Semiotica De La Cultura Iuri Lotman

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J urij M. Lotman y Escuela de Tartu

Semiótica de la Cultura

'1

Semiótica de la cultura

o:

el

«IC UJ

J-

«

U

JUrij M. Lotman y Escuela de T artu

Jorge Lozano

de

Introducción, selección y notas

Semiótica de la cultura

,

EDICIONES CATEDRA, S. A. Madrid

Traducción de Nieves Méndez

© V.A.A.P. (Sociedad Nacional de la U.R.S.S. para los derechos de autor) Ediciones Cátedra, S. A., 1979 D. Ramón de la Cruz, 67. Madrid-1 Depósito lega]: M. 23.423 -1979 ISBN: 84-376-0193-2 Printed in Spain Impreso en VELOGRAF.Tracia, 17. Madrid-17 Papel: Torras Hostench, S. A.

JORGE

LOZANO

LOTMAN

II. III. IV.

M.

Introducción a Lotman y la Escuela de Tartu ,~I. Algunas notas históricas La semiótica soviética .. Lotman y la Escuela de Tartu Breves notas sobre esta compilación

JURlj

LOTMAN

y BORIS

A.

USPENSKIJ

El problema del signo y del sistema sígnico en la tipología cultura anterior al siglo xx

M.

LOTMAN

Sobre el mecanismo semiótico de la cultura

JURIJ

M.

LOTMAN

y BORIS

A.

USPENSKIJ

Un modelo dinámico del sistema semiótico

JURIJ

M.

Mito, nombre, cultura

]URIJ

Z. G. MINe El concepto de texto y la estética simbolista AVERINCEV

El carácter general de la simbólica en la Alta Edad Media

S. S.

41

21 36

11 14

9

índice

de la

67

93

111

137

145

7

V. V. IVANov

La semiótica

de las oposiciones

mi tológicas de varios pueblos

de la semiótica

y «miedo»

de «fin- y «principio»

de «vergüenza»

en el campo

dadas

en los

y derecho en sus relaciones

del comportamiento humano en situaciones y fin de la ceremonia, fórmulas de cortesía)

TOLSTO¡

semiótica (principio

T. V. Crv'JAN La

N. I. y S. M.

LOTMAN

Para una semántica de los lados izquierdo con otros elementos simbólicos

M.

de los conceptos

LOTMAN

Valor modelizan te de 10 conceptos

JURIJ

M. USPENSKIJ

Semiótica

JURI)

B. A.

IVANov

soviéticas

de los signos en el cine

Historia sub especie semioticae V. V. La estructura SEGAL

Las investigaciones últimos años

D. M.

8

149

173

195

199 205

209

219

225

I

\

Introducción

JORGE

LOZANO

a Lotman y la Escuela de Tartu

I. Algunas notas históricas

Queda ya muy lejos la afirmación de Barthes, de 1964, «La semiología sigue todavía buscándose a sí misma», y no digamos el timorato proyecto de Saussure de crear, en el futuro} «una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social». Parece conveniente, antes de ocuparnos de los estudios de I,ot:q¡a_n_y.la . Escuela de Tartu sobre la semiótica de la cultura, deshacer el mal1 entendido extensamenfeacépta-élo de considerar la semiótica una disciplina «actual», surgida con el estructurqli~IDº_, ~7 hasta CIerto :. punto una preocupaclon «Eiferal», un modo gratuito de observar las cosas. Sin pretender acumular datos en prueba de lo contrario, repasaremos brevemente algunos autores para quienes ha sido esencial la reflexión sobre los signos o sobre el funcionamiento de los hechos de la vida social como fenómenos significantes, si bien esta faceta es la que normalmente se ha pasado por alto en las sucesivas lecturas de dichos autores. Somos conscientes del riesgo de historicismo -amén de la parcialidad- que supone la selección de los ejemplos reseñados. La intención no es otra que la de mostrar, pese a su peligrosa descontextualización, una serie de textos «históricos» en Jos que el acercamiel!tº- ..~~miót~~o, abstracción hecha de los postulados episteñiOIógicos~ nos parece evidente. El estudio de los tipos de semiosis existentes o posibles 1 es tan

1 Ch. S. Peirce define la semiótica como la «teoría de la naturaleza esencial y de la variedad fundamental de toda semiosis posible», Collected Pspers, 5.844.

9

o

propio,

y

a partir

de las muy variadas

sobre todo tipo de objetos,

aportaciones, y en cuanto

crítica de la ciencia (Kristeva ), capacidad de el

como de los análisis

escuelas, tanto en el campo de su fundamentación

con estatuto

antiguo como la filosofía. De hecho, Eco (1978) propone una relectura de la historia de la filosofía en clave semiótica. Hoy ya es e: 11. innegable el establecimiento progresivo de la semiótica como dis\ -'Iciplina 1

I teórica,

~\'\~-rdesdediferentes

_/J' . ciencia autocrítica

que,

cerse con todo

como

su vigor.

sostiene

el propio

Lotmem:

ha necesitado

esperar su momento en la evolución del pensamiento para estable-

conocimiento

'"6-' reflexión sobre los modos humanos de construir \' transmitir

I_

Las primeras ~ ele esta preocupación parecen encontrarse en los presocráticos, preocupados por la interpretación de los mensajes divinos. Los estoiCos ya distinguían entre semainon (significante) y semainomenon (significado) '. Platón define en Cratilo, con lucidez asombrosa, el signo como «lo que reenvía a otra cosa natural i o convencionalmente». Aristóteles (De Interpretatione) distingue en• >. ,"'3:. tre onoma, signo que por una determinada convención significa una ;"!~ cosa (como /Filón/ o /barco/); rema, signo que incluye en su significación una referencia temporal (como /está sano/); lagos) signo complejo, un discurso significativo completo. La distinción que establece en La Metafísica entre sustancia) materia y forma guarda un parecido extraordinario con la tripartición de las dos caras del (;' signo de Hjemslev ". Galeno ya usó el término semiotiké para designar la ciencia de los síntomas en medicina. , Desde una posición pre-semiq_tica pero intuyendo muchos de sus :- desarrollos posteriores/San Agustín define en De la Dialectica (capi\ tulo V) el SIgno como - ..-" -' aquello que se muestra a sí mismo al sentido y que, fuera de si, muestra también algo al espíritu. Hablar es dar un signo con la ayuda de un sonido articulado.

de la semiótica

por

Las palabras no son, por tanto, otra cosa más que signos. En el

«La semiótica

estoica y el escepticismo», en A. Rey, T béories du 1972. Rey señala el paralelismo entre el y el de un metalenguaje según la descripción estoica

la palabra es el signo de una cosa que puede ser comprendido el receptor cuando es proferido por el locutor,

mismo capítulo añade,

_-:: Véase

esquema

signe et d.u sens, París, Klincksieck,

de Hjemslev. También «Naissance de la sémiotique occidentale», en T. Todorov, Théóries du Symbole, Seuil, París, 1977. 3 Véase ~llio di Maur~ Introdusione alta Semantiea, Bari, Laterza, 1965.

10

í)"

I

señalando dos tipos de relaciones: la del signo y la cosa (designación y significación) y la del locutor y el auditor (comunicación) '. Podemos incluso ver en San Agustín un precursor de la kinésica,

las señales son una producción del espíritu como la cara es expresión del cuerpo [ ... ]. Cuando alguien dice Iratus sum ningún pueblo, salvo los latinos, le comprende. Pero si la pasión de su alma en fuego le sube a la cara, y transforma su expresión, todos los espectadores piensan: 'Un hombre en cólera' (Doctrina Cristiana, Il, 3).

la naturaleza de las cosas .como son en SI mismas, sus relaciones y su modo de operar; fta1ii?ti/lo que el hombre mismo tiene el deber de hacer como agente racional y voluntario para alcanzar cualquier fin, y especialmente la felicidad; y en tercer __lºg~,' la ciencia que estudia los modos y medios con los cuales se alcanza y comunica el conocimiento de estos dos órdenes de cosas .. A esta ciencia se le puede llamar LijµELW-CLXT], o sea, 11~-d'O"drina4.c_ lQ;-;Ti~~sJ [... ]; su objetivo es el de considerar la naturaleza de los signos de los que hace uso el espíritu para el entendimiento de las cosas, o para transmitir a otros su conocimiento 9.

Guillermo de Occam, en la Sltmma logicae, considera signo «todo lo que, una vez aprehendido, hace conocer otra cosa». Los Modistae, í grupo de: gramáticos del siglo XIII que recibieron ese nombre por ) ,t'jcescribir tratados titulados De modis significandi, descubren que la rf';p· i lengua es una estructura que está en cierta forma «garantizada» por (' la estructura del ser (madi essendi) y por la de la mente (madi intelligendi) '. Entre los escolásticos merece atención el español Franciscus Sanctius Brocensis, el Brocense, autor de Minerva 6, considerado «el Descartes de .105 gramáticos» 7. La importancia de Descartes -/ ha sido ya señalada por N. Chomsky en Cariesian Linguistics e. . -:;,_.,...,,> Pero esll&c_ke:; quien puede arrogarse la «responsabilidadx de : . \' la introducción del término semiótica (semiotics) y de fundar su • l' proyecto. En efecto, en su célebre Essay on Human _U1I!!erstandjng (IV, XXI, 1), divide la ciencia en tres áreas:' La filosofía) que se ocupa de , . . .((:\

A!

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a

" T. Todorov, op. cit., «La syntbese Augustinienne». 5 Cfr. R. Barthes, Investigaciones retóricas J. La retórica antigua, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1974. 6 F. Sánchez de las Brozas (Broncense), Minerva, Madrid, Cátedra, 1976. 7 R. Jakobson «Glosses on the Medieval Insight into the Science of Languege», en Mélanges linguistiques ollerts Émíle Benceniste, París, Sociéré de Linguistique de París, 1975.

9

Locke

identifica,

como

siglos

más

tarde

haría

Peirce,

semiótica

con

8 N. Chomsky, Cartesian Linguistícs: A Cbapser in the History 01 Rationalist Thought, Nueva York, Harper & Row, 1966; trad. cast., Lingüística cartesiana: Un capítulo de la historia del pensamiento racionalista, Madrid, Gredas, 1969.

11

Antes de hablar de Peirce, baste señalar, pasando por alto a Hobbes, Hume, Berkeley, que de un modo u otro se ocuparon de la semiótica, la obra de J. H. Lambert, Semiotik, y Wissenschafstehre de Bolzano (1837), uno de cuyos capítulos se titula precisamente «Semiotik», o el ensayo de Husserl «Zur logik der Zeichen (Serniotik)», escrito en 1890 e impublicado hasta 197010• /'" Por fin llegamos a uno de los fundadores de la semiótica contemporánea, Charles Sanders Peirce, que tampoco fue publicado hasta muy tardíamente. Pese a haber sido considerado lógico, representante de la escuela pragmática, e tc., Peirce asumió siempre el papel de «padre de la semiótica», así en una carta a Lady Welby escribe: Yo soy [ ... ] un pionero o al menos un explorador en la actividad de clarificar e iniciar lo que yo llamo semiótica, es decir, la doctina de la naturaleza esencial y de las variedades fundamentales de toda posible semiosis -y aún añade-, nunca me ha sido posible emprender un estudio, sea cual fuere su ámbito, las matemáticas, la moral, la metafísica, la gravitación, la termodinámica, la óptica, la química, la anatomía comparada, la astronomía, los hombres y las mujeres, el whist, la psicología, la fonética, la economía, la historia de las ciencias, el vino, la metereología, sin concebirlo como un estudio semiótico.

Sin entrar, evidentemente, en el pensamiento complejo e importante de Peirce 11" destacamos dos consecuencias importantes:

:-.:~'1) El carácter social, cultural, de los signos (signos: «algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o ca'.

"

.2": La llamada por Peirce Semiosis ilimitada, es decir, el hecho

rácter») .

"

Signos verbales o VIS1VOS Signos sobrenaturales Signos naturales

sematología. crematología. fisiología.

lógica -de hecho Peirce conoció la obra de Ladee antes de hablar de semiótica. Aunque estas definiciones de Locke han sido consideradas como las primeras definiciones conscientes de la semiótica, parece que anteriormente un planteamiento similar ya había sido explicitado, por ejemplo, por john Wilkins que en Mercury, or the Secret and Swift Messenger (1641), tratando sobre los modos posibles de comunicación, distingue entre criptologia, criptografía y semiología. Otro ejemplo es Ars signorurn (1661) de Georges Dalgarno quien distingue: -

in Véase R. jakobson, «Coup d'oeil sur le développement de la sémiotique», Comunicación al L'" Congreso de la International Association of Semiotic Studíes, Milán, junio 1974. 11 Dentro de la vastísima literatuta sobre Peirce, remitimos a una obra reciente' de un español: A. Tordera, Hacia una semiótica programática (El signo en Ch. S. Peirce), Valencia,' Fernando Torres, 1978.

12

~I

J.

._',-:1,

.

de que el objeto de un signo es siempre el signo de otro objeto, y no existe una realidad última absolutamente objetual y no significante.

El otro gran filón de la semiótica contemporánea es el que parte de Saussure guien, ignorando l~ tradición filosófica apuntada; se pregunta: «¿Por qué la~eP1iología no ha exisiido hiistaahora?» 12 y de hecho habló de semiología -o signología- sólo como posibilidad abierta al futuro de estudio exclusivamente de sistemas de «signos convencionales» (lenguaje gestual, lenguaje de los sordomudos, reglas de cortesía, etc.). Al centrar su estudio en la langue, como sistema de signos, crea una linea de estudios semiológicos de base eminentemente lingüística (durante algún tiempo por semiología se entendía la corriente europea de base lingüística, mientras por semiótica, aquella anglosajona de base lógico-filosófica). En esta línea Barthes, con los Elementos de semiología, de 1964, por una parte comienza una nueva época en la historia de la ciencia de los sistemas de signos, y por otra, desde postulados saussureanos, invierte su propuesta, consistente en constituir la lingüística como una parte de la ciencia más general de los signos, en otra en que la semiología sería absorbida por una translingüística, en la medida en que todos los sistemas de signos son de alguna forma «hablados», y entraría a formar parte de la lingüística, ciencia más general. La herencia lingüística saussureana, siendo fundamental, redujo, sin embargo, la posibilidad de desarrollar la semiótica a otros campos,

IJ akobsorv' afirma:

_ El egocentrismo de los lingüistas, que tratan de excluir de la ..) esfera semiótica los signos organizados de manera diferente de los ~ de la lengua) reduce en efecto la semiótica a un simple sinónimo de _. la lingüística 13.

,.Los J.~'§;jót~~ soilélif;9~, como veremos más adelante, si bien ~ cuentan con una importante tradición lingüística y reconocen que 'j «la lingüística es la parte más elaborada de la semiótica» H., se ocupan estudio de cualquier sistema de signos, sin preocuparse de ser a l~eirce 0_ a Saussure"; desde formaciones y posiciones dile-

L fieles

.. ~~ ~;I' del

ii;::/ ia Cit. por R. Jakobson en «Coup d'oeil ... », loe. cit. 13 R. ]akobson, «COUP d'oeil. .. », loe. cit. H B. A. Uspenskii, «Les problemes sémioriques du style a la lumiere de la Iinguistique», en J. Kristeva el al. (eds.) Essays in Semiotics, La Haya, Mouton, 1971. 15 L I. Revzin, «De la lingüística estructural a la semiótica», en Los sistemas de signos) Madrid, Alberto Corazón, 1972, indica ya esta posición de partida

13

La semiótica soviética

El origen, de la semiótica soviética ,; tiene su base en el e~tudio del aspecto SIgl1lCOdel lenguaje. Los introductores de estas mvestigacipnes eran lingüistas de formación; ya en 1916 Linzbach decía:

II.

.r-:

'.' «Una determinada orientacion científica» en el estudio de la dimensión significacional que atraviesa toda práctica social y supone una distinta pertinencia en la categorización e interpretación de los fenómenos de que tradicionalmente se ocupan las ciencias «sociales» o «humanas». Este es el nuevo horizonte que ha empezado a abrirse para la semiótica y en el que la escuela soviética juega un papel fundamental. '-'

en nuestra practica científica, la denominación 'semiótica' se refiere '1 no sólo a la ciencia abstracta sobre las propiedades universales de \ los sistemas sígnicos, sino principalmente a una determinada orientación científica, todavía apenas en formación, que abarca aquello que en otros países estudian ciencias como la antropología cultural (social, estructural), la psicología social, la etnografía histórica, el análisis del contenido, la poética, la crítica de arte, etc.

·~ \ rentes -lingüística, antropología, teoría de la información, ciber- .1 -~ 'f]nética, etc. Al crearse, en 1969, la Asociación Internacional de Semiótica se adoptó el nombre de 'semiótica' -sin excluir el de 'semiología'para la disciplina que estudia los sistemas de significación. Se abre así una época en la que la semiótica, intentando formalizarse progresivamente, coexiste e interviene io con otras ciencias, busca nuevos objetos, nuevos sectores de aplicación 0, como señala Segal en un artículo de este libro (<
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i:i.) ~.-

de la semiótica soviética: da semiótica, ciencia que estudia las propiedades generales de los sistemas de signos [ ... ], se planteó en líneas paralelas pero autónomas, en los trabajos de uno de los pilares de la moderna lingüística estructural de F. de Saussure, y de uno de los fundadores de la lógica matemática, Charles S. Peirce». 16 Semiótica como «ars interveniendi», P. Fabbri, «Le comunicazioni di massa in Italia: sguardo semiotico e malocchino della sociologia», VS Quaderni di stüdi semiotici, 5, 1973. 17 Véase más adelante, D. M. Segal, «Las investigaciones soviéticas en el campo de la semiótica en los últimos años».

14

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I

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No se ha encontrado jamás la piedra filosofal, pero se ha encontrado otra cosa, algo mucho más maravilloso: la ciencia exacta que nos permite hoy soñar en la transformación de la materia [ ... ]. Consideramos el trabajo de los lingüistas modernos como un trabajo infatigable, de gnomos fantásticos semejantes a lo que fueron los alquimistas. Su actividad se define por el esfuerzo más o menos consciente de descubrir las leyes generales que determinan la exisrenda del lenguaje y cuya posesión es igual a la posesión de la piedra Iílosofal ".

Dejando de lado el entusiasmo quimérico de este sabio ruso, no cabe duda de que la tradición lingüística de este país ha promovido las corrientes de la semiótica soviética contemporánea. Figuras como /Jean Baudouin de Courtenay/,(1845-1929), fundador de la escuela dera2áñ,aéleli1l1-taronen-él í'sigl9_l?!ls_g.gymuchas de las ideas del movimiento lingüístico estructural. Los estudios filosóficos -que .tienen sus antecedentes en A. A. Potebnaj '"- el folklore y la crítica literaria eran hasta no hace mucho el campo de acción de los análisis de la significación. En 1919 aparece una colección de artículos de los Formalistas rusos tirulaaá Po§.ticE ". A pesar de la ocultación por parte de las autoi-ioades soviéticas, como indica Todorov, de la herencia del formalismo durante treinta años (1930-1960), su influencia ha sido constante, baste citar a Trubetzkoy y a Jakobson, éste militante de vanguardia del formalismo, para comprobar la permanencia de sus enseñanzas. Dado que no se trata en esta introducción de analizar dicha escuela, remitimos a las antologías y estudios de Erlich y Todorov ", sin embargo, como prueba de su influencia citamos&!.J2f~pio Lotrnan.:" (máximo representante de la actual semiótica soviética, miembro de la Asociación Internacional de Semiótica, director, hasta hace poco, de la cátedra de literatura rusa en la universidad de Tartn y de la revista Semeiotik:e, impulsor de los coloquios estivales de Kaüriku,

18 Principios de la lengua filosófica: Ensayos de lingüística exacta (Perrogrado, 1916), citado por J. Krisreva «L'Expansión de la Sémiotique», en J. Kristeva (eds.), Essays in Semiotics - Essais de Sémiotique, La Haya, Mouton, 1971. 1!J Véase R. L'Hermitte, «La linguistique soviétique», en L'Hermicte, Shaumián et ai., «La Iinguistique en U.R.S.S.», Langages, 15, 1969. 2D Poetika. Sboniki po teoríi poetischeskogo jazyka, Petrogrado, 1919, citado por T. Todorov, «La poétique en U.R.S.S.», Poésique, 9, 1972. 21 Erlich, Victor, Russian Formalism, La Haya, Mouton, 1954, traducción castellana', El formalismo ruso, Barcelona, Lumen. Todorov, Tzvetan (ed.), Théoríe de la litterature ~ Testes des [ormalistes russes, París, Seuil, 1965; traducción castellana, Buenos Aires, Signo.

15

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e interviene 16

con otras ciencias, busca nuevos

rentes -lingüística, antropología, teoría de la información, ~. etc, '7 ...... 1netlca, , Al crearse, en 1969, la Asociación Internacional de Semiótica se adoptó el nombre de 'semiótica' -sin excluir el de .semiología'para la disciplina que estudia los sistemas de significación. Se abre así una época en la que la semiótica, intentando formalizarse progre-

sivarnenre,

en nuestra práctica científica, la denominación 'semiótica' se refiere no sólo a la ciencia abstracta sobre las propiedades universales de los sistemas sígnicos, sino principalmente a una determinada orientación científica, todavía apenas en formación, que abarca aquello que en otros países estudian ciencias como la antropología cultural (social, estructural), la psicología social, la etnografía histórica, el análisis del contenido, la poética, la crítica de arte, etc.

objetos, nuevos sectores de aplicación o, como señala Segal en un artículo de este libro (<
II. La semiótica soviética

\~\" «Una determinada orientación científica» en el estudio de la -, dimensión significacional que atraviesa toda práctica social y supone una distinta pertinencia en la categorización e interpretación de los fenómenos de que tradicionalmente se ocupan las ciencias «sociales» o «humanas», Este es el nuevo horizonte que ha empezado a abrirse para la semiótica y en el que la escuela soviética juega un papel fundamental.

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El origen de la semiótica soviética 1i tiene su base en el estudio \, __).del aspecto sígnico del lenguaje. Los introductores de estas invesligaciones eran lingüistas de formación; ya en 1916 Linzbach decía: de la semiótica soviética: da sermonea, ciencia que estudia las propiedades generales de los sistemas de signos [ ... ], se planteó en lineas paralelas pero autónomas, en los trabajos de uno de los pilares de la moderna lingüística estructural de F. de Saussure, y de uno de los fundadores de la lógica matemática, Charles S. Peirce». 16 Semiótica como «ars ínterveniendi», P. Fabbri, «Le comunicazioni di massa in Italia: sguardo semiorico e malocchino della sociología», VS Quademí di stndi semiotici, 5, 1973. l7 Véase más adelante, D. M. Segal, «Las investigaciones soviéticas en el campo de la semiótica en los últimos años».

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No se ha encontrado jamás la piedra filosofal, pero se ha encontrado otra cosa, algo mucho más maravilloso: la ciencia exacta que nos permite hoy soñar en la transformación de la materia [ .... ]. Consideramos el trabajo de los lingüistas modernos como un trabajo infatigable, de gnomos fantásticos semejantes a lo que fueron los alquimistas. Su actividad se define por el esfuerzo más o menos consciente de descubrir las leyes generales que determinan la existencia del lenguaje y cuya posesión es igual a la posesión de la piedra Hlosotal ".

Dejando de lado el entusiasmo quimérico de este sabio ruso, no cabe duda de que la tradición lingüística de este país ha promovido las corrientes de la semiótica soviética contemporánea. Figuras como jJean Baudouin de Courtenay/'(1845-1929), fundador de la escuela , deKazán,- aaerantiron'Tnel sigJG_llas.i!4S" muchas de las ideas del movimiento lingüístico estructural. Los estudios filosóficos -que tienen sus antecedentes en A. A. Potebnaj "- el folklore y la crítica literaria eran hasta no hace mucho el campo de acción de los análisis de la significación. En 1919 aparece una colección de artículos de los Formalistas rusos tituJaaá P_º_~tic!!. 20. A pesar de la ocultación por parte de las ffilfOii¿lades soviéticas, como indica Todorov, de la herencia del formalismo durante treinta años (1930-1960), su influencia ha sido constante, baste citar a Trubetzkoy y a Jakobson, éste militante de vanguardia del formalismo, para comprobar la permanencia de sus enseñanzas. Dado que no se trata en esta introducción de analizar dicha escuela, remitimos a las antologías y estudios de Erlich y Todorov 2\ sin embargo, como prueba de su influencia citamos&Lpropio Lotman/ (máximo representante de la actual semiótica soviética, miembro de la Asociación Internacional de Semiótica, director, hasta hace poco, de la cátedra de literatura rusa en la universidad de Tartu y de la revista Semeiotike, impulsor de los coloquios estivales de Kaariku,

18 Principios de la lengua filosófica: Ensayos de lingidstíca exacta (Petrogrado, 1916), citado por]. Kristeva «L'Expansión de la Sémiotique», en J. Krlsceva (eds.), Essays in Semiotics - Essaís de Sémiotique, La Haya, Mouton, 1971. 19 Véase R. L'Hermitte, «La Iinguistique soviétique», en L'Hermitte, Shaumián et ol., «La linguistique en U.R.S.S.», Langages, 15, 1969. 20 Poetika. Sboniei po teorii poetischeskogo jazyka, Petrogrado, 1919, citado por T. Todorov, «La poétique en U.R.S.S.», Poétique, 9, 1972. 21 Erlich, Victor, Russian Formalism, La Haya, Mouton, 1954, traducción castellana, El formalismo ruso, Barcelona, Lumen. Todorov, Tzveran (ed.), Théorie de la litterature - Textes des [ormalistes rustes, París, Seuil, 1965; traducción castellana, Buenos Aires, Signo.

15

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Tartu), quien, tras referirse a Tynjanov, Sklowskij, Ejchernbaum, Gukovskij, Propp, etc., señala: Se debe subrayar que, en la actual fase de desarrollo, la ciencia literaria soviética, aun teniendo mucho en común con los trabajos de los investigadores de los años 20 [ ... ], se basa prevalentemente en los resultados de la lingüística estructural, de la sermonea, de la teoría de la información, de la cibernética (el subrayado es mío, J. L.).

Asimismo, Fokkema y Kunne dicen a propósito de Lotman que: su trabajo puede ser considerado una continuación del formalismo ruso, aunque posee también algunos aspectos originales w.

Abandonando los antecedentes y situándonos ya en una producción propiamente semiótica, podemos localizar su inicio, en los años 20, en los trabajos de Bogatirev sobre la semiótica del vestido popular ruso ~. Su influencia, en concreto en el campo de la semiótica del teatro, es notoria. Bogatirev y Jakobson, ambos miembros del Círculo Lingüístico de Praga, escribieron juntos en 1929 «El folklore como forma de creación autónoma» ::H, texto en el que se encuentran fuertemente marcados algunos .E..rincipios semióticos fundamentales 25;

Ji)

No se da innovación lingüística sin que haya un consenso social que la acepte y la integre, y esto vale también para los otros sistemas de comunicación. Cualquier sistema semiótico está sujeto a leyes semióticas .:»: generales y opera como código, pero tales códigos están vinculados a comunidades específicas (del poblado al grupo étnico) del mismo modo que un lenguaje genera sus subcódigos ligados a profesiones o actividades determinadas. El estudio de un código es estudio tanto de sus leyes sincrónicas como de la formación y transformación diacrónicas de estas leyes. ----c:--

22 Tbeories 01 Literatura in the Twentieth Century. Structuralísm, Marxísm, Aestbetics 01 Receptíon, Semiotics, Londres, C. Hurst and Co., 1977; traducción castellana, Madrid, Ediciones Cátedra (en prensa). ............... c <:!)The Functions 01 Folk Costume in Moravian Slovaeic, La Haya, Mouton, 1971. . u «Die Folglore als eine besondere Form des Scbaffens», Donum Natalicium Scbríinen, Mijmegem, Utrech, 1919, trad. ital., di folklore come forma di creaaione autónoma», Strumenti Critíci, 3, 1967. 25 Véase la introducción de U. Eco, «Il pensiero semiotico di R. jakobson», a R. ]akobson, Lo sviluppo della setníatica, Milán, Bompiani, 1978.

16

1¡' ,.

I

~,

Otro autor cuya influencia es patente en la actual escuela de Tartu es 'M:"'Bájtlli quien escribe, ya en 1929, Problemas de la obra creadora de Dostoievski, ampliado en 1936 en La poética de Dostoievski 26. Bajtin supone, como señala Kristeva, «uno de los intentos más potentes de superación de la escuela formalista» 27; su concepción del diálogo se opone a la de los formalistas, el diálogo puede ser monológico y lo que se llama monólogo es frecuentemente dialógico. En la obra citada señala esta carencia de la lingüística:

La lingüística estudia la lengua en sí misma, su lógica específica y sus entidades, que hacen posible la comunicación dialógica, pero hace abstracción de las propias relaciones dialógicas.

J.y.

(Para Bajtin «el diálogo es la única !,sfq~p_osible dellengu_aje~.) Esta concepción del diálogo está claramente presente en Lotman, que estudia la reconversión del proceso comunicativo «yo-el» en «yo-yo», «autocornunicación» (<<1due modelli ... ») 28, así como la concepción, también de Bajtin, del texto, en La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento sobre la obra de F. Rabelais -libro clave para el análisis semiótico ide los signos carnavalescos y base para los estudios tipológicos delarullüra-:_, los textos se sitúan en la historia y en la sociedad, que a su vez son analizadas como textos que «el escritor lee y en los que se inserta reescribiéndolos» 29_ Otro autor de influencia evidente, y no sólo limitada a la geografía soviética, es Propp cuya Morfolozía __deJ_su_ent9.ha sido, sin duda, uno de los pilares funaamentales del estructuralismo; desde el análisis estructural del relato a la antropología estructural consideran a Propp su pionero. Pero seguramente quien ha pesado con más fuerza en toda la/semiótica contemporánea,f y muy especialmente en Lotman,)ha sid~.Jakobson,· de quien ya hemos señalado el protagonismo en el grupo de los formalistas y en el Círculo de Praga,

17

26 B. A. Uspenskij lo analiza en Poetika leompozicci: Straktura cbudozestuennogo lezta leksta i tipologija kompozicionno¡ formy, Moscú, «Iskusstvo», 1970; traducción francesa, Poétique de la compositíon, París, Seuil, 1970. Asimismo Bajtin, en su artículo póstumo «Problema texta» (V oprosy Literatury, 10, 1976), se plantea el texto -c-etodo complejo sfgnico coherente»como objeto de investigación y de pensamiento. Superando el viejo formalismo, Bajtin se sitúa en la así llamada semiótica textual, que centra su análisis en el 'texto'. 27 «Le mot, le dialogue et le reman», en LTl!J.ELúYt'LXil Recherches pour une sémanalyse, París, Seuil, 1969. 28 «o dvuch modeljach kommikacii v sisteme kul'tury», en Trudy poznakovyun sistemam, VI, Tartu, 1973; ti-aducción italiana: <<1 due modelli della comunicazione nel sistema della cultura», en Lotman, Uspenskij, Tipología dello Cultura, Milán, Bornpiaui, 1975. 29 ]. Kristeva, «La mOL.», loe. cit.

2

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de donde surgieron las famosas tesis del 29. Su estancia en USA a partí r de 1946 tuvo como consecuencia la introducción en el campo de la semiótica, y naturalmente también en Rusia, de dos importantes descubrimientos:

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Ch. S. Peirce, de quien dice que es,,,el jnás inventivo y el mái-;;'niversal de los pensadores americanoi»(Jakobson, 1965) Y de quien utilizó e incorporó la famosa tríada sígnica: símbolo, índice, icono 30 a partir de la que se han establecido las diferencias y tipologías de signos. Tipología ésta que se halla presente en toda la escuela de Tartu. Por otra parte la introducción de Peirce -y de lingüística an-

Morrisha supuesto la coexistencia de la tradición terior con la lógica matemática.

IJ') El otro~ gran descubrimiento de jakobson fue la lectura de T he'Mathematical T heory 01 Communication, de Shannon y Weaver, en 1949, jalón de la teoría de la comunicación. Su introducción en el campo ruso supuso la incorporación de la teoría de la información cuyo impulso ha desarrollado la semiótica soviética. En efecto, con la teoría matemática de la comunicación se abre la posibilidad de medir en términos cuantitativos .Y estadísticos la información de un mensaje y al mismo tiempo de analizar su significado (que sería el valor que se puede atribuir a uno o más elementos de información sobre la base de un código). Según el propio Weaver, la teoría de la comunicación ha clarificado la atmósfera de modo tan profundo que quizá ahora por primera vez estamos capacitados para elaborar una teoría del significado 31.

es a través de las matemáticas, la teoría de la información, la cibernética, etc., como se puede superar la contraposición existente

Estos nuevos métodos fueron recogidos con la intención de dar un mayor rigor científico a)1a~ Lotman afirma que

y

/. O \} )

30 Símbolo (symbol): reenvío del significante al significado en virtud de una convencionalidad asignada, convencional, habitual. índice (index): reenvío del significante al significado en virtud de una contigüidad electiva. Icono (leona): reenvío del significante al significado en virtud de una similaridad efectiva. Según R. Jakobson, «Coup d'oeü ... », loco cit. II En Shannon y Weaver, Tbe Matbematícaí Tbeory 01 Communicatíon, cit. 'por R. Jakobson, ibíd, La «teoría del significado» a que efectivamente dio . lugar esta y otras obras fue posteriormente profundamente cuestionada y reformada por la semiótica.

18

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<...__,>.

~ ¡ entre losciencias exactas cientificos del - Jb~por

y ciencias humanas, siglo XIX 32.

como fueron

separadas

en un intento de -superar el intuicionismo de la escuela formal de los años 20 y el historicismo de los años 30 para convertir la vieja poética rusa en ciencia literaria o, en palabras de Lotman,

las espléndidas hipótesis de los estudiosos de los años 20 han sido sustituidas (gracias a la incorporación de la teoría de la información, la cibernética, etc.) por una rigurosa teoría de la estructura del texto poético".

Ju. M. Lotman,

«Meted¡

essatti

nella scienaa litteraria

~ el estado actual de la poética estructural permite 1 relaciones entre estos tres componentes (h1, h2, 1 mente mucho más complejas 35.

~)

sovietica»,

Stru-

suponer que las'son dialéctica-)

e :..~ Es al inicio de los años 60 cuando la ,4ciencia literaria sovíétic~»/ 1 .:' ~ empieza a desarrollarse, contando con la colaboración de los prmcipales especialistas del campo de las matemáticas y, en concreto, con el académico A. N. Kolmogorov. Lotman, en Estructura del texto artístico ", introduce y aplica la medición de la entropía del lenguaje que realizó Kolmogorov: la entropía del lenguaje (H) está compuesta por dos magnitudes: una determinada capacidad semántica (ln) -es decir, la capacidad de la lengua, en un texto de extensión determinada, de transmitir una cierta información semántica- y la elasticidad de la lengua (h,) -es decir, la capacidad de transmitir un mismo contenido en varios modos equivalentesh2 es la fuente de la información poética. Si h,=O entonces -sería el caso de los lenguajes artificiales, de la ciencia, que excluyen por principio la posibilidad de sinonimia --ese lenguaje no puede constituir material para la poesía. EI19iscurso poético:-que es precisamente al que se ha aplicado el método deK:ü]mogorovimpone al texto una serie de limitaciones, en forma de un ritmo determinado, de una rima, de normas estilísticas y léxicas. Tras medir qué parte de la capacidad portadora de información se emplea en estas limiraciones ((3), Kolmogorov formula una ley según la cual la creación poética es posible mientras la cantidad de información empleada en las limiraciones no supere (3 < h" la flexibilidad del texto. En un lengu~ con (3 '" h, la creación poética es imposible. Sin embargo, lfotman advierte que \

32

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mensi Critici, 1, Tl, 1967. 33 Ibíd.

3~ Struktura cbudozestoennogo teksta, Moscú, «Iskusstvo», 1970; traducción castellana, Madrid, Istmo, 1978. 35 La estructura ... , loco cit. Esta forma de medir la entropía del lenguaje

19

-Ó.

De esta colaboración con los métodos informacionalistas surgió un importante acuerdo, determinante en los estudios posteriores, el de considerar a la literatura como una variedad de los sistemas de signos. La c~l-;;boración qüec!oselraaa--en el preludio programático aI«Simposium para el estudio estructural de los sistemas sígnicos» SG \ que marca un hito en estos estudios al dar comienzo (al inicio de los años 60) a la era propiamente semiótica de la escuela soviética, • "de la que la Escuela de Tartu constituye el máximo exponente. En aquel prefacio se apuntaba el fundamental papel que desempeñan los métodos semióticos en todas las disciplinas ,b.uE?:J.nísticas similares, puede compararse sin duda con el papel de las matemáticas para con las ciencias naturales. Pero además, por una parte, la propia matemática se incluye, en cuanto sistema de signos, en el campo de los objetos susceptibles de análisis semiótico; por otra, la semiótica, al igual que las demás ciencias humanas, va adoptando las ideas y métodos matemáticos -," cada vez en mayor medida.

Ya en la década de los 60, y tras esta declaración de principios, una gran euforia caracteriza a estos estudios, Por una parte se empieza a estudiar semióticamente cualquier variedad de sistemas de signos (<
Contributí bibliografiei ad un progetto di rícerca sui generi televisioi, RAI, Appunti del Servízio Opinioni. núm. 299, 1977, 36 AA VV, «Introducción al estudio estructural de los sistemas de signos», en Los sistemas".) loe. cit. 31 V. V. Ivanov, «La función de la semiótica en la investigación cibernética del hombre y de la colectividad», en Los sistemas... , loe. cit.

20

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n

III.

Lotman y la Escuela de T'artu

exactos, tales como los de la teoría de la información, la cibernética, etc. . 3. La interdisciplinaridad, que hace coexistir las diferentes corrientes semióticas, permite ver la literatura como una variedad de sistema de signos, 4. No sólo la literatura sino cualquier variedad de semiosis ..;.-posible (desde la lengua como sistema semiótico, el arte, la música, el cine -los llamados «sistemas de modelización secundarios»y cualquier fenómeno cultural, la cartomancia, las medallas, las insignias militares, la forma de los champiñones, .) es un objeto semiótico, Posición que enlaza, como veremos, con la de R, Barthes y su translingüística.

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La tipología

----

38

es, según Eco, uno de los límites

(políticos)

21

en que se segmenta la ciencia semiótica, U. Eco, Trattato di semiótica generale, Milán, Boompiani, 1975; trad. cast., Tratado de semiótica general> Barcelona, Lumen, 1977. -39 Cultura como sistema de limitaciones complementarias impuestas al corrÍ-' j portamiento natural del hombre.

de las culturas

i'

En la medida en que Lotman puede ser considerado el máximo exponente de la semiótica soviética contemporánea, nos centraremos en su discurso, que sin duda refleja y cubre el área de aplicación semiótica en Rusia. La incorporación de la teoría de la información se refleja, al pasar del análisis de la literatura -al que inicilmente se dedicó Lotman- al estudio de lo que él llama «tipología de las cu~.» ", ~ en su concepción del sistema de signos qué es la cultura como .-entre otras muchas definiciones 39_ «información no hereditaria, ';. ~ -.",C que recogen, conservan y transmiten las sociedades humanas» o . \~.. :~ «memoria no hereditaria expresada' en un determinado sistema de obligaciones y prescripciones», Es evidente, junto a la influencia jq \1/_' ~ antropológica .-en co?;reto, como vere~os, de, Ma,:ss y Lévi- ¡ Ir ,..;7 Strauss-, la introducción de conceptos «inforrnacionalistas» como f \.;..-'" 'información', 'memoría'v'Memoria, aclara el mismo Lotman, en el ....~ sentido que tiene en la teoría de la información y en la cibernética: -,... i «La facultad de determinados sistemas de conservar y acumular';' ...:: (,,\' inforrnaciones.» LI.nfor~ción, comunicación, memorial son los gran- l des ejes que caracterizan el desarrollo de las-sociedades humanas. ¡

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Pero veamos previamente,

qué es y qué ogjetivos

se marca la

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,,_ f Estas (en las que subyace la base comunicativa), tienden a intercam-> .1 _/ 1 biar y conservar la información, la' memoria; la historia de las so_:)_ ciedades es la historia de la lucha por la memoria.

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semiótica - de Ia--c{;ltura, en la que se integran estos aspectos. De fiecno, -la tipología -de 'las culturas es la zona en que la semiótica " .~\ se encuentra con la antropología cultural 40: los comportamientos r: sociales, los mitos, los ritos, las creencias, etc., son vistos como 1'111 •• elementos de un vasto sistema de significación que permite la co-..-~municación social. A la hora de caracterizar los rasgos semióticos -la semioticidadde una cultura, ésta viene definida por una determinada relación con el signo. Esta actitud con respecto al signo, base de todo e! análisis culturológico lotmania.Q9...l-_enfuentra, sin duda, puntos de contacto con la!gfJis!""!lf_ de Foucault (a quien se refiere el propio Lotman). Cuando Foucault dice que «la relación con los textos tiene la misma naturaleza que la relación con las cosas; aquí como allí, lo que importan son los signos» 'H, está suscribiendo absolutamente la base de la semiótica de la cultura. El jlg.q~en el discurso lotmaniano, situado siempre en el seno de una colectividad donde se intercambia información, es el __equivalente material de los objetos, de Jos fenómenos y de los conceptos que expresa. De ahí se deduce la característica esencial del signo: '__. su capacidad de ejercer una función de reemplazamiento (reenvío , ,c" diría Jakobson, siguiendo e! viejo principio de aliquid estat pro 1 c< aliquo). En este sentido la palabra j:eemplaza a la cosa, al objeto, al ~9nceptQ; el dinero reemplaza al valor, al trabajo socialmente necesario; el mapa reemplaza el lugar; las insignias militares a los cgrados correspondientes, Para que un fenómeno cualquiera pueda convertirse en signo, es decir, en portador de un determinado significado, debe formar parte de un r-sts-reñ.1apudiendo así establecer una relación con un no-signo 2 o con otro signo, ~ El signo en Lotman, por tanto, no aparece ya meramente como ~ -según la concepción saussureanala relación de un significante y un significado, sinoíc9ffi? ...!1f:L~ ,1:111iª~d cultural entera/ Y la. cultura in~~n~.'y ~~_.s:arac~ríza como un sistema (de sistemas) de §ignQ_s_ organizados en un determinado modo.' Si hasta ahora hemos des--=- -~-~~. .~ ---- ._-- .. «J U. Eco, Signo;,la serruouca concede estatuto científico a la antropología. ~l M, Foucault, Les mots et les cboses, París, 1966; traducción castellana, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, 1974, Asimismo la definición de cultura como «relación con el signo» es retomada por A. J. Greimas en Sémiotique et scíences sociales} París, Seuil, 1976,

22

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lenguajes naturales: ruso, español", lenguajes artificiales: código de la carretera, lenguajes científicos, etc,

23

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tacado el aspecto más «comunicativo» de la sermonea soviética (su ,r. relación con la temía de Ta-rriformaCÍón, etc.) hay que señalar, sin """'"'~ ...'embargo, en este punto, su alejamiento de la escuela que preconiza /"" una/semiótica de la conwtticació (Buyssens, Martinet. .. ), para la que a la semiótica interesa só o estudiar los hechos construidos específicamente para comunicar, y su contacto en cambio con la - línea de la ¡semiótica de la signific!'5_i_ó71_, representada por Barthes y la corriente estructmalista;'paraquienes el objeto de la semiótica serían todos los sistemas de signos, todos los fenómenos significantes -desde el vestido a la comida-, aunque no supongan formas de comunicación voluntaria, y que se plantea el estudio de cualquier fenómeno cultural en cuanto significante, _....,~ La organización de este sistema que es la cultura se manifiesta '- ...-:;1....como una suma de reglas y de restricciones impuestas al sistema, De este modo Lotman describe las características que definen la cultura, descripción que engancha, y él mismo lo señala, con la asunción levistraussiana de que la cultura, opuesta a la naturaleza,_ comienza.cuando hay reglas. Y es a partir de esa'; rezlas códig~).; . como veremos más adelante, cómo se puede dibujarTrla tipología de las culturas: La culturología de Lotman, basada en uno de sus niveles en la relación con el signo, explica, por ejemplo, las actitudes, costumbres diferentes en c~ntextos ,c!:g_t;r~~t~E_-_.s insistimos, conecta directamente con la 'arqueología de Foucault-e-. Pero, también, en una determinada cultura él sentido "que puede adoptar un determinado término o concepto depende de! modelo del que forma parte. Lotman advierte a los historiadores del riesgo que corren al atribuir a una palabra, por ejemplo de un documento histórico, un signifi"-"l._ -. cado «simple», «evidente». En la mayoría de los casos, 110S dice, se , O r" .... f sustituye el significado originario por uno tomado de nuestro mo- .~') _':;"\ delo del mundo. Es por este motivo yor J~l_<;Jue._L9tmanconsidera 't~, ~.s..l~álisl~~.e.1Jl.i~tiE() __ ~e~~ ,erece_del'.al histórico: ,:.!:-;;. -:.""> Al mismo tiempo, el de irur la cultura como SIstema de SIgnos sometidos a regIas permite, según Lotman , considerar la cultura como , una lengua, es decir, un sistema semiótico ordenado de comunica,bción que sirve, por t.anto, para transmitir información. _ El lenguaje -como la culturaes: 1) un sistema de comunicación, 2) que se sirve de signos y 3) estos signos están organizados, Según estas características, se pueden distinguir tres tipos de lenguaJes:

,

e)

lenguajes secundarios:

arte ... ".

If

~" Estos últimos, es decir, los lenguajes secundarios en los que nos 5,¿-' '¡'"detendremos, son también llamados, por el grupo de Tartu, sistemas de modelización secundarios (SMS), término acuñado por otro importante representante de la semiótica soviética y colaborador de Lotman, B A. Uspenkij, El lenguaje, nos dicen, no sirve sólo para comunicar sino también para modelizar, para crear modelos. Ambas fuñclOrieS'están presentes enerdiscurso lotmaniano. Cuando Lotman afirma que «El arte es un sistema de modelización secundario» 43 quiere señalar que la lengua natural es el sistema de modelización primario y el arte, como otros sistemas de signos, actúa como superestructura de la lengua natural. Pero que el arte sea un SMS no quiere decir secundario , respecto' a la lengua natural, sino que se sirve de ella como material, \ como modelo. Es decir, a partir de las lenguas naturales se conforman ¡ .....los sistemas cultur-ales: árt~ literat~ia,~c. - - --~ -~ ..~--~-_ .._..~ --E'sia-concepdo!Í-enIaza directamente -con la llamada hipótesis ---- "Sapir-Whorf según la cual la lengua determina la organización sociocultural y la visión del mundo de una colectividad". Asimismo Benveniste, siguiendo a Hjernslev, señala que existe un modelo semiótico que la lengua ejerce y del que no se concibe que su principio resida en otra parte que no sea la lengua 4.5.

En la propia lengua natural, sistema de modelización primario, está presente a su vez la estructura de modelización, el sistema _ modelizante, de suerte que ésta no es solamente modelizadora sino ---:- también, de alguna forma, modelizada Como ejemplo nos puede

'-'l

Estructura del texto artístico) loe. cit.

.f~ T. Tcdorov, rechaza esta tripartición considerando, entre otras cosas, que la división entre natural y artificial se refiere al origen y no a la estructura. «Se puede concebir, dice [ ... ] y existen lenguas artificiales que poseen todas _~ las propiedades importantes de las lenguas naturales». Cfr. «La poétique . en U.R.S.S.», loe. cit. 44 Según B. Whorf «el sistema lingüístico no es sólo un instrumento de reproducción para expresar ideas sino que él mismo da forma a las ideas»: L. Hiernslev en la revista Sprog og Kultur, en 1936, afirma: «La existencia misma del hombre está estructurada por la lengua [ ... ]. La lengua es la forma de nuestro pensamiento. Pero la forma de nuestro pensamiento es la única forma en que podemos revestir el mundo. No podemos concebir ninguna otra forma de la existencia que la que nos es dada por la lengua», cit. por Niels Egebak: «Le concept du travail en général chez Marx. Vers unes anthropo-

-.;; Iogie matérialiste», en Matieres, 4, 1977. Problémes de linguistique générale, París, Gallimard, 1968; traducción Problemas de lingüística general, II, Madrid, Siglo XXI, 1978. -I.S

castellana,

24

.1 __

servir un artículo del libro que presentamos, «La oposición 'honorgloria' ... »: Si en el ruso del siglo XII c'est' (honor) y slava (gloria) eran antónimos, en el ruso moderno en cambio son sinónimos, 10 que implica la presencia en este caso de modelos distintos de espacio ético 46. t_ . __ ;. Vemos así que elftenguaje~L~.~!pul~i~_a~iÓ~-L rñ~ª~li~a~~óif,/pero ,"";--; al mismo tiempo, no sólo toao sistema de comunicación puede realizar una función modelizadora sino que también todo sistema rnodelizador puede desempeñar un papel comunicativo": J"..<;l2guaje y comunicación SOD, por tanto, los grandes ejes sobre los que trabaja ~ fa' semiótica- soviética. La cultura ap~-tece.-ªsí con}Q.....1UUi_s~~~.j.e !~Bg~ cuyas maz: .... -r- nifestaciones concretas sonJ~~tos de esa r::~~HaJ Siguiendo la tradición cultural que considera el mundo como texto -«el mundo es es un libro que espera a su lector», dice S. Marhauserová->, el conocimiento del mundo puede ser asimilado al análisis filológico. Una de las características del discurso lotmaniano es su pan10_gi~<2' Para él, comprender la vida significa «estudiar su oscura lengua», la actividad cultural cotidiana no consiste en otra cosa que en «traducir un cierto sector de la realidad en una de las lenguas de las culturas», ver una película equivale a aprender una lengua, etc. x /". La cultura representa por otra parte un mecanismo .ph.1!_µingüe;" ....~ ninguna cultura puede ser definida como una sola lengua. Por ejerriplo, el conjunto de dos lenguas paralelas forma un sistema minimal; baste señalar la relación entre el sistema verbal y el sistema icónico. y es de esto de lo que se ocupa la semiótica Clélacültura que, 'al adquirir una propia autonomía científica) como señala Lotman, «ad-c, ") , vierte la pertinencia de explicar l!L!1ec_e~idad_ fungonal del plurilin-I :"giüsmo_cuh1!~L» 48. Cuando un escritor, por ejemplo, elige un de- \ ...:J";::" terminado género, estilo o tendencia artística, no hace otra cosa que elegir un lenguaje con el que piensa hablar con el lector. Esa elección presupone lógicamente la existencia de una jerarquía de lenguajes -en este ejemplo artÍsticosde una época dada, una

46 Ju. M. Lotman ofrece también el ejemplo de los colores: en ruso antiguo sini¡ (azul) era a veces sinónimo de cornyi (negro), ver Estructura del texto artístico) loe. cit. (A partir de 1964, en Kaariku, zona deportiva de la universidad de Tartu, se celebran simposiums precisamente sobre sistemas de modelización secundarios.) 47 V. V. Ivanov y V. N. Toporov señalan que «Llevando a cabo un examen de todo el conjunto de los sistemas de signos que constituyen el objeto de la semiótica, es posible constatar que los diversos sistemas mode.lizan el mundo en formas diferentes», en Los sistemas de signos, loco cit. ~ ju. M. Lorman, «La cultura come mente colletiva e i problemi della intelligenza artificiale», Documenti di laooro 66.

25

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de una

transcodificación

de un

texto

con un

gran

alfabeto

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cultura dada/La elección de una lengua, la sustitución de una lengua ~ por otra,. la tra.nscodificació? d~ una lengua a otra, están en l,a base del funcionamiento cornunicacional de una cultura/ Cualguler fe~t?_m~u~Lfs __'2'plic39Jsen,.,.~ .!We1; Par.a ponet;;'n ejempl~ extremo, Lotman, analizando el,' freudlsmOJ 9) afirma que el famoso complejo de Edipo no es una expresiónespontánea de las pulsiones sexuales y de las tendencias agresivas personales del niño sino «el fruto

(el de los padres) a un texto con un alfabeto reducido (el del niño »>. , Al considerar la cultura como sistema de lenguajes -c-cgyas manifestaciones concretas son textosse planten en el discurso lotma-

La enseñanza a un niño de su lengua materna, La enseñanza de una lengua extranjera. y

niano el problema de su enseñanza, de su transmisión sn. Como ejemplos significativos de la en"eñanz8__-==:~__g.-ansmisión de una dererminada.xulrura->. oGece el del aprendizaje- de'Una lengua. Así, por ejemplo, distingue dos posibilidades:

...b)

)' a)

.' a)

. b)

En este caso no existen reglas precisas, sino textos. En efecto, el niño memoriza modos de uso y a partir de ahí aprende a generar por sí mismo textos. En este segundo caso, se introduce en la conciencia del discente determinadas reglas, basándose en las cuales puede -él solo- generar textos.

Estos dos métodos, pueden aplicarse -y de hecho así ocurre en la prácticaa una misma l~1?-gua, _.!~ coexistencia y alternancia. En cambio, en la }tipol"gía de la cUltlu:a< estos dos modos están 'conectados a sistemas diversos de organización interna. Así, algunas culturas se consideran a sí mismas como una suma de precedentes, de modos de uso, de textos; otras, en cambio, como un conjunto de normas y reglas. ~_ Las primeras son el resultado de la enseñanza de un determinado (.~' .comportamiento en que predomina@feJemp]Q¡'. Fundan la cultura en cuanto suma de textos. Son E!:!.fUE'!!.L-Le::s.t.u_alizadq_s, que se orientan sobre la expresión. '9 Ju. M. Lotman, «La réduction et le déploiment des systemes sémiotiques {Introduction au probleme: le freudisme et la culturologie sémiotique)» en École de Tartu, Travaux sur les systemes de signes, Bruselas, Ed. Complexe, 1976. 50 J u. M. Lotman, «Problema obucenije kul'ture kak ee tipologiceskaja charakteristika» en Trudy ... , V. Tartu, 1971; traducción italiana, «La cultura e il suo 'insegnamento' come caratreristica tipológica», in Tipologia ... , loe. cit.

26

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Las segundas .fundan la cultura en~nto metatextos. Se orien-tan sobre el contenido. Predomina [la levo Son culturas gramaticalizadas. ,___.,_.. - _. - _ ....~,

~-D\ ~.1

P.

Fabbri,

«Le comunicazioni ... », loe. cit.

En todo caso estos dos tipos de cultura no deben ser considerados necesariamente antinómicos, opuestos, Por ejemplo, es cierto que la cultura textualizada no tiende a distinguir un metanivel par· ticular -las reglas de su propia constituciónni tiende a autodescribirse -características estas de la cultura gramaticalizada-; si, posteriormente, en la cultura textualizada se introducen reglas, éstas, señala Lotman, «son apreciadas menos que los textos». En el polo opuesto a esta cultura se aplicará, nos dice Lotman, la máxima latina Pereat mundus et fiat justicia, según la cual la justicia, la ejecución de la ley, son más importantes que la existencia del universo.lAsí la cultura gramaticalizada reposa sobre el Manual -quepEoporciona_regla_s para construir un número indefinido de objetos. La cultura textualizada reposaría a su vez sobre el Libro (sagrado) -conjunto de textos que producen modelos a imitar.! .-;- / ];~, que califica a la cultura gramaticalizada como cultura hiper. '':::-todificada v a la cultura textualizada como hipocodificada, señala como ejemplo de la primera el Derecho Romano, «en que se preso criben minuciosamente las reglas para cada caso excluyendo todo tipo de desviación» y, como ejemplo de la segunda, la Cornmon Law anglosajona «que propone las sentencias precedentes como textos en los que inspirarse para resolver de modo análogo casos análogos». La dicotomía cultura gramaticalizada/ cultu~a_te-",tualizada ha sido utilizada por la semiótica de las comunicaciones de masas, para sustituir la oposición cultura alta/cultura de masas, o en la hipótesis informacionalista de K-Moles, cultura sistemática/cultura mosaico. La cultura gramaticalizada (en ve?de"cúltura culta) d-;'fi";;e-la;propias reglas de producción -con metalenguaje explícito y reconocido por una comunidad discursiva entera-, mientras que en la cultura textualizada (en vez de cultura de masas) la gramática, si existe, «sería investigada y reconstruida entre las logotécnicas que diversos sujetos colectivos tratan de imponer» 51. En este sentido la cultura de masas es vista como una jerarquía de códigos generales que genera reglas discursivas (específicas) que a su vez generan textos. \~f-.En Lotrnan, el análisis textual o, como él prefiere decir, el co• nocimiento textual (que representa la decodificación de un mensaje -siendo ~{) la información que surge en un texto dado-) 51

27

,

sigue un determinado proceso: recepción del mensaje; elección (o elaboración) del código; confrontación de texto y código. _ En la separación y delimitación de los conceptos de código y .' mensaje, que él califica como de «extrema importancia», nos encontramos con la influencia fundamental de Jakobson quien señala que el problema esencial para el análisis del discurso es el del código común al Emisor y al Receptor y subyacente al intercambio de mensajes 52.

reann de langue y parole:

Con la importación de estos dos conceptos -código y mensajede b teoría de la comunicación, Lotman reíorrnula la dicotomía saUSSl1Es evidente que, puesto que las unidades lingüísticas se presentan como portadoras de determinados significados, el proceso de comprensión consiste en que un mensaje verbal determinado se identifica en la conciencia del receptor con una invariante lingüística [ ... ], la lengua se presenta como un código mediante el cual, el receptor descifra el significado del mensaje que le interesa.

cos'as

Admitiendo, como él mismo reconoce, «un cierto grado de inexactitud», se puede identificar la división del sistema en habla y lengua -en la lingüística estructural-e- con la de mensaje (comunicación) y código en la teoría de la información. . La influencia de J akobson está patente en la frecuencia con que /'
28

"

Emisor

Contacto Código

Contexto Mensaje

En fin, en el esquema de J akobson:

., • miotica

Destinatario

no sólo no consigue' explicar de modo claro los mecanismos del proceso comunicativo, sino que excluye también la posibilidad de que surjan nuevos mensajes en el interior de la cadena «emisordestinatario) 55. (El subrayado es mío, J. L.)

la idea clave es que un mensaje, tras un proceso de codificación, es transmitido del Emisor al Destinatario. Siguiendo este esquema considera que es posible analizar la totalidad de los textos." que constituyen la cultura desde dos puntos de vista: como una determinada comunicación) y a través del código mediante el cual esa comunicación se descifra en el texto. ',_~ _.,A) Sin embargo, Lotman se va distanciando progresivamente del -, /' esque-ma jakobsoniano y acercándose como veremos a la actual se. . e1 esquema textual.1 ETI L a cu 1tura come mente ... cntica comunicativo de evidente montaje funcional, que

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Este alejamiento del esquema comunicativo hacia 10 que podemos llamar texto SG ya estaba presente en su artículo «The sign mechanism of culture» sr, donde explica que el estudio de la cultura como fenómeno sígnico hace suponer que 10 normal precisamente es que los que intercambian información no usen un código común -~ sino dos diferentes que hasta cierto punto se interseccionan/ Así ';-(j el acto cornQPicativo_g_º-es_1..111lL ..transf!_lisL~~~v~~.jl}f~rmnción sLno una traducción _una-reocodifiCáCión del m~j.\'. El ¡:"C"épciOr_. debe reconstruir elmensaje transmitido, por lo que la incomprensión, la comprensión incompleta) etc., no son productos laterales del intercambio de información debidos al 'ruido) SB, a algo no inherente a 1 ... la comunicación, sino que corresponden a su esencia real.

5~ «Un texto es [ ... ] una información codificada en un cierto modo.» 55 ju. M. Lotman, «La cultura come mente collettiva e i problemi della intelligenza artificiale», loe. cit. 55 Véase, por ejemplo, la definición de Metz del texto como la coexistencia de varios códigos o subcódigos. 57 Semiótica, 12:4. 58 Ruido: «Desde el punto de vista de la teoría de la información se denomina ruido a la irrupción del desorden, de la entropía, de la desorgani-

29

interpretación

de un mismo mensaje según

Creo que en estas afirmaciones se puede observar una separación del modelo jakobsoniano, tan fielmente seguido hasta aquí por Lot-~..... man, que pone en cuestión el esquema comunicativo y con ello, y ~:;-.) esto me parece especialmente importante, el concepto de mensaje. v_:., Veamos con más detenimiento: el concepto de mensaje, tal como se ha entendido tradicionalmente, surge de un código con sustancia expresiva única. Sin embargo, el desarrollo de la semiótica de las comunicaciones de masas, ha puesto en cuestión tanto el concepto de mensaje, como el de código único. Estudios -como el «TI pubblico fa male alla televisione?» "han reformulado el concepto de decodificación aberrante (supuestamente incorrecta o incompleta), para deIinir la-diferente

los sujetos receptores y sus código_s. Por otra parte, se pone de •. " relieve la función de los subcódigos que no sólo hacen leer de rna:; ¡;. nera diferente por parte' "de!"Destinatario lo que el Emisor tenía __.J intención de decir (mensaje construido también sobre la base de uno o varios códigos y de uno o varios subcódigos específicos) sino que al mismo tiempo esa lectura «aberrante» es generadora de nuevos mensajes-textos. En ese mismo sentido el trabajo de Stuart Hall, «Encoding and decoding in the television discourse» 60, señala cómo en el proceso de comunicación existe un nivel de mediación, de ajuste, en el que se forma la significación reconocida de los mensajes. Existe, dice Hall, ,~ una naturaleza negociada en la interacción comunicativa; la saberrancia» (que él llama "misunderstanding') no es considerada como \ deshomogeoeidad entre códigos, sino como producto de estrategias .¡}%i.g/e S_El. _.-- Los estudios señalados se refieren muy específicamente a las zación en la esfera de la estructura de la información. El ruido anula la información. Toda forma de destrucción: el ensordecimiento de la voz a causa de las interferencias acústicas, la pérdida de libros debida al deterioro mecánico, la deformación de la estructura del texto del autor como resultado de la intromisión del censor, todo ello representa ruido en el canal de comu nicación», Ju. M. Lotman, Estructura de! texto artístico, Madrid, Istmo, 1978) página 101. Si la magnitud del ruido es igual a la magnitud de la información, entonces la comunicación será igual a cero. S9 U. Eco, e Il pubblico fa male alla televisione?». Conferencia en el Prix-

Italia 1973. ERI, Turín, 1974.

sn University of Leicester (multicopiado), cit. por M. Wolf, GN ap paratí dclle contunicazioni di massa, Rimini, Gucraldí, 1977. ~l Otro estudio que tendría que ver con esto) sería la tipología que hace B. Berstein (Langages et classes sociales, París, Minuit, 1975), a partir del cual podríamos definir una situación de aberrancia como el resultado de la existencia de un código «restringido» por parte del Destinatario y uno eelaborado» por parte del Emisor.

30

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Ju. M. Lotman, «La cultura come mente .. », op, cit.

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1~'

comunicaciones de masas, para cuya comprensión considero que ha sido fundamental la aportación de Lotman, desde su campo de la 'semiótica de la -cultura, desde el que define el acto de comunicación (concepto extensible. a las comunicaciones de masas) no ya como una simple transferencia del mensaje de la conciencia del Emisor al Destinatario/sino «como traducción de un cierto texto de la lengua de mi 'yo' a la lengua de tu 'tu'» Pero la tendencia a la ~i.9n_ d~)os_cQ_digos únicos coexiste, , como mecanismo semiótico de la--cultura, - .- con la tendencia a la . formacion de códigos únicos) opuesta a ella, pero igualmente esencial. Un código único, no contradictorio, y un modelo del intercambio de información asociado a él, surgen en el nivel del proceso de descripción científica del acto comunicativo) en la auto-interpretación de este acto. En la cumbre del sistema cultural, en el meta-nivel de la semiosis social, son necesarios textos que sean tomados como absolutos dentlQ_Q.e- una culfí.1fa -ªada.~-corre,;poñdieñtes a códigos comunes al colectivo-completo;·" mientras en el nivel de la cornunicación personal) directa, el individuo recibe y transmite textos individualizados, correspondientes a códigos particulares. Códigos que a su vez tienen tendencia a alternar sus respectivas posiciones. Vemos aquí una de las actitudes fundamentales de Lotman en la caracterización del sistema de signos que es la cultura:/la tensión. /, constante entre dos polos opuestos, estatismo/dinamismo "'--Cperma~ cer igual a sí misma y renovarse continuamente), unidad/pluralidad: si la heterogenidad de su organización interna -la presencia en su I interior de estructuras organizadas diversamente y de diferentes grados de organización- es una ley necesaria para la exis tencia de toda .,..cultura, no mer:-0s necesaria es la unidad, que la cultura logra a través ..: ~ de la auto-conciencia. En un momento determinado-crea su propio \ ,,'1 ._~ ~odelo, .su fisonomía~ ideal ~n~ficada, y ejerce un~ ~cción ordenadora ~ introduciendo armonía y eliminando la~ contradicciones, La cultura ¡. \ es generadora de estructu¡:¡¡)iaad y el lenguaje natUral es el que I desarrolla precisamente esta función de dar nombre, organizar, es';:;' tructurar la realidad dentro del marco de una cultura. En ese momento en que cada cultura destaca en su sistema semiótico un subgrupo de textos que funciona como metalenguaje de la descripción) ese sistema de auto-descripción) o mejor, el hecho mismo de l~g~ripcióll/realza el grado de organización del sistema y reduce su dinamismo, cuando el hecho es que la mayoría de los sistemas semióticos reales se escalonan a lo largo de un espectro _estr~l.c:tL~ral que_Q~9.1a_el1tt_~nmodelo~st.?tico y un modelo ginámico 52

31

)

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2)

Como una determinada información significativa. Como un sistema de códigos sociales que permiten expresar esa información mediante unos signos determinados para convertirla en patrimonio de una colectividad humana.

A la hora de afrontar una determinada cultura, Lotman considera --'dos ópticas posibles, verla

polos ideales en relación compleja de interacción. Es en la tensión estuctural que se anuda entre ellos donde se desarrolla ese todo semiótico único y complejo: la cultura.

del lenguaje, acercándose ora a un polo, ora a otro, de donde surge la necesidad de la descripción, en ciertos momentos precisos de la evolución del sistema, que complemente la unificadora descripción global. Lo sistémico y lo extrasistémico, la unidad y la pluralidad, el / ;-"'estatismo y el dinamismo, son en realidad para Lotman

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1)

Si consideramos la segunda opcion, la cultura se presenta como una jerarquía de códigos; en la clasificación de estos códigos, sin embargo, puede situarse a priori la relación que la cultura dada establece con el signo (actitud respecto al signo). A partir de la jerarquía de códigos 63 Lotman constituye los fines , de la tipología de las culturas:

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2) 3)

Ise

puede

La descripción de los principales tipos de códigos culturales a partir de los cuales se establecen las 'lenguas' de las culturas, con sus caracteres esenciales. La denominación de los universales de la cultura humana. La elaboración en un sistema común de las características tipológicas de los principales códigos culturales y de las propiedades universales de la estructura general que es la cultura humana 6~.

", Al establecerse una ,'jerarquía de los códigos culturales "_.~ ---.'

63 «Es, ante todo, el aspecto de la cultura como jerarquía de códigos desarrollados a lo largo de la historia lo que interesa a los especialistas de la tipología de la cultura, en cuanto que cada tipo de codificación de la información histórico-cultural resulta conectado a las formas originarias de la conciencia social de la organización de la colectividad y de la autoarganización del individuo.» Los sistemas ... , loco cit. l.a «Problemas de una tipología de la cultura», Ibíd.

32

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determinar un puesto de hegemonía o subordinación. En el primer caso Lotman habla de código dominante ". Es cierto como señala S. Zolkiewski 66, que Lotman no nos muestra de una manera suficientemente clara cuáles son los trazos distintivos de un código dominante. En todo caso, Lotman asegura que es posible descubrir un solo código dominante en un grupo de textos provenientes de una misma época y de un mismo lugar. Como hemos visto anteriormente, cualquier sistema de comunicación es también un sistema de modelizacjón. E-Uesteséñfido; la "cultura, creando el modelo d¿¡-mundo'que le es propio, se modeliza \ igualmente por medio de sus sistemas semióticos Si. ~' Analizando, por tanto, ese modelo del mundo se llega a descubrir el modelo dominante, cuyo sistema de reglas posibilita el descubrimiento del código dominante. Y, según esos modelos del mundo, esos códigos culturales dominant.es, establece cuatro esquemas posibles de cultura.

, I

1) El código dominante de la cultura es un modo de organización únicamente semántico. 2) El código dominante de la cultura es un modo de organización sintáctico. 3) El código dominante de la cultura prescinde de los dos modos anteriores de organización, es decir, de los signos. Es asemántico y asintáctico. El código dominante es una síntesis de los modos de organización 1 y 2. Es semántico y sintáctico.

\: 4)

El propio Lotman señala que estas cuatro posibilidades no agotan todos los tipos posibles de semiosis. Centrándose en la historia rusa, el primero de estos tipos corres-""' pondería a la Edad Media, época de gran simbolicidad, cultura en _ la que existir equivalia a significar. Su lema podría ser «en el principio fue la palabra». Esta cultura se caracteriza metafóricamente por el desprecio a las cosas y por la tendencia a los signos, así como por su gran iconicidad. En la relación de la parte con el todo, este tipo de cultura considera la parte como homeomorfa con el todo (como ejemplo puede servir la relación de In hostia con Dios).

ss «La historia de la sucesión de los códigos dominantes de la cultura, será al mismo tiempo la historia de una penetración cada vez más profunda en los principios estructurales de los sistemas sfgnicos», lbíd. 66 S. Zolkiewski, «Des príncipes de c1assement des textes de culture», Semiotica, VII, 1, 1973, 67 «Todo sistema semiótico en su totalidad es la descripción de un modelo determinado del mundo», Ivanov y Toporov, en Los sistemas... , op. cit.

33

El segundo, sintáctico, correspondería al reinado de Pedro I¡ época del absolutismo en la que los símbolos provocan irritación. Es necesario adorar a Dios directamente y no a través del icono que, mientras en el Medievo era signo de santidad, aquí lo es de idolatría. Existir quiere decir ser una parte, yla parte, en esta cultura, no es homóloga al todo, sino un elemento de un sistema, de un todo, El significado de un nombre o de un fenómeno estaba determinado por su inserción en un plano determinado, y no por su relación con las esencias de otro plano. El todo no es el significado de la parte sino la suma de las fracciones síntagmáticamente organizadas. El tercer tipo) asíntáct1co-asemántico, correspondería al Siglo de las Luces en el que se da un culto a las COS[\S y un rechazo de los signos: no al dinero, a los uniformes, a los grados, a las reputaciones; sí al pan) a la vida, al amor. Existe lo que tiene una existencia separadamente, Existe 10 que se representa a sí mismo. El mundo de los signos presupone una civilización falsa, los signos se convierten en símbolos de la mentira. La sinceridad -ausencia de signicidades el máximo criterio de valor. En resumen, el iluminismo se caracteriza por la lucha contra el signo, por l.a tendencia a la desemiotización. El cuarto, sintáctico-sem:.íntico, correspondería a la cultura burguesa del siglo XIX, en que L1 idea del mundo como una sucesión de hechos reales confería a todos los fenómenos un sentido doble: semántico, en cuanto relación entre las manifestaciones físicas de la vida y su sentido oculto¡ y sintagmático en cuanto relación entre éstas y la totalidad histórica, Lo que importan son los hechos significantes, pero que lo sean dentro del cuadro de un sistema. En esta cultura el modelo del mundo tiene la estructura de un lenguaje. Los hechos que caen fuera del sistema no son esenciales. 1 Al existir códigos dominantes existen lógicamente códigos secundarios -también llamados por LotmanjcomplementariosL--- que, si bien pueden diferenciarse profundamente en cuanto J los principios Jet código predominante, deben ser compatibles con él, plegarse ...-a una regulación análoga y «complementarse» en el descifrar los textos de una cultura, ya que

«Il problema

di una tipologia

della cultura»,

en AAVV, 1969, pági-

ningún código, por compleja que sea su estructura jerárquica, puede descifrar adecuadamente todo lo que se da realmente en un texto cultural al nivel del habla 6S. es Ju. M. Lotman,

l Ósístemi di segni e lo strutturalismo sovietieo, Milán, Bompiani, na 313; traducción castellana, Los sistemas, loe. cit.

34

.'

IEl receptor deforma el código del emisor, 10 somete a una especie de criollización de los lenguajes existentes en su conciencia; así

las partes del código que no se entrecruzan constituyen la zona que se deforma, se somete al mestizaje o se reestructura de cualquier otro modo.

Una vez vista la problemática del código en Lotman y su crítica al modelo comunicacional jakobsoniano, detengámonos un momento t.. en lo que podríamos denominar generación de textos resultantes de ..' la existencia de diversos¡5ódigos o subcódígos /como ya hemos apun tado. r , En una cultura dada, y según la jerarquía de códigos que establece Lotman en función de su pluralidad, para que se dé un acto comunicativo el código del emisor y el del receptor deben entrecruzarse, esto es, por ejemplo, que éste comprenda la lengua natural en que se expresa su interlocutor. Pero existen partes del código que no se entrecruzan. Lotrnan sale al paso de este fenómeno diciendo que

/

'" afirma:

La teoria de la mezcla de las lenguas, esencial para la Iingüistica. deberá desempeñar un enorme papel en el estudio de la percepción del lector 69.

Los contactos culturales habidos a lo largo de la historia pueden provocar la unión de jerarquías compatibles de códigos o bien mezclas de los mismos que pueden parangonarse, en expresión de Lotroan, con las lenguas criollizadas y, como en éstas, se pueden dar casos en que los códigos culturales existentes se destruyan entre sí y casos en que la mezcla dé lugar a un 'nuevo sistema más complejo. En otro texto compilado en este libro, «El problema del signo ... »,

I L~IE3..!l_habla~9~ _sjs~~Q1as_cl1I.!ural~s q~e_ ~<~a_cie_ron_ como ._~n_a_E~io-

llización». La ap]kación de los con_<;e_ptos de _pj_cj_gi}1iza_tiÓlLY_Q'j_olJi; j:::f;?zación, provenientes de la sociolingüística contemporánea 'jo, al estudio

69 Ju. M. Lotman, Estructura del texto artístico, loco cit., págs, 38-39. 7U «pidginización» y «cricllización» son categorías lingüísticas que han sido objeto de investigación en los últimos años y mediante las cuales se ha demostrado que en aquellos grupos humanos a los que se atribuía un uso incorrecto o insuficiente de la lengua dominante se había verificado¡ en cambio, el nacimiento de un sistema lingüístico diferente. Como ejemplo clásico se ha puesto el del black English del que se ha demostrado que posee, en lugar de una «incorrección» o «insuficiencia», un sistema lingüístico con una autonomía propia y una dignidad cultural. La diferencia entre el pidgin y el criollo está en que, mientras, el primero se limita a la invención de léxicos sin

35

I

Breves notas sobre esta compilación

semiótico de las culturas permite una mejor comprensión del 'pluriIingüismo' que caracteriza a la cultura, al tiempo que explica tanto los cambios en el estado de la norma de una determinada lengua -así nuevas formas de lenguaje, usos o costumbres que pasan a ser prohibidos o permitidos-, como el nacimiento de nuevas 'lenguas', producto de contactos culturales (como ejemplo banal véase el pidgin «lenguaje de la droga», la criollización vestimentaria en la sociedad urbana actual, etc.).JAsimismo, este planteamiento ha permitido una \ reconsideradón del concepto de cultura de masas visto no ya como un t.odo homogéneo sino como un sistema complejo de intersección y contaminación de diferentes culturas, de diferentes códigos de lectura de los modelos ofrecidos por los medios de comunicación de masas que producen comportamientos y sistemas de opiniones,

I

"J

IV. El que hayamos elegido el discurso lotmaniano, en el que hay que reconocer la importante aportación de su colaborador B. A. Uspenskij, no significa que obviemos el indudable interés e importancia de los distintos autores que componen el libro que presentamos. Ante las limitaciones de espacio hemos privilegiado el pensamiento de Lotman sólo en la medida en que nos parece el más representativo y global; es más, algunos artículos de este libro, de otros autores, podrían suscribir, con todas sus especificidades, las tesis de Lotman. Merece dos palabras el criterio de selección de los artículos de este libro, que podría ser firmado colectivamente por la Escuela de Tartu a pesar de que algunos de sus autores trabajan en la universidad de Moscú ---como Uspenskij-, alguno ha emigrado -como Segal que actualmente pertenece al centro de semiótica de Jerusalem-, alguno ya murió -como Rezvin-. En esta compilación de artículos he tratado de recoger un abanico significativo de la semiótica de la cultura, desde las descripciones globales a los análisis detallados. El grupo compuesto por los artículos «El problema del signo y del sistema sígnico en la tipología de la cultura rusa anterior al siglo XIX», «Sobre el mecanismo semiótico de la cultura» y «Un gramanca propia -se trataría de una estructura hipocodificada-c-, los procesos de criollización afectarán también a las estructuras sintácticas. Véase E, Rimes (ed.), • Pidginizatíon and Creolization 01 Languages, Cambridge University Press, 1971.

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modelo dinámico del sistema semiótico» destacan el funcionamiento estructural de la cultura, lo que supone la aportación semiótica a una nueva cul turología. r «Mito-Nombre-Cultura» afronta el problema del mito como fenómeno de la conciencia y analiza, del mundo mitológico, su especificidad semiótica. El artículo de Minc «El concepto de texto y la estética simbolista» enfoca, desde la óptica de los simbolistas rusos de! texto artístico, la relación que puede haber entre el Texto universal y Sll realización en los «textos de la vida» v en los «textos del arte». Averincev analiza algunos aspectos del final de la civilización greco-romana, observando cómo la existencia semiótica puede sobrevivir a la existencia real. Los ~rtículos de Ivanov, Civ'jan y Tolstoj " podrían conformar desde perspectivas diferentes (Ivanov la mitología y el folklore, Tolstoj la topología y Civ'jan las reglas de cortesía o etiqueta) un aspecto fundamental como es el estudio de la función de las oposiciones binarias -masculino/femenino, izquierda/derecha, central/ periférico, anciano/jovenque operan en cualquier nivel de la cultura. «En «Valor modeHzante de los conceptos de 'fin' y 'principio'», Lotman examina las categorías de principio y fin como posibles constituyentes de tipologías textuales dentro de los SMS, diferenciándose a su vez de las lenguas naturales. En «Semiótica de los conceptos de 'vergüenza' y 'miedo'», Lotman toma estos conceptos sicológicos para delimitar sectores culturales regulados por dichos comportamientos y observar su posible complementariedad. «Historia sub especie semiotica» supone la introducción de la perspectiva semiótica en la historia. De hecho, como señala Lotman y recogemos en la introducción, «el análisis semiótico debe preceder al histórico», en cualquier caso se abre la posibilidad de coexistencia de dos metodologías. El siguiente artículo de 1vano v se acerca a una rama incipiente de la semiótica pero que cuenta en Rusia con una vasta tradición de análisis desde e! formalismo y con obras más recientes como la de Lotman, Semiótica y estética del cine. Por fin e! artículo de Segal que, si bien ha quedado anticuado y debe ser complementado con trabajos posteriores (corno los de Rezvina y Kristeva), ofrece un panorama bastante completo de los distintos enfoques de las investigaciones semióticas en Rusia.

n «La semiotica de las oposiciones mitológicas ... », «La semiótica del como portamiento ... » y «Para una semántica de los lados .. », respectivamente.

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Semiótica

de la cultura

'1

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T URIJ M,

LOTMAN

El problema del signo y del sistema sígnico en la tipología de la cultura anterior al siglo xx

Introducción

Si definimos la cultura como todo el conjunto de la información no genética, corno la memoria 1 común de la humanidad o de colectivos más restringidos nacionales o sociales, tendremos derecho a examinar la totalidad de los textos 2 que constituyen la cultura desde 1 ¡ dos puntos de vista: una comunicación determinada, y el código ~ ::f1ediante el cual se descifra ..dicha comunicación en el texto. -:;: El análisis de la cultura desde este punto de vista nos asegura \ que es posible describir los diversos tipos de .f._ultu.ra,corp[)__~ipos de - ·lenguai~articulares y que, de esta manera, pueden aplicárseles los métodos usados en el estudio de los sistemas semióticos. Nos vemos, pues, en la necesidad de subrayar que los t",,'U9uea!,s de las distintas culturas, por lo general, necesitan no ya de un código determinado para descifrarlos, sino un sistema complejo que a veces

1 El término 'memoria' se usa aquí en el sentido que se le da en la teoría de la información y en cibernética: es decir, facultad que poseen determinados sistemas de conservar y acumular información. 2 Entendemos por 'texto'; en un sentido amplio, cualquier comunicación que se haya registrado (dado) en un determinado sistema sígnico. Desde este punto de vista, podemos hablar de un ballet, de un espectáculo teatral, de un desfile militar y de todos los demás sistemas sfgnicos de comportamienpa como de textos, en la misma medida en la que aplicamos este término a un texto escrito en una lengua natural, a un poema o a un cuadro.

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tiene una 'organización jerárquica y a veces nace tras una conjunción mecánica de varios sistemas más sencillos. . De todos modos, en esta compleja compaginación, uno de los ,'~-sistemas de codificación inevitablemente asume un papel dominante. Esto depende del hecho de que los sistemas comunicativos son al mismo tiempo sistemas de modelización, y la cultura, construyendo un modelo del mundo, construye al mismo tiempo el modelo de sí misma, condensando y acentuando alguno de sus elementos, y eliminando una parte como insignificante. Por tanto, un estudioso que examine un texto puede descubrir en él una jerarquía compleja de sistemas de codificación, mientras que un contemporáneo, sumergido en ese sistema, se sien te inclinado a reducirlo todo al tal sistema. Así, pues, es posible que varios colectivos histórico-sociales creen o' reinterpreten los textos, escogiendo de entre un complejo conjunto de posibilidades estructurales aquello que responda a sus modelos del mundo. . Pero las culturas son sistemas comunicativos, y las culturas humanas se crean basándose en ese sistema semiótico universal que es el lenguaje natural. Por tanto, en la base de la clasificación de los códigos de las culturas puede colocarse a priori su relación con el signo. El conjunto de las posibilidades utilizadas para construir un modelo cultural del mundo se limitará, pues, a los elementos invariables de un sistema semiótico 3. (Un sistema cuya cantidad de elementos no esté limitada no puede servir de medio de información y esto se contradice con la definición de 'cultura'.') \ ( Dado que las fuerzas sociales dominantes en las distintas fases .' ,,·(le la historia han creado sus propios modelos del mundo en una ~. situación de agrios conflictos, cada nueva fase de la historia de la cultura ha tomado del "ajuar» de las posibilidades, impuestas por las leyes de comunicación en la sociedad humana', principios contrastantes. Pero puesto que el conjunto de estos principios, con tOdal I probabilidad, se ha terminado, la historia de la sucesión de los códigos dominantes de cultura será también al mismo tiempo la , historia de una penetración cada vez más profunda en los principios -$ estructurales de los sistemas sígnicos. Cuando decimos «Es un acontecimiento significativo», o afirmamos a propósito de una acción «No hagáis caso, no significa nada», 3 Es natural que incluso los sistemas semióticos más particulares, como por ejemplo una lengua nacional, ejerzan un influjo modelizante sobre los tipos de códigos de la cultura. , Una sociedad, que estuviera basada en las comunicaciones extrasígnicas (por ejemplo, parasicológicas l poseería una gama de posibilidades para construir la cultura completamente distinta.

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Tipo semántico (esimbolico»)

estarnos confirmando que «tener significado» para nuestra conciencia es sinónimo de «tener un valor» o incluso de «existir». Por tanto, un acontecimiento puede ser valorado de manera distinta según sea simplemente un hecho de la vida material o tenga también un significado social suplementario. , Tras este hecho cotidiano se esconde una cosa muy seria: cual~.~~qui~~ construcción de un modelo social presupone lá división de ,- la realidad que nos rodea en un mundo de hechos y en un mundo de signos con la sucesiva puntualización de sus relaciones mutuas ~ (semánticas, totales, existenciales, según el aspecto que nos interese). De todos modos un fenómeno puede convertirse en portador de un significado (signo) sólo a condición de que entre a formar parte de un sistema )'¡ por tanto, establezca una relación con un no-signo ;.....o con otro signo. La primera relación -de sustitucióngenera el significado semántico, y la otra -de conjunciónel sintagmático.Puesto que en el mundo de los modelos sociales ser un signo 5 significa existir, puede definirse al primero de ellos así: «Existe porque sustituye algo más importante que él mismo.» Si se admite que un sistema de cultura puede construirse en base a la presencia o a la ausencia de cada uno de estos principios de clasificación existencial-valorariva, tendremos entonces la matriz de la figura 1. No debe pensarse que estas cuatro posibilidades agoten todos los tipos de semiosis, pero no hay duda de que éstas llenan su nivel inicialiY es digno de atención el hecho de que la cultura rusa desde su primera documentación (siglo IX) hasta mitad del siglo XIX ofrece una especie de sucesión clásica de todos los tipos fundamentales en su orgánica y regular sucesión de hechos.

1.

Este tipo de código de cultura, basado en la semantización (o incluso simbolización) tanto en toda la realidad que rodea al hombre, como de sus componentes, también puede llamarse «medieval» puesto . que está representado en su forma más p':lra en la cultura rusa de principios de la Edad Media, No es casual, para este tipo de modelización de la realidad, la idea de que «en el principio fue la palabra». El mundo es imaginado

5 Más adelante veremos que ser un no-signo en este sistema significa ser un signo con caractetis tica cero.

43

1

I

, 4

I(-)II(+)

2.

II (Significado sintagmático)

como palabra, y el acto de la creacion como formación de un signo. Es suficiente con eso para que no surja el problema de la sintagmática de los signos: los distintos signos no son otra cosa que distintas semblanzas de un mismo significado, sinónimos suyos y contrarios. Las mutaciones del significado no son sino grados de pro. fundización de un significado, no nuevos significados sino grados del ~ sentido en la aproximación hacia 10 absoluto. 1.

1.

II(+)II(-)

I

3 I(-)I1(-) II(+)II(+)

El código cultural constituye solamente la organización semántica. El código cultural constituye solamente la organización sintagmática. El código cultural está orientado hacia la negación de ambos tipos de organización, .es decir, hacia la negación del carácter stgnico. El código cultural constituye la síntesis de ambos tipos de organización.

FIGURA

1. 2. 3. 4.

.,

La división tajante del mundo en dos grupos contrapuestos es ..... -,-..propia de la conciencia medieval. ._' En un grupo se encontraban los fenómenos con significado, y en el otro estaban los fenómenos de la vida práctica. Estos últimos era como si no existieran. En aquel momento, dicha subdivisión todavía no significaba una evaluación: un signo podía ser un mal o un bien, un acto heroico o un delito, pero tenía una caracrerística necesaria: la existencia social. En este sentido.] el no-ggno noexistIa: Desde este punto de vista el modelo medievalde! mundo-é¡-;;Itábá todo el derecho de existir a enormes niveles de vida y colocaba al hombre, incluso en este sistema, en una situación contradictoria: sus realidades social y bioI9gic-ª_.!lg_J:_el1iªp_.p'Ul).~~?~_ (J.~~_co.n~ta~!,?: Más aun, como ser -Vlv.ienTe;-éste no podía aspirar a determinar dos resul tados prácticos de sus propias acciones -la conquista de una ciudad cercana o poseer físicamente a una mujer-, mientras que, corno ser social, tenía que despreciar las cosas y aspirar a los signos. Desde este punto de vista los acontecimientos prácticos, tan deseados

44

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ti.

o tan temidos, {si¡;_iPle~~t~~~o existían. Así, el convivir con otra mujer e incluso lá-;ró1enc¡a-contrauña pueblerina, no degradaban a un caballero que practicaba el culto a la dama. Eran meros hechos ,A. .¡ y, por tanto, era como si no existieran, ni podían considerarse como I 1 una «traición» a las sublimes relaciones sígnicas. La traición al culto' de la dama solamente podía darse con el paso a otro «servicio»,' "" acción equivalente por grado de signicidad. ¡'. Si examinamos la evolución del derecho ruso a principios de la Edad Media, descubriremos que, con el pasar de! tiempo, infligir a otros una grave mutilación física se vuelve menos punible que un ultraje. En los pactos estipulados entre los rusos y los griegos, el deshonor, por un lado, y la mutilación, el dolor o la lesión, por otro, todavía no se encuentran separados: «Si alguien hiere con espada, golpea con una copa o un jarrón, según la ley rusa, por la herida o el golpe habrá de pagar cinco litros de plata» Aquí vemos que la herida de espada que mutila y el golpe con la copa (deshonor) todavía no están separados. Pero ya en la Russkaia Praoda [Pravda Rusa] se distingue un grupo de delitos que aportan U.E_d'!.iio_n9.de hecho sino sígnico. Por ejemplo, en la primera (denominada «breve») redacción de la~R;sskaja Pravda se amenaza con una pena especial a quien ofenda a alguien golpeándolo con un objeto o con un arma enfundada: la espada en la vaina, la empuñadura de la espada. «Si alguien golpeara con un palo, o con una pértiga, o con la palma de la mano, o con la copa, o con el cuerno, o con el revés de la mano, habrá de pagar doce grivnas .. , Si golpea con la espada, pero sin desenfundarla, o aunque sea con la empuñadura, habrá de pagar doce , grivnas por la ofensa» 7. Es significativo que las mismas doce grivnas r-t. sean impuestas en el caso de que «un siervo golpee a un hombre libre» 8, caso evidente de resarcimiento no por mutilación, sino por I ,--'.ofensa al honor. ,< En la redacción «ampliada» de la Russlea¡a Praud a hay una ulterior profundización de la cuestión: el homicidio en circunstancias que no aporten deshonor -una solución abierta y manifiesta de la discusión con el ruso de la fuerza (<<Sise matara a uno abiertamente en una boda o en un banquete»)es castigado de manera leve, puesto que no se considera casí un delito. Al mismo tiempo se considera e! deshonor un daño tan grave que no se le prohibe a la

Ibid., pág. 77, lbíd. pág. 78.

6 La cita está tomada de «Pamjatniki prava kievskogo gosudarstva X-XI vv.», Pamiatniki russkogo prava, fasc. 1, A. A. Zimin, Moscú, 1952, pág. 7.

7 8

45

J

sa» de este tipo.

parte lesionada responder con un golpe de espada «<Si, no aguantando [el deshonor], golpeara a su enemigo con la espada, no será culpado») 9 aunque esté claro que no ya el daño sígnico, sino el de hecho, tras el golpe con la espada, o con el revés de la mano, o con el afma envainada (<<Si alguien golpea con la espada, sin desenfundarla, con el mango»), era notablemente menor que por una «defen-

. En particular

a esto se une este fenómeno

característico:

cualquier

-""'-

Las observaciones hechas confirman la tesis general de que la sociedad medieval era una sociedad con un alto grado de signicidad, es decir, que la separación de la esencia real de los fenómenos de su _ .esencia sígnica era en lo que se basaba su concepción del mundo ...

I

10 .

forma de acividad de un colectivo medieval, para ser un hecho con valor social, tenía que transformarse en un ritual. El combate, la C1Za, la diplomacia -la administración en general-, el arte, exigían ...._ un t-i tu al ~ El signo tenía importancia por su función de sustitución. Esto resaltasa-inmediatamente su doble naturaleza: al sustituto se le consideraba contenido y al sustituyente, expresión, Es por esto por lo que el sustit.uyente no podía tener valor autónomo: porque recibía un valor según el lugar jerárquico de S11 contenido en el modelo general del mundo. Por consiguiente, el concepto de parte asume un contenido originalfsimo., ;La_parte es homeomorf.a"al_todo:¡ no es fracción del conjunto sino un símbolo suyo (véase, por ejemplo, la conocida \ tesis del escritor medieval checo Tomás ze Stiného, 1331-1401, , según el cual una parte de la hostia de la comunión simboliza todo '9 el cuerpo de Cristo). Puesto que el plano del contenido de todo el mundo en su conjunto y de cada valor suyo cultural en particular pertenece a las esencias inconmensurables e indivisibles, cualquier división interesa solamente al plano de la expresión. Por ello, desde el punto de vista del contenido, la parte es equivalente al todo. En cambio, en la unidad del contenido y ele la expresión la parte no ~. entra en el todo sino que lo representa. Y puesto que en este 'i I sistema el todo es signo, la parte no es fracción del todo sino que ~ es un signo SL1yo,signo del signo. De aquí surgía una actitud particular de cara al proceso de adqui de la sabiduría. La conciencia de los tiempos modernos entiende el avance hacia In verdad como un aumento cuantitativo de sición

s lbid., pég. 110. 10 Sobre el significado del ritual en la literatura medieval, véase D. S. Llcbacsév. «Literaturnyj etiket russkogo srednevekov'ja», en Poetícs, Poetika Varsovia; 1961.

46

¡ 1

i 1

los conocmuentos, corno una suma de libros leídos, puesto que el camino hacia la totalidad, saber absoluto, pasa a través de la unión 'de las partes. Desde este punto de vista, el que haya leído más libros es el que está más cerca de la sabiduría. Fonvizin, racionalista ruso del siglo XVIII, en su comedia Nedorosl' [El menor de edad] ridiculiza a la instrucción que consiste en una repetición continua de los ;>,. argumentos ya estudiados: ·«No hace otra cosa que leer cosas sabidas ~ y resabidas» 11, La «lectura», en el sentido medieval, sin embargo, no es la acumulación cuantitativa de los textos leídos, sino la profundización de un texto, penetración continua y reiterada en su estructura. Es justamente así como se cumple el paso de la parte (del (;texto) al todo (a la verdad) 1'. Por ejemplo, uno de los monumentos más interesantes de la Edad Media rusa -Izbornik 1076 goda [La colección del 1076]- empieza con el capítulo SloGO niekojego (kalou) gera o e' (t enii) (k)nig' [La palabra de un kalouger sobre la lectura de los libros 1 1'. Aquí leemos: «Cuando leas piensa en lo que dicen los libros y las palabras, y lee tres veces un mismo capítulo. Puesto que está dicho: "En mi corazón he ocultado tus palabras para no caer en pecado ante ti." No dice: "He hablado con los labios", sino "En el corazón he ocultado" » u, Esta relación entre la parte y el todo imprimía un rasgo particular al concepto de persona. «Persona» , es decir, sujeto jurídico, unidad relevante de otros sistemas sociales: religioso, moral, estatal, eran

11 D. 1. Fonvizin, Scbranie sccinenii. vol. 1, Moscú-Leningrado, 1959, página 142. 12 El contenido diverso del concepto «muchos libros» está resaltado de manera original en el enfrentamiento entre Pravdin, noble «ilustrado», según Fonvizin, del siglo XVIII, y el «ignorante» Kutejkin, portador de la tradición eclesiástica: KUTE]KIN. En muchos libros existe el permiso (de fumar tabaco: en el libro de los salmos así lo dice: y los «cereales al servicio del hombre». PRAVDIN. ¿Y dónde más? KUTEJKIN. También en otro salterio está escrito 10 mismo. Nuestro prior tiene uno pequeñito, en 8'>, y también allf pone lo mismo. (Lbíd., pág. 126.) , 13 Probablemente, más tarde se transformó en «sobre la lectura de los libros sagrados» (véase Izbornik 1076 goda, Moscú, 1965, pág. 151). Esa transformación es significativa: un fenómeno más tardío es la subdivisión de los libros en «sacras» y «profanos» (la indicación del género literario también determinaba entonces el lugar en la escala de valores) y la idea de que uno particular función purificadora fuera llevada a cabo tan sólo por los primeros. Inicialmente también, el simbolismo de varios planos del texto gráfico (los signos designan las palabras y la palabra designa la «cosa misma»} hacía surgir la idea de un alto grado de semioticidad y, por tanto, la idea del carácter sagrado del propio proceso de lectura. Un libro, en cuanto tal libro, suscitaba reverencia y no por ser un determinado tipo de libro. H l zborník. cit., pág. 152.

47

la pertenencia

a los grupos

de «cristianos»,

de los «justos»,

etc.).

los organismos corporativos de distintos tipos: los derechos jurídicos o la ausencia de éstos dependían del hecho de si el hombre formaba parte o no de un grupo (en la Russkaja Pravda la indemnización se fijó por el daño habido no ya al hombre fuera del contexto social, sino al soldado del príncipe [muz], al mercante, al smerd [campesino libre]; la esperanza en el bienestar del más allá estaba ligada a Cuanto más importante era el grupo de! que formaba parte el hombre,!' tanto más alto era su valor personal. El hombre, como tal, no tenía. ningún valor personal, ni gozaba de derechos personales. De todos

,,-modos, no hay que adelantarse y concluir diciendo que estaba oprimido y que era insignificante. Esta sensación nace en el hombre moderno) puesto que unifica el concepto medieval de participación con la idea mucho más reciente de que la parte sea algo secundario, en sentido cuantitativo y cualitativo, respecto del todo. En este caso, no teniendo valor personal y siendo infinitamente

menor que el todo del que había permutado derechos y valor, el hombre efectivamente hubiera tenido que perder todo significado, b Pero en realidad el sistema medieval era distinto: siendo parte insig- ' nificante de una enorme totalidad (por ejemplo, parte de la feudalidad rusa que aquí servía como plano de expresión de una deter, minada jerarquía social), el hombre representaba toda esta totalidad (véase la idea de un acto prohibido -particular en e! plano de la expresiónmancha toda la corporación -el orden caballeresco, í \) más tarde nobleza, el regimientoy no su parte comprometida),j Contemporáneamente, un daño que no lesionaba en el hombre a la persona corporativa por él representada, sino, por el contrario, le proporcionaba ventaja (la muerte gloriosa) se captaba mucho menos que en otros sistemas socio-culturales.

_:

Esta clara divergencia entre persona biológica y social era u;'0l de los resultados del alto grado de semioticidad del tipo medieval de

cultura.

los -

~ A esta peculiaridad del primer feudalismo se encuentra ligado J' el característiCo1eñóffieiio -del--mestniüstvo: las polémicas, sobre el . «lugar»qüe"había- de- ser ocupado en las marchas:eñ -las asañ:ílileas oenlúSDanquetes ,. qUe-p~ira históricos modernos con formaClón raci6i1a1isf,~Cson fruto de la insensatez y de la ignorancia, para la cul tura medieval tenían un significado profundo: eran polémicas sobre el lugar que se había de ocupar en la jerarquía, en el sistema social. Y puesto que la existencia real de la persona humana dependía de su relación con la estructura de quien era signo, la polémica se Perder el

-.. refería a la existencia real de cada uno de los interesados. "'_.lugar significaba dejen de existir.

48

¡ td ..:.. l .

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De este modo lel mestnicestuo era, ante todo, autoafirmación del individuo que, frente a la preslOn de los otros feudatarios, deseaba conservarse en calidad de elemento del sistema, puesto que solamente en relación con ello y nunca fuera de él, el feudatario obtenía el derecho a los privilegios sociales de que gozaba. Al mismo tiempo el mestnicestvo también limitaba la autoridad del jefe de la sociedad feudal, ya que subrayaba que su poder

venía determinado solamente por su lugar sígnico en el sistema. No ~ es- casual que la lucha por la autocracia fuera acompañada por con-

s:> flicto entre el poder y la estructura jerárquica de la sociedad. El hecho de que la visión medieval del mundo se basara no ya en el;RrincipjQ_ sintagm_áti~o, sino_~E~~l paradigmático)y que toda \ la variedad de los textos se redujera a un texto ideal de cultura, no

: por efecto de su suma, sino por el proceso de construcción de una .._;-'": estructura paradigmática, conducía a otra interesante consecuencia. Todo el conjunto de las oposiciones semánticas particulares, tendía a reducirse en antítesis culturales fundamentales (cielo-tierra, eternotemporal, salvación-ruina, bien-pecado, etc.), las cuales, a su vez, se reducían a series semánticas, que a un nivel más abstracto podían reducirse a una única oposición semántica fundamental de la cultura.

interna estaba en los valores

De aquí surgía el que, debido a esta estructura del código cultural, toda la gama de las distintas calidades se representara como un conjunto de grados distintos de una misma calidad. Todos los pecados son distintos grados de! Pecado, todas las virtudes son distintos grados de la Virtud, etc. Por tanto, en las culturas de este tipo el número empezaba a desempeñar una función particular. La división cualitativa del cuadro del mundo fraccionaba a dicho cuadro en dos partes enormes, cuya diferencia numéricos.

! El alto grado de semioticidad del modelo del mundo se ligaba ! inevitablemente a una función particular del simbolismo de los nú\$- meros. Una excelente confirmación de esta tesis es la Divina Comedia de Dante donde el entero mundo de las pasiones humanas es reconducido a los grados d"lpecªdQ_Y _de la virtud, a los que corresponden los números de los círculos descendentes' del infierno y los ascendentes del purgatorio.

en otra fase de la cultura, parecida a· ésta tanto por

No fue menos importante la función que desarrolló el simbolismo de los números

del todo, es decir, en la masonería.

el alto grado de semioticidad, como por el tipo puramente paradig. mático de estructuración

49

--- i;;:-at-e~ión del"h'lIriFre'-iñeClieval se veía atraída de ma~era particular por la relación en el signo entre el plano del contenido y el plano de la expresión, Justamente porque todo lo existente se recibía

4

blema

adquiría

importancia.

hacerse las siguientes

observaciones

generales:

y la expresión para el código medieval de '

particular

como abastecido de significado (y, al contrario, tan sólo aquello que estaba abastecido de significado se consideraba existente), este propueden

Sobre el contenido

:; cultura

terial que ... », «más ideal que ... ». El valor de los distintos

signos

/\ -J. La expresión siempre es material, el contenido es siempre ideal-:Pero puesto que el concepto de los signos tiene una estructura no sintagmática sino jerárquica, lo que en un nivel está contenido, puede, en nivel más alto, manifestarse como expresión con contenido propio. Por ello, la principal'oposición- ideal-rriaterial-en la paradigmática real de cultura siemp~ se manifestará como" «más ma-

dependerá de la disminución de peso que sobre ellos tiene el «material», es decir, la expresión. En el lugar más alto se encontrará el signo con expresión cero, esto es, la palabra no dicha. La oposición honor-gloria ocupa un lugar de gran importancia en el sistema ético de la primera parte de la Edad Media rusa. El «honor» es una deferencia ligada a una expresión material: un regalo, una parte del botín, un legado principesco. La «gloria» es una honra con expresión cero: ésta se atribuye a los muertos, se expresa en la !pemoria, en las canciones, en la notoriedad de pueblos lejanos. La «gloria» desde un punto de vista jerárquico ocupa un lugar infinitamente más alto que el «honor», y un simple feudatario no puede aspirar a ella» ", Un ejemplo típico de la idea de que el valor más alto sea poseído por el signo con expresión cero se encuentra en el cuento taoísta reproducido por Salinger en su relato largo Raise High The Roof Beam, Carpenters: «El Duque de Chin , Mu, dijo a Po Lo: Ahora que estás más 15 Es justamente la inmaterialidad de la «gloria» la que indujo a la conciencia iluminista del siglo XVII Y de principios del XIX a ver en ella no ya un valor natural, sino una invención, un prejuicio. Véanse las palabras de Pushkin en los Cigany [Los gitanos]: «Dime, ¿qué es la gloria? / ¿Un estruendo sepulcral, una voz de loa, / Un sonido que va de una generación a otra? / O a la sombra de fumíferas frondas / El relato de un zíngaro salvaje?» (A. S. Pushkin, Palnoe sobranie socinenii, vol. IV, Akadernija Nauk SSSR, Moscú-Leningrado, 1937, pág. 187). El punto de vista del Renacimiento sobre la gloria feudal está expresado por Falstaff: «¿Puede el honor arreglarme una pierna? No. ¿O un brazo? No. ¿O quitarme el dolor de una herida? No. Entonces, es que el honor no sabe de cirugía? No. Y qué es lo que es el honor? Una palabra. y qué es lo que hay en esta palabra «honor»? Aire. [Benita cosa! ¿Y quién tiene honor? Uno que se ha muerto el miércoles. ¿Lo oye? No. (Tbe First Par! 01 King He11l')I the Fourtb, acto V, escena 1.) Justamente la inmaterialidad del honor es la demostración de su realidad.

50

avanzado en edad, ¿hay algún miembro de tu familia al que yo pueda .usar en tu lugar en la búsqueda de caballos? Po Lo contestó: -puedes escoger un buen caballo observando su conformación y su aspecto. Pero el caballo superlativo -el que no levanta polvo y no deja huellases algo evanescente y huidizo, evasivo como el aire es impalpable. Mis hijos tienen talento, un talento discreto; saben reconocer a un buen caballo cuando lo ven, pero no saben reconocer un caballo superlativo. Pero tengo un amigo, un tal Chiu-fang Kao, un vendedor ambulante de forrajes, que en lo que se refiere a caballos no es menos que yo. Vete a buscarlo, te lo ruego. El Duque Mu siguió el consejo y, acto seguido, envió a Chiufang a la búsqueda de un corcel. Tres meses más tarde volvió diciendo haber encontrado uno. -Ahora está en Schach'iu -añadió-. -¿Qué tipo de caballo es? -preguntó el Duque-, -Oh, es una yegua de color gris oscuro -fue la respuesta. Y, sin embargo, cuando mandó a alguien para recogerlo se descubrió que el animal era un semental negro como la noche. Muy disgustado, el Duque mandó llamar a Po Lo, -Ese amigo tuyo -le dijo-, al que le habíamos encargado buscar un caballo, ha armado un buen lío. Pero si no sabe tan siquiera distinguir el color o el sexo de un animal, ¿cómo puede saber de caballos? Po Lo emitió un suspiro de satisfacción. -¿De verdad se ha comportado así? -gritó-. Ah, entonces es diez mil veces mejor que yo. No hay comparación entre él y yo. Lo que interesa a Kao es el mecanismo espiritual. Para asegurarse lo esencial se olvida de los detalles más comunes; está tan atento a las cualidades internas que pierde de vista las externas. Ve lo que quiere ver y no aquello que no le interesa. Mira las cosas que se han de mirar y deja aquellas que no tienen importancia alguna. Kao es un juez tan bueno de caballos que posee la calidad para juzgar cosas mejores que los caballos, Cuando el caballo llegó, ya no hubo ninguna duda, era verdaderamente excepcional» 16.

(1:'

J.

D. Salinger, Raise High tbe Roo! Beam, Carpenters, Heinemann, 1955, págs, 4·5.

Entre el contenido y la expresión existe una relación de .i semejanza: el signo está construido según el ¡principio, icónico.j/La }' expresión es como una huella del contenido. No por nnda-'se-iltillzad . la imagen del espejo tanto para la materia, en cuanto plano de expre\ sión del signo, cuyo contenido es el espíritu, como para la representación icónica. También el hombre, como imagen de Dios, es icónico. 1~

Londres,

51

~13" Las re lací "'d' y ccntem o no son ni ar bi \.::'....!.:. aciones entre expresión _grarias ni convencionales: son eternas y preestablecidas por Dios. Es por esto por lo que el escritor que escribe un texto, el artista que pinta un cuadro, no son creadores sino simplemente mediadores, a través

del mundo

construido

sobre

la negación

del cuadro •

de quienes se da la expresión inherente al contenido mismo. Por tanto, un juicio sobre el valor de las obras de arte no puede contemplar el criterio de originalidad. El cuadro

a las leyes del tiempo

histórico.

Aquello

que tenía

sintagmático era sistemáticamente acrónico. Ni la estructura eterna del mundo, su esencia, ni su expresión material, sujeta a la destrucción, se sometían

las categorías

de «principio»

y «fin»

en los textos rusos

una ligazón con el tiempo no era históricamente existente, era simplemente inexistente. Es suficiente con poner un ejemplo para convencerse:

en ellos otra oposición semántica:

«aquello que

':: pertenecientes a la primera mitad de la Edad Media, El juicio, natural para las categorías de la conciencia moderna, «aquello que tiene principio tiene fin» no se confirma en estos textos. Encontramos

tiene principio es eterno, es decir, no tiene fin, existe; a ello se le contrapone lo que no tiene principio, es decir, lo inexistente. Y

< es a este último, siendo efímero como es, a quien corresponde el fin». Por esto, el. cronista de la antigua Kiev construye su Pocest' uremennych let [Relato de los años pasados] como una narración de los comienzos. Tan sólo aquello que tiene principio es digno de atención. Por

tanto, las tierras que pueden señalar sus propios iniciadores, las estirpes que tienen fundadores, los acontecimientos que tienen pro- lb

motores son, tierras, estirpes, acontecimientos realmente existentes. y es de ellos de quien se debe hablar. A ellos se contraponen, como si fueran inexistentes, las tierras que no tiene el primer príncipe, ni primer «civilizador» cristiano, a las famlías no ilustres de desconocidos orígenes, los acontecimientos de poca importancia. El mismo) 'i;;-título de la crónica es significativo: «Es el relato de los años pasados, de donde tomó inicio la tierra rusa, de quien fue el primer príncipe de Kiev y de donde comenzó a existir la tierra rusa.» La parte esencial de los pasos narra tivos de la crónica son las leyendas de los comienzos. C~o _!?_á_s _!?lílla_.Qt~ _~~__la. _<~~~í:~ ta_;:to !p_ásjm,p.º-ftante es el_ fenómeno. Por ejemplo, el cromsta rechaza desairado una leyei;da, para él ya incomprensible, pero llegada de tiempos muy remotos, según la cual el fundador de la ciudad de Kiev fue un barquero llamado Kij (para él el barquero no es ya un personaje semimitológico, ligado 8. su trabajo en el agua, reino de los muertos, y a la

52

1

b

superación de la frontera «nuestro mundo-su mundo», sino es tan sólo un hombre que ocupa un bajo lugar en la jerarquía social) y sostiene la versión de que Kij fue un príncipe, La idea del fin del mundo no ocupa los pensamientos en aquel r periodo optimista en el que el pueblo del estado de Kiev se siente «joven» y «nuevo»: la muerte personal no es el fin, sino el principio de la vida verdadera; el fin del mundo, que un cristiano tiene la obligación de recordar, no es otra cosa que el fin del mundo «temporal», es decir, el inexistente, «imaginario» y el principio del eterno. Un mundo en el que el movimiento y la sucesión de acontecimientos se veían como algo de externo, aparente e inesencial, no podía tener la idea de casualidad, que nació como explicación de las leves del movimiento. , El escritor ruso de la primera mitad de la Edad Media nunca se preocupaba de aclarar las causas, tal y como nosotros 10 entendemos. Trata de aclarar no va la causa de un acontecimiento sino su «raíz», su iniciador, Sobre- éste recae la culpa si el acontecimiento es malo o, en caso contrario, la gloria. Es por esto por lo que se acrecienta continuamente el pecado del primer fraticida, mientras que la gloria de los primeros príncipes rusos crece al crecer la importancia de su tierra. Gogol, en Strasnaja mest' [Venganza terrible], ha recogido muy bien este concepto, absolutamente ajeno a la civilización moderna, mostrando cómo crecen los tormentos del primer pecador de una estirpe conforme se acumulan las fechorías llevadas a cabo por sus descendientes, En los siglos XIII-XIV) cuando la trágica situación de las tierras rusas había creado estados de ánimo escatológicos, surgieron narraciones referentes al «fin» By/ina kak pereuels' bogatyri na Rus; [Bylina sobre la desaparición de los bogatvri en Rusia], Slovo o pogibeli Russeo] zemli [Cantar de la ruina de la tierra rusa]. Aquí el fin se introducía en la estructura sustancial del mundo: todo lo que es bueno y válido perecerá (y al contrario: es válido aquello que perecerá). Pero también aquí a aquello que «tiene fin» se le contrapone no ya aquello que «tiene principio», sino aquello que «no tiene fin». El primero es válido, importante y existente o existido, el segundo no tiene ni valor ni importancia y su existencia es ilusoria. Los bogatyri han muerto, pero han existido, mientras que las personas mezquinas es como si no hubieran existido.

53

II, El tipo sintagmático

y en las absolutistas de los siglos XVI~

Cronológicamente, el predominio de este tipo de código cultural fenece en la época de la centralización. Se manifiesta en las concepciones eclesiástico-teocráticas

o estatal. De aquí surge el practicismo de los representantes

de este

XVII, pero se afirma en las obras de los ideólogos del «estado regular» de la época de Pedro I. Es rechazado el significado simbólico de los acontecimientos y , de los fenómenos: el mundo vive no en la relación entre los dos planos (esencia y expresión) sino sobre un solo plano: ~iástico

-; 'SiSteñla: los otros dignatarios eclesiásticos de tipo osifiliano 17 como también los especuladores de la época de Pedro son todos hombres de espíritu práctico y empírico. Estos se proponen objetivos reales y alcanzables y nunca sacrificarán los intereses prácticos de la «ern- " presa» por un imaginario, para ellos, significado simbólico. El paso a este sistema es tomado como una liberación del ofuscamiento me_'dieval, como la rehabilitación de la actividad práctica, Los símbolos producen_ilTjtación: Pedro 1 destruye consciente- \ mente la ritualística medieval de la corte de los zares moscovitas, mientras que Teófano Prokopovic, oponiéndose a Stefan Jaworski que trata de conservar de manera febril, mediante el terror y los suplicios, la reverencia medieval por el icono como signo de santidad, ~ demuestra que la divinización del icono es idolatría. Hay que rezar '-_:.a Dios y no al icono que es «cosa mediana». El principio que hacía de la profundización, en sentido gradual, penetración en la verdad, es sustituido por la aspiración hacia la sensatez. Teófano Prokopovic reprobaba el hecho de que en la interpretación de las Sagradas Escrituras «se prestaba mayor atención no ya al sentido del texto, sino a la posibilidad y al modo de poder sacar unas conclusiones sorprendentes e inesperadas, buscando un misterioso significado en las palabras y expresiones más sencillas y comprensibles ( ... ). De es te modo, un texto tiene a veces tres o cuatro sentidos» 18.

Cbristianae ortbodoxae theologiae in Academia Kímocnsi a Tbeopbane

17 [Osifiliano, nombre que recibió un sector de la Iglesia rusa, en los siglos xv y XVI, que defendía los intereses de las altas jerarquías eclesiésticas.] Van entre corchetes las notas del compilador. 18

Proleopouiiez ( .. .), vol. I, Lipsiae, 1782, págs. 131-132, 140-141; véase P. Morozov, Feofan Prokopovic kak pisatel', San Petersburgo, 1880, pág. 108. F. Pro-

54



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El practicismo, por un lado, llevaba una alta valoración de los " «conocimientos» útiles y, por otro, a una actitud despreciativa e _irónica hacia el pensamiento puramente teórico. L,!_ «sensatez» del hombre práctico se convertía en criterio de realidad. Aquello que no efaConsiClerado-esenci,i] por-él se excluía de-la esfera de la cultura. ? A esto está ligada l§ aspiración de «simplificar» la cultur~gilltfln.9._9 de ella lo_"sup,",flu_o»" es decir.Llo inútil desdee!Jjjjííto_,de_yj_s_ta ,de! hóiñbre prácticQ. Son conocidas las a-riotacionesaI margen hechas pmPearo 1 en la traducción que él corrigió de la Georgica curiosa: «Puesto que los alemanes acostumbran llenar sus libros con muchas historias incongruentes con el único fin de hacerlos pasar por grandes, todo ello no ha de ser traducido, excepto las cosas esenciales y un breve discurso que introduce cada obra; pero a fin de que también el mencionado discurso no sea un oropel ocioso sino que ilumine y edifique al lector, he corregido el tratado sobre agricultura (borrando aquello que no sirve) y lo mando a título de ejemplo, para que todos los libros sean traducidos sin historias inútiles, ya que con ello lo único que consiguen es hacer perder el tiempo y desaniman a los lectores» 19. De todos modos, este propósito de de_semiotizar los valores de la cultura no significaba en realidad un 7echazo -(le todos los tipos de organización sígnica (de haber sido así 110S hubiéramos encontrado con un nuevo tipo de cultura en lugar de haberlo hecho con .-la destrucción de ésta). De todos modos, el principio mismo del ~l significado cambiaba de manera radical. Se sustituía la estructura 'i> semántica por_lª_"sil1qg~át_ic~. El significado de un hombre o de un fenómeno no venía determinado por su relación con las esencias de cr otro plano, sino por su inserción en un plano determinado. La pert~n~nci~ a. ~n todo se convierte en ~eñal de significación ') ..... cultural: t'$x.!!i_t.!F significa ser p~rte} El todo nene valor no ya en \: cuanto es símbolo de algo más profundo, sino por sí mismo, esto es, en cuanto es iglesia, estado, patria, casa. Yo, sin embargo, tengo D. significado en cuanto parte de este todo. En este caso el concepto ~ de «parte» asume un significado distinto del que tiene en el código «semántico»: la parte no equivale al todo y reconoce con alegría su propia insignificancia frente al mismo. El todo no es el significado ~. de la parte, sino la suma de las fracciones sintagmáticamente organizadas.

1862, pág. 214.

N. Pekarskij, Nauka i literatura

kopovic se refería no tanto al simbolismo de la primera parte de la Edad Media, sino al intento de hacerlo renacer en el pensamiento filosófico-religioso de la época barroca. lo' Rosii pri Petre Velikom, vol. 1, San 19

Petersburgo,

55

e intercruzadas

en un sistema jerárquico

de categorías

y

No se debe olvidar que tras la rigidez y la esclerotización de la parcialidad medieval una nivelación tal podia ser interpretada como la liberación del hombre de una multiplicidad de participaciones complejas

como su sumisión a una única estructura igual para todos, esto es, como la demacra tización de la organización social. Las discusiones sobre la contraposición entre «nobleza» y «Es-

seleccionar

«hombres

de clase media»

para

el

tado» en tiempos de Pedro eran de todas todas interpretadas a la luz del antagonismo entre el particular y lo universal. K. Zotov, habiendo sido enviado a estudiar al extranjero, escribía a Pedro, sin medias palabras, que «por todas partes los nobles desprecian el

trabajo» y aconseja servicio estatal» 20.

del regimiento

Eieckii

de la guarnición

de Voronez,

que

Puesto que lo universal predomina sobre lo particular, el servicio estatal, dignidad que no deriva de la naturaleza de cada uno, sino del lugar que ocupa en el sistema, es el fundamento de la posición de cada ciudadano y del monarca mismo, También él presta servicio y toma prestada su propia autoridad del estado. Al re elaborar el primer reglamento militar (el denominado Ustav Vejde [Reglamento Weide] de 1698) en el Ustac 1716 goda [Reglamento de 1716J, Pedro I sustituyó con su propia mano las palabras «En todo aquello que en el regimiento toca los intereses de su majestad, todo cuidado, .» por "Yen todo aquello que en el regimiento toca los intereses del Estado ... » 'l. Así se creó el ideal de un zar democrático y de la monarquía popular sobre la que escribieron Simeon Polockij, Teófano Prokopovic Lomonosov. En 1744 hablaba de esto también el ex sargento y

Petrov

mejor a donde un rico boiardo;

es mejor

vayamos

«Pues

propuso:

él que al soberano») l' después salvó la vida del zar, una conjura de boyardos ". solo, no ligado al sistema, no tenía significado y hostil. Pedro I escribió a su hijo Alesio: "Yo por

contó la historia de un ladrón que golpeó a Pedro 1 porque éste, con el fin de probarlo, le propuso saquear un rico boyardo; es mejor que le cojamos a desenmascarando El individuo se le consideraba

en

Petr

Veliki¡, Moscú-

mi patria y por mi gente no he escatimado mi vida ni la escatimo, :_entonces, ¿cómo puedo tener piedad de un necio como tú?» 23, en Ibid., pág. 157. m P. P. Epifacov, «Voinskij ustav Petra Velikogo», Leningrado, 1947, pág. 198.

22 Istoriceskie bumagi, sobrannye K. 1. Arsent'evym, en ORlAS, vol. IX, 1872, pág. 336. 23 Ob'javlenie rozyslenogo dela o sude [ .. ] na careoica Aleskeja Petrovica ( .. ) sego i;unja v 25 den', 1718, pág. 4.

56

;

y

vimiento como perfeccionamiento.

Además de la contraposición

viejo-

La inserción en el desarrollo temporal era un aspecto esencial _:; de la organización de este tipo de cultura, El sistema cambia con, forme se le van añadiendo nuevos eslabones, Se entiende este mo-

nuevo, donde al primer término se le considera negativo y desvalorizado l' al segundo lleno de valor, también existe la idea de un

l-,7 perfeccionamiento infinito de lo nuevo. Este progreso puede ser entendido distintamente en los vanos sistemas: como sumisión del individuo a la Iglesia, como perfeccio-

.

el pasado es entendido como estado

namiento del sistema de las leyes o como difusión de las ciencias.

Pero una cosa les es común:

caótico de los individuos (véase, por ejemplo, un conjunto de pala-

bras no organizadas sintagmáticamente ), los cuales se someten cada vez más a las reglas de su unificación en un todo hasta que el sistema no se manifiesta en estado puro. De este modo vemos que la estructura que había proclamado "' la desemiotización y la destrucción del sistema de semantización je- . rárquica, ha alcanzado una semiotización no menos rígida, pero de

cómo

el tipo sintagmático

de código

El tipo aparadigmático y el asintagmático visto

cultural

> no ......

distinto tipo: los principios de la organización de la cultura, que proclamaban la liberación del sistema, llevan a la formación de sis';; temas más rígidos de tipo burocrático.

lII.

Hemos

realizó su labor de desemiotizar el modelo del mundo y, por consiguiente, no dio al individuo, embrollado cada vez más por unas relaciones sociales cada vez más complejas, un sentimiento de libe-

\) ración. Todo lo contrario, puesto que ese individuo, en un nivel fisiológico, no era reconocido como unidad social en ninguno de los dos sistemas, siempre se encontraba en una postura ambigua: sus necesidades vitales, impuestas por la práctica cotidiana, se consideraban vulgares, humillantes y hasta declaradas inexistentes. En los momentos de crisis históricas, cuando los institutos so-

ciales están desacreditados y la misma idea de sociedad es entendida

diferencia entre la estructura

57

semántico-simbólica de la Edad

como sinónimo de opresión, nace un sistema de cultura que está caracterizado por la tendencia hacía la desemiotización. En la cultura europea de la Edad Moderna, incluida la rusa, el iluminismo fue el que expresó de manera mJS concreta este código de cultura. I La .¡-

en forma

negativa,

como

Media y el Iluminismo, era que este último partía de la idea de que -:1-" se concediera más valor a las cosas reales que no pueden usarse como signos: no el dinero, los uniformes, los niveles o las reputacio._ nes, sino el pan, el agua, la vida, el amor. Diferenciándose del código sintagmático de la época absolutista, el iluminismo partía de la idea de que la realidad máxima estaba poseída por aquello que no es parte: no por la fracción sino por el todo, Existe aquello que existe separadamente, Por tanto, los dos principios semánticos de las culturas precedentes formaban parte de este sistema .,...componentes con signo negativo.

:M.

N. V. Gogol, Polnoe

sobranie socínenii.

vol. III,

1938, pág. 227.

Las ideas del iluminismo, que basa toda la organización de la;' cultura en la contraposición natural-innatural, tienen una actitud decididamente negativa frente al principio mismo de la signicidad. El mundo de las cosas es real, el mundo de los signos, de las re- .', laciones sociales es el traído por la falsa civilización. Existe lo que se I representa a sí mismo; todo ]0 que «representa» alguna otra cosa es ficción. Por tanto) las realidades inmediatas son válidas y verda'- deras: el hombre en su esencia antropológica, la felicidad física, el '! trabajo, la comida) la vida misma como un proceso biológico preciso. Las cosas que asumen un significado solamente en determinadas situaciones sígnicas carecen de valor y son falsas: el dinero) los grados, la tradición de casta y estirpe. Los signos se convierten en símbolos de la mentira, mientras que la sinceridad, la ausencia de signicidad, son el máximo criterio de valor. En estas condiciones) el tipo fundamental de signo; la «palabra», que en el sistema anterior era considerada como primer acto de la creación divina, se convierte en modelo de mentira. La antítesis natural-innatural es sinonímica a la contraposición cosa-acción, realidad-palabras. Todos los signos sociales y culturales son declarados «palabras». Llamar a algo «palabra» significa denunciar su falsedad y su inutilidad. «El horrendo reino de las palabras en lugar del de los hechos»: así es la civilización moderna, según Gogol ~i. El hombre, perdido en las palabras, pierde la sensación de reali- ::: dad. Por tanto, la verdad es un punto de vista, no solamente intro- . ducido en la esfera extrasígnica (extrasocial ) de las relaciones reales, sino también contrapuesto a las palabras. El niño y el salvaje, seres fuera de la sociedad, no son los únicos portadores de la verdad, .......sino que también lo es el animal, que además está fuera del lenguaje. En la novela de L. Tolstoi Cholstomer [Historia de un caballo] el falso mundo social es el mundo de los conceptos expresados en el

58

I



1,

2

Ase

2{;.

una

lenguaje. A éste se halla contrapuesto el mundo sin palabras de un caballo. La relación de propiedad no es otra cosa que palabras. El narrador, un caballo, cuenta: «Entonces yo no lograba entender lo que significaba el hecho de que me llamaran propiedad del hombre . Las palabras: mi caballo, referidas a mí) caballo viviente, me parecían igual de extrañas como las palabras: mi tierra, mi aire y mi agua. Pero estas palabras han tenido una influencia enorme en mí. Continuamente yo pensaba sobre esto, y sólo mucho tiempo después, tras las relaciones más variadas con los hombres, comprendí, por fin, el significado que los hombres atribuyen a estas extrañas palabras. El significado es éste: los hombres son guiados en la vida no por las acciones sino por las palabras. Ellos aman no ya tanto la posibilidad de hacer o no hacer algo, cuanto la posibilidad de pronunciar sobre los distintos objetos las palabras acordadas entre ellos, Dichas palabras, consideradas entre ellos muy importantes, son: mío, mía, míos (. ."). Ellos llegan al acuerdo de que tan sólo uno diga mía ante una misma cosa. Y quien de entre ellos diga más veces mío cuando hable de cosas, según este juego acordado entre ellos, es considerado el más feliz. Por qué esto es así, no lo sé: pero es así. Antes traté de explicármelo durante largo tiempo con una ventaja directa 2\ pero me equivocaba. Por ejemplo, muchos de los hombres que me llamaban caballo suyo, nunca me habían montado, mientras que otros sí lo hacían. No eran ellos quienes me daban de comer, sino otros ... Y los hombres en su vida aspiran no ya a hacer lo que ellos consideran bien, sino a llamar mías al mayor número de cosas posibles. Ahora estoy convencido de que justamente aquí está la diferencia entre los hombres y nosotros. La actividad de los hombres (... ) está guiada por las palabras, sin embargo, la nuestra, lo está por la acción» La incomprensión de las palabras se convierte en signo cultural de auténtica com rensLón (véase Ak'im-enerVlast' t'mj; [Podet'cie las- sombras] 'e Tolstoi). La palabra es instrumento de mentira, " conc"I2l,rasi'2..%..§Qciabilidad, nace ef pro5lem-a de la comunicación exttaverbal, la superaciónde las palabras que dividen a los hombres. En este sentido, es significativo el interés que se manifiesta en Rousseau por la entonación y la paralingüística (a veces el. principio afinador se identifica con el emocional y popular, y el principio verbal con el racional y el aristocrático). «Toutes nos langues sont des ouvrages de l'art. On a longtemps cherché s'il y avant une langue naturelle et comune a tous les hommes: sans donte il y en a une et

25 Recordemos que, desde el punto de vista del sistema cultural «medieval» lo menos digno de atención era justamente la «ventaja directa» extrasígnica. 26 L. N. Tolsroi, Sobrante socinenit, vol. III, Moscú, 1951, págs. 382-383.

59

,j

c'est celle que les enfans parlent avant de savoir parler (... ) ce n'est point le sens du mot qu'ils entendent, mais )'accent dont i] est accompagné. Au langage de la voix se joint celui du geste, non rnoins énergique. Ce geste ri'est pas dans les faibles mains, des enfans, il est sur leur visages.» «L'accent est I'árne du discours; il lui donne le sentiment et la verité. L'accent rnent moins que la parole» 2,. La cita de Tolstoi transcrita aquí es interesante también desde este enfoque: en ella se subraya el carácter convencional de todos los signos culturales, desde las instituciones sociales a la semántica de las palabras, Si para el hombre medieval el sistema de los signi.Iicados tenía carácter preestablecido y toda la pirámide de las subordinaciones sígnicas reflejaba la jerarquía del orden divino, en la época iluminística el signo, entendido como quintaesencia de la incivilización artificial, se contrapone al mundo natural de los no'\::,signos. Justamente en esta época se descubrió el carácter convencio- ~ nal, inmotivado, de la relación significante-significado. La sensación de la relatividad del signo penetra profundamente en la estructura i del código cultural. En el sistema medieval la palabra se percibe como icono, imagen del contenido, en la época iluminística hasta las imágenes pictóricas parecen convencionales. De todo cuanto se ha dicho se saca como consecuencia una pro- .. piedad esencial de la estructura cultural del código iluminístico: contraponiendo' lo natural a lo social como lo existente a lo efímero, se introducía el concepto de norma y de su transgresión en nume~ rosas realizaciones casuales. Provistos de significado, justamente porque no son signos, las O cosas y el hombre en la cultura de) iluminismo no cambiaban el valor ni siquiera por los nexos sintagmáticos del sistema. Tiene un verdadero valor, en el hombre y en el objeto, aquello que les es propio en cuanto individuos: en el objeto, su propiedad, en el hombre, sus cualidades antropológicas. Estableciendo lazos de unión con otros hombres, entrando en el sistema en calidad de elemento suyo, el ':2; hombre no gana, sino pierde. Rousseau en el Contrat social escribe: «Supposons que l'état soit composé de dix mille citoyens. Le souverain ne peut étre considéré que coIlectivement et en corps; mais chaque particulier, en qualité de sujet, est considéré comme individu: ainsi le souverain est a un 27 Téngase también en cuenta el hecho de que el héroe épico siempre se enfrenta solo a un ejército completo. En su más alto grado esta característica puede adscribirse a la cultura del budismo. Véase el Dbammapada: «Es mejor actuar solos, no existe compañía con un estúpido: váyase s610 sin cometer pecados, con pocos deseos corno el elefante en la selva» (XXIII, 330).

60

sujet cornme dix mille est a un; c'cst.á-dire que chaque membre de l'état n'a pour sa part que la dis-rnillierne partie de l'autorité souveraine, quoiqu'il lui soit soumis tout entier. Que le peuple soit compasé de cent mille hornmes, I'état des sujets ne change pas, et chacun porte également tout l'empire des lois, tandis que son suffrage, réduit a un cent-millieme, a dix fois moins d'influence dans leur rédaction. Alors le sujet restant toujours un, le rappot du souverain augmente en raison du nombre des citoyens. D'ou il suit que, plus I'état s'agrandit, plus la liberté diminue» 28. El juicio de Rousseau es muy característico. Ello permite tarnbién introducir un buen criterio técnico para dividir los sistemas de cultura con paradigmática dominante de aquellos sintagmáticos: si la pertenencia a la mayoría se considera positiva y que ennoblece, si ello aumenta el significado del individuo, nos enfrentamos a un sistema sintagmático y, en caso contrario, a uno paradigmático. Un caballero actúa siempre como miembro de «pequeña tropa», como dice la crónica de Kiev, uno contra muchos. Al entablar batalla se une a quien está en minoría. Desde el punto de vista del iluminista, Robinson en la isla deshabitada posee la máxima dignidad o Karl Moor que con un puñado de bandidos se rebela contra el mundo 29, De todos modos Pierre Bezuchov en Vajna i mir [Guerra y Paz], busca una visión genuina de la vida en la fusión con la mayoría (pueblo), mientras que para Lomonosov la grandeza siempre será inseparable de la inmensidad del espacio geográfico. La idea de la poesía de la inmensidad no será por casualidad un elemento orgánico de las odas en la época clasicista. (En la época clásica no es casual que la idea de 10 poético, de lo inmenso, constituya un elemento orgánico de las ondas.) Una variante de este problema es la cuestión de qué es lo que tenga mayor valor si la victoria o la muerte. Determinados tipos de cultura poetizan la victoria. El triunfo, la apoteosis, son componentes obligatorias del final de los entrelazados heroicos del clasicismo, Los héroes de la Cbanson de Roland o de la Slouo a polku T goreve cantan las gestas de Igor o mueren o sufren derrotas. La muerte es inseparable de la conversión en héroes en el sistema romántico que a su vez poseía rasgos clarísimos de asintagmatismo. El decembrista A. Odoevskij, cuando en la mañana del 14 de diciembre de 1825 se dirigía hacia la plaza donde habían de reunirse

28 J.-J. Rousseau, Oeuvres completes, t. X, 1971, págs. 108-109, 132. 2.~ J.~J. Rousseau, Du Contrat social, libro VI, cap. I, en Oeuvres completes, tomo VI, París, 1824, págs. 81-82.

61

en Blok versos

as

los insurrectos, exclamó: «¡Moriremos, moriremos llenos de gloria!» 30. Y el decembrista A. Bestuzev durante la celebración de su juicio dijo: «Todos nosotros, sin excepción, nos sacrificábamos por la patria» 31. El iluminista no aspiraba a introducirse en la mayoría, puesto que estaba convencido de que todas las propiedades auténticas y las necesidades del hombre se encontraran ya en él como datos antropológicos. Cualquier añadido significaba alteración, mentira, prejuicio. Según Dobroljubov toda la sabiduría de las doctrinas sociales se reducen a la siguiente fórmula: «El hombre y su felicidad.» Y añade: «Pero esta fórmula ya la tenía yo en el alma siendo niño, aún antes de empezar a estudiar las distintas ciencias» ~2. El pueblo solamente es un aglomerado mecánico de personas, y se pueden estudiar todas las propiedades de la humanidad en el individuo. Es curiosa la actitud hacia el pueblo: un iluminista lucha en favor . del pueblo, pero su simpatía hacia el hombre del pueblo depende del hecho de que es «como yo» y no del hecho de que «es distinto». ':;'«Volverse como el pueblo» significa cambiar para «volverse uno mismo» y no «cambiar para volverse distinto»; por un lado, la aspiración a mezclarse con el pueblo significa desde un punto de vista; unirse a aquellos que son «distintos» y «que son tantos», y por otro, a aquellos _que «son iguales», pero dominados. El pueblo resulta atractivo por el hecho de estar dominado y no por ser numeroso; por ser débil y no fuerte. Véase en Blok la simpatía por el pueblo en cuanto débil: Sí, así dicta la inspiración: Mi libre fantasía siempre Va allí donde está la humillación, La suciedad, la oscuridad y la miseria. Allí, con humildad, en bajo, Donde otra vida se vislumbra mejor .. ¿Has visto a los niños en París O a los mendigos en el puente de invierno?

A pesar de todo también podremos encontrar como este:

$3

1!

30 «Sledstvennoe delo o kornete konnoj gvardii kn. Odoevskom», en Yosstenie dekabristop, vol. 11, 1926, pág. 261. at «Sledstvennoe delo o stabs-kapitane Aleksandre Bestuzeve», en Vasstaníe, dekabristov, vol. 1, 1925, pág. 454. N. A. Dobroljubov, Sobrante socinenit, Moscú, 1952, pág. 62. A. Blok, Sobranie socinern], vol. 111, Moscú-Leningrado, 1960, pág. 93.

62

He soñado no estar solo. y allí, afilando las hachas, Alegres hombres rojos, Riendo, encendían las hogueras

El tipo semántico-sintagmático

3~.

La base de la cultura del iluminismo está en la tendencia hacia la desemiotización, en la lucha contra el signo. No por ello puede decirse que esta cultura no sea un sistema semiótico. De haber sido aSÍ, ésta no hubiera sido un tipo particular de cultura, sino que hubiera sido una anticu1tura y destruyendo las otras maneras de conservar y transmitir la información, no hubiera podido cumplir la función de sistema comunicativo. Pero las cosas no son así. Por tanto, al destruir los signos de las culturas anteriores, el iluminismo crea los signos de l~ destrucción de los signos. Esto puede verse claramente ¿oñ- únsolo ejemplo:-el-ilümiñi'smo- invita a abandonar las quimeras del mundo sígnico y a volverse a la realidad de la vida natural, no deformada por las «palabras» La esencia de las cosas está contrapuesta a los signos como lo está lo real a lo fantástico. Pero este «realismo» es de tipo particular. Puesto que el mundo que rodea al escritor es un mundo de relaciones sociales, se le llama entonces, quimérico. Real es, en cambio, el hombre, llevado a su esencia, que no existe en realidad. De esta forma la realidad resulta fantásticamente irreal, mientras que la realidad superior es excluida toralmente del mundo de la realidad social. El no-signo del ilumise vuelve signo de segundo grado.

"u nista

IV.

El iluminismo europeo del siglo XVIII'% fue uno de los sistemas más potentes de la cultura de la Edad Moderna. Y éste, además, creaba el cuadro de un mundo fragmentado en cuanto destruía la sintagmática y creaba el cuadro de un mundo absurdo, en cuanto se oponía a la semántica. En la cultura europea de finales del siglo XVIII v principios

" Ibíd, vol. 1, pág. 271. 35 Cuando se habla de iluminismo en Rusia conviene hablar de los siglos XVIII y XIX: sus tradiciones estaban vivas para Herzen, para Cernysevskij, Tolstoi y los populistas; Dostoievski 10 combatía como a un enemigo suyo contemporáneo; el primer escritor que no asumió ni las posturas de sostenedor ni la de adversario del iluminismo, pero que se mantuvo al margen del mismo, fue Chejov.

63

extrema,

pero lógica, de estos estados

de

del XIX se identificó este cuadro del mundo con la sociedad burguesa, surgida tras la Revolución Francesa, Todavía fue más fuerte la aspiración de crear un modelo del mundo que lo presentara provisto de sentido y de unidad. Esto coincide con la explosión de las ideas historicistas y dialécticas tan típicas del pensamiento social rusO durante los años 40 del siglo pasado. Estos problemas interesan a Pushkin, a partir de Poltava, al joven Kireevskij, Caadaey, e! círculo de Stankevic y desembocan en el original fenómeno del hegelisrno ruso. La expresión La idea del mundo como una sucesión de hechos reales, que son ...

ánimo es «La reconciliación con la realidad». semántico, como relación en-

profundo de! espíritu, daba un doble

sentido a todos los acontecimientos:

la expresión de! movimiento

a asignar

un sentido

a las cosas constituía

el

aspecto

tre manifestaciones físicas de la vida y su sentido oculto, y sintagmático, como relación entre ellas y la totalidad histórica. Esta tendencia

Desde un punto

de vista estructural,

este sistema nuevo era la

~{j.

fundamental de la cultura, y penetraba no sólo en la filosofía, sino también en la vida cotidiana. Herzen recuerda a propósito de esta época: «El hombre que iba a dar un paseo por los Sokol'niki lo hacía para poder abandonarse al sentimiento panteísta de su unidad con el cosmos; y si por el camino se cruzaba con un soldado borracho o con una pueblerina que le empezaba a hablar, el filósofo no hablaba simplemente con ellos, sino que determinaba la sustancia ~ popular en su manifestación inmediata y casual»

I

~7

Ibíd.,

pág. 28.

'se A. 1. Gercen (Herzen},

Sobronie socineníi,

vol. IX, Moscú, 1956, pág. 20.

síntesis de los dos primeros, y Herzen tenía razón cuando decía que «la unión de Hegel con Stefan Jaworski. es más posible de lo que uno pueda pensar» 57. Pero este sistema rehabilitaba no ya a la mítica sustancia «filosófica» del hombre, sino a su realidad cotidiana, viendo en ella una etapa del devenir de lo absoluto, El insensato adquiría un sentido como momento del desarrollo general. El mundo se escindía en el sistema, es decir, la esencia ideal, y en la expresión material que este último asumía en encarnaciones para él casuales. Esto era lo que ~ hacía considerar como inexistentes tan sólo a los hechos dotados de significado semántico y sintagmático. Por esto, los distintos acontecimientos relacionados con un mismo momento ideal del desarrollo del espíritu, es decir, teniendo un mismo significado, se consideraban como variantes. del mismo hecho histórico, que justamente cumplía ':::; el papel de acontecimiento histórico. Por tanto, si el sistema me-

64

"!..

·w

65

V. G. Belinskij, Polnoe sobranie socinenii, vol. XI, Moscú, 1956, pág. 282.

!-

.

dieval consideraba el mundo como palabra, en el sistema semántico_ sintagmático el mundo adquiere los rasgos del lenguaje. ' ') Uno de los problemas fundamentales de este sistema socio-cultural fue e! problema de la realidad. Belinskij escribió a Bakunin: «En el crisol de mi espíritu se ha elaborado, de maner~ginal, el significado de la gran palabra "realidad", .. Miro la (r;,jlidad,: antes tan despreciada por mí, y tiemblo con un entusiasmo misterioso, puesto que comprendo la racionalidad que hay en ella y veo que no se la puede quitar nada y que nada en ella se puede censurar y rehusan>". La actitud adoptada por los hegelianos moscovitas de los años 40 hacia la realidad está muy cercana al concepto de plano de expresión del lenguaje en la terminología postsaussuriana: es un sistema expresado en los hechos materiales. Por un lado, se da por supuesta la eliminación de todo aquello que se encuentra fuera del sistema, por otro, existe un interés por el aspecto material de los signos, que para la conciencia medieval era la «cadena del significado». Solamente es posible comprender la estructura del contenido penetrando en la estructura de la expresión. De aquí la idea de que los hechos de la Historia tengan un carácter no casual, sino orgánico-estructural y que toda descripción de la realidad en términos de una teoría preconcebida esté destinada desde un principio a su derrota, puesto que el sistema del mundo se deduce .;)de la descripción de su estructura. y justamente la idea de que un hecho extrasisternático fuera un hecho inexistente era la que creaba amplias posibilidades para la «reconciliación» de la violencia de lo universal sobre lo particular, de la Historia y del Esrado sobre e! hombre, sobre todo en las condiciones de la monarquía de Nicolás 1. Y es justamente en esta dirección en la que se empezaron a formular las primeras protestas contra el sistema antes mencionado, Be!inskij escribió a Botkin en 1840: «Lo universal es el verdugo de la individualidad humana» ". Pero la gama de las posibilidades de cambio de los códigos de cultura se había agotado y el abandono de un sistema llevaba a la . restauración de otro. Belinskij se orientaba hacia el iluminismo al ! escribir: «Ahora para mí, la personalidad humana es superior a la historia, .su~e.rio~ a la socieda~, superior a la ?umanld~d» 40. • Es SIgnificativo que los SIstemas qne hablan surgido en RUSIa ;;; en la mitad del siglo XIX y que tenían como fin crear los modelos '¡ más complejos del mundo, nacieran como una criollización de los \ 38

:'_'---

" lbíd. pág. 539. '" Ibíd .• pág. 556.

s

códigos culturales que ya existían. Por ejemplo, los intentos de sintetización de las estructuras III y IV tuvieron un significado excepcional en la Rusia de mitad del siglo -IX. SUS distintas modificaciones caracterizaron tanto a los demÓératas~revolucionarios como a Lev Tolstoi. Aunque así sea, la esperanza de empezar un nuevo ciclo de construcción de tipos de cultura, en la obra de Tolstoi y de Dostoievski, tenía distintas raíces. Al mismo tiempo se indicaron las vías a través de las que, efectivamente, se desarrollaron las investigaciones del siglo xx. Eran fundamento de estas investigaciones el hecho de que lo que antes actuaba como elemento inicial del sistema -es decir, la naturaleza humana- después se convertía en resultado. Esto cambiaba decididamente el carácter del uso de los principios semánticos y sintagmáticos: el semántico se transformaba en la idea de que el 'hombre' es clase, pueblo, humanidad y, naturalmente, un hombre determinado es solamente la característica de esta unidad estructural. El sintagmático hacía que se considerase a cada hombre, entidad natural, como una concatenación de individualidad, planteando el problema de su correlación e identificación. De todos modos, el examen de esta fase se saje del ámbito de la presente investigación.

66

·1

I

NI.

LOTMAN

y BORIS

A.

USPENSKIJ

Sobre el mecanismo semiótico de la cultura * JURIJ

1 1

Existen numerosas definiciones de la cultura l. Las discrepancias a lahora de dar un contenido semántico al concepto de «cultura», en edades históricas distintas y por parte de diferentes estudiosos de nuestro tiempo, no nos desanimarán si recordamos que el valor de éste término es «derivado» respecto del tipo de cultura, Toda cultura determinada históricamente genera un determinado model_9 l ~ultur~Lp!:.9pj.o.- Por tanto, el estudio comparado de la semántica i,. deftérmino «cultura» a lo largo de siglos constituye un material : \.h utilísimo para construcciones tipológicas. _. Por otra parte, aun dentro de la multiplicidad de las definiciones, es posible determinar algo en común que evidentemente responde a ciertas connotaciones adscribibles intuitivamente a la cultura, sea cual fuere la interpretación del término. Limitémosnos a señalar dos. En primer lugar, en la base de todas las definiciones está la convicción de que la cultura posee trazos___~ist0_tiv_.!},s. En su aparente tri-

* Título original: «O sernioticggkon mechanizrne kul'tury, en Trudy po znaleooym sistemam, V, Tartu, 1971.1 1 A. Kroeber, C. Kluckhohi'1:-«Culture. A Critical Review of Concepts and Definitions», en Papen 01 the Peabody Museum, Cambridge, Mass., 1952; A. Kloskowska, Kult ura masotoa. Krytyka i obrona, Varsovia, 1964; R. Benedict, Patterns 01 Culture, Cambridge, Mass., Bastan-Nueva York, 1934; Comparative Researcb across Culture and Nations, ed. por Stein Rokkan, París-La Haya, MCMLXVIII; M. Mauss, Sociologie et arubropologie, París, 1966; C. LévlStrauss, Antbropologie strucrurale, París, 1958; Y. Simonis, Claude Lévi-Struuss ou la «Passion de l'inceste». Lntroductíon au structuralisme, París, 1968.

67

,

o

~

__

, representa

un conjunto

universal,

sino tan sólo un subconjunto

con

vialidad, esta afirmación tiene un contenido que no carece de signi,ficado: de ella se deriva la afirmación de que la cultura nunca propia? La cultura sólo se concibe

una determinada organización. No engloba jamás todo) hasta el punto

como una cosa extraña a una religión determinada, a un saber determinado) a un determinado tipo de vida y de comporta-

aparecer

como una porción, como un área cerrada s·obre el fondo de la nocultura./El carácter de la contraposición variará: la no-cultura puede

\; de formar un nivel con consistencia

-e-,

~y_

';'J

miento. Pero siempre, la cultura necesitará de semejante contraposición, lvIás aún, será justamente la cultura la que intervenga como ';, I miembro señalado de la oposición¡_En segundo lugar, toda la variedad ~"'./de las demarcaciones existentes entre la cultura v la no cultura se reduce en esencia a esto, que, sobre el fondo 'de la no cultura, la cultura interviene como un si!~ema de signos. En concreto¿ cada vez que hablemos de los rasgos disüntivos de la c~tura- como «arti, \I ficial» (en oposición a «innato») «convencional» (en oposición a «natural» y «absoluto»), «capacidad de condensar la experiencia hu,,1 ~~._ mana» (en oposición a «estado originario de naturaleza») tendremos esencia sígnica de 9¡\~ que enfrentarnos con diferentes aspectos de la ---~, la cultura. ...... ---_. ~ -'Es-indicativo cómo el sucederse de las culturas (especialmente en " épocas de cambios socialepf vaya ncompafiado generalmente de una decidida 'eievaci6n de/la semioti!;idad_9el_ comportamientp, (lo que , puede hallar expresión hasta en el cambio de los nombres propios " y de las denominaciones)" Y cómo, además, también la lucha contra ....... )05 viejos rituales~~ueda asumir l_!lLcad:~ter_49pleIl1~nte ritualizado. ',! Por otra parte, no sólo 18 adopción de nuevas formas de com-portamiento, sino también el reforz:1miento de la signícidad (símbolicidad) de los viejas formas puede atestiguar determinado cambio del tipo de cultura. De este modo, si la actividad de Pedro 1 en Rusia se redujo en gran medida a la lucha contra los viejos ritos y los viejos símbolos, que halló expresión en la creación de signos nuevos (por ejemplo, el no llevar barba se convirtió en obligatorio como obligatorio era antes llevarla, el vestir al modo extranjero se hizo obligatorio como antes lo era el vestir a la manera rusa 2, etc.) la :J V éanse los edictos especiales de Pedro l referentes a la forma de los vestidos que era obligatorio llevar. Así, en 1700, se prescribía llevar ropas de estilo húngaro; en 1701, de estilo alemán; en 1702, para los días de fiesta, «caftanes» franceses (véanse los artículos 1741, 1898, 1999 de la Polnoe sobranie zoleonov Rossijskoj imperii, «Colección completa de las leyes del imperio ruso», publicada a partir de 1842). Correlativamente, en 1714, se decretó para los negociantes petersburgueses que vendían trajes rusos de tipo no reglamentario, la fustigación con el knut y la deportación, mientras que en 1715

68

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actividad de Pablo I, en cambio, se expresó en un claro reforzamiento de la signicidad de las formas ya existentes, y, sobre todo, en una elevación de su carácter simbólico (cfr. la pasión de la época por los símbolos genealógicos) el simbolismo de los desfiles, el lenguaje del ceremonial, etc .. , y por otra parte la lucha contra las palabras que sonaban como símbolos de una ideología distinta; cfr. también determinados actos ostentosamente simbólicos como las censuras al muerto, los desafíos o duelos entre reinantes: etc.)". /<1Í' Uno de los problemas esenciales es el de la relación entre la fl.,' J! ~ culturaJ leng~~_l1__ililla1. Durante estos últimos años, en las publi-__ ' caciones de la Universidad de Tartu relativas a la semiótica, los fe.' nómenos de la serie cultural han sido definidos como sistemas de "':t ..->.'" modelización secundarios. Con ello, se evidencia el carácter derivado respecto de las lenguas naturales. En varios trabajos se ha resaltaao y analizado, basándosee;;-Iah1pótesis de Sapir-Whorf, la influencia del lenguaje sobre las varias manifestaciones ae-Tacultura humana. Recientemente, É. Benveniste, ha subrayado que sólo las lenguas naturales pueden asumir una f'i~ón p1.~tali-ngü~~i~a,/y que éstas ocupan, desde este punto de vista, un lugar muy particular en el sistema de las comunicaciones humanas 4. De todos modos, resulta 1'- discutible la propuesta del estudioso de considerar sistemas propiamente semióticos solamente a las lenguas naturales y de atribuir a todos los demás modelos culturales el calificativo de semánticos, en cuanto carentes de una propia serniosis ordenada y deudores de ésta a la esfera de las lenguas naturales, pesar de la oportunidad -,j'

se dispuso la deportación para aquellos que comerciaban con clavos para las botas y para las herraduras de los caballos (ibid., arts. 2874 y 2929). Imagínense, por ata parte, las protestas contra las ropas extranjeras tanto en la época anterior a Pedro como por parte de los Viejos Creyentes, los cuales se presentan como depositarios de la cultura anterior a Pedro (nótese que los Viejos Creyentes han conservado, incluso hasta nuestros días, trajes de estilo anterior a Pedro, que usan con ocasión de las funciones religiosas; puede ser más arcaica todavía su vestimenta de luto; véanse los escritos de N. P. Grinkova . en Buchtarminskie staroobrjadcy, Leningrado, 1930). En este aspecto, como ; es fácil comprobar) el carácter de la relación con el signo y el nivel general : de la semioticidad de la cultura, antes y durante el reinado de Pedro, no ,-rsufrieron modificaciones. l' 3 Dichos fenómenos pueden relacionarse con una resolución del hijo de Pablo, el emperador Alejandro 1: durante la guerra de 1812, el príncipe P. Bagration propuso al coronel y poeta S. N. Marin para una condecoración: la orden de caballero de San Vladlmiro de tercera clase; pero Marin se murió antes de poderla recibir. Entonces, Alejandro l, mandó hacer un retrato de Marin con la orden de Vladimiro al cuello (al cuello se llevaba la orden de segunda clase): esto es, honró el retrato, elevando el nivel de la condecoración. 4. É. Benveniste, «Sémiologie de la langue», Semiótica, 1, 1, 1969 [traducción castellana en Problemas de lingüística general, II, Madrid, Siglo XXI, 1977J.

69

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v • "J de una contraposición entre sistemas modelizantes primarios y secundarios (sin la que no se podría determinar su respectiva especificidad), .. '- nos parece útil subrayar que, en su funcionamiento histórico real, )'as lenguas y las culturas son indivisibles ~ no es admisible la existen\7~ d.de una lengua (en el sentlclo amplio del término) que no esté \'-- inmersa en un contexto cultural, ni de una cultura que no posea en su propio centro una estructura del tipo de la de una lengua

o

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5 Así, por ejemplo, la estructuralidad de la historia constituye el axioma de partida de nuestro método, ya que, en caso contrario, se excluye la posibilidad de la acumulación de la experiencia histórica. Pero a pesar de todo, esta idea no puede demostrarse, ni ser refutada mediante demostración, ya que la historia mundial no ha concluido y nosotros nos hallamos inmersos en ella.

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AlI

".-p. ~;.:~ t..tit-úlo d~'- abstracción científica, nos podemos figurar el lenguaje como un fenómeno en sí mismo. Pero en su funcionamiento _./ real, éste se halla incorporado a un sistema más general: el de la ,, cultura, y junto con éste, constituye una totalidad compleja/El «trabajo» fundamental de la cultura, como intentaremos demostrar, './ consiste en organizar estructuralmente el mundo que rodea al hombre. 'La-cultura esuü' generador de estructuralidad; es así como crea alrededor del hombre una¡sod~i.era que, al igual que la biosfera, . -. hace posible la vida, no orgañica, obviamente, sino de relación.z Ahora bien, para cumplir esta tarea, la cultura ha de tener en ! ~su interior lln;~
1

1 70

J

a

sobre todo el complejo de los medios de comunicación. De este modo, todo el sistema de la conversación y_ transmisión de la expe..- __- riencia lluiiüna se construye como un sistema concéntrico, ericiiyo centró están dispuestas -las-estruc-turas más evidentes y coherentes , (las más estructurales, por decirlo así), Más cercanas a la periferia, \ ••• _l"' se colocan formaciones de estructuralidad no evidente o no demosvtrada, pero que, al estar incluidas en situaciói1es signico-comurucativas-generale~_ funci.!.¿nan como estructuras. En la cultura humana, dichasJxitaestructuras [kvazistruktttry] ocupan, evidentemente, un lugar 6astante importante. Además, es justamente la ausencia de un orden preciso interno, lo incompleto de la organización, lo que asegura a la cultura humana una «cabida» interna y un dinamismo desconocidos para sistemas más armónicos. Nosotros entendemos la cultura como memoria no hereditaria de la colectividad, expresada en un sistema determinado de prohibiciones y prescripcione:,. Esta formulación, una vez aceptada, conlleva algu-, »r-. nas consecuencias. Se deriva de ella, ante todo, que la cultura es, por definición, un fenómeno social: lo que no excluye la posibilidad de U!1~ cultura Iridividual;- en el caso de que cada uno se interprete sí" mismo como representante de la colectividad, o bien, en todos los casos de autocotnunicación, cuando una persona desenvuelve -en el tiempoy en el espacio- las funciones de diversos miembros de la colectividad y de hecho constituye un grup0,.;""Sinembargo, los casos de cultura individual son inevitablemente secundarios en el plano histórico'; \ Por otra parte, de acuerdo con las limitaciones que el investiga,r~ dor impone a su material de estudio, puede hablarse de .8!l~a_pªn_.,.. humana en general, de la cultura de esta o de aquella área geográfica Obien,--deesfa "o aquella'épóca, de "la cultura, en fin, de esta o de aquella comunidad variable en sus dimensiones etc. Además, dado que la cultura es memoria (o, si se prefiere, grabación en la memoria de cuanto ha sido vivido por la colectividad), se relaciona necesariamente con la experienciu histórica pasada. En el momento de su aparición, por tanto, no-puede ser-constatada una cultura como tal: se adquiere plena conciencia de ella p'ost [acium. Cuando se habla de creación de una nueva cultura, tiene lugar una inevitable anticipación: se sobreentiende, en otros términos, aquello que (por lo que se supone) @ v_o_~memor~a~ desde el punto de vista de un futuro reconstnnble (y solamente el futuro, naturalmente, será el único capaz de demostrar la legitimidad de dicha conjetura). De este modo, un programa (de comportamiento) interviene como

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-'.

la construcción

de- un sistema

de reglas para Ia traducción

acontecimiento histórico encuentre su lugar en una determinada célula, ha de se! concebido ante todo como existente, esto es, es

de la experiencia inmediata en texto. Con el fin de que uno u otro

entiende

un sistema al revés: el programa mira hacia el futuro desde el punto de vista de su elaborador; la cultura, en cambio, mira hacia el pasado desde el punto de vista de la realización del comportamiento (programa). De ello se deduce que la distinción entre el programa de comportamiento y la cultura es funcional: el mismo texto puede ser lo uno o ]0 otro, distinguiéndose por la función que cumple en el sistema general de la vida histórica de una determinada colectividad. La definición de la cultura corno memoria de la colectividad ': plantea, en términos generales, el problema del sistema de reglas semióticas según las cuales la experiencia de vida del género humano se nace cultura: reglas que, a su vez, pueden ser tratadas precisa~::~. mente como un programa. La existencia misma de la cultura sobre-

¡

necesario que sea identificado con un determinado elemento de la lengua del mecanismo memorizan te. Más tarde ha de ser valorado en relación con todos los nexos jerárquicos de esta lengua. Ello quiere decir que quedará registrado, que será, pues, un elemento del texto de la memoria, un elemento de la cultura. La introducción de un hecho en la memoria colectiva pone en evidencia de este modo todas las connotaciones de la traducción de una lengua a otra que, en nuestro caso, es la «lengua de la cultura». . El l2Eoble~a_ ~~J2_e:_íf~c5:... de l,! _cultura, como mecanismo que es el de la10ngevlaacr -_ ---

Longevidad de los textos de la memoria colectiva. Longevidad del código de la memoria colectiva,

Dicho problema tiene dos aspectos:

t '~tIende a orgamzar y a conservar la información \_".,.- 1. 2,

La superstición: astilla de una antigua verdad! Se derrumbó pero la lengua de sus ruinas no la ha descifrado el descendiente.

el templo,

En determinados casos, estos dos aspectos pueden no encontrarse en correspondencia directa: es posible, por ejemplo, considerar varias creencias populares como elementos del texto de una vieja cultura de la que se ha perdido el código, como también se da el caso del texto que ha sobrevivido al código, Véase por ejemplo:

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,'



[Predrassudok! on oblomok Drevnej pravdy. Chram upal; A ruin egzo - potomok ne razgadal.]

J azyka

(E. A, Baratynskij)

(Predrassudok},

editada

6

en l841 y

1

~" Toda cultura crea un modelo inherente a la duración de la -_.....propia existencia) a la continuidad de la propia memoria. Éste corresponde a la idea del máximo de extensión temporal) de tal modo que constituye prácticamente «la eternidad» de una determinada cultura. Puesto que una cultura se concibe a sí misma como existente tan sólo si se identifica con las normas constantes de su propia ......memoria, la continuidad de la memoria y la continuidad de la exisy tencia, ordinariamente, coinciden. Es característico que, por lo general, muchas culturas no admitan la posibilidad de un cambio mínimo sustancial que se refiera a la actualidad de las reglas por ellas formuladas, la posibilidad, en otras palabras, de una revalidación de los valores. Precisamente por esto, a menudo, la cultura no tiene por objeto el conocimiento del futuro: el futuro se presenta como un tiempo que se ha detenido, como una prolongación del «ahora», lo que está en relación directa precisamente con una orientación hacia el pasado que asegura esa indispensable estabilidad en la que se ha de reconocer una de las con,; diciones de la existencia de la cultura. ':_ ;--VLa ¡ong~tdad de los tS'xt~rforma, en el interior de la cultura, /:7 una jerarquía ..SI.-1J se identifica corrientemente con la jerarquía de los valores. tLos textos que pueden considerarse más válidos son aquellos de mayor ongevidad, desde el punto de vista y según los criterios de determinada cultura, o si no, los pancrón1cos (aunque también sean posibles «dislocaciones» culturales anómalas en cuyo ámhito el valor más alto se atribuye a lo momentaneidad). Esto puede verificarlo una jerarquía de los lugares y de los modos de su conservación. , ~ --4' La lonzevidad del códig__g/ viene determinada por la constancia . \ de sus ~entos estructurales de fondo y por su dinamismo interno: por la capacidad de cambiar conservando al mismo tiempo la memoria de los estados precedentes y, por tanto, la auto-conciencia de ') la unidad, Considerando la cultura como la memoria longeva de la colee, ,'"!\tividad, podemos distinguir tres maneras de darle un contenido: G [Primera estrofa de «La superstición» reimpresa más tarde sin título.]

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1:.. Aurnento cuantitativo del volumen de los conocimientos. _.' Repleto de las distintas células del sistema jerárquico de la cultura por medio de los distintos textos,

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2, Redistribu_ción dentro de la estructura de las células, lo que ,_.:;;..-.lleva a un consiguiente' cambio del concepto mismo de «hecho me, morizable» y de la valoración jerárquica de aquello que ha sido, registrado en la memoria. Reorganización continua del sistema co-"! dificanre, el cual, aun permaneciendo el mismo en li propia autoconsciencia y aun considerándose como ininterrumpido, reordena infatigablemente los códigos particulares, y de este modo asegura el aumento del volumen de la memoria a expensas de la creación de reservas «inactuales» pero capaces de adquirir actualidad.

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'; 3. Olvido, La transformación en texto de una cadena de hechos ~,. va aéorñPafi~d;- inevitablemente por la selección, esto es, por la fijación de determinados acontecimientos, que se traducen en eler. ,}:"'mentos del texto, y por el olvido de otros, declarados inexistentes. '\; '\ ', En este sentido, rodo tex~ contribuye no sólo a la memorización ~' sino también al olvidO. DeSde el momento en que la selección de los hechos" mem¿rizables actúa cada vez sobre la base de unas u otras normas semióticas de una determinada cultura, hay que cuidar de no identificar los acontecimientos de la serie existencial con cualquier texto, por «sincero», «ingenuo» o inmediato que pueda parecer. \ :..", . Un texto no es la realidad, sino el material para reconstruirla. Por v • tanto) ~1--ª.D-álisi5 semiótico de _un documen to ha de efectu~!se~siempre J ..:¡.antes del histórico. Una vez elaboradas las reglas para la recons- trciccióñC!elare;;Iidad basándose en un texto, el investigador sabrá extrapolar del documento incluso aquello que, desde el punto de vista de su autor, no constituía un «hecho» y estaba sometido al olvido, pero que el historiador puede valorar de otro modo, si a la luz de su propio código cultural ese «no-hecho» interviene como un acontecimiento significativo. '(..._ Sin ~go, el olvido se realiza también de otra forma; la i:~)' J cul tura I""exc_luyecontinuamente de su propio ámbito determinados textos. ra-hlstdria de la destrucción de los textos, de su exclusión de las reservas de la memoria colectiva se mueve paralelamente a la historia de la creación de nuevos textos. Todo nuevo movimiento artístico cuestiona la autoridad de los textos sobre los que se l5'iiSaban las épocas precedentes, transfiriéndolos a la categoría de los no-textos, de los textos de distinto nivel, o bien destruyéndolos. La cultura por esencia propia, va dirigida contra el olvido; ella logra vencer al ._:;olvido transformándolo en uno de los mecanismos de la memoria.

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Por consiguiente, pueden suponerse limitaciones precisas en el volumen de la memoria colectiva, que determinan dicha sustitución de determinados textos por otros. Pero se dan casos en que la existencia de determinados textos se convierte en condición indispensable para la existencia de otros textos, a causa de su incompatibilidad semántica. A pesar de la aparente afinidad, existe una profunda diferencia entre el olvido como elemento de la memoria y como instrumento de su destrucción. En este último caso) se produce una escisión de la cultura como persona colectiva unitaria que posee una continuidad de au toconciencia y de acumulación de experiencia. .'.... Es necesario tener en cuenta que una de las formas más agudas !) ,-'-"delucha social, en el ámbito de la cultura, es la petición del olvido obligatoriOde determinados aspectos de la experiencia histórica, Las épocas de regresión histórica (el ejemplo más claro nos lo dan las culturas estatales nazis del siglo xx), imponiendo a la colectividad esquemas históricos sumamente mitificados, incitan a la sociedad al olvido de los textos que no se doblegan a semejante tipo de organización. Si las formaciones sociales, en su periodo ascendente, crean modelos flexibles y dinámicos, capaces de proporcionar amplias posibilidades para la memoria colectiva y adaptados a su expansión, la decadencia social va acompañada, por 10 general, de una osificación del mecanismo de la memoria colectiva y de una creciente tendencia a reducir su volumen.

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las observaciones sobre el nexo entre la evolución de la cultura de la relación con el signo en: M. Foucault, Les mots el les archéologie du sauoir, París, 1966 [traducción castellana, Las pacosas. Una arqueología del saber, Méjico, Siglo XXI, 1968, Ma-

La ~?iótifa_de la cultura no consiste sólo en el hecho de que la -<éul~~~ f~nci01?-a com'2._, un ~lstelp§t de_sig!].qs~-"ESñecesario--suDrayar que ya la relación con el Signo y la signicidad representa una de las características fundamentales de la cultura 7. , : Ante todo, es esencial establecer si la relación entre expresión y \" cont~nido es considerada como necesaria o como arbitraria y conO . µ.;;-enclOnal. . ... _. . __ . _;. ,:,:4 En ~1 primer caso adquiere una importancia de prmcipro el pral .~" \ '_blema: cómo se llama un determinado fenórnenor'; y en correspon,,·'dencia: ¿puede una denominación errónea identificarse con otro ) ;:---. contenido? (véase más adelante). Piénsese en la investigación me; -. dieval sobre el nombre de éstas o de aquéllas hipóstasis, admitidas, además, en el ritual masónico; en el mismo plano han de incluirse 7 Véanse y el cambio cboses. Une labras y las drid, 1974].

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los tabúes impuestos a la pronunciación de este o aquel nombre. En el segundo caso, el problema de las denominaciones y, en general, de la expresión, no tiene un valor de principio; puede decirse que la expresión, en este caso, se presenta como un factor añadido y, en su conjunto, más o menos fortuito respecto al contenido. De la misma manera pueden distinguirse culturas predominan- J:. temente centradas en la expresión y culturas predominantemente centradas en el contenido. Se comprende cómo el hecho de una .~ .::._ .... orientación predominante ~r~a_expre~ón, una ntualización rígi.~a -:, ' de las formas de comportamiento s se deriven por lo general del ( reconocimiento de una correlación biunívoca (y no arbitraria) entre .el plano de la expresión y el del contenido, de una inseparabilidad suya sustancial (lo que es característico particularmente de la ideología medieval), o bien del reconocimiento de una influencia de la expresión sobre el contenido. (Puede advertirse, a este respecto, ") que en cierto sentido, el símbolo y el ritual pueden considerarse antitéticos: si el símbolo presupone normalmente la expresión ex- _.. terior _y relativamente arbitrariade un contenido, al ritual por- _, ..el contrario, se le concede la capacidad de formar el contenido, de . influirlo.) Por otra parte, se comprende que en las condiciones de, J-. il~ ..._. :_...' -una cultura orientada hacia la expresión y fundada en una desig-; .;\~-r ~ ~ nación correcta_ y, en particular,-en una ~orrecta denominación, todo puede presentarse como un texto constituido por signos de distinto orden, en el que el contenido se ha determinado con anticipación, de otro modo, el conocimiento del mundo está equiparado al análisis

y tan sólo es necesario conocer la lengua, es decir, conocerja co~Iación entreIos elementos de la_eXI'~sióny_los del contenido; dicho

!I Este rasgo se evidencia sobre todo en la situación paradójica en que el cumplimiento de determinadas prohibiciones y prescripciones entra en pugna con el contenido que, en sentido estricto, las justifica. «Besamos tus canas como las de un santo, pero no podemos ayudarte», escribía el arzobispo Makarij, jefe de la Iglesia rusa, a Maksim Grek que languidecía en cautiverio, enviándole su bendición (la frase se cita en: A. L Ivanov, Literaturnoe nasledie Maksima Grelea, Leningrado 1969, pág. 170). A pesar de que Makarij respete sinceramente a Maksim Grek y reconozca su santidad, no se siente obligado por ello a mitigar su suerte: no tiene poder sobre los signos. (Hay que pensar que el jefe de la Iglesia rusa no se refería a su propia impotencia frente a las circunstancias externas que también él había de padecer, sino a una imposibilidad interna para transgredir la decisión del concilio. Su desacuerdo sobre el contenido de la misma no disminuía. a sus ojos, la autoridad de la resolución en cuanto. tal.) [Maksim Grek (cMáximo el Griego», 1480-1566), monje del monte Athos, llegó a Moscú en 1515 para dirigir la corrección de los textos litúrgicos. Se unió a los seguidores de Nil Sorkij contra las propiedades eclesiásticas y fue condenado repetidas veces por la Iglesia; vivió durante años hasta su muerte, prisionero en un convento.]

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filológico'. En cambio, en las condiciones de modelos culturales ) tipológicamente distintos -orientados directamente hacía el cantel nido- se presupone una precisa libertad tanto en la elección del \\rc"contenidocomo en su nexo con la expresión.

/ Por lo general, la cultura puede representarse como un conjunto' de textos; pero desde el punto de vista del investigador, es más exactonablar de la sultUta como _mecanismo que crea un conjunto de teXtos y-háblir de los textos como realización de la cultura! Puede, considerarse una connotación esencial de la caracterización tipológica de la cultura la manera en que ella misma se define j§.i_ eL2.topio de ciertas culturas el representarse como un conjunto de textos regulaoüs- (p'üede_róinarse como ejemplo el Domostrot '"y, otras culturas _~e:~_modelizan como_un sistema de reglas que _determinan_ la creación de los- textoU(Podríá decirse, en otras palabras, que en e! primer caso, las reglas se definen como una suma de precedentes, mientras que en el segundo caso, el precedente existe tan sólo si es descrito con una regla correspondiente.) Resulta evidente que es propio de las culturas caracterizadas, precisamente por una orientación que hace prevalecer la expresión, el re¡:¡resentarse como un conjunto de textos, -mientras q-ue--es cmicterlsfico de las culturas 'dirigidas predominantemente hacia el contenido.r el representarse como un sistema de reglas. Esta o aquella orienülcíón- de una cultura genera e! ideal de! Libro o del Manual,

9 Véase la representaclon del libro como símbolo del mundo (o del modelo del mundo), característica de varias culturas, y, sobre todo, de la Edad Media. Cfr. E. R. Curtius, «Das Buch als Symbol», en Europáiscbe Literatur und lateíniscbes Mittelalter, 2.:1.ed., Berna, 1954; D. Cizevskij, «Das Buch als Symbol des Kosmos», en Aus noeí Welten. Beitrdge zur Geschichte del' slauisbwestlichen literaríscben Beziebungen, 's-Gravenhage, 1956; P. N. Berkov, «Kniga v poezii Simeona Polockogo», en Literatura i oblcestvennaia mysl' dreone¡ Rusi. T rudy Otdela drevnerusskoj leteratury 1nstituta russkoj literatury AN SSSR, vol. XXIV); Iu. M. Lotman y B. A. Uspenskij, prefacio de Ricercbe semiotiche ... , Einaudi, Turín, 1973. Cfr. también, acerca del papel del alfabeto en las representaciones de la arquitectura del universo, F. Dornsciff, «Das Alphabet in Mystik und Magie», L'tCL:XWX, VII, 1922, pág. 33 (en particular, de este ensayo, véanse las observaciones sobre la coincidencia de las siete vocales jónicas con los siete planetas). A este respecto, es característico que la Secta de los skopcy llama a la Virgen «Libro de la vida»; y quizá esto esté genéticamente relacionado con la identificación -bastante difundida en el ámbito ortodoxo, pero con raíces bizantinasde la «Sabiduría», esto es, de Sofía con la Virgen (véase sobre esta identificación: B. A. Uspenskij, Lz istorii russleicb leanonicesleicb itnen, Moscú, 1969, págs .. 48-49). 10 [Obra anónima rusa recopilada alrededor de la mitad del siglo XVI; su título equivale más o menos a «organización, gobierno de la casa». Esta obra regulaba con todo detalle el comportamiento ético-religioso y social de la familia. ]

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que comprende también la organización externa de tales textos. Así, si en el caso de orientación hacia las reglas el manual se asemeja a "un mecanismo generativo, en las condiciones de una orientación hacia el texto comparece la forma característica de la exposición catequística (pregunta-respuesta), nace la antología (colección de citas, de trozos escogidos). . Hablando de -contraposición de texto y reglas; ha de tenerse en cuenta, entre otras cosas, que en determinados casos los elementos mismos de la cultura pueden intervenir con ambas funciones, es decir, ya como texto o como reglas. Así, por ejemplo, los 'ta6lies que intervienen corno parte integrante del sistema general CIeUña cultura determinada pueden, por una parte, ser considerados elementos (signos) del texto que reflejan la experiencia moral de la d colectividad, mientras que, por la otra, pueden considerarse como N un conjunto de reglas mágicas que prescriben un determinado comportamiento. Dicha antítesis .--sistema de reglas versus conjunto de textos_L~~ puede ser ilustrada por el material ofrecido por arte, "que in~rviene como subsistema de la cultura tomada en su totalidad, El Clasicislll~uroJ.Oeol nos da un claro ejemplo de sistema orientado e;q;Iícitamentek¿ia las reglas. Aunque históricamente la teoría clasicista surgió como generalización de una determinada experiencia artística, la autovaloración de esta teoría suministraba un cuadro distinto: los modelos teóricos eran considerados eternos y anteriores a la creación real. Y además, en la práctica artística, solamente se reconocían como realidad significativa los textos «correctos», esto es, conformes con las reglas. En este sentido, es de particular interés el tipo de obras que, por ejemplo, Boileau juzga feas. Lo feo en arte es la trasgresión de las reglas. Pero también la trasgresión de las reglas puede describirse, según Boilean. como la ejecución de reglas «erróneas». Por tanto, puede darse una clasificación de textos «feos»: una determinada obra insatisfactoria interviene como ejemplo de trasgresión típica. No es una casualidad el que, para Boíleau, el mundo artístico «erróneo» esté compuesto por los mismos elementos por los que lo está el correcto, distinguiéndose tan sólo por b modalidad de combinación, modalidad prohibida en el arte «bello», Otra particularidad de este tipo de cultura es que el autor de las reglas ocupa un lugar jerárquicamente bastante más alto que el autor de los textos. Así, por ejemplo, el crítico, en el sistema del Clasicismo, gozaba de una consideración mucho mayor que el es~,::critor. Como ejemplo contrario) puede considerarse la cultura ele! Realismo europeo del siglo XIX. Los textos artísticos que lo inte-

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como

sistema cerleovnosiaviankogo

prciznos-

graban cumplían su función social directamente, sin exigir una traducción obligatoria del metalenguaje de la teoría. El teórico elaboraba sus construcciones siguiendo los pasos de la práctica artística. Pero de hecho, en una serie de casos, como por ejemplo en Rusia después de Belinskij, la crítica desarrolló un papel autónomo y sumamente activo. Y esto es tanto más evidente si se piensa que a la hora de autointerpretar su propia postura Belinskij, por ejemplo, concedía prioridad a Gogol, reservándose para sí el papel de intérprete. y aunque en ambos casos sea la existencia de reglas la condición mínima indispensable para la formación de la cultura, variará no obstante, su grado de importancia en el modo en que la cultura se autovalora. Así ocurre con la enseñanza de una lengua como sistema .\ de reglas gramaticales o como variedad de modos de uso, _ ~,\ De acuerdo con la distinción antes formulada, la_cultura puede ' -':'---contraponerse lo mismo a la no-cultura que a la ant.i:cultura. Si en . lascOrlaícionesae- una -Cliltuia'~que-se car'acteríée--por-la prevalencia (~ de la orientación hacia el(CünteñidQ' y que se represente a sí misma en forma de un sistema de reglas, la antítesis fundamental es la de «ordenado versus no ordenado» (antítesis que en casos particulares puece'·realIZarse oposición «cosmos versus caos», «ectropía versus entropía», «cultura versus naturaleza», etc.), en las condiciones de una cultura dirigida predominantemente a la ~~preslóru y representada como un conjunto de textos regulados, la antítesis fundamental será la de «correcto versus erróneo» ('erróneo" [t neprauil'rioe']') precisamente,ync;'-'Tñ"Co:t'feCto'- (t'ne-pravil noe' J: antítesis que puede acercarse -hasta coincidira la contraposición de 'verdadero' y 'falso'). En este último caso) la cultura no se contrapone al caos (a la entropía), sino a un sistema -desIgno opues~-Se' compren3e;-por lü---geñeta1, que en lascondiciones de-uña cultura caracterizada por la orientación hacia una correspondencia unívoca entre expresión y contenido, y dirigida predominantemente hacia la expresión -en cuanto que el mundo se presenta como un texto y adquiere una importancia de principo la pregunta: ¿«cómo se llama» este o aquel fenómeno ?-, una denominación errónea puede identificarse con un distinto (pero siempre con un) contenido, es decir, con una información distinta, y no con alteraciones informativas. Así, por ejemplo, la pronunciación equivocada de la palabra ángel ['ángel'] -leída como aggel, de acuerdo con la escritura, que reflejaba las normas griegas de la ortografíaera concebida, en la Rusia medieval, como una designación del diablo 11, de manera análoga, cuando tras las reformas de los textos sagrados rusos debidas 11 Véase B. A. Uspenskij, Arcbaicnaja eniia, Moscú. 1968, págs. 51-53, 78,82.

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]2,

al patriarca Níkon el nombre I sus ['Jesús'] se empezó a escribir Iísus, la nueva forma comenzó a considerarse como el nombre de otro ser: no ya Cristo, sino el anti-Cristo No menos característico es el hecho de que la transformación de la palabra Bog ['Dios'] en spasibo ['gracias'] (de spasi Bog [que Dios nos guarde], puede ser entendida aún hoy por Jos Viejos Creyentes, como el nombre de un dios pagano, de manera que la palabra spasibo se entiende como dirigida al ami-Cristo (yen su lugar los Viejos Creyentes

bezpopoocy 13 utilizan corrientemente spasi Gospodi ['que el Señor , os guarde'], y los Viejos Creyentes popovcy, spasi Christos ['que' Cristo os guarde' ] H.. Nótese que todo cuanto está en contraposición./ con la cultura (en este caso, la cultura religiosa) debe igualmente hallar una expresión suya específica) pero una expresión falsa (erróse,5oD,:;.truy! aq~~ de

_, nea). Dicho en otras palabras, la anti<:.ult~ 12 Véase B. A. Uspenskij, lz istorii russleicb kanoniceskich imén, cit., página 216. 13 [El cisma de los Viejos Creyentes (en ruso, starovery, staroobriadcv. raskol'niki) data de 1667: su origen fue el rechazo de las innovaciones religiosas adoptadas por la Iglesia rusa por iniciativa del patriarca Nikon.] u Sobre este tema existe una leyenda, al parecer nunca transcrita hasta ahora, según la cual los paganos de Kiev gritaron la frase «spasi, Bah> [«sálva(nos), oh Ba!»] dirigiéndose al ídolo pagano flotante sobre la corriente del Dnieper después que Vladimir el Santo lo hiciera sacar. La tendencia a identificar un dios pagano con el anticristo (Satán), esto es, a incluirlo en el sistema de la visión cristiana del mundo, es bastante característica del tipo que aquí se ha examinado. Véase, por ejemplo, la identificación del pagano Velos-Veles [edios de los rebafios»] con el demonio, si bien no faltan los casos en que se identifica con San Vlasij [protector del ganado] (véase Vjac V. Ivanov, V. N. Toporov, «K rekonstruckcii abraza Velesa-Volosa kak protivnika gromoverzca», en Tei:zisy dokladov IV Letnej skoly po vtoricnym modeliruiulcim sistemam, Tartu, 1970, pág. 48); cfr. también algunas observaciones que seguirán, sobre una interpretación análoga del Apolo griego. Es característico que entre los Viejos Creyentes el maestro del setecientos de doctrina religiosa, Feodosij Vasil'ev, llamaba al diablo «guía malvada», «falso cordero», remitiéndose a San Hipólito: «El halagador quiere parecerse en todo al Hijo de Dios: si Cristo es león, león será el anticristo, si se hace cordero Cristo, también el anticristo se hará cordero ... » (Véase P. S. Smimov, «Perepiska raskol-nic'ich dejatelej nacala XVIII V.», Cbristianskoe cteníe, 1, 1909, páginas 48-55,) Puesto que en el cuadro de la cultura medieval se dan una suma de textos "} corregidos y la idea de una correlación especular entre correcto Y erróneo, ~ los textos repudiados son textos sagrados a los que se ha aplicado un sistema de sustituciones antitéticas. Un ejemplo clarísimo es la sustitución, en los conjuros rusos de la denominación correcta rab bozii [«siervo de Dios»] con la denominación «negra» par bozi¡ l evapor de Dios»] (para darse cuenta de esta lectura especular, téngase en cuenta la pronunciación [rusa] de las consonantes finales; sonoras así como la de las sordas. Véase A. M. Astachova, «Zagóvornoe iskusstvo na reke Pinege», en Krest'iansleoe isleusstvo SSSR, ..'~ volumen 2, Leningrado, 1928, págs. 50-52, 68).

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)i I • I

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manera isomorfa _a la cultura, a imagen y semejanza de ésta, y es ~oncebida' -también-como - un -sistema" de-signos'(Iuetiene eXPreSIóp. propia,: -PCícliíaa-eéirs-equeseconsiaeracomo una cultura de signo negativo, casi como si fuera una imagen especular suya (en la que los vínculos no son transgredidos, sino conmutados en vínculos opuestos). Correlativamente, toda cultura distinta -con otra expresión y otros nexosen últImo tétñ1íñO, desde el punto de vista de una determinada cultura, se concibe como anticulrura. De aquí se deriva la tendencia natural a tra tar como un sistema único todas las culturas «erróneas», en oposición a una determinada cultura («la correcta» l. Así, en in Chanson de Roland, Marsilio es a la vez ateo, mahometano y adorador de Apelo.

De allí es rey Marsilio que tiene odio a Dios, venera a Mahoma e invoca a Apolo .. 15

He aquí cómo es caracterizado Mamaj en la redacción moscovita del Cuento de la batalla de Mamaj rSkazanie o Mamaevom poboiice'], «Heleno de fe, idólatra e iconoclasta, malvado difamador de los cristianos» ". Y los ejemplos se podrían multiplicar. En este sentido es indicativa la intransigencia con que, en la Rusia anterior a Pedro, se trataban las lenguas extranjeras, consideradas medio de expresión de una cultura extraña. En particular, véanse las obras específicas encaminadas a combatir el latín y ·las formas latinizantes, identificadas con el pensamiento católico y, más en general, con la cultura católica 17. No es casual que cuando el patriarca de Antioquía,

81

15 [Yi reís Marsilie la tient, ki Deu nen aimet,/Mahumet sert e Apollin recleimeit ... ] La identificación de Apelo y el diablo puede explicarse, aparte las consideraciones expresadas, con la identificación del nombre del dios pagano y de la designación de Satán como «Apollion» en el Apocalipsis, IX, 11. 16 Pouesti o Kulikoskoj bitve, a cargo de M. N. Tichomirov, V. F. Rizga, L A. Dmitriev, Moscú, 1953, pág. 43. (Relato de la batalla de Kulikovo en el alto Don [1380], entre el ejército de la Horda de Oro, al mando del jefe tártaro Mamai, y el ejército ruso.) 17 Véase V. V. Vinogradov, Ocerki po ístorii russkogo literaturnogo jazyla XVII-XIX vv., Boscú, 1938; B. A. Uspenskii, «Vlijanie jazyka na religioznoe soznaie», en Trudy po znakovym sistemam, IV, Tartu, 1969, págs. 164-165, y también los textos publicados en M. Smencovskij, Brat'[a Líchudy, San Petersburgo, 1889 (apéndices); N. F. Kapterev, «O greko-Latinskich Ikolach v Moskve v XVII veke do otkrytija Slavjano-greko-latinskoj Akademii», en Godicnyj kat v Moskovskoj Duchovnoj Aleademii l-go oktjabrja 1889 goda, Moscú, 1889. Hasta el patriarca Nikon, polemizando con el arzobispo (ortodoxo) Paísio de Gaza, podía exclamar en respuesta a una objeción en latín de éste: «Esclavo malicioso, por tus labios no te juzgo ortodoxo, que vienes a ensuciarnos con tu latín» (N. Gibbenet, Istoriceskoe issledooaníe dela patriarcba Nikona, parte II, San Petersburgo, 1884, pág. 61).

6

¡:

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9>

explícitamente

que «no hablara nunca en turco»

Macaría, marchó a Moscú hacia la mitad del siglo

se le advirtió

«No quiera Dios

XVII, 18.

no es posible hablar lenguas tan poco «ortodoxas»

como

-declaró el zar Aleksej Mijajlovic-, que tan santo varón contamine sus labios y su lengua con ese habla inmunda.» En estas palabras de Aleksej Mijajlovic resuena la convicción, típica de la época, de que es imposible hacer uso de instrumentos de expresión extranjeros permaneciendo en el ámbito de la propia ideología (y que, en particular,

la tendencia a considerar

el «turco», concebidas como medio de expresión del catolicismo, y permanecer no obstante en la pureza de la ortodoxia).

Por otra parte, no es menos indicativa,

L/

podían

todas las lenguas «ortodoxas» como una única lengua. Así, en ese mismo per~o, los literatos rU80-8 hablar de una única lengua «eslavo-helénica» (de la que se imprimió incluso una gramática 19) y describir el eslavo eclesiástico 20 según los precisos cánones de la gramática, revisando, en particular, la expresión de las categorías ......gramaticales que sólo la lengua griega conoce. Del mismo medo, una cultura orientada predominantemente hada \~ ~l contenido, antitética a la entropía (al caos), y cuya oposición fundamental es aquella entre «ordenado» y «no ordenado», se CODcibe siempre a sí misma como un principio activo que debe propagarse, mientras que ve en la no cultura el ámbito de una propia ~ difusión potencial. En cambio, en las condiciones de una cultura . orientada predominantemente hacia la expresión, y en la que interviene como oposición fundamental aquella entre lo «correcto» y lo «erróneo», puede 110 darse en general la tendencia a la expansión (en condiciones análogas puede resultar más característica la tendencia de la cultura a no salir de su propio ámbito, a atrincherarse contra todo aquello que le es opuesto, a cerrarse en sí misma sin extender Jt:j el propio radio de difusión). La no cultura se identifica, entonces,' [' J , con la anticultura y de este modo, por su propia esencia, no puede /Í, ser percibida como área potencial de expansión de la cultura. tE'")

"2l.(\I l..•: ...

18 Véase Pavel Aleppskij, «Puresesrvíe. Anclcchljskogo patriarcha Makarija Rossiju v Polovine XVII v» en Cteníia v Imperatorskom obicestve istoríi i drevnoste¡ rossíisleicb pri Moskovskom unioersitete, fase. 3, traducción del árabe de G, Murkos, Moscú, 1898, págs. 20·21. . 19 Véase 1o;;:).q¡ó"C"lt; Grammatika dobroglagolivago ellino-slovenskago jazy· ka, L'ooo, 1951. ee [e Adaptación» rusa del «eslavo eclesiástico antiguo» o «paleoeslavo», el idjoma búlgaro-macedónico, difundido por los primeros evangelizadores y traductores de textos sagrados, está influido por la cultura lingüística grecobizantina. ]

82

Un ejemplo de cómo la orientación hacia la expansión y el alto grado de ritualización relacionado con dicha orientación conllevan la tendencia a encerrarse en sí, pueden darlo la cultura de la China medieval y la idea de «Moscú, la Tercera Roma», Nos encontramos en estos casos, con la tendencia a la conservación en lugar de hacia la difusión del propio sistema,/el esotetism~:::y_no el proseJiTISiñO: Puede decirse que, si bien en un determinado tipo decüTtüra la difusión del conocimiento se produce a través de su expansión en el área del no conocimiento, en las condiciones de una cultura de tipo opuesto la difusión del conocimiento solamente es posible en cuanto victoria sobre la mentira.zObviamente, el concepto de ~ ~ ciencia, en el sentido moderno del término, se remite justamente a! UñáCultura del primer tipo: en una cultura del segundo tipo, la f ciencia no se contrapone al arte, a la religión, etc., de una manera _~ tan clara. lEs característico, como la antítesis entre ciencia y arte, \ típica de nuestro tiempo y que toma a veces el aspecto de un antagonismo, que se haga posible sólo en las condiciones de una nueva cultura europea -la post-renacentista-, liberada de la concepción medieval del mundo y tendente, en gran medida, a contraponerse (recuérdese que el concepto mismo de «bellas artes», antitético al de ciencia, no hace su aparición hasta el siglo XVIII) ~1. A propósito de lo que se ha dicho, nos viene a la imaginación la diferencia entre la concepción maniquea y la agustiniana del ~blo' en el brillante análisis que de ella hizo N, Wiener "', Para los'ma-' niqueos el diablo es un ser malévolo, es decir, que dirige consciente e intencionadamente su poder contra el hombre; para San Agustín, en cambio, el diablo es la fuerza ciega, entrópica, dirigida sólo objetivamente contra el hombre, a causa de su debilidad y de la igno-

21 A este efecto, véanse, las observaciones acerca de la influencia de las concepciones estéticas de Galileo sobre su actividad científica en el ensayo: E. Panofsky, «Oalilej: nauka i iskusstvo (esretíceskíe vzgljady i naucnaja mysl), en U istokov klassiceskoj naulei, Moscú, 1968, págs. 26-28. Cfr. E. Penofsky, Galileo as a Critic 01 Arts, La Haya, 1954. Véanse también las con. sideraciones en torno al significado de la forma artística en la exposición galileana de las deducciones científicas, en: L. Olschki, Galile¡ i ego vremja. Lstoriia naucnaj ííteratury na novych iarytsacb, vol. II, Moscú-Leningrado, 1933, página 132. [Edición soviética de L. Olschki, Gegischichte der ioissenscbajtlichen neuspracblicben Literatur, 3. Band, Gaíilei und seine Zeit Halle (Saale), 1927.] (Olschki escribe: «Mediante la adaptación de la expresión al contenido de los pensamientos, estos últimos asumen su forma apropiada, necesaria y, por tanto, artística. Poesía y ciencia son para Galileo los reinos de la 'puesta en forma'. En él, el problema del contenido y el de la forma ccinciden.») 22 Véase N. Wiener, Kibcrnetika i obscestuo, Moscú, 1958, págs, 47.48. [Ed, rusa de N. Wiener, Tbe Human Use 01 Human Beings, Baston, 1950.J [Traducción castellana, Cibernética, Madrid, Guadiana, 1960].

83

-- ---_._-_

rancia de éste. Entendiendo, en un sentido amplio, al diablo como aquello que se contrapone a la cultura (siempre en la acepción amplia del término), no es difícil ver que la diferencia entre el criterio maniqueo y el agustiniano corresponde a la distinción entre los dos tipos de cultura antes examinados. La antítesis «ordenado versus no ordenado» puede manifestarse tam5ién en laorga-ñizacion~ interna "de la cultura. Como -Clecíiiinos a~rltes~laeiliUc-tufajerárquica de una cultura se construye como una combinación de sistemas altamente ordenados y de sistemas que admiren un grado variado de desorganización, de manera que, para descubrir su estructuralídad, es necesario compararlos constantemente con los primeros. Si un modelo nuclear de mecanismo de la cultura proporciona un sistema semiótico ideal que presenta realizados los nexos estructurales de todos los niveles (o mejor aún, si proporciona la máxima aproximación posible a aquel ideal en las condiciones históricas dadas), entonces las formaciones que lo rodean pueden ser construidas como culturas que violan niveles distintos de dicha estructura y que necesitan una analogía constante con el núcleo. Esta construcción «no finita», esta ordenación incompleta de la cultura como sistema semiótico unitario, no es un defecto, sino la condición de su normal funcionamiento. Elhecho ~que_lª-__función misma de la apropiación cultural sobreentiende que el mundo es s~~ITÉ_ticO: En algunos casos (como por ejemplo, el conocimiento científico del mundo), se tratará de la determinación de un sistema "escondido en el objeto; en otros (como por ejemplo, la pedagogía, el proselitismo religioso, la propaganda política), se tratará de la transmisión de determinados principios de organización a un objeto no organizado. Pero para cumplir¿es~~.1~~ la cultura -y, en particular, su dispositivo central codificadorha de poseer determinadas propiedades indispensables, Entre ellas, dos son esenciales para nosotros ahora: )

1. Ha de poseer una alta'3f'acidaJimº.c!.elizadora, es decir, debe describir el mayor círculo posible de objetos, incluido el mayor número de objetos todavía desconocidos -y este es el requisito óptimo de los modelos cognoscitivos-, o bien, estar en condiciones de declarar inexistentes a los objetos que dicha capacidad modelizadora no permite describir. . ~ Su sistematicidad ha de ser concebida por la colectividad que la Utiliza como instrumento para atribuir un sistema a aquello que es amorfo, Por ello, la tendencia de los sistemas de signos a automatizarse es el constante enemigo interno de la cultura, contra el que " ....... sostiene una lucha incesante.

84

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,.o:: La con tradición entre la aspiración constante de_ llevar al extremo ';;_"-J la sistematicidad y la lucha igualmente continua contra el autorna_, tismo de la estructura originado por dicha aspiración está íntima, ..Jorgánicament€ enraizada en toda cultura viva. ri~··_,l~~rJLa clfrsllI?r;)'que hemos puesto sobre el tapete nos lleva a un J 'problema de capital importancia: ¿por qué la cultura humana cons~~ tituye un 'sistema dinámico? ¿Por qué Jos sistemas semióticos que ::: forman la cultura humana, exceptuadas algunas lenguas artificiales _ j claramente locales y secundarias, están sujetos a la ley obligatoria r."_ ( del desarrollo? La existencia de lenguas artificiales es la prueba con~ /" \ vincente de cómo puedan existir y, dentro de determinados límites, ...\ (__ funcionar con éxito los sistemas que no se desarrollan, ¿Cómo es que existe un lenguaje de la señalización de carreteras, unitario y no suceptible de desarrollo en el ámbito de sí mismo, mientras que una lengua natural tiene obligatoriamente una historia, fuera de la cual ni siquiera es posible su funcionamiento sinerón ka (real, no ya teórico)? De hecho, es sabido que la existencia de una diacronía no sólo no forma parte de las condiciones mínimas necesarias para el surgir de un sistema semiótico, sino que constituye más bien un enigma teorético y una dificultad práctica para los estudiosos. .l'rEl dinamismo de las componentes semióticas de la cultura se ~ enlaza, evidentemente, COll el dinamismo de la vida de relación de ....la sociedad humana. Sin embargo, esta unión es de por sí una cosa bastante compleja: en cuanto que posibilita la formulación de la pregunta: «¿Y por qué la sociedad humana ha de ser dinámica?» El hombre no está tan'~sólo en un'-m'Gndo bastante más móvil que toda la naturaleza restante, sino que considera también de manera radicalmente distinta la idea de la movilidad. Si todos los seres orgánicos tienden a la estabi.1ización del ambiente que los rodea, y toda su mutabilidad no es más que la aspiración a conservarse sin mutaciones en un mundo móvil a pesar de sus intereses, para el hombre, en cambio, la movilidad de! ambiente es la condición normal del existir: es norma para él la vida en condiciones que cambian, la variación en el modo de vivir, Desde e! punto de vista de la naturaleza,-n~sl:13rque el hombre intervenga, como destructor, sino que es justamente lu_ultura, e_l1la amplia acepción del término, la que distingue la sociedad humana de aquellas no humanas. De -ell"(;se sigue que-el_~dinain2no es, para la cultura, una propiedad exterior que le ha -·sid~impuesta por su nexo de derivación con causas extrañas a su estructura interna, sino una propiedad suya 'T" inherente. Otra' cosa es que de este -ªinamismo de la cultura no siempre son conscientes sus depositarios. Como ya hemos visto, es-típica

"

\. c-- .

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85



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observadores,

sino de participantes

que se hallan en el interior

de

de muchas culturas la aspiración a perpetuar todo estado contemporáneo (sincrónico), y por añadidura puede no admitirse en general la posibilidad de cambios sustanciales de las reglas vigentes por mínimos que sean (con la característica prohibición de entenderlas como relativas). Y ello es comprensible, ya que se trata aquí, no de la correspondiente cultura; hablar de dinamismo de una cultura es posible solamente en la perspectiva del investigador (del observador) y no en la del participante. Por otra parte, el proceso de mutación gradual de una cultura j> puede no ser concebido como ininterrumpido, y, consiguientemente,

las distintas etapas de este proceso pueden ser percibidas como di-

de

/

Por tanto, el carácter dinámico,

progresivo,

del cono-

los modelos puramente científicos sean trasladados a la esfera ideológica general y que se tienda a darles el aspecto de la cultura, en .su conjunto.

la dinámica del aspecto fonológico

de la

o gra-

el sistema del léxico, se puede explicar con la exigen-

interpretación

cimkn.tP_influye-naturalmente en la fisonomía del modelo cultural. U:or Q1l:LP~ ciertamente, no todo en la dinámica de los sistemas de signos, puede explicarse de este modo. Es difícil someter a semejante

en

matical del lenguaje. Si bien es cierto que la inevitabilidad

mutación,

Pongamos

otro ejemplo

bas,tante

significativo,

El

siemprea

convertirse

en norma: apenas conseguida

una relativa es-

que se rige por ella, Este carácter inmotivado de la moda nos hace pensar que nos encontramos frente a la mutación en su estado puro, Además, precisamente este carácter inmotivado es el que deja al

discursos de los gorros mudos) los desahogos de los blocs de notas, botones, gabanes, batas, cazadores, etc, crítica que muestra en su verdadera perspectiva las manera de vivir y varias escenas divertidas y serias

desnudo la variabilidad (cfr. la expresión de Nekrasov 'moda voluble' ['izmencivaja moda'L), define la específica función social de la moda, Por algo un literato ruso del siglo XVIII, N. Strachov, autor del libro El epistolario de la moda ['Perepiska Madi] (<
inanimados, los muebles, coches, Obra moral y costumbres, la

del mundo de la moda»), escogió, como corresponsal principal de la Moda a la Inconstancia, y entre los "Preceptos de la moda» podemos

Moscú,

1971,

pág.

235.

o conveniencia,

A un

por la aspiración de acercarse a

leer: «Ordenamos que ningún color de tejido permanezca en uso durante más de un año» 2,l.. Es obvio que la sustitución del color

de un tejido no viene determinada

Mody.

ningún ideal común de verdad, bien, belleza " Perepiska

87

I

)i

cia, para el lenguaje, de que refleje una concepción distinta del munel variar ,de la fonología es, en cambio, una ley ip~rna!'.e~.del,}..\

I r._do,

::A:'¡" /~/!s,lstema mismo. ,J'~

siSteiÍÍa de I~puede ser est_1;ld~c:lo_el'0-e1~c\<í_I1 c~}o,- distintos .procesos SOClaes externos: desde las leyes de producción hasta los

. \ ¡creares estético-soc~ales. Al mismo tiempo, sineiñoargo, constituye tam6iéñ una estructura sincrónica cerrada con una ~¿ eVidentemente

"

otra; así, los parlantes

guaje más bien como un proceso «discreto»: para ellos, el lenguaje no representa un continuo sin interrupciones) sino que se descompone en distintos estratos cuyas diferencias adquieren valor esti-

fundamentales

_.J.

propiedad determinada: cambiar. La moda se distingue de la norma por el hecho de que regula el sistema orientándolo no hacia cualquier constancia, sino hacia la variabilidad; Por añadidura, la moda aspira

'[

·¡,¡f<.l

tabilidad, que se aproxima al estado de norma, la moda tenderá inmediatamente a abandonarla, Las razones del cambio de la moda siguen siendo, por 10 general, incomprensibles para la colectividad

que es una de las tendencias

,

listico 23.

tienden a percibir la modificación del len-

ferentes culturas contranuestas entre sí. De la misma manera, una ~lengua cambia ininterrumpidamente, pero los que la hablan no advierten de forma directa la continuidad de este proceso, ya que los cambios lingüísticos no se verifican en la parole de una misma generación, sino en la transmisión de la langue de una generación a

~

A la pregunta de si el dinamismo, la constante exigencia de auto\, ,,-:_" rrenovación, es o no una propIedad interna de la cultura, o sólo la , 1 " consecuencia del hecho de que las condiciones materiales de la exis,f.,.;;;'1 tencia del hombre ejercitan una acción perturbadora en su sistema de representaciones ideales, no se puede dar una contestación uni-' lateral: sin duda, tienen lugar procesos tanto de un tipo como \

') de otro. _ ___----. ~_~ R,?r._ut1,.a_p.ª"r~!:?j las mutaciones en el sistema de la cultura están . relacionadas de manera indiscutible con la ampliación de los conocimientos de la colectividad humana y con la general introducción

interna,

Y la tendencia a la

-en la culturade la ciencia en cuanto sistema relativamente autónomo, dotado de la particular orientación progresiva que le es propia. La ciencia no sólo se enriquece con conocimientos positivos, sino

- unificación

,_' que elabora también complejos modelizantes.

la cultura (como veremos más adelante), hace siempre posible que 23 Véase B. A, Uspenskij, «Semiotíceskie problemy stilja v Iingvisticeskom osvescenii», en Trudy po znakovym sistemarn, IV, cit. pág. 499. [De este ensayo existe una versión en francés: «Les problemes sémiotiques du sryle Information sur les sciences sociales, VII,

la -lumíere de la linguistique», 1, 1968 1

a

86

color le sucede otro sólo porque aquél era viejo y éste es nuevo, Encontramos, en estado puro, una tendencia que, de manera más enmascarada, se manifiesta ampliamente en la cultura humana. Así, por ejemplo, en la Rusia de principios de] XVIII, tiene lugar un cambio tal en todo el sistema de la vida cultural de la clase dominante, que los hombres de la época llegan a definirse, no sin orgullo, «nuevos»; y Kantemir escribía, acerca del héroe positivo de su tiempo:

35,

De los edictos de Pedro nunca el sabio se separa, que ya en un pueblo nuevo nos ha convertido .. [Mudry ne spuskaet s ruk ukazy Petrovy, Koimi stali my vdrug narod uze novyj ... ]

otra serie estructural,

que justifican

las transformaciones.

Es igual-

En éste, como en miles de casos más) se podrían descubrir muchas razones de fondo, dictadas por la relación de correlación con

.

socineni]a knjazja Antiocha Kantemira,

!....

mente evidente, sin embargo, que también la exigenciu_d_e_fl_Qvedad¡ de cambio sistemático es un estÍmulo de mütadones no menos per-cepcil5les:--¿Eii qué se basa esta exigencia? La pregunta podría formu- ---, . larse también en términos más generales: «¿Por qué el género humano, a diferencia del resto del mundo animal, tiene historia?» Puede suponerse, además, que la humanidad ha atravesado una larga :-J fase prehistórica en la que la duración temporal no desarrolló por 1) lo general un papel, ya que no hubo un desarrollo, y sólo en un / determinado momento se produjo el estallido que había de generar una estructura dinámica y dar comienzo a la historia del género humano. Hoy por hoy, la contestación más verosímil a aquella pregunta podría ser la siguiente: en un determinado momento, esto es, en el momento a partir del cual es lícito hablar de cultura, el género humano comenzó a ligar su propia existencia a la existencia de una memoria no hereditaria que se ampliaba constantemente: de este modo se convirtió en el destinatario de la iniormacion: (en la fase prehistórica no había sido más que el depositario de una información constante y dada genéticamente). Y ello__exigía la continua actualización del sistema codifican te, que siempre ha de estar, presente lo mismo en la conciencia -Cleldestinatario que en la del remitente- como urr=sistemá desaUtomatizaClo. Todo esto ha desembocado en la aparición de un mecanismo particular que, por un lado, poseía determinadas funciones homeostáticas en una medida tal que conservaba la O~ Satiry i drugie stichotvorceskie San Petersburgo, 1762, pág. 32.

88

.,

.(



unidad de la memoria y seguía siendo el mismo, y por otro lado, se renovaba continuamente, desautomatizándose en todos sus enlaces, , y elevando de esta forma al máximo la propia capacidad de absorber información. La exigencia de una constante autorrenovación, de CODvertirse en otro aún conservándose el mismo, constituye uno de los ,_ mecanismos fundamentales de trabajo de la cultura. I 1 La tensión recíproca de estas tendencias hace de la cultura un cuyo modelo estático, así como el dinámico son igualmente justos, definiéndose como axiomas de partida de la descripción.

6-'~!'objeto

/y

una



"!-.

-, Junto a la oposición de 'viejo' y 'nuevo', 'fijo' y 'móvil', en el _::_¡ \: ~.. sistema de la cultura se da otra oposición radical.zla de unidad y ~ I?luralidad-jYa hemos señalado cómo la heterogenbdad de la orga- , .:> nización interna constituye la ley de la existencia de una cultura. La ~ presencia de estructuras organizadas distintamente y de diversos grados de organización es condición indispensable para que el mecanismo " de la cultura sea operante, No sabríamos nombrar una sola cultura ._, histórica real cuyos niveles y subniveles estén todos organizados sobre una base estructural rigurosamente idéntica y sincronizados en su dinámica histórica. A la exigencia de variedad estructural va unido, evidentemente, _el hecho de que cada cultura, más allá '-del fondo exttacultural' colocado por debajo de su nivel, distingue esferas particularcs organizadas diversamente) que desde el punto de vista axiológico gozan de un elevadísimo aprecio, aunque se sitúen fuera del sistema general de organización. Tales son el monasterio en el mundo medieval, la poesía en la concepción del Romanticismo, el mundo de los gitanos o de los bastidores teatrales en la cultura petersburguesa del XIX Y tantos ejemplos más de islas introducidas en la masa común de una cultura, pero dotadas de una organización «dife,rente,): " que tienen como fin acrecentar la variedad estructura~,""y"enc~a/ .' entropía del automatismo estructural. Son también las visitas tempóiáles-de";:;~bro-de determinada colectividad cultural a una estructura social distinta: empleados que toman contacto con el ambiente artístico, terratenientes que pasan el invierno en Moscú, gente de la ciudad que va al campo en verano, aristócratas rusos que-r veranean en París o en Karlsbad. Era también, como lo ha demos-¡ trado M. 'Bajtin, la función del carnaval en las costumbres sumamen te reguladas de la Edad Media" , Y, a pesar de todo, .la cultura necesita unidad. ,'Para poner en

1974,1

I ---:.' 26 Véase M. Bajtin, Tvorcestvo Fransua Rable i narodnata kul'tura Srednevekov';a i Renessansa, Moscú, 1965. [Traducción castellana, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de .P. Rabelais, Barcelona,

Barral,

89

fragmenty,

teksty,

a cargo de A. Avits'jan,

I

obra su función social, ha de intervenir como una estructura subordinada a principios constructivos unitarios: Esta_túnida3' se forma de' la siguiente manera: en una determinada etapa de su desarrollo llega,-:r para la cultura, el momento de la autoconclencia:-ésta crea su propio I moclela ,--quedefine-'su fisonomía -uñificada;- artificialmente esquema- I tizada, elevada al nivel de unidad estructural. Superpuesta a la realidad de esta o aquella cultura, dicha fisonomía ejerce sobre ella una potente acción ordenadora, organizando integralmente su construc,~ ción, introduciendo armonía y' eliminando contradicciones. La equi- I vocación de muchas historias literarias racHea en tornar los modelos autointerpretativos de la cultura, como «la concepción del Clasicismo en los escritos de los teóricos. del XVII Y XVIII» o «la concepción del Romanticismo en los escritos de los románticos» -modelos que forman un nivel particular en el sistema de la evolución de la cultura-, y estudiarlos en la misma serie que comprende la actividad creadora de estos o de aquellos escritores, lo que representa un error desde el punto de vista de la lógica. Las afirmaciones: «Todo es múltiple y no se puede describir con ningún esquema general» y «Todo es único, y no hacemos más que tropezarnos con las infinitas variaciones de un modelo que no varía», de una forma o de otra se repiten continuamente en la historia de la cultura, desde el Eclesiastés y desde los antiguos dialécticos hasta nuestros días; y no es una casualidad: dichas afirmaciones describen diferentes aspectos del mecanismo unitario de la cultura y son inseparables, en su tensión recíproca, de la esencia de ésta.· Por lo que parece, nos encontramos ant.e los connotados fundamentales de ese complejo sistema semiótico que definimos cultura." Su función es la memoria, su connotado fundamental es la auto~wm;;rac;;;;.-E,:;-]üs albores di la civilización eUl'opea~-Heráclito de ÉÍeso escribió: «Es propio de Psique el lagos que se acrecienta a sí mismo» ", de este modo indicaba la propiedad básica de la cultura.

Anticnye filoso/y. Soidecel-stva, 1955, pág. 27.

Un cierro número de observaciones puede generalizarse de la siguiente manera: -la td.tructura en19s_sis_temas. a-s~iQ_ticps (síjuados fuera del complejo s<s_Ql:kdaa:comulli<;_ación-cultu~s elaborada coÍno existencia de un principio constructivo que une entre sí los elementos. La realización de dicho' principio permite hablar de la existencia de un determinado fenómeno estructural. Por tanto, una vez que éste o aquel fenómeno exista ya, no hay alternativa para él en el ámbito de su determinación cualitativa: puede poseer una estructura dada, es decir, ser él mismo, o no poseerla, no ser él 2:l'

Kiev,

90

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mismo. No se le conceden otras posibilidades, A esto se une el hecho de que la estructura en los sistemas a-semióticos no puede ser más que vehículo de una cantidad constante de información. ____ El mecanismo semiótico de la cultUJ-ª_creado por la humanidad 1está orgruiizado de manera sustancialmente distinta: se adoptan principios estructurales opuestos y alternativos. Sus relaciones; la disposición de estos o aquellos elementos en el ca1ñ_i5O "e"stñlCtural que se está formando, crean la ordenación estructural que permite hacer del ':;'sistema el medio de conservación de Ía información. Y, sin embargo, es además esencial que sean realmente asignadas no estas aquellas determinadas alternativas, cuyo número sería siempre finito y -para un sistema determinadoconstante, sino el principio mismo de la alternancia, en base al cual todas las oposiciones concretas de una estructura dada representan sólo las interpretaciones en un determinado nivel. Por consiguiente, cualquier pareja de elementos, de ordenaciones locales, de estructuras particulares o generales, o bien de sistemas semióticos enteros, adquiere valor de alternativa y forma un campo estructural que puede ser llenado por la información. De este modo, surge un sistema con aumento masivo de las posibilidades informativas. Ese desarrollo masivo ['lavinoobraznost' ] de la cultura no excluye ( que distintos componentes de ella, a veces esencialísimos, puedan presentarse como estabilizados. Así, por ejemplo, la dinámica de las ~I' lenguas naturales es más lenta que el ritmo de desarrollo de los /; restantes sistemas semióticos, de tal modo que en unión de uno r.J cualquiera de. éstos, aquéllas intervienen como sistema en equilibrio sincrónico. Pero también de esto la cultura «extrae» información, (¡creando la pareja «fijo versus dinámico». Dicho crecimiento en alud ha dotado a la humanidad de posiciones de ventaja respecto de todas las demás poblaciones animales que viven en las condiciones de un volumen estable dé información. Este proceso, no obstante, tiene también\unacafan:egItiv~; la cultura engulle los recursos con la misma avidez que el mecanismo productivo y del mismo modo destruye el ambiente que la circunda. La rapidez de su desarrollo, ciertamente, no es dictada siempre por las exigencias reales del hombre: lo que entra en juego es la lógica interna del cambio acelerado de los mecanismos informativos operantes. Por añadidura, en toda una serie de sectores (informática, arte, comunicación de masas) se dan fenómenos de crisis que llevan a veces a sectores enteros, ya conquistados por la cultura, al límite de la caída fuera del sistema de la memoria social. La «auto-ampliación del logos» ha provocado siempre y solaya evidente que de ello

b mente una evaluación positiva. Pero hoyes

91

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se deriva inevitablemente un mecanismo que con su complejidad y con su ritmo de crecimiento puede sofocar ese mismo logos. Sin duda, la cultura posee otras muchas reservas; pero para su utilización, es necesaria una concepción de su mecanismo interno bastante más cIara que la que hasta ahora tenemos a nuestra disposición. _ Como ya hemos señalado, aunque el lenguaje cumpla una determinada función comunicativa en cuyo ámbito puede ser estudiado , como un sistema que funciona aisladamente, en el sistema de la cul- -rtura, sin embargo) se le reserva todavía otro papel: proporciona al grupo social una hipótesis de comunicabilidad. La estructura lingüística hace abstracción del material lingüístico, se vuelve independiente y se transfiere a un círculo progresivamente creciente de fenómenos que, en el sistema de las comunicaciones humanas) empiezan a comportarse como lenguas y por ello se tornan elementos de la cultura. Cualquier realidad atraída a la esfera de la cultura empieza a funcionar como realidad sígnica. Y si además ya poseía un carácter sígnico (dado que cada casi-signo análogo es) desde e! punto de vista social, una realidad indiscutible), entonces se vuelve signo de un signo. La hipótesis de lenguaje) si está dirigida hacia un material amorfo, lo transforma en lenguaje; si dirigida al sistema lingüístico) genera fenómenos metalingüísticos. Así) el siglo xx no sólo ha producido metalenguajes científicos) sino también una "meta-literatura, una meta-pintura (una pintura en torno a la pintura) e impulsa) evidentemente, a la creación de una__!!!eta-~ultura: de un sistema lingüístico omnicomprensivo de segundo plano. De la misma manera que un metalenguaje científico no está destinado a resolver los problemas de una determinada ciencia en e! plano de! contenido y tiene fines propios, así la «meta-novela», la «metapintura», el «meta-cinematógrafo» contemporáneos se disponen, desde el punto de vista lógico, en un nivel jerárquico distinto del de los correspondientes fenómenos del primer plano y persiguen otros fines. Considerados en una serie única, se presentan de hecho tan extraños como una cuestión de lógica introducida en un problema de ingeniería. La posibilidad de una auto-duplicación de las formaciones meta! lingüísticas con un número ilimitado de niveles constituye, junto a la inclusión constante de nuevos objetos en la esfera de la comunicación, la reserva informacional de la cultura. /

92

¡,

M.

LOTMAN

Un modelo dinámico del sistema semiótico'

JURIJ

de los manuscritos

de Nag-Harnrnandi

1

¡Enséñame la piedra que han desechado los ,..... .-, constructores! Es la piedra angular. Extracto

~1.Q.,~ La generalización de la experiencia derivada del desarrollo de los principios de la reoría semiótica durante todos los años transcurridos desde que ,Saussure{ formulara sus presupuestos iniciales lleva a una conclusión paraaoJica: la revisión de los principios escnciales de esta teoría acabó definitivamente por convencer de su estabilidad, mientras que el esfuerzo realizado con miras a estabilizar la metodología semiótica implicaba fatalmente una revisión-de sus principios más fundamentales. Los trabajos de 'R, Jakobson y, en particular su conferencia de clausura en el IX C,iñ-greso de Lingüística, han mostrado brillantemente que la teoría .lingüística actual logra permanecer fiel a sí misma, aun cuando se transforme en su propio contrario. Mejor aún, es precisamente en esta combinación de hoy ~ingmisnl_º donde J akobson ve) con razón, una prueba organicidad y viabilidad de esta teoría apta para someter rarneóstasis

dela

* En Institut russkogo jazyka AN SSSR. Predvaritel'rrye publileacii, fase. 60, Moscú, 1974. 1 M. K. Trofimov, «Extractos de los manuscritos de Nag-Hammandi», en La antigüedad y el mundo contemporáneo. Para el 80 aniversario de F. A. Petrovski, Moscú, 1972, pág. 377.

93

dicalmente a discusión tanto su organización interna como su sistema de interrelaciones con otras disciplinas: Recurriendo a la terminología hegeliana, puede decirse que la antítesis de las tesis tradicionales se ha sustituido por una negación de la negación, a saber, una síntesis del pasado próximo y del pasado lejano 2.

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Esta frase se aplica plenamente al problema del e_s'ª-tismo_y del dinamismo en los sistemas semióticos. Un nuevo examen de algunas conéepciones bien ancladas en este dominio no puede sino corroborar el buen fundamento de los principios más profundos de la descripción estructural de los sistemas semióticos. TI,'\Desde el principio, la actitud adoptada respecto a la in- < ~ terrélación de la -sincronía y la diacronía/en los sistemas semióticos i? ...-!_'._ estaba gravada con una pesada ambigüedad. La discriminación de ..~r.-: estos dos aspectos en la descripción de la lengua fue una gran conquista de la escuela de Ginebra. Y, sin embargo, desde la redacción de sus Tesis, así como en sus trabajos posteriores, los miembros del Círculo lingüístico de Praga han apuntado el peligro que podría haber al absolutizar este aspecto, el carácter más heurístico que real de esta oposición. R. Jakobson escribía: Sería un grave error considerar la estática y la sincronía como sinónimos. El corte estático es una ficción. Es sólo un procedimiento científico de apoyo, no un modo particular del ser. Podemos considerar la percepción de una película no sólo diacrónicamente, sino también sincrónicamente y, sin embargo, su aspecto sincrónico no es idéntico a una imagen aislada sacada de esa película. La percep':7 ción del movimiento está presente también- en el aspecto sincrónico. y 10 mismo ocurre con la lengua 3.

Una serie de trabajos de la escuela de Praga mostraban, por un lado, que al ser la evolución del sistema la diacronía, no niega la realida4_ge la orgaJüZaCión__sillcrón.ica_sino~que_Ja aclara. Por otro laCléi'-Uamaban la atención sobre la posibilidad de pasar de una a mm de estas caregorías '. No obstante, las críticas de este orden no pusieron nunca en :2. R. ]akobson, «Balance del IX Congreso de Lingüistas», en Novoe v lingvistike, fase. IV, Moscú, 1965, pág. 579. 3 Tomado de R. ]akobson, «Principios de fonología histórica», en N. S. Trubetzkoy, Príncipes de phonologie, traducido por]. Canrineau, París, 1949. [Hay traducción castellana en ed, Cincel.] -1. R, ] akobson, «Observaciones sobre la evolución fonológica del ruso comparada con la de otras lenguas eslavas», en TCPL, II, 1929, pág. 15.

94

duda el valor metodológico, incluso con la oposición inicial, de estas dos aproximaciones para la descripción de los sistemas semióticos. Las reflexiones propuestas más abajo tienen por meta desarrollar más adelante estas consideraciones ya antiguas, así como las ideas ¡ de Y. Tynianov y M. Bajtin a propósito del dinamismo de los mo~ delos semiótico-culturales 5. ~ 'ír, Hay motivos para suponer que~I-es~a_t~rñ"ü,'que continúa impregnando una serie de descripciones semióticas no es el resultado de una falta de esfuerzo de uno u otro estudioso, sino de ciertas características radicales de la metodología empleada. Sin un análisis minucioso de la razón por la cual un objeto dinámico se transforma en un modelo estático por el hecho mismo de su descripción, y sin una corrección adecuada de los métodos de análisis científico, toda tentativa de produci:t,..n1..oélelosd!~i~os corre el riesgo de quedarse en ~do de loable intención, 72.0) Sistémico-extrasistémico.-La descripción estructural se Iundá'sobre una delimitación, en el seno del objeto a describir, de aquellos elementos y de aquellas relaciones del sistema que se mantienen invariables a través de todas las transformaciones homomorfas del objeto. Es precisamente esta estructura invariante la que constituye, para una descripción de este tipo, la única realidad 6) Se le oponen ~lementos extra-sistémicos reconocibles P9r su inestabilidad, su,jrregulari9ad, y que se descartan en el curso de.Ja cdescripcióny' Esta nece-sidad de hacer abstracción de ciertas marcas «despreciables» en el estudio del objeto semiótico ya la tiene en cuenta Saussure cuando habla de la importancia que tiene el desprenderse de los cambios diacrónicos «poco importantes» en los límites de la descripción de un estado sincrónico de In lengua:

Un estado absoluto se define por la ausencia de cambios y, como a pesar de todo, la lengua se transforma, por poco que sea, estudiar un estado de lengua conduce prácticamente a despreciar los cambios poco importantes, de la misma manera que los matemancos elesprecian las cantidades infinitesimales en ciertas operaciones, tales '0 como el cálculo de logari tmos j.

5 Para la construcción de un modelo dinámico de la cultura, cfr. S. Zolkiewski, «O badaniu dynamiki kultury literackiej», en Konteksty nauki o literaturze, Z dziejów jorm artystycznych lO literaturze polsleiei, t. XXXIV, Wroclaw-Varsovia-Krakowa-Gdansk, 1973. 6 Para lo que concierne al análisis del concepto de «estructura», cfr. E. Benveniste, «Estructure en Iinguisrique», en Problémes de linguistique générale, París, 1966, traducción española Seix Barral. t F. de Saussure, Cours de iinguístíque générale, París, 1968, pág. 142.

95

-

1'2.l!

Esta simplificación del objeto descrito por el método estructural \ no puede'Tén principio, suscitar objeciones puesto que caracterÍza de manera general la ciencia como tal. Pero conviene no olvidar que a través de este proceso de descripción el objeto ciertamente se simplifica, pero de nuevo seJ._obreorganiza; su organización se hace más rígida de lo que es en realidad. -- _, De manera que, por ejemplo, si nos aplicamos a describir estructuralmente el sistema de condecoraciones _r~s_gs_deLsjglQ_ XVIII y principios del XIX (un objeto cómodo bajo muchos aspectos, como hecho culturológico de naturaleza plenamente semiótica, nacido artificialmente de la actividad de sistematización consciente de sus fundadores) / tendremos evidentemente ante nosotros una jerarquía de condecoraciones emparejada a una jerarquía de marcas diferenciales significativas/Si queremos presentar en su conjunto cada condecoración particular y su sistema como una especie de organización invariante, perderemos naturalmente de vista la variabilidad sin ordenación sensible de ciertas marcas! Así, dado que los que habían recibido orden del zar de galardonarse con una cruz o una estrella se las encargaban ellos mismos durante mucho tiempo, el grosor y el grado de ornamentación de las piedras que llevaban incrustadas estaban en función de la imaginación y de la riqueza del elegido sin que ello revistiera un significado semiótico inmanente. Sin embargo, aun si se desprecian estas variantes, el simple hecho de describir esta organización contribuirá a sistematizarla en exceso, no solamente porque los elementos extraños al sistema serán eliminados como inexistentes, sino además por otra razón:juno de los problemas principales de la d~_ipg_ón será lª---.9,dini<;:i6nde jma jerarquía J Una cuestión-tanta-más legítima, por otra parte, puesto que se íhscribía en la práctica en el funcionamiento del sistema en la medida en que se plan teaba cada día el problema de la imposición mutua de estas insignias sobre el uniforme/Se recordará igualmente la tentativa que hizo Pablo 1 de transformar todas las condecoraciones del Imperio ruso en una orden de caballería única que las habría conducido a convertirse en 'denominaciones' o clases./ Asimismo, una descripción jerarquizada del sistema de las órdenes fusas suprimirá estos aspectos constantes de duda, de indecisión en cuanto al valor jerárquico de elementos aislados. Por otra parte, estas dudas eran en sí una marca estructural de importancia y una característica significativa de las condecoraciones rus'Js./La descripción será necesariamente más organizada que el objeto. Este proceder -propio de todo método c{entífico- no pue~en principio, incurrir en objeciones puesto que parece legítimo deformar el objeto al describirlo. Quisiéramos llamar la atención -_- -.-. así --96

-s

(O ::;

sobre otro orden -!!lucho más serio- de consecuencias: ~iJ~des~ (~ r. cripción que elimina deIObjetotodos -Sus-eléiñeñtasextrasistémicos ¡ se justifica plenamente duran_te la coñstrucción de modelos estáticos '( I -no requiriendo entonces más que algunos coeficientes correctivos- I ,"¿l, . ,_entraña, en principio, dificultades en el caso de mod_elos_dinámicos: ( ,_/ _) .; una de las fuentes fundamentales del dinamismo de las estructuras semióticas es la atracción permanente que ejercen sobre ciertos elementos extrasistérnicos atraídos a la órbita del sistema, así como, simultáneamente, la expulsión de lo sistémico del dominio de lo extrasistémico. La repulsa a describir lo extrasistémico, su expulsión más allá de los límites de la ciencia suprime una reserva dinámica y tiene como efecto presentarnos el sistema estudiado bajo un aspecto que ...excluye, por principio, todo juego entre homeóstasis )J). evolución[ La piedra que los constructores de un sistema ya realizado y estabilizado rechazan por inútil o superflua parece ser la piedra \ 7"." angular del sistema siguiente! \ / Toda diferencia, por poco estable y sensible que sea, en el ~~al extrasistérnico puede convertirse en estructural en la etapa siguiente de un procesedinámico. Para volver al ejemplo citado más arriba coníñOtivo del embellecimiento arbitrario de las condecoraciones, hay que recordar que esta costumbre fue abolida en 1797 y que los adornos de piedras preciosas se convirtieron, en toda una serie de casos, en la marca legítima de una distinción de alto rango. Es evidente, por otra parte, que no fueron introducidas porque había que expresar este caso de una u otra manera; es, por el contrario, una división constituida fuera de los límites del sistema que la introdujo dotándola de sentido, La acumulación progresiva de elementos de variabilidad ajenos al sistema en la esfera dé] plano de la expresión estimuló la fundación de una diferenciación sistemática en el plano del contenido. (2 .2~ E~t.?~exjgeQcia_de _d_escribirl
97

-r<;

'2.~ ¿Qué formas de extra sistémico se pueden mencionar en estemeruo? _--:1 2.3.1. En la medida en que la descripción implica, como hemos notado, un realce del grado de organización del sistema, la descripción de uno ti QUO sistema semiótico por sí mismo, la elaboración de una gramática personal, son medios poderosos de auto-organizacíón.lEn cierro momento de la existencia histórica de una lengua dada y -en un sentido más amplio- de una cultura e11general, se ve destacar en el seno del sistema semiótico un sub-lenguaje (y un sub-grupo de textos) visto como metalenguaje para su propia des_)cripción/ Así es como se elaboran, en la época del clasicismo, innumerable's obras de arte que no son más que descripciones del sistema de las obras de arte. Es esencial subrayar que la descripción es, en este caso, una autodescripción; su metalenguaje no está ceñido a una zona exterior del sistema sino que constituye una subclase del mismo. El efecto esencial de tal proceso de auto-organización y de ordenamiento complementario es llevar fuera del sistema elementos que, en cierta forma, dejan de existir a través del prisma de la autodescripción en cuestión. El realce del grado de organización de un sistema semiótico va acompañado, por tanto, de un estrechamiento que' puede terminar en limitación cuando el meta sistema se vuelve rígido al extremo de perder casi todo contacto con los sistemas reales que pretende describir/Sin embargo, goza, aun en esas círcunstancias,' de la autoridad de su «corrección» y de su «existencia real», mientras que las capas reales de la semiosis social pasan enteramente al dominio de 10 «incorrecto» y de 10 «inexistente».! Tanto es así que, por ejemplo, en la óptica de la utopía fnilitarburocrática de Pablo 1 la única cosa existente era la ordenanza de una rigidez llevada al extremo del desfile de la guardia. Alú estaba lo que era percibido como el ideal del orden de Estado. En cuanto ::L la realidad política de la vida rusa, se la percibía como «incorrecta». _-r-: 2.3.2. La marca de «inexistencia» (es decir, de extrasistemicidad) parece ser simultáneamente la marca de lo extra sistémico (desde un punto de vista interior del sistema) y el Índice negativo de las marcas estructurales de1 sistema mismo. ASÍ, cuando Griboiedov traza el balance político del decembrismo en los primeros esbozos de su tragedia Rodamisto y Zenobia, la marca estructural que se destaca para él en la actitud revolucionaria de la nobleza (puesto que lo que le interesa más que la historia de la antigua Armenia en tiempos de la ocupación romana, es sin duda la actividad de los conjurados rLlSOS de 1825) es la inexistencia, para ella, del pueblo como fuerza política:

98

De una manera general -escribehay que notar que el pueblo .--- no toma parte alguna en su acción; parece no existir s,

trI

estrofa

XXVIII.)

I

Evocando a Andreas Capellanus, autor de un célebre tratado medieval sobre el amor cortés titulado De amare, el académico V. Chichmariev observaba: Ante las campesinas, el autor cortés propone al amigo al que dedica su libro que no las trate con pinzas y hasta que recurra a la violencia ~. Esta recomendación se explica fá~ cilmente: según Andreas Capellanus, el campesino no tiene acceso más que al amor naturalis; en el cuadro del amor cortés -fin; amors-:-«parece no existir». En consecuencia, se estima que los actos que co~ciernen a este tipo de gentes no existen. 1,\ ~.r_asist~.q)ico .puede venir de otra parte, es decir, deperider d~9tro sistema. En la esfera de la cultura, chocamos sin cesar con la tendencia que lleva a considerar un lenguaje extranjero como un no:l~nguaje, o, en casos menos excesivos, a considerar el propio Ieng~aje_como el correcto, el otro como incorrecto y a hacer de su diferencia un motivo de «corrección», es decir, a medir la adecuación.i'Tclstoi cita el ejemplo de un caso en que alguien percibe las ~friSes pronunciadas en una lengua extranjera como frases rusas alteradas ('incorrectas') en Guerra y Paz: ¡A esto le llaman hablar [rancés! decían los soldados, Pues bien, ¡ve ahora, Sidoroo! Sidorov guiñó el ojo y, dirigiéndose a los franceses, se puso a farfullar palabras incomprensibles: Kari, mala, tala, saii, mouter, kaska, baragouinait-il ... 10. Existen numerosos ejemplos en que la lengua extranjera es asimilada a una no-lengua - a la mudez, La lengua de los Ugros es muda ", lo mismo que, en ruso, la etimología de la palabra «alemán» 1'2.. Al mismo tiempo, puede ser que se perciba el propio sistema como «incorrecto».

Como tampoco los labios austeros No me gusta, sin faltas gramaticales, La lengua rusa.

(Pushkin, Eugenio Oneguin, cap. III,

8 A. S. Griboedov, Ceuvres, Moscú, 1956, pág. 340. !I V. F. Sismarév, «Pour une histoire des théories amoureuses au Moyen Age roman», en Chois d'onicles. La líttérature jrancaise, Moscú-Leningrado, 1965; cfr. M. Lazar, Amour courtois et [in'amors dans la littérature du XI¡e síécle, París, 1964, págs. 268~278; ibídem, pág. 288, la literatura antigua concerniente a Andreas Capellanus. 10 Tomado de Leon Tolstoi, Guerra y Paz. Recueil complet des cbroniques russes, t. I, Moscú, 1962, pág. 235. 'Nemec' formado de "nernoi' - 'mudo', 1976, 11

12

99

Igualmente, los casos en que se asimila el propio idioma a la mudez: deplorando el débil florecimiento de la lengua eslava, Y. Krijanitch escribía en su Política: "Como consecuencia de la dicha belleza, de la majestad, y de la riqueza de las otras lenguas y como consecuencia de la insuficiencia de nuestro idioma, nosotros, los Eslavos, al lado de otros pueblos, somos como un mudo entre los

¿.E~...

quefesjejan» 13. En este caso, puesto que se examinan el objeto a desv«; cribir y su entorno extra sistémico como fenómenos, ciertamente aledistante utilizar

para hacerlos

es indispensable para des-

que es imposible

bastante

hay que reconocer

de un metalenguaje

jados el uno del otro, pero estructurales,

cribirlos disponer En esta perspectiva,

""; homogéneos

i

a título de metalenguaje de investigación científica el aparato de autodescripción elaborado, por ejemplo, por las culturas del clasicismo o del romanticismo. Desde el punto de vista de la cultura clásica misma, las autodescripciones del tipo del Arte poética de Boileau o de las Instrucciones a los que quieren ser escritores de Soumarokov son textos de metanivel que: a) por una parte, realzan el grado de organización de la cultura empírica de su época; b) por otra, suprimen de entre los estratos de los textos aquellos que son traducibles en términos extrasistémicos. El estudioso actual incluirá esos textos en el objeto de descripción y los situará al mismo nivel que los otros textos culturales de la época estudiada. Llevando a un nivel metalingüístico el lenguaje elaborado por ella para autodescribirse, excluirá inevitablemente de su campo visual lo que los hombres de la éRoca excluían de su composición por razones de orden polémico. J2.3.5'. Hay que considerar otra cosa aún: la creación de un sis~preciso de autodescripción «sobreorganiza» y, simultáneamente, simplifica [epoda») el estado del objeto tanto en el plano diacrónico como sincrónico, fundando así su historia según su propio modelo de sí mismo. La constitución de una nueva situación cultural de un nuevo sistema de autodescripciones reorganiza sus estados precedentes, o incluso una nueva concepción de la historia, lo que crea dos tipos de efectos: de una parte, se redescubren precursores olvidados, grandes figuras de la cultura, se acusa a los historiadores del periodo anterior de ceguera./Descritos en estos términos, los hechos anteriores a un determinado sistema no pueden naturalmente más que conducir a él; él sólo es apto para definirlos y dotarlos de unidad/Así es como surgieron conceptos tales como el «prerroman· ticisma» cuando, de los hechos cll.lturales de la época precedente, 13 Ju. Krizanic, La politique, Moscú, 1965, pág. 467. En el original: «Búdto czlowek niém ná piru» (ibíd., pág. 114).

100

101

l'

no se retiene más que lo que conduce al romanticismo y que no adquiere una unidad más que en su estructura. Un trazo característico de este proceso será el no afrontar el movimiento de la historia como una renovación de estados estructurales, sino como paso de un estado amorfo provisto de algunos «elementos de estructura» a una estructura constituida. Por otra parte, este proceso implicará la aserción de que la historia en general comienza en el momento en que aparece esta autodescripción de la cultura. En Rusia) vista la renovación extremadamente rápida de las escuelas literarias y de los gustos a lo largo del final del siglo XVIII y del comienzo del XIX, nos encontramos con la tesis avanzada más de una vez desde diversas ópticas: No tenemos literatura. Tanto es así que al principio de su carrera literaria -en su poema «La poesía» Karamzine quiere ignorar toda la literatura rusa anterior a él y predice para pronto la aparición de una poesía rusa. En 1801, durante una reunión de la Sociedad amistosa literaria, Andrés Turgueniev, pensando esta vez en Karamzine, declara que Rusia no posee literatura. La misma tesis será sostenida) como consecuencia, en un sentido diferente cada vez por Küchelbecker, Polevoi, 'Nadiejdine, Pushkin, Bielinski. El estudio de una cultura en una u otra de sus etapas históricas "1 O \ i1:cluye, por t~nto,. además de una d::cripción de su :structura a los ~ -.f' OJos de un historiador, una traducción en el lenguaje de esta desO I cripción de la descripción que da de sí misma, así como de la evolu, '9 ción histórica de la que ellaJ1\isma es el resultado. t--3.0, \ rJ;;r¡;;;¡¡;~ente;-La j:e1aciórílleJ,inariedªd_~onstituye uno'CIelos mecamsrnos organizadores fundamentales de toda estructura. Por otra parte, se choca a menudo con la presencia de una gran banda de neutralidad estructural entre los polos estructurales de una oposición binaría. Los elementos que se amontonan mantienen con el contexto constructivo que les rodea relaciones que bo "Son1..1l1íV5Cassino. ambivalente~/Por regla general, las descripcioñessiñcróñiCasrígiaaseIimí9~ .~s~~ _"!§Qectg_ ~~~rfect2__ de] ordenal:!lÍen!Odel.5j_s~, que flexibiliza y realza el gr~~ _de imprevisibilidia ,de_su compona_íñjento~ Tambiéri la iníorrnetividad interna del obieto (su margen de potencialidades ocultas) es considerablemente más elevada que lo que indica su descripción. Como ejemplo de tal reordenamiento, se puede recordar el caso -bien conocido por los textólogosdel poeta que, comooniendo una obra, se encuentra a veces en la incapacidad de preferir una variante a otra y las conserva todas a título de posibilidades.Zfin estas circunstancias, este mundo artístico de alternativas será precisamente el texto de la obra.JEn cuanto al texto «definitivo» que

/

Kogda v tolpe ty vstretis Kotory nag encuentres

celoveka,

vemos impreso en la pagina, constituye una descripción del texto más completo de la obra por el camino indirecto del mecanismo simplificador de la tipografía. En el caso de tal descripción, se ve acrecentar el ordenamiento del texto y disminuir su informatividad. Se subrayará el interés que presentan, a este respecto, los casos múltiples donde el texto no encierra, en principio, sucesión univoca de elementos y deja su elección al lector. Todo sucede entonces como si el autor transportara al lector (así como una parte determinada del texto propio) a un nivel superior. Desde tal metaposición, el texto .descubre sus convenciones a su medida, es decir, aparece precisamente como un texto, y no como ilusión de realidad. Tanto es aSÍ, por ejemplo, que cuando, en los versos del poema de Kozma Prutkov «Mi retrato»:

[Cuando entre la multitud un hombre desnudo.]

el autor pone a continuación una nota: «Variante: Na koem frak ['de traje'}», es evidente que ahí se introduce un nivel filológico (y, en circunstancias, paródico) del «editor>, imitando un punto de vista supratextual desde cuya alt.ura todas las variantes son equivalentes. Más complejo aún es el caso en que la alternativa se inserta en un texto único, es el caso de Pushkin, en Eugenio Oneguin:

(Cap. IV, estrofa LI.)

Quien se deja llevar por una dulce languidez Como un hombre ebrio, al atardecer en la posada, O mejor aún, como una mariposa Que en primavera, con afán, libara.

Aquí, la inserción en el texto de una alternativa estilística transforma un relato de acontecimientos en relato de relatos, En el poema de Mandeljtam «Bebo en los fulgores de la guerra»: Bebo, pero aún no sé De los dos cuál elegir. Tal vez el Asti espumoso O' el vino del castillo papal,

/

el autor da dos variantes, previniendo al lector que «no sabe todavía» cómo acabar su poema. .Este carácter de inacabado y de flexible

102

¡-¿/

convence al lector de que no tiene ante sí la realidad sino, lejos de ello.?,~n text~g_~._g__pu~de ~~~gi~e disuntaa.manera»,.' , Lo que entonces sale a la luz, la marcha de un proceso, el mo- 12:. ment.o de un devenir se hacen evidentes si abordamos los cine-textos del cine actual, que recurren ampliamente a esta posibilidad de ofre- ~ cer varias versiones paralelas de un episodio sin dar preferencia a \ :: ninguna de ellas en particular. Aún hay que llamar la atención sobre otro aspecto ;~texto real es. necesariame_~ hasta cierto p-unto,_Íj_K.Q.t~No nos referimos a la incorrección resultante del proyecto o de los designios del locutor, sino a los simples errores que puede llegar a cometer. Así es como, por ejemplo, aunque Pushkin haya hecho de la contradicción textual interna el principio estructural de su novela Eugenio Oneguin H., se encuentran, en ese texto, casos en que el poeta, sencillamente, «no llega a anudar los dos extremos». Así afirma, en la estrofa XXXI del capítulo III, que el autor retiene la carta de Tatiana en sus archivos:

indica sin error que

La carta de Tatiana está ante mí La guardo como una reliquia.

Mientras que la estrofa XX del capítulo VIII se encuentra en poder de Oneguin:

Aquella cuya carta conserva Donde habla el corazón ..

/ Pero

En la novela de Bulgakov El señor y Margarita, los héroes mueren dos veces (esas dos muertes se consuman simultáneamente), una vez juntos en la habitación del sótano, «en una calleja muy cerca del Arbar», y una segunda vez por separado: él en el hospital, ella en un «hotel de escuela gótica». Tal «contradicción» entra, seguro, en los designios del autor. Sin embargo, cuando nos enteramos en seguida que Margarita y su criada Natacha han «desaparecido abandonando sus cosas», y que se investiga a fin de saber si se trata de una fuga o de un rapto, nos encontramos ante una incoherencia del autor. No podemos, de hecho, excluir de una vez por todas esas incoherencias manifiestamente técnicas de nuestro campo visual. Se podrían citar gran cantidad de ejemplos de su impacto sobre la or·~ ..... ~gani.zación estructural de distintos textos (por ejemplo, las reflexiones \.

14 «He revisado todo con rigor; I Hay más de una contradicción, que ella quede ... » (Cap. 1, estrofa LX.)

103

'~

lr'f'O

de Pushkin

creemos

encontrar,

en algunos

ca-

de Hoffman acerca del papel creativo de las conchas en su introducción al Gato Murr). Limitémonos a uno de ellos: en el examen de los manuscritos

dos casos de ese tipo en un solo manuscrito:

sos, huellas de la incidencia sobre el curso ulterior de un poema de enmiendas que, al manifesarse, sugieren la rima siguiente e influyen sobre el desarrollo del relato. Así es como, analizando los borradores del poema Vse tiho, na Kavkaz ida noenaja mgla, S. Bondi ha descubierto

nocnaja

ten' legla

1) En la palabra legla (<<seha acosrado») escrita por Pushkin la letra e aparece sin acento, lo que, por casualidad, hace coincidir su trazado con el de la palabra 'mgla' ('bruma'), ¿No es a este error fortuito de su pluma al que el poeta debió la variante ida noenaja

na Kavkaz

mgla? 15. Así, gracias a una torpeza técnica, el verso Vsé tiho -

en Vsé tiho -

idét nocnaja rngla.

de manera que, sustituyendo en mnogih net [varios

grafía de la palabra "net' [no] puede también tomarse

[Todo duerme las brumas de la noche invaden el Cáucaso.]

na Kavkaz

[Todo duerme - las sombras de la noche se han extendido sobre el Cáueaso]

se convierte

'l_~ La

por let' [años];

de reserva (de

la

reserva del

nos] mnogo let [varios años], Pushkin no ha juzgado oportuno (como tampoco al principio del poema, cuando se trataba de 'mgla' y 'le gla') rectificar la palabra "net' ". Los ejemplos citados prueban que las deformaciones mecánicas pueden, en algunos casos, intervenir entorno extrasistérnico del texto).

-b"'"Ti Es M, Bajtin el primero que ha subrayado en sus trabajos 19_.o.r~ille;a cultural y. ~ef[l_ióti_s:a _~--ªr~gerísticª de¿ am.!?ival~ci'!.. Sus trabajos ab;:ma,lO-en ejemplos de este fenómeno, Sin abordar todos ~..

-

_ ..-

------_.

Moscú, 1931, pág. 19.

--

S. Bondi, «Nuevas páginas de Pushkin» Ibíd., pág. 23,

-- ,._-------

los aspectos de polisernia.jjios~~~emos con......!22.hlL9~~recimiento de la ambivalencia interna corresponge,_ p_,,!~g un sistema, 15 >(6

104

al momento en que se emplea en un estado dinámico durante el cual sus elementos de indeterminación son redis tribuidos estructuralmente y adquieren, desde su nueva inserción en este cuadro) un nuevo sentido unívoco. Se puede, por tanto, examinar todo aumento de la univocidad interna como un reforzamiento de tendencias homoestáticas, todo crecimiento de la ambivalencia como el indicio de la proximidad de un salto dinámico. [.3.2] Un solo y mismo sistema puede, por tanto, encontrarse

en estado de osificación y de flexibilidad. Además, e! hecho mismo Cl1a aeSCfij)cion pueCl;;-hacerlepasar 'del segundo estado al primero. 3T El estado de ambivalencia puede surgir como relación de!

situación

es posible

a poco que la cultura (así como

tex o" con un sistema por el momento en reposo, pero vivaz en la .Ilmemor~eracultüraJ (una ,:~olacjón de l~ )1orma que ciertas circunstanc1aslegltlman), o también como relación de ese texto con dos sistemas no ligados si es admitido en el cuadro de uno y prohibido

Semejante

en el otro.

toda colectividad cultural, aunque fuera un individuo aislado) guarde

en su memoria no uno sino una panoplia entera de rnetasisternas rigiendo su comportamiento. Estos sistemas pueden no estar ligados más o menos actuales. Lo que permite, concediendo

y comprobarse

en texto correcto, un texto prohibido

en texto permitido.

o talo cual de entre ellos más actualidad o impacto, traducir un texto incorrecto

transposi-

. /;

Bien es verdad que el sentido de la ambivalencia como mecanismo dinámico de la cultura deriva precisamente de que el recuerdo del sistema en la órbita del cual el texto estaba prohibido subsiste, sin

desaparecer, en la periferia de los reguladores sistémicos. Así, se puede tener, de una parte, desplazamientos,

@

terogéneos

por naturaleza, inevitablemente

encierran subsistemas.

La

ciones a metaniveles que modifican la interpretación del texto; de otra, un desplazamiento del texto mismo relativamente a los metaI ~sistemas. Núcleo-periferia.-El espacio de la estructura no está organfz-mo de manera igual en todas partes. :S:nci~rIª-sierp__p~,_c_i~~tas formaciones nucleares y una periferia estructilla1. Esto aparece con parilcülai:-evi-d;;;~¡~ ~n-l~gúajes complejos e hipercomplejos que, he-

bastante largo, funciona como una estructura

relación mutua del núcleo y de la periferia se complica de nuevo en la medida en que cada estructura (cada lenguaje), bastante compleja

descrita. Estas descripciones pueden ser el efecto de un observador

y con pasado histórico

exterior o resultar de una autodescripción, Sin embargo, puede decirse en -todos los casos que el lenguaje se convierte en una realidad

__ social desde el momento de su descripción. Por tanto, la descripción

105

no puede

notemos,

que

eso lo que

sin embargo,

ser más que una d~.formación (es precisamente

deformantes,

hace que toda descripCióñ sea, más que una fijación, un acto culcreador, un escalón en el desarrollo del lenguaje). Sin

turalmente

aclarar todos estos aspectos

lo que

es natural

si recordamos

que

el centro es

entrañan una denegación de la periferia, un traslado de ésta al rango 'de inexistencias" Simultáneamente, sucede que la univocidad y la -;ambivalencia no se reparten el espacio semiótico de una manera igual; el grado de rigidez de su organización se debilita del centro ~ a la periferia,

~I

-.sien)8.~ el objeto natural de la descripción/' -'4.1:'- Y. Tynianov ha expuesto, en sus tr Las fpnciones sociales de los sistemas semióticos pueden dividirse en funciones primarias y secundarias. Las primeras impli- ~ can la comunicación de- un hecho, las segundas la opinión de otro sobre un hecho conocido «por mí». En el primer caso, los interlocutores se preocupan de la autenticidad de la información. «El otro»

106

,~.v

..-:il.1.

"1

es aquí un «yo», que sabe lo que «yo» ignoro aún. Tras la transmisión del mensaje, «nosotros» nos encontramos al mismo nivel. El emisor y el destinatario del mensaje están, uno y otro, preocupados por reducir al máximo sus dificultades de comprensión y, en consecuencia, por afrontar el mensaje dentro de una óptica común, a saber, servirse del mismo código. En las situaciones de comunicación más complejas, el «yo» aspira, por el contrario, a que el locutor sea «otro», puesto que la falta de información no puede ser rellenada útilmente más que por un punto de vista estereoscópico acerca del mensaje. Lejos de que sea la facilidad, es entonces la dificultad de comprensión recíproca la que se revela como atributo útil, ya que está predsame9.;te asociada a la presencia de una óptica «otra» sobre el rnensajey'El acto , de comunicación no se parece entonces a la simple transmisión de _ una masa constante de información, sino a una traducción erizada ~:-' ~ :; \ de dificultades -a veces enormes-, de ciertas pérdidas y, simul- 'c- J j táneamente, de una aportación de textos examinados de otro modo. '-Al final del r~c,orrido, «yo» mismo estoy en estado de devenir \ «otro» para rní..' Vista esta comunicación entre un emisor v un destinatario no idénticos, estableceremos que las «personalidades) de aquellos que toman parte pueden ser interpretadas como juegos de códigos que, sin ser equivalentes, poseen ciertos trazos en común. La intersección de estos juegos de códigos garantiza un nivel indispen- /' ......sable de comprensión mínima/La presencia de una esfera de no ..~'_' intersección hace nacer la necesidad de instaurar equi valencias en tre .s: 1. elementos diferentes y funda una base d:/traéiGZció9-"/ - 5.'1,2. La historia de la cultura muestra una tendencia incesante a la individualización de los sistemas semióticoV(c1!..anto más _s~mplejos! más individu~le~)1 La ZOl1a de no intersección de los códigos no cesa de cornplejizarse y de enriquecerse en cada juego «personal», lo que produce un efecto simultáneo de hacer socialmente más apreciables y más difíciles de comprender los mensajes emitidos por cada sujeto. '-5.2. Cuando la complejidad de los lenguajes privados (de individuos o de grupos) desborda cierta frontera de equilibrio estructural, allí surge la necesidad de un sistema codificador común a todos, Tal proceso de unificación secundaria de la semiosis social condt!ce....ñece.§at:iarpent~_ªl_si§te!Pa a simplificarse y a primifivizarse, pero también actualiza su unidad, creandü-lüs-ciI:nieñtos de un nuevo periDaoaóllilesecomplica/ Así es CÓ1~0 la 1ú-ndación de una norma social 'Ónica va precedía'- de un desarrollo variado y rico colorido

107

1

de medios de expresión lingüística, o cómo el clasicismo reemplaza la ~a del Barroco. '5.3: La necesidad de estabilizar, de aislar ciertos elementos de está1íC; y de identidad homostática en un estado lingüístico dinámico coloreado se satisface con autodescripciones que pasan en seguida y

terior. La oscilación entre un estado dinámico de ausencia de des-

de la esfera metalinguística a la de la lengua y se hacen a su vez una norma de hablar real y un fundamento de individualización poscripciones lingü¡sticas y una estática de autodescripciones y de descripciones llevadas desde un punto de vista externo y captadas en el lenguaje, constituye uno de los mecanismos de la evolución sem iótica __ ,,.....

1

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6, Indispe!l5ahle-wperfluo'.-El problema de la descripción ---{ _---'?'·--·"I ------_ ~uct~-fae_~redlª-l1)~n~_ljg.?_q_9_~]a discriminación de 10 necesario, de lo que se está_tr;>bajando, de aquello sin lo cual el sistema no podríaexISt'ir en'-e-stado sincrónico de un lado y, por otro, elementos y lazos que, desde un punto de vista estático, parecen superfluos. Si se observa la jerarquía de los lenguajes, desde los más simples, como la señalización de carreteras, hasta los más complejos, como el lenguaje del arte, el crecimiento de redundancias salta a la vista. Numerosos mecanismos lingüísticos trabajan para elevar la cantidad de equivalencias y de elementos intercambiables en todos los niveles de la estructura (mientras que se elaboran también, por cierto, mecanismos complementarios orientados en sentido inverso). De todas maneras, lo que parece superfluo desde un punto de vista estático toma otro cariz bajo el ángulo dinámico, componiendo entonces una reserva estructural)Cabe suponer la existencia de una unión precisa entre el máximo de redundancia inherente a un sistema dado v la aptitud de éste a modificarse sin cesar de ser él mismo. El modelo dinámico y la lengua poética, /Las antinomias enumeradas más arriba caracterizan el estado dinámico del sistema semiótico, los mecanismos semióticos inmanentes que le permiten, al modificarse en un contexto social en evolución, guardar su homostatismo, es decir, quedar como él mism~~i~~~tp.bargo,-se dazá.uno _}J cuenta fácilmente g~~stos mismos mecanismos ac~.!i~n.__t-ªmb!.én_~n /) lale~_g~__E9ética./fal coincidencia no tiene nada de fortuito. Los O fenguajes orientaáos hacia un tipo de comunicación primaria pueden funcionar en estado estable. No exigen ningún «mecanismo modificante» especial a fin de llenar su papel social. Otra cosa es las lenguas orientadas hacia un tipo más complejo de comunicación. AqUÍ, la ausencia de un mecanismo constante de renovación estructural priva al lenguaje de esta unión desautornatizada entre emisor

108

1

~':I

y receptor, que ayuda con tanta fuerza a condensar en un mensaje una cantidad siempre creciente de puntos de vista extranjeros. Cuanto más intensamente se oriente el lenguaje hacia una forma de comunicación dirigida a uno o varios locutores distintos, y sobre la transformación específica que infligen a los mensajes que «yo» dispongo (tal como mi percepción en relieve del mundo), tanto más rápida debe ser su renovación estructural. El idioma del arte es una realización extrema de esta tendencia. 7J) Resulta de todo esto que la mayoría de los sistemas semióticos reales se escalonan a lo largo de un espectro es tructural que oscila entre un/modelo estático y un modelo dinámico del lenguaj~acercándose ora a un polo, oraa""C.)'trO.Si-una de estas· tendeneras se encarna de manera plena en los lenguajes artificiales de forma simple, el otro consigue realizarse de la mejor manera en los lenguajes del arte. También el estudio de los lenguajes artísticos y, en particular, de la lengua poética deja de ser una zona estrecha de la lingüística funcional; se apoya en la base de la modelización de los procesos dinámicos del lenguaje como tales. Hace algunos años, el académico A. Kolmogorov demostró que la poesía es imposible en las lenguas artificiales desprovistas de sinónimos. Se podría lanzar la hipótesis de que no puede existir sistema semic?tiso como la lengua natural o, más complejo aún, sin poesía. Por tanto, pueden distinguirse ~dos tip-ºs__de sistetpas semióticos resJ2~(~Jivamenteorientados hacia la transmisión de informacioñéS primarias y secundarias/Lós~-pi:imeros-pueden fúiídonar en estactoéstático; parece que, ~n cambio, la presencia de una dinámica, es decir, de una historia, sea una condición «de trabajo» indispensable a los segundos. Se desprende que los primeros no requieren ningún entorno extrasistémico, juzgando el papel de reserva dinámica. .4 Ya hemos dicho que la poesía "parece com2-.'-ln caso clásico de \ s~ma del segundo tipo y puede seL!ill.-IJ)odelo de examen original. Q Puede suceder, no obstante, que colisiones históricas rea.les oriente~ una escuela poética hacia un estilo informativo primario y recíprocamente. Así, por ejemplo, cuando observamos el refuerzo de los lazos extratextuales de la poesía rusa de los siglos XVIII y XIX (en donde hace falta, a fin de comprender e interpretar un poema, desbordar el cuadro del texto y referirse a la personalidad del autor, a la historia de la poesía, etc., es decir, a momentos que, desde su punto de vista, son extrasistémicos), se puede interpretar ese proceso como una reorientación de los textos poéticos en otros tiempos de tipo primario hacia un tipo secundario.

109

único y complejo:

la cultura.

8.1. Oponiendo estos dos tipos de sistemas uno a otro, hay que guardarse de absolutizar la antítesis. Más bien debe de tratarse de polos ideales en relación compleja de interacción. Es en la tensión estructural que se anuda entre ellos donde se desarrolla ese todo semiótico

110

1.

M.

LOTMAN

y BORIS

Mito, nombre, cultura' JURIJ

I

El mundo es materia [Mi,. est' materi]a ], El mundo es un caballo [Mir est' kan').

externo

A.

USPENSKIJ

de fondo:

lógicas totalmente

una diferencia

La misma cópula (es) designa operaciones

existe entre ambas construcciones

Una de estas dos frases pertenece a un texto indudablemente mitológico (las Upanisad), mientras que la otra puede servirnos de ejemplo de un texto de tipo opuesto. A pesar del parecido formal a)

diferentes: en el primer caso, un determinado tipo de relación (que se puede entender, por ejemplo, como relación entre lo particular

y 10 universal, como inclusión en una clase, etc.), en el segundo, en cambio, una identidad inmediata. b) También es diferente el predicado. La conciencia contemporánea asigna las palabras materia y caballo, en las construcciones

en Trudy po zankovym

sistemam

VI,

citadas aquí, a niveles de descripción lógica diferentes: la primera de ellas está orientada hacia el nivel del metalenguaje', la segunda al

[Mientras el «lenguaje-objeto»

habla de objetos extraños al lenguaje como

-:, Título original: «Mif-imja-kul'tura», 1

Tartu. 1973.

111

de la lengua-objeto. De hecho, en un caso se nos remite a una categoría metadescriptiva, es decir, a una cierta lengua abstracta de la descripción (en otras palabras, a una cierta construcción abstracta que no tiene un significado autónomo de esta lengua de la descripción), mientras que en el otro se nos remite al objeto mismo, situado de todos modos en el escalón jerárquico más alto, al objeto primario, al arquetipo del objeto. En el primer caso lo que importa es, fundamentalmente, la ausencia de isomorfismo entre el mundo descrito y el sistema de descripción; en el segundo, por el contrario, es el reconocimiento de dicho isomorfismo. Definiremos como «mitológico» al segundo tipo de caracterización y' «no mitológico» (o «descriptivo») al primero. Conc!usión.-En el primer caso (caracterización descriptiva) se remite al metalenguaje (a la categoría o a un elemento del metalenguaje). En el segundo (caracterización mitológica) se remite al met atexto, esto es, a un texto que cumple la función metalingüistica con respecto al dado; objeto descrito y meta texto descriptivo pertenecen a la misma lengua. Consecuencia.-La descripción mitológica es por principio monolingüística; los objetos de este mundo se describen a través de ese mismo mundo construido del mismo e idéntico modo. Por el contrario, la descripción no mitológica es plurilingüística, ya que lo que importa es la remisión a un metalenguaje entendido como otra lengua (que sea la lengua de las construcciones abstractas u otra lengua extranjera no tiene importancia; lo que importa es el tal, el «metalenguaje» -traducción del término propuesto por Alfred Tarski en 1930- habla del lenguaje mismo. En este sentido ver R. Jakobson, «Metalanguage as a Iinguistic problem», conferencia énédira -27 de diciembre de 1956- publicada en Lo sviluppo de la semíotico, loe. cit., Introducción. Lotman utiliza el concepto de metalenguaje en el sentido que recibe en la lógica moderna y más concretamente la definición que de él da G. Klaus: «La teorfa de los grados [stujen] semánticos representa una formulación importante de la semiótica. De ahí se deduce que existen cosas, propiedades, relaciones, etc., las cuales pertenecen a la realidad objetiva y de por sí no constituyen signos lingüísticos. Tales objetos forman el así llamado grado cero. Los signos por los que son designados los objetos del grado cero pertenecen a un lenguaje objeto) o lengua de primer grado. Un metalenguaje, o lengua de segundo grado, contiene todos los signos necesarios para la designación de '105 signos del lenguaje objeto. Si a continuación se debiera hablar de un metalenguaje similar, se hará en una lengua de tercer grado y así sucesivamente», Georg Klaus, Moderne Logile, Berlín, 1964, pág. 82, citado por Jurij Lotman en (\0 rnetajazyke tipologiceskich opisanij Kul'tury» (El metalenguaje de las descripciones tipológicas de la cultura), en Trudy po znakovym sistemam N, Tartu, 1969).]

112

proceso de traducción-interpretación). Correlativamente, también la comprensión está de alguna manera ligada, en un caso, a la traducción (en el sentido amplio de la palabra), y en otro, al reconocimiento o a la identificación. De hecho, si en los textos descriptivos la información, por lo general, está determinada por la traducción, y viceversa, la traducción por la información, en los textos mitológicos, en cambio, se da una transformación de objetos, y por consiguiente la comprensión de dichos textos está ligada a la comprensión de los procesos de esta transformación. Así, en definitiva, puede llevarse el problema a la oposición entre una conciencia fundamentalmente monolingüística y otra que necesita por lo menos dos lenguas construidas diferentemente. A la conciencia que genera las descripciones mitológicas la llamaremos precisamente «mitológica».

[Nota.-Para evitar posibles malentendidos es necesario subrayar que en el presente trabajo no nos ocuparemos de manera especial del mito como texto narrativo específico, ni, por tanto, de la estructura de las intrigas mitológicas (como tampoco nos interesaremos por esa óptica particular que considera el mito como un sistema y se concentra, por tanto, en la paradigmática de los elementos mitológicos). Cuando hablemos de mito o de mitologismo nos referiremos siempre al mito como fenómeno de la conciencia. (Si alguna vez tenemos que referirnos a situaciones narrativas características del mito como texto, éstas nos interesarán en primer lugar como generadoras de una conciencia mitológica.)]

2. El mundo visto desde -0con la mirada de la conciencia mitológica ha de aparecer compuesto de objetos:

a) que pertenecen al mismo tango (el concepto de jerarquía lógica es por principio ajeno a este tipo de conciencia); b) que no se dejan descomponer en trazos distintivos (cada cosa es considerada como un todo unitario); e) que no repiten (la idea de la repetición de las cosas presupone su inclusión en determinados conjuntos generales, y, por tanto, la presencia de un nivel metadescríptivo).

113

Paradójicamente, el mundo mitológico, que conoce tan sólo un rango en el plano de la jerarquía lógica, se muestra extremadamente jerarquizado en el plano semántico-valorativo; no es descomponible en trazos distintivos, pero a pesar de ello está en grado sumo articulado en partes (los elementos materiales que lo constituyen); y,

8

por último, la singularidad de los objetos no impide a la conciencia mitológica el considerar, de una manera para nosotros extraña, como uno sólo objetos que desde un punto de vista no mitológico aparecen en cambio como totalmente diferenciados,

rarquía

ele mundos.

[Nata,-El pensamiento mitológico, desde nuestro punto de vista, puede ser considerado paradójico, pero no primitivo, ya que logra resolver con éxito complejos problemas de clasificación. Si comparamos su mecanismo con el del aparato lógico que nos es habitual, podremos establecer entre ambos cierto paralelismo de funciones. En efecto: A la jerarquía de las categorías metalingüísticas corresponde en el mito una jerarquía de los propios objetos y, por tanto, una je-

embargo,

se diferencia

profundamente

pues no caracteriza

el todo,

A la descomposición en trazos distintivos corresponde la descomposición en partes (cada «parte" del mito corresponde funcionalmente a un «trazo distintivo» del texto no mitológico, del que, sin

sino que se identifica con él). A la noción lógica de clase (conjunto de varios objetos) corresponde en el mito la idea que representa como objetos únicos aquellos que son múltiples desde un punto de vista extramitológico. J 3.0, En el mundo mitológico, tal y como lo hemos descrito, se verifica un tipo de semiosis bastante específico, que puede referirse, en términos generales, al proceso de nominación: en la conciencia mitológica el signo es análogo al nombre propio. Recordemos, a este respecto, que el significado general del nombre propio es fundamentalmente tautológico: los diversos nombres no se caracterizan por trazos distintivos, sino que designan sólo el objeto al que le son aplicados. Los objetos homónimos no tienen en cambio más que b propiedad de tener un nombre determinado !l. De acuerdo con esto, :! Cfr. en R. jakobson «Los nombres propios [ ... ] ocupan un lugar particular en nuestro código lingüístico: La significación general de un nombre propio no puede definirse sin referencia al código. En el código del inglés, Jerry significa una persona llamada Jerry. La circularidad es patente: el nombre significa cualquier persona a la que se haya atribuido este nombre. El apelativo perrito significa un perro joven, perdiguero un perro destinado a la caza de perdices, sabueso un perro destinado a la caza del conejo, mientras que Fido significa, ni más ni menos, un perro cuyo nombre es Fido. El significado general de palabras como perrito, perdiguero, sabueso, podría indicarse por medio de abstractos como perdicídad, perdiguerez, snbuesidad, mientras que la significación general de Fido no podría calificarse de este modo. Parafraséando a Bertrand Russell diríamos que hay muchos perros llamados Fido, pero sin que compartan una supuesta propiedad que sería la «fididad». (R. ja-

114

f

si la frase Iván es un hombre [Ivan- celavek) no se refiere a la conciencia mitológica, uno de los posibles resultados de su mitologización podría ser, por ejemplo, la frase Iván es el Hombre [IvanCelouele], donde la palabra [celavek) cumple las funciones de un nombre propio que responde a la personificación del objeto y no puede asimilarse al concepto de «humanidad» (o más en general a una cualquiera de las connotaciones del hamo sapiens) '. Véase, por otra parte, una correspondencia análoga entre las frases 1ván es un hércules [Ivan - gerkules) e Iván es Hércules [Ivan Gerkules l, en la que la palabra 'hércules', aparece en un caso como nombre común y en otro como nombre propio asociado a un personaje concreto, perteneciente a otra hipóstasis; en ésta última frase 1ván no se caracteriza por un rasgo particular (como, por ejemplo, la fuerza física) sino por todo el conjunto, es decir, a través de la nominación. De acuerdo: el ejemplo es bastante artificioso, dado gue en la realidad es bastante difícil que identifiquemos J una persona concreta con el Hércules mítico, que para nosotros está ligado a un determinado periodo histórico-cultural. Pero he aquí un ejemplo totalmente real: en la Rusia del siglo XVUI los adversarios de Pedro I le llamaban «el anticristo». Mientras para algunos era un modo de definir su personalidad y su actividad, otros creían que Pedro era realmente el Anticristo. Por tanto, un mismo texto puede funcionar de formas sustancialmente diferentes. Así, si en los ejemplos que hemos examinado, con nombres comunes en función de predicados, se establece una correlación con un concepto abstracto, en los ejemplos correspondientes con nombres propios se da una identificación precisa (la correlación con un objeto isomorfo en otra hipóstasis), Es evidente que dicha transformación se puede realizar en las lenguas que tienen artículo, en ciertos casos,

kobson, «Siftery, glagol' nve kategorii i russkij glagol' en Principy tipologiceskogo analiza janykov razlicnogo strota, Moscú, 1972, pág. 96; cfr. R. jakobson, «Shifrers, Verbal Categories and Russian Verb» en Selected Writings, II, La Haya, París, 1971, pág. 1.31. [El texto castellano de la cita está tomado de R. J akobson, «Conmutadores, categorías verbales y verbo ruso», en Ensayos de lingüística general, Barcelona, 1975, págs. 308-309.J a A este efecto, entre otras cosas. adquiere particular interés la historia de la expresión evangélica ecce hamo (Juan, 19, 5). Puede suponerse de manera fundada que esta frase haya sido pronunciada en arameo: en este caso parece evidente que su significado originario debía ser simplemente «helo aquí», puesto que la palabra que expresa el concepto de «hombre» en arameo se usaba con función pronominal, como hoy en alemán man (comunicación oral de A. A. Zaliznjak). La reinterpretación sucesiva de esta frase está ligada al hecho de que la palabra «hombre» (insertada en la correspondiente traducción del texto evangélico) empezó a ser entendida, en general, como un nombre propio, esto es, surgió su mitologización.

115

dando una indicación definida al nombre que cumple la función de predicado por medio del artículo determinado. De hecho, el artículo determinado transforma la palabra (o más exactamente una determinada combinación verbal) en una denominación individualizando el objeto designado como conocido y concreto".

[Nota.-Es necesario subrayar el nexo existente entre ciertas situaciones narrativas típicas y el carácter denominativo del mundo mitológico. Nos referimos a las situaciones en las que se asigna un «nombre» a objetos que carecen de él que a la vez se consideran como UD acto de creación 5; aquellas en que la imposición de un nuevo nombre se entiende como reencarnación o renacimiento; aquellas en que al apoderarnos de una lengua (como, por ejemplo, la de los pájaros, o de los animales, en general) se reconoce el nombre verdadero o se le oculta G. No son menos indicativas las múltiples formas de tabú que rodean a los nombres propios; por otra parte, también la «tabuización» de los nombres comunes (denominaciones de animales, de enfermedades, etc.) en muchos casos indica claramente que los nombres correspondientes son entendidos como nombres propios (y por consiguiente funcionan en el modelo mitológico del mundo) '. , El nexo entre el nombre propio y categoría de la determinación, expresada por el artículo determinado, se ve claramente en la tradición de los gramáticos árabes. Los nombres propios se consideran palabras que por su naturaleza semántica poseen la propiedad de la exactitud desde los orígenes. Cfr. G. M. Gabucan, T eorija artiklja i problemy arabskogo sintalesisa, Moscú, 1972, pág. 32 Y siguientes. Es indicativo cómo en la Grammatica slava (=slavo-ecclesiastica) [«Slavenskaja grammatika») de Fédor Maksimov (San Petersburgo, 172.3, págs. 179-180) el titlo [signo supralineal de abreviación], que en los textos eslavo-eclesiásticos indicaba la sacralización de la palabra, se compare, por su semántica, al artículo griego: ambos transmiten en efecto el significado de la singularidad. s Cfr. V. V. Ivanov, «Drevneindijskij mif ob usranovlenii imén i ego parallel' v greceskoj tradicii», en Indija v drevnosti, Moscú, 1964; 1. M. Trockij (Tronskij ), «Iz istorií anticnogo jazykoznanija», en Sovetskoe jazykoznanie, n, Leningrado, 1936, págs, 24-26. 6 Véase también la idea del mundo como libro, típica de la conciencia mitológica: idea que asimila el conocimiento a una lectura basada en un mecanismo de desciframientcs e identificaciones. Cfr. ju. M. Lotman, B. A. Uspenskij «O semioticeskom mechanizrne kul'tury», en Trudy po znakovym sistemam, V, Tartu, 1971, pág. 152 [véase la traducción de este ensayo en este volumen]. t Así, por ejemplo, el nombre de una enfermedad (si dicho en voz alta) puede entenderse como una manera de llamarla: al sentirse llamada la enfermedad puede llegar (véanse, en relación con esto, las corrientes expresiones «buscarse una desgracia, una enfermedad». Un rico material sobre este tema está recogido en D. K. Zelenin, T abu slov u naroaov Vostocno; Evroy i Se1929, págs. 1-144; ibíd, parte TI, Lenin-

cerno¡ Azii, parte 1, Leningrado, grado, 1930, págs. 1-166).

116

Por tanto, puede afirmarse que el significado general de un nombre propio, en su máxima abstracción, se reduce a un mito. De hecho, es en el plano de los nombres propios, donde se da esa identificación entre palabra y denominación, que parece tan típica de las concepciones mitológicas y que está caracterizada por un lado por todas las formas posibles de tabú, y por otro por la modificación ritual de los nombres propios (véase más adelante III-2), Esta identificación del nombre y de la cosa nombrada determina, a su vez, la idea del carácter no convencional de los nombres propios y de su naturaleza ontológica 3. De ello se deduce que si se asume como punto de vista el desarrollo de la semiosís, la conciencia mitológica puede ser entendida como asemiática. Por tanto, el mito y el nombre están por su propia naturaleza unidos por un nexo directo. En cierto sentido se determinan mutuamente, puesto que el uno puede reducirse al otro: el mito es personal (nominativo), el nombre es mitológico 9. 3,1. De todo cuanto hemos dicho puede deducirse que el sistema de los nombres propios constituye no sólo un nivel categorial del lenguaje natural, sino su peculiar estrato mitológico. En la serie de las situaciones lingüísticas el comportamiento de los nombres propios aparece tan diferente del correspondiente comportamiento de las otras categorías lingüísticas que surge de manera espontánea la idea de considerarlos como otra lengua, incorporada al total del lenguaje natural, pero construida de manera distinta. El estrato mitológico de la lengua natural no puede reducirse de inmediato a los nombres propios, pero son éstos los que constituyen su núcleo. Como demuestran una serie de investigaciones lingüísticas (actualmente en la URSS S. M, v N, 1. Toistoj están trabajando en este sentido), por 10 general en toda lengua se puede identificar un

e Cfr. sobre esto la concepción de los antiguos griegos sobre la justicia congénita de los nombres por naturaleza (véase 1. M. Trockii, op. cit, página 25). 9 Una confirmación del hecho de que el nombre común de un objeto es también su nombre propio individual, en el mundo mitológico, puede hallarse en una serie de textos. Así. por ejemplo, en el Edda in prosa, allí donde se narra cómo Odhinn (con el nombre de Bolverk) se dispone a la búsqueda de la miel de la poesía, leemos que «Bolverk se procura un taladro llamado Rati». En una nota los encargados de la edición hacen notar que Rati «significa precisamente 'taladro") (.Mlad.faia Edda, edición de O. A. Smirnickaia y M. 1. Steblin-Kamenskíj, Leningrado. 1970, pág. 59; véanse otras indicaciones análogas en las págs. 72 y 79). Un análisis específico del lenguaje de Homero en esta perspectiva nos 10 da M. S. Al'tman, Perezitiki rodooogo stroja v sobstvennych ímenacb u Gomera, Leningrado, 1936. Una variante de -la misma tendencia se manifiesta en la atribución, típica del epos caballeresco, de nombres propios a las espadas: Durendal, por ejemplo, se llama la espada de Orlando, Balmug, la. de Sigfrido, etc.

117

determinado estrato lexical que se caracteriza además de por una fonética desviante por rasgos gramaticales específicos que aparecen sobre el fondo de la lengua dada, como anomalías: en dicho nivel se sitúan, entre otras, las interjecciones, las onomatopeyas, las múl-

tiples formas de léxico expresivo, las llamadas palabras «infantiles» m los sonidos para llamar o ahuyentar a los ani-

(nursery-words) males, etc ...

su usa, a nombres

propios:

así vemos, que en ruso, las «palabras

Además, desde el punto de vista del hablante, este estrato se presenta como primario, natural, no semiótico: resulta particularmente indicativo que se utilicen estos elementos al dirigirse a los niños (<<palabras infantiles»), a los animales (voces de reclamo; véanse también las denominaciones de animales según el pelaje, etc.), y algunas veces con los extranjeros, etc. Es sintomático que palabras de este tipo puedan verse asociadas, tanto por su forma como por

infantiles» se forman según el modelo de los nombres propios hipocorísticos n kisa [«gatito»], bjaka [«caca» l; vova en lugar de volk [«lobo» l, petja en lugar de petucb [«gallo» l, etc.; las voces de reclamo (cyp-cyp) kis-kis, 111aS'-i1?as), etc.) intervienen, en definitiva, como formas vocativas (respectivamente de las «palabras infantiles» cypa [«pollito, gallina» l, kisa, masja [«cordero, oveja»], etc.). Son de gran interés los puntos en común que estos fenómenos tienen con el lenguaje infantil: puntos en común que pueden explicarse con el papel particular que juegan los nombres propios en el mundo del niño (donde, en general, todas las palabras pueden, aunque sólo sea potencialmente, cumplir la función de los nombres propios): véase más adeltante, 1-5.

existentes

entre éstos,

desde Se puede ver una conse-

fundamental

el espacio parece inte-

4. Es propia del mundo mitológico uno concepcion específicamente mitológica del espado, que no se presenta bajo la forma de un continuum marcado por rasgos distintivos, sino como un conjunt.o de objetos aislados marcados por nombres propios. De ello se deduce que en los intervalos

de vista, de la continuidad.

al no disponer del rasgo distintivo,

punto

rrumpirse, nuestro

cuencia en particular, en la construcción «a modo de mosaico» del espacio mitológico y en el hecho de que la transferencia de un locus a otro puede darse fuera del tiempo, por medio de algunas fórmulas épico-narrativas fijas) o bien que el tiempo rueda contraerse o dila10 Forma lexicológica especial empleada por los adultos en su conversación con los niños. .-11 [Hipocoristicos, términos que expresan una retención afectuosa, acariciadora.]

118

tarse arbitrariamente, respecto al tiempo de los loci designados por nombres propios. Por otra parte, una vez situado en otro lugar, el objeto puede perder su nexo con su condición anterior y convertirse en otro objeto (en algunos casos a esto puede corresponder también un cambio de nombre). De donde se deriva la capacidad, típica del espacio mitológico, de modelizar otras relaciones, no espaciales (semánticas, valorativas, etcétera). El hecho de que el espacio mitológico esté lleno de nombres propios confiere a sus objetos un carácter realizado y definido, el espacio mismo está delimitado. En este sentido, el espacio mitológico siempre es pequeño y cerrado, aunque el mito por lo general conlleve dimensiones cósmicas 12.

ia La idea de que el comportamiento humano depende del locus la hallamos expuesta, con suma claridad, en una de las leyendas medievales armenias incorporadas en la Historia de Armenia de P'awstos Biwzandatsi. Se narra allí un episodio ambientado en el siglo IV, cuando Armenia estaba dividida entre el imperio bizantino y la Persin sasánica. Puesto que en la Armenia meridional (persa) una dinastía de reyes armenios (Los Arsácidas) continuó subsistiendo durante algún tiempo, vasalla de los reyes persas y simultáneamente en lucha contra éstos por la independencia del País, la leyenda, con extrema originalidad, aún en el interior de una representación mitológica, revelaba la posibilidad de un desdoblamiento de la conducta de un individuo, como resultado de su paso de un locus a otro. El rey persa Sapiih, deseando conocer las intenciones de su vasallo, el rey armenio Arsace, ordena que se llene la mitad de su tienda de tierra armenia y la otra mitad de tierra persa. Invitado Arsace a la tienda, le coge de la mano y empieza a pasear con él de un lado a otro: «y cuando ambos, andando por la tienda, pisaron tierra persa, dijo: 'Oh rey armenio Arsace, ¿por qué te has vuelto enemigo mío? Yo te amaba como a un hijo, quería darte una hija mía por esposa y adoptarte, pero tú te has ensañado contra mí: por iniciativa tuya, en contra de mi voluntad, te has vuelto enemigo mío .. El rey Arsace dijo: 'He pecado y soy aquí culpable ante ti, puesto que, a pesar de haber obtenido y conseguido la victoria sobre tus enemigos, de haberlos dispersado y haber esperado de ti la recompensa de la vida, mis enemigos me han inducido a error, me han hecho tener miedo de ti y huir. El juramento que te había hecho me ha conducido a ti, y heme aquí en tu presencia. Ahora soy tu siervo, soy inmensamente culpable ante tus ojos y he merecido la muerte.' Pero el rey Sapuh lo cogió nuevamente de la mano y fingiendo que nada sucediera empezó nuevamente a pasear, v lo condujo a la parte donde estaba la tierra armenia. Cuando Arsace se acercó a aquel punto y puso su pie sobre la tierra armenia, invadido por la indignación y por el orgullo, cambió de tODO y levantando la voz dijo: 'Apártate de mí, siervo y truhán, que te has hecho señor de tus señores. No te perdonaré ni a ti ni a tus hijos: vengaré a mis antepasados.' Este cambio en la conducta de Arsece se sucede repetidamente en el texto, según que pose el pie sobre tierra armenia o persa. «ASÍ, de la mañana a la noche él [Sapuh, [u. L., B. U.] lo puso a prueba muchas veces, y cada vez que Arsace pisaba tierra armenia se ensoberbecia y amenazaba, y al ponerlo sobre la del lugar (persa, [u. L., B. U.) se mostraba contrito» (cfr. Istorija Armenii Faustosa Buzanda, a cago de M. A. Cevoraian, Erevan, 1953, págs. 129-130) . Hay que subrayar que los conceptos «tierra armenia», «tierra persa» son, en

119

tades

reales

a las comunicaciones),

mientras

que

en un

nombre

Hablando del carácter circunscrito y delimitado de! universo mitológico podemos alegar que la presencia de varios denotados en un nombre propio contradice de hecho su naturaleza (creando dificulcomún la presencia de denotados diferentes es, en términos generales, un fenómeno normal. en

de tales

por parte del héroe de la frontera del espacio «re-

Nota.-El tema del mito como texto se basa frecuentemente

la transgresión generador

ducido» y cerrado y su paso a un mundo sin límites. De todos modos) en la base del mecanismo textos está el pequeño «mundo de los nombres propios», Este tipo de tema mitológico se inicia con el paso a un mundo en el que el hombre ignora e! nombre de los objetos, De aquí e! tema de la muerte inevitable del héroe, que sale hacia el mundo exterior sin conocer el sistema de nominación no humano, y, por el contrario, la supervivencia de! héroe que, de manera milagrosa, ha recibido dicho conocimiento. Es la propia existencia de un mundo «extraño» la que sobreentiende, en el mito, la presencia de un mundo «familiar», caracterizado por los rasgos de la delicadeza y repleto de objetos designados por nombres propios.

5.0. La conciencia mitológica que hemos caracterizado en las páginas anteriores puede llegar a ser objeto de observaciones directas examinando e! contacto del niño pequeño con el mundo. Su tendencia a considerar todas las palabras de la lengua como nombres propios 13, a identificar el conocimiento con el proceso de denominación, el fragmento aquí transcrito, isomorfos a los conceptos «Armenia», «Persia»: tan sólo la conciencia contemporánea puede entenderlos como metonimias (un uso análogo de la expresión «tierra rusa» lo hallamos en los textos rusos medievales; cuando Saljapin en sus vagabundeos por el extranjero se llevaba consigo una maleta rusa llena de tierra rusa; para él ciertamente ésta no cumplia la función de metáfora poética, sino la de una identificación mitológica). Por tanto, el comportamiento de Arsace varía según el nombre propio del que es partícipe en ese momento. Téngase en cuenta que el vasallaje medieval, acompañado por el acto simbólico de renuncia a una propiedad y de su recuperación, se interpretaba semióticamente como una nueva denominación de la propiedad (cfr. la costumbre, muy difundida en Rusia de los siervos de la gleba, de cambiar de nombre a la finca cuando se la compraba). 13 De esto se deduce, entre otras cosas, que la forma del vocativo puede convertirse, en las «palabras infantiles» (moserv soords), en la morfología de base, como, por ejemplo, en boza o bozja (esto es Bog -«Dios»-), que se remiten claramente a boze [«¡Dios!»] (este ejemplo nos 10 ha sugerido M. Tolstaia). De' manera análoga kisa (palabra usada para los gatos) puede entenderse como un derivado de kis-kis, y así sucesivamente.

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su forma de sentir el espacio y e! tiempo (véase e! cuento de Chejov Grisa: «Hasta ese momento Grisa no conocía más que un mundo 'cuadrangular, en una de cuyas esquinas se encontraba la cama, en la otra el baúl del ama, en la tercera la mesa, mientras en la cuarta ardía la luz de la lámpara»}" y otra serie de rasgos que coinciden con los más típicos de la conciencia mitológica, permiten hablar de la conciencia del niño como de una conciencia típicamente mitológica 15. Evidentemente, en el mundo del niño en que en un determinado nivel de su desarrollo no hay diferencia de fondo entre nombres propios y nombres comunes) esta oposición deja de ser pertinente. A este respecto, es oportuno recordar la importantísima observación de Jakobson, que demuestra que justamente los nombres propios son los primeros en ser asimilados por el niño y los últimos en desaparecer en los problemas de afasia. También es significativo que el niño, tomando de las conversaciones de los mayores las formas pronominales -las últimas a la hora de desaparecer, siempre según Jakobson-, las utiliza como nombres propios: «{El niño, aclaramos] tratará, por ejemplo, de monopolizar e! pronombre en primera persona: 'No intentes llamarte «yo». Sólo yo soy yo; tú efes tú y nada más'» 16. Es interesante comparar esto con e! uso del pronombre (él, aquél, etc.) en sustitución de determinadas palabras tabúes, como las diversas denominaciones de! demonio. o de los espíritus del bosque y del hogar, que pueden observarse en distintas áreas etnográficas, o, también, en la designación de la esposa o del marido (que viene de la prohibición impuesta a los cónyuges de llamarse con sus nombres

a Aquí y en las citas el subrayado es nuestro. [u. L., B. U. 15 Véase, a este respecto, la caracterización del «pensamiento complejo» del niño dada por 1. S. Vygotskij en su libro Myslenie i rec', Izbrannye psichologiceskie issíedooaniia, Moscú, 1956, págs. 168 y ss. 16 R. jakobson, ap, cít., pág. 98 [trad. castellana, cit., pág. 311]. Véanse también las palabras de Dios en la Biblia: «Era yo el que hablaba: Heme aquí» (Isaías, 52,6); «Dios dijo a Moisés: 'Yo soy el que soy.' Después dijo: 'Así dirás a los hijos de Israel: El Yo Soy me ha mandado a vosotros'» (Éxodo) 3, 14). Cfr. en las Upanisad (Brbad aranyaka, lectura primera, cuarto brahmana 1): «Al principio existía sólo el iitman [ ... ]. y mirando en torno suyo no vio otra cosa más que a sí mismo. En primer lugar, pronunció estas palabras: 'Yo soy éste.' De donde vino a ser el nombre de 'yo'. De esto procede que, aún hoy mismo, si se llama a alguien, éste contesta en primer lugar: 'Soy yo.' Y luego, declara otro nombre, que es el suvo.» (Véase Brichodaran'[alea upaniiada, a cargo de de A. ja. Syrkin, Moscú, 1964, pág. 73.) Téngase en cuenta que la palabra iitrnan puede usarse en las Upanisad con el valor de «yOl>, «sí mismo» (véase el comentario de Syrkin a su edición, ya citado por la Brbad-iiranyaka-upanisad, pág. 168; cfr. además S. Radchakrishnan, lndiisleaia filosofija, vol. 1, Moscú, 1956, págs. 124 y ss.

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propios). En estos casos el pronombre funciona de hecho como un nombre propio 17. No es menos significativa, en términos generales, la designación de las acciones en el discurso infantil. Allí donde el adulto utilizaría un verbo, el niño puede pasar a una representación paralingüística de la acción lanzando una interjección. Es más) ésta puede considerarse como la forma narrativa específica del discurso infantiL El modelo más próximo al modo de narrar del niño podría ser un texto ensamblado artificialmente, en que la denominación de los objetos se operara por medio de nombres propios, ? 18 acción se describiera a través de un montaje de planos cinematográficos 18, Este modo de transmisión de las significaciones verbales denota claramente un mitologismo del pensamiento, ya que la acción no es abstraída del objeto, sino que se integra al sujeto y, por lo general, puede intervenir como condición del nombre propio. Puede suponerse que este estrato mitológico, determinado antagenéticamente 19 se fije en la conciencia (yen la lengua) haciéndola heterogénea y termine por crear tensión entre los polos mitológico no mitológico de la percepción. y

5.1. Es necesario resaltar que ni las observaciones sobre el niño, ni la etnografía pueden proporcionarnos un modelo «puro», es decir, dotado de absoluta coherencia. En ambos casos el investigador se enfrenta con textos de organización compleja y con una conciencia más o menos heterogénea. Este hecho se puede explicar, además de por el impacto perturbador de la conciencia del observador, porque la etapa mitológica hace referencia a una fase de desarrollo tan precoz que no puede ser observada, tanto por razones cronológicas como por 1.:1 imposibilidad de principio de entrar en contacto con ella; sólo es posible investigarla a través de la reconstrucción. Es igualmente licita otra explicación, que intenta ver en la heterogeneidad un atributo de la candencia humana, a cuyo mecanismo le es esencialmente necesaria la presencia de al menos dos sistemas traducibles imperfectamente el uno en el otro. La primera posición propugna una explicación evolucionista (que, en la práctica se convierte en un juicio de valor) de la esencia del 17 Véase D. K. Zelenin, Tabu slov .., parte II, cit., págs. 88-89, 91-93, 108-109, 140, ie Puede observarse un tipo análogo de narración en las danzas rituales. 19 ['Ontogénesis', desarrollo del individuo desde la fecundación del óvulo hasta el estado adulto. 'Ontogenético', que engendra el ser, el pensamiento, etc. 'Filogénesis', desarrollo, modo de formación de las especies en el curso de su evolución.]

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T

mitologismo; y la segunda lo interpreta como un fenómeno tipológico universal. Ambas formas de verlo son complementarias. Puede observarse que desde un punto de vista puramente formal (es decir, haciendo abstracción del fondo del problema) el propio principio de la localización espacial o temporal de la conciencia mitológica (su relación con talo cual fase del desarrollo humano, o con tal o cual área geográfica determinada) corresponde, en líneas generales, justamente a esa concepción mitológica del espacio del que se ha hablado anteriormente. Por el contrario, el querer hacer del mitologismo un fenómeno tipológico universal corresponde <11cuadro lógico-convencional del mundo. No hay que olvidar, de todos modos, que Jos grupos étnicos que se encuentran claramente en las fases primitivas del desarrollo cultural y que se caracterizan por un pensamiento vivamente teñido de mitologismo, puedan revelar, en una serie de casos, una sorprendente aptitud para construir complejas y detalladas clasificaciones de tipo lógico (véanse las múltiples clasificaciones del mundo vegetal y animal apoyadas en marcas abstractas, observadas en los aborígenes australianos 20. En este caso, puede decirse que el pensamiento mitológico coexiste con el lógico y' descriptivo. Por otra parte, se pueden

20 Cfr. P. Worsley, «Groote Eyland Totemism and 'Le Totémisme aujourd' hui'», en The Structural Study 01 Myth and Totemism, a cargo de E. Leacb, Edimburgo, 1967, págs. 153-154. Caracterizado el pensamiento de los aborígenes de Australia en términos vygotskianos el autor escribe: «La clasificación totémica que hemos examinado se funda en el 'pensamiento por agregaciones' y no va en el 'pensamiento por conceptos' (los términos son de Vygotskij: véase la op. cit., págs. 168-180; según el estudioso soviético, la unión agregacional constituye una variedad del pensamiento complejo. fu. L.) B. u.). Ahora bien, yo no quiero decir con esto que los abotfgenas australianos sean incapaces de pensar a través de conceptos. Al contrario, las sistematizaciones de la flora y de la fauna elaboradas por ellos independientemente de la clasificación totémica, y esto es, los esquemas etnobotánicos y etnozoológicos, revelan de manera evidente la actitud de los aborígenas para con el pensamiento conceptual. En uno de mis trabajos precedentes he enumerado centenares de especies vegetales y animales que no son sólo conocidas de los aborígenes, sino que han sido clasificadas por ellos según agrupaciones taxonómicas de tipo jinungwangba (animales grandes que viven en tierra firme), ioumdiidia (animales que vuelan), augusalia (peces y otros animales marinos), etc.; además, las distintas especies están reunidas por grupos ecológicos. Ésta es ciertamente la razón por la que Donald Thomson, naturalista por formación, ha podido comprobar que los sistemas análogos etnobotánicos y etnozoológicos, elaborados por los -aborfgenes de Queensland septentrional 'tienen cierta semejanza con la simple clasificación de Linneo'.» Worsley, que define análogos esquemas clasificatorios como «proto-cientfficos» (subrayando el carácter fundamentalmente lógico de éstos), concluye: «Nos encontramos, pues, frente no ya a una. sino. a dos clasificaciones, y sería inexacto considerar la clasificación totémica como el único modo, para la conciencia de los aborígenes, de organizar los objetos del mundo.»

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descubrir elementos del pensamiento mitológico en el comportamiento lingüístico cotidiano de miembros de nuestras sociedades civilizadas modernas 21. 6, De cuanto hemos dicho se deduce que la conciencia mitológica es, por principio, intraducible en una descripción de otro plano, que está cerrada en sí misma, y que no se comprende por tanto más que desde el interior y no desde el exterior. Esto viene dado, en particular, por el tipo de semiosis propia de la conciencia mitológica, y halla un paralelo lingüístico en lo intraducible de los nombres propios, A la luz de estos elementos, la posibilidad misma de describír el mito en el espíritu de la conciencia contemporánea sería extremadamente dudosa, si no fuera por el carácter heterogéneo del pensamiento, que conserva en sí mismo ciertos rasgos isomorfos con la lengua mitológica. De este modo, es precisamente el carácter heterogéneo de nuestro pensamiento el que nos permite, en la construcción de la conciencia mitológica, apoyarnos en nuestra experiencia interior. En cierto sentido comprender la mitología equivale a recordarse.

II 1. La importancia que tienen los textos mitológicos para las culturas no arcaicas está confirmada, en particular, por los continuos intentos de traducción en las lenguas culturales de tipo no mitológico. En el ámbito de la ciencia esto genera versiones lógicas de textos mitológicos; en el ámbito del arte -y, frecuentemente, también con la simple traducción a una lengua naturalgenera construcciones metafóricas. Es necesario subrayar la diferencia de fondo entre mito ~' metáfora, a pesar de que esta última aparezca como 18 traducción natural del primero en las formas comunes de nuestra conciencia. En realidad, en el propio texto mitológico la metáfora, como tal metáfora, en sentido estricto es imposible.

21 Véanse las observaciones de Vygotskij sobre los elementos del «pensamiento complejo» (típico de los niñas) en el lenguaje cotidiano de la persona adulta (L. S. Vygotskij, op. cit., págs. 169, 172, etc.). En particular, observa que hablando, por ejemplo, de la vajilla o del vestuario una persona adulta piensa a menudo no tanto en el concepto abstracto correspondiente, sino más bien en una colección de objetos concretos (como le sucede, en general, al niño).

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2. En una serie de casos el texto mitológico, traducido en ca,tegorías de la conciencia 'no mitológica, es entendido como simbólico. Un símbolo de esta clase" puede ser interpretado como el resultado de una lectura del mito en la óptica de una conciencia semiótica ulterior, es decir reinterpretarlo como un signo icónico o casi icónico. De todos modos, hay que observar que, aún siendo los signos icónicos los más cercanos en cierta medida a los textos mitológicos, éstos, al igual que los signos convencionales, son fundamentalmente producto de una conciencia muy diferen te. Hablando del símbolo y su relación con el mito, hay que distinguir entre el símbolo como tipo de signo directamente generado por la conciencia mitológica, y el que no supone más que una situación mitológica. Igualmente hay que distinguir entre el símbolo que reenvía al mito como texto y el que reenvía al mito como género. En este último caso, entre otras cosas, el símbolo puede pretender crear una situación mitológica, interviniendo como principio creativo. Cuando un text.o simbólico' se pone en relación con un texto mitológico, éste cumple la función de metatexto con respecto al primero, y el símbolo corresponde a un elemento concreto de dicho texto 23. Pero cuando el texto simbólico se relaciona con el mito como género, o sea, con una determinada situación mitológica no dividida, el modelo mitológico del mundo, sufriendo mutaciones funcionales, interviene como un metasistema que asume la función de un metalenguaje. De la definición dada anteriormente (cfr. 1.1.) se deduce que el símbolo en esta primera acepción no sale del marco de la conciencia mitológica, mientras que, en la segunda, pertenece a la conciencia no mitológica (es decir, a una conciencia que genera representaciones «descriptivas» y no «mitológicas»). Como ejemplo de simbolismo no relacionado con la conciencia mitológica pueden ponerse algunos textos de principios del siglo xx: como por ejemplo, los de los «simbolistas» rusos, Cabe decir aquí que los elementos de los textos mitológicos se organizan según un principio no mitológico e incluso, podríamos decir, casi científico en su conjunto.

tiene en cuenta el significado especial que este término tiene de Ch. S. Peírce. [Véase Introducción.] en el sentido de sign-desing y no de sign-euent (cfr. R. Carto Semantícs, Cambridge, Mass., 1946, § 3).

3. Si en los textos modernos los elementos mitológicos pueden organizarse racionalmente, esto es, no mitológica mente , puede observarse una situación totalmente opuesta en los textos barrocos, en los que las construcciones abstractas se organizan según el principio 2"] Aquí no se en la clasificación 23 Obviamente, nap, l ntroduction

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mitológico: los elementos y las propiedades naturales pueden comportarse como héroes del mundo mitológico. Esto se explica por el hecho de que el Barroco surgiera sobre el fondo de una cultura religiosa, mientras que el simbolismo moderno nace sobre el fondo de una cultura racionalista, con los nexos que le son propios. [Nota,-De ello se deduce, entre otras cosas, que la controversia sobre la verdad histórica del Barroco -producto de la Contrarreforma, exaltación vibrante del pensamiento católico, o arte «realista» y «optimista» del Renacimiento-- no tiene objeto. En su posición de intermediario, la cultura barroca está en relación, al mismo tiempo, con la cultura del Renacimiento y con la de la Edad Media en su variante restaurada contrarreformista. La primera encuentra su expresión en un sistema de objetos y la segunda en un sistema de nexos (en términos figurados, podríamos decir que la cultura del Renacimiento determina un sistema de nombres, y la medieval un sistema de verbos). ] 4. Dado que, como ya se ha dicho, el texto mitológico genera, en el marco de una conciencia no mitológica, construcciones metafóricas, la tendencia hacia el mitologismo puede darse en un proceso orientado en sentido contrario, esto es, en la realización de la metáfora, en su interpretación literal (interpretación que anula la misma metaforicidad del texto). Este procedimiento es característico del Surrealismo. Se obtiene entonces una imitación del mito fuera de la conciencia mitológica.

In

1.0. A pesar de la variedad de sus manifestaciones concretas, el mitologismo, en distintos niveles, puede observarse en las culturas más diversas y en general revela una estabilidad considerable en la historia de la cultura, Las formas correspondientes pueden ser ele reliquias o resultado de una regeneración; pueden ser conscientes o inconscientes. [Notd.-Es necesario distinguir los niveles mitológicos que surgen espontáneamente en la conciencia individual o social, y los intent;s conscientes, condicionados por distintas razones históricas) 126

de imitar la conciencia mitógena con los medios del pensamiento no mitológico. Textos de este tipo pueden considerarse mitos (e incluso no distinguirse de los mitos) solamente desde el punto de vista de la conciencia no mitológica. Pero su inserción orgánica en la serie no mitológica de los textos y su total traducibilidad a las lenguas no mitológicas demuestran la falacia de dicha coincidencia. J

1.1. Desde el punto de vista sermoucc la estabilidad de los textos mitológicos se explica por el hecho de que, nacidos de una semiosis específica de nominación -en la que los signos no son atribuidos, sino reconocidos, y el acto de nominación se identifica con el acto de conocimientoel mito en el desarrollo histórico sucesivo empezó a ser entendido como alternativa al pensamiento sígnico (véase más arriba: I.3). Puesto que la conciencia sígnica acumula en sí misma las relaciones sociales, la lucha contra determinadas formas del mal social en la historia de la cultura, halla a menudo salida en el rechazo de sistemas sígnicos aislados (incluso de un sistema tan general como la lengua natural) o incluso del principio de signicidad como tal. El recurrir, en tales casos, al pensamiento mitológico (y, paralelamente, a veces, a la conciencia infantil) es un hecho bastante frecuente en la historia de la cultura.

2. En el plano tipológico, aún teniendo en cuenta la inevitable heterogeneidad de todas las culturas realmente fijadas en los textos, es útil distinguir las culturas que se orientan hacia un tipo de pensamiento mitológico de aquellas que eligen el camino contrario. Las primeras se pueden definir también como culturas orientadas hacia los nombres propios. Se nota un paralelismo que no carece ele interés entre el carácter de las variaciones que se verifican en la «lengua de los nombres propios» y en las culturas orientadas hacia la conciencia mitológica. y es bastante significativo el que sea justamente el subsistema de los nombres propios el que forme) en la lengua natural, ese estrato especial que puede alterar y regular conscientemente (artificialmente) el sujeto hablante '.l~. En realidad, si el movimiento semántico en la lengua natural evoluciona gradualmente por deslizamientos sernánticos internos, la «lengua de los nombres propios» se mueve como una cadena de actos de nominación y renominación, todos ellos cons-

2~ Los casos en los que los intentos de nueva denominación se extienden también a distintos nombres comunes (como sucedió, por ejemplo, en la Rusia de. Pablo 1) pueden atestiguar precisamente la inclusión de estos últimos en la esfera mitológica de los nombres propior, y esto es una precisa expansión de la conciencia mitológica.

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dentes y netamente delimitados entre sí. A una nueva situación corresponde un nuevo nombre. Desde el punto de vista mitológico el paso de un estado a otro se representa por la fórmula «y vio un cielo nuevo y una tierra nueva» (Apocalipsis, 21,1), y se entiende, al mismo tiempo, como un acto de sustitución de todos los nombres propios.

26

3. Un ejemplo de orientación hacia la conciencia mitológica en una época relativamente cercana (y ligada, comúnmente, al rechazo de las antiguas concepciones) puede darlo la corriente de autointerpretación de la época de Pedro I, y la inercia que imprimió a la comprensión de la Rusia del siglo XVIII y de principios del XIX. Cuando se habla de la interpretación que los contemporáneos de Pedro el Grande dieron de su propia época, salta inmediatamente a la vista el canon mitológico que se había formado, y que se convirtió, no sólo para las siguien tes generaciones sino en gran medida también para los historiadores, en el instrumento de codificación de los acontecimientos reales de la época, En primer lugar, es necesario resaltar su fe profunda en una plena y total regeneración del país, convicción ésta que les lleva a asignar un rol mágico a Pedro, demiurgo de un mundo nuevo que, según la expresión de Kantemir 25, había transformado al pueblo ruso en un «pueblo nuevo», Él fue un dios, fue tu dios, Rusia!

rOn bog, on bog tvoj byl, Rossija! )

En su lecho mortuorio Augusto, el Emperador Romano declaró: «[Heredé una Roma de piedra; entrego una Roma de rnérmol!» Sería vanidad y no elogio atribuir tales palabras a nuestro Glorioso Monarca, pues la verdad es que él heredó una Rusia de madera y con ella hizo una de oro 27.

Esta creación de una Rusia «nueva», «áurea», se entendía como una redenominación general, como un cambio radical y completo de los nombres;' un cambio de la denominación del Estado, un traslado de la capital a la que se le asignaba un nombre «extranjero», una :15 [Poeta ruso del siglo XVIII, traductor de Montesquieu, que defendió las reformas de Pedro 1.J 26 [M. V, Lomonosov, «Na den' fezoimenitsva velikago knjazja Petra Fedorovíca, 1743 goda» (Para el día onomástico del gran duque Pétr Fédorcvic, en el año 1743).] )' [Teófanes Prokopovich, «Nadezda debrych i dclgich ler Rossijskoj monarchii» (Esperanza de largos prósperos años para la monarquía rusa).']

128

señalado

por

Pushkin

Onegnin,

extranjero

[Eugenio

cap.

IIl,

es-

modificación del título del jefe del Estado, de las denominaciones de los grados y de las instituciones, cambio de su «propia" lengua por una lengua «extranjera» en la vida cotidiana 28, Y en esta línea una total redenominación del mundo como tal 29, Al mismo tiempo 28 El fenómeno trofaXVIII ] ,

¿Acaso en sus labios el idioma no se tornó lengua madre? [I v ich ustach jazyk cuzoj Ne obratilsja li v rodnoj?]

129

era la consecuencia directa de una orientación y de una organización conocedora de los esfuerzos, Cfr. la prescripción del Espejo honesto de la juventud (1719); «Pedir un favor dignamente, con palabras sencillas y educadas, como si nos tuviéramos que dirigir a un extranjero.» Véanse también las observaciones que Trediakovskij, en el Diálogo sobre la ortografía [Razgovor ob ortograjii], reserva a la función social de la cadencia extranjera en la sociedad rusa de mitad del XVIII: el «Extranjero» dice al «Ruso», interlocutor suyo: «Sí se encuentran reglas seguras para vuestros acentos, todos aprenderemos a pronunciar como conviene vuestras palabras; pero de esta manera perderemos el derecho a sentirnos extranjeros, lo que, a decir verdad, me preocupa más que la exacta pronunciación de vuestra lengua» (Socinenija Tred' iakovskogo, vol III. San Petersburgc, 1848, pág. 164). Qué profunda huella ha dejado, en la historia rusa, esta orientación general de su «periodo petersburgués» resulta más que evidente por la influencia que éste continuó ejerciendo en los círculos sociales de la mitad del XIX, empapados de eslavofilia. Así, V, S. Aksakova, al expresar en 1855 su propia simpatía hacia un grupo de escritos progresistas (aparecidos en la revista Morsko; sbornik), anotaba en su propio diario: «Se respira más libremente, es como oír hablar de un país extranjero» (Dnevnik V. S, Alesakovoj, 1854-1855, San Petersburgo, 1913, página 67, Cfr. también V, A, Kitaev, Ot frondy k ocbranitel'stuu. Jz istorii russeoi liberal'noi mysli 50-60-ch godov XIX veka, Moscú, 1972, pág. 45), 29 Con esto está relacionada la práctica, que se estableció después de Pedro, de sustituir los topónimos tradicionales siguiendo las disposiciones gubernativas (y no la costumbre), Hay que señalar que no se trata de la relación convencional entre un determinado punto geográfico y su nombre, relación que permite cambiar el signo dejando inalterada la cosa designada, sino de su identificación mitológica, De hecho, el cambio de la cosa vieja y el surgir, en su lugar, de una nueva, más conforme con las exigencias de quien había promovido dicho acto, Que tales operaciones fueran habituales se deduce de un trozo de las memorias del estadista S, ju. Vitte (Witte): en Odesa, la calle donde Vitte «había vivido de estudiante», y que a la sazón se llamaba calle Dvorjanskaja, «tras una deliberación del consejo municipal fue rebautizada 'Calle Vitre'» (S, ju Vitte, Vospominanija, vol. III, Moscú, 1960, página 484). En 1906 el consejo municipal encabezado por los «centoner.i» [cernosotency, miembros de la «centuria negra», partido reaccionario, chauvinista, violentamente antihebreo ] -sigue siendo Vitte quien relata«decidió volver a bautizar con el nombre de Pedro el Grande a la calle de mi nombre (íbtd. página 485), Además de la voluntad de complacer a Nicolás II (el zar tenía conocimiento de toda deliberación relativa a la imposición del nombre de un

9

tenía lugar una monstruosa dilatación del ámbito de los nombres propios, puesto que la mayoría de los nombres, comunes socialmente activos en el plano funcional pasaban de hecho a la clase de nombres propios JO. 4. Podrían citarse aquí otras manifestaciones no menos significativas en su género de la candencia mitológica del siglo XVIII que actuaba en el polo social opuesto. Los rasgos que la distinguen se pueden encontrar, en particular, en el movimiento del samozuancestvo ". El simple hecho de preguntarse cuál es el nombre «verdadero» en el binomio «Pedro Il l-Pugaccv» demuestra una actitud típicamente mitológica respecto al problema del nombre (cfr. el apunte

au«;

miembro de la casa reinante a una calle, puesto que para que resultase efectiva era necesario su aprobación personal), en la deliberación quedaba bien de manifiesto la idea de un nexo entre el acto de cambiarle el nombre a la calle y el deseo de suprimir al mismo Vitte (al mismo tiempo los «centoneri» atentaron varias veces contra la vida del estadista, y es significativo que éste ponga tales hechos en una serie única, o sea, que los considere monosémicos]. Pero Vine no revela cómo el que le hubieran dedicado una calle fuera, a su vez, fruto de una nueva denominación. (Después de 1917 la calle fue rebautizada «Calle Komintem», pero en la segunda postguerra le fue restituido el nombre de «Calle de Pedro el Grandes.) Vitte nos informa de otro episodio no menos significativo; cuando el príncipe V. A. Dolgorukov, gobernador de Moscú, durante el reinado de Alejandro III cayó en desgracia y fue sustituido por el gran duque Sergej Aleksandrovic, el Consejo Municipal de Moscú, para mostrar que a la era de Dolgorukov había sucedido la de Sergej, «decidió que la callejuela próxima al palacio del gobernador, ya destinada a Dolgorukov, fuera dedicada al gran duque» (ibíd., pág. 486: hoy en día dicha calleja lleva el nombre de Belinskij ). A decir verdad, aquel cambio de nombre no tuvo lugar: Alejandro 1 escribió, en efecto, sobre la decisión «jQué cobardia!» pág. 487). 30 La tendencia a la «mitologización» penetra tanto más abiertamente en la sociedad de Pedro, cuanto más ésta cree moverse en la dirección contraria: el ideal de la «regularidad» presuponía la edificación de una máquina estatal que funcionara a la perfección y en la que el universo de nombres propios fuera sustituido por los ordenamientos numéricos. Son ejemplares los intentos de reemplazar los nombres de las calles con números (cfr. las «líneas» del Vasilevskij ostrov en Petersburgo), la introducción de una ordenación numérica del sistema de la jerarquía burocrática (la así llamada «Tabla de los rangos»). La orientación según el número es típica de [a cultura sanpetersburguesa y la distingue de la moscovita. P. A. Vjazemskij anotaba: «Lord Yarmouth estuvo en San Petersburgo a principios de los años 20; hablando de las cosas agradables de su estancia en San Petersburgo recordaba haber frecuentado a una amable dama de la clase sexta, que vivía en la decimosexta línea» (P. A. Vjazemskij, Starraja -mpisnaia knizka, Leningrado, 1929, pág. 200; véase también la pág. 326 de la misma obra). La mezcla de tendencias opuestas produjo aquel fenómeno tan contradictorio que fue la burocracia estatal posterior a Pedro. 31 'Samoavencesívo' viene de 'samozvance': «usurpador de un nombre y/o un título a otros».

130

de Pushkin: «Cuéntame, le dije a D. P'janov, cómo es que Pugacév fue tu padrino de bodas. Y el viejo, irritado me contestaba: para ti él es Pugacév, pero para mi era el gran zar Pedro Fédorovíc). y no son menos características las historias relativas a los famosos «signos imperiales» del cuerpo de Pugacev ". Sin embargo, el ejemplo más evidente quizá sea el del célebre retrato de Pugacev que se encuentra en el Museo Histórico de Moscú. Se ha comprobado que fue pintado por una mano anónima sobre uno de Catalina II ". Si el retrato es, en pintura, el paralelo del nombre propio, repintar un retrato equivaldrá a un acto de redenominación. Podrían multiplicarse los ejemplos,

5. Sería cuando menos seductor describir los campos de funcionamiento real de los nombres propios en las distintas culturas, el grado de actividad cultural de dicho estrato y de su relación, por una parte, con el conjunto de la lengua en su totalidad y, por otra, con el polo diametralmente opuesto: la esfera metalingüístico en el marco de la cultura en cuestión.

IV

l.0. La oposición entre el lenguaje «mitológico» de los nombres propios y el lenguaje descriptivo de la ciencia puede, evidentemente, asociarse a la antítesis entre poesía y ciencia. En la idea que vulgarmente nos hacemos, el mito se relaciona con el discurso metafórico y, a través de éste, con el arte verbal. A la vista de 10 que acabamos de ver, dicho nexo parece por lo menos dudoso. Si se admite, aunque sea hipotéticamente, la existencia de un «lenguaje de los nombres propios» ?, unido a éste, de un sustrato de pensamiento (construcción ésa que en todo caso, puede considerarse modelo de una de las tendencias lingüísticas realmente existentes), se deduce, por consiguiente y de manera demostrable, la afirmación de que la poesía en una fase mitológica es imposible. Poesía y mito se

32 Véase K. V. Cistov, Russkic narodnye social'no-autopiceskie legendv, Moscú, 1967, págs. 149 y ss. 33 CfL M. Babenkov, «Portret Pugacéva v Istoticeskom muzee», en Literaturnoe nasledstvo, fases. 9-10, Moscú, 1933.

131

encuentran en los antípodas; negación uno de la otra.

ambos son posibles

tan sólo en cuanto

1.1. Recordemos el conocido principio de A. N. Kolmogorov que define la cantidad de información de cada lengua H con la siguiente fórmula:

donde h1 es la variable que permite transmitir el conjunto de una información semántica cualquiera, y h, es la variable que expresa la flexibilidad de la lengua y permite transmitir un mismo contenido de varias formas diferentes, es decir, representa la entropía propiamente lingüística. A. N. Kolmogorov observaba que es justamente hz, es decir la sinónima en sentido amplio, la fuente de la información. poética. Cuando h:! = O, no puede haber poesía S~. Pero si nos imaginamos una lengua formada por nombres propios (una lengua en la que los nombres comunes cumplan la función de los nombres propios) y, fuera de ellos, un mundo de objetos únicos que le corresponda, es evidente la ausencia en tal universo, de lugar para los sinónimos. La identificación mitológica nunca es una sinonimia. La sinonimia presupone la presencia, para un mismo objeto, de varios nombres intercambiables y la consiguiente libertad relativa de Sil empleo, La identidad mitológica tiene un carácter fundamentalmente extra textual, dado que se funda en la inseparabilidad del nombre y de la cosa. Además, puede tratarse no ya de un sucederse de nombres equivalentes, sino de una transformación del propio objeto, Cada nombre se refiere a un momento determinado de una transformación, y,.por tanto, no pueden sustituirse unos por otros en un mismo contexto. Por consiguiente, los nombres que designan distintas hipóstasis 35 de un objeto que se va modificando no pueden sustituirse entre sí, no son sinónimos, y sin sinónimos la poesía es imposible 30. 3~ Un compendio de estas formulaciones de Kolmogorov lo facilita 1. 1. Rezvio, «Scvescan¡e v g. Gor'kom, posvescénnoj primeneniju matematiceskich metodov k izuceniju jazvka chudozestvennoj Iiteratury», en Strukturno·tipologicesleie ísstedovaníia, Moscú, 1962, págs. 288·289; A. Z. Zolkosvkij. «Sovescenie po izuceniju pceticeskogo jazyka. Obzor dokladov», en Malinnyj perevod i prieladnaia lingvistika, fase 7, Moscú, 1962, págs. 93·94. [Véase también, más arriba, la Introducción.] 35 Hipóstasis (lingüística), sustitución de una categoría gramatical por otra (un adjetivo empleado en función de sustantivo, por ejemplo). 3IJ Si la poesía está vinculada a In sinonimia, la mitología se realiza en el fenómeno lingüísticamente opuesto de la homonimia (cfr. las observaciones sobre el nexo de fondo entre mito y hom~mimia en el libro de M. S. Al'tman, Perezíreí rodovogo straja v sabstennych imenacb ti Gomera, cit., págs. 10.11, passim).

132

1.2. La' destrucción de la conciencia mitológica va acompañada de procesos tumultuosos en que los textos mitológicos son reinterpretados como metafóricos y la sinonimia se desarrolla a expensas de las expresiones perifrásticas. Se da un crecimiento imprevisto de la «flexibilidad de la lengua», y con ello se crean las condiciones para el desarrollo de la poesía.

2,0, El cuadro que hemos trazado, a pesar de estar confirmado por innumerables ejemplos de textos arcaicos, es en gran medida hipotético, ya que se apoya en la reconstrucción de un periodo cronológicamente muy lejano, y no fiiado directamente en ningún texto. Pero podemos ver el mismo cuadro, desde un punto de vista sincrónico, y no diacrónico. Entonces nos encontraremos frente al lenguaje natural como estructura organizada sicrónicamente, y en cuyos polos semánticos opuestos, se encuentran, por una parte, los nombres propios y los grupos de palabras equiparados a ellos en el plano funcional (véase más arriba 1.3,1), y por otra, los sinónimos, que son la base natural en la que se desarrollan respectivamente los modelos mitógenos y los metalingüístico s 3••

2.1. Para nuestra conciencia, educada en la tradición científica que se ha ido formando en Europa desde Aristóteles a Descartes, parece natural suponer que más allá de una descripción biplanar (según el esquema «concreto-abstracto») no puede existir actividad cognoscitiva. A pesar de ello es posible demostrar cómo la lengua de los nombres propios, que sirve a colectividades arcaicas, es plenamente capaz de expresar conceptos que corresponden a nuestras categorías abstractas. Nos limitaremos a exponer un ejemplo tomado del libro que A. Ja. Gurevic ha dedicado recientemente a las Categorías de la cultura medieval. El autor examina 1<15 locuciones par-

37 Es digno de advertir que un modo de entender la poesía sustancialmente análogo se puede encontrar en Jos textos que reflejan inmediatamente una conciencia mitológica. Véase la definición de la poesía en el Edda in prosa (eLa lengua de la poesía», edición citada, pág. 60):

-«¿Cuál es el género de lenguaje más apropiado para la poesía? -El lenguaje poético se crea en modo triple. -¿Cómo? -Cada cosa puede llamarse por el propio nombre. Un segundo modo de expresión poética es el llamado 'sustitución de los nombres' (se trata de la sinonimia. fu. L., B. U.). El tercer modo se Barna 'kenning': consiste en mendonar a Odin, o a Thórr, o a algún otro de los Ases o de los Alfeos, y en añadir a aquello que se ha denominado la designación de una característica de otro de los Ases o de alguna empresa suya (se trata, pues, de un tipo particular de metáfora. fu. L., B. U.).»

133

,1 ticulares de los textos escandinavos arcaicos que están construidas y de un de acuerdo con Kacnel'son, que sostiene,

de la combinación de un pronombre

Gurevic

según el principio

nombre propio.

se trata de colectividades estables, de base familiar (clan), designadas con nombre propio". El nombre propio, signo del individuo aislado, interviene aquí en el pape! de denominación colectiva (de! clan), lo que requeriría por nues tra parte la adopción de un metatérmino de otro nivel. Un ejemplo similar podría darlo el uso de los escudos gentilicios en la Polonia caballeresca. El escudo gentilicio es por naturaleza un signo personal, ya que no puede se! ostentado más

que por un único representante vivo del clan y sólo a la muerte de éste se puede heredar. De todos modos, e! escudo de un magnate, aun siendo un signo heráldico suyo personal, cumplía al tiempo la metafunción de designación del grupo de la nobleza menor, la szlacbta, gue militaba bajo sus banderas.

categoría y sustituían

nuestros

conceptos

abstractos, resultaba ex-

2.2. La falta de distinción entre los niveles de la observación inmediata y de la construcción lógica, por la que los nombres propios (objetos individuales) aun permaneciendo como tales se elevaban de tremadamente ventajosa para un pensamiento construido sobre una modelízación perceptible inmediatamente, A ello, evidentemente, están ligados los grandiosos éxitos de las culturas arcaicas en la elaboración de los modelos cosmológicos, en la acumulación de conocimientos astronómicos, climatológicos, etc. 2.3. No permitiendo al pensamiento lógico-silogístico desarroIlarse, la «lengua de los nombres propios» -y el pensamiento mitológico gue está unido a ella- estimulaba una cierta capacidad para establecer identidades, analogías y equivalencias. Por ejemplo, cuando la conciencia arcaica construía un modelo típicamente mitológico, según el cual, el universo, la sociedad y el cuerpo humano se consideraban mundos isomorfos (y el isomorfismo podía llevarse hasta la institución de relaciones de semejanza entre planetas únicos. minerales, plantas, funciones sociales, partes del cuerpo humano), de este modo elaboraba la idea del isomorfismo, uno de los conceptos de fondo no sólo de las matemáticas, sino de toda la ciencia contemporánea. Lo específico del pensamiento reside en el hecho de que la identificación de las unidades isomorfas ocurre en el nivel de los objeEH A. Ja. Gurevic, Kategorii srednevekovoj kul'tury (<
134

toS mismos y no en el de los nombres, Correlativamente la identificación mitológica presupone la transformación del objeto en un espacio y en un tiempo concretos. El pensamiento lógico opera en cambio con las palabras, gue poseen una relativa autonomía fuera del tiempo y del espacio. La idea de isomorfismo es válida en ambos casos, pero en las condiciones del pensamiento lógico se posee una libertad relativa de manipulación de las unidades de partida.

3, A la vista de cuanto hemos dicho se puede cuestionar la idea tradicional de un movimiento de la culturo humana desde una primera edad poético-mítica hacia una edad lógico-científica. Tanto en el plano sincrónico como en el diacrónico, el pensamiento poético ocupa una zona intermedia. Hay que subrayar además el carácter puramente convencional de las etapas indicadas. Una propiedad constante de la cultura, desde su surgimiento, es evidentemente la coexistencia en ella de estructuras semióticas organizadas de manera opuesta (la multiplicidad de los conales de comunicación social). Solamenre se puede hablar de una hegemonía de determinados modelos culturales o de una orientación subjetiva hacia ellos de la cultura como totalidad. Desde este punto de vista la poesía, al igual que la ciencia, ha ido acompañando a la humanidad a lo largo de todo su camino cultural. Esto no contradice el hecho de que determinadas épocas de desarrollo cultural pueden transcurrir «bajo e! signo» de un cierto tipo de serniosis más que de otro.

135

1.

relativas a la naturaleza

del texto artístico

Z. G, MINe

El concepto de texto y la estética simbolista *

Las concepciones

ocupan un lugar particular en los criterios y la obra de los simbolistas rusos. Si los escritores de otras tendencias ven en el texto un modelo de la realidad extratextual (y se esfuerzan por organizarlo según leyes parecidas a las de esta realidad), e! recorrido de los simbolistas es, en cuanto a él, diametralmente opuesto: es a 10 real a lo que asignan las propiedades del texto artístico.

que refleja la naturaleza mitológica del mundo.

2.0. Desde esta perspectiva, el mundo se presenta como una jerarquía de textos que llevan en su cima un Texto universal -texto

de nivel superior-

simultáneamente

como un signo y como

hasta de «realidad mística», de esencia objetiva

lo interpretan

y

Preocupados por reconstituir la antigua concepción mitológica del mundo, los simbolistas dan a este Texto, a la vez, el sentido de «mito del mundo;

de! mundo» global

un denotatum.

concretas.

En fin, forma con los textos /2.1./

de sus manifestaciones

mismos ese mundo

2.1. El Texto universal se realiza en los «textos de la vida" v en los «textos del arte», La unidad del Texto se opone a le pluralidad 2,2,

infinita

,~ Título original: «Ponjatie teksta e simvoliceskaja éstetika en Materialy vsesojuznogo simpoziuma po vtoriceyrn modelirujucfim sisremam», 1 (5), Tar-

tu, 1974.

137

exterior con el cual cada obra de arte aislada se encuentra en relación compleja. 3.0. La relación mutua de los niveles delimitados es muy compleja. 3.1. Por una parte, constituyen, tal como lo vemos, una jerarquía de clases (el Texto es universal; los textos de nivel inferior no constituyen el Texto sino tomado en su conjunto) y de valores (el Texto es lo primero, los textos «no son más que una sombra, un reflejo»), 3.2. Esta relación jerárquica no es, sin embargo, la sola relación mutua de los diversos tipos de textos. Esto depende de una singularidad profunda de la comprensión simbolista del mundo en su totalidad. El «cuadro del mundo» de los simbolistas está formado siempre por dos tendencias de dirección contraria. Una consiste en establecer un sistema de antítesis que organiza el mundo en el plano espacial, sobre el de los valores, ect.; la otra, en acercar los contrarios predicando el isomorfismo universal de todos los fenómenos de la vida (<<el mundo está lleno de correspondencias» -A, Blok '). Desde este último punto de vista, por ejemplo, los textos /2.1./ y /2,2./ no son de ningún modo imágenes de talo cual parte del Texto; son encarnaciones, «manifestaciones» integrales. En ellos, como en el Texto mismo, se borran (si bien bajo el efecto del mecanismo que consiste en establecer oposiciones, y parcialmente) las fronteras de la representación y del representado, Los textos de nivel dos y tres pierden así en gran parte su carácter de puras «imágenes» secundarias y, al destruir la jerarquía descrita, se elevan 2. 3.2.1. Estos dos mecanismos opuestos el uno al otro desplazan la .relación mutua de los textos sobre otros planos, una vez más. Así, por ejemplo, la mayoría de los simbolistas de la joven generación colocan teóricamente en el mismo nivel los «textos de la vida» y los «textos del arte». Ahora bien, se descubre en ellos una tendencia -surgida del 1 No es difícil comprobar que la primera particularidad de la comprensión simbolista del mundo la une genéticamente al romanticismo, la segunda al panteismo postromántico así como a las teorías de la «síntesis» de VI. Soloviev (cfr. S. V. Suvalov, Blok y Lermontov», en Sur Block, Moscú, 1929). s Es una de las diferencias entre el concepto de símbolo en la teoría simbolista y, por otra parte, en los diversos sistemas filosóficos post-kantianos. A pesar de la importante influencia que éstos últimos tuvieron sobre la teoría del simbolismo ruso, los simbolistas (particularmente de la joven generación) se han esforzado constantemente en subrayar los lazos del simbolismo con el mundo de las esencias objetivas reflejadas en él, de colmar la laguna entre el objeto de conocimiento y el sujeto conocedor,

138

«textos de la vida»

«<mito del rnundo»)

romanticismo y de los simbolistas de la primera generación (los «decadentes»}-- a acusar claramente la oposición del «arte» y de la «vida». Desde este punto de vista, los «textos de la vida» son infinitamente inferiores a los «textos del arte», y cualitativamente diferentes. La jerarquía toma la forma de, TEXTO \

texto del arte

I

I texto dado

o (para los simbolistas de la primera generación, y en particular Sologub y Briussov en sus comienzos):

«textos de la vida»

Texto dado (expresión del «yo» del autor) \ TEXTO

I

textos del arte

En este último caso, los «textos de la vida» se consideran como fenómenos exteriores al mundo del arte. Pero en la práctica) estos dos conceptos del mundo como «texto» se han oscurecido de manera compleja,

esta

percepción

del mundo

se

4.0. Lejos de no presentar más que una simple estructura de texto, el mundo -y el «mito del mundo» globalposeen una estructura isomorfa en la organización del texto artístico. Esto se manifiesta: 4.1. En la facultad del Texto para constituir un «tema». La existencia del Texto universal se concibe como un despliegue en el tiempo, en una alternancia de «episodios» que son los periodos de su devenir 3.

3 En la mayor parte de los simbolistas, combina de manera compleja:

a) con una concepción cíclica de la evolución. Llegado al ser en el Texto, el «tema» puede ser concebido como repitiéndose hasta el infinito, como conjugando todos los estadios del devenir en el todo pancrónico de la esencia definitiva del ser) en un desarrollo simultáneo en diversos niveles (por ejemplo,

139

de textos

de estructura

isomorfa

a la de los «textos

del arte»

y,

4.2. En su naturaleza imaginada y concreta: en el nivel del Texto universal, la esencia del mundo se abre como una ce-relación de leyes no abstractas, sino de significación global, que los sentidos pueden percibir como «actuantes» (<<El Creador», «El Alma del mundo», «El Caos», etc.) <1-, 4.3, La actitud de los simbolistas en relación con los «textos de la vida» está condicionada por dos procesos dirigidos en sentido inverso. Uno les fuerza a ver la vida como el arte, como una suma

de «actuantes»

auténticos,

o como «desechos

del mundo»

mezcla-

por consiguiente, a la del Texto. Sin embargo, simultáneamente, marcarán una tendencia a percibir toda la deficiencia de los «textos de la vida» (considerados, por ejemplo, desprovistos de evolución o dos sin sentido, o como un odioso reflejo de máscaras, etc.). La «acción conjunta» de estos dos polos los llevará ya sea a percibir «los textos de la vida» como textos a la vez completos y deficientes, ya a representarse la realidad de su época como una suma de textos deficientes, y la vida «normal» (ideal) como una suma de textos organizados según las leyes del arte, 5,0. La relación de los «textos de arte» con el Texto pueden ser de cuatro tipos 5: 5.1. El texto concreto es un reflejo metafórico del Texto (la imagen de la" primavera sustituida por el invierno que vuelve de nuevo a la tierra como historia del «Alma del mundo» l. La significación lingüística común de las imágenes que componen estos textos aun esforzándose por ser importante, no es más que una de las que produce el lenguaje de la obra de arte. Los otros significados se forman según leyes de asociación metafórica, pero en la práctica, en la historia de la humanidad y en la vida personal). Cfr. D. E. Maksimov, «L'idée du trajet dans l'oeuvre de Blok» , en Recueil sur Blok, n, Tartu, 1972. b) con la idea de que el estadio supremo de la evolución del mundo (el estado final del Texto) supone un aniquilamiento de las formas espaciotemporales del ser, , Esto distingue cualitativamente la comprensión simbolista del mundo de las tradiciones ligadas a la estética de Hegel. Para Hegel, es imposible alcanzar la esencia objetiva del mundo sin pasar del. pensamiento por imágenes y unidades al pensamiento abstracto generalizante, y la ciencia es superior al arte en Ja vía del conocimiento del mundo y su organización, Para los simbolistas, los problemas relativos a la esencia del mundo, las vías de su conocimiento y la apreciación del valor mutuo del arte y de la ciencia, se resuelven de manera diametralmente opuesta. .: Los tres primeros interpretan también, en principio, la relación del Texto con los «textos de la vida»,

140

los sugiere menos el texto de la obra que el contexto más amplio .del arte simbolista en su conjunto. 5.2. El texto concreto es una parte que representa metonímicamente el Texto como un todo (la historia del incumplimiento trágico de las encarnaciones terrestres del Eterno Femenino, que supone un conocimienro de las situaciones inicial y final del mito del Alma del mundo l. En este caso, el lector debe guardar en su memoria lo que sabe de! «mito del mundo». Por otra parte, lo que actúa entonces, es una presunción de equivalencia entre un episodio cualquiera y el sujeto entero. 5.2.1. Consecuencia: aunque el simbolismo haya cultivado sobre todo el género lírico, cada obra lírica ha podido (yen cierto grado, ha debido) ser considerada también como un episodio sacado de la cadena del desarrollo de un tema, pero siempre ligado a él. 5.3.0, El texto concreto es un reflejo metafórico de una parte del Texto y, al mismo tiempo, representa metonímicamente el Texto como un todo (el cuadro de la llegada de la primavera; los poemas de separación, aquellos en donde muere la heroína, etc.). 5,3.1. La mayoría de las obras simbolistas salen del tipo 5.3.0. En el fondo, también se forma de esta manera el significado de los símbolos aislados, a poco que se entienda como palabra-símbolo una situación invertida (véase en particular la concepción de la relación mutua del símbolo y del mito en los artículos de V, V. Ivanov). 5.4.0. Por último, la obra de arte puede ser también un desprendimiento más general del contenido del Texto en e! idioma de la poesía lírica filosófica (cír., ante todo, la poesía de F. Sologub). 5.4.1. Cualquiera que haya sido la importancia para los simbolistas de la tradición de Tiurchev y de la poesía lírica filosófica de Vl. Soloviev, la construcción 5.4.0, nunca ha sido determinante para su poesía. Esto se relaciona verosímilmente con su manera de concebir toda generalización como una derivación en comparación con la naturaleza imaginada y concreta del Texto del «mito del mundo» y como impotente para hacer comprender su esencia,

6. Es necesario, no obstante, recordar que ni la metaforicidad de las metáforas de los simbo lis ras ni el carácter metonímico de sus metonimias coincide con la concepción que se acostumbra hacer de estos tropos en la ciencia actual. Como consecuencia del isomorfismo universal de los fenómenos y de las imágenes antes mencionados, cada significado de símbolo remite, por supuest.o, a otros numerosos, pero aún los lleva en si, los representa por completo. Por otra parte, al ser isomorfos, la imagen artística y el denot aturn, cada imagen es «mitológica» y próxima a la que representa.

141

que

un procedimiento

artístico,

tiende

igualmente

a subrayar

su

Tampoco el símbolo es nunca una metáfora solamente (cfr. en 5.1. el papel de los significados lingüísticos comúnmente admitidos de la imagen-símbolo), La realización de la metáfora no es aquí más

y producto

pasa a primer plano,

(o de «acrantes»

de actantes );

el pa-

naturaleza real (en el sentido de «realidad mística»}. Al derivarse de tal proceso, el Texto mismo deja de ser un simple conjunto de partes-sepisodios»

ralelo «Texto-palabra» 7. Lo que acaba de ser expuesto ayuda a comprender numerosos aspectos de la estética del simbolismo ruso. Limitémonos a tres cuestiones esenciales.

8. Los caminos de una, el estudio de la estética y de la corn-. del mundo de los simbolistas. Ni los mismos representantes de esta corriente (y su óptica es esencial para comprender la cosa),

prensión

b) se abre más enteramente

artística

de los simbolistas.

una cita entera;

éSC3,

por los

Se pueden

a su vez,

todo

el

texto

que se cita; en cuanto

a éste último,

es a menudo

el signo

de sus reagrupamientos

de un texto más general (o del Texto como tal), 9.2. Todo conjunto de textos puede ser concebido como un texto completo, Es eso lo que define no solamente la particularidad -ya apuntada por varios sabios soviéticos (1. Ginzburg, P. Gromov, del papel de los ciclos en la obra de los simbolistas,

sino además la jerarquía muy característica

V. Sapogov)-

de textos (a menudo componen sub-ciclos que, reunidos en ciclos,

Conforme a la óptica de los simbolistas, solamente así reagrupa-

se insertan en recopilaciones [libros, tomos], que forman a su vez conjuntos más vastos y, eventualmente, obras completas que se consideran casi siempre como una obra única).

Los otros textos

componen

artísticos

en una sed de Infinito,

son un medio

en largo

de codificación

una jerarquía compleja. A guisa de ejemplo, en de la muerte (1907), F. Sologub codifica

143

7 Cfr.: «Tomados aisladamente, muchos de ellos (de los poemas -2. M.) no tienen valor alguno; pero cada poema es indispensable para la formación de un capítulo; unos capítulos forman un libro; cada libro es una parte de la trilogía, y toda la trilogía, yo la llamo una «novela en verso» (A. Blok, Obras, en 8 tomos, t. 1, Moscú-Leningrado, 1960, pág. 559); «Sólo sobre la base del ciclo.. se cristaliza lentamente, en la conciencia perceptora, ese todo global que puede Ilamarse el estilo individual del poeta; y entonces, desde ese todo global es cuando se ilumina «la semilla» de cada poema aislado.. que no se descubre' en ningún poema si se toma aisladamente» (A. Belyj, «A guisa de prefacios», en Poemas, Berlín-San Petersbutgo-Moscú, 1923, pág. 5). 8 K. D. Bal'mot, Obras completas, t. I, Moscú, 1909, pág. VII.

su tragedia La victoria

nuevo,

importante de la realidad extratextual de los «textos de la vida» l. De ahí el papel inmenso de las citas y de las autocitas que, de

9.4.

vagar entre (... ) los abismos del Silencio, se ha acercado (...) al SoL>'.

por una fuerza interna e invencible,

los simbolistas conciben su propia biografía (la novela de A. Blok y de L. D. Mendéléeva, «la amistad-odio» de Blok y de Bely, las relaciones de V. Briussov y de N. Pétrovskaia, etc ... ). Véanse las palabras con las que, en 1904, K. Balmont. evoca cómo llega el tema de su obra: «Mi obra (... ) se ha iniciado bajo el cielo del Norte pero,

Los hechos de la vida que atraen la atención del escritor

dos adquieren los textos separados su sentido auténtico '. También, con frecuencia, forman, yuxtapuestos en recopilaciones, unidades supra textuales -«micro·ciclos» unidos por temas, imágenes léxicas (cfr. K. Balmont, En esta vida confusa ... y No, no me puedo dormir, .. ), por la métrica (cfr. Sologub, Mi lámpara triste está encendida ... y El frío ha soplado en la ventana), etc.

para reconstruirlo;

por ejemplo,

9.3.

ni los investigadores actuales tratan un sólo instante de analizar los puntos de vista de los simbolistas rusos sin una reconstrucción 10

adquieren rasgos del texto artístico: en ellos delimita un «tema», «actantes», «principios» y «fines». Es así como, particularmente,

con

de este

el mundo terrestre, el Texto es «parecido al

en relación

más completa posible del «mito del mundo». Además, sea cual fuere la universalidad y la exterioridad último

autorizadas

arte» y: a) son las obras de arte (y no las descripciones de tipo filosófico) las que, para los poseedores de esta cultura, son las más

sobre la creación

La influencia de esta manera de concebir el mundo como

métodos del análisis de las obras de arte. 9.0. un texto

advertir aquí algunas particularidades de la construcción de sus obras: 9.1. Toda parte de la obra de arte puede ser considerada como isomorfa en la obra entera, de donde viene una poética particular de los nombres (véase especialmente F. Sologub) y, de manera general, el papel particular que en ella desempeñan diversos tipos de proposiciones incompletas y deficientes", De ahí, también, el principio de la cita y la abundancia de múltiples formas de alusiones «maleta» a otros textos. Todos estos aspectos crean un sistema de sustituciones

representa,

complejas típico del simbolismo. Un «resplandor» de imagen copiada

a Por supuesto que las frases incompletas o deficientes no tienen como única razón de ser reemplazar las frases completas que faltan: lo específico de -su estructura es una de las fuentes importantes del estilo «criptográfico», «esotérico» de los simbolistas.

142

tras

a su vez como

el renacimiento

se consideran

«Cenicienta»,

textos de codificación

(la serpiente,

los problemas que le inspira la época mediante imágenes extraídas: a) de la leyenda histórica de Berta la de los pies grandes; b) de la literatura (de Don Quiiote; de obras de Blok como Les uers de la belle dame, Le masque de netge, L'inconnue), e) de mitos de orígenes muy diversos Todos estos

la muerte, etc ... l. parte del mito más general que los codifica.

Blok y el teatro ruso a comienzos

del siglo XX,

10. En fin, precisamente por esta manera de concebir el mundo como un texto «parecido al arte» es por ]0 que se explica la idea simbolista de «construcción de la vida» 9 -la cual reúne un utopismo ingenuo, una concepción patética de la armonía de la personalidad, un historicismo, sin olvidar ese movimiento de «defensa de la culo turas que, más tarde, en el siglo xx, revelará su orientación anti-

fascis tao

.... 9 T. M. Rodina, Alexandre Moscú, 1972.

144

O.

AVERINCEV

la civilización greco- romana en las formas

S. S

El carácter general de la simbólica en la Alta Edad Media *

La síntesis final de

o casi, de su desarrollo

milenario,

pero siempre

por medio

estáticas del fin del Imperio y en las de la filosofía neoplatónica se efectuó de manera tal que llegó a salvaguardar todos los fundamentos,

del truco de una alegoría, de una metáfora o de un símbolo de sig-

La última forma donde se encuentra la percepción

sensible de

nificación indirecta. La estructura semántica de esta síntesis se funda ante todo en un material de símbolos «figurados», «impropios».

la polis es en lo percepción espiritual del Imperio universal: la urbe como orbis, «Roma» como «mundo». El último garante de la civilización de las polis es el emperador romano en cuya persona se encarna la negación de su libertad; el césar como «amigo de las polis» (pbilopolis). La última sanción de la corriente intelectualistn \7 filosófica «pagana» es la fe de los neoplatónicos en los poderes milagrosos de sus

maestros Jamblico y Proclo, en el carácter revelado de los textos de Homero y de Platón, en la antigua sabiduría del mito y del ritual: la dialéctica y la lógica como formas de «purificación» mágica v ascética.

145

* Título original: «Ob obscem charaktere simvoliki rannego srednevekov'ja» en Materialy vsesojuznogo simpoziumz po vtoricnym modelirupiScim siste. mam, 1 (5). Tartu, 1974.

10

1. Este balance (que había transformado lo que en realidad era en su propio contrario) estuvo muy lejos de ser anulado al principio de! ciclo siguiente. Al contrario, la síntesis de la Antigüedad mantuvo su rango de norma y de paradigma, de signo y de índice hasta los últimos tiempos de la Edad Media. Hasta en Occidente el Imperio romano «no» se derrumbó «sino» en la realidad de los hechos -y su idea sobrevivió; privado de existencia real, ganó a cambio una existencia «semiótica». Odoacro que, en 476, había depuesto al último emperador romano de Occidente, Rómulo Augusto, no pudo conquistar las insignias imperiales. Le fue imposible añadir a su botín los signos del viejo poder ejercido sobre el Imperio desaparecido puesto que su significado pasaba del dominio de la realidad para inscribirse totalmente en e! del deber, La ciudad devastada de Roma se convirtió, para Occidente, en el signo de los signos; y su nombre, la insignia más preciosa de los papas y de los emperadores medievales. En cuanto al Imperio de Oriente, no desapareció en ningún aspecto; sobrevivió aún un milenio, convertido en el Imperio «bizantino». Hay que mencionar el papel fundamental desempeñado por la operación semiótica de renorninación a su existencia. En el lugar de Constantinopla se alzaba desde hacía siglos Una pequeña ciudad griega llamada Bizancio; pero su historia fue tachada por el acto emblemático de «fundación» de la ciudad el 17 de mayo del 330. También se tendió a imaginar que la capital bizantina había surgido

en un lugar desierto y, aunque era falso, este gesto contribuyó mucho a arraigar esa idea. Bizancio se concibe como una ciudad sin identidad propia, pero identificada con Roma (la «nueva Rorna»). Pierde un nombre, pero gana un título. Orgullosos de ser los depositarios de la tradición estatal imperial, los griegos y los otros pueblos meridionales cambiaron su nombre por el de «romanos» (los «rumis»). De golpe, desde e! traspaso de la antigua capital a la «nueva Roma» (y el bautizo de Constantino), la época bizantina se aparta

tanto de los sucesos que habían presidido en la fundación de otros imperios como un acto simbólico se distingue de un acto de la vida cotidiana; su «comienzo» fue una ceremonia. La leyenda «etiológica» de principio del Imperio de Constantino no nos ofrece más que otro signo, que es 'índice' y 'emblema': «In hoc signo vinces.» 2. En todo regunen monárquico, el espacio social se llena en diversos grados de toda clase de signos atestiguando la presencia de la «persona» del monarca (imágenes pintadas y esculpidas, es-tandartes, monogramas; monedas grabadas con su nombre y su efigie [en los Evangelios, el apotegma del último César, llevando «la efigie

146

y la leyenda»

del potentado;

I o de Oton

III.

«la efigie»

Desde

y «la leyenda»,

e! punto

es decir,

de vista teocrático,

«la imagen» y «el nombre», dos categorías cruciales de la simbólica patrística; más tarde el icono bizantino será, también, una «efigie» asociada necesariamente a una «leyenda» ] ). Pero esta «persona» misma es el signo de lo impersonal; es «representativa», su presencia es «representación». Si esta observación es auténtica de toda monarquía, lo es en un grado muy particular de la teocracia cristiana de Justiniano

no puede

pertenecer

a un hombre

y no pertenece

sino

el monarca no es más que un hombre, pero el poder que ejerce sobre los hombres

de la cosa en la idea) en el poder

divino

siendo

a Dios. No divino, el monarca participa (concepción platónica de

su emblema y su ícono viviente; todo su ser se vuelve emblemático.

la «participación»

Pero esta imagen se «aparta» de su prototipo (teoría de la imagen de San Juan Damasceno), La sola imagen absolutamente «verdadera» de! reino celestial de Dios es e! reino escatológico de Cristo. Cristo es el único soberano legítimo e incondicional; todo otro poder es y la idea

cristiana

no han podido

conciliarse,

conjugarse

en

resultado, lo mismo que el signo, de una convención. El poder im-

perial

teñido

de platonismo,

un sistema de «ortodoxia» única nada más que por la mediación de

El Cristianismo como tal no fue, para el Imperio, sino un signo

un simbolismo

(una vez más: «In hoc signo vínces»). El Imperio como tal no fue él tampoco sino un signo para el Cristianismo (una vez más: «la efigie y la leyenda» del último César de los Evangelios).

3. Fenómeno habitual de la Alta Edad Media, el tomar la copia de imágenes literarias propias de la tradición del Imperio o de la

teología cristiana para ilustrar temas respectivamente cristianos o

imperiales, no fue posible sino en la medida en que esta literatura se regía por los principios poéticos fundamentales de la «parábola» y la «paráfrasis» (ligados al principio conceptual tan fundamental de la «paradoja»),

Esta poética de rodeos alusivos, de contraste entre signo y significación, de acercamientos por oposición más que por contigüidad

se nota, en la práctica que recomendaba el empleo de la lengua y del metro de Homero o Virgilio para narrar episodios del Antiguo y Nuevo Testamento. La forma era elegida «en contra» del tema, de manera que aparecieran los dos bajo una luz diferente y poco ha-

bitual. Llevado al cénit este procedimiento llega a los «centones» inspirados en los temas bíblicos -3 los mosaicos de versos o hemistiquios de poetas paganos transformados a la fuerza en una des-

147

I f cribir;

las significaciones

autónoma

y contextual de la cita estaban

crípción de lo que esos poetas no habían podido forzosamente des.

europeo

y del Barroco, aparece bajo una forma hiper-

En la poesía de la Alta Edad Medio, así como en la del

en desacuerdo, la imagen verbal se desdoblaba en sí misma, lo que daba al juego todo su atractivo. 4. Manierismo

a los «poetas

metaffsicos»).

Más

allá de los

trofiada y desnuda esta propiedad común a toda poesía que realzó T. S. Eliot: «, .. este elemento de heterogeneidad en los materiales que el poeta reduce a la unidad por una operación de su espíritu está presente en toda poesía» 1 (no es menos característico el que esta frase sea precisamente de Eliot, y que la haya pronunciado a fin de caracterizar

Cita según T. S. Eliot, Essais cboisis, París, 1950.

paralelos tipológicos que reúnen la poética de los primeros tiempos de Bizancio con la del Barroco (su gusto por los «emblemas y los símbolos», la fabulación, los juegos de ingenio y 18 prestidigitación, los monogramas jeroglíficos, etc.), existe entre ellos un innegable lazo genético.

1

148

-..t

de estos últimos

años han puesto

v

IVANOV

en evidencia

V.

La semiótica de las oposiciones mitológicas de varios pueblos'

Los estudios

--~-

la

I~'

existencia de sistemas similares de clasificación simbólica. basada en la contraposición paradigmática-de' dos (0- -;;;ds;-series de signos socialmente importantes, en una grandísima parte de sociedades art;-caicas (elementales o primitivas). Las ~ntr~@osiciones e~1_que se basan tales sistemas son iguales en las distintas sociedades." Por , ~ -tanto;'además de- un-a Lllteri~rdescripción de los diversos- sistemas de \',.este tipo, puede proponerse como tarea urgente la determinación del Eomplejo upj'!_e!_~~l~:_ las cC?E!I_aBQ~s.iones _q~le_organizan estos siste-~ mas, al igual queR, Jakobson '! su escuela han intentado crea! el complejo de Jos rasgos fonológicos distintivos. Adern.is de los cintos »-: comparados de la etnologío , mitología,·folklore y lingüística, son particularmente importantes las observaciones de Jos /l2_rimatº1?_g_~~/ !-. - que han descubierto la existencia de análogos contrastes en las colectividades de los demás primates. Sometemos a la atención un primer intento de ~tudio tipológico de algunas de las contrapomás frecuentes." .

---_._-

Titulo original: «La semiotica delle opposizioni mitologiche di vari popoli»

siciones

*

en Ricbercbe semioticbe. Nuove tendenze dellc scíenze umane neLl'URSS, Turín, Einaudi, 1973.

149

r. \ _.

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" .

-,

Central-periférico

los hombres

casados J

, ".;

se construyen

\

v se tocan los instrumentos

mu-

Esta contraposición es una de las principales para el mayor número de las colectividades humanas primitivas. En Brasil, en la tribu de los bororo, según la exacta formulación de Zolotarév, «la ' disposición de las habitaciones refleja la organización social de la tribu: las casas forman un círculo en cuyo centro se halla la casa ~-varonil» 1, rigurosamente prohibida a las mujeres. En la casa varonil - (baimannaguegtfé), donde viven los solteros y pasan el tiempo libre

masculino-femenino

y ritual-no-ritual",

En la tribu

sicales que las mujeres no han de ver '(contraposición invisible-visible). También en el centro de la aldea se establece un lugar para las danzas. La correlación entre el centro y la periferia está aquí ligada a dos contraposiciones:

de los timbira orientales (Brasil) la contraposición de las dos mitades de la tribu, que se llaman respectivamente, kamakra 'referente , 'a la plaza (central) de la aldea', y atukmakra, 'referente a la parte 'éxterna', se asocia a la contraposición Oriente-Occidente, sol-luna, día-noche, estación seca-estación de las lluvias, fuego-madera para obtener el fuego, tierra-agua, color rojo-color negro 3, gracias a lo ._ cual «todos los fenómenos de la naturaleza se dividen entre las dos ~ mitades de la tribu»', A los hombres timbira que entran en los seis grupos de la «plaza» les está prohibido preparar comida en los hogares; los hogares para cocinar la comida se encuentran cerca de 1 A. M. Zolotarév, Rodoooi stroi i pervobytnaja rnijologiia, Moscú, 1964, página 174. La monografía de Zolotarév, terminada en 1941, ha de colocarse, junto con los demás escritos de Hocart y de Lévi-Strauss, entre los estudios más importantes de carácter general que analizan la clasificación simbólica de los distintas pueblos del mundo. 2 C. Lévi-Strauss, Les organisations dualistes existent-elles? Este artículo, vuelto a publicar en el volumen de Lévi-Strauss, Antbropologje structurale, París, 1958, es hasta ahora el estudio más completo de la función de esta contraposición. Véase también el plano de un poblado de los bororo en LéviStrauss, Tristes tropi ques, París, 1955, pág. 188, fig. 11. • 3 C. Nimuendaju, The Eastern Tímbíra, University of California Publications in American Archaeology and Ethnology, vol. XLI, 1946; Lévi-Srrauss, Les organisations dualistes, cit., pág. 115. .¡, Zolotarév, Rodovoj stro], cit. pág. 171 (con referencia a Íos estudios precedentes de Nimuendaju sobre las contraposiciones de este tipo en las tribus del grupo Gé); véase de V. V. Ivenov y V. N. Toporov, Slavjanskie jazykovye modelíruiuicíe semioticeskie sistemv, Moscú, 1965, pág. 34, nota 14 y pág. 197, nota 21.

150

T

las cabañas periféricas, asociadas a las mujeres. Durante la estación de las lluvias las ceremonias se concentran en la plaza central mientras que en la estación seca se desplazan hacia el camino circular que pasa por delante de las puertas de las cabañas periféricas. Por tanto) también entre los timbira la contraposición del centro a la periferia se enlaza con las mismas oposiciones principales masculinofemenino y ritual-na-ritual que se dan también entre los bororo, además de con la oposición crudo-cocido y los otros miembros enumerados anteriormente de, las series de, clasificación sj.!J.:!bó_lic-ª..:. En América septentrional, entre los indios winnebago, según la descripción dada por los miembros de la mitad inferior de la tribu, la estructura era concéntrica: las cabañas de los jefes se encontraban en el centro 5. En la Melanesia, en las islas Trobriand, en la aldea de Ornarakana, se encontraba en el centro el lugar destinado a las ceremonias (danzas, funerales, etc.) y la cabaña del jefe. En los depósitos del recinto interior sólo se podían conservar los alimentos crudos (sin cocinar). Tan sólo los solreros podían vivir en los edificios del recinto interno que puede considerarse como masculino y sagrado a diferencia del externo) femenino y PEofino 6~nn las islas Fiji existe, en todasIas aldeas, una-pIaza-rodeada de templos y de las cabañas de los jefes. Ésta se llama rara, 'lugar inferior' t y está destinada a las ceremonias de todo tipo, no diferenciadas e inseparables entre sí, puesto que en las islas Fiji una festividad «no es ni religiosa, ni profana, ni social, ni personal, ni económica, ni estética, dado que todas estas formas especializadas de actividad todavía no se han diferenciado en la vida unitaria de la tribu.. Por esto sería aventurado denominar sagrada la plaza verde de la aldea, de hecho".

5 P: Radin, «The Winnebago Tribe», en 37th Annual Report 01 the Bureau 01 American Ethnology -(1915-1916), Washington 1923, fig. 34. Según la descripción dada por los miembros de la mitad superior de la tribu, la estructura era distinta, pero estas dos descripciones son complementarias entre sí, como ha demostrado Lévi-Strauss (Les organísations dualistes, cit., págs. 100-103 y 121-122) independientemente de Hocart. que ha hecho una suposición de este género, pero sin demostrarla (A. M. Hccarr, «Winnebago Dichotomy», en Man, 1933, pág. 169; Kings and Councillors, El Cairo, 1936, pág. 246). 6 B. Malinowski, The Sexual Lile 01 Savages in North-Western Melanesia, volumen 1, Nueva York-Londres 1929, pág. 10, fig. 1; Coral Gardens and Their Magic, vol. 1, Londres 1935, pág. 32; Lévi-Srrauss, Les organísations dualistes, cit., págs. 102-104 (las observaciones de Lévi-Strauss sobre la insuficiente atención prestada por Malinowski a la morfología étnica [ibid., pág. 102], coinciden con la crítica de Hocart en Kings and Councillors, cit., pág. 199, nota 3). 7 A. M. Hocart, Coste. A Comparative Study, Londres 1950, pág. 95 (sobre la preparación de la comida por parte de los hombres y de las mujeres, véase ibíd., pág. 96). Véase el papel de los miembros de la mitad inferior de la tribu, que describen la estructura de la aldea winnebago como concéntrica.

151

en las islas Fiji no existe religión, sino un sistema que en Europa se ha escindido en religión y en actividad económica. Si usamos la palabra 'sagrado', lo hacemos en el sentido de que la plaza era el lugar principal donde la gente trataba de asegurar el bienestar de cada aspecto de la vida de la tribu» 8. También en Indonesia se manifiestan oposiciones similares entre el centro «sacro» (más exactamente, ritual o ceremonial) y la periferia «no sacra» 9. La estructura concéntrica, análoga a la de la Melanesia, puede reconstruirse también para las localidades habitadas de la antigua Grecia, cuyo centro todavía lo imaginaba Platón como un círculo sagrado interno, inscrito dentro (€V ,1J.€O"w) de otro mayor 10. El hogar que se encontraba en el centro de la aldea griega (€O'"TLCC XOLVJ}) tenía «forma circular» y estaba en correlación con las construcciones rituales circulares 11. La contraposición del hogar circular de la tierra en Grecia .~ con el símbolo cuadrangular (707P"YWVO<;) de Hermes ia es completa- . mente idéntica a la contraposición de la forma «circular» del fuego terrestre y de la forma cuadrangular del fuego celeste en los rituales '.l- de los indios antiguos y en Roma 13. Por tanto, la estructura concéntrica del hogar ritual circular en el centro, que simboliza la tierra, puede remontarse también a los rituales corrientes indoeuropeos. Esta reconstrucción concuerda con los datos según los cuales las formas circulares de los poblados pueden también reconstruirse para los eslavos antiguos 14, puesto que la oposición del fuego circular y cuadrangular (y de las dos formas respectivas de templos) puede, en último análisis, ligarse a la existencia de las formas circulares y cuadrangulares de los poblados o de las viviendas tribales corrientes, de las estructuras sociales correspondientes y de las ideas cosmogónicas. La hipótesis de una antigüedad mayor de las viviendas (o del poblado) circulares con un solo centro v del esquema respectivo del mundo con un solo árbol universal central, respecto a las estructuras

12

14

13

Ivanov-Toporov,

Slavjanskie

jazykovye,

París, 1966, págs. 309-.311. cit., pág. 170,

Ibid., págs, 99. 102 y 122. G. Dumézil, La religton rornaine arcbaique,

a Kíngs and Councíllors, cit., págs. 249-250. Véase la misma formulación a propósito de la unidad de todas las formas de actividad en la sociedad de tipo «total» en R. Needham, «An Analytical Note on the Kom of Manipur», en Etbnos, vol. XXIV, 1959, núms. 3-4, pág. 134. 9 Lévi-Strauss, Les organisations dualístes, cit., págs. 104-105 y 122-124. 10 Con relación a esta idea de Platón y de su nexo con las otras concepciones relativas a la geometría del espacio social en la antigua Grecia, véase ]. P. Vernant, Mythe et pensée cbez les Grecs. Ét udes de psychologie bistorique, París, 1965, pág. 179. La semejanza entre la plaza melanesia y el ágata griega ha sido revelada por Hocart en Kings and Councíüors, cit., págs. 250-251. 11 Vernant, Mythe et pensée, cit., págs. 121.123. ,;

152

~

)

<,

Masculino-femenino,

y

3.

Derecha-izquierda

cuadrangulares 1\ halla sustentación de extraordinaria importancia en los resultados logrados por los primatólogos. Según las observaciones de los primatólogos japoneses 16, la estructura social de la colectividad de los macacos se manifiesta en la dislocación concéntrica de la población del territorio, cuyo centro está ocupado por los grandes machos-guías, por las hembras y por los jóvenes, mientras que en - la periferia (en las rocas y en los árboles) se disponen los otros machos, incluidos aquellos que no han alcanzado la madurez sexual.. La misma estructura paradigmática se refleja en la sucesión sintag-" mática, cuando los macacos marchan en fila, para ir a dormir o a buscar comida. Análogamente, en las colectividades humanas que hemos descrito anteriormente, la estructura concéntrica indica la presencia de una jerarquía social. -c-

2,

I

En las colectividades antes descritas, la oposición del centro y de la periferia está ligada normalmente a la diferencia entre los hombres iniciados que pueden ser admitidos en el centro, y las mujeres no iniciadas; en este último caso (evidentemente más arcaico) la relación es a la inversa, ya que el centro está ocupado sobre todo por las mujeres y por los animales jóvenes, El papel de esta oposición en la clasificación simbólica se manifiesta del mejor modo en los sistemas como el de los mae (Nueva Guinea). donde a la oposición rp'8Sculino-ferpenino corresponden las oposiciones mano derecha-mano izquierda, parte derecha del pecho-parte izquierda del pecho, principal-subordinado, moderadores del cielo-moderadores de _ la tierra; piel clara (rojaj-piel oscura (morena), inmortales-mortales" '- aldea (=parientes)-selva (=demonios), seguridad-peligro 17. Formalmente con est.e sistema coincide casi del todo el sistema de oposi-

15 Véase ju. V. Knorczov, «Panteón drevnich majja», en Doklady sooetskoi delegacii na VII .Mezdunarodnom kongresse antropologiceskich i etnograficeskich nauk, Moscú 1964. Sobre la contraposición entre centro y periferia, respecto al símbolo del árbol universal, véase el ensayo de V. N. Toporov «L"albero universale'. Saggio d'interpretazione semiótica», en Ricerche ... , cit. 16 Véase una breve, pero muy clara exposición de los resultados en R. Chauvin, Les sociétés animales de l'abeille au gorille, París, 1963, cap. VII, fig. 61. 17 M. J. Meggit, «Male-Female Relationship in the Highlands of Austrahan New Guinea», en American Anthropologist, voL LXVI, 1964, nota 4, parte H, página 219, cuadro I¡ Ivanoc-Toporov, Slavjanskie jazykovye, cit., pág. 75,

nota 33.

menos

erólü:a exigía que

la cadera derecha

y

la mano derecha

ciones de los mera (Kenya): hombre-mujer o bien niño, derechaizquierda, superior-inferior, primera-"mujer-mujer secundaría, clan blancos-clan negros, día-noche, norte-sur, este-oeste, luz-tinieblas, aunque en este sistema la mano izquierda siempre se valore positiva y no negativamente, como lo hacen los mae y la mayoría de los demás pueblos". \ Al parecer, en.dos sistemas de clasificación simbólica, la unión entre las características femeninas e izquierda es casi universal, como puede verse por lo en los ejemplos siguientes: los antiguos ritos eslavos, en los que las mujeres eran sepultadas a la izquierda de los hombres l~, corresponden exactamente a las mismas costumbres de los kaguru (África) "'. La costumbre de los kaguru según la cual ~~etiSlue~

( de! noilllíre estuvieran vueltos hacia la cadera izquierda y la mano ,) izquierda de la mujer:ll, coincide con las reglas de la etiqueta que se había conservado, por ejemplo, en la sociedad rusa hasta la primera mitad del siglo xx (esta costumbre era gue el hombre caminara siempre a la izquierda de la mujer, que, si se compara con . ..la de los kaguru, puede interpretarse más exactamente como petición de que la cadera derecha y la mano derecha del hombre estén vueltos hacia la cadera izguierda y la mano izguierda de la mujer; en casos parecidos puede hablarse de una arcaicidad notable de los sistemas - sígnicos del comportami-e"nto cotidiano 12. Los ritos nupciales eslavos, en los que las "mujeres tenían· "que colocarse a la izquierda y los hombres a la derecha 2\ son análogos a las costumbres de los zulúes, según las cuales los hombres y los muchachos, durante las comidas, se sientan y por la noche duermen a la derecha en relación con la

Ivanov-Toporov,

Slavjanskie

;azykovye,

cit., pág. 94.

18 R. Needham, «The Left Hand of the Mugwe. An Analytical Note on the Strucrore of Meru Symbolism», en Atrica, vol. XXX, 1960, nota I, pág. 25. Entre los paralelismos curiosos que se refieren también a África, la prohibición de cortar con la mano izquierda, en vigor entre los hausas: D. A. Ol'derogge, ]azyk cbausa, Leningrado, 1954, pág. 58. l~ Toporov, «L"albero universale'», cit., donde se indica la concordancia de los datos arqueológicos y folk1óricos; Ivanov-Toporov, Slavjanskie iazvteooye, cit., pág. 95 (sobre los paralelos tipológicos nuevoguineanos véase ibíd.). '20 T. O. Beidelman, «Right and Left Hand Among the Kaguru: A Note on Syrnbolic Classification», en Airica, vol. XXXI, 1961, nota 3, pág. 253. 21 Ibíd. 22 La conservación de la división en derecha e izquierda, ligada a la contraposición masculina-femenina, se ha hecho observar en las funciones religiosas europeas contemporáneas por Hocart, Kings and Councíllors, cit., pág. 296. Véase la discusión teórica del problema de la supervivencia de los sistemas sfgnicos arcaicos en el comportamiento inconsciente (automatizado) del hombre contemporáneo en L. S. Vygotskí, Razvitie oysiich psicbiceseicb funkcij, Mos-

23

cú,' 1960.

154

entrada de la cabaña, mientras gue la madre junto con las hijas y los niños pequeños de ambos sexos, lo hacen a la izquierda oH, véase el título de la primera mujer ikóhlo, 'casa de la mano izguierda' ". La misma división de la casa en una mitad izquierda J~m~nina y en una mitad derecha masculina se ve reIlejada en. -forma distinta en 'el cueñíü lituano Apie prakeikta pili, en e! que la vivienda se halla dividida en una parte derecha y una parte izquierda, y a los siete chiquillos (no iniciados) que entre los siete y los catorce años se inician en la casa del bosque, les está prohibido mirar a través de la puerta derecha ::!6. En numerosas tribus durante la divinización (donde el papel de la contraposición derecha-izquierda siempre es muy grande) la parte izquierdaes singularrnentejmportante paraIas mujeres y la ~9.~_récllLP-ara_Ios ~hombres 27. Según los presagios indios, la respiración a través de la ventanilla derecha de la nariz, en e! momento de concebir, determina el sexo masculino del niño y la respiración a través de la ventanilla izquierda, e! femenino". En la India, en la organización dualistica, la fratría que «da las mujeres» puede asociarse a las características izquierda y femenina, a diferencia de la derecha y masculina 29; las huellas de esta contraposición se manifiestan también en la organización de casta. La unión entre mano izquierda y principio femenino no desciende de premisa biológica alguna y, por tanto, tiene un interés particular para la antropología cultural. Los datos tipológicos que permiten considerar esta unión casi universal, en cierta medida pueden confirmar la hipótesis, según la cual, las imágenes de la mano izguierda de los dibujos paleolíticos eguivalen a los signos femeninos del sexo. Esta hipótesis está basada en la distribución de los correspondientes símbolos, en particular, en el hecho de que las pequeñas imágenes de las manos se encontraban junto a los signos ,_de! grupo (masculinos) "', De todos modos, parece que los datos

~ A. T. Bryant, The Zulu People as They \Vere Beiore tbe \Y/hite Mar: Carne, Pietermaritzburg, 1949, cap. VI. Z5 Ibíd., cap. XI (la «mano izquierda de craal» se contrapone a la «mano derecha» como las líneas femeninas y masculinas). 25 A. Leskien, Litauiscbes Lesebuch, Heidelberg, 1919, pág. 4. Sobre el nexo de la fábula eslava de magia con el ritual de iniciación, véase V. Ja. Propp, lssoricesleie leorni volíebnoi shazki, Leningrado, 1946. 27 R. Needham, «A Structural Analysis of Purum Scciety», en American Antbropologist, vol. LX, 1958. págs. 90-91 y 97, 28 Hocart, Caste, cit., pág. 65 (datos sobre Travankor). zs Ibíd., pág. 66; Hocart, Kings and Councíllors, cit., pág. 267-270. Para más datos sobre el nexo de las características femenino e izquierda véase C. Léví-Strauss, La pensée sauvage, París, 1962, págs. 190-191; B. Baumann, Bisexualit át, Berlín, 1955. ~ 30 A. Leroi-Gourhan, Les religions de la prébistoire (paléolitbique), Parrs, 1964.

155

Zolotarév, Rodocoi stro], cit., págs. 56-57. A. T. jackson, «Picrure-Writing of Texas

Indians»,

en Anthropological

que se han expuesto anteriormente necesiten una sustancial corrección de dicha hipótesis: podría tratarse no tanto del hecho de que los signos de las manos sean equivalen tes a los signos femeninos del sexo, cuanto al hecho de que en la distribución de los signos . paleolíticos pueda manifestarse la presencia de una clasificación sim-¡" bólica en la que los símbolos femenino e izquierda pertenezcan a) la misma serie clasificatoria. La existencia de esta clasificación en el Paleolítico superior puede concordar con las hipótesis sobre la <. época en que se introdujo la prohibición universal del incesto 31. La legitimidad de la comparación de las imágenes rupestres de las manos del periodo aurifiaciense v de los siguientes con las imágenes similares de los australianos. de los pueblos del Asia Central, del África meridional v de los indios de la América septentrional se ve confirmada por el hecho de que en todos estos casos, por 10 general) se representa la l.l1~.p_0_izg!1jerd~: Tdéntica particularidad C1racteriza --también a las imázenes pictOgráficas de los indios de la América septentrional, donde. en cinco localidades, a 108 huellas de la mano izouierda (el 78 nor 100 de todos los casos) corresponden 30 huellas de la mano derecha, v en Terrell, a 35 huellas de la mano izquierda no corresponde ni siquiera una de la mano derecha". Una prevalencia casi total de huellas de la mano izquierda caracteriza también a las imágenes análogas semipictográficas recientemente descubiertas en Australia) donde en las zrutas de Tandanial v de Beswich Creek sólo se encuentran huellas de la mano izquierda (aquí hay que excluir la hipótesis, posible en algunos casos, de que las huellas de la mano izquierda se deban al hecho de que la mano derecha estaba ocupada en pintar: los australianos obtienen la huella no ya dibujando, sino soplando con la boca el color que delinea el contorno de la mano izquierda). Un injorm ant australiano, que había hecho todas las iniciaciones y participaba en todas las ceremonias) en una gruta de Tandanjal «prestó atención a las huellas de las manos ~r exclamó: 'manos picea31 3"3

Papers a cargo de J. E. Pearce, vol. II (e'Tbe University of Texas Publications», número 3809), Austin, 1938, pág. 376; V, J. Smirh, Tbe Human Hand in Primitioe Art (e Publications of the Texas Folk-Iore Society», IV), Austin, 1925, página 90, fig. II. En el libro de C. Grant, Rock Art of tbe American Indian, Nueva York, 1967, págs. 54-55 están los datos sobre Santa Lucía Mount (Monterey County) en California, donde el número de las huellas de la mano izquierda (alrededor del 15 por: 100) corresponde más o menos al número medio de zurdos en cualquier sociedad. Pero esros datos son únicos en toda la literatura científica mundial en lo que se refiere a huellas de las manos.

156

-:»

ninny'» 33. La pequeña imagen australiana de la mano izquierda precisa- ~ mente está en correlación con el signo pictográfico de la 'vieja 4f. mujer roja (caliente)' ", lo que confirma nuevamente la legitimidad de la correlación de los pequeños signos paleolíticos de la mano izquierda con la serie clasificatoria femenina. También concuerda con estas interpretaciones la hipótesis según la cual la representación mágica de las manos pequeñas (infantiles) en las tanka budistas tibetanas (lamaístas) se remonta a la tradición de representar las manos del chamán >s. Esta hipótesis está confirmada por el papel del símbolo 'mujer', 'niño' en el sistema clasificatorio meru, donde el mugwe (el chamán) se caracteriza por la unión con el símbolo 'femenino'. Esto encuentra paralelismos en un grandísimo número de sociedades en las que el chamán directamente (gracias al disfraz ritual) o bien mediatamente está correlacionado con la serie clasificatoria femenina, En aquellas sociedades como la meru esto, en último análisis, puede llevar a la reinterpretación de toda la serie clasificatoria en sentido positivo. En la gran mayoría de los pueblos del mundo, en la contraposición mitológico-cultural de la mano derecha e izquierda, la derecha tiene una función positiva 30, lo que se refleja también en los hechos lingüísticos correspondientes; véase, por ejemplo, en el lenguaje de los indios chikito americanos, In oposición de la forma con el sufijo diminutivo r-m« ee r-rnar=s 'manita': ee=-t s 'mano' y con el sufijo no diminutivo r-nauko-«, que tiene un significado de evaluación positiva (ee-rnauko-r-e 'mano derecha', mientras poo-rneuko-r-s 'casa grande'); la correlación inversa en las lenguas altaicas: mongol solugai 'zurdo', 'desmañado', 'a la izquierda' (turco sol 'del lado izquierdo', 'lado izquierdo") con el sufijo ,-_¡gai que por lo general tiene un significado diminutivo 37. En ambas formas aquí expuestas

~3 N. W. G. MacKintosh, «Painting in Beswick Creek Cave, Northern Terrircry», en Oceania, vol. XXII, 1952, pág. 258. 3-1 Ibíd., pág. 260 (sobre el dibujo núm. 66 en su relación con el dibujo número 48). Sobre representación australiana de las manos véase también N. W. G. MacKintosh, «Archeology of Tandajal cave, Southwesr Arnhem Land», en Oceanía, vol. XXI (1951), nota 3, pág. 190; D. J. Mulvaney, «The Prehistory of rhe Australian Aborigine», en Scientific American, 1966, nota 3, página 91. ~5 S. Hummel, «Magische Hende und Füsse», en Artibus Asiae, vol. XVII (1954), nota 2, págs. 149-154, figs. 1-3. Véase la representación de la mano izquierda del chamán en la máscara ritual kwakiutliana en D. Waite, «Kwakiutl Transformation Masks», en The Many Faces 01 Primitive Art, Nueva

Jersey. 1966, págs, 293-294, fig. 15.

3Ii R. Hertz, «La prééminence de la main droite: étude sur la polarité religieuse», en Revue pbílosopbique de la France, vol. XXXIV, 1909, págs. 553-580. :17 G. J. Ramstedt, Einiiibrtmg in die altoiscbe Sprachwissenschaft, Helsin-

ki, 1952, apartado 98.

157

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se ha

e 'izquierda';

del nexo que anteriormente

supuesto que existía entre las características 'pequeño'

puede hallarse la confirmación

'espada',

'cuchillo

grande',

véase la relación entre las características;p~ueílo' y 'femenino'/en el nivel de formación de palabras en el lenguaje masai (Áfric-a)' en el prefijo enr-« (de las formas diminutivas, peyorativas y de subordinación social enr-ealen: 'cuchillirc', enr-omon con las formas aumentativas y masculinas en olr-«, olr=alem

01 omon 'forastero'), a nivel lexicológico la unificación de los mismos significados en los derivados indoiranÍes de la raíz lean-:-: hindú antiguo eanistba-« 'el más pequeño', kanyá 'muchacha', kanina 'meñique', sogdiano kn'yck 'camarera', 'muchacha', persa medio knysk 'esclava', khotano kanaiska 'dedo pequeño' '"o Con las palabras citadas puede compararse, por lo que se refiere al significado, el morfema chino siao 'pequeño' en la composición de las palabras de tipo lesiaoidñor 'camarera', 'golfilla' con el sufijo diminutivo terminal -r, compárese la fusión de los significados de peyorativo, de subordinación social y de sexo femenino en el idioma chino con la observación etnográfica, según la cual los chinos preferían casarse con mujeres de familias pertenecientes a una categoría social inferior 39. Concuerda también con los datos citados del idioma chino el uso del vietnamita con (de con 'niño') como palabra cuantitativa, con un matiz peyorativo para algunas personas en particular, de sexo femenino: con 'o' 'camarera', con mu 'vieja'; véase en el mongol escrito la rara utilización del sufijo que designa una calidad de grado atenuado r<xan (vurbaxan 'tres en total': vurban 'tres'; ulavaxan 'rojizo'; ulavan 'rojo') en las denominaciones de las personas de sexo femenino del tipo notaxan 'princesita' (.·nojan 'príncipe'}". Los.datos lingüísticos citados/ry otros tipológicamente afines a" ellos), atestiguan que existen- relaciones entre las contraposiciones 4\ masculino-femenino, grande-pequeño, lo que

_; -'9 derecha-izquierda

t'-

38 W. B. Henning, «Surkh-Kotal und Kaniska», en Zeitscbríit der Deutscben Morgenlandischen Gesellscbait, vol. CXV (1965), fase 1, pág. 82. 39 Lindy Li Mark, «Parrilateral Cross-Cousin Marriage, Among the Magpie Mico: Preferential or Prescriptive», en American Antbropologist, voL LXIX (1967), nota 6l. .¡D N. N. Poppe, Grammatika pís'menno-rnongoi' skogo jazyka, Moscú-Leningrado. 1937, pág. 107, 41 Entre los otros datos, esenciales para un examen de la encarnación lingüística de esta contraposición, véase también el islandés antiguo band in h sr! 'mano derecha', literalmente 'mano más cómoda' donde el indicador del grado positivo tiene ... un significado no común; a él no se le contrapone el grado positivo; no se trata de la 'mano más cómoda' respecto a aquélla simplemente 'cómoda', sino más bien de la única 'mano cómoda' respecto a la izquierda 'incómoda'. S. D. Kacnel'son, Istoriko-grammaticeskie issledovaniia, 1, MoscúLeningrado, 1949, pág. 233. Los otros datos lingüísticos, esenciales para el

158

concuerda también con los datos antes citados de los sistemas sígnicos extralingüísticas. Puesto que la contraposición grande-peq;eño- está 'indisolublemenfe ligada a la contraposición anciano-joven, que puede considerarse como una variante de la primera, tienen interés los datos según los cuales la contraposición derecha-izquierda puede superponerse a la contraposición anciano-joven. La mitología zuñi, a menudo considerada como desviación de las normas tipológicas 42, en la que la característica joven se atribuye al gemelo derecho del mito gemelar (dualístico), puede explicarse por el hecho de que la característica joven (al igual que la característica derecha), por lo general es positiva (véase más adelante). A los dos Gemelos Enamorados de la mitología zuñi se les presenta como benefactores de la humanidad .13, por tanto, en la mitología zuñi, se tiene no tanto una contraposición polar de derecha e izquierda (respectivamente de joven y anciano) cuanto/m equilibrio relativo de ambos principios,! a pesar de que al hermano menor derecno se le consider-e-impuIsivo, predestinado a la acción, mientras que el anciano izquierdo está considerado sabio y moderado, Se ha descubierto la misma distribución de las funciones entre los jefes del lado derecho y del lado izquierdo, que se ocupan respectivamene de la paz y de la guerra, en algunas tribus de la Melanesia en Nueva Guinea.". El lugar particular (no simplemente negativo) que la mano izquierda y el lado izquierdo ocupan en los rituales raeru en la mitología zuñi concuerdan parcialmente con la complejidad de las rela-

~----

análisis de esta contrapostcron, están contenidos en R. Hertz, La préémínence de la main droite, cit., págs. 563-564; A. Ja. Sajkevic, «Slova so znaceniem 'pravyj' i 'Ievyj' (opyt sopostavitel'nogo analiza)», en Ucenve iapislei I-go Moskovskogo gosudarstvennogo pedagogiceskogo instituta inostrannych ;azykov, volumen XXIII (1960), págs. 55-74; N. 1. Tolstoi, «Iz geografii slavjanskich slov., 3 Pravyj-levyj», en Cbsceslaoiansnii linguisticesnii atlas (ioÁaterialy i íssledovaniia), Moscú 1965, págs. 133-141; Ivanov-Toporov, Slavjanskie jazy~ kovye, cit., págs. 91-98 y 225 (sección lIA, fórmulas 67-75). Las ideas de Marr sobre el abchazo atrna 'mano izquierda' están deformadas por el carácter fantástico, corriente en este estudioso, de las etimologías (N. Ja. Marr, O jazyke i istorii abcbazoo, Moscú-Lenlngrado 1938, págs. 340-341 y 373) y pueden interesar más bien a quien quiera hacer un análisis psiquiátrico de las causas por las cuales en el mismo Marr se refleja el complejo arcaico 'manc'c'mujer'. 'agua', 42 R. Hertz, La prééminence de la main droite, cit., pág. 575; ]. Gerner, «L'fige du fer en Chiné», L'homme, voL 1 (1961), págs. 69-70 (nota 5); íbid., véase también la comparación con la cultura china antigua. 43 Zolotarév, Rodocoi stroj, cit. págs. 164-165; F. H. Cusbing, «Outlines of Zuni Creation Myths», en Annual Reports 01 the Bureo» 01 American Ethnology. vol. XIII (1896), pág. 379, .w C. G. Seligman, The Melanesians 01 British New Guinea, Cambridge, 1910, págs. 28, 216, 229, 338 y 342; Hocart, Kings and Councillors, cit., páginas 161-162 (ibid. otros paralelos tipológicos ) y 178.

159

_

condicionada,

de la cultura

china ~G

(largamente

conservada

tanto

dones en la antigua cultura china, donde a menudo (pero no en él todos los casos) la izquierda corresponde a la serie clasificatoria masculina yang "-5. En esto se ha visto una innovación, sociológicamente

sistema citado de las contraposiciones

entre los maos) mientras

la

, en las reglas de etiqueta como en las respectivas fórmulas que exigían que el huésped, al entrar en casa, subiera por la parte izquierda de la escalera, mientras que el dueño de la casa debía subir por la parte derecha de la misma y, una vez dentro, el huésped ocupaba ellngar situado a la izquierda del dueño) ", Es sintomático que tal innovación no haya sido hecha por los an tiguos sistemas filosóficos europeos) que, como el pitagórico, son análogos al chino, en el sentido de que conservan un equipo antiguo de algunas contraposiciones mitológicas interconectadas. Pero los pitagóricos (a diferencia de los antiguos filósofos chinos) ponen en correlación la derecha con el masculino y la izquierda con el femenino !8. Aparte de las raras excepciones citadas (que no constituyen ~ claras desviaciones de la regla general, sino que más bien la comI plican), en la mayoría de los pueblos del mundo en la contraposición ,mitológico-ritual de la derecha y la izquierda, la mano derecha está relacionada con el éxito, el bienestar, la seguridad, etc. (como en el izquierda encarna el principio negativo. En cierta medida, esta polaridad de actitud para con las dos manos está ligada a condiciones genéticamente predeterminadas: el mayor dominio del hemisferio cerebral izquierdo, donde se encuentran localizados los centros de mando del movimiento de la mano derecha y de la palabra. Es singularmente importante el hecho de que, como ha sido definitiva'--~mente demostrado por la neurocirugía mediante métodos modernos 4~ Sobre la correlación de los principios masculino y femenino y de las Otras contraposiciones, véase F. Ayscough, «The Symbolism on the Forbidden City», en Journal 01 the Royal Asiotíc Spciety, North China Brancb, vol. LXI (1933), págs. 121 y ss.; M. Granet, La pensée cbinoise, París, 1934, págs. 361 y siguientes. 46 J. Gernet, Vdge du [er, cit., págs. 69-70 y ss. La singularidad de la situación en el chino la subraya R. D. jameson, «Hands», en Funk and 1VagJ1alls Standard Dictíonary 01 Mytbology, Folklore and Legend, vol. J, Nueva York, 1949, pág. 478; R. Hertz, La préérninence de la main droíte, cit. '7 F. Tiefensee, Cbinesiscbe Hoilicbleeits-Formen, Tokio 1924, págs. 32 y 50-51. , ~ G. E. Lloyd, «Right and Left in Greek Philosophy», en [ournal 01 Hel!enic St udies», vol. LXXXII (1962), págs. 56·66 (véase también, siempre de Lloyd, «Thc Hor and The CoId, the Dry and The We, in Greek Philosophy»,

en }ournnl 01 Hellenic Studies, vol. LXXXIV [1964J. págs. 92-106), G, E, R. Llcyd, Po!arity and Analogy: Two Types of Argumentation in Early Greek Thought, Cambridge. 1966,

160

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de estimulación de la corteza cerebral con electros, el hemisferio' izquierdo gobierna la palabra, también en los zurdos ". Esto no puede no tener un nexo con el hecho de que la sociedad constantemente enseña a usar la mano derecha 50. En las colectividades arcaicas a esta orientación educativa, que corrige de modo sustancial los resultados de la transmisión genética de la información, están ligadas directamente las limitaciones rituales de las funciones de una de las dos manos. Por este motivo, el estudio sobre e! pape! predominante y sobre el significado ritual de la mano derecha puede considerarse como una base intermedia entre la antropología cultural ,y la física. Sólo la contraposición de la mano derecha y de la izquierda, es decir, su asimetrÍa_~es a~solutal!!_~-!.!!~~iversa~./ Los rasgos anatómicos de la asimetna de los hemisferios cere5rales se presuponen en el Homo sapiens fossilis de! paleolítico superior 50, justamente cuando aparecen las imágenes de la mano izquierda, que atestiguan la importancia de la contraposición derecha-izquierda, Por tanto, la observación contenida en los estudios dedicados a los problemas de la simetría, según los cuales «el sentido de la simetría y el deseo real de expresarlo en la vida y en la realidad cotidiana existían ya en la humanidad del Paleolítico» ", ha de ser completada con la tesis de que, a partir de aquella época, se registran también las relaciones asimétricas, destinadas a desarrollar UDa función siempre creciente tanto en la organización de la sociedad como en la interpretación del mundo circundante (incluido el descubrimiento de Pasteur de la asimetría izquierda en la física de laU'!!tíc~las elementales, etc.). --ros datos-citados hacen verosímil la hipótesis de que la contra- .':.posición derecha-izquierda sea una de las primeras que han distinguido el modelo del mundo del Homo sapiens fossilis de los sistemas de comportamiento sígnico que pueden ser reconstruidos por los

161

~9 W. Penfield y L. Roberts, Speech and Brain ivlechanisms, Princeron, 1959. so Véanse los datos sobre la educación social de la mano izquierda como inactiva en Indonesia en R. Hertz, La .prééminence de la main droite, cit., página 556, Análogamente pueden explicarse también los hechos de prohibiciones rituales impuestas a la mano izquierda (véase anteriormente sobre los hause y meru]. 51 Véase la conclusión análoga en el artículo de Needham, A Structural Analysis 01 Purum Society, cit., pág. 97. 52 V. V. Bunak, «Proischozdenie red po dannym antropologii», en Proiscbozdenie celoveka i drevnee rasselenie celooesnia. Moscú 1951, págs. 241-242. No se reconoce universalmente este punto de vista. 53 V. 1. Vernadskíj, Cbímiceshoe stroenie biosiery Zemli i ee ceruzenija, Moscú 1965, pág. 176 (véase, por lo que se refiere a las palmas derecha e izquierda de las manos como manifestación de la simetría de la estructura del cuerpo humano, ibid., pág. 177); A. V. Subnikov, Simmetrija, MoscúLeningrado, 1940, pág. 3.

11

homínidos de épocas precedentes teniendo en cuenta los datos de la.'µ; primatología. Por el contrario, la contraposición masculino-femenino, J que está estrechamente enlazada a la central-periférica de la que se ha hablado anteriormente, caracteriza también a las colectividades de los otros prima tes (si bien los signos del sexo que simbolizan diree,.. tamente esta contraposición aparecen solamente en el periodo auri- I .~ ñaciense). Es particularmente interesante la tesis de Kawamura, según el cual e! rango de la madre en la colonia de Minooteno predetermina el rango (es decir, el lugar en una estructura social concéntrica) del pequeño. En la mayor parte de los sistemas humanos conocidos de clasificación simbólica, la contraposición masculino-femenino o.fgañiZá series enteras clasificatorias. ASÍ. entre los paunenses, de entre los símbolos -cósmicos-de la ceremonia Hako uno simboliza el principio femenino, la noche, la luna, el septentrión", la bondad y el deseo de ayudar, mientras que' el otro -encarna «el principio masculino, el día, el -s'ol y el mediodía» 5\ la guerra, el deseo de hacer daño a alguien (véase más arriba la relación "entre la guerra y la izqúierda en Taclasificación simbólica de Nueva Guinea). La expresión mito. lógica de todas estas contraposiciones (sol-luna, etc.), está bastante detalladamente estudiada, y ya anteriormente la escuela mitológica había aclarado el significado de estas contraposiciones, también en lo que se refiere a los juegos rituales dualísticos de las fratrías, como el juego de pelota de la América central, cuyo nexo con la contraposición sol-luna ha sido puesto en evidencia en la obra clásica de Seler 56. El material norteamericano viene a demostrar este nexo: entre los omaha la fratría del cielo, que está asociada al principio masculino y al septentrión, juega a la pelota con la fratría de la tierra, que está correlacionada con el principio femenino y con el mediodía; en este mismo sistema se da la distinción del sol como símbolo masculino y de la luna como femenino 57. 501 La correlación del septentrión con la serie femenina es característica para el hemisferio septentrional, mientras que la correlación del mediodía con la serie femenina se encuentra en el hemisferio meridional (véase anteriormente sobre los meru}; véase en relación con esta distinción Ivanov-Toporov, Slavians eíe jazykovye, cit., págs. 206 y, 208. 55 A. C. Fletcher, «A Pawnee Ceremony», en 22nd Annual Repon 01 tbe Bureau 01 American Ethnograpby, Washington, 1903, págs. 38 y ss. 56 S. Seler, «Einiges über die natürlichen Grundlagen mexikanischer Mythen», en Zcitscbríit für Etbnologie, año XXXIX (1907), fases., 1 y 2 (véase también E. Seler, Gesammelte Abbandlungen zur Amerikanischen Sprach- und Altertumsleunde, Graz 1960). Véase además íbid, la comparación con la canción popular lituana sobre el matrimonio entre el sol y la luna. ...5; A. C. Fletcher y F. La Fleche, «The Omaha Tribe», en 27th Annuul 01 the Bureau 01 American Ethnology, 1905·1906, págs. 198 y ss.

Report

162

l'

i 1,

A la luz de la hipótesis de Breuil, repetida incluso en los más recientes estudios", según la cual las huellas paleolíticas de las manos son signos mágicos de propiedad, es particularmente interesante el hecho de que en el mismo sistema omaha las mujeres de la fratría del Cielo dejaran, en señal de propiedad, las huellas del pie izquierdo ", y las mujeres de la fratría de la Tierra, la huella de! pie derecho; véase la semejanza funcional de las huellas (imágenes) de la palma de la mano y de la planta del pie en e! arte primitivo". La conexión entre la Iratría del Cielo (masculino) y el izquierdo, y la frarrla de la Tierra (femenino) )' el pie derecho, existente entre los omaha, no se distingue de la correlación de los habitantes de! cielo con la mano derecha y de los habitantes de la tierra con la mano izquierda en el sistema de contraposiciones fiaos antes citado, puesto que en el folklore de muchos pueblos la mano derecha se asocia al pie izquierdo 61 (como diagonal). La correlación de la contraposición de la mano derecha e izquierda con la clasificación social une a los omaha con muchos otros pueblos 62.

58 A. Laming-Emperaire, La signitication de l'art rupestre-paléolitbique, París, 1962, págs. 93, 113 Y 413. 59 Zolotarév veía en esta 'costumbre la señal de la existencia en la Antigüedad de la propiedad colectiva frarrial de la tierra (véase su Rodoooi stroj, cir., pág. 142); Hocart, que ha estudiado minuciosamente la organización social de los omaha (véase en particular Kings and Councillors, cit. págs. 260-261), ha abandonado este reflejo indirecto de la contraposición derecha-izquierda y ha dejado de este modo un vacío en su esquema-ecuestionario» de la estructura amaba (ibid.. pág. 274). El descubrimiento de esta contraposición indica que los esquemas de este tipo pueden ser considerados como una especie de tabla periódica de los elementos, lo que es particularmente importante para las investigaciones en este campo. 60 Hurnmel, Magische Hiinde, cit.: H. Alimen, Prébistoíre de l'Afrique, París, 1955, págs. 452, figs. 135 y ss. 61 Ivanov-Toporov, Slaoiansleie iazvleooye, cit., pág. 9.3. Véase la frecuente partición en diagonal del universo en las representaciones arcaicas de los distintos pueblos, la cual, cuando el universo está representado como un animal universal (por ejemplo la tortuga), debe llevar a la unificación del miembro anterior derecho y del miembro posterior izquierdo. 62 Además de los paralelismos indicados en los bamiléké (Camerún Central) véase J. Hurault, La structure sociale des Bamiléké, París-La Haya, 1962, página 92; P. Delaroaíére, Les instítutions politiques et sociales des populations dites bamiléhé, París 1950, pág. 57; C. Tardits, Contríbution ti l'étude des popuiations Bamiléké de l'Ouest Cameroun, París, 1960, pág. 44. Sobre la distinción de la derecha y de la izquierda respecto del tambor usado para las señales por los bamiléké y los yaunde (véase el tamborcillo chamánico de los pueblos siberianos), véase R. P. A. Stoll, La tonétique des langues bantu et sémi-bantu du Cameroun, París, 1955, pág. 168, Y V. V. Ivanov, «Oh odnom semanticeskom archaizme v bamiléké», en ]azyki Afriki, Moscú 1966, pág. 261.

163

4.

Anciano-joven

en

.r-So!;

Esta contraposición tiene un papel extremadamente importante l0 tanto para la organización social de las sociedades arcaicas, coma para las correspondientes mitologías gemelares, donde dos gemelosfundadores de estirpe están contrapuestos ante todo por estas dos .....características 63. El elemento universal fundamental de interés notable, porque es imprevisible y original, es el significado positivo de ¿ la contraseña joveq, que se manifiesta con -particular ¿Llridad el \ ". foillilledelosmás variados pueblos ", El hermano más joven ha- I bitualmente es más inteligente o más astuto que el anciano, véase, por ejemplo, en los cuentos sobre los griotas en idioma bambara (África): «Koroke o ye dogoni tanú a ka hakili bonya na», «el hermano mayor (koro) se puso a alabar al más joven (dogoni) por su gran inteligencia» ~5. Es de particular interés para el estudio de la correlación de la contraposición mitológica anciano-joven con la clasificación simbólica del tipo examinado anteriormente, la mitología de los incas, Según Garcilaso de la Vega, <muestro padre éuanaü- viO-a los hombres en estado salvaje, que vivían como fieras, se acoplaban como animales y no conocían ni ropas ni casas, tuvo piedad de ellos y mandó desde el cielo a su hijo Manco Capac y a su hij a Coya para que enseñaran a los hombres a adorar al padre Sol, dieran leyes y les enseñaran a construir ciudades, a sembrar maíz y otras plantas y a vivir como conviene a seres racionales, y no como criaturas salvajes. Los hijos del Sol atravesaron todo el país e hicieron todo aquello que les había ordenado el padre Sol y fundaron las primeras ciudades. La ciudad de Cuzco fue dividida por ellos en Hartan-Cuzco (Cuzco superior) y Hurin-Cuzco (Cuzco inferior). Los hombres que siguieron al primer inca, Manco Capac, se establecieron en Hanan-Cuzco, tomando así este nombre; sin embargo, aquellos que siguieron a su hermana, y, al mismo tiempo, mujer, se establecieron en Hurin-Cuzco. Esta división se hizo para que no se borrara la memoria del hecho de que una parte de la

í

ea Zolorarév, Bodovoi stroj, cit. ~4 A. N. Veselovskij, Poetíka. en Sobroníe socineníi, serie 1, vol. H, fascículo I, San Petersburgo, 1913, págs. 135-136; Sravnitel'naja mifologija i ce meted, en Sobranie socinení], vol. X, Moscú-Leningrado 1938, págs. 86 y 123. ~ ~5 V. P. Tokarskaja, «Rasskazy .o griorach», en Africana Kul'tura ;azyki naradov Afriki, Moscú-Leningrado, 1966, pág. 29.

164

población fue recogida por el rey y la otra por la reina. Manco Capac ordenó a las gentes de Hanan-Cuzco que se considerasen como hermanos y ambas fratrías como la mano derecha y la mano izquierda, el principio masculino y el principio femenino» os. En este texto se observa claramente el nexo de las contraposiciones anciano-joven, masculino-femenino, derecha-izquierda 67; la última de estas contraposiciones está presente claramente también en los rituales de los incas, en los que cada fratría y sus jefes ocupaban los lugares de los lados (es decir, la periferia) de la plaza central. El lado de la fratría de Hanan, vuelta hacia el septentrión ", se banaba a la derecha de quien miraba la puesta del sol, mientras que el lado de la fratría de Hurin. vuelto hacia mediodía, se hallaba a la izquierda de quien miraba la puesta de sol ": Análogas funciones rituales de contraposición derecha-izquierda se conservan todavía en algunas sociedades esotéricas en Bolivia, a pesar de que la vincula_.';"ción entre la relación derecha-izquierda sea inversa respecto a la orga.....nización de los incas 70. La función de los hermanos ancianos y de los más jóvenes en las instituciones incas antes citadas pueden parangonarse con la contraposición del hermano mayor y menor en la mitología zuñi (véase anteriormente) y en otros sistemas análogos. Puede encontrarse una analogía más próxima en la leyenda sobre el origen de la organización dualística de la tribu bata (Nigeria septentrional), en la que la contraposición del hermano anciano y más joven está correlacionada con la distinción de la orilla meridional y septentrional. El hermano mayor está ocupado en empresas bélicas, mientras que el menor se

66 Garcilaso de la Vega, Royal Commentaries 01 the Inca, vol. I, Londres, 1869, oág, 67. 67 La última contraposición no se ha considerado en el esquema de la organización social de los inca que Hocart da en King and Councillors, cit., página 275 (véase el espacio vacío en la línea 9 del esquema V, y compárese anteriormente el análogo vacío en la línea 3 del esquema III del «sistema periódico de Hocart para los omaha}. Zolotarév, que, al igual que Hocart, ha establecido el significado particular de este material para el estudio de la clasificación binaria (dual), considera incomprensible «la razón por la que los hombres, que descienden del hermano, deban considerarse hermanos, mientras que aquellos que descienden de la hermana, hermanos menores» (Zolotarév, Rodovoi stro], cit., pág. 195), pero esto concuerda con los datos tipológicos sobre los vínculos recíprocos de las contraposiciones anciano-joven, masculinofemenino. ea Véase anteriormente la función del símbolo septentrión en el hemisferio meridional. 69 R. Olson, «Clan and Moiety in Native América», en University California Publicatíons, voL XXXIII, nota 4, 1933. 70 R. Latcham, «The Totemism of the Ancient Andean Peoples» en [ournal

01 tbe Royal Antbropological Lnstitute, vol. LVII, Londres, 1927,' pág. 78.

165

I[

/'

Puede

compararse

a esta antigua

historia

india de usurpación

la

dedica a ritos religiosos 71, Esta última correspondencia funcional es casi universal. En las islas Fiji los heraldos, que son los maestros de ceremonia, pertenecían a la rama de los segundones, y los jefes, a la rama más antigua 72. En la India los hermanos más jóvenes de las familias de brahmanes se hacen sacerdotes y este hecho está reflejado en las contraposiciones mitológicas respectivas; la única excepción conocida es la historia de Santanu que usurpó el trono al hermano mayor Devapi, pero esto no hace más que confirmar la, regla general", ya que el resultado de la usurpación fue la sequía que duró doce años (explicable con la relación, universal para todos los sistemas mitológicos, entre el rey y la fertilidad simbolizada por la imagen del rey". Tras esto, el hermano mayor (Devapi) se hizo sacerdote, lo que se explica solamente con la excepcionalidad de la situación.

que se hizo sacerdote

por ser el hijo menor

y el más

historia hitita que se remonta a la época del nuevo reino y está expuesta en la autobiografía de Hattusili III. Hattuéili explica desde un principio

débil: «Mi padre Mursili tuvo cuatro hijos, .. Yo era el más pequeño de todos ellos. Y cuando aún era niño y hacía de mozo de cuadra, Israr, mi señora, mandó, a través de un sueño, a Mursili, mi padre, a MuwataIli, mi hermano, diciendo: 'Los años de Hattuéili son breves: no vivirá mucho. Dámelo: se convertirá en mi sacerdote y entonces vivirá.' Y mi padre me cogió, y siendo aún niño, me consagró al servicio de la divinidad. Y sirviendo como sacerdote a la divinidad yo hacía las libaciones de los sacrificios, Y en manos de Istar, mi señora, conocí la felicidad. Is tar, mi señora, me cogió de la mano y me manifestó su poder divino» ". Tras la muerte del padre, 71 C. Meek, A sudanese Kingdom. An Ethnographical Study 01 the Tuku12-speaking Peoples 01 Nigeria, Londres, 1931, págs. 1-2. 7'2 A. M. Hocart, «Fijian Heralds and Envoys», en [ournal 01 the Royal Anthropological lnstítute, 1913, pág. 109; Kings and Councillors, cit., pág. 186. Sobre las funciones rituales del heraldo en las islas Fiji (en conexión con las otras contraposiciones, en particular con la del interior de la casa-fuera), véase Hocart, Coste, cit., pág. 91. 73 Hocart, Kings and Counciílors, cir., págs. 134 y 189. 74 Además de los datos aportados por Hocart (en Kings and Councíllors, cit., passím), véase el texto, particularmente significativo, pe la oración de Rapa Nui sobre el rey, portador de la fertilidad, de A. Métraux, Easter Island, Londres 1957, pág. 89. Véase también en el ceremonial de la corte real del Benin el funcionario competente, aragioa. que tenía que saber las fechas de las últimas lluvias: H. Melzian, «Zum Festkalender van Benin», en Afrikanistische Studiem, Berlín 1955, pág. 97. Véase también la mención del príncipe hecha

a propósito de la escasez de agua en una canción ritual abcheza: N. ja. Marr, O ja'l.1'ke i istorii abcbaroo, cit., pág. 115. 75 'La cita está tomada de E. H. Sturtevant y G. Bechtel, A Hittite Cbresto-

166

el hermano mayor Muwatalli, pasó a ser rey, le sucedió Urhitessup, hijo de la segunda mujer de Muwatalli, y solamente más tarde Tattusilí III usurpa el poder a Urhitessup, justificándose con la voluntad expresada por su protectora, la diosa IStar. Por tanto, la contraposición anciano-joven se entrelaza con la contraposición no ceremonial-ceremonial y con su forma más tardía que ha llevado a la distinción del poder laico y sagrado ". La valoración positiva de la característica joven en el folklore, en la mitología y en los rituales concuerda también con los datos lingüísticos. En la inmensa mayoría de las lenguas del Viejo Mundo los significados 'grande'c'pequeño' y 'viejo'c'joven' coinciden. La relación 'más viejo'v'rnás joven' que es un caso particular en la relación 'más grande'c'més pequeño' 77, en la mayor parte de las lenguas del mundo sirve para designar a este último. La palabra significante 'niño' tiene con frecuencia el significado de 'joven', 'pequeño' (también en las lenguas en las que una misma palabra sirve como diminutivo). La y__alQr~ªción afe.0.~p-osítiy--ª~_de la característica 'pequeño) ,t 'joven', tanto a nivel gramatical como lexicológico, 'está ligada al hecho de que dicha característica es marcada. En muchísimas lenguas de Asia y de Africa la palabra que significa 'niño', 'pequeño' está presente ya en función autónoma, ya en calidad de segunda parte de la palabra compuesta: en eve vi 'niño', 'jovencito') 'retoño', en santali bopon, en khmer ka: b, en keto (ostjako del Enisej) dyl' 'niño', 'pequeño', etc. Entre los varios extremos -la palabra 'niño' y el afijo diminutivose colocan también casos intermedios, como el funcionamiento de la palabra 'niño', 'pequeño' en los nombres compuestos (descriptivos) usados para indicar los menores del hombre como en jugo (keto del Sym) fig~dil' 'niño' ('macho pequeño') -véanse los más arcaicos pif!,gedyf.,___j, higgedyl' registrados en el siglo 9VIII: pig>/ig>hig, 'varón'xim-dil' 'niña', 'muchacha' (xim 'mujer'); en sumérico dumu sal 'muchacha') 'hija' ehijo' o 'niño'+ + 'mujer'); en klerner ka: n prob 'hijo': ko: 11 srei 'hija'; en japonés

mathy, Filadelfia 1935. Véase nuestra traducción rusa «Avtobiografija Chattusilisa III» en Chrestomatija po istorii Drevl1ego Vostoka, Moscú, 1963, págs. 326 y siguientes. 76 Hccart, Kings and Councillors, cit. cap. XII, págs. 158 y ss. (Véanse en los periodos sucesivos las agudas observaciones, a las que no se puede no adherirse, en las págs. 99-100.) A prooósito del material tibetano, usado por Hocart (ibíd, pág. 193) véase el estudio de G. Tucci. «The Sacral Chatacter of the Kings of Ancient Tibet», en East and Wesl, año VI, Roma, 1955) páginas 197-205 (nótese en la pág. 199 la indicación de que el chamar principal, gshen eñan, estaba sentado a la izquierda del rey). 77 E .. Sapir, «Cradinz» en Selected Writings, 1951: M. Bierwisch, «Sorne Semantic Üniversals of Germanic Adjectives», en Foundations 01 Language, volumen III (1967), nota 2,

167

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I

I

de parentesco

están formados

mediante

el tema con

otoleo-r-no ka 'niño'; onnar+no ka 'niña'; en tSQU ok,-...;no.-..,¡mames· pini 'niña': oko-r-no=-habácini 'niña'. En dichas expresiones descriptivas de las lenguas naturales se dan de manera evidente las «figuras del contenido» a las que los lingüistas en sus metalenguajes artificiales sólo ahora llegan. Es además esencial el hecho de que corrientemente mediante un morfema particular (derivado de la palabra significante 'niño') se designe el significado 'pequeño', 'joven', lo que corresponde al marcado carácter positivo del significado. Esto es absolutamente válido para las lenguas en las que se designa, con un determinado morfa cero, solamente la relación 'más joven' (más pequeño'). Mucho menos frecuentes son las lenguas en que la relación opuesta 'más grande' ('más viejo') se designa mediante un morfema particular con el significado originario de 'padre' (tsou meoyi, en las expresiones del tipo meoyir-rnor-rcou 'hombre grande', 'adulto' "). Pero también en lo que se refiere a estas lenguas es poco probable el punto de vista según el cual en el sistema de los términos de parentesco, en el que es importante la relación de polaridad 'más viejo'-'más joven' 79, esté marcado el primer miembro 80. En los casos de lenguas en las que los términos

el significado 'más viejo', por ejemplo, ,..._.kulu en nyamwesi, llwana, ngonde, gamba y otros idiomas del África oriental.", también aquí se dan los términos correlativos de parentesco derivados del tema con el significado 'más joven' (nyamwesi mukulujmuzuna "). A la más amplia difusión de las formas diminutivas, respecto a las aumentativas, corresponde la existencia de lenguas en las que para la formación de los términos de parentesco se usa solamente el morfema diminutivo (y no aumentativo) (latín auunculus 'tío materno': avus 'abuelo' "), o si no la palabra 'niño' (véase la denominación

78 Sobre las formas adoptadas véase N. A. Nevskij, Materialy po govoram ja'l.yka cou, Moscú-Leningtado 1935, págs. 54, 59, 60-70 Y 94. 79 R. M. Reid, «Marriage Systems and Algebraic Group Thecry» en American Anthropologist, vol. LXIX (1967), nota 2, págs. 173-174. an A propósito del iroqués esto se afirma en la ponencia de F. G. Lounsbery, «The Structural Analysis of Kinship Semantics» en Proceedíngs 01 the Ninth International Congress 01 Linguists, La Haya 1964, págs. 1084. 81 D. A. 01'derogge, «Sistema rodstva bakongo v XVII v» en Alrikanskij etncgraiíceseíi sbornik, III, Moscú-Leningrado 1959, págs . .34-35. 82 Sobre el carácter arcaico de ese esquema de designaciones, referente a las estructuras «elementales» de parentesco con las clases matrimoniales, véase Ol'derogge, Sistema rodstva bakongo, cit., págs. 33-34. 83 Para la explicación de este término con la estructura de los sistemas de parentesco omaha, véase F. G. Lounsbery, The Structural Analysis, cit.: por 10 que se refiere al latín nepos véase Ol'derogge, Sistema rodstva bakongo, cit., pág. 16; sobre la diferencia entre los sistemas omaha-crow y los «elementales», véase C. Lévi-Strauss. «Vingt ans apres» en Les temps modernes, septiembre 1967, págs, 400-401.

año 'XXIII,

168

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de madrina y padrino mediante la composición con misun en mixe y el morfema miín 'niño' en algunos términos de parentesco en la lengua telifomin en Nueva Guinea"'. También concuerda con los datos lingüísticos expuestos el uso de la palabra 'niño' en calidad de título honorífico de la organización de «casta» en India y en las islas Fiji '". La coincidencia de los datos lingüísticos, folklórico s y mitológicos ;. hace suponer que el significado positivo de la característica menor' sea una peculiaridad importante de todos los sistemas sígniccs humanos. Los datos de la primatología adquieren un significado más -- relevante aún, según los cuales el menor de los hermanos y de las ...... hermanas recibe un rango más alto (en el sentido en que se ha de() finido anteriormente) respecto del hermano mayor. Probablemente pueda hablarse aquí de una coincidencia muy significativa de la estructura de las colectividades humanas y de las colectividades ele los otros primates. Las cuatro contraposiciones que antes se han considerado forman parte de las series clasificatorias que también comprenden algunas otras contraposiciones, a las que se ha hecho referencia de pasada S7. El número de estas contraposiciones) presentes de manera manifiesta (por lo general en el nivel de consciencia para los miembros de las colectividades correspondientes, a diferencia de las contraposiciones lingüísticas-fonológicas y gramaticales-inconscientes) en la mitclogía :" y en el comportamiento ritualizado, es relativamente pequeño. El sistema universal relativamente simple de semejantes contraposiciones se realiza, en cada sociedad concreta, de manera distinta, '~que no depende tan sólo de este sistema universal. A pesar de que todas las contraposiciones de los tipos examinados j,.'j son binarias (no sólo para .el investigador, sino también para el 1 portador del sistema correspondiente as), de ello no se deriva que la sociedad misma que se sirve de tal sistema clasifica torio binario tenga que ser necesariamente dualística. Se conocen casos en los que - -_ .. '"J

M S. S. Hoogshagen y W. P. Merrifie1d, «Coatlan Mixe Kinship» en Southwestern [ournal af Anthropology, vol. XVII (1961), nota 3, pág. 223. 85 A. Healey, «Linguistic Aspects -of Telefomin Kinship Terminclogy» en Anthropological Linguistics, octubre 1962, pág. 25. S6 Hocart, Caste, cit., págs. 74 y 109-110. 87 Un ensayo tipológico de estas contraposiciones figura en el libro de Ivanov-Toporov, Slaniansleie ;azykovye, cit.: C. Lévi-Strauss, Le cru et le cuit, París 1964; Le miel et les cendres, París 1966. 88 No parecen justificadas las dudas acerca de la realidad de estos sistemas de contraposiciones, dudas recientemente planteadas en la recensión de J. Goody al libro de M. Griaule Conoersotions with Ogotemméli, en American Anthropologist, vol. LXIX (1967), nota 2, pág. 240.

169

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se da en Ali"stralia, país

~

las contraposrciones binarias son la base del sistema clasificatorio ~~ de una sociedad no dualística, por ejemplo, en la tribu de los purum, donde la sociedad se funda en el intercambio circular de los partners en una «unión de tres clanes» S9. El caso más simple para la investigación

cuatrimembre,

por ejemplo,

al sistema

de cuatro

grupos

clásico de las «mitades», donde las contraposiciones binarias .en las clasificaciones simbólicas pueden estar con frecuencia relacionadas directamente con la organización dualística. El estudio de los sistemas clasificatorios australianos se ha usado siempre, pues, como punto de partida para exponer los principios de tal clasificación so. La superposición de las dos contraposiciones binarias puede conducir a un sistema

sociales, orientados según los cuatro puntos cardinales y ligados con otras diferencias cuarrimernbres, sistema sacado a 1<1 luz para las más variadas sociedades por Hocart 91. Un problema particularmente interesante es la correlación de la clasificación quatrimembre de este tipo y de la estructura concéntrica determinada por la estructura que hemos examinado antes centroperiferia. Estas dos estructuras pueden contraponerse, como se ve por la contraposición de los fuegos (hogares) cuadrangulares del cielo a los hogares circulares de la tierra en Roma, en Grecia y en India (v-éase anteriormente) y por la contraposición cuadrangular-circular en el sistema clasificatorio-pitagórico, etc. Pero en muchos casos la estructura cuadrangular se superpone a la circular (concéntrica). El resultado inmediato de dicha superposición es el signo gráfico egipcio, usado para designar «aldea», que representa una cruz inscrita en un círculo; en este geroglífico se ha visto justamente el reflejo de una estructura social que tiene vastos paralelos en los diferentes países de¡ rnundo ?'. Pero el examen de la relación de la ,~---~ 'clasificación---_binario \v de la organización real de la --J' 89 D. A. Ol'derogge, «Tréchrodovo¡ sojuz v jugo-Vostocnoj Aail» en Sovetska;a etnograíi]a, nota 4 (1946), págs. 171-186; R. Needham, As Structural Anal-ysis 01 Purum Society, cit., pág. 97. sn E. Durkheim y M. Mauss, «De quelques formes primitives de classifications» en Année sociologique, vol. VI (1903), págs. 9-10; Zolotarév, Rodoooi stroi, cit. 91 Hocart, Kings and Councillors, cit.,; Caste, cit. ea Hocarr, Kings and Councillors, cit., pág. 250 (donde se propone la comparación con la estructura de los monasterios de Cevlén): G. Thompson, Studies in Ancient Greek Society. vol. II, The First Pbílosopbers, Londres 1955, cap. IV, 2. A pesar de la inaceptabilidad de la orientación sociológica general del libro de Thompson, éste contiene una serie de justas observaciones tipológicas. Sobre el signo del círculo, dividido en cuatro sectores en los tamborcillos chaménicos véase S. V. Ivanov, Materialy po izobrazitel' nomu iskusstvu narodou Sibírí XIX -nacala XX VV1 Moscú-Leningrado, págs. 163 y ss.

170

sociedad requiere que se ponga en evidencia la simultánea existencia, en Egipto, del sistema cuadrangular, atestiguado no sólo por el citado jeroglífico, sino también por la ceremonia de «consagración del campo», durante la cual el rey se dirigía, por turno, a los cuatro puntos cardinales (al igual que en análogos rituales chinos antiguos), y de la clasificación binaria en que se sustenta este sistema. Como estableció en 1941 A. M. Zolotarev en su investigación sobre cosmogonía dualística, y, más tarde, independientemente de él, Frankfort, el poder real egipcio era dualístico por naturaleza: «Esta extraordinaria concepción expresaba de forma política la tendencia, profundamente arraigada, de los egipcios de ver el mundo dualística mente como una serie de contradicciones binarias, ponderadas en un equilibrio inmut.able. El universo en su conjunto se entendía como «cielo y tierra». En esta concepción la «tierra», a su vez, se entendía de nuevo dualísticamente, como «septentrión» y «mediodía», «parte de Horus y parte de Seth» , «dos tierras», «dos orillas del Nilo». El último de estos sinónimos demuestra claramente su carácter no político. Cada uno de ellos es el equivalente del segundo miembro de la pareja más universal «cielo y tierra»; se refieren a la cosmología y no a la política. Sin embargo, cada una d~ est.as parejas era apta para describir las posesiones del rey, ya que toda la humanidad y todos los países de la tierra estaban sometidos al faraón. Con frecuencia se describía Sl1 reino como 'el reino alrededor del cual da vueltas el sol': la tierra» 93. El sistema de las contraposiciones binarias, que compenetra la organización social y las concepciones cosmológicas de todas las sociedades arcaicas y que se conserva con bastante claridad todavía en todas las antiguas civilizaciones provistas de escritura, sociedades habitualmente caracterizadas también por estructuras más complejas, de cuatro y cinco miembros, basadas sobre las binarias (China, Egipto: Grecia, el reino de los incas) de los mayas, etc.), tiene profundos '..~,orígenes psicológicoª-~.la_collciencia ¿el hombre_: La zcopsicología \' coníemporálleü-"l1a establecido qü" las diferencias entre lo oscuro v lo luminoso pueden establecerse con coherencia por espeae~- infenore;,-coillo los pájaros; las mismas oposiciones resultan accesibles también a los «niños-lobos» en estado salvaje, educados fuera de 1:1 colectividad humana. Otras contraposiciones, como se ha advertido ~ anteriormente, son comunes a las coJectividades de los primates v

93 H. Frankfort, Kingship and the Cods, Londres 1948, pág. 74. A propósito de la tipología de la contraposición Tierra-Cielo respecto al doble poder real véase. Hocart, Kings and Councillors, cit., cap. XX y Heaven and Eartb, páginas 256 y ss. (en la pág. 282 se recuerdan también los acontecimientos egipcios, pero no están expuestos con amplitud suficiente).

171

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a las colectividades humanas. Las mismas series de contraposiciones .~ se manifiestan también por cuanto se refieren a las imágenes mitoló- , gicas universales que son comunes para la mayor parte de las mitologías (si no para todas): la imagen del animal universal, del árbol universal (o bien del hombre o del animal sobre el árbol o junto a él). Queda todavía por aclarar si la serie de contraposiciones son más antiguas desde el punto de vista evolutivo respecto a estas imágenes universales que se conservan C0l110 arquetipos,

172

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CIV'JAN

La semiótica del comportamiento humano en situaciones dadas (principio y fin de la ceremonia, fórmulas de cortesía)' LF-;",'t..l ;.I..c<-J

T. V.

En toda sociedad la condición necesaria para un compottamien to humano correcto es la ejecución de un conjunto de comportamientos particulares, cuya función principal (aunque el sujeto no siempre se

dé cuenta) es la de determinar la posición del individuo respecto a los restantes miembros de la sociedad; en este sentido, el aspecto del contenido (o práctico) del comportamiento de cortesía (prestar servicios, manifestar simpatía, prestar atención, interés, recriminación, erc.) pasa a un segundo plano, o, dicho de otro modo, la función referencial de lo~omportamientos ce enqueta/puede pasar ~a ser secundaria respecto a la que podemos llamar social. ,./, . -' A este conjunto de comportamientos lo hemos definido como ~_~/,comportamiento de etiqueta;' (sin interpretar este término en un sen-

jazyka etiketa»,

modeliruiu, im sistemam, Tartu, 1964; «K nekotorvm voen Trudy po znaleoirym sistemam JI, Tar-

í

* Título original: «La semiotica del comportamento in situazioni fisse {inizio e fine della situazione d'etichetta )», en Ricercbe ... , cit. 1 La autora ya ha tratado varias veces los problemas de la cortesía .. Puesto que en los estudios que se han publicado se han iluminado varias cuestiones, y cada uno de estos estudios en cierto sentido continuaba y desarrollaba el anterior (lo que es aplicable a este ensayo) aquí se usarán y expondrán algunas tesis ya enunciadas, lo que no siempre se precisará explícitamente. Véase T. V. Civ'jan, «K opisaniju etiketa kak semioticeskoj sistemy. Tezisy», en Simpcaiam po strukturnomu íruceniiu znakovych sistern, Moscú 1962; ~~K nekotorym voprosam postroenija jazyka», en Programma tezisv dokladov J.I letnej postroenija

ileole po vloricnym

prosam

173

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, .' tido estrictamente lingüístico). Su variado y rico equipamiento -el " '.' l.lel1guaje natural en su modalidad escrita u oral, donde se dist. ;/ •• tingue un determinado estrato de fórmulas fijas 2; los gestos y en ~c._."" un sentido más amplio, ....lO} kinemasj los accesorjos, es decir, los I objetos que adquieren un significado ritual (trajes, flores, adornos, cosméticos) menús, obras de arte, etc.) 3_ contempla determinadas reglas de combinación de signcs.fLa sintaxis es tanto más compleja . cEflE!o más ampliamente se utilic~ el «léxico» de etiqueta. Esto alcanza su máxima dimensión en las ceremonias (como por ejemplo, el protocolo diplomático), donde, por lo general, se utilizan los comp6rtamieiito-Sde~las "jres secciones del equipo de etiqueta, mientras que en la vida cotidiana nos limitamos él las fórmulas o a los kinemas, o bien a sus combinaciones elementales. Si al conjunto de los corn.) ;, I?9~tamientos de _etiqueta se le considera como-a - una'lel}g¡¿_a _orga""'" nizada de manera particular, deberán destacarse sus mgos __esp~cíficos: -:. fa -húero-geneidaa de los elementos materiales que la forman; su ';;', apertura, como lo demuestra el hecho de que todo medio de' co./ rnunicación (palabras, gestos, objetos, etc.) cuando es llevado a una situación de etiqueta, es decir, cuando entra en la zona de acción del «campo de etiqueta», comienza a desarrollar el papel de comportamiento de etiqueta e independientemente de la complejidad de su propia estructura se percibe como signo unitario (véase por ejemplo, [a diferencia entre «serenata bajo la ventana» y serenata en general, como género musical); el particular carácter de uso y de unió" de los elementos con amplias posibilidades de combinación. duplicación, reducción, ocasionalidad, etc. La observación y la simple experiencia muestran que en la vida cotidiana para alcanzar el fin antes mencionado, es decir, para mantener una orientación correcta en la sociedad, es suficiente con poseer unk1íni~1o conocim~~nto de come.?rtamientoy'(su ejecución puede ser automática, y ello puede interpretarse como un alto nivel de orientación por parte del individuo en situación de etiqueta, es decir, como correcra definición de la posición social relativa de sus participantes). tu 1965; Contribution ¿¡ l'ét ude de certains systémes sémiologiques simples (en prensa). a Véase con referencia a esto F. Pap, «jazyk i etiket», en Russkij jazyk v nacíonal'noi ieole, 1964, 1. 3 El lenguaje de la etiqueta además, sobre todo por lo que se refiere a la última sección (los accesorios), reacciona de una manera muy sensible a los· cambios de la moda; en general, el recíproco lazo entre etiqueta y moda es un problema de investigación semiótica y sociológica especial, que no tocaremos el presente trabajo.

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El continuum del comportamiento social puede romperse!"!'_}i- -,: ~" tuaciones de etiqueta (SE) (que se suceden en el tiempo y en el ...... , espaClür;:a3a- una de cuales exige un/<:'l-.rgpor!amiento de e!i~ta/ (CE) correspondiente, es decir, la aplicación de comportamientos determinados. Las elaboración y la clasificación de las SE favorecerá '~una adecuada traducción del lenguaje de los hechos al lenguaje del CE (como acabamos de decir más arriba, es esencial justamente ese fragmento de los hechos que ayuda a la hora de establecer la jerar-; quía social). Es natural que la elección de los comportamientos 110 dependa solamente de la SE (que puede incluso tener simplemente un significado concretizan te) sino también el status social de sus participantes, expresado bajo forma de equipo de contraseñas diferenciales propuestas por nosotros, del que más adelante hablaremos más detalladamente. De alguna manera, todo comportamiento del hombre como miem" , bro de una determinada sociedad puede definirse como/ é:!_e_ etiqueta •. ~ ,_'porque la sociedad nunca le permite que se olvida ni de su exiso: tencia ni de sus leyes, independientemente del hecho de que esté .¡,\.... representada in corpore por un grupo más o menos numeroso o por un solo individuo. Así se obtiene una verificación constante de la estructura mediante el mecanismo del [eed bacle. En,~i,uac:iones habituales de la vida cotidia~itrabajo, servicioreposo-casa Fel hombre, por 10 general, no encuentra dificultad a la hora de relacionarse con las personas que le rodean. Esto es consecuencia del carácter habitual y repetido de las situaciones, en las que los pesos (o los valores) recíprocos de los participantes están definidos de una vez por todas, y por tanto a las situaciones indicadas, quizá incluso hasta bastantes variadas, le son fijados comportamientos constantes (de regla, mínimos o reducidos); pero también es posible que .se den casos contrarios: la ejecución escrupulosa ae un ampHo-equipo aec~~ientos qu'e "p~Jedecré!eTminars;ño-t8nto po""fCaUsasobjet'iVa"s:'·cuanto ·p6r'laiñdivi"t1ualicLíOC1erejecutor. Fórmulas verbales fijas pueden introducirse en estos cornportamienros: saludos a los familiares, compañeros, conocidos: formas
cí?

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9. ~

literarias existentes-,

b rebelión de la persona contra la sociedad

... los casos mencionados tan sólo se precisa la confirmación del CÓdlO"O ( de etiqueta establecido ya que éste, a su vez, será la confirma-i' ción de In solidez del status social que consideramos como la "\..garantía de nuestra inteoridad. Por tanto --véan~e las distintas obras \_-'

175



ordinarias;

lo que los destinatarios

in-

(o contra una unidad suya, por ejemplo, la familia, el eterno problema entre padres e hijos) por lo general empieza con un cambio del código en las situaciones

servarse en su reserva pasiva):

por ejemplo, X está dudoso

sobre si

terpretan como una deformación de la jerarquía social en una dirección determinada (y puede adquirir un matiz tanto' cómico como trágico ). Por lo general, el hombre se enc_u~ntra en dificultades cuandg __se _) enfrenta a situaciones nuevas o raras. Estas dificültades pueden,t -~, referirse tanto ,,1 córrtenido «<slgnificado») como a la forma (ssignificante»). En el primer caso subyacen SE en las que el participante, ,;J \. por alguna causa: TI? pueO'e deter~nar correctament.e el peso de \ -:)'" los partners, es decir, no puede orientarse correctamente en una I sociedad determinada; además, puede tener dudas sobre la exactitud j de sus evaluaciones (dificultades similares, por ejemplo, pueden sur\) gir en una sociedad desconocida). D~cI-, _~_yunto de vist'L._de la, __.p forma ,se trata entonces de la elección de los comportamientos, indu-, 'da5Iemente conocidos por el ejecutor (cierto es que pueden con-

~.?

tiene que saludar a Y sólo verbalmente o si a la fórmula verbal ha de añadir también el acto de tenderle la mano, y así por el estilo, En el segundo caso se trata de situaciones que exigen comportamientos desconocidos para el ejecutor (como por ejemplo, el miedo común ante una cubertería complicada en una comida oficiala ante un plato " desconocido). A pesar de que según el sentido común, lo esencial es la superación de las dificultades de contenido (en cualquier caso puede I estar repleto de consecuencias), por 10 general los errores «formales» I se ven de manera morbosa. Quizá esto se deba a la propia tendencia I t"ldel hombre (aunque sea en un nivel inconsciente) a confirmar la propia posición social, en el caso de que esté más o menos satisfecho con ella, o (y esto es lo más frecuente) a elevarla, o, en todo caso, a demostrar su conformidad con el grado sucesivo (véase la expresión inversa de esta tendencia en la autohumillación, en la autodeterminación voluntariamente incorrecta y reducida en la escala social, antes que en ninguna otra cosa, naturalmente, en Dostoievski) 4. Los dificultades derivadas de la ignoranci a de los comportamien.7 ¡;., tos, se superan con facilidad elemental y, especialmente, si el ejecutor ·~, ....l" está interesado en superarlas. Todo depende de su receptividad. Es .. ,--. ~ por esto por lo que aquí no trataremos este problema .v dedicaremos , Existe un adecuado y <¡humilde» equipo de comportamientos de etiqueta: fo.) las fórmulas verbales del tipo de nosotros los pobres> qué podemos hacer> nosotros, entonces, no me atrevo>' los medios supersegmentales: las entonadones marcadamente humildes; los gestos exageradamente minuciosos: fre~) cuentes y profundas reverencias, pasitos cortos, etc.

1 176

177

nuestra atención sobre todo al problema de una correcta orientación del hombre en la sociedad, puesto que está ligado al tema de las situaciones fijas, y precisamente al principio y al fin de los CE. ~ _-'" Ya hemos dicho anteriormente que el continuum de los CE • "puede dividirse en una serie de SE discreta (qué escoger como unidad ,.-,' mínima, cuáles serán sus características espaciales y temporales, todo esto es un problema de investigación especial práctica, que sobrepasa los límites de nuestra competencia), cada una de las cuales tiene un principio y un fin. Las unidades mínimas se reúnen en unidades mayores, cada una de las cuales, a su vez, tienen principio y fin. Como resultado podemos considerar las situaciones comparables a un segmento de texto coherente de etiqueta, limitado por un principio y por un fin distintos Q, en todo caso, dotado de antecedente y de continuidad. Puede distinguirse entre estos segmentos una SE! cuyo ,principio sea un saludo y cuyo fin sea la despedida (por ejemplo, un ':..encuentro, conocer a alguien, una visita, etc.). En nuestros trabajos anteriores ya hemos hablado de la impor- .., ! \ rancia esencial del principio y del fin en las SE, puesto que justa<mente es en estos distintosmomentru donde se afirma y se acentúa con mayor determinación la relación de la posición social (de los pesos) de los participantes, lo que indica también su posición en la jerarquía social de una determinada sociedad (posición que el hombre por lo general no se siente inclinado a cambiar por una más baja, y que sólo lo haría en caso de protesta y por consiguiente a causa de determinadas convicciones), y que por tanto también confirma la solidez de la sociedad que protege a sus miembros. Esta diferenciación empieza ya desde la aclaración sobre gl1j~!L,
12



la siguiente premisa: a pesar de habernos impuesto una tarea puramente descriptiva, sin quererlo, aparecen los conceptos de norma, ! valoración, buena o mala estrategia, comportamientos denominados correctos o incorrectos, el CE correcto o incorrecto. Y esto, a nuestro '.,,_entender, sucede no por el hecho de que el tema «etiqueta» imponga '__.un estudio de la etiqueta, sino porque la clasificación social no es un hecho natural determinado. Todo lo contrario, toda sociedad nueva, tanto si se instaura de modo gradual y pacífico o, mejor aún, por la vía revolucionaria, decreta a sus miembros una estructura social determinada. Es condi.ción necesaria de su existencia la constante confirmación de la estructura dada, la garantía de su desarrollo / según una (la) lógica de desarrollo de la sociedad misma. Puesto que / ; un miembro común de la sociedad no posee la libertad de elegir su propia posición social (que puede ser determinada mucho antes de su venida al mundo, permaneciendo su importancia durante muchas generaciones: cfr. los «estados»), la sociedad determina su posición, lo que, particularmente, en un nivel formal, se expresa ~n el hecho de dotar al individuo de un determinado equipamiento/de comporta.mientas de etiqueta (J_~lig_ados/ es decir, una indicació;-suplemen'_:tafi:fOelosliffiites'-más allá 'de los cuales el hombre no tiene el derecho de salir para no dejar su sitio y de este modo violar la intangibilidad de la estructura social que tan cuidadosamente es protegida por nosotros. En los casos en que, gracias a determinadas condiciones objetivas, la posición jerárquica del hombre cambie realmente hacia una u otra dirección, la sociedad le permite las correspondientes variaciones en el equipo de los comportamientos de eti~;' queta. Pero si a pesar de todo el individuo sigue usando los comportamientos de la «antigua reserva», estos anacronismos servirán para indicar (o desenmascarar) su posició;--anterior.- Esf~ecuente que un hombre que/desee cam~i~~~~_p~icióE...so_~~aJ;~recurra a un cambio .-;,' "arbitrario, por ifai.ñar¡o de alguna manera, de su equipo de etiqueta ,'(ío enriquece o por el contrario, lo simplifica), lo que nunca conduce a los resultados deseados. Entre otras cosas, puede decirse que para una definición correcta de la diferenciación social tiene gran significado lahL1to-evalL~ón y la eval~Jación del partner) a lo largo de la SE Y después de ésta ('«J(e'Sñlaleaüc'a'Cfc);';~ese'Jucado», «poner en su lugar», «hacer comprenden>, «acoger bien - todos están satisfechos», etc.); estas valoraciones forman parte de las contraposiciones correcto-incorrecto, con venien te- inconvenien te, permitido-prohibido, buenos modos-malos modos, etc. De alguna manera, todas estas contr-aposiciones pueden llevarse a la contraposición sacro-mundano por un lado, y no-sacro-no-mlmdano por otro, contraposición que

178

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descubre determinados tipos de orientación en el espacio social". A la hora de pasar al análisis de las situaciones saludo-despedida, ,1" - recordemos que siempre se divide a los participantes de la SE en -r • "dos grupos: emisor (A) v destinatario (a). A lo largo de la rela, ción, esto es, cuando se realiza la SE, estos papeles se alternan, puesto que, en primer lugar, a la respuesta le puede seguir un mensaje y, en segundo lugar, la misma respuesta puede contener un mensaje y necesitar una contestación. Nosotros tan sólo analizamos aquí la SE del principio y del fin, deteniendo el análisis en la primera contestación, por lo que los papeles (A) y (a) serán fijos. La iniciativa de la elección del código pertenece a (A), por tanto, su tarea es más compleja que la de (a), quien, en cualquier caso, no se encuentra frente a lo desconocido y puede servirse del código propuesto. Al empezar una SE, (A), a lo largo de un arco de tiempo limitado, tiene que hacer un análisis del ambiente y de los partners con el fin de escoger de entre el arsenal de comportamientos de saludodespedida, que es limitado, los comportamientos propios del caso y ejecutarlos de modo que se cree un cuadro adecuado de las posiciones sociales de los participantes en la mencionada (determinada) SE. Por tanto, la tarea de (A) puede definirse como social'. Además, se encuentra ante sí con otras tareas bastante importantes: la indicación de los limites de la SE, es decir, la señalización de su principio y de su fin. (A) aplica comportamientos que indican que a partir de un- Cierto- momento un determinado grupo de personas se unen, pasando a ser los participantes en una SE, y que desde ese momento sus acciones (palabras, movimientos, etc.) adquieren un significado semiótico (y no ya, digamos, puramente pragmático o incluso biológico) correspondien te a las tareas de la SE determinada: tareas de orden personal: expresar o esconder los propios sentimientos a los partners, producir una impresión que garantice un desarrollo, óptimo para (A), de ésta y de las siguientes SE, ejecutar los comportamientos de manera impecable desde un punto de vista estético, etcétera. (Por otra parte, [Al puede aspirar a alcanzar una indeterminación máxima de su propia estrategia que en el futuro le permita una mayor libertad de acción; un procedimiento neutral, particularmente, puede aplicarse también cuando [Al desea transmitir a [al la posibilidad de escoger el código, lo que, desde el.; punto de vista de la cortesía, es muy apreciado.) \.

5 Véase, H. Becker y A. Boskoff, M.odern Sociological Theory in Continuity and Change, Nueva York 1957, cap. X. 6 Aquí y más adelante, cuando hablemos de los objetivos, nos referiremos no ya tanto al fin, del que es consciente el ejecutor, sino a las funciones de los comportamientos de etiqueta que se derivan del análisis del CE en general.

179

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de las contraseñas diferenciale~ (ecn)

por los siguientes factores: -r-, ;: ~ .... J ( ,;;.,~ i _,.. -

El equipo fundamental de los participantes

<~".-;-) 1.

La elección de los (c;;-",pQ.;:¡~ieI1t.9s_del CE está sustancialmente

~condidonada a)

---

Esto se ha descrito en nuestro trabajo Contribution ¿¡ l' étude de

célula

certains systémes sémiologiques simples. Por tanto, aquí nos limitaremos a enumerar las contraseñas más relevantes. En toda pareja, lo ocupa regularmente quien tiene un significado

el primer puesto preeminente: 1) 2) 3) 4)

_____,

Femenino-masculino anciano-joven (por edad) superior-inferior (por posición social) extraño-familiar (por pertenencia a una determinada social o una determinada sociedad).

Características complementarias de los participantes

Para ser exactos, el eCD es un índice objetivo de la posición social del individuo, y en-caaa situación dada determina su posición preeminente -no-preeminente con respecto a los partners. La determinación del peso de los participantes con referencia a la combinación de los CE es más bien compleja puesto que las relaciones de superioridad no sólo existen en el interior de cada pareja, sino que también existen entre ellas, y esto está ligado al tipo de SE, a las características complementarias de los participantes (véase más adelante), etc, b)

,--

La lista de estas informaciones puede variar más o menos libremente puesto que en Jos distintos casos las distintas contraseñas pueden ser esenciales, y su enumeración más o menos completa es posible como resultado de un experimento social y psicológico más ; bien amplio. Tan sólo enumerarem"s algunas: nacionalidad, fe reli-vgiosa, relacionesae-parentesco, amistiid, simpatía, hostilidad, anti- i patía, indiferencia, algunos hechosy algunas noticias biográficas (in- I formaclOn sobre acontecimiemos y _acciones de la vida' de [A J y . [aJ), aspecto exterior, estado de salud, temperamento, estado de \ ánimo, caracTer, etc. En- esta sección caben también contraseñas de ~otro"oraen: O-b--eaucación, esto es, la capacidad para utilizar los ./comportamientos de etiqueta, la cantidad de estos últimos, la libertad 180

-1

.

,

Cantidad de participantes de la SE

A A

& a & ~

4) ¡ A

&

~A&a

J .,

I) 2) 3)

¡ a

a

En una situación pueden tomar parte uno o varios (A) Y (a).

~__.

e)

de ejecución, la atencion hacia la función estética (gusto, sentido de la medida), etc. . Las características complementarias c.asi~U.1!ncatie~.~~ero significado secundario o auxiliar: al contrario, a menudo pueden d¿iermilla¡:Tles¡rategia del CE, ~er~ni()_ al eco. (como, por ejemplo, las fiestas nacioñaTeSyreligiosas; el lazo' de parentesco y el grado de conocimiento pueden influir regularmente sobre la elección de los comportamientos: por eso se introducen los criterios de «no se r: hacen favoritismos», «en el trabajo no hay ni parientes ni amigos»; ~ recordemos además que una mujer joven y graciosa tiene casi siempre una prerrogativa independientemente del eCD de los partners), Y esto ;"') sucede, a nuestro entender, porque el eCD se nos impone desde v fuera y es más bien abstracto y puede coincidir con nuestros deseos, conceptos, etc., sólo casualmente (<<el amado superior»); en el segundo grupo de contraseñas realizamos una elección más individual y autónoma que está a nuestro alcance y es comprensible. En otras ."..~palabras, en la contraposición oficial, aconsejado-no oficial, libre, o - bien abstracto-concreto preferimos el segundo miembro 7.

i

Esta diferencia se manifiesta, por ejemplo, cuando se enseña a los niños

Según la cantidad, el saludo v la despedida pueden ser individuales (por ejemplo, en el primer caso, cuando A se dirige sólo y precisamente a a); comunes (como en el segundo caso, cuando A se dirige al grupo a: como, por ejemplo, el profesor cuando salu,da a sus alumnos); colectivos (como en el tercer y cuarto caso, cuando el grupo A se dirige a a -los estudiantes contestan al profesoro al grupo a -el intercambio de saludos entre dos equipos deportivos); los saludos-despedidas colectivos y comunes y sus contesta-

l' l h

7

la etiqueta; 1) eCD, reglas generales; no hay que decir impertinencias a los mayores, no se debe contestar así al orotesor., etc.; 2) las características comlos casos concretos; no bt!y que oiender a X: es pobre, Y es plementarias,

bueno, y tú en cambio... } etc.

181

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de la

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Característica SE

~C,,~. !" -,J

ciones no excluyen los individuales, que, por 10 general, siguen a los primeros (pero también pueden antecederles). 'd) ~' (..

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_ 1. Jil género_j~~SE'¡ encuentro (premeditado o fortuito), vrsrta, presentación~-conocimiento, reunión oficial, mitin, desayuno, comida, cena, cocktail-party, picnic, velada, baile, matrimonio, bautismo, cumpleaños, aniversario, funeral, banquete fúnebre, celebración de acontecimientos importantes y, en particular, fiestas nacionales, ceremonias, como, por ejemplo, diplomáticos, inauguraciones, etc. Naturalmente, para un análisis posterior las SE se clasifican y describen de forma más detallada; respecto a esto pueden proponerse, por ejemplo, su división en oficiales-no oficiales. generales-individuales (según la cantidad de participantes), etc. Repetimos aquí que en nuestro caso tan sólo nos interesan los saludos y las despedidas, es decir, solamente los fragmentos de las situaciones antedichas o en general de todas las situaciones posibles, al principio de las cuales nos saludamos y a cuyo final nos despedimos.

2. El tiempo_...flg__la_sE: aquí se considera a) el tiempo absoluto, es decir';"la"división del díá: mañana, día, tarde, noche; b) la fecha: día, mes, año; e) el tiempo relativo en que se calcula a partir de un determinado acontecimiento que conIIeva un fin indicado una SE determinada (como, por ejemplo, el banquete fúnebre a los cuarenta días de la muerte); d) la duración de la SE, es decir, sus limites temporales.

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3. , El lugar de la SE: puesto que nos referimos al saludo-despedida, 10 más convenienti es dividir las SE en las que se realizan en lugar abierto (calle, parque, bosque, playa, estadio, etc.] y cerrado (casa particular/ajena, oficina propia o ajena, teatro, cine, restaurante, tienda, etc.). Está claro que un estadio puede ser cubierto y que un teatro puede ser al aire libre, por tanto estos ejemplos tendrán un significado ad boc. También pueden proponerse otras clasificaciones, como, por ejemplo, en el ámbito de las contraposiciones propio-extraño (en parte subravadas por nosotros), oficial-no oficial, etc. En este caso, la contraposición abierto-cerrado se toma porque influye de manera particular en la elección del comportamiento en las SE que nosotros hemos analizado (sombrero, kinemas particulares, pronunciación alta, et.c.). Según las tareas de la investigación habrá que establecer qué es lo que hay que asumir como punto de 182

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referencia. Por ejemplo, la casa, esto es, el ambiente doméstico, donde, por lo general, el equipo de comportamientos de etiqueta es extremadamente reducido, 0, por el contrario, una ceremonia con un equipo máximo de comportamientos de etiqueta y con su ejecución más minuciosa. Para una completa caracterización de la SE se necesita información sobre los tres tipos de contraseñas, es decir, sobre el género, el tiempo y el lugar de desarrollo de la SE, En la mayoría de los casos estas contraseñas están ligadas entre sí por relaciones de implicación, pero el género de las SE es determinante (por ejemplo, el protocolo diplomático donde las exigencia" de interdependencia se cumplen con especial rigidez). Quizá tan sólo un encuentro casual (aunque, '::' en algunos casos, previsto) no dependa ni del tiempo ni del lugar. / .>, La ~~t~a!.~gi~ del comportamiento de Jg~ P?Fticipante~,~~]a ~~' (( ';.- está determinada fundamentalmente por cuatro condiciones: el eCDde :.s;, ~'losparticipantes, --;ilS carac-tei-ísticas -éOrñpléinentarias;- la cantidad de los participantes y la característica de SE (se da por supuesto que los participantes dominan el equipo de comportamientos de etiqueta -que se les ha prescrito). Si se obtiene una información suficiente desde los cuatro puntos) entonces J8 elección de los comportamientos esreIativamente--~en~illE: -y_ puede sup~merse que las tareas de la sE-se realizarán "de mañera correcta y satisfactoria. De-todos modos) los participantes en la SE pueden o no saber algo sobre el partner o poseer informaciones incompletas v disparatadas (esto puede suceder, por ejemplo. si alguien va a dar con un grupo desconocido, donde tampoco nadie le conoce; evidentemente, en el eCD tan sólo el sexo es fácilmente determinable, pero, debido a las características de la moda actual, también aquí se pueden dar algunas complicaciones). Cuando se desconoce el eCD, 10 que determina Ja estrategia del comportamiento son, automáticamente 1:15 características complementarias y, antes que nada, lo que se puede extraer de 1n impresión exterior, que se produce por el aspecto, las maneras, el vestir, etcétera. Según el espíritu de observación o las facultades analíticas del participante, las características complementarias pueden garantizarle una elección justa (por ejemplo, la identificación de la persona deseada), pero también pueden confundirle y, por tanto. ponerlo en una situación embarazosa o ridícula (en el mejor de los casos). Véase, por ejemplo, los numerosos cuentos humorísticos donde A, antepone el impresionante portero de librea con galones al dueño de aspecto modesto; véase también la situación inversa en un cuento de G. Chesterton, donde los dueños se ven obligados a cambiar el color de' su frac para no ser confundidos con los sirvientes. La incapacidad para orientarse en una determinada situación conduce a

183

menudo a errores de «incorrección»: véanse, por ejemplo, las diferentes versiones de la fábula de I vanuska el tonto, que llora en las bodas y baila en los funerales". -<\" La ignorancia del participante hace tanto más difícil su elección "Ven cuanto que la ausencia de conocimiento o el conocimiento equivocado del eCD del partner puede hacer que su propia posición social resulte indeterminada o incluso falsa (en esto se basa el efecto cómico de The Prince and tbe Pauper de Mark Twain, es decir, la increíble violación de la etiqueta de la corte: rendir honores al ': , pobre y humillar al príncipe). La elección equivocadadeIqs comportamientos de etiqueta Quede ~~•.' e~pli.carse por una Inrorñ1acióp. insuficien te recibida por ·los par ti, cipantes, con su -incapacidad para extraer de dicha información las ../ noticias esenciales (es decir, por la incapacidad de escoger una estrategia de comportamiento que permita durante el mayor tiempo posible no cometer un error de CE en las condiciones creadas por una información incompleta o bien -y ésta es otra posibilidaduna estrategia que obligue a nuestro interlocutor a «descubrirse» lo más rápidamente posible) y, por último, por la incapacidad de traducir correctamente el lenguaje de los hechos al lenguaje de etiqueta (consecuencia de esto es, por ejemplo, la adulación, es decir, la sobreestimación del eCD del interlocutor o la subestimación del propio eCD, o bien la falsa familiaridad, es decir, la subestimación del eCD .del interlocutor o la sobreestimación del propio eCD). Para salir de '. esta situación cabe la posibilidad de utilizar un conjunto estandarizado de comportamientos neutrales (por ejemplo, fórmulas verbales como i buenos días, adiós, gracias, de nada, pel'dón/-,._etc.) con un radio . amplio de aplicación. La utilización de estasdóriñülas neutraleS] en cualquier SE no será un error, pero puede caracterizar cüstlntamente'? al participante que las utilice: en algunos casos se le estimará como «demasiado cortés» (en una sociedad donde no se use dar las gracias o excusarse), en otras como «demasiado seco» (por ejemplo, en la sociedad de las damas que nos mostraba Gogol, «amables desde cualquier perspecriva»). -~ Hasta ahora se ha hablado del CE que podemos llamar «objetivamente equivocado}>, esto es de un CE con desviaciones casuales ....,._, e involuntarias. De todos modos" una elección de procedimientos de

1974.]

8 Para estas confusiones en el comportamiento, para el comportamiento contrario al género de la situación véase también la característica de lo grotesco

Barral,

en M. A. Bajtin, Tvorcestvo Fransua Rable i narodnaia kul'tura srednevekovija i Renessansa, Moscú, 1965, pág. 48. [Traducción castellana, La cultura popular en jo Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelaís, Bar-

celona,

184

!?

;1

t,

'l· etiqueta de igual manera y frec~entemente equivocada, es decir, q~e !I í, no corresponda con las contrasenas enumeradas, puede ser voluntaria : '¡;;' e intencional. Al perseguir sus propios fines (que pueden ser prác- ' ricos, emocionales, etc.) los participantes en la SE se asignan recíprocamente y a sí mismos lugares más bajos o más altos en la sociedad de los que en realidad poseen (y lo saben) y pueden ejecutar el comportamiento de manera acentuada, expresando simpatía, antipatía, mofa, etc. Se trata, por ejemplo, de los casos en los que por cumplido se disminuye la edad y se exageran los valores externos, se aumenta la graduación del policía que nos multó (o si no se le llama simplemente «jefe») se da un tratamiento superior al compañero para «ponerlo en su sitio», un sitio que, naturalmente, está por debajo del que él espera (véanse los innumerables ejemplos de este tipo que hay en las obras de Tolstoi): Por lo general, es muy fácil equivocarse en un sentido o en otro y, a menudo, ello dependen de circunstancias externas casuales que influyen de manera psicológica en el hombre, des moralizándole o, por el contrario, llevándole a un estado eufórico (por ejemplo, es difícil esperar un CE correcto de un hombre que durante una fiesta solemne confunde el nombre del homenajeado, etcétera; es difícil encontrar a alguien que tenga el autodominio del célebre tío del Gore ot uma [El ingenio, ¡qué desgracia! 1 de Griboedov, que cae «por segunda vez, pero a propósito», 10 que, como más tarde queda claro, no es sino una brillante idea estratégica), y es por esto por lo que se aprecia tanto la capacidad de sustraerse : al influjo de las circunstancias externas 9. Como ilustración puedef'1'Q aportarse la siguie?te. ~atriz que r~peja la recíproca estimació?,. de exacta», + «exageracion», j O

t:

a/=/ a/+/ a/-/ a/=/ a/+/ a/-/

í" los partners (= significa «valoración ¡t:, ..~- «disminución» ):

1) A/=/, 2) A/=/, 3) A/=/, A/+/, A/+/, A/+/,

4), 5) 6)

7) A/-/, a/=/

9 Desgraciadamente, sin quererlo nos encontramos con que todos los ejemnlos puestos por nosotros se refieren a una esfera de humor más bien modesto. La cosa puede explicarse psicológicamente: una persona llena de amor propio (o la humanidad llena de amor propio), cuando públicamente se encuentra en una situación embarazosa, trata de reírse la primera para así atenuar la impresión desventajosa. El respeto de la etiqueta y la lucha por el status son también una cuestión de amor propio. ¿Por qué entonces no deberíamos apurarnos a ser los primeros en reír?

185

tanto,

8) A/-/, 9) A/-/, Por

a/+/ a/-/ la ele_ceión del comportamiento

de manera

que, la primera

de etiqueta

es _bas-

nota, aun siendo equivocada,

tante comp~-y depell(!,,-de~,:!c~~:)s gactores que ¡)Ued~'ñ-é~trar en conttaaiccion ent~.Lí.iL_I'!!en_U__C!9_,_8_ dil'-IIl~___s<s~ntim_¡-.ciiiQ~en> se exptesa Justament~ !E~l,:el de_~]~:JDe todos modos, el hombre ha de e-l¡¡~Ia información en el menor tiempo posible y sobre esta base ha de seleccionar el buen camino (que no raramente es el único: en algunos casos no tiene otra posibilidad para variar su estrategia,

fórmulas de saludo fórmulas de despedida fórmulas introductivas o divisorias.

- _. -

--_-.J

determina toda la sinfonía). , Para las/situaciones de saludo-despedida se han fijado los si>-! _;'guientes rnedk>s de' expresiÓn: __ . ,~ Fórmulas verbales. Según la 'función en la SE se dividen en: ~

__ -

a) b) e)

fórmulas para dirigirse a superiores fórmulas para dirigirse a inferiores fórmulas para dirigirse a iguales.

La función principal de estas últimas es 1, de indicar los límites (principio y fin) de las SE y/o permitir pasar a su fragmento siguiente, En este sentido se parecen al Grenzsignale del lenguaje natural (tras ellos la entropia aumenta, en otras palabras, la posibilidad de predecir qué es 10 que sucederá luego, es mínima). Según la ~m__P,9x.t;m~i.? __deJ~_p_a_rticipantes se dividen en: a) b) e)

'7

Los limites de las secciones pueden prácticamente confundirse y borrarse, sobre todo por la sinonimia y homonimia muy desarrolladas de los comportamientos; él menudo, para diferenciarlos se aplican medios particulares, que pueden considerarse supersegmentales (además la homonimia se puede superar gracias a la introducción en la SE Y a la actualización de un contexto más largo y más rico en información; por ejemplo, después de haber notado el error cometido por el partner, que ha superado erróneamente la homonimia de la información que se le ha proporcionado el otro participante , en la SE supera inadvertidamente dicha homonimia de una manera \ <'\co;recta). El saludo y la despedida pueden particularmente ser ex~ ..... presados por una misma fórmula: hola, adiós, saludos, etc., también 1 186

las fórmulas introductivas pueden cumplir una función de saludo y de despedida l0: mira quién está aquí, qué es lo que te trae por aquí, en lugar de buenos días; me voy que es la hora' en lugar de adiós; ,- etcétera. Es difícil atribuir también a las fórmulas una correspondencia constante con las importancias. Quizá pueda decirse esto con cuidado: por lo general, un saludo dirigido a un superior se expresa con la fórmula buenos días, fulano, o bien camarada talo camarada director, etc., con cuidadosa ejecución hortoépica; a un inferior (también desconocido) se le puede tutear a la hora de saludarle; cómo estás, querido, salud, etc. Aquí las diferencias se dan en un nivel estilístico más agudo, y el ejecutor supera a menudo los límites de las fórmulas fijadas, creando en su base variantes individuales «adaptadas a las circunstancias» (ponemos como ejemplo dos variantes de petición de una audiencia 1) quisiera hablar, si es posible, con el músico Sovast'janovic Ruceihoo y 2) necesito ver al herrero Nikolai). Por lo general, la clasificación estilística de las fórmulas verbales (y del resto de les comportamientCJ_~_for_l]Jal~del CE) tiene un significado extremadamente -importante. El hecho es que a pesar de qüé-;;(j;ot!os hagamos uña subdivisión satisfactoria de las fórmulas según los criterios indicados, todavía no podremos realizar una elección justa a causa de la sinonimia muy ramificada de los comportamientos; por ejemplo, si hemos de escoger una fórmula de saludo para la SE «encuentro en ,la calle», y por importancia A=a, aquí es posible el siguiente complejo: hola, buenos días (buenas noches), salud, mis respetos, ¿qué tal va. la vida?, le saludo a usted distinguidamente, si no me equivoco, ya nos hemos conocido (encontrado, saludado), bon jour, guten Margen, venga esa mano, etc.; hay variantes que admiten solamente el uso de tu, otras solamente uSted y el tu y el usted; han de ser tema de una investigación semiótica especial las fórmulas que aquí, desgraciadamente, podemos dar sólo como ejemplos: nombre y patronímico, nombre, diminutivo, apellido, camarada, ciudadano, tía, tío, abuelito, abuelita, chico, chica, señorita) jovencito, amigo, hermano, querido, señor, maestro, jefe, compañero, los graciosos sinvergüenza, bandido, etc. Su elección en cada caso concreto vendrá, entre otras cosas, determinada por algunas

10 Por lo general, en la SE los elementos del lenguaje de etiqueta son a menudo situantes hasta el punto en que un determinado momento de la situación está tan rígidamente determinado que todo aquello que se dice puede adquirir el significado necesario, dictado por un determinado momento de la SE. De este modo, a menudo los elementos del lenguaje de etiqueta carecen de significado propio y' tan sólo poseen un significado que varia en función de la situación (sbijters).

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concretos con las SE

concretas,

mientras

características sociales especiales, y precisamente por la pertenencia a una célula social determinada, constituida, por ejemplo, en base al principio de la edad (teen-agers), profesional (estudiantes), de parentesco (familia), ideológico, (partido), confesional, etc. Las exigencias planteadas por estas jergas sociales 11 pueden ser muy rígidas y exigir una solución unívoca mucho más de lo que lo hacen otros criterios. A pesar de que las características sociales coinciden en parte con el ccn y con las características complementarias de los participantes, aquí se trata de dos cosas distintas, En el primer caso se sobreentienden las características individuales, combinadas por los participantes su propia jerga y su propio estilo. J

que aquí se refiere a grupos sociales bastante estables que imponen

I

También es importante el significado del análisis estrictamente ~ lingüístico de las fórmulas, que permite establecer sus reglas de generación. Es:o .e~sde gr~aI?-importan~ia po~qQ_~~nudo ur:a insignificante vanacion del léxico, gramatical ulhortofomca de la formula, puede servir como expresión de los ca-;,r;ios cardinales de SE (buenos días, fulano de tal, buenos días, días, hola, oh, hola, ah, eres I tú, ah, has llegado, estás aquí por fin, ya está aquí, etc.; las expre,- siones decrecen gradualmente en sentido estilístico hasta llegar a la i familiaridad l. El 'análisis estilístico -ayudará a manifestar el determinado nivel idiomático enclque:ent~e otras cosas, caben las fórmulas jocosas como (beso sus manos, salute e figli maschi) citas tomadas de obras celebérrimas y, por tanto, ya comunes. Quizá, desde un punto de vista semiótico, las fórmulas introdlO.cli~no de saludo-despedida) son de gran iñierés. Son menos fijas 'y, por ~es más difícil describirlas, La función principal, o en todo caso siempre presente, de las fórmulas intrcductivas es la de servir de señal de partida de la SE, y de su fin absoluto o del paso a otro fragmento del texto de etiqueta; en otras palabras, las unidades del CE, de las que ya se ha hablado al principio de este artículo, por lo general, o por lo menos a menudo, se desligan la una de la otra con comportamientos especiales, y aquí las hemos llamado fórmulas introductivas. Cumpliendo el papel de dichos com-

a

11 Sobre parecidos lenguajes en el lenguaje véase J. Vendryes, Le langage. lntroductíon linguistique l'bistoire, París 1921 y la amplia literatura sobre lenguaje de grupos sociales y profesionales concretos. Desafortunadamente son muy escasos los estudios en los que el mismo lenguaje se considere desde el punto de vista de unas estructuras sociales má agudas, que por lo general se manifiestan, en el interior de la colectividad social y profesionalmente homogénea.

188

portamientos pueden presentarse no sólo (y quizá no sobre todo) construcciones verbales, sino también otras señales sonoras: el llamar (por ejemplo, a una puerta), el timbre, el gong, el marcar las horas « *), monogramas musicales, el repiquetear de la campana, el grito, etcétera; incluso la aparición de una persona determinada puede atestiguar el límite de la SE (la aparición de la profesora en clase es la señal para que los alumnos se levanten) y, naturalmente, también se usan otros signos visuales (una bandera enarbolada o amainada, luz y oscuridad alternativamente, etc.): no es menos importante la función que cumplen los gestos y los accesorios. Las fórmulas introductivas pueden contener la petición o la espera de una (respuesta). Por ejemplo, cuando se llama a una puerta se presupone la siguiente reacción: adelante, sí sí, está abierta, ¿quién esr , ¿a quién buscar, espere, un momento, no se puede, 110 hay nadie, etc. Por otra pane, las fórmulas introductivas pueden ser autosuficientes de manera que las precisiones sobre las situaciones en ellas contenidas no exigen una respuesta suplementaria o una reacción particular por parte del interlocutor: Señores, les he reunido aquí, para comunicarles una noticia desagradabilísima, nos va a visitar un revisor; los interlocutores ya reaccionan al contenido inmediato de la comunicación: ¿un revisor?: pertenecen a este tipo numerosas fórmulas, como, por ejernplo: ¿me sabría decir?, dígame, por favor, quisiera pedirle un favor, quisiera ... tal cosa, permitame que le presente, etc. 12. También pueden formar parte de las fórmulas introductivas (generalmente finales o de transición), desde nuestro punto de vista, las fórmulas de agradecimiento: gracias, le doy las gracias, le estoy muy agradecido, gracias por su atención (fórmula usada al final de un discurso oficial), -- mil gracias, que Dios se lo pague (agradecimiento establecido tras recibir una limosna), erc.: también forman parte de ellas las fórmulas de perdón: perdón, perdoneme , mil perdones, pardon, pido perdón, por el amar de Dios, etc. No es porque lo consideremos inesencial por lo que no hablamos aquí de la función continuista de estas fórmulas: distamos muy mucho de pensar que una persona, cuando le pisa el pie a un vecino y le pide perdón, piense tan sólo en realizar la SE correspondiente; naturalmente, el contenido está presente en cada comportamiento humano, incluso c~do se cumplen automáticamente los comportamientos de eti~a; de todos modos ::: en un caso determinado nos interesa tan sOlo el aspecto semiótico

12 Tal sustitución de las palabras de fórmula se lleva a cabo mediante los sufijos diminutivos. Recordemos, por ejemplo, la común petición en los medios de transporte público en Rusia: no tendría una monedita, cómpreme usted un billetito.

189

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deles, y conscieQlemente prescindimos de todos los demás aspectgs. ~ 'C Hay que decir queja función de contenidGeS1á-expresada de una manera muy clara justamente en las fórmulas introductivas que son más variadas, relativamente poco fijas, disponen de una gran cantidad de variantes estilísticas y a menudo pueden sustituir las fórmulas de saludo establecidas (por ejemplo, la expresión bromística usada por los huéspedes inesperados, os hemos dado una buena sorpresa, o si no, qué es lo que os trae por aquí, etc. 13). Desgraciadamente aquí no podemos más que rozar los distintos aspectos de] «problema de la fórmula». Naturalmente, un análisis particularizado exige que se introduzca un vocabulario completo y comentado, lo que no es posible en este caso por falta de espacio, Nos vemos obligados a tocar de forma igualmente breve también .,/'" los otros comportamientos de etiqueta: 110s _kinemas_y los aq:esQli-º!:/ En la sociedad contemporánea los gc:.stos especial~ ~n~_r~'lS/ se aplican, sobre todo, en la SE de saluJo-Clespedida: el agitar la mano en gesto de saludo o despedida, el rozar el sombrero con la mano, el quitarse el sombrero, el quitarse-no quitarse los guantes, el estrechar la mano (donde es primordial el orden de secuencia al tenderla), e] besar (la mano), el abrazar, e] besar a distancia, el estrechar la mano (las manos) contra el corazón, el juntar las dos manos y agitarlas en alto, el palmotear en la espalda, o en el hombro, el empujar (de broma), el hacer un gesto de saludo con la cabeza, con el cuerpo, el inclinarse arrastrando los pies, el hacer una reverencia, el chocar los talones (en los militares), el levantarse, el salir al encuentro de alguien, o por el contrario, el mantenerse en una postura fija en el espacio de la SE; en el campo de la mímica sustancialmente están la sonrisa o la ausencia de la misma, las lágrimas, la expresión de voluntad de contacto con el interlocutor, la expresión que excluye el contacto (estoy ocupado, tengo prisa), la expresión de complacido estupor, etc. Y es natural que sea difícil describir la expresión de la cara «oportuna al caso» en términos exactos. Además de los que hemos enumerado pueden recordarse algunos otros gestos, a menudo improvisados, que cumplen una función introductiva, es decir, sirven de señal, de llamada de atención, etc. Como, por ejemplo, agitar una mano, el sombrero, el pañuelo, el ponerse de puntillas, el dar sal13 Es interesante notar que en la narrativa, cuando se describe un diálogo, las fórmulas de saludo-despedida se omiten a menudo (se dan tan sólo aquellas caracterizadas estilfsticamente) y se ven sustituidas por las fórmulas introductorias. Véase Muza de Bunin (el primer encuentro entre los protagonistas): A: «Soy una alumna del conservatosio, Muza Graf. he venido a conocerte. ¿T-i.ene·usted algo que objetar?»; a: «Me siento muy halagado, por favor, siéntese.»

19.0

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una metódica satisfactoria

,(~,b;_¿""'.( C' Encontramos

para la descripción de los gestos

titos, agitar la mano de arriba abajo, que se puede interpretar como, pasta) pasemos a otra cosa) el ponerse de pie como indicativa de finalizar una situación: visita, audiencia, etc. Desgraciadamente hasta ahora no se ha elaborado un método sencillo de descripción de los /ge.~t9s~<;l-"-~1!etVY, por tanto, e] estudioso siempre se halla frente á u~ma: describir como si no pasara nada, como se hace en cualquier manual de buenos modos, y entonces se tiene por lo menos la garantía de que cada lector comprenderá de qué se trata, o si no aplicar un método completo de descripción del desplazamiento de un determinado objeto en el espacio, lo que convertirá en absolutamente irreconocibles los gestos conocidos 14. Pensemos que por ahora es suficiente con que nos limitemos a dicha enumeración, puesto que desde un punto de vista semiótico es más importante el estudio de la sintaxis de los signos de un mismo tipo o de distintos tipos, esto es, el estudio de la combinación de los kinemas y kinernas, de kínemas y palabras, etc, (casos de obligación, facultativos o de prohibición) que la descripción en sí del material formal. En cierto sentido el aspecto ejecutivo, es decir, la función estética de los comportamientos kinemáticos, quizá es más esencial que las fórmulas verbales: los gestos son más evidentes, llaman más la atención y, por tanto, es más fácil basándose en ellos obtener una característica preliminar de una persona (tanto más cuanto que los gestos están sometidos a limitaciones más rígidas y más numerosas que las palabras, y lo ideal en una conversación sería eliminar los gestos, sobre todo los expresivos) ". Al describir los gestos de saludo-despedida, es necesario también tomar en consideración además de las contraseñas indicadas por la SE e] espacio en el que se desarrolla la SE, y precisamente la distancia que separa a los partners, de los que, en particular, H

-cberemesdesde un punto de vista formal propuesta en W. C. Stokoe, Sign Language Sstucture; an Outline 01 the Visual Communication Systems

01 the American Deot, Buffalo 1960. También puede empezarse por la clasificación semántica de los gestos, dividiéndolos en, por ejemplo, emocionales y referenciales. Véase K. Goldstein, Language and Language Disturbances, Nueva York 1948, pág. 137. La mayoría de las veces se propone describir el lenguaje de los gestos de manera análoga al lenguaje natural con sus niveles fonemáticos, morfemáticas, etc. Véase F. Voegelin, «Sígu Language Analysis on One Level or Two>», en Lnternatíonal Journal 01 American Linguistics, XXIV, 1958, n. 1. páginas 72-73. 15 Esta última regla se hallaba difundida entre determinadas capas sociales -la aristocracia, los intelectualesy más que las otras era la represión de las manifestaciones naturales de la actividad humana (motriz) por un lado y, por otro, no era portadora de ninguna función utilitaria (excepto la estética, pero en sentido convencional). Se trata de un ejemplo casi en estado puro de un comportamiento de etiqueta de la diferenciación social.

191

puede depender también la capacidad de servicio del canal de unión. Por ejemplo, A y a, que se han visto por casualidad uno frente al en

otro en la calle, se limitan solamente a un gesto de saludo (el agitar el teatro donde la conversación

una mano, etc.), pasa lo mismo

está fuera de lugar no ya por la audibilidad (que favorece al coloquio), sino por el género de la SE, que impone límites también a los gestos de salud. La última sección .qe~los jnstrumentos de etiqueta es el denominado nivel de los accesorios, que hemos caracterizado brevemente

al comienzo de eSte artículo. El uso de estos instrumentos depende por entero (o el ideal así lo quisiera) del een y de las características complementarias de los participantes, y más directamente de las contraseñas de la SE. La conexión del hombre, aun en pequeño grado, con el nivel de los accesorios siempre se manifiesta, aunque de distin-

tas formas, de manera deformada o escondida (en particular, en la negligencia o incluso en el desprecio respecto a ella), La esencia de

y confirmado

por órdenes especiales);

que es fija para todas las situaciones posibles (como

los accesorios consiste en el hecho de que a cada SE y -3 una tramitación más particularizadaa cada individuo corresponde un determinado ajuar de objetos, que tiene un significado ritual, que han de usarse de manera justa, Del modo más cIaro y sencillo esto se manifiesta para quíen posea un uniforme especial, por ejemplo, militar, que existe en algunos tipos: de verano o de invierno, de desfile o y

en el reglamento

de diario, etc.,

está escrito

además, mediante signos especiales (charreteras, galones, bandas, el corte, la calidad y el color de la tela) el uniforme indica unívocamente el lugar que un determinado individuo ocupa en sentido lato en la sociedad el) general. Para las otras situaciones y para los otros grupos sociales no hay reglas tan rigurosas (pero entonces tampoco deben de existir medidas disciplinarias para los errores), sino existen tan sólo reglas, recomendaciones o costumbres más o menos vagas respecto a la correspondencia de los accesorios a determinadas SE (lo que a menudo se expresa con fórmulas tales como qué vestido es mejor que me ponga, qué es mejor para ofrecer, qué es lo que está ahora de meda, etc. Naturalmente, el accesorio más importante (gracias a.

su obligatoriedad) es el vestido (y como complemento suyo, el peinado, la cosmética, los adornos, erc.); se supone que por analogía con la forma el vestido haya de corresponder al género de la SE y a las características de su posesor. Aquí naturalmente surge el problema del significado de la moda que diferencia socialmente (véase el tema tan discutido de la minifalda que en seguida ha superado el límite de la moda en el sentido estricto). No examinamos este aspecto del CE de manera particularizada porque en nuestra sociedad (a la' que

192

pertenece

el autor de estas líneas) las exigencias de una correspon-

y en particular

de la moda,

consideradas

como

dencia del vestido, etc., a una SE determinada y a una determinada posición social son muy reducidas, y en algunos casos completamente superadas; en otras palabras, se trata de la distinta fuerza de los accesorios

16. Para otras situaciones (el trael aniversario, el cumpleaños, el

(' algo que modela el continuum de la sociedad contemporánea. De - lo poco que queda se puede indicar la prohibición de presentarse en un ambiente oficial (esto es, sustancialmente, fuera de la propia casa) con un vestido íntimamente casero bajo, la reunión oficial, la fiesta,

luto, etc.), son deseables un vestido especial o ciertos detalles, pero no obligatorios. Esto no quiere decir que aquí no existan limitaciones y prohibiciones en lo que se refiere al vestido: indudablemente

existen reglas bastante rígidas, pero no se suscitan por las exigencias de la situación, sino por otros factores, como, por ejemplo, la tradición, las costumbres nacionales o consideraciones de tipo particular (recordemos que en los años de la revolución, cuando se demolía para después reconstruir la sociedad, por lo general, el vestido, esto es, el aspecto externo, se consideraba como la característica social

son actuales

etc. Naturalmente,

fundamental del individuo, el Índice de su status social anterior. Véanse las disputas entonces muy corrientes, sobre la posibilidad

de llevar corbata y sombrero, de usar cosméticos,

dichas concepciones, aun habiendo sido modificadas, incluso hoy dentro de ciertos límites).

del(J~griaf;.

.¡:~') El análisis de-~.C?-r~S1a.l-e.l conjunto de los instru~-"'::'mentos, las reglas de combmaclOn delos signos, las reglas sobre el tuso de los comportamientos de etiquetaant.es que nada han de basarse sobre material concreto. El conjunto de las 's~ homogéneas

denominadas

«mundanas»

con un mínimo

con-·

descritas de manera idéntica (por ejemplo, el saludo-despedida) llevará a establecer las reglas de su construcción, lo que más tarde brindará_ljl_posibilidad de elaborar una gramática generadora del lenguaje de la _etiqueta n. El establecer dichas reglas, sobre todo para

las conversaciones

193

16 Por lo general, en este campo, las prohibiciones son más fuertes que las prescripciones (se excluye la rígida esfera de los esquemas absolutos en las corporaciones cerradas: militares, curas, etc.). 17 Las SE que se consideran aquí son posibles, en primer lugar, al análisis que se aplica a las microestructuras (véase de H. Becker y A. Boskoff, Modern Sociological Tbeory, ed. cit., cap. X) y, en segundo lugar, al análisis que se base en la aplicación del experimento. La aplicación del método experimental al análisis de- las microestructuras sociales -esté propagada por Moreno. Véase J. L. Moreno, Sociometry. Experimental Method and the Scíence 01 Socíeiy, Nueva York 1951.

13

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tenido, en algunos casos casi nulo, es relativamente sencillo 18. Es conveniente ~~r desde un amplio experimento de investigación de las ,SE de masas; haciendo uso de encuestas estadísticas y prestando paffiCularatención a los datos lingüísticos. Sobre esta base es posible establecer los principales tipos de SE y CE (este último dependiente de la SE y de sus participantes), lo que en el futuro puede llevar a plantear el problema de la ;~o}og!.fl_j~e_ lQs_ siste_ll1as.;!~ti- 11> queta como ul]]_Qe_Ja§._,tareas_.priI.lClprues esenciales de la investiga- I ¿~OñSeIñiOtiCaJ p~gblel!la_taQ.to_más importante cuanto que es al mismo tiempo inve1!llgafjQ_l1_de_las_estructuras sociales, etc. Además, las relacIOnes~ociales en el interior de una detérininada sociedad son puestas a la luz sobre un material nuevo, que además se encuentra en un nivel inconsciente, lo que garantiza una mayor objetividad de las conclusiones obtenidas, Todo lo que aquí se ha dicho está lejos de la solución de estos problemas. Es más, el problema desde un punto de vista, es la invitación para que se lleve a un contexto más amplio y significativo del que antes se planteaba,

+

son-

que

a Igualmente

(inclinación)

a Buenos días (+ inclinación + sonrisa) a No voy mal. ¿Y usted? a Perdóneme, tengo prisa, recuerdos a los suyos a Claro. Apenas esté libre.

18 Los resultados de un experimento parecido se describen en el artículo de F. Scholz «Grup and Anruf», en KZ, LXXIV, 1956, núms. 3-4, donde se describen las SE saludo-conversación mundana-despedida 1) en una aldea irlandesa, 2) en Hamburgo. Formalmente, todas las SE se construyen sobre signos verbales y gestos fijos, que más o menos corresponden a la siguiente SE sobre material ruso (moscovita).

A Buenos días (+ inclinación risa)

A ¿Cómo está? A Trabajando

i\. Crucias, igualmente tenernos volvernos a ver A Recuerdos ( + inclinación) 194

I

t::

TOLSToJ

Para una semántica de los lados izquierdo y derecho en sus relaciones con otros elementos simbólicos'

N. 1. Y S, M.

I

En los últimos tiempos, se han consagrado numerosos trabajos a la problemática de la izquierda y de la derecha sobre todo tal como aparece en los usos y costumbres simbólicos y lingüísticos de los pueblos eslavos (Chaikievitch, 1960; Zétchévitch, 1963; Ivanov y Toporov, 1965; Tolstoj, 1965; Uspenskij, 1973, etc .. .). , Como en la etimología de las palabras aisladas que significan «de- ," recha» [prav-, dobr-, l'st'n-] e «izquierda. [bud-, kriv-, campni], el sentido funcional atribuido a las manos y a los lados derecho e izquierdo muestra que la oposición «derecha--cizquierda» significa fundamentalmente «buenox-emalo» («bien»-<<mal», etc.). Sin ernbargo, esta oposición puedees-tar complicada por la simbólica de otras oposiciones primero, por el sesgo funcional del acto (del texto verbal, de la representación, etc ... ) donde se utiliza a continuación. Así, en el caso en que las dos manos (o lados) tienden a hacer o simbolizar el bien, la correlación «derecha»-«izquierda» adquiere otro sentido. Por ejemplo, el Arcángel San Miguel puede tener una cruz en la mano derecha y una espada de fuego en la mano izquierda (representación de los Goutsouls, Onichtchouk, 1909); la

* Titulo original: «K semanrike pravoj i levoj storony v-svjaz¡ s drugirni simvoliceskimi élementami», en Materialy vsesoiuruogo simpoziama po vtoricwym

modeliruiutcim sístemam, 1 (5), Tartu, 1974.

195

importante

a uno que lo es menos, de un principio

más

mano derecha puede estar bendiciendo, en el momento en que la izquierda lleva un papiro o un libro (el icono de San Espiridón u otros muchos santos); Cristo Rey (Autocrator) tiene siempre su cetro en la mano derecha, corno la cruz; si sólo tiene un libro, lo tiene habitualmente con las dos manos'. En todas estas circunstancias, se observa la oposición de un principio de carácter más espiritual a un principio más laico, de un principio

potente a un principio más débil, etc. Del mismo orden es la oposición «derecha»: «izquierda» - «masculino»: «femenino», que se ha mantéiildo liiista~nuéStros días eñi!elos~tieles de las parroquias de los viejos creyentes 2 y en otros muchos casos, aunque se tenga conocimiento de ejemplo -característicos, particularmente, de la tradición monástica- en que la correlación masculinus: feminis era equivalente a bonus: malus por la dicotomía dexter: laevus (por ejemplo, La mujer es el recipiente del Diablo), o nuevamente ejemplos más tardios ligados a la tradición romántica - de oposición [ortis, potens: tenis, impotens 3. Esto queda bien ilustrado en la obra del protopope Avvakum El signo de la cruz cuyo comienzo es: Conviene que todo creyente temeroso de la salud de su alma junte los dedos de su mano derecha según la tradición de los Padres de la Iglesia. Y unidos los lleve a la frente en nombre del Espíritu no nacido, el Padre que engendró al Hijo Dios Eterno de toda la eternidad. Y a continuación llevarlos al ombligo en nombre de Su venida a la tierra y Su encarnación en la Santa Virgen María. Y, luego llevarlos al hombro derecho en nombre de la ascensión de Cristo al cielo donde reina al lado del Padre y del Espíritu Santo, 1 Calendarios eclesiásticos ilustrados del siglo XVII, Monasterio disidente de San Nicolás de Moscú, Moscú, 1904; Crónica ilustrada del siglo XVII, San Petersburgo, 1893, así como de otras fuentes. 2 [Los viejos-creyentes son representantes de la Iglesia rusa que, en el siglo XVII, anatematizaron al patriarca Nikon por tratar de reformar los libros sagrados. Cfr. también nota «Sobe el mecanismo semiótico ... ».] 3 Cfr. la regla aún vigente que consiste en coser los botones en el borde derecho de las ropas de los hombres, y en el izquierdo en los vestidos de las mujeres. Observemos que en el momento de amortajar las ropas del difunto se cierran y se abotonan del lado «femenino». Cfr. igualmente la costumbre servia de pasar los platos de derecha a izquierda durante las comidas de duelo, es decir, lo contrario de 10 que se hace durante una boda o una slava [slava es la fiesta del santo patrón de la familia]; aproximarse a la tumba del lado izquierdo, pasar las rondas de derecha a izquierda, inciensar al muerto y su tumba de derecha a izquierda. Se descubre así una correlación «dexter»: - «vivus»: «mortutis». La situación es análoga en ciertas formas de adivinaciones y predicciones.

«Jaevus»

196

l

y donde los justos están a su derecha. Y, por último, al hombro izquierdo en nombre de la condenación de los pecadores el día del Juicio Final y de su tormento eterno -.

lel

El signo de la cruz es hasta tal punto sagrado que llevarse la mano a la izquierda no puede significar nada malo en sí. y que se trata en realidad de una cosa buena -la condenación de los pecadores. Pero es precisamente en Iadc izquierdo/donde se encuentran los pecadores a la espera de! ]lii¿i01'ii1al, 10 mismo que tras el hombro izquierdo es donde se esconde el diablo (de donde viene la expresión rusa «escupir por encima del hombro izquierdo») y detrás del derecho está el ángel de b guarda. Como atestigua, {la simbóg~l_ signo d~E __f_r2.~tal como lo expone Avvakum, el sistema de significaciones de la oposición dexterlaevus se superpone a una simbólica de las partes del cuerpo, el ombligo que simboliza la tierra (el descendimiento de Cristo) v la carne (la encarnación en la Virgen), la cabeza, asociada al espíritu no nacido (al cielo y a Dios, lo inmaterial de toda eternidad)', Durante las sesiones de magia, de adivinación) durante las predicciones y otros ejemplos de magia negra, esta complejización del sistema de relaciones dexter-laevus por una simbólica de las partes del cuerpo se complementa con un elemento de inversión) de oposición, de negación) de una función 'no', el momento del más allá tal como aparece en los rituales populares de los funerales. Los investigadores que han consultado los textos adivinatorios, ¡los presa~ü)s .. , aportan hechos oue corroboran la significación ge- , , neral posltlva del lado derecho v la -negatlva-cdel lado izquierdo. J -D'ehecho, -~;;os ejemplos -son~bistante frecuel1tes. Por lo menos, en numerosos textos de este tipo, y particularmente ciertos textos de tradición muy antigua tales como, por ejemplo, los Trépétniki de Rusia, de Servia, de Bulgaria (Spéranski, 1899), vemos otros tantos casos en los que el lado derecho (la parte derecha del cuerpo) simboliza un principio negativo y el izquierdo un principio positivo.

Si los miembros de la derecha se ponen a temblar, es un mal signo. Si los miembros de la izquierda se ponen a temblar, es un

4 Anales de las actividades de la Comisión arqueológica imperial para el año 1913, fase 26, San Petersburgo, 1914. 5 Señalemos que los servios se secan primero la mano derecha, luego la mano izquierda; que primero se meten la manga derecha, luego la manga izquierda; los bebés se protegen del diablo con la mano izquierda, que queda al aire, etc.

197

buen signo. Si el lado derecho de la lengua se pone a temblar, es signo de desgracia. Si el lado izquierdo de la lengua se pone a temblar, es signo de felicidad, etc ...

F

'1") En muchos casos la oposición lado izquierdo-lado derecho se com- o r prueba que está desgastada, y se unen los dos nuevamente sea .en un sentido positivo, o en un sentido negativo. La presencia de tales ejemplos nos obliga a plantear la hipótesis de una simbólica de la izquierda y de la derecha de carácter más complejo, menos unívoco, y dependiente sin duda de una interacción de significaciones simbólicas de elementos o niveles de todo tipo. En este caso, puede tratarse en primer lugar de una significación simbólica especial de las partes del ' cuerpo a las que se superpone la oposición 'derecha' - 'izquierda' (bien'-'mal'); en segundo lugar, de un sistema activo de significa'\;_ dones especiales o invertidas en el campo de la «magia negra», donde - también se invierte el sentido de la oposición izquierda y derecha.

198

tJ1

M.

Valor modelizante de los conceptos de "fin" y "principio"

JURIJ

LOTMAN

Es característico de los sistemas modelizan tes secundarios marcar el «fin» o el «principio», o las dos cosas juntas. Las lenguas naturales, por el hecho de poner en correlación un código extraternporal y un mensaje que se desarrolla en el tiempo, facilitan un cuadro diverso: los instrumentos de una lengua natural modelizan el tiempo, no ya como una cosa encerrada entre un «principio» y un «fin», sino según el principio de su simultaneidad respecto al mensaje, o de su mayor o menor grado de lejanía del mismo en dirección de

10 que precede o sigue.

2-:} En los sistemas modelizantes secundarios dG.. _.tirxi..no artísticóTÍnito, religión, iliTTa'-relación entre la ~¡;;irolev la lang-;;;-d~ no sistema se p1antea de otro modo. Para el depositario de semejantes concepciones modelizantes (pero no para su investigador) la parole de un sistema vendrá dada por el mundo circunstante susceptible de interpretación, mientras que la langue estará representada por el modelo cultural que descifra dicho mundo, Además, según leyes objetivas, en una determinada fase de la cultura, surge la idea de una parole total del sistema; la idea de que ella constituya no ya un conjunto de signos descifrables aisladamente, sino un mundo que

* Título original: «O modelirujuécem znacenii ponjatij 'konca' i 'nacala' v chudozestvennych testach», en Ju. M. Lcrman, Stat i po tipologii kultury. 1970.

Materialy le kursu teorii Literatury, fase. 1, Tartu,

199

tomado en su totalidad realiza cierto modelo abstracto (mitológico, religioso o de otro género). Nace entonces el problema de la «composición», de la unidad del mundo y, por tanto, de su principio o de su fin. constructiva

'-i.ó~

no

Las categorías del «pnnCIpIO» y del «fin» son el punto de parhoa del cual pueden, en consecuencia, desarrollarse construcciones 10 mismo/espaciales que temporales, El marcar fuertemente una de estas categOrlas implica necesariamente una análoga posición estructural de la otra; ellas, 'pues, no constituyen en absoluto una

oposición binaria en todos los sistemas. --f' 13.1. Así, por ejemplo, existe un determinado grupo de textos en 10s cuales será marcada la oposición «que tiene principio-que no tiene principio». El primer miembro tendrá como sinónimos en este sistema: «existente», «eterno», «dotado de valor»; el segundo: «inexistente», «sujeto a rápida destrucción», «privado de valor». Dentro de la cultura literaria rusa, esta dicotomía se manifiesta en los textos medievales del periodo de Kiev, con su interés por el origen de talo cual fenómeno. La nación, la costumbre, el clan, la fe, el delito son dignos de interés, significativos, siempre que se pueda indicar la «raíz», el origen: contrariamente, es como si no existiesen. \ 3.1.1.' En esta perspectiva, ofrecen interés sólo los acontecimie'ñtOS- que se repiten, que se consideran como una cadena de fenómenos semejantes, reconocibles por el hecho de que se les puede reducir, ..al pri,!,ero c!.e __e!1.?_§.El modelo del príncipe fratricida será Caín; el mOdelo de Igor, príncipe de Novgorod-Seversk, será Oleg, príncipe de Cernigov, el primero que sembró la cizaña entre los príncipes rusos. !¿J.1) Lo que se ha creado (que tiene un principio) se considera indestructible (que no tiene fin), Así, los mitos de la creación de la tierra (u otros mitos genéticos) pueden no entrar en oposición binaria con textos escatológicos. . ~ .1.3~ Lo que tiene principio existe. Por eso los Estados que tienen un principio (leyendas sobre los fundadores) se contraponen a aquellos que están privados de él, como existentes políticamente o inexistentes; existen políticamente aquellos que pueden invocar un antepasado. De ahí la construcción del primer texto histórico ruso como una serie de narraciones sobre los principios. (He aquí el relato de los tiempos pasados: dónde tuvo origen la tierra rusa, quién comenzó a reinar primero en Kiev, y de dónde procede la tierra rusa l.) XII. ]

~.[Relato de los tiempos pasados (Povest' vremennychlet): corpus de eró.

rucas rusas, elaborado en Kiev en el siglo

200

__ /"

A Q3;J

Se puede.identificar luego un det:,rminado grupo de ;extos que marcan el «fin», mientras que dejan SIn marcar la categoría del «principio». EnSl.l'mayor parte, son de este género los textos eSC3w tológicos. No todas las narraciones sobre el fin del mundo tienen carácter escatológico: el relato de la extinción de la vida terrena, en cuanto creada no por Dios sino como consecuencia de un pecado original, no hace sino afirmar la antítesis de «raíz buena» y «raíz mala». El que ha de quedar destruido es el mundo deforme, desprovisto de valor, obra del diablo o del hombre, mientras que aquel querido de Dios es inquebrantable.

(e'Todas las obras divinas son incorruptibles. Yo mismo puedo atestiguar [ ... ] que cuando fue a Jerusalén al encuentro de su voluntaria pasión, Cristo cerró con sus propias manos la puerta de la ciudad, y así continúan hoy de manera inconcusa» j así reza la

Epístola del arzobispo de Novgorod Vasili; al obispo de Tver' Feodor [Poslanie arcbíepiseopa novgorodskogo Vasilija ka vladyce tferskomu Feodoru].)

3,2.1. Los textos escatológicos narran el fin de todo lo que vale, v sobrentienden que el hecho mismo de ese fin confirma el valor

del acontecimiento (véase la bylina Cómo desaparecieron los héroes en Rusia [Kak pereoelis' bogatvri na Rusi), el Canto sobre la ruina de la tierra rusa [Slovo o pogibeli russkoi zemli] ").

[Texto del siglo

XIII,

en el periodo de la invasión tártara.]

.u: 3.3. En los sistemas culturales modernos, a tales construcciones se'"'oponen las concepciones: «el valor se demuestra con la supremacia», «el valor se demuestra con la ruina». ._--:~\)3.4. El concepto de «fin» no se identifica siempre con el resultado trágico como base de un dato modelo del mundo: podrían recordarse muchos sistemas de ideas con un modelo del mundo de «final feliz». 3.4.1. En esta variedad, al sistema que marca el principio v no marca en cambio (o lo marca débilmente) el fin, corresponderán todos los textos sobre la «edad de oro» como punto de partida de la historia del género humano, mientras que a los sistemas que marcan el fin corresponderá el traspaso de la armonía al término del proceso histórico. 3.4.2. Podría verse un ejemplo del primer sistema en la utopía comunista de Mably: la humanidad parte de un ideal social, pero luego degenera. Frente a un sistema de este tioo, es legítima la pregunta: «¿Qué seguirá a una determinada mala organización socia!?», pero es decididamente ilegítima la otra pregunta: «¿Qué ha 2

201

precedido a la organización buena desde el principio>» Se considera ésta como la primera, ya que el movimiento de la humanidad por la senda de la degeneración no tiene fin. Del mismo modo, frente a los sistemas del segundo tipo, no se consiente la pregunta: «¿Qué es lo que seguirá al momento de alcanzar la 'edad de oro'?» Se SU~ pone que desde ese momento se detenga el proceso histórico o deje de ser histórico. 3.4.3, Una variedad singular, que es la más compleja, nos la ofrece Rousseau en sus obras más profundas: el orden ideal no precede ni sigue en el tiempo a lo existente: se oculta en la naturaleza de las cosas como una norma ideal y constituye un punto de partida no en sentido cronológico, sino tipológico. También aquí, no obstante, se conserva el principio estructural de fondo: la existencia de un punto de arranque y el sucesivo alejamiento del mismo. -1:'. 3.5. Se tienen así dos concepciones del desarrollo histórico «co,....,.,rrecto»: la vuelta a un punto de partida o la aproximación a un punto final; el curso de la historia imaginado como progresivo o regresivo.

J

,~-:I

_.,-F ,.~ Los modelos del mundo igualmente marcados con un «principi(».)y un «fin» se presentan como derivados con respecto a los tipos ya recordados. .,....;... 4.1. Se sitúan fuera de las categorías del «principio» y del ::",) .\ d~m> tanto los modelos cíclicos del mundo como los sistemas ana'r cromcos. I 4.2." Es verosímil la hipótesis de que las estructuras con el «priñCiPiO» marcado corresponden a culturas jóvenes, en vías de autoafirrnación, conscientes de su propia existencia. Será típico de estas culturas concebirse como íntegramente válidas y no contradictorias. El conflicto se trasladará al exterior v caracterizará la actitud para con la cultura precedente, En cambio, las culturas que marcan el «fin» corresponden a culturas de contradicciones ya maduras, con el conflicto situado en el interior mismo y la conciencia de su calidad de trágico. ..... /(a

\) ~_ Las estructuras artísticas están llamadas por su naturaleza una clara delimitación del mensaje. El «fin» y el «principio» se hallan aquí mucho más marcados que en los mensajes de lenguaje común. La causa de ello reside, evidentemente, en la determinada correlación de los planos de la langue v de la parole dentro' de los textos artísticos. Ningún text.o artístico puede ser valorado unívocamente sólo como texto o sólo como modelo interpretativo del sistema obtenible del mismo. En relación con determinadas concepciones artístico-estructurales, un texto intervendrá como la encarnación C011creta de un modelo abstracto, Sin embargo, en relación con el

202

¡

mundo real con el cual está en correlación, el texto intervendrá como modelo: doble interpretación a la que se sujetarán bien el texto en su conjunto, bien cada uno de sus elementos y niveles. La función de la obra de arte en cuanto modelo finito del «texto lingüístico» de los hechos reales, infinito por su naturaleza, hace del momento de la delimitación, de la finitez, la condición indispensable de todo texto artístico: véanse los conceptos de «principio» y de «fin» de un texto (narrativo, musical, etc.), el marco en pintura, el proscenio en el tea tro. 5.1. Es indicativo cómo una persona sobre un pedestal, un rostro vivo dentro del marco de un retrato, un espectador en el escenario se perciban como extraños, en el espacio modelizante convencional creado por las fronteras del texto artístico. 5.2. Un procedimiento singularmente marcado en la obra artística se obtiene del aparente «no acabado» o «no empezado»: obsérvese la imitación del «no acabado» y del «no comenzado», en Steme, en el Eugenio Oneguin de Pushkin, el traslado de la acción fuera del escenario en el teatro pirandeIiano, etc. 5.3, Se obtiene un particular efecto de doble significación cuando un mismo texto en cuanto artístico se somete a las leyes de las fronteras marcadas y al mismo tiempo se rerni te a un sistema ideológico con el «principio» no marcado (y, por tanto, con un «fin» fuertemente marcado), o viceversa. Se plantea así el problema del «final feliz»: el desenlace mágico reinterpretado como artístico en la fruición moderna del folklore, la conclusión ilógicamente feliz como reproducción de la mentalidad popular en el teatro de Ostrovskij, el significado del «final feliz» en el cine, etc. (obsérvese «Oh, mandadme un libro con un final feliz», N. Hikrnet). Podrían indicarse también textos que marcan con igual fuerza el «principio».

f~~ _....q!\J_.O.i

[Parece referirse a Mayakovski.]

Se obtiene un caso particular del sistema que atribuye los conceptos de «principio» y de «fin» a textos que describen el itinerario existencial de un hombre: Tolstoi ofrece un ejemplo de «principio» marcado en Infanda, adolescencia) juventud, y de «fin» marcado en Tres muertos. 6,1. Otro caso particular es la modelización de una biografía real por parte del poeta (o de los lectores) según las leyes de un texto análogo (véase «Vivió como hombre y murió como poeta», M. Cvetaeva ': el sentir determinados tipos de principio y de fin del itinerario existencial como correspondientes al' modelo del poeta). Véanse también los ejemplos de reinterpretación literaria de biografías reales. 3

203

JURIJ

M.

LOTMAN

Semiótica de los conceptos de "vergüenza" y "miedo"

y

complementarias (las prohibiciones eclesiásticas

o jurídicas,

etc.),

de parentesco,

la función' natural cede a

de tiempo, según el principio de la presencia-ausencia de

a prohibiciones

/1 --;-'_" •

,..-" . 1. i En el campo etnográfico y sociológico, con las .investigacioríes de Lévi-Strauss, se ha afirmado la definición de 'cultura comosistema de limitaciones complementarias impuestas al c~mien, _'.' to natural del hombre. Así, por ejemplo, ¡,ririípti~o:!~l¿'ar;en cuanto ,v ~ necesidad corresponde a la naturaleza, pero una vez que se somete

sanciones

de jugar

la cultural.

ID

Desde el punto de vista psicológico, la esfera de las limitaciones impuestas al comportamiento del tipo de la cultura, puede dividirse, en dos sectores: uno regulado por la C¡;¡;:i¡¡¡¡¡zay otro por

el,i!!iedo. En cierto sentido, esto puede referirse a una trIvial distinción entre normas jurídicas y normas morales del comportamiento.

La determinación en una colectividad de un grupo organizado

Ahora bien, semejante identificación dista mucho de explicarlo todo.

-'----" _]_;)

,~ Título original: «O semiotike ponjatij 'styd' i 'strach' v mechanizme kul'tury», .en Tezisy dokladov IV Letnej skoly po vtoricnym modelirujuJcim sistemam, Tartu, 1970. [La mayoría de los ejemplos que señala Lotman en este artículo, corresponden a la cultura rusa.]

205

por la vergüenza y de otro organizado por el miedo coincide con la antítesis 'nosotros-ellos'. En este caso, el carácter de las limitaciones impuestas a 'nosotros' y a 'ellos' es profundamente distinto. El «n05-

, otros» cultural es una colectividad dentro de la cual actúan las normas de la vergüenza y del honor. El !;;:;i~~-º-:_y_J,¡____CQerción j definen \)nuestra relación con los 'otros'. La aparición de la cDstWnbre del duelo, de los tribunales militares que en el ambiente aristocrático

juzgaban las cuestiones de honor, de la opinión pública de los estudiantes (el negarse a dar la mano), de los tribunales de los escritores, de los tribunales médicos en el ámbito de los raznocincy \ la tendencia, dentro del 'propio' ambiente, a dejarse guiar por estas

normas yana recurrir a los servicios del juez, de la ley, de la policía, del Estado, son testimonio de distintos tipos de la tendencia

a aplicar, dentro de la «propia» colectividad, las normas de la vergüenza y no del miedo.

.-'

4. Precisamente en este terreno, las características de clase de la cultura se manifiestan de forma singularmente definida: si la colectividad aristocrática rusa del siglo XVIII está en su interior idealmente organizada por las normas del honor (y su violación es motivo

de vergüenza), frente a la colectividad externa de los campesinos, se vale del miedo, Sin embargo, también el mundo campesino está organizado dentro de sí por la vergüenza. Cuando se trata del señor, SE admiten actos que dentro del mundo campesino se consideran vergonzosos. Está admitído aquí dirigirse' a una fuerza externa ('zar',

escolástica).

'autoridad'). El 'honor' implica la resolución de todos los problemas mediante la fuerza interior de la colectividad (obsérvese la actitud en una colectividad

colectividad, es motivo de viene dictada por el miedo,

Las descripciones basadas en la identificación de las normas

para con la «acechanza»

'51

cuya--transgresión, en una determinada vergüenza) y aquellas cuya observancia

pueden facilitar una base útil para la clasificación tipológica de las culturas.

) (;> Pueden variar considerablemente Ins correlaciones entre estos dOS tipos de reglamentación del comportamiento del hombre en

ción

son

evidentemente

indispensables

para el mecanismo

de la

la colectividad, Sin embargo, la presencia de ambos y su diferencia-

XIX

a la «inteligencia»

rusa de extracción no

cultura. Se puede sentar la hipótesis de tres etapas en su correlación histórica:

l"[Así se llamaba en el siglo aristocrática. ]

206

.;;))

distinto

en el

de una colectividad

de los existentes

En la primera fase del funcionamiento

humana fue necesario un mecanismo

mundo animal. Como quiera que el mecanismo del miedo es per-

"1

fectamente conocido en el mundo animal, mientras que el de la ver- v güenza resulta específicamente humano, este último precisamente sir-

vió de base a la reglamentación de las primeras prohibiciones humanas .~ (antes culturales). Se trató de normas para la realización de exigencias fisiológicas: sin duda, el estrato más antiguo del sistema de las prohibiciones culturales_._La...tzansformación de la fisiología en cultura ,vief~egida por la. v~g~eE:~ . ., b) En el momento oe la aparicion del Estado y de los grupos sociales antagónicos, se desplazó la dominante social: el hombre

-te})

comenzó a definirse un «animal político», y ~l~ pasó a ser el mecanismo psicológico fundamental de la cultura. La vergüenza regulaba lo que era común a todos los hombres, mientras que el miedo definía su especificidad en relación con el Estado, o sea, precisamente aquello que, en esta etapa, resultaba culturalmente hegemónico. La tercer~ e~~pase caracteriza por la ap.ar.ición, sobre el Iortdó de la organrzacion estatal general de la colectividad, de grupos más particulares (de la autoorganización de las clases en las asociaciones familiares) vecinales) profesionales, en las corporaciones artesanales, en las castas). Cada uno de estos grupos se considera una

e infinitamente

ya que el fluir real de los procesos

Es preciso señalar que estas tres etapas tienen fundamentalmente

unidad provista de una organización superior a la que rige el comportamiento de todos los demás hombres. La reglamentación basada en _l~ li.ergü~nz~comienza a ser considerada como índice de organizacion supenor.

un sentido lógico-heurístico,

históricos recorrió sin duda caminos más complejos m ás di versos.

'U

En la tercera etapa, entre los ámbitos de la vergüenza y del mieao, se establece una relación de cornplementariedad. Se sobren-

XVIII

vivirá en un estado de tensión

recíproca

el objeto de una lucha recíproca. Así, la cultura aristo-

tiende que quien está sometido a la vergüenza no lo está al miedo, y viceversa. Además) la disposición de tales ámbitos es dinámica y

constituye

crática rusa del siglo

2,

entra en

colec-

la aristocracia rusa a

el «nosotros»

de los dos sistemas: desde el punto de vista del uno, todo noble es un súbdito que pertenece a «ellos» y su comportamiento viene regido por el miedo; desde el punto de vista del otro, es miembro del «noble cuerpo de la sljachetsivo»

2 [Término con el que se designa. y se autodesignó partir de la mitad del siglo XVIII.]

207

tivo de ese cuerpo y no reconoce más ley que la de la vergüenza. Los dos ámbitos se correlacionan como sigue: la esfera de la ver-

güenza tiende a ser el único regulador del comportamiento, afirmandase precisamente en las manifestaciones que sobrentienden que

La esfera del «miedo»,

por cuanto se refiere

J

la aristocracia del

tener miedo sea motivo de vergüenza. Con esto se enlaza el papel corporativo del duelo, la obligación del valor militar en la guerra, el valor absoluto de la audacia como tal (obsérvese la gratuidad de la muerte del príncipe Andrej en Guerra y Paz, su sed de vida y, dominándolo todo, la imposibilidad de ceder al miedo: «¡Qué vergüenza, señor oficial!»: el mismo «temor ... de la vergüenza» que conduce a Lenskij al duelo fatal'.

de

el gobierno se oponía a los

de las leyes del honor al lado de

con que

se

la autocracia adopta, en comparación

siglo XVIII, se sostiene sobre una mayor pasividad. Ello se debe a la solidaridad de casta entre gobierno y aristocracia, con el resultado de que la esencia despótica en la incoherencia

con la nobleza, formas atenuadas. En la práctica, el fenómeno manifestaba

las normas jurídicas.

:.~ duelos y admitía el funcionamiento 8. La complementariedad de las relaciones entre vergüenza y miedo en cuantomecanismos psicológicos de]a cultura, permite construir descripcione7pSicológicas que van de los sistemas en los que la hipertrofia del ámbito «miedo» provoca la desaparición de la esfera de la vergüenza (véanse los Anales de Tácito, Terror y miseria del Tercer Reinch, de Brecht) a aquellos en los que la vergüenza se presenta como único regulador de las prohibiciones. Adquieren un singular significado las descripciones de los com-

portamientos considerados «impávidos» y «atrevidos». En 'este último caso, hay que distinguir el comportamiento «atrevido» desde

transgresores

Oneguin de Pushkin.]

de un de-

de las normas de la vergüen-

un punto de vista externo (por ejemplo, a los nihilistas rusos de la mitad del siglo XIX, al afirmar históricamente un nuevo tipo de moral, se les consideraba

[Lenskij, personaje de Eugenio

za) o del verdadero punto de vista: el de representantes terminado grupo (los filósofos cínicos, los hippies).

3

208

Historia sub especie semioticae:

B. A.

USPENSKIJ

En una perspectiva semiótica, puede representarse el proceso histórico como un proceso de comunicación durante el cual la afluencia de información nueva no cesa de condicionar reacciones-respuestas

en un destinatario social (el socius). El papel de código se toma entonces como una «lengua» (este término, evidentemente, no debe

comprenderse en un sentido lingüístico estricto, sino en UD sentido más amplio, semiótico) \ -::dengua» que determina una cierta percep-

reciben

en el contexto

Así, los acontecimientos

reales como potenciales.L

en que funciona.

ción de los hechos -tanto

se preen una

social (el socius).

su texto es leído por el socius. Se puede, por tanto,

histórico-cultural

un sentido:

el proceso histórico de «frases» nuevas

decir que, durante una fase elemental, senta como un proceso de producción

«lengua», siendo éstas leídas por un destínatario

Por un lado, esta «lengua» unifica el socius al crear entre sus miembros las condiciones de una comunicación, de una reacción parecida a los acontecimientos. Por otro, organiza la información misma, determinando una selección de hechos significativos así como el es-

209

* Título original: «Historia sub specie semioticae», en Materialy usesojuznogo, simporiuma po vtoricnym modeliruiulcim sístemam, 1 (5), Tartu 1974. 1 [La «identificación lengua-código, como se apunta en la introducción -y como el mismo Lotman señaln-c-, carece de rigor. Cfr. también la voz en A. ]. Greimas, «Pour un dictionnaire raisonné de sémiotique», «paraje»

VS 17.]

14

tablecimiento de un nexo preciso entre ellos: todo sucede como si lo que no está descrito en esta «lengua» escapara absolutamente al destinatario social y se sustrajera a su campo visual. A través del tiempo, la «lengua» de la sociedad, naturalmente, se transforma, lo que no excluye la posibilidad de realizar cortes sincrónicos que permiten precisamente describirla como un mecanismo que trabaja (la situación es, en principio, análoga cuando se
210

llevaban, en términos extremadamente negativos, un juicio de una severidad indiscutible sobre la actividad de Pedro y sus acólitos: se sabe, sus contemporáneos (y algunas veces ciertas generaciones posteriores -penSJffiOS aquí en los viejos-creyentes 2) 10 percibían como el Anticristo, una visión que determinó a su vez la larga serie de protestas dirigidas contra él. Existe una enorme cantidad de documentos (de lo más variado) que dan testimonio de ello, Por otra parte, el análisis de estos testimonios permite poner al corriente el fundamento inmediatamente formal, semiótico (<
2 Es importante considerar además que el efectivo de esta secta se modificó considerablemente bajo Pedro, en función precisamente de las adhesiones de aquellos que combatían sus reformas; se puede deducir que las concepciones de los viejos-creyentes reflejan la atmósfera general de la época. 3 [Se refiere a la futura Catalina I.]

211

por una voluntad

sacrílega

de burlar

las leyes cristianas

fundamen-

tales. Se notará sin dificultad que es la semántica de la palabra «padre» la que, en última instancia) condiciona esta reacción tan hostil; desempeñó un papel muy esencial en la actitud suscitada por las reformas religiosas de Pedro y Teófano Prokopovic '. En 1721, Pedro adquirió un nuevo título; hizo que le llamaran oficialmente «Emperador», «el Grande» y, por añadidura, «Padre de la patria". De hecho, este último nombre ya se le había aplicado antes: fue así como Teófano Prokopovitch le nombra «Padre de la patria» a partir de 1709 -en su «Canto de victoria» con ocasión de la batalla de Poltava '. Esta expresión viene en línea directa del latín pater patriae -título honorífico de los emperadores romanos. Sin embargo, su resonancia era diferente en el contexto cultural ruso. En la medida en que el parentesco podía ser espiritual o transmitirse por la sangre, y que era evidentemente imposible que Pedro fuese el padre consanguíneo de su pueblo, se comprendió en seguida que pretendía un parentesco espiritual. Pero sólo un sacerdote podía ser padre espiritualmente, y el título de «padre de la patria» no podía a su vez aplicarse más que a un obispo, preferentemente a un patriarca 6. Además, era efectivamente el nombre concedido a los patriarcas ecuménicos (de Constantinopla y Alejandría). Luego, dado que Pedro adoptó oficialmente este tÍtulo al abolir el patriarcado y se proclamaba «Juez sin apelación» del Ministerio del Culto 7, se pudo creer que se había puesto a la cabeza de la Iglesia y declarado patriarca. Esta fue precisamente la interpretación que se dio. Según esto, de acuerdo con las reglas canónicas, para dirigir la Iglesia, era necesario gozar .de la gracia y los poderes que confiere la dignidad episcopal; el propio patriarca Nikon 8 calificaba también las intrusiones del poder laico en la alta dirección de la Iglesia como manifes4 Arzobispo de Novgorod; se adhirió personalmente a la obra de Pedro a la vez como predicador, publicista, poeta y dramaturgo. s Era el primer encuentro de Pedro con Teófano Prokopovic y desempeñó un gran papel en la promoción de éste último. La alocución pronunciada por él con ocasión de la victoria de Poltava le gustó tanto a Pedro que ordenó hacerla imprimir en ruso y en latín, sin demora. G La palabra «otecestvo» podía significar lo mismo «patria» que «ocovstvo», es decir, «paternidad» y, por tanto, también «paternidad espiritual». 7 Esta denominación aparece por primera vez al prestar juramento los miembros del Ministerio del Culto (en 1721) que redactó el propio Pedro. Las palabras que conciernen al Juez sin apelación fueron añadidas por la propia mano de Teófano Prokopovic. Esta expresión pasó luego al texto de prestación de juramento de los miembros del Sínodo, que no fue suprimida sino en 1901. 8 [Patriarca anatematizado por los viejos-creyentes, véase «Para una semántica ... »I

212

taciones del espíritu del Anticristo. Como consecuencia, se acusó a Pedro de haberse «nombrado padre de la patria arrebatando para sí el 'poder episcopal». Es necesario subrayar que, en sus aspectos formales, esta conclusión concuerda ampliamente con la opinión de sus apologistas. Así, en su «Búsqueda de UI) pontífice» (1721), Teófano Prokopovic se propuso apoyar con pruebas la idea de que los soberanos puedan estar habilitados, en un cierto sentido, para llamarse «obispos» y «arzobispos»; cierto que él no veía estas palabras en el sentido estrictamente canónico, pero esta distinción casuística era, en principio, inaceptable para aquellos que tenían puntos de vista más tradicionales 9. Todo esto encajaba mejor con la imagen muy conocida del Anticristo vociferante sobre una silla episcopal. En las obras polémicas dit-igidas contra él, a Pedro se le acusa de haber «arrebatado» un poder no solamente espiritual (episcopal) sino divino y es, por esto, llamado «falso Cristo». Es importante resaltar que esta conclusión se basa también en consideraciones de peso en la concepción del mundo en esa época. Pedro toleraba realmente que se le llamara «Dios» y «Cristo». Tanto es así que, en una serie de trabajos de Teófano Prokopevic, v de Teofilacto Lopatinski (¡que el propio Pedro había corregido de su puño y letra!), se sostenía la tesis de que los monarcas son Dioses v Cristos, y a Pedro se le nombraba de esta manera, Además, aunque la palabra «Cristo» esté empleada aquí en el sentido de «ungido por el Señor», no era menos fatal sin duda el que las gentes de aquella época la sintieran ante todo como un nombre propio y no como un nombre común. Era ésta una concepción del mundo que favorecía la conducta de Pedro y, sobre todo, el ceremonial del que se rodeaba. Así, en Moscú, al día siguiente de una victoria sobre el enemigo (21 de diciembre de 1709), se hace recibir con la letra de un canto- religioso dirigido a Cristo el Domingo de Ramos: «Bendito el oue viene en

9 Se puede decir, por tanto, que los apologistas y los adversarios de Pedro no están tan distantes los unos de los otros en la caracterización formal que de él hacen, lo que no les impedía afrontar el problema de manera radicalmente diferente. La influencia ejercida por esta concepción sobre la consciencia que tuvieron posteriormente los soberanos rusos de su poder es, a ese respecto, muy digna de atención. Tan es así que Pablo 1 escribe, el 5 de abril de 1797, en un acta legislativa relativa a la sucesión del trono: «Los soberanos rusos están a la 'cabeza de la Iglesia», y esto entró en el corpus de la ley. Catalina II se llamó también «jefe de la Iglesia». Pablo I y más tarde Alejandro 1 pudieron celebrar ritos que no celebra en general más que un sacerdote; así, pues, según la tradición, habrían podido celebrar actos litúrgicos. De este mismo modo Pablo pudo dirigir la orden monástica de los caballeros de Malta. Por paradójico que parezca, traduce con exactitud el espíritu de las reformas de Pedro mencionadas más arriba.

213

J

que llevaba su corona que entonces

podía asociarse

a la

nombre del Señor, gloria en lo más alto de los cielos, Dios y Señor y se nos ha aparecido ... » es decir, como si él personificase el Cristo entrando en Jerusalén ". De manera análoga, cuando Pedro salía del monasterio del Salvador, le saludaban cantando: «Gloria al Dios de los cielos ... », es decir, que de nuevo se dirigían a él como a Dios, sin contar

-que

se presenta

en su casa por

festeja

manera, al trazar en una

«He aquí el esposo

la noche, mientras

corona de espinas, Es característico que este mismo estilo, esta indiferencia misma con respecto a los textos sagrados haya pasado también a la vida corriente. ASÍ, Teófano Prokopovic puede recibir a Pedro 11; de esta insigne

con las palabras del tropaire:

la noche»

con sus amigosque avanza en

carta a Pedro un cuadro de las comilonas para celebrar el nacimiento de su hijo en la corte (en 1715), B. Chérémétiev eligió la imagen, sacada del Nuevo Testamento, de la bajada del Espíritu Santo sobre los apóstoles (<
214

[Alusión

a "la ceremonia ortodoxa

del bautismo.]

del no-ser al ser; antes estábamos en la ignorancia. antes de ti, todos nos consideraban como los últimos mientras que ahora nos ven como los primeros», etc. Quedaba, por tanto, excluido que los contemporáneos del zar no discernían en su conducta ninguna pretensión sobre prerrogativas divinas -y esta conducta correspondía precisamente a la que ellos atribuían al Anticristo (según una creencia que se remonta al Nuevo Testamento, cfr. Mateo, XXIV, 5), En relación directa con estos ejemplos) hay que situar las actividades del Concilio bufo, que no podía ser tomada más que como una burla injuriosa de la Iglesia y del servicio religioso. Es importante notar que est.a actuación carnavalesca incluía auténticos elementos de rito cuyo sentido se invertía, en cierto modo, en este nuevo ambiente. Así.' durante las bodas bufas del patriarca, el 13 de diciembre de 1715, fue un verdadero sacerdote (venido de la catedral del Arkangel), un starets [ermitaño] de noventa años, quien celebró la ceremonia. Lo que hay que resaltar es que no solamente los observadores, sino también los que tomaban parte en estas sesiones habían estado tentados de compararlas a misas negras) es decir) a ritos de un poder negativo, satánico (cfr. el testimonio de 1. Jovanski: «Me han atrapado en el pueblo de Preobrajenskoi y, en la plaza mayor, Nikita Zotov me ha hecho metropolitano, y sobre un texto, me ha hecho renunciar a Satanás, y he renunciado a él sobre este texto; y pedían al mismo tiempo «bebe» en vez de «cree», y) al renunciar, me he perdido más que si me hubiera hecho afeitar la barba, porque no he dicho nada; y mejor hubiera hecho aceptando el martirio antes que realizar tal renuncia») 1"2. El hecho de que Pedro haya ordenado que se le nombre sin patronímico ha contribuido sin duda a fijar la idea de que se hubiera declarado eclesiástico o incluso santo; pues así era como se les llamaba, Más fuerte aún debió de ser la impresión producida por su decisión de ser nombrado Primero, un gesto que, sin duda) debía parecer una pretensión de santidad. La cultura anterior a Pedro se caracteriza) de manera general, por una tendencia a identificar mitológicamente personas y objetos con personas y objetos que tienen una categora jerárquica de «primeros» -y aparecen en este sentido como «pdmeros»originarios en el sentido ontológico. Por esto, por ejemplo, Constantinopla )' Moscú eran identificadas con Roma y llamadas la segunda y tercera Roma; I ván III fue llamado el segundo Constantino, etc. Se trata precisamente de una identificación que demuestra la esencia ontológica auténtica de 10 que es nombrado" (Es significativo que se haya podido, en algunos casos) interpelar 12

215

vestido

de alemán

que

denota

directamente a alguien refiriéndose a su santo patronímico. Así, el metropolitano Paísií Ligarid puede, dirigiéndose al zar Alexis Mijaílovitch, llamarle: «Alexis, hombre de Dios», es decir, como si viese en él una manifestación muy real de San Alejo, en honor del cual este zar había sido bautizado; igualmente, en este sentido, por ejernplo, los Paulina s se hacían llamar, en su época, por el nombre del apóstol Pablo y sus compañeros y discípulos -teniéndose por la encarnación de éstos), Era fatal, dentro de semejante sistema de pensamiento, que la denominación de «Pedro L> fuese concebida como una pretensión ilegítima de ser un punto de referencia, un comienzo -atributo que, en términos generales, no era accesible sino a 10 sagrado o, por lo menos, a aquello que' la tradición había santificado. La decisión de Pedro de hacerse llamar "el Grande» testimoniaba, para los de su época, una falta de 'pudor menor que la de haberse nombrado "Pedro h. No es necesario detenerse en detalles de hechos tan conocidos como el afeitado forzoso de las barbas y la sustitución de la ropa rusa por la ropa alemana. Contentémonos con mencionar que estas dos características se revestían en aquella época de un sentido particular, en la medida en que es bajo este aspecto como aparecían los diablos en los leonos 13. De ahí que esta imagen no fuese nueva para los rusos: por el contrario la conocían, para ellos se inscribía en un sistema de representación iconográfica perfectamente definido; según ciertas palabras pronunciadas entonces, Pedro había «disfrazado a las gentes de diablos». El afeitado de las barbas podía ser relacionado inmediatamente con la herejía; es característico que el patriarca Filareto haya estigmatizado, en cónclave, esta «infamia bestia¡" y, otros dos patriarcas de la época de Pedro -Joaquín " Adrianose hayan opuesto también, éste último amenazando resueltamente de excomunión a los que hicieran cortar la barba. En Jo concerniente a la oposición de la vestimenta rusa-vestimenta occidental, es significativo, además, que el llevar ropa rusa estuviera prohibido aún en 1652, bajo pena de castigos severos, a los extranjeros que vivían en Rusia: era un punto sobre el que el patriarca (Nikon) insistía especialmente,' Por otra parte, ha" que considerar que la vestimenta alemana era cómica (se trataba de un disfraz carnavalesco) en la Rusia anterior a Pedro. ASÍ, en esa época, eran los hijos del zar y las personas que le rodeaban los que podían llegar a llevarlos, Por el contrario, en tiempos de Pedro, se festejan las bodas de los bufones Chanski v Kokochkine con trajes rusos convertidos ahora en trajes de disfraz (como se castigará, más tarde, a 1)3 Cfr., en Gogol, la imagen del diablo una tradición iconográfica muy precisa.

216

los colegiales y estudiantes disfrazándoles con trajes de campesinos, es decir, con el traje nacional ruso). Por tanto, se puede hablar -a costa de una sustitución de signosde una conservación de la oposición de los trajes rusos y trajes occidentales. Sería posible alargar considerablemente esta lista, si no fuera porque ella por sí sola nos permite ya sacar conclusiones. Visto desde cierto ángulo, el comportamiento de Pedro no aparece como una revolución cultural, sino como una serie de antitextos, un comportamiento negativo en el marco de .una misma cultura. En todo caso, sería así como lo verían sus contemporáneos, lo que, en principio, es extremadamente importante. En otros términos, por muy paradójico que sea, el comportamiento de Pedro se mantuvo, en gran parte, dentro del cuadro de normas y concepciones tradicionales: aumentado con un signo negativo, se ha insertado perfectamente. Los actos de Pedro no se hubieran podido, pues, manifestar de manera diferente en la «lengua» de aquella época: a los ojos de las gentes de entonces, todo sucedía como si él se hubiera proclamado públicamente Anticristo. Según esto, Pedro conocía esta «lengua», podía prever el efecto de que serían seguidos sus actos, Una de las explicaciones posibles' de su conducta sería el admitir que muy conscientemente ha querido ignorar su «lengua» materna, al estimarla incorrecta y no reconociendo como únicamente correcta la «lengua» importada de las concepciones occidentales. En su propia relación -casi irracionalcon la «lengua», él queda como hijo verdadero de su cultura: la elección de una lengua «correcta» y el rechazo de una lengua «incorrecta» demuestran ser factores subjetivamente más importantes que las consecuencias posibles de los actos que traen consigo. Si se cree en esta explicación, resulta que Pedro ha creado conscientemente textos en una lengua diferente de la que el socius utilizaba para leerlos. Lo que se observa, de una manera general, hasta en un sentido estrictamente lingüístico (cfr., por ejemplo, los comentarios propuestos más arriba a propósito de la expresión "Padre de la patria», que traduce del latín pater patriae sin preocuparse de su sentido en los textos rusos; se pueden interpretar de la misma manera otros hechos citados más arriba) 14.

14, Hay que recordar que, en general, a la vista de estos contactos con lenguas extranjeras, los textos redactados por Pedro y los miembros de su corte, están llenos de construcciones traducidas (imitaciones, traducciones de fraseclogismos de toda clase), lo que condiciona a su vez un empleo figurado y metafórico de palabras rusas (los tropos mismos pueden, en sentido propio, ser considerados como traducciones). También es verdad que el socius plurilingüe toma legítimamente esas metáforas «al pie de la letra»; lo que permitió a veces que se actualizaran.

217

sufrir la incidencia (como) en su momento, 1ván

Es indispensable, de todas formas, considerar que existía en Rusia una tradición precisa de «inversión de comportamiento» (de anticomportamiento ), de la que Pedro pudo, dentro de una medida hasta inconsciente,

resistencia antitética

a la cultura clerical. Se observará a este respecto

el Terrible), Esta cultura negra, mágica, (reflejada particularmente en los hechizos ... ) se había construido en muchos puntos sobre una

que

1'05

actos del zar parecieran,

con curiosidad los motivos de! disfraz, del desdoblamiento de personalidad, los dos tan característicos del comportamiento diario de Pedro. No es menos característico <.1

en toda una serie de casos, dar la razón la opinión que expresaba el socius acerca de esos actos, como si se hubiera conformado) en

su primer viaje al extranjero,

marcando

en seguida

su vuelta

con

suma, según su propia opinión. Primeramente sus actos responden por entero a las expectativas escatológicas de la época. La venida del Anticristo había sido anunciada para 1666; cuando se comprobó que no se había cumplido, se la anunció para 1699 (1666 + 33= 1699). Y unos días antes del comienzo de ese año (el 25 de agosto de 1698, ya que el año empezaba e! primero de septiembre), Pedro volvió de una serie de innovaciones culturales (el afeitado forzoso de las barbas empezó al día siguiente; suceso que marcó el comienzo del año 1699; fue entonces también cuando empezó la lucha contra el vestido nacional ruso y cuando se emprendieron una multitud de reformas del mismo estilo). A esto se añadió naturalmente el rumor de que el verdadero Pedro había sido asesinado en el extranjero, rumor que, cosa notable, habla empezado a extenderse desde antes de su vuelta. Da lugar a suponer que esta leyenda del «zar sustituido» estuvo favorecida aún más por la mascarada carnavalesca de Pedro que, a lo largo de su viaje, mantuvo el papel del suboficial Pedro Mijailov. Es más chocante aún constatar que los rumores relativos al asesinato cometido por Pedro en la persona de su hijo Alexis se adelantaron más de diez años (como lo ha demostrado K. Tchistov) al propio suceso, pareciendo anticiparlo en cierta manera ( i es notorio que, basándose en estos rumores, el primer falso Alexis se presentara casi seis años antes de la ejecución del príncipe'). Los actos de Pedro se inscribían por entero en moldes precxis tentes. Pero cualesquiera que hayan podido ser los motivos profundos de este comportamiento, el resultado a que ha conducido la lectura de esos textos en la «lengua» del socias parece absolutamente legítimo. Nosotros conocemos las consecuencias -el carácter inorgánico de las reformas de Pedro que, aún mucho más tarde, hace sentir sus efectos.

218

La estructura

V,

de los signos en el cine*

v,

IVANov

dokladov

letnej

1. La comprensión teórica del primer-plano corno exposición de la parte en lugar del todo/ -el primer-plano de las gafas que viene a reemplazar al médico que las llevaba y las tenía en la mano en los planos precedentes- concuerda con la descripción lingüística de In metonimia como un cambio de posición sintáctica que corresponde a un desplazamiento del énfasis sobre uno de los elementos de una estructura dada. El subrayar un detalle sin nexo directo con el tema une el cine metonímico /desde Griffith/ con la prosa, donde no es raro, en nuestro tiempo, que ciertos autores hablen por boca de sus héroes del papel que desempeñan par" ellos los detalles /H. Bdll, Meditaciones de un payaso], lo que aproxima la literatura contemporánea a la poesía japonesa clásica /Seymouf) Une introduction, de Salinger/ que se invoca cada vez más frecuentemente como modelo de observación de los objetos hasta para el cine / A. Tarkovski/. El género policíaco emplea especialmente esta unión del detalle con la narración, lo que se explica fácilmente, puesto que por medio de la metonimia o la sinécdoque, el deslizamiento de significación se produce sólo dentro de los límites de un campo de objetos, a di-

,,, Título original: «O strukture znakov kino», en Tezísy skoly po vtoricnym modeiíruiulcim sistemam, 4, Tartu, 1970.

219

ferenda de la metáfora que reúne corrientemente dos campos de acontecimientos y, a continuación, lleva hacia una serie paralela de objetos diferentes de los primeros. La posibilidad, para el aparato fotográfico o el objetivo de una cámara, de filmar los detalles esenciales para descubrir un crimen! y, por tanto, de todo el tema! acerca el empleo del detalle en la novela policiaca a la inmovilización de una parte de la imagen en el cine/. Bloio up de Antonioni, cuyo tema se construye sobre la mutua relación metonímica de una foto en su conjunto con sus partes/. En la novela policiaca clásica, el acento metonímico del objeto no se reduce a un detalle soldado al tema, se introducen también detalles exteriores como, por ejemplo, los adminículos de fumador del detective (el film de Houston El balcon maltés, sacado de la novela homónima de D, Harnrnet.. .). 2. Incluida como sustitución de signos de significación diferente, aunque empleados en contextos sintácticos idénticos /Kurylo~,vicz/, la metáfora corresponde mejor al lenguaje cinematográfico de montaje metafórico que al lenguaje poético o, abstracción hecha de paralelismos arcaicos, estos contextos no nos son dados directamente, sino que hay que extraerlos del texto final único en que se transforman /un fenómeno análogo en todo a la doble exposición en las películas mudas y, posteriormente, en experiencias del cine de vanguardia/. La ausencia de un segundo contexto engendra una metáfora de tipo literario vista a veces como atípica en el cine lel balanceo de la cuna en I ntolerancia] , En Chaplin, la conjunción de una multitud a paso gimnástico y de un rebaño de animales se toma como metafórica en razón misma de la alternativa de estas imágenes en contextos idénticos. En las primeras películas de este cineasta, y en ciertos actores cómicos como los hermanos Marx o Laurel y Hardv, h1)' /como en los números de circo/ asimilación metafórica de objetos superficialrncnr- cercanos: el héroe se come los cordones de sus zapatos como si fueran spaghetti .. recorta su sombrero y lo riega con salsa como un asado, sube a bordo de un barco pasando como si fuera una pasarela sobre una pasajera que ha caído al suelo. En todos estos casos el segundo contexto (el de los spaghetti, el asado, la pasarela) reenvía a unas normas universales y puede sobreentenderse. Pero si los dos contextos están dados, la metáfora va a ser motivada por una sustitución de objetos. 3. El cine metonímico aspira: en último término, <1 explotar exhaustivamente cada episodio en un plano, es decir, a utilizar .lo menos posible el montaje de trozos cortos de película: cuando introduce metáforas, es motivándolas oblicuamente por el tema. En la pelícuJa de Chabrol Las buenas mujeres, la metáfora que compara al héroe con un tigre está motivada por una visita al zoo en la que la

220

heroína y sus amigas miran a los animales, mientras que el héroe los sigue. En un reciente artículo teórico, !R. Durgnat /, ha lanzado la hipótesis de que hubiera sido posible motivar la frase de montaje de los "Dioses» en Octubre filmándola en un museo. Entonces se ve claramente la diferencia entre la acentuación metafórica, donde lo esencial es que cada fragmento de montaje pertenezca a una serie precisa, y la acentuación metonímica que tiende a unir las partes del episodio por contigüidad / como por un movimiento incesante de la cámara/. En la frase de montaje cinematográfico de los «Dioses», los objetos que se muestran provienen en su mayoría de un museo de etnografía, 10 que, lejos de servir de construcción, está, por el contrario, camuflado, a la inversa de 10 que aparece en un episodio análogo del Testamento del Dr. Mabuse, de Lang, donde vemos un montaje de imágenes que representan cuadros colgados en las paredes del despacho del médico. La evolución del cine apoya, en materia de poética histórica, la conclusión según la" cual, unida a la ausencia de metáforas, el predominio de las metonimias caracterizaría los estilos que surgieran en periodo de terminación !Ejchenbaum/. 4. La introducción del sonido, que heredó en parte funciones de montaje !particularmente el de fragmentos cortos de película, que iba en contra a veces de la fluidez de la narración/ ha acarreado la extensión de la duración del plano y la sustitución del montaje por una movilidad de la cámara, En El gran consolador, de L Kulechov, film rodado en los comienzos de nuestro cine sonoro, el realizador yuxtapone y opone dos estilos cinematográficos en principio diferentes: uno -el de las escenas de ficciónes prácticamente rnudo Zsin palabras, pero con la música que acompañaba las películas de los tiempos del cine mudo/', con títulos y un tipo de montaje corro; otro -el de las escenas de la «vida real»-, con diálogos hablados y un montaje de fragmentos cortos reducido al mínimo. La diferencia de exposición ele los diálogos es particularmente característica: en efecto, si bien, en el primer caso, se realiza por medio de un montaje de imágenes de cada uno de los locutores, en las escenas de la "vida rea]" la cámara se desplazará del uno /0. Henry/ al otro !el capitán/. 5. La composición de un plano depende de su lugar en el esquema estructural de la película. Por eso, en las películas del Oeste, la exposición se lleva a cabo de ordinario por medio del enfrentamiento entre el héroe y sus adversarios Imás numerosos/ en un bar. La composición de los planos de este episodio es muy compleja /contrariamente a la de las secuencias precedentes que se desairoHan en el fondo habitual del paisaje del Far West o en un interior sin mucha fantasía/: el operador se sirve de un decorado «de múl-

221

tiples capas», de una enorme cantidad de objetos y de personas, de un mostrador a guisa de frontera, etc. En los westerns en color de estos últimos años, estos planos se caracterizan igualmente por

una mayor complejidad de! color / anteriormente éste respondía al de la lL1~natural/. 6. El hecho de que el sujeto pueda encarnarse ya no en una sucesión de planos ligados a una Erase de montaje, sino en la concepción de un plano-episodio se muestra con la máxima evidencia en la composición en profundidad, que, en ciertos maestros como \V'yler, sirve para dar polifónicamente varios temas en un plano único. En

la película de Alain Resnais El año pasado en Marienbad, este recurso plástico se utiliza para oponer el héroe al fondo -los otros clientes del hotel. La imagen sonora se aparta de la imagen visual, de manera que, a veces, la voz de los personajes se aleja hasta casi desaparecer conforme la cámara se acerca a ellos: la composición

puramente

cinematográfico

de organización

del espacio

en

sonora del plano puede ser inversa a su composición visual. En la película de Resnais, la composición en profundidad --como procedimiento

los planos rodados en el interior del hotelse opone a la perspectiva pictórica tradicional encarnada en el cuadro repetido e intencionadamente estilizado del parque, o en el dibujo en perspectiva destacado del decorado teatral de la escena del espectáculo en el comienzo del film. Procedimientos de delimitación del espacio tales como la sección horizontal del cuadro en la composición en profundidad de Orson Welles /desde sus primeras películas hasta otras más recientes como Campanadas de media noche/son en sí mismos de una importancia enorme en el plano semántico. Es de gran interés resaltar la analogía entre la categoría espacio en Kafka -que describe

en \Ve]]es,

que no sin razón

uno tras otro los edificios urbanos cerrados / particularmente los pasillos de los pisos superiores/ que sirven de fondo a sus relatosy, por otro lado, esta misma categoría

ha llevado a la pantalla una novela de Kafka. 7. El ejemplo de la estructura del film y de la composición del plano resalta de manera particularmente neta el significado de la elección de! punto de vista y del paso de uno a otro para la composición. Si es cierro, como nos hace observar el padre P. Florenski /B. A. Uspenskij, La poética de la comparición, Moscú, 1970, página 8/ que la transmisión de una escena por los ojos de un solo personaje plantea, en el teatro, problemas insuperables, esto es, en cambio, completamente realizable en el cine, Y ello especialmente se basa en-la posibilidad de (da pantalla dentro de la pantalla» /la cita de La pasión de Juana de Arco vista en una sala de cine a través de 222

en

con vistas a estable-

/la sala y sus reacciones

los ojos de la heroína de la película de Godard/,

cer un «lazo inverso» con el espectador

El hombre de la cámara de Dziga Vertov / y de mostrar ciertos fragmentos de una película en vías de realización/ 8 1/2 de Fellini, Todo se vende, de Vajda/. La conmutación sucesiva de puntos de vista ha sido el principio de construcción obligatorio de las películas de Hollywood del periodo clásico, donde la óptica de uno de los personajes -con e! que el espectador debía de identificarse-

interior en la poesía cinemato-

era elegida como patrón. La unión sintagmática de varios puntos de vista complementarios o mutuamente exclusivos -tratados cada uno en un sólo episodioes la base del «efecto Kurosawa» conLa extendida moda del monólogo

seguido en Rashomon.

gráfica de esta última década conduce a la posibilidad de la restauración del punto de vista subjetivo de uno de los personajes / de su percepción de los colores, como en El desierto rojo, de Antonioni/.

8. En el monólogo cinematográfico interior, se asiste u una transformación de los rasgos característicos de la categoría del tiempo, es decir, que se encuentran reunidos planos que no solamente

En cuanto a

la inserción de épocas distintas el entrelazado de

llevan al pasado y al presente, sino también a lo por venir / La guerra ha terminado, de Alain Resnais, donde el montaje corto está aplicado con ese fin/.

de fragmentos

extremadamente

cortos con ritmo sostenido/

se ve

periodos diversos ya visto en Intolerancia / sobre todo en la escena final donde e! realizador ha utilizado con ese fin un montaje

desarrollado en ciertas obras de Eisenstein, tales como ¡Que viva Méjico', M,M,M, /que, en este aspecto y algunos otros se aproximan a la novela de Bulgakov El maestro y Margarita/. La condensación del tiempo es una constricción para cada película, en vista de las

aprecian

restricciones de la duración a que se tiene que someter. Los casos en que el tiempo de la representación concuerdan con lo real del

suceso / el minuto de silencio en la Bolsa en El eclipse/se

del ritmo de percepción del cuadro que

como excepcionales. La utilización del tiempo cinematográfico en algunos de los mejores filmes consagrados a las artes plásticas, como el Guernica, de Alain Resnais, puede ser considerada como una restauración, bajo la forma netamente cinematográfica, del montaje / «vertical» con empleo de sonidos que, en Guernica, reproducen la

atmósfera de la guerra/,

guarda en su esquema. Pero, a diferencia de lo que pasa en pintura,

las «costuras» /según la palabra del padre P. Florenski, que subrayó e! papel de los esquemas temporales en les artes plásticas/ que hacen e! papel de elementos de demarcación formales, se vuelven, en

223

el caso de Resnais, objetos exteriores al cuadro -algunas obras antiguas de Picasso sobre el tema de España, periódicos, documentos de la guerra civil española, todos los signos gracias a los cuales la película se parece a un collage en la línea de las obras cubistas de Picasso. Con este ejemplo se ve que, introduciéndose en el lenguaje del cine, los signos venidos de otras artes quedan traspuestos de manera que resalte la estructura de su despliegue en el tiempo -aspecto central del cine.

224

=I

SEGAL

Las investigaciones soviéticas en el campo de la semiótica en los últimos años'

D. M.

Por un lado, la historia de las investigaciones semióticas en Rusia cuenta, por lo menos, cien años (si se consideran como sus comienzos los trabajos del gran filósofo ruso A. A. Potebnaj '); por otro lado, los trabajos en los que se han afirmado conscientemente los principios semióticos y de los que se puede afirmar que constituyen una orientación semiótica particular (y como tales se reconocen) han empezado a aparecer como mucho hace diez años. En los cien años transcurridos desde el momento en que aparecieron los primeros trabajos que tratan del aspecto sígnico del lenguaje, las ideas semióticas en Rusia se han manifestado fundamentalmente en el campo de las ciencias filosóficas: lingüística, folklore, crítica literaria. Y hasta cuando estas ideas surgían en otras ciencias (el ejernplo más evidente lo constituyen los ideas de L. S. Vygotskij en psicología) se han orientado invariablemente hacia la actividad lingüística y a la literatura 2. Por tanto, en la historia de la ciencia rusa,

225

* Titulo original «le ricerche sovietiche nel campo della semiotiea negli lutirni anni», en AAVV, Ricercbe gemiotiche. Nuove tendenze delle Scienze umane nell'URSS, Einaudi, Turin, 1973. 1 [Véase también «The Fourth Summer Sehool on Seeondary Modeling Systems Tartu 17·24 August 1970», de O. G. Rezvina, Semiótica, 6, 1972.] Véase la historia de la semiótica donde esta ciencia ha hecho su epacomo parte de la filosofía (A. Hamilton, C. Pierce). 2

rición

15

también a

en sí, hace diez años, sus ideas, formu-

la lingüística es el difusor de las ideas semióticas en los demás sectores de las ciencias humanísticas. La lingüística rusa (]. A. Baudouin de Courtenay, N. S. Trubeckoj, E. D. Polivanov, R. O. Jakobson) siempre ha ejercido su influencia sobre las ciencias humanísticas; precisamente por eso desde que se inició la constitución de la semiótica como orientación

ladas en base a la lingüística, se trasladaron rápidamente otros sectores de las investigaciones humanísticas. El rasgo específico de dichas investigaciones en Rusia es que mientras en Occidente los distintos sectores de las ciencias «sociales» se encuentran más

se reconocen

como semióticos.

Por tanto) en nuestra

bien aislados unos de otros, estos mismos sectores en Rusia están unidos por la influencia lingüística común en la medida en que estos sectores

práctica científica, la denominación «semiótica» se refiere no sólo a la ciencia abstracta sobre las propiedades universales de los sistemas sígnicos, sino, principalmente, a una determinada orientación científica, todavía apenas en formación que abarca aquello que en otros países estudian ciencias como la antropología cultural (social, estructural), la psicología social, la etnografía histórica, el estudio del contenido, la poética, 18 crítica de arte, etc. Semejante situación tiene sus indudables ventajas, pero también sus indudables inconvenientes. Por una parte, se elabora un nuevo y en varios sentidos original modo de concebir todas estas disciplinas tan distintas, lo que permite descubrir aspectos que han sido olvidados por las disciplinas tradicionales por razón de cierta inercia, de cierto aislacionismo, etc.: la amplitud de la concepción puede de este modo compensar las inevitables generalizaciones y simplificaciones. Por otra parte, es evidente que muchos aspectos de la denominada «semiótica) y precisamente todo aquello que se refiere al ciclo psicológico de las ciencias, exige una didáctica, una instrumentación, una experimentación especiales y no puede ser examinado de manera satisfactoria exclusivamente desde el punto de vista de los fenómenos lingüísticos. Por tanto, las investigaciones de semiótica psicológica, no las efectúan los estudiosos de los que se habla en este artículo; por lo general, estas investigaciones se encuentran todavía en estado embrionario. También está separada de la semiótica la sociología, que aún no ha logrado, por lo demás, ser parte de ella, en la medida en que se ocupa elel aspecto pragmático del proceso sígnico y, es evidente que dichas tendencias se verán reforzadas en el futuro, De todos modos, en la actualidad la semiótica no sólo subsiste como orientación científica en sí, que estudia toda una serie de objetos que entran en el campo de diversas ciencias humanísticas 226

y

soobsceni¡

y naturales, sino que sigue ampliando el ámbito de sus aplicaciones: siempre se descubren aspectos semióticos en nuevos sectores. El primer simposio sobre semiótica se celebró en Moscú a finales de 1962; no obstante, ya cinco años antes se habían empezado a manifestar las tendencias fundamentales que han llevado a la formación de la semiótica como orientación en sí. En 1957, el Instituto de lingüística organizó un debate sobre la correlación entre análisis sincrónico y estudio histórico de las lenguas \ en el que se examinó el problema del signo y del significado (particularmente en la ponencia de A. A. Reformatskij «Principy sinchronnogo opisanija jazyka» [Principios de descripción sincrónica dellenguajeJ). La discusión (al igual que el examen de los problemas del método estructural apareció más o menos en el mismo periodo en la revista Vo prosy jazykoznanija) tuvo una gran importancia para la introducción de las ideas y de las nociones fundamentales de la semiótica saussuriana en el uso científico, sin embargo en conjunto V. N. Toporov podía de. cir con toda razón: «El tema de este debate es sumamente actual, a pesar de que no se pueda calificar de oportuna esta reunión, ya que podría perfectamente haber tenido lugar hace treinta años» '. Y, efectivamente, la teorización abstracta, característica de semejantes discusiones de aquella época, ya no podía satisfacer a nadie: se necesitaban efectivas investigaciones prácticas. No se puede no subrayar la influencia que tuvieron en la formación de la semiótica dos disciplinas científicas absolutamente distintas: de un lado, la traducción mecánica y la elaboración automática de la información, y de otro, la mitología (y la lingüística) histórico-comparada. En 1955-56, inició su actividad en Moscú la Asociación para la traducción mecánica, en cuyos trabajos tomaban parte V, V. Ivanov, 1. 1. Revzin, P. S. Kuznecov, B. A. Uspenskij y otros lingüistas que habían abordado los problemas de la lingüística en relación con la traducción rnecánica. Desde el principio se sintió la necesidad de formular una teoría lingüística que satisficiera no sólo las exigencias prácticas de la traducción mecánica, sino que abarcara también cualquier tipo de actividad lingüística. La Asociación para la traducción mecánica publicó unos boletines en ciclostil que ahora constituyen una rareza bibliográfica. En estos boletines se han publicado los artículos de V. V. Ivanov i preobrazovanie kodov [La transformala transformación de los códigos J, Teorema Preobrazooanie

síncbronnogo analiza i istoricesleogo izuceniia iazyleoo,

ción de los mensajes

:1 O sootnaienii Moscú, 1960. , lbíd., pág. 83.

227

Cedel;a i lingvisticeskie paradosky [El teorema de Godel y las paradojas lingüísticas] y otros, sucesivamente presentados como ponencias en la 1 Conferencia pansoviética sobre traducción mecánica, celebrada en Moscú en 1958. Estos trabajos formulaban las tesis más generales sobre el proceso lingüístico como comunicación y sobre el lenguaje como sistema sígnico, introducían los conceptos de situación, de mensaje (texto), código, correlación de los signos (yen particular, su equivalencia), en relación con el problema general de la traducibilidad s Se estableció la unidad de principio de la ciencia lingüística; «La lingüística es una ciencia única porque todos sus sectores se ocupan de operaciones del mismo tipo, encaminadas a establecer las relaciones entre los sistemas lingüísticos» 6. La conferencia sobre traducción mecánica celebrada en 1958' ha sido la primera asamblea importante que ha reunido a todos aquellos que se ocupaban no solamente de los problemas concretos de la traducción mecánica, sino también de la lingüística estructural en general. En esta conferencia, las cuestiones puramente semióticas fueron, de una manera u otra, el tema de las ponencias de V. V. Ivanov, de V, N,Toporov, de 1. A. Sokoljanskij (cuyos excelentes trabajos sobre la instrucción de los ciegos y sordomudos han sido singularmente importantes para el estudio de los problemas del signo, del significado, del referente, erc.), A. R. Luija, A. A. Zinov'ev, V. K. Finn y D. G. Lachuti, En su conjunto, no obstante, la conferencia se orientó hacia las tareas prácticas; por tanto, los aspectos semióticos no se trataron por sí solos, sino en su aplicación a la traducción mecánica. La única excepción fue quizá la ponencia de" V. N. Toporov O nekotorych analogijacb k problemam in metodam sovremennogo teoreticeskogo jazykozmanija v trudach dreuneindiis-

kich grammatikov [Sobre algunas analogías con los problemas y los In lingüística teórica contemporánea en los trabajos de gramáticos indios], de la que hablaremos un poco más V. Ivanov, además de las ponencias que acabamos de informe Lingvisticeskie voprosy sticbotuornogo paredova lingüísticas de la traducción poética 1, que más tarde ha

métodos de los antiguos adelante. V. citar, leyó el [Cuestiones

5 Posteriormente, estos trabajos se publicaron de manera ampliada y elaborada en "la- colección Lingvisticeskie issledooanija po masinnomu pereoodu. Soobíceni¡a otdela mecboníracii i avtomatizacii íníormacíonnycb rabot VINITI, Moscú 1961, fase. 2, con los títulos «Lingvistika kak tcorija otnoáenij mezdu jazykovymi sistemami i eé sovremennye prakticeskie prilozenija» y «K issledovani ju otnoseni] rnezdu kodami raznych rangov». } V. V. Ivanov, «Lingvistika kak teorija», loe. cít, pág. 13. 1 Tezisy koníerencii po malinnomn pereuod u (15-21 maja 1958 g.), Mos-

cú, 1958.

228

sido reeditada de manera ampliada y reelaborada en una recopilación casi imposible de encontrar ya 8. En este artículo se introduce el concepto de modelo poético. Se entiende por «modelo poético del texto su significado poético, no reductible al significado de traducción interlineal, ya que el modelo poético no sólo abarca el contenido inmediato de la composición poética ... ) sino que también abarca el modelo de su estructura. Entendido de este modo, el modelo poético" es un hecho de literatura, y no psicología del poeta y de los distintos lectores» (pág. 370), que se compara con el concepto, conocido ya por la ciencia paleoindia, de dhvani. Del sistema sígnico de la poesía se dice: «, el lenguaie de los textos poéticos es un lenguaje criollizado, y se ha formado gracias a la interacción del sistema sígnico de la poesía y del sistema sígnico del lenguaje vulgar» (pág, 375). Aquí e! autor se basa en las ideas de O. E. Mandel"tam (véase e! ensayo Razgooor o Dante [Conversación sobre Dante], Moscú 1967, págs. 5-6) y de Iu. N. Tynianov. La traducción mecánica se separó muy pronto de los otros sectores, convirtiéndose en un sector en sí, puramente práctico, y se empezaron a examinar los problemas semióticos prescindiendo de toda relación con ella. Por lo que se refiere a los influjos que ejercen sobre la orientación semiótica la mitología V la lineüística histórico-comparadas, es necesario hacer referencia a la actividad de un grupo de hinduólogos -v. N. Toporov, A, M. Pjatigorskii, T. Ia. Elizarenkova, A . Ia, Syrkin y otros-, sin olvidar a v, v, Ivanov, que también trabaja activamente en este campo. Esta influencia nace del nexo entre las ideas de las lenguas antiguas, tanto como de los términos de los distintos sistemas semióticos difundidos en la antigua India, cuva elevada semioticidad de la cultura es conocida universalmente 9. En la mencionada ponencia de la conferencia sobr~ la traducción mecánica, V. N. Toporov examina los problemas generales del desarrollo de la lingüística del siglo xx (antipositivisrno, antievolucionisrno, superación de! empirismo y de la linealidad), Son indudables los isomorfismos entre la ciencia del siglo xx y las ideas enunciadas por los gramáticos paleoindios, en los que se revela la sustancial regularidad del . desarrollo de las actuales investigaciones estructurales. Se examina el

s v. V. Ivanov, «Lingvisticeskic voprosy stichotvornogo perevoda», en MaIinn.yj pereood. Trudy Instituta tOCHOj mecbanílei i uycislitel'noi tecbniki Akademii Nauk SSSR, Moscú, 1961, fase. 2, págs. 369-95. 9 V. N. Toporov, «Zametki o buddiiskom izobrazitel'nom iskusstve v svjazi s voprosom o semiotíke kosmologiceskich predstavlenij, en :Er¡µ.ew.rtlX:Y¡_ Trudy po znakovym sistemam JI, Tartn, 1965,

229

problema de la organización de un metalenguaje, del que se han servido los lingüistas paleoindios, y se clasifican los tipos de signos que lo constituyen. Por último, se afirma que la particularidad de la lingüística paleoindia, en combinación con los datos análogos de las demás ciencias, artes, sistemas sígnicos religiosos, filosóficos, etc., paleoindios, forman la configuración específicamente paleoindia de los fenómenos culturales 10. La ponencia de V. N. Toporov ha sido publicada íntegramente en la recopilación en memoria de .Tu, N. Rerich u. En esta misma colección se ha publicado el estudio de A. M. Piatigorski Opyt sopostaulenija vedijskich i tamil'skich gimmov [Experiencia de una comparación entre himnos védícos y tamílicos], en los que por primera vez en la historia de nuestra literatura filológica se efectúa un análisis semiótico-estructural de la pragmática de los textos. A principios de los años 60 las investigaciones en el campo de la semiótica adquieren un carácter más sistemático, se establece una separación entre los aspectos puramente lingüísticos, y son estos últimos los que pasan a ser el exclusivo objeto de la semiótica. En agosto de 1960 se crea una sección de tipología estructural de las lenguas eslavas en el Instituto de eslavística de la Academia de Ciencias, que pronto se convierte en el centro de las investigaciones semióticas en el campo humanístico, agrupando a su alrededor a especialistas de las más diversas organizaciones. Precisamente a principios de 1961, se celebra en Moscú la Conferencia sobre la 'elaboración de la información, la traducción mecánica y la lectura automática del texto 1.2. Hubo dos ponencias específicamente dedicadas a la problemática semiótica: la ponencia de Iu, V. Knorozov K voprosy ob izucenii teorii signalizacii [En torno al problema del estudio de la teoría de la señalización])'. De V. V. Ivanov, Jazyk v sopostavienii s drugimi sredstvami peredaci i cbranenija injormacii [El lenguaje en comparación con otros medios de transmisión y conservación de la información] u. En la ponencia 10 Véanse unas ideas directrices análogas sobre otro material en el volumen de R. Benedict, Patterns 01 Culture, Cambridge, 1934. 11 Kratkie soobsceni¡a 1nstituta narodovo Azii Akademii Nauk SSSR, LVII. Sbornie pamjati fu. N. Rericba. Moscú; 1961. 12 Véase un resumen detallado en una nota nuestra publicada en la colección Strukturno-tipologiceskie issledooaní]a, Moscú, 1962, págs. 269-83. la Desgraciadamente, la ponencia de ju. V. Knorozov no se ha publicado en parte alguna. Una cierta 'SÍntesis de sus ideas se halla contenida en la nota de M. 1. Burlakova (Lekornceva), publicada en Strukturno-tipologiceskie issledovanija, cit. Véase Doklady na Konierencii po obrabotke íniormacíí, malinnomu perei avtomaticeskomu cteniju teksta, Moscú, 1961, fase. 7, así como el 1~

vodu

230

lingvistika

i maJinnyj

pcreood,

de V. V. Ivanov se estudia la necesidad de un único punto de vista semiótico sobre fenómenos tan distintos como el lenguaje común y el artificial, los lenguajes de la señalización (de los tambores, del silbato) y el lenguaje del arte (incluidos los sistemas sígnicos específicos de las artes figurativas y del cine), los «lenguajes» de los animales y los sistemas sígnicos de los niños y enfermos mentales. La ponencia de Ju. V. Knorozov, sumamente interesante y revolucionaria en muchos aspectos (sobre todo la teoría de la personalidad en relación con la teoría de la comunicación), desgraciadamente no ha encontrado el eco merecido en las sucesivas investigaciones semióticas. Por lo general, 1961 fue un afio rico en simposio s y conferencias que trataron de LIs cuestiones relacionadas con la semiótica. Se centraba el interés en los análisis de la Ji teratura en función de conceptos derivados del patrimonio de la lingüística estructural y de la semiótica. A esto mismo se dedicó especialmente una reunión celebrada en septiembre de 1961 en Gorki sobre la aplicación de los métodos matemáticos al estudio del lenguaje literario 15. Es comprensible la tendencia a analizar la literatura con los métodos de la semiótica y de la lingüística estructural, Ésta se funda en el examen de la obra artística como sistema funcional total, en el que el plano de expresión no es casual (véase el concepto de modelo poético de V. V. Ivanov ). El objetivo es describir el modelo artístico que indudablemente está presente en toda verdadera obra de arte, hacer observable este modelo, demostrar la obligatoriedad de una organización compleja e idónea del plano de la expresión y del plano del contenido en la presencia y existencia entre ellas de relaciones conforme a ciertas leyes. En el simposio de Gorki se examinaron algunas de las cuestiones que hemos mencionado antes 16. Ante todo, en las ponencias de A. N. Kolmogorov v de sus colaboradores, que determinaron sustancialmente las orientaciones de la conferencia, se demostró la complejidad y la no-casualidad de fondo del plano de expresión de los textos poéticos. Siguiendo el rumbo de las investigaciones iniciado en los años 10 y 20 con los trabajos de A. Belyj Y B, Tomagevskij: Kolmogorov revela que la determinada configuración del plano de expresión en la obra de cualquier gran poeta está adaptada

artículo homónimo en la colección Prikladnaja Kiev, 1962, págs. 79-116.

1S El lector puede hallar una información pormenorizada de la reunión en el artículo de 1. 1. Revzin, publicado en Strukturno-tipologiceskie issledouaníia, cit. )6 I bid. pág. 286,

231

de manera única a la trasmisión justamente de ese determinado contenido, lo cual es posible gracias a la utilización óptima de todas las posibilidades presentes por principio en el plano de expresión del lenguaje, independientemente del contenido, En esa misma reunión se discutieron los problemas del estudio estructural de las obras literarias. Por una parte, se manifestó la necesidad de recurrir a las ideas de la escuela formal rusa en la crítica literaria (ponencia de A. K. Zolkovskij y de .Tu. K. Seglov Obzor nekotorych starych rabot po poetike [Reseña de algunos antiguos trabajos sobre poética] 17, y por otra, se abrieron perspectivas para usar en el estudio de los textos poéticos los métodos de la lingüística estructural e histórico-comparada actual (ponencias de V. V. Ivanov O navych poeticeskich tearijach [En torno a las nuevas teorías poéticas] y Sraunirel'noe jazykoznanie i sraunitel'noe literaturooedenie [Lingüística comparada y crítica literaria comparada], en las que se abordaban los problemas de la relación existente entre las reglas del lenguaje poético y del idioma natural, de los métodos de análisis de la sintaxis y de la semántica del lenguaje poético, así como también el problema de la reconstrucción de los modelos originarios -rítmicos y compositivosen el folklore. En noviembre de 1961 se celebraron dos conferencias, una dedicada a los problemas del método de transformación en la lingüística, la otra a la aplicación de los métodos estructurales y estadísticos en las investigaciones sobre la composición del vocabulario lingüístico. En ambas conferencias, V. N. Toporov presentó ponencias directamente relacionadas con la problemática semiótica. En la ponencia presentada en la primera conferencia 18, Toporov se refirió a los otros sistemas sígnicos. La ponencia presentada en la segunda conferencia" influyó sobre la formación de ese determinado enfoque 17 Véanse las tesis de esta ponencia en la colección Simpozium po struleturnomu izuceníiu znakovych sístem. Tezisy dokladov, Moscú, 1962, con el título de «O vozmoznosti postroenija strukturnoj poetiki». [La traducción italiana figura en la revista Questo e altro, núms. 6-7.J El. texto íntegro de esta profunda y rica ponencia está publicado con el título de «Iz predystorii sovetskich rabot po strukturnoj poetike», en l:r¡µEt(l)·nx~, Trudy po znakovym sistemam 111, Tartu, 1967. 18 V. N. Toporov, «O granicach primenenija transformacionnogo metcda», en T ezisy dokladov na eonierencíi po strulet urnoi lingoistílee, pcsoiaicennoi problemam transiorrnacíonnogo metoda, Moscú, 1961, págs. 3-6. 19 V. N. Toporov, «K voprosu o vozmoznosti postroenija strukturnoj Ieksikologii», en Terisy dokladov mexonzovsko¡ leonierencii po primenenru strukturnych, i statistícesleicb metodov issíedovoni¡a slooarnogo sostava jazyka, Moscú, 1961, págs. 34-36.

232

del análisis semiótico que más tarde apareció en las investigaciones de todo un grupo de semiólogos soviéticos (investigación y construc'ción de los «modelos del mundo»). Desgraciadamente, este trabajo no ha pasado de la forma de tesis, si bien las tesis dan la impresión de ideas formuladas sintéticamente en un plano semiótico general: «.. la palabra es.. la unidad pragmática más importante del discurso que tiene importancia primaria para quien se sirve del lenguaje. Puede ponerse en duda que la palabra como unidad sintética del discurso pueda actuar como unidad de la lengua y al mismo tiempo funcionar como elemento de un sistema del tipo lingüístico corriente» (pág, 35), La sinteticidad de la palabra se pone de manifiesto en el hecho de que ésta se representa como micromito o como mitologema y de que cumple una función esencial en la poesía: «Si se habla de análisis comparado riaurosarnente científico del léxico, éste es oportuno precisamente en conexión con el estudio del lenguaje en el amplio contexto de la 'cultura'» (pág. 36); y más adelante «No hay que olvidar la particularidad síngularísima que tienen cada palabra y todo el léxico en su conjunto -con la avuda de unidades sintéticas mutables v 110 determinadas del todo- de modelizar un mundo mutable y oscuro bajo muchos aspectos» (pág. 36). Todo e! afio 1962 transcurrió con los preparativos del simposio sobre el estudio estructural de los sistemas sígnicos que se celebró en diciembre. Por esas fechas aparecieron las Strukturnotipologiceskie issledovanija [Investigaciones tipológico-estructurales]. En ambos acontecimientos tomaron parte muchos lingüistas. psicólogos, mitólogos, críticos de arte. Al igual que la recopilación) el simposio 10 preparó también la sección de tipología estructural del Instituto de eslavistíca. Es rasgo distintivo de la colección la notable ampliación del ámbito de los problemas de la semiótica. La colección comprende una sección especial Nelingvisticeskie semioticeskie sistemy [Los sistemas semióticos no lingüísticos], en la que ofrecen particular interés los artículos de A. A. Zaliznjak. V, V. Ivanov y V. N. Toporov O vozmoznosti strukturno-tipologiccskogo izuceni¡a nekotorych modelirujuscich semioticeskich sistem [En torno a la posibilidad de un estudio tipológico-estructural de algunos sistemas semióticos de modelización], de A. M, Pjatigorskij Nekatorye obscie zamecanija otnasitel' no rassmotreni]a teksta kak raznooidnosti signala [Algunas observaciones generales sobre el examen de! texto como variedad de sefia]], de Ju. K, Sceglov O strulsture Metamorfaz Ovidija [Sobre la estructura de la Metamorfosis de Ovidio], y de A. A, Zaliznjak O¡jyt analiza odnoj otnositel'no prosto] znakovoj sistemy [Ensayo de análisis de

233

cripción estructural

de los sistemas de la religión y

de la mitología

un sistema sígnico relativamente simple]. En el primero de los artículos aquí enumerados da un fundamento teórico al concepto de sistema de modelización, Se examinan las posibilidades de una des-

sistemas

y textos

religiosos.

La exposición

se

do superior (cielo)-mundo inferior (infierno), y se analiza la posibi-

en términos de algunas contraseñas distintivas (contraposiciones semánticas), como, por ejemplo, bueno-malo, muerte-resurrección, munlidad de reconstruir

desarrolla en función de la teoría de las comunicaciones, 10 que permite extender también las conclusiones de los autores a los sistemas semióticos que no son religiosos en estricto sentido de la palabra, sino que son tipológicamente semejantes. Pjatigorskij en su artículo generaliza, en el plano teórico, algunas consideraciones enunciadas en sus investigaciones sobre los textos religiosos paleoindios. Los textos se clasifican en base a su relación con el tiempo, el espacio y el objeto. Se examinan las relaciones en-

tre el texto y el sujeto,

El artículo de Sceglov abre todo un ciclo de investigaciones sobre la descripción de la estructura semántica interna de las obras literala estructura operante, que

rias. En este artículo, el autor, partiendo del análisis de la propia

intuición como lector, pone de manifiesto

encierra la obra de Ovidio. La feliz elección del objeto permite al autor demostrar algunas tesis sobre la estructura del mundo de las Metamorfosis. Este mundo resulta construido fundándose en determinadas contraseñas, bastante simples, que describen las cualidades etc.).

Estas

contraseñas

se distinguen

mediante

materiales de las cosas (recto-curvo, dureza-blandura, aridez-humedad, plenitud-vacuidad, a la estructura

del modelo

poético

(véanse

el análisis de los epítetos. De tal manera, la estructura de la.acción poética resulta isomorfa

las ideas de L. S. Vygotskij sobre la catarsis). Y, por último, el artículo de A. A. Zaliznjak revela un aspecto absolutamente nuevo de las investigaciones semióticas; el estudio de sistemas semióticos simples, creados artificialmente. El autor ofrece

una descripción exhaustiva del sistema de ordenación del tráfico. Respecto al simposio sobre el estudio estructural de los sistemas

sígnicos, el lector puede informarse a través de las publicaciones de materiales escogidos, especialmente de la ponencia introductoria' de V. V. Ivanov sobre la prensa extranjera (en las revistas Questo e altro y Tel-quel). No se ha editado íntegramente el material del simposio, sin embargo, posteriormente se han publicado trabajos sueltos en varias ediciones (en particular, las colecciones :81Ji.lSt(J)'ttA·~~11, cit., y Poetics. Poetyka. Poetika, II, Varsovia, 1966); por lo demás, el

234

pequeño

volumen

de las tesis, publicado

con ocasión del simposio zo,

refleja de manera bastante completa su problemática.

En la primera sección, Estestvennyj jazyk kak znakovaja sistema [El lenguaje natural como sistema sígnico], se examinaban los usos

puramente sígnicos de los objetos lingüísticos (equivalentes a los "iconos» o a los «índices»): las ponencias de V. V. Ivanov O funkci[acb sloznosolerascennycb slov [Sobre las funciones de las palabras compuestas abreviadas] (en las que se planteaba el problema de la posibilidad de deducciones sociológicas en base al carácter de la for-

ma del signo), de 1. 1. Revzin K semioticesleomu analiza «tajnych jazykov» [Para un análisis semiótico de los «lenguajes secretos»'], (la utilización del argot, como signo de pertenencia a los «nuestros») y

de P. G. Bogatyrev Vykriki raznoscieoo i remeslennileoo - znalei reklamy [Los gritos de los pregoneros y de los artesanos ambulantes como signos publicitarios]; así como para los problemas del análisis lingüístico (la semántica en particular) a la luz de la semiótica: las po-

nencias de l. r. Revzin Nekotorye trudnosti pri postroenii semanticeskich modelej estestvennych jazykov [Algunas dificultades en la construcción de modelos semánticos para los lenguajes naturales] y

de A. A. Zaliznjak Ob ispoi'zooanii poniatij «automaticcsleo] vyvodimosti» i «zavisimogo pl'iznaka» pri opisanii znakovych sistem [Sobre el uso de los conceptos de «deducibilidad automática» v de «contraseña dependiente» en la descripción de los sistemas sígnicos] y

O oozmoznoj suiazi mezdu operacionnymi ponjatijami sinchronnogo opisanija i diachronii [Sobre un posible nexo entre los conceptos operativos .de descripción sincrónica y de diacrónica]. Esta última comunicación ha marcado el comienzo de toda una serie de trabajos de

.__ ._ --_. - _. en el simposio los tra-

Zaliznjak, que comprueban la deducibilidad de conceptos diacrónicos

partiendo de ün correcto análisis sincrónico. Estuvieron suficientemente representados

bajos sobre el análisis de los sistemas sencillos. Hemos de recordar aquí ante todo el estudio de T. V, Civ'jan K opisaniiu etiketa kak sistemy [Para la descripción de la etiqueta como sistema que se ha proseguido después. El trabajo de M. I. Lesemioticeskoj

semiótico],

komceva y de B, A. Uspenskij Gcrdanie na igral'nvcb kartach kak semioticeskaja sistema [La cartomancia como sistema semiótico] es hasta ahora el único ensayo de análisis sobre los tres aspectos del sistema signico (sintaxis, semántica y pragmática). En la sección sobre los sistemas semióticos modeIizantes se han comunicado algunos resultados preliminares de investigaciones en el la nota 17,

campo del sistema mitológico de los Kety, efectuadas por la expediw.Véase

235

\

comparada

rusa, esto es, a la construcción

de

clan de 1962, en la que partrciparon, en particular, V. N. Toporov v V. V. Ivanov. La reseña de estos dos autores sobre el modelo del mundo de los Kety da comienzo a toda una orientación de la semiótica y de la mitología

tico, semántico

y pragmático.

modelos paradigmáticos 21. Posteriormente, esta orientación se ve continuada en los trabajos de V. V, Ivanov y V, N, Toporov sobre la mitología protoeslava 2", en los que se reconstruye coherentemente el sistema jerárquico de la mitología de los antiguos eslavos y se descubren las contraposiciones binarias fundamentales, gracias a las cuales resulta posible describir el plano del contenido, En la ponencia de D, M. Segal O nekotorych problemacb semioticesleogo izucenija mifologii [Sobre algunos problemas del estudio semiótico de la mitología], se analiza la posibilidad de un estudio semiótico de los sistemas mitológicos desde el punto de vista de los aspectos sintácEn la sección Iskusstvo kak semioticeseaia sistema [El arte como sistema semiótico], están comprendidas las tesis de un amplío trabajo de L. S. Vygotski, Psichologija iskusstva [Psicología del arte], escrito desde 1925, y publicado posteriormente por la casa editora Iskusstvo ". Este libro contiene un análisis de la pragmática de los objetos estéticos, Se establece que el fundamento de esta pragmática es la catarsis provocada por la solución de la tensión dinámica entre «forma» y «material». B. A. Uspenskij en el artículo O semiotike iskusstva [Sobre la semiótica del arte] plantea el problema de una interpretación semiótica del arte que estaría llamada a dar fundamento a la especificidad del arte: «La polisemia (la posibilidad, en principio de más in terpretaciones) es un aspecto esencial de las obras de arte» u. La ponencia de L. F. Zegin Prostranstoennooremennoe edinstoo proizvedenija [Unidad espacio-temporal de la obra picsuscitó un notable interés. Ésta contenía una interpretación tórica]

25

zivopisnogo

21 v. V. Ivanov y V. N. Toporov, «Ketskaja mcdel'mira», en Símpoiium, cit., págs. 99-10.3; «K opisaniju nekotorych ketskich semioticeskich sistem», en ~r¡µat(ln:¡z.'Í¡, H, cit., págs. 116-54. 2~ V. V. Ivanov y V. N. Toporov, «K rekonstrukcii praslavjanskogo teksta», en Slavjanskoe ;azykoznanie, Moscú, 196.3, págs. 88-159; Slooianskie jazykovye modelíruiuscie semioticesleie sistemy, Moscú, 1965. 23 L. S. Vygotskij, Psiehologija iskusstco, Moscú, 1965, Véase la segunda edición ampliada, Moscú, 1968. 21 B. A. Uspenskij, «O semiotike iskusstvu», en Sim pozium, loe. cii., página 125. 25 Véase Simpozium, loe. cit., págs. 132-34, así como el artículo con igual título en ~r¡µZ((JJ""tlXf¡, II, págs. 231-48; la casa editora Isskusstvo tiene en preparación un libro de 1. F. Zegin. Véase también el articulo de B, A. Us-

236

etc.),

rusa

momentos

temporales,

al revés, unión de distintos

semántica de las peculiaridades formales de la pintura icóníca (perspectiva

Más diversificada en sus orientaciones estaba la sección Strukt urnoe i matematiceskoe izucenie literaturnycb proizoedenij [Estudio estructural y matemático de las obras literarias], en la que se presentaron tanto las ponencias referentes al análisis de las situaciones semióticas en las obras de arte (B. A. Uspenskij, Semiotika ti Cestertona [La Semiótica en Chesterton], como aquéllas que conteIÚan las descripciones de caracteres formales (M. L. Gasparov, O ritmike russkogo trécbundarnogo dol'niha [Sobre la rítmica del dol'ník ruso con tres acentos], V. V. I vanov, Ritmiceskoe stroenie «Balladv o cirke», A. Mezirova [La estructura rítmica de la Bailada o cirke de A. Mezirov] ". Bajo el aspecto folklórico es interesante el ensayo de V. N. Toporov de exhaustiva descripción de la estructura de la balada popular lituana ". Posteriormente, hubo también en las sesiones del simposio toda una serie de intervenciones de notable interés (de A, S, EseninVollpin sobre pragmática, concebida en el plano abstracto, de A, V. Dolgopol'skij y del lingüista húngaro Ferenczi Papp sobre lo específico de la interpretación de algunos sistemas gestuales, de Jurij Levin sobre la aplicación de las matemáticas a la poética, etc.). El simposio suscitó un clamoroso interés entre la opinión pública científica que se manifestó a través de una serie de ecos en la prensa (también polémicos) y, sobre todo, en la expansión de los conceptos semióticos también en aquellos sectores (filosofía) que desde el principio se habían esforzado en conservar su propia soberanía. Tras el simposio de 1962 ha habido un periodo de descanso en las conferencias) reuniones .y sirnposios. Este intervalo se ha aprovechado para profundizar en las investigaciones prácticas y en la delimitación del ámbito de los objetos sujetos al análisis. El simposio de 1962 había sido, en cierto aspecto, una especie de declaración programática, cuya ejecución, en algunos puntos) se había aplazado (problemas de la comunicación gestual, estudio de algunos sistemas simples), mientras que la legitimidad de la propuesta de otros, en general, se había puesto en duda debido a la falta de adecuación del mecanismo propuesto para la correspondiente investigación.

penskij, «K sisteme peredaci izobrazeni] v russkoj ikonopisi», en :S'r¡p..:::1.W"tlr:f¡, Ll, págs. 248-58, en el que' se examinan los problemas cercanos a las concepciones de Zegin. 25 Véase el texto íntegro en la colección Poctics. Poetyk:a, Poetieo, lec. cit., páginas 277-300. ij Véase el texto íntegro; V. N. Toporov, «K analizu neskol'kich poeticeskich tekstov». en Poetícs. Poetyka. Poetiea, 101.".cít., ptigs. 61-121.

237

v

secundaria

su.

A partir de 1964, el foro principal donde se discutieron los problemas de semiótica, fueron las conferencias organizadas por la Universidad de Tartú en Kaariku. Hasta ahora, se han celebrado tres conferencias -en 1964, 1966 Y 1968 28. La característica de estas conferencias de Kaariku es la elaboración gradual de un plantearnienro general del análisis semiótico de los llamados sistemas secundarios de modelización: «Se ha llegado al acuerdo de considerar como sistemas secundarios de modelización aquéllos que, tomando por base el lenguaje (sistema primario ), reciben una estructura

plementaria de tipo especial» ". Éste determinado planteamiento se caracteriza por la atención concedida a la descripción de los sistemas sintéticos que se pueden considerar como modelos del mundo, los cuales se forman en la mente de colectividades enteras o de individUDS aislados. De aquí el interés existente por los sistemas mitológicos y religiosos, así como también por el tipo de literatura que puede aspirar a ser modelo del mundo (Dostoievski, Blok, Vladimir Solov'ev, Rilke, Pasternak, Mandelstam, Ionesco). Es perfectamente comprensible que. los estudiosos presten su atención a los problemas de la descripción semiótica y a las tareas, con ella relacionadas, de un análisis del vínculo entre sujeto y objeto de la descripción 3U. Se proponen diversos métodos de interpretación semántica de los textos, y aquí las ideas de A. M. Pjatigorski sobre el orden del texto como consecuencia de las relaciones entre el ::?3 Véase un relato detallado de 1<1primera conferencia en la nota de D. M. Segal, «Letnjaja skola po vroricnym modelimjuscim sistemam», en Linguisticesleie -issledovaniia po: obsce] i slaujanslzoi tipologii, Moscú, 196"6, páginas 257-65_ Los materiales de la primera escuela de verano de Kiiariku se hallarán en las colecciones Programma i tezísy dok!adov v letnej lleole po otorícnyrn modelíruinícim sistetnam 19-29 augusta, .1964 goda, Tarro, 1964, y ~-'1µ.e:t(L)"ttxi¡, II, cir., donde se publican los textos íntegros de las ponencias leídas en la escuela de verano, así como algunos materiales suplementarios. Los trabajos de la segunda Escuela de verano están publicados en la recopilación de las tesis de las ponencias (T ezisy dokladav va vtoroj letnej skoLe po vtoricnym modeliruiulcim sisternam, Tartu, 1966) y en 2:-r¡µElOJ-¡:lX~, III, cit. Los trabajos de la tercera Escuela de verano se han publicado en los libros 3 Letnjaja Jkola po vtorieym modelirujuIeim sistemam, T ezisy dokladov, Tartu, 1968, y L.1jP_EW.)tlX~, Trudy po znakavym sistemam IV) Tartu, 1969. 29 Prólogo de redacción en L'1I.lE{W~tXi¡. 11, loe. cit., pág. 6. 30 T. Nikolaeva, «O vzmonznosti sinteza cerez analiz», en Programma i tezisy, cir., págs. 5-6; A. A. Zaliznjak y E. V. Paduceva, «O sviazi lingvistíceskich opisanij s rod.nym jezykom Iingvísra, íbíd.. págs. 7-9; B. A. Uspenskij, «Predvatirel'nye zamecanija k personologiceskoj klassifikacii», en LY¡P.E!UHtZ1j, l l. cit., págs. 91-93.

238

, -.

sujeto y el texto 31, pueden ser sumamente fructuosas, sobre todo en el estudio de algunos géneros de la literatura contemporánea (discurso directo impropio). Los problemas de la interpretación semántica se unen a los problemas de subdivisión de los textos a nivel sintagmático y de determinación de las unidades correspondientes a nivel pradigmánco ". Todo esto se discutió en las sesiones de la primera escuela de verano, organizada gracias a la energía del profesor Ju. IvI. Lotman. Como quiera que en la Universidad de Tartu las investigaciones semióticas se hallan centradas en la cátedra de literatura rusa por él dirigida, es natural que los problemas del estudio semiótico de los textos artísticos hayan sido también objero de discusión. Por una parte, se ha demostrado que muchos métodos de análisis del texto, elaborados por la mitología y el folklore estructurales, pueden ser útiles para estudiar la estructura de los textos poéticos; por otra parte, ha resultado evidente que el enfoque semiótico entendido superficialmente no puede más que desacreditar la idea de un análisis estructural.

En la ponencia de 1. 1. Revzin, en la primera escuela de verano, se ha subrayado una vez más la importancia que tiene el construir un mecanismo riguroso de investigaciones semióticas. El rasgo espe- . cííico de las investigaciones semióticas es su carácter explícito, la verificabilidad de las conclusiones. El empleo de conceptos de la teoría de los signos para cambiar de nombre a los objetos tradicionales es poco fecundo. Ya en las sesiones de la primera escuela de verano se leyeron toda una serie de ponencias que comprobaban que el método estructural y semiótico ofrece nuevos datos esenciales sobre la organización de.la obra de"arte-,--que de lo contra-rio- serían inaccesibles 33.

:n Véase A. M. Pjatigorskij, «Nekototyc obscie znmecanija otnosircl'no rassmorrenija teksta kak raznovidnosti signala», en SI rnktnrno-t i pologicesleie issledouanita, loco cit. '02 Los problemas de la subdivisión sintagmática han sido tratados por A. V. Gerasímov, Prmcípv rassmocreniia strulet ury tektov Atcharvavedy, Progrannna i tezísv, cit., págs. 14-16; T. j a. Elizarenkova y r: jn. Syrking, «K analiza indijskogo svadebnogo gimna», en ~r¡P.EtOJ-::~Z1¡. H, cit., págs. 173-88; D. IvI. Segal, «Opyt strukturnogo opisanija mifa», en Li¡¡.lEtOJ"tlY.1¡. II, cit., páginas 150-58; 1. A. Cernov, «O strukture russkogo Ijubovnogo zagovora», en ~"fJ!.lW_O-¡:lX-f¡. [I, cit., págs. 159-72. Véase u na descripción paradigmática del sistema en V. V. Ivanov y V. N. Toporov, «K opisaniju nekotorych ketskich semioticeskich sistem». en L1jp.E:lW"ttXi¡, Ir, cit., págs. 116-43; V. N. Toporov, «Zametki o buddiiskom isobrazitel'nom iskusstve v svjazi s voprosom o semiotike kosmo1ogiceskich predstnvlenij», en ~Y¡µ'~l(l)-¡;I.%·f¡, II, cit., páginas 221-30. 33 S. M. Tolstaja, «O fonologii rifmy», en LY¡P.zcW-¡:lZi¡, II, cit., prigi-

239

todo en el estudio

de la estructura

de

las enunciaciones más amplias

35

En la primera escuela de verano se discutieron también los problemas referentes a la organización de los sistemas simples: T. V. Civ'jan " ha elaborado un lenguaje formal para la transcripción de algunas situaciones de etiqueta; B. F. Egorov ha comparado las combinaciones de cartas en la cartomancia con la formación de la trama. Naturalmente, la conferencia no podía olvidarse de la problemática general ligada a la interpretación de lo específico de la mitología como medio de modelización del mundo". Ocupan un lugar importante las investigaciones de G. A. Lesskis sobre las diferencias formales entre pros_a científica y prosa literaria 3;, y de E. V. Paduceva sobre la estructura del párrafo "; lo que demuestra que también en la lingüística es muy válido el método específicamente semiótico, sobre de la proposición, Tras la primera escuela de Krianku, el método semiótico ha sido plena y generalmente reconocido. Por tanto, no es posible enumerar los trabajos en los que se encuentra la problemática semiótica. Por ello, más adelante se hablará solamente de los trabajos del citado grupo de estudiosos, y nuestra reseña será necesariamente muy rápida. El estado de las investigaciones semióticas y su orien tación esencial en la actualidad corresponde más o menos a lo que se discutió en las sesiones de la segunda y tercera escuelas de verano de Kaariku 39. El planteam.iento general del estudio de los sistemas secundanas 300-5; V. N. Toporov, «K opisaniju nekotorych struktur, charakterizu. iuscich preimuécestvenno nizsie urovni, v nekotorych poeticeskich tekstach», en ~r¡1-'.E:tortlxf¡, II, cit., págs . .306·19; Z. G. Mine, «Ob adnom spasabe obrazovaniia novych znacenij v chudozestvennom tekste», en ~>~µE:lortlY.~, II, citada, págs. 330-38. 3",- T. V. Civ'jan, «K nekotorym voprosam postroenijn jazyka etiketa», en Er¡µE:tt:JJtlXY¡, II, cit., págs. 144-49. 35 B. F. Egorov, «Prostejáie semioticeskie sistemy i tipologij sjuzetov», en E1JI.l2tWtlY.~, II cit., págs. 106-15. 36 A. M. Pjatigorskij, «Nekotorye obscie aamecanija o rnifologii s tocki zrenija psichologa», en r.-~µE:wrttY:~. 1I, cir., págs. 38-48; D. L. Ogibenin, "K voprosu o znacenii v jazqke i nekotorych drugich semiotikiceskich sisremcch», en ~ljp.E~(l)tlX~. II, cit., págs. 49-63; D. M. Segal, «Zarnetki ob odnom ti pe semicticeskich modelitujuscich sistem», en I>'¡µ2lwtlX~, JI cit., páginas 60-63. 37 G. S. Lesskis, «K voprosu o grammaticeskich otlicijach naucnoj i chudozestvennoj prozy», en 2.:'1f.lE:lWtlY-f¡. II cit., págs. 76-83. 3S E. V. Paduceva. «O strukrure abzaca», en ~}~µE:l(U""[l;cfJ' JI, cit., páginas 285-92. 39 Véanse los trabajos antes citados: véase la relación sobre 1:.1 segunda escuela de verano en la nota de Tomás Venclova en «Informations des sciences sociales», vol. IV, París, 1967.

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ríos de modelización ha proseguido su desarrollo fundándose en 1. investigación de los momentos básicos más esenciales de la estructura del mundo, reflejados en los sistemas indicados, así como sobre la base de una detenida atención dirigida a la posición del investigador respecto del objeto por él descrito y al mundo. De este modo, se ha intensificado la atención hacia los problemas de la estructura del mundo; esta atención se manifiesta en los trabajos de Ju. M. Lotman sobre la tipología de la cultura" (así como en la ponencia de ju. Ja. Glazov) ". Los trabajos de Lotman siguen de manera muy actual la rica tradición culturológica de la ciencia rusa, introduciendo un aspecto nuevo, el semiótico, en el estudio de las culturas (la relación con el signo) y demostrando a la vez la necesidad de incluir también las culturas extraeuropeas en el ámbito del examen. Las investigaciones sobre las coordenadas fundamentales del mundo que se reflejan también en la estructura de los textos, son una de las posibles formas de interpretar semióticamente los problemas de la cultura y del texto. Además del trabajo de Lotman citado en la nota 40 sobre el problema del principio y del fin, precisa recordar aquí los artículos de S, Iu. Nekljudov " y de Z. G. Mine ", que tratan en el diverso material (del folklore y de la lírica filosófica respectivamente) de la función de espacio y tiempo en los sistemas, semántico y axiológico, del enredo. Continuando las investigaciones sobre las posibles correlaciones entre sujeto y texto, B. A. Uspenskij y Ju. M. Lotman" han ampliado y profundizado la problemática de la denominada tipología de los textos (esto es, de la investigación de la estructura de los textos y de su clasificación, particularmente desde el punto de vista del proceso de comunicación en el que participa el texto). De ahí el interés por la correlación entre texto poético y sistemas de puntos de vista individuales expresados por los medios lingüísticos.

241

~oJu. M. Lotman, ({O postroenii tipologii kul'tury», en Tezísy, cit., páginas 82-8.3; «O modelirujuscem znacenii ponjatij «konca» i «nacala» v chudozestvennvch tekstach», en Tezisy, cit., págs. 69-74. oU ju. Ja. Glazov, «Monogamnaja sem'ja kak znakovaja struktura», en Tezisy, cit., págs. 53·64. e S. ju. Nek1judov, «K voprosu O svjazi prostranstvenno-vremennych otnoéenij sjuzetnoj strukturoj V russkoj byline», en Terisy, cit., págs. 41-45, Véase además el ensayo de Nekljudov en el presente artículo. 43 Z. G. Mine, «Dve modeli vremeni v lirike Sclov'eva». en Teiisy, citada, págs. 96-104, H B. A, Uspenskij, «Personologiceskie problemy v lingvisticeskor» aspekte», en Tezisy, cit., págs. 6-12; Strukt ura cbudozestvennogo te/esta i tipologija kcmposicii, ibid., págs. 20-26; ]u. M. Lotman, «K probleme tipologii tekstov, en ibíd., págs. 83-91.

16

en textos de estilo rígido (textos

de

y textos únicos (esto es, poéti-

novelesca carente de va-

científicos, artículos

Aquí se analiza la estructura del plano del contenido del texto poético y se muestra que las peculiaridades de esta estructura hallan un reflejo regular en el plano de la expresión. Se establece así la tipología de los textos. En el ensayo de Ju. 1. Levin " se muestra un planteamiento distinto de la tipología de los textos -del plano de la expresión al plano del contenido. El autor clasifica los sintagmas atributivos "adjetivo + sustantivo» desde el punto de vista del recíproco vínculo de los dos miembros del sintagma, y más tarde calcula la frecuencia de las clases obtenidas en los textos reales. Tenemos, pues, que los textos examinados se subdividen bastante unívocamente y llamada publícísrica)

fondo), textos de estilo de masa (literatura lor artístico

cos) (prosa y poesía), Naturalmente, una parte notable de las ponencias presentadas en la conferencia estaban dedicadas al análisis de los sistemas concretos de modelización. También aquí se observa un mayor interés por la literatura grande respecto de los textos de tipo policiaco examinados en las primeras conferencias sernióticas 4-6. Al igual que en la primera conferencia de Kaariku, se ha dedicado mucho espacio a los problemas del estudio semiótico de la mitología. Por una parte, en las ponencias de V. N. Toporov y T. Ja, Elizarenkova sobre el Indra védico ", y de V. N, Toporov sobre el Mitra védico i8, se reconstruyen los fragmentos de la paradigmática mitológica de los indoeuropeos (son interesantes sobre todo las ideas sobre la función de Mitra como principio legislan te y como dios en la estructura de la organización semántica de las concepciones indoeuropeas y sobre la relativa unión del mir _eslavo (como contrmo voluntario interno) con Mitra a través de un posible préstamo escítico. Estas ideas han sido apoyadas por R, O. Jakobson y por V. V. Ivanov en sus intervenciones durante la conferencia). Por otra parte, se elaboraron los problemas de la transcripción formalizada del mito del ritual ", estrechamente ligados al análisis de la trama ~s ju. L Levin, «Zamecanija o tipologii tekstov», en Tezisy, cit., págs. 14-20. ~fi Véase, en particular, ju. K. Sceglov, «K postroeniju strukturnoj modeli novel] o Serloke Chobr.sc», en Sinrpozium, cit., págs. 153-55. 47 T. .]a. Elizarenkovn y V. N. Toporov, «Sernioticeskie zarnerki o vedijskom Indre», en Tezisy, cit., págs. -'19-50. i8 V. N. Toporov, «Escé faz o prirode vedijskogo Mirry v svjazi s problemoj rekonstrukcii nckororych drc vnich indoirnnskich predstavlenij», en Tezisv, cit., págs. 50·52. . 4~ V. V. Ivanov y V. N. Toporov. "K semioticeskomn analiza i formalizovanúoj zapisti mifa i rituala na belorusskom materiale», en Tezísy, cit., páginas 46-49.

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de la fábula ". Se dedicó una sesión especial a la discusión de los métodos de la transcripción formalizada. Se enunciaron distintos juicios en torno a la elección de ésta o aquélla transcripción (predicativa, de matriz, etc.). En sus intervenciones en la deliberación, Jakobson, subrayó que el problema de la transcripción formalizada de las sucesiones de trama o de otras sucesiones compositivas desemboca en el problema del análisis lingüístico de las componentes mayores de la proposición. Sea cual fuere la forma de transcripción elegida, nosotros operaremos con la gramática de la fábula en cuanto género. Todo género literario tiene sus leyes. La fábula está más formalizada que el mito; en la fábula el predicado tiene mayor importancia que en el mito, en el que 10 importante es el sujeto, Por tanto, puede que para la Iábula sea preferible la transcripción predicativa. Los modelos de los textos folklóricos se examinan en las tesis de T, M, Sudnik e 1. N. Toporova junto con V. N. Toporov 51. Por último, se ha prestado considerable atención a los problemas del análisis del modelo del mundo presente en los textos literarios. Señalaremos aquí, ante todo, las reseñas monográficas de los distintos textos: el trabajo de .Tu. 1. Levin" sobre el análisis de la polivalencia rítmica del poema de B. L. Pasternak Konec [Fin] y el nexo de esta polivalencia con la estructura semántica del verso; el análisis de una composición poética de R, M. Rilke hecho por B. L. Ogibenin 53, la identificación de los rasgos fónicos y semánticos de este texto en relación con los paralelos en el conjunto chamánico; el examen de la estructura semántica de la poesía de O. E, Mandel'étam Zolotistogo meda strura [El fluir de la dorada miel] realizado por D, M, Segal SI; el análisis de los momentos semióticos del Bez geroia [Poema sin héroe] de A. A.-Aehmatova ss, efectuado por T. V, Civ'jan. Poema

50 E. M. Me1etinskij, «O strukturno-rnorfologiceskom analize skazki, en Tezisy, loe. cit., págs. 37-40; S. B. Serebrjanyj, «Interprctacija "formuly" V . Ia. Proppa», en Tezis», loe. cit., págs. 92-95; véase también el ensayo de E, M, Meletinskij, S. ju. Nckljudov, E. S. Novik y D. M, Sega] en Ricerche .. " así como el ensayo de los mismos autores en :E'lµEtru'ttX~, IV, cit. 51 T. M. Sudnik. «O strukture dvujazcnych fol'klornych tekstov», en Tezisy, cit., págs. 40-41; V. N. Toporov e L N. Toporova, «Iz nabljudenij nad litovskoj narodnoj pesnej», en Tezisy, cit., págs, 45-46. 52 ju. 1. Levin, «O nekotorych certach plana vyrazenija y poeticeskich tekstach». en Tezisy, cit., págs. 26-30. 51 B. 1. Ogibenin, «K analizu stichotvorenija R. M. Ril'ke», en Tezísv, cit., págs. 331-34. 54 El estudio de Segal está publicado en el fascículo de 1968 de la revista In-ternational [ournal 01 Slavic Linguístics and Poetics. T. V. Civ'jan, «K issledovaniju nekotorych sernioticeskich voprosov bez geroja' A. A. Achrnatovoj», en Tezisy, cit., págs. 30-31. 55

'Poemy

243

cierto progreso en

el estudio semiótico de

La ponencia de R. O. Jakobson sobre los versos de Tobcl'sk de Radíscev ha puesto de relieve el profundo lazo de unión entre el nivel gramatical en poesía y el nivel semántico, El trabajo, que ya hemos recordado aquí, de Z. G. Mine y el de O. G. Karpinskaja y de I. I. Revzin sobre las comedias de Ionesca 58 examinan la organización semiótica de mayores estructuras literarias. En este sentido, el trabajo de O. G. Karpinskaja y de I. I. Revzin es singularmente interesante para la lingüística, 'sobre todo en las investigaciones semánticas, que en las comedias de 10nesco se ven violados los postulados fundamentales de la comunicación. En la discusión de su ponencia, Jakobson ha señalado que en las comedias de Ionesco, a través del examen de esta violación, se analiza la esencia misma del proceso de comunicación. En Ionesco existen relaciones, pero no comunicación. Un material de este tipo es particularmente interesante porque se evidencia la realidad que está más allá de la comunicación. En general, la discusión sobre los modelos de los textos poéticos ha puesto de manifiesto

las estructuras complejas respecto de la primera escuela. En la segunda conferencia se discutieron también problemas semióticos de importancia teórica general. Se ha visto que los participantes en la escuela de verano dan preferencia al método empírico, y no al descubrimiento de la analogía en los objetos entre la semiótica y las demás ciencias humanísticas. V. V, Ivanov ha subrayado que el mismo concepto de «signo» no se emplea de manera unívoca. En arte se utilizan signos de otro tipo que no se emplean en la lengua usual, en la que la palabra sola puede considerarse un signo elemental. A diferencia de esto) en el arte pueden presentarse como signo elemental incluso formaciones complejas. Y si después se ve que el signo es una sola obra, entonces éste por principio es único Es lógico, advertía V. V. Ivanov, en su intervención, describir el signo como función que pone en correlación entre sí los distintos niveles del lenguaje. El signo pone en correlación los elementos del más alto nivel (semántico) con los elementos de nivel más bajo (fónico). Entre ellos se pueden situar varios niveles intermedios. Las expresiones «plano de expresión» y «plano de contenido» indican precisamente estos dos aspectos. Por tanto. en la fase de desarrollo actual de la semiótica es más oportuno buscar las analogías empíricas que no construir esquemas apriorísticos. Al finalizar la escuela de verano de Kaariku, a principios de 1957, 56 O. G. Karpinskaja e 1. 1. Revzin, «Semioticeski] analiz rannich p'es Jonesko», en Tezisy, cit., págs. 34-37.

244

r

í

salieron las relativas colecciones publicadas por el sector de tipología estructural. En la colección Lingvisticeskie iss/edovanija po Obscej slavjanskoj tipologii [Investigaciones lingüísticas de tipología general y eslava] se encuentra el artículo de Nikolaeva y Uspenskij «Lazykozrnanie paralingvistika» [Lingüística y paralingüísticaJ 57, que ' ilustra este problema con el que todavía no nos habíamos enfrentado. Este artículo puede ser útil en el análisis de la «semiótica natural» de distinto género. A la misma colección pertenecen los trabajos de Lesskis y de Sevbo, dedicados al análisis lingüístico de los enunciados mayores de la proposición ~. En la colección Strukturnaja tipologija jazykov [Tipología estructura! de los lenguajes] se encuentra publicado el artículo de Levin 5\ en el que se propone un método de descripción del contenido de los ciclos poéticos (Sestra moja zizn' [Mi hermana la vida] de B. L. Pasternak y Kamen' [Piedra] de O. E. Mandél's tarn ), fundado en la recopilación de listas de frecuencia de las clases de palabras. Este método ha resultado bastante eficaz, l' prosigue la labor en este sentido. Después de escrito este artículo se celebró la tercera escuela de verano de Kaariku; desgraciadamente, no podemos exponer aquí sus trabajos; de todos modos, hay que advertir que, en sus rasgos esenciales, se mantiene la orientación de las dos primeras escuelas de verano.

57 T. M. Nikolaeva y B. A. Uspenskij, «Jazykoananie i paralingvistika», en Lingvisticeskie issledooaniia po obsce; i slavjanskoj tí pologii, Moscú, 1966, páginas 63-74. 53 G. A. Lesskis, «Dva sposoba opisanija vnejazykovych situacij», en Lingvisticeskie issledovaníja, cit., págs. 32-51; 1. P. Sevbo, Ob izucenii struktury soiaznogo teksta, en Lingvisticeskie íssleaníja, cit., págs. 16-31. 59 ]u. 1. Levin, «O nekotorych certach plana soderzanija y poeticeskich tekstach», en Strukturneja tipologija jazykov) Moscú, 1966, págs. 199-215.

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