Vanguardias

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Se conoce con el nombre de vanguardia al conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollaron en las primeras décadas del siglo XX y que se caracterizan por el énfasis puesto en la innovación y en la confrontación con las normas estéticas canonizadas. Para comprender el fenómeno, basta con analizar el término que le da nombre; la vanguardia es la línea que entra en contacto por primera vez con el enemigo, es decir, es la más avanzada. Así, uno de los objetivos principales de la vanguardia era crear escuela, iniciar una nueva tendencia separándose del pasado. El contexto social en el que se desarrollaron las vanguardias fue extremadamente agitado. Todavía quedaban frescas las consecuencias de la revolución industrial cuando se produce la primera guerra mundial y la revolución rusa, trazando un nuevo mapa político. Como hecho agravante de esta convulsionada situación, el sistema económico sufría su crisis más grave de la historia. Es por ello, por los importantes cambios que se estaban padeciendo y por la sensación de que podía contribuirse positivamente en ellos, que las vanguardias pretenden tener injerencia social a través de su arte. Así, una obra ya no estaba solamente destinada a la contemplación, sino a reflejar estos cambios. Algunos ejemplos de estos movimientos son: el dadaísmo, que hace hincapié en lo poco razonable, en la rebeldía y en lo destructivo; el surrealismo, que se sustenta en los postulados de Freud acerca del inconsciente pretendiendo reflejarlo en la obra; el futurismo, que se inspiraba en adelantos técnicos; el ultraísmo, que favoreció el verso libre y la elaboración de la metáfora; el cubismo, que representaba la realidad a través de formas geométricas; el expresionismo, que hace hincapié en las experiencias interiores; y el fauvismo, que pretendía expresar sentimientos mediante colores. En general, las vanguardias no lograron prosperar, principalmente por carecer de sustento propio y solo fundarse en el rechazo de otras tendencias. No obstante, es menester reconocer que han tenido una influencia importante en las creaciones artísticas del siglo XX y en las de hoy en día. El concepto puede hacerse extensivo para nombrar a la avanzada de un movimiento artístico, político o ideológico. En este sentido, la vanguardia es algo novedoso que escapa de la tendencia dominante y que podría sentar las bases del desarrollo futuro. La vanguardia supone una renovación de formas y contenidos. Una vanguardia artística, por ejemplo, intenta reinventar el arte y se enfrenta a los movimientos existentes. En un principio, la vanguardia es minoritaria y suele generar rechazo por parte de los círculos tradicionales. Con el paso del tiempo, sin embargo, puede convertirse ella misma en parte del sistema (perdiendo su condición vanguardista). Aunque las vanguardias tienen características muy distintas entre sí, se asemejan en la lucha contra las tradiciones, la apuesta por la innovación, el ejercicio de la libertad individual y su carácter experimental.

PRINCIPALES VANGUARDIAS DEL S. XX INTRODUCCION. En el XX los valores establecidos desde hacia siglos se alteran. El artista, inmerso en estos cambios, se sitúa en una nueva dimensión y la innovación en todos los campos de la expresión artística definen esta etapa. Es importante tener en cuenta la fecundidad del arte contemporáneo, que provoca la aparición de corrientes yuxtapuestas, a veces de efímera duración, reflejo de los cambios acontecidos y de la gran capacidad creadora del hombre. LA PINTURA Sufre la mayor transformación rompiendo con las convenciones establecidas desde el Renacimiento sobre la perspectiva y sobre la representación figurativa. El artista busca una forma diferente de expresar las realidades cambiantes, dan valores subjetivos al color e insisten en la velocidad y la simultaneidad como elementos condicionantes de la vida contemporánea. Las tensiones sociales y políticas son graves durante la primera mitad de siglo, y tanto la guerra como el período en entreguerras provocan en los artistas su ira, su frustración ante lo absurdo, su necesidad de expresar la dureza del mundo que están viviendo, distanciándose de los lenguajes y de las formas tradicionales. Es importante tener en cuenta que muchos de los artistas de las primeras vanguardias se afilian o participan activamente en movimientos políticos de diferentes signos. La guerra afecta directa e indirectamente a los hombres y la presión psicológica y el testimonio de la catástrofe quedan presentes en la obra gráfica de los vanguardistas.

El Fauvismo El fauvismo puede considerarse como uno de los primeros movimientos de vanguardia del siglo, aunque la cohesión y el propósito común del grupo de pintores que la forma es efímera: 1905-1910. Las características comunes del grupo son las siguientes: • Libertad en el color hasta llegar a la exaltación o la violencia, sin mezclas o matices. El color se independiza del objeto, haciendo un uso arbitrario de este respecto de la naturaleza, cuyos resultados son rostros verdes, árboles azules, mares rojos,... • Extrema simplificación de formas y elementos: los objetos y contornos se perfilan con pinceladas gruesas, anchas, bastas y se rellenan con manchas de color planas. • Interpretación lírica y emocional de la realidad con temas agradables paisajes o retratos. • La profundidad desaparece y los volúmenes se perfilan con pinceladas fuertes y no con el claroscuro. La ruptura con la perspectiva tradicional es un hecho consumado. • Es figurativo pero bastante antinatural. Los pintores más importantes son: Matisse (Mujer con sombrero)y Derain. El Futurismo El término futurismo se encuentra por primera vez aplicado al arte en un manifiesto del poeta italiano Marinetti, que pretendía iniciar un humanismo dinámico: Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automovil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”. Con furor iconoclasta terminaba diciendo: “Queremos demoler los museos, las bibliotecas, combatir elmoralismo, el feminismo y todas las vilezas oportunistas y utilitarias. Más adelante pintores que representan esta tendencia como Boccioni o Severini apoyan otro manifiesto de los pintores futuristas en el que insisten en el tema de la velocidad comoexpresión de la vorágine de la vida moderna -Para estos el impresionismo se había detenido en el umbaral y a la representación de un caballo de cuatro patas hay que añadirle otras veinte y darle una impresión triangular. -De igual manera el sonido puede ser representado comouna sucesión de ondas y el color como una vibración de forma prismática. -Característico de este estilo será otorgar a os objetos posiciones sobre el plano con deseo de representar movimiento -Fue un movimiento con muchos autores comprometidos con el fascismo que no encontró demasiados seguidores, dejándonos como herencia la sensibilidad por los objetos típicos de nuestro tiempo -máquinas- y una dimensión de ala vida moderna, la velocidad. La lectura del siguiente texto puede resultar esclarecedora: "El gesto que reproduzcamos en el lienzo no será más un momento fijo en el dinamismo universal. Simplemente será la misma sensación dinámica [...]. Debido a la persistencia de la imagen en la retina, los objetos en movimiento se multiplican a sí mismos constantemente; su forma cambia como rápidas vibraciones en su loca carrera. De ese modo, un caballo en movimiento no tiene cuatro patas, sino veinte, y sus movimientos son triangulares." Umberto Boccioni. El Expresionismo. Con este término se denomina una pintura en la que prima la expresión subjetiva sobre la representación de la objetividad. Se plantean las angustias vitales del hombre y por esto tiene una carga dramática, pesimista y crítica. Este término engloba obras y autores de un amplio período, aunque el país donde esta vanguardia alcanza mayor intensidad es en Alemania. Sus rasgos generales se acentúan en períodos de crisis. El valor fundamental es la libertad individual de expresión, pero con unos nexos comunes: El artista expresa emociones, queriendo reproducir en el espectador sus sentimientos. Los momentos de tensión, frustración y desgarramiento político provocan en la paleta de estos pintores la expresión de un grito de protesta.

En Alemania, las ciudades de Dresde, Munich y Berlín son los centros culturales y de contactos artísticos, junto con París, donde surgen agrupaciones de artistas que perfilan el expresionismo. Los pintores más importantes son los siguientes: • Munch (1863-1944). Cuando expone por primera vez en Berlín, en 1892, escandaliza y su exposición es clausurada. Munch se consagra al estudio de los problemas psicológicos de la sociedad moderna, por ellos enfermedad y muerte se convierten en una constante en su obra. La forma nace con la participación subjetiva en el objeto del cuadro, objeto que en primer lugar es el hombre con sus sentimientos y sus sensaciones, elelemntos que hasta entonces han estado vedados. El grito, su obra más conocida la describe el autor como expresión de soledad, angustia y miedo al sentir la fría, vasta e infinita naturaleza, con colores irreales, violentos, que enlazan el paisaje y sitúan en el centro la persona en situación desesperada • Ensor (1860-1949). Su técnica es de colores vivos y textura fina o compacta. Las máscaras, presentes en sus obras, son grotescas hasta llegar a lo macabro, Vieja con máscara. • El grupo de Dresde. Tienen en común algunas técnicas y propósitos, como el uso de colores planos y arbitrarios, el alargamiento de las figuras, las coincidencias temáticas( desnudos, animales, bailarinas,...), los contornos negros y la fuerza de la línea. Destacan dentro de este grupo Kirchner (1880-1938) y Nolde (18671956). • El grupo de Munich. En Munich surge la segunda oleada expresionista. Las características comunes de este grupo son el dinamismo y el simbolismo en el uso del color y la tendencia a la abstracción. Destaca dentro de este grupo Kandinsky (1866-1944). considerado como uno de los más brillantes teóricos del siglo. • El Grupo de Viena. Durante la guerra algunos pintores necesitan expresar su dolor ante la irracionalidad y la destrucción. Kokoschka (1886-1980), utiliza trazos gruesos y manchas de color como torbellinos, que no abandona durante toda su vida. El dadaísmo. Este nuevo movimiento nace cuando en Europa se ha iniciado la guerra de 1914, a la vez se desarrolla el cubismo y el surrealismo. Zurich, Nueva York y Berlín son los centros de los dadaístas. La palabra "Dadá" es una voz buscada en el diccionario al azar y que no pretende significar nada. Algunos intereses comunes identifican a todo este gran grupo dadá: expresar el estado de ánimo negativo a través de la destrucción, frente a la hecatombe bélica. El manifiesto de 1918 dice: el arte es una idiotez... todo lo que se ve es falso. Además se sienten desencantados, personalmente, ante lo absurdo de la política y adoptan un aire anárquico, tomando el lema de Bakunin como bandera en el campo artístico: la destrucción también es creación. La forma que adoptan es la provocación, el escándalo, la destrucción como manifiesto de ruptura y negación del arte. El dadaísmo critica al arte y a la cultura burguesa, niega la racionalidad habitual y extiende la crítica al capitalismo y al fascismo. Partiendo de estos pensamientos, dadá es una de las vanguardias más radicales que imponen una auténtica mutación en el arte contemporáneo. Se abandonan las preocupaciones estéticas tradicionales, y el espíritu de ruptura a través del escándalo, provocando una gran libertad creadora que da sus frutos en collages, fotomontages y pinto-esculturas, técnicas que se mantendrán de moda en la década de 1960-1970. Los artistas más importantes de esta vanguardia son Duchamp, Arp, Picabia y Grosz. El Surrealismo. El surrealismo es un movimiento amplio, que inspira una nueva sensibilidad. Sus fines son provocar la expresión libre de aquello que considera lo más interno en el hombre; su inconsciente y su imaginación. Breton firma el primer manifiesto surrealista en 1924 y a través de su lectura se encuentran las bases de este movimiento: Creo en el encuentro futuro de estos dos estados, en apariencia contradictorios, como son el sueño y la realidad en una especie de realidad absoluta, de surrealidad. El surrealismo expresa el funcionamiento real del pensamiento, sin control de la razón, libremente frente a preocupaciones estéticas o morales. Existe un punto en el espíritu a partir del cual la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futura, dejan de percibirse contradictoriamente. Recursos comunes para plasmar estos contenidos teóricos en las artes figurativas son introducir máquinas fantásticas, aislar fragmentos anatómicos, la animacion de lo inanimado, las metamorfosis, las perspectivas vacías, las creaciones evocadoras del caos, la confrontación de objetos incongruentes, las temáticas eróticas como referencia a la importancia que el psicoanálisis otorga al sexo, aunque cada artista imprime su propio sello.

Los artistas más importantes son los siguientes: • Salvador Dalí (1904-1989). Su obra se pude resumir en surrealismo y provocación, se marchará de la escuela de Bellas Artes de Madrid por juzgar de incompetentes a sus profesoresy ya en París se alista a la endencia Surrealista(1929). Su obra siempre inquietante, cercana al lenguaje oral poético, a veces cinematográfica, tiende a romper los valores espaciales característicos de la pintura y adentrrse en los de la literatura. -Es excepcional en sus calidades plásticas, de asombroso dibujo, se deja influir intencionadamente por el Renacimiento y el Barroco, con una luz limpia y trnasparente. -Ya en los trabajos de muchacha en la ventana, donde la corrección del dibujo, de la composición y del color hace pensar en una obra clásica, sorprende por su intento de ruptura con los convencionalismos usuales, al situar a la muchacha (su hermana) de espaldas al espectador. -Su primera etapa surrealista es furiosa y ácida, las formas se alargan, se descomponen o resultan de apariencia equívoca, como la Persistencia de la Memoria, en el Angelus Arquitectónico, o en la Premonición de la Guerra Civil (1936). Más adelante se tornará grandiosamente barroco y sus obras, Leda Atómica o el Cristo de San Juan de la Cruz estarán imbuidas de un sentido del espacio y de la composición más clásico pero siempre inquietante. Dalí abandona prácticamente la pintura en 1982, al morir su musa y compañera. Gala Eluard. -Algunos temas llegan a ser obsesivos, como las imágenes dobladas o las simbólicas asociadas al sexo. Su colorido es brillante; los objetos, los paisajes, las personas son asociaciones simbólicas envueltas en una atmósfera onírica. • Joan Miró ( 1893-1983). De lenguaje preciso y minucioso, ya en 1923 se inicia en plasmar la realidad surgida del sueño. Sus creaciones están formadas por asociaciones fantásticas, signos simbólicos, ondulaciones y curvas que imponen a su obra un carácter rítmico y festivo. Este estilo tan propio aparece en todas sus obras con una constante de vivos colores, estrellas, lunas, filamentos, repitiéndose hasta la saciedad, llenos de lirismo y emotividad como en El carnaval de arlequín. LA ABSTRACCION El objeto había sido sometido en la pintura del s. XX a toda suerte de experimentos: reducido a color en el Fauvismo, geometrizado en el Cubismo, distorsionado en el expresionismo, vibrado dinámicamente en el Futurismo, soñado en el Surrealismo; ahora el arte abstracto se procede definitivamente a su eliminación. El lienzo se transforma en un grito, en lago inarticulado e incomprensible que para algunos responde a la raíz destructiva de la sociedad moderna. -El propósito de los artistas abstractos es prescindir de todos los elementos figurativos para concentrar la fuerza expresiva en formas y colores que no ofrezcan relación conla realidad visual. -La obra se convierte en una realidad autónoma, sin conexión conla naturaleza, y por tanto ya no representa hombres, paisajes, casas, flores, sino simplemente combinaciones de colores que intentan expresar con unlenguaje sin formas, como el de la música, la necsidad interior. El color se ordenalibremente, a impulsos de la inspieración. -V. Kandinsky y P. Klee son considerados los padres de la pintura no figurativa, y les siguen otros autores llamdos neoplasticistas que reducen la bastracción a representacines geométricas de colores delimitados por franjas negras, llegando a representar enla madurez a eliminar todo rasgo concreto de un objeto visible, comenzando el cuadro por una idea intelectual.. -Un siguiente paso será la utilización de otros materales tales como sacos, metal, arena, para dar al lienzo una realidad tridimensional, que muchos interpretan como una desesperación por el presente industrial y una nostalgia por lo natural.

Arte postmoderno

Teatro Nacional de Cataluña,

de Ricard Bofill. Encarnado en la forma de un templo griego, se ve la mezcla de formas antiguas y técnicas constructivas de vanguardia. El arte postmoderno, por oposición al denominado arte moderno, es el arte propio de la postmodernidad, teoría socio-cultural que postula la actual vigencia de un periodo histórico que habría superado el proyecto moderno, es decir, la raíz cultural, política y económica propia de la Edad Contemporánea, marcada en lo cultural por la Ilustración, en lo político por la Revolución francesa y en lo económico por la Revolución industrial. Actualmente existe mucha controversia sobre si efectivamente el proyecto moderno está superado o no; ciertamente existe poca perspectiva histórica para poder establecer una ruptura con el periodo anterior e iniciar una nueva era, tan sólo la distancia en el tiempo y un más profundo análisis podrán establecerlo. Surgido tanto en Europa como en Estados Unidos desde mediados de los años 1970, enmarca diversos movimientos como son la transvanguardia italiana, el neoexpresionismo alemán, el neomanierismo, el neominimalismo, el neoconceptualismo, el simulacionismo, entre otros. Conceptos teóricos El proyecto moderno se caracteriza por el fin del determinismo y de la supremacía de la religión, sustituidos por la razón y la ciencia, el objetivismo y el individualismo, la confianza en la tecnología y el progreso, en las propias capacidades del ser humano; políticamente supone el fin de las monarquías absolutas y su sustitución por la democracia, el poder pasa de la aristocracia a la burguesía, el ciudadano adquiere mayores derechos; económicamente se da el paso de la economía agraria a la economía industrial, al capitalismo. En contraposición a esto, la postmodernidad sería la superación de estos esquemas: se habla del fracaso del proyecto moderno, debido a la actual crisis política, cultural e ideológica. Ya no se cree en el progreso, no hay confianza en el futuro, se ha renunciado a las utopías, las clases sociales se han diluido, la economía se ha globalizado; es una época de desencanto, de individualismo, de introspección. El arte postmoderno se caracteriza por su oposición al proyecto del arte moderno visto como una evolución, como un reflejo de la sociedad que lo envuelve y lo genera; rechazan principalmente el principio programático del arte de vanguardia de principios del siglo XX. Los postmodernos asumen el fracaso de los movimientos de vanguardia como el fracaso del proyecto moderno: las vanguardias pretendían eliminar la distancia entre el arte y la vida, universalizar el arte; el artista postmoderno, en cambio, es autorreferencial, el arte habla del arte, no pretenden hacer una labor social. El arte moderno había admitido la imposibilidad de aprehender la realidad, evolucionando incluso a formas artísticas inmateriales: el minimal, el arte conceptual, el land-art, el body-art, el arte povera, el happening; esta crisis del objeto artístico fracasó en gran parte debido a las galerías, que se apropiaron de estos nuevos estilos y los mercantilizaron. El arte postmoderno vuelve sin pudor al sustrato material tradicional, a la obra de arte-objeto, al ”arte por el arte”, sin pretender hacer ninguna revolución, ninguna ruptura. Así como en el pop-art la imagen tenía por misión desmitificar, hacer una alienación y objetualización del mundo contemporáneo, en el arte postmoderno se da la imagen por la imagen, sin contenido ni significación, como simple producto de la sociedad consumista. Los postmodernos afirman que el fracaso del arte de vanguardia es la imposibilidad de incidencia en la Historia real, en el comportamiento de las colectividades, por mucho que recurra a la denuncia y el compromiso. Se ha producido un desfase entre el arte y la sociedad, ya que el artista ha evolucionado, pero el público se ha quedado en un modelo de percepción proveniente de cánones clásicos. Ante la crisis del objeto artístico en los años 70, los postmodernos lo retoman como reivindicación del arte como institución, toda vez que ha fracasado la pretensión vanguardista de integrar el arte con la sociedad. Frente a las propuestas del arte de vanguardia, los postmodernos no plantean nuevas ideas, ni éticas ni estéticas; tan sólo reinterpretan la realidad que les envuelve, mediante la repetición de imágenes anteriores, que pierden así su sentido. La repetición encierra el marco del arte en el arte mismo, se asume el fracaso del compromiso artístico, la incapacidad del arte para transformar la vida cotidiana. Queda por ver en el futuro devenir histórico cómo se establecerán las actuales corrientes postmodernas en el marco histórico-social, así como su relación con los otros movimientos aún calificados de modernos, que en

muchos casos conviven en el tiempo. La historiografía no está de acuerdo en marcar tan rápidamente diferencias y rupturas entre ambos periodos; incluso algunos historiadores ven una relación intrínseca entre ellos: Valeriano Bozal1 afirma que no hay ruptura entre modernidad y postmodernidad, sino una interrelación entre ambas; la postmodernidad sería una etapa de la modernidad, una fase de reflexión sobre sí misma. El tiempo dirá cuál de las dos posturas es la correcta, si presenciamos un nuevo periodo histórico o una fase más del que actualmente vivimos. Características del arte postmoderno Frente a la idea de progreso, evolución e innovación de las vanguardias artísticas, el arte postmoderno defiende la cultura popular, la hibridación; se caracteriza por el eclecticismo, la mixtificación, el “nomadismo” –ir de un estilo a otro–, la “deconstrucción” –tomar elementos estilísticos del pasado–, etc. Así como la vanguardia se basaba en la innovación, la experimentación, la evolución, los postmodernos vuelven a los métodos clásicos, a la pervivencia de formas y estilos artísticos del pasado, creando una mezcolanza de estilos, cayendo en la repetición, la reinterpretación; el resultado de esta mezcla indiscriminada de temas y estilos da lugar al “pastiche”, concepto que los postmodernos asumen con orgullo. Se incide en la tradición como vuelta a modelos clásicos de programa artístico. El artista es libre para transitar en cualquier época o estilo del pasado, tomando libremente cualquier referencia de otros autores. Suelen ser obras figurativas –aunque sin rechazar lo abstracto–, con referencias iconográficas, con gusto por lo fragmentario. Los artistas postmodernos recurren por igual al arte clásico y al de vanguardia, incluso los movimientos artísticos inmediatamente anteriores a ellos. Asimismo, mezclan imágenes del arte tradicional con el cómic, el graffiti, imágenes publicitarias o de medios de comunicación de masas. También recurren a todo tipo de técnicas artísticas, desde las tradicionales a las derivadas de la nuevas tecnologías. Todo ello lo reinterpretan de una forma subjetiva, personal, pero de forma indiscriminada e irreflexiva, sin pretender evocar algún tipo de concepto o enviar ningún mensaje. Asumen el arte como objeto y como finalidad en sí mismo, no como vehículo de transmisión de una realidad cultural circundante. Por último, hay que remarcar que dentro del arte postmoderno hay una gran variedad estilística y conceptual, los diversos movimientos que lo integran –y dentro de éstos los diferentes artistas, cada uno con su sello personal– son heterodoxos y diversificados, sin carácter programático, cada uno con distintas finalidades y muy diversas peculiaridades. Hay notables diferencias según la geografía, sobre todo entre Europa y Estados Unidos, donde tiene quizá un tinte más crítico y reflexivo que el arte postmoderno europeo. Quizá por eso muchos críticos no ven un sello unívoco al arte postmoderno, sino que lo consideran un “cajón de sastre” donde situar diversas tendencias que sólo tienen en común su oposición al proyecto moderno. Aún así, el arte posmoderno será sin duda, con ese nombre u otro que pueda recibir en el futuro con más perspectiva histórica, el arte propio de finales del siglo XX y principios del XXI. Evolución El término «postmoderno» se empezó a aplicar en arte a mediados de los años 1970, inicialmente en el terreno de la arquitectura: durante esos años hubo una tendencia entre los arquitectos que experimentaban nuevas soluciones estilísticas a abandonar el racionalismo arquitectónico que había preponderado desde los años 1920, caracterizado por las formas puras y minimalistas. Frente a esta forma racional de entender la arquitectura surge una nueva generación que busca formas más dinámicas, más vitalistas, recurriendo a referencias históricas del pasado y a aportes de otras culturas, generando un estilo ecléctico y multirreferencial. Un claro ejemplo sería la Piazza d'Italia de Nueva Orleans, de Charles Moore (1975-1980). Otros exponentes de la arquitectura postmoderna fueron James Stirling, Robert Venturi, Aldo Rossi, Arata Isozaki, Ricard Bofill, Òscar Tusquets, etc. En los años 1980 el arte postmoderno pasó a reflejarse en otras formas artísticas, como la pintura, la escultura, el videoarte, el cómic, el diseño, etc. Las primeras obras que vislumbraron esta tendencia fueron las de artistas que añadieron elementos populares a sus obras, como Richard Prince, o que realizaron diversas combinaciones de elementos, como Tim Rollins. En esa época se pasaron al arte postmoderno muchos artistas que venían de estilos anteriores, sobre todo del arte conceptual, como Hans Haacke, que en su obra La libertad ahora va a ser patrocinada, aparte de los gastos menores (Postdamerplatz, Berlín, 1990) incluía un epitafio de Goethe: “el arte sigue siendo arte”, un auténtico lema del arte postmoderno. Desde sus inicios el arte postmoderno ha vivido sumergido en la polémica y la indefinición conceptual y programática. Siendo la postmodernidad tanto un rechazo de la modernidad como su continuación, los artistas postmodernos han procurado –sin lograrlo del todo– buscar un lenguaje y un estilo propios, pero el movimiento ha vivido disgregado, fragmentado, no se ha conseguido una aglutinación estilística común,

como mucho diversos puntos de contacto entre artistas o grupos generalmente de una misma nacionalidad, como la transvanguardia italiana o el neoexpresionismo alemán. El arte postmoderno se define más por la indefinición, por la diversidad de estilos y materiales, por la mezcla de elementos antiguos y nuevos, experimentando con los colores y las texturas y apropiándose de elementos del pasado (“adhocismo”). Frente a la utopía estética moderna, la postmodernidad refleja el aspecto plural y globalizado de la sociedad de finales del siglo XX, caracterizado por los medios de comunicación de masas y el crecimiento de la cultura visual, con gran proliferación de imágenes, tanto impresas como electrónicas, diluyendo la frontera entre la realidad y su representación, así como el concepto de originalidad.

Así pues, los artistas postmodernos se afanan en desmitificar la imagen, en desproveerla de su sentido icónico, representativo, conceptual. Artistas como Sherrie Levine, Jeff Koons, Julian Schnabel, David Salle, Mike Bidlo, Louise Lawler y Jeff Wall buscan despojar a la imagen de su sentido convencional, dándole nuevos significados basados en la descontextualización, en la anarquía estética. Algunos artistas postmodernos se comprometerán más con la sociedad de finales del siglo XX, incorporando a sus obras referencias relativas a los nuevos conceptos de reivindicación social: la sexualidad, el feminismo, la diversidad étnica, el medio ambiente, etc. Jean-Michel Basquiat reflejó en su obra la denuncia contra el racismo, con obras impactantes donde mezcla el arte tradicional con el graffiti, con influencia del arte africano. Keith Haring trató el tema de la homosexualidad, con obras fuertemente influidas por el cómic. David Wojnarowicz expresó en sus obras una temática centrada en el sexo, la enfermedad y la muerte, con referencias al sida, la nueva enfermedad del finales del siglo XX. Asimismo, artistas como Mary Kelly, Barbara Kruger, Jenny Holzer y Cindy Sherman plasmaron el papel de la mujer en la sociedad de su tiempo. Posmodernidad y creación contemporánea A finales de los años cincuenta del siglo XX se empezó a intuir la crisis de la modernidad. Sin embargo, no fue hasta los años sesenta que se revisaron a fondo y se empezaron a cuestionar y examinar, con la práctica del arte, los valores de la modernidad. Los conceptualistas lanzan interrogantes contra la naturaleza de la obra de arte. Con Jean-François Lyotard y la publicación de ‘La condición posmoderna’ (1979) empezó el debate y teorización de lo que es posmoderno. El debate se extendió desde mediados de los años 70, coincidiendo con el final de la guerra de Vietnam, hasta la caída del Muro y la reunificación de Alemania casi quince años después. La posmodernidad artística no se puede desligar de estos hechos históricos, que marcan de alguna manera una derrota para cada uno de los poderes duales y simbólicos que representan respectivamente América y la Unión Soviética. La primera sale airosa militarmente, pero su poder económico desciende, mientras que la URSS desaparece fragmentada en diversas repúblicas independientes. Se consume la cultura basada en la oposición de contrarios que había sido dominante durante toda la Guerra Fría. La modernidad, que a través de la abstracción y de las teorías hechas públicas en ‘Art and Culture’ (1961) de Clemente Greenberg se había manifestado como una forma apolítica de arte o cultura, despreciaba el realismo como manifestación política de un cierto dogmatismo cultural. Desde este lado, la abstracción era interpretada como un mistificado idealismo burgués. Los cambios artísticos e intelectuales habidos durante este proceso no son independientes de los cambios históricos; antes bien, las condiciones que lideran y mueven el nuevo orden geopolítico son muy parecidas a las que mueven la teorización del arte. Con la nueva condición posmoderna se abandona un paradigma anticuado, que tiene que ver con la espontaneidad, la expresión directa o la originalidad, que es rehusada como valor de aportación estética. La posmodernidad, en este sentido, trabaja con la noción de ‘pastiche’, con la fragmentación y discontinuidad de las formas artísticas. Una de las primeras rupturas ya se da con los trabajos teóricos de algunos conceptuales que proponen que sean considerados obras de arte, una propuesta para superar la división que establecía la modernidad entre quien hace objetos de arte y quien habla de él. A todo ello, hay que añadir los estudios literarios y lingüísticos que en Francia invaden el discurso artístico y que ayudan a romper las fronteras entre arte y lenguaje. Algunos artistas entrarán en estos parámetros, como Jenny Holzer o Barbara Kruger, que pusieron la palabra escrita y el lenguaje como forma de arte y no como expresión literaria.

El corpus teórico de las artes que se va forjando en torno a la posmodernidad lo hace a partir de una compleja mixtura de consideraciones sobre la historia y la historia del arte, en la que se citan las teorías políticas y literarias o prácticas críticas que no tienen nada en común con la orientación modernista anterior. La posmodernidad abre una crítica a las narrativas históricas, constituye una crítica al mito de la originalidad. Se cuestiona la continuidad de los valores de la cultura. Para Jürgen Habermas, de trata de un retorno al orden más conservador (posmodernidad como antimodernidad), mientras que para Jean-François Lyotard la posmodernidad ha de ‘librar una batalla contra la totalidad’. En este sentido, las formas de arte posmoderno son las que ponen de manifiesto la verdadera imposibilidad de presentar lo que no puede ser presentado. Jean Baudrillard, para designar la experiencia de lo contemporáneo y, especialmente, la simulación como estrategia propia de lo posmoderno, como también lo será la apropiación, usó el término ‘hiperrealismo’ para indicar que el artista posmoderno trabajaba con signos extraídos de la realidad que se reduplicaban en una realidad ‘híper’ en su simulación. Por otro lado, el abandono del discurso moderno significaba también el fin de las formas de una cultura hegemónica, occidental, burguesa y clasista en su comportamiento, masculina en el género dominante y blanca en su complexión racial. Se rompe la división entre alta cultura y cultura popular y todas las formas del arte posmoderno están destinadas a oponerse a estos rasgos hegemónicos. En consecuencia, es un arte que debe usar unos instrumentos críticos para romper con este orden hegemónico de poder y, por lo tanto, los instrumentos utilizados serán de liberación. Algunas de las metodologías clásicas serán en primer lugar el psicoanálisis, que ayudará a arrancar al movimiento feminista en las artes, pero también la tradición intelectual marxista jugará un papel importante en su aplicación al colonialismo. Las dos tradiciones se unirán en el pensamiento de Michel Foucault a través del legado de Nietzsche. El arte aumentará su temática en defensa de las minorías raciales y de género (feminismo, homosexualidad, sida), el cuerpo será objeto no sólo de culto (los ‘bodybuildings’) sino también de expresión de violencia, sufrimiento y enfermedad. La tecnología abrirá las puertas a la reproducción mecánica del objeto, al uso del objeto seriado o de consumo (Jeff Koons, Allan McCollum), al discurso del arte y su doble (Haim Steinbach). El fin de las utopías, el fin del progreso, la operatividad de las tecnologías, el poder de los medios de comunicación de masas y la sustitución de una economía de producción por una economía de consumo, han llevado a la dominación de la imagen por encima del mensaje y a una sociedad de la información. La descolonización y la globalización abrirán el arte al paisaje multicultural y de la alteridad, sirviéndose de los estudios poscoloniales y, respecto a la dominación de la imagen en el mundo actual, de los llamados estudios visuales. Un reflejo de este momento histórico se ha ido viviendo también en Cataluña, si bien esta práctica de la posmodernidad no se ha dejado oír hasta los años 90, cuando ha habido una percepción clara y un análisis de los movimientos conceptualistas de los años 70 y un apogeo de las nuevas tecnologías que han hecho cambiar la forma de producir y consumir arte. A inicios de los años 80, la euforia por un retorno a la pintura como medida de revitalización del mercado después de las prácticas conceptuales que encontró su paralelismo en las corrientes de la transvanguardia italiana y de los neoexpresionismos alemanes destacó a figuras como Miquel Barceló, sin despreciar a otros artistas que también usaron la figuración narrativa como Frederic Amat, Robert Llimós o Ferran Garcia i Sevilla, artista conceptual ahora traspasado a las filas de los pintores, entre otros que se unieron a ese retorno, como Luis Claramunt o Francesca Llopis. La escultura encontró a inicios de los años 80 el paraíso perdido del minimalismo y posminimalismo con las aportaciones de Susana Solano y Sergi Aguilar. Zush evolucionó hacia la creación de un estado ficticio que lo representaba a él y a sus derivados (un mundo con bandera, moneda y alfabeto propios), hasta desprenderse de Zush para crear un nuevo personaje: Evru. Pero este retorno a la pintura no detuvo a los artistas conceptuales, que siguieron expandiendo sus proyectos por Europa (Francesc Abad, Pere Noguera, Rabascall) o Estados Unidos (Muntadas, Miralda, Torres), incorporándose al discurso fragmentado y crítico de la posmodernidad. También surgieron otros que se integraron al discurso de la relectura y la citación, como Perejaume y su imbricación con la literatura y el paisaje románticos y la exploración de ciertos mecanismos del surrealismo poético. Jordi Colomer es otro artista que, formado en las bases de la arquitectura, transporta a la escultura la dimensión del espacio arquitectónico y el tiempo del vídeo en una lectura totalmente posmoderna. Pep Duran arranca de la experiencia artística de los años 70 para proyectar con potencia escenográfica el discurso fragmentado de la posmodernidad. Otro escultor que evolucionará del neoexpresionismo a una obra que apela a la condición humana desde una mirada posmoderna es Jaume Plensa, quien ha unido la física de la palabra a la condición filosófica del ser en el marco de una globalidad desigual. Asimismo, Aureli Ruiz reflexiona sobre la condición humana y la violencia en la intimidad del ser, desde la instalación multidisciplinar.

Las nuevas tecnologías y la perfección de los sistemas de reproducción han implicado a los artistas en el mundo de la imagen hasta cambiar su sistema de producción, más ligero e inmaterial, introduciendo a la vez un discurso crítico y cuestionando la veracidad de la fotografía (Joan Fontcuberta). La ‘performance’ ha sobrevivido como género que han practicado muchos artistas en paralelo a otras formas de producción. Pero lo que marca una entrada definitiva al discurso posmoderno es la presencia femenina con una conciencia clara de una situación de minoría que habla desde las prácticas del cuerpo (Eulàlia Valldosera), desde las críticas a las formas de dominación (Alicia Framis), desde la recreación de la subjetividad llevada al paroxismo del ‘myself’ (Tere Recarens), desde los trabajos de denuncia sobre la opresión femenina (Mireia Sellarès) o de toma de conciencia ecológica (Mireya Masó) o de una simple alusión al mundo del espectáculo cinematográfico (Julia Montilla). No faltan la recreación de utopías y fracasos de sueños construidos (Martí Ansón), las visiones neoconoceptuales del textualismo crítico que reaparecen con Ignasi Aballí y Pep Agut y nuevas formas de arte público utilizando la mediación con la población civil como el proyecto ‘Idensidad’. En el panorama general, el arte relacionado con la presencia del espectador no ya como tal sino como usuario ha estado cada vez más presente en los proyectos de Antoni Abad (recordamos el mapa de barreras físicas de la ciudad de Barcelona) o Marcel·lí Antúnez, quien mezcla, como es propio del discurso posmoderno, todos los lenguajes. EDUCACIÓN ARTÍSTICA Y POSMODERNIDAD Cuestión… Ante el conflicto moderno-posmoderno: Ideas para la comprensión general de la posmodernidad ante la necesidad de una reflexión visual y analítica a partir de “conceptos básicos y ejemplos artísticos”: Surge el debate… - parece un acierto discutir sobre el asunto y se justifica como característica del ejercicio democrático de la posmodernidad… - no se está de acuerdo con los logros de la posmodernidad y los desaciertos del modernismo con respecto a esa necesidad reflexiva… - se reconoce los errores de los programas opuestos al modernismo y se insta a utilizarlos en beneficio de éste… En definitiva… Discuten que una actitud predominantemente modernista no es beneficiosa para el contexto educativo, que la tendencia actual ha perdido la fé en el proyecto moderno y que la posmodernidad es “un hecho o una condición de las sociedades actuales”, una descripción de lo que acontece, y no una nueva teoría; que de ser así, se convertiría en un metarrelato. Por lo que es más acertado hablar de “posmodernidades”, pequeños relatos, que interpretan y conforman la pluralidad imperante; los cuales no pretenden ser totalizantes, sino que deben admitir “la pluralidad, la incertidumbre, el equívoco y la revisión”. Por tanto, se rechazan los metarrelatos y se legitima el saber a través de una actitud de diálogo en los pequeños relatos dejando abierto el debate continuo en la posmodernidad. Repercusión… (EDUCACIÓN Y POSMODERNIDADES)

Esta filosofía se concreta en una propuesta educativa artística específica. Desde el posmodernismo se parte de una inter- y multidisciplinariedad para que el conocimiento se adapte al presente complejo en el que nos encontramos. Y se toma como punto de partida la pluralidad, como generadora del conocimiento artístico. Ante esta situación, este conocimiento artístico se construye de la interacción profesor-alumno, como consecuencia del “relativismo estético” cultural, y se apoya en un uso transversal de disciplinas y culturas:

- se concibe la enseñanza del arte como una preparación ante el mundo en el que los medios de comunicación mediatizan la realidad. Es importante adaptarse, pero también crear conciencia de que no hay verdades absolutas y que se debe reflexionar subjetivamente con criterio. - Se debe afrontar también el valor de la diversidad y adaptarla al currículo de manera particular y diferencial ante la heterogeneidad de la cultura, destacándose la diferencia como valor clave en las relaciones humanas. - Las formas de representación ya no tienen un significado unívoco e innato, sino que se transforma según interpretaciones. Se muestran para ser comprendidas. - El tiempo ya no es lineal y el espacio se globaliza. - Se aborda el presente, la interacción de las culturas y sus lenguajes, que ayudan a la formación de los individuos; y la interdisciplinariedad se asume como necesaria en las distintas áreas de estudio. En definitiva: “El conocimiento debe ser construido y evaluado desde un enfoque más cualitativo donde se pretenda entender, interpretar y valorar.” El hecho de que la sociedad en la que vivimos esté en continuo cambio, hace que la educación artística tenga que elaborar nuevos planteamientos que aporten soluciones de manera interdisciplinar a través de los “estudios culturales” que organizan el saber en nuestra actualidad posmoderna. Aunque esto no significa que el arte esté delimitado en su forma, contenido y comprensión. Al contrario, esto hace que el currículo esté también en un continuo proceso creativo ante los retos que se le presentan y debe contener los intereses de los individuos y grupos sociales presentes. ENFOQUE DE LA CULTURA VISUAL Es interdisciplinaria y se organiza en relación con los significados culturales de los “artefactos”, hechos y sujetos. Propuesta curricular a partir de las siguientes ideas: - No adoptar una postura unívoca, sino organizar el conocimiento desde una visión flexible y abierta. - Sustituir la idea de asignatura por la de “perspectiva de estudio” - Crear un currículo abierto. - La imagen es la representación imprecisa de la realidad. Aunque es difícil llevarlo a cabo sin enfrentarse a las nuevas tecnologías; es decir, hacer ver que son una mera herramienta para adquirir conocimiento y no un referente absoluto de la realidad.

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Vanguardias
March 2021 0

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