Que Las Hay... Las Hay

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QUE LAS HAY... LAS HAY del Profesor Daniel Orlando. Edición Literaria: Analía Balián - Laura Prelovker - Matías Gómez. Diseño: María José Parenti Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos reservados. Registro de Propiedad Intelectual en trámite. Distribuidor en Capital Federal: Vaccaro - Sánchez y Cía S.C. Moreno 794 Piso 9º - Buenos Aires. En el interior: Bertrand Impreso en: Printed in Argentina Marzo 2008 Editor Responsable: ISBN:

Dedicatoria edico este libro a la luz y al amor que hay en ti, y a la luz y al amor que hay en todas las personas que el Universo me dio la oportunidad de conocer a lo largo de mi vida. En especial, a mis consultantes, que me dan la oportunidad de desarrollar en plenitud mi vocación por ayudar. Destaco un sincero y profundo agradecimiento a la señora Analía Balián y a su hija. A mi secretaria del alma, la señora Mary, y a su esposo Manuel. A la doctora Susana y a toda su familia. A mi secretario Cristian. Agradezco también al señor Carlos, a su señora, Cristina, y a su familia, por su amor incondicional. A mi hija Melina, por su ternura, por su inocencia, por su alegría. Quiero darle gracias a Dios por el angelito que vino a cumplir mi anhelo más preciado, el de ser papá. A mi compañera de ruta, Adriana, la mujer que amo, el ser que me ayudó y logró sacar lo mejor de mí, haciendo que hoy pueda ser quien soy. Un ser lleno de luz al que admiro por llevar adelante su misión de sanar dolencias físicas. Quiero destacar también mi profundo amor a mi maestro interior, a mis guías astrales y al grupo de apoyo de maestros chamanes, psíquicos, videntes, espiritistas, mentalistas, astrólogos, parapsíquicos y magos de la luz, únicos poseedores de poderosos secretos, conjuros, ceremonias y rituales nunca antes realizados con Magia Blanca.

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Prof. Daniel Orlando 5

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Prólogo quí estoy, comunicándome contigo. Tendiendo un puente más, hecho de palabras, entre tú y yo. Las palabras tienen un enorme poder sanador y muchas veces encierran claves para nuevos mundos que se pueden abrir ante tus ojos.

A

Escribo este libro sólo porque sentí deseos de hacerlo. La idea surgió hace algunos años, cuando fui invitado a un programa de televisión muy conocido. Famoso programa de entrevistas que todavía hoy se emite todos los mediodías. Me acuerdo de que antes de salir al aire me sentía muy expectante. Sabía que era una gran oportunidad para hablar ante una enorme audiencia de mi trabajo, de mis ideas, de lo que era y conocía... Para mi sorpresa, la prestigiosa conductora me preguntaba muy poco acerca de mi labor como coach existencial. Por el contrario, se mostraba muy interesada en saber cómo era mi vida cotidiana. Al concluir la emisión, me sentí impactado al reconocer que quizás la gente necesitaba saber más acerca de mí mismo. Le atribuyo tanta importancia a mi trabajo, a mi vocación de colaborar con los demás, que me costó admitir que quizás hacía falta dar a conocer algo más sobre mí. El efecto de mi aparición en aquel prestigioso programa continuó durante bastante tiempo. Unas semanas después, todavía el teléfono no paraba de sonar para acercarme comentarios, felicitaciones y ofrecimientos. Entre tantos llamados, recibí una propuesta de una importan7

tísima editorial para escribir un libro dedicado a mi vida. Me acuerdo de lo contento que me sentí ante la propuesta. Aunque no dejaba de sorprenderme, comencé a entender que quizás había algo en mí que todavía tenía que hacerse conocer más allá de mi tarea diaria. De todos modos, la propuesta me generaba algo de intriga y curiosidad, ya que se orientaba a detalles de mi vida habitual y de la trastienda, la “cocina” de mi tarea; es decir, a ampliar aspectos de cómo se producían en mí las videncias que me permitían desarrollar esta maravillosa vocación. Al ponerme en contacto con la editorial, decidí pedir más detalles sobre aquello que esperaban de mi futuro libro. Lo que me pedían estaba muy pautado y tenía una clara orientación: pretendían que me autorretratara casi como un superhombre. Lejos de ser una propuesta abierta, me pedían un libro con una línea muy definida y especial. Como se imaginarán, a esta altura de mi vida tengo desarrollado mi sexto sentido, que no es ni más ni menos que la puerta de entrada a todos los Poderes Extrasensoriales. Además, realmente practico como filosofía de vida aquello que trato de comunicar a diario a mis consultantes. Por eso decidí tomarme un tiempo para responder, escuchando de manera profunda y abierta mi propia intuición, meditando para determinar cuál era la decisión que debía tomar. En esa oportunidad analicé profundamente la propuesta, tratando de determinar cuáles eran los pro y los contra. Entonces, tomé la decisión de no aceptarla. Las condiciones que me proponían no servían a los verdaderos propósitos que debía tener, a mi entender, un libro sobre mi vida y 8

mi profesión. Dije entonces que no. Pero la idea de escribir aquel libro quedó desde ese momento en mi interior. Ya en pleno ejercicio de meditación, entré en contacto con mi amado ángel Negüel, quien habló, diciéndome: - Tienes que poner manos a la obra en este proyecto. Nadie mejor que tú sabe lo que vives, así como las experiencias que atraviesan a diario los consultantes. Nadie mejor que tú puede decir lo que es ser un Trabajador del Misterio. Decidí hacerlo con total libertad, movido por el claro deseo de decir únicamente la verdad de la verdad. ¡No quería alterar datos de mi propia vida con el objetivo de mostrarme ante los demás como un ser fuera de lo común! La verdad es lo único que nos hace libres para caminar en la luz. Y yo no tengo nada en mí mismo que alterar o distorsionar para que se comprenda mejor qué es lo que hago y cómo es mi camino. Te confieso un secreto. Al escribir este libro encontré un inmenso placer, una especie de deleite. Me sentí muy feliz haciéndolo, de principio a fin. Revivir ciertos aspectos de mi vida, evocar a mis padres o mi juventud ha sido una experiencia altamente gratificante. Volver a descubrir cómo fueron desplegándose los hechos, uno detrás del otro, en un maravilloso camino que llega hasta el día de hoy: acá está el libro que sostienes entre tus manos. Soy un lector compulsivo. Siempre que leemos un libro que nos gratifica y alimenta, sentimos que se nos abre la curiosidad por seguir leyendo y profundizando algo del libro que acabamos de terminar. Pienso en estas 9

páginas, en tus manos, ahora. Siento que cada capítulo es la pieza de un rompecabezas, la parte de un mensaje total que se va armando paso a paso. Este libro también pretende ser una puerta para que te abras a nuevas lecturas en tu camino como lector y como ser humano. Espero que te haga sentir que ganaste mucho más al leerlo que lo que destinaste a comprarlo. Pensé mucho en eso mientras escribía cada línea. Voy a hablarte de los poderes psíquicos y de los misterios del sexto sentido que fui desarrollando. Te aseguro que no es nada ligero hablar de uno mismo en profundidad, abriendo el alma con honestidad. Pero es un reto, un desafío que me motivó y estimuló, llenándome de fuerzas y buenas energías. Transmitirlo significa que lo quiero compartir, para que te aporte algo en tu propio camino hacia la luz y la sabiduría. Mi deseo profundo es que a través de la lectura de este libro puedas conocer más del mundo oculto y misterioso, y que puedas desarrollar tus propios poderes psíquicos. La llave para el éxito y la felicidad está en tus manos. Sólo tienes que reconocerla y saber cómo hacer con ella. Cuando una persona llega a la consulta de un clarividente, mentalista, tarotista, parapsicólogo, lo hace por dos motivos. Uno es para tener orientación o buscando una predicción respecto de su futuro. El otro puede ser ir en busca de una solución de un problema concreto de su vida. Hay muchas personas que creen que pueden resolver sus problemas solos. Niegan que algo o alguien pueda interceder en sus asuntos y ayudarlo. Quizás porque siente que pedir ayuda significa que eso altera su ego o su orgullo. Solamente cuando una persona se 10

abre a la posibilidad de recibir ayuda profesional y deposita su confianza en una persona con sabiduría, digna de fe, las posibilidades de solución comienzan a ser reales. Este sencillo acto de elegir pedir ayuda, encamina su destino por sí misma. Las historias que contaré forman parte de mis propias vivencias. Son historias genuinas de la gente, que un día llegó a mí en busca de ayuda. Todos los encuentros con otras personas, sean momentáneos o duraderos en el tiempo, se producen con el maravilloso fin de aprender y enseñar lecciones de vida. Muchas veces no sabemos cuál es la lección que estamos enseñando, otras veces no nos damos cuenta de qué lección estamos aprendiendo… Va a haber muchas partes del libro en las que relataré experiencias de los demás. Tal vez sus historias no se parezcan a las tuyas. Pero descubrirás que el alma humana está llena de misterios, sentimientos, dolores y alegrías que, en mayor o menor medida, nos son comunes a todos. También hablaré de los que denigran la profesión. Me voy a referir bastante a esos personajes siniestros que no son otra cosa que magos negros del porvenir. Mi verdadera intención al hacerlo es que sepas lo que puedes esperar a la hora de pedir su ayuda. La misión de los que trabajamos en la luz es la de ayudar y hacer el bien sin perjudicar a nadie. Pero no todos hacemos el mismo tipo de trabajo y puedes llegar a confundirte en un momento en el que necesitas ayuda. Existen dos grupos de mentalistas o trabajadores del misterio: los primeros trabajan a plena luz del día, y los segundos trabajan en las tinieblas. Es decir, pisan las 11

dos líneas, la de la luz y la de la oscuridad. Tanto pueden prestarse a ayudar como a perjudicar a alguien. Mi deber es advertirte para que no caigas en sus garras, y decirte que la luz siempre venció y vencerá a la oscuridad. Siento que pude volcar en este libro mucho de lo que soy. Te abro mi mente y mi corazón con la intención de compartirlos. Que lo hagas propio, que uses todo aquello que te sirve, tanto de mi propia historia como de las vivencias de mis consultantes o del saber que vuelco en estas páginas para transmitírtelo. Lo que hay aquí es tuyo, desde mis recuerdos de la infancia hasta los conocimientos de lo oculto, tanto como la manera en que ciertas personas pudieron resolver sus problemas y alcanzar la paz y la felicidad. El resto lo dejo en tus manos, con alegría y esperanza en ti.

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La vida y el tiempo La vida es tiempo, y el tiempo en esta vida es muy corto. La naturaleza te cobra al contado cada día de la vida. El tiempo de la vida se marca, al igual que caen las fichas del reloj de un taxi. Sólo de nosotros dependerá qué es lo que hagamos con nuestro tiempo. Porque si no nos planteamos adónde vamos, si no sabemos cuál es nuestro destino, todos los caminos nos llevarán a un lugar al que quizás nunca quisimos llegar.

Un caso Un paquetito con cosas extrañas Martín y Andrea se habían casado quince años atrás. Con mucho esfuerzo y constancia, trabajando los dos desde un principio, de a poco habían comprado una casa, la habían puesto a su gusto, incluso la habían agrandado. Al mismo tiempo la familia se agrandaba: primero llegó una hija, a los pocos años llegó la segunda, y dos años después la tercera beba. Para ese momento, Andrea dejó de trabajar para dedicarse a sus hijas, y Martín sostenía el hogar con esfuerzo pero sin dificultades. Tuvieron las crisis normales de cualquier pareja, en especial cuando llegaron las bebés. Pero siempre pudieron conversar sobre lo que les pasaba y, más tarde o más temprano, la reconciliación se producía. Por otro lado, la pasión entre ellos no se extinguía. Si bien pasaban los años, se seguían amando como el primer día. 15

De un día para el otro, Andrea experimentó un extraño cambio de actitud. Martín recordaba esa noche en que volvió del trabajo, como siempre, y en vez de encontrar a su esposa esperándolo para cenar, vio que todas las luces de la casa estaban apagadas. Pensó que sería un corte de luz, pero al entrar comprobó que no era así. Serían las nueve de la noche, y Martín se preocupó un poco por el silencio que reinaba en su casa. Cuando entró, vio con sorpresa que Andrea había acostado a las nenas más temprano que de costumbre, y que ella misma se había acostado a dormir. No había nada de comer y la casa estaba con el desorden de la mañana, como si nadie hubiera hecho nada durante todo el día. Cuando se acercó a su mujer para preguntarle qué pasaba, ella de muy mal humor le contestó que estaba cansada y no quería hablar. La escena se repitió durante tres días más. Las nenas también estaban algo sorprendidas y asustadas. Andrea dijo que no tenía ganas de llevarlas a la escuela, por lo que Martín las levantó y las llevó él. Les preguntó a sus hijas si alguna sabía lo que estaba pasando y le contestaron que no, que mamá estaba rara, de mal humor, y que se pasaba todo el día en la cama. Uno de esos días, Martín intentó comunicarse telefónicamente con su esposa para ver si podía hablar con ella, pero cuando Andrea sintió su voz del otro lado cortó y luego descolgó el teléfono. Martín no sabía qué hacer. A esa altura estaba preocupado y angustiado, ya que nunca había pasado una cosa así. El tercer día pidió permiso para retirarse antes del trabajo, retiró a las nenas de la escuela y fue hacia su casa dispuesto a descubrir lo que pasaba. Esto también le trajo inconvenientes en la oficina donde 16

trabajaba, dado que había dejado de concentrarse en su tarea: estaba preocupado y ausente. Cuando llegó con las nenas, comprobó que la casa seguía con la misma suciedad acumulada de todos estos días. Los platos sucios en la pileta de la cocina, las camas sin tender, todo desordenado, la ropa lavada días atrás todavía sin bajar de la soga. Las cuentas sin pagar. Parecía como si Andrea lo estuviera esperando, como si supiera que iba a llegar en ese momento. Estaba de pie en el comedor, con un bolso cerrado apoyado en una silla. Sin saludarlo, sin siquiera mirarlo a los ojos, le dijo: - Ya no siento amor por vos. Así que me voy. Y dicho esto, cargó el bolso y se fue, sin despedirse de Martín ni de sus hijas. Una semana después de los hechos que acabo de contar, Martín llegó a mi consulta. Se lo veía desesperado. Le costaba relatarme lo que había pasado. - Mi vida es un infierno desde hace diez días. Es que no puedo entender lo que pasó. De la noche a la mañana, Andrea cambió, era otra persona, no la mujer con la que me casé y viví durante más de quince años una vida normal, tranquila y feliz. Mis hijas y yo estamos destrozados. Además, no sabemos adónde está, su madre tampoco sabe, no sabemos qué hacer. Estoy por perder mi trabajo, todo es un caos en mi vida. Me di cuenta de que tenía que ponerme a trabajar de inmediato. Así que encaré un restablecimiento energético y una protección para Martín y sus hijas. Le pedí que fuera a su casa y la revisara. - Va a ser difícil, todo es un caos. Hay mucho desorden y no tengo tiempo de limpiar. 17

Le insistí con que lo hiciera. Sentí que tenía que decirle algo, que ni yo mismo entendía del todo. - Te pido que mires en el jardín. Esa misma noche, Martín me llamó por teléfono justo cuando estaba por regresar a mi hogar. - Profesor, me parece que encontré algo. Atrás de uno de los limoneros había una bolsa, un paquetito que abrí y tengo que mostrarle, tiene cosas extrañas. Es como si alguien que pasó por la vereda lo arrojó y cayó ahí, no estaba muy visible porque el pasto está crecido… pero como usted me pidió especialmente que me fijara en el jardín presté mucha atención mientras lo hacía. Le pedí que al día siguiente me lo hiciera llegar. Esa noche comencé el tratamiento de influencia a distancia para conectarme con Andrea. Yo ya no tenía dudas de lo que había pasado. Cuarenta y ocho días después, Andrea regresó junto a Martín y las nenas. Les pidió perdón llorando, casi con desesperación. No podía dar una explicación racional a lo que le había pasado, ni siquiera sabía por qué había hecho lo que hizo. Martín la recibió con los brazos abiertos, ya que nunca dudó del amor que se tenían. La desgracia que había llegado a la vida de toda su familia parecía finalizar y, poco a poco, la normalidad regresó a esa sana familia que pudo recuperarse de esta rara crisis provocada por alguien externo y que los había llevado casi hasta el borde de la disolución y la ruina económica.

Mis consejos: un ritual para la bendición del hogar Además de los trabajos de limpieza que practico habitualmente, acostumbro dar a conocer ciertos rituales caseros a mis consultantes, tomados de distintas tradi18

ciones universales, con el objetivo de ayudar a las personas a ser los protagonistas del cambio energético que tanto necesitan para ellos y para sus seres queridos. En estos procedimientos transmito el saber antiguo de la magia, que nos llega de generación en generación, y que podemos incorporar a nuestra vida cotidiana para protegernos y mejorar nuestra calidad de vida. Esta es una de las recetas caseras que recomiendo cuando descubrimos que la casa ha sido objeto de un trabajo de las Fuerzas del Mal, que trajo discordia y problemas económicos. Se trata de una costumbre que se practica en el Cáucaso desde hace miles de años, cuyo objetivo es atraer el trabajo fecundo y la cosecha abundante, como símbolos milenarios del bienestar y de la prosperidad indispensables para que una familia se desarrolle en paz y armonía en su propio hogar. Se trata de la “celebración de las uvas”. La tradición transmite que dicha celebración se desarrollaba durante siete días y siete noches, incluyendo bailes, desfiles, actuaciones, invocaciones y ofrendas de todo tipo de frutas. La demostración de gratitud y el pedido de nuevas bendiciones se hacen principalmente con uvas, dado que esta fruta remite a la idea de la sangre de Cristo y a otras enseñanzas bíblicas. El rito original se llevaba a cabo en los mismos viñedos, en los que se acercaban las personas que buscaban la bendición y luego del rito se llevaban un racimo de uvas recién cortadas a su hogar, a meditar y orar. Por eso, aunque no nos acerquemos a un viñedo, es importante recrear el concepto de esta celebración de paz y abundancia, repartiendo una uva a cada uno de los miembros de la familia, luego de haber compartido una comida liviana. Mientras se realiza el reparto, se puede decir en voz 19

alta, o simplemente pensar: “Que la abundancia y prosperidad que encierra esta uva te alcance y te bendiga”. Para realizar la ceremonia completa, se puede complementar este reparto de uvas con la preparación de una mesa especial para compartir con el resto de la familia o moradores de la casa. Es conveniente cubrir la mesa con un mantel blanco y rojo, y colocar sobre ella: -siete clases de frutas secas (piñones, nueces, avellanas, almendras, pistachos, etc.), -siete tipos de frutas frescas, -siete variedades de postres preparados de manera casera. Dada la importancia cabalística del número siete, se debe reforzar el ritual con siete brindis en los que participen todos los miembros de la familia. En todas estas celebraciones, es importante la presencia de adornos de color rojo y que en el centro de la mesa haya una bandeja con adornos que simbolicen esa abundancia y bienestar que se quiere atraer. Las uvas pueden estar presentes en esta ornamentación. Puede realzarse con la presencia de siete velas, preferentemente doradas. Al momento de encenderlas, se debe elevar un pedido para uno mismo y para otros seres queridos. El brindis debe hacerse con una uva al fondo de cada copa que se va a beber. De este modo, al momento de chocar las copas, se invoca para esa familia y esa casa la abundancia, el amor y la paz entre sus miembros.

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No creas en las brujas. Pero que las hay… ¡Las hay! El Bien y el Mal No se puede hacer el Bien en un espacio de la vida mientras se hace daño en otro. La vida es un todo indivisible. Los males de la humanidad son fruto de determinadas elecciones, muchas veces porque se busca la fuente de bondad muy lejos, cuando en realidad todos la llevamos dentro de nuestros corazones. Si buscas el bien de tus semejantes, enco trarás el tuyo propio.

La magia es una sola. Entendemos la magia por la forma en que algunos seres humanos podemos incidir en ciertas acciones de manera misteriosa u oculta a la totalidad de las personas. Una cierta manera de incidir que escapa a las leyes de la lógica o de la física tal y como la conocemos. La magia puede influir en los objetos inanimados, animales y plantas, en las personas, en sus pensamientos, acciones y en lo que se siente. Sin embargo, la magia puede ser algo práctico y concreto, ya que su objetivo consiste en ejercer influencia sobre el ambiente y sobre lo que nos rodea. Pocas personas hemos tenido acceso a esa ciencia oculta, esto es, al ejercicio de la magia. Y como todo aquello que existe dentro del Universo, su poder es enorme e inabarcable. Sus efectos dependen en gran medida de quienes operen sobre ella. La magia, en sí 21

misma, no es ni buena ni mala: es una forma de energía. La mente y el espíritu pueden influir en el mundo material, actuando en conjunto en un plano que va más allá de los sentidos. Lo que sí cambia es la intención de quienes han tenido el privilegio de saber operar con ella. Es decir, puede haber magos con buenas o con malas intenciones. Eso depende de los fines prácticos para los que se la utilice. A diferencia de la magia blanca, positiva o del bien, que siempre busca beneficiar a las personas sin que eso implique perjuicio alguno para nadie, existe la magia negra, negativa o del mal, a la que popularmente se llama “brujería”, que busca perjudicar y hacer daño. Muchas personas recurren a la magia negra. Los motivos son múltiples y variados. Puede haber gente que, movida por una pasión negativa, por ansiedad, por un enojo impensado, no dudan en solicitar los servicios de uno de estos nefastos personajes. Puede haber gente con el corazón herido que crea de buena fe, no sin cierta ingenuidad, que puede recurrir a este tipo de magia y que no pasará de ser un broma, un pequeño disgusto a alguien que creemos que se lo merece. A veces los motivos son más complejos u oscuros. Muchas personas padecen la maldición de los celos enfermizos, la envidia, deseos insatisfechos de riqueza, o son pobres de espíritu y son capaces de sentir un verdadero placer al pensar una venganza. El denominador común a todas estas personas es que lo que más les importa es conseguir un fin determinado y no reparan en los medios para lograr sus deseos, por más que estos sean de lo más oscuros y destructivos. Descubren demasiado tarde, o quizás no lo llegan a 22

hacer nunca, que el camino que seguimos hasta lograr aquello que deseamos es tanto o más importante que la meta en sí misma. Conseguir el regreso de un amor, ganar dinero, cobrarse una ofensa que ha herido profundamente, son sentimientos que todos hemos sentido en mayor o menor medida alguna vez. Es muy difícil no perder la calma cuando vemos nuestros proyectos frustrados, cuando somos víctimas de una injusticia, nos sentimos enfermizamente inferiores a alguien o el éxito se nos niega sistemáticamente. El camino de la paz y la sabiduría puede parecer largo e improbable, por momentos duro. Y la magia negra se ofrece como un tentador atajo para muchos seres lastimados. Lo que pasa es que, si tenemos el alma enferma o dolida, los recursos de la magia negra pueden llegar a procurarnos apenas una distracción… y quizás un daño posterior mucho mayor. A todos aquellos que se han visto tentados de recurrir a la magia negra, sólo puedo pedirles que se pongan por un instante en el lugar de aquel a quien quieren perjudicar. Más allá del odio circunstancial, la afrenta recibida, el otro es un ser humano, un igual, un prójimo. Y en la vida todo vuelve, sin que nosotros necesitemos intervenir en la administración del mal. Los sentimientos negativos afectan tanto o más a quienes los sienten que a aquellos que nos hicieron daño, a propósito o sin querer. A lo largo de mi vida conocí a mucha gente a la que le costaba creer que existieran personas capaces de causar todo tipo de males a otra, intencionalmente, con tal de que se cumpliera su voluntad o deseo. Muchas de esas personas que no creían, tuvieron que hacerlo cuando, a raíz de algún suceso inesperado, el mal se apoderó de sus vidas, o de las de algún ser querido, de una manera que no parecía tener ninguna lógica que 23

fuera explicable a simple vista. Asumir que algo maléfico les estaba pasando fue muy duro para ellos. Cuando uno entra en contacto con ese mundo, del que se puede salir casi ileso, uno toma conciencia de este sinnúmero de fuerzas que operan en el Cosmos, y de que podemos llegar a correr peligro si alguien nos desea el mal. Quizás la primera respuesta sea negar lo que está pasando y buscar explicaciones racionales, echarle la culpa a la mala suerte que tenemos o a la casualidad. Pero las cosas siguen saliendo mal o hay sentimientos de congoja inexplicables. Y poco a poco nos vamos dando cuenta de que lo que pasa no tiene lógica. Muchas veces alguien, como al pasar, nos dice: te hicieron un “trabajo”. Y este tipo de comentario queda resonando en nuestro interior, con el eco que nuestra intuición adormecida ya no puede contener… En este punto tengo que ser muy claro: todas las fuerzas del mal son peligrosas. A veces, una mujer o un hombre enamorados que no se tienen confianza a sí mismos piensan en recurrir a un gualicho o a algún encantamiento para atraer a la persona que les interesa. Lo que no saben es que para ello le han tenido que pedir un favor a siniestros personajes, que parecen a primera vista inofensivos, que ofrecen soluciones rápidas y de mala fe a temas que no son tan frívolos como el de despertar amor en el ser que creemos amar. Y pedir un favor significa, ni más ni menos, quedar en deuda con alguien que quizás trabaje en la oscuridad, y más adelante nos pida algo a cambio. También, al pedirle su ayuda, le hemos tenido que contar un secreto, algo muy íntimo, en un momento difícil o de angustia e intranquilidad. Esa persona que trabaja en las sombras sabrá un secreto, hemos depositado una parte nuestra en manos de alguien que quizás no conozcamos del 24

todo bien, y que puede hacer un uso determinado de aquello que le hemos confiado en un momento de flaqueza. A esas personas que trabajan con las fuerzas negativas se las llama generalmente magos o brujos negros, más allá de que sean hombres o mujeres. Dependiendo del grado de involución de estos trabajadores de la oscuridad, son capaces de vender su alma al diablo a cambio de lo que quieren. Los guía una ambición desmedida y una gran codicia y necesidad de dominio por sobre sus semejantes. Y, por lo general, terminan siendo esclavos de los mismos espíritus que pretenden dominar e invocar a su capricho. Son el típico ejemplo del burlador burlado. Estos personajes siniestros ofrecen sus servicios: saben atar personas realizando ligaduras y amarres, por ejemplo, dentro de una relación de pareja. Dominio y sometimiento de una persona a través de gualichos por ingesta. Cierres de caminos por medio de realización de distintos tipos de rituales: misas negras, ceremonias, incluso llegando a hacer pactos maléficos si fuera necesario, con tal de conseguir aquello que se les está pidiendo. Su propia ambición personal es lo que los guía, y necesitan ganar adeptos permanentemente e incrementar su influencia negativa sobre las personas que recurren a ellos. Suelen trabajar desde el atardecer, incluso toda la noche. Su horario predilecto es después de las dos de la madrugada, y los días martes y viernes intensifican la acción de su macabra tarea. Una clave para distinguir a un mago negro de un mago blanco está en los pedidos que hace al consultante. Sus prácticas requieren sacrificios de animales, tierra de cementerio, cabellos de la persona a la que se quiere 25

embrujar, uñas u objetos personales de las víctimas. También pueden llegar a utilizar velas de distintos colores, fotos y muñecos bautizados. Cuando el mal llega a la vida de una persona, lamentablemente y cualquiera sea su procedencia, sus efectos son muy destructivos, maléficos, devastadores y de largo alcance. Hay quien recurre a la magia negra para obtener el retorno de un amor. Se puede pensar en alguien que está perdidamente enamorado, que sufre una gran desilusión y tiene el corazón malherido. Esa misma desesperación le hace perder de vista algo fundamental: que amar es, principalmente, desearle el bien a la persona amada. Y si tenemos la desgracia de padecer por un amor no correspondido, esto es irremediable. El amor es un lazo eterno en la medida en que sea recíproco, de ida y vuelta. Pero si una de las dos personas soltó o cortó el lazo, se merece seguir su camino, así como quien ha quedado amando se merece el derecho de hacer el doloroso tiempo de duelo, sanar las heridas y esperar el inicio de una nueva etapa. Pero hay quien se resiste, son almas quizás algo débiles o que quedaron demasiado lastimadas, y les cuesta aceptar la verdad de los hechos. Entonces recurren, en su angustia y terrible dolor, a alguien que no les aconseja bien o que les ofrece la solución de la magia negra: un embrujo de retorno. El consultante quizás sólo puede pensar en sí mismo, en su dolor, en dejar de sufrir inmediatamente. Cree que la magia lo ayudará a torcer el destino para que las cosas vuelvan a ser tal y como eran. Y eso es algo que no se puede conseguir nunca, ya que significa ir contra los verdaderos designios de Dios.

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En cierta oportunidad, recibí en consulta a un hombre desesperado, al que llamaré Carlos. Sufría una pena de amor torturadora. Había estado casado durante cinco años con su esposa, a la que llamaré Virginia. Ahora ella se había ido con otro hombre, de un día para el otro, y Carlos no podía dar crédito a lo que le estaba pasando. Indagando en la historia de vida de Carlos, en un primer momento parecía estar sufriendo sólo por el final de un amor. Al no ser correspondido, daba toda la sensación de ser un hombre más ante una terrible etapa de crisis personal. Pero, en su relato, aparecían datos extraños. En primer caso, Carlos tenía una pesadilla recurrente en las que se le aparecía una mujer anciana que se reía de él y le decía “has quedado embrujado”. Por otro lado, desde que su amada esposa se había ido, la casa en la que habían vivido juntos se llenó de ruidos extraños que se tornaban a veces verdaderamente insoportables; eso pasaba entre las tres y las cinco de la mañana. Carlos no sólo estaba sufriendo por amor. Algo más oscuro le estaba pasando. Luego de hacerle una serie de preguntas, llegué a la conclusión de que Carlos estaba siendo víctima de algún oscuro trabajo de magia negra. Pero no aparecía en las historias matrimoniales de Carlos ningún indicio que me permitiera detectar a simple vista de qué podía tratarse. Luego de entrar en meditación y hacer uso de mi sexto sentido, le pregunté al hombre si recordaba algún episodio que quisiera contarme, en especial de la época de su noviazgo. Con ayuda del reacomodamiento energético que hice sobre su aura, poco a poco Carlos logró salir de su dolor presente y rememorar una anécdota reveladora de su noviazgo. Al poco tiempo de conocerse, dado que los 27

dos pertenecían al mismo grupo de amigos, él se había mostrado interesado en una amiga íntima de Virginia. En realidad, Virginia se enamoró de Carlos a primera vista. Pero el muchacho tenía la mirada puesta en otra mujer, y parecía tener ojos sólo para ella… Luego, mi consultante recordó cómo se fue enamorando de Virginia hasta olvidar por completo a aquella chica que le quitaba el sueño: Virginia lo había invitado durante una semana a tomar el té a su casa, con la excusa de un trabajo que tenía que mostrarle. Cada tarde de esa semana le ofreció la misma bebida, un té de color algo oscuro y con un aroma que Carlos pudo reconocer como desagradable. Y a partir de esos encuentros, se recordó magnéticamente interesado por la que después fue su esposa y madre de sus hijos. ¿Qué había pasado entre Virginia y Carlos? Pues que Virginia había utilizado un embrujo en su afán por desplazar la atención del hombre del que se creía enamorada y para conseguir que dejara de interesarse en su amiga, por la que sentía una mortificadora envidia. Con el correr de los años, Virginia supo en el fondo de su corazón que había dejado de amar a Carlos… o que quizás nunca lo había amado. Por eso, de un día para el otro, y sin que mediara ninguna explicación, hizo sus valijas y se fue. Y Carlos, el embrujado, no sólo había sufrido un abandono. Su corazón estaba atado de por vida al de Virginia, por intermedio de la obra de hechicería. ¡No se trataba de una pena de amor, sino del terrible sufrimiento de quien ha sido víctima de los trabajadores del mal! No creo que Virginia, al momento de embrujar a Carlos, le haya deseado ningún mal. Pero recurrió a ardides y trampas que dañaron para siempre sus vidas. Poco a 28

poco, y gracias a mi intervención, el hombre fue recuperándose y saliendo adelante. Le resultó muy duro enterarse de lo que había pasado realmente. Pero la verdad es el primer paso en el camino a la cura de cualquier dolencia. Hoy en día pudo recomponer su vida personal y encontró el amor verdadero: era aquella chica, esa en la que él había puesto sus ojos, a quien encontró casi veinte años después. Y, desde entonces, no han vuelto a separarse. Las prácticas del espiritismo provienen de las más variadas civilizaciones de todo el mundo y son muy antiguas. Se relacionan con la magia Umbanda, Kimbanda y Candomble. La práctica de contacto con la vida después de la muerte es culto en todas las latitudes, y desde todos los tiempos hay quienes se han atrevido con un afán egoísta a atraer a aquellos que se merecen descanso. Los daños producidos por la magia negra agreden, controlan y dominan de una forma en principio sutil e invisible. Su accionar puede pasar inadvertido, incluso, durante mucho tiempo. Es que la gente de buena fe se resiste a creer que eso está pasando, y esa bondadosa credulidad a veces hace que las cosas empeoren para la víctima. Su procedencia puede ser misteriosa, y en un principio a la víctima le puede llegar a ser muy trabajoso detectar de dónde proviene el deseo del mal. Sólo un profesional idóneo, dedicado a hacer el bien, podrá detectar y destruir el origen parapsicológico de dicha maldad. A veces por desconocimiento, por ignorancia o incredulidad, la víctima afectada no pide ayuda a tiempo. Eso hace que el adversario, aquel que ha pensado en hacer 29

mal y lo llevó a cabo, su atacante, se ensañe con más crueldad ya que está en una situación de poder respecto de su víctima. El victimario sabe perfectamente lo que está pasando, lo que puede llegar a suceder en el futuro, y eso en principio lo hace sentir más fuerte. Su crueldad puede ir en aumento hasta destruirlo con sus crecientes y severos ataques, donde la víctima queda muchas veces presa de toda clase de trastornos y perjuicios. Estos ataques psíquicos traen muchos efectos colaterales. La víctima, como una piedra que cae desde una montaña hasta transformarse en un alud imparable, puede llegar a sufrir accidentes, separaciones, mala suerte, pérdida de trabajo o de su patrimonio, ya que desconoce por completo que su psiquis está en manos de alguien que lo manipula y quiere seguir haciéndole daño. El mal opera de una manera encubierta, ya que muchas veces es la víctima misma quien parece estar equivocándose… pero lo que pasa es que tiene el alma prisionera y está obedeciendo, sin saberlo, a designios de lo más oscuros, a un plan macabro que ya está predeterminado. Como en el caso de Carlos, los malestares y síntomas que manifiesta una persona permiten saber con total precisión de qué tipo de ataque energético se trata. La prioridad de mi tarea es, entonces, neutralizar esa energía maléfica que actuó durante un tiempo en esa persona. Después, cuando las energías vuelven a restablecerse, es imperioso poner en práctica determinadas técnicas de protección y defensa, para prevenir futuras agresiones.

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Otro caso A simple vista…¡un simple florero! Si bien el caso de Mirta fue preocupante en un principio, no dejó de tener su costado risueño. Vino a la consulta movida por un fuerte malestar interno, una gran racha de mala suerte y una serie de problemas y conflictos familiares. Le hice, como de costumbre, la diagnosis, y visualicé que el problema residía en algún objeto que estaba en su casa. Le pedí que tratara de buscarlo y traérmelo. Durante varias semanas, Mirta trajo todo cuanto se le fue ocurriendo. Los regalos de su suegra, el ajuar del casamiento, las fotos del bautismo de todos sus hijos, ciertos regalos que le habían hecho a su marido últimamente en el trabajo, con motivo de su cumpleaños. Pero no era nada de eso. Mirta y yo estábamos confundidos. Yo seguía visualizando algo en su casa, y no alcanzaba a determinar claramente de qué se podía llegar a tratar. De pronto, la cara de Mirta se iluminó. -¡Ya sé! – dijo de pronto- Me falta traerle una sola cosa que entró a mi casa últimamente. Lo que pasa es que nunca se me había ocurrido… Así fue que al día siguiente llegó a mis oficinas con una bolsa. Apenas entró, la depositó en mi escritorio y sacó un florero de cerámica, común y corriente. -Me lo regaló una vecina – dijo Mirta-, y la verdad es que prácticamente no lo usé nunca, porque tengo otros más lindos. Es más, no sabía bien qué hacer con él, ya que 31

no quería desairarla pero tampoco quería ponerlo en un lugar visible. Por eso no me acordé en seguida, lo tenía guardado en un armario. Apenas lo tomé entre mis manos, tuve un fuerte escalofrío. -¡Acá está! –empecé a gritar- ¡Es esto! ¿Me permite romperlo? Sabía que ese era el objeto buscado, pero a simple vista no se encontraba nada raro. -Mi vecina hizo un curso de alfarería –me comentó Mirta -. A mí me llamó la atención que me trajera este regalo, ya que nunca tuvimos mucha relación. Y le digo más: me cayó siempre bastante mal, porque me da la sensación de que ronda a mi marido con algún tipo de interés. Rómpalo nomás, si este es el objeto que nos está haciendo tanto daño, no quiero ni verlo. Lo tiré al piso, y se rompió en mil pedazos de arcilla roja. Resulta que tenía un doble fondo: por eso, a la vista, no parecía tener nada raro. Al romperse, pudimos ver cómo se desprendía el falso fondo… y encontramos pegado a él un algodón, en el que había un símbolo satánico atado a una foto de Mirta con toda su familia… El resto es historia.

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Mi trabajo: El estudio Psicobioenergético En este tipo de trabajos, lo primero que llevo adelante es una diagnosis, o sea un estudio psicobioenergético para determinar con total exactitud qué tipo de energías negativas está recibiendo una persona. Todos estos tipos de envíos ingresan en el campo áurico, afectando toda la energía de la víctima. Por otro lado, el envío es inducido a través de mensajes telepáticos a la mente de la persona, que generalmente son hechos por el brujo o bruja a pedido del victimario; muchas veces pasa que los brujos se exceden en los pedidos de daño, para demostrar su poder, y la situación parece escaparse de las manos de quien pide el encargo. Los síntomas que presenta normalmente una víctima de la magia negra son angustias, agotamiento y debilidad, acompañada de miedo, sueños perturbados, pesadillas recurrentes, insomnio, pérdidas de energía hasta tal punto que pierden casi por completo el deseo de hacer algo. A simple vista puede ser una depresión, pero a la hora de pensar en los motivos que llevaron a la persona a caer en semejante pozo no se reconocen ni parecen tener una explicación. Tienen una gran pérdida de voluntad, se muestran sometidas y obedientes de una manera injustificada. Pensamientos o deseos destructivos. Sensación de presencias extrañas. Flojedad en las piernas, dolores musculares, opresión en el pecho, calambres, manchas y rasguños en la piel, desgano sexual. 33

En las casas o espacios vitales de las víctimas de las fuerzas del mal, puede llegar a haber aparición de ruidos misteriosos, voces y golpes nocturnos. En un principio esos desajustes pueden ser sólo percibidos por la víctima, que parece, ante los ojos de sus seres queridos, como alguien que está imaginando cosas o perdiendo la cordura. Con el paso de los días todos empiezan a percibir que algo está mal en ese lugar, sienten como una energía rara que empieza a perturbar a todos por igual. Hay quienes pueden llegar en ocasiones a realizar actos involuntarios. Si alguien los descubre y les pregunta inmediatamente qué les hizo llegar a hacer eso, generalmente las víctimas parecen despertarse como de un mal sueño y contestar automáticamente que fue el demonio que los obligó. Las víctimas de energías macabras sufren un infierno en su interior. Padecen, pero les cuesta comunicarlo a los demás y buscar ayuda porque temen que sus seres queridos no les crean. Viven prolongados estados de intenso nerviosismo, dolores de cabeza, mal humor, oscilan entre la agresividad y el desgano, fatiga, todo tipo de malestares y depresión. El cuadro tiende a complicarse con el paso del tiempo y comienzan a padecer enfermedades físicas, se vuelven torpes o tienen accidentes. Se derrumban mental, física y espiritualmente. A veces pierden la memoria y se los nota distraídos o desconcentrados: de este modo, parece inevitable que la mala suerte aparezca y les complique aún más su situación. Existen daños energéticos que son realizados por ingesta, en donde le dieron de tomar a la víctima un brebaje 34

preparado todos los días, por un tiempo determinado. A partir de ese momento, la persona queda aplastada y sojuzgada psíquicamente al autor del daño. El entorno desconoce a la persona embrujada, que parece actuar como alguien sin ideas propias, dependiente, hipnotizada por quien lo domina. Muchas veces, la persona afectada reconoce sin lugar a dudas a su agresor psíquico. El proceso de toma de conciencia es una experiencia conmovedora, a veces muy dolorosa. Pero apenas lo comprende cabalmente, la persona dañada logra establecer una clara distancia. Eso no significa que pueda curarse. Lo importante es que el mal que le hicieron salga de ella, y regrese a su lugar de origen. Es muy importante tener siempre presente que la Justicia Divina se produce naturalmente: a eso se lo llama el “efecto Boomerang”: toda la energía buena o mala regresa multiplicada por tres, a su lugar de origen. El saber popular tomó de la magia un postulado, que es el siguiente: “Siéntate en el umbral de tu casa, y verás pasar el cadáver de quien fue tu enemigo”. Significa que el tiempo reacomoda las cosas y que sólo hay que saber esperar el momento en el que ello suceda. Muchas veces pasa, generalmente cuando la víctima estuvo sometida durante mucho tiempo a su victimario, que tenga, a pesar de haber conocido el daño sufrido y haber quedado liberada, extraños sentimientos de bondad hacia su agresor. Esto se debe a una herida subconsciente, todavía un rastro más de la obra de las energías negras. Incluso, la víctima, ya curada, pueda querer buscar la amistad del victimario, quizás por el terror que le provoca pensar 35

que los daños puedan volver a repetirse en cualquier momento posterior. Muchas personas viven todos los síntomas, aunque desconocen de dónde provienen los ataques de los que están siendo víctimas. En algunos casos pueden existir sospechas. Pero, en otros, las revelaciones aparecen en los sueños. En ciertas ocasiones, con sólo pensar en su posible agresor hasta comienzan a zumbarles los oídos. Las prácticas de magia negra repercuten en la vida de muchas personas en el mundo entero, cotidianamente, y en todas las latitudes. Es importante que todos adquieran un conocimiento certero de la existencia de estas energías, y de que hay quien busca utilizarlas en beneficio propio y con el objetivo de dañar a los demás. Eso evitará en gran parte que los daños se agraven por desconocimiento e ingenuidad de las víctimas, que se resisten a asumir que estas cosas existen. Las energías del Cosmos pueden llegar a influir en la vida. Conocerlo es haber aumentado la sabiduría.

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Mis ideas. Preguntas y respuestas: Para que me conozcan mejor Las preguntas y la sabiduría No hay que confundir el conocimiento con la sabiduría. El primero es una serie de conceptos acumulados, el segundo nos ayuda a vivir. Para ser verdaderamente sabios, lo importante es aprender a hacer las preguntas adecuadas y razonables, a escuchar con atención, a responder con serenidad y a permanecer en silencio cuando no hay nada que decir.

A lo largo de mi propio proceso personal, fui aprendiendo que es muy importante tener en claro qué es lo que quiero comunicar a mis semejantes. Entendí, desde un principio, que no sólo me apasionaba el estudio de las Ciencias Ocultas sino también poder hacer un uso práctico de los conocimientos que iba adquiriendo. Esa es mi verdadera pasión: la de poner al alcance de todos aquellas cosas que fui aprendiendo en la teoría, haciéndolas “pasar” por mí hasta que lleguen hasta los demás: mis consultantes, mis lectores. En este intenso camino que vengo recorriendo, tuve la oportunidad de conocer distintos tipos de enfoques no sólo del mundo misterioso, sino también respecto del enorme abanico que es el comportamiento humano. Al ver los resultados, eso duplicó mi energía y mi optimismo. Soy positi37

vo por naturaleza: priorizo las buenas energías, luchando por desplazar las malas, mirando siempre al futuro y tratando de que el día a día de los míos y de aquellos que acuden a mí en busca de apoyo, consejo u orientación, sea un progresivo camino de mayor calidad y de evolución hacia la luz. Quizás este rasgo de mi personalidad hace que mantenga un constante sentido del humor. Y eso, al escribir, probablemente se refleje en lo “poco-científico” de mi tono, ya que considero que la verdadera sabiduría es aquella que nos queda cuando olvidamos lo aprendido. Lejos del tono formal de algunos libros, de la rigidez de ciertos intelectuales o pensadores, trato de poner al alcance de todos lo poco o mucho que llevo aprendido. Muchas veces, para ordenar mis pensamientos, juego conmigo mismo a hacerme preguntas y respuestas. Es un juego que te recomiendo, más allá del tema que quieras esclarecerte o comunicar a otros: ¡a mí me da muy buenos resultados! Me ayuda a pensar y volver más potente todo lo que fui aprendiendo, porque lo recuerdo y lo traigo hasta el presente. Siento que todos aquellos autores que leí con tanta pasión me regalaron su saber. Ahora, que los volví míos, siento que puedo apropiarme de aquello que me han dado, y transmitirlo con humor, como jugando, para que el mensaje le pueda llegar a todos de una manera amena y entretenida. Sé que soy un eslabón entre ellos (mis maestros) y ustedes (mis lectores). Les deseo que se olviden de ellos, de mí mismo, y lean este cuestionario que yo mismo imaginé como si estuviera conversando con alguien que, sin 38

mayores conocimientos del tema, me hace preguntas elementales: la verdadera luz sale de lo más sencillo. No voy a hablar de alquimia, de recetas misteriosas ni de historias llenas de datos antiguos. Desarrollé este cuestionario pensando en mis lectores, quizás contengan las preguntas que cualquiera puede llegar a hacerse al momento de conocerme… y voy a contestarlas tal como hablo, ya que soy un hombre que tiene una familia, un trabajo, y la conciencia del don que Dios le ha dado. Ni más ni menos que muchos otros. ¿Quiénes te consultan? Me consultan personas de toda clase de religiones, raza y sexo. Creyentes, incrédulos, escépticos: estas personas las encontramos en la sociedad en general. Me visitan políticos, diplomáticos, artistas, personas relacionadas con el deporte. Médicos, abogados, profesionales de distintas ramas. Hombres de ciencia, gente de la farándula. Directivos de empresas, comerciantes, vendedores, hombres y mujeres de negocios, obreros, encargados de edificios, amas de casa. Según tu experiencia, ¿qué espera la gente de un clarividente, qué expectativas tienen respecto de tu trabajo? Las personas vienen a la consulta porque tienen alguna duda. También buscan cosas más profundas: recibir ayuda espiritual, solucionar sus problemas, calmar su angustia, liberarse o protegerse de algo. Muchas veces la gente busca la verdad de la verdad, sin vueltas, y necesita consejo sobre si le conviene hacer algo en relación a algún tema puntual, o que lo ayude a tomar una decisión. La búsqueda de mis consultantes puede englobarse en sentirse bien. Encontrar seguridad y confianza, recuperar la fe, saber si están en el camino ade39

cuado. Eso suena muy bonito, pero también muy general… ¿por qué temas específicos te consultan? Los temas de consulta hacen a la vida cotidiana de la gente común: pueden ser consultas sobre problemas de salud, en los que lo primero que hago es decirles que le presten atención primordial a la parte médica, que se hagan estudios y análisis, que se pongan primero en las manos de profesionales especializados en la dolencia que los aqueja. En esos casos yo puedo hacer acompañamientos energéticos, algunas predicciones orientativas, rituales de ayuda y protección. Pero la primer y última palabra la tienen los médicos… También me consultan por problemas de dinero, amor o trabajo. Una gran parte de mis consultas son relacionadas con los problemas de pareja. Hay personas que consultan porque son víctimas de una maldad y quieren saber el motivo de ese ataque energético. En esos casos, lo primero que hago es cortar y liberar de raíz a la persona de todo tipo de energía negativa y perjudicial que le impide dar pasos hacia su felicidad. Si me lo piden, les doy el nombre propio de la persona que les hizo la maldad. La mayoría de los consultantes me los piden, necesitan saber quién lo hizo, por qué, dónde, si bien al principio el dato puede afectarlos (o no, hay mucha gente que intuye de quién se trata), ponerle la cara a ese fantasma que les hizo mal trae mucha paz. Otras personas consultan en relación a una decisión que tienen que tomar, quieren saber qué es lo que les conviene hacer, si les irá bien o mal. En mi consultorio 40

siempre se encontraron con la verdad de la verdad. Entonces me estás diciendo que, si alguien te pide un consejo, ¿eres capaz de decirle que si hace eso, le va a salir mal? Sí, absolutamente. La verdad, por más dura que sea, es lo único que nos hace libres para evolucionar y caminar hacia la luz. Si veo en la predicción que esa persona va a fracasar en aquello que está por emprender, entiendo que se lo tengo que decir. ¿Qué tipo de cosas te piden en la consulta? Como te decía, si bien las consultas son de lo más variadas, la mayoría de las personas consultan por temas de pareja, que es mi especialidad. En general me piden retornos, reconciliaciones, endulzamientos, casamientos esotéricos, que son tan emocionantes. Muchas personas necesitan saber si su pareja funcionará o no, si tendrá una vida feliz al lado de esa persona, si será una relación larga o corta, si terminará, si vale la pena. Afortunadamente puedo dar respuestas válidas y orientaciones verdaderas. Existen muchas maneras de contrarrestar y manejar los problemas que surgen en el territorio del amor. La clave es conocer los hechos por adelantado. Esa es tu clave… ¡ver el futuro…! Sí, ese es mi don. Pero también le brindo lo que sé a mis consultantes. Cuando me preguntan si durarán o no, incluso si llego a ver en videncia que una de las dos partes perderá la vida o se irá con otra persona, siento que es mi obligación, mi compromiso ético con mi trabajo, hacerlo. Pero sin irnos a casos tan extremos, resulta muy bueno para la persona que quiere saber el futuro 41

poder acceder a él para saber qué tipo de decisiones deberá tomar. Entonces sos una especie de “consultor sentimental”… No, para nada, esa es apenas una parte de mi tarea. También me piden limpiezas de casas, negocios, aperturas de caminos para conseguir aumentos de sueldo o clientes para su negocio. Ganar juicios pendientes. Ayudar para vender o comprar propiedades. Se me pide ayuda para ganar en juegos de azar, atraer la buena suerte, la prosperidad y el bienestar en general. Una persona que acude a una consulta es una persona que se siente mal y busca sentirse bien. Busca en mí seguridad y confianza, y necesita salir adelante con mi ayuda. ¿Es necesario que la persona que te consulta confíe para solucionar un problema? No. No es imprescindible. Mucha gente viene llena de desconfianza, como poniéndome a prueba, y cree en mí sólo cuando obtiene determinados resultados. Es habitual y yo estoy acostumbrado. Por un lado, puedo entender que el que consulta está en problemas, quizás antes de llegar a mí buscó otro tipo de soluciones y no las encontró, entonces llega golpeado o dominado por prejuicios. Si creen en mí, por supuesto que mi tarea es mucho más fácil, se produce un efecto multiplicador y las energías favorables fluyen muchísimo mejor. ¿Cómo defines la Magia? La Magia es un vastísimo conglomerado de elementos: fenómenos extraños, misteriosas relaciones, rituales y procedimientos secretos de manejos de energía. Lo que busca la magia, según sea la intención del operador u 42

oficiante, es producir cambios en el plano astral que inevitablemente tendrá repercusión en el plano físico o personal. Las Artes Mágicas y las Ciencias Ocultas forman un extensísimo universo del que muchos hablan… pero muy pocos conocemos. Nada sucede por azar. La ley de causa y efecto gobierna al Universo. Para quienes conocemos las “Leyes Ocultas y Herméticas” que gobiernan el Cosmos las cosas son distintas, porque todo se hace posible. Quien es capaz de llegar a conocerlas vislumbra ante sí un sendero lleno de luz, de paz, en el que todo, aún lo inesperado, se hace posible y se puede alcanzar. ¿Qué es el esoterismo? Muchos hombres y mujeres se encuentran indefensos ante los avatares de la vida. Son víctimas de malos entendidos, entredichos, habladurías, celos, envidias, malas ondas, traiciones… El esoterismo fue siempre una expresión práctica de un conocimiento profundo que se encuentra contenido en la filosofía esotérica y oculta, que fue desarrollado por los Antiguos Maestros desde tiempos inmemoriales, y transmitido siempre de boca en boca. El esoterismo es un camino de conocimiento, comprensión y dominio de las Leyes Naturales Universales, de las fuerzas que rigen al mundo, al Cosmos en su totalidad y aún más a la existencia humana. ¿Cómo puede una persona darse cuenta de que necesita una ayuda espiritual? Cuando las cosas no salen, cuando los proyectos se cortan. Cuando una persona vive confusión, angustia y desorientación. Cuando se siente aplastada, estancada 43

y sin fuerzas. Cuando no puede dormir y si lo logra, sus sueños se transforman en pesadillas. Cuando las puertas se cierran, cuando sus vidas están llenas de trabas por fracasos amorosos, o porque todo lo malo, lo negativo condiciona sus vidas y la persona no sabe qué hacer, es necesario recibir una ayuda espiritual fuerte. En mi caso, además de ayudar a desatar nudos, libero todo el potencial interior de la persona, dándole las fuerzas necesarias para salir adelante realizando en muchos casos poderosos cambios de energía. De esta forma se abren las puertas más trabadas, y la persona que me pide ayuda logra aclarar sus dudas. ¿Cómo se transmite y proyecta la energía psíquica a distancia? La influencia psíquica del pensamiento es capaz de realizar verdaderos milagros. Es cuestión de descubrir que uno tiene esa posibilidad mental, y aprender a dirigirla. Puedo hacerlo, de hecho es lo que sé hacer, siempre que el fin sea noble y no afecte negativamente la vida de otras personas. En general me piden ayuda en cuestiones laborales, en estos tiempos tan difíciles para muchos. También temas amorosos, porque el amor sigue siendo el protagonista de la mayoría de las historias que llegan a mi consultorio: porque es el sentimiento que pone vida a la vida misma. La influencia psíquica a distancia, bien proyectada, es capaz de revertir situaciones adversas. ¿Cómo entra la mala energía, o la “mala onda”, a la vida de una persona? Las malas ondas son energías que provienen de senti44

mientos enfermizos: los celos, las envidias, la maldad de otra persona. Hay gente que tiene verdaderos malos pensamientos, que expresa a través de palabras llenas de veneno, que pueden llegar a pasar inadvertidas debajo de sonrisas malintencionadas o actos aparentes de confianza, simpatía o amor. Estos daños energéticos ingresan atravesando el aura de la persona que queda dañada. Se producen mediante ciertos tipos de palabras, pensamientos, llegando a hacerse hechicerías, brujerías, magias negras, macumbas, saladuras, gualichos y otras formas. La mala energía es vieja como el Universo, y los ritos que las despiertan y encarnan vienen de muy distintos pueblos, religiones y épocas históricas. El Mal siempre estuvo en lucha contra el Bien, desde el principio, y esta lucha se manifestó claramente en la historia de la humanidad con formas más variadas. Hoy en día, en nuestra civilización occidental confluyen todo tipo de prácticas rituales: así encontramos maleficios oriundos de pueblos primitivos del África, del Asia, de poblaciones centroamericanas, de la selva amazónica. Hay una gran diversidad de expresiones del culto del mal sobre las que hay que estar actualizado, aunque, en lo principal, se trata de prácticas con intenciones e instrumentos parecidos. Cuando alguien viene a verme, lo primero que hago es preguntarle a la persona consultante si “le han hecho algo”. A veces las personas tienen conciencia, otras veces soy yo quien lo percibe con mis videncias. Luego empiezo a ayudarlos a través de un tratamiento de influencia preciso, contundente y eficaz: lo primordial es sacar del interior de esa persona el mal, desde un prin45

cipio, buscando que mi práctica tenga un efecto duradero en el tiempo. Si no se corta de raíz, y desde un principio, probablemente el malestar vuelva a surgir al poco tiempo. ¿Cómo haces para ayudar a las personas que te consultan? Las ayudo con el poder de mi mente, y con lo que aprendí respecto del manejo de todo tipo de energías. Con esto quiero decir que trabajo para revertir el problema que motivó la consulta, por difícil que sea. Cuando los caminos se cierran, lo primero que hay que saber es si somos nosotros mismos quienes lo provocamos, con nuestros propios sentimientos y pensamientos, o si el cierre es producto de la acción de otra persona que puso una piedra, una pared o un gran muro para que no podamos avanzar y realizar nuestros deseos. Cuando una persona que está atravesando un mal momento te pide un consejo, ¿qué le dices? El mejor consejo que puedo dar, siempre, es que no bajen los brazos. Que no permitan que nada ni nadie les quite su derecho a la felicidad. Que la ruina, la culpa o la falta de amor no los consuma, que luchen por lo que quieren. Por eso, si alguien está transitando un momento difícil y se encuentra abatido o desilusionado, es necesario que sepa que todo problema tiene solución si se hace lo necesario. Sólo se trata de detectar los pasos a seguir, cuál es el camino, y ponerse en movimiento. Si hasta ahora la solución no apareció, es el momento de abrir la mente y probar con opciones diferentes. Consultarme puede ser una de esas opciones, de hecho mucha gente acude a mí y en la primera consulta me cuenta 46

todo lo que intentó hasta ese momento de llegar y golpear a mi puerta. Es muy importante tener presente que todos los seres humanos podemos elegir el universo en el que deseamos vivir. Quedarnos en el dolor es una opción. Pero puede haber otras. Yo puedo ayudar, orientar a cualquier persona para ayudarla a alcanzar el estado de plena felicidad que se merece. La perfección no existe: sí existe la plenitud. Ella llega a nuestra vida cuando logramos armonizar nuestra vida instintiva y nuestra vida mental o racional. Es un proceso que tiene etapas, y muchas de ellas pueden llegar a ser dolorosas. Pero es posible lograr la realización personal, la felicidad y la plenitud. Ya que eres especialista en problemas de pareja… ¿cuáles son las causas más frecuentes de conflicto? Dentro de la gran gama de problemas de pareja, las causas más frecuentes son los distanciamientos o enfriamientos, que generan en el vínculo amoroso una cierta diferencia entre ambos miembros: uno o ambos abandonan, hay rechazos e infidelidades. ¡Qué feliz es el hombre que encuentra a su verdadero amor! ¡Qué feliz es la mujer que encuentra al hombre de su vida! Pero cuando eso no sucede, muchas personas me consultan porque se encuentran distanciados del ser a quien aman. ¿Quién no quedó vacío en su corazón, alguna vez, por la partida de un amor, por la distancia que transforma a esa pareja en un amor imposible de alcanzar? ¿Por qué muchos de nosotros sufrimos en silencio ese amor que 47

tanto nos duele, y que pese a eso, seguimos sintiendo con todo nuestro corazón? La gente viene con muchas preguntas, que yo también tuve que hacerme para dar respuestas en mi trabajo: ¿cómo hacer para recuperar el amor que se ha marchado? ¿Cómo hacer para neutralizar cualquier influencia negativa que produce distanciamiento en la pareja? ¿Qué hacer para que la persona amada vuelva junto a nosotros? ¿Cómo hacer para que todo vuelva a la normalidad y las cosas sean como antes? Muchas personas vienen a la consulta sufriendo por haber perdido a su pareja. Lo importante en esos casos es que el consultante sea fiel a sus propios sentimientos. El amor tiene sus derechos y hay que saber defenderlos. Muchos amores se ven interrumpidos por golpes de la vida, o por sucesos inesperados que hacen que ambos queden separados, solos, tristes y abandonados, llenos los ojos de lágrimas, sufriendo por una pérdida que estiman irreparable. Cada caso es distinto y hay que hacer un análisis en particular. Lo común a cada caso es verificar y comprobar la existencia de un amor real. En ese caso, no caben dudas de que se trata de separaciones pasajeras, por dolorosas e irreversibles que puedan parecer por momentos. En esos casos las uniones, los retornos, las reconciliaciones, los endulzamientos y hasta los casamientos esotéricos son la respuesta efectiva y definitiva a una problemática de ese tipo. 48

El saber popular toma muchos refranes de los conocimientos de la Magia… ¿existe el Mal de Amores? ¡Claro que sí! ¿Nunca lo padeciste? ¿Nunca conociste a nadie que lo tuviera? Es muy fácil de reconocer: es aquella persona que está como loca, que tiene la idea de que va a perder la cabeza por el ser a quien ama. Es alguien a quien conocimos antes de caer en este mal y era de una manera, quizás centrada, racional, común y corriente, y de pronto la volvemos a ver y nos parece verdaderamente trastornada. Todos tenemos un lado luminoso y un lado oscuro. Muchas personas tratan de vivir como si su parte oscura realmente no existiera. Pero es una lucha inútil. Si no conocemos nuestro propio lado oscuro, si no lo atravesamos, no podremos nunca tomar un control real sobre él, y por lo tanto, de nuestras propias energías. Con Cupido pasa exactamente lo mismo. El amor aparece cuando los cuerpos se juntan y las almas se tocan. Pero Cupido también tiene su lado oscuro y salvaje: todos los personajes míticos no dejan de ser proyecciones de determinados aspectos de nuestro psiquismo colectivo. Ciertos amores platónicos que se transforman en obsesiones, amores enloquecidos, atravesados por una pasión malsana, los celos, las ansias de control y dominio, son algunos de los aspectos de la cara oscura de Cupido. Así, nos vemos empujados a la locura y al olvido del propio Yo, ese que nos arroja en los brazos del otro sin ningún tipo de freno y con frecuencia padeciendo más dolor que deleite. Y lamentablemente son un mal bastante general… ¿Y las penas de amor? Justamente, las penas de amor son las sombras de 49

todo vínculo amoroso. Nuestra primer pena de amor aparece cuando dejamos el vientre materno y salimos al mundo físico. A partir de este momento, todo nuestro crecimiento personal está atravesado por la lucha entre estas sombras y la luz que nos constituyen. Nuestra personalidad se va conformando de acuerdo a cómo llevamos adelante esa lucha interior. El desengaño, la indiferencia, los malos tratos, la dependencia emocional, las separaciones, los amores imposibles y a veces la ausencia del ser querido son todas expresiones de penas de amor. En el complejo mundo de los vínculos entre las personas, los que encabezan la lista son los vínculos de pareja: ahí es en donde las penas de amor encuentran su máxima expresión. Quizás esto no se tenga en claro hasta que se lo padece. ¿Quién no sufrió por amor? El primer desengaño, la primera desilusión en el territorio del amor. Mi experiencia de casi veinte años me demostró que las penas de amor no se vencen de manera violenta ni con el olvido: quien las vive perdería de esa forma la oportunidad de aprender de la experiencia a través del análisis, la comprensión y la aceptación de lo que le está pasando. Por otro lado, prácticamente todas las expresiones artísticas nos muestran una posibilidad de elaboración de las penas de amor. Sin hacer mucho esfuerzo, pueden venir a nuestra mente infinidad de canciones, películas, cuadros, fotografías, esculturas, que expresan el dolor que alguna vez otro ser humano experimentó cuando padeció una pena de amor. Eso tiene un significado 50

muy poderoso: muy lejos de intentar olvidar por la fuerza aquello que nos hizo sufrir, hay muchos seres humanos que hicieron con esa pena algo hermoso, duradero, diferente, que incluso nos proporcionó algún tipo de consuelo. Hay mucho por hacer a partir de ese doloroso sentimiento, en vez de negarlo o reprimirlo a voluntad. También nos ofrece la oportunidad de hacer algo mejor, de superarnos a nosotros mismos e incluso de hacer algo por los demás… Te voy a hacer una pregunta que quizás parezca infantil. Me gustaría que me hablaras del amor en la pareja… El proceso del amor tiene varias etapas. Todo comienza con un relámpago, una captura instantánea. Hay un “antes” y un “después” que podemos reconocer fácilmente. Lo podemos llamar amor a primera vista, flechazo, enamoramiento, química, piel, atracción irresistible. Como todas las cosas verdaderamente importantes de la vida, el amor no se ve. No se puede pesar, medir ni asignarle un valor monetario. Es intangible, pero existe y todos sabemos que es real. Es el sentimiento más puro de la creación, y la persona que lo experimenta entiende lo que estoy diciendo. Es una de las fuerzas más poderosas del Universo, y cuando amamos, lo sabemos. Es un estado del ser que equivale a dar sin esperar nada a cambio. Tiene muchas facetas. En su aspecto más externo o aparente, el amor es deseo y química que fluye entre dos personas. En lo más profundo es comprensión, aceptación del otro, respeto, afecto. Querer y ser querido es el deseo de todos los seres humanos del planeta, lo sepamos o no. 51

El sentimiento amoroso provoca las emociones más intensas y complejas. No es un sentimiento fácil de comprender, por momentos, ya que mueve todas las fibras de nuestro ser y hace palpitar más aceleradamente nuestro corazón. Creo que vivir el amor es la fortuna más grande que puede tener un ser humano. Es el único sentimiento que pone vida a la vida misma. Sentir amor nos conecta con el origen de la Creación, en donde todos somos uno en el Universo. Cuando un ser humano siente amor, se siente parte del mundo que lo rodea y “resuena” de una manera diferente. Al contrario que con las penas de amor, el verdadero sentimiento amoroso nos trae paz y felicidad. Lejos de aislarnos del mundo, el verdadero amor nos conecta de una manera más profunda y sana con todo lo que está a nuestro alrededor. ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes que te hacen con relación a la pareja? Vas a poder reconocer la lista, no dudo que alguna vez te hiciste vos mismo estas mismas preguntas: ¿Estoy con la persona adecuada? ¿Es el hombre/la mujer de mi vida? ¿Me conviene casarme? ¿Cómo me irá en mi matrimonio? ¿Fracasará o tendrá éxito? ¿Por qué el verdadero amor no llegó todavía a mi vida? o ¿Por qué va… y viene? ¿Por qué él/ella no se decide, no se juega por lo que sentimos? ¿Por qué amo a una persona que se encuentra atada a otra? ¿Va a cortar con él/ella, se quedará conmigo? Hay otra lista de “intrigas” que ponen en jaque al alma 52

enamorada: ¿Por qué nos enamoramos? ¿Es un sentimiento recíproco, en este caso? ¿Me va a volver a llamar? ¿Conviene que espere o que tome la iniciativa? ¿Le gusté? ¿Pensará en mí? En estos casos, lo fundamental de las consultas es que a través de mis videncias veo con certeza los hechos por anticipado. Existen muchas formas de contrarrestar y manejar las energías negativas en el territorio del amor… ¿Cuáles son las causas más frecuentes en los distanciamientos de pareja? Voy a hacerte una aclaración. Yo trabajo especialmente en estos temas cuando veo el amor verdadero, esto es, puedo percibir en mi consultante, en la historia que está poniendo en mis manos, la maravilla de la reciprocidad. Con esto quiero decirte que muchos distanciamientos son justos y necesarios, y yo no hago nada para modificar el destino de alguien que ha dejado de amar, o que descubre que no amó nunca a esa otra persona. En esos casos, oriento a mis consultantes respecto de cómo superar la pena de amor, y oriento mis energías en cierto tipo de rituales de restablecimiento y protección. ¡O sea que te das cuenta a quién ayudar a reconciliarse, y a quién no…! Simplemente lo veo. Apenas entra una persona, y entra en contacto conmigo, yo ya sé lo que le está pasando. Después, mediante la entrevista, descubro ciertos detalles o confirmo mis videncias. Y como trabajo solamente con la luz, no modifico el camino de nadie. Dentro de los trabajos luminosos, no se puede obligar a alguien a volver a un lugar al que su destino no lo lleve a regre53

sar… eso significaría hacerle un gran daño a alguien, aunque no lo conozca, aunque eso aparentemente sirva para beneficiar a quien es mi eventual consultante. También sé que, a la larga, mi consultante también se arrepentiría de haberse aferrado por maledicencias hasta torcer el destino de aquel a quien dice amar bien. No tuerzo el destino trazado por el Plan Divino. De todos modos, te aseguro que es sorprendente la cantidad de personas que se aman mutuamente y se ven separadas por causas externas a ellos mismos. Muchas veces es la mala predisposición y las vibraciones negativas de algún familiar, de personas cercanas, que producen rupturas o alejamientos. Hay casos en los que las causas de los conflictos provienen de uno de los integrantes, que de repente se alejan del ser amado sin motivo aparente y sin poder dar ningún tipo de explicaciones. A menudo pasa que quienes le desean el mal a una pareja utilizan la técnica del “objeto trabajado” para concretar sus planes. A veces la pareja, o uno de sus integrantes, recibe un regalo cargado de energías negativas. De esta forma, la maledicencia entra al hogar en el que reinaba la felicidad y siembra la discordia pudiendo llegar hasta la desintegración del vínculo. Otras veces puede pasar que uno de los miembros de la pareja se aleja por estar sufriendo algún tipo de embrujamiento hecho por alguien que quiere atrapar su interés. Su pareja hace muchas cosas intentando que el ser amado regrese, pero el ser amado parece no dar ningún tipo de señales favorables porque en verdad no puede tomar ninguna iniciativa para volver… en esos casos, 54

hay que “crear el deseo” en su mente para que el acercamiento se concrete. ¿Qué pasa con la infidelidad? ¿Qué no habremos escuchado de ella? Que es una aventurita, un resbalón, una cañita al aire. Parece muy simple decirlo, para la persona que fue infiel, que encuentra rápidamente una explicación a lo que sucedió. Pero, para la persona a la que le toca ser víctima de una infidelidad, las cosas son muy diferentes. Provocan un desequilibrio emocional que muchas veces acaba con matrimonios, parejas o familias. Yo entiendo a la infidelidad como un acto de hipocresía. Es un acto de bajeza, ya que quien lo comete no es capaz de ser valiente y hablar con la verdad. La verdad es luz y hace libre a la persona que la posee. En el caso de la infidelidad, generalmente se oculta por un tiempo, entonces hay alguien que tiene una verdad y se la está ocultando, en teoría, al ser a quien dice amar. Es una ruptura unilateral de un pacto sexual y afectivo entre un hombre y una mujer que estaba preestablecido. Sucede cuando una de las dos partes, sin dar ningún tipo de señal, ni avisar de lo que le está pasando, rompe ese pacto tan importante. Cuando la otra persona se entera, generalmente es tarde y sobreviene una gran crisis de confianza. Muchas parejas se rompen en ese momento. Pero si el amor persiste pese a todo, lo que recomiendo es una terapia de pareja. Hay que generar un espacio para perdonar, para reflexionar, para conversar sin lastimarse y restablecer la confianza perdida y elaborar el desengaño. ¿Y qué pasa con los celos? Es normal tener una cierta cuota de celos en una pare55

ja. Tiene que ver con el deseo que se tiene del otro, y con la valoración que se hace de ese vínculo en particular. Pero es importante tener siempre presente que el amor es dar, es certeza, solidaridad, entrega natural. Existen otro tipo de celos, generados por las inseguridades de quien los siente. Esto celos pueden llegar a matar el amor, porque hace que la persona que los padece vea fantasmas y cosas que no existen. A veces hay celos que provienen de personas exteriores a la pareja. Muchas veces escucho ciertas historias de amor y me quedo sorprendido, anonadado, porque en muchos casos hay personas de la familia, o amigos, que sienten celos envidiosos y buscan truncar el amor que hay en esa pareja. Hay muchos noviazgos que se ven cortados por celos de terceros, que incluso han llegado a hacerles verdaderos estragos esotéricos con tal de cortar su vínculo de amor. Al respecto tengo que hacer una aclaración: si bien se puede forzar a interrumpir un noviazgo, cortar una pareja, incluso destruir un matrimonio con mala intención provocada por este tipo de envidia, el amor entre esas dos personas nunca podrá cortarse. Porque el amor es de otra dimensión, pertenece a Dios, y perdura más allá del tiempo y del espacio. Otro tema típico de las canciones de amor son las almas gemelas… ¿Existen de verdad? ¡Claro que sí! Las almas gemelas son espíritus que vibran con un acorde determinado, en la misma sintonía. Son espíritus que se ubican de una manera que produce una resonancia muy particular. 56

Sabemos que la vida, tal como la conocemos, es en verdad un viaje del alma. Que viene desde antes y sigue en el Más Allá. Las almas gemelas lo son desde siempre, antes de esta vida y lo seguirán siendo. Por eso, cuando en algún momento de esta vida terrenal se produce el inevitable encuentro, ambos seres sienten una atracción casi inevitable, de un fuerte magnetismo. Ambos experimentarán que se encontraron con un espejo, que los refleja tal cual son. Es una imagen igual a la nuestra, es algo muy difícil de explicar con palabras, porque es algo que se siente, que el otro está en la misma frecuencia y en la misma sintonía. Las almas gemelas no tienen karma entre ellas y se unen en la vida con un único motivo: el amor incondicional. El amor entre ellas no tiene expectativas ni condiciones. Cuando las almas gemelas se encuentran en esta vida, tienden naturalmente a unir sus fuerzas y así son capaces de superar obstáculos a los que cualquier otro no podría enfrentar. Muchas personas que saben haber encontrado su alma gemela, me vienen a consultar porque están distanciadas de ella y quieren que él o ella regrese nuevamente a su lado. Esto siempre se puede lograr, porque las almas gemelas están bendecidas por Dios y aunque estén separadas en el plano físico, en los planos espirituales están unidas desde siempre y para siempre. ¿Cuál es la fuente del Amor? ¿Dónde se genera? Esta es una pregunta muy importante. Mucha gente cree que la fuente del amor es su ser amado. Y esto no es así.

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La única fuente, el origen de todo lo que existe es Dios. Es Él quien alimenta el amor dentro de nuestro corazón porque es Él quien nos provee de todo lo que necesitamos. Percibir esta diferencia, que no es sutil para nada, significa un gran cambio en nuestra percepción del mundo. Reconocer que Dios es la única fuente de amor, nos lleva a comprender que el Universo en su conjunto responderá a nuestro deseo de ser amados y amar. De esta manera reconocemos que todos somos capaces de dar y recibir amor, más allá de la relación con una persona en particular. Sentir amor es uno de los grandes aprendizajes que tenemos que encarar a lo largo de nuestra vida. Nuestra obligación es la de detectar e iluminar de una vez por todas esas resistencias e interferencias por las que pasamos en nuestro camino, que nos impiden vivir el amor de la pareja. La perfección no existe, pero sí la plenitud. Muchas veces, ante una desilusión amorosa, los consultantes experimentan la dolorosa sensación de que no van a volver a sentir amor y que no lo van a poder superar nunca. Comprendiendo que el amor excede esa relación, que proviene de Dios y que ya pasó por nuestras vidas, la paz y la armonía se van restableciendo, y podemos adquirir una óptica más profunda y equilibrada. El dolor consigue consuelo, y el tiempo por venir se puede volver aliado nuestro. Todas las penas tienen cura, y lo importante es haber podido sentir esa magnífica experiencia, estando seguros de que la próxima vez puede llegar a ser mucho mejor.

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No todas las parejas que dicen amarse son compatibles. La pregunta es… ¿cuándo se logra la compatibilidad entre dos personas? El acercamiento entre dos personas tiene muchos motivos. En principio se puede mencionar el atractivo físico, la empatía, algún aspecto de uno que despierta el interés del otro, la coincidencia de momentos existenciales. La necesidad de compartir el afecto es humana y la vivimos todos, día a día. Muchas veces pasa que una persona se siente atraída por otra y empieza a sentir afecto, incluso esta sensación puede llegar a ser mutua y recíproca. Pero con eso no alcanza. Muy por el contrario, el camino recién empieza. Podríamos decir que la compatibilidad entre dos personas que se deciden a formar pareja, se produce cuando las vibraciones existen no sólo en el plano terrenal sino también en el plano espiritual. Este plano está formado por muchos y muy diversos aspectos: el plano espiritual está dado por los intereses en común, una cierta manera de ver la vida, de vivir los afectos, de situarse en el Universo en su conjunto. Cuando estas necesidades y deseos evolucionan en los dos niveles, estamos frente a lo que se conoce como Pareja Dármica, en donde dos seres se unen para evolucionar a través del amor y el conocimiento. Se trata de personas que logran crecer a partir del amor que sienten, realizándose no sólo en el ámbito de los sentimientos que los unen sino también en muchos otros aspectos, en la concreción de sus deseos, alimentándose y dándose fuerzas para la lucha cotidiana, compartiendo en los momentos buenos y en los difíciles. 59

Cuando estas necesidades y deseos terrenales están distanciados con las necesidades y deseos espirituales, estamos en presencia de lo que se conoce como Pareja Kármica, unida a través del sufrimiento. Las parejas Dármicas son, entonces, aquellas en donde la compatibilidad los lleva a ser mejores, a aprender a amar y ser amados, y a crecer como personas. En las otras, las personas involucionan, pierden de vista sus metas, padecen la compañía de aquel que dicen amar o frenan asfixiando al otro y poniendo en el camino todo tipo de trabas e impedimentos. Hay mucha gente que está unida por el sufrimiento, por el miedo a la soledad, por la infelicidad o sencillamente por egoísmo. ¿Se puede recuperar un amor que se alejó? Es una pregunta que me parece que es bastante tramposa. Cada historia de amor lleva inscripta, como sus protagonistas, el sino de su destino. Una pareja que se ama verdaderamente puede atravesar todo tipo de dificultades y crisis. Pueden incluso llegar a estar separados. Pero el lazo que los une es indestructible. Existen parejas en las que ambos parecen nacidos el uno para el otro, y sin embargo se distancian por diferentes motivos, incluso sin causa aparente. Por supuesto, lo que sucede ante un caso así es que la persona que vive ese abandono inexplicable se resista a aceptarlo y desee recuperar ese amor. En esos casos, cuando recurren a mí, hay que mover energías para atraer, conquistar, seducir y excitar nuevamente al ser amado, dejar señales para que recuerde 60

el camino de vuelta hacia el estado de amor inicial. Hay muchos factores que pueden provocar distanciamientos entre las parejas. Hay motivos internos, que son producto del proceso vital de cada persona. A veces una persona se enamora y de pronto siente que no está “lista” para afrontar el compromiso de esa relación. Siente que tiene miedo a amar y ser amado… parece contradictorio, porque todos manifestamos muy abiertamente que queremos vivir esa experiencia. Pero hay momentos en los que conseguir lo que deseamos, realizar nuestros sueños más preciados, genera una fuerte conmoción interior que sacude el alma entera de esa persona. A veces se debe a heridas del pasado, o a cierta inmadurez emocional, miedo al compromiso, temor a perder la libertad personal. Vivimos en una época muy individualista, en donde todo nos parece indicar que sentir amor equivale a perder un tiempo que sería mucho más valioso y constructivo si se lo dedicara a asuntos más egoístas. Esto puede llevar a una persona enamorada de otra a alejarse, de un día al otro, o a poner trabas inconscientes para la felicidad que tiene al alcance de sus manos. Todos estos procesos pueden tener un final feliz, con la ayuda adecuada. Una pareja enamorada de verdad es un espectáculo digno de verse. Transmiten una energía muy particular a su alrededor y se los reconoce fácilmente. A veces pasa, también, que esa luz maravillosa lastima a quienes no están preparados para soportarla de buena fe. Puede despertar envidia, una reacción adversa de una expareja celosa o resentida, o alguien puede llegar a buscar ingresar como “tercero en discordia”: un amigo/a que no es tal, alguien de la familia, que a veces 61

daña el vínculo, incluso sin proponérselo de manera consciente. Suceden a veces ciertas “rupturas inexplicables”, de parejas que llaman la atención de todos por lo felices que se los ve, lo que han mejorado en sus caminos personales, cómo cambiaron desde que empezaron la relación. Y de pronto, de un día para el otro, esa pareja se termina… En este tipo de situaciones, siempre se puede recuperar un amor que se alejó. Mi trabajo consiste sencillamente en reparar los contactos entre ambas personas, que espiritualmente no han dejado de estar unidas ni por un instante. La persona que se fue de esta manera inexplicable, vuelve de una manera absolutamente natural, sin que sea obligado por ninguna energía oscura, ni que nadie salga perjudicado. Mientras exista el amor de ambas partes, siempre se puede cambiar el curso de los acontecimientos, para que esa relación mejore, se afiance y se vuelva indestructible. El amor tiene sus derechos, y soy un convencido de que hay que defenderlos. Cuando una persona se decide a luchar para reconquistar al ser amado que se alejó, debe saber que no va a enfrentar una tarea fácil, y a lo mejor los resultados no se ven inmediatamente. Pero el final será siempre feliz: el amor tiende a seguir siéndolo para siempre. El amor verdadero es para toda la vida. …¿y ésta es tu especialidad? Sí, como consejero y guía espiritual me fui especializando en los problemas de pareja, las penas de amor, los amores imposibles o de infidelidad dentro del vínculo amoroso. De todos modos, sé mucho en relación a la 62

detección y destrucción de todo tipo de energías negativas, que es un tema que me apasiona. ¿Qué haces después de comprender el problema que te trae un consultante? De una manera que, a esta altura de mi vida, me resulta totalmente natural, me doy cuenta de lo que le pasa a mis consultantes apenas los veo entrar. Puede ser que una persona me vuelva a ver después de varios años, o me llame por teléfono. Yo no me acuerdo del nombre exacto, ni del detalle que lo trajo a mí en otra oportunidad, sería imposible que me acordara de todos y los guardara en mi memoria de manera prolija y ordenada. Pero, apenas entro en contacto con alguien, sé su vida. Ya sé que es difícil de explicar, porque no es cuestión de memoria. Entrar en contacto con alguien me lleva a entrar en contacto con su circunstancia, su aura, su caudal energético y probablemente también su dolor. En principio, entramos en comunicación. Es muy importante escuchar al otro, saber cómo explica lo que lo trajo hasta mí y cuáles son sus expectativas iniciales, más allá de que en el transcurso de la consulta, o a lo largo del proceso que ambos decidamos comenzar a compartir, estas expectativas iniciales se vayan transformando. Luego de hacer mi propia diagnosis, explico a mis consultantes que existen dos grandes clases de problemas: los problemas internos, es decir aquellos que viven y transcurren de la piel para adentro, digamos que en nuestro propio mundo interior. Para este tipo de problemas, el mejor camino es encarar una terapia breve de autoayuda. En este clase de terapias se reprograma la mente con excelentes resultados. Esto significa que se encaran una serie de actividades con la finalidad de que cada persona descubra cuáles son sus objetivos y 63

qué recursos internos tiene para lograrlos en base a una serie de prioridades que se van estableciendo. Todos tenemos una gran cantidad de recursos internos que no aprovechamos. Descubriendo cuáles son las cosas que nos impiden aprovechar nuestros propios recursos, viendo cuáles son las piedras que nosotros mismos nos ponemos en el camino, las cosas se vuelven mucho más fáciles automáticamente. El otro gran grupo de problemas se engloban en lo que llamo los problemas externos. Vienen del afuera, que puede ser nuestro entorno cercano o bien de un lugar no detectable desde un primer momento. La forma más contundente y eficaz de solucionarlos es a través de un tratamiento de influencia mental a distancia, en donde se produce un trabajo en los planos astrales superiores para producir la solución deseada. De esta clasificación se puede deducir que tenemos dos mundos… Exactamente. El ser humano vive en dos mundos de manera simultánea. Por un lado está el mundo interior, el plano espiritual del cual depende nuestra felicidad, el amor y la alegría. Es el mundo de los valores, los objetivos, los sentimientos duraderos. El mundo externo es aquel que llamamos vulgarmente la realidad: el terrenal, el lugar concreto en donde nos relacionamos con los demás, realizando en él nuestras facetas emocionales y sociales, nuestro bienestar económico, por ejemplo. Ambos mundos están interconectados todo el tiempo que dura nuestras vidas, y se influyen y modifican todo el tiempo. Así, nuestra vida interior es enriquece o se 64

puede llegar a empobrecer o dañar de acuerdo a las señales que le llegan del exterior, y, por el contrario, nuestra realidad puede modificarse constantemente a partir de la forma en que vivenciamos nuestra interioridad. Llegar a la plenitud y la armonía en ambos mundos es una misión que tenemos todos, y esta relación entre ellos pasa por diferentes etapas de acuerdo a nuestro crecimiento biológico y espiritual. Así, apenas nacemos, somos puro mundo interior. Con el paso del tiempo, vamos estableciendo un mayor contacto con los estímulos externos, aprendemos a hacer modificaciones y alcanzamos una creciente toma de posición en relación a él. Es un apasionante proceso, lleno de dinamismo y originalidad, que se da en cada persona de una manera diferente. Según tu criterio, ¿qué papel juega la suerte en nuestro destino? Porque según lo que estás diciendo, parece que nada es producto del azar... Muchas veces la gente, incluso la que se confiesa creyente y llena de fe, se pregunta por qué le ocurren tantas desgracias. Más de una persona, ante la consulta, me pregunta “¿por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Es algo kármatico, o simplemente me pasa porque tengo mala suerte?” Hay personas a las que apenas las escuchamos unos minutos, podemos cometer el error de suponer que tienen mala suerte. Por otro lado, también siempre conocemos a alguien al que le salen las cosas fácilmente, sin siquiera planteárselas, y anda por la vida saltando de un logro a otro. Es verdad, hay quienes tienden a vivir situaciones más desgraciadas o dolorosas que otras. Pero no es una 65

cuestión de destino, sino de actitud energética, de posición ante la vida. La mala suerte no elige a sus presas. Por el contrario, somos nosotros quienes la atraemos. Se trata de una predisposición que puede ser más o menos momentánea, una actitud mental que es imprescindible cambiar. Lograr un estado positivo de la personalidad y cambiar la polaridad de la energía de manera de atraer la buena suerte, como si uno mismo se tratara de un poderoso imán: de eso se trata. Y no es nada imposible de conseguir, lo importante es tener claro que somos nosotros mismos quienes generamos una forma u otra de energía a partir de nuestra propia actitud mental. ¿Me podrías dar tu opinión respecto de la envidia? Es uno de los mayores defectos del ser humano. La envidia es una energía negativa, del pensamiento y del sentimiento que hace un daño muy grande a quien se envidia. No todas las personas poseen una envidia malsana. Como los celos, una cuota de envidia puede llegar a ser normal, ya que a veces puede entenderse como una deformación de la admiración que podemos llegar a sentir cuando alguien hace o tiene algo que nosotros no. Pero hay gente que padece la envidia: son personas mediocres y enfermizas, que acumulan mala energía. No pueden crecer, entonces envidian y tienen todo tipo de sentimientos negativos hacia quienes sí lo logran. Acumulan mala energía y la dirigen focalizando y proyectándola sobre sus víctimas, que son personas que de una u otra forma parece que tienen lo que en el fondo 66

sienten que les corresponde. La envidia es como un veneno que recorre la sangre de quien la sufre. Condiciona, limita y anula la vida. Cuando aparece la envidia, su sola presencia cambia todas las energías y hace que las cosas empiecen a salir mal, como trabadas. Su permanencia en la vida de alguien provoca un cierre de caminos muy evidente. La envidia trabaja en el campo astral, en un plano invisible para los ojos pero muy fácil de percibir en el plano energético. Recibo a muchísimas personas que son víctimas de la envidia. Vienen a consultarme y veo que su vida está llena de fracasos, tropiezos y muchos episodios nefastos. En muchos de esos casos se trata de personas que son muy positivas pero con una cierta fragilidad psíquica, que los vuelve muy sensibles y con pocas defensas ante este tipo de energía destructiva que otros pueden llegar a emitir sobre ellas. ¿Qué pasa cuando una persona se queja todo el tiempo por lo que le pasa? Trato de reflexionar con ella. Lo primero que hay que saber es cuáles son las causas que producen esa queja permanente, dado que a veces una persona se queja de algo que le pasó, o de muchas cosas, pero la verdadera causa es más profunda y tiene que ver con algún tipo de malestar que no sale a la luz con facilidad. A veces alguien se queja, por ejemplo, de lo mal que le hacen ciertas actitudes de su pareja. Pero el verdadero dolor no radica en eso, ni en el vínculo, quizás la persona no se siente feliz y libre y se lo atribuye a determinadas acciones de su esposo o esposa. A partir de ahí, es importante llegar al verdadero nudo de su problemática. 67

Otras personas se quejan de determinados problemas que perciben en sus relaciones vinculares: de vivir stressados, de padecer cierta angustia existencial y suponer la presencia enemigos ocultos, de que despiertan envidia sin saber por qué. Todo eso existe, y hay que respetar los sentimientos de quien los está padeciendo. Pero más allá de misteriosas malas intenciones, malas ondas y gente maliciosa, debemos empezar a ser responsables de nuestras circunstancias y de lo que nos pasa. Lo que quiero decir es que no basta con echarle la culpa de lo que nos pasa al mundo exterior. Es verdad que muchas veces nos topamos con personas que nos quiere perjudicar y que nos atacan. Pero las acciones humanas tienen su propia lógica. Lo primero que hay que hacer es descubrir los motivos y apelar a la sensatez y al sentido común. Hay un margen de circunstancias negativas que son gratuitas. Pero muchas otras no. Entendiendo racionalmente lo que nos pasa, viendo nuestra parte del asunto reducimos en gran medida esa horrible sensación de sentirnos atacados injustamente. Eso trae mucha paz interior y nos ayuda a sentirnos más seguros de quiénes somos en realidad. ¿Hay quienes te consultan para pedirte que alejes a alguna persona que les resulta molesta o negativa para su vida? Claro que sí, en el terreno de los vínculos y relaciones muchas veces tenemos relaciones conflictivas, competencias desleales, enemistades y antagonismos. Esto se da en su mayoría en el mundo del trabajo, la vida social, los grupos a los que se frecuenta, pero también hay familiares o amigos indeseables. 68

Siempre trato de verificar las intenciones y el daño sufrido por mi consultante. Cuando encuentro el verdadero motivo para este pedido, llevo adelante determinados rituales ocultos del espiritismo con el objetivo de armonizar y calmar al agresor, de modo de neutralizar la fuente psíquica del enfrentamiento que están viviendo y generar así una distancia prudente y pacífica entre ambos. Ya que estamos con los temas “mala onda”… ¿existe el mal de ojo? El mal de ojo es el daño que puede producir una mirada maligna y negativa. Todos estamos expuestos al mal de ojo, ya que puede salir de alguien conocido pero también nos puede pasar por la calle o en lugares que vamos de casualidad. A veces el mal de ojo es causado sin intención, ya que hay mucha gente que desconoce el poder maléfico de su propia mirada. Hay gente que daña a los demás sin darse cuenta. El mal de ojo hace blanco en la debilidad de carácter, en el temor o en la falta de confianza en nosotros mismos. Los niños pequeños son muy sensibles al mal de ojo, ya que todavía no tienen capacidad consciente para protegerse de las vibraciones negativas. ¿Qué puedes decirme de los miedos? El miedo es una sensación innata del ser humano. Es una señal de alerta natural y común a todos. No tener miedo, en casos extremos, puede significar que uno está volviéndose loco. Reaccionamos con miedo cuando percibimos una amenaza o un peligro. A veces hay personas que no pueden controlar sus sentimientos de temor. Son personas que se paralizan y se 69

traban cuando tienen que dar pasos necesarios para alcanzar el bienestar que se merecen. Ese tipo de sentimiento puede llamarse el miedo al cambio. Se presenta cuando anhelamos profundamente mejorar algo en nuestra pareja, la vida familiar, el trabajo, las amistades, el dinero, pero sentimos que no podemos hacerlo, a tal punto que preferimos seguir viviendo igual con tal de no dar ese paso. Cuando el miedo nos detiene, comenzamos a experimentar confusión, dudas sobre nosotros mismo, frustraciones y desamparo. El miedo fue y sigue siendo un compañero fiel del ser humano. En nombre del miedo se han hecho cosas terribles, entre las cuales puedo citar por ejemplo algunas guerras, actitudes violentas y desmesuradas como respuesta a una sensación de amenaza. Un grupo de gente gobernada por el miedo puede llegar a ser muy peligroso y dañino para sus congéneres. Dentro de los miedos individuales, está el miedo al abandono, a la pérdida del amor, a la pobreza, a la crítica, al cambio, a la enfermedad y al dolor, a la vejez y a la muerte. Son sentimientos muy humanos y comprensibles, pero hay que tener mucho cuidado de que no tomen el mando en nuestro espíritu y nos gobiernen. ¿Y de los sueños? Todos los seres humanos soñamos. La ciencia médica se ha dedicado mucho a estudiar ese tipo de actividad cerebral, también lo hace la psicología y el psicoanálisis. En ese momento en el que descansamos, liberamos nuestra mente de las ataduras de la conciencia y estamos abiertos a todo tipo de percepciones e influencias. 70

Ya nadie discute que los sueños tienen mensajes que no son fáciles de decodificar a simple vista. En ellos proyectamos nuestra vida interior, aquello que nos preocupa y nos asusta. Aprender a interpretarlos correctamente nos da la gran posibilidad de conocernos a nosotros mismos. Hay tres conceptos que rondan siempre tus ideas: la superstición, la religión y la espiritualidad. El saber popular tiene una serie de creencias que son tan antiguas como la historia misma de la Humanidad. Mucha gente llena sus días, su vida cotidiana, con percepciones, rituales y cábalas. Evitan los gatos negros, derramar sal, pasar por debajo de una escalera abierta, no viajan un martes trece, evitan la rotura de espejos. Todas ellas son manifestaciones de determinados signos negativos, y la gente trata de prevenirse y evitar atraer a su vida la mala suerte. Para contrarrestarlos, se recurre a una serie de acciones y cábalas: estampitas, patas de conejo, cruzar los dedos, tocar madera, colocar una herradura en la puerta de la casa mirando hacia arriba. Tener ese tipo de creencias, y de cábalas, no es bueno ni malo en sí mismo. Lo importante es no caer en los excesos. Así como un exceso de materialismo y practicidad puede llevarnos a desconocer lo oculto y cometer acciones temerarias, por el contrario no es bueno vivir viendo señales mágicas y accionando sobre ellas. Lo importante es el equilibrio interior y tomar de cada vertiente, la espiritual y la material, lo justo y necesario para tener una vida plena y armoniosa. El sentimiento religioso es un fenómeno grupal y social. Nos identifica como pertenecientes a una comunidad 71

que tiene una serie de creencias y códigos de conducta. Nos hace sentir partes de un todo, nos brinda un marco de reglas, rituales y costumbres. El ser humano es religioso por naturaleza, eso refleja su permanente búsqueda de trascender y de encontrar a Dios. Por último, la espiritualidad es una actitud individual. Si bien contiene algunos elementos comunes al sentimiento religioso, es un camino interior para volver a la fuente verdadera, nuestro origen y procedencia. Implica una creciente necesidad de ir hacia la claridad, sabiendo que estamos de tránsito hacia ella. ¿Cuándo le aconsejo a una persona que te consulte como orientador existencial? Te voy a hacer una comparación bien sencilla: uno contrata un guía de turismo cuando está en un lugar que no conoce, para sacar el mejor provecho posible de la estadía. Un consultor existencial es, de alguna forma, una especie de guía para un viaje muy especial y único: el viaje de la vida. Un orientador sabe mostrar con total claridad todo aquello que favorece a la persona, ayudándolo a evitar aquello que pueda llegar a perjudicarlo. Visualiza el mejor camino y puede ayudar, incluso acompañar, a quien lo consulta en busca de ese tipo de orientación. ¿Es importante el perdón? Perdonar significa aceptar, soltarse de una atadura negativa y poder seguir adelante con paz de espíritu. Todas las doctrinas religiosas nos hablan de la importancia del perdón para la liberación del mundo interior. Es muy importante perdonarnos a nosotros mismos. Aprender a aceptarnos tal cual somos, a no juzgarnos ni 72

condenarnos en exceso. También es importante perdonar a quien nos hizo daño: así podemos aceptar que, incluso en esa situación tan dolorosa, pudimos aprender algo. Es importante perdonar al que nos lastimó, enviarle luz, permitirle la oportunidad de aceptar su equivocación, que reflexione y tenga la posibilidad de arrepentirse y no volverlo a hacer. Así como sabemos que nosotros nos merecemos otra oportunidad, no ser tan terminantes con los demás. Siempre se puede aprender y mejorar. El perdón nos trae paz interior y mejora nuestras relaciones con los demás. ¿Qué es el Karma? La palabra Karma significa “acción de vida”. Son efectos que, aunque desconozcamos las causas, debemos reparar en el plano de la vida terrenal. Muchas veces la respuesta kármica viene a la pregunta ¿por qué me pasa esto a mí? El Karma es la ley de la causa y del efecto de justicia retributaria. Una manera de explicarlo sería que nosotros somos lo que somos, y estamos donde estamos, en el momento presente, porque así lo forjamos en el pasado. De la misma forma, hoy estamos decidiendo sobre cómo va a ser nuestro futuro. Dicho de otra manera, no existe otro destino que aquel que nosotros mismos fuimos determinando con nuestro accionar. Pero entonces… parece que todo está predeterminado. ¿No existe el libre albedrío? ¡Claro que sí! El libre albedrío es la capacidad natural que tenemos todos los seres humanos para elegir lo que queremos hacer. El poder de elegir es el verdadero y único poder real del ser humano. Por eso, cuando uno no está satisfecho con la vida que tiene, puede y debe 73

hacer todo lo necesario para cambiarla. Dios nos provee absolutamente de todo lo que necesitamos. Lo importante es saber con claridad lo que queremos. Cuando deseamos algo, ponemos en marcha los mecanismos de la creación para que se produzca esa manifestación. Cuanto más claras sean nuestras ideas, y cuánto más fuerte sea el deseo, más rápido será el proceso de logro de la meta propuesta. El libre albedrío es un don que no podemos desperdiciar. Es importante que tengamos siempre presente que, en cualquier circunstancia, podemos elegir qué rumbo tomar. ¿Qué consejo les darías a tus lectores? ¡Que no bajen los brazos! Que luchen por lo que quieren, que no permitan que nada ni nadie les quite su felicidad. Que no nieguen la existencia de la maldad o la envidia, y que no permitan que entren a sus vidas. Para mí, rendirse significa exponerse a la derrota. No hay que abandonar la lucha. Todos pasamos por momentos de abatimiento, desilusiones, desorientación, agotamiento físico. Mucha gente padece la soledad, la timidez y el aislamiento emocional. Es importante no tenernos autocompasión. Todo problema tiene solución, ¡de veras! Sólo hay que hacer lo necesario. ¿Qué te distingue como profesional? Creo, a mi entender, que una de las cosas que me distingue es que mi tarea es algo mucho más grande que una profesión: es una verdadera misión de vida. Cuento con el conocimiento que es producto de los estudios y de mi formación, que ha sido mucha y muy intensa. Creo saber bastante de las Artes Mágicas y las Ciencias Ocultas. Brindo ese conocimiento: mis maestros han 74

sido muy generosos conmigo, y yo disfruto siéndolo también con mis consultantes. Soy un convencido que el saber es un tesoro que crece en la medida en que se lo comparte, y eso me pasa día a día. Por último, ¿cómo resumirías tu filosofía? Estoy convencido de que todos somos especiales porque todos nacemos con talentos y dones propios. Podemos lograr nuestros objetivos, no importa cuán difíciles o lejanos nos parezcan. Porque todo lo que nos pasa en la vida, aún una situación límite o muy negativa, puede ser aprovechado en nuestro favor. Muchas veces llegamos a la triste conclusión de que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Hay que encarar con seriedad y profundidad el camino del autoconocimiento, para saber realmente qué es lo que deseamos y con qué recursos contamos para lograrlos. La mayoría de las veces pasa que descubrimos que tenemos… ¡muchos más recursos internos de lo que nos imaginábamos! Los acontecimientos que vivimos no determinan nuestras vidas, sino lo que hacemos con eso que nos pasa. Todos conocemos infinidad de casos en la historia de la humanidad de personas, por ejemplo las que vivieron el horror de la guerra, la muerte de todos sus seres queridos, la enfermedad, el ser cautivos en campos de concentración, que “objetivamente” tendrían que haberse muerto o vuelto locos. Aún en los peores momentos, la persona puede decidir entre darse por vencida o luchar, hacer algo mejor, para sí mismo y para los demás. Estamos en una época en la que se privilegia el “hacer” por sobre el “ser”. Se olvidan que lo más importante 75

está en el interior de cada uno de nosotros. El “hacer” sin “ser” nos lleva a una terrible sensación de vacío, y es en esos momentos en donde se sufren grandes crisis internas. Recuperar el aspecto espiritual y profundo de nuestras vidas, en armonía con el Cosmos y con Dios, es uno de los aspectos más importantes del mensaje de vida que quiero transmitir.

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Mi trabajo: La Consulta Privada Cuando una persona concurre a consultarme, generalmente lo hace movida por dos grandes tipos de intereses: por un lado, para recibir orientación y predicción sobre su futuro. Por otro, lo hace para solucionar un problema concreto de su presente. Cuando alguien se decide a consultar a un profesional, del tipo que sea, va predispuesto a brindar una determinada clase de información. Conmigo pasa exactamente lo mismo. Además, cada profesional tiene su propio andamiaje teórico y su manera de hacer contacto. En mi caso, sucede que mi mente y la de la persona que viene a consultarme entran en contacto en un espacio en donde ambos dejamos que nuestros espíritus se unifiquen y hagan un real intercambio de energías. Desde el mismo momento en el que se cierra la puerta de mi despacho y quedamos solos, ambos entramos en una dimensión distinta. Trato de lograr la sintonía apenas establecemos contacto visual, y busco lograr una determinada conexión mente a mente. Por lo general, lo consigo sin ninguna dificultad con mis consultantes, ya que ellos vienen predispuestos y abiertos para que eso pase, y en un primer momento siento con una gran intensidad aquello que les está sucediendo. He tenido que aprender a vivir con eso, ya que a veces experimento sensaciones muy fuertes que tengo que metabolizar. Si el consultante es alguien que está padeciendo algún tipo de dolencia física, tiendo a sentir 77

por unos instantes ese mismo dolor. Tuve que trabajar mucho en mí mismo para aprender a vivir con este sexto sentido, a utilizarlo cuando fuera necesario y a “guardarlo” cuando no hacía falta. Un recurso que me ayudó muchísimo es elaborar el gran amor que siento por los demás. De esta manera, puedo hacer que el dolor me atraviese y seguir adelante sin que eso me dañe, y lo tomo como un dato más entre todos los que me van a ser revelados de esa alma que está en contacto conmigo en ese instante. De esta manera, aprendo mucho sobre lo que más me apasiona, que es la vida de mis semejantes, y puedo sentir gratitud por el don recibido. Lo mismo me pasa con los sentimientos positivos y la buena energía: recibo y hago míos el amor, la alegría, la euforia y los temores secretos de la otra persona. Los recibo tal y como los está sintiendo mi consultante, aún cuando éste no sea del todo consciente. También veo su aura: en ella veo reflejados sus secretos, su vida familiar, el amor, trabajo, las dudas que trae y las que no va a compartir conmigo. Todo esto me pasa en unos pocos segundos. Entonces siento que pude hacer contacto y abrirme a ese otro ser que se encuentra ante mí. No me canso de sorprenderme. La verdad es que existen tantas combinaciones de energías, sentimientos, heridas, logros y modos de ver la vida, como personas. La variedad es maravillosa y alimenta mi necesidad de comprender a los demás y ayudarlos en aquello que me piden.

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En un primer momento ofrezco compartir las clarividencias que recibo en relación a su pasado. De esta manera me doy a conocer, muestro cómo trabajo y empiezo a generar una comunicación explícita con el otro. Luego le cuento lo que observo en relación a su presente y su futuro: generalmente ese es el momento en el que mi consultante dice claramente qué lo trajo hasta mí, y me hace las preguntas que vino a hacerme. Estoy convencido de que para dar una respuesta que sea adecuada, es importante que se den una serie de factores. Lo primero es establecer esta conexión de la que acabo de hablar. Pero por otro, como comprendo el dolor de mis semejantes, puedo entender que la mayoría de mis consultantes vienen con un determinado nivel de urgencia. Seguramente hicieron un largo camino para llegar hasta acá, donde estoy yo, y vienen con un tiempo de sufrimiento, o dudas, o simplemente de búsqueda. Por eso, porque valoro mucho el tiempo de los demás, entiendo que es fundamental buscar soluciones que sean lo más rápidas posibles. ¡No quiero decir con esto que quien viene a la consulta se va con todos sus problemas solucionados en cinco minutos! Hay problemáticas de lo más diversas, en sus formas y en sus vías de solución. Pero trato de buscar el camino más corto para la respuesta. Puedo tener al alcance de mis consultantes un tratamiento excelente, el mejor. Pero quizás demore años en restablecer determinados daños. Y eso a veces no sirve para una persona que está sufriendo. Creo que la rapidez y la calidad de la solución tienen que ser simultáneas. Por eso, lo primero que hago es restaurar el aspecto energético de mis consultantes, fortalecerlos y entrar en acción en ese mismo momento. A veces el sufrimien79

to precisa de un alivio urgente; luego se encara la tarea profunda, la solución verdadera, y por último trabajo en la prevención de próximos problemas. Durante la consulta personal aprendí a lograr que mi mente permanezca vacía, como un recipiente dispuesto a llenarse con la dimensión existencial del otro. Es un estado alterado de conciencia, conocido como estado Alfa, libre de todo prejuicio y preconcepto, en el que alcanzo una gran concentración, mi atención puesta al cien por ciento en mi consultante. Si bien mi yo desaparece durante esos momentos, llevo conmigo la voz de mis maestros interiores y de mis guías espirituales. En ese momento soy un canal viviente, que conecta ciertas voces que llevo en mí, con las de quien está ahí conmigo. Cuando estoy en ese estado, puedo brindarle a mi consultante todo tipo de detalles en relación a su preocupación. Lo que digo no parece provenir de mí, sino que se dice a través de mí… Durante la entrevista hago un verdadero acopio de todo tipo de datos. Más allá de las sensaciones generales (que son muy intensas) también necesito información puntual: nombres, fechas, fotos. La visión que experimento me lleva a absorber la circunstancia del otro, a la que siento como propia. De a poco empiezo a tener presentimientos y se opera una transformación en mí mismo: a medida que pasan los minutos, y el consultante desarrolla su relato, algo en mí se modifica y experimento una especie de cambio de dimensión. Poco a poco, paso de ser un escucha para terminar siendo un verdadero testigo presencial de las vivencias del otro.

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Luego llega el momento de las preguntas. Entonces el consultante requiere de mi consejo y orientación respecto del tema que lo trajo hasta mí. Luego de entrar en semejante nivel de comunicación y sintonía con el otro, nos ponemos a trabajar en el sentido de las preguntas que vinieron a hacerme. Mientras percibo el aura de las personas, empiezo a mantener un diálogo con mi maestro interior. En un principio le hago preguntas que me permiten ir sacando el mayor provecho de la consulta: ¿qué le hizo venir a verme? ¿Qué necesita saber? ¿Qué le está pasando? ¿De quién o de qué debe prevenirse? ¿Cómo le irá en el futuro? En ciertos casos necesito entrar en comunicación telepática con el espíritu de la persona. Así, voy encontrando, con la iluminación de mis maestros, aquello que busco: la respuesta a mis preguntas se va develando, un poco con la guía de mis voces, otro poco a través de mi observación telepática. No es fácil conocer una persona, y mucho menos en poco tiempo. El conocimiento es, en principio, generalizado, global, a veces indirecto. Además, es difícil convertir en palabras semejante cantidad de percepciones que se dan de manera simultánea, potente pero algo difusa. En algunos casos, me alcanza con sólo escribir el nombre completo de una persona, y pasar el dedo sobre él para recibir la información que necesito. La clarividencia me permite decirle cosas a mis consultantes que normalmente no habría forma de conocer o 81

de saber, que no fuera por este tipo de percepción. Los temas más importantes por los que se consulta a un psíquico son salud, dinero, amor y trabajo. En las consultas relacionadas con la salud se me solicita y brindo principalmente ayuda espiritual y sostén emocional, ya que existe la ciencia médica y es fundamental que una persona que está enferma físicamente se ponga en manos de la medicina. En relación a temas de dinero y trabajo, se me pide consejo respecto de las decisiones que más conviene tomar, en donde brindo orientación en base a mi posibilidad de predecir. Las consultas más profundas tienen que ver, generalmente, con los temas vinculados al amor en pareja. Este tema genera mucha curiosidad, incluso ansiedad: el consultante quiere saber todo respecto de la persona amada, incluidos sus pensamientos secretos, la intimidad sexual de la otra persona. Otras veces, quien me consulta siente una gran necesidad de compartir, de ser escuchado, y de esa forma ir pensando en voz alta respecto de algo que lo preocupa o que necesita modificar. Yo trato de transmitir claramente aquello que digo. Sin herir la sensibilidad de los consultantes, pero a la vez para brindarles lo que vinieron a buscar, que siempre es, en mayor o menor medida, la pura verdad. El tiempo de la consulta generalmente va entre veinte y cuarenta y cinco minutos. Durante ese lapso analizo e interpreto las señales que recibo, tanto verbales como 82

no verbales. Y mi primer objetivo es que, al momento de despedirse, la persona que vino a buscar mi ayuda se vaya por la misma puerta por la que entró… ¡sintiéndose mucho mejor!

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La voz de los otros: Algunos testimonios La Verdad La verdad es una vela que luce entre la niebla sin disiparla. Es lo que es, y sigue siéndolo aunque dejemos de pensarla. No está de parte de quien tiene la voz más alta, y se lleva mejor con el tiempo que con la autoridad. Buscarla a lo largo de nuestras vidas implica un gran peligro: encontrarla. Hay quienes confunden desencanto con verdad. “Mi nombre es Ester. Tengo 41 años, soy de Cáncer y vivo en Almagro. Soy divorciada y tengo tres hijos. Estuve en pareja con un chico que era casado, se separó de su señora y se vino a vivir conmigo. Estuvimos un año y medio viviendo muy felices. De repente sin saber qué era lo que había pasado, mi pareja se fue a vivir solo, y al poco tiempo volvió con la ex mujer. Comenzó mi desesperada búsqueda de ayuda. Si bien todos coincidían en lo que había pasado, nadie podía cortarlo. Llamé al profesor Daniel Orlando y a los tres días estaba contándole mi problema. Él me ayudó, primero dándome fuerzas para salir adelante y pudo lograr lo que nadie podía hasta ese momento, que era que Oscar volviera a mi lado junto a mis hijos. Gracias al profesor Orlando todo volvió a la normalidad y yo estoy muy feliz y agradecida.”

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“Mi nombre es Julia. Tengo 36 años, soy de Capricornio y vivo en Cañuelas. Llevábamos diez años de matrimonio con José Luis. A partir de esa fecha, comenzaron a suceder cosas extrañas. Todo era un caos, el diablo parecía haber metido la cola en mi vida. Un año antes, había recibido ayuda del profesor Daniel Orlando para poder vender una casa. También me había tirado las cartas porque en ese momento yo quería saber lo que me deparaba el futuro. En la consulta, el profesor hizo llegar a mis manos un libro suyo titulado “La magia de pertenecerse”, el cual lo vivo recomendando, así como el DVD “Del temor al poder”, porque me ayudaron para cambiar mi manera de ver las cosas, volviéndome más positiva. Cuando lo fui a ver en relación a mi problema matrimonial, lo primero que me preguntó fue si se habían cumplido sus predicciones. -Sí – respondí – y estoy aquí por lo que usted me predijo sobre un fuerte enfriamiento en mi pareja. De inmediato comenzó un “Tratamiento de Influencia Mental a Distancia”, y hoy nuestra situación cambió por completo. Siento que le debo mucho al profesor, y a la Virgen del Carmen, a la que tanto le rezo.” “Mi nombre es Damián. Tengo 36 años y soy de la ciudad de Rosario. Soy contador. Mi vida era normal hasta el día en que se cruzó una mujer en mi vida y las cosas me empezaron a ir realmente mal. Perdí mi trabajo, mi posición económica, me separé de mi novia y hasta me peleé con dos de mis mejores amigos. Vi al profesor Daniel Orlando en una entrevista. Llamé a su secretaria, la señora Mari, y le escribí una carta, pero algo hizo que volviera a llamar para pedir una consulta 85

personal para el día siguiente. Cuando llegué al consultorio, en la sala de espera ya me comencé a sentir mejor. Era la primera vez que consultaba a un psíquico. Después de cerrar la puerta del consultorio, me dijo: - A tu vida llegó una paloma negra. Es una mujer, la estoy viendo. Se conocen desde hace poco tiempo. Te atrae mucho, pero es esta la razón por la que caíste en desgracia. Durante la consulta pude aclarar todas mis dudas. Es increíble la cantidad de cosas que me dijo sobre mi vida, sin conocerme. Confié y creí en todo lo que me dijo, porque había dicho muchas verdades. Después dijo que me iba a ayudar. No sé lo que hizo, pero me dijo: - No creas en mí. Lo importante es que vuelvas a creer en vos. Ahora mi vida cambió radicalmente. Ese pájaro de mal agüero se alejó de mí. Era una chica casada, que tenía relaciones extramatrimoniales conmigo, éramos amantes. Conseguí un nuevo trabajo, empecé a salir con una chica soltera a la que adoro y todo se lo agradezco al profesor Daniel Orlando.” “Mi nombre es María. Tengo 42 años y soy geminiana. Vivo en Belgrano. Al leer una nota que le hicieron a un mentalista, en la que hablaba de penas de amor y de los tratamientos de influencia para parejas, me sentí tan identificada que sentí la necesidad de consultarlo. Cuando llegué, después de tomar asiento y esperar que terminara de atender a dos personas que estaban antes que yo, entré en su lugar de trabajo. Apenas se presentó, me pidió que escribiera mi fecha de nacimiento y mi nombre completo. Le entregué el 86

papel con los datos que me había pedido y pasó por encima de lo que yo había escrito la yema de sus dedos y me dijo: -Tu problema es emocional. Específicamente de pareja. Fuiste bastante sufrida en tu infancia. Tu mamá falleció muy joven. Tendrás dos hijas hermosas con tu actual marido. Tienes mala circulación en las piernas, pero vamos al tema que te trajo hasta acá. Tu marido tiene los caminos cerrados – continuó -, y por eso se quedó sin trabajo. Hay que destrabarlo. Está bastante deprimido, angustiado y sin fuerzas. Vuelve el miércoles. Trae una foto de él, que tenemos que ayudarlo urgente. Yo me quedé impactada porque todo lo que me había dicho de mi pasado era cierto. Diecinueve días después, mi marido entró en una empresa, en la que sigue trabajando hasta el día de hoy. Pasaron años y volví a consultar al profesor por un tema relacionado con la enfermedad de una de mis hijas. La puso en cadena de oración y preparó un talismán personal para ella. Por obra de Dios y del profesor, mi niña se sanó. Además, mi vida mejoró en todos los planos y sentidos. Mi familia y yo le estaremos eternamente agradecidos al profesor Daniel Orlando.” “Mi nombre es Marcela. Tengo 38 años. Soy pisciana y vivo en Flores. Mi novio le tenía miedo al compromiso y nunca se decidió a casarse. Llevábamos siete años de novios. Nuestra pareja estaba totalmente influenciada por mi suegra, que vivía diciéndonos que teníamos que esperar. Si me hubiera quedado cruzada de brazos… ¡me habría quedado para vestir santos! Algo me dijo que consultara al profesor Daniel Orlando, que él me iba a ayudar. El profesor tomó mi caso y en cuarenta días mi novio me propuso casamiento. Todo 87

eso gracias a los poderosos mensajes que el profesor le inducía, todas las noches, en forma ininterrumpida.”

Testimonios impactantes Las puertas del pasado En una oportunidad, una persona me consultó por la muerte de su madre. Según me dijo, a su psicóloga no le podía contar el siguiente relato: "estoy pasando un momento muy triste, por la ausencia de mi madre, ella era lo más importante de mi vida. Hasta el último día estuve internada al lado de su cama. Una mañana me pidió que saliera y que le comprase un paquete de pastillas de menta. A mi regreso, mi madre había dejado de existir. ¿Hice mal en haberme ido? ¿Esto es algo paranormal? ¿Qué misterio hay detrás de todo esta sensación?". Mi respuesta fue contundente: no busque una explicación racional porque no la tiene. La vida es un misterio. Su caso está más allá de la lógica y la razón; seguramente el espíritu de su madre necesitaba dejar este plano en soledad. Mi mejor consejo es que usted deje de mirar hacia atrás, cierre las puertas a su pasado, y empiece a pensar en usted, pues las razones de lo acontecido están más allá de la comprensión y de la aceptación. Lamentablemente, todos nosotros perdimos o perderemos a algún ser querido en algún momento de nuestra vida. Sepa que todo responde a una inteligencia superior y a un plan divino. ¿Lo habrán embrujado? A mi mesa de trabajo llegó un señor porque, según él, su hermano estaba totalmente desconocido, no parecía ser el de siempre, su actitud era extraña, incluso había dejado a su mujer y a sus hijos para marcharse a vivir con su secretaria diez años menor. "¿Su secretaria lo habrá embrujado? Porque le responde sin cuestionamiento", me preguntó y prosiguió diciéndome que él conocía muy bien a su hermano y sabía que no la quería, que le había confesado que no quería verla más y, sin embargo y pese a todo, el hermano no podía dejar de obedecer los pedidos de esta mujer. Después de analizar el caso supe que al hermano de este buen hombre le habían "quebrado la voluntad" y le dije: "existen fuerzas invisibles a nuestros ojos que influyen contra la voluntad de las personas, esas fuerzas actúan sobre la persona que se quiere perjudicar. Conozco su existencia, puedo liberar a su hermano". Al tiempo supe que todo había vuelto a la normalidad. La luz siempre vence a la oscuridad. 88

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Las cartas En la vida lo importante no son las cartas que recibimos para jugar. Lo verdaderamente importante es aprender a jugar bien con las cartas que nos tocaron. Y si a pesar de eso no estás conforme, tienes que saber que cuentas con el poder para volver a barajar y dar de nuevo.

Había una vez... Así comienzan muchos de los maravillosos cuentos que escuchamos a lo largo de nuestra primera infancia. Es el comienzo de historias que hablan de momentos quizás imprecisos y antiguos, en donde la voz del narrador parece haber estado presente y sabe todo aquello que está por decirnos. Todos, quien más quien menos, hemos oído este comienzo y sentimos curiosidad. Como yo cuando escuchaba lo que voy a contar ahora y revivo ese hermoso hormigueo mientras lo voy escribiendo. Había una vez una niña. No era una princesa, sino una niña real que vivía, hace muchos años, en un pueblo ganadero del centro de España. Esa niña tenía una vida común y corriente y crecía sin mayores preocupaciones en el seno de una familia humilde pero que no le hizo faltar nada. Pese a que tenía una vida muy parecida a la de todas las niñas del pueblo, tenía una sensibilidad diferente. Su abuela sabía de esa notable cualidad y cuando cada mañana le peinaba las hermosa cabellera negra y le hacía unas largas trenzas que eran su característica y su orgullo, le preguntaba esas cosas que la niña no se atrevía a contar a nadie más. 91

La abuela entendía, con la sabiduría que le dieron los años, que su nieta era especial: muchas veces, mientras la peinaba cada mañana y le preguntaba qué había soñado la noche anterior, la escuchaba con especial atención. La niña, sin saberlo, tenía sueños premonitorios. Muchas veces predijo en sus sueños un mes de sequías, una plaga insospechada o la parición de las cabras. La abuela, que además de sabia quería bien a su nieta, trataba de no preocuparla diciéndole que su mente tenía un poder distinto al de los demás. Pero sí le fue enseñando, con mucha dulzura, que tenía que prestarle especial atención a sus sueños y tratar de recordarlos cada mañana. Con el tiempo, muy poco a poco, la niña fue aprendiendo con naturalidad a reconocer en sí misma el don que tenía, y fue creciendo con él sin hacer alardes ni sufrir por eso. Pero a temprana edad tuvo, durante una larga temporada, un sueño recurrente. Un sueño que era pesadilla, y la llevaba a despertarse llorando en el medio de la noche. Su poder de predicción se vio alterado durante toda esa época, así como su carácter. Se lo contó a su abuela una y otra vez: siempre era exactamente igual y no había manera de evitar que a la noche siguiente se volviera a repetir, pese a los rezos y plegarias de la niña y su madre, que se había enterado. En el sueño, la niña era visitada todas las noches por una señora de aproximadamente cuarenta y cinco años. La niña podía reconocer los rasgos de esta imagen que la visitó con puntualidad durante una larga temporada. Y si bien no era ni fea ni hermosa, la niña aprendió a tenerle mucho miedo. La describía llorando cada mañana como una mujer delgada, de pelo negro, lacio, más bien largo, suelto cayendo a los costados de su cara, 92

con una mirada penetrante que se fijaba en la niña y le helaba el alma. Todas las noches la escena se repetía con abrumadora exactitud. La ventana del dormitorio en donde dormía la niña con sus hermanos quedaba siempre cerrada. Y como eran bastante pobres, no tenía cortinas ni postigos ni adorno alguno. La imagen de la mujer se aparecía invariablemente del otro lado de la ventana, iluminada por la luz de la noche, recortándose nítida contra la oscuridad exterior. Con el paso de las noches, la niña ya sabía que iba a mirar… y a verla allí parada. La ventana no se abría nunca. Cada noche, por las dudas, su madre se fijaba que estuviera bien cerrada, y así la encontraban, al salir el sol, cada mañana siguiente. Pese a que la ventana estaba trabada, y así también la veía la niña con los ojos de su sueño, la mujer “pasaba” a través de ella como si su cuerpo fuera de aire, entraba al cuarto con paso silencioso y caminaba directo hasta su cama. Se arrimaba lentamente y se quedaba de pie al lado de ella, cerca de donde reposaba su cabeza. La niña no podía evitar mirar, como hipnotizada e inmóvil, sin poder gritar pidiendo ayuda, darse vuelta o apenas taparse los ojos con las manos o la manta que la cubría. Todos sabemos cómo pesan ciertos sueños. A veces, cuando los contamos, no logramos transmitir con palabras exactas el verdadero efecto que produce en nosotros. Quizás el hecho en sí, o la anécdota, es sencilla y desprovista de todo gran efecto. Pero la huella que deja en nuestras almas no puede comunicarse con certeza. Así le pasaba a la niña: la extraña visita de cada noche no era ni fea ni vieja ni le parecía demasiado malvada. 93

Sólo aparecía, se acercaba caminando tranquilamente hasta donde estaba ella, le acariciaba el pelo destrenzado por un rato, siempre con la mano izquierda. Algunas veces se lo revolvía o se lo tironeaba un poco, otras no. Al hacerlo se reía, como si estuviera haciendo una broma, y mientras lo hacía le clavaba fijamente los negros ojos y la niña no podía hacer otra cosa que quedarse inmóvil, como petrificada, dejándose tocar y sosteniéndole la mirada. Luego de esa caricia que, si bien no era dañina, tenía toda la intención de molestarla y burlarse, la mujer le daba la espalda y se iba exactamente de la misma forma en que había venido. El cambio de la niña fue notable durante esa época. Su decaimiento hacía pensar a todos que estaba enferma. Consultaron al médico, pero no le encontraron causa clínica para su angustia. Le recetaron comidas más nutritivas, que estuviera más al aire libre… pero la niña estaba cada vez más pálida y decaída, cuando caminaba miraba hacia atrás por encima de su hombro, como si tuviera miedo que alguien la persiguiera. La abuela le rezó a todos sus santos y la madre consultó a la comadrona. Pero nadie parecía poder ponerle fin al problema de su hija, que persistía en el tiempo y la tenía cada vez más desmejorada y débil. Así fue que, de tanto buscar ayuda, consiguieron uno de esos datos que todos saben pero no vienen escritos en ninguna parte, y que se transmiten de boca en boca muy bajito: en uno de los pueblos vecinos vivía un curandero famoso por su sabiduría y lo acertado de todo lo que había hecho desde hacía muchos años. Hacia allá fueron, la madre y la hija, a preguntar por el significado de ese sueño que se repetía noche tras noche desde hacía meses, que tenía al alma de la niña 94

tan mortificada y con cada vez menos energías. Cuando las recibió, parecía que ya sabía a qué habían venido: -Que la niña me cuente del mal sueño – se limitó a decir. Después de escucharla atentamente, le dio una serie de indicaciones a su madre. Volvieron a su casa e hicieron paso por paso todo lo que les indicó el viejo sabio. La niña no volvió a tener nunca más esa horrorosa pesadilla. Y volvió a ser la misma de antes. Unos años después, mi madre, con su familia, viajaría desde España a la Argentina. Como tantas familias europeas, llegaron a este país con la intención de echar raíces y progresar. La niña creció, se volvió mujer y se enamoró. Llevó siempre consigo los aprendizajes de tan fuertes vivencias durante su niñez y me los fue transmitiendo desde que yo era muy chico. Un tiempo antes de casarse, le pidió a una gitana que le adivinara la suerte. Y la gitana le dijo: -Serás muy feliz en tu matrimonio. Tendrás dos hijos. El segundo será varón y puedo ver su luz. Vendrá con una misión espiritual muy grande, dada desde el cielo. Escribirá libros y dedicará su vida a ayudar a la gente. ¿Te acuerdas de las historias que te gustaba escuchar cuando eras chico? Muchas de esos cuentos, generalmente relatados antes de irnos a dormir, marcaron nuestro corazón y quedaron en la memoria para siempre. Mi madre me contaba la historia del hechizo una y otra vez. Pero yo no me cansaba de oírla. No es verdad que a los niños les gusta variar de historias. Muy por el contrario, cuando chicos nos da mucha satisfacción que se nos repita la misma, sin cansarnos de oírla. 95

A mí me pasaba con esos dos relatos, el del curandero y la gitana. Le prestaba atención a cada una de las partes; si bien sabía de memoria los detalles, y me tranquilizaba la seguridad del final feliz, las historias me provocaban mucha emoción y me llevaban, poco a poco, a pensar en muchas cosas que, con los años, tuvieron gran importancia para mí. Algunas veces le prestaba atención al papel de la abuela de mi madre: cómo con sutileza y dulzura fue ayudando a su nieta a asumir que tenía poderes psíquicos. La valentía de su propia madre, dispuesta a todo para solucionar el problema de su hija, que pese a no ser una persona muy creyente, entendió que el sufrimiento de la niña no podía curarse con la ayuda de un médico o un sacerdote, abriendo su mente y su corazón a otras alternativas. Hubo otros momentos en que, mientras me dejaba llevar por el relato de la mano de la voz de mi madre, me detenía a pensar en el misterioso y sabio curandero, que con sólo escuchar el relato del sueño de la niña había sabido qué tenía que hacer. Al llegar a esa parte, invariablemente le preguntaba a mi madre cómo se había curado. Ella siempre me decía que no se acordaba bien, porque tenía seis o siete años. Lo que sí sabía era que alguien del pueblo había sentido mucha envidia por su lindo pelo negro trenzado, y le había echado una maldición. Le parecía que el curandero le había enseñado a su madre a hacer determinados rituales de ayuda y baños de agua bendita en el pelo. De esta forma, la pesadilla se había terminado para siempre. ¿Cómo sabía el curandero lo que había que hacer para curar este tipo de dolencias? Esa pregunta me acompa96

ñó desde las primeras veces que escuché la historia. Creo que fue el principio del camino que me llevó hasta acá… ¿Cómo había hecho la gitana para predecir mi nacimiento, mi sexo, mi misión? ¿Por qué me lo contaba mi madre, muchas noches cuando niño, acariciándome la cabeza hasta que me quedaba dormido? Yo quería averiguarlo. Y a medida que fui creciendo, esa curiosidad infantil se fue transformando en una verdadera búsqueda. Estas dos historias marcaron mi niñez y tuvieron gran importancia en toda la época de crecimiento de un ser humano. Mientras otros chicos de mi edad tenían una vida común y corriente, dedicándose sólo a ir a la escuela y a jugar, yo empezaba a tener ciertas épocas de cavilación muy profundas, haciéndome preguntas que otros chicos no se hacían. Eso no significa que no tuviera una vida normal. Muy por el contrario, tengo un recuerdo muy feliz y pleno de mi infancia. Pero, pese a eso, empezaba a descubrir ciertos indicios o señales respecto de mi camino futuro, mi destino, mi misión.

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Un Caso ¿Mi marido me es fiel? -Profesor, dígame la verdad. Necesito saber si mi marido me sigue siendo fiel. Esta fue la pregunta que me hizo Marta apenas entró a mi oficina. Lloraba, estaba desarreglada, el rostro contraído por la angustia. Marta era una hermosa mujer, de una edad cercana a los cuarenta años. Hacía más de diez que estaba casada con Jorge. Se habían conocido en la oficina en la que trabajaban. Por ese entonces, todavía Marta no se había recibido de contadora. Cuando terminó sus estudios universitarios, ella había recibido un ofrecimiento muy bueno en la casa central de un importante banco, por lo cual dejó de trabajar con su marido en busca de nuevos y mejores horizontes laborales. Siempre fueron muy compinches. Tenían muchos amigos y compañeros en común, no sólo porque habían sido compañeros de trabajo años atrás, sino también porque sus profesiones eran afines y frecuentaban los mismos ambientes. Siempre habían compartido todo, prácticamente no habían tenido nunca ninguna discusión. Con los años, además, llegaron dos hermosos hijos. Se mudaron a la provincia de Buenos Aires, y todos los días viajaban a su trabajo en Capital Federal, luego de dejar a los chicos en el colegio. Eran compañeros en todo; ahora Marta me estaba diciendo, con lágrimas en los ojos: - Jorge no es sólo mi amor, es mi mejor amigo. No 98

entiendo lo que está pasando. El caso es que desde unos dos meses a esta parte, Jorge había tenido un notable cambio de actitud. De un día para el otro dejó de dirigirle la palabra, sólo le hablaba lo mínimo indispensable para mantener la apariencia de normalidad delante de los hijos. Además, el auto se había roto y empezaron a viajar por separado al trabajo. Por la noche, Jorge regresaba más tarde de lo habitual. Cenaba solo y se quedaba mirando televisión hasta la madrugada. Rechazó con hosquedad todos los intentos de diálogo o acercamiento que hizo Marta, que, cada vez más desesperada, llamó por teléfono a una amiga suya, compañera de trabajo de Jorge, para preguntarle si notaba algo extraño en el comportamiento de su marido. En realidad, ya a esa altura Marta suponía que Jorge le estaba siendo infiel. Su amiga la sorprendió con lo que le dijo: -Acá en la oficina también nos dimos cuenta de que Jorge está raro. Viene desprolijo y malhumorado, se queda haciendo horas extras, después uno de los muchachos lo vio en uno de los bares de la otra cuadra tomando algo y mirando el televisor. No creo que esté con nadie. No recibe ningún llamado telefónico, ni se mueve de acá en todo el día. Pero Marta no se quedó tranquila. Seguía sospechando que su marido le era infiel porque estaba cada día más cerrado e intolerante. Eso fue lo que la motivó a consultarme. Intenté tranquilizarla, ya que luego de realizar un estudio psicobioenergético, también veía que el problema de Jorge no estaba en que hubiera conocido a otra mujer. Le pedí que confiara en mí, que en unos días iba a notar los resulta99

dos de la tarea que iba a encarar. Una semana después, Marta me contó que Jorge le había pedido la separación. No expuso ningún motivo ni había querido hablar mucho. Simplemente, le dijo que estaba en una crisis y que necesitaba estar solo. -Te aconsejo que le pidas un tiempo para responderle, que lo vas a pensar. No discutas con él, pero tampoco resuelvas nada; mi trabajo está empezado, ahora hay que esperar los resultados. Marta hizo lo que yo le dije. Yo sabía que sólo era cuestión de tiempo. Estaba ejerciendo la influencia a distancia sobre la psiquis de Jorge, y yo ya intuía que iba a surtir un buen efecto. A los veinte días, volví a verla. Era una mujer completamente diferente a la que yo había conocido. Se la veía feliz, nuevamente hermosa y segura de sí misma. Me agradeció infinitamente por la tarea realizada. -Tenía razón, profesor. En ningún momento pasó lo que yo temía tanto. Jorge volvió a ser el mismo de antes, está mucho mejor, incluso parece más joven. Estamos viviendo un idilio, nos reconciliamos y me pidió perdón por los malos momentos que pasamos por su culpa. Pero ni siquiera él sabe lo que le pasó. Dice que se empezó a sentir así de un día para el otro, que hasta casi llegó a odiarme. Ahora, es como si se hubiera despertado de una pesadilla. ¡Y volvimos a ser los buenos amigos y amantes que fuimos toda la vida!

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Un Cuento Espiritual La pipa y el peine Una pareja estaba por cumplir su aniversario de casamiento. Estaban pasando un mal momento económico, y cada uno de ellos, en su interior, estaba preocupado porque querían hacerse regalos pero no tenían el dinero suficiente. Por eso, la mañana antes de ese día, el marido buscó su pipa favorita y la llevó a vender. Con el dinero que le dieron, compró un peine para regalarle a su querida mujer, que siempre había sido muy cuidadosa con su hermosa cabellera. Ese día trabajó hasta muy tarde y demoró lo más que pudo la vuelta a casa. Llegó cuando los chicos estaban en la cama y las luces de la casa estaban apagadas. Parecía que su esposa ya se había dormido. Cuando llegaron las doce de la noche, como era costumbre entre ellos, el marido le entregó el paquete a su esposa, que lo esperaba en el dormitorio, despierta como siempre en esos días que recordaban con tanto afecto. Al mismo tiempo, ella extendió su propio paquete. Al mirarse, se emocionaron y rieron por lo que cada uno había hecho, y regalado: así como él se había desprendido de su pipa para regalarle un peine, la mujer se había cortado el pelo para venderlo, y con ese dinero comprarle un buen tabaco para su pipa…

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Mi trabajo: Cómo se desarrolla su potencia mental ¿Alguna vez tuviste una corazonada que se cumplió? ¿Sentiste alguna vez que entrabas a un lugar y percibías su energía negativa? ¿Sentiste la mala energía de una persona apenas entraste en contacto con ella? ¿Presentiste alguna vez que algo bueno o malo iba a pasar, y después eso mismo sucedió? En alguna ocasión, ¿no te pasó que pensaste con fuerza en alguna persona, y al poco tiempo esa persona entró en contacto con vos, te llamó por teléfono o la encontraste repentinamente? O, por el contrario, ¿nunca sentiste necesidad de llamar a alguien que apenas reconoció tu voz te dijo “justo estaba pensando en vos”? Las experiencias paranormales son más frecuentes de lo que uno supone. Este tipo de sucesos son bastante habituales, seguramente puedes detectar en tu vida personal varios de ellos, y quizás hasta ahora los has atribuido a la casualidad o nunca les diste ninguna importancia. Quiero que sepas que todos estos presentimientos, corazonadas, intuiciones, percepciones, actividades telepáticas, forman parte de tu capacidad psíquica 102

intuitiva. No se trata de supersticiones, ni de magia negra… ni de casualidades. La verdad es que todos los seres humanos somos perceptivos, en mayor o menor grado. A veces esa capacidad perceptiva está oculta, porque no le prestamos atención o la negamos. Hay quien siente una especie de temor por estos fenómenos y prefiere hacer de cuenta que no existen. Generalmente, esa gente temerosa de reconocer sus propias capacidades mentales, tiende a burlarse o a minimizar cuando alguien le cuenta que le pasó algún fenómeno de ese orden. Como niegan aquellas cosas que les puede desestabilizar sus explicaciones respecto de la vida, tienden a reírse de los que simplemente asumen que hay cosas que nos pasan… que no se entienden a simple vista. Lo que tengo para decirte es que es muy fácil que te sucedan este tipo de cosas. Por un lado, la ciencia ya no duda en decir con total exactitud que los seres humanos conocemos y usamos aproximadamente el 10% de nuestras funciones cerebrales. Mucho de lo que hoy se llama “parapsicológico” probablemente se vaya despejando en un futuro no tan lejano, en la medida en que avancen los estudios de la neurología, la química y la física. Por otro lado, no te olvides de que somos hijos de Dios. Esto significa que nuestro origen es Divino. Y nuestro destino es evolucionar, lo que equivale a crecer no sólo físicamente, sino expandir las fronteras de nuestras capacidades, de aquello que somos capaces de lograr, especialmente en lo que al terreno de la percepción se refiere. Percibir lo que nos pasa, lo que le pasa a los demás, cercanos o lejanos en nuestro afecto: pero también nuestro lugar en la Historia y en el Universo. 103

Este tipo de certezas puede resultar perturbador en un principio. Mucha gente trata de tener todo al alcance de su mano. Hace una lectura sencilla y anecdótica de su pasado, explica su presente y trata de prevenir el futuro organizándolo hasta el mismo detalle. La sociedad actual nos mueve, muchas veces, a tener miedo y a evitar pensar. Es un error muy grande evadirnos de nosotros mismos. Hay gente que lucha su vida entera contra sus ideas, reprimiéndolas con tal de no hacerse ningún cuestionamiento y por ende para no cambiar nada en sus vidas. Esa gente a veces corre el riesgo de perderlo todo. Me acuerdo de una consultante que vino a verme desesperada porque su hija de veinte años había caído en una terrible depresión al poco tiempo que su padre muriera de manera repentina de un infarto, un año atrás. La hija de mi consultante se llamaba Daniela. Era hija única y adorada de este matrimonio. Había llegado a sus vidas durante su madurez, dado que se trataba de una pareja de profesionales que habían decidido tener un hijo sólo después de tener una gran seguridad económica y un lugar seguro y prestigioso dentro de sus respectivas profesiones. Su hija había sido deseada, buscada, recibida con toda alegría. Y le habían dado lo mejor de sí. Una buena educación, un excelente clima familiar, todo tipo de paseos, viajes, vacaciones. Era una familia feliz. Pero, como producto de esta filosofía de vida, Daniela había aprendido que todo era calculable. Y que si todo se calculaba con exactitud, iba a salir bien. Esto era, de alguna manera, lo que sus propios padres le habían transmitido, seguramente con la mejor 104

de las intenciones. En el fondo, se trataba de una filosofía de vida algo materialista y, por qué no, teñida de egoísmo. Tuvieron a esta hija en los umbrales de la madurez, luego de muchos años de dedicación al éxito personal. Nunca hicieron otra cosa que trabajar y dedicarse a escalar posiciones. Y si bien lo habían hecho de una manera honesta y teñida de ética, no dejaban de ser fuertemente individualistas. Eran absolutamente indiferentes al dolor ajeno, a la sensibilidad ajena, y de alguna forma también le habían inculcado a su amada hija esta manera de ver las cosas. De más está decir que no tenían el más mínimo sentimiento de religiosidad, mística, o de comprensión de lo inexplicable u oculto. Se consideraban felices y exitosos porque trabajaban de lo que les gustaba y ganaban mucho dinero con eso. Y punto. Este relato me lo hizo la madre de Daniela mientras lloraba desconsoladamente. Desde un primer momento yo percibí aquello que le estaba pasando, pero de todos modos le permití desahogarse y que me diera todas las explicaciones que creyera indispensable hacerme. El caso es que Daniela creció amada y segura de sí misma. Desde los doce años que no tenía dudas respecto de su futuro, y así se lo transmitía a todo el mundo. Sus padres se sentían muy orgullosos de sus calificaciones y la alentaban en su manera de ver la vida. Daniela sabía que apenas terminara sus estudios secundarios iba a entrar a la Universidad para estudiar Derecho; había elegido la profesión de su padre. Pensaba recibirse a los veintidós años y trabajar junto a su padre compartiendo el estudio y sus clientes.

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Imaginen lo que pasó en el alma de esta joven cuando, a los veinte años, a mitad de su carrera universitaria, encontraron muerto a su padre mientras dormía plácidamente, una noche cualquiera. Nada parecía indicar que este hombre estuviera enfermo o que tuviera alguna preocupación oculta. Simplemente, le llegó la hora que Dios había dispuesto para él. Y así sucedió… ¿Qué pasó con el plácido y previsible mundo que tenían esas dos mujeres? Se vino abajo. La verdad del destino, de los planes de Dios que muchas veces difieren de los nuestros porque nos esforzamos en desconocerlos, o en no incluirlos cuando pensamos en cómo llevar adelante nuestras vidas, parecía echar por tierra la misma razón de existir de esa jovencita, cuando todavía estaba al principio de su camino. Por otro lado, no dejaba de resultarme sugestivo que esta dolida madre, que toda su vida se había enorgullecido de la practicidad de su filosofía de vida, acudiera a mí en busca de ayuda. Es que la vida la había puesto en una encrucijada: todo lo que ella había sostenido con tanta convicción parecía derrumbarse, se sentía culpable y estaba en la búsqueda de algún tipo de solución alternativa para la crisis existencial en la que se hallaban ambas, madre e hija. Más allá de trabajar con ellas dos respecto de su fortalecimiento áurico, les recomendé que comenzaran a hacer algún otro tipo de acercamiento a las verdades de la vida, liberándose de antiguas concepciones. Que abrieran su mente y su corazón para encontrar qué les había querido decir Dios con este enorme gesto. A través de la meditación y de su acercamiento a ver106

tientes filosóficas más espirituales, poco a poco tanto Daniela como su madre pudieron reconocer que ambas habían tenido una serie de sueños premonitorios respecto de la abrupta muerte que las había dejado tan dolidas. Un año antes del infarto, las dos podían reconocer que habían tenido el mismo sueño: veían el alma de su padre separándose de su cuerpo, mientras dormía en su cama, y que antes de elevarse intentaba decirles algo. Las dos habían soñado el mismo sueño con pocos días de diferencia. Sólo que, al comentarlo, se habían reído y lo habían dejado atrás sin darle la más mínima importancia. Habían desoído aquella parte de sí mismas que las conectaba con Dios y entre ellas. Poco a poco fueron aceptando que la vida es un camino que va haciéndose de a poco, y en el que es importante aceptar aquellas pruebas o indicadores que Dios nos va poniendo en él. Daniela pudo salir gradualmente del terrible pozo en el que había caído: no sólo por el dolor por la muerte de su padre. Lo que más daño le hizo fue, en realidad, comprobar con semejante crudeza que un ser humano no puede organizar su plan de vida sin calcular la intervención divina. Logró reubicarse profundamente, aceptar la muerte de su padre y asumir que debía rediseñar sus pasos desde un lugar más espiritual. Quizás no es tan importante la elección de una carrera y tener calculado por anticipado a qué edad nos recibiremos y adónde vamos a trabajar, o con quién. Lo importante es descubrir cuál es nuestra vocación, para qué vinimos al mundo, y hacernos un plan abierto en el que estén incluidas nuestras percepciones e intuiciones. Años después, Daniela pudo comprender que la imprevista y temprana muerte de su padre había tenido ese 107

poderoso mensaje para su vida personal. Se volvió una mujer sensible y generosa, que logró vivir un gran amor, casarse y darle a su madre varios nietos… a los que educó de una manera muy diferente a la forma en que la habían educado a ella, pese a que lo habían hecho con tanto amor y buena intención. A partir de un hecho doloroso e inesperado, tanto Daniela como su madre se vieron ante la encrucijada de modificar su modo de ver las cosas: podían afirmar que lo imprevisto forma parte de nuestro camino, y que muchas veces las explicaciones están fuera de nuestro alcance. Ellas podían reconocer en sus experiencias pasadas estos sueños premonitorios e intuiciones. Pero su rígido esquema mental les “prohibió” interpretar esas señales... Por otro lado, existen personas que son más abiertas que Daniela y su madre, y que viven con relativa asiduidad ese tipo de fenómenos. Saben que tienen corazonadas, son sensibles al mal de ojo, intuyen sucesos o experimentan con bastante frecuencia eso que se llama el “deja vu”. No los niegan ni se ríen de ellos, como el caso que les acabo de mencionar, saben que esas cosas pasan… pero no saben bien a qué atribuirlos ni qué hacer cuando suceden. Soy muy consultado por este tipo de casos, en los que las personas vienen con estos relatos, en donde la principal necesidad es la de comprender qué les está pasando. Al principio, generalmente me preguntan si es “normal” lo que les pasa, tienen temor a enloquecer y cierto pudor para compartirlo con personas que son de su afecto. Como instructor espiritual, siempre recomiendo a estas personas que son conscientes de tener ese tipo de 108

experiencias, que profundicen en el conocimiento de ese tipo de fenómenos. Como primer paso, es importante dedicarse a la meditación, con el objeto de entrar en contacto con sus propias energías, conocerlas y descubrir sus propias potencialidades, de la mano de un buen guía espiritual: la aparición de este tipo de experiencias son indicadoras del propio camino evolutivo. Por eso es tan importante aprender a interpretar estas señales, que nos son reveladas de modos que en principio se nos aparecen como misteriosos. A veces lo paranormal aparece en nuestras vidas por una temporada: hay que intentar descifrar el por qué. Puede ser una alerta respecto de algo bueno o malo de lo por venir. Y otras, puede ser que tu mente y tu alma se estén abriendo, y que quizás tengas algún don especial que Dios ha decidido regalarte. ¿No te gustaría averiguarlo?

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Consejos para despertar a tu vidente interior Hay un momento de la vida en que muchas personas se animan a dar un salto. Esto sucede cuando alguien se anima a reconocer al mago que lleva dentro. El destino del hombre es el de evolucionar: comenzamos la historia de nuestra especie siendo cazadores, sobreviviendo en un ambiente hostil a merced del clima y teniendo que cazar animales enormes. Quizás desde entonces hasta ahora, la humanidad guardó en su inconsciente colectivo esa sensación de desprotección, de tener que huir, que nos lleva a matar y a continuar huyendo, incluso de nosotros mismos. Que algunos, individualmente, logran superar creciendo y modificando ciertas pautas de conducta. Todos tenemos en nuestro interior la posibilidad de tener experiencias paranormales. Podemos despertar nuestras facultades psíquicas y espirituales dormidas, y entender determinados signos que se nos revelan respecto del futuro y el porvenir. Si seguimos viviendo en ese estado de infancia espiritual, parecido al de aquellos cazadores de hace tanto tiempo, la evolución no es posible. Es cierto que alguna vez, el cazador dejó de huir y de sentirse a merced de las incontrolables fuerzas de la naturaleza. Ese estado de fragilidad e inocencia, que muchos conservan a lo largo de toda su vida, puede crecer y evolucionar. El nacimiento del Ego es el paso siguiente: luego de ese deslumbramiento inicial por el mundo circundante, los seres humanos empezamos a diferenciar nuestro Yo de todo lo demás. Surge, entonces, con gran fuerza, la necesidad de ser aceptados. 110

Adquirimos la noción del paso del tiempo y de la soledad existencial. Al llegar a la madurez espiritual, nos sentimos más seguros. Al igual que un adulto, nuestra evolución interna hace que nos preocupemos por las cosas materiales y por tener poder sobre ellas. Surge luego, en el camino de la evolución interior, la necesidad de dar. Más allá aparece, en el horizonte, una gran posibilidad: la necesidad de experimentar espiritualmente. Aprendemos que somos mortales. Mucha gente se queda en esta etapa de su evolución interior. Los espíritus que desean evolucionar, necesitan buscar aún más allá… buscamos aprender a dar sólo por amor, sin esperar gratitud ni nada a cambio. Aparece la sospecha de lo mágico, de que hay “algo” más allá. En esta etapa de lo mágico y lo milagroso, el ser humano que transita este momento siente que encontró la sincronización de los sucesos. Vaya a donde vaya, la sabiduría de quien llegó a este punto de evolución tiene la conciencia del infinito, de la eternidad, de las coincidencias con significado. En este punto de evolución, el alma puede encontrar rápidamente la respuesta a todas las preguntas. Una persona puede estar atravesando varias de estas etapas al mismo tiempo. No es una secuencia lineal: muy por el contrario, cada persona experimenta sus propias vivencias a lo largo de su camino particular. Por eso es que aparecen estas preguntas tan comunes a todos, las que hacía en unos párrafos más arriba: ¿Por qué me pasa esto a mí? A lo largo de la historia personal, este tipo de preguntas existenciales van teniendo 111

diferentes respuestas. Cuando llegamos a la verdadera sabiduría, la pregunta y la respuesta son una sola cosa, ya que estamos en un estado de paz con el Universo y lo podemos entender. Un consejo, para comenzar… Un camino provechoso, y al alcance de todos, es el de tener muy en cuenta lo que soñamos. Todos los sueños incluyen una serie de mensajes, a los que generalmente la gente no presta demasiada atención. Sin embargo, ahí está la punta del ovillo principal para descubrir de lo que es capaz nuestra mente, y empezar a estimularlo para conocernos mejor. Lo que puede hacerse, en un principio, es prestar atención y tratar de recordar, cada día, lo que soñamos la noche anterior. En ese momento, nuestro cerebro está libre de las ataduras cotidianas, y produce una serie de mensajes, en los que están entremezclados los residuos de la experiencia… y muchas otras cosas más, que hay que aprender a descifrar. Premoniciones, señales, anticipos de lo que vendrá… aparecen en nuestros sueños nocturnos, y todas las personas pueden aprender a revelarlos. Pero cuidado: no todos los sueños “sirven”. Es importante apelar a nuestro sentido común para seleccionar aquel sueño que tiene un significado especial. Los sueños de los que hablo deben tener algún símbolo. He aquí un pequeño listado de los símbolos que pueden llegar a aparecer, y su significado:

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Símbolos y Significados Abejas: esfuerzo en equipo, solidaridad Arco Iris: paz Árbol: continuidad y fuerza Búho: sabiduría Caballo: energía femenina, mediador Ciervo: energía masculina Cuchillo: discordia, desconfianza Fuego: transformación Gato: misterios nocturnos Granos: prosperidad Huevo: fertilidad y comienzos Llave: soluciones y sexualidad Montaña: obstáculos, desafíos Pared: fin de una etapa, inmovilidad Perro: fidelidad, advertencia Río: paso del tiempo Serpiente: misterios femeninos, cambios

Acostumbrarnos a recordar lo que soñamos. Anotarlo tal cual lo recordamos, antes de comenzar a interpretarlo. Buscar en ellos la presencia de algún recuerdo anterior, mezclado con alguna simbología en particular, para poderlo interpretar. De este modo, poco a poco, vamos aprendiendo a interpretar aquella voz que todos llevamos dentro, entendiendo aquello que nos dice acerca de nuestro pasado… y de nuestro porvenir.

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Mi vida: En presencia de la muerte Acabo de hablar sobre esas historias verdaderas que me contaba mi madre cuando era chico, que comenzaron a marcar el camino que después iba a asumir como mi verdadera vocación. También tuve, durante mi niñez, otros indicios de lo que me estaba pasando. No tan placenteros como las historias que me contaba mi madre respecto de sí misma o de la gitana. Muy por el contrario: estuve en contacto con la muerte en varias oportunidades. Eso también templó mi alma y me llevó a profundos cuestionamientos, no sólo respecto de mi vida, sino de la existencia de Dios y de ciertos fenómenos que no pueden explicarse apenas con lo que pasa a simple vista de todos. Recuerdo las Navidades de cuando tenía siete años. Era veinticuatro de diciembre y, como era costumbre en mi familia, nos habíamos reunido con nuestros primos, familiares y amigos en torno a una larga y feliz mesa a esperar las doce de la noche. Conservo recuerdos muy emotivos de esas reuniones, de sus preparativos y de lo que venía después. Era una ocasión de mucha alegría para todos nosotros, que esperábamos aquella fecha para reunirnos, compartiendo ese momento con seres queridos de todas las edades: era el reencuentro de la familia, de los primos de la misma edad, de los amigos queridos. Siempre quedaba alguna anécdota graciosa de aquellos momentos. Pero mi séptima Navidad fue un momento muy difícil, mi primer contacto con la muerte. 114

Luego de las doce, como es costumbre en tantas familias, brindamos y salimos a la vereda a disfrutar de la noche, mientas los grandes seguían tomando algo, las mujeres sirviendo la mesa de los dulces. Los chicos aprovechábamos para correr con una libertad que no se nos da en otros momentos, tirábamos bengalas y jugábamos con estrellitas de colores. Recuerdo que era una noche de luna llena por los comentarios de los grandes, que la miraban admirados por su brillo tan particular y luminoso. Esa noche, algo arruinó por completo el momento de felicidad y distracción. Estaba jugando con mis primos. De pronto, sentí un terrible fuego que me quemaba en la pierna izquierda. No sé si fue el dolor, o el susto, lo que me paralizó en el lugar en donde estaba y me hizo caer al piso. Todos vinieron corriendo al instante hacia donde estaba caído. Tenía un balazo en la pierna. Había sido víctima de una bala perdida. Fue un momento desesperante para toda mi familia. La rutina de la alegría quedó definitivamente terminada para lo que restaba de esa Nochebuena. Me subieron a un auto, en brazos de mi madre que apretaba con un pañuelo el lugar en donde la sangre salía a borbotones. Me acuerdo de cada detalle como si estuviera viendo una película. Mi terror, mi incomprensión, la cara de mi madre, los gritos de todos los grandes, el llanto de algún pequeño, todo eso era provocado por mí, que hasta ese instante era uno más de todos y ahora estaba siendo el centro de una horrible y sorpresiva tragedia. Así sangrando me llevaron a la guardia del hospital más 115

cercano. Años después, cuando pasaba cerca de ahí, se me hacía un nudo en la garganta. Mi pierna ardía, dolía y sangraba sin parar. Tenía mucho miedo, me aferraba al abrazo de mi madre, veía la preocupación y el terror disimulados en ella, la velocidad con la que manejaba mi tío por calles oscuras, desiertas, llenas de sonidos de explosiones y alegría provenientes de otras casas que, como la mía hacía menos de cinco minutos, estaban llena de gente que brindaba e intercambiaba regalos. Por suerte no tardaron en atenderme. Creo que ver a mi madre entrar corriendo conmigo en sus brazos, los dos totalmente bañados en sangre, hizo que todos vinieran hacia nosotros en cuestión de segundos. No recuerdo demasiado los detalles de la curación. Sé que me sostuvieron, quizás estuve desmayado por algunos minutos. Me acuerdo que lloré de miedo; la voz de mi madre y del médico que me estaba curando me transmitían consuelo, optimismo y una tranquilidad que no me alcanzaban para disolver el terror que sentía. Tampoco sé cuánto tiempo pasó hasta que la sangre dejó de fluir, me curaron y me hicieron un fuerte vendaje que apretaba mi pierna dolorida. Poco a poco fui saliendo de un estado de semiinconsciencia, como de mareo, y pude ver las cosas más claramente. Cuando el médico terminó la curación fue a lavarse las manos. Mi madre me estaba ayudando a sentarme sobre la camilla en la que me habían atendido. Me humedeció la frente. Si bien estaba angustiada, hacía un gran esfuerzo por mantener la tranquilidad y transmitirme consuelo y seguridad.

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Al volver, el médico le dijo a mi madre, sin mirarme, con una voz en la que se reflejaba un profundo asombro: -Su hijo se salvó por un milagro de Dios. Muchos años después todavía no comprendía esa frase en todo su significado. Como tampoco entendí la mirada de mi madre. No sé si ella lo sabía en su fuero interno, o simplemente agradecía el sencillo hecho de que yo siguiera vivo, más allá de las palabras del doctor que había actuado a tal velocidad con total exactitud y presteza. Cuando estábamos por irnos me miró a los ojos, quizás por primera vez en todo ese tenso momento que habíamos compartido: -Antes que te vayas quiero hacerte un regalo. Fue hasta un armario cercano a su escritorio y sacó un librito, que me alcanzó. Extendí la mano y lo acepté. Era un libro sobre el Nuevo Testamento. Así salimos, casi una hora después de haber llegado. Yo todavía en brazos de mi madre, ya curado, ambos manchados y totalmente agotados por el terrible episodio, de vuelta en el auto de mi tío. Yo llevaba entre mis manos aquel libro, todavía sin significado para mí. Ese mismo verano, mientras recuperaba la salud y me curaba de semejante accidente, leí por completo aquel “librito”. Creo que lo leí como se leen los textos más importantes: muchas veces, volviendo sobre páginas que no entendía, salteándome algunas partes, volviendo a empezar. Me lo leí de adelante para atrás, lo releí por partes. Con cada lectura podía sentirme seguro de comprender más allá de desconocer, por mi edad, el significado de ciertas palabras. Entendía el contenido total… pero más comprendía la intención de ese médico al regalármelo. Esa intención fue fundamental a la hora 117

de decidirme como niño a leer un libro largo sobre un tema desconocido. Algo entre la frase que le dijo a mi madre (“se salvó por un milagro de Dios”) y ese regalo, se había quedado anudado en mi corazón para siempre. Ese regalo me permitió superar momentos terribles, en especial durante los primeros días después del accidente. Lo primero que uno se pregunta después de haber pasado por una situación así, y es lógico que nos pase, es: ¿Por qué una bala perdida se alojó en mí, y no en otra persona? Puede parecer, en principio, un planteo egoísta. Pero no es así. Realmente, a veces uno se hace preguntas parecidas cuando somos “víctimas” del azar o de la casualidad. ¿Por qué algo hecho por alguien desconocido impacta fortuitamente en uno? ¿Era la casualidad la que hizo que a alguien cerca de mi casa se le escapara un tiro? ¿Y que, entre todas las personas que estaban a esa hora en la vereda, fuera yo quien saliera herido? Son preguntas que pueden resultar algo angustiantes, incluso llegar a torturar nuestra conciencia, preguntas de respuesta difícil que no está a la vista. Atribuírselo a la casualidad, al azar, puede resultar terriblemente abrumador. Así como así, de la nada, vino una bala y se alojó en mi pierna, podría haberme causado la muerte ahí mismo, en la vereda de mi casa mientras jugaba, los siete años recién cumplidos, con mis primos y demás familiares. ¿Realmente me podría haber muerto? ¿Podría haber perdido la pierna izquierda? 118

Las respuestas a estas dos preguntas podrían haber sido que sí… pero había pasado otra cosa. Entonces sentía, pese a mi corta edad, que tenía que volver sobre el asunto una y otra vez hasta encontrarle una solución. Después, pensándolo todo en detalle, aparecían otros elementos, dudas más complicadas de responder. ¿Qué papel jugó Dios en todo esto? El hecho de haber salido ileso… ¿fue obra suya, fue un milagro como había dicho el médico al terminar de curarme? La lectura del libro regalado por el doctor me acompañó en todos esos primeros meses en los que mi pierna todavía se estaba curando y no podía salir a jugar con los demás chicos. Ese libro fue mi compañía, mi alimento… y la llave para abrir una puerta, una de las primeras que abrí, en relación a estos temas tan importantes. Años después, agregué una pregunta – y una respuesta más– en torno a este episodio tan fuerte e importante en mi vida. El libro que me había regalado el médico, después de curarme, la noche de Navidad… ¿Sería una señal de acercamiento a Dios? Sé que fue así. Mucha gente que vive situaciones límite queda abrumada por un doloroso sentimiento de que la mala suerte se ensaña con ellos gratuitamente. El pesimismo es un veneno para el alma, porque le quita alas y nos impide ver más allá de nuestras propias narices. Todos padecemos alguna o varias desgracias a lo largo de nuestras vidas, más tarde o más temprano. Lo importante es qué hacemos con ellas. Si las guardamos en nuestra memoria como la prueba irrefutable de que somos personas 119

condenadas a sufrir, incluso a veces sin explicaciones, o nos abrimos a posibilidades mucho más ricas. Todo lo que nos pasa puede ser vivido de una u otra manera. Mi madre me había enseñado acerca de la existencia de lo paranormal y de la lucha entre el Bien y el Mal. El episodio de Nochebuena fue, además de un momento de dolor y peligro, el inicio de mi despertar espiritual y de mi contacto directo con Dios.

Otros relatos personales Unos años después, durante unas vacaciones con mi familia tropecé mientras subíamos por una montaña. Me acuerdo de que antes de comenzar el ascenso nos reíamos y comentábamos lo cansador que podía llegar a ser el ascenso para todos nosotros. Alguien de la zona nos dijo: -Tengan en cuenta que a veces es más difícil bajar que cansarse en la subida… Lo viví exactamente así: me tropecé con una piedra que estaba suelta y empecé a caer. No podía parar de rodar hacia abajo, cada vez a mayor velocidad, por más que trataba de extender mis brazos y frenar, o sujetarme, caía girando hacia abajo. Pese a lo vertiginoso del momento, escuché con total detalle lo que gritaban las otras personas que estaban compartiendo el ascenso con nosotros: ¡Se mata! ¡Se mata! Pero no me maté. En un momento dejé de rodar. Sólo me hice unos rasguños. Cuando mi padre llegó hasta donde estaba yo, ya estaba sentado riéndome y sacudiéndome la tierra. Jugando en plena calle con mis amigos, años después, un caballo que se desató de un carro que pasaba habi120

tualmente todas las tardes por ahí, se desbocó y salió al galope hacia donde estábamos todos nosotros, un grupo de chicos de mi edad que nos divertíamos jugando a la pelota a la salida de la escuela. Algunos amigos míos se quedaron petrificados por el miedo y la sorpresa. Otros consiguieron correr hacia la vereda. Algunos otros, entre los que me contaba yo, apenas atinamos a agacharnos en el lugar. El caballo, apurado y asustado por el ímpetu de su propia huida, venía hacia mí, que lo miraba acercarse a toda velocidad sin poder hacer otra cosa que mirarlo. Todavía recuerdo el silbido del aire al hacer el magnífico salto que me pasó por encima. También recuerdo el ruido metálico de las herraduras contra el piso al caer… a centímetros de mi cabeza. Después supe que dobló la esquina y se detuvo aterrado ante un camión, permitiendo así que volvieran a agarrarlo hasta que se fue tranquilizando y volvió a su agotadora tarea de tirar de ese carro lleno de trastos viejos. Los vecinos habían salido al oír los gritos de los chicos y el inconfundible sonido del galope del caballo sobre el empedrado de la calle. Y más de uno, que ya me conocía bien, exclamó: -¡Es increíble! Este chico tiene un Dios aparte… También se lo repetían a mi madre cuando le contaban la anécdota, que fue de boca en boca durante varios días por todo el barrio y fue comentario en la escuela y los negocios más cercanos. A esa altura, mi madre y yo ya lo sabíamos… no sé si tuve un Dios “aparte”. La muerte, o la desgracia, la posibilidad de terribles accidentes impensados, había apa121

recido en varias oportunidades a lo largo de mi corta vida. Haber recibido aquel librito de manos del primer médico que me curara aquella noche de Navidad era, a esa altura, una certeza para mi conciencia y mi corazón. Yo ya no tenía dudas de que se trataban de señales. Luego tendría que ver qué hacía yo con ellas. Y pensaba mucho en relación a eso. Quizás la respuesta a este gran interrogante se dio en la próxima circunstancia en la que me tocó estar cara a cara con la muerte. Nunca más volví a estar tan cerca. Tenía doce años. Siempre tuve una clara inclinación para los deportes. Siempre amé la vida al aire libre, que me llena de vitalidad y energía. Estábamos en un balneario de la costa atlántica y, como siempre fue mi costumbre, me fui a nadar. Nadar en el mar es diferente a nadar en otros ámbitos. La magnitud del océano fundiéndose en el horizonte con el cielo le da a la experiencia algo mucho más sensitivo que nadar en el río, un lago, una pileta. Es una ocasión de contacto íntimo con la naturaleza en su estado puro, con la magnificencia del paisaje que siempre me hace agradecerle a Dios por todo lo bello que hay en este mundo. Yo no nadaba sólo por inquietud deportiva. Me gustaba alejarme de la costa, cuando el clima estaba apropiado, para estar a solas rodeado por el particular sonido del oleaje, el viento, mirando los dibujos de las nubes en el cielo, admirando toda esa belleza y el hecho de poder introducirme en ella para ser uno más con todo lo que había a mi alrededor. Pero esa vez, me inmovilizó un repentino calambre en 122

una pierna. Era raro, ya que nunca tenía problemas de ese tipo. Quizás el haber nadado haciendo fuerza para adentrarme, en contra del suave pero persistente oleaje, la calma en la que me quedé mirando hacia arriba, tomando sol, ese cambio de ritmo quizás alteró mi circulación. Estaba en problemas. Intenté ciertos movimientos en el pie para distender la pierna, pero eso sólo hizo que el calambre aumentara en dimensión e intensidad. El dolor era muy fuerte, como mi sorpresa y un creciente temor. Estaba a varios metros de la costa impedido de moverme, empezaba a tener frío y el dolor nublaba mis ideas. Tuve miedo. La desesperación me llevó a hacer varios movimientos espasmódicos, imprudentes, dado que sólo me hicieron sentir más dolor y que tragara más agua. Me di cuenta que estaba corriendo peligro de morir ahogado. Yo no tenía ninguna duda de mi respuesta física sintiéndome bien. Pero el calambre me tenía inmovilizado, todo podía suceder muy rápidamente. Podía morir ahogado. Empecé a sentir cada vez más miedo; el recuerdo del miedo es casi tan potente como el de ese dolor que no cedía, sino que seguía en aumento cada vez que me movía, tragaba agua, tosía y me hundía por larguísimas fracciones de segundo, instantes en los que mi vida se jugaba a todo o nada. Empecé a ahogarme, me hundía cada vez más seguido y no podía hacer otra cosa que chapotear y desesperarme, sintiendo la cuchillada del dolor en la pierna que no cedía. 123

Como todos quienes pasaron por esos momentos, vi pasar toda mi vida, a toda velocidad, delante de mis ojos, en esos instantes en los que el alma y el cuerpo parecen estar a punto de quedar definitivamente desdoblados. Entonces fue que escuché con total claridad una voz en mi interior. Como fue la primera vez, me causó una gran sorpresa en mi espíritu abrumado. -Así no vas a morir -dijo. A unos cuantos metros de allí había, desde hacía rato, un grupo de jóvenes surfistas que iban y venían en sus tablas, por momentos de pie, por otros nadando boca abajo, conversando y riendo entre ellos. Como último gesto de lucha por sobrevivir, hice un gran esfuerzo en levantar y agitar uno de mis brazos mientras con el otro trataba desesperadamente de bracear para no hundirme para siempre. - Así no vas a morir –decía esa voz que escuché por primera vez esa tarde. Cuando desperté, me estaban bajando del bote de rescate. Uno de los surfistas había visto mi brazo agitándose varios cientos de metros más allá de donde estaban. Algunos habían intentado llegar hasta donde estaba ahogándome, mientras otros gritaban pidiendo socorro hacia la costa, cosa que sucedió en muy poco tiempo. Esa voz, que se presentó en mi interior en semejante momento, había tenido razón. Por eso, desde entonces, cuando me habla, le presto especial atención y creo en cada una de las cosas que 124

Mis guías espirituales ¿Quién es quién? Un maestro y su discípulo estaban meditando. Al terminar la meditación, el maestro dijo: -Ahora ve y busca a Dios. Si lo encuentras, te daré una manzana. El discípulo le contestó: -Maestro, yo te daré dos manzanas si usted me dice dónde no está.

¿Puedo ver a Dios? Un discípulo le preguntó a su maestro: -¿Puedo algún día llegar a ver a Dios? -Claro, le contestó el maestro, cuando salgas de aquí, a la primera persona que encuentres, sea hombre o mujer, mírala, obsérvala, y salúdala porque es tu Padre. La creencia en que existen espíritus, ángeles de la guarda y guías espirituales forma parte de la historia de la humanidad. Se pueden encontrar rastros de ellos en todas las culturas del planeta, desde las más primitivas y lejanas, hasta llegar a las grandes civilizaciones y culturas de nuestro tiempo. Esta creencia forma parte de lo que se llama la ideología animista. En los pueblos cazadores de todas las latitudes, por ejemplo, existe la creencia de que para tener suerte en la caza hay que tener la compañía de Ayudantes Celestiales con diferentes nombres y formas. Los pueblos agricultores también reconocen la presencia de ciertas ánimas que protegen 125

sus cultivos. El catolicismo tiene muestras claras, también, de dicha creencia. Se profesa una gran fe a los santos, a las diferentes imágenes de la Virgen, y se encomienda al Ángel de la Guarda el cuidado de los niños pequeños. Todos tenemos asignados Guías Espirituales, que nos asisten en nuestro proceso de evolución. Se comunican con nosotros a través de nuestra intuición y nuestros pensamientos. Si no actuamos oyendo a nuestra intuición, no estamos actuando conforme a nuestros guías. La primera vez que escuché claramente la voz de mi Guía Espiritual fue, como conté, en aquella oportunidad en que creí ahogarme mientras nadaba en el mar. A partir de ese momento en que escuché esa voz diciéndome que no iba a morir, sentí una enorme confianza y aceptación hacia ellos. Desde ese momento, y hasta ahora, fui aprendiendo a escuchar su voz en diferentes oportunidades. Los consulto ante cada caso que tengo que resolver, y me indican qué tipo de trabajo debo realizar. Confío y obedezco todo aquello que me dicen, porque además me dan claras muestras de la veracidad y la intención acertada que tienen. Aprendí que nuestra mente es como un campo con tierra fértil. Las indicaciones y enseñanzas de nuestros Guías Espirituales son como las semillas, y nuestra fe en ellos es el agua que las riega y ayuda a que germinen convirtiéndose en plantas maravillosas. Si reunimos estas tres condiciones, recogeremos una abundante cosecha de realizaciones de Dharma. La palabra Dharma proviene del sánscrito y significa “protección”, y 126

se refiere a cómo mejorar nuestra calidad de vida protegiéndonos del sufrimiento, resolviendo nuestros problemas internos y disfrutando de una verdadera paz interior. Sin paz interior, la paz externa no es más que un sueño lejano. La palabra Ángel deriva del griego “ángelos” que significa “mensajero”. Ya desde su etimología, comprendemos cuál es la misión de estos seres superiores a nosotros, incorpóreos, que nos transmiten un mensaje… que debemos y podemos aprender a escuchar… Desde temprana edad pude aprender a escuchar a mi querido Ángel Negüel. He conversado mucho, cuando la época de mi formación, respecto de esta poderosísima experiencia. Varias personas me decían que yo tenía el privilegio de vivirlo con tanta naturalidad desde tan joven, y que eso era muy beneficioso. A lo largo de mi vida sostuve algunas polémicas sobre la forma en que se manifiestan los Ángeles y Guías a cada ser humano en particular. Y si bien mucha gente tiene su propia versión, hay ciertos rasgos comunes que quiero compartir en esta ocasión. Mucha gente afirma que en sus sueños se presentó alguien que hablaba en un idioma incomprensible. Y sostienen que ése ser era su propio Ángel y Guía. Yo les digo que no es así: las entidades espirituales se expresan de modo de ser entendidas. Los mensajes son fluidos, y son absolutamente claros para quien los recibe. No se trata de un fenómeno físico, sino de un episodio paranormal de percepción extra-sensorial. No oímos el mensaje de nuestros Guías con el oído, sino por el Chakra de la corona, que es un centro energético ubicado en la coronilla de la cabeza y tiene su expresión físi127

ca en la glándula pituitaria. Para ser más claros, el mensaje espiritual no nos llega a través del sentido del oído. Se “escucha” en el interior de las personas de una manera absolutamente nítida, y quienes han vivido la experiencia, como yo, podemos dar cuenta de este particular episodio. La comunicación que se establece entre estos mensajeros de Dios y sus destinatarios es inolvidable, y no se parece a ninguna otra cosa que se nos pase por la mente. Con esto quiero ser claro: cuando un Guía Espiritual habla, el receptor escucha y comprende con total certidumbre lo que le está sucediendo. La impresión producida es única y no se puede comparar con nada. Y si uno comparte esto con quien ya habló alguna vez con su Guía, lo entiende y está de acuerdo en un todo. Hay quienes nunca vivieron esta experiencia y quieren hacerlo. Para eso, recomiendo entrar en relajación y concentración luego de un buen entrenamiento en técnicas de meditación. Llegado el momento, y tomada la decisión, sólo hay que llamarlos por su nombre. Podemos tener una idea de cómo se llama nuestro Guía. Y no teman: si el nombre está equivocado, el mismo Ángel será quien lo aclare. Con esto quiero decir que los Ángeles no dejan de venir porque uno haya equivocado su nombre. Muy por el contrario, como su misión designada por Dios es acudir a nuestro llamado, se harán presentes en el momento indicado y harán todas las aclaraciones que sean pertinentes. Al poco tiempo de establecido el contacto, usted “oirá” el nombre correcto. Las comunicaciones de los Guías Espirituales son de lo más variadas. Pueden expresarse por una voz profundamente sentida en nuestro interior. No es un diálogo con128

vencional, como el que mantenemos cotidianamente con los demás seres humanos que nos rodean. Está hecho de “otra cosa”, que no hace falta aprender porque se comprende apenas sucede. A veces, los Guías Espirituales se expresan por medio de señales más difusas, que, de todas maneras, llegan de modo tal que uno comprende que ese símbolo, esa señal, proviene de esa dimensión espiritual. Para tener contacto con las Guías Espirituales, hay que profundizar en nuestra propia vida interior. No hay que olvidar que Dios ve a través nuestro, por lo tanto no hay que perder el tiempo en prepararse explicaciones y apariencias para un encuentro con nuestro camino espiritual. Muy por el contrario, hay que estarse libre de ataduras físicas y racionales. Los contactos son variados y a veces leves. Si usted persiste, irá aumentando en la calidad de esos mensajes. Quizás tenga que pasar bastante tiempo hasta que esté en condiciones de recibirlos adecuadamente, pero no baje los brazos, sostenga su interés y tenga paciencia: de a poco, Ellos se irán acercando a usted porque percibirán que desea recibir aquello que tienen para decirle. Por otro lado, cuando la comunicación está establecida, sea pudoroso y valore lo que le está pasando. El encuentro con los Ángeles es un momento muy privado y particular. No lo divulgue en exceso, piense que es un encuentro íntimo que lo acerca a Dios y a sus mensajeros, un encuentro sagrado, tal como enseño en la Meditación del Ángel de mi CD “Siete meditaciones para ser Feliz”.

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Mi vida: El encuentro con el Papa Ya hacía tiempo que me había acostumbrado a las situaciones sorprendentes e inesperadas, que parecían formar parte de mi destino de la manera más habitual. Mi esposa Adriana y yo estábamos en un viaje de placer, recorriendo Europa por unas semanas. Teníamos programado un sólo día para la estadía en la ciudad de Roma. Por eso, porque entendíamos que teníamos tanto para recorrer, y tan poco tiempo, tuvimos que sentarnos en el hall del hotel, luego del desayuno, con una serie de mapas y de folletos turísticos, para decidir qué lugares, entre tantos, privilegiaríamos. Fue bastante difícil. Estábamos de acuerdo, a las pocas horas de haber llegado, que Roma se merecía un viaje aparte, dado que nos resultó de entrada una ciudad maravillosa no sólo por su belleza sino también por su riqueza histórica. Por eso, la pregunta era: qué lugar debemos conocer hoy, ese que sentiríamos que no habríamos podido dejar Roma sin haber estado allí. Por suerte, Adriana y yo, además de amarnos profundamente, tenemos una gran afinidad en más de un sentido y no nos cuesta ponernos de acuerdo en general. No lo dudamos: teníamos que ir a conocer la Capilla Sextina, punto de encuentro ineludible para tantos viajeros y peregrinos de todo el mundo. Esa fue nuestra decisión unánime. Al término del día, nos reíamos pensando en por qué habíamos llegado a esa conclusión, en la que, como siempre, algo nos 130

demostraría que quizás no habíamos decidido del todo solos, o ingenuamente. A la salida del hotel encontramos un bus que nos llevaba, y nos subimos sin perder el tiempo. Apenas llegamos sentimos una profunda emoción. En principio, la Capilla Sextina deslumbra a cualquiera por su imponente belleza. Construida dentro de la sagrada Ciudad del Vaticano, en el siglo XV, a la derecha de la Basílica de San Pedro, es considerada uno de los tesoros artísticos de Occidente. En su nave central transcurren determinadas ceremonias oficiales del catolicismo, como los cónclaves y las coronaciones papales. El corazón se nos salía por la boca ante tanta belleza. Caminábamos muy lentamente por su nave principal, deteniéndonos maravillados ante los frescos de Boticelli, Perugino, Miguel Ángel y otros encumbrados artistas de todos los tiempos. Las escenas más importantes del cristianismo estaban reflejadas con una emocionante belleza. Estábamos conmocionados y apenas podíamos cambiar palabra entre nosotros, absortos como nos encontrábamos por lo imponente de cada obra de arte ante la que nos deteníamos. Las paredes, las bóvedas, el ámbito mismo, nos transmitían la presencia de Dios y la magnificencia de la obra humana al rendirle semejante homenaje. Sentíamos que el tiempo se trastocaba: allí, dentro de la Capilla, el devenir humano se detenía y cobraba otra dimensión. No nos dábamos cuenta de que no éramos los únicos. Cada uno estaba ensimismado, tratando de contemplar y absorber cada cosa que veíamos, y dejando que nuestro corazón se expandiera ante semejante vivencia. Caminábamos de la mano, deteniéndonos a los pocos 131

pasos, mientras la Capilla se iba llenando de gente. Pero nosotros no percibíamos la compañía de nadie. Sentíamos que cada uno de los dos estaba en un encuentro a solas con la belleza de Dios en plenitud. De pronto escuchamos una voz proveniente de un altoparlante, que hablaba en distintos idiomas haciendo un anuncio. Al principio no le prestamos mucha atención, hasta que Adriana notó que la multitud que a esa altura transitaba la nave principal formaba, silenciosamente y con actitud de adoración y respeto, una larguísima fila en el pasillo central. El altoparlante repitió su mensaje en varios idiomas, recién entonces nos dimos cuenta del anuncio: en pocos minutos, Su Santidad el Papa iba a hacerse presente ante el altar para bendecir a los visitantes. Sólo fue consultarnos con la mirada e ir a buscar un lugar en la fila que ya se había hecho. No lo podíamos creer. Además de estar tan felices con la decisión de ir a recorrer la Capilla Sextina, además habíamos tenido la ¿suerte? de hacerlo en esa hora en que Su Santidad bendecía a los visitantes. La lenta caminata que fuimos haciendo, uno detrás del otro, también fue un momento solemne y espiritual. Era prodigioso estar allí, en ese ámbito sagrado, caminando con humildad hacia el representante de Dios en la Tierra. Todavía hoy se me hace difícil transmitir en palabras todo aquello que sentí. Mi ser como suspendido, abierto a percibir y a recibir la rara y particular energía espiritual de ese momento y ese lugar. Era un instante de encuentro y ratificación de fe, un regalo del cielo, que embellecía la experiencia de este viaje que habíamos 132

decidido hacer puramente por placer y curiosidad por conocer distintos lugares. Sé que Adriana también lo vivió así. Después de este momento, los días posteriores del viaje fueron diferentes. Algo en nuestra vida espiritual había cambiado, para mejor. Iba llegando mi turno de estar frente a frente con el Sumo Pontífice. Recuerdo mirar primero con timidez, luego con verdadera admiración, la profunda y particular manera con la que ese gran hombre posaba sus ojos en cada uno de los que se arrodillaban ante él en busca de su bendición. Me acuerdo que me iba acercando, que llegaba mi turno de estar frente a frente con él, y que me sentía otra vez como un niño que no sabe qué hacer ni qué sentir. Y llegó mi momento. La persona que estaba delante de mí se puso de pie luego de santiguarse; mi esposa Adriana estaba detrás mío, y de pronto estuve cara a cara con el Papa. Todo pasó en unos pocos segundos. El mismo Papa detuvo mi gesto de arrodillarme tomándome de un brazo mientras me miraba a los ojos. Yo sentía un nudo en la garganta. Más allá de eso, no podía ni pensar ni sentir. Y pasó algo insólito. En vez de extenderme su mano para que la besara… ¡fue él quien tomó mi mano entre las suyas, y la besó! Recuerdo que en ese momento no me pude dar cuenta ni valorar exactamente semejante gesto, inusual y de increíble reconocimiento. Todavía con mi mano entre las suyas, mientras yo estaba como petrificado, le escuché decir en un italiano 133

mezclado con español que me resultó absolutamente claro: -Estás haciendo tu parte de la Gran Obra de Dios. A partir de hoy tendrás mi bendición y podrás transmitirla a todo aquel que desees. Es inútil que intente transmitir mi conmoción al oír esas palabras. Hasta el momento en que llegó mi turno, no había visto que el Papa conversara con ninguno de los fieles que habían llegado hasta allí para recibir su bendición. El Papa me había visto, me había reconocido entre una multitud. Sólo atiné a decirle: -“Gracias, Padre”. Esta secuencia de imágenes quedó grabada en mí para siempre. Y cada vez que la evoco, siento la misma emoción y gratitud que experimenté en ese inolvidable momento, que influyó de manera muy profunda en mi proceso de transformación interior. Ser reconocido como un trabajador de la Obra Divina por la máxima autoridad espiritual de la Iglesia Católica me sirvió para renovar mi fe en Dios y mi seguridad respecto del camino que había elegido. Iban quedando cada vez más lejos aquellos momentos de confusión y distracción de energías y estaba llegando a la madurez, no sólo en la edad sino en el nivel de certidumbre. Para eso, había tenido que operar todos los pasos en el camino de la transformación de mí mismo, ya que en un principio sólo sentía que las energías rebosaban de mi inconsciente, y que las señales se sucedían sin darme tiempo a elaborarlas. En ese momento, tomé esta señal 134

como un indicador poderoso que me ratificaba en mis convicciones. La plenitud en mi tarea era posible, más allá de la felicidad que sentía al llevarla a cabo. Lejos quedaba mi predisposición “instintiva” y natural, para transformarse cada vez más en una síntesis, un todo en el que confluían mis predisposiciones además de mi decisión racional y voluntaria. Cuando salimos de la Capilla, de nuevo de la mano, Adriana y yo nos abrazamos llorando de emoción.

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La voz de los otros Piedrita en el zapato El problema en la vida no son las grandes montañas que tengamos que subir para lograr lo que queremos. El problema muchas veces es esa “piedrita” que llevamos en el zapato, que es la que no nos deja caminar “Mi nombre es Estela Maris. Tengo 38 años, soy de Aries y vivo en Congreso. Siempre quise cambiar mi vida pero no sabía cómo. Siempre me gustó leer revistas sobre temas esotéricos. En una de esas revistas, leí en la tapa que hacían una nota al prestigioso mentalista Daniel Orlando, que se titulaba “Usted nació para ganar”. La verdad es que siempre me despertó curiosidad el saber cómo es que se podía leer el futuro en las cartas del tarot. Tomé una consulta con el profesor. Y sin que yo le dijera nada, comenzó a relatarme mi vida. Me dijo además que el mejor consejo que me podía dar era que comenzara a tener más conocimientos sobre esos temas que me interesaban tanto. Así lo hice: tomé un curso de Tarot Profesional. Eso hizo que mi vida cambiara por completo. Mi vida cambió mucho, me siento muy feliz y voy a seguir preparándome con los dos niveles que me faltan. Todo gracias a Dios que puso al profesor en mi camino.” “Mi nombre es Martín. Tengo 27 años, soy de Sagitario y vivo en Mar del Plata. 136

Hacía dos años que la empresa en la que trabajaba había quebrado y yo estaba sin trabajo, y si bien buscaba no podía encontrar un empleo. Comenzaron los problemas con mi pareja por razones económicas. Tuvimos que irnos con ella y mi hijo a vivir a la casa de mi madre. Muchas personas conocidas habían obtenido excelentes resultados de un parapsicólogo que atendía en Buenos Aires llamado Daniel Orlando. Yo no creía mucho en esas cosas, aunque le escribí igual contándole todo lo que me pasaba. A los pocos días recibo su contestación, cosa que me alegró muchísimo. Me dio mucha fuerza, me gustaron sus palabras. Viajé para conocerlo personalmente y me entrevisté con él. Hoy quiero hacer público este agradecimiento porque después de seis meses conseguí un trabajo mucho mejor que el que había perdido. Volví a recuperar la suerte que alguna vez tuve.” “Mi nombre es Jorge. Tengo 41 años, soy de Virgo y vivo en Saavedra. Las cosas me iban muy mal en el trabajo. Además no tenía paz con mis vecinos y me sentía muy nervioso. Creía estar atravesando una mala racha. Una mañana escuché en la radio una nota que le estaban haciendo al profesor Daniel Orlando. Eso me decidió a consultarlo. Cuando estuve con él, después de describir mi vida por completo, me alertó de que había sido víctima de un “ataque psíquico”, describiéndome con lujo de detalles a la persona que lo había hecho. Era uno de mis vecinos. Me dijo que no me preocupara, que todo iba a salir bien, que todo volvería a la normalidad. A los cincuenta y un días de haber iniciado un “Tratamiento de Influencia Mental a Distancia”, los 137

cambios se hicieron notar. Mi vecino se mudó y volvió a reinar la paz y la tranquilidad en mi casa. Agradezco a Dios que puso al profesor Daniel Orlando en mi vida. Hoy me encuentro plenamente sereno”

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Mi vida: mi primera experiencia psíquica Date cuenta, estás vivo… Un discípulo le pregunta a su maestro: -Maestro, ¿qué es lo que necesitamos los seres humanos para ser felices? El maestro contestó: -Lo que necesitamos cada día al levantarnos de la cama, es que el piso esté bajo nuestros pies.

¿Quién gira la tierra? Un discípulo le pregunta a su maestro: -Maestro, ¿qué tipo de mecanismos usará Dios para hacer girar la tierra? El Maestro contestó: -Quizás seamos nosotros, sus hijos, los que al caminar hagamos girar la tierra.

Hasta los catorce años, mi relación con lo misterioso era exclusivamente personal. Lo oculto se manifestaba en aquellos relatos de la niñez. La mano de Dios parecía tener una manera de hacerse presente en mis circunstancias personales. Creo que me daba cuenta a medias, aunque la gente a mi alrededor parecía verlo con mucha mayor claridad, haciendo permanentemente comentarios que aludían a cómo, ante determinadas situaciones, en las que la suerte parecía inclinar la balanza hacia el platillo de la desgracia, “algo” me había salvado allí en donde quizás otro no hubiese tenido la misma suerte. 141

Lo que sí crecía en mí, con total conciencia y a voluntad, era un cada vez más profundo amor a la vida, que estuve a punto de perder en varias oportunidades, siendo muy chico. Lejos de volverme vanidoso o inconsciente, había en mí una amorosa gratitud por el simple hecho de abrir cada mañana los ojos con alegría, lleno de salud y deseos de descubrir cuál era mi camino. Estar en contacto con la muerte me volvió un enamorado de cada instante de vida, lejos de volverme asustadizo o pesimista aprendí a valorar las cosas más sencillas, a disfrutarlas con la actitud de quien recibe regalos a cada paso. Pero todas estas vivencias que relato tenían que ver sólo conmigo mismo. A esa altura yo ya sabía que Dios obraba en la vida de los seres humanos, y que en el momento de máxima desesperación una extraña voz me había dado un certero consuelo y alivio, diciéndome la verdad para que yo resistiera y no me entregara dejándome hundir en el fondo del mar. No había oído que a nadie le pasara eso que a mí me pasó, que una voz tan clara dijera eso que yo escuché cuando tuve el calambre en la pierna. Tampoco lo comenté, un poco por discreción y otro poco porque dudaba en el fondo de que alguien me creyera. Pero seguía vivo, creciendo, feliz y rodeado de afecto, sintiendo que era uno más de tantos otros muchachos con los que iba a la escuela o compartía mi tiempo libre. Hasta que, a la corta edad de catorce años, tuve la prueba de que en mi psiquis sucedían ciertas cosas que no les pasaban a los demás. A partir de ese momento mi vida cambió para siempre. Era una tarde. Para mí, una tarde cualquiera, un día de 142

semana como tantos otros, ya que yo tenía la rutina normal de cualquier joven de mi edad. Estaba solo en el living de mi casa, era la hora de la siesta. No recuerdo estar haciendo nada en especial. Mi estado de ánimo era el de siempre. No estaba ni cansado ni eufórico ni triste ni nervioso. De pronto comencé a sentir un fuerte olor a rosas, como si la habitación en la que estaba se hubiera llenado, por todas partes, con ramos y ramos de esa flor que tiene un perfume tan inconfundible. Miré a mi alrededor y vi que no había ninguna flor en el living. Fui a la cocina, y tampoco. El aroma parecía perseguirme y me sentí algo mareado. De golpe, como en una película que pasa a toda velocidad, vi ante mis ojos a un anciano que abría un ventanal y se arrojaba al vacío. Reconocí el lugar, pasmado como estaba por la visión que (no sabía) estaba teniendo. Vi la escena simultáneamente desde varios lugares, como quien mira una película rodada desde muchos puntos de vista. Resultó aterrador y conmocionante ver a ese hombre de espaldas a mí, ante su suicidio. Resultó peor aún verlo de cerca, como si mi mente se hubiera desplazado a toda velocidad hacia uno de sus costados: era alguien que yo conocía muy bien. Resultó terrible ver su cuerpo cayendo, en tiempo real y en cámara lenta. El ruido que hizo su cuerpo al caer sobre el pavimento. El cuerpo muerto boca abajo, ensangrentado, la gente que corría a ver lo que acababa de pasar. Todo eso -cómo explicarlo- al mismo tiempo, en cuestión de fracciones de segundos. Tuve que sentarme por unos instantes hasta recuperar el equilibrio. No tenía la más remota idea de lo que acababa de pasarme, pero la visión era nítida y rotunda. 143

Pasado el primer impacto, me animé a recordar todo aquello que había visto, o sentido, o presentido, todo junto y de una sola vez. Pude reconstruir los detalles de aquel lugar en el que no tenía dudas que había estado en más de una oportunidad, un departamento en el que vivía alguien que me resultaba conocido y querido. Un montón de sensaciones físicas y mentales me tuvo confundido. Cuando recuperé la calma, me di cuenta de que sabía perfectamente a quién acababa de ver apenas empecé a sentir ese extraño olor a rosas que no venía de ningún rincón de mi casa. Y que podía reconocer el lugar en donde transcurría semejante escena, porque había ido allí varias veces, la última no hacía mucho tiempo… con mi mejor amigo. Como toda primera vez de algo, uno no sabe bien qué hacer con aquello que le está pasando. A esa altura todavía yo no sabía que ésa iba a ser apenas la primera vez en mi vida en que iba a tener una visión premonitoria. Había sido absolutamente veraz y potente en cada una de las percepciones. El final de la escena era dramático y me dejó sumido en una gran angustia. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas sin ninguna explicación, y no podía parar de llorar. Necesité estar así, desahogándome por un rato, hasta que una rara aceptación de lo sucedido empezaba a apoderarse de mí. Acababa de ver cómo alguien conocido se quitaba la vida. Además, nunca antes había visto morir a nadie. Cuando logré recuperarme un poco empecé a tomar conciencia de que me había pasado algo extraordinariamente terrible e inusual. El tema era qué hacía yo con eso. Después de pensar varias alternativas, me decidí a 144

llamar a mi amigo por teléfono. Nos habíamos visto, como todos los días en la escuela donde estudiábamos juntos, despidiéndonos al mediodía. A veces nos reuníamos en su casa, en la mía o en la de algún otro amigo: la vida habitual de un grupo de adolescentes en un barrio común y corriente. Por eso no se extrañó que yo lo estuviera llamando. Yo estaba bastante alterado, pero traté de disimular mi nerviosismo y emoción. Le pregunté cómo estaba y le dio risa. Eso me tranquilizó. De todos modos, sentía que algo más tenía que hacer. Le dije si podía pasar por su casa, y como esto era cotidiano entre nosotros, aceptó sin más vueltas. Mientras iba a la casa de mi amigo, sentía que un sudor frío me recorría todo el cuerpo. Evidentemente, no tenía noticias de que algo malo pudiera haberle pasado a su abuelo. O no había pasado nada de aquello que yo había visto con tanta nitidez unas horas antes… Cuando toqué el timbre, todavía no sabía a ciencia cierta qué era lo que iba a hacer. Todavía era muy joven para tener conciencia de mis capacidades, mucho menos de las responsabilidades que implicaban y de cómo manejar determinadas situaciones. Fue un momento de un intenso aprendizaje para mí. No sé bien qué palabras utilicé para contarle a mi amigo lo que me había sucedido en mi casa. Sé que lo conté lo mejor que pude, supongo que se me veía bastante emocionado o nervioso. La experiencia de la visión 145

había agotado mis nervios. Mi amigo me escuchó con atención en un principio. Su familia estaba en la casa y escucharon mi relato, transmitido con la mayor tranquilidad, aunque a la vez tenía cierta premura en hacerles saber lo que me había pasado. Pero después pareció olvidarse, pasamos un rato más conversando y después volví a mi casa. Ya era la hora de la cena y me sentía algo enfermo. Y lleno de expectativas, dado que todavía no contaba con los elementos suficientes para entender lo que me había pasado. Exactamente una semana después, el abuelo de mi mejor amigo se quitaba la vida. Lo hizo una tarde, a la hora de la siesta. Estuvo sentado en el sillón del living de su departamento. Luego, abrió la puerta-ventana que daba al balcón… y se arrojó al vacío, muriendo instantáneamente. Cuando llegó la policía el televisor estaba encendido. Este desgraciado suceso se convirtió en noticia, porque el abuelo de mi amigo era una persona pública, muy conocido en los ambientes deportivos. Ese día, fue tema central de todos los noticieros de televisión y al día siguiente fue tapa de diarios. Al mencionar la noticia, en un subtitulado podía leerse: UN CHICO DE CATORCE AÑOS RELATÓ EL SUCESO UNA SEMANA ANTES A FAMILIARES Y AMIGOS. El chico de catorce años era yo.

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Un cuento espiritual: El jardín del rey Cuenta la leyenda que el rey de un país muy lejano de Oriente mandó construir un nuevo palacio para mudarse con su futura esposa. El palacio tenía que estar terminado antes de la boda, y el rey en persona quería encargarse del jardín, a modo de presente para su prometida. Así fue que sembró plantas y flores muy hermosas, de modo tal que cuando su amada llegara por vez primera, se deslumbrara por el colorido y la belleza del jardín. El rey imaginaba a su prometida paseando por esos senderos, disfrutando de la naturaleza, compartiendo con él esas caminatas. Pasaron unos meses y las plantas iban creciendo tal y como el rey lo tenía planeado. Él vigilaba diariamente la llegada de los nuevos brotes, las regaba y les podaba las ramas innecesarias. Hubo un tiempo en que asuntos del reino requirieron de su atención, y ya no pudo ir a cuidar de su jardín con el esmero que había tenido en un principio. Grande fue su sorpresa cuando, al volver de visita, descubrió que todo el jardín se encontraba inundado con una hierba mala, muy común en la región, que había crecido entre sus plantas, matando a muchas de ellas. Se enfureció con sus sirvientes porque no le habían avisado, y porque nada habían hecho para evitar semejante desastre. Las flores no se veían, las plantas se estaban marchitando, y la hierba mala parecía estar adueñándose de todos los canteros. Mandó llamar a todos 147

los jardineros de su corte, y los puso a trabajar. -Si no queda tal y como lo soñé, deseo que todas estas plantas que sembré se mueran y vuelvan a nacer otras –exclamó furioso ante sus sirvientes. Podaron todo lo que pudieron de esa hierba nefasta, echaron en tierra nuevas semillas, pero el jardín no volvía a recuperar su lozanía inicial. La fecha de la boda se acercaba, y el rey estaba cada vez más frustrado e impotente. Además, tenía que seguir encargándose de los asuntos de su reino, y los jardineros no sabían bien qué hacer. Entonces decidió ir en busca del jardinero más anciano de la región, del que se decía que era el mejor conocedor de la vida de las plantas de su país. Lo dejó recorrer a solas los senderos que rodeaban el palacio. Daba pena ver el lugar, tan hermoso unos meses antes, que ahora parecía simplemente un bosque caótico y lleno de hierbas de olor desagradable. El rey lo observaba desde unos ventanales de palacio, impaciente porque veía que el anciano jardinero, en vez de ponerse a podar y remover la tierra, sólo caminaba entre las plantas, deteniéndose por momentos. Varias horas después, el anciano se presentó ante el rey, que no podía disimular su furia. Se paró ante él y le dijo: -Si quiere volver a ver bellas a las plantas de su jardín, su Alteza haría muy bien en donarles su atención y volver a quererlas.

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¿Fui culpable de su muerte? Este es el caso de la señora Gladis. En un principio, la consulta se estaba desarrollando con absoluta normalidad. De pronto me pasó algo que no me pasaba muy seguido. Empecé a ver algo de lo que le estaba pasando, pero no encontraba palabras para decírselo. Con ayuda de mis Guías pude decir lo siguiente: -Veo un espíritu recientemente desencarnado que perturba su paz interior. Gladis se puso a llorar. -Sí, sí, tal cual, por eso estoy acá. Necesito saber si soy culpable de su muerte -trató de controlar su llanto y siguió-. Resulta que todas las mañanas pasaba un muchacho con su moto, haciendo un ruido infernal, por la puerta de mi casa. Un día, que yo ya estaba harta de ese ruido insoportable, ya que además el caño de escape dejaba todo lleno de humo negro y era insoportable, grité con todas mis fuerzas “¿por qué no te morís?”. Parece cosa de mandinga, profesor, terminé de decirlo y un auto lo atropelló… y el muchacho perdió la vida. Hizo un silencio que no interrumpí. -A partir de ese día no puedo dormir, no tengo paz, me siento culpable. Necesito que me ayude. Fue un trabajo muy intenso. A Gladis le llevó bastante tiempo llegar a perdonarse. Reconoció que ella no era una persona con malos sentimientos. Sólo esa vez, movida por la furia y la impotencia, había tenido ese deseo negativo. Al fin pudo entender que de lo único que podía sentirse culpable era de haber expresado con palabras un pensamiento negativo seguido de una mala intención. Volver a dedicarse a sí misma, encontrar la 149

paz en su interior, recuperar la armonía, la llevaría cada vez más lejos de ese episodio tan desagradable y doloroso. Después de un tiempo pudo liberarse de aquella mala vivencia. También fue comprendiendo que detrás de toda experiencia se oculta una enseñanza. Gracias a Dios, Gladis se fortaleció finalmente en ese aprendizaje.

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Misión de vida Una luz encendida Un maestro, que era ciego, tenía la costumbre de caminar de noche, llevando un farol encendido en su mano. Uno de sus discípulos lo ve y le pregunta: -¿Para qué llevas el farol encendido, si su luz no te resulta necesaria? A lo que el maestro contestó: -Yo no llevo el farol encendido para ver mi camino. La llevo para aquellos que necesiten iluminar el suyo. Nuestro nacimiento es apenas un cambio de estado. Es la llegada a esta dimensión, al plano físico de esta encarnación. Venimos desde un antes y vamos hacia un después que trasciende por completo nuestra existencia mortal, el aquí y el ahora. Todos nosotros formamos parte de un todo cósmico y tenemos una misión grupal o colectiva: evolucionar. Nacemos para ser mejores que antes, y después de esta vida terrenal seguimos el viaje hacia algo más. Este es el Plan Divino. Más allá de esta misión general, cada uno de nosotros viene al mundo con un propósito de vida único e individual a realizar. Somos un eslabón en la infinita cadena del designio divino que rige el destino universal. Muchas veces alguien, incluso nosotros mismos, nos encontramos diciendo o sintiendo “no nací para esto”. En ocasiones usamos esta frase para transmitir pesimismo. Esto es en parte así, pero si logramos quitarle esa capa de frustración, y miramos correctamente en 151

nuestro interior, podemos llegar a descubrir con total claridad que nacimos para algo. Ignorar esta gran verdad de nuestra existencia hace que muchas veces la gente se encuentre desorientada, que viva experiencias forzadas o desagradables y corra el riesgo de quedar condicionada para el fracaso. Es verdad: hay cosas para las que no nacimos. Aceptarlo con limpieza de espíritu produce una gran paz espiritual. Inmediatamente aparecen aquellas cosas para las que sí nacimos. Cuando meditamos respecto de eso, encontramos el enorme abanico de posibilidades que significa asumir como propia la misión que Dios nos ha encomendado. Encontrar aquello para lo que fuimos llamados a este mundo hace que estemos en sintonía con el plan divino, eso nos lleva a decir fácilmente que no a aquello que no nos corresponde hacer, y a entregarnos con los brazos y el corazón abierto a nuestra voluntad de afirmación. Las decisiones vocacionales, nuestra actitud ante el trabajo y el amor, la manera en que elaboramos situaciones traumáticas y aceptamos la verdad de lo inexorable, hacen que podamos sentirnos plenos y satisfechos al final de cada etapa. Los miedos desaparecen y la claridad en las metas se hace presente. Es importante aceptar que todo tiene una razón de ser en la vida, la veamos claramente o no. En el Universo existe la ley de la causa y el efecto. También es bueno admitir, con humildad, que muchas veces las causas de algún efecto no están a nuestro alcance, ya que forman parte del superior designio divino. En la vida de todos los días, vamos aprendiendo que si 152

no eliminamos la causa de un problema, el efecto vuelve a surgir una y otra vez. Cierta vez, una mujer que vino a consultarme por sus penas de amor se quejaba de que todos los hombres de los cuales ella creía enamorarse, la dejaban al poco tiempo. Ella se sentía cada vez más frustrada y sola, sufría porque sentía con todo su corazón que deseaba amar y ser amada por un hombre. Durante aquella entrevista la ayudé a reflexionar respecto de cuál era el problema, buscando cuál podía ser la causa para llegar a tal efecto, que le traía tanto dolor y la hacía sentir fracasada como mujer. Revisando algunas de sus breves historias de amor, la fui ayudando a encontrar cuál podía llegar a ser la razón de esa serie de dolorosos abandonos. Poco a poco, fue dándose cuenta por sí misma de que la gran ansiedad que generaba en ella ese tema la hacía ponerse muy demandante y exigente con un hombre apenas éste mostraba interés en ella como mujer. El apuro que experimentaba en formar pareja no le permitía tampoco reconocer cuáles eran sus verdaderos sentimientos respecto de esos hombres con los que había intentado tener una relación. Eso la llevaba a la conclusión de que ella había nacido para amar pero que nunca iba a poder lograrlo. Cuando entro en contacto con mis consultantes, siento que los “veo” inmediatamente: son como libros abiertos para mí, apenas llegan a mi consulta. Lo primero que tuve que decirle es algo de lo que había visto en ella: -Tienes que estar tranquila. El hombre con quien vivirás el amor todavía no llegó. Pero no está en tu destino el que te quedes sola. Vas a ser muy feliz en pareja, vas a casarte y tendrás hijos tal como es tu deseo. Después de eso tuvimos una serie de conversaciones, más allá del trabajo espiritual y energético que creí 153

necesario emprender. Poco a poco pudo admitir que las causas de su fracaso sentimental eran dos: por un lado, que su ansiedad movida por tantas ganas de tener el amor de un hombre la volvía una persona algo egoísta y poco atractiva. Pero, por el otro y sencillamente, lo que pasaba era que no había llegado su momento para encontrar el amor verdadero. Mirando nuestros problemas desde ese lugar todo, o casi todo, tiene solución. La causa de su sufrimiento desapareció, por lo tanto no hubo más efectos como el que la llevó hasta mi consulta. Ya no se sintió más rechazada, logró tener paz en su espíritu y recuperar el equilibrio interior, reacomodar sus energías y disfrutar de lo que hacía, mientras esperaba confiada que llegara el momento oportuno para mirar al hombre adecuado y encontrar en esa mirada que el amor iba a fluir sin ninguna traba entre ambos… Allá por el año 1986, cuando conseguí la baja definitiva del servicio militar en el Ejército de una manera que contaré más adelante, tomé conciencia de mi propio proceso personal respecto de cómo me fui acercando al conocimiento de mi destino y de cuál era mi misión. Una de las cosas que siempre reconocí como señal fue el enorme placer que sentía en mi fuero interno cada vez que podía ayudar a alguien. Se trata de un placer inconfundible y profundo. Cuando sientes que estás haciendo aquello que amas, y cuando finalmente asumes que esa es la misión que Dios te ha encomendado aún antes de nacer… hay una vibración muy íntima e inconfundible. Hay distintos tipos de personas que vienen a mí para hacer consultas. 154

Algunas buscan expandirse en distintos aspectos de su vida. Son quienes buscan el camino del autoconocimiento, la meditación y el desarrollo personal, el camino hacia la luz. Otras llegan con objetivos más concretos y específicos: se habían propuesto alguna meta que deseaban alcanzar, y querían predecir su suerte y recibir algún consejo y orientación respecto de posibles dificultades y obstáculos a superar. En ambos casos, sabía que debía sacar de cada uno de ellos lo mejor, a través de la manera en que hacía contacto con ellos, los intuía, me conectaba con su interior y experimentaba las videncias con creciente claridad. Para esa altura de mi vida, yo ya estaba acostumbrado a sentir las vibraciones energéticas de los demás, a entrar en contacto con sus auras, a ver con total iluminación su futuro. Dependía de mí aquello que hacía a partir de lo que percibía, en mi misión de orientar, ayudar a resolver, destrabar, devolver lo que se me estaba donando a corazón abierto por cada uno de mis consultantes. Si bien tenía que ser cuidadoso con mi propio caudal energético, nunca sentí que mi trabajo me hiciera daño. Aunque descubriera, en videncias, algo muy doloroso o terrible en el destino de algún consultante, pude aprender a administrar mi sensibilidad para mantenerme fuerte y sano para seguir adelante. Fui dejando muy lejos a aquel muchacho que quedó impactado ante su primera visión, trasladándome en el tiempo y el espacio para ser testigo de una escena que todavía no había sucedido. Me había preparado a conciencia para resistirlo. Compartir mis conocimientos volvía a mí en la forma de 155

bendiciones, energía, recompensas y todo tipo de retribuciones, que nutrieron y nutren mi tarea cotidiana, mi propia vida. A diferencia de otros clarividentes, el sentimiento preponderante en relación a mi misión es de alegría y optimismo. Hay quienes luchan contra su destino, o se resisten, o lo viven de una manera parecida a una condena. No es fácil ver el futuro y acostumbrarse a eso. Se corre el riesgo de sentir que nada en la vida es novedoso, ya que estamos permanentemente recibiendo señales de todo tipo. Yo me siento agradecido todo el tiempo, lo vivo como un don y entiendo que Dios me eligió y lo acepto desde muy chico. Además, soy naturalmente muy curioso, siento una constante necesidad de saber más. Con el paso del tiempo, siento que me he convertido en un orientador de vida, en un especialista en el campo de la conducta humana. Mis intereses van desde lo esotérico, místico y teórico, hasta la gran necesidad de entrelazar la teoría con la práctica. Esa fusión entre el conocimiento filosófico de ciertas verdades de la humanidad y de Dios, y el diario vivir de la gente común y corriente, hace que cada experiencia de consulta sea diferente para mí. Apenas salí del Ejército, entendí que no podía perder más tiempo. Era evidente que mi camino no debía sufrir ningún tipo de demora ni de interrupción. Me atreví a utilizar mis propios conocimientos, en ese momento en plena ebullición y expansión, para diseñar mi propio plan de vida. Comencé un intenso trabajo de autoconocimiento con el objetivo de mejorar, estar apto y dispuesto con responsabilidad para aquello que Dios había dispuesto y yo, sin lugar a dudas, quería realizar. Por eso, siento que puedo orientar a mis consultantes 156

desde un lugar de confianza y seguridad. Muchas veces me encuentro dando consejos respecto de cosas que yo mismo tuve que hacer para mejorar mi calidad de vida, para relacionarme con los demás, para organizar mis ideas y mi trabajo, para entender cuáles eran mis objetivos y qué pasos tenía que hacer para lograrlos, cuáles podían llegar a ser los obstáculos y cómo hacer cuando se está frente a ellos. Es muy importante sentir “esto a mí ya me pasó” para comprender a los demás. Uno puede mostrar con una gran convicción cuál se cree que es el camino adecuado. Si miro hacia atrás, estos diecinueve años han sido el camino de alguien que va volviendo realidad su mejor sueño. Hay quienes se sienten frustrados cuando llegan a la meta que se habían propuesto. Y ahora qué, se preguntan. Se sienten vacíos y quisieran volver el tiempo atrás. A mí no me pasa eso. Estoy muy agradecido de haber podido cumplir el plan que me animé a diseñar en mi temprana juventud. Fui madurando emocionalmente: en un primer momento quizás era muy sensible a las devoluciones que me hacían quienes venían en busca de mi ayuda o guía. Después fui aprendiendo a tomar mayor distancia y lograr un equilibrio entre mi natural amor al prójimo y la necesidad de conservarme en paz y armonía ante el dolor ajeno, con el objetivo de dar una verdadera ayuda de calidad. Mirando hacia atrás, recorro mis pasos y descubro que en un principio, como es natural, cometí muchos errores, hasta que fui logrando una necesaria madurez. Creo que el principal error que cometí fue el de vivir mi don de clarividencia como un desafío permanente. Esto 157

hizo que, en un primer momento, me viera tentado a buscar una solución a cuanto problema se me presentara, sin detenerme a pensar primero respecto de cuál era la manera más adecuada. Reconozco que era tal mi adrenalina, que quizás me costaba decir que no, posponer pedidos, sentía que tenía que ponerme a prueba y aceptar los pedidos de todas las personas que se me acercaban. Fue una etapa en la que me moví apurado, en la que todavía estaba algo confundido respecto de cuál era la forma en la que tenía que obrar en mi tarea cotidiana. Y si bien tenía un cierto nivel de sabiduría por mi gran cantidad de lecturas, no las tenía elaboradas de verdad, estaba confundido y apurado por hacer y hacer, en donde no me detuve a escuchar mi corazón en más de una oportunidad. Pero todos tenemos frustraciones y fracasos en nuestro pasado. Las experiencias dolorosas forman parte de nuestro bagaje de vivencias y aprendizajes. ¿Por qué? Porque un fracaso nos pone ante la gran evidencia de que erramos el camino y tenemos que pensar en alguna otra alternativa. Que algo nos salga mal nos lleva a pensar y reflexionar, examinar las causas, atrevernos a la autocrítica, a mirarnos a los ojos ante un espejo y decirnos que nos equivocamos y vamos a tener que hacerlo de otra manera. Esos profundos momentos de cuestionamiento y revisión son los mejores cimientos sobre los que se puede construir una verdadera madurez. Tengo la clara impresión de mi propia evolución. Sé que nuestro destino como especie, como seres humanos es 158

el de evolucionar de acuerdo a los designios de Dios. Más allá de eso, es mi deseo que reflejo en mi tarea cotidiana el de contribuir a la evolución de los demás, aportando ayuda para solucionar los problemas por los que se me consulta pero también para que esa vida se acerque a la luz. La misión de los que trabajamos en la luz es ayudar y hacer el bien, con un límite muy claro y preciso: sin perjudicar a nadie. No es posible para nosotros trabajar en pos de un beneficio que implique algún tipo de daño para otros. Para llegar a tener clara esta misión, es imprescindible liberarse de las propias confusiones, de modo que cada persona logre saber claramente qué es lo que quiere lograr, y ayudarlos a cortar todo aquello que puede llegar a ser un impedimento para su propia felicidad.

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Un cuento espiritual La importancia del dolor Este es el terrible relato de un médico norteamericano, ante el caso de una niña que tuvo que atender hace ya varios años. Se trata de Alison, una chiquita que llevaron sus padres, preocupadísimos y confundidos. La niña tenía fracturado un tobillo y el médico la comenzó a revisar. Lo primero que hizo fue desarmar el vendaje y mover la zona lastimada en una dirección. Con gran sorpresa descubrió que la nena seguía jugando como si no pasara nada. Luego de hacer varios intentos, llegó a la conclusión de que la niña no reaccionaba ante estímulos que deberían necesariamente causarle mucho dolor. Entonces, la madre le contó llorando que, cuando tenía dos años, en una oportunidad descubrieron que Alison se había cortado un dedo con una tijera. Se había hecho un corte muy profundo, comprometiendo incluso sus músculos, y sangraba copiosamente. Pero la nena, en vez de llorar, usó su propia sangre para hacer toda clase de garabatos en el piso… Luego de atender a la niña, el doctor escribió en su diario personal: “Alison no es un monstruo, como temen sus padres. Es la metáfora viviente de lo que puede llegarnos a pasar si no sentimos el dolor en nuestras vidas. La vida sin dolor nos puede producir un daño enorme. El dolor nos indica que estamos enfermos y que necesitamos ser curados”. Si no existiera el dolor, la salud sería imposible. Y algo parecido pasa en la vida del espíritu.

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Mis ideas: más preguntas y respuestas Todavía siento que mi mensaje no termina. Creo que hay ciertos temas que no he tocado, y quiero volcar en este libro lo que pienso y lo que sé, de la manera más completa posible. Recorro con los ojos los estantes de mi biblioteca personal… y recuerdo tantos relatos que busco entre los lomos de los libros a mi pícaro chubarís. ¿Qué es un chubarís? Pues bien, se trata de un duende, o gnomo. Estos seres pequeñitos y huidizos que pueden instalarse en la vida de todas las personas, rara vez se dejan ver. Gracias al sexto sentido, pude reconocer desde hace unos años que es posible comunicarse con estos seres en esos momentos de intimidad con uno mismo. Los gnomos y duendes son entidades pequeñas y domésticas, que están en las casas de todo el mundo. Si bien son seres etéreos, capaces de provocar cualquier cantidad de fenómenos paranormales, son juguetones y les gusta divertirse a costa nuestra. Muchas culturas hacen referencia a historias con duendes. Hay algunos dañinos y traviesos, mientras que hay otros que son generosos y ayudan a las personas con las que se instalan a vivir. Ellos tienen mucha influencia en la vida cotidiana de cualquier hogar. A tal punto es así, que no sólo ayudan a las amas de casa sino que son quienes nos aceptan a la hora de mudarnos a una casa nueva. Dicen que, si por algún motivo no le caemos bien a los duendes que 161

viven en una casa en la que acabamos de mudarnos… lo mejor será que vayamos pensando en irnos a vivir a otro lado, si es que no queremos pasarnos la vida perdiendo cosas, escuchando ruidos y viendo cómo se nos desaparece la comida u objetos valiosos que escondemos en algún lugar que creemos secreto y seguro. Los duendes tienen la costumbre de ubicarse en los sitios oscuros de la casa: detrás de los muebles que no acostumbramos a mover, debajo de los sillones o en los cuartos o alacenas que no usamos mucho. Tal vez les caímos mal, o quieren divertirse a costa nuestra. Pero si les ofrecemos comida a cambio de su protección, habremos hecho un pacto muy conveniente para ambas partes. El que habita en la biblioteca es un duende del que mucho dijeron los gitanos, de ahí que sepa que pertenece a los chubarís. Aprendí que son guardadores por naturaleza, y si se establece contacto con ellos pueden llegar a revelarnos el lugar en el que se esconden y vaticinarnos el futuro. Ahora, que estoy escribiendo el libro, sé que está de lo más curioso. Sabe de mi sexto sentido y, como además de ser glotón es muy inquieto, siempre lo percibo al recorrer los estantes e instalarme en mi sillón, momento en el que aparecen ante mí una serie de preguntas. Y no pienso negarme a contestarlas… ¿Está escrito nuestro destino? Mucha gente piensa que la vida se rige por el azar o el capricho. No es así. Cada ser humano es quien crea su propio destino, de acuerdo con lo que piensa, lo que hace y lo que deja de hacer. Cada elección, cada decisión que tomamos a lo largo de 162

nuestra vida va conformando eso que se da en llamar nuestro destino. Son pasos que se dan en una dirección determinada, de ahí que muchas veces sintamos que una elección se encadena con la siguiente. Esto no es así, necesariamente. Muchas veces a lo largo de nuestras vidas sentimos la necesidad de “cambiar de rumbo”. Y podemos hacerlo, ¡claro que sí! No llevar adelante los cambios necesarios implica resignación, y de ahí proviene esta desgraciada idea de estar mal predestinados. Para modificar nuestro destino, es muy importante saber que nuestras ideas y pensamientos nos pertenecen por completo. Por lo tanto, las podemos conocer, asumir, controlar… y cambiar, si es necesario. Esta modificación es conciente y voluntaria. Podemos “programarnos” para ello. No es imposible… ni tan difícil como parece. A veces, la gente piensa de una manera y utiliza determinadas palabras para definir su realidad. Creen que su vida es tal y como la cuentan. Sin embargo, es exactamente al revés. Son nuestros pensamientos, nuestras propias palabras, las que crean esa realidad. Si logramos cambiar nuestros pensamientos, cambiarán las palabras con las que nos referimos a la realidad… y por ende, esta última cambiará. Con esto, queda absolutamente claro que somos nosotros mismos quienes controlamos nuestro destino, determinando por anticipado nuestros triunfos y nuestros propios fracasos. ¿Qué significa que podemos programarnos? Contestar por completo esta pregunta equivaldría a un libro entero. Pero, para resumir la idea, sostengo que cada persona tiene una manera de pensar que le es 163

“propia”. Llamo a esta manera la configuración interna. Esta configuración interna está formada por una serie de elementos que son comunes a todos los seres humanos, cuya expresión exterior es la manera de hacer las cosas. Este comportamiento tiene una razón de ser, que nos lleva a ciertas claves internas e individuales. Imagina que vuelves luego de un día agotador de trabajo a tu casa, estás por ponerte a descansar en tu sillón favorito y de pronto se corta la luz. Cada ser humano puede reaccionar ante este hecho cotidiano de manera diferente. Hay quien sentirá que siempre tiene mala suerte y todos sus planes se frustran. Hay quienes pueden enfurecerse y llamar a la compañía de electricidad para hacer una queja o una denuncia. Hay otros que saldrán a comprar velas, otros que se recostarán igual en su sillón favorito a esperar que pase el apagón y a disfrutar de la sorpresiva oscuridad. Y las posibilidades siguen, pueden llegar a ser tantas como seres humanos… Mirando las cosas desde esta óptica, puedo afirmar que la felicidad alcanzada por una persona a lo largo de su vida depende de las conclusiones que saque al respecto. Volviendo al ejemplo anterior, es muy fácil descubrir a través del mismo quién se siente un fracasado, o quién se las arregla para disfrutar de un buen momento pese a todo. La clave está, entonces, en cómo programamos nuestras ideas y evaluamos cada una de las situaciones que vivimos. Muchas veces nos topamos con personas que triunfan, o a las que les va muy bien, en áreas en que nosotros quisiéramos que nos fuera igual de bien o incluso mejor. Habrá quien encontrará en este dato otra justificación para su fracaso, y habrá quien se detendrá a estudiar el 164

fenómeno para aprender cómo hizo esa otra persona para conseguir aquello que él no logra todavía. El estado de ánimo es algo que se puede modificar, o aprender a considerar a la hora de sacar conclusiones, ya que no es lo mismo hacer un cambio en nuestras vidas cuando estamos deprimidos o alterados, que cuando lo decidimos con serenidad y armonía con nosotros mismos. Por otro lado es importante, a la hora de elegir, hacerse las preguntas adecuadas. Una de ellas, se las recomiendo, es ¿realmente quiero esto para el resto de mi vida? ¿Estoy haciendo lo que quiero? Y si la respuesta es negativa, la pregunta siguiente sería ¿Qué estoy esperando para cambiarlo? Otro tema aparte, que complementa esta noción de programación de nuestra configuración interna, es en qué medida nuestra escala de valores y nuestro sistema de reglas y creencias influyen a la hora de hacer un balance o de reflexionar respecto del futuro. Si descubrimos que nuestros valores y nuestras reglas están desajustadas y nos pueden llegar a impedir lograr lo que queremos… ¿qué estamos esperando para modificarlos? No es para nada difícil conocer la configuración interna que nos es particular. Existe un camino, una forma de hacerlo. Y quien lo logra, cambia su manera de vivir por completo. ¿Qué son las Leyes Universales? El juego de la vida tiene sus propias reglas. Vinimos a esta vida para aprender y evolucionar. Por eso es tan importante que conozcamos estas reglas, a las que se conocen como Leyes Universales. En realidad, la ley del Universo es una sola: lo que pasa es que se manifiesta en siete principios básicos. Si no las conocemos, lo pri165

mero que nos pasará es que sufriremos. Estos principios son eternos, porque son la misma manifestación de Dios. Por eso, no pueden cambiarse. Estos son los siete principios básicos:

Los siete principios básicos 1- El Mentalismo: es el que explica que el pensamiento es el que crea nuestra realidad, y no al revés. 2- La Correspondencia: todos los elementos del Universo se corresponden entre sí. Este principio nos ayuda a comprender el por qué de las cosas y qué es lo que nos merecemos. Todo aquello que sentimos por dentro tendrá su manifestación por afuera. 3- La Vibración: significa que nosotros atraemos a nuestra vida todo, conforme a la medida en que vibramos. Además, significa que “lo semejante atrae a lo semejante”. 4- La Polaridad: nos ayuda a comprender cuál es el equilibrio y su punto exacto, dado que los extremos no son buenos. Por eso, los seres humanos repetimos los mismos tipos de dificultades hasta que los logramos resolver, armonizando los opuestos y encontrando la síntesis y la unidad. 5- El Ritmo: nos enseña que la vida es un fluir, una combinación de avance y retroceso. En esta rítmica se produce, también, el equilibrio universal. 6- La Causa y el Efecto: significa que todo lo que hace166

mos o vivimos es generado por nosotros mismos. La casualidad no existe: sí la causalidad. Aquí nacen los conceptos de Karma (las deudas que tenemos con nuestro destino) y el Dharma, que es la compensación por las buenas acciones realizadas. La Justicia Divina actúa conforme esta ley; por eso cobra tanta importancia nuestra capacidad de perdonar, a nosotros mismos y a los demás, así de esa forma se obtiene el perdón divino. 7- La Generación: se refiere a los dos tipos de energías, el Yin y el Yang, representaciones armónicas de lo femenino y lo masculino, imprescindibles para crear algo nuevo.

Estas Leyes Universales gobiernan la totalidad de las cosas del Universo. Por eso, nuestras circunstancias se ven empeoradas cuando, sabiéndolo o no, violamos alguna de estas leyes. Conocer las Leyes Universales y aplicarlas a nuestra vida cada día nos llevará a conseguir un importante beneficio y el de todos los seres de nuestro entorno. ¿Existen las personas “mufas”? Sí. Todos hemos tenido la posibilidad de conocer a alguien que, ya sea por su negativismo o por su baja vibración, atrae sobre sí, y a su vez emana, todo tipo de energías negativas. Puede ser que lo haga de manera inconsciente, dado que son personas que, en vez de evolucionar han involucionado. Soy un convencido de que nadie “nace” negativo, sino que se “hace” con el paso del tiempo y de las circunstancias. Entrar en con167

tacto con una persona mufa hace que las cosas nos salgan mal, no se cumplan, se frenen. Por eso es muy importante estar prevenidos contra ellos. Si bien somos personas civilizadas, y a lo largo de nuestras vidas nos toparemos con gente mufa más de una vez, siempre recomiendo tener una determinada protección energética, para evitar que ese negativismo contagie nuestra vida y la de los nuestros. ¿Cuál es la diferencia entre un amuleto y un talismán? Ambas son denominadas “joyas esotéricas”. El amuleto trabaja con una fuerza pasiva, actuando como un escudo de defensa. El talismán, por el contrario, trabaja con una fuerza activa. Incluso puede compararse con la efectividad de un arma de protección y ataque. Ambos, el amuleto y el talismán, deben ser preparadospara la persona que los busca. Luego de hacerles un estudio energético, se descubre cuáles son sus vibraciones acordes. Después de decidir cuál es el más conveniente para esa persona, se lo consagra con una serie de rituales y ceremonias, bajo determinadas condiciones astrológicas, para aquello que se quiere proteger o fortalecer, ya sea el bienestar, la abundancia, el amor. Cuando ya fueron energizados, contienen todos los elementos necesarios de protección, prevención, rechazo, ataque o retracción. También se utilizan para proteger casas y negocios, ya que muchas veces éstos son blanco de ataques de energías negativas motivadas por envidias, malas energías y sentimientos oscuros que terminan haciendo 168

daño también a sus dueños o moradores. Cuando están bien preparados, los amuletos y los talismanes poseen un gran alcance, y los beneficios de su accionar son muy poderosos. ¿Qué es la evolución? Evolucionar, todos y cada uno, como especie y en particular, es aquello para lo que Dios nos dio la vida. Significa crecimiento y capacidad de cambio hacia lo mejor. La evolución no es un proceso lineal. Tiene etapas, a veces hay momentos de un gran avance, en otros hay involuciones, y hay etapas de quietud en el proceso. Crecer no es fácil. Hay dos formas de evolucionar: una es por el sufrimiento, del que siempre se puede extraer un aprendizaje para incluir en nuestra vida. El otro camino es el conocimiento. Todas las personas somos capaces de evolucionar y reconocemos en nuestra vida estos dos momentos de evolución. Hay seres que no evolucionan. Y otros que sí. Es importante ser los autores de nuestro destino, no resignarnos ante los inconvenientes que se nos presentan a todos, en mayor o menor medida. Y seguir adelante…

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Un caso Una fuerte creencia negativa En una oportunidad atendí a la señora Cristina, que vino a expresarme su terrible preocupación por la mala suerte que tenía. De entrada empezó a relatarme la forma en que todo le salía mal: no progresaba en el trabajo, tenía problemas con su pareja y había sufrido un fuerte revés económico. Para colmo de males, su madre había enfermado. Parecía que todo en su vida iba de mal en peor. Mientras hacía el relato detallado de todas sus desgracias, que no eran pocas, observé que llevaba puestos una gran cantidad de amuletos. En ambas muñecas, tenía atadas cintas de colores. De su cuello colgaban toda clase de rosarios, crucifijos, medallas e, incluso, hasta una cola de conejo. Cristina me explicó que tenía todos esos ornamentos, la mayoría de ellos además bendecidos, como forma de preservarse y revertir su mala suerte. -Profesor, aún así -me confesó con desesperanza-, la mala suerte no deja de perseguirme en cada cosa que emprendo o que me pasa. También me contó que durante años había consultado tarotistas, magos y hechiceros, incluso había exorcizado su casa y todo lo que había en ella, hasta las muñecas de su hija. Sin embargo, la suerte no cambiaba para mejor. Después de hacer un profundo estudio, comprobé que 170

el problema de Cristina no residía en la mala suerte… sino que estaba en ella misma. -Usted tiene una fuerte creencia negativa –le dije, ante su sorpresa -. A veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Por eso, haga lo que haga, su suerte no cambiará. El cambio tiene que venir desde adentro. Así fue que encaramos una terapia breve de autoayuda. De esta manera, Cristina logró cortar esa gruesa cadena interna que la ataba al sufrimiento, y logró liberarse para siempre de esa desagradable sensación.

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Mi trabajo: La terapia breve de autoayuda Perdido en el callejón Un discípulo le pregunta a su maestro: -Maestro, ¿qué es lo que hay que hacer, cuando frente a los avatares de la vida uno entra en un callejón sin salida? El maestro contestó: -Debes darte cuenta de que la única salida posible es por el lugar por donde entraste. Este es un testimonio muy valioso de este particular tipo de terapia: “Mi nombre es María Ester. Tengo 28 años y soy de Avellaneda. Todo se cortaba. A tal punto, que la gente me tenía lástima. Mi autoestima estaba por el piso. Parecía un trapo viejo. Empecé a pensar que me habían hecho algo. Un día me entrevisté con el profesor Daniel Orlando. Tras un estudio minucioso, me dijo que nadie me había hecho nada. Yo le creí porque sabía por referencias que el profesor era especialista en detectar y destruir brujerías. Me dijo que mi caso se resolvería con una terapia breve de autoayuda, porque mi problema era interno. Esa terapia duró en total tres meses, en los que concurría 172

una vez por semana a su estudio. Hoy puedo asegurar que volví a confiar en mí misma y que me siento una nueva persona. En realidad, sólo tengo palabras de agradecimiento para con el profesor. Lamento no poder explayarme más sobre la terapia que hice y que fue tan buena para mí. Además, es impresionante imaginarse lo bien que una persona puede sentirse después de hablar con él.” Comencé a aplicar este tipo de terapia como una manera más de dar respuesta a toda la enorme cantidad y variedad de preguntas que traen mis consultantes a lo largo de todos estos años. La terapia breve de autoayuda es recomendable especialmente para aquellas personas que necesitan cambiar su forma de pensar y no saben cómo, ya sea para liberarse de sus miedos, vencer la ansiedad, superar su inseguridad, eliminar las culpas, terminar con las angustias así como también transformar las cosas negativas en positivas. Me ha pasado muchas veces que la gente se acerca a mí con un estado de ánimo muy negativo, como fue el caso de María Ester. Se sienten angustiadas o deprimidas, y no encuentran el motivo. Llegan a preguntarse si alguien o algo les está haciendo daño, porque tanto ellas mismas como sus seres queridos notan un cambio extraño, una especie de involución que las hace verse como desconocidas ante sí mismas. Luego de los primeros minutos de la entrevista, como ya relaté en puntos anteriores, yo ya entro en conexión y puedo descubrir, ver, el origen de su malestar. Y hay 173

casos, ¡no son pocos!, en los que este estado extraño de desgano y apatía, de abatimiento, esa sensación de tener mala suerte o de que se ha perdido la alegría de vivir… no tiene ninguna causa exterior. Luego de esta diagnosis, y de realizar un trabajo de restablecimiento energético, le ofrezco a esa persona la posibilidad de hacer esta increíble terapia. Para eso, son necesarias una serie de entrevistas, y en total el proceso no dura más de cuatro meses, aunque la duración es variable y depende de cada ser humano y de la particularidad de su situación. Asimismo, y teniendo en cuenta cada caso, no dudo también en derivar a mis consultantes a otro tipo de terapeutas, ya sean psicológicas o con sostenimiento psiquiátrico. Quiero comentar los aspectos básicos de esta terapia, que, como su nombre lo indica, es breve y tiene el objetivo de que sea la persona quien aprenda a ayudarse a sí misma. Mi tarea es bien diferente a la de los psicólogos y psiquiatras, tiene un recorte teórico diferente y específico, que hace que la persona interesada pueda llevar adelante, si así lo necesita o siente curiosidad, ambas terapias de manera simultánea. Está dirigida directamente a brindar soluciones específicas y concretas para las personas que se sienten desorientadas, de modo tal de enseñarle ciertos caminos hacia sí mismas para que luego los puedan recorrer solos, encontrando siempre las señales de lo que les pasa. Como decía antes, hay muchas personas que de un día para el otro experimentan un cambio negativo en su interior, sin que, en apariencia, haya pasado nada externo que los lleve a esa transformación en su estado de ánimo. Hay que indagar bastante en ese sentido, ya 174

que, luego de haber descartado alguna influencia exterior como un hechizo, lo complejo resulta empezar a ver qué es lo que estaba funcionando mal en el interior de la persona para que, de un día para el otro, experimente esos sentimientos tan nefastos y que no pueda salir por sí mismo de ese estado. Es como una transformación, un cambio que se opera en la persona sin que ella lo desee, ni que sepa con claridad los motivos de su malestar. En esta terapia utilizo diferentes técnicas a lo largo de las entrevistas. Trato, de todos modos, de que cada encuentro “cierre” con un mensaje, una señal, acompañando el proceso semana a semana. Hay encuentros que terminan con alegría; otros, con relajación y contacto espiritual interno. Otras veces, los consultantes se van emocionados y conmovidos porque pudieron ver y descubrir algo en sí mismos que les resulta iluminador para el cambio que quieren generar. Es un proceso fuerte, a veces con altibajos, pero la luz siempre aparece al final del camino… e incluso antes. Como siempre digo, nadie nace negativo. Todos los seres humanos nacemos con una determinada capacidad, con dones, virtudes y defectos. A medida que crecemos, nuestra vida interior también lo hace. Nos nutrimos también de nuestro entorno: el afecto que recibimos, las circunstancias de la vida, cómo se procesan en nuestra familia determinadas situaciones. No es un tema menor, tampoco, qué tipo de mensajes recibimos de quienes nos forman, cuidan y dan afecto cuando somos niños. Aprendemos a recibir todas estas señales y las vamos procesando en nuestro interior. Muchas de estas señales tienen la forma, por ejemplo, de premios y castigos. De esta manera vamos aprendiendo qué se 175

espera de nosotros, y si estamos “a la altura” de las expectativas y del sistema de valores de nuestro entorno próximo. A veces nos ponemos contentos por algo que hacemos, pero los demás se muestran desilusionados o indiferentes. Entonces decodificamos esta señal y vamos aprendiendo a hacer ajustes. Cada persona vive este proceso de una manera particular que le es propia. Pero hay ciertas reglas que son más o menos generales. Ciertamente, muchas veces las circunstancias de la vida van transformando a un ser humano en algo negativo. La terapia breve de autoayuda contiene acciones espirituales de autoconocimiento para devolver a las personas el optimismo y la fe en sí mismos. En algunos encuentros propongo hacer ciertos ejercicios de meditación para que cada persona pueda ir aprendiendo a hacer contacto con su vida interior, con su energía, liberando su creatividad y restableciendo su espiritualidad. Cuando una persona comienza con estos ejercicios, toma conciencia de que su negativismo, su tristeza y el decaimiento que sentía empiezan a ser más leves. Nunca una persona está tan dañada por la tristeza: siempre hay un rincón en su interior que tiene luz, alegría y ganas de brillar. Sólo hay que saber llegar hasta ahí y reconstruir el camino de regreso a esa fuente. Es muy importante en mis encuentros el mensaje espiritual. Adquirir, o recordar, que somos uno más en este Universo, ayuda a las personas a poner en otra dimensión el tamaño de los problemas. Porque cuando uno está triste, angustiado o deprimido, parece que lo único 176

que existe es esa pena. Reencontrarse con los demás, con Dios, con la vida espiritual, le da nueva dimensión a la vida y coloca los sentimientos negativos en un lugar más acotado. Es un mensaje esperanzador: no sólo existe este dolor o esta apatía. Hay mucho en el interior de cada uno y afuera: sólo hay que volver a “conectarse”. Después de “cercar” este problema, lo importante es revisar la manera de pensar y sentir de cada persona. Todos tenemos una cierta “configuración interna”, esto es, una cierta manera de ver el mundo, de vernos a nosotros mismos, de clasificar lo que está bien y lo que está mal. Muchas personas, al comenzar con esta terapia, se quejan de su mala suerte. Por medio de charlas, el trabajo es “abrir” este concepto. ¿Qué significa, para cada persona en particular, tener mala suerte? ¿Qué es lo que le sale mal? ¿Hay motivos reales o externos que le impiden cumplir con sus objetivos, o las trabas son provenientes del mundo interior de cada uno? ¿No será que pretendemos algo imposible, y no nos resignamos a perder y a cambiar de rumbo? ¿O será que nos boicoteamos, ponemos trabas inconscientes, o nos exigimos demasiado o en un tiempo demasiado corto? ¿Por qué, mientras una persona se pone triste y se queda por días enteros en la cama, otras simplemente modifican sus metas y se ponen a andar en esa dirección? ¿Por qué hay personas que aprenden de los fracasos y otras sólo sienten que les va mal, que pierden oportunidades y que nacieron para que nada les salga bien?

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En las secciones de terapia breve de autoayuda, la persona aprende a pensar de una forma efectiva y concreta. A encontrar en su interior las causas de aquello que le pasa, liberándose de culpas que la paralizan y a retomar su vida planteándose objetivos con esperanza y energía renovadas. Uno de los sentimientos negativos más recurrentes es el del miedo ante el futuro. El futuro es cambiante y, para que una persona modifique el curso de los acontecimientos, es necesario animarse a cambiar la manera de ser y de pensar. En la terapia breve de autoayuda, trato de transmitir a cada ser humano que es dueño de su destino y que puede volver a tomar las riendas de su destino, dejando atrás el miedo y la sensación de fracaso y tristeza que le hace tanto mal. “Mi nombre es Javier. Tengo 35 años, soy de Géminis y vivo en Urquiza. Tenía un entorno muy malo, que hacía que mi vida fuera un verdadero infierno. En el fondo yo sabía qua había errado el camino. Mi madre vivía rezando por mí, le pedía a todos los santos, incluso me daba estampitas para que llevara conmigo. Pero a mí no me importaba nada y rechazaba toda clase de ayuda. Un día tuve una pelea muy fuerte con mi madre. Llorando, me confesó que no soportaba ver la vida que estaba haciendo. Me dijo que si realmente la quería que hiciera algo por ella. Así lo hice. Yo no quería saber nada con leer la Biblia ni sermones ni ceremonias. Pero ella me propuso ir a charlar con el profesor Daniel Orlando. Eso me pareció algo distinto. Cada vez que asistía a la consulta, la verdad es que 178

salía muy movilizado. A pesar de ser hijo único, sentía que estaba hablando con mi hermano mayor, tal era la confianza que empecé a sentir por él. Realmente es un maestro y un tipo increíble. Me decía cosas que me dolían, me criticaba, me jodía, me hacía reír, me contaba cuentos que me dejaban pensando. A la octava consulta me confesó que las charlas eran una terapia breve de autoayuda. El profesor es un amigo para mí. Me ayudó a conocerme a mí mismo, iluminó mi vida, hizo que cortara con las malas compañías, que me empezara a valorar y a querer. A los tres meses de visitarlo recuperé a mi novia, que hacía mucho tiempo no veía y a la que me di cuenta que seguía queriendo. La relación con mi madre y con toda mi familia mejoró notablemente. Gracias al profesor, hoy estoy viviendo la vida que realmente quiero y merezco” Cada persona logra hacer su propio recorrido a lo largo de esta terapia breve de autoayuda. Así como María Ester hizo contacto casi de manera inmediata con su espiritualidad, con Javier no fue ese el camino elegido. En su caso, él no estaba ostensiblemente “deprimido”: su estilo de vida parecía eufórico, casi desenfrenado. Parecía que él mismo no se daba cuenta de lo que estaba haciendo, pero se estaba haciendo mucho daño. Gracias a determinados ejercicios, pudo ir haciendo contacto consigo mismo y tomando conciencia de aquello a lo que temía, que se estaba escapando de algo, y pudo recuperar su autoestima y aprender a cuidarse. Así, su vida dio un giro completo, ya que Javier pudo comenzar a elegir qué camino quería seguir, hacia dónde iba, y con qué recursos internos contaba. 179

Consejo ancestral: Ritual para el destrabe económico y emocional En el caso de problemas laborales, especialmente cuando una persona no puede lograr lo que se propone a pesar de que siente que lo tiene al alcance de su mano, existe un conjuro que se realiza desde tiempos inmemoriales. Yo lo he escuchado muchas veces de boca de mujeres a las que he considerado como abuelas espirituales o esotéricas. Se trata de conseguir la pluma de una lechuza (símbolo de la sabiduría) y un diente de ajo. Ambos elementos se deben colocar en el interior de una bolsita roja que debe ser cosida a mano por la persona que va a llevar adelante el ritual, siete días antes de comenzarlo. Preparar un altar en donde se encienda una vela amarilla. Luego, encender una pequeña pila de carbones vegetales a los que se les debe agregar una mezcla hecha por partes iguales de azúcar, romero fresco y molido, e incienso. Cuando el fuego está encendido de esta manera, colgar la bolsita con ayuda de un hilo o de un clavo, cerca del altar, de modo que el humo provocado por dicha combustión llegue hasta ella. Dejar que la mezcla se consuma enteramente. Mientras tanto, es importante efectuar una plegaria en la que se visualice el destrabe que se necesita, agradeciendo por la buena suerte que va a conseguirse. Repetir el ritual por lo menos una vez más.

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La voz de los otros: Algunas esquelas de agradecimiento La esperanza Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Lo importante es aprender a esperar ese momento, aunque no sepamos con seguridad cuándo llegará. De todos modos está lloviendo, y es mejor atravesar ese momento con esperanza que sin ella. La esperanza es el sueño del hombre cuando está despierto.

A continuación transcribiré algunas pequeñas notitas que me hicieron llegar mis consultantes a lo largo de los años. Si bien son breves, está la esencia del motivo que los trajo hasta mis oficinas en busca de ayuda, y su sensación al haber arribado a una solución. Es muy hermoso para mí releerlas, y compartirlas, previa autorización, con ustedes… allá van: Mi marido estaba raro. No me hablaba, cada vez venía más tarde de su trabajo. Gracias a Dios me animé a consultarlo a usted, profesor: gracias a su influencia él reaccionó y pudo liberarse de toda la energía negativa que estaba recibiendo. Profesor: Usted me devolvió la felicidad. Todo salió bien, como usted me lo había vaticinado. Realmente mis vecinos no me dejaban vivir en paz. Había perdido la privacidad en mi propia casa. Menos mal que usted logró 181

que se fueran a vivir a otra ciudad. Gracias profesor. Mi vida dio un giro de 180º con respecto a mi relación con las mujeres. Le cuento que estoy cada vez mejor. Su influencia generó en mí una fuerza irresistible de atracción. ¡Ahora soy yo el que elige la mujer con quien desea estar! Querido profesor: quiero que sepa que mi marido volvió enamorado y arrepentido, como usted me dijo que iba a pasar. La felicidad volvió a mi hogar. Por suerte la casa donde vivía esa mujer fue alquilada por otra gente y a ella nunca más se la volvió a ver. ¡Estoy muy contenta! Usted me ayudó a lograr lo que quería. Mi novio Martín me demuestra que ya no le importa el qué dirán. Se animó a blanquear nuestra relación y me dijo que no puede vivir sin mí. Ahora es él quien me llama y se preocupa por saber cómo estoy. No me hace faltar nada, me hace regalos y me ayuda económicamente, sin que yo tenga que pedirle o dar explicaciones. Su influencia es realmente muy poderosa. Le agradezco por su ayuda. Logré el bienestar económico que quería para mí y mi familia. Le cuento que al compañero que interfería mi ascenso lo cambiaron de sección. Quería agradecer todo lo que hizo por mí y por mi esposo. Él cambió para bien, me pidió perdón. Ahora me respeta, y ese odio que parecía tenerme desapareció. Y la otra se alejó. No lo molesta más con sus llamados. Hola profesor, le escribe Ana María. Mi pareja me llamó y nos vimos en mi casa. Me confesó que había roto la 182

relación que había vuelto a tener con su ex novia. Me dijo que quería casarse conmigo y formar una familia, tal como yo le había pedido a usted. Profesor, quería contarle que las cosas dañinas que hacía mi suegra ya no nos llegan. Todo volvió a la normalidad en mi familia. Las cosas se dieron mucho más rápido de lo que yo creía. ¡Gracias! Le agradezco, profesor. Nunca más apareció nada en la puerta de mi negocio. Por suerte los clientes empezaron a volver. Su influencia da sus frutos. En cuanto a mi pareja, le cuento que me llamó para decirme que estaba decidida a volver a mi lado. Necesitaba mucho cobrar el dinero que me debían y gracias a lo que usted hizo, ya me puse de acuerdo con las dos personas que me debían y empezaron a pagarme. Le estaré agradecida por siempre. Le escribo para mantenerlo informado a pesar de que todavía estoy en deuda con usted. Mi pareja ya me habló de irnos a vivir juntos. Lo que había pedido en cuanto al juicio, tuvimos una conciliación y llegamos a un acuerdo. Era lo que quería. Ni bien cobre, le haré llegar lo que le debo. Estoy feliz: mi marido volvió a casa. Habló conmigo y los chicos. Nos dijo que si lo perdonábamos después de lo que había hecho, quería compartir su vida junto a nosotros para siempre. Todo esto es gracias a su ayuda. Gracias a lo que usted hizo, ella se decidió a estar conmigo. Lo bueno es que vino ella a pedírmelo, como yo quería. 183

Profesor: quiero agradecerle toda la ayuda que nos brindó a mí y a mi esposo. Ramón volvió junto a mí y a mi hijo. Si no hubiese sido por usted, nos hubiésemos separado. Gracias a Dios y a usted, Joaquín se liberó de la esposa y se fue a vivir solo. Él solo no podía terminar con esa bruja. Pero usted es más fuerte. Hoy estamos planeando formalizar lo nuestro.

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Mi vida: El pedido del coronel ¿Qué es lo que atraes? Un discípulo le pregunta a su maestro: -Maestro, ¿por qué a pesar de encontrarme en un camino espiritual, tengo que estar viviendo tantas pruebas? A lo que el maestro contestó: -La vida es como un eco. Si no te gusta lo que estás recibiendo fíjate en lo que estás emitiendo. Hace años que el servicio militar dejó de ser obligatorio en nuestro país. Pero para la época en que yo terminaba la secundaria, esto parecía imposible. Todos los varones, a determinada edad, teníamos claro que íbamos a sorteo y a esperar el destino que nos tocara. Recuerdo ese día. El sorteo se transmitía por la radio. Nos reunimos en la casa de un amigo, varios de nosotros, también había compañeras de la escuela y novias de algunos de los chicos. Esperábamos ansiosos que llegara el número de cada uno, que se formaba con las tres últimas cifras del documento, al que se le asignaba una bolilla por sorteo… ¡que indicaba nuestro destino para el año siguiente! Era un momento cargado de tensión y nerviosismo: estaban quienes sacaban “número bajo” y se les exceptuaba de hacerlo, y aquellos que íbamos a tener que hacer el servicio militar. A medida que iban saliendo los números, en esa larga tarde, hubo 185

quienes se abrazaban y festejaban por haber sido exceptuados, y había quienes levantábamos los hombros y aceptábamos, cada uno a su forma, lo que nos tocaba en suerte. Pese a eso, cuando llegó a mi casa el aviso formal, el llamado, me costó bastante aceptar esa realidad que aparecía ante mi futuro próximo. ¡A esa edad, un año es mucho tiempo! Por otro lado, a lo largo de mi secundaria yo había hecho un proceso tan intenso de autoafirmación, de conocimiento de mí mismo, iba teniendo tan claro qué era lo que quería y podía hacer de mi vida, que me parecía imposible de asumir que iba a tener que interrumpir la feliz vida que estaba llevando para desempeñar una tarea para la que no tenía la más mínima vocación. Sí, puede decirse que iba a servir a la patria. Pero a esa altura yo ya sabía que mi misión era servir a los demás… de otra manera. Yo no veía la hora de terminar la secundaria para comenzar a estudiar con mucha mayor profundidad aquellos temas que me interesaban, para poder dedicarle más horas a la lectura y al trabajo que venía haciendo. Sentir que iba a tener que suspender absolutamente toda la enorme actividad que venía desarrollando me angustiaba. Poco a poco fui trabajando, en mi interior, la aceptación de aquello que me había pasado. Tratando de ver, como en tantos otros momentos de mi vida, qué era lo que Dios tenía pensado para mí. La única conclusión que podía sacar por esos días es que, a veces, circunstancias absolutamente externas a uno, a los deseos de uno, pueden torcer el rumbo de una manera inesperada. Que no todo puede “programarse” en la vida, y que 186

por más que uno tenga un plan hecho, puede aparecer algo que lo modifique. Luchar contra eso es inútil. Creo que no hay que resistirse y poner en juego la capacidad de aceptación y adaptación de cada uno. Negarse a la realidad es en principio una lucha estéril y que conduce al sufrimiento. Así que asumí mi situación de conscripto. Le pedí a los santos, mis Guías y demás entidades que intercedieran para que pudiese quedar libre a la brevedad. Cuando se tiene un ejercicio tan pleno de la libertad y de la autonomía como me pasó a mí desde chico, ciertas obligaciones le hacen sentir a uno que se lo priva de algo muy preciado, esto es, la capacidad de decidir. Mientras tanto, pasaba con total éxito la revisación médica y se me asignaba un destino en el Ejército Argentino. Parecía que el asunto era irreversible. Llegó el día de presentarme y, por supuesto, allá fui. Entré a un mundo absolutamente diferente a todos los que había conocido hasta entonces, dejando atrás la vida de un muchacho de barrio, la del estudiante secundario, la del ayudante del vidente, la de quien asistía libremente a charlas y conferencias y disfrutaba llenando su tiempo libre con meditación, actividades altruistas y espirituales. Nada de eso existía en la rígida rutina diaria del regimiento. Pero uno es lo que es. A los pocos días un compañero del cuartel me hizo una pregunta que respondí sin dudar. La predicción estuvo acertada y la voz se corrió por todo el regimiento. Es un lugar donde aparentemente no se puede hablar en voz alta, y las noticias corren como susurros, de boca en boca, a toda velocidad. Todo el mundo se enteró de mis capacidades parapsicológi187

cas y empezó a pasarme igual que en la escuela: muchos compañeros, incluso superiores, se fueron acercando hacia mí, primero con timidez o desconfianza, luego con verdadera curiosidad e interés. Un poco porque me ponían a prueba, como siempre pasa. Y otro poco porque siempre hay alguien que necesita ayuda genuina, en todas partes, y la está buscando. Sentí algo de alivio. Pese a todo, en este lugar tan diferente a mi casa y a mi paisaje habitual, podía seguir siendo yo mismo. Aunque estuviera vestido con ropa de fajina y me la pasara haciendo una durísima actividad física y cumpliendo con actividades del regimiento. Seguía siendo yo, y ayudaba a los demás, que se me acercaban naturalmente. Tres días antes de cumplir un mes como soldado, se acercó el secretario del Coronel. Se trataba de un suboficial. En general se mantenía alejado de la tropa y lo veíamos muy poco. Por eso, me llamó la atención que viniera directo hacia mí y me ordenara que lo acompañara. Lo seguí por los pasillos del regimiento sin hacer ninguna pregunta. Tenía la mente en blanco, no sabía lo que pasaba. Recorrimos lugares vedados para los conscriptos y llegamos a una serie de oficinas. Yo había estado sólo una vez en ese sector, cuando me presenté. Se detuvo ante la puerta del despacho del Coronel, la máxima autoridad en todo el regimiento. Me abrió la puerta, indicándome que pasara. El Coronel en persona me estaba esperando, sentado ante su escritorio. Cuando entré, se puso de pie para saludarme y me invitó a tomar asiento. Estas fueron sus 188

palabras: -Sé que usted ayudó y ayuda a mucha gente. ¿No es cierto? -Sí, mi Coronel. -Necesito solucionar un conflicto familiar. Usted será retribuido si puede hacer algo. Sin poder disimular su emoción, me habló de su familia. Estaba formada por su amada esposa Carolina y dos hijos. Era evidente lo mucho que los quería y que algo lo preocupaba. Confesó que el matrimonio estaba pasando por un mal momento, y que su mujer y sus hijos se habían ido a vivir a un campo que tenían. No me dio muchos más detalles. A esa altura yo ya estaba en condiciones de entender, incluso de percibir telepáticamente mucho más de lo que me decían cuando me pedían ayuda. No dejaba de conmocionarme que el Coronel, la máxima autoridad allí donde estaba confinado, estuviera abriendo su corazón ante mí. Y si bien yo era su subordinado en ese ámbito, le contesté de la misma manera que a todos mis consultantes. Lo miré a los ojos, desde mi corazón, y le dije: -Estoy dispuesto a hacer todo lo humanamente posible para que su situación mejore por completo. Desde ya le aseguro que mejorará. Déme por favor nombres completos y la fecha de nacimiento de sus familiares y empiezo a trabajar. Cuando volví al lugar en el que estábamos haciendo práctica de tiro, enseguida noté el clima de intriga y curiosidad de todos. ¿Para qué me había llamado el Coronel? Todos me observaban, más de uno se acercó a preguntarme. Era una prueba de fuego. 189

Yo ya tenía experiencia en situaciones parecidas. Todos los consultantes son iguales para mí, y se merecen el mismo trato. Se trata de personas que acuden a mí porque necesitan algo y esperan que yo se los pueda dar, más allá de su situación económica, su lugar en la sociedad o el poder que tengan. Generalmente es alguien que sufre y que abre su corazón, y hay que tener muchísimo cuidado, muy clara la responsabilidad, con todo aquello que el otro nos brinda. El secreto de lo que me dijo el Coronel, o de lo que yo mismo podía intuir o saber a esa altura, era valiosísimo y yo iba a cuidarlo por su bien. Cuatro días después, yo ya sabía que el problema que abrumaba al Coronel estaba solucionado. Lo sabía sin necesidad de que nadie me lo dijera. Mientras tanto, continuaba con la agobiante rutina de la vida en el regimiento, en donde cada jornada parecía tener más horas que nunca, y se hacía interminable. Ahora, el que tenía expectativas e intriga era yo mismo. Pasaron dos días. Como al principio de esta historia, llegó el secretario hacia donde estábamos nosotros. Cuando lo vi venir, yo ya sabía que iba a tener novedades y que me venía a buscar. Lo volví a seguir por el largo pasillo. Ahora, el que estaba ante una oportunidad era yo mismo. Fue una entrevista corta pero emotiva, tanto para el Coronel como para mí. Me dio las gracias y un fuerte apretón de manos. Se hizo un breve silencio, cargado de emoción, quizás cada uno pensando en algo diferente. Esperé a que me preguntara para decir aquello que 190

tenía preparado. -Y ahora, ¿qué puedo hacer yo por usted? -me preguntó mientras volvía a su lugar en el sillón, detrás de su amplio escritorio. Me arriesgué: -Si pudiera dejar de asistir al servicio militar, le estaría eternamente agradecido. Esa fue la última vez que vi al Coronel. A los tres días, me otorgaron una licencia especial hasta mi baja definitiva en el Ejército. Cuando años después me encontraba casualmente con alguno de mis compañeros de esa época, todavía me preguntaban qué había pasado en esas dos entrevistas tan misteriosas con el Coronel. Yo contestaba con la pura verdad: -Lo único que pasó es que cumplí con mi deber.

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Un testimonio revelador Mi nombre es Olga Restrepo, tengo 50 años, soy de Aries y vivo en Medellín, Colombia. En 1998, al fallecer un familiar muy cercano, nuestros cuestionamientos acerca de la muerte se hicieron más evidentes. Queríamos a toda costa conocer la verdad de cuál era nuestro destino una vez desencarnados. Fue así como en una reunión a la que fuimos invitados por un grupo de personas que se dedican a explorar temas esotéricos, especialmente Metafísica, conocemos al personaje que paradójicamente cambió nuestras vidas. Desde el principio se mostró amable, amoroso y lleno de luz. No ahorraba esfuerzos para enseñarnos todos sus conocimientos. Parecía muy honesto y generoso al querer compartir toda su sabiduría e información respecto de temas tan variados como reencarnación, vidas pasadas, ángeles, maestros ascendidos, filosofía del Cristo, civilizaciones en otros planetas, Reiki, Feng Shui, terapias alternativas y, en general, las verdades que estábamos ansiosos por conocer. Sus esposa compartía sus mismos intereses, al parecer tenían sensibilidad en la temática, lo que permitía crear una relación entre las dos parejas y las respectivas familias. El contacto con estas personas se mantuvo durante diecisiete años, tiempo en el cual experimentamos a diario diversas enfermedades: continuos dolores de cabeza, arritmias, vómitos, apatía, pánico, depresión y tristeza 192

injustificada. Las enfermedades nos atacaban a todos, especialmente a nuestra hija, quien sufrió agresiones desde los trece hasta los diecisiete años. En cuanto a los fenómenos, era habitual descubrir fuego en la casa de algunos familiares, explosiones injustificadas, ruidos de animales al parece salvajes en habitaciones, malos olores e insectos perjudiciales. Las mascotas también eran blanco de ataques y sus ladridos eran de pánico. Por una casualidad del destino, este personaje fue descubierto haciendo un ritual de magia negra por alguien cercano a nosotros, con fotografías de la familia, agujas y velas de color rojo. De inmediato comprendimos que el origen de tantos fenómenos y enfermedades estaba sin duda en este ser siniestro. Comenzamos a buscar ayuda en varias fuentes, tales como: religión católica, chamanes de origen amazónico y parapsicólogos. Era tal nuestra decepción que viajamos a Argentina en busca de alguna luz que nos oriente a encontrar la verdad, y fue así como conocimos al profesor Daniel Orlando, que pertenece a la Gran Hermandad Blanca en los planos astrales. Él, con mucha atención, escuchó nuestra historia, y pese a que sabía que se enfrentaría a fuerzas muy oscuras, tomó nuestro caso. De esto han pasado dieciocho meses, tiempo en el cual renacimos. Nuestra vida ha adquirido un nuevo significado, volvimos a ser las personas felices, prósperas y saludables que siempre fuimos. Nuestra hija nunca más volvió a sentir las molestias que habían pasado a convertirse en algo habitual en su vida. La risa nos volvió al rostro, la 193

música que siempre fue parte esencial recobró importancia. En fin, fue como salir de una oscuridad en las que estábamos sin ser conscientes. No obstante, esta macabra experiencia nos sirvió para hallar un camino hacia la luz y la evolución. Encontrar a Daniel fue comprobar que existen seres capaces de entregar sabiduría con fundamento en el amor y la verdadera espiritualidad.

Testimonios impactantes Almas gemelas La historia que les voy a narrar ocurrió hace muchos años en mi primer consultorio. En ese tiempo atendía descalzo y con una túnica blanca que cubría mi cuerpo. Sobre la mesa de trabajo ardía una vela de color azul; en una de las paredes estaban colgados todos los diplomas, en un estante podían verse velas con toda clase de formas y de colores, las cuales preparaba durante la noche para solucionar todos aquellos problemas por los cuales a diario me consultaban. En una oportunidad, llegó a consultarme una mujer, y después de la consulta me pidió que le preparase una vela con la forma de una pareja entrelazada, ya que había vivido una infinidad de fracasos amorosos. Después de haber consagrado la vela, rápidamente miré el almanaque y como era luna menguante le dije que la prendiera a las 19 horas. Al entregársela en su mano le comenté: si se consume por completo, usted atraerá a su vida el hombre que le corresponde por evolución espiritual. De pronto tuve la visión de un hombre que había atendido hacía mucho tiempo, golpeaba la puerta del consultorio, la abría y abrazaba a esta mujer. Por supuesto, no dije absolutamente nada. Con el tiempo esta visión se confirmó: se conocieron en la sala de espera, hoy son marido y mujer, ambos se enamoraron, como si se hubiesen conocido de toda la vida, como si algo superior los hubiese unido. Contar cómo se hizo realidad no tiene sentido, frecuentemente hay recuerdos de vidas anteriores, el amor perdura a través del tiempo, las mismas almas, distintos cuerpos, la ayuda espiritual. Había verdadero amor, se volvieron a encontrar.

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Mis inicios: Primeros trabajos Codo a codo con el famoso vidente Cuando a los catorce años predije el suicidio del abuelo de mi mejor amigo, un gran revuelo se generó a mi alrededor. A partir de este doloroso episodio, ciertas puertas comenzaron a abrirse en mi vida. Y así fue que pude empezar a conectarme de manera conciente con lo paranormal y a perfeccionar mi Percepción Extrasensorial. Me acuerdo de que el velorio del abuelo de mi amigo se realizó en su departamento. Luego de la tragedia, muchas personalidades se acercaron a darle sus condolencias a la esposa y al resto de su familia. Todo el mundo estaba consternado por la noticia. Fue un velorio al que concurrió una gran cantidad de personas, a dar el último saludo, llenas de afecto por este hombre que se había quitado la vida en un momento de honda desesperación. Yo estaba allí, al lado de mi amigo, que se sentía totalmente dolorido porque lo quería mucho, y a la vez se sentía consternado por el comentario que yo le había hecho la semana anterior, al que no le había prestado atención. Muchas veces conversamos respecto de aquel suceso que marcaría nuestras vidas de una manera diferente. Con los años pudimos admitir que ni él ni yo habíamos estado en condiciones de obrar con claridad y sapiencia respecto de lo que yo sabía y le había comunicado. Nos 197

pudimos perdonar a nosotros mismos, ya que nos sentíamos algo culpables. Por otro lado, era evidente que su abuelo había deseado, equivocado o no, terminar con su vida de esa manera. El día del velorio conocí a un famoso vidente, que se encontraba en la plenitud de su actividad y sus conocimientos. Él fue quien buscó conocerme, preguntándole a la familia de mi amigo si estaba el chico aquel del que hablaban en los diarios, el que había predicho una semana atrás la desgracia que iba a suceder. Apenas nos saludamos con un fuerte apretón de manos, sentí que estaba ante un encuentro que iba a ser fundamental en mi vida. Ya a esa altura, pese a la conmoción que había vivido cuando tuve la premonición respecto de aquel trágico suceso, empezaba a tomar conciencia de lo fuerte de algunas sensaciones que tenía. Y la energía que circuló en ese simple saludo no me pasó inadvertida. Inmediatamente después de saludarme, me pidió que le contara lo que me había pasado. Me dijo que, además de atender casos particulares, estaba dedicándose a investigar lo parapsicológico. Si bien ya había contado varias veces lo que me había pasado, me hizo mucho bien poder hacerle el relato en detalle de cómo había sido mi visión. Sentí que él iba a entenderme, más allá de la natural curiosidad con que muchos me habían preguntado lo mismo. Y que podía creerme cada uno de los momentos por los que había pasado. El vidente me escuchó con amabilidad y atención. Cuando terminé, me dio el siguiente consejo: -Tienes que desarrollar lo tuyo. Lo importante es que te 198

capacites. La clarividencia es una bendición dada por Dios. Pero negarla puede llegar a ser una maldición. Me hizo mucho bien lo que me dijo. Ahora que lo pensaba, quizás hubo momentos, en especial cuando se confirmó que el abuelo de mi amigo se había suicidado, que yo había negado, muy en mi interior, que eso había sido una clarividencia. Más bien lo minimizaba: tendía a pensar que quizás se trataba de algo aislado. El vidente me había hecho una afirmación fundamental. Con sólo escucharme, me había llamado clarividente. Y con sólo escucharlo, asumí que era así. Más tarde entrelazaría todo lo vivido desde mi niñez, incluso aquella famosa predicción hecha por la gitana a cinco años de que yo viniera al mundo. No había sido casualidad que me hubiera pasado eso. Quizás era la primera vez que tenía esa conciencia, y empezaba a admitir que quizás no iba a ser la última. Antes de despedirse de mí, me regaló un libro escrito por él. También me dio su tarjeta personal y me recomendó que asistiera a charlas sobre el poder de la mente y sobre temas espirituales. Me sentí aceptado y bien tratado, quizás por primera vez estaba conversando con un igual, alguien que sabía lo que me pasaba porque a él le pasaba lo mismo. Alguien que había seguido un camino que, a partir de ese momento, tenía claro que podía llegar a ser también el mío. A partir de esa charla fundamental, comencé mi búsqueda. Asumí que Dios tenía algo preparado para mí y no me detendría hasta alcanzarlo. O era un presentimiento, toda una declaración de intenciones.

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Si bien era una edad temprana, me sentí ante la encrucijada que muchos tienen a la hora de elegir la propia vocación. Pero yo no tenía miedo, y la verdad es que tampoco tenía muchas dudas. La conmoción interior experimentada ante la visión anticipada del suicidio de aquel buen hombre resultó reveladora. El tema era asumir que esas cosas que me pasaban eran absolutamente reales, y que a partir de ahora lo sabía y debía actuar en consecuencia. Del mismo modo que, siete años atrás, había recibido el regalo de aquel médico que me curó durante la noche de Navidad, estaba ante otro regalo que representaba, sin lugar a dudas, una nueva señal, una luz que iluminaba mi camino. Así como desde chico fui aprendiendo con naturalidad aquello que decía la gente sobre mí, que tenía “un Dios aparte”, ahora alguien le había puesto nombre a aquello que sin dudas me pasaba. Yo no tengo un Dios aparte. Dios es el mismo, y es Padre de todos por igual. Sólo que yo tenía una misión, como la tienen todos los seres, algo diferente. Por algo Dios me había dotado de determinados poderes, y, como bien había dicho aquel que se convertiría en mi maestro, negarlo sería una maldición. Recordando esa frase tan sabia, tengo que reconocer que nunca negué mi destino. Muy por el contrario, creo que lo fui entendiendo sin muchas dificultades y gradualmente. Todavía tenía catorce años. Recién comenzaba a dejar atrás a la niñez, y pude abrir mi espíritu y aceptar aquel valioso consejo. No se trataba sólo de dejar que fluyera aquello con lo que Dios me había diferenciado de tantos otros. Tenía que empezar a hacer lo mío: seguir descubriéndome a mí mismo pero también 200

comenzar con una verdadera búsqueda del conocimiento respecto de estas cuestiones. Esta revelación, este ponerle el nombre a lo que me pasaba me hizo mucho bien. Sentí renovadas mis fuerzas y una gran fascinación y ganas de aprender. Empecé a armar mi propio recorrido en la búsqueda de conocimientos más profundos. Así, durante aproximadamente dos años, me aboqué a una apasionada lectura sobre diversos temas. La metafísica, la magia, el espiritismo, el cristianismo esotérico y lo paranormal. Un nuevo mundo se abría ante mí. Como siempre pasa cuando se empiezan estas búsquedas, a medida que leía sobre un tema descubría siempre otros. El saber es siempre una puerta que se abre. Uno hace el recorrido, creyendo que llegará hasta un final. Pero no es así. Al final, siempre hay una puerta más, o varias, otras cosas mencionadas por un autor que se refiere a otros, polémicas, vertientes, nuevos temas que se presentan como inquietud. Me devoraba cuanto libro podía conseguir, aprendí dónde encontrarlos y a quién acudir en busca de consultas. Durante esa época no sólo hice lecturas solitarias, de las que todavía conservo anotaciones y libros subrayados por mi cada vez mayor interés. También comencé a tomar cursos y a asistir a conferencias. Le pedía el diario a mi padre y buscaba avisos o propagandas de los temas que me interesaban. Así entré en contacto con la Antigua y Mística Orden Rosacruz, transité por las conferencias de la Sociedad Teosófica fundada por Helena Petrona Lavatsky, cursé con méritos estudios superiores de la Escuela Unify fundada por Conny Mendez. Con el tiempo, ese enorme 201

caudal de conocimientos, que a lo mejor al principio estaban superpuestos en mi cabeza, logró ir tomando forma y pude ir ubicando y absorbiendo todo aquello sobre lo que me había formado e informado. Así llegué a la conclusión de que el conocimiento de los grandes maestros de la Humanidad y de todos los tiempos, baja por estas ramas. Yo estaba en condiciones al menos de afirmar que las conocía y que tenía un relativo contacto con la enorme sabiduría de ellos. Sentía que estaba encontrando mi camino, y que empezaba a tener algunas herramientas para poder realizarme en mi vocación. Promediando aquellos dos intensos años de aprendizaje y formación, sucedió que aquel vidente me invitó a su cumpleaños. Sentí que era un honor que él todavía se acordara de mí, y fui muy contento a esa reunión. Fue una fiesta emotiva, conmovedora, inolvidable para mí. Conocí su casa, sus amigos, me sentía honrado de poder estar entre ellos. Antes de que terminara aquella fiesta, se acercó hasta el grupo donde yo estaba conversando y me dijo que le gustaría que fuera su secretario. Yo no cabía en mí de la alegría, quería contestarle inmediatamente que sí, sin dudarlo. Parece que lo hubiera adivinado, porque me dijo que primero lo pensara, y que si me decidía lo llamara para concretar una entrevista. No hace falta aclarar que sentí que realmente no tenía nada que pensar, y que se me hicieron largas las horas hasta que llegó la tarde siguiente y lo llamé por teléfono. Me citó para el otro día, en el estudio donde trabajaba. Yo me sentía feliz. Estaba ante el inicio de una nueva etapa. Hasta ahora, apenas asumida mi propia voca202

ción (y misión, a esa altura yo ya no tenía dudas de que se trataba de eso), me había dedicado a leer, a estudiar, subrayar mis libros predilectos, a escuchar a los que sabían y a hacerles preguntas. Pero la verdad es que todavía no había tenido una oportunidad de canalizar y volver acción, poner en movimiento, todo aquel delicado proceso compuesto por un lado de autoexaminación y conocimiento de mí mismo, y por el otro todo aquel mundo de sabiduría al que estaba empezando a acceder. La entrevista transcurrió con toda normalidad. Yo estaba un poco nervioso, pero él se encargó de hacerme sentir cómodo y me trató con mucha cordialidad y respeto. Se alegró sinceramente de que hubiera seguido su consejo, y escuchó con atención todo lo que le conté respecto de mis lecturas y mis estudios. Siento que quedó realmente conforme. Yo también: la verdad es que necesitaba que alguien que estuviera en este camino, varios pasos delante de mí, pudiera escuchar y comprender todo lo que había estado haciendo. Me sentí valorado y se lo agradezco mucho, siempre. Pasamos a temas más concretos. Mientras él explicaba cuál iba a ser mi tarea, el horario de trabajo, mi remuneración, me costaba contener mi alegría. De alguna manera, si bien eso nunca estuvo explicitado, sentí que había aprobado un examen que era muy importante para mí. -Si estás de acuerdo, mañana mismo podés empezar –dijo con una sonrisa. No lo dudé. Trabajé con el vidente, al que bauticé con todo mi respeto y cariño como el “Gercho”, a lo largo de los dos 203

siguientes años. Al principio mi tarea era puramente administrativa. Atendía el teléfono, anotaba los turnos, recibía a los consultantes y los despedía hasta su próxima visita. De entrada entendí que esto era lo aparente, el marco del trabajo. Cuando la gente llamaba para pedir un turno, muchas veces hacía preguntas o contaba algo de aquello que lo movía a solicitar la consulta con el vidente. Esto desarrolló mi capacidad de escucha. Me enteré del dolor o de la angustia de algunos, aprendí a percibir la desconfianza o la incredulidad al otro lado de la línea. Cuando terminaba el día, muchas veces conversábamos al respecto. En esos tan ricos momentos, Gercho me escuchaba y me daba consejos sobre cómo manejar determinadas situaciones. Con el tiempo, gradualmente, fui adquiriendo un criterio propio y pudiendo resolver determinadas situaciones con autonomía, sin esperar necesariamente su consejo. Gercho parecía muy conforme con mi tarea, y yo me sentía feliz y estimulado. Como todo buen maestro, no sólo tenía el don del conocimiento. Fue muy generoso conmigo, siempre respondía mis preguntas, abría mis ojos y mi corazón. Me empezó a enseñar cosas más específicas de la consulta. Así aprendí las técnicas para liberar el “mal de ojo”, el empacho y la culebrilla, a hacer limpiezas sobre el aura de personas, animales y plantas, todos saberes que se transmiten de boca en boca y no se encuentran en los libros, pero que hacen a las necesidades concretas de los consultantes. También pude saber cómo hacer cambios de energía, 204

limpieza de casas y negocios, y poderosas aperturas de caminos. Pude, antes de los dieciocho años, comenzar a potenciar mi capacidad mental, que se encontraba muy estimulada y en plena ebullición, para influenciar a las personas a distancia, con excelentes resultados. Ahí, en el consultorio de este vidente, la gente llegaba con problemas. A medida que pasaba el tiempo yo reafirmaba cuál era mi misión. Yo podría haberme dedicado, como al principio, a ser un erudito de las Ciencias Ocultas. Pero a mí me gustaba estar con la gente, ayudar, contribuir en la solución de problemas y de angustias reales y concretas. Me fascinaba unir parejas, hacer retornos, casamientos esotéricos, rituales de ajuares, cintas blancas, etcétera. Ver que mi saber, y mi potencial, se ponían en movimiento hacia acciones concretas y que yo mismo podía presenciar el fin de un problema o la solución de un conflicto, fue definiendo cada vez más mi posición respecto de mis propios poderes. Cuando una persona cambia su manera de pensar, cambia su propia realidad. Al principio, cuando reflexionaba respecto de mi propia vida, me parecía que había una gran cantidad de veces en las que fui guiado y protegido ante determinadas situaciones mediante un conjunto de circunstancias que parecían caprichosas, o a través de una experiencia psíquica. Podría haberlas vivido como una serie de extrañas coincidencias o casualidades, como quizás mucha gente se explique algunos momentos de su vida. A esa altura, yo ya tenía los suficientes elementos como para saber que no era así. Mientras tanto, yo seguía estudiando la secundaria. Mis 205

compañeros, apenas se enteraron de que estaba trabajando con el vidente, me bautizaron “el brujo”. Al principio se burlaban un poco, o me miraban con cierto escepticismo. Pero después empezaron a pedirme que llevara las cartas del tarot para que se las tirara. Yo no tenía ningún inconveniente, ¡al contrario! Me servía para practicar por mi cuenta, además me gustaba que me lo pidieran. Tanto me insistieron, que empecé a llevarlas los días viernes. Se produjo tal avalancha de pedidos que, un poco jugando y un poco en serio, una compañera se ofreció como secretaria y anotaba la lista de mis compañeros consultantes. Así, empecé a trabajar durante todos los recreos. Mi compañera anotaba a siete interesados, y yo los atendía uno por uno. Me divertí mucho haciéndolo, pero además me hice querer y me gané el respeto y la admiración de más de uno… Así empecé a escribir mi primer libro, que se llamó “La Magia de Pertenecerse”. Yo quería anotar y documentar cada cosa que aprendía e internalizaba. De este modo pude ir haciendo mi propio proceso, reflexionando mientras escribía sobre la enorme cantidad de cosas que me estaban pasando. Los fines de semana comencé a guiar, de manera gratuita, un grupo de Metafísica Cristiana. He sabido de muchos videntes cuya sensibilidad para percibir lo que le pasa a los demás afecta su salud, su sistema nervioso, que son reservados y sensibles al agotamiento. Muy por el contrario, a mí siempre me pasó que me sentí en condiciones de hacer cada vez más. Me nutría con la energía de la gente, me hacía feliz el solo hecho de sentirme útil, y recibía a cambio devoluciones muy conmo206

vedoras y emotivas. Mi mensaje fue volviéndose más sólido y coherente, traté de irradiar energías positivas, optimismo, ganas de vivir, coraje. Así lo sentía y lo siento hoy todavía, y la gente me hace saber que lo perciben exactamente de esa forma. Sentir que el mensaje que uno tiene para dar es el adecuado, y que el otro lo recibe de esa forma, me hace mucho bien y me estimula. Siempre traté de predicar lo bueno de lo que iba aprendiendo, aquellos sentimientos que se funden con valores muy profundos: la esperanza de la fe, la alegría, el amor, la caridad, la comprensión, el conocimiento y la sabiduría que son las verdades existenciales de la vida. Desde esa edad, muy joven todavía, me fui convirtiendo en alguien que sabe que puede ser consultado cuando se tiene un problema. Pude poner en acciones concretas mis crecientes certezas. Empecé a recibir consultas de todo tipo, y era todo un desafío para mí, al principio, estar a la altura de aquello que se me pedía. Se me preguntaba sobre astrología, numerología, magia, control mental, recetas caseras de magia. A veces eran preguntas puntuales sobre la vida, pasando por una historia de amor hasta cómo iba a salir un examen. Lo que estaba haciendo en la escuela cada viernes, así como mi trabajo con mi gran maestro, fue corriéndose de boca en boca, y mis compañeros de toda la escuela, apenas se enteraban, no dudaban en consultarme. Siempre se crece gracias al otro. Yo hacía predicciones cada viernes. Con el tiempo, como mis primeros consultantes tenían un trato cotidiano conmigo, pude verificar que éstas se iban cumpliendo. Mi visión intuitiva se agudizaba cada vez más y más, ya estaba totalmente abier207

to para comprender mis presentimientos, que empezaron a fluir desde mí. Volvió a aparecer aquella famosa vocecita interior, que era la que me orientaba o me daba consejos y que tuve siempre muy en cuenta. Esta conexión intuitiva despertó mi sexto sentido a conciencia. Mientras tanto seguía formándome. A esa altura, mi búsqueda estaba orientada hacia la vida de los grandes maestros de la humanidad. Quería saber más sobre la vida y obra de Jesús, Buda, Krishna y Lao-Tsé. A los tres meses de estar trabajando junto a Gercho, además, empecé a ayudarlo en algunos tratamientos que realizaba cada noche. Esa fue mi primera gran iniciación, entrando en acción primero de la mano de mi querido maestro. Un mundo nuevo se abrió ante mí cuando comencé a adquirir experiencia en la ayuda a distancia. Pude comenzar a tener diálogos profundos de mente a mente, a recibir y a emitir mensajes psíquicos. Aprendí a saber cómo se sentía, lo que le pasaba a otra persona con sólo entrar en comunicación mental con ella, incluso sin llegar a conocerla. Fueron dos años de un gran crecimiento personal para mí, y que corrieron peligro de interrumpirse por un factor totalmente externo: meses antes de cumplir los dieciocho años de edad, recibí la carta para hacer el servicio militar obligatoria en el Ejército. Supe que, de pronto, algo puede suceder que cambie el rumbo de tu vida… aunque no tanto.

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Mis ideas: La meditación Meditar es el ABC de la vida espiritual. Hoy no podría vivir sin meditar. Es un viaje hacia adentro, que nos ayuda a conocernos y permite que podamos expandir nuestra conciencia. Comencé a meditar a muy temprana edad. Confieso que al principio me parecía una pérdida de tiempo, ya que cuando somos muy jóvenes estamos apurados y curiosos por descubrir el mundo, sentimos que es tanto lo que hay allí afuera y no nos lo queremos perder. Entonces, necesitamos vivir en acción todo el tiempo, haciendo y haciendo, buscando el contacto con los demás, conociendo nuestro entorno, con una curiosidad permanente. De todos modos, ya en esa época mis maestros hablaban de la meditación como un momento sagrado y sublime, un éxtasis, un florecimiento interior. Con los años, cada vez estoy más seguro de que meditamos para tener una paz interior que, de otro modo, no conseguiríamos. En general llamamos “paz” a determinados momentos de tranquilidad en nuestra vida cotidiana. Si nos ponemos a examinar ese concepto, descubriremos que estamos equivocados, y que esa paz no es tal, sino apenas ausencia de problemas, conflictos, momentos de descanso físico. Para muchos, estar en paz es poder dormir o mirar televisión por un rato luego de un largo y duro día de trabajo. Pero, si examinamos con atención, ¡eso 209

no tiene nada que ver con un momento de verdadera paz! Tuve que meditar a lo largo de varios meses para que pudiera llegar a experimentar placer por ese arte. Y lo conseguí. Desde entonces, no abandoné esa práctica. Me ayuda a sentir una verdadera paz que tiene que ver con Dios y con el universo, no con la tranquilidad entendida como “ausencia de conflictos” o “momento de inactividad o descanso”. Cuando empecé a sentir semejante satisfacción al meditar, incorporé ese hábito a mi vida cotidiana y no volví a dejar de hacerlo. También tuve la suerte de trabajar en una guía para meditar que publiqué en la forma de cinta y de DVD, con el objetivo de orientar a mis consultantes y a todos aquellos que deseen comenzar a ejercitarse en este maravilloso método para conocerse a sí mismos y favorecer el restablecimiento de las energías y la paz interior. Existen tantas formas de meditación como meditadores existen. Todas nos sirven para nuestra evolución. De esta manera, la actividad mental sujeta a las tensiones de la vida diaria se aquietan y entra en otra frecuencia. Para meditar, es aconsejable buscar un lugar tranquilo, tener la espalda recta. Hay quienes se acuestan en el suelo, o sobre una colchoneta o alfombra. Hay quienes lo hacen sentados, con las piernas cruzadas. Mientras se medita, el ser interno va hacia una postura confortable espontáneamente, que es propia de cada persona y que hay que mantener durante toda la práctica. Una vez preparados, cerramos los ojos. Con este sencillo acto, interrumpimos a voluntad nuestra conexión terrenal con el entorno cercano. Cerrar los ojos equivale en este caso a llevar nuestra mirada hacia nuestro 210

interior. Luego, llevamos la atención a nuestra respiración. De este modo, el ritmo agitado o irregular de quien está en movimiento empieza a modificarse. Estamos quietos, buscando la tranquilidad y la relajación. Poco a poco eso va llegando, nos vamos dando cuenta de que estamos flojos y distendidos. Mientras nos concentramos en nuestra respiración, es como si fuéramos yendo más y más adentro nuestro, más lejos del diario trajinar, suspendiendo el tiempo real y entrando en nuestra propia dimensión. Vamos prestando cada vez más atención a la forma en la que inhalamos y exhalamos el aire, y esto nos lleva a experimentar una sensación de calma y bienestar. Así permaneceremos durante el tiempo que decidamos meditar.

Una guía para la relajación previa a la meditación -La posición más indicada es sentado sobre un almohadón o silla con la columna vertebral derecha. -La práctica debe ser regular, lo ideal es hacerlo diariamente a la misma hora. -Las horas más propicias son las primeras de la mañana y las últimas de la tarde, ya que la actividad externa es menos intensa y es más fácil establecer un clima meditativo. -Es conveniente tener un lugar tranquilo reservado para la meditación. -También puede ambientarse el lugar con velas de determinados colores e inciensos que atraerán la con211

centración al momento de regular la respiración. -No es indicado meditar después de comer. -Si recién se está iniciando en esta práctica, no será conveniente realizarla por un período mayor de 15 minutos. Luego podrá ampliar el tiempo en forma gradual. -Sea paciente y perseverante: no espere resultados inmediatos.

Meditación guiada Esta es una guía que puede serle de utilidad si usted se está iniciando en la práctica de la meditación, tal como enseño en el CD “Siete meditaciones para ser feliz”. Puede grabar el texto en una cinta y escucharlo siguiendo las indicaciones: -Sentados en una posición cómoda, con la columna erguida, respiramos lenta y profundamente. -Enfocamos la atención en el ritmo de nuestra respiración y en los movimientos de nuestro cuerpo que la acompañan. El ritmo debería llegar a ser tan suave y reposado que, si pusiéramos una pluma delante de la nariz, no se movería. -Somos conscientes de las sensaciones en nuestro cuerpo, sin tratar de cambiarlas, sino tan sólo sintiendo su presencia. Se recorre el cuerpo con la memoria, prestando atención a cada una de sus partes, dedicándoles un tiempo en particular.

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-Lo mismo hacemos con nuestros sentimientos, pensamientos, asociaciones y recuerdos. Sin detenernos en ellos, sin juzgarlos, evaluarlos ni rechazarlos. Simplemente, somos conscientes de su presencia, observamos cómo vienen y se van. -Ahora vamos a llevar la atención al ambiente que nos rodea, abriéndonos a los estímulos que nos llegan, sin seleccionarlos ni etiquetarlos. Podemos sentir el aire a nuestro alrededor, la temperatura del lugar en que estamos, los sonidos que nos envuelven. -Abrimos los ojos y miramos suavemente alrededor nuestro. Observamos los colores, las formas, la profundidad y las texturas que captan nuestra visión. -Una vez más, aceptando todo en la medida en que se nos presenta, sin centrarnos en nada en particular, sin ser selectivos. Sentimos nuestra presencia en el mundo, somos conscientes de esta presencia por primera vez. El hombre puede hacer y deshacer sus condiciones externas mediante sus pensamientos espirituales. La meditación simplifica nuestra vida exterior y energiza nuestra interioridad. Existen meditaciones “guiadas”, ciertos ejercicios como para tomar contacto con distintos aspectos sobre los que queremos detenernos. Hay muchos lugares en los que se medita guiados por un profesor o maestro. También hay música, DVDs con ejercicios que pueden hacerse de manera individual. Cuando una persona empieza a incorporar la meditación a su vida, la calidad de ella experimenta una modificación. El solo hecho de 213

hacerlo durante unos minutos diarios implica estar en un contacto frecuente y especial con nuestra vida interior. Es un factor muy importante para el autoconocimiento, para ayudarse a uno mismo y estar en equilibrio interior para tomar las decisiones que nos toca afrontar. La vida espiritual no es sinónimo de felicidad y alegría. Tampoco es símbolo de dolor y desgracia. Es el lugar donde se percibe con total claridad lo real y lo inevitable. En general, aconsejo esta práctica a todos mis consultantes. Cuando nunca lo hicieron, les explico cómo funciona mi programa de Meditación. En este caso, los resultados no son inmediatos. La Meditación es una práctica recomendable porque es una fuente de alimento y curación para la vida espiritual de las personas. Por eso, requiere de un proceso, un tiempo necesario, y lo mejor es hacerlo todos los días. Las personas que, como yo, dedican unos minutos de cada día a su práctica, aprenden a valorar y esperar ese momento, que es de una riqueza muy particular. Es mi convicción que la Meditación es muy importante para la calidad de vida de los seres humanos. Por ese motivo, me puse en la tarea de diseñar un Programa de Meditación con el objetivo de poner en la práctica cada una de las secciones vivenciales de autoconocimiento. Y dio resultados asombrosos. En mi propia vida, gracias a la Meditación pude desarrollar mi percepción extrasensorial, así como también mi capacidad psíquica, con una elevada toma de conciencia de ella. Pasan los años y la Meditación es una constante en mi 214

vida. Cuando se adquiere práctica, noto que no es necesario “hacer nada”. No hay que interferir en los pensamientos, que fluyen de una manera diferente cuando entramos en ese estado. Sólo hay que observarlos, liberados de toda traba y represión, hasta que la mente se detiene y queda vacía. La espiritualidad no es tolerar y aceptar. Es algo que va mucho más allá: es comprender. La Meditación es la herramienta más poderosa para comunicarse con la conciencia cósmica, en donde el meditador logra conectarse y sentirse uno con el Universo. El estado meditativo es ponernos en contacto con nuestro maestro interior. A medida que la practicamos, la vamos internalizando y esto nos eleva cada vez a un nivel superior de conciencia. A través de ella, podemos salir del mundo de tres dimensiones en que vivimos e ingresar al mundo de cuatro dimensiones que es el mundo espiritual. De esta manera encontramos la verdad que se expresa a través de la experiencia. Una persona que medita logra aprender a escuchar los dictados de su alma, y no siente la mordedura del miedo, ni se deja atormentar por opiniones o hechos del mundo aparente. Cito las palabras de un hombre sabio de la India, Sri Ramakrishna, que expresó: “Dios es visto cuando la mente está tranquila. Cuando los mares mentales están agitados por los pensamientos de los deseos, no pueden reflejar a Dios”.

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Mi ejercicio principal de meditación A continuación, quiero compartir con mis lectores el ejercicio de Meditación con el que trabajo día a día sobre mí mismo. En él, visualizo un lugar interno, al que llamé “La posada interior”, en donde mi alma se refugia en busca del espacio espiritual adecuado para reflexionar. Cada lugar, cada color, tiene su razón de ser y están orientados hacia la intención de generar un ámbito para meditar en aquellas cuestiones que necesitamos resolver.

La posada interior Cierra los ojos y centra tu atención en respirar cada vez más pausadamente. Inhalas y exhalas el aire cada vez más profundo. Siente cómo cada parte de tu cuerpo se relaja. Empieza por tu cabeza, tu cuello, tus brazos, la palma de tus manos. Ahora siente cómo tu abdomen respira tranquilo. Centra tu atención en tus muslos, tus rodillas, tus pies. Estás relajado y cómodo. Imagínate que te encuentras rodeado de una luz celeste y transparente. Vamos a ir en busca de un lugar que está en tu interior. Haremos un viaje de reconocimiento por un lugar a donde se puede ir cada vez que sientas la necesidad de hacerlo. Es el lugar al que puedes ir cuando necesites volver a encontrarte con la paz y la armonía que necesitas cada día de tu vida, o para meditar sobre aquellos aspectos en los que deseas volverte más sabio. Visualiza que te encuentras ante una puerta metálica que va a abrirse cuando lo desees. Al abrirse, ante ti hay un ascensor que tomarás. Las puertas se cierras detrás 216

de ti y empieza el viaje hasta la posada. Mientras viajamos en el ascensor, vamos dejando cada vez más lejos las preocupaciones cotidianas, aquellas a las que quizás no les estés encontrando solución. Vamos a ir al lugar interior en donde podrás estar hasta que recuperes aquello que sientes que has perdido y restablecer tu sabiduría natural. Seguimos yendo hasta tu posada, a la que iremos visualizando en cada una de sus partes para que las reconozcas y sepas lo que puedes hacer en ella. La iremos reconociendo para que descubras que aquí existe una nueva forma de meditar sobre aquellos asuntos que te preocupan, o simplemente porque necesitas hacerlo. Hemos llegado. Visualiza un ambiente amplio, cálido y agradable. Está lleno de aire, luz y silencio. En el medio de la habitación hay un sillón que te resulta muy confortable. Te diriges hacia el sillón, que es de tu agrado. Ahora siéntate. Es cómodo y se amolda a tu cuerpo. Elige la posición en la que deseas permanecer en él. Siente la textura de su tapizado y recórrelo con las palmas de las manos. Mientras reconoces su suavidad, puedes elegir alguno de los pensamientos que te generan preocupación. En este sillón puedes reclinarte cómodamente para meditar en aquello que tienes pendiente, para tomarte tu tiempo y elegir cómo seguir adelante. Nada te perturba ni te distrae cuando eliges sentarte en el sillón de tu refugio, cómodo y relajado. Recuerda que eres un ser en este universo al que le ha sido dada la posibilidad de comprender y reflexionar sobre aquellas cosas que suceden. Medita sobre el hermoso misterio de la vida y no sientas temor. No existen obstáculos cuando comprendemos y aceptamos nues217

tra voluntad de salir adelante. Quédate unos instantes más en el sillón pero recuerda que puedes volver allí, es uno de los lugares de tu refugio interior. Ahora que has empezado a recorrer tu hermosa y personal posada, debes saber que puedes bajar hasta aquí acompañado de tus preocupaciones para reflexionar y restablecer tu energía. Ponte de pie. Visualiza ante ti una puerta y dirígete hacia ella. Irás a un ambiente muy especial de la posada, en donde podrás evocar algún aspecto de tu vida de relación. Abre la puerta que está adelante tuyo. Se trata de un ambiente más pequeño que el anterior. Hay una alfombra y sobre ella, desparramados, hay almohadones de distintos tamaños. Elige con tu mente el color de los almohadones de tu refugio. Visualiza si tienen colores variados, o si todos son iguales, si están dentro de la misma gama, si tienen dibujos. Recorre con tus manos los almohadones. Comprobarás que son suaves, cómodos y mullidos. Busca hacer dos asientos con los almohadones. En uno te sentarás. Puedes elegir cruzarte de piernas, o juntar varios y reclinarte sobre ellos. Al frente de donde has elegido sentarte coloca el otro almohadón, que también debe parecerte cómodo. Sobre ese segundo asiento visualizarás a aquella persona que te preocupa, o con quien tienes una conversación pendiente. Si hay alguien en quien piensas de manera recurrente, y te preocupa, éste es el lugar de tu posada en el que podrás evocarlo. Ahora, que su recuerdo está frente a ti, podrás pensar y sentir todo aquello que tienes pendiente. En tu posada puedes liberar todo aquello que tienes necesidad de 218

decir y desplegarlo ante tus ojos. La presencia que estás evocando te ayudará, por el solo hecho de estar allí presente, a elegir la mejor manera de hacérselo comprender. Déjate llevar y siente con libertad ante él o ella. Tu preocupación irá desplegándose y tomando la forma más adecuada, ya que el alivio llegará cuando el otro te haya comprendido. En este lugar de la posada es donde puedes entrar y visualizar esa compañía, con el objetivo de descubrir cuál es el correcto curso de lo que debes hacer o decir. Tómate un tiempo más para permanecer allí, sabiendo que, a partir de ahora, podrás entrar a esta habitación de la posada cada vez que lo desees. Despídete de tu compañía. Deja de evocarla por el momento. Ojalá hayas podido decir y sentir aquello que te restablezca una conexión plena, acorde con tu necesidad. Ahora puedes ponerte de pie y volver a la sala del sillón, en donde se reordenaron tus pensamientos y examinaste tu conciencia y tu accionar reflexionando en paz y relajadamente. Estás en tu posada interior tomándote todo el tiempo que necesitas para meditar. Vamos hacia uno de los costados de este ambiente para reconocer aquellos otros lugares a los que puedes ir. Verás que esta habitación está atravesada por una transparente tubería acrílica. Si te acercas, verás que puedes entrar en esta tubería y sentarte justo en el centro de sus blandas y traslúcidas paredes. La atmósfera aquí es de un aire que emite una suave tonalidad naranja. En este lugar te encuentras en absoluta conexión con tu presente y tu pasado. Por delante de ti está tu futuro. Aquí puedes emitir tus metas y propósitos, a los que debes visualizar en meditación. Envía al futuro tus propósitos, mirando 219

hacia arriba. Pueden ser para mañana, para este año, para tu vejez. No importa hasta donde quieras enviar tus deseos: estás en el lugar indicado. Si eliges empezar a subir, irás elevando tu ser hacia el Universo. Irás ascendiendo y tu alma recuperará una mirada panorámica de todas las cosas. Más y más arriba, verás tu vida actual combinada con todo aquello que vive y vivirá. Ascendiendo podrás cruzar las nubes, la atmósfera terrestre y ver con la perspectiva de las estrellas. Allí también se funden las eras y el futuro puede visualizarse con sencillez y claridad. El mañana es apenas un escalón más en el devenir cósmico, y lo puedes subir con el espíritu seguro y confiado porque estás en tu refugio interior, buscando restablecer aquello que permite que la energía sideral fluya a través de ti. El mañana, el hoy y el ayer están conectados como todo lo que existe, y puedes transitarlo a partir de la visualización, aquí en tu posada. Si deseas mirar hacia el pasado, medita sobre tus recuerdos más remotos, ya que en este lugar se te harán presentes por intermediación de la meditación contemplativa que estás haciendo. Encontrarás tu niñez, tus primeros años, el momento de tu nacimiento. Te hallas en el lugar de dar y recibir respuestas. Si eliges seguir evocando aquello que tienes por detrás, irás a lo más remoto de tu pasado, aquellas vidas que no recuerdas conscientemente, recuperando algunas cosas que son originarias en tu alma y que a veces no comprendes. Puedes sentarte en este lugar en simple exploración o en busca de alguna respuesta que no parece hallarse descifrada en tu presente. Permanecerás recordando siempre que estás en este 220

albergue interior, protegido y seguro, dándote el tiempo para recorrer lo más recóndito de tu alma para recuperarlo y traerlo a la superficie. Ahora puedes salir de esta tubería ancha y translúcida, para seguir explorando tus ámbitos internos. Dirígete hacia el lugar en donde está el sillón y busca las puertas metálicas del ascensor que te trajo hasta aquí. Has recorrido y vivenciado los sectores de esta posada. Ahora que sabes que dispones de este maravilloso lugar interior, recuerda que puedes utilizarlo. Elige el momento adecuado, y aquello que deseas traer de tu momento actual para observarlo y encontrarle la mejor solución. Estás en la comodidad y la paz que necesitas para restablecerte y sentirte más y más liberado. Antes de regresar a la superficie, busca la otra puerta. Se trata de una puerta algo más íntima y angosta. Ve hacia ella, puedes atravesarla. Es un lugar en donde puedes dejar que el agua te recorra y reconforte. Aquí podrás visualizar una bañera amarilla, un receptáculo en donde puedas quitarte todo aquello que trajiste, preocupado. Pueden tratarse de dolencias físicas o espirituales, conflictos o problemas sin solucionar. Antes de volver a la superficie, permítete que la energía líquida, que es el origen de toda vida, te recorra centímetro a centímetro. Deja que el agua limpie tu alma y te done su energía primaria. Permanece disfrutando de esa tibieza que lava tu mente y tu alma. Ahora que te diste este baño regenerador, te sientes libre y rodeado de confortable energía. Viniste a tu posada interior a reconocer aquello que te preocupaba, reflexionar sobre sus posibles soluciones y pudiste dejar que 221

se fuera. Suéltate de tus problemas, verás que si aprendes a hacerlo la armonía se restablecerá en tu vida. Ahora te sientes tranquilo y relajado. Despídete de tu posada interior hasta la próxima vez que necesites o quieras volver. Está dentro de ti y cuenta con ámbitos confortables para hallar las respuestas que buscas. Puedes salir del ascensor y abrir lentamente los ojos, sabiendo que cuentas con el espacio interior para meditar y mejorar tu existencia.

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Un caso ¿Qué estoy haciendo mal? Recuerdo el caso de Norma con mucha emoción, dada la naturaleza del problema que la trajo hasta mí. Apenas entré en contacto con ella, noté la energía espiritual y calma que emanaba todo su ser. Se sentó ante mí, luego de saludarme, y no empezó a hablar hasta que yo le pregunté: -¿Qué la trae hasta mí? Usted lleva una vida tranquila y sus familiares están todos bien. Afirmó con la cabeza, recuerdo su linda sonrisa. Poco a poco se fue animando a contarme. -Es verdad profesor, estamos todos muy bien. Y mi malestar no es de salud, ni de amor. Tengo, cómo decirle, una duda existencial. Entonces pasó a relatarme que, desde muy chica, había sido una persona muy creyente. Cumplía con todos los ritos y preceptos de la Iglesia Católica, se había casado con un hombre que también era religioso, y de esa misma forma educaron a sus hijos. Ella practicaba la oración como forma de contacto con Dios, y era devota del culto a los santos y a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Participaba de cadenas de oración en la parroquia a la que asistía, además de hacer permanentes obras de caridad y orar a solas en su casa, cada noche, antes de dormir. Llevaba una vida en donde el alimento espiritual era tan importante como el otro. -Siempre fui escuchada en mis oraciones –agregóhasta hace un tiempo. Y necesito saber por qué Dios ha 223

dejado de escucharme, porque supongo que estoy haciendo algo mal. Me dio varios ejemplos de cosas que había pedido en oración y que no se habían cumplido. Eso la tenía muy intranquila a Norma y, como su fe era muy grande, no tenía dudas de que eso era una señal de que algo en ella estaba fallando. Por otro lado, afirmaba que era la primera vez en su vida que le pasaba esto. Siempre había orado, desde que era una niña, eligiendo con mucha humildad y justicia los pedidos que le hacía al Supremo. De un tiempo a esta parte, afirmó angustiada, no recibía ninguna respuesta en relación a sus ruegos. Así comenzamos a conversar en torno al misterio de la fe. Pudimos poner en común lo que ambos sabíamos y pensábamos al respecto. Empezó a comprender que la fe en Dios es total y sin vueltas, y que la duda no puede mezclarse con ella. Pudo reconocer en su interior que, últimamente, una sombra de duda recorría sus intensas actividades espirituales y religiosas. Por otro lado, hay cuestiones referidas a la manera de pedir en oración, que a veces no se divulgan correctamente. Tuvimos una serie de encuentros en los que oramos en conjunto, ella y yo. Recuerdo esos momentos como de iluminación, paz y armonía. Gradualmente, Norma fue aprendiendo a visualizar aquello que pedía y, apenas se disponía a hacerlo, le enseñé que lo más importante era agradecer por adelantado lo que seguramente le sería concedido. Esto le devolvió a Norma la paz interior, y la verdad es que quedamos los dos mutuamente agradecidos. Sé que ambos nos evocamos todavía hoy en nuestras oraciones. 224

Un cuento espiritual sobre la oración y el silencio de Dios Una antigua leyenda noruega nos habla de un hombre llamado Haakon, que cuidaba una ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la cruz y dijo: “Señor, quiero padecer por Ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la Cruz.” Y se quedó fijo con la mirada puesta en la imagen, como esperando la respuesta. El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: “Hermano mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.” “¿Cuál Señor? -preguntó suplicante Haakon-. Es una condición difícil? ¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!”. “Escucha. Suceda lo que suceda, y veas lo que veas, has de guardarte en silencio siempre”. Haakon contestó: “¡Te lo prometo, Señor!”. Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y éste por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada, pero un día, llegó un rico y, después de haber orado, dejó allí olvidada su cartera. Haakon lo vio y calló. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después, se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. En ese mismo instante volvió a entrar el rico en busca 225

de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo iracundo: “¡Dame la bolsa que me has robado!”. El joven sorprendido replicó: “¡No he robado ninguna bolsa!”. “No mientas, devuélvemela enseguida!”. “¡Le repito que no he cogido ninguna bolsa!”. El rico arremetió furioso contra él. Sonó entonces una voz fuerte: “¡Detente!”. El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven, increpó al rico por la falsa acusación. Éste quedó anonadado y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió al monje y le dijo: “Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio”. “¿Señor, como iba a permitir esa injusticia?”. Jesús ocupó la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la cruz. El Señor siguió hablando: “Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero. En cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. Ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. Yo sí sé. Por eso callo”. Y el Señor, nuevamente, guardó silencio. Muchas veces nos preguntamos por qué razón Dios no nos contesta, por qué razón Dios se queda callado. Muchos de nosotros quisiéramos que Él nos respondiera lo que deseamos oír, pero Dios no es así. Dios nos responde aún con el silencio. Él siempre sabe lo que está haciendo. 226

Un caso ¿Es el verdadero hombre de mi vida? Apenas entró a mi estudio, me preguntó: -¿Se acuerda de mí? Soy Mabel. Le pedí que me diera más datos. -La primera vez que vine a consultarlo fue hace dos años. Yo estaba a punto de casarme y quería saber si estaba tomando la decisión adecuada. Una amiga mía me había hablado muy bien de usted y me recomendó que viniera a verlo. Cuando me dijo eso, me acordé de que, en aquella única entrevista de tiempo atrás, Mabel se había ido muy enojada con lo que le había dicho. Se lo comenté. -Y, profesor, no era para menos… yo venía con una ilusión muy grande por mi casamiento, pero lo que me dijo fue como si me hubieran echado un balde de agua fría. ¿Se acuerda? Me dijo que mi matrimonio iba a durar más o menos un año. ¿Cómo quería que me pusiera? -Pero también le dije algo más… -agregué sonriendo. Entonces, se empezó a reír ella también. -Claro… ¡por eso estoy acá, ahora! Usted me dijo que me iba a separar de mi marido porque iba a llegar a mi vida el verdadero amor. Quiero serle sincera, en ese momento no me gustó para nada lo que me dijo. Pero lo vine a consultar por eso. Le comento que usted lo describió exactamente como es. Necesito que me diga todo lo que pueda saber de él. La verdad es que me di cuenta de cómo fueron de acertadas todas sus predicciones, y vine a decirle que a partir de ahora lo consultaré más seguido. No quiero cometer más errores, de los cuales después me arrepentiré.

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Fue una entrevista corta, y muy emotiva. Le dije lo que veía en su futuro: que este sí era el hombre de su vida, que no dudara en casarse y tener hijos con él… y que iban a compartir sus días para siempre.

Testimonios impactantes El secreto Muchas personas están llenas de complejos, experimentan mucha inseguridad y sobre todo tienen perjuicios a la hora de consultar a un clarividente, a un parapsicólogo. Otras, sienten desconfianza de todo, perseguidas por la mala suerte o por alguna fuerza negativa que las rodea, en otros casos son estas mismas energías las que hacen que una persona viva situaciones que dejan cicatrices para toda la vida, aunque la historia que les voy a contar es sumamente importante ya que se trata de una cicatriz física. En una oportunidad vino a consultarme una señora con mucha angustia. Cuando se sentó frente a mí comenzó a llorar y me dijo: "sé que mi problema no tiene solución, me sucede algo horrible", al instante se paró y levantándose la blusa me mostró una enorme cicatriz a la altura de su estómago. "Este es mi problema profesor dijo- no puedo estar junto al hombre que amo, él no sabe nada, es un secreto". Comprendí su dolor, continuó diciéndome que cuando lo había conocido no se había animado, por eso decidió guardar su secreto. La dejé desahogarse y le dije: "Tiene que decirle la verdad, la verdad la hará libre" y le pregunté: "¿Cree usted en Dios", "sí", me respondió. "Sepa que la fe es lo que mueve las manos de Dios". La ayudé a vencer sus miedos y a que pueda comunicarle a su novio lo que le pasaba. Su pareja lo aceptó muy bien. A veces en la vida debemos enfrentarnos a este tipo de decisiones. Al poco tiempo esta señora se operó; su cicatriz desapareció, al igual que su problema.

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Mis consejos Ritual para encontrar el amor Quien desee que el amor verdadero llegue a su vida, corporizado en la persona ideal, puede recrear un antiguo hechizo medieval. Según este rito transmitido de generación en generación, el interesado debe llegar, a pie, a la intersección de tres caminos o calles. En ese punto, debe tomar un poco de tierra que encuentre en ese lugar, haciéndolo con la mano izquierda. Entonces, cerrar los ojos, dar un par de vueltas hasta perder la noción de la ubicación exacta. Al abrir los ojos, se habrá dado -simbólicamente- con el camino correcto para salir de la encrucijada amorosa en la que se encuentra. De regreso a su casa, hundir la tierra que consiguió en su jardín o en una maceta, junto a una planta. Regarla con miel natural. Si dadas las características del lugar en el que vive, no es posible tomar un puñado de tierra del suelo de los tres caminos, puede elegirse algún otro elemento natural: hojas, pasto, alguna piedra. Con ella se deberá proceder de la misma manera que con la tierra.

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Mi trabajo, mi vida: La existencia de las almas gemelas La búsqueda del amor verdadero es algo que conmueve y moviliza a la mayoría de las personas. A lo largo de mi vida, así como de mi trabajo como consultor en temáticas de pareja, llegué a la convicción de que existe la “pareja del alma”. El alma gemela, o “pareja del alma”, es alguien que busca a su otra mitad desde vidas anteriores. A lo largo de las diferentes reencarnaciones, buscan reunirse nuevamente hasta llegar a un nivel más elevado de conciencia. Es muy común escuchar a alguien que se encontró con una persona del otro sexo y sintió que lo “reconocía” inmediatamente. De repente se dan cuenta de que son, fueron y serán siempre uno. Este tipo de atracción, magnética e irresistible en un primer momento, es lo que se llama “amor a primera vista”. Pero no siempre es así: muchas veces pasa que nos sentimos atraídos de una manera irrefrenable hacia alguien, pero la relación no pasa de una serie de encuentros apasionados que, tarde o temprano, llegan a su fin. Según autores como Brian Weiss, este reconocimiento existencial se da de un modo lento y sutil. A veces puede pasar que una persona se dé cuenta, incluso, antes que la otra. Es que el encuentro entre dos almas gemelas no se da 230

libre de problemas. Puede pasar que una de las dos partes no está todavía preparada para esa unión. Por lo general, el encuentro se produce cuando alguno de los dos, incluso ambos, están en una etapa en la que se sienten solos o tocando fondo a nivel existencial, atravesando momentos difíciles o de una gran crisis interior. El encuentro muchas veces es promovido por la intensificación de la búsqueda existencial, en donde alguna de las dos personas se está preguntando profundamente cuál es su misión en la vida. Siempre que una persona me pregunta si su alma gemela está cerca, le contesto con otra pregunta: -¿Sientes en tu interior que se está despertando en ti un repentino sentido de la responsabilidad y del compromiso hacia ideales más elevados e importantes de los que has tenido hasta ahora? ¿Te sientes preparado para vivir comprometido con una sola persona? Si una persona que me consulta me confiesa que está atravesando una época de romances y relaciones cortas, sin compromiso, significa que todavía no ha llegado su momento. Todavía tiene lecciones que aprender para estar debidamente preparado. Son procesos que no se pueden apurar… La fantasía popular aconseja a quien se siente solo que vaya a buscar a su alma gemela. Que asista a reuniones, que busque conocer y entrar en contacto con gente nueva. Pero esto no es así, para nada. Recorrer lugares llenos de gente, ir a fiestas y eventos sociales de manera compulsiva es solamente una distracción. Para encontrar al alma gemela, es preciso contar con la posibilidad interna de dialogar, de conocerse en la intimidad, en donde lo espiritual fluya y entre en contacto con la energía del otro. 231

No quiero decir con esto que una persona que se siente sola no busque divertirse y pasarla bien. Soy un convencido de que se puede ser una persona espiritual y tener sentido del humor, amar el contacto con los demás y pasarla bien, disfrutando de la vida social, del propio cuerpo y de la libertad que cada uno tiene. No hay que asociar la búsqueda espiritual con la negación del propio cuerpo. Por otro lado, cada signo astrológico tiene una cierta tendencia a la plenitud en diferentes espacios y ámbitos. En general, los signos de Tierra están predispuestos a encontrarse con su alma gemela en lugares donde puedan conectarse con su elemento primordial: el campo, cualquier lugar al aire libre, incluso en el propio lugar de trabajo o en talleres de estudio. Los signos de Fuego la pueden encontrar en cualquier lugar que tenga que ver con el movimiento y la acción. Los de Agua probablemente se encuentren en la playa, practicando actividades náuticas o bien ayudando a los demás en actividades de servicios comunitarios. Los signos de Aire, el elemento vital para la comunicación, se encontrarán a través de la correspondencia, las llamadas telefónicas, Internet, espacios de meditación o en comunidades o grupos terapéuticos o de actividades en equipo. Hay un pequeño detalle, que, de tan obvio, puede llegar a perderse de vista. Para encontrar nuestra alma gemela, esto es, nuestra propia mitad, tenemos que conocer primero nuestra propia alma. Esto significa que cualquier acción que nos lleve a profundizar en nuestro autoconocimiento… nos acercará un paso más hacia nuestra otra mitad. Hay que prepararse para la llegada del amor verdadero. 232

El primer paso es conocerse de verdad a uno mismo. El segundo, y no por ello menos importante, es prepararse para esa búsqueda y la posterior llegada de ese ser que va a ser fundamental en nuestras vidas. Para ello recomiendo siempre dedicar el tiempo que sea necesario a limpiarnos en cuerpo y espíritu de todo cuanto nos haya atado en el pasado cercano. Es muy importante cortar con los vínculos anteriores, en especial aquellos que nos hicieron daño o nos lastimaron. Hay muchas tareas concretas que pueden llevarse adelante: limpiar la agenda, borrando de ella aquellos teléfonos que ya no sirven. Deshacerse de fotos y objetos que traigan recuerdos de relaciones con las que ya se decidió cortar. Ya sé que no es una tarea fácil. Es importante tener fuerzas y estar seguros de la decisión. El amor ocupa un lugar interior fundamental… y para darle lugar, ¡hay que hacer espacio! La limpieza tiene que ser general: nuestra casa, el lugar de nuestros recuerdos, y también nuestro cuerpo físico y el espiritual. Limpiar el aura lleva aproximadamente una semana: un día por cada cuerpo que tenemos. Donar la ropa que ya no usamos, vaciar cajones y ambientes de cosas que no queremos tener más. Soltar los enojos: cerrar las cuentas con el pasado. Perdonar a aquellos que nos hicieron daño y dejar de estar vinculados con el enojo y los viejos rencores: soltar esas ataduras, permitir que los acontecimientos retomen su curso y dejar libres a todos aquellos a quienes nos sentimos atados de una manera complicada y poco constructiva. Por otro lado, la búsqueda del alma gemela no debe 233

hacerse con apuro y compulsión. Hay gente que puede llegar a obsesionarse verdaderamente con el tema. Debemos relajarnos y dejar que las cosas sucedan tal y como deben suceder. Si no, no van a hacerse realidad. A veces, la gente necesita del amor porque se siente sola. Pero amar verdaderamente no es nada más que satisfacer una necesidad básica: es mucho más que eso. Necesitar no es siempre sinónimo de desear. El deseo es una energía que fluye y nos lleva a la acción. Nos mueve a organizar cada una de nuestras acciones para lograr aquello que nos proponemos. Si lo único que se genera son pensamientos recurrentes, eso no es un deseo. Nuestra alma gemela aparece sólo cuando la deseamos con la fuerza suficiente y llevemos adelante las acciones necesarias, no antes. En la medida en que la llama del deseo va en aumento, más posibilidades reales existen de atraer al objeto de ese deseo. Hay una relación directa entre la intensidad del deseo y las posibilidades de concretarlo en la realidad. A lo largo del camino hacia nuestra alma gemela, probablemente nos encontremos con compañeros del alma. Estos encuentros son muy importantes y no hay que menospreciarlos. No se trata sólo de encuentros físicos o de “muletas” que nos ayudan a caminar mejor. En ellos también tendremos momentos de entrega y compartiremos cosas importantes. Es más, nos ayudarán a crecer, a dar y a recibir en este hermoso aprendizaje que es el camino del amor. En mi propia vida tuve la suerte de vivir paso a paso este proceso. Desde joven supe que no iba a quedarme 234

solo, como es el destino de muchos otros clarividentes que se dedican en cuerpo y alma a su misión de ayudar a los demás. Al momento de definir el horizonte de mi vida, medité mucho respecto de cuál era mi propio ideal de amor. Pude visualizar con total claridad cómo iba a ser mi compañera para toda la vida. Supe de entrada que sería una mujer que iba a tener valores espirituales y una actitud parecida a la mía. Incluso, llegué a ver en sueños la manera en que sonreía, su forma de mirar… en cuanto a su personalidad, sabía que se iba a tratar de una persona serena, entusiasta y muy compañera. Siempre estuve seguro de que el reconocimiento iba a ser recíproco. Un día, tomé mi libreta y escribí: esta noche me encontraré con mi alma gemela. Esa misma noche conocí a Adriana, mi mujer. Fue en una reunión. Ya desde nuestra primera charla la reconocí y tuve muchas ganas de decírselo. Pero no sabía cómo. Estaba pensando en eso mientras conversábamos y no podíamos sacarnos los ojos de encima. De repente me confesó: -¿Sabes? Yo creo en los amores que vienen de otras vidas… Los dos nos sonreímos. Desde esa noche, nunca más nos separamos.

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Una historia para reflexionar Una empresa de primera línea estaba buscando nuevos ejecutivos y le hizo la siguiente pregunta escrita a casi doscientos candidatos de ambos sexos, pidiéndole la respuesta por escrito: Está usted en vía a su casa en su carro deportivo, en medio de una terrible tormenta y pasa por delante de una parada de colectivo y ve a tres personas: -Una viejita que está muy grave y que si no llega al hospital a tiempo, se muere. -Un médico, muy amigo suyo, quien le salvó la vida hace un par de años. -Y al ser más hermoso que haya visto en su vida, con quien siempre ha soñado y estaría dispuesto/a a pasar el resto de su vida con él/ella. Como su auto es del tipo deportivo, sólo puede llevar a un pasajero. ¿Qué haría usted? ¿Cuál sería su acción a tomar? Estos son los problemas a los que se enfrenta: -La vida de la viejita está en juego. -Al doctor que le salvó la vida, siempre habrá en el futuro una manera de retribuirle lo que hizo por usted. -¿Pero, cómo haría para no perder esa oportunidad para el amor? De los doscientos candidatos, sólo uno consiguió el trabajo y su respuesta fue la siguiente: -Le doy las llaves del auto al doctor para que lleve a la viejita al hospital y yo me quedo en la parada y espero el colectivo con la persona de mis sueños.

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Mi vida: Triángulo en la ciudad Sé de videntes que no tienen premoniciones respecto de su propio porvenir. En mi caso, desde muy joven estoy acostumbrado a recibir esa voz que me habla interiormente, desde aquella primera oportunidad en la que sentí que iba a morir ahogado. Con el tiempo, fui entablando una comunicación algo habitual. Muchas veces se producía en momentos inesperados, y otras provocadas por mí, ya sea con guías espirituales o ángeles. De esta manera, mi manera de plantarme ante el futuro es bastante diferente a la de los demás. El común de la gente tiende a pensar en su devenir como una gran incógnita. Incluso, muchos lo proclaman como una de las maravillas de su propia vida, esto de no saber qué les pasará al día siguiente. Yo nunca tuve ese privilegio. Desde que asumí mi tarea y mi vocación, haciendo consciente que tenía poderes parapsicológicos, dejé de tener la misma idea de futuro que tienen los demás. La verdad es que, a partir de determinado momento, no hubo asuntos de importancia en relación con mi vida que a mí no me fueran avisados de antemano. Lo que no significa que no siga disfrutando del día a día, ni que a mi vida se le reste interés o sensación de aventura. Sigo sin acostumbrarme del todo a esto de recibir señales, y me siento conmocionado y alerta cada vez que eso me pasa. De alguna manera, es como vivir dos veces la misma vida… por otro lado, eso me vuelve total237

mente incapaz de sentirme envidioso de lo que le pasa a los demás. Mi camino está señalado, y se me va revelando de a poco. Espero las señales y acciono a partir de ellas. Fue lo que me pasó a la hora de comenzar a trabajar en Buenos Aires. Recibí la señal de que iba siendo hora de mudar mi lugar de trabajo. Hasta ese momento, desde que había recibido la licencia del servicio militar, yo atendía exclusivamente en el Gran Buenos Aires. La percepción que estaba recibiendo parecía, en un principio, algo imposible de concretar por lo arriesgado que era. Yo ya había llegado a la conclusión de que tenía que dar un paso más, dado que tenía mucho trabajo y el prestigio de mi tarea era cada vez mayor. Pero el dictado de mis guías astrales tenía un detalle extraño: el lugar en el que iba a instalar mi nuevo consultorio tenía que ser confortable (dado que cada vez recibía más consultas y el trabajo aumentaba), tenía que estar bien ubicado y ser accesible por distintos medios de transporte… pero tenía que estar ubicado en una manzana no convencional, esto es, que en vez de estar ubicado en una manzana bordeada por cuatro calles, como es lo más habitual, lo fuera por tres calles. O sea, una manzana triangular. Para distintas doctrinas esotéricas, el número tres tiene diversas connotaciones. Supuse que desde ahí era que recibía esta extraña indicación, que me encomendaba la difícil tarea de encontrar un departamento que tuviera determinadas condiciones… que quedara en un barrio céntrico… ¡y que estuviera en una manzana triangular, en una ciudad en donde la gran mayoría de manzanas son perfectamente cuadradas! 238

Lo primero que se me ocurrió hacer fue consultar a un agente inmobiliario conocido. No le di mayores detalles de lo que estaba buscando. Sólo que el departamento tenía que estar bien ubicado y que fuera de fácil acceso para mis consultantes. Eligió dentro de su cartera de clientes una lista de lugares que, a su criterio, podían resultarme convenientes. En principio, me hizo recorrer la zona en la que se cortan las avenidas Corrientes y Callao. A quienes no conocen la Capital Federal les cuento que estas dos calles se cortan justamente a cuatro cuadras del Congreso de la Nación y a ocho cuadras del Obelisco. Una ubicación inmejorable. Ya en esa zona, visité dos departamentos. Estando en el segundo, recibimos el llamado de la señora Elizabet, la propietaria del tercero, avisando que nos estaba esperando para que yo viera el que ella tenía en alquiler. Al hablar con esta mujer me entero de que, entre otras comodidades, el edificio en el que estaba emplazado dicho departamento contaba con dos entradas: tenía salida a dos calles… ya que estaba ubicado ¡en una manzana triangular! Al escuchar esta noticia, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Inmediatamente, me acordé de aquella percepción que había tenido antes de empezar la búsqueda. Por supuesto, no lo dudé. Ya llevo más de diez años atendiendo en este sitio en forma ininterrumpida. Y seguiré atendiendo ahí, a menos que reciba alguna señal que me indique que debo trasladarme.

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Este tipo de sucesos me lleva a hacer diversas reflexiones. Por un lado, que si bien poseo el privilegio de recibir estas señales, mi vida no deja de tener emoción ni de estar plagada de acontecimientos interesantes. Sólo que, en oportunidades, no soy yo quien decide sino que, simplemente, acepto aquello que ya está trazado para mi camino. Por otro, que el común de la gente hace planes, muchas veces, que son utópicos, irrealizables, porque están en contra de su verdadero destino o se oponen a la misión que Dios les encomendó. Esto puede ser motivo no sólo de frustraciones o sufrimientos sino también de una pérdida de tiempo valiosísimo, ilusiones y energía dado que muchas veces las personas nos negamos a asumir el rumbo que nos ha tocado dentro del plan divino. Llevar a las personas a hacer este tipo de reflexiones forma parte de mi tarea diaria…

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Mi trabajo: Consultas a distancia, las cartas de mis consultantes Recibo una gran cantidad de cartas desde los lugares más recónditos. Forman parte de mi trabajo y de mi responsabilidad, ya que hay personas que no tienen otra forma de consultarme. Tengo la rutina de retirarlas personalmente del correo. Las leo con la misma atención que le dispenso a quienes vienen en persona. Las analizo y trato de responderlas lo más rápidamente posible. Mi esposa Adriana me ayuda tecleando en la computadora lo que le voy dictando a modo de respuesta. Experimento las mismas sensaciones de empatía, dolor y emoción ante el relato de sus problemas o de aquello por lo que me piden consejo. Las temáticas son parecidas a las de la consulta personal, ya que la gente de todas las latitudes y condiciones sociales tiene las mismas preocupaciones. Aprendí a entablar un contacto muy profundo con quienes me consultan de esta manera. Sé lo que viven, lo que les pasa, sus preocupaciones y anhelos. Si bien existen muchas otras maneras más modernas de comunicación, como el teléfono o los mails, las cartas en papel siguen siendo muy importantes para mí, y me gusta mucho recibirlas. Alimento esa forma de intercambio y sostengo vínculos muy fuertes con muchas personas que viven, a lo mejor, lejos de mí físicamente. 241

Organizo mi agenda diaria, dedicándole horas especiales a atender este tipo de consultas. Sé, porque me lo contaron, que quienes me escriben sienten un primer gran alivio por el sólo hecho de mandarme una carta. Siempre les digo que sí, que eso pasa porque se pusieron en movimiento, dejaron de sufrir pasivamente y empezaron un camino de superación y búsqueda. Depositan en mí una gran esperanza, que es mi compromiso y me da fuerzas para estar a la altura de semejante desafío. Muchas veces he tenido la enorme fortuna de conocer personalmente a muchos consultantes que viajaron especialmente para verme, después de haber solucionado felizmente aquello que los motivó a escribirme. Fueron encuentros muy emotivos, en donde, más allá de la gratitud, recibí mucho afecto y se generaron lazos de gran cariño. Transcribo ahora algunas de las cartas de personas con las que trabajé a distancia. Antes de decidirme a hacerlo, pedí autorización a cada uno de ellos para incluirlos en este libro. No puse todas, por una cuestión de espacio, sino que elegí algunas que me parecían representativas por la temática y por lo que expresan.

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Testimonios de personas que recibieron mi ayuda a distancia. “Mi nombre es Cristina. Tengo 50 años, soy de la provincia de Santa Fe. Mi signo es Leo. Soy una comerciante casada hace cuatro años y tengo un hijo de dos. Todo empezó después que decidimos tomar unas vacaciones en Brasil. Al volver empecé a estar como sin ganas de nada. Había perdido la voluntad, la relación con mi marido se me hacía insostenible. Lloraba sin motivos ni razones, comencé a fumar, cosa que no hacía antes. Había consultado toda clase de médicos y ninguno me encontraba nada. Mi marido me llevó a curanderos, para que me curen. Incluso le pidió al padre de una iglesia que bendijera mi casa. Pero yo no mejoraba. Una noche estábamos con mi marido mirando la televisión y vemos al profesor Daniel Orlando, que realizaba ayudas a distancia. Le conté mi problema esa misma noche y al otro día le escribí una carta. En siete días obtuve su contestación, mandándome a pedir fotos y fechas de nacimiento y me dijo que antes de los treinta días le escribiera para contarle los cambios positivos que se producirían. Su efectividad a distancia nos pareció una cosa increíble. Mi marido era algo escéptico e incrédulo; sin embargo, a partir de mis cambios positivos empezó a creer, incluso a recomendarlo. Yo mejoré mi vida gracias 243

al profesor. Estamos pensando viajar con mi marido para agradecerle personalmente todo lo que ha hecho por nosotros.” “Mi nombre es Carlos. Tengo 52 años, soy de la provincia de Córdoba. Mi signo es Aries. Teníamos veinte años de casados. Mi pareja al principio resultó perfecta, veníamos muy bien. Teníamos una familia muy feliz, tuvimos dos hijos, fue transcurriendo el tiempo y las cosas aparentemente se iban opacando, se iban oscureciendo. Algún problema había: hasta mi señora me había llegado a decir que me quería pero que no me amaba, las cosas estaban cada vez peor. Vi una nota en una revista del profesor Daniel Orlando y le escribí una carta. Me contestó rápidamente, me puso muy feliz saber que alguien aceptaba ayudarme, aunque más no fuera a la distancia. En su respuesta me decía que tuviera fe, que las cosas iban a salir bien, que mi matrimonio recuperaría el encanto que siempre tuvo. El profesor es un hombre de “armas tomar”, porque trabajó de manera contundente y todo volvió a ser como antes, quizás hasta mejor aún que cuando recién nos casamos. Mi esposa Claudia y yo estaremos eternamente agradecidos.” “Mi nombre es Mariela. Tengo 46 años, soy de la provincia de La Pampa. Mi signo es Escorpio. Mi problema era el siguiente: mi esposo había cambiado de repente. Comenzamos a vivir un infierno, discutíamos todo el tiempo, empezamos a tener problemas económicos. Un día, hablando con una amiga, le conté 244

llorando mi problema. Ella me recomendó escribirle al profesor Daniel Orlando y así lo hice a pesar de no estar muy convencida. El profesor contestó mi carta y me indicó los pasos a seguir. No había pasado un mes cuando todo comenzó a mejorar. Mi marido volvió a ser el mismo de antes. Estamos muy contentos y felices de haber conocido al profesor. Por eso estoy orgullosa de dar mi testimonio.” “Mi nombre es Alberto. Tengo 29 años, soy de la provincia de Entre Ríos. Mi signo es Cáncer. Mi problema era la adicción al juego. Yo tenía mi mujer, estábamos recién casados, tenía un trabajo estable, y por culpa de mi maldita adicción al juego lo había perdido todo. Estaba en bancarrota. Al no poder pagar más el alquiler de la casa en la que vivíamos, tuvimos que separarnos y cada uno volvió a la casa de sus padres nuevamente, a pesar de amarnos con locura. Pensé en la muerte como única solución. Mi madre, al verme tan pero tan mal, me recomendó ir a un psicólogo y así lo hice. Pero no sirvió de nada, por lo menos eso es lo que yo creo. Un día fui a un locutorio a mandar unos currículos por mail, para intentar conseguir trabajo, y ya que estaba en Internet se me dio por entrar en páginas esotéricas, es como que sentí necesidad de hacerlo, a pesar de no creer mucho en videncias y ese tipo de cosas. Buscando, buscando, encontré la página del profesor Daniel Orlando. Escribí una carta en el mismo locutorio y la eché en el correo más cercano. 245

A los ocho días exactos, recibo en mi casa la respuesta del profesor. Él me empezó a ayudar a la distancia. Me dijo lo que yo tenía que hacer para mejorar, me dio fuerzas para salir adelante. Me envió todos sus libros para que los leyera. Hoy puedo decir que mi vida cambió totalmente, me siento un hombre nuevo. Conseguí un buen trabajo, pude volver a alquilar una casa, junto a mi mujer con la cual deseamos tener un hijo. Superé mi problema, me siento bien y muy contento de haber conocido al profesor, siempre estaré en contacto con él, porque realmente es un maestro”. “Mi nombre es Marta. Tengo 47 años, soy de la provincia de Tierra del Fuego. Mi signo es Libra. Soy casada, tengo una hija. Mi matrimonio al principio fue bueno, pero a medida que pasaba el tiempo las cosas iban cambiando para mal. Mi marido estaba raro, frío, poco demostrativo, poco cariñoso, con la mirada perdida y nervioso. Junto a mi hija decidimos pedir ayuda y consultamos a un especialista en parejas, el profesor Daniel Orlando. Llamé a su teléfono y hablé con su secretario, el señor Cristian, el cual me aconsejó que le escribiera una carta contándole mi problema, y así lo hice. Al recibir la contestación del profesor, me dio muchísimas esperanzas. Me dijo que me quedara tranquila, que mi problema tenía solución. Que lo mío no era de un día para el otro, pero que pasarían un par de semanas y las cosas se solucionarían.

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Todo lo que dijo el profesor se cumplió. Mi marido empezó a cambiar, a mejorar, comenzó a estar más tranquilo. La armonía volvió a nuestro hogar. Por eso escribo estas palabras de agradecimiento hacia el profesor Daniel Orlando”.

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Mi trabajo: Las ayudas espirituales Luego de leer estas cartas, siento la necesidad de explayarme un poco sobre cómo hago el trabajo a distancia. Esa fue la tarea que encaré con todas y cada una de las cartas que acabo de transcribir. A veces hay que revertir situaciones de la vida cotidiana. Siempre elijo hacerlo por medio de la influencia benéfica. Este tipo de influencia sirve para modificar algunos problemas concretos, o para que una persona haga cambios en su manera de actuar. Para esto, lo mejor es aplicar las Técnicas de Influencia Mental a Distancia. Es un tipo de tarea que no puede hacerse en cualquier momento. A lo largo del día me dedico principalmente a las consultas personales y a responder mi abundante correspondencia. Pero, cuando se hace preciso, dedico determinadas horas de la noche para comenzar este trabajo psíquico, que necesita de soledad y concentración en un ambiente especial y propicio. Aprendí a hacer este tipo de trabajo de joven, cuando asistía a mi maestro. En esa época, por las noches, observaba la forma en la que él trabajaba y poco a poco fui haciéndolo yo mismo, guiado y supervisado por él. En esos momentos entro en “Contacto psíquico”. Comienzo visualizando con los ojos de la mente, con total realismo, a la persona que voy a influir. Apenas entro en contacto psíquico con dicha persona, 248

noto que se genera una sintonía que se va intensificando a medida que comienzo a emitir el mensaje telepático. Una vez que el puente telepático se estableció, la comunicación psíquica es instantánea a pesar de la distancia física. Los pensamientos se transmiten en forma invisible y a toda velocidad. Pude comprobar que los efectos comienzan a producirse en el mismo instante que comienzo la acción psíquica. Una persona que recibe este tipo de influencias puede estar durmiendo en ese momento. Esto lo hará soñar con mis mensajes, y de esta forma, gradualmente, los irá convirtiendo en pensamientos propios. Este proceso es acumulativo. Las dos variables para alcanzar buenos resultados están sujetas a la intensidad, que es la cantidad de energía suministrada, y la frecuencia, que es la cantidad de veces que se repite la acción de un fluir. Este tipo de trabajo se hace, a veces, en los mismos consultantes. Y otras, se lleva a cabo en personas que tienen que ver con ellos: utilizo esta técnica para destrabar relaciones amorosas o para producir cambios de actitud, por ejemplo, en el mundo laboral de quienes vienen a verme. Más de una vez ayudé a consultantes que se dedicaban a las ventas, para influir en clientes que demoraban el cierre de determinados tratos que eran muy beneficiosos para ambos. Todos los seres humanos somos muy sensibles a la acción psíquica externa; primero se produce la comunicación en el plano astral, y luego se manifiesta en el plano físico. Si bien es una influencia que se produce automáticamente, los cambios profundos comienzan a producirse entre los veintiún y los setenta días. Se trata de un proceso que hay que seguir desde el principio 249

hasta el fin, de manera continuada. La influencia psíquica a distancia tiene varias funciones. Es un poder muy grande que me fue dado y apenas lo aprendí tuve una cabal conciencia de eso. Existe la necesidad imperiosa de tener una posición ética activa al respecto, dado que los resultados existen, y son notables. También utilizo esta técnica cuando tengo que neutralizar energías negativas, sean estas del origen que fueren. De esta manera puedo dar un paso muy grande a la hora de liberar a una persona y armonizarla internamente, volverla fuerte contra todo tipo de envidias u otras energías negativas. La gente me pide este tipo de trabajo para que las ayude a lograr que cambien algunas cosas: en general, quien me lo pide está como en un pozo y necesita fuerza para salir de ahí. También resulta una influencia muy beneficiosa a la hora de exámenes, para ganar juicios pendientes, encontrar objetos desaparecidos y atraer la buena suerte. Como siempre, lo que más recibo son pedidos relacionados con temas amorosos. La influencia psíquica a distancia contribuye a dar un paso más en la búsqueda de la felicidad. Lo compruebo día a día.

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Consejos ancestrales Ritual casero contra la envidia Escuché esta receta siendo casi niño. Buscar una planta de jacintos. Arrancar tallos y flores y ponerlos a secar sobre una bandeja. Luego, colocarlos durante una semana bajo la luz de la luna, para que absorban su energía y su poder. Amasarlos con las manos y utilizar parte de ese polvo para mezclarlo con laurel y guardarlo en una caja pequeña forrada de color anaranjado. El resto de las hojas o flores secas deberá ser quemado sobre leña, al aire libre, mientras se gira alrededor de la hoguera rezando una plegaria de liberación y fortalecimiento energético.

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Mis ideas: La regresión a vidas pasadas Cada vez son más las personas que se inclinan a creer que no vivimos sólo una vida. Este es un saber que proviene de filosofías y religiones orientales, que se está difundiendo en Occidente cada vez más. Desde un punto de vista metafísico, se afirma que tenemos un “sistema energético humano” en el que se observan cuatro cuerpos: - El cuerpo etérico, que perdura hasta cinco días después que la persona “desencarna”. - El cuerpo emocional o Astral. - El cuerpo Mental. - El cuerpo espiritual o Causal. Estos últimos tres cuerpos son los que continúan con nosotros de vida en vida. Son eternos y poseen una energía que no muere. Lo único que puede percibirse a través de los sentidos, como es obvio, es el cuerpo físico. Los otros, también llamados cuerpos sutiles, son invisibles a nuestros ojos y continúan la existencia más allá de la muerte del cuerpo. El fenómeno de recordar o revivir situaciones que ocurrieron en otro tiempo y espacio es algo mucho más común de lo que podemos admitir en un primer momento. Para hablar sobre este punto, transcribiré una entrevista que me hicieron en un canal de cable dedicado a 252

temas espirituales y esotéricos. ¿Tuvimos otra vida que no sea ésta que estamos viviendo? Mucha gente piensa que sí. La verdad es que cada vez más personas están en la búsqueda de huellas que las guíen para encontrar las raíces de su pasado. Quieren explorar esa posibilidad, la de haber vivido antes. Es una inquietud muy general, y que cada vez está más difundida. Hay personas que lo buscan por simple curiosidad. Otras, por la evolución en sus creencias religiosas. Muchas para encontrar una explicación a algunas cosas que le están pasando, ya que parecen ser “rastros” que van más allá de los recuerdos de la niñez: sienten que están “más atrás” en el tiempo, mucho más… Está hablando de la reencarnación… Sí. La reencarnación es una creencia muy difundida en las religiones y filosofías orientales, por la cual nuestra alma habita cuerpos diferentes a lo largo del tiempo, incluso en otros espacios. Esto significaría que, después de nuestra muerte física, el alma regresará a la Tierra en otro cuerpo. ¿Por qué reencarnamos? Hay muchas lecciones que aprender acerca del amor, la paz interior, la compasión, el perdón. No alcanza con sólo una vida para aprender todo aquello que Dios ha dispuesto como tarea para cada uno. ¿Usted cree que tenemos recuerdos de nuestras vidas pasadas? Mucha gente experimenta ese tipo de recuerdos, lo que pasa es que les resta importancia. El más común es 253

aquel que tenemos ante un lugar desconocido, o ante una persona, en donde algo sucede, difícil de explicar, es como si ya hubiéramos estado allí, o ya conociéramos a esa persona. Una forma frecuente es la que los especialistas del tema llaman “flash-backs”, visiones espontáneas o recuerdos de una vida pasada que se nos disparan por determinada persona, circunstancia o lugar. Otros son los “Deja Vu”, eso que sentimos cuando hacemos algo y experimentamos la fuerte sensación de haberlo hecho antes. Esto tiene que ver con la natural tendencia del ser humano a repetir actitudes. Sólo que, en este caso, no recordamos haberlo hecho nunca… en esta vida. Los recuerdos de vidas pasadas también aparecen en nuestros sueños; cuando soñamos con ellas, hay ciertas características muy definidas, pueden incluso ser sueños recurrentes, en donde aparecen las mismas personas y situaciones. Esos sueños aparecen asociados a situaciones especiales (fiebre, miedo, angustia, etc.). La acción se desarrolla en una época anterior, con lugares y personajes que no reconocemos al despertar. Esos son como recuerdos involuntarios. ¿Hay alguna manera de evocar concientemente esa clase de recuerdos? La manera es conducir a la conciencia a un estado de alteración, de modo que podamos entrar y acceder a esas memorias previamente olvidadas. Se realiza una especie de viaje mental a través del tiempo y del espacio en busca de esos recuerdos. En un principio, lo recomendable es hacer ese “viaje” de una manera guiada

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por personas que saben hacerlo. ¿Para qué nos puede servir recordar nuestras vidas pasadas? Puede ser útil para traer alivio a síntomas, generalmente fobias, ansiedades, relaciones conflictivas con determinadas personas e incluso dolores corporales, que no mejoran con tratamientos cotidianos o que tienen un diagnóstico confuso. Muchas personas se acercan a este tipo de experiencia simplemente por curiosidad o búsqueda existencial, o porque sienten que determinada persona, o lugar, que alguna vez visitaron, les provoca algo especial y no saben el motivo. Entonces pueden llegar a darse cuenta que de pronto hay un cambio. Es como si algo se iluminara de pronto, y hay una mayor comprensión de lo que antes era inexplicable. Permite comprender mejor ciertas situaciones y sentimientos que los afligían todos los días. Ayuda a resolver karmas, al mismo tiempo es posible borrar rastros y cortar energéticamente con situaciones que representan a veces un cierre de caminos, y otros impedimentos concretos de la vida cotidiana actual… ¿Qué es una regresión? Como el término lo indica, regresión implica regresar, volver a ese lugar que tenemos olvidado. Es el proceso mediante el cual buscamos en nuestro inconsciente, o en nuestra alma, las raíces de ciertas cosas que nos están pasando en el presente. A veces se trata de simples datos para enriquecer nuestra historia y conocernos mejor. Pero, otras veces, es una forma más de buscar el origen de ciertos problemas actuales, incluso de 255

traumas, con el objetivo de liberarnos de sus consecuencias en el momento presente. Una regresión pasa por cuatro momentos: el primero es el viaje, la manera en que se “llega” hasta ese momento en la vida pasada. Luego se pasa al segundo momento, que es el de “identificación”, en donde la persona está viviendo la experiencia de la vida pasada, sintiendo tal como sentía exactamente en ese momento. Es un momento muy fuerte para la vida emocional de las personas. Luego, siempre con la guía adecuada, se pasa al momento de “desidentificación”. La persona logra alejarse, luego de hacer contacto, y queda como en una posición de testigo. Ya no está adentro, sino afuera de la escena y la ve de manera más completa. Regresa a su presente con el recuerdo vívido de aquello que acabó de experimentar. El cuarto momento se lo utiliza con el propósito de curar a la persona: es el momento de la “transformación”. Entonces, se comprende el sentido de la experiencia vivida y se lo puede relacionar con lo que le está pasando en el presente. Cuando se trata de personas que van en busca de la cura de alguna dolencia, o para comprender por qué les pasa lo que les pasa con alguna persona en particular, a partir de esta experiencia logran resignificar lo que les está pasando y pueden elegir caminos de superación o alternativas diferentes. ¿Cómo se hace para tomar contacto con esas vidas pasadas? Es muy importante, para comenzar a hacerlo, tener mucha práctica en ejercicios de meditación y relajación. Además, lo que recomiendo es recurrir a una persona 256

que dirija el proceso. Hay que estar dispuesto y abierto para esta importante experiencia. Por otro lado, muchas veces las regresiones forman parte de una búsqueda interior determinada. Hay quien busca comprender el por qué de un vínculo: es el caso, por ejemplo, de las Almas Gemelas, esos seres privilegiados que se “reconocen” de manera intuitiva, apenas se ven. Hay otras personas que sienten temores o fobias que les resultan incomprensibles, y llegan a la conclusión de que hay “algo”, mucho más atrás en su historia, que les despierta en la actualidad semejante tipo de reacción. Cuando es así, hay que buscar el momento y el lugar apropiados para ir haciéndolo gradualmente. También hay que destacar que, en todo este tipo de experiencias, hay que tener en claro que el objetivo que debe guiarnos es benéfico y favorecedor para nuestra vida. Es una experiencia más en el hermoso camino de descubrir y aceptar quiénes somos en realidad más allá de nuestro actual cuerpo físico. Por eso, tiene que ser vivido como una elección espiritual, y como un encuentro positivo y reparador. Experimentar una regresión a vidas pasadas Recomiendo entrar en un estado de relajación y concentración inicial. Cuando esto se logra, el cuerpo está en reposo y la mente está abierta para el fluir de todas las energías cósmicas. Por medio de determinados procedimientos, poco a poco nuestra mente va liberándose de las ataduras de tiempo y espacio, y a través de la visualización interior se llega a evocar algún lugar o sentimiento sobre el cual se quiere explorar. Muchas veces pasa que hay que “entrar y salir” de este 257

estado, para lograr ir cada vez más profundo. Se trata de retener las señales que recibimos en el presente y revivirlas en ese momento de luminosidad, agrandando los detalles, recorriéndolos con la mente, en un viaje interno que va aumentando en su intensidad. Cuando una persona está debidamente entrenada, puede llegar a recorrer y tomar contacto con varias escenas que pertenecen a distintas épocas y lugares. Mi consejo es que, para intentar un ejercicio de regresión, lo ideal es tener un tiempo real de práctica en meditación. Como en todos estos tipos de experiencias, al término de ellas la sensación es de paz, muchas veces de alivio y bienestar, ya que descubrimos que aprendimos un poco más acerca de quiénes somos.

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Llegando al final: La escritura inspirada “…toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16) Esta frase, extraída de la Biblia, parece referirse solamente a la manera en la que fue escrito este texto sagrado. Así escribían profetas, apóstoles y discípulos de Dios, como si una voz interna les fuera dictando todo aquello que tenían que volcar por escrito para ser transmitido a toda la Humanidad. En un sentido más amplio, este versículo del Nuevo Testamento puede verse como una hermosa metáfora respecto de la utilidad de la escritura. La Escritura Inspirada consiste en un método que tuve la enorme suerte de conocer hace ya varios años, durante mi época de formación. En realidad, este método se enseñaba dentro de una serie de actividades que tenían que ver con el desarrollo de la PES (Percepción Extrasensorial). Dado que yo había comenzado a tener todo tipo de clarividencias y premoniciones, uno de mis maestros empezó a darme bibliografía referida a este tema. Se considera que la Percepción Extrasensorial forma parte 259

de la intuición. Todos somos intuitivos, en mayor o menor medida. Ser intuitivo significa saber, conocer dentro de nuestro interior. Un saber que está como velado, por momentos, y se nos presenta en un principio de manera algo difusa. Ciertos videntes proclaman que todos los seres humanos sabemos todo en nuestro interior, y que cada experiencia vital no nos “enseña”, sino que nos hace “recordar” aquello que ya sabemos, pero que de alguna manera u otra tenemos alojado en nosotros y aflora de diferentes formas. La intuición es saber sin razonamientos lógicos. En este punto ha habido muchas polémicas a lo largo de los siglos… ¿cuál es el saber verdadero? ¿El de la lógica y la razón, o el de la intuición? Pues bien, la respuesta es muy sencilla: ¡los dos! Se trata de dos procesos mentales diferentes. A veces llamamos casualidad a algo que es pura intuición. No podemos explicar bien el por qué de una elección. Entonces decimos “acerté por casualidad”. En realidad, lo que pasó es que no pudimos encontrarle la parte lógica a nuestra explicación: eso no significa que no la tenga. Muy por el contrario, prueba, cada día más, que en estos temas la casualidad no existe. La razón aplica la lógica a todo lo que sabemos, que después de todo, no es tanto. La intuición puede llegar a explicar todo el resto… si aprendemos a utilizarla, tenerla en cuenta y estimularla. Muchas veces conocemos a alguien de quien decimos que tiene buena suerte. Otros seguramente dirán: tiene 260

olfato, es intuitivo. Es exactamente así. Mucha gente aprende, o sabe naturalmente utilizar su intuición cada vez más. Una manera de estimular el desarrollo de nuestra capacidad intuitiva es darle un lugar cuando tomamos una decisión. Piense en una decisión que tiene que tomar y examínela con la lupa de la razón. Haga, si lo considera necesario, la lista de los pro y de los contra. Luego, entre en meditación y trate de visualizar qué es lo que le dicta su intuición… y vea los resultados. La Escritura Inspirada consiste, también, en un método para desarrollar la intuición. Consiste en tomar lápiz y papel y comenzar a escribir cualquier cosa que surja en ese momento, sin pensarla (o sea, sin dejar que la razón interfiera en el proceso), dejando que sea la propia intuición quien guíe la escritura. Así, todo lo que se escribe es producto del corazón. Es un método que genera unos resultados increíbles. Muchas veces permite ordenar de una manera diferente nuestras preocupaciones e intereses. También aparece la solución a ciertas cosas que nos pueden estar preocupando, además de surgir, a veces, obras verdaderamente bellas. La Escritura Inspirada fue utilizada por el padre de la hipnosis moderna, el Doctor Milton Erickson. Sufrió una terrible enfermedad, la polio, a una edad muy temprana. Empezó a experimentar con la autohipnosis para aliviar los terribles dolores que padecía. Fue médico y uno de los psicoanalistas más innovadores del siglo XX. Él sostenía que la auto-hipnosis era una poderosa herramienta de exploración de uno mismo. Decía: 261

“¡todos tenemos tanto conocimiento del que no somos conscientes…!” También conocía y divulgaba las virtudes del dibujo y la escritura automática. Y contaba anécdotas respecto de sus propios procesos de escritura inspirada, en los que, luego de salir del estado de trance, no podía reconocer como propio todo lo que había escrito. De esta forma, disfrutaba de la enorme revelación que le daban sus propios textos.

Un ejercicio de escritura inspirada: 1. Elegir el momento en el que se va a hacer el ejercicio y crear un ambiente adecuado. Proveerse de los materiales necesarios, ya sea lápiz y papel, lapicera, computadora. 2. Empezar el proceso aplicando técnicas de relajación, para que el cuerpo y la mente estén liberados de tensiones y a la vez concentrados en sentir la propia intuición. 3. Realizar el ejercicio de visualizar un campo de protección de una forma que resulte agradable y placentera (burbuja, un lugar hermoso, etc.), entrar en contacto con las Guías Espirituales y reconocer las metas creativas y los ideales presentes. 4. Teniendo en cuenta que el ego debe estar a un lado, empezar a escribir lo que viene a la mente. Hacerlo con placer, como algo divertido. 5. Esforzarse para que esta escritura provenga realmente del interior. No influenciarse por pensamientos previos ni por agentes externos, sea cuales sean. 262

6. No tomarse “en serio” nada de lo que se está escribiendo. No culpar, ni juzgar ni pretender nada respecto de aquello que está fluyendo. Entrar en contacto con el Propio Ser Superior, que es el máximo potencial creativo. Es un viaje interno que hay que recorrer con confianza. 7. No es necesario mostrarle a nadie ese trabajo. No leerlo en el momento. Guardarlo por un tiempo, esperar hasta leerlo con los ojos de la razón. Otro ejercicio de escritura muy productiva es llevar un diario íntimo. Las personas que tienen la costumbre de escribirlo, pueden llegar a tener un gran contacto consigo mismos. En un diario íntimo, nadie escribe nada más que una fría lista de lo que hizo en el día: aparecen los miedos, las alegrías, todo tipo de sentimientos. También se van conformando las metas y se visualizan mucho mejor los obstáculos. El solo hecho de tomarse un tiempo para escribir un diario íntimo implica que uno se da un tiempo para reflexionar sobre uno mismo. Siempre que uno relee más adelante este tipo de escritos personales, reconoce alguna huella de inspiración, de poder intuitivo, que quedó ahí grabada para ser confirmada luego por la realidad misma. Esta fue la manera en que fui escribiendo este libro. Entraba en meditación y visualización y me ponía a escribir. De este modo, las anécdotas más significativas de mi pasado, en relación a mi actual presente, salían con absoluto detalle y libertad. Cuando terminaba de redactar alguna escena, la volvía a leer y me maravilla263

ba. Así fui armando este maravilloso rompecabezas, en donde por un lado vuelco algunos aspectos de mi vida y por otro, ciertos saberes que aprendí y poseo, y quiero

Testimonios impactantes Una mala persona Después de la historia de vida que le voy a contar usted podrá sacar sus propias conclusiones. Una mujer había llegado a mí, por recomendación, diciéndome: "le aseguro que la brujería y sobre todo la mujer de la que le voy a hablar arruinaron mi vida, todo fue a partir de una fiesta en la que mi futura suegra festejaba años. Así conocí a la familia grande de mi novio. Entre los invitados estaba ella, que parecía una mosquita muerta, hoy sé que por las noches duerme enroscada. A los tres días de aquel cumpleaños volví a saber de ella, la muy cínica le había pedido a mi futura suegra quedarse a dormir en su casa, ya que no había podido tener vacaciones. Mi suegra accedió, dándole uno de los cuartos de huéspedes. Al poco tiempo inventó un romance entre la mujer que planchaba y el jardinero, y mi futura suegra terminó despidiendo a los dos. Le pidió ir a trabajar a uno de los negocios de mi suegro, al tiempo estaba como cajera y no pasó ni un año en el que comenzó a manejar los bancos y la parte financiera. En la familia de mi novio nadie parecía darse cuenta de nada. La gente a la que yo le pedía ayuda me decía que no podían con ella, era muy fuerte. Al tiempo de lo que le cuento, un auto repentinamente se subió a la vereda y atropelló a mi futura suegra, que estuvo un tiempo internada, y al poco tiempo falleció. A los cuatro meses de la tragedia, mi suegro viajaba con su coche normalmente y un paro cardíaco hace que pierda el control del auto, el que rompe el guardavía y cae al vacío, perdiendo la vida al instante. Esta maldita mujer comenzó a tener aventuras con mi novio y nos terminamos separando. Hoy, después de siete años de esta historia en la cual yo no he vuelto a formar pareja, vuelve mi novio arrepentido. ¿Qué hago profesor: vuelvo y lo perdono? ¿o me olvido para siempre de él? Esta mujer supuestamente ya salió de la vida de mi novio pero temo que vuelva a aparecer". Después de escuchar el relato le aseguré que la vida le estaba dando una oportunidad para volver a empezar, que la brujería de la que habían sido víctimas, tanto ella como la familia de su novio, había quedado sin efecto y que eran normales sus temores aunque le sugería por prevención protegerse tanto ella como su novio. 264

Mi trabajo: Las predicciones Un cuento de maestros y discípulos Un maestro dijo a sus discípulos: “Quiero que cada uno de ustedes me traiga mañana la cosa más dulce del mundo”. Al día siguiente algunos trajeron miel; otros, flores aromáticas. Uno de ellos, sostenía en las manos una caja. “¿Qué llevas en esa caja?” -preguntó el maestro. El discípulo abrió la caja y mostró una lengua de buey. “¿Es esto un chiste?” -preguntó el maestro-. “Yo os he pedido la cosa mas dulce, ¿y tú me traes una lengua?” El discípulo contestó: “Así es, ya que las palabras que salen de la lengua pueden hacer el bien a una persona enferma. Pueden hacer que alguien que está triste vuelva a llenarse de alegría. Ciertamente, la lengua es la mas dulce de todas las cosas”. El maestro quedó satisfecho con la respuesta. Al día siguiente les propuso otro reto: “Debéis traerme esta vez la cosa mas amarga del mundo”. Los discípulos volvieron con todo tipo de hierbas y comidas de sabor horrible. Pero de nuevo uno de ellos sostenía una caja. “¿Que llevas hoy en la caja?”. El maestro abrió la caja y encontró la misma lengua de buey. “Esto sólo puede ser una broma” -dijo el maestro-. “Ayer la lengua 265

era la cosa más dulce. ¿Cómo puede ser hoy la más amarga?”. “También puede ser la más amarga” -contestó el discípulo-. “Las palabras pueden sanar, pero también herir los corazones”. Si la lengua dice palabras amargas a alguien, esta persona se entristecerá, y más tarde también lo hará la persona que dijo aquellas cosas horribles. “Aprended esta lección” -dijo el maestro-. “Procurad que de vuestra boca salgan siempre dulces palabras. Y en el caso de que no podáis hacerlo, permaneced callados”.

Las predicciones que hago tienen un proceso interno para el que me fui preparando y acostumbrando. Como me pasó allá, muy lejos en el tiempo, a los catorce años, me pasa que de pronto veo “fotos” que aparecen ante mí con total claridad y nitidez. Al principio, recibir este tipo de mensajes me confundía y me dejaba muy conmocionado. El proceso de asumir que tenía el don de este sexto sentido hacía que tuviera que aceptar que tenía una noción diferente a la de los demás respecto del tiempo y del espacio: el común de la gente puede comprender y visualizar su presente, incluso su pasado, con varias limitaciones porque hay quienes olvidan momentos y episodios que vivieron tiempo atrás. Para mí, el futuro es un lugar al que puedo ir, así como todos van hacia su pasado, ejercitando mi capacidad y contribuyendo a que eso me pase intencionalmente. Ahora aprendí a acostumbrarme a que suceda, y puedo explicar mejor cómo me pasa. Sufro un gran desgaste energético dado que, en realidad, quien se traslada en tiempo y espacio, hacia el futuro, soy yo a través de un veloz y poderoso vuelo astral. Luego de semejante percep266

ción, apenas me repongo trato de decodificar la clara señal que acabo de presenciar. Durante mis consultas tengo ese tipo de videncias ni bien entro en contacto con mis consultantes. Así como la gente se conoce por lo que ve en el momento presente, yo tengo una visión mucho más amplia: veo al otro en su circunstancia vital completa, el color de su aura, y percibo con total claridad sus sentimientos e ideas. Pero otras veces veo sucesos que abarcan momentos históricos o de interés para muchas personas. Recupero mi energía personal con un profundísimo ejercicio de meditación; fui aprendiendo a invocar a mis Guías Espirituales para que me ayuden a recuperar la armonía interna. Con los años, pude lograr responder a determinadas preguntas de orden general. Era un gran desafío para mí, dado que mi prestigio había crecido debido al boca en boca de mis consultantes, aunque no había vuelto a hacer declaraciones de orden público desde el momento del suicidio del abuelo de mi mejor amigo. Pero me faltaba atravesar por esa gran prueba, y me preparé para cuando eso me pasara. Así llegó el momento en que un periodista me preguntó en relación con un Mundial de Fútbol: si podía anticipar quién iba a salir campeón. Para que no quedaran dudas de la honestidad de mi predicción, la anoté en un papel y la coloqué en un sobre cerrado, ante un escribano, para que fuera abierta cuando terminara el campeonato. Todos quedaron gratamente sorprendidos por mi acierto y así me lo hicieron saber. Así pude explicar cuál era mi trabajo con bases ciertas y comprobables, a personas que no creían en lo más mínimo que existieran 267

este tipo de fenómenos. También pude probar ante la opinión pública la honestidad de mi clarividencia. Otras predicciones acertadas que tomaron estado público tuvieron que ver con distintas personalidades de la vida pública. Al respecto, tengo autorización para difundir en este libro las dos siguientes: -Quedó vaticinado por mí el hecho de que íbamos a tener un presidente que iba a terminar su mandato para después partir en helicóptero. -También alerté a cierta vedette, actriz y ex candidata a diputada, conocidísima por todos, sobre ciertos conflictos legales que iba a tener producto de una relación amorosa que terminaría de manera controvertida…

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Cuando mi trabajo comenzó a ser reconocido: premios a la trayectoria Voy a hacer una lista de aquellas instituciones del país y del extranjero que me honraron y reconocieron mi labor de más de diecinueve años: - La Asociación Internacional de Parapsicología y Ciencia, conjuntamente con la Asociación Marplatense de profesionales en Parapsicología, me distinguió con el premio “Manos de Oro”. - El Colegio Superior de estudios comparados me honró con el premio “Sol del Tercer Milenio”. - El programa televisivo “Poderes y Rituales” me reconoció como el profesional del año. - El Instituto de Investigaciones Parapsicológicas me entregó la distinción a la trayectoria, otorgándome el “Bastón de Merlín” y el diploma de “Gran Maestro Esotérico”. - El primer congreso internacional de Ciencia, Fe y el Hombre del año 2000, me premió con el Diploma y Medalla a la trayectoria, calidad humana y excelencia profesional. Todos estos reconocimientos me hacen sentir privilegiado y muy agradecido a todas las personas que me dieron la oportunidad de ayudarlas. Agradezco también a los colegas y estudiosos del tema 269

que me ocupa, que supieron valorar y reconocer mi labor humanitaria. También tuve la sorpresa y la alegría de haber sido elegido en el año 2005 como el clarividente de América, a través de una encuesta realizada a través de la red entre los meses de marzo y noviembre de ese año por un prestigioso medio gráfico nacional. Se trató de una encuesta masiva hecha en todo el continente. Entre los motivos por los que la gente me eligió mayoritariamente, figuraban mi seriedad, la cantidad de consultas recibidas a lo largo del siglo, en materia de percepciones y asesoría espiritual. Humildemente, ¡estos reconocimientos me llenan de orgullo!

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Por último, un regalo especial Recetas caseras de magia con hierbas Paracelso fue uno de los sabios más reconocidos de todas las épocas. Nacido durante el siglo XV, desde muy joven se dedicó al estudio de la química. Su mayor contribución a la sabiduría humana fue el profundo conocimiento de las plantas que transmitió. Si bien su saber quedó ampliamente difundido en el terreno de la botánica, la filosofía y la religión, poco se divulgaron sus notables descubrimientos respecto de los poderes mágicos del reino vegetal así como de sus correspondencias astrales. El padre de la Botánica Oculta hizo una división de los elementos naturales a estudiar en animales, vegetales y minerales. Pero también los dividió en Fuego, Aire, Agua y Tierra. Encontró, a través de ciertos experimentos, la manera de descubrir la esencia o espíritu de una sustancia. Entre sus investigaciones, además, se destacaron aquellas destinadas a descubrir las propiedades curativas de los metales. En la actualidad, todavía se continúa usando una pomada de cinc, recetada por los médicos de todo el mundo, cuya fórmula se originó en su misterioso laboratorio. Según este notable hombre de ciencia, existían tres sustancias y tres principios. Lo que quedaba en estado de ceniza luego de haber sido quemado era indestructible denominaba sidérico. Las tres sustancias básicas fueron denominadas por él, 271

en lenguaje hermético, azufre, mercurio y sal. El azufre representaba el Fuego, el mercurio el Agua, y la sal, la Tierra. No clasificó al Aire por considerarlo un producto mezcla del Fuego y el Agua. Según este investigador, todos los cuerpos son distintas combinaciones de estos tres elementos fundamentales. De acuerdo con la Teoría de los Tres Principios, consideraba que la materia -que es única- está constituida por alma, cuerpo y espíritu. También fue la primera persona que aplicó el nombre de Macrocosmos y Microcosmos para definir el gran mundo (el Universo) y el pequeño Mundo (el hombre), a los que consideraba uno reflejo del otro. El fin último y más elevado de todo acto mágico está estrechamente unido a la búsqueda del crecimiento espiritual de quien lo practica. Es por eso que la magia puede ser aplicada a nuestra vida cotidiana para estar y sentirnos mejor. Quien la lleva adelante debe poder colocarse en sintonía con los principios de la Naturaleza. Así, la magia con hierbas, transmitida de generación en generación, conforma el grado superior de la alquimia aplicada a la vida. Esta escala se puede lograr dado el intenso poder vibratorio de las plantas, si se aprende a usarlas correctamente, extrayendo de ellas toda la energía mágica que poseen. La Botánica Oculta contiene elementos del esoterismo. Para dicha corriente filosófica y mística, cada planta es una estrella terrestre. Sus cualidades interiores se evidencian a través de los colores de sus pétalos, mientras que sus propiedades terrestres, por la forma de sus hojas.

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Además, el mundo de las plantas se encuentra bajo la influencia de los diferentes planetas. Sirven a los seres humanos para alimentarlos en sus diversas partes y necesidades: 1. A través de la alimentación, nutriendo su cuerpo físico. 2. A través del campo electromagnético, para curar sus enfermedades. 3. A través de su cuerpo astral, ayuda en el terreno de lo mágico. Para que una planta cumpla con su propósito mágico, hay que saber sembrarla, regarla y cosecharla de la manera indicada. Todas las plantas tienen algunos días especiales en los que su fuerza se halla más exaltada. Para utilizar plantas con fines de magia, es importante averiguar cuál es la fecha más propicia para recolectar las que necesitaremos en nuestros rituales. También existen horarios más propicios para hacerlo: es sabido que, por ejemplo, las plantas nocturnas poseen más fuerza para toda acción mágica. Hay muchísimas posibilidades a tener en cuenta a la hora de decidirse por un ritual mágico con hierbas. Se puede considerar el tema sobre el que se va a elevar un pedido, así como priorizar el día propicio según el signo astrológico del ritualista (por ejemplo, los martes para los arianos, cuyo signo regente es Marte, o los miércoles para los virginianos regidos por Mercurio). Lo importante a tener en cuenta es que todos estos datos deben ser aliados del mago. Hay muchas combinatorias y posibilidades, pero quien lleva a cabo el rito es quien tiene siempre la última palabra.

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Algunas fechas del calendario hechicero, propicias para la magia: Es importante aclarar que, al tener relación con las estaciones, estas fechas corresponden al Hemisferio Sur.

-Día para los Proyectos: 21 de junio. Los rituales de esta etapa se refieren al retorno, al despertar del ciclo de la muerte y comenzar el de la vida. Se recomienda colocar un mantel blanco sobre una mesa de madera. Sobre éste, ubicar hojas de un árbol perenne y una vela blanca encendida. Sahumar con incienso. Disponer sobre la mesa, alrededor de la vela, elementos naturales que remitan a la vida: semillas, ramas y plumas. Ante este altar natural, meditar respecto de los proyectos que se desean cumplir.

-Día de la Purificación: 1 de agosto.

Afirmar lo que se

desea para el futuro y limpiar el pasado. Encender cuatro velas blancas colocadas sobre una mesa de madera recubierta con un paño o mantel blanco. Colocar en el centro de las velas una vela más grande, dejar el ambiente a oscuras y ejercitar la visualización de aquello que se desea dejar atrás.

-Día del Nacimiento: 21 de septiembre. Representar la primavera esotérica sobre un altar, mediante velas verdes, huesos, flores frescas, frutas y cintas de colores. También colocar una vasija con agua o copa profunda. Recordar ante el altar los nacimientos importantes de nuestra vida y meditar respecto de su importancia.

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-Día del Amor: 1 de noviembre. Colocar una antorcha que representa el fuego de la pasión y la seducción amorosa. Decorar alrededor con cintas de colores, cuencos con miel y dulces. Meditar respecto de los deseos relacionados con la vida sexual y el amor mirando el fuego, en una habitación a oscuras. Escribir una lista de los sentimientos negativos que trajeron problemas al amor y arrojarlos al fuego haciendo una plegaria de purificación y protección.

-Día de la Abundancia: 21 de diciembre. Se utilizan rituales de abundancia, consumación y madurez. Buscar la cercanía con un curso de agua. Utilizar flores y caracoles, así como dos velas verdes y dos rojas. Saludar a los cuatro puntos cardinales con una rosa roja en la mano izquierda y después encender las velas. Meditar acerca de los planes que se quieren concretar en la próxima temporada.

-Día de la Protección: 1 de febrero. Se debe construir un altar con maíz, frutas, semillas, espigas y racimos de uva. Se acostumbra presentar también maíz inflado que, al finalizar el rito, se ingiere acompañado con vino dulce. Ubicar en el centro una vela verde, una naranja y otra amarilla. Meditar acerca de todo lo que corresponde hacer para evitar los riesgos y para lograr proteger nuestros planes de cualquier acechanza.

-Día del Agradecimiento: 21 de marzo. Empieza el otoño y es momento para dar las gracias por la recolección. Ubicar en el altar nueces, hojas, flores y gemas de variados colores. Incluir una copa de vino dulce, licor de frutas o sidra que se beberá al final del ritual. Colocar al 275

costado un cuenco con agua salada. Con los ojos cerrados, agradecer aquello que se alcanzó en la vida, haciendo una lista de los logros obtenidos.

-Día de la Evolución Espiritual: 30 de abril. Colocar en el altar frutas, piñas y cristales. Sahumar con incienso o sándalo. Meditar acerca de la propia evolución y respecto de la propia misión en la vida.

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Recetario de Magia con Hierbas Las prácticas mágicas, en general, requieren del respeto por ciertas reglas. Como todo ejercicio espiritual, requiere de determinada preparación, tanto del cuerpo como del alma. Estos son algunos de los consejos más respetados para prepararse ante un ritual mágico: . Tener fe y esperanza en el ritual que se va a realizar. . Bañarse antes de llevar a cabo cualquier ritual. . No mantener relaciones inmediatamente antes ni después de una operación mágica. . Muchos magos practican un ayuno de doce horas antes de realizarlo. . Mantener una postura erguida, de pie y junto a los materiales del ritual. . Mantener en secreto los detalles del ritual a realizar. . Eliminar cuidadosamente los restos de la ceremonia, sin mezclarlos con otro tipo de residuos. . Arrojar los líquidos sobrantes. . Limpiar cuidadosamente todos los utensilios y vasos utilizados. Es recomendable mantenerlos sumergidos en agua con sal durante 24 horas antes de volverlos a utilizar.

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Limpieza de casas Antes de efectuar una limpieza, es aconsejable defumar el lugar, para lo cual es necesario colocar en una vasija ruda macho, romero, incienso en grano, benjuí, contrahierba, estoraque, alhucema, laurel y sangre de Drago. Colocar debajo de esas hierbas, siete carboncitos encendidos. Defumar todas las habitaciones. Día adecuado: martes. Pedir permiso a Dios, santo o entidad espiritual en quien se confíe. Solicitarle protección. Llevar consigo algún símbolo místico (cruz o medalla milagrosa previamente bendecidas). Hacer la limpieza descalzo.

Casas encantadas Tomar un puñado de habas negras y quemarlo en un recipiente metálico que luego se pueda desechar. Recorrer las habitaciones con el recipiente, en el sentido de las agujas del reloj, moviendo el recipiente en forma de cruz. Recitar una plegaria de purificación del hogar.

Para bendecir una casa nueva Para aventar todo posible espíritu o clima adverso en el lugar: Mezclar 1 cucharadita de alcanfor en polvo, 1 de nuez moscada molida, 2 de hojas secas de mirto. Arrojar esta mezcla sobre carbones encendidos. Luego de recorrer la casa, dejarla con puertas y ventanas cerradas, para que la limpieza actúe de manera concentrada.

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Rituales para el Dinero Para atraer clientes Coser a mano una bolsita de tela verde. En su interior, colocar siete cáscaras de ajo, siete de hojas de ruda, una llave antigua, una moneda antigua y una medalla de San Jorge. Coser la bolsa y dibujar o pegar sobre ella una cruz de Caravaca. Colocar este amuleto donde se guarda el dinero. Asimismo, se debe sahumear el lugar con romero seco durante una semana entera. Recorriendo los ambientes del modo indicado en los rituales de limpieza de casas.

Para vender una propiedad Una sentencia secular asegura que "lo que tú buscas, te busca a ti". Si usted necesita vender una propiedad esto indica que, en algún lugar, alguien desea comprarla. Con esta convicción, tome 100 gramos de espinas de pino y tritúrelas. Agregue 2 cucharadas de romero y cubra con agua bendita. Coloque al fuego, revuelva y repita: "La mente Superior conoce dónde se encuentra el comprador de mi casa y yo acepto la guía de su inmensa inteligencia y me dejo llevar hasta un feliz intercambio". Cuando el preparado esté frío, usarlo para lavar los pisos de la propiedad que se desea vender.

Amuleto atrapa-dinero Tomar una nuez moscada y, con un elemento punzante, practicarle un orificio hasta la mitad. Llenarlo con una gota de miel, completar con un poco de azúcar y sellar con cera. Untar toda la superficie de la nuez con aceite de magnolia. Rezar una plegaria de protección y buena suerte, nombrando a la persona que se desea beneficiar. 279

Magia para proteger el Trabajo Para aumentar su suerte en el trabajo Quemar en una vasija de barro un puñado de romero, incienso y azúcar.

Para no perderlo Tomar un puñado de harina blanca en una mano y un puñado de sal en la otra. Con estos elementos, ubicarse en un sitio de su trabajo que represente bien su función. Esparza en ese lugar los ingredientes sin ser visto, y repitiendo siete veces: "Gracias a tu protección, Señor, permaneceré en este lugar y seguiré disfrutando de mi trabajo, así como en este acto derramo con fe esta harina y esta sal".

Para progresar en el trabajo Talismán con ajos. Un día jueves, al alba (debe ser en Luna Llena), tomar siete dientes de ajo y unirlos entre sí con un hilo de seda. Colgarlo en el interior de un armario en el que se guarden pertenencias de su trabajo. Una semana después descolgar el collar para tomarlo entre sus manos hasta entibiarlo y volverlo a colocar en el sitio anterior. Al tercer jueves, tomar nuevamente los ajos y arrojarlos en un hornillo encendido, mientras se reza: "Que al ofrendarles esto, los espíritus del Fuego se dispongan a convertir en realidad el deseo que les pido". Arrojar las cenizas y limpiar el hornillo.

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La magia del Amor Para lograr un retorno Elegir un pimpollo de rosa de color rosado. Envolverlo con un trozo de seda violeta y colocarlo en un recipiente metálico encendido con carbón vegetal. Rezar la siguiente oración:

"Para que (nombrar a la persona) regrese a mí lleno de amor". Una vez consumidos sus elementos, enterrar las cenizas debajo de un árbol de su agrado o en una maceta que contenga su planta predilecta.

Reconciliación Romper en pequeños pedazos una raíz de lirio. Colocarlos en un vaso de vino tinto y dejar macerar durante doce horas. Al cabo de ese tiempo colar, agregar una pizca de azúcar y revolver. Dar de beber a la persona con quien se desea reconciliar. Mientras el ser amado bebe, decir en voz baja "Afrodita, que mi amor envuelva a todo su ser y endulce su corazón para siempre".

Fidelidad infalible Cocinar a fuego lento cinco gramos de hojas de vincapervinca. Dejar diez minutos después de hervir. Cuando está fría, rezar colocando las manos encima: "Confío en tu virtud de conservar la fidelidad de quien amo con todo mi ser". Luego, dar de beber a la persona amada, agregándole té común y miel. 281

Enamorar Tomar un limón jugoso y bien grande. Clavar en su cáscara cinco alfileres que sostendrán cinco papelitos con el nombre de la persona. Mientras se los pincha, visualizar una escena de amor compartida. Guardar el limón en un sitio oscuro. Esperar a que se seque por completo. En ese momento, la persona se sentirá enamorada.

Contra los celos Sumergir flores de saúco antes de Luna Nueva. Ponerlas a hervir junto con una zanahoria entera, hasta que ésta esté cocida. Colar el líquido mientras se reza: "Por las virtudes que en la zanahoria hay, por la armonía del saúco, yo te conjuro a que de esta manera, por la gloria de los cielos, cures de los celos a mi compañero/a… (decir el nombre)". Mezclar el preparado en un puré y darlo de comer a la persona dominada por los celos.

Para superar una crisis Tomar un baño a las diez de la noche, un viernes de Luna Creciente. Luego, vestirse para el ritual con ropas de color verde. Escribir sobre un papel su nombre y el de su amado/a, visualizando escenas de amor y cuidando de tener sólo pensamientos positivos y amorosos. Colocarse de cara al Este mientras se escribe. Colocar el papel en el fondo de una maceta de barro. Quemar mientras tanto unos gramos de mirra sobre carbones encendidos. Tomar una planta de romero y plantarla en esa maceta. Antes de cubrir con toda la tierra, cortar un mechón de sus cabellos y enterrarlos junto a la raíz. Luego, hundir 282

dos cristales de cuarzo. Regar la planta rezando: "Te prometo alimentarte y cuidarte día a día, así como tú sabrás ayudarme a alimentar mi amor y cuidarlo de todo lo que le haga daño".

Olvidar un amor Arrancar tres hojas de eucaliptos y romper en trozos pequeños. Mezclar en un plato con canela en rama y una cucharada de incienso en polvo. Volcar sobre la mezcla tantas gotas de vela azul como sea necesario para taparla, mientras se reza: "Para que nada quede entre… y… Que, de ahora en adelante, sólo los una el pasado, que así sea."

Pedir un hijo Arrancar hojas de un árbol frutal a las once horas de una noche de Luna Llena. La pareja debe arrancar siete ramas y, una a una, desprender todas las hojas. En la casa, la mujer se debe recostar sin ropa. Su pareja cortará con las manos las hojas en pequeños pedazos sobre el vientre de su compañera. Luego, ambos frotarán sus manos arrollando los trozos de hoja. Mientras lo hacen, elevar una plegaria espontánea por el hijo que habrá de llegar.

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Rituales de Salud Eterna juventud Preparar una infusión con media cucharadita de canela, jengibre y aloe, cáscaras de un limón, uvas, romero, mejorana, ruda y un vaso de agua bendita. Dejar hervir durante tres minutos y dejar reposar una semana entera a la luz de la luna. Colar y guardar en un frasco limpio forrado con papel blanco. Beber unas gotas luego de cada comida. Repetir la elaboración para llevar adelante un tratamiento prolongado.

Embarazo feliz Colocar una rosa de Jericó en un jarro lleno de agua de lluvia y dejar cerca de la cama. Una vez marchita, retirar y dejar que se seque envuelta en una ropa de bebé. Cuando esté bien seca, añadir al agua del baño o enjuague.

Para combatir la depresión Tomar una hoja de olivo fresco y escribir sobre ella, con tinta celeste, la palabra "Athena". Quemar sobre un carboncito un puñado de hojas de albahaca, lavanda y canela. Cuando el humo se haya expandido, arrojar sobre los carbones la hoja de olivo. Respirar las emanaciones profundamente, mientras se visualizan escenas gratas y paisajes hermosos. Esta combinación de hierbas, relajación y visualización aleja los espíritus del abatimiento.

Curar el mal de ojo Moler un trozo de raíz de eléboro negro. Mezclar con 284

alcohol y colocar en una gasa o paño limpio, a modo de compresa, sobre la frente de la persona ojeada. Dejar durante diez minutos; mientras tanto colocar un vaso de agua debajo de la silla o cama donde se encuentra la persona. Permanecer rezando mientras la preparación está en la frente del paciente. Luego tirar el agua en una pileta, y lavar con abundante jabón y detergente.

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Magia para Destrabes Disolver obstáculos Quemar sobre tres carboncitos una pastilla de alcanfor cortada en trozos pequeños. Sahumear todo su cuerpo y su casa rezando para ser liberado de toda traba. Repetir el ritual durante tres semanas seguidas, todos los martes y viernes a primera hora de la mañana.

Ritual Abrecaminos (para eliminar dificultades en la relación con otras personas) Colocar siete manzanas rojas ahuecadas en una bandeja forrada con papel dorado. Verter en cada una de ellas, partes iguales de la siguiente mezcla: siete cucharaditas de azafrán y siete granos de pimienta negra. Encender una vela dorada en el centro de la bandeja y dejar que se consuma íntegramente. Luego, tomar las puntas del papel, levantarlas y envolverlas con todos los elementos adentro. Enterrar ese paquete en tierra fértil, cerca de una planta con hojas verdes.

Amuleto liberador Envolver en un trozo de tela violeta un trozo de ruda, semillas de ortiga y una hoja de laurel fresco. Cerrar el paquete, haciendo un nudo con hilo blanco. Colocar en una copa y cubrir completamente con coñac. Dejar reposar 24 horas. Retirar el paquete y poner a secar hasta que el líquido se evapore por completo. Guardar la bolsa dentro de una caja de cartón, dejarla allí hasta que esté seca por completo. Una vez seco, retirar el atado y envolver el contenido en una bolsita de cuero que se debe llevar en el bolsillo derecho de la vestimenta. 286

Mini-diccionario de Botánica Oculta Ajo: antibiótico natural. Previene infecciones, la hipertensión y el colesterol, la tuberculosis y afecciones respiratorias. Botánica oculta: propicia la buena suerte y ahuyenta la negatividad. Planeta: Mercurio.

Aloe: se emplea en polvo para atraer influencias jupiterianas. Eléboro: llamada también Hierba de Navidad y Rosa de Fuego. Purgante. Botánica oculta: disuelve hechizos y convoca fuerzas del mal si se la arroja al fuego. Su raíz fresca preserva del mal de ojo.

Incienso:

según la mitología, la hija de Arcamo y

Eurinoma se entregó a su enamorado Apolo. Para castigarla, su padre la enterró viva. Para honrarla, el dios Sol la convirtió en este árbol, siendo su perfume el más utilizado en todos los templos en sus ceremonias. Su fragancia se utiliza para purificar ambientes, en cultos religiosos y sesiones espiritistas. Planeta: Sol y Júpiter.

Lavanda:

calmante natural que alivia el insomnio. Sus

inhalaciones combaten anginas y gripes. Se utiliza en rituales de amor, bienestar y salud. Planeta: Mercurio.

Laurel:

el laurel común se utiliza en la magia blanca.

Especial para practicar adivinación. Planetas: Sol en Leo o Piscis. Olivo: su ramo simboliza la paz. Los antiguos la consa287

graron al culto de Minerva. Tiene un gran poder mágico.

Ortiga: su raíz es expectorante. Su jugo evita las hemorragias. Botánica oculta: simboliza la lujuria. Si se la recoge cuando la Luna está en Escorpio, confiere valentía y arrojo.

Romero: hierba aromática de uso culinario. Botánica oculta: ideal para la magia amorosa. Planeta: Venus.

Rosa de Jericó:

produce elevación espiritual y dones

paranormales. Planeta: Saturno.

Ruda: Eficaz para alejar la mala suerte, el mal de ojo y la envidia. Planeta: Júpiter.

Saúco: representa los sentimientos de recelo y el temor a perder el amor. Sus propiedades aumentan si se las recoge antes de la Luna Llena, en octubre. Planeta: Venus.

Vincapervinca: sus hojas evitan las diarreas y las menstruaciones copiosas. Botánica oculta: garantiza la fidelidad. Cualidades frías y secas. Planeta: Venus.

Zanahoria: Alivia los catarros. Sus hojas son sudoríficas. Botánica oculta: extraordinarias virtudes mágicas, especialmente en cuestiones de amor. Planeta: Venus.

288

Testimonios impactantes El último mensaje Una señora vino a verme para contarme su historia: su padrastro había sido muy injusto y malo con ella, durante toda su vida. Sus últimos años vivió postrado en una silla de ruedas y ella había decidido internarlo en un geriátrico. Resulta que el día en que murió su padrastro, ella soñó con un realismo increíble que su padrastro se presentaba al lado de su cama, le daba una flor y luego desaparecía. No pudo dormir más aquella noche… A la mañana siguiente, al llegar al geriátrico, se entera de lo sucedido: habla con la enfermera y esta le cuenta los pormenores y le dice que esa tarde el hombre le había pedido salir al jardín para arrancar una flor. Cuando lo encontraron sin vida estaba con la flor, apretada en su mano. Después de escuchar el relato le dije: "seguramente su padrastro sabía que ese era su último día y le envió el mensaje telepáticamente para que usted lo reciba. Fue tan fuerte su deseo que usted lo soñó como si fuese vivido. Para poder abandonar el plano físico, quizás necesitaba que usted lo perdone". Justicia divina Reconozco que en el consultorio aprendí más que en cualquier otro lugar del mundo, incluso que en una universidad. Más aún que en los libros, porque aprendí con el dolor y sufrimiento de la persona que lo estaba viviendo, he escuchado tantos relatos conmovedores, tantas historias sorprendentes y, en este instante, llega a mi memoria una mujer que acudió a mí para que la ayudase a encontrar justicia divina, y me contó que tenía una vida tranquila hasta que llegó una nueva vecina a su barrio, que no paraba de hacerle todo tipo de brujerías. "La mala suerte me persigue, todo se me corta, me han dicho personas que he visitado que lo que me hizo no es para matarme sino para que quede sola y sufra de por vida", me dijo totalmente angustiada. "Hace poco me mandó al hospital y la muy bruja me vino a visitar para saber cómo estaba. Me ha dejado sola, nadie me visita, nadie me llama, se está saliendo con la suya, quiero justicia divina y sé que usted me ayudará a encontrarla". Le dije que si lo que quería era perjudicar a su vecina, lamentablemente se había equivocado de lugar, ya que solamente podía hacer el bien. "No, no busco perjudicarla, quiero que todo lo malo que planea para mí no me llegue, le vuelva a ella". Realicé un trabajo de destrabe y una fuerte protección. Al poco tiempo, la mujer regresó vital, tranquila y con su alegría recuperada, a agradecerme. 289

Testimonios impactantes Pintura satánica Aproximadamente un año antes de aquella consulta, la señora se había casado con un señor del cual estaba muy enamorada. A partir de su casamiento comenzaron a sucederle a aquel matrimonio todo tipo de calamidades, y ambos habían decidido llamar a un cura para que bendiga su casa. Al poco tiempo la señora estaba en el living de su casa, mirando un cuadro que le habían regalado y que estaba colgado en una de las paredes cuando, de repente, el cuadro se cae, dañándose su marco. Rápidamente mandó el cuadro a restaurar y volvió a colgarlo en el mismo sitio. En la consulta le pregunté: ¿quién le regaló ese cuadro? En verdad no lo sé -me contestó-, sólo sé que fue un regalo de casamiento. Tras averiguar entre parientes, amigos, compañeros y demás invitados, nadie parecía habérselo regalado. Afortunadamente pude comprobar que esa pintura estaba trabajada con las fuerzas del mal para que ese matrimonio no prosiguiese. En el mismo se podía ver subliminalmente la cara de 7 figuras diabólicas. Una vez desactivada la carga energética negativa que tenía, el cuadro fue neutralizado. Sin embargo, la señora decidió quemarlo. Matrimonio mayor Llegó a la consulta un matrimonio mayor, solamente entró la señora. La consulta en realidad era para su hija. La señora había traído fotos familiares, y me preguntó todo lo que quería saber. Además pudo confirmar su sospecha, la pareja de su hija tenía otra mujer. Sabía interiormente que tenía que decirle algo de suma importancia a esa señora antes de que terminase la consulta, aunque sus preguntas perturbaban mi visión al finalizar la consulta. "¿Cómo me ve de salud?", preguntó. Hice un profundo silencio, me concentré y le dije, tocándome el pecho con la mano, a la altura del corazón: "usted con urgencia debe consultar a un médico, un médico especialista". "¿Cardiólogo?", me preguntó la mujer. La respuesta fue afirmativa. La volví a ver a las dos o tres semanas, me vino a contar todos los estudios que le habían mandado a hacer: el cardiólogo le dijo que su vida corría serio peligro. Por fortuna la habían atendido a tiempo; si hubiese dejado pasar un par de días podría haber sido trágico.

290

Mi mensaje final ecorrí la escritura de este libro con pasión y alegría. Has tenido entre tus manos una parte importantísima de todo mi ser. He abierto a lo largo de estas páginas mi corazón, relaté las vivencias más importantes de mi historia personal, así como traté de volcar algo de lo aprendido a lo largo de todos estos años de trabajo y entrega.

R

Este testimonio deja las bases sentadas de lo que significa el Poder Extrasensorial puesto en acción al servicio de los demás. Ser clarividente, trabajar con la telepatía, dejar que la magia del Universo pase a través de mí para llegar a otros desde la consulta y desde este momento hacia mis lectores. Hay quienes conocen mi obra como coach existencial, o que han leído otros libros que escribí, como La Magia de Petenecerse, Yo puedo ayudarlos, El libro de las Metáforas, mis ya acostumbrados anuarios astrológicos, el videocurso Del Temor al Poder o mi reciente CD con Siete Meditaciones para ser Feliz, entre otros trabajos publicados. Para ellos, va mi agradecimiento y mi cariño permanente. Deseo dar la bienvenida a la historia de mi vida a todos aquellos que recién me han conocido. Los invito a hacer suya mi convicción de que se puede ser feliz, se puede ser mejor, se puede encontrar el camino por más obstáculos que aparezcan a lo largo de esta vida. Sepan que estoy aquí, dispuesto a ayudarlos. 291

Vinimos al mundo a aprender muchas lecciones, la mayoría bellas y maravillosas. Hay quienes están dispuestos a acompañarnos, seres físicos como nosotros, y seres espirituales que se ofrecen para guiarnos, protegernos y aconsejarnos. Estar en contacto con ellos a través de la meditación y la búsqueda del verdadero camino interior es un paso más en nuestro trayecto hacia un mayor contacto con la armonía del Universo. Puedes estar seguro de que muchas respuestas a tus interrogantes están al alcance de tu mano. Ese es el testimonio de mi propia vida y la de algunos otros que quise compartir a lo largo de estas páginas. Sólo hay que buscar… Te saludo desde lo más profundo de mi corazón. ¡Hasta la próxima!

Testimonios impactantes La viuda Muchas son las personas que quieren que me traslade y las atienda en su domicilio, cosa que hice en mis comienzos y que había dejado de hacer hacía ya mucho tiempo. Hasta aquel día que después de terminada la consulta con una señora, me dijo que su patrona quería que yo la atendiera en su domicilio, y me cuenta que su patrona la había mandado para saber si yo era bueno y sincero tal como le había dicho su peluquero personal, ya que la superestrella televisiva que él atiende había quedado fascinada después de una consulta conmigo. Sabía también que había vaticinado el accidente del cantante cordobés, que atendía a la mujer de dúo de hermanos tan famoso, que era el fiel confidente de la actriz que más novelas ha protagonizado en el país. Después de un diálogo telefónico accedí a atender a la señora, hacía poco tiempo que había quedado viuda. Su marido se había ido y la había dejado vacía.

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Me dijo "necesito que me oriente, tengo que tomar decisiones comerciales muy importantes, muchas son las familias que viven de la empresa que mi marido me dejó, y no quiero equivocarme". Las bolsas que el marido de esta mujer fabricaba, y con las cuales realicé algunos procedimientos de energetización, debían estar siempre presentes a la hora de tomar decisiones. El caso de esta mujer tan sensible y llena de amor me había dejado una enseñanza muy grande. La primera es que hay cosas -como el amor- que el dinero no puede comprar y la segunda es que existen dos problemas con el dinero: cuando no se tiene… o cuando se tiene demasiado. Quería saber quién había sido Después de haber fallecido su marido, una señora me viene a consultar porque quería saber adónde su marido tenía guardado el dinero. Para esto la señora había consultado en la provincia en la cual vivía a dos videntes de su barrio, uno le había dicho que estaba en la casa y el otro que el dinero no existía. Ella había decidido viajar muchos kilómetros para aclarar sus dudas, y saber si a través de mis ayudas podría dar con el paradero de lo que tanto estaba buscando. Para eso extendí un mapa sobre el escritorio, tomé el péndulo y lo apoyé en su provincia. Al instante tuve una visión y le dije "veo el paquete que contiene el dinero que dejó su marido, está en un lugar alto en la parte de atrás de su casa. Veo maderas, es un cielo raso. A este paquete tiene acceso una mujer rubia que tiene un tatuaje de una mariposa en el hombro". La señora dijo de inmediato: "por su descripción es mi empleada de servicio". Proseguí la consulta pidiéndole el nombre de la empleada, tras anotarlo en un papel y pasar la yema de mis dedos por encina del nombre, le dije: "efectivamente es ella". "¿Pero como puede ser?, me traicionó, es una falsa, yo le dí todo, con razón, ya lo entiendo, de dónde saca la plata para hacer su casa. Ella me decía que su pareja había encontrado un buen trabajo". La señora, sabiendo la verdad, le dijo a la empleada que se iba a ausentar y se quedó escondida en su propia casa. Un día la encontró con las manos en la masa, subida a una escalera, y tomando el dinero. Su dolor por la traición fue muy grande, pero por fin supo el lugar donde su marido había ocultado el dinero. 293

294

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Indice Prólogo.............................................................

Página 7

Capítulo 1..........................................................

Página 13

Capítulo 2........................................................

Página 89

Capítulo 3........................................................

Página 139

Capítulo 4.......................................................

Página 195

Recetas Caseras de Magia con Hierbas................................................

Página 271

Mensaje Final.......................................

Página 291

297

Testimonios impactantes Quiero que adivine mi futuro Estas fueron las palabras con las que había llegado a la consulta; al instante cruzó sus piernas y recostó su espalda sobre el sillón. Recuerdo haberlo mirado profundamente a los ojos, y le pregunté, "¿Usted me está hablando en serio? ¿Usted cree en los reyes magos? ¿Usted cree en los adivinos?". Y, golpeando repetidamente la palma de mi mano sobre el escritorio, lo invité a que nos retirásemos. "No, espere, no se enoje profesor". Volví a tomar asiento y le dije: los adivinos no existen, existimos personas que tenemos desarrollada la percepción extrasensorial. Y continué diciéndole "por favor abreviemos, ¿que le hizo venir a verme?". Apoyó sus brazos sobre el escritorio, agachó su cabeza y comenzó a llorar. "Necesito su ayuda -dijo-. Dentro de mí vive otro espíritu, él me habla y me dice lo que tengo que hacer, a veces soy yo y a veces no, estoy poseído. Es un espíritu malo, a veces me hace hacer cosas de las cuales después me arrepiento. Hace algunos años, un cura me exorcizó pero aún así mi calvario continuó". Pensé por un momento que estaba delirando, muchas son las personas que deliran en este campo, pero sentí que tenía que escucharlo y así lo hice. Al principio le costaba hablar de su vida, me expresó su admiración por mi profesión y su interés en la parapsicología, las ciencias esotéricas y todo lo paranormal. Este hombre me contó que todo comenzó después de un accidente automovilístico en el cual había muerto un criminal que venía siguiendo la policía. Supuestamente el espíritu de este criminal habitaba el cuerpo de este hombre, que por momentos parecía estar volviéndose loco, pensando en más de una oportunidad en terminar con su vida. Cerré los ojos, me concentré, entré en un estado psíquico profundo, puse mi mente en blanco, dialogué con mi maestro y así llegó una receta milenaria, que este hombre siguió al pie de la letra. Gracias a esa receta, este hombre pudo liberarse de la pesadilla que estaba viviendo.

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