RENACIDO 48 -

Además, nosotros alentamos a las mujeres que tienen intención de dar a luz en nuestra clínica, a que participen en varias actividades al aire libre. La natación es altamente reco­ mendada. En muchas ciudades de Francia, las piscinas públicas tienen horarios especia­ les reservados para mujeres embarazadas.

Durante este tiempo, la temperatura del agua generalmente se eleva hasta 30° e y, a ve­ ces, i.ma partera y una nadadora experimen­ tada guían a las mujeres para que realicen va­ rios ejercicios de relajación. Denis Brousse, instructora de natación de Montpellier, tiene algunas ideas interesantes para ofrecer a las mujeres embarazadas. Piensa que la gente que nunca aprendió a nadar a menudo es la que se encuentra más a gusto debajo del agua, pürque aún no ha experimentado el te­ ner que luchar contra la sensación de estar sumergida. Denis alienta a las mujeres para que lleven a cabo estos aprendizajes: dejarse ir, caer pasivamente en el agua, sumergirse completamente, hacer sonidos al mismo tiempo que exhalan y tocar el fondo de la pi­ leta. Estas mujeres pueden vencer el pánico que las lleva ·a emerger a la superficie rápida­ mente y experimentan un sentimiento de fuerza y bienestar. Es un excelente ejercicio para combatir la ansiedad.

MICHEL ODENT 49 -

Queridísimo papá: Hay u na reu n ión semanal que no me querría perder por nada del m undo. Anoto las fechas muy cuidadosamente y aun sin consultar mi calendario, nunca he faltado a ninguna. ¿Y adónde voy? A cantar a la Clínica de Maternidad. Nuestra querida abuela, Marie-Louise, siempre está ahí, fiel a su trabajo o más bien, a su piano. Cuan­ do nos habla, una de las voces más agrada­ bles que haya oído jamás llena el cuarto. Todos escuchamos muy atentamente, sabo­ reando cada palabra como si fuera una ex­ quisitez. Estamos encantados, cautivados. Cuando se sienta al piano, las notas caen como perlas y su voz resuena cantando pa­ ra todos los bebés que aún no han nacido y para las madres que los llevan dentro. Con la simplicidad de una verdadera artista, ¡lo­ gra llevarnos a todos a la Opera! Cuando can tamos "La flute et la belle e­ a u ", n i siquiera nos damos cuenta de cuán alto llegamos, hasta que nos encontramos en las n ubes, cantando un si bemol. ¿Có­ mo pudimos ir tan arriba y luego bajar; sin herirnos? De repente, Marie-Louise se pone a hablar con uno de los pequeños. Siempre tiene una palabra amorosa, un pensamien­ to dulce para los niños, para todas las vo­ ces frescas que están listas para cantar. A­ justa sus anteojos sobre la nariz y ya esta­ mos otra vez en marcha hacia las esferas celestiales de las canciones de cuna. Co­ menzamos a cantar A-rro-rró m i niño, Ase­ rrín, aserrán y se reú nen todos para el gran baile con La Pájara Pinta. Sonriendo aún, pasa a temas más serios: amor verda­ dero, amor triste, el mundo de los adultos. Marineros abordan barcos para los países

de sus sueños y no serán olvidados. Habla­ mos del amor y el pájaro azul de la felici­ dad canta por un momento en nuestras vi­ das. Abruptamen te, Marie-Louise acelera el ritmo. Las melodías van más y más rápi­ do. Nosotros nos apuramos tratando de se­ guir el paso acelerado, pero ¿adónde va­ mos?, nadie lo sabe. ¡Ufff! ¡Se necesita una profunda respiración después de semejan te canción! Marie-Louise se levanta. Sus ojos juguetones brillan detrás de sus an teojos. Estamos todos rodeados de calidez, por su sonrisa y su espíritu brillante, la poesía de la niñez, la felicidad de vivir con sus pala­ bras y su música. Imprevistamente, nos es­ tá pidiendo que bailemos, que corramos las sillas, que flotemos libremente con las me­ lodías de su guitarra y, de repente, nos en­ contramos todos bailando. Un día, Marie-Louise estaba de mejor hu­ mor que de costumbre. Yo, curiosa, le pre­ gunté por qué. Su respuesta fué simple: "Acabo de venir de los tribunales. Mi veci­ no me ha tapado todas las cañerías y la si­ tuación es tan ridícula ¡que me ha puesto de un humor maravilloso!" Bueno, yo veía lo que ella quería deci r. Cuando uno can ta, la vida canta y nada puede detener la co­ rriente de burbujas de alegría dentro de uno. Marie-Louise es tan joven que es imposi­ ble creer lo vieja que realmente es. Ha vis­ to florecer setenta y dos primaueras, pero su corazón es eternamente joven. ¡Cómo te gustaría Marie-Louise, papá, tú que eres violinista y conquistador! Tu hija que te quiere.

EL NACIMIENTO RENACIDO - 50

A pesar de que las actividades diarias de una mujer juegan un rol importante en su prepara­ ción para el nacimiento, el cuidado médico prenatal tiene una importante influencia en el progreso del trabajo de parto y del alumbra­ miento. Actualmente, en Francia, los exáme­ nes prenatales son obligatorios durante el ter­ cero, el sexto, el octavo y el noveno mes. Al­ gunos doctores y algunas mujeres encuentran necesario o útil concertar revisaciones adicio­ nales. De cualquier manera, es el estilo y no el número de exámenes prenatales lo que deter­ mina la naturaleza de su influencia. Demasiado a menudo esas consultas tratan el embarazo como si fuera una enfermedad. El curso rutinario de estas sesiones frecuente­ mente provoca más problemas que los que re­ suelve. Para empezar, la visita prenatal trae generalmente a la luz algún elemento de preo­ cupación potencial sobre el cual, sin duda, el doctor enfocará su atención: el cérvix es de­ masiado corto, demasiado suave o está medio abierto; el bebé es demasiado grande o dema­ siado pequeño para su edad de gestación; la madre ha ganado mucho peso o no lo bastan­ te; su presión arterial es demasiado alta o de­ masiado baja; la forma o el tamaño de su pel­ vis no es favorable, etc., etc. En general, se si­ gue con un examen de ultrasonido, dando al doctor más probabilidades de descubrir algún detalle preocupante sobre la posición de la placenta o el tamaño y forma del feto. Fmal­ mente, hay tantos análisis de sangre y orina que el resultado de por lo menos uno de ellos es probable que caiga fuera del nivel "nor­ mal". Una consulta de este tipo, por lo común termina con que el doctor prescribe alguna medicación, y a veces, incluso guardar cama. Hay un segundo tipo de consulta que pue­ de ser llamada neutra y que a menudo desha­ ce los efectos del primer tipo. En Pithiviers, preferimos las consultas del segundo tipo. La

revisación puede ser muy breve; un doctor avezado necesita muy poco tiempo para cap­ tar las cosas esenciales. El primer paso es buscar las anomalías que requerirían acción inmediata. Sin embargo, en muy pocos casos es útil o ni siquiera posible actuar luego de un diagnóstico problemático. Las infecciones uri­ narias pueden ser tratadas y se aconseja la in­ ternación cuando las proteínas se depositan en la orina, cuando hay una fuerte subida de presión inesperada, cuando un edema indica un diagnóstico positivo de una preeclampsia (un estado de toxemia y causa importante de fatalidad en mujeres embarazadas). También sugerimos que una mujer que está trabajando en un lugar muy cansador y a disgusto, se to­ me vacaciones si puede lograr recibir los be­ neficios durante su ausencia. Sólo solicitamos los análisis de orina y san­ gre más rudimentarios y raramente usamos exámenes de ultrasonido. Esto sorprende tan­ to a los doctores como a las futuras madres, porque el uso del ultrasonido ya se ha welto rutina en la mayoría de las clínicas y de los hospitales. La gente parece adjudicarle cuali­ dades casi mágicas a estos exámenes, creyen­ do que van a resolver toda clase de posibles problemas. Por supuesto que un examen de ultrasonido puede proveer una gran cantidad de información para satisfacer la curiosidad de los padres y de los doctores. Pero al final, sin embargo, pocas veces nos da más n i for­ mación que el diagnóstico de un doctor bien avezado. Aun si estos exámenes a veces nos dicen algo que no se hubiera podido descu­ brir por otros métodos, hemos descubierto •



En

Francia, una mujer puede dejar su trabajo

y

seguir reci­

biendo pago desde la sexta u octava semana antes del naci­ miento hasta diez semanas después de éste. Además, un doctor puede prescribir descanso en cualquier momento seguro nacional francés cubrirá la ausencia.

MJCHEL ODENT - 51

y

el

que raramente nos llevan a un cambio de procedimiento.

cos, lo cual vuelve mucho más problemático el hecho de abortar o no. En todo caso, debe­

Por ejemplo, supongamos que un examen de ultrasonido hecho con mucho anticipo muestre que la placenta está pegada al útero, demasiado abajo. Este descubrimiento puede causar gran ansiedad en la mujer, y sin embar­ go, el doctor está inhibido para hacer algo has­ ta el momento del nacimiento. Es más, no tie­ ne ningún sentido preocuparse por ello, ya que el lugar de la placenta se vuelve importante só­ lo al acercarse el fin del embarazo, cuando la mayoría de esas placentas tienden a separarse del cérvix, de todas maneras. Durante el traba­ jo de parto, es fácil para un doctor experimen­ tado chequear manualmente que la placenta no se encuentre en el camino. Si en verdad cubre por completo la apertura cervical, entonces se puede aconsejar una cesárea. Si la cubre sólo de manera parcial, el trabajo de parto puede continuar, teniendo siempre en cuenta la posi­ bilidad de una intervención, cuando la madre pierde demasiada sangre o el feto corre cual­ quier peligro, de cualquier modo. Otra cosa que suele suceder comúnmente

rla destacarse que muchos bebés con esa cla­ se de defectos están destinados a morir por

es que el ultrasonido revela un embarazo de mellizos con bastante anticipación. Sin em­ bargo, a veces sólo un feto continuará el de­ sarrollo. En vez de depender del resultado de este examen, lo único que uno necesita hacer es esperar pacientemente hasta el séptimo u

causas naturales In utero o después de algu­ nos dias de nacidos. Otra razón frecuente pa­ ra el uso del ultrasonido es confirmar la fecha precisa de la concepción, y por ende, la fecha de nacimiento. Incluso, cuando la futura ma­ dre ha tenido periodos irregulares, un obstetra experimentado puede casi siempre fijar la fe­ cha con la misma precisión, haciendo las pre­ guntas pertinentes y examinando a la mujer al principio del embarazo. En general, los exá­ menes de ultrasonido, aunque sean muy inte­ resantes, no son útiles desde el punto de vista práctico. En Pithiviers, por lo común, esos exámenes suplementarios se llevan a cabo cuando van a tener un efecto definitivo en las decisiones del doctor o de la mujer embaraza­ da. Esta regla general hace que queden muy pocas ocasiones para utilizarlos. Además de este principio de intervenir lo menos posible, hay otras razones para limitar el uso del ultrasonido. Es importante recordar que aún no hay modo de saber hasta qué pun­ to la exposición al ultrasonido -incluso duran­ te muy corto tiempo- puede afectar a la ma­ dre o al feto. A pesar de que muchos médicos y técnicos de ultrasonido creen que este proce­ dimiento no es dañino, se están llevando a ca­

octavo mes de embarazo, cuando el doctor

bo investigaciones en gran escala sobre los efectos genéticos del desarrollo fetal y condi­ ciones hematológicas y vasculares del sistema

trasonido puede detectar algunas anomalías, como anencefalía o espina bífida. Para que

inmune y muchos más. 2 Ya que estas investi­ gaciones acaban de empezar, es demasiado pronto para llegar a conclusiones definitivas. Lo único que puede hacerse es esperar a ver qué sucederá dentro de cuarenta años, cuando una o dos generaciones hayan sido literalmen­ te arrulladas in utero por ondas sonoras.

puede detectar mellizos, con facilidad, durante un examen externo profundo. A veces el ul­

este descubrimiento tenga valor práctico, sin embargo, debe ser hecho con bastante antici­ pación como para poder interrumpir el emba­ razo. El aparato de ultrasonido nunca puede estar 100% seguro de semejantes diagnósti-

EL NACIMIENTO RENACIDO 52 -

Otro examen prenatal controvertido es la amniocentesis. Consiste en usar el ultrasonido para determinar la posición del feto y luego in­ sertar una aguja a través de la pared abdominal de la madre para obtener una muestra del líqui­ do amniótico. De ahí se extraen células fetales que se ponen a crecer en un cultivo, hasta que sea posible determinar su composición cromo­ sómica. Usualmente, la amniocentesis se hace a las dieciséis semanas de gestación, más o menos, y los resultados están listos después de alrededor de tres semanas. Se ha vuelto nor­ mal para las mujeres de más de treinta y cinco años hacerse la amniocentesis, ya que cuanto mayor es la mujer, mayores son los riesgos de tener un bebé con el síndrome de Down. En Pithiviers, estamos abiertos a la amnio­ centesis. En algunos casos excepcionales, cuando hay enfermedad genética en la fami­ lia, la amniocentesis puede llegar a aliviar los temores de una mujer y ayudarla a sentirse más tranquila, pero en la mayoría de los ca­ sos, sin tener en cuenta la edad de la mujer, nunca la urgimos a hacerse ese test. Lo que si hacemos, es darle toda la información po­ sible, para que pueda calcular los riesgos in­ volucrados y decidir por si misma. Debe com­ prender que la amniocentesis es útil única­ mente si,. luego de obtener resultados anor­ males, ella considerara abortar. EJ procedi­ miento mismo implica un riesgo de aborto de un 0,5 a un 2%. Ciertos estudios también su­ gieren mayor incidencia de dificultades respi­ ratorias para el recién nacido y una correla­ ción con mayor tasa de malformaciones orto­ pédicas, si la madre ha tenido una amniocen­ tesis en el segundo trimestre. También la alentamos a interpretar las estadísticas dentro de un cuadro positivo. Por ejemplo, en vez de decir que una mujer en 109, de más de cuarenta años, corre el riesgo de tener un be­ bé con el síndrome de Down, ¿por qué no

considerar que semejantes mujeres tienen 99% de posibilidades de tener un bebé gené­ ticamente sano? Nuestra meta es informar, nunca alarmar. Como resultado, muchas mu­ jeres, en Pithiviers, renuncian a hacerse el test de la amniocentesis. 3 Desde la publicación americana de este libro se ha presentado un nuevo test para re­ conocer anormalidades genéticas antes de las doce semanas. Es la biopsia coriónica. EJ ries­ go de aborto relacionado con este nuevo test no ha sido todavia evaluado adecuadamente. Y, por último, nuestro modo de tratar el riesgo del nacimiento prematuro no está para nada conforme con las doctrinas populares de varios años atrás. Una verdadera obsesión por los bebés prematuros ha hecho que mu­ chos doctores adoptaran una actitud preventi­ va agresiva. En muchos paises, el reposo en cama es comúnmente prescripto para evitar el trabajo de parto prematuro, y sin embargo, ningún estudio ha podido demostrar que el confinamiento en cama haya tenido semejan­ te efecto. Por eso, nosotros somos muy es­ cépticos con respecto a lo efectivo de seme­ jante prescripción. Esta política en contra de guardar cama también está motivada por nuestra preocupación de que, una inmoviliza­ ción prolongada, puede llevar a una privación fetal sensorial, limitando el ingreso al ór-gano vestibular -la parte interior del oído- que procesa información sobre la posición del cuerpo y eventualmente asegura el equilibrio apropiado. Además, el órgano vestibular, probablemente afecta la orientación del feto in u tero; las deficiencias en su función pue­ den dar como resultado presentaciones pélvi­ cas o de hombro. Desde nuestro punto de vista, la frecuente prescripción de guardar ca­ ma puede ser vista como otro ejemplo de in­ trusión de la obstetricia en el proceso del na­ cimiento. A las mujeres se les dice no sólo

MICHEL ODENf 53 -

que se acuesten durante el alumbramiento si­ no también durante todo el embaraw. En la misma línea, también cuestionamos la

sionalmente. Como les digo a las mujeres embarazadas: no es el cervix el que determi­ na cuándo comienza realmente el trabajo de

práctica de prescribir drogas que inhiben las contracciones uterinas, para prevenir el alum­ bramiento prematuro. Primeramente, estas drogas -q_ue las mujeres llegan a tomar du­

parto, sino el mismo bebé. La mayoría de los países europeos tienen ahora una tasa de bebés prematuros del 6 al

rante días, semanas o incluso meses- tienen intensos efectos contrarios: palpitaciones, ma­ reos y un malestar general. Si una mujer viene a nosotros preocupada porque siente contrac­ ciones uterinas, primero establecemos si es que no está empezando el trabajo de parto. Después aclaramos que el útero es un músculo y no un recipiente inerte; las contracciones ejercitan y fortifican los músculos uterinos y pueden proveer estímulos que el bebé necesi­ ta. Si la mujer se queja de que estas contrac­ ciones son dolorosas, un baño caliente puede aliviar ese malestar. Segundo, tememos que estas drogas puedan inhibir el despertar del de­ sarrollo adecuado de las funciones sensoriales fetales. Nos preocupa particularmente la afir­ mación de algunos médicos, que pueden de­ terminar si un niño ha sido o no gestado bajo la influencia de esas drogas, por la sensibilidad de su piel, después del nacimiento. Finalmente, es poco usual para nosotros hacer un cerclaje. El cerclaje consiste en ce­ rrar el cérvix con puntos, lo que suele hacer­ se hacia el tercer mes de embarazo. Más co­ mún eri Francia que en los Estados Unidos o Inglaterra, el cerclaje es indicado para reme­ diar un cérvix que se abre prematuramente.

El diagnóstico de "incompetencia cervical" es, sin embargo, muy subjetivo. Además, el trabajo prematuro está raramente relaciona­ do con la condición del cérvix. En hospitales donde el cerclaje es común, la tasa de bebés prematuros no es significativamente más baja que en otros lugares donde esto se hace oca-

7%, lo que constituye una leve disminución con respecto a los años precedentes. Esta ten­ dencia de disminución de nacimientos prema­ turos, desde el año 1970, ha sido directamen­ te atribuida a la actitud médica agresiva, que incluye exámenes prenatales más frecuentes, tecnología de avanzada y la prescripción de nuevas drogas. Pero puede haber otras razo­ nes para esa merma. En nuestra clínica, don­ de las actitudes opuestas prevalecen, de los mil nacimientos antes del 3 1 de diciembre de 1973, el 4,9% fue de prematuros; de los mil nacimientos antes del 3 1 de diciembre de 1980, el 2,5% fue de prematuros.* La reciente y continuada disminución en nuestra ya baja tasa, puede explicarse por el hecho de que, durante la pasada década, las mujeres que vinieron a Pithiviers tenían ma­ yor solvencia económica, lo que quiere decir que tendían a estar en más saludables condi­ ciones físicas con menos probabilidades de empezar el parto prematuramente. Sin em­ bargo, la diferencia estadística entre nuestros números y el mundo en general es demasiado grande como para ser atribuida únicamente a este factor. Quizás una correlación alternativa podría establecerse entre nuestra baja tasa de nacimientos prematuros y nuestro estilo ge­ neral de cuidado prenatal. A veces no podemos evit�r pensar si las mujeres embarazadas no ganarían más vi­ niendo a cantar con nosotros, que yendo a otro examen prenatal. •

Para simplificar, llamamos "prematuros" a todos los bebés que nacen con un peso menor a 2,400 kilos.

EL NACIMIENTO RENACIDO 54 -

MICHEL ODENf 55 -

EL NACIMIENTO RENACIDO 56 -

NO PERTURBAR A LAS MUJERES DURANTE EL TRABAJO DE PARTO El proceso del nacimiento es un proceso in­ voluntario. Uno no puede ayudar a un proce­ so involuntario. El asunto está en no pertur­ barlo. La parturienta puede inhibirse por la

avanzado. Si la mujer se queda en la clínica durante toda la primera etapa del trabajo -la etapa en que el cérvix se está dilatando gra­

presencia de gente o por la actitud que ésta

dualmente- la asistimos, pero no de un mo­ do preconcebido; hemos aprendido por ex­

tenga.

periencia a no ser ni mecánicos ni dogmáti­

Una mujer en trabajo de parto llega a la clí­

cos. Cada mujer es diferente y, por supuesto,

nica. Su primer contacto con la partera es

cada trabajo será diferente. Nosotros acepta­

importante; la mirada amable, la sonrisa, las

mos eso. No planeamos estrategias especia­

palabras y los gestos de la partera tienen un

les, ni adoptamos reglas rígidas.

efecto benéfico en el trabajo de parto. Las

Esto no interfiere con una labor de equipo.

decisiones tomadas en este momento tam­

Habiendo trabajado juntos desde hace bas­

bién pueden ser muy significativas. Por ejem­

tante tiempo, a menudo podemos comunicar­

plo, una partera experimentada podrá deter­

nos con una simple mirada o un gesto. Tam­

minar la etapa precisa de trabajo en que se

poco quiere decir que no tenemos procedi­

encuentra la mujer. Si acaba de empezar, la

mientos generales; al contrario, algunos han

partera puede aconsejarle que espere antes

evolucionado naturalmente a lo largo de los

de venir a la clínica, quizás que haga una ca­

años, en armonía con nuestro interés por la

minata o incluso que vaya a su casa por un

flexibilidad, la innovación y la importancia

rato, si vive cerca. Si la mujer vuelve a un en­

central de la madre. Estas pautas generales se

t o r no familiar, es probable q u e cuando

aplican por igual a todas las mujeres sin tener

regrese a la clínica, el trabajo ya esté bien

en cuenta su pasado, tanto a una mujer que

•57

ha visitado la clínica regularmente como a

fortable. La mayoría se quita sus anteojos o

una que haya llegado a nosotros durante la

sus lentes de contacto, para concentrarse

etapa de trabajo activo. Estas pautas genera­

totalmente en su interior.

les se aplican a las mujeres que nosotros co­

A la mujer que está en trabajo de parto se

nocemos bien y a las mujeres que apenas he­ mos conocido; a las trabajadoras y a las inte­

la urge a confiar en lo que ella siente, a mo­ verse como le parezca, a tomar, de manera

lectuales; a las que viven en la ciudad o en el

espontánea, cualquier posición. Puede cami­

campo; a las francesas o a las extranjeras.

nar, sentarse, arrodillarse, apoyarse en al­ guien o en algo o también acostarse, si eso le

Para empezar, en Pithiviers, queremos des­ truir la imagen tan incrustada en la cultura

es cómodo. Cuando se les da esta libertad,

occidental, de una mujer embarazada, como

las mujeres raramente eligen la posición dor­

paciente. No alentamos a las mujeres que en­

sal o la de semisentada, por largos períodos

tran en el hospital a ponerse rápidamente su

de tiempo, porque simplemente no están có­

camisón e irse a la cama. La primera etapa del trabajo puede tener lugar en el cuarto, en

modas. Por la misma razón, evitan yacer so­ bre sus espaldas hacia el fin de su embarazo y

la gran sala de reuniones o en la sala de

prefieren, en cambio, enroscarse de costado.

alumbramiento. Durante este tiempo, algunas

Si una mujer en trabajo de parto está sobre

mujeres prefieren caminar por los corredores

sus espaldas y duda en moverse o cambiar de

o pasear por el jardín. En Pithiviers insistimos

posiciones, a veces sucumbimos a la tenta­

en que todo es posible.

ción de explicarle que para ella, esta posición

Mientras la primera etapa del trabajo prosi­ gue y las contracciones se vuelven más inten­

restringe el oxígeno transferido al bebé, por­ que interfiere con el flujo de sangre al útero,

sas, la madre siente necesidad de pasar a un

comprimiendo la aorta y la vena cava.

lugar más calmo, con luces más suaves. La

Por lo general, esta explicación es innecesa­

mujer, escuchando a su propio cuerpo, nece­

ria, ya que la mayoría de las mujeres, en las

sita concentrarse; puede encontrar las distrac­

primeras etapas del trabajo, instintivamente

ciohes externas como intrusas. Un ambiente

prefieren pararse, inclinándose hacia adelante,

sereno puede colaborar en gran medida con

apoyándose en un mueble o simplemente

la transición de una mujer a su propio mundo

afirmarse sobre manos y rodillas. • No es ca­

interno. Muchos mamíferos, después de todo, dan a luz en la oscuridad, quietos, en rincones

sual que tantas mujeres encuentren esta posi­

alejados. No es sorprendente, entonces, que

go tiempo; en efecto, reduce el dolor, especial­

los seres humanos también busquen semejan­

mente los dolores de espalda. Además, es una

tes lugares para trabajar y alumbrar. Nuestra

especie de envoltura física hacia el interior,

ción espontáneamente y la conserven por lar­

"salle sauvage" está diseñada para llenar este requisito. Idealmente, todo estímulo sensorial tendría que ser reducido. En algunos casos, una música suave realza el sentimiento de cal­

ma y quietud. El cuarto es lo suficientemente cálido como para que la mujer se sienta con-



Cuando la mujer está en cuatro "patas", generalmente hay una

pierna que está más alta o un lado que está más adelante

que el otro. Puesto que la cabeza del bebé tiene que hacer una espiral en la pelvis, el nacimiento es, por naturaleza, un fenó­ meno asimétrico. Ésta es otra de las razones por las cuales la posición de yacer en una posición simétrica es inaproplada.

EL NACIMIENTO RENACIDO 58 -

Mujer en trabajo, paseando con amigos

que le facilita ignorar distracciones externas.

Las parteras se encargan de las cosas fun­

(Esta postura se parece a la que se adopta pa­

damentales; se aseguran de que el cuarto esté

ra orar; en sí misma, es una transición a un di­

cálido, oscuro y tranquilo y que cada mujer se

ferente estado de conciencia). Arrodillarse

sienta libre de cambiar las posiciones como

también parece jugar un rol importante desde

quiera. Ofrecen agua, jugos de fruta, miel y

el punto de vista mecánico. En

caso de pre­

azúcar, que proveen a las mujeres con los lí­

sentaciones pelvianas, que a menudo causan los trabajos más largos y difíciles, facilita la ro­

quidos y calorías que necesitan para poder hacer el arduo trabajo del alumbramiento. Es

tación de la cabeza del bebé en la pelvis. Co­

bastante fácil enseñar a otros cómo seguir es­

mo la parte más pesada del cuerpo del niño es

tos pasos de nuestra rutina. Pero ayudar a

su espalda, el bebé tratará de rotar hacia el

una mujer en trabajo involucra mucho más

frente del útero, cuando la mujer está en cua­ tro "patas". Resumiendo, el caminar, arrodi­

que estas simples tareas. Incluye empatía, in­ tuición e inspiración; es un arte.

llarse, sentarse, pararse, apoyarse en alguien o

Es el sentido de la intuición lo que hace que

en algo son las posiciones de trabajo básico

una partera pueda "sentir" si las personas pre­

más comunes, pero cada una tiene innumera­

sentes durante el trabajo de parto juegan un

bles variantes individuales.

rol positivo o negativo. A menudo, durante el MICHEL ODENT 59 -

Durante el trabajo,

la mujer es libre de ponerse en cualquier posición

que encuentre espontáneamente . . .

EL NACIMIENTO RENACIDO 60 -

parto, las mujeres quieren tener cerca a al­ guien que ellas conocen y parecerla que nece­ sitan establecer tma relación especial con, por lo menos, una persona. En nuestra sociedad, a menudo esta persona es el papá del bebé. Sin embargo, no siempre es lo mejor para tma mujer, tener a su compañero allí. La presencia de algtmos hombres es benéfica, mientras que otros, lo único que hacen es retardar la labor. A veces, tm hombre muy ansioso va a preocu­ parse y va a tratar de ocultar esa preocupa­ ción hablando demasiado; esta charla puede distraer a la mujer que está tratando de con­ centrarse en su trabajo. Me acuerdo de una mujer que no podía sobrepasar tma dilatación de ocho centímetros; cuando su esposo dejó el cuarto para tomarse tm corto descanso, su be­ bé nació. A pesar de que esta mujer nos había

La ternura es más importante que la técnica

dicho que ella quería que su marido estuviera presente, su cuerpo estaba diciendo lo contra­

o la hermana ha tenido un parto espontáneo

rio. Un hombre particularmente sobreprotec­

y natural, le dará tm conocimiento positivo de la experiencia del acontecimiento; si nunca ha

tor y posesivo, también puede tener efecto muy negativo en un trabajo de parto. Con­ tinuamente masajea, acaricia y abraza a su

tenido niños o si ha tenido solamente naci­

mujer, que le pertenece. Anticipa sus requeri­

mientos por cesárea, le puede traer miedo y ansiedad. Otras mujeres prefieren que haya

mientos, más que responder a ellos.- La mujer

varias personas con ellas, en la clínica. He­

en trabajo de parto requiere calma, pero lo ú­

mos notado que muchas de estas mujeres tie­

nico que puede proveer él es estímulo. A ve­

nen trabajos largos y difíciles. Una noche,

ces los hombres tienen dificultad para obser­

mientras las parteras y yo estábamos mirando

var, aceptar y comprender el comportamiento

televisión, vimos llegar un auto. Una mujer

instintivo de una mujer durante el alumbra­

embarazada, aparentemente en trabajo de

miento. Por lo contrario, a menudo tratan de

parto, salió del auto, seguida por un hombre,

evitar que ella se salga de tm estado racional,

una mujer, una chica joven y otro hombre con

autocontrolado. No es tma mera coincidencia

tma cámara. La primera reacción de las parte­

que en todas las sociedades tradicionales, las

ras fue: "Bueno, parece que nos espera tma

mujeres en trabajo de parto son asistidas no por hombres, sino por otras mujeres que ya

y trabajosa. Quizás algunas mujeres quieren

han tenido niños.

estar rodeadas de gente en este momento,

larga noche". Tenían razón: la labor fue larga

Algunas futuras madres prefieren traer a

por algún oculto temor o inseguridad con res­

tma hermana o amiga a la clínica. Si la amiga

pecto a la labor. Sin embargo, estos sentí-

MICHEL ODENT - 61

mientos de ansiedad pueden volverse aún más

admitir hombres. El trabajo de parto, el alum­

fuertes si la mujer en trabajo de parto siente

bramiento y el amamantamiento son parte de

que la están mirando o que debe jugar algún

situaciones sexuales y el sexo de los presen­

rol específico en relación con quienes están

tes tiene que ser tenido en consideración. El

presentes. Por otra parte, las mujeres que son

contacto entre el asistente al nacimiento y la

muy apegadas a sus familias o comunidades,

mujer en trabajo puede ser extremadamente

a menudo se sienten reconfortadas durante el

íntimo e intenso. La mujer en trabajo de par­

trabajo por la presencia de la gente a la que

to se halla en un estado físico y emocional es­

están acostumbradas a ver todos los días.

pecialmente vulnerable, lista para volverse de­

Ocasionalmente, una mujer puede llegar a

pendiente de su asistente al nacimiento, por

la clínica con su propia madre. Esto puede

lo menos por un momento. Los matices se­

ser muy útil si la madre ha tenido varios niños

xuales que podrían acompañar semejante

sin intervención médica, pero no madres que

contacto con un asistente masculino podrian

han dado a luz entre las décadas del 50 y el

perturbar a la mujer durante el trabajo y no

60. Mucho de lo que las madres han experi­

dejarla actuar con la apertura y la espontanei­

mentado en alumbramientos en esa época ya

dad que ella querría, o inclusive después, po­

no tiene vigencia. Además, las prácticas mé­

dria hacerla sentir avergonzada de lo que ha

dicas alrededor del nacimiento siguen cam­

revelado sobre ella misma. Claro que no es

biando muy rápidamente, así que puede ser

tan simple. Aparte de la importancia de que

bastante difícil para las madres darles infor­

el ayudante o la ayudante

maciones válidas a sus hijas, como se hace en

menina, la cualidad esencial que el asistente

sea masculino o fe­

las sociedades tradicionales. La diferencia en

al nacimiento -ya sea hombre o mujer- de­

experiencia y conocimiento explica algunas

be tener es habilidad para ayudar a la mujer a

de las tensiones que hemos observado entre

sentirse segura y tranquila.

madres e hijas. En muchos casos, esta dife­

Resumiendo: privacidad, intimidad, oscuridad,

rencia puede ser salvada con gran efectividad

calma, libertad para hacer ruido y trabajar en

por el acompañamiento de una experimenta­

cualquier posición y la proximidad de las par­

da y comprensiva partera.

teras que no se comporten como observadoras

Nunca alabaremos suficientemente la im­

son cruciales para una primera etapa de trabajo

portancia de las parteras. Cualquiera sea la

espontáneo. Iluminación fuerte, ruidos fuertes,

práctica particular de la obstetricia, más mu­

máquinas frías e intrusos enmascarados, típicos

jeres tienen trabajos y nacimientos normales

del entorno de los hospitales modernos, suma­

cuando las parteras presentes juegan un im­

dos a la ausencia de las parteras, la negación o

portante rol durante el alumbramiento, ya sea

la ignorancia de su importancia y el confina­

en Irlanda, en Holanda o aquí, en Pithiviers.

miento de las mujeres en trabajo, a posiciones

Es muy importante que las parteras sean mu­

restringidas, todo esto inhibe el trabajo en sí.

jeres, una verdad que aparentemente no es

Sin embargo, aun cuando una mujer está

tan obvia como parece, ya que las escuelas

en la atmósfera más favorable, la dilatación a

de parteras en países como Italia, Francia,

veces se detiene y las contracciones se hacen

Suecia y el Reino Unido han comenzado a

más dolorosas y menos eficaces. En este caso,

EL NACIMIENTO RENACIDO 62 -

Una mujer con la partera, en la "salle sauvage"

un baño caliente puede proveer algún alivio.

creando un estado de relajación mental. La

Ahora hay dos pequeñas piletas en la clínica,

relajación, a su vez, trae una dilatación rápida.

que usamos para estos casos. La mujer se su­ merge en el agua caliente, casi siempre hasta

fn ocasiones, cuando el trabajo no está pro­ gresando, el abrir una canilla, el ver y oír co­

el cuello. A veces, una mano atenta, suave­

rrer al agua, hace que el nacimiento suceda

mente sostiene su cabeza, mientras sus oídos

¡antes de que la pileta se llene!

también se sumergen. fn la pileta, el trabajo

Tendemos a reservar nuestras piletas para

de parto se hace más fácil, más cómodo, me­

las mujeres que tienen dolorosas e ineficaces

nos doloroso y más eficaz. Por un lado, el

contracciones (alrededor de los cinco centí­

agua hace que la mujer no tenga peso; puede

metros de dilatación). Pero el agua puede ser relajante para las otras, también. Puede ser

flotar y ya no debe luchar contra el peso de su propio cuerpo durante las contracciones. Además, el calor del agua reduce la secreción

tan reconfortante como un amante, una ma­ dre o una partera. La afinidad de las mujeres

de adrenalina y relaja los músculos. El agua

embarazadas con el agua aún es un misterio

también puede inducir ondas cerebrales Alfa,

para nosotros. Muchas futuras madres dicen

MICHEL ODENr 63 -

que son atraídas por el agua; sienten una gran necesidad de zambullirse en las olas o de soñar que están flotando en la superficie, por largos periodos de tiempo. Algunas mu­ jeres fuertemente atraídas por el agua duran­ te el embarazo, lo están aún más durante el trabajo de parto. No obstante, hay otras que nos dicen que no les gusta el agua o que no saben nadar. Sin embargo, cuando comienza el trabajo de parto, estas mismas mujeres de repente van hacia la pileta, entran con frui­ ción ¡y no quieren salir! Mientras la primera etapa del trabajo de parto llega a su fin, por lo común, la mujer sa­ le de la pileta. Siente la necesidad de volverse más activa, para ayudar a que el bebé emerja. A menudo, en este momento, la mujer puede tener una mirada distante en sus ojos e incluso parece que estuviera en un mundo diferente; si habla, repetirá palabras aisladas u oraciones simples. Para nosotros, éstos son signos de

que está respondiendo a lo que es Instintivo dentro de ella y que ha llegado a un buen equi­ librio hormonal. Lejos de considerar su estado como irracional y desamparado, estarnos muy seguros de que ella sabe mejor qué hacer para ayudar a su bebé a venir al mundo. Nuestro modo de terminar la secuencia de la segunda etapa de la labor -cuando la dila­ tación del cérvix está completa- es muy dife­ rente de la práctica médica común. La mayo­ ría de los profesionales hacen una revisación vaginal, para decidir si una mujer tendria que empezar a empujar o no. Nosotros podemos generalmente distinguir las etapas del trabajo, sin exámenes internos que, en todo caso, de­ berian ser mantenidos al mínimo. Sabemos que la segunda etapa del trabajo ha comenza­ do cuando la mujer que ha estado parada o caminando, de repente quiere doblar sus ro­ dillas durante las contracciones y tiene una urgente necesidad de agarrarse de algo o de

EL NACIMIENTO RENACIDO - 64

alguien. Si ella y su compañero están parados cara a cara, abrazándose, ella se va a colgar

tente puede sentir que viene una contrac­

de su cuello, durante las contracciones. Si su

ción, poniendo su mano derecha sobre la parte de arriba del útero de la mujer. Cuando

compañero está de pie detrás de ella, quizás se acuclille mientras él la sostiene por debajo

tente deslizará sus manos por debajo de las

de los brazos. La mujer se deja ir. Mientras grita, con su vulva totalmente abierta y sus piernas completamente separadas, parecerla que todo su cuerpo se abriera de repente. Puede suceder que relaje el músculo de los

la contracción comienza, en general el asis­ axilas de la mujer, para tenerla de las manos

o sostenerla de los pulgares. Él o ella se que­ dan derechos, parados, detrás, sin reclinarse hacia adelante, convirtiéndose en una espe­

esfínteres y descargue su recto. El relajamien­

cie de respaldo humano. Si una mujer trabaja de cuclillas, dos personas pueden sostenerla

to de estos músculos y su fuerte y típico grito,

al mismo tiempo: una experimentada y la

van totalmente en contra del comportamiento

otra que esté cercana a la mujer, pero que es

. social tan profundamente establecido. Nos di­ ce que la mujer que está en trabajo ha entrado

mujer también puede preferir estar frente a

en un óptimo estado instintivo de conciencia;

nueva ante la situación y quizás vacilante. La

en otras palabras, ha logrado el perfecto equi­

su compañero y colgarse de su cuello, con sus piernas muy abiertas. Esta posición, en la

librio hormonal. Muchas mujeres, en Pithiviers, dan a luz en

cual los pies de la mujer por momentos se le­ vantan del piso, también es extraordinaria­

posición acuclillada, con alguien que las sos­ tiene por detrás; posición eficaz desde el

mente útil. Relaja los músculos abdominales y del perineo, asistiendo al descenso del be­

punto de vista mecánico, pues maximiza la

bé. La -persona que está abrazando a la mu­

dirección del peso, minimiza el esfuerzo mus­

jer no puede evitar presionar suavemente su

cular y el consumo de oxígeno y facilita la re­

abdomen y eso facilita que pueda abrir sus

lajación de los músculos del perineo. El asis-

piernas.

MICHEL ODENT 65 -

Nacimiento en posición acucliUada, ayudada

EL NACIMIENTO RENACIDO 66 -

J

MICHEL ODENf - 67

Aunque en nuestra clínica, las posiciones comunes para la segunda etapa del trabajo

sultado de nuestro uso de las piletas. Algunas veces, las mujeres están tan relajadas en la pi­

son las de estar acuclillada o colgada del cue­ llo, de ningún modo se convierten en una re­

leta que no quieren salir del agua, a pesar de que sienten que el trabajo está desarrollándose

gla de conducta. Una mujer es totalmente libre

rápidamente. Aquí también, las mujeres pare­

de encontrar una posición que la conduzca a

cen saber que no es nada peligroso dar a luz

la comodidad y a la relajación. Puede adoptar

en el agua; no hay riesgo para el recién naci­

toda una variedad de posiciones asimétricas, sentada con una pierna estirada o recostada hacia un lado; puede querer recostarse, tirarse sobre un lado, sentarse en una silla o ponerse en cuatro "patas". (Adviértase que esta última

do, porque -después de todo- el único en­ torno que él conoce es el acuático. El bebé va a empezar a respirar aire a través de sus pul­ mones sólo una vez que haya salido a la su­ perficie y note de repente la diferencia en at­

postura se parece mucho a la posición de cu­ clillas. Si se deja a una mujer a la que se está

mósfera y temperatura, por primera vez. Nun­ ca hemos hecho hincapié en que tengan a los

ayudando, a acuclillarse, ella se va a poner en cuatro "patas"). Incluso puede dar a luz en el

bebés debajo del agua, pero este inesperado

agua, nuevo e interesante progreso, que es re-

(veinte o treinta veces por año).

alumbramiento sucede varias veces al mes

Nacimiento en el agua

EL NACIMIENTO RENACIDO 68 -

MICHEL ODENf 69 -

EL NACIMIENTO RENACIDO 70 -

Cualquiera sea la posición que la mujer

mayoria de las veces, la mujer, durante el

encuentra, hemos advertido que al ayudarla,

parto, sabe exactamente lo que está sintien­ do y ciertas instrucciones pueden ser conflic­

la ternura es tan importante como la técni­ ca. Asistentes experimentados pueden perci­ bir los sentimientos de calma, de tensión o

tivas con su propia experiencia. Yo trato de no decir nada. Si hablo, expresaré algo asi

de temor de una mujer, por la textura y la

como: "Bien . . . bien . . . Deje venir al bebé . . "

humedad de su piel. Cuerpo contra cuerpo,

Si la mujer parece atrapada por el temor al

.

piel contra piel, una partera va a confiar mu­

fracaso, uno puede sugerir: "no empuje, no

cho más en tocar y abrazar a la mujer, más

empuje" . . . o "no se retenga; grite, llore si quiere ... .

que en hablarle. Cuando le habla, usará pa­ labras simples, palabras que hasta un niño podria comprender. S i n embargo, l a s

"

Esta es nuestra manera de no interferir du­

palabras son generalmente innecesarias en

rante el parto. Las estrategias identificadas con nosotros juegan un rol importante, pero

momentos como éste y algunas indicaciones �amo "empuje" o "¡más fuerte!"- pue­

nuestra meta es mucho más amplia. Quere­ mos ayudar a las mujeres a dar a luz con con­

den tener efectos realmente negativos. La

fianza.

MICHEL ODENT - 71

Una madre de América Latina Dicen que durante las h oras anteriores al acto de dar a luz, uno pierde contacto con el mundo exterior. Eso fue lo que me pasó a mí. Me encontré en otro universo, en un planeta distante, navegando en un mar de sensaciones. Era una noche muy extraña. La gente estaba durmiendo. Y ahí estábamos nosotros, Philipe y yo y la otra pareja, despiertos durante toda la noche, entre el dormitorio y fa sala de alumbra­ mientos. La otra pareja tuvo su bebé a eso de las cinco de la mañana. Estábamos asombrados ante fa vívida imagen de ellos volviendo, en fa oscuridad, con su bebé en los brazos. Era reconfortante saber que una mujer podía dar a luz y después cami­ nar por sus propios medios. Era muy re­ confortante. En cierto momento, las contracciones se volvieron más agudas, más violentas. Me agarré de Philipe, después, de u n piano, después de Philipe otra vez. El cuarto se convirtió en una secuencia de idas y veni­ das. El dolor se h izo difícil de controlar. Era parte de mí y no tenía fin, ni principio. Cuando el Dr. Odent llegó, me dirigí hacia donde estaba la partera; parecía ser muy lejos. No podía comprender el porqué del · dolor sin fin. Y allí fue donde me volví una con el mar. El dolor se movió a un nuevo lugar; era más sordo. Nuria, nuestro bebé, estaba allí. La podía sentir, centímetro por centímetro, re­ corriendo lentamente su camino. Me sentía

tan bien dejando que mi cuerpo se sumer­ giera en ese mar de sensaciones, cerrando mis ojos, dejar que las olas me balancearan suavemente. .. Un día, en un pequeño pue­ blo en la India, me crucé con un anciano vestido de blanco. Se sentó en el u mbral de una puerta, con sus manos puestas en posi­ ción de plegaria. Al pasar yo, levantó su ca­ beza mirándome . ¿Para saludarme? ¿Para bendecirme con su paz? Yo caminé suave­ mente y le contesté con el mismo gesto. Es­ te incidente y el mar están entretejidos con las infinitas hebras del espacio y el tiempo que marcaron el nacimiento de Nuria. A veces le pido a Philipe que se siente y me cuente lo que en realidad pasó, qué vio, ya que mi memoria es de otro mundo.

EL NACIMIENTO RENACIDO 72 -

Una madre de París L a posición más cómoda para mí era arrodi llada en el piso, con mi torso recos­ tado sobre u n sillón. Cuando el Dr. Odent entró, me dolía tanto que me puse a llorar. Lo vi irse sin decir una palabra. Pronto volvió con una mujer de más o menos vein­ te años, con gu ardapolvo blanco. Era una estudiante de enfermera, que se quedó cer­ ca de mí, desde ese momento. Cuando sen­ tí la siguiente contracción, me tiré en sus brazos y un fuerte lazo comenzó a crecer entre nosotras. Sentí su calidez, su gentile­ za. Fui mos juntas a la sala de alumbra­ miento. Con cada contracción, la agarraba fuertemente, h asta que e l dolor pasaba. Siempre le estaré agradecida, por todo lo que me dio. Antes, cuando estaba sola en

mi cuarto, había· tratado de "controlar" el dolor con ejercicios de respiración profun­ da. La presencia reconfortante de la enfer­ mera trajo u n cambio notable: ya no traté más de controlarme. Gritaba en cada con­ tracción. Mis gritos no se detuvieron hasta una hora y quince minutos después, cuan­ do el bebé nació. Estos gritos me sorprendieron mucho. Con mi primer hijo, no había sentido nin­ gún deseo ni de gritar ni de llorar. Ahora tenía la impresión de que estaba levantan­ do a todo el hospital con mis gritos. En mi vida h abía chillado tanto como esa vez. Era como si los gritos no me pertenecieran. Cuando llegó mi marido, justo antes del nacimiento, lo tranquilicé: "No te preocu­ pes, no lo puedo evitar; me siento bien gri­ tando. Siéntate". En u n momento dado, me oí a mí misma gritando de una manera diferente: gemidos largos, temblorosos, co­ mo los gritos de u n bebé. Ahora me doy cuenta de que estos gritos me protegían, no del dolor sino de una inscripción trau­ mática de ese dolor en mi psique. Era una especie de catarsis; por el grito, hacía que el dolor dejara mi cuerpo. Hacia el fin de mi trabajo, empecé a d� cir malas palabras. No me acuerdo lo que dije: había perdido todo control sobre mis sentidos. Esta experiencia h a quedado por encima del real momento del nacimiento. ¡Pensar que me pude comportar así ante otras personas! Y sin embargo fue como si, después de h aber perdido mi propia voz durante tantos años, la hubiera recupera­ do.

MICHEL ODENT 73 -

Una madre de Leeds Lunes, 7 de diciembre. Eddie tuvo que apurarse para tomar el desayuno. Treinta millas por un camino derecho, plano, bor­ deado de árboles, a través de la campiña francesa, corriendo hacia Pithiviers. La po­ esía se me escapaba; las con tracciones ve­ nían cada quince árboles... La partera me examina: probablemente sea hoy, esta tarde. Parece dentro de mu­ cho; son sólo las diez. Estamos muy excita­ dos. El dolor se vuelve más insistente. Des­ pués de un rato, las contracciones empie­ zan, rápidas y furiosas. Mis piern as pare­ cen n o sostenerme. Me recuesto en uno de los sillones de la sala de reun iones. Por un instante tengo u n a duda; ¿por qué no me dan la epidural? Así n o estaría sufriendo este dolor. Me parece que n o lo puedo aguantar. Es demasiado al mismo tiempo; n o soy una heroína. Empiezo a gritar y eso me ayuda. El dolor todavía está ahí, cada vez más fuerte, pero el gritar lo h ace so­ portable. De repente en tierro mi cabeza en el saco de Eddie que está tirado en el sofá. Su olor está allí. También él está, pero co­ mo el dolor es tan fuerte, n o quiero que me toque. Extrañ amente, él está calmo. Son las 11 y 1 O. Le digo a Eddie que vaya a buscar a alguien; el dolor es demasiado grande. La partera y el doctor Odent llegan, se­ ren os y reconfortan tes. L a dilatación es completa, para su sorpresa y mi alivio. El Dr. Oden t h abla de aguas azules y de pla­ yas; empiezan a llenar la pileta. Con Eddie y el doctor Odent a mi lado, me voy al cuarto de alumbramiento. El sol está en trando a través de las ventanas. El

Dr. Odent está tarareando suavemente. En el cuarto de alu mbramiento, me desvisto. El cuarto está a media luz: azulejos marro­ nes en las paredes, el piso de u n color cáli­ do y u n a gran plataforma con varios al­ mohadones y una gran silla de parto. Es­ toy muy agradecida por e l silencio; los sen­ tidos sólo pueden recibir cierta cantidad de estímulos al mismo tiempo. En sólo diez minu tos, siento una tremen­ da necesidad de e mpujar. La partera está allí, instantáneamen te, azorada por la rapi­ dez con que progresa e l trabajo. Estoy res­ pirando a través de la parte superior de mi garganta. El Dr. Oden t entra. Se rompen las aguas. La partera, suavemente, sugiere que yo adopte u n a posición semiacuclilla­ da, ayudada por Eddie. Al principio no es­ toy muy segura, pero ayuda. Cada contrac­ ción me supera y aún grito muy fuerte, pe­ ro sólo mientras dura la contracción. El resto de la gente está calma, quieta, alenta­ dora. El Dr. Oden t me da terrones de azú­ car, para la energía, y agu a (bebí como tres cuartos litros en total). De repen te, puedo sentir que la cabeza está b ajando. Me ale­ gra porque estoy deseando dormir, bebé o n o bebé. Mientras me paro durante las contracciones, me balanceo sobre mis pies muy suavemente. L a cabeza está visible. Eddie me está ayudando. Un empujón y sien to que el bebé va saliendo. La partera lo agarra; me parece que lo ayudó u n ¡x:r quito a girar. Mi memoria de ese segundo está mezclada con excitación. Eddie me deposita en el suelo y en ton­ ces, me ponen al bebé en mis brazos. Estoy asombrada: no se dice n i u n a palabra. El bebé llora un poquito y después se pone a buscar el pecho. Todo es tan tranquilo y

EL NACIMIENTO RENACIDO - 74

MICHEL ODENT 75 -

tan Intenso... La partera y el Dr. Odent permanecen en un rincón, disponibles pe­ ro totalmente discretos. E l momento nos pertenece a nosotros tres. Alguien trae un

recipiente con agua de la pileta (donde no tuve tiempo de meterme). Camille, nues­ tra hija, aún unida a mí, se desmadeja en el agua.

EL NACIMIENTO RENACIDO 76 -

MICHEL ODENf 77 -

EL NACIMIENTO RENACIDO - 78

LA PRIMERA HORA Y DESPUES Hay muchos que sienten que la primera

bé aterrice en el suelo. Después del nacimien­

hora después del nacimiento es un tiempo

to, la madre -que estaba acuclillada hasta

muy importante tanto para los bebés como

entonces- se sienta en el suelo. Muchas mu­

para las mamás. Puede determinar, en parte,

jeres, espontáneamente, se sientan con sus

de qué modo los niños se relacionan con sus

espaldas derechas, cuando llega ese momen­

madres, lo que a su vez puede afectar cómo se van a acercar a otra gente y al mundo que

to. Una vez que la mamá está sentada, le po-· nemos al bebé entre sus rodillas, en la "posi­

los rodea. Este período crítico después del

ción de seguridad", es decir, sobre el estóma­

nacimiento puede muy bien influir en la capa­

go y con la cabecita hacia un lado. De este

cidad de amar de una persona y en la capaci­

modo, aunque el bebé todavía tenga un poco

dad de apego en general. Por eso nos ocupa­

de líquido en su boca y carezca aún de refle­

mos especialmente de proveer un clima cáli­

jos eficaces para proteger sus vías respirato­

do y seguro que lleva a la intimidad entre ma­

rias, la fuerza de gravedad evita que esos flui­

dre e hijo, en esos momentos.

dos vuelvan a los pulmones. El bebé reposa

Como hemos descripto, muchas mujeres,

en esta posición sólo durante algunos segun­

en Pithiviers, dan a luz en la posición acucli­

dos, los suficientes para dejar salir un vigoro­

llada, ayudadas. En nuestra clínica, las parte­

so grito, respirar profundamente algunas ve­

ras no tocan el perineo ni sostienen la cabeza

ces, toser o estornudar, ponerse rosadito y

del bebé, cuando sale. Una vez que la cabeza

mostrar un lindo tono de piel. El cuarto está

del bebé aparece y rota p·or sí misma, a veces la asistente debe ayudar suavemente para que

bien caldeado, pero si es necesario, se puede

salgan los hombros. En general, todo el cuer­

madre toma al bebé en sus brazos. El bebé

po del bebé se desliza por sí solo y la tarea de

todavía está unido por el cordón umbilical; la

la asistente es, simplemente, evitar que el be-

posición vertical de la madre hace esta rela-

cubrir al bebé con una mantita. Entonces, la

79

nacimiento, a no ser que los padres estén in­ teresados en astrología y nos pidan que anotemos el preciso momento en que su hijo respiró por primera vez. Los profesionales ocupados, impacientes por ir a otra cosa, a menudo tratan de apurar este período del postalumbramiento. Para nosotros, sin embargo, éstos son momentos preciosos. No hay nada que perder ¡y tanto que ganar! dejando que la madre y su hijo empiecen a conocerse a su ritmo, con cal­ ma... Por una parte, sabemos que el prolongado contacto piel con piel y particularmente, que el bebé mame, sumados a las intensas emo­ ciones sentidas en este momento, estimulan las secreciones hormonales de una mujer. A su vez, estas secreciones causan más con­ tracciones, necesarias para expulsar la pla­ centa espontáneamente. La placenta puede

La "posición de seguridad"

salir en el primer momento de contacto en­ tre la mamá y el bebé o puede también salir después de treinta minutos o más. No hay por qué apurarse. Es más importante que la

ción tan rica y completa como es posible.

placenta se despegue fácilmente que el he­

Cada parte del cuerpo del bebé está en con­

cho de que salga con rapidez; cuanto menos

tacto con su madre. Ambos se miran casi in­

apuro haya, menor es el riesgo de hemorra­

mediat. amente; la intensidad de este momen­

gia. Cuando una mujer siente las contraccio­

to es sentida por todos los que están presen­

nes señalando el desprendimiento de la pla­

tes. A menudo, la madre responde a los gri­

centa, naturalmente, va a estar menos con­

tos del bebé con sonidos afectuosos y simples

centrada en el bebé por algunos momentos.

palabras: su diálogo comienza. Si el padre se

Va a querer recostarse, teniendo al bebé en

encuentra presente, en general está muy

sus brazos; y si es así, es mejor que se re­

emocionado y, con frecuencia, llorando. La

cueste sobre su lado izquierdo, a fin de no

cámara fotográfica de la familia suele quedar

comprimir la vena cava. También quizás

olvidada en un rincón, a menos que la parte­

quiera volver otra vez a la posición de cucli­

ra piense en tomar algunas fotos.

llas, ayudada (en general, durante una con­

No hay reloj en el cuarto de alumbramien­

tracción). Ocasionalmente es útil presionar

to. Nos tomamos nuestro tiempo. Nadie

justo arriba del hueso púbico para verificar si

piensa en registrar el momento exacto del

la placenta se ha desprendido (si el cordón

EL NACIMIENTO RENACIDO 80 -

MICHEL ODENf - 81

umbilical no se mueve hacia arriba, la pla­

para hacerlo, siempre y cuando el cordón sea

centa está lista para ser expulsada). Pero es­

lo necesariamente largo como para que el

to causa dolor e incomodidad a la madre, y

contacto de la madre y el bebé resulte cómo­

raramente es necesario. La mayoría de las

do. Cuando lo cortamos antes de haber ex­

veces, la expulsión de la placenta sucede sin ninguna clase de interferencia de nuestra

pulsado la placenta, no siempre es imprescin­

parte.

el cordón, del lado del bebé. De todas for­

Somos muy flexibles con respecto a cuán­ do cortamos el cordón. Mientras la madre y

mas, nunca pinzamos el lado más cercano a

el bebé estén felices juntos, no hay razones

desprendimiento de la placel}ta.

dible usar pinzas. Podemos hacer un nudo en

la madre, puesto que eso parece inhibir el

EL NACIMIENTO RENACIDO 82 -

Una madre de Inglaterra Fui levantada desde atrás una vez más, para fa contracción final; el bebé nació en dos pujos, creo. Pareció deslizarse por su propio peso. En el cuarto de alumbramien­ to ni siquiera una vez consideré una respi­ ración especial, jadeo o pujos. Hice lo que sentí que estaba bien para que mi bebé na­ ciera. Me bajaron a una posición sentada, mientras que el bebé aparecía. El Dr. 0dent recogió al bebé y me lo dio inmedia­ tamente d iciendo: "Aquí está su bebé". Nunca olvidaré esas cuatro palabras, mien­ tras viva. Me dejaron tranquila para que abrazara a mi bebé y lo empezara a cono­ cer. El primer sentimiento fue una necesi-

dad de abrazarlo; el segundo fue curiosi­ dad por saber el s exo; era una nenita y puedo recordar claramente que este descu­ brimiento lo sentí como un privilegio más que un derecho, porque los d octores n o m e l o habían permitido, en mis dos alum­ bramientos previos. Repetía la palabra: "Hola. . . " -encantada de poder finalmente saludarla. Los demás miraban, simplemen­ te. Nadie interrumpía. Nadie trataba d e quitármela.

Una madre de los Estados Unidos Mientras caminaba hacia el cuarto de alumbramiento, sentí que empezaba otra

MICHEL ODENT - 83

contracción. Me puse de cuclillas y me apo­ yé contra la cama. Las aguas se rompieron mientras empujaba con esa contracción; mi hijita de tres años, Alissa, asustada, lan­ zó un gritito; n o se esperaba eso. El Dr. (). dent le habló suavemente en inglés, expli­ cándole que el bebé pron t o estaría aquí. Empujé y la cabeza del bebé coronó. Des­ cansé; después, con la contracción siguien­ te, empujé otra vez. Finalmente, una terce­ ra vez. Me sentía como montada sobre las olas de verano en la playa, en Nueva Jer­ sey, durante mis días de secundario; las olas eran muy altas y las más altas siempre parecían venir de a tres. Todo e l tiempo, el Dr. Ode n t continuaba hablándole su ave­ mente a Alissa, tranquilizándola: "Sí, sí, re­ almente es la cabeza del bebé"; "Mira e l pelo"; "Ya llega". Con esa contracci ón , Genevieve n ació. La pusieron en el piso y después me ayu­ daron a sen t arme. La levanté y empezó in­ mediatamente a oler en mi pecho. Luego de algunos minutos, trajeron u n a pequeñ a bañera y la bañé allí, entre mis piernas, to­ davía unida a ella por el cordón. Ali ssa y George también me ayudaron. Entonces, pinzaron el cordón y George lo cortó. La partera la sacó del agua y la pesó, la vistie­ ron y se la dieron a Ali ssa. Alissa estaba extasiada; ella había querido una hermani­ ta. Cuando Genevieve empezó a protes-

tar; Allssa dijo: "Mamá, mejor que le des el pecho". Media hora después del naci­ miento, George tenía a Genevieve en sus brazos y las enfermeras me ayudaban, mientras, en cuclillas, yo expulsaba la pla­ centa.

Una madre de Dijon Dos pujos fuertes y Amélie entró en el mundo. Salió como una bala de cañón y, haciendo un gracioso arco, cayó en las ti­ bias sábanas sostenidas por la partera. Sa­ lió tan rápido que, por u n a fracción de se­ gundo, pensé que iba a aterrizar en el sue­ lo. Era la una y quince de la mañana. La partera la puso sobre mi estómago. Me senté exhausta, sobre mi propia sangre cá­ lida. La proeza física que acababa de reali­ zar me había dejado extenuada. Repetía sin cesar las mismas palabras: "¿Esto es mío? ¿Es realmente mío? ¡Amé­ líe , ya pasó.. . lo hicimos!" Empecé a explo­ rar a mi bebé, este minúsculo ser que pate­ aba sin soltar un sonido. Primero n oté que era una nena. Estaba en cantada; había de­ seado que fuera una nena todo el tiempo. Después le miré su cara. Sus rasgos, claros y finos, tenían la suave huella de u n a son­ risa. Era tan pequeña y tan bella. . . No po­ díamos dejar de mirarla.

EL NACIMIENTO RENACIDO

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..J

A veces, ya sea antes o después que se ex­

feliz de descubrir el mundo, no haría esa pre­

pulsa la placenta, ponemos un pequeño reci­

gunta. Por supuesto que el baño también tie­

piente lleno de agua calentita cerca de la ma­

ne un benéfico efecto fisiológico: es un modo

dre, para que ella pueda bañar a su bebé. Sin

excelente y agradable de estimular la piel del

embargo, esto no es rutina; los recién naci­

bebé.

dos necesitan primero los brazos de su ma­ dre. La gente a veces pregunta por qué baña­ mos a los bebés tan rápido después del naci­

La técnica de darle el baño no es lo más importante. Las manos prácticas de un profe­ sional pueden saber mejor cómo sostener el

miento. Bueno, realmente no podemos con­

cuello del bebé y no su cabeza, con cuánta confianza sumergir su cuello y sus orejas, pe­

testar esta pregunta. Es como si nos estuvie­

ro ciertamente, son preferibles las manos de

ran preguntando: "¿Para qué darles ese pla­

los padres. Además, nuestro énfasis en que la

cer?" Cualquiera que haya visto a un recién

madre bañe a su recién nacido cuestiona lo

nacido durante el baño, con sus ojos abiertos,

que postula comúnmente la obstetricia tradi-

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EL NACIMIENTO RENACIDO 86 -

J

las películas hubieran sido mostradas en el or­ den cronológico correcto Oa de Leboyer pri­ mero) la audiencia habría podido apreciar, que nosotros simplemente llevamos sus acer­ tadas ideas, un paso más adelanté. De hecho, el trabajo de Leboyer, en gene­ ral, nos hizo mucho más sensibles con res­ pecto a cómo tratar a los recién nacidos. Después de bañar al bebé y cortar el cordón, por ejemplo, pesamos al bebé pero nunca lo medimos en ese momento; como Leboyer subraya, medirlo involucra un penoso e inne­ cesario estiramiento de la espina dorsal del bebé, y en todo caso, el único resultado es un número aproximado. Después de haberlo pe­ sado, lo vestimos. Ahora, la madre lo vuelve a tomar en sus brazos y, eventualmente, el recién nacido vuelve a mamar o lo hace por primera vez. El cional: que la mujer que acaba de dar a luz es

tiempo de la primera mamada varia con cada

pasiva. Lo detectamos incluso en la práctica

madre y con cada bebé. Puede suceder inme-

de Leboyer, donde la madre da a luz yacien­ do sobre su espalda y es el doctor, la partera o el padre, quien baña al bebé. Así, el baño se vuelve parte de la separación de la madre y el niño. Se intenta compensar al bebé del shock de esta separación, dándole la posibili­ dad de volver a la suavidad y calor acuáticos de los meses pasados en el vientre materno. Para nosotros, el baño tiene un sentido dife­ rente: es algo que la madre hace ella misma, como parte del continuo contacto con su propio hijo. Me di cuenta de esta diferencia en una conferencia durante la cual fue pro­ yectado el filme Nacimiento, de Leboyer, después de haber mostrado el filme de una madre bañando a su propio bebé, en Pithi­ viers. La audiencia reaccionó negativamente a la escena del baño de Leboyer, percibiendo en ésta la eliminación de la madre. Quizás si

MICHEL ODENr 87 -

diatamente o a la hora o a la media hora des­ pués del nacimiento. En general, "el reflejo de raíz" aparece dentro de la hora y nosotros observamos, mientras el bebé mueve la cabe­ za de un lado a otro, para encontrar el pezón de su madre. Para que el amamantamiento precoz tenga lugar en el cuarto de alumbramiento, se de­ ben crear las condiciones que estimulen los sentidos del bebé, a fin de que funcionen al máximo. Es más fácil para el bebé mamar cuando la madre está sentada derecha que cuando está reclinada hacia atrás, porque así el pezón es más accesible para la boca del bebé. Y es mejor aún si las manos del bebé . están libres para moverse. Hace un tiempo empezamos a envolver a los recién nacidos en mantas, ya que vestirlos después del baño representaba tenerlos separados de sus ma­ dres por un tiempo más largo. Sin embargo, pronto notamos que estos bebés generalmen­ te comenzaron a mamar más tarde y com-

prendimos que tal actitud estaba relacionada con el hecho de que sus manos no se halla­ ban libres para tocar la piel de sus madres. Todos los sentidos juegan un rol en e l "apego precoz". Probablemente, los bebés establecen parcialmente los primeros lazos con sus madres, por el olfato; por eso los olores antisépticos de los hospitales pueden tener un efecto de interferencia para estable­ cer los lazos precoces. También puede inter­ ferir la presencia de mucha gente durante el alumbramiento. La calma y el silencio son muy importantes. Cuanto menos cantidad de gente haya, menor cantidad de ruido y más fácil comunicación entre la madre y el bebé. Ya que los bebés abren sus ojos mientras ma­ man, el cuarto debe ser iluminado suavemen­ te, para que no les moleste. Vale la pena ad­ vertir que las necesidades básicas para una mujer en trabajo de parto -las luces bajas, el silencio y el calor- son las mismas que las de los recién nacidos.

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miles de veces, la seguimos mirando con un encantamiento infinito. No sólo los bebés sa­ ben adónde buscar y encuentran los pechos

El orden de los acontecimientos varia un poco cuando los bebés nacen en el agua Es­ to es algo especial, en Pithiviers. Es muy emocionante ver a un bebé flotar hacia la su­

de sus madres casi inmediatamente, sino que

perficie del agua. Me acuerdo que una bebita

las madres también saben qué hacer; actúan

subió sola a la superficie, sin ninguna asisten­

instintivamente para ayudar a mamar a sus

cia. El cordón era muy largo y, de repente, vi­

A pesar de haber observado esta escena

bebitos. La madre se sienta, acerca su bebé a

mos ¡que el bebé nadaba en la superficie! En

su pecho, lo mira a los ojos y mueve el pecho

caso de nacimientos en el agua, el cuarto no

hasta que el pezón entra en la boca del bebé.

debería ser sobrecalentado, porque el conta&­

A veces, incluso, una madre que no tenga la

to con el aire fresco es especialmente efedir

menor intención de amamantar a su bebé,

vo para estimular las primeras respiraciones

empezará a hacerlo inmediatamente después

del bebé cuando se lo saca de la pileta. Hasta

del nacimiento; unas horas más tarde recor­

este día, nunca hemos tenido necesidad de

dará que tenía planeado darle la mamadera.

limpiar las vías respiratorias después de estos

MICHEL ODENf- 91

nacimientos, ni tampoco tuvimos infecciones menores o complicaciones, asociadas con na­ . cimientos debajo del agua. Por lo general, después de un nacimiento debajo del agua, la madre se arrodillará y re­ cibirá a su bebé exactamente como si estuvie­ ra fuera de la pileta. Si el bebé siente frío, na­ da más fácil que un baño caliente allí mismo. Pero nunca hemos intentado prolongar la in­ mersión del bebé después del nacimiento, como algunos lo hacen. El recién nacido ne­ cesita calor humano, necesita estar en los brazos de su madre y sentir su suave contac-

to. A pesar de que hay mujeres que desean quedarse en la pileta después de haber dado a luz, preferimos que salgan del agua justo antes de expulsar la placenta, para eliminar cualquier posibilidad de que el agua penetre en el torrente sanguineo a través de los vasos sanguineos que están abiertos en el útero y cause una embolia. Sólo recientemente se ha welto objeto de un estudio científico la primera hora después del nacimiento. Hasta los años 1930 y 1940, los psicoanalistas eran realmente los únicos en reconocer la importancia de los primeros

EL NACIMIENTO RENACIDO 92 -

momentos. Su interés en la infancia, sin em­

este 1azo.4 En 1968, Terkel y Rosenblatt tra­

bargo, permaneció en el campo de lo acadé­

taron de determinar si ciertas sustancias regu­

mico y abstracto. Pasaban muy poco o nin­

laban el comportamiento maternal cuando

gún tiempo con madres y recién nacidos. Se

eran transportadas en el plasma de la sangre.

concentraban en el simbolismo maternal de

Inyectaron a un grupo de ratas vírgenes con

leche y pechos y enfatizaban al máximo la

plasma tomado de una madre rata, dentro de las veinticuatro horas después del parto y a

importancia del hambre-satisfacción, en la formación del lazo de la madre con el hijo. Su exclusivo interés en este vínculo oscureció el hecho de que un bebé tiene otras necesida­

otro grupo de ratas vírgenes con plasma de ratas que no habían parido. Un tercer grupo fue inyectado con una solución salina. las ra­

des, por ejemplo, la necesidad de contacto.

tas vírgenes inyectadas con plasma de ratas

Esto tuvo alguna importancia en el trabajo de

madres mostraron un significativo comporta­

Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen, publi­

miento maternal, mucho antes que las ratas

cado en los años 1950, que por primera vez expuso a los ojos del público la etología (el estudio científico del comportamiento ani­

de los otros grupos. La cuestión del compor­ tamiento maternal parecía entonces conecta­ da con la actividad de las hormonas sexuales

mal). Todo el mundo oyó hablar de los gan­ sos de Lorenz que, después del nacimiento,

bajos niveles de progesterona en la sangre de

(los altos niveles de estrógeno y prolactina y

se apegaban al primer cuerpo grande con el cual entraban en contacto, incluso creyendo

las ratas, inmediatamente después del parto).

que un hombre barbudo o una gansa de car­ tón era su madre. Con la etología, llegaron

este descubrimiento. Sin embargo, una gran cantidad de datos quedaron sin explicación.

los conceptos de "apego", "lazo" y períodos

Por ejemplo, ratas no inyectadas con el plas­

Inyecciones de esas hormonas confirmaron

"críticos" o "sensitivos"; fases relativamente

ma posterior a la parición de las otras ratas,

breves durante las cuales se piensa que ocu­

exhibieron el mismo comportamiento mater­

rren los principales cambios de comporta­ miento. Los científicos empezaron a estudiar

nal, después de un contacto continuo con be­ bés ratas, durante varios días. ¡Esto sucedía

las tempranas relaciones entre madre e hijo

incluso con machos! Terkel y Rosenblatt deci­

en aves, ratas, cabras y simios. Pero hasta el

dieron proponer un "período de transición",

día de hoy casi ningún estudio etológico ha

durante el cual la regulación del comporta­

investigado lazos tempranos entre las madres

miento maternal pasó de una base hormonal

humanas y sus bebés. Los pocos que lo han

a una base no hormonal.

hecho son difíciles de interpretar, a causa de

Inesperadamente, en la última década, el

la incontrolable interferencia del personal

descubrimiento de las neurohormonas contri­

médico y de la tecnología --común en todos los hospitales occidentales- durante el pro­

buyó con otro importante dato, al fundamen­ to fisiológico del "lazo maternal". 5 Aún no

ceso del nacimiento.

sabemos precisamente cómo funciona el sis­

Investigaciones realizadas durante la déca­

tema neurohormonal, pero lo que sí sabe­

da del 60 pusieron en evidencia las bases es­

mos es que las endorfinas -las neurohormo­

pecíficamente hormonales y fisiológicas de

nas que alivian el dolor- también estimulan

MICHEL ODENf- 93

_j

EL

NACIMIENTO RENACIDO 94 -

los sentimientos de placer y bienestar; co­ mienzan a actuar en la amistad, el amor, el

dría servir como.un maravilloso modelo de cómo pueden ser la afección y el apego. Con

sexo y en las relaciones afectivas de cualquier

esto no quiero decir que las mamás y los be­

índole; inducen a dar cuidados, a mimar y

bés que no gozan de la oportunidad de seme­

producen hábitos de dependencia mutua. Las

jante primer contacto ideal estén peor, a la

neurohormonas, entonces, juegan un rol en

larga, que quienes pueden tenerlo o que estos

toda forma de apego y afectos en la vida dia­ ria, independientemente de la actividad o de

bebés, necesariamente van a tener menos ra­ ices cuando sean adultos o van a ser menos

las hormonas sexuales. Eventualmente, pue­

aptos para amar o sentir placer. La cultura, el

den llegar a explicar la activación del com­

entorno y el condicionamiento social ejerce­ rán, en cualquier individuo, mayor efecto que

portamiento maternal, aun en ausencia de parto. Las neurohormonas también figuran de

cuanto suceda durante algunos períodos "crí­ ticos" tempranos y, seguramente, pueden

manera importante durante el nacimiento,

compensar cualquier carencia del principio.

tanto durante el trabajo (cuando, según he­

Después de todo, los seres humanos no son

mos visto, ayudan a aliviar el dolor) como

gansitos. Pero, ¿por qué no hacer el comien­

después del parto. Al advertir, con posteriori­

zo lo más positivo posible? ¿Por qué no au­

dad al parto, que los niveles endorfinos son elevados en la sangre materna y en la del be­

mentar todas las posibilidades? ¿Acaso noso­ tros, éomo obstetras y parteras, como profe­

bé, nos damos cuenta hasta qué punto el sis­

sionales, no somos responsables por algo que está más allá de la asistencia estrictamente

tema endorfino contribuye a crear lazos de interdependencia entre la madre y el hijo, el proceso de "lazo maternal". El hecho de que el nivel de endorfinas en la sangre es más al- ' to después de un nacimiento vaginal que des­ pués de una cesárea es otro argumento a fa­ vor de la no perturbación del nacimiento. Una crítica similar puede hacerse con refe­ rencia al uso de las drogas contra el dolor y de las hormonas sintéticas, las que compi­ tiendo con las hormonas naturales, alteran el complejo balance hormonal natural, afectan el estado de ánimo de las madres después del nacimiento y, de esa manera, influyen en las dinámicas del lazo maternal. Todos estos descubrimientos nos alientan para que estemos muy atentos y pongamos mucho cuidado en facilitar este importantísi­ mo primer contacto entre madre e hijo. El la­ zo inicial del bebé con otro ser humano po-

MICHEL ODEI'IT - 95

médica? Mejorar los contactos iniciales que la gente tiene con los demás, al comienzo de sus vidas, es una manera concreta de huma­ nizar nuestro mundo.

En Pithiviers, una vez expulsada la placen­ ta, la madre, el bebé, el padre, la partera y ocasionalmente el doctor van a un cuarto cer­ cano. Por lo general, el bebito ya ha empeza­ do a mamar. Muy a menudo, la mamá cami­ na hasta su cuarto llevando a su bebé en los brazos. Cada uno de estos cuartos tiene al la­ do de la cama, una cuna de madera, fabrica­ da por el padre de un bebé nacido en Pithi­ viers. Además, hay una sillita muy baja, en realidad un verdadero "prie-dieu" (reclinato­ rio), que parece haber sido especialmente di­ señado para la comodidad de una madre que

En la habitación

amamanta. las mujeres pueden tener todos los invitados que quieran. Una cama extra es­ tá siempre lista para la persona que acompa­ ñe a la madre.

Por supuesto, no hay ninguna nursery central en Pithiviers. Los bebés siempre se quedan con sus mamás·. Las mismas parteras que ayudaron a la mamá durante el trabajo están disponibles durante el tiempo de post­ parto en que la madre se queda en el hospi­ tal. las asiste cierto número de mujeres, la mayoría de las cuales también son madres. Estas asistentes (varias de las cuales han tra­ bajado aquí durante veinte años), limpian los cuartos y sirven las comidas. También les muestran a las madres cómo cambiar paña­ les, ofrecen útil consejo para el amamanta­ miento e informan acerca de cualquier cir­ cunstancia inusual -como ictericia o cam­ bios en el comportamiento del bebé- a al­ guna de las parteras o al doctor. El trabajo de las parteras y de las asistentes libera a la ma­ dre de toda preocupación material durante su permanencia en la clínica, para que pueda

EL NACIMIENTO RENACIDO 96 -

La partera y una madre durmiendo con

MICHEL ODENf 97 -

su

bebé

EL NACIMIENTO RENACIDO 98 -

.J

poner toda su atención en su bebé y en ella misma. Ninguna regla o rutina del hospital in­ terfiere con la creciente relación entre madre e hijo. En semejante entorno, se hace muy fácil satisfacer las necesidades básicas de un recién nacido. Los bel;>és necesitan la presen­ cia tranquilizante de la mamá: su calidez, su contacto, su voz, su olor, la sensación de su piel. Los bebés necesitan moverse, ser arru­ llados en los brazos de sus madres. El arrullar y hamacar a un bebé ha sido subestimado desde el principio de siglo; los pediatras, pre­ ocupados con los gérmenes y las calorías, le dieron poca importancia a la función vestibu-

lar, que regula el equilibrio y otras coordina­ ciones motoras y requiere estimulo -en este caso, provisto por el balanceo- para su de­ sarrollo. Naturalmente, los bebés también ne­ cesitan mamar y, sobre todo, cuando se les antoje. Estas necesidades fundamentales se pueden satisfacer casi inmediatamente, cuan­ do una madre está lo más cerca posible de su recién nacido, tanto de día como de noche. Los bebés parecen estar mucho más calmos y mucho más felices cuando se hallan en la cama de sus mamás que cuando están en sus cunas, aun cuando la madre no se encuentre cerca; quizás porque allí todavía pueden per-

MICHEL ODENf 99 -

cibir su olor y esto los tranquiliza. A las ma­

veinticuatro horas al día, rápidamente va a

dres se las alienta para que cambien ellas mismas a sus bebés y los bañen diariamente.

aprender cuáles son sus necesidades y de­ seos. Va a desarrollar la sensibilidad para las

Esto último es un aspecto original de la vida

expresiones de su bebé y no interpretará ca­

en Pithiviers. En cierta época, en los hospita­

da llanto o grito como un pedido de leche, lo

les, hubo una disposición que prohibía bañar

cual, a menudo, acarrea problemas de ama­

al niño hasta que el cordón umbilical se hu­ biera caído, lo que generalmente significaba una espera de alrededor de dos semanas. Sin embargo, desde 1963, las madres, en nues­ tra unidad, han bañado a sus bebés desde el nacimiento en adelante, sin ningún problema y para gran placer de ambos. Con respecto a la nutrición, una madre que está con su bebé

mantamiento. Alentamos la paciencia, para establecer el amamantamiento. A fin de disminuir cual­ quier presión que pueda sentir una nueva ma­ dre, le recordamos que los bebés realmente no necesitan ni leche ni otras muchas calo­ rías, hasta los dos o tres días. De hecho, an­ tes de este tiempo, los pechos no contienen

EL NACIMIENTO RENACIDO - 100

leche sino calostro, un líquido de alta calidad, rico en anticuerpos. Es sólo al tercer día que la leche real baja. A veces, hay problemas de tiempos: la leche baja antes de que el bebé tenga hambre o el bebé tiene hambre antes

y vulnerables. Otro factor puede ser que las madres, en nuestra clínica, toman parte tan activa en el cuidado de sus bebés, que se crea un sentimiento de plenitud y se familiariza a las madres primerizas con sus nuevas respon­

de que la leche baje. Las asistentes, realmen­

sabilidades. Así, cuando una mujer nos deja

te pueden ayudar en estos casos, para tran­

para irse a su casa, no tiene que encarar de

quilizar a la madre y para que no se sienta

repente, una total y nueva situación frustran­ te, sino que ya está habituada y tranquila con

impaciente o frustradá. La posibilidad de se­ mejantes problemas convierte al tercer día después del nacimiento en el peor para dejar

el cuidado de su bebé. Aparte de clínicas como la nuestra, hay

la clínica. No se requiere que las mujeres se

muy pocos lugares dedicados a cumplir con

queden por un determinado período de tiem­

las necesidades de los recién nacidos. Por

po; son libres de irse cuando quieran. Sin embargo, la mayoría encuentra que lo mejor es irse dentro de los primeros dos días o si

ejemplo, la necesidad del bebé de poder iden­ tificar a su madre y tenerla cerca, a menudo

no, cuatro o cinco días después.

los hospitales modernos. Miembros del per­

Salvo algunas frustraciones momentáneas, la depresión de postparto es rara en nuestra clínica. Mucha gente que ha trabajado o dado a luz en grandes hospitales se da cuenta muy pronto que, relativamente, muy pocas muje­ res en Pithiviers están deprimidas después del alumbramiento. Es posible que el modo en que las mujeres dan a luz en Pithiviers, las ha­ ga menos vulnerables a la depresión. Sabe­ mos que esos estados de ánimo, hasta cierto punto, son el resultado de un desequilibrio hormonal. Cada nacimiento es seguido de re­ pentinas alteraciones en los niveles de estró­ geno, progesterona, prolactina, oxitocina y endorfinas. Sin embargo, respetando el equi­ librio hormonal de una mujer durante el tra­ bajo de parto y el nacimiento y evitando el uso de drogas, probablemente eliminamos muchas tensiones hormonales anormales , y por ende, decrece la posibilidad de la depre­ sión de postparto. Además, el entorno alen­ tador de la clínica también puede tener efecto consolador y nutriente en las madres noveles

sonal del hospital, frecuentemente toman el

es imposible de satisfacer en la mayoría de

lugar de la madre y causan innecesaria confu­ sión al bebé. Las nurseries en China y en Eu­ ropa del Este son casi caricaturas de esta si-

MICHEL ODENf -101

tuación: docenas de bebés yacen envueltos estrechamente, uno al lado del otro, para ser llevados como paquetes a sus madres, cuan­ do llega el momento de alimentarlos. Una mi­ rada a semejantes escenas hace que uno se dé cuenta de la gran necesidad de cambio. Irónicamente, en Pithiviers, la resistencia más fuerte para el cambio, a menudo proviene de las madres de las mujeres que vienen a dar a luz. Sobre todo si ellas dieron a luz en los años '50 y '60, en una época en la· que el amamantamiento no era valorizado y a las mujeres se les decía una y otra vez, que la ex­ cesiva atención " estropearía" al niño; que dándole de mamar cuando pidiera, llevaría al desarrollo de "malos hábitos". Estas mujeres se sienten mal cuando ven a sus hijas o nue­ ras responder a las necesidades de sus bebés, de ser alimentados, tenidos en los brazos y mimados cuando lo reclaman. Obviamente, si una madre no "escucha" a su bebé por miedo de alentar "malos hábi­ tos", la criatura no va a tener más salida que la de terminar por someterse a semejante tra­ tamiento. Pero tarde o temprano va a pagar­ se un precio. Aunque no enteramente conclu­ yentes, los resultados de un número de estu­ dios importantes muestran correlación entre ciertos sucesos durante la vida fetal, el alum­ bramiento y la primera infancia y una varie­ dad de enfermedades posteriores. Por ejem­ plo, Nikolaas Tinbergen, el etólogo inglés y ganador del Premio Nobel, ha identificado factores específicos como -alumbramientos con fuertes fórceps y prolongada separación ( de la madre después del nacimimtcr- como "patógenos" (productores de enfermedad); en este caso particular como causas posibles de autismo. Personalmente, siempre estuve predispues-

to a darle gran importancia y valor a la tem­ prana edad y la primera infancia, gracias a que mi madre trabajó en una escuela forma­ dora de maestras para jardines maternales. Ella fue influida profundamente por figuras como María Montessori, una pionera en la educación de los niños pequeños, quien estu­ dió los posibles efectos a largo plazo de las experiencias de los bebés durante las prime­ ras horas de sus vidas, en su desarrollo poste­ rior. El trabajo de Montessori tuvo nuevo sig­ nificado para mí en una época de mi vida, cuando en Pithiviers, mi previa experiencia médica convirgió con nuestra reconsideración de la práctica de la obstetricia. Como ciruja­ no, a menudo traté adultos con enfermeda­ des como úlcera péptica, colitis ulcerante e hipertiroidismo. Cada vez que intenté descu­ brir el origen y la naturaleza de las llamadas enfermedades "psicosomáticas", era llevado inevitablemente a alguna consideración de la primera infancia del paciente. El hecho de tratar semejantes enfermedades y trabajar al mismo tiempo en la unidad de maternidad, hizo que mi continuo n i terés se enfocara en la primera infancia y los principios de la rela­ ción madre e hijo. Me volví curioso con res­ pecto a la perspectiva psicoanalítica e in,triga­ do por el trabajo de los etólogos que· habían estudiado los primeros contactos entre ma­ dres animales y sus proles e investigado los períodos críticos del proceso de esta interre­ lación. El concepto fascinante de "inhibición de acción" formulado por Henri laborit -el fi­ siólogo francés que, en 1952, introdujo la clo­ ropromazina, la primera droga neuroléptica (modificadora del comportamiento)- provee una importante llave para nuestra compren­ sión del vínculo que hay entre traumas tem-

EL NACIMIENTO RENACIDO - 102

pranos y desarrollo posterior. Laborit usó el término "inhibición de acción" para describir el modelo de comportamiento de sumisión básico, un estado patógeno, que resulta cuan­ do un organismo no está en posición de res­ ponder al estrés, ya sea peleando o huyendo. Experimentando con ratas, Laborit pudo ras­ trear el origen de alta presión arterial en las situaciones de continua frustración. Las ratas, en una jaula, recibían repetidos choques eléc­ tricos. Algunas tenían acceso a una puerta abierta; otras no podían huir. Algunas esta­ ban en una jaula con otras ratas y podían pe­ lear; otras estaban aisladas. Sólo aquellas ra­ tas que no podían ni pelear ni huir, sufrieron una indudable alza en la presión arterial. El punto es que la naturaleza exacta o la causa del estrés es un factor menos significativo que cómo puede actuar uno para aliviarlo, si es que puede. Esto es ciertamente verdadero en los humanos. Basta pensar en cuán desagra­ dables son, en nuestras propias vidas, esas si­ tuaciones de frustración, sin ninguna posibili­ dad de alivio o de resolución. Estudios hormonales confirman la teoría de Laborit. La "inhibición de acción" genera una secreción de noradrenalina y cortisol; el corti­ sol mismo desencadena la inhibición de ac­ ción y el resultado es un círculo vicioso que explica la generación de la angustia. Sólo una acción que viola el modelo dando un premio, puede romper el ciclo. Además, como sabe­ mos que la noradrenalina contrae los vasos sanguineos, acelera los latidos del corazón y eleva la presión arterial y que el cortisol tiene varios efectos a largo plazo, como el de dis­ minuir el sistema inmunológico y destruir el timo, podemos predecir terribles consecuen­ cias, en caso de repetida inhibición de ac­ ción. Es obvio que semejantes reacciones

hormonales continuadas (reacciones a las si­ tuaciones patógenas) son factores Ounto con causas genéticas y otras causas) -en la etio­ logía- de las que solíamos 11amar "enferme­ dades psicosomáticas" . Estas incluyen la de­ presión, alta presión arterial, úlceras, aler­ gias, disfunciones sexuales, partos difíciles, colitis, irregularidades del sistema inmunológi­ co, cáncer, en resumen, todas las enfermeda­ des que asociamos con la civilización moder­ na. A pesar de que Laborit no relaciona explí­ citamente sus descubrimientos con las expe­ riencias comunes de los recién nacidos, lo podría haber hecho. Es precisamente en las primeras etapas de la vida (cuando el "hor­ monostato" que, desde el cerebro, regula el nivel hormonal del cuerpo, es puesto en mar­ cha), que estas situaciones de comportamien­ to son más propensas a generar la patolo­ gía. 6 Muchos bebés pasan días, semanas e in­ cluso meses en prolongados o casi crónicos estados de "inhibición de acción". Separados de sus madres durante horas, sujetos a duros exámenes médicos, sus pedidos de comida ignorados, probablemente aprendan bien temprano que sus llantos tendrán muy poco o ningún efecto en lo que sucede a su alrede­ dor. A nuestras madres y abuelas se les ense­ ñó que los bebés no debían ser "malcriados", en otras palabras, que ellos debían ser mante­ nidos en estado de "inhibición de acción". En Pithiviers, nuestra meta es prevenir estas si­ tuaciones patógenas, satisfaciendo los deseos fundamentales del bebé. El mejor modo es a­ segurarnos de que, en los primeros días, la madre y el niño estén juntos y sean accesibles uno al otro, en todo momento. Si bien los hospitales convencionales rara­ mente satisfacen las necesidades fundamenta-

MICHEL ODENf - 103

les de los bebés nacidos en término, la situa­

fueron expuestos a experiencias sensoriales

ción es aún más aguda en el caso de los be­

excepcionalmente ricas desde muy temprana edad, una muy probable hipótesis, ya que en

bés prematuros. Actualmente, la prematurez está vista como una desventaja y es temida, porque a menudo se la asocia con una mayor

los días anteriores a la existencia de la neona­ tología, los bebés prematuros, probablemente

susceptibilidad a la enfermedad, a los proble­

debían su supervívencia a la constante sensiti­

mas emocionales y al retardo mental. Sin em­

vidad y vigilancia de sus atentas y comunicati­ vas madres.

bargo, sin negar los potenciales problemas que pueda haber, recordemos que Galileo,

Ahora, la prematurez se caracteriza, desa­

Pascal, Darwin y Einstein fueron prematuros

fortunadamente, por la separación de la ma­

y, en un sentido, todos los seres humanos,

dre y el niño y por una profunda privación

comparados con la mayoría de los mamífe­ ros, nacen en estado de inmadurez. (Sus sis­

sensorial en un momento crucial del desarro­

temas no están totalmente formados todavía).

una nursery de cuidados intensivos, a menu­

Su madurez se realiza dentro de un contexto

do recibe menos estímulo sinestésico y vibra­

social, donde ellos experimentan temprana­ mente un intenso estímulo sensorial. Las cla­

torio que un feto de la misma edad in utero cuando, en realidad, necesita más. EJ entorno

ses específicas de estímulo varían de una cul­ tura a otra y de un indivíduo a otro, pero el

llamada incubadora, es obviamente aislante;

estímulo sensorial de cierta clase es universal.

el constante ruido del motor sirve para en­

¿Qué puede decirnos esto con respecto a los niños nacidos "antes de término"? A pesar

sentido para el bebé. EJ bebé no puede ni to­

de que la madurez del sistema nervíoso cen­ tral está determinada por ciertos imperativos

car a su madre, ni oír su voz. Eso es terrible­ mente descorazonador, dada la especial im­

cronológicos ligados al código genético, el

portancia que tienen para el niño, los estímu­

llo de la vída del bebé. Un bebé prematuro en

en esa jaula húmeda de vidrio o de plástico,

mascarar todos los sonidos que pueden tener

despertar de las funciones sensoriales, clara­

los sensoriales y el contacto humano. Alimen­

mente, es un estímulo esencial para su desa­ rrollo. Por ejemplo, simples exámenes han

to y calor no serán suficientes para llevar

demostrado que los bebés prematuros, a los

ciones motoras.

energía al cerebro o ejercitar tempranas fun­

cuarenta y cinco días después de la concep­

Para empezar, ¿por qué no se pone la in­

ción, generalmente tienen una función vesti­

cubadora en el cuarto de la madre? Cualquier

bular más avanzada que los bebés de la mis­

madre puede entender que una incubadora es

ma edad, nacidos en término. Entonces, la

simplemente una caja de plástico o de vidrio

prematurez no lleva necesariamente a una in­

con un termostato adentro, una pieza de tec­

capacidad física y emocional; al contrario, los

nología bastante manejable. Además, agre­

bebés prematuros que están rápidamente ex­

gando una estufa en el cuarto, es posible sa­

puestos a ricos y variados estímulos pueden

car al bebé de la incubadora, sin riesgos. Cu­

muy bien convertirse en algunos de los más

bierto con cálidas frazadas, aun el bebé pre­

avanzados en su desarrollo. Quizás algunos

maturo puede pasar la mayor parte de su

de nuestros genios nacidos prematuramente

tiempo en los brazos de su madre y puede ser

EL NACIMIENTO RENACIDO - 104

La mamá conserva al bebé prematuro en su cama, con la incubadora al iado

hamacado, tocado, acariciado, recibir cosqui­

go extraño sucede, ella siempre será la pri­

llas, mientras se le habla o amamanta. El be­

mera en notarlo. Los bebés más pequeños

bé prematuro, también, puede empezar a co­

que conservamos en la clínica y no manda­

nocer a su madre, acostumbrarse a su voz, a

mos a la unidad de cuidado intensivo neona­

su aroma y a su tacto. De hecho, la composi­

tal, fue un par de mellizos, cada uno con un

ción de la leche de su madre está perfecta­

peso de 3.5 libras. Durante su estadía en Pi­

mente adaptada para las necesidades espe­

thiviers, los mellizos fueron separados de su

ciales de su bebé prematuro. 7 No es sorpren­

madre solamente una vez durante una hora,

dente que la mayoría de las madres, en Pithi­

cuando salió a comprar algunas cosas al pue­

viers, eligen usar las incubadoras lo menos

blo. Nunca tuvimos que mandar a bebés naci­

posible, prefiriendo tener a los bebés en la

dos con un peso inferior a 5.5 libras a la uni­

cama, con ellas. Cuando un bebé prematuro

dad pediátrica después de haber decidido cui­

y su mamá están juntos todo el tiempo, es

dar de ellos en la clínica, y lo que es más, es­

asombroso lo rápido que se vuelven una uni­

tábamos siempre impresionados por el pro­

dad autónoma, independiente del personal

greso rápido que esos chicos hacían estando

del hospital. Gracias a este íntimo contacto,

al cuidado de sus madres; a menudo estuvi­

la madre va a conocer mejor a su bebé: si al-

mos de acuerdo en que se los llevaran a casa

MICHEL ODENf - 105

cuando aún tenían un peso inferior al nor­ mal. (Por el contrario, semejantes bebés, si estuvieran en las unidades de cuidado neo­ natal, serían mantenidos en incubadoras, durante una o dos semanas más). Realmen­ te, hemos empezado a sospechar que, mu­ chas de las alteraciones metabólicas obser­ vadas con frecuencia en bebés prematuros, están ligadas no al hecho de que son pre­ maturos sino a la ausencia o reducción de estimulo sensorial y de afecto humano -es­ pecíficamente a la separación de la madre y el bebé- común en la mayoría de los hos­ pitales modernos. Desafortunadamente, obstáculos prácticos a menudo hacen imposible este acercamiento ideal entre madre e hijo, incluso en nuestra unidad. Una madre que ya tiene varios niños en casa, a veces no puede quedarse en el hospital durante varias semanas, con su bebé. Además, al seguro nacional francés no se lo convence fácilmente para que cubra los cos­ tos de su hospitalización por más de doce días, a pesar de que, por lo general es menos costoso que la permanencia del recién nacido en una unidad de cuidado intensivo. Estas di­ ficultades prácticas en cierto modo, se hallan ligadas también con nuestra quizás excesiva prudencia. A pesar de la "falta de calidez" de la incu­ badora, las hemos utilizado en casos en los cuales habría sido posible, simplemente, pres­ cindir de ellas. No nos sentimos preparados para seguir totalmente el ejemplo del pediatra

colombiano que manda los bebés prematuros a su casa, después de sólo uno o dos días, re­ comendándoles a las madres que se queden con ellos día y noche, en estrecho contacto corporal, como los bebés canguros en la bol­ sa de su madre. Los resultados de nuestro acercamiento al prematuro no pueden interpretarse estadísti­ camente, pues no hemos tenido suficientes casos, hasta ahora. Aún así, entre 1 9 7 8 y 1984, a cien bebés con un peso menos de 5 . 5 libras, se los mantuvo constantemente con sus madres. Antes que la madre deje la unidad de mater­ nidad, dialogamos con ella sobre varios temas, desde contraconcepción hasta cochecitos. Nos asegurarnos de hablarle sobre la Uga de la Le­ che, organización internacional fundada hace treinta años por mujeres que quisieron hacer que el amamantamiento fuera más fácil y más satisfactorio tanto para las mamás como para los bebés. Es importante que las mujeres estén informadas sobre qué esperar del amaman­ tamiento, pues muchos doctores saben tan po­ co sobre esto que no pueden aconsejar a las madres acerca de qué hacer cuando surgen problemas, y entonces, demasiado rápidamen­ te, les aconsejan darles mamaderas. Desde este momento, es la madre "la que toma las riendas". Quedamos a su disposi­ ción para ayudarla, si hubiera algún proble­ ma. Pero si hemos hecho nuestro trabajo de manera adecuada, ahora ella estará lista y de­ seando manejarse por sí misma.

EL NACIMIENTO RENACIDO 106 -

Una madre de París Era primavera. Cada martes íbamos para cantar con Marie-Louise a la unidad de ma­ ternidad. Yo estaba embarazada de dos me­ ses, cuando hicimos nuestra primera visita. A la salida del colegio podía oír a mi hija de cinco años mandándose la parte con sus amigas: "Me voy a bailar y a cantar al hos­ pital donde nacen los bebés". Fantasía: Marie-Louise canta a propósito de la vida y mí bebé canta a la vida adentro de mí. El verano llega a Pithiviers, inun­ dando al pueblo con la luz del sol. En Be­ auce, los campos dorados cubren la tierra. Pasamos las vacaciones en la hostería de la campiña, dirigida por Madame de la Forge. Ella trabaja en el hospital y también canta allí. Su hospitalidad no tiene límites. Un día durante la cita con un pediatra, mi hija es atraída por Martine, una joven futura madre. Juegan juntas y hacen paja­ ritas de papel. Una amistad nace. "Bueno, lo prometo: mañana vamos a hacer jun­ tas un picnic en el césped". Pero al día si­ guiente Martine y Didier, nuestros nuevos amigos, no están allí. En el hospital, una asistente nos informa que su bebé está por nacer en el cuarto 126 . Le vamos a hacer una corta visita. Didier me pide que me quede con Martine durante unos cinco mi­ nutos, mientras él fuma un cigarrillo. Esta­ ban acampando, cuando los primeros "sig­ nos" comenzaron durante la noche. Marti­ ne está por dar a luz. Quiere compartirlo conmigo, para volver a traer los viejos la­ zos entre mujeres. Martine se sienta en la pileta para aliviar las contracciones fuertes. Mi hija entra y sale en puntas de pie. ¿Ten­ dría que tratar de alejarla de la realidad

del nacimiento? Muy pronto la oigo tocan­ do el piano en el cuarto de canto; sus ma­ nitas tocan las teclas como si fueran alas de mariposas cepillándose en un verde pra­ do. La cabeza del bebé coronó. "Me he quedado sin fuerzas, yo. . . " Martine larga un grito de queja. El bebé de Martine ha nacido y llora sua­ vemente en sus brazos. "¡Mi hijo!", dice a­ sombrada: "¡Ahora tienes tu propia vida!" El sudor de mi cara está mezclado con lá­ grimas de alegría. "¿Podemos ir al picnic ahora?" grita mi hija, al entrar en el cuarto. Varios días después, me pregunta pensa­ tiva: "Mamá, ¿eso es la vida?" "Sí", le con­ testo. Y su respuesta es: "¡Oh! ¡Es maravi­ lloso!" Un mes más tarde, hacemos el viaje fa­ miliar desde París a Pithiviers. Los puebfe­ rinos están cefebrando fa fiesta local. Flo­ res. Bandas. "Mayorettes". Mis contraccio­ nes, que empezaron esa mañana, se ouel­ ven regulares mientras seguimos el ritmo de la música. A eso de las ocho de la noche deshago mi vafija en el cuarto 1 26. Mi hija está encantada escuchando mágicas histo­ rias que le cuenta su padre. Pronto se que­ da dormida. A medianoche, nace Baptiste. Su padre me ayudó con todas sus fuer­ zas, mientras que una asistente se asegura­ ba de que su precioso agarre fuera firme. Nuestra partera esperó pacientemente. Y ahí estaba yo, sentada en ef piso, con mi bebé en mis brazos. Se le preparó un pe­ queño recipiente para bañarlo. Una enfer­ mera estudiante, a quien conocí en los � siones de canto, se sentó a mi espalda, ha­ ciendo de confortable respaldo. Obseroé mientras el papá de Baptíste cortaba el

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cordón umbilical, que aún estaba u nido a mí. Volvi mos a nuestro cuarto; Baptiste iba en los brazos de su padre. E n la cama, Baptiste yace dormido a mi lado. Se des­ pi erta, trata de mamar; se vuelve a dormir otra uez. Recuerdo otra noche de nacimien­ to, una noche sin dormir, gris de tristeza, rodeada de vacío: en cuanto mi hija nació, ¡fue sacada de mi lado para que yo descan­ sara! Aquí, en Pithiviers, a uno no le sacan sus hijos. Se dan tiempo y espacio para que nu evos lazos se creen y crezcan. Al otro día, una enfermera sugiere que cambiemos al pequeño Baptiste, pero está dormido. Así que esperamos. Y yo toda­ vía estoy al/í cuando s e despierta. El/os s i mplemente me dan consejos generales; yo sé qué hacer. Han pasado cuatro meses. El nudo tan sólidamente hecho en Pithivi ers se ha vu el­ to cada vez más fuerte con cada día q u e pasa. ¡Miren a Baptiste, dejando mi pecho para sonreírme, para mirar a su padre, cu­ ya voz escucha! La primera vez que hizo e­ so, no s e dio cuenta de que al sonreírse po­ día perder mi pezón y empezó a gritar.

Cuando lo encontró de nuevo, ¡sonrió otra vez! En Pithiviers, yo estaba viva durante el nacimiento; era capaz de disfrutar cada momento. Compartí mi experiencia con las mujeres asistentes, infinitamente atentas hacia mí y mi bebé. Y para u n hombre de­ be ser una experiencia inolvidable ayudar a dar a luz a la mujer que ama. Seco al tembloroso Baptiste después de su baño y le canto las ti ernas palabras de Marie-Louise: Tu n'au ras jamais froid, Je semerai la laine, Tu n'au ras jamais froid, Je planterai la soie. . . You '/1 never be cold, 1'11 sow seeds o/ wool. You '/1 neuer be cold, I'/1 plant silks unto/d .. . Jamás tendrás frío, Sembraré semillas de lana. Jamás tendrás frío, Plantaré Incalculable seda.

EL NACIMIENTO RENACIDO - 108

MICHEL ODENT - 109

ANTIOB STETRICIA Es fácil imaginar las objeciones que un obs­

han sido consideradas como casos· especiales

tetra convencional puede tener con respecto

o difíciles en otras partes y quieren saber qué es lo que nosotros podemos hacer de diferen­

a nuestra manera de encarar el nacimiento en Pithiviers. Esos doctores pueden argUir

te. Por ejemplo, es típico encontrar en nues­

que nuestra práctica es adecuada sólo para mujeres sanas, con embarazos de "bajo ries­ go" (de las que se espera un parto sin compli­

tra clínica, a mujeres de más de treinta y siete años o de treinta y siete a cuarenta y tres o cuarenta y cuatro años, que ya han tenido

caciones) y que para todas las demás muje­

una cesárea y ahora quieren la oportunidad

res, es potencialmente peligroso. Es cierto

de hacer un trabajo natural y tener la posibili­

que la mayoría de los nacimientos en Pithi­

dad de dar a luz por vía vaginal. Además, una

viers no tienen problemas. Sin embargo, esto

clínica de maternidad a unos treinta kilóme­

no se debe al bajo riesgo de la población de

tros, que aún no tiene medios quirúrgicos,

la clínica. No seleccionamos a las posibles

nos envía mujeres con problemas durante el

madres ni enviamos a aquéllas con posibles

trabajo de parto. Evidentemente, estas muje­

problemas a otro hospital, ni tampoco hace­

res no se pueden calificar como embarazos

mos propaganda para atraer sólo un cierto

de "bajo riesgo".

segmento de la población. De hecho, muchas

Así que, contamos, por lo menos, con

mujeres que vienen a Pithiviers lo hacen pre­

nuestra cuota de casos difíciles. Sin embargo,

cisamente porque tuvieron problemas en pre­ vios trabajos y partos. Algunas, habiendo vis­

para nueve de cada diez mujeres que dan a luz en Pithiviers, la calidez, la oscuridad, la

to muchos doctores y muchas unidades de

privacidad, la calma, la tranquilidad, la liber­

maternidad, están extremadamente preocu­

tad de movimiento y la presencia de sensibles

padas, y a causa de esto, no podemos espe­

ayudantes durante el nacimiento, son sufi­

rar una labor y un nacimiento fáciles. Otras

cientes para asegurar un tranquilo progreso

111

en el trabajo. En realidad, cuanto más difícil

trabajo normal e ignoran por completo los

parece que va a presentarse el trabajo, más

factores perfectamente comunes que pueden

atención prestamos a la calidad de la atmós­

modificar el proceso, sin que eso sea causa

fera.

para alarmarse o intervenir. El resultado final

Los problemas son la excepción, aun con

es que, cada nacimiento, es visto como un problema potencial.

aquellas mujeres cuyas experiencias pasadas nos llevaron a creer lo contrario.

En Pithiviers, por supuesto que no duda­

El establecimiento médico cita con frecuen­

mos en intervenir médicamente cuando es

cia el "factor riesgo" -la legítima preocupa­

necesario. No estamos contra la tecnología

ción por la seguridad de la madre y el niño­

médica y no negamos la importancia de las

para justificar la "medicalización" del proceso

contribuciones tecnológicas en el campo de

del nacimiento y desacreditar toda otra alter­

la obstetricia. Lo que hacemos es evitar cual­

nativa: ya sean nacimientos caseros o centros

quier riesgo innecesario para la madre y el

de nacimientos fuera del hospital o unidades

bebé. Sin embargo, nuestra dedicación para

de maternidad en hospitales, como es el caso

ayudar a las mujeres a dar a luz por sí solas,

de Pithiviers. Pero no está realmente bien

determina cuándo y cómo intervenimos, si se

claro si esta actitud (que involucra el difundido

generara algún problema; puesto que la si­

uso de sedantes, hormonas artificiales para

tuación de cada mujer es diferente, no puede

estimular el trabajo, epidurales y otras aneste­

haber un modelo de rutina general para in­

sias, fórceps y las cesáreas diarias) ha dismi­

tervenir. Y ya que consideramos al nacimien­

nuido el "factor riesgo", puesto que gran par­

to como un acontecimiento personal e ínti­

te de esta intervención médica introduce nue­

mo, hacemos todos los esfuerzos posibles

vos riesgos. Además, este énfasis en casos de

para minimizar la naturaleza invasora de la

alto riesgo sirve muy pobremente a los intere­

asistencia médica. Como resultado, muchos

ses de la gran mayoría de las mujeres, que

aspectos de nuestra práctica eliminan los pe­

tienen embarazos y alumbramientos "norma­

ligros que la obstetricia convencional ha crea­

les". Desafortunadamente, la mayoría de los

do: cuando las mujeres tienen la libertad de

doctores están mucho más interesados en la

moverse durante el trabajo de parto y asumir

enfermedad que en la salud. Creen que la

las posiciones de alumbramiento verticales,

buena salud es simplemente la ausencia de

algunas complicaciones nunca aparecen y

enfermedad. Como resultado, doctores y es­

muchas intervenciones comunes se vuelven

tudiantes de medicina se refieren con fre­

innecesarias.

patología. Se pasan la mayor parte del tiem­

cial de las membranas; un procedimiento que

cuencia a la obstetricia ; sólo cuando implica po preparándose para todas las cosas terri­

Tomemos, por ejemplo, el desgarro artifi­



se ha vuelto cada vez más frecuente, aunque

bles que podrían ir mal durante el embarazo y

su justificación médica sea discutible. En los

el alumbramiento. Los estudiantes saben todo

hospitales modernos, es normal romper las

acerca de la placenta previa y de la toximia

membranas que contienen las aguas en las

aguda, pero para cuando se reciben, han

que flota el feto, al comienzo del trabajo.

aprendido muy poco sobre la fisiología de un

Cuando la presión de una contracción hace

EL NACIMIENTO RENACIDO 1 1 2 -

que las membranas se hinchen, se pueden

les el romper las membranas parece acelerar

romper fácilmente con cualquier instrumento

el trabajo, probablemente se esté ante mem­

sin filo. Una de las razones que dan los doc­ tores para este procedimiento (amniotomía) es que acelera el trabajo, lo cual se supone

branas que se hubieran roto muy rápidamen­ te por sí solas. En Pithiviers, raramente· rompemos las

practicantes rompen las membranas, es para

membranas, a fin de dejar que el trabajo de parto siga su curso fisiológico natural. En

determinar el color del líquido amniótico. Es­

cambio, si pensamos que es necesario hacer

te color puede proporcionar datos que ayu­

una revisación especial para ver la condición

dan a saber en qué condiciones está el bebé y a veces puede indicar peligro fetal. Si en al­

en que se encuentra el bebé, inspeccionamos

que es bueno. Otra razón por la cual los

las membranas con un amnioscopio: un tubo

gún momento el feto es privado de oxígeno,

de metal equipado con una luz al final. Con el

protegerá sus órganos vitales -como el cora­

amnioscopio podemos ver el color del líquido

zón y el cerebro- y comprometerá el flujo

amniótico a través de las membranas transpa­

de oxígeno que va a otros órganos menos

rentes, sin tener que romperlas. Tampoco ve­ mos la necesidad de usar monitoreo interno

cruciales. Cuando esto sucede, los intestinos se retraen y se vacían en el líquido amniótico,

electrónico para chequear y verificar los lati­

rrón, lo cual sugiere que el bebé ha sufrido o

dos fetales continuamente. Por una parte, es­ ta intrusión agresiva en el mundo del bebé no

está sufriendo por la privación de oxígeno.

está exenta de riesgo. Por otra parte, el bebé

dándole un tinte amarillento, verdoso o ma­

Una tercera razón para romper las bolsas es

probablemente está sufriendo porque la mu­

posibilitar a los doctores el uso de un monitor

jer está inmovilizada sobre sus espaldas, con

eléctrico interno fetal que requiere ajustar un

su útero presionando contra la vena cava y

electrodo en el cráneo del bebé para verificar

sus contracciones aumentadas por hormonas

el peligro fetal.

sintéticas; entonces sí, el monitoreo electróni­

Desde nuestro punto de vista, ninguna de

co constante se vuelve necesario. En nuestra

éstas son razones suficientemente buenas pa­

clínica, donde las mujeres se mueven libre­

ra una intervención de rutina. Primero, no es­ tá del todo claro por qué una aceleración ruti­

mente y no se usan drogas, las dos principa­ les causas de peligro fetal son eliminadas. Es

naria del trabajo es deseable. Para empezar,

por lo tanto innecesario para nosotros hacer

la rotura de las membranas da más posibilida­

otra cosa que escuchar intermitentemente el

des a la infección tanto para la madre como

latido fetal con un estetoscopio obstétrico

para el niño. Sobre todo si la mujer tiene que

convencional. Si la mujer está parada o si es­

trabajar yaciendo sobre su espalda, ya que en

tá en la pileta, es más práctico recurrir al

esta posición, el líquido no puede salir por

Doptone, pequeño instrumento que se pare­

abajo y para afuera. Romper las membranas

ce a una afeitadora eléctrica y se usa con on­

también destruye su función potencial como

das de ultrasonido de muy baja frecuencia,

protección adicional para el cordón y para el

para detectar los movimientos cardíacos del

cráneo del bebé, durante las etapas finales del

bebé. El Doptone es considerado seguro por

trabajo. Por último, en esos casos en los cua-

muchos médicos, porque su onda es baja en

MICHEL ODENT - 113

presión y en intensidad. Sin embargo, puesto

para estimular o reforzar las contracciones

que sus efectos a largo plazo todavía no son

uterinas. El Pitocin es prescripto cuando una

conocidos, no lo usamos en las primeras eta­

mujer no logra tener el equilibrio hormonal

pas del embarazo; si lo tenemos que utilizar

necesario durante el trabajo, para secretar

durante el parto, lo hacemos por breves in­

bastante oxitocina capaz de generar las con­

tervalos.

tracciones o bien las contracciones suficiente­

Hay sólo dos situaciones en las cuales juz­

mente fuertes. Sabiendo lo que ya sabemos

gamos necesario romper las membranas: la

sobre el efecto del entorno para la mujer que

primera, cuando el trabajo cesa totalmente,

está trabajando, no debería sorprendernos

una vez que la dilatación cervical se ha com­

que el ambiente de un hospital convencional

pletado. Este es un problema que encontra­

no sea muy apropiado para trabajos espontá­

mos raramente, ya que si somos suficiente­

neos y eficaces. Los alrededores desconoci­

mente pacientes, por lo general el trabajo

dos, las luces brillantes, las máquinas que inti­

vuelve a empezar de manera espontánea. El

midan, los sonidos extraños, el constante ir y

segundo es cuando la placenta está baja pero

venir de gente extraña hacen bastante impro­

no cubre absolutamente la apertura cervical

bable que una mujer pueda lograr el equilibrio

(placenta prevía marginal). En este último ca­

hormonal requerido. Por eso el Pitocin se

so, una vez que las membranas se han roto,

vuelve necesario en tantos nacimientos de

algunas mujeres pueden dar a luz vaginal­

hospital. Sin embargo, no es una alternativa

mente, sin peligro de hemorragia. Sin embar­

ideal. Las hormonas sintéticas, aun en dosis

go, salvo estos ejemplos especiales e inusua­

prudentes, nunca pueden reemplazar el ba­

les, no es excepcional en Pithiviers que los

lance hormonal fisiológico perfecto. Además,

bebés nazcan con las membranas intactas cu­

la experiencia nos ha enseñado que las con­

briéndoles la cabeza; éste es un signo de bue­

tracciones reforzadas artificialmente con Pito­

na suerte en muchas culturas del mundo. Por

cin, a causa de su a veces excesiva fuerza y

supuesto que, algunas veces, las membranas

mayor frecuencia, tienen más probabilidad de

se rompen ellas solas antes de que las con­

privar de oxígeno al feto, que las contraccio-

tracciones empiecen. Si esto sucede, espera­

. nes naturales. Finalmente, estudios recientes

mos que el trabajo comience y nos asegura­

han demostrado una relación entre el uso del

mos de que el agua esté limpia, lo cual es un

Pitocin y de la glucosa (el azúcar que se en­

indicador del estado de salud del bebé. No

cuentra en la solución del drip intravenoso, a

hay que anticipar ningún riesgo por esta rup­

través del cual el Pitocin es administrado) y la

tura espontánea y normal, pero evitamos ha­

ictericia neonatal.

cer exámenes vaginales durante estos mo­

Por eso, en Pithiviers, hacemos todo lo po­

mentos, para minimizar la posibilidad de in­

sible para crear un entorno en el cual la mu­

fección. Otra práctica que cuestionamos es el

jer va a secretar su propia oxitocina, hacien­

uso rutinario de Pitocin. El Pitocin (una forma

do innecesario el Pitocin. Empleamos Pitocin

sintética de la hormona oxitocina) es la droga

en menos de un nacimiento cada cien, sólo si

que se usa más frecuentemente en todo el

la dilatación no progresa y el descenso del

mundo durante todas las etapas del trabajo,

bebé se hace difícil. (Nunca administramos Pi-

EL NACIMIENTO RENACIDO - 114

tocin cuando hay presentación pelviana, por

ne que decir cuándo lo debe hacer. Si sus es­

razones que serán tratadas más adelante, en

fuerzos no son exitosos, el bebé tiene que ser

este mismo capítulo). Muy suavemente empe­

sacado con fórceps.

zamos el goteo de Pitocin. Si los latidos del

La obstetricia convencional justifica el uso

bebé se hacen más lentos (aunque sea en gra­

de epidurales y otros procesos anestésicos di­

do mínimo), cesamos el drip inmediatamente;

ciendo que evitan a las madres un gran dolor.

si todo sigue bien, continuamos hasta que el bebé haya descendido y la dilatación sea

eliminan la participación activa durante el

completa. A veces, una dosis minúscula es

parto. Además, los mismos doctores que abo­

suficiente para que la dilatación y el descenso sean completos. En cuanto se puede -es de­

gan por su uso se niegan a reconocer que, gran parte del dolor del alumbramiento es

cir, cuando el bebé ha coronado y está listo

creado por su insistencia en que las mujeres

para nacer- suspendemos todo el Pitocin.

Las epidurales sacan el dolor, pero también

deben dar a luz en una posición determinada,

Abrir el armario de las medicinas para bus­

así como por el uso rutinario del Pitocin, que

car drogas de cualquier tipo no es en absolu­ to una rutina en nuestra clínica. Excepto en

trae contracciones artificialmente fuertes y en su prescripción de otras drogas para alterar el

las ocasiones mencionadas más arriba en que

equilibrio hormonal y probablemente inhibir

usamos Pitocin, casi nunca administramos drogas durante el trabajo de parto. Narcóti­

la producción natural de opiantes. En cierto

cos, tranquilizantes y calmantes, todos ellos atraviesan la placenta y tienen efectos depre­

sentido, la obstetricia convencional no deja a la mayoría de las mujeres otra opción sino la de solicitar epidurales y algún otro alivio arti­

sivos en el bebé. (Los efectos a largo plazo de estas drogas en el recién nacido, desde el Pi­

ficial.

tocin a los calmantes, aún no se conocen; hay estudios en desarrollo). Tampoco usamos

nacimiento es particularmente difícil, brinda­

anestesia local, como epidurales, tan popula­

jarse en una pileta de agua tibia y, eventual­

res en muchos hospitales. La epidural se

mente, de permanecer un rato a oscuras, so­ la, libre para ser tan ruidosa como ella lo de­

efectúa insertando una aguja entre dos vérte­ bras lumbares, introduciendo un catéter y lue­

En vez de recurrir a las drogas cuando un mos a la futura madre la posibilidad de rela­

see. En ocasiones sugerimos una o dos gotas

go inyectando una anestesia que desensibiliza

de alcohol en forma de punch o champagne,

o paraliza la región inferior de la mitad del

para ayudar a la mujer a que se relaje. Tam­

cuerpo de una mujer. Las epidurales hacen

bién hemos experimentado con algunas otras

bajar la presión arterial -lo cual tiene que

alternativas, aparte de los calmantes quími­ cos. Por un tiempo tratamos de reducir el tra­

ser remediado por drips intravenosos- e in­ hiben contracciones uterinas; entonces las

bajo de parto con acupuntura. Paradójica­

dosis de Pitocin se hacen necesarias. Cuando

mente, mi viaje a China nos desalentó en la

la dilatación es completa y el descenso del be­

intención de proseguir en esta línea. De he­

bé ha terminado, la mujer, por supuesto, no

cho, me enteré de que la acupuntura tradicio­

puede sentir cuándo tiene que empujar para

nal china raramente es usada durante naci­

ayudar al bebé a emerger y entonces se le tie-

mientos. Esto no es el resultado de ignoran-

MICHEL ODENT - 115

cia o indiferencia por parte de Jos acupuntu­ ristas masculinos. Por el contrario, la acupun­ tura es utilizada en obstetricia. El punto Zhi­ yin del meñique del pie, se cree que hace dar welta a los bebés en presentación pelviana durante el embarazo y el Renzhong, en el la­ bio superior, puede ser usado para revivir a los recién nacidos. Pero la poca frecuencia del uso de acupuntura durante el trabajo, pro­ bablemente refleja una actitud tradicional que sabiamente reconoce que, tratar de influir en el trabajo de parto, implica perturbar un pro­ ceso en extremo complejo, al cual es mejor dejar intacto. A pesar de haber tenido algún éxito con la acupuntura, era imposible de aplicar mientras la mujer estaba caminado por ahí, cambiando posiciones o flotando en

dolor de espalda y también permite que la di­ latación progrese. Por último, cuando hay un trabajo de parto

el agua, por lo tanto, eventualmente, la aban­

especialmente difícil, una mujer debe usar to­

donamos. Tenemos muy poca experiencia

da la fuerza que tenga, para traer a su hijo al

con la homeopatía durante embarazo y par­

mundo. Confiamos en las capacidades pro­

to, pero nos ha sorprendido la aparente efi­

pias de la mujer y en su potencial durante el

cacia del "caulofillum 4CH" usado alternati­ vamente con "actea racemosa 4CH" (pildori­

trabajo; esa confianza ha sido constantemen­ te reforzada por nuestras experiencias en la

tas puestas debajo de la lengua de la mujer

clínica.

que está en trabajo). Algunas parteras pien­

Lo mismo sucede para el momento del

san que estos remedios homeopáticos hacen

alumbramiento . Los obstetras reaccionan

que el trabajo sea más fácil, más rápido y me­ nos doloroso. De tanto en tanto, usamos "te­

bastante enérgicamente cuando les decimos que los fórceps no han sido usados en Pithi­ viers desde 1963 y, en lo que nos concierne,

rapia lumbar de reflejo" para aliviar, cuando las contracciones se sienten dolorosamente

pertenecen a los museos. Semejantes reac­

en la parte baja de la espalda y la dilatación

ciones apasionadas no deberian sorprender,

se ha detenido en unos cinco centímetros.

ya que los fórceps son tan básicos en la prác­

Esto involucra inyectar pequeñas dosis de

tica de la obstetricia moderna como lo es la

agua intradérmicamente, en el área lumbar.

posición supina; eliminando ambas cosas, de

Se ha demostrado, mediante estudios, que Jos impulsos de dolor originados en la piel

hecho hemos sacudido los fundamentos de la práctica de la obstetricia moderna. No debe­

pueden inhibir impulsos de dolores profun­

ríamos olvidar que las mujeres, en un princi­

dos. Después de un intenso dolor local mo­

pio, tuvieron que yacer sobre sus espaldas,

mentáneo, dicho tipo de terapia generalmen­

en angostas y altas mesas de parto, para que

te trae alivio Inmediato para este específico

los doctores pudieran usar los fórceps con

EL NACIMIENTO RENACIDO - 1 16

más facilidad. El uso de fórceps para sacar al bebé del cuerpo de la madre desplaza com­ pletamente el proceso natural del alumbra­

de 0.4 Kg. por cm., un número muy bajo pe­ ro suficiente para nuestras necesidades. Cuando la presión llega a este punto, mante­

miento. A veces, los nacimientos con fórceps

nemos una ligera tracción en el tubo de go­

deben ser acompañados de anestesia, hacien­

ma, tirándolo suavemente en la dirección de

do el proceso tanto más intruso y peligroso.

la cabeza del bebé. Durante las contraccio­

Claro que, en la mayoría de los casos, el en­

nes, la taza ayuda a evitar que la cabeza del

trenamiento y la destreza de quien lo practica

bebé se vuelva a subir por la vagina de la ma­

son más importantes que el tipo de instru­ mento usado. Pero es desafortunamente ver­

dre. Mientras tanto, por su parte, la madre sigue colaborando con el bebé afuera, usando

dad, que los fórceps no pueden ser conside­

el extractor al vacío como una ayuda para sus

rados como seguros en cualquier mano y muy pocos son los que pueden usarlos con la

propios esfuerzos. La cabeza del bebé que empuja contra el perineo estimula una más

suficiente delicadeza y seguridad. En Pithiviers, el abandono de la posición

alta secreción de oxitocina, lo que desencade­ na contracciones eficaces (el reflejo Fergu­

dorsal ha convertido los fórceps en piezas ob­

son). Por esta razón, si se ha estado usando

soletas. En los raros casos en que las contrac­

el goteo de Pitocin, lo discontinuamos en

ciones de la madre son insuficientes para em­

cuanto el bebé ha bajado lo suficiente como

pujar a su bebé sin ninguna ayuda, aun cuan­

para usar el extractor al vacío. Una vez que

do el descenso está completado y el cérvix

las contracciones son buenas y fuertes, guia­

absolutamente dilatado, utilizamos en su lugar

mos la cabeza del bebé suave pero firmemen­

un aparato llamado "extractor al vacío". Este

te hacia afuera. El bebé desciende con facili­

instrumento (que se emplea aproximadamen­

dad y la cabeza, generalmente, corona des­

te en un 6% de todos los nacimientos en

pués de varias contracciones. Uegados a este punto, a veces sacamos la taza y procedemos

Pithiviers), consiste en una pequeña taza suje­ tada por un tubo de goma a un frasco. Con un simple inflador como para bicicleta, se crea el vacío en el frasco, para que la taza se

como de costumbre, mientras la madre adop­

adhiera a la superficie. A pesar de que puede

to práctico y seguro; nunca falla, es extrema­

ser usado en cualquier posición, el extractor

damente fácil de usar y no requiere anestesia.

ta la posición que mejor le convenga. En re­ sumen, el extractor al vacío es un instrumen­

al vacío es utilizado cuando la madre está en

Lo utilizamos en el cuarto de alumbramiento,

una posición semisentada, ayudada por su

pero también podría ser apliéado durante na­

compañero o asistente. La taza es insertada

cimientos en los hogares.

en su vagina y puesta en la cabeza del bebé,

Después del uso del extractor al vacío, al fi­

lo más cerca posible del hueso púbico de la la taza se adhiere a la cabeza del bebé. Un

nalizar la primera etapa del trabajo, las muje­ res en general están aptas para valerse de sus propios recursos y dar a luz. Muchas madres

dispositivo indica la cantidad exacta de pre­

no tienen la sensación de que sus bebés les

madre. Cuando se bombea para crear el vacío,

sión que está siendo aplicada. En cuestión de

fueron extraídos; algunas de ellas hasta se ol­

cinco minutos, la presión alcanza alrededor

vidan de que fueron asistidas por el extractor

MICHEL ODENf 1 1 7 -

al vacío. En cambio las mujeres cuyos bebés han sido sacados con fórceps, nunca lo olvi­ dan. En lo que concierne a los bebés, des­ pués de la extracción al vacío, se suele for­

hemos encontrado necesarias en sólo un 7 % de todos los nacimientos en Pithiviers. Hace­ mos una episiotomía sólo cuando hay causa de preocupación por el estado físico del be­

mar un pequeño chichón en sus cabezas, que

bé, por ejemplo, en caso de presentación

desaparece por completo luego de algunas

pelviana. En ese caso, la episiotomía va a evi­

horas.

tarle al bebé ya estresado, esas últimas con­

Significativamente, los extractores al vacío son muy conocidos y usados sólo en los

tracciones, que van a ayudarlo a nacer más rápidamente.

países donde las mujeres tienen control sobre

La verdad es que las episiotomías son rara­

el entorno del nacimiento. Originalmente fue­

mente necesarias cuando las mujeres dan a

ron desarrollados en Suecia, un país con lar­ ga tradición en parteras. En China, donde la

luz en la posición de cuclillas, con asistencia, como tan a menudo es el caso en Pithiviers.

mayoría de las obstetras son mujeres, las asis­

Esta posición asegura la máxima presión pél­

tentes a menudo usan una versión muy rudi­

vica, óptima relajación muscular, elasticidad

mentaria del método del extractor. Los fór­

perineal extensa y el mínimo esfuerzo muscu­

ceps, que literalmente arrancan el nacimiento

lar. También provee la mejor salvaguardia

a la madre y lo ponen en las manos del doc­

contra serias rasgaduras de perineo. Cuando

tor, son usados exclusivamente en países

una mujer yace sobre sus espaldas con sus pies en los estribos y trata de empujar contra la gravedad, es muy posible que se origine un desgarro en los tejidos profundos, por debajo de la superficie de la piel. Sin embargo, en la

donde los hombres dominan el campo de la obstetricia. En los Estados Unidos, por ejem­ plo, donde a las parteras no se les ha dado su Jugar, el uso de fórceps es muy alto. Otro proceso que se practica comúnmente en el momento del alumbramiento y que no­

posición acuclillada, ayudada, cualquier des­ garramiento será superficial y sanará rápida­

sotros efectuamos sólo en circunstancias muy

mente. Otras maneras de prevenir serias ras­

particulares, es la episiotomía. La episiotomía

gaduras de perineo es evitar dar órdenes

consiste en cortar la apertura vaginal con tije­

(" ¡empuje!" " ¡ no empuje!"), que muy rara­

ras a fin de agrandarla, para facilitar el pasaje

mente están afinadas con lo que la mujer

del bebé. Siempre se hace en la "fourchette",

siente y también evitar tirar de la cabeza del

es decir, en la parte de atrás de la apertura

bebé para que salgan los hombros.

vaginal. A veces el corte es derecho hacia

Otras de las razones por las cuales las epi­

atrás (línea media); otras, hacia un lado (me­ dio-lateral). Esto suele efectuarse justo antes

siotomías son tan ocasionales en nuestra clí­

de las contracciones finales, cuando el peri­

nica es simplemente porque a nuestras parte­ ras no les gusta hacerlas, lo que trae a cola­

neo es distendido por la presión de la cabeza del bebé y se ha vuelto relativamente insensi­

ción la cuestión de que, por ahí, esta cortadu­

ble; la mujer no siente dolor. Mientras que las

específicamente masculina. Por supuesto, los

ra de la vagina refleja alguna insensibilidad

episiotomías son rutinarias en la mayoría de

obstetras convencionales siempre han tratado

los hospitales modernos (95 %), nosotros las

de justificar su práctica. Argumentan que las

EL NACIMIENTO RENACIDO - 1 1 8

episiotomlas reducen la posibilidad de un fu­

de cesáreas es mucho más alta en hospitales

turo prolapso* uterino, aunque no hay ningu­

privados que en hospitales públicos. (Un hos­

na evidencia científica que apoye esta hipóte­

pital privado registra ¡una tasa del 80%!).

sis. En mi propia experiencia quirúrgica, he

Además, el peligro de ser procesado juega un

observado que el prolapso tiene muchas más

papel importante. Hoy en día, un obstetra ra­

probabilidades de ocurrir cuando los médicos

ramente es condenado por hacer una cesárea

aceleran la labor artificialmente, poniendo

innecesaria, pero si un bebé muere durante el

más presión en los músculos o por nacimien­

trabajo de parto, es fácil decir a posteriori

tos con fórceps, que realmente dañan los

que la operación podría haberlo salvado. La

músculos. El hecho de que las episiotomías

manera más simple de evitar problemas lega­

sean una rutina, generalmente hechas sin ra­

les es ser absolutamente convencional. A este

zón, hace que se vuelva aún más insoporta­

respecto, nosotros, en Pithiviers, somos muy

ble el saber que pueden causar a las mujeres

vulnerables. Otro factor que contribuye al au­

dolor y problemas sexuales durante muchas

mento de la tasa de cesáreas es que, en estos

semanas después. Semejantes complicacio­

días, los estudiantes de medicina no están

nes no surgen tras un desgarre natural, que

siendo entrenados para lidiar con trabajos

cicatriza mucho más rápido que una episio­

complicados, como presentaciones de pelvis

tomla.

o, incluso, con largos trabajos de parto nor­

Las consecuencias de nuestra actitud qui­

males, sin recurrir a la cirugía. Una vez más,

zás estén demostradas en forma más dramá­

la medicina convencional parece tratar el mis­

tica, con nuestra tasa de cesáreas del 6 al

mo alumbramiento como una complicación,

7%, que contrasta muy provocativamente

un caso patológico que necesita intervención.

con las cada vez más altas tasas de todo el

Una de las razones fundamentales para el au­

mundo (19% en los EE.UU., en 1982; 13%

mento de las cesáreas puede ser la necesidad

en Inglaterra y 15% en Francia). El más fa­

bien establecida por los obstetras masculinos,

moso profesor de obstetricia en Francia, re­

de controlar el proceso de nacimiento. Cier­

cientemente declaró que él pensaba que un

tamente, el dramático aumento en la tasa de

20% de tasa de cesáreas era sumamente ra­

cesáreas (en los EE.UU., de 4,5% de alum­

zonable. A este aumento se le dan muchas

bramientos en 1 9 6 5 a 2 5 % a finales de

explicaciones. Los médicos, de buena fe, lo

1980) sugiere que las cesáreas ya no se usan

atribuyen a la creciente preocupación por la

más sólo como un método de nacimiento de

seguridad del bebé, pero también están invo­

emergencia para salvar la vida de la madre y

lucrados otros factores. A pesar de que las ra­

el niño. Por supuesto, hay razones indiscuti­

zones financieras sean raramente predomi­

bles para hacer cesáreas, pero este aumento

nantes, en algunos países, la operación pro­

de la frecuencia parece cada vez más cuestio­

porciona mucho dinero a los hospitales priva­

nable. Desafortunadamente, el trauma físico

dos. En Rio de Janeiro, por ejemplo, la tasa

y emocional asociado con los nacimientos



Una condición en la cual los músculos vaginales, heridos o

por cesárea, que alguna vez llevaron a que las

desgastados durante el alumbramiento, ya no pueden soste­

mujeres protestaran, ha sido olvidado por la

ner al útero.

costumbre. Las mujeres se acostumbraron a

MICHEL ODENT

-

119

J

la idea de las cesáreas, precisamente porque

to con drogas, practicada comúnmente en Jos

ahora, semejante procedimiento es tan co­ mún -y hemos llegado a la segunda o a la

hospitales occidentales, produce una labor más difícil, más dolorosa y prolongada y con

tercera generación de madres a quienes los

frecuencia puede ser el preludio de una cesá­

nacimientos "medicalizados" han sido im­

rea. También lo es la ruptura artificial de las

puestos- y porque también está fuertemente

membranas, posible origen de un prolapso

apoyado por la institución médica.

del cordón umbilical. (Por el contrario, los

En las raras instancias en que el alumbra­ miento por v1a vaginal es realmente no acon­ sejable o imposible, nosotros, como cualquier otra persona, efectuamos cesáreas. Por ejem­ plo, nunca dudamos en hacer una cesárea cuando el bebé se presenta en forma frontal (con la frente en vez de la parte de atrás o el tope de la cabeza sobre el cérvix) o en posi­ ción transversal (cuando el bebé está atrave­ sado en el útero). También la hacemos cuan­ do hay un prolapso repentino del cordón por más de cinco o diez minutos antes del momento probable del nacimiento . (Esta compresión del cordón es muy peligrosa, porque va a reducir y luego suprimir el inter­ cambio de sangre entre el bebé y la placenta, cortando así la fuente de oxígeno para el be­ bé). Una cesárea también es inevitable si hay algún obstáculo en el camino del bebé, como es una placenta previa que cubra completa­ mente el cérvix. Y por último, cualquier peli­ gro fetal inesperado puede llevar a una cesá­ rea. Obviamente, cada grupo de asistentes al nacimiento tendrá su propio criterio para cal­ cular los riesgos y las indicaciones. Es signifi­ cativo, sin embargo, que en Pithiviers, las ce­ sáreas aparecen con menor frecuencia que

prolapsos en los cordones raramente suceden

en cualquier otra parte. El hecho es que los procedimientos de los hospitales (notable­

cuando las membranas no son rotas artificial­ mente). Al salir el líquido en el cual el cordón umbilical flota fuera de la bolsa, el cordón puede pasar por debajo de la cabeza del bebé y ser apretado por completo; de esa manera, la llegada de oxígeno es bloqueada. El resulta­ do es el peligro fetal, y entonces, la cesárea se vuelve necesaria. Las drogas que aceleran el trabajo también pueden interferir con la lle­ gada de oxígeno al bebé, pues éste es priva­ do de oxígeno durante las contracciones; las inducidas con Pitocin artificial son más fuer­ tes y más frecuentes que las espontáneas. Una vez más, el resultado puede ser el peli­ gro fetal y, en consecuencia, una cesárea. Las drogas para calmar el dolor, a menudo administradas a la madre para aliviarle el su­ frimiento de las contracciones inducidas por el Pitocin, pueden perturbar el proceso del trabajo y también llevar a una operación ce­ sárea. Hablando más generalmente, los pro­ cedimientos profesionales de los hospitales: la inserción de monitores electrónicos (que a menudo registran falsos peligros fetales), los exámenes vaginales, los goteos intravenosos, todo eso puede inhibir el trabajo de la mujer.

El miedo detiene el trabajo y, entonces, se juzga la necesidad de practicar una cesárea. Es alarmante pero verídico. Cuanto más in­

mente ausentes en nuestra clínica), a menudo

terviene la medicina en el alumbramiento,

crean por sí mismos la necesidad de efectuar

más difícil y complejo se vuelve todo. Nuestro

las cesáreas. La inducción del trabajo de par-

bajo porcentaje de cesáreas en Pithiviers, su-

EL NACIMIENTO RENACIDO - 120

giere que una práctica cuyo primer objetivo es ayudar a la mujer a dar a luz sin perturbar

tra experiencia con bebés de presentación

el proceso fisiológico en ningún momento, es

pelviana, nos hemos dado cuenta de que ob­ servando el progreso natural de la primera

la mejor manera de disminuir el número de

etapa del trabajo, tenemos las mejores indica­

operaciones cesáreas. En Pithiviers, casi nun­

ciones para saber a qué atenernos hasta el úl­

ca planeamos cesáreas. Aunque sospeche­

timo momento. Esto quiere decir que no ha­

mos que una cesárea puede llegar a ser nece­

remos nada que pueda interferir con la pri­

saria, preferimos esperar que el trabajo de parto empiece espontáneamente. Después, dependemos de nuestra experiencia para

mera etapa del trabajo: ni Pitocin, ni baño en

ayudamos a tomar decisiones rápidas. Prime­ ramente -ya que tenemos razones para cre­ er que el sistema endocrino fetal juega un rol

na razón para pensar que la segunda etapa del trabajo pueda crear algún problema. Nuestra única intervención será insistir en la

en la puesta en marcha del principio del tra­ bajo- cuando el trabajo empieza espontáne­

miento, ya que mecánicamente es la más efi­

la pileta, ni ninguna mención de las palabras "de nalgas". Si todo sale bien, no hay ningu­

posición acuclillada, ayudada, para el naci­

amente, quiere decir que el bebé ha desarro­

caz. Reduce la posibilidad de que tengamos

llado adecuadamente las glándulas pituitaria y

que sacar al bebé hacia afuera y es la mejor

adrenal y está lo bastante maduro como para

manera para minimizar el tiempo entre la ex­

lidiar con los rigores del trabajo y del naci­

pulsión del ombligo del bebé y su cabeza, que

miento. Segundo, parece ser que las contrac­

podría resultar en la compresión del cordón

ciones uterinas durante el trabajo jt,�egan un rol estimulando el sistema neuroendocrinoló­

umbilicar y privarlo de oxígeno . Jamás nos atreveríamos a arriesgarnos a hacer un parto

gico del bebé; no queremos privar al bebé de ninguna parte de este estímulo.

viera en una posición dorsal o semisentada.

con presentación pelviana si la madre estu­

Por último, dentro del campo del trabajo y

Por otra parte, si las contracciones en la

el alumbramiento, uno aprende rápidamente

primera etapa del trabajo son dolorosas e

a esperar lo inesperado. A veces, una mujer

ineficaces y la dilatación no progresa, rápida­

tendrá una rápida y fácil labor aunque los

mente debemos dejar de lado la idea de un

profesionales creían que sólo era posible una

alumbramiento por via vaginal. Si no, vamos

cesárea. Por ejemplo, a mujeres que en otras

a tener que encarar el peligro del "punto de

oportunidades habían tenido cesáreas, a ve­

no retorno", a último momento, cuando lue­

ces se les dice que siempre tendrán que dar a

go de la aparición de las nalgas del bebé, ya

luz de esa manera. Sin embargo, en nuestra

sea demasiado tarde para cambiar estrategias

clínica, una de cada dos mujeres que previa­

y decidir hacer una cesárea. Sin embargo, a

mente ha tenido cesáreas, logran dar a luz por vía vaginal. Tampoco los nacimientos

cuando la primera etapa del trabajo es difícil

que vienen con presentación pelviana justifi­

y la situación no mejora, la mayoría de los

pesar de que siempre hacemos cesáreas

can siempre esta operación, aunque esto, a

nacimientos que vienen con presentación de

pesar de todo, se haya vuelto una regla en

pelvis, en nuestra clínica, terminan siendo na­

muchos hospitales convencionales. Por nues-

cimientos por via vaginal.

M!CHEL ODENT - 121

Una presentación pelviana en la posición acuclillada, ayudada

En dos situaciones, a veces, planeamos las cesáreas por adelantado: la primera es cuan­

modo de que su estado no desemboque en una eclamsia (convulsiones seguidas por un

do una madre desarrolla una preeclamsia. Si

estado comatoso, que puede causar la muerte

una mujer tiene un incremento abrupto en la

a ella o al bebé). La mayoría de los casos de

presión arterial hacia el final del embarazo y

preeclamsia ocurren en las últimas semanas

hay proteínas en su orina, la hospitalizamos y

del embarazo; a veces, aparecen incluso du­

la tenemos bajo cuidada observación. Si se

rante el trabajo de parto.

tiende sobre su costado izquierdo, para aliviar

En ocasiones, hacemos una cesárea sin

la presión en la vena cava, su presión arterial

esperar que comience el trabajo de parto

a veces baja y puede dar a luz normalmente.

espontáneamente, cuando un embarazo du­

Una mujer en este estado no tendría que to­

ra más de lo requerido. Sin embargo, es re­

mar ningún medicamento. Si le vienen re­

almente raro que u n bebé llegue con retar­

pentinos dolores de cabeza y siente como

do; hay una tendencia a subestimar la fre­

una barra en el estómago o si el amnioscopio

cuencia con que esto sucede, generalmente

muestra que las aguas no están claras, se ha­

porque la madre o el obstetra han calcula­

rá una cesárea, inmediatamente. Es el único

do mal o se han equivocado sobre la fecha

EL NACIMIENTO

RENACIDO - 122

MICHEL ODENT - 123

de concepción. Cuando estamos seguros

de cesáreas en relación con la "postmadu­

de que una mujer está con verdadero retra­

rez", se mantiene muy bajo.

so, se le hace una amnioscopía cada treinta

En general, las cesáreas en nuestra clínica

y seis horas; mientras el líquido amniótico

se reducen a medidas de emergencia. Nues­

se presente claro, esperamos pacientemen­

tra actitud disminuye de manera significativa

te. No vemos ninguna buena razón para in­

la tasa de intervenciones, porque nosotros no

ducir el trabajo de parto en forma rutinaria

hacernos cesáreas automáticamente, sino

con goteos intravenosos de Pitocin o rom­

cuando éstas son absolutamente necesarias.

per la bolsa, en semejantes casos. A veces,

Y dado que por lo general terminarnos deci­

una vez por año, esa amnioscopía revela el

diendo hacer una cesárea de una manera to­

líquido amniótico coloreado o en disminu­

talmente inesperada, inmediatamente antes

ción; esos signos de peligro fetal requieren

del nacimiento, no podemos usar anestesia

intervención inmediata. Si la futura madre

que requiera larga preparación, corno sucede

ya ha tenido bebés, quizás rompamos las

con la epidural. Usarnos una típica anestesia

membranas y veamos qué pasa, antes de

general liviana que dura lo suficiente para la

decidir hacer una cesárea . En caso de que

operación y operarnos con la mayor rapidez

la mujer sea primeriza, generalmente espe­

posible. A menudo, el padre está presente

ramos un trabajo más largo y más difícil;

durante la cesárea para recibir a su bebé y es

entonces, en general preferimos hacer una

frecuente que el bebé esté mamando, dentro

cesárea inmediatamente, para no añadir di­

de las dos horas.

ficultades. Con esta estrategia, el número

Tanto en el alumbramiento vaginal corno

Usando el estetoscopio, para limpiar las vías respiratorias

EL NACIMtENTO RENACIDO - 124

en la operación cesárea, las horas que siguen

excepcionales, pondremos un tubo dentro de

inmediatamente al nacimiento también son tenidas como períodos posibles de peligro para las madres y sus bebitos recién nacidos.

las vías respiratorias del bebé y soplaremos aire rítmicamente, directamente dentro de sus pulmones. Si el recién nacido continúa te­

También aquí nuestra filosofía y experiencia

niendo dificultades respiratorias o si hubiera

nos han llevado a minimizar la intervención

habido un exceso del líquido amniótico du­

y, cuando es indicado, optar por los medios que sean menos intrusivos.

rante el alumbramiento (que a menudo coin­

El bebé puede tener problemas justo des­ pués del nacimiento. En la mayoría de los hospitales, es una práctica común introducir un tubo en la nariz y en la boca de cada bebé para abrir los conductos inmediatamente des­ pués del nacimiento. Con frecuencia, éste es el motivo que se da para la inmediata separa­ ción de la madre y el niño. En Pithiviers, el recién nacido es inmediatamente puesto en la "posición de seguridad": sobre su estómago y con su cabecita sobre un lado. En esta posi­ ción, las vías respiratorias del bebé están pro­ tegidas, aun si sus reflejos todavía no son lo suficientemente fuertes como para que tosa o llore. No hay ningún peligro y se puede espe­ rar pacientemente algunos instantes, para que el tono muscular y los reflejos mejoren. Luego, sin embargo, si el bebé todavía no respira, hay que limpiar las vías respiratorias. Para este propósito, usamos la parte del este­ toscopio obstétrico monoaural que tiene for­ ma de embudo -el extremo se pone sobre la

una sonda para verificar si el esófago está obstruido. Por último, debe considerarse la

boca y la nariz del bebé- y suavemente se

el proceso de trabajo ha sido respetado todo el tiempo. Además, hemos descubierto que una mujer puede evitar una hemorragia, simplemente sentándose derecha para recibir a su bebé, después de haber dado a luz. Cuando está en posición vertical, inclinándose suavemente hacia adelante para abrazar a su bebé, su úte­ ro -todavía pesado- reposa sobre la vena cava y la sangre puede circular fácilmente

aspira la mucosa a través del embudo. Algu­ nos bebés requieren una asistencia corta de ventilación con una máscara de oxígeno. Después de algunos segundos, el recién naci­ do generalmente puede respirar por sí mismo y empieza a llorar. Pero ¿qué pasa si, des­ pués de transcurridos unos minutos, el bebé todavía no puede respirar sin ayuda de la máscara de oxígeno? En semejantes casos

cide con los problemas respiratorios), usamos

posibilidad de que el problema respiratorio esté relacionado con una malformación que puede ser corregida quirúrgicamente, como un esófago bloqueado o una hernia de dia­ fragma.

La salud de la madre también puede correr riesgos, inmediatamente después del alum­ bramiento. En caso de nacimiento por cesá­ rea, los riesgos para la madre son estadística­ mente más serios que aquéllos causados por alumbramiento por vía vaginal. En caso de un parto vaginal, si hay alguna dificultad en el desprendimiento de la placenta o si comienza una hemorragia, puede ser requerida la aten­ ción inmediata. Primero compensamos la pérdida de sangre; después sacamos la pla­ centa manualmente y usamos drogas oxitóci­ cas para ayudar a que se contraiga el útero. Estos problemas ocurren pocas veces en Pithi­ viers; en realidad casi nunca suceden, cuando

MICHEL ODENr - 125

J

El temprano amamantamien­

se evite perturbar esta interrelación de la ma­

to y el contacto piel con piel de la madre con

dre con su recién nacido, ya que las hemorra­

por sus venas.

el niño también pueden ayudar a prevenir he­

gias son potencialmente más peligrosas fuera

morragia materna; aparentemente, ambos

del hospital.

procesos estimulan la secreción de oxitocina

Nuestra estrategia es fácil de sintetizar: casi

y a su vez hacen contraer el útero, ayudando

siempre esperamos que el trabajo de parto

tanto al despegue como a la explusión de la

empiece por sí solo. Si el alumbramiento por

placenta. Nuestro 1% de intervención para

vía vaginal parece dificultoso, tenemos tres

extraer la placenta manualmente habla con

técnicas médicas a nuestra disposición: el Pito­

fuerza en favor de respetar la fisiología inte­

cin (raramente); extracción al vacío y episioto­

rrelacionada de la madre y del niño, después

mía (a veces); si el alumbramiento por vía vagi­

del alumbramiento. Cuando el nacimiento su­

nal parece imposible o peligroso de cualquier

cede en el hogar, es aún más importante que

manera, no dudamos en hacer una cesárea.

EL NACIMIENTO RENACIDO - 126

MICHEL ODEI'IT

-

127

Dominique Pourré, partera Llegué a Pithiviers como partera, h ace diez años, más por instinto que por elec­ ción. Pero elegí quedarme. Todo lo que he aprendido acá acerca de las mujeres, de los hombres, de los doctores, de las parteras -y de mí misma- ha hecho que me fuera i mposible volver a cualquier trabajo que descuida esta sabiduría, que se concentra solamente en el en trenamiento, internacio­ nes y exá menes. Los últimos diez años me han enseñado u n a cosa muy importante: las mujeres deben tener cuidado de no po­ nerse tan totalmente en manos de doctores y parteras, cuando van a dar a luz a sus ni­ ñ os. Como profesion ales, hemos sido en­ trenados para ser fríos, distantes, técnicos, a sus ojos; con esto n o h acemos ningún mal. Entonces, ¿cómo podemos n o conti­ nuar creyendo y haciendo creer a los de-

más, que las mujeres, dentro de este cam­ po del alumbramiento, carecen de creativi­ dad e incentivo y que ellas esperan nues­ tras soluciones? Actuamos por ellas, les en­ señamos, organizamos sus vidas en teras -incluso sus emociones- durante estos momen tos cruciales. Fue respecto de este en trenamiento, de estas actitudes, del con­ tinuo refuerzo de esta autoridad y jerarquí­ a, que mi década en Pithiviers transcurrió como un prolongado y triunfante desafío. L a idea básica sobre las madres, de Mi­ che/ Odent, era la siguien te: "No siga el consejo de nadie más. Nadie sabe mejor que usted lo que es bueno para su bebé". La futura madre era ahora responsable por lo que iba a convertirse en una ocasión de alegría. En vez de dejar que otro trajera su bebé al mundo, que lo confortara o que le diera el primer baño, era ella quien iba a hacerlo; ella iba a participar. Yo misma acababa de tener un hijo y quizás esto me hizo más sensible a estas verdades. Pronto decidí que, a pesar de las tradicionales prerrogativas de mi rol como partera, ya no podía ser la primera en to­ car al bebé. Ya no llevaría al recién nacido a otro cuarto, por alguna misteriosa razón que ya he olvidado hace mucho. He dejado de usar guantes de goma, para que el pri­ mer contacto del bebé sea con la piel hu­ mana. No fué fácil, pero trataba. Y dejaría que el bebé fuera acariciado por su madre. Y yo digo dejaría, porque n osotros, los pro­ fesi onales, aún conservábamos el poder. Todavía dábamos la luz verde para la libe­ ración y expresión de las emociones o más frecuen temen te (como las convenciones y la rutina n os habían enseñado), la luz roja. Las madres tenían que empezar a tomar

EL NACIMIENTO RENACIDO - 128

sus propias in iciativas. Ya no podían sentir

"quitadora " oficial, ¡estaba tan aliviada, a la

temor por la fragilidad y el contacto resba­

vista del bebé! Solía pensar: "¡Ahí está, un

loso de sus bebés. Les teníamos que decir:

varoncito, aquí está, vivo! Lo puedo tener,

"Usted puede tener a su bebé usted m isma.

tengo el derecho. " ¡Oh! , estaba tan asustada

Busque hacia afuera y tome esos pequeños

de que pudiera no existir. . . Sí, como tú, la

bracitos que la están buscando a· usted. No

madre. Yo tenía los mismos sentimientos, la

tenga m iedo, usted puede hacerlo. Es su

misma ansiedad. "Y ahora te voy a hacer un

bebé". No es nuestro, no es del' doctor, no

regalo: tu bebé. Pero primero tengo que exa­

es un producto extraño de la sabiduría mé­

minarlo, bañarlo, pesarlo, vestirlo". Parecía

dica, de la técnica o del poder. Pero no era

i n te r m i n a ble la c a n t idad de cosas o de

tan simple como sonaba.

personas a las cuales el bebé tenía que perte­

Uno no renuncia al sancionado rol profe­

necer aparte de su madre. Y estos "quitado­

sional de "quitadora de bebés", sin una gran

res de bebés", vestidos de blanco, estas m is­

dosis de a u tonegación. Cuando yo era la

teriosas figuras que hablaban fuerte y toma-

MICHEL ODENf - 129

J

EL NACIMIENTO RENACIDO

-

130

ban las decisiones ¿qué era lo que estaban o­

quiere que se termine; que quiere gritar;

cultando debajo de las máscaras de gasa?

que lo ua a hacer. La oigo mien tras grita y

¿El temor a la muerte, el temor de las muje­

ya no trato de aquietarla más. Ella se vuel­

res? ¿No podríamos encontrar otra manera?

ve mi maestra. La escucho, estudio sus lec­

¿Realmente damos tanta sensación de segu­ ridad? ¿Cómo pueden realmente /as mujeres

ciones. Yo también estoy embarazada, em­ barazada con sus palabras, sus dolores, sus

creer que nosotros sabemos más sobre estas cosas que ellas?

extraños gritos que ni ella misma reconoce como propios.

Así que ahora, ¡a sacarse las máscaras! ¡Los roles se han revertido!

Estoy asombrada. No hay nada que ense­ ñarle. Ella está empujando por la uida, so­

Estoy acá, oyéndola: ¿qué está sintien­

la. No la tengo que tocar. Me grita: "¡No se

do? La puedo ayudar si usted me dice qué

acerque!

es lo que qu iere. Hábleme, enséñeme. Yo

la!"

no quiero pararme enfrente de usted, acti­ ua y poderosa.

creativa, tiene inventiva, está llena de vida.

Hoy, en Pithiuiers, me puedo sentar dis­

Busca lo que quiere. Está exhausta ¡y sin

cretamente, escuchar,

¡Estoy dando a luz! ¡Déjeme so­

Se pone cómoda y yo me tengo que

acomodar a su posición. Ella se mueve. Es

participar de un ac­

embargo tan vital! Cuando se tira sobre mí,

to íntimo. La mujer está parada. Ella me

estoy cubierta con su sudor. Estoy obligada

dice lo que está pasando: que siente cam­

a hacer lo que ella quiere. Pero ella es ma­

bios en su cuerpo; que quiere empujar; que

ravillosa, ella es la vida que está por traer

quiere abrirse un poco más; que las mem­ branas llenas de agua se están hinchando

al mundo. Ya no me pregunta ni el tiempo, ni el sexo, n i el peso. En cambio, simple­

entre sus dedos. Me dice lo que quiere: ca­

mente grita con placer. Yo me voy del cuar­

lidez; agua calien te; las caricias de su mari­

to, exhausta, llena de sus emociones y de

do o estgr sola o quizás mis propias cari­

su alegría.

cias. Expresa lo que siente: cuánto duele;

Durante diez años en Pithiviers, me han enseñado: que donde las mujeres estén en

si quiere que las enfermeras estudiantes, con sus grandes ojos abiertos se vayan del cuarto, porque están deteniendo algo den­

libertad, aprenderemos cómo dar a luz de la mejor manera. Ellas nos lo van a mos­

tro de ella; que no soy siempre tan suave y

trar. Ellas uan a confiar en nosotros. Miren,

gen ti l como ella querría que fuera; que

mírenlas, escuchen con atención . . .

MICHEL ODENT - 1 3 1

Mural de la sala de encuentros, pintado por el padre de un bebé nacido en Pithiviers

EL NACIMIENTO RENACIDO 132 -

NACIMIENTO RENACIDO U n día, durante un juego de preguntas y

bre de rechazar cualquier forma de prepara­

respuestas en una radio francesa, le pregun­

ción que pretenda "enseñarle" cómo dar a

taron a los participantes: "¿Qué hay de espe­

luz. Es libre de moverse como desee, durante

cial sobre los nacimientos en Pithiviers?" No

el trabajo. Las parejas son libres de actuar co­

era una pregunta fácil. Incluso yo hubiera te­

mo crean conveniente, en la privacidad del

nido dificultad para elegir la respuesta ade­ cuada, de una sola línea. La respuesta "co­ rrecta" fue: "Las mujeres dan a luz en cucli­

cuarto de alumbramiento. Introducir libertad en una institución no es ni fácil ni trivial. De hecho, los conceptos de

llas". Cierto, pero también había una canti­

"libertad" e "institución" parecen incompati­

dad de otras respuestas posibles: el rol promi­

bles, por definición. Sin embargo, como

nente de las parteras; contacto prolongado entre madre e hijo; baños para los recién na­

nuestra experiencia lo ha demostrado, se puede hacer más de lo que generalmente se

cidos; grupos de canto; luces suaves; música; piletas con agua caliente para relajación.

trata de hacer. Idealmente, las instituciones de verdad pueden ofrecer una sensación

Pero Pithiviers es más que la suma de to­

comunitaria.

das estas partes. Representa una actitud, una

En nuestros esfuerzos por crear libertad en

fe en el potencial instintivo de los seres hu­

el entorno del alumbramiento, estamos conti­

manos y en la sabiduría innata de las mujeres

nuamente cuestionando nuestros roles como

para traer a sus hijos al mundo. Pithiviers

profesionales. Los profesionales en general y

afirma el alumbramiento como una experien­

los representantes de la comunidad médica

cia sexual y alienta la espontaneidad y, ante

en particular, a menudo inhiben el comporta­

todo, la libertad. Una mujer embarazada es li­

miento de los futuros padres, mucho más que

bre de visitar nuestra maternidad tan a menu­

cualquier persona lega, común. En Pithiviers,

do o tan espaciadamente como quiera. Es li-

tratamos de ser lo más discretos posible, po-

133

mente, de que no ocurre nada anormal. A

les de placenta (0,9 %); 10 muertes perinata­ les (7, 1 por mil) y 22 bebés separados de sus madres ( 1 , 5 %) para ser trasladados a las uni­

pesar de que nuestros métodos y nuestra filo­

dades de cuidado intensivo pediátrico.

sofía desafían lo que se asume y las prácticas obstétricas que prevalecen, nos parece que,

cido. Ha pasado a ser de una unidad tradicio­

niéndonos fuera del camino, quedándonos en la parte de atrás y, asegurándonos simple­

Durante la última década, Pithiviers ha cre­

medido aún por los estándares obstétricos

nal de maternidad de pro'!incia, a algo como

tradicionales como son la morbidez perinatal

un centro internacional de alumbramiento,

y materna y las tasas de mortalidad, Pithiviers es un éxito. Por ejemplo, desde el 15 de ene­ ro de 1982 hasta el 30 de junio de 1983, de 1 4 0 2 nacimientos, 93 fueron cesáreas (6,6%); 73, extracciones al vacío (5 , 2 %); 84, episiotomías (6 %); tres extracciones manua-

un punto focal para la nueva concientizaci6n, sobre la importancia de cambiar las condicio­ nes del alumbramiento. La idea de humanizar el parto había estado ganando fuerza no sólo en Pithiviers, sino también en muchos lugares del mundo. A menudo, estos aislados centros

EL NACIMIENTO RENACIDO - 134

de innovación se concentraban en los aspec­ tos personales, más que en los médicos o téc­

nica para filmar y hacernos entrevistas a no­

nicos, del alumbramiento. Involucraban a

sotros y a las mujeres que daban a luz aquí. Parece ser una de las tareas básicas de Pithi­

gente fuera de la corriente principal de la me­

viers, el actuar como catalizador de una exci­

dicina occidental, que sentía la necesidad de

tante nueva percepción; el constante flujo de

una actitud más holística y espiritual respecto

amigos y visitantes nos ayuda a difundir la pa­

del bienestar y a aquéllos interesados en las posibilidades terapéuticas del tacto, del soni­ do, de la música, de la luz, del color y del

labra. Sin embargo, esta nueva conciencia no vie­ ne sin sus propios dilemas internos. Por

agua. Antropólogos, psicoterapeutas, sociólo­

ejemplo, ¿cómo podemos conciliar la parado­

gos, ecólogos y educadores del alumbramien­

ja inherente de basarnos en los profesionales

to también se unieron. Al mismo tiempo, las

de la ciencia, en los profesionales médicos,

parteras y los pediatras de todo el mundo es­

para ayudarnos a redescubrir y apoyar las ca­

taban pidiendo más alto reconocimiento de las verdaderas necesidades de las mujeres y de los recién nacidos y llamando la atención

pacidades naturales de las mujeres o los pro­ cesos naturales de los lazos que se forman

sobre cómo estas necesidades habían sido ig­ noradas u olvidadas por los médicos. Fuera de los círculos profesionales, mujeres y hom­ bres preocupados, estaban cuestionando las

entre los bebés y sus mamás? ¿Cuál es el rol apropiado de un hombre en un movimiento que trata de devolver la experiencia del alum­ bramiento a las mujeres? Estas son las pre­ guntas que me perturban. En la actualidad,

prácticas y actitudes de los nacimientos médi­

estoy considerando seriamente abandonar la

cos convencionales, luchando para cambiar­

obstetricia; éste es el momento que los obste­

las.

tras masculinos podrían elegir para retirarse

Ahora, estos grupos diferentes se están co­ municando cada vez más entre ellos. A pesar

progresivamente y restituir el alumbramiento a las mujeres.

de las distancias geográficas que existen, han

La crisis crónica de obstetricia que se ha

creado una poderosa red mundial que pone

ido formando durante varios cientos de años

en contacto a los pioneros de la nueva obste­ tricia en Europa, EE.UU., América Latina,

ha llegado ahora a un punto agudo. La revo­

Nueva Zelandia, Australia y Japón. Pithiviers

no va a ser puesta en marcha por los profe­

ha jugado un rol muy importante en el desa­ rrollo de esta red internacional y ha sido un

sionales de la obstetricia; ni siquiera por la profesión médica en general. No es que la

foco clave. Durante los últimos quince años,

ciencia no tenga que hacer contribuciones,

lución que muchos de nosotros está buscando

padres y madres, parteras, profesionales de

en el futuro. El progreso en las disciplinas

la salud y propulsores de la medicina alterna­

científicas, como por ejemplo en la neurofi­

tiva de todas partes del mundo, se han reuni­

siología, a pesar de su aparente distancia de

do en Pithiviers para hablar de su trabajo y compartir ideas. Equipos de televisión y pe­

la obstetricia, puede contribuir a esta revolu­ ción. Creo que la naturaleza del trabajo y del

riodistas de Francia, Alemania, Gran Breta­

parto va a ser más y más comprendida como

ña, Australia y Japón, todos vinieron a la clí-

un proceso cerebral involuntario que puede

MICHEL ODENf - 135

ser estudiado con mucho acierto por todos aquéllos que se preocupan por los cambios fi­ siológicos de la conciencia, como el sueño y el orgasmo. Pero el movimiento más podero­

mujer. Nuestro ambicioso proyecto, que tra­ baja por humanizar y feminizar el nacimien­ to, usa maneras muy simples para el logro

so de esta revolución está en las mismas mu­

de este fin. De hecho, las mujeres de la zona que han dado a luz en nuestra clínica,

jeres.

se refieren a nuestra manera de hacer las

En cómo las mujeres dan a luz, en cómo

cosas, como simple sentido común. Estas

nacen los bebés; todo eso está profunda­

mujeres encuentran nuestra actitud tan ob­

mente ligado a nuestra forma de ver la na­

via que no pueden imaginar por qué hay

turaleza, la ciencia, la salud, la medicina, la

tantos visitantes y tantos equipos de filma­

libertad y las relaciones humanas, especial­

ción aquí. Vale la pena reflexionar sobre es­

mente, las relaciones entre el hombre y la

te asombro.

EL NACIMIENTO RENACIDO - 136

NOTAS l. El campo de la investigación neurohormonal está en ebullición; cada día hay nuevas hipótesis, nuevos descubrimientos. Nos ha parecido útil reu­ nir las diferentes referencias bibliográficas que su­ gieren la importancia de las endorfinas durante el alumbramiento, el lazo entre madre e hijo y la se­ xualidad en general. Ver:

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EL NACIMIENTO RENACIDO - 138

El doctor Michel Odent (que además de ser el director de la Unidad de Maternidad de Pithiviers durante los últimos veinte años, es cirujano) es un pionero del nacimiento, de fama internacional. Sus conferencias, artículos y libros han tenido gran influencia en doctores, parteras y madres de todo el mundo.

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