Bertold Ulsamer Parte 2

  • Uploaded by: Jessika Juarez
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Parte 2 El conocimiento artesanal en las constelaciones familiares Como hemos mencionado anteriormente, para el carpintero es importante honrar a la madera como materia viva. Pero más allá de esto, surgen durante el trabajo práctico una plétora de preguntas concretas y problemas. Quien comienza a constelar familias también se encuentra frente a una gran cantidad de preguntas. Cuanto mayor sea la cantidad de consteladores observados, mayor será la paleta de métodos posibles. ¿Cuáles son los puntos en común necesarios? ¿Cuáles son los criterios utilizados para ordenar las diferencias? En la siguiente parte me dedicaré a responder las preguntas más importantes. Comenzaré con las preguntas generales y continuaré con las preguntas especiales. -1Ofrecer el marco adecuado El terapeuta del seminario ofrece el marco en el cual las constelaciones pueden desarrollarse. Cuanta más claridad y movimiento traiga al marco, mayor será la capacidad y disponibilidad de este. Nuevamente, el criterio para un buen marco es: ¿Qué le da y qué le quita energía a la constelación? Cada guía brinda diferentes condiciones para el marco. Nosotros desarrollamos nuestro propio estilo, con el cual nos sentimos seguros y hacemos lo mejor posible. No obstante, es interesante preguntarse: ¿Porqué razón es significativo mi método? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Cuáles son sus desventajas? Mi experiencia me indica que cuanto más simple, definido y seguro sea el marco de un seminario dado por el guía, mayor será la confianza de los participantes en la constelación. No se debe confundir esta certeza y seguridad con rigidez, testarudez o autoritarismo. Un marco seguro le da profundidad a la constelación. Esto no significa que toda constelación ofrezca las soluciones bonitas que todo cliente desea. Sin embargo, la energía y la intensidad residen en dicho marco. Las constelaciones toman la forma de un ritual que se presenta siempre en forma individual y nueva cuando el terapeuta da el marco con seriedad y recogimiento. Yo he comprobado que no encuentro un buen acceso en los seminarios sobre rituales que tienen su origen en un contexto indígena o africano. No me refiero a este tipo de ritual. No significa tampoco la tentativa de darles a las constelaciones una atmósfera festiva. No experimento esto como un apoyo, sino más bien como una debilitación. Hay un límite donde el esfuerzo por lograr lo especial se transforma en desprecio por todo aquello que se considere rutinario y establecido. Me parece que la gran energía se encuentra en la simpleza y en la sencillez de la forma más normal de constelación. ¿Porqué tendría que hacer algo cuando lo que encuentro ya ha sido alcanzado? Preparación Una decisión importante en la preparación de un seminario es la definición de la duración y de la cantidad de participantes. Dado que la demanda de seminarios de constelación crece, muchos consteladores se preguntan en el momento que pasa con las capacidades mínimas y máximas. Cuanto más corto sea el seminario, menor será la cantidad de constelaciones a realizar. Todo terapeuta dispone de un determinado promedio de tiempo para sus constelaciones. Algunos trabajan con un

marco de 20 minutos o aún menos. Otros desarrollan el panorama total de una familia y necesitan de constelaciones que duran una hora o más todavía. Si se compara con un seminario de 4 o 5 días, en un seminario de fin de semana hay menor cantidad de participantes que puedan constelar. Es también comprensible que la mayoría puede tomarse el fin de semana y no sacar vacaciones para un largo seminario. Por este motivo, comencé a realizar los seminarios de fin de semana. Cuando tuve la seguridad de la asistencia completa a estos seminarios, recién entonces organicé eventos de hasta cinco días de duración. Mi experiencia me indica que la intensidad de los seminarios aumenta paulatinamente con el transcurso de los días. El grupo avanza en forma conjunta y profunda en el nuevo cuarto de las constelaciones. La comprensión de esta nueva situación va creciendo con la experiencia. Especialmente los participantes que tienen un carácter y personalidad difíciles, encuentran de esta manera un acceso a este trabajo y también a las otras personas del grupo. Casi todas las personas que se inscriben en un seminario tienen la necesidad de realizar una constelación. En reiteradas ocasiones, se produce un gran malestar si la cantidad de participantes excede el tiempo necesario para que cada uno pueda constelar. El participante observa la situación, cuenta la cantidad de participantes, compara la duración de las constelaciones con la cantidad de presentes y comienza a sentir pánico al no poder constelar. Él trata de interpretar y de lograr los criterios utilizados por el guía para establecer quien constela y quien no. Esto imposibilita el recogimiento y la concentración. También el guía se encuentra bajo una determinada presión. Él determina quien constela y quien no. Cuando hay 20 participantes y sólo pueden constelar 10 de ellos, es el guía quien decide. No sirve de nada tratar de suavizar este rechazo. Los participantes que desean constelar pero no pueden, se sienten completamente insatisfechos. Personalmente justifico este enojo. ¿Cuál es la solución? Un constelador me contó una salida bastante extravagante a este dilema: se organiza una rifa y el participante con el billete ganador puede constelar. De esta manera el guía se saca de encima esa responsabilidad. Él deja todo librado al azar para no cometer errores o decepcionar a alguien. La solución más aceptada es: sólo los participantes que constelan pagan el precio completo del seminario. Los que no pueden constelar sólo pagan 2/3 del precio del seminario y son observadores y oyentes. Ellos toman parte en las constelaciones como representantes pero no constelan. En reiteradas ocasiones, surge la pregunta acerca de cuales son los límites inferiores. Esta es una elección personal. Mi colega Sneh Victoria Schnabel me contó recientemente, que para uno de sus seminarios de 3 días de duración en los Estados Unidos sólo había 5 inscripciones. Debido a que un participante venía de una zona muy remota, realizó el seminario. Ella trabajó durante 2 días y medio con este minigrupo y quedo fascinada frente a la calidad y riqueza de las constelaciones realizadas. Cada grupo es un campo en sí mismo. Los participantes perciben quien constelará a continuación y como se desarrollará la situación. También la duración de la constelación se adapta a esta situación. Cuando el guía determina la cantidad de participantes durante la preparación y las inscripciones han sido confirmadas, surge la pregunta: ¿están los participantes preparados para la constelación? Las constelaciones se basan en el conocimiento y los hechos de la historia familiar. Por este motivo es importantísimo que los participantes vengan con todo el conocimiento familiar que les sea posible. Una buena preparación se ofrece cuando luego de la inscripción se le entrega al participante un cuestionario con todas las

preguntas necesarias. De esta manera, se establece que hechos excepcionales han ocurrido en el seno familiar durante las 3 últimas generaciones. De importancia son las muertes tempranas, las relaciones anteriores de los padres, la culpa profunda, la expulsión de miembros familiares y otros destinos especiales. Es una sorpresa para los participantes percibir cuan ricas son las informaciones recibidas por parte de padres y parientes. Un participante me dijo una vez que sólo el cuestionario ya justificaba el precio del seminario y que había tenido una charla interesantísima con sus padres y se había enterado de muchas cosas desconocidas. Toda aquella persona que estudie su historia familiar será receptiva a todo lo que encuentre durante el seminario. La introducción de los participantes Cada vez mayor cantidad de participantes ya posee experiencia con las constelaciones. Ellos ya han observado y tenido sus primeras impresiones. Simultáneamente, vienen muchas personas para las cuales las constelaciones son algo completamente nuevo. A través de amigos y conocidos han escuchado algo, o talvez desconocen el tema por completo, como el ejemplo del marido que concurre a una constelación sólo porque su esposa así lo desea. Por estas razones se producen desconocimiento, falsas expectativas, escepticismo y miedos. “¿Funciona esto realmente?” – “ ¿No es todo esto una locura?” – “ ¿Es para mí?” – “ ¿Fracasaré como representante? “. Todos estos pensamientos y cuestionamientos pasarán por las mentes de todos los participantes que no posean experiencia previa. Al mismo tiempo aparecen los miedos y precauciones normales a todo seminario: “¿Me son simpáticos o antipáticos los otros participantes? ¿Quién es de mi agrado y quién no?. Y principalmente: ¿Cómo es el guía? ¿Demuestra seguridad o nerviosismo? ¿Da valor o sólo provoca miedo? ¿Cómo maneja las preguntas? ¿Se explaya fuera del concepto?”. Interesante es su reacción a las incipientes preguntas críticas: “ ¿No está dispuesto a responder? ¿Elimina toda posible crítica? Dichas preguntas se mantendrán en nuestro interior durante las horas siguientes, hasta que se establezca la confianza en el guía y el participante se sienta seguro. Un seminario aparenta ser en muchos casos una situación en extremo peligrosa. Recuerdos de personas autoritarias, la escuela y los maestros están vibrando continuamente en el trasfondo de esta situación. En la mayoría de los casos, dichos procesos de identificación ocurren automáticamente. No son elementos concientes y se encuentran siempre por debajo de la superficie. Lo esencial es: ¿Cuánta confianza tengo en la capacidad y la atenta manera de actuar del guía? Se trata de que al comienzo del seminario se den las necesarias informaciones en forma concreta y directa para poder disipar miedos innecesarios. Se observa y se comprueba en el guía el grado de confianza que genera en los participantes. Algo positivo para la atmósfera del seminario se logra cuando los participantes han comenzado a conocerse. Simultáneamente, no es aconsejable retardar el trabajo constelatorio, pues en el contacto directo muchos interrogantes se dispersan y desvanecen. Debido a ello existe una tensión entre las palabras introductorias y el comienzo de las primeras constelaciones. ¿ Cómo guía, qué y cuanto considero necesario para los participantes del seminario?, y por supuesto: ¿Qué y cuánto necesito yo como guía? Reiteradas veces observo que en un determinado momento de la introducción todo lo otro se transforma en una postergación de la misma. Cuando reconozco este punto, este es el momento de comenzar la primera constelación. De no ser así, los

participantes se aburrirán o comenzarán a formular preguntas superficiales, sólo para seguir retardando el inicio de la constelación. Para mí, la introducción es importante para describir brevemente el desarrollo de la constelación. Comienzo con los motivos que deseo escuchar, hablo acerca de las posibilidades, constelo a las familias de origen y presente y continúo cuando se ha presentado todo lo correspondiente. Doy tranquilidad a los participantes cuando les digo que no es necesario que todos sepan formular su motivo desde el comienzo. Cada constelación que se realiza aclara un poco al motivo propio. Luego de dos o tres días, el motivo personal ya está maduro para la constelación. Entonces comienzo a hablar acerca de la elección de los representantes y también sobre el recogimiento interior, el ser en el momento. “Lo mejor que puede hacer todo aquel que durante la noche anterior haya diseñado un esquema de su futura constelación es olvidar todo cuando comience con el trabajo práctico. Si la constelación real concuerda con lo diseñado, mejor así. Si es completamente diferente, también. Demuestro entonces en forma concisa como el cliente debe constelar al representante. El cliente puede dirigirle por delante, tomándole de las manos u hombros, o bien por la espalda y dirigiéndole por detrás. Recién entonces informo como continuará el desarrollo, como me hago cargo y me comporto como guía. Les doy valor a los próximos representantes cuando les explico las dos dificultades más grandes que aparecen reiteradamente en los principiantes. “Se nos elige casi siempre para roles similares a los conocidos en nuestras propias familias. Si se me elige como el hijo menor, siendo yo el hijo menor de mi propia familia, se establecen naturalmente sentimientos relacionados y ya conocidos en la propia familia con los hermanos mayores representados. Aparece entonces el miedo a estar mezclando las cosas. Sin embargo, prácticamente todos los hijos menores tienen sentimientos similares. Por esta razón, se debe confiar en que los sentimientos pertenecen a la persona representada y especialmente se debe tomar conciencia de lo acontecido en el lugar recibido. En otras situaciones, un representante necesita de coraje para expresarse. El hijo está frente al padre y repentinamente aparece un reservado pensamiento sobre el maltrato. El ambiente se enrarece. El representante del hijo precisa de un gran coraje para expresar algo frente a semejante situación. Es de gran importancia lograr dicho coraje y confiar en la experiencia del guía.” Debido a ello, soy de la opinión que los ordenamientos con los que trabajamos no son condiciones férreas y establecidas. Se debe comprobar si son adecuados o no, acorde a cada constelación realizada. Si un representante repite una frase dictada por el guía, es importantísimo controlar nuevamente si la frase es la adecuada. En reiteradas ocasiones, la verdad se comprueba al observarse en el representante una reacción suave y perceptible. El representante suspira cuando expresa algo adecuado al momento durante la constelación. Algo se ha relajado y solucionado. “Lograd una imagen propia. Observad detalladamente. No es relevante que una frase se adapte a la ideología de esa o aquella persona. La importancia es el resultado positivo”. A continuación, hablo acerca de los diferentes finales de una constelación. Acerca del buen final, donde todo se soluciona y donde todos se sienten satisfechos en su lugar. O el final donde algo muy desagradable y duro se manifiesta claramente en la sala. Y finalmente, el final donde queda algo poco claro y definido y donde todo se interrumpe en algún momento.

“Aún así este es un buen final. No se trata de solucionar algo mediante una constelación, sino de darle un impulso al alma”. Con esta descripción trato de darle a los principiantes el marco adecuado para su seguridad. Especialmente las personas más bien escépticas se relajan un poco más cuando comprenden en parte de lo que se trata. A continuación, sugiero a los participantes que cierren los ojos y recuerden porqué motivo han venido o qué están buscando. “¿Qué es lo esencial? ¿Cómo expresaríais esto en uno o dos frases?”. Entonces les pido a las participantes que abran sus ojos, que formen un círculo, que digan su nombre y que expresen el motivo por el cual se encuentran aquí. Gracias a esta preparación y recogimiento, los participantes pueden concentrarse aún más y se ahorran situaciones superfluas. Muchos de los motivos presentados son similares. Se produce un alivio al escuchar que uno no está solo con su problema. Hemos arribado al punto donde se realiza la primera constelación. El comienzo de la constelación “¿Quién tiene claro cuál es su motivo y desea constelar? En el transcurso de mi trabajo he comprobado la importancia de la expresión del motivo por parte del participante. Cuanto más claro sea el motivo, más clara será la constelación. Esto me ayuda como guía, dado que ahora puedo ocuparme de los temas de real importancia para el cliente. El motivo es la pregunta, el tema o el problema por los cuales alguien desea realizar una constelación. En la mayoría de los casos, el motivo es quien determina si se constela al sistema del presente o al sistema de origen. Se ha demostrado que todo aquel que se acerca con curiosa superficialidad, como diciendo: “se habla tanto de las constelaciones, veamos que pasa con mi familia”, provoca una constelación vana y superficial. Quien por lo contrario se encuentre mediante su motivo recogido y concentrado, tendrá la seriedad necesaria para lograr algo trascendente. Este motivo se reconoce por ser simple y concreto. En reiteradas ocasiones basta con una frase corta y concreta para expresar el motivo. Aún cuando alguien al comienzo permanezca tensionado y desee terminar la constelación cuanto antes, es aconsejable esperar un poco. Como hemos dicho, no es necesario que todos sepan en un comienzo lo que quieren saber exactamente. Cada constelación durante el seminario aclara un poco más el motivo personal y surte efecto sobre los problemas personales. En repetidas oportunidades, el motivo personal cambia durante la constelación de otra persona y se manifiesta algo nuevo. Luego de dos o tres días, el motivo es claro y se ha logrado el recogimiento necesario en la mayoría de los casos. Se podría también definir al término “motivo” con la formulación de la pregunta: ¿Cuál es la pregunta fundamental? Al mismo tiempo, el terapeuta no debería darle demasiado valor a una “perfecta” formulación del motivo. Especialmente los participantes con miedo experimentan un stress innecesario frente a la demanda de lograr una formulación “correcta”. También es posible que alguien no pueda formular el motivo, se ponga muy nervioso y sin embargo, se pueda constelar perfectamente. Por otra parte, se puede formular un motivo aparentemente importantísimo y sin embargo, son sólo palabras huecas. Es importante, especialmente para la primera constelación del seminario, que el guía acepte interiormente constelar a un cliente en concreto y su tema. En ciertas oportunidades aparecen dudas y reparos. Siempre que no presté atención a estos reparos, el cliente quedó insatisfecho en todos los casos. Las veces en las que no ofrecí resistencia y constelé a pesar de un motivo difuso, dieron como resultado

situaciones decepcionantes. El resultado fue una constelación “blanda” y pobre, con padres e hijos que arriban rápidamente a un buen final. El cliente quedó frustrado y manifestó: “En mi familia hubo tensiones y problemas mayores, esta constelación no sirve de nada.” En una situación semejante, es recomendable postergar la constelación. Es importante que dicha postergación no provoque una mala conciencia en el cliente. Cuando digo en forma lapidaria: “Aún no estas preparado para esto”, se produce el peligro de que alguien busque el error en sí mismo. Para ello se han incorporado formulaciones como: “En el momento no puedo decir que sí a tu constelación. Te ruego que esperes por favor. Tu tema se aclarará durante la espera”. Quien mira en el pasado, constela a la familia original, al sistema de origen. Esta es la constelación de la familia de la cual uno proviene. ¿Quién pertenece a ella? Mediante todas las constelaciones realizadas hasta el momento se ha definido claramente quienes pertenecen a un sistema familiar y se encuentran bajo sus leyes: en primer lugar se encuentran los hermanos y los padres, luego sus hermanos (las tías y tíos) y sus padres (los abuelos) y así sucesivamente. Aparte también pertenecen a ella las personas introducidas por cualquiera de los miembros anteriormente mencionados. Por ejemplo, el abuelo tuvo una primera esposa, quien falleció muy pronto. El se casó entonces con su segunda mujer, la abuela. De esta manera, la primera mujer pertenece al sistema familiar, dado que ella dejó su lugar para que, sólo debido a ello, el segundo matrimonio pudiera existir. O el ejemplo donde la madre se separa de su primer marido y se casa con el segundo, el padre del cliente. En este caso, el primer marido pertenece al sistema familiar. Quien contempla su propia vida constela al sistema del presente. A este pertenecen el hombre y la mujer, las respectivas parejas y los hijos en común. Al sistema del presente pertenecen todos las parejas anteriores de ambos, así como los hijos, incluyendo los hijos abortados. El presente es lo más cercano y sus consecuencias nos tocan muy de cerca. Cuanto más cercano en el tiempo se encuentra un hecho, mayor es su influencia. Cuanto más lejos está, menor es su efecto. La muerte de un hermano nos afecta más que la muerte de un tío. Algunas veces, observar el pasado es más fácil y agradable, pues allí observamos la responsabilidad de nuestros padres y antepasados. La cosa se pone desagradable y complicada cuando nos enfrentamos a las situaciones de nuestra vida y el presente. Aquí debemos reconocer y aceptar nuestra responsabilidad. Conviene especialmente comenzar con el presente cuando los hijos son los afectados, pues los hijos cargan con los pesares y los problemas no resueltos de los padres. Si los padres perciben esto durante una constelación, reciben en reiteradas ocasiones más fuerza para enfrentarse al pasado y a los pesares de su familia de origen. Ambas constelaciones pueden complementarse también en partes, como cuando se expande el sistema del presente al ubicar al padre o a la madre detrás del cliente. O bien cuando alguien constela su sistema de origen y al final se ubica al hijo o hija en la constelación. Para obtener una imagen completa de cómo uno está vinculado, se constela a ambos sistemas en dos constelaciones diferentes. En este caso es bueno dejar pasar un tiempo entre ambas para que la experiencia vivida pueda integrarse a la vida personal.

¿Qué hacer cuando alguien tiene un motivo que no le toca directamente? “Mi hermano consume drogas y le va muy mal.” ¿Se debe o se puede constelar por otro? Siempre que cónstele por otro, termine mezclándome en un destino ajeno. Esta es una inmediata contradicción a los ordenamientos, pues cada uno tiene que cargar a solas con su destino. Actuando de esta manera se establece el pensamiento mágico de poder salvar o proteger a alguien. Lo que puede hacer el miembro de la familia es observar la trama. Esto también puede provocar buenas repercusiones en los otros miembros familiares. Pero siempre, el paso difícil y decisivo es la honra del destino ajeno. Durante la constelación del hermano que consume drogas, la hermana está ubicada frente a él y le observa. Entonces ella dice: “Tu consumes drogas y te va muy mal. Yo te honro a ti y a tu pesar, a quien dejo a tu cargo.” Luego ella hace una leve reverencia frente a él. Repentinamente el hermano se endereza. Esta honra le ha dado fuerzas. También la hermana se siente ahora más tranquila y centrada. Desde luego, los padres pueden constelar por sus hijos si se encuentran preocupados por ellos. Pues en la solución tendrían que hacerse cargo como los mayores de la carga que allí se encuentra. ¿Están los hijos de esta forma libres? Cuando los hijos son pequeños, antes de la pubertad, son muy permeables a las energías que emanan sus padres. Cuando los padres aclaran algo, esto tiene consecuencias directas sobre los hijos. En la pubertad cortan con el cordón umbilical para transformarse en adultos. Todo lo que hayan aprendido hasta el momento pertenece a su propio destino. Los padres no tienen el poder de evitar algo. ¡Si esto fuera posible alcanzaría con enviar a nuestros padres a una constelación! Todo adulto tiene su carga personal y la responsabilidad de encontrar una solución. En este caso puede ser de importancia que los padres honren al destino de su hijo o hija. Recuerdo a una pareja que buscaba desesperadamente en Bert Hellinger una solución para su hijo sicótico, ya adulto. Durante un seminario vino a verme un hermano para realizar una constelación. Se vieron tantas cosas malas que la única solución para los hijos era alejarse de los padres. Me fue claro en que grado la preocupación por el hijo también servía para desviar la atención del propio mal. Una importante observación de Hellinger revela que lo realmente significativo se manifiesta regularmente en la primera o segunda frase expresada por el cliente. Si alguien habla mucho y no llega al punto decisivo, es recomendable esperar un poco todavía. Una importante pregunta a los clientes al comienzo y como primera intervención en la terapia de corto tiempo es: ¿Qué deseas alcanzar con esta constelación? Supongamos que esta meta se cumple para tí, ¿qué hay de diferente? Con esta pregunta se alcanzan dos cosas. En una, alguien da con la descripción de la meta la dirección concreta y positiva en la que se está dirigiendo. Él no se enfrenta al problema, sino a la solución. En la otra viene alguien en un buen estado, lleno de recursos cuando se le pregunta acerca de su meta. Cuanto más concreta sea su descripción, mas se percibirá del estado de esta meta en el momento. Con semejantes efectos positivos no es extraño que muchos consteladores utilicen estas preguntas al comienzo. Sin embargo, la pregunta acerca de la meta para una constelación familiar no me parece acertada. El cliente “normal” no necesita de un estado de recursos especial para constelar. Basta con el recogimiento y la disposición a enfrentarse a todo lo que

ocurra. Me parece que hasta es aconsejable un cierto nerviosismo. Durante una constelación, no se sabe nunca que se tornará visible desde las profundidades familiares. Tampoco tomamos el camino directo hacia una solución. El aceptar lo que es, es más importante que la construcción de ciertos ideales y metas a alcanzar. Según mi opinión, la pregunta acerca de la meta desvía más de lo que orienta. Luego de que el guía haya aceptado a un cliente con su motivo, comienza a preguntar acerca de los hechos concretos de la familia. Es de gran importancia remitirse a los hechos esenciales para constelar. Cuanto más divague el cliente y cuanto mayores sean las condenas sobre los otros miembros familiares, mayor serán los prejuicios y la influencia sobre los representantes y el terapeuta. Pregunta: “¿Cuando acaba Ud. de preguntar y pedir informaciones? Hellinger: “Tengo preguntas estándar. Pregunto si alguien está casado, si tiene hijos o si hubo una pareja anterior. Pregunto también si alguien ha fallecido, si un hijo ha fallecido o ha nacido muerto. Así obtengo las principales informaciones sobre la familia del presente. Necesito solamente de esas generalidades. No necesito saber si el padre es alcohólico, o bueno o malo, o dominante o dominado. Esto no tiene importancia ahora. Aquí importa lo que está a la vista. Luego pregunto si en la familia de origen ocurrió algo en especial. Pero aquí también pregunto solo acerca de generalidades, cuántos hijos hubo, si alguien estuvo casado anteriormente, quién falleció y cómo. Esto es todo lo que pregunto. Si alguien desea darme más informaciones, le interrumpo porque no hay necesidad de ello para la constelación familiar. Cuando constelo a la familia, recibo allí todas las informaciones restantes y, algunas veces, continuo preguntando. Este sería el catálogo básico de mis preguntas.” Un fenómeno sorprendente es que en reiteradas ocasiones los hechos esenciales también son nombrados al pasar. El guía pregunta si es que hay hechos concretos no expresados aún. “No, en principio no. Creo que el abuelo tuvo un hijo fuera de su matrimonio, pero esto no es importante.” Casi siempre ese hijo tiene un significado especial. Durante mi trabajo veo que casi todo los hechos relatados por clientes sin experiencia tienen significado. Cuanto menor sea la cantidad de gente que constela, mayor será la concentración de energía. Las relaciones importantes pueden elaborarse en forma clara e inequívoca. Cuantas más personas haya, mayor será el espectro. Así podemos reconocer los variados vínculos y la trama. Es por eso que todas las personas necesarias para una constelación dependen del motivo y de eventuales constelaciones anteriores. Entonces, el cliente elige libremente entre los presentes a los representantes para los miembros de su familia. Muy importante es el consentimiento de los elegidos. En los seminarios remarco: “Quien esté cansado, o a quien le parezca que dicho rol es muy pesado o simplemente no tenga ganas, puede rechazar siempre el pedido. Cada uno se ocupa de sí mismo. No hay obligación de tener que tomar el rol de otro.” A veces ocurre que un hombre elige a una mujer como representante o viceversa. Entonces en ciertas ocasiones, yo exijo que se elija a un representante del sexo

correspondiente, especialmente cuando se trata de la madre o el padre. De todas maneras, interpreto a esta elección como un indicio de una posible confusión de los roles sexuales, tal vez debida a la trama de la familia y guardo la información. Por otro lado, los hombres pueden representar a las mujeres, y viceversa, cuando no hay suficientes representantes del sexo adecuado. Es una experiencia muy valiosa. Durante un seminario con pocos hombres, una mujer tomó el rol de uno de los abuelos. Se trataba acerca del desprecio de los hombres por las mujeres. Finalmente, la abuela le dijo a la hija: “Los hombres son cerdos.” El abuelo representado por la mujer dijo con orgullo a su esposa: “Es cierto.” Al finalizar la constelación, la representante dijo que algo fundamental en su postura frente a los hombres había cambiado repentinamente. Siempre había tenido miedo de los hombres. El miedo había desaparecido. Una vez guié un seminario de supervisión con 12 participantes femeninas y sin un solo participante masculino. Posteriormente, toda las mujeres opinaban de manera unánime que los roles masculinos habían sido especialmente importantes para ellas. Sin embargo, para mí, se ha ido tornando cada vez más importante que al menos la mitad de los participantes sean hombres. Pero no para que los roles masculinos estén constantemente ocupados. El motivo principal es que los temas constelados por los hombres y sus cargas se diferencian mucho de los de las mujeres. Es así que un tema como la guerra produce en los hombres un significado y repercusiones diferentes a las de las mujeres. Gracias a ello, en los seminarios se despierta un profundo entendimiento entre los sexos. El desarrollo de la constelación Antes de cada constelación necesito un corto momento de recogimiento. Por esta razón durante mis seminarios sugiero a todos los participantes que cierren los ojos por el lapso de dos o tres respiraciones y que tomen conciencia de la respiración. Entonces les pido que abran los ojos y constelen. Luego de haber elegido a los participantes, estos se ubican uno junto al otro en un lado del cuarto. Observo el orden familiar, primero a los padres y luego a los hijos, por orden de edad. Repito para que sea claro a los participantes y presentes quien es quien: “Padre, madre, primer, segundo y tercer hijo.” Estas definiciones son importantes, no los nombres. Los nombres confunden. Mediante las definiciones anteriormente mencionadas voy inmediatamente al ordenamiento principal que está más allá de los nombres. De esta forma, como guía, ya estoy honrando indirectamente al ordenamiento desde el comienzo. Le pido al cliente que busque un lugar desde el cual pueda observar claramente todo lo que ocurre y que pueda cambiarse por otro en caso de necesidad. Entonces, le doy valor al representante para que se ubique en su lugar y perciba. El rol del representante es un rol de servicio. Ellos se entregan a las energías de su lugar y dan expresión a lo que perciben. Al mismo tiempo, sirven a la sugerencia del terapeuta, expresan frases que no siempre aceptan en primera instancia y luego dan “feedback” acerca de lo acontecido. Este es un aporte valiosísimo en el camino hacia la solución. Hans está ubicado como representante en el rol del padre. El terapeuta se dirige a el y le pregunta: “¿Hans, cómo te sientes en ese rol?

He escuchado que muchos representantes interpretan como una interrupción a este nombramiento de un rol. El terapeuta debilita al campo de esta manera. Como guía, acentúo el carácter del rol cuando me relaciono con los representantes de manera impersonal. Hans está ubicado como representante en el rol del padre. El terapeuta se dirige a él y le pregunta: “¿Hans, cómo se siente el padre en su lugar? Luego le pregunta a la madre: ¿cómo se siente la madre? Luego se les pregunta a los hijos por orden cronológico: ¿cómo se siente el primer hijo?¿y el segundo?” Cuanto más impersonal sea la formulación, más fácil será para el representante aceptar dicho rol y separarse de su propia persona. Cuando pregunto a uno después del otro en la constelación, estoy honrando al ordenamiento y, al mismo tiempo, introduciéndolo en la constelación. Es como un continuo recuerdo del ordenamiento. La cliente ha constelado a sus padres y hermanos. La madre se siente muy mal luego de las primeras preguntas. A partir de ese momento, la guía se ocupa solamente de la madre. Al padre, ubicado al lado de la madre, no le pregunta nada. Tal es su deseo de ayudar a la madre. Es importantísimo integrar a todos los constelados. Si bien hasta el momento no todos tienen un gran significado para la dinámica y se encuentran al borde de los acontecimientos. Sin embargo, es importante honrar a todos. Algunas veces se produce la integración mediante la pregunta: ¿cómo se siente?. Esta es una forma de honra importantísima. De no hacerlo, el terapeuta estará aislando inconscientemente a algún miembro de la familia. No es justo para el rol del representante que el guía le pida informaciones: El hombre está furioso con la mujer. El guía pregunta al representante: “ ¿sabes porqué estás furioso con ella? O el extremo, pero no por ello extraordinario ejemplo: El hijo se encuentra frente al padre y le ignora. El padre tampoco muestra mucho interés por el hijo. El guía pregunta: “ ¿sabes si el es tu padre? El guía comete un error con estas preguntas. De esta manera no es justo con lo que se muestra o puede mostrar en las constelaciones. Con semejantes preguntas produce una gran confusión en la constelación. Como resultado, los participantes buscan respuesta en sus cabezas en vez de concentrarse en sus reacciones corporales y sus sentimientos. Si se produce un cambio de lugar, se pregunta al interesado que ha producido este cambio en él. “ ¿Cómo te sientes en tu nuevo lugar? ¿Mejor? ¿Peor? El terapeuta permanece siempre en contacto con los acontecimientos gracias a las informaciones obtenidas de esta forma. Puede experimentar algo y confiar en el “feedback” del representante. Algunas veces, la constelación se estanca sin motivos aparentes. Esto se puede deber a hechos aún no mencionados. Por eso es importante preguntar al cliente

también durante el transcurso de la constelación acerca de los hechos. A veces aparecen informaciones valiosísimas. El cliente observa durante el transcurso de la constelación. Sus comentarios o reparos no serán atendidos. Su única y significativa contribución es dar información acerca de los hechos o avisar cuando recuerda algún hecho no mencionado anteriormente. (“Ahora recuerdo: todavía hubo un hermano del abuelo quien se suicidó.”) En este último caso, el cliente avisa levantando la mano y espera el momento indicado para dar la información sin provocar molestias. Es posible relevar de su rol a un representante durante la constelación. En ciertas ocasiones se comprueba que determinada persona no es necesaria. Entonces es aconsejable relevarle de su rol y pedirle que se siente. De ser necesario, se puede tomar siempre a la persona en otro momento más adecuado. También se pueden cambiar representantes si alguien se siente sobre exigido o sus cosas personales se mezclan demasiado con el rol. Pero esto no ha sido prácticamente nunca necesario. El fin de la constelación El guía determina el fin de la constelación. Es una parte de la responsabilidad asumida. No es el cliente quien dice basta. Una buena pregunta al cliente es: “¿podemos finalizar aquí?” Es bueno que el constelador mencione porque interrumpe la constelación: “no puedo continuar ahora.” El guía debe tomar la responsabilidad por sus actos. El cliente ocupa el lugar de su representante al final de la constelación. Hasta ese momento estuvo todo el tiempo escuchando la historia de su familia desde fuera y apartado. Ahora lleva conscientemente la nueva imagen y el nuevo ordenamiento a su lugar en la familia y en sí mismo. El cambio del representante por el cliente especialmente tiene sentido en una constelación donde todo se soluciona y todos están bien en sus lugares. He comprobado que un pequeño gesto tiene un buen resultado. Cuando el cliente va al lugar de su representante, este se queda parado en su lugar. El cliente toma con ambas manos las manos de su representante y esta es la señal del relevo. El representante da un paso y se aleja del lugar que es tomado ahora en forma conciente por el cliente. Así es el paso algo claro y definido. Algunas veces es necesario realizar todavía una parte del trabajo con el cliente verdadero en su lugar. La hermana mayor del cliente murió siendo muy joven. En la constelación se aclaran muchas cosas con los padres. Al final, el cliente toma el lugar de su representante. Él le exige al cliente que se de vuelta, mire a su hermana y le brinde un lugar en su corazón. Semejante encuentro es de ayuda e importancia también para la persona representada. Al cliente le hace bien pronunciar las frases de solución. Sin embargo, siempre hay sorpresas: El cliente tiene dificultades con su padre. Durante la constelación se aclara todo, el hijo está ubicado frente al padre y le mira con amor. El cliente retorna a su lugar, Una vez allí, hace una mueca de disgusto y se desata en el un sentimiento de furia.

Para el terapeuta todo es momentáneamente frustrante. El ha sufrido durante una hora y llegó finalmente al punto donde la paz retorna al sistema. ¡Y ahora este rechazo! No es aconsejable que por ello sienta ira hacia el cliente y le demuestre su malestar diciendo: “Aún no estás maduro para el resultado.” Al pronunciar la frase en este tono se provoca en el cliente el sentimiento de no haber hecho nada bien. Sin embargo, él hizo lo mejor que pudo. Otras veces es suficiente que el terapeuta le sugiera al cliente ubicado en su lugar que le diga a su padre: “Todavía necesito un poco de tiempo.” Tal vez, la frase final adecuada para la situación del hijo enfrentándose enérgicamente con el padre sea: “Yo estoy por encima de tí.” De esta forma finaliza la constelación. En reiteradas oportunidades, el terapeuta continua trabajando un poco y penetra en las dinámicas de la familia. A continuación es importante explicarle al representante anterior que lo ocurrido no es un fracaso personal o el resultado de una capacidad perceptiva pobre. Este fenómeno ocurre en forma reiterada y es independiente de la capacidad del representante. No siempre es aconsejable llamar al cliente para el fin de su constelación. Está más seguro y protegido viendo la constelación sólo desde fuera. El terapeuta tiene que saber si tiene sentido mantener dicha protección al finalizar la constelación. Especialmente si esta termina con tensiones, es suficiente verle desde fuera. Cuando un seminario dura mucho tiempo es aconsejable que el cliente observe desde fuera. Se trata de darle “el impulso al alma” – y este es independiente del lugar que tome alguien. La constelación termina cuando el cliente está ubicado en su lugar en la familia. Mientras que en el pasado yo determinaba la disolución de la constelación, ahora encuentro adecuado dejarle la acción al cliente: “Permanece en tu lugar todo el tiempo necesario hasta que hayas guardado todo lo que sea importante para tí. Cuando sea suficiente, vete de tu lugar.” Esta es la señal para los otros de dar un gran paso para salir de sus roles. Los representantes abandonan sus roles al finalizar la constelación. Vuelven a sus personas. Casi siempre basta con decir: “¡Y ahora, los representantes dan un gran paso y salen de sus roles!” La situación es simple para los representantes cuando la constelación termina y se logra un buen final. Complicado es el abandono del rol cuando no se ha alcanzado ninguna solución y aún hay muchas tensiones en la sala. Algunas veces, el origen de esto son los destinos especialmente trágicos en la familia. También hay complicaciones cuando se abandona con su carga a los miembros de la familia mientras el cliente ha encontrado una solución a sus problemas. Dichos miembros familiares juegan un rol secundario, p.ej: un abuelo que tuvo un trágico destino. Si la constelación fue especialmente impetuosa, puede ser bueno preguntar si todos han salido de su rol. Si uno o varios dan respuestas indecisas, se les debe ayudar a abandonar los roles. Es aconsejable mencionar al comienzo del seminario la posibilidad de permanecer en el rol y pedir a todos que presten atención si les pasa esto y que inmediatamente informen al terapeuta. Hellinger sugiere una imagen interior: “También hay roles peligrosos en una constelación familiar. Se debe salir rápidamente de ellos. Es aconsejable imaginar que uno entra en un circulo “mágico”, del cual nada entra o sale. Si uno estaba fuera de ese circulo mágico, al ser constelado retorna finalmente a él. Hay, sin embargo, un método más

simple. Uno se repliega al vacío del justo medio. Allí estamos tan unidos como separados. Este justo medio es suave.” Básicamente, utilizo dos métodos en estas situaciones. Al primero lo utilizo cuando es sólo una persona la que tiene dificultades y cuando estas no aparentan ser demasiado grandes. El representante retorna otra vez al lugar en el cual tuvo su rol. Una vez allí percibe nuevamente su rol. Entonces escucha la sugerencia: “sal conscientemente con dos grandes pasos de ese rol en ese lugar. Luego vuélvete e imagínate en ese lugar a la persona que has representado. Déjale conscientemente con su destino y retorna al tuyo.” En ciertas ocasiones, una reverencia frente a la persona imaginada ayuda este procedimiento. Cuando el rol aún permanece o cuando muchas personas han quedado atrapadas en su rol, utilizo una alternativa más potente. Todos aquellos que se sientan atrapados en sus roles se paran uno junto al otro. El cliente los enfrenta, observa a cada uno y les dice: “Os he dado los roles de mi familia. (Si yo les he elegido como terapeuta: “Vosotros habéis tomado los roles de mi familia.”) Gracias por haberlos cargado durante un tiempo. Me los llevo de vuelta.” Esto es suficiente en la mayoría de los casos. Sin embargo, en ciertas ocasiones en las cuales alguien siente haber quedado atrapado en ese rol, le sugiero al representante que le diga directamente al cliente: “Yo te honro a tí y al pesar que cargáis tú y tu familia y os lo dejo. Y mi pesar lo cargo yo.” Entonces hace una leve reverencia frente al cliente. En estos difíciles casos se mezclan lo externo con lo personal. Mediante las siguientes frases se separa lo externo de lo personal. Y si alguien todavía no quiere separarse de su rol, sugiero que agregue: “Sólo estoy presumiendo al continuar con esta carga.” En ciertas ocasiones recién se observa en charlas posteriores que hay alguien aún metido en otro rol. Para la solución no era necesario elaborar el conflicto entre los tensionados abuelo y abuela. Después de la constelación, el representante del abuelo acusa al terapeuta de no haber trabajado con ese conflicto. Semejante “feedback” es una trampa. Si el terapeuta interpreta el contenido de la acusación sólo estará ignorando lo esencial. La primera pregunta importante tiene que ser: “¿Estás aún en ese rol?” En la mayoría de los casos la respuesta es “sí”. Entonces, el próximo paso a seguir es sugerirle al participante: ¡Sal entonces de ese rol! Esto ayuda al terapeuta si las cosas se agravan. De esta forma, la acusación desaparece de la sala.

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Otras condiciones del seminario En el último capítulo se han descrito las condiciones esenciales del marco dado por el constelador. Pero también hay otros temas de importancia pertenecientes a este marco. En el siguiente capitulo trataremos a algunos de ellos. El ritmo de las constelaciones Las constelaciones nos ponen en contacto con un campo energético desconocido hasta el momento. Los participantes que lo experimentan por primera vez se sienten desconcertados, subyugados y descolocados. Por ello es necesario crear un marco fuera de las constelaciones donde los individuos puedan retornar a los hechos cotidianos. Las pausas son importantes. Ellas posibilitan la toma de distancia con lo ocurrido. Cada guía desarrolla su ritmo personal de constelaciones, pausas y posibles intermedios. Yo realizaba algunas veces seminarios al anochecer en los comienzos de mi actividad constelatoria. Entretanto he arribado a un ritmo diurno relajado. El ritmo elegido por Hellinger durante sus congresos me parece una solución adecuada: una hora y media de constelaciones y preguntas, luego media hora de pausa y nuevamente un bloque de una hora y media antes de una larga pausa al mediodía. Aún así, constelaciones de alta intensidad con una duración de hora y media me son tediosas. Cuando el congreso toma lugar en una casa de seminarios, les ofrezco al anochecer una exposición de una hora o un video de Hellinger a los participantes que aún no estén satisfechos. A los participantes les produce bienestar un servicio mínimo en las pausas. En ciertas ocasiones, unos chocolatitos en un plato son un buen balance para la constelación extrema y reciente. Al principio, yo ponía música durante las pausas para que todos puedan moverse y relajarse un poco. Hoy he abandonado prácticamente esta posibilidad y rechazo cada vez más la distensión que esto produce. La capacidad de los individuos (y la mía también) aumenta mediante la toma y el mantenimiento de la tensión. La atmósfera total será de mayor recogimiento y tranquilidad. En mis cursos de perfeccionamiento realizados en secciones durante el fin de semana, la intensidad crece de tal manera que me veo obligado a buscar posibilidades adicionales para conectarse a tierra. El hecho desencadenante fue la siguiente situación. En la mitad de uno de estos cursos de perfeccionamiento, a mi mujer y a mí nos preocupaban tres participantes que parecían estar un poco confundidos y amenazaban con perder el control. Inmediatamente pospusimos la cena por un rato y “ordenamos” una hora de “conexión a tierra”. Las dos alternativas principales ofrecidas fueron un largo paseo a solas o una meditación kundalini de una hora de duración. Esta meditación contiene fases de movimiento acompañadas de música y fases de absoluto silencio y quietud. Toda persona que no se sienta atraída por estas alternativas deberá buscar algo que le produzca alegría inmediata, como hacer música, cantar o pintar. Esto les hace bien a todos, incluyendo al terapeuta, y nos lleva de nuevo a la realidad en forma relajada.

Una experiencia importante para mí es comprobar que al finalizar un seminario el tiempo siempre alcanza. Las constelaciones y las charlas respectivas duran más, especialmente, cuando hay mucho tiempo y pocos participantes. Por otro lado, con muchos participantes y relativamente poco tiempo se establece un ritmo por constelación que no está bajo mi control. Ya he visto que en estos casos aparecen constelaciones que inesperadamente duran mucho tiempo. Sin embargo, al final todo siempre se equilibra. Una situación difícil para mí como terapeuta se produjo algunas veces cuando había poco tiempo y nadie respondía a mi pregunta: ¿quién desea constelar?. Aparentemente, nadie tenía aquí necesidad de constelar. Me sentía bajo presión. La solución fue decirlo claramente: “me siento un poco bajo presión. Tenemos poco tiempo y muchos participantes. Por ello, talvez al final no tengamos suficiente espacio y no pueda constelar a todos. Esta es la situación en común. Pero no por ello deben constelar ahora. Sólo es bueno que lo sepáis. Luego de esto pude manejar la situación en forma relajada y pude confiar en el flujo de las cosas. Este siempre arribó a un buen fin. ¿Qué ocurre inmediatamente después de finalizada la constelación? Una vez finalizada la constelación, permanezco con el grupo en silencio durante uno o dos minutos. “Cerrad los ojos un momento y dejad que lo visto baje a lo profundo.” Si una constelación fue especialmente mala y muchos de los participantes se encuentran afectados, durante el silencio pronuncio la frase: “Esto también forma parte.” En caso de que no se comprendan las dimensiones de una constelación, la frase que les doy a los participantes es: “No necesito entender.” Este silencio me hace bien también a mí. Debido a ello, es parte del seminario. Posteriormente, aclaro todavía algo acerca de la constelación anterior en muchos casos. Encuentro que es importante que los participantes comprendan e interpreten ciertos elementos esenciales como la relación de los hijos con los padres. Eso que se ha alcanzado en lo profundo se alimentará adicionalmente con una aclaración cariñosa. Cuanto más dure un seminario y cuanto más densas sean las constelaciones, mayores son mis aclaraciones. Todos pueden verlo en la constelación y entender de que se trata. Luego de mis aclaraciones, doy lugar a las preguntas u otras inquisiciones. Se trata de apoyar al proceso individual. Si alguien no ha entendido algo, mis aclaraciones pueden brindar claridad y alivio. También en el caso de que frases como: “yo soy solo tu hijo” hayan provocado la ira de alguien, es positivo que este pueda expresar inmediatamente este enojo o su falta de comprensión. De vez en cuando hay preguntas ávidas de conocimiento, pero que provocan una distracción de lo esencial en el momento en el que todos buscan tranquilidad. El criterio que aplica Hellinger para valorar es significativo: ¿Da o quita algo la pregunta a la persona que realizó la constelación? En dicha situación se puede preguntar directamente al interesado y normalmente este reconoce regularmente la situación. En ciertas ocasiones sugiero guardar este motivo para un momento tardío más apropiado. Las preguntas directas a aquel que ha constelado son inoportunas en la mayoría de los casos. Estas interrumpen el proceso de elaboración: “ ¿cómo ha sido para tí?” O “ ¿estás contento con lo ocurrido?” Cuando aparecen preguntas o informaciones, presto mucha atención a mis reacciones inmediatas: ¿me altera o confunde?. Entonces no es el momento de ocuparse de ellas.

Pregunta: Me parece que a veces respondes y a veces no a las preguntas que te hacen. Dicho de otra forma: ¿hay preguntas que sirven y otras que no? Espero no tener que preguntar nada ahora que sea superfluo. Te pido que digas algo acerca de esta diferencia. Hellinger: “Es simple. Si la pregunta me toca, doy respuesta. Si me pone nervioso o intranquilo, no doy ninguna respuesta. Esto no es arbitrario. Yo presto atención al movimiento en mi alma y me oriento con él. Y también observo al que pregunta: ¿La respuesta le da o le quita fuerzas? ¿ Es la pregunta algo serio o sólo curiosidad? Si es sólo curiosidad no doy ninguna respuesta.” Mas allá de ello, es parte del proceso del cliente el dejar que baje la imagen de la constelación cuando se habla directamente después de la constelación en forma concreta o técnica sobre ella o sobre posibles alternativas. El terapeuta tiene el deber de ocuparse de esa zona de protección para el cliente. Luego de realizar constelaciones en los cursos de perfeccionamiento, en los cuales se manifiesta por parte de los participantes una legitima necesidad de discutir las cuestiones técnicas, envío a aquel que ha constelado a un paseo de 20 minutos. Los otros pueden discutir durante este tiempo. Algunas veces hay un interés natural de parte del cliente por saber mas acerca de las experiencias realizadas por los representantes en su constelación. Hasta el momento, estos tienen posteriormente también la necesidad de informar acerca de su rol. He tenido buenas experiencias al pedir que no se hable del tema en la siguiente pausa. En la pausa posterior se puede tocar el tema. Al principio o al fin del día de constelación es recomendable que cada uno exprese algo acerca de sí mismo. Esto se puede hacer en el círculo y uno después del otro. De esta manera, el grupo se unifica en su totalidad. En el caso de que algún participante se haya sentido mal después de la constelación, es especialmente importante que se escuche una vez más como se ha elaborado entretanto dicha constelación. Historias y trances Las historias contadas y dispersadas por Bert Hellinger a lo largo de su trabajo tuvieron un rol importante en su comienzo. Estas historias se pueden leer en el libro Die Mitte fühlt sich leicht an. Las historias transmiten contenidos de forma indirecta. El oyente entra en un suave estado de trance, en el cual su inconciente puede interpretar mensajes. Tanto para el contar historias como para todo el trabajo constelatorio, el factor más importante es que el constelador vibre y crea en lo que dice. Por esta razón, la simple toma de las historias de Hellinger sólo es un primer paso. Durante un tiempo leí algunas con gusto al finalizar el día del seminario. Poco a poco, algunas se incorporan, otras se olvidan y las nuevas y propias historias van apareciendo. Cada constelador crea un espacio individual con su propia atmósfera. Las historias y la forma de exposición deben ser acordes. Una vez realicé el experimento de poner un CD de Hellinger con una historia al finalizar el día de seminario. Los participantes sintieron que la nueva voz, la nueva manera de hablar y el uso del CD provocaban una ruptura. Les costó mucha paciencia ordenarse de otro modo y sintonizarse nuevamente. El mejor horario para ver un video o escuchar un CD o cassette es después de la cena, luego de una larga pausa.

Yo tengo solo un pequeño repertorio de historias favoritas. Pero valoro mucho a los trances para elaborar las variadas impresiones recibidas durante un seminario. Los trances ayudan durante un seminario a dejar un poco de lado la búsqueda de una elaboración racional. Hellinger los ha utilizado también como trabajo con las imágenes internas en algunos de sus grandes eventos Yo uso los trances con preferencia al finalizar el día. Alcanza con una pequeña introducción como la siguiente: “Me siento cómodamente... siento mi espalda contra el asiento... y con cada respiración me distiendo un poco mas... Mientras me relajo profundamente observo una vez mas las imágenes de las constelaciones realizadas durante el día con el ojo interior... Las frases de las constelaciones suenan otra vez en mi interior... Y los sentimientos que fueron importantes pueden pasar otra vez a través de mí... Y todo lo que fue importante puede ser interpretado desde un nivel mas profundo... Y ahora permanezco dos minutos en silencio para que cada uno vaya por su camino... (Pasados los dos minutos.) Lentamente vuelvo en mi ritmo a la sala... me estiro y muevo un poco... Respiro profundamente y estoy aquí de nuevo.” El manejo de las situaciones límite Tanto el terapeuta como el cliente son llevados a sus límites por las constelaciones. Se requiere de mucho cuidado y atención cuando se arriba a estos límites pues aparecen pesares corporales y anímicos que pueden ser muy difíciles de soportar por algunos individuos. Algunas veces un representante es superado por la intensidad de lo vivido. En semejante situación es muy importante que el terapeuta permanezca atento. Una simple pregunta es suficiente: “¿Puedes aún representar este rol? Si la respuesta es no, el terapeuta deberá sacar al representante de dicho papel. En este caso es importante que se diga en forma clara y simple: “!Vete ahora de ese rol! Durante una constelación muy intensa, una representante da vuelta los ojos y casi se desvanece. El terapeuta trata de sacarle de su rol: ¡Quítate tu pulóver y todas las energías y ubícalas en el lugar. Déjalas allí y retírate hacia atrás.” Ella hace lo que él dice y poco a poco se siente mejor. Ella dice durante el “Feedback” posterior que extrañó mucho esa simple exigencia de retirarse de su rol. “Abandona ahora tu rol” es la exigencia significativa. Esta muestra el importantísimo rol que toma el terapeuta. En algunos casos, el representante se encuentra tan atrapado por un rol que tengo que hacer todo lo posible como terapeuta para sacarle de dicho rol. Aún los representantes con experiencia están expuestos de forma irresistible en casos especiales a las energías del campo y no pueden abandonar el rol por sí mismos. En estas situaciones extremas se demuestra el significado y la responsabilidad del terapeuta y guía. Para todo constelador que no sea médico es de suma importancia la disposición interior de llamar a un médico en caso necesario. Es una irresponsabilidad si alguien se entromete en situaciones peligrosas para la salud con la mera esperanza de que todo va a salir bien. En el momento en que como guía ya no tenga control de la situación, requeriré de la ayuda de un especialista para los casos donde la salud se encuentre en peligro.

Muchas situaciones potencialmente peligrosas son superadas cuando el guía se ocupa de ellas en forma atenta e inmediata. Esto es importantísimo en los desbordamientos emocionales donde el representante o el cliente pueden perder el control. El contacto corporal es una gran ayuda para los representantes en situaciones extremas. Basta con apoyar mi mano en su espalda. Esto no quita energía y tensión de la constelación (cosa que temía en un principio), por lo contrario, sólo se logra un apoyo adicional cuando nos enfrentamos con lo ocurrido en forma adecuada. Es de suma importancia ubicar a la persona en la situación actual cuando los desbordamientos crecen. “!Abre los ojos y mírame!” La mayoría obedece cuando la frase ha sido expresada en forma enérgica. “!Y ahora mírame a los ojos! ¿Puedes verme?” La persona retorna poco a poco. Otras preguntas que ayudan en estos casos son: “¿Cuál es el color de mis ojos? ¿Qué color tiene mi suéter? ¿Cómo me llamo? ¿Quién eres?” También recuerdo como una participante se puso pálida y se desmayó durante una constelación. Yo me acerqué y le exigí que abra sus ojos. Fue allí que otra participante me indico que se trataba de un problema circulatorio y que lo mejor sería elevar las piernas de la desmayada y que repose un poco. Por esta simple razón estoy convencido de la gran utilidad de un curso de primeros auxilios para los consteladores. La preocupación posterior Algunas veces, los participantes sienten malestar durante días o semanas después del seminario. Mediante las constelaciones se han puesto en contacto con situaciones y sentimientos sombríos y dolorosos. En este caso se logra una ayuda cuando el tema es abordado apenas finaliza el seminario. Un termino adecuado que proviene de la Homeopatía es “el malestar inicial”. Es decir, antes de que algo pueda curarse o solucionarse, empeora su estado fuertemente. Esta es una parte importante en el proceso curativo. Yo aviso a los participantes acerca de la posibilidad de sentirse confundidos luego de un seminario. Por ejemplo, alguien que ha crecido en una familia conflictuada y carga con muchos malos recuerdos. Durante la constelación, de esa familia tensionada y aislada en el lapso de una hora se ha conformado una imagen donde todos se sienten bien y observan a los otros con amor. Es natural que se produzca confusión luego de un corto tiempo. ¿Qué es importante ahora? ¿Los recuerdos o la nueva imagen? Yo informo a los interesados que dichas confusiones forman parte del proceso y que no hay motivo de preocupación. No es cuestión de salir de la confusión con pensamientos y especulaciones. Simplemente hay que dejarla ser. Luego de un tiempo, desaparecerá por sí misma. Es correcto que el cliente tenga el numero telefónico del terapeuta para casos de emergencia. Es importantísimo para determinados interesados poder hablar conmigo después de un seminario. En estos casos recomiendo un asesoramiento posterior. Quien por problemas de tiempo o espacio no puede ocuparse personalmente, deberá organizar a otros terapeutas que puedan ocuparse eficientemente de dicho asesoramiento posterior. El criterio de elección básico para este nuevo colega es el conocimiento del trabajo constelatorio. De no ser así, el cliente caerá en confusiones mucho más profundas provocadas por un terapeuta que desconoce este trabajo.

Modificaciones en la forma de la constelación La constelación en su forma clara y simple como la ha desarrollado Hellinger se parece a un ritual que gracias a su sencillez despliega un gran efecto. Esta es la razón de su aparente simpleza. Esta apariencia les permite a los novatos desarrollar sus propias variantes, pues en repetidas ocasiones no reconocen y valoran esta elegante forma que reduce a un mínimo todos los accesorios. De vez en cuando alguien desea aportar algo que como constelador le hace bien y simplifica su trabajo. Considero a esta ayuda como un apoyo adecuado. Pero por otros motivos aparece la necesidad de agregar algo al simple acto de constelar. Los motivos posibles pueden ser: •

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La sequedad supera simplemente a algunos guías en su dureza y falta de orientación. Con una u otra “decoración” todo será un poco más pintoresco y amistoso. El novato siente de vez en cuando el impulso de mejorar el trabajo constelatorio sin haberlo entendido en su profundidad Puede ser que más de uno tenga el sentimiento de permanecer unido a sus raíces cuando utiliza técnicas de su trasfondo terapéutico (psicodrama, terapia de la forma, kinesiología, espiritismo, etc.) en la constelación. Alguien desea agregar todavía un ingrediente para que el trabajo tome un color personal. Constelar “acorde a las enseñanzas de Hellinger” no es el deseo de todos. En los oídos del señor Pérez suena mucho mejor constelar “acorde a las enseñanzas de Hellinger y Pérez. Por esta razón, necesitará de estos ingredientes También está el profesional que proclama con orgullo que él ha tomado la forma original de Hellinger y que la ha mejorado. En este caso, ínfimas ocurrencias personales o deducciones lógicas serán armadas mediante novedosas construcciones gramaticales y revestidas de esta forma como desarrollos novedosísimos

Desgraciadamente, la calidad de la constelación no se mejora siempre al agregar algo. Muchas veces esto saca fuerzas y dirección a la totalidad. Por ello es recomendable que todo aquel que desee aprender la artesanía de las constelaciones familiares se ocupe en primera instancia de la forma simple y original. He visto en los grupos de entrenamiento durante mis seminarios de formación que los participantes utilizan siempre su método original cuando arriban a una situación sin salida en la constelación. De repente se usan elementos de la terapia Gestalt. De esta manera se impide el aprendizaje del manejo de dichas situaciones en las constelaciones. Todo aquel que mezcla los métodos no ha comprendido correctamente a ninguno de ellos en la mayoría de los casos. Todo método posee un foco claro que le da fuerza. A su alrededor se ha formado un campo independiente que tiene su justificación y su uso. Por esta razón, elijo un método a partir de su fuerza cuando deseo mezclarle con algún otro. Una vez tomé parte en un workshop durante un congreso en el cual se combinaron elementos del psicodrama en la constelación. Yo valoro al psicodrama y encuentro

que es un método excelente, pero no en combinación con las constelaciones. Al hacerlo, sólo estoy quitándole fuerza al psicodrama y a la constelación. Mi opinión es: profundizar un método solo. Entonces algo cambiará en mí. Ese cambio fluirá por sí sólo en algún momento y se integrará como contribución de ese método a mi accionamiento en forma natural.

-3Rol y comportamiento del constelador En la parte 1 ya he escrito los fundamentos sobre las exigencias personales al constelador. En esta parte continuaremos concretando esto enfocando la práctica de las constelaciones y el trato con los participantes. La seriedad El guía da a las constelaciones el marco interior e invisible. Su presencia prepara el terreno en el cual una constelación puede desarrollar todos sus atributos. La atención, valor, decisión y la toma de responsabilidad forman parte de la presencia. El guía de un grupo de jóvenes retorna a su grupo luego de un seminario de constelaciones y les relata a los jóvenes sus experiencias: “Nosotros también podríamos realizar algo así. ¿No tenéis ganas?- pregunta el guía, quien recibe sólo respuestas positivas a su iniciativa. ¿Cómo funciona esto?, pregunta un muchacho. “Bien, te elegimos a tí. Busca a alguien como representante de tu padre.” – “Bueno, nadie tiene entre los presentes una panza de cerveza semejante”, ríen todos cuando se decide por un camarada, quien también cuenta un chiste acerca del tema. “¿Y ahora?” – “¡Ubícalo simplemente en el cuarto y busca a alguien para el rol de tu madre! El cliente repentino constela a su camarada y busca a alguien que represente a su madre, provocando aún más risas: “¿Tengo que estar parado todo el tiempo? No estoy de acuerdo”, dice entretanto el representante. “Te tienes que quedar parado.” – “¡Pero es aburrido!” En un ambiente semejante se manifestarán poco o nada de las experiencias brindadas normalmente por las constelaciones familiares. En algún momento, se interrumpirá todo bajo carcajadas o aburrimiento. Este fracaso no significa que un grupo de jóvenes no sea adecuado. Estos grupos son capaces de una gran participación y recogimiento. En esta situación ha fracasado la mediocre presencia del constelador. Él debería ser conciente de la seriedad que implica dirigir a un grupo en una constelación familiar. Como dice Hellinger, en toda constelación puede aparecer una situación de vida o muerte. Es por ello que el constelador precisa en primera instancia del recogimiento interior y decisión. Él precisa de la disposición interior de atreverse a hacerlo. Quien desee probar una vez, a medias y no muy convencido (¿Probamos un poquito... ?) no está ofreciendo un marco seguro. El grupo percibe esto como en el ejemplo mencionado anteriormente y hace entonces lo suyo, transformando todo en un juego sin seriedad.

Si el constelador tiene la disposición interior adecuada se ocupará de lograr un marco exterior que brinde la seriedad y recogimiento necesarios. De no lograrlo debido a que los presentes no estén todavía dispuestos, es recomendable suspender la constelación. Lo contrario de la seriedad es la risa. ¿Cómo se logra una buena relación con esto? Hay una risa liberadora que algunas veces se abre paso. Especialmente luego de constelaciones complicadas, esta risa puede conciliar la tragedia de la vida que se ha mostrado recientemente. En reiteradas ocasiones, es símbolo de una tensión aún no resuelta por los participantes. Lo que se muestra es demasiado o muy malo. La risa provoca distancia. De esta forma, no se hace justicia con la constelación ni con la familia. Para el cliente que ha constelado a su familia, las risas de los otros pueden ser ofensivas y hieren. ¡Para él es algo muy serio! En una situación semejante, el constelador deberá aceptar la risa y a partir de allí volver a la seriedad que se requiere. “Os reís sobre lo que ocurre. Percibid la tensión que se oculta tras la risa y que de esta manera se reprime.” Frases semejantes posibilitan el retorno de la atención a lo realmente importante. La posición clave El guía aumenta la intensidad al tomar el rol de una posición clave durante el trascurso de la constelación. Él brinda de esta manera mayor fuerza y al mismo tiempo, mayor tranquilidad. Pues una constelación no es un juego de roles, ni un psicodrama ni un encuentro (encounter). La pareja está enfrentada durante la constelación. El constelador pregunta al hombre cómo se siente con la mujer. “No me interesas”, repite obstinadamente. Ella dice ofendida: “Eres un debilucho”. Él responde entonces: “Puedes decir lo que quieras, no me importa nada.” Y se podría continuar en este tenor todavía un cuarto de hora más. Ambos se meten cada vez más en una pelea matrimonial. Quedarse en el nivel de la confrontación quita energía a la constelación. Sin embargo, la energía se recogerá cuando el constelador tome el rol de estación conmutadora. La pareja está enfrentada durante la constelación. El constelador pregunta al hombre cómo se siente con la mujer. “No me interesas”, repite obstinadamente. “Momento”, dice el constelador. “No se lo cuentes a ella, sino a mí.” Con cierto disgusto, el representante le dice: “Ella no me interesa.” “Bien, entonces mírale una vez más y dile sin emoción y con tranquilidad: No me interesas.” El hombre lo hace. Entonces el guía le pregunta a la mujer: “¿Cómo te sientes? – “No me toca. Él es un hombre débil.” Frente a esto, el guía aconseja a la mujer: “Dile: No te honro como hombre.” Ella lo dice. El hombre manifiesta que esto no le produce absolutamente nada. El guía aconseja decirle: “No me toca lo que dices.” Para el que escucha esto por primera vez, tal vez esta forma resulte superficial o artificial. Pero mediante la posición clave tomada por el constelador, lo que ocurre en esa relación se manifestará de manera clara y definida. Las frases dichas por la pareja contienen mas significado e impulso cuando son repetidas con tranquilidad

que cuando son manifestadas en una pelea. La relación será más definida y todo lo que está debajo podrá revelarse. En reiteradas oportunidades se me reveló la importancia de imponer este rol sobre representantes impulsivos o experimentados. Mi intervención es necesaria cuando las emociones se caldean, especialmente en el caso de una pareja. Entonces tengo que poner en claro cuan serio es para mí el rol de la estación intermedia. En los grupos de mis seminarios de formación he comprobado que fácilmente se establece una forma mezclada. La pareja está enfrentada durante la constelación. El constelador le pregunta a la mujer cómo se siente con el hombre. “No me interesa”, responde. El constelador se dirige al hombre: “¿Cómo se siente el hombre cuando escucha esto?” Aquí ocurre lo siguiente: el constelador supone que el hombre escucha lo que dice la mujer. Pero la mujer ha hablado con el constelador. En esta situación es de gran importancia que ella le diga directamente esta frase al hombre. De no hacerse, los contactos y la relación se irán confundiendo. El terapeuta toma también el rol clave cuando formula y expresa los hechos evidentes. El padre tambalea durante la constelación. El constelador nota esto y le aconseja la siguiente frase: “Yo tambaleo.” El padre expresa la frase y su tambaleo se intensiva. Si algo se manifiesta en palabras, gana en significado. Aquello que se diga, produce repercusiones e impulsa a la constelación. Peligros en el uso de la autoridad Los consteladores a veces no son conscientes del efecto negativo que tienen en el uso de su autoridad. Cuanto más deseen imponer sus propios puntos de vista sin observar que pasa simultáneamente con el cliente, más insegura será la superficie en la que se mueven. Es muy importante aumentar la sensibilidad personal frente a esta situación. Cuanto más perdido e inseguro se sienta el cliente, menor será su resistencia. Él se da por perdido y sabe que esto no es correcto. Pero no se atreve a aceptarlo, adicionalmente se culpa a sí mismo y se siente mal. El lunes por la mañana recibí el llamado de una mujer desconocida. Ella tenía una pregunta. Ella constelaba regularmente con una psicóloga en un grupo. Desde la última constelación quedó muy intranquila, confundida y meditabunda. Dijo también que la terapeuta luego de la constelación le expresó que su padre, ya fallecido, confundía a la cliente con su madre y deseaba buscarle de esta manera. Ella se sentía en paz con sus padres hasta el momento y no había percibido durante la constelación ninguna inclinación a la muerte. Pero ahora se encontraba completamente confundida y tenía miedo. Ella había constelado también las imágenes familiares de sus parientes fallecidos sin ningún problema o malestar. Pero ahora todo le producía intranquilidad y desearía con gusto olvidar las imágenes.

Mi consejo a esta mujer fue: seguir y confiar en sus propias percepciones. Ella debe tener coraje y decidirse por su propia autoridad antes de escuchar voces ajenas. Pero este paso no es fácil y permanecer confundido y meditabundo es en reiteradas ocasiones más simple. Ella se tranquilizó y dijo que lo intentará. El terapeuta debe tomar la responsabilidad de la situación al percibir un error. Creer que semejante error a la larga sirva al interesado es sólo una autoprotección. Puede ser cierto, pero no libera al terapeuta de la responsabilidad de la herida actual. En muchas oportunidades, un guía no aprecia debidamente la gran repercusión que tiene como constelador en un seminario. La experiencia vista desde el punto de vista del guía es diametralmente opuesta a la del participante en reiteradas ocasiones. Allí hay pequeñas dificultades en el contacto con el participante al comienzo de la constelación. Si como guía las percibo, tal vez las formule desde mi punto de vista de la siguiente manera: “Tal vez fui un poco seco.” – “Tal vez no escuché detalladamente todo.” – “Estaba un poco nervioso, pero ya pasó”. Desde el punto de vista del participante todo se ve de otra manera y, especialmente, se vive de otra manera. Él es vulnerable y susceptible. El guía debe darse cuenta de esto. Es parte de su deber como terapeuta. La siguiente experiencia realizada durante un seminario de comunicación me reveló esto en forma clara y definida. Durante la primera parte, donde todos explican la razón de su presencia, una participante dijo que tenía siempre dificultades con aquellas personas que no entendía. Por motivos que no le eran claros, dichas personas se enojaban o se alejaban de ella. Al segundo día, percibo en que manera me enervan dicha participante y sus palabras y como reacciono espontáneamente con enojo. Ella no entiende mi reacción, se siente herida, abandona el seminario al anochecer y se va a casa. Lo único que pude hacer fue escribir una carta, expresándole que lamentaba lo ocurrido. ¿Qué pasó? Alguien acude con un problema, lo expresa en forma clara y definida a otro que promete ayudar. Pero este se comporta como todos y no ayuda ni a la persona ni a la situación. En semejante situación no puedo echarle la culpa al individuo. Debo tomar la responsabilidad. La forma de actuar adecuada hubiera sido: registrar el enojo, pero no dejar salir todo en forma espontánea, sino elaborarlo junto a la cliente. El cliente en „resistencia“ La resistencia es un concepto o una forma de observar que no es favorable al desarrollo del trabajo y de la competencia. La resistencia puede existir como atributo sólo donde alguien tiene un motivo o meta. Dicho en forma clara: el cliente no quiere las cosas como las quiere el terapeuta. Él no está de acuerdo con el método o con el resultado. El constelador expresa su propia frustración mediante la palabrita “resistencia”: el cliente es culpable de que las cosas no sean como el terapeuta las ha soñado.

El participante toma parte en un segundo seminario y repentinamente cuenta acerca de su hermanastra, hija de su padre y nacida cuando él tenía ocho años de edad. A pesar de que durante el primer seminario se le había aclarado la importancia de estos hechos, ni los mencionó y consteló por “considerarlos de poca importancia”. ¿No es este un claro ejemplo de la resistencia frente a todo tipo de cambios? Sólo si observamos superficialmente. En lo profundo se descubre la lealtad del participante hacia su familia tratando de ocultar ese secreto. Cuanto más este el terapeuta fijado a la solución, menor será su disposición a aceptar los reparos del cliente. Se requiere de gran flexibilidad para adecuarse constantemente a las reacciones del cliente. La cliente desea encontrar a sus padres ya fallecidos en la constelación. Ya lleva siete años de psicoanálisis. Es una constelación muy larga, donde se observan claramente las cargas que hay en la familia. Finalmente, la hija se encuentra frente a los padres y se siente protegida. La cliente se dirige al lugar de su representante. Esta mira rápidamente hacia otro lado, se da vuelta y retorna a su lugar. Un minuto más tarde le pregunto cómo se encuentra y repentinamente abandona la sala sin decir una palabra. ¿Cómo debo reaccionar espontáneamente como guía frente a esta situación? ¿Me tengo que enojar con la cliente? ¿Nervioso? ¿Me preocupo porque pienso que acaso ignoré algo importante? ¿Cómo puedo actuar en forma adecuada cuando la cliente retorne a su lugar? Es importante saber lo que le estaba pasando, pero ¿cuál es el momento adecuado donde ella no se sienta sobrecargada o bajo presión? Naturalmente preciso de mis ojos para valorar el estado de la situación. Si ella parece estar relajada, puedo entonces interrogarle luego de un tiempo prudencial. ¿Pero que hacer cuando ella se manifiesta en forma desordenada? ¿Significa esto que tengo que acudir rápidamente en su ayuda o mejor esperar un tiempo a que se tranquilice? En este punto no hay reglas generales a cumplir. Los clientes son tan diferentes entre sí como las situaciones. Pero los consteladores son también diferentes entre sí. Donde uno puede solucionar fácilmente un bloqueo, el otro debe esperar al momento adecuado. Hellinger describe una ayuda para el caso en que los clientes sean difíciles: “Cuando se tiene un cliente difícil, ayuda el imaginarlo como a un niño de cuatro años e imaginar la situación en que se encuentra este niño. Entonces se tiene comprensión y se entiende rápidamente el porqué de su comportamiento. Este es un buen acceso.” Si el terapeuta honra al cliente y a su trasfondo familiar descubrirá siempre un comportamiento adecuado para ese cliente. Algunas veces el cliente tiene otras expectativas e ideas que el terapeuta. En este caso, el terapeuta no deberá usar su poder como tal para forzar una situación determinada.

El cliente tiene dificultades en su matrimonio. Hubo un primer amor. “Pero no hay necesidad de constelar a este primer amor. He terminado con esa etapa de mi vida.” A continuación, el terapeuta dice amistosamente: “¡Primero vamos a ver si es cierto!” El terapeuta debe comportarse siempre en forma adecuada. Esto está por encima del arte del rapport. En ciertos casos, los rechazos son situaciones complicadas para el terapeuta. El cliente desea constelar, pero el terapeuta considera que aún no está maduro para ello. Si el terapeuta básicamente tiene problemas al rechazar a alguien, se establece un determinado mecanismo. El terapeuta se cierra internamente, interrumpe el vínculo interior con el cliente y expresa el rechazo. El cliente percibe esto y vivencia el cambio como una ducha fría. El arte reside en aprender a decir no y al mismo tiempo, permanecer abierto frente al cliente. Es de gran importancia que el terapeuta vea si con sus comentarios provoca en el cliente una mala conciencia o si en forma benévola le hace poner atención en lo ocurrido. La hija quiere estar en paz con su madre. Durante la constelación, la madre está parada junto al hombre y no toma parte. La hija está alejada y se siente sola, con mucho dolor e ira. Durante una larga constelación, esta relación cambia y al final se miran con amor. La cliente real se encuentra en su lugar frente a su madre y exclama: “!Qué fácil hubiese sido! El terapeuta pregunta: ¿Qué repercusión tiene esta frase? La cliente impide con su expresión que la imagen actual pueda hacer su efecto y sea aceptada como real. El terapeuta lo pone en claro mediante su pregunta. Finalmente, llegamos a una forma especial de la “resistencia”. Los clientes se van complicando, pues su inocencia en lo relacionado a la constelación familiar desaparece. Cada vez hay mas gente con experiencias previas. Estos arriban con ideas muy fijas. “Siempre estoy deprimido. Pero ya he resuelto la trama con mi tío muerto.” O una mujer con ira incontenible: “Si, ya lo sé. Es la ira de mi abuela.” “Ya he terminado con mis padres. Ahora deseo constelar a la abuela de mi padre y a una tía “. El terapeuta se encuentra nuevamente en una relación tensionada. Por una parte, parece legítimo que los clientes sigan ocupándose de su familia luego de la constelación. ¡Quién podría tomar mal algo que proviene de alguien quien ya teniendo una buena imagen de sus padres y hermanos quiera encontrar un lugar adecuado para sus abuelos! Por otra parte, es importante que el terapeuta guarde su propio punto de vista y decisiones. Si no lo hace, corre peligro de convertirse en un mero “constelador a pedido”, que constela todo lo que el cliente le ordena. Por esta razón, personalmente encuentro importante nombrar el motivo. Al afirmarlo, busco entonces junto al cliente a las personas que se adecuan. “También tenemos que constelar a nuestra niñera. ¡Ella fue muy importante! Ahora sé que, gracias a mi experiencia con constelaciones sistémicas, no se debe introducir generalmente a las niñeras. A pesar de ello, en situaciones semejantes constelo a alguien adicionalmente como niñera. Por un simple motivo: si no tiene significado, el cliente ya lo verá. Algo se relaja y libera. Si no le constelo, continuará ocupándose en sus fantasías y sueños con el significado de la niñera. El terapeuta ve siempre sólo la superficie. Algunas veces es necesario que el cliente le diga “no” al terapeuta.

La intensiva constelación de la cliente ha finalizado. Todos los participantes han sido tocados por ella. Como constelador me tomo un respiro, luego de haber salvado escollos peligrosísimos. Cuando todos se sientan, escucho el decepcionante comentario de la cliente como un chorro de agua fría: ¡Ya sabía todo esto con anterioridad! La cliente deseaba entonces constelar una vez más al día siguiente pues estaba insatisfecha y se sentía mal. Yo no quería. No podía ni quería prometerle que todavía se realizaría una constelación al final del seminario de cuatro días de duración. En primera instancia se enojó, pero en las pausas vino a verme y preguntarme. Además, quería obtener las direcciones de otros consteladores para ver si estos podrían ayudarle. Siempre tuve un raro sentimiento, pero también quise seguir adelante. Durante el anteúltimo día había un poco de tiempo, tuve una idea y le sugerí una constelación que se realizó inmediatamente. Ella consteló una representante para ella y un representante para mí, el guía del seminario. Mi representante estaba muy preocupado y tenía la zona estomacal tensionada. Su representante lo enfrentaba y se divertía frente a esta situación. Repentinamente, se invirtió la situación. Ella comenzó a sentirse débil, pequeña y expresó: “Me voy o me desmayo.” Este fue el fin de la constelación. La cliente abandonó el seminario al anochecer. De esta forma se revela la importante función que tiene, también desde el punto de vista del cliente, el comportamiento que disturba al guía. Este significado debe aceptarse y honrarse, aunque no se le conozca exactamente. Momentos difíciles durante la constelación Siempre aparecen situaciones en las cuales se produce un estancamiento en las constelaciones. El novato les tiene miedo. Pero como expresan Insa Sparrer y Matthias Varga: el desconocimiento, el desamparo y la confusión son las tres grandes ayudas del constelador, siempre y cuando este les acepte. El desconocimiento ayuda a desistir de las interpretaciones y de las hipótesis. El desamparo nos recuerda que el éxito de una constelación no es algo que “podemos hacer”, sino un regalo en cada oportunidad. La confusión nos conduce a aprender nuevos contenidos y es el fundamento de la apreciación y la sorpresa. ¿Qué puede hacer un constelador si no sabe cómo continuar? La linterna de la intuición se apaga y se encuentra en el medio de la oscuridad. ¿Qué hacer? Las formas de comportamiento útiles son las siguientes: Concentrarse en lo mínimo Al concentrarnos en lo mínimo se facilita la visión. La necesidad de una solución completa es natural y comprensible. Sin embargo, quien desea tener la visión completa de las ramificaciones en una familia complica su propia vida o la de los participantes en forma innecesaria. Me quedé sorprendido cuando un amigo me contó que su constelación duró dos horas y media. Sin embargo, soy de la opinión que semejantes duraciones sobrepasan la capacidad de concentración de la mayoría de los guías y participantes. Lo mínimo cuando se constela a la familia de origen es la familia básica. A ella pertenecen los padres, los hermanos y finalmente, el que constela. De estas personas se puede obtener la información decisiva sobre las tensiones en la familia.

Recién entonces, incluir a otras personas adicionales tiene significado. Conviene incluir solamente a otra persona importante. Así se puede controlar mediante la repercusión que produce si es que esto tiene significado o no. Si no cambian los sentimientos en ninguno de los hasta ahora constelados, se demuestra que no es importante y que puede ser extraída nuevamente. Todo aquel que constele demasiados miembros familiares se complicará con esta plétora de informaciones. Detenerse y tomarse una pausa corta La constelación comienza a estancarse y la intuición fracasa. La luz interior se apaga y ningún rayo de luz aclara la oscuridad del alma. Lo importante en estos casos es no caer en pánico. Hay que enfrentarse a la oscuridad, soportarle y experimentarle. Todo aquel que no se atreve, entra en pánico y se escapa muy rápido. Quien sabe que la luz siempre puede apagarse, reacciona equilibradamente. El iniciado sabe que debe encontrar su camino. Tómese su tiempo. Cuando los ojos se han acostumbrado a la oscuridad, algunas veces se ve una débil lucecita que nos marca la dirección del camino. O cuando la oscuridad permanece, luego de un tiempo tiene sentido comenzar cuidadosamente a poner un pie delante del otro y probar si se avanza. Así mismo, una importante intervención en la oscuridad puede lograrse al interrumpir una constelación ahí mismo, en el medio de la profunda oscuridad. La confiabilidad en que “el alma” haya tenido suficientes impulsos hace de esta intervención algo significativo y posible. De esta manera, también nos liberamos de la presión de presentar constantemente ordenamientos finales perfectos. Las siguientes posibilidades son pasos que pueden ser significativos frente a la posible interrupción (pero no necesariamente deberán ser siempre utilizados.) Experimentar El constelador puede ir en una nueva dirección durante una parte y comprobar si este es el camino correcto. Si una idea no es productiva se la elimina. Vale la pena seguir y comprobar a las ocurrencias alocadas y sorpresivas. Me ayuda nombrarlo en semejantes situaciones: “Tengo una ocurrencia un poco loca...” Por otra parte, también es positivo limitar la experimentación. En reiteradas ocasiones faltan informaciones sobre los hechos concretos de la familia. Las reacciones en el grupo son un buen indicador para saber si alguien se encuentra en el camino hacia la solución. Intranquilidad o aburrimiento sugieren el fin de la constelación. Predeterminar el ordenamiento básico El cambio del ordenamiento en la ubicación provoca cambios profundos. Tomemos uno de aquellos complicados ordenamientos de partida. Los miembros del sistema están ubicados a lo largo y a lo ancho de la sala. La imagen es caótica y las expresiones de los representantes son confusas. Muchos contenidos complicados y sin solución vienen a la luz. En esta situación, la constelación del ordenamiento básico (los padres uno junto al otro y los hijos enfrentándolos en orden de edad) es un paso significativo hacia la claridad. A partir de ese paso se verán las tramas que se han solucionado gracias a este nuevo ordenamiento y las que aún se encuentran vigentes. Estas últimas son las que nos importan ahora. Dejar que la resonancia regule la confusión Lo que más me impresionó durante el primer congreso de consteladores en Wiesloch fue ver a Hellinger respondiendo preguntas luego de una constelación. Dos

o tres veces se le hicieron preguntas en este estilo: “¿Porqué no has considerado o constelado al tío?” Un momento de recapacitación y entonces la expresión: “Exacto, ese fue un hecho concreto muy importante. Lo olvidé. Tenemos que completarlo ahora.” Este suplemento se realizó inmediatamente en el marco de la constelación o mediante la sugerencia de imaginarse dicha escena, De pronto, Hellinger expresó: “La resonancia regula la confusión.” Esta frase provoca un gran alivio. Si bien el terapeuta dirige la constelación, es falible como toda persona (¿cómo podría ser de otra manera?). Él cometerá errores. Pero no sólo el terapeuta realiza el trabajo. Todo el grupo, o como en el caso de Hellinger, toda la sala es el creador de una constelación. Así como hay un vínculo en la familia, también hay un vínculo en este trabajo, un campo en común que sostiene. La resonancia de los otros participantes puede corregir un error o mostrar un nuevo camino, siempre y cuando el terapeuta perciba los mensajes e indicaciones que provienen del grupo. -4El balance de las intervenciones – Energía, ordenamiento, realidad y el foco El trabajo constelatorio exitoso se compone de un balance entre diferentes niveles. El terapeuta trabaja siempre sobre un nivel, pero es consciente de los otros en el trasfondo. Él trabaja con un nuevo nivel cuando hay necesidad de ello. Cuanto más grande sea la experiencia del terapeuta, mayor será su acceso a dichos niveles. Tres niveles esenciales pueden ser representados por un triangulo. Este triangulo se conforma de: Energía

Realidad

Ordenamiento

La energía La energía en las constelaciones es la energía del campo de conocimiento. Ella se muestra en una multiplicidad de formas. Como se ha dicho anteriormente, las constelaciones son una especie de inventario de las energías subliminales que se encuentran en el seno familiar. Esto es expresado mediante el lugar en que uno está parado, la distancia que se tiene con los otros miembros de la familia y la dirección en la cual se mira. • • •

Los representantes perciben en su rol cambios corporales, sentimientos y relaciones de la persona que representan. Los representantes pueden informar si las frases y los cambios sugeridos por el terapeuta son adecuados o no. Los representantes tienen algunas veces impulsos que conducen a cambios. Estos son siempre cambios en una buena dirección, es decir cambios hacia la solución.

El terapeuta honra las energías e impulsos de los representantes. Para ello utiliza todos sus sentidos. Cuanto más ve, menos pregunta y reconoce la dirección en que fluye la energía de los representantes. Ellos perciben en su rol lo adecuado para esa familia. Él debe considerar sus reacciones y confiar en ellas. Él se deja guiar mediante el comportamiento de los representantes y reconoce si se encuentra en el curso correcto. El hijo hace una reverencia frente al padre y este frunce el cejo. O se constela a la tía que murió joven y la sobrina respira profundamente. El terapeuta registra todo esto y reacciona inmediatamente, ya sea mediante una pregunta o una nueva sugerencia. El terapeuta sigue completamente a la energía al orientarse en lo percibido y expresado por los representantes. Las frases que él sugiere devuelven lo que sienten y manifiestan los representantes. “Me siento mal con mi hermano.” – “Siento una ira muy violenta contra mi mujer.” Luego de haberle preguntado a un representante sobre su estado, deja que este repita lo dicho una vez más en forma similar en la constelación. Si el constelador permanece cerca de la energía de la constelación, prácticamente nada lo llevará a equivocarse. Todo aquel que haya trabajado anteriormente con estados energéticos tiene condiciones favorables para seguir a las energías mencionadas. Quien en cambio piensa en estructuras y sistemas, siente este procedimiento como algo extraño. Para seguir las energías se requiere también de una postura servicial. Quien está acostumbrado a ordenar, a ser activo y producir cambios se complicará más. Las constelaciones reproducen siempre las imágenes del estado energético de una familia. En reiteradas ocasiones, revelan un nivel de verdad de estas energías bajo la superficie. Hay muchos de estos niveles de verdad. Por esta razón, alguien puede acorde el paso del tiempo penetrar en la profundidad de las energías que lo unen con su familia. Quien interprete a estas energías como si fuesen la realidad, perderá contacto con la realidad misma. Existe también un campo de tensión entre hechos y mitos que se cuentan en una familia. Algunas cosas que se expresan como hechos concretos, son tal vez en realidad otras cosas. La madre fue violada por un soldado norteamericano durante la posguerra y tuvo un hijo de esa unión. Durante la constelación, la madre y el soldado se miran con mutuo amor y pasión. Tampoco aquí puede el terapeuta hacer como si la constelación reflejase una segura realidad, aunque lo suponga. Pero él no lo sabe y no puede por ello comprobar si es que son hechos o no. Se exige del terapeuta una gran delicadeza en estos casos. En ciertas ocasiones, en un principio las ideas del terapeuta colisionan con la energía del representante. La hija se encuentra frente a la madre hacia el final de la constelación. El terapeuta sugiere: “Dile a tu madre: yo te honro.” La representante reacciona: “No. No quiero.” Para el terapeuta comienza un camino espinoso entre una ayuda benéfica que se dirige en una dirección y una presión no adecuada. Lo primero podría expresarse como: “Tómate tu tiempo. Mira a los ojos a tu madre y pruébalo otra vez.” La presión se produce por frases como: “!Hazlo simplemente! También en esto son decisivos el tono y la postura que se toman.

En un grupo de supervisión con experimentados consteladores, el padre se encuentra parado junto al asesino de su hijo y siente odio e ira hacia este. El terapeuta le sugiere al padre: “Párate junto a él.” – “ No.” Responde furioso. El terapeuta insiste: “Hazlo sólo como experimento.” Toma al representante del brazo y quiere llevarle al costado. El representante del padre advierte al terapeuta: “Deja mi brazo en paz, sino comienzo a pegarte.” Es muy peligroso ejercer presión sobre un representante en semejantes situaciones. Para el terapeuta es de gran importancia honrar a la energía, independientemente de las ideas personales sobre como deberían ser las soluciones. Siempre es mejor formular las sugerencias como si fuesen una invitación y también tratarles interiormente de este modo. Cuando el terapeuta exige algo que va en contra de la clara energía del representante se produce una gran confusión entre los representantes. Durante el transcurso de una constelación de supervisión, el motivo de la mujer que constelaba era poner claridad sobre su identidad. Ella eligió entonces un representante adecuado para cada uno de sus nombres civiles originales, uno para cada uno sus nombres espirituales dados por su guru y uno para cada uno de sus dos nombres matrimoniales. El nombre original se sintió inmediatamente mal y debió acostarse y doblarse en el piso. La consteladora comenzó a sentir pánico y exigió con todo su poder que el representante caído se levantase. Al final lo hizo. Entonces, repentinamente el siguiente nombre cayo al piso. Mientras tanto, el primer representante se puso tan intranquilo que abandonó por sí mismo el rol que estaba cumpliendo. La consteladora logró en su desesperación que el segundo nombre con extremo esfuerzo se parase nuevamente. Yo era el tercer nombre y el piso me atrajo repentinamente. La consteladora se acercó a mí rápidamente y quería que me pare. Yo rechace esto y permanecí en el piso. Repentinamente me sentí tan extraño que también tuve que abandonar mi rol. Esta ha sido la primera y ultima vez en mi vida como constelador. Mientras tanto, el ultimo nombre había también caído y finalmente (¡por suerte!) la constelación fue interrumpida. Posteriormente trate de comprender lo ocurrido. Arribe a la siguiente explicación: la energía del primer representante era completamente clara – estar tirado al piso sufriendo dolores. La consteladora no lo soportaba y exigía que se pare de inmediato. Desde el punto de vista de la energía, esto era imposible para el representante. Pero para poder hacerlo a pesar de todo, tuvo que activar todo el deseo e empecinamiento de su yo normal. Hizo esto pero no tuvo consecuencias positivas para él. Se confundió tanto que debió abandonar el rol. Simultáneamente la energía de este “estar tirado en el piso sufriendo un dolor” continuaba. Era como si el campo no dejase engañarse. Cuando por ello el segundo representante tuvo que pararse, yo como tercero me fui al piso. Pero porque finalmente me confundí de tal manera que tuve que abandonar mi rol a pesar de haber ya caído al piso? Tome conciencia que no me había sido fácil rechazar la orden de pararme. Ya me había enojado al observar el comportamiento de la consteladora. Cuando ella vino hacia mí, tuve el deseo de activar mi yo normal para permanecer acostado. Debido a esto, entré poco tiempo mas tarde en tal confusión, teniendo que abandonar mi rol.

Por esta razón, interpreto que puede ser muy peligroso si el constelador no tiene la valentía o el deseo de seguir a las energías del campo y quiere dirigir las cosas en otra dirección. En semejante situación es mucho más sano interrumpir la constelación. Hellinger habla acerca de estos extremos en las constelaciones. “Yo constelo una situación básica y a partir de esta veo hacia donde se dirigen los movimientos: a la perdición, a la muerte o a una solución. En reiteradas oportunidades voy en primera instancia con el movimiento malo, con el movimiento hacia la muerte por ejemplo, y sin ningún temor. Voy con el cliente hasta el límite para establecer claramente hacia donde se dirige el movimiento interior. En el límite más extremo se produce algunas veces un cambio repentino. Entonces no retorno. Entonces dejo al cliente en este límite.” Una mujer constela a su madre y a sí misma. Ella se enfermó de cáncer hace cuatro años pero ahora está curada. Sin embargo, tiene miedo de que el cáncer retorne. Su madre murió también de cáncer. Durante la constelación la madre se acuesta debilitada en el piso. La hija está como paralizada y no puede liberarse de esta imagen. Le digo que se acueste junto a su madre muerta. Ella lo hace y se estrecha junto a su madre, quien la abraza. Una gran paz y relajación se expanden. Luego de un tiempo, interrumpo la constelación en este momento. Un hijo así se siente atraído por su madre. Al mismo tiempo tiene miedo de seguir a esta atracción. Ella es liberadora y alivia. Algo en su interior se tranquiliza. Algunas veces el terapeuta tiene miedo de dar estas sugerencias. Parece ser que de esta forma, en vez de dar soluciones, apoya a esta atracción hacia la muerte. Pero en cuanto se entrega a esta atracción, algo se relaja en el cliente. Una lucha interior que ha costado mucha fuerza termina. Algo se soluciona y a partir de allí puede retomarse nuevamente el encuentro con la vida, siempre y cuando corresponda al profundo movimiento en el propio interior. En el trascurso de los anos fui adquiriendo mayor coraje y pude seguir a dichos movimientos hasta sus extremos. Entretanto advierto en forma intensa a la más leve vacilación de un representante. La vacilación se produce cuando alguien se siente, por un lado, atraído por el piso y por el otro, desea quedarse parado. Yo sugiero regularmente seguir al impulso hacia el piso contenido en la vacilación – “despacio, no te lastimes”. En reiteradas oportunidades se produce un gran alivio para el que vacila al ceder. Él se hunde en el suelo respirando profundamente y algunas veces, el impulso de pararse viene por sí solo luego de un tiempo. Otro fenómeno es la sensibilidad especial de los representantes que saben cuales de los hechos concretos nombrados tienen significado para ellos. Se constela al sistema del presente. Uno de los hijos se va muy lejos de la familia. A la pregunta acerca de quién murió joven en la familia, se establece que un hermano menor de su padre nació muerto y que un hermano mayor de su madre cayó en la guerra. El constelador pregunta al representante del hijo: “¿Es alguno de ellos importante para tí?. El representante responde: “El hermano mayor de la madre.” El constelador puede estar seguro que el representante percibe desde su lugar en la constelación cuales son los hechos concretos importantes para él. Por esto lo más

simple es preguntarle directamente cuando nos encontramos en una situación semejante. Siempre hay energías en una familia que se perciben intensivamente durante el comienzo o bien, antes del comienzo de la constelación. El cliente elige a la madre, al padre, al hermano y a sí mismo. Cuando los representantes están ubicados uno junto al otro pregunta repentinamente: “¿Quién es ahora el hermano y quién soy yo? También el constelador se confunde repentinamente por un momento. Entretanto he aprendido que estas situaciones son pocas veces una casualidad y tienen casi siempre un significado. Ellas reflejan una determinada energía que rige en una familia y que en reiteradas ocasiones influyen en parte al constelador. Si al comienzo de una constelación estoy confundido o sin energía, lo interpreto como indicio para un estado determinado que rige en el seno de esa familia. Una vez me confundí tanto al escuchar la descripción de las entramadas relaciones familiares del cliente que tuve que interrumpir antes de la constelación. Durante la pausa dibujé una vez mas las relaciones con la ayuda de un genograma. Para mayor seguridad llevé este papel a la constelación para poder consultarlo cada vez que fuera necesario. Cuando el constelador es conciente de las energías toma una cierta distancia de ellas y puede continuar trabajando. Él puede buscar y tomar toda la ayuda que necesite. El ordenamiento Otro nivel está formado por los ordenamientos del sistema familiar y son casi un polo opuesto a la energía. Quien como constelador trabaje solamente con la energía se tropieza siempre con límites que aparecen a lo largo del camino. Estos son los ordenamientos que durante la constelación provocan fuertes impulsos hacia la solución. En muchas oportunidades, se logra sólo con este conocimiento reconocer y solucionar las tramas. La hija está parada en la constelación entre sus padres y cerca de su madre. Estos tienen un gran conflicto entre sí. La hija está muy unida a la madre y rechaza al padre. El constelador sigue a las energías de los representantes, pero el conflicto entre los padres no encuentra solución alguna. Quien sólo sigue a la energía, tiene que interrumpir en algún momento. Tal vez haya constelado anteriormente hasta sus ancestros para que los padres puedan alcanzar la paz. Pero luego de que esto no haya podido concretarse, la fuerza para la constelación se agotará tarde o temprano. El constelador ubica a la hija delante de los padres a la misma distancia. Él hace que los padres le digan a la hija: “Es nuestra pelea. Somos los mayores y cargamos con ello. Tú eres sólo nuestra hija. La hija se siente enormemente liberada. Hace una reverencia delante de los padres y dice: “Lo dejo en vosotros, yo soy sólo la hija.” La paz retorna repentinamente.

El ordenamiento es una ayuda muy poderosa para encontrar la solución. Siempre salen de este los pasos decisivos para dicha solución. El extremo de aquel, que solamente trabaja con el ordenamiento, se observa de la siguiente manera: luego de una corta interrogación a los representantes, luego de que él haya traído a la constelación a las personas olvidadas o apartadas, constela la imagen ordenatriz final. El ordenamiento se expresa claramente mediante los lugares correctos. Allí están parados los padres frente a los hijos y estos a su vez ordenados a partir de la edad. El terapeuta utiliza las frases para la solución acuñadas por Hellinger. Las frases que él da se basan en el ordenamiento y lo remarcan. Él deja que los hijos expresen agradecimiento y honra y que los padres se hagan cargo de su responsabilidad. Esto es esencialmente suficiente. En muchos casos este procedimiento tiene un buen resultado, especialmente en el caso de un cliente que nunca haya constelado anteriormente. Finalmente tiene una imagen interior de su familia con un buen ordenamiento, en el cual todos los que faltaban se encuentran presentes. En otros casos esto no parece ser suficiente. Quien trabaja en forma intensiva con los ordenamientos, se ocupa poco de las características individuales y de la dinámica especial de una familia. Su procedimiento comienza a ser esquemático. Las dificultades que se presentan ( el hijo frente al padre: “¡no pienso hacer una reverencia!) son aceptadas o se tratan de superar mediante la acción del terapeuta (“¡haz una reverencia frente a tu padre!”). Así este procedimiento encuentra también sus límites. La realidad En reiteradas ocasiones, es de suma importancia que el terapeuta lleve la realidad a la constelación. Esta intervención también produce los impulsos hacia la solución. La realidad lleva al constelador donde él puede llamar a las cosas por su nombre. Si esto es algo malo se precisa de coraje y valor. Esta es una constelación en nuestro grupo de supervisión. La madre estaba embarazada. El médico le dijo que esta situación ponía en peligro su vida, pero ella quería continuar con el embarazo. El médico le dió – sin su consentimientomedicamentos para interrumpir el embarazo. A pesar de ello, ella dió a luz una criatura muerta y deformada. Yo representé al médico y el terapeuta me exigió que le diga a la madre: ”he cometido un error gravísimo.” Yo percibí claramente desde mi rol que dicha expresión no era adecuada a lo ocurrido y en cambio dije: “yo asesine a tu hijo.” Tenemos la inclinación reiterada de atenuar y disimular las cosas. Aquí se trata de la verdad sin maquillaje, aunque en primera instancia esto suene mal. Cuanto más nos acerquemos a una exacta descripción de lo ocurrido, más clara y fuerte será su expresión. Aún lo más horrible pierde parte de su horror cuando es nombrado por su nombre. El deber del terapeuta es nombrar al horror por su nombre. La madre de una participante mató primero a su hija minusválida y luego se suicidó. Le sugerí a la representante de la madre que le diga a su hija minusválida: “yo soy tu madre, primero te decapité y luego me suicidé.” La madre tenía grandes dificultades para pronunciar esto.

Para mí es importantísimo que todo se exprese tal cual fue en forma cruda. Si esto no se produce es porque el constelador no soporta esta verdad. Si fuese así, se atrevería a que los otros la escuchasen. Esto ya comienza durante la charla con el cliente, donde se estudian los hechos concretos. Hay temas que son tan complicados para el constelador, que este los deja preferiblemente en las nubes y sin definir. Un ejemplo importante es la palabra “abuso”: cuando una cliente dice que su padre abusó de ella y el constelador deja las cosas como están, lo que ha ocurrido realmente permanece vibrando en la sala. Mientras que una cliente manifiesta haber sido abusada por su padre en forma “emocional”, otra habla acerca de una atmósfera erótica entre ella y su padre y una tercera informa acerca de graves heridas corporales y violaciones. Por esto es necesario aclarar lo ocurrido en forma concreta. Una pregunta importante puede ser: “¿de dónde sabes esto?”. Pues como constelador es de relevante importancia si la cliente dice que en aquel entonces ella fue internada en un asilo y su padre terminó en la cárcel. Otra cliente dice que talvez soñó todo y una tercera informa que llevó a su terapeuta a dicha información. Dado que el tema “abuso” tiene hoy en día tanta connotación, es bueno tener en claro las diferencias mencionadas anteriormente. Cuando las informaciones que el cliente trae como hechos concretos de su vida no son visibles durante la constelación, el terapeuta las introduce en algún momento en forma concreta, formulándolas en la constelación. La cliente informa acerca del abuso y el maltrato realizado por su padre. Durante la constelación hay que solucionar muchas tensiones entre los padres. Finalmente la hija se encuentra parada frente a su padre y le mira con amor. El constelador le sugiere a la hija la siguiente frase: “tengo mucho amor para tí.” La hija repite la frase. Entonces el constelador continua con su sugerencia. “Y tú has abusado de mí.” La hija dice esta frase y se siente mal posteriormente. El padre siente sentimientos de culpa. Con semejante frase (“y tú has abusado de mí.”) se introduce una parte importante de la realidad en la constelación. Esto tiene repercusiones inmediatas sobre las percepciones de los representantes. De esta manera, se puede continuar observando a la realidad. Yo observo algunas veces que es inalienable que el constelador introduzca esa realidad. Otro ejemplo relacionado: La cliente tiene dificultades con su marido, del cual está separada. No hablan más y hace dos años que él no paga la pensión alimenticia para el hijo en común. Durante la constelación se ha demostrado que la mujer se ha casado con un gran desprecio por los hombres y siente este desprecio frente a su hombre. A través del vínculo con su propia madre se resuelve el desprecio. Finalmente puede decirle al hombre: “Lo siento.” Y él puede mirar con amor y amistad hacia ella y al hijo en común. El constelador le sugiere al hombre que diga: “Yo no pago la pensión alimenticia para nuestro hijo desde hace dos años.” En este momento es de suma importancia mantener el contacto con la realidad. De no ser así, una parte muy importante quedará excluida. No hay que sorprenderse cuando la cliente luego de una pausa se siente insatisfecha con esta imagen de paz.

Percibo esto también en las constelaciones sin palabras, en las cuales se han producido crímenes en la familia. Las energías muestran otros sentimientos, por ejemplo, amor y pertenencia o bien, confusión. No habrá solución total en el nivel energético en tanto el constelador no ubique y nombre al polo de la realidad. La mención de la realidad es una fuente de fuerza en reiteradas ocasiones que soluciona la confusión en una familia. El hombre se encuentra muy distante durante la constelación. El terapeuta le sugiere que le diga a su esposa: No te veo como mi mujer, sin embargo lo eres.” En esta frase se tocan dos realidades de importancia, las percepciones y los hechos concretos. Sorprendentemente, el nombramiento de los hechos concretos produce repercusiones en las percepciones. El hombre en la misma constelación observa por primera vez a su mujer luego de escuchar esta frase. El constelador le sugiere la siguiente frase: “Y tenemos dos hijos”. Ahora, él se aproxima un poco más a la familia y toma conciencia de sus hijos. En ocasiones es positivo nombrar por su nombre a los simples hechos concretos de la vida. Cuanto más simple sea la expresión de la realidad, mayor será su fuerza . El padre se encuentra parado frente al hijo. El hijo se siente grande y poderoso, el padre se siente débil y poco hombre. El constelador le sugiere al padre que le diga a su hijo: “Yo te engendré.” El padre se endereza repentinamente, siente su hombría y el hijo parece empequeñecerse un poco.

Aún la palabra “Padre” es una descripción abstracta si se la compara con la frase “Yo te engendré.” El nombramiento de lo ocurrido tiene aún más fuerza. Aparte se manifiesta claramente el hecho concreto que hace de un hombre tal, es decir, él puede engendrar un hijo. En cuanto lo recuerde, percibirá entonces su fuerza. Lo mismo ocurre con las mujeres: La hija está frente a su madre y no quiere decirle: “Tú eres mi madre.” Lo considera poco adecuado. El terapeuta sugiere la siguiente frase a la madre: “Te lleve durante nueve meses en mi vientre y te di a luz.” A continuación la hija le observa con amor. Una fuerza positiva arriba a la constelación cuando recordamos los hechos concretos:

Un hijo tiene miedo de perder el amor de su madre si se acerca demasiado a su padre. La frase que alivia es: “Aunque no me quieras más, tú eres mi madre y yo tu hijo.” Repentinamente se establece la convicción de que el vínculo no desaparece y que permanece. Cuanto más claro se exprese, mayor será la fuerza que fluya en dicha expresión: La madre está parada frente al hijo y está atrapada por los vericuetos del destino. Ella dice: “Me siento débil y desesperada. Aparte tengo un sentimiento de culpa por tener tan poca fuerza para darle a mi hijo.” El constelador le sugiere decir: “Yo cargo con mi destino.” Luego le sugiere a la hija que pronuncie la siguiente frase: “Yo te honro a tí y a tu destino, y te lo dejo.”

Todas las expresiones de la madre están condensadas en la palabra “destino”. Es relativamente simple honrar la totalidad del destino de alguien. ¿Pero se cumple esto? ¿En todos sus detalles y efectos paralelos? Mediante una expresión general uno puede fácilmente excusarse de los detalles desagradables. Por esta razón, será todo más claro cuando se nombre, de manera tal como el representante lo ha expresado. Para el ejemplo anterior significa: El constelador le sugiere a la madre que diga: “Yo acepto y cargo con mi debilidad, mi desesperación y mi sentimiento de culpa.” La hija hace una reverencia y dice: “Yo te honro a tí y a tu debilidad, tu desesperación, tu sentimiento de culpa y te los dejo.” Un sistema se confunde cuando ya no es más claro quien pertenece a las diferentes generaciones y quienes son los padres y quienes los hijos. Aún cuando estén en el ordenamiento familiar, ocurre a veces que no reconocen su papel. A veces alcanza con reconocer y nombrar la realidad. Algo así como si los miembros de la familia se diesen a conocer entre sí de esta manera. “Yo soy tu padre y tú eres mi hijo.” “Yo soy tu esposa, tú eres mi marido y estos son nuestros hijos.” “Yo soy el segundo hombre, tú eres el primero.” Estas frases aclaran y organizan la confusión. Es favorable que todos deseen el buen ordenamiento. Los individuos se relajan en sus lugares. Casi siempre es favorable nombrar los hechos utilizando el sano sentido común. Muchas veces se trata de la locura.

La hermana de la madre fue internada y asesinada en un hospital psiquiátrico durante el Tercer Reich. La madre estaba muy unida con la hermana asesinada. La hija se encuentra frente a la madre luego de una constelación larga y conflictiva. Las rodillas le tiemblan y cae al piso. En ese momento la madre toma al padre del brazo y expresa posesivamente: “este es mío.” Luego sugiero que la madre diga: “Yo estoy loca.” Lo repite y está de acuerdo. Yo confío entretanto en mi instinto cuando algo no se encuentra en orden o cuando no puedo interpretarlo internamente. La prueba para esta situación es nombrar los hechos y expresarlos. He comprobado también que es positivo decir que uno está simplemente entramado. Se trata de la relación tirante entre dos hermanas. La mayor es iracunda y no desea saber nada de la más joven. En la historia común hay hechos que justifican esto. Yo sugiero que la hermana mayor diga: “Yo cargo con algo de la historia de nuestra familia, algo que no tiene nada que ver contigo. Yo sólo soy tu hermana mayor y tú eres mi hermana menor.” Una parte de la tensión desaparece. La hermana mayor mira por primera vez con amistad a su hermana menor. Yo no debo como constelador estudiar el trasfondo de tramas para arribar a una solución. Cuando la trama no es muy fuerte alcanza con nombrarla. Ella se apartará a un costado y las relaciones amorosas que se encuentran por debajo se fortalecerán. La realidad es junto a la energía y el ordenamiento, el tercer polo en el triángulo que todo constelador necesita como fundamento para un buen trabajo. Pero esto no es todo. Faltan dos importantes aspectos.

El cliente y su motivo En la constelación de una familia se manifiestan las tensiones reiteradamente. Cuanto más se constele a personas de generaciones anteriores, mayor será la cantidad de problemas y conflictos. Por esto es importantísimo que el terapeuta tenga siempre en mente que la constelación se hace para el cliente. Se trata de esta persona y no de una solución general para la totalidad de la familia. Sólo tienen sentido las soluciones que repercuten sobre el cliente. Para él se realiza la constelación y para él se busca la solución. Todos los otros conflictos, tensiones y tramas que no repercuten sobre su persona pueden desconsiderarse. Sólo distraen. Aún cuando el constelador se pierda en la confusión de la familia, hará bien en recordar para quien es esta constelación. El padre y la madre del cliente se separaron muy rápido. La madre entonces se casó con un hombre ya separado. El padre se casó con la hija de ese hombre y tuvo con ella dos hijos. Yo cónstele a los padres, a las nuevas parejas y a los hijos. Tal vez resulte un poco confuso entender las relaciones de parentesco en esta constelación familiar. El segundo marido de la madre es el abuelo de los hijos que el primer marido de su esposa engendró junto a su propia hija. Un hijo que desee establecer claridad en sus relaciones familiares puede volverse loco. ¿Cómo puede solucionarse esto en una constelación? Yo ubico a los padres uno al lado del otro y a su lado, respectivamente a sus nuevas parejas. El hijo está parado frente a ellos y junto a el, los hermanastros. Las frases que el expresa son: “Tú eres mi padre y yo tu hijo. Las relaciones que tienes con las mujeres son tu cosa. No es mi asunto. Yo soy sólo el hijo.” Luego le dice lo correspondiente a su madre. Padre y madre corroboran que ellos cargan con la responsabilidad por sus relaciones. El hijo está parado, relajado y en paz. Por un lado, fue importante en el caso de esta constelación recordar el ordenamiento que se expresaba con las frases mencionadas arriba. Por otro lado, fue esencial saber quien era el cliente, dado que sólo se trataba de él. Si el padre u otro de los hermanastros hubiesen constelado, tendrían que haber sido tomados otros pasos para la solución. Aparte de esto, debemos reconocer que en la mayoría de los casos el cliente nombra un motivo importante para él. Para el constelador es bueno mantener esto en la memoria. El motivo no tiene siempre significado. Algunas veces son energías que se revelan de manera muy fuerte durante la constelación y que van en otra dirección. El padre constela el sistema del presente pues tiene grandes dificultades con uno de sus dos hijos. El representante del padre se siente automáticamente atraído hacia el piso. La compulsión es violenta. Todos los hechos concretos que el cliente nombra a partir de este horrible comienzo no cambian nada en absoluto. Algo permanece oculto.

Yo dejo que los hijos se ubiquen junto a la madre. Ella le promete al hombre cuidar de los hijos, también en el nombre del padre. Los hijos se sienten seguros. El hombre continua en el piso. Este es el fin de la constelación. En este caso, el motivo mencionado al comienzo era como una entrada a la constelación, que debido a las energías del campo se había desarrollado en otra dirección. En semejante situación sólo se produce una distracción si el terapeuta en la constelación trata de retornar al motivo original. En muchos casos es importante darle al motivo un significado especial en una constelación. El motivo es algo así como un “mandato” del cliente que ha sido aceptado por el constelador. El cliente, el tercer hijo, tiene el motivo de aclarar su relación con su hermana menor, la quinta hija. Yo constelo entonces a toda la familia con los cinco hijos. Su representante tiene dificultades con los padres. Luego de un tiempo han desaparecido y todos los hijos están ubicados frente a los padres. Cada uno se siente bien en su lugar. Este sería un buen momento para dar por finalizada la constelación. Para un motivo de esta naturaleza hay una recapacitación básica. Cuanto menor sea el número de personas que constelan, más claras y delineadas serán las relaciones entre los constelados. Por eso se recomienda limitarse a las personas nombradas en el caso de una pregunta clara y precisa. Yo podría haber constelado sólo al cliente y a su hermana menor. El cliente mencionado arriba no había realizado nunca una constelación. La totalidad de las relaciones no claras en una familia tiene influencia sobre los hijos. Por esta razón, es necesario constelar en primera instancia a la familia. Aún cuando todo parezca solucionado, es sin embargo necesario hacer que el hermano y la hermana se observen recíprocamente al final para saber si todas las dificultades se han solucionado o si todavía hay algo que aclarar. Esta prueba se puede hacer con el cliente luego de que este haya tomado el lugar de su representante en la constelación. Una constelación durante un grupo de formación me enseñó a mantener aún más mi vista en el cliente: La participante tenía grandes problemas con su hombre separado. Este no se ocupaba más de los tres hijos en común. Cuando la pareja toma contacto se producen grandes peleas. Yo constelo al hombre y a la mujer. Se pone en claro que el hombre es débil y que no tiene una buena relación con su padre. Entonces ubico al padre detrás de él y trabajo para aclarar esta relación. Finalmente el padre está parado detrás del hombre, quien puede ahora mirar amistosamente a la mujer. Ella puede ahora honrarle. Ambos miran a los hijos con amor. Se podría decir que fue una constelación exitosa, así pensaba en aquel entonces. Sin embargo, ocurrió lo siguiente: Cuatro meses más tarde, durante el siguiente grupo de formación, la participante informó acerca de la decepción vivida durante el próximo encuentro con su hombre. Ella casi se había alegrado por este encuentro. Cuando ella le encontró, comenzó una acalorada discusión. Fue desagradable como siempre, sólo que ahora se sintió aún más herida debido a las expectativas.

¿Cómo podemos explicar esto? ¿O no hay nada que aclarar pues nunca se sabe si la nueva imagen lograda en una constelación realmente le da al alma el impulso adecuado? Posteriormente valoré a esta constelación como algo no logrado. Me di cuenta que había dejado prácticamente afuera de la constelación a la cliente. En cambio había trabajado con la familia del hombre ausente y logrado cambios en él. De esta manera, para la representante de la cliente fue algo simple manifestar honra frente a él. En realidad el hombre permaneció como siempre fue y la cliente también con su nueva imagen del hombre. Por eso la misma pelea de siempre. Yo cónstele entonces a la pareja por segunda vez. Hombre y mujer están ubicados como la primera vez, el hombre es débil. Esta vez mis sugerencias son dirigidas a la mujer. El hombre puede permanecer como es. Le sugiero a la mujer que haga una reverencia frente al hombre y diga: “Yo te honro a tí y a tu carga.” Esto se revela como algo imposible.. Por lo contrario, se manifiesta un desprecio básico de la mujer hacia los hombres. Este desprecio le une con su madre, a quien también constelo. No hay solución. Al final la mujer le dice al hombre: “Te desprecio. Son mis hijos y no quiero que te acerques a ellos.” De esta manera, la cliente está confrontada con su parte de la pelea. No es como luego de la primera constelación, donde repentinamente se establece un mundo feliz y sin cambios. Desde esta constelación soy más consciente de que no debo buscar automáticamente a los recursos en el pasado para encontrar soluciones. Esto es sensato algunas veces. Pero no siempre. Se manifiesta como una decisión básica en muchas constelaciones: Pregunta: “Recuerdo una constelación donde el padre se sentía atraído hacia la muerte. El hijo había constelado y yo había limitado mi trabajo a que el hijo honrase la nostalgia del padre y lo deje ir. Mas tarde (ya hay clientes muy experimentados) tuve que escuchar el reproche: ¿Porqué no has salvado al padre? Podrías haber observado hacia donde se sentía atraído. En este punto me pregunto: ¿Cuándo es todo demasiado? ¿Cuál es el límite? Hellinger: “Muchos piensan que se debe salvar a toda la familia en una constelación. No obstante, el terapeuta está sólo vinculado al cliente y cumpliendo con el encargo de hacer algo por él. No hay que perder de vista al cliente. Cuando él soluciona algo para sí, esto tiene una repercusión sobre toda la familia. Pero si para permanecer en tu ejemplo me concentro en el padre y me ocupo de sus tramas, aunque esto no pase en el contexto, el trabajo con el cliente perderá fuerza. Sólo por esta razón no debería realizarse.” La observación detallada del cliente Cuando observamos a Hellinger en su trabajo veremos en muchas situaciones como se dirige al cliente durante la constelación y nunca interrumpe el contacto con él. A pesar de toda la atención exigida por la conducción de una constelación, vale la pena echar un vistazo regularmente sobre el cliente. Se recomienda que el cliente

tenga durante la constelación un lugar desde donde pueda ser bien observado por el constelador. El cliente constela padre, madre y a sí mismo como hijo. En la constelación, el padre y la madre están enfrentados con frialdad y falta de amor. El hijo está desatendido, solo y abandonado a un costado. El cliente que observa todo desde afuera, comienza a llorar. Se tapa las lagrimas y suspira. Mientras tanto, el terapeuta logra un trabajo constelatorio brillante en el medio del cuarto. Los padres han logrado un contacto y miran con amor a sus hijos. El cliente sigue llorando y tapándose el rostro al costado de los acontecimientos. El cliente está atrapado en sus viejos recuerdos y dolores y la constelación pasa a su costado sin que él tome noticia alguna. Este no es el sentido del trabajo. En esta situación, el terapeuta deberá dirigirse brevemente al cliente y darle valor para que abra sus ojos y mire. Si el cliente precisa de tiempo hay que dárselo e interrumpir la constelación por ese lapso. Un colega me comentó que él interrumpió una vez una constelación cuando comprobó que el cliente no estaba presente de manera suficiente. Uno de mis clientes que ya había realizado variadas constelaciones se sentía torturado por sentimientos de soledad. El hecho concreto esencial me pareció ser que uno de los abuelos, el padre de la madre, era un niño expósito. Ambos, abuelo y nieto, son constelados. El abuelo está completamente perdido y con los ojos cerrados. El nieto de la misma manera y a una corta distancia. En 25 minutos se despliega un proceso doloroso, durante el cual el abuelo logra poco a poco mirar hacia el nieto y percibir su amor. Durante este torturante y lento desarrollo veo que el cliente llora a un costado de los acontecimientos. Un apoyo en esta situación fue el reconocer lo que produjeron estos pequeños cambios en el cliente. Me ayudo a continuar con paciencia. La cooperación En mis grupos de formación, el modelo del triangulo y los tres polos energía, ordenamiento y realidad se han manifestado como adecuados para analizar porqué las constelaciones se detienen en ciertos momentos. En reiteradas ocasiones se había descuidado a uno de los polos. Estos polos no repercuten conjuntamente en su forma, de manera tal que se les pueda controlar sistemáticamente. No hay un determinado orden en este proceso. Cada constelador toma su camino individualmente. No hay camino falso o correcto. Si necesito mas estructura de mi propia personalidad, tendré que establecer el orden en primera instancia. Si soy poco determinado y organizado, me puedo abandonar un cierto tiempo al caos en un sistema y sus energías, para lograr a partir de allí un poco más de orden. Pero todo terapeuta realiza un buen trabajo al recordar el polo descuidado hasta el momento. Mí opinión es que los terapeutas se desarrollan cuando siguen a la energía de una constelación, cuando siguen al “campo de conocimiento”. Naturalmente precisan como condición básica su conocimiento e inclusión de la realidad y el ordenamiento.

Pero estos son limitados y estimables. Lo nuevo y lo inesperado son las energías correspondientes de una constelación. Cuanto más confíe el terapeuta en ellas, mayor será la pulsión de lo desconocido como lo demuestran las constelaciones sin palabras de Hellinger. La experiencia tal vez más tranquilizadora con las energías del “campo de conocimiento” es que los consteladores más diferentes entre si y por distintos caminos arriban a resultados similares. Lo importante, que tal vez se haya olvidado o ignorado, se revelará más tarde. Quien permanezca alerta, llegará a un buen final en el cual se guarda lo esencial.

-5El cuidadoso tratamiento de las palabras, señales corporales y sentimientos En la rutina diaria, el uso del idioma es algo más bien superficial y efímero. Parece ser que las palabras no tienen un significado especial. Estamos sometidos a una avalancha de informaciones disfrazadas de palabras e imágenes. Gradualmente y acorde a las leyes de la naturaleza, nos volvemos cada vez más torpes. Las constelaciones enseñan el cuidadoso tratamiento del idioma. Lo descubrimos nuevamente en su forma original y simple. Las palabras ganan peso durante las constelaciones. Toda palabra vale. Los representantes informan inmediatamente si una palabra o frase son adecuadas o no. Ellos reaccionan de manera exacta y fina. Cuanto mayor sea la energía y cuanto más profundo se encuentre la capa que se ha tocado, mayor será el valor de las palabras. Cada palabra falsa es percibida. Cuanto más cuidadoso sea el constelador con el habla, mayor será su orientación con esas energías. El idioma que sana y cura Hellinger ha producido una gran cantidad de frases durante los años en los cuales desarrolló las constelaciones. Estas apenas pueden mejorarse en su simpleza, densidad y fuerza. Ellas abren las puertas de un nuevo cuarto y muestran una dirección que sólo puede ser descrita de manera insuficiente mediante las palabras. Al finalizar la constelación, el hijo se encuentra frente a sus padres y los mira. Luego hace una reverencia y dice: “Querido padre, querida madre, os honro.” Dicha frase, expresada en forma recogida y verdadera, revela una experiencia. Las palabras están en la superficie. Lo que está debajo no puede describirse. No hay mejores palabras para expresar lo deseado. Es un idioma simple y casi arcaico. “Querida tía, bendíceme para que pueda quedarme.” “Yo honro tu muerte y tu destino.” Las palabras antiguas poseen una fuerza inmediata que en el marco de una constelación parecen ser repentinamente adecuadas. Con ellas accedemos a una capa que se encuentra aún con vida en lo profundo de casi todos nosotros. Estas frases refuerzan, solucionan y concilian. Los representantes se enderezan, respiran en forma liberada o miran amistosamente a la persona parada frente a ellos. Las frases están orientadas a esa repercusión, y sólo es posible evaluarlas por la repercusión que producen. Lo que cuenta es la repercusión y esta es visible. Estas frases fueron encontradas por Bert Hellinger de la misma manera que él observó su repercusión. Todo observador que desee evaluar el trabajo debe también observar y dejar de lado sus ideas preconcebidas. Quien observe detenidamente, podrá ver que frases tienen efecto y traen felicidad y reconciliación a una familia, independientemente de que ciertas frases pasen o no en su visión del mundo o concepto. Muchas de estas frases están comprimidas. Apenas se pueden cambiar o embellecer. Su efecto es casi ritual. Sin embargo, todo ritual se vuelve superficial cuando se le usa en forma mecánica y automática. También las frases descubiertas por Bert Hellinger son huecas si se les

utiliza como meras fórmulas mágicas. Las frases despliegan sus repercusiones sólo si son adecuadas a la atmósfera y su correspondiente situación. Para lograrlo, el terapeuta debe entrar en este cuarto especial de la constelación y tomar comunicación con el campo. De otra forma será sólo una especie de lorito que repite desde un manual las “frases de Helliger”. Los representantes actúan como correctores en esta situación, dado que ellos están en la posición de percibir si las frases sugeridas son adecuadas y correctas para ese momento. “Las frases de solución trascienden la constelación. Ellas son un paso determinante, dado que ofrecen el resultado en primera instancia. Por un lado, guardan relación con la reconciliación y por otro, con la honra. ¿Cómo arriba el terapeuta a estas frases? Él no puede elaborarlas. Cuando se constela a una familia, se establece un campo de fuerza en el cual dicha familia está presente. El terapeuta penetra en este campo de fuerza. En cuanto entra y se une a este campo de fuerza, se le presenta entonces lo que lleva a la solución. No podría encontrar jamás las frases de solución permaneciendo fuera de este campo de fuerza. Estas frases son siempre simples y le hablan al alma en forma inmediata. Varían según la ocasión. Por dicha razón, no es posible transcribirlas y usarlas como si fuesen un simple repertorio. Ellas se adecuan a la situación tal cual es. Ellas son el resultado de una postura interior, una postura de honra hacia todos los participantes. Entonces se las encuentra. Pero quien trate de usarlas en otras situaciones, tal vez sólo encuentre las cenizas del fuego anterior”. Estas frases son una personificación del ordenamiento. Ellas expresan la honra, indican quien debe cargar con la responsabilidad y reconcilian. Seguramente no se le ocurrirían a un cliente que no haya participado nunca en una constelación. Su dicción es deber del terapeuta. Las siguientes son algunas de las frases esenciales: Del hijo/a al padre y/o a la madre “Yo te honro.” “Gracias.” “Lo que hay entre vosotros, no es asunto mío.” “Tú eres el/la mayor, yo soy el/la menor.” Del padre y/o de la madre al hijo/a “Yo soy el/la mayor, tú eres el/la menor.” “Lo que hay entre nosotros, no es asunto tuyo.” De los vivos a los muertos “Yo honro a tí y a tu muerte.” “Te doy un lugar en mi corazón.” “Por favor, mírame amistosamente mientras viva.” Cuando como terapeuta sugiero estas frases, escucho en mi interior si también mi sentimiento tiene resonancia en dicha frase. Si no percibo nada, dejo la frase de lado. Tampoco puedo sugerir repetidamente la misma frase pues se tornaría vacía y mecánica.

“Las frases de solución que algunas veces usamos en este trabajo no han sido inventadas por mí. Las percibo a través del contacto con el alma del otro y mediante el campo de fuerza en el cual se mueve. Ellas se producen por resonancia y entonces expreso el sentimiento del otro. Por esta razón, no deben usarse estas frases como estereotipos. Siempre hay que interpretarlas a partir de la situación, percibirlas nuevamente y recién entonces, expresarlas. Cuando vienen a nosotros, podemos decir que viven en nuestro interior. Ellas también se transforman acorde a la vibración del alma. Entonces son adecuadas y son bellas.” El idioma que descubre y libera Aparte de la forma descrita de las frases “clásicas” y rituales, el idioma se usa también en forma libre. Aquí es importante encontrar la formulación propia y aprender de la repercusión. No se estará a la altura de todas las situaciones si se trabaja sólo con las frases de Hellinger o con un limitado repertorio de formulaciones personales. Vale la pena usar las palabras utilizadas por un representante todas las veces que sea posible. De esta forma, el constelador permanece intrínsecamente vinculado a la energía. Decir la verdad libera y soluciona. Así es que las frases desatan las tensiones que rigen en las familias y las traen a la luz. El marido está parado frente a su esposa. Frunce el cejo y aprieta los puños, pero no puede decir lo que le pasa. El terapeuta le sugiere la frase: “Siento ira hacia tí.” El hombre lo dice y respira profundamente. Si, esta frase es adecuada. Él se siente liberado al pronunciarla. También la mujer se siente aliviada. “Al fin se dijo.” Le comentó al terapeuta. Ahora el terapeuta le sugiere al hombre la siguiente frase: “Me siento muy herido por tí.” El hombre dice esto y lo encuentra correcto. Le hace bien pronunciar la frase. El constelador debe observar exactamente y estar lo suficientemente cerca de lo experimentado por la persona constelada. Entonces puede formular lo que ve o percibe el otro. En reiteradas ocasiones se tocará una nueva capa de los sentimientos con cada una de estas frases. En primer lugar se debe nombrar a la ira, luego aparece el sentimiento de estar herido. Si el paso dado es muy grande y se pasa de capa, entonces se rechazará y negará la frase, algo así como si en el ejemplo anterior se hubiese sugerido inmediatamente la frase: “Me siento muy herido por tí.” El terapeuta debe ir cuidadosamente al mismo paso que va el constelado (¡pacing!). El terapeuta que sugiere frases inadecuadas será corregido continuamente por los representantes. Estos no se dejan manipular. Por dicha razón, el terapeuta debe tomar en serio a los representantes y considerar su “feedback”. Él no estará a la altura de su deber si toma estas objeciones como algo personal. Ideas propiciatorias para el uso del idioma Muchas de las siguientes indicaciones no son nuevas. Se usan tanto en la psicología de la comunicación, en la terapia Gestalt, en la hipnoterapia, así como en la programación neurolingüistica. Pero es bueno que el terapeuta tenga conocimiento de ellas.

Tal vez en primera instancia algunas de las indicaciones suenen un poco mecánicas. Pero son estructuras de frase y pensamiento que se transforman en herramientas sobreentendidas cuando se las ha comprendido y observado concientemente durante un tiempo. En mi trabajo, este uso del idioma se ha manifestado positivamente. • La fuerza reside en una frase clara y corta Pocas palabras claras llevan más rápido al punto que muchas. Frases largas y complicadas pierden fuerza. Los representantes se confunden muchas veces con semejantes indicaciones. “Estoy enojado contigo.” “Te acuso de haberme abandonado.” “No deseo cargarlo por tí.” Y no: “En principio, no quiero cargarlo por tí.” • Palabras simples en vez de un idioma complejo Un idioma complejo nos lleva lejos de la experiencia inmediata “Me siento como tú y llevo la misma carga.” Y no: “Estoy identificado contigo.” “Estoy enojado contigo.” Y no: “Yo soy agresivo.” “Estoy loco. Y no: “Soy esquizofrénico.” • Expresión en primera persona en vez de expresión en segunda persona A veces vale la pena formular nuevamente una expresión cuando los representantes le pasan la responsabilidad al que está enfrente, de manera tal que se tome una mayor responsabilidad. “Me siento muy herido por tí.” Y no: “Me has herido mucho.” “Me siento oprimido por tí.” Y no: “Tú me oprimes.” • Cambiar las expresiones Sorprendentemente, algunas expresiones con fuerte contenido emocional también son adecuadas cuando se las invierte. Debido a ello, vale la pena sugerir la formulación opuesta. “Me provocas miedo.” Y lo contrario: “Yo te produzco miedo.” “Me siento engañado por tí.” Y lo contrario: “Yo te engaño.” “Tú sientes tanta ira.” Y lo contrario: “Yo siento ira.” Padre: “Los hijos parecen culpables.” Y lo contrario: “Me siento culpable.” •

Formular las expresiones neutrales de tal manera que se tome responsabilidad Es siempre positiva la expresión de mayor responsabilidad. “No me llega completamente.” Mejor: “No dejo que me toque.” “Me da lo mismo.” Mejor: “Bloqueo todos mis sentimientos.” • “No quiero” en vez de “no puedo” Quien dice que no puede dar un determinado paso, se presenta como victima de las circunstancias. Con la expresión “no quiero” esta tomando la responsabilidad acorde. El hijo a la madre: “No te puedo hacer una reverencia. ” Nueva formulación: “No te quiero hacer una reverencia. ” El padre al hijo abortado: “No puedo aceptar la culpa.” Nueva formulación: “No quiero aceptar la culpa.”

• Utilizar “pero” concientemente En una oración,“pero” relativiza el valor de la oración delante de la oración subordinada. El constelador puede desvalorizar de esta manera lo negativo y dar fuerza a lo positivo. Es aconsejable invertir las frases expresadas por un representante. “Allí hay un poco de calor, pero soy completamente indiferente.” Mejor: “Soy completamente indiferente, pero siento un poco de calor.” “Te doy las gracias por la vida, pero todavía estoy insatisfecho.” Mejor: “Todavía estoy insatisfecho, pero te doy las gracias por la vida.” • Frases en partes Hasta el momento, separar las frases en partes ha dado buenos resultados. Sugiero la primera parte de la frase y dejo que la repitan, recién entonces sugiero la segunda parte. Si formulase todo sin pausa, en poco tiempo se producirían contradicciones. Sería demasiado. Al usar la pausa, la primera parte puede hacer su efecto. La segunda parte será fácilmente interpretada. “Lo cargo por ti... (pausa)... por amor.” “Lo hago como tú lo haces... (pausa)... porque soy tu hijo.” “Yo vivo... (pausa)... todavía un poco... (pausa)... entonces voy luego.” • Confrontar los opuestos Es recomendable dejar a los opuestos directamente confrontados sin eliminarlos. Yo lo hago cuando los sentimientos / energía y el ordenamiento se contradicen. Mediante la segunda parte de la frase retornan los recuerdos al ordenamiento. “Yo soy fuerte – y débil.” Agregando “pero” o “sin embargo” se aumenta el poder de la segunda parte. El hijo al padre: “No quiero saber nada contigo... (pausa)... sin embargo estamos vinculados.” La nieta a la abuela: “Me siento tan grande como tú... (pausa)... aunque tu seas la mayor y yo la menor.” Con un “pero” se minimiza el valor de la primera parte de la frase y esto no es lo necesariamente adecuado – no: “Me siento tan grande como tú - pero tú eres la mayor y yo la menor.” • Aceptar la resistencia Algunas veces, la resistencia a aceptar la realidad parece ser muy grande. En esta situación, es recomendable percibir y aceptar esta resistencia y formularla como introducción. Luego sigue la frase que refleja a la realidad. Así se comienza a aceptar la realidad mediante la expresión de una de sus partes. El hijo ubicado en el lugar privilegiado junto a la madre se niega a pronunciar la frase: “Tú eres mi madre, yo solo soy tu hijo. Nueva sugerencia: “Me niego a decirte que tu...” “Aunque no quiera aceptarlo...” “Aunque me sea insoportable...” “Aunque parezca una mentira...” • Provocación En ciertas ocasiones, una expresión provocadora contraria al ordenamiento también genera una fuerza positiva. Luego de esa frase puede producirse una protesta: “Eso no es así.”

En el caso del marido al que todo da igual: “No estoy enojado para nada.” La madre está ubicada frente al hijo y se siente débil. Le gustaría que su hija lleve su carga. Se le sugiere entonces a la madre la siguiente frase para la provocación: “Yo soy la mayor y tú eres la menor, pero esta bien que tú cargues con todo. • Insinuar posibles sentimientos ocultos Cuando sugiero que bajo los sentimientos que se mostrarán hay posiblemente otros sentimientos ocultos (algo normal), el representante encuentra fácilmente el camino hacia ellos. “No es sólo cuestión de risa.” “Estoy enfurecido – superficialmente.” “Me da lo mismo, y no quiero percibir lo que está debajo.” • Negación de la expresión Cuando niego una expresión, genero entonces una imagen de aquello que estoy negando. La esposa a su marido: “No soy ni tu madre ni tu hija. Y tú no eres ni mi padre ni mi hijo. Tú eres solo mi marido y yo soy solo tu mujer.” Mediante las imágenes de los padres generadas de esta forma se pueden separar las imágenes que antes habían estado más juntas. • Resaltar lo poco positivo que haya sido nombrado La atención alimenta. Cuando doy atención a lo positivo en una expresión y formulo nuevamente una expresión en esa dirección, lo positivo aumenta. El padre al hijo: “Te veo apenas.” Nueva formulación: “Comienzo a verte.” La mujer al hombre: “Apenas si hay amor.” Nueva formulación: “Percibo un poco de amor.” La mujer al hombre, que expresa calor: “Viene. Pero la cabeza no lo quiere. Nueva formulación: “El corazón lo desea y la cabeza no.” • Abrir una puerta mediante la expresión “aún no”. Mediante la expresión “aún no” se insinúa que lo positivo será posible alguna vez en el futuro. “El corazón lo desea y la cabeza no.” Aún más positivo: “El corazón lo desea y la cabeza aún no.” “Aunque percibo tu amor, no puedo aceptarlo.” Aún más positivo: “Aunque percibo tu amor, aún no puedo aceptarlo.” El hijo a uno de los padres: “No puedo aún hacer una reverencia frente a tí.” • Formular deseos a partir de las quejas También aquí la concentración se orienta a lo positivo que se esconde detrás de la queja. Siempre tiene un buen resultado. El hombre a la mujer: “Es una lastima que no estés a mi lado.” Nueva formulación: “Te tendría con mucho gusto a mi lado como mujer.” La mujer al hombre: “Lo nuestro no es una relación verdadera.” Nueva formulación: “Tendría con mucho gusto más intimidad contigo.” • Realzar las similitudes Los conflictos siempre se distienden cuando se ven y aceptan las similitudes entre las personas. La similitud es la gran fuente de la reconciliación.

La hija siente negación y distanciamiento frente a su madre. También la madre tiene una relación fría con su hija. Cuando se constela a la abuela, la madre se siente también mal con ella. El tema de la similitud es tocado cuando la madre le dice a la hija: “ A ti te pasa lo mismo que a mí, como a mí me fue con mi madre.” El hombre y la mujer están enfrentados irreconciliablemente. Entonces el hombre dice: “Ambos estamos furiosos. Somos similares.” La percepción de las señales corporales El constelador percibe importantes informaciones si tiene sus sentidos abiertos. El más pequeño cambio en un representante es señal de un importante proceso interior. Cuanto mas rápido reaccione el terapeuta, tanto más permanecerá en contacto con lo ocurrido en la constelación. Un grupo de práctica durante el curso de formación: se trataba de las tensiones entre dos hermanas que constelarían. Ambas se sienten rivales. La hermana mayor está muy furiosa y busca pelea con la hermana menor. La hermana menor expresa espontáneamente: “No estoy segura si constelo con ella.” Dice sonriendo. A partir de ese momento, la constelación se entorpece. La sonrisa, en este caso una importante señal corporal, ha sido ignorada por completo. En una charla posterior, el constelador cuenta que él vio la sonrisa pero pensó que la representante sólo estaba un poco nerviosa. Sin embargo, solo raras veces nos encontramos con semejantes señales involuntarias en las reacciones “privadas” del representante. Se debe prestar siempre atención a las señales, especialmente cuando en un seminario ya se ha constelado varias veces y la fase del comienzo ha terminado. Cuando el terapeuta está atento a las señales, aparecen otras informaciones. Así, una sonrisa es muchas veces un símbolo de superioridad frente a situaciones agresivas. El mensaje oculto podría ser: “No pienso pelear contigo. Soy superior.” Un método simple que ya he visto anteriormente en la terapia Gestalt es la orientación de la atención hacia el objeto y su eventual aumento. Mientras que en la terapia Gestalt se trata de arribar a una descarga emocional, en la constelación sólo se trata de integrar aún más a los sentimientos ocultos en la señal. Para el ejemplo mencionado anteriormente, el método sería el siguiente: El constelador le menciona a la hermana menor: “Percibe como sonríes cuando dices no estar segura de la confrontación. Sonríe un poco más fuerte. ¿Cómo te sientes? No obstante, el constelador no debe tener sospechas sobre el significado de las señales corporales para prestarles atención e introducirlas en la constelación. El hijo está frente a la madre. Está tranquilo pero pestañea fuertemente. El constelador le dice: “Percibe como pestañeas.” Otro ejemplo: El hijo de un padre miembro de las SS está parado frente a las victimas. Los brazos se le contraen. El constelador le dice: “Percibe como se contraen tus brazos y auméntalo un poco.” Repentinamente los brazos se contraen compulsivamente.

Otra posibilidad es sugerirle directamente la señal como forma de expresión al representante: El hermano y la hermana tienen problemas entre sí. Están enfrentados en la constelación. El hermano vacila levemente. El terapeuta le sugiere la frase: “Yo vacilo.” O le sugiere a la hermana que diga a su hermano: “Yo veo que vacilas.” De esta manera, se nombra a la reacción corporal, quien gana así una mayor importancia en la constelación. El constelador no precisa saber hacia donde guiará esta expresión. En reiteradas ocasiones, algo se produce a partir de la reacción del que dice la frase o de la persona enfrentada. Tal vez no se produzca ninguna reacción nueva. De todas maneras, mediante el nombramiento se logra una dimensión adicional de la familia. Una señal corporal especialmente importante se observa cuando durante la presentación en la constelación uno ignora al otro e inclusive mantiene los ojos cerrados. El constelador debe reaccionar frente a esta señal. Él no puede ignorarle simplemente (como ya he observado en los grupos de práctica) y dejar que los representantes que no se observan intercambien frases indiferentemente. Sin contacto visual no se realiza ningún encuentro verdadero. Una posibilidad: El hombre y la mujer están parados frente a frente. La mujer no mira al hombre, solo al costado. El constelador le pide: “Mira a tu hombre por una vez.” La representante lo rechaza: “No tengo ganas.” El constelador reacciona: “Toma un poco de distancia, hasta que puedas verle.” La mujer se retira unos metros y entonces observa al hombre. La distancia facilita el tomar contacto en el caso de tensiones. Los representantes están parados muy cerca en reiteradas ocasiones. Otra posibilidad es expresar con palabras lo ocurrido. El hombre y la mujer están parados frente a frente. La mujer no mira al hombre, solo al costado. El constelador le da la siguiente frase: “Yo miro a un costado, ignorándote.” Ella lo repite. Entonces el constelador aumenta un poco más: “Dile: no quiero mirarte.” La mujer dice esto y mientras tanto mira a su hombre por primera vez durante un momento. Algo puede cambiarse al ser mencionado. Ha obtenido su lugar y ahora puede surgir algo nuevo. Por esta razón es tan positivo poner en palabras todo lo ocurrido. La expresión de sentimientos Aún los sentimientos más fuertes no serán vivenciados de manera catártica durante las constelaciones. Se tratará de expresarles con tranquilidad y con palabras simples. La madre está parada frente al hijo que murió luego del parto. Ella rompe en lágrimas y apenas si puede mantenerse parada. El constelador se encuentra a su lado, tomando parte y atento. Finalmente le sugiere la siguiente frase: “El dolor es demasiado.” Ella lo dice y se tranquiliza. La sorpresa: hay más fuerza en las frases expresadas con tranquilidad que en aquellas expresadas emocionalmente. La fuerza reside en la calma y no en la

emoción. Naturalmente ocurren siempre avalanchas emocionales. Sin embargo no son fomentadas, sino llevadas nuevamente a la calma. Esto no es así en otras tendencias terapéuticas como la terapia gestalt o la terapia primal. En dichos marcos, la expresión de sentimientos tiene un rol central y posee gran valor. Las constelaciones están sin embargo en otro nivel. Todo aquel que piense que enriquecerá las constelaciones introduciendo elementos emocionales, sólo debilitará en realidad su trabajo constelatorio. Hellinger dice al respecto luego de su seminario constelatorio: “Aquí se ha demostrado reiteradamente que cuando alguien ha hablado con su voz normal el sentimiento era más fuerte, es decir al hablar en un tono normal se produce el sentimiento más fuerte. El terapeuta experimentado resiste la manifestación de sentimientos y la presenta al final hablando normalmente. En el caso de sentimientos fuertes digo muchas veces que el cliente debe mostrarles sin emitir sonido alguno, solamente respirando profundamente. Entonces el sentimiento es mucho más profundo que cuando se grita. Hay sin embargo situaciones donde el sentimiento aparece expresado como grito primal. Esto es otra cosa. Este grito atraviesa la médula.” Durante las constelaciones vivenciamos muchos niveles de sentimientos que se han superpuesto. Especialmente nos protegemos y aislamos de la ira. Allí hay indiferencia y frío, o se oculta en la arrogancia con la cual miro con desprecio a los otros. También este desprecio se oculta en la compasión, dado que así tampoco se debe honrar al otro por lo que es o lo que carga. Cuando la ira crece y se acerca peligrosamente, la confusión sirve de ayuda. Alguien se sale de sus cabales y prefiere estar confundido antes que percibir otros sentimientos. También un cambio de polo es posible, es decir, ahora alguien se siente pequeño y con miedo,. En reiteradas ocasiones se ha tomado a esta ira y llevado hasta nosotros a través de las generaciones. Bajo la ira se encuentra el dolor como fuente de origen. Cuando me hieren, me vuelvo rabioso. En la ira se encuentra mas fuerza y aún la vinculación con el contrario. En el dolor se pierde esta fuerza y se está solo. Cuando el dolor de fondo es tan grande que ya no se soporta, la ira pierde su calor superficial y se transforma en un odio frío. Ahora es posible la crueldad, donde uno se separa de los sentimientos y sólo el deseo de destrucción queda presente. Aún así hay fuerza en el trasfondo. Cuando el dolor crece mucho, se transforma en apatía y en un sórdido vegetar. Algunas veces, también ocurre que un representante comienza a reírse a las carcajadas incontroladamente en las constelaciones. Para el constelador es importante recordar que esto es una parte del rol y de las energías percibidas. ¡No sea que lo interprete como una burla a su autoridad! A veces alcanza con sugerirle al que se ríe la frase: “En la superficie me río...” Al charlarlo, descubriremos que algo malo se oculta por debajo. Otra frase posible es: “Prefiero reír a llorar.” O en general: “Me río para no percibir lo que está debajo.” En el desarrollo de todos los niveles de sentimiento lo más importante es no olvidar los hechos concretos esenciales: “Sentimientos intensos como la ira aparecen muchas veces en un punto donde hubo un movimiento temprano hacia delante y en donde el hijo no puede avanzar más. Esta ira protege al hijo del dolor del amor. La ira es en este caso sólo la otra cara del amor. Cuando dejo que la ira se exprese durante la terapia, sólo repito lo que ya ha ocurrido en ese entonces, dado que el movimiento hacia allí es y permanecerá

interrumpido. Se reitera la experiencia pero no se soluciona nada. Mediante esta ira se sobresale ilusoriamente por encima de los padres. Algunos le dicen al padre o a la madre en semejante erupción de sentimientos: “te voy a matar.” Ellos quieren decir, en primera instancia, que ya lo habrían hecho, y en segundo, que habrían logrado algo. En realidad, no lograrán nada. Se culparán por haberlo hecho. Cuando alguien en la terapia desea ponerse furioso de esta manera, interrumpo todo al instante. La culpa es aquí un sentimiento de defensa. Dado que él no puede expresar más la ira, se pone en contacto con el sentimiento ubicado detrás, es decir con el amor y el dolor. Estos sentimientos van siempre juntos. Este amor es mucho más doloroso que la ira. Es el sentimiento más doloroso de todos, pues se le vivencia junto con el sentimiento de absoluta impotencia. Cuando expreso ira, estoy negando mi propia impotencia. No le percibo en absoluto. La palabra decisiva en este punto es “Por favor.” ¿Notáis la fuerza que hay allí a diferencia de un ataque de ira? “Papa, por favor.” “Mama, por favor.” ¡Cuanta fuerza hay allí y cuanto dolor! Hay situaciones donde un hijo fue abandonado, tal vez porque por error se detuvo en algún lado. Esto es una desesperación. Cuando en la terapia dejo que se expresen estos sentimientos de desesperación siempre se logra un buen efecto. No son la defensa del abandono vivido, son por lo contrario iguales a él. Esto brinda ayuda.” Hellinger se refiere aquí al “movimiento interrumpido”. Todo hijo tiene un impulso natural hacia la madre y el padre, para encontrar allí amor, protección y seguridad. Cuando el hijo ha experimentado una separación, heridas o un rechazo masivo, el movimiento se interrumpe en forma abrupta. Un hijo de sólo un año y medio tiene que ir por tres meses a un hospital alejado y los padres no le pueden visitar regularmente. El hijo sufre un shock debido a esa separación. No confiará más en el futuro en este impulso hacia su padre o madre. El movimiento natural hacia delante queda interrumpido. Sin embargo, la fuerte nostalgia por los padres continua allí. Sólo que ahora, este sentimiento se transforma, como antes mencionamos, en tristeza, dolor, ira y frustración. Quien ha hecho esta experiencia como niño, no encuentra tampoco como adulto el valor para abandonarse por completo al amor de su pareja. Él estará aún atrapado entre la nostalgia y los sentimientos negativos relacionados. En reiteradas oportunidades, él provoca inconscientemente el renovado rechazo mediante su comportamiento. Siempre aparecen los sentimientos viejos y terribles que giran siempre en torno a lo mismo. El dolor y la ira son sentimientos de cambio. El verdadero sentimiento oculto es el deseo de acercarse al otro. La cura solo se logra con la satisfacción de la necesidad del niño. En estas oportunidades, Hellinger se enfrenta a los clientes y deja que vuelvan interiormente atrás en el tiempo, allí donde ocurrió la separación. Entonces les exige que junten sus manos y digan “por favor”. Es muy emotivo ver cuan difícil es esto para la persona. El dolor y el desencanto son profundos. Recién cuando se expresa ese “por favor”, el terapeuta puede como representante del padre o de la madre abrazar al cliente. De esta forma, el movimiento hacia adelante alcanza su meta y deja su larga interrupción. Los sentimientos viejos y negativos desaparecen instantáneamente. Mi trabajo con el movimiento interrumpido es una experiencia exigente. Tengo que comprobar con anterioridad si estoy momentáneamente realmente dispuesto a realizarlo y si encuentro en mí esos aspectos paternos o maternos. Es de gran

ayuda tener en cuenta que aquí se trata de lograr un paso en una buena dirección y no de una solución perfecta. El “movimiento interrumpido” es básicamente una constelación, en la cual una parte paterna es representada. He realizado buenas experiencias en estos casos al tomar representantes. Cuando el cliente informa acerca de la temprana separación de su madre y se trata de una cura, pregunto entonces en el seminario: ”¿Hay aquí una mujer que sienta un gran cariño por los niños que desee representar? Recién entonces puedo sentarme a un costado y apoyar este proceso como acompañante.

-6Los tres patrones básicos de las relaciones Si bien toda constelación es única y los destinos de sus miembros se diferencian entre sí, hay patrones básicos en las relaciones que son comunes a todas las familias. Estos patrones básicos son importantes para las constelaciones: • • •

La relación del hijo con los padres - La relación del menor al mayor. La relación de pareja - La relación de igual a igual. La relación de los padres con el hijo - La relación del mayor al menor.

En cada una de estas relaciones hay determinados patrones de ordenamiento. El constelador podrá presentar estos puntos de vista si es consciente acerca de estos. La relación del hijo con los padres Los hijos cargan también con la carga familiar. Esta es la situación de partida con la cual trabajamos en las constelaciones. Las formas que toma esta situación son variadas. Se corre el peligro de ignorar las cargas adquiridas en primera instancia. Por ejemplo, un hermano muerto luego del nacimiento. El hermano no puede separarse del dolor durante la constelación. ¿Ha sido la muerte algo tan terrible para él? Sin embargo, en muchos casos carga con el dolor reprimido del padre. Recién cuando el hijo honre al padre y a su dolor, encontrará suficiente energía para aceptar su propio dolor y darle un lugar en el corazón a su hermano. Ahora quiero explayarme sobre los interrogantes con los que se encuentra el constelador en el siguiente caso. Cuando hablo de reglas, es importante mencionar que en cada regla hay una excepción. Estipulo que aproximadamente la relación entre reglas y excepciones es de 80 a 20. Por esto vale la pena considerar los casos regulares. Pero no es garantía de arribar con seguridad a una solución. Se exige una absoluta apertura y atención para interpretar la excepción. Cuando un constelador se abandona a sus conocimientos sobre reglas, fracasa seguramente con regularidad. Situación de partida: el hijo está enojado con uno de los padres. 1.er paso: la primera pregunta es acerca de si el hijo ha sido maltratado en forma corporal o psíquica por esta parte paterna. De ser así, la ira tiene raíces reales y se expresará de esta manera por el hijo. Por ejemplo: “Estoy lleno de dolor e ira. Te dejo tu responsabilidad por los maltratos.” O también: “Me has dado lo esencial, por todo lo otro te dejo la responsabilidad.” Algunas veces se da al paso más tarde, cuando el padre o la madre pueden decir: “Yo acepto mi responsabilidad y cargo con las consecuencias. Tú eres libre y lamento lo ocurrido.” Pero debe haber sido realmente un daño grave. Las quejas típicas no alcanzan: “Mi madre no estuvo nunca.” “Mi padre ha sido muy severo.” “Ellos fueros tan secos, egoístas, siempre enojados, impacientes...” Y cosas similares.

Semejantes daños aparecen sólo raras veces. ¿Cuál es entonces el origen de la ira?” 2.do paso: aquí se separan dos variantes diferentes. •



La hija está enojada con el padre o el hijo con la madre. Se trata entonces de la ira hacia la parte paterna de sexo opuesto. Normalmente, esta ira es tomada por la parte paterna del mismo sexo. Muchas veces, se determina el primer nivel mediante el vínculo del hijo con el padre y el vínculo de la hija con la madre. La hija carga con la ira de la madre por su marido (el padre) o bien, el hijo carga con la ira del padre por su esposa (la madre). Los padres no se enfrentan a estos sentimientos y por esta razón, los hijos los retoman y muestran. En ciertas oportunidades esto va tan lejos, que hermano y hermana aceptan la lucha en forma representativa. La solución aparece cuando el hijo se enfrenta a la parte por la cual él carga la ira. La hija se encuentra frente a su madre, se inclina y dice frases como: “Te honro a tí y a tu ira. Tú eres la mayor y yo la menor. Y todo lo ocurrido entre papa y tú, lo dejo a vuestro recaudo. Yo soy sólo la hija.” Pero puedo permanecer totalmente en el amor con la frase de la hija: “Yo cargo con gusto por tí con la ira.” Algunas veces agrega: “Te considero capaz de amar a Papa tanto como a tí misma.” La ira frente a la parte paterna del mismo sexo se manifiesta cuando el hijo está enojado con el padre y la hija con la madre. Regularmente, esta ira es retomada por aquel que la muestra y también por la parte paterna del mismo sexo. La hija está tan enojada como su madre o bien, el hijo está tan enojado como su padre. La solución es similar a la anterior. El hijo se encuentra frente a su padre y le dice: “Somos parecidos, enojado como tú, por amor. Te honro a tíy a tu ira. Yo sólo soy el hijo.”

No es suficiente que el hijo aparente ser muy grande y el padre o la madre se sientan muy pequeños. Es de ayuda ubicar detrás del padre al abuelo o detrás de la madre a la abuela. Las diversas posibilidades que se ofrecen son mostradas ejemplarmente en la siguiente constelación: El cliente es hijo único. La madre tuvo un novio al cual abandonó antes de casarse. El hijo está frente a los padres y siente una ira profunda. En primera instancia constelo al novio. Se observa que el hijo está vinculado a él y que carga con la ira de este por la ruptura del compromiso. El hijo mira a la madre y se siente muy vinculado a ella. Él responde afirmativamente cuando dejo que exprese que él también carga con la ira de la madre. Una parte de la ira proviene de la madre. En el próximo paso se ve que el hijo está vinculado subliminalmente al padre y carga también con el rencor de este. Pero todavía falta algo. Un agradecimiento adecuado a la madre por haberle dado la vida no le es posible aún. Todavía hay ira. El próximo paso se da cuando elijo percibe cuan profunda es su herida. Su madre lo ha usado todo el tiempo como a una pelota. Este era entonces la ira personal. Otro ejemplo donde una cliente está enojada con su suegra. En reiterados casos son tres las causas y estas pueden mezclarse entre si: •

La cliente está enojada con su madre, cosa que no se permite a sí misma y que puede en la persona de su suegra.

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O el hombre está muy influenciado por su madre y la mujer se siente abandonada. El objetivo del enojo sería entonces el marido. La suegra ha insultado realmente a la nuera. La ira y el enojo son justificables.

Es bueno recordar que los sentimientos percibidos por los hijos pueden ser en parte o totalmente sentimientos adquiridos. Casi siempre interpretamos que un sentimiento expresado tiene su origen en la situación. Sin embargo, durante mi trabajo he comprobado que reiteradamente los sentimientos son adquiridos. Una hija se enfrenta a la madre. La madre no guarda ninguna relación con la hija. La hija dice: “Si veo a mi madre siento frío.” En lo cotidiano se diría: con una madre así, no es extraño que la hija sea fría. Sin embargo, cuando consideramos como adquirido a un sentimiento semejante, comprobamos que esto es cierto casi siempre. La hija le dice a la madre: “Yo soy fría como tú. Yo cargo también con tu frialdad.” La hija percibe repentinamente un gran dolor. Nuevamente, no es por completo el suyo. Regularmente aparece el próximo nivel delante de lo que deberá ser cargado. También esto es el dolor de la madre que se encuentra bajo el frío. La hija continua: “Y yo cargo también con el dolor que está allí abajo.” La relación entre ambas parece otra. La frialdad de la hija ha desaparecido y la madre mira con amor a su hija. Ella dice ahora a su hija: “Veo tu amor y le honro.” La hija se siente atraída hacia la madre, quien toma a su hija en los brazos. Aquí se manifiesta como se carga con los sentimientos de nivel a nivel. Cada vez se puede explicar fácilmente a un sentimiento a partir de los hechos de la vida misma. Y sin embargo, vincula al hijo con la madre. También la madre ve el amor de la hija y le honra. Así se percibe y gana su lugar el vínculo amoroso entre ambas. Este amor debe ser también interpretado por el constelador, inclusive “mantenido”. Quien no sea capaz, querrá tomar cartas en el asunto para solucionar algo. (Madre: “Es mi dolor y mi frialdad, etc.) Pero no será capaz de ver el gran amor que se muestra. La relación de pareja La relación de pareja entre un hombre y una mujer es una relación de igual a igual. Ambos están parados, uno al lado del otro. En la mayoría de los casos, el hombre está parado en el primer lugar (acorde al sentido de las agujas del reloj) y la mujer en el segundo. El que es responsable de la seguridad está en primer lugar. Algunas veces está la mujer en el primer lugar, cuando ha tomado este deber o cuando su familia carga contenidos muy pesados. También aquí es decisivo si los representantes se sienten bien en sus lugares. Cada uno carga con su destino Cada uno tiene su propio destino, sin embargo están vinculados como hombre y mujer. La cliente se ha casado con un hombre judío, quien ha perdido durante el holocausto a sus padres y a tres de sus abuelos. El hombre se siente alejado de sus parientes muertos.

Le sugiero a la mujer que honre al destino del hombre y que se lo deje. Ella no quiere. Ella encuentra que la frase adecuada es: “Lo cargo contigo.” ¿No es esta una relación ideal? Siempre se observa, en constelaciones similares, como se emocionan los presentes. La expresión de la cliente en la constelación se adecua a nuestro sentimiento de gran amor. Nuestro corazón romántico se siente tocado. En las constelaciones le cuesta mucha fuerza al constelador mantenerse fuera de estas expresiones y arribar a un nivel hombre-mujer. Este nivel real muestra que todos tienen un destino y que las cargas correspondientes son personales. “Yo cargo también con tu carga” no es adecuado para la relación hombre-mujer. En vez de ello, la buena solución se logra con la frase: “Te honro a tí y a lo que cargas.” La frase “Lo cargamos juntos” es en pocas excepciones adecuada y correcta. Solamente cuando en sus vidas han ocurrido situaciones malas en común, por ejemplo, cuando un hijo muere o cuando se provoca un aborto. Entonces están parados uno a lado del otro y se dan la mano. La ira entre hombres y mujeres En reiteradas ocasiones veo que en las relaciones de pareja reside una lucha oculta antes de lograrse la honra y el amor. Es bueno sacar esta lucha a la luz. En las constelaciones siempre me encuentro con la ira entre hombres y mujeres. Esta ira es colectiva y se ha traspasado a través de las generaciones. Mi imagen en este caso es: detrás de cada hombre hay muchos hombres heridos y enojados (padre, abuelo, bisabuelo) y detrás de cada mujer hay muchas mujeres heridas y enojadas (madre, abuela, bisabuela, etc.) Es evidente, cuando observamos la historia, que especialmente las mujeres de la otras generaciones tienen un motivo justificado para sentir dicha ira. Si en la vida real se produce una pelea entre el hombre y la mujer, el motivo se olvida instantáneamente y la vieja lucha se inflama nuevamente. La cliente desea aclarar la relación con su anterior marido. El hombre está parado mirando a otra dirección y a gran distancia. Cuando se vuelve, dice espontáneamente: “Me siento envenenado. ”Ella le mira y dice: “Te desprecio.” Esto aumenta su ira: “Te podría ahorcar.” Aquí se manifiesta que no se trata sólo de la ira personal, sino de una ira que les une con los antepasados. Le recomiendo a la mujer que le diga al hombre: “Tú eres un hombre y todos los hombres son iguales.” Ella dice esto con vehemencia. Le recomiendo al hombre que diga: “Soy un hombre y soy como todos los hombres.” Cundo dice esto, se relaja. Entonces, le recomiendo a la mujer que diga: “Soy una mujer y soy como todas las mujeres.” La mujer disiente espontáneamente: “No: Yo soy mejor.” (Desgraciadamente se me ocurrió mucho más tarde sugerirle la frase: “y esto me vincula con muchas mujeres.) Pero cuando ubico a su madre y a su abuela detrás de ella, se relaja y puede aceptar la similitud con ellas. Cuando se ubica a los antepasados masculinos detrás del hombre y los femeninos detrás de la mujer, la vinculación con ellos se torna visible rápidamente. Algunas veces alcanza con esto para aclarar lo que ocurre. Otras veces, otro paso es posible y el hijo mira a los antepasados y honra a su ira.

El hijo mira al padre y dice: “Yo te honro a tí y a tu ira. Entonces hace una reverencia y le dice al padre: ”Por favor, mírame con amistad, aún cuando tenga una buena relación con mi mujer.” El padre puede ahora mirar con amistad, aún cuando él mismo haya tenido una relación infeliz. No siempre es necesario constelar a los antepasados. He tenido buenas experiencias al expresar con simples palabras lo que va ocurriendo. Por ejemplo, la mujer le dice al hombre: “Cargo con ira ( o frustración, dolor, etc.). Viene de mi familia. No es algo que te compita, pero tú lo recibes.” Un simple vistazo a los que tenemos ubicados detrás de nosotros brinda confianza y fuerza. Hago que el hombre o la mujer se den vuelta: “Mira a tu familia detrás de tí y percíbela. No debes ver ni tomar conciencia de nada en especial, pero tómate un momento para ver la dirección.” Algo ha cambiado cuando alguien nuevamente se da vuelta. Ahora tiene una conciencia más clara de las personas que están frente a él. ¿Cómo es el camino entre la ira de la pareja y la percepción del amor? Siempre se encuentra a la pareja adecuada a la tradición familiar propia, sin importar cuan fuerte sea la pelea en su superficie y sin importar con cuales armas (desprecio, abandono) se realice. No hay nadie que sea sólo víctima. Por ejemplo, el caso de una pareja en donde uno le hace la vida imposible al otro. Tal vez el hombre es alcohólico, gasta todo el dinero en vicios y le pega a su mujer estando alcoholizado. O la variante opuesta, un hombre bueno y débil, engañado, abusado y tratado de debilucho por su propia mujer. Se produce una simpatía espontánea con la victima en ambos casos durante los seminarios. Se vuelve al equilibrio con la frase sugerida. La víctima dice: “Te quise como hombre / mujer. Te obtuve como hombre / mujer. Yo acepto la responsabilidad por mi elección y cargo con las consecuencias.” Esta frase levanta al que la expresa. La víctima se transforma repentinamente en alguien que actúa y actuó. ¿Y que pasa cuando alguien no quiere tomar la responsabilidad? En casos difíciles, algunas veces, brinda ayuda la frase: “Yo acepto mi responsabilidad de sentirme como víctima. Igual que mis antepasados.” Una frase solucionadora para ambos, sin importar cuan grave fue la relación, es: “algo pasa entre nosotros.” Esto alivia a ambos. Ahora hay espacio para el cariño y los vínculos. Ahora se puede mostrar el amor. “Yo soy sólo la mujer y tú eres sólo el hombre.” “Yo soy sólo el hombre y tú eres sólo la mujer.” Todo niño ha sufrido fracasos. Esta es la razón por la cual todos tenemos cicatrices del pasado y los dolores relacionados. El dolor reprimido se transforma en nostalgia, la nostalgia por todo aquello que no hemos recibido. Por esta razón, proyectamos sobre los hombres y las mujeres en nuestro medio ambiente las imágenes paternas y maternas como si fuésemos un proyector de diapositivas. Seguimos a estas imágenes con la infantil esperanza de obtener lo que extrañamos. Al mismo tiempo, es un deseo imposible, pues nos somos más esos niños y ninguno de nosotros puede reemplazar a los padres reales. (Aún cuando la madre llevase a su pecho al hijo de treinta anos que dejo de amamantar muy rápido, no sería posible sanar la herida.) Cuanto más profundo es el dolor, mayor es la nostalgia y su consecuente ceguera frente a la realidad. La primera elección donde poner la imagen paterna es

la pareja. Este punto de vista aclaratorio alcanza su máxima definición en el estado del primer enamoramiento. Repentinamente se establece la creencia infantil de haber encontrado finalmente al ser humano que nos amará, comprenderá siempre y hará realidad todos nuestros sueños. La mujer está ubicada al lado del hombre. Ambos miran en la misma dirección. Ella percibe calidez. Recién entonces expresa el deseo de recostarse. Yo acepto. Ella recuesta ahora su cabeza en el hombro del hombre. Todo esto aparenta ser nuevamente una imagen emotiva de un vínculo íntimo. Pero la experiencia demuestra que ellos no se observan, sólo se perciben a sí mismos. La mujer siente “calidez” y esto no es necesariamente adecuado para la relación hombre / mujer en una constelación. Que ella desee recostarse es adecuado a la relación de los hijos con los padres. La continuación de esta constelación lo demuestra. El hombre se siente bajo presión. Le sugiero la frase: “Yo soy sólo tu hombre y nada más.” Él se siente aliviado, liberado y más fuerte luego de esta frase. También la mujer se endereza. Ahora se observan mutuamente. “Yo soy sólo tu hombre y nada más,” significa: no soy ni tu padre, ni tu hijo, sólo soy tu hombre. Este “sólo” libera y alivia. Hace la relación más clara y definida. “Siempre voy a estar presente.” “No voy a abandonarte nunca.” “Tú eres el / la único / a y lo serás siempre. Todas estas expresiones pertenecen a la relación entre padres e hijos. El vínculo entre padres e hijos es indestructible y el de la pareja, no. En la relación de pareja se precisa de dos adultos que honren, cuiden y protejan a la la pareja. El hijo toma esto en forma despreocupada, pues sabe que es indestructible, hasta que luego de una separación se despierta confundido y alarmado. Yo he descubierto una frase que devuelve un poco a la realidad aún a una pareja muy enamorada. El hombre y la mujer se miran con ojos ensoñados y se sienten muy enamorados. Entonces le sugiero al hombre que le diga a la mujer: “Tú eres sólo una mujer y como tú hay muchas.” A lo cual, la mujer responde: “Tú eres sólo un hombre y como tú hay muchos.” Ambos parecen haber despertado. Se observan aliviados, sonríen y se alegran el uno por el otro. La relación de los padres con los hijos La relación entre padres e hijos es de “mayor” a “menor”. Las frases “yo soy el / mayor y tú eres el / la menor” y “yo doy – tú recibes” expresan claramente los hechos. Si hay algo que cargar, esta es tarea de los padres. Esto provoca que las constelaciones del presente sean mas “duras” que las de la familia original. En la familia original, el cliente puede ser “pequeño” y las cargas serán tomadas por los grandes. En la familia del presente, él mismo es grande y tiene que aceptar la carga para que los hijos puedan ser libres. El constelador reconoce que esta relación está en desorden cuando los padres necesitan a los hijos. Por ejemplo, la madre le dice al hijo autista: “Necesito que me mires.” Este “necesito” va en contra del buen ordenamiento.

Hay muchas formas de expresión y señales para estas molestias. Para ello se exige de una especial atención por parte del constelador. Madre e hija están frente a frente. Ya se han solucionado muchas dificultades a lo largo de la constelación. La madre le dice ahora a la hija: “Me gustaría tenerte más cerca. Me gustaría tanto abrazarte.” El constelador debe prestar muchísima atención. ¿Es sólo el deseo de dar de la madre? Generalmente los hijos van hacia los padres y no los padres a los hijos. Cuando los padres son muy rápidos hay que tener mucho cuidado. Los hijos deben dar el primer paso. Cuando los padres son “grandes”, tiene entonces paciencia. Cuando el hijo se encuentra en peligro, dan pasos hacia él. Pero la necesidad de cercanía parte en primera instancia de los hijos. También se requiere de una especial atención cuando hay abrazos. La pregunta decisiva es ¿quién sostiene a quién? Algunas veces, la relación se invierte en el abrazo. Repentinamente la madre apoya su cabeza en el hombro de la hija. Esto no se destaca especialmente si para el rol de la madre se ha elegido a una persona pequeña y para el rol de la hija una grande. En reiteradas ocasiones, esta diferencia de tamaño en la elección revela inconscientemente una parte de la relación desequilibrada. Tal vez es bueno decirle al hijo que mantenga los brazos colgando y que se deje abrazar de esta manera. Si el constelador tiene dudas, siempre es bueno preguntar al respecto. El padre débil y sufriente observa a su fuerte hijo: “Estoy orgulloso por tí.” El orgullo se manifiesta de dos formas: una es el orgullo natural de los padres por los hijos. Podrían también decir: “Me alegro cuando te veo.” La otra se produce cuando los padres se hacen pequeños y miran hacia el hijo grande. El padre observa al hijo y a su fuerza. El hijo se siente superior mira con desprecio o lástima a su padre. El ordenamiento se restablecerá en parte cuando el padre le diga al hijo: “Tu fuerza la has recibido de mí.” De esta forma, el padre crece y el hijo se reduce a un tamaño adecuado. Siempre que el padre o la madre necesitan de un hijo hay algo que no está en orden. Esto se comprueba en el próximo y extremo ejemplo. La madre se siente atraída por la muerte, la hija está parada detrás. Yo ubico a la hija cerca del padre y le sugiero a la madre que le diga: “Te confío a nuestra hija.” Ella no quiere, ella quiere ocuparse personalmente de su hija. Le sugiero entonces que le diga a la hija: “Tu me mantienes con vida.” Ella acepta. Entonces prolongo las frases: “Yo te necesito para seguir con vida. Y esto no es correcto.” Ahora, la hija hace una reverencia frente a la madre y le dice: “Te honro a ti y a tu atracción hacia la muerte.” La madre y la hija se sienten aliviadas. (Aún más fuerza viene a la constelación, cuando la hija le dice solamente: “Por tí hago todo.” El amor se percibe claramente de esta manera.) Que la madre necesite del hijo, aunque sea una circunstancia que en primer momento se acepte espontáneamente, significa un rechazo al ordenamiento. Es una carga para ambos.

En constelaciones con experimentados representantes, estos expresaron en el rol del hijo la necesidad de arrodillarse frente a los padres. Esto les ayudo a hacerse pequeños y mirar de manera normal. En los seminarios normales, al comienzo soy muy cuidadoso con sugerencias semejantes, pues los participantes novatos pueden fácilmente malinterpretar esto como afrenta y producir una resistencia innecesaria. Desde hace poco tiempo que siento en el piso a un representante en el rol de un hijo. Tal vez este sea el camino algunas veces. Sentimientos desagradables entre hijos y padres En primera instancia, el titulo que había elegido para este era “abuso”. Pero como demostramos anteriormente, esta palabra está llena de los contenidos más diferentes. En nuestro caso, es mejor limitar el uso de la palabra “abuso” a lo relacionado con ataques corporales de índole sexual. Con sentimientos no adecuados entre padres e hijos deseo nombrar en este momento a las relaciones que tienen partes de la relación hombre / mujer como contenido. En este caso, los hijos son más “grandes” de lo que el ordenamiento requiere. Mientras que la opinión publica entretanto agudiza el oído en todo lo relacionado a relaciones no adecuadas entre padres e hijas, las relaciones entre madres e hijos no son prácticamente mencionadas. Sin embargo, durante los dos últimos años , este tema se ha abordado en el marco de mis constelaciones. Aparte quiero agradecer especialmente dos libros y el articulo del investigador sexual Gerhard Amendt, “La venganza de los hijos de mama. Porqué razón el elegido de la madre se transforma en un hombre normal: un trabajador y un enemigo de la mujer. ” Las reacciones de las representantes en las constelaciones demuestran este desagrado. El padre y la madre miran en direcciones opuestas. El tercer hijo se siente mucho mejor y más fuerte que el padre. Le sugiero la frase: “Me siento mejor y más fuerte que tu.” El hijo dice esto y lo encuentra adecuado. Luego, sugiero que mire a la madre y diga: “¿No es cierto mama? La madre asiente espontáneamente. Amendt relata como estos pequeños hombres, es decir los hijos, se transforman en la fuente que da sentido a la vida de las madres. Dado que los hombres grandes no cumplen con las esperanzas de las mujeres, las madres quieren modelar a sus hijos y transformarles en el príncipe soñado. ¿Es acaso la madre “mala”? ¿Sabemos ahora porqué en tantas familias todo sale mal? Pero con todas estas simples acusaciones no estamos aplicando justicia a la dinámica dentro de la familia. La continuación de la constelación anterior lo demuestra: La madre no honra al padre en absoluto. Ella piensa que es un debilucho. Yo constelo al padre. Repentinamente, ella parece otra y mira al padre como en un trance. La frase, que en este caso le parece adecuada, es: “Yo hago todo por tí, Papa.” En esta familia vemos que se idolatra al hijo, se desprecia al marido y se honra al padre. O formulado desde el punto de vista del padre: la hija sirve como consuelo, con la esposa hay cada vez menos en común y al mismo tiempo, se queda bajo la influencia de la madre. Los hijos cargan con las cargas de los padres. Ellos dan todo por sus amados padres cuando los ven infelices. Simultáneamente están agobiados por todo esto, y más tarde lo transmiten a su pareja e hijos.

El cliente piensa casarse por segunda vez. Él quiere “lograr orden” y constela a sus cuatro mujeres más importantes y a su futura esposa. La primera esposa dice que ya hay mujeres al lado suyo y que no se siente como primera mujer. Por este motivo constelo a otra mujer como nueva representante en ese lugar y le digo que ella es la primera y la más importante mujer de ese hombre. Ella percibe durante un rato y dice repentinamente: “Me siento muy grande, Creo que soy la madre.” También la primera mujer está de acuerdo. Yo la nombro claramente como madre y la ubico detrás del hombre. Ella se siente muy poderosa. Así como necesita de sus ojos para percibir los cambios más mínimos, el constelador precisará de sus oídos para detectar toda falsedad. El padre mira en la lejanía, la hija mira al piso y la madre mira tensionada a los hijos. El hijo se encuentra de buen humor. Cuando le pregunto cómo se siente, responde: “¡Qué bonita familia!” No comprendo su expresión al ver la imagen anterior y le pido que la repita delante la familia misma: “¡Qué bonita familia!” y se alegra. Hay una corta pausa y espero las reacciones de los otros. Repentinamente, el hijo me dice: No, no es la familia, sino la madre.” Hago que le diga directamente esto a la madre. La madre irradia felicidad. En lo cotidiano, las madres pueden parecerles maravillosas a los hijos y los padres maravillosos a las hijas. Esto forma parte de la relación entre padres e hijos. Las constelaciones sacan un nivel a la luz que está por debajo del nivel cotidiano, una especie de estructura profunda. La experiencia demuestra que ciertas expresiones en ese nivel profundo se deben interpretar de una manera diferente a la cotidiana. Las expresiones son densas y profundas. Por esta razón, debemos escuchar exactamente a que tipo de relación pertenecen estas frases espontáneas. La frase “tú eres bonita” tiene un componente erótico, pertenece al nivel hombre / mujer e indica algo desordenado entre la madre y el hijo. El constelador debe educar su oído cada vez más para diferenciar lo adecuado de lo inadecuado.

- 7Muerte, enfermedad, culpa y secretos de familia Junto a las dinámicas centrales que se reiteran en las constelaciones familiares, se producen también situaciones que aparecen reiteradamente y para las cuales el constelador debe poseer conocimientos básicos. Muerte Muchas señales importantes indican que un miembro de la familia se siente atraído por la muerte. Regularmente, cuando alguien es repelido en una constelación, se siente atraído hacia la muerte. El padre siente un impulso de irse de la vida a la muerte, o mejor dicho, se siente atraído hacia los muertos de su familia. El constelador puede comprobar esto dejando que se den un par de pasos en esta dirección. Si entonces, los miembros de la familia y él se sienten aliviados, es una prueba adicional. Otras veces, como el hijo en este caso, otro miembro de la familia se siente atraído hacia la muerte. El padre mira hacia fuera y tiene ganas de irse de su familia. El constelador le sugiere alejarse un par de metros en esa dirección. Al hacerlo, se siente aliviado y liberado. La madre y dos de los tres hijos se sienten también aliviados. Sólo el hijo mayor quiere seguir al padre. El constelador le ubica detrás del padre. El hijo se siente bien en ese lugar. Cuando el constelador constela a un muerto de la familia, por ejemplo, el hermano del padre que murió temprano, se obtiene un buen lugar para el muerto en el lugar donde el padre desea ir. Otro símbolo de esta atracción hacia la muerte se revela cuando alguien se siente atraído hacia arriba o por la lejanía. En este caso, un representante está ubicado delante de la ventana de la sala y mira fascinado hacia fuera y a lo lejos. Él se siente libre y aliviado. También puede ser que un representante mire constantemente al piso. En muchas ocasiones, hay un muerto de la familia en esa posición. Si este muerto es conocido, este será un buen lugar cuando el representante se acueste en la posición donde se dirigen las miradas. El constelador hace que algunas veces el muerto se levante y otras, que el muerto se quede en el piso. ¿Cuál es la diferencia? Cuando los muertos están parados se trata especialmente de las cosas que los vivos tienen que arreglar con ellos. Ellos son un contrario que reacciona. Cuando, por ejemplo, en niño murió muy temprano y su existencia fue reprimida, es importante en primera instancia que tome nuevamente el lugar entre sus hermanos y que permanezca entre ellos. Cuando los muertos están acostados, aparece en primer plano el hecho irrevocable de su muerte. En esta situación, es importante que los vivos dejen en paz a los muertos. Se presenta el caso donde el marido murió en un accidente durante el primer año de matrimonio. La mujer no encuentra consuelo aún luego de varios años. Podría ser que un símbolo de importancia fuese el muerto en el piso. Pero también es posible permitir ambas posibilidades en el marco de la constelación, el acostarse y el pararse. Hace poco vi que Hellinger comenzó la constelación con el

muerto acostado, luego lo hizo parar y aclaró y al final de la constelación lo retornó al piso. Otras veces, los muertos no encuentran paz durante la constelación. El constelador brinda ayuda cuando constela a otros muertos de la familia y estos se dedican a él. Así encuentra fácilmente la paz. “Muchas veces también hay algo no resuelto en la familia, o la familia debe algo aún al muerto. Casi nunca es la persona que constela la que debe algo al muerto, sino alguien perteneciente a las generaciones anteriores, por ejemplo, el padre o el abuelo. Entonces se deberá apartar a los clientes y dejar que los muertos miren a la persona implicada. Muchas veces el muerto busca un apoyo parecido al que el niño busca en su madre. Cuando se produce una imagen semejante, se deja que el muerto se vuelva hacia la madre y, cuando la madre al mismo tiempo le abraza, recién entonces puede dedicarse al vivo. Este proceso es similar a los procesos donde el muerto debe volverse al hermano, a sus camaradas muertos o cualquier otra persona. De esta manera también se logra una solución a la trama.” Esto también sirve de ayuda en el caso donde un muerto es malvado y busca a los vivos. Esto ocurre muy pocas veces. En estas situaciones he experimentado casi siempre conflictos paralelos y ocultos en la familia. En caso de suicidio en la familia es importante que se sepa que prácticamente nadie solo se suicida por motivos ocasionados en la propia vida. Esta persona se siente regularmente atraída hacia los muertos de la familia. Aún así, la frase que brinda solución a los vivos es: “ El suicidio ha sido mi decisión personal. La acepto como mi muerte. Me honráis al dejarme solo con ella.” Enfermedad Siempre hay clientes que se acercan con el motivo de una enfermedad grave. Inclusive Hellinger trabaja en los contados seminarios dados en los últimos años especialmente con enfermos terminales para demostrar el profundo significado de las constelaciones familiares. Las constelaciones familiares no son un tratamiento especifico para una determinada enfermedad, aún cuando la enfermedad sea el tema concreto de la constelación. Las enfermedades son también una consecuencia de las tramas en el destino familiar. Y estas son muy complejas y polifacéticas para la capacidad de una constelación. La constelación es sólo una imagen comprimida de las corrientes y energías vistas en el aquí y ahora y que se mueven en el trasfondo familiar. “Algunos hablan de psicosomática sistémica, como si la atención fuese dirigida a la enfermedad. Pero como ya habéis notado, no me preocupa la enfermedad o si alguien sanó o no. Yo trabajo con el sistema. Yo observo si hay fuerzas que tengan algún efecto enfermizo sobre la familia. Traigo estas a la luz. Dicho de una manera más drástica, observo si hay personas que enferman a otras pues no han sido honradas. Yo llevo a estas de retorno a su familia y cuando entran, traen un efecto curador. El resultado relacionado con la enfermedad no me es importante. Yo trabajo sólo en ese ambiente sistémico. Sé que este trabajo tiene repercusiones sobre las enfermedades, pero este no es mi objetivo.” En primera instancia, cuando alguien viene con una enfermedad a un seminario constelatorio hay que aclarar y poner en orden mediante una constelación a los

fundamentos de la familia. A esto pertenece la imagen interna de la familia de origen, pero también una confrontación con los hechos de la vida personal y del sistema del presente. Mediante esto, el cliente gana nuevos puntos de vista que sugieren un proceso de solución interno. Una posible y seguramente deseada consecuencia de esto es que también se pone en marcha un proceso curativo de la enfermedad. Pero no planeado, como mediante un medicamento determinado, sino mediante la solución de las tensiones interiores. Las molestias desaparecen y aparecen nuevas fuerzas que facilitan la rehabilitación y el saneamiento. Para el trabajo con enfermos considero importantes a los siguientes puntos: Las enfermedades graves tienen reiteradas veces una atracción a la muerte como origen. En este caso, el enfermo se siente atraído hacia el miembro de la familia muerto. Por esta razón, su fuerza vital está debilitada y los puntos débiles del cuerpo reaccionan, de tal manera que aún siendo joven, se desarrollan enfermedades crónicas. El paso fundamental es el encuentro con el muerto. Si de este encuentro se genera una buena fuerza, esto provoca un efecto total sobre la energía vital y las posibilidades de curación. Los hijos son fieles a su familia y a sus padres Un vínculo muy importante se establece cuando alguien sufre la misma enfermedad que los padres u otro importante miembro de la familia. La fidelidad del hijo retoma la misma enfermedad. Una paciente con cáncer y en silla de ruedas es ingresada al escenario donde Hellinger trabaja. Él le pregunta acerca de su motivo y su enfermedad. Ella dice: “Tengo cáncer.” Hellinger expresa: “Pareces ser feliz. Sonríes cuando lo dices.” Continua dirigiéndose a los espectadores: “La sonrisa al expresar algo malo es un signo de trama sistémica. Se es feliz cumpliendo con el destino determinado.” En estos casos se debe averiguar si en la historia clínica se revelan enfermedades similares en la familia. Existe una posible trama sistémica si se descubre que una tía o un tío tuvieron la misma enfermedad. Estos destinos clínicos de miembros familiares anteriores desarrollan una fuerza enorme contra la cual deben luchar los médicos. Recién cuando se reconozca el vínculo con los destinos pasados, se produce claridad sobre la causa determinada y la solución es posible. Expiación de una grave culpa personal Las posibles causas también provienen de la vida propia. Una enfermedad puede representar una expiación de una grave culpa personal. En el caso de una mujer que abortó a su primer hijo puede establecerse una necesidad de expiación inconsciente que desemboca en una enfermedad. Por esta razón, es de suma importancia averiguar si ocurrieron semejantes hechos antes de comenzar con una constelación. La solución se manifiesta al enfrentar los hechos y tomar responsabilidad por las acciones cometidas y sus repercusiones. Enfermedades especiales y sus causas En las zonas no exploradas hay tendencias que sugieren que constelaciones familiares determinadas conducen a cuadros clínicos determinados. No hay aún estudios sistemáticos al respecto. Sólo hay incipientes observaciones. En el caso de

las depresiones, la búsqueda de los miembros que murieron jóvenes es importantísima. Muchas veces son el padre y la madre. Las tramas son también esenciales en la psicosis y en la esquizofrenia. En una familia se representa a una hermana de la madre, quien murió muy joven. Sin embargo todos los hijos son masculinos. Entonces un hijo toma ese rol y se identifica con esa persona. La consecuencia: el joven se siente muy femenino, no sabe que hacer con su masculinidad a pesar de haber crecido entre hermanos. Esta muy confundido acerca de su sexualidad. Cuanto más compleja y fuerte sea la trama, cuanto peor sea el destino en el cual alguien este entramado, mayor será el peligro de confusión espiritual. Vemos muchas veces durante las constelaciones que un hijo está entramado simultáneamente con dos destinos malos en la familia. Pero en muchas oportunidades, como dice Franz Ruppert, los secretos familiares son una causa importante. También en las enfermedades somáticas totales o parciales aparecen vínculos. En muchas constelaciones, donde los pacientes sufrían de parálisis muscular se demostró que existían conflictos familiares violentos y reprimidos en las generaciones anteriores. Hellinger ha observado que en casos de neurodermatitis en niños, en reiteradas ocasiones se ha despreciado a una pareja anterior del padre o de la madre. “En el caso de la bulimia (injerir alimentos para luego vomitarlos) hay diferentes dinámicas. La bulimia se produce por ejemplo, cuando la madre le dice a los hijos: “Lo que viene de papa no sirve de nada, sólo podéis tomar de mí.” Entonces el hijo toma de la madre y lo escupe en honor del padre. Esta es una dinámica. Esta bulimia se curará cuando el hijo tome de ambos padres, especialmente del padre. Sin embargo, la anorexia se transforma muchas veces en bulimia. Entonces la dinámica es otra. Anorexia significa: “Quiero morir.” Comer significa: “Quiero vivir.” Cuando la bulímica come, está expresando: “Quiero vivir.” Cuando vomita expresa: “Quiero morir.” El vomito es entonces una continuación de la anorexia. La bulímica debería decir: “Yo me quedo.” Así de simple. Y los padres dicen, por ejemplo el padre: “Yo me quedo.” Aún estamos en el comienzo de los descubrimientos e hipótesis que serán continuadas en los próximos años. La enfermedad es un amigo y no un enemigo. La postura fundamental frente a las enfermedades y que tantas veces se manifiesta como resultado de las constelaciones es: La enfermedad es un amigo y no un enemigo. Aquí no se trata de luchar contra la enfermedad, pues de esta manera el enfermo lucha contra una parte de sí mismo que lo conecta a algo importantísimo. No estoy diciendo que se deje a la enfermedad seguir su camino y que se prescinda de toda atención médica. Se trata de una postura interior con la cual podemos encontrarnos con la enfermedad. La postura puede colaborar con la curación o agravar las causas de la enfermedad mediante tensiones adicionales. “Mediante la enfermedad se manifiesta algo que el enfermo no quiere aceptar. Por ejemplo: una persona,

una culpa, un límite, su cuerpo. su alma, un deber y un camino a seguir. La enfermedad fuerza un cambio. Por lo tanto, el terapeuta se vincula con el motivo y la meta de la enfermedad, por ejemplo, la persona sin paréntesis, la culpa negada, el cuerpo despreciado, el alma abandonada, la piedad y la oportunidad que se manifiestan en la enfermedad. Cuando todo esto se ordena, el enfermo puede vivir mejor. Y puede también morir mejor cuando llegue el momento.” La cliente nombra muchas enfermedades y dolores que le torturan durante un seminario de Hellinger. Cuando un síntoma se suaviza, surge otro a continuación. Hellinger hace que elija y constele a siete representantes para siete de sus enfermedades. Están paradas en forma desordenada y todas juntas. Entonces lleva personalmente a la cliente a su lugar y les ordena: “Haced un círculo y tomaros de las manos. Entonces ella les contempla y dice: “Vosotras sois mis hermanas.” En ese momento se estableció una gran calma en la sala. El reconocimiento de que la enfermedad no es un enemigo se expandió en el ambiente. Las constelaciones no son el método adecuado par combatir desesperadamente a una enfermedad. Bert Hellinger rechaza algunas veces una constelación en su trabajo con enfermos graves. A cambio le ayuda al enfermo a aceptar la enfermedad y la muerte. Es muy emotivo ver como la paz y la calma se expanden a través de los enfermos. Matthias Varga me sugirió constelar tres representantes en caso de enfermedad: uno para el cliente, otro para la enfermedad y otro para aquel o aquello con lo cual la enfermedad esté vinculada. El cliente participa en un grupo de formación. Él sufre de tinnitus. El tinnitus desapareció por meses luego de una constelación, pero retornó. Constelo al hombre, al tinnitus y lo que está detrás. El tercer representante se encuentra desorientado en la sala. Cuando le pregunto al cliente que miembro de su familia podría ser, se establece que es el hermano esquizofrénico del padre. Yo le cambio expresamente el nombre por el de este tío. Como próximo paso, el sobrino honra a su tío y a su destino. El tinnitus desaparece un poco. El representante del tinnitus se retira un poco. Entonces el cliente se identifica con el tío y no quiere abandonarle. El representante del tinnitus dice entonces: “En este momento me siento atraído hacia su cercanía.” De esta manera, se manifiesta en que grado las enfermedades pueden ser símbolos del vínculo con nuestra familia. Culpa La búsqueda del equilibrio y del orden que rige en las familias es quien se ocupa de expiar la injusticia y las grandes culpas. Un crimen grave (asesinato en la mayoría de los casos) cometido por un miembro de la familia tiene regularmente una mala repercusión sobre la familia, inclusive a través de varias generaciones. Tal vez salte

una generación para aparecer en la otra. Todo ser humano que mata a otro sin necesidad de defensa, siente en su interior la injusticia y se siente como asesino. Las constelaciones muestran que alguien que como soldado mató a otros soldados no se siente culpable en esa medida. Su instancia moral interior no le considera como asesino. Sin embargo, él también está vinculado a las víctimas. Pero quien como soldado haya cometido crímenes contra la población civil, forma parte de los asesinos y se siente también de esta manera. La descendencia retoma la culpa denegada. Esto ocurre siempre de dos formas. O bien alguien se transformará en asesino en el futuro, o se identificará con las victimas y desarrollará una tendencia hacia la muerte, cometerá seguramente suicidio o llevará una vida llena de expiación y arrepentimiento. El cliente está saturado de vivir y sufre de sentimientos de culpa. Por su madre sabe que su padre cometió crímenes durante el Tercer Reich. En la constelación, el padre da la espalda a su familia. Yo ubico en el piso frente a el a tres víctimas del nazismo. El padre permanece insensible, pero su hijo no. Este se siente atraído hacia las victimas. Entonces, hago que se acueste junto a ellas. Él respira profundamente y se siente aliviado en esta posición. Las víctimas encuentran que esto no es correcto ni adecuado. Sugiero entonces que el hijo se pare nuevamente y le diga al padre: “La culpa es demasiado grande para mí. Yo soy sólo el hijo.” Luego le pido al padre que se acueste junto a las víctimas. Al hacerlo, se siente aliviado. El hijo se da vuelta y va junto a la madre. En reiteradas oportunidades, los hijos y los nietos de los victimarios se sienten identificados con las víctimas. Ellos quieren tomar el lugar de las víctimas y compartir su destino. Pero esta no es la solución adecuada. Como Hellinger lo demostró en constelaciones, se establece un nuevo vínculo entre el victimario y sus víctimas que es mucho más fuerte que el vínculo con su familia. Por esta razón, el victimario debe abandonar a su familia en la imagen constelatoria y la familia debe dejarle ir. Algunas veces el victimario está tan endurecido que lo mejor para todos los miembros de la familia es echarle. En muchas ocasiones, el victimario se ablanda frente a muestras de amor y compasión. Lo mismo ocurre en casos de abusos graves y violación en una familia. Muchas veces, especialmente en el caso de abuso, es tan culpable la madre como el padre. Los padres pierden su derecho como tal cuando cargan una gran culpa personal relacionada a sus hijos. Deberán entonces separarse de sus hijos y los hijos deberán dejarlos ir. Algunas veces el paso adecuado se da cuando los hijos se dan vuelta y miran conjuntamente en otra dirección. Secretos de familia Casi siempre aparecen alusiones a los secretos familiares durante las constelaciones. En este caso, una constelación no avanza más. Nadie se siente bien en su lugar. Es como si una carga invisible aplastase a la familia. El constelador arriba al punto, donde es sensato interrumpir la constelación. Casi siempre luego de una constelación semejante, el cliente encuentra acceso al secreto. La lealtad invisible que une a todos los miembros familiares ha impedido hasta el momento que el secreto salga a la luz. Mediante este tipo de constelación

se genera un permiso interior que abre las puertas del secreto. Entonces, los hechos concretos experimentados pueden ser presentados en la próxima constelación. “Hay secretos familiares que deben permanecer ocultos. No son de interés para los hijos. Todo lo que pertenezca a la esfera íntima o a la culpa de los padres no les corresponde a los hijos. Por ejemplo, los hijos no deben averiguar los actos cometidos por los padres en el pasado. ¿Pero porqué lo hacen? Cuando lo han averiguado preguntan a sus padres: ¿Qué habéis hecho? Así representan ser grandes, como si tuvieran un derecho a serlo. El terapeuta oculta a los hijos estos secretos. Él no entra en este juego. Pero también hay secretos familiares que deben aclararse. Estos son los casos de personas que pertenecen a la familia pero que no han sido honrados ni reconocidos o simplemente, olvidados. Por ejemplo, una hermana muerta muy joven. El hijo debe y puede saberlo. La clarificación posee un efecto curativo.” De todas maneras, un hijo tiene el derecho a saber quienes son sus padres. Puede comenzar a averiguar a partir de este punto de partida. Lo esencial en otros secretos es la postura interior con la cual el hijo averigua. ¿Es la postura de un juez que se alza sobre los padres, señalándoles y exigiendo: ”qué habéis hecho durante el Tercer Reich”? ¿O es una postura con honra que investiga al servicio del buen desarrollo de los hechos? En las constelaciones donde se manifiesta un secreto desconocido se logra una mayor claridad si se constela a un representante para el mencionado secreto. De esta manera se verá y percibirá. La solución se manifiesta cuando los hijos honran y dejan con su carga a aquellos antepasados y al secreto.

-8Más allá de la constelación familiar Otras formas de constelaciones se han desarrollado a partir de las constelaciones familiares donde sólo eran constelados los miembros del sistema familiar. Inclusive Hellinger ha realizado gran cantidad de constelaciones donde el trauma es producido por una persona. Estos casos están documentados en el libro: “Wo Ohnmacht Frieden stiftet”. Aquí presenta víctimas y victimarios. Además, Hellinger ha realizado constelaciones sobre temas colectivos, como la guerra, el asesinato de judíos y la desaparición de personas durante las dictaduras en Argentina y Chile. Estas están registradas en video. En todas estas constelaciones se traspasan los límites familiares. Aquí se trata del encuentro y confrontación entre víctimas y victimarios. Sólo son posibles de realizar como constelaciones mudas, sin palabras, donde “los movimientos del alma” encuentran su espacio. Hellinger había dado ya en el pasado un lugar a los representantes externos a la familia en las constelaciones familiares. Hubo y hay en las constelaciones representantes de la patria o la nación, para la muerte, para dios, la iglesia y las enfermedades. Quiero mencionar algunos ejemplos de aplicación importantes en el siguiente capítulo. Con prioridad daré algunas indicaciones sobre la constelación en el trabajo individual. Esta se diferencia de todas las anteriormente mencionadas por la omisión de representantes. Constelación individual También en el trabajo individual se pueden usar los “ordenamientos del amor” y los fundamentos de la representatividad. El trabajo individual es una posibilidad independiente para poder encontrarse con las dinámicas familiares. Algunos clientes se sienten incómodos en un grupo y prefieren el contacto personal con un terapeuta. El trabajo individual también puede ser una preparación para una constelación durante un seminario o una posibilidad de elaboración posterior. Figuras o símbolos sobre una superficie La forma más simple es ordenar a la familia con figuras o símbolos sobre una superficie. Esta es una forma general que permite ganar acceso y visión sobre las dinámicas en la familia. Es independiente del contexto de la constelación familiar y es también utilizada por otras tendencias. El uso de figuras posibilita un inventario y mediante cambios en el espacio se pueden investigar las relaciones. “¿Qué pasaría si tu padre estuviese parado junto a tu madre?” Entonces el constelador prueba ubicando la figura correspondiente en ese lugar. Esta forma le permite al constelador incluir con cuidado las sugerencias del trabajo constelatorio. Él puede hacerlo mediante su propia experiencia con la repercusión de frases y el intercambio de lugares. En cierta forma, el trabajo es como un juego. Aún niños pueden constelar en forma despreocupada y clara. Al mismo tiempo tiene una repercusión sorpresiva y profunda. La identificación con las figuras se produce rápidamente. Recuerdo como en la segunda semana de una formación, los participantes en grupos de tres

experimentaban con figuras y luego se sentían horrorizados por la rapidez con que el experimento se transformaba en algo serio. El constelador puede identificarse siempre con una figura y también interrogar a los clientes. Así pueden poco a poco integrarse los contenidos del trabajo constelatorio en la sesión individual. “¿Cómo te sentías en ese lugar? Me sentí como apartado de todo.” Pueden sugerirse frases de manera cuidadosa y observar inmediatamente su efecto sobre el cliente. “Imagínate que tu padre dice: es mi destino, y yo lo cargo. ¿Cómo sería?” Representaciones en la sala Una forma que exige mayores exigencias como condiciones previas al terapeuta es la representación en la sala. La sala se usará para definir el lugar de los miembros de la familia, como en una constelación normal. El terapeuta puede darle hojas al cliente para repartir en una dirección en las cuales estén escritos los nombres de las personas que representan. Pero también puede decirle: “Elígeme como representante y dame un lugar en la sala.” Entonces, se marca el lugar en el cual se le ha constelado con un papel, un zapato u objeto similar. Luego viene la próxima exigencia: “Elígeme ahora como tu madre y dame nuevamente un lugar.” Se marca entonces el lugar. “Elígeme ahora para tí.” Nuevamente se marca el lugar. El terapeuta puede entonces determinar los lugares individuales y percibir que ocurre en los roles correspondientes. Desde dicha posición puede expresar frases como padre o madre. El cliente puede ubicarse en su propio lugar y percibir desde allí. Este método es idóneo solamente para la constelación de un numero limitado de personas. Imagínense a una familia de cinco hijos que esté dispersada por toda la sala. El terapeuta sería desbordado. En esta forma de constelación, es de suma importancia trabajar con un mínimo de personas y con un tema especial de la familia. Aparte de flexibilidad, se exige del terapeuta que diferencie claramente las expresiones de la persona que él representa de las de su rol como terapeuta. ¡Ambos roles deben ser separados claramente! El terapeuta está parado sobre la hoja y habla como padre al cliente en su lugar: “Yo soy el mayor y tú eres el menor.” Luego se va de la hoja a un lugar neutral y le pregunta al cliente: “¿Cómo te sientes cuando el padre te dice esto? El terapeuta debe separar espacios y abandonar el lugar de una persona cuando da sugerencias y comentarios como terapeuta. Esto requiere de muchísima atención. De no ser así, se produce una situación caótica. Muchas dinámicas y conflictos pueden encararse con estas formas de terapia individual. En reiteradas oportunidades, las constelaciones individuales son una preparación introductoria para la constelación en grupo. En un seminario, la comprensión de los ordenamientos entre padres e hijos, entre las generaciones y entre los hermanos es más fácil. Constelación de organización Aparte de la constelación familiar, una de las formas de constelaciones más conocidas el la constelación de la organización. Como en las constelaciones familiares, también en este caso se practica el principio de la representatividad. No sólo los miembros individuales de la organización, también los departamentos serán representados por representantes, quienes percibirán los sentimientos de los representados.

Además hay ordenamientos que deberán ser honrados. Son básicamente parecidos a los de la familia. • •



Es de suma importancia que se honre al individuo y que nadie sea injustamente aislado. Deberán ser especialmente honrados los fundadores y aquellos que han construido la empresa. Se aplica el mismo principio de prioridad: el que llego primero, tiene la prioridad. Aquí cuenta el tiempo de pertenencia a la organización. Mi colega Dirk Appel me contó como al comienzo de un trabajo con una empresa hizo constelar en un círculo a los 50 miembros a partir de la antigüedad en la empresa. El lapso cubría desde los 36 años a los 2 meses. Para todos fue una imagen muy marcada de ese ordenamiento. Además, hay todavía un ordenamiento a partir de la función. La dirección tiene prioridad. El encargado de la seguridad y el funcionamiento de la organización está en la primera posición. Por esta razón, en la constelación de un hospital, la administración está por delate de las enfermeras y los médicos.

No obstante, hay diferencias elementales entre la organización y la familia. La pertenencia a una organización es temporal. La pertenencia a la familia es insoluble. Debido a ello hay otros puntos de vista para los ordenamientos. (Para mayor información, véase Weber / Gross en la bibliografía) • • •

El rendimiento debe ser reconocido. Esto se expresa en las constelaciones casi siempre cuando una frase de reconocimiento es expresada por un ejecutivo dirigente y no por un lugar mejor. Las organizaciones son sistemas orientados al deber. Por esto es importante que los miembros estén compenetrados con este deber y con los clientes. El abandono de la organización debe ocurrir de buenas maneras. Nadie debería ser despedido en forma injusta. Debe haber siempre una razón, sea esta un comportamiento equivocado o se trata de la supervivencia de la empresa.

Las constelaciones para grupos y teams sirven para arribar a un buen trabajo de equipo. Especialmente todos los que llevan gran responsabilidad en una empresa consiguen gracias a la constelación una imagen clara de un buen ordenamiento con el cual orientarse. Escuché también acerca de un consejero de empresas que con la ayuda de un equipo de representantes constela posteriormente en casa las situaciones de consejo. Junto a su equipo de trabajo busca un buen ordenamiento y solución. Él va con esa imagen a su consejo y deja que este lo guíe en una parte de ese camino. Especialmente encuentro importante la zona donde confluyen las constelaciones familiares y de organizaciones. Dirijo una constelación al finalizar un seminario de dos días para mejorar la comunicación en una oficina de impuestos. Para el caso, constelo al jefe y a los 15 empleados. Luego de algunos cambios, todos los empleados tienen un buen lugar. Sin embargo, el jefe no quiere tomar el primer lugar con algo de distancia, él quiere tomar parte del grupo. Esto no les gusta a los empleados. No se encuentra forma de hacer justicia a ambas partes. No pudo encontrarse una solución a un nivel organizativo. Aquí sólo una constelación familiar donde se aclare la relación con los padres puede cambiar algo en la relación con

los empleados. Todos tratan de recrear en la empresa su propia estructura familiar. Es decir, ciertos miembros del equipo tienen la tendencia de darles roles familiares a otros miembros. Naturalmente esto conduce a dificultades muy difíciles de solucionar. Especialmente los miembros fundadores o dirigentes tienen, sin ser totalmente conscientes de ello, una influencia enorme y secreta sobre los empleados. Este campo de constelación ganará mucho significado en el futuro. Constelaciones de sentimientos, partes de la personalidad, objetos y estructuras. Las constelaciones de sentimientos y partes de la personalidad son integradas por algunos terapeutas en los seminarios con constelaciones familiares. Las partes interiores se pueden representar con representantes, quienes tienen precisas percepciones en su rol. Las tensiones se tornan visibles y las soluciones pueden desarrollarse. Insa Sparrer y Matthias Varga de Kibéd partieron de esto y desarrollaron su propia forma de trabajo con datos precisos y le llaman constelación estructural sistémica. Me remito a lo básico, dado que una presentación completa excedería el marco de este libro. El fundamento de todas estas constelaciones es el “campo de conocimiento”. En el momento en que alguien constela, sea lo que fuese, aparecen repentinamente energías en la sala, sobre el campo y que son transmitidas por los representantes, sin que entendamos cómo y porqué esto ocurre y que se refleja exactamente mediante esas energías. Para realizar este tipo de constelaciones, son cuatro los puntos de importancia para el constelador: • • • •

La disposición a confiar en el “campo de conocimiento” en las constelaciones y dejarse guiar por él, acorde a nuestra capacidad, honra frente a cada cliente, madurez personal e integridad, conocimiento sobre ordenamientos y claridad en sus repercusiones.

Como constelador seré justo con el “campo de conocimiento” cuando le honre de la manera debida. Esto es más importante que la forma de la constelación. Al tener esta honra, elegiré una forma de constelación acorde al cliente y a su motivo. El cliente recibirá un impulso adecuado a él y a su interior. Presentado de una forma simplificada, deseo diferenciar los siguientes niveles de importancia en las constelaciones. • • • •

El nivel colectivo de la nación – comparable a una coalición de familias, el nivel de la familia, el nivel psicointerior, donde los sentimientos, voces interiores e imágenes, también están determinados en forma de partes interiores, la forma abstracta de los pensamientos, aquí encontramos palabras, conceptos y lógica.

Por ejemplo, la organización podría ubicarse en este esquema entre el nivel colectivo y el nivel de la familia. En las constelaciones del nivel psicointerior y de pensamiento se refleja siempre la familia. ¿Porqué? Mediante el padre y la madre hemos recibido la vida. Este hecho elemental nos une con la vida en forma inmediata. Los sentimientos y los pensamientos derivan de este hecho. Debido a ello, en algunos campos las soluciones son sólo posibles en la medida en que el terapeuta retorne a la familia y

sus miembros. Ella es lo más cercano a nuestra existencia y no se puede evitar ni rodear. Existe la estructura de una solución en la familia que no se puede demostrar en ningún otro nivel de manera adecuada. Esta ocurre cuando un hijo se inclina delante del padre y de la madre y agradece por la vida. Una conclusión es la frase: “Vosotros sois los mayores, yo soy sólo la / el menor. Ambas liberan y alivian y sólo pueden ocurrir en contacto directo con el padre y la madre. Esto está más allá de los sentimientos, palabras, pensamientos y lógica. En muchas de las constelaciones abstractas se ganan valiosísimas soluciones y puntos de vista. No obstante es de suma importancia ver y entender los límites. El tema familiar es un tema muy personal y delicado. Hay interacciones, especialmente de tipo profesional, en las cuales no es adecuado tratar directamente temas tan personales. Un buen camino en este marco puede ser, trabajar con constelaciones estructurales y / o sentimientos, parte psicointeriores e inclusive, constelar partes de frases o palabras. Aquí también fluyen las energías de la familia, sólo que esta vez con otro nombre. De esta manera, el individuo está más protegido. A continuación, deseo nombrar algunos puntos de vista que me parecen importantes en constelaciones más allá de la familia. Constelar sentimientos Según observo reiteradamente en mis cursos de perfeccionamiento, al principiante le parece más fácil constelar algo abstracto que personas reales. En ciertas ocasiones, esta es una manifestación de confusión. Una mujer, por ejemplo, nombra como tema su miedo a los hombres. Inmediatamente sugiere a este miedo como tema de la constelación. Sin embargo, se revela una mayor sustancia cuando se constela a la mujer y a un hombre. Los sentimientos tienen siempre un aspecto de relación. Esto es lo más importante y se pierde mediante la constelación del sentimiento. ¿A qué se tiene miedo? ¿Qué provoca dolor? ¿A quién se culpa? Con una persona se logra el polo contrario necesario en una constelación. Cuando se constela a un sentimiento, por ejemplo, un pánico incomprensible, se realizan siempre los siguientes pasos. En primera instancia se contempla al sentimiento para encontrarle. En segunda instancia, es la honra del sentimiento, para que este obtenga un lugar. La claridad del nombramiento es de suma importancia en este caso. Cuando se nombra a algo se debe prestar atención a que el nombramiento no desaparezca en el flujo de las energías. El nombramiento debe mantener su sustancia. Entonces, el constelador pregunta: “¿Cómo se siente el pánico en su lugar?” Y al final, el cliente formula: “Tú eres mi pánico, y yo te honro.” Constelación de objetos y similares También los objetos de nuestro medio ambiente pueden constelarse y ser representados por representantes. Estos representantes tienen muchas veces sentimientos muy intensos. Un objeto representa a un miembro de la familia en reiteradas oportunidades. Por esta razón, después de haber comenzado la constelación, cuando ya se conocen un poco los sentimientos y las relaciones, el constelador indaga al cliente: ¿Si el representante tuviese que representar a alguno de la familia, quien sería el elegido? Muchas veces se sabe rápidamente quien es. Luego se nombra nuevamente al objeto y se trabaja con una constelación familiar normal.

La cliente tiene pánico frente al examen final de derecho. Ella constela a dos representantes, uno para ella y otro para el examen. Al examen lo ubica delante de ella, prácticamente encima de sus pies. Cuando pregunto quién podría ser, ella responde espontáneamente: “Mi madre.” Yo renombro al examen: “Bien, tú eres la madre ahora.” Luego continuo con el trabajo. Algunas veces no es claro de que miembro de la familia se trata. Entonces trabajo con los siguientes principios: si los representantes de objetos muestran sentimientos, parto de la premisa que cargan con restos de los sentimientos de la persona. Los objetos son neutrales. Como se sabe, no desarrollan una vida afectiva. Por esta razón, el representante del objeto percibe los sentimientos de la persona ubicada enfrente. Por eso para aclararle, el representante del dinero, quien tiene mucho miedo, le dice al cliente: “Yo percibo tu miedo.” Mediante las constelaciones descubrimos como ocupamos nuestro medio ambiente con nuestros sentimientos y que sentimientos volcamos en un objeto. Una vez fui invitado como experto en ordenamientos familiares a un programa de televisión donde se trataba el tema “madrastra”. Cuando se confirmó mi llegada, me puse muy nervioso, mucho más de lo normal en estos casos. En mi desesperación, realice una constelación en casa junto a mi esposa. En primera instancia busqué el origen de ese nerviosismo y consideré la cámara de televisión. Constelé entonces a la cámara y a mí. La cámara era relativamente neutral e interesada en lo que ocurría. Yo mismo no vi a ninguna cámara, sino que percibí a esta como a mi madre, a quien confronté como niño que exige de atención. La solución fue diferenciar y reconocer que es sólo una cámara y nada más. De esta manera mi rol se clarificó. Ya no era más el niño hambriento y necesitado de atención, sino el experto que a su lado disponía de temas interesantes para los observadores. Esta constelación disolvió la tensión. Yo ya había escuchado anteriormente que Hellinger dice que el público representa a la madre. En esta constelación tome conciencia del porqué de esta representación. Se trata de necesidades que aún cargamos desde nuestra infancia, como la atención en este caso. Constelaciones homeopáticas – Constelaciones sin nombramientos Una forma de constelación que conocí mediante el médico Johannes Latzel es la constelación homeopática. Es algo impresionante. El enfermo busca un representante para sí mismo y cuatro o cinco para los síntomas de una enfermedad que aún no puede nombrar, y les constela. A partir del comienzo de esta constelación, la sala se carga repentinamente de las intensas energías de los representantes. También esta sería la primera posibilidad de ver si de esta manera se representan miembros de la familia. De no ser así, hay gran cantidad de soluciones que son adecuadas para las constelaciones sin nombramientos: •

El contacto visual es importante. Todos deben poder ver a todos, pues todos pertenecen a esto en la misma medida. Cuando una persona no desea ser vista es positivo que se tome contacto visual. Se requiere entonces de una distancia correcta. Si la persona está muy cerca se le

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interpretará como alguien intrometido y no se le puede ver de manera correcta. Si está demasiado lejos, no se encontrará en el campo de visión. Todas las dificultades en camino deben ser estudiadas y nombradas, por ejemplo la postura: “Yo no deseo verte.” Las preguntas que se originan en la terapia de corto tiempo molestan solamente: “¿Qué precisas para poder mirar? La relaciones entre todos deben aclararse, es decir: hay que identificar los sentimientos. También es positivo dejar que los impulsos vayan hasta los extremos. Cuando alguien se siente atraído al piso, el constelador le da valor para que siga a este impulso. El paso importante para lograr una solución es la expresión de la honra, acompañada por una leve inclinación o reverencia.

Constelaciones existenciales Aún cuando Hellinger constela una enfermedad o la muerte, siempre se trata de un encuentro con lo existencial. La arbitrariedad con la cual se llega fácilmente a algunas de las constelaciones descritas anteriormente es rechazada estrictamente por él. Es bueno que el instrumento de la constelación y el contacto con el “campo de conocimiento” queden reservados para los problemas concretos. “Algunas veces constelamos sólo a dos representantes, por ejemplo a una persona y su enfermedad. Esta no es una constelación familiar en el sentido comentado hasta el momento. Aquí alguien se enfrenta a una realidad. En este marco especial puede encontrar una solución, que tal vez no podría encontrar sólo. Tal vez le ayude el contexto del grupo, de manera tal que se establezca un campo de fuerza en donde pueda ocurrir algo parecido. Aún cuando en un participante o un representante algo ocurra en forma independiente y sin influencia exterior, esto no es más una constelación familiar. Algo muy profundo aparece a la luz y muestra caminos y una dirección.

Palabras finales Para finalizar deseo reproducir las palabras de Bert Hellinger al final de un curso de parejas, que está documentado en Wir gehen nach vorne: “Todavía deseo expresar algo acerca de estas constelaciones. Son un método muy simple. Se eligen un par de personas, se les constela y se encuentra el ordenamiento. Es un instrumento muy poderoso y se debe utilizar con respeto y temor. Se puede fácilmente caer en una situación inmanejable. Cuando, por ejemplo, no se encuentra donde está la trama y alguien introduce algo que no puede ser considerado como proveniente de su persona. Se puede también producir algo más terrible si uno no esta en equilibrio. Para usar las constelaciones se requiere un gran conocimiento de la psicoterapia y de las fuerzas que hacen efecto sobre el alma y como se actúa con ellas. Y se debe ser cuidadoso, muy cuidadoso frente a aquellos que precisan ayuda. Cuando se arriba a la situación de tener que constelar y se tiene miedo, esta es la mejor condición previa. El miedo nos hace cuidadosos y nos lleva al equilibrio. Pero si las consideramos como un juego de intercambio de roles, esto es muy peligroso. Esto no honra a la profundidad de las fuerzas que están haciendo efecto. Quiero que reflexionéis acerca de esto. No se deben realizar constelaciones sólo para satisfacer la curiosidad acerca de lo que está pasando en la familia. Sólo cuando hay algo serio, cuando hay problemas sin solución se deben y pueden usar las constelaciones familiares. Las constelaciones familiares repercuten en distintos niveles. Si alguien conoce los ordenamientos, este puede constelar en casos simples. Pero donde se trata de vida o muerte, otras cosas están en juego. Hay un método interior a ser utilizado. Se va al medio, al medio vacío. Cuanto más profundo avanzamos en el vacío, mas se sobreentienden las repercusiones hacia fuera que no pueden ser aclaradas. En el medio uno se encuentra unido a todo y en equilibrio. Todo aquel que realice este trabajo, se lanza a un camino. Se lo podría denominar un camino espiritual, si la expresión no fuese tan grande. Uno se ve obligado a comportarse, a tener puntos de vista, a humillarse, a estar tranquilo y a ser suave cuanto más avanzamos en ello. Y así, maduramos con el trabajo. Cuanta mayor madurez, más bello es el resultado. Os brindaré esto al finalizar el curso.”

Agradecimientos Deseo agradecer ante todo a mi esposa por sus valiosas y sugestivas palabras sobre las constelaciones y sus trasfondos. Estas son y han sido una fuente de inspiración. Su paciencia y comprensión, especialmente en los días anteriores a la entrega de este libro han sido de valiosísima ayuda. Agradezco también a Bert Hellinger, quien se ha tomado el tiempo de conversar conmigo acerca de este libro. Especialmente estas charlas me han dado nuevos puntos de vista. Literatura Amendt, Gerhard, Die Rache der Muttersöhne. Warum aus Mamas Liebling auch wieder nur ein ganz normaler Mann wird: ein Brotverdiener – und ein Frauenfeind, SPIEGELreporter, 5/2000 Amendt, Gerhard, Vatersehnsucht. Annäherung in elf Essays, Universität Bremen 1999 Amendt, Gerhard, Wie Mütter ihre Söhne sehen, Fischer, Frankfurt am Main, 1994 Franke, Ursula, Systemische Familienaufstellung, Profil, München 1996 Fuchs, Thomas, Familienaufstellungen aus phänomenologischer Sicht, in: Praxis der Systemaufstellung 1/2000 Galli, Johannes, GAME, die Galli Methode – Um selbst schöpferisch zu werden, Loseblattsammlung, Freiburg 1997 Hellinger, Bert, Die Mitte fühlt sich leicht an. Vorträge und Geschichten, Kösel, München 1996 Hellinger, Bert, Wir gehen nach vorne. Ein Kurs für Paare in Krisen, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 2000 Hellinger, Bert, Wo Ohnmacht Frieden stiftet. Familien-Stellen und Kurztherapien mit Opfern von Trauma, Schicksal und Schuld, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg, 2000 Leutz, Grete Anna, Das klassische Psychodrama nach J. L. Moreno, Berlin,Heidelberg, New York 1974 Madelung, Eva, Kurztherapien. Neue Wege zur Lebensgestaltung, Kösel, München 1996 Mahr, Albrecht, Die Weisheit kommt nicht zu den Faulen. Vom Geführtwerden und von der Technik in Familienaufstellungen, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 1998 Neuhauser, Johannes (Hrsg.), Wie Liebe gelingt. Die Paartherapie Bert Hellingers, Carl-AuerSysteme, Heidelberg 1999 Sparrer, Insa/Varga von Kibe´d, Ganz im Gegenteil, Tetralemmaarbeit und andere Grundformen systemsicher Strukturaufstellungen für Querdenker und solche, die es werden wollen, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 2000 Stevens, John O., Die Kunst der Wahrnehmung: Übungen der Gestalttherapie, Kaiser, Gütersloh, 14. Aufl. 1996 Ulsamer, NLP in Seminaren, Lernen erfolgreich gestalten, Gabal, Bremen 1994 Ulsamer, Ohne Wurzeln keine Flügel. Die systemische Therapie von Bert Hellinger, Goldman, München 1999 Ulsamer, Die praktische Arbeit mit Familienaufstellungen: Was mache ich, wenn ich nicht mehr weiter weiß?, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 1998 Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 1998

Weber, Gunthard/Gross, Brigitte, Organisationsaufstellungen, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-AuerSysteme, Heidelberg 1998 Wiest, Friedrich/Varga von Kibe´d, Homöopathische Systemaufstellungen, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Heidelberg 1998 Ich belege die Zitate von Bert Hellinger nicht, weil sie meist aus z. Zt. des Schreibens noch unveröffentlichten Quellen stammen. Zum einen ist das eine Sammlung von Aussagen Hellingers, die inzwischen unter dem Titel: „Die Quelle braucht nicht nach dem Weg zu fragen“ erschienen ist. Zum anderen ist es ein Interview, das Harlad Hohnen und ich 2000 mit Hellinger geführt haben und das im Jahr 2001 unter dem Titel “Mit der Seele gehen” veröffentlicht worden ist.

Recomendaciones y direcciones Weber Gunthard (Hg.) Felicidad dual. Bert Hellinger y su psicoterapia sistémica, Herder 1999) Dr. Bertold Ulsamer, Sin raíces no hay alas para volar, La terapia sistémica de Bert Hellinger (todavia no publicado en castellano) Seminarios y cursos de perfeccionamiento en Alemania y Suiza son realizados por el autor: Dr. Bertold Ulsamer Runzstr. 48 D-79102 Freiburg Tel. 0761.706418 Fax 0761-706456 E-Mail: [email protected] Página Web: www.ulsamer.com Informaciones sobre el trabajo de Bert Hellinger en el Alemania y en el extranjero, así como una lista detallada de consteladores capacitados bajo: http//www.hellinger.com

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