Futbol La Construcción De Un Modelo De Juego.pdf · Versión 1.pdf

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FÚTBOL LA CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO DE JUEGO MARCO MONTELEONE MIGUEL ÁNGEL ORTEGA JIMÉNEZ

Diseño de cubierta: David Carretero © 2015, Marco Monteleone Miguel Ángel Ortega Jiménez Editorial Paidotribo Les Guixeres c/ de la Energia, 19-21 08915 Badalona (Barcelona) Tel.: 93 323 33 11 - Fax: 93 453 50 33 http://www.paidotribo.com E-mail: [email protected] Primera edición: ISBN: 978-84-9910-511-6 ISBN EPUB: 978-84-9910-677-9 BIC: WSJA Edición y corrección: ebc, serveis editorials (Eva Bargalló) Fotocomposición: Montserrat Gómez Lao

Ho visto l’angelo nel marmo e l’ho scolpito fino a liberarlo. MICHELANGELO BUONARROTI

AGRADECIMIENTOS

Para todos aquellos que han hecho posible que esta obra vea la luz. A Marco Monteleone: el destino cruzó nuestros caminos para que pudiéramos aprender el uno del otro. A José Alfonso Morcillo, gran profesional y mejor persona; gracias amigo por haber creído siempre en nosotros. A un auténtico genio, Pedro Gómez, y a mi hermano José Manuel, nunca olvidaré el pequeño gran empujón que nos disteis en aquel bendito momento. A mi querida Belén, sin tu aliento y templanza nada de esto sería posible. A toda mi familia y en especial a mi madre, porque siempre será la estrella que me ilumina. MIGUEL ÁNGEL ORTEGA JIMÉNEZ A Miguel Ángel Ortega, que me ha animado a empezar esta aventura juntos. A mis padres, a mi hermana Alessia y a mi novia Virginia por creer siempre en mí, también en los momentos difíciles. A mis amigos, siempre disponibles para escuchar y dar consejos útiles. Una referencia para mí: José Alfonso Morcillo, mi maestro y, sobre todo, amigo. MARCO MONTELEONE

ÍNDICE

Prólogo Introducción Capítulo 1. El fútbol

El ciclo del juego Los principios del juego colectivo Conceptos tácticos ofensivos y defensivos Capítulo 2. Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos

Rol del jugador Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos de ataque El poseedor del balón Los compañeros del poseedor del balón Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos de defensa Situaciones de inferioridad numérica defensiva El 1 × 1 defensivo en fase de no posesión Los diferentes tipos de marcas (compañero del oponente directo) Capítulo 3. Los jugadores

Estructuras según Seirul∙lo Relación estructuras/principios La comunicación Capítulo 4. El modelo de juego

Un teórico modelo de juego Los comportamientos del juego colectivo según las diferentes subfases y sectores Funciones de los jugadores en cada subfase Situaciones a balón parado La estrategia operativa Posibilidades evolutivas del modelo de juego Variables que influyen en el modelo

Capítulo 5. La organización de la temporada

Microciclo semanal o morfociclo, desde el punto de vista fisiológico Clasificación del nivel de complejidad de las tareas Las formas didácticas en las tareas para conseguir los objetivos establecidos Desarrollo metodológico en la enseñanza del modelo La pretemporada La necesidad de un programa complementario Entrenamiento específico del portero como trabajo complementario El trabajo compensatorio Bibliografía

Prólogo

con que los autores presentan su obra me parece un oportuno eslogan de la misma. En mi opinión, metafóricamente, el juego del fútbol y, sobre todo, su entrenamiento manifiestan y permiten ser, más aun en el día a día, tallados a criterio de los entrenadores. Históricamente, hemos vivido la evolución de nuestro deporte mediante su expresión en numerosas formas y estilos de juego que se han ido modelando y contagiando como una plaga en función, fundamentalmente, de la fama y los éxitos con ellos alcanzados. A diferencia de otros deportes de equipo, los modelos de juego y entrenamiento sufren la influencia de las modas, en lugar de construirse principalmente en base a las características de la materia prima, es decir, de la naturaleza del jugador. «De la existencia de procesos inconscientes que no podemos controlar, hemos deducido erróneamente que todos son incontrolables» (Lionel Naccache). El fútbol está repleto de manías, supersticiones y vicios que, además de dificultar su avance, reparten razones, mejor dicho, excusas, dependiendo del resultado. Paradójicamente, el resultado en el fútbol depende de mil y una variables, pero tenemos la mala costumbre de relacionar la victoria y, sobre todo, la derrota con aquello que concreta y circunstancialmente nos interesa y nos inculpa o disculpa según el caso. Mientras que cada vez es más obvio que tener razón en el fútbol es casi una entelequia, «nuestra mente continúa queriendo dominar y evitar el control y ése es el motivo de que se dedique a invalidar a los demás y a justificarse a sí misma» (Zelinski, 2002). En la construcción del juego de un equipo influyen numerosos factores que van a afectar el resultado final, pero sin ningún género de dudas la calidad de

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a maravillosa frase de Michelangelo

los jugadores es el ingrediente exclusivo con verdadero carácter influyente. En comparación, lo demás, particularmente la programación y la metodología de entrenamiento abordadas en esta obra, son nimiedades, pues lejos de disponer de una varita mágica que dote de talento1 a los jugadores, el buen hacer de los entrenadores a lo más que llegará es a conferir sentido a lo que acontece en el proceso de entrenamiento, y esto, aunque no es poco, sin duda no es garantía de éxito. No disponer de estas garantías suele ser aprovechado en algunos casos para no dar rigor al proceso de entrenamiento; en otros momentos suele resultarnos útil para alabar las bondades de nuestro método, cuando con él hemos alcanzado el éxito. Entre entrenar bien2 (con sentido; el que cada uno le quiera dar a su talla, pero con él) o hacerlo mal (sin programación sistemática o sentido de construcción ni de idea de juego ni de jugador), la diferencia en el resultado es tan pequeña que no sólo es casi indiferente cómo se haga sino que, además, algunos (confundidos ventajistas) sienten que metodológicamente hacen lo correcto porque con su forma de entrenar puntualmente ganan. Mientras tanto, esta realidad a otros les resulta útil para restar toda la importancia al proceso de entrenamiento con la disculpa de que lo hagan como lo hagan el resultado final no depende de ello. Es por esto que hoy seguimos, por ejemplo, sin disponer de una estructuración de contenidos técnico-tácticos común y lógica en el fútbol, y sobre todo es por ello que debemos agradecer a los autores su propuesta en este sentido. Podemos estar de acuerdo o no con ellos, en todo o parcialmente, pero lo que no es discutible es que antes de ponerse a entrenar el técnico debe comprender perfectamente el juego y al jugador, y a ello han dirigido los autores su trabajo. Como indica Linaza en Ruiz Pérez y Sánchez Bañuelos (1997), «entender cómo se aprende constituye sin duda la mejor forma para comprender cómo se puede enseñar». «Suele decirse que la inteligencia es la capacidad para resolver problemas aprovechando la información y aprendiendo de la experiencia. Los problemas con que nos encontramos pueden ser de dos clases: teóricos y prácticos. Los teóricos se resuelven cuando conozco la solución, como los matemáticos o científicos; los prácticos no se resuelven cuando conozco la solución, sino cuando la pongo en práctica» (Marina, 2012). Los autores nos presentan un libro que aborda de forma parcelada pero con carácter global los distintos elementos que configuran la estructura del deporte y su entrenamiento: el juego y su estructuración, el jugador, el modelo de juego y la programación del entrenamiento. Teoría y práctica, siempre de la mano, se apoyan y

sustentan mutuamente, pues un buen entrenamiento (propuesta práctica) sin una buena comprensión, selección y secuenciación de contenidos (teorización previa) sería como cocinar un plato (idea de juego) improvisando los ingredientes y, en consecuencia, con escasa probabilidad de prever su textura y sabor final. A pesar de ello, y esto es lo maravilloso de nuestro deporte, puede que aun así el guiso sea exquisito. El fútbol es ejemplo de complejidad. La interdisciplinariedad forma parte de su esencia, y así lo manifiestan los autores en cada línea. Como indica William Lawrence Bragg, «lo importante en ciencia no es obtener nuevos resultados, sino descubrir nuevas formas de pensar sobre ellos». Ésta es la razón por la que agradezco a los autores el contenido de este libro, ya que lejos de asentarse en manidas y perezosas frases del estilo, «en el fútbol está todo inventado», o «el fútbol son tres cosas», con su propuesta nos obligan a comprender que, al menos en su inacabable proceso de formación, el entrenador, para ser tal, además de saber de personas, debe dominar la organización del juego y sus conceptos. Entrenar bien es un compuesto multidisciplinar que, aparte de conocimiento práctico y procedimental, y de habilidades sociales y directivas, exige una base de conocimiento teórico, sin el cual el resto pierde sentido y valor. Como indicó Albert Einstein, «las cosas deben ser tan sencillas como sea posible, pero no más». Centrados en la evolución y situación actual del fútbol y en su entrenamiento, entendemos que éste debiera sustentarse en la idea de que «la única constante en la naturaleza es el cambio» (Heráclito), y en este sentido, como señalan Mateo y Valle (2007), «la rutina sólo es mala cuando acumula más rutina en el horizonte. Según los citados autores, rutina y monotonía parecen términos sinónimos, pero no lo son. La rutina es un hábito adquirido para realizar tareas que evapora el esfuerzo. La monotonía es el tedio que hace que realizar una tarea nos cueste un enorme esfuerzo». «El ser humano, el entrenador en nuestro caso, es muy mimético. Le encanta copiar patrones de comportamiento que han obtenido éxito» (Mateo y Valle, 2007). En «la batalla permanente de la vida contra la podredumbre» (fundamento del film Epic. El mundo secreto, 2013), «el hecho de que una opinión la comparta mucha gente no es prueba concluyente de que no sea completamente absurda» (Bertrand Russell), y de que, consecuentemente, sea saludable que busquemos formas de abordaje que mejoren, aunque sea al detalle, aquello que nos ocupa. Porque «desvelar los absurdos que condicionan nuestro pensamiento y nos acompañan disfrazados de tópicos,

prejuicios, clichés, falsos paradigmas, lugares comunes y demás formas de pensamiento contaminado no es tarea fácil. Esto nos exige, o cuanto menos nos invita a, una contemplación crítica de todas aquellas afirmaciones que asumimos como lógicas, cuando ocultan vicios que al ser aceptados como ciertos nos cierran puertas positivas de acceso a la realidad» (Rovira, 2007). El carácter multidisciplinar del proceso de entrenamiento del fútbol y, en consecuencia, de la formación del entrenador, provocan que también la tarea de entrenar sea multifacética y por ello compleja. Visto así, los técnicos deben seleccionar adecuadamente la prioridad que conceden a cada una de ellas y en este punto es donde quiero volver a agradecer a Marco y Miguel Ángel que se hayan esforzado en estructurar el juego y hayan dedicado este texto a lo realmente relevante: el juego y el jugador, la construcción y la formación. En el día a día los cuerpos técnicos se afanan en numerosas ocupaciones complementarias que, por el tiempo y energía consumidos, adquieren carácter de trascendentales, cuando o no lo son o sin duda lo son mucho menos que el propio juego y su entrenamiento, en muchas ocasiones relegados a un lugar secundario o intrascendente. Como afirma el economista Peter Drucker: «No hay nada tan inútil como hacer de un modo eficiente aquello que no es necesario hacer». «En la vida no hay soluciones. Sólo hay fuerzas en marcha: es preciso crearlas, y entonces vendrán las soluciones» (Antoine de Saint-Exupéry). Gracias, Marco y Miguel Ángel, por ocuparos en la creación de nuevas fuerzas; gracias por demandar mi aliento en vuestro trayecto. JOSÉ ALFONSO MORCILLO LOSA, doctor en Educación Física y preparador físico del Granada C.F. 1. El talento es la inteligencia que elige bien sus metas, y moviliza sus conocimientos, sus emociones y su energía para intentar alcanzarlas (Marina, 2012). 2. Entrenar bien es una tarea pluridisciplinar que abarca el análisis situacional, la programación del entrenamiento, la dirección del mismo y su evaluación continua y formativa.

Introducción

tecnologías (pulsómetro, GPS.) permite conocer el esfuerzo físico de cada jugador de fútbol. En los partidos y en los entrenamientos, se pueden obtener datos estadísticos del juego individual y colectivo en cada momento; de forma general, se tiene la posibilidad de controlar y evaluar una serie de datos que nos sirven como referencias para interpretar el rendimiento del equipo y, sobre todo, para mejorarlo. Si partimos del supuesto de que a cada acción se corresponde un efecto, estos datos pueden resultar de gran utilidad para que cada equipo mejore las propias calidades y corrija sus defectos con tan sólo un simple análisis y una posterior adaptación de la manera de entrenar y/o jugar; aquí es donde nace el problema. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a atribuir la culpa de una derrota a una mala preparación física del equipo, cuando seguramente la semana anterior éste había brillado por su frescura, o a reconocer que se ha logrado una determinada victoria como consecuencia de un reciente cambio de entrenador, cuando, en realidad, éste no ha tenido apenas tiempo de sumar tres o cuatro sesiones de entrenamiento para poder trabajar sobre un modelo de juego determinado. Sin embargo, esto son sólo ejemplos de lo que escuchamos cada semana cuando, de una manera simplista, se intentan encontrar algunas explicaciones a hechos que por su naturaleza no son nada simples. Nosotros creemos que un equipo y su «funcionamiento no se basan en un algoritmo o patrón por encima de la conducta de sus elementos, sino en sus relaciones» (Sánchez Ballesteros, véase Seminario-Debate 2000), entendiendo en este caso como elementos a los jugadores.

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a utilización de las nuevas

Desde esta perspectiva, podemos afirmar que el fútbol no es más complejo que antes, sino que por fin empezamos a comprender lo complicado que es. El cerebro y su estructura biocognoscitiva está preparado para interpretar no dualmente (causa-efecto) la realidad, aunque los prejuicios humanos y la educación para la parcialidad no ayudan. Si esto no se pretende desde una educación para la complejidad, la enseñanza no estará a la altura de la potencialidad mental del ser humano. Estaremos, en sentido estricto, desperdiciándonos. ROMO SANTOS, en Seminario-Debate 2000 El fin de este trabajo es mostrar cómo puede nacer un modelo de juego de un equipo, teniendo en cuenta algunas variables específicas del fútbol. Antes de seguir, queremos aclarar que sin considerar las características, las experiencias futbolísticas y de vida de los jugadores que componen un equipo no se puede ni imaginar ni planificar una temporada real; por eso, advertimos que el trabajo que se desarrolla a continuación no es más que una visión con carácter teórico basada en nuestras experiencias reales y que en su puesta en práctica puede ser desplegado de diversas formas, ya que cada realidad depende de los elementos esenciales, que son los jugadores. A pesar de todo, nos arriesgamos en la pretensión de describir y argumentar un modelo de juego, así como nuestra metodología de entrenamiento, partiendo de un examen detallado de lo que concebimos cuando hablamos de fútbol. LEYENDAS Atacante Atacante con brazos Atacante con brazos y pies Atacante con demarcación específica Comodín Defensor Defensor con brazos Defensor co brazos y pies Movimiento del jugador sin balón Movimiento del jugador con balón

Pase o lanzamiento Zona de máxima importancia Portero Lateral derecho Lateral izquierdo Central derecho Central izquierdo Pivote defensivo Extremo/interior derecho Extremo/interior izquierdo Mediocentro derecho Mediocentro izquierdo Delantero centro

1 El fútbol

bajo el punto de vista del paradigma de la complejidad nos lleva a considerar el fútbol como un fenómeno complejo que responde a características peculiares. Un fenómeno complejo es impredecible y su explicación no se puede deducir a partir de sus componentes individuales sin considerar las interrelaciones que existen entre ellas, del mismo modo que en el fútbol tampoco podemos conjeturar sobre el rendimiento de un jugador sin considerar la relación con los compañeros y la interacción con todos los elementos que influyen en un partido: el Messi del Barcelona es diferente del Messi de la selección argentina. Todos intuimos que dos partidos con condiciones iniciales iguales (campo, jugadores, entrenadores, árbitro, condiciones ambientales) evolucionarán de una manera totalmente diferente (efecto mariposa).1 De igual manera, si proponemos el mismo modelo de juego con jugadores diferentes o con los mismos jugadores en temporadas diferentes, éstos evolucionarán de una forma distinta, de modo que sus cualidades se separan exponencialmente unas de otras. Visto esto, fácilmente podemos reconocer que en un régimen o sistema caótico (no lineal) «es prácticamente imposible realizar predicciones a largo plazo, ya que nunca se van a conocer las condiciones finales del sistema con infinita precisión» (Marco Cuéllar, véase Seminario-Debate 2000).

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a visión de la realidad

¿Por qué en el fútbol nos obstinamos entonces en tener una visión mecanicista de la realidad (causa/efecto) si nosotros mismos en nuestro inconsciente la negamos a favor de un mundo complejo? «La complejidad se ubica en sistemas, entendiendo como sistema la interacción de un grupo de elementos que hacen emerger una conducta global; ejemplos de estos sistemas los encontramos en fenómenos tales como la conciencia humana, las fluctuaciones económicas, el lenguaje, el conocimiento, la conducta del hombre, la evolución de las especies, la geometría fractal o la autopoyesis celular» (artículo en Ciencia y el Hombre, Enrique Sánchez Ballesteros, véase Seminario-Debate 2000), o también en un equipo y su modelo de juego. A continuación, queremos puntualizar algunos comportamientos de los sistemas complejos para tenerlos como referencias en el dibujo de un modelo. • El sistema complejo es abierto o, lo que es lo mismo, está en continuo proceso de cambio, interaccionando con el entorno, como un modelo de juego que está condicionado por varios elementos que interactúan entre sí (compañeros, contrarios…). • Un sistema complejo es fractal, esto quiere decir que «muestra similitudes formales en diferentes niveles de análisis; la realidad es reproducible de manera más simplificada donde la red de relaciones sea menos extensa» (Romo Santos, 2000); por eso, en la comprensión de un modelo se puede simplificar la realidad proponiendo tareas reducidas pero que mantengan, para acercarse lo más posible a la realidad misma, todos los elementos que se encuentran en el juego real, cuando las circunstancias lo permitan. • El sistema complejo es dinámico, ya que está afectado por el tiempo, de modo que el modelo de juego de un equipo puede verse afectado en el curso de la temporada. En definitiva, cualquier modelo de juego presenta las características que aparecen en el gráfico de la página siguiente. Recordemos que no podemos pasar por alto a los protagonistas del modelo de juego, los jugadores, que son los que interactúan entre ellos y que permiten una continua reorganización del modelo y que el entrenador tiene que saber identificar y valorar, para la mejora del juego del equipo. En un entorno en el que las situaciones están en continuo cambio y reorganización

es imprescindible acostumbrar a los jugadores a reaccionar ante situaciones y momentos imprevisibles, identificándose así en la propia naturaleza del fútbol, desarrollando, respetando en cada uno su potencial y su propia creatividad entendida como «una maravillosa capacidad de encontrar orden donde en ningún modo aparece» (Paul Vernon, citado por Romo Santos, véase Seminario-Debate 2000).

Gráfico 1. Características del modelo de juego

El ciclo del juego El fútbol, visto desde el punto de vista del paradigma complejo, representa una totalidad dinámica en la que cada momento está relacionado con el anterior y el posterior, sin solución de continuidad; la incesante transición de ataque a defensa o de defensa a ataque es denominada ciclo de juego (Antón, 1998). Si queremos construir un modelo de juego o estudiar el juego de un equipo de fútbol, es necesario extraer algunos elementos de la realidad para identificar, en estas dos fases del juego, cuatro subfases que son: • En fase de posesión — Ataque organizado (AO)

— Contraataque (CO) • En fase de no posesión — Defensa organizada (DO) — Organización defensiva (OD)

Gráfico 2. Ciclo del juego

Cada una de estas dos fases del juego están gobernadas respectivamente por tres principios (Bayer, C. 1986): • En fase de posesión → Principio 1: mantener la posesión del balón → Principio 2: progresar hacia la portería contraria → Principio 3: finalizar la jugada • En fase de no posesión → Principio 1: recuperar la posesión del balón → Principio 2: evitar la progresión del contrario → Principio 3: proteger la portería Estos tres principios de cada una de las fases tendrán prioridades diferentes en función de la subfase y las situaciones en las que se encuentra cada momento del juego; por ejemplo, en la fase de ataque organizado donde el

balón lo tiene uno de los centrales lejanos a la portería contraria, la prioridad no será finalizar sino mantener la posesión del balón o progresar, para después poder llegar a una situación de finalización. Es por ello por lo que los principios están ordenados y también encadenados. Para explicar el ciclo de juego, hemos incurrido en la tradicional forma de ver la realidad: dividiéndola. Somos conscientes de que estamos hablando de algo indivisible, pero para interpretar la realidad a veces es necesario fragmentarla para posteriormente volver a unirla. Nuestra idea es que los jugadores tengan claras las peculiaridades de cada subfase de juego para tener una representación mental de cada una, pero sin separarlas para identificarlas durante el desarrollo del juego. Ya sabemos que todos los elementos que componen un sistema complejo, como son las subfases del juego, están interrelacionados; por ello, uno de los objetivos que nos proponemos es que cada jugador sea capaz de observar lo mismo que su compañero, respetando en cada uno su función y su diversidad, pero dando la misma interpretación de la realidad y, sobre todo, que cada jugador pueda estar preparado para los cambios que la realidad misma va a imponer. Creemos que las subfases de juego no son siempre claramente objetivas, sino que son fruto de la interpretación de los jugadores; por ejemplo, hay equipos que en inferioridad numérica nunca contraatacan, mientras que para otros es un arma letal, les basta con tener un solo jugador que sepa aprovechar las situaciones de desequilibrio de la defensa adversaria. Lo más importante entonces es que todos reconozcan las peculiaridades de cada situación de la misma manera, y no sólo eso, sino que también sepan enlazar estas situaciones con una realidad que tenga posibilidad de verificarse; por ejemplo, en un contraataque el movimiento de apoyo de una segunda o tercera oleada para pasar a una subfase de ataque organizado o, en caso de pérdida del balón, a una subfase de organización defensiva. Ataque organizado (AO) Es la subfase del juego en posesión de balón en la que se busca la finalización en la portería contraria, ante un equipo en fase de defensa organizada, o sea, con todos o casi todos los contrarios en situación de espera. En función de las características del equipo que ataca y también del equipo que defiende, se pueden desarrollar dos tipos de ataque organizado (Castelo, 1999):

• Ataque directo: basado en buscar la finalización en tiempo y número de pases reducido. • Ataque posicional: basado en la construcción de jugadas elaboradas con un alto número de pases, prioritariamente en corto, para llegar con el balón controlado a zona de finalización. Defensa organizada (DO) Subfase en el momento de no posesión de balón donde el equipo intenta organizarse para recuperar el dominio del balón o evitar finalizaciones cerrando los espacios más peligrosos, no permitiendo la progresión en ellos y orientando el juego a los espacios donde sea más fácil la recuperación por motivos espaciales (por ejemplo, las bandas) y estratégicos (por ejemplo, orientando la presión hacia los contrarios con menos recursos en posesión de balón). Esta presión puede ser llevada en cuatro alturas diferentes del campo (Bragagnolo, Gaburro, Romagnoli, 2004):

Contraataque (CO) Subfase en posesión de balón donde el equipo intenta progresar para llegar a la finalización lo más rápido posible, aprovechando la falta de organización en fase defensiva de los contrarios. Según el tiempo de llegada hacia las zonas más próximas de la portería rival, los grupos de jugadores del equipo que contraataca se pueden clasificar en (Antón, 2000): • Primera oleada • Segunda oleada • Tercera oleada

Organización defensiva (OD) Subfase en la que no hay posesión de balón, en la que el equipo que defiende se encuentra en una situación de desequilibrio defensivo como consecuencia de una jugada anterior de ataque que termina. En este momento del juego, normalmente se pueden distinguir dos bloques en el equipo que defiende, uno adelantado y otro atrasado. En función de la zona de pérdida del balón, de la manera de atacar del equipo (ataque directo, ataque posicional) y, en consecuencia, del número de jugadores del bloque adelantado, se priorizarán los diferentes objetivos. En general, si suponemos que nuestro equipo pierde el balón en zona de finalización se pueden generar cuatro formas de reorganizarse defensivamente: • Repliegue ultraofensivo: consiste en agrupar a los jugadores en una zona muy cercana al balón. La prioridad es la recuperación del balón (principio 1 de defensa). • Repliegue ofensivo: en este caso se intenta recuperar el balón sobre la zona de medio campo. La prioridad es evitar la progresión del equipo contrario y recuperar el balón (principios 1 y 2 de defensa). • Repliegue defensivo: con este tipo de repliegue se intenta reorganizar la fase defensiva en la propia mitad de campo. La prioridad es evitar la progresión y defender la portería según la situación (principios 2 y 3 de defensa). • Repliegue ultradefensivo: consiste en reunir a los componentes del equipo lo más rápidamente posible en zonas muy próximas al área propia. La prioridad es defender la portería (principio 3 de defensa). Cada equipo puede tener como elección preferente un tipo de repliegue más que otro, no obstante éste también puede estar condicionado por las contingencias del juego.

Los principios del juego colectivo Estudiando la evolución del juego del fútbol desde la segunda mitad del siglo xix hasta la actualidad y teniendo en cuenta los importantes cambios de algunas reglas del juego (por ejemplo, la regla del «fuera de juego» de 1925), se observa una continua reorganización del fútbol, pasando de un estilo de

ataque muy marcado y basado sobre capacidades individuales llamado «Kick And Run»,2 hasta llegar a estilos de juego extremamente elaborados en los que las relaciones entre los jugadores han sido más importantes que los propios jugadores. Desde el punto de vista defensivo se ha pasado de la defensa al hombre hasta la defensa zonal; de forma general se ha favorecido la colaboración más que la individualización. Si estudiamos este proceso histórico desde el paradigma de la complejidad, se puede llegar a afirmar que con el paso del tiempo se ha intentado reducir más el caos a favor del orden. La presencia del «desorden» es lo que nos lleva a la búsqueda continua de principios de organización colectiva que intenten reducir la imprevisibilidad, aunque nunca se podrán eliminar definitivamente los factores que la provocan; esto es lo que hace tan atractivo un deporte como el fútbol. Según el biólogo Roberto Marco Cuéllar (2000): La vida nace y se organiza en las cercanías de regiones caóticas, precisamente en zonas donde la transición entre distintos atractores sea siempre suave y gradual, evitando la posibilidad de transiciones bruscas que puedan desestabilizar o incluso aniquilar al sistema. Si identificamos la «vida» con el fútbol, para estar preparados para enfrentar factores desestabilizadores hay que mantener niveles altos de organización (modelo de juego); cuanto más altos están, menos bruscos serán los factores desestabilizadores y mayores serán las posibilidades de adaptación. Los altos niveles de organización de un equipo dependerán de la mayor o menor asimilación de los principios colectivos del juego para llegar a la formación de los conceptos tácticos, progresando hacia el desarrollo de los medios tácticos grupales, y todo ello relacionado con las intenciones tácticas de cada jugador. La conducta de un jugador en un partido tiene que estar motivada y condicionada por niveles superiores de la realidad, es por eso que el primer nivel de organización está representado por los propios principios del juego colectivo (Antón, 2002). Principios específicos del juego colectivo Cada jugador, independientemente de su función específica y del modelo de

juego, según la fase del juego en la que se encuentra (posesión o no posesión), tiene que respetar determinados principios que favorezcan el juego colectivo y de colaboración. Los principios representan la base en que se sustentan cualquiera de esas intervenciones, el camino o disposición mental que nos permite llegar a cumplir los objetivos y que, por consiguiente, todo jugador debe comprender desde el primer instante y en ningún momento debe olvidar. CANO, 2008 Los principios son reglas o leyes principales que rigen los comportamientos y las relaciones (Jiménez, 2004, citado en Cano, 2008). Para ser comprendidos y asimilados tienen que estar siempre presentes en cada tarea de entrenamiento y, sobre todo, no ser contradictorios, puesto que se consideran la principal guía para todos los jugadores del equipo. Antón (1998) clasifica los principios del juego colectivo a partir de una serie de variables que vamos a describir a continuación, incluyendo algunos más de Lillo y Caneda3 que también nos parecen importantes. Principios específicos comunes del juego colectivo (posesión y no posesión) (Antón, 1998) • Reducción del número de errores (valoración del riesgo): el jugador debe tener presente que su actuación o no actuación influye sobre todo en el funcionamiento del equipo; en consecuencia, tiene que valorar el riesgo de cada decisión. • Ayuda mutua (ser siempre útil): el juego del fútbol ha evolucionado aumentando la colaboración entre compañeros: «En cada subfase del juego siempre hay que pensar cómo, cuándo y dónde puedo ser útil para el resto de compañeros de mi equipo». • El mantenimiento de los puestos (equilibrio de las situaciones espaciales): cada jugador tiene que ser consciente de su función y de su ubicación en el campo para conseguir un funcionamiento óptimo del equipo. • Distribución equilibradora de los espacios de juego (asegurar los apoyos en amplitud y profundidad en el juego en todo instante): esto significa









que hay que asegurar un equilibrio espacial en el sentido vertical (profundidad) y horizontal (amplitud) para un correcto desarrollo de una determinada subfase del juego y, sobre todo, para estar preparados para afrontar un cambio de subfase. Variación y alternancia de los medios técnicos individuales y colectivos en situaciones similares (respuestas variadas evitando exceso de previsibilidad): respetando la naturaleza del fútbol, los jugadores tienen que estar acostumbrados a variar sus respuestas motrices en situaciones similares (fomentando la creatividad en los entrenamientos) para poder provocar una conducta errónea del contrario o, por lo menos, tiempos de reacción más largos. Sincronización espacial y temporal de las acciones (ajustar cada intervención de cada jugador a las acciones de los compañeros, evitando acciones simultáneas sobre el mismo espacio o muchos jugadores al mismo tiempo sobre distintos espacios): esto significa que los jugadores deben conocer no sólo los distintos medios técnico-tácticos útiles en cada situación, sino que también deben saber coordinarse entre ellos respetando una correcta secuenciación espacio/temporal (timing). La adaptación del juego a las posibilidades potenciales propias y a las características del adversario (el sistema debe adaptarse a la fuerza potencial de cada equipo): a la hora de dibujar un modelo de juego no hay que olvidar que los jugadores son los protagonistas, y los contarios, sus antagonistas; esto que parece obvio tiene que ser el punto de salida para no descontextualizar el modelo de juego de la realidad teniendo siempre en mente a quién se entrena y en qué nivel competitivo (calidad de la liga). Jugar con la intención del contrario (Lillo, Caneda): es importante que en ambas fases los jugadores sepan reconocer algunas señales de los contrarios que indican un determinado comportamiento para adaptar sus respuestas motrices.

Principios específicos del juego colectivo en ataque (Antón, 1998) • Cambio rápido y decidido a situación de ataque: un cambio rápido de rol de defensa a ataque permite reducir los tiempos de reacción para aprovechar los momentáneos desequilibrios propios de un cambio de











fase de ataque a defensa de los contrarios. El cambio de rol representa la unión entre las fases del juego; por lo tanto, cuanto más se desarrolle este aspecto mental, más fuertes serán las relaciones entre fases. Movilización de la defensa atacando permanentemente en amplitud y profundidad: para los defensores es más fácil defender a un equipo estático que no ocupa todos los espacios del juego, por eso quien ataca no tiene que dar muchas referencias al equipo rival (aunque respetando las características de los jugadores, los hay más eficaces para mover el balón, desplazándose continuamente, y otros más estáticos). En definitiva, hay que mover a los defensores para sacarlos de las zonas para ellos más cómodas y poder así aprovecharse de los espacios que se van a generar. Observación de espacios libres y de las posibilidades de progresión y penetración: como consecuencia del principio anterior, si se realiza una correcta ocupación de los espacios en profundidad y en amplitud movilizando la defensa, se van a generar espacios libres para progresar. Los jugadores tienen que saber reconocerlos y aprovecharse de ellos para llegar, en última instancia, a una situación de finalización: «mantengo la posesión para movilizar la defensa, movilizo la defensa para progresar, progreso para finalizar». Estructuración, creación y explotación de situación de superioridad numérica: sin considerar situaciones puntuales (como una expulsión), el fútbol se juega 11 contra 11, pero esto no significa que con los movimientos oportunos, aprovechando los eventuales desequilibrios defensivos o por la disposición espacial de los dos equipos, no se generen situaciones ofensivas de superioridad numérica en determinadas zonas del campo. Los jugadores tienen que saber individualizar estas situaciones teniendo en cuenta dónde y cuándo se producen y, así, saber aprovecharse de las momentáneas ventajas. El cambio de juego de un extremo a otro (búsqueda de zonas menos densificadas): entendemos como extremos los hombres que en situaciones ofensivas ocupan los espacios cercanos a las líneas de banda; estos jugadores tienen que ser posibles receptores en los cambios de juego directos e indirectos (en largo o en corto) para asegurar la posesión, dado que muy probablemente ocuparán zonas con menos densidad defensiva. Variación del ritmo de las acciones (evitar ritmo uniforme): según la

RAE se entiende como ritmo el «orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas». El ritmo constante en las jugadas de ataque representado por la velocidad de circulación del balón y la velocidad de la carrera de los jugadores provoca una rápida adaptación de los defensores; por ello, hay que variar el ritmo con los dos parámetros para que el equipo defensor se reorganice, provocando continuamente su desgaste físico y, al mismo tiempo, incertidumbre. Principios específicos del juego colectivo de defensa (Antón, 1998) • Cambio rápido y decidido a situación defensiva: un cambio rápido de atacante a defensor reduce el tiempo de juego al nuevo poseedor y a los posibles receptores del balón para organizarse en la fase de ataque, y además aumenta las posibilidades de volver a recuperar rápidamente la posesión del balón. El cambio de rol representa la unión entre las fases. Cuanto más se desarrolle este aspecto mental, más fuertes serán las relaciones entre fases. • Lucha permanente por el balón: la fase de no posesión no tiene que ser considerada una fase pasiva; también cuando se defiende se puede tener una actitud positiva y mantener la voluntad de recuperar la posesión del balón. • Mantenimiento del equilibrio defensivo (nunca podemos ser inferiores numéricamente en la zona del balón): mediante movimientos colectivos hay que evitar que el contrario se encuentre en igualdad o superioridad numérica. Si así fuera, se debe tomar tiempo para volver a reequilibrar la situación, favoreciendo el repliegue de los compañeros, abandonando los espacios inútiles. • Ataque permanente al jugador con balón: para reducir el espacio y el tiempo de decisión y ejecución al poseedor del balón es oportuno acosarlo, eso sí, con más o menos intensidad según la estrategia defensiva y, en consecuencia, según la zona del campo donde se encuentra el balón. • Concentración defensiva en las zonas más peligrosas de actuación del adversario: normalmente, la zona frontal en la cercanía del área es considerada la zona más peligrosa. Los defensores, con la intención de proteger la portería, tienen que concentrarse en esta área, reduciendo las











distancias entre ellos con un movimiento colectivo que recuerda la forma de un embudo (cuanto más atrás, más me acerco al eje longitudinal del campo, abandonando los espacios inútiles). Rechazo del adversario (orientar los recorridos de los atacantes a zonas de poca eficacia): el movimiento en embudo disuade a los contrarios a jugar por el carril central y los orienta hacia zonas más alejadas de la portería (en algunas ocasiones se favorece el juego hacia el carril central para evitar el juego de banda si se considera que los puntos fuertes del rival son ésos). Vigilancia especial del jugador en circulación aunque no sea el poseedor del balón: alternar la atención sobre el poseedor del balón y sobre otro posible receptor. Es necesario el dominio del propio cuerpo en el espacio respecto al entorno para favorecer la intervención y tener una buena capacidad de análisis y anticipación de la situación. Saber orientarse a partir de la distancia entre el contrario y el compañero, respecto al balón y también de acuerdo con sus características. Ocupar posiciones intermedias (Caneda, Lillo): los jugadores tienen que mantenerse escalonados para cubrir los espacios en las zonas peligrosas, teniendo una doble función de cobertura y marcaje. Esfuerzo útil (evitar desplazamientos innecesarios cuando el adversario se encuentra fuera de distancia peligrosa): los jugadores han de saber reconocer cuándo y dónde las situaciones del juego permiten recuperarse físicamente. Corresponder a los tiempos de traslación (Caneda, Lillo): muchas veces los jugadores se dejan «hipnotizar» por la pelota, quedándose parados y mirándola cuando ésta se encuentra trasladándose de un carril a otro. Este error hay que corregirlo; los jugadores deben aprovechar el momento en que la pelota se traslada para cerrar los espacios.

Conceptos tácticos ofensivos y defensivos4 Las interacciones entre el conocimiento de los principios específicos del juego colectivo, el contexto cultural, las ideas y las experiencias vividas (en partidos y entrenamientos) conllevan a la formación en cada jugador de los conceptos tácticos básicos del juego de ataque y defensa. • En posesión del balón (Ferrari, 2001):

— — — — —

Escalonamiento Penetración Amplitud Movilidad Imprevisibilidad

• En fase de no posesión del balón (Ferrari, 2001): — Escalonamiento — Acción retardadora — Concentración — Equilibrio — Control y limitación Escalonamiento versus escalonamiento En la fase de posesión del balón, los jugadores se disponen de manera escalonada. Para fomentar la colaboración hay que evitar estar en la misma línea, procurando formar una serie de triángulos con la presencia constante de un vértice bajo, por detrás de la altura del balón, para favorecer el mantenimiento de la posesión, ofreciendo la posibilidad de más líneas de pase, y al mismo tiempo para evitar los pases horizontales (paralelos a la línea de fondo). Del mismo modo, en la fase defensiva el equipo tiene que mantenerse escalonado para favorecer la cobertura mutua, lo que da opción a vigilar al contrario más próximo y también a ofrecer ayuda al compañero en caso de que éste sea desbordado; por eso es importante ocupar los espacios de manera que los contrarios no se muevan y no se relacionen con facilidad. Penetración versus acción retardadora Para conseguir uno de los objetivos primarios de ataque, o sea, la finalización con éxito, es importante que los jugadores tengan bien claro que la prioridad es que el balón progrese con precisión y rapidez (esto no significa quitarse el balón de encima) para superar al contrario o a una línea entera. Los jugadores tienen que saber asumir la responsabilidad de hacer pases para conquistar el espacio hacia delante según sus posibilidades y, sólo como segunda opción, realizar pases a jugadores libres a su lado o por detrás. En muchas ocasiones suele pasar que para realizar un pase en profundidad es necesario hacer

previamente un pase de cara a un compañero que se encuentra en una posición más retrasada, con el objetivo de dificultar la presión del equipo contrario; además, el juego vertical no sólo depende del poseedor, es muy importante que quien reciba sepa ocupar el espacio adelantado en el tiempo justo para que se dé un juego rápido y eficaz. Para contrarrestar el juego en profundidad se utiliza el pressing y el fuera de juego, no dando la posibilidad de pensar al contrario, con movimientos hacia delante. Otra opción es realizar un repliegue aumentando la densidad hacia la propia portería, priorizando en el principio de protección de ésta. En los tres casos se alteran los tiempos de la jugada de ataque contrario, los dos primeros la presionan y el tercero la retrasa favoreciendo el repliegue de los compañeros más adelantados. Amplitud versus concentración El equipo que tiene la posesión del balón debe saber aprovecharse de todas las zonas del campo, ocupando también la zona contraria donde está el balón, con el objetivo de abrir la defensa contraria y tener más opciones de ataque cuando no es posible la verticalidad. Por el contrario, los jugadores del equipo que defiende tienen que reducir la distancia entre ellos para garantizar la superioridad numérica en la zona del balón (lado fuerte), dejando más o menos libre (según las características de los contrarios) la zona opuesta (lado débil). Cuanto más se acerca el balón a la propia portería, más se reduce la distancia en sentido vertical y horizontal, sin llegar a superponerse las líneas, respetando el concepto de escalonamiento. Movilidad versus equilibrio Sin movilidad es muy difícil, por no decir imposible, que se generen jugadas de peligro en ataque, por eso, los jugadores tienen que saber cómo y cuándo moverse para crear espacios si éstos no se manifiestan. A veces, el movimiento de un jugador es una señal (praxema, véase p. 90) para que otros jugadores se beneficien del movimiento con el objetivo de ocupar nuevos espacios y evitar que dos o más compañeros de equipo ocupen la misma zona. Para defender un equipo muy móvil, es importante que los jugadores no se pongan a perseguir a los contrarios en cada zona del campo, priorizando la

cobertura mutua (equilibrio) más que la marca individual, dependiendo también de si hay superioridad numérica en defensa o no, y tomando como referencia no sólo al oponente directo sino también el balón, la portería, los compañeros y los adversarios. Imprevisibilidad versus control y limitación Es conveniente que el equipo que ataca provoque incertidumbre a los contrarios para aumentar sus tiempos de reacción y provocar que se hagan más eficaces las jugadas de ataque. Para que esto suceda, los atacantes no tienen que repetir siempre la misma jugada (hay que desarrollar variedad táctica y motriz); los jugadores, según su potencialidad, deben ser tan creativos como para resultar lo bastante imprevisibles o, por lo menos, si repiten las mismas soluciones tácticas sería importante variar el ritmo de ejecución de éstas y hacer movimientos de engaño para aumentar, como anteriormente se ha dicho, las variables de incertidumbre de los defensores. Por delante de la creatividad y la imprevisibilidad, el arma más eficaz para un defensa es la racionalidad. Siempre se considera que un buen defensor es aquel que no asume ningún riesgo inútil, que sabe valorar si entrar o acompañar al oponente poseedor del balón, que sabe leer las situaciones y que sabe preverlas; en resumen, que sabe limitar y controlar al atacante calculando las posibles consecuencias de cada elección. En definitiva, vamos a esquematizar los conceptos tácticos del juego de la siguiente forma, tomando como referencia el gráfico de los principios de juego de Ferrari (2001), modificado:

Gráfico 3. Conceptos tácticos del juego 1. El «efecto mariposa» es un concepto que hace referencia a la noción del tiempo, a las condiciones iniciales dentro del marco de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes. Sucediendo así que una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a medio o corto plazo de tiempo. Su nombre proviene de las frases: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo» (proverbio chino) o «el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo» así como también «el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo» (Wikipedia). 2. «Golpea y corre». 3. Las aportaciones de Lillo y Caneda han sido extraídas de la experiencia profesional de los propios autores junto a éstos, por lo que no existe ninguna bibliografía al respecto. 4. Estos conceptos han sido tomados de la escuela italiana (Ferrari, 2001), por lo que en algunos casos se puede encontrar cierta similitud con otros citados por Antón (1998).

2 Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos

La táctica es el conjunto de comportamientos, acciones y operaciones individuales y colectivas de competición con las cuales, teniendo en cuenta las reglas de juego, el comportamiento de los compañeros y de los adversarios, como posibles factores de incidencia externos, influyen en las condiciones que pueden ser utilizadas para la propia ventaja. B. BERNDT, citado por F. MARZIALI y V. MORA, 1995 Los medios tácticos grupales «surgen de la interacción entre intenciones tácticas en un adecuado ajuste espacio-temporal» (Cano, 2008). Se utilizan para conseguir un determinado objetivo, dependiendo de la fase en que se encuentre el equipo, si se tiene la posesión del balón (construcción de acciones ofensivas, crear situaciones de finalización o finalizar) o si no se tiene (impedir la construcción de acciones ofensivas, evitar situaciones de finalización o impedir finalización). Según el número de participantes, los medios técnico-tácticos se pueden dividir en grupales (mínimo dos jugadores), si participan cadenas (en sentido vertical, por ejemplo, lateral derecho, mediocentro derecho, extremo derecho) o líneas (en sentido horizontal, por ejemplo, la línea defensiva compuesta por el lateral derecho, los dos centrales y el lateral izquierdo); o en colectivos, si

participan todos o casi todos los jugadores, por ejemplo, en el caso del pressing. Así, analizaremos los medios técnico-tácticos de defensa y de ataque según los objetivos, principios, conceptos tácticos e intenciones tácticas. La asimilación de los principios del juego y consecuente conceptualización es clave para la progresión del aprendizaje de los medios. Los principios fomentan la colaboración y ésta permite la efectividad de los medios tácticos grupales y colectivos. En la tabla 1 (Cano, citando a Antón, Apuntes de «táctica y sistemas de juego» del curso entrenador CEDIFA) se pueden apreciar los medios técnicotácticos al servicio de los jugadores y del equipo y su relación con los principios del juego. Tabla 1. Lógica interna del juego (Modificado del modelo de Morcillo y Lago, basado en Antón, 1998)

Rol del jugador

El rol de cada jugador dependerá de la fase del juego en la que se encuentre en cada momento, por tanto, en ataque, puede desempeñar el papel de poseedor del balón o de compañero del poseedor; en fase defensiva, podrá hacer de oponente directo u oponente no directo. Cada rol tendrá unas intenciones tácticas específicas, entendidas éstas como alternativas de intervención que se manifiestan a través de los medios técnicos (bagaje personal de cada jugador). A continuación, presentamos algunas tablas que muestran cada una de las intenciones tácticas de cada rol específico y los medios técnicos derivados de ellas (Antón, 2002), sin llegar a explicar de forma detallada cada intención táctica y medios técnicos (individuales), ya que este trabajo se haría demasiado extenso y se escaparía de nuestras pretensiones, que no son otras que plasmar una posibilidad de desarrollo colectivo de un modelo de juego.

Gráfico 4. Intenciones tácticas del poseedor del balón

Gráfico 5. Intenciones tácticas del compañero del poseedor

Gráfico 6. Intenciones tácticas del oponente no directo del poseedor

Gráfico 7. Intenciones tácticas del oponente directo del poseedor

Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos de ataque Medio técnicotáctico

CIRCULACIÓN DE BALÓN (colectivo)

Descripción y objetivos

Medio favorable en la construcción de acciones ofensivas circulando el balón de una banda a otra con pases cortos, largos o combinados para intentar aumentar la distancia entre los adversarios o para construir jugadas en zonas con menor densidad.

Principios predominantes

Conservación de la posesión. Distribución de equilibrio de los espacios. Ayudas mutuas. Movilización de la defensa. Cambio de juego de un extremo a otro. Variación del ritmo de las acciones.

Conceptos tácticos predominantes

Amplitud. Escalonamiento. Movilidad.

Intención táctica del poseedor

Relacionarse.

Intención táctica del compañero

Desmarcarse. Movilizar al adversario. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

CIRCULACIÓN DE EQUILIBRIO (grupal) Medio útil para mantener el equilibrio del equipo en la creación de situaciones de finalización, reduciendo la distancia con los jugadores más adelantados en sentido horizontal y vertical para mantener la posesión y para vigilar a los contrarios más adelantados.

Principios predominantes

Conservar la posesión. Mantenimiento de los puestos. Distribución de equilibrio de los espacios. Adaptación del juego a las posibilidades potenciales propias y a las características de los adversarios. Predisposición a un eventual cambio de rol (ataque-defensa).

Conceptos tácticos predominantes

Escalonamiento. Movilidad.

Intención táctica del compañero

Desmarque (de posesión). Control de oponente. Movilización del adversario. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

CIRCULACIÓN DE JUGADORES (colectivo)

Descripción y objetivos

Principios predominantes

Medio apropiado para el mantenimiento de la posesión del balón y la construcción de situaciones de finalización superando la disposición ofensiva del contrario de manera colectiva. Mantener las distancias adecuadas, ocupando en sentido vertical y horizontal las zonas dejadas libres por los compañeros del bloque adelantado en la dirección del balón, respetando el concepto de amplitud. Progresar hacia la portería contraria y mantener la posesión del balón. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Distribución de equilibrio de los espacios. Ayuda mutua. Observación de los espacios libres y posibilidad de progresión y penetración. Movilización de la defensa.

Conceptos tácticos predominantes

Movilidad. Escalonamiento. Amplitud.

Intención táctica del compañero

Desmarque. Movilización. Control de oponente. Representación gráfica

Medio técnicotáctico Descripción y objetivos

Principios predominantes

Conceptos tácticos predominantes Intención táctica del

JUEGO EN ZONA CIEGA (grupal) Medio beneficioso para la creación de situaciones de finalización, atacando el espacio a la espalda o al lado de la última línea de defensa (respetando la regla del fuera de juego), donde resulta difícil la intervención defensiva (zona ciega). Progresar hasta zonas cercanas al área contraria. Observar el espacio libre a la espalda de la defensa. Cambio de juego hacia un extremo o delantero que ataquen el espacio libre. Variar el ritmo de las jugadas. Movilidad. Penetración. Imprevisibilidad. Amplitud.

poseedor Intención táctica del compañero

Relacionarse.

Desmarque de ruptura o progresión. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

PERMUTA DEL PUESTO (grupal)

Descripción y objetivos

Medio útil para mantener la posesión del balón y crear situaciones de finalización con intercambios de puestos para movilizar la defensa y crear espacios libres. Comunicación eficaz entre el poseedor y los jugadores que hacen la permuta, que puede ser verbal, gestual o praxémica, que tenga como regla general que el compañero poseedor más cercano a él sea el primero en moverse para buscar nuevas líneas de pase. El juego puede desarrollarse en corto o en largo.

Principios predominantes

Sincronización temporal y espacial de las acciones. Movilización de la defensa atacando permanentemente en amplitud y profundidad. Creación de situaciones de superioridad numérica.

Conceptos tácticos predominantes

Movilidad. Amplitud. Penetración.

Intención táctica del compañero

Desmarque. Movilización del adversario. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

PERMUTA DEL PUESTO (grupal) En base a la posición del balón, se pueden tener objetivos diferentes, buscando la construcción o la finalización. Si, de forma

específica, consideramos este medio en la situación de superación de la última línea como en una contra, el objetivo será el de construir situaciones de finalización y terminar con éxito, respetando dos reglas básicas (Ferrari, 2009): 1. El poseedor del balón preferiblemente tiene que fijar al oponente directo. 2. Los compañeros sin balón tienen que quedarse detrás de la línea del balón y ejecutar los desmarques en el momento adecuado. Si consideramos la situación de asimetría en zonas más cercanas a la propia portería, el objetivo será construir nuevas acciones ofensivas respetando dos reglas básicas (Ferrari, 2009):

Descripción y objetivos

1. Realización del pase en la misma dirección del propio cuerpo («paso donde veo»). 2. Para los compañeros del poseedor del balón, hacer los desmarques apropiados según el puesto específico y situación de juego. En general, en situación de superioridad numérica hay que intentar provocar el 1 x 0 del compañero del poseedor para poder aprovecharlo de manera óptima.

Principios predominantes

Conceptos tácticos predominantes

Estructurar, crear y explotar situaciones de superioridad numérica. Movilizar la defensa atacando en amplitud y profundidad. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Variación del ritmo de las acciones. Cambio rápido de rol. En un contraataque: • Imprevisibilidad. • Movilidad. • Penetración. • Amplitud. En zona cercana a la portería: • Escalonamiento. • Amplitud. • Penetración. • Movilidad.

Intención táctica del poseedor

Fijar. Relacionarse. Desbordar. Lanzar.

Intención táctica del compañero

Movilizar. Desmarcarse. Representación gráfica En un contraataque 3 x 2

En construcción de acción de ataque: 5 x 3

Medio técnicotáctico

PARED (grupal) En función de la posición del balón y de los contrarios, este medio tiene el objetivo de superar al oponente directo o una línea entera para crear situaciones de finalización o construir acciones ofensivas progresando hacia la portería contraria, o para mantener la posesión, según la carrera de desmarque de quien

Descripción y objetivos

resta el pase de vuelta. La regla fundamental del poseedor del balón es fijar al contrario para poder sobrepasarlo en velocidad después del pase y no permitirle la intervención hacia el nuevo poseedor del balón. Es conveniente que el pase sea dirigido hacia la pierna del compañero que corresponde a la dirección de carrera del desmarque (Ferrari, 2009), fundamentalmente por dos motivos: 1. Interpretable como comunicación directa entre los dos protagonistas de la jugada «si te la paso al pie derecho a la derecha, me desmarco a mi derecha». Esto no significa que el compañero no pueda devolver el balón con el exterior de la pierna izquierda. 2. Este tipo de relación permite a quien recibe interponer su cuerpo entre el contrario y el balón. El que recibe debe devolver el balón al primer toque a la carrera del compañero directo; si no es posible la devolución buscará nuevas soluciones.

Principios predominantes

Ayuda mutua. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Variación del ritmo de las acciones. Explotación de situaciones de superioridad numérica. Primer poseedor

Fijar. Relacionarse.

Segundo poseedor

Relacionarse. Proteger el balón.

Primer poseedor

Desmarque.

Segundo poseedor

Desmarque. Movilización.

Conceptos tácticos predominantes

Intención táctica del compañero

Representación gráfica

Medio técnicotáctico

DESDOBLAMIENTO (grupal)

Descripción y objetivos

En jugadas de ataque en proximidad de la línea lateral es posible crear momentáneamente superioridad numérica desmarcándose en progresión a la espalda del poseedor del balón; se desarrolla normalmente con la colaboración de 1 o 2 jugadores. Para efectuar correctamente el desdoblamiento, el jugador que desdobla tiene que empezar el desmarque sólo cuando el poseedor, que recibe en amplitud, comienza el movimiento de conducción hacia el interior, para después, en función de la situación del juego, elegir si desbordar o pasar. La misma situación puede ofrecer más variantes, si existe un tercer jugador que se desmarca detrás del poseedor del balón para poder recibir un pase de cara.

Principios predominantes

Sincronización espacial y temporal de las acciones. Observación de los espacios libres y la posibilidad de progresión y penetración. Estructuración y creación de situaciones de superioridad numérica.

Conceptos tácticos predominantes

Amplitud. Movilidad. Imprevisibilidad.

Intención táctica del poseedor

Fijar. Relacionarse. Desbordar. Lanzar.

Intención táctica del compañero

Desmarcarse. Movilizar. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

PASE DE CARA (grupal) El pase de cara sirve para mantener la posesión del balón con pase orientado hacia atrás respecto a la dirección de ataque. El pase de cara tiene que ser considerado como una señal que provoca movimientos oportunos y encadenados. En la zona de construcción de la acción en proximidad de la portería propia, los movimientos son los de circulación del balón y de los jugadores. En zonas más cercanas a la portería contraria, en mitad de campo o en las proximidades del área, el pase de cara provoca desmarques que en la mayoría de los casos pueden ser fijos y reconocibles. Es oportuno que quien haga el pase de cara oriente su carrera hacia el segundo palo (si está en una mitad de campo en sentido vertical se dirigirá hacia el palo de la otra mitad) por dos motivos (Ferrari, 2009): 1. Amplía la visión del juego del nuevo poseedor (amplitud). 2. Moviéndose hacia el segundo palo pone en dificultad al oponente directo, que no puede ver al mismo tiempo al jugador y el balón. El pase de cara tiene que alertar a los jugadores que se encuentran en la banda contraria del poseedor por la facilidad que éste puede tener para orientar el juego hacia esta zona. Si el pase de cara se hace en la cercanía del la línea de fondo, el nuevo poseedor, en la mayoría de los casos, tiene que centrar el balón de primera intención para los desmarques de finalización en el área de penalti.

Principios predominantes

Conceptos tácticos predominantes

Ayuda mutua. Adaptación del juego según las posibilidades potenciales propias y de las características de los contrarios. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Movilización de la defensa atacando permanentemente en amplitud y profundidad. Cambio de juego de un extremo a otro. Escalonamiento. Imprevisibilidad. Penetración. Amplitud. Primer poseedor

Relacionarse. Proteger el balón.

Segundo poseedor

Relacionarse. Desbordar. Proteger el balón.

Intención táctica del poseedor

Primer compañero del poseedor

Desmarcarse (detrás de la línea del balón).

Segundo compañero del poseedor

Desmarcarse en amplitud y profundidad (segundo palo). Movilizar.

Intención táctica del compañero

Representación gráfica

Medio técnicotáctico

BLOQUEO (grupal) Medio útil para ganar tiempo y espacio para finalizar o construir una situación de estrategia, utilizando la posición y el cuerpo del compañero. Se utiliza en situaciones de balón parado, cuando es más fácil interpretar señales y movimientos previamente

ordenados. El bloqueo se puede usar contra la marca al hombre y contra adversarios que defienden en zona. El jugador marcado tiene que pasar muy cerca del compañero que realiza el bloqueo; éste tiene que estar entre la portería y su compañero para poder frenar la carrera del marcador. Para no incurrir en falta (obstrucciones) es mejor que se bloquee de espaldas al contrario. Según el tipo de jugada, el bloqueo puede ser por delante o por detrás. Si los contrarios marcan en zona, el bloqueador tiene que posicionarse por delante del contrario que defiende la zona de caída del balón para facilitar el remate del compañero. Descripción y objetivos

Principios predominantes

Respeto a la disciplina táctica y ayuda mutua. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Estructuración, creación y explotación de situaciones de superioridad numérica.

Conceptos tácticos predominantes

Movilización. Penetración.

Intención táctica del poseedor

Desmarcarse para alterar según reglamento el espacio y el tiempo de intervención del oponente directo del compañero.

Intención táctica del compañero

Desmarque de finalización aprovechando la momentánea ventaja generada por el bloqueo del compañero. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

ENGAÑO (grupal) Medio grupal (que asegura la posesión) utilizado en zona de alta densidad de jugadores, donde el que recibe un pase esconde hasta el último momento, fingiendo la intervención, la intención de dejar pasar el balón a favor de un tercer compañero que está en la misma línea de pase, para engañar al oponente directo propio y del compañero.

Descripción y objetivos

Principios predominantes Conceptos tácticos predominantes

El engaño se puede efectuar en el interior del área después de un pase o en el centro, cuando el falso receptor se da cuenta de que, por circunstancias, recibe el balón fuera de la zona de remate a favor de un compañero mejor posicionado. En proximidad del área, el engaño se utiliza cuando hay marcas estrechas en la frontal; el jugador más lejano, después de falsos desmarques y cuando se acerca el balón al compañero que podría efectuar el engaño, tiene que atacar la zona a su espalda para poder recibir el balón. El jugador que realiza el engaño tiene que efectuar un nuevo desmarque para finalizar la jugada si su compañero le devuelve el balón. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Creación de situaciones de superioridad numérica. Variación del ritmo del juego. Imprevisibilidad. Penetración. Movilidad. Primer poseedor

Relacionarse con el jugador más cercano.

Segundo poseedor

Relacionarse. Finalizar. Proteger el balón.

Quien efectúa el engaño

Movilizar. Desmarque.

Quien recibe el pase

Desmarque de posesión o de finalización a la espalda del compañero.

Intención táctica del poseedor

Intención táctica del compañero

Representación gráfica

Engaño en el área de penalti.

Engaño fuera del área de penalti con delanteros escalonados respecto a la línea de fondo.

Engaño fuera del área de penalti con delanteros paralelos respecto a la línea de fondo.

Medio técnicotáctico

CRUCE (grupal)

Descripción y objetivos

El cruce es utilizado para mantener la posesión del balón en conducción horizontal y bajo presión de un contrario, entregando el balón a un compañero que se aproxima y se cruza con el poseedor del balón, interponiendo el propio cuerpo para proteger al nuevo poseedor del respectivo marcador (como en un bloqueo). El cruce es más frecuente en la frontal del área o a mitad de campo.

Principios predominantes

Ayuda mutua.

Conceptos tácticos predominantes

Movilidad. Imprevisibilidad.

Intención táctica del poseedor

Movilizar. Relacionarse. Proteger el balón.

Intención táctica del compañero

Desmarque. Movilizar. Representación gráfica

El poseedor del balón El rol de poseedor del balón es el más decisivo en el éxito y en el fracaso de cada jugada de ataque. Las innumerables soluciones que puede tener el poseedor del balón dependen de variables que enseguida vamos a analizar con el objetivo de priorizar unas determinadas soluciones más que otras en situaciones cambiantes. En primer lugar, las calidades y los límites técnicos, tácticos y físicos que contribuyen a formar el abanico de recursos de cada jugador son los que permiten adaptarse o no a un entorno inestable como el del fútbol o tener respuestas motrices diferentes en situaciones parecidas; normalmente, las asignaciones de los puestos específicos dependen mucho de las calidades del jugador. Los puestos específicos, a su vez, condicionan las soluciones del poseedor, que están influidas por las zonas del campo que más tiempo cubren en fase de posesión: un central defensivo que sistemáticamente intenta el regate sobre su oponente directo en la propia mitad de campo no responde a las exigencias de su papel en el equipo, igual que un delantero que no toma decisiones arriesgadas en las proximidades del área rival. Por eso es más adecuado un central con buena visión de juego y un delantero con cualidades para dominar el uno contra uno.

Las características técnicas, tácticas y físicas, el puesto específico y las zonas del campo son variables que influyen sobre las decisiones del poseedor del balón, pero también hay que considerar los comportamientos (intenciones tácticas) de los compañeros que tienen que ofrecer el mayor número de opciones posibles al poseedor del balón y la mayor incertidumbre a los contrarios. Antes de analizar detalladamente las variables de intervención del uno contra uno, debemos recordar que lo que afecta también de manera decisiva en las acciones motrices de quien tiene el balón es el propio estado de ánimo, o sea su estado de activación influido por causas interiores y/o exteriores, que puede variar según los partidos y en el mismo partido, y que repercute en cada decisión. El modelo de juego, la estrategia operativa, el resultado y el tiempo de juego son otras variables que influyen en los comportamientos del poseedor del balón. El conocimiento del modelo de juego permite al poseedor reducir las opciones de juego, porque la experiencia previa vivida en el entrenamiento y en los partidos anteriores le faculta para reconocer una situación específica y responder de una o más formas determinadas gracias a la coordinación y comunicación con los compañeros. La estrategia operativa (véase página 147) es útil para una ulterior reducción de opciones de cara a las regularidades en la fase defensiva de los contrarios. El resultado y el minuto de juego también son unos parámetros importantes; puede pasar, por ejemplo, que quien tiene el balón priorice el mantenimiento de la posesión más que en una progresión, por un resultado a favor en los últimos minutos o debido a su estado de cansancio.

Gráfico 8. Variables de la intervención del poseedor del balón

El 1 x 1 en fase de posesión En la interacción poseedor del balón-oponente directo es importante tener en cuenta la posición del último (frontal, lateral o desde atrás) para preparar una respuesta óptima. A continuación, vamos a describir estas situaciones reducidas sin considerar otras variantes como los propios compañeros y los del rival. En el uno contra uno frontal, la solución que se adopte dependerá de la

distancia en que se encuentre el contrario: A larga distancia es posible jugar balones altos y largos o finalizar; el contrario está bastante lejos para evitar su intervención (balón descubierto).

Distancia amplia para pase largo.

Si el poseedor quiere relacionarse con un compañero en corto con balón raso hay que reducir la distancia al máximo (intención táctica, fijar) para evitar la interceptación.

Distancia media para pase medio.

Si se quiere desbordar, hay que fijar prontamente para evitar que el defensor pueda orientar la carrera del poseedor hacia donde él quiera. El poseedor, una vez reducida la distancia, tiene que fijar la atención sobre la postura del defensor. Por ejemplo, si tiene los pies paralelos, es fácil poder echarse el balón en profundidad y superarlo en velocidad; si tiene las piernas en

posición sagital (una más adelantada que la otra), es ventajoso fijar el pie adelantado con pasos reducidos, pequeños toques y fintas para poder salir sobre su lado débil, que corresponde al lado de la pierna adelantada.

Desborde contra defensor con piernas paralelas.

Desborde contra defensor con piernas sagitales.

En el uno contra uno lateral, o sea, si el defensor interviene lateralmente en relación con el poseedor, hay que interponer la pierna homóloga en el lado de intervención, entre el contrario y el balón, como protección, y conducir con la pierna contraria o con el interior del pie que protege (la intención táctica de conducir o proteger la pelota influye sobre esta jugada). En el uno contra uno con llegada del defensor desde atrás distinguimos dos situaciones diferentes: si el poseedor está orientado hacia la propia portería, la intención será proteger la pelota controlando el balón con la pierna más alejada y utilizando los brazos según reglamento para mantener distante al rival; si el poseedor está orientado hacia la portería contraria, tiene que seguir conduciendo, pero en la misma dirección del defensor para interponerse en su camino, dándole como única opción de intervención la de cometer una falta.

Los compañeros del poseedor del balón Este apartado busca analizar de manera más detallada el concepto de desmarque (intención táctica), entendido como movimiento de los compañeros para dar la opción de pase al poseedor del balón. En el juego en corto, sin considerar la opción de pase largo, el poseedor del balón tiene a su disposición para pasar un campo de juego más o menos reducido que representa su zona de luz.

En el cono de luz del poseedor puede encontrarse un contrario que, en base a su distancia con él, provoque un cono de sombra que reduzca sus opciones de pase; los compañeros, cuando quieren recibir en corto, tienen que evitar entrar en el cono de sombra y procurar ocupar siempre la zona de luz. No hay que olvidar que hablamos de situaciones dinámicas donde siempre cambian las variables de tiempo y espacio, como también el mismo cono de luz, según la orientación del poseedor.

Para que los desmarques sean eficaces, según Bragagnolo, Gaburro y Romagnoli (2004), se deben dar siete condiciones necesarias: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Movimiento. Evitar espacios ya ocupados. Respeto del reglamento (perímetro, fuera de juego). Comunicación (verbal, praxemas, gestemas). Evitar la interceptación. Respeto, cuando es posible, del principio general de progresar hacia la portería contraria. 7. Movimientos de desmarque coordinados entre ellos. Según la posición del jugador que efectúa el desmarque respecto a la portería contraria, nos referimos a desmarque detrás de la línea del balón o desmarque delante de la línea del balón. A los jugadores que se encuentran de lado los consideramos adelantados o atrasados, según la situación del juego, excepto en los casos de asimetría en las contras (véase página 78). Desmarque desde detrás de la línea del balón El jugador que se encuentra por detrás del balón, según su intención, puede desmarcarse para progresar o finalizar superando desde detrás la línea del balón con carrera vertical (penetración) o en diagonal hacia fuera (en amplitud), o mantenerse detrás para conservar la posesión alejándose y abriendo el campo para ofrecer amplitud al compañero poseedor del balón, pero siempre con el propósito de quedarse en su zona de luz.

Desmarque de progresión.

Desmarque de posesión por detrás de la línea del balón.

Desmarque desde delante de la línea del balón También los desmarques delante de la línea del balón varían según la intención, también condicionada claramente por la posición de los contrarios. Si se quiere finalizar o progresar, son oportunos los desmarques verticales o diagonales hacia fuera o hacia dentro. Según los movimientos de la última línea de defensa, hay que tener cuidado para no caer en fuera de juego, por eso son aconsejables los desmarques con trayectorias curvas para seguir observando el balón y adaptar la carrera a los propósitos de los defensas. Para mantener la posesión, los movimientos de desmarque tienen que ser de aproximación (para dar superioridad numérica en el centro del juego, o sea en la zona del balón) y hacia fuera, para dar amplitud al juego. El ángulo de pase El ángulo de pase está relacionado con la intención de progresar atacando el espacio (para el compañero del poseedor) y dando el pase al espacio (para el poseedor). La comunicación es prioritaria para que el pase sea coordinado con la carrera, pero también es importante que la línea de pase (línea P) y la línea que une al pasador y al receptor (línea PR) ofrezcan el mayor ángulo (α) posible. Como ejemplo tomemos cuatro situaciones diferentes, y veamos cómo varía la eficacia del pase (De Paoli, 2007). Situación 1 El poseedor y el receptor se desmarcan paralelamente a la línea de pase; es

decir, las líneas P y PR son paralelas y el ángulo es igual a cero. El receptor tiene una carrera paralela al pase que hace difícil la visión y la recepción del balón.

Situación 2 El receptor efectúa un movimiento lateral para dar amplitud antes de desmarcarse y recibir en profundidad. En el momento del pase, el ángulo (α) es bastante amplio para permitir la visión del balón en la carrera y una recepción más fácil.

Situación 3 En este caso el que da el ángulo de pase es el poseedor del balón con un movimiento lateral, mientras que el receptor hace un desmarque más o menos recto.

Situación 4 Esta última sería la situación óptima para recibir un pase en el espacio, puesto que ambos jugadores se mueven hacia direcciones contrarias para ampliar el ángulo, haciendo más fácil aun la visión y la recepción del balón.

El futuro receptor antes del pase tiene que hacer movimientos de engaño para ganar tiempo y espacio a su oponente directo y también para incrementar el ángulo (α) de pase entre él y el poseedor del balón. Por tanto, todos los movimientos de fintas tienen que acabar justo antes del golpeo para que haya comunicación directa entre poseedor y compañero del poseedor.

Los medios técnico-tácticos grupales y colectivos de defensa Medio técnicotáctico

REPLIEGUE (colectivo)

Descripción y objetivos

Medio útil para evitar que los contrarios, cuando recuperan el balón, puedan progresar y llegar en superioridad numérica a zona de finalización. El repliegue es un movimiento de retroceso colectivo para acumular jugadores en el carril central y en la zona del balón y orientar el juego hacia zonas menos peligrosas o proteger la portería. La modalidad del repliegue está condicionada por el modelo de juego que se adopta.

Principios predominantes

Cambio rápido de rol a situación defensiva. Ayuda mutua. Concentración defensiva en las zonas más peligrosas de actuación. Rechazo de los atacantes. Ocupación de posiciones intermedias. Creación de superioridad numérica defensiva en zona del balón.

Conceptos tácticos predominantes

Acción retardadora. Concentración. Control y limitación. Escalonamiento.

Intención táctica del poseedor

Controlar a poseedor y no poseedor. Acosar. Disuadir. Interceptar. Detener el juego (como última opción).

Intención táctica del compañero

Controlar a no poseedor y poseedor. Disuadir. Interceptar. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

BASCULACIÓN (colectivo/grupal) Creación de situaciones de superioridad numérica gracias a movimientos colectivos en sentidos horizontal y vertical hacia la zona del balón: «A cada desplazamiento en campo de cualquier jugador tiene que corresponder un movimiento colectivo y viceversa, las elecciones situacionales del colectivo tienen que estimular la adecuación del individuo» (Mazzali, 1995). Con el balón en banda, se van a formar dos hipotéticas zonas del campo (lado fuerte, lado débil) que tendrán reglas de actuación diferentes para los defensores. El lado fuerte es la zona del campo donde se encuentra el balón, la otra zona se llamará lado débil. Esto vale también cuando el balón se encuentra en el carril central del campo, en este caso el campo estaría dividido idealmente en tres carriles: el del centro representa el lado fuerte, y los dos laterales, los lados débiles. Esta subdivisión no real del campo resulta muy útil para la comprensión de los movimientos de basculación porque, en general, se puede afirmar que «los jugadores que actúan sobre el lado fuerte tendrán que efectuar un marcaje tanto más estrecho cuanto menor es la distancia entre el propio oponente directo y el poseedor del balón, mientras que los jugadores que se encuentran en el lado débil (o en su proximidad) tendrán que pensar en cubrir los espacios» (Marziali y Mora). La idea es

acumular más gente en proximidad del poseedor, dejando libres pero vigilados los espacios más alejados. Se formarán líneas de jugadores que modificarán sus formas en base al carril que tienen que proteger. Si el balón es lateral, se formará una diagonal más o menos profunda; si el balón es central, un triángulo con vértice alto formado por quien va en presión al poseedor del balón, mientras que los dos vértices bajos serán los compañeros de cobertura.

Principios predominantes

Ayuda mutua. Mantenimiento de los puestos específicos. Distribución equilibradora de los espacios de juego. Mantenimiento del equilibrio defensivo. Ataque permanente al jugador con balón. Vigilancia especial al jugador en circulación, aunque no sea el poseedor del balón. Corresponder a los tiempos de traslación. Esfuerzo útil (evitar desplazamientos innecesarios cuando el adversario se encuentra fuera de distancias peligrosas).

Conceptos tácticos predominantes

Concentración. Equilibrio. Escalonamiento.

Intención táctica del oponente directo poseedor

Acosar. Disuadir. Interceptar.

Intención táctica del oponente del no poseedor en lado fuerte

Controlar al poseedor y no poseedor. Interceptar. Disuadir. Despejar.

Intención táctica del oponente del no poseedor en lado débil

Controlar al no poseedor. Inhabilitar. Interceptar. Despejar. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

PRESSING (colectivo)

Medio útil para la recuperación de la posesión de forma directa, por contraste o interceptación gracias a un pase arriesgado, algún regate forzado o ante un juego caótico que produce la pérdida del balón; o de forma indirecta, como un saque de banda. El pressing es oportuno realizarlo en fase de parcial superioridad numérica para evitar riesgos. Puede ser definido como «movimiento colectivo que achica los espacios al poseedor del balón y que le reduce los tiempos útiles en jugada» (Marziali y Mora, 1995). Tal agresividad nos lleva al concepto de defensa

activa entendida como actitud mental del defensor que puede condicionar las intenciones del equipo poseedor del balón con su «agresividad» alterando el ritmo de juego. El pressing no se puede realizar si anteriormente no hay una presión individual hacia el poseedor del balón. Es importante diferenciar entre presión (individual) y pressing (colectivo). La presión es la acción previa al pressing, el oponente directo del poseedor del balón acosándolo intenta forzar sus jugadas para orientarlo hacia zonas donde sea más fácil la intervención de los compañeros (balón cubierto), que, si interpretan que hay el tiempo justo, dejan las zonas más alejadas del balón para acercarse a las ayudas que están en proximidad del poseedor e intentar recuperar el balón. Algunas situaciones en particular son muy favorables para que la presión sea eficaz (Ferrari, 2001):

Descripción y objetivos

1. 2. 3. 4. 5. 6.

El adversario recibe de espaldas a nuestra portería. El adversario efectúa un mal control perdiendo tiempo. El adversario recibe un pase equivocado. El balón está en el aire. Saque de banda (sobre todo en la cercanía del área contraria). Pase lento y largo.

Es importante precisar que la presión es condición necesaria pero no suficiente para que se utilice el pressing de manera eficaz. Para hacer el pressing en defensa organizada hay que establecer la zona donde comenzarlo (ultradefensiva, defensiva...) y el carril donde orientarlo (lateral, central). Según las características del propio equipo (del modelo de juego) y de los contrarios (estrategia operativa), tendremos entonces dos fases: 1. La fase de espera, en la que los defensores intentan orientar el juego de los contrarios donde más les interesa (concepto de defensa activa). 2. La fase agresiva de todo el equipo defensor, en la que, de manera organizada, se intenta recuperar la posesión con gran atención en cerrar los pases profundos y en evitar la circulación del balón, que puede resultar muy peligrosa en esta circunstancia. El pressing también puede ser utilizado en la subfase de organización defensiva inmediatamente después de la pérdida del balón; en este caso no existirá la fase de espera como en defensa organizada, además de no saber dónde se va a perder la pelota, por eso es importante que el equipo esté siempre predispuesto a un eventual cambio de rol, agresividad en cualquier zona del campo (según el modelo de juego), para volver a tener la posesión.

Principios predominantes

Reducción del número de errores (valoración del riesgo). Ayuda mutua. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Lucha permanente por el balón. Ataque permanente al jugador con balón. Cambio rápido de rol.

Conceptos tácticos predominantes

Concentración. Escalonamiento. Acción retardadora (entendida como alteración de los tiempos de juego).

Intención táctica del poseedor

Acosar. Disuadir. Desposeer. Interceptar.

Intención táctica del compañero

Interceptar. Despejar. Controlar a poseedor no poseedor.

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

FUERA DE JUEGO (grupal) Medio útil para la recuperación de la posesión de forma directa en virtud de la consecuente aplicación del pressing o de forma indirecta por una falta a favor. El fuera de juego, para Ferrari (2001), es «una acción coordinada de dos o más jugadores [como medio grupal] que quitan profundidad y verticalidad al equipo contrario e impiden participar del juego a los contrarios metidos en fuera de juego». Es muy peligroso aplicar el fuera de juego si no hay pressing o presión previa (elástico defensivo, página 67). En este medio defensivo tiene una importancia evidente la comunicación verbal para sincronizar la carrera hacia delante de los defensores, porque basta una mínima incertidumbre para que el resultado sea el no deseado y por contra se pueda propiciar una clara ocasión de gol de los oponentes. Hay que aclarar que sin pressing no hay fuera de juego, pero no es válido lo contrario, a pesar de que siempre, cuando se hace el pressing, la última línea tendrá que reducir las distancias con los compañeros más adelantados y que de forma indirecta puede meter en fuera de juego a los adversarios. El fuera de juego entendido como medio técnico-táctico defensivo se puede realizar en algunas situaciones favorables, como pueden ser, según Marziali y Mora (1999): 1. En igualdad o inferioridad numérica. 2. Después de un rechace en zona central de un lanzamiento o un centro.

3. Después de un rechace en zona central en un córner. 4. Después de un pase de cara del delantero más avanzado que se encuentra de espaldas a la portería. 5. Aplicado directamente en una falta en contra.

Principios predominantes

Reducción del número de errores (valoración del riesgo). Sincronización espacial y temporal de la acción. Jugar con la intención del contrario. Ataque permanente al jugador con balón.

Conceptos tácticos predominantes

Concentración. Acción retardadora (entendida como alteración de los tiempos de juego).

Intención táctica del poseedor

Acosar. Desposeer. Interceptar.

Intención táctica del compañero

Controlar a poseedor. Inhabilitar. Representación gráfica

En superioridad numérica.

Después de un pase de cara.

Después de un rechace.

Medio técnicotáctico

ELÁSTICO DEFENSIVO (grupal)

Descripción y objetivos

Principios predominantes

Medio útil para sorprender al rival con la táctica del fuera de juego anteriormente descrita y para alterar los tiempos de jugada del poseedor del balón cuando éste se encuentre en el carril central del campo. Antes de describir el funcionamiento del «Elástico» hay que aclarar los conceptos de «balón cubierto» y «balón descubierto». Hablamos de balón cubierto cuando por delante del poseedor hay un oponente directo en presión que impide realizar jugadas profundas, esto provoca un movimiento hacia delante de la última línea defensiva para reducir la distancia con los compañeros más adelantados y no ofrecer profundidad a los contrarios. Nos referimos a balón descubierto cuando delante del poseedor del balón no hay ninguna oposición, o por lo menos el oponente directo se encuentra en una situación donde no pueda impedir el juego (pase) profundo del contrario. Esto provoca un rápido repliegue de la última línea para evitar un pase en zona ciega (a la espalda), concediendo el juego por delante de los componentes de la línea misma y priorizando la protección de la portería. En definitiva, los movimientos de la línea defensiva son un continuo adelantarse y retroceder a partir de la lectura de la situación de balón «cubierto» o balón «descubierto». En este sentido el elástico defensivo altera este continuo movimiento para coger por sorpresa a los jugadores más adelantados. Una condición necesaria para efectuar el elástico es que el balón sea descubierto con posibilidad de pase profundo. Una segunda condición es que los delanteros estén en línea con la defensa para sugerir un pase en zona ciega. Una vez verificadas las dos condiciones, la línea, tras un movimiento de repliegue (balón descubierto), invierte la carrera corriendo hacia delante en el momento en que el pie de apoyo del poseedor del balón se pone a la altura del balón, o sea, unos momentos antes del pase profundo, para dejar en fuera de juego a los rivales. Si el delantero no está en línea con la defensa porque se desmarca en corto para recibir al pie (no se verifica una de las dos condiciones necesarias), se cambiará la estrategia y se adoptará una situación de protección de la portería. En el elástico, la comunicación verbal es necesaria antes del movimiento de avance, como alarma para que la atención esté orientada hacia el movimiento de golpeo del poseedor (pie de apoyo a la altura del balón); por ello no se precisa una señal verbal en el momento de inversión de carrera, ya que basta con que todos interpreten y respondan a la señal de golpeo de la misma forma. Reducción del número de errores (valoración del riesgo). Variación y alternancia de los medios técnicos individuales y colectivos en situaciones similares. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Jugar con la intención del contrario.

Concentración defensiva en las zonas más peligrosas de actuación del contrario. Conceptos tácticos predominantes

Concentración. Acción retardadora.

Intención táctica del oponente directo al no poseedor

Inhabilitar. Representación gráfica

• Balón descubierto. • Embudo defensivo.

• Repliegue línea defensiva.

• Posibilidad de avance de la línea. • Fuera de juego.

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

COBERTURA (grupal) La cobertura al oponente directo del poseedor del balón tiene el objetivo de ayudar al compañero que se encuentra en situación de uno contra uno para poder intervenir en caso de que éste sea sobrepasado. La cobertura como medio defensivo es la base de la defensa en zona que prioriza la colaboración para intentar estar en superioridad numérica en cualquier zona donde se encuentre el balón. La distancia entre el defensor que cubre y el oponente del poseedor varía según la zona del campo en que se encuentran, según las características del poseedor y el oponente directo del mismo; pero, en general, la distancia tiene que ser óptima para poder intervenir también sobre el compañero del poseedor más próximo (a quien vigila) e interceptar balones interiores (quien cubre, además del balón, tiene como referencia la propia portería para una correcta ubicación). En definitiva, tiene que ampliar las zonas de sombra del poseedor. No hay que olvidar que en algunos puestos específicos (pivote, portero) los jugadores tienen la obligación de ofrecer coberturas a la línea entera y adaptar sus movimientos a los de la línea de delante.

Principios predominantes

Ayuda mutua. Mantenimiento del puesto. Adaptación del juego a las posibilidades potenciales propias y del adversario. Jugar con la intención del contrario. Mantenimiento del equilibrio defensivo. Vigilancia espacial del jugador en circulación, aunque no sea el poseedor del balón. Ocupar posiciones intermedias.

Conceptos tácticos predominantes

Escalonamiento. Equilibrio. Concentración.

Intención táctica del poseedor

Controlar poseedor y no poseedor. Interceptar. Disuadir. Despejar. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

Descripción y objetivos

DEFENSA ANTE PARED (grupal) Medio útil para anular la relación entre los adversarios que quieren progresar con una pared. Es un medio muy específico y reactivo pero muy efectivo contra la pared, que, en muchos casos, resulta el arma más simple y más eficaz para progresar o finalizar. El oponente directo de quien pasa y se desmarca tiene que ser muy rápido en «leer» la situación para darse la vuelta y seguir el desmarque como si fuese una marca individual e interponerse entre el balón y el contrario. El compañero que antes era el que cubría se convierte en oponente directo con la función de

aproximarse lo más rápidamente posible y evitar la situación de relación interceptando o forzando la protección del balón por parte del nuevo poseedor, ralentizando así los tiempos de la jugada. En estas ocasiones, a veces los defensores se quedan parados o atraídos por la pelota, mientras que con la justa capacidad de reacción y coordinación, interpretando la situación, es posible anular esta jugada tan peligrosa. Principios predominantes

Ayuda mutua. Sincronización espacial y temporal de las acciones.

Conceptos tácticos predominantes

Escalonamiento. Control y limitación.

Intención táctica del poseedor

Disuadir. Interceptar.

Intención táctica del oponente directo del nuevo poseedor

Acosar. Desposeer. Interceptar. Disuadir. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

2 × 1 DEFENSIVO (grupal) Este medio defensivo tiene como objetivo la recuperación de la posesión por parte de uno de los dos defensores (según reglamento) o limitar tiempo y espacio al poseedor, orientando el juego hacia zonas más ventajosas para el equipo que defiende (tipo de defensa activa). El 2 x 1 es consecuencia del pressing o, más en general, un medio para contrastar jugadores hábiles en el 1 x 1. Es conveniente que se ejecute en zonas de bandas, dado que el poseedor tiene

Descripción y objetivos

menos posibilidades de juego; en zonas centrales, es posible sobre todo cuando el poseedor se encuentra de espaldas a la portería contraria (con acoso desde atrás y por delante) o frente a la portería, para disminuir su campo de acción. En el 2 x 1 es preciso una buena coordinación entre los defensores porque podría ser muy peligroso si el poseedor consigue pasar a los dos al mismo tiempo gracias a un dribling o un pase profundo. El primer oponente directo, con una correcta orientación, tiene que provocar, a modo de invitación, que el juego vaya hacia la dirección del segundo oponente directo, y los compañeros próximos deben estar preparados para interceptar pases en la proximidad de las zonas no cubiertas por el cuerpo de los dos oponentes.

Principios predominantes

Reducción del número de errores (valoración del riesgo). Ayuda mutua. Lucha permanente por el balón. Sincronización espacial y temporal de las acciones.

Conceptos tácticos predominantes

Concentración. Control y limitación. Acción retardadora.

Intención táctica del oponente directo

Acosar. Desposeer. Disuadir. Representación gráfica

Medio técnicotáctico

CAMBIO DE OPONENTE Y ATAQUE A IMPAR (grupal)

Descripción y objetivos

Principios predominantes

Medio útil para mantener el bloque defensivo sin ninguna variación con la justa coordinación de dos defensores, que, con una adecuada comunicación verbal, consiguen cambiarse de oponente sin perder de vista el balón en ningún momento. Es un medio de defensa reactiva cuando los defensores reaccionan a desmarques como el cruce, el desdoblamiento o la permuta de puestos; los defensores consiguen mantener sus posiciones habituales, sin crear espacios peligrosos. El cambio de oponente puede verificarse en el carril central, por ejemplo, entre los centrales, como consecuencia de una permuta de puestos de los dos delanteros, como en el carril lateral entre interior y lateral derecho como consecuencia de un desdoblamiento en banda derecha respecto a los defensores. Cuando el cambio de oponente se utiliza para sorprender a los adversarios, es decir, de forma activa, hablamos de ataque a impar. El ataque a impar se realiza cuando el poseedor no tiene oponente directo. Lo que debe hacer el defensor es soltar velozmente la marca para acosar al poseedor del balón; la trayectoria de acoso tiene que disuadir el pase al contrario, dejado momentáneamente libre de marca; los otros defensores, además, tienen que ser rápidos en reajustarse a la nueva situación. Es importante que la distancia entre los dos atacantes sea reducida para tener tiempo de cambiar de oponente. Ayuda mutua. Distribución equilibradora de los espacios. Sincronización espacial temporal de las acciones. antenimiento del equilibrio defensivo. Esfuerzo útil.

Conceptos tácticos predominantes

Acción retardadora. Escalonamiento. Equilibrio.

Intención táctica del poseedor

Controlar a poseedor y no poseedor. Disuadir. Acosar.

Intención táctica del oponente no directo

Controlar a poseedor y no poseedor. Disuadir. Interceptar. Despejar.

Representación gráfica

Cambio de oponentes de los centrales.

Cambio de oponente en banda.

Ataque a impar.

Medio técnicotáctico

DOBLAJE (grupal)

Descripción y objetivos

Este medio permite una readaptación a una momentánea inferioridad numérica defensiva debida al desbordamiento del oponente directo del poseedor, que, una vez desbordado, tiene que retroceder a la espalda del compañero, ya convertido en oponente directo, para hacerle cobertura y controlar su nuevo par. De forma más sencilla, quien ha sido desbordado tiene que volver a ser útil para el equipo con un repliegue individual para asegurar el equilibrio defensivo. En esta situación el nuevo oponente directo, o sea, el jugador que dobla, tiene que ganar tiempo para permitir el repliegue del compañero retrasando la entrada; el jugador doblado tiene que mantener en su campo visual, en la medida de lo posible, tanto al nuevo oponente como al poseedor del balón (apuntes de táctica de Cano, 2008); el doblaje tiene que ser reforzado por la comunicación verbal, de manera que se ajuste la intervención sin provocar la precipitación.

Principios predominantes

Conceptos tácticos predominantes

Ayuda mutua. Sincronización espacial y temporal de las acciones. Ataque permanente al jugador con balón. Ocupación de posiciones intermedias. Control y limitación. Acción retardadora. Escalonamiento. Equilibrio.

Intención táctica del oponente directo del poseedor

Controlar a poseedor y no poseedor. Acosar. Disuadir.

Intención táctica del oponente directo del no poseedor

Controlar a poseedor y no poseedor. Interceptar. Disuadir.

Representación gráfica

Medio técnicotáctico

DESLIZAMIENTO (grupal)

Descripción y objetivos

Medio útil para asegurar las marcas a los propios pares sin dejar espacio y tiempo al poseedor del balón. En algunas situaciones no es conveniente (por habilidad del poseedor del balón) o no es posible (por falta de tiempo) cambiar de oponente y se prefiere realizar un deslizamiento, es decir, mantener la situación de 1 x 1. El compañero del oponente directo del poseedor del balón sigue el desmarque de progresión de su par sin olvidarse de controlar también al poseedor del balón. A diferencia del cambio de oponente, este tipo de defensa es reactiva porque los movimientos se adaptan a los de los atacantes. Esto implica una momentánea ruptura del bloque defensivo; por eso, conviene utilizarlo en situaciones puntuales o frente a contrarios con buenas cualidades en el 1 x 1.

Principios predominantes

Adaptación del juego a las características propias y del contrario. Ataque permanente al jugador con balón.

Ocupación de zonas intermedias. Conceptos tácticos predominantes

Acción retardadora. Control y limitación. Escalonamiento.

Intención táctica del oponente directo del poseedor

Acosar. Disuadir. Desposeer. Interceptar.

Intención táctica del oponente directo del no poseedor

Disuadir. Controlar a no poseedor y poseedor. Interceptar. Representación gráfica

Situaciones de inferioridad numérica defensiva En muchos momentos del partido se pueden generar situaciones de inferioridad numérica defensiva (situaciones de asimetría en las contras), sobre todo en organización defensiva. Analizando, por ejemplo, una situación de 2 × 3, podemos comprobar cómo ésta puede ser crítica y muy difícil de defender, pero si se actúa con racionalidad en los tiempos adecuados se puede convertir en una situación de mejor gestión para los defensores. En primer lugar los defensas no tienen que permitir ser fijados por el

poseedor del balón (acción retardadora); es oportuno mantener una distancia reducida (concentración) entre ellos. Una vez replegados correctamente, tienen que analizar la situación para oscurecer a uno de los dos compañeros del poseedor mediante una carrera de aproximación al balón, con trayectoria curvilínea, para disuadir el pase (concepto del ataque a impar) y convertir una situación de 2 × 3 en una situación de 2 × 2. Esto es sólo un ejemplo de cómo un defensor puede condicionar las acciones de los atacantes si tiene una mentalidad propositiva (defensa activa) para no depender completamente de las acciones del contrario condicionando sus elecciones.

El 1 x 1 defensivo en fase de no posesión Cuando un defensor va a presionar al poseedor del balón y se encuentra frontalmente a él, debe tener claros los conceptos básicos del acoso. En primer lugar, si la línea de sus apoyos (pies) coincide con la línea perpendicular a la dirección de carrera del poseedor, le garantizarían una buena movilidad en el plano frontal, pero no en desplazamientos sobre el plano sagital.

Si la línea de los apoyos del defensor es paralela a la dirección de carrera del poseedor, le garantiza una buena movilidad en el plan sagital, pero limitada

en el plano frontal.

Es preferible que el defensor mantenga los pies más o menos abiertos y más adelantado uno que otro para tener una eficaz movilidad en todas las direcciones. Con esta postura, se obtendrá un lado de más fácil intervención (lado fuerte) y un lado de más difícil intervención (lado débil).

El lado fuerte corresponde al lado de la pierna atrasada y el lado débil al lado de la pierna adelantada. En el lado fuerte las posibilidades de intervención son mayores para un mayor rango de acción de la pierna sobre el balón respecto al adelantado, porque ser desbordado hacia el lado débil significaría perder de vista por algunos instantes el balón y perder tiempo para recuperar la posición, mientras que ser superado por el lado fuerte, comportaría una mayor predisposición al sprint sin perder de vista el balón.

Por estos motivos el defensor tiene que atraer al poseedor del balón hacia su lado fuerte; para lograrlo debe ajustar sus movimientos respecto al balón, alineando su pierna atrasada con el balón mismo o poniéndola más externamente. Para ser eficaz, es oportuno que el defensor se aproxime con la justa elección de tiempo para aumentar el cono de sombra del delantero y ajustar los tiempos de la entrada, en el caso de que quiera robarle el balón, o de la finta de la entrada, en el caso de que quiera aguantar. La distancia correcta en general corresponde a la distancia del brazo del lado débil hasta el cuerpo del poseedor.

En caso de que el defensor se encuentre lateralmente al poseedor del balón, es conveniente intervenir con la pierna más cercana. Si se encuentra más atrás y quiere quitarle el balón, es recomendable el tackle al suelo con la pierna más alejada (respetando el reglamento). Excepción: el portero contra el poseedor del balón En esta situación hay una excepción, porque el portero debe tener una mayor movilidad en el plano frontal, presentarse al 1 x 1 en el área con los pies paralelos y ampliar su figura gracias a la utilización de los brazos.

Los diferentes tipos de marcas (compañero del oponente directo) El defensor en zona debe tener claros los diferentes tipos de marcas, o sea, las diferentes maneras de controlar y contrastar al propio par. Si tomamos como hecho que quien tiene el balón será marcado por su oponente directo, ¿cómo serán controlados sus compañeros? Esto se modifica según dos variables (Mazzali, 1995): 1. La distancia entre el poseedor del balón y el compañero. 2. La zona del campo. Estas dos variables generarán cuatro maneras diferentes de marcar al oponente directo compañero del poseedor: • Anticipo largo: cuando hay mucha distancia entre los dos atacantes, el defensor se encuentra más o menos a mitad de camino de la trayectoria del pase.

• Anticipo corto: dada la mayor cercanía entre el poseedor y el

compañero, el defensor se pondrá justo delante de su oponente directo para interceptar el pase.

• Orientado de anticipo: en este caso no sólo el oponente directo está cerca del poseedor sino que también se encuentra en una zona peligrosa (segunda variable); entonces el defensor estará «orientado de anticipo», es decir, el pie más alejado del poseedor del balón se pondrá entre los dos del compañero del poseedor, y el otro (en el caso de la figura, el derecho) en dirección del poseedor del balón.

• Marca al hombre: la última posibilidad, cuando la situación lo exige, es decir, cuando el juego se desarrolla en zonas muy peligrosas o cuando se quiere controlar al contrario para no dejarle tiempo ni espacio de actuación, se utilizará la marca al hombre: el defensor se pondrá reiteradamente entre la portería y el contrario.

Una variante de la marca al hombre es la marca contraria, que es realizable en una situación particular (cuatro defensores contra dos delanteros) en la que la lectura correcta del juego permitiría recuperar la posesión del balón sin asumir muchos riesgos, a pesar de que parezca lo contrario: con balón lateral contra una línea entera de defensa de cuatro, el poseedor viene acosado por el lateral, que, oportunamente, orienta el juego hacia la banda, no permitiendo jugar hacia el interior y poniéndose lo necesariamente cerca para evitar pases aéreos (balón cubierto).

El oponente directo, «leyendo» la situación, toma la decisión de cambiar el tipo de marcaje no interponiendo su cuerpo entre el contrario y la portería y poniéndose delante del adversario, dejándole «libre» el camino hacia la portería.

El posicionamiento del defensor que no respeta los parámetros típicos de la marca al hombre (portería y contrario) lo llamamos marcaje contrario. Éste, en un primer momento, puede parecer equivocado y arriesgado, pero el defensa sabe que la única acción posible (gracias al correcto posicionamiento del oponente directo del poseedor) es un pase en la banda, que, de esta manera, sería fácilmente interceptable.

3 Los jugadores

jugador y de sus características es clave para que un modelo de juego sea efectivo y que su evolución sea controlada y no causal. Las cualidades y los potenciales individuales son indicadores de las funciones que cada jugador puede tener en el campo, pero éstos no son los únicos parámetros que debe considerar el entrenador. Un jugador que actúa de forma preferente en una determinada zona del campo cumple una serie de acciones encadenadas, debidas a las interacciones que se generan con los compañeros próximos. No basta con tener el mejor lateral derecho de la categoría si no se relaciona adecuadamente con el extremo o con el central derecho. El descenso del rendimiento de un jugador en relación con las expectativas que genera puede estar provocado por un conjunto de factores que no responden a una interpretación lineal de causa-efecto. «El jugador de fútbol es un sistema multiestructural cuyo rendimiento depende de la adecuada, precisa e inevitable interrelación entre todas y cada una de sus estructuras conformadoras» (Morcillo, 2006).1 Según Seirul·lo (2002), tenemos que considerar seis estructuras diferentes interrelacionadas entre sí (cada una influye y está influida por las otras cinco).

E

l conocimiento adecuado de cada

Estructuras según Seirul∙lo Estructura condicional Máximo desarrollo de las potencialidades genéticas de fuerza, resistencia y flexibilidad, y uso de los medios de recuperación, alimentación que ello conlleva. A veces esta estructura es considerada la causa y la panacea de todos los males y tradicionalmente se le ha dado una importancia, en algunas ocasiones, excesiva, a causa de la relativa facilidad de medición que tiene en todos sus componentes. Desde este punto de vista el objetivo principal del proceso será lograr desarrollar al máximo el potencial de rendimiento de los jugadores, tanto a escala individual como colectiva, al mismo tiempo que se deberá proteger de forma directa e indirecta la salud deportiva y general de los mismos.

Gráfico 9. Desarrollo de las cualidades físicas básicas Fuente: P. Padral, citado por J. M. Ortega (2003).

Estructura cognitiva Conocimiento del juego que permita elegir bien, hacer de modo prioritario lo que potencialmente soy capaz. Esta estructura representa la toma de decisiones adecuada (selección de respuesta) en relación con la situación del juego (identificación de la información), según las propias posibilidades (respuesta motriz) y valorando el riesgo de dicha respuesta (autofeedback). Estructura emotivo-volitiva La voluntad como requisito para hacer, para mejorar, para aprender, para estar atento, para tener autocontrol. Mi voluntad es mi motor. Sin un desarrollo óptimo de esta estructura sería prácticamente imposible poder mejorar; para mantener un alto nivel competitivo hace falta un alto nivel de motivación. A veces, algunas carencias en otras estructuras se pueden «maquillar», pero en la mayoría de los casos, uno de los motivos de abandono en el fútbol o de falta de mejora se debe a un bajo nivel de la estructura emotivo-volitiva. Estructura creativo-expresiva Desarrollar y potenciar el talento tanto en ataque como en defensa, en función de mis posibilidades reales, aunque siempre mejorables, y con la eficacia como criterio de éxito. La estructura creativo-expresiva es, quizá, la más atractiva cuando predomina en el juego. En cada jugador está presente; no obstante, en pocos se encuentra muy desarrollada, y en todos se puede mejorar. La naturaleza del fútbol requiere una gran creatividad para encontrar nuevas soluciones a las situaciones cambiantes. Como hemos dicho anteriormente, algunos jugadores las encuentran de forma innata, pero en otros hay que incrementarla proponiendo tareas de entrenamiento en las que se encuentren libres para experimentar y equivocarse.

Estructura socio-afectiva Abrirme, implicarme y entregarme al equipo como principio, desde la creencia de que el éxito de equipo es mi éxito. Aceptar y aportar críticamente, sin eludir responsabilidades. No es fácil hacer entender al jugador que ponga en segundo lugar sus exigencias personales en beneficio de las del grupo. Quien tiene una conciencia social más evolucionada es quien tiene más posibilidades de «sobrevivir» en un sistema social. El ser humano, en general, vive cotidianamente en el conflicto individualismo/altruismo, que son las dos caras de la misma moneda. En el fútbol, en particular, quien entrega el propio talento al servicio del equipo consigue una participación activa en los resultados; a su vez, los resultados positivos refuerzan la cohesión del grupo, y la cohesión del grupo satisface las exigencias individuales. Estructura coordinativa Dominio del propio cuerpo como requisito para ser efectivo en la relación con el balón. Buen equilibrio en todas las acciones con y sin balón, percepción de trayectorias y velocidades tanto de nuestro desplazamiento como en función del balón y del oponente. Es quizá la estructura más vistosa y llamativa para quien asiste a un partido de fútbol; pero, como en la estructura condicional, se ha entrenado en exceso de manera analítica, sin tener en cuenta la totalidad multiestructural del jugador. Sin duda la estructura coordinativa es la punta del iceberg, la parte más visible, lo único que se puede ver. Sin el dominio de esta estructura, eso sí, interrelacionada con las otras, no habría eficacia en la acción motriz.

Relación estructuras/principios Los principios colectivos del juego tienen una estrecha relación con las estructuras del jugador. Sabemos que en cada acción, en cada decisión en el juego, intervienen simultáneamente las seis estructuras, que están influidas por los principios específicos colectivos del juego. En función del principio, algunas estructuras tienen un papel más importante que otras.

Ejemplos de principios específicos comunes del juego colectivo • Reducción del número de errores (valoración del riesgo). Estructura predominante: cognitiva. • Ayuda mutua (ser siempre útil). Estructura predominante: socioafectiva. • Variación y alternancia de los medios tácticos individuales y colectivos. Estructura predominante: creativoexpresiva. • Sincronización espacial y temporal de las acciones. Estructura predominante: coordinativa. • Jugar con la intención del contrario. Estructuras predominantes: coordinativa y cognitiva. • La adaptación del juego a las posibilidades potenciales propias y a las características del adversario. Estructura predominante: creativoexpresiva. • Distribución equilibradora de los espacios del juego (asegurar los espacios en anchura y profundidad en todo momento del juego). Estructura predominante: condicional. Hoja de observación2 Para un seguimiento individualizado de las carencias y las virtudes de cada jugador, podemos utilizar una hoja de observación (Morcillo, 2006), que hay que rellenar periódicamente. La observación será de tipo cuantitativo (estructura condicional) y, sobre todo, cualitativo, con el fin de mejorar algunas carencias estructurales del jugador, interviniendo de manera complementaria.

La comunicación El juego del fútbol está caracterizado por la interacción entre los jugadores del mismo equipo, y la comunicación exalta esta interacción. Para Castelo (1999) el concepto de comunicación «se encuentra en el centro del problema humano, el dominio de los juegos colectivos no escapa a esta corriente teórica... y que comunicar consiste en poner en común, y por eso mismo, no es un acto individual sino una interacción» (Castelo, 1999). No hay grupo organizado sin comunicación. Como entrenadores tenemos que promover el aspecto comunicativo presente en la estructura socioafectiva de cada jugador. «Los jugadores, cuando comunican, ponen en común una interacción; sin comunicación no se pueden realizar los medios técnico-tácticos grupales y colectivos para conseguir un objetivo común» (Castelo, 1999). La comunicación se distingue entre comunicación directa y comunicación indirecta (Carralero, 2005). La comunicación directa está representada por la relación que se da por medio del balón (intención táctica: relacionarse) con el gesto del pase y la recepción, precedida por movimientos de apoyo; éstos son los actos que caracterizan la comunicación directa. Si consideramos a los adversarios,

entendemos como contracomunicación todas las acciones que obstaculizan la comunicación directa (carga, interceptaciones, marca, fuera de juego). El objetivo del entrenamiento es reforzar la comunicación directa cuando se está en posesión de balón y estorbarla (objetivo en la fase defensiva) entre los contrarios. La comunicación indirecta «prepara y favorece la anterior y, además, en ella se dan unos indicios comportamentales de tipo informativo que se sobreentienden y que sirven para preparar, favorecer y hacer eficaz la ejecución de una interacción motriz directa» (Carralero, 2005). Por tanto, la comunicación indirecta es un medio útil para reforzar la directa. Los protagonistas, descodificando algunas señales, gracias sobre todo a los órganos de la vista y del oído, pueden anticipar las intenciones de las jugadas para que sean lo más eficaces posibles. Hay tres tipos de comunicación de carácter indirecto: verbal, gestemas y praxemas. La comunicación verbal es muy efectiva desde el punto de vista didáctico. Con el entrenamiento específico y con una serie de palabras clave, se puede codificar cada intención táctica y los medios técnico-tácticos grupales y colectivos. Por ejemplo, a cada tipo de intención táctica se puede asociar una palabra clave (De Paoli, 2007): • Desmarque de posesión: «corto». • Desmarque en progresión: «largo». • Desmarque hacia fuera (en busca del concepto táctico de amplitud): «fuera». • Desmarque en apoyo por detrás de la línea del balón: «vértice». • Cuando se le quiere comunicar al poseedor del balón que no conduzca en progresión: «cerrado». • Cuando en el momento de la recepción hay un contrario en la espalda: «cuidado». • Cuando se comunica un desdoblamiento (medio técnico-táctico grupal): «espera». No obstante, la comunicación verbal tiene un límite, ya que cabe la posibilidad de que el contrario la descodifique. Las palabras clave son útiles para la compresión del modelo de juego, a pesar de que el objetivo último tendría que ser, con el tiempo, reducir al máximo la comunicación verbal para

que la vista pueda sustituir al oído. Los gestemas son otra forma de comunicación indirecta en la que los gestos, desde una mirada hasta un brazo levantado, indican lo que hay que hacer (comunicación directa) sin necesidad de ninguna palabra. Existen gestemas particulares que corresponden a un tipo de jugada que sólo el equipo que la conoce tiene la posibilidad de desarrollar, disminuyendo así la probabilidad de que el equipo contrario pueda descodificarlo; por ejemplo, levantar la mano derecha en una jugada de córner para indicar que el balón ira al segundo palo. Hay también gestemas universales fácilmente descodificables para todos, como puede ser pedir un cambio con el movimiento circular de los antebrazos. Por último, hay los praxemas, que son la forma de comunicación más compleja en el fútbol. Son acciones motrices que tienen que ser interpretadas y que ayudan a prever la jugada sucesiva. Hay que educar al jugador a interpretar los movimientos de los compañeros, sabiendo que cada acción motriz puede ser el inicio de otras acciones. Todos los compañeros tienen que interpretarlos de igual modo; por ejemplo, el poseedor del balón, cuando ve a un compañero más adelantado que se acerca con un desmarque de posesión, sabe que se puede formar una relación directa entre los dos, pero el poseedor y un tercer compañero tienen que saber que este movimiento (praxema) es iniciador de otra posible relación entre ellos dos si consiguen en el tiempo justo (timing) beneficiarse del espacio que ha dejado libre su compañero (benefactor). 1. Las definiciones de cada estructura son aportación de Morcillo, basadas en las de Seirul.lo (2002). 2. El modelo que se presenta es un ejemplo simplificado con la intención de enfatizar en la existencia de instrumentos útiles para la valoración de las diferentes estructuras.

4 El modelo de juego

Todas las actividades creadoras son el despliegue de una libertad que se somete a los deberes de su proyecto. Comprender y explicar esta estructura de la acción, que la elección de un fin implica inevitablemente la aceptación de los medios para llegar a este fin, es una exigencia educativa ineludible para librarnos de la irresponsabilidad. Si no hay una clara decisión de realizar los medios, no hay decisión en absoluto, sino tan sólo un vago deseo, un simulacro de propósito, un espejismo de decisión. MARINA, 2006 Lo más importante en un equipo es tener un determinado modelo, determinados principios, conocerlos bien, interpretarlos bien, independientemente de que se utilice este o aquel jugador. En el fondo es aquello que yo llamo organización del juego. MOURINHO, entrevista para la televisión portuguesa en 2002 clara la forma de jugar de su equipo y al mismo tiempo ser consciente de que la participación de uno u otro jugador puede modificar algunas características del modelo (contradiciendo en parte la anterior afirmación de Mourinho). Por el contrario, es posible que un equipo desarrolle su juego de manera casual sin

C

ada entrenador debe tener bien

que haya muchas relaciones con los contenidos de los entrenamientos. Hay muchos equipos que entrenan de formas muy parecidas, con contenidos y periodizaciones similares, pero acaban jugando de modo diferente. Entonces, muchas veces la forma de jugar no corresponde con la manera de entrenar; en ocasiones, los equipos no saben a lo que juegan. Lo que pretendemos decir es que para poder tener una mayor transferencia de los contenidos de los entrenamientos en la competición y que, por consiguiente, los contenidos de entrenamiento sean lo más específicos posible, hay que tener un modelo de juego como referencia: «Cada persona tiene un modelo mental del mundo y, en función de ello, crea una forma de actuar. Un modelo es siempre una aproximación o simulación de la realidad, con grados diferentes de similitud» (Castelo, 2003). Sabemos que el fútbol es complejo e imprevisible, pero sí que se puede pronosticar (no prever) si tenemos más control de las variables que intervienen en él y los medios tácticos utilizados. El modelo de juego no debe confundirse con el sistema de juego, ya que este último representa únicamente la disposición espacial de los jugadores (estructura). El modelo de juego tiene otras muchas partes que lo componen y que están relacionadas entre sí. Estos elementos que contribuyen a la construcción del modelo son: • • • • • • • •

Estructura espacial del sistema. Función, características, capacidad y potencialidad de los jugadores. Contexto en que se actúa. Objetivos, principios y medios de las subfases. Interacción entre las subfases. Estrategia operativa. Jugadas a balón parado (ofensivas y defensivas). Planificación y metodología del entrenamiento.

Un teórico modelo de juego Teniendo en cuenta las experiencias vividas en estos últimos años, vamos a demostrar cómo se dibuja un modelo de juego, conscientes de que la falta de datos de los jugadores y del club implica una descontextualización de la realidad. El entrenador es el gestor de la construcción del modelo de juego que parte de los propios jugadores: sus ideas están subordinadas al contexto

en que se encuentra, su rol es el de observar y dirigir sin imponer, para que el modelo sea abierto y pueda seguir evolucionando. Estructura y distribución inicial de los jugadores Nuestro modelo de juego prevé la distribución en el campo de: • • • • • • •

Un portero. Dos centrales. Dos laterales. Un pivote (mediocentro atrasado). Dos mediocentros adelantados (uno derecho y uno izquierdo) . Dos extremos. Un delantero centro.

La disposición en el campo de los jugadores dependerá de la subfase en que se encuentran y de la dinámica del juego. No obstante, es necesario tener como referencia una disposición inicial que sirva a los jugadores para poder orientarse y comprender con más facilidad la función de cada uno.

Estructura básica para cada subfase En ataque organizado: 1-3-4-3 Características y representación gráfica El portero como poseedor del balón implica que los dos centrales se tienen que abrir, el pivote bajar entre los centrales, los dos laterales subir a la altura de los mediocentros adelantados y los extremos cerrar unos metros hacia el eje longitudinal del campo, puesto que la anchura estaría ocupada por los laterales. El delantero centro sería la referencia en el centro del ataque.

En defensa organizado: 1-4-1-4-1 Características y representación gráfica Los dos laterales estarán en línea con los centrales, el pivote protegerá la línea defensiva y cubrirá la línea de medios, los extremos se juntarán con los medios para formar otra línea de 4 y el delantero centro será la primera línea de presión para disuadir el juego por el carril central.

En organización defensiva: bloque atrasado-bloque adelantado Características y representación gráfica En la pérdida de balón en un ataque organizado, en la mitad de campo contrario se formarán dos bloques. Por circunstancias del juego se creará un bloque adelantado, compuesto por los jugadores que estaban participando con más protagonismo en la jugada de ataque, y otro bloque atrasado, con características más fijas, ya que normalmente estará compuesto por los dos centrales, el lateral que no se ha incorporado al ataque y el pivote.

En contraataque: oleadas Características y representación gráfica Para el desarrollo de esta subfase, a nivel estructural se podrán distinguir la formación de tres oleadas diferentes de jugadores para la llegada, según la cercanía de la portería contraria. La primera oleada buscará rápidamente la espalda de la defensa, la segunda oleada, el espacio entre la defensa y los mediocentros, y la tercera mantendrá el equipo corto. La composición de estas oleadas dependerá de la posición en el campo de los jugadores en la subfase anterior.

División del campo en sectores Descripción y representación gráfica Para facilitar la comprensión, hemos dividido el campo en cuatro sectores horizontales, respectivamente, y subdivididos a la vez en otras tres partes cada uno en sentido vertical. Los sectores, tomando como punto de partida nuestra área, se llamarán: «Finalización» D (1, 2, 3) «Progresión» C (1, 2, 3) «Iniciación B» B (1, 2, 3) «Iniciación A» A (1, 2, 3)

Los comportamientos del juego colectivo según las diferentes subfases y sectores Ataque organizado: AO (predominantemente ataque posicional) Zona del campo

INICIACIÓN A Objetivo: Conseguir llegar con el balón controlado al sector de Iniciación B, ya sea en conducción o por medio de pases cortos.

Descripción y objetivos

Cuando la jugada se inicia en este sector, los jugadores (según la estructura) normalmente van a ser el portero, con los centrales a los dos lados, que ofrecen amplitud, y delante el pivote. Como alternativa en caso de pressing ultraofensivo del equipo contrario, hay que buscar el pase directo en la zona de progresión ocupada

por el delantero centro, mediante un pase vertical en el mismo carril de salida del balón o con un cambio de orientación con pase directo hacia zona C3 o C1, ocupadas por los extremos. Es importante salir rápidamente, pero sin precipitación, de esta zona, porque perder el balón resultaría muy peligroso. Los jugadores tienen que saber circular la pelota con la ayuda del portero para salir de la presión con el balón controlado.

Principios específicos del modelo

Dominio de los desmarques en posesión. Valoración del riesgo actuando en zonas críticas. Reducción del número de toques. Creación de zonas de superioridad numérica. Reconocimiento de la zona de superioridad numérica. Dominio de la orientación del cuerpo para ver al mismo tiempo las dos porterías. Sentimiento continuo de progresión. Selección de los objetivos preferenciales del modelo: 1. 2. 3. 4.

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Progresar en corto en B2. Progresar en corto en B3 y B1. Progresar en largo en C1, C2 y C3. Sentimiento de ayuda constante.

Situación de asimetría. Circulación de balón. Circulación de jugadores. Pared. Pase atrás. Representación gráfica

Zona del campo

INICIACIÓN B Objetivo: Llegar con el balón controlado a la zona de Progresión. Cuando el balón se encuentra en la zona de Iniciación B. La estructura básica es de una línea de cuatro con los dos laterales abiertos para ofrecer amplitud y los dos mediocentros en la misma línea, con el pivote que se suma por detrás de la línea. Si por circunstancias se ha sumado un central más, es importante el movimiento hacia atrás de uno de los laterales para reequilibrar el equipo. A partir del tipo de defensa del equipo contrario se priorizarán diferentes maneras de atacar: 1. Contra defensa en zona: búsqueda de superioridad numérica en la zona del balón, con movimientos a la espalda del oponente directo del poseedor. 2. Contra defensa al hombre: búsqueda de 1 x 1 y el movimiento de desmarques para evitar la visión simultánea balón/contrario

Descripción y objetivos

del propio marcador. 3. Contra defensa pressing: búsqueda de cambio de orientación directo e indirecto. En esta zona del campo en general es importante relacionarse con la línea más adelantada para superar la primera o segunda línea de fuerza del equipo contrario, posible sólo si el equipo se queda amplio para provocar la separación entre los componentes de la línea de medios. En el caso de que el equipo contrario esté muy atrasado será la original línea de defensa con los dos centrales y los dos laterales la que ocupará la zona de Iniciación B, con el consecuente adelantamiento de la línea de medios y delanteros. En el caso de que el equipo contrario esté muy adelantado, desde Iniciación A es posible buscar pase en zona ciega para llegar a la zona de Finalización.

Principios específicos del modelo

Dominio de los desmarques de posesión y progresión. Valoración del riesgo actuando en zona crítica. Creación de zona de superioridad numérica según el tipo de defensa contraria. Reconocimiento de la zona de superioridad numérica. Sentimiento continuo de progresión. Valoración del riesgo de hacer desplazamientos largos que rompan la estructura básica. Selección de los objetivos preferenciales del modelo: 1. 2. 3. 4.

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Progresar en corto en C2. Progresar en corto en C3 y C1. Mantener la posesión en corto en B1, B2, B3 y A1, A2, A3. En caso de defensa adelantada, pase largo en D1, D2 y D3.

Situación de asimetría. Circulación del balón. Circulación de jugadores. Circulación equilibradora. Pared. Permuta de puestos. Pase atrás. Juego en la zona ciega. Representación gráfica

Zona del campo

PROGRESIÓN Objetivo: Asegurar la posesión sin precipitarse en efectuar el pase hacia la zona de Finalización. Para poder mantener la posesión, los jugadores ofrecerán siempre amplitud, quedándose muy cerca de la línea de banda. Normalmente, la amplitud tendría que darla el lateral hacia donde está orientado el juego y un extremo en el lado contrario. La incorporación del lateral en la zona del extremo de la misma banda se obtiene gracias al movimiento de este último hacia el carril central para crear superioridad numérica en el medio o en la banda.

Descripción y objetivos

Los jugadores con balón en zona de progresión serían: en amplitud, un lateral, y un extremo en el lado contrario; más centralmente, el delantero centro y un extremo a la altura de la línea defensiva; los dos mediocentros, con doble trabajo de

apoyo y de penetración, y el pivote siempre en apoyo por detrás de la línea de la pelota, preparado para jugadas en corto o para cambiar de orientación. El resto del equipo, los dos centrales y un lateral, estarán en circulación equilibradora. Es importante, en esta zona del campo, conservar la estructura básica sin abusar de desmarques largos y mantenerse en línea con el balón cuando no hay posibilidad de pase inmediato, para estar preparado ante una eventual pérdida de balón. Si no hay una clara posibilidad de progresión, el juego volverá a empezar en Iniciación B o Iniciación A.

Principios específicos del modelo

Movilidad constante para buscar zona de luz o para creársela al compañero. Dominio de desmarque de posesión, progresión y finalización (en D2 por parte de extremos, delantero centro y mediocentros). Determinación para ganar situaciones de 1 x 1. Creación de zonas de superioridad numérica. Reconocimiento de las zonas de superioridad numérica. Valoración del riesgo de hacer desplazamientos largos que rompen la estructura básica. Dominio del tiempo de desmarque (timing) en zona ciega a la espalda de la línea defensiva. Selección de los objetivos preferenciales del modelo:

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

1. Progresar en corto o en largo en D2. 2. Progresar en corto o en largo en D3 y D1. 3. Mantener la posesión en Iniciación B o Iniciación A. Situaciones de asimetría. Circulación del balón. Circulación equilibradora. Circulación de jugadores. Pared. Permuta del puesto. Pase atrás. Juego en zona ciega. Desdoblamiento. Representación gráfica

MCD y EXD se quedan en línea y abiertos, no hay desmarque profundo hasta que MCI no se oriente hacia su zona.

Zona del campo

FINALIZACIÓN Objetivo: Crear una situación de finalización con un tiro directo (por ejemplo, un buen tirador que se encuentre en zona D2) o con concatenación de movimientos. Es prioridad facilitar los desmarques de penetración en diagonal (para aumentar el ángulo del pase, véase la página 60 y ss.) en el carril central sin caer en el fuera de juego; como alternativa, abrir el juego hacia zonas D1 y D3 de primera intención para eventuales desmarques de finalización en el área de penalti. Normalmente, las zonas D1, D2 y D3 tendrían que ser ocupadas

Descripción y objetivos

por cinco jugadores, que corresponden al bloque adelantado, para acumular por lo menos tres jugadores en el área de penalti en caso de centro y de rechace del portero. Es importante predeterminar la modalidad del centro según el lugar desde donde se centra para reducir los tiempos de ejecución; los espacios de finalización también serán predeterminados, pero no quién irá a atacarlos. El bloque atrasado, cuando el balón ya se encuentra en zona de finalización, tendrá que ocupar la zona de progresión modificando la circulación equilibradora (más zonal) en vigilancia individual a los contrarios que quedan por arriba, con un jugador libre a «cazar» el balón que cae en la zona de «nadie».

Principios específicos del modelo

Movilidad constante para buscar zona de luz o para generarlas a favor de otro compañero. Determinación en la finalización cuando se tenga ventaja de tiempo y espacio. Dominio de desmarques de progresión y finalización. Determinación para ganar situaciones de 1 x 1. Creación de zonas de superioridad numérica. Reconocimiento de zonas de superioridad numérica. Dominio del tiempo de desmarque (timing) en eventual zona ciega y en el área de penalti. Selección de los objetivos preferenciales del modelo: 1. 2. 3. 4.

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Finalizar. Crear situaciones de finalización en D2. Crear situaciones de finalización desde D1 y D3. Relacionarse con el hombre libre (el cazador) del bloque atrasado para que cambie rápidamente la orientación del juego o para que finalice desde lejos (normalmente es el pivote).

Situaciones de asimetría. Circulación de jugadores. Circulación de balón. Circulación equilibradora (que se convierte en vigilancia individual). Pared. Permuta del puesto. Juego en zona ciega. «Engaño». Cruce. Desdoblamiento. Representación gráfica

Organización defensiva: OD (predominantemente repliegue ultraofensivo y ofensivo) Zona del campo

PÉRDIDA DE BALÓN EN INICIACIÓN A Objetivo: Evitar ser desbordado, orientando al poseedor hacia zonas laterales para dar tiempo a los compañeros de replegarse y proteger la portería.

Descripción y objetivos

Perder el balón en esta zona del campo resulta muy crítico por la cercanía del poseedor a nuestra portería. Los compañeros del oponente directo del poseedor no tienen que ser superados por los delanteros, interponiéndose entre contrario y portería (marcaje al hombre), y los laterales y los mediocentros tienen que bajar rápidamente para ocupar zonas ventajosas para

el contrario, interviniendo hacia posibles rechaces.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Cambio rápido de rol ataque/defensa. Priorizar la protección de la portería. Dominio de 1 x 1 defensivo para no ser desbordado y ganar tiempo. Dominio de las variables del marcaje. Dominio de trayectorias del repliegue para proteger la portería. Dominio de trayectorias de disuasión en situaciones de inferioridad numérica. Capacidad de prevenir e intervenir en acciones de rechace por parte de los jugadores más adelantados (extremos, mediocentros y delantero). Repliegue. Basculación. Cobertura. Deslizamiento. Doblaje. Defensa pared. Representación gráfica

Zona del campo

PÉRDIDA DE BALÓN EN INICIACIÓN B Objetivo del jugador más cercano: Evitar ser desbordado por el poseedor, orientándolo hacia zonas menos peligrosas.

Descripción y objetivos

Objetivo del resto de jugadores: Defender la portería, evitar relaciones en B2 y A2, dejando que el juego se oriente hacia las bandas para permitir una reorganización del bloque defensivo. El balón perdido en esta zona implica, al igual que en la zona anterior, un rápido repliegue para sumar el mayor número de jugadores posibles por detrás de la línea del balón. Cambio rápido de rol ataque/defensa. Priorizar la protección de la portería. Dominio del 1 x 1 defensivo para no ser desbordado y ganar tiempo.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Dominio de las variables del marcaje. Dominio de las trayectorias de repliegue para proteger la portería. Dominio de trayectorias de disuasión en situación de inferioridad numérica. Capacidad de prevenir e intervenir en acciones de rechace por parte de los jugadores más adelantados (extremos y delantero centro). Dominio del espacio para ocupar posiciones con el objetivo de disuadir pases en el carril central y controlar al oponente directo. Repliegue. Basculación. Cobertura. Deslizamiento. Doblaje. Defensa pared. Cambio de oponente. Representación gráfica

Zona del campo

PÉRDIDA DE BALÓN EN ZONA DE PROGRESIÓN Objetivo: Intentar recuperar la posesión en el lugar más cercano posible a donde se ha producido la pérdida.

Descripción y objetivos

Por eso, es imprescindible el cambio de rol inmediato ataque/defensa, sobre todo por parte de quien se encuentra próximo al balón. El oponente directo del poseedor del balón no tiene que ser desbordado, manteniendo una distancia reducida para provocar la precipitación; los compañeros más cercanos del oponente directo cierran líneas de pase, con particular atención para que no haya circulación de balón en zonas desprotegidas. Los jugadores atrasados tienen que valorar cuándo achicar espacio delante (fuera de juego) y cuándo bajar, en caso de fracaso del pressing, para proteger la portería. Los jugadores en presión deben entender que no hace falta recuperar la posesión del balón con un contraste directo visto, puesto que, si está bien hecho, el pressing provoca con frecuencia errores técnicotácticos por parte del equipo que ataca, permitiendo la interceptación.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Cambio rápido de rol ataque/defensa. Priorizar la recuperación del balón de forma colectiva. Dominio de las trayectorias de acoso al poseedor y a los compañeros para evitar circulación del balón. Dominio del 1 x 1 defensivo para no ser desbordado. Dominio de las variables del marcaje. Por parte de los jugadores más alejados del balón, capacidad de prever el éxito y/o el fracaso del pressing para valorar cuándo achicar o replegar. En caso de superación del pressing, aplicar todos los principios de las zonas de Iniciación. Valoración de la profundidad defensiva. Pressing. 2 x 1 defensivo. Cobertura. Fuera de juego. Basculación. Cambio de ponente y ataque a impar. Representación gráfica

Zona del campo

PÉRDIDA DE BALÓN EN ZONA DE FINALIZACIÓN Objetivo: Evitar la recepción de un rechace intentando el anticipo o, por lo menos, retrasar los tiempos de la contra o detener el juego. Perder el balón en esta zona puede resultar muy peligroso, a pesar de la lejanía de nuestra portería.

Descripción y objetivos

El equipo se encuentra muy desequilibrado hacia delante y ante cualquier rechace se puede producir un contraataque de alto riesgo; por eso, los jugadores en circulación equilibradora abandonarán la disposición en línea para vigilar al propio oponente directo. Los jugadores del bloque adelantado harán pressing en la zona de pérdida (como en la zona de Progresión) si el equipo contrario quiere jugar en corto; mientras que si juegan en largo o fracasa el pressing, harán un rápido repliegue intenso hacia el carril central.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Cambio rápido de rol ataque/defensa. Intención permanente para que los contrarios más adelantados no se relacionen con los más atrasados. Dominio de las variables del marcaje. Interpretar cuándo es oportuno detener el juego para evitar una contra en caso de balón controlado por parte del equipo contrario. Todos los principios de la zona de Progresión e Iniciación.

Todos los medios utilizados en zona de Progresión e, individualmente, vigilancia del bloque atrasado.

Representación gráfica

Defensa organizada: DO (predominantemente con presión en

zona ofensiva) Zona del campo

BALÓN EN ZONA D Objetivo: Cerrar los espacios entre los jugadores de la misma línea y entre líneas para evitar relaciones favorables en B2 y C2 (carril central). Cuando el balón se encuentra en zona D, que corresponde a Iniciación A para los contrarios, el equipo estará dispuesto con un 4-1-4-1, con un jugador más adelantado (el delantero centro), que tiene que orientar el juego con trayectorias de acoso disuasorias. Todo el equipo en defensa organizada estará entre las zonas C y B, manteniendo distancias relativamente reducidas entre líneas (15/20 m).

Descripción y objetivos

El equipo dejará jugar libremente el balón en esta zona (D), con la intención de orientar la construcción del juego hacia donde desea mediante conductas disuasorias. Se intentará robar la pelota en el sector D (o sea, en zona ultraofensiva) sólo ante graves errores técnicotácticos de quien inicia el juego. Si el delantero centro intuye que hay posibilidad de llevar la presión al poseedor, todo el equipo tiene que adelantarse para acompañarlo. El delantero centro es el jugador más activo cuando el balón se encuentra en zona D, evitando ser desbordado y actuando a sabiendas de que está en una gran inferioridad numérica. Es posible que el rival utilice el ataque directo para buscar la espalda de los defensores, por eso los jugadores de la línea defensiva y el portero tienen que estar preparados ante este tipo de solución ofensiva.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Sentimiento de unidad del bloque defensivo. Conducta disuasoria hacia el carril central y hacia zonas en las que el equipo contrario suele salir con balón controlado. Capacidad de orientación en función del balón y del compañero para ocupar zonas intermedias útiles para la interceptación. Sentimiento de colaboración priorizando la formación de un bloque compacto, más que la iniciativa individual que rompa la unidad del bloque. Cobertura. Basculación. Cambio de oponentes y ataque a impar. Doblaje. Representación gráfica

Zona del campo

BALÓN EN ZONA C Objetivo: Orientar el juego hacia zonas favorables para la realización del pressing.

Descripción y objetivos

En nuestro modelo de juego consideramos esta zona (zona ofensiva) como la zona de «defensa activa», o sea, tras una primera parte de «calma aparente» en zona D, tenemos que provocar que el juego se dirija hacia zonas favorables para el pressing, es decir, en C1 y en C3. Antes de hablar de estas dos zonas tenemos que recordar que si el balón llega a C2, hay que ejercer presión para evitar que quien reciba pueda darse la vuelta con facilidad (si recibe de espaldas a la portería) o relacionarse hacia el interior de C2; todo esto con la colaboración del delantero centro, de los mediocentros y el pivote. La intención es interceptar balones centrales o disuadir el juego por el centro. El efecto más probable de esta conducta es que el balón llegue

controlado hasta zona C1 y C3 por parte de los laterales; nuestro extremo se encontrará en inferioridad numérica, por eso hay que bascular rápidamente con trayectorias de acoso que no permitan la circulación del balón para acumular jugadores y empezar el pressing. La línea defensiva se quedará alta para reducir las distancias del bloque defensivo. El extremo opuesto al balón tiene que ocupar una posición útil para ser protagonista de una eventual contra.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Sentimiento de unidad del bloque defensivo. Conducta disuasoria hacia el carril central y hacia zonas en las que el equipo contrario suele salir con el balón controlado. Conductas de colaboración de defensa activa (pressing, cambio de oponente) para recuperar el balón. Desarrollo de la comunicación verbal y no verbal para actuar como bloque. Dominio de las variables del acoso. Ataque permanente al poseedor del balón y a los compañeros cercanos. Solidaridad para generar superioridad numérica en la zona del balón. Capacidad de orientarse en base al balón, al compañero y al contrario para ocupar zonas intermedias útiles para la interceptación. Dominio del 1 x 1 defensivo. Dominio del 2 x 1 defensivo. Valoración de la profundidad defensiva. Dominio de las variables del marcaje. Cobertura. Basculación. Cambio de oponente y ataque a impar. Doblaje. Pressing. Fuera de juego. Defensa pared. 2 x 1 defensivo. Representación gráfica

Zona del campo

BALÓN EN ZONA B Objetivo: Evitar ser desbordado por el poseedor o por su compañero, para impedir que se generen situaciones de inferioridad numérica.

Descripción y objetivos

Cuando el balón se encuentra en B, los marcajes a los oponentes directos tienen que ser más cerrados, ya que los contrarios se acercan a nuestra portería. En B1 y B3 se sigue el pressing que se ha comenzado en C1 y C3, con más atención por parte de la línea defensiva para no ser superada. En general, en la zona B, todo el equipo tiene que replegar hacia la zona del balón, menos el delantero centro, que se queda entre C2 y B2, y el extremo contrario del lado del balón, que se queda en banda entre C y B, los dos preparados para un eventual contraataque.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Sentimiento de unidad del bloque defensivo. Ataque permanente al poseedor del balón. Sentimiento de ayuda permanente. Saber que ser desbordado implica peligro para el equipo. Voluntad constante para mantener superioridad numérica en la zona del balón. Dominio del 1 x 1 defensivo. Dominio del 2 x 1 defensivo. Dominio de las variables del marcaje. Saber alternar medios de defensa activa (cambio de oponente, fuera de juego) con medios de defensa pasiva (deslizamiento, etc.) según la peligrosidad del ataque. Cobertura. Basculación. Cambio de oponente. Doblaje. Pressing. Fuera de juego. Defensa pared. Deslizamiento. 2 x 1 defensivo. Representación gráfica

Zona del campo

BALÓN EN ZONA A Objetivo: Evitar las situaciones de finalización del equipo contrario. Cuando el balón llega controlado a esta zona, la prioridad es evitar finalizaciones; para ello es conveniente la coordinación y la comunicación de los jugadores de la línea más atrasada para que actúen como un único bloque.

Descripción y objetivos

Un componente de la línea defensiva, con balón en zona A2 (la situación más peligrosa), tiene que cerrar siempre el espacio del tiro al poseedor (presión), mientras los otros jugadores cierran las trayectorias de tiro que quedan libres (coberturas), poniéndose en la misma línea entre ellos, pero por detrás del oponente directo del poseedor, y tomando como referencia la propia portería. Los compañeros de las líneas adelantadas seguirán los desmarques de penetración de sus pares para evitar posibles

relaciones con el poseedor del balón e impedir captaciones de rechaces. Con balón en A1 y A3, es preferible que el poseedor sea marcado por un extremo o un mediocentro, evitando la salida del lateral. Si sale el lateral, el pivote hará la función del central para acumular defensores en el área de penalti, el delantero centro y el extremo contrario de donde se encuentra el balón se quedarán en posiciones útiles para un eventual contraataque.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Sentimiento de unidad del bloque defensivo. Ataque permanente al poseedor del balón. Saber que ser desbordado implica peligro para el equipo. Voluntad constante para mantener la superioridad numérica en la zona del balón. Dominio del 1 x 1 defensivo. Dominio del 2 x 1 defensivo. Dominio de las variables del marcaje. Priorizar los medios de defensa pasiva. Tomar conciencia de la posición del propio cuerpo respecto a la propia portería (orientación). Basculación. Cobertura. Cambio de oponente. Deslizamiento. Doblaje. Defensa pared. 2 x 1 defensivo. Representación gráfica

Contraataque: CO Zona del campo

RECUPERACIÓN DEL BALÓN EN INICIACIÓN A Objetivo: Atacar los espacios libres a la espalda del equipo contrario. La recuperación del balón en esta zona puede significar que el equipo contrario esté muy desequilibrado hacia delante, por eso hay que aprovechar rápidamente esta situación, atacando los espacios libres a la espalda y por delante de la línea defensiva contraria. Las tres referencias más útiles son: 1. Un mediocentro que rápidamente se desmarca en progresión en zona de Iniciación B.

Descripción y

objetivos El delantero centro que, según el modelo, se queda entre B2 y 2. C2. 3. El extremo que, según el modelo, se ha quedado en la banda contraria de donde se encuentra el balón en Iniciación B. La posibilidad de contar con un desmarque en corto en Iniciación B es útil para la construcción del contraataque. Es importante, también, que el delantero centro y el extremo sepan encontrar el espacio y el tiempo para formar la primera oleada, con la incorporación de otros elementos desde atrás. En general, la primera oleada tiene la doble función de finalizar directamente la jugada o crear espacios para compañeros que llegan desde atrás (segunda oleada). Si no hay posibilidad de finalizar hay que ralentizar el juego para asegurarse la posesión por medio de los jugadores más atrasados (tercera oleada).

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Concienciación colectiva para progresar en tiempos reducidos. Búsqueda, creación y ataque de espacios libres. Valoración del mantenimiento de la posesión como prioridad sin asumir excesivo riesgo (pase al hombre libre) hasta llegar a zona de finalización. Dominio de las situaciones de asimetría. Voluntad para mantener el equipo como un bloque (segunda y tercera oleadas). Conocimiento de las regularidades en la organización defensiva del equipo contrario. Situación de asimetría. Circulación de jugadores. Circulación de balón. Pared. Desdoblamiento. Circulación equilibradora. Juego en zona ciega. Pase hacia atrás. Representación gráfica

Zona del campo

RECUPERACIÓN DE BALÓN EN INICIACIÓN B, PROGRESIÓN Y FINALIZACIÓN Hemos agrupado en el mismo cuadro la descripción del contraataque desde tres zonas diferentes porque, por un lado, hay demasiadas variables que considerar, y por otro lado, porque las conductas son similares.

Descripción y objetivos

1. Siempre hay que aprovechar el desequilibrio defensivo del equipo contrario atacando la profundidad por parte de los jugadores más cercanos a la portería contraria, que normalmente son el delantero centro y el extremo más alejado del balón. Hay que asegurar la posesión con la conducción hacia el 2. espacio libre y/o con el pase al jugador libre de marca. 3. El primer objetivo de la posesión es llevar el balón controlado a la zona central de Progresión y Finalización (C2 y D2) para tener más opciones de juego.

4. Si el poseedor del balón es un jugador de la primera oleada, los demás componentes de la misma oleada tienen que quedarse en línea con el balón hasta encontrar el momento oportuno para el desmarque de posesión y/o finalización (página 59). 5. Las zonas con más probabilidad de progresión son las más alejadas en sentido horizontal del punto en el que se ha recuperado el balón, por eso los jugadores tienen que saber circular rápidamente el balón. 6. Para que la contra sea eficaz o, por lo menos, para mantener la posesión, es importante reducir las distancias entre las oleadas y no hay que permitir que el equipo quede demasiado extendido.

Principios específicos del modelo

Medios técnicotácticos colectivos y grupales

Concienciación colectiva para progresar en tiempos reducidos. Búsqueda, creación y ataque de espacios libres. Valoración del mantenimiento de la posesión como prioridad y, en la medida de lo posible, sin asumir excesivo riesgo (pase al hombre libre), hasta llegar a zona de Finalización. Dominio de las situaciones de asimetría. Voluntad para mantener el equipo como un bloque (segunda y tercera oleada). Conocimiento de las regularidades en organización defensiva del equipo contrario. Situación de asimetría. Circulación de jugadores. Circulación del balón. Pared. Desdoblamiento. Circulación equilibradora. Juego en zona ciega. Pase atrás. Engaño. Representación gráfica

Funciones de los jugadores en cada subfase La funció n1de cada elemento (jugador) contribuye al funcionamiento del modelo. Puesto

PORTERO En esta fase, el portero tiene como objetivo la construcción de acciones ofensivas. La consecución de esta meta significa conservar la posesión del balón, relacionándose de manera eficaz con sus compañeros. En muchos casos, el portero, visto su posicionamiento crítico, prefiere alejar el balón de su zona lo más rápido y lo más lejos

Ataque organizado

posible; pero un pase largo efectuado deprisa es probable que sea poco preciso; por ello, hay que encaminar al portero hacia el principio de la conservación de la posesión, en el que las relaciones seguras, según la estructura del ataque organizado de nuestro equipo, son secuencialmente:

Poseedor del balón

• • • •

Pase corto a los centrales. Pase corto al pivote. Pase a los laterales. Pase a los medios adelantados.

Como última opción se puede elegir el juego directo a los delanteros, teniendo en cuenta, también, la estrategia operativa adoptada en el partido, el minuto de juego y el resultado.

Compañero del poseedor

Poseedor del balón

Contraataque

El portero, como compañero del poseedor del balón, (balón en zona A) tiene que ofrecer ayuda permanente como vértice atrasado de un rombo formado con los centrales y el pivote (vértice adelantado) para permitir la circulación del balón. Con el balón en zona B y C, tiene que organizar el bloque más atrasado para prevenir eventuales cambios de fase. Con el balón en zona C, tiene que abandonar la zona cercana a su portería para acortar la distancia con el bloque atrasado. El portero, frecuentemente tras un lanzamiento bloqueado, un centro interceptado o un pase del compañero que no sea con el pie, se encuentra en situación de comenzar un contraataque de su propio equipo, con la ventaja de poder pasar el balón con las manos (con precisión) en zona A o en zona B, y también de forma directa con el pie, ejecutando un pase largo para llegar rápidamente a zona C. Es prioritario que el cambio de rol sea muy rápido y que en un tiempo reducido sepa valorar el riesgo de su pase. También es muy importante que sepa reconocer los espacios donde hay mayores posibilidades de progresión: «Si no veo posibilidades claras de contraataque, mantengo la posesión del balón (en el espacio de tiempo que el reglamento permite), para empezar un nuevo ataque

organizado».

Compañero del poseedor

El portero, cuando desempeña este rol, si está cerca del nuevo poseedor, puede ofrecerle apoyo para convertirse en director del contraataque con un pase medio o largo, evitando claramente conducir demasiado. Al mismo tiempo, puede ofrecer cobertura preventiva, si la situación lo permite, en caso de pérdida de balón. Si el portero está lejos del poseedor, ofrecerá apoyo a la tercera oleada.

Defensa organizada

Oponente directo del poseedor del balón

Oponente no directo del poseedor del balón

Cuando el portero tiene el rol de oponente directo del poseedor del balón significa que se encuentra en una situación crítica (1 x 1). Su objetivo es evitar la finalización con éxito. El dominio del 1 x 1 es el arma decisiva para el resultado; en este caso, el portero tendrá tres opciones: • Jugar con las intenciones del contrario para intentar anticiparlo. • Desviar la finalización o disuadirla para procurar la ayuda de los compañeros. • Intentar desposeer del balón al contrario con el riesgo de provocar penalti. En esta subfase, el portero tiene que priorizar el principio de protección de la portería. A pesar de que no sea el oponente directo del poseedor del balón, se pueden producir lanzamientos y centros peligrosos. La atención tiene que estar centrada en primer lugar en el balón («cuanto más cerca de la portería, más atento al balón») y después vigilar a otros posibles receptores. Asimismo, cuando sea posible, podrá hacer la cobertura al oponente directo del poseedor del balón. En definitiva, en función de la situación (cercanía del balón con la portería, número de contrarios, número de compañeros) valorar cuándo quedarse entre los palos para proteger la portería y cuándo salir para cubrir a los compañeros o interceptar centros al área. En esta subfase, y cubriendo el rol de oponente directo, el portero se encuentra, muy

Organización defensiva

Oponente directo del poseedor del balón

Oponente no directo del poseedor del balón

Puesto

probablemente, fuera de posición en relación con el principio de protección de la portería. El cambio de rol tiene que ser inmediato para elegir si se adelanta y correr hacia el poseedor del balón con objetivo de acosar, disuadir o desposeer, o baja para dar tiempo y favorecer la ayuda de los compañeros. El portero tiene que recuperar la posición ideal para proteger la portería y, sin solución de continuidad, cubrir al compañero oponente directo del poseedor, vigilando también a los otros posibles receptores del balón. CENTRAL

Poseedor del balón

El modelo de juego prevé la utilización de dos jugadores que ocupen esta función. En ataque organizado, el central, junto con el portero, el otro central y el pivote, tiene que ser capaz de comenzar la jugada de ataque aprovechando la eventual superioridad numérica que se suele dar en la zona que le compete. La relación prioritaria para el modelo es con los mediocentros adelantados para una rápida progresión; si esto no es posible hay que generar dos opciones: mantener la posesión con el pivote o cualquiera de los laterales o el portero, y realizar una acción de juego directo para el extremo contrario o el delantero centro.

Compañero del poseedor

En la cercanía del compañero, en la mayoría de los casos tiene que ofrecer un apoyo atrasado para garantizar el mantenimiento de la posesión; en otros casos, si se presentan espacios libres hacia delante, puede proponerse para recibir y progresar. Si se encuentra lejos del centro del juego, tiene que cubrir una posición que le permita intervenir en caso de cambio de fase, vigilando a los contrarios más avanzados.

Ataque organizado

Poseedor del balón

Si en esta fase el central es poseedor del balón, en la mayoría de los casos significa que ha interceptado un pase o un tiro del contrario, por lo tanto, tiene que valorar si puede ser el director de una fase de contraataque, conduciendo hasta espacios libres formando lo que denominamos la primera oleada, o

asegurar la posesión relacionándose con quien pueda convertirse en director de la contra, o también buscar rápidamente con juego directo a los jugadores más cercanos a la portería contraria.

Contraataque

Compañero del poseedor

Si el central se encuentra en la proximidad de quien ha recuperado la posesión del balón, tiene la opción de hacer un desmarque de apoyo al compañero para convertirse en director de la contra, o en otro caso, valorando el riesgo de abandonar su puesto específico, puede participar en la primera o segunda oleadas, aunque frecuentemente el central formará parte de la tercera oleada para un eventual cambio de subfase en ataque organizado u organización defensiva.

Oponente directo del poseedor del balón

La intención táctica varía según la zona de actuación. Normalmente, en zona A2 se trata de evitar que el contrario poseedor del balón finalice. Tiene que saber valorar el momento de la entrada para no incurrir en una infracción, especialmente dentro del área de penalti, y saber utilizar el propio cuerpo para obstruir trayectorias de envío. En caso de que el rival reciba de espaldas a la portería, tiene que evitar que se dé la vuelta; si no lo consigue, debe disuadir el juego que se produzca con dirección a la portería, orientándolo hacia la banda. En otras zonas, valorar el riesgo de entrar esperando ayuda de los compañeros.

Oponente no directo del poseedor del balón

Si el balón se encuentra en zonas poco peligrosas, ofrecer cobertura constante más o menos cercana al oponente directo y vigilando a los contrarios que actúan en su zona, «cubro más que marco». Cuanto más se acerca el balón a la portería, más se debe marcar a los contrarios que actúan en su zona, «marco más que cubro», sin perder de vista el balón, para encontrarse preparado en caso de relación entre poseedor del balón y el propio oponente, o para intervenir en caso de que el compañero sea desbordado.

Defensa organizada

Oponente

El central se suele encontrar en una situación en la que ser desbordado en esta fase significa una clara ocasión de gol. Más que en otras

directo del poseedor del balón

Organización defensiva Oponente no directo del poseedor del balón

Puesto

ocasiones, tiene que replegar hacia el eje longitudinal del campo con la intención de disuadir el juego en zona A2 y tomar unos segundos preciosos para permitir un repliegue colectivo y aumentar el número de defensores. Es muy importante que la atención del central esté orientada hacia la posibilidad de intervención o no. En esta situación, el central marca al jugador más cercano y al receptor más probable. El otro central tiene la función de libre, haciendo cobertura constante. Quien marca tiene que valorar el riesgo de una eventual anticipación, interceptación o despeje para evitar que su oponente directo se convierta en poseedor del balón. LATERALES

Poseedor del balón

El lateral que posee el balón tiene como primer objetivo la relación en corto con progresión hacia el mediocentro adelantado más cercano; o, como segunda opción, con el mediocentro adelantado más alejado. También puede relacionarse con el extremo de su banda que se desmarque para recibir en corto, o con el extremo contrario con un cambio de orientación. Si la progresión no es posible tiene que mantener la posesión relacionándose con el pivote o con el central de su lado. Finalmente, si el lateral tiene espacio para conducir, tiene que sumarse al bloque adelantado.

Compañero del poseedor

Si el balón se encuentra en zona A2, los laterales tienen que ocupar los espacios de banda para dar más opciones de pase en progresión y amplitud. Cuando el juego se orienta en banda, el lateral contrario tiene que desplazarse hacia el carril central con una doble función: para vigilar a los contrarios más adelantados y para volver a atacar los espacios laterales en el caso de que el juego se oriente hacia su zona de competencia.

Ataque organizado

Si el lateral tiene espacio para atacar, se puede convertir en el director de la fase de la contra en la primera oleada; su prioridad tiene que

Poseedor del balón Contraataque

ser la de ocupar, si los contrarios se lo permiten, el carril central, coordinando su movimiento con los movimientos en progresión y en amplitud de sus compañeros, para tener más opciones de pase y finalización. Si no tiene espacio, debe asegurar la posesión del balón con pases seguros.

Compañero del poseedor

Si el lateral tiene opción de formar parte de la primera oleada, ocupa espacios libres por delante del poseedor en zonas laterales; si no existe esta posibilidad, se incorporará en la segunda oleada o en la tercera.

Oponente directo del poseedor del balón

El lateral que se encuentra en situación de 1 x 1 con el poseedor del balón tiene que valorar si probar la entrada para desposeer o aguantar para esperar ayuda de los compañeros más cercanos. En general, sería oportuno orientar el juego hacia las bandas, pero siempre consciente de las características del rival; por ejemplo, si juega a pierna cambiada o no o si es más peligroso centrando o conduciendo hacia el interior.

Oponente no directo del poseedor del balón

Como compañero del oponente directo, tiene que ofrecer coberturas con balón en carril central vigilando a su par; mientras que, con balón en su propio carril, tiene la opción de generar situaciones de 2 x 1 con su compañero para recuperar el balón. Si el balón se encuentra en el carril contrario, tiene que bascular para ocupar el carril central, pero vigilando la zona dejada libre.

Oponente directo del poseedor del balón

Si la pérdida del balón se produce en zona C o zona D, intentará recuperar la posesión rápidamente o, por lo menos, evitar la relación fácil entre compañeros cercanos. Si la oposición es en zona A o B, tiene que orientar el juego del adversario hacia la banda y valorar la posibilidad de entrar o aguantar para favorecer el repliegue de los compañeros.

Defensa organizada

Organización defensiva Oponente no directo del poseedor del balón

Si el balón ha sido perdido en las zonas C o D y el lateral se encuentra en las cercanías del balón, intentará la recuperación mediante la obstrucción de líneas de pase. Si se encuentra en el lado contrario, actuará como bloque atrasado, priorizando la protección de la

portería y orientando la progresión en zonas laterales.

Puesto

PIVOTE

Poseedor del balón

Su posición en ataque organizado cuando el balón está en zona A2 es muy crítica; esto significa que no debe asumir ningún riesgo porque en caso de pérdida provocaría un gran desequilibrio defensivo. Sus pases tienen que ser orientados hacia la banda en la mayoría de los casos (laterales y extremos): de un lado, para favorecer la circulación del balón, y del otro, porque en caso de interceptación se posibilita una reorganización más eficaz. Los mediocentros, para recibir del pivote, tienen que estar libres de marca. El pase directo para el delantero centro también puede ser una opción. Si el balón se encuentra en la zona B2 significa que uno de los laterales formará el bloque atrasado y dará al pivote más posibilidades para jugadas interiores con los medios adelantados, o seguirá la circulación cambiando la orientación del juego.

Compañero del poseedor

En la mayoría de los casos el pivote tiene que ofrecer un apoyo seguro por detrás de la línea del balón para el mantenimiento de la posesión y para intervenir en caso de pérdida. Sólo en ocasiones puntuales, cuando la situación se lo permite, puede desmarcarse en progresión hacia la zona C2. Si se encuentra lejos del centro del juego, tiene que cubrir una posición que le permita intervenir en caso de cambio de fase.

Poseedor del balón

Si tiene espacio para progresar, será el director de la subfase de contra, conduciendo el balón por el carril central, y participará en la primera oleada. Si no tiene posibilidad de progresar, garantizará la posesión con un pase seguro o un cambio de orientación.

Compañero del poseedor

En la mayoría de los casos, por las circunstancias, será un elemento de la segunda oleada para poder finalizar de segunda línea, o de tercera oleada para asegurar el mantenimiento de la posesión.

Ataque organizado

Contraataque

Oponente directo del poseedor del balón

Tiene que evitar que su oponente se relacione con sus compañeros más adelantados en el carril central e impedir la posibilidad de finalización; en definitiva, tiene que evitar que se progrese por el carril central.

Oponente no directo del poseedor del balón

Como oponente no directo, tiene que ofrecer cobertura continua a los compañeros más adelantados, obstruir líneas de pase interiores, evitar relaciones cómodas en el carril central y vigilar al contrario que se desmarca por zonas anteriores a la línea defensiva. En caso de centro al área, seguir al propio par u ocupar el espacio entre los dos centrales en el corazón del área de penalti.

Oponente directo del poseedor del balón

En esta subfase el pivote puede convertirse en jugador clave para evitar contraataques peligrosos. Como oponente directo del poseedor del balón, no debe ser desbordado, dominando trayectorias de aproximación que orienten al poseedor del balón hacia zonas poco peligrosas, y favorecer el repliegue de los compañeros.

Oponente no directo del poseedor del balón

En la mayoría de los casos, el pivote será parte del bloque atrasado y ocupará una posición en la que tendrá que elegir si intenta evitar que su par entre en contacto con la pelota a través de una anticipación o se repliega para proteger el carril central. En cualquier caso, siempre obstruirá, con coberturas adecuadas, las relaciones por el eje longitudinal del campo.

Defensa organizada

Organización defensiva

Puesto

MEDIOCENTRO ADELANTADO

Poseedor del balón

El mediocentro adelantado tiene que relacionarse con la línea más avanzada, dando pases que provoquen situaciones de finalización claras o buscando relaciones con los jugadores en amplitud. Para abrir el frente de ataque en caso de líneas de pase obstruidas, puede intentar el regate para seguir progresando y volver a buscar nuevas relaciones o, directamente, la finalización. Si, por circunstancias adversas, no considera oportuno progresar, se asegura la posesión del balón con pases al pivote, los laterales o

Ataque organizado

los centrales. De cualquier manera, en esta fase los mediocentros deben buscar situaciones imprevisibles, cambiando continuamente el ritmo de juego.

Compañero del poseedor

Este puesto implica mucha movilidad, sobre todo en zonas centrales del campo. Tiene que alternar desmarques de posesión con desmarques para progresar y/o finalizar. Los dos mediocentros tienen que saber estar escalonados para ofrecer más posibilidades de juego de ataque, y, en caso de pérdida del balón, por lo menos uno de los dos debe participar activamente en la recuperación.

Poseedor del balón

En muchas ocasiones, el mediocentro será recuperador del balón en zonas en las que se puede favorecer una contra rápida. Como director de la contra podrá utilizar todos los medios para aprovechar una momentánea superioridad numérica: pase al espacio, pase de seguridad a un jugador mejor colocado, regate si es un jugador hábil en esta faceta y finalización si es posible.

Compañero del poseedor

El mediocentro tiene que ocupar espacios libres a la espalda de la defensa contraria en profundidad o amplitud si puede incorporarse a la primera oleada; si no, tiene que ser parte de la segunda oleada para poder finalizar, ejecutar un pase en amplitud o profundidad o ralentizar el juego relacionándose con la tercera oleada.

Oponente directo del poseedor del balón

Tiene que reducir distancias de acoso para evitar relaciones hacia el interior del bloque defensivo y valorar el momento de entrar para desposeer, forzando el error del oponente directo. Alta intensidad defensiva para evitar la creación de jugadas peligrosas.

Oponente no directo del poseedor del balón

Tiene que ofrecer cobertura constante al extremo de su banda y al delantero para intervenir en caso de que sean desbordados y para obstruir líneas de pase interiores, manteniendo siempre la vigilancia sobre su par. Si se encuentra en el lado contrario de la ubicación del balón, basculará a la altura de la línea longitudinal del campo para evitar pases interiores.

Contraataque

Defensa organizada

Oponente directo del poseedor del balón

Con un cambio rápido de rol tiene que presionar al poseedor del balón, acosando desde el interior del campo para evitar la circulación del balón y orientando el juego hacia la banda con la intención de volver a recuperar la posesión.

Oponente no directo del poseedor del balón

Si tiene cerca al compañero del oponente directo, debe ofrecer ayuda evitando que el poseedor del balón se relacione con el compañero más cercano al mediocentro, posicionándose en marcaje de anticipación (delante del contrario) si la situación lo permite. Si se encuentra lejos del centro del juego, se replegará para ayudar al bloque atrasado.

Organización defensiva

Puesto

EXTREMO

Poseedor del balón

Vista la peculiaridad de su posición, en muchos casos el extremo tendrá el balón en zonas C1 y C3; esto le permite encarar a su oponente directo para desbordarlo y crear superioridad numérica en zonas críticas, o puede también relacionarse con el lateral de su banda, con el mediocentro adelantado o con el delantero centro. El extremo puede intervenir también en zonas más centrales (C2 y D2) para finalizar o para dar el último pase.

Compañero del poseedor

Como compañero del poseedor, su función es servir de referencia en amplitud y profundidad con el objetivo de abrir el frente de ataque; y con permuta de posición con el lateral o el mediocentro puede ofrecerse en la posición típica del media punta para actuar entre la línea de defensa y la línea de mediocampo contrarias y relacionarse con mayor eficacia con el delantero centro.

Poseedor del balón

El extremo tiene que ser el protagonista principal de los contraataques. Como poseedor ha de ser muy hábil en la conducción del balón hacia el carril central, o, si el balón está en zona D, en buscar la finalización o el último pase para la conclusión de los componentes de la primera oleada o los de la segunda (pase de la muerte).

Ataque organizado

Contraataque

Compañero del poseedor

Si va a formar parte de la primera oleada, tiene que ocupar rápidamente los espacios dejados libres por el momentáneo desequilibrio sin caer en fuera de juego, con el fin de hacer un desmarque de finalización o de progresión o para arrastrar a los defensas a favor del poseedor o de la segunda oleada. Como componente de la segunda oleada intentará desmarcarse para finalizar desde segunda línea.

Oponente directo del poseedor del balón

El extremo que se encuentra en situación de 1 x 1 con el poseedor del balón tiene que valorar si intenta la entrada para desposeer o aguanta para no ser desbordado y orientar al poseedor hacia zonas más convenientes, esperando las ayudas de los compañeros más cercanos.

Oponente no directo del poseedor del balón

Como compañero del oponente directo, tiene que ofrecer coberturas cuando el balón está situado en el carril central vigilando a su par, normalmente el lateral adversario, mientras que con el balón en su propio carril tiene la opción de generar situaciones de 2 x 1 defensivo con su compañero para recuperar el balón. Si el balón se encuentra en el carril contrario, tiene que bascular para invadir el carril central, ocupando una posición útil para eventuales contraataques a favor.

Oponente directo del poseedor del balón

El hecho de que la función del extremo sea intentar desbordar al contrario implica un mayor riesgo de perder el balón, por ello el cambio de rol en esta posición ha de ser absolutamente inmediato para procurar recuperar la posesión en el mismo lugar de la pérdida, o por lo menos intentar retrasar las jugadas del contrario. Si el extremo no consigue recuperar la posesión, tiene que evitar la progresión con acoso de dentro a fuera.

Defensa organizada

Organización defensiva

Oponente no directo del

Si el balón ha sido perdido cerca de la posición del extremo, éste tiene que ayudar a su compañero para recuperar la posesión, marcando anticipadamente al posible receptor del balón más cercano o haciendo un 2 x 1 defensivo en banda y con trayectoria de aproximación circular para evitar la circulación

poseedor del balón

Puesto

DELANTERO CENTRO

Poseedor del balón

Como referencia más próxima a la portería contraria, el delantero centro tiene la principal función de crear situaciones de finalización y terminarlas con éxito. Como poseedor del balón, puede encontrarse de espaldas a la portería y evaluar si es posible darse la vuelta o proteger el balón. Si se encuentra de espaldas a la portería, tiene que relacionarse con compañeros mejor situados para después poder desmarcarse según la situación. Si se sitúa de cara a la portería ha de evaluar si sus posibilidades le permiten realizar una acción solitaria o relacionarse con extremos y mediocentros para que finalicen ellos.

Compañero del poseedor

Si el balón se encuentra en la zona A, el delantero tiene que mantener la profundidad del equipo y estar preparado para el juego directo. En las zonas B o C, cuando el equipo se aproxima a la portería contraria, el delantero centro se alterna con desmarque de posesión y desmarques de finalización, no sólo para terminar sino para encadenar movimientos de finalización con otros compañeros (extremos, mediocentros).

Poseedor del balón

Normalmente, el delantero centro forma parte de la primera oleada, y, como poseedor del balón, frente a la portería contraria estaría en situación favorable para progresar y finalizar o para progresar y dar el pase para la finalización de un compañero de la primera oleada. Si, por circunstancias, se encuentra de espaldas a la portería, se relacionará con la segunda oleada y volverá a desmarcarse para finalizar o arrastrar a su marcador.

Ataque organizado

Contraataque

del balón. Si el extremo se encuentra alejado de la zona del balón, tiene que recuperar rápidamente una posición útil para reequilibrar el bloque atrasado y evitar que el equipo contrario siga progresando, o para proteger la portería.

Como compañero del poseedor del balón y

Compañero del poseedor

Oponente directo del poseedor del balón

Para el delantero centro esta subfase es muy compleja y delicada por el hecho de que en muchas ocasiones se encuentra en clara situación de inferioridad numérica. Para que sea útil y no tener que defender con un hombre menos, debe aclarar sus objetivos y «sentir» que sus desplazamientos son útiles para el juego del equipo. Al mismo tiempo, el equipo debe valorar su esfuerzo. El objetivo del delantero centro no es la recuperación inmediata del balón sino orientar el juego hacia zonas donde sea más fácil provocar esa recuperación (normalmente en banda), dificultando las relaciones con el interior del carril central. Para realizar esto necesita un buen dominio de las trayectorias de acoso en circulación, ya que tiene que evitar cambios en el sentido de la dirección del juego.

Oponente no directo del poseedor del balón

Normalmente tiene que ocupar zonas intermedias para evitar la circulación hacia el centro y poder interceptar pases apresurados hacia dentro y hacia detrás de los contrarios en zonas muy favorables para comenzar contraataques inmediatos.

Oponente directo del poseedor del balón

Si el balón está en zonas centrales, el delantero centro, como oponente directo, tiene que acosar con intensidad para provocar el error o, por lo menos, retrasar la jugada.

Oponente no directo del poseedor del balón

En el desempeño de este rol, tiene que presionar poniéndose en situación de poder interceptar el pase hacia el jugador o jugadores (posición intermedia) que se encuentren entre el balón y la portería contraria y evitar una fácil iniciación del juego del equipo contrario.

Defensa organizada

Organización defensiva

formando parte de la primera oleada, el delantero tiene que buscar la profundidad sin caer en fuera de juego (carrera curva, carrera en diagonal), para recibir y finalizar o dar el pase último, o para arrastrar a los defensores en beneficio de los compañeros.

Reflexiones El apartado de las funciones de cada jugador en su puesto específico puede

servir como guión para el desarrollo del modelo, sabiendo que es imposible poder prever cada jugada de cada jugador contra los rivales en cada posición del campo. Por eso el apartado de las funciones se queda abierto durante toda la temporada con la posibilidad de que sea modificado a partir del funcionamiento del propio equipo, del contrario y de las características específicas de cada jugador. Los principios del juego del equipo son los que tienen que guiar a los jugadores para conseguir los objetivos tácticos prefijados.

Situaciones a balón parado En todos los partidos se prevén muchas interrupciones del juego por motivos reglamentarios, con respectivas reanudaciones del juego a favor o en contra de nuestro equipo. Por este motivo, en el modelo de juego se tiene que prever el modo de responder a estas interrupciones para sacar el mayor número de ventajas posibles. No vamos a describir analíticamente los movimientos de cada situación a balón parado, pero sí los principios que tienen que condicionar estas jugadas en nuestro modelo de juego. Balón parado en contra: saque de inicio, saque de fondo Principios específicos: • Máxima concentración cuando se interrumpe y se reanuda el juego; aprovechar la interrupción para recuperar la posición sin perder de vista el balón (en caso de saque de fondo). • Sentido de unidad, defendiendo como bloque según el lugar donde se encuentra el balón, respetando los objetivos y principios específicos de defensa organizada del modelo. • Conocimiento adecuado de las regularidades del juego del equipo contrario en situación de saque de inicio y saque de fondo a favor. • Prever una posible recuperación para aprovecharse ante una eventual falta de concentración del equipo rival en caso de pérdida de balón (cambio rápido de rol). Balón parado en contra: penalti

Principios para el portero: • Adecuado conocimiento del tirador del penalti con estudio previo. • Capacidad de interpretar señales (comunicación no verbal) que manda el tirador (por ejemplo, la mirada orientada hacia donde quiere lanzar el tiro). • Capacidad de interpretar el estado de ansiedad del tirador (si se asume riesgos o no). • Evaluación de la dirección del tiro según la carrera previa del tirador y según la orientación del pie de apoyo. • Ser consciente del estado de ventaja psicológica que tiene el portero sobre el tirador. Principios para los compañeros del portero en la proximidad del área de penalti propia: • Máxima confianza en el propio portero. • Prever dónde puede caer el balón en caso de rechace. • Dominio de carreras de aproximación a la propia portería para interponerse entre el balón y el contrario. Balón parado en contra: saque de banda • Evaluación de la peligrosidad del saque de banda del contrario según la cercanía con la propia portería y las cualidades balísticas del jugador que saca. • Dominio de las variables del marcaje. • Respeto a los objetivos y principios de defensa organizada del modelo según la zona del campo, recordando que en banda hay más posibilidades de pressing. • Ser consciente de que no existe la regla del fuera de juego ante un saque de banda (marcaje individual). • Contemplar la posibilidad de contraataque en caso de recuperación del balón. • Conocimiento de las regularidades del juego del equipo contrario en saque de banda a favor. Balón parado en contra: saque de falta en la mitad del campo

contrario • Máxima concentración en el momento que se para el juego para ocupar zonas útiles. • Evitar el saque rápido de los contrarios quedándose cerca del balón (según reglamento). • Respeto a los objetivos y principios de la defensa organizada del modelo según el lugar donde se encuentra el balón. • Contemplar la posibilidad de contraataque en caso de recuperación de la posesión del balón. • Conocimiento de las regularidades del juego del equipo contrario en situaciones de falta a favor en la propia mitad de campo. Balón parado en contra: saque de falta en la propia mitad de campo • Máxima concentración cuando se interrumpe y se reanuda el juego para ocupar zonas útiles. • Impedir el saque rápido quedándose cerca del balón (según reglamento). • Respeto a los objetivos y principios de la defensa organizada del modelo según la posición del balón. • Contemplar la posibilidad de contraataque si hay recuperación de la posesión del balón. • Conocimiento de las regularidades del juego del equipo contrario en situación de saque de falta a favor en la mitad de campo del contrario. • En caso de saque hacia la portería o hacia el corazón del área de penalti: — Formar barrera adecuada a la distancia de la portería y a las características del tirador. — Elegir la forma de defender según las características de los jugadores que defienden y que atacan; o priorizar la marca individual o la marca zonal. Prestar más atención a las posibles trayectorias del balón en relación con el espacio y el tiempo. Balón parado en contra: saque de esquina • Conocimiento de la propia función específica en situación de saque de esquina en contra. • Conocimiento de las irregularidades del juego del equipo contrario en

situación de saque de esquina a favor. • Dominio de las variables del marcaje. • Según las características de los jugadores que defienden, priorizar: — La marca individual. — La marca en zona, prestando más atención a las posibles trayectorias del balón en relación con el espacio y el tiempo. — Utilizar al mismo tiempo jugadores que defienden al hombre y jugadores que defienden en zona. • Contemplar la posibilidad de contraataque en caso de recuperación del balón. Balón parado a favor: saque de inicio y saque de fondo Principios específicos: • Respeto a los objetivos y principios del modelo de juego en ataque organizado según la posición del balón. • En caso de saque de inicio, conocimiento de los movimientos predeterminados según la manera de defender del equipo contrario, sin salir del estilo de juego preferencial del equipo. Balón parado a favor: penalti Principios específicos para el tirador: • Conocimiento del lado dominante del portero. • Conocimiento de las conductas del portero. • Ocultar las propias intenciones hasta el momento del impacto con el balón. • Si es posible, antes del tiro, fijarse sobre la rodilla que flexiona el portero en la caída para lanzar hacia el lado contrario o hacia el medio (Javier Núñez Sánchez, 2006). • Como alternativa, elegir la dirección de tiro sin mirar al portero, tirando fuerte y preciso. • Ser imprevisible. Principios de los compañeros del tirador en la proximidad del área de penalti contraria:

• Tener una mentalidad pesimista sobre el éxito del penalti. • Prever la zona de caída del posible rechace. • Dominio de carreras de aproximación para llegar al balón antes que el contrario. Balón parado a favor: saque de banda Principios específicos: • Reducir los tiempos del saque para intentar aprovechar el eventual desequilibrio de la defensa contraria. • Ser consciente de que el saque de banda resulta una ventaja en lo que concierne a la precisión y una desventaja en lo que se refiere a la distancia del saque. • Conocimiento técnico-táctico para salir de la eventual presión. • Contemplar la posibilidad de perder la pelota, respondiendo a los objetivos y principios de la organización defensiva. • Respeto a los objetivos y principios de ataque organizado o contra del modelo según la posición del balón y la disposición del equipo contrario. Balón parado a favor: saque de falta en la propia mitad de campo (Iniciación A y B) • Apresurarse en el saque sin llegar a la precipitación, para aprovecharse de la eventual falta de atención de los contrarios. • Respeto a los objetivos y principios de ataque organizado o contra del modelo según la posición del balón y la disposición del equipo contrario. Balón parado a favor: saque de falta en la mitad de campo de ataque (Progresión y Finalización) Apresurarse en el saque sin llegar a la precipitación, para aprovecharse de la eventual falta de atención de los contrarios. • Respeto a los objetivos y principios de ataque organizado o contra del modelo según la posición del balón y la disposición del equipo contrario. •

• Ocultar hasta el último momento las intenciones del tirador (pase en corto, centro o tiro). • Adaptación a las cualidades del rematador, construyendo jugadas predeterminadas que favorezcan un tiro desde lejos para los que tienen esta especialidad, o remates en el corazón del área para los jugadores que destacan en los desmarques de finalización. • Conocimiento de la propia función específica para favorecer el remate en caso de faltas laterales en zona de Finalización: — Jugadores que atraen a los contrarios. — Jugadores que bloquean a los marcadores de los rematadores. — Jugadores que rematan. — Jugadores que sacan la falta. — Jugadores en posiciones atrasadas (para defender en una eventual contra). • Conocimiento de las regularidades del juego del contrario en situaciones de defensa del saque de falta en la propia mitad de campo. Balón parado a favor: saque de esquina • Adaptación de las cualidades del rematador, construyendo jugadas predeterminadas que favorezcan un tiro desde lejos para los jugadores que tienen esta especialidad, o remates en el corazón del área para jugadores que destacan en desmarques de finalización. • Conocimiento de la propia función específica para favorecer el remate: — Jugadores que atraen a los contrarios. — Jugadores que bloquean a los marcadores de los rematadores. — Jugadores que rematan. — Jugadores que sacan el córner. — Jugadores en posiciones atrasadas (para defender en una eventual contra). • Conocimiento de las regularidades del juego del contrario en situaciones de córner en contra (marcaje al hombre, en zona, mixto).

La estrategia operativa La estrategia operativa es el plan de acción que nuestro equipo asume en función del conocimiento del rival.

ANTÓN, 2002 La estrategia operativa va a influir, durante el microciclo, en los contenidos del entrenamiento para saber aprovecharse de los puntos débiles del rival y para reducir la peligrosidad de sus puntos fuertes. Esto no significa que vayamos a cambiar nuestro modelo de juego, sólo que tenemos que trabajar sobre los principios de nuestro modelo que puedan poner en mayores dificultades al rival. Por ejemplo, de acuerdo con un estudio previo, sabemos que muy probablemente los contrarios jugarán con mucha presión en nuestra mitad de campo y con la línea de defensa muy adelantada, y que el central derecho es superable con balones altos. Uno de nuestros principios de ataque organizado en Iniciación B es la «creación de zonas de superioridad numérica según el tipo de defensa rival» (página 101), que, en este ejemplo, sería una zona de presión, con el objetivo de buscar «cambios de orientación directos e indirectos». Sabemos que, en nuestro modelo, el pivote se encuentra con regularidad por detrás de la línea del balón para recibir un pase de cara; cuando este pase llega desde nuestro lado derecho, es la señal para un cambio de orientación donde el delantero centro tiene que estar preparado para el juego aéreo (en la zona del central derecho rival) con el extremo o el mediocentro izquierdo, creando superioridad numérica en la zona de caída del balón, para atacar los espacios por detrás de la línea defensiva.

Estos comportamientos no han modificado nuestra manera de jugar, simplemente deseamos que se muestre un aspecto más que otros de nuestro modelo de juego. Para que nuestra estrategia operativa sea lo más fiable posible, tenemos que conocer las regularidades de los contrarios en cada fase de juego y a balón parado, de modo que nuestros jugadores no se encuentren desprevenidos. Conocer las dimensiones y el estado del campo del rival también nos resulta útil para saber las desventajas en las que se encontraría el equipo rival si juega en nuestro campo y las desventajas que nos encontraremos nosotros en casa del rival.

Gráfico 10. Regularidades de los contrarios en cada fase del juego Conocimiento del modelo de juego del rival a balón parado A favor

En contra

Saque de fondo

Saque de fondo

Saque de inicio

Saque de inicio

Saque de banda (en cada zona del campo)

Saque de banda (en cada zona del campo)

Saque de esquina

Saque de esquina

Saque de falta (en cada zona del campo)

Saque de falta (en cada zona del campo)

Penalti

Penalti

• Conocimiento de los objetivos, principios y medios técnico-tácticos de nuestro modelo que puedan poner en dificultades al rival. • Construcción de tareas adaptadas a la comprensión y la realización de estos objetivos, principios y medios. • Conocimiento de las dimensiones del campo del rival en relación con el

nuestro.

Posibilidades evolutivas del modelo de juego Debemos recordar que el fútbol es un fenómeno complejo, y el modelo de juego es una forma de controlarlo, sin olvidar que el propio modelo es un sistema complejo y abierto a los cambios. Es posible que la forma de mantener las opciones abiertas de evolución por parte de los seres vivos y al mismo tiempo controlar sus estados fisiológicos sea mantenerse al borde del caos. En esta situación están más abiertas las posibilidades de traspasar los límites de los estados que el sistema ha experimentado y controlado hasta el momento para alcanzar algo nuevo que les permita adaptarse a las nuevas situaciones que puedan plantearse en el futuro. MARCO CUÉLLAR, en Seminario-Debate 2000 Cada jugador tiene su forma única de interpretar y condicionar la realidad, y no sería ni natural ni oportuno encuadrarlo en acciones fijas que limitaran su potencial. Es verdad que los principios del modelo tienen que ser «respetados» para encontrar una forma de orden en lo que sería sólo desorden, pero, como afirma Marco Cuéllar, hay que mantener siempre opciones de cambio/adaptación, considerando la posibilidad de que se puedan generar nuevas interacciones entre las partes (jugadores) del sistema para incluirlas en las estructuras estables del modelo (principios y objetivos). Por ejemplo, en nuestro modelo no está previsto el saque largo del portero hacia la línea adelantada, pero si observamos que en un partido o en un entrenamiento se genera de modo más o menos casual una forma eficaz de relación directa entre portero y delantero, se podría incluir en los principios de ataque organizado y contraataque, con consecuentes cambios de conducta de los otros jugadores para responder a esta nueva adaptación del modelo; por eso tenemos que considerarlo como una realidad en continua evolución.

Variables que influyen en el modelo Cuando se plantea un modelo de juego o, más en general, cuando se planifica

una temporada, debemos tener en cuenta otros factores que pueden influir más allá de las ideas del técnico y de las cualidades de los jugadores. Entre estos factores ya hemos hablado del estudio del rival, pero, mayormente, hay que conocer bien en qué tipo de competición vamos a desarrollar nuestro modelo, así como los objetivos que nos plantea el propio club, sin olvidar que cada club tiene su cultura futbolística, así como cada ciudad y cada país. A veces, un modelo de juego puede ser más o menos apreciado y compartido según el lugar donde se propone, por eso consideramos fundamental hacer un estudio previo sobre la historia del club a largo, medio y corto plazo. Hacer reuniones con los directivos es otra manera de entender hacia dónde quieren conducir el equipo y de qué forma. Las peticiones tienen que acercarse a nuestra cultura futbolística para empezar un proyecto de forma coherente. 1. «Función: capacidad de actuar propia de los seres vivos y de sus órganos. /Tarea que corresponde realizar a una institución o entidad o a sus órganos» (DRAE).

5 La organización de la temporada

principalmente, en los conceptos generales de la periodización táctica, ya que creemos que ése es el modo más específico de organizar la temporada sin descontextualizarla de la realidad misma. El fútbol es un fenómeno complejo, y nuestro equipo, un sistema también complejo. No podemos pensar en planificar con mucha anterioridad cada día de la temporada, esperando tener previsiones a medio y largo plazo. Por eso, el período competitivo, o sea, desde la semana anterior al primer partido oficial hasta el día del último partido oficial, estará dividido en microciclos, morfociclos, según la terminología portuguesa (Tamarit, 2007), o, lo que es lo mismo, intervalos de tiempo entre un partido y el sucesivo, que comprenden aproximadamente una semana de duración, o menos si se juega entre semana. El fin prioritario de todo el período de entrenamiento es la comprensión y la aplicación por parte de todo el equipo del modelo de juego, de sus principios, de sus objetivos y de los medios útiles para conseguirlos. El proceso de entrenamiento tiene que estar subordinado al modelo de juego; por ello, la dimensión táctica va a guiar todo el proceso. Cuando dibujamos las tareas de un microciclo, hay que respetar algunos principios metodológicos (Tamarit, Santos y Pineiro) que nos guían hacia un

N

uestra planificación anual se basa,

trabajo contextualizado en el modelo de juego. 1. Principio de la especificidad: las tareas propuestas tienen que desarrollar todas las dimensiones del jugador (cognitiva, coordinativa, socioafectiva, emotivovolitiva, creativoexpresiva, condicional) y al mismo tiempo tener las finalidades pedagógicas dirigidas a la mejora de algunos aspectos del modelo de juego. 2. Principio de la alternancia: durante el microciclo hay que respetar los tiempos de recuperación según la proximidad con el partido anterior y el sucesivo. Dependiendo del día, hay que alternar el tipo de esfuerzo físico preferencial (tensión, duración, velocidad) para favorecer la recuperación y mejorar las condiciones psicofísicas y, como consecuencia, mejorar el rendimiento en relación con el modelo de juego y el día de competición. 3. Principio de la progresión compleja: en el proceso de entrenamiento es importante empezar proponiendo tareas con contenidos tácticos (principios del juego) más generales y con poca carga cognitiva para favorecer la asimilación del modelo y tener una visión global por parte de los jugadores, para, progresivamente, aumentar la complejidad de las tareas y cuidar con más atención los detalles de tipo técnicotáctico, reduciendo el enfoque sobre algunos aspectos específicos del modelo. El proceso de entrenamiento tendrá que ser dirigido de lo general a lo particular y de lo sencillo a lo complejo. 4. Principio de las propensiones: todo lo que no se hace se olvida. Si partimos de esta afirmación, es conveniente repetir con regularidad todas las actitudes de comportamiento de nuestro modelo para crear hábitos que aparezcan en la propia competición. 5. Principio de intensidad psicofísica: cada sesión de entrenamiento, y sobre todo en los días más alejados del partido, debe tener una carga emocional muy próxima a la realidad de la competición. Las tareas, según el objetivo que se quiere conseguir y según el régimen de contracción muscular prioritario (duración, velocidad, tensión), tienen que ser «vividas» bajo un estado psicofísico de máxima intensidad para adaptar el organismo a altos niveles de estrés típicos de la competición. Cada sesión, en definitiva, está orientada hacia la máxima concentración de intensidad en la duración próxima al tiempo de juego real, es decir, 90 o 100 minutos en total.

Microciclo semanal o morfociclo, desde el punto de vista fisiológico1

Lunes Recuperación pasiva

Martes Recuperación activa

Miércoles Tensión

Si hay partido el domingo, en la periodización táctica el lunes es considerado el día de descanso (Tamarit, 2007). En este día se prioriza la recuperación mental, a pesar de que, desde el punto de vista físico, sería más conveniente descansar los dos días (48 horas) tras la competición, pero uno de los principios de la periodización es la intensidad psicofísica en cada tarea, algo que no sería posible sin una óptima recuperación mental. Este día es considerado todavía un día crítico para los jugadores que han competido el domingo, por ello se realizará una sesión de recuperación activa con tareas siempre específicas, pero con tiempos de trabajo reducido y de poca complejidad en un entorno más o menos estable. Desgaste emocional − Duración − Complejidad − Tensión − Velocidad Este día está caracterizado por frecuentes interrupciones entre tareas (dado que todavía la recuperación del partido anterior no es completa), con altos niveles de tensión muscular (fuerza). Las tareas están caracterizadas por espacios reducidos y bajo número de participantes, favoreciendo el trabajo de relación sectorial e intersectorial. El esfuerzo está determinado por contracciones concéntricas y excéntricas (saltos, tiros, cambios de dirección, etc.), con amplio tiempo de recuperación entre series y entre tareas. Desgaste emocional − Duración + Complejidad +++ Tensión + Velocidad

Jueves Duración

Es el día que tiene que parecerse más al día de competición. Está caracterizado por un alto desgaste emocional y tiempos de trabajo largos, en los que los medios colectivos son los principales contenidos de la sesión, utilizando la participación simultánea de un alto número de jugadores hasta llegar al 11 x 11. Desgaste emocional ++Duración

++Complejidad + Tensión + Velocidad A partir de este día hay que tener en cuenta la proximidad con el partido; por ello, en la sesión, los ejercicios serán de corta duración y alta velocidad de decisión y ejecución.

Viernes Velocidad

El nivel de complejidad no tiene que ser muy alto, reduciendo las variables del entorno (sin oposición o con poca oposición); si hay oposición, sería conveniente trabajar en un campo reducido y con un gran número de jugadores, para orientar las tareas hacia la velocidad de decisión más que la ejecución en grandes desplazamientos. Desgaste emocional − Duración − Complejidad ++Tensión ++Velocidad Este día tiene que servir, por un lado, para recuperar completamente el organismo de la semana de entrenamiento, y, por otro lado, para activar a los jugadores para el día de competición.

Sábado Recuperación activa y activación

Los tiempos de trabajo serán de corta duración, los movimientos serán muy rápidos pero automatizados, como pueden ser los de balón parado o trabajos para recordar los movimientos del equipo. Para que haya activación, los ejercicios tienen que ser desarrollados a máxima velocidad y tensión pero con duraciones muy breves. Las tareas tienen que ser simples para que no haya un alto desgaste emocional. Desgaste emocional − Duración +/− Complejidad +/− Tensión +/− Velocidad

Domingo Competición

Partido de competición

Clasificación del nivel de complejidad de las tareas En el apartado anterior, cuando hemos hablado de periodización táctica, hemos podido comprobar que en función del día del microciclo se prevé un

diferente desgaste físico y emocional (siendo conscientes que puede ser muy variable para cada jugador). Sin querer profundizar en el tema, enormemente complejo, de la fatiga mental y su repercusión en el rendimiento del jugador, nos puede ayudar la clasificación de la complejidad de las tareas de acuerdo con la interacción jugador/entorno y con la proximidad con el juego real. Esta clasificación nos permitirá colocar cada tarea en el día que creamos oportuno para favorecer el ciclo fisiológico de fatiga (mental)/recuperación. Creemos válida la clasificación de Morcillo y Moreno (2000), que proponen diferenciar el tipo de tareas en: 1. Situaciones técnicas o tácticas en entorno estable: en las que el factor ejecutivo domina sobre el factor decisional. Son tareas útiles para mejorar analíticamente algunos aspectos técnicos o tácticos facilitando la comprensión, trabajando en un entorno poco o nada cambiante. El nivel de complejidad es muy bajo. Se hace hincapié sobre los medios técnicos individuales. 2. Situaciones técnicas o tácticas en entorno inestable: como en la tipología de la tarea anterior, también en éstas hay bajo grado de oposición real, pero el entorno sí varía con el objetivo de trabajar también el factor decisional. El nivel de complejidad es bajo y se hace hincapié sobre los medios técnicos y la intención táctica. 3. Situaciones técnico-tácticas de juego real simplificado: son situaciones muy próximas al juego real pero en espacios reducidos, con oposición real pero con número de jugadores restringido. El nivel de complejidad es medio. Se hace hincapié en la intención táctica y en los medios técnico-tácticos grupales. 4. Situaciones técnico-tácticas de juego real: son situaciones idénticas o muy próximas al juego real, favoreciendo algunos aspectos técnicotácticos o principios del modelo de juego que se quieren mejorar. El nivel de complejidad es alto. Se hace hincapié en los medios técnicotácticos grupales y colectivos.

Reflexiones sobre las reglas en las situaciones técnico-tácticas de juego real simplificado y de juego real En la construcción de las tareas no podemos olvidar la utilización correcta de reglas de provocación que nos lleva a la consecución de los objetivos prefijados, provocando la reiteración de algunos aspectos que queremos mejorar (principio de la propensión) y que caracterizan la tarea. Fradua, citado por Morcillo y Moreno (2000), afirma que se pueden utilizar reglas inespecíficas y no habituales, o sea, reglas que no se dan en el juego real pero que favorecen la consecución del objetivo. Sin embargo, es importante no abusar de reglas de provocación que se alejen demasiado de la realidad (contrastaría con el principio de la especificidad) para no desnaturalizar los comportamientos significativos de los jugadores en un contexto de equipo. ¿Es útil, por ejemplo, forzar a un futbolista a jugar a un toque si su mejor calidad es el control orientado y la visión del juego? Paradójicamente, la tarea ideal sería una en la que las solas reglas estarían constituidas por las regularidades que se crean naturalmente por el conjunto de relaciones entre las partes que la componen. El entrenador, entonces, tiene que ser capaz de organizar los grupos a partir de las características de los componentes de cada uno, generándose así comportamientos útiles para la evolución de la tarea. Si nuestros mediocentros saben aprovechar el desequilibrio de la defensa contraria con verticalizaciones rápidas hacia espacios libres, sería inútil y contraproducente, por ejemplo, obligarlos, para entrenar la posesión, a

realizar un mínimo de diez pases antes de terminar. Finalmente, lo importante es intentar no distorsionar la realidad, proponiendo tareas donde se respeten las afinidades de los jugadores; a veces, es más conveniente saber seleccionar un equipo para favorecer la aparición de regularidades útiles, que forzar a sus componentes a respetar reglas de provocación.

Las formas didácticas en las tareas para conseguir los objetivos establecidos Para construir el microciclo, hasta ahora hemos considerado las variables fisiológicas (tensión, duración, velocidad) en relación con el grado de complejidad (entorno estable, inestable, juego real simplificado y juego real) y según los objetivos de cada tarea, cada sesión y cada microciclo. Los parámetros condicionales y mentales considerados no son suficientes para construir un plan de entrenamiento completo, por eso tomamos como referencia final la clasificación de las formas didácticas de Sanz y Frattarola (2009), que, relacionado con lo anterior, podría darnos bastantes más referencias a la hora de realizar el microciclo tipo. Las formas didácticas que consideramos son las siguientes: 1. Juego del fútbol. 2. Juego correctivo. 3. Ejercicio correctivo. 4. Trabajo de líneas. 5. Movimiento y evoluciones. 6. Acciones combinadas colectivas. 7. Trabajo específico de preparación física. 8. Líneas progresivas. 9. Juego de posicionamiento. 10. Forma didáctica 11 x 11. 11. Cincuenta por ciento (50%). 12. Juego del fútbol con espacios reales. 13. Rondo táctico. 14. Trabajo de estrategia a balón parado. JUEGO DEL FÚTBOL (JF) En el «juego del fútbol» se manifiestan situaciones de juego reducido con el objetivo de

marcar más goles que el equipo contrario. El número de componentes de cada equipo es de 2 a 5 elementos; es variable también el número de las porterías, de 2 a 4, y sus dimensiones, con o sin porteros. Según los diferentes objetivos, se puede jugar en superioridad, igualdad o inferioridad numérica, favoreciendo situaciones de 1 x 1, 2 x 1 o 2 x 2. Esta forma didáctica prevé muchas situaciones de fuerza (tensión) en un entorno que varía, con un nivel de complejidad medio/bajo. Como existe un número reducido de participantes, es importante manipular correctamente los tiempos de juego y de recuperación para que cada acción se pueda realizar con la máxima intensidad. El conjunto de todas las características del «juego del fútbol» (como forma didáctica) nos lleva a darle una colocación en el microciclo el día de la subdinámica-tensión. Representación gráfica

Descripción

Dos equipos de 3 x 3 más dos porteros y un comodín. Se juega en campo reducido (según el nivel técnico y los objetivos físicos). El objetivo es finalizar con éxito en situación de asimetría (superioridad numérica en ataque); el comodín juega siempre con el equipo que tiene la posesión de balón. Un elemento del equipo que ataca tiene que quedarse en la mitad de campo propio para la circulación equilibradora y controlar al contrario que se queda, en caso de una pérdida del balón.

JUEGO CORRECTIVO (JC) Esta forma didáctica es la simplificación del «juego del fútbol», ya que se reducen las

variables llevando al mínimo el grado de oposición para permitir la mejora de algunos aspectos técnicos que puedan aparecer en tareas sucesivas de mayor complejidad. En el «juego correctivo» participan al menos dos equipos para dar competitividad a la tarea. Gana aquel que consigue el objetivo técnico-táctico, por ejemplo, en el menor tiempo posible. En esta forma didáctica se busca el perfeccionamiento de algunas intenciones tácticas presentando de forma reiterada diversas situaciones de juego de modo simplificado. Están previstas situaciones de 1 x 1 con un entorno mínimamente inestable, según las acciones del único contrario. En el sentido condicional, son acciones de fuerza (tensión), por eso sería oportuno proponer esta forma didáctica el día de subdinámicatensión, como forma previa al «juego del fútbol». Representación gráfica

Descripción

Partido de 2 x 2 más dos porteros, en el que se van a generar situaciones de 1 x 1 y de 2 x 1 en ataque. El objetivo es finalizar con éxito, aprovechándose de las limitaciones que se le pone al equipo defensor, que consisten en que no es posible ocupar la propia mitad de campo los dos a la vez cuando están en situación de defensa.

EJERCICIO CORRECTIVO (EC) El «ejercicio correctivo» es la tarea con menor complejidad, ya que tiene como finalidad la mejora de algunos aspectos técnicos sin oposición. Para hacer hincapié sobre la velocidad de ejecución se pueden proponer tareas con dos o más equipos que compitan en la eficacia del gesto.

El entorno es estable y, en sentido condicional, esta forma didáctica no requiere mucho empeño. Por el elevado número de interrupciones, puede ser utilizada como forma previa a otras formas didácticas, como activación los días de subdinámica-recuperación activa o, más en general, como calentamiento específico cualquier día de la semana. Representación gráfica

Descripción

Cuatro jugadores. Tarea técnica de pases, conducción y recepción con el pie más alejado del lado de procedencia del balón.

TRABAJO DE LÍNEAS (TL) Es un trabajo útil para mejorar algunos conceptos del modelo de juego, específicamente los medios grupales defensivos de una determinada línea del sistema de juego. El trabajo tiene que comprender también la organización después de una eventual recuperación (contra) y relaciones provisionales con otros elementos de otras líneas del sistema. Las acciones tienen que desarrollarse en espacios reales contra un equipo normalmente en superioridad numérica. La duración de cada acción no tiene que ser muy prolongada (máximo tres minutos), o se puede organizar el trabajo por oleadas o con tres equipos diferentes. Un ejemplo clásico para esta forma didáctica es la de los cuatro defensas contra seis, con o sin comodín, en fase de posesión.

Desde el punto de vista condicional es un trabajo con frecuentes saltos, cambios de dirección, lucha, etc. Es importante que la tarea sea discontinua (para que la línea interesada pueda recuperar); es oportuno también proponer el «trabajo de líneas» el día de subdinámica-tensión. La complejidad del trabajo es media y corresponde a la de juego real simplificado. Representación gráfica

Descripción

Trabajo para la coordinación de los movimientos de la línea defensiva en fase de defensa organizada. En inferioridad numérica 5 + 1 x 4. Para el desarrollo del concepto «balón cubierto», «balón descubierto» y la variable del marcaje. Sin solución de continuidad, cuando la línea defensiva recupera la pelota tiene que pasarla a la otra mitad de campo con la ayuda del comodín (pivote defensivo). La línea de defensa contraria estará en espera entre la zona de Progresión y la zona de Finalización del rival para replegar en caso de balón descubierto. Las acciones de ataque tendrán una limitación de tiempo (por ejemplo, 20 segundos).

MOVIMIENTO Y EVOLUCIONES (ME) Es una forma para trabajar principios de defensa y ataque con todo el equipo en el campo, de manera que podemos reproducir lo que se ha aprendido en la «pizarra». Se juega contra otro equipo en evidente inferioridad numérica, que, progresivamente, aumentará el número de jugadores hasta llegar a once. Para trabajar la fase de posesión, el grado de dificultad es creciente: se empieza desde la circulación del balón con las manos (sin oposición), para después incrementar el grado de dificultad jugando contra oposición pasiva, semiactiva y real. Para trabajar la fase de no posesión se detendrá el juego para corregir posiciones y se

podrá provocar la reiteración de situaciones de ataque en determinadas zonas, según el modelo de juego del equipo contrario. Este tipo de tareas prevé muchas interrupciones por parte del entrenador; físicamente no posee un alto nivel de tensión, duración o velocidad, y desde el punto de vista de la complejidad no requiere mucho desgaste mental, pero sí debe mantenerse en la especificidad del modelo de juego (desde un entorno estable hasta llegar a momentos muy cortos de juego real). Esta forma didáctica se puede realizar el día de subdinámica-recuperación activa. Representación gráfica

Descripción

11 x 11 con limitación de intervenciones y movimientos del equipo que defiende para facilitar la asimilación de los movimientos del equipo que ataca.

ACCIONES COMBINADAS COLECTIVAS (ACC) Son acciones en fase de posesión generalmente sin oposición, con la totalidad del equipo en el campo para trabajar los medios técnico-tácticos grupales y colectivos. Normalmente, se comienza desde el portero para acabar con la finalización, cuidando los movimientos colectivos. La situación de 11 x 0 facilita la comprensión y orienta la atención en la fase de ejecución y de coordinación de movimientos entre los jugadores.

Es de esperar una alta velocidad de juego (decisión y ejecución) y, como consecuencia, una alta velocidad de contracción. El entorno es mínimamente inestable porque varía según la posición del balón, a pesar de la ausencia de los contrarios, con la consecuente adaptación de los jugadores. Este tipo de trabajo se podría realizar el día de subdinámica-velocidad o subdinámicarecuperación activa, variando los parámetros de tiempo y espacio. Representación gráfica

Descripción

Situación de 11 x 0, haciendo hincapié en la precisión de los pases y la velocidad de ejecución.

TRABAJO ESPECÍFICO DE PREPARACIÓN FÍSICA (PF) Se trata de un conjunto de métodos de entrenamiento orientados hacia la mejora condicional de algunos factores específicos (entendido también como trabajo complementario), presentado de forma más alejada de la realidad del juego (descontextualización), aunque las pretensiones de las últimas corrientes (que también coinciden con las nuestras) son que esta forma didáctica se acerque lo más posible a la realidad del fútbol en general y de nuestro modelo de juego en particular. Los objetivos pueden ser diferentes: resistencia, fuerza, coordinación, activación

neuromuscular, etc. Y los métodos también: CCVV (carrera continua con velocidad variable), continuo, fraccionado, circuit training, etc. A pesar de que en esta forma didáctica nos alejamos del concepto de complejidad del fútbol y separamos la dimensión condicional de las demás dimensiones del jugador, creemos que en momentos puntuales será útil usarlas para la recuperación de la fatiga mental, prevenir lesiones y variar la rutina del entrenamiento. Según los objetivos específicos de la preparación física, su colocación en el microciclo puede variar desde el martes hasta el sábado. Representación gráfica

Descripción

Trabajo de fuerza/velocidad aplicado al pase y desmarque de finalización.

LÍNEAS PROGRESIVAS (LP) Se trata de una tarea útil para el desarrollo, sobre todo ofensivo, de toda una línea entera del modelo de juego. En esta forma didáctica, el juego es continuado con la existencia de todas las subfases, pero con la variante de que las jugadas se empiezan siempre con los jugadores atrasados cuando la jugada acaba (balón fuera, gol, falta a favor...). Aparte del portero y una línea completa, tienen que estar presentes también un elemento de cada una de las líneas que quedan, mientras que el equipo contrario jugará en inferioridad numérica. El campo es reducido, ya que hay un bajo número de participantes, la complejidad es media y responde a la categoría de juego reducido. Este tipo de tarea se puede proponer el día de subdinámica-tensión. Representación gráfica

Descripción

Situación de 7 x 5 para trabajar los movimientos de la línea que se forma en ataque organizado entre los dos laterales y los dos mediocentros, más la colaboración del pivote (que representa la línea atrasada) y el delantero centro (que representa la línea más adelantada).

JUEGO DE POSICIONAMIENTO (JP) Es una actividad útil para acomodar y probar de una forma facilitada (superioridad numérica) los principios y los medios técnico-tácticos colectivos. Normalmente en campo entero, se disponen los once jugadores según el sistema de competición, contra un número de contrarios que progresivamente aumentará. La diferencia de esta forma didáctica con la de «movimiento y evoluciones» radica en la intensidad, ya que en el juego de posicionamiento se pretende trabajar la fase ofensiva y la recuperación del balón después de una pérdida, por lo que el juego será más continuado. Como variante, al equipo de once jugadores se le puede limitar sus desplazamientos, circunscribiendo así su participación en algunas zonas del campo, por ejemplo, la línea defensiva no puede superar la zona de Iniciación B. En general, en el juego de posicionamiento se pedirá a los jugadores que no pierdan la posición (mantenimiento de la estructura del sistema), con desplazamientos largos, y que sepan aprovechar la situación de compañeros libres. Las características de esta tarea nos llevan a encuadrarla entre las de «juego real simplificado», con un nivel medio de complejidad. En el microciclo, esta forma didáctica se puede llevar a cabo el día de recuperación activa, cuando el equipo que está en inferioridad numérica está compuesto por los jugadores que no han jugado el partido

anterior. Esta misma tarea, aumentando los tiempos de trabajo, se puede proponer el día de subdinámica-duración como parte preparatoria de la forma didáctica 11 x 11. Representación gráfica

Descripción

Situación de ataque organizado en superioridad numérica 11 x 8. Los jugadores del equipo con superioridad numérica no pueden abandonar las zonas asignadas a excepción de uno por cada sector. El equipo que está en inferioridad numérica se queda en su zona de ocupación.

FORMA DIDÁCTICA 11 X 11 Es la actividad que más se acerca al partido de competición. La diferencia es que en este trabajo se busca perfeccionar algunos aspectos específicos para el partido siguiente. Evidentemente, entra en las situaciones técnico-tácticas de juego real, con un alto desgaste mental. Desde el punto de vista físico, las exigencias son muy similares a la competición, por eso el día más idóneo del microciclo es el día de subdinámica-duración. Representación gráfica

Descripción

Partido de 11 x 11 con el equipo titular, que se enfrenta a un equipo estructurado de forma similar a la del próximo rival de competición.

CINCUENTA POR CIENTO (50%) Se trata de un partido que respeta las reglas reales. Los equipos están compuestos por el 50% (más un eventual comodín) de todos los jugadores disponibles para el entrenamiento; según el número de participantes, variarán las dimensiones del campo. Es un tipo de tarea que responde a la categoría de juego real simplificado, y, jugando con las dimensiones del campo y el tiempo de juego, puede ser propuesto en todos los días del microciclo (variando los parámetros de tiempo y espacio), menos el día anterior al partido. Representación gráfica

Descripción

Situación de 8 x 8 más comodín en campo reducido (según los objetivos físicos y técnico-tácticos), respetando los puestos específicos, dentro de los límites establecidos e intentando asemejarlo lo más posible con el juego real.

JUEGO DEL FÚTBOL CON ESPACIOS REALES (JFER) Es un ejercicio parecido al «juego del fútbol» pero respetando los espacios reales, en relación con el número de jugadores que participan en la tarea y que normalmente van desde cinco hasta ocho por cada equipo. El espacio de juego es la mitad del campo, en el que un equipo defiende la portería real y trata de marcar en la(s) portería(s) colocadas a la altura del medio campo, simulando una salida de balón desde la zona de Iniciación B hasta la zona de Progresión. Esta tarea intenta mantener las proporciones del campo real, los dos equipos tienen que tener elementos en las tres líneas, respetando las demarcaciones del modelo de juego. El juego requiere una intensidad alta, por lo que puede ser conveniente formar tres equipos, haciendo que uno de ellos descanse. El cambio de equipo podría efectuarse cada gol o cada dos o tres minutos. Esta tarea puede estar colocada en el día de subdinámica-tensión y ser considerada como un juego real simplificado.

Representación gráfica

Descripción

Situación de 8 x 5. El objetivo es finalizar con éxito en una de las tres porterías (sin porteros) para el equipo con superioridad numérica, simulando la salida del balón desde atrás. El equipo con superioridad numérica no puede salir de la zona delimitada cuando está en fase de posesión. El equipo con inferioridad numérica tiene que finalizar, después de una eventual recuperación, en la portería grande con portero.

RONDO TÁCTICO (RO) Se trata de un «juego correctivo», pero puede ser considerado como una forma didáctica específica. El objetivo, en fase de posesión, es mantener el control del balón, mientras que en fase defensiva se pretende mejorar los momentos de entrada y el posicionamiento para la interceptación. Algunos puntos importantes del rondo táctico en los que se debe hacer un especial hincapié son: 1. Buscar el balón con movimientos de «pique». 2. Mantener el equilibrio con 10-15 metros de distancia entre los jugadores. 3. No estar nunca en situación de parado, tratando de estar siempre ocupando una línea de pase. 4. Siempre habrá un pivote en el centro del rondo, como comodín equidistante de los compañeros exteriores, buscando triangulaciones. 5. Los defensores tienen que recuperar el balón o sacarlo del rondo, no vale sólo con tocarlo.

Desde el punto de vista grupal, las relaciones óptimas entre atacantes y defensores son: 4+1x2/4+1x3/3+1x2/4+1x4 Consideramos útiles los rondos tácticos desde el punto de vista colectivo cuando el nivel de complejidad es mayor por el aumento del número de jugadores. En rondos colectivos, los equipos pueden ser dos (por ejemplo, 7 x 7 + 3 comodines) o tres (por ejemplo, 6 + 6 x 6). En estos rondos de mayor envergadura se podrían trabajar algunos principios, como el cambio de juego con circulación rápida de balón, o aspectos mentales, como el cambio rápido de rol (defensa/ataque, ataque/defensa). El «rondo táctico» puede estar dentro de las tareas de juego real simplificado y ser utilizado todos los días del microciclo, según los objetivos específicos que se pretendan conseguir. Representación gráfica

Descripción

Rondo colectivo ocho contra ocho más tres comodines: el equipo que tiene la pelota juega abierto y con la ayuda de los comodines, si pierde el balón se cierra rápidamente e intenta recuperarlo donde lo ha perdido (cambio de rol).

TRABAJO DE ESTRATEGIAS A BALÓN PARADO (TE) Esta tarea se realiza fundamentalmente para coordinar los movimientos e intenciones del equipo en situaciones de balón parado en fase de ataque y en fase defensiva, respetando los principios específicos del modelo de juego. Para un correcto aprendizaje (que irá desde lo simple hasta lo complejo), es oportuno respetar algunas pautas atendiendo al día de entrenamiento del microciclo. Generalizamos el desarrollo de esta forma didáctica del siguiente modo: 1. 2. 3. 4.

Presentación en la pizarra o vídeo. Movimientos específicos sin balón (subdinámica-recuperación activa). Movimientos específicos con balón (subdinámica-recuperación activa). Movimientos específicos con balón y contrarios que actúan de forma activa y semiactiva

(subdinámica-recuperación activa). 5. Movimientos específicos con balón y contrarios que actúan de forma activa y en inferioridad numérica (subdinámica-tensión). 6. Movimientos específicos con balón y contrarios que actúan de forma activa en igualdad numérica (subdinámica-tensión). 7. Movimientos específicos con balón y contrarios en situación de competición entre dos equipos, con posibilidad de contraataque en caso de recuperación del balón, después de una situación de estrategia en contra, y organización defensiva en caso de pérdida después de una situación de reanudación del juego a favor (subdinámica-velocidad con muy bajo número de repeticiones). 8. Partido con reglas de provocación que generen más posibilidades de repetir estrategias a balón parado con mayor reiteración de un partido de competición (subdinámicaduración).

Desarrollo metodológico en la enseñanza del modelo En cuanto a la metodología que podemos llevar a cabo a la hora de la enseñanza/aprendizaje del fútbol y, más en concreto, del aprendizaje de nuestro modelo de juego por parte de nuestros jugadores, recogemos algunas de las aportaciones de Vegas et al. (2012), que nos muestran una metodología basada en la implicación cognitiva del jugador. Hemos de decir que es muy importante que los jugadores sean partícipes de su propio proceso de asimilación y posterior desarrollo del modelo; por ello, presentamos una tendencia un tanto más acentuada hacia las propuestas en las que el principal elemento es el propio jugador y sobre el cual ha de girar todo el proceso. No obstante, y atendiendo a los diferentes niveles de complejidad y variadas formas didácticas que ya hemos presentado anteriormente, nos parece más oportuno plantear que para el desarrollo metodológico de nuestras propuestas tengamos a nuestra disposición todos los modelos metodológicos, ya que, como hemos referido en capítulos anteriores, a la hora de plantear y planear un microciclo hemos de tener muy en cuenta la carga cognitiva que la naturaleza de cada tarea requiere por parte de los jugadores. En definitiva, lo que queremos decir es que, en función de cada momento del microciclo, de las tareas propuestas y de las necesidades derivadas de los objetivos pretendidos para el modelo, podremos servirnos de unas u otras formas metodológicas para sacar el máximo rendimiento al trabajo propuesto. Así, presentamos las siguientes tablas, extraídas de Vegas et al. (2012), en las que aparecen los diferentes modelos metodológicos a utilizar.

MODELO TÉCNICO O TRADICIONAL Estilos de enseñanza

Mando directo Asignación de tareas

Estrategia en la práctica

Analítica Analítica secuencial

Técnica de enseñanza

Instrucción directa

Modelos de entrenador

Técnico Productivo Expresivo

Ámbito de actuación

Federativo Competitivo

Papel del jugador

Pasivo Ejecutar las instrucciones del entrenador

Estrategias metodológicas

Aprendizaje por repetición Minimización del error durante el aprendizaje

MODELOS ALTERNATIVOS O TÁCTICOS DE ENSEÑANZA DEPORTIVA

Estilos de enseñanza

Descubrimiento guiado Resolución de problemas Individualizadores Creativos

Estrategia en la práctica

Global y global polarizada

Técnica de enseñanza

Mediante la búsqueda

Modelos de entrenador

Interpretativo Sociocrítico

Ámbito de actuación

Educativo Formativo Recreativo

Papel del jugador

Activo Capacidad para generar y controlar sus propios conocimientos

Estrategias metodológicas

Implicación del jugador y darle protagonismo Intereses de los alumnos Individualización

En referencia a estas tablas, por ejemplo la forma didáctica del «ejercicio

correctivo», dadas sus características, sus objetivos se plantearán de forma que el modelo tradicional de enseñanza sea el más apropiado, como lo es el modelo alternativo en la forma didáctica «11 × 11», en la que el objetivo principal es la búsqueda de la autonomía del jugador y el desarrollo de su creatividad para acercarse lo más posible a la realidad de la competición. A partir de estos datos, podemos construir un continuum de realización con todos los estilos de enseñanza, desde el más analítico o tradicional hasta el más táctico o creativo, de modo que en nuestros planteamientos podamos nutrirnos de cualquiera de ellos, sin olvidarnos de que el objetivo final es el desarrollo de la inventiva y la imaginación, cualidades necesarias en un entorno tan imprevisible como el del fútbol; por eso reiteramos la importancia del modelo alternativo, ya que es el que más se adapta a la naturaleza de un deporte de equipo como el fútbol.

Gráfico 11. Diferencias entre el modelo tradicional y los modelos tácticos

Las formas didácticas anteriormente descritas según sus características pueden ser propuestas con un modelo de enseñanza apropiado según su naturaleza; de ese modo, a continuación indicamos la tendencia que presentan cada una de las formas didácticas hacia cada modelo metodológico. 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Juego del fútbol → modelo táctico. Juego correctivo → modelo tradicional. Ejercicio correctivo → modelo tradicional. Trabajo de líneas → modelo táctico. Movimiento y evoluciones → modelo tradicional/táctico. Acciones combinadas colectivas → modelo tradicional.

7. Trabajo específico de preparación física → modelo tradicional. 8. Líneas progresivas → modelo táctico. 9. Juego de posicionamiento → modelo táctico. 10. Forma didáctica 11 × 11 → modelo táctico. 11. Cincuenta por ciento (50%) → modelo táctico. 12. Juego de fútbol con espacios reales → modelo táctico. 13. Rondo táctico → modelo táctico. 14. Trabajo de estrategias a balón parado → modelo tradicional/táctico.

La pretemporada Dependiendo del nivel del equipo y del tiempo disponible, la pretemporada será un «proceso de readaptación del jugador a la actividad competitiva y un proceso de coadaptación entrenadores-jugadores» (Pol, 2011). Es importante que en pretemporada los jugadores asimilen los principios del modelo de juego y, al mismo tiempo, que readapten el organismo a los esfuerzos específicos del fútbol. También para el entrenador es un período de adaptación desde el punto de vista conceptual: sus ideas de fútbol (modelo de juego) tienen que reorganizarse en relación con los jugadores disponibles.

Para ello, el entrenador y sus colaboradores deben dar mucha importancia a la observación de los jugadores y a las respectivas relaciones o microsociedades que se van formando de manera natural tanto en partidos como en entrenamientos, para evaluar si pueden influir positivamente en el juego del equipo. Las tareas en la pretemporada, por tanto, estarán dirigidas, por un lado, hacia la comprensión de las ideas del entrenador, y, por otro, hacia el desarrollo de la creatividad para dar posibilidad al entrenador de observar y evaluar el potencial del equipo y adaptarlo a sus ideas. La pretemporada, como todo proceso de entrenamiento, está caracterizada por el intercambio enseñanza/aprendizaje entre jugadores y entrenador. Dicha relación tiene que ser bidireccional para que se desarrolle de manera completa. Desde el punto de vista de la periodización, la división en bloques de la pretemporada puede ser una buena solución para llegar al período competitivo con un estado de forma psicofísica aceptable. No queremos hablar en este apartado de cuantificar los microciclos porque cada equipo es distinto y tiene exigencias diferentes. Consideramos que el primer bloque tiene que estar formado por tareas con características generales y de fácil comprensión (según el nivel del equipo); los principios de tipo colectivo, desde el general al particular; los esfuerzos tienen que estar orientados hacia el trabajo aeróbico de tipo extensivo, y los medios técnico-tácticos son colectivos para ofrecer una imagen mental general del modelo de juego. El segundo bloque tiene que ser más intensivo, con el desarrollo de medios técnico-tácticos grupales para llegar más hacia lo particular y trabajar a escala sectorial e intersectorial; desde una perspectiva física, en las tareas se aumentará la cantidad de saltos, finalizaciones, luchas y cambios de direcciones. Cabe recordar que el fin último de la pretemporada es que cada jugador, en función de sus características, sepa identificarse con el modelo de juego y que, al mismo tiempo, el entrenador pueda identificar a cada jugador en su modelo.

Gráfico 12. Estructuración de la pretemporada em bloques

La necesidad de un programa complementario Teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho con respecto a la pretemporada, existe una pregunta obligada que debemos formularnos: ¿es necesario plantear un programa paralelo al de pretemporada para mejorar las capacidades y las cualidades físicas de nuestros jugadores y favorecer la asimilación del modelo de juego? Siguiendo a Ortega (2003), entendemos que nuestros jugadores vienen de un período de tiempo más o menos largo de inactividad y que algunas de las cualidades físicas necesarias en el fútbol hay que empezar a desarrollarlas desde el mismo inicio de la pretemporada; por lo tanto, en nuestro caso, la respuesta es claramente afirmativa, ya que lo que pretendemos es potenciar en nuestros jugadores una serie de cualidades físicas que posteriormente servirán de soporte para el desarrollo del modelo de juego, con lo que podemos incluso aumentar la eficacia de nuestros entrenamientos de pretemporada. En definitiva, de lo que se trata es de intervenir lo antes posible en las deficiencias físicas que nuestros jugadores puedan arrastrar del período de inactividad y que con el trabajo extensivo que vamos a plantear en el primer bloque de la pretemporada no nos resulta suficiente. Por tanto, en este primer período del año que comprende la pretemporada vamos a incluir un trabajo paralelo que llamaremos complementario, que adquiere una especial importancia.

Nosotros intentaremos basar nuestro trabajo complementario partiendo de un análisis de las características y exigencias condicionales de nuestro deporte, el fútbol, en la propia competición. Para ello, debemos tener muy en cuenta los siguientes aspectos (Ortega, 2003): • El equipo y su actividad competitiva: — Modelo de juego (objetivos y desarrollo). — Selección de medios técnico-tácticos grupales y colectivos. • El perfil fisiológico del juego: — Aspectos externos (distancias recorridas, tipos de esfuerzo, etc.). — Aspectos internos (frecuencia cardiaca, lactato, glucógeno, etc.). — Antropometría (edad, peso, altura, composición corporal, etc.). • Requerimientos energéticos: — Fuerza (cualidad específica para acciones de alta intensidad). — Resistencia (cualidad fundamental para retardar y soportar la aparición de la fatiga, y para mejorar la capacidad de recuperación). — Velocidad (cualidad física objetiva para resolver situaciones rápidas). — Complementarios (amplitud de movimiento, coordinativas, etc.). • Estudio previo: — Historial deportivo-ficha individual (antiguo y reciente, lesiones...). • El fútbol moderno exige de un jugador que sea rápido, fuerte y capaz de mantener un alto nivel de resistencia y de rendimiento, incluso con elevados niveles de fatiga acumulada, además de un «saber hacer» relacionado íntimamente con todas las estructuras del jugador descritas en apartados anteriores. Por y para ello debemos plantear el trabajo. MANIFESTACIONES DE LA VELOCIDAD EN EL FÚTBOL Velocidad de reacción Capacidad de aceleración Velocidad de traslación Resistencia a la capacidad de aceleración Resistencia a la velocidad Resistencia a la fuerza rápida Velocidad gestual Velocidad técnica

TIPO DE RESISTENCIA

Velocidad Aceleración Resistencia a la velocidad Resistencia de alta intensidad Resistencia de media intensidad Resistencia de baja intensidad

¿Y el resto de la temporada? Desde nuestro punto de vista, para el resto de la temporada, este trabajo complementario también debe seguir presente, aunque con un objetivo distinto al que hemos planteado durante el período preparatorio. Durante el resto de la temporada, el trabajo complementario estará orientado hacia el objetivo de paliar las posibles deficiencias no sólo físicas, sino también inherentes a las otras estructuras (cognitiva, coordinativa, socioafectiva, emotivovolitiva, creativoexpresiva, condicional) del jugador, para intervenir, en principio, de forma analítica en los diferentes aspectos que pueden mejorar el rendimiento. En relación con el apartado condicional, también podemos tomar el trabajo condicional como medio de ayuda para la readaptación de cualquier jugador que haya podido estar lesionado. El término complementario «sirve para completar o perfeccionar algo» (RAE), los contenidos de este apartado sirven sólo como soporte para la mejora de algo superior que es el juego colectivo del equipo, y no tiene que condicionar el proceso de entrenamiento sino sólo complementarlo.

Entrenamiento específico del portero como trabajo complementario

El rol del portero, por su naturaleza, tenemos que considerarlo bajo dos puntos de vista diferentes: por un lado, no podemos pensar que desarrolle sus cualidades técnico-tácticas, su influencia en el modelo de juego en las cuatro subfases y sus relaciones si no participa en las tareas de la periodización táctica en conjunto con sus compañeros, pero, por otro lado, creemos oportuno un entrenamiento específico complementario más analítico para reforzar la relación entre él y el balón. En la periodización táctica están planificadas algunas tareas en las que no está prevista la participación de los porteros. En estas ocasiones éstos tendrán que hacer entrenamientos específicos de simulación en situaciones de juego en las que un mínimo error podría resultar fatal para el equipo. En general, éstas son las situaciones en las que en defensa organizada y en organización defensiva el balón está controlado por el contrario en las proximidades del área o dentro de la misma. En este apartado no vamos a clasificar los diferentes gestos técnico-tácticos que debe cumplir el portero según las situaciones del juego, pero sí vamos a proponer un método de entrenamiento que pueda mejorar las habilidades de las variadas intenciones tácticas, como respuestas ante un lanzamiento, un centro, un pase al área y una situación de 1 x 1. Si tomamos como referencia el modelo conceptual de la prestación humana (Schmidt, Wrisberg, 2000), podemos construir sesiones de entrenamiento que focalicen la atención en algunos aspectos cognitivos y condicionen los gestos motores específicos del portero.

Gráfico 13. Modelo conceptual de Schmidt

Como podemos observar, el modelo conceptual de Schmidt puede ser útil para la elección de contenidos de entrenamiento que permitan trabajar de forma predominante sobre algunos elementos de su modelo, sin olvidarnos que en cualquier gesto motor humano que tenga un significado y un fin todos o casi todos los elementos están interrelacionados entre sí.

Consideramos el entrenamiento específico del portero bajo un enfoque un poco diferente de lo que hemos descrito hasta ahora, porque pensamos que su preparación no sólo está orientada hacia la asimilación del modelo de juego, sino también hacia una formación que se acerca a los deportes individuales, sobre todo, como hemos dicho anteriormente, cuando el balón se aproxima a la propia portería. Desde ahora, vamos a considerar sólo esta última característica (que condiciona enormemente el resultado de un partido) para la mejora del gesto técnico y los parámetros de fuerza, velocidad y precisión en respuesta a variadas situaciones. Después de años de experiencia y estudios de partidos, pensamos que el portero puede aprender todos los programas motores en respuesta a la infinidad de posibilidades del juego; puede parecer una paradoja, pero no es así, porque al ser infinitos, los parámetros y las correcciones de programas motores son finitos (Schmidt, Wrisberg, 2000). Por ejemplo, el programa motor de la tirada lateral para desviar un balón a media altura con diferentes velocidades de aproximación es el mismo, pero varían los parámetros (como los de fuerza y velocidad) para regularizar la respuesta adecuada. Analizando el modelo de la prestación humana de Schmidt, encontramos como primer elemento el input, o sea el estímulo, que condiciona todo el proceso de respuesta. Esto nos sugiere que el portero tiene que estar preparado para analizar determinados estímulos y pasar de otros. Una investigación de Williams y Davids, citados por Schmidt y Wrisberg (2000), realizada para evaluar en una situación de ejercitación de 1 x 1 a dos grupos de futbolistas con experiencia diferente (uno tenía por lo menos trece años de actividad, mientras que el otro tenía cerca de cuatro), ha revelado que los tipos de información extraídos eran distintos para los dos. Los jugadores más experimentados se fijaban más tiempo en la cintura del contrario, mientras que los sujetos de menor experiencia ponían su atención sobre los pies y sobre el balón, ofreciendo respuestas más lentas con respecto al grupo más experto. Esto nos lleva a proponer en los entrenamientos tareas en las que el portero perfeccione sus estrategias en la filtración de los estímulos significativos, por ejemplo, desatendiendo el pie del contrario que impacta con el balón para fijarse en otros puntos del cuerpo del tirador que sugieren la posible trayectoria del balón. La identificación del estímulo es el primer estadio de elaboración de la información, que, en casi la totalidad de los casos, se trata de información

visual y viene canalizada hacia dos zonas diferentes del cerebro para el control del movimiento. Tendremos, entonces, una vía especializada en la identificación consciente (más lenta) de los objetos que se encuentran en nuestro campo visual (visión focal) y una vía especializada en captar los movimientos y la posición de los objetos en el ambiente (inconsciente y más rápida), que ofrece información sobre nuestros propios movimientos con respecto a los objetos (visión ambiental). Identificar el estímulo de manera correcta nos permite responder apropiadamente sin la necesidad de modificaciones en los estadios sucesivos. El portero debe tener un bagaje de experiencia que le permita reconocer de forma automatizada los estímulos significativos (después de un primer proceso de filtración) para responder lo más rápido posible. En el ámbito de la toma de información visual encontramos dos modalidades: la toma de información psicosemántica, que da significado a una acción del juego (como cuando un portero prevé un probable pase de finalización) y la toma de información psicosensomotriz, para asegurar una interacción óptima entre acción motriz y ambiente (como la búsqueda del timing correcto en una salida). La identificación del estímulo es fruto de la experiencia, pero el entrenamiento puede ofrecer muchas variantes para que el cerebro responda con más eficacia y en menor tiempo. Encontramos útil el entrenamiento con vídeos para que el portero sepa identificar las acciones del juego y darle un sentido para desarrollar la capacidad de anticipación. Para optimizar el entrenamiento en el campo y la capacidad de percibir e identificar estímulos visuales para interceptar/parar balones a distancias cercanas, proponemos un programa de trabajo en el que se puedan ejercitar de forma consciente las diferentes habilidades visuales seleccionadas (Antúnez, 2003). 1. Agudeza visual estática: capacidad de detectar y reconocer las imágenes al detalle cuando el observador y el objeto están en reposo (visión focal). 2. Agudeza visual dinámica: capacidad para detectar y reconocer objetos en movimiento. 3. Motilidad ocular: habilidad visual que permite la exploración espacial en todas las direcciones con o sin movimientos de la cabeza. 4. Campo visual: espacio visual que los ojos pueden dominar sin

necesidad de movimientos secundarios. Podemos distinguir dos tipos de campo visual: a) El campo visual central, o sea, el punto de mayor agudeza visual. b) El campo visual periférico, es decir, la capacidad de identificar los estímulos visuales alrededor del objeto sobre el que se fija la mirada. 5. Estereopsis: habilidad binocular para interpretar las distancias relativas entre objetos en las tres dimensiones con el objetivo de realizar cálculos en profundidad de objetos (portería, balón, compañero). 6. Coordinación oculosegmentaria: capacidad que tiene el sistema visual para guiar el movimiento de manos (oculomanual) y/o de pies (oculopodal), según la interpretación de la señal. En esta capacidad, en el rol del portero, es muy importante la precisión y la velocidad del movimiento, sobre todo desde distancias muy reducidas. En esta última capacidad visual, es más evidente que nunca podemos separar los diferentes estadios del modelo conceptual de la prestación humana; siempre irán conjuntas percepción y movimiento. Nuestra intención es analizar para favorecer algunos contenidos de entrenamiento más que otros. Después de una correcta identificación del estímulo comienza el estadio de selección de la respuesta, en el que se decide el tipo de respuesta a emitir. En este estadio la experiencia (y, por tanto, también un entrenamiento apropiado) permite reducir los tiempos de reacción. Como consecuencia, si pensamos que la fase de selección de la respuesta ocupa cerca de la mitad del tiempo de reacción total en la elaboración del estímulo (Saibene, Rossi y Cortili, 1986), se puede comprender su importancia en la prestación deportiva. Un portero experto que se encuentra delante de un delantero a punto de tirar filtra algunas informaciones y desecha otras que considera irrelevantes, de este modo reduce al mínimo las alternativas (la percepción de que el contrario está a punto de tirar ha anulado las posibilidad de un pase o de un regate). La relación estable entre el número de alternativas estímulo-respuesta y el tiempo de reacción de elección es descrita por la ley de Hick: al aumentar las parejas estímulo-respuesta, el tiempo de reacción de elección aumenta de manera lineal. Para optimizar la capacidad de selección de respuestas adecuadas en el

entrenamiento específico hay que proponer ejercicios estructurados de una manera más que de otra, es decir, hacer una distinción entre ejercicios por bloques y ejercicios aleatorios. Los ejercicios por bloques son una secuencia de ejercicios en los cuales se repite varias veces el mismo contenido; este tipo de ejercicios puede ser útil para un aprendizaje inmediato del movimiento (como en deportes individuales), pero para favorecer una mejor retención del gesto y reducir los tiempos de reacción en un contexto variable como el fútbol (Schmidt y Wrisberg, 2000) es más oportuno proponer ejercicios aleatorios, es decir, una secuencia de ejercicios en los cuales se ejecuta una variedad de contenidos diferentes (por ejemplo, combinar una salida por alto, una parada al suelo y un pase con las manos de modo imprevisible), evitando o minimizando la repetición consecutiva de cada acción. El tercer estadio de la elaboración es el de la programación de la respuesta, en el que se organiza el sistema motriz para efectuar el movimiento deseado. El programa motriz es una estructura abstracta que antecede a la acción y contiene los patrones de conducta de contracción y relajación muscular, produciendo los oportunos niveles de fuerza y de timing para ejecutar el movimiento correcto. En un programa motriz la relación entre las fuerzas expresadas por los músculos que participan en la acción es constante, como es constante la estructura temporal, es decir, la estructura del tiempo relativo para los movimientos concretos. Si tomamos como ejemplo un portero que efectúa una parada en caída lateral baja hacia la derecha, observamos que podría ser capaz de parar tanto un tiro muy fuerte con un determinado ángulo como un tiro más débil con el mismo ángulo. En este caso, el portero, para interceptar los dos balones, ha utilizado el mismo programa motor, pero se han modificado los parámetros, es decir, la duración global y/o la fuerza en su conjunto, teniendo como resultado la modificación del tiempo total del movimiento, manteniendo constante la selección de los músculos implicados. Todo esto justifica la presencia de programas motores generalizados ya aprendidos en el entrenamiento, sobre los cuales, para afrontar las variables del ambiente, se pueden modificar algunos parámetros. Cuanto más se ejercita el proceso de parametrización, más hábil se vuelve el portero para determinar los valores de los parámetros que sirven para ejecutar los movimientos apropiados. Por todo esto, en nuestra propuesta, junto con los ejercicios aleatorios, es útil combinar unos ejercicios variados para desarrollar competencia en la

parametrizacion de dimensiones diferentes del mismo programa motor generalizado. Resumiendo, los ejercicios aleatorios facilitan la recuperación de la memoria de programas motrices diferentes en función de las distintas peticiones del contenido (selección de la respuesta), mientras que los ejercicios variados ayudan a diferenciar los parámetros del mismo programa motor (programación de la respuesta). Por tanto, consideramos útil la propuesta de un tipo de ejercicios aleatorios-variados (Schmidt y Wrisberg, 2000). Una vez elegido el programa motor, la orden del movimiento llegará a la médula y sucesivamente a los músculos. Algunos movimientos pueden ser relativamente lentos, controlados a nivel consciente durante la ejecución del gesto. Los movimientos lentos (más de 300 ms) pueden ser controlados por un mecanismo de detección de errores (comparador) que compare el estado que se quiere alcanzar con el estado actual (el sistema de control utilizado será un circuito cerrado). Según la velocidad de la acción motriz, se tendrán diferentes vías de control de la acción misma: la más lenta es la visión focal, que pasa por el comparador al final del proceso del gesto motriz; la visión ambiental (periférica), que tiene un camino más corto y no pasa por el estado consciente (comparador), puede modificar mínimamente el programa motor. El feedback propioceptivo manda información al comparador desde los músculos y tendones para informar sobre su estado. Las vías M1 y M2 son las más cortas y rápidas, y corresponden al reflejo miotatico del estiramiento. Finalmente, hay gestos donde el sistema de control no puede ser utilizado por culpa de su velocidad (sistema abierto), o puede utilizarse sólo en parte porque el tiempo de movimiento es muy rápido, desde los 40 ms hasta los 200 ms. En nuestro entrenamiento específico proponemos ejercicios donde se prevén acciones de confusión que provocan rápidas adaptaciones a nuevas e imprevistas situaciones para mejorar la capacidad de transformación, o sea la capacidad de adaptar, transformar o sustituir la acción motriz programada en curso, en función de la variación de la situación (Bonaccorso, 1999), estrechamente ligada al mecanismo de control anteriormente descrito. Para acabar, es importante acostumbrar al portero a reconocer los estímulos más útiles, seleccionar la respuesta adecuada para efectuar el programa motor en el menor tiempo posible, teniendo la posibilidad de corregirlo ante una variación de la situación en un entorno que por su

naturaleza es inestable. Por eso, es fundamental efectuar un tipo de entrenamiento que pueda considerar los aspectos cognitivos que acabamos de describir, proponiendo a tal fin una gran variedad de ejercicios.

Gráfico 14. Contenidos específicos del entrenamiento del portero

El trabajo compensatorio Del mismo modo que hemos planteado un programa paralelo y con carácter complementario para nuestros jugadores, encontramos útil un trabajo compensatorio con el objeto de prevenir posibles lesiones que vienen derivadas del propio fútbol, como los problemas relacionados con el pubis o los isquiotibiales. Así, también consideramos imprescindible tener en cuenta un programa de trabajo compensatorio y que estará presente durante toda la temporada, centrado, por ejemplo, en el fortalecimiento de la musculatura de la zona CORE (zona del tronco y glúteos), y también en la propuesta de un gran número de ejercicios útiles para el desarrollo progresivo del equilibrio, el trabajo excéntrico de las extremidades inferiores o control postural.

Gráfico 15. Estructura general del modelo de entrenamiento 1. Tamarit, X. 2007.

Bibliografía

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Estiramientos y movilidad Albrecht, Karin 9788499106571 152 Páginas

Cómpralo y empieza a leer ¿Es usted un deportista, un entrenador o un fisioterapeuta que está buscando una selección de ejercicios recopilados por técnicos competentes sobre el tema de los estiramientos y la distensión? Estiramientos y movilidad. Un manual para expertos, de Karin Albrecht y Stephan Meyer, consta de tres partes: la teoría, donde se ofrecen las bases anatómicas y fisiológicas de la musculatura esquelética, y se definen los conceptos y las características de la distensión; la práctica, con los aspectos básicos de la distensión y sus aplicaciones en el entrenamiento, y los ejercicios, que incluye más de 120 ejercicios de distensión con recomendaciones en cuanto al tiempo, la intensidad y las variantes. Karin Albrecht es instructora, conferenciante internacional y docente de la School for Training and Recreation (STAR) en Suiza, de la que es cofundadora, donde imparte clases de movilidad, postura corporal, sensomotricidad y estabilización muscular. Centra sus intereses en la formación, la profundización de los conocimientos y el apoyo teórico y práctico a entrenadores. Es autora, entre otras, de Körperhaltung. Modernes Rückentraining ('Postura corporal. Entrenamiento moderno

de la espalda'), Intelligentes Bauchmuskeltraining ('Entrenamiento moderno de la musculatura abdominal') y Funktionelles Training mit dem großen Ball ('Entrenamiento funcional con balón suizo'). Stephan Meyer es fisioterapeuta y dirige la sección de Fisioterapia y Rehabilitación en el Swiss Olympic Medical Center del Sportwissenschaftlichen Instituts am Bundesamt für Sport (Instituto de Ciencias de la Actividad Física en la Oficina Federal para el Deporte) en Magglingen (Suiza). Fue miembro del equipo médico suizo en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Sidney 2000. Posee una gran experiencia en la rehabilitación de deportistas de élite en las disciplinas de fútbol, gimnasia artística y atletismo.

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Preparación física en el fútbol sala Parada López, Andrés 9788499106144 272 Páginas

Cómpralo y empieza a leer El auge del fútbol sala en nuestro país (hoy es el deporte con mayor nœmero de licencias federativas y uno de los más practicados), apoyado por los éxitos cosechados por las selecciones españolas masculina y femenina y por los clubes, donde los españoles son una referencia internacional, ha contribuido a la profesionalización de este deporte en todos los niveles. Esta profesionalización de clubes, jugadores y técnicos, a su vez, ha favorecido el interés por el estudio del fútbol sala y la aparición de interesantes análisis y artículos sobre las variables técticas, físicas o fisiológicas que afectan al rendimiento de los equipos. Entendemos la preparación física como la base para la realización de cualquier deporte o actividad física, y de ahí su importancia. Este libro pretende dar una visión diferente de la preparación física en el fútbol sala, considerándola no solo como el entrenamiento físico del jugador, sino también como el desarrollo integral del individuo. Se revisan los principales aspectos (generales) de la planificación y el entrenamiento de la preparación física, así como de los esfuerzos específicos requeridos en el fútbol sala desde un punto de vista muy práctico, con la ayuda de ejercicios tipo y dinámicas de grupo a desarrollar directamente en la cancha de juego y el vestuario siguiendo las últimas tendencias de entrenamiento.

Todo ello desde la perspectiva que da la experiencia de Andrés Parada como jugador de fútbol sala y deportista, principalmente, además de como técnico y preparador físico de fútbol sala en los últimos años.

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Tercera edad Pont Geis, Pilar 9788499101996 318 Páginas

Cómpralo y empieza a leer La actividad física para la tercera edad es un tema relevante, incluso estratégico, tanto desde el punto de vista personal e individual como desde una visión global de la sociedad.Así, el hecho de que una persona adulta se plantee iniciar, continuar o potenciar una actividad física, puede suponerle por una parte un cambio sustancial en su vida interior, ya que le ayudará a aumentar su equilibrio personal, mejorar su estado de ánimo y su salud, potenciar sus reflejos y proporcionarle una agilidad que podía tener estancada o mermada y, en definitiva, mejorar su calidad de vida.Así, este libro supone una aportación decisiva en el campo de la actividad física para la tercera edad, que parte de una experiencia consolidada a lo largo de los últimos años, y que puede sin duda contribuir a potenciar, el papel de la tercera edad dentro de la sociedad mejorando a la vez la calidad de vida individual.El contenido de este libro consta de dos partes generales: una primera parte basada en conocimientos y aspectos teóricos y una segunda parte en la que se desarrollan los contenidos de forma práctica.En cuanto a la teoría, se desarrolla el tema de la tercera edad desde diferentes vertientes: un estudio de todos aquellos aspectos físicos, psíquicos y socio-afectivos que caracterizan a estas personas; la alimentación; la necesidad de la práctica de la actividad física,

etc.Asimismo, se detallan aquellos elementos que intervienen para lleva a cabo un programa, o sea aquellos aspectos metodológicos que todo profesional de la actividad física debe conocer.Por último, en la segunda parte, se desarrollan las actividades agrupadas por su forma y por los objetivos que se pretenden conseguir.

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La planificación estratégica en las organizaciones deportivas Paris Roche, Fernando 9788499102030 172 Páginas

Cómpralo y empieza a leer Todas las entidades y organizaciones, y por supuesto también las deportivas, se ven sometidas hoy en día a un cambio permanente en su entorno, en sus objetivos, en su forma de actuar, en sus expectativas, en la disponibilidad de recursos. Por todo ello, las organizaciones -y también los individuos- se ven obligados, cada vez con más frecuencia, a reflexionar sobre el camino a abordar en el futuro, sobre qué hacer, por dónde ir. O sea, las entidades -y las personas- se ven apremiadas a planificar.La base de este libro es la experiencia de planificación estratégica desarrollada en el organismo estatal y le será de gran ayuda para la comprensión y la implantación del proceso que denominamos planificación estratégica en las organizaciones y entidades deportivas, que presentan ciertas diferencias cualitativas en relación a las entidades privadas con fines de lucro. Cada organización, club, entidad, construirá a partir de él sus propios métodos, conceptos y forma de proceder, centrándose en el rumbo y en los objetivos.Si está usted al frente de una organización o entidad deportiva, el autor le recomienda que: piense en su situación actual, en los puntos fuertes y débiles de su organización, en los objetivos claros y definidos que le marcan el rumbo en las

estrategias más adecuadas para cumplirlas, en los proyectos que está desarrollando, en cómo mejorarlos, etc., y si tiene dudas lea el libro con espíritu constructivo y seguro que le ayudará.Y, no lo olvide, como dice el ilustre jesuita aragonés Baltasar Gracián: Vivir anticipado, -esto es la planificación estratégica.

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Zen cotidiano Santos Nalda, José 9788499101491 238 Páginas

Cómpralo y empieza a leer Toda persona da como supuesta la unión entre el cuerpo y la mente. Sin embargo, no suele caer en la cuenta de que nuestro cuerpo exterioriza nuestro estado mental. Suele ignorar que nuestro desarrollo intelectual se realiza sobre una base física, de sensaciones corporales. Si fallan estas informaciones, perderemos la capacidad del desarrollo mental. Nuestro organismo ha desarrollado esta secuencia y cuando nuestro estado mental está perturbado, precisa reorganizarse desde la base, desde la sensación corporal. El primer paso para conseguirlo es sentir, sentir a través de nuestro cuerpo. El zen es una forma de vivir la vida, una norma de conducta, llegando a conocer sin pretender conocer, llegando a comprender sin pretender comprender, llegando a aprehender sin pretenderlo. La práctica del zen no sólo nos ayuda en la meditación, sino también, y sobre todo en nuestra vida cotidiana, en la realización de nuestras tareas habituales, dándoles un punto de vista distinto, humanizando más nuestra vida y haciéndonos comprender que somos una parte integrante e imprescindible de un Gran Todo, la Naturaleza, y del propio Universo. Este libro ha sido pensado y escrito con la esperanza de hacer

asequible a todas las personas el modo de vida Zen, de modo que pueda aplicarse a la cotidianeidad de cada cual. La redacción del texto es clara y sencilla para facilitar su lectura y comprensión a todo aquel que desee iniciarse en este camino. Sin ninguna duda, la práctica de las enseñanzas contenidas en este libro serán útiles a todos los que: desean ayudar a otros, desean vivir en armonía consigo mismo y con el entorno, y buscan sentido a su vida diaria.

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