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VIVIR EL EXILIO EN LA CIUDAD, 1928 V. R. HAYA DE LA TORRE Y J. A. MELLA

RICARDO MELGAR BAO

VIVIR EL EXILIO EN LA CIUDAD, 1928. V. R. HAYA DE LA TORRE Y J. A. MELLA . Diseño de portada: Xóchitl Zambrano Bernal Primera Edición: 2013 DR © Sociedad Cooperativa del “Taller Abierto”, S.C.L. Registro núm. 3911-P Registro de la SEP1720/80 ISBN: 978-607-8292-04-2 Alfonso Herrera No. 82. Col. San Rafael, C.P. 06470. Tel/Fax: 5705-6926 e-mail: [email protected] Impreso en México Printed in Mexico

A Hilda, mi compañera de vida, por darle ánimo y sentido a cada idea, línea y dato visible en esta obra.

Contenido

Agradecimientos.....................................................................9 Preámbulo ........................................................................... 11 La Ciudad de México: una cartografía político-cultural ........... 21 Huellas, rondas y lances ........................................................ 65 Frente al imperialismo......................................................... 127 Desafío y duelo político ...................................................... 165 Cerrando líneas y abriendo ventanas .................................... 185 Bibliografía......................................................................... 197 Índice onomástico .............................................................. 215

Agradecimientos

Esta obra es, en muchos sentidos, la expresión de mis ideas y esfuerzos, pero también de ese tejido de relaciones intelectuales que cultivé y que me abrieron la posibilidad de nuevas pistas, documentos, folletos, periódicos, revistas, carteles o volantes no siempre accesibles. Este libro es el producto de la asimilación de críticas, sugerencias y ayudas y por ello, mis agradecimientos son sinceros y fundados. A los colegas y amigos cubanos Ricardo Hernández Otero, Ana Cairo y Caridad Masson por brindarme valiosos datos para mi investigación. A Susana Montero (†), por facilitarme en vida una copia de la revista Atuei, inhallable en acervos públicos mexicanos y peruanos. A Ricardo León García –antropólogo e historiador– por su exigente revisión del borrador final en aras de la calidad y armonía entre el contenido y la forma. Al historiador Arturo Taracena Arriola por su atenta lectura y sus puntales sugerencias. A Geneviève Dorais y André Samplonius, quienes solícitamente me facilitaron copias digitales de fuentes de inestimable valor para esta obra. A la maestra Rosario Gabriela Páez Flores, titular de la Sala de Investigaciones de la Biblioteca Nacional por su solícita y cordial atención. A Filiberto Esquivel por su eficiente labor en la localización de fuentes, así como por su 9

interés y entusiasmo en apoyarme de motu proprio, al considerar otras fuentes relevantes que me eran desconocidas. A la etnohistoriadora Perla Jaimes Navarro por su prolija revisión del borrador de la obra, sus oportunas sugerencias, la elaboración de un útil índice onomástico y el cuidado en la edición de esta obra. A Manuel Pásara Pásara, amigo solidario, por sus pacientes y estimulantes lectura. A la antropóloga Xóchitl Zambrano Bernal por su entusiasta apoyo y disposición para realizar el diseño de la portada y el cuidado de las cinco imágenes que acompañan este libro.

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Preámbulo

El quehacer intelectual y político de la primera posguerra mundial quedó inserto en el horizonte cultural urbano bajo nuevas condiciones de existencia. El proceso de descolonización y lucha revolucionaria en el continente asiático atraía la atención del mundo mientras que la propia América Latina, a pesar de sus oligarquías y sus regímenes dictatoriales, renovaba sus ideas y estilos en la política, la literatura y el arte. La nueva generación de intelectuales multiplicó sus intercambios y redes animando proyectos relevantes de unidad continental. Destacó en su imaginario y en sus prácticas solidarias su recepción de la Revolución mexicana y del proceso de liberación nacional en Nicaragua al mando de Augusto César Sandino. Huellas relevantes de este proceso se vislumbran las revistas culturales y políticas insertas en un corredor transfronterizo. Sus páginas dan cuenta de los signos de ruptura generacional frente al viejo orden político y cultural, de la trascendencia de sus movimientos sociales y de sus fecundos exilios. Los epistolarios refrendan y completan este proceso. Los epistolarios refrendan y redondean esta historia. Corrían tiempos en que los procesos de modernización además de ser perceptibles, incidían en la vida cotidiana diurna y nocturna, en la reapropiación de los espacios públicos, en los desplazamientos y en los modos de expresión urbanos, mientras desde los espacios rurales emergían movimientos y voces, escuchándose sus ecos a través de las nuevas generaciones intelectuales y políticas. La ciudad decía sus urgencias, pero también los dramas del campo, de la nación en ciernes, del continente, más allá de los fastos conmemorativos oficiales del Centenario de la Independencia. Ayacucho en su centenario (1924) y San-

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dino en las Segovias (1928) habían ingresado, enlazados entre sí en el imaginario, la palabra, el arte y el compromiso social y político de las juventudes universitarias inflamadas por el espíritu de la Reforma y la unidad continental. La Ciudad de México decía la memoria y las esperanzas vivas de la Revolución no siempre convergentes, pero también expresaba los signos de esa nueva sensibilidad que se afirmaba en otras ciudades del continente y del mundo. Quienes cultivaban cierta pasión por la autoctonía política, artística y literaria le imprimieron a sus obras e ideas sellos distintivos, sin exentarse de su deseo de nutrirse de lo que sus pares, realizaban en otros confines del mundo. Los exiliados latinoamericanos compartían esa misma sensibilidad en el mismo arco temporal. Destacamos aquellos valores, símbolos, prácticas y consumos culturales de las capas medias letradas urbanas porque fueron parcialmente asumidas por Haya de la Torre y Mella –nuestros antagonistas– contrariando las biografías acuñadas por la historia militante. Henri de Man acertó cuando escribió que «las normas del consumo cultural se rigen por el estilo de vida» con la finalidad de reafirmar la pertenencia de clase y la función de que tiene «el prestigio». 1 Una pequeña distinción lingüística podía resignificar la adscripción política. Lo prueba la ambigüedad discursiva en torno a la organización liderada por Haya de la Torre. No es lo mismo referir la APRA que el APRA. El género del artículo define si se está hablando de Alianza o Partido. Hemos optado por hablar de la APRA, toda vez que el propio Haya, al hablar de Partido, prefirió nominarlo Nacionalista o Nacionalista Libertador en 1928. La autoctonía política se cribó como una reelaboración de los orígenes y del presente cultural, pero también de la alteridad revestida bajo la faz imperialista. Calvin Co1 De Man, Henry. La idea Socialista. Madrid: M. Aguilar Editor, 1934, p. 167.

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olidge quien había asumido el poder en los Estados Unidos el 2 de agosto de 1923, tras el repentino deceso de Warren Harding, impulsaba una política que era percibida como una amenaza para la soberanía de los pueblos de continente e insuflaba la emergencia de nuevas corrientes nacionalistas y antiimperialistas. La derrota de la política de Coolidge en la VI Conferencia Panamericana (La Habana, 1928) no fue un hecho menor para México y otros países, tampoco para Sandino, Haya de la Torre y Mella. Desde la Ciudad de México Coolidge fue blanco de muchos actos de protesta y artículos de denuncia, independientemente del relativo éxito obtenido gracias a las gestiones negociadoras de su embajador Dwight Morrow. Bajo este horizonte se remodelaron las relaciones entre lo público y lo privado, y se diferenciaron los campos de la política y de la cultura, sin perder sus puentes o enlaces. Es en este marco donde hemos situado a nuestros dos principales antagonistas, sin olvidarnos de sus redes: el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979) y el cubano Julio Antonio Mella (1903-1929). Más allá de sus respectivas adscripciones ideológicas y los obvios contrastes entre sus ciclos de vida, son dos figuras reconocidas del pensamiento político latinoamericano del siglo XX. La densidad simbólica y cultural del ciclo de vida, permite reconocer hechos biográficos vinculantes. Mella, en los primeros años de su juventud, manifestó una sostenida vocación militar. En Nueva Orleans, se enlistó en el ejército norteamericano, falseando su edad, por lo que fue dado de baja. Viajó a México con la finalidad de estudiar en el Colegio Militar, pero dicha aspiración se frustró porque dicha entidad no admitía extranjeros. Toda vocación militar tiene muy en alto los valores de la heroicidad, la disciplina, la fuerza y la virilidad. Es posible que estas vivencias se hayan reactualizado de otra manera en 1928, cuando el líder cubano se abocó a preparar una fuerza expedicionaria irregular bajo su mando, que al desembarcar

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en las costas cubanas, iniciaría la lucha armada para derrocar a Machado. En cambio, para Haya de la Torre únicamente existe un punto de proximidad entre su gusto infantil por la estrategia y el combate militar y su visión política y conspirativa de los años 1925 a 1928. El niño Haya, gustaba jugar con la construcción de una ciudad imaginaria que cubría tres grandes habitaciones de la casa señorial de sus padres, allí se entrenaba como demiurgo y protagonista de sus inventadas historias. Otras veces, al lado de sus compañeros de clase, ocupaban la olvidada y derruida ciudad prehispánica de Chan-Chan, cuyo trazo laberintico les permitió dibujar sus lúdicas prácticas de asedios y defensas. La correspondencia de Haya de la Torre, entre 1925 y 1928, está teñida de frases a favor de la viabilidad de una revolución campesina en el Perú en el corto plazo. En 1928, su idea del Partido como maquinaria disciplinada y cuasi militar, al mismo tiempo que pretendía fortalecer su liderazgo y su voz de mando, se enrarecieron con sus complicaciones tácticas entre su candidatura electoral y su fallido Plan de México a favor de la vía insurreccional. Entre los años de 1923 y 1928 les tocó a ambos compartir una misma época, parecidas preocupaciones y quehaceres públicos. Ambos se movieron indistintamente entre los ámbitos universitarios e intelectuales y los propiamente políticos. Con motivo de su ríspido reencuentro en Ciudad de México, entre fines de 1927 y mediados de 1928, hubieron algunos cambios. Haya de la Torre llegó con un aura profesoral, al mismo tiempo que Mella recuperaba su condición de estudiante de leyes. Lo anterior no le quitó al primero audiencia universitaria, gracias al aval y acompañamiento que le brindó la Federación de Estudiantes Mexicana, vinculada al callismo, mientras que el segundo, al quedar al frente de la Asociación de Estudiantes Proletarios y de su vocero –El Tren Blindado– se ubicó en el ala izquierda del movimiento estudiantil. Más allá de ello,

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cuentan los antecedentes que marcaron la recepción y redes estudiantiles de nuestros personajes. Uno y otro se benefició de las redes de solidaridad existentes entre los movimientos y federaciones de estudiantes en América Latina que hicieron factible sus respectivos exilios en México. Haya de la Torre, a partir de 1921, cultivó vínculos de solidaridad con los estudiantes mexicanos, algunos de ellos amparados por José Vasconcelos en su calidad de Rector de la Universidad Nacional y Secretario de Educación Pública. Haya inició un intercambio epistolar con Carlos Pellicer a partir de 1922 y albergó en las páginas de su revista Claridad en 1923 las presencias juveniles mexicanas. Gracias a lo anterior, Haya recibió muestras de solidaridad efectiva que facilitaron su arribo a México en calidad de desterrado, así como su estancia. 2 En 1926, Mella arribó a México gracias al apoyo de los Estudiantes Mexicanos y de la CROM. Arcadio Guevara, presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, siguiendo el mandato de la Federación de Estudiantes Mexicana, en compañía de Adelina Zendejas, iniciaron una colecta para financiar el viaje a México de Mella. Entrevistaron a Napoleón Morones, el máximo dirigente de la CROM por mediación del estudiante Eduardo Hornedo y consiguieron que aportase un tercio de la suma requerida para el pasaje de Mella. 3 Temas como el Partido Político, la Revolución, el Frente Único, la Lucha Antiimperialista, el Estado, el Movimiento Estudiantil, la intelectualidad y las clases medias 2 Véase Melgar Bao, Ricardo: «Redes y espacio público transfronterizo: Haya de la Torre en México (1923-1924)». En: Casaús Arzú, Marta y Manuel Pérez Ledesma (editores). Redes intelectuales y formación de naciones en España y América Latina 1890-1940. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 2005, pp. 65-105.; y V.R. Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas (en coautoría con María Esther Montanaro). México: Taller Abierto-Pacarina del Sur, 2010, pp. 58-70. 3 Cupull Reyes, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos. México: El Caballito, 1983, p. 24.

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fueron objeto de sus desvelos y escritos. Sus aproximaciones y divergencias merecen ser releídas tanto antes como después de su ruptura. Uno y otro, formaron parte de ese contingente de cuadros dirigentes internacionalistas insuficientemente estudiado. En este trabajo –sin olvidar sus encuentros en La Habana (1923) y Bruselas (1927)– hemos decidido recuperarlos en una coyuntura, en la cual ambos se reencontraron como antagonistas en la Ciudad de México. En dicho espacio, libraron nuevas e importantes lides políticas entre diciembre de 1927 y mediados de 1928. México fue, en diversos momentos de su historia, gracias al influjo de su Revolución y de su política de asilo, tierra de atracción de la más importante diáspora del exilio latinoamericano del siglo XX. Lo fue también para nuestros dos principales protagonistas como veremos a continuación, aunque la trama central giró en torno a su contienda ideológica y política acerca de la lucha antiimperialista y la revolución continental. La proyección de la Revolución mexicana ejerció en ellos una cierta fascinación y, más tarde, una valoración crítica con desiguales signos, a partir de sus experiencias en suelo mesoamericano. Cuando Mella arribó por vez primera a México en abril de 1920, contaba apenas con 17 años con el interés de formarse en el Colegio Militar de San Jacinto, pero la suerte le fue adversa y viajó a la frontera norte, para luego trasladarse a Tampico y emprender el retorno a su país natal con fecha 16 junio del mismo año. Por su lado, Haya de la Torre, a sus 23 años de edad marchó al exilio el 9 de octubre de 1923 con destino a Panamá, ciudad donde recibió la ayuda de José Vasconcelos, 4 secreJosé Vasconcelos (1882-1959). Escritor y político mexicano. Cofundador del Ateneo de la Juventud (1907). Durante el periodo revolucionario militó en las filas del Maderismo y del Villismo. Se desempeñó como rector de la Universidad Nacional de México de 1920 a 1924 y como Secretario de Educación Pública de 1921 a 1924. Participó en la organización del Congreso Internacional de los Estudiantes en 1921. Cofundador de la Unión Latinoamericana (1925). Colaborador de El Libertador. Candidato a la presidencia de México en 1929. Véase:

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tario de Educación Pública bajo el gobierno de Álvaro Obregón, ofreciéndole amable refugio en México. Su nuevo punto de destino contemplaba una escala portuaria en La Habana, lo cual le permitió asistir el 3 de noviembre al acto fundacional de la Universidad Popular José Martí y estrechar lazos de compañerismo y amistad con Julio Antonio Mella, antes de continuar su viaje. Arribó al puerto de Veracruz el 15 de noviembre de 1923 y un día después a la Ciudad de México. El 26 de mayo de 1924 dejó México cruzando en ferrocarril la frontera norteamericana con dirección a la ciudad de Austin, continuando su viaje hacia la ciudad portuaria de Nueva York con la finalidad de embarcarse con destino a la lejana y, para ese entonces, fascinante Rusia soviética. Mella, tres años más tarde, también sería marcado por su viaje a la tierra de Lenin, aunque de otra manera. Durante los años 1924 y 1925 no está acreditada la relación epistolar entre ambos personajes, la cual posiblemente existió. Lo que sí está documentado testimonialmente fueron sus mutuas simpatías en tanto líderes estudiantiles y poco después, antiimperialistas. Mella, en el mes de febrero 1926 reingresó a México por la frontera con Guatemala, mientras Haya permanecía en Londres, visitando ocasionalmente París. En febrero de 1927 se reencontraron en Bruselas con motivo de la realización del Primer Congreso Antiimperialista. Haya de la Torre exageró –años más tarde– su aislamiento frente una delegación latinoamericana bajo hegemonía comunista en la que Mella sobresalía, considerando el apoyo militante de Eudocio Ravines y su cercanía a José Vasconcelos y a Carlos Quijano. Haya desde hacía cuatro meses venía dándole explícita cuerda a su novísima Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en abierta competencia con la Liga

Jeifets, Lazar, Víctor Jeifets, y Peter Huber. La Internacional comunista y América Latina, 1919-1943: Diccionario biográfico. Moscú: Instituto de Latinoamérica de la Academia de las Ciencias, 2004. 17

Antiimperialista de las Américas (LADLA) con sede en México, a la cual adhería Mella. La ruptura amistosa y política entre el fundador del APRA y Mella fue frontal y definitiva. El dirigente cubano, meses después, encontrándose en la Ciudad de México, recibió la noticia del inminente arribo de Haya en diciembre de 1927 procedente de los Estados Unidos e inicia una sostenida campaña contra él desde las filas del Partido Comunista de México y, por ende, desde las páginas de El Machete, su vocero oficial. A pesar de los muchos y ríspidos eventos universitarios en los que participaron, no faltó, gracias a las redes intelectuales compartidas, la posibilidad de concertar un encuentro especial con la finalidad de saldar entre ellos cuentas políticas o en su defecto, desarrollar sus insalvables diferencias. Estas mediaciones e intersticios donde ambos protagonistas cruzaban señales de combate, dieron pie a una zona y tiempo de encuentro en la Ciudad de México en el curso de la primera mitad del año 1928. Estas han sido descuidadas o tergiversadas por la historiografía contemporánea, la cual ha apostado más a una lectura formalista de la contienda ideológica y política que ambos libraron. La consulta de fuentes ha ido coadyuvando al esclarecimiento gradual de sus relaciones, así como sobre los vínculos, disensos y fracturas de la APRA frente a la LADLA y la Internacional Comunista (IC). Destacan los estudios de Rodolfo Cerdas, Jussi Pakkasvirta y los de Lazar y Víctor Jeifets. 5 El giro crítico de Pedro Planas en la historiografía

5 Cerdas Cruz, Rodolfo. Sandino, el APRA y la Internacional Comunista: antecedentes históricos de la Nicaragua de hoy. Lima: Comisión Nacional de Ideología y Doctrina del Partido Aprista Peruano, 1983; Pakkasvirta, Jussi. ¿Un continente, una nación?: intelectuales latinoamericanos, comunidad política y las revistas culturales en Costa Rica y en el Perú (1919-1930). Helsinki: Academia Scientiarum Fennica, 1997; Jeifets, Víctor et. al. «Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: acercamientos y desencuentros», en Pacarina del Sur, Revista de Pensamiento Crítico Latinoamericano, núm. 16, julio-septiembre de 2013: www.pacarinadel sur.com/callers/791-haya-

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peruana que enriqueció el conocimiento sobre los orígenes del aprismo ha carecido de continuadores, 6 mientras que en Cuba, la historiografía recibió aires renovadores durante la última década. La nueva historiografía cubana, en torno a la contienda política entre Mella y Haya de la Torre, destaca críticamente una contradicción entre el planteamiento del primero en ¿Qué es el ARPA? y «¿Hacia dónde va Cuba?», ambos publicados en abril de 1928 7 en torno al papel de la clase obrera y de la pequeña burguesía en los procesos revolucionarios de los países semicoloniales como Cuba. Igualmente, se ha criticado la falta de distinción de Mella en su crítica al APRA y su líder con respecto a su real heterogeneidad clasista y sus variantes nacionales. 8 Mención especial merecen las obras dedicadas a Mella por Adys Cupull, Ana Cairo y Christine Hatzky. 9 A lo largo de este trabajo presentaremos un cuadro histórico cultural de la Ciudad de México en la medida en de-la-torre-la-comintern-y-el-peru-acercamientos-ydesencuentros, consultado el 20-07-2013. 6 El libro de Planas (Los orígenes del APRA, el joven Haya. Lima: Okura Editores, 1986) posee valiosa información sobre Haya de la Torre en 1928. El tratamiento dado al primer ciclo del exilio de Haya en los más recientes estudios, repite lugares comunes propios a la historiatradición y a la pedagogía militante. Véase también: Soto Rivera, Roy. Víctor Raúl. El Hombre del siglo XX (3 vols.). Lima: Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre, 2002; Chang Rodríguez, Eugenio. Una vida agónica. Víctor Raúl Haya de la Torre. Testimonio de parte, Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2007; Villanueva, Guely (compilador). Haya por Haya. Apuntes para sus Memorias. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2009. 7 Cabrera, Olga. «La Liberación nacional cubana» en: Cairo, Ana. Mella: 100 años, vol. 2. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2003, pp. 226238. 8 Masson Sena, Caridad. «Mella, Villena y el movimiento comunista internacional». En: Cairo, Ana. Mella 100 años, vol. 2, pp. 239-258. 9 Cupull Reyes, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos. México: El Caballito, 1983; Cairo, Ana. Mella: 100 años, 2 vols. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2003; Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (19031929). Una Biografía, Santiago de Cuba: Instituto Cubano del Libro/Editorial Oriente, 2008. 19

que se ilumina en los decires y quehaceres de nuestros protagonistas y de algunos personajes que formaron parte de sus redes intelectuales y políticas. Analizaremos los móviles y obstáculos que tuvo Haya de la Torre para cumplir su segunda estancia en México, entre fines de 1927 y julio de 1928, la accidentada estancia de Haya de la Torre acosada por la ofensiva cominternista en la cual Mella desempeñó un papel destacado. Pasaremos revista sumaria y crítica a las concepciones que ambos líderes tuvieron acerca del imperialismo y la lucha contra él, destacando los antagonismos del opúsculo ¿Qué es el ARPA?, de Julio Antonio Mella y del libro El Antiimperialismo y el APRA, escrito por Víctor Raúl Haya de la Torre. Recuperamos la realización de un duelo verbal de carácter privado entre nuestros dos personajes, olvidado por la historiografía especializada. Cerraremos con algunas certidumbres y, a modo de reflexión, presentamos algunas líneas y problemas de investigación pendientes.

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La Ciudad de México: una cartografía político-cultural

Portada del folleto de Mella: «El grito de los mártires», dibujada por el pintor mexicano Xavier Guerrero. El Machete, núm. 50, 16 de septiembre de 1926.

Es grandiosa, lástima que la envuelva tanta miseria. […] Recorrí la ciudad. Vi Chapultepec. Es hermosísimo, grandioso y poético. Vi las principales avenidas y palacios. Es una gran ciudad y puede llegar a ser una inigualable ciudad. Julio Antonio Mella (9 de abril de 1920) 1

Las primeras impresiones de los exiliados o inmigrantes frente a la Ciudad de México, dependen mucho de sus propias experiencias urbanas, gustos arquitectónicos y culturales. Haya de la Torre dejó constancia epistolar a Carlos Pellicer en 1924 de su encantamiento telúrico y cultural por la Ciudad de México: «[…] donde volveré a sonar el aldabón de sus puertas pidiendo hospitalidad, por el amor de todos los dioses que guarda en su seno». 2 Mella, por su lado, como reza el epígrafe, también se sintió fascinado por la Ciudad de México. Años más tarde, el haber adoptado el seudónimo de Cuauhtémoc Zapata para su vida militante, lo colocaba en el mismo horizonte ideológico del nacionalismo cultural mexicano de la época. La capital mexicana –como bien lo ha señalado el historiador Barry Carr– era por esos años una ciudad atrayente para los desterrados políticos de otros países, varios de ellos latinoamericanos, entre los que se encontraban Haya de la Torre, Julio Antonio Mella, los hermanos Machado y Tristán Marof. Resentían positivamente el influjo de la Mella, Julio Antonio. Diario del primer viaje a México (1 de abril-21 de junio de 1920): www.cubaliteraria.cu/autor/julio_antonio_mella/html/diario.html, consultadael10 de juliode 2013. 2 Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Leysin, 3 de diciembre de 1924. Reproducida en: Melgar Bao, Ricardo y María Esther Montanaro. V.R. Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas, pp. 58-70. 1

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Revolución Mexicana y la campaña educativa y cultural de José Vasconcelos, la cual amparó la realización de obras perdurables de muralistas prestigiados de la época. Por ello fue también campo de atracción para: …los artistas, escritores, folcloristas e intelectuales estadounidenses que fueron cautivados en cierto modo por la Ciudad de México. Algunos ejemplos pueden incluir a William Sprattling, Frances Toor, Anita Brenner, Tina Modotti, Edward Weston, Carleton Beals, Ella y Bertram Wolfe, y corrientes sustanciales de pintores y muralistas, así como una corriente menos conocida de lo que podríamos llamar ‘peregrinos sexuales’, atraídos según parece por una relación más abierta y tolerante de las relaciones del mismo sexo, desde finales de los años 1920. 3 En 1928, tanto Haya de la Torre como Mella habían acumulado, cada quien por su cuenta, diversas experiencias en ciudades latinoamericanas y europeas, incluida Moscú. Pero había algo más: cada uno de ellos había tejido ideológica y orgánicamente sus respectivos proyectos políticos con la finalidad de combatir a las dictaduras en sus países de origen. Haya cultivaba la cohesión y compromiso de las células de la APRA existentes en la Ciudad de México, La Paz, Trujillo, Buenos Aires, La Habana, Quetzaltenango y París y proyectaba expandirlas con prontitud a otras ciudades de su país natal, de América Central y del Caribe. Mella, según sus propias declaraciones a un diario mexicano, hacía lo propio con la Asociación Nacional de Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) que tenía bases en París, Nueva York, Madrid, Bogotá y México, Véase: Carr, Barry. «La Ciudad de México: Emporio de exiliados y revolucionarios latinoamericanos en la década de 1920». Pacarinadel Sur, no. 9, octubre-diciembre de2011: www.pacarinadelsur.com/home/mallas/338-la-ciudad-demexico-emporio-de-exiliados-y-revolucionarios-latinoamericanos -en-la-decada-de-1920, consultada el 2 de junio de 2013 3

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donde se editaba su órgano Cuba Libre, que lleva el subtítulo: «Para los Trabajadores». 4 Estas circunstancias ensancharon su concepción del espacio público más allá de los límites de la Ciudad de México y de las propias fronteras nacionales, lo que nos permite observar sus contiendas ideológico-políticas de manera simultánea y aleatoria en revistas y periódicos de otros países, con relativa autonomía frente a la presencia física de sus contingentes: Mañana de La Habana, Repertorio Americano de San José, Meridiano de La Paz, Justicia de Montevideo, Claridad de Buenos Aires, Ariel de Tegucigalpa, Boletín Titikaka de Puno, La Sierra, de Lima y La Prensa de Nueva York. Por todo lo anterior, la Ciudad de México constituía parte de un engranaje mayor de ciudades, actores y publicaciones articuladas con mayor o menor representatividad y eficacia. En realidad, compartían enfoques de proyección política parecidos a los que llevaban adelante organizaciones tales como la LADLA, 5 la Unión Centro SudAmericana y de las Antillas (UCSAYA) y la Unión Latino Americana (ULA). 6 Haya conocía en su país los contrastes existentes entre las ciudades peruanas de Lima y el Cusco, tan diferentes a los de su natal Trujillo. Tenía impresiones de su paso por Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile, La Habana, Veracruz, Mérida, Ciudad de México, Nueva York, Moscú, Londres, París, Florencia, Leysing, Ginebra, Bruselas, BerEl Sol, México, D.F., 20 de junio de 1928. Melgar Bao, Ricardo. «La LADLA y la construcción cultural del peligro imperial 1925-1929». Ponencia presentada en el Coloquio Internacional: Soberanía, Autodeterminación y no intervención en la historia de América Latina. México: Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, septiembre de 2001. 6 Melgar Bao, Ricardo. «Un neobolivarianismo antiimperialista: La Unión Centro Sud Americana y de las Antillas (UCSAYA)». Políticas de la Memoria, núms. 6 y 7, Buenos Aires: CEDINCI, verano 2006-2007, pp. 149-163. 4 5

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lín y Hamburgo, entre otras. 7 Por su lado, Mella conocía varias ciudades mexicanas (Ciudad Juárez, México, Puebla, Tampico, Torreón y Veracruz), así como Guatemala, Nueva York, Nueva Orleans, París, Hamburgo, Londres, Berlín, Bruselas y Moscú. 8 En general, podemos afirmar que para nuestros personajes, el espacio urbano, más allá de sus tiempos de visita o residencia y sus particularidades culturales, sociales y políticas, fue el lugar privilegiado de sus reflexiones y quehaceres. Si en La Habana, Haya de la Torre y Mella iniciaron en octubre de 1923 una amistad –la que hasta la fecha no ha sido estudiada a profundidad– 9 fue en Bruselas, en febrero de 1927, que se quebró por razones políticas y por algo más. Haya faltó a la verdad cuando sostuvo que Mella presentó el informe a nombre de la delegación latinoamericana acerca de la penetración imperialista en América Latina. No hubo tal informe del cubano en la plenaria ni la réplica altisonante de Haya de la Torre. La ponencia principal sobre América Latina la dio José Vasconcelos; lo refrenda su testimonio y la versión estenográfica de la sesión plenaria consultada: 10

Véase: Sánchez, Luis Alberto. Haya de la Torre y el APRA. Santiago de Chile: Editorial de Pacifico, 1955. 8 Véase: Cairo, Ana. Mella: 100 años; y Segala, Amos (Editor). Miguel Ángel Asturias: París 1924-1933. Periodismo y creación literaria. Madrid: ALLCA XX. Colección Archivos de UNESCO, 1997, p. 554. 9 Melgar Bao, Ricardo. «Redes y espacio público transfronterizo: Haya de la Torre en México (1923-1924)». 10 La intervención de Vasconcelos fue aguda e impactante al plantear como primer problema la exclusión del idioma español de un Congreso de esta naturaleza, aunque aceptó hacer la concesión de hablar en inglés para que el mensaje llegase al mayor número de delegados europeos y asiáticos que, además de desconocer América Latina tenían poco interés en ella. A grandes trazos pasó revista a los impactos del colonialismo hispano-lusitano y del imperialismo norteamericano en la historia y la vida de nuestros pueblos, aunado a los lastres de opresión y atraso del latifundismo y del despotismo de sus caudillos militares que han sembrado su desunión: 7

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«Friends, I have to begin by explanation. Many of you will ask yourselves why it is that this man comes to talk to you in the name of Latin America, in the name of Spanish speaking people, and he addresses you in English. It was decided in Committee that only two languages should be used in the Congress. I did not raise a protest although I am one of the ardent defenders of the Spanish language as the main link of our race because I thought that through the English language we should reach a larger number of delegates. But when I heard that mining workers of England would be represented here and when I heard North America greeting me in English and collaborating with us, I said to myself ‘If there are still people who use the English language to speak of Liberty, then Latin American can use it to express their soul’. «The situation in Latin America is not very well-known in Europe. It is perhaps more ignored in Asia. They have their own troubles in Asia and Europe has very limited interest in America. «We started in Latin America as colonies of Spanish and Portuguese and we are very far from being free at present. It seems that our fate is to remain as colonies. Since we gained our independence, we organized inside our country a sort of colonial local system. The power procured by the blood of the people only benefited the aristocratic classes, the landowners and the rich, and the oppression of the people went on just as strongly under Mexican, Columbian and Argentine regimes as fiercely and cruelly as under Spanish rule. A long struggle has been going on the shake off local oppression, but we have been placed in the presence of the most formidable Empire history has ever known. Few people take the pains to look at the map and see how that tremendous Empire, U.S.A. has been built up –through robbery, through bravery, through cruelty and through cleverness, but this miracle endangers the whole of humanity. A development of the United States imperialism would succeed in suppressing our souls and will maintain our bodies only because they work and produce interest. «We are in the center of the world conflict. I am certain that the center of the world conflict is not in Asia. You must remember Asia is already full. Imperialist countries seek actual profit –for that they go to Asia– but they are farsighted enough to prepare for the future. The most important effort of imperialism is at present directed towards S[outh] America. The forces in conflict over there are tremendous. In the interior we have the landlord, we have the military despotisms destroying us, and these forces of corruption and disintegration which we produce inside our country are the allies of the imperialist which comes to the country in distress to buy what traitors are always ready to shell. Our problem is a very serious one. We are divided. We constitute 20 nationalities instead of only one. Inside in own nation there all sorts and conditions. I am a socialist, others are liberal. The party I 26

…volviendo a la mesa común, exigí silencio absoluto en torno al nombre de Calles. Calcularon sus fuerzas los del gobierno de México. El grupo más numerosos era el de los ‘Apristas’ encabezados por Haya de la Torre. Existía fuerte rivalidad entre Haya y sus amigos, y Mella, el cubano callista. Del delegado argentino [¿Victorio Codovilla?], un obscuro agitador, me dijo el propio Haya que era un simple Ravioles, que olía a spaghetti. Y, en resumen, el grupo acordó por unanimidad que llevaría yo la voz de la América Latina; que no hablarían en sesión plena los callistas y que quedaba autorizado para decir que no eran comunistas las delegaciones latinoamericanas. El comisionado Goldschmidt sudó sangre, pero se sometió sonriendo. Y en el turno del Congreso dije un discurso inocuo, cuyo objeto principal fue recordar que Puerto Rico hacía vida de país conquistado […] Haya estuvo en todo aquel episodio conmigo. Hizo declaraciones de independencia respecto del soviet y cenó conmigo la última noche que pasé en Bruselas. 11 Haya quedó protegido bajo el manto protector de Vasconcelos quien en su intervención declaró abiertamente ser «socialista» y representar al Partido Nacionalista de Puerto Rico, suscribiendo una tesis que no fue objetada por la delegación continental: «…en Latinoamérica creemos que debemos resolver nuestros problemas según nuestros prorepresent for instance has given me instructions to make it clear they are no communist, not because they are reactionary. It is because we in Latin America feel we are entitled to settle our problems in our manner. We are not blind followers of any creed. When it comes to establish in the justice we know what justice is, and we want to establish it in our own way. We claim the right to be absolutely independent». «Speech of Vasconcelos, Congress-Meeting of February 10th, 1927». Copia mecanoescrita, Archive League Against Imperialism, International Institute of Social History, Amsterdam. 11 Vasconcelos, José. El desastre, tercera parte del Ulises Criollo. México: Editorial Jus, 1968, p. 427. 27

pios criterios […] el antiimperialismo no es en Latinoamérica problema de un solo partido». 12 El historiador británico Edward Hallett Carr, basándose en la lectura de las actas publicadas del Congreso, sostiene que Haya no intervino en ninguna de las 16 sesiones plenarias, 13 limitando sus intervenciones al marco de los debates habidos en el seno de la comisión latinoamericana. 14 Las tres mociones Mella, como la ponencia de Haya acerca de los cuatro sectores en que propuso una diferenciación de la penetración imperialista, se sustentaron y debatieron en el seno de dicha Comisión. Mella – acompañado de su paisano Leonardo Fernández Sánchez– presentó tres ponencias de autoría colectiva: «Cuba, factoría yanqui»; «La verdad del campesinado en Cuba» y «Machado: fascismo tropical». Estas mociones, incluyeron los aportes brindados por Rubén Martínez Villena, Jorge Vivó, José Antonio Guerra y Raúl Roa. 15 En alguna de las sesiones de la comisión, se enfrentaron Mella y Haya de la Torre. Lo que llama la atención es que la intervención de Haya se cargase de elevada emoción negativa contra Mella al punto de lanzarle un desafortunado improperio. Dejemos que Haya narre el tono de su intervención en sus propios términos: «Yo lo combatí con tal agresividad que llegué a usar un modismo tosco, vulgar, muy juvenil, criollo y peculiar de del Río de la Plata para calificarlo». 16 12 Citado por: Carr, Edward Hallett. Historia de la Rusia soviética. Parte 1. Madrid: Alianza, 1984, p. 314. 13 Das Flammenzeichen vom Palais Egmont: Offizielles Protokoll des Kongresses gegen Koloniale Unterdrückung und Imperialismus, Brüssel 10-15. Berlín: Neuer Deutscher Verlag [W. Münzenberg], 1927. 14 Carr, Edward Hallett. Historia de la Rusia soviética. Parte 3. Madrid: Alianza, 1984, p. 336. 15 Masson Sena, Caridad. Mella y el movimiento obrero cubano. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana «Juan Marinello», 2004, p. 6. 16 Haya de la Torre, Víctor Raúl. «Sobre la ‘Historia del Comunismo en América’ y una rectificación». Cuadernos Americanos, julio-agosto de 1955, pp. 14-26.

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A partir de entonces, los reencuentros entre ambos líderes en la Ciudad de México, entre fines de 1927 17 y mayo de 1928, se revistieron de tonos elevadamente ríspidos. Sin embargo, eran conscientes de que la ciudad en muchos aspectos era –y a la vez no– igual a la que conocieron originalmente. En 1928, la Ciudad de México presentaba para ambos líderes importantes cambios, generados al ritmo de su proceso de urbanización, gestión municipal y viraje político federal y local. Mella tuvo sus primeras impresiones de la Ciudad de México en abril de 1920 18 y Haya entre finales de 1923 y mediados de 1924. En función de lo anterior, presentaremos el escenario urbano capitalino, vinculado a los campos político y cultural, sin olvidarnos de algunas expresiones propias de la sociabilidad y sensibilidad de las capas medias de la época. Tanto Mella como Haya habían escrito acerca de las clases medias; les interesaba su potencial político, aunque sus enfoques fueron divergiendo hasta el punto de volverse antagónicos. Para Haya, las clases medias y los intelectuales en su concepción política, tenían una misión histórica asignada, frente a los obreros y campesinos en el curso de la lucha antiimperialista y revolucionaria 19 –tesis que no compartía Mella–, resaltando sus propias contradicciones ideológicas y políticas, las cuales podían inclinar una de sus alas hacia la izquierda y otra hacia La primera conferencia de Haya se efectuó en noviembre de 1927 en las instalaciones de la Universidad Nacional, a donde concurrió Mella con Juan de la Cabada y Carlos Zapata Vélez. Véase la página 94 de este libro. 18 Cupull Reyes, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos, p. 102. 19 «El imperialismo implica la explotación general de nuestros países, no sólo en sus clases obreras y campesinas sino en sus clases medias […] Nuestro partido anti-imperialista es una Alianza Popular, Alianza de todas las fuerzas populares nacionales afectadas por el imperialismo. Alianza o Frente Único de las clases productoras (obreros y campesinos) con las clases medias (empleados, trabajadores, intelectuales, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, etc.)». Haya de la Torre, Víctor Raúl. «Sobre el papel de las clases medias en la lucha por la independencia económica de América Latina». Amauta, núm. 9, mayo de 1927, pp. 6-7. 17

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el fascismo. 20 Mella reconocía en su seno una tradición anticlerical y nacionalista, no compartida por todos. Más espinoso fue el asunto de la burguesía nativa y aún más, el del imperialismo. La Ciudad de México era un mosaico social, con acusados rasgos clasistas. Poseía una clase media heterogénea y activa en la vida intelectual y política. La ciudad acusaba un ascenso demográfico sostenido según lo refrendan los censos de población de los años de 1921 y 1930, al pasar de 615,367 habitantes a 1’029,068 21 de los cuales 83 eran peruanos 22 y un millar de nacionalidad cubana. 23 Esto se explica en parte por el contraste de distancias y de costos de los servicios de transporte naviero. ¿Qué relevancia tenían las comunidades de migrantes y exiliados extranjeros en este espacio urbano? Mucha si tomamos en cuenta 20 «El socialismo es la única solución a los problemas de la clase media. [Se caracteriza por] su inestabilidad. Económicamente fluctúa su situación según las variables condiciones de la economía nacional controlada por el gran capital extranjero. Políticamente se refleja esta inestabilidad en el cambio constante de las tendencias de los distintos sectores de esta clase. Unas veces en alianza con el proletariado y lucha contra el capitalismo y el imperialismo; otras en sumisión a ambos y amagos contra el proletariado, a quien consideran competidor o el causante de su inestabilidad por las luchas que realiza […] La clase media es generalmente individualista, nacionalista y en una buena parte anticlerical». Mella, Julio Antonio. «¿Qué es la clase media?». El Machete, núm. 139, 17 de noviembre de 1928, p. 2. 21 Estados Unidos Mexicanos. Cien años de censo de población. México: INEGI, 1996: www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos /integracion/pais/historicas2/cienanos/EUMCIENI.pdf, consultado el 31 de julio de 2013. 22 Melgar Bao, Ricardo. «Peruanos. Flujos migratorios, representaciones y prácticas culturales» en: Martínez Assad, Carlos R. (editor). La ciudad cosmopolita de los inmigrantes. México: Gobierno del Distrito Federal, Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, 2010, p. 246. 23 Gil Lázaro, Alicia. «Españoles. La inmigración en las primeras décadas del siglo XX» en: Martínez Assad, Carlos R. (editor). La ciudad cosmopolita de los inmigrantes, p. 38.

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que estudios recientes indican que la presencia extranjera no fue desdeñable para la vida económica, política, cultural y religiosa de la ciudad y del propio país, más allá de los particularismos que cada uno de sus segmentos revistió en cada lugar y área ocupacional. 24 El escritor y periodista colombiano Miguel Ángel Osorio Benítez, más conocido por su seudónimo literario de Porfirio Barba Jacob, conoció a Mella en La Habana en julio de 1925 25 y se reencontró con él en la Ciudad de México antes de su retorno a Colombia en 1928. 26 Escritores, como el hondureño Rafael Heliodoro Valle, amigo de Haya de la Torre, quien sostenía una columna en el diario Excélsior y dirigía un conocido boletín bibliográfico, en no pocas ocasiones, difundió propaganda aprista contra el régimen dictatorial de Augusto B. Leguía en el Perú. No obstante, este hecho, los exiliados no tuvieron mayor cobertura o acceso a las páginas de los medios gráficos nacionales, salvo que algún escritor o periodista les tendiese la mano. En esa dirección merece rastrearse a figuras como la de Amadeo Cheverry de nacionalidad costarricense, quién además de simpatizar con la nueva Rusia y con Lenin, decidió poner su pluma al servicio de Álvaro Obregón y más tarde de Plutarco Elías Calles. 27

24 Martínez Assad, Carlos R. (editor). La ciudad cosmopolita de los inmigrantes, pp. 115-16. 25 Este dato es verosímil y es consignado en la novela biográfica: Vallejo, Fernando. El mensajero: la novela del hombre que se suicidó tres veces. Bogotá: Alfaguara, 2003, p. 17. 26 Comunicación personal del historiador Antonio Saborit. Véase también: Barba Jacob, Porfirio. Poesía completa. Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 371. 27 Sizonenko, Aleksandr Ivanovich. Por caminos intransitados: los primeros diplomáticos y científicos soviéticos en América Latina. México: Siglo Veintiuno Editores, 1991, p. 28.

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Críticos de arte, como el español Gabriel García Maroto (1885-1969), colaboraban en la revista Contemporáneos, 28 reacia a abrirle sus páginas a los poetas apristas Magda Portal, Serafín Delmar y Esteban Pavletich. En cambio, Martí Casanovas, intelectual catalán en el exilio, que se había afiliado al APRA en La Habana en 1927, a su arribo a la Ciudad de México fue inclinándose más hacia la izquierda. 29 La urdimbre de las redes del exilio no es fácil de desentrañar. No faltaban los exiliados venezolanos que habían constituido en la Ciudad de México el Partido de la Revolución Venezolana en 1927, entre los que se encontraban: Salvador de la Plaza y los hermanos Gustavo y Eduardo Machado, Humberto Tejera, Carlos León y el propio Julio Antonio Mella. 30 Todos ellos se adherían además a la Liga Antiimperialista de las Américas y al Comité ¡Manos fuera de Nicaragua! (MAFUENIC). Humberto Tejera y Salvador de la Plaza, al igual que Haya de la Torre, Mella y Tristán Marof estuvieron entre los invitados por Jesús Silva Herzog a participar en su Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, fundado el 16 de mayo de 1928. 31

Véase: Ocampo, Aurora M. Diccionario de escritores mexicanos siglo XX: desde las generaciones del Ateneo y novelistas de la Revolución hasta nuestros días. México: UNAM, 1993. 29 Casanovas, Martí (1894-1966). Crítico de arte catalán en el exilio. En La Habana, de manera simultánea a su afiliación al APRA y a la colaboración en la revista Atuei, se adhirió al Grupo Minorista y escribió para la revista Social. En 1927 figuró entre los fundadores de la Revista de Avance. Ese mismo año fue confinado en prisión y deportado al igual que los intelectuales apristas peruanos. Radicado en México hasta 1951, adoptó la ciudadanía de ese país por el resto de su vida. Véase: «Martí Casanovas». El Mundo, 15 de abril de 1966, pp. 1, 8; De la Torriente, Loló. «El compañero Martí Casanovas». El Mundo, 16 de abril de 1966, p. 4. 30 De la Plaza, Salvador y Gustavo Machado. La Verdadera Situación de Venezuela. México: Editorial PRV, 1929, p. 12. 31Silva Herzog, Jesús. Una vida en la vida de México. México: Siglo Veintiuno, 1993, pp. 87-88. 28

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Herzog no era ajeno a la poesía y la relación con los escritores. Los vínculos entre el arte y la literatura por un lado y la política por el otro, asumieron caminos diversos. Entre 1927 y 1928, los espacios intelectuales, como el de la Escuela Nacional Preparatoria o el que inauguró Silva Herzog, permitían la exposición de ideas y su debate. En el auditorio de la Preparatoria disertaron, además de Haya de la Torre, figuras como el español Luis Araquistaín y el boliviano Tristán Marof, para quienes la cuestión imperialista y la de la Revolución mexicana, eran relevantes. El debate artístico en la Escuela de Bellas Artes o en las Escuelas de Pintura al Aire Libre, giraba en torno al arte comprometido con las clases subalternas, la Revolución y la nueva sociedad. Por lo anterior, Mella –al igual que los comunistas mexicanos– tuvo en alta estima las ilustraciones de los muralistas Rivera, Orozco, Siqueiros y Guerrero, así como las fotografías de Tina Modotti en las portadas e interiores de El Machete, El Libertador y El Bonete. La proximidad de Mella con Xavier Guerrero, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera fue política y amical. El primero, antes de que se conociesen participó en la campaña en favor de su libertad y su vida, contribuyendo con la imagen que preside este capítulo y que fue publicada en el vocero del PCM. El segundo, durante su participación como delegado mexicano en la segunda reunión de comunistas latinoamericanos en Moscú, propuso la candidatura de Mella para integrar el presídium de la ISR sin éxito; se impuso el criterio de Victorio Codovilla a favor del venezolano Ricardo Martínez. 32 El segundo, compartía con el líder cubano tareas de responsabilidad política en la LADLA y en su sección mexicana que decía contar con 30 grupos organizados, actividades que fueron muy apreciadas por Willi Münzenberg, a la sazón, presidente de la Liga

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Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (1903-1929)..., pp. 263-264. 33

Mundial y reportadas en su informe ante el VI Congreso de la IC (1928). 33 Por su lado, Haya de la Torre y los apristas quienes eran asiduos concurrentes a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacán dirigida por Roberto Montenegro, se beneficiaron de sus imágenes para ilustrar Atuei. Las postales apristas fueron ilustradas por el pintor mexicano residente en París. El estridentismo constituyó una moda estética vanguardista que celebraba los nuevos íconos de la vida urbana moderna: el avión, la fotografía, la radio, el paisaje urbano y sus fábricas, a través de la poesía, la novela y la pintura. Sus integrantes se apropiaron vital y estéticamente de los espacios urbanos mexicanos por los que transitaron. Maples Arce ha dejado una valiosa pincelada del itinerario que solía cubrir al lado de Jesús Silva Herzog –entre los años de 1927 y 1928– por la Ciudad de México: …circunscrita y plástica, administrativa y civil, que lindaba con la Tlaxpana, los patios ferroviarios de Nonoalco, los carteles de la Condesa y las praderas de la colonia Roma, por donde circulábamos jubilosamente y nos deteníamos a charlar, pues el tiempo era un acordeón que se alargaba con placidez. 34 El estridentismo representó los primeros trazos de la ciudad industrial, proclamando una ideología abiertamente defensora de la Revolución mexicana, próxima al anarquismo y al marxismo. El aprista Serafín Delmar reivindicó a Maples Arce y a Germán List Arzubide por hacer una literatura comprometida con la lucha social y la RevoluMünzenberg, Willi. Session Berlin de la Ligue Anti-impérialiste. La Correspondance Internationale, núm. 91, 25 de agosto de 1928, p. 973. 34 Maples Arce, Manuel. «Semblanza [Homenaje a don Jesús Silva Herzog]». Cuadernos Americanos, núm. 6. México, noviembre de 1985, pp. 262-263. 33

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ción. 35 La relación entre los poetas apristas y los estridentistas dejó huellas de cierta simpatía y afinidad a favor de una literatura y arte comprometido con las clases subalternas. El elogio que le hizo List Arzubide a la obra de Magda Portal 36 y a la de Serafín Delmar se inscribió en este juego de relaciones. 37 Tanto el elogio público como el regalo intelectual –un libro– fueron dones que fortalecieron las redes intelectuales y políticas. La adhesión de Germán List Arzubide a la Liga Antiimperialista y la publicación de su poemario dedicado a Emiliano Zapata, lo aproximaron a Julio Antonio Mella. Una línea de continuidad se expresó entre el vanguardismo estridentista y el auspiciado por las revistas Ulises y Contemporáneos al explorar nuevos senderos de la sensibilidad moderna y cosmopolita frente al cambiante universo cultural urbano. 38 Varios de sus integrantes no fueron ajenos a los favores del gobierno de Calles. Salvador Novo (1904-1974) trabajaba con José Manuel Puig Causaranc, titular del ramo de Educación, mientras que Jaime Torres Bodet (19021974) y Enrique González Rojo (1899-1939), colaboraban

Delmar, Serafín. «Poetas de la Revolución mexicana». Atuei, núm. 2, diciembre de 1927. 36 «El más alto acento patético que se haya oído sobre la vida actual, es el desgarrado de una mujer. Magda Portal, en su libro Una esperanza y el mar […] La ciudad si pudiera quejarse por sus bocas de piedra, trémula de dolor que empapa sus muros, el campo de los hombres desnudos, el hombre errante en su propia miseria, lo harían así con voz tan intensa». List Arzubide, Germán. «Valores. Magda Portal». Boletín Titikaka, Tomo I, enero de 1928, p. 4. 37 «La poesía de Serafín Delmar es noble y humana. El arte que allá se deshumaniza, se humaniza en América llena del sueño astral del inca y del azteca, y rehabilitada de tradición espiritual, vuelve a ser desafiadora y altiva como la voz marejada de un Atahualpa, que regresa a decir su acusación insigne». List Arzubide, Germán «Valores. Serafín Delmar». Boletín Titikaka, Tomo I, enero de 1928, p. 4. 38 Gruzinski, Serge. La Ciudad de México: una historia. México: Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 45. 35

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con Bernardo J. Gastélum, Secretario de Salubridad.39 Martí Casanovas atrajo la atención y el apoyo de Puig Causaranc para editar el primer número de la revista México a su cargo. En reciprocidad le publicó un ensayo sobre la educación indígena en México. 40 El gobierno cubano acusaba al ministro de haberle brindado apoyos a la oposición cubana liderada por Mella en contra de su gobierno. Existen indicios de que Haya de la Torre gestionaba apoyos parecidos para la causa aprista a través de otros canales gubernamentales sin mucho éxito. El presidente Calles, como antes lo hicieron Álvaro Obregón y Venustiano Carranza, al igual que varios de sus ministros de estado, atendieron con desiguales énfasis a los desterrados latinoamericanos. Calles, a diferencia de Obregón, no ordenó expulsiones masivas de extranjeros. La cultura urbana en 1928, estaba teñida de visibles y simbólicos rasgos revolucionarios y anticlericales. La realización de murales en los edificios públicos, incluido el Palacio Nacional fue de elevado impacto cultural por sus motivos anticapitalistas, antiimperialistas y anticlericales. Estos fueron en realidad ‘una bomba política’, tanto en la vida cotidiana como por el hecho de que los artistas plásticos realizaban sus obras con el revólver al cincho en previsión de algún ataque inesperado. 41 Lo fueron también las Escuelas de Pintura al Aire Libre, cuyas maderas, litografías y pinturas rompían el canon formativo y no pocos moldes estilísticos, que tanto impactaron a Haya y a los intelectuales apristas. Desde México, los desterrados apristas miraron con entusiasmo político y estético a dichas escuelas. Martí CaBlázquez Espinoza, José Carlos. Entrevista a Miguel Capistrán incluida como anexo I de Jorge Cuesta. Inteligencia en llamas. (Una aproximación desde la Historia Cultural). Tesis de licenciatura en Historia, Benemérita Universidad de Puebla, mayo de 2002, p. 152. 40 «México». Boletín Titikaka, Tomo II, núm. XXV, diciembre de 1928, p. 2. 41 Gruzinski, Ob. Cit., p. 48. 39

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sanovas escribió que de su seno emergía: «la nueva pintura indoamericana», «libre de todo exotismo, de toda influencia, afirmando la personalidad de una cultura nueva”. 42 Pavletich abogó en pro de una estética que dejara atrás el coloniaje europeo. 43 Serafín Delmar sobrepolitizó sus puntos acerca de su «antiimperialismo estético» al punto de olvidarse de su objeto artístico y literario. 44 Los muralistas, los estridentistas y los poetas apristas estaban interesados en desarrollar o una «estética antiimperialista» como le llamó Diego Rivera 45 o «revolucionaria» como le llamaron muchos sin ponerse de acuerdo en sus contenidos. No fue casual que Esteban Pavletich destacase el carácter antiburgués de la obra pictórica de Diego Rivera. 46 El propio realismo socialista tuvo lecturas diferenciadas y críticas, como las que propuso José Carlos Mariátegui. 47 En el contexto político y cultural enrarecido del gobierno de Calles, la producción y exhibición artística, no Casanovas, Martí. «La nueva pintura de México testimonio de cultura indoamericana». Boletín Titikaka, Tomo II, núm. XXVI, enero de 1929, p. 1. 43 Pavletich, Esteban. «Hacia nuestra propia Estética». Boletín Titikaka, tomo I, septiembre de 1927, p. 3. 44 «Nosotros los poetas jóvenes de Latino América hémonos acostumbrado a cantar la fuerza de Estados Unidos de Norte América, sorprendidos tal vez por el progreso económico. Cuando en realidad semejante actitud nos pone en el plano de servidores incondicionales del imperialismo que derribará nuestros pueblos semidemocráticos, apoyándose en nuestra trompetería literaria y en la horizontalidad de los políticos sensuados [sic] que ha dado el trópico […] Es tiempo de recuperar nuestra espiritual y ser menos simplistas». Delmar, Serafín. «3 puntos del antiimperialismo estético contra el imperialismo yanqui». Boletín Titikaka, Tomo I, abril de 1928, p. 2. 45 Rivera, Diego. «Estética Antiimperialista». Boletín Titikaka, Tomo I, agosto de 1927, p. 3. 46 Pavletich, Esteban. «Con Diego Rivera: el artista de una clase». Repertorio Americano, XIII núm. 11, 18 de septiembre de 1926, pp. 168-171. 47 Mariátegui, José Carlos. «Elogio de El cemento y del realismo proletario». Repertorio Americano, Tomo XIX, núm. 20, 23 de noviembre de 1929. 42

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estaban exentas de riesgos. Los artistas plásticos, como sus obras, podían ser objeto de incomprensiones, agravios y atentados. Los recalcitrantes cristeros realizaron varios actos contrarios a la producción artística por considerarlos lesivos a sus creencias religiosas. La obra fotográfica de Tina Modotti coadyuvó de manera importante en el proceso de remodelación del gusto de las elites intelectuales y políticas de izquierda. Las fotografías tenían muy poco tiempo de haber ingresado al mundo de las imágenes en la cultura de las izquierdas. Figuraron en las revistas culturales y en los periódicos militantes compitiendo con los dibujos o facilitando la reproducción gráfica de obras artísticas (pinturas, grabados y esculturas). La fotografía dejó huella en la memoria militante, las fotografías de Mella como las de Haya de la Torre de ese tiempo son memorables, lo es también una foto de Esteban Pavletich vistiendo traje, sombrero y carabina al estilo zapatista. 48 Tina Modotti poseía una fina sensibilidad estética y política. Contaba con un equipo profesional de fotografía, había aprendido nuevas técnicas de toma, filtro y revelado bajo el magisterio de Edward Weston, su anterior pareja. Tina se abocó a recuperar en su obra elementos extraídos de la propia cotidianidad, dotándolos de elevado simbolismo. Los vasos comunicantes entre las representaciones artísticas y el remozamiento editorialista de izquierda quedaron parcialmente resumidos en las palabras de Siqueiros hacia 1925 motivadas por su desencuentro político con Puig Causaranc: «Si nos arrebatan los muros fijos de los edificios públicos, hagamos de las páginas de El Machete los muros móviles de nuestro gran movimiento de pintura mural». 49 Otras fueron las motivaciones de otros artistas plásticos. Se trataba de una onda expansiva latinoamericana 48 «Esteban Pavletich vistiendo el traje que ilustró el apostólico Emiliano Zapata». Boletín Titikaka, Tomo II, núm. XXXII, julio de 1929, p. 3. 49 Siqueiros, David Alfaro. Me llamaban el Coronelazo. México: Grijalbo, 1977, p. 223.

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y mundial de renovación gráfica y cir-culación de imágenes e ideas. En 1928, Diego Rivera, además de fungir de corresponsal de Monde, la revista dirigida por Henri Barbusse desde París, se hizo cargo del diseño de una de sus portadas, 50 al mismo tiempo que Santos Balmori –residente en esa ciudad- ilustraba algunos números de Indoamérica la revista de la APRA en Ciudad de México y de la revista Amauta en Lima. Los carteles pegados en las paredes de muchas calles céntricas bien podían anunciar a los transeúntes las conferencias de Haya de la Torre a iniciarse en el auditorio de San Idelfonso o comunicar una denuncia antifascista como lo hizo el Partido Comunista el 11 de mayo de 1928. 51 A fines de junio del mismo año, Ramón Alva de la Canal (1892-1985), Fernando Leal (1896-1964), Gabriel Fernández Ledesma (1888-1939), Rosario Cabrera (1901-1975), Fermín Revueltas (1901-1935), el catalán Martí Casanovas (1894-1978) y el veracruzano Rafael Vera de Córdova, se constituyeron como colectivo intelectual y en los primeros días de julio llenaron de carteles la Ciudad de México con su: «Manifiesto Treintatrentista contra I. Los académicos, II. Los covachuelos, III. Los salteadores de puestos públicos y IV. En general contra toda clase de Sabandijas y Zánganos Intelectualoides». 52 Una nueva tradición letrada se hacía presente en las calles, sin mermar el papel jugado por las bibliotecas y las librerías. En la librería Misraki, al decir de Miguel Capistrán, acudían varios intelectuales vanguardistas, entre los que ubica a Jorge Cuesta y Gilberto Owen. 53 En ella se encontraban revistas europeas de vanguardia como The Wolfe, Bertram D. La fabulosa vida de Diego Rivera. México: Editorial Diana, 1989, p. 190. 51 Barckhausen Canale, Christiane. Tina Modotti. Tafalla: Txalaparta, 1998, p. 68. 52 Fondo reservado de la Biblioteca «Justino Fernández». Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México. 53 Blázquez Espinoza. Entrevista a Miguel Capistrán, pp. 144-170. 50

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Monthly Criterion, cuyo primer número salió en mayo de 1927 bajo la dirección de T.S. Eliot; 54 London Mercury, importante revista cultural literaria londinense editada por J. C. Squire entre 1919 y 1939 55 y, La Nouvelle Revue Française, la más longeva de las tres, animada desde París por la figura señera de André Gide, con la colaboración de Gastón Gallimard –el formal director– y Jean Paulhan –jefe de redacción. 56 En 1925 se había inaugurado en la calle Moneda la Librería de los hermanos Navarro en la cual se podía adquirir, además de libros y revistas de corte intelectual, política y sindical de factura nacional, la revista Amauta dirigida por José Carlos Mariátegui desde el Perú, las publicaciones de la editorial «Vanguardia» de los socialistas argentinos, las generadas por el exilio cubano y las de editoriales españolas como Sempere Hermanos, entre otras. 57 En ese contexto, las redes sociales y políticas que cultivaron tanto Haya de la Torre como Julio Antonio Mella tradujeron parcialmente las pertenencias extranjeras, entre sus afinidades y rechazos o prejuicios ideológicos, raciales, étnicos y sexistas. Los exiliados –independientemente de sus pertenencias nacionales– formaban parte de esta gama variopinta de las izquierdas de la época, se aproximaron entre sí, entre afinidades y conflictos. Los haitianos –entre ellos Joseph Jolibois Fils (1891-1936) 58 y los hermanos Morpeau Moravia– con un criterio un político pragmático promovieron simultáneas alianzas de la Unión Patriótica 54 Vanheste, Jeroen. Guardians of the Humanist Legacy: The Classicism of T.S. Eliot's Criterion Network and Its Relevance to Our Postmodern World. Leiden: Brill, 2007, pp. 504-507. 55 Herring, Robert. Life and Letters and the London Mercury. London: Brendin Pub. Co., 1946, pp. 173-175. 56 Cornick, Martyn. Intellectuals in History: «The Nouvelle Revue Française» Under Jean Paulhan, 1925-1940, Ámsterdam: Rodopi, 1995, pp. 11-22. 57 Entrevista del autor al Sr. Navarro realizada el 18 de junio de 1974. 58 McPherson, Alan. «Joseph Jolibois Fils and the Flaws of Haitian Resistance to U.S. Occupation». The Journal of Hatian Studies, núm. 16, Fall, 2010, pp. 120-147.

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Haitiana con la APRA y la Liga Antiimperialista de las Américas. 59 En cambio los venezolanos, bajo el liderazgo de Salvador de la Plaza (1896-1970), y los hermanos Machado prefirieron a la Liga, rompiendo todo vínculo con el aprismo. Los vínculos de Haya con la Liga antichina en México y particularmente con la de Torreón, contraría su conocida filia política hacia el Kuomintang en la China revolucionaria así como el entusiasta parecer del aprista cubano Orosmán Viamontes. 60 La presencia del marxista alemán Alfonso Goldschmidt no pudo pasar desapercibida porque formaba parte de las redes compartidas por los exiliados latinoamericanos y la intelectualidad mexicana de izquierda. Silva Herzog lo invitó a dar una conferencia en la Biblioteca a su cargo y a sumarse a su Instituto de Investigaciones. Al mismo tiempo, el suizo Fritz Bach, además de dar clases en la Escuela de Economía, militaba junto con Mella en el Partido Comunista Mexicano. Por otro lado, Haya estrechó formales vínculos con los italianos antifascistas de la Unión Democrática Italiana liderados por Nanni Leone Castelli y por Juan Federico Pasquali, editores de Italia Libre, en cuyo primer número

«La Liga Patriótica Haitiana, por medio de su representante Mr. Joseph Jolibois Fils, ha celebrado un pacto de alianza con el APRA, por cual las organizaciones se comprometen a secundar los planes del nacionalismo continental y antiimperialismo sobre los se basen sus programas respectivos». «El APRA y la Liga Patriótica Haitiana». Indoamérica, núm.1, México, julio de 1928, p. 3. 60 Orosmán Viamontes bajo el pseudónimo de Luis Elen, publicó el provocador artículo pro chino «América para los Asiáticos» en cuyo contenido brilla un maltusianismo de izquierda: «En los próximos 30 años la población del Asia se duplicará exacerbando el conflicto y el gran movimiento antiimperialista habrá triunfado… Eugenio Cheng debe haber previsto esta página del futuro inmediato al afirmar que la revolución china revista un carácter universal y que sus fuerzas liberarán a la América del imperialismo tan pronto se consolide su triunfo en Asia». Atuei, núm. 2, diciembre de 1927. 59

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colaboró con un artículo. 61 Nanni no era un agente reaccionario, como lo acusaron los comunistas desde las páginas de El Machete, 62 quizás inducidos por sus paisanos y adversarios en la lucha antifascista, Victorio Vidali y Tina Modotti, secundados por Mella. 63 Haya se sintió más cómodo al lado de Nanni y Pasquali, algo ayudó su conocimiento directo acerca de la vida cultural y política italiana. La Ciudad de México en la que Haya y Mella realizaron sus quehaceres cotidianos y políticos vivía un nuevo clima electoral, un desgaste generado por la Guerra Cristera, pero también muchos cambios en su estructura física, sus servicios públicos y en su propia gente. Su fisonomía arquitectónica mostraba nuevos estilos, los cuales se sumaban a cambios en el universo ocupacional de sus habitantes, en sus consumos culturales y en su propia organización al ser liquidada en 1928 la hegemonía política municipal ejercida por el Partido Laborista desde 1925. Ese mismo año, la ciudad estrenaba la segunda red eléctrica automática de baja tensión con alimentadores de 6 mil voltios en el mun61 «El APRA, como Partido Antiimperialista Latinoamericano, hace un llamamiento a los trabajadores manuales e intelectuales de América contra el Fascismo y contra la proyectada Liga Fascista de las Américas. Nuestro deber como anti-imperialistas es combatir abiertamente toda organización fascista. Wall Street es nuestro enemigo, el enemigo de nuestros pueblos y el aliado decidido de Mussolini. Nuestros pueblos no pueden engañarse. Luchamos contra el imperialismo y contra los aliados del imperialismo. «El Fascismo se siente fuerte porque todos los gobiernos del mundo sin una sola excepción, han reconocido a Mussolini, el tirano reaccionario de Italia. El reconocimiento unánime de los gobiernos del mundo al gobierno tiránico de Mussolini facilita la propagación del Fascismo». Italia Libre, núm. 1, 1 de julio de 1928. Reproducido en La Tribuna, núm. 24, 1948. 62 El periodista y escritor Nanni Leone Castelli fue sindicado injustamente como agente fascista encubierto en las páginas de El Machete del 5 de noviembre de 1927. Véase: Cupull Reyes, Adys y Froilán González. Julio Antonio Mella y Tina Modotti contra el fascismo. La Habana: Casa Ed. Abril, 2005, pp. 114-115. 63 Cupull Reyes y González, Ob. Cit., p. 115.

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do, la cual era suministrada por la estación de Nonoalco. 64 Y esa novedad, hizo más amable la lectura y la escritura nocturnas a las que estaban acostumbrados los intelectuales, entre ellos, Haya de la Torre y Mella. El diarismo de la época, gracias a las agencias cablegráficas, impactó en la mentalidad de la nueva generación, al convertir en cotidiana la simultaneidad de noticias procedentes de diversos lugares del mundo. Los exiliados pero también los intelectuales y políticos mexicanos apreciaban los beneficios de los servicios del transporte naviero y ferroviario, según lo refrendan los epistolarios consultados, destacando dos puntos de referencia: el puerto de Veracruz y la estación de San Lázaro en la Ciudad de México. En cambio, la aviación cobraba visibilidad en el imaginario social, pero carecía de servicios e itinerarios abiertos. Las dos hazañas de navegación aérea realizadas por Charles Lindbergh en el curso de 1927, que le permitieron unir Nueva York–París y Washington–Ciudad de México, resonaban en las conversaciones y en los textos literarios y políticos vanguardistas de varias personalidades, incluyendo a Haya de la Torre 65 y Mella. 66 Convergiendo con este Campos Aragón, Leticia. La electricidad en la Ciudad de México y área conurbada: historia, problemas y perspectivas. México: Siglo XXI, 2005, pp. 125-126. 65 «Comprendo cuánto vale tu ayuda en un medio hostil y lindebergheado. Pero tú eres ahí, Rafael, arcángel sin aeroplano, el centinela del latinoamericanismo que no quiere que el grito del soldado que anuncia el peligro sea ahogado por el ruido imperioso de un Mafarka (te acuerdas de Marinetti) foráneo y glacial […] Esta no es una carta futurista». Haya de la Torre a Rafael Heliodoro Valle [diciembre de 1927]. Biblioteca Nacional de México. Fondo Rafael Heliodoro Valle, Exp. 1019, 1922-1937. 66 «En los últimos tiempos, el imperialismo yanqui ha cambiado de táctica. Ha sustituido la violencia con la intriga. Mientras ofrece la paz con una mano enguantada, con otra mano de hierro golpea por la espalda. Ahora tenemos a Morrow en lugar de Sheffield. En lugar del aeroplano que arrojó bombas en nuestras ciudades indefensas, tenemos al Espíritu de San Luis (Spirit of St. Louis, el avión de Lindbergh) 64

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cambio de las condiciones de trabajo intelectual habría que sumar la incorporación de las máquinas de escribir: Underwood y Remington, entre sus teclados en inglés y los más nuevos y atractivos en español. No fue casual el desagrado de Haya de la Torre frente a las máquinas de escribir alemanas. 67 Fue significativo que el 23 de enero de 1926, cuando Mella iba rumbo al destierro, fuese detenido en Puerto Cortés, Honduras portando una máquina de escribir además de un improvisado equipaje. 68 Según Rafael Carrillo, Mella anhelaba tener tres bienes: una pluma, una máquina de escribir y una motocicleta que se le volvió inalcanzable. 69 Con motivo de su deceso, Tina Modotti –su compañera– tomó una fotografía de la máquina de escribir de Mella con un texto que dejó inconcluso; fue un simbólico reconocimiento del valor de ese artefacto mecánico casi imprescindible para su escritura política. 70 Los respectivos epistolarios de Haya de la Torre y de Mella, muestran este tránsito generacional de la escritura a mano a la mecanoescrita. La velocidad se afirmaba como un nuevo valor en la cultura urbana. A la escritura mecanoescrita se sumó la taquique trae saludos ‘amables’. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: conquistar a la América Latina para explotarla más todavía». «Lindbergh se ha prestado para desempeñar un papel importante en esta nueva política». «Lo qué significa el vuelo de Lindbergh». El Machete, núm. 94, 24 de diciembre de 1927. 67 «Esta máquina de escribir es horrible. Alemana, hija de una técnica distinta a la nuestra. Por eso no podemos adaptarla al comando del cerebro nuestro determinado por una intensidad distinta». Haya de la Torre a Eudocio Ravines. Berlín 19 de febrero [1929]. En: Flores Galindo, Alberto. Obras Completas IV. Lima: Concytec- Sur Casa de Estudios del Socialismo, 1996, p.81. 68 Véase: Cupull Reyes, Adys. «Tres días en Puerto Cortés», 25 de marzo de 2009: http://www.almamater.cu/sitio%20nuevo/paginas/dossieres/2009/ mella/puerto.html, consultada el 08-06-2013. 69 Cupull Reyes, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos, p. 56. 70 Barckhausen Canale, Ob. Cit., p. 77. 44

grafía, mientras que los itinerarios de los capitalinos se beneficiaban del ahorro de tiempo, gracias a los tranvías eléctricos y al parque automotor. En 1927, había sido prohibido el transporte de carruajes y carretas a tracción animal por las calles pavimentadas de la ciudad para facilitar el flujo automotor, cuyo parte vehicular ascendería a más de 17 mil unidades en 1929. Haya debió quedar impresionado por los significativos cambios que en los cuatro años que habían transcurrido entre su primera y segunda estancia en la capital mexicana se habían dado. Para visitar San Ángel –su lugar de residencia entre finales de 1923 y mediados de 1924– podía recurrir a la línea motorizada de servicio colectivo que hacía la ruta Tacubaya-Mixcoac-San Ángel. Nuestro personaje rememoró la trayectoria del tranvía eléctrico que unía la Ciudad de México y San Ángel, cruzando «los campos feraces de esta campiña maravillosamente matizada…». 71 El ramo tranviario, organizado desde 1914, cuando fue creada la Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, de fuerte filiación anarquista, se hizo conocido por sus constantes conflictos y paros laborales durante la década de 1920, que en más de una ocasión paralizaron el transporte de la Ciudad. 72 La línea conocida como Niño Perdido-Penitenciaría suscitaba entre los comunistas, anarquistas, cristeros y otros opositores al régimen, sentimientos ambivalentes, entre el repudio a la cárcel y la nostalgia por el camarada, el familiar o el amigo en desgracia. Esta línea preside el con-

«Entrevista con Víctor Raúl Haya de la Torre». Claridad (Lima), núm. 5, marzo de 1924, p. 8. 72 Véase: Rodríguez, Miguel. «Los tranviarios en los años veinte: Sus luchas e incorporación al aparato estatal». Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, vol. 8. México: UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1980, pp. 127-178: www.historicas.unam.mx/ moderna/ehmc/ehmc08/100 .html, consultado el 14-08-2013. 71

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tenido desgarrador del libro de Blanca Luz Brum durante la prisión de Siqueiros. 73 El servicio telefónico se había convertido en un bien incuestionable para las elites y capas medias urbanas. Abreviaban el flujo de comunicación cotidiana, salvo que se suspendiese el servicio por justificada acción política, como aconteció en la empresa Ericsson entre agosto y septiembre de 1928, 74 cuyo Sindicato se lanzó a la huelga, la cual recibió acciones solidarias de parte de la CGT. 75 Sin embargo, la vida cotidiana en los espacios públicos más céntricos o residenciales, contrastaban con la falta de éste y otros servicios en los barrios populares. La modernidad posrevolucionaria, salvo en su retórica, reproducía la desigualdad. El deporte se impregnó de los valores culturales de la época: velocidad, higiene, energía y virilidad. La Young Men’s Christian Association (YMCA) se había convertido en foco de atracción de la cultura y el deporte en la ciudad. Manuel Seoane, intelectual aprista, escribió en 1928 que el deporte había sido asumido como una práctica cultural de la nueva generación adherida a la reforma universitaria, a contrapelo del desprecio que tenía hacia él la vieja generación de la intelectualidad oligárquica. Subrayó una proximidad de sentido entre la función de la emoción del deporte para los hinchas, la emoción religiosa para los fieles 76 y, por extensión, la emoción política para las masas revolucionarias. Tanto Mella como Haya eran deportistas, gustaban de la natación y del canotaje, además de la gimnasia, aunque 73 Brum, Blanca Luz. Penitenciaría–Niño Perdido. México: Minerales de Taxco, 1931. 74 Loyola Díaz, Rafael. Conflictos laborales en México, 1928- 1929. México: UNAM, 1980, p. 28. 75 Baena Paz, Guillermina. La Confederación General de Trabajadores, 19211931: antología. México: Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, 1982, pp. 134-135. 76 Seoane, Manuel. «Peruanismo y limeñismo». La Sierra, núms. 13-14, enero-febrero de 1928, pp. 59-60.

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no hemos encontrado huellas de dicho quehacer en la Ciudad de México en las fuentes consultadas, salvo dos fotografías de Haya que indican que gustaba de salir a practicar la equitación informal; una al lado del dirigente comunista Rafael Carrillo Azpeitia 77 y otra, acompañado del poeta Carlos Pellicer. 78 Durante el verano de 1928, Haya, le escribió a su amigo Eudocio Ravines: «Todas las mañanas me levanto a las 6 y salgo a correr por el bosque de Chapultepec con varios amigos». 79 Por su parte, Mella dejó por escrito una sentencia elocuente en las páginas de El Machete: «El deporte es complemento de la higiene y ésta es base de la moral» 80 y promovió la creación de una federación de clubes y equipos deportivos obreros en la Ciudad de México, aunque sin éxito. Los flujos de migrantes, turistas y exiliados eran atendidos en 116 hoteles de diversas categorías, siendo los de tarifas más accesibles los regentados por españoles. Haya de la Torre se alojó entre noviembre de 1927 y enero de 1928 en el Princess, ubicado en Avenida Hidalgo número 59 –antes denominado Lascuráin e inaugurado en 1910. 81 La escasez de recursos llevó a Mella y otros desterrados sudamericanos a compartir una vieja casona de la calle Bolívar. Mientras que Cuba, Venezuela y el Perú se erigieron como territorios del mal, es decir, de las dictaduras, en el imaginario de sus desterrados, México, como lugar privile77 La foto corresponde al año de 1924 y pertenece a la colección de fotografías de Rafael Carrillo Azpeitia. 78 Reproducida en: Melgar Bao, Ricardo y María Esther Montanaro. V.R. Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas, p. 5. 79 Haya de la Torre a Eudocio Ravines. México, 4 de abril de 1928. En: Flores Galindo, Alberto. Obras Completas IV, pp. 70-72. 80 Mella, Julio Antonio. Escritos revolucionarios (compilación de Fabio Grobart). México: Siglo Veintiuno Editores, 1978, p. 236. 81 Romero, Héctor Manuel. Enciclopedia mexicana del turismo. México: Instituto Politécnico Nacional, 1986, p. 117; Matabuena Peláez, Teresa. La Ciudad de México a través de la Compañía industrial fotográfica. México: Universidad iberoamericana, 2004, p. 19.

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giado de su refugio, no fue ajeno a un reencantamiento utópico, salvo los locales donde se ubicaban las legaciones diplomáticas de sus países de procedencia. Poseían alguna información de que en momentos distintos, Simón Bolívar y José Martí, transitaron por esta ciudad, pero no contaban con la sorpresiva identificación de una antigua y ruinosa casona de dos pisos en la calle Bolívar donde habitó el Libertador sudamericano. Lo más sorprendente fue que ellos la pudiesen recuperar con prontitud, gracias a la generosidad del gobierno callista, dejando la casa que compartían en la colonia Roma, ubicada a mayor distancia de sus actividades. 82 Las razones y entusiasmos de los desterrados sudamericanos que justificaron la toma de posesión de la casona bolivariana encubrían su falta de techo y esmirriados presupuestos. El testimonio del venezolano Eduardo Machado es elocuente sobre el modo neobolivariano en que se distribuyeron equitativamente este espacio trinacional: Salvador de la Plaza, Gustavo Machado y yo ocupábamos el primer piso, junto con el peruano Jacobo Hurwitz. El segundo piso lo ocupaban Julio Antonio Mella, Oliva Zandívar, Carlos Aponte Hernández y Bartolomé Ferrer. 83 En el número 55 de la misma calle se ubicaba el local de la Liga Antiimperialista de las Américas, 84 a donde solían concurrir con frecuencia Mella, Diego Rivera, Úrsulo Galván, Salvador de la Plaza, Jacobo Hurwitz y muchos otros intelectuales de izquierda y líderes comunistas o antiimperialistas. Tina Modotti (1896-1942) vivía en un departamento del edificio Zamora, ubicado en Abraham González Rodríguez, Rolando. «El pensamiento y la acción sin fronteras de Julio Antonio Mella». En: Cairo, Ana, Mella 100 años, vol. 2, p. 72. 83 García Ponce, Guillermo. Memorias de un general de la utopía. Venezuela: COTRAGRAF, 1976, p 67. 84 El libertador, Vol. II, no. 12, 1 de junio de 1927, p. 15. 82

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31, 85 donde solían celebrarse las sesiones del Socorro Rojo. Según el comunista italiano Victorio Vidali (1900-1983) asistían los dirigentes campesinos Úrsulo Galván y Guadalupe Rodríguez (1900-1929), el muralista David Alfaro Siqueiros y Rosendo Gómez Lorenzo, editor de El Machete, entre otros. 86 La amistad de Tina con Diego Rivera y con Jacobo Hurwitz se reforzó por el trabajo militante en los órganos controlados por el PCM: el Socorro Rojo, ¡Manos Fuera de Nicaragua! (MAFUENIC) y la Liga Antiimperialista. 87 La mayoría de estos personajes se alojaba en hoteles, viviendas o casas de huéspedes ubicadas en el Centro de la ciudad, por lo que su relativa cercanía, sumada al hecho de que frecuentaban los mismos cafés e instituciones como el Colegio de San Idelfonso, facilitaban sus reencuentros. Las oficinas de El Machete funcionaban en una vecindad de la calle Lerdo, cerca de Nonoalco, espacio cedido y protegido por la Unión de Carpinteros y Similares de la Sociedad de Ferrocarrileros. 88 Los mítines de las organizaciones sindicales y de izquierda se realizaban comúnmente frente al Hemiciclo a Benito Juárez. Contados eran los locales donde se realizaban los eventos intelectuales, políticos y sindicales. La Liga Anticlerical Mexicana realizaba sus sesiones en el salón de baile «El Pirata» ubicado en la calle San Miguel. Allí concurrían la catalana Belén de Sárraga, Juan de la Cabada, Julio Antonio Mella y Carlos Zapata Vela entre muchos otros. 89 El teatro «Virginia Fábregas» prestó o alquiló su sala en más de una ocasión. En el teatro Hidalgo la Federación de Estudiantes Mexicana organizó un evento dedicado a la 85 Saborit, Antonio. Tina Modotti. Una mujer sin país. Las cartas a Edgard Weston y otros papeles personales, México: Ediciones Cal y Arena, 2001, p. 71. 86 Barckhausen Canale, Ob. Cit., p. 65. 87 Véase: Tibol, Raquel. Diego Rivera ilustrador. México: SEP, 1986, p. 34; y Hayman, Bonnie. Tina Modotti’s Mexico: A Tale of Love and Revolution. California Floricanto Press, 2003, pp. 71, 106 y 111. 88 Cupull Reyes. Ob. Cit., p. 51. 89 Ibídem: 72.

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unidad latinoamericana el 7 de enero de 1928, teniendo como invitados especiales a Haya de la Torre, Horacio Blanco Fombona, Ramón Alzamora, Guillermo Tardiff y Miguel Giordanni. 90 El local de la YMCA acogió el Congreso de Estudiantes de 1926 y a Vasconcelos y sus partidarios en 1928. 91 El onceavo aniversario de la Revolución rusa, organizado por la ANERC, la LADLA y otras organizaciones, se realizó en el salón «Alhambra» ubicado en la calle Netzahualcóyotl número 126. 92 Para los exiliados, como para los intelectuales y significativos sectores de las capas medias, el correo y el telégrafo eran referentes obligados. Haya de la Torre y Mella recurrieron a sus servicios con regularidad, según lo refrendan sus respectivos epistolarios. 93 La vida urbana fue generando espacios de sociabilidad y compromiso para los intelectuales y políticos. Reuniones ordinarias y extraordinarias solían realizarse en cafés, locales institucionales o en casas. El ejercicio del periodismo y de la labor editorial vinculada a revistas culturales como Forma (1926-1928), dirigida por Gabriel Fernández Ledesma o políticas, como la aprista Indoamérica (1928), dirigida por el pintor Manuel Gallardo, nos remiten a estos espaExcélsior, 7 de enero de 1928, p. 3. El Machete, núm. 45, abril de 1926; Pineda, Hugo. José. Vasconcelos, político mexicano, 1928-1929. México: Edutex, 1975, p. 98. 92 Tibol, Raquel. Julio Antonio Mella en El Machete. Antología parcial de un luchador y su momento histórico, México: Fondo de Cultura Popular, 1968, p. 294. 93 Para la correspondencia de Haya de la Torre véase: Correspondencia Luis Alberto Sánchez-Haya de la Torre. 2 vols. Lima: Ed. Mosca Azul, 1982; y Melgar Bao, Ricardo y María Esther Montanaro. V.R. Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas, México: Taller AbiertoPacarina del Sur, 2010. Y Mella: Julio A. Mella: documentos para su vida (Primer Congreso Nacional de Estudiantes). La Habana: Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, 1964; y Mella, Julio Antonio. Escritos revolucionarios (compilación de Fabio Grobart). México: Siglo Veintiuno Editores, 1978. 90 91

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cios de encuentro. Podían ser tertulias con formato abierto o elegido, o bien sesiones con agendas establecidas o por definir. También se conformaron círculos de estudios que se reunían una vez por semana, como el que auspiciaba Silva Herzog en el local del Departamento de Bibliotecas y Archivos Económicos de la Secretaría de Hacienda, con el exclusivo propósito de estudiar el primer tomo de El Capital de Marx, gracias a la versión traducida al castellano por el socialista argentino Juan B. Justo. 94 Haya y Mella no fueron ajenos a dichas reuniones aunque sus preferencias se inclinaron por las reuniones más formales y comprometidas. Un cuadro ilustrativo de los cafés de la Ciudad de México en los años veinte sostiene que: … alcanzaron una vitalidad cultural muy marcada; fueron famosos los de La Flor de México, Los Monotes, en la calle República de Cuba, que perteneció a Luis Orozco, hermano de José Clemente, decorado por éste con llamativos dibujos, Europa, Lady Baltimore y el Sanborns, donde se reunían los Contemporáneos. También el Café París, donde se hacía la revista Letras de México. 95 Haya concurrió a «Los Monotes» y quizás al café «América», ubicado en la calle Argentina, frente a la Escuela de Leyes, el cual era frecuentado por sus amigos Jorge Cuesta y Gilberto Owen y muchos preparatorianos, o al café «Europa» ubicado en la avenida Jalisco 160 –más tarde Álvaro Obregón–, el cual se hizo memorable gracias a la novela publicada en 1926 por Arqueles Vela, escritor estridentista de origen guatemalteco. 96 Eran también frecuentados por los políticos e intelectuales los cafés de chinos. Al café «Cantón» de la calle Bolívar concurrían los comunistas por 94 González Casanova, Henrique. «Prólogo». Cuadernos Americanos, núm. 6, noviembre-diciembre de 1985, p. 23. 95 Mora, Carmen de. «Notas sobre El Café de Nadie, de Arqueles Vela». Anales de Literatura Hispanoamericana, no. 26-II. Madrid: Servicio de Publicaciones, UCM, 1997, p. 250. 96 Vela, Arqueles, El café de nadie, Jalapa: Ediciones de Horizonte, 1926.

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su cercanía y baratura. Fue en él, un día de junio de 1928, en que Mella y Tina Modotti iniciaron su pasional romance. 97 Mella también concurría al café «Hong Kong», donde conoció a su victimario, el sicario cubano Magriñat. 98 Ausentes son las referencias a la valorización cultural de la gastronomía capitalina, aunque un historiador ha mencionado que los apristas solían concurrir a «Los Monotes» a degustar «suculentos tamales regados con el clásico atole mexicano». 99 La Federación de Estudiantes Mexicana le ofreció a Haya de la Torre una comida en el restaurante «La Bombilla», ubicado en la localidad de San Ángel. 100 El restaurante «Prendes», valorado como «uno de los más distinguidos de la capital mexicana», solía atraer a los turistas extranjeros, al cuerpo diplomático, a los integrantes del «Círculo Peruano» 101 y, de vez en vez, a Jesús Silva Herzog y los integrantes del Instituto de Investigaciones Económicas, de los cuales varios eran desterrados como Haya de la Torre y Mella. 102 José María de los Reyes, quien era director de la Escuela Nacional Preparatoria en 1928, recuerda las tertulias celebradas en el café del chino Alfonso en la calle Argentina a las que también acudían Mella, Baltazar Dromundo, Ángel Salas, Ricardo García Villalobos, Octavio Bustamante y Alejandro Gómez Arias. Discutían sobre la problemática de la Escuela, la Universidad y la dictadura de Machado en Cuba. 103 Según el testimonio de Dromundo, para él y Barckhausen Canale, Ob. Cit., pp. 74-75. Torres Cuevas, Eduardo. Dos siglos de pensamiento de liberación cubano, La Habana: Imagen Contemporánea, 2003, p. 78. 99 Sánchez, Luis Alberto. Haya de la Torre o el político. Crónica de una vida sin tregua. Lima: Editor Enrique Delgado, 1979, p. 153. 100 Excélsior, 25 de diciembre de 1927, p. 2. 101 Mora, Leoncio, Cónsul General del Perú, al Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores, México, 18 de enero de 1928. Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, en adelante, AHMRREE, 379. 102 Cupull Reyes. Ob. Cit., p. 66. 103 Ibídem: 42. 97 98

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para Mella, asistir a dicho café fue un asunto de sobrevivencia gracias al crédito para alimentos que les daba el dueño y que muchas veces no saldaron. Por esos días, ambos se alojaban en la «Casa del Estudiante» o «Casa de Troya», remedando el nombre del albergue para peregrinos desamparados en Santiago de Compostela.104 José María de los Reyes –propietario del inmueble– lo había puesto a disposición de estudiantes sin recursos como Mella y Dromundo y les concedía un turno para usar un vale de consumo para las tres comidas del día en el restaurante «La Oaxaqueña», cuando al igual que otros estudiantes, llevaban dos días de vigilia. 105 Si los cafés como espacios diferenciados de la arquitectura urbana podían ser distinguidos, más allá de sus señas materiales y estilísticas gracias a sus usos sociales y simbólicos, el propio cuerpo humano en el universo gráfico y artístico se erigió en universo de significación y combate. Los populares corridos y canciones revolucionarias mexicanas impactaron en los desterrados apristas y latinoamericanos. Magda Portal nos dejó una pincelada de ello al escribir acerca de la «dignidad de la condición plebeya» y «honda emocionalidad» que fluye de las canciones, en las que predomina «el sentimiento casi carnal de la tierra, de los productos de la tierra y del deseo de defenderla». 106 Las representaciones sobre el cuerpo en la iconografía de revistas y periódicos de la izquierda intelectual y política del tipo de El Bonete, El Libertador, Indoamérica y El Machete, por solo citar algunas, fue modelada bajo los moldes de lo grotesco para descalificar a los que sus editores o colaboradores consideraban figuras indeseables: el imperialismo, el clero, los cristeros, los burgueses, los terratenientes, los Ibídem: 36. Ibídem: 44. 106 Portal, Magda. «Panorama intelectual de México. Literatura de izquierda». Repertorio Americano, núm.11, 17 de marzo de 1928, pp. 170; «Panorama intelectual de México. Las canciones populares». Repertorio Americano, núm.12, 24 de mayo de 1928, p. 188. 104 105

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reaccionarios en general y el imperialismo norteamericano. A estos blancos les asignaron los atributos simbólicos del mal, lo mórbido, lo femenino, lo homosexual y lo obsceno. Diego Rivera por ejemplo, usó las marcas de la sífilis para representar a Hernán Cortés, mientras que Orozco recurrió a los símbolos de la sexualidad execrable de la época, para condenar el maridaje entre el clero y el imperialismo yanqui. En cambio, los luchadores antiimperialistas, obreros, campesinos, intelectuales revolucionarios fueron revestidos de los valores de la virilidad, como la fuerza, el coraje y la heroicidad.107 La iconografía aprista, entre 1927 y 1928, gracias a los pintores mexicanos Santos Balmori, Manuel Gallardo Bolaños –editor de Indoamérica– y Gabriel Fernández Ledesma, compartieron parecidos valores culturales y referentes simbólicos a los esgrimidos por los muralistas militantes del PCM, más allá de sus estilos. Si en la cultura política de las izquierdas –y no solo de ellas– predominaban los valores de la masculinidad (competitividad, agresividad, fuerza física, virilidad, intransigencia, valentía, audacia, voz de mando, gesto adusto) en la vida amorosa se complicaban sus límites y sentidos. En realidad la vida amorosa entre las izquierdas fue ambivalente, oscilando entre la permisividad y la condena. Mella tenía una concepción cultural más abierta frente al cuerpo, una fotografía suya mostrándose desnudo sigue siendo motivo de controversia y censura. 108 En cambio, Haya tenía, al parecer, una concepción más conservadora al respecto. Mantenía una actitud tolerante frente a los intelectuales homosexuales en Ciudad de México y muchos de ellos fueron sus amigos. Mella, al igual que Marof y Diego Rivera dio muestras de abierta intolerancia frente a

Véase: Melgar Bao, Ricardo. «El universo simbólico de una revista cominternista: Diego Rivera y El Libertador» (1925-1929)». Convergencia, año 6, núm. 21, México, enero-febrero de 2000, pp. 121-143. 108 Behar, Sonia. La caída del hombre nuevo: narrativa cubana del periodo especial. New York: Peter Lang, 2009, p. 124. 107

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ellos, el primero los llamó «jóvenes barbilindos» 109 y el segundo, los filió en la categoría de lo que se llamaba «jotismo intelectual». 110 Rivera recibió una andanada de réplicas picantes por parte de Salvador Novo, el intelectual gay más notorio y desafiante. 111 La Diegada fue la respuesta a las burlas homofóbicas de Diego Rivera contra él y otros intelectuales del grupo de los «Contemporáneos». 112 El adulterio de Lupe Marín –la esposa de Rivera– con el escritor Jorge Cuesta fue convertido en nota de humor por Novo, la cual afectó la mundana imagen del muralista. 113 La respuesta de Diego Rivera terminó en la ruptura pero también en una huella infamante de Lupe Marín en uno de sus frescos, mostrando simbólicamente su grupa al momento de recoger un ejemplar de la revista Contemporáneos. A lo anterior se suma el hecho de que si los celos desbocados y el adulterio afectaban la vida orgánica de los apristas y comunistas en México, podía derivar en una permisividad consentida o una sanción disciplinaria. Lo refrenda la postura de Haya de la Torre frente al adulterio cometido por los Véase la página 150 de este libro. Marof, Tristán. México de frente y de perfil, Buenos Aires: Editorial Claridad, 1934. 111 Véase: Barrera López, Reyna. Salvador Novo, navaja de la inteligencia. México: Plaza y Valdés, 1999; Monsiváis, Carlos, Salvador Novo: lo marginal en el centro. México: Ediciones Era, 2000; y Cook, Stephen Sherrard, Containing a Contagion: Crime and Homosexuality in Post-Revolutionary Mexico City (Tesis de Maestría en Artes). San Diego: University of California, 2008. 112 «Catástrofe horrible que nada consuela; / deplórenlo todos por la Guada Lupe; / del pobre Juan Diego no prende la vela / y en seco se proyecta lo poco que escupe […] Portento cornátil, la gente de Rusia / el grave le enseña pendón colorado. / Acude al reclamo, las patas se ensucia, / le cortan la oreja y el rabo colgado […] Dejemos a Diego que Rusia registre, / dejemos a Diego que el dedo se chupe, / vengamos a Jorge, que lápiz en ristre, / en tanto, ministre sus jugos a Lupe […]». «La Diegada y otros sonetos a Diego por Salvador Novo»: http://blogperformance.blogspot.mx/ 2012/09/la-diegada-y-sonetos-diego-por-salvador. html#.UgVAANJWySo, consultada el 9 de agosto de 2013. 113 Véase: Monsiváis, Ob. Cit., pp. 77-78. 109 110

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intelectuales militantes Esteban Pavletich y Magda Portal, en agravio del poeta Serafín Delmar, igualmente militante aprista. 114 El puritanismo aprista volvió a salir a luz en la carta que Manuel Vázquez Díaz y Carlos Manuel Cox, dirigida a la Universidad Popular «González Prada» en el Perú. Fundamentan, entre otros cargos, la expulsión de Jacobo Hurwitz, exaprista y militante comunista desterrado en México. 115 Las pruebas aportadas en su contra fueron un poema publicado en la revista Amauta y algunos pareceres morales. El relevo de pareja de Tina Modotti señaló un episodio denso en las filas del Partido Comunista, entre el muralista Xavier Guerrero y Julio Antonio Mella. En la misma dirección se inscribió la expulsión de Siqueiros al ganar el amor de la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum, la cual le era disputada por Hernán Laborde, Secretario General del PCM. 116 Véase: Reedy, Daniel R. Magda Portal. La Pasionaria peruana. Biografía intelectual, Lima: Flora Tristán ediciones, 2000. 115 «Más fresca aún, si se quiere, su defección en La Habana, entregado a una vida sensual, conocida por ustedes por propia confesión en el artículo publicado en Amauta “Atado a mis manos”, grave sobre todo por su carácter de reincidencia, puesto que se repetían las causas que originaron en el Perú su suspensión como profesor de nuestras Universidades Populares; por último, creemos que su vida de hoy en México no difiere mucho de la que ocasionó su arrepentimiento en La Habana». «Carta a los profesores de la Universidad Popular ‘González Prada’ del Perú. México, D. F., 10 de mayo de 1928». Indoamérica, núm. 1, julio de 1928, p. 15. 116 «… a su vuelta del Congreso Sindical de Montevideo descuidó casi por completo el trabajo de dirección de la C.S.U.M. y como lo abandonó completamente después para dedicarse sin trabas a sus relaciones amorosas con la señora Blanca Luz Brum, en los momentos en que la represión contra nuestro Partido era más fuerte: saben que el Comité Central tuvo conocimiento de que fue Blanca Luz la empleada del Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación…». El Machete, núm. 180, abril de 1930, p. 2; Véase: Siqueiros, David Alfaro, Portrait of a Decade, 1930-1940. México: Instituto Nacional de Bellas Artes, 1997. 114

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El quehacer intelectual, político y cultural de los extranjeros en la Ciudad de México reactualizó cierto cosmopolitismo, al que se sumó el proyecto hispanoamericano 117 y el movimiento bolivariano y antiimperialista. Las propias corrientes del nacionalismo cultural mexicano no fueron ajenas a los intercambios sostenidos con los intelectuales y artistas extranjeros residentes en la ciudad. Líneas más adelante Barry Carr, en apretada e incisiva síntesis, nos presenta la cartografía de la «resistencia y la agitación» en la Ciudad de México en los años veinte del siglo pasado, cuya urdimbre remite a «redes comunes de política y sociabilidad», recuperando algunos lugares emblemáticos de esos años: […] las oficinas del periódico del Partido Comunista Mexicano, El Machete y su sede en la calle de Mesones. Había abundancia de revistas que estaban en el corazón de esta nueva política de agitación, como El Libertador, el órgano de la Liga Antiimperialista de las Américas […] algunos boletines y hojas informativas dirigidas a ciertos países en particular, más pequeños pero no menos ambiciosos, como el órgano de la organización de exiliados cubanos revolucionarios (ANERC) […] Esta cultura de la imprenta radical abrió canales de comunicación entre los activistas e intelectuales dispersos, así como redes que se utilizaron para suministrar solidaridad moral y material a las luchas populares. 118 La vida intelectual era muy activa y cobraba visibilidad en los espacios públicos, a través de los medios gráficos. Véase: Granados, Aimer. «La corriente cultural de la Jae en México: el Instituto Hispano Mexicano de Intercambio Universitario, 19251931». Revista de Indias, núm. 239. Instituto de Historia (CSIC), 2007, pp. 103-124. 118 Ibídem. 117

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En el caso de Haya, no existen huellas visibles sobre su tiempo de ocio en el cine. Ambos conocían la importancia que tenía el cine para los estudiantes. Mella fue muy incisivo en su crítica al cine norteamericano, al que consideraba un instrumento de dominación cultural imperialista. 119 Los preparatorianos del Colegio de San Ildefonso solían frecuentar, a partir de 1925, el cine Goya, ubicado muy cerca de su local en la calle Carmen, núm. 44. En esta sala, al igual que en otras, el cine mudo refrendaba su apogeo. Producto de la seducción que ejercía el séptimo arte en los jóvenes, se cribó su conocida porra estudiantil: «¡Goya…!». No nos queda claro si Mella iba al Goya o a algún otro cine. Al decir de Juan de la Cabada: «Me decía muy calladito: ‘vamos al cine, Juan’. Y nos íbamos al cine cada quince días a ver una película de Greta Garbo o Dolores del Río. Pero él decía esto como un secreto, como temiendo robar algunos minutos a la lucha». 120 El teatro, aunque fue desplazado por el cine a segundo lugar de las preferencias del público juvenil y resentía la campaña de boicot de los cristeros, pudo sostener sus funciones en las salas Lírico, Iris, Fábregas, Principal, Arbeu, Ideal, Colón, Imperial y Ulises. En cambio, el Teatro Ulises, bajo la dirección de Salvador Novo, al quebrar el canon de las representaciones teatrales, suscitó un escándalo periodístico en mayo de 1928, el cual motivó su cierre bajo el cargo de ser antinacionalista. 121 La vida intelectual se hizo más dinámica, nutrida y polémica. No fue casual que ese año Esperanza Velázquez Bringas y Rafael Heliodoro Valle publicasen el primer in-

«El cine yanqui, con excepción de films como los de Chaplin, había venido siendo utilizado para la propaganda militarista y para la formación del cerebro de las nuevas generaciones en el culto sagrado a los dioses del Olimpo financiero de Wall Street». Mella, Julio Antonio. Escritos revolucionarios, p. 243. 120 Cupull, Julio Antonio mella en los mexicanos…, p. 69. 121 Barrera López, Ob. Cit., p. 135. 119

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ventario de los escritores mexicanos, 122 y Jorge Cuesta su antología poética 123 en la cual colocaba en vitrina a quienes integraban su generación y red intelectual, la mayoría integrantes del grupo «Contemporáneos» al lado de los consagrados poetas modernistas. Para los estudiantes, profesores, trabajadores y visitantes que concurrían a ver los murales en los edificios de la Secretaría de Educación Pública en la calle Argentina y al Colegio de San Ildefonso, a muy poca distancia, debió impactarles el mensaje épico, cultural y revolucionario que transmitían. Haya de la Torre y Mella no fueron ajenos a su influjo. Mucho más relevante fue el papel cumplido por la Universidad y en particular por la Escuela Nacional Preparatoria, nervio motor del movimiento estudiantil y del ideario unionista bolivariano. 124 En 1928, quienes frecuentaban el claustro pudieron ser testigos y en cierto sentido protagonistas de la atmósfera de agitación estudiantil en favor de la autonomía universitaria. 125 Haya, desde su condición de disertante y Mella de estudiante y activista, fueron testigos del inicio de este proceso que desgastó en menos de un año la gestión del rector Alfonso Pruneda (1879-1957). En el anfiteatro de San Ildefonso, el mural «La Creación» (1922) de Diego Rivera le sirvió de cuadro de fondo a las conferencias de Haya de la Torre, interpeladas por Mella y sus correligionarios. Tanto el guatemalteco Carlos Mérida como el francés Jean Charlot, que habían llegado a México en 1921, fueron sus ayudantes en dicho mural. La agitación y conflicto religioso en ascenso contrastaba con el que acaecía en los medios obreros. El Estado Velázquez Bringas, Esperanza y Rafael Heliodoro Valle. Índice de Escritores. México: Talleres Gráficos de Herrero Hermanos, 1928. 123 Cuesta, Jorge. Antología de la poesía mexicana moderna. México: Contemporáneos, 1928. 124 González Cárdenas, Octavio. Los cien años de la Escuela Nacional Preparatoria. México: Porrúa, 1972, pp. 97 y ss. 125 Cordera Campos, Rolando, et al. El Mundo del trabajo y la exclusión social. México: UNAM, 2006, p. 50. 122

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laico y el derecho a la libertad de creencias y cultos eran un asunto de principios tanto para Haya de la Torre como para Mella. Para el primero, fue público que su arribo a México a fines del 1923 en calidad de exiliado estuvo vinculado a su papel protagónico librado en la lucha obrero– estudiantil en la ciudad de Lima contra la entronización oficial del culto al Sagrado Corazón de Jesús. El máximo dirigente de la APRA manifestó en una entrevista periodística: «Yo fui criado católico, mas choqué con el clericalismo en mi país: el Perú, y entré a las filas protestantes». 126 Mella un año más participaba de manera decisiva en el proceso de fundación de la Liga Anticlerical en La Habana y a su arribo a México se afilió a la Liga Anticlerical que tenía como vocero gráfico a El Bonete. 127 Por tales antecedentes ninguno de los dos líderes podía ver con buenos ojos a los cristeros y posiblemente consideraron que la Villa de Guadalupe no era un lugar ni deseable ni recomendable para visitar. Haya de la Torre estaba afiliado desde 1924 a la logia masónica Chilam Balam de Mérida, Yucatán, a la que también pertenecían Esteban Pavletich y Augusto César Sandino. 128 La ubicación de las legaciones diplomáticas de Cuba, Perú, Italia y Estados Unidos formó parte de ese territorio ajeno, devaluado y prohibido. La peruana se ubicaba en la 7ª de Orizaba, núm. 125. En cambio, para Mella y los comunistas el local de la Embajada Soviética fue un campo de atracción por sus veladas políticas y cinematográficas. En finales de 1927 y principios de 1928, Haya y Mella tuvieron posturas diferenciadas frente a las organizaciones El Noticiero Evangélico. Quetzaltenango, 15 de agosto de 1928. Reproducido en El Machete, núm. 130, 8 de septiembre de 1930. 127 Morales, Salvador. «Un semanario desconocido: El Bonete. Ejemplo de confluencias revolucionarias latinoamericanas». CONHISREMI, vol. 4, núm. 3, 2008: http://conhisremi.iuttol.edu.ve/pdf/ARTI000013.pdf. 128 Melgar Bao, Ricardo. «Diógenes de la Rosa: Hermandades latinoamericanas en Panamá». Tareas, núm. 89. Panamá: CELA «Justo Arosemena», enero-abril de 1995, pp. 5-10. 126

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obreras. Haya había perdido las simpatías que tuvo en las corrientes sindicales anarquistas y comunistas en 1924, aunque había renovado su amistad con Vicente Lombardo Toledano, líder de la corriente radical de la CROM. Mella criticó duramente su libro La libertad sindical en México por sus calumnias e inexactitudes frente a las organizaciones obreras bajo dirección comunista, su anticampesinismo y su probada inclinación socialdemócrata. 129 En 1928, Mella sostuvo en el PCM la necesidad de romper con Lombardo y Morones en favor de una central obrera clasista y revolucionaria. Mella y Haya mantuvieron estrechas ligas con dirigentes de la Liga Nacional Campesina; no compartían los prejuicios de Lombardo. Mella había participado en su fundación en el año de 1926. 130 Ambos percibían los primeros efectos de la puesta en vigor por el gobierno del arbitraje obligatorio entre el trabajo y el capital a través de las juntas de Conciliación. Por otro lado, no les era desconocida la oleada de despidos masivos de trabajadores textiles en los espacios suburbanos de San Ángel y Tlalpan. 131 En dicho periodo Haya y Mella tuvieron comportamientos diferenciados frente a la intelectualidad mexicana. El primero mantenía lazos de amistad con artistas plásticos y escritores de vanguardia, mientras que el segundo, cerró sus redes a los intelectuales que militaban en el movimiento comunista y antiimperialista o que pertenecían a las filas de la Asociación Nacional de Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC). La amistad de Haya con Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, editores entre 1927 y 1928 de las revistas literarias Ulises y Contemporáneos, no podía hacer eco de sus ideas políticas. El Machete, núm. 68. 25 de junio de 1927. Díaz Soto y Gama, Antonio. Historia del agrarismo en México. México: Ediciones Era, 2002, p. 60. 131 Camarena Ocampo, Mario. Jornaleros, tejedores y obreros: historia social de los trabajadores textiles de San Ángel (1850–1930). México: Plaza y Valdés, 2001, p. 156. 129 130

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Las revistas culturales del tipo de Contemporáneos, o políticas como El Bonete y El Libertador, las cuales animaba Julio Antonio Mella, compartían un circuito de distribución y de lectura en buena medida convergente. Estos medios impresos eran una carta de identidad colectiva y de reafirmación individual letrada altamente apreciada más allá de algunas controversias, disensos o desprecios. Las revistas se proyectaban mirándose en sus pares de otros países, las cuales eran sus espejos a imitar, superar o negar. El cuadro de revistas culturales más influyentes que presentó Torres Bodet, omitió a la revista Amauta, 132 no por desconocer su existencia y valía; le pesaba en su ánimo la agria e incómoda polémica con José Carlos Mariátegui. 133 Recordemos que intelectuales como Jaime Torres Bodet y Enrique González Rojo, ambos del grupo Contemporáneos, se habían deslindado públicamente de la orientación asumida por la revista Amauta y su director, y algo más tarde, frente a las tesis de Magda Portal acerca del arte social y el compromiso de los intelectuales. 134 Hasta 1927, la revista Amauta había publicado artículos de Haya y de los intelectuales apristas exiliados en México. Hubo escritores como Gilberto Owen (1904-1952), que pasó de ser simpatizante –tras escuchar las conferencias de Haya de la Torre en el auditorio de San Idelfonso– a militante aprista pocos años después. 135 Owen de manera convergente con la posVéase: Reverte Bernal, Concepción. «Los ‘Contemporáneos’: vanguardia poética mexicana». RILCE, II, no. 2, 1986: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/3187/1/5.%20LOS%20CONTEMPO R%C3%81NEOS,%20VANGUARDIA%20PO%C3%89TICA%20MEXICANA, %20CONCEPCI%C3%93N%20REVERTE%20VERNAL.pdf, consultado el 1 de agosto de 2013. 133 Mariátegui a Torres Bodet. Lima, 27 de abril de 1927. En: Correspondencia, 1915-1930. 2 vols. Lima: Empresa Editora Amauta, 1984, p. 270. 134 González Rojo, Enrique. «Épica y economía. El nuevo poema y su orientación hacia una estética económica». Contemporáneos, 5 de octubre de 1928, pp. 208-210. 135 Quirarte, Vicente. Invitación a Gilberto Owen. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, p. 86. 132

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tura asumida por el poeta Carlos Pellicer (1897-1977) por los mismos años, 136 se apropió de la retórica neobolivariana a favor de la justicia social y la unidad continental. Hizo algo más: reivindicó como suya la continuación de Amauta a través de su revista Diálogo. 137 El panorama político que encontró Haya mostraba los ecos del asesinato del general Serrano en la carretera México-Cuernavaca a la altura de Huitzilac y la persecución de los líderes del Partido Antireeleccionista. En octubre de 1927 fue sofocada la rebelión en Veracruz del general Arnulfo R. Gómez. Al momento de arribar Haya a México no solo se había decantado el panorama electoral a favor de Obregón, sino que el caudillo había iniciado su ofensiva contra la dupla CROM y Partido Laborista Mexicano. Haya seguramente tomó en cuenta esta situación para ponderar sus posibles reencuentros con algunos dirigentes de la CROM a quienes había conocido a finales de 1923, 138 así como la candidatura de José Vasconcelos a la presidencia, secundada por la mayoría de sus amigos. En cambio, Mella al igual que los comunistas, debatían desde 1927 si continuar o no el apoyo crítico a Calles, justificado por el curso de la guerra Cristera, o reposicionarse frente a la candidatura de Obregón. Para Mella y algunas corrientes del PCM el apoyo a Calles frente a los Estados Unidos perdió sentido a partir de marzo de 1928 tras un acuerdo bilateral que puso punto final al litigio petrolero legado por la Revolución. México decidió reconocerles derechos de propiedad a las empresas norteamericanas que operaban en el país con anterioridad a la promulgación de la Constitución de 1917. Véase: Melgar Bao, Ricardo y María Esther Montanaro. V.R. Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas, p. 148. 137 Gilberto Owen a Alfonso Reyes. Bogotá 14 de marzo de 1933: «…quiero hacer en las hojas de diálogo –sale en abril– algo de lo que interrumpió en Amauta la muerte de José Carlos Mariátegui». En: Owen, Gilberto. Obras. México: Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 277. 138 Véase: Leal, Juan Felipe. Agrupaciones y Burocracias Sindicales en México, 1906-1938. México: Juan Pablo Editor, 2012, p. 179. 136

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En el periodo estudiado, las fiestas cívicas quedan excluidas, no así la Navidad, la cual fue un motivo especial para politizar su sentido en el contexto de la guerra Cristera y la lucha antiimperialista. En consonancia con lo anterior, Mella escribió irónicamente: «… con las maquinaciones contra México, nadie duda de los ‘buenos deseos’ del farsante Coolidge. ¿No podría obsequiarnos también con unos villancicos de Navidad?». 139 Al siguiente año fue más cáustico al dar cuenta de su celebración en algunas ciudades del mundo por los impactantes consumos gastronómicos reportados por las agencias cablegráficas internacionales. Coligió con desmesura que era una fiesta que había dejado de ser religiosa, convirtiéndose en: «una verdadera bacanal pagano-burguesa». 140 En cambio, el tenor laico de la Navidad fue para los izquierdistas motivo de muchas reuniones simultáneas según sus redes parentales, amistosas, intelectuales y políticas. El Partido Comunista convocó a sus militantes a un festival de año nuevo en su local de Mesones 54 en el que habría: «exhibición de películas revolucionarias, canciones populares obreras y campesinas, representación teatral; baile, tortas, refrescos y dulces». 141 Los escritos de Haya de la Torre y Mella nos han permitido leer diferentes aristas de la cultura y la coyuntura política que les tocó vivir en la Ciudad de México, los cuales son refrendados o ampliados por los textos y testimonios de sus coetáneos. Vivir el exilio en la Ciudad de México expresaba además de las particularidades culturales y políticas de cada uno de sus segmentos, las huellas visibles de su inserción en la vida urbana misma y en los nichos de los estratos sociales a los que correspondían. No es casual que el horizonte pequeño-burgués de la vida urbana haya adquirido especial centralidad. El Machete, núm. 88, 12 de noviembre de 1927. El Machete, núm. 145, 29 de diciembre de 1928. 141 «Gran festival de año nuevo», El Machete, núm. 94, 24 de diciembre de 1927. 139 140

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Huellas, rondas y lances

Atuei, núm.3, enero de 1928, p. 7.

Fueron varios los episodios en los que se libraron las contiendas entre apristas y comunistas en la capital mexicana vinculados a una urdimbre política tejida por sus redes internacionales, pero también por el desplazamiento forzoso o voluntario de militantes y líderes como Haya de la Torre y Julio Antonio Mella. Por lo anterior, algunas ciudades cobran visibilidad como lugares de enunciación o conflicto ideológico-político. La militancia aprista, durante los meses de febrero a julio de 1927, libró una contienda con los comunistas en el seno de la Universidad Popular «José Martí». A la expulsión de Esteban Pavletich, 1 Jacobo Hurwitz 2 y Luis F. Bustamante, de la Universidad Popular, se sumó la represión Esteban Pavletich (1906-1981). Cursó estudios en la Universidad Católica y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1925, siendo secretario del Exterior de la Federación Nacional de Estudiantes fue deportado. Participó en la huelga inquilinaria que conmocionó políticamente a Panamá, por lo que fue preso y deportado. Recorrió Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala, siendo expulsado con destino a Cuba en febrero de 1926. Se refugió en México hasta febrero de 1927, retornando a La Habana como Secretario del Sector Caribe del APRA. En junio de 1928, fue encarcelado por el régimen de Machado y deportado nuevamente a México. Participó en la constitución de la célula del Apra. Fue enviado por el APRA a sumarse al ejército liderado por Sandino por breve tiempo. Retornó a México. Rompió con el APRA y se integró a las filas del Partido Comunista de México llegando a formar parte de su Comité Central. Colaboró en la revista Amauta. En el periodo estudiado publicó las siguientes obras: 6 poemas de la revolución (1927); Leoncio Prado. Una vida al servicio de la libertad (1930). Véase: Melgar Bao, Ricardo y y Edmundo Panay Laso. «Las escrituras múltiples de Esteban Pavletich: entre Huánuco y América Latina», Agua, núm. 4, Huancayo, 2009, pp. 455-472. 2 Melgar Bao, Ricardo, «Militancia Aprista en el Caribe: la Sección Cubana», Cuadernos Americanos, enero-febrero de 1993, núm. 37, pp. 208-226; Tísoc Lindley, Hilda. «De los orígenes del APRA en Cuba: el testimonio de Enrique de la Osa». Cuadernos Americanos, enero-febrero de 1993, núm. 37, pp. 198-207; Kersffeld, Daniel. De cara al sol. La Habana: Instituto de Historia de Cuba, 2009. 1

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de Machado bajo el cargo de un presunto complot comunista. Los dos primeros, acompañados de sus correligionarios Serafín Delmar y Magda Portal se refugiaron en México, mientras que Bustamante se dirigió a París. Mella, se mantuvo informado de este proceso de confrontación, y es posible que haya tenido alguna injerencia indirecta en su desarrollo a través de la Liga Antiimperialista de las Américas y de su vocero El Libertador. La contienda ideológica en La Habana fue iniciada con la carta de Haya de la Torre dirigida a Mañana, en La Habana y fechada en Oxford el 9 de febrero del mismo año, titulada «La realidad de América Latina no es la realidad de Europa». 3 Fue un texto particularista y por ende polémico dirigido a quienes querían asumir los mismos presupuestos teóricos y políticos que eran sustentados por los revolucionarios europeos. Al líder aprista le parecía políticamente estéril el eurocentrismo cominternista; se sentía más próximo del experimento revolucionario chino del Kuomintang de Sun Yat Sen y de Chiang Kai-shek que le sirvió de sustento de su concepción sobre el frente único de clases y el papel asignado al estado en defensa de la soberanía nacional y el desarrollo. Sin embargo, después del viraje anticomunista de dicha organización a partir de abril de 1927, toda alusión aprista al respecto fue motivo de iracundos ataques por parte de los comunistas. Mella había suscrito el paradigma cominternista acerca de la revolución, la lucha anticolonial y antiimperialista en los países coloniales y semicoloniales a pesar de las tensiones discursivas y políticas existentes entre los acuerdos de los dos últimos congresos de la IC. Por un lado, lo atraía el espíritu del V Congreso (1924) al reivindicar una política de frente único y, por el otro, una postura vanguardista y excluyente en la lucha antiimperialista condicionada por los últimos acontecimientos: la polémica con Haya librada en el marco del Haya de la Torre, Víctor Raúl. Por la emancipación de América Latina, Buenos Aires: M. Gleizer Editor, 1927, pp. 197-204.

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Congreso Mundial contra la Opresión Colonial y el Imperialismo en Bruselas celebrado del 10 al 15 de febrero de 1927, el viraje reaccionario del Kuomintang llevado a cabo dos meses más tarde y, por el influjo de las nuevas directivas cominternistas recibidas durante su estancia en Moscú. Esta última posición fue reforzada en 1928 por el VI Congreso de la IC que sirvió de fundamento para su crítica sin concesiones al aprismo. Mella, sin embargo, contradictoriamente frente al trato al APRA, asumió el legado frentista del V Congreso ante la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC). Alianza con la burguesía nacional, las clases medias y la intelectualidad para la lucha en Cuba; ruptura y confrontación para con la pequeña burguesía aprista. De manera paralela y casi simultánea a la contienda vivida en La Habana se vivía otra en París, la cual también incidió en el curso de la confrontación de Mella contra Haya librada en la ciudad México. Su relevancia reapareció simbólicamente en el título del más conocido libelo de Mella: ¿Qué es el ARPA?…, escrito y publicado en México en abril de 1928. Irónica inversión de las consonantes que convertía a la organización liderada por Haya de la Torre en proyecto trivial, en canto de sirena de «las doctrinas y tácticas oportunistas del movimiento antiimperialista que sustentan ciertas organizaciones e individuos...». 4 La alusión al instrumento de cuerdas tenía asidero real, la cual nos obliga a hurgar en una coyuntura previa a los quehaceres de supervivencia de los apristas en la ciudad de París. El juego metafórico y parónimo usado por Mella para convertir a los apristas en «arpistas», alude al hecho de que la gira triunfal de la célula aprista de París por las diversas ciudades europeas tuvo que ver más con las actuaciones musicales andinas de su membresía cuzqueña que con sus actividades políticas. 4 Mella, Julio Antonio. «¿Qué es el ARPA?». Amauta, núm. 31, juniojulio de 1930, pp. 41-48; Amauta, núm. 32, agosto-septiembre de 1930, pp. 24-37.

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Para los jóvenes músicos estos conciertos y giras formaban parte de una estrategia económica que les permitía conseguir los faltantes que sus familias no les podían remitir, fuera de levantar su orgullo cultural en un momento en que las ciudades europeas abrían su interés cultural por las tradiciones dancísticas, pictóricas y musicales de otros continentes. En el elenco musical aprista, el arpa representaba un papel relevante. Fue por lo anterior que Mella deslizó como artilugio polémico la imagen mítica del canto de sirena para homologarla al llamado de los apristas a los latinoamericanos para sumarse a su causa. Refiriéndose con sarcasmo a las frases de Haya, hablando de la estructura orgánica de la APRA escribió: Si un hombre es un Comité [Internacional] y ese es Haya de la Torre oyendo lecturas fabianas, el ‘ARPA’ tiene razón. ‘En París hay una célula bastante numerosa de estudiantes y obreros’. Si unos diez artistas de instrumentos musicales peruanos son ‘una célula bastante numerosa’, también tienen razón los ‘arpistas’. 5 La APRA tuvo como célula seminal la constituida en París en el curso del mes de septiembre de 1926 bajo la presidencia de Haya de la Torre. Al darle curso orgánico a dicho proyecto político deterioró las buenas relaciones que había sostenido con la Comintern desde fines de 1924. En el seno de la célula aprista se aglutinaban estudiantes peruanos y algunos jóvenes intelectuales en el exilio. En su discurso de orden Haya no pudo prescindir del lenguaje juvenilista del ala izquierda del movimiento de reforma universitaria que ponía el énfasis en la unidad continental, su soberanía y la convergencia bajo tales banderas de intelectuales y obreros. 5

Ibídem, p. 44. 69

El 13 de enero de 1927, la célula de la APRA a través de Eudocio Ravines, su primer Secretario General, convocó a un acto de solidaridad con Nicaragua como protesta contra la intervención militar norteamericana que padecía, a realizarse en la «Salle des Horticulteurs», evento al que se sumó la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos (AGELA), recibiendo el respaldo de grandes personalidades intelectuales europeas. Participaron como oradores Víctor Raúl Haya de la Torre, Vicente Huidobro, Sian Ting y los representantes de Nicaragua, Haití y República Dominicana. 6 El 22 de enero de 1927 se constituyó el Centro de Estudios Antiimperialistas de París, el cual asumía la tesis de los cuatro sectores del imperialismo yanqui en el continente, misma que un mes más tarde Haya de la Torre defendió como ponencia en el Congreso Antiimperialista de Bruselas y que fue uno de los puntos de su discrepancia con Julio Antonio Mella. 7 Paralelamente los apristas estaban afiliados a la AGELA, la cual en 1927 se radicalizó a favor de una mayor vinculación con los organismos intelectuales y estudiantiles de la Comintern. La separación aprista de la AGELA tuvo que ver con ello y salpicó también la relación de Haya de la Torre y Julio Antonio Mella a su paso por París. 8 Por lo anterior, pero también por otros eventos y acciones políticas, la relación de Mella con la célula aprista de París merece ser esclarecida toda vez que reapareció durante su deslinde con Haya en la Ciudad de México casi un Taracena Arriola, Arturo. «Miguel Ángel Asturias y la búsqueda del ‘alma nacional’ guatemalteca. Itinerario político, 1920-1933». En: Segala, Amos (Editor). Miguel Ángel Asturias: París 1924-1933. Periodismo y creación literaria. Madrid: ALLCA XX. Colección Archivos de UNESCO, 1997, pp. 679-704. 7 Haya de la Torre, Víctor Raúl, Ob. Cit., pp. 142 y ss. 8 «El frente único de Trabajadores Manuales e Intelectuales de América Latina–APRA se organiza en Europa». Repertorio Americano, núm. 7, 14 de febrero de 1927, p. 109. 6

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año después. El cubano, inmediatamente concluido el Congreso Antiimperialista Mundial celebrado en Bruselas, emprendió un viaje en ferrocarril a París, escala previa y fugaz a la que realizaría en Berlín, antesala para su arribo a Moscú. El visado de ingreso fue recogido de la embajada soviética en Berlín el 25 de febrero de 1927. En la Unión Soviética el líder cubano estuvo dos meses realizando diversas actividades vinculadas a la IC. Concluida su misión, realizó una estancia de un mes en París entre fines de abril y los últimos días de mayo de 1927, antes de emprender su regreso a México. En la capital francesa participó en varios actos públicos auspiciados por la Liga Antiimperialista y por el grupo de exiliados cubanos que editaba el Bulletin Latino-Américain d’ Études Politiques et Economiques. 9 Fue comprensible que Mella en ese contexto atacase al APRA y a su líder, que los apristas estuviesen indignados de que hubiese publicado un artículo contra su organización acusándola de fascista; pero también por haber participado al lado de Carlos Quijano, dirigente uruguayo de la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos (AGELA) en París, para escindir a la célula aprista de dicha ciudad. Según Haya, tras su ruptura con el líder cubano en el Congreso de Bruselas, éste conspiró con Quijano en el curso del mes de mayo de 1927. Al decir del líder de la APRA, el peligro de la escisión en la célula fue neutralizado: […] porque a un elemento que consiguieron (Cárdenas Castro, Segundo) se le hizo lo siguiente: descubierto que se había ‘vendido’ (realmente vendido) a Quijano lo expulsamos y secretamente se le ha administrado un castigo físico que lo ha aterrorizado de tal manera que no sabe dónde está. Luego por disciplina ningún compañero le habla o le

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Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (1903-1929)..., pp. 239-241. 71

ayuda y se le cortan todos los caminos. Este escarmiento ha sido ejemplar. 10 Sumado a lo anterior vino la respuesta aprista a Mella por parte de tres de sus militantes: Wilfrido Rozas Willis, Rafael González y Horacio Guevara que estuvieron al acecho de sus movimientos para interceptarlo cuando se encontrase solo hasta que llegó el día: Cuando nos encontramos con Mella, en la plaza actual donde está el Arco del Triunfo, le increpamos para conversar y poder buscarle lío, no queríamos pegarle a sangre fría. Nosotros éramos, Rafael González, Horacio Guevara y yo. Discutimos y le reclamamos ¿Por qué escribiste ese artículo? Ni siquiera nos hiciste una crítica para discutirla, estás equivocado. Una mirada olímpica no más nos echaba. Te exigimos que nos expliques la cuestión de tu artículo, las razones. También lo conminamos a ver si quería involucrarse en nuestro Partido. Mella dijo: ‘No, yo no pienso así, ustedes van a ser el Fascio. Ustedes son el Fascio, ustedes no van a hacer la Revolución’. 11 Los apristas agresores se referían quizás a algún artículo suyo publicado en el Bulletin… o quizás en alguna página de otro periódico de la izquierda. Ante la réplica de Mella, lo volvieron a agredir y amenazaron con prácticas humillantes: A Mella le respondimos: usted es un sinvergüenza, usted diciendo esas cosas se castiga. Él tenía lentes. Te vamos a dar un castigo. En quechua le dije a Carta de Haya de la Torre a Carlos Manuel Cox y a Esteban Pavletich. Nueva York, 2 de octubre de 1927. Reproducida en: Planas, Pedro. Los orígenes del APRA, el joven Haya. Lima: Okura Editores, 1986, p. 192. 11 Entrevista del autor a Wilfrido Rozas. Lima, 10 de abril de 1982. 10

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uno ya pégale un lapo. El otro dijo ¿cómo vamos a pegarle a un indefenso que no se puede defender nada? Entonces ¿qué hacemos? Horacio Guevara dijo, ‘lo ahorcamos y lo orinamos como si fuera un poste’. Y Mella ni se movió, ni corrió, estaba como un individuo congelado. Le dijimos, mándate mudar y lo botamos. Mella se fue tranquilo. 12 Haya decretó por vez primera la aplicación del recurso de la violencia como método de disciplinamiento en las filas de la APRA, pero también de confrontación con sus adversarios. El efecto disuasivo del castigo ejemplar disminuiría el riesgo de reincidencia y de imitación. El castigo también fue pensado como táctica de ablandamiento hacia los disidentes y adversarios, germen de lo que fue más tarde la temida «bufalería aprista» –grupo de choque– para la izquierda peruana. El castigo aplicado a Segundo Cárdenas Castro y Mella en París, no fueron aislados: En la célula de París tuvimos a Luis F. Bustamante que llegó a trabajar dentro del Partido. Pero resulta que de una parte acá de todo se enteraban los comunistas. Nos dimos cuenta. Entonces acordamos decir ciertas cosas que eran falsas pero como ciertas y Bustamante estaba allí. Él las repitió y así lo agarramos, pero no podíamos botarlo. Gamarra lo tenía en su casa y lo mantenía porque ya no podía trabajar. Lo habían deportado de México o Centroamérica, él no contaba nada, era hermético. Nosotros decidimos hacerle un trabajo psicológico hasta que le dio un ataque cerebral y se murió en la casa de Gonzalo. Todos los días le decíamos: ‘oye,

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te ves mal, estás arrastrando los pies, así te he visto’. Estaba desesperado. 13 Habiendo enmarcado los escenarios e hitos que prefiguraron de alguna manera la trama de confrontación a seguir entre apristas y comunistas en la Ciudad de México intentaremos reconstituir el azaroso itinerario del viaje de Haya. El fundador de la APRA, a través de sus redes políticas y amistosas en México, intentó infructuosamente conseguir una invitación a su favor que le permitiese sufragar su viaje y estancia en este país, a cambio de lo cual ofrecía un ciclo de conferencias sobre la cuestión europea, eludiendo implícitamente abordar el análisis del imperialismo norteamericano en América Latina. No pudo lograr su cometido, el viaje deseado se quedaba en las esferas de las buenas intenciones y de las promesas diferidas. Aunque la Cancillería mexicana no miraba con buenos ojos al gobierno de Leguía en el Perú por su abierta orientación confesional y pronorteamericana, no estaba interesado en 1928 en brindarles facilidades y ayudas a los apristas. Genaro Estrada, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores apuntaló el mejoramiento de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos y con el Perú. Los apristas congregados en México debían enfrentar sus necesidades de sobrevivencia, moviéndose en sus tiempos libres entre las redes del exilio y de la intelectualidad vanguardista y radical. La célula de APRA en México carecía de organicidad y de plan político, también de la capacidad de atender con prontitud la solicitud de su líder. Haya logró por sus propios medios y méritos una invitación académica para viajar a los Estados Unidos, meses antes de ver realizado su ansiado viaje a México. El 6 de agosto de 1927 zarpó en el barco «Liverpool» con destino a Boston y Nueva York. Y desde Washington volvió a escribirle a Esteban Pavletich el 25 de septiem-

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bre, 14 sugiriéndole usar tácticas de propaganda y presión estudiantil tanto en la Escuela Nacional Preparatoria como en la YMCA con la finalidad de lograr su soñada invitación a México. La carta de Haya expresaba ansiedad y urgencia política de arribar a tierras mesoamericanas. Precisó lo que podía brindarles a sus anfitriones: un ciclo de conferencias en la Universidad Nacional acerca de la «Europa Intelectual y Política». Disertar sobre temas europeos le permitiría al exiliado peruano sortear situaciones ríspidas con las radicalizadas corrientes estudiantiles de orientación comunista, y de paso, evitar alguna posible desavenencia con el gobierno de Plutarco Elías Calles, 15 dadas sus conocidas redes vasconcelistas. Comunistas y apristas veían con simpatías al régimen de Calles por su sostenida controversia petrolera con los Estados Unidos, su apuesta a favor de la soberanía de Nicaragua profanada por las tropas de ocupación norteamericana, sus buenas relaciones diplomáticas con la Rusia soviética y su irrestricta y radical defensa del Estado laico frente al clero y los contingentes cristeros. El embajador James Sheffield y el Secretario de Estado del gobierno norteamericano, construyeron una imagen probolchevique de Calles entre 1925 y 1927. 16 Sin embargo, en 1928 otro era el curso de las relaciones bilaterales gracias a la habilidad del nuevo embajador Morrow y al propio viraje apaciguador de Calles. Desde fuera, José Carlos Mariátegui, quién tenía en preparación un número especial de Amauta dedicado a la Revolución mexicana, le escribió a Calles solicitándole «un retrato con autógrafo» a

Haya en: Planas, Ob. Cit., pp. 187-190. Plutarco Elías Calles (1877-1945). Presidente de México entre 1924 y 1928. Artífice del Partido Nacional Revolucionario, más tarde, PRI. 16 Yankelevich, Pablo. «Diplomáticos, periodistas, espías y publicistas: la cruzada mexicana-bolchevique en América Latina». Historia, núm. 28 (2). São Paulo, 2009, pp. 495-514. 14 15

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favor de su revista. 17 Era un acto disidente considerando que el presidente Leguía había cuestionado en más de una oportunidad la campaña anticlerical de Calles. En general, el presidente mexicano conservaba una buena imagen en el seno de la intelectualidad de la izquierda continental. La diplomacia mexicana había realizado un buen trabajo al respecto. 18 Calles atrajo en el Perú las simpatías de las más variadas corrientes de pensamiento. Socialistas como Jorge Basadre sus simpatías por su gestión política. 19 Haya de la Torre, en carta a Losovsky argumentó a favor del presidente mexicano: «no se trata de un gobierno socialista pero es el mejor que tenemos para resistir al imperialismo», 20 lo mismo lo hizo la revista La Sierra, la cual Haya de la Torre consideraba su principal tribuna en Lima, después de su ruptura con Mariátegui, el representante de la COPA y de la CROM en Lima le escribió a Calles: Le aviso a usted que, el diario La Tradición y El Tiempo de Lima-Perú, están empeñosamente haciendo campañas odiosas en contra de su ejemplar gobierno, es decir, yo le comunico a usted esto, puesto que estoy defendiendo con mi pluma […] Le comunico a usted señor presidente que nuestra

AGN, Ramo Presidentes Obregón-Calles, 725-M-77. La fotografía de Calles fue remitida a José Carlos Mariátegui en su calidad de director de la revista Amauta, con fecha 15 de junio de 1928 por vía diplomática. 18 Yankelevich, Pablo. Miradas australes: propaganda, cabildeo y proyección de la Revolución Mexicana en el Río de la Plata, 1910–1930. México: Inst. Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1997. 19 Basadre, Jorge. «La obra de Calles». La Sierra, núm. 9, septiembre de 1927. 20 Haya de la Torre a Losovsky, 14 de abril de 1927. Citado en Jeifets, Víctor et. al. «Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: acercamientos y desencuentros»… 17

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revista CROM ha sido detenida por el correo central de esta capital, a fin de que no se difunda… 21 El cuatrienio callista ingresaba a su tramo final, al mismo tiempo que el clima preelectoral anunciaba sus primeros síntomas, los exiliados veían con cierta preocupación el presente y futuro inmediato. Haya de la Torre tenía una idea muy vaga de lo que acontecía en México y ninguno de sus amigos y compañeros de infortunio tenía la suficiente influencia para facilitarle su retorno. Cuando Haya de la Torre le sugirió a Pavletich que hablase con el pintor Diego Rivera, con el cual guardaba recuerdos de la grata amistad cultivada durante su primera estancia en México de tres años atrás, mostraba su débil tejido relacional: 22 «No sé si Diego está de acuerdo en unirse a ustedes. Creo que sí». Pensaba el líder aprista que la firma de Diego en favor suyo multiplicaría las adhesiones de «pintores e intelectuales». Sin embargo, el titubeo inicial de Haya era fundado, tenía que ver tanto con la militancia comunista de Diego como con su ruptura con la Liga Antiimperialista de las Américas durante la realización del Primer Congreso Mundial contra el Imperialismo y la Opresión Colonial, celebrado en Bruselas en febrero de 1927. La amistad entre Haya y Rivera no fue ajena a sus límites políticos y sus respectivas lealtades orgánicas. Sucedió lo predecible, Diego no avaló el viaje del fundador de la APRA a México, no obstante que acababa de remitir una AGN, Ramo Presidentes Obregón-Calles: 104-B-61. Al inicio de la década de 1920, el pintor mexicano Diego Rivera regresó a México y recibió el apoyo de Vasconcelos desde la Secretaría de Educación Pública para pintar algunos valiosos murales. En 1922, Rivera conoció a través de Julio Torri, a Guadalupe Marín quien llegó a ser su esposa. Diego Rivera para entonces había trabado amistad con Haya de la Torre, la cual se quebró en 1927. Se adhirió a la Liga Antiimperialista de las Américas, organización cominternista a la que Haya opuso su proyecto de Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).

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colaboración para el vocero aprista. 23 Haya, con fecha 25 de septiembre de 1927 le sugirió epistolarmente a Pavletich que a través de Magda Portal 24 y Serafín Delmar, 25 radicados en Veracruz, gestionasen una invitación a su favor, 26 la cual no parece haber prosperado por su lejanía física de las instancias federales de decisión y de la Universidad Nacional. 23 Rivera, Diego. «El arte de la Revolución». Atuei, núm. 1, noviembre de 1927. 24 Magda Portal (1900-1989). Escritora feminista, dirigente aprista de 1926 a 1950 en que renunció a dicha organización. En 1923, se vinculó a Víctor Raúl Haya de la Torre y al movimiento de vanguardia que se aglutinaba en torno a la Universidad Popular González Prada. Colaboró en la revista Amauta dirigida por José Carlos Mariátegui. Fundadora y directora de la revista Timonel en 1927. Apresada en junio de 1927 y deportada a Cuba, bajo el cargo de «supuesto complot comunista». Su acercamiento a Haya de la Torre durante su exilio la condujo a participar en la fundación de la célula del APRA en México, llegando a ser su Secretaria General. Apoyó la candidatura presidencial de Haya de la Torre en 1928. Retornó al Perú en 1930. Obras: Varios poemas a la misma distancia (1927), América Latina frente al imperialismo y defensa de la revolución mexicana (1931) y El derecho de matar (en coautoría con Serafín Delmar, 1926), entre otras. Véase Reedy, Daniel R. Ob. Cit. 25 Serafín Delmar era el seudónimo literario del escritor peruano Reynaldo Bolaños (1901-1980), pareja temporal de Magda Portal. Se hizo militante aprista en el destierro al lado de Magda Portal tras su deportación a Cuba en junio de 1927, trasladándose luego a México. Retornó al Perú apenas fue derrocado Leguía en agosto de 1930. Inició sus publicaciones literarias en la revista Hélice (Huancayo) y en la ciudad de Lima se estrenó como editor de revistas efímeras de vanguardia como Flechas (1924) y una multinominal: Trampolín, Hangar, Rascacielos, Timonel (1926-1927). Colaboró en la revista Amauta hasta el número 11 (enero de 1928) hasta su ruptura política con Mariátegui. Obras: Los espejos de la bohemia (1926), Los espejos envenenados (1926), Radiogramas del Pacífico (1927), El hombre de estos aires (México, 1928), El derecho de matar (en coautoría con Magda Portal, México, 1929) y Cantos de la Revolución (México, 1933). Diario íntimo de un condenado, 1940. Véase: Veres, Luis. La narrativa del indio en la revista «Amauta». Valencia: Universidad de Valencia, 2001, p. 80; J. Barquero, «Serafín Delmar, precursor de la literatura social del Perú». http://www. pueblocontinente.com/serafin _del_mar_pc.pdf, consultada el 15 de mayo de 2013. 26 Planas, Ob. Cit., p. 189.

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La invitación a Haya devino en una difícil meta a cumplir por parte de los militantes apristas en México. Se cerraban los caminos y se abrían otros gracias a que Haya se abocó a reactivar sus redes en la Ciudad de México. En realidad fue el propio Haya quién se abrió las puertas. Dos días antes de su carta a Pavletich, le escribió a Moisés Sáenz 27 –quien a la sazón fungía como subsecretario de Educación Pública– manifestándole su deseo de cubrir una estancia intelectual en México. Sin que Haya todavía se enterase, Sáenz tomó con entusiasmo su viaje y el 3 de octubre llamó por teléfono al Rector Alfonso Pruneda para que lo aceptase como disertante en el claustro universitario, recibiendo positiva respuesta. Por lo anterior, le envió a Haya la formal invitación. 28 En carta aparte, el 4 de octubre le escribió a Haya animándolo a viajar y ofreciéndole cubrir sus gastos de estancia: Puedo asegurarle desde luego un sueldo de siete pesos diarios durante el resto del año, y ya estando Moisés Sáenz (1888-1941). Educador, diplomático y escritor mexicano. Se graduó de maestro en la Escuela Normal de Xalapa, Veracruz. Más tarde realizó estudios de Ciencias en los Estados Unidos, se graduó de doctor por la Universidad de Columbia. Asumió la dirección de la educación estatal en Guanajuato entre 1915 y 1917. Fue Director de la Escuela Nacional Preparatoria de 1917 a 1920. Apoyó la apertura de escuelas protestantes en el medio rural desde el cargo que ocupaba en la Secretaría de Educación Pública bajo la titularidad de Vasconcelos y conoció a Víctor Raúl Haya de la Torre. Bajo el régimen de Calles llegó a ser subsecretario de Educación. Asumió la conducción de la Legación de México en el Perú y se abocó al estudio de la cuestión indígena en 1931, siendo acusado de apoyar a los apristas perseguidos por la dictadura de Sánchez Cerro. Colaboró con el gobierno de Lázaro Cárdenas. Al final de sus días fue elegido director del Instituto Indigenista Interamericano. Entre sus obras destacan: Sobre el indio peruano y su incorporación al medio nacional (1933), Sobre el indio ecuatoriano y su incorporación al medio regional (1933), Carapan: bosquejo de una experiencia (1936) y México íntegro (1939). 28 Moisés Sáenz a Álvaro Pruneda. 3 de octubre de 1927. Archivo Histórico del Centro de Estudios sobre la Universidad, AHCESUUNAM: Haya de la Torre, 11503. 27

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usted aquí le ofrezco esforzarme por conseguirle alguna otra cosa. No sé cuánto tiempo pensaría usted quedarse por acá. El sueldo que le ofrezco puede correr hasta el 31 de diciembre, aunque no permaneciera en ésta durante todo ese periodo. Por otra parte si quiere quedarse más tiempo, en enero podemos hacer nuevos, y espero, más ventajosos arreglos. 29 El 24 del mismo mes, Moisés Sáenz le comunicó al Rector Pruneda la aceptación de Haya y éste a su vez, le solicita copia del programa de sus conferencias. Mella no se equivocó cuando en su libelo antiaprista señaló que Haya arribó a México gracias al apoyo de Moisés Sáenz, atribuyéndole un apoyo económico menor al que recibió. 30 Fue el Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional quien formalizó el contrato de Haya para dictar un ciclo de conferencias algo más matizado que su propuesta original de sólo abordar temas europeos a realizarse en el salón Generalito del antiguo Colegio de San Ildefonso, ubicado en Justo Sierra 16. Entre los años 1922 y 1927, los muralistas Diego Rivera, Fernando Leal, David Alfaro Siqueiros, Ramón Alva, Jean Charlot, Fermín Revueltas y José Clemente Orozco plasmaron representaciones plásticas de corte revolucionario. El lugar y su público se ajustaban a las expectativas de Haya; la presencia estudiantil y obrera fue relevante según un reporte confidencial del cónsul peruano a su Cancillería. 31 Recordemos que dicho recinto era conocido en la 29 Moisés Sáenz, a Haya de la Torre. México, 4 de octubre de 1927. AHCESU–UNAM: Haya de la Torre, 11504. 30 Mella en: Tibol, Raquel. Julio Antonio Mella en El Machete, p. 119. 31 «He dejado a Haya de la Torre dando conferencias invitado por la Universidad Nacional […] Haya de la Torre evoluciona en el extranjero por necesidad de vida; y en México, no lo van a salvar […] las exageradas poses que usa en su discurso ante numeroso auditorio de laboristas y sindicalizados de ilustración primitiva» AHMRREEP, Mora al Oficial Mayor, México, 5 de enero de 1928, Consulado General del Perú, 15016, 8-34-A: 347.

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época por la efervescencia del movimiento estudiantil revolucionario que se incubaba en su seno. El diseño de los afiches de propaganda de dichas conferencias estuvo a cargo del pintor Gabriel Fernández Ledesma (1900-1983), 32 quien cultivó la amistad de Haya durante su primera estancia en México en el primer semestre de 1924. El programa de las conferencias fue editado por la entidad universitaria. 33 Por esos días, las preocupaciones de Haya mostraban que su principal interés estaba dirigido más hacia el campo intelectual que al de los trabajadores, fuera de que deseaba ir más allá del escenario capitalino mexicano. Él había redimensionado su imagen de pensador y conductor político gracias a sus colaboraciones en las más prestigiadas revistas latinoamericanas de la época, al reforzamiento de sus redes transnacionales, a su protagonismo en el Congreso Antiimperialista de Bruselas y en el concurso de oratoria sobre el panamericanismo en los medios académicos anglonorteamericanos. Haya, al promover la opción aprista a contracorriente de la hegemonía cominternista en el Congreso Antiimperialista de Bruselas, generó una fisura excepcional y trascendente para su proyecto populista indoamericano. El deslinde no había sido espontáneo, estaba dentro de sus cálculos, no así el desarrollo de un antagonismo que imposibilitó todo acuerdo futuro con los comunistas. Por tal razón, los comunistas mexicanos lo recibieron con hostili-

Gabriel Fernández Ledesma (1900-1930) pintor y grabador mexicano. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Ciudad de México. En 1921 fue comisionado al lado de Roberto Montenegro para decorar el pabellón de México en la Exposición Internacional de Río de Janeiro. A partir de 1925 ejerció la docencia en la Escuela Central de Artes Plásticas. Dirigió y editó la revista Forma a partir de 1926. En 1929 publicó su libro Juguetes mexicanos. Véase: www.epdlp.com/pintor.php? id=2839, consultada el 05-03-2013. 33 Véase: Sánchez, Luis Alberto. Haya de la Torre o el político. 32

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dad, a lo que se agregó el papel jugado por Mella al enfrentar a su excompañero y amigo. La segunda estancia de Haya de la Torre en México difirió sustantivamente de la primera. En 1923 arribó en calidad de desterrado siendo acogido por Vasconcelos, titular de Educación bajo el gobierno de Álvaro Obregón34 y por sectores intelectuales, políticos y sindicales adscritos a algunas de las corrientes revolucionarias. En esta ocasión llegaba como una figura polémica tras su explícito distanciamiento y ruptura con la Internacional Comunista con la finalidad de ensanchar el radio de influencia de la APRA tanto en México como en el continente. Según los actores e instituciones, Haya fue en México tema de interés y apuesta, a favor y en contra. José Vasconcelos denunció un intento fallido de la administración callista de inducir a Haya de la Torre para que lo atacase deslealmente desde las tribunas universitarias. 35 Es posible que fuese el peruano quien se lo comunicase directamente al filósofo mexicano o se lo hiciese a través de algún amigo común. Lo cierto es que Haya respetaba a Vasconcelos más allá de sus desacuerdos sobre la lucha antiimperialista, la política, la educación y la identidad continental, para cometer tal acto de deslealtad. Haya tenía muy claro que uno de sus principales apoyos en México descansaba en las redes intelectuales vasconcelistas, aunque no desdeñaba las que lo vinculaban a Lombardo Toledano y a la CROM. La propia Legación diplomática peruana estaba atenta a los movimientos de los exiliados apristas con motivo del arribo de su líder. Fue precisamente el cónsul general del Perú en la Ciudad de México el responsable del rastreo y reporte de los pasos de Haya y sus compañeros apristas. El Consulado contaba con algo a su favor, la comunidad migrante. El 8 de octubre de 1927 con motivo de una reunión patriótica en su 34 35

Álvaro Obregón fue presidente de México de 1920 a 1924. Vasconcelos, José. El desastre, tercera parte del Ulises Criollo, p. 234.

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sede, auspició la constitución del «Círculo Peruano de México» con el expreso objeto de: «mantener el prestigio de la Patria, cultivar la unión de los peruanos residentes en la República de México y prestar la ayuda, que más fuere posible a los compatriotas que lo hubieren menester». 36 Este organismo, apéndice del Consulado, nombró en ausencia al presidente Augusto B. Leguía 37 como socio honorario al igual que a don Pedro García Rada y Gamio, a la sazón ministro de Relaciones Exteriores. Esta entidad aglutinó a 57 de un universo de los 80 migrantes peruanos registrados en el censo mexicano, cifra significativamente relevante. Los migrantes asumieron la vena nacionalista que fue exitosamente inducida por la representación diplomática del gobierno de la «Patria Nueva», fuera de cierto interés en mantener buenas relaciones con el Consulado. Este sector quedó fuera del influjo de los exiliados apristas. Al momento de darse a conocer en los medios periodísticos y universitarios el arribo de Haya de la Torre, Mella se había reintegrado como estudiante a la Escuela de Derecho de la Universidad Nacional para asistir a los cursos de Derecho Social y Derecho Penal, entre otros, 38 sin renunciar a sus actividades políticas. El líder cubano tuvo claro que la contienda política con Mella se reactualizaría y decidió tomar la iniciativa de pasar a la ofensiva a través de 36 AHMRREEP, Mora al Oficial Mayor, México, 5 de enero de 1928, Consulado General del Perú, 15016, 8-34-A: 347. 37 Augusto Bernardino Leguía (1863-1932). Político peruano. Ministro de Hacienda bajo los gobiernos oligárquicos de Candamo y Pardo. Presidente del Perú (1908-1912; 1919-1930). Bajo su segundo mandato fraguó su reelección imponiendo una política represiva contra los opositores políticos y líderes de los principales movimientos estudiantiles, obreros, indígenas y campesinos, que incluyó la deportación de disidentes políticos. Entre los deportados se encontraba Haya de la Torre (1923) tras haber liderado un exitoso movimiento por la libertad de cultos. Fue derribado por un golpe militar encabezado por Luis Miguel Sánchez Cerro en agosto de 1930. 38 Hatzky, Christine, Ob. Cit., pp. 209.

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las páginas del diario El Machete y de los estudiantes universitarios y preparatorianos simpatizantes del comunismo, que a inicios de 1928 conformarían la Asociación de Estudiantes Proletarios. 39 Mella y los comunistas consideraban que la visita anunciada de Haya a México debía ser combatida, ya que dicho personaje, al promover al APRA, contrariaba la proyección de la LADLA. Estimaban además, que siendo Haya una figura revestida por el aura de su peregrinaje como líder estudiantil continental, podría ser perjudicial para el desarrollo del Partido Comunista en el seno de los estudiantes universitarios y preparatorianos. El 22 de octubre de 1927, la columna de notas «Entre la Hoz y el Martillo» a cargo de Mella inició sus ataques contra Haya de la Torre en vísperas de su arribo a México por sus elogios al senador republicano Borah40 y sus añejas 39 Algunos meses después de la partida de Haya de la Torre, La Asociación de Estudiantes Proletarios, por iniciativa de Mella, comenzó a editar el periódico El Tren Blindado a partir del mes de septiembre de 1928 con el apoyo de Carlos Zapata Vela. El nombre fue elegido por el dirigente cubano inspirado por la lectura de la novela del mismo nombre de Vsevolod Ivanov fue publicado originalmente en ruso en 1922 y popularizada en versión castellana en 1926 por la Biblioteca de Autores Soviéticos de la Revista de Occidente. Dicho periódico se distribuía en las calles y la universidad a cambio de una cooperación voluntaria según el testimonio de Carlos Zapata Vela, un adherente a dicho emprendimiento y amigo de Mella. Véase: Cairo, Ana, Mella 100 años, vol. 2, pp. 326-327. 40 Borah, William Edgar (1865-1940). En 1925 fue presidente del Comité de Relaciones Exteriores del senado norteamericano. Votó a favor de la intervención militar en México bajo el gobierno de Venustiano Carranza. Posteriormente fue un tenaz opositor a la intervención armada durante los gobiernos de Obregón y Calles. Desde el mirador de la izquierda cominternista se veía con buenos ojos su apoyo al establecimiento de relaciones diplomáticas de su país con la Unión Soviética, no su voto a favor de la pena de muerte de Sacco y Vanzetti. Véase: Toth, Charles W. «Isolationism and the Emergence of Borah. An Appeal to American tradition», Western Political Quaterly, núm. 14, junio de 1961, pp. 555-558. Traducido al español en la Revista de Ciencias Sociales, núm. 4, 1963, pp. 409-427.

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ligas con Vasconcelos y su círculo intelectual. Los comunistas trataron de restarle capacidad de convocatoria al líder del emergente movimiento aprista en la Ciudad de México, realizando activa propaganda en contra suya y, aunque tuvo relativo éxito en ello, sí afectó su imagen y su proyecto al defeccionar dos de sus cuadros: Jacobo Hurwitz 41 y Nicolás Terreros, 42 fundadores al lado de Pavletich de la primera célula de la cual se distanciaron al ser conocedores de las posturas de Haya y Ravines en el Congreso Antiimperialista de Bruselas. La nueva célula de la APRA realizó vanos intentos de reintegrar a sus filas a estos disidentes. Hurwitz ratificó a tales encuentros signados contradictoriamente de promesas, aventuras heroicas y amenazas apristas en las páginas de El Libertador:

Kersffeld, Daniel. «Jacobo Hurwitz: semblanza de un revolucionario latinoamericano», en Pacarina del Sur, Revista de Pensamiento Crítico Latinoamericano, núm. 2, enero-marzo de 2010: www. pacarinadelsur. com/home/figuras-e-ideas/50-jacobohurwitz-semblanza-de-un-revolucionariolatinoamericano, consultado el 15 de julio de 2013. 42 Terreros, Nicolás (1901- ¿?). Siendo estudiante de Medicina en la Universidad de San Marcos y profesor de la Universidad Popular «González Prada» fue detenido en 1924 y deportado a Panamá. En dicho país participó en el movimiento inquilinario de 1925 y fue nuevamente deportado a Guatemala ingresando a las filas del Partido Comunista de América Central. A su arribo a México participó en la constitución de la primera célula del APRA a fines de 1926, rompiendo con dicha organización en marzo de 1927. Colaboró en la Liga Antiimperialista de las Américas, siendo elegido secretario de prensa y propaganda. Partió de México el 19 de marzo de 1928 con destino a Moscú en calidad de delegado peruano ante el IV Congreso de la ISR realizado en el mes de mayo y ante el V Congreso de la IC celebrado del 17 de julio al 1° de septiembre, ambos celebrados en Moscú. En el ínterin asistió a la primera reunión comunista latinoamericana convocada por el CEIC del 29 de junio al 1 de julio, del mismo año. Véase: Jeifets, Lazar. La Internacional comunista y América, p. 315; y Portocarrero, Julio. Sindicalismo peruano: primera etapa, 1911-1930, Lima: s.p.i, 1987, pp. 145-155. 41

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Promesas.- La comisión encargada de entrevistarnos nos ofrecía puestos en la dirección del movimiento. Pero, también llegó a declarar que si no ingresábamos al APRA tampoco podríamos volver al Perú, en caso de tomar esta organización el poder […] En ningún momento hemos abandonado la lucha revolucionaria ¿Por qué se nos impediría, pues el regreso al país?, ¿Por izquierdistas?, ¿Por radicales?, ¿Por bolcheviques?, ¿Por insubordinados? Quién sabe… De ninguna manera por reaccionarios ni antiproletarios. Contradicciones.- Para urgir nuestro ingreso al APRA se nos decía que había un movimiento inmediato que atender en el Perú. Al mismo tiempo se habla de la Legión para Nicaragua. 43 Haya consideraba a Hurwitz perdido a la causa aprista, mientras que frente a Terreros mantenía todavía una tenue esperanza de redención política. Días antes, le había recomendado a Pavletich «evitar rozamientos» con sus dos paisanos, quizás en la perspectiva de que si lograba su cometido de arribar a México pudiese él mismo recuperar sus voluntades. En 1928, tanto para Mella como para Haya de la Torre era un problema orgánico y político cómo sumar adherentes a su causa y cómo depurar sus filas. También era un problema la manera discursiva de enunciar el nosotros con fines de propaganda. La exageración, como atributo discursivo, echó raíces en la cultura política de las izquierdas y, por ende, de apristas y comunistas. Declararse vanguardias u organizaciones reconocidas y en crecimiento o con capacidad de movilización de cientos o miles de personas se hizo frecuente. Eran muchos según unos; eran pocos según sus oponentes. La LADLA y la APRA no fueron tan importantes como se Hurwitz, Jacobo, «¿Por qué no estoy con el APRA». El Libertador, núm.18, julio de 1928.

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autovaloraron en los medios gráficos y epistolares: La célula de la APRA en México proclamó que el arribo de su líder Haya de la Torre: La circunstancia de encontrarse en México el líder de la juventud de nuestra América, Haya de la Torre, invitado por la Universidad de esta capital, para sustentar una serie de conferencias sobre política europea y latinoamericana, ha servido para que los grupos de vanguardia de este país –estudiantes, intelectuales y obreros– se unan a nuestro movimiento, creando la sección mexicana de la APRA, que cada vez más reúne en una aspiración y acción comunes, el ideal de las nuevas generaciones, contra el imperialismo yanqui, por la unidad de los pueblos de América, por la realización de la justicia. 44 Haya venía afinando un código de honor que exaltase los valores de la disciplina, el compromiso pleno, la lealtad y el sacrificio aprista. Bajo esta concepción político–organizativa, justificó la aplicación de una sanción ejemplar a los infractores de la norma y la lealtad política y orgánica, en la medida en que cumpliría un papel correctivo o de depuración de sus filas, como lo analizamos al tratar el caso de la célula de París. Tal vena autoritaria le llevó a Haya a proponer que Terreros y Hurwitz, «bajo nuevas condiciones disciplinarias deberán ser castigados». 45 Las urgencias de su proyecto cribado en México, lo motivaba a tomar estas drásticas medidas de control, obviando las fuertes discrepancias ideológicas y políticas existentes con los disidentes del aprismo. Por la Célula del APRA en México: Esteban Pavletich, Martí Casanovas, Carlos Manuel Cox, Serafín Delmar, Magda Portal, Manuel Vázquez Díaz. «Solidaridad en la rrebolusyon [sic. Esta revista de la intelectualidad aymara promovía la ruptura del canon escritural en español]». Boletín Titikaka, diciembre de 1927. 45 Haya de la Torre a Cox y Pavletich. Nueva York, 2 de diciembre de 1927. Reproducida en: Planas, Ob. Cit., p. 192. 44

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Haya de la Torre había orientado por vía epistolar a los cuadros apristas residentes en México con la finalidad de lanzar su proyecto conspirativo hacia el Perú. El 30 de noviembre de 1927, Haya de la Torre por fin arribó a San Lázaro, la estación principal del ferrocarril en la Ciudad de México, después de cruzar un largo trecho entre el territorio norteamericano y el mexicano. Lo esperaban en el andén: Carlos Manuel Cox, 46 Manuel Vásquez Díaz, 47 Magda Portal, Serafín Delmar, Aníbal Secada 48 y el obrero Juan Guevara. Esteban Pavletich aunCox Roose, Carlos Manuel (1902–1986). Abogado, economista y político aprista. Fue profesor de la Universidad Popular «González Prada» y colaborador de la revista Amauta hasta marzo de 1928. Deportado del Perú ingresó a México el 2 de septiembre de 1927, ayudado por Jesús Silva Herzog, según consta en su ficha del Registro de Extranjeros núm. 17348 del Servicio de Migración del Archivo General de la Nación (Exp. 69, caja 1, 3 fs. y participó en la constitución de la célula del APRA en 1928. Retornó al Perú tras la caída del gobierno dictatorial de Leguía a fines de 1930 y se involucró en el proceso de constitución del Partido Aprista Peruano en 1930. Fue diputado constituyente (1931-32 y 1978-79), diputado en 1945–48 y senador (196368 y 1980-85). Entre sus obras figuran: Los salarios en los ferrocarriles nacionales de México en coautoría con Jesús Silva Herzog y Manuel Vásquez Díaz (1931); En torno al imperialismo (1933) e Ideas económicas del aprismo (1934). 47 Vázquez Díaz, Manuel. Fue expulsado de la Universidad de Trujillo; se trasladó a Lima en 1924 y se incorporó a las filas de la Universidad Popular «González Prada» y de la Federación de Estudiantes del Perú. Deportado por el gobierno de Leguía se radicó en México, participando en la constitución de la célula del Apra en 1928. Véase la revista Indoamérica, publicada por la célula aprista de México (núm. 1, agosto de 1928). Durante su segundo exilio en México, fundó y dirigió la revista Comercio Exterior, cuyo primer número salió en enero de 1951. 48 Aníbal Secada, periodista y escritor fue deportado por Leguía. Encontró refugio en Guatemala y colaboró en el diario El Imparcial antes de su clausura en octubre de 1926 y en La Tribuna Libre. En 1927 se trasladó a México y se afilió a la célula del Apra. Figura como partícipe en el fallido plan insurreccional aprista en Talara (1928). Coautor con Carlos Fernández Prada del juguete cómico Ecos de La Punta (1923). A su retorno al Perú por agitador aprista fue confinado en la prisión Casamatas de El Callao en 1933. Véase: Aguilera, León. Treinta años de 46

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que no acompañó a dicha comitiva, se sumó horas más tarde al homenaje que le tenían preparado a su líder los estudiantes mexicanos. Haya fue escoltado por los apristas hasta el Hotel Princess, en la avenida Hidalgo, para registrarse como huésped y dejar su equipaje, antes de salir a la recepción de que sería objeto. La recepción ofrecida a Haya de la Torre por la Federación de Estudiantes Mexicana fue liderada por Ángel Carvajal Bernal. 49 Fue un acto simbólico, pero que no tuvo la acogida esperada en los medios gráficos. Únicamente un reportero del diario Excélsior cubrió la noticia y dejó constancia de que no concurrió ningún otro periodista a dicho evento. 50 Por esas fechas, la Federación de Estudiantes Mexicana estaba involucrada en la preparación del V Congreso Nacional, a celebrarse en la ciudad de Culiacán del 16 al 26 de enero de 1928. 51 A la recepción de bienvenida a Haya asistió, como era de esperarse, la delegación aprista integrada por cuatro peruanos (Esteban Pavletich, Carlos Manuel Cox, Manuel Vásquez Díaz y Serafín Delmar) y el catalán Martí Casanovas. También hicieron acto de presencia algunos intelectuales y artistas que habían trabado amistad con Haya en 1924 como Salvador Novo, Gabriel Fernández Ledesma, Gui«El Imparcial»; o, la lucha de un diario por su independencia. Guatemala: Unión Tip. Castañeda, Ávila y Cía., 1952, pp. 74, 118 y 144. 49 El veracruzano Ángel Carvajal Bernal (1901-1985) realizó estudios de abogacía en la Universidad Nacional y militó en las filas del Partido Nacional Revolucionario habiendo llegado a ejercer diversos cargos públicos incluyendo el de secretario de Gobernación durante los años 1952 a 1958 bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines. Gracias a ello medió a favor del exitoso traslado de Haya de la Torre a México, tras el fracaso de la gestión de asilo del gobierno colombiano. Véase: Cordero Medina, Juan. Historia y Brisas Veracruzanas, Xalapa: Amatl Litográfica, 2006. 50 «Fuimos los únicos en ampliar con los datos gráficos del caso…». Excélsior, 1 de diciembre de 1927. 51 Excélsior, 3 de diciembre de 1927. 89

llermo Ruiz (1894-1965), Xavier Villaurrutia (1903-1950), Roberto Montenegro (1881-1968) y Mario Santacruz. 52 Los discursos de bienvenida corrieron a cargo de Ángel Carvajal Bernal (1901-1985) 53 y de otro dirigente estudiantil muy respetado, Alejandro Gómez Arias (19061990), líder del grupo radical los «Cachuchas», en cuyo seno se dibujaban varias promesas para el mundo intelectual mexicano. 54 El primero elogió a Haya por su entrega y sacrificio en aras de la «fraternidad latinoamericana» y subrayó su éxito en la controversia sobre la doctrina Monroe frente a sus pares y oponentes norteamericanos. Gómez Arias por su lado, aprovechó la circunstancia de la presencia de Haya para destacar su capacidad de acción y compromiso con la causa continental y fustigar a los falsos profetas del iberoamericanismo. La intervención de Haya duró 45 minutos y fue calificada por el reportero como una arenga a la juventud universitaria. 55 A finales del mes de noviembre, Mella había vuelto a la carga contra Haya con motivo de un cartel que apareció pegado en las calles de la Ciudad de México convocando a asistir al ciclo de conferencias que Haya de la Torre daría en la Universidad Nacional a nombre de la «Juventud Manual e Intelectual». Por su lado, el Boletín de la Universidad Nacional comunicaba la programación de las fechas sin precisar los títulos de las mismas. Al final de tres de las siete disertaciones del 52

Excélsior, 1 de diciembre de 1927. Camp, Roderic A. The Metamorphosis of Leadership in a Democratic Mexico. Oxford: Oxford University Press, 2010, p. 272. 54 En la Escuela Preparatoria de San Idelfonso el grupo integraba a: Miguel N. Lira, Agustín Lira, Ernestina Marín, Frida Kahlo, Carmen Jaime, Alfonso Villa, Jesús Ríos Ibáñez y Valle y Manuel González Ramírez entre otros. véase: Avilés Fabila, René. «Frida Kahlo y sus primeros amigos», www.rene avilesfabila.com.mx/pdf/frida_kahlo_primeros_amigos. pdf, consultada el 10 de junio de 2009. 55 «Dejó grato recuerdo la recepción en honor de Víctor Raúl Haya de la Torre». Excélsior, 1 de diciembre de 1927. 53

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peruano, el profesor José Velásquez, connotado contrabajista de la época, brindaría sus conciertos al público asistente. 56 Mella cuestionaba en dicha columna, la organización que Haya decía representar, sus vínculos con el senador norteamericano William Edgar Borah quien justificó la pena de muerte contra Sacco y Vanzetti, y su declaración de que al lado del filósofo mexicano José Vasconcelos y del socialista argentino Alfredo Palacios,57 se incorporaría a la comisión de vigilancia de las elecciones en Nicaragua. La Unión Latinoamericana (ULA) propagó dicha iniciativa como solicitud de la Federación Obrera Nicaragüense representada por Sócrates Sandino y el poeta Salomón de la Selva entre otros. 58 La adhesión del hermano de Sandino debió disgustar a la Liga Antiimperialista de las Américas, considerando su condición de activista en la ciudad de Nueva York a favor de la causa liderada por su hermano contra la ocupación norteamericana de Nicaragua, 59 aunque prefirió no mencionarlo en sus escritos de condena a la Comisión de vigilancia electoral.

56 Boletín de la Universidad Nacional. México. Tomo III, núms. 8, 9,10, 11 y 12 de 1928. 57 Palacios, Alfredo (1878-1965). Abogado socialista argentino, defensor de presos políticos y sindicales. Se le considera «el primer diputado socialista de América». Invitado por la Federación de Estudiantes del Perú conoció a Haya de la Torre. Durante 1923 realizó un viaje por Uruguay, Brasil, México, Panamá, Perú y Bolivia, erigiéndose como una de las figuras más dinámicas a favor de la integración latinoamericana. Lanza su «Mensaje a la Juventud Iberoamericana» (1924). Fundador de la Unión Latino Americana (ULA) de filiación antiimperialista y editora del boletín Renovación (1923-1929). Expresó sus simpatías por Haya y el APRA. En 1930, César Falcón le publicó en su editorial «Historia Nueva» en Madrid su libro Nuestra América y el Imperialismo yanqui, con un apéndice del pronunciamiento estudiantil mexicano a favor del Apra. Véase: Tarcus, Horacio (Director). Diccionario Biográfico de la Izquierda Argentina, Buenos Aires: Emecé, 2007, pp. 484-490. 58 La Prensa, Nueva York, 22 de diciembre de 1927. 59 Álvarez García, Marcos. Líderes políticos del siglo XX en América Latina. Chile: LOM Ediciones, 2007, p. 188.

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A partir de entonces, la relación de los comunistas con la ULA continuaría deteriorándose, toda vez que competía con dos de sus organizaciones: la Liga Antiimperialista de las Américas y ¡Manos Fuera de Nicaragua! (MAFUENIC). Había perdido actualidad para la Comintern la asistencia solidaria de Manuel Ugarte, conocido escritor socialista y argentino y dirigente de la ULA, al Primer Congreso Internacional de los Amigos de la URSS celebrado en Moscú en noviembre de 1927 en el cual expuso su tesis sobre la amenaza imperialista norteamericana para los pueblos de América Latina. 60 En cambio, para Mella y los comunistas, la alternativa de la ULA se trataba de una maniobra política internacional con la finalidad de darle legitimidad y legalidad a la candidatura de Moncada. 61 Desde la Ciudad de México, la Unión Centro Sud Americana y de las Antillas (UCSAYA), presidida por el venezolano Carlos León, se sumó al cuestionamiento de Mella a dicha Comisión. La posible participación conjunta de Haya de la Torre al lado de Vasconcelos, lo volvió a colocar en situación marginal frente al régimen callista. La contienda entre apristas y comunistas retornó a su escenario principal: el claustro de San Idelfonso, al ritmo de las siete conferencias impartidas por Haya de la Torre. Mella, acompañado de varios camaradas entre los que se encontraban Juan de la Cabada 62 y Carlos Zapata Vela,

«Estos sabrán inspirarse en el ejemplo extraordinario, único en la historia, que tienen bajo sus ojos, para organizar las fuerzas de los pueblos latinoamericanos en la obra de renovación social que se impone». Véase: Monzón, G. L., «Impresiones de un viaje a la URSS». El Machete, núm. 111, 21 de abril de 1928, p. 2. 61 El Machete, núm. 91, 3 de diciembre de 1927. 62 Juan de la Cabada (1899-1986). Escritor comunista mexicano. Dejó constancia de la agitada época que le tocó vivir dentro y fuera del país (Cuba 1915-1921). Camarada y amigo de Julio Antonio Mella. Asiduo concurrente al local del Partido Comunista; se afilió en el mes de mayo de 1928. Colaboró en el periódico El Machete. Véase: Aranda González, 60

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concurrieron a las conferencias de Haya para interpelarlo políticamente y desgastar su imagen pública. Otras figuras como José María Reyes, vinculado a las redes anarquistas de Ricardo Flores Magón, 63 estuvieron entre el público asistente al igual que el dirigente estudiantil Baltazar Dromundo. 64 Este último fue testigo de las intervenciones críticas y de los desafíos de Mella al peruano durante las conferencias, el cual: […] le hacía observaciones a Víctor Raúl Haya de la Torre […] acerca del cuál era su programa económico sobre la liberación del Perú y de los pueblos latinoamericanos. Víctor Raúl decía: «No puedo contestarte porque éste es uno de los temas de la semana entrante» Esto provocaba inmediatamente la mordaz risa de los que allí se encontraban, que por fin comenzaron a aburrir a Víctor Raúl porque le tomábamos el pelo, ya que él no quiso polemizar con Julio Antonio Mella. A los ocho o diez después […] Fue Julio Antonio Mella quien le increpó públicamente volviendo a insistir en que demostrara cuál era su posición revolucionaria, porque la Alianza Popular Revolucionaria de Haya de la Torre, así como grupos de partido que había fundado en el Perú, no sostenían una tesis realmente avanzada, según el criterio de Mella. A esta imprecación no quiso hacer caso Haya de la Torre, soslayó otra vez las posibilidades de una polémica. 65

Mario H. Un campechano universal: Don Juan de la Cabada. México: Maldonado Editores, 1989. 63 Hernández Padilla, Salvador. El magonismo: historia de una pasión libertaria, 1900-1922, México: Ediciones Era, 1988, p. 82. 64 Dromundo Cherne, Baltazar. ‘Testimonio…’ en Cupull, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos. México: Ediciones El Caballito, 1983, pp. 35-39. 65 Ibídem, p. 37. 93

Dromundo nos brinda un nuevo escenario de confrontación entre ambos líderes, aunque se equivoca por unos meses al referir el ciclo de las conferencias como impartidas muy entrado el año 1928. También yerra al mencionar que Haya suspendió sus conferencias tras los ataques constantes de Mella, ya que el ciclo concluyó conforme a la programación anunciada. El desafío del dirigente cubano al fundador del aprismo tomaría más adelante otro cariz. Haya difirió el debate con Mella, apostando a ser él quien definiese el escenario y pactase el modo de celebrarse. Los ataques de los comunistas contra Haya y los apristas fueron en ascenso durante el curso de 1928 y se extendieron por el continente a través de sus redes. 66 Tras dictar Haya su conferencia sobre Inglaterra en la Escuela Nacional Preparatoria, Mella desde las páginas de El Machete cuestionó el controversial juicio del fundador de la APRA acerca del supuesto giro liberal de Chamberlain y la aparición de una política colonial moderada de Inglaterra hacia sus colonias. Mella también le objetó a Víctor Raúl la afirmación de que la quiebra de la huelga obrera se debiese a su excesiva duración y no a la «traición de sus líderes». 67 Cuando Haya de la Torre colocó como tema central a los países de la región frente a las potencias europeas y a los Estados Unidos, pasó revista a las tres posiciones que él y su movimiento continental consideraban que, además de ilegítimas, consideraba proimperialistas: el panamericanismo por estar al servicio del imperialismo norteamericano, el latinoamericanismo por sus deudas ideológicas con el neocolonialismo francés y el hispanoamericanismo por responder a los intereses del viejo proyecto de dominación hispano-colonial. Beals, Carleton. The coming struggle for Latin America, Philadelphia: Lippincott, 1938, p. 152. 67 «Entre la Hoz y el Martillo». El Machete, núm. 92, 10 de diciembre de 1927. 66

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Frente a todas esas extraviadas y enajenantes opciones, Haya de la Torre levantó la alternativa del indoamericanismo, arguyendo a su favor una valoración censal extraída durante las intervenciones del V Congreso Panamericano en Washington, que en síntesis sostenía que la población continental estimada era en un 75% indígena. 68 Premisa contraria al enfoque clasista de Mella que no concedía ningún potencial revolucionario a la población solo por ser indígena. Los textos que redactó Haya para dichas conferencias quedaron inconclusos o como guiones, salvo uno que le remitió a Mariátegui en versión revisada por Carlos Manuel Cox y publicado más tarde en la revista Amauta, dos meses antes de su ruptura. Signó el capítulo final de la presencia de Haya en las páginas de dicha revista. 69 El autor se explayó en una revisión dialéctica de la historia continental, suscribiendo la tesis de que dentro: «de toda sociedad las clases y sus sistemas evolucionan, negándose mutuamente. De la pugna florece la nueva sociedad, fruto de la violencia. La solución de los contrarios es la revolución». 70 Sostuvo que los quechuas y los aztecas se diferenciaban por la tenencia de la tierra, colectiva en los primeros, individual y colectiva en los segundos. Le sucedió a las culturas precolombinas la violenta irrupción de la Conquista española y la afirmación de su antítesis colonial. Apoyándose en Justo Sierra, Echevarría y Molinari, explicó la determinación económica de la Independencia en la región y exaltó el papel histórico cumplido por sus héroes: Bolívar, San Martín e Hidalgo y del sistema republicano como negación de la Colonia, preservando el latifundio, una abigarrada mezcla de estratos sociales y una «yuxtaposición de diversas etapas sociales». «Haya de la Torre habló en su última conferencia de Europa a América Latina» Excélsior, 9 de diciembre de 1927. 69 Haya de la Torre, Víctor Raúl. «El problema histórico de Nuestra América». Amauta, núm.12, febrero de 1928, pp. 21-23. 70 Ibídem, p. 21. 68

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De lo anterior coligió dos conclusiones que retratan lo medular de su pensamiento en 1928. La primera que el Estado es resultado de la «indefinida y fluctuante realidad social» representando a «varias clases ricas» que oscilan entre servir a la «clase latifundista» o a «la casta de los agentes del Imperialismo, semi-industrializante». Segunda, que la particularidad continental condicionada por nuestro suelo «feudal» favorecido por los modelos europeos importados nos dan la «lección histórica de [tener que] buscarnos a nosotros mismos». 71 La primera respuesta orgánica de la APRA a los comunistas la publicó el cubano Orosmán Viamontes en enero de 1928 expresó más de un matiz frente a las tesis de Haya de la Torre. Levantó el cargo de que su organización no le otorgaba un lugar a la burguesía en la lucha contra el imperialismo, toda vez que apostaba por: […] utilizar en favor de la causa que propugna toda desavenencia entre el Capitalismo Nacional y el Capitalismo Norte-Americano. Esta lista para actuar en todo conflicto que se produzca entre el imperialismo yanqui y la burguesía criolla, en favor de esta última para debilitar al enemigo máximo, para embotar sus armas. 72 En este punto era difícil encontrar unanimidad en las filas apristas. En cambio, convergían los apristas con su líder en la crítica a los comunistas sobre el carácter y función de la Liga Antiimperialista. Les parecía un sinsentido político y un error táctico convertir públicamente a la Liga en un órgano apéndice de la Internacional Comunista, restándole así capacidad de convocatoria y credibilidad ante los sectores no proletarios y de otras tendencias políticas interesaIbídem., p. 23. Elen, Luis (pseudónimo de Orosmán Viamontes). «El Partido Comunista y el APRA». Atuei, num.3, enero de 1928. 71 72

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das en participar transitoria y limitadamente contra el imperialismo: El Partido Comunista de Cuba y sus colegas de la América Latina están equivocados. La protección a la Liga Antiimperialista esterilizó toda la labor de esta. No se contentaron con ser la extrema izquierda de la Liga y con vigilar sus actividades sino que pretendieron hacer de sus secciones sucursales de los Partidos y darles un matiz francamente bolchevique. Esta pretensión absurda hizo sucumbir a la Liga Antiimperialista exponiéndola a dos riesgos mortales innecesarios: porque alejó de la organización antiimperialista a las fuerzas no comunistas y porque despertó enseguida la suspicacia yanqui, que dio pruebas irrefutables a los gobiernos Latino Americanos de los nexos existentes entre la Tercera Internacional y la Liga. 73 El otro punto de controversia sostenida entre Haya de la Torre y Mella giró en torno al rumbo a seguir en Nicaragua. El APRA persistía en promover su iniciativa para las elecciones en Nicaragua al sentirse respaldada por la ULA, mientras que –desde la ciudad de La Habana– optaba por la abierta defensa de Calles frente al Imperialismo Norteamericano, los soldados de Cristo Rey y esos adversarios políticos que como el general Serrano decidió que fuesen eliminados físicamente. 74 Por su lado, Mella y Salvador de la Plaza, al igual que los demás comunistas continuaban sus ataques al aprismo sobre la cuestión nicaragüense, hasta el punto de llamarlos traidores: Ibídem. «Lamentamos la muerte de Serrano. Lamentamos que urgido por la salvación de la obra revolucionaria, Calles suprima de una vez cuantos obstáculos la amenacen; pero tenemos que reconocer la lógica plena de sus medidas». «Por México y por América». Atuei, núm.1, noviembre de 1927. 73 74

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La Comisión Supervisora Latinoamericana, ideada por [Salomón] de la Selva y por Haya de la Torre, dará fe de que hubo elecciones libres, de que ningún soldado armado del General Sandino violó la soberana voluntad del pueblo, de que los ‘bandidos’ de Sandino, fueron aniquilados por la última ofensiva de ‘pacificación’ y que Nicaragua entra en una era de orden y progreso, grata a Mr. Borah, el amigo de Haya de la Torre y al Sindicato de Banqueros. 75 En el mismo número del vocero de la Liga Antimperialista de las Américas, se consignó un campo para caricaturizar a Haya de la Torre como el intelectual ególatra por antonomasia: «Víctor Raúl Haya de la Torre, autor de artículos y más artículos encomiásticos sobre Víctor Raúl Haya de la Torre». 76 El líder aprista se dio tiempo para frecuentar algunos medios obreros afiliados a la CROM así como a los integrantes de algunos círculos artísticos y literarios de orientación vanguardista. Ilustra lo anterior su visita al lado de Esteban Pavletich a la escuela de pintura al aire libre dirigida por el pintor Alfredo Ramos Martínez (1875-1946) en una antigua finca de Coyoacán. 77 En ella trabajaba un viejo amigo de Haya, Roberto Castellanos, artista plástico, con quien había tra«Una traición a Nicaragua». El libertador, núm. 14, enero de 1928, p. 6. El Libertador, núm. 14, enero de 1928, p.6. 77 Alfredo Ramos Martínez estudió en la Academia de San Carlos. En 1900 recibió apoyo de la señora Phoebe Apperson para viajar a París y familiarizarse con la escuela impresionista. En 1904 recibió la medalla de oro en el Salón Anual de Pintura. Realizó exposiciones pictóricas en Londres en 1907. Retornó al país en 1910. En 1913 fundó las Escuelas de Pintura al Aire Libre y en 1926, tres años antes de dejar el país, publicó su conocido libro: Escuelas de Pinturas al Aire Libre. Véase: Álvarez, José Rogelio. Enciclopedia de México. Tomo XII. México: SEP, 1987, pp. 68-58. 75 76

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bado amistad en 1924. Castellanos, en simbólico gesto de reencuentro amistoso, elaboró una pieza de madera tallada con el enérgico perfil de Haya de la Torre y en el margen inscribió un críptico número que la tradición cultural adscribe como cabalístico y, por ende, negativo: «13 AÑOS».78 ¿Qué significado tiene ese número en el retrato de un dirigente político? Leído como referencia cronológica nos lleva hacia atrás al año de 1914, un año después de la constitución de la escuela de pintura al aire libre. O quizás Roberto Castellanos la labró para su amigo en 1926, coincidiendo ahora sí con el año de constitución de la escuela. Consideremos otras preguntas posibles: ¿Ese número simbolizó algo más para Castellanos en vísperas de viajar a Palma de Mallorca? Si fue una marca conmemorativa quizás aludió a un hito pictórico, pero ¿qué tenía que ver Haya en este juego simbólico? El peruano pertenecía a una red teosófica para la que ciertos números asumían carga simbólica y ritual según las circunstanciales revelaciones espiritas, como nos lo recuerda la significación revolucionaria que tuvo el 20 de noviembre para Madero. Sin embargo, para Haya los años o numerales 1914 o 1913 no parecen estar vinculados a eventos significativos que hubiesen estado reportados como relevantes por sus biógrafos. El secreto compartido de tan simbólica referencia a un pasado memorable o futuro prometeico quedó herméticamente sellado entre el pintor y su amigo. Por su lado, Esteban Pavletich publicó una crónica cultural sobre su visita a la Escuela de Pintura al Aire Libre elogiando su proyecto estético y en particular de algunas obras de Roberto Castellanos, Regino Padilla y Luis Martínez. 79 No obstante, los gratos reencuentros de Haya con los artistas, escritores e intelectuales que ya conocía, colocó en Pavletich, Esteban. «Cómo se forja una estética colectiva. Las escuelas de pintura al aire libre». Atuei, núm.3, enero de 1928, pp. 7-8 (reproduce imagen de la obra plástica de Roberto Castellanos sobre Haya). 79 Ibídem 78

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el centro de sus actividades su proyecto político. No era tarea sencilla la reconstitución de la célula aprista en México y menos modelar el perfil de la Sección Mexicana de la APRA, pensando en una política desde fuera hacia el Perú e Indoamérica y una política hacia el interior de México. Esta dualidad de pareceres no fue resuelta. El fundador de la APRA terminó la redacción de un artículo filocallista titulado «The attack Mexico» el 11 de diciembre, el cual fue remitido a la revista Lansbury’s Labour Weekly y publicado poco después. Su contenido fue un guiño a favor del régimen de Calles. Como bien lo señaló Haya, a modo de introducción de su texto, la tensión diplomática entre los Estados Unidos y México iba en ascenso, lo cual era contrariado por la lógica invisible de las negociaciones diplomáticas. Haya se basó en los datos reportados por los medios periodísticos y las agencias cablegráficas norteamericanas, bajo la presión de los intereses del grupo editorial Hearts y la Standard Oil Company que pretendía escalar el conflicto binacional. Haya cuestionó de fondo los llamados derechos de ‘extraterritorialidad’ de las potencias imperialistas en contra de los países dependientes. Recuperó con simpatía la declaración del régimen de Calles de marzo de 1926 de considerar no retroactiva la ley de nacionalización petrolera en respuesta a las demandas de los Estados Unidos y de sus empresas petroleras, obviando su viraje de 1927 en dicha materia. Cerró su artículo haciendo un llamado a los ‘pueblos latinoamericanos’ para que estén alertas y se movilicen solidariamente frente a la amenaza de intervención del imperialismo norteamericano en territorio mexicano. 80 «Los pueblos latinoamericanos deben unirse con el pueblo mexicano si se diera una invasión de fuerzas imperialistas. Contra el imperialismo de Norteamérica y contra las clases gobernantes de América Latina, aliadas de este imperialismo, los trabajadores manuales e intelectuales de América Latina deben oponer un frente único. Esperamos que los trabajadores de los Estados Unidos, además de los trabajadores de Europa nos den su apoyo». Traducción del historiador André Samplonius. 80

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Al parecer, dicho número de la revista no llegó a México; no hay la más mínima huella de su incidencia ni en las críticas de Mella y los comunistas ni en las réplicas de Haya y los apristas. Haya de la Torre, durante el mes de diciembre de 1927, nos brinda indicios y huellas que nos indican que quería definir el lanzamiento de un partido bajo su liderazgo y concepción política, aunque lo asaltaban algunas dudas sobre el modo de engarzar su proyección nacional y continental. Dudaba sobre la mayor o menor eficacia de las opciones tácticas que tenía en mente para llegar al poder en el Perú: la electoral y la armada. Privilegió la primera vía sin descartar la otra. La medida de su valor, según su concepción, tenía que ver con la convergencia propagandística de ambas opciones a favor de su liderazgo político. Haya al mismo tiempo que integraba, yuxtaponía y alternaba sus dos tácticas en una estrategia política flexible, las nutría de efectistas giros retóricos y propagandísticos. Por esos días redactó y publicó un texto polémico: «El APRA y el Kuo Min Tang», sustentando algunas ideas sobre las mutuas afinidades entre el movimiento antiimperialista latinoamericano y chino. 81 La cuestión china venía siendo discutida bajo nuevos términos en el seno de las izquierdas, perdiendo el Kuomintang muchas simpatías. Los tiempos de Sun Yat Sen82 había quedado atrás y los de

Atuei, núm. 3, enero de 1928, p. 9. Sun Yixian o Sun Yat Sen (1866–1925). Médico y político chino. Fundador de la república en China. En 1894 fundó la Asociación por la renovación de China de carácter conspirativo y antidinástico. Perseguido y exiliado en el Japón hacia 1905, formó el partido T’ung Meng Hui de elevada irradiación en la nueva generación intelectual. En 1917 retornó a China y fue proclamado en la ciudad de Cantón presidente del Gobierno Nacional. En dicha ciudad, con la colaboración del militar Chiang Kai-Shek, fundó la Academia Militar de Whampoa y sentó las bases del Kuomintang y una política de alianza con el Partido Comunista de China hasta su deceso en 1925. Véase: Bergére, MarieClaire. Sun Yat-Sen. Stanford: Stanford University Press, 1994.

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Chiang Kai-shek, iniciados en 1927, eran temidos y odiados por los comunistas. El fundador de la APRA, más allá de los virajes políticos del Kuomintang, veía en su estructura un diseño político y orgánico rescatable para América Latina, una vía de nativización. La pretensión de difuminar los términos entre Frente y Partido era inaceptable para la tradición cominternista de esos años. El 27 de diciembre de 1927, Haya viajó a la ciudad de Toluca, invitado por la Federación de Estudiantes Mexicana para realizar un encuentro de fraternidad y acercamiento con sus pares de dicha entidad, primera escala de una gira que contemplaba los estados de Puebla, Tlaxcala, Querétaro, Morelos e Hidalgo, entre otros. 83 El día 28, Haya de la Torre, en su exposición en el salón Generalito sostuvo polémicas tesis acerca de las relaciones de los Estados Unidos con América Latina: II. En los Estados Unidos se hace poca distinción de nacionalidades latinoamericanas y como en Europa se nos toma en masa, especialmente para juzgarnos psicológicamente. III. El fortalecimiento del capitalismo norteamericano que pasa en estos momentos por lo que el economista Cole llama ‘la edad dorada’ no permite suponer las grandes masas obreras industriales como aliados de la causa antiimperialista. IV. Hay dos grupos norteamericanos, amigos de la América Latina, con intereses religiosos meramente, pero para ellos que algunas veces son más útiles antes que el imperialismo o la unidad de América Latina, está el interés de la propagación del credo, el ímpetu misionero. 84 83 84

Excélsior, 28 de diciembre de 1927. Excélsior, 29 de diciembre de 1927, p. 8.

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La noche del 31 de diciembre, Haya se reunió con los integrantes de la sección mexicana de la APRA en el restaurante «Los Monotes» de la Ciudad de México. Había que cerrar el año viejo y brindar por las apuestas políticas futuras, las consideradas de mediano y corto plazo. En dicha reunión se brindó: «Por la emancipación de América Latina», 85 quizás por su soñada candidatura a la presidencia de la República. Haya no deseaba acuartelarse en la Ciudad de México, prefería jugar el papel de un organizador itinerante, según lo han probado sus epístolas y las actividades realizadas entre enero y mayo. Pretendía propagar sus ideas y obtener algunos recursos económicos para realizar su viaje a América Central. Le giró un telegrama a Joaquín García Monge (1881–1958), prestigiada figura intelectual costarricense y director de Repertorio Americano, la más importante revista intelectual del continente, con la finalidad de que le consiguiese una invitación a Costa Rica. 86 Una semana más tarde recibió respuesta negativa. 87 Meses después, le fue confirmada una invitación como disertante en Guatemala. 88 Sin embargo, la joven intelectualidad costarricense y la revista de García Monge se convirtieron en la principal correa de transmisión de la propaganda aprista en América Central. Repertorio Americano abrió sus páginas para que Haya de la Torre y las células apristas de México 89 y París expresaSánchez, Luis Alberto. Haya de la Torre o el político, p. 153. «México City, 23 [de diciembre de 1927]. Deseoso pasar ésa. Agradecería decirme si es posible obtener invitación Universidad o Conferencias pagadas sufragar gastos. Abrazos. Haya de la Torre». Repertorio Americano, núm. 3, 21 de enero de 1928, p. 36. 87 «Circunstancias desfavorables proyecto suyo. Abrazos». Repertorio Americano, núm. 3, 21 de enero de 1928, p. 36. 88 La Prensa (New York). 15 de diciembre de 1928. 89 «Boletín de la célula peruana del APRA en México». Remitido el 11 de febrero de 1928 desde Ciudad de México por Esteban Pavletich para su difusión, Repertorio Americano, núm. 13, 7 de abril de 1928. 85 86

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sen sus puntos de vista políticos. También para que los escritores apristas exiliados en México como Serafín Delmar, 90 Magda Portal 91 o Esteban Pavletich92 publicasen sus textos literarios, cartas o crónicas de viaje. Haya, el 28 de junio de 1928 –al momento de su partida de México desde las costas de Yucatán– remitió para su publicación un texto autobiográfico con la finalidad de borrar los cargos sobre su presunto apoyo a Leguía en 1919 levantados por el poeta peruano Alberto Guillén. 93 Para Haya su estancia mexicana se fue plagando de desencantos, rupturas y nuevas iniciativas políticas. Lo que sí resulta incuestionable a la luz de los hechos es que 1928 fue un año de dura confrontación ideológica y política para el APRA en México y en el Perú. La ruptura de Haya con Moscú había sido correspondida con creces y se hizo de conocimiento público. Los posicionamientos de las diversas secciones latinoamericanas de la Internacional Comunista fueron claros y duros al respecto. En vísperas de que Haya de la Torre concluyese su gira por el interior del país en su condición de disertante, reapareció la campaña en su contra impulsada por Mella el 7 de enero de 1928 desde su columna «Entre la Hoz y el Martillo» de El Machete. Una nota inserta en la misma sección comentaba un cable sobre la reciente manumisión de 250 mil esclavos en Sierra Leona en ese entonces colonia británica, con la finalidad de recusar la tibia postura del jefe aprista acerca del morigerado neocolonialismo británico. 94 Del Mar, Serafín. «Un cuento en huelga» (Para Gamaliel Churata). Repertorio Americano, núm.11, 17 de marzo de 1928, pp. 172-173. 91 Portal, Magda. «Panorama intelectual de México. Literatura de izquierda». Repertorio Americano, núm.11, 17 de marzo de 1928, pp. 170. «Panorama intelectual de México. Las canciones populares». Repertorio Americano, núm.12, 24 de mayo de 1928, p. 188. 92 Pavletich, Esteban. «Mis Manos». Repertorio Americano, 14 de abril de 1928, p. 213. 93 Haya de la Torre, Víctor Raúl. «Autobiográfica». Repertorio Americano, núm. 4, 28 de julio de 1928, pp. 50-52. 94 El Machete, núm. 96, 7 de enero de 1928. 90

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El 11 de enero, Haya ofreció una conferencia sobre «El indio sudamericano» en la Casa del Estudiante Indígena, ubicada en las cercanías del Río Consulado, con especiales referencias a los casos de Bolivia, el Perú, Chile y Argentina. 95 Esta entidad, fundada en 1925 por Calles y Puig Causaranc, su Secretario de Educación, tenía una explícita función etnocida bajo la coartada civilizatoria de enseñarles a los niños indígenas de «raza pura» los valores y las buenas costumbres urbanas y burguesas. 96 La Federación de Estudiantes Mexicana invitó a Haya de la Torre a participar como delegado especial en su Congreso Nacional, a iniciarse en Culiacán, el 16 al 26 de enero de 1928. 97 Queda la duda si Haya concurrió los primeros días, considerando que cuatro días antes se encontraba en Ciudad de México elaborando y suscribiendo el manifiesto llamado Plan de México a nombre de un pretendido Partido Nacionalista Libertador del Perú a modo de conmemorar el VII aniversario de la Universidad Popular «González Prada». La falta de cohesión ideológica advertida ya en las células apristas se reprodujo en los documentos de dicho partido al punto que Haya –meses más tarde– en carta a Mariátegui arguyó que su partido era diferente al anunciado desde Abancay y Juliaca. 98 No convenció. Excélsior, 12 de enero de 1928, p. 3. «El primer contacto con el mundo ‘civilizado’ fue sumamente difícil. La reseña que de este encuentro hizo el secretario de Educación muestra, ante todo, su convicción de la inferioridad de las culturas indígenas. Según él, estos jóvenes tenían un aspecto ‘salvaje’. Se mostraban taciturnos, reservados, con manifiesta desconfianza y temerosos. No sabían sentarse en una silla, ni comer con cubiertos, ni acostarse en una cama, ni conversar; ‘en una palabra eran ignorantes de todo’». Puig Causaranc, José Manuel. El esfuerzo educativo en México. México: Secretaría de Educación Pública, 1928. Citado en: Loyo, Engracia. «La empresa redentora: La Casa del Estudiante Indígena». Historia mexicana, vol. XLVI, núm. 1, 1996, pp. 99-131. 97 Excélsior, 11 de enero de 1928, p. 3. 98 México, 20 de mayo de 1928. Reproducida en García Rodríguez, Ramón (compilador). Mariátegui-Haya. Materiales de un debate. Lima: Perú Integral, 2002, p. 22. 95 96

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A partir de ello, la ruptura del frente único con los socialistas liderados por Mariátegui fue inevitable. El afán protagónico y aventurero de Haya se hizo visible y preocupante para sus anteriores aliados en el Perú. El punto tercero del Plan de México pretendía clausurar todo debate sobre el curso de la revolución peruana, su programa y su dirección al sostener que: […] queda establecido que el órgano único (que habrá de realizar la revolución libertadora del Perú) será el Partido Nacionalista Libertador del Perú, organismo político militar revolucionario que reconoce como fundador y jefe supremo en ambos órdenes a Víctor Raúl Haya de la Torre y que estará dirigido por un Comité Central con sede temporal en México, integrado por Comités locales, subordinados al Comité Central, con sede pública o secreta en otras ciudades del Perú y de América. 99 La realidad fue otra. Haya distaba de tener la capacidad para forzar una salida disciplinaria a favor de sus puntos de vista. No tardarían en expresarse diversas críticas. Producto de ello, Haya sufrió otros desencantos y el impacto de nuevos actos de hostilidad ideológica y política. Nicolás Terreros y Jacobo Hurwitz se habían integrado a las filas de la Liga Antiimperialista y de la organización hermana MAFUENIC; ambos se habían sumado abiertamente a la campaña antiaprista, vinculándose más estrechamente con su principal adversario, Julio Antonio Mella. Por esos días, Mella, los venezolanos Salvador de la Plaza y los hermanos Gustavo y Eduardo Machado –del Partido de la Revolución Venezolana– compartían conjuntamente con Pavletich y Hurwitz una casa en la colonia Roma y un ideario

99 Martínez de la Torre, Ricardo. Apuntes para una interpretación marxista de Historia Social del Perú, vol. II, Lima: s.p.i., 1974, pp. 290-293.

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convergente cada vez más opuesto al aprismo 100 y presumimos que intercambiaban ideas sobre sus respectivos proyectos políticos. La expedición armada para derrocar al gobierno de Juan Vicente Gómez en Venezuela estaba a la orden del día desde finales de 1927. A principios de 1928, ideas parecidas a las de los venezolanos se fueron incubando en Mella contra la dictadura de Machado y en los peruanos contra el régimen opresivo de Leguía. Mella había asistido a una cita con el presidente Obregón acompañando a los venezolanos deseosos de obtener armamento y parque para sus fines revolucionarios. 101 Sin embargo, este proyecto se quebró. La torpeza del venezolano Emilio Arévalo Cedeño al ser detenido con un cargamento de ron de contrabando en una goleta destinada originalmente para la expedición revolucionaria, complicó las cosas. Cedeño no encontró mejor manera de librar el tema aduanero mexicano que atribuirle al presidente Obregón el «encargo», quebrando de manera definitiva las relaciones con el gobierno mexicano. A raíz de tan desafortunado incidente sobre la frustrada entrega mexicana de armas a los venezolanos, los demás exiliados acariciaron la posibilidad de que fuese transferida a favor de mejores iniciativas revolucionarias. Fue así como ingresó a la agenda de Mella y a la de sus paisanos adheridos a la ANERC. También fue asumida aunque de manera menos articulada por la red del exilio peruano en México. Es posible que esta información haya sido de conocimiento de Haya a través de algunas conversaciones políticas con sus paisanos, recién ganados por la izquierda cominternista y decidiese, a su manera, reapropiársela con el concurso del general zapatista Jenaro Amezcua y de las activas redes del colombiano Julio Cuadros Caldas y del líder campesino Úrsulo Galván, algunas de las cuales estaRodríguez, Rolando. «El pensamiento y la acción sin fronteras de Julio Antonio Mella». En: Cairo, Ana, Mella 100 años, vol. 2, pp. 157-158. 101 Ibídem, p. 163. 100

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ban vinculadas a importantes esferas del gobierno de Calles. Sin embargo, el curso de los acontecimientos frustraría por diversos motivos y causas, las expectativas de los cubanos y de los peruanos. Mientras que Mella hizo del dictador Machado en Cuba una figura abyecta y despreciable sostenida por el imperialismo norteamericano, Haya de la Torre le atribuía signos parecidos a la imagen de Leguía en el Perú. 102 De manera paralela y tras la fachada de la «Sección Mexicana de la APRA», se venía gestando un nuevo proyecto orgánico y político de corte conspirativo, el cual iba dirigido hacia el Perú. El 18 de enero, Haya valoró el proceso de reorientación aprista en México en una carta dirigida a Ravines, 103 así escribió: «Nuestra sección va aumentando grandemente. Se ha formado ya (secreto) el Comité organizador y director del Partido Nacionalista Libertador del Perú adherido al APRA». 104 Así las cosas, la Sección Mexicana no fue diseñada para proyectarse en su medio con una agenda nacional y otra de carácter continental, sino para servir de retaguardia y base de apoyo de su sinuoso y contradictorio plan de derrocar a Leguía o relevarlo vía el sufragio. A mediados de enero de 1928. Haya hizo un último intento personal de persuadir a Jacobo Hurwitz y a Nicolás Terreros para reintegrarlos al seno de la APRA, pero no lo logró. Al respecto escribió: «[…] no me buscaron. Yo les busqué y logré que viniera Hurwitz. Los dos confesaron su deslealtad, etc., pero obligados por mis enemigos no han «Nuestro tirano senil del Perú aunque por ahora Washington y Wall Street lo consideran útil, tiene los días contados. Ni monumentos ni huellas de su nombre quedarán después de su paso. Su memoria se confundirá con una inmensa maldición». Haya de la Torre, Víctor Raúl, Obras Completas 2. Lima: Editora Siglo XXI, 1982, p. 43. 103 Véase: Ravines, Eudocio. La Gran estafa. México: Libros y revistas, 1952; y Prieto Celi, Federico. El deportado: biografía de Eudocio Ravines. Lima: Editorial Andina, 1979. 104 Haya de la Torre a Ravines. México, D.F. 18 de enero de 1928. 102

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vuelto». 105 Sin embargo, la célula aprista de México realizó dos intentos más a través de Manuel Vázquez Díaz y Carlos Manuel Cox de recuperar a sus cuadros disidentes. El informe de estos últimos menciona que en la primera reunión, Terreros y Hurwitz manifestaron su discrepancia de que la APRA pretendiese sustituir a la LADLA en la lucha antiimperialista, olvidándose de la agenda política peruana. En la segunda entrevista, dicho informe señala que fue muy breve y que los disidentes no agregaron nuevo argumento contra la APRA, confesando que su militancia comunista en México tenía que ver con su falta de recursos económicos para retornar al Perú. 106 Es verosímil que se hubiesen dado estos encuentros entre los apristas y sus disidentes, no lo es que se sintieran «obligados» por los comunistas para permanecer en sus filas a costa de sus ideas. Hurwitz y Terreros reiteraron en más de una oportunidad su ruptura con Haya de la Torre y con la APRA. El 21 de enero, Julio Antonio Mella, desde la beligerante sección «Entre la Hoz y el Martillo» de El Machete, comparó a Haya con el dirigente reformista español Santiago Iglesias en Puerto Rico por ‘tránsfuga’ de las trincheras antiimperialistas, el pretexto fue la conferencia de Haya sobre Sandino. Mella criticó la postura aprista al considerarla más nacionalista que bolivariana. 107 El dirigente cubano realizó un equívoco símil, si consideramos que Iglesias nunca estuvo en las filas antiimperialistas, por lo que mal podía llamársele tránsfuga. Iglesias, tras la ocupación de Puerto Rico en 1898, promovió el alineamiento obrero puertorriqueño con la Federación Americana del Trabajo liderada por Samuel Ídem. Vázquez Díaz, Manuel y Carlos Manuel Cox. «Carta a los profesores de la Universidad ‘González Prada’ en el Perú». México, DF, 10 de mayo de 1928». Indoamérica, núm. 1, julio de 1928, p. 15. 107 El Machete, núm. 98, 21 de enero de 1928. 105 106

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Gompers (1850-1924) 108 en la perspectiva de homologar los derechos y beneficios laborales de los trabajadores puertorriqueños a los obtenidos por sus pares norteamericanos. El ideólogo del aprismo, al ser considerado tránsfuga, sacaba a luz sus ocultas ligas con la IC a partir de su afiliación al PCM en 1924 y enriquecidas con su viaje a Moscú, sus intercambios epistolares con prominentes líderes internacionales como Edgar Woog (Alfred Stirner) y Arnold o Drizdo Losovsky. Haya guardó silencio sobre su militancia comunista durante la contienda con Mella y Mariátegui y a lo largo de toda su vida. Resulta paradójico que en esa precisa coyuntura, tanto Haya de la Torre como su oponente estuviesen bajo el ojo crítico y vigilante de Moscú a través de Edgar Woog, Codovilla y Losovsky. La complicada relación de Mella, tanto con el PCM como con la IC durante los años de 1927 y 1928, ha sido pormenorizada gracias a valiosos documentos hallados en los Archivos de Moscú, 109 tanto como la de Haya de la Torre. 110 La afinidad de Mella con Andrés Nin contrasta con el desencuentro que tuvo Haya en 1924 en la ISR porque «casi no estaba enterado sobre la situación en América Latina» y encima pretendía darle equívocas orientaciones. 111 De manera inversa, la relación de Mella con Woog estuvo llena de discrepancias y tropiezos, 112 mientas que la Véase: Gompers, Samuel, Setenta años de vida y trabajo; autobiografía. México: Editorial Intercontinental, 1956. 109 Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (1903-1929)..., pp. 258 y ss. 110 Véase: en Jeifets, Víctor et. al. «Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: acercamientos y desencuentros»…; y Pakkasvirta, Jussi. ¿Un continente, una nación?: intelectuales latinoamericanos, comunidad política y las revistas culturales en Costa Rica y en el Perú (1919-1930). Helsinki: Academia Scientiarum Fennica, 1997. 111 Jeifets, 2013. 112 Edgar Woog, en su informe al Secretariado Latinoamericano de la IC con fecha 18 de diciembre de 1927 escribió: «En el último pleno de nuestro Comité central, a inicios de julio [1927], hemos tenido una 108

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sostenida epistolarmente por Haya con este último puede caracterizarse entre amical y tolerante. 113 Por último, tanto Mella como Haya se beneficiaron en algunos momentos de los oficios de Losovsky, el máximo dirigente de la Internacional Sindical Roja (ISR). Haya de la Torre salió de la Ciudad de México sin responderle a Mella, lo que no sabía es que sus pasos políticos serían seguidos a distancia por el cubano a través de su columna en El Machete. El 25 de enero de 1928 viajó a la ciudad de Torreón en gira propagandística a favor de la APRA, 114 sin olvidarse de su proyecto político para el Perú. ¿Qué ayudas gubernamentales mexicanas podían tentar a Haya de cara a su proyecto de derrocar o relevar a Leguía? No muchos bajo la administración callista. Escasas eran las posibilidades de obtener apoyos en armas como los logrados por los nicaragüenses o como los retirados a los venezolanos. Lo que sí estaba a su alcance fue la adhesión de algunos veteranos de la revolución y el solapamiento de su plan conspirativo. En este punto, corría en paralelo a la parecida y más enérgica iniciativa de Julio Antonio Mella a través de la Asociación Nacional de Emigrados Revolucionarios de Cuba (ANERC) presumiblemente discusión muy agria con el camarada Mella quien, a su regreso de Moscú, ha comenzado a atacar las resoluciones de nuestro último congreso sobre la cuestión sindical, y sobre nuestra línea hacia el bloque obrero y campesino…Pasemos ahora a discutir las divergencias a raíz de las cuales hablé fuertemente con el camarada Mella. Ante todo hay que decir, francamente, que la opinión de Mella, en realidad, es la opinión de Nin y en parte también de Losovsky, quienes desde hace un año ya se oponen a nuestra táctica sindical y, a pesar de las resoluciones de la Comintern, que existen sobre esta cuestión, continúan insistiendo en su política». Citado por Hatzky, Ob. Cit., p. 259. 113 Véase: Pakkasvirta, Ob. Cit. 114 Un día antes fue a buscar al escritor hondureño Rafael Heliodoro Valle sin éxito a su oficina de la Secretaría de Educación Pública. Rafael trabajaba en el diario Excélsior. En la mañana del día 25, le remitió un cable telegráfico que a la letra decía: «Salgo hoy para Torreón». Haya a Valle, telegrama, 25/1/1928, Fondo Rafael Heliodoro ValleBiblioteca Nacional de México. 111

constituida en el mes de febrero o marzo de 1928, con el propósito de preparar un desembarco militar en la isla con la finalidad de derrocar al dictador Machado. Mella tenía muy presente a Haya de la Torre como peligroso adversario tras su confrontación y ruptura política en febrero de 1927 en el seno del Congreso Antiimperialista de Bruselas. Y bajo las nuevas circunstancias, era un competidor por los recursos y apoyos mexicanos. Tema candente en las relaciones entre los comunistas y los apristas fue la cuestión nicaragüense, según lo refrenda la obra del historiador costarricense Rodolfo Cerdas (1983), reivindicada como versión confiable por la Comisión Nacional de Ideología y Doctrina del Partido Aprista Peruano. Recordemos que comunistas y apristas defendieron la Guerra de Liberación Nacional en Nicaragua contra las tropas de ocupación norteamericanas. Sandino, para unos y otros, se había erigido en una figura emblemática viva a disputar, a ganar desde enero de 1927. Es digno de recordarse el mensaje de Sandino del 20 de mayo de 1927 a la revista Amauta y, por extensión, al APRA: Por intermedio de la revista Amauta, envío mi más fervoroso saludo a la nueva generación de trabajadores manuales e intelectuales de América Latina que sabe compartir como propias las horas de angustia que ha tocado vivir a nuestra Nicaragua. A ella reafirmo mi fe inalterable en el triunfo de nuestras armas que al defender la libertad de un pueblo de nuestra América defienden la libertad del Continente. 115 Sin embargo, considerando que el cuadro de fuerzas y orientaciones antiimperialistas no terminaba de ponerse de acuerdo sobre la cuestión nicaragüense generada por la «Mensaje de Sandino» [Fechada en El Chipotón. 20 de mayo de 1928]. Amauta, núm. 16, julio de 1928, p. 1.

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ocupación estadounidense, su división no favoreció a la causa de Sandino. El desafortunado manifiesto de la ULA, fechado en diciembre de 1927, 116 asumió como propia la moción aprista que a su vez, retomaba la sugerida por Salomón de la Selva y Orestes Sandino a nombre de una desconocida Federación Obrera Nicaragüense (FON). Mella, el 3 de diciembre de 1927, había criticado áspera y burlonamente a Haya de la Torre: Y tenemos también el hecho de que ahora, cuando se habla de que una comisión del Senado yanqui irá a fiscalizar las elecciones presidenciales en Nicaragua para asegurar la «pureza del sufragio»… a favor de los canallas comanditarios Díaz y Chamorro o a favor del canalla liberal Moncada, el joven arpista De la Torre lanza la especie de que él, en compañía de Vasconcelos y del Dr. Palacios irá también a fiscalizar las elecciones […] Ir a «vigilar» las elecciones de Nicaragua es tanto como legalizar la situación impuesta por los yanquis, contribuir a que esa situación «de hecho» se disfrace de situación «de derecho», hacer con apariencia latinoamericana el juego del imperialismo yanqui. 117 El líder aprista pasó por alto estos ataques de Mella y de los comunistas, por lo que el 26 de enero de 1928, le escribió a Rafael Heliodoro Valle 118 para que interpusiese sus buenos oficios en el diario Excélsior, con la finalidad de «La Unión Latino-Americana». Amauta, núm. 11, enero de 1928, p. 36. «Entre la hoz y el martillo». El Machete, núm. 91, 3 de diciembre de 1927. 118 Rafael Heliodoro Valle (1891-1959). Intelectual hondureño residente en México. Destacó por su labor bibliográfica e interés americanista. José Vasconcelos lo nombró en 1921 jefe del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública. Contrajo matrimonio con la escritora peruana Emilia Romero. 116 117

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promover el valor y la pertinencia de la terna de arbitraje intelectual electoral para Nicaragua: La oposición vendrá de Díaz y Coolidge. Hay que precisarlo. Tú, hombre de visión […] comprenderás la fuerza que tiene que los países grandes e importantes de nuestra América se interesen en Nicaragua como a través de Palacios, está ocurriendo ahorita en Nicaragua. 119 El fundador de la APRA abandonó tal postura, al enterarse de que carecía de viabilidad política, ni los actores políticos nicaragüenses ni los Estados Unidos lo tomaron en cuenta. La LADLA y la UCSAYA se pronunciaron en contra. Exageraron en su condena, al sostener que dicha moción era tan violatoria de la política interna y de la soberanía nacional, como el causado por el injerencismo diplomático y militar norteamericano. La postura defendida por la APRA y la ULA frente al proceso electoral a llevarse a cabo en Nicaragua fue criticada por reconocer implícitamente a los únicos dos contendientes: el conservador Díaz y el liberal Sacasa y dejar de lado a Sandino y su lucha por la liberación nacional. Bajo tales términos, la salida electoral no resolvía el problema de fondo generado por la intervención imperialista norteamericana. El arbitraje intelectual de Vasconcelos, Palacios y Haya de la Torre carecía de viabilidad y contrapeso frente al estadounidense respaldado por sus tropas. En este punto a Mella y a la LADLA les asistía la razón política y el derecho internacional. El cubano manifestó sus plenas coincidencias en carta abierta dirigida por el venezolano Carlos León a nombre de la UCSAYA a la ULA en enero de 1928. Cuestionaba su moción –respaldada por la APRA– por tratarse de un intento injerencista en los asuntos inter119 Haya de la Torre a Heliodoro Valle. Torreón, 26 de enero de 1928. Fondo Rafael Heliodoro Valle de la Biblioteca Nacional de México.

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nos de un país, contrario al inviolable principio de soberanía nacional. La UCSAYA cerró las líneas de su carta con una admonición: La acción de todos los países indolatinos, debe circunscribirse a protestar contra las violaciones del imperialismo y a prestar a los pueblos oprimidos toda la ayuda moral y, si es posible, la material que fuese necesaria, para cooperar a su liberación; pero de ninguna manera coadyuvar directa o indirectamente, a los propósitos imperialistas. 120 Una revisión de los textos de Sandino y de las acciones militares realizadas a partir de su «Manifiesto al pueblo de Nicaragua sobre las elecciones», fechada el 6 de octubre de 1927 prueban fehacientemente que la moción ULAAPRA-Salomón de la Selva –o (FON)– en los hechos favorecía a Moncada y al imperialismo norteamericano. 121 Sandino no varió en su postura frente a la cuestión electoral, como lo prueba, cuando sostuvo el 21 de octubre: «Nuestro ejército no tiene compromisos políticos con nadie y, por consiguiente, sus actos se ajustan al más eleva-

Mella, Julio Antonio. «¿Qué es el ARPA?».. «…si la elección presidencial se efectúa por imposición de los asesinos invasores de mi Patria, sin desocupar el territorio nacional, seguiré luchando hasta diezmarlos y arrojarlos por la fuerza… Si es por voluntad popular, debe efectuarse en el sentido de que el seno de la legítima convención liberal, se lance el candidato civil que regirá los destinos del país. En tal virtud, si en esta forma se constituye nuestro gobierno, le ayudaremos a consolidar nuestra independencia de gobierno y soberanía; y si es por imposición, debemos repudiarla con nuestra protesta armada, hasta realizar nuestro ardiente deseo de independizarnos del imperialismo yanqui». «Manifiesto al pueblo de Nicaragua sobre las elecciones». El Chipote, 6 de octubre de 1927. Sandino, Augusto César. Pensamiento Político (Selección, prólogo, cronología y bibliografía: Sergio Ramírez). Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1988, pp. 72-74. 120 121

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do patriotismo. Puede estar Ud. seguro, desde hoy, que no habrá elecciones, y que nuestro triunfo será un hecho». 122 El Ejército Defensor de la Soberanía Nacional había librado los siguientes combates, que fueron reportados por las agencias cablegráficas, pero también por sus boletines y por las cartas remitidas por Sandino. Las fechas son elocuentes por su proximidad con la controvertida moción de la ULA y la APRA: Ocotal (16 de julio); San Fernando (25 de julio); Santa Clara (27 de julio); Las Flores (9 de septiembre); El Zapotillal (8 de octubre); Las Cruces (9 de noviembre); Camino Real (30 de diciembre); y en 1928: El Bramadero (27 de febrero) y Cuje (6 de diciembre). Lo anterior da un mentis rotundo a la aseveración de Haya de que Sandino estuvo de acuerdo «con el envío de la comisión del APRA. Se lo dijo al periodista Carleton Beals que me trajo el recado. El fracaso de los liguistas en esto ha sido formidable». 123 El contenido de las cartas de Sandino dirigidas a Froylán Turcios entre enero y febrero de 1928 124 y del reportaje que le hizo Beals, prueban que el asunto electoral estaba fuera de sus cálculos tácticos y estratégicos. 125 Por lo anterior, se colige que tal mentira fue usada por Haya como recurso argumental. En los hechos, a la APRA no le fue bien frente al acoso periodístico y en los foros antiimperialistas desplegado Carta al coronel Félix Pedro Zeledon. El Chipote, 21 de octubre de 1927. Sandino, Ob. Cit. pp. 72-74. 123 Haya de la Torre a Eudocio Ravines. México, 4 de abril de 1928. En: Flores Galindo, Alberto. Obras Completas IV, pp. 70-72. 124 «Quiero que una vez más haga Ud. saber al mundo, querido poeta, que mientras los invasores estén pisoteando la dignidad de mi patria, seré inflexible: no admitiré conferencias con los conquistadores y traidores». El Chipote, enero 4 de 1928. «Tengo el honor de participarle que las armas defensoras de la Soberanía de Nicaragua continúan cubriéndose de inmarcesibles glorias». El Chipote, febrero 28 de 1928. Sandino, Ob. Cit., pp. 116-117 y 143-144. 125 «Sandino en los reportajes de Carleton Beals». Sandino, Ob. Cit., pp. 131 y ss. 122

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por los activistas de la LADLA, MAFUENIC y la UCSAYA. Este revés político dio pie a los apristas para darle mayor énfasis a su campaña periodística en torno a la presunta «Legión» de combatientes que mandarían a Nicaragua, la cual quedó reducida al envío de Esteban Pavletich. Por su lado, Mella y los comunistas se empeñaron en mandar su contingente de combatientes. Las reuniones para tal fin se realizaron en la casa de Tina Modotti y se alistaron en tal emprendimiento internacionalista: el venezolano Gustavo Machado y los mexicanos Andrés García Salgado, Alfredo Vega, Jorge Chávez y Jorge Piño Sandoval, por ese tiempo, secretario general de la Juventud Comunista. 126 Mella, según García Salgado fue quien lo reclutó a las filas del PCM. 127 En 1927, antes que ellos, se había incorporado el mexicano José Paredes, procedente de Los Ángeles y que fue herido de gravedad durante el bombardeo norteamericano de La Carbonera. 128 El venezolano Carlos Aporte y el peruano Esteban Pavletich se integraron a las filas del ejército de Sandino casi por las mismas fechas en el curso del mes de marzo de 1928 129 y el salvadoreño Farabundo Martí lo hizo a partir de junio. 130 Poco después se sumaron los legionarios comunistas mexicanos. Otros latinoamericanos acompañaron a los ya nombrados, aunque algunos llegaron antes: Juan Alberto Rodríguez y Simón González (hondureños); José León Díaz (salvadoreño); Gregorio Urbano

Cupull Reyes, Adys. Julio Antonio Mella en los mexicanos, p. 78. Entrevista del autor a Andrés García Salgado. Jiquilpan, 5 de octubre de 1982. 128 Campos Ponce, Xavier. Los yanquis y Sandino. México: Ediciones X.C.P., 1962, p. 77. 129 Cerdas Cruz, Rodolfo. Sandino, el APRA y la Internacional Comunista, p. 90. 130 Ibídem: 98. 126 127

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Gilbert (dominicano); Rubén Ardila Gómez (colombiano) y Manuel Girón Ruano (guatemalteco). 131 Estas acciones y adhesiones significaron un acto de congruencia comunista con sus críticas al APRA y a Pavletich, por lo que a partir de entonces pudieron enorgullecerse de sus combatientes. Haya de la Torre, más en su retórica política que en sus acciones, continuó apostando a la dualidad de vías y recursos electorales y conspirativos. Su ambivalencia formaba parte de su calculado pragmatismo político: o lo uno o lo otro tendría que salir. Los textos que remitió Esteban Pavletich acerca de su compromiso con la causa sandinista tuvieron eco en las revistas Repertorio Americano e Indoamérica. La agenda aprista sobre la cuestión nicaragüense jugó a dos bandas: favorecer la vía electoral bajo arbitraje intelectual y defender simbólicamente la vía armada de la resistencia antiimperialista. Haya de la Torre con fecha 5 de febrero de 1928 le escribió a Joaquín García Monge, director de Repertorio Americano la decisión aprista de entregarle al general Sandino: […] nuestra contribución de sangre, ofreciéndole incondicionalmente nuestros servicios y poniéndonos a las órdenes del Ejército Libertador nicaragüense para luchar en sus filas. Somos jóvenes y nos anima sobre todas las cosas la profunda convicción de que Nicaragua está defendiendo a la América Latina y de que nadie puede ser indiferente a esta lucha. 132 Haya, en representación de la APRA, el 5 de febrero de 1928, dirigiéndose a Sandino a través de los medios de prensa ofreció incondicionalmente «…nuestra contribu131 132

Campos Ponce, Ob. Cit.: 76-90. Repertorio Americano, núm. 16. 1928, p. 230.

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ción de sangre», «nuestros servicios… poniéndonos a las órdenes del Ejército Libertador nicaragüense para luchar en sus filas». 133 Tales declaraciones motivaron una mordaz crítica del Partido Comunista a través de su vocero El Machete: Mientras que los Estados Unidos continúan representando su farsa en la Conferencia de La Habana, hablando de ‘buenos propósitos’ y enviando más marinos a Nicaragua para asesinar a Sandino y sus hombres, los pueblos de la América Latina han comprendido que solamente se vencerá al imperialismo con una lucha abierta y decidida y no con palabras o comisiones para ‘supervisar las elecciones’, como la que ha propuesto la sociedad amarilla ARPA, que dirige un joven estudiante peruano apellidado Torre. 134 Además del envío de Pavletich a las Segovias al lado de Sandino, Haya invitó epistolarmente a Froylán Turcios, 135 «Los desterrados peruanos ofrecen su ayuda incondicional al General Sandino». Excélsior, 3 de marzo de 1928. 134 «Aumenta el movimiento pro Nicaragua». El Machete, núm. 100, 4 de febrero de 1928, p. 1. 135 Froylán Turcios (1875 - 1943). Polígrafo hondureño. Director de la revista Ariel (1925-1928), tribuna del pensamiento antiimperialista en América Central y defensora de la causa del general Augusto César Sandino. Fue ministro de Gobernación, diputado al Congreso Nacional y delegado de Honduras ante la Liga de las Naciones en Ginebra. Dirigió el diario El Tiempo de Tegucigalpa y fundó las revistas El Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras (1903) y Esfinge (1905), entre otras. Editor de los diarios: El Tiempo (Guatemala, 1904) y El Domingo (Guatemala, 1908); en Honduras El Heraldo (Honduras, 1909), El Nuevo Tiempo (Honduras, 1911) y Boletín de la Defensa Nacional (Honduras, 1924). Obras: Mariposas (poesía, 1895), Renglones (poesía, 1899), Hojas de otoño (poesía, 1905), El vampiro (novela, 1910); El fantasma blanco (novela, 1911) Prosas nuevas (1914), Floresta sonora (1915), Cuentos del amor y de la muerte (1930) y Páginas de ayer (1932). Véase: Mejía, Medardo. Froylán Turcios en los campos de la estética y el civismo. Tegucigalpa: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Editorial Universitaria, 1980. 133

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intelectual hondureño, a sumarse al APRA en América Central con fecha 5 de febrero de 1928, logrando su aceptación. Dicha designación no fue menor, considerando que Turcios fungía de director de la revista Ariel y reconocido vocero de Sandino y de su Ejército Libertador. No fue casual que el primer reporte enviado por Pavletich desde el frente de batalla fuese publicado en el mes de abril en la revista dirigida por Turcios. 136 Fue excepcional el hecho de que las páginas del diario Excélsior reprodujese uno de sus entusiastas reportes de guerra desde Nicaragua, gracias a la mediación solidaria de Rafael Heliodoro Valle.137 El 3 de marzo de 1928 se publicó una halagadora nota en el diario mexicano bajo el título efectista de «Los desterrados peruanos ofrecen su ayuda incondicional al General Sandino». 138 Las notas periodísticas en Excélsior a favor de Haya y de los apristas, no solo eran motivo de preocupación política para Mella y los comunistas mexicanos, también lo fueron para la Legación del Perú en México, por lo que esta última había optado por realizar pagos periódicos a dicho diario, 139 además de otorgarle una condecoración oficial al redactor y escritor hondureño con ánimo de neutralizarlo. 140 El 29 de febrero del mismo año, Haya a su paso por la frontera de México con los Estados Unidos, hizo dos teDospital, Michelle. Siempre más allá…: el movimiento sandinista en Nicaragua 1927–1934. Managua: Instituto de Historia de Nicaragua y Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1996, pp. 51-52. 137 «Ha batido a los infantes A. C. Sandino. Rinde un informe Esteban Pavletich». Excélsior, México, 18 de junio de 1928. 138 Excélsior, México, D.F., 3 de marzo de 1928. 139 Mújica y Carassa, Pedro, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, México, D.F., 25 de mayo de 1928, AHMRREEP, Legación del Perú en México, 5-19: 3529. 140 «Celebró la Legación del Perú su aniversario de Independencia» (ceremonia en la que se entregó la condecoración la Orden del Sol a Rafael Heliodoro Valle). Excélsior, México, D.F. 29 de julio de 1928. 136

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merarias declaraciones que fueron reproducidas en las páginas de Excélsior con la finalidad de aproximar la cuestión peruana a la nicaragüense: que se preparaba en complicidad con el presidente Leguía una intervención de los marines norteamericanos para enfrentar el inminente estallido del «movimiento antiimperialista y nacionalista, que tendrá que poner término al neocivilismo peruano» y agregó su preocupación por estar vinculada tal acción injerencista a la entrega que hizo Leguía a los marines norteamericanos de la base naval de la Isla San Lorenzo y concluyó sus declaraciones anunciando: «…muy pronto se producirá en el Perú un movimiento nacionalista y antiimperialista que sorprenderá a América, porque el pueblo peruano es sumamente celoso de su soberanía y de su libertad». 141 El arribo a México del coronel peruano Francisco Valdivieso Portuondo en calidad de agregado militar el 17 de marzo de 1928, parece traducir las preocupaciones gubernamentales de su país por la labor conspirativa de Haya de la Torre y los apristas. 142 ¿Haya calculó premeditadamente el impacto de sus declaraciones a la prensa o sin querer agravaron las condiciones de riesgo de detención para quienes como Felipe Iparraguirre optaron por retornar subrepticiamente al Perú? De otro lado, la legión de combatientes para derrocar a Leguía resultó imaginaria y poco efectista; muy parecida a la enviada a Nicaragua. Iparraguirre fue al Perú, lo que Pavletich a Nicaragua. Compartimos el parecer de Víctor Villanueva, quien investigó en fuentes militares el itinerario aventurero del oficial de reserva y maestro de esgrima amigo de Haya de la Torre. Este oficial, efectivamente viajó a «Preparan en el Perú una intervención. Tal es lo que dice Haya de la Torre, quien acusa de tan siniestro plan al Presidente Leguía». Excélsior, México, D.F. 29 de febrero de 1928. 142 Véase: Mújica y Carassa, Pedro, carta al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, México, 30 de marzo de 1928. AHMRREEP: 519: 2190; Memoria de la Secretaría de Relaciones Exteriores. México: Secretaría de Relaciones Exteriores, 1929, p. 1232. 141

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Talara, pero en modo alguno puede considerarse un cuadro con formación doctrinaria aprista y menos organizador de un contingente de obreros petroleros dispuestos a levantarse en armas. Nelson Manrique es certero al afirmar que Talara era el principal asiento político del grupo socialista liderado por Luciano Castillo. 143 La versión de Pavletich abona a favor de la hipótesis acerca de la equívoca y fallida misión de Iparraguirre. 144 Manrique, en una puntual revisión del epistolario de Haya, agrega dudas razonables sobre el quehacer político-militar de dicho personaje. El 31 de marzo Mella regresó sobre dicho tema con punzante ironía contra el aprismo desde las páginas de El Machete: Hasta ahora, la única actividad en relación con Nicaragua que le conocemos al grupito arpiano, es haber secundado la farsa de las elecciones en las cuales el traidor liberal Moncada disputará el hueso a los traidores conservadores Díaz y Chamorro. Para esto, el ARPA lanza a los aires la insidiosa proposición de que no sólo fuera el general gringo Manrique, Nelson. ¡Usted fue aprista!, Bases para una historia crítica del Apra. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú/CLACSO, 2009, pp. 80-81. 144 «Con todos estos atributos Iparraguirre se trasladó a territorio peruano, desembarcando en la zona norte del país para tomar contacto con el hipotético núcleo aprista y los miembros de la guarnición militar acantonada en esa circunscripción. Pero, en realidad, no sólo pudo comprobar que no existía ni siquiera la posibilidad de crear un frente de oposición civil, organizado y fuerte, contra el régimen, debido a la ausencia total de la expansión ideológica del APRA en uno u otros grupos y capas sociales de esa región. Estando entregado a estos decepcionantes trajines el ‘famoso’ capitán Iparraguirre, cuando de pronto y sorpresivamente, se vio descubierto por los agentes del gobierno y, de inmediato, se procedió a llevarlo a una modesta Comisaría local para esclarecer sus actividades sediciosas». Rouillon, Guillermo. La creación heroica de José Carlos Mariátegui: La edad revolucionaria. Lima: Arica, 1984, p. 422. 143

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McCoy el que fiscalizara las elecciones nicaragüenses, sino que fueran también los señores Vasconcelos, Palacios y… Haya de la Torre. 145 El parecer de Mella convergía con el del propio Sandino que no aceptaba la vía electoral en las condiciones infamantes de la ocupación norteamericana del territorio nacional, las cuales conspiraban contra la realización de comicios presidenciales con garantías de imparcialidad y objetividad. Los intelectuales propuestos no podían garantizar nada, salvo que su designación simbólica, fuese usada como un vehículo de presión en la opinión pública continental. Mella dirigió un segundo dardo contra Haya y la APRA por su proclamado envió de una legión de combatientes al lado de Sandino. El ataque del dirigente cubano cimbró públicamente las filas del aprismo al poner en entredicho la credibilidad política del propio Haya. Agravaba la situación, la evasiva de Haya a sumarse a las filas de los combatientes nicaragüenses, así como el poco interés de los militantes apristas en tal aventura internacionalista. Los apristas se encontraban más entusiasmados con la idea romántica de llevar adelante la expedición militar al Perú para derrocar al gobierno de Leguía, que de asumir un compromiso incierto y riesgoso en tierra no conocida. Bajo ese contexto las palabras de Mella continuaron subiendo la temperatura de su contienda con Haya de la Torre al escribir: «LA LEGIÓN DEL ARPA IRÁ A NICARAGUA…» Cualquiera que lea esta noticia en las planas de cables en Excélsior, se imaginará a varios […] jóvenes arpistas […] dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre junto a las tropas de Sandino. Pero… la legión del ARPA no irá a Nicaragua, ni siquiera […] con el inofensivo y armónico instru145 «Entre la hoz y el martillo». El Machete, núm. 108, 31 de marzo de 1928.

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mento que le da nombre, por dos poderosas razones: la primera porque no existe la Legión, y la segunda porque el ARPA, ¡Ay!, no existe más que en la imaginación exaltada de su «general» Haya de la Torre y de dos o tres jóvenes estudiantes peruanos que lo siguen con la esperanza de que algún día llegue a la presidencia del Perú. 146 La pretendida Legión de combatientes apristas en Nicaragua a todas luces fue un montaje efectista ideado por Haya de la Torre con fines de propaganda política. Desmontado lo que Mella y los comunistas llamaron bluf aprista, la breve misión cumplida por Esteban Pavletich, joven intelectual aprista al lado de Sandino iniciada en mayo de 1928, 147 fue minimizada durante y con posterioridad a la contienda librada en la Ciudad de México entre Mella y Haya de la Torre. Menos se podía prever que Pavletich, con motivo de su reencuentro con Sandino durante su visita a México, abandonase las filas del aprismo para sumarse a las del Partido Comunista de México y de la LADLA. La cadena periodística Hearst en los Estados Unidos continuaba con su campaña sensacionalista contra el gobierno de Calles con base en la fabricación de evidencias, acusándolo de nexos con la Unión Soviética en la labor de Ibídem. Pavletich en carta fechada el 8 de junio de 1928 y dirigida a Joaquín García Monge, director de la revista Repertorio Americano editada en Costa Rica, menciona haber sido observador de dos enfrentamientos ocurridos a mediados de mayo en Nicaragua: «Desde el Estado Mayor del Ejército he seguido las incidencias de dos combates contra el invasor. Los de los días 13 y 14 de mayo han sido para mí la confirmación rotunda de que la violencia puesta al servicio de la justicia, así sea vehiculizada por un escaso puñado de hombres, hace más que la violencia organizada y propietaria de amplia técnica puesta al servicio de la esclavización y la conquista. En Nicaragua, aquí, en la Nueva Segovia, se está doblando con el rifle y el machete la insolencia arrogante del ejército más poderoso del mundo en esta hora». Selser, Gregorio. El pequeño ejército loco II, Buenos Aires: Editorial Abril S.A. 1984, p. 378.

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socavar el proyecto norteamericano en Nicaragua. Morrow –el embajador estadounidense en México–, más interesado en lograr acuerdos con Calles, filtró una información alternativa con el propósito de neutralizar la campaña corrosiva de Hearst, contando para tal fin con la presunta colaboración de periodistas como Carleton Beals y Walter Lipman, así como del historiador Ernest Gruening. 148 Sandino, además de Pavletich, tuvo en su círculo de mando a otros cuadros internacionalistas, el más conocido es Farabundo Martí por sus a vínculos con la Comintern y por su participación ulterior en la fallida revolución salvadoreña de 1932. La causa sandinista radicalizó hacia la izquierda a muchos intelectuales latinoamericanos. Mella y Haya de la Torre coincidieron en asumir como propia la causa de Sandino frente a los Estados Unidos y la oligarquía nativa, aunque discreparon en sus alternativas de apoyo. Los apristas encontraron más adelante puntos de apoyo en las declaraciones de Sandino, para probar sus afinidades mutuas, mientras que los comunistas, bajo el lastre izquierdista del VI Congreso de la IC, se movieron entre su condena 149 o la posibilidad de copar su movimiento e imprimirle un nuevo rumbo.

Spenser, Daniela. El triángulo imposible: México, Rusia Soviética y Estados Unidos en los años veinte. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1998, p. 174. 149 «Sandino passe à l’impérialisme». La Correspondance Internationale, núm. 7, 22 de enero de 1930. 148

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Frente al imperialismo

Pensar, analizar, debatir el imperialismo así como construir una plataforma antiimperialista atrajo a muchos intelectuales y políticos de las nuevas generaciones en el continente. Entre todos ellos, Haya de la Torre y Mella destacaron como figuras de primer orden a partir del año 1926. En 1927 rompieron lanzas y en 1928, como hemos podido apreciar en las páginas precedentes, libraron nuevas contiendas. Las banderas antiimperialistas más que sumar, terminaron restando adhesiones, o mejor dicho, suscitaron un proceso de fragmentación y polarización ideológica y política. La lucha por la hegemonía entre todas las organizaciones fue disputada principalmente por la LADLA y por la APRA, pero terminaron por involucrar a la ULA y a la UCSAYA. A principios del siglo XX, tanto en Europa como en los Estados Unidos, el fenómeno imperialista devino en tema de interés y debate en vísperas, durante y con posterioridad a la Primera Guerra Mundial. Dejó obras clásicas como: Imperialismo; un estudio (1902), de J. A. Hobson; El capital financiero (1912), de Rudolf Hilferding; La acumulación de Capital (1913), de Rosa Luxemburgo; La economía mundial y el imperialismo (1915), de Nicolás Bujarin y El imperialismo etapa superior del capitalismo (1916), de Lenin. De todas ellas, fue la obra de Lenin la que tuvo mayor impacto en la generación de la Reforma Universitaria. Huella visibles se encuentra en el pensamiento de Haya de la Torre y en de Mella aunque con desiguales y opuestos resultados. Haya y Mella no fueron ajenos a su pertenencia continental, donde se habían elaborado los primeros ensayos contrarios al denominado panamericanismo o monroísmo que impulsaba en la región la potencia estadounidense. José Enrique Rodó, José María Vargas Vila, Manuel Ugarte, José Vasconcelos, José Ingenieros y Alfredo Palacios dejaron un valioso legado ideológico acerca de la unidad continental basado en la crítica a los Estados Unidos. Con128

taron también en las vidas y el pensamiento de nuestros personajes sus respectivas apropiaciones de las ideas de Simón Bolívar y José Martí y el estudio de Scott Nearing y Joseph Freeman acerca del imperialismo americano, publicado en la Ciudad de México en 1926, 1 cuya exitosa recepción justificó su segunda edición un año más tarde. 2 Apristas y comunistas leyeron esta obra y usaron discrecionalmente sus datos para sustentar sus puntos de vista. Nearing concitó también la atención por su libro acerca de la penetración imperialista china, el cual mereció una reseña crítica de Carlos Manuel Cox, intelectual aprista, en la revista dirigida por Silva Herzog, destacando dos ideas: que «el Atlántico ha cedido la supremacía al Pacífico» y que, «los imperialistas han coincidido en emplear la mejor táctica para sus intereses: romper la unidad de los revolucionarios chinos». 3 Nearing, al igual que varios ideólogos cominternistas, destacaban el poderío del imperialismo norteamericano y la alternativa antiimperialista de la China revolucionaria en el Pacífico. Sin embargo, tal tesis perdió consistencia por el viraje político en China. Por su lado, Haya de la Torre sostenía el 14 de abril de 1927 su «proyecto japonés» como le llamó Losovsky con ironía: Sé muy bien que Japón es un país imperialista y peligroso […] Nunca había dicho que Japón puede ayudarnos o ser nuestro amigo. Sería una idea muy tonta […] Nunca había dicho que el imperialismo japonés es mejor que el americano […] Japón es un enemigo capitalista e imperialista de los Estados Unidos. Nosotros también somos enemigos de los Estados Unidos y en el día cuando los dos ladrones Nearing, Scott, y Joseph Freeman. La diplomacia del dólar: un estudio acerca del imperialismo americano. México: Sociedad de Edición y Librería Franco-Americana, 1926. 2 Salió con el mismo sello editorial en la ciudad de México. 3 Revista Mexicana de Economía, núm. 1, septiembre de 1928, pp. 131132. 1

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empezarían su pelea nosotros deberíamos aprovechar el momento para nuestros fines antiimperialistas. 4 En México, la literatura antiimperialista estuvo a la alza entre 1920 –gracias al precoz trabajo de Isidro Fabela– 5 y 1927 – en que se publicó el libelo del venezolano Horacio Blanco Fombona. 6 Un año más tarde, la polémica entre Haya y Mella, y por ende, entre la APRA y la LADLA marcó un hito, extendiendo sus ecos dentro y fuera de México. El fenómeno imperialista fue en la época tema nacional y continental. Los desterrados dieron testimonio de ello. Estos referentes no bastan para comprender las concepciones de Haya de la Torre y Mella acerca del imperialismo y el modo de combatirlo. Ambos habían experimentado un accidentando proceso signado por búsquedas, debates, matices y propuestas ideológicas, políticas y orgánicas como las sustentadas en 1928 a través de la APRA y de la ANERC. En julio de 1924, Haya expuso –entremezclando argumentos positivistas– la presunta «hostilidad racial» de los «indohispanos» contra los «indosajones». La identidad indoespañola o indohispánica nutrió diversas versiones ideológicas, como lo prueban los escritos de José Carlos Mariátegui a partir del mismo año, y a partir de 1927, los textos de Sandino. 7 4 De Haya de la Torre a Losovsky. 14 de abril de 1927. En: en Jeifets, Víctor et. al. «Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: acercamientos y desencuentros»… 5 Fabela, Isidro. Los Estados Unidos contra la libertad: estudios de historia diplomática americana: Cuba, Filipinas, Panamá̗, Nicaragua, República Dominicana. Barcelona: Talleres Gráficos Lux, 1920. 6 Blanco Fombona, Horacio. Crímenes del imperialismo norteamericano. México: Ediciones Churubusco, 1927. 7 Sandino, Augusto César. Pensamiento Político, pp. 65-66.

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Haya de la Torre celebró el punto de inflexión vivido en el curso de los últimos dos congresos de la Internacional Comunista en torno a la expansión del imperialismo norteamericano en América Latina, otrora olvidado y desconocido. Atribuyó la penetración norteamericana en el continente amparada en la doctrina Monroe a la carencia de «un capitalismo propio y la necesidad de su industrialización», así como a la venalidad y servilismo de los gobiernos. Le opuso como alternativa: «un fuerte movimiento antiimperialista que sería a la vez revolucionariamente antiburgués» en la región. 8 El 11 de agosto de 1924, Haya de la Torre le escribió a Mella desde Moscú agradeciéndole el envío de la revista Juventud, vocero de los Estudiantes Renovadores de la Universidad de La Habana bajo su dirección. Le reconoció su meritorio esfuerzo de tejer lazos de unidad con los organismos estudiantiles y sociedades obreras del continente. Lo animó para que la revista se afirme como una tribuna antiimperialista continental: Conviene gritar siempre: «La unidad de los pueblos de América Latina debe ser hecha por los estudiantes y obreros que forman nuestra generación en todos los pueblos de la raza». «La unidad de los pueblos de América se hará revolucionariamente contra la oposición de los gobiernos súbditos del imperialismo capitalista yanqui» […] «El deber de los estudiantes es revelar a los trabajadores los planes de conquista del capitalismo yanqui que proyecta la esclavización de todos los pueblos de América Latina». Una propaganda de este estilo, debe ser incansable. Te recomiendo que trates de dirigirte nue8 Haya de la Torre, Víctor Raúl, «América Latina y el Imperialismo de los Estados Unidos». Repertorio Americano, núm. 11, 17 de noviembre de 1924, p. 164.

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vamente a todos los centros estudiantiles y obreros de América, recomendándoles una acción revolucionaria por la unidad latinoamericana y contra el imperialismo. 9 Sin lugar a dudas, Haya y Mella compartieron parecidos puntos de vista en torno al imperialismo norteamericano, gracias a sus lecturas de Lenin y Nearing. Mella, en diciembre de 1925, publicó un texto en el que prueba su adhesión a la formación de una «Internacional Americana» en términos muy parecidos a los que sostenía Haya de la Torre: La Europa y el Asia están lejos. Ambas tienen en estos momentos grandes problemas que resolver, por lo tanto, es imprescindible concretar una formula precisa para nuestra zona. 10 Haya, en vísperas del Congreso Antiimperialista de Bruselas, publicó un artículo en un conocido diario de La Habana, ratificando la autoctonía política de América Latina frente a Europa. 11 Eran tiempos en que los comunistas y apristas optaron por verse en el espejo revolucionario chino o el anticolonial de la India, por lo que las reservas y distancias no tardaron en aparecer a favor de una mirada latinoamericana. Un tópico denso para ambos fue el abordamiento de las contradicciones interimperialistas. Mella no consideraba viable su capitalización política, Haya sí. Este punto tuvo incidencia en las relaciones del dirigente de la APRA y la Comintern, mientras que Mella le criticó su acercamiento al senador Borah. Losovsky le objetó a Juventud, núm.9, noviembre de 1924, p. 18. Mella, Julio Antonio. Documentos y Artículos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975, pp. 212-213. 11 Haya de la Torre, Víctor Raúl. «La realidad de América Latina no es la de Europa». Mañana. Reproducido en: Por la emancipación de América Latina, Buenos Aires: M. Gleizer Editor, 1927, p. 197. 9

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Haya la ingenuidad de su táctica de querer aprovecharse de dicha contradicción en beneficio de su proyecto revolucionario. Mella y Haya estaban empeñados en ensayar nuevos experimentos de organización y estrategias políticas en 1928. Más que en la LADLA, Mella encontró en la ANERC su mejor ensayo político, mientras que Haya, al bifurcar su proyecto aprista entre la problemática continental y nacional complicó sus entramados tácticos y su propio discurso doctrinario. A partir de 1928, tanto Mariátegui como Mella por diferentes motivos cuestionaron a Haya de la Torre por montar blufs que maquillaban su imagen y la de su organización política. El líder aprista apreciaba el valor político de la propaganda escrita e icónica, la cual usó con criterio pragmático y temeridad, suscitando más de una contradicción y revés. Fue parte de su aprendizaje conspirativo. El historiador Jorge Basadre, señala que hubo dos volantes del Partido Nacionalista a favor de la candidatura de Haya de la Torre, fechados en febrero de 1928 y distribuidos en las pequeñas ciudades andinas de Juliaca y Abancay. Fueron redactados e impresos por los apristas residentes en la Ciudad de México. El primero fue lanzado a nombre de un presunto «Comité de Oficiales y Soldados». 12 Posiblemente, fue por mediación de un amigo del escritor Luis Augusto Rodríguez Ortiz, más conocido como Luis de Rodrigo, nativo del lugar. En 1928, radicaba en la ciudad de San Francisco, California, pero mantuvo vínculo epistolar con varios intelectuales, Mariátegui, José Vasconcelos y –probablemente– Haya de la Torre. 13 Había colaborado en el Boletín Titikaka, editado Chasqui y fungido como corresponsal de Amauta en Juliaca. Su adscripción al grupo inte12 Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933, Tomo XIII. Lima: Editorial Universitaria, 1970, pp. 342-343. 13 Ayala, José Luis. «7 cartas inéditas de José Carlos Mariátegui a Luis de Rodrigo». Anuario Mariateguiano, vol. 3, núm. 3, 1991, pp. 13-24.

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lectual genera algunos disensos. 14 Existe otra posibilidad: que algún simpatizante del candidato se haya trasladado de Puno a Juliaca. Quizás fue Manuel A. Quiroga, según lo ha sugerido José Luis Ayala. 15 Considerando que tanto Haya de la Torre como los poetas apristas exiliados en México tuvieron contacto epistolar con los adherentes puneños al Boletín Titikaka, a partir de 1927, resulta creíble que alguno de sus integrantes simpatizante de la idea de anunciar la candidatura de Haya, distribuyese el volante. El Mensaje de Haya a la juventud puneña fue convergente con el tono insurgente de la efímera hoja. 16 El segundo, ha sido atribuido por el historiador Luis Alberto Sánchez al estudiante Víctor Velázquez, quién al retornar al Perú se abocó en Abancay –su tierra natal– a formar una célula del «cuasi fantasmal» Partido Nacionalista. 17 La historiografía existente no se ha puesto de acuerdo sobre la veracidad de la existencia del autoproclamado Comité Central del Partido Nacionalista Peruano del llamado Manifiesto de Abancay de febrero de 1928. 18 Su auVéase: Vich, Cynthia María. Indigenismo de Vanguardia en el Perú: un estudio sobre el Boletín Titikaka. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000, pp. 28 y 129. 15 Comunicación personal, 3 de septiembre de 2013. 16 «Mi primera palabra a los jóvenes de todos los rangos que militan en nuestras filas debe ser la del soldado que está listo a la lucha hasta el fin. La única recompensa posible a los largos años de destierro tiene que ser para mí el derecho a luchar hasta la muerte sobre el suelo del Perú por la libertad y por la justicia. Quiero volver a mi país no para gozar de la satisfacción del retorno tranquilo, sino para abrazarnos con mis compañeros de ideal en los campos de lucha». «Un mensaje de Haya a los jóvenes renovadores de Puno». Boletín Titikaka, mayo de 1928, p. 3. 17 Sánchez, Luis Alberto. La vida del Siglo. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1988, p. 412. 18 «EL PARTIDO NACIONALISTA SABE QUE LAS ELECCIONES de 1929 serán otra mascarada trágica BAJO EL IMPERIO DE LAS BAYONETAS PAGADAS POR EL ORO NORTEAMERICANO pero a pesar de esto, recla14

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toría era discutible, nadie podía dar fe de la existencia del Comité Central del Partido Nacionalista Peruano. Su contenido central consistió en descalificar al presidente Leguía por haber entregado las riquezas nacionales a los Estados Unidos y haber suscrito millonarios préstamos, hipotecando a la nación, llamando a liberarla aún al precio del «total exterminio de sus traidores» bajo el liderazgo de Haya de la Torre. De fondo está el asunto de la candidatura de Haya de la Torre a la presidencia de la República. La versión aprista más conocida reitera que la candidatura de Haya emergió en Abancay. Sin embargo, una fuente aprista de inestimable valor demuestra que dicha postulación fue hecha de conocimiento público en enero de 1928 y atribuida a una «alianza de fuerzas anticivilistas». 19 La noticia acerca de la candidatura presidencial de Haya de la Torre –según Mella– llegó a México procedente de una ciudad estadounidense a través de una agencia cable-

mamos de todos los peruanos dignos, UNIÓN Y ENTEREZA PARA SALVAR LA PATRIA DE SUS TRAIDORES. Si la VOLUNTAD NACIONAL NO ES RESPETADA, el Perú será vendido por la oligarquía de los agentes de Washington, que oprime al país desde LIMA, pero antes de que ese crimen se consuma LA NACIÓN ENTERA SE LEVANTARÁ PARA DEFENDER LA SOBERANÍA DE LA PATRIA BAJO LAS BANDERAS DEL PARTIDO NACIONALISTA. «HAYA DE LA TORRE ESTARÁ con el país EN ESTE SUPREMO TRANCE. Aun cuando ha expresado su voluntad de no ser candidato, HA DECLARADO A LA PRENSA DE EEUU y Europa que seguirá LUCHANDO CONTRA EL PLAN DEL GOBIERNO DE LEGUÍA DE ENTREGAR EL PERÚ AL COLONIAJE YANQUI. «Por eso su nombre es la BANDERA DE LA NACIÓN y lo LLEVAREMOS A LAS ELECCIONES DE 1929, y a las JORNADAS FINALES POR LA LIBERTAD NACIONAL COMO ÚNICO REPRESENTATIVO DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE 1929». Comité Central del Partido Nacionalista Peruano. «M ANIFIESTO DE ABANCAY AL PUEBLO PERUANO ». Abancay, febrero de 1928. Copia en archivo de André

Samplonius. Al calce: el original se encuentra en el archivo familiar de Rolando Pereda. 19 Atuei, núm. 3, enero de 1928, p. 15. 135

gráfica de noticias, la cual fue reproducida con entusiasmo por la revista de la APRA en La Habana. 20 Para el dirigente máximo del aprismo, el mes de febrero de 1928 fue de febril actividad política en diversos frentes y escenarios. Su ilusoria candidatura a la presidencia de la República del Perú representaba un golpe publicitario en los medios gráficos fuera del país, aunque a todas luces era consciente de su inviabilidad por no contar poseer la edad requerida para su registro. La escritora Mari Blanca Sabas Alomá (1901-1983) escribió en El Heraldo de Cuba que aunque reconocía en Haya su estatura de líder continental, cuestionaba su candidatura a la presidencia, su moción a favor de una Comisión de fiscalización electoral en la que él mismo se incluía a espaldas del pueblo nicaragüense en resistencia contra los marines norteamericanos, su «caudillismo», «un cierto exceso de intelectualismo» y un «cierto conservadurismo ideológico que a las masas obreras inspira cierta desconfianza», dada su particular aplicación del «determinismo económico» en nuestro continente. 21 No tardó en llegar la réplica aprista a las páginas del mismo diario, bajo la pluma de Benito Novás, acusando a la escritora de recoger ideas anarquistas y de la Liga Antiimperialista para descalificar sin sustento real a Haya de la Torre. 22 Cierto es que sus miras apuntaban al Perú pero no podía dejar de apuntalar el desarrollo de la APRA en el ámbito continental, particularmente en los países de América Central y del Caribe. Haya, en una declaración a los medios gráficos, dijo: 20 Mella, Julio Antonio. «¿Qué es el ARPA?». Amauta, núm. 31, juniojulio de 1930, pp. 41-48; Amauta, núm.32, agosto-septiembre de 1930, pp. 24-37. 21 Sabas Alomá, Mari Blanca. «Figuras del continente americano. Víctor Raúl Haya de la Torre». El Heraldo de Cuba, XVII (70), núm.3. 12 de marzo de 1928. 22 Novás, Benito. «Réplica a un artículo de la Srta. Ma. Blanca Sabas Alomá». El Heraldo de Cuba, XVII (97). 8 de abril de 1928.

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El partido nacionalista peruano está trabajando activamente para que se le permita una elección libre, pero como esto no será tolerado por Leguía, el pueblo exigirá a toda costa un cambio de régimen político […] yo he aceptado ponerme al frente del movimiento nacionalista peruano aunque no tengo edad para ser elegido presidente, pero el Partido ha decidido que yo sea el líder y he aceptado. 23 El 11 de febrero de 1928 la Célula de la APRA en México integrada por Haya de la Torre y cuatro militantes (Carlos Manuel Cox, Esteban Pavletich, Manuel Vásquez Díaz y Serafín Delmar) editó su primer Boletín de prensa dirigido a la «juventud y pueblo mexicano» con motivo de la participación de la delegación peruana en la VI Conferencia Panamericana que se venía realizando en la Ciudad de La Habana desde el 16 de enero. A distancia, llama la atención la ausencia de las firmas de Magda Portal, Joel Pazos, Martí Casanovas y Guillermo Tardiff, 24 quienes figuraron entre los fundadores de la primera célula aprista. Los firmantes se adscribieron, además de apristas, como representantes de la Federación de Estudiantes del Perú, de las Universidades Populares «González Prada» y adherentes a la revista Amauta. El centro de la declaración apuntaba a desenmascarar con datos estadísticos el entreguismo abierto del régimen de Leguía al imperialismo norteamericano y exaltar la resistencia de los estudiantes y el pueblo. Era un mensaje dirigido a ganar las simpatías del gobierno de Calles y de las diversas corrientes nacionalistas y de izquierda en México. En esa dirección se ponía como testigo a Flavio Bohórquez, representante de la Legación de México en el Perú, La Prensa (New York). 15 de febrero de 1928. Véase: Tardiff, Guillermo. El verbo de la juventud mexicana a través de los Concursos de oratoria de «El Universal»: 1a y 2a épocas. 1961. 23 24

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del modo como el gobierno de Leguía disolviera las manifestaciones estudiantiles y obreras en su contra. El pronunciamiento mostraba, entre otras cosas, que Haya había logrado imprimirle un nuevo giro al proyecto aprista en México al convocar con éxito a un núcleo selecto de sus adherentes y que el énfasis asumía contornos discursivos muy peruanos. Cox y Vásquez Díaz acababan de llegar a México, ellos no tardarían en animar durante los próximos años la actividad aprista en México. Brindó un reconocimiento a los diplomáticos mexicanos Leopoldo Ortiz y Flavio Bohórquez, bajo los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles que presuntamente durante su estancia en el Perú tuvieron gestos solidarios hacia el movimiento estudiantil y el pueblo peruano. A continuación se remarcó un mensaje de simpatía dirigido más al régimen de Calles que al pueblo mexicano, quizás fundado en el interés aprista de cooptar antes que los cubanos los apoyos materiales que hacía poco le habían sido ofrecidos a los conspiradores venezolanos en el exilio y que les fueron retirados por su torpeza política e indiscreción: «Hechos todos probatorios y evidentes de que en el Perú se ha sabido y saber vibrar con fervor y con entusiasmo por los estremecimientos que han venido sacudiendo a México hasta colocarlo gloriosamente en la vanguardia de América Latina». 25 En general, los puntos tratados en el Boletín guardaban convergencias con las posturas asumidas por los comunistas mexicanos y cubanos más allá de sus contradicciones, a las que se sumó el desenmascaramiento de las campañas nacionalistas antichilenas como una calculada maniobra política de Leguía para perpetuarse en el poder con el aval de los Estados Unidos. Se denunció, además, la postura servil de la delegación peruana ante el dictado de la potencia del Norte. Una breve síntesis de la penetración de las empresas norteamerica25

«Boletín de la célula peruana del APRA en México»…

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nas en el Perú a partir de 1918, responsabilizan a Leguía de la entrega de los recursos naturales petroleros y mineros a: la International Petroleum Company, subsidiaria de la Standard Oil; la Cerro de Pasco Corporation, vinculada a Pierpont Morgan; la Northern Peru Mining and Smelting del grupo Guggenheim; la Vanadium Corporation of América la Inca Mining Co.; la Santo Domingo Gold Mines y la American Metal Co. Fuera de otras concesiones a la: All American Cables; la Wessel Duval Co.; la W.R. Grace Co. , The National City Bank y la Peruvian Portland Cement. El pronunciamiento descansaba en una retórica efectista al jugar con la analogía entre el Perú de Haya en el exilio y la Nicaragua en resistencia de Sandino. Al mismo tiempo que se apostaba a deslegitimar a un tirano bifronte como Leguía, dibujado como una mala simbiosis entre Porfirio Díaz y Adolfo de la Huerta, sugería la necesidad de un liderazgo mesiánico y de una esperanza redentora: Nosotros –desterrados todos– queremos que el pueblo de México, que los hombres de la revolución, acojan el mensaje angustioso de que somos portavoces. A través de ellos nos dirigimos a todos los hombres de buena voluntad de la América Latina. Por la gran tragedia de aquel pueblo, por la seguridad de la América toda, el Perú debe salvarse. El Perú marcha hoy vertiginosamente a convertirse en una Nicaragua grande y Leguía en un Adolfo Díaz [sic], máximo. México, América y el propio pueblo peruano que aguarda en el escarnio la emoción de ser libre, son los llamados a no permitir que esta obra halle su culminación definitiva. 26 El tenor salvacionista de dicho manifiesto merece ser comentado. Resaltó la vocación solidaria de los obreros y estudiantes peruanos con la Revolución mexicana, con su ala jaco26

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bina anticlerical y con el maestro José Vasconcelos. Tal solidaridad, afirmaban, le constaba al jefe de la Legación diplomática mexicana Leopoldo Ortiz y a Flavio Bohórquez, su sucedáneo, quienes fueron mencionados como testigos de la represión de que fueron objeto los manifestantes peruanos a favor de la política de Calles y en contra del gobierno de Leguía partidario de la causa cristera. Con tales declaraciones Haya pretendía además, atraer las simpatías y favores del personal diplomático mexicano. 27 El artilugio discursivo del manifiesto se orientó a atribuirle al APRA la iniciativa y la conducción de tal acto de solidaridad con el México de Calles. Dicha retórica acerca de la hermandad popular peruano-mexicana solventaba la lucha contra los agravios cometidos por el presidente Leguía contra el pueblo peruano y el mexicano. Estas simbólicas hermandades reivindicadas por los apristas tenían un punto débil, la contradicción existente entre sus simpatías filo callistas y sus lealtades vasconcelistas. Sin decirlo, Víctor Raúl prefiguró su imaginario papel de salvador del Perú e Indoamérica, mientras Mella buscaba emular a José Martí y su apostolado a favor de la liberación y transformación revolucionaria de Cuba. El culto a los héroes y a los mártires fue muy extendido en esa época, en la cual muchos países de la región conmemoraban el primer centenario de su Independencia y México procesaba ritualmente la pérdida de sus caudillos revolucionarios. El cubano, al glosar a Martí en 1926 cubrió sus reflexiones con un halo de religiosidad. Si Martí era el apóstol a imitar por la nueva generación de revolucionarios cubanos, bien valía recuperar como vigente una de sus sentencias: «Todas

La idea de tejer un canal de comunicación y remisión de documentos y correspondencia aprista entre México y el Perú a través del servicio diplomático mexicano sólo pudo hacerse realidad años más tarde con la colaboración de Moisés Saénz y Gilberto Owen, lo cual tuvo elevado costo: la ruptura de relaciones. 27

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las grandes ideas tienen su Nazareno». 28 Hemos de destacar que Mella publicó un folleto en Ciudad de México dedicado a los mártires cubanos que lucharon contra la dictadura de Machado y cuya segunda edición ampliada estuvo a cargo del PCM. 29 La imagen salvacionista que la APRA y su propio líder autoconstruyeron gracias a una sostenida campaña (eventos políticos, manifiestos, artículos, iconografía) y su activa red epistolar, se anudó con la configuración de una imagen fuerza acerca del retorno a su territorio primordial: el Perú. En el imaginario aprista la equivalencia simbólica entre el Perú y Nicaragua gravitó con fuerza. Esteban Pavletich refrendó en un poema dicha condensación simbólica de los furores mexicanos y nicaragüenses en los Andes peruanos: AMANECER en las espaldas estremecidas del ANDE / se encienden las hogueras prologales/de máximos incendios NICARAGUA MÉXICO/ las cumbres coronadas de estallidos/desangran por los caminos torturados de 4 siglos/roncas protestas agrarias/el himno nacional se asfixia en un charco de luz. 30 Haya de la Torre, después de cumplir una gira como disertante en algunas ciudades del norte de México – Torreón, Parral, entre otras– retornó a la ciudad capital y le escribió con fecha 26 de marzo a Salomón Wapnir en Buenos Aires, que tanto en sus ciclos de conferencias en la 28 Citado por Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (1903-1929)…, p. 282. 29 Mella, Julio Antonio. «El grito de los mártires. Folleto de Julio Antonio Mella, publicado por la Liga Internacional Pro-Luchadores Perseguidos, contra el terror reinante en Cuba». Anuncio publicado en El Machete, núm. 50, 16 de septiembre de 1926. 30 Pavletich, Esteban. «Amanecer». Atuei, núm. 2, diciembre de 1927, p. 12.

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Universidad como en las impartidas en 10 ciudades mexicanas, había expuesto «la doctrina de la APRA», 31 lo cual no se ajustaba a los contenidos de las mismas reportados por los diarios. El 29 de marzo redactó un texto juvenilista revolucionario impregnado de parecido halo teosófico mesiánico al sustentado por Vasconcelos en su obra La Raza Cósmica y en su lema universitario: «Por mi raza hablará el espíritu». El texto de Haya llevaba por título: «Del Cuzco salió el nuevo verbo y del Cuzco saldrá la nueva acción», y él consignó la siguiente arenga: Al grito inicial de hace ocho años se han unido clamores innumerables. Canto de anuncio ayer, grito de guerra hoy, himno de victoria mañana. La voz de la juventud peruana desde el Ande entona su canción de gesta. 32 El Cuzco como lugar de la enunciación del proyecto de las Universidades Populares, se erigía ahora, en el lugar del mensaje redentorista y mesiánico para el Perú a través de la acción revolucionaria aprista. En este sentido, recreaba su manera, el discurso utópico de la obra Tempestad en los Andes del intelectual cuzqueño Luis E. Valcárcel, la cual había sido publicada por José Carlos Mariátegui un año antes. Haya y los apristas cubanos se sintieron muy afectados por una desagradable sorpresa política, anunciada desde las páginas de El Libertador bajo la conducción del venezolano Salvador de la Plaza en febrero de 1928: la satanización de los apristas como traidores a la causa antiimperialista y el anuncio de la próxima publicación del libelo de Mella contra Haya de la Torre y su organización: Publicada originalmente en Claridad de Buenos Aires, núm. 160, 9 de junio de 1928, reproducida en: Obras Completas vol. 2. Lima: Librería Editorial Juan Mejía Baca, 1984, pp. 329-333. 32 Haya de la Torre, Víctor Raúl. «Del Cuzco salió el nuevo verbo y del Cuzco saldrá la nueva acción». Repertorio Americano, núm. 4, 7 de julio, pp. 6-7. 31

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¿Qué es el APRA? Una polémica en contestación al trabajo de igual título del estudiante peruano que acaba de realizar un ciclo de conferencias pagadas por la Secretaría de Educación Pública de México […] Si solamente fuésemos a contestar al APRA no valdría la pena este trabajo. Pero representa los intentos de organización del ‘oportunismo’, del ‘reformismo’ latinoamericanos. Contestar al APRA es un medio de contestar a todos los oportunistas y reformistas que sustentan iguales o similares ideologías, aunque nieguen estar vinculados con el APRA o se digan enemigos de ella. De aquí la utilidad de fijar nuestros puntos de vista. 33 La respuesta aprista se hizo sentir de manera inmediata a través del vocero que editaban en la ciudad de La Habana: Somos, en su concepto peregrino y atrabiliario, vendidos, traidores y blofistas […] Tal conducta nos duele y nos sorprende, pero como justa compensación, nos prueba que nuestra visión está impregnada de realismo y llamada a imponerse a los que hoy la combaten. ‘El Libertador de la Plaza’ y el libro de Julio Antonio Mella, demuestran hasta la saciedad que la Liga es un instrumento del Partido Comunista y alejaran de ella a elementos no afectos al Comunismo y que sin embargo tienen que fatalmente que realizar la revolución socialista en que la América Latina encontrará su salvación. 34

33 34

El Libertador, Vol. II, núm. 15, febrero de 1928, pp. 10, 16. «El Libertador, Mella y el APRA». Atuei, núm.4, febrero de 1928. 143

Los apristas cuidaron con especial esmero el intercambio de información sobre los ataques que recibían de los comunistas tanto en México como en Cuba. En cambio, los comunistas mexicanos recibían con un retraso de dos o tres meses los ejemplares de Atuei remitidos por sus camaradas desde La Habana. 35 A mediados de marzo El Machete anunció la próxima circulación del folleto de Mella La lucha revolucionaria contra el Imperialismo. ¿Qué es el ARPA? 36 Un nuevo anuncio de la obra informaba a sus lectores que ya: […] se ha terminado la impresión de este folleto…Ha de ser interesante su lectura para todos aquellos obreros y revolucionarios sinceros que deseen conocer la verdadera forma de combatir al imperialismo y de prevenirse contra las mixtificaciones oportunistas que han comenzado a invadir el campo revolucionario, traídas por intelectuales divorciados de la masa obrera y que pretenden servir sus propios intereses y no los de la clase trabajadora. 37 En realidad la nota publicitaria del 24 de marzo fue algo contrariada por el sello de imprenta que consignaba al mes de abril como dato de salida de imprenta de este folle35 «Con bastante retraso han llegado a nuestra mesa de redacción los números de enero y febrero de Atuei, el vocero del ARPA en Cuba. En dichos números se alude repetidamente a la Liga Antiimperialista de las Américas. Lástima que por falta de tiempo y de espacio no podamos aclarar cuanto necesitamos poner en claro. Ofrecemos a nuestros lectores ocuparnos, en nuestro próximo número, de este asunto, dado el interés que reviste, a causa de que tendenciosamente intenta romper el frente único antiimperialista la nueva organización». «El ARPA contra la Liga Antiimperialista». El libertador, núm. 17. Abril de 1928, p. 15. 36 El Machete, núm. 106, 17 de marzo de 1928. 37 El Machete, núm. 107, 24 de marzo de 1928.

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to de 28 páginas. Los biógrafos de Mella no han aportado nada nuevo a este detalle. Sin embargo, los datos contextuales nos permiten acotar los tiempos de ingreso del libelo antiaprista al espacio público a una semana. La obra de marras salió a la venta en alguno de los días que corrieron entre los cuatro últimos del mes de marzo y los tres primeros del mes de abril de 1928. Mella afrontaba simultáneamente varios problemas por esos días. Resentía las presiones cominternistas que orillaron al Comité Central a condenar al trotskismo, corriente con la cual tenía alguna simpatía. 38 Russell Blackwell, figura mayor de la Oposición Comunista en México dejó constancia de que Mella, al ser presionado, se deslindó formalmente del trotskismo ante el Comité Central del PCM. 39 Por su lado, Haya compartía análogas simpatías por León Trotski y seguía con atención a la oposición comunista sin compartir sus puntos de vista, salvo los que abonaban a favor de las críticas a la Comintern. 40 Aunado a lo anterior, se preparaba para una confrontación de posiciones sobre la unidad de los sindicatos bajo control comunista por la CROM, al librarse el mismo mes, en el marco de la Quinta Conferencia del PCM. 41 Haya en su obligada tarea de responderle a Mella, no descuidó su deslinde y ruptura con Mariátegui. La carta de este último dirigida a la célula aprista de México fechada el «a) Condenar enérgicamente la actitud divisionista de la oposición, actitud que resulta objetivamente contrarrevolucionaria dada la utilización que el imperialismo y los revolucionarios nacionales hacen de ella». El Comité Central del Partido Comunista: David A. Siqueiros, Rafael Carrillo, Juan J. Martínez, V. Gómez, María García, Xavier Guerrero y Nabor Peralta. México, diciembre 28 de 1927. «La guerra crece en Nicaragua». El Machete, núm. 97, 14 de enero de 1928, p. 1. 39 Gálvez Cancino, Alejandro. «El movimiento obrero mexicano, los comunistas y Julio Antonio Mella». Viento del Sur, núm. 9, 1997, pp. 61-78 40 Melgar Bao, Ricardo. «El populismo indoamericano: entre Haya de la Torre y Trotsky». Cuadernos Americanos, no. 103, México, enerofebrero de 2004, pp. 150-165. 41 Ibídem. 38

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16 de abril fue redactada en vísperas de una grave crisis de salud que lo postró en la inactividad durante dos meses. 42 En su primer contenido hizo un consistente descargo frente a las acusaciones apristas de repetir las consignas del Secretariado Sudamericano de la IC, para luego, reiterar su cuestionamiento a Haya por su actitud contraria al frente único y por no haberle dado respuesta a sus observaciones críticas en la carta que le remitiese en diciembre de 1927. Para Mariátegui la cuestión medular era «APRA: alianza o partido». Haya y la célula aprista de México daban por resuelta –a su manera– esta discrepancia, por lo que el líder socialista respondió: […] siento el deber urgente de declarar que no adheriré de ningún modo a este Partido Nacionalista Peruano, que a mi juicio, nace tan descalificado para asumir la obra histórica en cuya preparación hasta ayer hemos coincidido. Creo que nuestro movimiento no debe cifrar su éxito en engaños ni señuelos. La verdad es su fuerza, su única fuerza, su mejor fuera. No creo con Uds. que para triunfar haya que valerse de ‘todos los medios criollos’. La táctica la praxis, en sí mismas son algo más que forma y sistema. Los medios, aun cuando se trata de movimientos bien adoctrinados, acaban por substituir a los fines. He visto formarse al fascismo. […] Me opongo a todo equivoco. Me opongo a que un movimiento ideológico, que, por su justificación histórica, por la inteligencia y abnegación de sus militantes, por la altura y nobleza de su doctrina ganará, si nosotros mismos no lo malogramos, la

«José Carlos Mariátegui delicado de salud». La Crítica, Lima, 15 de mayo de 1928, p. 9. Mariátegui publicó tres artículos durante su convalecencia, fechados: 13 de abril, 18 de mayo y 30 de junio. Su epistolario revela un vacío entre el 16 de abril y el 8 de junio.

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conciencia de la mejor parte del país, aborte miserablemente en una vulgarísima agitación electoral.43 Mariátegui, frente a cualquiera de las dos versiones de Partido Nacionalista, cuestionaba la exaltación de un liderazgo caudillesco como el de Haya, su carencia de núcleo doctrinario socialista y su pragmatismo táctico. Era de la opinión que la APRA se generó en el seno del mismo movimiento social e ideológico al mismo tiempo que la corriente socialista a la que se adscribía Mariátegui. La idea del proyecto aprista fue aceptada por Mariátegui y tuvo cabida en la revista Amauta. Mariátegui definió los límites y objetivos de su convergencia con el aprismo en los siguientes términos: Como socialistas, podemos colaborar dentro del APRA o alianza o frente único, con elementos más o menos reformistas o social-demócratas –sin olvidar la vaguedad que estas asignaciones tienen en nuestra América–, con la izquierda burguesa y liberal, dispuesta de verdad a la lucha contra los rezagos de feudalidad y contra la penetración imperialista; pero no podemos, en virtud del sentido mismo de nuestra cooperación, entender el APRA como partido esto es, como una facción orgánica y doctrinariamente homogénea. Profesamos abiertamente el concepto de que nos toca crear el socialismo indo-americano, de que nada es tan absurdo como copiar literalmente fórmulas europeas, de que nuestra praxis debe corresponder a la realidad que tenemos delante. Pero este principio no nos aconseja adoptar apresuradamente fórmulas que, por el momento, pueden tener absoMelgar Bao, Ricardo y Francisco Amezcua Pérez (editores). Escritos de José Carlos Mariátegui 1928, México: Ediciones de Taller Abierto, 2008, pp. 143-144.

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luta precisión en la mente de quienes la conciben como medio táctico pero que mañana, bajo la presión de proselitismos más adoctrinados, y al influjo de la mentalidad burguesa y pequeño-burguesa incorporada fatalmente en el movimiento, pueden prestarse a confusionismos infinitos. 44 Por su lado, ya se encontraban en Moscú los delegados peruanos Julio Portocarrero, Lino Larrea y Nicolás Terreros participando en la Segunda Conferencia Sindical Latinoamericana. Al respecto, Portocarrero ha dejado testimonio de que el asunto de Haya de la Torre fue tema tratado en dicho evento, destacando la crítica del mexicano Rafael Carrillo al líder aprista por su actuación política. 45 Sin embargo, las células de la APRA de México y de París siguieron manteniendo un canal de comunicación con la Comintern, según lo refrenda la documentación existente en Moscú. 46 Haya, el día miércoles 4 de abril le informó epistolarmente a Eudocio Ravines que había leído el opúsculo de su adversario. Dicho ejemplar le había sido entregado personalmente por Juan de la Cabada en provocador gesto.47 En todo caso, su lectura no pudo rebasar la semana anotada. La reseña y valoración que realizó epistolarmente del texto de Mella distó de ser objetiva, sus líneas expresaban desagrado frente al tono hiriente de sus páginas faltando a la Mariátegui, José Carlos. Carta colectiva al grupo de Lima. 10 de julio de 1928. en García Rodríguez, 2002: 24-30. 45 Lévano, César. «Testimonios. Lino Larrea/Julio Portocarrero». Tarea. 1 de enero de 1983, pp. 25 y 29. 46 Jeifets, Víctor et. al. «Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: acercamientos y desencuentros»… 47 «Julio escribió ese folleto titulado ¿Qué es el ARPA? Ese folleto me tocó llevarlo y repartirlo el día en que el fundador de la APRA, Haya de la Torre, habló en una reunión. Incluso, a él, le di un ejemplar, que seguro debió de leer». Melgar Bao, Ricardo. «La recepción mexicana del exilio escarlata: Juan de la Cabada y Julio Antonio Mella». El Tlacuache, núm. 139, 26 de septiembre de 2004, pp. 3-4. 44

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verdad cuando mencionó que tuvo poco éxito en su distribución, así dijo: Aquí ha aparecido un folleto de Mella furibundo contra el APRA y contra mí. Está vomitando bilis. No ha causado buena impresión y se trata hasta de recoger la edición. A nosotros nos conviene que circule. Varias gentes espontáneamente han respondido. La cosa es grotesca. 48 Haya agregó algo más, después de quejarse de las opiniones recibidas por Armando Bazán y Luciano Castillo, para pasar a defender su candidatura presidencial como parte de un «plan revolucionario». Por último, apeló a su comprensión militante para cerrar filas y acallar todo disenso: […] el Estado mayor está aquí y estará en México por mucho tiempo. No podemos estar sujetos a críticas gratuitas. Es propio que en nuestro movimiento o hay fe o no la hay y que no la tenga debe irse. Tú debes contribuir a afirmar este sentido o conciencia militar allá. Hay que acallar comentarios. No debemos tolerar grupos u oposiciones. Hay que extirparlos de raíz tomando todas las medidas que ya la sagacidad o la severidad aconsejen para mantener nuestra unidad. 49 Por su lado, Mella en su texto rompía fuegos desde una posición marxista doctrinaria y política contra su examigo y dirigente de la APRA. Si Haya lo convirtió en objeto de hiriente burla en el Congreso de Bruselas, Mella le respondería con inusual virulencia. Algunas imágenes sarcásticas Haya de la Torre a Ravines. México, 4 de abril de 1928 en: Planas, Pedro, Los orígenes del APRA, p. 209. 49 Ibídem. 48

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o hirientes escritas por el cubano debieron despertar la furia de Haya y de los apristas: «joven tañedor de ARPA», «por él, como Fausto, es capaz de vender su alma al diablo imperialista», «formó parte de la corte de intelectuales barbilindos que circundaban a Vasconcelos», «íntimo amigo del insexuado Vasconcelos», etc. 50 Las abiertas insinuaciones sobre la presunta homosexualidad de Haya y de los intelectuales vasconcelistas degradaban el estilo polémico de Mella, pero era un recurso retórico no infrecuente en la cultura política de la izquierda latinoamericana de aquellos años. 51 Los prejuicios sobre los «cundangos» o «mariquitas» presuntos o reales, eran muy extendidos en La Habana. Mella en ¿Qué es el ARPA? realizó los cuestionamientos que consideró el fondo del proyecto aprista y lo caracterizó como «populista» extrapolando el criterio leninista para descalificar a los narodnikis rusos. Forzó la homologación entre apristas peruanos y populistas rusos. Se ha llamado la atención sobre una debilidad del texto del Mella que curiosamente no fue capitalizada por su oponente. Nos referimos a la manera en que el líder cubano subsumió las cuestiones indígena y negra bajo criterios estrictamente clasistas, negándole toda potencialidad revolucionaria a las tradiciones comunitarias andinas y viendo un arcaísmo inaceptable en el llamado «comunismo incaico autónomo». 52 Con ello el cubano no solo se distanciaba de Haya y los apristas,

Tibol, Raquel. Julio Antonio Mella en El Machete, pp. 100-103. No es casual que el boliviano Gustavo Navarro (Tristán Marof), que acompañaría a Mella en su deslinde contra el líder aprista en 1928, escribiese el acápite «literatos afeminados» en su libro sobre México (1934: 123-127). La virilidad era un valor tanto en el campo intelectual como político, de la que se derivaba el cultivo de la homofobia. 52 Guanche, Julio César. «Julio Antonio, ¿qué pasa en Cuba?». Cairo, Ana. Mella 100 años, vol. 2, pp. 338-351. 50 51

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sino también de las posturas de José Carlos Mariátegui sustentadas en la revista Amauta y en su libro 7 Ensayos… 53 Pocos meses después la obra de Mariátegui fue objeto de discusión en México desde diversos ángulos. Mientras que el venezolano Humberto Tejera la elogió, Pavletich centró su crítica en lo que consideró un tema ausente: el imperialismo. 54 Objeción poco consistente, salvo el detalle formal de no ser tema de un ensayo, como sí lo sería más adelante. 55 En cambio, Mella puso el dedo en la llaga al transcribir unas declaraciones de tonos racistas formuladas por Haya durante su paso por la ciudad de Torreón, las cuales suscribían las cuatro medidas contra la inmigración china postuladas por el Comité Anti-Chino de México. 56

Mella no pudo leer el libro magistral de José Carlos Mariátegui, 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana donde desarrolla su punto de vista sobre la cuestión indígena toda vez que salió de imprenta el 6 de noviembre de 1928, según las indagaciones de Miguel Aragón. 7 Ensayos circuló en México en diciembre de 1928. Las dos primeras reseñas fueron redactadas vísperas del deceso de Mella y publicadas después del mismo: Tejera, Humberto. «7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana». Revista Mexicana de Economía, núm. 3, marzo de 1929, pp. 398-400. 54 Pavletich redactó su reseña durante su estancia en Mérida en febrero de 1929, reclamándole a Mariátegui –entre otras cosas– la ausencia de un capítulo dedicado al imperialismo industrial y financiero principalmente norteamericano en el Perú. Sentenció la ausencia de «este factor sustancial y primario de nuestra economía, una falla imputable a la obra de Mariátegui» Pavletich, Esteban. «7 Ensayos en busca de una realización». Repertorio Americano, núm.14, 14 de abril de 1929, pp. 221-223. 55 Mariátegui, José Carlos. Ideología y política. Lima: Biblioteca Amauta [18ª reimpresión], 1988. 56 «Considero que los cuatro puntos fundamentales en que el Comité Antichino de México ha concretado su campaña contra los efectos perniciosos de la inmigración incontrolada de chinos en nuestros países, podrían convertirse en los puntos de vista de todas las repúblicas latinoamericanas que tengan que resolver tan grave problema […] apoyo cordialmente la sana propaganda del Comité Anti Chino de México y procuraré que en mi país, donde la inmigración es numerosa, 53

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La violencia se instaló en las lindes de la cultura política de las izquierdas, la simbólica y la real. No hay lugar a dudas que los ataques comunistas contra Haya y la APRA habían alcanzado su clímax con la publicación del libelo de Mella. 57 La carga pasional del texto de Mella era fuerte, agresiva. El autor obvió el papel cumplido por los apristas en Cuba y olvidó la posibilidad de trazar una diferenciación táctica frente a Haya y los adherentes al APRA, como aconsejaba la Internacional Comunista en el trabajo de masas hasta su VI Congreso. 58 El texto de Mella pretendió alcanzar un objetivo mayor. Convertir su crítica al APRA, en la crítica general a todas las organizaciones alternativas a la LADLA, a las cuales acusó de ser engendros del reformismo o del oportunismo. Sin mencionarla, incluyó a la ULA y al parecer a la UCSAYA: Contestar al ‘ARPA’ es un medio de contestar a todos los oportunistas y reformistas traidores que sustentan iguales o similares ideologías, aunque nieguen tener vinculación con el ARPA o se digan enemigos de ella. De aquí la utilidad de tratar de fijar nuestros puntos de vista frente a la propaganda de los traidores conscientes al proletariado y a los

sea conocida la forma concreta de lucha.» Cit. por Mella, Julio Antonio. «¿Qué es el ARPA?». 57 El libelo está estructurado en 8 capítulos, además de la presentación y las conclusiones: ¿Qué es el ARPA?; La organización del ‘Camouflage’; ¿Qué es el frente único para los marxistas?; Trabajadores ‘manuales e intelectuales’ o hegemonía del proletariado; Un ‘populismo’ americano; Comunismo leninista o ‘aprismo’ ingenuo; ¿Es revolucionaria el ‘ARPA’? ¿Y sus hombres?; El ARPA embrionaria como divisionista del movimiento internacional antiimperialista; Haya de la Torre como fiscalizador de un par de traidores. ¿A quién dará la razón?; Dos ejemplos de oportunidad. 58 Masson Sena, Caridad. «Mella, Villena y el movimiento comunista internacional». En: Cairo, Ana, Mella 100 años, vol. 2, pp. 239-258. 152

pseudo-reformistas de las tendencias revolucionarias. 59 La idea e imagen sobre el traidor, o el acto de traición en nuestra cultura fue en cierto sentido una derivación del desvalor que ya poseía en la tradición cristiana occidental. La emblemática figura de Judas no quedó ausente de la retórica izquierdista que acompañó los procesos de estigmatización de sus renegados, tránsfugas, desleales, infiltrados, disidentes y vacilantes. La construcción de la figura del traidor, que había cobrado mucha fuerza en Europa con motivo de la Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa, tuvo ecos muy tenues y tardíos en América Latina. El libro de Lenin La revolución proletaria y el renegado Kautsky (1918) marcó un hito ideológico, pero fue la IC quien a partir de 1919 multiplicó los rostros reales o inventados de la traición. Traidores al Partido, a la Jefatura, al Sindicato, a la Revolución, a la Huelga, se volvieron figuras recurrentes. Hablar de «traición», como hace Mella para los casos de las organizaciones antiimperialistas de la época fuera de la LADLA, fue equívoco –por no decir sectario– tratándose de la emergente y plural lucha antiimperialista en América Latina. Por su lado, Haya minimizó el impacto del libro de Mella hasta la exageración de mencionar la intención de los comunistas de retirarlo del mercado. No fue así. Dicha publicación lo lastimó al igual que a los militantes apristas en México y en Cuba. Exploremos, hasta donde permiten las fuentes accesibles, los decires de Haya de la Torre – muchas veces contradictorios– expresados en diferentes momentos. La primera declaración es concluyente sobre la forma que revestiría su obra de 1928, en vísperas de ser conclui59

Mella, Ob. Cit., p. 41-48. 153

da. Haya de la Torre, en carta a Eudocio Ravines le manifiesta lo siguiente: …estoy terminando un folleto o pequeño libro titulado el Imperialismo y el APRA, con parte polémica para los comunistas y parte expositiva. Queda demostrado por angas y por mangas que el APRA es un partido. Rebate sin mencionar las capciosidades de Mariátegui. 60 Si el autor, a punto de finalizar la redacción de su obra la llamó, en primer término, «folleto» y en segundo, «pequeño libro», resulta congruente con la cantidad de días que –él mismo manifestó– dedicó a su redacción. Lo anterior descarta que las 192 páginas impresas fuesen hechura de tiempo tan breve. Restarle las nueve páginas del texto «¿Qué es el APRA?», publicado en 1926 e incluido como primer capítulo, no cambia la objeción de fondo sobre las condiciones de producción del trabajo intelectual y su particular resultado. No resulta verosímil. La nota preliminar de la primera edición sostiene que el propósito principal de la obra fue: …refutar los argumentos de Mella –alzando cuanto fuera posible el plano polémico–, para responder a los críticos de extrema izquierda y extrema derecha que ya menudeaban, y para exponer analíticamente las ideas centrales de mi doctrina. 61 Haya, líneas más adelante, deslizó otra afirmación que no deja de suscitar un fundado comentario.

60 Haya de la Torre a Eudocio Ravines. México, 4 de abril de 1928. Flores Galindo, Alberto. Obras Completas IV, pp. 70-72. 61 Haya de la Torre, Víctor Raúl. El Antiimperialismo y el APRA. Santiago de Chile: Ercilla, 2ª edición, 1936, p. 15.

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Si el contenido central de la obra y su motivación había sido responderle en primer término a Mella, el tenor de su carta de abril de 1928, nos recuerda que su réplica iba dirigida contra los comunistas y Mariátegui. Los primeros – entre los cuales destacaba Mella–, habían centrado su crítica en su concepción acerca del imperialismo y el carácter pequeño burgués de la APRA y su programa. Por su lado, Mariátegui cuestionaba la conversión de la APRA continental en Partido por su obvia repercusión en el Perú. Había asumido la tarea de redactar un texto doctrinario y polémico para confrontar a los comunistas. En otras palabras, la estructura de dicha obra estaba concebida sobre dos ejes: una parte «expositiva» y otra «parte polémica». Sintetizando su tesis central en términos concluyentes: «Queda demostrado por angas y por mangas que el APRA es un Partido». Por último, el autor agregó que en sus páginas rebatía «sin mencionar las capciosidades de Mariátegui», 62 refiriéndose, sin lugar a dudas, a la controversia sostenida sobre Frente y Partido. La elección final del título de su ensayo fue El Antiimperialismo y el APRA y decidió redactar e incluir un acápite de respuesta a Mella, invirtiendo el sentido de la figura retórica con la que se pretendía descalificar su organización política: «Al APRA un audaz le llamó ARPA y yo le respondí, sí, el Arpa de David, en Nuestra América». 63 Los biógrafos de Haya especulan que ese libro fue escrito febrilmente por Haya enclaustrado en su hotel entre inicios de abril y el 23 de mayo de 1928, contando con la colaboración mecanográfica de un militante de confianza, Carlos Manuel Cox. Nada confirma ese enclaustramiento del autor ni que el original sea el mismo que el publicado en 1936. 62 Haya de la Torre a Ravines. México, 4 de abril de 1928. Reproducida en: Planas, Ob. Cit., p. 209. 63 La Sierra, núm. 30, 1929; Martínez de la Torre, Ricardo. Apuntes para una interpretación marxista de Historia Social del Perú, vol. II. Lima: s.p.i., 1974, p. 247.

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Otro dato relevante: Haya realizó un tercer movimiento para rotular su libro inspirándose en el ABC del Comunismo (1919) de Nicolás Bujarin y de Eugenio Preobrazhenski, quedando temporalmente rotulado como El ABC del APRA, según una hoja volante de la editorial APRA y más tarde reproducida en un aviso publicado en las páginas de Indoamérica, el vocero de la Célula de la APRA en México. El autor, con posterioridad volvió a su segunda propuesta, y para su tardía primera edición suprimió los pasajes alusivos a Mella. La primera versión de El Antiimperialismo y el APRA de Haya de la Torre fue concluida en la Ciudad de México el 23 de mayo de 1928, pero al quedar inédita concurrió fragmentariamente al debate de ideas con los comunistas. Tres días antes, el autor le escribió a Mariátegui diciéndole que ya había concluido su obra y precisó su contenido central: Está listo mi libro […] que define al APRA como partido. Trae puntos polémicos, sí. Los mismos diplomáticos del Soviet, que conocen sus líneas centrales, admiten que plantean toda una revolución ideológica. El APRA es partido, alianza y frente. ¿Imposible? Ya verá Ud. que sí. No porque en Europa no haya nada parecido no podrá dejar de haberlo en América. Correspondería al capítulo dos y tres de la versión publicada en 1936, correcciones aparte. Según el autor, la versión mecanoescrita de 1928 fue conocida por los siguientes militantes: Magda Portal, Carlos Manuel Cox, Serafín Delmar, Manuel Vásquez Díaz, Juan Guevara y, dos años más tarde, por Luis E. Heysen y Luis Eduardo Enríquez. 64 En su réplica a Pavletich, sostuvo que su tesis acerca del 64 Haya de la Torre, Víctor Raúl, «Carta de rectificación a Pavletich». La Sierra, núms. 32-33, 1930.

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«Estado antiimperialista» se fundamentaba en la «lucha de clases». 65 La Nota Preliminar redactada por el autor el 25 de diciembre de 1935 en el Perú sólo resulta verosímil cuando afirma haber eliminado «el prólogo polémico que servía de mascota para responder a los ataques de Mella y algunas líneas beligerantes e inactuales del segundo capítulo, todo ha sido rigurosamente mantenido de los originales». 66 Es verosímil que el autor excluyese líneas del segundo capítulo «El APRA como Partido», dedicadas a su antagonista, José Carlos Mariátegui. Argumentos y datos consistentes ponen en duda el mito aprista que el texto de 1928 es el mismo que el publicado en 1936. El libro de Haya, a pesar de ser inédito y de haber sido distribuidas muy contadas copias mecanografiadas, dio pie a que entre 1929 y 1930 se publicasen dos comentarios: el de Esteban Pavletich en torno al «Estado Antiimperialista», punto relevante del contenido de la obra, y el expresado por el colombiano Julio Cuadros Caldas acerca de la Revolución mexicana, tema capital de la autoctonía política. Pavletich en su polémico artículo entrecomilló las palabras o frases que eran blanco de sus cuestionamientos a la tesis de Haya acerca del Estado Antiimperialista: «organización del mecanismo económico y político antiimperialista»; «estadio anterior e ineludible del socialismo» a diferencia de lo que sucede en las economías más avanzadas «corresponde a lo que sería la dictadura proletaria». Le cuestionó al autor su óptica Fabiana cultivada durante su estancia en Inglaterra, contraria a la tesis cominternista de la representación y el carácter de clase del Estado obrerocampesino en los países coloniales y semicoloniales por acción anticolonial o revolucionaria. Afirmó que Haya usó en sus disertaciones orales sobre el tema una anécdota de viaje. La idea era a partir de ella, justificar la recomposición 65 66

Ídem. Haya de la Torre, Víctor Raúl. El Antiimperialismo y el APRA, p. 17. 157

de clases del Estado Antiimperialista. Habló de un accidentado viaje en barco en riesgo de naufragar, que propició que todos los pasajeros –sin distinción de categorías o clases- participasen de un mismo clima de temor y unidad. 67 El interés común podía agrupar bajo ciertas circunstancias a clases disímiles frente a una amenaza real: el naufragio o la intervención imperialista. La réplica de Haya de la Torre, no refutó los argumentos de Pavletich, únicamente consignó que no estuvo entre el pequeño círculo de lectores de su obra mecanoescrita porque se encontraba en América Central, aunque omitió que viajó cumpliendo una orden suya para integrarse temporalmente a las filas de Sandino portando la simbólica representación aprista. Pavletich no inventó las frases; las tuvo que extraer de una copia del libro o de algún artículo de Haya. El colombiano Julio Cuadros Caldas, militante aprista en México en 1928, en su libro El Comunismo Criollo [1930], 68 citó in extenso un fragmento del libro acerca de la Revolución mexicana con la finalidad de recordarles a sus adversarios comunistas que México era el ejemplo indoamericano del soñado Estado Antiimperialista del aprismo, punto tercero de su programa continental. Cuadros Caldas formó parte de la célula de la APRA de la Ciudad de México y tuvo gran amistad con Haya, por lo que fue poseedor

Pavletich, Esteban. «Una nueva concepción del Estado». Boletín Titikaka, Tomo II, núm. XXXII, agosto de 1927, p. 4. 68 El elogio de Haya de la Torre a esta obra y a su autor es claro: «Cuadros Caldas, soldado de la revolución mexicana y observador realista de los fenómenos de nuestra América, se analizan las profundas diferencias entre el aprismo y el comunismo y se cita, de un editorial del diario del Partido Comunista Francés L’Humanité, la opinión de los comunistas europeos sobre nuestra América. En esa cita se reconoce, de acuerdo con el marxismo, que los pueblos latinoamericanos no están listos para el comunismo y deben cumplir previamente su etapa democrática de evolución política. (Véase el libro El comunismo criollo por J. Cuadros Caldas, México: S. Loyo Editor, 1930)». Haya de la Torre, Víctor Raúl. Obras Completas 5. Lima: Siglo XXI, 1982, p. 117. 67

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de una de las copias, de las cuales extrajo dicho fragmento. 69 Por esos días el Partido Comunista venía procesando un viraje político en consonancia con el espíritu de su V Conferencia y la orientación cominternista previa a la realización del VI Congreso de la IC, en el que por vez primera América Latina tendría su lugar en la agenda de debates. La Declaración del Comité Central del PCM condenando al APRA con fecha 19 de abril de 1928 fue un signo inequívoco de la ruptura y antagonismo con organismos políticos de la pequeña burguesía como el aprismo y que se orienta-

69 Lo transcribimos a pie de página para que los lectores cotejen los cambios, independientemente de que la unidad de sentido se mantenga: «Derrotado el Estado Feudal del Latifundio –dice– el nuevo Estado no es el Estado Patriarcal Campesino, ni es el Estado Burgués, ni es el Estado Proletario exclusivamente. La Revolución Mexicana no representa exactamente la victoria de una sola clase, aunque correspondiéndole históricamente el triunfo económico a la clase campesina, haya sido la más beneficiada. Pero en la Revolución Mexicana aparecen otras clases también favorecidas: la clase obrera y la clase media. Confuso aparentemente, el movimiento mexicano es en esencia, el estallido ciudadano contra el Gobierno feudal, barrera de los derechos democráticos, primero. El alzamiento campesino contra la clase que ese gobierno representaba, después. Y finalmente, el empuje de un frente único campesino, obrero y de clase media que cristaliza jurídicamente en la Constitución de Querétaro de 1917 cuyo contenido EconómicoSocial, es anti-feudal y antiimperialista en el artículo 27, obrerista y mesoclasista en el 123, y burgués, liberal o democrático en su inspiración total. Y como para cumplir estas conquistas revolucionarias, se encuentra con la oposición imperialista yanqui, reencarnando al vencido poder feudal del latifundio, el Estado deviene así, en instrumento bien o mal usado de lucha de esas tres clases contra el nuevo enemigo que pugna por impedir la consumación revolucionaria. El Estado es fundamentalmente un instrumento de defensa de las clases campesina, obrero y media contra el imperialismo que las amenaza. El Estado, consecuentemente, es en principio, un ‘Estado Anti-imperialista’, con un nuevo mecanismo económico basado en el control del Estado, parcial o progresivo». Caldas, 1930: 30-32. Para cotejar con la versión de Haya de la Torre, consultar la segunda edición (Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 1936, pp. 136, §3–139, §1) y las subsiguientes.

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ban hacia la organización de un movimiento fascista «autóctono»: Atendiendo a que las filas del APRA (unas docenas de miembros) las constituyen primer término estudiantes e intelectuales al servicio de la burguesía y divorciados de la masa obrera y de sus organizaciones, con una ideología característica de la pequeña burguesía, y que medran en estas filas algunos expulsados de los Partidos Comunistas por sus actividades traidoras al proletariado, como el estudiante Esteban Pavletich, quien después de hacerse pagar por el jefe de la policía guatemalteca el viaje de Guatemala a México se hizo aparecer como expulsado por la misma policía, y, otros individuos que habiendo sido renegados o expulsados en diferentes países de América, continúan dentro del ARPA su labor de traición. 70 La redacción de este documento sugiere el influjo directo de Julio Antonio Mella. El cargo contra Pavletich de haber sido expulsado de las filas de algún Partido Comunista, carece de verosimilitud tanto como el de su presunto vínculo con la policía guatemalteca. Pavletich no podía tener tal militancia toda vez que no existía dicha organización en cuatro de los países por donde anduvo: Perú, Panamá, Nicaragua y El Salvador. Tampoco existe el menor indicio sobre una efímera pertenencia del peruano a las filas comunistas en Cuba, Guatemala o México. Todo indica que se trataba de dos artilugios retóricos con fines propagandísticos para deslegitimar y estigmatizar políticamente a Pavletich. La lucha antiimperialista, lejos de animar un clima favorable para llevar adelante la convergencia unitaria de corrientes y organizaciones, fue afectada y herida por las «Declaración del C.C. del Partido Comunista de México sobre el APRA». El Machete, núm. 113, 5 de mayo de 1928, p. 3.

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pretensiones hegemónicas de la Comintern a través de la LADLA en disputa abierta con la APRA. En cuanto a los liderazgos antimperialistas, la figura de Sandino fue motivo de múltiples reconocimientos, pero también de algunos celos y zancadillas. En segundo plano, Haya de la Torre se ofrecía como figura de relevo generacional frente a José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Alfredo Palacios y José Ingenieros –ya fallecido–, mientras que Julio Antonio Mella recuperaba el legado de Martí, entregando sus mejores esfuerzos al proyecto emancipador de la ANERC. Haya justificó en la Nota Preliminar de El Anriimperialismo y el APRA que, tras haber extraviado las notas de la primera versión, las tuvo que volver a armar, obviamente con la mirada de 1936 y usando referencias bibliográficas posteriores a 1928, como él mismo lo reconoce. Es relevante destacar que Haya, entre sus seis menciones a la versión de 1936, cita a su amigo Lombardo Toledano, al periodista norteamericano Carleton Beals, y al escritor Manuel Manero, propagandista de la Doctrina Carranza, quien había incorporado a su retórica el concepto de Indoamérica, a modo de captar solidaridades en el continente contra el intervencionismo norteamericano. ¿Quiénes quedaron fuera de sus notas? Marxistas o laboristas británicos que le resultaban incómodos. ¿Omitió a su mentor Vasconcelos y a Calles –ambos caídos en desgracia– y también a su amigo Silva Herzog? Preguntas sueltas que no tienen respuesta, a las que suma un argumento consistente sobre la lógica de citación de Haya de la Torre, bajo la cual privilegia a Lombardo Toledano en tres pasajes del libro dedicados a la cuestión mexicana como inspiradora del ideario y programa aprista. Llama la atención porque Lombardo Toledano era una figura menor en el contexto mexicano de 1928 pero políticamente influyente en los años 1935 y 1936. La obra de Lombardo, hasta 1928 no gravitaba en los debates políticos y académicos de ese año, sí la de Silva Herzog.

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La primera referencia a Lombardo pretende solventar la interpretación aprista de la Revolución mexicana, previniendo a sus lectores contra los entusiasmos o desencantos que suscitaron episódicamente sus caudillos. La segunda referencia se inscribió al tratar la incorporación frentista de las clases medias y de los indígenas, vía el camino ejidal en la Revolución mexicana, a contrapelo del recetario excluyente de los comunistas 71 durante el denominado «Tercer periodo» o de «clase contra clase». Hemos de llamar la atención en que el texto de Lombardo La Libertad Sindical en México [1926], citado por Haya, distaba en 1928 no solo de ser la mejor lectura sobre la Revolución mexicana, sino la menos pertinente para reforzar la tesis del estado antiimperialista. Se trataba de guiños al viejo amigo Lombardo Toledano, guiños calculados, elaborados desde la clandestinidad con la finalidad de cooptar un apoyo a favor de los apristas desterrados residentes en México. El Antiimperialismo y el Apra fue mitologizado, reescrito, editado y congelado durante 34 años, su tercera edición de 1970 se realizó con motivo del 75 aniversario del natalicio de su autor, interesado en disputarle ideológicamente al gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, el origen primigenio de algunas de sus reformas de Estado. 72 La primera edición de El antiimperialismo y el Apra salió con un retraso de ocho años, con mutilaciones y agregados, aunque conservó su deuda mayor con el marxismo. 73 De fondo, como es conocido, el centro de atención de la obra- tanto en 1928 como en 1936- fue su toma de posición acerca del fenómeno imperialista y de la particularidad del carácter de la economía y la sociedad latinoamericana, los fundamen71 Cuadros Caldas, Julio. El Comunismo Criollo, pp. 30-32; Haya de la Torre, El Antiimperialismo y el APRA, pp. 154. 72 Villanueva, Víctor. El Apra en busca del poder, 1930-1940. Lima: Editorial Horizonte, 2009, p. 18; Manrique, Nelson. ¡Usted fue aprista!, Bases para una historia crítica del Apra. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú/CLACSO, 2009, pp. 52-53. 73 Véase: es.vbook.pub.com/doc/49181796/El-Antiimperialismo-y-ElApra-1a-Ed icion-1936-Victor-Raul-Haya-de-la-Torre.

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tos del Estado Antiimperialista y el carácter político e ideológico de la APRA continental. El proceso de edición fue accidentado como lo documenta la correspondencia cruzada entre el autor y Luis Alberto Sánchez, funcionario de la editorial Ercilla en Santiago de Chile, por lo que la meta de publicar el libro en 1935 quedó diferido hasta el 31 de marzo de 1936 como lo consigna el propio Haya de la Torre. 74 La nota preliminar del autor fue fechada el 25 de diciembre de dicho año, en algún lugar clandestino del Perú, llamado simbólicamente Incahuasi. Los muy contados ejemplares de la primera edición que hizo circular Luis Alberto Sánchez, tuvieron como propósito fabricar una ilusión: agotamiento de la edición en dos meses por sobredemanda, con la finalidad de ganar mayor público con motivo de una segunda edición de amplio tiraje. En cuanto a la reescritura de la versión de 1928, desde las filas de la APRA, Alan García sostuvo la hipótesis de que corresponden a tres tiempos y variaciones doctrinarias. Destacaremos la principal, en la cual también coincide el historiador Nelson Manrique. En la edición de 1926, la concepción sobre el imperialismo que Haya sostuvo entre 1926 y 1928 inspirada en Lenin, Hobson y Scott Nearing entra en antinomia discursiva con los añadidos y reformulaciones de Haya acerca de su presunta dualidad y ambivalencia. 75

Haya de la Torre, Víctor Raúl. «Nota a la segunda edición». Incahuasi, 31 de mayo de 1936. El Antimperialismo y el APRA, Santiago: Ediciones Ercilla, 1936, p. XXIX. 75 Manrique, Ob. Cit., p. 57. 74

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Desafío y duelo político

La tradición del duelo verbal de los intelectuales tiene larga historia en Occidente realizándose en determinados espacios públicos. Los líderes en disputa hacían gala de sapiencia, lógica e ironía para significar sus particulares formas de ejecutar su esgrima oral al pasar al ataque, la defensa o el contraataque. En el duelo verbal los contendientes preservaban su vida, pero colocaban bajo riesgo su prestigio, su honor y a veces su propio liderazgo. Un debate público muy sonado fue el que libraron Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros acerca de «las cuestiones fundamentales para las artes plásticas de la Revolución mexicana» en el auditorio de Bellas Artes. Siqueiros afirma que fue a pedido de Rivera que se nombraron padrinos y un árbitro, aunque omite los suyos menciona a los de su oponente: Paco Zamora –«el economista trotskista» editorialista de El Universal– y Genaro Gómez –«líder trotskizante de los panaderos»–. El arbitraje estuvo a cargo de la española María Teresa de León. 1 Haya y Mella, como líderes estudiantiles habían cultivado el arte de hablar en público en forma autodidacta y gracias a los espacios que les abrieron las Universidades Populares, se familiarizaron con públicos integrados por artesanos, obreros y empleados. Ambos conocieron también el ejercicio a calle o plaza abierta de la tribuna antidictatorial. Ambos fueron oradores y agitadores extraordinarios. Mella le reconoció a Haya temprana y públicamente sus dotes de orador en un artículo: En su breve estancia se nos presentó; ora como un Mirabeau demoledor con la fuerza de su verbo de las eternas tiranías que el hombre sostiene sobre el hermano hombre, ora como el Mesías de una Bue1 Siqueiros, David Alfaro. Me llamaban el Coronelazo. México: Grijalbo, 1977, pp. 241-242.

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na Nueva que dice la palabra mágica de esperanza, ora como el camarada jovial, casi infantil, de alma pura e ingenua que lo entrega todo en aras de la amistad. 2 En la cultura política de las izquierdas la figura ritual del duelo verbal era una forma no muy usual pero aceptada. Más tolerada que los duelos de honor cultivados por las élites y venidos a menos con la Revolución mexicana que trajo consigo procedimientos expeditos e informales para saldar cuentas pendientes. El duelo verbal fue para los integrantes de los sectores ilustrados de la pequeña burguesía urbana, razonable. Se trataba de que a través de su realización cara a cara, se mostrasen las respectivas capacidades retóricas de los contendientes con la finalidad de esclarecer puntos considerados oscuros o lábiles, se atendiesen la escucha de descargos sobre injustas o subjetivas imputaciones y, a veces, se abriese la posibilidad de llegar a acuerdos o pactos, garantizados por un arbitraje imparcial y vigilante de las pautas previamente acordadas. El encuentro de Haya y Mella que pasamos a relatar fue un ejemplo de ello. Haya, en vísperas de su arribo a México, había destacado como polemista enfrentando exitosamente a James Phinney Baxter (1893-1975) historiador estadounidense, acerca de la Doctrina Monroe y su aplicación en América Central y América del Sur en la Universidad de Harvard, la noche del 25 de octubre de 1927. 3 Por lo anterior, Haya retornó a Ciudad de México revestido con esa aureola de polemista triunfador y además, con el reconocimiento de disertante extranjero invitado a los ámbitos académicos de la Universidad Nacional en la que Mella se había vuelto a registrar como estudiante de leyes. 2 Mella, Julio Antonio. «Víctor Raúl Haya de la Torre». Juventud, no. II– III, noviembre-diciembre de 1923, p. 11. 3 Sánchez, Luis Alberto. Haya de la Torre o el político, p. 148.

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En el claustro universitario mexicano, la oratoria era un valor cotizado por líderes estudiantiles y sus seguidores. José Muñoz Cota, Salvador Azuela y Alejandro Gómez Arias, ganadores de los concursos nacionales de oratoria de 1926, 1927 y 1928, respectivamente, destacaron como dirigentes de la Federación de Estudiantes Mexicana. 4 En 1928, el diario El Universal promovió otro concurso nacional de oratoria, inclinando sus preferencias a favor de los estudiantes reaccionarios, lo cual fue criticado por Mella. 5 Haya deseaba frenar la campaña de desprestigio que impulsaba en contra suya el periódico comunista El Machete. Quizás pensaba que la ascendencia del cubano era decisiva en las filas de los redactores de la columna «Entre la Hoz y Martillo» y aún en la dirección del PCM por lo que si lograba cierto entendimiento con él, desactivaría o por lo menos atenuaría las críticas de las cuales venía siendo objeto. O quizás estaba enterado del distanciamiento de Mella con la dirección del PCM y veía en ello una posibilidad de convergencia política. Lo cierto es que el líder de la APRA logró persuadir a Mella de aceptar esta lid ideológica, sustituyendo la opción de un debate público. El 22 de abril de 1928 Haya publicó el artículo «¿A dónde va el Perú?» en las páginas del diario Excélsior,6 título que se reapropia del usado por Luis Lara Pardo, a quién desenmascara por su edulcorado enfoque gobiernista. En realidad, la fuente de inspiración venía de dos textos polémicos de Trotski, traducidos y publicados en español: ¿A dónde va Inglaterra? 7 y ¿A dónde va Rusia? 8 Tres días más tarde 4 Marsiske, Renate. Movimientos estudiantiles en la historia de América Latina. México: UNAM, 1999, p. 209. 5 «Fonógrafos y hombres». El Machete, núm. 119. 16 de junio de 1928. 6 Haya de la Torre, « ¿Hacia dónde va el Perú?». Excélsior, 22 de abril de 1928. 7 Trotski, Leon. ¿A dónde va Inglaterra? Europa y América. Textos íntegros. Madrid: Ediciones Biblos, 1927. 8 Trotski, León. Nuevo rumbo: ¿A dónde va Rusia? ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo? Madrid: Ediciones Oriente, 1928; véase también:

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el embajador peruano en México en reporte confidencial a su canciller le expresaba su acre malestar después de haber leído el: «artículo mentiroso y antipatriótico de Haya de la Torre». 9 Por los mismos días Mella redactó «¿Hacia dónde va Cuba?» 10. Coincidencia que no puede pasarse por alto, a ambos les inquietaba la coyuntura política de sus respectivos países toda vez que incidiría en sus planes conspirativos. Ambos líderes proponían como hipótesis que sus países vivían un acelerado proceso neocolonialista norteamericano. 11 La discrepancia giraba en torno a cómo revertirlo y qué programa alternativo ofrecer. Mella se había abocado a fortalecer el proyecto expedicionario de la ANERC para derrocar a Machado a contracorriente del mandato comunista, mientras que Haya jugaba a dos ases: expedición revolucionaria y candidatura electoral. Hemos de hacer notar que el escrito de Mella presentaba una posición distinta frente a la pequeña burguesía a la sostenida previamente en ¿Qué es el ARPA? y más próxima al tenor ideológico de un escrito previo intitulado: «En la misión de la clase media». 12 La diferencia de Mella es que si bien le dio un lugar a la pequeña burguesía y a un sector de la burgueHaya de la Torre, Víctor Raúl. ¿A dónde va Indoamérica?, Santiago de Chile: Editorial Ercilla, 1935. 9 Mújica y Carassa, Pedro, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú AHRREEP, Legación del Perú en México. 5-19; 3528. 10 El texto está fechado en abril de 1928 sin especificar día. Fue publicado en: ¡Cuba Libre!, Órgano de la Asociación de los Nuevos Emigrados Revolucionarios de Cuba, año 1, núm. 1, pp. 1-2. México, mayo de 1928, pp. 1-2. 11 «¿Hacia dónde va Cuba? Solo hay una contestación posible: camina hacia la condición de colonia formal de los Estados Unidos, hacia la destrucción de todos los elementos constitutivos de una nacionalidad propia. Tal es el camino de la Asamblea Constituyente y de la prórroga o Reelección.» Mella, Julio Antonio. Como un leño en un incendio. Selección de textos (Compilación de Juan Carlos Zamora). Panamá: Ruth Casa Editorial, 2008, p. 78. 12 Cabrera, Olga. «La Liberación nacional cubana». En: Cairo, Ana. Mella: 100 años, vol. 2, p. 234. 169

sía nacional en la lucha revolucionaria contra la dictadura de Machado, nunca les confirió una función dirigente. En cambio, para Haya, el papel directriz de la clase media y en particular de los estudiantes universitarios emergidos de su seno y comprometidos con las Universidades Populares González Prada y la APRA fue explícito y recurrente. La reunión entre Víctor Raúl Haya de la Torre y Julio Antonio Mella pretendía aclarar algo más que el diferendo suscitado entre ambos en el Congreso Antiimperialista de Bruselas, el cual parecía revestir tonos de encono personal y agravios mutuos. El aprista Julio Cuadros Caldas, testigo presencial de los hechos, señaló que dicha reunión fue realizada con posterioridad a las conferencias dictadas por Haya en la Universidad Nacional, aunque al fecharla a inicios de 1928 13 se presta a la ambigüedad o al equívoco. Haya, al concluir su ciclo de conferencias, salió de la Ciudad de México para cubrir otros compromisos políticos en otras ciudades mexicanas y fue durante su ausencia que se enteró de los nuevos ataques de Mella y del anuncio de su libro, el cual sirvió de detonante para llevar adelante un duelo verbal a solicitud de Haya de la Torre. Resulta obvio que el duelo se realizó con posterioridad al retorno de Haya a la Ciudad de México en abril de 1928. En los siguientes días, los móviles, los intermediarios y las condiciones fueron haciéndose propicios hasta convertirlo en necesario y viable. Haya buscó un mediador para dicho encuentro, pero tenía la dificultad del quiebre de sus redes con sus excamaradas del PCM. Ni Diego Rivera, ni ningún otro comunista mexicano estaban dispuestos a atenderlo y menos a cumplir la función de intermediarios. Por lo anterior, el líder aprista pensó acertadamente que su amigo el periodista y escritor norteamericano Carleton Beals, tan vinculado a la izquierda mexicana desde 1920, podría ser un buen mediaCuadros Caldas, Julio. El Comunismo Criollo. México: S. Loyo Editor, 1930, p. 26.

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dor. 14 Carleton había retornado a México en 1923 y a su vez era amigo de Mella y de su compañera Tina Modotti, por lo que podría cumplir tal papel. 15 Su valoración de Calles fue positiva en su lucha contra el contra el poder eclesial y el movimiento cristero, a los que consideraba reaccionarios. 16 Beals fue llamado por Calles en 1927, «figura continental de un valor moral inigualado desde la muerte de Sun Yat Sen». 17 Calles –se afirma–, había apoyado financieramente la realización del Congreso Mundial Antiimperialista de Bruselas en el que participaron Haya y Mella, gracias a la intermediación del profesor alemán Alfonso Goldschmidt. 18 Por esos días Beals se desempeñaba como corresponsal de The Nation de Nueva York. Al concluir su exitosa entrevista a Sandino el 2 de febrero de 1928 en su campamento de montaña, ésta fue publicada, convirBeals, Carleton (1893-1979). Estudio arte en las universidades de California, Columbia, Madrid y Roma. Arribó a México en 1918. Fue consejero del presidente Venustiano Carranza en 1920 y se afilió al Partido Comunista de México en mayo del mismo año, fungiendo como tesorero del mismo. Viajó a Italia en 1921 y retornó a México en 1923 y se inscribió como alumno en la Universidad Nacional. Fue editor asociado de Mexican Folkways de 1925 a 1927. La entrevista que le hiciese a Sandino en las montañas lo hizo muy popular en América Latina y los Estados Unidos. Sus libros durante el periodo estudiado son: México (1923); Brimston and Chile (1927). INEHRM. Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana. Tomo VIII. Sección Internacional, México: INEHRM, 1994, p. 55. 15 Modotti a Carleton Beals. 20 de noviembre de 1928. Reproducida en: Saborit, Antonio. Tina Modotti. Una mujer sin país, p. 182; se reseña el romance de Beals con la hermana de Tina y la amistad con esta última en: Britton, John. A. Carleton Beals. A radical Journalist in Latin American, USA: The University of New Mexico Press, 1987, p. 33. 16 Beals, Carleton. «The Mexican Church Goes on Strike». The Nation, núm.123. New York, 18 de agosto de 1926, pp. 145-147. 17 Delpar, Helen. «Exiliados y expatriados estadounidenses en México (1920-1940)». En: México, país refugio. La experiencia de los exilios en el siglo XX de Pablo Yankelevich (Coord.). México: INAH-Plaza y Valdés, 2002, p. 150. 18 Gross, Babette. Willi Muխnzenberg: eine politische Biographie. Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt, 1967, p 314. 14

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tiéndolo en una figura exitosa y atractiva para las izquierdas. A su retorno a México colaboró con la Liga Antiimperialista y con MAFUENIC en la realización de diversas actividades antiimperialistas. La relación de Beals con Haya fue amistosa y hasta tuvo alguna simpatía por la APRA; dicho vínculo se había gestado a fines del año 1923, 19 cuando el norteamericano ya era una figura conocida en las filas de la izquierda mexicana. Beals, días antes –el 1 de abril–, había fungido como orador en un mitin en la Ciudad de México convocado por Mella a través de MAFUENIC, a la cual ya adherían los exapristas Jacobo Hurwitz y Nicolás Terreros. 20 El periodista norteamericano mencionó que la publicación del folleto de Mella ¿Qué es el ARPA?, «preocupó mucho a Haya, quien me rogó le consiguiera una entrevista personal con Mella». 21 En general, existía una gran preocupación y malestar entre los militantes apristas en Ciudad de México, al punto que Magda Portal desafió públicamente a Julio Antonio Mella a una polémica. ¿Quién era esta mujer con tintes de polemista? Magda era una escritora emergente y vinculada a las redes de la izquierda latinoamericana. Había realizado una estancia en Bolivia (1926) y había sufrido dos deportaciones en 1927 de Perú y Cuba y en ese momento vivía su exilio en la Ciudad de México. Magda estaba comprometida con la idea de que la mujer nueva, la mujer revolucionaria era una tarea muy continental, muy aprista. En carta abierta dirigida a Carmen Lyra, abanderada de la APRA en Costa Rica, publicada en enero de 1928 afirmó:

Britton, Ob. Cit., p. 128. «Grandioso mitin del Frente Único Manos Fuera de Nicaragua». El Machete, núm. 109, 7 de abril de 1928, pp. 1, 4. 21 Beals, Carleton. América Latina. Mundo en Revolución, Buenos Aires: Editorial Palestra, 1964, p. 117. 19 20

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La mujer de América Latina tiene un papel importante que cumplir en la presente época. Si por falta de efectiva emancipación intelectual, no es posible pedir a todas ellas que cooperen a la realización de nuestros ideales, yo creo que este deber recaer precisamente en las intelectuales, maestras y estudiantes, quienes están obligadas a reforzar nuestro Frente Único, en cuyo programa, como consecuencia lógica, va incluida la reivindicación de los derechos de la mujer. 22 Escribió que el poeta, en concordancia con su compromiso social y la nueva estética, debía expresar a través de sus poemas: «…la inquietud punzante de su llamado fuerte, arengatorio, venido de todos los ángulos de la tierra -las minas, el campo, las fábricas, el arrabal- para que, acordes con el momento histórico que vivimos, nos entreguemos a la obra colectiva». 23 Jorge Fernández Anaya, comunista mexicano quien había simpatizado con Haya durante su primera estancia en México, 24 nos relató un pasaje esclarecedor. Recordaba que Magda Portal «era una mujer de temple», escritora y aguerrida militante aprista, la cual a raíz de que Julio Antonio Mella publicase ¿Qué es el ARPA? se preparó decididamente para enfrentarlo en polémica pública. Fue el propio Fer22 Portal, Magda. «Mensaje a las mujeres de América Latina» (a Carmen Lyra). Repertorio Americano, núm.4, 2 de enero de 1928, pp.62-63. 23 Portal, Magda. «El nuevo poema hacia una estética económica». Repertorio Americano, núms. 15, 16 y 17. 20 y 27 de octubre y 3 de noviembre de 1928. 24 «En 1924 fui dirigente estudiantil en la escuela preparatoriana de la Universidad Nacional. Pertenecí a una generación muy inquieta; en 1923 participamos en una huelga estudiantil. Cuando llegó Haya de la Torre a México lo acogimos con simpatía, él atacaba a las dictaduras en América Latina y defendía la Reforma Universitaria. Nosotros lo llevamos a la escuela preparatoriana, pero por ese entonces no había en él idea de lo que fue más tarde el aprismo». Entrevista del autor a Jorge Fernández Anaya. Jiquilpan, 5 de octubre de 1982.

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nández Anaya quien le preguntó a Mella si aceptaría el reto lanzado por la peruana y este le dio una respuesta tajante: «¿Polemizar? ¿Qué tiene esa mujer en la cabeza? ¡Nada!». 25 El desplante del líder cubano fue impropio por su tono sexista, no disonante con la cultura política de la izquierda mexicana y latinoamericana. En 1928, cualquier figura femenina que se moviese con cierta autonomía en los campos intelectuales y políticos vanguardistas suscitaba sentimientos e ideas ambivalentes, entre la admiración y atracción y el desprecio. Magda, a contracorriente de los prejuicios sociales imperantes, de manera parecida a Tina Modotti o Blanca Luz Brum, se fue afirmando como una intelectual de formación autodidacta seria y antiimperialista. Su atrevida postura a favor de la politización del escritor y la obra literaria y artística, había despertado ya controversia en el medio intelectual mexicano. Por sugerencias de Haya de la Torre, la desterrada peruana se había abocado durante su estancia en México a estudiar los problemas económicos y sociales de América Latina, y era buena conocedora de la obra de Nearing y Freeman sobre el imperialismo. 26 Días más tarde, Magda fue relevada por Haya, quien encontró un formato discreto para su lance ideológico y político con Mella. Dicho encuentro se llevó a cabo entre los últimos días del mes de abril y los primeros del mes de mayo de 1928. Magda se sintió doblemente marginada –en lo familiar y en lo político– por lo que decidió retornar al Perú en compañía de su menor hija Gloria. Quizás informada de que el Círculo Peruano, constituido en octubre de 1927 por iniciativa del Cónsul Leoncio I. Mora, a pesar de tener como misión ayudar a los «compatriotas faltos de recursos para subsistir o para ayudarlos a su repatriación»,27 Ibídem Reedy, Daniel R. Magda Portal, pp. 136-147. 27 AHMRREEP, Leoncio I. Mora al Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, [México], 20 de noviembre de 1927, 834-A: 250 (14918). 25 26

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no la tomaría en cuenta –por ser una entidad abiertamente progubernamental y oligárquica– prefirió recurrir directamente al Embajador. Solicitó su repatriación hacia día 20 de abril a Pedro Mújica y Carassa, Ministro del Perú en México. En su solicitud argumentó su «muy mal estado de salud» y su carencia de recursos para sufragar su retorno. El 26 de abril, el diplomático peruano ratificó su aval a la petición de la Portal. El diplomático, dos días más tarde, envió un cablegrama sobre el mismo asunto y el día 15 de mayo gestionó sin éxito dicha petición. 28 Mientras tanto, Haya y Mella, concertaron su duelo y precisaron la necesidad de aplicar algunas medidas de equidad y seguridad. La vulnerabilidad política de ambos personajes frente a la policía política mexicana, se sumaba a las potenciales amenazas diplomáticas de los gobiernos de Leguía y de Machado y la vigilancia de que eran objeto por parte del gobierno republicano de Calvin Coolidge. Mella fue objeto de investigación por parte del mayor Herald Thompson, agregado militar interino de la Embajada de Estados Unidos en México a partir de agosto de 1927. 29 Recordemos la mirada que tenía el presidente norteamericano sobre la región y que resumió de manera elocuente en 1926: «Pareciera que las revoluciones y los desastres naturales constituyen los principales productos de América Latina». 30 En enero de 1927, hablando de México dijo: El régimen del General Calles ha desafiado a los Estados Unidos ocasión tras ocasión, llegando al extremo de obsequiar poderosas estaciones 28 Mújica y Carassa, Pedro, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, México, D.F., 25 de mayo de 1928, AHMRREEP, Legación del Perú en México. 29 Rodríguez, Rolando. «El pensamiento y la acción sin fronteras de Julio Antonio Mella». En: Cairo, Ana, Mella 100 años, vol. 2, p. 167. 30 Toro Hardy, Alfredo. La era de las Aldeas: la pequeña aldea vs la aldea global, Bogotá: Villegas Editores, 2002, p. 438.

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inalámbricas a las repúblicas de Centroamérica, con objeto sin duda de restarnos simpatías en aquellos países. Pero estamos dispuestos a conseguir que México no nos humille más con su proceder intolerable. 31 Coolidge, en abril del mismo año, justificó la invasión a Nicaragua bajo su criterio imperial de que: «La persona y propiedades de un ciudadano son parte del dominio general de la Nación, aún en el extranjero». 32 Ambos contendientes acordaron su formal encuentro con la finalidad de exponer sus divergencias, descargos y réplicas, dejando abierta la posibilidad de algún acuerdo antiimperialista. Eligieron sus respectivos padrinos y un árbitro. No debe sorprendernos que Mella no eligiese como acompañante a un militante comunista o paisano adherido a la ANERC. Los indicios sugieren que formó parte de las condiciones pactadas con su antagonista. Lo refrenda el hecho de que Haya, a su vez, prescindió de ser apadrinado por un militante aprista peruano o por algún amigo mexicano vinculado a la red vasconcelista. Mella designó al escritor y socialista boliviano Gustavo Navarro como padrino a pocos días de haberlo conocido y a pesar de estar informado que había tenido contacto ocasional con Haya en París durante los años de 1925 y 1926. El boliviano, después de su accidentada estancia en La Habana, dado el acoso dictatorial que padecía, un 23 de abril de 1928 se embarcó y arribó al puerto de Veracruz. El 24 se trasladó en ferrocarril a la Ciudad de México y conoció y simpatizó con Mella. Evocó un año más tarde su encuentro:

Selser, Gregorio. Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina. Tomo III, 1899-1945. México: UNAM, 2001, p. 447. 32 Ibídem: 448. 31

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[…] uno de los que vinieron a la estación a estrecharme la mano fue Julio Antonio Mella […] Nos dimos las manos con afecto; nos abrazamos fraternalmente y desde ese día, sin que hubiera un convenio tácito de intimidad, resolvimos tutearnos. […] Luego volví a encontrar casi diariamente a Julio Antonio Mella. 33 Este dato es relevante. Nos brinda un indicio confiable de que el encuentro Mella-Haya fue con posterioridad al 24 de abril, toda vez que Navarro fue testigo presencial del mismo. La afinidad y amistad entre Mella y el boliviano no han sido tomadas en cuenta, no obstante, la importancia de tal compromiso.34 Navarro o Marof, como gustaba nombrarse y ser llamado, era un escritor conocido, pertenecía a la misma corriente política a la que adherían Mella y Mariátegui, a quienes estaba ligado por lazos de amistad y afinidad de proyectos. Adhería al socialismo y activaba en la Liga Antiimperialista de las Américas, así como en la sección mexicana del Socorro Rojo. Era un intelectual revolucionario conocedor de las formas de la cortesía intelectual y diplomática, así como de los modos de concertar acuerdos y alianzas políticas. La polémica no le era ajena. Cuadros Caldas era un hombre mayor, pertenecía a otra generación. Procedía de las filas del liberalismo colombiano y había dado su adhesión a la célula aprista de México. Era considerado un cuadro eficiente de la política obregonista en materia de reforma agraria en México. Político y hábil negociador. Participó al igual que Mella en la

Marof, Tristán. «Julio Antonio Mella». Alma Mater, núm. 38, agosto de 1929, p. 38. Reproducido parcialmente en: Cairo, Ana, Ob. Cit., pp. 124-125. 34 Marof fue destinatario de la correspondencia a Mella procedente de Cuba, Mella a José Antonio Fernández Castro, 19 de diciembre de 1928 en: Cairo, Ob. Cit., pp. 84-86. 33

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constitución de la Liga Nacional Campesina y cultivaron entre sí una respetuosa relación. 35 El colombiano había rubicado al lado de Úrsulo Galván, Manuel Almanza y Antonio Echegaray la convocatoria para el Congreso de Unificación Campesina, celebrado el 20 de noviembre de 1926. En marzo de 1928 Cuadros Caldas formó parte de la Comisión pro-Monumento a Emiliano Zapata presidida por Galván, al lado de Jenaro Amezcua, Jesús Silva Herzog y el aprista Manuel Vásquez Díaz, entre otros. 36 Beals sostuvo que la reunión promovida por él se llevó a cabo, pero que en su desarrollo se libró una acre discusión política y doctrinaria entre Mella y Haya de la Torre. Tres meses más tarde de celebrado, Marof en carta dirigida a José Carlos Mariátegui, le informa de un encuentro personal que tuvo con Haya de la Torre un mes antes: He charlado largamente con Haya antes de que parta a Guatemala. Algunos puntos de vista me agradan; tal vez estaríamos de acuerdo en todo si Haya a última hora no hubiera insistido en cierto reformismo. Esta actitud ha abierto cierta pugna

Con motivo del asesinato de Julio Antonio Mella llegó a las oficinas del PCM un telegrama de condolencia remitido desde Villa Cardel (Veracruz) con fecha 12 de enero de 1929, que a la letra dice: «Aunque no pertenezco al credo comunista, felicito a ustedes por poder desde hoy agregar al martirologio revolucionario el nombre de su compañero Julio Antonio Mella, cuya muerte es la consagración de una vida dedicada a la liberación proletaria, fraternalmente, Julio Cuadros Caldas. Tibol, Raquel. Julio Antonio Mella en El Machete, p. 392. 36 Piña Soria, Antolín. Secretariodel ComitéPro-Monumento Emiliano Zapata (A los compañeros de la Liga Nacional Campesina), 9 y 14 de marzo de 1928. INAH: Copia microfilmada, RGASPI, Fondo: 535, Inventario: 2, Asunto: 101 (Rollo: 11, MP-48.26, Fondo: 495). 35

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entre comunistas y apristas. Desde luego una cosa lamentable en un periodo pre-revolucionario. 37 De tal comentario epistolar se desprende que Marof sostenía de que para 1928 apristas y comunistas formaban parte de la izquierda latinoamericana, más allá de sus explicitas discrepancias. Dos años más tarde –fallecido Mella– se publicaron los testimonios de Julio Cuadros Caldas y Tristán Marof; ambos refieren el encuentro reservado realizado entre Haya y Mella bajo motivaciones análogas a las mencionadas por Beals. La información brindada por los testigos permite avanzar un primer trecho en la reconstitución parcial del escenario polémico, entre motivos y posiciones esgrimidas. La versión de Beals data de 1963, pero a pesar del tiempo transcurrido nos parece verosímil, al anotar que por esas fechas entre Haya y los comunistas existían ciertas coincidencias programáticas y fuertes diferencias tácticas y que todo ello incidió en el carácter y contenido del encuentro: Haya era esencialmente un político y sabía que estaba obligado a transar y a pactar sobre algunas cuestiones. Mella, comunista hasta la médula, consideraba a la lucha de clases y a la dictadura del proletariado como algo absolutamente sagrado. «¿Por qué conducir al pueblo de un pantano a otro?», discutía. «¿Tenemos suficientes enemigos contra quienes luchar?, ¿por qué luchar el uno contra el otro?», respondió Haya finalmente. «Gentes como usted son nuestros peores enemigos», contestó Mella, con verdadera intransigencia comunista. «El futuro lo confirmará». 38 37 Tristán Marof a Mariátegui. México, 6 de agosto de 1928. Reproducida en: Mariátegui, José Carlos. Correspondencia, 1915-1930, 2 vols. Lima: Empresa Editora Amauta, 1984, pp. 408-410. 38 Beals, Ob. Cit., pp. 117-118.

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Sin lugar a dudas, Haya resentía la propia debilidad orgánica y política de la APRA frente a la ofensiva desplegada por los comunistas cubanos, mexicanos, argentinos y uruguayos, por lo que es presumible que como hábil político, intentase atenuar la confrontación con Mella y arribar a un acuerdo. Si estaba informado de las fisuras orgánicas y políticas del cubano con el PCM lo consideraría una situación propicia para debatir sus diferendos, y aun no estándolo se encontraba favorecido por tal condicionante. Bajo tal panorama, la viabilidad de la APRA en el Perú parecía correr riesgos muy serios, considerando la posición y el liderazgo intelectual y político de Mariátegui en el seno de las emergentes izquierdas peruanas. Y en ese juego de cruzamientos polémicos no siempre explícitos Mella y Mariátegui eran objeto de real preocupación para el fundador de la APRA. Al decir de Cuadros Caldas en «esa entrevista se puso en claro que no se trataba de personalismo alguno», sino de la hegemonía política en la lucha antiimperialista, por lo que le reclamaba a Mella y a los comunistas que si ellos fuesen «verdaderos revolucionarios, lejos de combatir el A.P.R.A. lo saludarían como compañero de lucha». 39 Personalismos no, pero sí liderazgos fuertes que se hacían sombra. Mella había ganado experiencia política y afirmado su liderazgo entre Cuba y México e iba adquiriendo presencia continental; había dejado de ser el admirador arielista de Haya de 1923 para convertirse en su principal oponente. Caldas aunque lleve agua al molino de sus simpatías ideológicas por Haya, señala que hubo discusión ideológica fuerte. La autoctonía política fue la coordenada que centró el debate. Caldas, en su testimonio reinventó la fundación aprista al remitirla al evento estudiantil del 7 de mayo de 1924 en México y filió sus atributos de autoctonía indoa39

Cuadros Caldas, Ob. Cit., pp. 26-29.

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mericana y mayor antigüedad para impugnar a la Liga Antiimperialista de las Américas. Arguyó además, que Haya refutó a Mella en su presencia, refrendando la presunta derrota ideológica política que le infringiera un año antes, en el Congreso Antiimperialista de Bruselas. 40 Tal versión apareció en 1930, tanto en México como en las páginas de la revista Claridad de Buenos Aires, habiendo fallecido ya Mariátegui. No tardó en ser desmentida por otro testigo de calidad. Marof, exiliado en el Uruguay, remitió una carta aclaratoria acerca del encuentro entre los dos líderes, el 30 de diciembre de dicho año. En ella, al mismo tiempo que reconoció su condición de actor presencial en el encuentro de Haya de la Torre con Mella cuestionó el balance realizado por Cuadros Caldas en los siguientes términos: […] no es verdad que Haya le hubiese refutado los puntos de vista claros, precisos y definidos que siempre mantuvo Mella. Cada uno de ellos expuso sus posiciones desde puntos de vista diferentes: Haya desde su APRA y Mella con un sentido más amplio y mundial. Mella no era de los hombres que se dejaba revolcar fácilmente. 41 El internacionalismo de Mella era mundial sin negar las hermandades y convergencias latinoamericanas frente al imperialismo norteamericano. Y el de Haya, qué duda cabe, indoamericano. Uno y otro configuraron dos modos diferentes y antagónicos de nativizar sus proyectos. Mella eslabonaba lo particular con lo universal en la lucha antiimperialista y revolucionaria. Haya autonomizaba sobre premisas relativistas las condiciones y posibilidades de

Ibídem: 27 y 30. Marof, Tristán. «Aclaración». Claridad (Buenos Aires), núm. 223, 24 de enero de 1931:28. 40 41

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emancipación y lucha revolucionaria en el continente frente a las experiencias europeas. El revolucionario boliviano agregó un comentario más. Sabía que la polémica entre Haya y Mella no era ajena a Mariátegui, e insistió en la afinidad de estos últimos: «Mella y Mariátegui, claros cerebros y teóricos excelentes, jamás fueron oportunistas. Les interesó más las ideas que sus personas». 42 Marof señaló que entre Haya y Mella el punto dirimente de sus desavenencias fue la lucha revolucionaria y antiimperialista. Sostuvo que mientras el peruano pensaba que ello era posible apoyándose en sus propias fuerzas, el cubano adhería a una visión universal, que se eslabonaba expresamente con la movilización y solidaridad del proletariado mundial, incluyendo a la Unión Soviética. El despliegue de argumentaciones y contraargumentaciones entre Haya y Mella no quedó en los marcos de la reunión. Haya en una de sus réplicas a los señalamientos de Mella acerca de la mínima representación de la APRA en el continente, afirmó que una célula de marineros de paso por Montevideo se presentó en las oficinas de redacción del diario Justicia, vocero del Partido Comunista del Uruguay, a protestar por haber reproducido los infundios y ataques lanzados desde México contra Haya de la Torre y su organización. Insinuaba así la responsabilidad del cubano en dicho asunto. La presunta protesta aprista habría tenido éxito tras prometer la redacción de dicho diario de no volver a reproducir tales ataques. Este presunto hecho utilizado por Haya como recurso polémico que dejó sin capacidad de respuesta a Mella fue comunicado por este a la dirección del PCM. Más tarde vendría el desmentido a esta argucia polémica de Haya. Debatir la cuestión nicaragüense seguramente formó parte de la agenda de su reservado duelo verbal porque retrataba un punto nodal de la lucha antiimperialista en América Latina, pero sus alcances, como lo hemos podido 42

Ídem.

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apreciar, continuó siendo factor de polarización entre comunistas y apristas.

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Cerrando líneas y abriendo ventanas

A grandes trazos hemos recuperado el campo cultural de la época, en particular el que corresponde al estilo de vida de los intelectuales y de la militancia aprista y comunista de extracción pequeño burguesa. Lo anterior, sumado a la precisión de algunos de los particularismos de la vida urbana en la ciudad de México, nos ha permitido presentar algunas aristas de esa urdimbre histórica que les tocó vivir a Víctor Raúl Haya de la Torre y a Julio Antonio Mella, al lado de sus coetáneos principalmente en torno al año de 1928. En la misma dirección creemos haber aportado al estudio de las muy urbanas redes intelectuales y políticas de nuestros protagonistas, así como a un más puntual conocimiento de la circulación de ideas, imágenes e iniciativas políticas propias y ajenas, más allá de las fronteras nacionales. Nuestros lectores advertirán que hemos recurrido a la presentación de un juego de vasos comunicantes entre la ciudad de México y otras, no en términos físicos, sino en función de las relaciones que supieron cultivar quienes compartieron las afinidades y contiendas ideológicas y políticas libradas entre apristas y comunistas. Vínculos que enmarcaron la propaganda y debate entre comunistas y apristas en las páginas de diversas publicaciones periódicas editadas simultáneamente en varias ciudades, dentro y fuera de América Latina. Los escenarios de encuentro y confrontación entre Haya de la Torre y Mella que hemos explorado distaban de circunscribirse a la Universidad y a ese lugar no identificado donde se celebró la reunión y debate reservado, el cual hemos rescatado hasta cierto punto. La polaridad de las posiciones de ambos líderes no anuló sus espacios de encuentro y comunicación, tampoco ciertos intercambios de ideas. El hecho de que la ANERC y la APRA tuviesen más de una coincidencia y estuviesen fuera del campo de irradiación cominternista, no es un dato menor, que solo in186

comodará a las cristalizadas historiografías militantes. En este punto compartimos el punto de vista de Hatzky. 1 El imperialismo norteamericano fue el centro de atención de nuestros dos antagonistas. Les preocupaba su fase expansiva que hizo de Cuba al decir de Mella una «factoría yanqui» y el Perú, según Haya, entregado «a las cadenas implacables del imperialismo yanqui al que nos va entregando la clase gobernante». 2 Las ideas antiimperialistas de nuestros dos personajes se orientaron hacia sus respectivos quehaceres políticos, sin desmedro de que propusieran algunas tesis sobre la penetración norteamericana en el continente, muy discutidas en su momento. La lectura de los epistolarios, documentos y artículos nos permite colegir por un lado la presencia de puntuales antinomias discursivas tanto en el pensamiento de Haya de la Torre como en el de Mella en 1928, y por el otro, enlazarlas a sus respectivas búsquedas de nuevas tácticas antidictatoriales con la finalidad de derrocar a Leguía en el Perú y a Machado en Cuba. La preocupación por innovar la diagramación de sus órganos de prensa fue un asunto compartido por apristas y comunistas. Haya de la Torre y Mella así como sus círculos más cercanos compartieron esa inquietud por darle un lugar destacado a las imágenes (dibujos y fotografías), aduciendo razones estéticas y políticas. Rafael Carrillo Azpeitia, secretario general del PCM, entrevistó en Berlín a Willi Münzenberg, figura rectora de las Ligas Antiimperialistas en el mundo, quien le dijo: Yo tenía un interés especial en hablar con Münzenberg. Él había editado una revista de mucho impacto en Europa por la manera que utilizaba la Hatzky, Christine. Julio Antonio Mella (1903-1929)... «Mensaje de Haya de la Torre a la Juventud y al Pueblo cuzqueños». París, 2 de octubre de 1926. Documento proporcionado por André Samplonius. 1 2

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diagramación, la fotografía. Recuerdo una de las carátulas, en la que aparecían unos pies desnudos, sólo unos pies. Impactantes. Yo quería animarlo a sacar una edición para todos los países de habla hispana, para España y especialmente para América Latina. 3 Haya de la Torre y Julio Antonio Mella consideraban a la prensa como vehículo de propaganda, combate y organización. Haya carecía de prensa propia a diferencia de Mella, que desempeñaba un papel muy activo como columnista o editorialista en El Machete, El Libertador y Cuba Libre, por lo que recurría a publicar cartas, manifiestos, artículos en periódicos y revistas de América Latina y de Europa, las que estuviesen a su alcance. Mella había redactado en 1927 un interesante proyecto de reestructuración editorial del periódico El Machete, 4 mientras que Haya un año antes expresó escuetamente su parecer militante acerca de lo que debería ser lo que debía ser la prensa para los apristas: Debemos tratar de hacer llegar a toda América la vibración de nuestro programa y agitar mucho, muchísimo. No hay que desanimarse: cinco rusos han removido al mundo. Nosotros somos veinte que podemos remover la América Latina. Debemos ser y aparecer como los campeones de la agitación antiimperialista, de la unidad latinoamericana, de la defensa indígena, de la acción social de las universidades, etc. Esta es nuestra labor tenaz en el extranjero. … Yo no escribo para los periódicos y revistas fuera del Perú sino por hacer prestigiosa 3 Entrevista del autor a Rafael Carrillo Azpeitia. Jiquilpan, 5 de octubre de 1982. 4 Melgar Bao, Ricardo. «El Machete: redes, palabras, imágenes y símbolos: 1924-1938». Ulianova, Olga (editora). Redes, políticas y militancias en América Latina. IDEA-USACH: Santiago de Chile, 2009, pp. 107-144.

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nuestra causa. […] No importa repetir. Al contrario, hay que repetirse mucho pero mucho también la labor de propaganda. Pero hay que escribir. 5 Sorprenderá encontrar en propia prensa comunista latinoamericana, colaboraciones de Haya hasta el año 1927. Lo anterior nos indica que los vasos comunicantes entre los dos líderes no estaban totalmente rotos, quedaban varios amigos y compañeros que cumplieron funciones de mediación, destacando las figuras de Jesús Silva Herzog y Carleton Beals. Beals nos hace pensar en una red no investigada, considerando la adscripción Haya y Mella a favor de la libertad de cultos y contra el clero oligárquico. La participación de Mella en la revista anticlerical El Bonete de la Ciudad de México en el contexto de la guerra Cristera, ha sido parcialmente recuperada. 6 Por otro lado, deben rastrearse los vínculos de Haya con los masones y con los intelectuales protestantes en los años difíciles de la confrontación del Estado mexicano con el clero católico y el movimiento cristero. 7 Uno y otro personaje tomaron distancia frente a las notas sensacionalistas de los diarios El Universal y Excélsior acerca de los «milagros» del Niño Fidencio. 8 Estos diarios inflaron el caso, Haya de la Torre a Eudocio Ravines. Londres, 17 de octubre de 1926. Flores Galindo, Alberto. Obras Completas IV, pp. 64-69. 6 Morales, Salvador. «Un semanario desconocido: El Bonete…». 7 Haya de la Torre se afilió a la Logia «Chilam Balam» de Mérida, Yucatán el 27 de Junio de1928. Véase: Enríquez, Luis Eduardo. Haya de la Torre: la estafa política más grande de América. Lima: Ed. del Pacífico, 1951, p. 67; y «Víctor Raúl Haya de la Torre, Humanista y Masón»: http://cubamason. foroactivos.net/t1613-victor-raul-haya-de-la-torre-humanista-y-mason, consultado el 13 de agosto de 2013. 8 Mella, desde su columna «Entre la hoz y el martillo» fustigó el hecho de que estos dos diarios realizasen «una verdadera competencia de escándalo en torno al famoso Niño Fidencio». El Machete, núm.103, 25 de febrero de 1928. Por su lado, Haya, con humor e ironía evocó a este personaje a modo de tomarle el pelo epistolarmente a Rafael Heliodoro Valle, su amigo hondureño redactor de Excélsior: «eres en el diarismo como el Niño Fidencio en medicina». 5

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recurriendo a la realización de entrevistas a intelectuales en el exilio como el haitiano Moravia-Morpeau, conocido de Haya y de Mella. 9 Dediquémosle algunas líneas a Jesús Silva Herzog. Este, al recibir el nombramiento como jefe del Departamento de Biblioteca y Archivos Económicos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el 1° de enero de 1928, se abocó a la tarea de organizar la Biblioteca de Economía en una antigua capilla situada en uno de los patios del Palacio Nacional. Silva Herzog convirtió a la Biblioteca en un foro intelectual de primer orden con relevante participación de los exiliados latinoamericanos. A iniciativa del disertante Alfonso Goldschmidt los intelectuales asistentes y el propio Silva Herzog decidieron organizarse colectivamente en investigación y debate. Se formalizó esta idea bajo el nombre de Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas el cual funcionó bajo la dirección de Silva Herzog hasta su partida a Moscú como jefe de la Legación Diplomática de los Estados Unidos Mexicanos. 10 Lo acompañaron en la junta directiva: el venezolano Humberto Tejera en calidad de secretario, Pedro de Alba como tesorero, Luis Sánchez Pontón y Francisco Manuel Sánchez de Tagle como vocales. En 1928, Silva Herzog había logrado aglutinar en torno al instituto a más de medio centenar de jóvenes intelectuales mexicanos, latinoamericanos y europeos por lo que fue motejado por sus propios adherentes como la «Liga de las Naciones». Entre los mexicanos destacaban Pablo González Casanova, Rafael Carrillo Azpeitia, Eduardo Villaseñor, Daniel Cossío Villegas, Palomo Valencia y Manuel de la Quintana y Manuel Maples Arce. Entre los partícipes del exilio latinoamericano sobresalían los apristas peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Manuel Cox, Manuel El Doctor Char. «Moravia Morpeau habla de Niño Fidencio». El Universal, 10 de marzo de 1928, p. 1. 10 Silva Herzog, Jesús. Mis trabajos y los años, México: Edición del autor de 300 ejemplares fuera de comercio, 1970, p. 95. 9

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Vásquez Díaz y Esteban Pavletich; los venezolanos Salvador de la Plaza y Humberto Tejera del Partido de la Revolución Venezolana, el cubano Julio Antonio Mella y el boliviano Tristán Marof por la izquierda cominternista. De los europeos, además de Goldschmidt figuraba el comunista suizo Fritz Bach especializado en temas de economía agraria. 11 La labor del Instituto a pesar de las ostensibles diferencias en curso entre apristas y comunistas fue fecunda. La formación de esta biblioteca especializada y actualizada en temas de economía, historia, sociología y política fue instrumento multirreferencial y ad hoc para los intereses intelectuales de sus integrantes potenciando la calidad de sus escritos y por ende su tenor polémico. Silva Herzog no sin razón recuerda que todos trabajaron «intensamente en la conformación de la Biblioteca a la cual llegaron, además de los libros en español, muchos otros publicados en alemán, francés, inglés e italiano». 12 Los temas de discusión e investigación en el instituto fueron: el imperialismo, el problema de la tenencia de la tierra y la reforma agraria, la nacionalización de la minería y el petróleo, el papel del estado empresario, la cuestión indígena, entre otros; según se desprenden de los artículos publicados por sus miembros, tanto en la Revista Mexicana de Economía, vocero del mismo, como en otras revistas y periódicos de ese tiempo. 13 El Instituto les aportó recursos bibliohemerográficos y espacios de trabajo y hasta una revista para ventilar sus avances de investigación, aunque no todos los hicieron. Es presumible que Haya y Mella se encontrasen más de una Véase: Revista Mexicana de Economía, núm. 1, septiembre de 1928; Marof, Tristán. México de frente y de perfil, pp. 122-123; Silva Herzog, Ob. Cit., pp. 95-96. 12 Silva Herzog, Ob. Cit.: 96. 13 Se editaron cuatro números de la Revista Mexicana de Economía a partir de septiembre de 1928, bajo la dirección de Jesús Silva Herzog y la colaboración de Eduardo Villaseñor como secretario de redacción. 11

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vez en el Instituto y que aun no viéndose, supiesen de la irradiación de sus propias tesis en esta red intelectual. Fue importante para ambos, el haberse beneficiado de un clima más amplio de investigación y debate acerca del imperialismo en América Latina que en el existente en sus respectivos cenáculos. Por lo anterior, consideramos viable la hipótesis de que el Instituto considerado como red, repositorio de capital letrado y espacio de circulación de ideas imprimiese sus huellas en las respectivas obras de Julio Antonio Mella y Víctor Raúl Haya de la Torre, así como en el curso de sus relaciones. Los viajes de uno y otro, los alejaron de ese escenario. Haya, tras una breve estancia en Yucatán en donde se afilió a la masonería, el 14 de julio de 1928 llegó a tierras guatemaltecas, aunque, para él, México y la célula aprista, que allí radicaba, seguiría desempeñando un papel relevante con respecto a ese doble juego entre insurreccionalista y electoral. 14 Poco más tarde vendría el descalabro del Instituto con la partida de Silva Herzog a Moscú. 15 No fue casual que los ecos del duelo entre ambos líderes y proyectos tuviese repercusiones entre los comunistas latinoamericanos reunidos en Moscú y por ende, fuese tema de intercambio de información entre algunos partidos. Bajo ese contexto, el 3 de agosto de 1928 Rafael Carrillo representante del PCM ante el VI Congreso de la IC le solicitó por escrito una aclaración de lo informado por Mella sobre Haya, a Sala, delegado del Partido Comunista del Uruguay el 3 de agosto de 1928, consultándole sobre la 14 Chang Rodríguez, Eugenio. Una vida agónica. Víctor Raúl Haya de la Torre. Testimonio de parte, Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2007, p. 233. 15 El Instituto pasó a manos de Antonio Espinosa de los Monteros, sin mucha fortuna. El denominado «Termidor Mexicano» golpeó políticamente a varios de sus principales colaboradores y la poca auspiciosa gestión del nuevo director agotó su existencia. Marof, Tristán. Ob. Cit., p. 123.

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veracidad del aserto de Haya, considerando que «tiene un método especial para impresionar y hacer propaganda a su organización arpista». 16 El mismo día, Sala le respondió a Carrillo comunicándole que: la visita de la célula marítima de la APRA al diario Justicia era «pura invención»; que sí reproducían «sistemáticamente la documentación que al respecto aparece en la prensa comunista o en El Libertador » y que ellos tenían muy claro qué era la APRA y qué función cumplía en América Latina contra la Liga Antiimperialista, por lo que le autorizaba reproducir esta aclaración con la finalidad de «desvirtuar las manifestaciones del poco escrupuloso señor Haya de la Torre». 17 Días más tarde en México, Mella volvió a la carga periodística contra los apristas y su jefe: «¿Por qué no hablan más claro y confiesan que el ‘problema vital’ para ustedes es la Presidencia del Perú o una colaboración productiva con cualquier gobernante de amplio criterio que quiera utilizar la música de su instrumento?» 18 ¿Hubo respuesta de Haya?, ¿o de la célula aprista en México? Un texto anónimo intitulado «El frente único y el divisionismo» publicado en el vocero aprista mexicano optó por enfrentar a los comunistas en torno al frente único antiimperialista por no tener una posición clara frente a «ciertos sectores de la burguesía nacional» y por enfrascarse en «querellas» internas y «ociosos ataques» contra el aprismo cayendo en el divisionismo para beneplácito del imperialismo. Arguyeron que «el APRA no es reformista ni oportunista puesto que no quiere alianzas con la burguesía» y que su posición es: «NI CONTRA EL PARTIDO COMUNISTA, NI CON EL P ARTIDO COMUNISTA; CONTRA EL IMPERIALISMO, POR LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS DE INDOAMÉRICA, PARA «Cómo trabaja una célula del ARPA». El Machete, 1 de septiembre de 1928, pp. 1-2. 17 Ibídem. 18 El Machete, 22 de septiembre de 1928, p. 2. 16

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LA REALIZACIÓN DE LA JUSTICIA SOCIAL».

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Por esos días, Mella se había integrado temporalmente a la vida académica en la Universidad Nacional. 20 La propuesta de caminar separados y golpear juntos al imperialismo tuvo mucho de retórica y poco de impacto real, salvo la simbólica y fugaz presencia de Pavletich al lado de Sandino en las Segovias. Por su lado, el pequeño contingente comunista mexicano que combatió al lado de Sandino, nos ha legado algunos testimonios, pero a la fecha carecemos de un estudio al respecto. En ese contexto, resultan relevantes los dos artículos que José Carlos Mariátegui escribió acerca del imperialismo norteamericano y la cuestión electoral entre enero de 1927 21 y noviembre de 1928, 22 mediados por la carta que Sandino le remitió y que citamos parcialmente líneas atrás, así como por la reproducción del manifiesto de la ULA que consintió en las páginas de Amauta. Sin embargo, advertimos que a partir de marzo de 1928, 23 Mariátegui publicó en su revista comunicados de la Liga Antiimperialista,24 ratificando su deslinde con Haya de la Torre y la APRA. Indoamérica, núm. 4, octubre de 1928, p. 3. La investigadora cubana Ana Cairo nos comunicó lo siguiente: Mella, el 28 de octubre de 1928 se evaluó en la asignatura de Teoría General de Derecho, con un trabajo de su autoría intitulado «El Derechos y las Clases Sociales», fuera de rendir dos exámenes adicionales más. El reinicio formal de sus estudios lo había iniciado el 8 de junio de 1928. Todos estos datos que gentilmente me proporcionó Ana Cairo, fueron extraídos por ella del expediente: Nicanor Mella McPartland, núm. 3653, del Archivo CESU/UNAM. 21 «El imperialismo yanqui en Nicaragua». Variedades. Enero de 1927. 22 «Las elecciones en Estados Unidos y Nicaragua». Variedades. 10 de noviembre de 1928. 23 «Resolución del Consejo General de la Liga Contra el Imperialismo sobre la cuestión de América Latina». Amauta, núm. 13, marzo de 1928, p. 16. 24 «Liga contra el imperialismo. Invitación al II Congreso Mundial Antiimperialista». Amauta, núm. 23, mayo de 1929, pp. 94-97; «Liga 19 20

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La muerte de Mella afectó este curso ascendente de su polémica con Haya de la Torre, la cual fue continuada por sus compañeros y afines bajo nuevos términos y alcances obscureciendo su real itinerario. El comunismo ratificó su postura antiaprista mientras que el aprismo se volvió gradualmente en anticomunista, su neutralidad anunciada terminó siendo una promesa insostenible. Haya de la Torre, al enterarse del asesinato de Mella afirmó haberle solicitado a Alfonso Goldschmidt que remitiese a su nombre un cable de condolencia. Llama la atención que no fuese reproducido ni en la prensa aprista ni comunista de la época. El líder aprista un año más tarde, con motivo del deceso de José Carlos Mariátegui, deslizó alguna línea epistolar condescendiente con dicha pérdida, pero, tampoco se manifestó al respecto en la prensa aprista. Algo distinta fue la reacción de algunos de los militantes apristas. Frente a la pérdida de Mella las páginas de Atuei en La Habana fueron solidarias y en Ciudad de México, una fuente, señala la presencia de la célula aprista en el cortejo fúnebre de Mella en ciudad de México, dato no corroborado en las fuentes hemerográficas y documentales. Frente al deceso de Mariátegui, varios apristas manifestaron su pesar públicamente, lo cual recordó el anterior silencio de Haya.

contra el imperialismo. Carta. Amauta, núm. 26, septiembre-octubre de 1929, pp. 96-97; «Liga contra el imperialismo. Manifiesto contra el terror, la reacción y la traición en México». Amauta, núm. 29, febreromarzo de 1930, pp. 91-93. 195

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Índice onomástico

Almanza, Manuel, 178 Alva de la Canal, Ramón, 39, 80 Alzamora, Ramón, 50 Amezcua, Jenaro, 107, 178 Aponte Hernández, Carlos, 48, 117 Araquistaín, Luis, 33 Ardila Gómez, Rubén, 118 Arévalo Cedeño, Emilio, 107 Azuela, Salvador, 168 Bach, Fritz, 41, 191 Balmori, Santos, 39, 54 Barba Jacob, Porfirio, 31 Bazán, Armando, 149 Beals, Carleton, 23, 116, 125, 161, 179, 171, 172, 178, 179, 189 Blackwell, Russell, 145 Blanco Fombona, Horacio, 50 Bohórquez, Flavio, 137, 138, 140 Bolívar, Simón, 48 Borah, William Edgar, 91, 132 Brenner, Anita, 23 Brum, Blanca Luz, 46, 56, 174 Bujarin, Nicolás, 156 Bustamante, Luis F., 66, 73 Bustamante, Octavio, 52 Cabrera, Rosario, 39 Calles, Plutarco Elías, 31, 37, 75, 79, 137, 138, 140, 161 Capistrán, Miguel, 39 Cárdenas Castro, Segundo, 71, 73

Carrillo Azpeitia, Rafael, 44, 47, 148, 187, 190, 192 Carvajal Bernal, Ángel, 89 Casanovas, Martí, 32, 37, 39, 137 Castellanos, Roberto, 98 Castelli, Nanni Leone, 42 Castillo, Luciano, 122, 149 Chamberlain, Arthur Neville, 94 Charlot, Jean, 59, 80 Chávez, Jorge, 117 Cheverry, Amadeo, 31 Codovilla, Victorio, 27, 33, 110 Coolidge, John Calvin, 13, 64, 114, 175, 176 Cossío Villegas, Daniel, 190 Cox, Carlos Manuel, 56, 87, 88, 95, 109, 137, 155, 190 Cuadros Caldas, Julio, 107, 158, 170, 177, 179, 180, 181 Cuesta, Jorge, 39, 51, 55, 59 De Alba, Pedro, 190 De la Cabada, Juan, 49, 58, 92, 148 De la Plaza, Salvador, 32, 41, 48, 106, 191 De la Quintana, Manuel, 190 De la Selva, Salomón, 91, 98 De los Reyes, José María, 53 De Sárraga, Belén, 49 Delmar, Serafín, 32, 34, 37, 56, 67, 78, 88, 104, 137 Díaz Mori, Porfirio, 139

215

Dromundo Cherne, Baltazar, 52, 93 Echegaray, Antonio, 178 Enríquez, Luis Eduardo, 156 Espinosa de los Monteros, Antonio, 192 Fabela, Isidro, 130 Fernández Anaya, Jorge, 173 Fernández Ledesma, Gabriel, 39, 50, 54, 81, 89 Fernández Sánchez, Leonardo, 28 Ferrer, Bartolomé, 48 Flores Magón, Ricardo, 93 Freeman, Joseph, 129, 174 Gallardo Bolaños, Manuel, 50, 54 Galván, Úrsulo, 48, 107, 178 Gamarra, Gonzalo, 73 García Maroto, Gabriel, 32 García Monge, Joaquín, 103, 118 García Rada y Gamio, Pedro, 83 García Salgado, Andrés, 117 García Villalobos, Ricardo, 52 Gastélum, Bernardo J., 36 Gilbert, Gregorio Urbano, 118 Giordanni, Miguel, 50 Girón Ruano, Manuel, 118 Goldschmidt, Alfonso, 27, 41, 171, 190, 191, 195 Gómez Arias, Alejandro, 52, 90, 168 Gómez Lorenzo, Rosendo, 49 Gómez, Juan Vicente, 107 Gompers, Samuel, 110 González Casanova, Pablo, 190

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González Rojo, Enrique, 35, 62 González, Rafael, 72 González, Simón, 117 Gruening, Ernest, 125 Guerra, José Antonio, 28 Guerrero, Xavier, 33, 56 Guevara, Arcadio, 15 Guevara, Horacio, 72 Guevara, Juan, 88 Guillén, Alberto, 104 Heysen, Luis E., 156 Hornedo, Eduardo, 15 Huerta, Adolfo de la, 139 Huidobro, Vicente, 70 Hurwitz, Jacobo, 48, 49, 56, 66, 85, 87, 106, 108, 172 Iglesias, Santiago, 109 Ingenieros, José, 128, 161 Jolibois fils, Joseph, 40 Justo, Juan B., 51 Kai-shek, Chiang, 67, 102 Larrea, Lino, 148 Leal, Fernando, 39, 80 Leguía, Augusto Bernardino, 31, 83, 107, 108, 111, 123, 137, 138 León Díaz, José, 117 León, Carlos, 32, 92 Leone Castelli, Nanni, 41 Lindbergh, Charles, 43 Lipman, Walter, 125 List Arzubide, Germaғn, 34 Lombardo Toledano, Vicente, 61, 82, 161 Lyra, Carmen, 172 Machado, Eduardo, 32, 48, 106 Machado, Gerardo, 66, 67, 107, 112, 169, 175

Machado, Gustavo, 32, 48, 106, 117 Manero, Manuel, 161 Maples Arce, Manuel, 34, 190 Mariátegui, José Carlos, 37, 40, 62, 66, 78, 106, 142, 146, 151, 155, 156, 157, 177, 178, 180, 181, 182, 195 Marín, Guadalupe, 55 Marof, Tristán. Véase Navarro, Gustavo Martí, Farabundo, 117, 125 Martí, José, 48, 140 Martínez Villena, Rubén, 28 Martínez, Luis, 99 Martínez, Ricardo, 33 Mérida, Carlos, 59 Modotti, Tina, 23, 33, 38, 42, 44, 48, 49, 52, 54, 56, 117, 171, 174 Montenegro, Roberto, 34, 81, 90 Mora, Leoncio I., 174 Morones, Napoleón, 15 Morrow, Dwight Whitney, 13, 125 Mújica y Carassa, Pedro, 175 Münzenberg, Willi, 33, 187 Muñoz Cota, José, 168 Navarro, Gustavo, 32, 33, 54, 150, 176, 177, 178, 182, 191 Nearing, Scott, 129, 132, 174 Nin, Andrés, 110 Novás, Benito, 136 Novo, Salvador, 35, 58, 61, 89 Obregón, Álvaro, 17, 31, 36, 51, 82, 84, 107, 138 Orozco, José Clemente, 33, 51, 54, 80 Ortiz, Leopoldo, 138, 140

Owen, Gilberto, 39, 51, 62 Padilla, Regino, 99 Palacios, Alfredo, 91, 113, 114, 123, 128, 161 Paredes, José, 117 Pasquali, Juan Federico, 41 Pavletich, Esteban, 32, 37, 38, 56, 60, 66, 74, 77, 85, 87, 88, 98, 104, 106, 117, 119, 124, 125, 137, 141, 156, 160, 191, 194 Pazos, Joel, 137 Pellicer Cámara, Carlos, 15, 22, 47, 63 Phinney Baxter, James, 167 Piño Sandoval, Jorge, 117 Portal, Magda, 32, 35, 53, 56, 62, 67, 78, 88, 104, 137, 172 Portocarrero, Julio, 148 Pruneda, Alfonso, 59, 79 Puig Causaranc, José Manuel, 35, 38 Quijano, Carlos, 17, 71 Quiroga, Manuel A., 134 Ramos Martínez, Alfredo, 98 Ravines, Eudocio, 85, 108, 148, 154 Revueltas, Fermín, 39, 80 Reyes, José María, 93 Rivera, Diego, 33, 37, 48, 49, 54, 55, 77, 80, 166, 170 Roa, Raúl, 28 Rodó, José Enrique, 128 Rodríguez Ortiz, Luis Augusto, 133 Rodríguez, Guadalupe, 49 Rodríguez, Juan Alberto, 117 Romero, Emilia, 113 Rozas Willis, Wilfrido, 72 Ruiz Cortines, Adolfo, 89 217

Ruiz, Guillermo, 90 Sabas Alomá, Mari Blanca, 136 Sáenz, Moisés, 79 Salas, Ángel, 52 Sánchez Cerro, Luis Miguel, 79, 83 Sánchez de Tagle, Francisco Manuel, 190 Sánchez Pontón, Luis, 190 Sánchez, Luis Alberto, 134, 163 Sandino, Augusto César, 11, 12, 60, 66, 109, 112, 114, 118, 119, 120, 123, 130, 139, 171, 194 Sandino, Sócrates, 91 Santacruz, Mario, 90 Secada, Aníbal, 88 Seoane, Manuel, 46 Silva Herzog, Jesús, 32, 34, 41, 52, 88, 161, 178, 189, 190, 191 Siqueiros, David Alfaro, 33, 46, 49, 56, 80, 166 Sprattling, William, 23 Sun Yat Sen, 67, 101, 171 Tardiff, Guillermo, 50, 137 Tejera, Humberto, 32, 190, 191 Terreros, Nicolás, 85, 87, 106, 108, 148, 172 Ting, Sian, 70 Toor, Frances, 23 Torres Bodet, Jaime, 35, 62

218

Torri, Julio, 77 Trotski, León, 145 Turcios, Froylán, 119 Ugarte, Manuel, 92, 128, 161 Valencia, Palomo, 190 Valle, Rafael Heliodoro, 31, 58, 111, 113 Vargas Vila, José María, 128 Vasconcelos, José, 15, 16, 17, 23, 75, 77, 79, 82, 85, 91, 113, 114, 123, 128, 133, 140, 150, 161, 176 Vásquez Díaz, Manuel, 56, 88, 109, 137, 138, 178, 191 Vega, Alfredo, 117 Vela, Arqueles, 51 Velasco Alvarado, Juan, 162 Velázquez Bringas, Esperanza, 58 Velázquez, Víctor, 134 Vera de Córdova, Rafael, 39 Viamontes, Orosmán, 41, 96 Vidali, Victorio, 42, 49 Villaseñor, Eduardo, 190, 191 Villaurrutia, Xavier, 61, 90 Vivó, Jorge, 28 Wapnir, Salomón, 141 Weston, Edward, 23, 38 Wolfe, Bertram, 23 Wolfe, Ella, 23 Woog, Edgar, 110 Zandívar, Oliva, 48 Zapata Vela, Carlos, 49, 84, 92 Zapata, Emiliano, 35 Zendejas, Adelina, 15

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