Ar Queti Pos

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Título Original: Arquetipos © 2019 Luna Blanca Diseño de portada: Daniel Lapazano e-mail: [email protected] Safe Creative Global Copyright Registry Nro.1903010107518

Luna Blanca

ARQUETIPOS —Daniel Lapazano—

Libro 3

Arquetipos

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Cuando el profesor Malanga ya tenía avanzado sus investigaciones sobre los abducidos y había tenido varios diálogos con la parte anímica y los alienígenas, entró en la cuenta de que ese mundo estaba escrito en clave arquetípica… El profesor, frente a este cuadro, echó mano a los trabajos de varios psicólogos, en un intento de poder comprender un poco este complejo escenario. Esto lo llevó a profundizar sus conocimientos sobre los mitos y la Cábala judía, para ver cómo esto encajaba con los estudios de aquellos eruditos. Descubrió que la estructura tripartita de la Conciencia ESPIRITUMENTE–ANIMA es en sí misma una estructura arquetípica, y que esa estructura arquetípica era la base de los mitos y los sistemas espirituales como el Tao y la Gnosis. Una vez que tuvo es cuadro arquetípico más claro, usó ese conocimiento para abordar el “problema alienígena”. Los éxitos fueron alentadores y eso le permitió avanzar más en la comprensión del Universo y del Hombre. En este libro voy a explorar un poco este universo arquetípico ya abordado por el profesor Malanga y vincularlo con su teoría y la mía, ya que si bien mi modelo está en coherencia con los trabajos del genio italiano, presenta algunas diferencias que sería bueno discutir.

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I

La estructura arquetípica de la Conciencia

En el modelo de Corrado Malanga, el Espíritu es considerado como el aspecto masculino de la Conciencia, mientras que Ánima es el aspecto femenino. Por lo tanto, en esta dualidad Espíritu-Ánima ya tenemos la base de la filosofía Taoísta, siendo el Yin la parte femenina y el Yang la parte masculina.

Tener conciencia del Espíritu es saber lo que significa “cambiar” y “moverse”. Si “cambiamos” y nos “movemos” somos conscientes del paso del Tiempo. Espíritu manipula la Energía y eso le permite realizar “trabajo”. Por ende, tener conciencia del Espíritu significa saber que podemos interactuar con los objetos.

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Dado que Trabajo y Energía son equivalentes tienen la misma unidad de medida: Joules. Como la Energía que tomamos del medio la perdemos cuando hacemos “trabajo”, experimentamos “cansancio” y “debilidad”, lo que nos obliga a reponer la Energía. Así, tener conciencia del Espíritu significa saber lo que es “cambiar”, “mutar”, “moverse”, “trabajar”, “cansarse” y “morir”. No es difícil darse cuenta que todas estas cosas se relacionan con lo que el común de la gente o “vulgo” llama masculinidad. Si la gente ve a un muchacho trabajar arduamente para arreglar un techo, traspirando al rayo del Sol y secándose la frente con un pañuelo, lo primero que dicen las señoritas que lo ven trabajar: ¡Qué hombre masculino! En esta sociedad patriarcal todavía se enseña que los machos de nuestra especie deben identificarse más con su Espíritu a que con su Ánima. Ahora vayamos a Ánima. Tener conciencia del Ánima es saber lo que significa “sentir” y “existir”. Si sabemos que “sentimos” y “existimos” sabemos que las formas, en sí mismas, son vacías. Es por eso que si al mundo físico le sacamos la Energía, todas las leyes físicas quedan sin efecto; el Universo es un contenedor. El Ánima sabe que lo que cambia es la forma, no el contenido. Por

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ende, es consciente de que la existencia se sobrepone al paso del Tiempo. La Muerte es una ilusión. Esto lleva a la parte anímica a centrar su interés en el Espacio más que en el Tiempo, pues es en el Espacio de las cosas donde lo “sustancial” y lo “esencial” se hace más palpable. A Ánima no le interesa tanto cómo cambian las cosas sino cómo éstas son en sí mismas. Esto lleva al Ánima a despertar su interés por el Arte y las relaciones humanas, pues es en ese campo complejo en donde ella puede auto explorarse y entender su lugar en el mundo. Vemos claramente que Espíritu y Ánima tienen intereses diferentes. A Espíritu le gusta la “acción” mientras que Ánima prefiere la “emoción”. Para poner un ejemplo ilustrativo, esta conducta típica de muchas mujeres de pasarse horas dentro de un vivero o mirando una película romántica mientras que los hombres prefieren entretenerse mirando un partido de fútbol o discutiendo arduamente sobre política responde a que la especie humana ha sido programada desde sus ORIGENES con una estructura arquetípica diferenciada. El humano, como animal terrestre, no es una creación de Dios sino del Hombre Primigenio (de esto hablaré en mi libro Génesis). Aparte del Espíritu y el Ánima tenemos el componente “mental” de la Conciencia. La Mente es el tercer componente de esta estructura tripartita.

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Tener conciencia de la Mente es saber qué son las “ideas”. Las ideas nos llevan a las “teorías” y las teorías a los “paradigmas”. La Mente es la que comprende la estructura espacio-temporal del Universo creado, y la que entiende, más que ninguna, la relación entre Ánima y Espíritu. Es por eso que podemos utilizar a la Mente como intermediara o interlocutora de ambas, haciendo que la parte femenina pueda entenderse con su par masculino. La Mente es el mundo de las formas, no de la sustancia o contenido de las cosas. Eso le permite abstraer e imaginar universos que físicamente no existen. Un caso de ello es la famosa Teoría de Cuerdas a la que se dedican algunos físicos teóricos, o la Teoría de la Evolución de Darwin que afirma que la vida se desarrolló por “puro accidente”. Si Espíritu es masculino y Ánima es femenina, Mente ¿qué será? Malanga ubica a la Mente, en el TCT, a mitad de camino entre el Espíritu y el Ánima. Además la Mente comprende las coordenadas del espacio y el tiempo. Por ende deberíamos considerarla arquetípicamente andrógina. Sin embargo no puede ser andrógina pues se desentiende de la coordenada Energía. La Mente domina las abstracciones sin tener en cuenta el contenido de las cosas ni los sentimientos del sujeto pensante. La Mente pura carece de sentimientos. Es por eso que los filósofos, los economistas y los teóricos desprecian sus emociones a la hora de racionalizar el mundo.

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Así, tenemos que Mente, al igual que Espíritu, es arquetípicamente masculina y se corresponde con el elemento Yang. Ánima: femenina ♀ Mente y Espíritu: masculina ♂ Anteriormente habíamos puesto el ejemplo del muchacho que trabajaba en el techo y la alusión de las señoritas a su masculinidad, pero también tenemos el caso del empresario que, con su inteligencia y capacidad de negociación, funda una importante empresa y se hace un lugar en la admiración femenina.

Espíritu

Ánima

Mente

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II

Los colores de la Conciencia

El profesor Corrado Malanga descubrió, en sus investigaciones, que la Conciencia mantiene una correspondencia muy precisa con los colores, es decir con la banda del espectro lumínico. Cuando la Conciencia está integrada, el color que le representa es el blanco, pero si desintegramos la Conciencia en sus componentes vemos que cada parte también se corresponde con un color descompuesto del blanco. Estos colores son tres; rojo para Espíritu, verde para Mente y azul para Ánima.

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Esta frecuencia cromática no es para nada casual. Cualquiera podría preguntarse porqué al Espíritu le corresponde el rojo. Casi todas las personas neófitas piensan que el color rosa se corresponde con lo femenino y el celeste con lo masculino. Visto de esta manera, pareciera lo más “natural” que al Espíritu le correspondiera el azul (el celeste es un azul claro). Pero esto no es así pues nuestro tiempo está atravesando una era en donde los arquetipos han sido “pervertidos”. En realidad no es que están “pervertidos” sino que los arquetipos no se corresponden con los símbolos o emblemas que dicen representar. Si leímos mi libro Conciencia, comprendemos que Ánima tiene más conciencia que el resto de los componentes de la Conciencia. Quien tiene Ánima tiene más conciencia de sí mismo. Por esa razón a Ánima debería corresponderle la banda del espectro luminoso con mayor nivel de frecuencia. Esta banda se corresponde con los colores azul-indigo-violeta, siendo éste último el más alto. Malanga le asigna a Ánima el azul, probablemente porque si unimos los tres colores nos dará un matiz índigo (de allí salen los niños índigo), que es bastante parecido al azul. De esta manera el azul (y sus derivados como el celeste) es un color femenino, no masculino. Luego tenemos a Mente, que competirá por un color junto a

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Espíritu. Sabemos que ganará Mente pues con ella comprendemos a Dios. Mente no puede alcanzar el nivel de frecuencia de Ánima, pero a diferencia de Espíritu puede imaginar su potencial. Es por eso que Mente es la gran colaboradora de Ánima y los artistas la utilizan para sus creaciones y yo para formular estos conceptos. Finalmente Espíritu se queda en último lugar pues su rol se limita a actuar. Espíritu debe obedecer los mandatos de Mante y Ánima para que todo funcione como es debido: Primero siento, luego pienso y después actúo. De esta manera, lo masculino siempre quedará por debajo de lo femenino y la correspondencia cromática acaba como la define el profesor Malanga.

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Si la Conciencia integrada se corresponde con el blanco, la falta de Conciencia se corresponde con el negro. A este color se le corresponde el Cuerpo. El Cuerpo o “contenedor” es arquetípicamente femenino. Esto se debe a que el cuerpo representa lo espacial y lo pasivo. Un cuerpo se mueve sólo cuando lo anima un Espíritu o una Fuerza, es decir un agente masculino. Estos cinco componentes nos permiten relacionarlos con los elementos de la Naturaleza y construir un pentagrama o pentáculo. El pentáculo es un arquetipo que representa al Hombre. Los elementos Tierra y Agua son femeninos y los Aire y Fuego son masculinos. El quinto elemento es el Espíritu (entendido como sustancia etérica), que no es ni masculino ni femenino, o sea neutro.

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La correspondencia de la Conciencia con los elementos de la naturaleza se muestran en el siguiente cuadro:

Cuerpo

Femenino (inferior)

Tierra

negro

Espíritu

Masculino (inferior)

Fuego

rojo

Mente

Masculino (superior)

Aire

verde

Ánima

Femenino (superior)

Agua

azul

Conciencia

Neutro

Éter

blanco

Plano Real

Plano Espiritual “Mundo Superior”

Plano Material “Mundo Inferior”

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Al ver este cuadro cromático, entendemos por qué, en los trabajos de magia o brujería, se utilizan las velas violeta y azul (el espacio de Ánima) para trabajos de transformación espiritual y sanación, mientras que la verde y amarilla (el espacio de la Mente) es usada para el éxito laborar y social. Las velas rojas y negras (el espacio del Espíritu y el Cuerpo) se utilizan generalmente para obtener poder sexual, éxito en las contiendas y potentes maleficios contra los enemigos, es decir para la magia negra. Cuando el pentáculo se usa con la punta hacia arriba, significa que el Mundo está en orden y que el Hombre y sus acciones están al servicio de Dios (la Conciencia). Cuando el pentáculo se dibuja con la punta hacia abajo, significa que el Mundo ha sido puesto “patas para arriba” (desorden y caos) y que Dios (la Conciencia) se pone al servicio del Hombre (el Ego). Así, el pentáculo derecho representa a Dios y el pentáculo invertido representa a Satán, la sombra de Dios.

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El rojo, en el espectro lumínico visible al ojo humano, es el que tiene menor nivel de frecuencia. El violeta, en cambio, tiene el mayor nivel de frecuencia. Los niveles de baja frecuencia, en nivel de Conciencia, se relacionan más con la experiencia “material”, mientras que los niveles de alta frecuencia se relacionan más con la experiencia “interior”, o sea anímica. Este dato es importante pues debajo del espectro del rojo están los colores infrarrojos (IR). Según Corrado Malanga, el nivel de frecuencia refleja el nivel de Conciencia. Y todos los que andamos “en esto” (el mundo de lo oculto) sabemos que los seres vivos pertenecen a un determinado nivel de Conciencia. Es decir que el nivel de Conciencia determina cómo van a ser los seres que viven en ese plano. Así, si el color rojo se vincula con nuestro mundo material, con esta lucha absurda por la existencia, los colores que están debajo del rojo, o sea los infrarrojos, deber relacionarse necesariamente con el Inframundo (el Mundo Inferior). Así, infra-rojo es equivalente a infra-mundo. ¿Qué es el Inframundo? Según el folklore de los pueblos el inframundo es el mundo de los muertos y de los demonios (los dioses inferiores). El inframundo es el Bajo Astral, un lugar donde no existe el amor y donde cada uno vive abandonado a su propia suerte. Si observamos lo que ocurre en este mundo, luego del “accidente”

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de Roswell, el mundo se vio inundado por una gran tecnología en el ámbito de la informática y las comunicaciones; computadoras, celulares, radares, radio, televisión, etc. Según el extinto coronel Philip Corso, la actual tecnología en comunicaciones provino de aquel platillo volante y él estaba al tanto de eso pues trabajó en grandes proyectos promovidos por el gobierno de los EE.UU. Corrado Malanga, en cambio, desconfía de esta “generosidad alienígena” ya que afirma que la mejor tecnología que tenemos es nuestra Conciencia. ¡Los celulares no son necesarios! Si miramos la banda de frecuencia de los colores infrarrojos (IR) y ultravioleta (UV), veremos que estos últimos tienen aplicaciones en la medicina, pues una de las características que tienen es que, aparte de ser de alta frecuencia, son altamente ionizantes. Los rayos ultravioletas perteneces al mundo de Ánima. Pero si miramos a los infrarrojos (vinculados al Inframundo) se sorprenderá al saber que esta frecuencia es la que se utiliza para cosas como la radio, la televisión, el microondas, las computadoras y… ¡Cha chán! ¡Cha chán! Sí: los celulares. Las ondas infrarrojas, además, no son ionizantes y por eso suelen ser nocivas para las células de los seres vivos (lo que origina, entre otras cosas, tumores). Con estos “curiosos datos”, usted ya comprenderá porqué hay tanta gente que vive estupidizada por el abuso en el uso de los celulares o pasándose horas frente al Facebook, las redes sociales

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y la televisión. Cuando usamos estas tecnologías y no disponemos de un elemento de protección (por ejemplo una orgonita o la práctica habitual de la meditación) entramaos en la franja de frecuencia arcóntica y nos exponemos al parasitismo de ellos (El mismo coronel Corso reveló que el gobierno de los EE.UU trabaja secretamente en el uso de estas frecuencias para uso humano). Hace poco me enteré de un caso de un adolescente chino que vendió, en el mercado negro, uno de sus riñones para obtener dinero para comprarse un iphone y un ipad de última generación. Obviamente sus padres no sabían nada. El chico “quedó de cama” luego de la operación, pero igual se sentía feliz pues, según sus padres, “iba a tener más tiempo para estar conectado al celular”. Los padres hablaron con el hijo e hicieron luego la denuncia a las autoridades, que capturaron luego a los delincuentes. Sin embargo el joven quedó muy mal de salud pues no puede levantarse de la cama y está sufriendo un montón de complicaciones en su organismo, lo que hace que deba estar permanentemente al cuidado de su familia. Los psicólogos ya han reconocido esta suerte de “epidemia tecnológica” que está provocando una devastación brutal en la capacidad mental de las personas.

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III

Los arquetipos del Hombre

En la Conciencia humana existen unas estructuras arquetípicas que son muy importantes y deben ser conocidas. Estos arquetipos gobiernan subconscientemente nuestras vidas, por eso son tan importantes que estemos al tanto de ellos. Yo voy a referirme a aquellos que nos interesan para la teoría. Hay cuatro arquetipos importantes que se corresponden con la estructura de la Conciencia. Estos son: La Madre, el Padre, la hija y el hijo. La Madre y la hija se corresponden con la parte anímica, mientras que el Padre y el hijo con la parte espiritual. La parte de la Mente, en este caso, no le corresponde ningún arquetipo sino que se distribuye proporcionalmente entre Espíritu y Ánima, por lo que hablamos de una “mente masculina” para Padre e hijo y una “mente femenina” para Madre e hija. Otra cosa a tener en cuenta es lo que yo llamo co-arquetipos. Un co-arquetipo es un arquetipo complementario. El concepto de co-arquetipo, para mi modelo, es muy importante pues explica muchas cosas sobre la Matrix que, en el modelo

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de Malanga, se explican de otra manera o directamente ni se explican. Supongo que para el profesor el co-arquetipo es algo irrelevante. En mi libro El Huevo Cósmico se trabaja totalmente con el co-arquetipo. Yo defino dos grandes co-arquetipos. Uno es el de “Madre e hijo” y el otro el de “Padre e hija”. Son arquetipos complementarios pues lo son por relación parental (padres e hijos) y por relación de género (hombre y mujer). Es una relación co-arquetípica a la que se refieren los psicólogos cuando dicen que la mujer busca, como modelo de “hombre”, a aquél que se parece a su Padre y el varón a la que se parece a su Madre. (Digo esto sólo como mención, no es que quiera mezclar aquí las teorías académicas con las mías.)

Arquetipo de la Madre Este arquetipo es el mayor que puede tener Ánima (la esfera más elevada de la Conciencia) y además es el mayor de los cuatro, o sea es el arquetipo SUPREMO. Madre es superior a Padre. Se la representa con la forma de una mujer adulta, de pechos prominentes y faldas largas, es decir la imagen de una matriarca. Posee un semblante matronil, donde conjuga autoridad y

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compasión. Este arquetipo tiene su mayor expresión en el Ánima del Creador (Dios) que, en el modelo de Malanga, sería el Primer Creador o C1 (ver Génesis del autor mencionado). El Ánima de este “Primer Creador” es el Ánima más inmensa que existe, y se corresponde, en el Hinduímo, con la trimurti femenina Saraswati-Lakshmi-Parvati, o, si queremos, a la pretérita diosa Ammavaru (foto). En el judaísmo sería la Shejiná. De esta forma, el arquetipo de la Madre reside totalmente en la figura de la Diosa, o, si queremos, de la Diosa Madre Universal.

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Todas las religiones del mundo tienen una divinidad femenina mayor, y esta es la expresión más elevada de este arquetipo anímico. El arquetipo de la Diosa tiene también otras expresiones “menores” como la figura del Hada Madrina. El Hada es un ser femenino que tiene poderes sobrenaturales y en la cual los seres humanos pueden acudir para obtener ayuda.

El arquetipo de la Madre tiene muchos sub-arquetipos. Los subarquetipos son funciones que pertenecen a un arquetipo. Por ejemplo, una Madre alimenta a su niño, le enseña a hablar, le cura una herida… Por lo tanto estas “funciones maternas” son sub-arquetipos de la Madre.

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Así, tenemos que “la enfermera”, “la doctora”, “la profesora”, “la instructora”, “la maestra”, son algunos de estos sub-arquetipos.

Arquetipo de la hija y del hijo El arquetipo de la hija se corresponde con el fractal de Ánima que está haciendo la experiencia física en la Matrix. Es el Ánima que no está empoderada y desconoce quién es. La hija procede de la Madre, pues la Madre es el Ánima que le dio ORIGEN. Se la representa con la forma de una adolescente de aspecto sumiso o despreocupado. Si bien es poseedora de belleza, sus atributos sexuales no están desarrollados. Este arquetipo se manifiesta en las personas que aceptan la autoridad de las instituciones, sobre todo religiosas. Suelen ser en exceso compasivas y si están sometidas a situaciones de violencia, se amedrentan o deprimen con facilidad. En el aspecto de las relaciones intersexuales, si son mujeres, buscan la imagen del hombre fuerte, inteligente y protector, favoreciendo de esta manera al modelo de sociedad patriarcal. Si son mujeres responsables, suelen ser obedientes a su marido, dejándole a él la dirección del hogar mientras ella se ocupa de cuidar a sus hijos, pero si no los son, llegan a ser demandantes, ociosas o demasiado cómodas, buscando delegar en el hombre el peso de todas las responsabilidades. El arquetipo del hijo, en cambio, se corresponde con el Espíritu

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que está haciendo su experiencia en el holograma. Se lo representa con la forma de un joven de aspecto atractivo y feliz que irradia confianza y seguridad. Este arquetipo se manifiesta en las personas que desconfían o rechazan las instituciones establecidas. Suelen ser soñadoras y no les gusta la vida sacrificada. Es lo contrario al arquetipo de la hija, que prefiere someterse al Sistema. En el aspecto de las relaciones intersexuales, si son varones, buscan la imagen de una mujer buena y maternal, es decir que no encajan para nada en el prototipo de macho patriarcal. Si son varones responsables, son dóciles con su esposa, delegando las decisiones importantes a ella, pero si no lo son, se convierten en seres problemáticos o vividores, lo que hace que sean un problema para su pareja. Así, el arquetipo de la hija se inclina por el modelo de sociedad patriarcal, mientras que el arquetipo del hijo prefiere al matriarcal. De esta forma el arquetipo del hijo, por ser el preferido de la Madre, tiene su mayor expresión en el arquetipo del príncipe azul. Este arquetipo mencionado aparece en innumerables obras literarias y es uno de los personajes centrales en la literatura gnóstica. Su color azul no se debe a que pertenece a la “realeza”, como se cree, sino porque es un fractal de Ánima, cuyo color, como sabemos, es el azul. El príncipe azul es el portador de la gnosis y, pese a su apariencia

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endeble o frágil, goza de la protección de la Diosa (su Madre arquetípica). Es por eso que en la literatura clásica o romántica suele ser asistido por un Hada, una Bruja buena o por las mismas fuerzas de la naturaleza, don que le permite finalmente vencer a las fuerzas del mal.

Este arquetipo del hijo se corresponde con el Espíritu del Creador, o Dios, que es el Espíritu más puro que existe, y encaja, si usamos el panteón de la religión Hindú, con la trimurti masculina BrahmaVishnú-Shiva, ya que estos dioses son en realidad uno solo. Esto que afirmo va en contradicción con lo que enseñan las religiones oficiales, que sostienen que Brahama es el dios “Padre” y no el dios “hijo”, por eso esto que digo hay que demostrarlo. No lo haré en este libro sino en otro (El Huevo Cósmico).

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Arquetipo del Padre Este arquetipo es el mayor que puede tener Espíritu (la esfera más baja de la Conciencia). Dado que Padre vibra en el rojo y Madre en el azul, Padre es inferior a Madre. Pese a esto, es el arquetipo dominante de esta Matrix. Se lo representa con la forma de un anciano, de barba larga, túnica y, en ocasiones, con un bastón largo que expresa autoridad. Su semblante refleja sabiduría y poder. Se cree que este arquetipo tiene su mayor expresión en el Espíritu del Creador (Dios) o C1 si tomamos el modelo de Malanga. Pero mis investigaciones me demostraron que esto no es cierto. En realidad la mayor expresión de este arquetipo se encuentra en el Hombre Primigenio (HP), que es el fundador de las religiones y el engañador y mortificador de Ánima. Todas las grandes religiones tienen una divinidad mayor que siempre es masculina, nunca femenina, y esta divinidad mayor es la expresión más elevada de este arquetipo espiritual. En todos o casi todos los grandes sistemas religiosos, desde el antiguo Egipto en adelante, resulta ser así. Esto no es algo caprichoso sino que tiene una explicación. Dicha explicación la encontramos en el modelo de Corrado Malanga y el mío, explicado en mi libro Génesis (homólogo al Génesis de Malanga). Por ejemplo, en la antigua religión egipcia tenemos a Ra, el dios

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Sol. En la sumeria a An, en la Babilónica a Anu o El, en la griega a Urano (padre de Saturno y abuelo de Zeus, ambos varones) , en la escandinava a Odín, en la judía a Iahvé, en la cristiana al Dios Padre, en las mayas y aztecas a Hui�ilopochtli, en la Yoruba a Olorun, en la Hindú a Brahama, que le llaman Baba o “el Padre” (foto)… Incluso en la Cábala, que es un sistema místico judío de interpretación de la Torá, se representa a Keter (la sefirá de Dios) con la forma de un “hombre anciano”. Al igual que el arquetipo de la Madre, el arquetipo del Padre tiene muchos sub-arquetipos (“el jefe”, “el guerrero”, “el maestro”) siendo uno de los más clásicos el temerario caballero rojo.

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IV

Arquetipos negativos o “anti arquetipos”

Los anti arquetipos no son otra cosa que la sombra de los arquetipos. El término “sombra” proviene del psicoanálisis y representa todo lo que no es la persona. La sombra es algo que aparece en el universo virtual fruto de la dualidad de elección. Por ejemplo, si mi Conciencia elige el camino de vivir mi vida con compasión y amabilidad, es porque he descartado lo que no es compasivo y amable. Este descarte es la sombra. De esta manera, cuando la Conciencia elige crear una criatura “compasiva y amable”, automáticamente descrea una criatura “impiadosa y grosera”; lo opuesto. Esta sombra, al no ser seleccionada, queda confinada en una línea de tiempo inactiva (lo remito a mi libro Las Arenas del Tiempo). Las líneas de tiempo inactivas, técnicamente “no existen”, pero pueden entrar en nuestras vidas si nuestra Conciencia está interferida. De esta manera estos arquetipos se materializan y empiezan a desarrollar su rol en el holograma.

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Veamos algunos ejemplos de estos anti arquetipos. La Madrastra La Madrastra es el anti arquetipo de la Madre. La representación física más adecuada es la de una mujer adulta y bella, de pechos atractivos pero pequeños, que posee un semblante femenino autoritario y vanidoso. La Madrasta es la mala madre, que no vive para sus hijos sino para sí misma, preocupándose básicamente por su belleza física y por pasarla bien. Como no sabe tener autoridad con sus hijos, suele ser: o autoritaria o demasiado condescendiente, es decir ambos extremos. Es brutal cuando intenta prohibir, pero cuando no tiene ganas de ocuparse de sus crías, les da a ellas lo que quieren para sacarse de encima el problema de educarlos. En muchos cuentos clásicos (como la Cenicienta y Hansel y Gretel) aparece el arquetipo de la Madrastra. La expresión más grande de este arquetipo es la Diosa Oscura. Por ejemplo, Lilith, en la tradición religiosa judía, o Ninmah, entre los sumerios. En los babilonios esta diosa se le conocía como Naamá. Estas divinidades en realidad eran demonios que se prostituían para tener poder, no sentían afecto por los niños y, aunque no se llevaban bien con sus pares masculinos, favorecían el poder patriarcal que practicaban éstos sobre los humanos, o sea el “orden arcóntico”.

Representación de la diosa Ishtar, la deidad femenina más venerada de los pueblos babilónicos. Para los sumerios es la diosa Inanna y para los egipcios Neftis. Inanna fue amante de Enki (la serpiente) y Neftis consorte de Seth (príncipe del mal y enemigo de Osiris). Es por eso que los judíos la convirtieron en Lilith, quien luego de pelearse con Adán abandonó el Edén y se unió al demonio Samael (Enki- Seth).

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El arquetipo de la Diosa Oscura tiene también otras expresiones “menores” como la figura de la Bruja. La Bruja es la sombra del Hada Madrina. La Bruja es una mujer que domina el mundo de lo oculto y en la cual los seres humanos pueden acudir para obtener distintos beneficios o hacerle daño a alguien. Mientras que el Hada Madrina protege la naturaleza, la Bruja se vale de ésta para hacer sus pociones mágicas. La Bruja posee un aspecto más humanizado que el Hada pues su poder vibra en una frecuencia bastante menor a la de aquella, lo que la acerca más a la esencia del hombre que a la de Dios. Al igual que la Madrastra, la Bruja se vincula con el sexo, el poder, el ego, y manifiesta su desprecio por los niños cuando los mata y se los come, según el folklore popular.

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El Arquetipo de la Madre, como expliqué, pertenece al reino de Ánima. De igual forma, el anti arquetipo de la Madrasta también pertenece al reino de Ánima, pero en su lado negativo: la sombra de Ánima. La sombra de Ánima es todo lo que no es Ánima pero que quiere ser como ella o tener lo que ella tiene. Lo que no es Ánima es lo masculino; Mente y Espíritu. Por ende, la sombra de Ánima está contenida en el componente masculino de la Conciencia. La sombra de Ánima vive atrapada en el Universo creado, que es virtual. Arquetípicamente se la representa como la imagen de una mujer reflejada en un espejo. Es una manifestación de la Conciencia que posee los rasgos de Ánima, a tal punto de confundirse con ella, pero que carece del componente anímico, lo que la hace interesada y superficial.

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Su expresión más común es la de una entidad espiritual que busca afanosamente complacerse con los placeres físicos (lujuria, belleza, opulencia…). Su expresión más horrorosa, en cambio, es la de un vampiro energético que se alimenta de la energía de los vivos, y eso es lo que da origen al mito de los íncubos y súcubos.

El caballero rojo El caballero rojo es el anti arquetipo del príncipe azul. Representa al hombre tradicional o patriarcal, activo, inteligente y varonil. Es el hombre emprendedor y cerebral, el guerrero templario, el competidor nato. Su espacio natural no es el ámbito del hogar sino el ámbito social, donde busca descollar como un rey. Este hombre busca a una mujer con el solo objeto de propagar su linaje, pero sus objetivos no son ni la familia ni el amor ni la mujer, sino el éxito social. Muchas mujeres, subconscientemente, buscan encontrar al príncipe azul, pero en la esfera consciente de la Mente tienen la imagen del caballero rojo. Esto es así porque la sociedad, y el mismo Hombre Primigenio que las ha creado (o mandado a crear por medio de los “extraterrestres”), les ha vendido culturalmente este modelo de macho. Así, la mujer cree ingenuamente haber encontrado al “príncipe azul”, pero en verdad se ha llevado a su vida al temerario “caballero rojo”, que la ha encandilado con el brillo de su armadura.

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Al final de la historia, cuando se une a este caballero, la mujer se da cuenta que él no la ama verdaderamente sino que este hombre está enamorado de sí mismo. El caballero rojo prioriza sus proyectos y espera que su mujer lo acompañe en su cruzada. Desencantada por su fracaso de pareja luego de tantos desengaños, la mujer entiende con el tiempo que su amado “príncipe azul”, misteriosamente, ha desteñido... En realidad nunca destiñó sino que la mujer vivió siempre autoengañada. El príncipe azul no es realmente un “hombre” (entendido como alguien masculino) sino la imagen de la misma mujer proyectada inconscientemente sobre el hombre que desea o ama, sólo que

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adornada o “maquillada” con algunos elementos “masculinos” para que ésta se convenza de que esa maravillosa imagen no es una mujer realmente sino un “hombre de verdad”...

¿Príncipe azul o caballero rojo? El príncipe azul es un arquetipo que da vida a muchas novelas románticas. Representa al prototipo de hombre que se preocupa por su mujer, que la ama y no la engaña. Este caballero tiene la capacidad de comprender el alma femenina como ningún otro hombre puede hacerlo. Sabe escucharla, sabe ser paciente, y no escatima méritos en satisfacer sus necesidades y caprichos. Sabemos que muchas mujeres se pasan la vida soñando con el príncipe azul. Y también sabemos que ese príncipe de novela rosa casi nunca llega… ¿Cómo entendemos al príncipe azul a la luz de lo que sabemos de la Conciencia? ¿Y por qué parece ser tan “inalcanzable”? El Alma es arquetípicamente femenina, se corresponde con el elemento agua y su color más distintivo es el azul. El azul (con su variante celeste) era más usado por las reinas y mujeres de la realeza a que el rojo, el color preferido de los reyes. El rojo era también muy usado en las vestiduras de los emperadores romanos.

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Esto es así porque el rojo es el color del Espíritu, arquetípicamente masculino y correspondiente con el elemento fuego. En la magia con velas el rojo es usado para los amarres sexuales, para estimular la pasión o para trabajos de corte en conflictos familiares, económicos o laborales… donde se lo combina generalmente con la vela negra para darle más fuerza al hechizo. Si queremos romantizar nuestra relación de pareja y agregar más amor y erotismo usamos una vela rosa. Por esta causa a los pequeños “delfines” de la realeza europea (los hijos primogénitos del rey) se los solía vestir con ropas de color rosado, porque el rosa es un color “rojo suave”, que simboliza la virilidad incipiente del futuro ascendiente al trono. La Virgen María también suele verse vestida con los colores blanco y celeste, pero no celeste por el color del “cielo” sino porque el celeste es una variante del azul, que es el color del Alma. La Virgen, en el subconsciente humano, representa el arquetipo de la Diosa Madre Universal. Por eso la iglesia Católica la ha entronizado como “Madre de Dios”. Así que tenemos que el azul es el color del Alma por excelencia, es femenino y representa a la mujer, por lo tanto el príncipe azul no puede ser otra cosa que una mujer disfrazada de hombre o un hombre con corazón de mujer, es decir el hombre andrógino o femenino. Claro, esta verdad no se corresponde para nada con lo que las mujeres tienen en su imaginario corriente, que confunden

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estúpidamente al príncipe azul con el caballero rojo, un hombre que a diferencia de aquél tiene poca conexión con lo femenino ya que representa la fuerza del Espíritu y el dominio del mundo por medio de la acción.

El Padrastro Este importante arquetipo es el anti arquetipo del Padre, o sea su sombra. Al ser un anti arquetipo es colindante a él. También es llamado El hijo mayor (en las familias antiguas, cuando moría el padre, el mayor de los hermanos varones ocupaba su rol y ayudaba a la madre a conducir el hogar). Elegí este nombre “inusual” para este arquetipo pues el Padrastro suele ser, no tanto el Padre de los hijos, puesto que no lo es, sino el esposo o concubino de la Madre. El Padrastro ocupa el lugar dejado por el Padre y ayuda a la Madre en la crianza de los hijos, pero no es el Padre real de ellos ni nunca lo será. Los hijos siempre tendrán como máxima autoridad a la Madre, quien los engendró, siendo el Padrastro un buen consejero y asistente en los momentos de necesidad de ellos. Además es el par arquetípico de la Madrastra, por lo que queda en simetría con ella. Este anti arquetipo es el alter ego del arquetipo del hijo, y se manifiesta cuando éste tiene que tomar decisiones que afecten a terceros. En ese caso trabaja en favor de la parte anímica, no permitiendo que se impongan las directrices del Hombre Primigenio. El Padrastro es el complemento del arquetipo de la

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Madre, pero en otro nivel de interacción, y siempre va a conspirar en contra del orden patriarcal para favorecer al matriarcado primigenio; el gobierno de Ánima.

Si bien el Padre y el Padrastro pertenecen a la parte espiritual y masculina de la Conciencia, el Padrastro conspira a favor de Ánima mientras el Padre no. Un caso ejemplar del arquetipo del Padrastro lo vemos en el personaje principal de la novela de Víctor Hugo, Los Miserables. El protagonista (Jean Valjean) trabaja para el gobierno, pero conspira a favor de los débiles pues se opone al nepotismo de los dirigentes. Tal es su compromiso por la justa causa que acaba muriendo tras la persecución de su archienemigo (Javert), que encarna el arquetipo del Padre en esa historia.

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El Padre siempre va a defender el status quo u orden oficial más allá de que esa defensa sea justa o no, popular o no. El Padrastro, en cambio, siempre va a inspirar sus actos en las justas causas amén de lo que ordene el gobierno, la iglesia o las costumbres sociales. Esto significa que el Padre se alinea al clasismo, mientras que el Padrastro se alinea al romanticismo

El hijastro y la hijastra Estos arquetipos son los anti arquetipos del hijo y la hija respectivamente, por lo tanto son la sombra de ellos. El arquetipo del hijastro (al igual que ocurre con el Padrastro) es aquél que ocupa el lugar del hijo pero no lo es. Esto, en clave arquetípica, significa que no se comporta como tal. Mientras que el hijo se somete al arquetipo de la Madre, favoreciendo el orden matriarcal, el hijastro se proyecta sobre su parte masculina buscando revertir ese orden. Cuando el hijastro logra revertir ese orden y destrona de su lugar a la Madre, cambian las condiciones holográficas y nace el patriarcado. Por lo tanto, el arquetipo del Padre es el alter ego del hijastro. Este arquetipo se refleja en esos hombres que forman parte, por ejemplo, de las fuerzas de seguridad (policías, militares, servicios secretos) o de aquellos que trabajan en una empresa y son muy buenos empleados. También en muchos sacerdotes o miembros de sociedades secretas, como los masones. El hijastro es un fiel aliado del patriarcado, pues al igual que

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el arquetipo de la hija no le gusta revelarse contra el Sistema, pero, a diferencia de ésta, toma un rol más activo en la sociedad, pues se proyecta para ocupar puestos operacionales claves en la dirección y administración del mundo. El hijastro es la mano derecha del Padre. Nunca será un “mandamás”, pues ese rol le corresponde al arquetipo del Padre, y a menudo puede que le toque realizar los peores trabajos, tal como le ocurre a la hija, pero será un fiel servidor del Estado, del status quo y del mundo patriarcal. El arquetipo de la hija, en cambio, ocupará siempre el lugar de menor rango, y padecerá más que el hijastro las políticas del mundo arcóntico, ya que posee Ánima. El arquetipo de la hijastra es aquél que ocupa el lugar de la hija del Padre pero no lo es (lo mismo que el hijastro). Mientras que la hija se somete al arquetipo del Padre, favoreciendo el orden patriarcal, la hijastra se proyecta sobre su parte femenina buscando revertir ese orden. Cuando la hijastra logra revertir ese orden y destrona de su lugar a su Padre, cambian las condiciones holográficas y nace el matriarcado. Por lo tanto, el arquetipo de la Madre es el alter ego de la hijastra. Este arquetipo es un “grano en el culo” para el arquetipo del Padre, pues no acepta el rol pasivo de la hija ni someterse, como ella, al Sistema. Si la hijastra logra evolucionar a su alter ego, logrará sobrevivir al orden patriarcal y encontrará un lugar para vivir como desea.

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En la búsqueda de un compañero, la ahora ya convertida en Madre buscará al arquetipo del hijo, pues sólo con ese arquetipo puede inaugurar su anhelado matriarcado. Si la hijastra no logra evolucionar a Madre, tendrá muchos problemas en su vida pues chocará contra el orden establecido. Querrá ser fuerte y llevarse la vida por delante, pero se dará de bruces contra las circunstancias que le toque afrontar. Así, correrá el riesgo de ser usada tanto por el arquetipo del hijastro como por el arquetipo del Padre, siendo descartada igual que una “ramera” cuando éstos no la necesiten. En la búsqueda de un compañero lo más probable es que se quede sola, o caiga en manos de un hijastro, que a diferencia del Padre, es mucho más débil. Un ejemplo de este arquetipo femenino, pero en su versión “frustrada”, es el feminismo moderno, que pretende implantar la utopía de un mundo gobernado por mujeres, algo totalmente imposible pues ni el arquetipo de la Madrastra lo logró. Otro ejemplo de este tipo son las prostitutas de la calle, o esas empleadas de las empresas que nunca llegaron a cargos mayores (pese a haberlo intentado) y se tienen que contentar con ser serviles a los jefes y jefas de la compañía. Digamos que se convierte, simbólicamente, en “la puta de todos”.

FEMEN: Las Hijas de Lilith

Hija

Hijastra

El logotipo de FEMEN representa, curiosamente, la dualidad de la conciencia femenina. El amarillo es la hija sometida y el azul claro la que se quiere liberar. La parte que busca la gnosis (la hijastra) lucha sin conciliarse con su feminidad herida (la hija). Ésta a su vez no se libera porque desconoce su poder real; no ha logrado encontrar a su príncipe azul. Así, la hija no logra evolucionar a hijastra, y eso está representado por la barra que separa ambas esferas; la mujer FEMEN queda atrapada en la dualidad. El logotipo expresa claramente la situación de conflicto en la que viven estas activistas.

Paleta Cromática

-

Rojo Mandarina Anaranjado

Bajas Frecuencias

Amarillo Pistacho Verde Celeste

+

Altas Frecuencias

Azul

Niveles de frecuencia de los Arquetipos Madre

Padrastro

Padre

Madrastra

Hijo

Hijastro

Hija

Hijastra

El Ánima de los Arquetipos Madre

Padrastro

Padre

Madrastra

Hijo

Hijastro

Hija

Hijastra

Tanto el arquetipo de la Madre como el de la hija se corresponden con la parte anímica. Esto significa que “tienen” Ánima. La hijastra es la sombra de la hija, pero eso no significa que no “tenga” Ánima. Es la sombra pues su par, la hija, ha decidido someterse a su Padre, elección que hizo que la desobediencia a él quede descartada (la hijastra es la que le dice al Padre: YO NO SOY NI QUIERO SER TU HIJA). El color celeste (un grado más abajo que el azul) indica su fuerte cercanía a Ánima. El arquetipo del Padrastro, al ser masculino, no debería supuestamente “tener” Ánima, pero sí la “tiene” pues el Padrastro es el hijo que se casa con la Madre (incesto divino). El hijo representa la gnosis, por ende la Madre necesita unirse a él para crear el Universo. Así, el Padrastro no es otra cosa que la misma Madre en el acto de crear (una suerte de Padre femenino) o, si se quiere, el mismo hijo que crea usando la Energía de su Madre. En ambos casos el Padrastro está unido a la parte anímica y por eso crea a favor de ella. Si el Padrastro tiene Ánima ¿Por qué la Madrastra, que es femenina, no la tiene? La Madrastra se crea cuando la parte anímica se separa de la gnosis. Esto hace que la madre de los fractales de ánima (Eva) entregue su Energía al Padre (Adán u HP) para someter a su hija. Esto deriva en que la figura de la Madre sea puramente decorativa y se convierta en una enemiga de su hija, lo que hace que ella la vea como una “mala Madre”. Así aparece al arquetipo de la Madrastra, es decir “la mala Madre”.

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V

Arquetipos complementarios

El Príncipe Azul y el Hada Madrina Una versión más sofisticada de la fábula o mito del príncipe azul es esta que voy a contar ahora y que es muy poco conocida. Si la mujer busca al príncipe azul pero se deja atrapar por el caballero rojo, es porque su Espíritu de mujer no está alineado con su alter ego: el Ánima. Cuando el HP no se había dividido, el componente femenino y masculino de la Conciencia estaban integrados y trabajaban en equipo. Esta dupla era la de Adán y Eva, que mantenían su alianza con el Huevo Cósmico o Fuente. Sabemos que el Huevo Cósmico tiene otra representación arquetípica y es la de “la mujer encinta”. En una forma un poco más desarrollada también lo es “la mujer sosteniendo un niño en sus brazos” (la imagen de la Virgen María con el niño Jesús). El Catolicismo robó la “tríada divina” al paganismo clásico al declarar que Jesús es el Dios encarnado nacido de María, lo que convirtió, inesperadamente, a una simple mortal en “Madre de Dios”. El dogma católico dice que Dios se unió, como Espíritu, a María, para luego nacer de su vientre como humano en la figura

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Esta visión católica es muy significativa (desde la perspectiva del arquetipo) porque uno podría suponer que si Dios creó los cielos, la tierra, los ángeles y el hombre insuflando sobre el barro, bien podría haber venido a este planeta sin tener que usar el vientre de una mujer mortal. Obsérvese también que en el dogma católico, Jesús asciende a los cielos en cuerpo físico, sin nunca morir y sufrir la descomposición, lo que indica que no era necesario que Dios utilizara el vientre de una mujer para hacerse de un cuerpo; podría haber creado un cuerpo en el mismo cielo y bajar a la Tierra bajo el avatar de “Jesús” de la misma forma en que partió de la Tierra con ese mismo avatar… Esta contradicción teológica se explica porque la idea de que Jesús es el “Dios encarnado” (lo que convertiría a María en virtual “Madre de Dios”) no tiene base teológica alguna sino que es una adaptación romana de los mitos paganos (la tríada divina) a la teología cristiana. Hoy sabemos que los primeros cristianos no creían para nada en eso. Este dogma de la tríada Dios-Diosa-Hijo es el mismo que existe en la Wicca o Brujería moderna fundada inicialmente por Gerald Gardner (masón y estudioso de la teosofía) donde el Dios (como figura solar y bajo el nombre de Fauno) encarna en el vientre de la Diosa (el mismo planeta Tierra) para nacer de ella en todas las formas de vida (plantas, animales, hombres…) y morir a la llegada del invierno en la noche de Samhain o Halloween, como más popularmente se conoce (31 de Octubre).

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La muerte del Dios no es espiritual sino física (el Sol sigue brillando en el cielo…), por lo que éste vuelve a renacer en el vientre de la Diosa en el Solsticio de Invierno, 21 de Diciembre (tres días antes de la natividad cristiana), día que se conoce en la Wicca como (escuchen bien) el Nacimiento del Niño Divino. Obsérvese los paralelismos entre el culto católico y la religión Wicca, amén de sus muchas diferencias, donde ambas religiones consideran que el Dios entra en el vientre de la Diosa para renacer más tarde como el hijo de ambos. Fauno es la representación física, aquí en la Tierra, del Dios solar, de la misma manera que Jesús es la representación física del Dios celestial Yahvé. Sumado a esto, y para más datos, Jesús muere en la cruz en manos de los romanos pero resucita al tercer día, (nuevamente aparece la tríada) ya que su espíritu divino es inmortal y estará siempre con nosotros para acompañarnos. De la misma manera, Fauno muere el 31 de Octubre pero renace en el Solsticio de Invierno para recordarnos que su espíritu es inmortal y que siempre vivirá con nosotros. Es por eso que los cristianos celebran la resurrección de Jesús todos los años, de la misma manera que los brujos celebran la resurrección de Fauno también todos los años… Es el mismo mito con fachadas distintas. No es el objetivo de esto cuestionar de ningún modo a la religión católica, muy por el contrario ha sido ella la que más ha sabido utilizar estos arquetipos poderosísimo para influir en millones de personas. Al punto en que quiero llegar es que, apoyándonos

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en la cosmovisión de Malanga (base de todos mis trabajos), la imagen del Huevo Cósmico (que no es otra cosa que la Conciencia Primigenia que dio origen al Primer Creador), es la que origina posteriormente al arquetipo del príncipe azul. Sabemos que la mujer arquetípica proyecta (en la figura masculina) su propia imagen femenina, esto es que el príncipe azul opera a modo de espejo de la mujer. En el mito de la Creación este espejo no es otra cosa que el mismo Universo, donde el Primer Creador (C1) o Diosa Madre da a luz, bajo el avatar de la Dama de Azul o Ánima Mundi, a su hijo. Este hijo está hecho a imagen y semejanza de la Diosa y es el HP andrógino. En el HP andrógino el polo dominante es Ánima (Eva). Esta androginia primigenia se rompió cuando Eva se dejó llevar por los malos consejos de la serpiente respecto a las “ventajas” de comer la fruta prohibida. La fruta prohibida es el “conocimiento del bien y del mal” y “la experiencia de la muerte”. Este evento generó un conflicto entre la parte masculina y la femenina, lo que llevó a la Conciencia del HP a que su Ánima se alejara de él (ver Génesis de Corrado Malanga o Génesis de Daniel Lapazano; mi versión). Sin embargo, como la parte anímica no sabía a dónde ir (había perdido la gnosis) el HP logra capturarla creando al segundo linaje Adámico u Hombre 2do. (o sea nosotros), lo que impidió que Ánima-Eva regresara con el Primero Creador o Diosa Madre.

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El Hombre 2do. es la forma animal de Hombre Primigenio, la que actualmente vive en la Tierra, y que tuvo varias modificaciones genéticas a lo largo de las eras (Gigantes, Neandertales, Cromañones…). Este animal humano tiene dos sexos diferenciados: macho y hembra. Este “conflicto de Eva” es el que subyace en la Mente de la hembra humana bajo el ideal del príncipe azul. Dado que ella fue creada en base al molde del HP, el recuerdo de aquél pasado idílico, donde el hombre y la mujer convivían felices en el Paraíso, sigue persistiendo en su memoria amén de que ese ideal ya esté contaminado. El consciente femenino de la mujer se empeña en conquistar al caballero rojo (el Adán sin Ánima = Hombre Primigenio o “Lucifer”), pero su inconsciente, o alter ego, sigue insistiendo en la conquista del príncipe azul (el Adán con Ánima-Eva antes de la mitosis…). Esto significa que lo que la mujer desea (el caballero rojo) no coincide con los que su subconsciente le demanda (el príncipe azul). Digamos que las mujeres no saben lo que quieren, y proyectan sobre su compañero el origen de sus fracasos. Llegado a este punto encontramos una nueva relación en el mito (aunque ya se venía venir), y ésta es que el príncipe azul no sólo es un hombre afeminado o andrógino, como ya lo había dicho antes, sino que es además un hombre “niño” o “faldero”, entendido esto no como un denigro sino como el hombre que acepta que la mujer lo guíe y lo proteja, ya que esta fue la primera manifestación masculina del matriarcado primigenio

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de la Diosa Madre o C1, como le llama Malanga. Allí entra en acción el complemento arquetípico del príncipe azul: el Hada Madrina. El Hada Madrina es la asistente natural del príncipe azul. Es la mamá. Se manifiesta en los mitos de varias maneras, como esa “suerte” que acompaña al príncipe (el Hada Fortuna) o las mismas fuerzas de la naturaleza que muchas veces le juegan a favor (el poder de la Madre Tierra).

Por supuesto que esta “revelación” no está prevista en el consciente de la mujer… ella espera que el príncipe azul la lleve montada en su esbelto caballo, pero el subconsciente busca otra cosa, lo que produce en ella un conflicto arquetípico. Este

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conflicto arquetípico da origen a la infeliz frase “todos los príncipes azules destiñen…”.

La Bruja y el Hada Madrina Sabemos que Eva representa a esa mujer que le gusta el hombre “pollerudo”, ya que tiene la natural tendencia a hacer de “mamá” del hombre que ama, por ende, aparece en esta historia dos arquetipos diferentes pero muy relacionados entre sí, y que van a acaparar —esta vez— no la Mente de la mujer sino la del hombre. Estos arquetipos son la Bruja y el Hada Madrina (también conocida como Bruja Blanca). Estos dos arquetipos no son otra cosa que Ánima y su sombra: la Lilith del Talmud. Más allá de su carácter histórico, donde la Bruja ha venido mostrado una conducta bastante “ambigua”, ésta siempre ha sido vista como una amenaza al poder patriarcal. Se dice que una mujer es “bruja” cuando le hace daño a su ex marido, o cuando difunde calumnias e injurias o conspira secretamente contra otro grupo. Si se casa con un hombre rico para sacarle el dinero también es “bruja”, y si le hace lo mismo a un hombre pobre es “bruja” por partida doble. Pocas veces se dice que si una mujer tiene, supongamos, 40 años, y conquista a un joven de 20, o tiene sexo con uno de 13, es una “bruja” también. La Bruja, como sombra de Ánima, está relacionada con el tabú del incesto.

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¿Cuál es el significado oculto que esconde la relación entre el Hada Madrina y el príncipe azul? Imaginemos el siguiente relato, por ejemplo, un joven campesino que quiere rescatar a su amada o un fiel caballero que quiere devolverle el poder al legítimo Rey. En el largo itinerario del héroe, éste se ve asaltado por infortunios. A su caballo se le lastima una pata, lo detienen y lo meten preso, llega a un río que tiene el puente roto, unos ladrones le roban sus monedas de oro… En todo ese recorrido siempre aparece el Hada Madrina que, con su varita mágica, asiste al caballero cuando está en apuros… Sin embargo, lo que se nos ha pasado por alto es la metafísica implícita en el relato, y esta es que el noble caballero está viviendo en un mundo que supera sus capacidades. Este hombre no es

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para nada “autosuficiente” y por eso necesita de la asistencia insustituible de la Bruja buena. Dicho de otra manera, el mito nos está relatando, de manera muy camuflada, las dificultades que tenían los varones cuando eran niños y eran asistidos oportunamente por su mamá. En esas dificultades mamá siempre estaba allí, como una buena Hada Madrina, curándonos la rodilla cuando nos caíamos de un árbol (el caballo lastimado), hablando con la maestra cuando ésta nos ponía una sanción (el caballero en el calabozo), ayudándonos en las tareas escolares cuando una operación no nos salía bien (el río con el puente roto), o asistiéndonos con dinero cuando nos quedábamos sin un duro (los ladrones de monedas de oro). Las “buenas mamás” siempre han sido las primeras Hadas Madrinas de todo hombre…

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Esa idea de que el mundo “nos supera” por más que nos hagamos adultos es lo que provoca en nuestra Mente la necesidad de una Madre Cósmica. Nuestra madre es un ser mortal, no siempre estará allí para ayudarnos, por lo que la necesidad de que el destino conspire secretamente a nuestro favor, ayudándonos en nuestra cotidianeidad, se hace a menudo importante. Esa fuerza conspirativa y bienhechora es nuestra Hada Madrina. Recordemos que el término “hada” es también sinónimo de “augurio” o “destino”. Entonces tenemos que para que exista un Hada Madrina tiene que existir un varón que se deje cuidar y aconsejar por una mujer. Sin esta última condición el Hada Madrina quedaría sin efecto. Sabemos que ese tipo de hombre no es otro que el príncipe azul. Y sabemos que el príncipe azul es un hombre con “corazón de mujer”; noble, soñador y valiente que siempre agradece la asistencia de una dama. ¿Pero entonces qué ocurre con la Bruja? La Bruja es una de las manifestaciones de la sombra de Ánima. Otras manifestaciones de esta sombra son la puta y la Madrastra. La Bruja, como sombra de Ánima, tiene su máxima expresión en Lilith (si usamos el modelo cabalístico-judío), pero si usamos el panteón babilónico deberíamos referirnos a Ishtar. Para los talmudistas, Lilith fue la primera mujer de Adán y Eva la segunda. Pero esto es un error que se originó de una incorrecta interpretación de la Torá. Los talmudistas creen que Adán fue

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un ser de carne y hueso que convivió en la Tierra con una difícil mujer que no le obedecía y que un día lo dejó plantado para irse con el demonio Samael. Pero esto no fue así (en la Torá no existe nada de eso), la única mujer que tuvo Adán fue Eva y Lilith no es más que un demonio que hizo su aparición en el mundo cuando Eva comió de la fruta prohibida. De esto hablaré más extendido en mi libro Génesis, la alternativa teórica al Génesis de Malanga.

La Bruja es un arquetipo que, a diferencia del Hada, usa la Energía de la naturaleza (fuego, plantas, animales, personas) y los espíritus que tiene a su disposición (en su mayoría del Inframundo) para lograr sus objetivos. Es decir que la Bruja no es tanto una mujer con “poder” sino con “conocimiento sobre el poder”. Esto significa que su poder es artificial, no real. El Hada, en cambio, tiene auténtico poder pues la Energía brota de ella misma, de su propia luz interior (por eso no vamos a ver a un Hada Madrina matando a un pobre sapo para fabricar un encantamiento).

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Estas diferencias se explican porque Ánima es la que produce la Energía, ya que su reino es el plano real, pero la sombra de Ánima, que existe en lo virtual, debe tomar forzosamente Energía del Universo. Si el Hada Madrina es el co-arquetipo del príncipe azul, la Bruja es el co-arquetipo del caballero rojo.

Los varones que buscan el poder, la fama, la riqueza y la importancia personal, suelen echar mano a las “fuerzas ocultas” para el logro de sus objetivos. Lo vemos en muchos políticos, artistas, banqueros… sin ir más lejos en los Illuminati, maestros de la magia. El caballero rojo no puede acudir al Hada Madrina porque sus objetivos no convergen con los de ella. Entonces recurre a los artificios malévolos de la Bruja cuando su fuerza no sea suficiente.

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Así, si el caballero rojo (que sirve directa o indirectamente al linaje de la Serpiente) se encuentra con que tiene que enfrentarse, ocasionalmente, con el príncipe azul (su anti arquetipo y servidor del linaje de la Luz) recurrirá a las artes de la Bruja cuando su fuerza no pueda contra él. La relación arquetípica entre el Hada Madrina y el príncipe azul es distinta al de la Bruja y el caballero rojo. La primera dupla es de “romance”; el Hada Madrina y el príncipe azul actúan como una pareja feliz. La segunda dupla es de “conflicto”; la Bruja y el caballero rojo actúan en el plano de la confrontación.

Esto se debe a que la primer pareja es la que existía en el Árbol de la Vida, donde la Conciencia estaba integrada y lo femenino predominaba sobre lo masculino, mientras que la otra es la pareja que se formó después del pecado de Adán y Eva, cuando la Humanidad empezó a transitar la experiencia del Árbol de la

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Muerte, que es la línea de tiempo actual. En la línea de tiempo actual tenemos que experimentar el conflicto y la muerte, la soledad y las desigualdades sociales. Todo esto viene asociado a la pérdida necesaria de la gnosis, lo que hace que al no encontrar respuestas a los problemas de la existencia aumente nuestra angustia y se prolongue nuestro dolor. El caballero rojo y la Bruja mantienen una relación de amor y odio (igual que un matrimonio mal avenido), y esto se debe a que no los une el amor verdadero sino el interés personal. Esta relación de amor y odio, o de amor y desamor, se observa en la irregular relación habida entre Samael y Lilith, o entre Inanna y los amantes que tuvo (Inanna es la versión sumeria de Ishtar), donde el engaño y la falta de entendimiento llevaban a inevitables rupturas.

El arquetipo de la hija y de la Madrastra Cuando el HP perdió su parte anímica al bajar su nivel de frecuencia (quiso experimentar su Ego al extremo y así descendió al mundo de la materia, la Matrix que estamos experimentando y que vibra entre el rojo y el negro, pasando por la gama de los infrarrojos) su Ánima se vio extraviada y eso hizo que ella no pudiera escapar del mundo material, pues Ánima necesita tener experiencias y eso la obligó a descender (esto no es un timo sino que sale de las sesiones de hipnosis). Al caer en el mundo de la materia queda ya bajo el control de

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los Arcontes, que la someten bajo sus reglas y le dicen lo que tiene que hacer. Es ahí donde nace el arquetipo de la hija, que se manifiesta mayormente en las mujeres y en algunos varones también (el varón manso y sumiso). El arquetipo de la hija es la mujer idealizada por el patriarcado; dócil, obediente, femenina, dedicada a sus hijos, a su esposo y a su hogar. Las mujeres que se alinean a este arquetipo, como sabemos, se dejan encandilar por los brillos del caballero rojo; su brillante yelmo, sus condecoraciones, sus grandes posesiones, su carro último modelo… Estas mujeres esperan, de este hombre, amor y atención, pero como estas atenciones nunca llegan se van desenamorando con el tiempo. Sin embargo sabemos que hay mujeres que se “enamoran” de este tipo de hombre y, aunque luego se separen, salen a buscar otro semejante… ¿Es que acaso se equivocan? ¡No! Saben lo que quieren de la vida. Estas mujeres, a diferencia de las anteriores, no esperan amor y contención sino que lo que buscan es alcanzar un status social por medio de este caballero. No son para nada sumisas y, cuando media un conflicto, enfrentan al hombre con las armas que tienen. Cuando esto ocurre y luego de un divorcio, sus ex maridos las suelen tildar de “brujas”, “putas” u otros calificativos

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peyorativos. Estas mujeres de “carácter” a veces sienten deseos de incursionar en la política o de escalar posiciones en una empresa para obtener mucho dinero y poder. ¿A qué arquetipo pertenecen estas mujeres? Obviamente a la sombra de Ánima, que no es otra cosa que el de la Madrastra, entendida como la “falsa madre” o “madre impostora”. El gran arquetipo de la Madrastra es la madre de otros anti arquetipos como la “Bruja”, “la puta” y “la tirana”. Un ejemplo de “tirana” fue Margaret Tatcher; uno de “puta” fue Mesalina, y uno de “bruja” fue Jezabel, que además de “bruja” fue “puta” y “tirana”, o sea que las tuvo a todas y por ello fue una digna hija de Lilith (Jezabel le impuso a los judíos la adoración de los antiguos dioses paganos, en los que figuraban la antigua diosa Ishtar). Jezabel es el prototipo perfecto del arquetipo de la Madrasta o sombra de Ánima. Otro tipo perfecto de esta sombra anímica y de carácter más histórico que religioso fue Marozia, mujer de gran belleza que gobernó Roma, junto a su familia, en la primera mitad del siglo X. Este período es conocido por los historiadores como “pornocracia”. La pornocracia no es otra cosa que el “gobierno de las cortesanas”.

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El feminismo de “tercera ola” que estamos viviendo en este siglo XXI (las que defienden la teoría de género, la ley del aborto y las leyes contra la violencia de género) también es una expresión de la sombra de Ánima. Obsérvese (y apuesto a su perspicacia) que si a Tatcher (a quien le llamaban la dama de hierro) la disfrazamos de varón y le agravamos la voz, es decir que le hacemos modificaciones superficiales, no de fondo, nadie podrá negar que se parecería bastante a George Bush o algún político afín. Y si a la Jezabel bíblica le hiciéramos lo mismo, bien podría compararse con algún rey babilónico o persa (incluso romano), que sabemos que vivían sumergidos en la opulencia y la lujuria, conviviendo con los magos de la corte y los generales que comandaban sus ejércitos.

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Este parecido entre hombres y mujeres poderosos de la historia se debe a que están operando arquetipos muy semejantes entre sí. El arquetipo del Padre (Bush, Hitler, Napoleón) es colindante con el arquetipo de la Madrastra (Catalina de Rusia, Marozia, Jezabel). Ambos arquetipos carecen del componente anímico (sólo tienen Espíritu y Mente) y representan la expresión máxima de la Conciencia masculina (por eso son tan poderosos). Esta semejanza arquetípica hace que, cuando ambos se encuentren, mantengan entre ellos una relación de amor y odio. O pueden llevarse muy bien si logran unificar intereses o llevarse “a las patadas” cuando persiguen fines opuestos. Ambos tienen un Ego muy alto y les cuesta dar su brazo torcer.

Marozia de Spoleto “La Papisa” (* 892 – † 955) Se convirtió en la amante del papa Sergio III y pasó a dominar la política papal durante un periodo de unos 25 años. En dicho periodo influyó en la elección de hasta seis papas y ordenó la muerte de algunos de ellos.

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El Incesto o la vuelta al Huevo Primigenio Personalmente creo que el tabú del incesto tiene su origen en la mitosis Adámica (la mitosis es el pecado original). Es interesante esto del incesto pues, si bien es cierto que la sociedad condena el incesto en los dos sentidos: padre-hija y madre-hijo, tío-sobrina y tía-sobrino, padrastro-hijastra y madrastra-hijastro, etc..., no lo hace de igual manera en su versión arquetípica. Por ejemplo, tradicionalmente si un hombre mayor se emparejaba con una mujer muy joven nadie decía cosas como “ese hombre podría ser su padre”. Pero si la mujer era mucho mayor que el varón ya muchos señalaban “pero podría ser la madre…”. Hasta el día de hoy y pese al lobby mundial desplegado en los medios en favor del feminismo, poco se ha hecho para desenterrar este “tabú patriarcal” que pone a la mujer en inferioridad frente al hombre. ¿Cómo es eso de que podría ser la madre, si sabemos bien que no lo es? ¿Acaso el matrimonio patriarcal intenta reproducir, de manera arquetípica, una suerte de incesto conyugal, que permite al hombre copular con su “hija” pero no a la mujer copular con su “hijo”? Algo así como que los hombres deben imponer sobre la mujer una suerte de “paternidad congénita” que no debe ser amenazada por una “maternidad congénita” alternativa. Todo parece indicar que sí. Sabemos que la unión mujer madura–hombre joven es (en clave arquetípica) el equivalente al de Hada Madrina–príncipe azul,

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Virgen María–Niño Jesús, Gaia–Fauno, Eva–Adán (si tomamos mi modelo, no el judeo-cristiano)… y que eso contradice el proyecto del HP sin Alma (quien comanda a los extraterrestres desde “arriba”). Así que podemos estar seguros de que el HP puso ese “tabú” en el centro mismo del corazón humano para asegurarse su supremacía sobre el Ánima y evitar con eso que ésta se libere. Esto llevó a la tradición judía (que adora al Dios patriarcal Yahvé) a considerar a la antigua Diosa Madre como una divinidad satánica o seudo divinidad. Los arquetipos subyacen en lo profundo de la estructura de la Conciencia. Así, el arquetipo de la Madre busca unirse siempre al arquetipo del hijo. Sin embargo, como Ánima tiene su sombra; la Madrastra, ésta también busca, en ocasiones, unirse al arquetipo del hijo. De esta manera el arquetipo del hijo tiene dos potenciales pretendientes: su Madre y su Madrastra. Por ende, si una mujer madura busca a un joven pretendiente sólo con el fin de divertirse o sacarle el dinero (suponiendo que el joven fuera de alta cuna) estaría encarnando el arquetipo de la Madrastra. Las mujeres Madrastra juegan con los hombres jóvenes y cuando se cansan de ellos los despachan. Si esta mujer está interferida (parasitada) por los alienígenas, puede que se obsesione con el hombre y busque destruirlo psicológicamente, y si puede hasta económicamente.

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Si quieren saber más sobre las relaciones tóxicas de pareja lean el libro publicado por mí sobre los trabajos de Eve Lorgen; El Lado Oscuro de Cupido. Las mujeres Madres, por el contrario, cuando se enamoran de un hombre más joven lo hacen desde un sentimiento auténtico, y cuando logran formalizar la pareja lo guían, lo instruyen y lo asisten en lo económico cuando tienen la oportunidad de hacerlo.

Ocurre que a veces el arquetipo de Madre cree encontrarse con el arquetipo del hijo, pero se encuentra desafortunadamente con el arquetipo del hijastro. En este caso la pareja no durará. El arquetipo del hijastro nunca logra congeniar con el arquetipo

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de la Madre, y permanece junto a ella para aprovecharse de su experiencia y dinero, ya que la pareja natural del arquetipo del hijastro es la mujer que responde al arquetipo de la hija, en primer lugar, y, cuando no la encuentra (algo que ocurre a menudo en nuestro tiempo con tanto feminismo y “liberación femenina”), el arquetipo de la hijastra o la Madrastra en segundo lugar.

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VI

El Dragón y la Princesa

Existe una famosísima fábula (o mito) conocido por todos, y esta es la clásica historia de “El Dragón y la Princesa”. Tan famosa es esta fábula, que el teórico Northrop Frye lo identificó como la principal forma de búsqueda del romance popular. Cuando se da este tipo de “fenómeno” es porque estamos, sin duda, frente a un relato arquetípico. Esta historia tiene una estructura o patrón básico que siempre se repite, y esta es la de una mujer que ha sido secuestrada por un ser maligno, pero que al final termina siendo liberada por un varón que la pretende. Esta estructura argumental yo la he visto repetida en un sin número de fábulas, mitos y relatos literarios, muchos de ellos camuflados de forma tal que no parezca que es el mismo relato, y es por eso que me llamó la atención. Veamos algunos ejemplos: * El descenso de Inanna al Inframundo (mito sumerio) * El rapto de Perséfone (mito griego) * El rescate de Andrómeda (mito griego) * San Jorge y el dragón (leyenda)

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En la literatura y el cine: * Rapunzel; de los Hermanos Grimm (cuento) * Blancanieves; de los Hermanos Grimm (cuento) * Peter Pan; de James Barrie (novela, llavada al cine) * El Principito; de Antoine de Saint-Exupery (novela) * Popeye “el marino” (cómic, llevado a la TV) * It; de Stephen King (novela, llevada al cine) * Stardust; de Neil Gaiman (novela, llevada al cine) * El Viaje de Chihiro (película de animación japonesa) En forma más camuflada y menos visible encontramos: * La Historia sin Fin; de Michael Ende (novela, llevada al cine) * He Man (cómic, llevado a la TV) * El Señor de los Anillos; de Tolkien (novela, llevada al cine) * Harry Po�er; de J. K. Rowling (novela, llevada al cine)

El mito o fábula clásica de “El Dragón y la Princesa” esconde un significado arquetípico que bien podría compararse con las historias de abducciones alienígenas. En el mito, la princesa suele estar atrapada en un castillo por causa de un castigo ordenado por el rey (su propio padre) o algún “caballero negro” que quiere aprovecharse de ella. Otras veces es un mago el que encierra a la princesa en el castillo, como forma de venganza hacia el rey por no haber cedido a sus pretensiones. En todo caso casi siempre es

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una figura masculina la que se ensaña con la figura femenina, que en el cuento sería la princesa, lo cual denuncia los abusos ejercidos contra la mujer por parte de la sociedad patriarcal. Está claro que en esta historia la princesa representa al Alma humana y el castillo representa el cuerpo físico cuando no directamente la Matrix. El Alma, o Ánima, es arquetípicamente femenina, y dado que ella viene de la Fuente (Dios) su linaje no es terrenal sino celestial, lo que significa que es de origen divino. Es por eso que está representada, en el mito, por la figura de una “princesa”, ya que la tradición universal considera que la realeza tiene un origen divino.

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Sabemos que el Alma humana está encerrada en un cuerpo y que es por medio de él que interactúa con la Matrix. Si el sujeto tiene una ECM o realiza un viaje astral, el Alma sale del cuerpo y se desplaza a otro punto del espacio-tiempo, o sea sale de la Matrix. Digamos que se libera por un ratito de su cárcel… La Matrix está custodiada por los Arcontes, estos son los ángelesdemonios que responden al HP. En la mitología universal, los dioses tienen aspecto de “reptiles”, por ende el que custodia el castillo no puede ser otro que el mismo Dragón. El Dragón es una serpiente alada que se encarga de que el Alma (la princesa) jamás se escape.

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Sabemos que el Alma fue desposeída del conocimiento al momento de producirse la mitosis adámica. Luego el Alma se fractaliza en miles de “Almas chiquititas” para hacer su experiencia en la Tierra. Por eso, cuando esas Almas llegan aquí, no saben de dónde provienen y qué cosa hacer con sus vidas. Por lo tanto necesitan que “alguien” les recuerde que ellas no son originarias de este planeta, y que están atrapadas aquí. Ese “alguien” que se decide a ayudarle no es otro que el caballero del mito, que se presta a rescatarla de la cárcel donde hace tiempo vive encerrada (La Mátrix). El caballero es un arquetipo del Espíritu (el hijo), que se corresponde con el elemento fuego. Es masculino y se expresa en la acción, en el pensamiento táctico y estratégico. De esta forma el mito nos dice que la princesa no puede escapar “por sí misma” de su prisión si no es por la ayuda de un personaje masculino. El caballero que viene a salvarla es el único que posee el conocimiento y la fuerza necesaria para que ella se libere.

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El mito nos cuenta que la batalla contra el Dragón volador es prolongada y dura, y que mientras esa batalla se da, la princesa contempla el espectáculo, con mucha angustia, desde una pequeña ventana… temiendo por la vida del caballero que se ha ofrecido heroicamente a rescatarla. A los pies del enorme castillo yacen las docenas de cadáveres y huesos pertenecientes a otros caballeros que no tuvieron la inteligencia o suerte para matar al Dragón. ¿Y por qué digo «inteligencia» y no «fuerza» como ha de esperarse? Porque el mito revela claramente que la clave para destruir al Dragón no radica tanto en la fuerza del caballero como en su agudeza mental. Aquellos que usaron la fuerza (como el Che Guevara y los líderes nacionalistas) fueron al final aplastados por la fuerza bruta del Gran Reptil. Estos falsos liberadores se alinean al arquetipo del caballero rojo. La liberación de la princesa siempre está proporcionada por un caballero generoso, noble, suspicaz y hasta a veces desconocido, que se da cuenta muy astutamente que la clave para matar al Dragón es la de descubrir su punto débil secreto, siempre vinculado a un elemento alquímico, y no la de ir como un tonto dando espadazos a lo bruto sobre sus escamas, tal como hicieron sus tristes antecesores. El significado de este crucial pasaje indica claramente que, si el humano quiere salir de la Matrix y salvar su Alma, no tiene que hacerlo siguiendo las reglas y teorías del Sistema, tal como hace la mayoría (incluido el caballero rojo), si no descubrir la trampa que se esconde tras el velo de lo físico, o sea aquello que palpamos

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con los sentidos… Esto es terminar de convencerse de que este juego no se gana jugándolo, ya que hacer esto es como “golpear las escamas”, sino que se gana pateando el tablero… Decir pues: “No quiero jugar este juego, ahora quiero elegir otro juego. Un juego que esté en mi línea de tiempo, no en la línea de tiempo del Dragón”. Traducido en código Malanga: “Salir de la interferencia alienígena mediante la integración de la Conciencia” Hacer esto no resulta tan fácil pues implica, además de inteligencia, una buena cuota de VALOR. Decirle “no” a este sistema lagarto es más difícil que aceptar sus reglas. Y si no miremos los miles de cadáveres que yacen alrededor del castillo… Sea por que les faltó el valor, sea por que les faltó inteligencia, o sea porque les faltó ambas cosas. La historia termina, como ya sabemos, con el caballero dándole muerte a la serpiente y liberando a la princesa de su mazmorra… A modo de epílogo, la historia prosigue con la princesa y el caballero casados, para luego irse a vivir a un palacio, teniendo hijos y viviendo felices. Esto no es otra cosa que el final del Triad Color Test de Corrado Malanga… donde la Mente, el Espíritu y el Alma se han integrado en una sola Conciencia. ¡Ya no más alienígenas! El matrimonio entre la princesa y el caballero representa la unión del Alma con el Espíritu, o sea la ruptura definitiva con

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la mitosis adámica que llevó al extravío del Alma y el drama de la Humanidad toda. “Lo que Dios ha unido que no lo separe el Hombre” Así está escrito en la Biblia al declarar la unidad indivisible entre lo masculino y lo femenino, matrimonio que fue desmembrado cuando la serpiente los instó a separarse. En nuestra sociedad se enseña que esto tiene que ver con la cuestión del divorcio… pero eso es una tontería porque la frase (que sin duda viene de Dios) se refiera a una unidad humana interior, tal como ha podido verse, y no a que una mujer tenga que seguir casada con un marido que ya no ama… Lo malo no es el divorcio en sí, a menudo la única solución posible a un matrimonio acabado, lo malo es que éste ha sido usado de una manera abusiva por parte de la gente, casi siempre sin pensar en los hijos, que quedan todos desperdigados, para satisfacer el egoísmo de las personas y el de un Estado lagarto que bien se ha beneficiado de tantas familias desmembradas. Respecto al hombre que toma la decisión de encerrar a la princesa en el castillo, éste suele ser, como dije antes, el propio padre de la princesa o un mago negro. También un caballero malvado que toma el trono y quiere casarse con ella, para usufructuar toda la riqueza que ésta ha heredado de su padre el rey. Este hombre bien podría ser el mismo HP, que mantiene a su fractal de Ánima encarcelada en la Matrix para hacer su experimento. El HP es un ser masculino; no he encontrado datos que refieran

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a esta entidad como alguien con forma de mujer. Normalmente se le aparece al Alma con forma de un “anciano sabio”, o como un “hombre sentado en un trono” que irradia sabiduría y poder. Otras veces se le aparece al Alma como un “Ser de Luz”, poderoso y radiante, que se autoproclama a sí mismo el “Creador” y afirma ser el dueño de la Humanidad. Su semblante (pues no tiene forma física) también es masculino. Así que podemos suponer que el hombre que ha encerrado a la princesa en el castillo no es otra cosa que el HP que aparece a menudo en los escritos de Malanga.

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VII

El Dragón y la Princesa en la literatura

El descenso de Inanna al Inframundo Este mito sumerio es, a mi criterio, un derivado de la historia gnóstica de Sophía, amén de que los historiadores digan que el mito gnóstico es posterior al sumerio, algo que es cierto. Resulta que los historiadores no saben que la Conciencia, por medio de Ánima, se expresa en toda la línea de tiempo, por ende un mito más “viejo” puede estar más contaminado o deformado que uno “nuevo”. Para la Conciencia no existe el tiempo y sus arquetipos resuenan en todas las épocas, sin respetar un “orden cronológico”. De esta manera un mito más “antiguo” puede ser un derivado arquetípico de uno más “nuevo”. En este mito, la dueña y señora del cielo, Inanna, diosa del sexo, la fecundidad y la guerra, desea ardientemente acrecentar su poderío, y para ello se propone reinar asimismo en los Infiernos (el Inframundo, morada de los muertos). La diosa decide descender hasta allí, ataviada con sus mejores joyas y luciendo un vestido de gala, con el fin de examinar el terreno y saber cómo realizar su proyecto. La reina de los Infiernos, Ereshkigal, es su hermana mayor, pero

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también su peor enemiga, por lo que no quiere ceder su poder ante nadie de su familia. Inanna tiene, por lo tanto, buenas razones para temer que su hermana la haga matar en cuanto haya penetrado en sus posesiones. En consecuencia, antes de partir, tiene buen cuidado de indicar a Ninshubur, su fiel y concienzudo visir, lo que éste tendrá que hacer en el caso en que ella no hubiese regresado al cabo de tres días.

Ninshubur deberá recurrir a la ayuda de tres dioses, y en este orden: Enlil, su poderoso abuelo y comandante supremo de los annunaki, Nanna, el dios de la luna y padre de Inanna, y finalmente el dios de la sabiduría, Enki, hermano de Enlil, quien «conoce el alimento de la vida» y también «conoce el brebaje de la vida». Inanna confía mucho en Enki y sabe que él no dudará en ayudarla. Luego de eso la diosa desciende a los Infiernos y se dirige hacia el Templo de Ereshkigal. Al llegar allí se encuentra con el portero, Neti, quien le pregunta el nombre y el objeto de su visita. Inanna inventa un falso pretexto. El portero, obedeciendo las órdenes

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de Ereshkigal, la deja entrar y la hace pasar por las Siete Puertas del Mundo Infernal. Al pasar por cada una de las puertas le van quitando una de sus prendas de vestir o una de sus joyas, sin hacer caso de sus protestas. Después de haber franqueado la última puerta, ya se encuentra completamente desnuda. Entonces la llevan arrastrando a que se ponga de rodillas ante Ereshkigal y los siete terribles jueces infernales, que dirigen sobre ella su «mirada de muerte». Inmediatamente, ella pasa de vida a muerte, y los otros dejan su cadáver suspendido de un gancho. Al cabo de tres días y tres noches, no habiendo visto regresar a su señora, Ninshubur se dispone a poner en práctica las instrucciones que le había recomendado. Tal como había supuesto Inanna, Enlil y Nanna se niegan a salvarla, pero Enki acepta el encargo e idea una estratagema para volverla a la vida, que es la siguiente: modela con arcilla dos entes asexuados, el kurgarru y el kalaturru, a los cuales confía el «alimento de la vida» y el «brebaje de la vida»; en seguida les ordena que desciendan a los Infiernos, donde deberán esparcir el tal «alimento» y el tal «brebaje» sobre el cadáver de Inanna. El kurgarru y el kalaturru así lo hacen, y la diosa resucita. Pero, a pesar de haber recobrado la vida, Inanna no deja por eso de encontrarse en una situación muy comprometida. Efectivamente, en el Inframundo hay una ley que nadie ha quebrantado jamás: aquel que una vez haya franqueado sus puertas no puede volver a la tierra más que si encuentra a alguien que quiera ir a ocupar su lugar allí. Inanna, por diosa que sea, no es ninguna excepción a la regla. Ereshkigal le permite volver a la tierra, pero no irá

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sola, sino que irá acompañada de unos crueles demonios que tienen órdenes de volverla al mundo de los muertos si ella no consigue encontrar ninguna otra divinidad que la reemplace. Cogida fuertemente por sus guardianes, que no la sueltan ni un momento, Inanna regresa a la tierra para encontrar algún candidato.

Visita un par de ciudades pero no consigue a ninguno, entonces regresa a la ciudad de Kullab, donde el dios tutelar es su esposo Dumuzi, un dios-pastor. Este, al saberse su esposo, la recibe sin hacerle reverencia y encima sentado orgullosamente en su trono, aprovechándose que Inanna estuvo ausente. Esto hace enfurecerse a la diosa, que proyecta sobre él la «mirada de la muerte», y enseguida lo entrega a los demonios, ya impacientes por llevárselo al Infierno.

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Dumuzi palidece y se pone a gemir, como un niño arrepentido, pero la diosa no se apiada de él y lo entrega a las garras de los demonios, que lo arrastran al Inframundo, lugar del que no volverá. Así, la diosa Inanna logró liberarse de su terrible hermana, y Dumuzi, sin proponérselo, se convirtió en el dios de los Infiernos y en el esposo de la diosa Ereshkigal.

Análisis arquetípico del mito: Inanna es un demonio sumerio y no puede representar a Ánima. Sin embargo, en este mito, estaría ocupando su lugar. Si Inanna hace el papel de Ánima se corresponde entonces con la princesa El Inframundo sería el castillo o la torre donde la princesa quedará atrapada, y Ereshkigal el dragón malvado que custodia celosamente la torre. Falta el príncipe salvador, que no puede ser otro que Enki. Enki es el portador de la gnosis y el único que puede salvar a la princesa, como efectivamente así ocurre. Enki no mata a Ereshkigal (que dicho sea de paso es su propia sobrina nieta), pero al devolverle la vida a Inanna le propina una dura derrota. Digamos que la “mata” simbólicamente. La parte anímica tiene el conocimiento del cielo, sabe qué es la felicidad y la vida eterna, pero no sabe lo que es sufrir y morir;

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le falta el conocimiento del infierno. Así, Inanna-Ánima entiende que si quiere “saberlo todo”, si quiere tener el “dominio de todas las cosas” debe pasar forzosamente por la experiencia de la muerte. Debe conocer a su sombra, a su parte oscura: su hermana Ereshkigal. Se entiende entonces que Inanna se corresponde con la Eva bíblica, y ya sabemos que Eva es la parte anímica del Adam Kadmon u Hombre Primigenio. Ereshkigal es el lado oscuro de Inanna. Inanna, representado a Ánima, abandona el cielo temporalmente (el paraíso bíblico o Árbol de la Vida) para descender al mundo de los muertos (el plano terrenal o Árbol de la Muerte) y adquirir el conocimiento total. El Árbol de la Muerte no es otra cosa que el Árbol del conocimiento del bien y del mal bíblico. En ese descenso a los Infiernos Inanna no es bienvenida. Los sirvientes de Ereshkigal la maltratan quitándole sus prendas y sus joyas. A medida que atraviesa las puertas va perdiendo “de a una” sus joyas o prendas. Eso significa que cuando más bajo se desciende, menos conocimiento tiene Ánima de sí misma y más expuesta al poder oscuro queda. En el cielo Ánima es “soberana”, pero en el mundo de la materia es una simple “esclava” Cuando Inanna se presenta ante su hermana (el dragón) está

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vergonzosamente desnuda, o sea indefensa. Por eso el dragón Ereshkigal, como si fuese su amo, se permite “asesinarla”. Hay que aclarar que Inanna no muere completamente sino que cuando su cuerpo queda colgado del gancho su espíritu queda vagando en el Inframundo, junto a los otros espíritus que viven allí (esa era la creencia de los sumerios), y eso significa “quedar atrapada en el castillo”; tener forzosamente que vivir entre los muertos. Dumuzi es el esposo de Inanna. No es para ella el compañero adecuado. Aún así es lo único que tiene y acepta soportarlo pues no puede vivir sola. En los mitos sumerios Inanna nunca encontró el consorte adecuado pese a haber tenido en su lecho a infinidad de amantes. La conducta desconsiderada de Dumuzi (parece olvidarse de su esposa y osa sentarse en el trono de ella) se debe a que él es un ser poseedor de una virilidad primitiva y torpe. Samuel Kramer (quien estudió y tradujo parte de las tablillas sumeria de arcilla) lo describe como un dios que no le hace asco a la camorra, bastante “cocorito”, y que no tiene buenos modales para aquellos que no le caen simpáticos ni ideas para resolver las cosas salvo por la vía de la fuerza. Traducido en términos modernos, un “machista cavernícola”. Cuesta creer que una diosa como Inanna, poseedora de tanta belleza y poder, nieta del dios más poderoso del panteón sumerio (después de An) Enlil, haya elegido como esposo a un bruto como Dumuzi. Pero así fue. El cavernícola se sacó la lotería,

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aunque, como cavernícola que es, no supo cuidar su trofeo… Esto puede estar indicando que “hubo un tiempo” en que la parte anímica (que es femenina y está representada en el mito por Inanna) ya estaba teniendo problemas con la parte masculina (Espíritu y Mente), antes de emprender su viaje al Inframundo. Tal vez la expulsión del paraíso en el Génesis (por parte de la Humanidad) no fue un suceso “repentino”, ocurrido de la noche a la mañana, sino un proceso “gradual” como las eras o yugas a la que refiere el hinduismo. Salvo Enki, uno de los pocos dioses más “amables”, los demás machos annunaki eran dioses de carácter más bien “guerrero”. Las diosas, en cambio, poseían modales más “moderados”, y usaban otros artilugios o tretas para resolver sus problemas, pese a que también solían enfurecerse como la iracunda Ereshkigal. Digamos que la cultura patriarcal ya estaba instalada en la vida de aquellos “dioses” lo mismo que ocurre ahora. Volviendo al tema que nos compete, la conducta “machista” de Dumuzi refleja cierto desprecio de la Conciencia masculina (Espíritu) hacia su par femenino (Ánima), lo que desemboca en la “huída” de ésta y su visita al Árbol de la Muerte. Ereshkigal, como era de esperar, maltrata y asesina a su hermana, por lo que ahora la princesa Inanna queda confinada en el mundo inferior (la línea de tiempo actual de los humanos). El mito dice que ni Enlil ni Nanna quieren ayudarla, salvo Enki.

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Enlil y Nanna (abuelo y padre de la diosa) representan, en Conciencia, a Espíritu, pues son dioses vinculados mayormente a la acción política y militar de los anunnaki, pero Enki representa a la Mente, pues es el dios que posee el “conocimiento de las cosas” según los sumerios. Enki es el gran alquimista. Esto significa que Ánima, para escapar del Árbol de la Muerte y regresar al Árbol de la Vida tiene que poseer la gnosis. Sin la gnosis, sin el uso de muestras facultades mentales, unida por supuesto a nuestra Ánima, no podremos escapar de esta Mátrix. Cuando Inanna, la “princesa”, escapa de su “hermana dragón” gracias al poder de la gnosis (Enki), entrega, a cambio de su liberación, a su desconsiderado esposo; Dumuzi. Este hecho significa que Ánima, representada por Inanna, debe deshacerse de su parte masculina inútil (su esposo) si quiere recuperar su lugar en el paraíso. Dumuzi representa el arquetipo del hijastro, quien tiene por alter ego al arquetipo del Padre. (Nanna, Enlil, An). Si la parte femenina de la Conciencia no bota al “macho patriarcal”, arrojándolo al Inframundo, si no se libera de la parte masculina que la domina o mal acompaña, no podrá regresar nunca al paraíso y volver a ser ella misma. Este mito nos enseña que la mayoría de las personas viven colgadas de las teorías y puntos de vista de la Matrix. Todas estas doctrinas son una expresión de la parte masculina de la Conciencia desentendida de la parte anímica (el liberalismo,

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el comunismo, el darwinismo, el catolicismo, el islamismo, la masonería, la new age, el psicoanálisis, el conductismo, el positivismo, el existencialismo, el machismo, el feminismo… en fin, todas estas teorías materialistas y anti animistas que los Arcontes han grabado en nuestra Mente para, como dice Castaneda, volvernos domesticables y dominables).

El rapto de Perséfone Este mito es un derivado griego del antiguo mito sumerio, pero con un final algo diferente. Presenta una estructura narrativa bastante parecida al anterior. En este caso Hades ocupa el lugar de Ereshkigal y Perséfone el de Inanna. El rescatante de la joven sería Zeus, que hace el papel de Enki. Pongo como ejemplo este mito pues es más conocido y difundido que el anterior sumerio (tal vez algunos lo aprendieron en la secundaria o escuela media en las clases de Historia o Literatura). La historia es más o menos así: Perséfone es hija de Zeus (dios supremo del Olimpo; el cielo) y de Deméter (diosa de la Tierra y madre de la abundancia, pues garantizaba el éxito de las cosechas). El mito describe a Perséfone como una bella joven de carácter alegre y espíritu inocente. La diosa es raptada inesperadamente por Hades, el dios del Inframundo y hermano de Zeus, cuando ella estaba cogiendo flores con algunas ninfas y diosas del Olimpo en un campo en

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Enna. Cuando Hades apareció, emergiendo de una grieta del suelo, capturó a Perséfone y se la llevó al Inframundo. Una vez allí, la obliga a casarse con él, y se convierte en la reina del Mundo de los muertos. Las ninfas que contemplaron el evento fueron castigadas siendo transformadas en las Sirenas por no haber intervenido. No confundir las Sirenas con las nereidas, hijas de Poseidón. Las Sirenas son mujeres-pájaro que viven en los acantilados y atraen a los marineros con su canto para luego depredarlos. Las nereidas, en cambio, son divinidades marinas mitad mujer y mitad pez. La vida quedó paralizada mientras la desolada Deméter buscaba por todas partes a su hija perdida. Hécate había oído sus gritos y sugirió a Démeter hablar con Helios, el sol, que todo lo ve, para que le contase lo que había pasado. Finalmente, Zeus no pudo aguantar más la agonía de la tierra y obligó a Hades a devolver a Perséfone, enviando a Hermes para rescatarla. La única condición que se puso para liberar a Perséfone fue que no probase bocado en todo el trayecto, pero Hades la engañó para que comiese seis semillas de granada, que la obligaban a volver, cada año, un mes por cada semilla (o sea seis meses). De esta forma, cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación, lo que daba origen a la primavera y el verano. Pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía a los Infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial

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estéril por causa de la tristeza de Deméter, la Madre Tierra. Eso inauguraba la venida del triste otoño y del frío invierno.

Blancanieves Este es uno de los cuentos más célebres de la serie de cuentos de los Hermanos Grimm (1812), llevado a la pantalla por Walt Disney, por primera vez, en 1937. El relato cuenta que había una vez, al final del invierno, una joven y bondadosa reina que, paseando por el jardín de su palacio, vio una rosa roja creciendo a pesar del frío, cuando la fue tocar se pinchó el dedo con una espina, y dejó caer tres gotas de sangre en la nieve. Fue entonces cuando la reina deseó tener una hija con la piel tan blanca cual nieve que reposa, los labios rojos al igual que la sangre y el pelo negro como alas de cuervo. Y sin duda el deseo se cumplió, naciendo una preciosa y encantadora princesa a quién la reina junto a su esposo, el rey, decidieron llamarla Blancanieves (porque la niña era “Blanca como la Nieve”). Sin embargo, la reina y madre de Blancanieves enfermó poco después de dar a luz y murió. El rey se casó posteriormente con una mujer muy bella pero fría. La segunda y nueva esposa del rey, la segunda y nueva reina, la malvada madrastra de Blancanieves, realmente era una hechicera muy poderosa, además de ser egoísta, malvada, mala y excesivamente vanidosa, era poseedora de un espejo encantado. La malvada madrastra tenía un espejo y le preguntaba a él quién

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era la mujer más bella del reino. El espejo le respondía siempre que era ella… Pero cuando Blancanieves cumplió los 17 años el espejo le dijo que era Blancanieves. La madrastra había sido “destronada”.

La malvada madrastra, celosa, ordenó a un cazador que matara a su hijastra Blancanieves en el bosque y, para asegurarse, le exigió que le trajera el corazón, el hígado y los pulmones de la inocente, dulce y bella hijastra. El cazador no cumple su tarea y en su lugar abandona a Blancanieves en el bosque y le lleva a la malvada madrastra el corazón de un jabalí joven que luego fue cocinado por el cocinero real y comido por la cruel reina. En el bosque, Blancanieves descubrió una pequeña casita en un

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claro y en medio del bosque que pertenecía a siete enanitos y decidió entrar para descansar. Allí, éstos se apiadan de ella y la dejaron vivir allí.

Le advirtieron, eso sí, que no dejara entrar a nadie mientras ellos estuvieran en las montañas. Mientras tanto, la reina malvada le preguntó a su espejo una vez más quién era la más bella de todas y, horrorizada, se enteró de que la princesa no sólo estaba viviendo con los siete enanitos, escondida en la casa del bosque, sino que Blancanieves seguía siendo la más hermosa de todas. La malévola reina usa tres disfraces para camuflarse y tratar de matarla mientras los enanos están en las montañas. Las dos primeras estratagemas fallaron pues Blancanieves fue socorrida por los enanos, pero la tercera fue la vencida y esta vez Blancanieves cayó.

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La malvada reina prepara una manzana envenenada, se disfraza como una anciana vendedora y le ofrece la fruta a Blancanieves. Cuando Blancanieves se resiste a aceptar, la malévola reina corta la manzana por la mitad y se come la parte blanca y buena de la manzana y le da la parte roja y envenenada a la princesa. Blancanieves come la parte roja de la manzana con entusiasmo e inmediatamente cae en un profundo sopor. Cuando los enanos la encuentran, no la pueden revivir. Aún conservando su belleza, los siete enanitos fabrican un ataúd de cristal y oro para poder verla todo el tiempo. El tiempo pasa y un príncipe que viaja a través del reino ve a Blancanieves en el ataúd. El príncipe está encantado por su belleza y de inmediato se enamora de ella. Este le ruega a los siete enanitos que le den el cuerpo de Blancanieves y pide a sus sirvientes que trasladen el ataúd a su castillo. Al hacerlo se tropiezan con algunos arbustos y el movimiento hace que Blancanieves escupa el trozo de manzana envenenada atorada en su garganta, despertando así de su sueño de muerte. El príncipe luego le declara su amor y pronto la pareja planea celebrar su boda. La maligna reina, creyendo aún que su hijastra Blancanieves está muerta, pregunta una vez más a su espejo quién es la más bella de todas y, una vez más, el espejo la decepciona con su respuesta: «Usted, mi reina, es increíblemente bella, es cierto; pero la “joven reina” es mil veces más hermosa que tú». Sin saber que a quien se refería era de hecho su hijastra

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Blancanieves, la cruel reina es invitada a la boda del príncipe del país vecino. Cuando se da cuenta de que la nueva reina es su propia hijastra Blancanieves, se asusta y se desespera tratando de pasar desapercibida. Sin embargo, el príncipe y Blancanieves ven y reconocen a la reina malvada, la malvada madrastra de Blancanieves. Entonces, Blancanieves le cuenta al príncipe todos los malos momentos que su malvada madrastra le había hecho pasar, y cómo intentó matarla tres veces. Como castigo por sus malos actos, el príncipe, ahora rey, manda confeccionar un par de zapatos de hierro, obligando a la reina malvada a ponérselos al rojo vivo y a bailar sin parar hasta hacerla caer muerta.

Análisis arquetípico del cuento: Blancanieves es la princesa o Ánima, mientras que el dragón es la malvada madrastra. Como no podía ser de otra manera, su salvador resulta ser un “príncipe”. En la primera parte del cuento aparece algo muy interesante. Primero tenemos al rey casado con una reina buena. Luego, cuando nace Blancanieves, la reina buena muere y el rey se casa con una reina mala. Este comienzo nos está hablando de la existencia de dos tiempos de la Conciencia; la primera es la del rey y reina buena, que se corresponde con la dupla arquetípica Madre-Padrastro. Este

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tiempo es el del paraíso, donde todo es belleza y felicidad. La parte anímica, representada por la reina buena, está madura y en contacto con la gnosis. La parte gnóstica, representada por el rey, está en sabia vinculación con su Ánima. Luego la reina buena muere para dar nacimiento a Blancanieves. Blancanieves es un fractal de Ánima del Ánima mayor que le dio origen (la madre). Así, el nacimiento de Blancanieves significa que la parte anímica ya comenzó su descenso al Inframundo (al igual que Inanna), por eso su madre fallece. Blancanieves es la misma reina que fue perdiendo la gnosis. Arquetípicamente, Blancanieves se corresponde con el arquetipo de la hija. Sabemos que cuando la parte anímica se empequeñece, el componente masculino de la Conciencia también cambia. Es por eso que el rey, que representa a la gnosis, se termina casando con una reina mala, la madrastra (equivalente a la diosa Ereshkigal). La Madrastra es la sombra de la Madre y aparece cuando el crecimiento de la parte masculina minimiza a su par femenino. Esto da origen a la segunda línea de tiempo; el rey ensimismado y distante de su hija y la reina mala, madrastra de Blancanieves. La sombra de Ánima sabe que si Ánima se empodera, ella desaparecerá. Sabe que la parte masculina de la Conciencia se volverá un niño si Ánima resplandece y se entrona. Por eso la madrastra se empeña en destruir a su hijastra para ella sobrevivir.

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Madre

Padrastro

Reina 1

Rey

B

Rey

Reina 2

Hija

Padre

Madrastra

Mundo Feliz

Experiencia del dolor

La sombra da comienzo a una sistemática persecución sobre Ánima. Primero la obliga a residir en el bosque y luego la “mata” dándole de comer de la manzana. Los Hermanos Grimm usan la manzana pues representa el pecado original. La madrastra hace de serpiente y tienta a Blancanieves a pecar como lo hizo Eva. Blancanieves finalmente cae, después de varios tropiezos, algo propio de un Ánima que ha perdido la gnosis. Pero el destino, o Hada Madrina, conspira a favor de ella, pues le envía a su hijo para salvarla, siendo este hijo el Cristo gnóstico (no confundir con el Jesús histórico) Blancanieves, al despertar de su sueño-Matrix luego de escupir la manzana, recuerda quién es.

Colores Arquetípicos

Los colores elegidos por la productora de Hollywood ¿son arbitrarios o no? La madrastra viste de color rojo y Blancanieves de color azul. ¿Tiene algún significado oculto respecto a lo aprendido en este libro? ¿Por qué la madrastra vibra en un color masculino y Blancanieves en uno femenino? ¿Está bien el rosa para las niñas y el celeste para los niños?

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El joven príncipe que la salva se corresponde con el arquetipo del hijo, y es por eso que se enamora de la belleza de Blancanieves. El arquetipo del hijo tiene, por alter ego, al arquetipo del Padrastro. Y el Padrastro no es otra cosa que el padre de Blancanieves cuando su madre estaba viva. El viejo padre y su hija se han reencontrado. Este regreso al principio significa que Blancanieves deberá despegarse progresivamente del arquetipo de la hija (que la hacía vulnerable a la madrastra) para reencontrase con el arquetipo de la Madre (que la hace fuerte frente a ella). Blancanieves así lo hizo y su madrastra entró en graves problemas. La unión del príncipe con Blancanieves se selló cuando ambos se casaron. Esto convirtió al príncipe en rey y a Blancanieves en reina; ¡volvimos al comienzo del cuento! El matrimonio real significa la integración de la Conciencia, la rotura con la dualidad de la Matrix. Porque “reales” no sólo significa “de reyes” sino también “que son realidad”, por lo tanto “reales” son los arquetipos, no las personas que viven en el mundo-Matrix, y los arquetipos residen en la Conciencia, por eso se dice que la “realeza” tiene un origen “divino”; Conciencia = Dios. Esto, como ya he predicho, provocará la desaparición de la sombra de Ánima. Y eso se ve al final del relato cuando la reina Blancanieves, con su esposo, aniquilan a la madrastra en su palacio. Respecto a los enanitos (que son siete) son una expresión del

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arquetipo del hijo. El enano es un “humano pequeño” que en apariencia se parece a un “niño” (si le sacamos la barba, obviamente). El contacto con los enanitos fue, para Ánima, el primer contacto con la gnosis; su primer “vislumbrar” de la Conciencia. El segundo contacto y más importante fue cuando conoció al príncipe; allí dio con la gnosis completa. Por lo tanto los enanitos y el príncipe fueron, en conjunto, el equipo masculino salvador. Mientras tanto el espejo que consultaba la bruja tiene que ver porque los antiguos magos europeos (como John Dee) usaban la observación del espejo para conocer cosas sobre el mundo. Este método de observación del espejo es usado hasta el día de hoy.

Peter Pan Peter Pan es un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Ma�hew Barrie para una obra de teatro estrenada en Londres, en 1904, y que se llamada Peter Pan y Wendy. La historia nos dice que Peter Pan es un niño que nunca crece, tiene diez años y odia el mundo de los adultos. Siempre va acompañado de su hada Campanilla, que lo asiste en los momentos que él necesita. El polvo que ésta desprende hace que Peter tenga la capacidad de volar indefinidamente. Peter no vive en la Tierra sino en el país de Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas como por indios, hadas y sirenas, donde vive numerosas aventuras junto a sus amigos, los Niños Perdidos. Campanilla fue el hada que adoptó y crió a Peter Pan, así que podemos decir que es su mamá adoptiva.

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Es muy celosa, vanidosa y sobreprotectora de Peter, cuidándolo de todo eventual peligro. El autor de la obra postula que, antes de nacer, todos los bebés son “aves”; de aquí nace la figura de Peter Pan, un niño que salió volando por la ventana de su cuarto mientras sus padres dormían, porque les había oído hablar de las cosas que tenía que hacer cuando fuese adulto. Creyendo ser ave, voló directo a los Jardines de Kensington; allí el hada Campanilla lo encontró y se lo llevó al País de Nunca Jamás, donde conoció a indios, sirenas, hadas y demás criaturas fantásticas que habitaban aquel lugar. Peter vuela hasta la ventana de los Darling casi todas las noches, porque le gustan los cuentos que Wendy (una de las protagonistas) les cuenta a sus hermanos y, una noche, después de recuperar su sombra, Peter decide llevarlos al País de Nunca Jamás para que Wendy se convierta en la madre de los Niños Perdidos.

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Wendy Darling es una hermosa niña de 12 años que sueña con un lobezno en una rara isla que parece combinar bosque y jungla. Entre sus sueños se le aparece Peter Pan pero no es hasta varios días después cuando lo conoce realmente. Wendy se deja convencer por Peter y acompaña a éste al país de Nunca Jamás; le entusiasma la idea de ser una madre y despierta a sus hermanos para que vayan con ella. En el libro se comporta como tal y llega a decir frases que su propia madre decía, tales como: «Dios mío, a veces pienso que las solteras son de envidiar» y «A veces los niños son más una maldición que una bendición». Wendy tiene dos hermano; John y Michael, de 10 y 4 años respectivamente. A los dos les encanta oír los cuentos de Peter Pan que su hermana les cuenta por las noches, y aceptan ir al país de Nunca Jamás para llenarse de aventuras. Los Niños Perdidos son una cuadrilla de pequeños y traviesos niños que viven con Peter Pan y Campanilla en una cueva secreta para que Garfio no los descubra. En realidad son niños huérfanos o que fueron abandonados por sus padres a muy temprana edad y que fueron encontrados por Peter Pan y Campanilla. Peter Pan tiene en su isla a su archienemigo, el capitán Garfio. Garfio es el jefe de los piratas y comanda un barco. Siempre quiere capturar a Peter y cuando lo encuentra lucha contra él, aunque nunca logra vencerlo porque el niño lo derrota. Peter, al igual que Campanilla, dominan la magia y pueden volar, cosa que Garfio no; sus poderes son terrenales.

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Una vez que Wendy y sus hermanos aceptan ir a Nunca Jamás, Campanilla, con su polvo de hadas, hace que Wendy y sus hermanos puedan volar. Así salen volando todos por la ventana hacia el cielo y llegan en poco tiempo al país mágico. Cuando llegan pasa un percance; Campanilla, celosa del afecto que siente Peter por Wendy, anima a los Niños Perdidos para que ataquen a Wendy diciéndoles que es un ave que Peter quiere que eliminen. Campanilla no es mala, pero los celos pueden con ella. Piensa que si Peter tiene una nueva “madre” va a olvidarse de ella. Los Niños, que siempre obedecen a su líder y creyendo que el hada dice la verdad, atacan con flechas a Wendy y cuando ésta cae se dan cuenta que no era un ave; era un ser humano. Luego Peter regresa y ve “muerta” a Wendy… Escruta a los niños y éstos dejan en evidencia a Campanilla. Enojado con el hada, Peter la reprende y Campanilla sale volando avergonzada y se esconde tras un árbol. Con el tiempo, Campanilla y Wendy se amigan

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pues el hada reconoce la bondad de la niña; la joven le demuestra que puede ser una excelente madre de todos. El capitán Garfio se entera que en el país de Nunca Jamás hay “nueva visita”, y no una cualquiera sino una especial. Cuando conoce a Wendy, le hace ver que huyó de su casa y que pudo ser una decepción para sus padres. Tanto Peter como Garfio la quieren como madre, por su talento para contar cuentos y por su gran cariño y sensibilidad. Luego de un enfrentamiento con el capitán Garfio y la derrota de éste en manos de Peter y sus amigos (en los que se encuentran una tribu de indios que viven en Nunca Jamás), Wendy le pide a Peter que la regrese a la Tierra pues extraña a su familia. Peter no se siente feliz con esa decisión, pero como no quiere verla triste accede a su deseo. La historia termina con Wendy y sus hermanos regresando a casa y Peter despidiéndose de ellos, luego de haber vivido una aventura inolvidable.

Análisis arquetípico de la novela: Esta novela es muy interesante pues responde muy bien a la propuesta en esta obra. En primer lugar veamos el origen de Peter, el niño que no quiso ser hombre. Peter fue un bebé que, a poco de nacer, salió volando a los Jardines de Kensington donde se encontró con un hada. El autor dice que los niños, antes de nacer, son “aves”.

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Las aves son criaturas que pueden volar y esto nos habla de que los bebés, antes de venir al mundo, son seres espirituales. Peter es un alma que a poco de encarnar murió y regresó al cielo, su hogar, porque no quiso vivir en la Tierra. En la obra no habla de que Peter murió, pero se sobreentiende de que si los padres, al otro día, no lo encontraron en la cuna es porque ya no estaba en la Tierra… Como es un espíritu, o alma, pudo ver a un hada en el jardín. Las hadas cuidan a los niños y lógicamente se lo llevó a Nunca Jamás, que es un mundo “mágico” porque no es un mundo material; en los mundos materiales la magia raras veces funciona. Las almas puede regresar a la Tierra cuando quieran, pero Peter nunca quiso hacerlo. Sin embargo, cada tanto baja a la Tierra para llevarse más “almas” a su mundo, por lo que encaja con el príncipe azul. Recordemos, además, que Jesús les dijo a sus discípulos que si no logramos ser como niños no entraremos al reino de los cielos. Es una frase que le hace un guiño a Peter Pan. Luego tenemos a Wendy, que es una niña a punto de convertirse en adulta (hoy en día se le llama adolescente, pero la obra fue estrenada en 1904). Wendy, aparte de ser una mujer, es bondadosa y maternal, y puede ver a Peter en los sueños. No es ninguna novedad que en sueños veamos espíritus. Wendy entonces representa al alma humana que está atrapada en la Tierra, y que no está del todo segura de seguir viviendo en la Tierra o no. Peter se enamora de ella y viene a rescatarla del infierno antes de que sea tarde (tiene 12 años y está a punto de hacerse “mujer”).

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Casi lo logra, pero como Wendy extraña a su familia el príncipe fracasa en su intento. Aquí las cosas no terminan como en Blancanieves u otros cuentos pues Wendy prefiere el Inframundo. En las ECM muchos deciden regresar a la Tierra por apego a sus familiares, igual que Wendy. Luego tenemos a Garfio. Garfio representa a la serpiente del Edén, o sea el diablo. Es varón pues el diablo es una entidad masculina, no femenina (esto se explica mejor en El Huevo Cósmico —libro 4— o en Nuevo Árbol de la Vida —libro 5—). Garfio se corresponde con el arquetipo del Padre, por eso vive en riña con Peter y además quiere apoderarse de Wendy. Tanto Peter (el hijo) como Garfio (el Padre) quieren a Wendy (la princesa), pero por razones diferente. Garfio, en su rol de Padre, quiere a Wendy como “sirvienta”. Estando en el barco pirata, su vida no sería muy distinta a la que viven muchas mujeres en la Tierra, atendiendo y sirviendo a su marido. Peter, en cambio, la quiere como “mamá”. Si bien ella se ocupará de los niños, la pasará mejor que estando con Garfio. Además cuenta con la ayuda de Campanilla, que la puede asistir en su trabajo y hacer que vuele con sus polvos mágicos. Garfio no puede ofrecerle eso. La estrategia que utiliza el capitán Garfio para hacerle sentir remordimiento a Wendy (le recuerda que huyó de su casa y que será una decepción para sus padres) es la misma que usan los extraterrestres-demonios con los humanos en la ECM. Garfio,

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en su rol de serpiente, le aconsejará al Alma humana (Eva) que acepte comer de la fruta prohibida para hacer la experiencia de la muerte, o sea bajar al Inframundo. Peter, el Cristo, intentará que Wendy-Eva se quede en el paraíso desoyendo los consejos del diablo. En sus luchas contra Peter Pan, Garfio siempre fracasa pues el diablo no tiene poder real; su fuerza sólo es efectiva en el mundo de la materia. Luego tenemos a la dupla Campanilla-Wendy, que en el fondo son el mismo personaje femenino pero en situaciones adversas. Campanilla representa al Alma del Creador, cuyo arquetipo es la Madre. Esto explica sus poderes mágicos y lo celosa que es de Peter. Wendy representa al fractal de Ánima que está haciendo su experiencia en la Tierra. Ella carece de poderes mágicos pues ha perdido la gnosis.

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Tanto Campanilla como Wendy son las mamás de Peter Pan, amén de que la primera sea más consciente del rol de madre que la segunda. La historia de Peter Pan contiene una secreto gnóstico, que es que si queremos ser felices debemos recuperar nuestra espiritualidad y nuestra infancia perdida y tener el valor de renunciar a este mundo material. En la historia, Wendy al principio tuvo sus dudas y se sintió atraída por Peter, aceptando irse con él, pero no tuvo el valor para quedarse y al final decidió regresar con su familia. Así, la princesa no se animó a salir de su castillo y el príncipe tuvo que volverse a su lugar de origen con las manos vacías. Otra vez será.

La Historia sin Fin La novela (del escritor alemán Michael Ende) fue publicada en español por Alfaguara en 1983, y llevada al cine poco después. Fue traducida a 36 idiomas y salió por primera vez en 1979, convirtiéndose en un éxito absoluto. La historia transcurre entre el mundo fantástico del que habla el libro llamado “La historia interminable”. En el mundo fantástico, el protagonista es un joven guerrero llamado Atreyu, a quien la Niña Emperatriz, soberana de Fantasía, pide iniciar una búsqueda para hallar una cura a la enfermedad que padece y que la está matando lentamente. La Emperatriz reside en la Torre de Marfil, palacio en el corazón

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del reino. Su descripción es la de una niña indescriptiblemente hermosa, no mayor de diez años, a pesar de ser infinitamente mayor que cualquier otro ser. Su cabello es de una blancura nívea, como su túnica, y sus ojos, del color del oro. La Emperatriz es conocida en el mundo como “La Señora de los Deseos”. Si ella llegase a morir, Fantasía y todas sus criaturas morirían inmediatamente, pues ella es el corazón de toda fantasía y todo en el reino vive gracias a que ella existe. El otro protagonista es un niño del mundo real, Bastián Baltasar Bux, huérfano de madre y solitario, quien lee la novela que narra la historia de Fantasía, y para quien la historia se vuelve cada vez más real.

Todo comienza cuando Bastián entra en una tienda de libros viejos propiedad de Karl Konread Koreander. Cuando el dueño sale a su encuentro, Bastián le explica su situación, que hay varios compañeros de clase que le agreden y se burlan de él. Tras

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una larga charla y aprovechando un descuido del librero, Bastián se lleva uno de los libros furtivamente: La historia interminable, el cual le llama la atención a causa de su llamativo aspecto, con el ÁURYN en la portada.

El “ÁURYN” es un medallón con dos serpientes esculpidas en relieve, una blanca y otra negra, que se muerden mutuamente las colas y con la frase “HAZ LO QUE QUIERAS” en su reverso. Es el símbolo de la Niña Emperatriz, por lo que los habitantes de Fantasía lo respetan hasta el punto de no pronunciar su nombre, sino que le llaman eufemísticamente la Alhaja, el Esplendor o el Pentáculo. El autor explica que el “haz lo que quieras” no quiere decir que Bastián pueda hacer lo que se le antoje, sino que significa que debe seguir sus deseos hasta que lo lleven a su Verdadera Voluntad. Esta es la búsqueda de Bastián por Fantasía.

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Bastián busca su Verdadera Voluntad, pero innumerables obstáculos se interponen en la búsqueda de ésta. Y al hacer lo que no se quiere de verdad, se cae cada vez más profundamente en la perdición. Los deseos torcidos de Bastián hacen que olvide cada vez más su mundo natal, cosa que no le molesta, porque de todos modos no quiere volver allí. Sin embargo, el que nada recuerda nada puede desear. Cuando pierda el último recuerdo de su propio mundo, Bastián ya no podrá desear nada. La base para la creación es la propia realidad, no se la puede olvidar.

El medallón brinda a su portador protección absoluta, ya que ningún ser de Fantasía se atrevería a atacar a su portador. Cuando lo lleva un ser humano, ÁURYN cumple sus deseos hasta llegar a su Verdadera Voluntad. Sin embargo, el riesgo es que olvide el mundo real por completo y entonces no pueda volver a éste, pues cada deseo tiene como coste un recuerdo

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de quien lo formula. Además, al final del libro se revela que es también el portal que conecta el mundo de Fantasía y el mundo de los humanos. Una vez en la escuela, Bastián se esconde en un desván, que sólo él conoce. Sintiéndose a salvo, abre el libro y se sumerge en la lectura. Ésta habla sobre Fantasía, que se encuentra en un grave peligro, pues por algún motivo que sus habitantes desconocen, sus habitantes y lugares están empezando a desaparecer, dejando un vacío, “nada” en su lugar. La Nada progresa a medida que la enfermedad de la Emperatriz avanza, habiendo una clara relación entre ambas y, como se descubre cuando la trama avanza, con Bastián.

Se va desarrollando la historia y van apareciendo diferentes personajes, como el dragón blanco de la suerte Fújur; así como distintos retos para Atreyu, que éste irá superando hasta

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encontrar la salvación para el reino y para la Emperatriz, cosa que consigue entrando en contacto con Bastián, a través del libro como nexo entre ambos. Al final, Bastián y el librero Koreander intercambian historias de sus aventuras en Fantasía. Koreander revela que una persona puede volver a Fantasía tantas veces como quiera, pues todos los libros son puertas a Fantasía, y que puede ver a la Emperatriz siempre que pueda pensar en nombres para ella. También sugiere que Bastián le enseñará a otros el camino a Fantasía.

Análisis arquetípico de la novela: En “La Historia Interminable”, los elementos arquetípicos aquí tratados aparecen, pero operan en los personajes de manera diferente. La princesa es sin duda la Niña Emperatriz, el príncipe salvador es Bastián, y el malvado dragón es la Nada, o sea un ente impersonal. En esta historia, el príncipe, como no podía ser de otra manera, vuelve a ser un niño. Siempre el príncipe azul es un “hombre niño” y ese es el gran problema de las mujeres matrix... El drama central de la novela no es que la princesa (Ánima) está atrapada en el castillo y quiere escapar, como veníamos viendo en las otras historias, sino que la esfera masculina de la Conciencia casi se ha olvidado de ella. Si eso ocurre, la princesa se morirá, simbólicamente hablando, en su mazmorra a la espera de ser rescatada.

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La princesa es la reina de Fantasía y, por lógica, es el Ánima Mundi. Es por eso que es un ser femenino y es más vieja que cualquier otro ser; la longevidad indefinida es una forma de describir la eternidad. Además es “la señora de los deseos” y el “corazón” de Fantasía, por lo que no es un fractal de Ánima sino Ánima misma. Si la Nada destruye a Fantasía (el mundo de Ánima) los humanos, según la historia, no podrán “crear” nada. Y eso es cierto en clave arquetípica, pues Ánima es la que materializa todas las cosas (genera la Energía o shakti). Pero el autor se refiere aquí a crear en términos artísticos, a imaginar y soñar otros mundos… Lo “real” (afirma Ende) carece de sentido y sólo la “imaginación” da sentido a nuestra existencia. Bastián y Atreyu son, en el fondo, lo mismo (podemos pensar, si queremos, que éste último es el alter ego de Bastián), por lo que se

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lanza, como todo príncipe, a salvar a su Ánima-Emperatriz. En realidad el niño no salva a la Emperatriz, como ocurre en la historia de Blancanieves, sino que salva la conexión entre la parte espiritual y anímica de los humanos, que, según la historia, estaba a punto de perderse. El espantoso mundo de los humanos (donde vive Bastián) seguirá existiendo, pero nunca olvidaremos que podemos, si lo deseamos, salir de él; eso nos llevará a Fantasía. Es allí donde entra en acción el ÁURYN, que es un medallón con forma de dos serpientes enroscadas, una blanca y otra negra (el bien y el mal). Este sello no es otra cosa que el portal que conecta el Árbol de la Vida con el Árbol de la Muerte, y tiene que ver con la fruta prohibida del paraíso bíblico. Los colores blanco y negro se hayan también en el tablero ajedrezado masónico, por lo que ese tablero esotérico es un equivalente al ÁURYN. La máxima del ÁURYN es la misma que la del satanista Aleister Crowley “Haz lo que quieras”, y seguir esa máxima de vida nos puede llevar a la salvación o a la perdición. En realidad la aceptación de esta máxima no nos lleva al perfeccionamiento humano, sino a pasar forzosamente por la experiencia del bien y del mal. Uno puede negarse, si quiere, a seguir el impulso de los deseos y no hacer nada de nada, más que meditación. Cuando uno entra en meditación y logra integrar la Conciencia vuelve al Árbol de la Vida, en donde los deseos ya no

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son necesarios. Atreyu hace uso del medallón y elige, sin saberlo, el camino más penoso. Esto significa caer en la dualidad Matrix y tener que aprender a base de golpes (lo que hacemos nosotros en esta vida). Al final Atreyu aprende de sus errores, sabe lo que verdaderamente quiere y logra salvar a Fantasía, pero no se queda en ella pues decide regresar a la Tierra. Así BastiánAtreyu no se termina casando con la Emperatriz y la dualidad establecida por la serpiente, el ÁURYN, sigue vigente. Respecto a esto, está el hecho de que si Bastián seguía pidiendo más deseos perdería todos sus recuerdos. Cuando no le quede ningún recuerdo (cuenta la historia), perderá su poder de “creación”. Esto se debe a que el autor de la novela cree que acercarse demasiado a Fantasía (Ánima) nos alejará definitivamente de nuestro plano material (lo que él define como lo “real”) y eso no nos permitirá volver a éste. Si eso ocurre, la conexión (y existencia) del ÁURYN se perderá para siempre. Recordemos que el ÁURYN, que conecta Fantasía con la Realidad, funciona por medio de los deseos. El autor prefiere que la dualidad creada por la serpiente se mantenga, porque piensa que el mundo material es el mundo donde deberíamos estar. La novela no cuestiona las crueldades de este mundo sino la falta de conexión de los humanos con nuestra Ánima. Por eso, pese a que reconoce que el mundo “real” (material) es un mundo sin sentido, es necesario mantenerlo

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o soportarlo pues sin “realidad” no podríamos vivir. Y esto nos lleva a la idea materialista que tienen muchas personas (como planteé oportunamente en Conciencia); la de creer que la Conciencia es lo virtual y la Energía o shakti es lo real. Mientras sigamos creyendo que la materia es lo “real” y no lo “virtual”, estaremos, como Bastián, oscilando entre el mundo de Fantasía y el mundo de la Matrix. En las propias palabras del autor: “Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. No soy yo quien ha inventado dicho método. Para llegar al paraíso, Dante, en su Divina comedia, comienza pasando por el infierno. (···) Para encontrar la realidad hay que hacer lo mismo: darle la espalda y pasar por lo fantástico. Ése es el recorrido que lleva a cabo el héroe de La Historia Interminable. Para descubrirse, a sí mismo, Bastián debe primero abandonar el mundo real (donde nada tiene sentido) y penetrar en el país de lo fantástico, en el que, por el contrario, todo está cargado de significado. Sin embargo, hay siempre un riesgo cuando se realiza tal periplo; entre la realidad y lo fantástico existe, en efecto, un sutil equilibrio que no debe perturbarse: separado de lo real, lo fantástico pierde también su contenido.” Michael Ende, en una entrevista para el diario El País

Los arque�pos subyacen en la Conciencia y se manifiestan en nuestras vidas sin saberlo. La Conciencia, como dice Malanga, es la creadora secreta del universo. El “príncipe azul”, “el caballero rojo”, la malvada “bruja”, el “hada madrina”… Shakespeare echo mano de aquello logrando que sus obras se vuelvan inmortales. ¿Por qué nos atrae una persona? ¿Por qué fracasamos en nuestras vidas? ¿Por qué nuestro karma se repite como un número de lotería maldito? En esta tercera entrega, siempre basado en los trabajos de Corrado Malanga, realizo un análisis claro de una serie de arque�pos básicos. Estos arque�pos expresan los aspectos ocultos de la Conciencia humana, que es una estructura tripar�ta formada por Ánima, Mente y Espíritu. En base a este estudio, se va completando la información ofrecida en mis dos libros anteriores: “Conciencia” y “Las Arenas del Tiempo”, conocimientos que son necesarios para entender Génesis y El Huevo Cósmico.

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