Bazin, André. “Del festival considerado como una Orden”. Fuera de Campo, Vol. 1, No. 4 (2017): 103-107 (traducción de Geovanny Narváez).
DEL FESTIVAL CONSIDERADO COMO UNA ORDEN André Bazin Originalmente publicado en Cahiers du Cinéma, No. 48 (junio de 1955) Traducido por Geovanny Narváez Katholieke Universiteit Leuven Leuven, Bélgica
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Presentación del traductor
tenía otras formas de concebir el cine, por ejemplo no existían secciones paralelas o el
Este año se celebra la 70ª edición de Cannes,
Marché du film, y era aún dependiente de
uno de los primeros y más importantes
la diplomacia y estrategias geopolíticas en
festivales de cine del mundo. Desde 1946,
la selección de las películas.
Cannes establece -de forma explícita e im-
En la actualidad, un sinnúmero de
plícita- mecanismos, rituales y reglas que
festivales, grandes y pequeños, se suce-
han definido una parte de estos eventos
den en diferentes lugares; no obstante, sólo
cinematográficos. André Bazin, en 1955,
unos cuantos, como el de Cannes, celebran
luego de la 8va edición, publica “Du fes-
y otorgan prestigio cultural al arte cinema-
tival considéré comme un ordre”, en el nú-
tográfico a nivel mundial, es decir, a las pe-
mero 48 del Cahiers du Cinéma. Es decir,
lículas participantes. Sin olvidar con ello los
en el cuarto año de la revista que él mismo
distintos sucesos que genera, para bien o
fundara y cuyo primer número apareció en
para mal, este evento: flujos de capitales,
abril de 1951. En ese ensayo, Bazin hace un
reconocimientos individuales, glamour y
análisis sagaz de su propio terreno, como
espectáculo mediático. Varios mecanismos
observador y a la vez cofrade, de lo que él
del festival canónico se mantienen, tales
considera una Orden. A través de la des-
como las lógicas de distinción-diferencia-
cripción y crítica de ritos y costumbres cua-
ción, algunos con ajustes a la globalización
si religiosos advierte las complejas aristas
tecnológica-cultural de las últimas déca-
del modelo de Festival que se erige en el
das, pero el principal, a pesar de todo, sigue
siglo pasado. Para aquel entonces, Cannes
siendo la celebración del cine.
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Bazin, André. “Del festival considerado como una Orden”. Fuera de Campo, Vol. 1, No. 4 (2017): 103-107 (traducción de Geovanny Narváez).
En este nuevo milenio, la academia
atrevo a comparar esta historia a la funda-
muestra un interés por los estudios de los
ción de una Orden, y la participación total
festivales de cine (Film festival studies) a
en el Festival a la aceptación temporal de la
partir de las publicaciones de, entre otros,
vida conventual. En realidad, el Palais que
Marijke de Valck y Dina Iordanova. Este
se erige en la Croisette es el moderno mo-
emergente campo de estudio es de ca-
nasterio del cinematógrafo.
rácter interdisciplinario y abarca estudios
Se pensará tal vez que busco la pa-
sociológicos, económicos hasta los propia-
radoja. Para nada. Esta comparación se ha
mente cinematográficos. En este contexto,
impuesto en mí por su propia cuenta al final
el ensayo de Bazin es considerado como
de estos diecisiete días de piadoso retiro y
uno de los textos fundacionales; por lo tan-
de vida estrictamente “regular”. Si la regla,
to, la versión en español aquí propuesta
en efecto, define a la Orden, conjuntamen-
permitirá propiciar el debate en ambientes
te a la vida contemplativa y meditativa, a la
donde la investigación sobre cine deviene
comunión espiritual en el amor de la mis-
una cuestión trascendental.
ma realidad transcendente, el Festival es
Geovanny Narváez Candidato a PhD (KU Leuven), becario Senescyt-Ecuador
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una Orden. Provenientes de todas partes del mundo, varios periodistas de cine se encuentran en Cannes para vivir allí dos semanas una vida radicalmente diferente a la de su vida privada, cotidiana y profesional. Primero, ellos están “invitados”, es agrada-
Del Festival considerado como una orden
ble pero sin embargo relativamente auste-
André Bazin
jurado, las vedettes y los productores). Ese
ro (los palacios son para los miembros del lujo decente no excede de quien se exige su
C
onsiderado desde el exterior, un festi-
trabajo, y yo cambiaría varias celdas mo-
val, y específicamente el de Cannes,
násticas que conozco por una habitación
aparece como la empresa mundana por
en el hotel S. o M., ¡excepto las camas de
excelencia. Pero para los festivaleros, si oso
madera, por supuesto! Pero sucede que un
decir, profesionales, como son precisamen-
jurado de 1954, Luis Buñuel, se apresuró
te los críticos, nada en realidad es de lo más
en cambiar su colchón en el Carlton por la
serio, pero menos “mundano” en la acep-
mesa de madera sobre la cual está acos-
ción pascaliana del término. Por haberlos
tumbrado a dormir.
“hecho” casi todos desde 1946, he visto la progresiva puesta a punto del fenómeno Festival, la organización empírica de su ritual, sus necesarias jerarquizaciones. Me
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l aspecto más característico de la vida festivalera es la obligación moral y la
regularidad de las actividades. El periodista se despierta hacia las 9 de la mañana. Con
Bazin, André. “Del festival considerado como una Orden”. Fuera de Campo, Vol. 1, No. 4 (2017): 103-107 (traducción de Geovanny Narváez).
su desayuno le dan el ritual del día, quiero
la Orden festivalera impone su vestimenta
decir las dos jornadas del Festival: los Bo-
conventual, al menos para los oficios de
letines de la Cinémato y del Film Français.
la tarde. Yo tengo bastante antigüedad por
Allí se encuentran los oficios de la jornada.
haber asistido a la constitución de esta re-
No se llaman Laude, Matines y Vèpres, sino
gla e incluso por haberla vivido. Esta regla
“Aurora”, “Matinée” y “Soirée”. Puesto que
no era facultativa durante los primeros fes-
al igual que el almuerzo se convierte en la
tivales de Cannes y de Venecia. La nueva
segunda comida y que la cena suplantó en
prensa y, menos visibles, algunos elemen-
dos siglos el souper, las matinées del Fes-
tos de la prensa de pre-guerra con vínculos
tival son vespertinas y las soirées noctur-
proletariados, simulaban el desprecio por el
nas. A cualquier hora tardía que se acueste,
smoking. Incluso ocurría que el traje oscuro
el Festivalero está de pie en las “Auroras”,
traía problemas. Yo les he visto cederse los
es decir para la o las sesiones privadas de
unos a los otros. Hubo un año del préstamo,
10h30. El oficio se celebra en una de sus
aquel smoking del amigo demasiado estre-
capillas de la ciudad. Después de lo cual se
cho y con la solapa pasada de moda, luego
regresa hacia la Casa-Madre para la Cere-
al fin la entrada en la Orden. Hoy no sola-
monia del Casillero. Esto consiste en recep-
mente toda la prensa ha adoptado el uni-
tar al servicio de prensa los documentos del
forme sino que le parece muy natural. En
día, press-books de las películas presenta-
cuanto a mí, lo declaro sin falsa modestia, el
das e invitaciones que no han sido envia-
smoking me va bien, ¡sobre todo el blanco!
das directamente a los hoteles. Entonces
Aunque el nudo de la corbata siempre me
dan las doce y media del mediodía, la hora,
trae problemas. Pero el hábito no hace al
en general, de una conferencia de prensa
monje, la clericatura nos es conferida me-
que brindará temas de reflexión para un al-
diante la máquina electrónica dispensadora
muerzo tardío. A las tres se encuentran en
de cartas inimitables que permiten atrave-
la fila para la película de la tarde en la basí-
sar la barrera. Una vez en los lugares san-
lica del Palais. El ritual de entrada vesperti-
tos, sin embargo, otra jerarquía aparece o,
no es un tanto relajado, diré más bien el de
si se prefiere, una diferenciación funcional.
la tarde. Salida hacia las seis de la tarde. El
Los periodistas tienen sus butacas reser-
periodista del diario matutino de la mañana
vadas cerca del escenario, entre la sexta y
comienza entonces a pensar en el texto que
la décima fila. Si se los dejara libres se diri-
enviará por teléfono hacia las 20 horas. Los
girían hacia allí por la experiencia adquiri-
otros tienen la mente más libre como para
da. Ellos desprecian el balcón, demasiado
ir a los cocteles que se dan normalmente
alejado de la pantalla y apenas bueno para
a las 18h30. Cena hacia las 20h30 como
los jurados y las vedettes. Sin embargo, es
preludio de la ceremonia más importante
hacia el balcón que convergen todas las
de la jornada: la toma del hábito. De hecho,
miradas. El resto es en vano, puesto que la
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arquitectura del Palais de Cannes es un de-
Hacia la medianoche con treinta, se en-
safío a las costumbres festivaleras la cuales
cuentran en la Croisette donde de inmediato
desean que el espectáculo sea primero en
se constituyen pequeños grupos en los bares
la sala e incluso desde el acceso. Los ac-
cercanos para conversar, frente a una limona-
cesos del Palais cannois son ridículamente
da, sobre las películas de la jornada. Una hora
exiguos y convierten la entrada y la salida
después todos vamos a dormir. A las 9 de la
en una increíble desconcierto. Los años de
mañana tocan a la puerta, se trata del desa-
mal temporal, el pisoteo bajo la lluvia es
yuno y el ritual del nuevo día. En el programa
la catástrofe para las galas nocturnas de
que acabo de describir se agregan las fiestas.
los invitados que no pueden entrar rápido.
Normalmente hay tres o cuatro destacables,
Venecia lo entendió, e hizo construir un in-
de las cuales dos son importantes. El viaje a
menso pre-palacio donde uno tiene todo
las Islas, con la sopa de pescado y el tradi-
el tiempo libre de mirarse. En Cannes, al
cional striptease de la starlett del año sobre
contrario, no se ha tomado en cuenta un
las rocas, y la cena de clausura. Los acceso-
vasto terreno baldío para unir el Palais con
rios pertenecen a las recepciones Unifrancia,
la Croisette, de manera que se torna en un
Unitalia y a veces la Mexicana o la Española.
absurdo irremediable. En cuanto al interior,
Cada uno de esos banquetes-recepciones da
falta otorgarle una cierta armonía de formas
lugar a pequeños dramas kafkianos, puesto
y colores. La posición del balcón en relación
que una parte de la colonia periodística se ve
con las butacas delanteras priva a los es-
misteriosamente relegada. Los elegidos si-
pectadores que pagan su entrada del prin-
mulan una indignada compasión y reprochan
cipal placer que vienen a buscar. Esto da a
con las víctimas la mala organización, única
los periodistas un sentimiento adicional de
responsable de ese torpe olvido, pero en el
superioridad. Ellos, los hastiados que no
fondo orgullosos de ser parte esta vez de los
echan sino un vistazo distraído a Lollobri-
que no se olvidan. El peor episodio ocurrió el
gida cuando tienen el indulgente favor de
primer año con la memorable recepción so-
verla como yo les veo, perciben la grave-
viética cuyas invitaciones habían sido al pare-
dad que les hacen diferentes de esos po-
cer sacadas de un sombrero. Le Figaro estuvo
bres publicanos dispuestos a todo para ver
presente pero Sadoul no lo estaba. Me imagi-
a su ídolo. Para nosotros que sabemos que
no qué tipo de explicación político-diplomáti-
la religión necesita de estas pompas espec-
ca ocupó la tarde.
taculares, de esta liturgia dorada, sabemos
Desde el punto de vista litúrgico, la
también donde está el verdadero Dios, y
más importante de esas fiestas es la ba-
si esas manifestaciones nos sugieren más
talla de flores que acontece hacia la mitad
lástima altiva o divertida que una indigna-
del Festival, aunque esto constituye, sobre
ción purificadora, es que sabemos que todo
todo para los críticos, una tarde de diver-
en definitiva vuelve a su más grande gloria.
sión que les permite huir del Festival. De
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Bazin, André. “Del festival considerado como una Orden”. Fuera de Campo, Vol. 1, No. 4 (2017): 103-107 (traducción de Geovanny Narváez).
hecho, esto marca un cambio sensible del
Quince o dieciocho días de este régi-
ritual cotidiano. Hasta este entonces el rit-
men bastan, lo aseguro, para desorientar
mo de las sesiones y de las festividades ha
a un crítico parisino. Cuando regresa a su
quedado relativamente tranquilo. Pero se
hogar y retoma su trabajo habitual le pare-
precipita bruscamente desde la mitad. Las
ce, en verdad, volver de lejos y haber vivi-
presentaciones privadas comienzan gene-
do mucho tiempo en un universo de orden,
ralmente en ese momento y la mayor parte
de rigor y de obligación. La evocación más
de aquellos que tienen apenas cinco u ocho
intensa es el recuerdo de un retiro a la vez
días para consagrar al Festival llegan en la
brillante y laborioso en el que el cine cons-
segunda parte, sabiendo que es la parte
tituía la unidad espiritual, que de haber
más animada. A partir de ese momento, la
sido el afortunado elegido de la inmensa
prueba es constante y cotidiana, y es en-
orgía de la cual encontrará con estupefac-
tonces y, sobre todo, que el periodista lleva
ción el eco en las páginas de Cinémonde
una vida monástica.
o de Match.
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