No Más Infartos

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DR. LOUIS J. IGNARRO PREMIO NOBEL DE MEDICINA 1998

NO más infartos cómo el óxico nítrico puede prevenir -e incluso curarenfermedades del corazón

LUMEN MÉXICO

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Título original: NO More Heart Disease.

How nitric oxide can prevent —even reverse— heart disease and stroke.

© 2005 by Healthwell Ventures. Publicado por St. Martin's Press, Nueva York

Traducido por: Luisa Lassaque

ISBN 968-5830-36-3

4.a reimpresión

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni su transmisión de ninguna forma, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni cualquier comunicación pública por sistemas alámbricos o inalámbricos, comprendida la puesta a disposición del público de la obra de tal forma que los miembros del público puedan acceder a esta obra desde el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor.

© Editorial Lumen S. A. de C. V., 2005. Atenas 42, (06600) México D. R, México Tel. 52-55-55 92 53 11 • Fax: 52-55-55 92 55 40 E-mail: [email protected]

Hecho el depósito que previene la Ley 11.723 Todos los derechos reservados

PRINTED IN ARGENTINA Se terminó de imprimir en el mes de enero de 2009 en el Establecimiento Gráfico LIBRIS S. R. L. MENDOZA 1523 • (B1824FJI) LANÚS OESTE • BUENOS AIRES • REPÚBLICA ARGENTINA

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Este libro está dedicado a mi esposa, la Dra. Sharon Ignarro, y a mi madre, Frances Ignarro. Sharon es la persona que más me ha respaldado a lo largo de los altibajos de esta turbulenta aventura que significó mi descubrimiento, el óxido nítrico, que culminó con el premio Nobel. Además de ser una amante esposa, Sharon también es mi entrenadora y la organizadora de mi vida, por no decir que es una gran médica. Sin su disciplina, yo jamás habría logrado arribar a la línea de llegada de la Maratón 2004 de Los Ángeles a la edad de sesenta y dos años, ¡la primera! Mi madre, Francés, ha estado presente en cada etapa de mi viaje hacia el pináculo de la investigación científica. Fueron la paciencia y la comprensión de mi madre, en los primeros años, cuando mis experimentos con la química destruyeron varios muebles de nuestro hogar, las que permitieron que mi curiosidad científica se trasladara al sótano y al laboratorio de investigaciones. En último lugar, quiero dedicar NO más infartos, en especial, a los sesenta millones de estadounidenses, y millones más en todo el mundo, que sufren de enfermedades cardiovasculares. La terapia con óxido nítrico descrita en el presente libro puede desempeñar un papel significativo en su búsqueda del bienestar cardiovascular. Dado que es importante para mí seguir dedicándome a obtener conocimientos sobre los beneficios del óxido nítrico, agradecería a mis lectores si, luego de intentar mi régimen, me enviaran una carta con sus comentarios sobre los beneficios de "Dígale sí al NO". Pueden enviarme correos electrónicos a:

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[email protected]. Gracias, y disfruten el libro.

Nota del autor Los nutrientes que recomiendo en NO más infartos (es decir, L-arginina, L-citrulina y una variedad de alimentos saludables para el corazón) son naturales y, en general, no tóxicos aun en dosis elevadas. En verdad, una de las propiedades más atractivas del óxido nítrico y su capacidad de potenciar la salud cardiovascular es que no produce los muchos e indeseables efectos secundarios que causan los fármacos. Esta afirmación se justifica plenamente en el hecho de que el propio torrente sanguíneo genera óxido nítrico a través de los nutrientes naturales que se encuentran en abundancia en los alimentos de que disponemos todos los días. Sin embargo, los lectores deberán consultar a su médico, quien conoce a fondo la historia clínica de cada uno de ellos, antes de comenzar el plan de salud que recomiendo o, en general, cualquier otro plan de salud.

Agradecimientos Me sentí impulsado a escribir este libro luego de darme cuenta de que mi propia investigación básica y la de mis colegas desentrañaba formas nuevas y más sencillas de mejorar y mantener la salud cardiovascular y el estado físico en general. Nuestra investigación sobre el óxido nítrico (NO) reveló la cantidad suficiente de conocimiento como para situar a cada ser humano en situación de evitar y revertir la enfermedad cardiovascular. Es decir, todas las personas tienen, ahora, una opción clara. Cuando

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me di cuenta de esto, intenté pensar formas de comunicar mis creencias a los millones de personas de todo el mundo que sufren —muchas de ellas, sin necesidad— de enfermedades cardiovasculares. Por cierto, ganar el premio Nobel de Medicina me confirió mayor entidad para expresar mis puntos de vista, sobre todo, a otros científicos. Lo que yo necesitaba con desesperación era una forma de comunicarme con todas las personas. Sin duda, la respuesta era escribir un libro que las personas comunes pudieran leer y entender. Espero que este libro motive y ayude a los lectores a lograr un nivel de bienestar cardiovascular que va a influir en forma significativa en sus vidas. Quiero expresar mi sincera gratitud a las muchas personas que contribuyeron a la concreción de este libro. En primer lugar, quiero agradecer a Richard Trubo, consumado autor, que tomó mis dichos y los puso en palabras, por cierto, muy agradables y precisas. Sin él, este libro no habría existido. También quiero agradecer al Dr. Paúl Kirkitelos y a la Dra. Carolyn Fireside, quienes pasaron incontables horas corrigiendo y editando el manuscrito para que pudiera transformarse en un libro. Ningún libro está com pleto a menos que la ortografía, la gramática y la estructura del manuscrito sean objeto de corrección de estilo. Para ello, quiero expresar mi gratitud y aprecio a Arlene Lising Navarro, a Laura Brito-McGaha y a Jay Brubaker. Arlene Lising Navarro, mi asistente, me facilitó muchísimo la vida al organizar y atender las docenas de llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de fax que fueron necesarios para lograr esta tarea. También fue de incalculable valor la presencia de Gina Scarpa, en St. Martin's Press. Además, me gustaría expresar mi reconocimiento a Michael Dunn, por su atención a cada detalle y por su estrecho seguimiento de todas las cuestiones de importancia. Un agradecimiento especial es el que quiero expresar a mi socio comercial, Dave Brubaker. El espíritu emprendedor de Dave y su perspicacia para los negocios me permitieron no sólo contar mi historia sobre el óxido nítrico y la salud cardiovascular sino, también, desarrollar, patentar y llevar al mercado mi fórmula de L-arginina + L-citrulina + antioxidante, para promover el bienestar cardiovascular. Gracias a él, miles de personas ya se han embarcado en mi sencillo programa

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tendiente a prolongar la vida y a hacerla más productiva. Reciba también mi aprecio David Vigliano, quien creyó en el resultado de mis investigaciones y posibilitó mi relación con la editorial. En último término, me gustaría agradecer a Diane Reverand y a St. Martin's Press por creer en la idea general de "Dígale sí al NO" desde el principio y por permanecer fiel hasta el final.

Introducción El hecho de ganar el premio Nobel de Medicina, en 1998, significó la culminación de mi vida profesional y confirmó que mis décadas de investigación habían generado un adelanto crucial que afectaría profunda y permanentemente la ciencia médica. Tanto mis colegas Ferid Murad y Robert Furchgott como yo mismo habíamos descubierto "el átomo" de la salud cardiovascular: una minúscula molécula de óxido nítrico. El óxido nítrico —tal como lo conocen los químicos— es generado por el cuerpo, en especial para ayudar a mantener las arterias y las venas libres de la placa que causa ataques cardíacos y para mantener normal la presión sanguínea mediante la relajación de las arterias, con lo cual se regula la tasa de flujo sanguíneo y se evitan accidentes coronarios. El óxido nítrico es la milagrosa droga cardiovascular que el cuerpo produce de manera natural. A pesar de lo valioso que es para nuestra salud, el óxido nítrico sufre de una crisis de identidad. Si le preguntara a un grupo de lectores qué es el óxido nítrico, la mayor parte de ellos me dirían, con toda probabilidad, que es el gas de la risa que utiliza el dentista en su consultorio. Ese es el óxido nitroso. Otras personas me dirían que el óxido nítrico es el ingrediente clave de ciertos explosivos como la dinamita, con lo cual confundirían, esta vez, el óxido nítrico con el ácido nítrico. Algún otro grupo respondería que el óxido nítrico puede encontrarse en el humo del cigarrillo y que constituye la parte destructiva de los gases emitidos por los autos que provocan smog y lluvia acida. Este último grupo podría tener razón, si bien estaría describiendo

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lo que se consideró atributo primario del óxido nítrico antes de que mis investigaciones cambiaran de forma significativa el punto de vista del mundo científico sobre el NO. NO más infartos ayudará a los lectores a ponerse al día respecto de sus nociones sobre el NO. Nuestros descubrimientos podrían ayudar a millones y millones de personas —incluso los que ya se encuentran afectados— a salvaguardar la salud del corazón y del sistema vascular. Muchas son las vidas que podrían salvarse si pudiéramos erradicar la enfermedad coronaria en el futuro cercano. He escrito NO más infartos para transmitir esta información de vital importancia y, así, ayudar a las personas a disfrutar una vida prolongada y llena de energía. Al seguir el sencillo régimen establecido en "Dígale sí al NO", tendiente a potenciar la producción de óxido nítrico en el cuerpo, los lectores darán los primeros pasos para dejar en el pasado ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Creo que nuestros descubrimientos podrán, algún día, hacer disminuir la incidencia general de enfermedades cardiovasculares, más allá de las más optimistas proyecciones de la ciencia médica una década atrás. El plan "dígale sí al NO": ¡una solución real! Al iniciar mi plan de tres etapas para fortalecer su sistema cardiovascular gracias a una mayor producción de NO, usted puede hacer descender su presión sanguínea y mantener limpia y elástica su red vascular. Usted nutrirá cada célula de su cuerpo sin introducir ajustes extremos en su estilo de vida, sino sólo mediante la incorporación de alimentos promotores del NO a su alimentación diaria, la ingesta de suplementos con fines específicos, y la adhesión a un programa moderado de ejercicio físico adaptado a las necesidades específicas de su salud y bienestar. Cada parte del programa ejerce una influencia positiva sustancial sobre su

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salud cardiovascular pero, cuando se las emplea juntas en el plan "Dígale sí al NO", el resultado es muy poderoso debido a un proceso llamado "sinergia". En este caso, el total es más que la suma de las partes, porque cada elemento del plan contribuye no sólo a la producción del NO sino, también, a la efectividad de la capacidad de las demás partes para incrementar la producción de NO. Un ejemplo crítico de la sinergia productora de NO contenida en el plan "Dígale sí al NO" es mi recomendación a favor de los aminoácidos L-arginina y Lcitrulina, combinados con cuatro antioxidantes claves. Mi investigación demuestra que, si se toma sólo L-arginina, que es el productor dominante de NO, no se experimentarán los máximos beneficios. Me he dado cuenta de que, al incluir la Lcitrulina como socio de la sinergia, la capacidad del paciente de potenciar la producción de NO se incrementa en mucha mayor proporción que los efectos de la Larginina solamente. Lo mismo vale para lo antioxidantes, que siner-gizan la Larginina al proteger al NO de la oxidación, una vez que éste ha sido producido, con lo cual se garantiza que el cuerpo humano pueda utilizarlo con efectividad. Cualquier programa de suplementos que no contenga L-critrulina y antioxidantes para aumentar la L-arginina —y permítaseme decir que la mayoría de los existentes en el mercado no lo incluyen— omite una gran parte de la potencialidad del NO para mejorar su salud cardiovascular. Mi plan "Dígale sí al NO" posee una efectividad única debido a su combinación sinérgica de L-arginina, Lcitrulina y antioxidantes. Puede observarse con claridad que los mejores resultados vendrán de la adhesión lo más fiel posible a los detalles del plan "Dígale sí al NO". En definitiva, los imperceptibles cambios en su estilo de vida que se requieren para potenciar la producción de NO y nutrir sus células son un pequeño precio que deberá pagar para recibir la enorme recompensa de contar con más probabilidades de vivir una vida más larga y saludable.

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_______________________________________________________________ Importante: ¡Que NO lo engañen los impostores! No permita que la creciente cantidad de productos que nos presenta el mercado y que prometen contener "óxido nítrico" lo confundan. En general, se trata de intentos, cuestionables desde el punto de vista científico/de potenciar su NO sin aplicar con exactitud los descubrimientos que me hicieron merecedor del premio Nobel. Estos productos contienen, con frecuencia, L-arginina, que es, en verdad, el aminoácido que su cuerpo convierte en NO. Por desgracia, la mayoría de ellos no suministra cantidad suficiente de L-arginina para catalizar una producción significativa de NO. Mi plan "Dígale sí al NO" prescribe L-arginina en dosis (4 a 6 gramos por día) respecto de las cuales se ha demostrado en el laboratorio, con todo rigor, que potencian el NO en forma considerable, con lo cual se registran lo máximos beneficios para la salud cardiovascular. Pocos productos en el mercado contienen este nivel de L-arginina. Mis investigaciones demuestran que la L-arginina administrada en dosis menores a 4 a 6 gramos produce un incremento casi nulo en los niveles de NO; por ende, se trata de adoptar una postura "a todo o nada": es preciso que el paciente reciba la dosis completa de L-arginina. Además de una dosis insuficiente de L-arginina, otros productos no logran reunir la calidad del avance científico sobre el que usted está a punto de enterarse en mi programa "Dígale sí al NO". Es la sinergia entre la L-arginina (en una dosis suficiente), la L-citrulina y los antioxidantes claves lo que crea un incremento definitorio en la producción de óxido nítrico de su cuerpo. Sin la combinación adecuada de estos nutrientes, que no se encuentran presentes en los otros programas, usted recibirá pocos beneficios —o ninguno— de la terapia con NO. Antes de que usted adquiera cualquier producto cuya etiqueta afirme que es un potenciador del NO, controle al detalle los datos nutricionales. Si los ingredientes no llegan a la prescripción que se encuentra en NO más infartos, usted estará perdiendo su tiempo y su dinero, y también perderá la oportunidad de mejorar su

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salud cardiovascular. En tal caso, niegúese a que le vendan dichos productos y apegúese a la información contenida en las páginas siguientes. ____________________________________________________________________

¿Quiénes pueden beneficiarse con este libro? El programa descrito en el presente libro es beneficioso para muchos tipos de lectores. A los adultos que ya han sufrido daños cardiovasculares —en general, personas mayores de 50 años, si bien el daño se ha vuelto, lamentablemente, más común también en jóvenes—, el programa puede ayudarlos a revertir sus efectos. A los que no han sufrido aún un daño significativo, este libro les brinda un programa muy efectivo de prevención de la enfermedad cardíaca, que los ayudará a resguardar su cuerpo de los efectos del envejecimiento y otros factores que coadyuvan a la existencia de la enfermedad cardíaca. Este libro sirve tanto para mujeres como para hombres, si bien las mujeres embarazadas y en período de lactancia pueden necesitar de programas diferentes, lo cual deberán consultar siempre con su médico. Pese a las muchas nociones preconcebidas, la enfermedad cardíaca ya no es territorio exclusivo de los hombres. La enfermedad cardíaca se cobra las vidas de cerca de 8,6 millones de mujeres todos los años y es, en la actualidad, el asesino número uno de las mujeres, más aún que el cáncer. Si bien las mujeres se ven afectadas por una tasa más alta de mortalidad debido a enfermedad coronaria, los hombres siguen siendo el blanco primordial según lo evidencia su alto riesgo de con traer la enfermedad, en particular a edades tempranas. Este libro se dirige a ambos sexos, sin distinción, y ofrece una prescripción de vida tanto para hombres como para mujeres a través de mi programa "Dígale sí al NO". El fundamento científico de NO más infartos es sumamente directo, porque yo soy el científico que lo descubrió. Desde el momento en que el comité del Nobel consideró que era adecuado recompensar ese avance científico con el premio, me encontré en un viaje casi interminable porque debí dar cuenta de la información de

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forma que los no científicos pudieran entenderla y aplicarla. La presentación de este libro está diseñada para brindar a los lectores toda la información sin complicaciones, evitando la jerga científica y otras complejidades que podrían oscurecer los puntos principales. NO más infartos comienza con la historia del NO, que es la historia de Alfred Nobel, Lou Ignarro y un proceso de más de una centuria que finalizó en un monumental avance científico en materia de salud cardiovascular. Luego de la historia de la investigación, instruiré a los lectores sobre la forma en que funciona el sistema cardiovascular y cómo deja de funcionar bien, seguido por algunas de las aplicaciones prácticas del descubrimiento del NO. A continuación, explico el papel que desempeña el NO en cada uno de los cuatro procesos corporales esenciales: el tono vascular, la coagulación, la inflamación y la oxidación. A partir del Capítulo 5, el libro se interna en mi régimen antienvejecimiento llamado "Dígale sí al NO", mediante la introducción y una breve explicación del conjunto de suplementos, las recomendaciones dietarias y las pautas para el ejercicio físico. Luego, me permito conducir al lector a través de cada una de las tres ramas del programa y justifico con fundamentos científicos cada sugerencia sobre suplementos, nutrición y actividad física. El viaje concluye con el régimen del Dr. Ignarro "Dígale sí al NO" en forma resumida, diseñado como referencia rápida para que usted aplique el programa a su propia vida. A lo largo de NO más infartos, se encuentran testimonios de hombres y mujeres de todo Estados Unidos que han comprobado una enorme mejora en su bienestar con la terapia de NO. También he incluido casos concretos y recuadros con información importante, donde se incluyen estudios académicos sobre el NO. Concluyo con algunas reflexiones personales, en las cuales comento a mis lectores sobre las más recientes investigaciones en materia de NO, así como avances que se concretarán en el futuro y que serán de gran trascendencia para ayudarnos a disfrutar de una mejor salud cardiovascular.

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Los beneficios del NO, para su provecho Mi programa "Dígale sí al NO" puede devolver la producción normal y la actividad del óxido nítrico en su cuerpo y, a su vez, mejorar su salud cardiovascular. Si usted sigue mi plan, logrará: - disminuir su presión arterial; - mejorar su circulación; - demorar el inicio o la progresión de la aterosclerosis; - reducir la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. No realizo afirmaciones infundadas. Apoyadas en la ciencia, estas afirmaciones están sustentadas por estudios llevados a cabo en mi propio laboratorio de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y por muchos otros científicos investigadores en todo el mundo. Sin importar su edad ni estado físico, usted puede hacer que el NO de su cuerpo funcione con efectividad si adopta mis recomendaciones. "Dígale sí al NO", y le hará un bien a su corazón y a su cuerpo.

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-1¡Eureka! Mi viaje personal desde A. Nobel hasta el Nobel

Comunicado de prensa Premio Nobel 1998 de Fisiología o Medicina

COMITÉ

DEL

NOBEL

DEL

INSTITUTO KAROLINSKA 12 de octubre de 1998 El Comité del Nobel del Instituto Karolinska ha decidido, en el día de la fecha, otorgar el premio Nobel 1998 de Medicina a Robert F. Furchgott, Louis J. Ignarro y Ferid Murad por sus descubrimientos relativos al "óxido

nítrico

en

su

rol

de

molécula

señaladora del sistema cardiovascular"

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Cuando compartí el premio Nobel de 1998 de Medicina con Robert R Furchgott y Ferid Murad, me regocijé de que este honor pondría al NO en el primer plano del conocimiento científico mundial. El hecho de que se me otorgara el Nobel fue, además, la culminación de mi viaje personal desde una infancia curiosa desde el plano científico, en Nueva York, hasta recibir el galardón más prestigioso de la ciencia en el mundo, una travesía guiada en cada uno de sus pasos por ese titán de la ciencia y la industria que fue Alfred Nobel. Una razón por la cual mi premio Nobel fue tan notorio es que existe una conexión científica genuina entre mis descubrimientos sobre el óxido nítrico, y la vida y obra de Alfred Nobel, que involucró dicha molécula. En forma muy directa, Nobel plantó la semilla en mi mente que, luego, creció y se transformó en mi obsesión de estudiar esa poco conocida sustancia. Vida y obra de Alfred Nobel Brillante químico e inventor sueco del siglo XIX, a la vez que habilidoso industrial, Alfred Nobel fue titular de 355 patentes, una de las cuales registraba la dinamita, una mezcla en polvo conformada por nitroglicerina como ingrediente activo. Nobel construyó, en veinte países, fábricas para la producción y la venta de grandes cantidades de dinamita para empresas constructoras y mineras, así como para el rubro militar. La disponibilidad de la dinamita transformó la industria de la construcción, dado que podía ser usada para provocar explosiones en montañas y colinas a fin de abrir caminos que dieran paso a carreteras, puentes, túneles y diques. Nobel sabía muy bien que la nitroglicerina líquida podía explotar sin previo aviso cuando se encontrara sujeta a ciertas condiciones de alta temperatura o presión. Su propio hermano, de veintiún años, Emil, y otras cuatro personas encontraron la muerte en una explosión que tuvo lugar en una de las plantas manufactureras de la familia. Años antes, Asciano Sobrero, el químico italiano que inventó la nitroglicerina en 1846, sufrió severas heridas en su rostro debido a una

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explosión de esa sustancia. Dado que los funcionarios municipales de Estocolmo prohibieron la investigación de la nitroglicerina dentro de los límites de la ciudad, Nobel se vio forzado a llevar a cabo sus experimentos a bordo de una barcaza anclada en un lago aledaño. Finalmente, descubrió que, mediante el uso de silicio —un aditivo similar a la arena— con la nitroglicerina, podía emplear dinamita sin riesgos y sin el miedo de sufrir explosiones accidentales. La atención que Nobel prestaba a cada detalle de su actividad comercial lo llevó a reconocer un fenómeno inusual que tuvo lugar en sus fábricas. Numerosos trabajadores se quejaban de padecer severos dolores de cabeza cada lunes por la mañana, cuando volvían a trabajar luego del fin de semana; y dichos dolores de cabeza desaparecían durante el fin de semana siguiente. Se descubrió que esta molestia se debía al uso en la planta de la nitroglicerina, una sustancia volátil cuyas emanaciones dilatan los vasos sanguíneos e incrementan el flujo de sangre al cerebro. Esas emanaciones desencadenaban dolores de cabeza con pulsaciones porque provocaban "inestabilidad vascular", es decir, la dilatación y/o contracción de los vasos sanguíneos del cerebro. El propio Nobel sufrió de migrañas, que pudieron haberse relacionado con su contacto con la nitroglicerina. Al mismo tiempo, algunos de los empleados de la fábrica de Nobel informaron que sus dolores de angina desaparecían durante los días laborables, cuando se encontraban próximos a la nitroglicerina, y que empeoraban cuando se alejaban de la fábrica. Nuevamente, casi con certeza se trataba de que las emanaciones de la nitroglicerina eran las responsables de que esos dolores de pecho se vieran aliviados. En coincidencia con ello, los médicos de fines del siglo XIX habían descubierto que pequeñas dosis de nitroglicerina eran útiles para aliviar los padecimientos del pecho, si bien nadie sabía exactamente cómo funcionaba este fenómeno. Cuando el mismo Nobel comenzó a sufrir de enfermedad cardíaca y dolores de angina en la

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década de 1890 —tan severos que, con frecuencia, lo postraban—, desoyó con absoluta tozudez las órdenes de su doctor de tomar nitroglicerina y se rehusó a creer que ese poderoso explosivo pudiera tener algún valor para la medicina. En una misiva a un amigo, escrita varios meses antes de su muerte, ocasionada por enfermedad cardíaca, en 1896, Nobel escribió: "Mis problemas de corazón me mantendrán aquí, en París, por un par de días más... ¿No es una ironía del destino que me hayan prescrito nitroglicerina para uso interno? La llaman Trinitrin, para no asustar a los farmacéuticos ni al público." Si Nobel hubiera tenido más fe en la nitroglicerina como vasodilatadora, su vida podría haberse prolongado. Antes de que él falleciera, dejó sentadas las bases para el otorgamiento de los premios Nobel, en espera de que la historia lo recordara como algo más que el hombre que inventó la dinamita, una de las sustancias más destructivas del mundo en esa época. De Brooklyn a Estocolmo Parece improbable que la historia de la vida de Alfred Nobel pueda estar conectada de manera tan íntima con la mía. Por cierto, provenimos de diferentes extracciones y de épocas diversas. De no haber sido por el genio de Nobel y la obra a la que él dio a luz, mi vida y obra habrían tomado un curso por entero diferente. Pero el destino, sin dudas, pareció reunimos a Nobel y a mí en el nombre de la ciencia. Soy hijo de padres inmigrantes de origen italiano, que llegaron a los Estados Unidos en la década de 1920, pobres en lo que se refiere a dinero y educación, pero ricos en esperanza. Se conocieron y casaron en Brooklyn, en la década de 1930, lugar en el que nací, el 31 de mayo de 1941. Mi hermano, Angelo, y yo fuimos criados en una hermosa comunidad costera de la ribera sur de Long Island, llamada Long Beach. Mi padre proveía el sustento para nuestra familia con su oficio de carpintero.

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En ocasiones, papá me llevaba a trabajar con él para que yo pudiera absorber el oficio; pero, cuando llegué a los diez años, él dejó de invitarme a ir a su taller. Pienso que temía que yo pudiera elegir ser un obrero, como él, en lugar de asistir a la universidad. Debe haber considerado mi pertinaz exigencia de que me consiguiera un equipo de química, a mis ocho años, como un signo de que yo apuntaba a una profesión menos demandante desde el punto de vista del esfuerzo físico. Ese equipo de química se transformó en mi bien más preciado para concretar un sinfín de improvisados experimentos, que se enlazaban uno tras otro. Conforme yo pasaba de un equipo de química más grande a otro, con la consiguiente complicación en los experimentos que emprendía, decidí que lo que en verdad deseaba era construir una pequeña bomba de petardos. En poco tiempo, mi ambición me llevó a la biblioteca pública, donde leí toda publicación que se encontraba en los estantes sobre explosivos y combustibles, y tomé incontables páginas de notas sobre lo que leía. Con frecuencia, encontraba el nombre y la obra de Alfred Nobel, y me fascinaban tanto su trabajo con explosivos como la relación entre la nitroglicerina y la curación de la angina. Cuanto más leía sobre la trayectoria profesional de Nobel, más me inspiraba a crear algo explosivo. Experimenté durante meses. No sólo empleé químicos de mis equipos de química, sino que convencí a algunos muchachos mayores que yo, del vecindario, para que obtuvieran para mí otras sustancias químicas de la farmacia local. Mi intento de armar petardos se convirtió, sin yo advertirlo, en mucho más: una bomba de tubo que destruyó un mueble de mi casa y provocó un gran disgusto a mi madre. No pasó mucho tiempo antes de que pasara de la fabricación de bombas a la ciencia de los cohetes. Lancé mi cohete casero en el patio; al descender, aterrizó en nuestro techo y destrozó unas cuantas tejas con el impacto. Mi padre estaba tan impresionado por mis avances como furioso por el destrozo. Su actitud contemplativa respecto de mi interés en la ciencia me permitió continuar con esta pasión que, en definitiva, me señaló la dirección que habría de tomar mi vida.

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Asistí a la Universidad de Columbia y, allí, a cada curso de química que pude encontrar, si bien fue una clase de farmacología la que realmente despertó mi interés. En los cursos de posgrado de la Universidad de Minnesota, estudié farmacología, una de cuyas asignaturas secundarias era la fisiología cardiovascular, algo más que le debo a mis lecturas de Nobel. Una vez que obtuve mi título del doctorado, me dispuse a identificar y resolver algunos de los misterios de la medicina y la farmacología. Cuando comencé mi trayectoria profesional como farmacólogo, la fascinación que sentí en la infancia por el vínculo existente entre la nitroglicerina y la curación de la angina tomó un primer plano. Pasó poco tiempo hasta que mis investigaciones comenzaron a moverse lenta pero firmemente hacia el NO. Habiendo estudiado una molécula llamada guanosina monofosfato (GMF) cíclica, que parecía ser otro importante relajante vascular de los músculos lisos, quedé intrigado por las investigaciones del farmacólogo de Houston Ferid Murad. En ese momento, Murad llevaba a cabo algunos de los primeros estudios del NO. Hasta entonces, sólo los químicos parecían interesados en el NO como químico reactivo. Él y sus colegas escribieron un trabajo científico que atrapó mi atención porque demostraba que el NO no sólo podía activar la enzima que produce GMF cíclica sino que, además, incrementaba cien veces la concentración de GMF cíclica en tejidos humanos. Entretanto, en Nueva York, el farmacólogo Robert F. Furchgott sacaba algunas conclusiones que concordaban con las de Murad y con las mías, pero esa historia vendrá más tarde. La cuestión era si el NO podía obrar algún beneficio para el cuerpo. Casi cien años más tarde, los científicos y los médicos compartían las serias reservas de Alfred Nobel sobre la nitroglicerina y sus parientes químicos, y consideraban que era inconcebible que el NO pudiera desempeñar un papel positivo en el cuerpo humano. Después de todo, el NO era una sustancia tóxica —un componente de los humos de escape de autos y cigarrillos—; en pocas palabras, un contaminante ambiental de proporciones. ¿Cómo era posible que curara? Todavía no contaba con todas las respuestas, pero yo tenía una corazonada y mi intención era seguir ocupándome del

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asunto.

El NO en primer plano Era preciso responder otra pregunta: ¿es posible que ciertos compuestos como la nitroglicerina aliviaran el dolor de pecho, operando a través de un mecanismo propio del NO? A pesar de que la nitroglicerina había sido utilizada durante más de cien años para dilatar los vasos sanguíneos de las personas cuyo músculo cardíaco estaba privado de oxígeno, su mecanismo de acción aún era desconocido. Por cierto, la droga no operaba causando pequeñas explosiones en los vasos sanguíneos. Entonces, ¿cuál era el mecanismo? Ferid Murad sospechaba que la porción "nitro" de la nitroglicerina podía convertirse en NO en las paredes musculares lisas de los vasos sanguíneos, y que el NO provocaba que los músculos lisos de los vasos se relajaran. No estábamos seguros de que esta hipótesis pudiera demostrarse en un laboratorio, pero yo quería probarla para comprobar si Murad estaba en lo cierto. Cambié el ritmo de mis experimentos y de la recolección de datos, y les imprimí mayor velocidad. La investigación era meticulosa, y no se produjo ningún descubrimiento espectacular en forma instantánea. En última instancia, la evidencia que tiempo atrás había parecido improbable comenzó gradualmente a cobrar sentido y con toda nitidez ayudó a definir la forma en que funciona la nitroglicerina. Desde el comienzo, el NO fue una molécula cuyo estudio presentó dificultades. Tuvimos que adquirir el gas de NO en tanques y llevar a cabo nuestros experimentos pertrechados con máscaras y capuchas protectoras que nos defendieran de las sustancias cáusticas. Dado que el NO es muy inestable y se convierte en nitrato y nitrito en segundos, teníamos que diluirlo con nitrógeno o argón, que lo preservan y evitan que se descomponga en no más de un milisegundo. Empleamos jeringas herméticas (que no dejaban pasar el gas) e inyectábamos el gas de NO en un "baño de órgano" que semejaba la sangre humana y contenía vasos sanguíneos. En ocasiones, nuestros experimentos comenzaron a parecerse a

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episodios de ciencia ficción, y la mayor parte de la comunidad científica seguía creyendo que lo eran, hasta que fuimos capaces de medir una marcada relajación de los músculos lisos vasculares de los vasos sanguíneos, desencadenada por el óxido nítrico. Ésta fue la primera prueba de cuan importante resultaría luego ser el NO y se transformó en el trampolín para los veinticuatro años de investigaciones que se sucedieron. Mis estudios demostraron que, cuando un paciente con angina toma nitroglicerina, ésta desencadena un irreversible efecto dominó dentro del cuerpo. Cuando la nitroglicerina entra en los vasos sanguíneos, se convierte, dentro del tejido vascular, en un gas de corta duración llamado óxido nítrico. El NO estimula la formación de la GMF cíclica, que actúa como mensajero que lleva instrucciones para que los vasos sanguíneos se relajen y expandan. El resultado es un flujo mayor de sangre y oxígeno al corazón, una disminución de los dolores pectorales, y una baja en las lecturas de presión sanguínea.

El servicio de mensajería de nuestro cuerpo La importancia del NO se había vuelto patente pero, conforme mis investigaciones progresaron, nuevas preguntas comenzaron a surgir. Por ejemplo, ¿por qué tienen nuestros cuerpos un mecanismo interno o los receptores necesarios para responder a un químico externo como la nitroglicerina? ¿Cómo sabe el cuerpo la forma en que debe reaccionar? Una teoría fue que los humanos podíamos producir nuestro propio NO (en cierto sentido, nuestra forma propia de nitroglicerina) que funciona como una molécula señaladora para el control específico de la presión sanguínea. Siempre creí que, si el cuerpo es capaz de responder a un químico externo, ese químico puede existir ya en el cuerpo. Si dicha proposición era verdadera, y si nuestro cuerpo podía estimularse para producir todo el NO que necesitamos, ¿existiría incluso la necesidad de un tratamiento como el de la nitroglicerina? Si bien esta hipótesis me resultaba completamente lógica, yo sentía que era

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una voz solitaria entre mis colegas científicos. La mayoría, sencillamente, jamás consideró la posibilidad de que el NO pudiera ser una molécula producida en forma natural, lo cual era en verdad beneficioso para la salud cardiovascular, más que sólo una sustancia no tóxica en su nivel adecuado. Presté atención a confirmar o refutar la teoría de que el cuerpo humano mismo —en particular, nuestros vasos sanguíneos— fabrica óxido nítrico. No pasó mucho tiempo antes de que los resultados se mostraran prometedores. Llevamos a cabo los primeros estudios para confirmar que la nitroglicerina podía convertirse, en el tubo de ensayo —y en el cuerpo—, en NO y que los seres humanos contamos con nuestra propia forma de nitroglicerina almacenada en la forma de NO en el cuerpo, para regular la presión y la coagulación sanguíneas. En concentraciones extraordinariamente altas, el NO es tóxico. Sin embargo, no se logran estos niveles a través de los mecanismos internos del cuerpo para producir NO a partir de la ingesta de alimentos y suplementos o del ejercicio físico. A niveles relativamente bajos dentro del cuerpo —cantidades que pueden lograrse a través de los alimentos, suplementos y actividad física—, el NO puede influir de manera drástica y muy positiva en nuestra salud.

Una ruta paralela Mencioné antes otro fascinante descubrimiento sobre el NO, que es una pieza crítica del rompecabezas del NO y que involucra a Robert Furchgott, también laureado. Si bien el NO se volvió el punto central de mi propia investigación en 1978, el principal avance en nuestro conocimiento de sus propiedades curativas no salió a la luz sino hasta 1986. Hasta entonces, yo había llevado a cabo estudios que evaluaban las propiedades del NO en un intento de resolver muchas preguntas que no tenían respuesta, incluida la razón por la cual el cuerpo cuenta con su propio mecanismo interno de respuesta a este gas. Al mismo tiempo, el Dr. Robert Furchgott había lanzado una ruta paralela de investigación en la Universidad Estatal de Nueva York

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en Brooklyn, si bien no se concentró en especial en el NO. En 1980, Furchgott y sus colegas descubrieron la existencia de una molécula señaladora o mensajera dentro de las células endoteliales, que cubren los vasos sanguíneos y hacen que éstos se relajen. Dado que, con anterioridad, no se había pensado que el endotelio desempeñara un papel principal en la dilatación vascular, el descubrimiento de Furchgott fue en particular interesante para investigadores como yo. La molécula siguió sin estar identificada durante años. Al igual que el NO, se trataba de una sustancia de difícil estudio, porque era marcadamente efímera. Dado que tenía una duración de menos de un segundo, nadie podía atrapar ni aislar su estructura química. Furchgott sintió que tenía que asignar un nombre a la enigmática sustancia y eligió titularla "factor relajante derivado del endotelio" o FRDE. Concordamos en que, una vez que hubiésemos decodificado su estructura molecular, el FRDE podría ayudarnos a diseñar experimentos para determinar las causas de la enfermedad cardiovascular y, tal vez, desarrollar nuevos métodos para prevenirla o incluso revertiría. Hacia 1986, comencé a considerar la posibilidad de que el FRDE pudiera ser, en realidad, óxido nítrico. Hasta dicho momento, no había razones para sospechar que el FRDE y el NO eran la misma sustancia. Diseñé una serie de experimentos mediante los cuales se comparaban las propiedades del FRDE y el NO. Revisé mis notas de laboratorio repetidas veces; extraje datos una y otra vez. Separé todo lo que estaba haciendo en el laboratorio y trabajé día y noche sobre el parecido entre el FRDE y el NO. Cada experimento me llevaba a la misma conclusión: el NO era, en verdad, ese esquivo compuesto llamado FRDE, que compartía todas sus propiedades con el NO. Ambos dilataban los vasos sanguíneos, eran muy inestables y tenían vidas muy cortas. Yo no tenía dudas de que el significado clínico del NO y el FRDE era el de que se trataba de la misma sustancia. Sobre la base de lo que sabíamos sobre el

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FRDE, el papel del NO en el cuerpo se hizo mucho más patente: era, sin dudas, una molécula señaladora que realizaba funciones cardiovasculares cruciales. En pocas semanas, presenté mi información sobre el NO/FRDE en una conferencia de prominentes investigadores vasculares en la Clínica Mayo, y la recepción fue, por decirlo de una manera suave, nada entusiasta. No cabían dudas de que el auditorio era escéptico. Comenzaba a sentir que era la única persona del auditorio que creía en mis resultados. Luego de que hube concluido, alguien sugirió, a guisa de broma, que tal vez yo había inhalado demasiado NO antes de subir al estrado. No podía entender sus dudas, porque los datos eran irrefutables.

La ciencia ve la luz El camino hacia la aceptación de nuestros descubrimientos sobre el NO jamás fue simple. Cuando intentamos publicar por primera vez nuestra investigación, que demostraba que la nitroglicerina funcionaba a través de la actuación del NO, el trabajo fue rechazado por más de una publicación importante de medicina. Por fortuna, muchos científicos reconocieron la importancia del trabajo. Conforme se intensificó mi propia investigación sobre el NO, nuestros estudios fueron, por fin, publicados. En ese punto, los escépticos permanecían todavía en una posición crítica, pero la naturaleza de su objeción había cambiado. Afirmaban que, aunque el NO hubiera resultado ser el ingrediente activo de la nitroglicerina, era probable que no fuera importante en otras áreas. Cuando mis estudios continuos confirmaron que el NO también podía intervenir en la coagulación de la sangre que puede desencadenar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, y podía reducir la presión sanguínea, aun los que estaban más abroquelados en una postura negativa tuvieron que admitir que el NO parecía tener enormes implicancias para la salud. Hacia 1986, nuestros estudios mostraron una y otra vez que el cuerpo podía fabricar su propio NO. Mis hipótesis resultaron ser ciertas: las células del endotelio de

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los vasos sanguíneos pueden producir NO al efecto de controlar la presión sanguínea. Entonces, mis conclusiones se fusionaron con las de Furchgott, demostraron que el factor relajante derivado del endotelio era, en verdad, NO, y la comunidad científica comenzó a creer que mis conclusiones eran válidas. En 1990, nuestros experimentos indicaban que el NO es también el mensajero químico responsable de las erecciones peneanas. Los nervios de los tejidos eréctiles liberan NO y dilatan, así, los vasos sanguíneos y dan comienzo a la erección. El descubrimiento no tardó en conducir al desarrollo y la comercialización, por parte de Pfizer, de la droga llamada "Viagra", que en 2003 registró ventas anuales en todo el mundo por valor de 1.800 millones de dólares. El éxito de esta droga impulsó a algunos de mis amigos a llamarme "el padre del Viagra" (también me llamaron "Dr. NO"). Nuestros descubrimientos sobre la presión y la coagulación de la sangre y la disfunción eréctil fueron sólo el comienzo. Los bajos niveles de NO están asociados con muchas de las enfermedades más comunes de la humanidad: infecciones, cánceres y hasta complicaciones diabéticas. Descubrimos que el NO influye en el funcionamiento y el bienestar de todo el cuerpo.

El Comité del Nobel reconoce el destacado poder del óxido nítrico El comunicado de prensa del Comité del Nobel en el que se anunciaba el otorgamiento para 1998 del premio de Medicina por la innovadora investigación sobre el NO sintetizó las muchas funciones que lleva a cabo la "molécula milagrosa" del NO. El siguiente es un extracto del comunicado de prensa: Corazón: en la aterosclerosis, el endotelio cuenta con una capacidad reducida de producir NO. Sin embargo, el NO puede ser provisto mediante el tratamiento con nitroglicerina. Los grandes esfuerzos para el descubrimiento de esta droga se encuentran, en la actualidad, orientados a generar drogas cardíacas más poderosas y selectivas, sobre la base del nuevo conocimiento del

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NO como molécula-señal. Pulmones: los pacientes en terapia intensiva pueden ser tratados mediante inhalación de gas NO. Este tratamiento ha dado buenos resultados e incluso ha salvado vidas. Por ejemplo, el gas NO ha sido empleado para reducir la presión sanguínea peligrosamente alta en los corazones de niños. Pero el dosaje es crítico, dado que el gas puede ser tóxico a altas concentraciones. Cáncer: los glóbulos blancos emplean el NO, no sólo para anular a ciertos agentes infecciosos, como las bacterias, los hongos y los parásitos, sino también para defender al huésped contra los tumores. Los científicos también se encuentran probando si el NO puede utilizarse para detener el crecimiento de tumores, dado que este gas puede inducir apoptosis (muerte celular programada). Impotencia: el NO puede iniciar la erección del pene mediante la dilatación de los vasos sanguíneos de los cuerpos eréctiles. Este conocimiento ya ha conducido al desarrollo de nuevas drogas contra la impotencia. Análisis de diagnósticos: pueden revelarse enfermedades inflamatorias mediante el análisis de la producción del NO desde, por ejemplo, los pulmones y los intestinos. Se lo emplea para diagnosticar asma, colitis y otras enfermedades. Otras funciones: el NO es importante para el sentido del olfato y para nuestra capacidad de reconocer diferentes aromas. También puede ser importante para nuestra memoria. Comité del Premio Nobel del Instituto Karolinska, anuncio del premio Nobel de Medicina 1998, 12 de octubre de 1998.

¿Es esto lo que podría interpretarse como una broma? En agosto de 1998, me encontraba yo en camino desde el sur de Francia a una conferencia en la Universidad de Ñapóles, en Italia. Mientras esperaba en la fila para abordar un vuelo de trasbordo en el aeropuerto de Niza, recibí un llamado. Un empleado de la aerolínea me alcanzó un teléfono móvil y me dijo que tenía una llamada desde los Estados Unidos; también me advirtió que no

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tardara mucho tiempo, puesto que habría de abordar en menos de un minuto. Toqué el botón "hablar" y oí una voz bien conocida que decía: "Lou, habla Robin." Robin Farias-Eisner, un cirujano oncólogo de UCLA, es un gran amigo mío, pero yo estaba estupefacto. ¿Por qué me llamaría a las tres y media de la madrugada, hora de Los Ángeles, y cómo me había localizado? Mi primer pensamiento fue que algo malo le había pasado a mi familia; mi segundo pensamiento fue que Los Ángeles había sufrido algún terrible terremoto. Pero Robin no parecía estar preocupado en lo absoluto. Luego de algunos segundos de charla trivial, prácticamente me gritó: "Lou, tengo algo que decirte. ¡Acabas de ganar el premio Nobel de Medicina!" "¿Qué?", fue mi respuesta. Antes de poder agregar nada más, nos desconectaron, y el empleado de la puerta de embarque me ordenaba abordar el avión de inmediato. Durante el corto vuelo hacia Nápoles, mi mente corría a gran velocidad en su intento por procesar lo que acababa de oír. Sabía que los premios Nobel se anunciaban en el mes de octubre de cada año, y ese día era 12 de octubre. No pensé que Robin me localizara en Niza sólo para hacerme una broma pesada. Mientras aguardaba mi turno para desembarcar, una vez que el avión aterrizó en Nápoles, me sorprendió ver a mi amigo Giuseppe Cirino, profesor de farmacología que me había invitado a Nápoles, de pie sobre el asfalto, al pie de la escalerilla. A su lado se encontraba una multitud de fotógrafos, todos los cuales apuntaban sus cámaras al avión. Cuando comencé a descender, me saludó un torrente de flashes, y yo me preguntaba quién estaría detrás de mí. Cuando llegué hasta Giuseppe, él me preguntó: "¿Te enteraste?" "¿De qué? ¿Crees que es cierto? ¿Es cierto lo que me dijo Robin?" Giuseppe me entregó un comunicado de prensa emitido por el Instituto Karolinska, el centro médico en el cual se seleccionan los ganadores del premio Nobel. Si bien el documento estaba escrito en sueco, vi la palabra "NOBEL" al tiempo que mi vista iba de aquí para allá sobre el texto. Mi nombre estaba allí escrito, y quedé impresionado. Estupefacto por un golpe de incredulidad y sorpresa, caí de rodillas sobre el duro concreto de la pista. Giuseppe y varios de

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los empleados de la aerolínea tuvieron que ayudarme a ingresar a la terminal. Cuando finalmente me repuse, me di cuenta de que me había enterado sobre el otorgamiento del premio Nobel en Nápoles, el lugar de nacimiento de mi difunto padre, quien siempre había alentado mi curiosidad científica, y estallé en llanto. En una fría y nevada tarde de diciembre de 1998, en el centésimo segundo aniversario del fallecimiento de Alfred Nobel, rae encontraba en el Salón de Conciertos de Esto-colmo, compartiendo el estrado con el rey Carlos XVI Gustavo, ataviado con frac, con la reina Silvia en las cercanías, quien llevaba un vestido color durazno, y con mis dos compañeros de lauro. Dado que cada premiado con el Nobel puede invitar a entre quince y veinte personas, pedí a muchos de los científicos e investigadores que habían trabajado en mi laboratorio que me acompañaran. Cuando llegó mi turno, me levanté de una enorme silla roja para recibir el galardón, una medalla de oro y un certificado, e hice una reverencia al rey mientras tocaban las trompetas. Si bien los diez días en que estuve en Estocolmo significaron momentos extraordinarios para mí, la trascendencia del premio Nobel me golpeó con toda su fuerza en el último día de la estancia. Se me solicitó que firmara el libro que contenía las firmas de todos los laureados con el Nobel en todas las disciplinas, desde 1901. Antes de hacerlo en la primera página en blanco del libro, pasé unos minutos dando vuelta las páginas. Reconocí un nombre famoso detrás de otro; se trataba, casi, de un "quién es quién" del campo de la medicina, la física, la química y la literatura, y me sentí muy empequeñecido. Se encontraban las firmas de Iván Pavlov, que ganó el premio en 1904, Rudyard Kipling en 1907, Madame Curie en 1903 y 1911, Albert Einstein en 1921, George Bernard Shaw en 1926, Sinclair Lewis en 1930, sir Alexander Fleming en 1945, William Faulkner en 1953, Ernest Heming-way en 1954, Linus Pauling en 1954 y 1962, John Steinbeck en 1962. Mientras mis ojos se desplazaban por la página y hacia las siguientes, me pregunté: "¿Realmente soy merecedor de estar en compañía de estos grandes hombres y mujeres?" Me honró el hecho de que el Comité del Nobel creyera que sí lo era.

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Dado que pocas personas creyeron en mis ideas desde el principio, con frecuencia tuve dificultades en encontrar fondos para mi investigación inicial en materia de NO a fines de los setenta y a principios de los ochenta. Los representantes de los Institutos Nacionales de Salud y otras organizaciones financieras me informaban que, si bien mi investigación podía revestir interés en el campo de la bioquímica, no podían entender hacia dónde quería yo llegar. Dado que contaban con fondos limitados, tenían dudas en entregarme dinero si la trascendencia médica de mi trabajo no estaba clara. En ese momento, se publicaban muy pocos trabajos científicos sobre el NO —sólo unos cuarenta por año—> y muchos de ellos provinieron de mi propio laboratorio. Cuando nuestros estudios obtuvieron más y más atención, dieron inicio a una oleada de investigaciones sobre el NO en todo el mundo. Algunos versaban sobre investigación básica en laboratorio; otros investigadores, incluido quien escribe, explorábamos el papel del NO en la protección del sistema cardiovascular contra la hipertensión, la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular y la aterosclerosis, así como en la ayuda a pacientes que sufrían de úlceras gastrointestinales, disfunciones sexuales y complicaciones vasculares de la diabetes. Durante años, descubrimientos importantes y no tanto sobre el NO se han ido sucediendo casi cada semana. Hacia 2001, como resultado de haber obtenido el premio Nobel, la cantidad anual de trabajos publicados sobre el NO había crecido a más de 7.500. Esa cifra sigue creciendo, y hay una cantidad cada vez más numerosa de científicos que ingresan a un campo que prácticamente había sido descuidado años atrás. Incluso, hay una nueva publicación científica dedicada exclusivamente al NO, llamada Nitric Oxide, y me enorgullece decir que fui su primer editor. Sí, fue emocionante ganar el premio Nobel y ver cómo hizo eclosión el campo de la investigación en NO. Aún más intensa es la certeza de que nuestra investigación ha sido usada para mejorar la salud de tantas mujeres y hombres. Considero que Alfred Nobel estaría complacido, e impresionado, de que la nitroglicerina, la misma sustancia que él temía fuese sólo un agente de

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destrucción, haya demostrado ser la clave de descubrimientos que ayudan a hombres y mujeres en todo el mundo a tener vidas más saludables y prolongadas.

-2Su sistema cardiovascular: manual del usuario 1 ara que el lector comprenda la forma en que el NO protege nuestro sistema cardiovascular, es preciso, primero, lograr una comprensión básica de la manera en que funciona el sistema y qué sucede cuando tiene lugar un desperfecto. Si usted es como la mayor parte de las personas, no dará gran importancia a su sistema cardiovascular hasta que algo malo suceda. La resistencia,

la

energía

y la

complejidad

del

organismo

humano

son

sorprendentes. Cada parte de nuestro cuerpo necesita oxígeno y nutrientes para permanecer viva, y nuestro sistema cardiovascular los suministra de una forma elegante y eficiente las veinticuatro horas del día. Dado que el NO es crucial para el bienestar del sistema cardiovascular, es importante que sepa por qué la nutrición de las células de su corazón y de sus vasos sanguíneos con NO es una necesidad sanitaria absoluta.

El centro de la acción Su sistema cardiovascular está compuesto por el corazón y los vasos sanguíneos; de ellos, el corazón es el centro de toda la actividad. Este órgano es una bomba muscular conformada por cuatro cámaras, un poco más grande que el puño de un hombre, y similar a un adicto al trabajo, porque jamás se toma un respiro. Durante setenta, ochenta o más años, su corazón late apenas más de una vez por segundo, se contrae y luego expele cerca de 70 ce de sangre recién oxigenada por latido hacia la aorta, que es el gran vaso sanguíneo adherido a su músculo cardíaco. La sangre continúa su camino hacia el sistema vascular del

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cuerpo, incluyendo las arterias coronarias, que rodean el corazón y envían la sangre a seguir su recorrido. Además de las arterias, que llevan sangre rica en oxígeno desde el corazón, la red de vasos sanguíneos incluye las venas y los capilares. Las venas llevan sangre carente de oxígeno de regreso hacia el corazón, para volver a cargar oxígeno allí, y los capilares se conectan con las arterias y las venas. La sangre circulante puede asemejarse a un río que fluye por un intrincado sistema de arterias y venas, tan inmenso que, si hubiésemos de desplegarlo de extremo a extremo, tendría una extensión equivalente a unos ciento sesenta mil kilómetros. Es un dato para pensar. La red vascular es dos veces más extensa que la circunferencia de la Tierra y, pese a ello, la sangre realiza un viaje completo a través del cuerpo aproximadamente una vez por minuto. Sin dudas, el sistema cardiovascular desempeña un poderoso papel regulador en cada función y órgano corporal principal; más específicamente, en cada célula del cuerpo. Si el sistema se encuentra comprometido, si los vasos se contraen y se acumula una placa endurecedora en ellos, nos convertimos en candidatos para el ataque al corazón y el accidente cerebrovascular, con frecuencia sin síntomas notorios. Conforme late el corazón, de manera confiable y heroica unas 100.000 veces por día, bombea casi 7.000 litros de sangre por todo el cuerpo cada veinticuatro horas. El ritmo cardíaco se acelera durante el ejercicio y se lentifica durante el descanso; pese a ello, no deja de funcionar. Cuando se encuentra en su mejor forma, el sistema cardiovascular trabaja con inclaudicable precisión para suministrar lo que el cuerpo le requiere. Este estado de cosas se verifica cuando su función es óptima. Pero, para millones de personas, la salud cardíaca está lejos de serlo. Afirmaciones aleccionadoras sobre la enfermedad cardiovascular de los Institutos Nacionales de Salud y los Centros para Control de las Enfermedades

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- Desde 1990, la enfermedad cardiovascular ha sido el asesino número uno en los Estados Unidos, excepto en 1918, año en que se produjo la gran epidemia de gripe. - La enfermedad cardiovascular se cobra la misma cantidad de vidas cada año que las siguientes siete principales causas de muerte, sumadas. - Se registraron 65.827.000 consultas médicas con diagnóstico

de

enfermedad

cardiovascular comoafección principal en 1999. - Casi 62 millones de estadounidenses tienen al menos un tipo de enfermedad cardiovascular, incluida presión sanguínea alta, enfermedad cardíaca coronaria, angina pectoris (dolor de pecho debido a una irrigación sanguínea insuficiente a través del corazón) y accidente cerebrovascular. - Cada veintinueve segundos, un estadounidense padece lo que los médicos denominan "evento coronario"; por ejemplo, un ataque al corazón. Aproximadamente una vez por minuto, tiene lugar una muerte debido a dichos eventos. - La enfermedad cardiovascular produjo 958.775 muertes en los Estados Unidos en 1999; es decir, un 40,1 % de todas las muertes. - Cada cincuenta y tres segundos, alguna persona en los Estados Unidos tiene un accidente cerebrovascular. Cada tres minutos, se produce una muerte por dicho padecimiento. - Es mayor la cantidad de personas que visitan al médico por hipertensión, o presión sanguínea alta, que por cualquier otra razón. - La enfermedad cardiovascular afecta a las mujeres tanto como a los hombres. En realidad, las mujeres superan en cantidad a los hombres en cuanto a pre-valencia de casos de enfermedad cardiovascular y en muertes por motivos relacionados, ya que totalizan cerca de un 53 % de las muertes por enfermedad cardiovascular en mujeres. Si bien los estudios muestran repetidamente que las mujeres sienten mucha más inquietud respecto de padecer cáncer de mama que enfermedad cardiovascular, una de cada 2,4 muertes en mujeres está provocada por la enfermedad cardiovascular, comparada con una cada treinta por cáncer de mama. - En 2001, el costo económico de todas las enfermedades cardiovasculares fue de cerca de 298.000 millones de dólares, incluidos los gastos de salud y la productividad perdida. Se gastaron más de 28.000 millones de dólares en fármacos cardiovasculares. - Cada año, en los Estados Unidos, los cardiólogos llevan a cabo más de 900.000 angioplastías, y los cirujanos realizan más de 121.000 endarterectomías de carótida para ayudar a evitar el accidente cerebrovascular. - Los accidentes cerebrovasculares y los ataques cardíacos se encuentran entre las causas más frecuentes de la discapacidad crónica en el largo plazo.

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- Se sabe en la actualidad que hasta un 90 % de todos los casos de impotencia están directamente relacionados con la "insuficiencia vascular".

No es necesario que exista la mayoría de las enfermedades cardiovasculares En cierta ocasión, Woody Alien observó que nadie se va vivo de este mundo. Tal como puede verse, demasiada gente abandona este planeta en forma prematura debido a la enfermedad cardiovascular. De acuerdo con los Centros para Control y Prevención de Enfermedades, si se erradicaran todos los tipos de enfermedad cardiovascular, los estadounidenses vivirían, en promedio, siete años más. Imagínese adicionar siete años a la expectativa de vida. Esta situación, por supuesto, es aquella en la cual el NO puede ser de ayuda. La mejor defensa es un buen ataque. Si podemos elevar nuestros niveles de NO —y el programa de este libro mostrará cómo hacerlo—, podremos incrementar las oportunidades de contar con mejor salud y una vida más prolongada. Con el uso de las estrategias que enunciamos en este libro para potenciar el nivel de NO, puede prevenirse la mayor parte de los casos de enfermedad cardiovascular.

El perfil de las enfermedades cardiovasculares Cuando

escuchamos

las

palabras

"enfermedad

cardiovascular",

¿pensamos automáticamente en ataques al corazón? La mayor parte de las personas así lo hace, si bien, como ya expliqué, la enfermedad cardiovascular abarca un panorama mucho más amplio de problemas severos de salud. Los ataques al corazón son sólo un tipo de enfermedad cardiovascular. Por fortuna, el NO puede influir en forma positiva prácticamente en todas ellas. Aquí encontraremos más material sobre las formas más comunes de enfermedad cardiovascular.

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Alta presión sanguínea Probablemente, todos nos hemos tomado la presión sanguínea más de una vez. Cuando el médico coloca la banda de tela alrededor del brazo y determina la presión, está midiendo la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias conforme se desplaza por el sistema circulatorio. Nuestro médico está interesado en dos cifras importantes: la presión sistólica, que es la fuerza que se ejerce sobre las paredes arteriales cuando el corazón late o se contrae para bombear la sangre; la presión sanguínea se encuentra en su punto máximo cuando late. Por otro lado, la presión diastólica es la que se ejerce contra las paredes cuando el corazón se relaja entre latido y latido y se llena de sangre.

La epidemia de hipertensión Es mayor la cantidad de personas que visitan al médico debido a hipertensión (alta presión sanguínea) que por otras razones. En realidad, 50 millones de estadounidenses padecen de alta presión sanguínea, cifra que resulta sorprendente. Aun así, cerca de un 32 % de las personas con hipertensión ni siquiera está al tanto de que la tiene, y otro 26 % toma medicación para bajar la presión sanguínea, que le provoca efectos colaterales, pero aun así no mantiene su hipertensión bajo control.

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Por qué sube la presión. A fin de entender la presión sanguínea alta, imaginemos una manguera de jardín con una tobera en su extremo. Hay dos formas de incrementar la presión del agua: podemos abrir el grifo y hacer entrar más agua a través de la manguera, o podemos estrechar el diámetro de la tobera e incrementar la resistencia al flujo saliente de agua. La

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presión sanguínea se comporta exactamente de la misma forma, según la cantidad de sangre que bombea el corazón y la resistencia al flujo de sangre. La resistencia al flujo de sangre es una función del ancho de las arterias, una característica que funciona del mismo modo en que la tobera colocada en la manguera del jardín puede contraerse y dilatarse. Las arterias que se contraen restringen el flujo de sangre al mismo tiempo que incrementan la presión sanguínea. Por el contrario, si las arterias están relajadas y amplias, la sangre fluye con mayor facilidad y la presión sanguínea desciende.

Por qué debemos vitalizar nuestro sistema cardiovascular El famoso Estudio Cardíaco Framingham efectuó el seguimiento de varias generaciones de residentes en el poblado de Framingham, Massachusetts, durante más de cuarenta años, para el registro detallado de evaluaciones de la salud cardiovascular de cada persona cada dos años. Uno de los descubrimientos más interesantes fue que dos tercios de los participantes que comenzaron con presión sanguínea normal a sus treinta años desarrollaron hipertensión. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud, la hipertensión tiene intervención en aproximadamente 700.000 muertes por año.

La presión sanguínea se mide en milímetros de mercurio (abreviatura: "mm Hg") y se expresa como una fracción; por ejemplo, 160/100 o 130/85. Tal como lo muestra la tabla siguiente, existen graduaciones en las lecturas de presión sanguínea; si la presión sanguínea es de 140/90 o más alta —la sistólica es la lectura más alta y la diastólica es la menor—, se la considera alta. El médico nos dirá que padecemos hipertensión, lo que, expresado en términos simples, significa que la presión en las arterias es excesiva. Aun si la presión sanguínea se encuentra en el rango de "alta pero normal", el paciente se encuentra ante un riesgo incremental de sufrir problemas médicos asociados con la hipertensión.

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Controle la "tasa" de presión sanguínea

Presión sanguínea

Óptima

Normal

Normal-alta

Hipertensión

Por debajo

120-129

130-139

140

(mm Hg) Sistólica (cifra máxima) Diastólica

de 120 Por debajo

(cifra mínima)

o más alta 80-84

85-89

de 80

90 o más alta

Silenciosa pero mortal. No es posible sentir la presión sanguínea alta, y esta ausencia

de

síntomas

físicos

hace

de

la

hipertensión

un

padecimiento

particularmente peligroso. A menos que nos hagamos tomar la presión sanguínea, no sabremos si es o no alta. Si bien la hipertensión no produce signos externos de que está teniendo lugar algún daño, la presión sanguínea alta puede provocar un daño interno mayor por la lesión al endotelio, con lo cual se perjudica la capacidad del cuerpo de producir su propio NO. Este estado de cosas conduce, poco a poco, a la inflamación de las arterias, a la cual siguen la aterosclerosis y la formación de placas. La hipertensión también puede agrandar el corazón, provocar un infarto o un accidente cerebrovascular, y predisponernos a una falla renal.

Factores alarmantes sobre la hipertensión Según las conclusiones del Estudio Cardíaco Framingham, la mitad de la población que padece su primer ataque al corazón y dos tercios de los que sufren su primer accidente cerebrovascular tienen lecturas de presión sanguínea por encima de 160/95. Si algún paciente está afectado por la hipertensión, como 50 millones de mujeres y hombres estadounidenses, corre siete veces el riesgo de padecer un

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accidente cerebro-vascular, comparado con las personas cuya presión sanguínea es normal.

De qué manera el NO combate la hipertensión. Más efectivo que cualquier otro factor del organismo, el NO puede dilatar los músculos lisos de los vasos sanguíneos. Gracias a esta dilatación, los vasos pueden relajarse y permitir que la sangre fluya con facilidad a través de ellos, y muy posiblemente bajar la presión sanguínea.

¡Increíble pero real! "Luego de sólo tres semanas bajo la terapia de NO, ¡mi presión sanguínea bajó quince puntos'/' Joe, 45 años, St. Louis

Aterosclerosis Cuando somos jóvenes, los vasos que rodean el corazón son flexibles, con un diámetro interno de cerca de tres milímetros; pero ninguno de ellos conserva la juventud para siempre. Conforme la mayor parte de la gente envejece, las paredes internas lisas de sus arterias se engrosan poco a poco y pierden parte de su elasticidad. Al mismo tiempo, depósitos grasos —o placas— se acumulan en las paredes arteriales. Este proceso se denomina aterosclerosis, o endurecimiento de las arterias, y cuando esto ocurre, puede reducirse el diámetro de las arterias y perjudicar el flujo sanguíneo normal. La aterosclerosis puede provocar el

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envejecimiento prematuro y la discapacidad. Puede alterar la memoria en la mediana edad y promover una forma de demencia senil en los pacientes añosos. La aterosclerosis influye en la enfermedad de las arterias periféricas, ya que angosta las arterias de las piernas, lo cual lleva a un flujo insuficiente de sangre, sobre todo en los fumadores de sesenta años o más. Placa arterial Podríamos imaginar la cobertura de células endoteliales sanas como si fuese una superficie resbaladiza como la del teflón, mientras que un endotelio enfermo es pegajoso como velero, lo cual hace que la placa se adhiera. La placa que se transforma en aterosclerosis se compone no sólo de sustancias grasas, incluido el LDL, o colesterol "malo", sino también de productos de desecho de las células, calcio y el material de la coagulación de la sangre, llamado fibrina. Cuando esta acumulación de "basura" se hace severa en la arterias coronarias, puede evitar que el corazón reciba la cantidad suficiente de oxígeno de la sangre, lo cual provoca episodios de angina pectoris (o dolor de pecho), que pueden ocurrir con mayor probabilidad durante el ejercicio u otros tipos de exigencia física, cuando se fuerza al corazón a trabajar con mayor intensidad. Una vez que las placas se hacen grandes y frágiles, pueden quebrarse, romperse y despegarse de las paredes arteriales. Al igual que cualquier otra lesión, el cuerpo puede responder provocando que la sangre se coagule. Cuando se produce un coágulo en las arterias, el resultado puede ser catastrófico, porque obstruye la luz de los vasos, bloquea el flujo sanguíneo hacia el corazón y el cerebro, y desencadena un ataque al corazón o un accidente cerebrovas-cular. De qué manera el NO combate la aterosclerosis. La aterosclerosis, al igual que la hipertensión, se encuentra íntimamente involucrada con el daño al endotelio, que produce una disminución en la producción del NO. Para que el cuerpo mantenga su bienestar cardiovascular, necesita producir cantidades saludables de NO. En realidad, cuando el cuerpo fabrica NO suficiente, e incluso

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en exceso, la formación de placas y la aterosclerosis tienen mucha menor probabilidad de ocurrir y pueden ser fenómenos reversibles. "Mi esposo tiene un problema circulatorio en una de sus piernas y con frecuencia se levanta cuatro o cinco veces por noche, con dolores. Desde que emplea los suplementos potenciadores del NO, no se ha levantado en lo absoluto y duerme toda la noche sin ninguna molestia. Este tratamiento le ha conferido una increíble energía y una gran convicción en el poder curativo del óxido nítrico” Dee, 48 años, Idaho

Ataque cardíaco Un coágulo de sangre en las arterias coronarias puede tener sólo el ancho de una fracción de centímetro y pesar menos de un gramo, pero si priva, en parte o en todo, al corazón de oxígeno, ahoga la alimentación que las células coronarias necesitan y puede provocar un ataque cardíaco. Los médicos suelen emplear un término médico para describir el ataque al corazón: infarto de miocardio, que deriva de miocardio, músculo del corazón, e infarto, muerte de un tejido por privación de oxígeno. Lista de control del ataque al corazón ¿Cómo saber si tenemos un ataque al corazón? En la mayor parte de los casos, se pueden desencadenar uno o más de estos síntomas clásicos: • Estrujamiento o dolor incómodo en el centro del pecho, que persiste durante más de unos minutos, o pasa y luego vuelve. Algunas personas

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describen el dolor de pecho como una presión o apretón. • Dolor que se irradia brazos abajo o hacia el hombro y el cuello. • Incomodidad en el pecho, acompañada de náuseas, respiración corta o mareos. • En menor medida, las víctimas del ataque al corazón pueden experimentar náuseas, aturdimiento, ansiedad inexplicable, depresión o fatiga sin dolor de pecho. La mala palabra respecto del ataque al corazón Los ataques al corazón pueden ser desencadenados por más de un coágulo de sangre. También pueden ser causados por un exceso de placas en las arterias, o por una contracción o espasmo temporario o repentino de la arteria, llamado vasoespasmo, que impide el flujo sanguíneo. Privado de oxígeno, una sección del tejido cardíaco se va a quedar "con hambre" y comenzará a morir. El daño severo puede sobrevenir con gran rapidez. Según la Asociación Cardíaca Estadounidense, muchos pacientes de ataque cardíaco jamás se recuperan por completo. Cerca de la mitad de los hombres y las mujeres de menos de sesenta y cinco años que han padecido de ataque al corazón mueren dentro de los ocho años del evento desencadenante. Razón de más para mantener altos los niveles de NO y reducir las probabilidades de sufrir cualquier evento coronario. La buena palabra respecto del ataque al corazón No todos los ataques al corazón son fatales. En realidad, en particular con cuidados tempranos en una sala de emergencias y tratamiento con los

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llamados "fármacos destructores de coágulos", se puede, con frecuencia, sobrevivir a los ataques al corazón. Cerca de 1,1 millón de estadounidenses tendrán un ataque cardíaco este año, y dos tercios de ellos vivirán para contarlo. Es preciso recordar que el NO puede disminuir en gran medida las probabilidades de sufrir un segundo ataque; entonces, a pesar de ser un paciente cardíaco, es posible ayudarse. La forma en que el NO combate el ataque al corazón Al hacer descender la presión sanguínea y el colesterol, y mejorar la circulación, el NO puede ofrecer protección contra el ataque al corazón. Reduzca la hipertensión casi de inmediato "Mi esposo había intentado combatir la hipertensión desde hacía un año. Se encontraba en tratamiento con medicación para la presión sanguínea, pero este año ésta se había incrementado mucho más, lo mismo que los fármacos. Se encontraba bajo un tremendo estrés laboral. Sin dudarlo, le administré suplementos en polvo para potenciar la producción de NO en la tarde del diez de junio. A continuación, consigno algunos datos muy interesantes: Antes de la terapia con NO Fecha

Presión sanguínea

7 de junio

150/82

8 de junio

145/94

9 de junio

146/96

10 de junio

141/97

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Después de la terapia con NO 11 de junio

127/87

12 de junio

121/87

¿No es cierto que estos resultados son increíbles? Desde ahora, somos una familia fanática del NO." Patricia, 53 años, Bostón

Accidente cerebrovascular Si bien los ataques al corazón afectan al corazón, y los accidentes cerebrovasculares atacan al cerebro, tienen más en común de lo que pensarnos. Ambos pueden ser desencadenados por coágulos de sangre, si bien, en el accidente cerebrovascular, estos coágulos se asientan en los vasos que conducen al cerebro más que al corazón. Cuando este fenómeno se produce, los coágulos pueden interferir con el flujo normal de la sangre y privan a las células cerebrales de oxígeno. El resultado puede ser el daño cerebral, la discapacidad e incluso la muerte. Los sitios más comunes en los que se instalan estos coágulos de sangre son las arterias carótidas, localizadas a cada lado del cuello. Cuando la producción normal de NO se ve perjudicada dentro de las paredes de los vasos, el paciente es mucho más susceptible a la cerebrovascular.

coagulación

y a sufrir un accidente

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De qué forma el NO combate el accidente cerebrovascular Dos de las funciones críticas del NO —evitar la formación de coágulos de sangre y mantener las arterias libres de placa— evitan, en forma especial, los accidentes cerebro-vasculares. Estilo de vida, estilo de vida, estilo de vida Es muy probable que su médico ya le haya hablado de los factores de riesgo que pueden elevar las probabilidades de que se produzca una enfermedad cardiovascular. Si bien algunos factores de riesgo se encuentran fuera de nuestro control (los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, la edad avanzada, el sexo), es posible influir en muchos otros factores con las elecciones de estilo de vida que efectuamos, porque la prevención de la enfermedad cardiovascular siempre tiene como referente las elecciones que realizamos. Dado que este libro versa sobre la prevención y el manejo de la enfermedad cardiovascular, algunas estrategias habituales para reducir los riesgos son dignas de mención. Las elecciones del estilo de vida que es preciso hacer Dejar de fumar. Si usted fuma cigarrillos, su riesgo de enfermedad cardiovascular y de ataque cardíaco serán de al menos el doble. Cuantos más cigarrillos se fumen por día, mayor será el riesgo. Además, el cigarrillo lesiona las células endoteliales de las arterias y sabotea la capacidad de su cuerpo para fabricar NO. Disminuya el nivel de colesterol en sangre. Conforme se incremente su nivel de colesterol, sus probabilidades de ataque cardíaco se elevan también. Su nivel

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de colesterol está formado por dos lecturas: la de lipoproteínas de baja densidad (LDL), el llamado "colesterol malo", y la de lipoproteínas de alta densidad (HDL), el conocido como "colesterol bueno". Cuando circula en sangre una excesiva cantidad de LDL, puede acumularse poco a poco en las paredes arteriales internas y contribuir a la formación de placas de aterosclerosis que obstruirán las arterias. Sin dudas, el LDL daña en potencia a niveles lo bastante altos; por dicho motivo, se ha ganado el mote de "malo". El HDL, por el contrario, se llama "bueno" porque trabaja para quitar el colesterol de las arterias y para lentificar la acumulación de placas. La lectura del LDL es el mejor predictor del riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebro vascular. El puntaje más alto indica el riesgo más elevado. Los niveles de colesterol LDL pueden clasificarse en las siguientes categorías: Niveles de colesterol LDL Menos de 100 mg/dL

Óptimo

100 a 129 mg/dL

Casi óptimo

130 a 159 mg/dL

Limítrofe

160 a 189 mg/dL

Alto

190 mg/dL y superior

Muy alto

Otra medida del colesterol que se usa con frecuencia es el cociente o tasa de colesterol. Ésta se calcula como el colesterol total (LDL más HDL), dividido por el HDL. Por ejemplo, un paciente con LDL de 150 y HDL de 50 tendría un colesterol

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total de 200 y una tasa de 200/50 o 4,0. El objetivo es contar con una tasa de colesterol lo más baja posible; la tasa óptima es de 3,5. El nivel recomendado es un poco por debajo de 5,0. Depende de nosotros controlar el colesterol Los niveles de colesterol LDL dados en la tabla pueden ser más altos que los que hemos visto recientemente, pero me apego a ellos. Mientras este libro se encuentra en prensa, se desarrolla un debate protagonizado por los organismos de salud de los Estados Unidos sobre el cambio en dichos niveles. El cambio propuesto se encuentra respaldado por la Asociación Cardíaca Estadounidense y el Instituto Nacional de Corazón, Pulmones y Sangre, y daría como resultado que el valor óptimo de LDL descendiera de 100 mg/dL a 70 mg/dL. La trascendencia de este cambio reside en que se clasificará a muchas más personas dentro del grupo de los que padecen de un colesterol LDL alto y de los que necesitan estatinas. Los cambios propuestos han creado alguna controversia, y considero que, desde el punto de vista científico, es prudente recomendar que cada uno de nosotros conozca los rangos que han servido como parámetro durante varios años — las cifras "viejas"—, que son las que figuran en la tabla. Los cambios propuestos y la necesidad potencial de tomar estatinas son una cuestión que cada paciente deberá comentar con su médico. Lo que quiero comunicar con mayor fuerza es que cada uno de nosotros debe hacer todo lo posible por hacer bajar en forma natural los niveles de LDL. Si se introducen los cambios nutricionales y de estilo de vida detallados en mi plan "Dígale sí al NO", es posible que el médico informe que la necesidad de es tatinas se ve disminuida o eliminada. No es mi deseo que los pacientes dependan, sin más ni más, de los fármacos y de pautas que cambian con el transcurso del tiempo, y que esta dependencia reemplace la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene respecto de su propia salud. La naturaleza nos ha

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dotado del fármaco más maravilloso para la salud cardiovascular, el óxido nítrico, que se produce dentro de nuestro cuerpo. Depende de cada uno de nosotros generar un entorno que permita al NO desempeñarse de tal forma. ¡La terapia con NO potencia el efecto de las estatinas! Dado que existen millones de pacientes que toman estatinas para bajar el colesterol LDL, es probable que nos preguntemos por qué la terapia del NO es necesaria para bajar el colesterol. El hecho es que la terapia del NO es una forma natural de reducir la necesidad que tienen los pacientes de tomar estatinas o eliminar dicha necesidad por completo, sin ningún efecto colateral. Las estatinas no solamente bajan el colesterol. Incluso en dosis bajas, también estimulan la producción de NO en la células endoteliales vasculares, con lo cual ayudan a revertir el proceso de la aterosclerosis. Más aún: el NO, por sí mismo, puede ayudar a disminuir los niveles de colesterol. El efecto general consiste en que las estatinas y el NO producen efectos sinérgicos en la salud cardiovascular. Nuestra mayor comprensión de la sinergia entre el NO y las estatinas recibe tratamiento en casi todas las publicaciones, mientras este libro se encuentra en prensa y cuando mi trabajo científico sobre el tema acaba de aparecer en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 2004. En ese muy importante trabajo, descubrimos que la combinación de NO con las estatinas podría amplificar varias veces el efecto de éstas para bajar el colesterol. Mis colaboradores en la investigación llegaron al punto de sintetizar una nueva droga que está formada por NO adherido a una estatina, que es mucho más efectiva que cada componente por sí mismo. Mi entusiasmo sobre la sinergia entre el NO y las estatinas para bajar el colesterol, al mismo tiempo que se combate la aterosclerosis, es muy grande. El mensaje más importante que los lectores pueden extraer del debate que hasta

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aquí se ha suscitado es que, si algún paciente se encuentra en tratamiento con estatinas, también debe someterse a la terapia con NO para amplificar los beneficios. Si dicho paciente no toma estatinas, la terapia con NO puede evitar que las tome. De cualquiera de las dos formas, los beneficios de la terapia con NO en la lucha contra el colesterol alto son demasiado impresionantes para hacer caso omiso de ellos. Entonces, a no dudarlo: la terapia con NO debe comenzarse de inmediato. Controle su presión sanguínea. La hipertensión hace que el corazón trabaje más para mantener la circulación de la sangre en todo el cuerpo y acelera el desgaste de los vasos sanguíneos. Es, por lo tanto, imperativo mantener la presión sanguínea en un rango normal o debajo de él, tal como se describió anteriormente, entre 120/80 y 129/84. Una lectura de menos de 120/80 es la más deseable. La presión sanguínea es, por supuesto, un signo vital que no permanece constante con el tiempo, sino que depende de las circunstancias que rodean dicha medición. Ciertos factores, como la actividad física, la ansiedad relativa a la visita al médico, e incluso la ingesta de alimentos y bebidas, puede elevar de forma artificial las lecturas de presión sanguínea. Una sola lectura de presión sanguínea no constituye una indicación absoluta de la salud cardiovascular. Es mejor consultar al médico para obtener una interpretación completa de las mediciones de presión sanguínea. Mantenga bajo control el azúcar en sangre. Niveles elevados de azúcar en sangre indican un exceso de glucosa (azúcar) en el torrente sanguíneo, que puede ser el resultado de una enfermedad, excesos en la alimentación, falta de ejercicio, diabetes u otros factores adversos. Los niveles altos de azúcar en sangre son peligrosos porque implican un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, además de daño a los nervios, problemas circulatorios, pérdida de la visión, enfermedad renal y disfunción sexual. Una estadística aleccionadora sobre los niveles elevados de azúcar en sangre consiste en que el riesgo de con-

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traer enfermedades cardíacas se incrementa cinco veces en mujeres diabéticas y dos veces en hombres diabéticos. Los niveles elevados de azúcar en sangre tienen síntomas; entre ellos, más sed y hambre que lo normal, necesidad frecuente de orinar, piel seca y con comezón, sensación de can sancio o somnolencia, visión borrosa, náuseas y problemas respiratorios. El azúcar en sangre se mide con un dispositivo llamado "medidor de glucosa en sangre", que requiere una gota de sangre obtenida mediante un pinchazo en la piel. No resulta agradable tener que clavarse una aguja constantemente; entonces, si no se padece aún de diabetes, la mejor medida será adoptar un estilo de vida generador de NO, que mantenga el nivel de azúcar en sangre a niveles normales, con lo cual se evitará la necesidad de efectuar dichas determinaciones. Los niveles óptimos de azúcar en sangre, según la Asociación Estadounidense de Diabetes, son: - entre 80 mg/dL y 120 mg/dL antes del desayuno; - entre 100 mg/dL y 140 mg/dL durante el día y an tes de irse a dormir; - menos de 180 mg/dL una o dos horas después de una comida. No beba alcohol en exceso. Un vaso de vino tinto todos los días puede, en verdad, ser beneficioso para la salud del corazón, porque el vino tinto contiene altas cantidades de antioxidantes que protegen la reserva de NO. Si se bebe en exceso, el proceso se invierte: disminuye la producción de NO, y ello conduce a la contracción de los vasos y, en última instancia, a una serie de padecimientos cardiovasculares, por no mencionar un serio daño hepático. La bebida en exceso (más de los dos vasos por día que definen al bebedor moderado) es decididamente perjudicial. Si el hecho de no poder moderarse en el consumo de alcohol resulta una preocupación, mi consejo es frecuentar las reuniones de Alcohólicos Anónimos.

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Esta es una organización que ya ha ayudado a millones y millones de personas a desintoxicarse y mantenerse sobrias, y ha perdurado durante mucho tiempo por ofrecer apoyo y comprensión personal a este tipo de problemas. Mantenga su peso a niveles normales. Si se es obeso, es probable que las lecturas de presión sanguínea y de colesterol sean altas, y las probabilidades de volverse diabético pueden también incrementarse. Los riesgos para la salud cardiovascular asociados con el sobrepeso están bien documentados. No bien encendemos el televisor, casi no oímos otra cosa que las noticias sobre las más recientes investigaciones que relacionan la obesidad y el sobrepeso con una salud deficiente. El control del peso mediante la ingesta de alimentos saludables y con pocas grasas es uno de los pasos más elementales que pueden tomarse hacia una mejor salud cardiovascular. Los lectores aprenderán más sobre dicho programa nutricional en mi régimen llamado "Dígale sí al NO", en próximos capítulos del libro. El proceso de evaluar el peso con relación a un ideal según sexo, edad y altura puede ser una cuestión bastante subjetiva. En la práctica, el peso ideal no es tan simple como mirar una tabla, porque la medida estándar de peso corporal —el índice de masa corporal, o IMC— no tiene en cuenta factores tales como el tipo físico. Por cierto, un fisicoculturista muy entrenado y musculoso va a pesar más, para su altura, que una persona promedio; sin embargo, la escala de IMC no contempla esas diferencias de tipo físico y catalogaría a un fisicoculturista como a un sujeto con sobrepeso. El mejor consejo general que puedo brindar aquí es que, si se tiene al menos entre un 15 y un 20 % más de peso que lo que el médico dice que deberíamos pesar, entonces la grasa excesiva exige al corazón y los vasos sanguíneos. La producción endotelial de NO se ve disminuida, y la susceptibilidad a convertirse en huésped de enfermedades se ve incrementada. Si usted no sabe si se encuentra mucho más arriba del peso recomendado por su médico, entonces valdrá la pena que lo consulte, sepa cuál es su peso y advierta otros aspectos de

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su salud. Los cuadros siguientes brindan algunos rangos generales de lo que significa un peso corporal ideal en hombres y mujeres adultos. Las cifras constituyen promedios estadísticos y no son cifras absolutas. Emplee los cuadros como una estimación aproximada y consulte a su médico para obtener una idea más acabada de su peso ideal.

Tabla de alturas y pesos para mujeres Altura (cm)

Contextura pequeña (kg)

Contextura Contextura mediana (kg) grande (kg)

145

46-50

50-55

54-60

147

47-51 47-52 48-54 49-55 50-56

50-56 51-57 52-59 54-60 55-61

55-60 55-62 57-64 58-65 60-67

52-58 53-59 55-60 56-62 57-63 59-65 60-66

56-63 58-64 59-65 60-67 62-68 63-70 65-70

61-69 62-70 64-72 65-74 66-76 68-77 69-79

61-67 63-69

66-72 67-74

70-80 72-81

150 152 155 157 160 163 165 168 170 173 175 178 180

Tabla de alturas y pesos para hombres Altura (cm) 155

Contextura Contextura pequeña (kg) mediana (kg)

58-61

60-64

Contextura grande (kg)

63-68

50

157 160 163 165 168 170 173 175 178 180 183 185 188 191

59-62 60-63 61-64 62-65 63-66

60-65 61-66 62-67 63-69 65-70

64-70 65-71 65-73 66-75 68-76

64-67 65-69 65-70 66-71 68-73 69-75 70-76

66-71 67-73 69-74 70-75 71-77 73-80 75-80

69-78 70-80 72-82 73-84 75-85 76-87 78-90

72-78 74-80

76-83 78-85

80-92 85-94

Una vez que tenga una idea de dónde se sitúa en las tablas de peso, espero que el curso de acción que usted tome sea claro. Debo argumentar algo más para contemplar los "casos especiales", que no son tan poco frecuentes como puede pensarse. Si de alguna manera usted ha sobrevivido basándose en montañas de comida basura y aún se mantiene en su peso ideal, deje de hacer apuestas con su salud. Hasta ahora, ha tenido suerte, pero sería buena idea consultar a un nutricionista y cambiar sus hábitos alimentarios antes de que le hagan más daño a su organismo.

Haga ejercicio con regularidad. Una forma en extremo efectiva de mejorar su buen estado vascular y disminuir el riesgo de enfermedad cardíaca es con ejercicio aeróbico. El ejercicio puede ayudar a atemperar afecciones de alto riesgo, como la obesidad, la presión sanguínea alta, los niveles elevados de azúcar y de colesterol, con lo cual se reduce el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular. Las actividades aeróbicas, como caminar, correr, nadar y bai lar, son efectivas porque "exigen" a los sistemas del cuerpo para que obtengan

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oxígeno y produzcan energía. Estos sistemas reaccionan al estrés haciéndose más fuertes y saludables. El ejercicio es parte de mi régimen "Dígale sí al NO", que detallaré en futuros capítulos.

Reduzca sus niveles de estrés, ansiedad, soledad y depresión. Esta afirmación parece obvia, pero es un desafío, puesto que estos padecimientos emocionales son difíciles de cuantificar. Sabemos bien que estas emociones pueden provocar que los vasos sanguíneos se contraigan debido a una producción deficiente de NO, lo cual incrementa la probabilidad de contraer enfermedades cardiovasculares y sufrir ataques al corazón. Si una de dichas afecciones se transforma en crónica, entonces la provisión de NO va a disminuir en forma sostenida.

Muchas de las personas que sufren de estrés crónico, soledad involuntaria y tristeza tienden a tratar de mejorar su ánimo a través de la automedicación con sustancias que "levantan el ánimo", desde tranquilizantes hasta alcohol, pasando por la cafeína. Estas técnicas son perniciosas porque a una mejora temporal en el humor sigue una resaca emocional que deja a estos consumidores más infelices de lo que eran antes. Si usted se automedica, debe conversar abierta mente sobre este tema con su médico, que podrá prescribirle un antidepresivo o recomendarle que vea a un profesional de la salud mental. Para disfrutar de salud y felicidad óptimas, lo cual es ciertamente mi objetivo para mis lectores, no debe dejar su cuerpo ni su mente a merced de períodos prolongados de estrés, ansiedad, soledad ni depresión.

El arsenal de su médico en la guerra contra la enfermedad cardiovascular

¿Quién necesita cafeína? "Desde que rae trato con la terapia de NO, me doy cuenta de que duermo

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mucho mejor. Además, me despierto más temprano y me siento mentalmente más lúcida mucho antes. Incluso, hace poco dejé el café." Barbara, 63 años, Tucson __________________________________________________________________

Si su médico se da cuenta de que usted ya sufre de una enfermedad cardiovascular o es un candidato muy probable, él puede recomendar varios tratamientos; por ejemplo, prescribir una estatina para reducir el nivel de colesterol, o un diurético, o medicación betabloqueante para la presión sanguínea. Él puede decidir que usted necesita una angioplastía, en la cual se introduce un catéter con punta de globo en la arteria obstruida, se comprime la placa y se abre la arteria para restituir el flujo normal de sangre. Incluso puede recomendarle una cirugía de derivación (bypass) de arterias coronarias, en la cual un vaso de otra parte del cuerpo se emplea para trazar una nueva ruta para el flujo sanguíneo que recorre los vasos bloqueados de su corazón.

Todos estos abordajes tienen sus desventajas. La angioplastía, por ejemplo, abre las arterias, pero estos beneficios pueden ser sólo temporarios, con una alta tasa de reestenosis (reangostamiento), lo cual deja las arterias tan obstruidas como estaban antes del procedimiento. La cirugía de derivación (bypass) tiene diversos grados de éxito según el cirujano y el hospital, pero un pequeño porcentaje de pacientes muere por las complicaciones durante esta operación invasiva o luego de ella. Entre todas estas recomendaciones, el lector debe haber notado una omisión flagrante. La mayoría de los médicos soslayan el óxido nítrico, una estrategia crítica para la promoción de la salud y que es el punto central de este libro.

El NO al rescate

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Si la salud cardiovascular es su objetivo, es preciso que el NO se encuentre en un lugar protagónico de su programa para un corazón sano. Muchos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares son factibles de prevenirse. Puede colocar un límite a la progresión de la enfermedad cardiovascular aun si ya la ha contraído. Usted se encuentra a punto de dar el próximo paso para darse cuenta de cómo hacerlo.

Cuestiones centrales

Antes de continuar, me permito repasar lo que hemos aprendido en este capítulo.



Casi 62 millones de estadounidenses padecen de al menos un tipo de enfermedad

cardiovascular,

incluida

hipertensión,

enfermedad

cardiocoronaria, angina pectoris y accidente cerebrovascular.



La presión sanguínea alta afecta a 50 millones de mujeres y hombres.



Una lectura de presión sanguínea de 140/90 o más se considera alta. La hipertensión es una enfermedad silenciosa; puede lesionar las células endoteliales y provocar otros daños fisiológicos sin signos externos.



Cuando su cuerpo produce niveles saludables de NO, el riesgo de formación de placas y aterosclerosis se reduce.



Al disminuir el riesgo de que se produzcan coágulos de sangre, el NO puede hacer descender las probabilidades de sufrir ataque cardíaco o

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accidente cerebrovascular.



Al adoptar estrategias para su estilo de vida, tales como reducir los niveles de colesterol en sangre y la presión sanguínea, abandonar el cigarrillo y hacer ejercicio con regularidad, usted puede hacer que disminuyan sus probabilidades de padecer enfermedades cardíacas.

-3-

El fundamento científico del NO: un curso acelerado sobre los increíbles poderes de la molécula milagrosa La del óxido nítrico es una de las moléculas más simples de la biología, compuesta por solamente dos átomos, uno de nitrógeno (N) y uno de oxígeno (O). Si bien la estructura del NO es simple, se considera en la actualidad que el NO es la molécula más significativa del cuerpo, por demás crucial para el bienestar corporal. Estoy convencido de que el NO puede revitalizar el sistema cardiovascular y mantenerlo en mucho mejor forma que lo que indicaría la edad cronológica del organismo. Durante las últimas dos décadas, mi pasión ha sido el estudio de esta minúscula molécula. Año tras año —durante doce, catorce, dieciséis horas por día—, me obsesioné con la demostración de dicha importancia. La conclusión obtenida es que la diferencia que existe entre salud y enfermedad es, con frecuencia, una función del nivel de actividad de NO en el cuerpo. El NO puede,

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en verdad, constituirse en una cuestión de vida o muerte. Y ahora revelaré el motivo.

¿Cuál es nuestra edad interna? Si un paciente tiene más de cincuenta años y tiene un problema de salud relacionado con la edad —enfermedad cardíaca o diabetes, por ejemplo—, es probable que se encuentre, además, enfrentando los cambios internos que acompañan el hecho de envejecer. Cuando tenemos veinte, treinta o cuarenta años, es obvio que deseemos hacer todo lo posible para asegurar que nuestro corazón y vasos sanguíneos permanezcan bien tonificados para los años por venir. Pero, con independencia de que seamos viejos o jóvenes, no es demasiado tarde para comenzar con mi programa para revitalizar el organismo.

Manténgase atento a su salud Siempre es importante consultar con el médico antes de iniciar cualquier programa para la salud. Cuando hable con su médico, pregúntele sobre las dos determinaciones más importantes que surgen de cualquier examen físico: el pulso y la presión sanguínea en estado de reposo. La mayor parte de los estadounidenses de más de cuarenta años no tiene idea de cuáles son su pulso y su presión sanguínea, y tampoco respecto de qué constituyen niveles altos, normales o bajos. La mayor parte de estas personas conoce al dedillo cuál es su peso, pero no está tan al tanto de cifras que constituyen cuestiones de vida o muerte.

Números vitales que usted debe conocer Un pulso normal en estado de reposo (que representa la cantidad de veces que el corazón late por minuto) es de entre 65 y 75 latidos. Se considera que la presión sanguínea es normal cuando es de aproximadamente 125/80, si bien un artículo publicado en el número de septiembre de 2003 del Journal of the

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American Medical Association la rede-finió en 115/75 al citar investigaciones que muestran que puede desencadenarse daño arterial ya con este nivel de presión sanguínea.

Óxido nítrico: la maravillosa droga cardiovascular natural del cuerpo Tal vez el lector se dé cuenta de que, al hablar con su médico sobre estas determinaciones, es preciso hacer descender la presión sanguínea y el pulso, y tonificar los vasos mediante la reducción de la contracción para, así, posibilitar que la sangre fluya rítmicamente a cada célula del cuerpo. La tarea parece menos abrumadora si comprendemos las propiedades restauradoras del NO, que se produce en las arterias. El NO ayuda a preservar la elasticidad de todos los vasos, porque es una "molécula señaladora" que indica a los vasos sanguíneos cuándo deben incrementar su ancho, o sea, dilatarse. La reparación del daño provocado por la enfermedad cardiovascular, sin acudir a cirugías riesgosas y, con frecuencia, nada efectivas, ha sido considerada imposible durante largo tiempo. Se me otorgó el premio Nobel en Medicina por señalar que dicho razonamiento era obsoleto. Ahora sabemos que podemos revertir el daño cardiovascular de manera natural, gracias a la "droga mágica” que el cuerpo humano manufactura en su interior, el óxido nítrico. El NO cambia los roles "Tengo tres hijos de menos de cuatro años. Las multi-vitaminas me ayudaron a seguirles el ritmo; pero, desde que potencié mis niveles de NO, ¡son ellos los que tienen que seguirme el paso a mí!" Elaine, 31 años, Nueva Jersey

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El NO es una poderosa molécula señaladora que se encuentra presente en los sistemas cardiovascular y nervioso, así como en todo el organismo. El NO penetra en las membranas y envía mensajes específicos, señales biológicas, que regulan la actividad celular y dan instrucciones al cuerpo para que realice ciertas funciones. El NO influye en el funcionamiento de prácticamente todos los órganos corporales: los pulmones, el hígado, los riñones, el estómago, los genitales y, por cierto, el corazón. Entre sus muchos deberes vitales, el NO cumple un rol como vasodilatador, lo cual significa que ayuda a controlar el flujo sanguíneo a cada sector del cuerpo. El NO relaja y agranda los vasos sanguíneos, con lo cual asegura que la sangre pueda nutrir con toda eficiencia el corazón. El NO también trabaja para evitar la formación de coágulos de sangre (trombos), que constituyen el factor desencadenante de accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón, además de regular la presión sanguínea. Otro papel clave del NO es lentificar la acumulación de placa aterosclerótica en los vasos sanguíneos. Recordemos que la placa es una acumulación, en las arterias coronarias, de grasas de colesterol que endurece las arterias, las angosta y hasta las bloquea, con lo cual se reduce la provisión de sangre al corazón. En mis investigaciones, sugiero enfáticamente que, mediante la capitalización de esta capacidad para combatir la placa aterosclerótica, la terapia con NO puede ayudar a que disminuya el colesterol, al facilitar de manera sinérgica las acciones de las estatinas habitualmen-te prescritas, como Lipitor y Mevacor. Surge con claridad que la terapia con NO no sólo es segura cuando se la combina con las estatinas, sino que también aumenta el efecto de las drogas, porque uno de los importantes mecanismos de estos fármacos es el de incrementar y mantener la producción del NO. La terapia con NO cumple la misma función, sólo que de manera natural. El sistema inmune emplea el NO para mantener a raya bacterias infecciosas, virus y parásitos, e incluso para reducir la proliferación de ciertos tipos de células cancerosas. En personas con diabetes moderada a severa, el NO puede evitar muchas complicaciones habituales y serias, en particular las asociadas con un flujo

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sanguíneo irregular. El NO es crucial para la memoria, debido a que el cerebro lo emplea para almacenar y recuperar recuerdos de largo plazo, y también para transmitir información. En la actualidad, estamos investigando el importante rol que el NO puede desempeñar en la prevención de la enfermedad de Alzheimer. En su calidad de antiinflamatorio, se estudia el NO por su presunto papel en la reducción de la inflamación y las molestias que produce la artritis. El NO también puede protegernos de la úlcera de estómago, al mantener un flujo normal de sangre al revestimiento mucoso del sistema gastrointestinal. Como neurotransmisor, el NO incrementa el flujo sanguíneo a los genitales, y por ello juega un rol importante en el funcionamiento sexual normal. Mis descubrimientos en esta área condujeron al desarrollo del Viagra. El NO es un poderoso antioxidante, ya que desactiva los llamados "radicales libres" del oxígeno en el cuerpo, que pueden contribuir a los cuatro principales motivos de muerte en Estados Unidos: el cáncer, la diabetes, las enfermedades del corazón y el accidente cerebrovascular. Todo parece indicar que los usos del óxido nítrico en el organismo son ilimitados. La cantidad de roles cruciales identificados respecto de esta singular molécula se ha incrementado de manera sostenida con las nuevas y numerosas investigaciones científicas sobre el NO. En los capítulos siguientes, mencionaremos los muchos usos del NO pero, en este punto, mi interés es que se comprenda la amplitud de su importancia para casi todos los aspectos del funcionamiento corporal.

La producción de NO en el endotelio El cuerpo mismo constituye la fuente óptima de producción de NO. La fabricación de NO tiene lugar principalmente en el endotelio que, según se ha dicho, es la capa de células que reviste la superficie interior de los vasos sanguíneos. El tejido endotelial, que separa la sangre de los músculos lisos de las paredes de los vasos, tiene una delgadez y una fragilidad extraordinarias. Cuando el endotelio se encuentra bien nutrido, se genera NO a niveles óptimos y la sangre fluye sin impedimentos, con

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lo cual se nutre el corazón y todos los demás órganos. Durante el ejercicio vigoroso, e incluso durante ciertos procesos fisiológicos rutinarios, como la digestión, en que se necesita mayor cantidad de sangre, es función del NO proveerla. Cuando el cuerpo se encuentra en reposo, el nivel de NO es menor, y este fenómeno reduce el flujo de sangre. Debido a que el tejido endotelial es sólo una capa celular única, podríamos estar tentados a pensar que no existe gran margen de error cuando se trata de mantenerlo saludable. Si bien el endotelio constituye una delgadísima línea demarcatoria entre la sangre y los tejidos, no cabe duda de que es uno de los trabajadores más incansables del cuerpo, productivo y de rendimientos superiores a los esperados, el tejido endotelial es responsable de mantener el suministro de NO al cuerpo. Con la ayuda de una enzima llamada NO sintasa endotelial, las células endoteliales funcionan como una planta de energía donde se fabrica y moviliza el NO, un recurso renovable esencial para la buena salud. Sólo son necesarias cantidades pequeñas de NO para aprovechar sus poderosas funciones terapéuticas, pero el organismo de la mayor parte de las personas no genera lo suficiente para mantener el buen trabajo del sistema cardiovascular. La subproducción de NO se produce cuando el tejido endotelial se encuentra dañado por la edad, por un estilo de vida perjudicial para la salud, por enfermedades, por un medio ambiente tóxico o por propensión genética; en consecuencia, la producción de NO se ve disminuida. El cuerpo se torna vulnerable a prácticamente todas las principales enfermedades. En este libro, nos concentramos en la enfermedad cardiovascular y, en especial, en las formas en las cuales una deficiencia de NO puede contribuir al padecimiento de más de sesenta y dos millones de estadounidenses que sufren de presión alta elevada, aterosclerosis, enfermedad coronaria, presión sanguínea alta, insuficiencia cardíaca o accidente cerebro vascular. Ante cualquier deficiencia de NO, sabemos ahora que puede compensarse con una dieta que promueva la producción de NO, un programa de suplementos y ejercicio moderado.

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Cerremos la puerta a la enfermedad cardiovascular A lo largo de la vida, el endotelio puede dañarse debido a un estilo de vida perjudicial y las toxinas ambientales, así como al desgaste rutinario que acompaña el proceso de envejecimiento. Cuando esto sucede, la planta interna de energía puede producir menos NO —o no producirlo— en las regiones lesionadas, lo cual nos deja en una situación de vulnerabilidad respecto de la enfermedad cardiovascular. Pese a lo resilientes que son las células endoteliales, son variadas las afecciones a la salud que pueden sabotear su bienestar; esta situación, a su vez, puede afectar la capacidad del cuerpo para producir NO. Si, por ejemplo, se padece de presión sanguínea moderada a severamente alta durante varios años, es probable que la exigencia planteada a los vasos sanguíneos pueda ya haber infligido su castigo sobre el endotelio y haber provocado daños en sitios críticos como el corazón y el cerebro. Agregúense a esta situación otros enormes factores de riesgo para el daño del endotelio —niveles altos de colesterol y de glucosa en sangre, tabaquismo y una dieta constante de grasas saturadas, que elevan el colesterol—, y es posible que el endotelio pase un muy mal rato.

"¡Soy un gran entusiasta del NO!" "Mi padre falleció por enfermedad coronaria a los cincuenta y ocho años. Yo deseo vivir más que eso, por mis hijos. Tengo gran fe en los suplementos potenciadores con NO, junto con una buena dieta y rutinas de ejercicios cotidianos. He notado varios efectos positivos, además de los beneficios de largo plazo para la salud; por un lado, duermo mucho mejor. Hace poco que comencé a tomar los suplementos antes de hacer ejercicios, y me doy cuenta de que tengo más energía y un ritmo cardíaco más suave cuando hago gimnasia. Para finalizar, he notado una enorme diferencia en mi estabilidad para respirar. Soy un alérgico que trabaja en exteriores. La terapia con NO me permite llenar mis pulmones de aire fresco con mucha más facilidad que antes." Wayne, 38 años, Oregon

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Compartir la riqueza Mi vida como investigador siempre presentó desafíos y, con frecuencia, motivos de gran júbilo. Con el apoyo de estudiantes graduados, colegas del doctorado, científicos invitados, colegas médicos, asistentes técnicos y colaboradores de investigación que tengo a mi lado, con frecuencia llego a las cinco de la mañana y trabajo hasta bien entrada la noche, motivado por la excitación del descubrimiento —esos momentos en que gritamos "¡Eureka!"— que acompaña los estudios innovadores. He escrito NO más infartos con la esperanza y en la creencia de que las mujeres y los hombres de todo el mundo puedan cosechar los invalorables beneficios para la salud de mis más de dos décadas de investigación, a fin de disfrutar vidas más largas y productivas, para ellos y para sus seres queridos.

Cuestiones centrales Antes de continuar, me permito repasar lo que hemos aprendido en este capítulo. • El NO es una de las moléculas más significativas del cuerpo. • El NO influye en el funcionamiento de prácticamente todos los órganos humanos, desde el corazón hasta los pulmones y el estómago. • El NO logra relajar los vasos sanguíneos, reduce la presión sanguínea y hace descender el riesgo de padecer un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. • Niveles adecuados de NO pueden desempeñar unpapel en la prevención de las complicaciones de ladiabetes, la enfermedad de Alzheimer, la disfuncióneréctil, la artritis, las infecciones y las úlceras.

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-4El papel que desempeña el óxido nítrico en los cuatro procesos corporales esenciales

EI cuerpo cuenta con cuatro procesos corporales esenciales: el tono vascular, la coagulación, la inflamación y la oxidación. Cada uno de estos procesos desempeña un papel tanto positivo como negativo en el cuerpo, según la forma en que se produzcan. En este capítulo se explicará la forma en que la terapia con óxido nítrico puede marcar una diferencia vital para la salud al resaltar la parte positiva y erradicar la negativa de cada uno de ellos.

El tono vascular: basta de presión sanguínea alta La parte positiva del tono vascular ¿Qué sucedería si el tejido muscular liso de los vasos sanguíneos no tuviera la capacidad de contraerse y de dilatarse? No habría forma de regular el flujo sanguíneo. Recordemos que la presión sanguínea sistólica es la fuerza de las paredes arteriales, conforme late el corazón o se contrae, para bombear la sangre hacia afuera. Por otro lado, la presión diastólica constituye la fuerza ejercida sobre las paredes cuando el corazón se relaja entre latido y latido, se llena con sangre, y se prepara para convertirse en sistólica y comenzar a latir. Sin el suficiente tono vascular, que da a los vasos la capacidad de contraerse y de dilatarse, nuestra sangre no podría circular.

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La parte negativa del tono vascular y la contracción Si la presión sanguínea es alta, este factor indica que los vasos sanguíneos están contraídos o que hay bloqueos. Si la sangre no fluye libremente, tarde o temprano las células endoteliales sufrirán un daño importante. Una vez que se ve afectada la producción de NO, el riesgo de ataque al corazón y de accidente cerebrovascular se incrementa en gran medida. El NO al rescate Al mejorar el libre flujo de sangre por todo el cuerpo, el NO protege el tejido muscular liso de los vasos sanguíneos de la contracción dañina, dado que contribuye a la salud del endotelio. El resultado es: ya no más presión sanguínea alta. Coagulación: basta de trombos ¿De qué manera evita el NO que se produzcan coágulos en el torrente sanguíneo? Opera un proceso diferente que el que se asocia con el descenso de la presión sanguínea. El NO aprovecha su capacidad de interferir con la principal causa del accidente cerebrovascular, que es la agrupación (coagulación) de plaquetas, cuerpos minúsculos con forma de disco, conformados por fragmentos de células que son responsables de la coagulación en el torrente sanguíneo. La parte positiva de la coagulación En las circunstancias adecuadas, la coagulación constituye un proceso corporal esencial. Un corte o una punción en una mano no sólo daña la piel sino, también, los vasos sanguíneos subyacentes. Cuando comienza el sangrado, el mecanismo corporal de la coagulación comienza a operar. Las plaquetas se congregan de inmediato y comienzan a adherirse unas a otras, con lo cual se contiene el flujo sanguíneo al formarse un sello que tapona la filtración y, finalmente, forma una cicatriz.

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La parte negativa de la coagulación Si los vasos sanguíneos han sufrido un daño —tal vez porque se ha acumulado placa en las paredes de las arterias—, las plaquetas pueden comenzar a arracimarse dentro del torrente sanguíneo en el lugar de la lesión. Si se forma un trombo o coágulo sanguíneo en la zona y se libera, llegará a bloquear o interferir con el flujo sanguíneo; y este mecanismo puede desencadenar, potencialmente, un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. Cuando se produce un coágulo en las arterias coronarias, este fenómeno se denomina trombosis coronaria; cuando es en un vaso sanguíneo que conduce hacia el cerebro o se interna en él, se trata de una trombosis cerebral. El NO al rescate Al mantener un bombeo de sangre uniforme por todo el sistema vascular, el NO mantiene los vasos y las arterias en un nivel óptimo de limpieza. Recordemos que los vasos y las arterias enfermos actúan como velero, ya que atraen y se adhieren a materiales extraños peligrosos, mientras que una red vascular apoyada por el NO actúa como teflón, haciendo deslizar la placa y las plaquetas, impidiendo que los coágulos se expandan o que, directamente, se formen.

Inflamación: basta de aterosclerosis A continuación, nos concentraremos en otra enfermedad cardiovascular principal: la aterosclerosis. La aterosclerosis se presenta como un proceso gradual y dinámico de inflamación; la placa se forma en un período de muchos años. El NO puede intervenir en los estadios tempranos del proceso, al evitar el engrasamiento de las paredes de las arterias y la acumulación de material graso.

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La parte positiva de la inflamación A niveles controlados, la inflamación no siempre es mala, sino que entraña una forma importante de defensa del cuerpo contra infecciones. Al igual que un poderoso ejército que marcha hacia la batalla para defender a su país, el sistema inmune o de defensa puede montar un ataque de tal fuerza que aplaste el intento de los invasores extranjeros de desencadenar infecciones y enfermedades. La parte negativa de la inflamación Cuando este proceso inflamatorio se torna crónico e involucra las arterias, puede contribuir al desarrollo de enfermedades como la aterosclerosis. Las células que normalmente operan en la eliminación de bacterias pueden volverse en contra. Cuando tiene lugar la inflamación en los vasos sanguíneos, se trata de un proceso que debe interrumpirse. El NO al rescate Específicamente, aquí se encuentra la razón por la cual es tan importante contar con niveles suficientes de NO para evitar la aterosclerosis. Si las células endoteliales situadas en la superficie interna de los vasos sanguíneos se encuentran dañadas en cualquier forma, otros tipos de células sanguíneas, los monocitos y los leucocitos, pueden precipitarse en las paredes de los vasos, acumularse e incrustarse en la capa muscular lisa. Una vez que se concretó la invasión, estas células liberan sustancias químicas llamadas mediadores inflamatorios, que desencadenan la inflamación del músculo liso, inician el proceso aterosclerótico de formación de placa y dan como resultado un bloqueo en el flujo sanguíneo. Una vez que se forma placa en las arterias, es mucho más difícil revertir el daño que evitarlo. Aun así, las estrategias que presenta este libro pueden, al menos, detener o lentificar el avance. Si la idea es la prevención, el NO puede desempeñar un papel crucial. Luego de que las placas hayan provocado un daño en las arterias,

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pueden crecer, fragilizarse y liberarse; luego, se alojarán en el cerebro o en las arterias coronarias, y desencadenarán un accidente cerebrovascular o un ataque al corazón. Al mismo tiempo, la placa puede perjudicar la capacidad del endotelio de producir NO, con lo cual se incrementa la probabilidad de que se forme aún más placa. Se trata de un círculo vicioso que puede poner en riesgo la vida. Es importante evitar toda formación de placas, con la ayuda del NO. En realidad, puede que no haya una mejor forma de mantener las arterias limpias y flexibles que maximizar la producción interna de NO.

Nunca es demasiado tarde El padre de Sherry, de 72 años de edad, de Denver, sufre de endurecimiento arterial. "Ya ha perdido una pierna debido a esta afección, y se enfrentó a la posibilidad de perder la otra debido a la inflamación y el dolor constantes. Luego de cinco días con la terapia de NO, la inflamación se redujo a la mitad, y apenas sentía algún dolor”.

La oxidación: basta de estrés oxidativo Los investigadores en materia cardiovascular concentran su atención cada vez más en el llamado "estrés oxidativo". Por cierto, el oxígeno es necesario para la vida misma, es crucial para todos los procesos, desde la respiración hasta la continuidad de los latidos del corazón. Cuando el cuerpo emplea oxígeno, genera subproductos a través del proceso de oxidación, que pueden ser beneficiosos o desastrosos. La parte positiva de la oxidación En ausencia de este proceso, nuestras células no podrían quemar la glucosa, que nos brinda energía.

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La parte negativa de la oxidación Los subproductos de la oxidación en el cuerpo se denominan radicales "libres" del oxígeno. Los radicales libres pueden generar un desastre al neutralizar el NO, con lo cual contribuirán no sólo a la enfermedad cardiovascular sino, también, a los signos del proceso de envejecimiento, desde arrugas en la piel hasta huesos débiles. En los capítulos siguientes, se comentará con mayor detalle el estrés oxidativo, cuando se toque este tema en el régimen "Dígale sí al NO". Pero, por ahora, tenemos datos importantes para tener en cuenta, en particular respecto del rol del NO en la interrupción de este trastorno. A fin de lograr una imagen más clara de los radicales libres del oxígeno, imaginemos un automóvil que quema nafta para obtener energía y, en este proceso, genera gases de combustión con contaminantes peligrosos que ennegrecen el cielo. De una forma muy similar, el cuerpo depende del oxígeno para conseguir energía pero, conforme se consume esta energía, genera sus propios subproductos de la "combustión"; es decir, los radicales libres. Si bien la oxidación está asociada con procesos bioquímicos rutinarios del cuerpo, estos radicales libres se forman, a veces, en exceso. Cuando dicho fenómeno tiene lugar, este estrés oxidativo se transforma en perjudicial para el bienestar corporal, debido a que daña las células y los tejidos sanos, incluso los de las arterias. Los radicales libres pueden dañar el endotelio. Por ejemplo, cuando el "coles-terol malo" (o LDL) se oxida, se ve químicamente alterado de manera tal que permiten que se infiltre en las paredes arteriales y provoque un serio daño en las células endoteliales. Si bien estas células pueden repararse hasta cierto punto, el estrés oxidativo constante puede sabotear la oportunidad de una autorreparación significativa. El NO al rescate El NO puede minimizar el estrés oxidativo que contribuye a la enfermedad

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cardiovascular. Existe un factor complicante pero, por cierto, no es insuperable. Cuando se presentan radicales libres en grandes cantidades, éstos intentan dominar y desarmar al NO producido por el cuerpo, antes de que él pueda tomar control de la situación. Cuando el cuerpo se encuentra en estado de estrés oxidativo, es probable que se cuente con mucho menos NO que la cantidad normal. Los antioxidantes pueden ser de ayuda, ya que actúan como carroñeros del cuerpo: buscan los radicales libres y los neutralizan antes de que puedan provocar gran daño. Muchos de los suplementos mencionados en "Dígale sí al NO" son antioxidantes que pueden destruir los radicales libres de los vasos sanguíneos y de todo el organismo. Mejor prevenir... Ethan, un corredor de bolsa de Chicago, de 29 años y gran vitalidad, cuida su salud, lo cual incluye hacer ejercicios cinco días a la semana. Se encuentra en óptimo estado físico pero, pese a ello, abriga dudas respecto de su salud, debido a que ambas ramas de su familia presentan problemas cardiovasculares. Su padre, Gerald, acaba de sufrir un ataque al corazón de mediana intensidad, a la relativamente joven edad de 55 años. Ethan ha seguido la historia del óxido nítrico, desde el premio Nobel, y se encuentra intrigado. Ha buscado en Internet y encontrado un suplemento formulado en especial para incrementar la producción de NO en el cuerpo; ha ordenado uno para su padre. Los resultados han sido asombrosos. En cuestión de semanas, la presión sanguínea de Gerald se aproximó a la normal, y bajó su nivel de colesterol. Además, comenzó a dormir mejor y a recuperarse de manera notable, por su rapidez, del ataque al corazón. "Jamás dejaré de tomarlo —comenta Gerald—. En verdad, me ha salvado la vida." Tal como lo hizo su padre, Ethan ha comenzado a tomar el suplemento como medida preventiva, y afirma que, luego de un par de meses de hacerlo, tiene el doble de energía que la que solía tener y rinde más en la mitad del tiempo que antes de tomar los suplementos potencia-dores del NO

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Los lugares de trabajo del NO: más allá del endotelio Al mismo tiempo que la células endoteliales vasculares generan NO, otros lugares de trabajo del cuerpo también cumplen esta función. Si bien el endotelio es la fábrica principal del NO, ciertos tipos de células nerviosas también pueden producirlo. Por ejemplo, cuando los nervios del tejido eréctil del pene se ven estimulados, activan la NO sintasa neurona! que, de inmediato, genera NO, y que, acto seguido, ingresa al músculo liso del pene y provoca que se relaje. Cuando se produce esta relajación, el pene puede alojar más sangre que, a la vez, produce una erección. Mi investigación en esta área fundó las bases del desarrollo del Viagra. El NO también es producido por las células nerviosas del cerebro y de los pulmones. Cuando los nervios de los pulmones liberan NO, la presencia de esta molécula puede provocar la dilatación de las vías aéreas, proceso que se denomina "broncodilatación". En el cerebro, el NO se genera en las regiones asociadas con el mejoramiento de la memoria y el aprendizaje, así como con las influencias y las modificaciones de la conducta. El NO se produce en otro lugar importante: los glóbulos blancos. Estas células se presentan en varios tamaños y formas, y constituyen la columna vertebral del sistema inmunológico del cuerpo. Estas células se encuentran en cantidades que exceden los 1.000 millones en un hombre o mujer tipo, y pueden destruir la mayor parte de los invasores externos, sean bacterias, virus o parásitos. Como parte de este sistema de defensa, los glóbulos blancos producen NO en cantidades tan grandes, que pueden ayudar a dominar a los microorganismos atacantes. El NO puede influir de manera positiva en muchas otras enfermedades y trastornos, desde cáncer a problemas digestivos, desde tuberculosis a dificultades de aprendizaje. Dado que el NO actúa como una molécula señaladora en todo el sistema nervioso, comunica mensajes que afectan el corazón, los pulmones, los ríñones, el estómago, el cerebro y los genitales, entre otros órganos. En verdad, no debe haber desorden en el cuerpo en el cual el NO no desempeñe un papel protector. Si bien el

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NO tiene un período de duración muy breve, el organismo produce siempre más NO gracias a las células endoteliales sanas. En los capítulos siguientes, alentaré a mis lectores a adoptar las simples pero probadas modificaciones en su estilo de vida, que pueden transformar la salud. Los cambios en la dieta, los suplementos y el régimen de ejercicios no son complicados, pero potenciarán de manera significativa la producción natural de NO en el cuerpo, sin riesgos desde el punto de vista médico. Nuestra mayor comprensión del NO, que ha dado como resultado mi programa "Dígale sí al NO", es uno de los avances más importantes en la medicina en los últimos años. Ahora, los lectores tienen la oportunidad de aprovechar todo lo que hemos aprendido sobre ello y recoger sus beneficios.

Cuestiones centrales Antes de continuar, me permito sintetizar lo que hemos aprendido en esté capítulo. • Las células endoteliales son los animales de trabajo del sistema cardiovascular, ya que manufacturan el NO que nos protege de muchas enfermedades habituales. Al controlar el flujo de la sangre, ayudan a regular la presión sanguínea. • Una vez que se forma placa en las arterias, es difícil revertir el daño. Por ello, la prevención es clave, y el NO puede desempeñar un papel importante en el control de la cantidad de placas. • Al interferir con el aglutinamiento de plaquetas, el NO minimiza el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares. • El

"estrés

oxidativo"

puede

contribuir

a

la

aparición

de

enfermedades

cardiovasculares, pero el daño causado por los radicales libres del oxígeno puede reducirse con una elección adecuada de suplementos. • Es posible reparar el funcionamiento de las células endoteliales lesionadas mediante una selección de suplementos aminoácidos y antioxidantes que estimulen la producción de NO. • No sólo las células endoteliales producen NO en los vasos sanguíneos, sino que también lo hacen las células nerviosas y los glóbulos blancos.

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-5"Dígale sí a NO": mi programa en tres partes para la revitalización cardiovascular. Un panorama general Las tres partes de mi programa "Dígale sí al NO" están diseñadas para lograr una máxima nutrición celular. He creado un sistema de alimentación celular sobre la base del principio de sinergia, en el cual diversos elementos trabajan juntos para producir resultados mucho más importantes que la mera suma de esos mismos elementos. Tal como se verá, "sinergia" también significa que, cuando se toman ciertos elementos en conjunto, éstos potencian la efectividad de los demás. A fin de obtener un beneficio mensurable de la terapia del NO, es crítico que cualquier suplemento potenciador del NO sea el recomendado por el programa "Dígale sí al NO". Es preciso asegurarse de tomar los dosajes apropiados de nutrientes que recomiendo y que no se omita ningún suplemento. La efectividad del programa se basa en la combinación sinérgica de los aminoácidos L-arginina y Lcitrulina, así como de cuatro antioxidantes claves. La mayor parte de los productos que pueden conseguirse en el mercado que afirman potenciar la producción de NO son, en efecto, sólo L-arginina —en dosis insuficientes— y no producen los

beneficios para la salud cardiovascular que se obtienen del programa "Dígale sí al NO". Es preciso estar atento; este esfuerzo vale la pena.

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Radiante y llena de vida Caroline, 32 años, de San Francisco, afirma que el paquete de suplementos potenciadores del NO fue lo que despejó la bruma de sus mañanas. 'Tara dar una idea de cómo era mi vida antes de comenzar con los suplementos de óxido nítrico, sepan que yo usaba un pijama con la leyenda: 'Soy alérgica a las mañanas/ Todos los días tardaba una hora o más para ponerme realmente en marcha. Ahora, me duermo enseguida y no me despierto en toda la noche, y me despierto antes de que suene el despertador. En lugar de levantarme atontada, estoy de buen humor y con un buen grado de alerta. ¡Puedo emprender, en todo un día, tanta actividad como cuando tenía 18 años!"

Construyendo la usina de NO Ésta es la forma en que funciona la sinergia en mi régimen potenciador del NO. Los suplementos nutracéuticos —compuestos naturales bioactivos con cualidades promotoras de la salud o medicinales— son poderosos por sí mismos pero, cuando se los toma en su conjunto, incrementan la eficiencia potenciadora del NO de cada uno de ellos, más que si se los tomara uno por uno. En el régimen potenciador del NO, los suplementos nutracéuticos constituyen una combinación de aminoácidos y antioxidantes específicos. Creo, sin lugar a dudas, que, si un paciente ya padece de problemas cardiovasculares o sólo quiere prevenirlos, es necesario que tome un paquete diario de suplementos. Se sabe que ciertos alimentos funcionales —por ejemplo, las carnes rojas, el pescado, el aceite de oliva, las frutas secas y el zumo de granada— mejoran la capacidad de producir NO. "Alimentos funcionales" aluden a productos alimenticios con compuestos naturales que brindan un beneficio para la salud o que disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades. Por desgracia, sería preciso comer un robusto bistec tras otro, en las tres comidas del día, para mantener un nivel beneficioso de NO. Si se desea proteger la salud cardiovascular, será necesario diseñar las comidas alrededor de alimentos ricos en NO, pero la dieta por sí sola no hará que la fábrica de NO funcione

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con su plena capacidad. Durante el ejercicio, el cuerpo produce NO a una tasa elevada. No hay desventajas en el ejercicio pero, a menos que se tenga la intención de estar en el gimnasio las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, el ejercicio, por sí solo, tampoco brindará la cantidad de NO que se necesita. Un plan alimentario adecuado, combinado con el ejercicio, incrementa la producción de NO aluna tasa mayor que la de cada elemento por separado. En realidad, estos dos componentes del régimen potenciador del NO pueden, incluso, elevar la efectividad del otro... pero no aumentan la producción de NO al nivel que nuestro organismo requiere para una salud óptima. La gran recompensa Si se combinan una dieta compatible con el NO, un ejercicio moderado y los aminoácidos y antioxidantes adecuados, el cuerpo se transformará en una usina productora de NO que mantendrá las células endoteliales bien nutridas y los vasos sanguíneos relajados, lo cual hará descender la presión sanguínea y el colesterol, desalentará la formación de placas, asegurará el flujo de sangre y reducirá la inflamación, que puede llevar a la aterosclerosis, con frecuencia en un período tan breve como dos semanas.

¡Qué ritmo! "Soy una viajera internacional frecuente —comenta Susan, 51 años, de Miami—, y el jet lag se había convertido en parte de mi vida, hasta que comencé con mi régimen de óxido nítrico. Poco después de comenzar con él, noté que ese efecto se volvía menos frecuente y menos severo. Tomo mi paquete de suplementos potenciadores del NO todas las tardes, esté en mi casa o viajando. El resultado: puedo dormir toda la noche y me despierto renovada, sin importar dónde me encuentre o qué hora es en mi cabeza.”

Dígale "sí" a los suplementos potenciadores del NO En el programa, requeriré que los pacientes consuman una combinación especialmente diseñada de nutrientes celulares nutraceúticos, que incluyen lo siguiente: • La L-arginina es un "ladrillo" de proteína de producción natural llamada

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aminoácido. La L-arginina mejora el flujo sanguíneo y la actividad de las células endoteliales, debido a que se convierte en NO en el cuerpo. Si bien la Larginina se encuentra en algunos alimentos (carnes rojas, pescado, pollo, frijoles, soja, frutas secas), no es posible consumir, en la dieta habitual, cantidades suficientes de ella. Entonces, mi recomendación es que se tomen suplementos de L-arginina todos los días. 

Un segundo aminoácido, la L-citrulina, tiene una relación íntima con la Larginina y se encuentra en muchos de los alimentos ricos en las mismas proteínas, y también en los melones. En el cuerpo, la L-citrulina se convierte en L-arginina que, a la vez, incrementa la producción de NO. También recomiendo la toma de L-citrulina en suplementos.  Ciertas vitaminas claves —incluidas las vitaminas C, E y el ácido fólico— actúan como antioxidantes en el cuerpo y, gracias a ello, preservan la provisión de NO. Estas vitaminas son capaces de combatir el proceso promotor de enfermedades llamado "oxidación", que inactiva el NO, reduce su concentración en el cuerpo y daña las células endoteliales. La toma de suplementos antioxidantes representará un importante beneficio. A los niveles de dosaje que recomendaré, bloquearán el proceso de oxidación, promoverán la curación del revestimiento endotelial y protegerán el NO que produce el cuerpo.  El ácido alfa lipoico es otra importante fuente natural de antioxidantes que puede, en verdad, tener efecto sinérgico con los nutrientes mencionados arriba. Este suplemento se genera en el cuerpo, y su papel fundamental reside en la producción de energía celular. Cualquier exceso de ácido alfa lipoico que no se necesite para la producción de energía sirve como antioxidante y ayuda a eliminar una enorme cantidad de radicales libres que dañan las células.

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Baje la presión sanguínea ¡en una hora! En la Facultad de Medicina de Hannover, Alemania, se administró a diez hombres saludables L-arginina por vía endovenosa (una dosis de 30 gramos durante treinta minutos). Los pacientes experimentaron no sólo una disminución de sus lecturas de presión sanguínea, con una declinación más pronunciada en la presión diastólica que en la sistólica, sino que, además, verificaron una reducción de un 33 % en el aglutinamiento o agrupamiento de sus plaquetas sanguíneas. Los niveles de NO medidos en la orina también se incrementaron (el llamado NO3, un metabolito o derivado del NO, se elevó un 65 % a continuación de la infusión de L-arginina).

El poder de las proteínas Alguna información sobre las proteínas ayudará a comprender la importancia de ciertos aminoácidos, como la L-arginina. Las proteínas son sustancias orgánicas complejas que se encuentran en numerosos alimentos. Son cruciales para mantener los tejidos corporales, formar músculos y órganos, cicatrizar heridas, obtener energía y regular muchos procesos fisiológicos; por ejemplo, el movimiento de oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo. Las proteínas constituyen el principal material de construcción del cuerpo. Cuando se ingieren ciertos alimentos ricos en proteínas —por ejemplo: las carnes rojas, el pescado, las aves de corral, el tofu (queso de soja), la clara de huevo y las frutas secas—, las enzimas digestivas del intestino delgado desdoblan las proteínas hasta reducirlas a sus formas más simples, que son los diversos compuestos llamados "aminoácidos". La L-arginina es uno de ellos; la L-citrulina, otro. De qué forma la L-arginina equivale al NO Luego de ingerir L-arginina en alimentos y suplementos, ésta avanza hacia el torrente sanguíneo y circula por todo el cuerpo. Conforme ingresa en las células endoteliales que revisten las paredes musculares lisas de los vasos sanguíneos, tiene lugar una reacción enzimática que convierte la L-arginina en

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NO. Cuando los niveles de L-arginina del cuerpo se elevan, lo mismo sucede con la producción de NO que, a la vez, puede tener un efecto drásticamente positivo en la salud cardiovascular. La invalorable vía de reciclaje: la L-arginina se encuentra con la L-citrulina Cuando la L-arginina hace sinergia con la L-citrulina, se incrementa la producción de NO. Existe una relación singular entre la L-arginina y la Lcitrulina. Durante muchos años, los científicos creyeron que la L-arginina no se generaba en el cuerpo y debía obtenerse de alimentos funcionales y de nutracéuticos. En tiempos más recientes, descubrieron que nuestro organismo puede, en verdad, manufacturar L-arginina a través de unaí interacción sinérgica con L-citrulina, lo cual se conoce como la "vía de reciclaje L-citrulina/L-arginina". La L-arginina presente en las células se convierte en NO, lo cual crea el subproducto llamado "L-citrulina". Este subproducto, Lcitrulina, junto con toda la L-citrulina adicional que se ha introducido merced a la ingesta de alimentos o suplementos, puede convertirse en L-arginina, que se convierte entonces en más NO. Este efecto "potenciador" de la vía de reciclaje L-citrulina/L-arginina puede incrementar sustancialmente la producción de NO. Quiero dejar bien aclarado que es en extremo importante que se emplee la combinación exacta, que incluya L-citrulina junto con L-arginina, en la rutina de suplementos. Existe una cierta cantidad de paquetes de suplementos en el mercado, que se denominan "potenciadores del NO" pero no contienen Lcitrulina. Si se elige dicho paquete de suplementos, el paciente se perderá de aprovechar los beneficios que pueden obtenerse de la terapia con NO. Es preciso leer con cuidado las etiquetas de todos los suplementos, a fin de verificar que los ingredientes y los dosajes se encuentran en consonancia con las prescripciones que se encontrarán en el capítulo siguiente. Sopesando las pruebas ¿Pueden la L-arginina y la L-citrulina convertidas en NO devolver la salud cardiovascular y protegerla? Las investigaciones actuales responden esa pregunta de manera afirmativa, y las pruebas son cada vez más persuasivas. Sólo como anécdota, muchas personas me han escrito y han afirmado que, luego de sólo dos a tres semanas de tomar suplementos de Larginina, han presenciado un descenso muy marcado en su presión arterial. En algunos casos, la disminución fue tan marcada que la presión se normalizó del todo, algo que la medicación para la presión arterial que normalmente se prescribe no siempre logra.

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La L-arginina en circulación

En otro estudio llevado a cabo en la Facultad de Medicina de Hannover, los científicos examinaron los efectos de la L-arginina en la enfermedad arterial periférica, que consiste en el angostamiento de los vasos sanguíneos en las arterias de las piernas y desemboca en síntomas como dolor severo en los músculos de la pantorrilla durante la marcha (un padecimiento llamado "claudicación intermitente")- Los investigadores evaluaron a treinta y nueve pacientes con claudicación intermitente; a algunos, les administraron dos infusiones diarias de L-arginina (8 gramos a cada uno); a otros, prostaglandina El (un vasodilatador); a otros, no se les administró tratamiento alguno. Las personas que recibieron L-arginina experimentaron una enorme mejora en la distancia que podían caminar sin tener dolores y en la distancia absoluta de marcha respecto de los que recibieron prostaglandinas, mientras que no se produjo ningún cambio significativo en los pacientes de control. La L-arginina también mejoró la vasodilatación en los muslos, asociada con la función endotelial, mientras que la prostaglandina no produjo dicha mejora. Los investigadores concluyeron que "regenerar la formación del NO y la vasodilatación dependiente del endotelio mediante L-arginina mejora los síntomas clínicos de claudicación intermitente en pacientes con enfermedad oclusiva arterial periférica”.

En particular, las disminuciones más llamativas con L-arginina se han verificado en la presión diastólica —la cifra inferior de la/fracción que indica la presión sanguínea—, lo cual puede estar relacionado con la dilatación de los vasos sanguíneos, asociada con los incrementos en los niveles de NO debidos a L-arginina. La L-arginina y la L-citrulina son ingredientes de peso en la fórmula que presenta este libro para la potenciación del NO, sobre todo cuando se encuentran en relación sinérgica con nuestra segunda "bala de plata": los antioxidantes.

El oxígeno: amigo y enemigo El oxígeno es la clave de nuestra existencia. Inhalamos y exhalamos miles de veces por día, con lo cual nos aprovisionamos de cerca de 9.841 litros de vital aire durante las veinticuatro horas del día. Sin él, no podríamos sobrevivir más de unos pocos minutos.

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En una de las mayores paradojas de la naturaleza, el oxígeno tiene un aspecto negativo, la oxidación, de la cual ya hemos hablado en el capítulo anterior. El oxígeno que nos mantiene vivos puede, a la vez, sabotear el bienestar corporal mediante el estrés oxidativo, que no sólo reduce de manera radical el NO del cuerpo, sino que, a la vez, provoca que el NO se inactive. El estrés oxidativo se produce cuando las moléculas de oxígeno se tornan inestables, lo cual conduce al caos en el cuerpo. La invasión de radicales libres Durante décadas, los investigadores en materia de estrés oxidativo consideraron que los derivados del oxígeno podrían provocar muchas enfermedades o contribuir a su existencia, pero encontraron poca o ninguna evidencia para respaldar dicha hipótesis. Ahora, tenemos la prueba. En un átomo de oxígeno, las partículas llamadas "electrones" giran alrededor del núcleo del átomo en pares, como planetas que orbitan alrededor del Sol. Cuando estos electrones permanecen en pares, el átomo de oxígeno queda estable. Cuando se libera un electrón y provoca que al átomo le falte, de repente, un electrón, la molécula se de sestabiliza y forma radicales de oxígeno o radicales libres. Los radicales libres harán cualquier cosa

por estabilizarse. En su intento de volver a la normalidad, "secuestran" electrones de cualquier otro compuesto que puedan arrebatar del interior de las células. Cuando ocurre este proceso, se destruyen las estructuras celulares vecinas, con lo cual se desencadena una ominosa reacción en cadena de daño celular, que genera aún más radicales libres. Se forma un círculo vicioso que destruye y mata más células. La estabilidad comienza a ser un recuerdo. Los tejidos se dañan, y todos los sistemas fisiológicos pueden colapsar.

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Los radicales libres que nos rodean Los radicales libres pueden formarse no sólo mediante los procesos bioquímicos normales sino, también, gracias a la exposición a muchos productos químicos ambientales. Por ejemplo, las sustancias que despide el cigarrillo pueden desencadenar la creación de radicales libres que lesionan el revestimiento de los pulmones. Otros contaminantes ambientales (por ejemplo, productos químicos en el aire y el agua, y pesticidas en los alimentos) pueden provocar estrés oxidativo y dar como resultado un daño celular sustancial. Lo mismo vale respecto del ejercicio excesivo, y la radiación de rayos equis, la luz ultravioleta del Sol o una lámpara solar. Incluso el estrés emocional —a niveles altos durante largos períodos— puede disparar la producción de radicales libres. Mi plan "Dígale sí al NO" se dirige en especial a atacar los radicales libres antes de que desactiven las moléculas de NO.

Buen policía, mal policía: los roles contradictorios de los radicales libres Durante años, los científicos han tenido dificultades en identificar todos los mecanismos involucrados en el daño asociado con los radicales libres. Hoy en día, los estudios emprendidos en mi propio laboratorio y en muchos otros han demostrado que los radicales libres provocan gran parte de su daño al deprimir de manera radical los niveles de NO en el cuerpo. Pese a este rol destructivo de los radicales libres, existen razones para sentirse alentado, porque ellos llevan a cabo una parte importante en el ciclo de producción del NO. El NO tiene una vida útil de sólo una fracción de segundo. Si existiera unos segundos más, comenzaría a afectar de forma inimaginable el bienestar del organismo. Si bien el NO es capaz de hacer descender la presión sanguínea con mayor efectividad que cualquier medicamento prescrito por los médicos, sería probable que la hiciera descender a niveles peligrosos y amenazantes si no se lo regulara de la manera adecuada. Aquí es donde los radicales libres desempeñan un papel positivo, ya que, en esencia, destruyen el NO que ya ha actuado como molécula señaladora y mantienen el nivel óptimo de NO. Se trata de un delicado equilibrio. El cuerpo necesita radicales libres para inhibir la acción del NO y, así, evitar que el cuerpo se vea invadido por él. Al

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mismo tiempo, necesita una generosa cantidad de NO para asegurar la buena salud. Cuando el organismo es incapaz de lograr este equilibrio, es posible reponer la producción de NO con el régimen "Dígale sí al NO". ¡Los antioxidantes atacan de nuevo! Gracias a nuestros antioxidantes internos —un extraordinario grupo de vitaminas y otras sustancias naturales—, se destruyen muchos radicales libres antes de que puedan provocar un serio daño. Dado que neutralizan los radicales libres, se considera que los antioxidantes son los guardianes del NO, ya que lo estabilizan y protegen durante su breve existencia e, incluso, alargan su vida. Las células producen docenas, tal vez miles de estos antioxidantes endógenos en forma natural. Entonces, los antioxidantes que se prescriben en este libro desempeñan un papel crítico, no sólo para ayudar a que el cuerpo produzca más NO sino, también, para permitir que el organismo haga un uso constructivo del NO que produce. El NO es un potente antioxidante por derecho propio, capaz de defendernos de los destructivos radicales libres. Entre todos los antioxidantes endógenos, el NO es el más importante, dado que va en busca de los radicales libres, reacciona en presencia de ellos y los neutraliza dondequiera los encuentre. El NO es mil veces más poderoso que cualquier otro antioxidante natural del cuerpo. Cuando lleva a cabo su función como antioxidante, el NO actúa como agente antiinflamatorio, ya que interactúa con las enzimas y los genes para minimizar muchos procesos inflamatorios. De continuo, libra batallas internas contra los productos químicos promotores de enfermedades en el organismo humano y, con gran frecuencia, los domina. Cuando los niveles de NO producido naturalmente no son suficientes para combatir los radicales libres, un refuerzo de suplementos antioxidantes — sobre todo, los que forman sinergia con la L-arginina y la L-citrulina— puede conferir al cuerpo la protección necesaria. Examinaremos los aminoácidos y los antioxidantes en un capítulo dedicado exclusivamente a ellos. Al efecto de este debate, es suficiente reconocer que los antioxidantes son componentes claves de cualquier régimen potenciador del NO suficientemente amplio. Con la ayuda de la vitamina C, la vitamina E, el ácido fólico y el ácido alfa lipoico, en sinergia con la L-arginina y la L-citrulina, se limitan de manera sustancial los efectos tóxicos de la oxidación, al mismo tiempo que se refuerzan sus funciones promotoras del NO, se alienta a las células endoteliales a que comiencen su autorreparación y se incrementa la producción del NO, todo lo cual contribuye a un estado saludable permanente.

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La vitamina E y la resistencia Se publicó un singular estudio sobre el efecto de la vitamina E en el rendimiento físico, en el International Journal of Vitamin and Nutrition Research, en 1988. Como parte de esta investigación, se administró a un grupo de escaladores de alta montaña 200 UI de vitamina E, dos veces por día, o un placebo, mientras participaban de una expedición de diez semanas de duración. El grupo que tomó la vitamina E experimentó un mejor rendimiento físico y una mayor protección celular que el grupo que tomó placebo, debido a menores niveles de radicales libres en el cuerpo.

El segundo elemento crucial del programa "Dígale sí al NO" es un plan nutricional equilibrado que pone en primer plano la L-arginina y la L-citrulina, junto con antioxidantes que apuntalan la producción de NO en el organismo.

Diga "sí" a la nutrición potenciadora del NO Resulta interesante que tantas personas puedan mostrar un gran sentido común en la mayor parte de su vida pero, cuando se trata de alimentarse, parecen volverse por completo irracionales. Existe una actitud dominante, perpetuada, en gran medida, por los publicitarios, de que el objetivo de los alimentos es proporcionar aromas y sensaciones. Muchas son las personas, entonces, que consumen alimentos aromáticos y que satisfacen sólo un momento, y hacen caso omiso absoluto de las verdaderas necesidades del cuerpo. Los alimentos que ingerimos no constituyen sólo un momento de esparcimiento, sino que son el combustible esencial para el funcionamiento del organismo. Y, aún más que con cualquier automóvil, la calidad del combustible que elijamos repercutirá de manera decisiva en el rendimiento del cuerpo. Una parte importante de dar al cuerpo el combustible adecuado implica incluir suficientes cantidades de dichos alimentos funcionales a la producción de NO, como los mariscos y los arándanos, que trabajan en especial para impulsar la producción de NO en el cuerpo. Al igual qu^ en la mayor parte de las cosas de la vida, la clave para mantener la buena salud cardíaca mediante alimentos funcionales —sobre todo, cuando entran en sinergia con los nutracéuticos que recomiendo— es la moderación. Si bien los nutracéuticos son críticos para la producción de NO, no son mágicos. Aun si se los toma a conciencia, no es posible esperar que podamos comer un bistec de medio kilo las siete noches de la semana, sin azotar y lastimar las arterias y las células endoteliales. La L-arginina, las vitaminas C y E, el ácido fólico y el ácido alfa lipoico no nos protegerán de este tipo de ataque nutricional perpetrado con tanta grasa y colesterol. Si se ingieren cantidades excesivas de cualquier alimento, aun si éste es saludable, el resultado será un aumento de peso y un daño a la salud. Un requisito indispensable para la moderación nutricional es medirse en las porciones. El plan "Dígale sí al NO" no exige convertirse en un fanático sobre lo que preparamos en la cocina y servimos en nuestra mesa diaria.

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En el Capítulo 7, se detallarán algunas pautas dietarias importantes, tendientes a la moderación; no se trata de un plan rígido que paute qué comer cada día, en cada comida, sino que es un enfoque general sobre el acto de comer, donde aparece cada componente probadamente compatible con el NO. Expondré para mis lectores algunas de mis reglas nutricionales, junto con algunos consejos sobre cómo ser consciente de nuestra relación con el NO, sin por eso convertirse en un monje budista. Deseo que mis lectores disfruten sus comidas dentro de lo razo

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