Mosse Cultura Del Xix

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George Mosse

La cultura europea del siglo XIX

¿Cómo fue posible que, dada la cultura europea occidental, triunfase el autoritarismo? A las esperanzas ilustradas (libertad y razón) les sucedió el nacionalismo, el racismo y el autoritarismo. La democratización de la política (integración de las masas) no significo un vuelco a favor del gobierno republicano-democrático, sino hacia una nueva concepción democrática: una forma de pertenencia, donde la participación se convirtió en un medio a través del cual los regimenes autoritarios intentaron organizar-disciplinar a las masas. La política se convirtió en un drama donde el pueblo era el actor. Un nuevo tipo de política que no se basaba en la obediencia a un soberano hereditario ni a un gobierno representativo, sino un medio a través del cual podían participar directamente del proceso político. Esta movilización fue estimulado por primera vez por la Revolución Francesa con sus festivales-ceremonias multitudinarias que transformó una masa informe en una multitud disciplinada, aportando una estructura política alternativa a la monarquía hereditaria y al gobierno representativo. Los ilustrados repudiaban la búsqueda de los “verdadero” divorciada de los fenómenos racionales: visión del mundo utilitaria y optimista del hombre. Pero el hombre necesita de una fe, una creencia en una fuerza estable y eterna inaccesible a las realidades exteriores en continuo cambio, que condujese a una vida mejor (=cristianismo). La sensación de desamparo de la era industrial no podía superarse solo con la fe en la razón como camino al mejoramiento: el liberalismo acepto los resultados de la revolución industrial imponiendo un código estricto de moralidad publica-personal: la “respetabilidad” obligaba a aceptar el “evangelio del trabajo”: la ociosidad conducía a todos los malos pensamientoshábitos. La vida licenciosa de la aristocracia se oponía a la conducta casta de la clase media. La conducta personal era expresión de la piedad interior que llevaba a sacralizar todos los aspectos de la vida (aporte del evangelismo ingles y el pietismo alemán). El romanticismo busco en las raíces históricas-sentimentales no modernas. Romanticismo: la poesía de la vida / religión y política El romanticismo otorga la máxima importancia a las emociones (irracionales): la realidad es superficial frente a una esencia profunda. El pietismo alemán y el evangelismo ingles (religión como experiencia interior emotiva) proporcionaron estimulados al romanticismo (no solo a la moralidad burguesa). Las obras culturales eran vistas como expresiones internas de los sentimientos. Había correspondencia innata entre el individuo y la naturaleza: no estaban vinculados por leyes generales, sino por una correspondencia emocional (la poesía superior a la ciencia). El culto a la Edad Media fue literario (redescubrimiento de cuentos populares) :una época donde la actividad humana estaba impregnada de intereses trascendentales, además de brindar una forma de organización social que podía estabilizar Europa (estado jerárquico-corporativo). Pese al conservadurismo (no buscaba la transformación social) tenia un aspecto revolucionario: proporcionar a los individuos una libertad para expresar sus emociones (contra la respetabilidad burguesa). Los románticos se revelaban contra la convención (eran artificiales), no en nombre de la igualdad, sino en nombre del individualismo. A fines del XIX el romanticismo dio impulso al nacionalismo: mejor expresión en Alemania. La colección de baladas populares (Cuentos de Hadas 1812-1814 de los hermanos Grimm, que vieron en los mismos una continuación de la antigua y gloriosa epopeya germana (el cazador de los cuentos era la reactualización del antiguo héroe alemán Sigfrido), especialmente los Nibelungos) eran un medio de auto-identificación histórica de una nación fragmentada y amenazada por Francia. La Historia era la autoconciencia de una nación. Solo a través de la unidad e integración era posible la autorrealización. La libertad solo se alcanzaba a través de la integración colectiva (definida como volk). Las clases medias eran un peligro para la nación porque, diferencia de los campesinos y la nobleza, estaban en continuo movimiento y se regían por la competencia, cuando las bases nacionales deben ser la estabilidad-armonía. Tanto el campesinado como la aristocracia estaban mas próximas al volk por sus costumbres inmutables (culto romántico a la naturaleza). En Inglaterra-Francia, que no están fragmentadas políticamente, no se perseguía el ideal de integración nacional. Se describe este nacionalismo como “nacionalismo cultural”: este concepto de cultura tenia un contenido romántico: con el “espíritu alemán” se pedía la integración. Esto no era necesario ni en Francia ni en Inglaterra porque tenían un pasado inmediato glorioso. La vinculación alemana de romanticismo- política acabaría excluyo a los judíos del volk (eran extranjeros) porque no compartían los recuerdos nacionales y no tenían por tanto ningún sentimiento (eran materialitas). El movimiento nacional romántico priorizo el elemento de integración o unidad romántica en detrimento del ideal romántico de libertad y lucha contra las convenciones. Nacionalismo La conciencia nacional medieval estaba focalizada en la lealtad personal a un rey-dinastía. Se paso a concebirse la nación como una totalidad, incluso una idea abstracta cristalizada en símbolos (de la conciencia nacional): bandera, himno, monumentos nacionales, que no representan a un personaje único, sino que simbolizaba la nación en términos de belleza y grandeza. Estos monumentos eran clásicos en su diseño, ejemplificando armonía y proporción. Estas ideas eran representativas de la imagen de si mismas de las naciones, un símbolo de eternidad, un mundo de orden y armonía. El nacionalismo se presento a través de un mundo de mito y símbolo en el que podían participar los individuos. El principio del nacionalismo coincidió con el principio de la política de masas. Se ansiaba un mundo bello y saludable donde reinase el orden y continuidad frente el cambio caótico de la industrialización. Las guerras y ocupación francesa dieron gran estimulo a la conciencia nacional alemana. Relación con el romanticismo: la nación se concebía como una entidad histórica-emotiva en la que debían intrigarse todos los individuos. Los conservadores concebían la nación en función del autoritarismo monárquico. También los liberales participaron del fortalecimiento de la conciencia nacional: la libertad del individuo y el desarrollo económico acabarían produciendo una nación fuerte. En Francia la burguesía se asusto con las revoluciones y fomento el nacionalismo como una bastión contra el radicalismo. Se esfumo la idea liberal del nacionalismo y pasaron en primer lugar elementos conservadores-románticos. Durante la primera mitad del siglo ocupaba un primer plano la visión territorial mas antigua de la nación: las ambiciones nacionales se dirigían a ciertos territorios sobre los que habían algún tipo de derecho histórico en vez de afirmar derechos absolutos de dominio como la única nación “verdadera” o integrar a todo el volk. El apogeo del nacionalismo cultural se alcanzo en el XX con los movimientos totalitarios. Bismarck pensaba en términos territoriales, no con criterios de dominio alemán. Lo que determinaba la lealtad era el territorio, no vagas ideas sobre el “alma nacional” o un pasado nacional compartido. Nacionalismo cultural: la conciencia nacional se hizo mas romántica, agresiva, apoyándose en el resurgir romántico y el racismo. En el XIX los

ingleses, franceses y alemanes veían a sus ancestros en un pasado lejano y mítico: en Roma, en las tribus del norte y en los celtas. La principal ideología nacionalista inglesa en el XIX encontraba su patriotismo en el apoyo a la vieja constitución:. fue la segunda revolución, la Gloriosa de 1688, la que creo la base inmediata de la conciencia nacional inglesa. El gobierno parlamentario se había mantenido sin violencia frente a la amenaza del absolutismo monárquico. Esto fue una ampliación de la ideología liberal que estaban vinculados a la idea de evolución pacifica. Este tipo de nacionalismo ingles no estuvo influenciado por el romanticismo. El romanticismo no penetro en la visión liberal de la conciencia nacional inglesa, sino en la conservadora: la base del conservadurismo de Disraeli era una mítica Inglaterra medieval donde, gracias al paternalismo de la nobleza, reinaba la justicia social. El pensamiento racista nunca asumió en el nacionalismo ingles la preeminencia que alcanzo en Alemania ya que fue predominante el impulso liberal, no el conservador. En Francia la restauración significo el resurgir de una conciencia nacional centrada en la idea monárquica. El pensamiento racista no fue fuerte en el nacionalismo porque se concebía a la nación como un “alma compartida”, que tenia en común una historia, pero no era una raza. El resurgimiento del catolicismo afecto el pensamiento nacional. La conciencia nacional centrada en la monarquía se entrelazaba con la misión católica de Francia como la hija mas antigua de la Iglesia. Pero este nacionalismo no era agresivo y pensaba también en función de la misión civilizadora (=Revolución francesa). La corriente de agresividad racista (caso Dreyfus) penetro en Francia a raíz de la derrota de 1870. El núcleo del nacionalismo era el revanchismo contra Alemania. En Italia el nacionalismo se centraba en la unificación y la libertad (contra gobiernos antiliberales). Mazzini no entendía por libertad el individualismo sino la unión del pueblo a favor de la causa: la perfección de la nación y de toda la humanidad. Condenaba el socialismo por materialista y al liberalismo por egoísta. Cuando Italia se unifico, las elevadas aspiraciones morales se enfangaron con el tipo de política partidista que Mazzini deploraba. Muchos se decepcionaron con la realidad del Risorgimento. El verdadero arquitecto de la unificación fue Cavour. A diferencia de Bismarck, al que no le gustaban los parlamentos, Cavour creía que la unificación solo podría llegar a partir de la conciliación de intereses, no la imposición autoritaria. Era una visión absolutamente liberal del nacionalismo. Nadie cumplió la misión de Cavour en Alemania. El romanticismo aporto su cuota al peso emotivo del nacionalismo alemán. En medio de la disgregación, el nacionalismo fue de la mano con una exaltación del poder del estado, no de la libertad. El liberalismo se convirtió en liberalismo nacional, que estaba dispuesto a sacrificar los principios liberales por el bien del estado. Este nacionalismo adopto dos forma luego de 1848. Hubo una intensificación del nacionalismo cultural, que se impregno de ideas racistas, que exigía una fidelidad absoluta de los individuos, que debían integrarse completamente al volk. La libertad era la libertad para efectuar esa integración. Pero también hubo un realismo nacional representado por Bismarck: no le interesaba el estado como un organismo global, tampoco abogaba por una nación unitaria cultural y racialmente: el estado era un instrumento de poder dirigido a mantener la seguridad de la nación frente al exterior y el interior. El nacionalismo cultural predomino. A finales del XIX se produjo un resurgimiento del romanticismo que reforzó aun mas la visión de la nación basada en la cultura y la raza. Es necesario tener en cuenta que la visión de una vida mejor formaba parte de todos los nacionalismos. Un papel similar juego por siglos el milenarismo religioso. Parte de ese destino esa sin duda un sentimiento de pertenencia. Esto, junto a la política del periodo, empujo a la búsqueda de raíces comunes en un pasado nacional. Dos de las pasiones mas fuertes de los hombres son la esperanza de una vida mejor y el sentido de pertenencia. El nacionalismo parecía satisfacer esas necesidades. Las ideas de raza jugaron un rol secundario, aunque si tuvo un peso cada día mayor. De hecho constituía una ideología en si misma. Racismo La influencia del racismo procede del hecho de convertirse en una religión secular basada en la ciencia e historia. El racismo no rechaza al principio la libertad y la autonomía, sino que les atribuía raíces de raza. Fue la antropología del XVIII la que inicio la clasificación de las razas: Buffon dividió a los pueblos según su color, talla y forma de cuerpo. La apariencia exterior se convirtió en símbolo de la condición moralmental. La norma de belleza la aportaron los antiguos. El darwinismo social proclamaba que la supervivencia del mas apto y el derecho de los fuertes aportaban el principio por el que debían regirse las vidas de las personas y los estados. Hubo un racismo místico: Hitler consideraba la creación del ario como producto de una gestación divina. El racismo estuvo vinculado tanto a la derecha como a la izquierda: el judío, concebido en términos racistas, era el símbolo del explotador del proletariado. Para la derecha, los judíos usaban el marxismo para destruir la nación. Fue en Europa Central-Oriental donde el racismo y el nacionalismo establecieron su sólida alianza. En muchas naciones los judíos constituían la parte mas visible de la clase media comerciante. Las naciones derrotadas de la primera GM buscaron un chivo expiatorio, mientras que la preponderancia de los judíos en las revoluciones de izquierda en Europa durante 1919-20 parecían demostrar el carácter subversivo de la conspiración judía. Pero el aspecto central del pensamiento racista después de la guerra fue que se transformo en un movimiento de masas: el racismo compartió con el nacionalsocialismo un fundamento común: dentro del volk todos los miembros eran iguales y no se explotaba a ninguno de ellos. El liberalismo y el marxismo fomentaban la división. El gobierno adecuado de la raza se efectuaba a través de un dirigente que la simbolizaba uniendo en su persona todas las cualidades vinculadas al vibrante mythos de superioridad racial. El pueblo estaba formado por individuos iguales entre si en teoría, pero desiguales en la practica, en la jerarquía de funciones. La liturgia política ocupo el lugar del gobierno representativo como puente entre gobernantes y gobernados. El desafío de la libertad En el periodo que comienza en 1815 (“era de la reacción”) la consignas de la Revolución Francesa (libertad, igualdad y fraternidad) fueron repudiadas por los gobiernos europeos. Constant: la democracia antigua significaba la soberanía de la chusma (una tiranía), propugnada por Rousseau, que había conducido a la guillotina; había que introducir garantías constitucionales para proteger la libertad individual. La participación en el gobierno solo era valida a través de la representación parlamentaria. La libertad es el derecho a someterse a las leyes, no a los hombres. Se interesa por el individuo: tanto el absolutismo como la democracia lo erosionan. La idea del progreso-gobierno constitucional serian parte del liberalismo. El optimismo de la Ilustración dominaba la obra de Smith: todo hombre, si seguía sus propios intereses, se veía conducido por una mano invisible a promover el bien común. El gobierno tenia una función puramente negativa. Malthus introdujo el concepto de lucha en el liberalismo: la vida era una lucha por la supervivencia: la acción del gobierno solo agravaría las consecuencias inevitables de la vida humana.

Con libertad natural, población-recursos encontrarían equilibrio. La reformulación mas fundamental del liberalismo se produjo con Bentham que rechazo la ley natural iluminista, buscando una base realista: la medida de la libertad en la sociedad no era la libertad natural, sino la utilidad: “la mayor felicidad para el mayor numero”. El objetivo de la sociedad era producir el máximo placer y el mínimo de dolor para el individuo. Para preservar la felicidad, Bentham admitía que se interfiriese en la libertad individual en pro de la armonía social. A diferencia de Smith, Ricardo o Malthus, que consideraban que esa armonía se alcanzaba si no había injerencia del estado, Bentham pensaba que la armonía social debía lograrse según la legislación. La razón lograría la equilibrio adecuado entre placer y dolor que garantizaría el máximo de libertad. John Stuart Mill (vieja preocupación por la tiranía de las masas y el problema del poder de las mayorías numéricas) propuso un gobierno formado por una elite intelectual, propugnando una segunda votación en la elecciones parlamentarias para universitarios varones (jefatura de una aristocracia basada, no en privilegios hereditarios, sino en logros intelectuales). También creía en la reforma: le preocupaba la suerte de los pobres. Comprendió que la libertad personal y la libertad de usar y abusar de la propiedad personal (la formula de Constant) no podían compaginarse: se aproximo al socialismo. El principio de justicia debía ser, no la sacralizad de la propiedad privada, sino la división equitativa del producto del trabajo. Este desarrollo no se podía alcanzar a través del “egoísmo ilustrado” de Adam Smith, sino a través de la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos. Spencer traslado los imperativos darwinistas al campo social. No había que lamentar que los débiles perecieran en la lucha. Era una cosa positiva, una ley natural. El liberalismo de Spencer adapto el movimiento a la marea del imperialismo europeo. Muchos creían que los problemas de la sociedad eran primordialmente morales (inculcar el evangelio del trabajo y del deber a través del dominio de uno mismo = pietismo y evangelismo en el XVIII, pero por motivos religiosos). La sociedad económica competitiva se atemperaba mediante una moralidad rigurosa. El liberalismo en la Europa continental En Alemania el liberalismo se subordino al nacionalismo en el contexto de la disgregación y la frustración por el Congreso de Viena. Las clases medias temían al “terror rojo” y buscaban estabilidad en el estado. Bismarck no era liberal y pensaba en función del estado mas que de la nación. Al anexionarse Alsacia y Lorena no lo hacia porque las consideraba “Alemania”, sino por razones de seguridad militar frente a Francia. La ley para el canciller era un instrumento para la construcción y defensa del estado, y no una limitación a su ejercicio del poder. Los liberales alemanes fueron fieles a una idea básica del liberalismo occidental: la libertad de comercio. El liberalismo francés surgió con fuerza de la Revolución. Constant rechazo la democracia y el antiguo régimen. La intransigencia borbónica empujo a los liberales a la oposición, siendo que no eran ningunos radicales: creían en el carácter evolutivo de la libertad. La monarquía burguesa de Luis Felipe (1830-1848) habría introdujo la era liberal (abrió el poder político a mas votantes, pero ignorando a la gran mayoría del pueblo, lo mismo que los liberales que hicieron la Ley de Reforma inglesa de 1832). A través de una adecuada moralidad todos podían hacerse ricos y calificar para el voto: Guizot creía en ese tipo de progreso individual (carácter evolutivo de la apertura política). Guizot era enemigo de todos los privilegiados asentados y de los que querían utilizar el estado para imponer la justicia social, destruyendo la libertad individual (el bien máximo). Tocqueville veía Francia oscilando siempre entre el despotismo y la revolución. Su ideal era Inglaterra y EEUU: su fundamento debía ser un gobierno local fuerte y la estabilidad de las relaciones de propiedad, pero el remedio definitivo de todos los males sociales era el libre juego de la actividad política. Aunque el liberalismo de Guizot llego al poder, no fue el único liberalismo francés. La tradición de la Gran Revolución fomento un concepto de libertad orientado hacia la democracia social-política, que ignoraba la condición previa de moralidad liberal. También arraigo en Francia la moralidad dominante en Inglaterra y Alemania, pero fue menos fuerte porque no tuvo la influencia religiosa (pietismo/evangelismo). En Italia, el liberalismo y el nacionalismo fueron de la mano. Los liberales italiano querían una vía media entre el absolutismo y la democracia sobre la base de la ampliación del derecho de sufragio al estilo de Inglaterra (1832) o la Francia de Luis Felipe. Cavour creía, como Guizot, en el “justo medio”: el arte de gobernar era conseguir la unidad nacional conciliando intereses diversos. Pero también había un liberalismo democrático concebido en función de un objetivo moral que todo el pueblo compartía por igual. Mazzini destacaba la importancia de la libertad y la igualdad, no en función de leyes o división del poder, sino de un cambio moral de los ciudadanos que produciría una revolución. Para Mazzini la religión de la libertad, igualdad y humanitarismo desplazaba al catolicismo. Mientras que en Alemania hablar del “alma del pueblo” y de un elevado objetivo moral vino a significar el absolutismo de la nación, las mismas ideas en Italia se centraron en la libertad y autonomía del individuo. El advenimiento de la moralidad mesocrática atempero la lucha por la riqueza y el poder que propugnaba el liberalismo. La respetabilidad paso a ser el objetivo social, junto con el evangelio del trabajo y el concepto de virilidad. Las clases medias se esforzaron por reemplazar a la aristocracia como el modelo de una buena vida. Conservadurismo Los conservadores definían la libertad distintamente a los liberales. Las ideas de ley natural y progreso condujeron al desorden en la revolución. Solo el sistema jerárquico consagrado por la historia podía preservar el orden y, en consecuencia, la libertad. En la visión conservadora de la historia inglesa las libertades feudales habían evolucionado continuamente a través de la Carta Magna y la soberanía del Parlamento, hacia una mayor libertad. Los derechos individuales y el igualitarismo (gobierno del populacho y al final destrucción de los derechos individuales) eran conceptos distintos. Solo la jefatura hereditaria (aristocracia) podía poner coto a la marea de revolución igualitaria. El conservadurismo no rechazaba la libertad, pero si la hipotes liberal de la igualdad del hombre. Negaba la posibilidad de que el hombre pudiese elevarse en la escala social y política a través de su propio esfuerzo. La monarquía era para ellos no solo algo santificado por la costumbre y la tradición, sino un fenómeno cristiano-divino. El exponente de estas ideas era la Santa Alianza (creación de Alejandro I). El símbolo de la reacción fue Metternich. No basaba sus ideas ni en el cristianismo y su mentalidad era ajena a la exaltación del estado. Se oponía al nacionalismo. Su ideario se centraba en la necesidad de mantener un equilibrio de fuerza dentro del estado, y entre estados. El mejor medio para garantizar ese equilibro era la monarquía absoluta. La historia también tenia importancia: cimentaba la estructura social. No se podía permitir que se crearan nuevos estados o constituciones anti-históricas. El nacionalismo no tenia fundamento histórico. Tenia una pobre opinión de la naturaleza humana, pero abrigaba la convicción de que el estaba realizando la obra de Dios. Tanto el como Bismarck rechazaban el nacionalismo basado en criterios románticos del volk, orientado hacia el dominio de una nación sobre las otras. Ambos compartían una visión de Europa en función del orden y ambos veían a la revolución como la principal amenaza. En la época de Metternich esa amenaza venia del nacionalismo, en la de Bismarck del marxismo. Pero Bismarck atribuyo al estado mayor importancia como instrumento de poder. Este tipo de conservadurismo estaba orientado a la acción política

practica y carecía del contenido religioso como el romántico. Guizot es un ejemplo del conservador liberal (compatibilizar libertad con orden): limita la libertad donde los liberales como Tocqueville veían que era necesario ampliarla: en el campo de la participación política. El liberalismo transitaba un camino intermedio entre la democracia y el antiguo régimen. En el caso de Guizot, este camino medio le empujo al conservadurismo por el temor a la revolución. Guizot compartía con los conservadores el deseo de preservar el máximo posible de lo tradicional en nombre del orden; discrepaba en que creía que esa “gran tranquilidad” conduciría automáticamente a una sociedad libre. Tampoco el creía en el nuevo nacionalismo. Lo mismo que el conservadurismo podía hundirse con este tipo de liberalismo, podía fundirse con el nacionalismo de un modo mas decisivo. También el conservadurismo de Disraeli mezclaba el romanticismo y un nacionalismo que ensalzaba la gloria del imperio. La democracia conservadora quería unir la nación en torno al concepto idealizado del pasado ingles. El elemento histórico del conservadurismo compartía la importancia otorgada a la historia por el romanticismo y el nacionalismo. Todos querían estar en sintonía con el pasado lejano. Además todas esas ideologías aborrecían las revoluciones. El liberalismo era divisionista. Los nacionalistas eran conservadores en todos esos casos. Se apartaban del conservadurismo por su deseo de destruir los estados existentes. Los conservadores creían que la Revolución Industrial y la Revolución Francesa amenazaban la existencia misma de la sociedad y, con ello, cualquier libertad que pudiese poseer el hombre. Todos miraban hacia el pasado y pretendían aplicar sus directrices a los males del presente. Muchos concebían la libertad en términos feudales; otros pretendían aplicar los principios del estado corporativo a la sociedad industrial. En general los conservadores atraían a dos clases distintas de la población: a la aristocracia, que quería preservar su situación, y a miembros de la clase trabajadora, que veía en el paternalismo una mejora que no proporcionaba el ideal liberal de “autoayuda”. Esto sucedió sobre todo en Inglaterra, y Disraeli construyo una democracia conservadora con el apoyo de la aristocracia y de la clase trabajadora. Fue menos cierto en Francia, donde arraigaron antes que en ninguna parte las ideas socialistas, mientras que en Alemania, la atracción creciente que ejercía el nacionalismo afectaba a todas las clases. La evocación romántica del pasado ayudo a todos los conservadores en toda la Europa occidental. El idealismo alemán tenia muchos vínculos con el conservadurismo y con el romanticismo, menos con el liberalismo. Sus consecuencias habrían de ser igualmente transcendentales, aunque todavía mas difusas, ya que de el surgieron, no solo redefiniciones del nacionalismo, sino también el marxismo. El idealismo La historia fue para Hegel el factor determinante. Por debajo de la realidad histórica visible había un ideal (esencia). Hegel busco la unidad, no en términos nacionales (románticos), sino en un principio organizador de la historia. La encontró en el espíritu de la historia, que avanzaba hacia un ideal: la libertad (=liberalismo). Pero este espíritu no se manifestaba a través de los individuos sino a través de un “pueblo”, en la forma de la cultura y organización política. En cada etapa histórica una nación se había convertido en el vehiculo concreto del espíritu del mundo. Pero ese triunfo era limitado y transitorio, pues la historia avanzaba dialécticamente en un conflicto constante de fuerzas opuestas que produciría una síntesis perdurable próxima al ideal hegeliano. Pero a diferencia del concepto de lucha liberal, Hegel ve la lucha como un progreso hacia un fin definido. La realidad solo podía explicarse buscando la esencia, que no estaba oculta en el alma del hombre (como creían los románticos), sino en el espíritu del mundo. El hombre debía someterse a las grandes fuerzas objetivas de la historia. Esta concepción de la historia se llamo “historicismo” (Ranke). El hegelianismo rechaza así las causas pragmáticas materiales en la historia como meras realidades superficiales de un impulso espiritual mas profundo. Así, se oponía a la Ilustración y ponía los cimientos para la rebelión de fin de siglo contra el materialismo y el positivismo. Pero este era un aspecto del hegelianismo. Otro aspecto mas importante fue difundido por los “jóvenes hegelianos”, quienes destacaron que no era posible realidad alguna fuera de la historia. Pero mas interesados por la “idea” que subyacía a la historia, lo estaban por desenmascarar las falsas concepciones a las que el hombre había atribuido su destino, sobre todo, el cristianismo. Cristo era una parte de la leyenda, y por ello un reflejo del alma del pueblo. Feuerbach llevo mas lejos la critica. El cristianismo le parecía una etapa cultural anticuada. Llego a una visión materialita del mundo (opuesto a Hegel). Básico en esa primacía era el hombre mismo, no el espíritu del mundo ni el pueblo histórico mundial. Pero, Feuerbach creía, como Hegel, en la evolución de la historia, en el progreso. La idea de la historia se mantenía, pero se centraba en el progreso de la humanidad dentro de un marco materialista. La visión del hombre de Feuerbach era demasiado extrema tanto en su individualismo como en su materialismo (“el hombre es lo que come“). Con los “jóvenes hegelianos” la doctrina del maestro se convirtió en un “manual de la revolución”. Para completar la historia, para vincular al hombre con la cultura, debían desaparecer la religión existente y la represión existente del hombre. Esto podía tener un contenido socialista. Así los conceptos hegelianos dieron un fruto variado y multiforme. Los supuestos hegelianos ortodoxos interpretaron el idealismo de Hegel como un espíritu del mundo esencialmente irracional, y lo unieron a la idea hegeliana de un espíritu histórico del mundo operando a través de la nación. Los “jóvenes hegelianos” infundieron en las ideas del maestro un espíritu materialista y las canalizaron hacia un ataque al cristianismo y una exaltación del propio hombre. Los dos grupos retuvieron la idea de la historia de Hegel y su dialéctica. El socialismo El termino “socialismo” empezó a utilizar en Inglaterra de manera elástica como la tentativa o anhelo de introducir mayor igualdad social. Según el marxismo este tipo de impulso era utópico, un impulso moral mas que científico o histórico. Estas ideas estaban presentes con el milenarismo: el regreso de Cristo al mundo era inminente y debía iniciarse la redistribución de la riqueza. Todas carecían de un programa social claro. Sus objetivos eran vagos: volver a un pasado idealizado. En Inglaterra se organizo el movimiento cartista con una cierta coherencia de objetivos: encontrar remedios políticos (sufragio) como solución a los males económicos. Los primeros socialistas cristianos mantuvieron este planteamiento reformista. Pero también llegaron a criticar una de las bases del liberalismo: la libre competencia. La cooperación (asociacionismo) era la solución que Robert Owen propugnaba como la mejor solución para acabar con la pobreza y creo empresas cooperativas autosuficientes. Para Marx-Lenin el cartismo fue el primer movimiento obrero militante, sin ser revolucionario porque pretendía actuar a través de un parlamento elegido por sufragio universal masculino. El cartismo alcanzo su apogeo en 1848 cuando presentaron ante el parlamento la Carta (petición) que fue rechazada y los trabajadores se dispersaron pacíficamente. Se impuso el “nuevo sindicalismo” de hombres prudentes

interesados en la paz industrial. Por entonces empezaron a sindicarse los trabajadores no especializados y la presión de sus demandas obligo a una reformulación de los objetivos del movimiento sindical. Esto determino el crecimiento del socialismo ingles y son la razón principal de que el marxismo tuviese poco éxito. Fue Francia donde se considera que surgió el primer socialismo. Pero los primeros socialistas franceses tenían en común la insistencia en la asociación con los ingleses. Formularon una teoría socialista que también creía en una ciencia de la sociedad (leyes generales aplicables a todos), dejando de lado la ideología moral. Saint-Simon creía que el problema era el exceso de individualismo y la poca organización social, no que la sociedad industrial fuera un mal (la etapa mas avanzada). Creía que la sociedad podía manipularse como los científicos manipulan la naturaleza y de esa manipulación surgirían leyes generales universalmente aplicables. Auguste Comte, partiendo de un argumento similar, llegaba a la conclusión de que había que aceptar todo como existía, porque las leyes de la sociedad lo hacían inevitable. Pero Saint-Simon vinculaba esas ideas a una teoría del progreso y la evolución de la historia: Francia debía seguir el progreso a través de la asociación y de una nueva clase de dirigencia (los directivos de las industrias): tanto el estado como la estructura de clases existentes desaparecerían. No era necesario el estado, solo una clase de dirigentes de la industria que aplicando leyes generales de la sociedad, harían avanzar la sociedad. La empresa privada desaparecería. El pueblo controlaría los beneficios de la industria. Las ideas de Saint-Simon no fueron muy populares por su lenguaje complejo. La consecuencia directa de la nueva sociedad no era la libertad, sino que habría un progreso industrial bajo el control de una clase dirigente. Uno de los signos distintitos de esta nueva sociedad era la eficacia. Aunque no se explotase ya al hombre, este debía una estricta obediencia a sus dirigentes. Proudhon creía que la verdad no solo residía en la ciencia de la sociedad, sino en las verdades absolutas de la justicia, la libertad y la igualdad. La teoría económica de Proudhon utilizaba la teoría del valor basada en el trabajo de los economistas clásicos no para reforzar el sistema de beneficios, sino para destruirlo (= Marx). El principio de asociación excluía el sistema de beneficios. La propiedad era un robo. La sociedad debe transformarse a través del desarrollo ético del hombre, no de golpe. En ese sentido seguía la misma dirección que Saint-Simon. Las conclusiones de Proudhon eran muy distintas a las de Saint-Simon: destacaban la justicia y la libertad en una sociedad libre. El desarrollo ético del hombre, resultado del descubrimiento de las leyes sociales, aboliría el estado. Marx le criticaría eso: Proudhon partía su a análisis de principios abstractos como justicia e igualdad y no de la realidad. Proudhon era un optimista sobre la naturaleza humana: eliminada la opresión del estado y la propiedad privada y el hombre ordenara su vida según las verdades absolutas de la justicia, la libertad y la igualdad. Marx atacaba a Proudhon porque su anarquismo era un gran polo de atracción rival. Las luchas que hubo dentro de la Internacional hacia el fin del siglo enfrentaron al marxismo con un anarquismo dirigido por Mijail Bakunin: triunfo el marxismo, pero en los países no industrializados de Europa (España, Italia), el anarquismo llego a ser un movimiento importante. Se convirtió en un movimiento de acción directa. Si se conseguía destruir el estado, podría iniciarse una sociedad nueva y se descubrirían las leyes de la sociedad. Todo gobierno era opresor, incluso el socialista. La debilidad del anarquismo se evidencio con los hechos: una vez cometido un asesinato no había ningún partido anarquista para tomar el poder, ningún programa. Los que buscaban una solución no violenta y daban prioridad a las ideas de Proudhon de asociación mediante agrupaciones económicas (cooperativas y asociaciones mutuas de crédito) rechazaban la acción política directa. Blanqui fue el primero que considero la revolución social violenta como una profesión. Se consagro a organizar conspiraciones revolucionarias secretas contra todos los regimenes. La ciencia descubriría la verdad, y en eso estaba de acuerdo con otros socialistas. Las masas, de momento ignorantes, tendrían que ser educadas para poder participar en una sociedad socialista. Esto no podría lograrse hasta que no tuviese éxito la revolución. Solo podían iniciarla cuadros de conspiradores procedentes de la vanguardia de todas las clases. La elite revolucionaria tendría que establecer una dictadura para impedir que la burguesía recuperara el poder. Solo entonces podría una educación intensiva liberar al pueblo de su esclavitud y permitirle apreciar los beneficios de la asociación económica. El objetivo final era similar al de otros socialistas francesas: la asociación. Pero el difería por su insistencia en la revolución como instrumento básico del socialismo. Nunca tuvo éxito. Marx, aunque admiraba la entrega de Blanqui a la revolución, le combatió en la lucha de poder dentro de la I Internacional por el liderazgo de la revolución socialista. La revolución de 1848 es un hito en la historia del socialismo (= en la evolución del nacionalismo), pues en Francia la revolución contra el liberalismo siguió una orientación socialista antes de caer en las manos de Luis Napoleón. El socialista Louis Blanc influyo en esta fase de la revolución. Sus ideas diferían en un aspecto importante de la mayoría: la reorganización social no dependería de los directivos de la industria sino de la planificación estatal. No se podía prescindir del poder político. También recurrió a la idea de la asociación de grupos que estarían organizadas industrialmente y serian autosuficientes. El gobierno provisional de 1848, en el que participo Blanc, creo talleres, pero lo hizo sobre todo para dar trabajo a los desempleados, y no para dar marcha a una sociedad socialista. La palabra socialista era imprecisa; incluía una multitud de teorías. Los socialistas compartían la oposición a la sociedad capitalistas, a la explotación de los trabajadores y proponían mayor igualdad en la propiedad basada en el principio de asociación coincidencia básica). Pero unos creían que el principal impulso ideológico era el cristianismo; otros el positivismo (ciencia de la sociedad). Marx lucho contra los credos rivales y triunfo hasta el punto de que hoy la palabra socialismo se relaciona exclusivamente con el marxismo. El marxismo El individualismo esta limitado por todas las fuerzas sociales que actúan sobre el. Es lo que Marx llamo “realismo”: el individuo actuaba en situaciones concretas y estas situaciones limitaban drásticamente el libre albedrío. Cualquier análisis ha de ser histórico. Marx llamo a estos proceso históricos “materialismo dialéctico” o “materialismo histórico”. La dialéctica era el método de razonamiento entre los hegelianos: la historia pasaba de tesis a antitesis hasta la síntesis final (sociedad sin clases). El motor de la historia eran las contradicciones internas: se libraba una lucha por el control de los medios de producción. Pero este operar de la historia era “determinista”: los acontecimientos no dependen del individuo, sino de su posición respecto a un cambio históricamente determinado. Marx creía que sus teorías estaban basados, no en la especulación, sino en los hechos. Creía en el carácter científico de sus teorías. Coincidía con Ranke de que era posible explicar la historia tal como había realmente sucedido. Lo revolucionario fueron sus resultados. El darwinismo no fu el único ataque científico a la religión. Marx lucho por propagar sus ideas entre los trabajadores, y fue haciéndose por eso cada vez mas dogmático. Había que desacreditar a las teorías socialistas rivales. Esto se produjo dentro de la primera organización internacional de los trabajadores (1862). La Internacional era una federación laxa de

organizaciones de trabajadores independientes de diversos países. Marx lo único que consiguió fue desmantelar toda la organización. Lucho contra la influencia de Blanqui, sobre todo, de los seguidores de Proudhon, las fuertes federaciones anarquistas. La lucha de la Internacional acabo polarizada por la enemistad entre Marx y Bakunin. Marx consiguió expulsar a Bakunin (1872) y trasladar su cuartel general a EEUU. Nunca volvió a reunirse. Por aquel entonces el marxismo estaba creciendo entre los trabajadores europeos. Ya antes de eso la habían abandonado elementos moderados (dirigentes sindicales). La II Internacional (1889) fue formada solo por partidos socialistas marxistas. Pero no llego a tener una autoridad centralizada y murió al estallar la primera guerra mundial. Solo fue eficaz la III Internacional (1919) precisamente porque no era una federación internacional autónoma, sino un instrumento de la URSS. Hasta la década de 1930 lo que atraía del pensamiento de Marx eran sus aspectos humanitarios y éticos. Antonio Gramsci fue uno de los fundadores del socialismo italiano. El marxismo era una cuestión moral: el pretendía lo mismo que Marx, el pleno desarrollo de la personalidad humana. Este tipo de marxismo tendió a establecer una distinción entre una teoría socialista y valores socialistas. Dentro del marxismo surgieron las actitudes socialdemócratas (Bernstein): el capitalismo no estaba en decadencia y habia que orientarse a la evolución mas que a la revolución, que significaba trabajar dentro del marco del estado mediante la acción parlamentaria. Cualquier otra cosa era utópica. Los trabajadores querían mejoras concretas. La socialdemocracia se convirtió en el mayor partido político de Alemania. El partido socialdemócrata alemán nace del marxismo y del movimiento de Ferdinand Lassalle, el fundador del movimiento de los trabajadores socialistas alemanes, que no era marxista, sino heredero de la tradición democrática de 1848 (quería unir sufragio universal y las asociaciones de trabajadores con el sentimiento nacional). El resultado fue un partido social-demócrata que retóricamente era marxista, pero le daba importancia a la política parlamentaria y se interesaba por la nación alemana. Bebel es un ejemplo por su fe en la defensa de la patria y en las virtudes de los objetivos sindicales prácticos. Al estallar la guerra los socialistas votaron a favor de los créditos de guerra y apoyaron el esfuerzo bélico. El gradualismo fue combatido por Kautsky y Liebknecht. La crisis del partido no se produjo por la participación en el gobierno sino por la utilización de la huelga general. Los sindicalistas estaban dedicados a la actuación económica. La lucha de clases era la creencia en la violencia revolucionaria. No creían en partidos políticos. La huelga general ejemplificaba la concepción sindicalista del socialismo, pues destacaba la primacía del factor económico y de la luchas de clases; rechazo del socialismo evolutivo. Una generación mas joven de socialistas alemanes (Liebknecht y Rosa Luxemburgo) propuso una huelga general como arma alternativa al gradualismo. Al principio fueron derrotados (1904), pero la revolución rusa (1905) pareció demostrar que podía alcanzarse la sociedad socialista sin afrontar los peligros del socialismo evolutivo. Ese año el congreso del partido aprobó la táctica de la huelga general. Pero al fracasar la revolución rusa, el partido volvió a su posición anterior. Obtuvo la victoria la dirección sindical, como dominaba ya en Inglaterra. Con la primera guerra mundial se produjo la ruptura abierta entre Liebknecht, Luxemburgo y su grupo y el partido. La mayoría de los social-demócratas votaron a favor de los créditos de guerra y se unieron al movimiento patriótico. En 1915 Liebknecht y Luxemburgo fundaron la Asociación Espartaquista, que pedía la revolución y que repudiaba el aburguesamiento del socialismo alemán. Fue el origen del partido comunista alemán. En Inglaterra, el socialismo se desarrollo de una forma distinta (se puede calificar al partido laborista de social-demócrata). La filosofía fabiana rechazaba la lucha de clases, apoyando el gradualismo. Pensaban que Inglaterra tenia el marco adecuado para una organización democrática: habia que convencer al pueblo para que participara. Los fabianos estaban interesados en educar al pueblo para que tomasen conciencia de que ese cambio era necesario. En 1890 los fabianos convocaron a los sindicatos para abandonar su alianza con el partido liberal (ahora reformista) y formar un partido político propio: surgió el partido laborista. La importancia del comunismo en Inglaterra se redujo al ámbito de la influencia intelectual, sin alcanzar trascendencia política; no surgió ningún partido comunista de masas como en Europa continental. Las instituciones inglesas se estaban haciendo cada vez mas democráticas (se otorgo el sufragio universal en 1918) y eso fortaleció el nacionalismo ingles, que pensaba que podía conseguirse mayores libertades a través de la evolución pacifica. La ciencia de la sociedad Había un afán de transferir leyes científicas a la sociedad para llegar a verdades probadas. Hasta una ideología irracional como el racismo se entregaba al cientificismo para garantizar su validez. Para Comte (padre del positivismo) las leyes sociales eran analogotas a las leyes físicas: ambas podían descubrirse mediante el cotejo de datos observables. El hombre podía describir esas leyes, pero no cambiarlas. El carecía de la fe del XVIII en la razón así como del optimismo sobre la potencialidad del hombre. Comte negaba que el hombre pudiese modificar sus instituciones sociales de acuerdo a su voluntad racional. El creía en el progreso pero no del mismo modo que creían los liberales. El progreso se lograba formulando leyes concordes con los resultados del conocimiento empírico. El hombre no puede influir en las leyes generales, pero al descubrirlas obtiene la verdad sobre la sociedad. Daba certidumbre al hombre aunque le negara la libertad de acción. Lo mismo que el universo newtoniano era un universo estático regido por leyes inexorables e invariables, el positivismo entrañaba una concepción estática de la sociedad. Fueron sobre todo la tesis liberal de que la vida era una lucha constante y la hipótesis maltusiana del desequilibrio población-recursos las que tuvieron una influencia en la formulación de Darwin (Sobre el origen de las especies a través de la selección natural 1859). Para los liberales la clave de la evolución era la individualidad del hombre, la cual se producía con el telón de fondo de la lucha constante por la supervivencia del mas apto. Esta “guerra todos contra todos” había llevado a Hobbes a pedir un gobierno fuerte para proteger a los que pudiesen caer victimas. Pero ahora, por el contrario, esta lucha se consideraba buena, porque era la forma “natural” de progreso, era un imperativo moral. La actitud liberal hacia la pobreza, vinculada en un principio al calvinismo, era santificada por Darwin. El estado tenia que mantenerse al margen; en cuanto al socialismo, era una “esclavitud inminente” que solo podría tener efectos negativos sobre la evolución del hombre. Fue Spencer y no Darwin quien acuño la expresión “supervivencia del mas apto”. Pero Spencer aunó esta concepción con ideas éticas que tendían a atemperar esa visión brutal de los individuos. El conflicto entre individuos seria sustituido por la cooperación. Se eliminaría la guerra, y la sociedad industrial progresaría pacíficamente. Después de todo era un liberal. Estas ideas podían adaptarse fácilmente al pensamiento racista. Hasta el concepto de raza adquirió una apariencia científica, relacionada con la frenológia y la antropología mas que con la evolución. El liberalismo seria objeto de los ataques de una nueva generación que se había formado en el fin del siglo y a la que, la atmosfera de conformismo, le resultaba asfixiante, que se sentía frustrada el desarrollo de su individualidad y culpaban al “positivismo” de sus mayores.

Rechazaban el universo materialista. Iba a ser una revolución antipositivista. Como tal, se apoyaban en las fuerzas del romanticismo y del idealismo, revigorizando una concepción del mundo que veía la verdad no en una realidad material, sino que buscaba lo “autentico” por debajo de las apariencias.

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