López Quintás, Alfonso_descubrir La Grandeza De La Vida

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una vía de ascenso a la madurez personal

Descubrir la grandeza de la vida Una vía de ascenso a la madurez personal

Alfonso López Quintás

Descubrir la grandeza de la vida Una vía de ascenso a la madurez personal 2a edición

Desclée De Brouwer

1a edición: enero 2009 2a edición: octubre 2011

c Alfonso López Quintás, 2009 c EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2009 C/ Henao, 6 - 48009 BILBAO www.edesclee.com [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transfor­ mación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos -www.cedro.org-), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Impreso en España Printed in Spain -

ISBN: 978-84-330-2287-5 Depósito Legal: BI-3510-08

A Alfonso Junquera, excelente óptico y entrañable amigo.

índice

Prólogo................................................................................................. 13 Introducción.......................................................................................... 17

I. Conocimiento de la vida humana por vía de experiencia ................................................................................... 25 1. Experiencia del crecimiento personal a través de doce descubrimientos.............................................................................. 27 1 .La formación de guías culturales y espirituales........................ 28 2. Descubrimiento de las doce fases del desarrollo humano... 36 Las realidades abiertas o "ámbitos"......................................... 36 Las experiencias reversibles.................................................... 39 El encuentro............................................................................. 42 Los valores y las virtudes......................................................... 54 El ideal de la vida..................................................................... 55 La transformación de la libertad de maniobra en libertad creativa ................................................................................ 63 Cómo colmar de sentido incluso las vidas aparentemente anodinas................................................................................ 64 La capacidad de ser eminentemente creativos, aún no siendo genios........................................................................ 66 La importancia de las interrelaciones y del pensamiento relacional............................................................................... 67

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El lenguaje y el silencio, vehículos del encuentro.................. 69 Fecundidad del proceso de éxtasis y carácter destructor del proceso de vértigo.......................................................... 72 La función decisiva de la afectividad en nuestra vida personal................................................................................ 77 Síntesis: doce descubrimientos, doce transfiguraciones.............. 80 Temas para la reflexión................................................................. 81 2. Los niveles de realidad y de conducta...................................... 93 1. Niveles positivos........................................................................ 95 Integración de los niveles positivos......................................... 110 Un ejemplo de integración de los niveles positivos................. 116 2. Niveles negativos..................................................................... 120 Un ejemplo de caída en los cuatro niveles negativos............. 123 3. La condición relacional de los seres y la interrelación de los niveles ................................................................................. 125 Temas para la reflexión.................................................................128

II. Fecundidad de los doce descubrimientos para el logro de una vida creativa.........................................................133 3. La grandeza del amor conyugal, visto como una forma elevada de encuentro.....................................................................135 1 .El proceso de formación para el amor..................................... 139 2. EI matrimonio, escuela de unidad............................................142 3. Una clave de interpretación......................................................152 Temas para la reflexión.................................................................154 4. La literatura y el cine de calidad, fuente de poder de discernimiento................................................................................ 157 1 .Interpretar una obra es hacer juego con ella............................158 2.Exigencias de este método de análisis..................................... 161 Distinguir los diferentes niveles de realidad y de conducta 161

10

ÍNDICE

Conocer el secreto de la transfiguración poética....................173 Rehacer las experiencias básicas de las obras y descubrir la lógica de los procesos que las articulan..........................177 Captar la expresividad de las imágenes................................. 180 Percibir el poder expresivo del lenguaje.................................185 Temas para la reflexión................................................................ 187 5. La conversión de los profesores en formadores....................... 193 La colaboración de cinco asignaturas con la clase de é t i c a . . . 195 Temas para la reflexión................................................................ 205 6. El desarrollo de la persona y la eficacia profesional................. 209 Fecundidad de la excelencia ética para la actividad empresarial. . 2 1 1 Conclusión: Valoración del nexo entre ética y empresa a la luz de la Escuela de Pensamiento y creatividad.......................... 220 Temas para la reflexión................................................................ 225 7. La manipulación y el colapso de la vida personal..................... 229 1 .La manipulación al trasluz........................................................ 230 Manipular significa manejar.................................................... 230 Es manipulador el que quiere vencer a otras personas sin convencerlas, sin ofrecerles razones..................................231 La meta del manipulador no es hacer felices a los manipulados, sino dominarlos.............................................234 La manipulación de las gentes se realiza mediante el lenguaje y la imagen........................................................234 2. Confrontación de la actitud manipuladora y la actitud inspirada en el ideal de la unidad..............................................241 3. El antídoto contra la manipulación y la salvaguardia de la libertad creativa..........................................................................244 Temas para la reflexión.................................................................246 Conclusión......................................................................................249 índice de nombres y de materias...................................................253

11

Prólogo

Esta breve obra quiere invitar al lector a una experiencia gratificante: descubrir

por

propia

cuenta

las

doce

fases

de

nuestro desarrollo personal. Este descubrimiento irá suscitan­ do en él una serie de transfiguraciones, que lo llevarán a una alta cota de madurez ética. La formación ética no implica só­ lo la adquisición de una trama de conocimientos bien articu­ lados; supone la puesta en forma de nuestras mejores posibi­ lidades creativas. A través de una larga experiencia he llegado a ver con toda lucidez que la vía óptima para formarnos y for­ mar a otros no consiste tanto en en

ayudar a descubrirlos.

trasmitir contenidos

cuanto

El que descubre algo valioso por su

cuenta -aunque sea con ayuda externa- queda interiormente persuadido de su valor y bien dispuesto para asumirlo en su vida y comunicarlo a otros de forma convincente. Esta clave de

orientación

pedagógica

se

muestra

sobremanera

fecunda

cuando queremos vislumbrar la grandeza que podemos ad­ quirir si somos fieles a nuestra vocación más íntima. Para verlo de modo experiencial vamos a recorrer, una a una, las doce fases de nuestro desarrollo personal. Con ello

13

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

logramos dos metas vinculadas entre sí: aprender a

con rigor

y

vivir creativamente.

pensar

Al hacerlo, descubrimos los

distintos niveles en que podemos vivir: los positivos y los ne­ gativos. Nos impresionará entonces ver, como en una especie de mapa, nuestra situación en la vida: nuestra forma de co­ nocer y tratar las realidades del entorno -que nos ofrecen toda suerte de posibilidades-, nuestra sensibilidad para los grandes valores y la hondura de nuestra mirada, que puede quedarse prendida en lo superficial o bien penetrar hasta las honduras donde se decide el sentido de nuestra existencia. Esta primera incursión en nuestro proceso de crecimiento se clarifica y amplía al captar el mensaje humanístico de las obras literarias y cinematográficas de calidad. Tal experiencia nos permite conducta y muy

prever a dónde nos llevan las distintas formas de prevenir las consecuencias destructivas de algunas

seductoras.

Este

poder

de

discernimiento

es

decisivo

para configurar las diversas formas de vida comunitaria: la familia, la empresa, el centro formativo... Lo constataremos en los capítulos dedicados al incremento de nuestra vida pro­ fesional -en concreto, la empresarial-, al cultivo de la vida amorosa, a la conversión de los profesores en auténticos

for-

madores... El lector podrá advertir bien pronto que, con un estilo claro y directo, este libro se propone conseguir logros muy importantes para nuestra vida y nuestro entorno. Y lo con­ sigue con creces, pues nuestros espacios interiores se am­ plían de forma sorprendente cuando entramos en juego con realidades que nos otorgan múltiples posibilidades creativas. Este horizonte de creatividad que se nos abre eleva nuestra

14

PRÓLOGO

autoestima y acrecienta nuestras previsiones de una vida al­ tamente cualificada. No dedicaremos tiempo a lamentar las precariedad de la formación actual, los riesgos que entraña el clima cultural en el que crecen nuestros niños y jóvenes, las deficiencias de to­ do orden que muestra nuestra sociedad. Nos entregaremos, sin vacilación alguna, a la tarea ilusionante de descubrir las posibilidades que tenemos de crear formas elevadas de en­ cuentro y hacer surgir, con ello, ámbitos de auténtica cultura, que constituyen nuestro “elemento vital”, el lugar por exce­ lencia de nuestro crecimiento como personas. Hoy se habla, con razón, de la necesidad de conseguir una “mirada profunda”, un modo de ver no miope sino de largo alcance, no unilateral sino comprehensivo, no superficial sino penetrante y profundo. El proyecto que propongo persigue decididamente ese objetivo, poniendo en juego desde el prin­ cipio esa forma de mirar, de sentir y proyectar. En cuanto ha­ blamos de realidades “abiertas”, que abren paso a las expe­ riencias “reversibles”, en cuya cima se realizan los distintos modos de encuentro y se descubre lo más importante de la vi­ da -el

ideal de la unidad-,

sentimos que estamos en el buen

camino. Cuando luego nos damos cuenta de que, al optar por ese ideal, descubrimos de forma rápida y lúcida los siete as­ pectos de la vida que nos elevan a un nivel de excelencia -la libertad creativa, el sentido, la creatividad, el lenguaje autén­ tico, la afectividad plena...-, nos vemos literalmente elevados a lo mejor de nosotros mismos. A ese gozoso proceso de ele­ vación le llamaron los antiguos griegos “éxtasis”, término que tiene el significado básico de “salir de”, pero pronto adquirió el sentido de “salir de sí para elevarse a lo más alto”.

15

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

No intenta este libro transmitir una multitud de conoci­ mientos a sus amables lectores, sino invitarlos a una experien­ cia entusiasmante. Lo que ésta dará de sí lo irán descubriendo ellos mismos; más todavía: lo irán suscitando con su colabo­ ración. Porque lo impresionante de este tipo de experiencias es que las realizamos nosotros pero es gracias a la energía que nos transmiten las realidades buscadas. Por eso no podemos dar, de antemano, una idea precisa de lo que vamos a encon­ trar. Lo procedente es animarnos a

participar,

a acercarnos

todos al área de irradiación de los grandes valores, con los que sin duda vamos a intimar si respondemos positivamente a la invitación que nos hacen a asumirlos de modo activo. Esta obra está diseñada de forma que se establezca una re­ lación

interactiva

entre el autor y el lector. Con ese fin se han

añadido a cada capítulo varios

temas para la reflexión,

suma­

mente útiles para asimilar las claves de orientación expuestas en el mismo. Esta coordinación de teoría y práctica dispone al lector para realizar con sumo provecho los tres cursos on-

Escuela de Pensamiento y Creatividad y que otorgan el título de “Experto universitario en creativi­ dad y valores”, según puede verse en la web line que ofrece la

www.escueladepensamientoycreatividad.org.

Alfonso López Quintás Catedrático emérito de Filosofía (Universidad Complutense, Madrid), miembro de la Real Academia Española de

Ciencias Morales y Políticas, de L 'Académie Internationale de l'Art y de la International Society for Philosophie

16

Introducción

Hoy se reclama, en todo el mundo, una forma de educa­ ción que ofrezca a las personas -sobre todo, niños y jovenesrecursos suficientes para orientarse debidamente en una época tan desconcertada como la actual. Esta alta eficacia del método educativo ha de lograrse sin necesidad de dedicarle un tiempo del que no solemos dis­ poner. Las actividades que se programen y los materiales que se

faciliten

-conferencias,

cursos,

talleres,

libros,

folletos,

medios audiovisuales...- han de ser breves, pero lo suficien­ temente sugestivos para que prendan la atención y susciten entusiasmo. Estas condiciones sólo puede presentarlas -a mi entender-

proceda por vía de descubrimiento y suscite admiración ante las realidades y los acontecimientos descu­ biertos. Ese sentimiento de asombro nos instará a proseguir un método que

la búsqueda de lo intuido en principio. Deseoso de configurar y difundir ese método, no voy a transmitir contenidos con el fin de que los lectores los apren­ dan y aumenten su caudal de conocimientos rápidamente.

17

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Los conocimientos son necesarios, pero más lo es

los por propia cuenta.

descubrir­

De esta forma, los asimilamos profun­

damente, ejercitamos la creatividad, afinamos la sensibilidad para lo valioso. Mi propósito será, pues, sugerir al lector la forma de aprender lo que es la creatividad al tiempo que la ejercita; conocer los valores a la vez que los asume activa­ mente en su vida. Este método dinámico y creativo será sin duda muy ade­ cuado para la formación de los niños y los jóvenes actuales. Hoy suelen tropezar los educadores con grandes dificultades en la formación familiar y escolar. A menudo, estiman que los jóvenes han perdido en buena medida la sensibilidad para los grandes valores, a la vista del poco entusiasmo que mues­ tran algunos en las clases de ética y religión. Ello les provoca un grado de desánimo y desmotivación preocupantes. Mi ex­ periencia, ya un tanto larga, me inclina a pensar que el pro­ blema de fondo no reside tanto en los jóvenes cuanto en los métodos de enseñanza. Urge, por tanto, encontrar un méto­ do de formación adecuado a las condiciones peculiares de los educandos.

interactivo, pues los jóvenes actua­ nunca ser sujetos pasivos de la tarea

Este método ha de ser les rehuyen más que

educativa. De ahí la necesidad de que los alumnos se sientan apelados desde el principio, es decir, invitados a colaborar con interés. Tal interés sólo se despierta si se hacen cargo de lo que se les comunica y sienten que les va la vida en ello, por tratarse de cuestiones que les atañen vivamente. Actualmente, los niños y los jóvenes no se mueven a gusto entre abstrac­ ciones. Quieren -digamos así- tocar con la mano aquello de

18

INTRODUCCIÓN

que se les habla y advertir enseguida que “les interesa para la vida”,

como

suelen

decir.

Están

acostumbrados

a

manejar

instrumentos y desean tener todo bajo control. Por eso se de­ be empezar el discurso por algo que conozcan bien y les per­ mita engranar con el discurso del profesor y adherirse activa­ mente a él. Una vez que los alumnos asumen activamente lo que se les transmite, han de poder seguir el discurso con máximo interés. Para ello, la exposición ha de estar

lada

muy bien articu­

y pasar de un tema a otro de forma conexa, de modo

que resulte patente que todo se halla vinculado por una lógi­ ca interna, y es coherente, no arbitrario, sino fiel a la realidad analizada. Esa coherencia hace leve el discurso y mantiene e, incluso, incrementa la atención. La desconexión, en cambio, genera tedio y despego. La coherencia a que aludo no debe reducirse a la lógica del discurso. Sabemos que éste debe partir de algo familiar al alumno para animarle a participar en la búsqueda que se vaya a realizar. Además de ello, ha de seleccionarse el punto de par­ tida de tal modo que prepare el ánimo del alumno para cuan­ to se vaya a exponer después. Si el tema básico de la forma­ ción humana es el encuentro, debemos empezar disponiendo al alumno -a su entendimiento, su sensibilidad, su capacidad creativa...- para una recta y profunda comprensión de lo que significa

en

encontrarse. da en el nivel

rigor

acontecimiento se

Como

luego

veremos,

este

2 de realidad y de conducta.

Si esto es así, no basta que se lo digamos, en su momento, al alumno; debemos, desde el principio, ayudarle a que

ascienda

en su vida a ese nivel, lo cual implica que sustituya la actitud

19

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

de dominio, posesión, manejo y disfrute -propia de un nivel inferior, el

nivel 1-

y adopte la actitud de respeto, estima y co­

nivel 2. De no por vía de descubrimiento

laboración que exigen las realidades del

hacer­

lo, no podrá comprender

lo que

constituye el fundamento de toda la vida ética y, por tanto, la base ineludible de la formación humana. El proceso de formación ética no se reduce a incrementar nuestro conocimiento de lo que debe el hombre llegar a ser;

transfiguraciones, que nos libe­ libertad propia del nivel 1 -la li­

implica, a la par, una serie de ran del apego a la forma de

bertad de maniobra- y nos conceden la libertad, que es la libertad creativa. Con

forma auténtica de ello, nos disponen

para crear modos de unidad muy elevados con las realidades del entorno propias del

nivel

2, las realidades que denomina­

remos “abiertas” porque nos ofrecen toda clase de posibili­ dades creativas. Una vez instalado el alumno en este nivel, podrá realizar los 11 descubrimientos restantes y descubrir

por sí mismo

-con la guía del formador- todo lo que implica el desarrollo de la persona. Así se capacita para dar razón de cuanto acontece en su vida; y puede, por ejemplo, determinar de modo preciso a) la función que ejerce en su crecimiento per­ sonal la mentira -entendida, de raíz, como aversión a la ver­ dad-; b) la vinculación que se da entre el egoísmo y la tris­ teza, la generosidad y la alegría, la caída en los distintos modos de fascinación y la soledad destructora. Queda, con ello, patente que la formación ética auténtica se inicia a buen paso y sólidamente una vez que la búsqueda parte del lugar adecuado.

20

INTRODUCCIÓN

Este método formativo -condensado en el gráfico de la

Pedagogía de la admiración, no se limita a enseñar conteni­

pág. 35- cumple el anhelo de la procedimiento educativo que

dos; sugiere la perspectiva adecuada para que cada uno los

descubra

y

admire.

El eminente pedagogo Romano Guardini

consagró la vida a buscar un método semejante para la for­ mación ética:

“Ntiestra época -escribe- va comprendiendo claramen­ te que 'formar' es algo distinto que 'enseñar', algo dis­ tinto de adquirir ciencia y ordenar saberes. Algo dis­ tinto de configurar una idea teorética o estética del mundo. La formación es una labor realizada con un ser vivo; con las energías y las aspiraciones vivas del hombre; con la figura interna y externa que va adqui­ riendo; con su mundo interior y su entorno”x. La presente obra intenta exponer de forma concisa las lí­ neas maestras de un método de acceso al secreto de la forma­ ción ética. Al final del libro veremos con lucidez que los pre­ ceptos de la ética no son mandatos impuestos desde fuera; son cauces para lograr nuestro pleno desarrollo. Entonces sa­ bremos

prever

que, si nos dejamos fascinar por cualquier tipo

de adicción patológica, no logramos la felicidad; la destrui­ mos en su misma raíz. Este poder previsor nos permite asu­ mir como algo propio lo que nos advierten los más lúcidos estudiosos de la vida humana. Romano Guardini nos advierte 1. Cf. La fe en nuestro tiempo , Cristiandad, Madrid 1965, p. 122. Versión ori­ ginal: Das Gute, das Gewissen und die Sammlung , M. Grünewald, Maguncia 1929, 1953, p. XII.

21

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

“la mentira nos enferma y la verdad nos sana”1. Miguel de Unamuno nos confiesa: “Soy un terrible egoísta. Ya no volveré a gozar de alegría. Lo preveo. Me queda la tristeza por lote mientras viva ”3. que

La razón profunda de estas previsiones la descubrimos si damos los pasos sugeridos en este libro, que se halla amplia­ do en otro titulado

El secreto de una vida lograda4.

Es un ca­

mino entusiasmante hacia la sabiduría. Por él desean llevar­ nos diversos pensadores a través de mensajes ardientes.

Me he puesto a escribir casi a tientas en la madru­ gada, con urgencia, como quien saliera a la calle a pe­ dir ayuda ante la amenaza de un incendio (...). Les pi­ do que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valo­ rar la vida de otra manera. Les pido ese coraje que nos sitúa en la verdadera dimensión del hombre. Todos, una y otra vez, nos doblegamos. Pero hay algo que no falla y es la convicción de que -únicamente- los valo­ res del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana”5. "...

Cómo se conocen esos “valores del espíritu”

y

de dónde

nos viene la energía para optar incondicionalmente por ellos y realizarlos en la propia vida será el objeto de nuestra 2. Cf. Mundo y persona , Encuentro, Madrid 2000, p. 106. Versión original: Welt und Person , Werkbund, Würzburg,31950, p. 98. 3. Cf. Diario íntimo , Alianza Editorial, Madrid 1970, p. 123. 4. Editorial Palabra, Madrid 22004. 5. Cf. Ernesto Sábato: La resistencia , Seix Barral, 2000, p. 13.

22

INTRODUCCIÓN

búsqueda en este libro. Lo he escrito con la inteligencia y el corazón a partes iguales, y pertenece a esa serie de obras que, desde mi

Inteligencia creativa6,

se dirigen a elaborar una

“Lógica del corazón”, afín -en alguna medida- a lo que aho­ ra se denomina “Inteligencia emocional”.

6. BAC, Madrid 42003.

23

Conocimiento de la vida humana por vía de experiencia

1 Experiencia del crecimiento personal a través de doce descubrimientos

Vamos a descubrir, al principio, el triple arte de mirar: 1) atender a lo inmediato y, a la vez, superarlo, para no ser miopes; 2) contemplar atentamente cada realidad y no perder de vista las que la rodean, para no ser uni­ laterales; 3) captar el

significado

más a mano de cada

realidad y acontecimiento pero también su

sentido

pro­

fundo, para no caer en la superficialidad. Entonces po­ dremos dar pasos seguros y gozar, a la vez, de amplias perspectivas.

En

enero

de

2003,

cierto

telediario

de

gran

audiencia

destacó que nos hallamos en el 33° aniversario de la muerte, por sobredosis, de la cantante Janis Joplin. Se la elogió como la “reina blanca del blues”, y, tras recordar que su vida estuvo entregada a toda clase de drogas, se concluyó que había sido “una mujer totalmente libre”. ¿Están preparados los jóvenes actuales para descubrir la forma de manipulación que late en este mensaje televisivo? En caso negativo, no están debida­ mente formados para vivir en un momento de la historia tan fecundo y tan arriesgado, a la par, como el presente.

27

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

1. La formación de guías culturales y espirituales En la película de Ingmar Bergman

El silencio,

una joven

no puede hablar con su amante por no tener una lengua co­ mún, y, en un momento de intimidad, le dice con tono satis­ fecho: “¡Qué bonito es el que no podamos entendernos!”. Un joven que oye esto ¿se da cuenta de la actitud ante la vi­ da que ha adoptado esta joven y de los riesgos que implica para ella? ¿Podría sentirse complacida si supiera lo que sig­ nifica alegrarse por no poder hablar con quien se tiene inti­ midad corpórea? Si no sabe contestar a estas preguntas, va por la vida con los ojos vendados y no puede guiar sus pasos con una mínima seguridad. Esta especie de ceguera espiritual constituye una forma de “analfabetismo de segundo grado”, que todos podemos pa­ decer en alguna medida1. No saber unir las letras y adivinar lo que dice un escrito es un modo primario de analfabetismo, y debe ser erradicado pues nos deja desvalidos ante la vida. Si sabemos leer y nos hacemos cargo de lo que se nos co­ munica,

podemos

informarnos

debidamente

y

saber

a

qué

atenemos en la vida diaria. Pero, supongamos que no somos capaces de penetrar en el sentido de lo que leemos u oímos. Recibimos datos del exterior, pero no logramos descubrir lo que significan para nuestra vida. Captamos su perficial, pero no su

sentido

significado

su­

profundo. Nos enteramos, por

ejemplo, de que una joven está contenta por no poder hablar 1. En qué consiste esta forma de analfabetismo y cuál es la vía óptima para combatirlo lo expongo en la obra Inteligencia creativa . El descubrimiento personal de los valores , págs. 10-23.

28

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

con su amante, pero no vislumbramos siquiera el peligro que implica, en el fondo, tal sentimiento. Bien haremos en tomar medidas para superar esa forma de analfabetismo, que nos deja desconcertados en nuestra vida personal y nos impide regir nuestra conducta con cierta seguridad de éxito. En los últimos tiempos, las clases dirigentes han mostrado interés en orientar la actividad escolar de tal forma que los alumnos aprendan a pensar bien, razonar con coherencia, de­ cidir de modo equilibrado y realista. Este loable propósito no ha tenido siempre el éxito deseado a causa de un puñado de malentendidos. Se pensó, a menudo, que la formación ética consiste en “aprender” valores, y se exhortó a los educadores a consagrar tiempo y esfuerzo a tal forma de enseñanza. Pero la experiencia nos advierte a diario que los valores no se “aprenden”; se “descubren”. Por tanto, no debemos los ma­ yores “enseñarlos”, sino “ayudar a descubrirlos”. Cuando se trata de acceder a las realidades superiores en rango a los ob­ jetos, podemos decir con toda decisión que

conocemos de

verdad lo que descubrimos. Los valores no sólo existen;

se hacen valer,

proyectan a su

alrededor un aura de prestigio. La tarea del educador consis­ te en acercar a niños y jóvenes a esa área de irradiación de los valores, sugerirles que hagan las experiencias necesarias para descubrir por sí mismos su belleza y su inmensa fecun­ didad. Hacerse cargo de esa fecundidad y esa belleza es el co­ metido de una Pedagogía

de la admiración.

Para llevarla a cabo, se necesitan guías adecuados, per­ sonas que conozcan a fondo el proceso humano de desarrollo. En una entrevista televisiva, un joven de 18 años manifestó lo

29

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

siguiente: “Hasta

hace poco yo era totalmente feliz. Adoraba a mi madre, admiraba a mi novia, sentía ilusión por mi carre­ ra. Pero, un mal día, me entregué al juego de azar y me con­ vertí en un enfermo del juego, un ludópata. Ahora, ni mi ma­ dre ni mi novia ni mi carrera me interesan nada. Sólo me in­ teresa una cosa: seguir jugando. Estoy atado al juego. Y lo que más me duele es que empecé a jugar libremente, y ahora me veo hecho un esclavo”. ¿Le explicó alguien, a tiempo, a este desventurado lo que es el proceso de vértigo o fascina­ ción y el de éxtasis o creatividad? Probablemente, no. Ni si­ quiera el psicólogo que dirigió la entrevista aprovechó la cir­ cunstancia para darle una mínima clave de orientación. Pudo haberle indicado, simplemente, que su desgracia comenzó al confundir la

libertad de maniobra

con la

libertad creativa.

¿Algún formador le ayudó a descubrir que existen ambas for­ mas de libertad y que confundirlas bloquea nuestro desarro­ llo personal y nos lleva al infortunio? Ese maestro hubiera si­ do un líder auténtico, un guía que ayuda a conocer las leyes del crecimiento personal y dispone el ánimo para admirarse de la grandeza que adquirimos al movernos en la vida con li­ bertad creativa, libertad para realizar algo valioso aun a cos­ ta de renunciar a valores inferiores. El joven mostró, al ha­ blar, una tristeza infinita. Me hubiera gustado decirle que le­ vantara el ánimo, pues le quedaba mucha vida por delante para disfrutar del descubrimiento de la verdadera libertad. Es muy posible que nadie haya ayudado tampoco a la joven de la película

El silencio

a admirar la riqueza del len­

guaje auténtico, el que se inspira en la voluntad de crear vínculos personales. No se benefició de una Pedagogía

30

de la

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

admiración.

De haber tenido esa suerte, no sentiría ahora

satisfacción sino profunda tristeza al recluirse en un

de mudez

silencio

para evitar crear vínculos con su compañero oca­

sional.

La falta de guías auténticos En el clima actual de desconcierto resulta muy penosa la falta de verdaderos guías culturales y espirituales. La socie­ dad no suele favorecer la formación de tales líderes pues tien­

reduccionismo -la reducción injusta del valor de la vida humana-, la manipulación -el trato de las perso­ nas como si fueran meros objetos-, el intrusismo -la osadía de a cultivar el

de hablar en público de temas trascendentes sin la debida preparación- y el

hedonismo,

el afán desmedido de acumular

sensaciones placenteras. Frente a este empobrecimiento de la vida humana, ne­ cesitamos poner en juego una pedagogía de la admiración, no de la coacción; del descubrimiento, no del mero aprendizaje; de la persuasión, no de la transmisión fría; del convencimien­ to interior, no de la aceptación sumisa. El que aprende lo que es la vida descubriéndola paso a paso, de forma bien articu­ lada, no sólo acaba sabiendo qué ha de hacer para desarro­ llarse plenamente como persona sino que está bien preparado para transmitir ese conocimiento a otras personas de forma persuasiva y convincente. A veces se dice que no se educa a los jóvenes para ejercer la función de padres. Tal como se la esboza en este libro, la

Pedagogía de la admiración

buen camino para ello.

31

sería un

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Este

método

de

formación

noble abolengo. En su famosa

tiene,

como

sabemos,

Carta séptima,

un

Platón cuenta

que no facilitó a Dionisio, tirano de Siracusa, un resumen de su filosofía porque, a su entender, el conocimiento filosófico no se obtiene acumulando saberes recibidos de fuera, por sig­ nificativos que sean, sino adentrándose en el análisis profun­ do de la vida. Te sumerges durante un tiempo en una cues­ tión, y, tras bracear largamente con las ideas, surge, como por un relámpago, una luz que ilumina tu mente. Esa luz es la filosofía2 3. En esta línea, el gran filósofo alemán J. A. Fichte indica al lector de una de sus obras que procure descubrir por sí mismo lo que él le dé a conocer. De lo contrario, se quedará

lo que se puede hacer ahora por ti -escribe- es guiarte para que encuentres la ver­ dad, y a esa dirección se reduce lo que una enseñanza filo­ sófica puede aportar. Pero siempre se presupone que eso hacia lo que el otro te conduce lo poseas de veras interior­ mente tú mismo, y lo mires y contemples. De no hacerlo, oirías narrar una experiencia ajena, de ningún modo la tuya fuera del mensaje recibido: “Todo

Si no vibramos personalmente con las realidades que va­ mos

descubriendo

-por

iniciativa

propia

o

por

sugerencia

ajena-, no nos haremos cargo de la grandeza que albergan, no sentiremos la íntima emoción que produce lo valioso y no 2. Cf. Cartas, VII, 341 a,b,c,d. 3. Cf. Sonnenklarer Bericht an das grössere Publikum über das eigentlicbe Wesen der neuesten Philosophie , en Fichtes Werke , Walter de Gruyter, Berlín 1971, p. 337.

32

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

convertiremos el saber en un principio de excelencia perso­

la admiración

nal. En verdad, como bien advirtió Aristóteles,

es el principio de la sabiduría. Cómo formar auténticos guías En un memorable debate de TVE, un grupo de jóvenes defendió el llamado “amor libre”, es decir, el ejercicio arbi­ trario de la sexualidad, sin más canon de conducta que la apetencia. Otro grupo se mostró partidario de considerar el ejercicio de la sexualidad como el primero de los cuatro ele­ mentos que integran el conjunto del amor conyugal:

sexua­

lidad, amistad, proyección comunitaria del amor -la funda­ ción de un hogar-, fecundidad del amor en dos aspectos complementarios: el incremento de la unidad entre los espo­ sos y la creación de nuevas vidas humanas. Los telespecta­ dores se asombraron al ver la madurez con que los inte­ grantes del segundo grupo explicaban su posición de mane­ ra

clara,

bien

articulada

y

profunda;

sabían

distinguir

en

qué nivel de realidad se da la pasión y en cuál se mueve el amor el

personal,

significado

comprometido

el

significar

aspecto

creador;

no

confundían

que puede tener una acción -por ejemplo, una

sentido

aventura amorosa- y el acción

y

de la misma. Puede una

mucho para nosotros, por impactarnos en

psicológico,

y

tener

un

sentido

muy

negativo

en nuestra vida, vista con la debida amplitud y hondura. Muchos

televidentes

se

preguntaron,

al

día

siguiente,

de

dónde procedían unos jóvenes que mostraban tal grado de discernimiento. La explicación era bien sencilla: habían rea­

33

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

lizado un curso sobre el desarrollo del ser humano, y en él hicieron doce descubrimientos, el último de los cuales dejó patente la función de la afectividad en la vida humana. El contenido de ese curso constituye la Primera Parte de esta obra. Una formación ética bien fundamentada no se reduce a adquirir ciertos conocimientos; supone seguir un proceso de crecimiento

personal,

naturaleza,

nuestro

que procede el

de

configuración

de

modo de ser o étbos, vocablo Ética. Este proceso

nuestra

segunda

término griego del de desarrollo im­

plica una serie de transformaciones positivas, que podemos denominar, por ello, transfiguraciones. El incremento de los conocimientos y el perfeccionamien­ to de las actitudes no podemos realizarlos con sólo oír a un profesor y retener sus enseñanzas. Debemos aprender a ser creativos en relación al entorno, es decir, a crear modos ca­ da vez más entrañables de unión con las demás realidades -sobre todo, las personas y las instituciones, las obras cul­ turales,

los

implica

sólo

valores asumir

de

todo

ciertos

orden...-. contenidos;

Tal

aprendizaje

exige

una

no

trans­

figuración gradual de la conducta. Ese ascenso en calidad se realiza a lo largo de un proceso, bien articulado, de desa­ rrollo personal. Para iniciarlo, hagamos la experiencia de descubrir, una a una, las doce fases de nuestro crecimiento como personas, si­ guiendo la vía marcada en el gráfico siguiente, que debe leer­ se de abajo arriba, como indican las flechas.

34

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

35

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

2. Descubrimiento de las doce fases del desarrollo humano El principal descubrimiento que hemos de realizar en la vi­ da es el del encuentro pues, según la Biología actual más cua­ lificada, ios seres humanos somos “seres de encuentro”, vivi­ mos como personas, nos desarrollamos y perfeccionamos co­ mo tales viviendo toda serie de encuentros4. En consecuencia, nada hay más importante para nosotros que saber lo que es el encuentro, qué exigencias plantea y qué frutos reporta5. Pero,

descubrir por nosotros mismos lo que significa de encontrarnos, hemos de realizar dos descubrimientos

si queremos verdad

previos: el de las “realidades abiertas” -o “ámbitos”- y el de las “experiencias reversibles”.

Primer descubrimiento: las realidades abiertas o “ámbitos” Nuestra primera tarea es aprender a mirar, y descubrir que en nuestro entorno hay realidades abiertas y realidades cerradas.

Realidad cerrada

es la que está ahí sin tener relación

alguna conmigo; por ejemplo, una tabla cuadrada que veo en el taller de un carpintero. En este momento no me ofrece po­ sibilidad alguna para realizar la actividad que tengo entre manos.

La

veo,

por

tanto,

como

un

mero

“objeto”,

una

realidad cerrada. Pero figurémonos que pinto en ella unos 4. Cf. Juan Rof Carballo: El hombre como encuentro , Alfaguara, Madrid 1973; Violencia y ternura , Prensa Española, Madrid 31977; Manuel Cabada Cas­ tro: La vigencia del amor, San Pablo, Madrid 1994. 5. Sobre este decisivo tema pueden verse mis obras Estética de la creatividad Juego, Arte. Literatura , Rialp, Madrid 31998, págs. 186 ss, 215-218; Inteli­ gencia creativa , págs. 131-176.

36

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

cuadraditos en blanco y negro. Esta sencilla operación con­ vierte la tabla en

tablero.

He aquí la primera transfiguración.

La tabla se ha convertido en

realidad abierta

porque ahora,

como tablero, es capaz de ofrecernos posibilidades para ju­ gar en ella al ajedrez o a las damas. Es una realidad que se abre a nosotros para permitirnos hacer juego, crear jugadas, tender a una meta, ejercitar la imaginación... Por ser una rea­ lidad abierta y abarcar cierto campo, vamos a llamarle

bito de realidad, o sencillamente ámbito6. rango superior a la tabla vista como objeto.

ám­

Como tal, tiene un

He transfigurado la realidad. Ahora debo transfigurar mi actitud frente a ella. Con la tabla puedo hacer lo que quiera: venderla, canjearla, manejarla a mi antojo, porque es senci­ llamente para mí una realidad delimitable, pesable, agarrable, situable en un lugar o en otro. Dispongo, respecto a ella, de

libertad de maniobra,

de maniobrar a mi gusto. Con el ta­

blero en cuanto tal, es decir, en cuanto estoy jugando en él un determinado juego, no debo actuar arbitrariamente: he de respetar las normas que dicta el reglamento. Mi actitud no ha de ser de dominio, manejo y disfrute -como sucede con la ta­ bla-, sino de respeto, estima y colaboración. Adquiero, así, una forma superior de libertad, la

libertad creativa.

Si con­

venimos en que la tabla como objeto y mi actitud respecto a ella pertenecen al

nivel 1,

el tablero -como campo de juego-,

mi actitud de colaboración respetuosa y mi libertad creativa presentan una categoría superior; pertenecen al nivel

2.

6. El concepto de ámbito es desarrollado en varias de mis obras, sobre todo en Estética de la creatividad, Rialp, Madrid 31998, e Inteligencia creativa, BAC,

Madrid ⁴2003.

37

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Acabamos de descubrir dos tipos de realidades -las rea­ lidades cerradas y las abiertas, los objetos y los ámbitos- y dos actitudes distintas respecto a ellas: la de simple manejo y

transfi­ nivel 1 al ni­

la de colaboración respetuosa. Hemos vivido una

guración y un ascenso de nivel. Al ascender del vel 2, nos liberamos del apego a las realidades dominables -que siempre se hallan fuera de nosotros- y ganamos un mo­ do superior de libertad, la libertad creativa. Con ello adqui­ rimos la posibilidad de unirnos de forma más estrecha con las realidades del entorno. La relación que puedo tener con un tablero de juego es más intensa que con la tabla, ya que jugar es crear relaciones entrañables de colaboración. De modo semejante a la tabla, un fajo de papel pautado que se halla en una papelería es un objeto. Si escribo en él una composición musical, transformo el fajo de papel en una

titura,

y lo elevo del

nivel 1

al

nivel 2.

par­

El fajo de papel es mío,

lo poseo, puedo utilizarlo para cualquier fin: escribir en él, abanicarme, encender una estufa... Pertenece al

nivel 1.

Pero,

si ese fajo de papel se convierte en partitura, y tomo ésta co­ mo guía para interpretar la obra que se expresa en ella, debo respetarla

al máximo, colaborar con

ella, serle fiel, ajustar

mi acción a las normas que ella me da. Estamos en el

nivel 2.

Otra vez hemos transformado una realidad y cambiado nues­ tra actitud. Con ello, hemos vivido una liberación interior; he­ mos convertido la libertad de maniobra en libertad creativa, y hemos ganado un modo más valioso de relación con una rea­ lidad del entorno.

Del ejercicio de este cuádruple poder transfigurador arran­ ca toda la Ética, vista como un proceso de crecimiento per­ sonal y comunitario. Notemos, desde el principio, que este

38

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

crecimiento supone un incremento de la calidad de la unión que podemos crear con los seres de nuestro entorno.

Segundo descubrimiento: las experiencias reversibles Demos un paso adelante en nuestro camino de trans­ figuraciones. Alguien me habla de un poema que figura en un libro. Es para mí algo que está ahí. Sé que es una obra literaria, pero no me preocupo de asumir las posibilidades que me ofrece y darle vida; la tomo como una realidad más de mi entorno, y queda situada en mi mente al lado de las mesas, las plumas, el ordenador, los libros... El poema lo considero, en este momento, casi como un objeto, una rea­ lidad que se halla en mi entorno pero no se relaciona conmi­ go activamente, ni yo con él. Está a mi lado, pero alejado, al modo de las realidades cerradas u objetos. Pero un día abro el libro y aprendo el poema

de memoria,

es decir, “de cora­

zón” -como dicen expresivamente los franceses e ingleses-, porque asumo las posibilidades estéticas que alberga, y lo declamo creativamente, dándole el tipo de vida que el autor quiso otorgarle. En ese momento, el poema actúa sobre mí, me nutre espiritualmente, y yo configuro el poema, le doy el ritmo debido, le otorgo vibración humana, lo doto de un cuerpo sonoro. Esa experiencia de declamación no es mera­ mente “lineal”; no actúo yo solo en ella. Es una

reversible,

bidireccional,

porque

ambos

nos

experiencia

influimos

mu­

tuamente: El poema influye sobre mí y yo sobre el poema. Fijémonos en los cambios realizados. Cambió el poema (pasó de ser algo ajeno a mí a constituirse en principio inter­

39

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

no de mi actuación); cambió mi actitud respecto a él (pasó de ser pasiva a ser colaboradora); cambió el tipo de experien­ cia realizada (pasó de

lineal

a

reversible),

y surgió una forma

nueva, maravillosa, de unión con el poema: la unión de

midad.

inti­

Antes de entrar en relación con el poema, éste era dis­

tinto de mí, distante, externo, extraño, ajeno. Al asumir sus posibilidades estéticas y declamarlo, se me vuelve

íntimo,

sin

dejar de ser distinto, pues nada nos es más íntimo que aque­ llo que nos impulsa a actuar y da sentido a nuestra actividad.

fuera de mí, en un lu­ un mismo campo de jue­

De esta forma, el poema deja de estar gar

exterior a mí.

go.

En eso consiste ser íntimos. La unión de intimidad sólo

es posible en el

Él y yo formamos

nivel 2,

el de la creatividad. Esta transfigura­

ción de lo externo, extraño y ajeno en íntimo da lugar a una

forma eminente de unión.

Ningún tipo de unión con un ob­

jeto alcanza el carácter entrañable que adquirimos al formar un campo de juego con una realidad abierta, que nos ofrece posibilidades creativas. Al asumir fielmente las posibilidades que me ofrece un poema, me atengo a él, le soy fiel, lo tomo como una norma que me guía, y justamente entonces me siento inmensamente libre, libre para crearlo de nuevo, darle vida, llevarlo a su máximo

grado

de

expresividad.

Subrayemos

el

modo

de

transfiguración y liberación que se opera aquí: los términos

libertad

y

norma

son entendidos de modo tan profundo que

dejan de oponerse entre sí y pasan a complementarse. En el

nivel 2,

la libertad que cuenta es la

libertad creativa.

La

norma que nos interesa es la que procede de alguien que tiene autoridad, es decir, capacidad de promocionar nuestra

40

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

vida

en

algún

aspecto7.

Un

declamador

literario,

un

in­

térprete musical, un actor de teatro... se sienten tanto más li­ bres cuanto más fieles son a los textos literarios y a las par­ tituras musicales. Cuando actuamos creativamente, es decir, cuando asumimos de forma activa las posibilidades que nos da

una

obra

vertimos el

-literaria, musical, coreográfica, teatral...- con­

dilema

contraste

“libertad-norma” en un

enri-

quecedor. La relación sumisa de la libertad con la norma se transforma, en el

riquecimiento:

nivel 2,

en una relación de

liberación

y

en­

la norma, asumida como una fuente fecunda

de posibilidades, me libera del apego a mi capricho, a mi

li­ libertad interior o

afán de hacer lo que me apetezca. Amengua, con ello, mi

bertad de maniobra, pero libertad creativa, libertad

incrementa mi para

crecer

como

persona

asu­

to­ da transfiguración va vinculada con una liberación y una forma superior de unidad. miendo normas enriquecedoras. No olvidemos este dato:

Esto se dio ya en la conversión de la tabla en tablero, pe­ ro se da con más intensidad en el caso de la partitura y el poema. Este segundo descubrimiento -el de las experiencias re­ versibles- es prometedor porque nos abre inmensas posibi­ lidades de relación con las realidades más valiosas de nuestro entorno y hace posible el acontecimiento más importante de

encuentro. Ahora dentro lo que significa encontrarse. nuestra vida: el

sí podemos descubrir por

7 , Como sabemos, el vocablo “autoridad” procede dei verbo latino “augere”,

que significa promocionar, enriquecer. De él proceden los términos “auctor” (autor) y “auctoritas” (autoridad).

41

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Tercer descubrimiento: el encuentro El cuidado en distinguir los diversos modos de reali­ dad que existen y las diferentes actitudes que debemos adoptar respecto a ellos nos da luz para comprender acontecimientos

muy

significativos

de

como es el encuentro. Las experiencias

nuestra

vida,

reversibles

sólo

se dan entre seres que tienen poder de iniciativa para ofrecerse mutuamente posibilidades. El tablero me ha­ ce posible jugar al ajedrez. La partitura me otorga la posibilidad de conocer una obra musical. La obra mu­ sical -igual que un poema- me da la posibilidad de asumirla como

principio interno de actuación

e inter­

pretarla. Al hacerlo, creo con esas obras culturales un

íntimas. timidad constituye el núcleo del encuentro. modo entrañable de unidad; las hago

Esta in­

La relación de encuentro surge cuando asumimos activa­ mente las posibilidades que nos ofrece una realidad y damos lugar al

juego creativo

que es, por ejemplo, la declamación de

un poema o la interpretación de una obra musical o teatral. Estas

actuaciones

culturales

suponen

un

entrelazamiento

de

dos ámbitos de vida: la obra y el intérprete. Tal entrelazamien­ to gana en valor a medida que las realidades ostentan un ma­ yor poder de iniciativa. En este sentido, el tablero supera a la tabla; la partitura, al papel; la persona, a la partitura.

Cuanto más elevada en rango es la realidad con la que entramos en relación, más valiosa puede ser nuestra unión con ella. Tal unión la logramos si res­ Ya tenemos clara esta idea:

42

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

petamos esa realidad y le concedemos todo su valor. Estamos

nivel respeto, estima y colaboración. en el plano más alto del

2, que nos pide una actitud de

El encuentro es fruto de una doble transformación Reflexionemos sobre lo que es el encuentro entre personas a la luz de lo analizado anteriormente. También aquí desea­ mos transformar un tipo de realidad en otro superior; quere­

individuales

mos pasar de dos realidades

cionad.

el

nosotros

a una realidad

rela­

propio del encuentro. Esta transfiguración

de la realidad exige una transfiguración correlativa de nuestra actitud. Se trata de un cambio cualitativo superior a la trans­ formación de la tabla en tablero y del papel en partitura. Su­ pone la elevación a un modo superior de realidad: pasamos del yo y el tú al

nosotros,

al encuentro visto como un estado

de enriquecimiento mutuo. Para dar este salto decisivo, necesitamos una

terior:

liberación in­

renunciar a la actitud de egoísmo en favor de una ac­

titud básica de generosidad, que nos lleva a abrirnos a la otra realidad y actuar

dualmente,

desde los dos centros: el yo y el

tú. Sólo así nos encontramos «centrados»8. Al vivir en ese centro dinámico -el «entre» de que hablaba Martin Buber, es decir: el campo de juego creado

entre

el yo y el tú 9-, transfor­

8. Recordemos que la elipse tiene dos centros intervinculados, y de ahí se deriva su peculiar dinamismo, bien visible en la arquitectura y el urbanismo barro­ cos. En la plaza romana de San Pedro, no nos centramos situándonos junto al obelisco, sino moviéndonos entre las dos fuentes. 9. Cf. Yo y tú, Caparros, Madrid 19952, págs 33, 50. Versión original: Ich und Du , en Die Schriften über das dialogische Prinzip , Schneider, Heidelberg 1954, págs 41, 66. Qué es el hombre, FCE, México 19543, págs.151-154.

43

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

mamos la actitud de egoísmo en una actitud de generosidad, y cambiamos, consiguientemente, todas nuestras actitudes: la falsedad en veracidad, la hosquedad en cordialidad, la des­ lealtad en fidelidad, la cerrazón en comunicación, la altanería en sencillez... Esta

transformación

convierte

por el egoísmo -actitud propia del

abierta,

nuestra

realidad

nivel 1- en

cerrada

una realidad

regida por la voluntad generosa de colaboración que

caracteriza al

nivel

2. Tal liberación interior aumenta nuestra

capacidad de asumir activamente las posibilidades que se nos ofrezcan y otorgar las propias. Tengo una preocupación y te pido ayuda. Tú respondes a mi invitación ofreciéndome tu ca­ pacidad de pensar, de expresarte, razonar, comprender situa­ ciones y resolver problemas. Yo respondo a tu oferta de modo activo, poniendo en juego mis capacidades y ofreciéndotelas. Este intercambio generoso de posibilidades crea un

operativo

campo

común, en el cual nos enriquecemos mutuamente y

fundamos una relación de

intimidad.

Tú influyes sobre mí y

yo sobre ti sin afán de dominio sino de perfeccionamiento, y entre ambos ordenamos nuestras ideas, las clarificamos y en­ trevemos una salida airosa a la cuestión propuesta. Esta cola­ boración fecunda supone el entreveramiento de nuestros ám­ bitos de vida, la creación de un

ámbito de participación

campo de juego

común. Ese

que creamos merced a una entrega

generosa de lo mejor de nosotros mismos es el encuentro. Encontrarnos no se reduce a estar cerca

entrar en juego otros -nivel 2- Al

-nivel 1-;

supone

creativamente para enriquecernos unos a relacionarnos en ese campo de juego co­

mún, superamos la escisión entre el

44

dentro

y el

fuera,

el

aquí

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

y el

allí,

lo cerradamente

mío

y lo crispadamente

mos, pues, ante un fenómeno creativo, propio del

tuyo. Esta­ nivel 2, el

nivel de los ámbitos y del encuentro. Antes del encuentro, tú eras para mí -y yo para ti- un ser distinto, distante, externo, extraño, ajeno. Al encontrarnos, dejamos de ser distantes, ex­ ternos, extraños, ajenos, sin dejar de ser distintos, y nos vol­ vemos íntimos.

íntimo

no significa que has salido de tu inte­

rioridad y te has recluido en la mía, y yo en la tuya. No hay paso de una interioridad a otra. Hay superación del aleja­ miento entre lo interior y lo exterior, pues hemos creado un

espacio nuevo

que nos acoge a ambos y nos eleva de nivel,

nosotros. Este ámbito es un compartimos la vida, de forma que

nos sumerge en el ámbito del

campo de juego

en el cual

tus gozos son mis gozos, y tus penas, mis penas. Dos personas que se encuentran, en sentido riguroso, no

fuera de la otra. campo de juego, en el

están la una

Ambas se hallan insertas en un

mismo

cual el aquí y el allí, el dentro y

lugares dis­ tintos desde los cuales colaboran al logro de una misma meta.

el fuera no indican escisión de dos realidades sino

Por el contrario, si, al tratar a una persona, la reduzco a medio para mis fines, la bajo del

fuera

de mí, como algo

exterior

nivel

a mí,

nivel 1; la sitúo incapaz de participar en 2 al

el juego de mi vida. Al hacerlo, soy injusto con ella y conmi­ go pues le resto y me resto posibilidades de desarrollo y nos degrado a los dos. Cada tipo de realidad nos pide una actitud adecuada. La que debemos adoptar respecto a las personas no es la de dominio, posesión y manejo interesado, propia del

nivel 1,

sino la actitud respetuosa, generosa, colaboradora y

servicial, propia del nivel

2.

45

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Esta forma de ver nuestra realidad humana opera una ver­

transfiguración

dadera

en nuestra mente y nuestra actitud.

Nos liberamos de la sumisión al espacio y descubrimos que una realidad

íntima,

distinta

de nosotros se convierte, a menudo, en

sin dejar de ser distinta. De esta forma, realidades que

están fuera de nosotros en el el

nivel

términos

nivel 1

se nos tornan íntimas en

2. Eso queremos decir al indicar que, en este nivel, los

dentro

y

fuera, interior

y

exterior

dejan de oponerse

y se complementan.

Fecundidad de esta idea de encuentro para la vida cotidiana Al comprender así, por dentro, lo que es el encuentro, cla­ rificamos mil aspectos de la vida humana. Un día le indiqué a un joven menor de edad que, si salía por las noches y no decía en casa a dónde iba y cuándo pensaba regresar, se com­ portaba mal con sus padres, pues éstos, en tal caso, se ven angustiados por la preocupación y no pueden descansar. • •

“Pero ¿por qué han de tener miedo?”, me dijo el joven. “No, no tienen

miedo

-agregué yo-; sienten

angustia,

que es peor. El miedo es temor ante algo concreto, frente a lo cual puedes tomar medidas. La angustia surge cuando el peligro te envuelve, no da la cara, y no sabes qué hacer”. •

“Bueno -contestó el joven-, si se angustian..., ése es su problema”.



“Si de veras piensas -repliqué yo- que tal angustia es un problema que sólo atañe a tus padres, debo decirte algo muy grave: no

tienes bogar”.

46

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

• •

“¿Cómo que no tengo hogar?”, protestó el joven. Vivienda



-aclaré

yo-,

pero

no

hogar,

pues

éste

surge cuando hay encuentro entre quienes viven en co­ mún”. •

¡Pero yo me encuentro a diario con mis padres...! -agregó el joven, confuso-.



Sí, les tocas al hombro al cruzarte por los pasillos -indi­ qué yo-, pero eso no es un

encuentro.

Si te encontraras

de verdad, los gozos de tus padres serían tus gozos; sus problemas, tus problemas; y su angustia, tu angustia”. Esta breve pero radical explicación mía le causó al joven mayor impacto que si le hubiera reprochado duramente su conducta. No

encontrarse

es

el

mayor

infortunio

que

podemos

sufrir, pues el encuentro es la raíz de nuestra vida, como bien sabemos. Según

la

Biología

actual más cualificada, lo

que

más necesita un recién nacido, en cuanto a su desarrollo per­ sonal, es verse

acogido

por quienes lo rodean. El acogimien­

to se muestra, sobre todo, en la ternura. De ahí que los bió­ logos, los pediatras y los pedagogos anden a porfía en reco­ mendar a las madres que, a no ser en caso de enfermedad, amamanten por sí mismas a sus hijos y los cuiden. Amamantar no es sólo dar alimento; es, además, acoger. Al sentir un día y otro la ternura en las yemas de los dedos de quien lo asea y lo viste, el bebé gana confianza en el entorno -formado por la madre, el padre, los hermanos...- y se prepara para abrirse a las demás personas y tener fe en ellas, condición indispen­ sable para hacer confidencias y crear relaciones de encuen­

47

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

tro. Sin esa confianza básica, el niño tendrá grave riesgo de sufrir disfunciones psíquicas en la juventud: brotes de violen­ cia, fracasos escolares, dificultad para realizar la entrega que exige la fe, tanto la humana como la religiosa...10 Para que el

ámbito de participación

presente la debida solidez, firmeza y

que es el encuentro fecundidad, debemos

cumplir con el mayor cuidado las condiciones de respeto, es­ tima y colaboración que son propias del

nivel

2. Tengamos

muy en cuenta que el encuentro es la forma más noble -y, por tanto, exigente- de experiencia reversible.

Condiciones del encuentro Como todo lo grande debemos adquirirlo a un alto pre­ cio, el encuentro no podemos crearlo con sólo acercarnos fí­ sicamente unos a otros (nivel

1);

hemos de cumplir las exi­

gencias que nos plantean las actividades realizadas en el

nivel

2, nivel en el que se dan las relaciones entre las personas y los ámbitos, modo de realidad en cuya cima se hallan los seres personales. Entre tales exigencias figuran la generosidad, la disponibilidad, la veracidad, la sencillez, la comunicación, la fidelidad, la paciencia, la cordialidad, la participación en ta­ reas relevantes... Son los modos diversos de tratar a un ser personal con respeto, 1. La

estima y espíritu de colaboración.

generosidad

nos lleva a abrirnos a otras personas

con afán, no de dominarlas y ponerlas a nuestro ser­ vicio, sino de enriquecerlas, ofreciéndoles posibilidades 10. Véase la sugestiva obra de Juan Rof Carballo: Violencia y ternura , Prensa Española, Madrid 31977.

48

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

de desarrollarse y recibiendo activamente las que ellas nos otorgan.

Generosidad

procede de

generare,

engen­

drar, generar. Es generoso el que genera vida en otras personas, estableciendo con ellas relaciones de encuen­ tro, que no aumentan nuestras posesiones (nivel

1)

pero

incrementan la calidad de nuestra vida personal (nivel 2). El penetrante filósofo del diálogo, Martín Buber, ins­ pirado en su tradición hebrea, condensó esta idea en

que dice tú a otro -es de­ cir, el que lo trata como una persona- no posee nada, no tiene nada, pero está en relación”n. La generosidad una frase muy expresiva: “El

inspira las demás condiciones del encuentro. 2. La

disponibilidad de espíritu

nos inclina a abrirnos a otra

persona, dejar el ámbito confiado del propio yo y correr el riesgo de entregarse a alguien distinto cuyas reacciones posibles desconocemos en principio. La actitud de dispo­

escuchar las propuestas del prójimo vibrar con ellas. Esa capacidad de vi­ llama simpatía, término derivado del

nibilidad nos lleva a -no sólo a

oírlas-

y

bración personal se

sympatbeia -padecer con-, y hace dadera comunicación entre las personas.

griego

posible la ver­

Tal comunicación simpática funda una auténtica

patia y solidaridad,

la disposición a

sintonizar

em­

con los

demás, acoplarnos en lo posible a sus gustos y su modo de ser, acompasarnos a su ritmo, compartir en alguna medida sus gozos y sus aflicciones. 11 11.

Cf. Ich und Du , en Die Schriften über das dialogische Prinzip , Schneider, Heidelberg 1954, p. 8. Versión española: Yo y tú , Caparros, Madrid 21995, p. 8. (El paréntesis es mío).

49

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

3.

La

veracidad

nos lleva a mostrarnos como somos, sin

deformaciones tácticas. Al revelarnos con franqueza y transparencia,

manifestamos

una

voluntad

sincera

de

unir nuestro ámbito de vida al de los demás. Con ello

confianza y fe en ellos. Al ofrecer­ confiado y, por tanto, fácilmente vulnera­

manifestamos tener nos de modo

ble, hacemos patente que no nos movemos en el plano

-nivel 1- sino en el de la gratuidad desinteresada (nivel 2). Por eso les inspiramos confianza. Al presentarnos como fia­ bles, cobran fe en nosotros, nos hacen confidencias y egoísta de la seguridad, el cálculo y el dominio

creamos una relación de encuentro12. 4.

La

sencillez

inspira un trato de igualdad. Sabemos que

el encuentro supone un entreveramiento de dos ámbi­ tos

o

realidades

mutuamente.

Para

abiertas ello

que no

tienden

hemos

de

a

enriquecerse considerarnos

autosuficientes, sino aceptar las propias limitaciones y la

necesidad

de

complementación.

Tal

aceptación

re­

quiere sencillez. El altanero estima que puede autoabastecerse y no requiere ayuda de ningún género. El senci­ llo está pronto a recibir y a dar, bien seguro de que lo que nos enriquece verdaderamente es la actitud de in­

no amo a los sedentarios de corazón escribe Antoine de Saint-Exupéry-. Los que no inter­ cambian nada no llegan a ser nada. Y la vida no habrá servido para madurarlos ”13. tercambio. “ Yo

12. Nótese que los términos fe confianza , fiabilidad , fiarse, confidencia proceden de una misma raíz latina: fid. 13. Cf. Citadelle, Gallimard, París 1948, p. 38; Ciudadela , Círculo de Lectores, Bar­ celona 1992, p. 38. (La traducción hube de cambiarla, por fidelidad al original).

50

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

5. La

comunicación

mutua, el intercambio de ideas, senti­

mientos, anhelos y proyectos crea intimidad y anima a compartir la vida del otro de forma activa, creadora de vínculos entrañables. Esta forma de comunicación sen­ cilla y sincera es inspirada por el sentimiento de con­ fianza mutua y la voluntad de compartir plenamente la vida. Comunicarse

cordialmente es

darse.

Tal actitud

oblativa inspira el deseo de comprender al otro, po­ nerse

empáticamente

en

su

lugar

para

ver

la

vida

desde su perspectiva y entender su conducta: sus de­ seos, proyectos, gustos, reacciones... Esta tarea la lle­ vamos a cabo de modo plenamente satisfactorio cuan­ do procuramos adivinar en qué estriba la felicidad del otro y le ayudamos a lograrla. Si somos de verdad comprensivos con los demás, te­ nemos facilidad para otorgar perdón a quien, con su conducta, provocó algún tipo de ruptura. significa,

etimológicamente,

dar

algo

Per-donar14

valioso.

Como

sabemos, en latín y en español, el prefijo “per” refuer­ za la acción del verbo. Lo que se da, al perdonar, es la

comenzar de nuevo, considerar un mo­ como un origen, con toda la fuerza crea­

posibilidad de mento dado

tiva que éste implica. Comenzar una y otra vez signi­ fica

insistir,

y ésta es la forma que tenemos los seres

finitos, menesterosos, de conseguir algo difícil. No de­ bemos

desanimarnos

-es

decir,

perder

el

ánimo-

haber de levantarnos una y otra vez y comenzar de 14. Derivado del verbo del latín tardío “per-donare”.

51

por

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

nuevo, porque cada comienzo es una fuente de energía renovada. 6.

La

fidelidad

no se reduce a mero aguante, actitud pro­

pia de muros y columnas (nivel

1).

Implica la disposi­

ción a crear en cada momento de la vida lo que, en un momento, se prometió crear; por ejemplo, un hogar es­ table

(nivel

2). Prometer supone una gran soberanía de

espíritu, ya que exige sobrevolar el presente y el futuro y decidir crear, en cada instante, la propia vida confor­ me al proyecto establecido en el acto de la promesa. La fidelidad, en consecuencia, es una actitud

creativa;

no

se reduce a soportar algo gravoso de forma pasiva. Por ser creativa, la fidelidad implica

píritu,

no

terquedad

ni

rigidez.

flexibilidad de es­

La persona terca man­

tiene rígidamente sus posiciones. La persona flexible es­ tá siempre pronta a modificar sus puntos de vista si descubre razones suficientes para ello. 7.

La

paciencia

tampoco se limita a

aguantar

situaciones

incómodas; significa ajustarse a los ritmos naturales. •

Si te rompes un brazo y el médico te prescribe un mes de reposo, no te pide que te aguantes sino que adaptes tu actividad al ritmo lento de regeneración de tus te­ jidos.



La intimidad corpórea tiene un ritmo acelerable a vo­ luntad; en dos minutos puede uno liberarse de la ropa y sostener una relación de intimidad corpórea con otra persona.

Pero

la

intimidad

personal

sigue

lento de maduración, como todos los procesos de

52

un

ritmo

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

crecimiento.

Si,

para

obtener

una

rápida

gratificación

sensible y psicológica, pongo en juego la intimidad cor­ pórea sin haber logrado todavía una verdadera intimi­ dad personal -que implica la disposición firme a crear una

forma

de

unión

permanente

y

comprometida-,

desajusto los ritmos naturales de mi realidad personal. Soy

impaciente,

timidad

que

se

y no logro armonizar dos formas de in­ pertenecen

mutuamente. Mi corporei­

dad me hará sentir, en forma de inquietud interior, que he abusado de ella; la he reducido a medio para mis fi­ nes, olvidando que está llamada, por naturaleza, a ser expresión fiel de la vida personal. 8.

La

cordialidad

lubrifica

las

relaciones

humanas.

La

hosquedad las entorpece al máximo. Encontrarse signi­ fica entreverar dos ámbitos de vida distintos, dos per­ sonalidades diferentes, y esta forma estrecha de unión debe ser facilitada por la dulzura de trato, la amabili­ dad, la flexibilidad de espíritu, el buen humor, la facili­ dad de comunicación. Estas cualidades no se oponen, de por sí, a la seguridad en sí mismo, la solidez de las convicciones, la cohe­ rencia en las actitudes. Si soy profesor y me veo en la obligación de suspender a un alumno, he de hacerlo con la debida cordialidad, dándole las orientaciones ne­ cesarias para que salga airoso en el próximo examen. El alumno va a casa suspendido, pero hemos creado uni­ dad y hemos convertido la actividad evaluativa en una fuente de formación humana.

53

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

9. Compartir actividades elevadas

crea entre nosotros

modos de

unión

entrañables. Cuando

varias personas

participan

de una realidad valiosa, se unen a ella ínti­

mamente y crean un vínculo fuerte entre sí. Lo adver­ timos al contemplar a un buen coro interpretar una obra de calidad. Los músicos fijan la mirada en el di­ rector, que expresa con sus gestos el sentido de la obra. No se miran entre sí, pero se unen de forma admirable: atemperan el volumen de su voz y ajustan el

tempo

y el

ritmo a los de los demás a fin de lograr una armonía perfecta, que es fuente de la más honda belleza 15.

Cuarto descubrimiento: los valores y las virtudes Estas

exigencias

del

encuentro

-generosidad,

veracidad,

cordialidad, paciencia...- encierran para nosotros un alto

lor

va­

por cuanto nos permiten realizar diversos modos de en­

cuentro y desarrollar, así, nuestra personalidad. Tiene valor para nosotros aquello que nos ayuda a “ser más”, a crecer como personas. Acabamos de descubrir, por dentro o en su génesis, lo que son los

valores.

A partir de ahora tendremos

una idea profunda de ellos porque les hemos visto surgir es­ pontáneamente en el proceso de nuestro desarrollo personal. Cuando asumimos los valores como formas de conducta, los convertimos en

virtudes.

En latín, “virtus” significa fuer­

za, capacidad. Las virtudes son capacidades para encontrar­ 15. El tema del encuentro y sus exigencias lo trato ampliamente en las obras siguientes: El poder del diálogo y del encuentro , BAC, Madrid 21997; Inteli­ gencia creativa , BAC, Madrid 42003, págs. 131-217.

54

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

se. Todavía hoy consideramos como “virtuoso” de un instru­ mento musical a quien muestra una extremada pericia para convertirlo en medio de expresión artística. Todos los seres humanos debemos adoptar una actitud virtuosa que nos ca­ pacite para crear modos elevados de unidad. De esa forma, configuramos virtuosamente nuestro

segunda naturaleza

de

modo de ser,

esa especie

que vamos adquiriendo al realizar de­

terminados actos y adquirir ciertos

hábitos.

Recordemos que

segunda naturaleza se decía en griego “éthos” -con e larga eta-, de donde se deriva la palabra Etica16. Hombre ética­

esa o

mente valioso es el que configura un modo de ser que lo dis­ pone favorablemente para crear relaciones de encuentro 17. En la parte opuesta, se consideran

viciosas

las formas de

conducta que modelan de tal modo nuestra condición que nos resulta difícil o imposible fundar relaciones de encuentro y llevar nuestra personalidad a madurez.

Quinto descubrimiento: el ideal de la vida Al vivir el encuentro plenamente, con la actitud virtuosa requerida,

experimentamos

en

nosotros

mismos

los

esplén­

didos frutos que reporta. Nos acercamos, con ello, al mo­ mento decisivo de nuestro desarrollo personal. 16. En griego antiguo, éthos -con e corta o epsilon- significaba costumbre. En latín, se tradujo con el término mos, del que procede el vocablo español “moral”. 17. El tema de los valores es ampliamente tratado en mis obras: El conocimiento de ios valores , Verbo Divino, Estella (Navarra) 32000; El libro de los valores , Planeta, Barcelona 102003; y en el tercero de los tres cursos on line ofrecidos por la “Escuela de Pensamiento y Creatividad”, bajo el título de “Experto universitario en creatividad y valores ” (www.escueladepensamientoy-

creatividad.org).

55

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

A) Los frutos del encuentro

1.

El encuentro, bien realizado, nos otorga energía es­ piritual, buen ánimo para afrontar la vida diaria, te­ nacidad

para

perseverar

en

el

esfuerzo.

Cuenta

en

sus

Memorias el genial pianista Arturo Rubinstein

que

algunas

tardes,

debido

al

cansancio,

temía

no

poder dar el concierto. Con esfuerzo acudía a la sa­ la, y, no bien introducía los dedos en el teclado del piano, recobraba las fuerzas en tal medida que toca­ ba

durante

dos

horas

vehemencia.

Esta

energía

cuentro

pianista

del

largas

con

con

brotaba el

su

sin

acostumbrada duda

instrumento

y

del

en­

con

las

obras interpretadas.

2.

Nos motiva para ser creativos por encima de los avatares de la existencia. Encontrarse es entrar en juego con una realidad que -por ser abierta, es decir, un

ámbito- nos ofrece posibilidades para dar lugar

a algo nuevo dotado de valor. Justamente, esta capa­ cidad de asumir posibilidades y hacer que surja algo nuevo valioso es la definición de la

creatividad. Yo

puedo mover los dedos y pulsar unas teclas de pia­ no. Esta potencia mía no es creativa si no cuento con las posibilidades de sonar que me ofrece un instru­ mento.

Y

esta

forma

de

creatividad

apenas

tendrá

un contenido valioso si no dispongo de las posibili­ dades de crear formas musicales que me otorga una partitura.

Cuando

estas

posibilidades

se

entretejen

con las que me da el instrumento y las que poseo co­

56

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

mo

pianista,

acontece

un

encuentro,

se

funda

campo de juego común, y en éste surge una nueva, originaria: la obra musical interpretada. 3. Nos llena la vida de luz.

un

realidad

Todo juego -el de la inter­

pretación musical, el del deporte, el del diálogo de­ bidamente

realizado...-

mismo irradia. El

tiene

tempo

y el

lugar

a

la

luz

que

él

ritmo

que hemos de im­

primir a una obra nos lo revela la obra misma en el juego de la interpretación, lo mismo que el sentido o sinsentido de una jugada de ajedrez lo muestran las jugadas que abre y que cierra cada movimiento que se imprime a las piezas. El juego es fuente de luz. Al hacernos entrar en juego y

participar,

el encuentro

ilumina nuestra existencia en cada momento. En los niveles 2, 3 y 4 conocemos una realidad en cuanto participamos en ella, asumiendo activamente las po­ sibilidades de juego creador que nos ofrece18. Recordemos el bello diálogo que sostienen Pablo, el ciego, y su lazarillo, Marianela, en la obra de Benito Pérez Galdós que lleva este nombre:

18.

“Los intelectuales desmontan la cara para explicarla por partes, pero ya no ven la sonrisa. Conocer no es desmontar, ni explicar. Es acceder a la visión. Pero, para ver, hay que comenzar por participar. Es un duro aprendizaje”. “No comprendo sino a aquel con quien me uno”. (Antoine de Saint-Exupéry: Piloto de guerra, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1958, págs. 47, 166; Pilote de guerre y Gallimard, París 1939, págs. 46,174).

57

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

“¿Brilla mucho el sol, Nela? Aunque me digas que sí, no lo entenderé porque no sé lo que es brillar.

-

Brilla mucho, sí, señorito mío. ¿Y a ti qué te impor­ ta esos1 El sol es muy feo. No se le puede mirar a la cara.

-

- (...) Ya veo que estas cosas no se pueden explicar. Antes me formaba yo idea del día y de la noche. ¿Cómo? Verás: era de día cuando hablaba la gente; era de noche cuando la gente callaba y cantaban los gallos. Ahora no hago las mismas comparaciones. Es de día cuando estamos juntos tú y yo; es de noche cuando nos separamos”. ¡Ay, divina Madre de Dios! -exclamó la Nela (...). A mí, que tengo ojos, me parece lo mismo”19.

-

Al principio, el ciego se mueve en el

nivel 1,

y toma la

luz en su aspecto físico. Más adelante, aprende a vivir en el

nivel 2, y

considera la luz como un símbolo del espacio

de alegría y luminosidad que abre el encuentro con un ser querido. 4.

Nos permite crear una unión de intimidad con otras realidades abiertas o ámbitos: valores, obras cultura­ les, juegos, personas, instituciones...

5.

Nos da alegría, gozo, satisfacción interior. Merced a los

cuatro

frutos

anteriores,

el

encuentro

enriquece

nuestra vida personal, nos hace crecer, nos pone en ca­ mino de plenitud. Al cobrar conciencia de que es19. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1984, págs. 69-70.

58

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

bien encaminados y, en consecuencia, nuestra tiene sentido, nos vemos invadidos de gozo, aun­ no necesariamente de goce. El goce afecta sobre a los sentidos; el gozo es cosa del corazón, enten­

tamos vida que todo

dido como la capacidad de vibración de una persona ante

algo

valioso.

Sentimos

gozo

-alegría

profunda-

cuando nos vemos vinculados al bien, la bondad, la justicia y la belleza, porque tal vinculación, lejos de esclavizarnos, nos hace libres para dar a nuestra vida personal todo el alcance a que está llamada. Este tipo

vinculación que libera constituye, luego más ampliamente, el nivel 3.

de

como veremos

Esa expansión gozosa supera por dentro toda incli­ nación al mal humor y la depresión, ese “poder som­ brío que le destruye a uno el alma si lo deja medrar”, como dice un buen conocedor del tema20. La alegría serena y honda que brota del encuentro no puede nadie arrebatárnosla desde fuera. Es fruto de nuestra relación

íntima

y

comprometida

con

cuanto

encierra

valor. No es mera cuestión de temperamento o simple producto

de

circunstancias

externas

favorables; es

el

esponjamiento del ánimo suscitado por el hecho de vi­ vir el acontecimiento del encuentro y alcanzar, así, el máximo desarrollo como personas.

6. Nos llena de entusiasmo. La alegría se hace desbor­ dante cuando nos encontramos con una realidad muy 20. Cf. Romano Guardini: Cartas sobre la formación de sí mismo , Palabra, Ma­ drid 2000, p. 16. Versión original: Briefe über Selbstbildung, M. Grünewald, Maguncia 1930, 111968, p. 10.

59

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

valiosa que nos ofrece grandes posibilidades en uno u otro aspecto, de modo que, al asumirlas activamente, nos elevamos a lo mejor de nosotros mismos. Este ti­ po de elevación a lo perfecto lo denominaron los an­

Lo perfecto

tiguos griegos “éxtasis”.

divino.

era para ellos

lo

“Estar inmerso en lo divino” significaba ha­

llarse sumergido en lo perfecto -en cuanto a bondad, belleza,

justicia...-.

Esa

inmersión

“entusiasmo”

(enthousiasmós).

cuarteto

Mozart,

de

transparencia

y

con

hondura,

es

la

raíz

del

Si me sumerjo en un

su siento

prodigiosa

elegancia,

entusiasmo,

porque

me encuentro con una realidad que supone una cima en mi vida. 7.

Nos inunda de felicidad.

Al sentir entusiasmo, in­

tuimos que estamos bordeando la plenitud como per­ sonas,

porque

vemos

cumplido

nuestro

afán

natural

de unirnos profundamente a lo valioso, lo noble y ele­ vado en distintos aspectos. Esta forma de “satisfac­ ción”, de vernos logrados y “bien hechos” -es decir, “perfectos”- nos colma de felicidad interior, y se tra­ duce en sentimientos de paz, amparo y gozo festivo, es decir, júbilo. El hombre contemporáneo es considerado a menudo como un “ser desamparado e inseguro espiritualmente”21. Ante los 21.

El filósofo alemán Peter Wust estudió profundamente esta condición del hombre actual. Véase Ungewissbeit und Wagnis, Kösel, Munich, 1946. Ver­ sión española: Incertidumbre y riesgo , Rialp, Madrid. Una amplia exposición de su pensamiento puede verse en mi obra: El poder del diálogo y del encuen­ tro, BAC, Madrid 21997, págs. 137-221.

60

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

riesgos de la existencia, busca a menudo amparo en la po­ sesión creciente de bienes y el dominio de personas y grupos. Este afán de dominio y posesión amengua sus posibilidades de encontrarse -ya que el encuentro sólo es posible entre ámbitos, no entre objetos-, y acrecienta su soledad y desva­ limiento. La solución se alumbra al descubrir que, en apa­ rente paradoja, sólo podemos sentirnos de verdad ampara­ dos como personas cuando renunciamos a todo control

vel 1-y

-ni­

asumimos el riesgo de entregarnos confiadamente a

los demás

-nivel 2-,

Si nuestra confianza se ve correspondi­

da y acontece el encuentro, experimentamos la forma singu­ lar de amparo que implica el desarrollo pleno de nuestra per­ sonalidad. Nos sentimos mos situados en nuestra

verdaderamente verdad de seres

personas; nos ve­ finitos, abiertos por

naturaleza al diálogo y la colaboración. Este hallarse a cobijo crea un espacio interior de

paz, desbordante del júbilo propio de festivos. El encuentro tiene, de por sí, un

honda

los acontecimientos carácter festivo, ju­

biloso y luminoso, incluso en situaciones adversas22. En las fiestas se encienden luces para simbolizar la luz interior que ellas mismas irradian. Las fiestas se celebran para mostrar comunitariamente

el

regocijo

que

produce

el

encuentro.

Todas las fiestas -las familiares, las cívicas y las religiosasproceden de diversos tipos de encuentro y se nutren de las fuentes de alegría y júbilo que de ellos manan. 22. Víktor Frankl destaca que en la situación límite del campo de concentración de Auschwitz hubo personas que adoptaron formas de conducta increíble­ mente nobles y elevadas. Cf. El hombre en busca de sentido , Herder, Barcelo­ na 1979, págs. 74-75; Man's search for meaning, Pocket Books, Nueva York, s.f., p.114.

61

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

B) El descubrimiento del ideal de la unidad Al vivir interiormente estos frutos del encuentro y sen­ tirnos realizados, descubrimos de golpe, con la lucidez de las iluminaciones fuertes, que el valor más grande de nues­ tra vida, el supremo, el que nos da las máximas posibilida­ des de realización personal, es el encuentro, o -dicho en ge­ neral- la fundación de los modos más elevados de unidad. Ese valor que los corona y ensambla a todos como una cla­

el ideal de nuestra vida. El ideal no una idea motriz, que impulsa nuestra

ve de bóveda constituye es una mera idea; es

vida y -si es un ideal auténtico- le da pleno sentido. Un ideal falso dinamiza también nuestra existencia, puede darle una fuerza devastadora, pero la vacía de sentido porque la desorienta y desquicia. Del ideal depende todo en nuestra existencia, al modo de una clave musical. Cambias la clave y todas las notas adquie­ ren un sentido distinto. Si descubres el ideal verdadero y te orientas hacia él, experimentas una transfiguración que cam­ bia toda tu vida:



La “libertad de maniobra” se transforma en “libertad creativa”.



La vida anodina se colma de sentido.



La vida pasiva se vuelve creativa.



La vida cerrada se torna relacional.



El lenguaje pasa de ser mero medio de comunicación a vehículo viviente del encuentro.

62

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL



La vida temeraria -entregada al vértigo- se torna pru­ dente -inspirada por el ideal de la unidad-.



La entrega al frenesí de la pasión se trueca en amor personal.

El descubrimiento de estas siete transfiguraciones comple­ ta la experiencia de nuestro desarrollo personal. Vale la pena analizar cada uno de estos descubrimientos porque de ellos pende

nuestra

excelencia

como

personas.

Veamos

de

qué

forma rápida y quintaesenciada nos revelan su más profundo sentido cuando los vemos a la luz del ideal de la unidad.

Sexto descubrimiento: la transformación de la libertad de maniobra en libertad creativa La verdadera libertad no se reduce a la

bra,

libertad de manio­

la capacidad de liberarse de trabas externas y satisfacer,

en cada momento, las propias apetencias. Consiste en distan­ ciarse de las pulsiones instintivas y elegir la actividad que más contribuya a realizar el verdadero ideal de nuestra vida. Esta forma de libertad es tanto más elevada cuanto más lo­ gramos superar el apego a nuestros intereses. En otros lugares23 he expuesto diversas formas de liber­ tad: a) las que se dirigen a liberarse de trabas externas y son

libertad de maniobra, b) las que tienden de trabas internas y a crear los modos más altos Estas formas de libertad creativa las adquirimos

modos diversos de a liberarse de unidad.

cuando acogemos gustosamente el ideal de la unidad e, im­ 23. Cf. El amor humano, Edibesa, Madrid 32004, págs. 107-125 y el curso terce­ ro on line de la “Escuela de Pensamiento y creatividad”, ya citado.

63

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

pulsados por la energía que él nos otorga,

tivamente

respondemos posi­

a la llamada o apelación de los grandes valores

vinculados a él: la bondad, la justicia, la verdad, la belleza. Esa actitud de

responsabilidad

es la adecuada al inmenso

privilegio de ser verdaderamente libres, es decir, capaces de elegir el ideal de la unidad como nuestra meta y orientar to­ da nuestra existencia hacia él con la energía que él irradia.

Séptimo

descubrimiento:

cómo

colmar

de

sentido

incluso

las vidas aparentemente anodinas Nuestra vida está

sentido

bien orientada

y tiene, por tanto,

pleno

cuando la ponemos al servicio del verdadero ideal.

Una vida que corre en pos de un ideal falso puede obtener energía suficiente para lograr éxitos brillantes en el

nivel 1,

el de la posesión y el dominio, pero carece de sentido al no crear relaciones valiosas y hallarse descentrada y vacía. Este

vacío existencial

es causa de múltiples desarreglos psíquicos,

como bien mostró a través de toda su obra el psiquiatra vienés Viktor Frankl.

“Cada tiempo tiene su neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia ”. “Así, nosotros en la actualidad ya no estamos confrontados con una frustración sexual, co­ mo en tiempos de Freud, sino con una frustración existencial Y el paciente típico del momento presente ya no padece tanto complejos de inferioridad, como en tiempo de Adler, cuanto sentimientos abismales de falta de sentido, asociados con una sensación de vacío; razón por la cual hablo de un vacío existencial”24. 24. Cf. Der Mettsch vor der Frage nach dem Sinrt, Pieper, Munich, 71989, p. 141.

64

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

De aquí se infiere que descubrir el verdadero ideal de la vida y optar por él es la meta de la formación humana, ya que nos centra espiritualmente y nos libera de innumerables conflictos interiores. Lo destaca una y otra vez el pedagogo y psicólogo alemán Josef Kentenich:

psicólogo, puedo subrayar en principio que el secreto de la maduración de los jóvenes radica en el desarrollo del ideal personal”. “Las dificultades juve­ niles son superadas en lo esencial cuando los jóvenes encuentran su ideal personal”25. “Como

¿Sabe el lector por qué no se suicidó Beethoven? Lleno de amargura debido a la desgracia de su sordera, el genial com­ positor se retiró a la soledad de Heiligenstadt, aldea cercana a Viena. Allí redactó prematuramente su testamento, ensom­ brecido por oscuros presagios de muerte. En él aconseja a sus hermanos lo siguiente:

“Recomendad a vuestros hijos la virtud; sólo ella pue­ de hacer feliz, no el dinero, yo hablo por experiencia; ella fue la que a mí me levantó de la miseria; a ella, además de a mi arte, tengo que agradecerle no haber acabado con mi vida a través del suicidio”26. Si Beethoven hubiera sido un hombre entregado al vér­ tigo, es decir, al afán de dominar lo que encandila los instintos para ponerlo al propio servicio, no hubiera podido superar, 25. Cf. Ethos und Ideal in der Erziehung, Schonstatt, Vallendar-Schónstatt, 1972, p. 186. 26. Una traducción directa del original alemán de dicho testamento puede verse en mi obra Estética musical El poder formativo de la música , Rivera Edito­ res, Valencia 2005, págs. 295-297.

65

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

a la hora del infortunio total, la tentación del suicidio, por­ que la estación término del proceso de vértigo es la destruc­ ción.

Pero

su

vida

estuvo

consagrada,

afortunadamente, al

cultivo del arte y la virtud, es decir, al ejercicio de los modos más altos de creatividad. Recordemos, como ejemplos des­ tacados, el himno a la solidaridad humana en la

Novena Sin­

fonía y a la fidelidad conyugal en la ópera Fidelio27. Octavo descubrimiento: la capacidad de ser eminentemente creativos, aun no siendo geniales La creatividad no es una capacidad reservada a los genios, como suele pensarse desde el Romanticismo. Ser creativo sig­ nifica asumir activamente las posibilidades que nos ofrece el entorno para dar lugar a algo nuevo dotado de valor. Esa asunción

de

posibilidades

se

da

en

el

encuentro.

Somos

creativos cuando creamos una verdadera relación de encuen­ tro de uno u otro orden. Miguel Ángel fue creativo al plasmar en la Capilla Sixtina del Vaticano el mundo religioso cuyas posibilidades

expresivas

había

asumido.

Una

madre

que

amamanta a su hijo con ternura es creativa en alto grado por tejer con él la “urdimbre afectiva” (J. Rof Carballo) que le permitirá

desarrollarse

plenamente

como

persona.

Colaborar

a fundar modos de encuentro en el hogar, en el puesto de tra­ bajo, en el centro académico... es una actividad rigurosamen­ te creativa, no inferior -aunque menos espectacular- que las llamadas creaciones

artísticas.

27. Una descripción pormenorizada del sentido de la Novena Sinfonía y de va­ rias obras de W. A. Mozart (Don Giovanni, La flauta mágica) y R. Wagner (Tannbäuser) puede verse en mi Estética musical, págs. 288-297, 339-375.

66

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

Al hacerse cargo de esta posibilidad creativa, millones de personas pueden superar graves carencias de autoestima y superar situaciones oprimentes de

tedio,

el temido “tedium vitae” o

aburrimiento e cansancio vital.

incluso de El tedio y

el aburrimiento proceden de la falta de creatividad y del so­ metimiento consiguiente al tiempo marcado por el reloj (ni-

vel 1).

Descubrir la posibilidad de ser creativos en toda cir­

cunstancia

nos

abre

un

horizonte

lización personal y de entusiasmo

insospechado

(nivel

de

rea­

2), que es el antípo­

da y el antídoto del aburrimiento y el tedio.

Noveno descubrimiento: la importancia de las interrelacio­ nes y del pensamiento relacional Como hemos visto, todo ámbito -por ser una realidad abierta- tiende por naturaleza a relacionarse con otros y en­ riquecerse mutuamente. Si nos acostumbramos a ver nuestra propia realidad y las realidades que nos rodean como ámbi­ tos, no sólo como objetos, observaremos que nuestro entorno vital no es un mero conjunto de cosas, sino una trama inmen­ sa de ámbitos que en unos casos se crean, se entretejen e incre­ mentan, y en otros se destruyen. Este descubrimiento amplía de forma insospechada nuestra forma de mirar y contemplar todo lo existente. Dejamos de ver rígidamente la mayoría de las realidades como algo delimitado, cerrado en sí, para verlas flexiblemente como un tejido

de relaciones.

Un trozo de pan parece, a primera vista, un mero objeto, por ser medible, pesable, asible, manejable, situable en un lugar o en otro. Pero, si lo vemos en su génesis, advertimos

67

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

que es elaborado a base de

frutos

de la tierra, por ejemplo

el trigo. Una espiga de trigo no la al

modo

como

un

industrial

produce

produce

un agricultor,

materiales

de

cons­

trucción o artefactos. El agricultor recibe de sus padres unos conocimientos

agrícolas

y

unas

semillas.

Deposita

éstas

en

la madre tierra y espera a que el océano evapore agua, se for­ men nubes, las arrastre el viento, caiga la lluvia, se rieguen los campos y, al fin, el sol dore la mies... Esta múltiple inte­ rrelación de elementos da lugar, un día, a que florezcan las espigas y obtengamos una cosecha de trigo. Esta cosecha es un

don,

no sólo el

producto

de nuestro trabajo. Es el

fruto

de una confluencia múltiple de realidades y acontecimientos. Por eso tiene un alto valor

simbólico:

remite a esa vinculación

y se presta, por ello, a expresar de forma perfecta la unión entre una persona y el amigo que le invita a compartir con él el pan de la amistad. El pensamiento relacional nos lleva, asimismo, a ver una sencilla ermita como un punto de confluencia de todo cuan­ to existe: la

tierra,

que facilitó los materiales de construcción

y la base para edificar; el y la ilumina con su luz;

espacio, que los creyentes,

alberga la edificación que decidieron crear

un punto de encuentro entre ellos y el Dios al que adoran, y

santo Señor de cielos

pusieron sus capacidades al servicio de tal empresa; el al que se dedica la ermita y, en definitiva, el

y tierra.

Al terminar las obras, estamos ante un “edificio”,

no ante una “ermita”. El edificio adquiere carácter de

plo

tem­

cuando la comunidad de fieles se reúne en él, bajo la di­

rección de su cabeza visible, y entra en relación orante con Dios. Por humilde que sea, la ermita es un lugar en que se

68

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

entrelazan activamente todas las realidades existentes y ad­ quiere, así, una dimensión infinita28.

Décimo descubrimiento: El lenguaje y el silencio, vehículos del encuentro

Lenguaje auténtico para comunicarnos sino

es aquel que no sólo sirve de de

medio en el cual

medio

establecemos

formas de encuentro. El hecho de que los seres humanos sea­ mos “locuentes” significa que venimos del encuentro amo­

llamaron

roso de nuestros padres, que nos estamos

invitados

a la existencia, y

a crear nuevas formas de encuentro. El he­

cho de poder ser apelados y responder nos insta desde la pri­ mera infancia a movernos en el

nivel

2, el de las relaciones

personales, inspiradas en una actitud de respeto, estima y co­ laboración generosa.

poder hablar;

Ser locuentes

significa mucho más que

indica que desde antes de nacer estamos inmer­

sos en una trama de ámbitos interrelacionados, en la que debemos

configurar

nuestra

vida

de

modo

activo,

creando

relaciones y dando lugar a nuevos ámbitos. Las palabras auténticas dan concreción y densidad a los ámbitos. Notas que entre tú y otra persona se está creando un ámbito de malquerencia. Éste es algo difuso, y la vida sigue su curso normal. Mas un día aciago surge la temida confesión: “¡Te odio. No quiero verte!”. Estas breves pala­ 28.

La importancia del pensamiento relacional es destacada en mis obras Cinco grandes tareas de la filosofía actual, Gredos, Madrid 1977; Inteligencia creativa, págs. 289-299. Un análisis de la descripción relacional que lleva a cabo Martín Heidegger de un templo griego y del cuadro de Van Gogh “Las botas de campesina” puede verse en mi obra La experiencia estética y su poder formativo , Universidad de Deusto, Bilbao 22004, págs. 91-125.

69

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

bras se desvanecen rápidamente, pero ponen ante tus ojos con tal fuerza el ámbito de aversión que se ha ido formando que la vida en común se torna inviable. Con razón, en ciertas obras literarias se exclama a menudo: “¡No me lo digas: que lo que hace daño es el lenguaje!” 29. También sucede a la inversa. Se va creando entre tú y otra persona un ámbito de afecto y no sabes con precisión si se trata de mera camaradería o de amistad o incluso de amor. Un buen día, uno de los dos pronuncia la frase adorada: “¡Te quiero!” Esa corriente de afecto un tanto desdibujada se adensa, cobra relieve e intensidad, de tal modo que parece haberse dado un incremento súbito del afecto mutuo. Pero la única novedad fue una expresión huidiza, que tiene el poder de delimitar un ámbito de atracción y darle perfiles definidos. Una vez descubierto este poder del lenguaje, resulta com­ prensible que una palabra dicha con ánimo creativo pueda construir toda una vida, y una palabra dicha con intención negativa sea capaz de destruir una existencia entera.

El

silencio auténtico

no se reduce a falta de sonidos; impli­

ca una actitud de atención a las realidades complejas, que son

tramas de relaciones.

Las muchas palabras pueden distraer

29. Teresa, la protagonista de La salvaje, de Jean Anouilh, está a punto de aban­ donar a su novio. Ante la resistencia de éste a dejarla marchar, ella le dice: “Sí, Florent, no habrá más remedio ... Deberías dejarme subir a mi cuarto sin decirme nada. Irás a trabajar como de costumbre, y esta noche te darás cuen­ ta de que ya no estoy, sin saber en qué momento me fui para que no podamos hablarnos todavía otra vez. Esto es lo que hace más daño: hablar ”. (Cf. O. cit., en Teatro. Piezas negras, Losada, Buenos Aires,

41968,

Versión original: La sauvage, La Table Ronde, París 1958, p. 111).

70

págs. 123- 124.

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

nuestra atención. La actitud de silencio nos permite atender, a la vez, a diversos aspectos de la realidad y captar, así, la rique­ za de las realidades y los acontecimientos que no están delimi­ tados como los objetos sino que abarcan mucho campo por estar abiertos a otros acontecimientos y realidades. Cuando una palabra es pronunciada desde el silencio, ex­ presa mucho más de lo que dice; sugiere todas las relacio­ nes que implica la realidad aludida. Pronuncio las palabras “pan”,

“vino”,

“ermita”...

con

recogimiento

interior,

y

no

aludo a meros objetos sino a realidades que son fruto de una serie de interrelaciones. El silencio permite dar a las palabras todo su relieve. Por esta profunda razón, las “palabras silen­ ciosas”

-palabras

inspiradas

en

el

recogimiento-

forman

la

base de la comunicación humana auténtica. Al hablar así, unidos a la trama de ámbitos que forma nuestro verdadero entorno personal, creamos un

espacio de enriquecimiento

para nosotros y para quien nos oye. Pues, en ese caso, con­ versar no es sólo intercambiar palabras; es participar de una trama de ámbitos desbordante de posibilidades. Frente a este modo de silencio constructivo se halla el

lencio de mudez,

si­

propio de quien se calla porque rehuye crear

relaciones personales. Recordemos que -en la película de Ingmar Bergman

El silencio-

una joven se muestra satisfecha

por no poder hablar con su amante al ignorar su lengua. ¿Lo hubiera celebrado si tuviera una idea clara de la actitud que implica ese tipo de silencio y de los daños que puede acarrear­ le? Pensar que su reacción responde sólo a una excentricidad inocua supone una ceguera espiritual harto peligrosa.

71

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Undécimo descubrimiento: fecundidad del proceso de “éx­ tasis” y carácter destructor del proceso de “vértigo” El proceso de desarrollo personal realizado a través de los diez descubrimientos anteriores hubiera sido imposible si, al descubrir al principio la existencia de los ámbitos y la nece­ sidad de tratarlos de modo respetuoso y colaborador (nivel 2), hubiéramos adoptado frente a ellos, por egoísmo, una ac­ titud dominadora, posesiva y manipuladora (nivel 1).

El proceso de vértigo -o fascinación-. Supongamos que me hallo ante una persona que me resulta atractiva debido a las dotes que ostenta. Si soy egoísta y me muevo sólo en el

nivel

1, tiendo a tomarla como un medio para mis fines; no la con­ sidero como un ser dotado de personalidad propia, deseosa de realizar sus proyectos de vida, crecer en madurez, estable­ cer relaciones enriquecedoras para todos en condiciones de igualdad. La rebajo a condición de mera

fuente de sensacio­

nes placenteras y procuro dominarla para ponerla a mi ser­ vicio. En el nivel ético, el dominio se logra a través de la

se­

ducción y la fascinación. Fascinar y seducir a una persona equivale a arrastrarla, a doblegar su libertad interior y reba­ jarla al nivel 1. Cuando logro ese dominio, siento terior.

(Notémoslo

bien:

No

digo

euforia, exaltación in­ exultación,

gozo, sino

exaltación, euforia. Es decisivo matizar bien el lenguaje si queremos evitar la corrupción de la mente y, con ella, la de la vida personal y comunitaria). Esa forma de exaltación es tan

llamativa

como

efímera, porque

72

se trueca

rápidamente

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

en

decepción

al advertir que no puedo encontrarme con la

realidad apetecida por haberla reducido a mero

complacencia. encontrarnos

objeto de

(Recordemos que con los objetos no podemos

porque

son

realidades

cerradas).

Al

no

en­

contrarme con ella, no desarrollo mi personalidad, pues soy un “ser de encuentro”. Ese bloqueo de mi crecimiento se traduce en

tristeza,

que es un

sentimiento de vacío,

de ale­

jamiento de la plenitud personal a la que tiendo por natu­ raleza. Si no cambio mi actitud básica de egoísmo, ese vacío cre­ ce de día en día hasta hacerse muy profundo. Al asomarme a él, siento esa forma de

gustia.

vértigo espiritual

que llamamos

an­

Tengo la sensación de que no hago pie, que me falla

el fundamento de mi vida -que es el encuentro- y estoy a punto de destruirme como persona, pero no puedo volver atrás. Es el sentimiento de

desesperación,

la conciencia amar­

ga de haber cerrado todas las puertas hacia mi realización personal. El presentimiento angustioso de estar bordeando el abismo

desemboca, finalmente, en

una

soledad asfixiante,

frontalmente opuesta a la vida de comunidad que me veía llamado a fundar por mi condición de persona. El proceso de vértigo es falaz y traidor: nos promete, al principio, una vida intensa y cumplida, y nos lanza súbitamen­ te por una pendiente de excitaciones crecientes, que no hacen sino apegarnos al mundo fascinante de las sensaciones

1)

[nivel

y alejarnos irremediablemente de la vida creativa y del

ideal de la unidad (niveles 2 y 3). Al hacernos cargo de esta condición siniestra del vértigo, comprendemos por dentro el desvalimiento que sentía el joven ludópata de la entrevista

73

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

televisiva (cf. págs. 29-30). El vértigo nos aleja del encuentro y, en consecuencia, amengua al máximo nuestra capacidad de unirnos a las realidades del entorno y nos enceguece para los

grandes

valores.

Nos

entrega,

tipo de riesgos por ser radicalmente

temerariamente,

imprudente,

a

todo

es decir, por

rehuir la inspiración del ideal de la unidad.

El proceso de creatividad -o éxtasis-.

Si soy generoso y des­

interesado y oriento mi vida al ideal de la unidad, al ver una realidad atractiva -por ejemplo, una persona- no tomo esa atracción como un motivo para querer dominarla, es decir,

seducirla o fascinarla (nivel 1), sino como una invitación a respetarla, estimarla y colaborar con ella, intercambiando posibilidades de todo orden. Ese intercambio da lugar a una relación personal de encuentro (nivel Al encontrarme, siento

2).

exultación y alegría

por partida

doble, pues con ello perfecciono mi persona y colaboro a enriquecer a quien se encuentra conmigo. Si me encuentro con una realidad muy valiosa, porque me facilita grandes po­ sibilidades de desarrollo y me eleva a un nivel de excelencia personal, siento

entusiasmo,

un

gozo desbordante

que su­

pone la medida colmada de la alegría, es decir, de la concien­ cia feliz de estar desarrollando plenamente mi personalidad. Al adentrarme en un estado de plenitud personal, siento

felicidad,

veo que he llegado a una cumbre. Al contemplar

El Moisés de Miguel Ángel u según San Mateo de Bach, pensamos que ha por primera vez

oír

La Pasión

valido la pena

vivir hasta ese momento para poder realizar esa experiencia. Ciertamente, la felicidad se da en lo alto, en el

74

nivel 2,

no en

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

el

nivel 1.

Ese ascenso hacia lo elevado, lo “per-fecto”, lo

bien logrado, fue denominado por los griegos “éxtasis”. Lo bien logrado en cuanto al desarrollo personal viene dado por la vida auténtica de comunidad, que se configura mediante una trama de relaciones de encuentro. Al vivir en estado de encuentro, sentimos que hemos rea­

vocación y nuestra misión como personas, y ello nos procura paz interior, amparo, gozo fes­ tivo, es decir júbilo. La fiesta es la corona luminosa y jubilo­ lizado plenamente nuestra

sa del encuentro. Por eso rebosa simbolismo y marca el mo­ mento culminante de la vida de todos los pueblos. En síntesis, el éxtasis es un proceso de auténtico y ver­ dadero desarrollo personal. Por ser creativo, es exigente: pi­ de

generosidad,

ticipación

en

apertura

tareas

veraz,

relevantes...

fidelidad, Si

cordialidad,

cumplimos

estas

par­ exi­

gencias, nos lo da todo porque nos facilita el encuentro, que es

un espacio de realización personal festiva,

en el cual re­

cibimos luz para ahondar en los valores, energía para incre­ mentar nuestra

capacidad

creativa, poder de

discernimiento

para elegir en cada instante lo que da sentido a nuestra exis­ tencia. Vértigo y éxtasis son procesos opuestos por su origen, su desarrollo y sus consecuencias. Pero, hoy día, se tiende a con­ fundirlos para rodear el vértigo del aura de prestigio que or­ la de antiguo al éxtasis. Esta confusión nos impide discernir qué conductas edifican nuestra personalidad y qué otras la disuelven. Al entregarnos a la fascinación del vértigo, po­ demos pensar ilusamente que nos elevamos a lo mejor de

75

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

exaltación eufórica del con la exultación jubilosa

nosotros mismos. Al vivir la

vértigo,

la confundimos fácilmente

del éx­

tasis. Sentimos en nuestro interior una especie de campo gravitatorio que nos arrastra con la fuerza de lo instintivo, y creemos

estar

logrando

una

personalidad desbordante de

energía creadora. Cuando nos demos cuenta de que somos unos ilusos, tal vez sea demasiado tarde porque habremos caído por el tobogán del vértigo y apenas podremos, de he­ cho, cambiar la experiencia básica del egoísmo por una de generosidad y renunciar al uso indiscriminado de la

de maniobra para libertad creativa.

adquirir

esforzadamente

una

libertad

verdadera

Inspirado en una penosa experiencia personal, el gran es­ critor Fedor Dostoyevski dejó al descubierto el temible poder de arrastre que poseen todas las formas de vértigo. Indica que una anciana rusa perdió a la ruleta todos sus ahorros y comenta:

podía ser de otro modo. Cuando una persona así se aventura una vez por ese camino, es igual que si se deslizara en trineo desde lo alto de una montaña cu­ bierta de nieve: va cada vez más de prisa ”30. “No

El vértigo nos seduce y arrastra; el éxtasis nos orienta y libera. El vértigo nos desorienta porque no se deja inspirar por el ideal de la unidad; el éxtasis nos centra porque se mue­ ve, agradecido, a la luz del ideal del encuentro. 30. El jugador, Alianza Editorial, Madrid 1980, págs. 126-127.

76

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

Duodécimo descubrimiento: la función decisiva de la afec­ tividad en nuestra vida personal Si descubrimos

a

nuestro

alrededor

diversos

ámbitos

y

comprobamos que ellos son quienes nos permiten vivir dife­ rentes modos de encuentro, vibramos con el valor que encierran para nosotros. Esa vibración

con lo valioso es el sentimiento.

Hay sentimientos de diverso orden. Los sentimientos su­ periores no se reducen a meras sensaciones, reacciones espon­ táneas de nuestra sensibilidad ante ciertos estímulos. Son los modos como nuestra persona entera vibra y se conmueve al percibir un valor. Los sonidos del

Concierto para Clarinete

de

Mozart pueden “gustarme”, ser agradables a mi sensibilidad. La obra, vista en conjunto -con los siete modos de realidad que implica31-, hace vibrar toda mi persona, con su capaci­ dad de captar su belleza, su expresividad, su ternura, el hori­ zonte de vida en plenitud que me abre. Esa vibración no se queda en sí misma, como sucede con las meras sensaciones, por intensas que sean; remite

a la realidad que la suscita.

Veo, en la catedral de Toledo, la obra de El Greco

expolio

El

y siento admiración e incluso sobrecogimiento. Me

emociona ver la figura de Cristo que, con su rojo escarlata, parece desprenderse del cuadro, para expresar su indepen­ dencia interior frente al torbellino de odio que provocan los rostros arremolinados en torno a su cabeza. Ese sentimiento de admiración sobrecogida me revela el alto valor que supone sentirse libre interiormente en una circunstancia extremada­ 31. Estos modos o niveles de realidad son expuestos ampliamente en mi obra La experiencia estética y su poder formativo , págs. 236-265.

77

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

mente hostil. No se trata de una sensación conmovedora pero fugitiva. Es una vibración profunda, que eleva todo mi ser ha­ cia planos de vida superiores. De ahí la conveniencia de cultivar los sentimientos y pro­ mover

una

auténtica

“cultura

del

corazón”,

que

afine

al

máximo nuestra sensibilidad para los grandes valores, incre­ mente nuestra capacidad de admirar su grandeza y compro­ meternos seriamente en la realización de los mismos. Esta

concepción

profunda

del

sentimiento

nos

permite

orientar de modo sugestivo y fecundo la formación para el amor conyugal, tema de gran aliento que nos ocupará en el tercer capítulo32. Hoy sabemos que todo el universo -desde ios elementos invisibles del átomo hasta las inmensas ga­ laxias- se asienta en relaciones. Vivir en relación es una ley universal. Asumir las tramas de relaciones en las que nos ha­ llamos al nacer y crear formas valiosas de unidad es la gran tarea -privilegiada y arriesgada, a la par- de nuestra vida per­ sonal. Si tendemos a crear formas diversas de unidad, es por­ que sentimos esa forma enigmática de atracción que llama­ mos “amor”. Pero ¿qué se entiende exactamente por amor? Podemos unirnos a las realidades del entorno de formas diversas. La unión que puedo tener con el mueble de un pia­ no es superficial. Más honda es la unidad que establezco con el piano cuando interpreto en él una obra musical. Toda­ vía es más entrañable el vínculo que creo con la obra misma 32. Este tema es analizado, con el método esbozado en estas páginas, en mis obras: El amor humano. Su sentido y su alcance, Edibesa, Madrid 31994; La formación para el amor. Tres diálogos entre jóvenes , San Pablo, Madrid 1995; El secreto de una vida lograda , Palabra, Madrid 22004.

78

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

y con su autor y su estilo. ¿Qué tipo de unidad supone el amor auténtico? La unidad que ganamos con cuanto suscita algún tipo de

goce

puede parecemos muy profunda porque resulta conmo­

vedora. Pero, si se reduce a una mera sensación, por intensa que sea, es efímera, se desvanece al instante y sólo deja un recuerdo más o menos perecedero. La conmoción que nos produce satisfacer una pulsión instintiva puede significar una sacudida psicológica, pero no crea una relación valiosa y es­ table. Con frecuencia, incrementa la actitud egoísta de quien la experimenta, porque los goces son de por sí individualis­ tas, como todos los fenómenos biológicos. La sensación go­ zosa que te proporciona tomar un dulce apetitoso no la pue­ do compartir, aunque me sienta muy unido a ti. Se da dentro de los límites de tu organismo. En cambio, el amor verdadero surge siempre en una inter­ relación personal. Es, por naturaleza, dialógico. Procede de una actitud de generosidad y fomenta el espíritu de generosi­ dad. Pero la actitud de generosidad es muy exigente. Podría­ mos decir que amar de verdad, generosamente, es un arte que debemos aprender. Necesitamos formarnos

para el amor.

Es éste un tema de gran alcance que abordaremos tras describir los ocho niveles de realidad y de conducta. Los análisis realizados al hilo de los doce descubrimientos nos han dispuesto para llevar a cabo este estudio con toda pre­ cisión. El que haya hecho el recorrido anterior no tendrá peligro de confundir la

pasión

y el

amor conyugal.

Sabrá

bien que pertenecen a niveles distintos y suscitan sentimien­ tos de rango diferente.

79

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Síntesis: Doce descubrimientos, doce transfiguraciones Al vivir estos doce descubrimientos, nos asombra la gran­ deza que puede adquirir nuestra vida si la vivimos con auten­ ticidad, movidos por el ideal de la unidad o del encuentro. Ca­ da uno de esos descubrimientos implica una

transfiguración'.

los objetos se convierten en ámbitos; las experiencias lineales, en experiencias reversibles; la mera cercanía, en relación de encuentro; las exigencias del encuentro, en valores y virtudes; la creación de unidad, en el ideal de la vida; la libertad de ma­ niobra, en libertad creativa; los meros hechos, en aconteci­ mientos creativos; el pensamiento relativista, en pensamiento relacional; el lenguaje visto como pura comunicación, en acti­ vidad creadora de vínculos; la atracción pasional o erótica, en amor personal... Una

vez

experimentada

esta

múltiple

transfiguración,

sentimos desazón al tropezar con alguien que intente de al­ guna forma -expresa o artera- bajarnos de los niveles 2 y 3 y re-bajarnos, envilecernos. Esa siniestra actividad reductora se denomina “manipulación”. Para descubrir la gravedad de la manipulación en nuestra sociedad y la forma óptima de conservar frente a ella nuestra libertad interior y nuestra dig­ nidad (tema del capítulo último) debemos saber por expe­ riencia lo que significa desarrollarnos como personas y vivir una vida personal auténtica. A ello contribuye el análisis de los ocho niveles de realidad y de conducta que realizamos en el capítulo siguiente.

80

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

Temas para la reflexión 1°) Los niveles de realidad En la obra de Tirso de Molina

convidado de piedra,

El burlador de Sevilla y

Don Gonzalo -representante de la vida

ética y la religiosa- conversa de noche con Don Juan, hom­ bre entregado a las ganancias inmediatas. Al final de la con­ versación, Don Juan le dice:

“Aguarda, iréte alumbrando”, y

Don Gonzalo replica: “No

alumbres, que en gracia estoy”

(vs. 2456-2458). Al expresarse así, ¿en qué nivel de realidad y de conducta se movieron ambos personajes?

2o) La generosidad, el encuentro y el ideal de la unidad Para

descubrir

las

posibilidades

humanas

de

crecimien­

to personal, es decisivo captar el poder que tiene la ge­ nerosidad

de

romper

barreras

y

crear

relación. Destaquemos este poder de bello

texto

de

Antoine

de

modos

valiosos

transfiguración

Saint-Exupéry.

Dos

de

en

un

pilotos

se

alejan de su hogar y su ciudad, sufren un accidente y están a punto de morir exhaustos en el desierto. Un sencillo be­ duino les ofrece lo que tiene de más preciado: su reserva de agua. La emoción de los jóvenes al verse salvados y el himno que entonan a la fraternidad universal son expresados por Saint-Exupéry en un texto antológico, que vale la pena leer entero y analizarlo cuidadosamente:

81

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

“¡Ah! Nosotros habíamos perdido la pista de la especie humana, estábamos separados de la tribu, nos había­ mos encontrado solos en el mundo, olvidados por una migración universal, y he aquí que descubrimos impre­ sos en la arena los pies milagrosos del hombre”. “Otro árabe aparece de perfil sobre la duna. Nosotros gritamos, pero flojo. Además, agitamos los brazos y tenemos la impresión de llenar el cielo con señales in­ mensas. Pero este Beduino mira siempre hacia la de­ recha...”. “Y he aquí que, sin prisa, ha comenzado a girar un poco. En el momento mismo en que se pre­ sente de frente, todo estará cumplido. En el momento mismo en que mire hacia nosotros, habrá extinguido en nosotros la sed, la muerte y los espejismos. Ha ini­ ciado un pequeño giro que cambia ya el mundo. Por un movimiento de un solo busto, por el paseo de su sola mirada, crea la vida y me parece semejante a un dios ”. “Es un milagro... Él avanza hacia nosotros sobre la arena, como un dios sobre el mar... ”. ”El árabe nos mi­ ró simplemente. Hizo una ligera presión, con sus ma­ nos, sobre nuestras espaldas, y nosotros le obedeci­ mos. Nos echamos al suelo. Aquí ya no hay razas ni lenguajes ni divisiones: Hay ese nómada pobre que ha puesto sobre nuestras espaldas sus manos de arcán­ gel”. “Nos quedamos a la espera, con la frente sobre la arena. Y ahora bebemos, totalmente echados, con la cabeza en el barreño como los bueyes. El beduino

82

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

se asusta al vernos y nos obliga constantemente a ha­ cer una pausa. Pero en cuanto nos deja, volvemos a hundir nuestro rostro en el agua ”. “¡El agua! Agua, tú no tienes gusto, ni color, ni aroma, no se te puede de­ finir, se te gusta sin conocerte. Tú no eres necesaria para la vida: eres la vida. Tú nos penetras con un pla­ cer que no se explica por los sentidos. Contigo entran en nosotros todos los poderes a los que habíamos re­ nunciado. Por tu gracia, se abren en nosotros todas las fuentes cegadas de nuestro corazón”. “...Tú expandes en nosotros una felicidad infinitamente simple”. “En cuanto a ti que nos salvas, Beduino de Libia, te borrarás sin embargo para siempre de mi memoria. No volveré a acordarme de tu rostro. Tú eres el Hombre y te me apareces con el rostro de todos los hombres a la vez. No nos habías mirado nunca a la cara y ya nos has reconocido. Tú eres el hermano bienamado. Y, a mi vez, yo te reconoceré en todos los hombres”. “Te me apareces bañado de nobleza y benevolencia, gran Señor que tienes el poder de dar de beber. Todos mis amigos, todos mis enemigos marchan en ti hacia mí, y ya no tengo un solo enemigo en el mundo”33. Comente estos textos y responda a estas dos preguntas: 1) ¿Por qué razón se reconcilian los dos pilotos con la humani­ dad? 2) ¿A qué responde que vean la presencia de un hombre como “un milagro”? 33. Cf. Terre des hommes, Gallimard, París 1939, págs. 212, 214-217. Tierra de los hombres , Círculo de Lectores, Barcelona 2000, págs. 164-166.

83

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

3°) El sentimiento de alegría, fruto del encuentro Con palabras inspiradas, el filósofo francés Henri Bergson amplía el concepto de creatividad y lo vincula con el senti­ miento de una profunda alegría.

“Los filósofos que han especulado sobre la significa­ ción de la vida y sobre el destino del hombre no han notado lo suficiente que la naturaleza se ha tomado el cuidado de instruirnos ella misma sobre ello. Con un signo preciso nos advierte que nuestra meta ha sido lograda. Este signo es la alegría. Digo la alegría y no el placer. El placer no es más que un artificio imagina­ do por la naturaleza para obtener del ser viviente la conservación de la vida; no indica la dirección en la que la vida está lanzada. Pero la alegría anuncia siem­ pre que la vida ha triunfado, que ha ganado terreno, que ha reportado una victoria: toda gran alegría tiene un acento triunfal. Ahora bien, si tenemos en cuenta esto y seguimos esta línea investigadora, encontramos que siempre que hay alegría hay creación: cuanto más rica es la creación, más profunda es la alegría. La madre que mira a su hi­ jo está gozosa porque tiene conciencia de haberlo crea­ do, física y moralmente. El comerciante que acrecienta sus negocios, el empresario que ve prosperar su indus­ tria ¿está alegre en función del dinero que gana y de la notoriedad que adquiere? Riqueza y consideración en­ tran evidentemente de lleno en la satisfacción que sien­ te, pero le aportan goces más que gozo, y lo que expe-

84

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

rimenta de gozo verdadero es el sentimiento de haber montado una empresa que marcha, de haber llamado algo a la existencia. Tomad alegrías excepcionales, la del artista que ha dado cuerpo a su pensamiento, la del sabio que ha descubierto o inventado. Oiréis decir que estos hombres trabajan por la gloria y que extraen sus alegrías más vivas de la admiración que inspiran. ¡Error profundo! Se atiene uno al elogio y a los hono­ res en medida correlativa a la falta de seguridad de ha­ ber triunfado. Hay modestia en medio de la vanidad. Se busca la aprobación para tranquilizarse, y para sos­ tener la vitalidad tal vez insuficiente de la obra propia se quisiera rodearla de la cálida admiración de los hombres, como se pone entre algodones al niño nacido prematuramente. Pero el que está seguro, absoluta­ mente seguro, de haber producido una obra viable y duradera, ése no tiene nada que hacer con el elogio y se siente por encima de la gloria porque es creador, porque lo sabe, y porque la alegría que experimenta con ello es una alegría divina. Si, pues, en todos los campos el triunfo de la vida es la creación, ¿no debe­ mos suponer que la vida humana tiene su razón de ser en una creación que puede, a diferencia de la del artis­ ta y el sabio, proseguirse en todo momento en todos los hombres: la creación de sí por sí mismo, el acrecen­ tamiento de la personalidad por un esfuerzo que saca mucho de poco, algo de nada, y añade siempre algo a lo que había de riqueza en el mundo?”34. 34. Cf. L'énergie spirituelle, PUF, París 321944, págs. 23-25.

85

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

M. ¡Me

asustas!

H. ¡Nada! Tú y yo nos encontraremos aquí, sin saber na­ da de lo que nos ocurra fuera. ¿De acuerdo? M. Pero, ¿por qué? H. Pues porque aquí no hace falta saber nombres. No es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar. A olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvida­ remos a las personas, lo que sabemos, todo lo que he­ mos hecho. Vamos a olvidar dónde vivimos, a olvidarlo todo. M. Yo

no podré. ¿Tú sí?

H. No lo sé. ¿Tienes miedo? M. No. Si quiere el lector descubrir el poder formativo de este amargo diálogo, intente captar los niveles de realidad y de conducta en que se mueven los dos protagonistas. Ello le per­ mitirá dar cumplida respuesta a las siguientes preguntas: I.

¿Qué significa la afirmación, por parte de una perso­ na, de que no

2.

tiene nombre?

¿Por qué le parece a María que su compañero

está lo­

co? 3.

No querer saber nada de la persona cuya intimidad corpórea se comparte ¿en qué nivel de realidad y de conducta se da?

4. 5.

¿Por qué se asusta María? ¿De qué tipo de olvido se trata? ¿Es una actividad creativa? ¿En qué nivel acontece?

88

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

7°) El respeto a la persona se expresa en el uso del lenguaje Uno de los momentos más emotivos de esa joya cine­ matográfica que es

Ben-Hur

se produce cuando el implaca­

ble cónsul romano advierte que el galeote Judá Ben Hur -a quien había tenido atado al remo n° 41- le acaba de salvar la vida, y le dice:

“¿Cuál es tu nombre, 41?”.

No llamar a

una persona por su nombre propio sino por el número del remo

que

debe

mover

mecánicamente

supone

una

reduc­

ción violenta de su rango como ser humano. Al advertir que ese hombre vejado no actuó con despecho antes le de­ volvió bien por mal, el altivo jefe da el salto de los niveles

de la creatividad y el respeto

(niveles 1, -1, -2) al nivel -nivel 2-. Si desea crear con

Judá

personal

de la prepotencia y el dominio

Ben

Hur

una

relación

de

agradecimiento

y

amistad, el cónsul debe tomar en consideración cuanto im­ plica aquél como ser humano, y esa totalidad -o

realidad-

campo de

viene expresada por su nombre propio. El lugar

que ocupaba el infortunado joven en la bodega de la galera servía para caracterizarlo de algún modo a efectos de con­ trol,

pero

era

del

todo

insuficiente

para

designarlo

como

persona. El cuidado en distinguir los diversos modos de realidad que existen y las diferentes actitudes que debemos adoptar respecto a ellos está empezando a darnos luz para comprender acontecimientos muy significativos de nuestra vida. Las ex­ periencias

reversibles

-de doble dirección- sólo se dan entre

seres que tienen cierto poder de iniciativa. Por eso, si que­ remos vivir tales experiencias y beneficiarnos de su inmensa

89

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

riqueza, debemos respetar las realidades circundantes en lo que son y en lo que están llamadas a ser. El que no respeta una realidad podrá tal vez dominarla, pero se condena a no poder fundar con ella una relación creativa. Es persona cuando

recibe activamente

creativa

una

posibilidades que le per­

miten dar origen a algo nuevo, dotado de gran significación para su vida.

8º) Las causas y las consecuencias del vértigo. a)

Las causas.

¿Tiene sentido que una persona influyente

-por ej., un director de radio, televisión o diario- afirme que es contrario a la drogadicción y, al mismo tiempo, fomente un clima de hedonismo entre la gente? Adviértase la relación que media entre el

hedonismo

-la tendencia a considerar

como una meta el acumular sensaciones gratificantes- y el

egoísmo; y entre el egoísmo y la entrega al vértigo. b) Las consecuencias. El gran escritor ruso Fedor Dostoyevski tuvo experiencia personal de la fuerza de arrastre que posee el juego de azar. La describió con singular energía en su novela

El jugador.

Es aleccionador descubrir las distintas

fases del proceso de vértigo en las siguientes manifestaciones de uno de los protagonistas:

diré que yo me sintiese alegre... No, recuerdo que entonces me sentía terriblemente triste, aunque riese a carcajadas con aquella estúpida de Blanche”. “Al champaña empecé a recurrir con demasiada frecuencia, porque me sentía muy triste y aburrido“Yo mismo “No

90

EXPERIENCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL

he sido la causa de mi perdición”. “Si supieran hasta qué grado comprendo yo mismo la abyección en que he caído...”36.

36. Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1980, págs. 164, 168, 179.

91

2 Los niveles de realidad y de conducta

Al recorrer las doce fases de nuestro crecimiento per­ sonal, descubrimos sucesivamente los niveles 1, 2 y 3. Ahora

debemos

contemplarlos

en

conjunto,

descubrir

su nexo con el nivel 4 y confrontarlos con los cuatro niveles negativos, a fin de lograr una especie de

de la vida personal la

situación

en

que

mapa

que nos permita fijar rápidamente nos

hallamos.

Esta

clarificación

nos dará una gran luz para ver por dentro la génesis de multitud de fenómenos de la vida diaria -construc­ tivos y destructivos-, que la Psicología y Psiquiatría, por una parte, y la literatura y el cine, por otra, se cui­ dan de reseñar.

En plena Edad Media, alguien se acercó a los canteros que trabajaban afanosamente en las obras de una catedral y les preguntó qué hacían:

93

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA



“Estoy desollándome las manos con este pico para po­ der subsistir”, contestó uno rápidamente.



Un compañero agregó: “Ejercito

mi profesión y gano un salario para sostener la familia”.



Tras pensarlo un instante, un tercero manifestó lo si­

“Construyo una bella catedral para gloria de Dios y bien de la humanidad”.

guiente:

Los tres artesanos realizaban el mismo trabajo, pero, al hacerlo, se movían en niveles de realidad y de conducta dis­

nivel 1. El segundo, en los niveles 1, 2, 3 y 4. Los tres

tintos. El primero se movía en el

niveles 1

y 2. El tercero, en los

tenían razón en lo que afirmaban, pero se hallaban en planos distintos en cuanto al sentido que imprimían a sus vidas y a la calidad creativa de su trabajo. El primero se hallaba estan­ cado en las tareas del

nivel 1,

que sólo procuran la subsisten­

cia biológica. Los otros dos ampliaban -en medidas distin­ tas- el horizonte de su vida, sin desatender la tarea que esta­ ban realizando, antes dándole un sentido superior. Para orientarnos en la vida, hemos de tener una idea cla­ ra de los distintos niveles de realidad y de conducta en que podemos vivir. Un transeúnte vio a un niño que llevaba un

“¿Cómo cargas tu es­ niño le contestó: “¡No es un

niño más pequeño a cuestas y le dijo:

palda con semejante peso?”. El peso, señor; es mi hermano!”. ¿En

qué nivel se hizo la pre­

gunta y en cuál se dio la respuesta? El niño intuía que llevar con afecto a un hermano a la espalda (nivel con un peso (nivel

1), pero no se reduce a ello.

94

2)

implica cargar

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

1. Niveles positivos

Nivel 1 A este nivel pertenecen las realidades que son meras cosas u objetos. El término

cere,

objeto

procede del verbo latino

ob-ja-

estar ahí enfrente. Los puros objetos no están insertos

en mis proyectos de vida. Se hallan fuera de mi mundo. Figu­ rémonos que estoy en mi despacho y alguien me pide que al­ macene en él varios ordenadores. En este momento, tales ar­ tefactos no me resultan útiles; son para mí meros objetos que pesan y ocupan lugar. No me ofrecen posibilidades; sólo me plantean el problema de colocarlos. Son puros paquetes que debo almacenar. Estoy, respecto a ellos, en el puro

nivel 1,

el

nivel de los objetos poseíbles y manejables. Luego advierto que se trata de un modelo nuevo de or­ denadores que presenta ciertas ventajas sobre el que estoy utilizando. Dejo de verlos como meras realidades pesadas y extensas

para

considerarlos

como

fuente

de

posibilidades

para mi trabajo. Esta nueva forma de verlos -basada en sus cualidades- los convierte en “ámbitos”. Tomo uno para mi uso; asumo activamente las posibilidades que me ofrece y es­ cribo mis libros con mayor facilidad y rapidez. Al hacerlo, se establece entre

mi

ordenador y yo una estrecha relación

de operatividad. El ordenador es para mí un artefacto que me facilita el trabajo y lo tomo como un medio para ese fin. Es para mí un

utensilio.

Pero, como ha sido insertado en la

red de mis proyectos vitales, se ha “ambitalizado” en cierta

95

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

manera1. Ha dejado de ser un mero objeto en mi entorno, algo que está ahí, delante de mí, para convertirse en un ámbito re­ lacionado activamente conmigo. Yo soy el que decido en cada momento lo que he de hacer, pero lo hago dentro de las posi­ bilidades que me abre el utensilio. Se establece, así, entre noso­ tros una especie de

colaboración.

Ello me dispone a dar el sal­

to a un nivel superior de realidad y de conducta: el nivel

2.

Nivel 2 Más íntima que la relación del usuario con el ordenador es la de un intérprete musical con su instrumento. Éste le ofrece posibilidades de sonar; aquél le hace sonar de una de­ terminada manera, conforme a las exigencias de los diversos estilos. El instrumento es distinto del intérprete, pero entre ambos se establece una forma de

unión operativa

más estre­

cha que en el caso del ordenador, porque la manera de recibir el uno las posibilidades del otro es más activa, más creativa. Estamos en el

nivel

2, y advertimos de nuevo que, al ascender

de nivel, podemos unirnos a las realidades del entorno de forma más entrañable, pues, al asumir las posibilidades que nos ofrece una realidad, nos unimos con ella de forma muy viva, eficiente, colaboradora. Esta

colaboración

debemos

realizarla

con

agradecimiento

y sencillez -por tratarse de un don-, no con espíritu de domi­ nio, posesión, manejo arbitrario y altanero. La meta en el

vel 2

ni­

no consiste en dominar y manejar, sino en crear formas

1

1. Adviértase que no digo “humanizado”, porque el utensilio sigue siendo una realidad infrapersonal. Lo justo es indicar que ha adquirido rango de ámbito , que es superior al de los meros objetos, pero inferior al de los seres humanos.

96

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

de unidad fecundas, y eso se logra asumiendo de modo res­ petuoso y colaborador las posibilidades que nos vienen ofre­ cidas. No es correcto, por ello, decir que un pianista un piano.

Se ensambla con él

maneja

para crear de nuevo una obra.

El piano tiene mucho que decir en esa tarea. Posee más ini­ ciativa en esa re-creación que el ordenador cuando se presta a que alguien escriba en él. El ordenador pone sus recursos al servicio del que escribe, pero no sugiere en modo alguno el modo de hacerlo -como sucede, en cambio, de alguna forma con el piano-. Por eso su manejo se da todavía en el

nivel 1

y tocar el piano se da en el nivel 2. Es un juego creador2. Una persona coloca una serie de libros en un mueble de su casa con fines meramente decorativos. Son objetos de bella factura y quiere exhibirlos. Los trata como simples objetos (ni­

vel 1).

Pero un buen día toma uno de ellos y empieza a leerlo.

En ese momento, asciende al como un

ámbito

nivel

2, porque considera el libro

-una obra que le ofrece múltiples posibilida­

des de formación- y se esfuerza por penetrar en su conteni­ do e interpretarlo rectamente. Al hacerlo, gana una forma de unión con él tanto más honda, cuanto mayor es la iniciativa de ambos: la del libro para ofrecer ideas fecundas; la del lector para asumirlas como impulso de su propio pensar3. El libro, 2. Las características del juego, visto no como mera diversión sino como una actividad creativa, son expuestas ampliamente en mi obra Estética de la creatividad y Rialp, Madrid 31998, págs. 33-183. 3. “Un libro -escribe José Luis Borges- es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; basta que da con su lector; con el hombre destinado a sus símbolos ” El libro, en cuanto

realidad material pesable, delimitable, asible, es un objeto o una cosa. En cuanto obra literaria, es una realidad abierta a los seres capaces de asumir las posibilidades que les ofrece. Es un “ámbito”, no una cosa. Al serlo, puede ser leída por un posible lector y existir plenamente como obra cultural.

97

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

como objeto, puede ser manejado, hojeado, subrayado, trasla­ dado de un lugar a otro. Como obra cultural, tiene vida pro­ pia, posee cierta autonomía, se abre a nosotros para ofrecernos determinadas posibilidades intelectuales, y nos pide una cola­ boración respetuosa y admirativa. Estamos en el nivel

2.

La persona humana tiene un rango superior a los diversos útiles, instrumentos y obras culturales, por eficaces y fecun­ dos que sean para nuestra vida diaria. Una persona no sólo me ofrece posibilidades de diverso orden y, en la misma medi­ da, puede serme útil; es una fuente de iniciativa porque tiene deseos, anhelos y metas, persigue ideales, realiza proyectos; es capaz de dialogar, amar, agradecer y perdonar, sacrificarse y poner su vida al servicio de grandes ideales... No puedo, por tanto, reducir una persona a mero “medio para mis fines”

(nivel 1);

es un fin en sí misma, y debo verla en todo cuanto

abarca, con la serie de relaciones que está tejiendo en su tor­ no cada día

(nivel

2). De ahí que el respeto con que he de tra­

tarla haya de ser mayor todavía que el que debo mostrar al instrumento musical en el que vuelvo a dar vida a una obra y al libro que me abre nuevos horizontes intelectuales. Por ser corpórea, la persona humana es susceptible de ser medida, pesada, agarrada, situada en un lugar u otro..., pero ello no nos autoriza a considerar que puede ser “manejada” en el sentido en que lo es un simple objeto o un utensilio. Una persona

integra

en



diversos

niveles

de

realidad,

como

queda patente en el simple acto de saludar. En él se distinguen diversos modos de realidad: el físico, el fisiológico, el psíqui­ co, el afectivo, el creativo, el sociológico, el simbólico... Estos

98

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

modos de realidad forman una

estructura.

Por eso, cuando el

cuerpo se quebranta, la persona entera se siente enferma. Los médicos analizan la sangre de un paciente con métodos cien­ tíficos, como si se tratara de un objeto, pero saben bien que es una persona

enferma lo que están cuidando.

Treinta turistas se hallaban a punto de subir en un ascensor a un risco de los Alpes austríacos. Un funcionario echó una ojeada sobre ellos y ordenó a tres que se salieran. Un tanto molestos, preguntaron a qué se debía tal discriminación. “A que Vds., en conjunto, pesan unos 200 kilos”, contestó impá­ vido el funcionario. El ascensor era una báscula, y el funcio­ nario había observado que se excedía en esa cantidad el peso debido. Para cumplir con su función, no le importaba si esas personas habían pagado su billete o no, si eran de una clase social u otra, genios o necios; lo único que deseaba era ajustar el peso. En ese momento, los redujo a todos a meros

seres gra­

ves (nivel 1), pero lo hizo para garantizar su seguridad personas que deseaban realizar un viaje seguro (nivel 2).

de

El rango de un ámbito es proporcional a su capacidad de abrirse a los demás y ofrecerles más y más altas posibilidades para dar lugar a algo nuevo dotado de valor. Por eso, aceptar las posibilidades que alguien nos ofrece como un don es, a su vez, un don que nosotros le otorgamos, pues con ello él se ve a sí mismo como

ámbito,

como fuente de iniciativa y vida

creadora. La persona no sólo ofrece posibilidades, como todo ámbito, sino que puede hacerlo con la lúcida y cordial inten­ ción de enriquecernos. Tengamos muy en cuenta que los seres humanos somos

ambitales, ambitalizadores

y

ambitalizables.

99

Al ser ámbitos de

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

realidad, podemos abrirnos a otros ámbitos, ofrecerles nues­ tras posibilidades y potenciar su capacidad creativa, enrique­ ciendo así su condición de ámbitos. Y lo mismo sucede a la inversa: Otros ámbitos pueden enriquecer nuestra condición de ámbitos, al ofrecernos las posibilidades que ellos albergan. Este enriquecimiento mutuo se desmorona cuando practi­ camos el

reduccionismo,

es decir, cuando reducimos el valor

de un ámbito de nuestro entorno. •

A cierto político se le atribuye la frase de que “toda persona tiene un precio”. Una obra de arte, un libro de calidad, una conferencia... tienen

precio

sociedad les asigna un

valor

(nivel 2), y la

(nivel 1). El precio de un

libro no equivale a su valor. Mucho más debe decirse esto de una persona. Si indico que tiene “precio”, en el sentido de que puede comprarse su actitud ante la vida, se la rebaja al

nivel 1.

Pierde, con ello, su condición de

fuente de libre iniciativa y de posibilidades, y sufre una merma notable en su dignidad. Pero igual sucede a quien la trata con esa actitud, pues la vida humana es

relacional, interactiva. •

Si un novio dice a su novia -o viceversa- que la ama con toda el alma y, en realidad, sólo estima el halago sensible y psicológico que le producen sus bellas cua­ lidades, se equivoca radicalmente, pues no la

ama

co­

(nivel 2); la apetece como objeto atracti­ vo, la toma como medio para sus fines (nivel 1). La quiere por ser cómo es, por tener las condiciones que presenta, no por ser quien es. mo persona

100

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

Para mayor claridad en el uso de los conceptos -exigencia básica en la

Escuela de Pensamiento y Creatividad-,

debemos

notar aquí que una persona nunca puede ser reducida del to­ do a objeto. Puedo considerar a alguien como medio para mis fines, no como un fin en sí, es decir, como una persona que desea amar y ser amada con voluntad de colaboración, de en­ riquecimiento mutuo, de respeto profundo a sus condiciones singulares, de fidelidad constante a un ideal compartido. Si no colaboro con ella sino que intento dominarla, condiciono su vida de persona a mis intereses. Con ello no la

jeto-,

la

bajo de nivel.

reduzco a ob­

Sé que es una persona, pero no la trato

como tal; la considero como mera fuente de posibilidades pa­ ra mí, no como persona deseosa de recibir posibilidades y de­ sarrollar su personalidad. Numerosos testimonios de jóvenes revelan que no hay decepción más penosa para ellos que bus­ car amor personal en una relación y no encontrar sino apeten­ cia sexual. “Busqué

tré sexo”4.

amor

-confesó una joven-

y sólo encon­

Buscas amor personal cuando quieres desarrollarte

como persona mediante el encuentro con alguien que parece capaz de crear formas íntimas de unidad. Si no lo es y reduce el encuentro contigo a un contacto fugaz y superficial, aunque sea psicológicamente conmovedor, deja frustrado tu más pro­ fundo y noble anhelo. Te somete a un empobrecimiento injus­ to, una especie de timo ultrajante. Quienes rebajaban a otros seres humanos a condición de esclavos sabían muy bien que estos desventurados no eran meros instrumentos de trabajo, sino personas sometidas a un 4. Cf. Josh McDowell y Dick Day: ¿Por qué esperar? Lo que usted necesita sa­ ber sobre la crisis sexual del adolescente, Editorial Unilit, Miami 1989, págs. 196-199.

101

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

régimen

laboral

tiránico.

El

esclavo

piensa,

siente,

quiere,

tiene capacidad de retener las órdenes que se le dan y cum­ plirlas, pero es también capaz de improvisar sobre la marcha si en algún momento es necesario. El dueño reconoce esa condición y la pone a su servicio, cercenando el anhelo de li­ bertad, de realización de ideales y apertura a un mundo me­ jor que alberga toda persona. La peculiar reducción a objeto que implica la manipula­ ción resalta en la práctica sádica de amontonar a numerosas personas en un vagón de tren y retenerlas así durante un lar­ go viaje. Se las trata como si fueran paquetes, pero se es cons­ ciente de que su realidad tiene un rango muy superior. Este desequilibrio entre el respeto que ellas merecen y el trato que se les dispensa confiere a tal acción un carácter ético muy ne­ gativo, pues destruye su autoestima. Si a una persona se la redujera

realmente

a paquete, se cometería con ella una gra­

ve injusticia pero no se la sometería a una lacerante humilla­ ción y al consiguiente sufrimiento. Al rebajarla de nivel, se la condena al tormento de verse envilecida. Este rebajamiento de nivel se observa claramente en

Metamorfosis,

La

de Franz Kafka5. Gregorio Samsa, el protago­

nista, se horroriza una mañana al verse con figura de insecto, pero sigue pensando, sintiendo, queriendo como una perso­ na. Lo que perdió fue la figura de corredor de comercio que tenía ante la sociedad. Quedó rebajado a un nivel infrapersonal, no a un nivel animal. Su

figura

de animal es sólo una

5. Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1966. Un amplio análisis de esta obra puede verse en mi libro Literatura y formación ética , vol. III, Biblioteca del Educador , Puerto de Palos, Buenos Aires 2006.

102

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

imagen

del descenso de nivel a que estaba siendo sometido;

del nivel propio de una persona que deseaba vivir una vida creativa era rebajado al nivel de una persona considerada co­ mo mero

medio para sostener la economía familiar.

Sus con­

diciones de persona capaz de ejercer una profesión y ganar un salario no eran utilizadas para potenciar su capacidad creativa y desarrollar su personalidad, sino para garantizar la tranquilidad económica de la familia. La única posibilidad que le quedaba de sentirse algo creativo en la vida era el pro­ yecto que abrigaba de sufragar a su hermana Grete los estu­ dios de violín en el conservatorio de Praga, la capital. Esa posibilidad -que lo unía como un hilo de oro al mundo de la creatividad y, por tanto, de la vida personal-, se anuló drás­ ticamente cuando Grete -el único familiar que lo trataba con cierta obsequiosidad- subrayó ante sus padres la necesidad de reconocer que el ser extraño que tenían en casa ya no era

Gregorio fallece.

sino sencillamente “un bicho”. Entonces Gregorio

Resulta

estremecedor

pensar

que

una

persona

sólo

puede vivir como tal cuando en algún aspecto desarrolla una vida creativa, y tal actividad depende en buena medida de las posibilidades que le ofrezca su entorno.

Lo decisivo es la actitud humana ante los distintos modos de realidad Hemos visto anteriormente que, en el

nivel

2, podemos

establecer relaciones cada vez más valiosas y creativas con realidades de rango progresivamente superior (el ordenador, el piano, el libro, la persona...). Si las tratamos con actitud

103

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

dominadora y posesiva, tendemos a hacer tabla rasa de esas diferencias y reducimos tales realidades al

nivel

1, tomándo­

las como medios para nuestros fines, simples “objetos que están ahí a nuestra disposición”. Sabemos bien que son rela­ ciones distintas las que creamos con un ordenador, con un instrumento musical, con un libro, con una persona, y que, al tomarlos como simples utensilios para cubrir nuestras ne­ cesidades, no los reducimos a meros objetos. Pero lo cierto es que, si adoptamos una actitud egoísta, no reparamos tanto en la valía de dichas realidades -en su capacidad de ofrecer­ nos posibilidades con cierto poder de iniciativa- cuanto en el hecho de que pueden satisfacer nuestras necesidades y deseos. Es importante distinguir los diversos modos de realidad con los que entramos en relación, pero lo decisivo es si adoptamos ante ellos una actitud de respeto, de adecuación a sus exigencias, o bien una actitud banalmente utilitarista. Sabemos bien que la tendencia egoísta al dominio suele vol­ vernos

toscos,

elementales,

insensibles

al

análisis

cuidadoso

de cuanto implican las distintas realidades de nuestro entor­ no. Por eso nos lleva a reducirlas a simples medios para sa­ tisfacer mos

nuestros

desde

(nivel 1) -utensilios,

niños

intereses. a

Con

manejar

frecuencia,

objetos

de

nos

acostumbra­

manera

expeditiva

y luego aplicamos esa forma de trato a realidades instrumentos,

libros,

personas,

instituciones-

que,

merced a las posibilidades que pueden ofrecernos, están lla­ madas a ejercer en nuestra vida un papel relevante si las tratamos con el debido espíritu colaborador (nivel 2). Esta actitud descendente, empobrecedora, nos quita liber­ tad interior y nos somete a las situaciones externas en que

104

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

nos

hallemos.

Si

éstas

son

desconsoladoras,

no

sabremos

cómo levantar el ánimo. Ello explica que en situaciones lími­ te, como las propias de los campos de concentración, la úni­ ca salvación posible sea mirar hacia lo alto, es decir: asumir el ideal de la unidad y consagrar la vida a realizarlo. Esta consagración permitió a no pocos reclusos orientar todo su dinamismo personal hacia el bien, situarse por encima de la mezquindad

espiritual

de

quien

pretendía

envilecerlos

me­

diante el poder destructivo de las vejaciones y alcanzar cotas de gran dignidad 6. Estamos, con ello, en el nivel

3.

Nivel 3 Para adoptar de manera estable la actitud de generosidad y colaboración que nos exigen las realidades que no son ob­ jetos sino ámbitos

(nivel 2),

necesitamos estar vinculados de

raíz no sólo a las personas e instituciones sino a ciertas suti­ les realidades que parecen meras ideas pero son decisivas pa­ ra vivir plenamente como personas. Me refiero a

la verdad, la justicia, la belleza, la unidad.

la bondad,

El animal, por te­

ner “instintos seguros” -que ajustan su actividad a las con­ diciones de supervivencia-, no necesita inspirar su modo de actuación en esos grandes valores. Actúa bien -es decir, ga­ rantiza su existencia y la de la especie- con sólo dejarse llevar de sus pulsiones instintivas. El ser humano necesita orientar dichas pulsiones hacia la realización del ideal auténtico de su 6. Da testimonio emotivo de ello un testigo excepcional, el psiquiatra Víktor Frankl, en su bellísimo libro El hombre en busca de sentido , Herder, Bar­ celona 1979, págs. 74-75, Versión original: Man's search for meaning. An introduction to logotherapiej Pocket Books, Nueva York, s.f., p. 114.

105

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

vida. Tal ideal consiste en crear formas elevadas de unidad con espíritu de amor incondicional a la bondad, la verdad, la justicia, la belleza. Este vínculo profundo a tan altos valores sólo es posible cuando

renunciamos

a

la

voluntad

de

dominio,

posesión,

manejo arbitrario e interesado y nos hacemos sensibles a lo más noble y valioso. Esa fina sensibilidad para lo elevado nos hace presentir la insospechada fecundidad de unos valores

imponen coactivamente, pero imponente para colmar nuestra vida de

que no se nos

muestran un po­

der

sentido, creativi­

dad y libertad interior. Por eso presentan para nosotros un valor excelso y nos Cuando

sabemos

atraen

responder

arrastrarnos.

poderosamente, sin positivamente

a

la

llamada

de

esos valores, experimentamos su fuerza transfiguradora. Esa energía interior la adquirimos en el nivel

3.

Un alto dirigente de empresa tenía en su mano conceder ciertas

licencias

sumamente

solicitadas.

Recibía

toda

suerte

de recomendaciones. El las aceptaba con tranquilidad, bien seguro de que no quedaría atrapado en una red de intereses, porque su vinculación profunda e inquebrantable al valor de la justicia le daba una inmensa libertad interior.

hará justicia

“Dile que se

”, me decía imperturbable cuando le comunica­

ba que alguien se empeñaba en que recomendara su solici­ tud. Si le hubiera preguntado qué tipo de realidad tiene eso que

llamamos

“la

justicia”,

me

hubiera

dicho

seguramente

que para él era algo tan real, tan serio y fecundo como lo es un criterio de vida, una pauta, un norte que orienta y da sen­ tido a la existencia.

106

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

De modo análogo, si a Mozart le dijera alguien que “la música” es sólo una palabra, una idea, pues lo único real son las composiciones, los instrumentos y los intérpretes, sufriría un ataque de risa ante tal banalidad y luego contestaría algo así: “La música es lo que me mueve a componer desde niño, lo que llena mi interior de belleza, de la energía de los ritmos, de la magia de las armonías, de la expresividad melódica... ¿Cómo no va a ser real? Es un principio de realidad, un ori­ gen enigmático, pero no por ello irreal. De él procede y en él se asienta el encanto insondable del arte de los sonidos”. Justamente esto es lo que venía a decir el gran Platón cuando subrayaba, en el albor de la filosofía occidental, la importancia decisiva de las “ideas”, que no son meros “con­ ceptos” sino “principios de realidad”. Así, la belleza es el fundamento de todo lo bello7; la justicia, de lo justo; la bon­ dad, de lo bueno; la verdad, de lo verdadero; la unidad, de lo uno... Nos convencemos de que tales valores son reales y princi­ pios de vida en plenitud cuando

participamos

de ellos al vivir

experiencias valiosas. Como hemos visto, Antoine de SaintExupéry nos cuenta en su obra

Tierra de los hombres

que dos

pilotos jóvenes se hallan extenuados en el desierto. Su vida pende del hecho azaroso de que un beduino, el hombre más humilde del desierto, los descubra al pasar, se apiade de ellos y les ayude. Cuando la situación es ya desesperada, uno de ellos lo hace, renunciando a buena parte de la reserva de agua que le quedaba para su larga travesía. ¿Cómo se explica ese 7. El carácter eminentemente real de las ideas lo expone Platón de modo espe­ cialmente nítido en el diálogo Hipias mayor.

107

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

gesto heroico de generosidad? Sin duda porque, en lo hondo de su ser, se hallaba vinculado a la bondad de tal forma que

“El bien hay que hacerlo siempre; el mal, nunca ”. “Es bello hacer el bien; es feo practicar el mal”. “Es justo ofrecer posibilidades de vida a to­ dos, incluso a los desconocidos”. “El que hace el bien es un verdadero hombre”. Al vivir enraizados en la bondad, la jus­ su conducta obedecía a estas convicciones:

ticia, la belleza, la verdad y la unidad, nuestra persona se transfigura, adquiere su máxima dignidad y adquiere un po­ der insospechado de transfigurar a los demás. Nada extraño que los pilotos se reconcilien, en la persona del beduino, con todos sus enemigos y deseen retornar a la unidad con los su­ yos. Releamos a esta luz, la parte final del texto:

“En cuanto a ti que nos salvas, beduino de Libia, tú te borrarás sin embargo para siempre de mi memoria. No me acordaré más de tu rostro. Tú eres el Hombre y te me apareces con el rostro de todos los hombres a la vez. No nos has visto nunca y ya nos has reconoci­ do. Eres el hermano bienamado. Y, a mi vez, yo te re­ conoceré en todos los hombres (...). Te me apareces bañado de nobleza y de bondad, gran Señor que tienes el poder de dar de beber. Todos mis amigos, todos mis enemigos en ti marchan hacia mí, y yo no tengo ya un solo enemigo en el mundo ”8. Los jóvenes pilotos, tal vez hasta entonces sensibles a la amistad pero no enraizados incondicionalmente en el bien, la 8. Cf. Tierra de los hombres, Círculo de lectores, Barcelona 2000, págs. 165166. Versión original: Terre des hommes, Gallimard, París 1939, p. 212.

108

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

verdad, la belleza, la unidad y la justicia, hicieron, en su en­ cuentro con el beduino, la experiencia de estos fecundísimos valores e intuyeron de súbito la grandeza que adquiere la vi­ da humana cuando se eleva a ese nivel. De ahí su inmediata conversión a la amistad

incondicional,

la que se sitúa por en­

cima de los sentimientos inspirados por el egoísmo.

Nivel 4 Para

lograr que nuestra vinculación

radical al bien, la

verdad, la justicia, la belleza y la unidad sea

incondicional,

de modo que se mantenga por encima de cualquier vicisi­ tud, debemos sentirnos religados por nuestra misma reali­ dad personal a un Ser que no cambia y constituye la encar­ nación perfecta de tales valores. Dios, por amor, crea a las personas a su imagen y semejanza. Este acto creador las dota de una dignidad suma e inquebrantable, que las hace acreedoras a un respeto

gado

de

cualquier

absoluto,

condición.

es decir,

Puede

absuelto

hallarse

o

desli­

alguien,

por

culpa suya, en un estado de desvalimiento total, e incluso de envilecimiento e indignidad. No es digno de alabanza por ello, pero, como persona, merece ser tratado con respeto y bondad compasiva, porque su origen es el Señor absoluta­ mente bueno. Al sentirnos religados, en el núcleo de nuestra persona, a Quien es la bondad, la verdad, la justicia, la be­ lleza y la unidad por excelencia, situamos nuestra vida en el

nivel 4. La fundamentación última de la opción

incondicional

por

los grandes valores -unidad, bondad, verdad, justicia, belle­

109

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

za- que se da en el

nivel 3

se halla en el

nivel 4,

al que sólo

acceden los creyentes. Los no creyentes pueden muy bien rea­ lizar tal opción y elevarse, así, a la cima de la vida ética. Lo

dar a su actitud una fundamentación última, absoluta, inquebrantable. que les falta es la posibilidad de

Integración de los niveles positivos La experiencia propia del

3, que es, a nivel 2. En

nivel 4

hace posible la del

nivel

su vez, la base de la vida de encuentro propia del un ser corpóreo-espiritual como es el hombre, es­

tos tres niveles se apoyan en el

nivel 1.

Y, viceversa, la vida

nivel 1 adquiere un sentido personal en las experiencias propias del nivel 2, que, para ser auténticas, remiten al nivel 3, que, a su vez, requiere la fundamentación última del nivel 4. Esta implicación mutua y jerarquizada de los cuatro nive­ en el

les es la base de su interna riqueza y del papel decisivo que juegan

en

nuestro

desarrollo

personal.

Veámoslo

sucinta­

mente. 1 1.

Por nuestra condición corpórea, los seres humanos de­ bemos cubrir ciertas necesidades materiales. Para sa­ tisfacerlas, hemos de movilizar a menudo los servicios de otras personas. Si alguien trabaja fuera de casa pa­ ra aportar a ésta un salario, tiene derecho a esperar que un familiar dedicado a las labores domésticas le prepare la comida y le arregle la ropa. Esto no implica egoísmo ni afán de dominio, pues viene exigido por el reparto de papeles y puede y debe hacerse con una ac­ titud de mutuo respeto y estima.

110

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

2.

Sucede, no obstante, que, al estar dotados de espíritu, no podemos quedarnos en una relación de mero true­ que de servicios. Al tiempo que prestamos la debida colaboración, debemos otorgar felicidad a los demás, que son personas, no meros robots destinados a reali­ zar una función determinada. La felicidad se da en el encuentro, y éste exige ante todo una actitud de gene­ rosidad, adoptar

desprendimiento una

actitud

de

y

abnegación.

pura

No

basta

reciprocidad, según

la

cual tanto doy cuanto recibo, o doy para recibir. Hay que optar por

vel

dar

y

darse.

Esta opción nos eleva al

ni­

2. Vemos aquí con claridad cómo se entretejen los

niveles. La persona humana es muy compleja, y ningu­ na actitud se da en estado puro; remite a otras que la fundamentan y colman de sentido. 3.

Por su condición corpórea y espiritual, el ser humano tiende por naturaleza a

integrar

sus diversas potencias,

las instintivas y las espirituales, y a procurar que éstas orienten aquéllas hacia el encuentro, y por tanto, hacia el bien, la justicia, la belleza, la verdad y la unidad. El hombre

vive

como

persona

y

se

perfecciona

ascen­

diendo a los niveles superiores, a través del proceso de éxtasis o de encuentro, que lo eleva a lo mejor de sí mismo porque lo aúna consigo y con los demás. Al or­ denar nuestras potencias de abajo arriba -lo que im­ plica

una

jerarquización-,

establecemos

paz

en

no­

sotros mismos y en nuestro entorno. En cambio, si autonomizamos nuestra tendencia a poseer y dominar y poner todas las realidades a nuestro servicio -actitud propia del

nivel 1-,

nos volvemos inauténticos, falsos,

111

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

porque nuestra verdad de hombres se patentiza cuan­ do nos abrimos para crear encuentros do bondadoso, justo y bello

(nivel

(nivel 2)

de mo­

3). Ese poder de or­

denar todas las potencias a la creación de modos de unidad relevantes es privilegio del espíritu. Bien enten­ dida, la energía que procede de la opción por el ideal de la unidad no se opone a la energía que albergan las fuerzas instintivas. Cuando nuestra meta es lograr los modos más valiosos de unión, ambas formas de ener­ gía se complementan, no se oponen. 4.

Nuestro organismo biológico se halla cerrado en sí. Aunque te quiera con toda el alma, mi corazón no puede bombear tu sangre si el tuyo enferma. Estamos aislados. Pero nuestro organismo, para subsistir, debe abrirse

al

entorno

pues

necesita

aire,

sol,

alimento,

agua... En cuanto personas, tenemos el privilegio úni­ co de poder contemplar todos los seres como algo dis­ tinto de nosotros, y decidir en nombre propio. Esta sorprendente autonomía se expresa en la breve partí­ cula “yo”. La conciencia de poder decir “yo pienso es­ to y decido hacerlo porque lo quiero...”, nos inclina a sentirnos el centro de universo y olvidar que, si bien nuestro yo puede entorno, no puede

distanciarse de todos alejarse de ellos. No

los seres del hemos de ol­

vidar nunca que nuestro ser es dinámico y su energía procede de dos centros: el

yo

y el

tú,

visto como el

conjunto de las demás personas, las instituciones, los valores,

todas

las

realidades

fuente de posibilidades.

112

que

son

para

nosotros

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

5.

Quedarse en el yo aislado reduce el alcance de nuestra realidad personal y la empobrece. Limita nuestro haz de relaciones al campo de nuestros intereses vitales, más egoístas que altruistas. Nos retiene en el

nivel 1,

frenando la tendencia natural hacia los niveles 2, 3 y 4. Lo ajustado a nuestra naturaleza espiritual es ejer­ citar la fuerza de unificación que proviene del espíritu. Hoy sabemos por la ciencia que los seres humanos so­ mos “seres de encuentro”. Lo somos por ser “ambitales”, ya que cada ámbito tiende de por sí a abrirse a los demás, ofreciéndoles posibilidades y recibiendo las que ellos le otorgan. Al tender por naturaleza a vivir creando

encuentros,

somos

seres

“ambitalizables”

y

“ambitalizadores”, es decir, podemos recibir ayuda de otros ámbitos para enriquecer nuestra vida y podemos -y debemos- ayudar a otros a vivir plenamente su con­ dición

ambital.

Por

presentar

estas

lo normal es vivir ascendiendo,

tres

condiciones,

unificando energías,

creciendo al unirnos a cuanto nos rodea de forma bon­ dadosa, justa y bella. 6.

Este movimiento ascendente o “extático” viene pro­ movido por las normas juiciosas que recibimos, desde niños, de personas dotadas de sabiduría, expertas en el conocimiento de las leyes del crecimiento personal. Esas normas nos instan a integrar nuestras energías en

nos cansemos de hacer el bien”, nos exhorta San Pablo. “Por tanto, siempre que tengamos oportunidad, hagamos el bien orden a la creación de unidad: “No

113

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

a todos...”

(Gal. 6, 9-10). Las normas de este género

nos instan a subir a niveles altos, vivir creativamente, considerar los niveles 2 y 3 como nuestro hogar. Si al­ guien nos dice que la cultura, el arte, la religión deben servir a la vida -entendida, de forma pseudoromántica, como una forma de actividad espontánea, no re­ glada

por

las

normas

procedentes

del

espíritu-,

sabemos desde ahora que se nos sugiere, de modo

duccionista.,

ya

re­

renunciar al movimiento de ascenso que

viene dado por el proceso de éxtasis y ponernos en pe­ ligro de caer por el tobogán del vértigo. La vida bio­ lógica, con toda su trama de pulsiones vitales, encie­ rra un gran valor. Toda actividad realizada con buena salud suscita cierta dosis de agrado. Lo agradable es valioso, no sólo por ser nos

que

estamos

ante

placentero sino algo saludable.

por indicar­ Pero

reducir

toda actividad a fuente de goce es un reduccionismo ilegítimo, ya que el valor de lo agradable debe supe­ ditarse a otros valores superiores, por ejemplo la pro­ pia salud y el bien de los demás. Para realizar un va­ lor superior -por ejemplo, cuidar a un enfermo-, de­ bemos

con

frecuencia

renunciar

a

valores

inferiores

-por ejemplo, un rato de descanso-. Pero esa renun­ cia no implica una

represión

-el bloqueo de nuestro

ascenso a los niveles donde se da el encuentro. Supone, por tanto, la eleva­ ción a lo mejor de nosotros mismos. No hay aquí con­ desarrollo personal-, sino un

flicto alguno entre lo que, de forma un tanto vaga, se denomina vida y espíritu. Hay colaboración en orden

114

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

al logro del ideal de la persona. Lo ha visto Gustavo Thibon con perspicacia:

“El verdadero conflicto no se plantea entre la vida y el espíritu, sino entre (...) la comunión y el aisla­ miento (...). Y la solución del conflicto no consiste en escoger entre el espíritu y la vida, que no son más que partes del hombre, sino en optar por el amor, que es el todo del hombre. El amor y su uni­ dad se adueñan de todo en el hombre, incluso del conflicto ”9. De lo antedicho se desprende que nuestra forma de vivir es éticamente valiosa -es decir,

justa-

cuando se

ajusta

a

nuestra realidad personal y a las realidades vinculadas con nosotros. Los problemas tiones

ontológicas,

morales

son, en buena medida, cues­

relativas al modo de ser de nuestra reali­

dad y de las realidades de nuestro entorno vital. Nuestra realidad humana es auténtica y verdadera cuan­ do se traduce en vida generosa de encuentro, y ésta no puede darse plenamente si no hacemos una opción decidida a favor del bien, la verdad, la justicia, la belleza y la unidad. Nece­ sitamos el

nivel 1

porque debemos cubrir múltiples necesida­

des, pero no hemos de considerar la satisfacción de éstas co­ mo nuestra meta en la vida. Ese nivel nos sirve de apoyo pa­ ra ascender a niveles superiores (el 2, el 3, el 4), que vienen exigidos por nuestra realidad de personas, si la vemos en su última raíz. 9. Cf. Sobre el amor humano, Rialp, Madrid 1961, p. 75.

115

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Un ejemplo de integración de los niveles positivos En

El Alcalde de Zalamea

-de Pedro Calderón de la

Barca, figura señera del Siglo de Oro español-, un campesino hacendado y honrado, de nombre Pedro Crespo, se solivian­ ta ante los peligros que corren las jóvenes debido a la obliga­ ción que tienen los “villanos” de alojar en sus casas a las tro­ pas reales. Don Lope de Figueroa, general del ejército que acampa en Zalamea, le replica:

“¿Sabéis que estáis obligado a sufrir, por ser quien sois, estas cargas?” Pedro Crespo responde:

“Con mi hacienda, pero con mi fama, no. Al rey la hacienda y la vida se ha de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios (Jornada I, escena XVIII) En este texto se alude a cinco niveles de realidad y de con­ ducta. Con el término “cargas” se refiere Don Lope a la obli­ gación que tenían los campesinos de albergar a las tropas transeúntes en sus casas (nivel

1),

incomodidades

riesgos

y

gastos,

sino

honra de las hijas de cada familia (nivel

116

lo que implicaba no sólo nada

leves

-1). Don Lope, al

para

la

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

nivel 1:

hablar de esa forma, se mueve en el

alude al mero

hecho de tener que albergar a los soldados. Pedro Crespo, preocupado por el peligro que corre el ho­ nor de su hija Isabel (nivel

-1),

se eleva rápidamente a niveles

superiores. Reconoce que es deber de todo ciudadano servir

posee (la propia hacienda e incluso la vida -nivel 2—)10. Pero el honor, entendido como el valor de la conducta moral recta -nivel 2-, no lo podemos entregar a nadie como si fuera un objeto o una posesión (nivel 1), pues al rey con lo que uno

“es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios”. El térmi­ no “alma” alude aquí a la persona como ser creado por Dios a su imagen y semejanza y llamado a servirle exclusivamente a Él. El ser humano está tan obligado a cuidar su honor como a realizar el bien, la justicia, la belleza, la unidad

(nivel 3),

pues es la forma de actuar propia de quien viene de Dios y está llamado a volver a Él

(nivel 4).

El

nivel 3

surge al rela­

cionarse dinámicamente la persona con el Creador. Al tomar

conciencia

de esa vinculación radical, nos vemos ob-ligados

-vinculados de raíz- a realizar acciones bellas, buenas, justas y auténticas, es decir, verdaderas. Se dice que la conciencia es la que nos obliga a servir al bien, la justicia, la verdad, la be­ lleza, la unidad

(nivel 3).

Es cierto, a condición de que se en­

tienda la conciencia como “el heraldo de Dios”, en expresión del cardenal Newman

(nivel 4).

San Pablo, desde la cercanía

en que vivía con su Maestro, Jesús -con el que se sentía iden­ tificado-, exhorta así a sus fieles cristianos:

“Por lo demás,

10. Sabemos que la propia vida está situada en un nivel muy superior a la hacien­ da, pero da la impresión de que para el buen campesino es algo que uno tiene y que está dispuesto a dar si viene exigido por el bien común.

117

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

hermanos, tened en cuenta lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, de virtuoso y laudable” (Fil 4, 8). Alude, con ello, claramente a la necesi­ dad de vivir en el nivel 2, inspirados en todo momento por el compromiso radical que implica el nivel 3, bien fundamenta­ do en el Ser absolutamente bueno, justo, verdadero y bello

(nivel 4). Según algunos eruditos, en el teatro del Siglo de Oro es­

honor se identifica con la honra, estimación de los demás11. En la moral

fama,

pañol el término

la

opinión

cristiana se

o

la

subraya la importancia de regir la conducta por criterios pro­ pios, internos, iluminados por la propia conciencia, indepen­ dientemente de lo que piensen y juzguen las gentes del entor­ no. Dada la importancia que tiene para una persona que vive en sociedad la opinión de los demás sobre ella, se tendió en el teatro -afanoso siempre de reflejar las tendencias popula­

honor latino fama

fama

res- a confundir el

con la

(término procedente

del sustantivo

-voz pública-). En sus inspirados

versos, Calderón quiere delatar esa confusión banal y resta­ blecer el sentido primigenio y profundo del honor12.

El análisis de los niveles positivos nos da una clave metodo­ lógica decisiva El estudio de estos niveles nos permitió advertir que, si una persona adopta generalmente la actitud de dominio, po­ sesión y disfrute propia del

nivel 1,

para ponerlo todo a su

11. Véase, por ejemplo, el prólogo de Domingo Ynduráin a El alcalde de Zalamea, Alianza Editorial, Madrid 1989, págs. 23 ss. 12. Véase el prólogo de Gabriel Espino a El alcalde de Zalamea , Editorial Ebro (Clásicos Españoles), Madrid 1956, págs. 15 ss.

118

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

servicio, no acertará a captar de modo preciso lo que signifi­ ca el encuentro y la eficacia que muestra la actitud de respe­ to, estima y colaboración, propia del nivel

2.

Este descubrimiento básico nos hace ver que, antes de ini­ ciar a una persona en el conocimiento razonado de lo que implica la vida ética, debemos ayudarle a adoptar la actitud correspondiente al

nivel

2, es decir, a las realidades que son

superiores a los objetos y no deben ser manejadas de modo arbitrario e interesado, sino respetadas y valoradas conforme a su rango. De modo análogo, para adentrarse en el campo de los va­ lores más altos -verdad, bondad, belleza...- es necesario ascen­ der al

4,

nivel 3,

que halla su fundamentación última en el

nivel

el religioso. De aquí se infiere que, antes de proclamar ante

alguien la Buena Nueva evangélica, sea necesario ayudarle a realizar el ascenso desde el

3.

nivel 1

al

nivel

2 y de éste al

nivel

Esto no significa, en modo alguno, una confusión de las

áreas propias del conocimiento y de la conducta ética. Significa, sencillamente, cumplir las condiciones básicas del conocimien­ to de las realidades que pertenecen a los niveles 2, 3 y 4. El drama de la figura de Don Juan, el Burlador de Sevilla, radica en que se movió siempre en el

nivel 1

y no conoció la riqueza

del encuentro. Por eso bloqueó su desarrollo personal y des­ truyó su personalidad. Dicho en lenguaje religioso, muy po­ pular sobre todo en tiempos de la Contrarreforma, “condenó su alma”13. Por eso entró en conflicto con Don Gonzalo, el 13. Un amplio estudio sobre El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, y el Don Giovanni, de Mozart, puede verse en mi obra Cómo formarse en ética a través de la literatura , Rialp, Madrid 21994, págs. 93-151.

119

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Comendador, portavoz -por así decir- de los niveles 2, 3 y 4 -niveles ético, axiológico y religioso, respectivamente-.

2. Niveles negativos Nivel -1 Si, por haberse debilitado nuestra relación con el ideal de la unidad, carecemos de energía interna para ascender a los niveles 2, 3 y 4, nos movemos exclusivamente en el tendemos

a

adoptar

una

actitud

egoísta.

En

nivel 1

y

consecuencia,

damos primacía a nuestro bienestar, consideramos a los de­ más como un medio para nuestros fines, intentamos poseer y dominar cuanto nos rodea para incrementar nuestras gra­ tificaciones de todo orden. Al no estar compensada esta ten­

(nivel 1) con la voluntad (nivel 2), corremos riesgo de

dencia al propio bienestar

de hacer

felices a los demás

tornarnos

egocéntricos e insensibles, poco o nada preocupados de ser bondadosos, justos y veraces con ellos, así como de unirnos a ellos y procurarles una vida bella. Al unirse esta insensibi­ lidad con la costumbre de supeditar el bien de los demás a nuestros intereses, no tenemos mayor dificultad en hacérselo ver y sentir abiertamente, con lo cual herimos su sensibilidad y quebrantamos su autoestima. Iniciamos, con ello, el proce­ so de vértigo y bajamos al nivel

-1.

Dos jóvenes se unieron en matrimonio, y tanto su posi­ ción social como su porte hacían presagiar un buen futuro. Tal presagio pareció cumplirse durante unos años. Pero un día, tras una larga estancia en el hospital, a la joven esposa se le diagnosticó una enfermedad crónica, que no es mortal

120

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

pero impide vivir normalmente. Cuando regresó a casa, las primeras palabras que oyó a su marido fueron éstas: “Lo siento, pero ahora ya no me sirves como mujer. Tengo que irme”. Y la dejó sola, con su hija. Esta frase dio un vuelco a su vida, porque le reveló de un golpe que su marido la había reducido a un medio para saciar sus apetencias

(nivel 1),

y,

al perder calidad ese medio, resultaba para él “inservible”

{nivel 1).

Tal vez le haya dicho mil veces que la “amaba” con

toda el alma. A juzgar por su actitud actual, nunca la amó de verdad

(nivel

2). La

apeteció (nivel 1)

cuando ella tenía sus

potencias en estado de florecimiento. Ahora la ve inútil, co­ mo un utensilio estropeado

(nivel 1),

y se apresura a canjear­

la por otro nuevo. Las operaciones de canje son típicas del trato con meros utensilios. Realizarlas con personas supone un rebajamiento de éstas al

nivel 1.

Es, por eso, un acto de

violencia. Decirlo abiertamente a la persona interesada supo­ ne un ultraje e implica una caída en el nivel

-1.

Nivel -2 Si alguien considera a otra persona sólo como un medio para sus fines -por tanto, como una posesión-, y no ve satis­ fechas sus pretensiones, puede llegar a desahogar su frus­ tración con insultos e incluso con malos tratos, psíquicos y físicos. Se trata de una ofensa de mayor gravedad que la an­ terior y supone la caída en el nivel -2. Actualmente, la sociedad se halla confusa e indignada an­ te el fenómeno de los malos tratos entre cónyuges. Se recla­ man, para evitarlo, toda clase de medidas policiales y judicia-

121

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

les. Pero apenas hay quien se cuide de investigar las fuentes de esta calamidad social. El análisis de los niveles de realidad y de conducta nos permite radiografiar este fenómeno dege­ nerativo y poner al descubierto algunas de las causas básicas de la misma.

Nivel -3 En casos, la persona rebajada de nivel intenta salvar su dignidad alejándose de quien no le garantiza un mínimo de respeto, estima y colaboración. Si éste sigue entregándose al poder seductor del vértigo del dominio, puede verse tentado a realizar el acto supremo de posesión que es matar a una persona para decidir de un golpe todo su futuro. Al hacerlo, se precipita hacia el

nivel -3.

No pocas personas manifiestan

su estupor ante el hecho de que alguien mate a quien com­ parte con él la vida. Visto aisladamente, es un hecho que pa­ rece

inverosímil. Si lo

(que es el

nivel

situamos

en

su

verdadero

-3) y lo vemos como derivación del

contexto

nivel

-2,

con cuanto implica, advertimos que estamos ante una caída por el tobogán del vértigo. Todo es injustificable, pero resul­ ta

perfectamente

comprensible

cuando

conocemos

las

fases

de la vía de envilecimiento que es el proceso de vértigo.

Nivel -4 En esta caída hacia el envilecimiento personal, cabe la posibilidad de llevar el afán dominador al extremo de ultra­ jar la memoria de los seres a quienes se ha quitado la vida. No pocos terroristas han mancillado las lápidas que guar­

122

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

dan los restos de sus víctimas. Esta vileza los hunde en el

nivel -4.

abismo del

La burla es una forma prepotente de

dominio, propia de quien disfruta altaneramente al presen­ ciar el espectáculo de la estatua derribada. En el fondo, las actitudes propias de los niveles negativos son formas cada vez más agresivas de dominio. Están inspiradas por el ideal egoísta de dominar, poseer y disfrutar, así como las actitudes características de los niveles positivos responden al ideal ge­ neroso de la unidad y el servicio.

Un ejemplo de caída en los cuatro niveles negativos El proceso de envilecimiento en cinco fases es recorrido por la figura literaria de Don Juan, configurada en el Siglo de Oro español por Tirso de Molina y recreada posteriormente por

numerosos

autores:

Moliere,

Zorrilla,

Torrente

Balles-

ter..., y de modo singular por Daponte-Mozart en la genial ópera Don

Giovanni.

Don Juan representa el tipo de hombre que toma a las mujeres como medios para sus fines eróticos y -lo que es to­ davía más grave- para satisfacer su afán de dominio median­ te la burla. Cuando su criado Catalinón lo califica de “el gran burlador de España”, Don Juan considera esta califica­ ción como un “gentil nombre”14 y no duda en confesar que halla su mayor gusto en burlar a una mujer y dejarla sin ho­ nor15: “Ya de

la burla me río. ¡Gozaréla, vive Dios!”16.

14. Cf. Tirso de Molina: El burlador de Sevilla y Convidado de piedra , vs. 1280, 1485. 15. O. cit.,f 1315-1317.

16. Cf. O. cit., vs. 1345-1346.

123

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Don Juan no

enamora

a las mujeres; las

seduce

con falsas

promesas y, no bien se le entregan, las deja burladas

(niveles

1,-1), que es una forma cruel de dominio. Cuando alguien le hace frente para pedirle cuenta de sus tropelías, reacciona con violencia y mata (niveles -2 y -3). Se mofa incluso de sus víctimas. Su afán de burla no se detiene ni ante el umbral que separa esta vida de la eterna. Hace

chanzas,

en

el

cementerio,

con

la

estatua

del

Comendador, a quien él mismo había dado muerte alevosa, y le invita a cenar en su casa (nivel

-4).

Este espíritu altanero le impide arrepentirse, acto creativo consistente en asumir la vida pasada como propia, reconocer que ha sido mal orientada y prometer ante el Creador -ori­ gen del orden natural y el moral- configurar la vida futura con un proyecto existencial más ajustado a la dignidad de la persona. Don Diego dice a Don Juan:

“Mira que, aunque al parecer Dios te consiente y aguarda, su castigo no se tarda, y que castigo ha de haber para los que profanáis su nombre; que es juez fuerte Dios en la muerte”. Don Juan contesta:

“¿En la muerte? ¿ Tan largo me lo fiáis? De aquí allá hay gran jornada”17 17. O.

cit., vs. 1442-1450.

124

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

No resiste Don Juan la confrontación de sus actitudes ne­ gativas con las actitudes positivas que reclama la vida ética y la religiosa, y acaba destruyendo su personalidad, o, dicho en lenguaje religioso, “condenando su alma” (nivel

-5).

Don

Gonzalo -el Comendador, representante en la obra del nivel ético y el religioso- le dice a Don Juan con energía:

“Dame esa mano; no temas, la mano dame”. Don Juan contesta:

“¿Eso dices? ¿Yo, temor? ¡Que me abraso! ¡No me abrases con tu fuego!”. Don Gonzalo agrega:

“Este es poco para el fuego que buscaste”18.

3. La condición relacional de los seres y la interrelación de los niveles Sabemos que los distintos seres del universo se constitu­ yen de forma relacional. Una elipse no puede polarizarse en torno a uno de sus centros: debe mantener la tensión entre el uno y el otro. Una planta tiene que abrirse a la luz y absorber agua. El hombre necesita relacionarse con cuanto le rodea 18. O. cit., vs. 2740-2745). Una amplia confrontación de El burlador de Sevilla y Convidado de piedra, de Tirso de Molina, Don Juan Tenorio, de José Zo­ rrilla, y Don Giovanni, de Daponte-Mozart puede verse en mis obras Cómo formarse en ética a través de la literatura, Rialp, Madrid 32008, págs.; Esté tica musical, págs. 339-352.

125

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

para asumir toda suerte de posibilidades y ser creativo. Esa relación ha de tener como principio inspirador la bondad, la verdad, la justicia, la unidad, la belleza, que hallan en el Creador su última fuente. Al integrar, de esta forma, la tendencia al encuentro pro­ pia del

nivel 2

con la opción incondicional por la bondad, la

verdad, la justicia, la unidad y la belleza

(nivel

3), vistas co­

mo principios de vida enraizados en el Creador nuestra

vida

personal adquiere

un

desarrollo

(nivel 4),

ilimitado. En

cambio, si las diversas formas de encuentro son vividas como meras

fuentes

de

gratificaciones

para

nosotros,

carecen

de

impulso ascendente y corren riesgo de reducirse a puro inter­ cambio de intereses, propio del

nivel 1.

De este nivel es fácil

deslizarse hacia los niveles inferiores, como hemos visto. Por eso es sumamente peligroso exaltar la la al

espíritu.

Al hablar de

vida,

vida

y oponer­

no se alude sólo a la vertien­

te biológica de nuestra persona, sino a la tendencia a entre­ garse espontáneamente a las pulsiones instintivas y dejar de lado los criterios y normas que emanan del espíritu. Esa en­ trega supone que se da preferencia a la vida regida por “ins­ tintos seguros” y alejada de la responsabilidad y los riesgos que implica la actividad creativa, propia del espíritu. Esta deserción de la vida espiritual empobrece la vida humana y no

permite

resolver

ninguno

de

los

problemas

planteados

por la capacidad de pensar, sentir, querer, planificar... Si no cambiamos nuestro afán posesivo y dominador una actitud de respeto y servicio

(nivel

(nivel

1) por

2), los problemas no

harán sino acrecentarse a medida que se vaya amenguando nuestra capacidad de orientar todas nuestras energías hacia

126

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

la realización del ideal de la unidad. Si los instintos se inde­ pendizan del espíritu, acabamos poniendo la inteligencia al servicio de los instintos, que de por sí son insaciables y nos llevan a toda suerte de extremismos. Por eso, ascender a los niveles 3 y 4 no es un lujo de es­ píritus selectos; constituye una garantía de autenticidad para cuanto acontece en el

nivel 2.

Moverse en el

nivel 3

es propio

del ser humano visto como “ser de encuentro”, pues el en­ cuentro perfecto pide adhesión incondicional a la bondad, la justicia, la verdad, la belleza, la unidad. Con profunda razón solía advertir Romano Guardini que el espíritu humano en­ ferma cuando no asume estos grandes valores19.

“(...) La vida del espíritu se realiza en su relación con la verdad, con el bien y con lo sagrado. El espíri­ tu está vivo y goza de salud por medio del conoci­ miento, la justicia, el amor y la adoración (...). ¿Qué ocurre cuando aquella relación es perturbada? El espí­ ritu enferma. (...) Esto sucede con toda seguridad des­ de el momento en que la verdad en cuanto tal pierde su importancia, el éxito sustituye a lo justo y lo bueno, lo sagrado ya no se siente y ni siquiera se echa de me­ nos. Lo que entonces ocurre no pertenece ya a la psi­ cología sino a la filosofía del espíritu, y lo que puede resultar eficaz en tales casos no son medidas terapéu­ ticas, sino tan sólo una inversión del pensamiento, una conversión, es decir, la metanoia”20. 19. Cf. El poder, Cristiandad, Madrid, 1982, p. 77. (Versión original: Die Macht, Werkbund, Würzburg 41957). 20. Ibíd.

127

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El

nivel 3

-visto en su vinculación al 4 y al 2- constituye

el “elemento” propio del ser humano, el lugar donde su es­ píritu puede desplegarse plenamente, mostrar toda su fecun­ didad creadora, hallarse en su hogar propio. Millones de jóvenes se preguntan actualmente si existe alguna garantía de que el amor perdure. La única garantía es que el amor constituya un encuentro auténtico merced a su vinculación a los niveles superiores. De los análisis realizados en este capítulo se desprende que es decisivo en la vida adoptar la actitud adecuada a cada nivel o modo de realidad. Si lo hacemos, subimos extáticamente a lo más alto de nosotros mismos. De lo contrario, descendemos a los estadios más envilecidos de nuestra vida personal. Mantener esta idea ante los ojos, cuando influimos sobre los demás y cuando somos afectados por ellos, resulta muy aleccionador. Es el propósito de la teoría de los niveles de realidad y de conducta.

Temas para la reflexión 1. Paso del nivel 1 al nivel 2 Para habituarse a conceder a cada realidad y cada activi­ dad el alcance y el valor que tiene, debemos ejercitarnos en distinguir los niveles de realidad y de conducta. Indique los distintos Principito

niveles -en

que

se

dan

el conocido

en

la

siguiente

anécdota.

El

relato

de

Saint-Exupéry-, al ver

un avión abatido sobre la arena del desierto, preguntó al pi­ loto:

“¿Qué es esta cosa?”.

El piloto se apresuró a corregirle:

128

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

“No es

una cosa. Vuela. Es un avión. Es mi avión. Y me sen­ tí orgulloso -añade- haciéndole saber que volaba”21. ¿Por qué corrige el piloto al Principito? Para contestar de forma precisa, basta advertir que el avión es una

dades lidad

fuente de posibili­

para el piloto. Constituye, por tanto, para él una rea­

abierta,

un ámbito. En consecuencia, no puede tratarlo

como si fuera un mero objeto; debe asumir las posibilidades que le ofrece -su energía, sus formas aerodinámicas...-, y ate­ nerse a las condiciones que le pone para volar.

2. Dos tipos de distancia y lejanía

“El apresura­ do anular las distancias no trae cercanía, pues la cercanía no consiste en una pequeña medida de distancia. Pequeña dis­ tancia no es ya cercanía. Gran distancia no es todavía leja­ nía. ¿Qué es la cercanía si, no obstante la reducción al míni­ mo de las mayores distancias, permanece ausente? ¿Cómo puede ser que con el desplazamiento de las grandes distan­ cias todo siga lo mismo de lejano y de cercano? Todo queda asumido en una amorfa indistinción. Pero ¿no es acaso este aplastamiento en la indistinción más temible que la escisión de todas las cosas entre sí?”22. Los términos “distancia” y El gran filósofo Martin Heidegger escribe:

“cercanía”, así como sus derivados o afines, se hallan, unas veces, en el

nivel 1

y otras en el

nivel 2.

Indique en qué nivel

de realidad se halla cada uno según la intención del autor, que usted ha de adivinar por el contexto. 21. Cf. Antoine de Saint-Exupéry: El principito , Alianza Editorial, Madrid 21972, p. 18; Le petit prince, Harbrace Paperbound Library, Nueva York, 1943, p. 11. 22. Cf. Vortrage und Aufsatze, Neske, Pfullingen 1959, p. 163;.

129

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

3. La condición creativa del juego A la luz de la experiencia personal que tenemos de di­ versos tipos de

juego,

esforzémonos en descubrir el carác­

creativo de toda experiencia divertirse. Entender el juego

ter

lúdica. Jugar no se reduce

a

como mera diversión em­

pobrece la vida humana en una medida que tal vez no

asumir activamente, ba­ jo unas normas determinadas, las posibilidades que se nos ofrecen en orden a crear algo nuevo dotado de valor y de sentido. Tales posibilidades nos son otorgadas por sospechamos, pues jugar implica

diferentes realidades y dan lugar a otras tantas formas de juego: •

La actividad de tocar un instrumento musical consti­ tuye en todo rigor un juego, pues crea

les

formas musica­

dentro del cauce marcado por las reglas de la com­

posición y la interpretación. Por eso, la actividad de tocar un instrumento se expresa en tantas lenguas con el verbo “jugar”: spielen,



to play, jouer, jalaab...

Los distintos deportes son formas diversas de juego en cuanto realizan

jugadas,

dentro del marco de un regla­

mento, con vistas a conseguir la meta que significa el triunfo. •

Un diálogo auténtico puede ser considerado como un juego, porque crea un

bilidades voluntad

bajo

unas

espacio de intercambio de posi­ condiciones

colaboradora...-,

con

el

-respeto, propósito

mentar la amistad o clarificar una cuestión.

130

atención, de

incre­

LOS NIVELES DE REALIDAD Y DE CONDUCTA

El juego, así entendido, presenta un carácter

serio,

en

sentido de reglado y fecundo. Sabemos que la literatu­ ra, el cine y el arte de calidad resultan divertidos y re­ gocijantes, pero, si los

reducimos

a

mera

diversión,

los mutilamos injustificadamente. La pérdida que ello entraña la descubrimos al intuir la riqueza que nos aporta la lectura profunda de obras literarias y la con­ templación de obras artísticas y cinematográficas. To­ das ellas presentan las condiciones propias del juego creador23.

23. Pueden verse amplias precisiones sobre el juego y sus características en mi Estética de la creatividad , págs. 33-183.

131

Fecundidad de los doce descubrimientos para el logro de una vida creativa

3 La grandeza del amor conyugal, visto como una forma elevada de encuentro

El que haya descubierto -en las sesiones anteriores- las once primeras fases del desarrollo humano está bien dispuesto para plantear debidamente el tema del amor conyugal y no confundir precipitadamente -como su­ cede con demasiada frecuencia- el

amor

y la

pasión.

Ultimamente, los centros escolares han promovido con empeño la formación de niños y jóvenes en cuestión de sexualidad. Ciertamente, una instrucción básica en esta materia es necesaria. Pero, con frecuencia se ha dado primacía a la información biológica y apenas se ha des­ tacado el verdadero

sentido

de las relaciones amorosas.

Cada día se hace más urgente una auténtica “forma­ ción para el amor”. Al hilo de nuestro recorrido por las once fases primeras del crecimiento personal descubri­ mos que, según ascendemos a niveles superiores de rea­ lidad y de conducta, transfiguramos nuestro modo de ser y de comportarnos. Esa transfiguración es la que nos prepara de veras para vivir la vida de relación amo­ rosa con la altura de miras que ella misma demanda.

135

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Encontrarse de verdad no es fácil, pero es posible. Veámoslo de cerca, analizando lo que implica el verdadero amor conyugal y cómo se logra. El escritor francés Jean Guitton compartió el horror y el desamparo de un campo de concentración con varios miles de jóvenes. Esta experiencia le inspiró la observación siguiente:

“Son raros los espíritus que poseen un conocimiento pene­ trante de las potencias de la vida y una incorruptible libertad frente a ellas”1. ¿De verdad son pocas las personas que cono­ cen el sentido y el alcance del amor humano conyugal? Se cuenta que un niño pequeño se acercó a un amiguito y le dijo al oído: “Oye, ¿sabes lo que me han dicho mis padres? Que los niños vienen de París”. Y el otro, muy seguro de sí, le contesta: “¡Ah! Pues tú no les digas nada. ¡Que lo sigan creyendo...!” Sin duda, este crío daba por hecho que estaba en el secreto de todo. Tal vez conociera algún detalle biológi­ co relativo a la procreación. Pero ¿sabía cuál es el

sentido

de

la vida sexual? ¿Qué relación tiene con el amor? ¿Qué conse­ cuencias acarrea cuando es separada del amor personal? En la película de François Truffaut

Jim et Jules,

una joven

sostiene relaciones íntimas con dos chicos. Luego se casa con uno de ellos, pero mantiene la misma forma de vida. Todo parece

transcurrir

plácidamente,

tan

plácidamente

como

el agua del río que se desliza bajo el viejo molino que han arreglado y en el que ahora viven. Pero, en un momento dado, cuando todo parecía sonreír a los tres jóvenes, uno de ellos dice esta frase inquietante: “ Hemos 1. Cf. L'amour humairt, Aubier, París 1948, p. 11.

136

jugado con las

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

fuentes de la vida y hemos perdido”.

Poco después, sin que

mediara ninguna reyerta, la joven invita a su amigo a dar un paseo en coche y pide al marido que abra bien los ojos. Se mete en el coche, arranca y, al pasar por un puente cercano, da un giro brusco y se precipita al río. La película termina con la estampa patética del marido, que contempla cómo dos pequeñas urnas de cenizas son depositadas en sendos nichos. Me gustaría preguntar al niño del cuento, que parece saberlo todo, por qué acabó trágicamente esta historia en apariencia tan

idílica.

¿Podía

haberse

previsto

que

movilizar

frívola­

mente las fuerzas de la vida puede llevar a la destrucción? En buena medida sí. Podía verse desde el principio que los tres jóvenes eran unos

ilusos,

porque ese tipo de “amor” -tan

mal entendido y orientado- no podía durar. Pero ¿cómo pue­ de preverse esto? Es muy importante esta pregunta porque es­ tar formado implica saber prever, ver a lo lejos, que es pri­ vilegio de una inteligencia madura. Hoy cunde la sospecha de que el amor duradero es imposible, y millones de jóvenes rehuyen casarse por miedo a que la unión amorosa no sea duradera. ¿Somos unos ilusos cuando ponemos ilusión en el amor? Si confundimos el amor conyugal con la mera pasión, somos

unos

ilusos

Actualmente, cluso

métodos

pues

numerosos de

la

pasión

libros,

formación

de

revistas

sexual

por



es

efímera.

divulgadoras,

tratan

in­

minuciosamente

los aspectos biológicos del ejercicio de la sexualidad; pero apenas aluden al

sentido

de la relación amorosa. Transmiten

a niños y jóvenes multitud de imágenes superficiales acerca de la relación amorosa; imágenes que en su mayoría incitan

137

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

a vivir la experiencia amorosa de forma hedonista, atenta só­ lo a la propia gratificación. Lo grave es que multitud de jó­ venes ven un

significado

en esa actividad amorosa, porque

significa mucho para ellos pues les resulta atractiva, y no re­ paran en que se les está hurtando el verdadero

sentido

de la

misma. Pero una actividad sin sentido es literalmente

insensata,

y no puede llevarnos a la felicidad, sino a la amargura. Eminentes

psiquiatras

se

han

extenuado

últimamente

para

dejar en claro que una vida sin sentido es una vida ilusa, y la falsa ilusión destruye la auténtica felicidad. Por eso,

mación auténtica busca el sentido de la vida-,

la for­

no sólo cómo

se realiza una acción, ni qué sensaciones produce, sino el sen­ tido que ostenta en el conjunto de nuestra vida. Pero ¿cuándo tiene sentido el ejercicio de nuestra afec­ tividad? La contestación es clara: cuando está

da.

bien orienta­

“Tener sentido” una acción y “estar bien orientada” son

expresiones equivalentes. En este momento me suelen pre­

“¿Qué hemos de hacer para orientar acertadamente la afectividad?”. Aquí es donde empieza el guntar los jóvenes:

proceso de formación para el amor. A mi entender, no debe­ mos

los

educadores

limitarnos

a

responder

directamente

a

esa pregunta, para que los jóvenes sepan de forma rápida a qué atenerse. En muchos casos, nuestras palabras no expre­ sarían para ellos sino

conceptos vacíos.

Debemos ayudarles

a descubrir que nuestra afectividad está bien orientada y des­ borda, por tanto, sentido cuando todas sus manifestaciones tienden, en última instancia, a realizar el ideal de la unidad. Veámoslo un tanto de cerca.

138

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

1. El proceso de formación para el amor El recorrido que hemos hecho hasta descubrir el puesto que ocupa la afectividad en nuestro desarrollo personal -des­ cubrimiento 12º- nos permite ahora clarificar a fondo cómo

proceso de formación para el amor. Es un transfiguración que culmina la serie de transfigu­

hemos de vivir el proceso de

raciones vividas a lo largo de los doce descubrimientos. Sigamos de cerca a dos jóvenes que sienten en sí el aleteo del amor mutuo y quieren recorrer el camino del noviazgo hacia la alta cota del matrimonio. Supongamos que se lla­ man Juan y María. Para mayor brevedad, voy a dirigirme só­ lo

a

Juan,

pero

cuanto

le

diga

afecta

también

a

María,

naturalmente. Veo a Juan y le pregunto si ama a María. El me responde que

le

apetece

sobremanera

estar

con

ella,

apetecer atracción hacia

verla,

tratarla.

Yo le advierto: “¡Cuidado, Juan, que

no es todavía

amarl”.

alguien?”, me

Pero “¿es malo sentir

pregunta. No lo es, le explico yo. Pero tampoco puede con­ siderarse ya como

amor.

Es sólo el comienzo del proceso

amoroso. Apetecer es propio del

nivel 1.

Y no olvidemos que

la actitud propia de este nivel es la de dominar, poseer, ma­ nejar y disfrutar. Si estoy hambriento y soy goloso, tomo un pastel y me lo como ansiosamente. El pastel desaparece, pero no me quedo diciendo: “¡Qué lástima, que no volveré a verlo, con lo que yo le quería...!”. No, no le

quería

(nivel 2); lo

apetecía, que es bien distinto. Esta distinción me recuerda la siguiente anécdota. Dos jó­ venes se casaron y parecían entenderse bien, pero un mal día

139

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

el esposo le dijo a la esposa: “Me voy, porque en realidad a quien amo es a una compañera de trabajo”. ¿De verdad la

amaba?

¿O, más bien, la

apetecía,

porque era más vistosa y le

resulta más “rentable” en las relaciones íntimas? Recordemos que el adjetivo “rentable” es propio del ce de sentido en el

nivel

nivel 1

y su uso care­

2. Debemos aquilatar bien los concep­

tos pues, de no hacerlo, tergiversamos la realidad y queda al descubierto que no sabemos pensar con la debida precisión. Juan, entonces, me pregunta: “¿Qué debo hacer para con­ vertir la apetencia -es decir, la atracción primera- en autén­ tico amor?” Cuando trates a una chica -le respondo-, pre­ gúntale a tu voz interior seriamente: “¿Qué pretendo con es­ ta relación? ¿Pasar el rato, divertirme (nivel

1), o

crear un

verdadero encuentro con ella, una relación que pueda llevar­ nos a un alto grado de creatividad, como es fundar un hogar y dar vida a nuevos seres

(nivel

2)? Esto último -fundar un

hogar- es grandioso; implica un alto grado de creatividad. Lo anterior -reducir la otra persona a medio para los propios fines- es mezquino, pues significa rebajarla al de veras a una persona es una actitud propia

nivel 1. del nivel

Querer 2. To­

marla como mera fuente de diversión y gratificaciones supo­ ne una manipulación altanera, una desmesura que envilece a quien la comete. Envilece porque no es creativa, no crea na­ da, se reduce a una llamarada sentimental. En cambio, el au­ téntico querer es muy fecundo, pues su fruto es el encuentro, visto en toda su riqueza. La

formación para el amor es formación para el encuentro,

bien entendido. Juan me pregunta, entonces, qué debe hacer para crear una relación de encuentro con María. Mi respues­

140

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

ta es clara: “Ésta es la gran tarea del noviazgo. Para llevarla a cabo, decídete a ser generoso con María. La generosidad es la clave de toda relación humana auténtica. No te quedes nunca en el primer valor que encuentres; no te apegues a las ganancias inmediatas. Pasa más allá. Sube al

nivel

2, el de la

generosidad. Moviliza la imaginación para descubrir qué es lo que hace feliz de verdad a María y proponte, como una meta, conseguirlo. Compórtate de modo abierto, veraz, fiel, paciente,

cordial,

participativo,

comunicativo...,

y

verás

có­

mo dejas de querer sólo el halago que te producen las buenas cualidades de María; querrás a María

como persona.

Este es

el gran cambio, el que nos eleva del nivel de la apetencia

-ni­

vel 1- al nivel del amor -nivel 2-". Se trata de una verdadera

transfiguración,

una transforma­

ción inmensamente superior a la que hemos realizado -en el primer capítulo- con una tabla y con un papel. Merced a ella, ya no ves en María sólo un cuerpo adorable; ves a la persona, a todo aquello que sugiere su nombre: María. Esta elevación de espíritu te permite tomar la gran decisión y de­ cirle estas palabras decisivas: “Tengo

muchos motivos para quererte, pero ahora te quiero a ti, María, por ser quien eres, no sólo por lo que eres. De ahí mi deseo de crear contigo un hogar en las alegrías y en las penas, en la salud y en la en­ fermedad”. Y, sin pretenderlo, pronunció la fórmula del ma­ trimonio. Juan se encuentra ya en el nivel del verdadero amor -el del encuentro-, pero tal vez tema que este amor puede fallar y me pregunta si hay alguna garantía de que el amor perdure. Mi respuesta es decidida: “En la vida humana no hay garan­

141

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

tías absolutas. Hoy me hallo en plena forma y mañana puedo levantarme agotado. Pero hay una garantía muy firme de que

cuando nuestro amor es au­ las condiciones del encuentro (ni­

nuestra actitud amorosa perdure

téntico. Y lo es si cumplimos vel 2) y optamos incondicionalmente

por el ideal de la unidad,

eminente valor que implica también la bondad, la verdad, la belleza, la justicia

(nivel

3). Si optas por estos valores con la

firmeza de las decisiones fuertes, estarás dispuesto, en toda cir­ cunstancia, a cumplir las condiciones del encuentro: la fideli­ dad, la cordialidad, la comunicación amorosa, la participación cordial... Al elevarnos al creyentes en el

nivel

nivel

3 -bien fundamentado para los

4-, nuestra vida ética logra un grado muy

alto de madurez. Esta madurez interior es la gran garantía de que el amor sea auténtico y perdure”.

2. El matrimonio, escuela de unidad Si haces esto, amigo Juan, y vives tu vida conyugal en los niveles 1, 2 y 3, bien articulados entre sí, convertirás tu hogar en una

escuela de unidad.

Tú y María viviréis vuestra vida

con libertad creativa; la colmaréis de sentido y creatividad; vuestro lenguaje estará inspirado por el amor; no os dejaréis llevar del vértigo sino del éxtasis, y vuestra afectividad será, en todo momento, expresión viva de vuestro amor personal. Para amar con autenticidad hay que ser libre interiormen­ te, saber elegir no sólo en virtud de nuestras apetencias sino del ideal del encuentro, de la seria decisión de crear con la otra persona una forma muy alta de unidad.

142

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

Esta forma excelente de vivir convertirá a Juan y a María en “portavoces del universo”. La planta, al exhalar perfume y exhibir sus bellas formas, da gloria a Dios pero no lo sabe ni lo quiere. Lo mismo el astro, al recorrer fielmente su ór­ bita. Quienes lo saben y lo quieren son las personas que crean lúcida y voluntariamente formas elevadas de unidad, conscientes de que, al hacerlo, completan la obra de la crea­ ción. Cuando María, en el día de la boda, acuda al templo a prometer crear con Juan una vida de unidad llevará sin duda

Voso­ tras dais gloria al Creador pero no lo sabéis; Juan y yo lo sabemos y os invitamos a venir con nosotros porque os da­ remos voz, seremos vuestro portavoz ante las gentes, y esto os otorgará un instante de gloria porque vuestro verdadero ser se pondrá de manifiesto luminosamente, os pondréis en verdad”. un bello ramo de flores en la mano, y podrá decirles: “

Por eso las bodas suelen irradiar tanta alegría, pues “la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado”, como dijo el gran Bergson, y no hay mayor triunfo en la tierra que crear formas altas de unidad 2. Al verse elevados a esta alta dignidad, comprenderán a fondo los nuevos esposos la grandeza que ostenta el amor conyugal cuando presenta, bien conjugados entre sí, los cua­ tro elementos que lo constituyen:

1. La sexualidad,

la tendencia instintiva a unirse corpórea­

mente con otra persona por la atracción que ejerce sobre el propio ánimo y las sensaciones placenteras que suscita. Esa 2. Cf. Henri Bergson: L'énergie spirituelle, PUF, París 321944, p. 23.

143

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

unión puede ser muy emotiva, excitante, embriagadora. Pero

fusionarnos

la embriaguez nos saca de nosotros mismos para

con la realidad seductora. La fusión es un modo de unión per­ fecto en el

nivel 1

(como se ve cuando dos bolas de cera se

funden y forman una sola bola de mayor tamaño), pero suma­

nivel 2, pues la unión entre ámbitos exi­ estar cerca manteniendo cierta distancia.

mente negativo en el ge

respeto, es

decir,

Para contemplar un cuadro, no debo pegar los ojos al lienzo; he de situarme a la distancia que marcan las reglas estéticas. De modo semejante, si deseo conversar con un amigo debo acercarme a él, pero guardando la distancia necesaria para abrir entre ambos un

espacio de comunicación.

En el

nivel

2,

la unión verdadera la conseguimos al enriquecernos mutua­ mente, ofreciendo y recibiendo posibilidades. La energía sexual puede unir estrechamente a las personas en el

nivel 1,

pero no en el

nivel 2

si no va unida con el pro­

pósito de crear esa forma de unidad personal que llamamos

amistad.

La sexualidad, ejercitada a solas, como mera fuente

de satisfacción sensible y psicológica, no incrementa la gene­ rosidad hacia la otra persona; más bien, encrespa el egoísmo y anula la posibilidad del encuentro. El egoísmo inspira la vo­ luntad de poseer y dominar aquello que encandila los instin­ tos. Esa voluntad nos aferra a la actitud propia del

nivel 1,

actitud utilitarista que sólo atiende a las cualidades gratifican­ tes de la otra persona, no a la persona como tal. 2.

La amistad.

2

Para hacernos amigos de una persona que

nos atrae, debemos considerar su atractivo no como una inci­ tación a convertirlo en fuente de gratificaciones inmediatas,

144

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

fáciles, superficiales, sino como una invitación a entrar en re­ lación de trato con esa persona

en cuanto tal,

no en cuanto

soporte de un haz de cualidades encandilantes. Renunciamos, con ello, a la libertad de saciar los instintos de forma inmedia­ ta -sin voluntad de crear una auténtica relación de amistad con la otra persona-, y ponemos en juego una forma más va­ liosa de libertad: la libertad interior o libertad creativa. Tal re­ nuncia implica un

sacrificio,

pero no una

represión,

porque

dejar de lado un valor inferior para conseguir uno superior no bloquea el desarrollo de nuestra personalidad; lo promueve. Para dar primacía voluntariamente a unos valores sobre otros, necesitamos suscitar en nuestro ánimo desde niños el sentimiento de

asombro

ante cuanto encierra un valor: el cli­

ma hogareño de amor incondicional y ternura, un bello pai­ saje, un pueblo acogedor, una obra artística o literaria de ca­ lidad, un juego vivido con espíritu creativo, una conversa­ ción ingeniosa, un día espléndido, una acción noble, una fies­ ta popular o litúrgica vivida con autenticidad... Esta capaci­ dad de emocionarnos al ver la alta calidad de seres y sucesos cotidianos nos da energía interior suficiente para vencer la tendencia a las ganancias inmediatas y consagrarnos a la fun­ dación de modos de unión más exigentes. Al ascender al

nivel

2 y atender más bien a hacer feliz a

la otra persona mediante el encuentro que a concedernos to­ da suerte de gustos sensibles y emociones psicológicas, des­ cubrimos un mundo nuevo, distinto del mundo embriagador de las sensaciones y superior a él. Superior en cuanto abre la posibilidad de crear una relación de amistad, es decir, de comprensión y ayuda mutuas, de elaboración y realización

145

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

de proyectos comunes, de afectos profundos, no reducibles a goces sensoriales. En ese ámbito de amistad se advierte que las potencias sexuales dejan de ser un mero medio para ob­ tener goces sensibles y se convierten en el medio en el que se expresa nuestro anhelo de unión personal. Entonces, se des­

las fuerzas instintivas están llamadas a colaborar con nosotros en la gran tarea de crecer como per­ sonas. Si el ideal de nuestra vida es crear formas elevadas de cubre con lucidez que

unidad, resulta obvio que debemos superar toda manifesta­ ción amorosa que reduzca la unión personal a mero empastamiento sensorial3. Si estamos habituados a movernos en el

nivel 1,

tememos

caer en el vacío si renunciamos a tal empastamiento y ascen­ demos a una forma de conducta desinteresada

(nivel

2). Es

comprensible, porque desde un nivel inferior no puede cap­ tarse, ni siquiera a veces adivinarse, la riqueza que alberga un nivel superior, con sus realidades de mayor rango y las actitudes humanas correspondientes. Por eso es decisivo que, en algún momento de la vida, entremos en contacto, a la vis­ ta de algún modelo, con la riqueza que encierra el

nivel 2.

Cuando nos decidimos a cambiar de actitud y tratamos a otros con amistad, con sincera voluntad de promocionar su personalidad, nos sorprendemos al observar de qué forma se ensancha nuestro ámbito de vida, pues encontrarse implica un intercambio de posibilidades de todo orden. 3. El desconsuelo que produce en nuestro ánimo la reducción del amor personal a meras sensaciones sensibles resalta de modo aleccionador en los textos de la obra de Jean Anouilh Eurídice, que actualiza el mito de Orfeo. Pueden verse sendos comentarios en mis obras Inteligencia creativa , págs. 169-172; Cómo formarse en ética a través de la literatura , págs. 287-308.

146

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

En el

nivel 1,

el ensanchamiento de una realidad -por

ejemplo, una finca- se realiza a costa de la colindante. En el

nivel

2, al entrar una realidad en el ámbito de otra no la in­

vade; acrecienta su riqueza interior. El hombre egoísta avan­ za hacia los otros con ánimo de succionar su espacio vital. El hombre generoso se relaciona con los demás para potenciar su radio de acción. De ahí que, en el

nivel 2,

cuando estamos

cerca de otras personas agradecemos que existan; no experi­ mentamos resentimiento por el hecho de que puedan supe­ rarnos y disminuir nuestra autoestima4. Cuando uno siente agradecimiento porque existen los de­ más, está bien dispuesto para otorgar a su amor una

di­

mensión comunitaria. 3. La proyección comunitaria del amor. Cuando la atracción primera que sentimos hacia una persona se con­ vierte en auténtico amor, nos vemos insertos en el dinamis­ mo propio de este tipo de vinculación y ascendemos a un pla­ no distinto del de la sexualidad y del de la amistad. De he­ cho, los seres humanos procedemos del encuentro amoroso de nuestros padres, que, en cuanto tales -no como meros progenitores-, nos

llamaron

a la existencia. Nuestra vida ha

4. Ahora comprendemos perfectamente que la amistad surge cuando se cum­ plen las condiciones del encuentro, vistas y vividas como valores y como vir­ tudes. Con profunda razón indica Aristóteles en su Ética a Nicómaco (1156 b) que “la amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud; porque éstos quieren el bien el uno del otro en cuanto son buenos La amistad es “una virtud, o va acompañada de virtud , y, además, es lo más necesario para la vida. Sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes (...); porque ¿de qué sirve esa clase de prosperidad si se la priva de la facultad de hacer bien , que se ejerce preferentemente y del modo más laudable respecto de los amigos (O. cit., 1155 a).

147

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

de consistir en Si agradecer

responder agradecidamente

significa

estar

a

la

recíproca

a esa invitación. en

generosidad,

nuestra respuesta debe consistir en crear nuevas formas de encuentro. He aquí la razón profunda por la cual el

amor

personal se desarrolla creando formas de vida comunitaria. El amor personal se enciende en la intimidad de nuestro ánimo y se incrementa en el ámbito recatado de las con­ fidencias mutuas. Pero llega un momento en el cual pide, de por sí, adquirir una proyección comunitaria, darse a conocer, fundar un ámbito de vida dentro de la sociedad, es decir, un hogar, un lugar de acogimiento donde arde el fuego del amor y se trasmite a otros ámbitos afines, formando así la “gran familia” de los allegados. He aquí cómo, al reflexionar sobre la vida amorosa, re­ salta de inmediato el poder creativo que alberga. Hemos da­ do dos saltos: del

nivel 1

al

nivel

2, y de la actitud íntima pri­

vada a la actitud comunitaria. Ésta, a su vez, nos insta a otor­ gar una nueva dimensión al amor: la que roza el enigma de la creatividad más alta.

4. lación

La fecundidad del amor. Por darse en el nivel 2, la re­ conyugal

se

muestra

poderosamente

creativa:

in­

crementa la amistad entre los esposos y da origen a nuevas vidas. Al sopesar la importancia de ambas actividades, descu­ brimos

maravillados

el

poderío

de

la

unidad

matrimonial.

dije siempre, y lo diré y lo digo,/ que es la amistad el bien mayor humano”5. De la amistad escribió Lope de Vega: “Yo

5. Cf. La Circe, con otras rimas y prosas, en Biblioteca de Autores Españoles , vol. 38, Madrid 1950, p. 373.

148

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

Por otra parte, dar vida a una persona es un acontecimiento sobrecogedor. Cuando reparamos en el hecho de que dos personas, incluso las más sencillas, pueden generar un ser ca­ paz de pensar, sentir, querer, elaborar proyectos de todo or­ den, amar, tomar posición frente al universo entero e incluso frente a sí mismo, a sus progenitores y al Creador, nos pare­ ce tocar fondo en el enigma de la realidad y sentimos un in­ menso respeto hacia esa región de los orígenes. Estos cuatro aspectos o ingredientes del amor conyugal deben hallarse tan vinculados entre sí que formen una

tura,

estruc­

es decir, una trama de elementos que se exigen y com­

plementan entre sí de modo que, al desgajar uno de ellos, se desmorona

el

conjunto.

Si,

para

procurarnos

gratificaciones

aisladas, movilizamos el primero de los elementos del amor conyugal -la sexualidad- y dejamos de lado los otros tres, despojamos

nuestra

relación

amorosa

de

toda

creatividad,

nos alejamos del ideal de la unidad y situamos nuestra vida en el nivel 2, en el cual el amor se reduce a pasión. Esa actitud unilateral es

injusta

con el ser humano, que

vive como persona al crear toda suerte de encuentros. Por mi condición de persona humana, me veo inserto en un dina­ mismo poderoso que me lleva a unirme conyugalmente con otra persona e independizarme de mis raíces familiares. Esta energía biológica, psicológica y espiritual ¿tiene por único fin satisfacer

una

necesidad

individual

primaria,

como

sucede

con el comer y el dormir? Estas necesidades persiguen la me­ ta de conservar nuestra existencia biológica, no la de con­ figurar

nuestra

personalidad,

porque

149

no

tienen

capacidad

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

de

crear

relaciones

de

encuentro.

En

cambio,

la

actividad

sexual pone en relación íntima a dos personas y las somete a una peculiar conmoción. ¿Qué finalidad persigue esta vin­

la creación de un modo valioso de unidad, una relación de encuentro.

culación conmovedora? Sin duda alguna,

Vista en el conjunto del proceso humano de desarrollo in­ tegral,

la

potencia

sexual

presenta

una

condición

abierta,

tiende a desbordar nuestros límites individuales y constituir­ nos como

personas,

en el sentido de

seres comunitarios.

Pero

esta vida comunitaria desborda la relación de amistad entre los cónyuges, porque, como toda forma de vida, lleva en sí la exigencia de

novarse

perdurar,

lo cual implica la necesidad de

re­

mediante la procreación. El dinamismo interno del

amor personal exige a quienes se unen conyugalmente por amor que lo hagan

abiertos a la creación de nueva vida,

y no

conviertan el atractivo de su relación mutua en una meta. Es­ ta apertura a la fecundidad significa la orientación de las po­ tencias sexuales hacia fines que desbordan el área privada de cada persona y la llevan a plenitud. Tal orientación genera una energía insospechada, capaz de integrar los diversos as­ pectos del proceso amoroso personal. La vinculación de estos aspectos no amengua la fuerza de las pulsiones instintivas, que entrañan cierto valor; ordena su energía al logro de la espléndida meta que es crear una vida de profunda unidad personal, con toda la fecundidad que implica. Si el ideal de nuestra vida es crear modos relevantes de unidad, debemos movilizar todas nuestras energías para lograr ese propósito. Este deber hemos de asumirlo con amor por cuanto no nos viene impuesto desde fuera sino sugerido

150

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

desde lo más íntimo de nuestra naturaleza sexuada, ordena­ da a la creación de ámbitos amorosos. El tema del amor humano muestra su espléndida grandeza cuando lo vemos dentro del dinamismo de nuestro crecimien­ to personal. Lo indica certeramente Gustavo Thibon:

“Nosotros no queremos una plenitud sexual que se compre al precio de la plenitud humana; no senti­ mos ningún gusto por costumbres que, bajo pretexto de satisfacer plenamente al sexo, vacían al hombre de todo lo demás. Únicamente el matrimonio puede al mismo tiempo satisfacer el instinto sin degradar a la persona”6. Esta

degradación

comienza

cuando,

por

afán

irreflexivo

de exaltar la potencia sexual, se la aísla de su contexto natu­ ral, que es la estructura formada por los cuatro ingredientes del amor: sexualidad, amistad, proyección comunitaria y fe­ cundidad.

Tal

aislamiento

empobrece

la

vida

amorosa,

y

todo empobrecimiento injusto es un acto de violencia contra la realidad, en este caso contra nuestra propia realidad per­ sonal. Nada ilógico que, tanto en la vida cotidiana como en la expresión literaria y cinematográfica de la misma, el cul­ tivo de las relaciones sexuales al margen del amor personal, creador de amistad y de vida comunitaria, vaya unido a me­ nudo con actos de suma violencia.

6. Sobre el amor humano, Rialp, Madrid 31961, p. 64.

151

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

3. Una clave de interpretación El planteamiento anterior nos permite clarificar de forma lúcida los temas que suelen plantearse a los jóvenes en el no­ viazgo y en el matrimonio, tales como las relaciones prema­ trimoniales y la planificación familiar. Intenté mostrarlo con cierta amplitud en

El secreto de una vida lograda7.

Aquí sólo

cabe indicar que, cuando ponemos en juego una inteligencia madura -dotada de largo alcance, amplitud y profundidad-, descubrimos con asombro la grandeza que muestra la vida afectiva en los

niveles

2 y 3, y la penosa indigencia de la mis­

ma si se la reduce a las exiguas posibilidades del nivel

1.

Desde este nivel no podemos formarnos para el amor,

desde un nivel inferior no se puede ni vislumbrar siquiera lo que sucede en los niveles superiores. Acceder al matrimonio sin superar el nivel 1 es exponerse al pues -como sabemos-

fracaso, pues la vida en este nivel responde a una actitud de egoísmo, que tiende a poseer, manejar y disfrutar. Cuando trato los objetos con esta actitud, actúo bien. Si adopto la misma actitud con realidades superiores a los objetos, las re­ bajo de rango, las bajo al

nivel 1.

Se trata de una mani­

pulación injusta, que puede hacernos caer por un tobogán envilecedor, como resalta en la anécdota relatada al hablar de los niveles negativos. Ya vemos que, cuando se toma el egoísmo como norma de vida, impulso del obrar, el sentir y el preferir, bloquea­ mos

nuestro

crecimiento

personal.

7. Editorial Palabra, Madrid 22004.

152

Esta

constatación

nos

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL

nivel 1

advierte que vivir sólo en el

es muy peligroso, por­

que podemos despeñarnos por la vía del vértigo. Lo jui­ cioso es dar el salto al

nivel 2,

el de la generosidad y crea­

tividad, y por tanto del gozo y la felicidad, y afirmar esa decisión ascendiendo al

nivel 3,

que supone un logro ético

de primer orden. Una

anécdota

condensa

todo

lo

antedicho.

No

hace

mucho recibí la visita de dos novios. El joven me indicó que estaban a punto de separarse porque la novia le reprochaba cierta

fijación

exclusivista

en

las

relaciones

sexuales,

cuyo

atractivo era -a su entender- poco bagaje para comprome­ terse con él en matrimonio. Yo les expliqué brevemente los niveles 1 y 2. No bien terminé, el novio confesó lo siguiente:

“Ahora veo que me he movido sólo en el nivel 1, y mi novia intuía que este nivel debe vincularse con lo que sucede en el nivel 2. Por eso se sentía frustrada. Lo comprendo, pero ella no supo explicarme de dónde procedía esa frustración. Lo que me extraña y me duele es que ni a ella ni a mí nos lo ha­ ya explicado nadie en todas las lecciones de ética y áreas afines a que hemos asistido Es una calamidad, ciertamente, que a tantos niños y jóve­ nes no se les abran de par en par las puertas del asombro al ver ante sí, imponente, la grandeza que adquiere nuestra vida cuando vinculamos el altas

cotas

cuando

de

nivel 1

grandeza

ejercitamos

una

al 2, y el 2 al 3. Descubrir estas

que

puede

“mirada

adquirir

profunda”

y

nuestra nos

vida

“intere­

samos por la cara oculta de las cosas y los seres” es la colosal tarea de la Pedagogía

de la admiración.

153

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

“Las necesidades más grandes del hombre -escribe el cardenal Daneels- están ocultas profundamente en él. La felicidad duradera se encuentra un poco más lejos, un poco más hondo de lo que suponemos. (...) Dichoso aquel que da un primer paso en esa dirección ”8. Para ser felices debemos ensanchar el horizonte de nues­ tra vida, abriendo el espacio interior a las realidades más ele­ vadas. Es el empeño del proyecto educativo que estoy pro­ moviendo bajo el título de

Escuela de Pensamiento y Creati­

vidad.

Temas para la reflexión 1. Distinción entre complacencia y amor En la novela de Albert Camus,

El extranjero,

observa­

mos que el protagonista, Meursault, siente complacencia en acompañar a María, bañarse juntos en la playa, soste­ ner con ella relaciones íntimas. Parece que se encuentran. Pero, una vez recluido en la cárcel, afirma que María ya no le interesa. Al perder la vecindad física y la posibilidad de sentir el halago de ciertas cualidades de su amante, manifiesta que le es indiferente pensar si ésta tiene otras relaciones o no. Su «amor» hacia María no resistió la prueba de la ausencia física. 8. Cf. Godfried Daneels: “Necesidad de una mirada profunda”, en Consudec 696 (1992) 1244 ss.

154

LA GRANDEZA DEL AMOR CONYUGAL



En realidad, lo que sentía Meursault por María ¿pue­ de considerarse como

amor,

sentimiento que implica

encuentro, o debe ser visto como mera apetencia, que se reduce a una pulsión instintiva? •

2.

¿En qué nivel se movía Meursault? ¿En el 1 o en 2?9.

Diferencia entre la unidad de fusión y la unión amorosa El poeta Manuel Machado pone en boca de un amante el

deseo de licuarse y verterse en las venas de su amada. Este ti­ po de unión fusional ¿incrementa el amor o lo destruye?

3.

La confusión de la atracción pasional y el encuentro En la ópera wagneriana

Tannhauser,

Venus -la diosa del

placer erótico- quiere atraer hacia sí a Tannhauser y le dice:

“¡Para nuestra unión debe haber una fiesta de la alegría; ce­ lebremos alegres la solemnidad del amor!” (Acto I, Escena II). Con la palabra “amor” se designa en este contexto la “pasión erótica”

-nivel 1-,

que procede de la seducción y conduce al

vértigo. Entendido así el amor, ¿tiene sentido considerar la en­ trega al mismo como una “fiesta” y una “solemnidad”?

9. Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1971. (Versión original: L'étranger, Galliard, París 1957). Puede verse un amplio comentario de esta obra en mi Estética de la creatividad , págs. 431-463.

155

4 La literatura y el cine de calidad, fuente de poder de discernimiento

Si todo lo antedicho lo hemos

descubierto

personal­

mente, estamos bien dispuestos para aplicarlo a nues­ tra vida diaria y convertirlo en una fuente de discer­ nimiento

en

orden

a

distinguir

las

experiencias

que

construyen nuestra personalidad y las que la destru­ yen. Por instinto de conservación, daremos la primacía a las primeras y rechazaremos las segundas. Tal aplica­ ción

la

podemos

hacer

reflexionando

sobre

nuestra

propia experiencia o bien sobre las experiencias huma­ nas reflejadas en la literatura y el cine de calidad.

Es sorprendente la capacidad formativa que muestran las obras

literarias

y

cinematográficas

cuando

sabemos

penetrar

en el mensaje que nos ofrecen los grandes autores. Desde hace un tiempo se propone como método ideal para formar en cuestiones éticas el análisis penetrante de obras literarias y cinematográficas1.

A

través

de

éstas

no

son

los

profesores

1. Véase, por ejemplo, José L. López Aranguren: Etica, Revista de Occidente, Madrid 31965, págs. 413-415.

157

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

quienes descubren el sentido de la vida y sus acontecimientos básicos sino escritores y cineastas bien dotados para penetrar en los secretos del alma humana. La sugerencia es valiosa, pero apenas ha sido llevada a la práctica. Por mi parte, he intentado colmar esta laguna ela­ borando un método basado en la teoría del juego y de los ámbitos2.

1. Interpretar una obra es hacer juego con ella No se puede interpretar debidamente una obra literaria si no se sabe con precisión lo que ésta es e implica. Una obra

independiente de su autor, pero no es un objeto; no producto de un proceso fabril, sino fruto de un encuentro,

de arte es es

el encuentro entre el autor y un aspecto de la realidad, la rea­ lidad propia o la de los seres circundantes. Ostenta, en con­ secuencia, un modo de ser

relacional,

en virtud del cual pue­

de abrirse a los lectores y ofrecerles posibilidades para com­ prender algún aspecto importante de la vida.

utilizarlo para algún menester, pero me sigue siendo distante. Una obra literaria puedo asumirla, hacer juego con ella, convertirla en una especie de voz inte­ rior, en el impulso de mi obrar. Como sabemos, a este tipo Un objeto puedo

de

realidades

«ámbitos».

que

Toda

son

más

que

interpretación

objetos

auténtica

las de

denominamos una

obra

im­

2. Cf. Cómo formarse en ética a través de la literatura , Rialp, Madrid 32008; Literatura y formación humana , vol. III de la Biblioteca del educador ; seis vols., Puerto de Palos, Buenos Aires, 2005. El método de análisis literario y cinematográfico es expuesto, además, ampliamente en el segundo curso on line que lleva por título: “Experto universitario en creatividad y valores

158

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

plica entrar en juego con una realidad «ambital», no mera­ mente «objetiva». Comprender esto es el secreto para con­ vertir la lectura de obras literarias en una

escuela de forma­

ción integral. Una obra literaria de calidad no es sólo producto del esfuerzo de su autor. Si alguien dice: “Cervantes tenía talen­ to literario; un buen día tomó la pluma y produjo una obra genial que llamamos obra injustamente a

Don Quijote de la Mancha”, mero producto de un esfuerzo

reduce la realizado

por una persona bien dotada. Una obra literaria exige más que ese esfuerzo. Se ilumina cuando el autor entra en rela­ ción de encuentro con un aspecto de la realidad, en este caso la realidad del alma hispana en su doble vertiente quijotesca y sanchopancesca. Un día y otro, en condiciones diversas pe­ ro siempre incitantes, Cervantes vivió de cerca esos dos mo­ dos de encarar la existencia, con lo que tienen de noble y plebeyo, heroico y rutinario, entusiasmante y deprimente. La vida es un gran

campo de juego

o de

encuentro.

Y, como el

encuentro es fuente de luz y de sentido, todo campo de juego es un

campo de iluminación.

Cervantes supo entrar en juego,

aceptar el reto de la vida diaria, y en su interior se le fue ilu­ minando el sentido de la existencia humana. A esa luz escri­

El Quijote.

bió

No lo hizo para comunicar a los demás algo

que ya sabía perfectamente. Al escribir, se le fue iluminando de forma plena lo que constituía su objeto de análisis y de expresión. Si la obra literaria es en sí misma un interpretarla ella.

debe

Hacer juego

consistir

obviamente

con una obra implica

159

en

campo de juego, hacer

juego

con

rehacer sus experien-

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

das básicas.

Toda obra se estructura a partir de una o varias

experiencias nucleares. En

El principito

(A. de Saint-Exupéry)

El túnel

late la experiencia del encuentro interpersonal; en

(E. Sábato), la de la confusión entre amar a una persona y poseerla; en

La metamorfosis

(F. Kafka), la de la necesidad

de vivir creativamente para sentirse personas y no verse en­ vilecidos... Al revivir tales experiencias, se alumbran en el es­ píritu del lector las mismas intuiciones que tuvieron en su día los autores e impulsaron y guiaron su proceso creador. A la luz de tales intuiciones podemos leer las obras por dentro, reviviendo su génesis, como si fuera uno el autor3. Para llevar a cabo esta lectura creativa,

genética,

recreado­

ra del texto, se debe evitar toda precipitación en la lectura, no limitarse a tomar nota de los hechos narrados, de las pe­ ripecias

arguméntales

descritas,

sino

rehacer

personalmente

las experiencias fundamentales del relato, aquellas en las que se apoya el conjunto de la obra y adquiere su verdadero sen­ tido. Al ir leyendo, hemos de prestar atención, sobre todo, a

temas que el autor mentos. El «Principito» los

quiere exponer a través de los

argu­

le pide al piloto que le dibuje un cor­

dero. Este es un hecho que pertenece al

argumento

nocida obra de Saint-Exupéry. Pero, ¿cuál es el quiere el autor plantearnos? Indudablemente, el de

cía de la vida creadora sobre la vida biológica.

de la co­

tema que la prima­ El Principito

representa la vertiente elevada del hombre que no se preocu­ pa tanto de salvar la vida en los momentos de extremo peli3. En mi Estética de la creatividad , págs. 384-477, muestro cómo se puede com­ prender una obra (La Náusea, de Sartre, El extranjero y Calígula , de Camus) hasta el último pormenor si se rehacen personalmente sus experiencias nu­ cleares.

160

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

gro cuanto en darle pleno sentido a través de la creatividad, sobre todo la que impulsa el encuentro interhumano. Los temas que los autores suelen destacar no son algo sencillo; encierran una gran riqueza de aspectos que el lector debe captar. En una obra literaria se describen múltiples actos humanos a través de los cuales una persona o un grupo social va desarrollando un proyecto vital e intentando dar sentido a su existencia conforme a determinados criterios. Para darles alcance debemos cumplir varias exigencias.

2. Exigencias de este método de análisis Distinguir los diferentes niveles de realidad y de conducta La primera tarea a realizar consiste en distinguir los di­ versos niveles de realidad y de conducta, calibrar su importan­ cia y percibir su mutua relación. Un autor es grande porque vivió intensamente su relación con lo real y supo plasmar el fruto de tal encuentro en obras de alta expresividad. Para comprender tales obras en todo su alcance, debemos adivinar los modos de realidad que el autor quiso plasmar luminosa­ mente en ellas. Nos quedaremos fuera de juego como lectores si damos por supuesto que la menos, la forma mensurables,

modélica

delimitables,

única

forma de realidad o, al

viene dada por los objetos -seres ponderables,

asibles...-.

Hay

mo­

dos de realidad que no presentan estas características, pero se muestran dotados de una eficiencia tal que constituyen el ori­ gen del dinamismo humano. Poner al descubierto y mostrar la relevancia de los modos de realidad que no son objetos sino

ámbitos es la meta del arte y la literatura.

161

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El sentido profundo de las obras literarias se da en el pla­ no de los ámbitos (nivel 2), no de los meros objetos Los

ámbitos

(nivel 1).

debemos entenderlos como realidades abiertas

que nos ofrecen diversas posibilidades para actuar creativa­ mente. Una obra literaria o cinematográfica de calidad no narra meros hechos ni describe meros objetos. Muestra las

tramas de ámbitos que tejen nuestra vida, los acontecimien­ tos que nos abren o nos cierran nuevas posibilidades, los procesos espirituales -constructivos o destructivos- que po­ demos seguir en la vida4. En la vida del hombre -ser bifronte: corpóreo y espiritual a la vez-, los

ámbitos

o realidades abiertas se apoyan siempre

en realidades cerradas u objetos, vinculados a la materia (el tablero se apoya en la tabla; la partitura, en el papel; la obra musical -que surge al ser interpretada-, en los instrumentos...); 4. Afín a la distinción de objetos y ámbitos, es la de hechos y acontecimientos. Un hecho es algo que acontece en nuestra vida pero no altera el curso de la misma, pues ni nos abre un campo de posibilidades ni nos lo cierra. Te pregunto si son las 10 de la mañana y respondes que sí. Esta respuesta es un mero hecho. Vas a la iglesia, te pregunta el sacerdote si aceptas como cónyuge a la persona que te acompaña y dices que sí. Es el mismo hecho que antes -ni­ vel 1-, pero en este contexto tiene un carácter de acontecimiento en tu vida, porque te abre una serie de posibilidades y te cierra otras (nivel 2). Es necesario, asimismo, distinguir entre significado y sentido. El significado, por ejemplo, de beber un vaso de vino es siempre el mismo. Beber a solas para matar las penas y beber en compañía de un amigo para festejar un triunfo tienen un sentido distinto. De modo semejante, conviene advertir la diferencia que media entre un proceso artesanal -por ejemplo, hacer una mesa vulgar- y un proceso artístico -crear una mesa dotada de valor artísti­ co- Los hechos, los significados y los procesos artesanales se dan en el nivel 1. Los acontecimientos, los sentidos y los procesos creadores pertenecen al nivel 2. Requieren, por ello, un tratamiento muy distinto. Grabemos bien esta diversidad de realidades y niveles, porque nos dará torrentes de luz para descubrir lo que somos y la calidad de vida personal que estamos llamados a lograr.

162

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

acontecimientos hechos; el sentido es los

suceden a la par que se dan ciertos el significado peculiar que obtiene una

acción en un determinado contexto; los

procesos creativos

llevan en la base procesos artesanales. La obra literaria -y, de modo afín, la cinematográfica y la artística- vincula fecun­ damente ambos tipos de realidades y subraya el mayor rango de los primeros: los ámbitos, los acontecimientos, el sentido, los procesos creativos. Se trata, por tanto, de una

integración

jerarquizadora, como lo patentiza el siguiente gráfico: Tema (Nivel 2):

ámbitos acontecimientos

Argumento (Nivel 1): objetos

hechos

sentido

procesos creativos

significado procesos artesanales

Captar los niveles de realidad en las obras literarias Para acostumbrarnos a distinguir al vuelo estos dos ni­ veles de realidad y los diversos sentidos que puede presen­ tar un texto hemos de realizar una vez y otra análisis de fra­ ses en las que se entrecrucen ambos niveles5. Sirvan de ejem­ plo las siguientes: 5. Gabriel Marcel, celebrado dramaturgo y profundo pensador, nos pone alerta acerca de la diversidad de sentidos que un texto ofrece a los distintos tipos de lectores: «(...) Bajo la materialidad objetiva de un texto que está ahí para todo

el mundo, pueden

esconderse

sentidos jerarquizados que se revelarán

sucesivamente al lector si está dotado de un poder de penetración suficiente». «Lo propio de un sentido es no revelarse sino a una conciencia que se abre para acogerlo». Interpretar un texto literario implica una verdadera creación,

como sucede con el intérprete musical que quiere descubrir el sentido profun­ do de una obra más allá del significado inmediato que cualquier conocedor de la escritura musical puede ver en los signos de la partitura. Esta interpretación creadora es una «participación efectiva en la inspiración misma del composi­ tor» (cf. Présence et immortalité, Flammarion, París 1959, págs. 23-24).

163

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

1.

«Un solo ser os falta y todo queda despoblado». Este verso de las Premieres Meditations Poétiques del poe­ ta romántico Alphonse de Lamartine carece de sentido en el

nivel 1

-pues, obviamente, aunque perezca un

ser, permanecen millones sobre la tierra-, y se muestra sobremanera sugestivo y realista en el

nivel

2, ya que

el sentido de la vida de un hombre brota en el encuen­ tro con seres que, a través de una relación de trato, se han convertido para él en

únicos

en la tierra, polos

de imantación de toda su vida. Al faltar dichos polos, que constituyen la meta de su obrar y el sentido de su existir, el mundo en derredor se convierte en un

to,

entendido este vocablo de forma simbólica, como

imagen del grado 2.

desier­

cero de creatividad6.

Asediado por la conciencia de haber asesinado a su amigo el rey Duncan, Macbeth siente la fiebre del deli­ rio. Su mujer le sugiere que busque agua y limpie sus

«¿Todo el océano inmenso de Neptuno podría lavar esta sangre de mis manos? ¡No! ¡Más bien mis manos colorearían la multitudinosa mar, volviendo rojo lo verde!»7. La manos. Macbeth replica con infinita tristeza:

fuerza expresiva de esta frase arranca del entrecruza­ miento de los niveles 1 y 2 en la palabra «sangre». La sangre, como elemento físico, puede limpiarse con un poco de agua, pero, como signo de un acto criminal, no puede ser borrada por toda el agua del océano. El valor simbólico brota de un entreveramiento de ámbitos. La 6. Véase el comentario dedicado a El principito de Saint-Exupéry en Cómo for­ marse en ética a través de la literatura, págs. 210 ss. 7. W. Shakespeare, La tragedia de Macbeth , acto II, Aguilar, Madrid 1943, 1225; traducción de Luis Astrana Marín.

164

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

sangre derramada por un acto violento con voluntad de asesinato es el testimonio viviente, sensible, de un

entreveramiento colisional de dos ámbitos de realidad: el del agresor y el del agredido. Si se trata de dos per­ sonas amigas, una de las cuales reviste la dignidad su­ prema de representante máximo del pueblo, la colisión presenta un carácter especialmente agudo, y el simbo­ lismo del elemento que le da cuerpo -en este caso, la sangre- se acrecienta sobremanera. Analicemos la frase y veamos con qué habilidad saca partido Shakespeare de la posibilidad de situar, a la

nivel 1

vez, ciertos términos en el

y en el 2. Al comen­

zar diciendo Macbeth: “¿Todo el océano inmenso de Neptuno podría lavar...?”, parece que responde a su esposa en el mismo nivel en que ella había hecho su propuesta: el

nivel 1,

al que pertenece el “agua”, vista

como un elemento material capaz de eliminar la sucie­ dad. Pero, al agregar, como complemento de la frase, “esta

sangre

de

mis

manos”,

difracta

súbitamente

nuestra atención y la sitúa en dos niveles a la vez: el ni­ vel 1 y el -3, porque esa sangre concreta se halla en sus manos debido al asesinato que acaba de cometer. Esa sangre sigue siendo una realidad biológica -indispen­ sable para vivir y susceptible de análisis científico-, y pertenece por tanto al

nivel 1,

pero en este momento

presenta un carácter sumamente negativo en el aspecto

(nivel -3). En el conjunto de la frase, el verbo lavar conserva su sig­ nificado cotidiano de limpiar (nivel 1), pero adquiere el sentido de purificar (nivel 2). ético pues delata una actividad criminal

165

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Por eso afirma seguidamente que todo el agua del mundo no puede lavar (en sentido de purificar) ese ti­ po singular de sangre que ensucia sus manos asesinas, antes, al contrario, esas manos mancharán -en el as­ pecto ético- cuanto toquen

(nivel

-3). La segunda fra­

se “¡No! ¡Más bien mis manos colorearían la multitudinosa mar, volviendo rojo lo verde!” debemos verla también en los dos niveles, para que muestre toda su impresionante

expresividad. El autor

imaginemos, en el

nivel 1,

quiere

que

nos

que un poco de sangre tiñe

de rojo los inmensos océanos y, al mismo tiempo, nos indica que esa trasmutación se ha realizado de hecho en el

nivel -3

porque un hombre, con sus manos, ha

subvertido el orden ético de forma tan grave e irrever­ sible como es un homicidio. 3.

En el acto IV de la obra de Víctor Hugo

Hernani,

Don

Carlos se halla ante el sepulcro del emperador Carlo-

“¡Aquí reposa Carlomagno! (...) ¡Haber sido más grande que Aníbal, que Atila, tan grande como el mundo... y que todo quepa aquí! ¡Con­ quistad arteramente un imperio, y ved el polvo que hace un emperador!”⁸ . La sobrecogedora expresivi­ magno y exclama:

dad de este texto la consigue Víctor Hugo instando al lector a situar en el

nivel 1

ciertas realidades relevantes

-Carlomagno, Atila, Aníbal...- que pertenecen al nivel

2.

Veamos con qué astuta pericia nos hace pendular

del nivel 1 al 2, y viceversa. 8 8. O. cit., Librairie Larousse, París 1971, págs. 127, 130. Versión española: Hernani, Espasa-Calpe, Madrid 31966, págs. 61-62.

166

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD



Comienza con una indicación relativa al

“¡Aquí reposa...!”.

nivel 1:

Pero inmediatamente indica el

sujeto de la frase: “Carlomagno”. Nos conmueve pensar que todo un emperador -honrado con el tí­ tulo

de

“magno”-

esté

encerrado

en

la

angosta

oquedad de un sepulcro. Tras la primera sorpresa, advertimos que la grandeza de este emperador pro­ cede de las instituciones que creó, los proyectos que diseñó y en parte realizó; en una palabra: del

ámbito

de vida personal y social que supo configu­

rar. Este ámbito pertenece al

nivel 2.

Y descubri­

mos que el autor, de propósito, nos ha hecho pasar, subrepticiamente, del nivel 2 al 2. •

Seguidamente recorre el camino inverso para hacer explícito el contraste y provocar un mayor asombro

“¡Haber sido más grande que Aníbal, que Atila, tan grande como el mundo... y que todo quepa aquí!”. Nos invita el autor a imaginarnos el en el oyente:

ancho mundo reducido a las dimensiones de una tumba. Hemos descendido abruptamente al nivel •

1.

“¡Conquistad arteramente un imperio, y ved el polvo que hace un emperador!”. De nuevo nos eleva al nivel 2, para Concluye el texto de forma irónica:

suscitar en nuestra imaginación toda la red de ac­ tividades que supone la conquista de un imperio y derrumbar súbitamente ante nuestros ojos ese cas­ tillo de naipes, con el simple recurso de mostrarnos que tamaña gloria se ha reducido a un puñado de cenizas (nivel

1).

167

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El autor sabía bien que Carlomagno, visto como empe­ rador

-nivel

2-, no yace en el sepulcro

-nivel 1-,

ni siquiera

ha muerto del todo, ya que pervive en las estructuras políti­ cas y en la cultura de Occidente se hallan sus “restos corpóreos”

(nivel 2). En (nivel 1). Un

la tumba sólo emperador no

se convierte en polvo. Si tuvo una personalidad relevante, fue debido a su poder creativo, y éste presenta unas condi­ ciones de espacio y tiempo distintas y superiores a las que afectan a la materia corpórea, que es la que se convierte en polvo. Todo ello lo dejó el autor de lado tácticamente para confundir los niveles de realidad y provocar en el lector una especial conmoción. Si desean los lectores participar en el comentario de los textos de V. Hugo y W. Shakespeare, pueden contestar a las preguntas siguientes: •

¿Presentan tales frases un poder expresivo? En caso positivo, ¿a qué se debe?



¿Están bien construidas, con perfecta lógica, o bien se cometen

en

ellas

extrapolaciones

y

encabalgamientos

de diversos planos de la realidad? ¿Son aceptables es­ tos cruces y extrapolaciones a) en el plano filosófico, b) en el plano literario?

Descubrir los niveles de realidad en obras cinematográficas La distinción de niveles conviene realizarla también sobre el ejemplo de varias películas de calidad 9. Tomemos dos bien conocidas y sobresalientes: 9. Un análisis amplio de 22 películas actuales con el método de la Escuela de Pensamiento y Creatividad lo ofrece Ma Angeles Almacellas en su obra Edu­ car con el cine , Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid 2004.

168

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

1. Camino

al paraíso, de Bruce Beresford

Durante la última guerra mundial, un grupo de mujeres australianas,

inglesas

y

norteamericanas

son

apresadas

en

Singapur por los japoneses y sometidas a las crueldades pro­ pias de los campos de concentración. Varias de ellas forman un conjunto musical, que se especializa en interpretar piezas orquestales con la sola ayuda de la voz. Los guardianes las castigan duramente

(niveles -1

y -2) cuando las sorprenden

juntas ensayando. No las tratan como personas

(nivel 2),

sino

(nivel 1); las hacen sentirse rebajadas de condición (nivel -1), las someten frecuentemente a tratos vejatorios (nivel -2) e incluso castigan cualquier indisciplina con la pena de muerte (nivel -3).

como meras prisioneras

Cuando ya se hallan las internas muy afectadas por esas condiciones inhumanas de vida, los guardianes seleccionan de entre ellas a las más bellas y les ofrecen pasar a vivir en una mansión lujosa, al servicio de varios oficiales

(nivel -1).

La ma­

yoría prefieren seguir unidas al grupo y crear belleza a través de la interpretación musical

(niveles

2 y 3). La dificultad de es­

ta elección queda reflejada en un breve diálogo. Una de las jó­ venes pregunta al intérprete japonés si en la mansión habrá agua caliente, y él responde:

jabón

“Mucha agua caliente y mucho

Ella se destaca del grupo y se encamina hacia la sala a

la que deben ir las jóvenes que aceptan el nuevo modo de vida. La directora del coro se interpone en su camino y le insta a ser­ les fiel. Cuando ve que ella intenta alejarse, le dice:

“¡Nos fal­

tará una contralto...!". La joven se vuelve y, con una sonrisa desolada, le pregunta: “¿Me estás pidiendo que renuncie a co­ mida, a jabón y sabe Dios a qué más para morirme de hambre

169

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

y cantar?”. La directora le mira fijamente a los ojos y le “¡Sí, eso es lo que te pido!”. La joven duda un instante,

dice: mira

hacia la sala donde hubiera comenzado para ella el bienestar, y súbitamente se da media vuelta y se echa, sollozando, en los brazos de su compañera. Dos de los implacables guardias que presencian la escena parecen conmoverse. Un día, el grupo de cantoras está a punto de ofrecer un concierto a sus compañeras de infortunio, acto de comunica­ ción artística que implica una forma de encuentro y un acto de opción por el valor de la pura belleza (niveles

2 y 3).

Los guar­

dianes son alertados y acuden precipitadamente a la carpa en que se hallan las mujeres. Se presiente lo peor. Pero, en el mo­ mento de irrumpir los guardianes en la carpa, suena el primer acorde del

Adagio de la Sinfonía del nuevo mundo, de Antolin

Dvorak. Los guardianes se detienen, como sobrecogidos por el encanto de esa música bellísima. De repente, se vieron eleva­ dos del

nivel

2, en que solían moverse, al

nivel 3,

propio de la

belleza en estado puro. Esa experiencia provocó una leve me­ joría en las condiciones de vida del campo. Sobrecoge obser­ var que la aparición de la belleza pueda conmover a personas que parecen ser el prototipo de la dureza y la crueldad. Esta película nos sugiere que lo decisivo en la vida es des­ cubrir

los

valores

más

altos

y

sentir

asombro

ante

ellos.

Suscitar sentimientos de asombro ante las realidades valiosas es la tarea primordial del proceso formativo, pues los valores elevados no arrastran, se hacen valer, nos invitan a que ios asumamos, suscitan admiración en los espíritus sensibles a esa llamada y les ayudan a situarse en los niveles que están llamados a constituir nuestro auténtico hogar. Es buena oca­

170

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

sión ésta para pensar si los medios de comunicación suelen elevar nuestro ánimo o tienden, más bien, a deprimirlo. 2. Titanic, de James Cameron Al comienzo de la obra llama la atención el ajetreo que precede a la salida del inmenso navio, el poderío de éste, la conciencia de grandeza que tienen los directores de la empre­ sa y que contagia a todos los viajeros. Se daba por supuesto que ese maravilloso ingenio, prodigio de la mejor técnica, era indestructible: “Ni Dios puede hundirlo”, opina uno de los pasajeros. El capitán se mueve con aire de soberanía, orgullo­ so del poder que alberga en sus manos de tripulante. Al verse en alta mar, ordena que pongan las máquinas casi a pleno rendimiento para que todos se asombren de la velocidad que puede alcanzar el navio. Da la impresión de que considera superfluo tomar precauciones pues no cabe sospechar que ese gigante pueda ser amenazado por alguna fuerza natural. Es penoso el contraste entre la grandeza del navio y la estrechez de miras de los viajeros. Los que se alojan en pri­ mera clase marcan rígidamente las distancias con los pasaje­ ros de clases inferiores y se entregan a sus pasatiempos favo­ ritos. Vistos desde fuera, no parecen superar el

nivel 1.

La

monotonía del viaje es rota por una relación amorosa que se establece entre dos jóvenes y aparece tensionada por el he­ cho de que pertenecen a clases sociales muy distintas y la jo­ ven viene acompañada por su novio. Éste es de buena pre­ sencia y goza de excelente posición, pero muestra una acti­ tud dominadora

(nivel 1) y no

suscita entusiasmo alguno en

la joven. Presa de una grave depresión, ésta parece dispuesta a arrojarse al agua

(nivel -3),

171

pero aparece un joven pobre,

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

simpático y abierto, que la ayuda a salir del trance. Se inicia, con ello, una rápida escalada hacia la pasión erótica y la in­ timidad corpórea. No hay tiempo a comprobar si esta atrac­ ción primera

(nivel 1)

llega a florecer en un auténtico en­

cuentro, una relación de amistad y compromiso creador (ni­

vel

2), porque pronto colisiona el buque con el iceberg y se

desencadena la tragedia. La joven se comporta respecto al joven de forma valiente y abnegada; incluso expone su vida

nivel

para no separarse de él. Inicia, así su ascenso al

2 y

mueve a su amigo a imitarla. Al iniciarse el hundimiento del barco, se crea un clima de pavor, y el instinto de conservación lleva a los pasajeros a situaciones

de

extremo

nerviosismo.

El

inmenso

navio

se

parte, al fin, en dos y se hunde lentamente, en medio del des­ esperado

griterío

de

quienes

buscan

un

lugar

todavía

no

anegado por las aguas. Impresiona contemplar la impoten­ cia de todos, pobres y ricos, marineros y marinos, ante esta fatalidad inesperada. En ese clima agitado (nivel

1)

apenas tiene encaje la can­

ción navideña que interpreta un cuarteto de cuerdas

2 y 3).

(niveles

Incluso los músicos parecen tocarla sin convicción, co­

mo para cumplir hasta el final una función que en este mo­ mento ha dejado de tener sentido. En otra versión, en blanco y negro, del tema “Titanic”, la fidelidad de los cuatro músicos a su tarea artística es muy significativa porque da elevación espiritual a la desesperada situación que se está viviendo. Viene a ser un testimonio de que, cuando todo perece en el

nivel 1

y se quiebran las seguridades básicas, permanece in­

tacta la belleza a la que estamos vinculados de raíz (nivel

172

3).

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

Este valor singular de la interpretación musical se debe a la peculiar orientación que se imprimió a toda la película. Al final, cesa toda agitación y bullicio, y sobre el rumor del mar helado sólo queda una voz: la del marino que pre­ gunta a gritos si hay todavía alguien con vida. A la ansiedad del

nivel 1

sucede ahora la desolación absoluta, sólo mitiga­

da en alguna medida por el hecho de que la joven protago­ nista acaba siendo rescatada y erige en su interior al fiel amigo muerto un recuerdo imperecedero (nivel 2). Vista la obra en conjunto, se observa que el juego de los niveles de realidad y de conducta salva a esta obra de la espectacularidad superficial.

Conocer el secreto de la transfiguración poética Al descubrir la existencia de los ámbitos y su importancia en la vida del hombre, es fácil adivinar en qué consiste la quintaesencia de la actividad literaria en los diversos géneros: drama, novela, poesía... Ayudar a los alumnos a descubrirlo es la segunda gran tarea del profesor. Recordemos que el propósito de todo artista y literato no consiste en reproducir y narrar hechos, respectivamente, sino en plasmar ámbitos de vida y dejar entrever la lógica interna que los articula. En el prólogo de la obra

Germinie Lacerteux

-cuya protagonista es una empleada de hogar que se siente desvalida a causa de un embarazo prematuro-, los hermanos Goncourt se esfuerzan por mostrar que todo suceso humano, por anodino que sea, es digno de ser tomado como tema prin­ cipal de una obra literaria, pues “en estos años de igualdad en

173

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

que vivimos (...), en un país sin castas y sin aristocracia legal, las miserias de los pequeños y de los pobres deben despertar el mismo interés, emoción y piedad que las miserias de los grandes y los ricos”. Esta razón es válida en el campo ético y social, pero no en el estético. En éste, la verdadera razón para conceder honores de primera figura a un argumento sórdido

ámbito de realidad. Todo lo que sig­ mundo lleno de sentido puede ser asumido como

radica en su condición de nifique un

tema literario. Plasmar un mundo, un ámbito de realidad, es la meta de todo arte, que no atiende tanto a los objetos y los hechos -por tanto, a los los

temas

argumentos-

cuanto a los ámbitos -a

profundos-. La realidad está constantemente cam­

biando, incrementando su trama de ámbitos o bien amen­ guándola. Los procesos de enriquecimiento o empobrecimien­ to son el tema propio de todo arte, el plástico y el literario. El gran poeta y escritor Pedro Salinas, en el primer capítu­ lo de su obra

La realidad y el poeta10,

estudia las diversas ver­

tientes de la realidad: la vida interior del hombre, la realidad exterior, el mundo de lo fabril -lo producido por el ser huma­ no-, las acciones y gestas del hombre, la realidad cultural. Advierte con razón que estas vertientes de la realidad son potencialmente poéticas, pero lo poético las trasciende a todas ellas. No indica, sin embargo, cómo puede el poeta “transmu­ tar la realidad material en realidad poética”11. Por eso, aun subrayando con acierto que la poesía de Jorge Guillén asume las más diversas realidades del mundo, no acierta a precisar qué tipo de realidad o qué aspecto de ella es lo que convierte 10. Ariel, Barcelona 1976, págs. 15-34. 11. O. cit., p. 209.

174

10 11

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

a cada ser en «materia poética»12. Se acerca al tema, lo bordea una y otra vez, pero lo deja en suspenso.

bello del mundo, lo que tenga de poético -escríbe­ se da de un modo vago, disperso, genérico; hay poesía en todas partes, en ninguna. El primer paso de la acti­ vidad poética es dejarse apoderar de esa belleza, reci­ birla, entregarse a ella. (...) Pero cabe una actitud reac­ tiva: la de apoderarse a nuestra vez de aquello que de­ jamos se apoderara de nosotros. ¿Y cómo? Pues sim­ plemente cobrando conciencia clara, plena, de ello”13. “Lo

Obviamente, no queda con esto clarificado el paso o salto de lo prosaico a lo poético. A mi ver, este salto coincide con el tránsito del nivel objetivo al ambital14. El verso de Jorge Guillén “No

hay soledad. Hay luz entre todos. Soy vuestro”

está situado en el nivel poético porque no se limita a descri­ bir

hechos;

plasma un

acontecimiento

decisivo: la luz que

brota en el encuentro interhumano. Salinas destaca que “la poesía tiene el deber primordial de crear”. Ciertamente, pero lo decisivo es mostrar que la creación poética consiste, ante todo, en plasmar

ámbitos de vida.

“Eran las cinco en punto de la tarde. Las heridas quemaban como soles a las cinco de la tarde, y el gentío rompía las ventanas a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. 12. O. cit, págs. 209-210. 13. O. cit., p. 209. 14. Sobre la transformación del espacio físico en ámbito lúdico, véase mi Estética de la creatividad , págs. 319-383.

175

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

¡Ay qué terribles cinco de la tarde! ¡Eran las cinco en todos los relojes! ¡Eran las cinco en sombra de la tarde!” Estas frases de la elegía de Federico García Lorca a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías trascienden el nivel prosai­ co de la mera indicación de un dato horario objetivo para con­ vertirse en creación poética porque al repetir la hora a modo de tañido de campanas, no se limitan a dar una información; fundan un

ámbito de encuentro,

el encuentro múltiple y trági­

co que tiene lugar a las cinco de la tarde en un día de toros. Bien precisado el carácter específico de la actividad litera­ ria, se debe resaltar la

condición eminentemente real

del con­

tenido de las obras literarias de calidad. Se trata de un realismo de ámbitos, de acontecimientos, de diversas formas de sentido, de procesos creativos, no de objetos, de hechos, de meros sig­ nificados y procesos artesanales. Por eso pueden los

tos

argumen­

(vistos como tramas de hechos) ser puras ficciones, pero no

los temas (que describen la lógica que rige la vida humana en todo tiempo y lugar). Los hechos que forman la trama argumental de

La tragedia de Macbeth,

de Shakespeare, tal vez no

han ocurrido nunca. No importa, pues el propósito del autor fue mostrar al espectador la condición siniestra del proceso de vértigo, el vértigo -en este caso- de la ambición de poder que, al principio, prometió al noble inglés una conmovedora pleni­

tema real de

tud y, al final, lo sumió en la tragedia colectiva. Este es el profundo de la obra, que nos sitúa ante la posibilidad

dejarnos seducir por la ambición de poder. A eso se debe que esta obra literaria nos siga conmoviendo en circunstancias tan distintas como las actuales.

176

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

Rehacer las experiencias básicas de las obras y descubrir la lógica de los procesos que las articulan Los

temas

propios de las obras literarias se expresan y re­

velan en las experiencias nucleares de las mismas. Una lectura atenta nos permite descubrir las experiencias que deciden la marcha de cada obra, su dinamismo dramático. Empezamos a leer, por ejemplo,

El túnel,

de Ernesto Sábato, y advertimos

que el protagonista, Castel, siente interés por María, pero no

dominarla. Esta experien­ vértigo y explica cuanto sigue cuenta la lógica del vértigo

la ama; en realidad, lo que ansia es cia de dominio es una forma de a continuación. Basta tener en

para comprender por qué Castel siente tristeza, angustia y desesperación y acaba destruyendo a María y a sí mismo. La penetración en una experiencia básica nos pone en la pista pa­ ra descubrir la

lógica

que rige el proceso que vertebra la obra:

en este caso, se trata de un proceso de vértigo Para

descubrir

y

rehacer

de dominio.

personalmente

las

experiencias

fundamentales de una obra, debemos conocer con la mayor finura posible los acontecimientos básicos de la vida huma­ na: amor y odio, fidelidad y traición, agradecimiento e indi­ ferencia, risa y llanto, alegría y tristeza, desolación y entusias­ mo, arrepentimiento y pertinacia, entusiasmo y abatimiento, encuentro y soledad, aburrimiento y euforia...15 15. Numerosos autores ofrecen espléndidos análisis de tales fenómenos y aconteci­ mientos. Las obras de Bergson, Blondel, Newman, Guardini, Teilhard, Scheler, Marcel, Hildebrand, Laín Entralgo, Moeller; Guitton, Ebner, Buber, Urs von Balthasar, Plessner, Binswanger, Mouroux y tantos otros describen con singular pe­ netración las experiencias que se hallan en la base de las obras literarias valiosas. Todo profesor que desee llevar a cabo una labor bien aquilatada de análisis litera­ rio debe consagrar tiempo a meditar obras de ese género que le permitan tematizar sus experiencias personales y poner de manifiesto su interna articulación.

177

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Al tropezar en la lectura con una experiencia que nos parece decisiva, no debemos pasar de largo, limitándonos a tomar nota de ella. Hemos de rehacerla personalmente, para comprender todas sus implicaciones y

descubrir el sentido

profundo de cuanto sucede en la obra. Conviene subrayar que en la interpretación artística y literaria se impone tener paciencia, dejar en suspenso el juicio cuando no se compren­ de del todo el sentido de un pormenor, porque

brota en el juego.

el sentido

Hemos de “pensar en suspensión” (Karl

Jaspers), poner en juego un pasaje con otros. De esta forma, todo se va clarificando y adquiriendo pleno sentido. Al co­ mienzo de

Yerma,

de F. García Lorca, no sabemos qué signi­

fica en rigor el sueño de Yerma y quién es el pastor y el niño vestido de blanco que éste lleva de la mano. Al final del pri­ mer cuadro del primer acto, el enigma se revela al aparecer Víctor, el sencillo pastor de carácter abierto con el cual esti­ ma Yerma que hubiera podido tener una verdadera relación de encuentro y el fruto consiguiente que es el hijo. En la obra de A. Buero Vallejo

En la ardiente oscuridad, los

ciegos del internado viven alegres. El recién llegado, Ignacio, considera esta alegría como ilusa y falsa. He aquí la experien­ cia crucial en la que se debe profundizar. ¿Puede un ser huma­ no despojado de un sentido tan importante como la vista sentir verdadera alegría en la vida sabiendo que existe la luz y hay mil realidades atractivas que contemplar? ¿Queda el ciego, por es­ ta carencia, despojado de toda posibilidad creativa que otorgue cierta plenitud a su existencia? Ignacio y Carlos responden de manera opuesta a estas preguntas, y tal discordancia impulsa el movimiento dramático que culminará en tragedia.

178

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

Como acabamos de ver, en William Shakespeare nos cuenta

La tragedia de Macbeth un argumento sobrecoge­

dor. No lo hace para divertirnos con una historia emotiva, sino para lograr algo mucho más valioso: que descubramos la dimensión del abismo al que caemos cuando nos dejamos arrastrar por la fascinación del poder. Este es el

tema

de la

obra, y en él debemos prender la atención porque arroja torrentes de luz para comprender a fondo nuestra vida. Sin duda estamos convencidos de que jamás mataremos a un rey para heredar su trono, pero podemos adoptar, un día, una actitud de egoísmo que nos lleve a dejarnos fascinar por la ambición de poder o dominio en algún otro aspecto. ¿Somos capaces de prever las consecuencias de tal fascinación? Para ayudarnos a ello, el autor nos dice, con impresio­ nante fuerza, lo siguiente: Miraos en este espejo. Una perso­ na de alta condición social se deja seducir por un proyecto ambicioso y no duda en arrasar los derechos de los demás. Mata al rey y a sus hijos, los herederos, y obtiene el ansiado trono. Su triunfo parece total. Ello debería reportarle una inmensa

alegría

e

incluso

entusiasmo.

Sucede,

en

cambio,

lo contrario. Recordemos la desoladora tristeza que embarga

“¡Lá­ vate esas manos!”. Y él responde, sombrío: “¿Todo el agua del inmenso océano de Neptuno podría lavar estas manos? ¡No! Más bien estas manos colorearían el multitudinoso mar, volviendo rojo lo verde”16. Pronto verá Macbeth que tenía a Macbeth cuando, tras el asesinato, le dice su mujer:

razón para sentirse desolado, pues la entrega a la fascinación 16. Cf. O. cit., acto II, escena 2. (Obras Completas, Aguilar, Madrid 1943, p. 1225).

179

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

nos

produce

en

principio

euforia,

exaltación

interior,

pero

inmediatamente nos sume en la decepción, el vacío, la triste­ za, la desesperación y la aniquiladora soledad que es fruto del odio. Para expresar esta soledad, Macbeth se ve al fin as­ fixiado por un cerco implacable y pierde la vida con todos sus allegados. Esta obra presenta una trama de acciones muy negativas en el aspecto moral, pero resulta aleccionadora por su valor “catártico” (Aristóteles) o purificador. Nos purifica el ánimo al mostrarnos las fases de un proceso de destrucción perso­ nal que cada uno de nosotros puede seguir en algún momen­ to de su vida. De forma más suave nos transmite el mismo mensaje el genial cineasta C. Th. Dreyer en su obra

Dies irae.

Dos jó­

venes han iniciado una relación de amor que en su situación social resulta imposible. Se acercan a un lago y saltan a una pequeña barca. El joven empuña los remos y pregunta a la

dónde vamos? Ella responde, abatida: "A donde nos lleve la corriente". En ese lago no hay corrientes que pue­

joven: ¿A

dan

arrastrar una

barca

gobernada

por un

joven

fornido.

Obviamente, se alude al poder que tiene el vértigo de arras­ trarnos hacia modos arriesgados de conducta.

Captar la expresividad de las imágenes Estas experiencias básicas hallan expresión cumplida, am­ bigua pero intensa, en las

imágenes literarias.

Es decisivo

para la interpretación literaria que el alumno afine su sensi­ bilidad para percibir, a un tiempo, la doble vertiente de las

180

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

imágenes -la sensible y la suprasensible, la objetiva y la ambital- y aprenda a descubrir en ciertos «personajes» vertien­ tes de una misma realidad. Recordemos, por vía de ejemplo, algunas de las imágenes que descubrimos en diversas obras. En

Siddhartha,

de Hermann Hesse, el barquero Vasudeva

significa la vertiente del hombre que va en busca de una ex­ periencia de éxtasis que lo lleve a plenitud personal. Por eso, cuando Siddhartha, el hombre que busca la perfección, deci­ de quedarse junto al río en actitud contemplativa, extática (con un tipo de éxtasis precario, pero sincero), Vasudeva se retira. Su función estaba cumplida y no tenía sentido perma­ necer en escena. Govinda acompaña a Siddhartha cuando és­ te va en busca de un maestro que le transmita una doctrina de salvación. Se separa de él cuando su amigo quiere seguir su propio camino para encontrar la perfección a través de la

personajesauténtico sentido

experiencia personal. Govinda y Vasudeva son

imagen, que deben ser comprendidos en su funcional en el conjunto del dinamismo de la obra. Por lo que toca a

La metamorfosis,

de Franz Kafka, ¿qué

significa la transformación de un hombre en vil insecto? En el aspecto espiritual ¿no había sufrido anteriormente el pro­ tagonista un proceso de envilecimiento del que era conscien­ te? ¿Qué querrá decir el autor al mostrar a una persona que adquiere cuerpo de insecto y pierde toda capacidad de actuar como una persona, pero conserva la capacidad humana de pensar, sentir, querer, anhelar, sufrir...? El hecho de que la fa­ milia llegue a considerar abiertamente a Gregorio como un bicho e intente desentenderse de él implica también una me­ tamorfosis o cambio de nivel, del nivel de la creatividad a un

181

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

nivel de puro utilitarismo. Este giro en la actitud de la fami­ lia, sobre todo de la hermana, Grete, es lo que determina la muerte de Gregorio. Tal desaparición significa que éste se vio totalmente

dico

fuera de juego,

es decir,

asfixiado en el aspecto lú-

-o creativo-. Al recibir jaque mate el rey, éste queda pri­

vado de toda posibilidad creativa y la partida de ajedrez se termina. Justo, esta vinculación entre creatividad y vida per­ sonal es lo que nos quiere poner Kafka ante los ojos, pero lo hace, lógicamente, a través de imágenes, como sucede siem­ pre en el arte y la literatura. Antes de analizar

San Manuel Bueno, mártir, de

Miguel de

Unamuno, hemos de recordar que en la personalidad del au­ tor pueden distinguirse dos vertientes bien diferenciadas: la

agónica

y la

esperanzada.

En sus ensayos filosóficos y religio­

sos, Unamuno pone en tensión desgarrada el entendimiento y la voluntad, la vida intelectual y la vida volitiva. En el

íntimo

Diario

subraya con toda energía que, si uno practica el bien y

crea formas elevadas de unidad con el prójimo, acaba creyen­ do. Tal alumbramiento de luz va unido con un sentimiento de gozo. Por el contrario, si uno polariza egoístamente todas las realidades del universo en torno al propio yo, se condena a no sentir en la vida más que abatimiento. Meditemos de nuevo el texto de Unamuno en el que vincula su egoísmo y su tristeza:

“Es tal vez una forma aguda de egotismo. En vez de buscarme en Dios, busco a Dios en mi" “Ya no volveré a gozar de ale­ gría, lo preveo. Me queda la tristeza por lote mientras viva”17. La vertiente agónica da lugar en Unamuno a una condición 17. Diario íntimo, Alianza Editorial, Madrid, 1972, p. 123.

182

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

dolorida y humillada, que toma cuerpo en la imagen de Blasillo el Bobo, que repite maquinalmente -es decir, sin crea­ tividad- lo que ha oído. La vertiente del Unamuno esperanza­ do adquiere voz y figura en la imagen de Angela, la “portado­ ra de la buena nueva”, de la noticia de que Don Manuel, el párroco, murió creyendo no creer, pero en realidad creía, pues el que se sumerge en una comunión de fe participa de la fuen­ te de luz que dicha comunidad hace brotar. Unamuno vivió pensando que no creía en sentido riguro­ so porque su idea de fe y de conocimiento era demasiado res­ tringida, pero en las notas del

Diario íntimo

adivina un nexo

profundo entre la fe, la actitud de sencillez y la actividad creadora de unidad. El bloqueo intelectual a que fue someti­ do Unamuno por los prejuicios de su época no le permitió dar razón de este enigmático vínculo, pero no fue obstáculo para que su talento literario lo haya plasmado en la figura compleja

de

Don

Manuel.

Con

toda

verdad

pudo

indicar

Unamuno que en esta obra había querido expresar “lo más hondo y dolorido de su espíritu”. Por esta voluntad de ahondar en el secreto de la vida espi­ ritual, toda la obra está rebosante de imágenes. Don Manuel, el párroco, pide a Angela, la feligresa, que le dé la absolu­ ción. Angela toma en serio la proposición y se siente “inva­ dida de un extraño sacerdocio”. He aquí una imagen de la voluntad del párroco -que cree no creer en la vida perdura­ ble- de ser acogido en la comunidad de fe de la parroquia, de la cual es portavoz Angela. Si ésta, al observar que Don Manuel se inmerge en el ámbito espiritual del pueblo, mani­ fiesta que oye sonar las campanas de la iglesia sumergida en

183

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

el lago, ello no debe entenderse en el

nivel 1

sino en el 2, es

decir, como imagen de la comunidad de fe que supera el aquí y el ahora y abarca a las generaciones anteriores que transmi­ tieron a las actuales sus creencias18.

Las bodas de sangre de Federico García visto como símbolo del vértigo, del proceso

El caballo, en Lorca, debe ser

espiritual que empieza exaltándonos, para precipitarnos luego en la tristeza, la angustia, la desesperación y la destrucción. El

“principito”

-en

el

relato

de

Saint-Exupéry-

al alba. Yerma, por el contrario, se de noche. No se trata de meras indicaciones

aparece

en el desierto

escapa del

hogar

de tiempo

objetivo o de presencia o ausencia de luz, sino de imágenes que expresan, respectivamente, el deseo de fundar ámbitos de amistad o de romperlos. Las imágenes, con su condición bifronte y su poder ex­ presivo, ponen luminosamente ante los sentidos realidades y acontecimientos profundos que pasan, a menudo, inadverti­ dos a las gentes. Gregorio Samsa, metamorfoseado en insec­ to indefenso e inmóvil, es imagen del drama espiritual que este anodino corredor de comercio sufría desde antiguo en su interior. Kafka no plasma una mera ficción; quiere poner an­ te nuestros ojos, en todo su horror, un estado espiritual que se da con harta frecuencia y que pocos suelen advertir aun­ que sea tan real -en el plano del espíritu- como los objetos que perciben nuestros sentidos. Las obras literarias constituyen un tejido de ficciones en cuanto a su

argumento.

Los hechos narrados o vividos en la

18. San Manuel Bueno, mártir. Alianza Editorial, Madrid 1966, p. 18.

184

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

obra no se han dado nunca ni se dan en la vida real de la forma que ahí presentan. Creonte y Antígona pueden no haber existido nunca. Por otra parte, los actores que los encarnan no son, en su vida extrateatral, ni gobernante ni hermana de un traidor, respectivamente. Sin embargo, el tema de la obra es plenamente real en todo tiempo. Por eso sigue interesándo­ nos hoy la tragedia de Sófocles. El conflicto entre el ámbito de la ley y el de la piedad tiene en nuestros días plena vigencia aunque presente un ropaje argumental distinto, pues el modo actual de castigar a los traidores no consiste en negarles el de­ recho de sepultura.

Percibir el poder expresivo del lenguaje Visto con rigor, el lenguaje es el vehículo viviente de los ámbitos de realidad que el hombre va creando en su vida. Por eso da cuerpo expresivo a los símbolos y a las imágenes. El lenguaje no es un fenómeno huidizo, como sucede en el plano objetivo, en el cual se reduce a una vibración pasaje­ ra del aire; tiene un poder colosal de crear ámbitos o des­ truirlos. Hay tantas formas de lenguaje cuantas hay de relación del hombre con los seres del entorno. Recordemos las pala­ bras que, en

La salvaje

de Jean Anouilh, dice Teresa a su no­

vio Florent antes de abandonarlo: “Irás

a trabajar como de costumbre, y esta noche te darás cuenta de que ya no es­ toy, sin saber en qué momento me fui para que no podamos hablarnos todavía otra vez. Esto es lo que hace más daño:

185

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

hablar”19.

En el

nivel 1,

el de los objetos y el manejo de los

mismos, esta indicación sobre el lenguaje carece de sentido. No así en el plano lúdico o creador (nivel 2). En éste, el len­ guaje da cuerpo a ámbitos de realidad que, por ser fluidos, parecen carecer de densidad. Al adquirirla, merced a las pa­ labras, se puede hacer muy duro perderlos. Pensemos en to­ do lo que implica la frase “me voy” cuando la pronuncia una persona con la que uno ha creado un ámbito de intimidad, lleno de muy sugestivas expectativas... Cuando, en

La metamorfosis

de Kafka, Grete, la hermana

de Gregorio Samsa, deja de llamar a éste por su nombre para considerarlo como un mero insecto, corta el cordón umbilical que lo unía a la existencia, y provoca su desaparición 20. En

La malquerida,

de Jacinto Benavente, Raimunda no llama a

su marido «asesino» sino cuando ya ha roto los lazos de amor y concordia que lo unían a él. Antes daba rodeos para no pronunciar esa palabra, que encarna un ámbito de esci­ sión y lo pone ante los ojos en toda su crudeza21.

Estas cinco exigencias del análisis literario sólo podemos cumplirlas si leemos atentamente las obras hasta conseguir sintonizar

personalmente

con

ellas

y

captar

sus

momentos

decisivos. Es una labor paciente que exige tiempo y dedica­ ción, pero este esfuerzo se ve colmado al fin por una sorpren­ 19. La sauvage, La Table Ronde, París 1958, p. 111 (La salvaje, en Teatro. Piezas negras , Losada, Buenos Aires 1968, p. 124). Cf Cómo formarse en Ética a través de la Literatura , págs. 263-287. 20. Die Verwandlung, en Sämtliche Erzdblungen , Fischer, Frankfurt 1970, 95100; La metamorfosis, Alianza Editorial, Madrid 1966, págs. 94-99. 21. Cómo formarse en Ética a través de la Literatura , 157-159.

186

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

dente fecundidad, pues cada lectura de una obra literaria de calidad se convierte, así, en una espléndida lección de ética y de antropología, cuando no incluso de filosofía de la reli­ gión, como es el caso de San

Manuel Bueno, mártir.

Temas para la reflexión 1. La vía óptima para la renovación espiritual En la película

War

(guerra), el protagonista se dirige hacia

dos niños que han maltratado a su hijo. Ellos se repliegan pensando que va a darles su merecido castigo. Tanto mayor es su sorpresa cuando ven que se reduce a regalarles dos ape­ titosos dulces. Cuando su hijo le pregunta por qué les da los dulces que había comprado para su madre y su hermana, él contesta

escuetamente:

“Porque

a

ellos

posiblemente

nadie

les da nada”. •

¿En qué nivel se movieron los cuatro personajes?



Si queremos que la reprensión y el castigo susciten una verdadera renovación en la persona descarriada, ¿cuál es la vía más eficaz para conseguirlo: Forzarle a pensar en las consecuencias de su conducta y encerrarle en el pozo de una vida sin horizontes, o hacerle entrever la grande­ za que encierran otras formas posibles de conducirse?

2 . El poder salvador de la amistad Bien leída, la literatura de calidad nos revela el sentido de las actitudes y los sentimientos básicos de la vida humana, por ejemplo la amistad, y su importancia decisiva en nuestra

187

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

vida. En su

Ética a Nicómaco

(1155, a.), Aristóteles indica

que “la amistad es lo más necesario para la vida”. Esta idea resalta de forma impresionante en una obra entrañable de Ernst Hemingway: El

viejo y el mar12.

Un pescador anciano no ha logrado en 80 días pescar na­ da y, abrumado por la conciencia de fracaso, se adentra en el mar, apresa un gran pez y desborda esperanza, pero, en olea­ das sucesivas, poderosos tiburones devoran su tesoro a den­ telladas. Lucha contra ellos denodadamente, mas no los mal­ dice. Los admira por su bella forma, su energía, su decisión implacable, y se lo hace saber. Al final se siente fatigado, “cansado por dentro”, pero no se desespera; enfila su barca hacia el puerto y pide al viento que hinche la vela y lo lleve a casa rápidamente. A pesar de la inmensa soledad que implica la derrota, no pierde el ánimo porque espera ver al muchacho que solía acompañarle a pescar. “No

vejez, pero es inevitable”,

es bueno estar solo en la

se dijo, apenado23. El viejo pescador

hablaba con los peces, con los pajarillos que revoloteaban en torno a su barca, con el inmenso mar, incluso con los temidos depredadores, pero llega un momento en que ese diálogo no llena su corazón; necesita la comunicación humana, el calor de la presencia. “El muchacho

sostiene mi vida, pensó ”24 .

Cuando el pescador llegó a puerto y se encontró con Manolín, le dijo con su expresivo laconismo:

menos”25.

“Te he echado de

El amor desinteresado con que el muchacho se es­

22. Cf. O. cit., G. Kraft limitada, Buenos Aires 1959. Versión original: The old man and the sea, Penguin Books, Harmondsworth (Inglaterra), 1966. 23. Cf. El viejo y el mar, p. 59; The old man and the sea, p. 40. 24. Cf. El viejo y el mar, p. 136; The old man and the sea, p. 95. 25. Cf. El viejo y el mar, p. 169; The old man and the sea, p. 112.

188

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

mero en cuidarle llenó con creces el inmenso vacío interior del anciano, que se vio abandonado por la suerte y cayó en extremo desvalimiento. El vacío queda expresado dramática­ mente en la imagen del esqueleto del gran pez, que ahora “no era más que basura a la espera de que se la lleve la marea” 26. Tras la amarga decepción, adquiere relieve y valor especial la imagen que cierra la obra: el muchacho velando el sueño del anciano enfermo y abatido.

3. La orientación del poder hacia el verdadero ideal En

El gran dictador,

Charles Chaplin representa a dos

personajes antagónicos: el dictador Adolf Hitler y un barbe­ ro judío del ghetto de Varsovia. Al final, en su papel de “dic­ tador”, sorprende a un auditorio de militares con un breve y vibrante discurso que supone un alegato contra la mentali­ dad egoísta y dominante que inspira las dictaduras.

siento, pero no quiero ser emperador; no es mi ofi­ cio. No pretendo gobernar ni conquistar a nadie. Me gus­ taría ayudar -si fuera posible- a judíos y gentiles, negros y blancos. “Lo

Todos deseamos ayudarnos. Los humanos somos así. Queremos vivir para la felicidad de los otros y no para hacerlos desgraciados. ¿Por qué nos tendríamos que odiar y menospreciar? En este mundo hay lugar para todos. La Tierra, que es generosa y rica, puede abastecer todas nuestras necesidades. 26. Cf. El viejo y el mar, p. 163; The old man and the sea, p. 114.

189

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El camino de la vida puede ser el de la libertad y el de la belleza, pero, a pesar de todo, nos hemos perdido. La co­ dicia envenena el alma de los hombres..., levanta murallas de odio en el mundo..., nos está haciendo avanzar hacia la miseria y la muerte. Hemos creado la época de la velo­ cidad y nos sentimos enclaustrados. La máquina que pro­ duce abundancia nos ha dejado en la penuria. Los cono­ cimientos nos han vuelto escépticos; nuestra inteligencia nos ha hecho obstinados y crueles. Pensamos demasiado y sentimos poco. No necesitamos máquinas sino humanidad. No necesitamos inteligencia sino amor y ternura. Sin estas virtudes todo es violencia y todo se pierde. La aviación y la radio nos han acercado más. La natura­ leza de estos descubrimientos es un claro llamamiento a la bondad del hombre... a la fraternidad universal... a la unión de todos nosotros. En estos momentos, mi voz llega a millones de personas de todo el mundo... millones de desesperados, hombres, mujeres, niños... víctimas de un sistema que tortura a los humanos y encarcela a inocentes. A quienes me puedan escuchar les digo: 'No desesperéis'. La desgracia que ha caído sobre nosotros no es más que la codicia agonizante... de la amargura de hombres que temen el progreso. Los hombres que odian desaparecerán, los dictadores caerán y el poder que arrebataron al pueblo será devuelto a éste. Hannah, ¿me escuchas? ¡Donde estés, levanta los ojos! ¿Lo ves, Hannah? ¡El sol rompe las nubes que se es­ parcen! ¡Salgamos de la oscuridad y vayamos a la luz!

190

LA LITERATURA Y EL CINE DE CALIDAD

¡Entremos en un mundo nuevo, un mundo mejor en que los hombres estarán por encima de la codicia, del odio y de la brutalidad! ¡Mira hacia arriba, Hannah! El alma de los hombres ha conseguido alas y ya empieza a volar. Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza. ¡Mira el cielo, Hannah! ¡Mira el cielo!”. a)

Exponga, aplicando la teoría de los niveles, los valores y los antivalores a que alude Chaplin en los párrafos transcritos.

b)

Señale el valor clave -el “ideal”- que inspira la actitud renovadora del protagonista.

191

5 La conversión de los profesores en formadores

Es

un

desperdicio

injustificado

consagrar

miles

de

horas e ingentes recursos a transmitir a niños y jóvenes los contenidos de las disciplinas académicas y no sacar a ese esfuerzo el fruto debido respecto a su formación integral

como

personas.

Necesitamos

un

método

efi­

informativa des­ netamente formativa. La

caz para conseguir que la actividad empeñe también una función

idea clave que me permitió elaborar este método fue la de

relación,

latente en el concepto de

encuentro.

Toda

área de conocimiento que contribuya, en alguna forma y desde su peculiar perspectiva, a resaltar la importan­ cia de estos dos conceptos afines contribuye al propó­ sito formativo del centro escolar.

En

la

actualidad

se

considera

urgente

descubrir

cómo

orientar la vida cultural y, concretamente, la actividad aca­ démica de modo que niños y jóvenes graben a fuego en su ánimo que nada es más importante en sus vidas que crear formas de unidad valiosas, relevantes; formas, por tanto, de encuentro.

193

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Ésta es la vía regia para lograr la

formación integral

que

han perseguido últimamente, sin gran éxito, diversas leyes de educación. Estas leyes consideran ineludible que cada profe­ sor contribuya desde su actividad específica a la formación humana de los alumnos y, para ello, disponen que en las cla­ ses analicen, desde una u otra vertiente, unos cuantos valores que

juzgan

primordiales.

Los

profesores

deberán

discernir

qué temas de sus programas son los más adecuados para alu­ dir a cuestiones como la educación moral y cívica, la forma­ ción vial, el amor, la salud, la tolerancia... Se han publicado últimamente numerosos libros y artícu­

valores humanos

los acerca de los

y su introducción en las

diversas áreas. El resultado de tan benemérito esfuerzo ha sido más bien pobre, debido a un error de planteamiento. A mi entender, cada área de conocimiento y, por tanto, cada asignatura académica debe contribuir a la formación integral de los alumnos, pero no ha de hacerlo mediante el análisis directo

de

ciertos

valores

seleccionados

por

la

administra­

ción, sino a través del estudio profundo de las cuestiones del propio programa que permiten comprender a fondo cómo se desarrolla la persona humana y alcanza su plenitud. Los resultados de la investigación actual nos llevan a la convicción de que el proceso de desarrollo de la persona hu­ mana depende del encuentro, y éste es un modo eminente de

relación.

La formación de niños y jóvenes se inicia de ver­

dad cuando se abre su ánimo a la admiración que producen los conceptos de

relación

y de

asignaturas escolares contribuye

encuentro. Si cada por sí misma a

asombro, presta un servicio decisivo a la tarea educativa.

194

una de las suscitar tal

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

Aquí radica la clave para resolver el problema de cómo con­ vertir a los profesores en auténticos

formadores

sin hacerles

salir de sus áreas de conocimiento. Apliquemos esta clave y veamos de qué forma tan radical y eficaz pueden colaborar cinco áreas de conocimiento con la asignatura de Ética a po­ ner las bases de una sólida formación humana.

La colaboración de cinco asignaturas con la clase de Ética 1.

Matemáticas no ha de alumnos a operar con las

Un profesor de

contentarse con

enseñar a los

estructuras ma­

temáticas: resolver una ecuación, interpretar una fór­ mula...

Al

mismo

tiempo,

debe

hacerles

ver

la

fe­

cundidad y la belleza que tienen tales estructuras, que son tramas

de interrelaciones.

• Una fórmula, por ejemplo, es bella y poderosa por­ que con suma economía de medios logra una gran expresividad, un gran poder para explicar fenóme­ nos

importantes

del

mundo

observable.

Johannes

Kepler sintió una emoción desbordante al observar que con una pequeña fórmula podía prever el mo­ vimiento de los astros. Max Planck, el fundador de la Mecánica Cuántica, afirma que Kepler se mantu­ vo fiel a su investigación científica, a pesar de mil

“fe profunda en la existencia de un plan definido detrás de la creación entera"1. avatares, merced a su

1. Cf. Heisenberg, Einstein y otros: Cuestiones cuánticas, Kairós, Barcelona 1987, p. 212.

195

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA



Al recibir el Premio Nobel, el científico chino Chen Ning Yang hizo la siguiente declaración: “Permítan­

me Vds. subrayar que la sencillez conceptual y la verdadera belleza de las simetrías que resultan de experimentos tan complicados representa para los físicos un gran aliento. Aprendemos a esperar que la naturaleza tenga un orden”2 . •

“Es aquí -en este esfuerzo por unificar racionalmente la multiplicidad de elementos- donde la ciencia alcan­ za sus más grandes éxitos... Pero cualquiera que baya experimentado la intensa satisfacción que pro­ duce todo avance logrado en este campo siente una profunda reverencia por la racionalidad que se po­ ne de manifiesto en todo lo que existe”. “Aunque es cierto que los resultados científicos son entera­ mente independientes de cualquier tipo de conside­ raciones morales o religiosas, también es cierto que justamente aquellos hombres a quienes la ciencia debe sus logros más significativos fueron indivi­ duos impregnados de la convicción auténticamente religiosa de que este universo es algo perfecto y sus­ ceptible de ser conocido por medio del esfuerzo hu­ mano de comprensión racional”3.



Suele decirse que las Matemáticas son “frías y ári­

En la misma línea, Albert Einstein escribe:

das”. Esta impresión es fruto de una consideración superficial. Basta considerar, por ejemplo, que una 2. Cf. Physikalische Blätter; 14 (1958) 344. 3. Cf. Heisenberg, Einstein y otros: Cuestiones cuánticas, p. 170.

196

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

disciplina

aparentemente

tan

poco

emotiva

como

la Geometría inspiró a Juan de Herrera el opúsculo

Elogio de la figura cúbica4,

que constituye la base

estética de la contextura del Real Monasterio de El Escorial. Al captar, guiados por el genial arquitec­ to, la belleza del cubo, generada por el tejido de relaciones a que da lugar esta figura geométrica, descubrimos un mundo cultural y religioso desbordante de emoción tras la apariencia adusta de ese “desnudo arquitectónico” que es “El Escorial”, se­ gún Miguel de Unamuno. •

Una forma de emoción todavía más honda la expe­ rimentamos al percatarnos de la relación enigmáti­ ca que existe entre las estructuras matemáticas que configura la mente humana y las estructuras que constituyen el tejido interno de la realidad. Si pen­ samos una vez y otra en esta sorprendente interre­ lación, nos parece tocar fondo en el enigma de la realidad.



Orientado así el curso de Ciencias Matemáticas, el alumno termina al final asombrado ante la impor­ tancia insospechada del concepto de “relación”.

2.

En la clase de

Ciencias físicas,

el profesor ha de mos­

trar que la materia, como explica el físico atómico ca­ nadiense Henri Prat, “no es más que energía ‘dotada de forma’,

informada;

es energía que adquirió una

4. Un amplio comentario al mismo se halla en mi obra Hacia un estilo integral de pensar ; I. Estética , Editora Nacional, Madrid 1967, págs. 299-312.

197

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

estructura”5. En su último estrato, la realidad cósmi­ ca no está compuesta por trozos infinitamente peque­ ños de materia, sino por “energías estructuradas”, in­ terrelacionadas.

Como

una

interrelaciones. Ello

trama

de

sabemos,

una

estructura

permitió

es

decir al

“Dadme un mundo -un mundo con relaciones- y crearé materia y movimiento”6. Los conceptos de relación y de es­ famoso

físico

inglés

A.

S.

Eddington:

tructura adquieren de día en día un rango mayor en el pensamiento científico. Al final del curso, el alumno se pregunta, admirado, qué tipo de energía deben de albergar las relaciones para ser capaces de dar lugar a la maravilla del univer­ so. Esta admiración le lleva a pensar seriamente que la relación no afecta de forma

accidental

a cada uno de

los seres; decide la existencia de los mismos. 3.

El profesor de

Ciencias de la Naturaleza

muestra a los

alumnos una roca sedimentada y les pide que la “lean” y descifren su “sentido”. Con ello, les insta a que ejer­ citen las tres dimensiones básicas de una inteligencia

largo alcance (ver más allá de las aparien­ cias), comprehensión (poner en relación diversas rea­ lidades al mismo tiempo), profundidad (buscar el sen­ madura:

tido de los fenómenos). Para explicar cómo se llegó al estado actual de dicha roca, el alumno debe imagi5. Cf. L'espace multidimensionnel, Les Presses de l’Université de Montreal, Montreal 1971, p. 15. 6. Cf. Space, time and gravitation, Cambridge 1920, p. 202.

198

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

narse que diversas realidades y acontecimientos de la naturaleza (agua, viento, erosión de las rocas, fuego interior de la tierra...)

entran en relación

durante mi­

llones de años. Al explicar la polinización de las plantas, el “ciclo del agua”, los microclimas de los bosques y otros temas afines, el profesor incrementa incesantemente la admi­ ración del alumno ante el concepto de relación. 4.

Historia del Arte destaca que, para los antiguos griegos, el orden genera armonía, y ésta da lugar a las diferentes categorías estéticas: simetría, re­ petición, unidad en la variedad, integridad de partes... El profesor de

La armonía, vista de esta forma, es fuente de belleza y de bondad en todos los órdenes de la vida: el artís­ tico -y, más en general, el estético-, el ético, el urba­ nístico... Subes a la Acrópolis y admiras la belleza majestuosa

del

Partenón.

Cuál

no

será

tu

asombro

cuando sepas que esa cualidad admirable se debe a la armonía del conjunto, cualidad que es debida a dos tipos de relación: la “proporción” y la “medida”. La medida a la que debe ajustarse el edificio es la figura humana. Por importante que sea el templo, ha de ser “mesurado”,

“comedido”:

ni

demasiado

grande

ni

demasiado pequeño respecto a la figura del hombre que lo contempla. Además, las dimensiones de cada parte del edificio han de ser determinadas de manera “proporcionada” a las de las demás. Por ejemplo, las columnas, por ser

dóricas,

199

deben medir de alto 16

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

veces el radio de la base, que es tomado como módu­ lo. La anchura del triglifo y de la metopa ha de hallar­ se en una proporción de 1 a 1,6. Hasta los pormenores más diminutos deben guardar una determinada pro­ porción entre sí. Algo semejante cabe decir de las obras esculturales, por ejemplo la Venus de Milo y el Apolo del Bel­ vedere. Sus dimensiones guardan relación con las de

medidas

la figura humana, son Pero

también

las

mesuradas

o

dimensiones

de

cada

por ésta.

una

de

sus

partes tienen una medida interior porque están pro­ porcionadas entre sí conforme a un canon generador de

belleza:

la

“sección

áurea”

o

“número

de

oro”.

Los artistas griegos advirtieron que, si se divide una superficie 0,382

del

0,528

y

en

partes,

de

conjunto

y

la

0,472-,

el

efecto

el

equilibrio

dos

y

belleza.

Las

la

otra

cual el

una

0,618

resultante

proporciones

ocupa

el

-o

bien,

el

es

de

de

la

gran Venus

fueron calculadas de esta forma. Se dividió su figura en dos partes: desde la coronilla de la cabeza hasta el ombligo, y desde aquí hasta la planta del pie. Esta se­ gunda parte abarca el 0,618 de la longitud total. La otra se reduce al 0,382. Cada una de estas dimensio­ nes es subdividida en otras dos: desde la coronilla de la cabeza hasta el arranque del cuello, y de aquí al ombligo. La primera parte abarca el 0,472, y la se­ gunda el 0,528. Cada una vuelve luego a dividirse, de forma

que

hasta

la

parte

más

queda sometida a proporción mutua.

200

pequeña

del

cuerpo

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

Esta relación proporcional no se ve pero se siente. Es una realidad de tipo distinto a la de los materiales de los que está compuesta la obra, pero no es menos real. Es tan real que merced a ella esos productos del ingenio

campos expresivos llenos de son ámbitos, no meros objetos.

humano se convierten en armonía. Tales campos

Estas obras pesan, ocupan un lugar, tienen límites pre­ cisos, ofrecen resistencia, pueden ser tocadas, desplaza­ das, vendidas... Pero superan con mucho el nivel de los meros objetos. Son puntos de irradiación de belleza, de armonía, de expresividad y simbolismo... Al final del curso, el alumno se ve sumergido gozosa­ mente en el sugestivo mundo del arte y sobrecogido por el poder que tiene la relación de “engendrar obras en la belleza” -como decía Platón- y convertir la vida humana en algo digno de ser amado.

201

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

5.

Lo dicho acerca de la importancia de la relación halla en la

música

una confirmación inmediata, vivaz e im­

presionante. La música comienza con la relación y crea sus espléndidos edificios sonoros a base de interrela­ ciones. Doy

sobre

la

mesa

cuatro

golpes

inconexos.

Aquí no hay música todavía. Vinculo esos sonidos entre sí, y surge la música merced a su elemento primordial, que es el ritmo. El ritmo nace al interrelacionar diversos sonidos. Esta interrelación rítmica da origen a la melo­ día. Diversas melodías superpuestas permitieron descu­ brir el sugestivo fenómeno de la armonía.

música es relación.

Todo en la

Al oír el primer tema de una obra,

vibramos con la obra entera. Al entrar en contacto con los materiales sonoros, presentimos los otros seis nive­ les de la composición: los sonidos intervinculados, la estructura que los ensambla, la emotividad que susci­ tan, los ámbitos que expresan, el mundo cultural que inspiró su estilo, la situación vital para la que fue com­ puesta la obra. La música nos insta a no quedarnos en los valores inmediatos sino a trascenderlos hacia las realidades a las que remiten. Aprendemos, así, a dar a nuestra inteligencia las tres condiciones de la madurez:

largo alcance, comprehensión y profundidad. Todavía gana mayor madurez nuestra forma de pensar cuando observamos que en

la interpretación

superamos la escisión entre la

independencia y la so­ relacionar fecundamente

lidaridad

y

aprendemos

ambas

actitudes.

-tenor,

bajo,

En

soprano,

una

a

obra

contralto-

polifónica, goza

de

musical

cada total

voz inde­

pendencia respecto a las otras. Nadie puede inmiscuir­

202

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

se en ella. Pero, cuando empieza a cantar, presta suma atención a las otras, atempera su volumen y su ritmo al de ellas, aviva la sensibilidad para crear un tejido sono­ ro armónico y equilibrado. El que adopta una actitud creativa, no intenta dominar a nadie e imponerse. Al contrario, se cuida de promocionar a los demás y resal­ tar sus cualidades, pues la riqueza del encuentro es pro­ porcional a la calidad personal de quienes se unen. Por su carácter eminentemente creativo, se supera en la música la escisión entre la

libertad

y las

normas.

El buen

intérprete obedece a la partitura, que es su cauce expre­ sivo, el principio de su actuación artística, su impulso creador. Sabe que sin la obra no sería nada, estaría con­ denado a la inexpresividad. Mas he aquí que, al entre­ garse a la tarea de re-crear la obra, advierte que gana una libertad interior gozosísima, se ve dotado de la ca­ pacidad de crear toda una trama sonora, llena de belle­

capa­ libertad

za y expresividad. Al ajustarse a la obra, limita su

cidad de maniobra, pero adquiere su auténtica expresiva al crear un campo de juego o encuentro.

En

éste se supera la relación de alejamiento entre el aquí y el allí, el interior y el exterior, y se gana una relación pe­ culiar de intimidad, que no fusiona a quienes se unen, antes incrementa su propia identidad. Por el mero hecho de practicar la música, cultivamos la vida del espíritu -con lo cual se promueve la autén­ tica cultura-, sencillamente porque sentimos vivamen­ te la capacidad que tienen las relaciones de crear for­ mas perfectas y engendrar la más alta belleza.

203

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Acabamos de ver que las diferentes áreas destacan, de una forma u otra, la importancia y la valía de la relación. Ello impresiona al alumno. Pero conviene que éste saque el máximo provecho de tal asombro para su formación como persona. Eso sucederá si en el centro escolar se imparte una asignatura -titulada, por ejemplo, É tica o bien

mana-

Formación hu­

que explique en pormenor el papel de la relación en el

proceso de desarrollo humano. Cuando un alumno, tras des­ cubrir lo que significa la relación en el universo, oiga decir al profesor de Ética que los seres humanos somos “seres de en­ cuentro” y, consiguientemente, el “ideal de nuestra vida” es fundar modos valiosos de unidad, es decir, de encuentro, dirá

“¡Pues claro! ¡Cómo iba a ser de otro modo si todo el universo está fundado en la relación y nuestras obras cultura­ les más excelsas son tramas de relaciones?”. para sí:

Al oír que, para crecer como personas, debemos vincular libertad y normas, libertad y estructuras, independencia y so­ lidaridad..., el alumno no se dejará llevar por la tendencia ac­ tual a considerar las estructuras y las normas como una ca­ misa de fuerza impuesta a la espontaneidad de la conducta humana. Sabrá entender esos esquemas como como

dilemas,

contrastes,

no

pues aprendió en diversas clases que la estruc­

tura, bien entendida, es principio de vida, y la norma -si es juiciosa y fecunda- ofrece un cauce a la libertad humana pa­ ra desplegarse airosamente. Ahora vemos con claridad que los distintos profesores, sin hablar directamente de ética o de axiología, han preparado al alumno para penetrar a fondo en el núcleo de la doctrina ética. Merced al método indicado, las enseñanzas de las profe­ sores se conectan en el espíritu del alumno mediante el hilo

204

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

conductor de la categoría de relación. Además de transmitir unas enseñanzas, los profesores irradian un espíritu peculiar, un modo positivo de ver la realidad, una perspectiva lúcida desde la cual puede el alumno penetrar en el reducto último de la existencia, que es la relación. Esa perspectiva es la pro­ pia del

pensamiento relacional.

A partir de ella es posible le­

vantar todo el edificio de la formación humana7. Ahora vemos lúcidamente que la cultura contemporánea, bien analizada y vivida, puede contribuir eficazmente a orien­ tar nuestra existencia y darle pleno sentido. Buen ejemplo de ello es el poder formativo extraordinario que albergan las distintas áreas de conocimiento, si las vemos desde la perspectiva indicada anteriormente.

Temas para la reflexión 1. La función decisiva de la categoría de relación en la ciencia Leamos

atentamente

el

siguiente

texto

del

gran

físico

alemán Werner Heisenberg, advirtiendo cómo destaca la rela­ ción entre las estructuras matemáticas, el orden del universo y el enigma de la belleza:

Kepler logró descubrir nuevas formas matemáti­ cas con los resultados de sus observaciones minucio­ sas de las órbitas de los planetas y logró formular las tres famosas ‘leyes de Kepler’. Hasta qué punto se "...

7. Estas ideas sobre la conversión de los profesores en formadores se hallan explanadas en mi obra Enseñanza Escolar y Formación humana , vol. III de la Biblioteca del Educador, seis vols., Puerto de Palos, Buenos Aires, 2005.

205

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

sentía heredero de Pitágoras al hacer estos descubri­ mientos y hasta qué punto lo arrastraba la belleza de las interrelaciones expresadas en sus fórmulas lo ve­ mos cuando compara las revoluciones de los planetas alrededor del sol con las oscilaciones de una cuerda: cuando habla del armonioso acorde de las diferentes órbitas planetarias, de la armonía de las esferas (...). Kepler se sentía profundamente impresionado tras ha­ ber encontrado una conexión central en la que no ha­ bían pensado los hombres y que a él le había sido de­ parado descubrir, una interrelación de suprema belle­ za. Al cabo de algunos decenios, Isaac Newton hizo en Inglaterra una detallada exposición de esta interde­ pendencia, que fue descrita por él minuciosamente en su gran obra ‘Philosophiae naturalis principia mathematica’. Quedaba trazado el camino de las ciencias exactas para casi dos siglos ”8. 2. Papel predominante que desempeñan los conceptos de relación y estructura en las ciencias físicas Adviértase en el texto siguiente del físico y filósofo alemán Wolfgang Strobl la importancia decisiva de la relación en la constitución del universo:

"Los conceptos de relación (...) y de estructura (...) vienen a figurar, cada vez más, en el primer lugar y rango de las categorías científicas. Se impone la pri­ 8. Cf. Más allá de la física, BAC, Madrid 1971, p. 240.

206

LA CONVERSIÓN DE LOS PROFESORES

macía de la totalidad e integración mutua sobre sus constituyentes”. ”... Todas las ‘cualidades’ que ads­ cribe la física a las partículas elementales (...) son conceptos relativos, o mejor: relacionales”9. 3. Nexo entre relación, armonía musical, paz y belleza La música es toda ella relación. De ahí su inmenso poder formativo,

que

Daniel

Barenboim

y

Karl

Popper

destacan

con palabras sencillas pero profundas:

“La concordia se expresa musicalmente como armo­ nía. La orquesta exige que los músicos se escuchen, que ninguno intente tocar más alto que el otro, que se respeten y se conozcan. Es un canto al respeto, al es­ fuerzo de conocer y comprender al otro, algo clave para poder solucionar un conflicto que no tiene solución militar”10 . “La música polifónica es un logro singular, original y realmente maravilloso, de nuestra civilización occiden­ tal -escribe Popper- La música polifónica, en la cual se integran melodías de diversa configuración y diferentes normas de armonía, llegará a ser vista como un esplén­ dido modelo de una paz mundial creativa”11 . 9. Cí. Introducción a la filosofía de las ciencias , Revista Estudios, Madrid 1951, págs., 67-68, 80. 10. Cf. Entrevista realizada a Barenboim en el periódico ABC el 20-10-2002. 11. Citado por Erwin Schadel en su excelente artículo “Poliphonie als Modell für interkulturelle Verständigung”, en Die Menschenrechte im interkulturellen Dialog , Peter Lang, Frankfurt 1998, págs. 194, 36.

207

6 El desarrollo de la persona y la eficacia profesional

Un joven empresario italiano me confesó en cierta oca­ sión: “Mi actividad empresarial es una cadena de éxi­ tos. Me veo lleno de gloria, pero a mi vida no le en­ cuentro sentido”. Mi contestación fue ésta:

tido

significa

estar bien orientado.

Tener sen­

La orientación justa

a nuestra actividad nos la da el verdadero

ideal de la

vida. ¿Cuál es el ideal auténtico de nuestra vida?

Como sabemos, esta cuestión la aclara la Ética. Por esta profunda razón se analiza actualmente en diversos países la relación entre la Ética y la Empresa. Tal investigación se ins­ pira en un hecho prometedor: diversas empresas potentes han constatado por experiencia que el éxito empresarial va unido a la excelencia ética. Pero ¿qué se entiende rigurosamente por

Ética?

A clarificar esto debidamente puede colaborar con efi­

cacia la

Escuela de Pensamiento y Creatividad,

proyecto for-

mativo que inspira este libro1. 1. Amplia información sobre este proyecto puede verse en la WEB www.escueladepensamientoycreatividad.org

209

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

La Ética no se reduce a ofrecer un rimero de normas. Nos ayuda a descubrir qué condiciones debemos cumplir para de­ sarrollarnos plenamente como personas, es decir, qué actitu­ des hemos de adoptar para configurar debidamente la

da naturaleza

(en griego,

éthos)

segun­

que vamos adquiriendo a

través de los actos que realizamos y los hábitos que adquiri­ mos. La Ética nos enseña que ciertas actitudes construyen nuestra

personalidad

como

seres

individuales

y

comunita­

rios; otras, en cambio, la debilitan o, incluso, la destruyen. Las primeras nos elevan a niveles de realidad y de conducta muy elevados; las segundas nos despeñan hacia niveles de un progresivo envilecimiento. La tarea de la Ética consiste en darnos lucidez para dis­ cernir qué experiencias son constructivas y cuáles negativas y nos otorga fuerza para optar por las primeras, aunque sean

exigentes.

Esta

fuerza

y

esa

lucidez

cuando descubrimos la excelencia del Tal

descubrimiento

lo

realizamos

las

encuentro

cuando

adquirimos y del

vivimos,

ideal. una

a

una y de forma creativa, las 12 fases de nuestro crecimiento como

personas.

Si

lo

hacemos,

respondemos

positivamente

a las apelaciones de nuestro propio ser y ganamos

dad.

autentici­

Al ser fieles a nuestro ser más profundo, realizamos di­

versas

transfiguraciones,

que nos elevan a un nivel de exce­

lencia. Entonces descubrimos que la tarea de la Ética no es

prohibir

sino

transfigurar,

es decir, elevar. Formarse en Ética

no implica sólo aprender ciertos contenidos; exige una trans­ formación hacia modos superiores de ser2. Esta transforma­ 2. “La doctrina moral se ha vuelto excesivamente doctrina de lo prohibido -es­ cribe Romano Guardini-. Estas consideraciones quieren hacer justicia a la

210

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

ción se da en un proceso entusiasmante, que hemos analiza­ do en el Capítulo 1. Vista de esta forma, la excelencia ética se muestra suma­ mente eficaz para el desarrollo de las diversas actividades profesionales, por ejemplo la empresarial.

Fecundidad de la excelencia ética para la actividad empresarial Entre las actividades profesionales, destaquemos la activi­ dad empresarial, bien sabido que cuanto digamos sobre ella puede aplicarse, en buena medida, a las demás. Si ha de cumplir sus dos fines básicos -crear riqueza y promover la

personalidad

de sus colaboradores-, la

activi­

dad empresarial debe moverse, a la vez, en los niveles 1 y 2, bien fundamentado éste en el

nivel

3. En el

nivel 2

-el del en­

cuentro, la creatividad, la actitud de respeto, estima y cola­ boración-

todo

es

relacional,

abierto,

interactivo,

colabora­

He aquí la clave decisiva para orientar la empresa de modo ajustado a las per­ sonas y a los grupos humanos. dor, generoso, es decir, generador de vida.

elevación viva y a la grandeza y la belleza del bien. Con demasiada frecuencia se ve la norma ética como algo que se impone desde fuera a un hombre en rebelión; aquí el bien ha de entenderse como aquello cuya realización es lo que de veras hace al hombre ser hombre. (...) Este libro lograría su intención si el lector percibiera que el conocimiento del bien es motivo de alegría Cf. Una ética para nuestro tiempo , Cristiandad, Madrid

original: Tugenden. Meditationen ning, Paderbom 41992.

über

211

Gestalten

31974,

p. 12. Versión sittlichen Lebens, Schó-

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Observemos que ya tenemos dos claves para orientar bien la vida de la empresa: 1a) fomentar el pensamiento relacional -propio de quienes optan por el ideal del encuentro o la uni­ dad-; 2a) integrar -vincular operativamente- los niveles 1, 2 y 3 de realidad y de conducta. Al poner en juego estas dos claves, perfeccionamos notablemente nuestra vida personal y nuestra actividad empresarial. Hitos decisivos de este proce­ so de perfeccionamiento son, entre otros, los siguientes: 1.

La maduración de la inteligencia. El pensamiento re­

lacional -propio del

nivel 2- lleva a madurez nuestra inteli­

gencia. La inteligencia madura se caracteriza por tres condi­ ciones:

a)

Capacidad de ver a lo lejos, más allá de lo inmediato, de lo que tenemos ante los ojos. Con ello supera la

miopía intelectual. b)

Poder de captar, al mismo tiempo, diversos aspectos de la realidad contemplada. Así evita la

unilateralidad

o parcialidad en el pensar. c)

Inclinación a descubrir el sentido de cuanto piensa. De esta forma se libera de la

superficialidad del pensa­

miento. La superficialidad en el pensar, cuando supera ciertos límites, causa devastaciones en la vida de las personas y las sociedades. 2.

La conversión de las oposiciones en contrastes. Este pa­

so hacia la madurez personal se halla en la línea de las trans­ figuraciones que hemos descubierto en diversos contextos.

212

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

La inteligencia madura nos dota de gran flexibilidad de pen­

nivel 2 muchas opo­ siciones se convierten en contrastes fecundos: la libertad (que en el nivel 2 es la libertad creativa) se vincula con las normas, samiento y nos permite advertir que en el

es nutrida por ellas; la autonomía se articula con la solidari­ dad; la autoridad del jefe se aúna con la iniciativa de los cola­ boradores; dar órdenes se coordina con la voluntad de es­ cuchar el parecer de los subordinados; la cordialidad se une a la firmeza; la competitividad se armoniza con la solidaridad; promover al máximo el beneficio de la empresa va de la par con la promoción del bienestar de los trabajadores... En el

nivel 1

todo esto parece una trama de paradojas in­

nivel 2 complementarias. Al

contrastadas

conciliables. En el

se trata de relaciones

pero

leer el libro en que Roberto Servitje,

cofundador de la empresa internacional

Bimbo,

explica las

razones del éxito sorprendente de esta magna organización,

paradojas, pero, al advertir nivel 2, descubrimos con gra­

tememos naufragar en un mar de que tal empresa se mueve en el

ta sorpresa que no se trata de paradojas sino de algo perfec­ tamente lógico y viable3. Una de esas aparentes paradojas es la exigencia simultá­ nea de un mando único en la empresa y de la participación de los trabajadores en ella. Tal participación presenta diver­ sos grados. A medida que el trabajador recibe alguna infor­ mación sobre la estructura de la empresa y conoce el papel que juega con su actividad en el conjunto, empieza a sentir que participa en la tarea común. 3. Cf. Estrategia de éxito empresarial, Pearson Educación, México 2003. En adelante, citaré directamente en el texto.

213

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

3. La participación en la empresa y la conversión del tra­ bajo en juego creador, lleno de sentido. Participar en una rea­ lidad -un músico en la interpretación de una obra, un depor­ tista en un partido, un trabajador en la vida de la empresa...significa recibir una serie de posibilidades y crear con ellas, lúcida y libremente, algo valioso, algo que conduce a la meta perseguida en cada caso. Esa participación, cuando tiene ca­ rácter creativo,

transfigura

el trabajo y lo convierte en una

la vida ética es una sucesión constante de transfiguraciones. Convertir el trabajo en juego es un logro decisivo en la huma­ nización de la vida empresarial. Existe juego -en sentido, no

forma singular de “juego creador”. Vemos, de nuevo, que

de mera diversión, sino de actividad creativa- cuando asumi­ mos activamente las posibilidades que nos ofrece una reali­ dad y colaboramos a lograr la meta que ella se propone. Esto sucede, por ejemplo, cuando participamos en la interpreta­ ción de una obra musical, coreográfica o teatral. Interpretar significa asumir activamente las posibilidades expresivas que nos ofrece una obra y darle nueva vida. Algo semejante debe suceder en la empresa. Para que el trabajo tenga este carácter valioso de juego, el trabajador ha de verse inserto en la empresa

de forma activa

e invitado a dar, en ella, lo mejor de sí mismo. Se advierte con frecuencia que, cuando las personas tienen la posibilidad de dar lo mejor de sí mismas, acaban dándolo. En cambio, un operario suele volverse indiferente cuando no tiene posibili­ dad de participar. De aquí se desprende que, además de faci­ litar un salario justo, debe la empresa -por su propio bienofrecer a sus colaboradores la posibilidad de obtener en el

214

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

trabajo

satisfacción,

prestigio,

seguridad

y

autoconfianza.

“Para crear interés en los trabajadores -escribe Akio Morita, presidente de Sony- éstos deben ser incorporados a la familia y tratados como miembros respetados de ella”. Y Carlos Llano, especialista en É tica de la Empresa, advierte: “Se atis­ ba ya un trabajo cuya finalidad sea la afirmación de uno mis­ mo y el cumplimiento de una misión en el mundo”. Los seres humanos no nos vemos afirmados en nosotros mismos -seguros de nuestra valía personal y dotados de la necesaria autoestima- cuando carecemos de las posibilidades necesarias

para

realizar

nuestras

potencias.

Nacemos

dota­

dos de ciertas potencias: inteligencia, voluntad, sentimiento, capacidad creativa... Pero, si no tenemos ocasión de aplicar estas

potencias

posibilidades,

a ciertas

apenas podemos ser

creativos, y nos vemos abocados a la frustración. La empresa ha de analizar bien dichas potencias y ofrecer las posibilida­ des adecuadas para desarrollarlas. Esta práctica implica una

ética del éxito económico integral del ser humano. Este fue el caso del

y, a la vez, una

ética del desarrollo

Grupo Bimbo,

empresa panificado-

ra internacional que no se redujo a conceder a los colabo­ radores ciertos beneficios para tenerlos satisfechos; se pro­ puso elevarlos de nivel en todos los aspectos. Para ello fue concediéndoles una creciente participación en la vida de la empresa. Esta mejora debe hacerse por sus pasos, cuidando de que cada concesión disponga el clima de la empresa de modo que resulte viable abordar la siguiente fase de la par­ ticipación.

215

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Los fundadores del

Grupo Bimbo

-los hermanos Roberto

y Lorenzo Servitje- adoptaron, por principio, una actitud de generosidad, que inspira un clima de confianza básica y se plasma en el lema: “Servir bien”. En esto consistió su “filo­ sofía”, como indica Roberto Servitje en el libro citado. El primer servicio que podían prestar a sus colaboradores era mantenerlos bien informados de la marcha de la empresa, a fin de que supieran cuál era su papel en el conjunto. De este modo, los trabajadores descubrían que su trabajo tenía un

sentido

dentro de la empresa. Sorprendidos por este trato

considerado -inspirado en una confianza básica del empre­ sario en el trabajador-, los trabajadores de la filial instalada en Guatemala hicieron este público reconocimiento: “Nunca

nos habían hablado así; nunca nos habían tomado en cuenta así; nunca nos habían respetado así”. Estos trabajadores se emocionaron al ver que se les faci­

informar bien significa expresarse de modo veraz y transparente, y esto sólo es po­ sible cuando se actúa a diario con máxima corrección y lim­ pieza. Al advertir los trabajadores esta conexión entre trans­ litaba una buena información. Pero

parencia en la información y honradez en la conducta, co­ braron

confianza

en la dirección. Ya sabemos que la veraci­

dad y la confianza son virtudes que se potencian mutuamen­ te. El trabajador que confía en el dirigente lo ve como y esto lo lleva a

confiarse

fiable,

a él y escuchar con espíritu acoge­

dor lo que le indique, aunque suponga un sacrificio, como sucede en casos de reciclaje. Esta doble fiabilidad permitió a la empresa incrementar la participación de los trabajadores y confiarles puestos ge-

216

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

renciales. Así, para gestionar el funcionamiento de la flota de 25.000 camiones que posee la empresa

Bimbo,

con los con­

siguientes accidentes y la problemática que éstos plantean, se creó una

Comisión de seguridad

formada por los mismos

trabajadores. En su mayoría, éstos respondieron a tal mues­ tra de confianza por parte de los directivos con una mayor implicación,

una

actitud

más

positiva,

una

creciente

con­

fianza en sus posibilidades y un poder de iniciativa superior. Esta acrecentada autoestima agudizó su ingenio, potenció su imaginación creadora, mejoró la creatividad. Al adquirir tal grado de madurez, la participación de los colaboradores en la empresa mostró toda su eficacia. De este modo pudieron los directivos “liberar y desencadenar ese enorme potencial que hay en todo hombre cuando es tratado como persona” (132). Al incrementarse la participación en la empresa y el clima de confianza, se propusieron los directivos conceder a los tra­ bajadores cierta

participación en la propiedad.

A falta de

espacio para exponer en pormenor este sugestivo tema de la participación, diré solamente que esta especie de “gerencia múltiple” (Douglas

(Charles

McCormick)

McGregor),

subsidiaridad,

facilita

realizada la

o en

“gerencia virtud

autorrealización

participativa”

del de

principio los

de

trabajado­

res y supera el riesgo de alienación que entrañan las formas superespecializadas

de

Chaplin en su película

trabajo,

como

bien

Tiempos modernos

fustigó

Charles

(92). El empresa­

rio que es un buen líder procura liberar los potenciales ocul­ tos de cada colaborador, consciente de que tal liberación su­ pone un incremento de la eficacia de la empresa (112).

217

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Consta que ciertos éxitos espectaculares de algunas em­ presas se deben, en buena medida, al fomento de la participa­

“Pienso que el éxito del empresariado de ese país (Japón) se debe más que nada al respe­ to a las personas -escribe R. Servitje-. (...) Se les permite par­ ticipar. Y ellas se entregan con toda el alma. Piensan que su empresa es un lugar que tienen que cuidar; que es parte de sí mismas (...). Sin duda, lo más importante en este milagro es que, en vez de usar a las personas, las involucra” (115). ción, así entendida y realizada:

En la misma línea anota Akio Morita: “Pienso

que todo el mundo experimenta un sentimiento de satisfacción cuando lle­ va a cabo un trabajo que representa un desafío, cuando el tra­ bajo de esa gente y el papel que cumple en la compañía son reconocidos”. “En consecuencia -añade Ph. de Woot-, todos los esfuerzos deben tender hacia la transformación del trabajo en actividad creadora, factor de enriquecimiento humano. La evolución técnica favorece este curso. Pero las tendencias na­ turales de toda sociedad (...) se oponen a dicha evolución”. 4.

Necesidad de líderes bien formados. Para realizar estos

cambios y conceder a la empresa una alta cualificación ética, se requieren personas bien formadas, auténticos líderes, guías que sepan dar a la actividad empresarial un impulso perma­ nente hacia lo valioso. Ningún cambio que valga la pena -es­

“puede realizarse sin el liderazgo enérgico y tesonero de un funcionario fuerte del más alto nivel”4. cribe Lawrence M. Villar-

4. Cf. Un nuevo espíritu empresario. Apud. R. Servitje: O. at., p. 218.

218

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

R. Servitje concede gran importancia al tema del lideraz­ go en la empresa y lamenta que escaseen los líderes entendi­ dos como personas que ponen sus cualidades intelectuales, sentimentales y volitivas, así como sus destrezas de todo or­

“La legitimación de la auto­ ridad es la voluntad de servicio” (203), pues “el líder nace para servir” (205). “Con vehemencia afirmo que un sano li­ derazgo es vital, que debemos estar alerta en cualquier área en la que actuemos para elegir, para nombrar, para aceptar, para apoyar solamente a los líderes que de verdad cumplen los requisitos... Y para oponernos con todas nuestras fuerzas y posibilidades a que los puestos sean ocupados por gente in­ deseable” (210). “... Estoy convencido de que todo depende de la cabeza que dirige” (218). den, al servicio del bien común.

Al subrayar la importancia de contar con buenos líderes, Servitje insiste en la idea de que

cación”

“el gran problema es la edu­

(224)5. El que está debidamente formado dispone de

medios suficientes para informarse y comunicarse de modo rápido y barato, para simplificar los procesos sin perder

capital que significa un personal bien preparado”

“el

(228), para

buscar mano de obra asequible pero gratificarla debidamen­ te, para realizar los cambios necesarios en orden a perdurar y mejorar, avanzando así con prudencia hacia la vanguardia

“Es una tentación seguir haciendo las cosas igual cuando salen bien. Hay que correr riesgos si se quiere perdurar. Hoy es imposible cerrarse en sí y no estar en peligro de perecer...” (238). de la investigación y la producción.

5. Esta idea es ampliada y ahondada en mi obra Liderazgo creativo, Ediciones Nobel, Oviedo 2004.

219

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El logro de la excelencia exige realizar las transforma­ ciones necesarias para mantener, en situaciones diversas, un nivel de alta calidad. Realizar con prudencia tales cambios exige una formación sólida, no sólo intelectual sino volitiva y emocional. “Debemos

entender primero nuestro sistema educativo y después apoyar con toda nuestra fuerza su me­ joramiento constante. Trabajemos firmemente para que la educación no sólo imparta conocimientos sino que inculque también valores espirituales y principios morales” (255). En esta línea parecía moverse también el innovador dirigente ru­ so Mijail Gorbachov cuando escribió lo siguiente en su obra

Perestroika: “En la actualidad, nuestro principal trabajo es elevar al individuo espiritualmente, respetando su mundo in­ terior y fortaleciendo su moral” (255).

Conclusión Lo antedicho nos permite comprender por qué tantos em­ presarios notables destacan hoy la necesidad de vincular la vida ética y la vida empresarial. Para aclarar en qué consiste tal vinculación se subraya la necesidad de tratar a los trabaja­ dores como adultos, con dignidad y respeto, por ser la fuente principal del aumento de la productividad, más todavía que la inversión de capital o la automatización. Se pretende, así,

excelencia en la empresa. A ello tiende lo europeo para la gestión de la calidad (EFQM).

conseguir la

el

Mode­

“la próxima era en la direc­ ción empresarial pertenece a quienes consideran el éxito en términos del mayor servicio posible al mayor número posible Se destaca, en esta línea, que

220

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

de personas”

(C. Francis). Wellbergen, presidente de la Shell

alemana, afirma que “ la

sociedad espera elevadas prestacio­ nes económicas por parte de la empresa; sin embargo, al mis­ mo tiempo incide en su responsabilidad social”. Esta apertura de la empresa a la sociedad, vista como una comunidad de personas que ansian una alta calidad como ta­ les, puede dar lugar a un cambio de mentalidad enormemen­ te prometedor. La búsqueda de la excelencia de que nos ha­ blan Peters y Waterman en su famosa obra

excelencia”6

En busca de la

nos lleva a forjarnos una idea más equilibrada y

ser humano deja de ser concebido como un individuo aislado y en competencia permanente con los otros y pasa a ser visto como un ser en relación, conscien­ te de los desafíos comunes a enfrentar y de una existencia co­ mún a compartir” (Marcos Arruda). valiosa del hombre: “El

Esta

intensificación

simultánea

del

carácter

globalizado

de la economía mundial y de la vinculación cordial y eficien­ te de las personas entre sí significa un auténtico crecimiento espiritual de la Humanidad. Aquí se unen dos tipos de inte­ ligencia: la inteligencia racional, propia de la ciencia, y la in­ teligencia cordial o emocional, propia de toda persona que promueva la “cultura del corazón”7. A alude

el

renombrado

economista

Joseph

esa fecunda unión Aloys

Schumpeter

al escribir estas lúcidas palabras: “Está

en juego la condición humana del economista o del político: porque la economía, 6. Cf. O. cit., Edic Folio, Barcelona 1990. 7. Sobre este sugestivo tema puede verse mi obra: Liderazgo creativo, Ediciones Nobel, Oviedo 2004 y el Tercer Curso on line (www.escueladepensamientoycreatividad.org).

221

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

como actividad humana, no puede desconocer el fin de la misma: el bien, la felicidad del hombre, es decir, no puede prescindir de la ética ”. En una conferencia pronunciada en 2001 en la

Española de Axiología

Sociedad

(Madrid), Ignacio H. de Larramendi,

Seguros Mapfre, hizo esta aguda observación: “Sin ética no se puede triunfar en la empresa a la larga. No es que con ética a veces se pueda triunfar, sino que, a la larga, sin ética no se puede triunfar”. fundador de la empresa internacional

Si confrontamos la buena marcha de su empresa en diversas naciones con el fracaso de otras que adoptaron procedimien­ tos no éticos, parece confirmarse la exactitud de dicha sen­ tencia. No es extraño que esto suceda, ya que los valores éti­ cos ordenan la vida de modo adecuado a las exigencias de toda empresa humana cualificada.

Valoración del nexo entre ética y empresa a la luz la Escuela de Pensamiento y Creatividad Esta forma de ver la actividad empresarial abre un nuevo horizonte, un modo de ver la vida más acorde a lo que afir­ ma hoy sobre el ser humano la mejor Antropología filosófi­ ca. Esto significa un paso de gigante hacia una humanidad mejor. Pero no podemos contentarnos con ello. Si queremos sacar pleno provecho de este giro, hemos de avanzar más y descubrir que esta nueva actitud

ser más profundo.

viene exigida por nuestro

Al hacernos cargo de ello, adquirimos

una inmensa energía interior y un gran equilibrio personal, las dos cualidades necesarias para llevar adelante la ingente

222

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

tarea de remodelar la actividad empresarial, en todos los ór­ denes: el industrial, el sanitario, el educativo... Aquí es donde las investigaciones de la Escuela de Pensa­ miento y Creatividad pueden prestar una ayuda decisiva, por varias razones concatenadas: 1.

Ofrece un método para que personas de distintos ni­ veles

-directivos

candos,

médicos

y y

subordinados, educadores y pacientes...

-descubran

el

edu­ carác­

ter relacional de la vida del hombre y su actividad. El hombre es un ser de encuentro y no podemos desa­ rrollarnos de forma individual sino

en relación,

por

tanto, creando vida comunitaria. 2.

Este método se preocupa de no quedarse en lo acci­ dental, sino ir a lo esencial. Por eso a) no sólo ayuda a descubrir ideas sino claves

de

orientación; b) no sólo le interesa descubrir claves, sino fraguar

convicciones; c)

no sólo fraguar convicciones, sino diseñar procedi­

mientos concretos de actuación. Por ejemplo, no se contenta con hablar de la necesidad de escalar cotas de alta eficiencia y excelencia. Hace ver, muy en concreto, que, si ese deseo de excelencia responde a una actitud egoísta o altanera, cuanto se haga por satisfacerlo se dará en el

nivel 1,

con lo cual

el fracaso humano está asegurado. De la misma forma, no se limita a instar a los empresa­ rios a coordinar el mando y la promoción de los subor­

223

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

dinados. Hace ver, con toda precisión, que es algo via­ ble si la actividad empresarial se mueve en el

nivel

2, en

el cual muchas relaciones que son paradójicas en el

vel 1

aparecen en él como

contrastadas.

ni­

De esta forma,

se les hace posible comprender por dentro la viabilidad y la efectividad de cuanto se les recomienda. 3.

Los promotores de la Escuela de Pensamiento y Crea­ tividad abrigamos la convicción firme de que, si se plantea debidamente el problema de coordinar la acti­ tud éticamente valiosa y la rentabilidad económica, se consigue un gran desarrollo de la empresa y un nota­ ble crecimiento personal. Por eso hemos configurado un método de pensamiento que nos permite realizar tal coordinación de manera rápida, clara, precisa y per­ suasiva. a)

Rápida,

porque la teoría de los niveles es como un

mapa que facilita el diagnóstico. b)

Clara,

pues cultiva el pensamiento aquilatado. Al

hablar de la persona, subraya por igual su carácter individual y su condición comunitaria. De ahí la necesidad de tratar a todos los colaboradores con respeto y promocionar su dignidad. c)

Además de clara, la coordinación que logra la Es­ cuela de Pensamiento y Creatividad es

precisa,

por

cuanto extrema su cuidado de ser coherente. d)

Al ser coherente, resulta, además,

caz.

persuasiva

y

efi­

No hay nada más persuasivo que lo que se

muestra, a la vez, coherente con nuestros deseos más íntimos y beneficioso para la comunidad.

224

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

Esta magnífica coherencia se consigue cuando orientamos la vida hacia el ideal de la unidad, en perfecta conformidad con nuestra condición de “seres de encuentro”. Nadie es más eficaz para la comunidad que quien está dotado de una for­ mación profesional sólida y se entrega al ideal del encuentro. El ideal es nuestra mayor fuente de energía. Cuando es au­ téntico, el ideal nos da, además de energía, sentido. El que está lleno de

energía

y de

sentido

posee una fuerza de convicción in­

superable. Es un gran líder, y una bendición para todos. Ese tipo de liderazgo es el que promueve con toda ilusión la Escuela

de Pensamiento y Creatividad.

Temas para la reflexión 1. Relación entre respeto, dignidad personal y eficacia laboral Comente

el

siguiente

texto

escrito

por

el

renombrado

Made in Japan: “Hay que tratar a las personas como adultos, como socios, con dignidad, con respeto. Tratarlas a ellas -no a la inversión de capital ni a la automatización- como la fuente principal del aumento de la productividad. Estas son las lecciones fundamentales que se derivan de nuestra investigación sobre las empresas sobresalientes. En otras palabras, si se desea aumentar la productividad y la consiguiente recompensa fi­ nanciera, hay que tratar a los obreros como la partida más importante del activo ”8. empresario japonés Akio Morita en su obra

8. Apud T.J. Peters y R.H. Waterman: En busca de la excelencia, Ediciones Fo­ lio, Barcelona 1990.

225

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

2.

Fecundidad del vínculo entre voluntad de servicio y rentabilidad Lea

detenidamente

los

textos

siguientes,

y,

si

está

de

acuerdo con los autores, indique las razones básicas que le mueven a ello.

“Hoy, quizá por primera vez

-agrega R. A. Beck, presi­

formamos parte del in­ tento real de integrar dos sistemas de valores distintos: los dente de la Prudencial Insurance-,

que están orientados a ganarse la vida y los que van diri­ gidos a construir la vida “una política empresarial que no tenga en consideración las nece­ Según Welbergen, presidente de la Schell alemana,

sidades sociales de la comunidad y enfoque la actividad sola­ mente bajo objetivos económicos está condenada al fraca­ so... (...) La sociedad espera elevadas prestaciones económi­ cas por parte de la empresa; sin embargo, al mismo tiempo incide en su responsabilidad social”. “La historia reciente nos advierte que en la dura lucha por la supervivencia sólo prevalecen las empresas con una base sólida y con una serie de valores, de prin­ cipios rectores que les permiten cobrar fuerza institu­ cional'’9.

9. Cf. Estrategia de éxito empresarial, p. 46.

226

EL DESARROLLO DE LA PERSONA

3. Cómo vincular las exigencias del capital y el desarrollo de las personas trabajadoras Comente, a la luz de lo expuesto en este capítulo, el si­ guiente texto de la encíclica

Centessimus annus (43 b), de

Juan Pablo II: “El desarrollo integral de la persona humana en el tra­ bajo no contradice sino que favorece, más bien, la ma­ yor productividad y eficacia del trabajo mismo, por más que esto pueda debilitar centros de poder ya con­ solidados. La

empresa

no

puede considerarse única­

mente como una 'sociedad de capitales'; es, al mismo tiempo, una 'sociedad de personas', en la que entran a formar parte de manera específica y con responsabili­ dades propias los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo”.

4. La superación del “hombre robot” mecanizado y deshu­ manizado Vea la película de Charles Chaplin

Tiempos modernos y

confronte el trato que se daba entonces a los trabajadores y el que se postula hoy como el único adecuado a su desarrollo personal y a la buena marcha de la empresa.

227

7 La manipulación y el colapso de la vida personal

Al vivir personalmente los doce descubrimientos que constituyen

nuestro

proceso

de

desarrollo

personal,

sentimos verdadero asombro ante las inmensas posi­ bilidades creativas -brillantes o sencillas- que se nos abren en la vida. Ese horizonte prometedor de vida personal colmada se nos cierra de forma hosca cuando somos presa fácil de los manipuladores.

Los

análisis

realizados

anteriormente

nos

han

dispuesto

para no dejarnos arrastrar por quienes confunden vértigo y éxtasis, dan por supuesto que la libertad y las normas se opo­ nen siempre, toman el ideal del dominio y el disfrute como la meta auténtica de la vida... Esta claridad de ideas nos da cier­ ta libertad interior frente a los ardides de los manipuladores. Pero no debemos olvidar que éstos son “prestidigitadores de conceptos”, “ilusionistas de la mente”, y necesitamos cono­ cer de cerca sus tácticas arteras para no ser burlados por su arte de la tergiversación.

229

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA



Hay actualmente quienes hablan sin cesar de

tad

la liber­

con aire de exaltación. ¿Sabemos distinguir cuándo

nos ayudan, con ello, a vivir plenamente nuestra vida y cuándo, por el contrario, nos manipulan seduciéndo­ nos con formas de vida indignas de nuestra condición de personas? •

Observas que alguien se manifiesta partidario de la eutanasia activa y aduce como razón que es partidario de

la libertad.

¿Sabrías discernir si ejerce un papel de

guía o, más bien, de manipulador?

Este poder de discernimiento lo adquirimos al analizar cua­ tro puntos: 1) qué significa exactamente manipular, 2) quién manipula, 3) con qué fin lo hace, 4) qué tácticas moviliza pa­ ra ello. Una vez expuestos someramente estos temas, queda­ rá de manifiesto que la posición del manipulador se opone a la

actitud

que

inspira

el proceso

de

crecimiento

personal.

Tal clarificación nos permitirá descubrir un antídoto contra la manipulación que salvaguarde, en cierta medida, nuestra libertad interior. 1

1. La manipulación al trasluz 1. Manipular significa manejar. Para ello se rebaja al

vel 1

ni­

-el de la posesión, dominio y manejo de objetos- una

realidad que tiene más rango que los objetos y pertenece al

nivel 2, el de la colaboración creativa.

230

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA



La manipulación comercial reduce las personas

(nivel

clientes, seres manejables través de las astucias de la propaganda (nivel 1).

2) a la condición de meros



a

La manipulación ideológica considera las personas co­ mo meros seguidores.



La manipulación política toma a los ciudadanos como meros súbditos.



La manipulación amorosa trata a la persona a quien se dice “amar” como un “objeto de deseo”, un “medio para los propios fines”.

Amontonar a 200 personas, como si fueran

paquetes,

en

un vagón de tren en el que podrían caber dignamente 20, sig­ nifica manipularlas, rebajarlas de condición, envilecerlas. Es­ te envilecimiento es un acto

sádico,

no sólo por ser cruel, si­

no básicamente por hacer injusticia a la dignidad de tales personas. Puede, por ello, decirse que las cuatro formas de manipulación

antedichas constituyen

sadismo en la medida en que son

otros tantos modos de

reduccionistas,

reducen el

valor de personas dignas de respeto.

2.

Es manipulador el que quiere vencer a otras personas

sin convencerlas, sin ofrecerles razones. No lo es el que las guía hacia algo valioso para promocionar su personalidad. El que nos orienta hacia un valor, indicándonos la riqueza que alberga, habla a nuestra inteli­ gencia y nos deja libertad de opción. Es un guía, un maestro que desea nuestro desarrollo como personas y procura

231

ena­

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

morarnos

de los grandes valores, por cuanto nos ofrecen po­

sibilidades para lograr una vida de alta calidad. Si alguien confiesa que nunca habla a sus hijos de los valores para no manipularlos, muestra que desconoce lo que significa mani­ pular y lo que supone guiar. El manipulador no quiere promocionar nuestra persona­ lidad, nuestro conocimiento profundo de los valores, nuestra libertad

creativa...;

actúa,

subrepticiamente,

sobre

nuestros

centros de decisión para que sigamos sus consignas y defen­ damos sus intereses. No habla a nuestra inteligencia ni respe­ ta nuestra libertad. Por eso no necesita ser muy inteligente para dominarnos, sino un tanto astuto. Este tipo de arrastre artero se denomina

to.

seducción, fascinación,

no

enamoramien­

Al analizar el tema de la manipulación, debemos matizar

cuidadosamente los conceptos y expresarlos con los términos adecuados. Esa labor de seducción la lleva a cabo arteramente el manipulador

a

través

de

diversos

recursos

o

“trucos”. La

mayoría se basan en la táctica de poner en relación una realidad

muy

atractiva

automáticamente

para

millones

de

personas con la realidad que se quiere promocionar. Al ser atraídos

de

forma

automática,

carecemos

de

tiempo

para

reflexionar y solemos dar por hecho que la realidad que se

incuestionablemente deseable y, por digna de ser adquirida. Con ello abdicamos de nues­

ha vuelto atractiva es tanto,

tra condición de seres inteligentes y libres para convertir­ nos en dóciles clientes. No hemos sido engañados pero sí manipulados.

232

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

Aparece en la pantalla de televisión un coche lujoso. Por la parte opuesta se deja ver la figura de una joven bellísima. No

dice

una

sola

palabra;

sencillamente,

sonríe.

El

coche

se desliza por un paisaje exótico y una voz misteriosa nos invita a entregarnos a todo tipo de sensaciones... En este anuncio comercial no se aduce razón alguna para elegir es­ te coche en vez de otro. Se intenta volverlo atractivo con el simple recurso de vincularlo a realidades sumamente agra­ dables. El coche queda, así, orlado de prestigio. Nadie se preocupa de orientarnos en la compra de un vehículo. Eso significaría tratarnos como ligencia

y

nuestra

personas:

libertad.

Se

hablar a nuestra inte­

intenta

seducirnos

mediante

un astuto juego de imágenes y palabras. Seducir es

arrastrar,

actividad

Quedamos,

sólo

adecuada

con ello, situados en el

a

los

nivel 1,

meros

objetos.

rebajados de rango, envi­

lecidos.

manipulación comercial suele manipulación psicológica para incrementar su Este tipo de

aliarse con la poder de su­

gestión. Si un día y otro se pone en relación el consumo de bienes costosos con el señorío personal y el prestigio social, se insta a las gentes a realizar adquisiciones que superan su nivel de vida. Adviértase cómo en el siguiente anuncio de un coche lujoso se vinculan astutamente la manipulación comer­ cial y la psicológica:

“Un señor como usted debe utilizar un coche como és­ te, que es el señor de la carretera. Enseñoréese de sus mandos y siéntase todo un señor...”.

233

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Al repetir hasta veinte veces la palabra “señor” y sus de­ rivados, se pretende conseguir que personas de clase media alta se hagan la ilusión de que, al ostentar ese vehículo, tras­ pasarán la frontera que los separa de la clase superior. 3.

La meta del manipulador no es hacer felices a los ma­

nipulados, sino dominarlos en algún aspecto de la vida y dirigir interesadamente su conducta. Si el propósito de las emisoras de radio y televisión es au­ mentar la audiencia a cualquier precio, podemos inducir que los contenidos que nos ofrecen no se dirigen a incrementar nuestra

riqueza

espiritual

sino

a

convertirnos

en

oyentes

adictos a sus programas. En un congreso, varios empresarios cinematográficos confesaron que, en más de una ocasión, fil­ maron

a

los

espectadores

de

una

determinada

película

y,

posteriormente, proyectaron a la vez las dos películas, para captar la reacción del público ante cada pormenor y dosifi­ car luego los incentivos psicológicos a fin de aumentar la audiencia. Obviamente, esto significa tratar a los espectado­ res como meros lograr

clientes,

el desarrollo

no como

personas,

debido, necesitan

seres que, para

determinados alimen­

tos espirituales. 4.

La manipulación de las gentes se realiza mediante el

lenguaje y la imagen, que, por ser elocuente, constituye una forma particular de expresión y, por tanto, de lenguaje. a)

Las palabras talismán.

Un experto en el manejo ocul­

to de los pueblos, José Stalin, manifestó que el medio más eficaz que poseen los estados modernos para do­

234

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

minar a las gentes no son las armas sino los vocablos del diccionario. En ciertos momentos de la historia, algunos

vocablos

cobran

un

prestigio

especial,

pues

toda la vida humana parece gravitar en torno a ellos.

orden revolución

razón

Los términos

-en el siglo XVII-,

-en el

XVIII- y

-en el XIX- fueron tan valorados

socialmente que apenas osaba nadie ponerlos en tela de juicio. Esa orla de prestigio la tuvo en el siglo XX y la mantiene a comienzos del XXI el término “liber­ tad”.

Se

trata

de

términos

“talismán”,

que

parecen

albergar el secreto de la autenticidad humana. De ahí arrancan sus dos poderes básicos: •

Prestigian de modo automático a los vocablos que

democracia, auto­ nomía, independencia, cogestión, cambio... se con­ son afines o parecen serlo. Así,

vierten, por su cercanía al término libertad, en vo­ cablos talismán

*

por adherencia.

Desprestigian automáticamente a todo vocablo que se les oponga o parezca oponérseles. La supervaloración

de

la

libertad

-entendida

unilateralmente

como “libertad de maniobra” o “libertad de elec­ ción arbitraria”- lleva a considerar la censura, todo tipo de censura, como opuesta insalvablemente al ejercicio de la libertad. La aceptación de la libertad -así

entendida-

es

tan

incondicional

y

ardorosa

que, actualmente, el que defienda algún tipo de cen­ sura

queda

desplazado

del

entramado

sociocultu-

ral de forma automática. No se analiza su posición; se lo excluye abruptamente.

235

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El poder fascinador de las palabras talismán es tan grande que toda propuesta que parezca promover la li­ bertad, la autonomía, la independencia, la cogestión... suele ser aceptada por principio sin el menor análisis crítico. Si un partido político consigue que su deno­ minación aparezca de algún modo vinculada al voca­ blo libertad, encuentra la vía expedita para imponerse a otros que no tengan tal afinidad, aunque de hecho sean más eficaces en la defensa de la libertad humana auténtica. Por una serie de razones que he explicado en otro lu­ gar, el término

cambio

fue visto por ciertos pueblos

como afín a libertad 1. En algunos momentos de la vi­ da, poder

cambiar

implica

cierto

grado

de

libertad.

Haciendo un hábil escamoteo de conceptos, se hace pensar a las gentes que todo cambio implica libertad. Conseguido este trueque, pueden ganarse incluso elec­ ciones generales en naciones nada incultas. Uno puede preguntarse cómo es posible que millones de personas instruidas se dejen arrastrar por un vocablo mal en­ tendido. La explicación radica en la fuerza encandi­ lante de los términos talismán, que empiezan iluminan­ do y acaban encegueciendo. Ello explica que el manipulador suela introducir astu­ tamente alguna palabra talismán en el discurso cuando necesita conseguir la adhesión de las gentes con razo­ 1. Sobre este tema pueden verse mis obras: La revolución oculta. Manipulación del lenguaje y subversión de valores , PPC, Madrid 1998; La tolerancia y la manipulación , Rialp, Madrid 22008.

236

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

nes poco convincentes. Hace unos años, cierto ministro de justicia resumió las razones que le llevaron a defen­

“La mu­ jer tiene un cuerpo y hay que concederle libertad para disponer de ese cuerpo y de cuanto en él acontezca”. El uso del verbo tener resulta aquí improcedente pues el der una ley proabortista en la frase siguiente:

género de posesión que expresa se refiere sólo a objetos

(nivel 1)

y el cuerpo humano tiene un rango superior a

éstos, por pertenecer al

nivel 2.

Para superar la ende­

blez de la primera frase (“La mujer tiene un cuerpo”), el ministro introdujo inmediatamente la palabra talis­ mán “libertad”, bien seguro de que el prestigio -nunca bien revisado- de la misma llevaría a multitud de per­ sonas a inhibir su capacidad crítica y aceptar su razo­ namiento. Así sucedió de hecho. Para ser libres interiormente, debemos hacer frente al lenguaje manipulador y someterlo a un análisis pene­ trante. Al oír la palabra “libertad”, hemos de pregun­ tar al demagogo -que rehuye, por principio, matizar el lenguaje- a cuál de las distintas formas de libertad se refiere. Esta pregunta, aparentemente inocua, deja al demagogo desvalido, pues su fuerza de arrastre deriva, en buena medida, de la confusión de conceptos. En el caso que nos ocupa, el ministro aludía a la “libertad de maniobra”, la libertad para disponer arbitrariamen­ te de la vida naciente, pero nosotros sabemos que poder elegir libremente entre varias posibilidades no es sino una condición para ser libre. Ser de veras libre, con un modo de

libertad interior

237

o

libertad creativa,

implica

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

poder distanciarse de las propias apetencias y elegir las posibilidades

que

nos

permitan

lograr

nuestro

ideal,

no las más atractivas. Con este sencillo análisis neutra­ lizamos la astucia del manipulador y dejamos su pro­ pósito al descubierto. Razón sobrada tenía Ortega y Gasset al advertir: “¡Cui­

dado con los términos, que son los déspotas más duros que la Humanidad padece!”. En verdad, como indica Martín Heidegger, “las palabras son a menudo en la historia más poderosas que las cosas y los hechos” 2. b)

Los esquemas mentales.

Nuestra forma de pensar y de

expresarnos viene encauzada por una serie de “esque­ mas” o pares de términos:

dentro-fuera, interior-exterior, arriba-abajo, libertad-norma, independencia-solidaridad... Si manipulamos estos esquemas, podemos dominar a las personas en el centro mismo de su pensar y su de­ cidir. Sirva de ejemplo el esquema “libertad-norma”, decisivo en nuestra vida ética. En el

nivel 1,

el guión que divide

los dos términos de los tres primeros esquemas

fuera, interior-exterior, arriba-abajo)

(dentro-

indica una opo­

sición dilemática: o estoy dentro o estoy fuera, o arriba 2. Cf. Nietzsche I, Neske, Pfullingen 1961, p. 400.

238

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

o abajo. Si deslizo la atención a los dos esquemas si­ guientes

(libertad-norma, independencia-solidaridad) y

doy por hecho que el guión presenta en ellos el mismo significado, puedo afirmar, sin parecer ilógico a prime­ ra vista, que la libertad y las normas se oponen, de mo­ do que tenemos que elegir entre lo uno o lo otro. Dejo de lado el hecho decisivo de que la libertad y las nor­ mas afectan a nuestra vida

nivel 2,

creativa,

que se realiza en el

y, astutamente, no me pregunto qué sucede con

la relación entre libertad y normas cuando asumo

tivamente

crea­

una norma porque intuyo que es fecunda pa­

ra mi actividad. Con ese descenso del

nivel 2

al

nivel 1

consigo tergiversar el sentido de la libertad humana y llevar la confusión a multitud de personas. Cuando José Stalin ponderaba el poder de las palabras para so­ juzgar a los pueblos, se refería sin duda a las palabras insertas en los correspondientes esquemas, que es don­ de juegan su papel expresivo. c)

Los planteamientos tácticos.

Si aceptamos un plantea­

miento diseñado de manera astuta para dominarnos, corremos riesgo de llegar a conclusiones no deseadas. Buen número de los temas controvertidos en los últi­ mos tiempos -divorcio, aborto, eutanasia...- son plan­ teados a menudo de modo unilateral. Al tratar la cues­ tión del divorcio, se destaca la necesidad de resolver el problema de los matrimonios rotos, pero se rehuye in­ troducir el análisis del posible efecto negativo del di­ vorcio sobre los hijos. Para defender la ley abortista, se subraya el drama de las jóvenes embarazadas, pero

239

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

se echa un velo sobre los derechos del

nasciturus.

El

delicado tema de la eutanasia se lo plantea con fre­ cuencia en el

nivel

2 y se da por supuesto3 que somos

dueños de nuestra propia vida y podemos disponer de ella. Se deja de lado la posibilidad de que la vida sea un

don

y merezca un

tra parte (nivel

respeto incondicional

por nues­

2).

Todo planteamiento unilateral debe ser rechazado con decisión, pues delata la intención estratégica del mani­ pulador de omitir los datos que no favorecen la tesis que quiere imponer. d)

Los procedimientos tácticos.

El manipulador moviliza

diversos recursos para dominar al pueblo sin que éste se aperciba de ello. Vean cómo se puede manipular sin mentir. Tres personas difaman a una cuarta en un pue­ blo. Yo me acerco a ésta y le cuento exactamente lo que dicen, pero hago un pequeño trueque con el lenguaje. En vez de decirle quiénes son los difamadores, me limi­

la gente!”. Si le revelara miedo ante la maledicencia, y

to a indicarle: “¡Esto dice de ti los nombres, le infundiría

ella podría superarlo tomando ciertas medidas: hablar con esas personas o, incluso, intimidarlas. Si, en vez de los nombres concretos, indico el colectivo -“la gente”-, suscito

angustia

en su ánimo, pues se ve acosada por un

entorno anónimo contra el que no puede defenderse. De aquí arranca el temible fenómeno del

rumor,

que puede

tener efectos devastadores. 3. El manipulador nunca se detiene a demostrar nada; da por supuesto lo que le interesa para sus fines.

240

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

2. Confrontación de la actitud manipuladora y la actitud inspirada en el ideal de la unidad Para ganar claves certeras de orientación en la vida, con­ viene poner de manifiesto qué distinta es nuestra conducta cuando adoptamos la actitud respetuosa y creativa que res­ ponde al ideal de la unidad

(nivel 2)

y cuando nos dejamos

llevar de la actitud dominadora y manipuladora que es im­ pulsada por el ideal egoísta de la posesión y el disfrute

1).

(nivel

Se trata de dos posibilidades de la vida humana que bien

haremos en tener ante los ojos para cultivar al máximo nues­ tra creatividad y frenar la tendencia al dominio, evitando así el doble riesgo de manipular y ser manipulados. 1.

Nos esforzamos, al principio de esta obra, en conocer a fondo las realidades de nuestro entorno y descubrimos los “ámbitos”, realidades que, por tener mayor rango que los objetos, nos instan a conducirnos de modo res­ petuoso y colaborador. El manipulador procura ignorar los ámbitos e incluso rebajarlos de condición, a fin de aferrarse al

nivel 1

de

realidad y de conducta. Sólo quiere tratar con objetos -o ámbitos reducidos a objetos-, porque en ese nivel de realidad parece quedar justificada su actitud pose­ siva y arbitraria. 2.

Destacamos, luego, gustosamente la posibilidad de rea­ lizar

experiencias

“reversibles”,

bidireccionales,

que

son tan fecundas como exigentes y disponen nuestro ánimo para toda suerte de encuentros.

241

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

El

manipulador

da

preferencia

a

las

experiencias

“lineales”, en las cuales el sujeto tiene mando absolu­ to sobre el objeto afectado. 3.

Al encontrarnos, nos vemos inmersos en una fuente de luz, que promociona el conocimiento de los valores, las virtudes y el ideal de la unidad, visto como la gran meta de nuestra vida. Nos regocija poner todas las cartas de nuestra existencia boca arriba y conocer a fondo las leyes de nuestro desarrollo personal. Para ello, fomentamos al máximo la inteligencia, con sus tres características: largo alcance, amplitud -o compre­ hensión- y profundidad. El manipulador rehuye clarificar los secretos de la vi­ da; pone todo su empeño en confundirlo todo, para defender con éxito en cada momento lo que más le conviene. Por eso nos aleja del conocimiento de los valores, nos enceguece para todo lo que es noble y ele­ vado.

4.

Una vez descubierto el ideal de la vida, toda nuestra existencia queda polarizada en torno a él. La libertad verdadera

-libertad creativa-

consiste en orientar nues­

tra actividad hacia esa meta suprema (nivel Por moverse en el

nivel 1,

2).

el manipulador no conoce

sino el ideal egoísta de la propia satisfacción y reduce la libertad humana a la libertad de maniobra, centra­ da en el propio yo. Es una forma de libertad

dora,

no libertad

creativa,

abierta.

242

domina­

ya que ésta es generosa y

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

5.

Al tomar como tarea básica de la vida crear encuen­ tros, procuramos ver cada realidad en toda su riqueza, como “una trama de relaciones” (nivel 2). El manipulador tiende siempre a reducir el valor de cuanto existe para dominarlo más fácilmente

(nivel 1).

Por eso reduce los dos centros en torno a los cuales se teje nuestra vida -el yo y el tú, el yo y los ámbitos del entorno...- a uno solo -el yo aislado-. Con lo cual, aunque parezca paradójico, deja al ser humano

des­

centrado y desvalido. 6.

El pensamiento

relacional

enriquece de forma sorpren­

dente nuestra visión de lo que somos y lo que nos ro­ dea. El pan, el vino, la ermita... los vemos como el fruto

de

múltiples

relaciones

fecundas.

El

lenguaje

auténtico nos aparece como el vehículo por excelen­ cia de la creación de vínculos. El silencio lo vivimos como

una

actitud

de

recogimiento

captar

en

bloque

las

realidades

que

nos

complejas.

permite El

amor

conyugal se nos presenta en todo su poder creador de lazos profundos, de hogares y nuevas vidas (nivel 2). El manipulador lo reduce todo a objeto -o a “medio para los propios fines”- a fin de mejor dominarlo

vel 1).

(ni­

El pan y el vino los ve como meros productos

de un proceso fabril. El lenguaje lo reduce a medio pa­ ra comunicarnos e, incluso, para dominar el pensa­ miento y la conducta de los demás. El amor lo con­ sidera

como

una

actividad

que

podemos

realizar

tener bajo control. Nótese que la expresión, de origen

243

y

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

francés, “hacer el amor” tiene el carácter contundente y operativo propio de las actividades realizadas en el

nivel 1;

revela una actitud

reduccionista,

que falsea de

raíz el sentido más hondo de las relaciones humanas íntimas.

Esta sucinta confrontación de ambos estilos de pensar po­ ne nítidamente al descubierto el carácter siniestro de la mani­ pulación:

parece

que

nos

da

poder,

pero

nos

torna

des­

validos, pues bloquea el desarrollo personal del manipula­ dor y del manipulado.

3. El antídoto contra la manipulación y la salvaguardia de la libertad creativa La experiencia diaria nos advierte que no basta vivir en un régimen democrático para gozar de auténtica libertad. Si queremos ser verdaderamente libres en una sociedad mani­ puladora, debemos tomar tres medidas: I

1a.

Estar alerta,

conocer en pormenor cuanto hemos di­

cho anteriormente sobre qué es manipular, quién manipula, para qué lo hace, con qué medios lo realiza. 2a.

Pensar con rigor,

ajustar el pensamiento a las exigen­

cias de cada modo de realidad. El que sabe pensar con la de­ bida precisión matiza los conceptos y el lenguaje. Esta finura mental le permite delatar, ágilmente, los escamoteos de ideas que realiza el manipulador.

244

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

3a.

Vivir creativamente.

El que vive los doce descubrimien­

tos que constituyen el proceso de nuestro desarrollo personal (capítulo 1), adquiere un conocimiento de primera mano de lo que deben ser sus actitudes ante la vida. Si hace una pro­ mesa y la cumple, aprende por sí mismo lo que significa la virtud de la fidelidad. Cuando el manipulador de turno ad­ vierta que su estado de vida le exige sacrificios para mante­

aguantar

más, po­

drá decirle que no está llamado a aguantar pero sí a

ser fiel,

nerse en un nivel de altura y le incite a no

que es una actitud distinta y superior, pues significa crear en cada momento la forma de vida que, en un instante determi­ nado, prometió crear. La primera medida hemos empezado a tomarla al realizar los análisis de este capítulo, que bien haremos en ampliar to­ do lo posible4. Las dos siguientes las pusimos por obra en los capítulos anteriores, consagrados a una triple tarea: vivir la experiencia del proceso humano de desarrollo, poner en for­ ma nuestra capacidad de pensar con rigor, acostumbrarnos a vivir creativamente5. Cuando uno se hace cargo de la capacidad destructiva de la manipulación, se asombra de que apenas se estudie este te­ ma en los centros escolares. Ningún estudiante debiera salir de las aulas sin un conocimiento preciso de lo que es la ma­ nipulación y de los modos de neutralizarla en nuestra vida. 4. Puede ser útil para ello mi obra: La tolerancia y la manipulación, Rialp, Ma­ drid 2 2008. 5. Esta decisiva labor la realizo con mayor amplitud en la obra Inteligencia creativa. El descubrimiento personal de los valores, BAC, Madrid 42003 y en los tres cursos on line que conceden el título de “Experto universitario en creatividad y valores”.

245

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Ya los niños deben ser iniciados en este tema, y los jóvenes bachilleres y los universitarios han de ahondar en él lo sufi­ ciente para trasmitirlo a otros y defenderse por igual de la tentación de manipular y del riesgo de ser manipulados. Es su libertad interior lo que está en juego y, con ella, su destino como personas.

Temas para la reflexión 1. Un ejemplo de estilo periodístico manipulador Un editorial de un periódico contrario a la política de los Estados Unidos publicó un editorial con el título: “La his­ teria del presidente Reagan”. Comienza describiendo las se­ veras medidas que éste había tomado para frenar el aumento alarmante del alcoholismo y la drogadicción. Reconoce abier­ tamente que era urgente poner freno a tal deterioro moral. Pero, al final, conecta con el título y advierte que esa tarea debiera hacerse con serenidad y comedimiento, no con “el histerismo del Sr. Reagan”. Sabemos que el lector de perió­ dicos suele fijarse, precipitadamente, en el comienzo y en el final de los artículos. El editorialista relata una actividad en sí benemérita de un político, pero, para dañar su imagen, utiliza unos términos descalificadores. Hubiera sido muy dis­ tinto si en vez de “histeria”, hubiera escrito, por ejemplo, “contundencia”o “decisión”. Relate y comente algún caso afín de manipulación que advierta en su entorno, por ejemplo en el periodístico y en el político.

246

LA MANIPULACIÓN Y EL COLAPSO DE LA VIDA

2. La

contaminación del ambiente moral Comentar el texto siguiente, tomado del primer discurso dirigido a la nación checa por el ex-presidente Václav Havel.

peor es que vivimos en un ambiente moral conta­ minado. Nos sentimos moralmente enfermos porque nos hemos acostumbrado a decir algo diferente de lo que pensamos. Aprendimos a no creer en nada, a igno­ rarnos, a preocuparnos solamente por nosotros. Con­ ceptos como amor, amistad, compasión, humildad o perdón han perdido su profundidad y sus dimensiones y para muchos de nosotros representan sólo peculia­ ridades psicológicas...”. “Nuestro país (...) puede irra­ diar constantemente amor, comprensión, el poder del espíritu y de las ideas. Es precisamente este brillo lo que podremos ofrecer como nuestra contribución es­ pecífica a la política internacional. Basaryk basó su política en la moralidad. Intentemos, en un nuevo tiempo y de una nueva manera, restaurar este concep­ to de política. Aprendamos y enseñemos a otros que la política debería ser una expresión del deseo de contri­ buir a la felicidad de la comunidad más que de una ne­ cesidad de engañarla o arruinarla. Aprendamos y ense­ ñemos a otros que la política puede ser no sólo el arte de lo posible, especialmente si eso significa el arte de la especulación, cálculo, intriga, pactos secretos y manio­ bras pragmáticas, sino que incluso puede ser el arte de lo imposible, es decir, el arte de mejorarnos y mejorar el mundo”. “Lo

247

Conclusión

Al sobrevolar la obra entera, advertimos que somos se­ res dinámicos destinados a realizar en la vida un ideal. Si se trata del ideal verdadero -el ideal del encuentro o la uni­ dad-,

seguimos

un

proceso

ascendente

-“extático”-

que

nos lleva a la cota más alta de nuestra realización personal. Nos produce

admiración

y

asombro

ver a qué alturas de la

vida personal podemos llegar. Si el ideal es falso -el ideal egoísta

que

corremos

busca

riesgo

Nos produce

el

de

estupor

propio

interés

empobrecernos

y hasta

lleva el

al

“vértigo”-,

envilecimiento.

descubrir lo bajo que podemos llegar

a caer. La

Pedagogía de la admiración,

bien asentada en un es­

tudio profundo de los niveles de realidad y de conducta, nos da torrentes de luz para comprender lo peligroso que es acomodarse a las condiciones del

nivel 1

y renunciar a

los horizontes que nos ofrecen los niveles superiores. Si da­ mos por supuesto que las realidades de nuestro entorno son meros de

objetos

descubrir

dominables las

inmensas

y

poseíbles,

posibilidades

249

seremos de

vida

incapaces personal

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

que nos ofrecen los niveles 2, 3 y 4. Una vez más adverti­ mos que desde un nivel inferior no se puede conocer lo que ocurre en los niveles superiores. Esto

nos

permite

extraer

una

conclusión

de

largo

al­

cance: Antes de iniciar los estudios de ética, estética, me­ tafísica y religión, debemos ayudar a los alumnos a cam­ biar la actitud propia del den

a

considerar

las

nivel 1

nivel

por la del

realidades

del

entorno

2. Si tien­

como

objetos

para disponer de ellas en provecho propio, no podrán ac­ ceder a las realidades que estudian dichas áreas de conoci­

ámbi­

miento precisamente porque presentan condición de

tos.

Descuidar

esa

preparación

espiritual

de

los

alumnos

supone correr un riesgo cierto de trabajar en vano. La

Pedagogía de la admiración

nar los problemas por vía Por

suscitar

asombro

en

de

nos enseña a solucio­

elevación, no

nuestro

ánimo,

al

de

descenso.

revelarnos

la

grandeza que otorga a nuestra vida el ideal de la unidad, esta orientación formativa nos guía e impulsa sin coaccio­ narnos,

perfecciona

nuestra

libertad,

dota

a

nuestra

inte­

ligencia de las tres dimensiones que la llevan a madurez -largo nuestros tegras,

alcance,

comprehensión,

espacios felices,

interiores,

conscientes

nos de

profundidad-, convierte

estar

en

ensancha

personas

realizando

ín­

plenamente

su vocación. ¿Ha

experimentado

el

lector,

alguna

que produce el Cuarto Tiempo de la Beethoven?

El

entusiasmo

desbordante

vez,

la

emoción

Novena Sinfonía que

suscita

es

de ex­

presión feliz de la solidaridad de los hombres entre sí y con el Creador, el Padre amoroso que habita por encima de la

250

CONCLUSIÓN

b ó v e d a c e l e s t e 1 . K s a c u m b r e d e la e x p r e s i ó n a r t í s t ic a e s u n r e f le jo f i e l d e l a g r a n d e z a a q u e n o s p u e d e l le v a r , s i la v i v i ­ m o s a f o n d o , la Pedagogía de la admiración.

1. Un análisis pormenorizado de esta parte de la Novena Sinfonía lo ofrezco en mi obra El poder formativo de la música. Estética musical, Rivera Editores, Valencia 2010, 2a ed., págs. 288-298.

251

Índice de nombres y de materias

Aburrimiento, 67 Acogimiento, 47

Bergman, Ingmar, 28 Bergson, Henri, 84-85, 143

Adler, Alfred, 64

Bertolucci, Bernard, 87

Afectividad, 77ss.

Borges, José Luis, 97

Alegría, 58, 84-85

Buber, Martin, 49

Almacellas, Ma Ángeles, 168

Buero Vallejo, Antonio, 178

Ámbitos, 36, 37, 162

Cabada Castro, Manuel, 36

Amistad, 144, 187ss.

Calderón de la Barca, Pedro, 116

Amor conyugal, 33, 63, 78, 135ss. Formación para el amor, 79,

Cambio, 236 (término talismán)

139ss. Analfabetismo de segundo grado,

Censura, 235 Chaplin, Charles, 189-191 (El gran dictador ), 227

28ss. Anouilh, Jean, 70, 146, 185 Aristóteles, 33, 147, 180, 188

Camus, Albert, 154-155

Chen Ning Yang, 196 Cine (su poder formativo), 157ss.

Armonía, 207 Autoridad, 40, 41 Bach, Juan Sebastián, 74 Barenboim, Daniel, 207 Beck, R.A., 226 Beethoven, Ludwig van, 65, 250 (N ovena Sinfonía)

Benavente, Jacinto, 186 Ben-Hur, 89

Cam ino al paraíso, Titanio ,

168-170

171-173

(Guerra), 187 Comunicación, 51 W ar

Contrastes, 204, 212ss. Cordialidad, 53 Creatividad, 41, 42, 56, 66-67, 84-85 Cuerpo humano, 44

253

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Cultura del corazón, 78 Daneels, Godfried, 54 Dentro-fuera, 44 Depresión, 59

Frankl, Víctor, 61, 64, 105 Freud, Sigmund, 64 García Lorca, Federico, 176, 178, 184

Desarrollo personal Generosidad, 48, 81ss. Doce fases, 13, 20, 27ss., Goncourt (Hermanos), 173-174 35 (gráfico) Gorbachov, Mijail, 220 Descubrir, 13, 17, 18, 21, 29 Guardini, Romano, 21, 22, 59, Disponibilidad, 49 127-128, 210 Dostoievski, Fedor, 76, 90 Guías culturales y espirituales, Dreyer, Cari Theodor, 180 28ss. Ebner, Ferdinand, 86 Guillén, Jorge, 175 Eddington, A.S., 198 Guitton, Jean, 136 Einstein, Albert, 196 Havel, Vaclav, 247 El Greco, 77 Hedonismo, 31 Empresa, 209-227 Heidegger, Martin, 69, 129, 238 Encuentro, 19, 41ss., 81ss Heisenberg, Werner, 195, 205 Herrera, Juan de, 197 Condiciones del e., 48 Sus frutos, 56ss. Hesse, Hermann, 181 (Siddhartha) Entusiasmo, 59, 60 Hemingway, Ernest, 188 (El viejo y el m ar) Escuela de Pensamiento y Hogar, 46, 147 Creatividad, 111, 209, 222-225 Hugo, Víctor, 166-168 Esquemas mentales, 238ss. (su Ideal de la unidad, 15, 55, 62, manipulación) 81ss., 86 Éthos, 34, 210 Imágenes (expresividad de las), Ética, 34, 55, 204, 209ss., 211-222 180ss. (y empresa), 226 (y rentabilidad) Integración Experiencias reversibles, 15, 39ss. i. de las potencias humanas, 111 Extasis, 74ss. i. de los niveles positivos, Fe, 50 110-118 Felicidad, 60 Inteligencia Fichte, Johann Gottlieb, 32 i. emocional, 23 Fidelidad, 52 i. madura, 202, 212 Fiesta, 61 Intimidad, 45, 58 Formación Intrusismo, 31 f. ética, 13, 21 Joplin, Janis, 27 f. integral, 194ss.

254

INDICE DE NOMBRES Y DE MATERIAS

Juan Pablo II, 227 (Centessim us A nm ts)

Juego, 56, 57, 97, 130 (condición creativa) Kafka, Franz, 102, 160, 181, 184, 186 Kentenich, Josef, 65 Kepler, Johannes, 195, 205 Lamartine, Alphonse de, 164 Larramendi, Ignacio H. de, 222 Lenguaje, 62, 69ss., 86ss., 89-90, 185 (poder expresivo) Libertad creativa, 20, 30, 37, 40, 41, 62, 63, 237 Libertad expresiva, 203 Libertad de maniobra, 30, 37, 41, 62, 63, 237 Libertad-norma, 40, 41, 203, 204, 238 Liderazgo en la empresa, 218-220 Literatura (su poder formativo), 157ss. Exigencias del método lúdicoambital, 161ss. Llano, Carlos, 215 Lógica del corazón, 23 Lope de Vega, 148 López Aranguren, José Luis, 157 Luz, 57, 58 Machado, Manuel, 155 Manipulación, 31, 229-247 La m. y la actitud inspirada en el ideal de la unidad, 241244 La m. y su antídoto, 244-246 Maree!, Gabriel, 163

Matrimonio, 142ss. McDoweli, Josh, 101 Método interactivo, 18, 21 Miguel Ángel, 66, 74 Mirada profunda, 15 Morita, Akio, 215, 218, 225 Mozart, W.A., 60, 66, 77, 107, 119 Música (su carácter relacional), 202, 203, 207 (polifonía) Nietzsche, Friedrich, 86 Niveles de realidad y de conducta, 14, 93-131,163ss. n. positivos, 95ss. n. negativos, 120-125 ejemplos de n. 128-131 Objeto, 36 Ortega y Gasset, José, 238 Paciencia, 52 Partenón, 199-200 Participar, 16, 45, 48, 54, 57, 213, 214ss. (en la empresa), 217 Pedagogía de la admiración, 21, 29, 30, 31, 33, 153, 249-250 Perdón, 51 Pérez Galdós, Benito, 57 (M arianela) Persona, 98ss., 209ss. (su desarrollo) Peters, T.J. y Waterman, R.H., 221, 225 Planck, Max, 195 Planteamientos tácticos, 239 Platón (Carta séptim a ), 32, 107 Poema (experiencia del), 39 Popper, Karl, 207

255

DESCUBRIR LA GRANDEZA DE LA VIDA

Prat, Henri, 197 Prever, 14 Procedimientos tácticos, 240 Profesores, 193ss. (su conversión en formadores) Reduccionismo, 31 Relacional, 62, Pensamiento r., 67-69, 125-128, 195-205, 202, 203, 205-208 Respeto, 225 (y eficacia laboral) Responsabilidad, 64 Rof Carballo, Juan, 36, 48, 66 (urdimbre afectiva) Rubinstein, Arturo, 56 Sábato, Ernesto, 22, 160, 177 Saint-Exupéry, Antoine de, 50, 57,

Silencio, 69ss. Sófocles, 185 Stalin, José, 234, 239 Strobl, Wolfgang, 206 Talismán (palabras), 234ss. Thibon, Gustavo, 115, 151 Tirso de Molina, 81, 119, 123-125 (D on Juan)

Trabajo, 214 (su conversión en juego creador) Transfiguración, 13, 20, 34, 37, 38,41,44, 63, 80, 210, 214 t. poética, 173-176 Truffaut, François, 136 Unamuno, Miguel de, 22, 182183 (San M anuel...)

83,107-108, 128, 160 Salinas, Pedro, 174 Schadel, Erwin, 207

Valores del espíritu, 22, 29, 54,

Schumpeter, Joseph A., 221 Sencillez, 50

Venus de Milo, 200-201 Veracidad, 50 Vértigo, 63, 72ss., 90 Villar, Lawrence M., 218

Sentido, 27, 33, 62, 64ss., 138 Servitje, Roberto y Lorenzo, 213, 215-216 (Grupo Bimbo), 218, 219 Sexualidad, 143 Shakespeare, William, 164 (M acbeth ), 176, 179 Significado, 27, 33

105 (bondad, verdad, unidad...), 109 (opción incondicional)

Virtudes, 54 Wagner, Richard, 66, 155 (Tannhauser)

Woot, Ph. de, 218 Wust, Peter, 60 Zorrilla, José, 119

256

Director: Manuel Guerrero 1. Leer la vida. Cosas de niños, ancianos y presos, (2 a ed.) Ramón Buxarrais. 2 . La feminidad en una nueva edad de la humanidad,

Monique Hebrard.

3 . Callejón con salida. Perspectivas de la juventud actual,

Rafael Redondo.

4 . Cartas a Valerio y otros escritos,

(Edición revisada y aumentada). Ramón Buxarrais. 5 . El circulo de la creación. Los animales a la luz de la Biblia, 6 . Mirando al futuro con ojos de mujer, 7 . Taedium feminae,

John Eaton.

Nekane Lauzirika.

Rosa de Diego y Lydia Vázquez.

8 . Bolitas de Anís. Reflexiones de una maestra,

Isabel Agüera Espejo-Saavedra.

9 . Delirio postumo de un Papa y otros relatos de clerecía, 1 0 . Memorias de una maestra,

Carlos Muñiz Romero.

Isabel Agüera Espejo-Saavedra.

1 1 . La Congregación de “Los Luises ,f de Madrid. Apuntes para la historia de una

Congregación Mariana Universitaria de Madrid, Carlos López Pego, s.j. 1 2 . El Evangelio del Centurión.

Un apócrifo, Federico Blanco Jover

1 3 . De lo humano y lo divino, del personaje a la persona. Nuevas entrevistas con

Dios al fondo, Luis Esteban Larra Lomas 1 4 . La mirada del maniquí,

Blanca Sarasua

1 5 . Nulidades matrimoniales,

Rosa Corazón

1 6 . El Concilio Vaticano III. Cómo lo imaginan 17 cristianos,

Joaquim Gomis (Ed.) 1 7 . Volver a la vida. Prácticas para conectar de nuevo nuestras vidas, nuestro mundo,

Joaquim Gomis (Ed.) 1 8 .En busca de la autoestima perdida,

Aquilino Polaino-Lorente

1 9 . Convertir la mente en nuestra aliada,

Sákyong Mipham Rimpoche

2 0 . Otro gallo le cantara. Refranes, dichos y expresiones de origen bíblico,

Nuria

Calduch-Benages 2 1 . La radicalidad del Zen,

Rafael Redondo Barba

2 2 . Europa a través de sus ideas, (2 a

ed.) Sonia Reverter Bañón

2 3 . Palabras para hablar con Dios. Los salmos, 2 4 . El disfraz de carnaval, 2 5 . Desde el silencio, (2 a

Jaime Garralda

José M. Castillo

ed.) José Fernández Moratiel

2 6 . Ética de la sexualidad. Diálogos para educar en el amor,

Enrique Bonete (Ed.)

2 7 . Aromas del zen,

Rata Redondo Barba

2 8 .La Iglesia y los derechos humanos,

José M. Castillo

2 9 . María Magdalena. Siglo I al XXL De pecadora arrepentida a esposa de Jesús.

Historia de la recepción de una figura bíblica, Régis Bumet 3 0 . La alcoba del silencio,

José Fernández Moratiel -Escuela del Silencio (Ed.)-

3 1 . Judas y el Evangelio de Jesús. El Judas de la fe y el Iscariote de la historia,

Tom

Wright 3 2 . ¿Qué Dios y qué salvación? Claves para entender el cambio religioso,

Enrique

Martínez Lozano 3 3 . Dios está en la cárcel,

Jaime Garralda

3 4 . Morir en sábado ¿Tiene sentido la muerte de un niño?, 3 5 . Zen, la experiencia del Ser, 3 6 . La Sabiduría de vivir, (2 a

Cario Clerico Medina

Rafael Redondo Barba

ed.) José María Toro

3 7 . Descubrir la grandeza de la vida. Una vía de ascenso a la madurez personal,

(2 a ed.) Alfonso López Quintás 3 8 . Dirigir espiritualmente. Con San Benito y la Biblia, (2 a

ed.) Anselm Grün,

Friedrich Asslánden 3 9 . Recuperar a Jesús. Una mirada transpersonal, (3 a

ed.) Enrique Martínez

Lozano 4 0 . Dertrás de la apariencia, 4 1 . El esplendor de la nada,

Matilde de Torres Villagrá

Rafael Redondo Barba

4 2 . Desenterrar y vivir el Evangelio,

Jaime Garralda

4 3 . Descanser. Descansar para ser. Propuestas para liberarnos del secuestro del descanso,

José María Toro 4 4 . Quiéreme libre , déjame ser. Lo masculino, lo femenino y la pareja,

Alfonso

Colodrón 4 5 . La vida no tiene marcha atrás. Evolución de la conciencia, crecimiento espiritual y

constelación familiar, Wilfried Nelles

ISBN: 978-84-330-2287-5

En la línea de su admirado maestro de la universidad de Munich, Romano Guardini, al que suele definir como "un pedagogo de alto estilo", el doctor y académico Alfonso López Quintás está aplicando a cuestiones peda­ gógicas decisivas los análisis filosóficos que realizó en sus obras estrictamente filosóficas. El resultado es sumamente positivo. El autor sólo quiere ser eficaz y, además de conseguir­ lo, acaba siendo novedoso. No pretende ser original, y se convierte en un roturador de nuevas vías para la formación de las gentes, sobre todo de niños y jóvenes. Con un método sugestivo, enseña a descu­ brir el encuentro, los valores, las virtudes y el ideal verdadero de la vida. Este cuádruple descubrimiento nos permite clarificar lo que es la libertad creativa, el sentido de la vida, la creatividad, el pensamiento relacional, el len­ guaje y el silencio, la función de la afectividad en el desarrollo humano. Alfonso López Quintás doctor en Filosofía, catedrático emérito de la Universidad Com­ plutense (Madrid), miembro de la Real Acade­ mia de ciencias morales y políticas (Madrid), de L'Académie Internationale de l'art (Suiza) y la International Society for Philosophie. Es autor de 42 obras de temas filosóficos, esté­ ticos, pedagógicos, religiosos y fundador del proyecto formativo Internacional Escuela de Pensamiento y Creatividad.

Desclée De Brouwer

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