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DIOYL SOCIEDAD . c: LONIAL -----RTEÑA+ $iglQS XVI --XVIII. SALVADOR
ÁLVAREZ
EL INDIO Y LA SOCIEDAD COLONIAL NORTEÑA. SIGLOS
XVI~XVJII.
El Indio y la sociedad colonial norteña. Siglos XVI·XVlII.
Primera edición, D.R. © Salvador D.R.
©
Instituto
2009
Álvarez de Investigaciones
Históricas
de la UJED
Torre de Investigación, Blvd. del Guadiana
zdo. piso
501
Fracc. Ciudad Universitaria CP 34120 Durango,
D.R.
e El Colegio
Durango,
México
de Michoacán,
Martínez de Navarrete
A. C.
505
Colonia Las Fuentes CP 59699 Zamora, Michoacán,
Cuidado de la edición:
México
Salvador
Álvarez
y Guadalupe Rodríguez Diseño: Mano de Papel Maquetación:
Maiqo Avalancha
ISBN: 978·607-00-2120-6
PROHIBIDA
su REPRODUCCIÓNPOR CUALQUIER MEDIO
MECÁNICO
o
ELECTRÓNICO SIN LA AUTORIZACIÓN
ESCRITA DE LOS EDITORES.
Impreso en México. Printed in Mexico.
I Iu IHo J E
6) EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A.
c.
INS~
El indio y la sociedad colonial norteña. Siglos XVI-XVIII. SALVADOR
ÁLVAREZ
-. ",
Edición
Z D1 D
••••••••••••••••••••••••••••••••
INSTITUTO
DE INVESTIGACIONES
A.A ••• ~.A.A
Conmemorativa
AA ••• AAA ••••••••• &A.AAA
HISTÓRICAS
jUJED
•• &A ••• AA •••• AA ••••• A•••• A ••• A••• A••••• A •••
EL COLEGIO
DE MICHOACÁN
5
Introducción
Recién llegado de su exploración a las Hibueras, en septiembre de 1526, Hernán Cortés daba parte al rey de noticias frescas llevadas por sus capitanes. Se trataba del descubrimiento de "ciertas poblaciones" que habitaban los territorios situados entre la Costa del Norte, esto es, el Golfo de México y "la provincia de Mechuacán": Entre la costa del Norte y la provincia de Mechuacán, llaman chichimecas;
hay cierta gente y población
que
son gentes muy bárbaras y no de tanta razón como estas provincias;
también envío ahora sesenta de a caballo y doscientos peones, con muchos de los naturales nuestros amigos a saber el secreto de aquella provincia y gentes. Llevan mandado por instrucción que si hallaren en ellos alguna aptitud o habilidad para vivir como estos otros viven y venir en conocimiento
de nuestra fe, y reconocer el servicio que a vuestra majestad deben,
que trabajen por todas las vías posibles los apáciguar y traer al yugo de vuestra majestad y pueblen entre ellos en la parte que mejor les pareciere; y si no los hallaren como arriba digo, no quisieren ser obedientes, les hagan la guerra y los tomen por esclavos, porque no haya cosa superflua en toda la tierra, ni que deje de servir ni reconocer vuestra majestad y trayendo estos bárbaros por esclavos, que son gente salvaje, será vuestra majestad servido y los españoles aprovechados,
porque sacarán oro de las minas, y aún en nuestra conversión
podrá ser que algunos se salvasen ...
1
La localización era clara, el conquistador se refería a la inmensa región alriplánica, situada al oriente del lago de Cuitzeo y del curso del río Lerrna, habitada desde tiempos remotos por esas gentes muy bárbaras y no de tanta razón como estas provincias, es decir, los 'chichimecas', en este caso aquellos que más tarde serían también bautizadas por los propios españoles como Pames? Sin embargo, dedicados como estaban por entonces a su exploración de las costas de la Mar del Sur, los hombres de Cortés muy pronto se olvidaron de esos 'chichimecas" y sólo se volvería a hablar de ellos un par de décadas más tarde. Pero es importante recalcar que éstos no eran los primeros 'chichimecas" con los cuales los conquistadores se habían encontrado. Ya desde 1524, otros 'chichimecas" muy distintos se hallaban también en escena: aquellos que habitaban las
Hernán Cortés. Quinta Carta de Relación 3 de septiembre Cortés, Cartas y documentos. 2
Introducción
Wigberto jiménez Moreno. La colonización
1944. pp. 2-3-
de 1526. en: Mario Hernández Sánchez-Barba ed., Hemán
de Mario Hernández 5ónchez-Barba. y evangelización
de Guanajuato
México. Editorial Porrúa, 1963. p. 321_ en el siglo XVI. México. Editorial Cultura.
6
regiones costeras situadas al norte del entonces puerto de Colima, como la bahía de Banderas o la provincia llamada desde entonces de Xalisco. Estos "otros" chichimecas, pertenecían a lo que los arqueólogos han clasificado como la "tradición cultural Occidente'; formada por poblaciones plenamente agrícolas, practicantes de la de la cría de pequeños animales, pescadores y recolecto res de moluscos a gran escala (esto último en las regiones costeras) y conocedores de el cultivo y tejido del algodón y la apicultura. Además poseían un refinado arte cerámico y una lírica de muy alta calidad." Eran, en suma, sociedades de alta cultura, que habían establecido, además, intercambios y vínculos ancestrales con las civilizaciones Mesoamérica nuclear," Sin embargo, la presencia de todos esos rasgos culturales no significa que estas sociedades fueran del todo iguales a las que los conquistadores habían encontrado más al sur. Si bien, estos 'chichimecas" eran agricultores avanzados, predominaban entre ellos patrones de asentamiento de tipo aldeano disperso, y sus villorrios se hallaban prácticamente desprovistos de estructuras inmueble s complejas y obviamente de conjuntos arquitectónicos, siendo igualmente sociedades carentes de estructuras de poder centralizadas." Todo esto puede ayudar a explicarnos porqué los conquistadores consideraron desde un principio .a. estas poblaciones no sólo como distintas, sino también como claramente inferiores a los aztecas, zapotecos, tarascos y demás grupos civilizados del centro de Mesoamérica, asignándoles por esa causa, el mote y apelativo de 'chichimecas" En ello no había ambigüedad alguna. Nuño de Guzmán, por ejemplo, siempre se refirió a la gran región situada al Noroeste de los territorios tarascos, en dirección de la Mar del Sur, es decir, del Pacífico, como la Provincia de los Tebles Chichimecas.6 Guzrnán sabía que la conquista de aquellos chichimecas no sería fácil. En parte eso explica porqué, el por entonces Presidente de la flamante Audiencia de México y máximo gobernante de la Nueva España, dispuso para esa empresa un gran cuerpo expedicionario, compuesto por 150 jinetes y 180 infantes españoles, todos bien aprovisionados y armados, acompañados de cerca de 20,000 indios amigos? Para ese entonces los conquistadores sabían muy bien que desde el momento mismo en el que dejaran atrás los
límites del cae ferenci luegod pidame canana,
refina presen tantes d despob que los zonasc las regi Est
pues Sl resto d solos.1 có enti
Tenoel 3
Ver, por ejemplo:
de Investigaciones
4
Marina Anguiano, Nayarit: costa y altiplanicie en el momento del contacto, México. UNAM. Instituto
Antropológicas.
1995.
Para mayores referencias ver: Eduardo Williams (ed.) Contribuciones a la arqueología y etnohistoria del Occidente de
México, Zamora. El Colegio de Michoacán. 1994. 5
Este tema en particular
6
Es decir. "teú/es" chichimecas. para no innovar en este punto. conservaremos
"Carta a SM del presidente a conquistar
será desarrollado
más ampliamente
en el capítulo primero de este libro. aquí la ortograña
empleada por Guzmán:
de la Audiencia de México, Nuño de Guzmán en que refiere la jornada que hizo al Michoacán
la provincia de los Tebles Chichimecas que confina con la Nueva España. Ornitlán, provincia de Michoacán, 8
de julio de 1530". en: José Luis Raza Zaragoza ed., Crónicas de la conquista del reino de la Nueva Ga/icia en territorio de
la Nueva España, Guadalajara. Instituto Jalisciense de Antropología
e Historia·
Ayuntamiento
de la Ciudad de Guadalajara
. INAH. 1963. p. 26. 7
Una descripción
detallada del ejército de Nuño de Guzmán se encuentra en: "Información
de Cristóbal de Barrios de la
Conquista de Nuño de Guzmán", en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza. Colección de docu-
mentos inéditos relativos al descubrimiento conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y
Oceanta,
consun
cual,la no dej cho de pudier tos, se para d militai ejemp. do los los cu:
Madrid 1864-1884, la serie. vol. 16. p. 363. Igualmente en: José López Portillo y Weber. La conquista de la Nueva
Galicia, México. Secretaría de Educación Pública, 1935. pp 120'128.
8
VerI
7
límites de las regiones ocupadas por las grandes civilizaciones demográficamente densas del corazón de la Mesoamérica nuclear, lo que les esperaba era la guerra. Y es que, a diferencia de lo que había sucedido en los altiplanos de la Mesoamérica nuclear, en donde, luego de la ruina de la capital de los aztecas, la oposición guerrera se extinguió muy rápidamente, en las regiones ocupadas también por sociedades de alta cultura rnesoamericanana, pero de menor densidad demográfica, como aquellas que habitaban la alta sierra zapoteca, la sierra mixteca y sobre todo, las tierras costeras del Pacífico mesa americano, de inmediato las guerras se habían hecho interminables y sangrientas. Vale la pena insistir sobre el hecho de que aquellos que resistían, allí no eran 'cazadores-recolectores', los cuales pudieran ser reputados como "bárbaros" y "guerreros" por naturaleza, sino poblaciones de agricultores avanzados, de pura cepa cultural mesoamericana. Sin embargo, el refinamiento cultural alcanzado por estos grupos, no les impidió responder frente a la presencia española, de manera muy distinta respecto de sus congéneres y vecinos habitantes de los altiplanos de la Mesoamérica nuclear. En unos pocos tiempo, la guerra y el despoblamiento fulgurante que sufrió esa región desde esas épocas tempranas, hicieron que los españoles terminaran siendo literalmente expulsados de una gran parte de las zonas costeras del Pacífico mesoarnericano, a las cuales terminaron denominando como las regiones de los "motines": Motines de Zacatula y Motines de Calima. Esta situación es representativa de una de las grandes paradojas de las conquistas americanas. Luego de que las huestes españolas doblegaran, con gran facilidad aparente, a sociedades estatales de alta cultura, altamente organizadas, capaces de desplegar en su contra ejércitos multirudinarios, desde el momento en que se encontraron con sociedades menos estructuradas, e infinitamente inferiores en número a las primeras, la conquista se hizo mucho más lenta, sangrienta y difícil. El tema tiene varias facetas, pues sabemos, por una parte, que la victoria militar española frente a los aztecas y el resto de las grandes civilizacion~s de la Mesoamérica nuclear, no la consiguieron ellos solos. Para nadie es un secreto que sin aquella espontánea unión de armas que se verificó entre los españoles, los tlaxcaltecas y demás grupos que participaron en la toma de Tenochtitlán, la derrota y sumisión de los aztecas a manos de Cortés, jamás se habría consumado, al menos, no de la forma en que se verificó. La frase muy conocida según la cual, la conquista no la hicieron los españoles, sino los indios en provecho de aquellos, no deja de tener mucho de verdad. Sin embargo, vale la pena reflexionar sobre le hecho de que esa aparentemente ilógica y extraña "alianza'; no fue algo tan inusual como pudiera pensarse en el marco de las civilizaciones antiguas. En otros tiempos y ámbitos, se dieron casos también de sociedades agrícolas que movilizaban ejércitos enteros para destruir a un adversario próximo, aprovechando para ello la fuerza de un aliado militarmente superior y que era a la vez su adversario y conquistador. Marco Polo, por ejemplo, fue testigo de un proceso bastante semejante en la China del siglo XIV cuando los mongoles de Kublai Khan, con la ayuda multitudinaria los mismos chinos sobre los cuales ellos ejercían su dominio, emprendieron la conquista de la Indochina," 8
ver por ejemplo: ,,,.
Grousset, l/Empire des steppes
'ni"'. ""9·''''".
Iamerlon, Paris, "yol. ,,48.
r HA ¡ ,j6)ó'2L
I
1
0
.
8
Si bien, ciertamente,
es válido pensar en la conquista
de la Nueva España en térmi-
nos de un "antes" y de un "después" de la toma de la gran Tenochtitlán, la unión de armas entre que operó en ese tiempo rompió
de ninguna
entre "civilizados" españoles
manera una vez consumada
cas. Pero más que extrañamos,
es necesario
en la Nueva España fue un fenómeno altas civilizaciones tábamos,
y mesoamericanos,
no se
la ruina del poder militar de los azte-
pensar que lo que se gestó en ese ámbito
que quizás habría que pensar como propio de las
agrícolas del mundo.
Semejante
en muchos
sentidos,
como apun-
a lo que había visto Marco Polo en la China de tres siglos atrás, por ejemplo.
El hecho es que, cuando los españoles comenzaron más allá de los límites territoriales sino que a su vera, marcharon
de la Mesoamérica
contingentes
"civilizados'; que ya fuera, mexicanos,
nuclear, ya no lo hicieron
formados
tlaxcaltecas,
punto de vista también, capitanes
solos,
por miles de me so americanos
zapotecos,
nuclear durante
el conjunto
españoles
mixtecos y otros más, los
de las empresas de exploración
emprendieron
sino
la f
pedició al coma amigos'; qUler re diezma siana, muy al colonial metros
y conquista
esos años temprano s, pueden verse como una prolongación de la gran Tenochtidan
rante colapso de llamado "imperio azteca" Expediciones Chico, Pedro
de Alvarado,
Francisco
la provincia
de los Tebles Chichimecas, beneficiaron
numerosos,
en ocasiones,
un tema, ciertamente,
directa de y al fulgude Olid,
como las de Cristóbal
de Montejo
y sobre todo, las del
y la de Nuño
propio Cortés en las costas del Pacífico sur novohispano
El de la participación
que los
más allá de los límites de la Mesoarnérica
aquél mismo proceso .que dio pie a la destrucción Juan Alvarez
en plan de conquista
menos,
como sus más fieles y eficaces aliados y auxiliares de guerra. Desde ese
cuales fungieron diferentes
a aventurarse
de
Vista
de Guzmán
en
todas del sostén y la compañía
de
miles, de "indios amigos'; mesoamericanos. "aliados indios" en las empresas
unpoc
de la conquista
española,
bien conocido, pero sobre el cual valdría la pena ahondar
es
más, en
español Cortés:
general. En todo caso, es claro que el proceso de toda la primera
fase de las conquistas
tambié
españolas
en la Nueva España, hasta, cuando menos, principios
de la década de 1530,
guient
no podría
de ninguna
actos y propósitos,
manera entenderse,
los conquistadores
se convirtieron,
y válvula de escape de fuerzas acumuladas colas mesoamericanas. (como nosotros
conquistadores
tampoco,
en realidad)
se sirvieron
que fue únicamente
presencia
de inmediato,
en vehículo
de las grandes civilizaciones
gracias a ese factor, que la presencia
el capítulo primero
La prueba
es que los
eficacia de la presencia
española pudo extenderse
pientes Se
chichi mologí habla trional
con ocu-
TOI
nuclear: es de estas continuidades
SU 1
de este libro.
civilizados" en aquella primera
fue uno de los rasgos más característicos
de
y es un hecho también
iniciar este libro con una reflexión acerca de este fenómeno,
de esos "mesoamericanos
dichos:
políric
y sin dudar
violencia, más allá de los límites de los territorios de la Mesoamérica
110s qu
ampliamente
con gran naturalidad
a un designio "superior':
agrí-
ni comprendían
actuando
de "indios amigos" y "auxiliares de guerrá'
pados por las altas civilizaciones Era importante
al interior
sin ambages y con una terrible
tanta rapidez y tan descarnada que trata justamente
en esos momentos,
pero que terminaron
que todo aquello obedecía
aquellos contingentes
que, más allá de sus propios
Se trata de hechos que ellos no controlaban,
en su favor: algo que ellos asumieron un segundo
sin considerar
y determinantes
pues la
frontera
del Norte,
de esa expansión
territorial.
9
Rémi
más outé 1981, p. 9
9
Vista de esa manera, la conquista
de la Nueva Galicia habría que dividirla en, cuando
menos, dos fases, de las cuales la expedición sino la primera. La segunda y definitiva, pedición ordenada
y encabezada
de de Nuño de Guzrnán
fue la que se consumó
por el virrey Antonio
terminó
por medio de la ex-
de Mendoza,
al comando de un ejército español que venía acompañado amigos'; mesoamericanos,
de 1529, no fue en 1539, quien
por cerca de 50,000 "indios
por aplastar, esta vez de manera durable, casi cual-
quier resistencia armada significativa
por parte de los ya para entonces
terriblemente
diezmados indios de la Nueva Galicia. A dos décadas de distancia de la conquista siana, este proceso llevó entonces a los conquistadores
a implantarse
corte-
de manera estable
muy al Norte, sumamente
lejos ya de la ciudad de México: Culiacán, el establecimiento
colonial más septentrional
fundado hasta entonces, se hallaba a casi mil quinientos
metros de la acogedora protección su parte, el capítulo segundo
de las tierras "de paz" de la Mesoamérica
de las minas de Zacateca s y la conquista
se ven nuevamente
confrontados
la costa del Pacífico norte, en este caso no necesariamente puestas por agricultores
una pax duradera
sociedades, termina por extinguir Estos dos primeros
capítulos,
de
con las sociedades
mesoarnericanas,
de
pero com-
en poco tiempo la violencia renace y cómo ya sin
avanzados,
el concurso masivo de "aliados indios" mesoamericanos, imponer realmente
nuclear. Por
Chiametla, una provincia olvidada del siglo XVI,
intitulado
narra cómo, cuando después de la apertura la Nueva Vizcaya, los españoles
kiló-
los españoles
no logran nunca
y cómo sólo la virtual desaparición
física de esas
el fuego de la guerra allí. sirven como medio de contraste
para encuadrar
un poco lo que significaría a lo largo de los siglos siguientes, el enfrentamiento
con
entre los
españoles y aquellos "otros" chichimecas de los cuales desde 1524 había sido informado Cortés: es decir, aquellos que habitaban
el gran altiplano septentrional
también, los indios bravos de la Sierra Madre Occidental.
y junto con ellos,
Ellos son el tema de los si-
guientes cinco capítulos de esta obra. El tema son, ahora sí, gentes muy cercanas a aquellos que la historiografía
del siglo XX conocería
como los "chidnmecas", propiamente
dichos: aquellos grandes y fieros flecheros provenientes pientes y de cazadores-recolectores, políticas centralizadas Según el diccionario
de grupos de agricultores
inci-
todos con hábitat disperso y carentes de estructuras
que facilitaran
su control y muy poco dóciles, por añadidura.
de Rérni-Siméon,
la palabra chichimeca provenía
del náhuatl
chichimecatl «el que chupa o mama»." Según algunos autores del siglo XVI, esta etimología se hallaba relacionada
con la descripción
habla náhuatl, hacían de las rudas costumbres trionales, como lo afirmaba, Torquemada,
que los refinados mesoamericanos
de los habitantes
9
de las llanuras septen-
por ejemplo:
Tomaron nombre de chichimecas estas gentes (que así se nombraron) su nombre porque chichimecatl
de
del efecto. Significa
tanto quiere decir como chupador o marnador: porque
Rémi Siméon. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicano. Redactado según los documentos impresos y manuscritos
más auténticos y precedido de una introducción (Paris 1885). México. Siglo XXI Editores. Colección América Nuestra. v. 1. 1981. p. 96. ad vocem.
10
chichiliztli
es e! acto de miamar o la mamadura;
chupadura
y así se llama e! pecho y teta de la mujer y la de cualquiera
hualli; y porque
estas gentes en sus principios
mataban
y les chupaban
crudas
chichimecas
y chichinaliztli
se Vlel
es e! acto de chupar o la
difere
otro animal chichi-
se comían las carnes de los animales
bautii
que
licia,
la sangre a manera de! que mama, por eso se llamaron
que quiere decir chupadores
o mamadores
•...
j
fuera!
1O
bían e Es importante de la palabra
recalcar la mención
se encuentra
que hace Torquemada
en las costumbres
antiguas
acerca de que el origen
y primigenias
de esos pueblos:
porque estas gentes en sus principios se comían las carnes de los animales que mataban crudas)' les chupaban la sangre a manera del que mama ••• y es que, en efecto, para los españoles del siglo XVI, la palabra chichimeca designaba al conjunto de los habitantes de las regiones norteñas al "cazador-recolecror" solamente
y no solamente de la Antropología
uno de los atributos
años de la conquista,
en tiempos
de la expedición
turaln
de hecho, desde
morru
a ojos de los españo-
bitar¡
aztecas. Esto es lo que se relataba de Nuño
de Guzmán,
muyp dedic
ligada con
a estas poblaciones: aparecieron
tela, 11
Xalis(
de costumbres
y se hallaba íntimamente
los chichimecas
les como los "ancestros" de los propios existentes
también
alegu
era
del siglo XX. La rudeza
del 'chichimeca"
el carácter "antiguo" que se les atribuía los primeros
a los más rudos y pobres de entre ellos, es decir,
eJemF
Sierre
en textos ya
como la Relación de la
vos YI El
genealogía)' linaje de los señores que han señoreado esta tierra de la Nueva España, de 1528,11 o bien los Anales Históricos de la Nación Mexicana, obra fechada ese mismo año,
geogr:
aparentemente
por ej
anónima,
aunque
atribuida
con frecuencia
a Fray Andrés
de Olmos,
donde
por sólo citar un par de ejemplos tempranos.'? Por ello, en los textos tempranos rápidamente
sobre las antigüedades
una suerte de amalgama
nes.A
de los indios, se operó muy
entre los descubrimientos
hechos por Nuño de
los pr¡ los vie
por
poblar
ese mismo tiempo acerca del origen de los indios de la Nueva España, como es el caso
se hal
Guzmán durante
su expedición
de 1529 y los relatos que se estaban
de la Historia de los Mexicanos por sus pinturas
escribiendo
rebela
(1531-1535):
aquell ... estando Nueva
poblados
España,
los mexicanos
volviendo
en un pueblo que se dice Azclá, y es al occidente
algo hacia el Norte, y riniendo
este pueblo
da Co
desra
fiera q
mucha gente, y en
y Jalis[
medio de un cerro del cual sale una fuente que hace un río ... y de la otra parte del río está
estos"
otro pueblo muy grande que se dice Culuacán ...
entre el Culuacán
La identificación Guzmán solamente
es bastante
del mito de origen y el Culiacán
clara en este texto. Es este carácter de poblaciones
"rústicas" o "bárbaras':
lo que explica también
el porqué
fundado
por
tildare nízaro
"antiguas" y no
los españoles
nunca
13 "Rel
Luis Raz( 10
Juan de Torquemada,
11
En: Joaquín García Icazbalceta, Nueva Colección de documentos
14 Los
Monarquía Indiana ..., Lib 1, cap XV, p. 58. para la Historia de México, México, Imprenta García
Hayhaoe. 1941. vol. 111, p. 36'38 Y pp. 256-280. 12
Heinrich Berlin ed., Anales de natelolco. Unos anales históricos de la Nación Mexicana y Códice de Tlatelotco. Versión prepa-
rada y anotada por Heinrich Berlin con un resumen de los Anales y una intetpretación del códice por Robert H. Barlow, México, Antigua Libreña Robredo de José Porrúa e hijos, Colección Fuentes para la Historia de México 11, 1948. ver por ejemplo, pp. 15-18.
hizo Nuñ
en espec 15
"Rel
de la NUE
Luis Razc
11
se vieron extrañados diferentes bautizado
por la diversidad
de condiciones
de vida que encontraron
entre los
chichimecas norteños. Dentro de la propia región que ellos mismos habían como la provincia de los Tebles (o Teúles )-Chichimecas, esto es, la Nueva Ga-
licia, encontraron
gentes mucho más toscas y montaraces
que otras y no era raro que
fueran los más rústicos y menos sumisos de entre ellos, los que con mayor facilidad recibían ese mote de'chichimeca"
que nunca dejó de tener un contenido despectivo. Así, por
ejemplo, cuando la expedición
de Nuño de Guzrnán descendía desde las montañas
Sierra Madre, hacia la provincia de Xalisco, los exploradores
de la
de la partida encontraron,
a legua y media tan sólo del que sería luego el emplazamiento
de la ciudad de Cornpos-
tela, muchas barrancas y ríos e malos pasos; aunque por ellas se hallaban algunas casas, eran
muy pobres, que eran de chichimecas .•. 13 Sería ocioso presumir la existencia de sociedades dedicadas exclusivamente a la 'caza-recolecra" en pleno corazón de la antigua provincia Xalisco en tiempos del contacto. turalmente momento
Evidentemente,
ligados con la tradición "occidente'; agricultores
desde luego, pero que en su
fueron clasificados por los españoles como "chichimecas" simplemente
bitar parajes inaccesibles El Norte
lejano novohispano,
geográficas americanas,
de los grandes centros de población
en efecto, como cualquier
fue cuna de sociedades
nes. Aún sin contar a las norreñas encontraron
españoles
poblados que los encontraron
áreas
diversas en todos sus rincoy Culiacán, la Nueva Galicia,
que consideradas
cuadrados,
en un principio
en por
"políticas'; del tipo las que las que habitaban
de Xalisco y Tepique," o los moradores
los viejos y célebres pueblos
del área.
otra de las grandes
de más de 50,000 kilómetros
con sociedades
como sumamente
de los populosos
sobre las riveras del lago de Chapala.P Pero igualmente,
se hallaron en esa misma gobernación rebelaba como bastante
sumamente
provincias de Chiametla
por ejemplo, llegó a abarcar un territorio donde los españoles
por ha-
y porque parecían, por eso mismo, todavía más rústicos, esqui-
vos y pobres que sus vecinos habitantes
los propios
se trataba en este caso de grupos cul-
con otros 'chíchímecas',
cuyo género de vida los
menos "políticos'; pero que eran también vecinos inmediatos
de
aquellos. Así, por ejemplo, al sur de los muy "civilizados" indios de la provincia de llamada Compostela
o Xalisco, como se prefiera, se hallaban los texcoquines costeños: gente
fiera que habitaba
las montañas
y marismas
costeras de los actuales estados de Nayarit
y Jalisco. A pesar de su cercanía geográfica y cultural respecto de los indios de Xalisco, estos "cexcoquines" fueron siempre temidos por los conquistadores, rildaron de absolutamente
indómitos
nizaron contra ellos varias expediciones
13
quienes siempre los
y salvajes: todavía en la década de 1540 se orgapunitivas y para la década de 1550 seguían sin
"Relación de la conquista de los Teules Chichimecas que dio el capitán de emergencia Juan de Sámano, 1530", en: lose
Luis Razo Zaragoza ed., op. cit., p. 132. 14
Los cuales vestían ropas de algodón y organizaban grandes tionguis, ver, por ejemplo, la: "Relación de la jornada que
hizo Nuño de Guzmán a Nueva Galicia, escrita por el capitán Cristóbal Flores, 1529", en: José Luis Razo Zaragoza, op. tit., en especial, p. 129. 15
"Relación del descubrimiento
y conquista que hizo por el gobernador Nuño de Guzmán y su ejército en las provincias
de la Nueva Galicia, escrita por Gonzalo López y autorizada por Alfonso de la Mata escribano de SM, año de 1530", en: José Luis Razo Zaragoza ed., op. cit., p. 66.
12
ser dominados." Lo mismo puede decirse de los vecinos septentrionales de Compostela
o Xalisco, es decir, de los habitantes de las montañas
de la provincia
que conforman la
reconc
simple
porción de la Sierra Madre Occidental allende el río Santiago. Entre ellos tenemos a los indios de la llamada"provincia y a los cuanos habitantes
de Guaynamota',
e igualmente a los llamados tecuales
de la región serrana de Xora, al norte de la zona de Tequila.
Eran, desde luego, pueblos conocedores de la agricultura, montaraces, guerreros:
pero al mismo tiempo tan
indómitos y fieros, que llegaron a adquirir fama de antropófagos todos, sin embargo, lo mismo los "civilizados" habitantes
"antropófagos"
de las costas o las montañas, pertenecieron
y terribles
de Xalisco que los
para los españoles de ese
tiempo, a la misma categoría genérica de Teúles-Chichimecas: Esto será tema del capítulo
contae caza-n
A
tercero del libro, intitulado De reinos lejanos y tributarios infieles... por Nuño de Guzrnán, en la Sierra Madre
come
de lo que sería luego la Nueva Vizcaya, los espa-
cacio
Más allá de las provincias conquistadas Occidental y el altiplano septentrional ñoles encontrarían
a "otros" chichimecas, pertenecientes
éstos a sociedades que desarro-
acerc
llaron, en general, formas de vida más simples que sus congéneres de la Nueva Galicia. No obstante, también allí la diversidad sería la norma, como se verá en especial en el capítulo cuarto, en donde se analizará en el caso de dos las más grandes parcialidades
de chichimecas norteños: los zacatecos y los tepehuanos, como reza el título de ese capítulo. En ellos, como a lo largo de este libro en general, veremos cómo fueron precisamente estos chichimecas más "pobres" y "rústicos'; habitantes los que el estereotipo
historiográfico
contemporáneo
del gran altiplano septentrional ha dado en designar preferente-
mente por ese apelativo genérico, "chichimecas'; olvidándose de aquellos que la primera generación
de conquistadores
también llamó por ese mismo nombre. Tan es así, que
en los últimos años historiadores,
arqueólogos y antropólogos,
sarle al gran altiplano septentrional inspirados
han insistido en ado-
de lo que fue la Nueva España, sonoros apelativos
en el ya lejano recuerdo de esos bárbaros antiguos: la "región de los antiguos
chichimecas", la "Gran Chichimeca" y hasta el "mar chichimeca".17 Estos evocadores términos, que los del altiplano sino que tienden
sin embargo, no solamente dejan de lado el hecho de
septentrional
también
no fueron los únicos "c1'¡chimecas" que existieron,
a ocultar la gran diversidad cultural que existió entre las
poblaciones aborígenes que habitaron no es de falta de conocimientos:
en un tiempo esas bastas regiones, El problema
la diversidad cultural a la que nos referimos, ha sido
19
Mi
México, 20
Ve
america northw Mexico. Kroeber. 21
Ch
o{ Wes/ 16
Para mayores referencias sobre estos grupos ver: Jesús Amaya Topete, Ameca: protofundación
propiedad
en el valle de Ameca Jalisco et circunvecindod,
Peter Gerhard, The North Frontier 17
ot New
mexicana: historio de lo
México, Editorial Lumen, 1951, apéndice, pp. 177'184. Igualmente:
Spoin, Norman and London, University of Oklahoma Press, 1993, pp. 141-43.
Entre los primeros en definir arqueológicamente
a esta región, podemos indicar a: Ales Hrdlicka, "The Region of the
Ancient Chichimecs with notes on the Tepecanos and the Ruin of La Quemada Mexico", American Anthropologist, pp. 385-44°. fallen tranding
v. S, 1903
Entre los primeros en emplear el término "Grán Chichimeca" se contó: Charles M. DiPeso, Cosas Grandes: a center of the Gron Chichimeca, Flaggstaff, Arizona, The Amerind Foundation
Más tarde, Beatriz Braniff y otros arqueólogos
mexicanos retornarían también
ese concepto:
- Northland
Press, 1974, 8 v.
Beatriz Braniff C. coord., La
Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas, México, Conaculta - Editorial Jaca Books, 2001. Otros más, hablan del mismo altiplano
como un "mar chichimeca":
mesoamerican
interoctions,
Randall H. McGuire, Ripples in the chicbimec seo New considerotions
Carbondale and Edwardsville,
Southern IlIinois University Press, 1986.
o{ southwestern-
Molino Univers 22
Ac
queolo] Hers, Es/é/ic! de Hisl la Sierr
luarez, cazado
especü
13
reconocida por numerosos autores desde hace ya casi un siglo y medio. Recordemos, simplemente a un autor como Manuel Orozco y Berra, quien en la década de 1880 intentó poner un cierto orden en los datos documentales
existentes entonces sobre los
indios de México en general y entre ellos, los del norte, sobre cuya diversidad compiló
relevantes." Más tarde, durante las décadas de 1920 a 1940,
elementos sumamente
autores como Miguel Othon de Mendizabal
en México,'? y Kroeber, Beals y Sauer, en
los Estados Unidos, intentaron
crear varias síntesis etnohistóricas
pueblos del Norte novohispano,
en donde enfatizaban el hecho de que al momento del
contacto, en esa región era posible encontrar
que incluían a los
desde grupos dedicados plenamente
la
caza-recolecta de especies silvestres, hasta sociedades de agricultores avanzados." A reserva de retomar esta discusión en el capítulo cuarto de este libro, simplemente comentemos que, a pesar de las décadas transcurridas caciones culturales establecidas por antropólogos
desde aquellas primeras clasifi-
y geógrafos, los estudios posteriores
acerca de la arqueología y la historia del periodo colonial en el Norte, han optado por un particularismo a veces bastante estrecho, dejando sin explotar aquellas clasificaciones y visiones de conjunto. En el caso de la arqueología, por ejemplo, los estudios se han centrado sobre todo en la delimitación "área cultural mesoamericaná'
de lo que pudieron ser las manifestaciones
del
más allá de sus fronteras. Esto significó que una parte
muy considerable de los trabajos sobre la arqueología del norte de las últimas cuatro décadas, se concentrara sobre la estrecha franja temporal que va de los siglos VIII al XIV de nuestra era, que es, poco más o menos, el periodo durante el cual se desenvolvieron culturas como las de Chalchihuires,
y Paquimé."
La Quemada
Por lo mismo, se han
dejado casi siempre de lado los periodos y también las regiones carentes de elementos netamente "mesoamericanos"
Cierto, esta es una situación que ha venido cambiando
en los últimos años,22 sin embargo, el 'chichimeca histórico" sigue siendo uno de los 18
Manuel Orozco y Berra. Geografía de las lenguas y carta etnoqráfico
de México, México, 1886.
19
Miguel Othon de Mendizabal,
geográfica
Influencia
de la sal en la distribución
México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología 20
de 105 grupos
indígenas
de México,
Historia y Etnografia, 1928, 226 p.
Ver por ejemplo, los trabajos de: Ralph Beals, Tbe Comparative Ethnolagy o{ Northern Mexico Be{ore 1150, Berkeley, Ibero-
americana no. 2, University of California Press, 1932, pp, 93-225. Carl Sauer, Tbe distribution
o{ aboriginal tribes and languages in
northwestern Mexico, Berkeley, Ibero-Americana no. S, University of California Press, 1932. Abariginal population
o{ Northwestern
Mexica. The evidence anrJ its use, Berkeley, Iberoamericana No lO, University of California Press, 1933, pp. 1-83 Y Alfred Louis Kroeber, Cultural and Natural Areas of Native North America, Berkeley, University of California Press, 1947, entre muchos otros. 21
Charles l. Kelley, "The chronology
o{ West and Northwest
Mesoamerica,
of the Chalchihuites culture" en: Phil C Weigand - Michael S Faster, The Archaeology Baulder and Landan, Westview Press, ,1985 pp 269-287. "The Mobile Merchants of
Molino" en: lean Mathien - Randall H. McGuire , Ripples in Cbichimec Sea, Carbondale and Edwardsville,
Southern IlIinois
University Press, 1986, pp. 81-104. 22
Actualmente
Marie-Areti
queología «mesoamericanista»
Hers desarrolla
un interesante
del norte, con el estudio
esfuerzo por ligar los puntos de vista tradicionales
de sociedades
no necesariamente
mesoamericanas:
Hers, "¿Existió la cultura Loma de San Gabriel? El caso de Hervideros Durango", Anales del Instituto Estéticas, v. 60, México, UNAM, 1989, pp. 33-57. "Presencia mesoamericana de Historio Regionol Comparada, la Sierra Madre durangueña:
Ciudad luarez, UACI, 1990, pp. 56-70.
Antecedentes
luarez, UACI, 1995, vol. 1, pp. 69-85. cazadores-recolectores especial su compilación:
del proyecto Hervideros",
Igualmente
tenemos
al sur de Chihuahua",
de Investigociones
Actas del 11Congreso
Marie-Areti Hers - Dolores Soto: "Arqueología
de
Actas del IV Congreso de Historio Regional, Ciudad
los importantes
trabajos
de Leticia González acerca de los
del Bolsón de Mapimí y Coahuila desde épocas remotas, hasta el periodo Ensayos sobre la orqueología
de la arMarie-Areti
del contacto,
ver en
en Coahui/a y el Bolsón de Mapimí, Saltillo, Archivo Municipal
de
14
grandes ausentes
de los estudios arqueológicos.
Así, por ejemplo, no ha sido sino en los
últimos cuatro o cinco años, que se ha emprendido norteños
al estudio de las sociedades La falta de estudios estudios
etnográficos
altiplano
septentrional
dentro
el estudio arqueológico
de tiempos del contacto y muy pocos son también arqueológicos norteñas
consagrados
a ellos, hicieron
de la época del contacto,
en 1971, Charles
argumentaba
era, los grupos
Madre Occidental, (sic) 'guerreros ción fronteriza" La Quemada
mesoamericanos
habían logrado establecer
y Chalchihuites.
sido causado
Para Kelley, la acometividad habría actuado
el desarrollo
tó, sin duda, sugerente, especialistas. puramente
cieron culturas lograba
denro
anteriores,
hacia el año 1,000
teralm
la parte norte de la Sierra
toriog
estable" con los "bárbaros"
del sig
que esa suerte de "pacifica-
largo e
de culturas
el ulterior
pero sobre todo, argumentaba,
como las de
repliegue
las poI
los qUl nal an
por las renovadas
que aquellos "mesoamericanos"
habrían
sufrido
funda. e ininterrumpida
mesoamericanas
fuera de sus fronteras.
dado que fue ampliamente el problema
adoptada
La propuesta
esto es, el del fracaso de las culturas
para
contra
resul-
"terrin
más tarde por numerosos Mu
ir más allá de interpretaciones nunca Hore-
ces
Pero si por una parte, Kelley
te.l
de porqué en el Septentrión
darle un tono menos "de terminista-geográfico';
de "rea
del "nómada" chichimeca
como una especie de "factor Iimitanre't'externo"
agrícolas del tipo de las mesoamericanas.
que le ocupaba,
"chichi
tecas,
permanente
al abordar
diversi
XIV y hasta la época del contacto, bien pudo haber
Su virtud quizás consistía en que permitía climáticas,
Así, por
chichimecas'r"
entonces
de las culturas
el florecimiento
todos
chime
alas e
"invasiones" y hostilidades
de parte de las mismas "hordas
culturales.
del
sentan
sufrido
por causas climáticas,
e incesantes
una "frontera
Según Kelley, igualmente,
a partir del siglo
siendo colocados
infructuosa,
que ocupaban
los viejos
habitantes
una larga serie de trabajos
que los asolaban y argumenta
fue la que habría permitido
por esas culturas,
norteño,
terminaran
todas sus diferencias
Kelley, resumiendo
chíchimecas"
entera:
relegados
que los antiguos
que después de varios siglos de expansión
de nuestra
consagrados
En
y el olvido al que fueron
de un molde único, el cual borraba
ejemplo,
de los indios
de épocas posreriores."
arqueológicos
paradé
por to:
a la explicación
del problema
con
mesoamericanas
en el Norte,
reli sor
Saltillo, 1992. Igualmente:
"El discurso de la conquista
frente a los cazadores recolectores del norte de México", Actas del
I Congreso de Historia Regional Camparada, Ciudad luarez, UACJ, 1989, pp. 77'94; "El patrón de asentamiento
rip
en el área
del Bolsón de Mapimí", Actas del IV Cangreso de Historia Regional, Ciudad luarez, UACJ, , 1995, vol. 1 pp. 33'43. Para el caso de Chihuahua propuestas
pueden citarse los trabajos de Arturo Guevara, los cuales, por desgracia, se han quedado al nivel de
de rescate y no han dado pie, hasta la fecha, a proyectos arqueológicos
Los athapascanos
en Nueva Vizcaya, México, INAH, Dirección de Arqueología,
aspectos de la aculturación
entre ellos:
Cuaderno de Trabajo no. 6, 1989; "Algunos
de los grupos conchas del centro del estado de Chihuahua", Actas del 11Congresa de Historia
Ciudad luarez, UACJ, 1990, pp. 71'79; "Un sitio arqueológico
Regionol Comparado
de mayor envergadura,
aldeano de Namiquipa
Chihuahua", Ac-
tas del /11Congreso de Historia Regionol Comparada, Ciudad luarez , UACJ, 1991, pp. 41-45. Pueden consultarse los siguientes Anthropology
trabajos
de Charles Kelley: Settlement
no. 23, 1956. Igualmente: jumano
Museum of Anthropology 23
también
Publications
and Patarabuey Relations at La junta de 105 Rios, Anthropological
in
Papers
University of Michigan no. 77, Ann Arbor, 1986 ,180 p. (primera edición: 1947).
Para el caso de Durango ver: José Luis Punzo Díaz, Los habitontes
agrícola y gonadera
del valle de Guadiana
1563-1630. Apropiación
del valle del Guadiana, Durango, Universidad Juárez del Estado de Durango, Tesis, Maestro en Ciencias
Sociales con especialidad 24
Patterns in North Central Mexico, Viking Foundation
en Historia, 2008.
Charles J. Kelley, "Archaeology of the Northern Frontier: Zacatecas and Durango" en: Robert Wauchope ed., Handbook ot
Middle Americon Indians, vol. 11, Archaeology of Northem Mesoamerica, Part 2, Austin, University of Texas Press, 1971, p. 768.
2S Ver ed., Han Press, 19 tamiento civilizad pp. 103-' Beatriz E especial 26 En! Century si/ver; tI español autor: 1\
cíón Chil
paradójicamente,
ello significaba también reducir el Norte a un todo único, poblado
por todo él por sociedades muy similares: "nómadas'; y "cazadores-recolectores" enteramente
refractarios a la presencia de sedentarios
En realidad, más que una tesis propiamente
puros,
en "sus dominios':
arqueológica, lo que Kelley estaba pre-
sentando era una suerte de ensayo de "retrohisroria"
en donde, curiosamente,
chimeca' histórico, es decir el de tiempos posteriores
al contacto, comenzó a servir en
el "chi-
diversos trabajos posteriores
al de Kelley, como modelo para describir y caracterizar al
'chichimeca" arqueológico.f
En efecto, aquél 'chichimeca'
dento de todo sedentario
destructor
y enemigo irre-
que se asentara ensus territorios'; sólo se inspiraba muy cola-
teralrnenre de datos arqueológicos
y en cambio, intentaba nutrirse de una imagen his-
toriográfica: aquella que Phillip Wayne Powell había delineado acerca del 'chichirneca" del siglo XVI,26
El tema de los trabajos de este autor, como es bien sabido, era el del
largo conflicto que se había desatado en el altiplano septentrional,
entre los españoles y
las poblaciones aborígenes locales, las cuales atacaban y hostigaban a los convoyes que transitaban tecas, fundadas en
permanentemente
a lo largo del camino entre México y las minas de Zaca-
1546. En la visión del Powell, la guerra de largo plazo desatada por
los que él llamó "chichimecas" esto es las poblaciones ocupantes el altiplano septentrional atravesado por aquél camino (otomíes, pames, guamares guachichiles fundamentalmente),
en contra de los conquistadores,
y zacatecos,
no habría sido sino una suerte
de "reacción.'; típica de sociedades de de "cazadores-recolecto res" de cultura guerrera, en contra de cualesquier
grupo "sedentario" o intruso, en general, que encontraran
en sus
"territorios de caza": Muchas razones determinaron
que la conquista española del Gran Chichimeca
ceso tan largo ... más importante
que ninguno de estos factores fue el propio guerrero del nor-
te. Su modo de vida hacía de él un enemigo evanescenre, sumamente con el arco y la flecha y por su conocimiento religiosas. por primitivas
fuera un pro-
peligroso por su maestría
de la tierra en que peleaba. Hasta sus prácticas
que fueron, influyeron en la tenacidad con que combatió a los inva-
sores blancos e indios de sus territorios
de caza. Su preparación
desde niño, sus alimentos, su
tipo de refugios, sus relaciones con las tribus vecinas, su concepto de los hombres blancos y
25
Ver por ejemplo: Charles J. Kelley, "Archaeology of the Northern Frontier: Zacatecas and Durango" en: Robert Wauchope
ed., Handbook
ot Middle
American Indions, vol. 11, Archaeology
of Northern Mesoamerica,
Press, 1971, p. 768. Para un punto de vista más reciente: Marie-Areti Hers, "Colonización tamiento en la Sierra Madre Occidental",
en: Brigitte Boehm de lameiras
Part
2,
Austin, University of Texas
mesoamericana
y patrón de asen-
- Phil C. Weigand eds., Origen y desarrollo de la
civilización en el occidente de México. Homenaje a Pedro Armillas y Angel Palerm, Zamora, El Colegio de Michoacán,
pp. 103-135- Igualmente:
La sombra de los desconocidos:
los no mesoamericanos
en las confines totteca-chichimecas,
1992, en:
Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeco. El país de las rocas secas, México, Conaculta - Jaca Book Spa Milán, 2001, en especial p. 66.
26
En sus trabajos
ya clásicos:
Philip Wayne Powell, "The Chichimecs: Scourge of the Silver Frontier in the Sixteenth
Century Mexico", Hispanic American Historical si/ver; the northward
advance
Review, no. XXV,1945, Y principalmente
of New Spain, 1550-1600, Berkeley, University
en su libro: Soldiers, Indians, &
of California Press, 1952, rebautizado
español como: Lo guerro Chichimeca (1550-1600), México, Fondo de Cultura Económica, 1975. Ver igualmente
en
del mismo
autor: War anti Peoce on the North Mexican Frontier: A Documentary Records, Madrid, José Porrúa Turanzas eds., Colección Chimalistac no. 32, 1971.
16
de los indios sedentarios,
(y
tipo de guerra
sus juegos
y otras
del
N
del sur .•. T1
pias :1
diversiones, todo esto llegó a ser determinante
de resistencia) que opuso a los pueblos sedentarios
procedentes
esos; Según
este autor, entonces,
hacia los españoles territorios, tiempo,
la motivación
se habría encontrado
inicial de la hostilidad
en simple hecho de su presencia
ni más, ni menos. Sin embargo, apunta
nos dice, los guerreros
chichimecas
das de robar los bienes transportados
de estos grupos en aquellos
Powell, no todo quedó allí. Con el
habrían
comprendido
por las caravanas
las ventajas deriva-
y convoyes de carros que los
adop: aldea culnn ferem cuale
españoles enviaban hacia el norte, de manera que la guerra habría cobrado para ellos un
hallal
cariz cercano a la práctica de la caza y la recolección de bienes. De ese modo, se habría
los "n
incrementado
habrí
aún más la "inclinación" de los 'chichirnecas"
la guerra a los españoles, generándose mente en el riempo.f
así un conflicto que se extendería
casi indefinida-
tas inmensidades
que eran los "más avanzados" en cuanto
la die en el'
la manera de hacerse de nuevos aliados provenientes del Norte para continuar
E
a lo 1:
para los conquistadores
social y a la vez los más feroces y crueles en la guerra y en sus costumbres,
pronto encontraron
cual
se hizo tanto
Para este autor, el problema
mayor cuanto que grupos como los guachichiles, a su estructura
a hacerles sistemáticamente
haciéndoles
de las recóndi-
tro al sobre
la guerra a los españoles:
El pequl cióru
Los guachichiles estaban más avanzados que la mayoría de las otras naciones en la creación de alianzas tribales y esta práctica fue estimulada por el avance español. En el curso de la guerra los guachichiles llegaron a ser el nexo para confederar el "Gran Chichimeca" contra los invaso-
autor
res blancos. Los núcleos político-militares
eran más evidentes entre esta nación que entre todas
resun
las demás y esto explica algunas de las dificultades de los españoles para combarirlos. Informes
de he
de canibalismo
en la tortura de los
so de
entre los españoles y los indios sedentarios ...
de N
entre los guachichiles, así como un célebre refinamiento
cautivos aumentaron
su aterradora
reputación
Los guerreros guachichiles encontraron
y 15L
aliados en el norte y en el este, en tierras desconocidas
para los españoles. En cierto sentido, estas tierras eran como una barrera protectora absorber y aún destruir a los españoles si organizaban
Norn
que podía
ofensivas contra los guachichiles ...
distir
29
la pri El conjunto aquí entonces cuyo interior tigar, torturar,
de las tierras áridas del Norte, el llamado "Gran Chichimeca', como un gran todo indiferenciado, se desprendía
un enorme
desierto
aparece
inhóspito
de
oleada tras oleada, de belicosos "nómadas'; ansiosos de hos-
a otra. Las descripciones
contemporáneas
mecas rara vez muestran
diferencias importantes
ladad con t sister
saquear y matar a los españoles:
El modo de vida por todo este Gran Chichimeca
fue SI
allí: L variaba poco de una tribu, o de una nación
de las costumbres
y características
de los chichi-
entre los diversos agrupamientos
...
heclu
alejac
30
31 Un
lage as 27
Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca ...• pp. 47-48.
28
Ibid .• p. 32.
29
Ibid .• p. SO.
30
Ibid .• p. 54·
Dimblel
32 Ad
A rnodt (arbon
17
No es difícil percibir, tras de este tipo de interpretaciones, pias al evolucionismo
y la ecología cultural de la década de los setenta en adelante.
esos años diversos autores
insistieron,
en efecto, en el hecho de que tránsitos
adopción de un modo de vida agrícola y el tránsito aldeana, eran generadores culturalrnente ferenciación
ecos de ideas muy pro-
de diferenciaciones
hacia la sedentarización
étnicas radicales
y la vida
entre grupos
ligados.31 Para la mayoría de los autores citados anteriormente, érnica" habría generado
cuales habrían
a su vez diferencias
y oposiciones
dado origen al estado de guerra permanente los españoles
culturales,
quedaba
mesoamericanos
sedentarios':
en e! Norte novohispano, tro arqueológico,
basada en la idea de una continuidad
entre los periodos
se adelantaba
sino también
anterior
y posterior
y sostenido
pequeña de la historia del poblamiento ción de los pueblos aborígenes autores posteriores
del regishistórica
una parte muy
español en el Norte y por ende, de la participa-
de esas regiones en semejante proceso. Al igual que otros
a él, PoweIl parte del supuesto de que e! caso zacatecano
resumen a la vez, de toda la colonización de hecho, fue precisamente
lineal de
originalmente.
de fondo es que La guerra chichimeca narra solamente
El problema
con lo
al contacto
con mucho a la prueba, no solamente
y sobre todo, a la de la propia documentación
sobre la cual se había fundado
y
bien cerrado.F Sin embargo, como lo veremos
a lo largo de este trabajo, esta propuesta la dicotomía "nómadas/
las
que se
al arribar al norte, simplemente
habrían tomado el relevo en ese conflicto secular entre "nómadas" y sedentarios': cual e! círculo de la explicación
otrora esta "di-
entre los grupos
hallaban de un lado y otro de la barrera, en su caso, los "sedentarios': los "nómadas" norteños. Así, finalmente,
Por como
es modelo y
del Norte lejano de la Nueva España, cuando
e! caso más excepcional de todos en ese contexto. En el Iap-
so de poco más de tres lustro s, esto es, entre 1529, año de inicio de la gran expedición de Nuño de Guzmán
de los Tebles, en realidad
hacia la provincia
y 1546, cuando se inicia, de hecho la colonización Norte transitaron
los exploradores
territorial
antes y se verá en e! capítulo primero
la primitiva Nueva Galicia de tiempos fue solamente
y expansión
entre dos formas de conquista
distintas. Como apuntábamos
de Zacatecas,
Teúles Chichimecas, enteramente
de este libro, en
de Nuño
de Guzmán
e! peso específico de los inmensos
contingentes
de "indios amigos" tras-
nuclear, lo que había permitido
a los españoles doblegar
ladados desde la Mesoamérica con tal rapidez la resistencia
de las sociedades
aborígenes,
y Antonio
allí: Zacatecas, es hija y heredera hecho, la fulgurante
apertura
de manera durable
directa de ese proceso. La mina no lo explica todo. De
de una explotación
alejada de los grandes centros de población
Uno de los trabajos modélicos
de Mendoza,
y a partir de ello, organizar
sistemas de abasto de mano de obra y bienes agrícolas, e implantarse
31
del
de gran envergadura
en una región tan
de! centro de la Nueva España, como lo fue
de esta corriente de interpretación
fue el de Kent V. Flannery, "The Origins of the Vil-
lage as a Settlement Type in Mesoamerica and the Near East: A Comparative Study" en: Peter 1 Ucko - Ruth Tringham - A W Dimbleby, Man Settlement 32
and Urbanism, London, Duckworth, 1972 pp. 23-53.
Además de los autores citados anteriormente,
A model of Mesoamerican-Southwestern Carbondale and Edwardsville,
ver por ejemplo también:
Interaction",
David R. Wilcox, "The Tepiman Connection:
en: loan Mathien - Randall H. McGuire, Ripples in Chichimec Sea,
Southern lIIinois University Press, 1986 pp. 134-154.
18
El
la Zacatecas, jamás habría sido posible, no al menos con tanta fuerza y rapidez, sin la llegada de tributos en mano de obra y bastimentos
agrícolas, provenientes
de la región
central de la Nueva Galicia." Pero la colonización
teños : para 1
del Norte lejano novohispano,
ni termina
ni se resume sola-
co tip
mente en Zacatecas. Todavía se hallaba en curso el poblamiento
inicial y el apuntala-
los ya
miento definitivo de esas célebres minas, cuando la exploración
de nuevos territorios,
zacat
retorna su paso y en 1554 comienza la conquista de lo que un poco más tarde sería la Nueva Vizcaya (oficialmente
fundada en 1562). Esta nueva provincia se hallaba to-
davía mucho más tierra adentro del gran Septentrión
árido y formaba parte, de hecho,
de aquellas tierras desconocidas, que según Powell habrían de barrera protectora para los bárbaros chichimecas
servido como una suerte
feroce de est much
en contra de
Nort
Zacatecas, y que eran como una barrera capaz de absorber y aún destruir a los españo-
A
les, que se aventuraran
que se precipitaban
pitan
en ellas para hollar los "terrenos de caza" de aquellos nuevos
bárbaros todavía más lejanos de Mesoamérica."
Y sin embargo, más tarde y más al
existe hizo r
Norte todavía, en este caso, en 10 que sería después la Nueva Vizcaya, las cosas fueron
indios
Así, por ejemplo, mientras que en 1569, del lado de la Nueva Galicia
de ell
una vez más, la guerra a fuego y a sangre, en
ra de
en 1541,
los co
encon-
trabaj
traron la manera de establecer una cierta y muy relativa paz, pero paz al fin, con sus
temp
muy distintas. zacatecana,
las autoridades
contra de los chichimecas directamente
decretaban, (recordemos
que la primera había sido decretada
por el virrey Mendoza), en la Nueva Vizcaya, los conquistadores
vecinos 'chichimecas"
y es que, a diferencia de los mineros zacatecanos, quienes desde un principio contaron con los recursos de los pueblos tributarios
de la Nueva Galicia, los pobladores
de la Nueva Vizcaya, debieron atenerse desde un principio
solamente
a los recursos
que ellos mismos generaran o a lo que las poblaciones aborígenes locales pudieran proporcionarles. pudieron
De hecho, los únicos recursos espontáneos
con los que verdaderamente
creta
contar los españoles durante los primeros años de su presencia en las nuevas
tierras, fueron aquellos derivados del ganado cimarrón que, a su llegada, pululaba ya li-
y rep
bremente y en grandes cantidades por aquellas llanuras: cuero, carne, cebo, algo de hue-
perdu
so, quizás. Fuera de ello, mientras no fuera posible poner tierras en cultivo y obtener de
histori
ellas frutos y constantes,
obligados
indio
al ganado cimarrón, o en su caso, al saqueo de los magros bienes
densi
a seguir recurriendo
de ellas los recién llegados se vieron necesariamente
de los propios indios comarcanos:
una práctica que conducía ineluctab1emente
a un
para
aumento de la violencia armada. Pero, si bien, al igual que en la vecina Nueva Galicia,
estas i
la violencia armada marcó ciertamente
tada
colonizadores
en sus primeros
años las relaciones entre los
y los indios de la Nueva Vizcaya, como se verá a lo largo de este libro, la
situación evolucionó muy rápidamente
de la s
hacia otros cauces. 35
Ver
Juárez,L\ 33
Hemos analizado anteriormente
este tema en: Salvador Alvarez,
"Minería y poblamiento
en el norte de la Nueva Espa-
ña. Los casos de Zacatecas y Parral. Ciudad luárez, Actos del I Congreso de Historio Regional Comparado. 105.139. Ver igualmente 34
el capítulo primero de este trabajo.
Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca ...• p. 50.
UACJ. 1989 pp,
36 La mano di los indio Dolores
19
El hecho de que en su momento los españoles le hubieran creado a los indios norteños una fama terrible de grandes crueles y tenaces guerreros, como lo relatara Powell para los guachichiles y los zacatecos, no significa que esa fuera la única mirada, ni el único tipo de relación posible entre los conquistadores los ya mencionados
yesos grupos. Como se expone en
capítulos tercero y cuarto, tanto los tepehuanes, como los propios
zacatecos, gozaron también en algún momento, de una reputación terrible entre los capitanes de la Nueva Vizcaya. Los tepehuanes, incluso, fueron rildados no solamente de feroces, sino hasta de antropófagos.
Y sin
embargo, como se verá en el capítulo tercero
de este libro, la "antropofagia" de los tepehuanes serranos, era una calidad que manaba mucho más de las nociones e ideas que los españoles se hacían acerca de la geografía del Norte, que de una descripción por así decido 'emográíica" de aquellos grupos. A despecho de esa fama terrible, muy rápidamente, existencia de la Nueva Vizcaya como gobernación
es decir, tan pronto como la
separada de la Nueva Galicia se
hizo realidad, los colonos de esas nuevas tierras optaron por establecer con sus vecinos indios relaciones que fueron al mismo tiempo de atracción y coerción para servirse de ellos como mano de obra. Un método expedito para logrado, fue e! de la captura de esclavos indios, práctica a la que siguieron recurriendo los colonizadores
durante mucho tiempo
de la Nueva Vizcaya, Norte lejano y que fue siempre una fuente de
trabajo forzado para los asentamientos
de españoles. Sin embargo, desde esas épocas
tempranas también, los españoles intentaron
preferentemente
introducir
esclavos pro-
venientes de zonas lejanas de sus asentamiento s, en especial en dirección de! Norte.P Mientras tanto, en zonas cercanas, los colonizadores también, atraer e incorporar
intentaron,
desde un principio
a las poblaciones aborígenes vecinas de sus asentamientos
y quizás lo más extraordinario
de todo, es que terminaron
consiguiéndolo.
Así, para 1569, esto es, en e! momento mismo en que, en la Nueva Galicia, se decretaba una guerra a fuego y a sangre en contra de todos los chichimecas, en la vecina Nueva Vizcaya, en cambio, se colocaban ya los cimientos de un sistema de encomienda y repartimiento
con un carácter ciertamente
muy coercitivo, pero que, pese a todo,
perduraría por más de dos siglos en aquella provincia. Durante mucho tiempo, en la historiografía sobre la Nueva España, se pensó en la encomienda y e! repartimiento indios como instituciones
densidad demográfica de la Mesoamérica
nuclear y del mundo andino, Sin embargo,
para e! caso del Norte novohispano, no solamente la existencia, sino la permanencia estas instituciones tada por diferentes
de
que solamente pudieron implantarse en las regiones de alta
en el largo plazo, ha sido ya reconocida y ampliamente autores como una institución
de
documen-
vital para la implantación
durable
de la sociedad colonial en e! Norte lejano de la Nueva España." Los capítulos tercero,
35
Ver por ejemplo: Chantal Cramaussel, Diego Pérez de Lujón: las desventuras de un cozador de esclavos arrepentido. Oudad
juárez, UACJ- Gobierno del Estado de Chihuahua - Meridiano 107. Serie "Chihuahua: Las épocas y los hombres". no 3. 1991. 36
La pionera en estos estudios es Chantal Cramaussel, entre sus trabajos más importantes
al respecto ver: "Haciendas y
mano de obra en Nueva Vizcaya: el curato de Parral". Troce. no 15.1989. pp 22-30; "De cómo los españoles clasificaban a los indios. Naciones y encomiendas
en la Nueva Vizcaya central". en: Marie-Areti Hers - José Luis Mirafuentes - María de los
Dolores Soto - Miguel Vallebueno eds .• Nómadas y sedentarios
en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff. Mexico.
20
cuarto y quinto de este trabajo estarán entonces consagrados fueron los mecanismos de los otrora
septentrional,
a analizar también cuáles
fueron
a los españoles la progresiva transformación
lIamadl
y las
La
incluyendo ahora a los bárbaros más temidos del
lenta,
muy temidos grupos que habitaban
llanuras del altiplano siglo
que permitieron
la Sierra Madre Occidental
XVII, esto es los tobosos (capítulo quinto), en tributarios, proveedores regulares
region
de mano de obra, e incluso de bienes agrícolas. Los marcados
un cara
que se dieron en las relaciones entre indios y conquista-
contrastes
dores en dos regiones que eran geográficamente corto de tiempo, deja muy claro lo terriblemente
vecinas inmediatas insuficiente
y en un lapso tan
que resulta explicar las
respuestas guerreras de esos grupos frente a la presencia de los conquistadores les, como puras reacciones espontáneas,
derivadas solamente de "patrones culturales" de
tipo 'guerrero'; que los incitarían a atacar "indiscriminadamenre" se aproximara a sus territorios: que a la Historia.
españo-
una argumentación
propu
a cualquier intruso que
la sigui
que parece más cercana a la Etología
En cambio, queda muy claro que el factor clave en la explicación de
Los
esas diferencias y contrastes, se encuentra en las formas y ritmos que adquirió la con-
bos
quista del territorio
los
tos. El crecimiento
y el establecimiento
de los españoles en cada uno de esos contex-
inicial de Zacateca s fue literalmente
explosivo. Fundadas
para 1550, había en esas minas ya 34 mineros con explotaciones
de su historia. Resumiendo
tas
mientras que
vecinos españoles en
la jurisdicción." nada semejante volvería a suceder en el Norte novohispano
a lo largo
el tema en pocas palabras, es claro que la violencia que se
desarrolló entre los grupos aborígenes a lo largo del camino de Zacatecas, durante toda la segunda mitad del siglo rimentaron
XVI, estuvo en relación con el rápido crecimiento que expe-
las minas a lo largo de todo ese periodo. Sede de una inmigración
constante
de nuevos vecinos españoles y sostenido el abasto de mano de obra por las llegadas de indios tributarios
de la Nueva Galicia, primero y de la propia Nueva España, más tarde,
los mineros zacatecanos nunca tuvieron necesidad de establecer relaciones estables con sus vecinos 'chichimecas" sistemático
Por el contrario, las constantes capturas de esclavos, el saqueo
de sus magros recursos de los indios y las recurrentes "entradas" punitivas,
reglOn de un mente
y conquista en Nueva Vizcaya", Historias, Revista de la
Flores
Dirección de Estudios Históricos dellNAH no. 25 Octubre 1990 - Marzo 1991 pp 73-91; La provincia de Santa Bárbara en Nueva
en el n
Vizcaya 1563-1631. Primera página de historia colonial chihuahuense, Ciudad luárez, UACJ, Estudios Regionales 2, 1990; Juan
de po
UNAM, IIA - IIH - IIE, 2000, pp. 275-304;
"Encomiendas repartimientos
Rangel de Biesma: un descubridor en problemas, Ciudad luárez, Meridiano 107 - UACJ,Serie Chihuahua: las épocas y los hombres, vol 8, 1992; Poblar la frontera. La provincia de Santa Bárbara en Nueva Vizcaya durante los siglos XVI y XVII, Zamora, El Colegio de Michoacán, Colección Investigaciones,
2006.
Otros autores que se han acercado igualmente
al tema son: Jose
Cuello, "La persistencia de la esclavitud india y de la encomienda en el noreste de México en la época colonial: 1577-1723",
mllyp gener tosí, s
en: José Cuello, El norte el noroeste y Salti/lo en la historia colonial de México, Saltillo, Archivo Municipal de Saltillo, 1990, pp. 91-120; Eugenio del Hoyo, Esclavitud y encomiendas en el Nuevo Reino de Leán. Siglos XVI y XVII, Monterrey, Archivo General 39
del Estado de Nuevo León, 1985, por sólo citar algunos. 37
Según el censo realizado
en abril de 1550 por el alguacil mayor de Zacatecas Alonso de Santacruz, a instancias del
oidor de Nueva Galicia, Juan Martínez de la Marcha, reproducido México, no. 194-195, 38
por Federico Sescosse en: "Zacatecas en 1550", Artes de
AGI, Guadalajara 51: Lebrón Quiñonez oidor de la Nueva Galicia al pñncipe, septiembre
Pete
América 40
Enri
Alvaro Ja
1975, pp. 4-8 de 1554.
I
eml1
en forma, con otros
100 vecinos españoles allegados a ellos y 235 casas para esclavos indios." cuatro años después solamente, se habían contado ya trescientos
en 1546,
de Méxic
21
fueron la nota dominante
en las relaciones entre aborígenes y conquistadores
sobre el
llamado "camino de la plata" que muy pronto ligó a Zacatecas con la ciudad de México. La Nueva Vizcaya, en cambio, luego de su fundación vivió un largo periodo de muy lenta, o por mejor decir, casi nula inmigración
india o española, proveniente
de las
regiones bien pobladas del centro de la Nueva España. Esto, ya de entrada, le confería un carácter cualitativamente
distinto al poblamiento
de esta región, respecto de lo que
se había vivido dos décadas atrás en Zacatecas. En la historiografía nes relacionadas con el poblamiento
sobre las cuestio-
de nuevos territorios y en especial, tratándose
del
Norte novohispano, existe una tendencia a atribuirle a la llegada de nuevos pobladores hacia esas tierras, las características propulsado, especialmente
de una suerte de mecanismo
automático
y auto-
cuando entra en juego el factor minero. Ejemplo de ello, es
la siguiente cita de Peter Backewell: Los españoles recorrieron
de punta a punta las Américas en busca de yacimientos de am-
bos metales. Ello explica en parte la asombrosa los territorios
del continente
rapidez con que exploraron
que les correspondieron
y poblaron
... A medida que los ricos distritos
empezaron a arrojar metales preciosos, surgieron poblaciones en varias regiones inhóspitas -como
el litoral neogranadino,
mexicano, por ejemplo-
habitadas
las altas tierras de Charcas o el norte del altiplano con anterioridad
solamente por población dispersa y
primitiva. Las carreteras y el comercio se extendieron rápidamente a medida que los nuevos circuitos económicos, potenciados
por la minería, se fueron desarrollando ...
39
Vistos a la escala de un par de siglos, es claro que a lo largo y ancho de las Américas, existieron numerosos
ejemplos de regiones en donde, habiéndose explotado plata, con
el tiempo la población creció, aparecieron caminos y llegaron a existir activos circuitos comerciales. Sin embargo, vale la pena insistir en que esto es, entre otras cosas, una cuestión de escalas: tanto de magnitud,
como temporales. No es casual que la idea de que
solamente al "influjo de la plata'; grandes procesos de poblamiento regiones de muy baja densidad demográfica y en temporalidades
pudieran
darse en
muy cortas, del orden
de un par décadas, por ejemplo, tuviera como uno de sus modelos iniciales, precisamente a Zacatecas. Este tipo de secuencia, fue presentado por primera vez por Enrique Florescano, en su ya clásico artículo de 1969: Colonización, ocupacién en el norte de la Nueva España. de poblamiento
40
del suelo y frontera
Sin embargo, el hecho, insistimos, es que la secuencia
que este autor proponía
en ese artículo pionero, se hallaba inspirada
muy precisamente en el caso zacatecano y no en otro. Esto dificulta enormemente
hacer
generalizaciones a partir de ese único ejemplo, pues, de hecho, ni siquiera el caso del Potosí, se ajusta realmente a este modelo con su extremadamente 39
Peter Backewell,
"La minería
América latina ealonial: 40
Enrique
Florescano,
en la Hispanoamérica
Economía, Barcelona, "Colonización,
ocupación
Alvaro Jara ed., Tierras Nuevos. Expansión territorial de México, 1969, pp. 43-76.
colonial".
(ed.) Grijalbo, del suelo
corta temporalidad:
una
en: Bethell Leslie ed., Historia de América Latina vol. 3.
col. Critica - Cambridge y frontera
en el norte
University
Press,
1990, p. 51.
de la Nueva España,
1521-1750".
en:
y ocupación del suelo en América (siglos XVI-XIX), México, El Colegio
22
de las diferencias
entre Zacatecas
que para el caso de la primera,
el problema
del acopio de mano de obra se resolvió en
mucho menos de una década, en el caso del segundo, el establecimiento
definitivo de la
mita sólo fue posible a costa de un enorme esfuerzo de décadas." De hecho, desde entonces el primero,
el de Zacatecas
colonización
del Norte
a la fecha, ha quedado fue un caso enteramente
novohispano,
lidad no volvió a darse en ninguna de poblamiento
excepcional
en el contexto
tanto por las dimensiones
sido
nes cre
de la
consol!
de su poblamiento, de Zacatecas,
en rea-
esperar 85 años después
esto es, hasta 1631, para que
de la fundación
en algo pudiera producción
de Zacatecas,
compararse
con Zacatecas,
esto es, Parral. Tan importante
Parral se asemejó con Zacatecas:
llegó a ser
más del 80% de la
la cual había aparecido,
lejano de todo poblamiento
en el corazón
de una región, la llamada Provincia
un lento proceso poblamiento de antigüedad:
casi de improviso,
español anterior,
finalmente
previo, esencialmente Parral. Igualmente,
vemos cómo, grandes cantidades esfuerzos,
en un sitio nuevo
Parral, en cambio, nació
de Santa Bárbara,
que había vivido
agrícola, de más de setenta años
esto es, entre 1562, año de la fundación
se funda
inicial, en lo que de algu-
pero hasta allí llegaban las coincidencias.
y sumamente
de inmensos
que unitar
platera de la toda la Nueva Vizcaya entera, provino de allí. Es en eso y en el
A diferencia de Zacatecas,
cuando
novohispano,
que hasta el último cuarto del siglo XVII,
hecho de haber vivido un periodo de muy rápido crecimiento na manera
es que habría que
gran real de minas en el gran Septentrión
ese nuevo real minero,
nenci
con
al respecto,
un segundo
fundan
parte del Norte lejano de la Nueva España, ningún
rápido, de alguna región, minera o no, comparable
aquél, ni en tiempos ni en tamaño. Un dato significativo apareciera
Norte entre U mento
ya muy claro que habiendo
como por la extrema rapidez con la que éste se verificó. Después otro fenómeno
La
y el Potosí, consistió, por ejemplo, en que, mientras
de la Nueva Vizcaya y 1631,
a diferencia
de mano de obra e insumos
de Zacatecas,
para
1
Elcam capaz
Q
el tiem Diego hasta ~
en donde
fueron trasladados,
tanto desde la Nueva Galicia, como incluso
persa
a base
del centro de la
Nueva España, en el caso del Parral, en cambio, una gran parte de la mano de obra, así como la mayor parte de sus insumos
fundamentales,
carbón, cuero, cebo y demás productos
de consumo
de indios pacificados región circunvecina 41
ido creándose
en la
a lo largo de las siete décadas mencionadas." indian labor in the Andes, Stanford
Ca., Stanford University
el cap. 1, pp. 1-23.
Ver al respecto: Guillermo Porras Muñoz, El nuevo descubrimiento
Investigaciones
hasta madera,
provino de los pueblos
que poco a poco habían
leffrey A. Cole, The Potosi mita 1573-1700 Compulsory
Press, 1985; especialmente 42
y de las haciendas
desde alimentos, inmediato,
de San José del Parral. México, UNAM, Instituto de
Históricas, 1988; Chantal Cramaussel, "Haciendas y mano de obra en Nueva Vizcaya: el curato de Parral",
Trace. Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre, nO.15, 1989, pp 22-30; "Encomiendas
repartimientos
y conquis·
ta ...; "Evolución de las formas de dominio del espacio colonial: las haciendas de la región de Parral". en: Actas del Segundo Congreso de Historia Regional Comparada, Ciudad luárez, UACI, 1990, pp. 115-140; "Haciendas agrícolas y abasto de granos en el Parral del siglo XVII, en: Cinco siglos de Historia de México, México, Instituto 1992, pp 347-354; "La urbanización
Mora - University of California at lrving,
primitiva del real de Parral", Trace Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre,
no. 22, diciembre 1992, pp. 37-53; La provincia de Santa Bárbara 1563-1631, Chihahua, Gobierno del Estado de Chihuahua, Secretaría de Educación y Cultura, Biblioteca Chihuahuense. 2004; Salvador Alvarez, Minería y poblamiento Nueva España ...•; "El pueblo rural en el norte novohispano:
en el norte de la
reflexiones en torno a una temática". en: Clara Bargeltini coord .•
Historia y arte en un pueblo rural: San Bartolamé hoy Valle de Allende
Cnttiuanuo,
México. UNAM. Instituto de Investigaciones
Estéticas. región de 1999. El C de hacien AsentamiE pp. 38'55. 43
Guiltf
44
Phlip
ha sido ea
ximacián y Transpo
23
La pregunta consiste entonces en saber qué características tuvo el poblamiento del Norte lejano, más allá de Zacatecas, durante los más de ochenta años que mediaron entre la fundación de esos dos grandes centros mineros y de población. Un primer elemento para entender esta dinámica, es recordar que el conjunto de las nuevas fundaciones creadas por los españoles en aquella lejana e inhóspita geografía, debió prosperar y consolidarse, en un contexto de muy lenta y muy pequeña inmigración. Este es un punto fundamental, pues mientras que en un caso como el de Zacatecas, el crecimiento exponencial de la población asentada en sus primeros tiempos, se debió enteramente a la llegada constante de grandes contingentes de personas venidas del exterior, los colonos de la Nueva Vizcaya, en cambio, vivieron, desde un principio, bajo el signo del aislamiento. Para comprender lo anterior, valdría la pena relativizar en mucho el poder de atracción que la sola presencia de metales preciosos en regiones lejanas, vacías de españoles y ciertamente peligrosas, pudo ejercer, no solamente sobre posibles candidatos a inmigrantes, sino sobre todo sobre el comercio, en especial, el de bienes de alto peso y bajo valor unitario, como los granos, por ejemplo. Nuevamente, en este aspecto, Zacateca s hace figura de excepción. Recordemos simplemente los inmensos esfuerzos que los poderosos personajes que conformaron la primera oligarquía minera zacatecana, debieron realizar para la apertura de caminos de larga distancia que ligaran a esas minas con el exterior. El camino de Zacatecas hacia Guadalajara, por ejemplo, tardó más de diez años en ser capaz de sostener un tráfico más o menos regular de tamemes y recuas cargadas y con el tiempo, hasta de carros. Pero para ello fue necesario que personajes poderosos como Diego de Ibarra, se dieran a la tarea de aplanar de despejar tramos, trazar veredas y hasta hacer construir puentes sobre los pasajes más escabrosos del trayecto, amén de organizar partidas de vigilancia que impidieran los ataques de los indios cornarcanos." No olvidemos tampoco la larga y penosa puesta en estado del camino de Zacatecas a la ciudad de México, parte medular de más tarde llamado Camino Real de Tierra Adentro y cómo, en los primeros tiempos, el transporte de bienes fue realizado por tarnernes, los cuales, organizados en largas filas, penosamente atravesaban los más de quinientos kilómetros que, a vuelo de pájaro, mediaban entre los dos sitios." Nada de esto vivieron los colonos de la Nueva Vizcaya. Durante las tres primeras décadas que siguieron a su fundación, el altiplano neovizcaíno prácticamente no produjo plata alguna, lo cual explica en buena medida el porqué de la no llegada de grandes
Estéticas. Estudios y Fuentes del Arte en México no. 61. 1998. pp. 275'311; "Colonización
agrícola y colonización
minera: la
región de Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII". Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, no. 79. verano de 1999. El Colegio de Michoacán. pp. 27·82; "Poblamientos de hacienda del antiguo Valle de San Bartolomé".
y abandonos en la frontera septentrional
novohispana.
Los pueblos
Trace. Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre. Abandono de
Asentamientos Prehispánicos e Hispánicas. Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. no. 43. junio 2003. pp. 38'55· 43
Guillermo Porras Muñoz. "Diego de Ibarra y la Nueva España". Estudios de Historia Novobispona, v. 2. 1968. p. 70.
44
Phlip W. Powell, La guerra chichimeca ...• p. 39. El trayecto real por el camino de tierra adentro. de México a Zacatecas.
ha sido calculado en casi 600 kilómetros.
Ver Igualmente:
Sergia Ortiz Hernán, Caminos y transportes en México: una apro-
ximación socioeconómica: fines de la colonia y principios de la vida independiente. México. Secretaría de Comunicaciones y Transportes. 1994. pp. 126'127·
24
grupos de inmigrantes hasta esas tierras, como había sucedido antes en Zacatecas. Más tarde, la situación cambiaría un poco, pero no demasiado. No fue sino hasta la década de 1580, por ejemplo, que las minas de la provincia de Chiametla, situadas sobre la vertiente del Pacífico de la Sierra Madre Occidental, alcanzaron cierta, aunque momentánea fama, como se verá en el capítulo segundo de este trabajo. Más tarde, salvo un par de efímeros auges mineros en Santa Bárbara, Tapia y Guanaceví, hasta la aparición del Parral, la Nueva Vizcaya siguió siendo una provincia muy poco notable por su riqueza minera. A finales del siglo XVI, por ejemplo, la producción reunida de toda la provincia representaba poco más o menos un octavo, respecto de la registrada en las solas minas de Zacatecas por ese mismo tiempo.v No había ninguna, entonces, ninguna fuerza real que atrajera ni inmigrantes ni comercio hasta la lejana Nueva Vizcaya, más allá de lo que sus propios y escasos vecinos pudieran procurarse. Recordemos, ya de entrada, que los que protagonizaron el poblamiento inicial del Norte, fueron grupos de dimensiones bastante reducidas. Así, por ejemplo, en la expedición de Francisco de Ibarra que daría lugar a la fundación de la gobernación, en 1562, participaron cien jinetes armados, acompañado cada uno de sus respectivos sirvientes de a pie, esto es, unos quinientos españoles a lo sumo yjunto con todos ellos, menos de un millar de indios amigos mexicanos:" Esto nos da un punto de partida, pues mientras que durante los años siguientes, este escaso grupo debió irse subdividiendo, al ritmo de las diferentes fundaciones creadas por esos años, muy poca gente llegaba del Sur para reforzados. De esa suerte, para 1572, por ejemplo, Durango, "capital" de la provincia no contaba sino con 26 vecinos, lo cual significa una población española que pudo no pudo rebasar un par de centenares de almas, haciendo un cálculo sumamente optimista. Otro ejemplo más sería el de la villa de Santa Bárbara, más tarde sede de la provincia del mismo nombre, la cual no tenía sino unos 30 vecinos en esa misma época." Por exiguas que puedan parecer, no encontraremos cifras de vecinos más elevadas que éstas, para las fundaciones españolas de la Nueva Vizcaya en el siglo XVI: en la misma época, Nombre de Dios tenía unos 20 vecinos, San Juan del Río una decena y el resto de las fundaciones españolas de la provincia, por el estilo. Esto nos lleva a considerar, como apuntábamos antes, que nos encontramos frente a una forma de poblamiento cualitativamente distinta, respecto de aquella que ha sido descrita para el caso de Zacarecas. En este tipo de casos, el poblamiento no puede ser explicado por la simple evocación de mecanismos cuasi-automáticos. Se trata de sociedades nacientes, sin arraigo y por lo tanto, sin infraestructura alguna, agrícola o 45
Esto es. li¡.594 marcos. equivalentes
a 118.576 pesos y un real. en 1598 (AGI. Cuentas de la Real Caja de Durango.
Cuenta de 1598. Sumario) contra 106.138 marcos. equivalentes
a 862.371 pesos y un real. registrados
habitac llegada dades 1 esas so demog Entre 1 mada para el cómo,
atraer fueran aventu intere
por
lafro incluí parte Pa fue n
entoi
luta los in crecm
signi' nuev nas so an
en Zacatecas ese
mismo año: Peter J. Backewell. Minería y sociedad en el México colonial. Zacatecas 1546'1100. México. Fondo de Cultura Económica. 1976. p. 330.
46
48 Ch
Francisco de lbarra, Relación de los descubrimientos.
de Ibarra en las provincias
Francisco
de Miel
de Copala, Nueva Vizcaya y Chiametla. 1567. en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis
49 Ve
Torres de Mendoza. Colección de documentos posesiones
47
conquistas y poblaciones
inéditos relativos al descubrimiento
hechas por el gobernador
conquista y organización
españolas de América y Oceanía. Madrid. Imprenta de B de Oulrós, 1864-1884. pp. 463-484.
Chantal Cramaussel. Poblar la frontera ...• pp, 30-35.
de las antiguas
siglo social tudios
2S
habitacionaI, creada en las tierras en donde se pretenden llegada de nuevos inmigrantes
implantar y para las cuales, la
y el comercio de larga distancia, no eran sino posibili-
dades lejanas y pocas veces realizadas. En esas condiciones, para explicar cómo es que esas sociedades perduraron
en el tiempo, hacia donde había que voltear era hacia la
demografía, como lo nos lo deja ver Chantal Cramaussel en su libro Poblar lafrontera.48 Entre los múltiples aportes fundamentales
de ese trabajo y haciendo un resumen extre-
madamente apretado y sintético de los mismos, dos serían los que más nos interesarían para el tema que nos ocupa. El primero
es que allí se expone de manera muy clara
cómo, para sociedades coloniales del tipo de las que se implantaron ya del siglo XVI, de muy cortas dimensiones sumamente lenta, la permanencia
en el tiempo dependió
atraer y fijar en su interior nuevos grupos de inmigrantes fueran en número. Un gobernador
en la Nueva Vizca-
y sometidas a condiciones de inmigración siempre de su capacidad de europeos, por pequeños que
recién llegado con su séquito, algún comerciante
aventurero que se arriesgara con sus arrieros y sirvientes hasta esos lugares, un pariente interesado en la herencia dejada por algún conquistador
difunto, e incluso, cualquier
simple aventurero que llevado por el azar llegara hasta allí, constituían ciosos que este tipo de sociedades intentaban por medios tan eficaces como coercitivos.'?
refuerzos pre-
arraigar y fijar en su seno, en ocasiones El segundo aporte importante
de Poblar
lafrontera que nos interesa rescatar aquí, es cómo, esa misma dinámica de atracción, incluía incorporación
y fijación en su seno, de indígenas comarcanos y cómo ello formó
parte también de los mecanismos Para ese tipo de sociedades,
de refuerzo de su muy débil y precaria demografía. crecer demográficamente
y de manera autónoma,
no
fue nunca un objetivo fácilmente alcanzable. En el caso de la provincia de Santa Bárbara, estudiado al detalle en Poblar la frontera,
vemos cómo no fue sino hasta un siglo
después de fundada, esto es, a finales del segundo tercio del siglo XVII, que los indicadores demográficos
muestran
blación local, independiente
signos de un primer crecimiento
ya de la inmigración.
autónomo
de la po-
Pero mientras esto sucedía, tenemos
entonces a una sociedad que enfrentó durante casi un siglo entero, un déficit vital que era sencillamente incapaz de llenar por sí misma: aquél consistente
en una falta abso-
luta de brazos. Durante todas esas décadas, se nos dice igualmente en Poblar lafrontera, los indios norteños incorporados crecimiento demográfico
a los establecimientos
de españoles, mantuvieron
interno igual a cero: esto es, morían sin descendencia
significaba, la necesidad de atraer y fijar constantemente nuevos grupos de indios hacia los asentamientos nas de este libro, están consagradas
por muy diferentes
un
y esto medios,
de españoles: buena parte de las pági-
a analizar bajo diferentes ángulos, cómo ese proce-
so atracción fijación se dio en la Nueva Vizcaya, en distintas regiones y momentos.
48
Chantal Cramaussel, Poblar la frontera.
La provincia
de Santa Bárbara durante las siglas XVI y XVII. Zamora, El Colegio
de Michoacán, 2006. 49
Ver, además de lo anteriormente
citado: Chantal Cramaussel, "Una oligarquía de la frontera novohispana,
siglo XVII", en: Bernd Schriiter - Christian Büschges eds, Beneméritos sociales de las capas altas urbanas en América Hispánica, tudios Ibéricos y Latinamericanos,
1999 pp. 85-102.
aristócratas y empresarios.
Madrid, Vervuert Iberoamericana
Identidades
Parral en el
y estructuras
- IHILA - Acta Coloniensa, Es-
y es que, en efecto, en un contexto era un recurso fundamental,
geográfico como el del Norte,
crítico, que los españoles debieron
la mano de obra
forzosamente
algún modo, ya que era la única manera de asegurar su propia subsistencia. un problema sintetizó
bien podría expresarse
en términos
puramente
llenar de Se trata de
tal y como lo
energéticos,
Ruggiero Romano:
riempi en can citiva por el abai Es
Situémonos
y las s
en 1492. Es muy probable (casi seguro) que en aquella época el hombre ame-
ricano dispusiera de una mayor cantidad de energía química contenida en alimentos ve-
coloni
getales y animales (de tamaño pequeño y mediano) que su congénere europeo. En otras
adela
palabras, es posible que el nivel alimenticio promedio del hombre europeo fuera inferior
entre
(en cantidad y calidad) al del hombre americano .•. 50
terior
y la fulgurante y catastrófica caída de la población indígena que se verificó
indio
a lo largo del siglo XVI, en el centro de la Nueva España, los colonos españoles siempre
tanto,
fueron infinitamente
inferiores
el inmenso
potencial
agrícola de aquellas civilizaciones, incluso en los momentos
revisti ñoles e
decadencia
final, los conquistadores
Con todo
en número
respecto de los aborígenes.
del siglo XVI, nunca supieron
pos de escasez, ni de mano de obra, ni mucho menos alimenticia. mismo encontraron
también los colonizadores
de los territorios
de la Mesoamérica
de su tiem-
Pues bien, algo de lo
del Norte, al menos durante el siglo XVI.
"pací de la
de lo que un día fue la Nueva Vizcaya y las altas civilizaciones
mient
posible entre las poblaciones
nuclear. Sin embargo, como veremos en a lo largo de los capítulos terser lo suficientemente
numerosas
siemp
de esa parte del Septen-
ment
como para absorber, en un contexto
ya en
cero, cuarto y quinto de este trabajo, las poblaciones trión, mostraron
de verdaderos
por
aborígenes
No existe, desde luego, medida de comparación habitantes
Arropados
aborígenes
de relativa paz, aunque solamente en el corto plazo, las cargas en trabajo que los españoles
sino q
les impusieron
Se trataba, en otras palabras, de po-
de la o
y con creces, el calificativo de "indios bravos'; pero
la mis
en sus tempranos
establecimientos.
blaciones que se ganaron, ciertamente que resultaron
no ser ni tan elementales
y "bárbaras, ni tan pequeñas y frágiles, como,
de su bagaje cultural lo hizo suponer en algún tiempo."
quizás, la simplicidad
Desde luego, no todo transcurrió
siempre de manera tan pacífica y plácida. A dife-
rencia de lo que sucedió en las regiones de demográficamente Nueva España, la débil entonces
cia contradictorias,
para permitir
pero que juntas,
por siglos, convirtiéndose
SO Ruggiero Romano, Mecanismo Fondo de Cultura Económica· 51
Retomaremos
ampliamente
la consolidación
la historia de un poblamiento
parte, vemos cómo el repartimiento existiendo
densas del centro de la
y cada vez más mermada demografía de las sociedades indígenas
fue siempre insuficiente ñol. Tenemos
formaron
definitiva del poblamiento
torio
espaPor una
así en factores básicos para la persistencia
en el
Siglos XVI . XVIII. México.
Fideicomiso Historia de las Américas 2004. p. 36.
esta discusión a lo largo de este trabajo. Independientemente
de ello. para una discusión
acerca del tamaño de los grupos aborígenes que poblaban la Nueva Vizcaya en tiempos del contacto: Poblar la frontera ...• pp. 19·83. Igualmente.
reduc
de indios comarcano s, siguieron
y elementos del sistema económico colonial americano.
El Colegio de México·
sentid
que tuvo dos facetas, en aparien-
parte esencial de su fisonomía.
y la encomienda
Po libro,
José Luis Punzo Díaz. Los habitantes
Chantal Crarnaussel,
del valle de Guadiana ....
ment entre res y SiqUl
tiempo de muchos de los asentamientos
de españoles de la provincia.
en cambio, vemos también la persistencia
de mecanismos
citiva de mano de obra indígena,
como las capturas
por medio de la guerra, generándose el abandono de numerosos
un ambiente
Por el otro lado,
de atracción puramente
y traslados
forzosos
coer-
de población
que propició, en diversos momentos,
sitios de poblamiento
español.
Es de la manera como este tipo de vínculos y relaciones entre los colonos españoles y las sociedades
aborígenes
nortefias, se fueron estableciendo
colonial, que tratan entonces
los primeros
cinco capítulos
a
10 largo del periodo
del presente
trabajo. Más
adelante, el capítulo sexto, analiza el papel de una institución
que ha aparecido
cuencia en la historiografía
y central de las relaciones
como "el" elemento
hegemónico
con fre-
entre españoles e indios: la misión. Sin embargo, siguiendo la lógica de los capítulos anteriores, veremos cómo la misión no escapa tampoco indio norteño
como elemento
tanto, a su reducción
de sostén de la frágil sociedad norteña
a la calidad de "tributario':
revistió siempre, tanto para los misioneros, ñoles en general, significados mismo de la supresión
La "evangelización"
muy precisos que incluían y rebasaban
de sus tutores
como verdaderamente
el indio norteño
eclesiásticos.
su incorporación
de ese capítulo
funcional,
sino que por el contrario, de la colonización
espa-
a la vez, el hecho
también
"cristiano': "político':
debía ser también
Discutiremos
miento de ese vínculo en el caso de los indios norteños siempre, en la práctica, ya enteramente
10
colonial ni, por
de los indios bravos
de las supersticiones y supercherías con las cuales aquellos habían
"pacífico" y "amigo" fiel de los españoles,
mento importante
del
como para propios los colonizadores
vivido desde siempre. Para ser considerado de la autoridad
a la lógica de la incorporación
el significado
obediente
del estableci-
y veremos cómo ello significó
al estatuto
de tributario.
es ver cómo la misión, entendida
Otro ele-
como institución
en realidad no "antecede" en los hechos a los colonizadores, sucede tanto geográfica como temporalmente,
"civil" y se desarrolla, justamente,
a los progresos
en función de la consolidación
de
la misma. Por último, el capítulo
séptimo,
el cual sirve como cierre y epílogo general para el
libro, nos lleva al tema de la incorporación sentido más literal del término:
reducción del otrora llamado 'chichímeca" torio fijo y bien definido, veremos también,
fue un proceso sumamente
político-territorial,
a la vida en policía, en el de "pueblos de indios': La
a una vida estable y al interior
bajo ritmos y formas enteramente
el centro de la Nueva España. A diferencia como entidad
del indio norteño
esto es, el de la conformación
de un terri-
largo, el cual se desarrolló, distintos
como
de los que primaron
en
de esa región, en donde el "pueblo de indios"
era ya una realidad
prácticamente
omnipresente
finales del siglo XVI, en el Norte, en cambio, siglo y medio después, apenas si comenzaba a esbozarse
la formación
de unidades
territoriales
que vagamente
pudieran
portar
ese nombre, esto es, el de "pueblos de indios': Veremos cómo una de las razones fundamentales de esa lentitud,
había sido la ausencia
entre la totalidad
de los grupos norteños
res y misioneros
juntos,
Si quisiéramos
identificar
jamás
políticas
centralizadas
y cómo eso había sido algo que conquistado-
habían logrado
alguna
de estructuras instituir
realmente
forma real de "resistencia"
entre esos grupos.
frente a la colonización
a
28
por parte de las sociedades esencialmente
cultural
aborígenes
y consistió
norteñas,
habría que decir que ésta fue orden
sobre todo en su capacidad
como
"contra el estado': como las llamara en su tiempo Pierre Clasrres."
sociedades
La idea central de todos los trabajos presentados analizar,
para permanecer
en diferentes
momentos,
en este libro, consiste entonces
el papel que los aborígenes
la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya llegaron a jugar en el nacimiento
consolidación
de la sociedad colonial en esas tierras. Este libro está compuesto de diferentes
los cuales, a pesar de la distancia esa misma interrogante largo del tiempo
artículos publicados temporal
común: entender
entre los "bárbaros"
las formas de interacción grupos y la sociedad
mente por el origen de los trabajos presentados, do, este libro no presenta Algunos
eventos relevantes,
retornados
como conquistas,
y reintroducidos
los desde ángulos
en diferentes
diferentes,
cada uno de los capítulos,
esperamos
puntual
colonial, aparezcan
expediciones,
contextos:
haberlo
solamente
por ver-
todos responden
a
1:
que se dieron a lo
a)
colonial. No sola-
por que así fue concebiE
única y lineal de los temas tratados. guerras y fundaciones,
se trata precisamente
en razón de las distintas
hecho de que algunos eventos importantes la sociedad
sino también
una secuencia temporal
y
a lo largo de más de una década,
que los separa, intentan
norteños
la pl fron
de dos de los "Nortes"
novohispanos,
siones modificadas
en
CAPIT
son
de abordar-
facetas del tema abordadas
logrado. No debe extrañar
tampoco
en
aeere de la indio
el
de las relaciones entre los indios norteño s y referidos, pero no sean relatados
e
de manera
los
en estas páginas, entre ellos algunas guerras, como la célebre rebelión tepehua-
na de 1616-1618. Más que el relato, de por sí interesante,
de ese tipo de eventos, lo que
interesaba
de largo plazo sobre las rela-
aquí era mucho más evaluar sus consecuencias
ciones entre españoles resado encontrará las eventuales
e indios en el Norte. En la bibliografía
materiales
y referencias
con la información
el!
~
y las notas, el lector intesuficiente
VI
para despejar
dudas del lector acerca de los procesos generales que aquí se narran.
D transl
Su ar por
que, E de E
queds retóri
los eo
53
Pul
54
Ten
Sánchez
rial Porr 55
Sol
105
reto:
56 Sol de Sílvk Millares 52
Pierre C1astres, La Société Contre l'Etat, Paris, Les Editions de Minuit, 1974.
los reye
29
I Conquista y encomienda en la Nueva Galicia durante la primera mitad del siglo XVI: "bárbaros" y "civilizados" en las fronteras americanas
CAPITULO
1:
ALIADOS
INDIOS
Y FRONTERAS
DE GUERRA"
a) La conquista y las civilizaciones mesoamericanas En 1520, en su segunda Carta de Relación, Hernán Cortés informaba a Carlos V acercade los sucesos principales de su empresa. Entre ellos daba cuenta de cómo, a raíz de la rendición y captura de Moctezuma, él mismo había designando nuevos "señores indios"para las provincias recién conquistadas: ': .. sacaba conmigo un hijo y dos hijas de Mutezuma camacin y a dos hermanos
y al señor de Tezuico que se decía Ca-
suyos y a otros muchos señores que tenía presos y como todos
los habían muerto los enemigos aunque eran de su propia nación y sus señores algunos de ellos, excepto a dos hermanos
del dicho Cucamacin,
majestad y con parecer de Mutezuma,
al cual antes yo, en nombre de vuestra
había hecho señor de esta ciudad de Tesuico y pro-
vincia de Aculuacán ... "54
Dueño absoluto de la situación sobre el terreno, Cortés se proclamaba vector de la translatio imperi,55 y se precavía al mismo tiempo de futuras contestaciones a sus actos. Su argumento consistía en afirmar que la sujeción de los aztecas, incluso si se hacía por medio de la guerra, no constituiría un acto ni injusto ni tiránico de su parte dado que, por su interrnediación, el 'emperador" azteca había reconocido el señorío del rey de España. Por ende, los vasallos de Moctezuma, es decir, los indios en su conjunto, quedaban obligados a aceptar su nuevo estado. 56 Pero más allá de todo este 'Juego" retórico-jurídico, el texto de Cortés nos enseña mucho acerca de la percepción que los conquistadores tenían de su propio papel en esos eventos. No deja de sorprender, 53 Publicado originalmente 54 Tercera carta-relación
en: Relaciones, El Colegio de Michoacán, no. 1216, vol. XXIX,Otoño 2008, pp. 135-188.
de Hernán Cortés al emperador
Sánchez-Barba ed., Hernán Cortés: Cartas y documentos.
Carlos V, Coyoacán 15 de mayo de 1522, en: Mario Hernández Introducción
de Mario Hernández Sáncbez-Barba,
México, Edito-
rial Porrúa, 1963, p. 127. 55 Sobre el tema de la tronslotio imperi en las crónicas de la conquista: Guy Rozat, Indios imaginarios
e indios reales en
los relatos de la conquista de México, México, Tava Editorial, 1993. 56 Sobre la sumisión de los indios al señorío del rey de España véanse, por ejemplo, los estudios
anexos a la edición
de Silvio Zavala y Agustín Millares de los textos de Juan de Palacios Rubios y Fray Matías de la Paz: Silvio Zavala - Agustín Millares Carlo eds., Juan de Palacios Rubios. De las islas de la mar Océano (1512), Fray Matías de la Paz Del dominio de los reyes de España sobre los indios (1512), México, Fondo de Cultura Económica, 1954.
30
en efecto, esa especie de ilimitada
confianza
al dominio
español
apuntamos
cómo todo ello se acompañaba
en la sumisión
y al señorío de la Corona
confiar pacíficamente
de España. también
de los indios
orgam
resulta aún si
gobier
"voluntaria" Más notable
de la idea de que sería posible y el control de los
a los propios "señores de la tierra" el cuidado
duda, corta
demás indios. Si tomáramos
todo asunto desde la perspectiva
de héroes y antihéroes,
de una "historia
de bronce': cargada
los "nobles" indios colocados por Cortés a la cabeza de ciudades
enteras, harían figura de de "antihéroes" y sobre todo de "cobardes'; de 'colaboradores" conquistador todos.
57
y junto
con ellos iría en primer término
Por su parte, los nombramientos
aparecerían
que les fueron otorgados
como una pura "baladronada"
Tenochticlán"
su 'Jefe" Moctezuma,
del
el peor de
influen
por e! conquistador,
de su parte, toda vez que la toma de la 'gran
ni siquiera se había consumado
"asimil queoc pos ve
aún. Y sin embargo, el tiempo terminaría
por darle la razón a Cortés. Por principio de cuentas, la pacificación llegó, efectivamente,
rados
muy pronto,
al menos en una gran parte de los territorios
latzin
Recordemos
cómo, luego de la ruina de la capital de los aztecas, la oposición guerrera se
extinguió muy rápidamente. sin enfrentar
resistencia
nuevamente
Así, en unos pocos años los españoles se enseñorearon,
armada alguna, del conjunto
de las poblaciones
las ricas tierras de las altas cuencas y valles de la llamada "Mesoamérica Acerca de cuáles fueron las condiciones gresión conquistadora, de civilizaciones
las explicaciones
a las que los españoles
sabemos, de sociedades
rrollado formas de organización sas" encargadas
más sensatas
tepe tI y el calpulli.
59
nuclear':
en esas áreas. Se trataba,
riame núme
se enfrentaron
y de la de la organización
como
y que habían desa-
te mil'
"político-religio-
centros de poder, de los
mad
al-
porp
local del tipo del
Podría decirse que al menos una pequeña parte de la explicación de la
samente en la rápida desaparición
al poder español, se encuentre
de las primeras y en la permanencia
Dicho de otra manera, durante los primeros
muchas cosas transcurrieron
aztecas y demás grupos
asociados
demás "aliados" de los españoles de aquellas sociedades
hubiera
preci-
de las segundas/"
a ellos y reducidos,
como si, una vez diezmados
al papel de "indios amigos'; la organización colapsado. Tal pareciera
los
por su parte, los tlaxcaltecas que junto
pobla los es. truct que 1
años y en general, a lo largo de las primeras
décadas de la conquista,
hecho
de la guerra." Por su parte, a la
de alcance esencialmente
rápida y casi pacífica sumisión de estas poblaciones
Lo
a muy diversos niveles. Estas
del tributo en los principales
base de las mismas se hallaban estructuras
que habitaban
meset
la mayoría de los autores, desde altas jerarquías
grandes ejercicios ceremoniales
los es
pasan, desde luego, por e! tipo
complejas que operaban
de la concentración
casi
Toluc
que hicieron posible tan rápida y fácil pro-
agrícolas avanzadas, altamente jerarquizadas
iban, según interpretan
conquistados.
delca
y
guerrera
con esas formas de
61
Uno
la Mesa, 62
Reo
pueblos
57
Guy Rozat, "Lecturas
de Motecuzoma.
Revisión del proceso de un cobarde",
Historias,
Octubre 1993 -Marzo 1994,
partícula
pp. 31-40.
bios ecc
58
Sobre este último aspecto: José Lameiras Olvera, Los déspotas armados, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1985.
prímave
59
Ver por ejemplo:
James Lockhart,
Los nahuas después de la conquista:
historia
social y cultural
de los indios del
México central del siglo XVI al XVIII, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 29-139. 60
Para un análisis del papel de las alianzas entre indios y españoles Ruggiero Romano, Les mécanismes de la conquéte
coloniale:
les conquistadores,
Paris, Flammarion Questions d'histoire
no. 24, 1972.
63 Par la époa
tarascos canos 6
31
organización
guerrera,
gobierno supra-local
se hubiera derrumbado que pudieron
también lo esencial de las estructuras
existir hasta entonces en esas sociedades."
duda, un proceso de este tipo, junto con el brutal choque microbiano corta pero violentísima
fase armada
de que tan rápidamente
los españoles pudieran
aborígenes los superaban encontrar ninguna Recordemos
resistencia
que acompañó
la
el que explica el hecho
sentar sus reales en áreas en donde los
guerrera frontal ni directa.
cómo, en unos cuantos años solamente,
influencia de los españoles
a la debacle de los aztecas y la
como "indios amigos': siguió la incorporación
del conjunto
al área de
de habla y cultura náhuatl
de las poblaciones
el centro del gran altiplano volcánico. Junto con ellos, muchos otros gru-
pos vecinos, culturalmente
cercanos, cierto, pero de distintas
rados también pacíficamente
al dominio
lenguas, fueron incorpo-
español. Fue, por ejemplo, el caso de los mar-
latzincas, de los oromíes, de los mazahuas Toluca
cortesiana,
al infinito en número. Todo ello, insistimos, sin prácticamente
"asimilación" de los tlaxcaltecas que ocupaban
de la conquista
de
Es, sin
y demás habitantes
de las tierras del Valle de
y la alta cuenca del río Lerrna.f Algo muy semejante sucedió también cuando
los españoles penetraron mesoamericanas,
áreas ocupadas
distintas
por otras destacadas
en lengua y tradición
civilizaciones
agrícolas
cultural respecto de las anteriores,
pero
que tenían en común con aquellas el haber desarrollado
también
densidad de población.
las tierras altas mixtecas, o la
Evoquemos
los valles zapotecas,
meseta tarasca. En todas esas regiones, al cabo de campañas
muy altos Índices de
militares
tan extraordina-
riamente cortas como exitosas, en muy pocos años los españoles lograron incorporar número enorme de núcleos de población
indígena a su área de influencia.f
Lo que puede verse, en todo caso, es que en esas regiones la conquista te militar, propiamente
dicha, dejó de tener sentido
hechos se detuvo, justo en el momento ma de tributación
tructuras
no fue posible
organizativas
que los españoles
establecer
de bienes y mano de obra regular, permanente,
habían conocido
los españoles,
propiamen-
para los conquistadores
en el que lograron
por parte de los indios. Un hecho tangible poblaciones
un
es que este tránsito
antes y su nuevo estatuto
y en los
un primer
siste-
estable y pacífico
entre la vida que estas
como "pueblos" tributarios
sino gracias a la supervivencia
y la permanencia
de
de es-
de nivel local capaces de proveer los bienes y fuerza de trabajo
les demandaban
a los indios. Estructuras
socio-territoriales
del tipo
del
calpulli y sobre todo del altépetl, o sus equivalentes locales, más allá de las regiones
61
Uno de 105 raros estudios que abordan ese tema es el de: José Lameiras Olvera, El encuentro de la piedra y el acero:
la Mesoamérica militarista 62
del siglo XVI que se opuso a la irrupción europea, Zamora Mich., El Colegio de Michoacáll.
René García Castro, Indios, territorio
pueblos otomianos,
y poder en /0 pravincia
siglos XV-XVII, Zinacantepec,
particular pp. 35-56. Igualmente
Matlatzinca:
la negociación
del espacia político
de los
Estado de México, El Colegio Mexiquense - Conaculta - INAH, 1999, en
del mismo autor: "Pueblos y señoríos otomianos
frente a la colonización
española. Cam-
bios económicos y sociales en la región de Toluca siglos XVI y XVII", Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, no 78, primavera 1999, v. XX, El Colegio de Michoacán, pp. 113·t54. 63
Para el caso de 105 valles zapotecas:
[ohn K. Chance, La conquista de la Sierro: espoiioles e indígenas
la época de la colonia, Oaxaca, Oaxaca, Instituto tarascos: Benedict J Warren, La conquista canos 6, 1977. en especial pp. 187 Y 55.
de Oaxaca en
Oaxaqueño de las Culturas, 1998, en especial pp. 19-57. Para el de los
de Michoacán 1521-153°, Morelia, Fimax Publicistas,
Colección Estudios Michoa·
32
de cultura náhuatl, fueron las que en la práctica debieron absorber, así fuera al precio de profundas transformaciones, algunas de las consecuencias más directas del choque de la conquistar" La manera de logrado fue terriblemente costosa. Consistió no tanto en "pactar'; como en someterse pacíficamente a los diferentes tipos de exacción coercitiva que los españoles les impusieron bajo la forma de tributos, tanto en gente como en productoS.65 Este proceso derivó luego en desplazamientos masivos de población, del tipo de los que acompañaron a las primeras reducciones, todo ello en un contexto de profunda debacle demográfica, hasta que todo ello terminó por minar las energías vitales de innumerables de estas unidades socio-territoriales. Muchas, en realidad la mayor parte de ellas, desaparecieron al ritmo vertiginoso de la caída demográfica, mientras que las que lograron sobrevivir sólo lo hicieron al precio de recomponerse y terminar transformándose en algo muy distinto de lo que fueron alguna vez.66 La rapidez con la que semejante tránsito se produjo en las regiones densas de alta civilización agrícola, no deja de sorprender. Incluso mueve a relativizar hechos evocados en la historiografía como, por ejemplo, el del carácter eminentemente "guerrero" de la organización política de varias de estas sociedades en tiempos prehispánicos. Incluso, mueve a repensar la naturaleza misma de los "imperios" y "estados" prehispánicos en esas regiones." Sin embargo, más allá de este tipo de especulaciones, lo importante es recalcar que esta clase de respue~a pacífica frente a la nueva hegemonía española, se dio de manera muy semejante-en distintas regiones de alta civilización y elevada densidad de población del centro de la recién creada Nueva España. Sin embargo, la geografía de este fenómeno no podría calcarse sobre la de ninguna civilización u horizonte cultural en particular, sino que corresponde, más bien, con aquella marcada por los límites de las regiones de más alta densidad de población en el mundo mesoamericano. Un ejemplo que ilustra bien este fenómeno, sería el de la región de los zapotecas. Allí, John K. Chance observa las profundas y marcadas diferencias en cuanto a nivel de organización social que es posible observar entre los asentamientos densos del Valle de Oaxaca y aquellos mucho más ralos y dispersos de la Sierra Zapoteca, propiamente dicha: .•• a ninguna
de las comunidades
incluso cabría preguntarse de organización
de Estado
de las regiones montañosas
se podría considerar
si las unidades políticas no se aproximaban, [del tipo de la] 'jefatura"
urbana, e
más bien, a un nivel
Los asentamientos
de la Sierra por lo
g e
Civ prel da qu Ín
64
Ver al respecto
prehispánicos 65
colonial".
de la Sierra:
mesoamericanas:
antecedentes
y poder ...• especialmente
pp. 97-126. Igualmente:
Bernardo García Martínez. Los
el poder y el espacio. México El Colegio de México. 1987. en particular.
pp. 75-76.
Para una visión general sobre el tema: Woodrow Borah, "Population Decline and the Social and Institutional Changes of New
Spain in the Middle decades of the Sixteenth Century", Actos XXXV Congreso Internacional de Americanistos. Viena. 1960. pp 172178. 67
M
Estudios de Cultura Náhuatl. UNAM. v. 12. 1976. pp. 102-107·
René García Castro. Indios. territorio
pueblos 66
: Pedro Carrasca, "La jerarquía cívico - religiosa de las comunidades
y desarrollo
José Lameiras Olvera, Los déspotas armados ...• Igualmente:
el de la guerra. Madrid. Anaya. Biblioteca
Iberoamericana
José Luis Rojas. Los aztecas:
no. 30. 1988. especialmente
entre el dios de la lluvia y
pp. 34-39·
68 tuto
inte p.1' 70
33
general eran más pequeños, mucho más pobres, con una estratificación muy incipiente y economías menos especializadas que en el Valle... 68
Chance añade que esta región de la montaña zapoteca nunca fue, incluso desde tiempos prehispánicos, propicia para la obtención de tributos. De acuerdo con Barlow, nos dice, la sierra zapoteca se convirtió en una suerte de "frontera incómoda" que permaneció al margen de la penetración de los aztecas en el momento de su máxima expansión/" Los conquistadores españoles no fueron más afortunados al apersonarse en esa zona, de hecho y en palabras del propio Chance: .. .la conquista de la Sierra Norte de Oaxaca fue uno de los episodios más brutales y prolongados del siglo XVI en México ... 70 El juicio de Chance resulta quizás exagerado, si se piensa en otros todavía más largos y sangrientos procesos de conquista acaecidos en distintas regiones americanas; sin embargo, acierta en lo esencial. En efecto, luego de una muy violenta primera pacificación por parte de capitanes como Francisco de Orozco y Pedro de Alvarado, después de 1522 la región de la Sierra Zapo teca entró en un proceso prolongado de guerra, de suerte que muy pronto Cortés y su gente la abandonaron. De hecho, no podría hablarse de una verdadera pacificación de esta zona por parte de los españoles, sino hasta la década de 1530 para las vertientes orientales de la misma y de hecho hasta muchísimo más tarde en el caso de las regiones costeras. b) Conquistadores frente a "bárbaros" mesoamericanos Partir de un elemento como el de la "densidad demográfica': para avanzar elementos de explicación sobre procesos tan multifacéticos como el del devenir de la conquista en distintas regiones americanas, es ciertamente una posición susceptible de provocar alguna controversia. Tradicionalmente, las explicaciones de corte demográfico han sido causa de "desconfianza" o de "incomodidad" para algunos historiadores y científicos sociales,los cuales suelen atribuir en ocasiones, tintes un tanto "naturalistas" y "mecánicos" a ese orden de fenómenos. Sin embargo, para ir más allá de este nivel elemental de interpretación, valdría más colocar este tema desde la perspectiva de una Historia de las Civilizaciones como la llamara Braudel en su tiempo. Y es que en el contexto del mundo preindustrial, esto es, el del conjunto de las civilizaciones anteriores al siglo XIX, incluida la Europea, la aparición de sociedades demográficamente densas fue un fenómeno que no tuvo nada de mecánico, ni mucho menos de "natural': De hecho, la existencia de índices de densidad de población semejantes a los que los españoles encontraron en la Mesoamérica nuclear de tiempos de la conquista, fue una marca distintiva y exclusiva 68
lohn K. Chanceo La conquisto
tuto Oaxaqueño intentado 69
de las Culturas.
corregir. para restituir
de la Sierra: españoles e indígenas de Ooxoca en la época de lo colonia, Oaxaca, 1998. p. 31. Existe un evidente
su sentido
p. 123. john K. Chanceo La conquista 70
original
Robert H. Barlow. The Extent of the Empire
lohn K. Chanceo La conquista
al texto.
ot the
problema
de traducción
por medio de las palabras
en la edicióri citada. colocadas
Culhua Mexica. Berkeley - Los Angeles.
de la Sierra .... p. 32. de la Sierra ...• p. 37.
Insti-
el cual hemos
entre corchetes.
Ibero-Americana
no. 28. 1949.
34
de las grandes civilizaciones de procesos producto,
milenarios,
agrícolas del mundo antiguo. Es decir, era la cristalización
ciertamente
en última instancia,
cas" y "nacimientos
muy diversos entre sí en sus formas, pero todos
de los múltiples, cientos quizás, de "revoluciones
de la agricultura" que se suscitaron
tanto en el mundo
neolíti-
euroasiático-
africano, como en el americano, desde tiempos muy remotos." El hecho, expansiva riamente
en sí, del enfrentamiento
como la española, a las conquistas
resto de las conquistas
entre una sociedad
con una gran civilización
cortesianas
europeas
un sello muy distinto
ultramarinas
generaron
entre los procesos
contextos
de civilización
hasta entonces.
de la conquista
y colonización
en el mundo, incluyendo
que lo han hecho destaca, sin embargo, Woodrow ligente artículo publicado
en 1962, intitulado
un hecho básico, pero fundamental:
comparables
razonamiento
tenido el
que necesariamente
europea
se
en los diferentes
americano.
Entre los
Borah, en un sucinto pero muy inte-
"¿América como modelo?".72 Allí, parte de de que el mundo
formó parte del cuadro de las grandes civilizaciones de población
y
necesa-
Son pocos los autores
al continente
la constatación
momentos
parte de los cálculos y estimaciones
mesoamericano
agrícolas del mundo preindustrial,
con las que se encontraron
como la china o la hindú, en sus respectivos
poderosa
del que habían
del tema de las diferencias y especihcidades
que se han ocupado
con densidades
militarmente
agrícola, le imprimió
en civilizaciones
de esplendor.
Desde luego, este
de la llamada "escuela demográfica
de Berkeley" de la cual él mismo fue uno de los creadores." Sin embargo, independientemente
del juicio que las cifras avanzadas
por esta escuela pudieran
hoy, es un hecho que en razón de sus logros culturales, colas americanas,
lo mismo las mesoamericanas
más en común con las grandes agrícolas
de menor
centro-occidente
talla, sofisticación
las grandes civilizaciones
entonces
choque de la civilización agrícola en el mundo,
del Viejo Mundo,
y complejidad,
como las que florecieron
europea en expansión,
cer su dominación
71
72
y significativos
con frecuencia su superioridad sobre muy distintas poblaciones,
el chino, el indonesio,
del tema, ver especialmente
el japonés
de manera pro-
allí. Es decir, impusieron
plazo com
su
pero nunca hasta el punto de llegar europeo,
que desplazaran
de Maurice Aymard, pp. 5-18, Y la primera parte, pp. 19:67.
De hecho fue una ponencia al Congreso Internacional
pecti arma
y
Paris, Flammarion, col. Champs, no. 285, 1993. Para un primer desarrollo
la introducción
de Americanistas
de México, de 1962: Woodrow Borah, "America
as Model?: The Demographic
Impact of European Expansion Upon the Non-European World",
American Studies, ~niversity
of Califomia,
Reprint no. 292, 1962 pp. 379-387.
"iAmérica como modelo? El impacto demográfico
del
guerrera, e incluso llegaron a estable-
de carácter eminentemente
Fernand Braudel, Grammaire des Civi/isations,
ción
con otros espacios de alta civilización
como el del Medio Oriente,
a generar allí nuevas sociedades,
en el
citar dos ejemplos.
cómo uno de los rasgos más singulares
funda en el corazón mismo de esas sociedades y prosperar
sintético
que con civilizaciones
el hindú, fue que los europeos nunca lograron implantarse
presencia, marcaron
agrí-
que las del área andina, tienen mucho
de Africa, o en la Polinesia, por solamente
Borah constata
especialmente
civilizaciones
suscitar todavía
Los Angeles, Center for Latin
Traducida al español en: Woodrow Borah,
de la expansión europea sobre el mundo no europeo",
Cuadernos Ameri-
ma, ~ con
y las por
l
impo
canos, año XXI, v 125, nov-dic 1962, pp 176-185. Para una edición reciente: Woodrow Borah - Sherburne F. Cook, El pasado de México: Aspectos socio demográficos, 73
México, Fondo de Cultura Económica, 1989, pp. 280-289.
Para un panorama al respecto, remitimos al lector al libro arriba citado.
74 W
35
o incluso reemplazaran
en términos absolutos a las poblaciones locales. Esto establece
un contraste evidente entre la formas del contacto europeo con esas viejas civilizaciones agrícolas y 10 que sucedió en el caso americano. Sin embargo para Borah, esta diferencia se debe no necesariamente
a que las grandes civilizaciones americanas antiguas fueran
intrínsecamente "inferiores" o distintas en
10 esencial respecto de sus contrapartes asiáti-
cas, sino a un factor ausente en el contexto de cualquier otra gran conquista europea: el del vertiginoso descenso sin retorno de la población aborigen." Se trata de una argumentación culo Borah deja enteramente
de gran fuerza. En las breves páginas del su artí-
abierta la cuestión de que, de no haberse producido
tan catastrófica caída de la población, con las secuelas de despoblamiento la acompañaron,
necesariamente
las conquistas
cos de las grandes civilizaciones prehispánicas, enteramente distinto.
americanas
una
efectivo que
en los ámbitos geográfi-
habrían cobrado a la larga un carácter
La situación de los españoles en esas zonas de alta civilización
bien pudo derivar, entonces, hacia algo semejante a lo que vivieron, por ejemplo, los ingleses en la India del siglo XIX. Es decir, pudieron convertirse en una suerte de casta dominante, sostenida sobre un poder militar que pudo quizás permanecer tiempo más allá de las capacidades e incluso habrían terminado
por mucho
de respuesta directa de las sociedades aborígenes,
por ser culturalmenre
muy influyentes. Pero, en cambio,
la formación de una nueva sociedad, llamémosla mestizo-española,
de carácter dorni-
nantemente europeo, no sólo distinta, sino sobre todo capaz de desplazar y hasta de reemplazar en los hechos a las sociedades locales originarias, quizás no se hubiera dado nunca, o al menos no con la velocidad ni con las dimensiones en el mundo americano
con las que se desarrolló
desde el siglo XVI.
Semejante razonamiento, do: recordemos, simplemente,
por extremado que parezca, no tiene nada de descabellaque eso fue exactamente lo que ocurrió con la coloniza-
ción española en las Filipinas, por ejemplo. Cabe decir entonces que, desde una perspectiva cercana a una Historia de las Civilizaciones, la rápida extinción de la resistencia armada por parte de los conquistados
y la tendencia a absorber y a adaptarse
plazo a la presencia inevitable del conquistador como expresión de "debilidades" intrínsecas
a las sociedades aborígenes
En cambio es posible ver esos procesos como formas de respuesta, de las grandes civilizaciones agrícolas antiguas ante irrupciones cuales eran incapaces de desembarazarse:
a largo
externo, pueden dejar de interpretarse americanas.
típicas y propias,
conquistadoras
de las
algo que resulta, a nuestro juicio, mucho más
explicativo y esclarecedor. Este enfoque nos permite analizar también con mayor claridad un segundo problema, que es el de las diferencias claras que se dieron en América entre las formas de la conquista en las regiones de alta civilización agrícola y fuerte densidad
y las que esas mismas conquistas
adquirieron
por sociedades de menor complejidad
de población
en regiones cercanas, pero habitadas
cultural y densidad
de población.
importante a tomar en cuenta es que ninguna de las grandes civilizaciones 74 Woodrow Borah. "iAmérica
como modelo? ..• pp. 281·283.
Un punto agrícolas
del mundo preindustriallogró ocupar, dominar, ni controlar enteramente, los espacios geográficos sobre los cuales se desarrollaron, ni a absorber enteramente tampoco ato' dos sus vecinos. En todas partes las altas civilizaciones antiguas se vieron confrontadas, muchas veces de manera violenta, con sociedades que siendo casi siempre cultural e históricamente muy cercanas a ellas, mostraban, sin embargo grados, menores de cornplejidad cultural, intensidad agrícola y densidad demográfica y que permanecían, a la vez, externas e irreductibles. Se trata de aquellos que podríamos llamar los bárbaros cercanos, cuya presencia fue una auténtica regla, o quizás valiera más decir, una constante en todos los procesos civilízatorios del mundo antiguo. Así, por ejemplo, en el extremo asiático, la China densa y de alta civilización cuyo corazón se hallaba en el Yang-Tse, tuvo que soportar durante siglos las acometidas de los pastores de la Mongolia, del alto Turquestán y del Tíber con los cuales establecieron estrechos lazos culturales milenarios, sin llegar nunca a integrarlos ni controlarlos totalmente. Lo mismo sucedió con los grupos montañeses de la actual provincia de Guangxi en el sur de China, caso similar igualmente al de las civilizaciones de la Indochina meridional, las cuales se las vieron siempre con los montañeses de la alta Indonesia y la alta Birmania: sociedades cuyos restos, incluso hasta la fecha, permanecen fuera del control de los "civilizados" y librados a su propio destino. En la India, por su parte, sede de las que fueron, quizás, las más homogéneas civilizaciones agrícolas del mundo antiguo, los pueblos selváticos de las montañas de la India central, nunca fueron ni do, minados ni absorbidos realmente, mientras que en el Norte, la confrontación con los pueblos pastores del Pamir, Afganistán y demás regiones adyacentes, fue una realidad mulrisecular, Incluso en el Mrica, las escasas pero no por ello menos importantes civilizaciones agrícolas que se desarrollaron allí, como la abisinia o incluso la propia civilización egipcia, resistieron desde mucho antes y hasta mucho después del advenimiento del Islam, las acometidas de los pastores sudaneses y de Ios grupos del interior sahariano. Ni qué hablar, finalmente, de las relaciones cuando menos "problemáticas'; entre la Europa sedentaria de origen mediterráneo y los "bárbaros" germánicos, escandinavos o eslavos, sin olvidar, desde luego, el terror causado por las arremetidas de los pastores montados de las estepas europeas y asiáticas, desde Atila hasta Kublai Kan.75 Las conquistas cortesianas, tal y como las hemos evocado al principio, pusieron entonces en marcha un doble proceso, el cual luego se repetiría, en diversos grados, en otras latitudes americanas. Este consistió primero, en que luego de una efímera resistencia armada, las sociedades agrícolas de la Mesoamérica nuclear poco a poco comen' zaban a "absorber" a los conquistadores en su seno, acomodándose sistemáticamente a las constricciones que les imponían los vencedores. La segunda parte de este mecanismo derivó del hecho de que se adaptaron de manera tan completa a sus conquistadores, que antes que guerrear directamente en contra de ellos, prefirieron hacerlo a su lado,
pués,
76
He
199. la Peter G 75
Femand Braudel, Gramaire des Civilisations ...• en especial pp. 73'202. Ver igualmente del mismo autor: Civitisotion ma·
térielle. économie et capitalisme, XVe . XVI/le siécle. Les slruclures Colin, 1970. t. 1. en especial. pp. 17-97 Y carta. pp. 41'42.
du quotidien:
le possible el l'impossib!e, Paris. Armand
. Institu Woodro Novohis
37
ayudándolos en ese menester. Gracias a ello, cuando los españoles salieron de aquellas regiones de alta cultura y se hallaron peleando esta vez en contra de "bárbaros" irreductibles, nunca estuvieron enteramente
solos, ni librados a sus propias fuerzas, sino que
siempre contaron con la presencia y auxilio de sus "aliados indios". Ninguna
disquisi-
ción sería hoy suficiente para explicar a fondo un fenómeno como el de la participación de aborígenes provenientes
de las propias regiones de altas culturas mesoamericanas,
peleando a la vera de los españoles y en contra de otros indios. La súbita "alianza" de los tlaxcalrecas con los españoles para destruir a los aztecas, podría interpretarse
entonces
no como una "traición': sino como un "acomodo': o si se quiere como una "estrategia" por parte de un pueblo civilizado y de alta cultura agrícola, para restablecer, o quizás, para romper un equilibrio desfavorable, aprovechando
la presencia de un extraño do-
tado de una fuerza bélica decisiva (ya sabemos con qué consecuencias).
Sin embargo,
el fenómeno no paró allí, pues desde el momento en que los españoles se aventuraron más allá de las regiones de las altas culturas mesoamericanas, acompañados de fuertes contingentes
los vemos una vez más
de "aliados indios" guerreando
en contra de los "indios bravos': La diferencia era
a su vera, esta vez
que ahora no se trataba solamente
de los primigenio s "aliados" tlaxcaltecas, sino que con ellos iban también
muchos de
los otrora "vencidos" de alta cultura como aztecas, rnarlarzincas, zapotecas y mixrecos, arrastrados por los españoles a su paso por todas esas regiones de alta cultura. Así por ejemplo, durante
la década de 1520, luego de que la región de la Sierra
Zapoteca quedara prácticamente
abandonada
por los españoles, las huestes de Cor-
tés se dirigieron hacia la costa del Pacífico sur de la Nueva España, en donde nleron íundados asentamiento
s como T ututepec y Zacarula. Allí se consagraron
que necesitaban de grandes números cipalmente en ese momento,
a actividades
de gente para llevarlos a cabo, entre ellos prin-
la construcción
de barcos para exploración
marítima
de
la llamada Mar del Sur (es decir, el Pacífico). Una gran parte de la mano de obra con la cual se iniciaron esos trabajos fue trasladada hasta esas regiones desde las zonas de alta cultura controladas
por los españoles en el altiplano. La presencia de estos "indios
pacíficos" resultaba tanto más inevitable para los españoles en ese contexto, cuanto que se trataba de labores que necesitaban de maderas, trenzado
de una cierta destreza, como el corte y aserrado
de cordajes y otros más. Por ello que numerosos
"indios pacífi-
cos" de los altiplanos centrales, fueron llevados hasta la costa." Sin embargo, una vez pasado este periodo inicial, Sin embargo, ese fue quizás el aspecto menos violento de la primera presencia
española en estas regiones. Al tiempo que Cortés veía por sus
intereses marítimos, él mismo, al igual que sus capitanes y otros españoles llegados después, establecieron
76
en las montañas
adyacentes a aquella región costera, las primeras
Hernán Cortés. Segunda Carta de Relación, 15 de mayo de 1522, en Mario Hernández Sánchez-Barba,
ed., op. cit. p.
199. La antigua provincia de Tututepec se encuentra en la actual Costo Chica, de los estados actuales de Oaxaca y Guerrero: Peter Gerhard, Geografía histórica
de la Nueva España 1519-1821,
- Instituto de Geografía, 1986, pp. 398-390.
Woodrow Borah, "Hernán Cortés y sus intereses marítimos Novohispana,vol. IV, 1971, pp. 7-21.
México, UNAM, Instituto
de Investigaciones
Sobre los inicios de la presencia española y la construcción en el Pacífico. El Perú y Baja California".
Históricas
de barcos allí:
Estudios de Historia
explotaciones
de oro de placer de la Nueva España. Estas fueron abastecidas
indios locales, como con "indios pacíficos'; muchos de ellos de encomienda, plemente
forzados,
trasladados
también hasta allí desde los grandes
proveniente
sociedad
novohispana:
la de los traslados
de las regiones alta cultura y densidad
y sus "aliados" pacíficos, con sociedades turales, resultaron a la presencia
otros sim-
cose
centra-
de población,
indígena
hacia el exterior
de
directo entre los españoles
que, independientemente
de sus filiaciones cul-
siempre mucho menos sumisas que las anteriormente
conquistadas
de los españoles.
Es muy claro que esta insumisión,
que contrastaba
enormemente
con los patrones
de respuesta indígena con los cuales los españoles se habían e enfrentado altiplanos centrales, se hallaba, sobre todo, en la incapacidad enormes exacciones a las que los españoles las sometieron
en los grandes
de sostener y absorber las
desde un principio. Eran prác-
ticas terribles, como la del lavado de arenas auríferas, en donde miles de esclavos indios eran obligados
zambullirse,
una
y otra vez, en las aguas de los ríos y a cargar y tamizar
pesados bultos de arena a lo largo de interminables mortífero
de las epidemias
virulencia
en las regiones cesteras, comenzaron
nes aborígenes,
guerra los habitantes
expulsados
en el sur, hasta Zacatula
a las poblacio-
se precipitaran
y la desembocadura
del Balsas, por el nor-
Al final los conquistadores
como provincia de los "Motines
paró allí. La fundación
de Zacarula''
de Colima en 1524 y la consecuente
a la
costeros. Estos iban desde la terminaron
mucho tiempo de toda aquella región, devenida inhóspita
y a la cual bautizaron búsqueda
pero con especial
entonces que muy rápidamente
la región de Coalcomán."
durante
Si a esto se añade el efecto
a diezmar de inmediato
de una inmensa franja de territorios
zona de Turutepec, te, incluyendo
jornadas.
que, como en todas partes en América,
no es de extrañarse
siendo
para ellos
Pero la siruación no
expansión hacia el norte de la
de arenas auríferas, cacería de esclavos y traslados masivos de población, pro~
vocó una reacción análoga a la anterior. La guerra se extendió entonces desde las montañas circundantes
al puerto de Colima (siruado en ese momento
del acrual Tecomán), españoles bautizaron
sobre la costa, al sur
en dirección del sur hasta la cuenca del Tepalcatepec,
hacia el norte hasta la provincia de Cihuatlán,
lo mismo que
e incluso hasta la zona de Purificación.
Los
a esta nueva región de guerra como "provincia" de los "Motines
Colima" o de los "Motines
sien
profundas
masivos población
el enfrentamiento
las mismas. Esto significó una y otra vez,
para
altiplanos
les.77 Se iniciaba así una práctica que marcaría para siempre las estructuras de la naciente
tanto con
de
del Oro': Así, para finales de la década de 1520, toda la región
costera del Pacífico conocida por los españoles hasta ese momento,
se había convertido
sido cual "bár ame que pore nal, de
orige de P. que peru las z estas güís rica,
gros pob
pob] dens de p capa se vil le ea pobl men
79 77
Jean-Pierre Berthe, "Las minas de oro del Marqués del Valle de Tehuantepec,
tudios de historio
1540-1547",
de la Nueva España. De Sevilla a Manila, México, (EMCA - Universidad
en:Jean-Pierre Berthe, Es-
de Guadalajara, Colección
de
Estudios para la Historia de Jalisco, vol. 3, 1994, pp. 15-24. 78
Para una descripción
New Spain 1531-1555, en: Robert ( West ed., In quest of mineral wealth: Aboriginal
ond colonial
mining and metallurgy
in Spanish America, Baton Rouge, Louisiana, Geoscience and Man vol 33. Dpt of Geography and Anthropology, State University. pp 119-135.
Louisiana
D
Press, Berkel 80
de la geografía de los lavaderos de oro en Nueva España: Robert ( West, Early silver mining in
10
VI
Facts ( 81
a
Histon
39
para ellos en zona de "motines'; es decir, de "indios bravos" de guerra?9 La conquista de la costa del Pacífico sur se convirtió así, en el reverso de la medalla respecto de lo que estaba siendo en ese mismo momento planos centrales. Mientras
la implantación
sociedades locales al choque de la conquista, (que no pasivas) de adaptación y tributarios les imponía,
española en la región de los grandes alti-
en estas últimas regiones, el signo común en la respuesta de las había sido la adopción
de formas pacíficas
frente a las exacciones que su nuevo estatuto de vasallos
en las montañas
occidental del Eje Neovolcánico
de la Sierra Madre del Sur y de la vertiente
y sobre todo en las costas, la respuesta casi unitaria había
sido la guerra. Vale la pena recalcar, una vez más, que en esos conflictos, muchos de los cuales se hicieron interminables,
los españoles no enfrentaban
"bárbaros" y 'guerreros" por naturaleza,
sino a agricultores
americana. Estos eran vecinos inmediatos
y hermanos
a 'cazadores
recolectores',
avanzados de pura cepa rneso-
culturales de muchos de aquellos
que habitaban las regiones de "paz': Para el caso de la región de los "Motines por ejemplo, se trataba de poblaciones
de Zacarula',
de habla y cultura maya, ensu parte más meridio-
nal, así como de grupos de habla y cultura mixteca y zapoteca, más al norte. so En la región de los "Motines del Oro'; o "Motines origen rnesoamericano,
hablantes
de Colirna" se trataba nuevamente
de
de una variante del náhuatl y solamente en la provincia
de Purificación se vieron involucrados, que esta vez, hablantes
de agricultores
probablemente,
de lenguas yutoaztecas."
pertenecía, casi toda, a los principales las zonas de paz, de la "Mesoarnérica
con grupos de agricultores,
sólo
Dicho en otras palabras, era gente que y culturales
grupos lingüísticos
que conformaron
nuclear':
Al igual que lo que hemos evocado para el caso de las regiones de paz, la geografía de estas nuevas fronteras güístico-cultural
de guerra no correspondía
en particular.
rica, la bipartición
Por el contrario,
con las de ningún gran conjunto
lin-
es claro que en esta parte de Mesoarné-
entre zonas de guerra y zonas de paz para los españoles, se colocaba,
grosso modo, a lo largo de las líneas que dividían a las regiones habitadas por núcleos de población demográficamente poblaciones aldeanas
con patrones
densidad de población. de pudo encontrarse
densa, de aquellas en donde los españoles
se vieron involucradas
Sería, desde luego, prematuro
población'; entendida
"demográfico"
de tipos distintos
of Latin American Studies,
Ver por ejemplo:
Michael Cae·
Facts on File Publications, 81
de los conquistadores,
acerca de dónque fueron
de aquellas que
en contra ellos. Sin embargo, dar-
y en particular, de sociedades,
a la variable de la "densidad permite
de/ Oro. An Ex-Distnto of Michoacan 1960. Igualmente:
Berkeley and Los Angeles, 1948, lbero-Americana 80
todavía especular
de
ésta no como un rasgo "mecánico" o "natural'; sino como un ele-
Donald Brand, Coaco/man and Motines
Press, Institute
a la presencia
en guerras casi interminables
le cabida a este elemento
79
más disperso y sobre todo, menor
algún tipo de umbral, que separara a las poblaciones
capaces de resistir pacíficamente
mento diferenciador
de asentamiento
encontraron
Carl Sauer, Calima
reconocer
un elemento
México, The Hague, University of Texas
ot
New Spain in tbe sixteentb
century,
29.
Dean Snow . Elisabeth Benson, Atlas
ot Ancient
America, New York·
Oxford, England
1986, 92
Bárbara Cifuentes • Lucina García, Letras sobre voces. Multilingüismo
Historia de los Pueblos Indígenas de México, 1998, p. 54.
a través de la historia,
México, INI . ClESAS,
40
constante y activo detrás de este fenómeno. Sería, de hecho, uno de los pocos elementos susceptibles de comenzar a proporcionamos una explicación menos incidental que las propuestas hasta ahora, acerca de porqué, poblaciones cu1turalmente tan cercanas entre sí, como las arriba mencionadas, reaccionaron de maneras tan diferentes frente a un mismo fenómeno: su conversión en tributarios de los españoles. En revancha, negar este tipo de constantes y pretender explicar semejantes procesos solamente a partir de la descripción de eventos y situaciones particulares, o evocando vagos "patrones culturales': como el "carácter guerrero" de algún grupo cultural en específico, resulta muy poco útil. La disposición y la capacidad guerreras de poblaciones como las que ocupaban las que serían luego las regiones de los Motines, por ejemplo, queda fuera de duda. Pero es precisamente ese carácter insumiso, mostrado desde el inicio mismo de la presencia española en la región, el que da cuenta de que se trataba de poblaciones que difícilmente podrían ser asimiladas con los grupos pacíficos y 'cooperativos': con los cuales los españoles se las habían visto en los grandes altiplanos centrales. Pero si esto es aSÍ, la pregunta que regresa de inmediato es la de porqué, si eran grupos culturalmente tan cercanos a los "pacíficos" de las altas tierras, desarrollaron entonces respuestas tan distintas frente a la intrusión de los españoles. Una de las pocas respuestas posibles sería entonces que se trataba de grupos que se hallaban en una situación similar a la de los ya anteriormente evocados "bárbaros cercanos': con los cuales todas las civilizaciones del mundo compartieron sus geografías. De hecho, la región costera del Pacífico sur no fue la única región "mesoamericana" en donde los conquistadores se enfrentaron con situaciones de guerra endémica, frente a grupos culruralrnente avanzados. Prácticamente por todos los rincones de la geografía americana y en nuestro caso, de la geografía novohispana, fuera de las regiones de alta densidad demográfica, las respuestas indígenas, especialmente en épocas tempranas de la colonización, fueron casi siempre similares: huída sistemática y guerra de hostigamiento en contra de los invasores. Así por ejemplo, en la costa del Golfo, el primitivo puerto de Espíritu Santo (cercano al actual Coatzacoalcos) se vio sometido a un continuo acoso guerrero de parte de los grupos de nahuas, totonacas, popolucas y demás habitantes de la región. Más tarde, al momento de la llegada de Nuño de Guzmán a la por él llamada "Provincia de Pánuco', la presión ejercida sobre los grupos indígenas locales, compuestos en gran parte por totonacos, huastecos y nahuas, hizo que aquella región se convirtiera en una nueva "frontera de guerra', tanto o más sangrienta que la que se había abierto ya en la costa del Pacífico.82 Evoquemos también el caso de los otomíes, habitantes de las densamente pobladas tierras de la cuenca alta del río Lerma, cercana al valle de Toluca, los cuales fueron rápidamente incorporados como "indios de paz" por los españoles y recordemos cómo, sus primos, otomíes también, pero habitantes del altiplano situado tan sólo a unas cuantas decenas de kilómetros al norte de esa zona, en dirección de lo actuales estados
mexic "indio
una "E¡ que se
14
y la
ChiaI1 na épi otra i
facto la pa a lo 1 llama
83
Re
pueblo. relacio historia de chie Powell, 84
V
negie
Los m 82
Donald
Arthur
E. Chipman,
H. C1ark Co., 1967
Nuño de Guzmon and the province o] Panuco in New Spain 1518-1533,
Serie E Glendale
California,
The
85 Al Zamor.
41
mexicanos de Hidalgo y Querétaro, adquirieron muy pronto fama de "indómitos" y de "indios de guerrá:83 Pero quizás una de las muestras más sugestivas de la aparición de una "frontera de guerrá' entre españoles y grupos de alta cultura mesoamericana, es la que se generó al contacto con las diferentes poblaciones mayas. Recordemos la difícil y la lenta conquista militar de las tierras altas de la por entonces llamada provincia de Chiapas y sobre todo cómo fue que las tierras bajas selváticas, las mismas que en alguna época habían albergado a la civilización clásica maya, terminaron convirtiéndose en otra inmensa frontera de guerra más para los españoles: todo ello es una muestra de que la "densidad cultural': no necesariamente produce los mismos efectos que la "densidad demográh.ca".84De hecho, investigaciones recientes han demostrado que uno de los factores que explican la peculiar concentración que de los asentamientos coloniales en la parte norte de la península de Yucatán, fue el carácter de tierra hostil y peligrosa que a lo largo de todo el periodo colonial y hasta el siglo XX, incluso, adquirieron tanto la llamada "montaña" yucateca como la región selvática situada al sur de la misma."
83
René Garcfa Castro, Indios, territorio
pueblos otomianos,
relaciones entre los otomíes
Chamberlain
Publications,
Las mayas de la montaña
del espacio político
de los
David Charles Wright Carr, "Lengua, cultura e
en la región de Jilotepec - Querétaro, desde épocas muy tempranas:
Powell, La guerra Chichimeca (1550-1600), Ver por ejemplo:
la negociación
Mexicana, v. XIII, no. 76, mayo - junio 2005, pp. 26-29. Sobre los ataques combinados
de chichimecas pames y de otomíes
negie Institution
MatlaUinea:
Edo. Méx_, El Colegio Mexiquense - Conaculta - INAH, 1999- Sobre las
del norte y los grupos llamados chichimecas:
historia de los otomíes", Arqueología
84
y poder en la provincia
siglos XV-XVII, Zinacantepec,
Robert S, The Conquest and Colonization
no. 582, 1948- Igualmente:
1560-1680,
Phillip Waine
México, Fondo de Cultura Económica, 1975, pp. 25-27_ of Yucatan 1517-1550, Washington
Pedro Bracamonte y Sosa, La conquista
inconclusa
DC , Car-
de Yucatón.
México CIESAS - Miguel Angel Porrúa - Universidad de Quintana Roo Col Peninsular
Serie Estudios. 2001. 85
Alicia del Carmen Contreras Sánchez, Población,
economía y empréstitos
en Yucotán a fines de lo época colonial,
Zamora Mich., El Colegio de Michoacán. Tesis (Doctora en Ciencias Sociales) - El Colegio de Michoacán, 2004·
42 2: GUERRA,
TRIBUTO
Y ENCOMIENDA
EN LA NUEVA
una cr
GALICIA
cionar
a) Las primeras conquistas en el Norte novohispano y el peso de los grandes números: la Nueva Galicia
de
pOI
vasta
J
Chaps llamada de los Tebles Chichimecas, encabezada
La expedición
en 1529 fue y sigue siendo, sin duda, uno de los episodios riografía
novohispana
tres: la primera,
del periodo de la conquista.
haber dado nacimiento
sobre el continente, territorios
después
desconocidos
por Nuño de Guzmán
más célebres para la hísto-
Las razones de esta notoriedad
a la que fue la primera
de la de la Nueva España,
la segunda,
y la tercera, la enorme
que recorrió
gobernación
son
la violencia de su conquista."
e incluso fue juzgado del conquistador,
que explica en la práctica la terrible destructividad masiva, multirudinaria,
primera
imped
y destrucción
ban d,
violencia
Nuño
de Guzrnán,
gobernadora,
de la región alrededor
indios
es un hecho que el factor clave y el
mente
de esa empresa,
fueror
de 150 jinetes
revelador
a su hueste.
acerca de la evolución
y los indios sedentarios
no solamente
seguían fungiendo
de tributos
y mano de obra, sino que también
de los españoles,
que habitaban
paz'; e
continuaban
de
... e dab
entre los
ami
pacíficos
por
como activos
che
enteramente sirviendo
quem.
Los meso-
España.
para hacerles la guerra a otros nuevos "bárbaros
cercanos"
Se!
de la conquista
diez mil descendientes formidable
de ese tipo de poblaciones,
de guerreros
aztecas, transformó
de guerra, absolutamente
vertido en un ejército de dimensiones desde los tiempos
de esos más de
a la hueste conquistadora
imparable
en
para aquellos que desti-
aquell conqu blos
y
actuar
tales, como no se había visto en la Nueva España
o "teúl
en que los tlaxcaltecas
Pero, no conforme
la presencia
se había con-
nados a sufrir sus embates. Ya para ese momento,
quistas.
de la
más al norte.
Tratándose una máquina
Guzm
de Guzmán
de las relaciones
como proveedores
como
espa-
La presencia
de Nuño
del centro de la Nueva
americanos aliados
y 180 infantes
hizo reunir cerca de 12 mil indios amigos tomados
estos "pacíficos" mesoamericanos en los rangos de la expedición conquistadores
no fue otro sino la
quien a la sazón era todavía presidente
de México, para incorporados
es un evento enteramente
march
estuvo siempre marcada por por ello.s7 Sin embargo y más allá
de "indios amigos" en los rangos de esa expedición.
en efecto, cómo luego de rodearse
Audiencia
Si
los extensísimos
la figura de Nuño de Guzmán
de los actos o de la personalidad
ñoles bien armados,
uno tr
vieron
Ya desde sus tiempos,
Recordemos,
l
todo e
española
que generó a su paso.
presencia
y lueg
la hueste de Guzrnán
habían participado
con Cortés
con eso, al atravesar la provincia
hizo incorporar
a su hueste a varios miles de aborígenes
86
el juicio que sobre él hizo Bartolomé
de Michoacán,
suplementarios,
en sus conGuzmán
hasta alcanzar
88
Una
Conquist
mentes i
Oceanía, Ver, por ejemplo,
de Las Casas: Brevísima Relación de la Destrucción
Indias (1552), Barcelona, Editorial Fontamara, 1981, pp. 71-73. Sobre la personalidad
de las
de Nuño de Guzmán: Manuel Carrera
Stampa, Nuño de Guzmán, México Editorial JUS - Editorial Campeador, serie Figuras y Episodios de la Historia de México, Silvio Zavala, "Nuño de Guzmán y la esclavitud de los indios",
enero - marzo 1952, pp. 411-428.
89
Ade
Gonzalo
Crónicas
no. 19, 1955· 87
Galicia, ~
Historia Mexicana,
El Colegio de México, v. 1, no. 3
90
Cris
Flores",
43
una cifra cercana a los 20,000 indios amigos.88 Así, este masivo y enorme cuerpo expedicionario compuesto por de españoles e indios "pacíficos" "auxiliares'; en una proporción de poco más o menos 60 a 1, en favor de los segundos, recorrió en son de guerra una vasta porción del noroeste hasta entonces desconocido:
desde la cuenca del lago de
Chapala, hasta la región llamada "Xalisco" cercana a la desembocadura
del río Santiago
y luego mucho más al norte, hasta las lejanas provincias de Chiameda
y Culiacán. Por
todo ese extendido
territorio,
la implacable hueste marchó destruyendo
uno tras otro cuanto poblado y caserío de indios encontraron
y quemando
a su paso."?
Si bien que los "auxiliares" indios eran quienes llevaban sobre sus espaldas toda la impedimenta del ejército (dado que los pocos caballos que llevaba la expedición estaban destinados
a la guerra y no al transporte)
vieron muy lejos de comportarse marcha dejaron testimonio
en realidad estos "indios amigos" estu-
como simples "portadores': Los protagonistas
de escenas auténticamente
de esa
dantescas protagonizadas
por
indios y españoles por igual. Los villorrios de los aborígenes locales fueron sistemáticamente saqueados y quemados, al tiempo que miles y miles de hombres, mujeres y niños fueron capturados
y reducidos a la esclavitud, tanto por mano de los propios españoles,
como también por la de los auxiliares "mexicanos" y "tarascos" Lo que es más, el propio Guzmán en algún momento
se vio orillado a quejarse y a acusaar a sus auxiliares "de
paz'; en especial de los mexicanos, de ser auténticamente
incontrolables
a la hora de
quemar y arrasar pueblos y capturar esclavos: ... este quemar se continuó siempre por do íbamos y puesto que Nuño de Guzmán mandaba poner mucha diligencia en que no se quemasen los pueblos, pesándose
de ello, los
amigos que llevábamos tienen gran condición que aunque los quemen vivos no dejarán de poner fuego por do van, sin se lo poder resistir. De aquí pasamos a Tonalá y siempre muchos de los amigos encadenados
porque no huyesen y dejasen las petacas ... 90
Sería muy difícil o quizás imposible saber, qué era exactamente
10 que empujaba a
aquellos "sedentarios" ya no solamente a participar junto con los españoles en aquellas conquistas, sino a comportarse blos y capturando
allí como auténticos "conquistadores';
quemando
pue-
esclavos por su cuenta. Entre lo poco que puede decirse, es que el
actuar de estos "auxiliares" indica que estaban muy lejos de considerar a aquellos tebles o "teúies" chichimecas como gente especialmente
88
Una descripción
detallada
cercana a ellos, por muy fuerte que
del ejército de Nuño de Guzmán se encuentra en: "Información
de Cristóbal de Barrios de la
Conquista de Nuño de Guzmán". en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza. Colección de documentos inéditos relativos
al descubrimiento
conquista y organización
de las antiguas posesiones
españolas de América y
Oceania, Madrid 1864-1884. la serie, vol. 16, p. 363. Igualmente en: José López Portillo y Weber, La conquista de la Nueva Galicia, México, Secretaría de Educación Pública, 1935, pp 120-128. 89
Además de lo citado anteriormente.
ver igualmente
las crónicas de García del Pilar. Pedro de Guzrnán, Cristóbal Flores.
Gonzalo López, Pedro de Carranza y las tres crónicas anónimas de esa conquista incluidas en: Raza Zaragoza Iose Luis ed .• Crónicas de la conquista ... 90
Cristóbal Flores, "Relación
de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a Nueva Galicia, escrita por el capitán Cristóbal
Flores". en: José Luis Razo Zaragoza ed., Crónicas de la conquista
del reino de la Nueva Galicia .., p. 191.
44
pudiera
ser el parentesco
culrural que los ligara en el fondo. En todo caso, el hecho es
que si ya por su propio peso numérico, la hueste enorme de Guzmán sino enormemente
destructiva
para los villorrios que encontraba
semejantes
métodos
atravesada
por la hueste conquistadora."
española
había literalmente
1500 kilómetros costera occidental también
hizo que de inmediato incendiado
toda la inmensa región
Esto significa que, para 1530, la conquista con la guerra, una inmensa
poco ~ llegad san que 1
franja de más de
las mi
de largo, la cual abarcaba ya lo que sería a la postre casi toda la franja
siendo
de la Nueva España, desde Tututepec,
allí, a las tierras altas adyacentes
Atribuir
la guerra incendiara
no podía resultar
a su paso, el uso de
perro
semejante
hasta Culiacán,
a toda esa inmensa
incluyendo
finale!
franja costera.
convulsión a la sola presencia de los conquistadores
europeos, no
sería en lo absoluto suficiente. Si bien ellos fueron el motor que puso en marcha todo ese
guerr,
engranaje, fue la movilización
civili
quista en una auténtica
de millares de "indios de paz" la que convirtió a aquella con-
marea avasalladora, en donde finalmente
otros muchos "mesoarnericanos" que numerosísimos
se vieron involucrados
de origen zaporeco, mixteco, nahua y otros más, al igual
chic1Jimecas, sin distingo de las diferencias y orígenes culturales de
cada lila de ellos. Fue, en otras palabras, el peso demográfico
de las regiones de alta civi-
lización agrícola del centro de la Nueva España, el que terminó por inclinar esa balanza. Por esa misma razón, sería inútil atribuir la persistencia
a partir de entonces del estado
alta ci llama]
de los¡ dacu
de guerra en la Nueva Galicia, solamente a 'características
culturales" de algún tipo, que
jerard
fueran supuestamente
que las enfrentaron.
dos cc
propias a las sociedades aborígenes
mas de respuesta que los 'chichimecas" de la Nueva Galicia desarrollaron frente al embate brutal de esta conquista, 'guerreros"
que a los miembros
no los muestran
Las for-
en su momento
ni como más, ni como menos
de las sociedades de cepa mesoamericana
que poblaron
genen¡ estos
algwla vez las costas del Pacífico sur de la Nueva España. Más allá de sus especificidades
propil deinc
culturales, lo que todos estos pueblos ruvieron en común fue el hecho de pertenecer
brado
ciedades de agricultores to relativamente justamente
a so-
aldeanos, de baja densidad de población y patrón de asentamien-
disperso, incapaces de soportar y absorber lo que se les venía encima. Es
este factor el que permite comprender,
sobre dopr¡
en primera instancia al menos, el por-
Si
qué en tierras de chichimecas,
lo mismo que en regiones de alta cultura mesa americana,
mas
podemos
tan semejantes frente al choque de la conquista
conql
encontrar
respuestas
de inicio, el enfrentamiento acoso y hostigamiento poblaciones
constante, emparejada con la huída y ocultamiento
directamente a mediano
que se presentaron
plazo, en las costas del pacífico sur novohispano
las actividades
de
sobre todo del curso que
de la década de 1530, los lavaderos de oro se iban agotando,
fueron progresivamente
abandonando
en esa parte de la Nueva España, para prácticamente
efectc al de
y lo que acon-
de los propios españoles. En las costas del sur, por una parte, al
tiempo que, para principios los españoles
civilia
que a.
a corto plazo, entre el desarrollo
teció un poco más tarde en la Nueva Galicia, dependieron tomaron
de parte de las
sometidas a la presión de los españoles.
En cambio, las diferencias la conquista
española:
armado directo, seguido, a mediano plazo, de una guerra de
1
una gran parte de sus posiciones no regresar más. Esas comarcas
92
Do
93
EII
XXI, Col
señorío 1992; R Ilustrad 94
Ver
una edi 91
Ver más adelante el capítulo segundo: Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVI.
Institutr
45
permanecerían
desde entonces
como tierras de guerra, peligrosas y hostiles, pero muy
poco pobladas españoles." En cambio, en la Nueva Galicia, los conquistadores llegado con la intención
de instalarse
habían
allí de manera más durable y ello redundaría
sariamente, en guerras más largas y más sangrientas
nece-
todavía. Es decir, en la medida en
que la acometida de los españoles
continuó
las mismas formas, las reacciones
de parte de estas sociedades
desplegándose
con la misma fuerza y bajo aldeanas
continuaron
siendo las mismas hasta llegar, incluso, hasta un punto de no retorno. En resumen, para finales de la década de 1530, se habían ya delineado para la Nueva España dos tipos de conquista profundamente
contrastantes,
que en las regiones pobladas guerra había sentado
en este caso, aquellas pertenecientes
alta civilización, los españoles
a lo que ha sido llamado en 1522, en las zonas de
muy rápidamente
en aquellos a los que ellos
llamaron los "señores de la tierra'; un medio eficaz para mantener de los indios bajo el yugo del católico emperador. da cuenta plenamente jerarcas indígenas
pacíficamente
En efecto, la historiografía
de cómo, ya desde los primeros
fueron "reconocidos"
colonial,
con sus cabildos directamente funcionaron
sobre los restos de esas formas de organización y enteramente
sancionados
gracias, justamente, político-territorial
heredadas
en un contexto
indígena
civilización prehispánica
sido capaces de absorber
de su nueva situación
que al amparo de su número
del pasa-
sido sus for-
de tan violentas como el que siguió a la
conquista, los viejos núcleos de población efectos derivados
y nom-
a que se apoyaron
que, por muy sólidas que hubieran
nunca hubieran
pueblos
por el choque de la conquista."
reformuladas
Sin embargo, es un hecho también mas internas de organización,
en
anteriormente,
no eran sino las cabezas visibles de viejas estructuras
de indios creados por los españoles,
do prehispánico
de
pacíficamente,
que, como lo evocábamos
del tipo de altépetl. De esa suerte, los incontables
propias a aquellas sociedades brados por la autoridad
actual nos
como "nobles" y designa-
dos como "señores" y "caciques" de indios y de cómo éstos asumieron estos "caciques" y "principales';
al resto
años de la colonia, infinidad
por sus vencedores
general, su nuevo papel. Pero no olvidemos
la
casi por sí sola.
Cortés lo había anticipado
encontraron
Mientras
de población,
que para siempre, en las regiones de alta
nuclear'; la pax bispanica se había impuesto
Tal y como de alguna manera
opuestos.
aldeanas de baja densidad
sus reales, tal pareciera
civilización prehispánica, la "Mesoamérica
por no decir enteramente
por sociedades
que ocupaban
de "pueblos" tributarios
las regiones de alta pacíficamente
a la española,
que siguió, a pesar de todo, siendo infinitamente
al de los españoles." Este fue un proceso que no pudo ser emulado
los
si no es superior
por sociedades
de
92 Donald Brand, Coacolman and Motines del Oro. An Ex-Distrito of Michoacan ... 93 El pionero del tema fue. desde luego: Charles Gibson, Los aztecos bajo el dominio XXI,Col América Nuestra, 1978 (4a ed.) Algunos trabajos señoño a la República de Indias.
El coso de Toluca 1500-1600, Madrid, Ministerio
1992; René García Castro. Los pueblas
español (1519-1810), México, Siglo
recientes sobre el tema son: Margarita Menegus Bornemann, Del de Agricultura
Pesca y Alimentación,
de indios, México, Editorial Planeta DeAgostini - Conaculta - INAH, en: Gran Historia
Ilustrada de México, no. 8, 2001, p. 143.; 94 Ver el artículo clásico de Sherburne Cook y Woodrow Borah: La despoblación
en el México Central en el siglo XVI; para
una edición reciente: Eisa Malvido - Miguel Angel Cuenya, Demografía
de México siglos XVI-XIX, México, UAM -
Instituto Mora, 1993, pp. 29-39.
histórico
tipo aldeano y baja densidad de población, como las que habitaban Allí, ante la imposibilidad
de absorción de los conquistadores,
de bienes y de mano de obra, la incorporación
de población
muy
práctica de poner en marcha un sistema pacífico y en la
medida de lo posible, espontáneo, abastecimiento
la Nueva Galicia. por la vía del
de los diferentes núcleos
a la esfera de influencia de los españoles, debió siempre operarse por la
vía de la fuerza.
b) La encomienda y la organización del tributo en la Nueva Galicia Terminada
la mortífera
epopeya en la que se convirtió la expedición
de 1529; entre
En
1531 y 1533, Guzrnán hizo fundar una serie de villas a lo largo del territorio de su
enc
nueva gobernación:
y Culiacán.
Mé
Para sostenerlas, fiel a la que había sido la práctica más universalmente
empleada hasta
En
entonces para el gobierno de los indios, Guzrnán no dudó transformar
en tributarios
a
cin
a sus soldados. Así, entre 1529, fecha
dir
Guadalajara,
Compostela,
los aborígenes locales, dándolos en encomienda
Purificación,
Chiameda
de inicio de su expedición de conquista y 1536, cuando fue definitivamente
expulsado
de las Indias, cuando menos 120 "pueblos de indios" habían sido distribuidos encomiendas
como
entre tan sólo en la parte central de la Nueva Galicia. A estos habría que
qu no
la
añadir los alrededor de 60 "pueblos" de encomienda repartidos igualmente por el propio Guzmán
y sus lugartenientes
poblamiento
fueron de inmediato
sometidos
a exacciones en gente y productos
para
de las huestes españolas y sus aliados indios del centro de la Nueva
el sostenimiento
L
en la provincia de Culiacári." Todos estos centros de
guerr las vi]
España. Sin embargo, de la misma manera que había sucedido más al sur, todo ello
indio
derivó en un estado de guerra generalizado
do ma
Galicia el cual persistió ininterrumpido
y permanente
en el conjunto de la Nueva
durante todo el periodo de Nuño de Guzmán
al frente de esta provincia." La maquinaria
de la guerra, con su cohorte de violencias y represalias mutuas, puesta
en marcha por la expedición de 1529, difícilmente se detendría durante los años que si-
y=s hasta
guieron y ni siquiera la salida de Nuño de Guzrnán de la provincia sirvió para modificar este estado de cosas. Ejemplo de ello lo tenemos en la muerte de quien fuera justamente el encarcelador
de Nuño de Guzrnán y nuevo gobernador
de la provincia: Diego Pérez
de la Torre. A los pocos meses de asumido su cargo, en enero de 1538, este personaje murió a manos de los indios de jocotlán, pueblo que él mismo se había atribuido en encornienda.?" Por otro lado, ya desde la expedición de 1529-1531, letales y generalizadas epidemias acompañaron poblaciones
siempre al avance español, golpeando con toda su fuerza a las
locales, en especial a aquellas que ocupaban las zonas cesteras, en donde Sine!
95
Regresaremos sobre el detalle de estas encomiendas un poco más adelante.
V1l1C1,
96
Sobre el estado de guerra permanente en el que se mantuvo la Nueva Galicia durante el periodo de Nuño de Guzmán
cultu
ver, por ejemplo: Artur S. Aiton, "Coronado's ñrst report on the government
of Nueva Galicia", Hisponic American ntstoricat
Review, v. 19, 1939, pp. 306'313. 97
José María Muríá ed., Historia de Jalisco tomo l. Desde los tiempos
Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco·
INAH, 1980, p. 333.
prehistóricos
hasta fines del siglo XVII,
98 Art 99
Ibi
47
muy pronto el despoblamiento se hizo patente, provocando con ello que la guerra continuara con todavía mayor violencia. Un buen retrato de ese estado de cosas, lo tenemos en el informe enviado al rey a finalesde 1538 por el nuevo gobernador de la misma, Francisco Vázquez de Coronado. En él, se daba cuenta de cómo los pobladores españoles de la villa de Compostela, flamantecapital de la provincia, la habían ya abandonado a causa de la guerra incesante que los indios les hacían. Sin embargo, el gobernador no se hacía demasiadas ilusiones en cuanto a las verdaderas causas de tanta violencia: En otra manera se aprovechaban encomendados,
los vecinos de esta provincia ... de los indios que tienen
que los arrendaban
México de cuarenta
en cuarenta
para la ciudad de México ... yo los topé cuando vine de
y de cincuenta
En comarca de esta ciudad de Cornposrela
en cincuenta
cargados que iban y venían ...
hay treinta repartimientos
encomendados
a ve-
cinos della y solas diez casas ay en toda esta cibdad porque los vecinos no han querido residir diziendo los unos que los indios que tienen de repartimienros
están de guerra y los otros
que no les dan ningún provecho y su absencia •.. no he visto en toda esta provincia indio que no tenga señal de cristiano .. ahora han pedido los vecinos desta ciudad de Compostela la quieren mudar a donde esté en más comarca de los indios que les sirven ...
que
98
Las palabras de Coronado eran elocuentes en cuanto al porqué de la persistencia guerra en la Nueva Galicia. Compelidos a permanecer como pobladores .y vecinos de las villas recientemente fundadas y ante la imposibilidad práctica de convertir a los indios en tributarios pacíficos y espontáneos, los conquistadores no habían encontrado más que una manera práctica y expedita de premiar sus sacrificios y hazañas. Esta consistió, como 10 atestiguaba Coronado, en organizar la captura sistemática de cautivos de guerra, incluyendo entre ellos a sus propios encomendados. Atados en colleras y cargados de bultos, los "chichimecas" de la Nueva Ga1icia eran conducidos entonces hasta la ciudad de México, donde luego eran vendidos como esclavos. Pero para entender realmente cuál era la posición de los españoles en esa provincia, habría que añadir a todo lo anterior un elemento fundamental y es el de la presencia, todavía entonces, de muchos miles de "indios amigos" de origen rnesoamericano, esto es, "mexicanos" y "tarascos', fundamentalmente, los cuales no solamente permanecieron, sino que siguieron llegando para reforzar la presencia española en la región, como el propio Vázquez de Coronado lo consignó en su informe."? Gracias en gran medida al auxilio de estos "indios amigos'; los españoles continuaron representando una fuerza, de la cual, los aborígenes de la Nueva Galicía no serían ya capaces de desembarazarse. Sin embargo, eso no bastó en 10absoluto para garantizar el control verdadero de la provincia. A diferencia de lo sucedido en las regiones demográficamente densas y de altas culturas prehispánicas del centro de la Nueva España, en la Nueva Galicía, el paso de
98
Artur S Aiton. Coronado's fírst report ...• pp. 311-312.
99
lbid .• p. 310.
la conquista
militar a la transformación
cepto, un proceso
Como lo apuntábamos proceso de la conquista celeridad "imperio"
al principio,
los viejos armazones
que allí existían: cualquiera
poner una fecha, no quedaba
traron antiguas
del altépetl. La rapidez su nuevo estatuto En la Nueva ciertamente
socio-territoriales,
de origen
naturaleza
del
es claro que para 1522, por
a dos factores: el primero,
de recomposición
interna
de alcance esencialmente
para adaptarse
su
que mos-
local, del tipo
y la facilidad con la que este tipo de estructuras,
de tributarios
abandonaron
y adoptar, aquellas que les exigía
a la española, no puede dejar de asombrarnos.
Galicia, en cambio, los españoles
eran de agricultores notables,
del
de alta cultura agrícola del mostraron
la capacidad
sus viejas formas de funcionamiento,
culturales
de tipo político-estatal,
se debió esencialmente
término,
estructuras
calida al con
ya gran cosa de él. En cambio, es claro que la capacidad
frente al choque de la conquista, y en segundo
hechos notables
que hubiera sido la verdadera
y de absorción que esas sociedades
gran número
cosa, ex-
del centro de la Nueva España, fue la
o del "Estado" azteca en tiempos prehispánicos,
de adaptación
fue cualquier
uno de los innumerables
en los grandes altiplanos
con la que colapsaron
prehispánico
del indio en tributario,
pacifico y ello, hasta cuando menos el último tercio del siglo XVI.
relativamente
pero que, nnalmente,
se encontraron
avanzados
con sociedades
y habían
eran de una naturaleza
alcanzado
muy diferente
que
logros de las
losqu
que exis-
1906),
tieron en este proceso en la Nueva Galicia respecto del centro de la Nueva España, es
López
anteriores.
Un parámetro
más que significativo
acerca de estas disparidades
el siguiente: hacia 1550, en esta última región, nos dice René García Castro, se calcula
"proto
que poco más o menos dos mil pueblos de indios, con sus caciques y cabildos indígenas,
gos~
habían sido reconocidos
por el gobierno colonial.P" Para esas mismas fechas, en cambio,
en la Nueva Galicia ni un solo pueblo de indios, ni un solo cabildo, ni tampoco cacique fue reconocido
formalmente
más, ni Nuño de Guzmán,
como tal por las autoridades
y Cristóbal
dias actuantes
y funcionales,
de Oñate, dejaron lista o relación alguna de i'autoridades" no ya para reconocerlos
pueblos de indios dados en encomienda alguna de la existencia de Contreras
durante
su gestión. Tampoco
y Hernando
Martínez
se hace mención
en la documentación
de la Nueva Galicia, Lorenzo
dos ellos, como parte de las instrucciones
in-
como tales, sino ni siquiera para los
de ese tipo de instrumentos
oidores
y Guevara
ningún
Lo que es
ni sus sucesores Diego Pérez de la Torre, Francisco Vázquez
de Coronado
por los primeros
españolas.
de Lebrón
de la Marcha.
recopilada
Quiñones,
Miguel
No olvidemos
que to-
anexas a sus nombramientos
como oidores,
tenían la orden de realizar una serie de visitas de la provincia y de recopilar y compilar la totalidad
de los títulos, nombramientos
en el gobierno
de la provincia.
plir las instrucciones los nombramientos de encomienda
y ordenanzas
Los flamantes
oidores se esmeraron,
de que habían sido dotados: de autoridades
distribuidos
realizados
revisaron
y oficiales y revisaron
por sus antecesores en efecto, en cum-
las ordenanzas
anteriores,
exhaustivamente
los títulos
hasta entonces. Incluso, el propio Juan de Ovando,
en su
101
Rafae
de Juan d Ignacio O 102
Asi,
a su vez potlán, p rango infe al oriente
tiempos e v.
1,
pp,
2
sobre 32U le," lourru 100
René García Castro, "Los pueblos de indios", en Gran Historia Ilustrada de México, México, Editorial Planeta DeAgostini
- Conaculta - INAH, v. 2, 2001, cap, 8_, p_ 144-
de 105 chi 103
Luis
49
calidad de presidente
del Consejo de Indias, redactó un cuestionario
al conjunto de las autoridades esos temas.'?' Las pesquisas
provinciales
informaran
detalladamente
de los oidores y las respuestas
en claro entonces, la ausencia
de cabildos, o cualquier
autónomas, actuantes y formalmente
reconocidas,
en donde se pedía acerca de todos
de los implicados, dejan muy
otro tipo de autoridades
indias
a la cabeza de los pueblos, hecho que
se confirma también por el hecho de que, durante todo este periodo, no se establecieron siquiera tasaciones
de tributos
para los mismos. A cambio de ello, en el contexto de
guerra generalizada
en el que se hallaba la provincia, los españoles no pudieron
poner en marcha formas de tributación que comenzaban
incomparablemente
más que
más compulsivas
que las
a operar por ese tiempo en el centro de la Nueva España.
Llegados a este punto todavía bastante
arraigada
vale la pena mencionar tradición
que existe una ya muy vieja, aunque
historiográfica,
tencia de grandes y complejas estructuras
que ha intentado
políticas meta-locales
en lo que sería luego la Nueva Galicia. Se habla con frecuencia de la existencia de una gran "confederación"
bacana, operando
al momento
nació, principalmente, los que destacan José
postular
la exis-
de origen prehispánico de "señoríos': e incluso
llamada generalmente
Federación Chimal-
de la llegada de los españoles. Esta visión historiográfica
de los trabajos
de un grupo de historiadores
López Portillo y Weber (1850-1923),
1906), Luis Pérez Verdía (1857 -1914),]osé
regionales,
Alberto
entre
Santoscoy
(1857-
Ignacio Dávila Garibi (1888-1981)
y José
Chimaihuacana', suerte de "proro-jalisco" prehispánico, habría estado conformado por varios "reinos" o "tlatoanazgos': cuyo número y nombres, varió de acuerdo con el autor de que se rrarara.l'" Así, por ejemplo, según Pérez Verdía esta "confederación" habría sido producto de las López Portillo
y Weber
mismas migraciones hasta Mesoamérica
(1889-1974).
Esta "Confederación
que en el siglo XII, según su cronología, habrían llevado a los aztecas desde su nativa 'Aztlán" Según el mismo autor, luego de implantarse
en lo que sería después la Nueva Galicia, estos ascendientes mado parte del primitivo "imperio rolreca', para ulteriormente, "imperio': permanecer renochca"
103
de los aztecas': habrían fordespués del colapso de ese
como una "confederación" de señoríos, independiente
Esta curiosa cronología la arranca el autor directamente
de la Crónica misce-
lánea de la Santa provincia deJalisco de Fray Antonio Tello (1567-1654), 101 Rafael Diego Fernández
Sotelo, La primigenia Audiencia de la Nueva Galicia 1548'1512.
de Juan de Ovando por el oidor Miguel de Contreras y Guevara, Guadalajara, Ignacio Dávila Garibi . Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara,
del "imperio
escrita en 1653,
Respuesta al cuestionorio
El Colegio de Michoacán . Instituto Cultural
1994, en especial pp. 24 Y 25.
102 Así, por ejemplo, en la versión de Luis Pérez Verdía, estos eran cuatro: Calima, TonaHan, Xalisco y Aztatlán, los cuales,
a su vez tenían bajo su égida diferentes
estados {eudotarios, como él los llamaba, entre ellos, Tzcoalco, Cocolan y Iza-
potlán, por citar algunos de los que dependían rango inferior como Teoacaltiche,
del "reino" de Calima. Igualmente,
Colotlán, Tlaltenango,
al oriente de la barranca del río Santiago:Luis
existían cacicazgos independientes
de
el Teúl, Nochistlán y Juchipila, por sólo mencionar aquellos situados
Pérez Verdía, Historia ponkulor del Estada de Jalisco, desde los primeros
tiempos en que hay noticia, hasta nuestros días, Guadalajara, TIpográfica de la Escuela de Artes y Oficios del Estado, 1910, v. 1, pp. 2'3. Ver igualmente:
Luis Tapete Bordes, Jalisco precortesiano: estudio histórico y etnoqénico, México, Imprenta El
sobre azul, 1944, pp .. 103'104. Igualmente: le," Journal de la Société d'Américanistes
Lean Diguet, "Le Chimalhuacan et ses Populations
avant la Conquéte Espagno-
de Paris, 1903, no. 1, pp. 1'57; José Ignacio Dávila Garibi, Breves apuntes acerca
de los chimalhuacanos: civilización y costumbres de los mismos, Guadalajara, TIpográfica C.M. Sáinz, 1927. 103 Luis Pérez Verdía, Historia particular
del Estado de Jalisco ..., p. 4.
50
fuente de donde arranca también una parte de la toponimia
empleada en su texto.'?' Sin
embargo, vale la pena señalar que, ni en este texto, como tampoco tivas de la conquista,
en l·
en las crónicas primi-
Her
ni en ninguna de las grandes historias de la Nueva Galicia escritas
durante posteriormente
durante el periodo colonial, aparecen mencionados
el Gran Chi-
Ell
malhuacán, ni menos aún, la llamada Federación CI,imalhuacana. Nada dicen al respecto,
jen.
por ejemplo, la Historia del reino de Nueva Galicia en la América Septentrional, de Matías
de las
de la Mota Padilla (1688-1766),
obras I
na del "Chirnalhuacán"
escrita en 1742,105 ni tampoco se encuentra
en obras del mismo tipo provenientes
huella algu-
del periodo independiente
refere
como, por ejemplo, la Memoria histórica •.. de la conquista particular de Jalisco,
temprano,
de Fray Francisco Frejes, escrita en 1833, por sólo citar algunas.l(J6 a Alberto
a finales del siglo publicado
Santoscoy
quien, al parecer, habría comenzado
especííicamente dedicado
endeble soporte,
habría que
indiscr
a hablar de ello
entone
XIX. Sin embargo, cabe decir que este autor no dejó ningún texto a este
El hecho es que, a pesar de su muy
ese ev
XX, al punto que
de Ca
José López Portillo y Weber, en su conocido libro La Rebelión de Nueva Galicia, escrito
Gurié
entre los historiadores
en 1939, llegó incluso a convertir
permaneció
tarde delM'
como un tópico tan aceptado e
indiscutido
la teoría 'chimalhuacana"
tema.107
juicio ( evento
Todo apunta a que la auto ría del supuesto "Chimalhuacárt" prehispánico atribuida
S10
jaliscienses
de principios
al "Chimalhuacán" en el centro de una prolija reinter-
pretación
histórico-literaria
diferencia
de Pérez Verdía, para López Portillo la estructura
habría estado conformada,
del siglo
de la conquista
española
no por un conjunto
mente dichos, sino por "teocracias" gobernadas
de esa región.
los jerarcas
Sin embargo, a
del viejo "Chimalhuacán"
de "monarquías"
o tlatoanazgos, propia-
por "sacerdotes-guerreros';
todos ellos de una suerte de religión bélica, ligada con la brujería Según López Portillo
lOS
de esta religión, aglutinados
practicantes
y el "nahualismo"
109
como
Lo
en una sociedad secreta
viejísima y poderosa, llamada la "orden de los nahuales", al ver su poder en retroceso, ha-
C.de
brían sido los encargados
Weig
de organizar
directamente
y por medio de sus malas artes, la
llamada rebelión del Mixtón: 110
... Y los nahuales de los aztecas, de los purépechas, pehuanes,
de los huarabes ... se reconocieron
de los cashcanes, de los coras de los te-
hermanos
Ibid
111 Luis México,
en la impostura ... y quizás también
112 Mari Editorial 104 Fray Antonio Tello, Libro segundo de lo Crónica misceláneo ... La edición empleada por López Portillo y Rojas es la de:
113 Láz
"La República Literaria" de el.
Científic
la elaboración Historia· lOS
de Guevara, 1891 (se trata de la edición que fue empleada por López Portillo y Rojas para
de sus libros). La edición moderna: Gobierno de Estado de lalisco
Instituto
Jalisciense de Antropología
>
Instituto
e
e Historia - Instituto Jalisciense de Antropología
(1742), Guadalajara, Instituto
e Hístoría- Universidad
de Guadalajara, Colección
españoles,
Guadalajara,
Imprenta
histórica
y la guer
Zacatec , 115 Carl
Histórica de Obras Facsimilares no. 3, 1973. 106 Fray Francisco Frejes, Memoria
114 José gio de la
e Historia, 1973, 2 V., ver en especial v. 1. pp. 9'36.
Matías de la Mota Padilla, Historia del reino de Nuevo Galicio en la América Septentrional
Nacional de Antropología
Nacional de Antropología
de los sucesos más notables
de la conquisto
del Supremo Gobierno a cargo del C. Juan María Brambila,
particular
de Jalisco por los
Guadalajara,
1833, Edición
gus coor Assodou
facsimilar por Edmundo Aviña Levy, 1966.
116 Ethe
107 Luis Topete Bordes, Jalisco precortesiano ..., p. 102.
Williams
108 José López Portillo y Weber, La rebelián de la Nueva Galicia, México, Colección Peña Colorada, 1980, (Edición facsimilar
1994, pp
de la del Instituto 109
Ibid., p. 363·
Panamericana
de Geograña e Historia, México, 1939).
117 Phil Zamora,
51 en la sinceridad. Pronto surgió la Hermandad Hermandad
de los Nahuales ... Y en mi concepto, fué su
la que preparó la Gran Rebelión ...
llO
El libro de López Portillo y Weber es un interminable
hilván en donde se entrete-
jen, sin transición ni orden alguno, referencias enteramente heterogéneas, entresacadas de las fuentes más diversas. Aparecen al1i 10 mismo trozos literalmente
arrancados de
obras históricas de! periodo colonial, como las de Tello y Mota Padilla, al igual que referencias sacadas de fuentes publicadas en su tiempo, como las informaciones
de!
juicio de residencia de Mendoza y junto con todo eso, irrumpe también una miríada de eventos enteramente indiscriminada
inventados por el propio autor, todo ello de manera enteramente
y sin e! apoyo de un auténtico aparato crítico. No deja de sorprender
entonces, la facilidad con la que una gran parte de los autores que escribieron tarde sobre e! tema las rebeliones indígenas novohispanas
más
y en particular, acerca de la
del Mixtón, terminan adoptado lo esencial de la interpretación
de López Portillo sobre
ese evento. En efecto, autores como Luis González Obregón, t11Maria Elena Galavíz Carlos Lázaro Avila, 113José Francisco Román
de Capdeville,112 o más recientemente
Gutiérrez,'!" Carlos Sempat Assadourian, 115o Ethelia Ruiz Medrano, mente algunos de los más importantes,
por citar sola-
aceptan todos, sin mayor comentario crítico, la
existencia de una suerte de entidad política de orden quasi-estatal, punto a la "Confederación
116
semejante en todo
de López Portillo, la cual habría dirigido la
chimalhuacana"
guerra. Sin embargo, ninguno de ellos se ha ocupado de demostrar, ni mucho menos de explicar, la existencia de una tan peculiar estructura "político-guerrera"
en sociedades
como las que ocupaban la Nueva Galicia en tiempos de su conquista. Los únicos autores que se han dado a una tarea semejante son Phil Weigand C. de Weigand.!'? Abordando Weigand proponen
110
y Acelia
el tema de la guerra de! Mixtón desde la arqueología, los
que los cazcanes, principales actores de ese drama, habrían sido
Ibid., p. 364. La ortograña
está tomada del original.
111 Luis González Obregón, Rebeliones indígenas y precursoras
de la independencia
mexicona en los siglos XVI XVII XVIII,
México, Ediciones Fuente Cultural. 195z. 11Z Maria Elena Galaviz de Capdeville,
Rebeliones
indígenas en el norte de la Nueva España (siglos XVI XVII), México,
Editorial Campesina, 1967. 113 Lázaro Avila Carlos, Las fronteras Científicas·
de América y los "Flunties Indianos ", Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Centro de Estudios Históricos
Departamento
de Historia de América, 1997,
114 José Francisco Román Gutiérrez, Sociedad y evangelización gio de Jalisco - Universidad Autónoma
en Nueva Galicia durante el siglo XVI, Guadalajara, El Cole-
de Zacatecas - INAH 1993, igualmente: José Francisco Román Gutiérrez, "Tezcatlipoca
y la guerra del Mixtón. Ponencia Coloquio Mesoamérica y la Guerra del Mixtón", Zacatecas INAH - Universidad Autónoma de Zacatecas - El Colegio de Jalisco abril 199'1' 115 Carlos Sempat Assadourian,
"Esclavos plata y dioses en la conquista de los teúles chichimecas",
gus coord., Dos décadas de investigación Asscdourion,
México, El Colegio de México - ClESAS - Instituto
116 Ethelia Ruiz Medrano, Williams ed., Contribuciones
"Versiones
en: Margarita Mene-
en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat
sobre un fenómeno
a la arqueologío
y etnohistoria
Mora - UNAM CEU 1999 pp. 63-96.
rebelde: la guerra del Mixtón en Nueva Galicia, en: Eduardo del Occidente de México, Zarnora, El Colegio de Michoacán,
1994, pp. 355-378. 117 Phil C. Weigand - Acelia C de Weigand, Tenamaxtli y Guaxicor. Las raíces profundas de la rebelíon de la Nueva Galicin, Zamora, El Colegio de Michoacán - Secretaría de Cultura de Jalisco, 1996.
descendientes
directos
teñas desde la Mesoamérica mesoamericanos
habrían
tro minero'; dedicado
tolreca, llegadas hasta tierras nor-
"marca
nuclear desde los siglos II o III De. Para el siglo XI, estos
110 pos
de corrientes
de inmigración
terminado
por crear entonces en Chalchihuites,
a la extracción y a la manufactura
de piedras cristalinas
volcánico de alto valor para el mundo mesoamericano, turquesa
y la obsidiana.!"
mayor esplendor, tantes, algunos
un gran "cende origen
como lo serían en este caso, la
De acuerdo siempre con estos autores, en el momento
habrían
florecido en esta región, asentamiento
de ellos con características
en su seno a muchos miles de habitantes
totalmente
s sumamente
"urbanas';
en áreas sumamente
de su impor-
los cuales albergaban
reducidas.
Es el caso de
Etzarlán, en donde, de acuerdo con sus cálculos, en un área de solamente 600 hectáreas, se habrían hacinado entre 10,000 y 15,000 habitantes en tiempos de su esplendor. Este último es un cálculo a todas luces desmesurado: do de densidades cuadrado,
es decir, incomparablemente
trial del viejo o del nuevo Mundo, ciudades jantes
siglo XX.
120
superiores
a las de cualquier
e incluso muy superiores
del siglo XIX europeo
industriales
rangos de población
de ser así, estaríamos
del orden de 1600 a 2500 habitantes
de población
sólo aparecen
Pero independientemente
el caer en decadencia habría terminado
de estos cálculos, cuya justeza
Chalchihuites.V'
encargada
de contener
a este enclave mesoamericano
En este punto, conquista,
la sociedad
de los Weigand
se asemeja
cazcana habría estado dominada
en tierras de
origin
Explican que
Pe
Todo ello le habría militar, el cual, de en gran medida
la vieja "élite conquistadora"
de
lo
a la
puebl
al tiempo de la
de la
no por una "sociedad secreta"
como en López Portillo
poderosos';
aboríg
mesoamericana,
sobre el Mixrón. Según aquellos dos autores,
y guerreros,
herederos
militar fronteriza
un carácter eminentemente
de brujos-sacerdotes
postul investi
hubo de conservar hasta tiempos de la conquista.!"
la interpretación
visión de López Portillo
capitales del
Pero
de 1300 años de anti-
los ataques de los irredentos chichimecas.r"
acuerdo con esta interpretación,
alguna
las
este viejo núcleo de origen tolteca
en una"marca"
conferido
yWe
no discutiremos
los españoles
el "sistema de comercio a larga distancia"
por transformarse
por kilómetro
De hecho, seme-
sido sino los restos de esa vieja organización.'?'
güedad al cual habría pertenecido
peñol
ciudad preindus-
en las grandes
'coor
hablan-
a la que presentaban
o norteamericano.I'"
históricamente,
más aquí, el hecho es que para estos, lo que encontraron los cazcanes, no habrían
tambié
testi
y Weber, sino por "linajes
nes e
de origen rolteca creadora de aquella
mism pia le
118 Ibid .• pp. 86·87.
ASÍ,
119 Ver por ejemplo: Arcades
Paul Bairoch,
no. 4. 1985. especialmente
120 Phil C Weigand
ciudad
de población
por km'. Dato consultado
de México. Programa
122 Phil C. Weigand 123 Curiosamente.
equivaldría
a poco más o menos.
la ciudad
del censo
del 2000. era de 5.737
de México al momento
septentrional
Avanzados
Tenamaxtli
de vista.
mesoamericana".
del Occidente
Gobierno
de la
en: Betty Bell. The Archaeology
y Guaxicar. ..• especialmente
los cazcanes
of West Mexi·
cionel lugar
de México. 1974. pp. 40.50.
son vistos
p. 83.
allí como un "antecedente"
presidios. 124 Phil C. Weigand
col.
2006·2012.
de la frontera
de Estudios
ese punto
Gallirnard,
y Guaxicar ...• p. 65. La cifra citada
en http://www.df.gob.mx/secretarias/social/copodf/prog3.html#disyden.
. Acelia C de Weigand. desde
Tenamaxtli
que presentaba
de Población
121 Beatriz Braniff. "Oscilación co, Ajijic Jalisco. Sociedad
París. Editions
pp. 318.349.
• Acelia C de Weigand.
la mitad de la densidad habitantes
De Jéricho a Mexico. Vil/es et économies dans l'hlstoire,
del sistema
español
de
125 lb; 126 Ibl
. Acelia C de Weigand.
Tenamaxtli
y Guaxicar; especialmente
pp. 85·121.
127 Es
53
"marca" fronteriza mesoamericana varios siglos atrás. Al igual que lo que López Portillo postula para sus "sacerdotes-guerreros" de la orden del nabual, los Weigand insisten también en que los "linajes guerreros" que dominaban la vieja" marca" tolteca del Norte, mantenían lazos estrechos con otros "señores" indios diseminados por lo que ellos llaman la región transtarasca: un territorio de extensión y límites muy semejantes a los que López Portillo marcaba para su vieja Chimalhuacán y que por curiosa coincidencia, corresponden también grosso modo, con los de la Nueva Galicia, sin las provincias de Aztatlán, Chiameda y Culiacán.!" En ambas interpretaciones, igualmente, estos personajes, "sacerdotes-guerreros'; por un lado, "cabeza de linajes guerreros'; por la otra, habrían sido los encargados de difundir voluntariamente la semilla de la guerra y de "coordinar" los ataques a los españoles, teniendo siempre como principal bastión el peñol del Mixrón.F" La deuda de esta interpretación con las tesis de López Portillo y Weber, expuestas casi seis décadas atrás, es perfectamente clara y sin embargo, por alguna razón que desconocemos, los Weigand nunca citan a ese autor en sus trabajos. Pero más allá de este hecho, resaltemos que una vez más que en esta interpretación, la postulada existencia de estructuras políticas de orden meta-local entre las sociedades aborígenes de la Nueva Galicia en tiempos de su conquista, no resulta visible para el investigador más que en un único y muy específico contexto documental: el que se origina alrededor de la guerra del Mixtón. Pero no dejemos de lado que para 1539, es decir, al tiempo en el que las guerras recrudecían en la Nueva Galicia y se daba inicio a la llamada "rebelión del Mixtón', grandes y muy profundas transformaciones se habían operado ya en el seno de las sociedades aborígenes locales, muchas ellas resultado de la irrupción masiva, súbita y violenta, de varias decenas de miles de mesoamericanos. De entre ellos, los más actiVO$ fueron ciertamente los "mexicanos'; de quienes se consigna que, actuando a la vera de los españoles durante la expedición de Nuño de Guzmán, arrasaron y quemaron pueblos, capturaron esclavos y terminaron convertidos en la verdadera punta de lanza .de la expedición. Quizás pudieran ponerse en duda, aunque quizás con poco éxito, los testimonios que acusan a los "mexicanos" de haber cometido brutalidades y devastaciones en las tierras conquistadas. Pero el hecho es que, mientras todo eso sucedía, estos mismos "mexicanos" se encargaron también de dar nombre, uno tras otro y en su propia lengua, a todos los lugares importantes poblados de chichimecas que encontraron. Así, cuando la expedición de Nuño de Guzrnán tocó a su fin, la Nueva Galicia contaba ya con una muy extensa toponimia, pero casi toda con consonancias en náhuad. Y sin embargo, es claro que la lengua originaria de estos grupos, incluyendo a los propios "cazcanes", no era el náhuatl, como se atestiguaría más tarde, por ejemplo, en las Relaciones Geográficas de la década de 1580.127 Sería imposible saber si estos nombres de lugares en náhuad correspondían en algo con algún tipo de unidad territorial propia
125 {bid.• pp. 65-83. Sobre 105 límites de las provincias de Aztatlán y Chiametla: Salvador Alvarez, Chiametla ...• pp. 5-9. 126
{bid.• pp. 116-117.
127 Este tema aparecen más ampliamente
expuesto
en el capítulo cuarto: "De "zacatecos"
y "tepehuanes".
54
a las sociedades toponirnia
aborígenes
empleada
cosas resultan
por los habitantes
inciertas
ñoles, darle nombre justamente
locales, o si al menos esos términos
Como
lo apuntábamos
encomiendas
por ejemplo, reconocimiento
intrascendente,
de distribuir
muy poco de las cuestiones
sus primeras
para marcar la cuantía del
ni mucho menos se nombraron
Nueva España.
La única y más que exigua formalidad
de encomienda,
fue la expedición
y capitanes
que disponemos
caciques, ni cabildos
si revisamos
en ese tiempo, jamás reconocieron
indios, ni mucho menos les otorgaron las crónicas
beas de documentos
de la campaña
de origen presencial
de Nuño
referencia
allí a la existencia
en el centro de la
deja
a estos repartos
al qu
a nombre de sus
para
fuente de estudio de
gares más poblados
funciones
de gobierno.
(con algún nombre de ningún
en algunos poblados,
como importantes
de "principales"
parte se hace particular,
perceptible
a esos personajes
del "señor" de Chapala,
poder o importancia
a lu-
cerca
y se habla aquí y allá de
másJ
o "señores". Sin embargo,
el cual, imposibilitado
especiales. de entregar
por
para los
referencias
lugar específico se habla como "centro" o sede de algún poder o jurisdicción se atribuye
de la
otro tipo de estructura
al menos que pareciera
en diversos pasajes de esas crónicas aparecen
que otros, señalados
De hecho,
acerca del periodo
cuenta de que en ninguna
a la existencia
de alcance extra-local,
Ciertamente,
la presencia,
Mich
como tales a eventuales "señores"
de que disponemos
de "señoríos" precisos
ni se hace alusión tampoco
político-territorial españoles.
el qu
de los Tebles Chichimecas, que es el único há-
de Guzmán, nos daremos
conquista ejemplo)
son, por cierto, la principal
pudo
sobre ellos)Ys
Los españoles o "principales"
que acompañó
de títulos por parte del gobernador
(cuyos registros
encomien-
Como en tantos
fueron directamente
para los pueblos, a la manera como se había hecho desde un principio
soldados
y
a manera de botín de guerra. No se hizo,
o conteo alguno de tributarios
tributo a recibir por el feudatario,
pues fue
para diferenciar
de protocolo.
al vínculo de la encomienda
entre los soldados, prácticamente
lenguas. Ambas
en la Nueva Galicia.
antes, al momento
se preocupó
algo de la
10 que sí sabemos es que para los espa-
de que se sirvieron desde un primer
otros lugares, los indios sometidos repartidos
pero
a todos esos lugares no era una operación
repartirse entre ellos las primeras das, Guzmán
de la región en sus propias
y poco probables,
de esos topónimos
traducían
de ningún
Opo
precisa, ni
Am
Fue el caso, por ejemplo,
ciertJ
a los expedicionarios
los
los
J
Aten 128 Si bien los títulos originales
de encomienda expedidos por Nuño de Guzmán, se hallan perdidos.
ellos fue compilada
por el visitador
y reportada
Estos han sido reproducidos
del archivo personal
Audiencia
de la Nueva Galicia ... Otra parte
Carlos I que se conserva en la biblioteca
taml cán.
Informes
capit
del Escarial años de 1539'1542, Guanajuato,
la vil
mencionada en: Mariano González Leal ed., Relación secreta de conquistadores.
de emperador
Taller de Investigaciones
Miguel de Contreras Guevara en sus informes al oidor Juan de Ovando.
en: Rafael Diego Fernández Sotelo, La primigenia
de los mismos aparece también
una buena parte de
Humanísticas de la Universidad de Guanajuato 1979. Otras fuentes complementarias
son la Suma
de Visitas y el Epistolario de la Nueva España, recopilados por Francisco del Paso y Trancoso: Francisco del Paso y Trancoso:
aden
Papeles de Nueva España. Geografía y estadística. Suma de visitas de pueblos por orden al{abérico, Madrid, Sucesores de
obru
Rivadeneyra, 1905; Episto/aria
de la Nueva Espoño, México Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos, 1938-1942
vols. Estas últimas fuentes y otras más han sido excelentemente
compiladas y resumidas sistemáticamente
16
por: Peter Ger-
hard, The North Fronrier o{ New Spain, Norman and London. University of Oklahoma Press, 1993. Otras referencias valiosas se encuentran también en: Thomas Hillerkuss comp., Documentolio de Jalisco - INAH, 1994.
del sur de Jalisco: siglo XVI, Zapopan, Jalisco, El Colegio
129 G en las 1530·
55
"tamemes" y comida que le reclamaban, fue simplemente hecho aperrear por el muy magl1ífico señor Guzrnán.F? Podría incluso contrastarse este caso con el del Calzonzi, al cual Guzmán le atribuyó el título de "rey" de Michoacán. En lugar de deshacerse inmediatamente de él, Guzrnán prefirió, como Cortés con Moctezuma, retenerlo en su poder, pensando que ello le aseguraría la "fidelidad" de los sujetos del mismo y le permitiría descubrir, eventualmente, el oro y demás riquezas que en su imaginación debían existir. Pero lo cierto es que, al final, decepcionado del poco impacto que la prisión del Calzonzi pareció causar entre sus supuestos "sujetos': Guzrnán terminó sometiéndolo a una muerte infamante, señal clara de que el pobre "rey tarasco" nunca pudo cumplir con lo que se le exigió. Queda como consuelo para la imagen de este "rey" el que el conquistador le hubiera atribuido una cierra influencia sobre los indios del Michoacán, aunque tal poder pareciera rebelarse luego muy endeble. Por lo mismo, no deja de ser significativo el que no se encontrara en la Nueva Galicia ningún personaje al que se le atribuyeran funciones ni lejanamente semejantes a las que se imaginaron para el Calzonzi. Ante la ausencia de estructuras sociales preexistentes capaces de generar movimientos estables de triburación en productos y mano de obra para ellos, los conquistadores recurrieron a métodos coercitivos para obtenerlos, sin reparar para ello en la naturaleza o características de los asentamientos sometidos: simplemente se conformaron con distinguidos por tamaños. En efecto, si observamos la manera como Nuño de Guzmán distribuyó encomiendas entre sus soldados, no es difícil llegar a la conclusión de que el único criterio que rigió esa repartición fue de orden estrictamente jerárquico: los lugaresmejor poblados y potencialmente más provechosos, fueron siempre acaparados por el gobernador y sus principales capitanes, mientras que el resto quedó para los simples soldados. Nuño de Guzrnán, por ejemplo se reservó en la región de Cornposrela, cercana a la capital provincial, los pueblos del Río de Tepique, considerados como los más ricos y mejor poblados de la zona. Más al sur, en Purificación, se quedó con Irán y Opono, mientras que en las montañas al oeste de Compostela, seleccionó Amajaquc, Amadán y Aguacadán, Izrnitique, Jaliango, Tepucuacán y Atengo, todos cercanos, por cierto, a la zona donde más tarde se abrirían las minas de Guachinango. Por su parte, en los alrededores del lago de Chapala tomó posesión de Calatidán, Cuitzeo, y Ponciclán, Atemajac, Tetlán, Tlaquepaque, Tonalá, y Zalatitlán. No conforme con ello, se atribuyó también los poblados de Navito, Colo meto y Díaburo, de la lejana provincia de Culiacán. De la misma manera, Juan Fernández de Híjar, quien era uno de los principales capitanes de Guzmán, obtuvo de su jefe los indios del Valle de Purificación, cercano a la villadel mismo nombre (de la que también era Alcalde Mayor y Capitan de Guerra) además de Pampuchín, Acadán, Tepeltlacaltitlan; más al sur, en dirección de Colima obtuvo Tomatlan y Pascua. En las montañas al este de Purificación, se quedó con
129
Gonzalo López, "Relación del descubrimiento
y conquista que se hizo por el gobernador
Nuño de Guzmán y su ejército
en las provincias de la Nueva Galicia escrita por Gonzalo López y autorizada por Alonso de Mata escribano de SM año de 1530", en: José Luis Razo Zaragoza (ed.) op. cit.. p. 70.
'"oo
Mad(e
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25 km
--'1 __
SOkln
-1.1
•
Centro
•
Encomienda
•
Villa de Españoles
~
Villa abandonada Camino
de varias
en 1 Puri encla
100m
---'1
encomiendas
igual cular parte lleno
Real
irnpo
Mezquitlán, Tecomatlán, Tepozpitzaloya y Coyatlán.P'' periodo de Nuño de Guzmán. Los ejemplos de podrían multiplicarse. Sin embargo, más allá del acaparamiento practicado por los grandes capitanes, lo que muestran también los ejemplos citados es la fuerte dispersión geográfica que presentaban las encomiendas en la Nueva Galicia de ese tiempo: (ver fig.1.!) Como puede verse, en esta frontera la distribución de encomiendas no rebela ningún
Figura 1.1 Encomiendas a finales
del
en Nueva Galicia
una por t princ ficaci en u
131 Te~ 1994 (lS
132 Rel 130 Las referencias sobre las encomiendas
citadas arriba se hallan en: Rafael Diego Fernández, La primigenia ...,1994 pp.
LXXII, 291'2; Peter Gerhard, op. cit., pp. 67, 90, 118, 151, 154, Y 155
en: Ant: de Sina
57
patrón geográfico ordenado: lejos de ello, los pueblos de encomienda se hallaban dispersos por los cuatro rumbos del enorme territorio que conformaba la Nueva Galicia. Es claro que uno de los factores que explican esta dispersión erajustamente el carácter insumiso poblaciones, de manera que, teniendo necesidad de mano de obra y sobre todo de avituallamiento, los conquistadores se vieron obligados a encomendar no sólo a los habitantes de los lugares vecinos a sus propios asentamientos, sino extender sus exacciones sobre una vasta área geográfica. Añadido a la captura sistemática de esclavosindios (los cuales luego eran vendidos en el centro de Nueva España)131todo ello hizo que, al igual que las encomiendas, la guerra se diseminara también por los cuatro rumbos de la provincia, con tanta violencia, que en varios frentes los conquistadores se vieron reducidos a la defensiva, e incluso fueron expulsados de regiones enteras. Fue en este contexto, por ejemplo, que se dio el desamparo de la primitiva villa de Chiameda, la cual luego fue completamente destruida por los indios. Esto entrañó que los españoles se retiraran por varias décadas de la extensa franja costera situada entre Compostela y Culiacán.l'" Dos años después, fue el turno de la villa de Purificación la cual llegó a ser asediada por los indios, si bien que fue finalmente salvada. Pero la que no corrió con la misma suerte, fue la primitiva Guadalajara ubicada en Nochistlán,la cual tuvo que ser abandonada para ser refundada más al sur en Tlacotlán. A partir de ese momento, la mayor parte de la gente de Guzmin se resguardó en las dos villas principales de la provincia, es decir, Compostela que era la capital y Purificación, la segunda en importancia, quedando tan sólo Culiacán como un lejano enclaveen relativa paz. Si ya desde el momento mismo de la llegada de la expedición de Guzrnán, la guerra se había asolado cruelmente la región de los Tebles Chichimecas, sus efectos se hicieron mucho más devastadores por efecto del terrible "choque microbiano" que la acompañó. Las epidemias, de las cuales ya los propios cronistas de la expedición nos dan lúgubre testimonio, continuaron abatiéndose sin cesar sobre el conjunto de la provincia y al igual que en el resto de las tierras nuevas americanas, la pestilencia golpeó con particular fuerza a los habitantes de las regiones costeras y demás "tierras calientes': Por su parte y a la par de este cataclismo en marcha, los años 1535-1540 estuvieron también llenos de turbulencias en el seno de la naciente sociedad española local. Una de los más importantes fue el encarcelamiento y destierro de Nuño de Guzrnán, a raíz del cual una buena parte de sus antiguos soldados y capitanes abandonó también la provincia, por temor de sufrir la misma suerte que su jefe. Quedaron así casi desolados los dos principales bastiones de los españoles en la provincia: las villas de Compostela y Purificación,hasta que al final, la región costera de la Nueva Galicia terminó transformada en una auténtica "tierra de nadie': 131 Tema ampliamente
desarrollado
por Silvio Zavala, Los esclavos indios en Nueva España, México, El Colegio Nacional
1994 (1967). 132 Relación de la villa de Espíritu Santo que fue fundada por Nuño de Guzmán, gobernador
que fue de este reyno,1533,
en: Antonio Nakayama, Documentos inéditos e interesantes para la historia de Culiacán, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa . Instituto
de Investigaciones
de Ciencias y Humanidades, Colección Rescate no. 13, 1982.
58
Tal era el panorama de Nuño
de Guzrnán
en el gobierno
pos tela seguía siendo oficialmente alejando progresivamente para refugiarse
de la provincia.
Si bien, en ese momento
la capital de la provincia, los colonizadores
Corn-
el te clOn
se Iueron
al tie
de las zonas costeras, asoladas por la guerra y las epidemias,
yapl guer.
en las tierras altas del interior y muy particularmente
dedor del gran lago de Chapala. la presencia
de la llegada de Diego Pérez de la Torre, sucesor
al momento
en la región alre-
Sin embargo, lo peor fue que, al desplazarse
el eje de
de los recién llegados, españoles e "indios amigos'; hacia aquella parte de la
provincia, las guerras se trasladaron
e
junto con ellos hacia las altas cuencas del altiplano
volcánico. Ni el sucesor de Guzrnán, en el gobierno, los recursos
para remediar
provincia
con un cometido
conquista
del imaginariamente
dades y a ello consagró finalmente
Diego Pérez de la Torre, ni su reemplazante
Vázquez de Coronado,
Francisco
necesarios
el malogrado
tendrían
esta situación.
finalmente
Coronado
de hecho, llegó a la
claro que tenía que ver con la Nueva Galicia: emprender lejano y riquísimo
reino nombrado
pobladores
cual el poblamiento
español se había visto reforzado
torno de los dos nuevos gobernadores,
la desbandada sumamente
sumergida
dejó a la provincia
en el mismo estado de guerra endémica
Mientras
Coronado
continuaba
sino la villa de Guadalajara,
la vera del pueblo de Tlacotlán. al nuevo capitán que la guena
nuevamente
de Guzmán,
capital oficial de la
que le dieron los indios de guerra a sus antecesores, remediar
la situación,
en organizar
como infructuosas.
reducidos
de las Siete Ciudades,
a la defensiva y compelidos sus posiciones.
durante
una serie de en-
a solicitar el auxilio
Por órdenes de éste último, para participar
pasó a la provincia para pacificada,
en la
pero con tan mal
por un caballo, después de una batalla en las cercanías
Todo ello, lejos de apaciguar los ánimos, empeoró contingente
de suerte
Tanto fue así que los españoles
de indios de guerra. La nueva Guadalajara
con muy pocas pérdidas
entre los colonos, pero los clamores
dos por éstos, añadidos
a la noticia de la muerte de Alvarado,
fue atacada por
sobrevivió
ddl que anti men este en
de
el estado de guerra, al pun-
to que, en junio de 1541, la ya para entonces "ciudad" de Guadalajara un nutrido
el cual
ubicada por entonces a
Pedro de Alvarado, quien se hallaba preparándose
sino que murió arrastrado
de
y al mismo tiempo
abandonada
que el propinado
urgente del virrey Mendoza para mantener el Adelantado
por la expedición
de guerra, por toda la parte norte de la Nueva Galicia, las
tan sangrientas
se encontraron
capitán
segunda de ese nombre,
con todo su impulso. Queriendo
tradas, es decir incursiones
el
por el norte lejano, el gobierno
todo el año de 1540 y parte de 1541, Oñate se empeñó cuales resultaron
consigo a durante
que la había asolado por años.
la virtualmente
Pero el recibimiento
no fue más afectuoso
continuó
provocada des guarnecida
de Oñate, un antiguo
eligió como sede, no ya Cornpostela,
para
por la llegada de gente en el en-
con su expedición
local quedó en manos de Cristóbal provincia,
arrastrando
de la misma. Así, después de un muy breve periodo
las Siete Ciudades,
Juchipila.
alcanzó
su objetivo y salió de la ciudad de México al mando de su expedición,
numerosos
la
de Las Siete Ciu-
sus mejores esfuerzos. En enero de 1540 el gobernador
atravesar, un mes después, la Nueva Galicia, en donde terminó
expedición
ni el tiempo ni
133 A DonA de Sa
al ataque
134 L
de alerta y auxilio envia-
mante
terminaron
Méxic
por sembrar
135 F
59
el temor de una posible debacle española en la Nueva Galicia. El virrey Mendoza reaccionó entonces decretando la guerra afuego y a sangre contra los indios de esa frontera, al tiempo que disponía todo lo necesario para partir él mismo a la cabeza de un ejército y aplastados de una vez por todas. Fue ese el punto de partida de la tristemente célebre guerra llamada "del Mixtón", 133
y el y el tributo en la Nueva Galicia
c) Una vez más el peso de los grandes números: la "Guerra del Mixtón" establecimiento
definitivo de la encomienda
Tres han sido los textos fundamentales que han nutrido la mayor parte de las interpretaciones historiográficas acerca de esa célebre "rebelión" en el siglo XX. El primero de ellos, es la serie de informaciones y descargos redactados en 1547, por el virrey Antonio de Mendoza, con motivo de las acusaciones enderezadas contra él durante la visita de Juan Tello de Sandoval de 1544. Basado en testigos de cargo, este visitador había acusado al virrey de tolerar todo tipo de exacciones contra los indios, propiciando con ellola insurrección, añadiendo además que la guerra ordenada contra ellos por el virrey había sido jurídicamente "injusta" además de innecesariamente cruel. En sus descargos, Mendoza negaba haberse tales cometido excesos contra los indios" y argüía que, estando en "paz"la provincia, la verdadera causa del conflicto se hallaba en la intervención de un grupo de hechiceros "demoníaco s'; quienes con sus malas artes habían soliviantado a los indios contra los españoles. Eso era, de acuerdo con el virrey, lo que lo había literalmente obligado a intervenir de manera tan "severa" como lo había hecho. 134 El segundo texto fundamental en esta historia es la Crónica Miscelánea de Antonio Tello, escrita, por cierto, un siglo después de los acontecimientos, esto es, 1653. Allí la guerra aparece ya revestida de tintes resueltamente épico-salvíhcos, al tiempo que el relato se ve condimentado con diálogos particulares, batallas, discursos, hazañas guerreras y hasta eventos tan extraordinarios como la intervención del apóstol Santiago y del arcángel San Miguel en auxilio de los españoles. Sin embargo, la gran y enorme Iimitante de esta crónica desde el punto de vista de la historiografía moderna, proviene del hecho de que el autor no sólo no cita sus "fuentes'; como era usual en la época, sino que mezclaba con toda naturalidad hechos aparentemente tomados de documentos antiguos y quizás incluso de tradiciones orales, con descripciones y relatos supuestamente "presenciales" de eventos acaecidos un siglo atrás, los cuales sólo son citados por este autor y por nadie más.!" El tercer texto básico de esta serie, es la crónica escrita en Madrid en 1552 por Fray Bartolomé de las Casas, a partir de testimonios recogidos
133 Auto en que se mandó a hacer la guerra a los indios de Nueva Galicia, Mexico 1 juin 1541. en: Ciriaco Pérez Bustamante, Don Antonio de Mendoza primer virrey de la Nueva España (1535-1550), Santiago de Compostela, Anales de la Universidad de Santiago, v. 3, Tipográfica
del Eco Franciscano 1928, doc. X. p. 169.
134 Los descargos de Mendoza y otros documentos
anexos han sido reproducidos
en gran parte en: Ciriaco Pérez Busta-
mante, op. cit., pp. 77 Y ss.; ver igualmente Joaquín García Icazbalceta. Colección de documentos para la historia de México. México, Editorial Porrúa 1980 v. 2 pp. 62 Y ss. 135 Fray Antonio Tello, op. cit, p. 226 '398.
60
por el propio dominico en Madrid, del célebre Francisco Tenamaztle, aparentemente
Este era un indio
originario de la Nueva Galicia que había sido criado por los francisca-
nos y el cual, en su calidad de cristiano e hispanohablante,
había sido colocado por los
españoles como temastián y cacique con vara de justicia, en Nochisdán. dentes, el citado Tenamztle
aparentemente
Pese sus antece-
participa en la guerra del Mixtón en contra
los españoles, por lo que fue capturado y enviado por el virrey Mendoza a España para que fuera juzgado en el marco del proceso que se le seguía. Allí lo conoció Las Casas en 1552, es decir, en la época en que desarrollaba
su célebre debate con Sepúlveda.
Inspirado por este caso, Las Casas desarrolla entonces un breve en donde deslegitima la intervención
de los españoles en contra de los indios Mixtón, en nombre del dere-
cho natural y tocante al tema de la capacidad de resistir y huir, por parte de quien es oprimido por una tirano. Más tarde, este escrito sería incorporado
por las Casas a su
Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias de 1558.136 Juntos estos tres textos han servido como base a la mayor parte de las modernas interpretaciones
historiográficas
y Weber a los Weigand. enormes
dificultades
de la llamada guerra del Mixtón, de López Portillo
Sin embargo, vale la pena llamar la atención
acerca de las
que subyacen a la empresa de basarse en escritos que más que
"fuentes directas" de los hechos allí relatados, resultan ser, más bien, sujetos de estudio y de interpretación.
Así, por ejemplo, cuando Mendoza en sus descargos, afirmaba que
la provincia se hallaba "en paz" en 1539, mentía flagrante mente y a sabiendas. Al evocar a esos "misteriosos" y desconocidos
"hechiceros': Mendoza
la guerra hacia una causa absolutamente españoles, exculpándolos
desplazaba
los orígenes de
externa a su propia actividad y a la vida de los
a ellos e inocentándose
él mismo.
Aún si se aceptara (sin conceder) la existencia de una "conjura" cobijada en un ambiente "mílenarista" y suponiendo
también que "misteriosos
hechiceros" hubieran ati-
zado la violencia, de cualquier modo eso no hubiera cambiado del problema: esa'guerrá'
un elemento esencial
no se inició, ni mucho menos, en 1539. La violencia venía de
mucho tiempo atrás, de modo que con o sin conjura, con o sin hechiceros, la conflagración que desde hacía tantos años ya, había hecho arder el resto de la Nueva Galicia, tarde o temprano
hubiera alcanzado también a la región de los llamados 'cazcanes'. Si
ésta llegó hasta allí justo hacia 1539, ello se debió a un vector muy fácilmente identificable: los propios colonizadores de la guerra y encontrarse
y sus indios amigos. Al, desplazar hacia el norte el eje
en una región que había permanecido
tivamente al margen de la actividad española y probablemente golpeada por la guerra, las epidemias y el despoblamiento, los conquistadores
se encontraran
136 Reproducido
en: Salvador
ver igualmente:
Reinoso
por eso mismo, menos
nada tiene de extraño el que
con adversarios más numerosos}'
esta guerra como fruto de un "levantamiento"
cisco Tenamaztle. Introducción
hasta entonces rela-
indígena "repentino': cuyos orígenes no
1542-1556,
rido. quila
ed .• Relación de agravias hechas par Nuña de Guzmón y sus huestes a don Fran-
y notas de Salvador Reinoso, México. Porrúa Hermanos,
Colección
Miguel de León Portilla, La flecha en blanco. Francisco Tenamaztle y Bartolomé
los derechos indígenas
activos. Describir
México, El Colegio de Jalisco - Diana, 1995.
Siglo XVI. no. 6, 1959;
de las [osas en lucha por
137 Ve 138 Re Ilalrna
de los i
61
iban más atrás de 1539, no hace sino idealizar artihcialmente de perder perspectiva
e estos eventos, al precio
de conjunto.P? Lejos de haberse tratado de una "rebelión" puntual,
a lo que se asistía en esa región, a finales de la década de 1530, era a un episodio más de un proceso de alcance mucho más general. Se trataba del choque entre los conquistadores españoles y sus aliados indios, provenientes demográficamente
densas, con poblaciones
de las zonas de altas civilizaciones
aldeanas, de baja densidad
demográfica.
En
el caso de la Nueva Galicia, el proceso se inició en 1529, pero como vimos, el mismo fenómeno se había verificado ya antes en otras provincias, ejemplo y se repetiría
después infinidad
No puede negarse, de cualquier hito en la historia de la colonización hizo diferente se encontró
de veces en todas las latitudes
americanas.
modo, que la guerra llamada "del Mixtón" marcó un del norte novohispano.
a esta guerra, no fue la "belicosidad"
en muchas
como las de los Motines, por
Pero lo que verdaderamente
de los indios, pues eso es algo que
otras partes con mayor o menor intensidad
tanto antes como
después de estos eventos. Fue, una vez más, la intervención
masiva de gente proveniente
de las regiones de alta civilización
de la llamada Mesoamérica
y densidad
demográfica
nuclear, la que le imprimió
singularidad
las conquistas
En efecto, en respuesta
americanas.
lajara y ante la noticia de la muerte septiembre de 1541, Antonio
y llenó de tintes dramáticos
en combate, en
no sólo a los insumisos
de la Nueva Ga-
otros. Este estaba formado por más de 500 soldados españoles
bien armados (algunos cronistas
llevan la cifra hasta 1000 soldados), de entre los cuales
había cuando menos 300 hombres todos ellos acompañados Tlaxcala, Cholula,
Pedro de Alvarado
se puso en marcha a la cabeza de un impre-
sionante ejército, capaz de aplastar literalmente, licia, sino a cualesquiera
al llamado de los vecinos de Guada-
del Adelantado
de Mendoza
a este episodio de
de a caballo con impedimenta
de guerra completa y
por poco más o menos 50,000 indios amigos provenientes
Guaxango,
Tepeaca, Texcoco, Chalco, Amecameca,
Tenango
de
y Xo-
chimilco.P" Por segunda vez en dos décadas, los españoles echaban mano de esa todavía inagotable fuente de recursos humanos
que era el corazón del viejo mundo náhuatl. Un
. simple llamado de armas y unas pocas semanas de preparativos, virrey para conformar
aquél que aparecía como el mayor ejército jamás visto en la Nueva
España desde la toma de Tenochtitlán. de los recursos
humanos
Tanta facilidad da una idea clara de la cuantía
de que los españoles
pero al igual que en tiempos de Nuño de Guzmán España seguía pareciendo
no solamente
la Nueva Galicia representó
seguían disponiendo
en ese entonces,
aquello que en el centro de la Nueva
posible, sino hasta sencillo, para los aldeanos de
el anuncio del desastre final.
El relato de esa expedición rido. Recordemos
le fueron suficientes al
simplemente
es demasiado
conocido como para que necesite ser refe-
cómo el primer objetivo de Mendoza
consistió
en ani-
quilar los indios de la región de los "peñoles', es decir, a aquellos que habían derrotado
137 Ver los trabajos ya citados de Ethelia Ruiz Medrano. Versiones ... y Carlos Sempat Assadourian,
Esclavos plata y dioses ...
138 Relación de la jornada que hizo don Francisco de Sandoval Acazitli. cacique y señor natural que fue del pueblo de
Ilalmanalco, provincia de Chalco, con el señor visorrey Don Antonio de Mendoza cuando fue a la conquista y pacificación de los indios chichimecas de Xuchipila, en: Joaquín García Icazbalceta. Colección de documentos ...• v. 11.pp. 307'332.
y causado prueba
la muerte
del Comendador
que, efectivamente,
explica también
Alvarado y puesto bajo sitio Guadalajara.
esa gente era considerada
Eso
y ese miedo
como una amenaza
las dantescas matanzas, las tácticas de tierra arrasada, de captura masi-
va de cautivos y de destierro que fueron empleadas contra ellos. Pero un aspecto del que se habla mucho menos en este caso es que, en realidad, el objetivo del virrey no consistió solamente
en aniquilar
todas, el conjunto de la eliminación
a los indios de los peñoles, sino en "pacificar'; de una vez y por
de la Nueva Galicia. Es por eso que la hueste no fue disuelta después de los indios de los peñoles de Nochistlán,
]uchipila
y demás pueblos
del norte de la Nueva Galicia. Lejos de ello, Mendoza dispuso que la marcha continuara, y Aguacatlán,
sólo que esta vez en dirección del suroeste, hacia Ixtlán,]alacingo todas que se hallaban
de guerra y en donde Mendoza
contra los indios, aplastando
un asentamiento
hizo la guerra a sangre y a fuego
tras otro, hasta someterlos
mismo hizo luego en la provincia de Compostela
regiones
en donde, utilizando
de paz. Lo
métodos
análo-
gos, "redujo" de paz a los alzados que llevaban ya más de una década en ese estado.P? Los años 1542-1550
representaron
para la Nueva Galicia el fin de una época y el
inicio de otra. La provincia entera había sido una vez más pasada a fuego y a sangre y con ello la guerra se alejaría, cuando menos de la parte central de la provincia. Sin embargo vale la pena reflexionar se había establecido
acerca de cómo esta "paz' era de un tipo muy distinto de la que
un par de décadas atrás en el centro de la Nueva España. Aquí la
paz derivaba de dos causas, la primera, el profundo y epidemias
habían provocado
quebranto
que las repetidas guerras
en el seno de aquellas sociedades
aldeanas y la segunda,
que los españoles y sus aliados indios, se hicieron más numerosos fuertes. Durante de Coronado
la primavera
y por
de 1542, regresó por fin el gobernador
al frente de su ejército después de su malograda
10 mismo, más
Francisco Vázquez
expedición
a las Siete Ciu-
dades. Con el refuerzo de esa gente, más los remanentes
del nada despreciables
ejército
de Mendoza,
mejoró sensiblemente.
Gracias
la situación numérica de los colonizadores
a ello, ese mismo año las autoridades Guadalajara
de la provincia desplazaron
desde su antiguo asiento en Tlacotlán,
la destruida "ciudad" de
para volverla a fundar más al sur, en
el valle de Atemajac. Ya en su asiento definitivo, la nueva ciudad se consolidó rápidamente hasta alcanzar, dos años después, la cifra de 138 vecinos, convirtiéndose bastión colonial en la provincia.
En 1544, el poblamiento
un nuevo impulso con el descubrimiento considerados
durante
cuales atrajeron poblamiento
colonos nuevos. Sin embargo, el evento que más marcó el
en 1546, de las famosas minas de Zacatecas,
en un paraje norteño,
dos años después,
no lejano a la región
arrasada tan sólo un lustro atrás por el ejército de Mendoza.
El rápido auge tanto minero como poblador como el trajín de carretas,
en Guachinango,
de la Nueva España, los
de la Nueva Galicia durante este periodo, fue la apertura
que había sido literalmente
tamemes
139 El relato de toda esta parte de la expedición pp. 325-327.
español de la región recibió
de ricos filones argentíferos
mucho tiempo entre los más productivos
a numerosos
en el principal
que siguió a este descubrimiento,
así
y mulas por los caminos que unían a esas minas se ha tia en Francisco de Sandoval Acazitti, Relación de la jornada ...,
con e
o, o o
Eso
N
Madfe
iedo así-
ZACATECAS
que istió por ués
o
ones uego
. Lo álo39
ye! con argo o
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~ ~
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L
r, en
• O .•••
ente cipal
.J
SO km
J
100 km
Pueblo de indios tributario de la Corona Encomienda no tasada para la Corona Centro minero
• Villa de españoles 181 Villa abandonada Camino Real
ibió
ués,
25 km .J
con el resto de la Nueva España, le transmitieron
mayor
dinamismo a la llegada de colonos a la provincia.
A par-
tir de esa época, la presencia
de los españoles junto
sus
mas
provincia, se hizo una realidad permanente. nuidas y asoladas poblaciones
ada ...•
aborígenes
Encomiendas
por los cuatro rincones de la
En cambio, para las terriblemente
dismi-
para aquellas ubicadas
coloniales, las posibilidades
se hicieron
en Nueva Galicia según
las tasaciones
locales, especialmente
en zonas cercanas a los mayores establecimientos y resistencia violenta ante el advenedizo
1.2
con
aliados indios, ambos en gran número y diseminados
, así
Figura
de huída
cada vez más difíciles y costosas.
de 1554 y 1558
En ese contexto de nueva pax hispánica, las autoridades activa política de distribución 1544 se establecieron
de encomiendas
neogallegas emprendieron
una
para los colonos de la provincia y hacia
también los primeros repartimiento
s por tandas para los vecinos
de la provincia. Todo ese proceso culminó en 1558, con la emisión de las primeras tasaciones de tributos
reales para los pueblos de indios de la Nueva Galicia. De ello nos
da cuenta la carta no. 2, en donde se muestra la distribución
de los pueblos incluidos
en esas tasaciones: (ver fig. 1.2) .140 Hemos incluido en esta carta, bajo forma de círculos blancos, las antiguas encomiendas del periodo de Nuño de Guzmán y en círculos negros los pueblos que aparecen en las tasaciones de 1558 y 1559, es decir, las dos primeras. Como puede verse, los pueblos tributarios se concentraron
inicialmente en la que devino desde entonces la región cen-
tral de la Nueva Galicia, es decir la franja de territorio situada inmediatamente
al sur del
curso del río Grande o de Santiago, especialmente en la zona situada entre la laguna de Chapala y Guadalajara.
De ese modo, los antiguos rebeldes, de entre los cuales para ese
tiempo ya muchos eran los hijos de los que sobrevivieron a la expedición de Nuño de Guzmán,
se fueron integrando
sujetos de encomienda
a una nueva geografía humana, colonial, esta vez, como
o repartimiento.
Mientras tanto, distribuidos
por toda la pro-
vincia, los "mexicanos'; antiguos "auxiliares" de guerra de los españoles, transformados para ese entonces en tributarios
ellos también, poco a poco irían fusionándose
poblaciones locales, al tiempo que su lengua, el náhuatl, progresivamente
ya
con las
se convertía en
una suerte de lengua franca que reemplazaba paso a paso a las lenguas locales. A través de los años, conforme la población de españoles e "indios amigos" se hizo más numerosa,
el sistema de tasaciones se iría extendiendo
también. Con todo, la paz
no se estableció por completo en el conjunto de la provincia. Las costas desoladas, desde la Bahía de Banderas hasta Chiametla, y los llanos de los chichimecas
lo mismo que la Sierra Madre Occidental
y en general en todas aquellas regiones en donde los
españoles y sus aliados indios estuvieron menos presentes, continuaron te mucho tiempo "fronteras de guerra'; casi impenetrables
para los conquistadores.i"
Pero incluso en las zonas "pacificadas'; la ausencia de mecanismos la auto-regulación
siendo duran-
capaces de asegurar
del tributo y servicios personales, semejantes a aquellos que funcio-
naban en las regiones de alta densidad
de población
obligó a los españoles a seguir recurriendo
del centro de la Nueva España,
a métodos coercitivos y muy directos para
asegurarse un abasto continuo de tributos y mano de obra. Para ello, las autoridades obligaron, por una parte, a los propios encornenderos por la otra recurrieron
a recaudar los tributos
reales y
al remate de los tributos entre los capitanes y vecinos de la pro-
vincia, los cuales a cambio del derecho de recaudados
personalmente
y en su provecho
propio, pagaban una cuota en plata a la Real Hacienda.r'"
140 El registro de esas tasaciones se encuentra en: AGI Contaduría 861, Almonedas de los tributos
de los pueblos de indios
de la Nueva Galicia, 1558-1559.
'4'
Este tema aparece más ampliamente
tratado en el capítulo tercero: "De reinos lejanos y tributarios
142 Ver las subastas de tributos de Guadalajara y Zacatecas en AGI, Contaduría 859 y 860.
infieles ...
143 "R México
Con todo, el establecimiento de estas primeras tasaciones de tributos simbolizó de muchas maneras el fin de un milenario capítulo para aquellas sociedades: el de su vida aldeana al viejo estilo. Al mismo tiempo se daba por terminado también el vertiginoso y sangriento interludio de la conquista. A cambio de todo ello, se iniciaba para las disminuidas sociedades aborígenes de aquella parte del Nuevo Mundo, una larga, penosa y errática cuesta arriba tanto social como demográfica. Buena muestra y confirmación de ello, nos la dan los tétricos y lastimeros recuentos y descripciones que aparecen en las Relaciones Geográficas de la década de 1580. Pongamos como ejemplo emblemático, la de Compostela, alguna vez considerada como la más poblada y rica provincia de indios de aquella parte del Nuevo Mundo y sede igualmente de la primera capital colonial en la misma: Estos pueblos, pestilencias
dicen, fue mucha gente antiguamente:
y otras dolencias
pueblos y partes permanentes,
que ha menoscabado.
son ahora tan pocos por causa de Los pocos que hay están poblados
puestos en policía según la tierra. Son gente entendida
en ansí
por su natural como por el trato que tienen de gente española. Son gente en genera! haragana y mal dada a! trabajo porque aún lo que les es forzoso para su sustentamiento compeler a ello la justicia por la fuerza ..•
les ha de
143
Culpar solamente a los conquistadores españoles de aquél triste estado de cosas, es siempre posible, pero también insuficiente. En la Nueva Galicia, como en el conjunto de las regiones americanas, la conquista no se redujo al choque directo entre "europeos" e "indios'; sino que terminó movilizando fuerzas ciegas e incontrolables que a la larga terminarían devastando todo un sistema de civilización: el choque microbiano fue solamente una de ellas. En este caso, el peso del número, o dicho de otro modo, la avalancha incontenible en la que terminó convirtiéndose la presencia en pie de guerra, de los civilizados me soamericanos en tierras de aldeanos, resultó igual y por momentos, sin duda, más destructiva que las propias epidemias. Por ello, no puede sino concluirse que sin el concurso de esos "civilizados no españoles'; necesariamente las conquistas habrían discurrido por cauces muy diferentes en regiones del tipo de la Nueva Galicia. Como quiera que fuera, el hecho es que, a resultas de todo ello.Ios cambios fueron rápidos, fulgurantes. Ya para finales del siglo XVI, muy pero muy poco quedaba ya de lo que alguna vezfueron las sociedades aborígenes que habitaron los territorios de esa naciente Nueva Galicia. Tan fue así, que hoy, la memoria de esos grupos, mistificada, se encuentra casi perdida por completo.
143 "Relación de la ciudad de Compostela". México, UNAM, Instituto
de Investigaciones
1584, en: René Acuña, Relaciones geográficas Antropológicas,
Etnohistoria,
Serie Antropológica
del siglo XVI: Nueva Galicia, 65, 1988, 1>. 89·
67
CAPiTULO
11
Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVp44
El mundo prehispánico y en especial Mesoamérica, decía Alfred Kroeber, a mediados de este siglo, estaba formado por sociedades con muy poca vocación marina. Las grandes realizaciones culturales, las brillantes civilizaciones antiguas del continente, nos explica el antropólogo, florecieron casi siempre en los altiplanos, lejos de los contornos océanicos; era allí donde se concentraba la mayor parte de la población, mientras que las franjas cesteras, con su clima húmedo y caliente, no pudieron haber sido más que refugio de pequeños grupos errantes, únicos en atreverse a habitar aquellas fragosas y sofocantes inmensidades. Si tan sólo de climas se tratara, las costas septentrionales de la mar del sur, tal y como los españoles las encontraron a principios del siglo XVI, muy bien podrían corresponder a semejante descripción. La cuenca del río Santiago, sobre todo en la última parte de su largo recorrido, más allá de la laguna de Chapala, marca de alguna manera los límites entre el eje neovolcánico y la sierra madre occidental. Al sur de la gran cuenca fluvial se encontraban, en el siglo XVI, las viejas provincias de Amula y de Aurlán, así como los valles costeros de Cihuatlán y Purificación, mientras que al noroeste, en dirección de la costa, se hallaban las provincias de Xalisco o Tepique, Aztarlan y más hacia e! norte, Chiarnetla.r" Entre los ríos Armería y Acaponeta, y sobre todo, entre la bahía de Banderas y la desembocadura del Acaponeta, la planicie costera de! pacífico puede apenas llamarse con ese nombre; no es, en realidad, más que una estrecha franja de tierra que pende de los contrafuertes de las dos grandes cadenas montañosas que allíhacen contacto: es esa la región más húmeda de toda la costa occidental. Hacia e! norte, más allá del Acaponeta, las lluvias disminuyen y la planicie costera se va haciendo más amplia; la floresta tropical poco a poco cede el lugar a una larga serie de lagunas costeras rodeadas médano s arenosos, manglares y bosque bajo, formadas por las desembocaduras de los grandes ríos que descienden de la Sierra Madre Occidental: e! propio Acaponeta, el San Pedro, el Baluarte, e! Piaxrla, el Elota y e! Presidio. La región de lagunas que se extendía del Baluarte, al Presidio, era precisamente lo que, a fines de losaños veinte del siglo XVI, se denominó como Provincia de Chiametla.
1/¡4
Publicada originalmente
en: Trace, lravaux el Recherches dans les Amériques, Centro Francés de Estudios Mexicanos
y Centroamericanos, no. 22. 1992, pp. 9'24. 1/¡S
Utilizamos aquí los términos
"Xalisco", "Tepique" y "Chiametla",
evitar distinguirlos de los actuales toponímicos.
en lugar de "Jalisco", "Tepic" y "Chametla" para
En el caso de Chiametla, este es el nombre que se utilizó para designar a
esta región a todo lo largo del periodo colonial; el término actual "Chametla", es sin lugar a dudas una simplificación del toponímico antiguo.
68 1:
LA DOS CONQUISTAS
deGu
DE CHIAMETlA
esclav.
a) La campaña de los Tebles Chichimecas
de los pueble
Era, en efecto, una tierra caliente y de difícil acceso esa provincia si nos atuviéramos prehispánicas. estado
a las ideas de Kroeber,
De hecho, durante
de Nayarit,
del hoy territorio deja entonces
muy poco propicia
siglos, los territorios
y la parte sur de Sinaloa,
el hecho de que, durante provincia
virtieran
zonas de conquista
en una de las primeras
el siglo XVI, precisamente
de Purificación,
sus nuevos dominios,
cuando
hasta la China, emprendió de los años
dición marítima
ya Cortés,
sus primeras
exclusivo de explorar
una capitulación,
dirección
del norte por la vía terrestre.
Francisco
Cortés
y se fundaron
Buenaventura,
las primeras
alcanzaron
encomiendas
por primera
reivindicando
también,
Zapotlán,
al menos de manera
hacia el norte, así como la llamada
todavía, era que en el ínterin, otro poderoso su posición
de presidente
cuenta los territorios
de la Audiencia,
que se encontraban
Para lograr su propósito, más que considerables, cincuenta
jinetes
Guzmán
el camino,
hizo aún más grande, gaban noticias
encabezadas
vez la provincia
formal, el dominio
nuevos españoles
algo q XVII
de eXF númei
pnme
por
últirn.
de "Xalísco"
que se
Xalisco y Tepique,
ser so prend
de todas las tierras
auxilió
isla California. Lo que Cortés ignoraba
Los rr
pretendía
adelantársele
al norte de sus dominios
amparado
y conquistar
de otros ciento ochenta
se fueron
uniendo
de sus avances por tierras desconocidas.
por su
destructiva al cortejo
De Michoacán,
y
C~ encon
por ciento
españoles
mistei dores
de dimensiones
Huejotzingo
y, por lo tanto,
en
de Colima.
reunió en México un ejército
la de por sí numerosa
histor
en las
Aguacadán,
a pié, y de ocho a doce mil indios amigos de Xochimilco, Andando
quien
conqu
capitán, Nuño de Guzrnán,
acompañados
Se,
Cortés decidió explorar en
dadas la época y el lugar. La hueste estaba formada
españoles,
el derecho
en lugares tan alejados de la villa de la villa de
de Colima, como Tamazula,
a:
en la mar del
Fue así que huestes españolas,
San Sebastián situadas
marítima,
expe~
1529, el con-
según la cual, la reina le otorgaba
expedición
la, y
provel en la (
en
de Colima, su
por descubrir
funda
de la caída de
con su desafortunada en
suyos,
sangre
una vía que lo llevara
Dos años después,
Sanris
se con-
aún los españoles
en la fundación
y poblar de los nuevos territorios
sur.146 Ante el fracaso de su anterior
esas
hacia la costa de la mar del sur.
también
sobre las costas occidentales.
logró obtener
a encontrar
exploraciones
resultaron
después
de asentar
1526 y 1527, que culminarían
hacia el oriente,
primer gran bastión
decidido
hasta Chiametla,
española
la gran capital de los aztecas. No se habían terminado
quistador
al actual
entre los menos poblados
mexicano y existe, por lo mismo, la idea de que siempre fue así. No
de sorprender
tierras que van desde la antigua
Sus empeños
para las civilizaciones
que corresponden
se contaron
y,
de Chiametla
más de
sólo e
tan al,
Tlaxcala.i"
lo Hal
comitiva,
en el!
conforme
se lle-
los soldados
me da respu entre
146 Vasco de Puga, ed., Provisiones. cédulas e instrucciones para el gobierno de la Nueva España. Madrid. Cultura Hispánica. (olección
de Incunables Americanos,
147 Para una descripción lección de Documentos
grand
1945, v. ]. pp. ]6-]8.
del ejército de Guzmán: Información
de Cristóbal de Barrios. 1529, En Pacheco y Cardenas, Co·
Inéditos del Archivo de Indias, v. IV, p. ]6].
148 les
149 Lui
de Guzrnán se llevaron consigo a numerosos tarascos en calidad o de auxiliares, o de esclavos y llegó un momento en que los indios sumaban veinte mil, según versiones de los propios parricipantes.l'" La horda continuó su marcha aplastando a todos los pueblos de indios que encontró a su paso a lo largo de la gran cuenca del LerrnaSantiago, que les sirvió como guía en su peregrinar. Al poco tiempo, Guzrnán y los suyos, penetraron por fín en las escarpadas tierras de la provincia de Xalisco, donde fundaron la villa de Compostela, para continuar enseguida sobre Aztarlan, Chiamerla, y alcanzar, finalmente, la lejana provincia de Culiacán. Semejantes hazañas, no fueron, desde luego, del agrado del Marqués del Valle, quien consideraba todo aquello como sus dominios, y poco faltó para que corriera la sangre entre las huestes de ambos personajes. El enfrentamiento estuvo al origen de la proverbial enemistad que opuso a Cortés y Guzmán, y que culminaría años más tarde en la caída y destierro del segundo a manos del virrey Mendoza. Pero más allá de la historia política de la conquista, la disputa entre los dos grandes capitanes, nos señala algo que marcó un verdadero hito en la historia de la expansión española en el siglo XVI novohispano. No fue por casualidad, en lo absoluto, si dos de los movimientos de exploración y conquista más importantes (si no es que los más importantes), por el número y notoriedad de sus protagonistas, que se dieron en Nueva España durante los primeros años de la colonia, tuvieron como escenario las costas del Pacífico norte. La conquista de aquellas tierras significó la movilización de contingentes enormes. Tamo en las diferentes expediciones de Cortés, como en las de Guzmán, y sobre todo en esta última, ambos capitanes pudieron contar con grupos de varios cientos de españoles que se alistaron con sirvientes caballos y allegados para seguirlos, hecho que no deja de ser sorprendente en épocas tan tempranas de la colonización española. Pero más sorprendentes aún, resultan los testimonios donde se atestigua, cómo las tropas de indios auxiliaressumaban varios miles y en ocasiones, hasta decenas de miles de individuos. Los métodos empleados por los españoles para mover semejantes multitudes, son un . misterio que necesitaría en todo caso ser elucidado. Cabe, por otra parte, preguntarse porqué, después de haber conocido los esplendores de la gran Tenochtidan y demás ciudades y regiones densamente pobladas que encontraron en el altiplano, los conquistadores desplegaron tan enormes esfuerzos, tan sóloen el empeño de apropiarse de las tierras calientes de las costas del Pacífico norre, tanalejadas de los grandes centros de civilización del altiplano. Un país pobre e inhóspito, lollamaNavarro García, quien, ante el cuadro desolador que esas regiones presentaban enel sigloXVII, extrañado, se pregunta qué pudo haber habido en lugares como Chíamerla,Culiacán o Sinaloa, que pudiese atraer a nuevos pobladores.!"? Una parte de la respuestaestá en la búsqueda del famoso pasaje asiático, y en la certeza que campeaba entre los conquistadores de que, en alguna parte del norte, debía existir un reino tan grandey rico como el de México. La otra, nos la proporcionan los propios soldados de !1¡8 José López Portillo y Weber, Lo Conquisto de lo Nuevo Golicio, México, SEP, 1935, p. 155. !1¡9 Luis Navarro García, Sonoro y Sinoloo en el siglo XVII, México, Siglo XXI Editores, Serie Los Once Rios, 1992, p. 12
7°
la hueste de Nuño de Guzmán, quienes, con motivo de los interrogatorios que se llevaron a cabo durante el juicio del sangriento capitán, dejaron una serie de testimonios de lo que vieron y vivieron en aquellas tierras. Uno de ellos era Cristobal Flores quien, en 1529, describió de la manera siguiente a la húmeda y calurosa provincia de Xalisco: Esta provincia es, de esta mano, la más poblada que se había visto en la mar océano. ~.más abasrada de mantenimientos
de maíz. frijoles. ají y pescado, muy abundosa en algodón. Los
naturales della sobremanera
bien dispuestos en especial las mujeres. que en toda la tierra
de la Mar Océano. no se han visto otras tan hermosas ni tan bien dispuestas. es unas camisas hasta los pies como sobrepelliz y unas pampanillas
Su vestido
debajo. Los varones se
cobijan con sus mantas, no tapan sus vergüenzas: gente bárbara sin ninguna policía: los más de los varones muy labrados ... En ningún coto ni vedado de señor de España he visto tanta caza de liebres. pescado y adives: hay muchas tiangues donde contratan
ropa de algodón.
do
pescado y fruta y cosas de comer: hay pocas gallinas. 'Tienen buenas casas con unas rama-
Au
das grandes delante donde tejen las mujeres su ropa, y los cercos de las casas son de esteras
ha\)
muy grandes por respeto del mucho calor, porque es toda esta tierra tan caliente y más que
am par
la isla Española ... No hay falta de mosquitos ...
150
Tal Y como se desprende del relato, aquella tierra era, en efecto, muy calurosa y hasta cierto punto insalubre, pues abundaban los mosquitos. Pero a pesar del calor y los insectos, la zona estaba también poblada por un gran número de gente que, aUfl(luebárbara e impúdica, se vestía con algodón y vivía en una cierta abundancia: esa era, al menos, la opinión del soldado. Podría argumentarse, tal vez, que en un exceso de entusiasmo, Crístobal Flores exageró las bondades del lugar que describía, lo cual es posible. Sin embargo, como podrá corroborarse a lo largo de este trabajo, los escasos testimonios del siglo XVI que existen para aquellas regiones, confirman, en su conjunto, lo esencial de las afirmaciones de Flores; es decir, la existencia de sociedades relativamente densas, agrupadas en pueblos bien organizados; conocedoras de las artes esenciales de la cerámica y la fabricación de textiles de algodón, practicantes de la agricultura, la pesca, la caza y la recolección de diversos frutos. Incluso parece que conocían la orfebrería de oro y plata: ..• y entre otras cosas que ellos decían que traían muchas cintas de oro con espejos, ceñidas y otras puestas en la cabeza, y muchos penachos de plata. de lo cual trujeron ciertas cintas de oro. y dígolo porque las tuve en mi poder ...
151
Xalisco, era, de acuerdo con los mismos testimonios, la mayor de todas aquellas provincias de la mar del sur; no por nada Nuño de Guzrnán decidió fundar allí la
co
152 150 [ose Luis Raza Zaragoza ed .• Crónicas de la conquisto ...• Relación de la jornada
de Nuño de Guzmán por Cristobal
153
Flores. 1529. p. 210. 151 Relación de la conquista
153
de los Teúles Chichiniecas que dio el capitán de emergencia Juan de Sámano. Octubre de
1531, en José Luis Raza Zaragoza comp .• Crónicas de la conquista ...• p. 137.
Val 154 155
71
villade Compostela la cual, pensaba él, sería la capital de su provincia pomposamente bautizada como Conquista del Espíritu Santo de la Mayor España. Otra descripción semejante a la anterior, nos lo proporciona Gonzalo López, quien se expresaba de la siguiente manera a propósito del conjunto de aquella costa: Es toda la tierra casi de un ser, es de mucha copia de bastirnentos, guayabas y guamúchiles,
en mucha abundancia
plada y de muy grandes pesquerías
tiene frutas ciruelas y
y algunos zapotes prietos;
es tierra tem-
de mucho pescado de diversas maneras;
no hay en ella
muchas gallinas ... casi toda la gente es de un arte, excepto los indios de Culuacán mejor ser y algunos de ellos tienen más telas ceñidos aunque no de por debajo ...
tienen
152
Más allá de Xalisco, en dirección del norte, se encontraba Aztatlán, y continuando en la misma dirección, el pueblo y provincia de Chiametla sobre el río Baluarte. Aunque menos lluvioso, el territorio de la provincia era de difícil acceso por la costa, había que atravesar numerosas ciénegas y lagunas infestadas de insectos y toda clase de animales,la ya por entonces maltrecha columna de Nuño de Guzrnán tuvo que sufrir para llegar hasta allá: y luego el dicho capitán se partió para la provincia de Chiametla, quedado de México, los cuales iban enfermos
y maltratados
con los indios que habían
y tardaron
en aquellas diez y
siete leguas veinte días con mucho trabajo porque por donde iban todo era ciénegas y multitud de mosquitos
insoportables
...
153
Pese a lo cual, la provincia, no parecía tampoco estar del todo despoblada: •.. el capitán general envió a Verdugo y al capitán Proaño a la provincia de Chiametla,
que
está a catorce leguas deste pueblo que atrás queda ... todo el camino hasta llegar a Chiametla que arriba digo, es poblado a una parte y a otra de muchas estancias ... este pueblo es muy grande y muy poblado, pasa un río grande por enmedio; muchas pesquerías ... Esta provincia
y otras muchas cosas ... es muy abundosa
pescados, por tener
C01110
de bastimento
y
154
en bastimento s y gallinas y mucha infinidad
tiene muy hermoso
y tiene muchas frutas y algodón ...
muy abundante
de todos
río y muy grandes mangles que entran al mar
155
Chiametla, nos relata Francisco de Arceo, era un pueblo grande y populoso, formado con casas de adobe y techo de terrado, situado a cuatro leguas de la mar del sur. Al pare-
152 Relación de la conquisto
de los Teúles Chichimecas que dia el capitón de emergencia Juan de Sámano, Octubre
de
1531. en: Ibid. p. 110. 153 Relación hecha
de viva voz por el alférez
Francisco
Valdes. en: Ibid. p. 261. 154 Relación de Juan de Sámano ...• en: Ibid. p. 1i¡3· 155 Relación Anónima
primera ...• en: Ibid. p. 300
de Arceo al capitán
e historiador
Gonzalo
Fernández
de Oviedo y
cer, estaba bien abastecido en alimentos, sus habitantes, como los de Xalisco y Azratlán, sembraban maíz y otros frutos, criaban aves, pescaban y vestían también de algodón: y con mucha falta de comida llegaron [los españoles con sus auxiliares
J
por la Gu
a aquella provincia
de Chiametla ... pasaron mucho riesgo, según iban los nuestros porque es mucha la población ... y allí les daban cada día treinta gallinas, de aqueUas que como se ha dicho en otra parte, cada una es mayor y aún mejor que un pavo de España; y dábanles
treinta cargas de
pescado fresco, que es cada carga de indios arroba y media de peso, y maíz les daban cuanto era menester
para todos. AUí andaban los indios vestidos de algodón y gútaras calzados; las
indias traen sus naguas y camisas hasta los pies; no se cargan aquellos indios en las espaldas como los de la Nueva España, sino con balanzas en un palo, como se dijo que lo acostumbran en la provincia de Cueva o en Castilla de Oro ...
156
En los alrededores, había, según la primera relación anónima, otros veintidós pueblos que pertenecían a la misma provincia de Chiarnerla.!" Aunque en su conjunto, los testimonios recabados en estas relaciones nos hablan de poblados bastante numerosos, nunca sabremos, quizás, qué tan populosas pudieron ser estas provincias. En realidad, las únicas cifras que aparecen en estos relatos son las de los cautivos tomados por los cristianos para servirles como esclavos o portadores y, ocasionalmente, las de los muertos que iban quedando al paso de la enorme hueste. De cualquier modo, se habla siempre de centenas y de millares de indios, como es el caso del pueblo de Chiametla, donde los españoles demandan mil portadores para transportar la impedimenta del ejército: Pues como el capitán Verdugo estuvo bien aposentado
[en el pueblo de Chiametla),
y vio
que la provincia era grande y fértil. .. hizo llamar a los señores y pidióles mil indios para que fueran a traer al general sus cargas y fardajes del ejército. Y dio aquel pueblo dentro de seis días los mil indios que le pidieron ...
158
Imágenes efímeras, únicas, detalles más, detalles menos, esta fuente es casi lo único que tenemos para damos una idea acerca de la sociedad de Chiametla tal y como pudo haber sido hasta el momento del contacto. El encuentro con los españoles fue brutal; después de muchos cientos de kilómetros de marcha, y de luchas con los indios, la enorme hueste se encontraba exhausta. De Xalisco, el ejército cristiano partió en dirección de Aztatlán, donde probablemente sobre las riveras del río Acaponeta una gran tempestad (seguramente un ciclón) hizo que las aguas se desbordaran arrastrando todo a su paso. Ya antes, sobre el camino, las epidemias se habían hecho presentes llevándose a indios amigos y enemigos por igual pero, al parecer, los estragos causados
156 Relación de Francisco de Arceo ...• en: 'bid. p .. 261. 157 Relación Anónima
Primera ...• en: 'bid. p. 298.
158 Relación de Francisco de Arceo ...• en: 'bid.. p. 263.
p
159 R 160 R
73
por la inundación provocaron que la enfermedad hiciera crisis entre los hombres de Guzmán y se propalara entre los comarcanos a una velocidad asombrosa: Siguióse que mediado
septiembre
una día por la mañana sobrevino
tan gran tormenta
de
agua, digo de viento, que rompía árboles tan gruesos como tres cuerpos ••• Pasados tres días abajo el agua y su furia tornó el río a su lugar y quedaron
los campos en muchas partes lle-
nos de pescados y venados y liebres y otros animales ahogados .•• de los indios amigos que eran veinte mil o más, las tres partes de ellos murieron
en el trabajo que es dicho, y por la
humedad de la tierra y por el hambre y perderse todos los bastimentos
.•• 159
Después de vuelto el río a su madre, e ir en su ser como antes, como la tierra quedó mojada, y con aquél vapor de la lluvia, adoleció la gente de los amigos que Nuño de Guzmán naturales de México, y muriéndose y de los naturales
de la tierra quedaron
tado los bastimento
llevaba,
en muy grande cantidad y asímismo muchos cristianos, pocos, porque como los cristianos
s y e! río vino tan crecido, acabó de mojárse!os,
les habían qui-
entró por los más de
los pueblos de ellos, por manera que esta provincia se vino a destruir
y despoblar,
hay ahora ni casa ni señal de ella; y algunos de los indios que aquí quedaron
que no
vivos se fueron
veinte, treinta leguas a la sierra a vivir y juntar con otros que en ella estaban ••• 160
Después de la destrucción de Aztatlán la epidemia cunde por todas partes donde lahueste se presenta. Los mil portadores que el grupo de Verdugo tomó de Chiametla estuvieron entre las primeras víctimas. Muchos de ellos huyeron ante la rudeza del trabajo encomendado, pero muchos otros murieron. Guzrnán envió entonces a Chiametlaa sus indios enfermos, y en corto tiempo, el camino entre Aztatlán y Chiametla se convirtió en un enorme cementerio: ... envió Nuño de Guzmán nos como enfermos,
allá tres capitanes .•. y con ellos envió a todos los indios, así bue-
que era cosa de poner grima los enfermos que salían del Real y la ma-
nera que iban y a una legua poco más o menos, había dos ciénegas, donde era mayor lástima de verlos que dentro de ellas estaban; y de fuera por las orillas, y antes de que a ella llegasen había muchos muertos
por e! camino desde e! Real hasta las ciénegas .•• y así llegué a la la-
guna y visto todo lo que tengo dicho ..• y así otro día mandó que se recogieran los enfermos y dolientes y los trajeran a la plaza y los daba a quien los quisiera llevar para que los herrasen y los que no quisieron
llevarse, quedaron
vi todos muertos .•. que hallamos
allí, y los mandó a una casa adonde después los
tantos muertos
que en cada sepultura
enterramos
cuatro y en los pozos que tenían adonde bebían agua, los hallamos muertos beber, y se quedaban
a
allí, y de! gran hedor no lo pudimos sufrir .•. y eran tantos los muertos
antes que los indios se fueron, que los andaban podían enterrar
tres o
que entraban
y echábanlos
enterrando
en tres o cuatro partes que los
por e! río abajo; y como e! agua era poca, se quedaban
en las
159 Relación de Francisco de Arceo ..., en: Ibid. p. 262. 160
Relación de la conquista
ria, en: Ibid. p. 318.
que hizo Nuño de Guzmán. Anónima segunda del Instituto laliciense de Antropología
e Histo-
74 orillas y allí los comían las cabras y así se quedó allí cuando Nuño de Guzrnán se partió ..• (José Luis Razo Zaragoza
De este modo, con la pestilencia a cuestas, Guzmán llegó a Chiameda, donde siguieron cayendo los enfermos: Murieron
gran ca
comp., 1963: 169-170, Relación de Pedro de Carranza]
en este pueblo de Aztatlán Tapiezuela y otros principales señores de México ...
porque como la dolencia era general en todos y grave quedaron sin les poder dar remedio muchos por el cabo donde murieron hartos de ellos. Llegamos al dicho pueblo de Chia-
un p mayo
Esp nes dant de ento
merla, el cual hallamos de paz, que fue harto alivio para los dolientes, aunque por otra vía dañoso que por no los hechar de sus casas contino posar en el campo, adonde con la dolencia y frío dio cámaras a la gente y de aquello murieron muchos ... (José Luis Razo Zaragoza comp., 1963: 299, Primera Relación Anónima)
Durante algún tiempo fueron alimentados y hospedados en el pueblo, pero al corto tiempo, nos cuenta el autor de la primera relación anónima, los anfitriones perdieron la paciencia y decidieron desaparecer de allí y no mantenerlos más.La respuesta fue inmediata; Guzmán partió en busca de los rebeldes, que se habían escondido en los esteros y lagunas, donde los españoles difícilmente los pudieron alcanzar; ante el fracaso, el gobernador ordenó entonces reducir a la esclavitud a los capturados, y quemar el pueblo antes de partir: [Estuvieron] pensando
..• así dándonos
de lo que tenían quince días, y viendo que iba a la larga y
que habíamos de estar allí como en Aztarlán, determinaron
alzar las comidas
y alzarse ellos al monte .•• y viendo esto el gobernador
y que no están a buena razón, de-
terminó irles a buscar y hacerles todo el mal que pudo,
y
se tomó mucha gente y algunos
se mataron y mandó que se les quemasen las casas y así se quemó mucha parte del pueblo principal que es la cabecera ..• 161 ... se había partido Nuño de Guzmán a la provincia de Chiarnerla nombrada
la cual ha-
llamos alzada. y luego hicimos una entrada a unos esteros que estaban en la costa del mar porque en ellos se había retraido la gente de esta provincia, los cuales hallamos y no nos pudimos aprovechar de ellos. por la mucha agua que había en aquellos esteras de ellos .. 162 ... y en Chiameda
cuando se partió Nuño de Guzrnán quedaron
malos ... y se quedó quemado el pueblo de Chiametla ...
infinitos indios e indias
163
Así transcurrió el encuentro en Chiameda; una vez partida la hueste, la provincia se convirtió en tierra de guerra por largos, muy largos años. Y lo mismo sucedió con una
161 Relación Anónima Segunda ...• en: tbid .• p. 300. 162 Relación de Cristóbal Flores ...• en: tbto .• p. 200.
Leye dan fe d que debi sus dim pués de en su ma quizás a Conquist esas SOCl tado con de Guz por sus n reducido indios. S haber en partió, y proceso cada des estaban al 1530, al s fueron p. la villa de
163 Relación sobre la jornada Que hizo Nuño de Guzmán de la entrada y sucesos de la Nueva Galicia hecha por Pedro de Carranza 1531. en: tbid .• p. 172. 164 Relación
75
gran cantidad de lugares tanto al sur como al norte de Chiametla: ... y de allí topamos
buenos pueblos hasta la provincia de Culiacán donde entramos por
un pueblo que se dice Colomo y todos los que atrás dejábamos quedaban quemados por la mayor parte ...
164
Es posible que nunca sepamos qué tanto crédito sea preciso atribuirle a estas imágenes dantescas, pero lo que es seguro es que nada volvió a ser igual en Chiametla a partir de entonces. Después de partir de guerra, una parte de los indios de Chiametla volvieron a asentarse en el lugar, y, en 1531, Nuño de Guzrnán decidió fundar cerca de allí la Villa del Espíritu Santo. Poco duró esta fundación, en 1535 una gran epidemia, seguida de una violenta rebelión acabó con la villa, y la región fue abandonada por completo por los españoles. Tan sólo en 1553, Fray Juan de Tapia volvió a recorrer aquellas regiones en busca de almas qué convertir, pero sus empeños fueron vanos: no fue sino una década más tarde que los españoles de nuevo intentarían entrar en la vieja provincia. b) La segunda conquista de Chiametla Leyendas negras o rosadas aparte, los testimonios que han llegado hasta nosotros dan fe de los efectos que esas auténticas avalanchas humanas ejercieron sobre aquellos que debieron sufrir sus embates. La campaña de 1529 de Nuño de Guzrnán, fue, por sus dimensiones, uno de los episodios más violentos de que se tenga memoria después de la conquista de Tenochtitlan: muchos de los pueblos que atravezó la hueste ensu marcha fueron literalmente arrazados, y las secuelas epidémicas que dejó, fueron quizás aun más devasradoras. Rápida, masiva, y enormemente destructiva, la llamada Conquista de los Tebles Chichimecas, marcó el punto del no retorno para muchas de esassociedades costeras, que nunca alcanzaron a recuperarse por completo. Enemistado con Cortés, con el obispo Zumárraga, y con el flamante virrey Mendoza, Nuño de Guzmán terminó perdiendo la partida y fue enjuiciado y condenado al destierro por sus múltiples crímenes. En especial uno de ellos fue causa de gran furor: el haber reducido a la esclavitud sin causa justa a eso nuevos vasallos de la corona que eran los indios.Se le acusaba de haber propiciado con ello el despoblamiento de las costas y haberenemistado para siempre a los chichimecas con los españoles. Nuño el violento partió,y con él, mucho del recuerdo de los horrores de su conquista. Sin embargo, el se a
procesode despoblamiento que se había iniciado en 1529 siguió su curso y, una décadadespués, prácticamente todas las posesiones españoles en las costas occidentales estabana punto de desaparecer pues los indios ya no estaban allí. Durante la década de 1530,al sur de la cuenca del Santiago, las viejas provincias de Cihuatlán y Purificación, fueronprogresivamente abandonadas por sus encomenderos y en 1536, mientras que lavillade Cornposrela, debió ser reubicada ante la falta de brazos. Estaba en curso un
de 164 Relación de Pedro Carranza •.•• en: Ibid .• pp. 173'174.
76
desplazamiento
completo
de la población española, que abandonaba
para ubicarse en las tierras altas; Compostela Nueva Galícia, para convertirse tal provincial,
después
en su sitio definitivo
desapareció
entonces
en villa minera, y Guadalajara
pasó a
hereda el título de capi-
por el virrey Mendoza du-
de su periplo en busca de las Siete Ciudades,
dida, la consolidación
del poblamiento
marcaron,
Vázquez
una reorganización
completa
en la Nueva Galicia; muchas de las antiguas, habiendo
vacantes,
pasaron a la corona, y otras, sobre todo las de los nuevos pueblos del altiplano, entre los principales
su sucesor Cristobal
de Oñate. La reorganización
virtió en el soporte
del nuevo poblamiento
la década de 1540, los principales como Guadalajara, emplazamiento,
vecinos por el gobernador
centros de población
de indios comarcanos.
siendo surtidas
española
de mano de obra y alimentos
norte; las semívacías costas fueron, a partir de entonces, prácticamente
en su nuevo
por los pueblos abandonadas,
de las famosas minas de Zacatecas.
descu] los m' funda~ cubri partid unpu Die colmo la Nue
española en el
de reflujo en dirección de las tierras altas, que culminó,
finales de la década de 1540, con la fundación
de
de la Nueva Galicia,
y la propia Compostela,
Z
el pri , y
se con-
ya a mediados
Se abría con esto una nueva época de la expansión
se inició un movimiento
fueron
de Coronado,
del sistema de encomiendas
español en el altiplano;
las minas de Guauchinango,
estaban
Vázquez
de
del sistema de
quedado
de
perio
en buena me-
español de las tierras altas, en detrimento
las regiones costeras. Se operó entonces
distribuidas
chime
en el valle de Atemajac.
del Mixtón, en 1540, y el regreso, en 1544, del gobernador
rante la guerra
encomiendas
1540,
de haber sido cambiada de lugar varias veces antes de asentarse
La llegada, por otra parte, del gran ejército encabezado de Coronado
las zonas costeras como cabecera de la
y
hacia
del fut éste, 174 dor del
Fue,
en efecto, de la Nueva Galicia y de sus pueblos de indios, de donde llegaron tanto los mineros, como los recursos materiales y se consolidara
el poblamiento
Los primeros
yacimientos y capitanes
de Bañuelos,Juanes estaba destinado
que hicieron posible que prosperara
en tierra de los Zacatecas
de 1546, en el curso de una expedición encomenderos
y humanos,
de aquella región rninera.i'" encabezada
fueron descubiertos
a finales
por un grupo de cuatro poderosos
de la Nueva Galicia: Cristobal
de Tolosa y Diego de Ibarra.l66
de Oñate, Baltasar Temiño
Este último, Diego de Ibarra, que
a ejercer una influencia definitiva sobre la provincia de Chiamerla
unos
años más tarde; era hermano
de Miguel de Ibarra, un antiguo soldado de Nuño de Guz-
mán, quien, para su fortuna,
y a diferencia del fundador
de la Nueva Galicia, mantenía
buenos contactos
con las grandes familias de España, por lo que no tuvo problemas
el virrey Antonio
de Mendoza.
Después de la caída de Nuño de Guzrnán,
como Diego, recién llegado a las Indias, participaron indios caxcanes a las órdenes del virrey. Aunque lisiado para siempre de una pierna,167 su hermano logró ganarse una encomienda
en juchipila.
tanto Miguel,
en la guerra del Mixtón
en uno de los combates,
con
eso era¡ lado a ( del rey la Real yor con para Es Nueva su hija El virre llegó a
contra los
Diego quedó
Miguel no salió tan mal librado, pues
Esta merced le fue, al parecer, retirada en
168 Peter I 169 AGI.
CI
170 Salvad
171 Ibid .• ¡
172 AGI. CI 165 Salvador Alvarez. "Mineña
y poblamiento ...• pp. 105'139.
166 Ibid .• p. 106-110. 167 Guillermo Porras Muñoz. Diego de Ibarra y la Nueva España ...• p. 51
173 Guille 174 Guille
175 AGI. p¡
cumento 01
77
a
e
e e
e
a, o
s el Y ia e,
os ra es os o
ue os
zía on el, los dó es en
1540,168pero de alguna manera los Ibarra salieron beneficiados a la postre, pues Diego pasó a ser corregidor de Nochisrlán.P? Aunque ubicados en pleno dominios de los chíchimecas caxcanes, que tantos problemas habían provocado pocos años atrás, Juchipila y Nochistlán eran, en esa época, dos de los pueblos más grandes de las montañas al norte de Guadalajara y ambos jugarían un papel importante durante los primeros años de Zacarecas.F" Es posible que, además de sus corregimientos y encomiendas, en ese periodo, los Ibarra recibieran algunas otras dignidades, pues ya para 1547, cuando se descubrieron las minas de Zacatecas, Miguel y Diego se habían convertido en dos de los más prominentes personajes de la provincia. Diego, fue, en realidad, el verdadero fundador de las minas, pues él fue el único que se quedó en el lugar después del descubrimiento de las vetas, asegurando con sus servidores españoles, indios y recursos, el primer poblamiento de las minas.'?' Miguel, de su lado, fue uno de los primeros en participar de la apertura del camino de Guadalajara a Zacatecas, construyendo en 1550 un puente que servía para pasar la barranca del río Santiago."? Diego adquirió en Zacatecas aún más poder del que disponía en Guadalajara, se convirtió en alcalde mayor de las minas y en uno de sus principales míneros.F' En colmo de parabienes para esta familia guipuzcoana, por esas mismas fechas arribaba a la Nueva España una flota donde viajaban dos personajes que resultarían ser la clave del futuro del clan; uno era el nuevo virrey, Luis de Velasco, y el otro un joven paje de éste,174Francisco de Ibarra, quien pocos años después portaría el título de conquistador del reino de la Nueva Vizcaya y provincia de Chiametla. Velasco, quien pertenecía a una de las grandes familias señoriales de España, la de los Condestables de Casrilla, era un hombre que sabía muy bien cómo favorecer a sus servidores y allegados, yjusto eso eran para él los Ibarra. Apenas llegado a la ciudad de México, el virrey llamó a su lado a otro miembro más de la familia, Ortuño de Ibarra, a quien el flamante alter ego del rey tenía catalogado como su amigo y lo colocó en el puesto de factor y veedor de la Real Hacienda. Le entregó además una merced de cinco estancias de ganado mayor con dos y media caballerías de tierra y le encomendó enseguida la tarea de partir para España y encargarse embarcar a su hija doña Ana de Castilla, en dirección de la Nueva España.!" Tan cercanos debió sentir el virrey a los Ibarra, que en 1556, caso a su hija recién llegada con Diego de Ibarra, el ya por entonces, magnate de Zacatecas. El virrey prometió a su yerno una dote de diez mil ducados de Castilla. que nunca llegó a entregar, pero a cambio de ello, Diego y, por lo tanto, su sobrino Francisco,
168 Peter Gerhard, The North Frontier ...• p. 101. 170 Salvador Alvarez, 171
Minería y poblamíento
...• pp. 119'126.
Ibid .• p. 109·
172 AGI. Contaduría
•
"O 'l' E'.~r .
l.
HA
841. Cuentas de la Caja de Zacatecas. 1544-1574.
173 Guillermo Porras Muñoz.
Diego de Ibarra ...• p. 51.
174 Guillermo Porras Muñoz.
Diego de Ibarra ...• p. 14.
175 AGI. Patronato
.
a-"¿.J:l ..•1
841. Cuentas de la Caja de Zacatecas. 1544-,574.>
169 AGI, Contaduría
182. Ramo 13. 1564: Relación de 105 tenientazgos provefdos por el virrey Luis de Velosco. En ese do-
cumento Ortuño de Ibarra aparece
catalogado
como amigo del virrey.
recibirían
en adelante
la más devota protección
del gobernante.
de un cuarto de siglo había transcurrido
ya desde la primera
de conquistas.
que Nuño
De todas las fundaciones
de Cornpostela,
pese a ello, Chiameda se contaban
ale
O,
que
qUl
más ricas
era
y entre sus
enl
personajes del virreínaro,"? y sin
ha!
su población
era numerosa,
se había
no
Nada se sabía de lo que podía haber más al norte, pero se
lb:
por el altiplano, existía una ruta terrestre que llevaba hasta aquél
las
durante
detenido
allí, en Zacatecas.
algunos buenos
años la exploración
reino en cuya persecución
maravillosa
Chía-
no obstante,
como una de las provincias
había prosperado,
algunos de los más poderosos
embargo,
decía, que continuando
supo
eIl ley
había hecho al norte
de los siguientes años demostrarían,
seguía siendo considerada
de la mar océano. Zacatecas
riquísimo
vez que Chiameda
de Guzrnán
como tierra de guerra, visitada tan sólo por los cazadores
de esclavos. Los acontecimientos
riquísimo
tanto, más
la única que pudo resistir al embate de los indios fue Culiacán:
me da en cambio, permaneció
habitantes
176Mientras
de nuevos territorios
había fracasado Coronado.
se llamaba indistintamente
Por esa época, esa tierra
táli
Copala, o la Nueva México¡ se decía que era un
reino, tan grande como Tenochtitlan,
situado en las tierras del interior, junto a 78 una gran laguna de donde salían cuatro ríoS.1 Diego de Ibarra fue uno de los primeros
sus cOI
en tomar la iniciativa y de lanzarse en busca del mítico reino, pero baldado como estaba de una pierna,
decidió que sería su joven sobrino
empresa. En 1554, los lbarra armaron confianzas,
y durante
Francisco
quien se encargaría
una pequeña hueste compuesta
de la
me
por gente de sus
de!
ese año Francisco se dedicó a explorar los territorios
aledaños en
busca de una ruta hacia el reino de Copala. No encontró brieron
ni Copala ni la laguna, pero a consecuencias
y poblaron
fuerte, alejándose
también
a descubrir
y San Martín,
se descu-
un;
estas últimas, los lbarra
de su periplo
les
reunir bajo sus
qw
Diego de Ibarra, se convirtió, al menos por esos años, en el
me
a su costa y con la gente que habían
órdenes.'?" En San Martín, hombre
lier
las minas de Saín, Aviño, Sombrerete
las abrieron
ma
de la sombra de otros capitanes
podido
zacatecanos
que aspiraban
ese
el reino de Copala, Había
entre ellos algunos muy poderosos, como Juanes de Tolosa, Luis Cortés y Diego de Colio.180 Pero el camino hasta el míti-
dOI
co reino de la laguna siguió inalcanzable
gru
todavía por algunos años más, hasta que, en
1562, lograron armar un nuevo ejército y lanzarse en busca del norte desconocido. nueva hueste estaba compuesta tos caballos, buena cantidad
y montados,
por cien españoles bien armados
de bastimento,
de Guzmán, ya los enormes
de Nuño
rey
trescien-
difi
cuyo número
lán
de la gran conquista
ho:
y grupo de indios auxiliares,
no excedía unos pocos cientos. A tan sólo treinta años de distancia
La
ejércitos de aquellos tiempos
eran cosa del pa-
cor
sado, algo había pasado, sin lugar a dudas en la Nueva España con los indios. Y pese a
nid
Die 176 Guillermo
cial
Porras Muñoz, Ciego de Ibarra ..., p. 51.
177 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• pp. 109.114. 178 Chantal Crarnaussel, La provincia 179 lohn tlovd
180 Juanes de Tolosa era un antiguo emparentado
de Santa Bárbara ...• PP.14·16.
Mecham. Francisco de Ibarra and Nueva Vizcaya. New York. Greenwood Press. 1968. pp. 58·73. encomendero
de la Nueva Galicla y prominente
con la familia Cortés: Luis Cortés. hijo del conquistador.
los años siguientes
se convertiría
minero de Zacatecas que estaba
era su cuñado. Ciego de (olio.
por su parte. durante
en el mayor enemigo de Francisco de Ibarra Oohn tloyd Mecham. op. cit .• 87·122).
181 182 183 184
79
ello, esta hueste era bastante
más de lo que cualquier
otro personaje zacateca no pudo
levantar en ese momento. El punto de partida
de las conquistas
septentrionales
altiplano. El ejército de Ibarra se internó entonces Occidental
y después
que ellos declararon
de varias jornadas
esta vez no fue la costa, sino el
en las montañas
infructuosas,
de la Sierra Madre
encontraron,
por fin un lugar
era el mítico reino de Copala. Pero en realidad lo que habían visto
era Topia, un pueblo grande de indios acaxees situado en un barranco entonces llevaría el mismo nombre haber tenido nada de extraordinario.
las tierras situadas
capitulación,
al norte de Zacatecas,
autorizándolo nombrándolo
tán General de todas ellas.P! Ya como gobernador Ibarra regresa a Durango, sus conquistas
y durante
en el altiplano.
le extendió
a Francisco de
a conquistar
y poblar todas
además Gobernador
todo el año siguiente
se empeña
en consolidar
En 1564, después de fundar varios poblados,
pero esta
vez, pasando por la costa pues su objetivo era la vieja provincia de Chiameda.
Desde el
liente, capitán y encomendero una capitulación
oidor de Guadalajara,
de la Nueva Galicia, habían solicitado
para pacificar, y anexar Chiametla
les llegó en 1557, pero nunca pudieron que Morones había muerto, mente una hueste cristiana
entrar
se aprestaba
Llegó por entonces
a la conquista
para su campaña
en Chiametla. en nombre
en el pueblo de Chiameda,
De allí se dirigieron
hacia las montañas
hostílidades.!" Ibarra aplastó a los indios y tomo trecientos como esclavos.!" En esa ocasión la guerra duraría nidad de probar hasta donde los vínculos a consolidar
te
Iglesia
y Estado ...• p. 14.
183 Atanasio G. Saravia, Apuntes ...vol i, pp. 145.147. 184 lohn Lloyd Mecham.
Francisco
de Ibarra ...• p. 145.
El del
sin grandes
y fue en Cacalotpor fin las
cautivos a los que repartió
once meses, e Ibarra tuvo oportuproveyéndole
mandó pedir refuerzos
The North Frontier ....• p. 95.
de
de su familia, o mejor dicho, los de su tío
sus conquistas,
cialen esos casos: gente. Para comenzar
182 Ibid.• p. 13 Y Peter Gerhard.
sólo que
en el pueblo de Culiacán,
lán, que por entonces era todavía un pueblo de indios, donde comenzaron
181 Guillermo Porras Muñoz.
la noticia de
de la vieja provincia,
por el pueblo de Piaxrla, del cual tomó posesión
rey,y,ya en la región de las lagunas se asentaron
Diego, podían ayudado
del rey
con tanta rapidez.
la hueste de Ibarra se apersonó
dificultades, por el momento.
y Alonso Va-
y obtenido
a la Nueva Galicia; la autorización
allá.182
donde con ayuda de los vecinos locales partieron grupo pasó primero
su
de modo que el campo estaba libre para Ibarra. Nueva-
esta vez, las cosas no sucederían Unos meses después,
Ibarra había manifestado
rebelde. Ya antes que él, otros habían
manifestado ese deseo; en 1550 Pedro Morones,
ba
se apresta
con nuevos efectivos, a partir de nuevo en busca del gran reino septentrional,
deseo de ganar para la corona aquella provincia
a
y Capi-
de la recién nacida Nueva Vizcaya,
momento en que Velasco le otorgó su virtual capitulación,
a
no parece
Con todo Diego de Ibarra hizo llegar entonces la
noticia del hallazgo a su suegro el virrey, quien de inmediato Ibarra una especie de pequeña
del río que desde
que ese pueblo, el cual salvo su tamaño
del elemento
esen-
a Topia y San Martín,
80
de donde
llegó un grupo que más tarde fundaría
siguiente,
en 1565, envió a uno de sus capitanes,
de refuerzos.
Ponce no sólo regresó acompañado
sino que llegó con él, un poderoso
las minas de Las Charcas. Salvador
Al año
de los soldados
e indios prometidos,
personaje de la Nueva Galícia, de nombre Hernando
de Trejo, quien a la larga se convertiría
en uno de más apreciados deJocodán,
capitanes
cerca del río Santiago, pero
Chiarne
y hacendado
por lo que decidió dejado todo, para trasladarse
pacificada
transcurso
Sebasrián,
que se convertiría
ralmente
Chiameda,
Con esos refuerzos,
Ibarra decidió continuar
Más de un año gastó Ibarra en la búsqueda infructuoso
resultó su empeño,
regresar a su reciente conquista audiencia
tapatía continuaba
las amenazas
fueron
recibió finalmente la provincia Morones.
que a principios de Chiametla
amagando
y declarando
caya y en paz. Al año siguiente
demos
sueño de conquistar
y cansado, decidió
y sentar sus reales en ella, pese a que la nunca llegó, y, en 1567, Ibarra
de Falces, otorgándole
definitivamente
se convertirían
el pleno dominio de
adquiridos
incorporada
en importantes
por el difunto a la Nueva Viz-
centros mineros.
de minas, una en el pueblo de San Sebastián,
otra en el real de Pánuco, y una más en Copala bautizado alcanzado
ción a
de 1567, enfermo
Ibarra hizo Iundar las minas de Cap ala, Pánuco y No-
él mismo tres haciendas
Sin eml dejadas de los
caducos los derechos
quedaba
chestán, de las cuales las dos primeras Instaló entonces
de la mÍtica Copala.
con utilizar la fuerza para sacarle de allí. Pero
una cédula del Marqués
Con ello, Chiametla
la villa de San
al menos tempo-
más aq\
indios ~
del reino de la gran laguna, pero tan
vanas, el ejército de la audiencia
de Chiametla,
Aquietada,
con su búsqueda
con
por fin la tierra fUe
de 1565. Ese mismo año Ibarra decidió fundar en cabecera de la provincia.
Qu~ de Cap. ta de C
su hacienda
su gente y recursos a la empresa de Chiametla.
aquel reino maravilloso.
I~
y aliados
de Ibarra. Trejo era encomendero había sido quemada,
2:
Ponce, a México en busca
así en recuerdo
de su nunca
Allí se refugió el conquistador
deChi pañales recién fue allí y Cacal anuales peos en por pri de gan princip
Casrilla
por el resto de sus días. Pad noe
lo ha Hac caracte Es el timo Aña ... no
185 Baltas 1938. p.12 186 AGI. G Sonora y 5 187 Alons (1601) Gua
j
81 2: INDIOS.
MINAS
Y ENCOMIENDAS
EN CHIAMETLA
Quince años habían pasado desde que Ibarra dejó Zacatecas para perseguir el reino de Copala, y casi cuarenta desde que Nuño de Guzmán emprendió la primera conquista de Chiametla: fueron dos épocas distintas, todo había cambiado en las Indias y en Chiametla, desde luego, en el término de poco más de una generación. Ya no existía más aquel populoso vecindario que conoció Nuño de Guzmán, capaz de proveer mil indios en unos cuantos días a los conquistadores (si hemos de creer a las crónicas). Sin embargo, todo hace suponer que, en las cuatro décadas transcurridas, las heridas dejadas por la gran destrucción de 1529, habían comenzado a cicatrizar, y la población autóctona de la provincia se había recuperado hasta cierto punto: la presencia de los nuevos conquistadores y sus intenciones de quedarse allí para siempre, así lo demostraban. Pero lo que no había cambiado, o muy poco, era el paisaje, la geografía de Chiametla. La provincia seguía siendo un territorio difícil y hasta hostil para los españoles. Como en las tierras bajas estaban aquellas lagunas infestadas de animales, los recién llegados decidieron instalarse en los fragosos contrafuertes de la sierra madre; fue allí donde fundaron sus nuevos poblados: San Sebastián, Charcas, Copala, Pánuco y Cacalotlán. Calurosa, y relativamente seca (allí las lluvias sólo alcanzan los 1000mm anuales, contra casi el doble en Nayarit), la adaptación de los cultivos y animales europeos en aquella montaña, parece haber sido larga y difícil. Aunque cuando Ibarra llegó por primera vez a Chiametla, encontró algunas reses cimarronas.l'" al parecer esa clase de ganado encontraba dificultades para prosperar; todavía a finales del siglo XVI, y principios del XVII, con frecuencia se señalaba 10 difícil que era hacer crecer frutos de Casrilla allí: Padecen [los españoles
1 mucha
necesidad de vestidos y vino, porque en aquella provincia si
no es maíz, calabazas y pescado, no tienen otra cosa para el sustento humano lo hacer ...
ni hay donde
186
Hacia 1602, el obispo Mota y Escobar con ese fino sentido de observación que lo caracterizaba, describía el clima de Chiametla en los siguientes términos: Es el temple de este sitio marítimo,
caliente y muy enfermo •.. y viven los indios como marí-
timos de granjería de pesca. Siembran Añade más adelante, refiriéndose
maíz y tienen todas las frutas de esta tierra .•. 187
a la vecina región de Culiacán:
, .• no hay en esta provincia ni se dan ganados mayores ni menores de ovejas por el gran calor
185 Baltasar de Obregón. Historia de los descubrimientos
antiguos y modernos de la Nueva España (1599), México, SEP,
1938, p.120. 186 AGI, Guadalajara 28, Durango, 8 Noviembre 1592: Rodrigo de Losa a SM, en: Luis Navarro García, Luis Navarro García, Sonora y Sinoloa, p. 12. 187 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfica (1601) Guadalajara, Instituto
Jalisciense de Antropología
de los reinos de lo Nueva Ga/icia Nueva Vizcaya y Nuevo León e Historia Colección
de Obras Facsimilares 1, 1966, p. 49.
82
de la tierra ... el pan que comúnmente comen los españoles es tortilla de maíz, porque el trigo no se da en muchas leguas alrededor por el temple tan cálido ...
Además
188
de la muy rica pesca de río, mar y estero, cuya fama se difundiría
por
toda la Nueva España, los indios de la costa, como bien nos lo indica Mota y Escobar, sembraban
y recolectaban sobre todo frutos de origen tropical. Además del maíz y las
calabazas, cultivaban
también frijol, chayote, amaranto,
aguacate, guayaba, chirimo-
ya, e incluso el cacao y el algodón. Existían también plantas de recolección como la pitahaya o el guamúchil,
en suma, una buena variedad de productos
pocos cuyo cultivo y aprovechamiento
agrícolas, pero
les fuera familiar a los españoles del siglo XVI.
tar re Beta
Es muy probable que los recién llegados hayan hecho sementeras de trigo, e intentado
prim
criar, incluso con algún éxito, caballares, ovino s y vacunos; con el tiempo también,
crib
diferentes comerciantes
comenzaron
a llegar hasta la provincia transportando
objetos de metal, harina de trigo, tasajo, y otros productos, esencial de la alimentación
pero, con todo y ello, lo
cotidiana de los españoles, provenía directamente
indios. Y lo que no era menos importante,
ropa, El
de los
o
muy pronto, aquellas montañas mostraron
a
ser ricas en minerales de plata, los aborígenes se hicieron aún más necesarios como mano de obra tanto en las minas, como en el transporte
de todo tipo de bienes. Quien
tuviese acceso a los indios, es decir, a las encomiendas,
tendría a su alcance a todo lo
n·
demás. En Chiameda,
la distribución
de encomiendas era competencia exclusiva del gober-
nador, quien, como conquistador
que era, detentaba grandes poderes. En 1562 Ibarra
qué]
había recibido del rey un título vitalicio y por dos vidas, de Gobernador y Capitan Gene-
gast¿
ral del Reyno de la Nueva Vizcaya y Provincias de Chiametla Copaia y Maloya. 189Desde
mucl
luego, la Copala aludida allí, era el nunca encontrado
de lo
reino de la gran laguna; pero,
aunque Ibarra nunca cumplió con lo que había prometido, lo hecho fue suficiente para que se le concedieran
amplias prerrogativas
en lo civil y en lo militar. En realidad, el
capítulo de los privilegios anexos al título, no era sino una confirmación
de parte del
G
soberano, de los amplios poderes que los virreyes Luis Velasco, y Marqués de Falces, le
r
habían conferido a Ibarra, y que éste, había ejercido desde el primer momento. Estos privilegios incluían, además de los gobiernos político y militar, facultades para normar repartimientos,
conceder encomiendas, mercedes de tierra, y proveer cargos civiles
y basta beneficios eclesiásticos: sin todos esos poderes, Ibarra nunca hubiera podido consolidar su conquista. En aquellas lejanas tierras, el único medio de conservar la paz era la fuerza; y esto significaba no sólo contener a los indios, sino mantener quietos a los propios soldados españoles, cosa no menos importante. Tan pronto como en 1565, es decir, cuando apenas Ibarra había culminado
su primera campaña, surgió el primer motín de la solda-
desca que reclamaba el premio a sus esfuerzos. No fue en realidad Ibarra quien debió B
190
188 Ibid .• p. 49. 189 Guillermo Porras Mui'ioz. Iglesia y Estado ...• pp. 14.15.
191 I~ 192
!.
imponer el orden, sino sus lugartenientes,
pues todo sucedió cuando se encontraba en
su expedición en busca de Copala y la Nueva México. Prudente había nombrado
como teniente de gobernador
antes de partir, Ibarra
de Trejo, y entregado el
a Hernando
mando de sus propias tropas a Antonio Sotelo de Betanzos, uno de sus más fieles capitanes. El conflicto se inició debido a que el gobernador
había prohibido
abrir minas
antes de su regreso, pues los indios no estaban del todo pacificados. Inconforme,
uno
de los soldados arrebató la vara de justicia al teniente y arengó al resto a amotinarse. Sin más tardar, Sotelo de Betanzos derribó a golpes, y puso preso al rebelde; al intentar resistir el resto de los amotinados,
fueron de inmediato
Betanzos y de Trejo. Baltasar de Obregón, primeros años de Chiameda
sometidos por la gente de
única fuente de que disponemos
bajo Francisco de Ibarra, en su adornado
para los
estilo nos des-
cribe la actitud de Betanzos en ese trance: El maese de campo andaba recatado y de ordinario
armado de día y de noche, y habiéndolo
oído [el motín) se levantó con gran coraje y con un montante a voces: ármense los servidores no me obedeciere
de su Majestad
lo ahorcaré o lo azotaré ...
y adviertan
en las dos manos, salió dando que el que se me desmandare
y
190
Este episodio, en apariencia anecdótico, de alguna manera nos devela el verdadero rol que jugaba el poder militar en estas tierras de indios, alejadas de todo, y de conquista reciente. Tal y como sucedía siempre en casos semejantes, la soldesca actuaba según de qué lado estuvieran sus lealtades. Había allí gente de Ibarra, gente de Trejo (quien se gastó cinco mil pesos en reclutarlos y sostenerlos) y soldados de ocasión, incorporados muchas veces tan sólo a cambio de comida y la esperanza de valer más, como en el caso de los soldados reclutados por Salvador Ponce: ... llegó el capitán Guadalajara
Salvador
Ponce con la gente que recogió en las ciudades
la cual fue en poca cantidad,
rro que de comer ...
de México y
porque no se les daba sueldo armas ni más soco-
19l
Fue así que una de las primeras medidas de Ibarra para terminar de pacificar y organizar la vida de su nueva gobernación,
fue distribuir tierras y encomiendas
entre sus
capitanes y mejores soldados, y conceder cargos de justicia: ... fundó el gobernador
la villa de Chiametla
a la cual nombró por abogado a San Sebastián
porque fue fundada en su día. Eligió alcaldes y regidores, repartió los pueblos, tierras, huertas y solares a cada uno conforme
190
Baltasar de Obregón,
191 tbid., p.
114.
192 {bid., p.
119.
Se reñere
a su calidad, servicio y mérito ...
op. cit., p. 126.
a la villa de San Sebastián.
192
Durante los siguientes años, y sobre todo, a partir de la década de 1570,193 la provincia poco a poco se fue apaciguando, las minas se hicieron cada día más productivas, su fama se difundió y la población española comenzó a crecer: Chiameda se convirtió en el centro de una auténtica bonanza minera. Sin embargo, ello no significaba que el poder de los hombres de armas se estuviera diluyendo, antes al contrario: cada uno se aseguró de ocupar su propio espacio. Ibarra, el conquistador, se asentó en sus haciendas de minas de Copala, Pánuco y San Sebastián, donde hizo construir molinos y haciendas de beneficio. Siempre al pendiente de su sobrino, Diego de Ibarra le envió 60 hombres para abrir el camino de Durango a Chiametla.'?' Mientras tanto, Hernando de Trejo el segundo en importancia durante la conquista, tomó en encomienda los pueblos de San Bartolomé y San Pablo Cobasca, y se enseñoreó de las minas de Charcas. Con el tiempo, algunos de los hombres de confianza de los dos jefes principales se convirtieron ellos mismos en dueños de haciendas, mientras que muchos otros permanecerían alIado de sus jefes durante largo tiempo. Como solía suceder en aquellas épocas en los lugares de bonanza minera, pronto se gestó una auténtica corriente de inmigración hacia la provincia, proveniente, sobre todo, de las regiones aledañas: Zacatecas, Nueva Galicia y Culiacán, sin descontar, desde luego a la Nueva Vizcaya propiamente dicha.l'" Pero fue una inmigración adoptó formas muy particulares. La provincia seguía siendo una tierra áspera y aislada, mitad lagunas y mitad tierras secas y montaña, poblada de indios proclives a la guerra. No cualquiera podía instalarse en ella; esta nueva inmigración continuó en realidad, con los moldes de la conquista de la década anterior: estaba compuesta no por individuos aislados, sino por grupos, asociados casi siempre a gente de armas de la frontera. Muchos de los que llegaron en esos años resultaron ser o viejos colaboradores de los Ibarra de Durango y Zacatecas, o capitanes de guerra de la Nueva Galicia y de Culiacán. Un caso típico, 10 tenemos en Alonso Rodríguez Parra, un viejo soldado de Coronado, quien, acompañado de su hermano Juan Rodríguez Parra, llegó probablemente hacia finales de la década de 1570, para reunirse sus hijos Alonso Rodríguez Calvo y
Juan con~ Hen cieru
yas Juan la de rra, t llamo yme ellos Chia pacif final« en nu indio corno gent€ I
rruen
prosf L: ese el era el vetas le die metal grano pode El po rrunet
193
Las referencias y datos acerca de la vida en Chiametla después de su reconquista
llena de vicisitudes.
la mayor parte de la documentación
tuna. hemos localizado
en los microfilmes
son muy escasas. Tras una historia
acerca de esta provincia en el siglo XVI. está hoy perdida. Por for-
de la Biblioteca Nacional de Antropología
e Historia. un conjunto
de cuentas de
cobros de veintenos y azogues para Chiametla. que cubren el periodo 1579-1591. la cual hemos complementado
con otras
cuentas sueltas tomadas del Archivo del Estado de Durango, cajón 1. Cuentas de la Real Caja de Chiametla .. Abigarrada y difíciles de procesar. estas fuentes son. sin embargo. sumamente
ricas; aparece allí la mayor parte de las haciendas. con
sus dueños y mineros asociados y sus pagos por veinteno y azogue. Hemos hecho un seguimiento de la época de 117 de los 193 mineros y dueños de minas que son mencionados una pequeña prosopografia. de destino continuación
provienen
de Chiametla estos personajes.
facilitado
En su sentido
restringido.
mismo nombre, por oposición
para p con el
196 Cha
Cabe mencionar, por último, que
ington. (
como dueños de haciendas. lo cual ha
Juan Roo 197 Atal
el trabajo de interpretación.
194 AGI Guadalajara 28. 1580: Informaciones 195
de los que son mencionados
merla
tiempo de permanencia y lugar
La mayor parte de los datos que se presentan a
de este trabajo y de estas fuentes, salvo indicación en contrario.
hemos podido localizar datos acerca de la totalidad
y relai
allí, con lo que hemos podido elaborar
basada sobre todo en datos acerca de lugar de proveniencia.
cuando dejan la provincia
en fuentes alternativas
socio
198 José
de méritos de Diego de Ibarra.
se llamaba Nueva Vizcaya a las tierras del altiplano a las tierras bajas de Chiametla.
pertenecientes
a la gobernación
del
199 Cha
200 Cha
85
Juan Rodríguez
Parra, los cuales, a su vez, habían sido soldados
de Ibarra durante
s,
conquista.F"
ió
Hernando
o
ya su mujer, Beatriz
de Angulo/97
Juan del Río, Heredia
había sido además factor de la Real Hacienda.F"
Al parecer, el clan de los Rodríguez
de Trejo, pero ya para principios
cienda de minas más grande de Cacalotlán.
y ó
la de las hacienda rra, tenemos
a otro antiguo
y hacendados
de Coronado,
ellos son ejemplos
para instalarse
de personajes
a Juan de Heredia de la Sauceda y San eran dueños de
finales del siglo XVpoo
Marrín.P? también
encomendero
de Nueva Galicia
allí y fundar su propia hacienda.
de la conquista, un fenómeno
e
s:
indios, durante
a
como Chiametla,
a
gente, de hombres
s
mientras
e
prosperar.
hombres
típico de las sociedades
virtualmente
de
de frontera
de
superioridad
a los ataques de los
las épocas tardías del siglo, las cosas fueron muy diferentes. la paz dependía
por entero de que existiera un número
de armas, como para garantizar
los indios estuvieran
de paz,
La variable crítica, la verdadera
y asistiendo
a
a terminar
su aplastante
invulnerables
Todos
y recursos
y que contribuyeron
Si en la época de Nuño de Guzmán,
en número hizo a los ejércitos cristianos
de Iba-
Esteban
que llegaron con sus propios
varios años después
pacificarla. Este es, en realidad,
a
En Pánuco, encontramos
Martínez, y a Francisco Rodríguez,
llamado Esteban
Chiametla
de la década de 1580, eran dueños de la ha-
encomenderos
expedicionario
la
en la hacienda de
más grande de Pánuco. En San Sebastián, junto a Francisco
y mercader, ambos se asociaron e
se instaló primero
En lugares suficiente
de
el control de la mano de obra local: a sus labores, la provincia
podría
fuente de riqueza y poder, eran pues, los hombres:
s,
ese era el recurso más buscado,
n
era entonces, la hacienda;
mucho más que las minas. El centro de la vida social
s,
vetas más ricas, si no tenía ni quien le protegiera
de nada le servía al pequeño
minero individual
encontrar
las
de aquellos levantiscos indios, ni quien
le diera de comer, ni mano de obra para trabajar la mina, ni un lugar para beneficiar sus metales ... Aquel, en cambio, que tenía gente en su derredor, te
y
grande, más rica era una hacienda. Es por ello que todos los hacendados, poderosos, El poderoso
buscaban
y encomendero
socio en la hacienda.
Pero quizás el caso más interesante
ar-
y relaciones, sea el del conquistador merla, fue la de la consolidación para principios
on as
incluso los más
de Trejo, en Charcas, por ejemplo, recurrió a Luis de los Ríos,
minero de Zacatecas
ras
entre más
a toda costa atraer gente, españoles e indios, hacia sus haciendas.
Hernando
ria
de
era próspero;
de Xalpa, en Nueva Galicia, para convertirlo Francisco
de concentración
en su
de vínculos
de Ibarra. La década de 1570 en Chia-
de las grandes
haciendas
de minas y de beneficio;
de la década siguiente, las cuentas de las haciendas
con claridad, cómo, en cada uno de los cinco pueblos
de minas, muestran
y reales de minas de españoles
rar gar 196 Charles W. Hackett, Historica/ Documents Re/oting to New Mexica Nueva Vizcaya and approacbes ue ha
ington, Carnegie Institution, Juan Rodríguez Parra.
197 Atanasio G. Saravia, Apuntes para la historia ..., V. 1, p. 118. 198 José Ignacio Gallegos, Historia de Durango, Durango, Fomento Cultural BANAMEX; 1982, p. 62. del
there to 1773, Wash-
1923-1937. v. 1, p. 43. Igualmente: AGI, Indiferente General 416, 1579, Solicitud de merced de
199 Charles Hackett, Historical Documents ..., p. 48. 200 Chantal Cramaussel, La Provincia de Santa Bárbara ..., pp. 33-50.
86
'"oo N
pob Ma hac
sole
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I
de (
rod: nez met los:
4 T
Centro minero Pueblo de indios Villa de españoles
I!!I
Villa abandionada Comino
••
nan
prol
de ~
lánc Qui yA
oL
25 km
50 km
más
100km
-L __ -L
----.-I
/
Figura 2.1 Provincia
de Chiametla
que conformaban
hacia 1575.
la provincia
Her
(San Sebastián,
Copala,
Pánuco, Charcas y Cacalotlán), dominan unas pocas ha-
fuer
ciendas grandes, a las que concurren la totalidad de los mineros para obtener mercurio
ron
o registrar su plata. Una categoría intermedia
de mineros, son aquellos que, pertene-
qUle
ciendo a una hacienda grande, controlan, a su vez, a su propio grupo de mineros, tienen
infh
cuentas con ellos, les distribuyen
dire
la conforman
los pequeños
mercurio y registran su plata. La tercera categoría,
mineros que permanecen
de las categorías anteriores.
ligados siempre a algún minero
rrun
Dentro del grupo de los grandes, fuera de los menciona-
tení
dos mineros Rodríguez Parra de Cacalotlan, Hernando Martín y Francisco Rodríguez, las más importantes
de San Sebastián,
Ron
eran gente ligada al
yFr
de la provincia: Francisco de Ibarra. Si hacemos un
era,
recuento de los principales hacendados
San Sebastián:
rrun
de cada poblado, el resto de los hacendados
mayor de todos los hacendados nados anteriormente,
de T rejo de Charcas, Esteban
cuyas haciendas se contaban entre
tendremos
de cada localidad, enfatizando
lo siguiente:
Tenemos primeramente
Ibarra que se encuentran
registradas
la de Ana Romo, encomendera
los no mencio-
haci
bién una de las dos haciendas de Francisco de
en nuestra fuente. Otra hacienda importante,
es
de Durango, quien está catalogada como primera po-
bladora de aquella villa, lo cual indica, probablemente
que era viuda de algún primer
201
J(
202
A
203 A 204
J(
205 A
87
poblador.'?' El tercer minero importante de San Sebastián es, el ya citado, Esteban Martín. Fuera de ellos tres, se encuentran otros mineros menores, que trabajan para las haciendas de los ya citados; entre ellos vale la pena citar a Pedro de Torres Arce, viejo soldado de Ibarra, fundador de San Sebastián.P? quien trabajaba para Ibarra, peró tenía sus propias cuentas con mineros menores. Otro caso semejante es el de Pedro de Montoya. Copala: La única hacienda de importancia aquí es la de Francisco de Ibarra, fuera de ella, sólo hay algunos mineros medianos, soldados antiguos del conquistador casi todos ellos, que trabajaban para la hacienda con su propia gente, como Gonzalo Martínez de Lerma, secretario de Ibarra;203 Sebastián de Quiroz, primer poblador de Chíamerla y encornendero.i?' y su pariente, Juan Bernardo de Quiroz, persona muy ligada a los Ibarra, quien además llegó a ser teniente de tesorero. Charcas: Caso semejante al de Copala, en Charcas, dominan por completo Hernando de Trejo y Luis Ríos. Fuera de ellos sólo había mineros que trabajaban con su propia gente para la hacienda, son Juan Pérez Domica, mayordomo de la hacienda de Trejo y Juan López Quijada, un capitán de guerra de Sinaloa, que terminó instalándose con Trejo. Cabe mencionar que en Charcas encontramos, además de López Quijada, algunos otros mineros provenientes de Culiacán, como Agustín de Olivas y Andrés de Canizares, quienes llegarían a ser mineros y soldados importantes años más tarde. Pánuco: Nuevamente un pueblo de una sola hacienda, la ya mencionada de Juan de Heredia, encomendero de la región de Durango, muy cercano a Diego de Ibarra. Cacalotlán: Es este quizas el caso más interesante de todos. Las minas de Cacalotlán fueron las primeras en poblarse, y parecen haber sido, de las más ricas, dado que fueron muy concurridas. AqUÍ tenemos a los ya mencionados hermanos Rodríguez Parra, quienes llegaron allí por intermedio de Ibarra. De hecho, los Ibarra tenían una gran influencia en Cacalotlán, casi todos los mineros de estas minas habían tenido vínculos directos con el conquistador. Un ejemplo es el de Bernardo de Balbuena, un antiguo minero de Zacatecas, encomendero y alcalde mayor de San Martín, quien al parecer tenía su propia hacienda en colaboración con los Rodríguez Parra y contaba entre sus mineros con gente de Ibarra y Ana Romo, como Alonso Portillo ex minero de Ana Romo, Juan Bernardo Quiroz, ya citado, quien era al mismo tiempo minero en Copala y Francisco Rodríguez Bayón, ex minero de Ibarra igualmente. Otro minero importante era Amador López, antiguo soldado de Ibarra durante la conquista/OS quien tenía una hacienda en Las Vírgenes de Culiacán, y se había establecido en Cacalotlán. Había también mineros menores muy cercanos a los Ibarra, como Juan Bautista, antiguo criado de
201 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 119. 202 AGI. Patronato 70. Ramo 6. 1570: Informaciones
de Meritos de Salvador Ponce, testimonio
de Pedro de Torres Arce.
203 AGI. Guadalajara 35. 1575: Testamento de Francisco de Ibarra. 204 John Lloyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 145. 205 Atanasio G. Saravia, Apuntes ...• V. 1. p. 134 Y John Lloyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 129.
88
Orruño de Ibarra;206 y dos primeros pobladores de Figueroa, entre otroS.207 En resumen,
a quince años de haber sido conquistada,
corona,
había logrado
control
de la población
un crecimiento española
trado que los propietarios y más importante, el segundo,
de haciendas,
dominada
indios; sabiéndose
la amenaza
épocas de su provincia;
El eneor
de las haciendas.
Hemos
en dos grupos:
encon-
de mi
el primero
fue si
que habían llegado con Ibarra, y con ellos. Era, como hemos
de armas, en la que el grupo de los conPero, más que a la influencia
crecie
al par
y a los nunca por entero siempre vivieron bajo
a los españ
A Francisco de Ibarra, ya no le tocó ver las mejores
Nuev
que hay que atribuir,
a los inquietos
el conquistador
españoles,
en número,
los españoles
nunca se recuperó
de los achaques
que le dejó
su aventura
con Copala y la Nueva México, y pasó los últimos años de su vida recluido en su hacienda de Pánuco, donde en murió el 17 de agosto de 1575.208 Lo interesante es constatar
que después de la muerte del gobernador,
seguido funcionando provincia, continuaron nombre
como si él estuviera
simplemente
pasaron
documental
allí; sus haciendas,
a manos de sus herederos,
verdadero
de parte de los españoles, cia las haciendas
mineras;
Perdida
poco sabemos de otros aspectos
y a
casi toda huella
de la vida cotidiana
referencia alguna acerca de haciendas
y
corazón de la
seguían apareciendo
o actividades
en
agrícolas
y sí en cambio, acerca del abasto de los pueblos de indios haIbarra en su testamento
le recomienda
a Pedro de Unzueta
en Pánuco que:
•.. envíe a persona
que asista [en la hacienda]
y que en el tiempo que estuviere en ella gasta
en su beneficio y avío de maíz, el maíz y pescado y otros bastimento
s que él tiene de los
206 AGI, Patronato 182, Ramo 13, 1564: Relación de los Tenientasgos proveidos por el virrey Luis de Velasco. 207 AGI, Guadalajara 35, 1575: Testamentaria
de Francisco de Ibarra, testimonio
de Gaspar de Figueroa y Gaspar de Abo-
demo plo,
ti
era, c las
fa
guard
la eor
rnos r eran;
!( de Z< que
en 15
por q
y el
e;
virrei maba
Dos a
mucha. 208 AGI, Patronato 20 Ramo 16, 1575: Memorial del licenciado Juan de Ibarra. 209
el mo perio.
parece haber
albaceas y mayordomos,
diez años después de su muerte.i"?
sobre Chiametla,
ella; no hemos encontrado
su heredero
todo en Chiametla
con su vida normal: hasta las cuentas del mercurio
del conquistador,
de los
las m pués
personal
inferiores
de un levantamiento.
de la en el
más bien, a la necesidad
este es un fenómeno
bajo control armado
tri
este nuevo dominio
que se habían asociado
por los hombres
de la provincia: Gaspar
y una relativa paz, gestada
estaban divididos
había sabido afianzar su posición.
del conquistador, de mantener
dentro
el de los soldados-encornenderos
visto, una sociedad
sumisos
importante,
e indígena
el de los advenedizos
quistadores
y encomenderos
Ibarra declaró en su testamento
Chíar
poseer "tres ingenios de agua" en la provincia, sin dar mayores detalles al respecto;
creemos que se refería a las tres haciendas que aparecen como de su propiedad en las cuentas: la de Pánuco, donde murió, la de San Sebastián y la de Copala. En apariencia, la hacienda de Pánuco era la más importante sin embargo, para principios
de los años ochenta, cuando comienzan las cuentas que utilizamos
en la época del deceso,
para este trabajo, sin duda
Pánuco atravezaba por un mal momento, pues había muy pocos mineros allí. La hacienda fue heredada por su primo Pedro de Unzueta Ibarra, mientras que el resto de sus bienes pasaron a manos de Martín Ibañez de Ibarra y Juan de Ibarra, sus hermanos. Su tío Diego de Ibarra, Martín López de Ibarra, su primo, y su viejo colaborador, como albaceas de esos bienes; cinco años después, encontramos Domingo de Arrona, en pleno funcionamiento,
Hernando de Trejo, quedaron
las haciendas de Ibarra administradas
sin duda bajo la vigilancia
por su mayordomo
de Diego de Ibarra y Martín López de Ibarra.
210 AG
211 Are
treras p
212 AG
213 Sal
214 AG
215 AG
tributos de su pueblo de Chiameda
y sus sujetos y se haga pago de el valor de todo ello al
precio común que en el dicho real de minas valiere a el tiempo que los diere ...
210
En efecto, Chiameda, el antiguo pueblo de indios, y sus sujetos, pertenecían en encomienda a los Ibarra, quienes desde allí enviaban bastimentos para las haciendas de minas. Durante todo este periodo, este pueblo siguió siendo asiento de indios, y no fue sino hasta mucho más tarde que los españoles fundaron una villa en ese lugar. Uno de los principales tributos aportados por este pueblo, era la sal marina que cuajaba en las marismas: ésta se cosechaba anualmente en el mes de febrero y se distribuía después por toda la Nueva Vizcaya."! Durante toda la década de 1570, Chiametla siguió creciendo y muy pronto se desarrolló una tipo de sociedad bastante peculiar, donde, al parecer, el grupo español se dedicó esencialmente a los trabajos mineros, dejando a los indios el abasto y el trabajo de las minas. Se sabe, por ejemplo, que al igual que españoles de diferentes regiones, llegaron hasta la provincia indios de servicio desde la Nueva España, en particular de Michoacán.i" En cambio, no hemos encontrado, hasta el momento, referencias de actividades agrícolas desarrolladas por los blancos en este periodo, lo cual bien puede ser señal de que no debieron de ser muy importantes. y sin embargo, la sociedad española local no era pequeña: aunque no existen cifras demográficas, se pueden tomar algunos indicadores al respecto. Para 1582, por ejemplo, tenemos registrados 84 mineros en la provincia, y 105 en 1584, es decir, que ese era, como mínimo, el número de sus vecinos. Este dato no incluye, desde luego, ni a las familias de éstos, ni a vecinos no mineros: mercaderes, oficiales reales, sirvientes, guardaminas, capataces, carboneros, etc. Dadas las características de su poblamiento, la concentración de vecinos mineros debe haber sido muy alta en esta sociedad: hemos registrado, 14 mercaderes en Chiameda para el periodo 1582-1585, y todos ellos eran al mismo tiempo mineros. Pero incluso suponiendo que no había otros vecinos que los mineros, la cifra de 105 vecinos no es baja, comparada, por ejemplo, con las de Zacatecas, donde se decía que había 300 vecinos en 1572, y 500 españoles en total en 1582.213 Aunque todavía exiguas, estas primeras cifras comienzan a explicamos por qué, entre sus contemporáneos, la provincia alcanzó fama de ser rica y poblada y el espectacular crecimiento de su producción minera, que obligó a las autoridades virreinales a tomar cartas en el asunto. Ya en 1574, el oidor Lope de Miranda informabaJuan de Ovando que Chiameda era la provincia mas rica de la Nueva Vizcaya.I'" Dos años después, en 1576, se acordó comenzar a enviarles mercurio a los mineros de Chiametla, por ser una de las provincias más ricas de la Nueva España215 y en 1578, se
210 AGI. Guadalajara 35: 1575. Testamento de Francisco de Ibarra. 211 Archivo Histórico de Durango. Microfilm
Biblioteca
University of Texas, El Paso. 492-35. 1586: Libranza a Antonio Con-
treras para la cosecha de la sal 212 AGI. Guadalajara 35: 1575. Testamento de Francisco de Ibarra. 213 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• p. 113· 214 AGI. México 99. Ramo 6: 1574. Lope de Miranda a Juan de Ovando 215 AGI. México 278. Dic de 1576: Testimonio
del acuerdo con Fernando de Balbuena para que proveyese azogue a las
90
compele a los mineros ante los informes
a llevar su plata a quintar
del doctor Orozco,
indicando
a Durango.F"
Finalmente,
que la producción
en 1579,
PlAT~
de plata en Chia-
al alza, y que sus minas son las más ricas de la Nueva Vizcaya, termina
merla continúa por autorizarse
la instalación
que inicia operaciones
de una caja real en la villa de San Sebastián."?
misma
un año después.
En 1580 se acuerda a los mineros de la provincia
un privilegio,
según el cual sólo
el diezmo y no el quinto en oro, plata y perlas.2l8 Todo indica que, antes de
pagarían
1582, este derecho
se redujo y se les acordó que pagaran
nuevamente
únicamente
el
veinteno, como aparece en algunas de las cuentas de mineros. Este es el inicio de lo que podríamos
llamar la "época de oro de Chiamerla'.
producción ponemos
minera alcanza volúmenes de cifras completas
la, a partir de su fundación;
bastante
de la producción
los pagos por venta de mercurio del mercurio momento.
1582-1587.
era de alrededor distribución
de Chiarnetla,
haciendas
Aunque
de azogue, con minerales
los minerales
no dis-
E
anuales
posil
en cambio, es con
gue,
de la provincia,
así,ll
que el precio oficial
minera novohispana,
de cien marcos por quintal utilizado:
de mercurio.P"
como los sumarios
había bajado de 136,219 116 pesos por quintal,
de un quintal
la
en la caja de Chiamet-
por estas mismas cuentas,
muy ricos, a falta de otras referencias, minera
Por mala fortuna,
Con lo que si contamos,
Desde el siglo XVI, en la tradición promedio
respetables.
global registrada
o azogue, en las diferentes
Sabemos,
para Chiamecla
el rendimiento
los cinco años siguientes,
tanto los libros del ordinario,
de esta caja, siguen, hasta la fecha, perdidos. para el periodo
Durante
en ese
se consideraba
que
ber a año, aqu'
de no muy alta ley,
regís
sobre esta base se calculaba la
céleb
en Chiametla
hemos intentado
tenían fama de ser
acercamos
a partir de la plata de azogue, suponiendo
a la producción
un rendimiento
de
prov¡ alm dem
100 marcos por quintal (cada marco valía ocho pesos y un romín, es decir 8.125 pesos).
esos
Aunque
de al
se trata de un cálculo necesariamente
cifras de producción
bastante
elevadas (números
conservador,
los resultados
muestran
redondos):
gran( pobl:
desdt 10s re tuna' tas es rru Nue ¡
matn miení
minas de Chiametla. 216 AGI. Guadalajara 6. 1578: Cartas y expedientes vistos en el Consejo de Indias. 217 AGI. Guadalajara
6. 1578: Cartas y expedientes
vistos en el Consejo de Indias y AGI. Indiferente
General 416. 1579:
Título de contador de la caja real de Chiametla a Alonso Calderón. 218 AGI. Indiferente
General 739. 1580: Merced a los mineros de Chiametla pago del diezmo en vez del quinto en oro plata
y perlas por ocho años. 219 Antonio
Francisco García-Abasolo
caciones de la Exma Diputación 2
González. Martín Enríquez y la reforma de 1568 en la Nueva España. Sevilla. Publi-
Provincial de Sevilla Sección Historia Serie V Centenario del Descubrimiento
una v
Pt rente, los di
de América no.
.1983. p. 106.
220 AGI. Guadalajara 841. 1574: Libro común de la caja de Zacatecas AGI. Contaduría 925. 1599-1600: real de Durango.
Cuentas de la caja
221 Pet
222 )osl
91 PLATA DE AMALGAMAEN CHIAMETLA: 1582-1587
AiIo
••••
••••••• 12.969
112
11.200
91•000
1583
925
58
5.800
47.125
1584
25.546
220
22.000
178.750
1585
26.494
228
22.800
185.250
1586
17.417
105
10.500
85.312
1587
170
100
812
1582
Esta es tan sólo la plata de mercurio; en un lugar alejado como Chiameda, es muy posible que la plata de fundición fuera, cuando menos, tan importante como la de azogue, por lo que estas cifras deberían multiplicarse, como mínimo, por dos. Si esto fuera aSÍ,la plata extraída en 1585, año en que se alcanza el máximo de producción, pudo haber alcanzado los 45,000 marcos; recordemos, a título de comparación, que ese mismo año, que fue también uno de los mejores para Zacatecas, la producción registrada en aquél real alcanzó los 134,343 marcos.P' Es decir, que en su momento de mayor auge registrado, Chiameda producía, conservadoramente, un tercio de lo que se extraía en las célebres minas de Zacatecas: no es de extrañar que tuviera fama de gran riqueza aquella provincia. Este auge minero, no fue circunstancial, ni se creó de la noche a la mañana; al momento en que la producción platera alcanza su cenit, en 1585, aquellas haciendas de minas llevaban ya casi veinte años funcionando: el lapso de una generación. Durante esos cuatro lustros se desarrolló necesariamente un bien aceitado y eficiente sistema de abasto de mano de obra e insumos para las minas: trabajadores de planta para las grandes haciendas, repartimiento para los pequeños trabajos mineros, alimentos para la población española en general. Si bien se sabe que hubo traslados de población indígena desde otras regiones, estos fueron ocasionales; Chiameda siempre debió depender de 10srecursos humanos locales, en especial cuando de mano de obra se trataba. Desafortunadamente no es posible reconstruir este sistema de abasto, dado que no hay cuentas de funcionamiento interno de haciendas, y la documentación sobre encomiendas es muy escasa. Por un privilegio dado a Francisco de Ibarra por el rey, los indios de la Nueva Vizcaya estaban exentos de tributos reales,222de modo que tampoco existen ni matrículas, ni tasaciones, ni relaciones de encomenderos ni mandamientos para repartímiento. Ningún fraile ni viajero nos dejó relación alguna de sus recuerdos del lugar: es una vida cotidiana perdida. Pero no es necesario tampoco imaginar que la vida en Chiameda fuera muy diferente, mientras hubo paz, de la que se llevaba por esa misma época, en reales como los de Taxco o Sultepec, en pleno centro del virreinato: lugares donde los españoles 221 Peter J. Bakewell. Minería y sociedad ...• p. 330. 222 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 117.
92
vivían en medio de una relativa abundancia grandes centros de población interesante
de Chiamecla,
de la población urbana;
española, nunca se creó en esta provincia
entre Chiamecla carácter
una verdadera
de ella, vivía en las haciendas
más militar, más dependiente
o la Nueva
de los Ibarra, como
de
que existió
go, se
Galicia, haya sido su
de es: rasgo
numérica
de los indios. La
justo en su mejor momento, de la provincia.
comiendas,
esos venturosos
gente relativamente
y de los contrafuertes
ominosos
pacífica, habitante
de alerta. No todo
de los indios de las en-
Dieg<
de los pueblos
rante la segunda
mitad del siglo XVI, en todo el norte, la captura
para someterlos
a servicios personales
principales
Lope de Miranda Chiametla
de las zonas bajas, de Chiametla
otras
la ext
de indios de guerra
la can
en uno de las
españoles.f" En 1573, el oidor a la provincia de
de esclavos para otras regiones:224
en centro de aprovisionamiento tuviera fundamento.
vario: jada,
Du-
acusaba a Francisco de !barra de haber convertido
posible que la acusación
culminante
se había convertido
fuentes de mano de obra para los poblados
Pt
El largo
los indios de guerra de las montañas.
(esclavitud),
Bárb: 15801
de la sierra madre, había en la jurisdicción
fuentes de mano de obra para las haciendas:
rosos
esta r
timbres
años; además
nos n
en
de auge que se inicia en la década de 1570, llega a su punto durante
Ia~
española, todavía a finales del siglo
El de 1585, fue, como 1529, un año clave en la historia
fue paz en Chiametla
indíg do en
de lo anterior.
escuchado
ros, e
1580
violenta crisis, crisis de muerte, que alcanzó a Chiametla
ese año, pero no sin antes haberse
entre
de
XVI su posición seguía siendo precaria ante la superioridad más que elocuente
deot
aunque todo indica
de la fuerza de las armas, ante la amenaza
guerra. Por mucho que hubiera crecido la población
periodo
aglomeración
De hecho, puede decirse que la mayor diferencia
y sus émulos de la Nueva España
es una demostración
minera, y el aumento
villa que existió fUe la de San Sebastián,
que la mayor parte de la población a continuación.
alejados de los
del virreínato. Al igual que en aquellos, una característica
es que con todo y la gran producción
la única verdadera
veremos
de mano de obra, aunque
es muy
consu comp en cu para 1
En 1577, llegó hasta el norte el famoso
cocoliztle que afectó gran parte de la Nueva España y de la Nueva Galicia; se sabe que el mal se difundió dades y turbulencias interesante
constatar
violenta enfermedad levantamientos
también
por toda la Nueva Vizcaya y que fue motivo de mortan-
guerreras
en las zonas altas de la província.F'
que en Chiametla,
a diferencia
no pareció mermar demasiado
Sin embargo,
de todas las zonas aledañas, la vida minera. Mientras
a su época de oro; Orozco
en su informe
no hace mención
de 1578, donde
los mineros
se encaminaba
mencionaba
la riqueza de
alguna de la epidemia.
Pero la realidad es que la epidemia sí llegó a afectar a la provincia. la pestilencia,
esta
violentos
se verificaban en la Nueva Vizcaya, y que en la vecina Nueva Galicia, se
hablaba de que la mitad de los indios había desaparecido.r" Chiametla Chiametla,
es
de Zacatecas
y otras regiones, solicitaban
Durante
el año de
el envío de indios
227 AGI.
228 AGI, 229 (ha
Potosinc 223 Chantal Crarnaussel, La Provincia ...• pp. 38-42224 AGI. México 70. Ramo 1. 1573: Lope de Miranda a Felipe 11. en: Antonio García Abasolo. La reforma ...• p. 355. 225 Chantal Cramaussel. La Provincia ...• pp. 28 Y 41. 226 AGI. Guadalajara 6. 1570: Cartas y expedientes
vistos en el Consejo de Indias. expediente
de 1570.
230
J. LI
231
He
con cuat cualquie
93
de otras regiones para reemplazar
a los muertos;
entre estas regiones exportadoras ros, cada día extrayendo
de mano de
de las montañas,
en especial de aquellos que se encontraban
de esa región se encontraban 1580-1585
o
rasgos más generales,
o,
nos muestran
sus necesidades
en mano de obra recurriendo
sobre el camino a Duran-
españoles
Chiametla
n o
esta nueva asonada
por todo el altiplano
así fue re temporal,
para nume-
central, de Zacatecas
hasta Santa
parecía ser siendo una isla en medio de tanta violencia. pues la violencia ya estaba allí. A los levantamientos
otros que asolaron
Diego de Ibarra, jada, Gonzalo
la vecina provincia de Culiacán
afectó también
a Chiametla,
a la sazón gobernador
el hecho de que
de la Nueva Vizcaya, haya echado mano de
de plata seguían creciendo, suficiente
de hombres
e
y
de
en 1583; de hecho,
como lo demuestra
y Pedro de Monroya.i" Si en semejante
Martín
consistía su diferencia comprender
Los años
documentales
varios capitanes y mineros de la provincia para aplastar a los rebeldes: Juan la extracción
de indios
a los caminantes.F"
mas no explicada todavía, pero cuyos testimonios
que fue una época de despoblamiento,
1580, siguieron
la cantidad
a los indios
De hecho, ya para 1580 varios pueblos
en pie de guerra y asediaban
Pero era sólo una apariencia,
o
de mine-
sobre la sociedad
fueron de una gran violencia en todo el norte, una violencia descrita en sus
rosos asentamientos Bárbara.229
estuvo
sin duda los nuevos mineros, que no habían alcanza-
subsanaban
e a
Cada día más poblada
do encomiendas,
go, sobre el curso del río Mezquital. u
obra.227
más plata, es muy posible que las presiones
indígena, se hayan incrementado; o
hay indicios de que Chiametla
era simplemente
entorno,
López Qui-
la población
porque en Chiametla
y
había
de armas e indios aliados, como para resistir: en eso
con el resto de la Nueva Vizcaya y de la Nueva Galicia. Para
lo anterior,
un análisis de cómo estaba distribuida
en cuatro de los cinco pueblos para 1583), nos ayudará
de la provincia
a comprender
la población
de mineros
entre 1582 a 1587 (datos incompletos
lo que sucedió.P!
o e
a e e s
227 AGI. Guadalajara 6. 1570: Cartas y expedientes
vistos en el Consejo de Indias. expediente
de 1570.
228 AGI. Guadalajara 6. 1580: Pineda a Felipe 11. 229 Chantal Cramaussel. La Provincia ...• pp. 43-50. Charles Foin, "Rodriga de Rio de Losa 1536-1606?". Archivos de Historia Potosina 38. 1978 pp. 128-128. 230 231
J.
lIoyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 185.
Hemos excluido
al pueblo
con cuatro mineros asociados cualquier tipo.
de Pánuco dado que en éste sólo aparece la hacienda. ya citada de Juan de Heredia,
únicamente.
ignoramos
que tan grande pudo ser su población
de indios o trabajadores
de
94 MINEROS
r
REGISTRADOS
EN LA PROVINCIA
DE CHIAMETLA:
1582-1587
AAo
San sebestI6a
CIICIIIaaIn
a.as
Copela
TGtaI
1582
29
16
10
29
84
1583
9
5
6
9
29
1584
29
17
23
36
105
1585
32
18
7
46
103
1586
29
2
5
37
73
1587
--
3
6
4
13
1
Desafortunadamente estos son los únicos datos cuantitativos de población razonablemente fiables de que disponemos; el cuadro es muy incompleto, pues sólo nos presenta, en realidad, algo así como la parte final de una película, aquella en que la tragedia llega cuando todo parece ir mejor: eso es un poco 10 que sucedió en Chiametla. Si hacemos una comparación entre este cuadro, y el de la producción minera, nos daremos cuenta de que el punto máximo de la producción minera, llegó justo después de que la población española hubiera alcanzado también su punto culminante (siempre utilizando como guía a los mineros): de 85 mineros en 1582, se pasa a 104 en 1584; nunca, en apariencia, la población española había estado mejor que en esos años de 1584 y 1585, en que los 104 mineros registrados, llegan a producir 22,000 marcos de plata de amalgama. y sin embargo, vemos, continuando con el cuadro, cómo, partir de 1586, todo se precipita al vacío, y en dos años no queda nada. Analizando el cuadro más de cerca, podemos damos cuenta de que algo ya andaba mal en este momento de auge. Las cifras de 1582 y 1584, nos dan una imágen de gran equilibrio, todos los pueblos eran de tamaño semejante, pero a partir de allí, vemos que algo extraño sucede. En 1585, si bien la cifra total se mantiene estable, vemos cómo San Sebastián y Copala crecen a costa de Cacalotlán y Charcas; en 1586, cuando el total comienza a descender, esta tendencia se agudiza también. La razón es muy simple: son los mineros de Cacalotlán y Charcas que acuden a refugiarse en las haciendas de los Ibarra, las más antiguas y grandes, las mejor pobladas. O como dijo Ruy Pérez Cabezas, uno de los mineros de la hacienda de Ibarra en 1586: fui a la villa de San Sebastián para estar más seguro •.. 232 El gran secreto de Ibarra y de todos los grandes capitanes de su género, es el haber actuado siempre como jefe de hueste, en tiempos de paz, como en tiempos de guerra. Durante todo el periodo estudiado, encontramos siempre en las haciendas de los Ibarra, a soldados y capitanes de la conquista, y a sus herederos, trabajando juntos. Los vínculos que unían a Ibarra con su gente, nunca se disolvieron a su muerte; muchos viejos soldados que siguieron trabajando toda su vida en las mismas haciendas, a las cuales incorporaban también los indios de sus propias encomiendas. Mientras tanto, como hemos visto, la mayor parte de los mineros que llegaron después de la conquista,
se ase lugan tensic
las h: últirn
explo indio mayo sal; la la gw Trejo propi uno ( rierot
poco de eie tiem¡ son ij peor! Dura
lapn pierd la cap vala, indio ren
y la v fue rl
233 Ar
cosech 234 AC 235 M 236 AC
232 AGI. Guadalajara 35. 1587: Información
de testigos sobre la guerra con los indios de Chiarnetla.
237 lb 238 AC
95
se asentaron
en Charcas
lugares más seguros tensiones
para refugiarse
se volvieron
las haciendas
y Cacalotlán.
en caso de necesidad;
más graves, casi todos, antiguos
más grandes,
hasta Hernando
últimos años en San Sebastián explota, la provincia
Es por eso que San Sebastián
peleando
decidieron
propios encomendados
de la sierra. A principios desertaron,
de su hijo Juan López de Quezada,
de los jefes de la conquista
que quedaba:
de cien españoles.i"
se generalizan;
los españoles,
y el año termina
peores caminos, se hacen llegar contingentes Durango
y otros lugares de la gobernación, minera parece reanudarse,
pierde su hacienda
para conferenciar
con la provincia devastada.P"
ren en el resto de la provincia.
Al
donde matan a más recordando
viejos
con los rebeldes, pero
En 1587, las cosas van por San Andrés,
pero, aunque los caminos son pacificados los ataques continúan.
con todo y negros e indios en Cacalotlán; Barrolomé
Bernardo
y
de Balbuena
al poco tiempo comienza Hernández,
Martín
de Za-
regresan con indios en collera.i" En septiembre
indios asaltan de nuevo San Sebastián
mu-
pobladores.
de soldados de Guadalajara,
la captura masiva de esclavos: Alonso Calderón, vala, todos vecinos de Chiametla,
Era
mala señal. Después
Alonso Sánchez y otros cuarenta
nahuatlatos
de
a manos de sus indios
y Cacalotlán,
Las hostilidades
Poco después,
y San Pablo Cobasca.P"
San Sebastián
tiempos, hacen llegar intérpretes
de 1586, la
casas en Pánuco y Copala y Hernando
poco tiempo los indios atacan también
la producción
hacia
y pasa sus
y no hubo quien recogiera la
de los pueblos de San Bartolomé
rieron también Juan López Quijada,
s
Charcas
llevar indios de Piaxtla para la cosecha.F"
los indios queman
Trejo muere, en compañía
o
y nuevos, se replegaron
entera se ve envuelta en la guerra, y esta involucra por igual a los
la guerra se generaliza;
son ignorados
en que las
contra los indios. Hacia finales de 1585, todo
mayoría de los indios del pueblo de Chiameda
uno de los últimos
en el momento
de Trejo abandona
indios de paz de la costa, como a los indómitos sal; las autoridades
y Copala, eran los
los
y matan 30 españoles más, y otros tantos mue-
En 1588 ya sólo quedaban
e
y la villa estaba a punto de ser abandonada;
a
fue retirada a Durango.P"
10 vecinos en San Sebastián,
la minería estaba paralizada,
y la caja real
Un año más tarde, todo había terminado.
lS S
e ~r
a. t)S )S lS
o, a,
233 Archivo Histórico
de Durango,
Microfilmes
Biblioteca
University
of Texas, El Paso, 492'35,
1586: Libranzas para la
cosecha de la sal. 234 AGI, Guadalajara 35, 1587: Información
de testigos sobre la guerra con los indios de Chiametla
235 AGI, Guadalajara 6, 1588: Cartas y expedientes 236 AGI, Guadalajara 35, 1587: Información
vistos en el Consejo de Indias.
de testigos sobre la guerra con 105 indios de Chiametla.
237 Ibid. 238 AGI, Guadalajara 6, 1588, Cartas y expedientes
vistos en el Consejo de Indias.
3: LAS COSTAS VAcíAS
Por segunda vez en sesenta años, Chiametla y por segunda vez, los españoles el altiplano.
Durante
abandonaban
cuatro lustras,
Vizcaya: con todo y sus supuestas
se había convertido
en un cementerio,
la costa para asentarse
en la montaña
Chiametla
fue el verdadero
los indios del tiempo de la conquista, valles, y frescas lagunas, pirámides
Visto desde nuestra época, el mundo de
está poblado de imágenes y chinampas:
hubo algo alguna vez. Casi borradas comparables
de lugares templados,
cuesta trabajo
o Sinaloa, que por siglos han figurado
creer que en lugares
como casi despoblados,
de la memoria colectiva, casi nunca han llamado la
atención de arqueó lagos o historiadores. zaron densidades
de plata de todo el norte de la
Zacatecas: algo casi inverosímil para quien conozca la histo-
ria de aquellos lugares en los siglos posteriores.
como Jalisco, Nayarit
de la Nueva
desventajas climáticas y orográficas, la región costera
había llegado a ser la más poblada y la mayor productora Nueva España, exceptuada
corazón
y
Cierto que en ninguno de esos lugares se alcan-
a las del Valle de México o Michoacán,
pero hablando
del norte,
el hecho es muy probable que las costas húmedas estuvieran más densamente
pobladas
que las tierras templadas,
plano norteño
no eran tan pequeñas
del alti-
como las irnaginamos.P?
y los suyos la vieron por primera vez. El infausto
de Guzmán
tuvo aquella segunda
provincia
tos de 1529, bien podría entonces
que las sociedades
de 1565 a 1585, no se explica si se olvida como era esa misma región
La Chiametla cuando Nuño
yeso aún considerando
de·Chiametla,
no deja de tener paralelos
final que
con los even-
decirse, incluso, que fue una secuela a largo plazo de lo que
sucedió. En Chiameda
se resumen dos grandes ciclos de la expansión
españo-
la hacia el norte en el siglo XVI. La costa del Pacífico fue la primera gran frontera en el norte, fue la zona del primer contacto, corta duración.
que fue ciertamente
brutal, devastador,
del primer colapso en la década de 1530, la población
Después
la se repliega hacia las zonas altas: es la época de Zacatecas. que vivió Chiameda un tanto diferente
durante
al de zonas cercanas como Compostela
haber permanecido anexo, durante
las dos décadas siguientes,
españo-
El relativo aislamiento
permitió
que su destino fuera
algo
o Purificación,
que parecen
Chía
en el mapa
antig
casi vacías a partir de entonces. Como puede apreciarse
centro de atracción de la población
que el resto de las fundaciones aquellas localizadas
a la segunda
sobre el altiplano, sufrieron
rias por falta del elemento en tamaño
meno que representó
contemporáneas
después de Zacatecas,
de nuevo se con-
en el norte, mientras
conquista
de Chiametla,
una larga época de estrecheces
esencial en ese contexto:
Chiametla,
española
y penu-
gente. Más que el haber llegado a
vacío mín~
las de desie gente
tres n
esencial del fenó-
la pro
consiste en que fue la más grande y vital de todas las
el gru
zonas de poblamiento
que se fundaron
siglo XVI: Zacatecas
terminó
lo verdaderamente
nos,
un si
la segunda mitad del XVI, el ciclo se repite. Mejor poblada y abastecida
virtió en el principal
si bi«
en
que la mayor parte de las regiones del altiplano, la renacida Chiametla
ser la segunda
pero de
muq
tenn
en el septentrión
promoviendo
durante
el repoblamiento
la segunda
mitad del
de la costa del Pacífico,
hacia y San
de Cb 239 Chantal Cramaussel. La provincia ...• especialmente.
pp. 83-95.
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de DIOS
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Hacienda
T Minas en upIotad6n 'tVMinas_ • Pueblo de indios tributarioo do encomienda • Roducd6n do Indios do Nuev. elpal\. -
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Camino
so km I
1:
mucho más que el de nuevas regiones en el altiplano sep~ Figura 2.2 la provincia de Chiametla tentrional. Durante la segunda conquista de Chiametla, y su vecindad hacia 1590. si bien la convivencia entre indios y europeos resultó menos devastadora, el final fue muy parecido. La guerra de 1585~1588, fue algo más que un simple "levantamiento': (un "movimiento de resistencia" dirían algunos), fue más bien algo semejante a lo que sucedió en 1529, así como los españoles fueron expulsados, la Chiametla indígena no se recuperó jamás de ese golpe. Después de la guerra, tanto los antiguos asentamiento s españoles, como los pueblos de indios, quedaron literalmente vacíos. Muy pocos vecinos españoles se quedaron por allí. Hacia 1590, se fundaron las minas de Espíritu Santo de Los Papudos, se reabrieron las de Cacalotlán y más tarde las de Pánuco y Materoy, pero ya nunca fue lo mismo. Los Papudos permanecieron casi desiertos, y Cacalotlán se convirtió en asiento de tres capitanes de guerra que colocaron gente allí: Alonso Díaz, Iñigo Ortiz de Ibargüen y Antonio Orriz de Calahorra, los tres muy cercanos a Ibarra y al entonces gobernador Rodrigo del Río. Sin embargo, la producción minera en ambos reales fue casi nula durante este periodo. En realidad, el grueso de la población de la Nueva Vizcaya, se estaba desplazado en ese momento hacia dos nuevos reales de minas enclavados en las barrancas de la sierra madre: Topia y San Andrés. En Topia encontramos a un grupo de antiguos mineros y gente de guerra de Chiametla, transformados en mineros importantes, entre ellos destacan los Olivas (Martin, Diego, Juan, Agustín y Pedro) y los Canízares (Andrés y Esteban), quienes
se convertirían en influyentes capitanes de guerra. Durante la década de 1590 Topia se convirtió en el real más importante de la Nueva Vizcaya por su volumen de producción: 1597 se registraron 10,311 y 14,594 en 1598, época de su máximo apogeo. San Andrés también alcanzó alguna notoriedad e importancia, pero en menor grado que Topia. La historia posterior de ambos reales fue una versión en pequeño de la de Chiametla: después de un corto auge, ambos fueron literalmente destruidos durante las rebeliones de Acaxees y Xiximes de 1601 y 1604-1605. A principios del siglo XVII, ya la vieja historia de las costas del Pacífico norte tocaba a su fin y se iniciaba otra. Las costas y las barrancas de los grandes ríos de la sierra, habían sido virtualmente abandonadas por los europeos: entre 1600 y 1610, se completó el nuevo ciclo de desplazamiento de la población española, de regreso en el altiplano, en dirección de tres centros de población: Guanaceví, Cuencamé y Todos Santos. Curiosamente, el inicio de este desplazamiento coincide justamente con la época de la destrucción final de Chiameda: Todos Santos y Guanaceví se comenzaron a poblar en 1586 y 1587, respecrívamenre.i" Cuencamé, por su parte, comienza a poblarse hacia 1600. Durante la primera década del siglo, Guanaceví se convirtió en el principal centro minero de la Nueva Vizcaya,241mientras que la población de Durango, Cuencamé y la provincia de Santa Bárbara comenzó a incrementarse notablemente: el nuevo ciclo de desplazamiento hacia el altiplano se había completado (ver mapa). La antigua Chiametla quedó practicamente vacía y sus días de gloria nunca regresaron ya. En 1601, Francisco de Urdiñola proponía que se buscara gente en las serranías aledañas, para asentada en San Sebastián y colocarlos bajo la custodia de un convento franciscano.Pf El proyecto nunca se llevó a cabo, pero en 1603 comenzó a funcionar formalmente un presidio militar en San Sebastián. De alguna manera, con la erección del presidio se abrió otra época en el poblamiento colonial de la costa. El nuevo establecimiento se convirtió en poco tiempo en el centro de la vida social en la provincia, y su capitán en el personaje local más poderoso e influyente.é'" Durante toda la primera mitad del siglo XVII, los viejos centros mineros de Charcas y Los Papudos, quedaron casi desiertos; tan sólo Copala experimentó un cierto resurgimiento minero a finales de la década de 1630. Los Papudos, rebautizado como San Martín de Los Papudos comenzaron entonces a ser explotados de nuevo, mientras que Charcas sólo se reabriría en forma en la segunda mitad del siglo.Al pueblo de Chiametla, por su parte, sólo le quedaban, en 1602, cuarenta vecinos indios y diez españoles que se dedicaban a tratar y comerciar pescado, ostras y perlas.i" Durante mucho tiempo, todavía, la pesca y la recolección de sal, seguirían siendo sus mejores granjerías. En 1602, Mota y
Escol pract inrne
ea
Es
A había el hOI
osten caso lajus en el
de lE mien
yabu les ad rrusm
contr nasal presk
como indio
lo qu Chial había señal
Yl
sie
gr;
245 Ibi, 240 Ibid .• p. 45 nota 135 y p. 47 nota 144.
2461bil
241 Salvador Alvarez, Mineña y poblamiento ...• p. 130.
247 Lui
242 AGI. Guadalajara 67 no. 13. 1601: Francisco de Urdiñola al rey. 243 Ver al respecto: Salvador Alvarez. "La hacienda-presidio sión 22 • Ago. 1999. Instituto
de Investigaciones
en el Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVII". Irantl-
Históricas de la Universidad [uárez del Estado de üurango,
244 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción ...• p. 43.
pp. 48'71.
248 AG
249 Sa
250 Ch sionnair
99
Escobar decía que se recogían de 12,000 a 15,000 fanegas anuales de sal,245y todavía se practicaba la prodigiosa pesca de río y estero que la había hecho famosa desde épocas inmemoriales: .•. estos lances [de pesca] ..• se hacen dos o tres veces al año en grueso, y préndese en tanta cantidad que se provee todo este reino de la Galicia y gran paree de Nueva Vizcaya y Nueva España de pescado cesial ...
246
Ante las secuelas y vacíos de población que las guerras de finales del siglo anterior habían dejado, el presidio San Sebastián era el principal centro de actividad, y su capitán el hombre fuerte y la máxima autoridad allí. Por regla general, los capitanes presidiales ostentaban al mismo tiempo el título de alcalde mayor de sus jurisdicciones (este era el caso del de San Sebastián), de modo que reunían en sus manos la autoridad militar y lajusticia civil. El recuerdo de las guerras del pasado, hizo que el presidio permaneciera en el lugar por muy largo tiempo, si bien las acciones de guerra fueron pocas después de 1620247 no fue sino hasta 1686 que la Nueva Vizcaya dejó de soscenerlo.t" Pero, mientras tanto, bien sabían como emplear su poder estos capitanes durante los largos y aburridos periodos de paz. Eran ellos quienes cobraban los haberes de los soldados, les adelantaban bienes, introducían mercancías, y pronto se dedicaron a la minería, lo mismo que sus soldados. En 1632, después de la fundación de las minas de Parral, encontramos a varios soldados de San Sebastián, probando suerte en aquel nuevo real,249 no sabemos si enviados por su propio capitán. En realidad, de todo hacían los soldados presidiales, eran mineros, arrieros, y pescadores al servicio de sus capitanes, quienes, como justicias civiles que eran, gobernaban también sobre los civiles blancos, castas, e indios, especialmente. Era más un pequeño señorío, que un verdadero puesto militar lo que detentaban estos capitanes. Nicolás de Barreda nos relata, en 1645, cómo en Chiametla, los capitanes se habían hecho a la vida civil, y las grangerías de la mar, no . había allí ni torreones, ni baluartes, ni cuerpos de guarda o posta, caja ni bandera, ni señal alguna de milicia: ... si alguna se oye ... es tocar a rebato la campana de la iglesia a que sale el capitán, soldados y gran multitud
de indios a embestir
a la costa como si en ella estuviese toda Holanda,
siendo el fin de dicho rebato y movimiento grandes provechos ...
la pesca de camarones de que tiene el capitán
250
245 Ibid .• p. 43. 246 Ibid .• p. 44. 247 Luis Navarro García. Sonora y Sinaloa ...• pp. 236'240. 248 AGI. Contaduría 928: Cuentas de la caja real de Durango1686-1688. 249 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• p. 133· 250 Chantal Cramaussel •. "Un projet de réductions
indigénes
pour la Nouvelle Biscaye. l'avis de Nicolas de Barreda mis-
sionnaire jésuite á San Andres en 1645. en: Allain Musset ed .• Homenaje a lean Pierre Berthe CEMCA México en prensa
100
Así transcurría la vida en Chiamecla pasados sus auges y decadencias. Durante el siglo XVII, la población de toda esta parte de la costa, experimentó un crecimiento lento, pero sostenido; no obstante, habría que esperar hasta el último tercio del siglo para que surgiera un nuevo auge minero en Rosario (fundada en 1655). Con el transcurso de los años, los pueblos de indios vivieron una lenta recuperación, aunque nunca volvieron a ser muy numerosos, ya a finales del XVII competían por las tierras con los pueblos, haciendas y ranchos de mestizos y españoles que fueron surgiendo a lo largo de ese siglo.251 De la vieja Chíamerla, sólo quedó un vago recuerdo de que allí hubo mucha gente alguna vez.
CAP
el
Iba llan res! ton exp en i not
diti par
"n(] ,
Ch tad esp de
Ma ind sab L01
prá
3.2 rosi
del llan Gu cen los
252 las fi 251 Salvador Alvarez. "Tendencias
regionales
de la propiedad
territorial
Actas del 11Congreso de Historio Regional Comparada UACJ. pp. 1i¡7-153.
en el norte de la Nueva España. Ciudad luárez,
253 de la
101
De reinos lejanos y tributarios infieles: el indio de la Nueva Vizcaya en el siglo XVP52
CAPITULO
111
Como hemos visto anteriormente, en 1554 y 1562 respectivamente, Francisco de Ibarra emprendió sendas expediciones cuyo objetivo era la búsqueda de un rico reino llamado por entonces Copala o la "nueva México': Al final, la segunda de ellas dio como resultado la fundación de una nueva provincia septentrional que fue llamada desde entonces la Nueva Vizcaya.m Si bien el rico reino de Copala nunca apareció, el impulso explorador desatado entonces, llevó por primera vez a los colonizadores a implantarse en territorios hasta entonces enteramente ignotos del altiplano septentrional situados al norte de Zacatecas, poblados por igualmente por gente hasta entonces desconocida. En las figuras 3.1 vemos cómo, en el curso de su expedición de 1554, Ibarra y gente dirigieron sus pasos hacia el noroeste de Zacatecas, pasando por el sitio "del Fresnillo'; para franquear enseguida el curso del río Aguanaval, llamado por entonces simplemente "río Grande" y transitar luego por los sitios que bautizaron como El Saín, San Martín y Chalchihuites. Hasta ese punto, los expedicionarios habían recorrido territorios habitados preponderantemente por zacatecos, un grupo cultural y lingüístico con el que los españoles habían tenido estrechos contactos tanto bélicos como igualmente pacíficos de tiempo atrás. Sin embargo, conforme se aproximaron al sotomontano de la Sierra Madre Occidental, se fueron internando en territorios nuevos, habitados por grupos de indios con los que no habían sostenido hasta entonces sino escasos contactos, pero que sabían eran ya un tanto distintos de los zacatecos con los que estaban familiarizados. Los expedicionarios no dudaron entonces en bautizar a los indios de aquellas regiones prácticamente nuevas para ellos bajo el nombre de "tepehuanes" Al igual que en durante su expedición de 1554, en el curso de la de 1562-63 (figura 3.2), la cual daría nacimiento a la Nueva Vizcaya, Ibarra con su gente localizó numerosos sitios habitados por estos indios "tepehuanes', como San Lucas, Avino, San Juan del Río y Guatimapé, entre otros. La mayoría de ellos eran asentamiento s dispersos llamados rancherías por los propios conquistadores, pero en algunos sitios como en Guatimapé, San Juan del Río, o en el valle del río bautizado como Guadiana, estas concentraciones de gente resultaron ser de talla relativamente considerable de manera que los conquistadores no dudaron en clasificadas como "pueblos': Más tarde, los propios
252 Presentado originalmente las fronteras
en Christophe
Giudicelli.
coord .• Clasificaciones
coloniales
y dinámicos socio-culturales
en
de las Américas. Madrid. Casa de Velázquez . CEMCA. en prensa.
253 Para un recuento detallado
de estas expediciones
y las circunstancias que rodearon la fundación de la nueva provincia
de la Nueva Vizcaya: John L Mecham. Francisca de Ibarra ...
102
ao
El españoles se darían cuenta que los que ellos llamaron «te-
Figura 3.1 Expedicion de ibarra 1554.
pehuanes» conformaban numerosas
y geográficamente
del norte novohispano. partían
extendidas de cuantas habitaban
Se trataba, en efecto, de un conglomerado
una lengua común, el O'dam, perteneciente
precisamente
una de las "naciones" indias más
ge
las bastas extensiones de grupos que com-
a la familia Yuto-Azteca,
y más
a la rama Pimic, es decir, cercana desde el punto de vista lingüístico a la
25 His
103
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Pueblo de Indios
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Real de Minas Villa española
'>:'>,:.,., .
...... :::.
a!!I Villa abandonada
te~
a la
de los pimas, habitantes de la parte norte de los estados Figura 3.2 Expedición del Francisco de Ibarra en actuales de Sonora, Chihuahua y el sur de Arizona en los busca del reino de Copa la 1562-1563. Estados Unidos.P" Sin embargo, el gentilicio O'dame, que en esta lengua significa simplemente «la gente» y que es usado hoy por estos grupos para autonombrarse.I" no fue quizás
254 Bárbara Cifuentes
- Lucina García, Letras sobre voces. Multi/ingüismo
Historia de los Pueblos
Indígenas
de México,
a través de la historia,
México,
INI - ClESAS
1998, p. 54.
255 Campbell W Pennington, The Tepehuan ot Chihuahua. Their Material Culture, Salt Lake City, University of Utah Press, 1969, p. 3.
104
ni siquiera conocido en ese tiempo por los españoles, quienes prefirieron desde un principio emplear el término «tepehuanes». No estaría por demás preguntarse españoles estaban actuando razonablemente
si los
al asentarse a la vera de un grupo tan ex-
tendido y numeroso, conocido además por su ferocidad y carácter indómito, o bien si estas particularidades
h
atribuidas a los llamados "tepehuanes" no resultaban, finalmente,
r:
inmerecidas:
en el fondo, había un poco de ambas cosas. Pero antes de seguir y para
v,
comprender
mejor este asunto, remontémonos
unos años atrás y veamos cómo fue
el
que los O'dam fueron transformados
en "tepehuanes" lo cual nos permitirá también
analizar de manera más general, las ideas que los conquistadores acerca de las poblaciones autóctonas del septentrión.
se hacían en esa época
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105
LOS ANTROPÓFAGOS
DE LA MONTARA
A partir de 1529, a raíz de la conquista de la Nueva Galicia por Nuño de Guzrnán y hasta principios de la década de 1540, los españoles habían privilegiado siempre de manera absoluta la exploración de la franja costera del Pacífico. Allí crearon una serie de enclaves (Purificación, Cornposrela, Culiacán) que les sirvieron como primer punto de anclaje en esas regiones. Durante todo ese periodo, en cambio, sólo un enclave permanente de españoles fue creado en las tierras del interior del continente, pertenecientes a la Nueva Galicia: Guadalajara. Pero la existencia de esta villa se vio amenazada constantemente por los indios de guerra y ello obligó a los españoles a transferirla sucesivamente de su emplazamiento primitivo de Nochisrlán, a Tlacorlán y finalmente a su sitio final, el valle de Atemajac, donde se encuentra actualmente. Durante todo ese periodo los españoles se aventuraron muy poco por el macizo de la Sierra Madre Occidental, de suerte que el curso del río Santiago se convirtió en una virtual barrera para la progresión territorial española hacia las tierras del interior. Esta situación sólo comenzó a modificarse a resultas de la violentísima campaña punitiva llevada a cabo por el virrey Mendoza contra los habitantes de los territorios situados al norte del Río Espíritu Santo o Santiago, durante lo que se llamó "la guerra del Mixtón" A partir de entonces los españoles fueron consolidando su presencia en la región situada al norte de la barranca de ese Santiago y uno de los resultados a mediano plazo de esta nueva situación fue la fundación en 1546 de Zacatecas.256 Como es bien sabido, además de transformarse rápidamente en un muy poblado y rico centro minero, esta nueva fundación se convirtió en punta de lanza para la progresiva exploración de los hasta entonces enteramente ignotos territorios del altiplano septentrional y por añadidura los de la Sierra Madre Occidental. Con todo, todavía hacia 1550, lo que pudiera existir hacia el interior de la Sierra Madre Occidental seguía siendo un misterio para los españoles. Más allá de una línea que iba de llaltenango hasta el río de Tepeque (hoy Bolaños) y de allí hasta la llamada provincia de Guaynamota, el resto de macizo montañoso no sólo permanecía inexplorado, sino que era considerado como una gran tierra de guerra virtualmente impenetrable y guarida de gente tan feroz como aguerrida. Un buen ejemplo de la idea que los españoles se hacían por aquél entonces de la geografía de la prácticamente recién dominada provincia de la Nueva Galicia y las regiones aledañas, nos lo proporciona la carta intitulada pintura del reino de la Nueva Galicia, realizada en 1550 por órdenes del oidor Antón Martínez de la Marcha.!" El objetivo original de esta carta era mostrar a las autoridades en México y Madrid la distribución y situación geográfica de esta provincia y argumentar a través de
256 Para un relato de la llamada Peña Colorada, los orígenes
y fundación
fundación de Zacatecas: 257 Una excelente
de Zacatecas:
de la de 1939). Ver igualmente Peter J. Backewell.
Alvarez Salvador,
reproducción
México, UNAM, Instituto se encuentra
del Mixtón: José López Portillo y Weber, La rebelión de la Nueva Galicia, México, Colección
1980 (edic. facsimilar
"Minería
y poblamiento
de esta carta aparece
de Investigaciones
en: AGI, México, 560.
al respecto
el capítulo
Minería y sociedad ...; sobre
105
de este
libro. Sobre
neogallegos
de la
....
en: René Acuña, Relaciones geográficos
Antropológicas,
primero
antecedentes
Etnohistoria,
Serie Antropológica,
del siglo XVI: Nuevo Galicia, 65, 1988, p. 149. El original
106
un, legi del cur
Av;
ocu ubi prá tier sue
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ello acerca de la conveniencia de desplazar la capital de la provincia de Compostela a Guadalajara, convertida ya en ese momento en el principal bastión español en la zona. Igualmente, se intentaba ilustrar a las autoridades acerca de cuáles podrían ser los límites entre 10 que sería el futuro obispado de la Nueva Galicia, cuya erección y separación del de Michoacán se encontraban ya en curso y el de Michoacán, bajo cuya custodia había permanecido hasta entonces la provincia: (ver fig. 3.3). Al igual que muchas otras expresiones cartográficas de su tiempo, la pintura de la Nueva Galicia presenta elementos visuales poco usuales para el lector moderno y que merecen algunas explicaciones. Un análisis pormenorizado de los mismos rebasaría con mucho los objetivos del presente ensayo, sin embargo, es necesario advertir que pese al hecho de que a primera vista la pintura puede parecemos un tanto caótica y deformada, es igualmente cierto que se trata de un documento que sintetiza, de manera bastante fiel, una muy elaborada visión del espacio geográfico de la Nueva Galicia tal y como éste era vivido en la época por los propios conquistadores. Sin entrar en demasiados detalles respecto a su composición, digamos que su apariencia inusual para el observador habituado a cartas geográficas construidas a una sola escala y respetando la distribución espacial de los elementos representados respecto de los puntos cardinales, proviene justamente del hecho de que el cartógrafo no intentó ajustarse de manera absoluta a ninguno de estos dos requerimientos. Sin embargo, ello no impide a este tipo de montaje cartográfico transmitir una visión bastante clara del espacio representado. El primer elemento a considerar entonces es que la pintura fue expresamente concebida para circunscribir el territorio perteneciente a la jurisdicción de la Nueva Galicia, dentro de
Figura 3.3 Pintura de la Nueva Galicia de 1550.
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107
un espacio rectangular y simétrico. Se intentaba crear una composición donde se privilegiara y resaltara visualmente la región considerada por los españoles como el"corazón" de la provincia, la cual abarcaba sobre todo los territorios del altiplano ubicado al sur del curso del río Espíritu Santo (Santiago). Esta zona, al igual que la llamada Provincia de Avalos,aparecen entonces en la pintura magnificadas con respecto al resto del territorio, ocupando toda la parte media de la misma. Ello permitió al cartógrafo, entre otras cosas, ubicar a Guadalajara, propuesta en ese momento como nueva capital de la provincia, prácticamente en el centro de esta configuración esquemática del espacio. Al mismo tiempo se recalcaba su carácter excepcional, por medio de dibujarla bajo la forma de una suerte de ciudad amurallada, como puede apreciarse en la reproducción. En cambio, las tierras costeras y las situadas al norte del río Santiago, aparecen allí comprimidas y desplazadas hacia el noreste. Las distancias norte-sur resultan entonces muy subestimadas, ocupando dentro de la carta un espacio mucho menor del que les correspondería en una carta moderna construida a una escala bien determinada y única. Esta reducción de escala, por llamada de alguna manera, está asociada a su vez con el hecho de que tanto las tierras costeras, como las situadas al noroeste y norte de la Nueva Galicia, son representadas como zonas poco propicias para la ocupación española. Así las primeras son descritas en la pintura como tierras enfermas y vacías, como lo prueban las frecuentes menciones acerca de la existencia de despoblados que aparecen a todo lo largo de la franja costera. Por su parte, las segundas, son descritas como tierras de guerra, hecho simbolizado por la serie de pequeñas figuras de indios de arco y flecha que pueblan las secciones correspondientes a estos territorios. El observador habituado a la historia de la Nueva Galicia, podrá observar cómo, algunas de ellas evocan las batallas de los peñoles de Coina, Nochisdán, Juchipila, El Mixtón y El Teúl, durante la llamada guerra del Mixtón. Sin embargo, la remembranza de las guerras del pasado reciente no era la única razón de la presencia de estas pequeñas efigies de indios de arco y flecha: los enemigos del presente también están allí. Así, por ejemplo, alnoroeste de Zacatecas podemos observar a un grupo de indios de arco y flecha acompañados de la leyenda llanos de los chichimecas, en evidente alusión a los ya famosos y por entonces cada día más temidos flecheros, habitantes del altiplano septentrional. Otro ejemplo es el de las efigies de indios de guerra que aparecen al noroeste de Tequila, tanto en la región de Guajacatlán como un poco más al norte, en la confluencia de los ríos de Tlaltenango y Tepeque con el de Espíritu Santo, identificados en la pintura como los Tezoles de guerra. Sin embargo, la región que aparece en la pintura como la más amenazadora y al mismo tiempo como la más rodeada de misterio es aquella que correspondía a la parte noroccidenral de la Nueva Galicia. Tal y como nos lo muestra la figura no. 2 en este caso el cartógrafo decidió incorporar a su representación espacial una serie (en el sentido literal del término) de dibujos de indios de guerra, situados todos sobre una zona geográfica bien precisa, esto es, la parte occidental y noroccidental de la Nueva Galicia. Esta iba desde la Punta de los Cuanos situada sobre el litoral del Pacífico, al sur de la antigua provincia de Compostela, no lejosdel Cabo Corrientes, hasta la Sierra Madre Occidental, donde podemos observar,
108
en efecto, a un grupo de indios flecheros en actitudes de guerra (no. 1 sobre la Carta). Luego, al noroeste de Compostela, más allá de la rivera septentrional del Espíritu Santo, aparece un segundo grupo de imágenes de indios de guerra, identificados allí como los Tecuales, (círculo no. 2) y un poco más al norte tenemos una tercera mención de indios de guerra, Los Xuxutecuanes, si bien éstos no vienen acompañados de ningún dibujo como los anteriores (no. 3 en la carta). Finalmente, más al norte, aparece una cuarta mención de indios de guerra, esta vez acompañada de una serie de imágenes de chichimecas flecheros. Entre estas últimas destaca un conjunto en el cual podemos ver a indios aparentemente antropófagos pues se hallan destazando a un prisionero. Junto a ellos una leyenda reza: los tepeguanes (no. 4 en la carta). Esta es la primera y más antigua mención conocida hasta el momento acerca de la existencia de los así llamados tepeguanos o más tarde tepehuanes en la documentación colonial. Vale la pena entonces llamar la atención sobre el hecho de que este gentilicio, que identificaría en adelante y durante siglos a éste extendido y numeroso grupo, no surgió de elementos de carácter lingüístico o cultural derivados del contacto entre los conquistadores y ellos, sino de una clasificación geográfica. Dada la ausencia de trabajos especializados al respecto, no nos sería posible establecer una etimología exacta para cada una de las denominaciones atribuidas a los indios flecheros en la pintura, pero no es tampoco difícil darse cuenta de las consonancias de origen náhuatl que presentan todas ellas. La naturaleza de las lenguas habladas por los primigenios habitantes de la Nueva Galicia ha sido objeto de numerosas interpretaciones y polémicas que no abordaremos aquí.258 Simplemente recordemos que desde épocas muy tempranas los españoles hicieron del náhuatl como una suerte de lingua franca en los territorios recién conquistados de occidente. Esta fue empleada sistemáticamente, entre otras cosas, para la enseñanza de la doctrina cristiana y sabemos igualmente que numerosos caciques y "nobles" de los pueblos de indios de la provincia, adoptaron el náhuatI como lengua disrintiva.P? No es extraño entonces que en un documento de mediados del siglo XVI, 258 Recordemos, como lo hemos ya mencionado en el capítulo primero de esta obra, que autores como José López Portillo y Luis Pérez Verdiá, postularon
al náhuatl como la lengua hablada en general por las poblaciones
Galicia, sin embargo, este punto fue analizado después de manera más sistemática
se inclinó a pensar que el náhuatl que se habló en Nueva Galicia durante el periodo colonial, del náhuatl hablado por los aztecas propiamente la provincia:
dichos, y que era distinto
autóctonas
no era sino una derivación
de las lenguas de los primitivos
José Ignacio Dávila Garibl, Los idiomas nativos de Jalisco y el problema
de la Nueva
por José Ignacio Dávila Garibi, quien
de filiación
habitantes de
de los ya desaparecidos,
México, Manuel León Sánchez, 1945. La cercanía entre el náhuatl de la Nueva Galicia y el dialecto particular del náhuatl ha· blado originalmente
por los aztecas y otros pueblos del centro de la vieja Nueva España, es un elemento más que muestra
a esta lengua como un elemento españoles,
particularmente
introducido
eb esta región por los indios amigos llevadas hasta esas provincias por los
durante las expediciones
de Nuño de Guzmán de 1529 y de Antonio
de Mendoza de 1541. De
hecho. la mayor parte de los autores que han estudiado el tema en los últimos años, se inclinan a pensar que los antiguos habitantes
de la Nueva Galicia hablaban no el náhuatl, sino una serie de lenguas pertenecientes
que en particular los habitantes
de la zona occidental y noroccidental
antigua provincia de Compostela y a los territorios lenguas pertenecientes
a la familia vuto-azteca y
de la Nueva Galicia, esto es las correspondientes
a la
situados al noroeste de ésta, hacia la Sierra Madre Occidental, hablaban
a la grupo cora-chol de esta familia. Para un buen resumen al respecto: : Bárbara Cifuentes . Lucina
García, Letras sobre voces. Multilingüismo
a través de la historia, México INI - ClESAS, Historia de los Pueblos Indígenas de
México, 1998, p. 54. 259 Carmen Castañeda, "La enseñanza del castellano a los indios de la Nueva Galicia", en: El Contacto entre los españoles
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100 km
I
Rgura 3.4 Carta de localización de los Tepehuanes
en la pintura
de 1550.
110
como la pintura de la Nueva Galicia, aparezcan términos con claras consonancias
huarl, como Cuanos, Tecuales, Kuxutecuanes
y justamente
ná-
el de Tepeguanes.
La adopción de palabras en una lengua poco o mal conocida y su traslado a otra, conduce con frecuencia a deformaciones
en ocasiones difíciles de desentrañar.
Sin em-
bargo, sería difícil no asociar, por ejemplo, la palabra Tecuales con el término náhuad Tecuani el cual puede traducirse venencso, e igualmente
de acuerdo con Rémi Simeon como animal salvaje o
con persona malvada y comedora de hombres.260 De la misma
manera la palabra coanos, podría asociarse con cuani, palabra perteneciente campo semántico Xuxutecuanes
al mismo
que tecuani que significa "el que come".26 Por su parte, la palabra I
podría componerse
con Tecuani, persona
de xoxa o xoxouia, embrujar
malvada, comedora
misma línea inrerpretativa,
de hornbres.é"
a alguien, combinada
Finalmente
y siguiendo la
la palabra Tepeguanes, podría venir de Tepetl, montaña, y
de Tecuani o Cuani como sufijo, significando entonces los tecuani de la montaña, esto es, la gente malvada o comedora de hombres de la montaña. Se trata sin lugar a dudas de interpretaciones
arriesgadas y es verdad también que el tema merecería ser objeto
de un análisis lingüístico pormenorizado, bargo, esta propuesta mencionados. propuesta
más allá de nuestras competencias.
Sin em-
se ve reforzada por la iconografía que acompaña a los gentilicios
En particular
en el caso de los tepeguanes
de la pintura, la etimología
de los tecuani, es decir, los "comedores de hombres" de la montaña,
no hace
sino confirmar la idea de que los personajes que aparecen junto a la leyenda están, en efecto, descuartizando Pero cualquiera
a un prisionero para comerlo.
que fuera el origen de estos gentilicios, el hecho es también que
ninguno de ellos correspondía
a lengua alguna de las habladas por los habitantes
pri-
mitivos de las regiones aludidas en la pintura. La Punta de los Cuanos, por ejemplo,
al:
corresponde
on
con lo que fue la región de los llamados Texcoquines, de quienes sabemos
por las Relaciones Geograficas, que hablaban una lengua completamente náhuad.263
distinta
del
de
Por su parte, sabemos también, por la Relación Geográfica de Jocotlán de
1584, que el coano era una de las lenguas prehispánicas habladas por los indígenas que
pá:
habitaban
primitivamente
un
montañas
de Xora y Zacarecas.P"
la región de la Sierra Madre Occidental Algunos investigadores
situada entre las
han identificado a partir de
ello al coano con la lengua de los actuales coras, perteneciente
ésta junto con el huichol
sin la; var
e indígenas
en el Norte de lo Nueva España. Ciudad Iuárez,
UACJ. 1992. pp. 85-135. Igualmente:
Thomas Calvo et. al.,
Xalisco lo voz de un pueblo en el siglo XVI. México. CIESAS - (EMCA. 1993. 260 Rémi Siméon. Diccionario más auténticos
y precedido
de la lengua nábuotl o mexicana. Redactado según las documentos de uno introducción
impresos y manuscritos
(Paris 1885). México. Siglo XXI Editores. (olección
América Nuestra. v. 1.
1981. p. 508. od vocem. 261
Ibid .• p. 402. ad vocem.
262
¡bid .. p. 791. od vocem.
identifican
105 llamados Cuanos. fueron habitantes
de 105territorios
de xora, la antigua provincia de Aguacatlán hasta la rivera norte del río Espíritu Santo:
gráfica de las Minas de locotlán,
Ve2 ind que
263 De acuerdo con las Relación Geoqrático de locottán, entre las montañas
Cu qw
situados
lación geo-
1584. en : René Acuña. Relaciones geográficas ...• p. 320. Y de hecho algunos autores 105
con 105 Caras actuales: Bárbara (ifuentes
264 Relación geográfica de las Minas de Iocotlán,
- Lucina García. Letras sobre voces ....• p. 54.
1584. en: René Acuña. Relaciones geográficas ...• p. 320.
265 266 Carl Press
111
al sub-grupo coracbol de la familia uro-azteca,""
mientras
Figura 3.5 Tepeguanes destazando
otros añaden incluso, que el cora era también la lengua
prisionero
en la pintura
de la Nueva Galicia.
de los indios de la provincia de Guaynamota.P" Lo anterior
nos llevaría a considerar
pánicos de un grupo lenguas emparentadas uto-azteca,
cuyos hablantes
la existencia probable con el subgrupo
la altura del Cabo Corrientes.
en tiempos prehis-
cora-chol, de la familia
habrían abarcado entonces una amplia franja geográfica
situada entre el extremo sur de la Sierra Madre Occidental
y la costa del Pacífico a
A este grupo lingüístico habrían pertenecido
varios de las sociedades de indios llamados "flecheros" representados Cuanos, los Tecuales y los Xuxutecuales, que eran grupos que compartían
entonces
en la pintura: los
10 cual nos puede hacer pensar en el hecho de
rasgos culturales visibles y ello podría explicar a su
vez, al menos en parte, el que los españoles los clasificaran juntos en la pintura. Pero, independientemente que los habitantes
de la validez de esta interpretación,
el hecho es que nada indica
de la región señalada como de "indios de guerra" en la pintura,
265 Bárbara Cifuentes . Lucina García. Letras sobre voces ...• p. 54. 266 Alfred L Kroeber. Uto-Aztecan Carl Sauer, The Distribution Press. lbero-Amerlcana
Languages
of Aboriginal
ot Mexico. Berkeley. University of California
Tribes and Languages in Northwestern
5. 1932; Peter Gerhard, The North Frontier ...• p. 94.
Press, Iberoamericana
a un
8. '934.
Mexico. Berkeley. University of California
112
hablaran el náhuatl o alguna variante del mismo. Es claro entonces que los gentilicios que allí aparecen les fueron atribuidos a esos pueblos por los propios autores de la pintura, inspirándose de elementos descriptivos, asociados a una nomenclatura de origen náhuatl. Esta última, digámoslo también, recalcaba el carácter guerrero y salvaje de estos indios. Lo anterior explicaría el porqué a un grupo tan alejado cultural, geográfica y lingüísticamente de los nahuas, como lo fueron los tepehuanes, se le hubiera atribuido desde épocas tan tempranas un gentilicio acuñado en esa lengua y por lo tanto absolutamente ajeno a su propia lengua, cultura y geografía. El hecho es, finalmente, que no eran los "tepehuanes', o por decido de otro modo, los "odam históricos" como tales, quienes constituían el objeto de esta designación. Cuanos, Tecuales, Xuxutecuales y Tepeguanos fueron todos términos utilizados para designar no a sociedades 'étnica" o 'culturalmente" bien definidos, sino para agrupar, genéricamente a los habitantes de una basta región lejana y misteriosa, que por otro lado era considerada también como peligrosa por los españoles, esto es, el norte ignoto. No sería sino años más tarde, con el avance español en dirección de la tierra adentro septentrional, que los" tepeguanes" cobrarían vida realmente para la naciente sociedad fronteriza novohispana.
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113
LAS NACIONES
DE GUERRA
DE LA TIERRA
ADENTRO
Como es bien sabido, con la apertura de las minas de Zacatecas y la intensificación progresiva del tránsito
y en par-
de españoles e indios por el altiplano septentrional,
ticular sobre el camino de Zacatecas, las contiendas con los llamados chichimecas se fueron multiplicando
hasta transformar
la froncera en una auténtica zona de guerra.
Desde un principio los esfuerzos por pacificar a los chichimecas tanto por parte de las autoridades, como de los propios habitantes Con el transcurrir de guerra norteños
de la frontera, resultaron
infructuosos.
de los años, lejos de disminuir en número o amedrentarse, los indios parecieron
proliferar por todas partes, e incluso llegó a hablarse
de la aparición de bandas de negros cimarrones en las montañas que se unían a los chichimecas
principios de la década de 1560, los colonizadores riamente la posibilidad
de la Nueva Galicia
en sus tropelías. No es extraño entonces que, hacia comenzaran
a considerar
muy se-
de un día terminar aplastados por una marea avasalladora de
indios de guerra, que ellos imaginaban
llegar en números crecientes desde la llamada
tierra adentro. Uno de los documentos
que mejor expresan las ideas que se hacían los españoles de
la frontera acerca de la naturaleza y geografía de los chichimecas, es la famosa Relación de Pedro de Ahumada
Sámano, escrita en marzo de 1566. Hombre ilustrado, capitán
de guerra y minero ligado con la familia de Hernán
Cortés,267 Ahumada
intituló su
escrito Relación de la rebelión de los indios chichimecas y guachichiles ... en especial en las
minas de Zacatecas, San Martín y Avino, de los daños que han hecho y en qué parte habitall ••• 268
El énfasis que desde el título Ahumada
pone en averiguar no sólo el origen,
sino en particular la localización de las zonas desde donde los chichimecas incursionaban para ejecutar sus depredaciones,
es ya de entrada un buen indicador de los temores
que asaltaban a los españoles de la frontera en aquellas épocas. Según Ahumada, efecto, los chichimecas rrespondiendo
estaban divididos en tres grandes grupos o parcialidades,
en co-
cada una de ellos a una región geográfica específica. La primera y más
meridional la conformaban
aquellos que Ahumada
identificaba como los chichimecas
propiamente dichos, habitantes de una basta franja de territorio que se extendía de oeste a este de Ixmiquilpan y Meztirlán hasta la provincia de Pánuco en la costa del Golfo de México.269 Recordemos que desde tiempos de la conquista, los españoles adoptaron el término náhuatl chichimeca para referirse a los aborígenes del norte, incluyendo entre estos a los otorníes de la provincia de Jilotepec, lo mismo que a sus vecinos los pames
y guamares, pueblos que ocupan aún hoy en día los territorios mencionados por este
267 Nora jíménez. investigadora
del Colegio de Michoacán.
prepara actualmente
un artículo sobre este personaje y sus
ligas con la familia del conquistador.
agradezco aquí sus indicaciones
268 Una edición de este manuscrito
se encuentra en: Robert H. Barlow . G. T. Smisor eds .• Nombre de Dios Durango.
Documents in Náhuatl conceming
its foundotion.
o{Che Mexicans and the Michoocanos,
Memoriol
ot the
al respecto.
Indions Conceming
1585, Sacramento. The House ofTlaloc.
269 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 59.60.
Two
Their Setvices, c. 1563, Agreemenc
1943. pp, 53.63.
l.
capitán como pertenecientes a los chichimecas.270 Al norte de éstos, continuaba explicando Ahumada, se hallaban los guachichiles, cuyo hábitat principal se hallaba a mano izquierda, esto es, al este, del camino de Zacatecas y estaban divididos según este autor en tres grupos principales. Los más meridionales ocupaban una franja de territorio que iba de la "Ciénega Grande" muy probablemente la laguna de Cuirzeo, hasta las inmediaciones de los poblados de Portezuelo, Pénjamo y Ayo (en los actuales estados de Michoacán y Guanajuato) y de allí hasta la región llamada del Gran Tunal, cerca de donde más tarde se alzaría San Luis Potosí. Al norte de éstos se hallaban los guachichiles llamados "de las salinas': habitantes de la basta región endorreica llamada también "El Salado" por los geógrafos, no lejos de donde se habían descubierto poco tiempo atrás las salinas de Peñol Blanco, principales abastecedoras de ese producto para Zacatecas y que habían dado su nombre a esta parcialidad de los guachichiles. Finalmente los más septentrionales de los guachichiles, eran aquellos llamados "del Mazapil', en alusión al sitio de vetas mineras descubierto por esas mismas fechas a unos 230 km. al noreste de Zacatecas. Estos últimos resultaban ser los más misteriosos y amenazadores a ojos de Ahumada, pues el capitán pensaba que se trataba de un grupo que tenía ramificaciones y alianzas con otros pueblos habitantes de los bastos territorios situados al norte de Zacatecas, más allá de Mazapil, aún enteramente desconocidos para los españoles. Ahumada temía que estos guachichiles, sabedores de las riquezas y flaquezas de los españoles, no atrajeran a otros indios de guerra de aquellas regiones septentrionales. Declaraba, incluso, tener informes de que más allá de Mazapil se habían reunido más de 6000 indios de guerra de los más feroces que existían, pues eran incluso caníbales y añadía que estaban lo mismo prestos a atacar a los españoles, que a sus vecinos los Zacatecos con quienes estaban en guerra.27l Según Fray Guillermo de Santa María, hoy identificado como autor del tratado sobre la Guerra de los Chichimecas, anteriormente atribuido a Gonzalo de las Casas,272el término guachichil es también de origen náhuat1:
le le
n 11
d n
••. este nombre guachichil cen se lo pusieron
es puesto por los mexicanos, compónese
porque se enbijan lo mas común con colorado
ello y porque algunos de ellos usan traer unos bonetillos los] gorriones
[y ansí a
(
agudos de cuero colorado
ver, al igual que los
a partir de un término
tepeguanos,
los
guachichiles
de carácter descriptivo
mente del náhuat!. Sin embargo, esta no es la única similitud
270
d l¡
de las jaulas que tienen las cabezas coloradas los llaman guachichil. .. 273
Como podemos los españoles
ten en los cabellos con
de cabeza y colorado di-
[y se]
habían sido bautizados tomado
en préstamo
por
directa-
entre los dos casos, pues del
Carlos Viramontes Anzures, De chichimecas. pames y jonoces: los recolectores - cazadores delsemidesierto
de Queré-
tara, México. INAH.Colección Científica. Serie Arqueología no. 416. 2000.
271 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 59-60. 272
Sobre la autoría de este tratado: Alberto Carrillo Cázares ed .• Guerra de los chichimecas (México 1575-ZirOSto 1580).
Fray Guillerma de Santa María O_ S. A. Edición crítico estudio introductorio
Zarnora, El Colegio de Michoacán - Universidad de Guanajuato, 1999. 273 Alberto Carrillo Cázares ed., Guerra de los chichimecas ...• pp. 98'99.
paleografía
y notas por Alberto Carrillo Cózares,
a
11
11S
mismo modo que los autores de la pintura de la Nueva Galicia emplearon el término tepeguanos para nombrar cientes a un ámbito geográfico
y clasificar a un tiempo a una serie de grupos pertene-
bien definido, el capitán Ahumada
con los guachichiles. Para Ahumada, 'cazador-recolecror" pología moderna,
y guerrero
que era el de pueblos habitantes
había hecho lo propio
en efecto, estos guachichiles no eran solamente un grupo
endémico
a una región, como podría clasificarlos la antro-
sino que los veía como una ramificación
es el aspecto más interesante
en su momento
de un conjunto
mucho mayor,
de la tierra adentro septentrional:
de las inmensidades
del escrito de Pedro Ahumada.
este
Como lo hemos visto para el
caso de los chichimecas y guachichiles, más que un simple informe acerca de las hostilidades de los indios bárbaros,
la Relación era sobre todo una reflexión acerca de la geografía de la
llamada tierra adentro septentrional
y de la naruraleza
de los pueblos que podrían
habitarla.
los vecinos septentrionales
de los guachichiles, es decir los famosos
zacatecos, tenían también su origen en los territorios
ignotos del norte. El capitán calculaba
Así, informaba Ahumada,
entonces que la cuna de los zacatecos podría encontrarse de se encontraban
las minas descubiertas
... traen empero su principal
en la región situada más allá de don-
por Ibarra de San Martín, Avino y Peñol Blanco:
origen de la tierra adentro, San Martín e Avino e Peñol Blanco
y sus comarcas y así en aquellas partes es la mayor cantidad de esta nación y son más lucidos y valientes de cuerpo y más atrevidos de Zacacecas ...
en la guerra que todos los de esta parte de las minas
274
Es interesante constatar entonces, cómo, desde mucho antes de que los españoles tuvieran noticia de la existencia de los apaches o aún menos de los cornanches, los inmensos territorios desconocidos de la Tierra Adentro, esto es, los de la parte norte continente, eran vistos por ellos como lugar de residencia de un número tal vez infinito de pueblos salvajes y guerreros, tan numerosos como basta imaginaban los europeos la tierra adentro. En efecto, en la cartografía de este periodo, la parte norte del Nuevo Mundo era imaginada como un inmenso territorio, tan grande, que algunos cósmógrafos hacían de ella una extensión del Asia continental. Un buen ejemplo de este tipo nos lo proporciona el planisferio intitulado Universali descrittione di tutta la terra conosciuta fin qui, elaborado en su primera versión en 1546 por de Giacomo Gastaldi: (ver fig. 3.6). Otros cartógrafos, como Abraham Ortelius en su America sive Novi Orbis nova descriptio de 1570, establecían una separación entre el Asia y el Nuevo Mundo .. El análisisde los elementos constitutivos de esta cartografía y el de su influencia sobre las ideasgeográficas de los conquistadores y pobladores españoles del norte, rebasaría con mucho los límites de este ensayo. Sin embargo, es posible decir que estos dos planisferias son representativos de la idea que existente tanto en Europa como en el propio Nuevo Mundo en esta época, acerca de la configuración de las tierras del septentrión americano. Esta era imaginada, como hemos visto, bajo la forma de una inmensa masa continental a la que se atribuía una talla incluso mayor que la que se le calculaba a lo 274 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 58.
116
cr sol es m
10 bl JU
que hoy llamaríamos la América del Sur y conectada, o descrittiane, 1546. al menos muy cercana, al Asia continental.F" Desde ese punto de vista, no era descabellada la idea de parte de los colonizadores del norte, de que fuera posible allí la existencia de numerosos pueblos de indios bárbaros y guerreros. Lo que sería, en cambio, más digno de análisis son las razones que llevaron a estos colonos a imaginar la posibilidad de que un día todos esos pueblos "descendieran" de aquellas latitudes desconocidas para arrasarlos completamente. Como bien lo ha expresado Guy Rozar, en las concepciones geográficas de los conquistadores, las inmensidades desconocidas, el "desierto': fue con frecuencia visto como un lugar infausto, morada posible del demonio.F" Como quiera que fuera, el hecho es que este temor fue conservado por los españoles americanos durante muy largo tiempo. Un siglo después, por ejemplo, en 1678, Lope de Sierra Osorio, a la sazón gobernador de la Nueva Vizcaya, declaraba que el gran peligro de su guerra contra los
Figura 3.6 Giacomo Gastaldi, Universali
~ til ra U]
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G rr n
a 275 Hamos analizado este tema en trabajos anteriores ver: Salvador Alvarez, 'Tierras geografía asiática del Nuevo Mundo en la cartografía 1998, vol. XIX, no. 75, pp. 59-110. Igualmente del siglo XVI y la exploración Nouvelle-Espagne.
y poblamiento
L'expansion
espagnole
del descubrimiento",
imaginadas tierras en imágenes: la
Relaciones, El Colegio de Michoacán, verano
para un análisis mucho más extenso de las relaciones entre la cartografía
del septentrión: dons le Septentrion
ces Sociales, Thése pour le Doctorat, Histoire et Civilisations, 276 Guy Rozat, "El desierto morada del demonio.
Salvador Alvarez, La grande trontlére asiatique du Nord de la au
xvtéme
siéde, Paris, Ecole des Hautes Etudes en Scien-
19 Juin 2002.
Bárbaros viciosos y censores jesuitas",
Trace no. 22, 1992, pp. 24-30.
2i
a7
robosos, que se contaban en ese momento
entre los más famosos y temidos herederos
de los chichimecas del siglo XVI, venía del hecho de que aquellos recalcitrantes
ene-
migas de los cristianos, habitantes de los confines de la tierra adentro, tenían en sus espaldas innumerables naciones de indios a las cuales podrían recurrir para desterrar a los cristianos de allí. De hecho, el gobernador
aseguraba incluso que los tobosos habían ya
solicitado la ayuda de todos aquellos imaginarios "vecinos lejanos" para aniquilar a los españoles y no dudaba en añadir que si un día esa nefasta alianza llegara a cristalizar, inundarían, incontenibles,
no sólo la Nueva Vizcaya, sino la Nueva España entera:
porque a sus espaldas tienen convecinas innumerables
naciones de otros Indios a quien
han solicitado traer en su ayuda y si, Dios no lo permita, lograsen robar los carros que pasan al Parral y Nuevo México con ropa como en todos tiempos y en el poco que yo goberné la Nueva Vizcaya lo han intentado aunque no conseguido, estaba a riesgo de perderse toda la Nueva España porque con el cebo de la ropa que tanto apetecen por andar todos desnudos, fueran innumerables Reinos y Provincias ..•
las naciones del Norte que salieran a inundar éstos
277
Si todavía en el último tercio del siglo XVII, el septentrión los colonizadores
seguía siendo a ojos de
una tierra incógnita de donde podrían irrumpir
bles de guerreros, en el caso de Pedro de Ahumada,
oleadas inconteni-
semejante temor resulta tanto más
justificado y verosímil. Para este capitán, colaborador cercano del segundo marqués del Valle, la mejor manera de suprimir
esa amenaza consistía en adentrarse
tierras de los enemigos para atajarlos, escarmentarlos
en las propias
y hacer de manera que desistie-
ran de tan dañino empeño. Tan fue así que en 1564, este capitán decidió organizar una impetuosa
entrada punitiva en lo que él imaginaba eran los reductos principales
de los enemigos zacateca s y guachi chiles que asolaban a la región de Zacatecas
y los
caminos hacia el sur desde hacía ya más de una década. Un elemento interesante
de
esta campaña, proviene del hecho de que para perseguir a los zacateca s y guachichiles en su propio tras patio, debió internarse justamente descubiertas
y conquistadas
mente fundada Nueva Vizcaya. Más tarde, Ahumada campaña se había topado con otra numerosa trataba, en efecto, de los habitantes Guadiana,
en las regiones poco tiempo atrás
por Francisco de Ibarra, esto es, en la entonces reciente-
donde se encontraba
reportó cómo, en el curso de esta
nación de flecheros salvajes y feroces. Se
de la región serrana situada más allá del valle del
la naciente villa de Durango, y que Ahumada
momento identificó tan sólo como los indios del Mezquital,
en ese
sin utilizar por el momento
ningún gentilicio para nornbrarlos.F"
No obstante el capitán catalogó de inmediato
a
aquellos indios como "antropófagos':
lo cual no deja dudas acerca de que sabía de quien
277 "El licenciado Lope de Sierra Osorio Oidor de la Audiencia de México. Gobernador y Cptn Gral que fué del Reino de la Nueva Vizcaya informa a VM del estado de las cosas de aquel Reino. México 26 Septiembre kett, Historical Documents ...• v. 2. p. 212. Ver igualmente de paz. cazadores-recolectores
de guerra ....
278 Relación de Pedro de Ahumada ...• p. 57.
de 1678 .• en: Charles W. Hac-
sobre ese mismo tema el capítulo quinto de este libro: Agricultores
118
l.,
se trataba en realidad: los temidos tepeguanos. Es necesario aclarar a ese respecto que para esta época los españoles de Nueva Vizcaya se referían ya de manera corriente a los habitantes primitivos de la región comprendida entre Durango y la cuenca del río del Mezquital, bajo la denominación de tepehuanes, retornando así la vieja clasificación elaborada por los conquistadores de la Nueva Galicia unos años atrás. En 1557, por ejemplo, Fray Juan de Tapia informó haber descubierto a raíz de las exploraciones de Ibarra en la región de Guadiana, 2500 familias de tepehuanes y otras 2500 de Guxipaches, en la zona del alto río Mezquiral, esto es, al oeste de Durango.F" Es indudable, entonces, que los flecheros del Mezquital, citados por Ahumada, no eran otros sino los tepeguanes tan plásticamente representados en la pintura de la Nueva Galicia de 1550. Como puede verse, desde mucho antes de que el contacto cotidiano entre los españoles y los aborígenes del norte, hiciera posible una cierta familiaridad de los primeros con las costumbres, lenguas y distinciones grupales que pudieron existir entre los segundos, ya los indios del norte habían sido clasificados y subdivididos en varias ramas. Sin embargo, es claro también que éstas clasificaciones derivaban no de un catálogode "rasgos culturales'; por retomar un término propio a la etnografía decimonónica y de! siglo XX, sino de criterios que eran, en primer término, de naturaleza esencialmente geográfica. Al igual que la palabra tepeguanes, el término chichimeca, al menos en e! sentido que le daba Ahumada, servía para identificar no a un grupo específico,sino a una serie de pueblos cuyas "identidades émicas', como suele decirse hoy, los españoles hubieran sido incapaces de determinar, incluso si ese hubiera sido su propósito. Se trata de una clasificación que partía de asociar a determinados grupos de aborígenes con porciones particulares de la "tierra adentro": un espacio geográfico desconocido y misterioso, en donde se pensaba todo era posible, lo mismo la presencia de huestes innumerables de bárbaros guerreros, que la existencia de una "nueva México" escondida en alguna parte de esas inmensidades. Como puede verse, para el momento en que los tepehuanes entraron verdaderamente en contacto con los europeos, ya éstos se habían forjado una imagen bastante precisa y al mismo tiempo terrible de los O'dame. Además de ser tenidos por antropófagos, los tepeguanes causaban aprensión por su belicosidad, y lo que era todavía peor, por su número. Así lo expresaba el propio Ahumada, quien presumía de haber recaudado informes acerca de que se estaba reuniendo una fuerza de más de 2000 flecheros en la región el alto Mezquital, prestos a irrumpir sobre los españoles, motivo por e!cual decidió emprender una campaña punitiva, o mejor dicho, preventiva contra ellos.280 Décadas enteras de guerras infructuosas contra los chichimecas, habían demostrado que los escarmientos militares contra los indios de guerra no hacían a la larga sino intensificar las hostilidades. Sería difícil entonces imaginar que al cabo de una simple campaña de unas pocas semanas, el capitán Ahumada hubiera desmantelado por completo la amenaza de los más de "2000 flecheros" del Mezquital que se aprestaban a caer 279 Peter Gerhard. The North Frontier ...• p. 203. 280 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 55.
119
sobre los poblados de españoles, por lo que es claro que se trataba de una amenaza más imaginaria que real. El hecho es que ni los 2000 flecheros del Mezquita], ni los 6000 guachichiles del Mazapil, cayeron nunca ya no sobre Zacatecas, sino ni siquiera sobre Durango, Nombre de Dios, San Martín y demás poblados menores, infinitamente más vulnerables que Zacatecas. De toda evidencia, Ahumada dedujo la llegada en fuerza de esos auténticos ejércitos de flecheros, cuyas dimensiones hacían pensar más en las fronteras de Flandes que en las del norte novohispano, no tanto a partir de datos tangibles que nunca pudo tener, sino basándose en sus ideas acerca de lo que podría existir la tierra adentro, como se decía en la época, más allá de los territorios explorados y conocidos por los españoles. Pero independientemente de lo anterior, lo más curioso del caso es que la campaña "preventiva" de Ahumada en contra de los flecheros de Nueva Vizcaya, llegaba justo en un momento en que las relaciones entre los nuevos pobladores de esa provincia y los tepeguanes comenzaban a desenvolverse por causes bastante más pacíficos de lo que hubiera sido posible imaginar en un contexto de tantos temores y de tanta violencia.
120
LOS
TEPEGUANES
DE LA NUEVA
VIZCAYA
Una de las reflexiones que con más comunes en la historiografía sobre las conquistas americanas, es aquella que evoca el contraste entre la rápida y hasta relativamente fácil conquista española de las zonas ocupadas por las otrora grandes civilizaciones prehispánicas y los largos años de esfuerzos que los conquistadores debieron invertir al intentar someter a los "bárbaros" de las fronteras. En efecto, pueblos como los araucanos, chaqueños y chiriguanos o bien los primitivos habitantes de las pampas y desde luego los chichimecas, así como la inmensa mayoría de los indios norteños, han sido con frecuencia agrupados todos juntos en el basto mosaico de los "indios bravos": ... gran parte de (estas sociedades) se estructuraban
en bandas y tribus nómadas o semi-
nómadas que se dedicaban a la caza y recolección de frutos y raíces silvestres, aunque también hubo algunos que practicaban la agricultura itinerante y la horticultura
..• esta serie de
pueblos a los que los españoles también quisieron englobar en sus dominios resultaron ser hábiles combatientes, núcleos habitados destacaron
sus ataques fulgurantes asolaban caminos reales, estancias}' grandes
por hispanocriollos
e indígenas ... los españoles y sus aliados indígenas
siempre a estos «indómitos» pueblos del resto de los indígenas de América por
su extremada belicosidad, la ausencia de un gobierno bien definido}' prisioneros
el hecho de que sus
eran objeto de dolorosas torturas y rituales caníbales ... 281
Carlos Lázaro Avila. Las fronteras
282
Para datos biográficos
de América y 105 "Flandes Indianos ••...• p. 13. Las comillas aparecen en el original.
de Ginés Vázquez del Mercado: Guillermo Porras Muñoz. El gobierno
el siglo XVI. México. UNAM. Instituto
de Investigaciones
Históricas. Serie Historia Novohispana.
diar,
del a nera hues eras
de la ciudad de México en no. 31. 1982. p. 459·
i
indic vecm
que! la Ha dio a p
eleffi
Vizc objet remo
tos e recur
de
De acuerdo con la imagen que los españoles se habían hecho de ellos hacia mediados del siglo XVI, es posible decir que los tepeguanos se ajustaban bastante bien al paradigma del "nómada" belicoso y cruel, tanto más que ya desde antes de la llegada de Ibarra y huestes a su región, estos indios habían ya dado muestras de su belicosidad. Como es bien sabido, en efecto, la expedición de Ibarra de 1554 no fue la primera que puso en contacto a los conquistadores con los aborígenes de la zona del Guadiana. Ya en 1552, por ejemplo, Ginés Vázquez del Mercado, a la sazón teniente de capitán general en la jurisdicción de las minas de Jocotlán en la Nueva Galicia,282había atravesado esa zona en busca de un rico reino septentrional, siguiendo una ruta similar a la utilizada un poco más tarde por Ibarra. Como es bien sabido, cerca del valle de Guadiana Vázquez del Mercado localizó lo que él supuso era una gran "montaña de plata'; e intentó permanecer en el lugar para iniciar su prospección minera. Pero la desilusión no tardó en llegar, pues el llamado "Cerro de Mercado'; resultó ser solamente una inmensa mole de mineral de hierro y no de plata. Sin embargo, lo interesante para nuestro tema es ver cómo la permanencia de los españoles en ese sitio resultó lo suficientemente larga y molesta para los habitantes del lugar, como provocar una reacción violenta de parte delos aborígenes. Así, a los pocos meses los hombres de Vázquez del
281
Mer. graVt
1:
vario
cantit tamb El claros
largo existí; neces:
gober funda al tien reade cuatro
elegid!
N(
planea
121
Mercado fueron orillados por los tepeguanes a retirarse, llevándose con ellos a su jefe gravemente herido.f" Sin embargo, lejos de lo que este episodio hubiera podido preludiar, el estado de guerra generalizada y total que asolaba ya en ese momento a la región del altiplano septentrional de Zacatecas hacia el sur, no se difundió de la misma manera que en el sur en la región de los tepeguanos, ni siquiera después de la llegada de las huestes de Ibarra y la fundación de la Nueva Vizcaya. Existieron, en realidad, diferencias substanciales entre la manera como evolucionaron las relaciones entre españoles e indios en la Nueva Vizcaya del siglo XVI, respecto de 10 que estaba sucediendo en su vecina del sur. Como veremos a continuación, las diferencias fueron tan importantes que sería incluso necesario separar a la Nueva Vizcaya del ámbito donde se desarrolló la llamada "guerra de los chichimecas', al menos en el sentido propio y estricto que se le dio a este término en el siglo XVI. Para explicar lo anterior, es necesario recordar, en primer término, que uno de los elementos más característicos de la expedición que dio pie a la conquista de la Nueva Vizcaya, fue que se trató desde un principio de una empresa que albergó un doble objetivo: explorar, ciertamente, las inmensidades desconocidas del norte, en busca del reino perdido de Copala pero también al mismo tiempo, fundar nuevos establecimientos e implantarse de manera durable en aquellos territorios. Un simple repaso de los recursos humanos y materiales empleados por Francisco de Ibarra para su expedición de 1562 da cuenta de este hecho: más de cien españoles a caballo, acompañados de varios centenares de "indios amigos': mexicanos y tarascos, todos ellos llevando consigo cantidades importantes no sólo de caballos, ganado vacuno, armas y alimentos, sino también de semillas y aperos agríco1as.284 El hecho de reunir semejante impedimenta obedecía, desde luego, a propósitos bien claros. Por una parte, sabemos que Ibarra preveía llevar adelante una exploración de largo alcance y enfrentar en un momento dado la conquista de un rico reino, por lo que existía el riesgo de tener que afrontar un esfuerzo bélico considerable. Igualmente es necesario recordar que para ese entonces, Ibarra había ya recibido del virrey el título de gobernador de los territorios que por él descubiertos en el norte, lo cual lo obligaba a fundar nuevos establecimientos allí. Y así 10 hicieron; durante los dos siguientes años, al tiempo que exploraban los nuevos territorios, Ibarra y sus hombres se dieron a la tarea de fundar una serie de nuevas villas de españoles en la nueva gobernación, en total cuatro: Durango, Nombre de Dios, Indé y la Victoria. De todas ellas, la primera fue elegida por Ibarra como capital de su nueva provincia.f" No se trató en ningún momento de fundaciones efímeras: fueron, por el contrario, planeadas desde un principio para durar. En el caso de la fundación de Durango, por
283 Oakah Jones, Nueva Vizcaya. Heartland of the Spanish Frontler, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1988, p. 12. 284 Francisco de Ibarra, "Relación
de los descubrimientos,
conquistas
y poblaciones
hechas por el gobernador
Francisco
de lbarra en las provincias de Copala, Nueva Vizcaya y Chiametla, 1567", en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza, Colección de documentos posesiones españolas 285 Sobre la fundación
de América
y
inéditos relativos al descubrimiento
conquista y organización
de las antiguas
Oceanía, Madrid, Imprenta de B de Quirós, 1864-1884. v. 14. pp. 463-484.
de las dos segundas: Chantal Cramaussel, La provincia
de Santa Bárbara ....
122
ejemplo, Ibarra actuó con toda la formalidad capital provincial. procedió
que era de rigor tratándose
de una futura
mejc
Eligió un sitio adecuado a orillas del río que atravesaba
el valle, donde
que I
a ejecutar una traza regular en forma de damero dentro de la cual previno es-
pacios para la plaza principal,
las casas reales, iglesia, etc, De la misma manera, reservó
un espacio a la otra orilla del río para la fundación "Analco" donde serían asentados ñaron la expedición pasaron
a colonos, o mejor dicho, a vecinos de la nueva villa, cada
respecta a las relaciones nutrido
grupo
de la fundación
de tepehuanes
muchos de ellos repartidos El caso de Durango
originarios
solares como encomiendas dos de un contingente la fundación mexicanos vislumbró dentro
de los límites del propio
de La Victoria,
sobrevivir
permanentes
no fue finalmente
de esta nueva pro-
e igualmente
se fundó
participaron
español.
sino un revez pasajero
1567 esta villa fue reemplazada
fundada
en un paraje situado
También
de manera
que no se
Cabe decir, que salvo en el caso
Incluso, la desaparición
para los pobladores por otra, llamada
a solamente
en
propio, sino que fueron asentados
a todo tipo de avatares para terminar
pues en
acompaña-
poco tiempo después de su fundación,
del paisaje norteño.
tanto
grupos "indios amigos';
menos numerosos, 287
de
muy cerca
y tarascos,
de los alrededores.F"
un poblado
poblado
la cual fue abandonada
vas villas lograron elementos
originarios
de fundarles
un
los pasos dados al momento
de indios "amigos'; mexicanos
si bien, éstos fueron
allí la necesidad
las nue-
convirtiéndose
en
del exp
de La Victoria,
sun
de la Nueva Vizcaya,
ráp:
la cual fue
San
unos 35 km. al oeste del que albergó a la
Santa Bárbara,
m«
desaparecida.f" Abocarse
exp
de la nueva villa, siendo
Se hizo traza para la villa, se repartieron
de las villas de Indé y La Victoria, y tarascos,
también
de Dios, situada a tan sólo un medio centenar
de tepehuanes
origi
de la zona, provino del
único en el contexto
a los vecinos españoles
un poblado
el aspec-
entre los vecinos españoles.
Ibarra repitió punto por punto
de la capital provincial.
de la villa española
de los alrededores
11 abrü
al menos en lo que
y tarascos de Analco, fue asentado
no fue en lo absoluto
de Durango,
de la fundación
de la villa de Durango,
en encomienda
vincia. En la vecina villa de Nombre kilómetros
Sin embargo,
entre españoles y los indios aborígenes
con los mexicanos
y tod para
y tarascos que acompa-
desde luego, su lugar en la nueva sociedad.
to quizás más interesante hecho de que, junto
los indios "amigos'; mexicanos
pueblo nombrado
original. De ese modo, tanto los españoles como sus aliados indios
de expedicionarios
grupo conservando
de un segundo
nuev
Fra a crear enclaves agrícolas no fue tanto una elección, como una necesidad
para los españoles: para asegurarse
sabían que su supervivencia
su sustento
cotidiano.
dependería
entre los hombre
de su capacidad
Como Ibarra mismo lo manifestaría
en su relación de méritos, gran parte de los aperos, implementos males repartidos
siempre
del en :
más tarde
agrícolas, semillas y ani-
de su ejercito, habían salido de su propio peculio (o
289 : Iba Torre
290 286 Ver la relación de la fundación origen y traducida
de Nombre de Dios redactada en nahuatl dictada por los pobladores
en: Robert H. Barlow - G. T. Srnisor, Nombre de Di05 Duranga ....
287 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• pp. 52-57. 288 Chantal Cramaussel. La provincia ...• p. 12.
indios de ese
291 292 293 294
12]
mejor dicho, del de su río Diego de Ibarra).289Igualmente declaró que la primera medida que tomó como gobernador una vez fundada Durango, fue hacer distribución entre los nuevos vecinos de mucha cantidad de vacas y carneros y cabras y maíz y harina y pólvora ••• y todo género de herramientas para que construyesen sus casas y para que abriesen acequias para que llevasen agua a la dicha villa y para que regasen sus tierras e huertas .•• 290 Ibarra tenía razón, para sobrevivir en esos territorios semiáridos deberían no sólo abrir tierras, sino prever lo necesario para regarlas. Así la presencia de grupos de indios originarios del centro del virreinato se hizo sumamente valiosa debido a su disciplina y experiencia en el trabajo agrícola. Este tipo de poblamiento, basado en apertura de sistemas agrícolas de riego ha sido estudiado ya en detalle por Chantal Cramaussel para el caso del valle agrícola de San Barrolomé, cuyas tierras fueron abiertas a finales del siglo XVI por colonos de la villa de Santa Bárbara en el norte de la Nueva Vizcaya.F" Como esta autora lo ha recalcado en sus trabajos, se trató de forma de colonización que resultó sumamente exitosa en el norte, dadas las condiciones del clima y suelos locales, pero que nunca hubiera sido posible sin la participación de los grupos indígenas trasladados del centro del virreinato.P" En el caso de Durango y Nombre de Dios, incluso, el concurso de estos indios fue tanto más importante, cuanto que muy poco después de la fundación de las dos villas, el gobernador partió con el grueso de su hueste en busca del reino de Copala, recayendo entonces sobre muy pequeño número de vecinos, la tarea de perpetuarse en el sitio. Gracias a lo anterior, tanto Durango como Nombre de Dios lograron prosperar, a pesar de su reducida talla, como enclaves fundamentalmente agrícolas pues en ninguno de esos dos lugares se explotaron minas en esa época. Su éxito fue tal, sobre todo en el caso de Nombre de Dios, que este último poblado adquirió muy pronto una gran reputación centro de producción agrícola en todo el norte. Años después, incluso, Francisco de Ibarra en su relación de méritos, alardearía del hecho de que fueron los cereales de Nombre de Dios los que hicieron posible la explotación inicial de las famosas minas de Sombrerete, situadas a unos 60 km. al sureste de la nueva villa.293El éxito agrícola de la villa de Nombre de Dios fue tal y tan rápido que en 1569, por ejemplo, Diego García de Colio, a la sazón alcalde mayor de San Marrín por la audiencia de Guadalajara, intentó segregada de la Nueva Vizcaya e incorporarla por la fuerza a la de la Nueva Galicia. El intento sólo fracasó gracias a que Francisco de Ibarra logró detenerlo recurriendo él también a las armas, pero quedaba de manifiesto la importancia que estos nuevos enclaves agrícolas comenzaban a cobrar en el contexto de aquella frontera lejana.294
289 Francisco de lbarra, Relación de los descubrimientos. : Ibarra en las provincias
conquistas y poblaciones
hechas por el gobernador
Torres de Mendoza - Joaquín Pacheco. Colección de documentos inéditos .... v. 14. p. 480. 290
Ibid.
291 Ver: Chantal Cramaussel, "Sistema de riego y espacio habitado ..., pp. 17-89. 292
Francisco de
de Copala. Nueva Vizcaya y Chiametla. 1567. en Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis
Ibid.
293 José Ignacio Gallegos. op. cit.• p. 30. 294 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estado ...• p. 31.
4
12
r ,I
Un segundo elemento detrás del éxito de este tipo de poblamiento fue la creación de reducciones y de encomiendas de indios comarcanos. En efecto, con la fundación de las cuatro primeras villas no sólo se formalizó la creación de la nueva gobernación o provincia de la "Nueva Vizcayá?95 sino que se inauguraba también un nuevo episodio en las relaciones entre los españoles y sus viejos conocidos los tepeguanes. Es indudable que sin una cierta relación de paz con los aborígenes, nunca hubiera sido posible que grupos reducidos de españoles lograran consolidarse a largo plazo en esa frontera aislada y lejana. A partir de ese momento, los españoles se encontraron de pronto viviendo entre los otrora feroces tepeguanes de manera que debieron necesariamente dejar de lado al menos una parte de sus viejos temores acerca de los tepebuanes, para incorporados a un nuevo estatuto. Así, de bárbaros indómitos y antropófagos habitantes de las lejanías, los tepeguanes pasaron de golpe a ser vasallos de su Majestad y por lo mismo, sujetos de encomienda, es decir, tributarios. Es indudable, en efecto, que las nuevas reducciones de tepeguanes no tuvieron solamente como función la de asegurar la 'cristianización" de esos indios, por mucho que éste fuera un propósito indisolublemente ligado a su nuevo estatuto como "súbditos" de su Majestad. Otra aún más importante y. urgente fue la creación de un sistema estable de abasto de mano de obra y de productos para los conquistadores por la vía del tributo en productos o en trabajo. Sin embargo, lo que resulta verdaderamente notable en este caso, no es el hecho de que los españoles intentaran arrancar tributos y trabajo a aquellos indios (en eso tenían ya mucha experiencia), sino que lo hicieran con éxito. Una buena ilustración de lo anterior, la tenemos en el reporte de 1574 sobre el estado de la Nueva Vizcaya, del franciscano Juan de Miranda. Allí el por entonces párroco de Santa Bárbara, no sólo reafirmaba lo expresado por Ibarra acerca del éxito del poblamiento agrícola de su provincia, sino que describía una sociedad en la que las relaciones entre colonizadores y aborígenes hubieran parecido corresponder a las que privaban en alguna región del centro del virreinato y no en el norte. He aquí, por ejemplo, cómo veía Juan de Miranda, la situación que prevalecía en Durango: ... hay muchos labradores hay estancias
vecinos que serán hasta treinta, cogen cantidad
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3~
co
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de h~
ql te
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bI
m
er
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Sil
lo
de trigo e maíz e
de ganado mayor y menor, es tierra muy fértil por un río que viene muy cau-
daloso e muchas tierras buenas hay alrededor están de paz e asentados
e repartidos
de esta villa muchos pueblos de indios que
en encomenderos,
vecinos e viven en pulida ..• 296
Sin lugar a dudas, junto con las menciones acerca de las labranzas de trigo y estancias de ganado de Durango, lo que más sorprende de esta descripción son los "muchos" pueblos de
295 Hecho luego ratificado definitivamente a los sucesores de Francisco de Ibarra por la Corona el 17 septiembre 1567.
u:
cuando recibieron oficialmente el título de Gobernador y Capitán General de Nueva Vizcaya. Copela y Chiametla Guillermo Porras Muñ02. Iglesia y estado ...• p. 16. 296 "Relación hecha por Juan de Miranda. clérigo al doctor Orozco, Presidente de la Audiencia de Guadalajara sobre la tierra y población que hay desde las minas de San Martín hasta las de Santa Bárbara que esto último entonces estaba despoblado. Año de 1575". en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas· inéditos ...• v. 16. p. 563.
Luis Torres de Mendoza. (olección de documentos
29
29
29 3°
125
indios repartidos en encomenderos que existían en los alrededores de Durango, asentados no sólo de paz sino viviendo en pulicía".297 Efectivamente, aunque la documentación relativa al fenómeno de la encomienda temprana en Nueva Vizcaya es escasa, dada la inexistencia de matrículas de tributarios, tasaciones y listas oficiales de encornenderos, sabemos que los vecinos de las primeras villas de la provincia fueron todos dotados de manera sistemática por los gobernadores de sus respectivas encomiendas de tepehuanes.Para 1572, por ejemplo, es decir a diez años de fundada, la villa de Durango tenía 32 vecinos oficialmente reconocidos como tales, de los cuales 28 eran poseedores de encomiendas.F" Entre éstas se contaba toda una serie de rancherías de tepehuanes, cuyos nombres se han perdido desde entonces, pero figuraban también varios de los pueblos de tepehuanes más importantes de la provincia por su talla, cuyos nombres han llegado hasta nosotros como los del Tunal, La Sauceda y Mezquital, entre otros.299 El testimonio de Juan de Miranda nos indica cómo durante las primeras dos décadas que siguieron a la conquista de la provincia, los españoles lograron crear con éxito un sistema de encomiendas con los aborígenes. Y no era todo, pues el mismo informe nos ilustra acerca de cómo lejos de quedar confinados a sus primitivas villlas de Durango, Nombre de Dios, Indé y Santa Bárbara, los colonos habían ido poco a poco extendiendo su influencia hasta otras zonas de la provincia, habitadas por tepehuanes. Miranda apuntó, en efecto, cómo para el tiempo de su informe los españoles habían podido establecerse de manera pacífica en lugares como San Juan del Río, Avino, Coneto, Los Palmitos y otros sitios, cuyos habitantes fueron también calificados de políticos, y cómo los colonos habían logrado incluso crear explotaciones cerealeras y hasta trabajar minas en esos lugares: [Avino): ... está un real de minas que llaman Avino, donde habrá diez o doce españoles ..• hay alrededor
de este real muchos indios de paz de los naturales
blados en seis o siete pueblos que serán por todos quinientos vivir en pulida .. [Palmitos):
indios que agora empiezan
a
en el Valle de los palmitos donde se pueblan agora tres estancias
de labor de españoles, hay en este valle mucha cantidad son todos los más cristianos
que están divididos y po-
de indios que viven ya en pulida y
y siembran y cogen cantidad de maíz y tienen iglesia donde los
clérigos les dicen misa ••• [Coneto]:
..• habrá en ellas cincuenta
españoles,
a dos leguas de
este real hay tres pueblos de indios que están de paz y empiezan a vivir en pulida, siembran Ycogen maíz, ...
300
La carta que presentamos a continuación da una idea más completa de las dimensiones que este fenómeno había alcanzado en Nueva Vizcaya hacia 1570: (ver fig. 3.7). Como podemos ver, para esa época los españoles habían ya logrado expandirse por una buena parte de la provincia, creando un número importante de haciendas, cuya
297 Ibid. 298 Peter Gerhard. The North Frontier
ot New
Spain, Norman and tondon,
299 Ibid. 300 Relación de luan de Miranda ...• pp. 563. 564 Y 569.
University of Oklahoma Press. 1993. p. 203.
126
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característica más sobresaliente era el estar situadas justo en la vecindad inmediata de los pueblos de indios, algunos de ellos bastante alejados de las villas de españoles que existían por entonces. Esto deja muy claro la correlación que existía entre la aparición de estas explotaciones y el uso de mano de obra indígena como sustento de las mismas. Es interesante constatar entonces, cómo tan sólo una década después de la llegada de los españoles a sus territorios, los otrora, feroces e irreductibles antropófagos tepeguanes, aparecían totalmente transformados: ahora eran tributarios y sujetos de encomienda y vivían en relativa paz con los conquistadores. ¿Cuáles fueron las razones detrás de esta aparente transfiguración:'
Figura 3.7 La Nueva Vizcaya hacia 1570.
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BRAVOS Y TRIBUTARIOS
PAGANOS
Quizás, para encontrar una primera respuesta, sería interesante comenzar por preguntarse si la imagen clásica construida en la historiografía sobre el norte colonial acerca del "indio bravo" norteño, más comúnmente conocido como chichimeca, no resulta al final demasiado estrecha y poco explicativa. Como lo hemos evocado arriba, en numerosos trabajos consagrados al estudio del enfrentamiento entre españoles y sociedades carentes de estructuras políticas centralizadas, se ha insistido con frecuencia en que el perfil guerrero de esas sociedades derivaba sobre todo del hecho de que se trataba de pueblos formados por cazadores-recolecrores, los cuales si bien en ocasiones conocían formas incipientes de agricultura, se caracterizaban sobre todo por ser "nómadas': Es verdad que la adopción de un género de vida "nómada" pudo convertirse en una ventaja para pueblos que llegaron a hacer de la guerra contra los europeos y sus aliados un auténtico modo de vida. En el norte tal fue el caso, por ejemplo, de los apaches de los siglos XVII a XIX, si bien hoy sabemos, que éstos ni fueron enteramente nómadas, ni desconocieron tampoco por entero la agricultura.l'" Sin embargo, es un hecho igualmente que los llamados "nómadas" no fueron los únicos que resistieron a la conquista española por medio de la guerra, ni los únicos tampoco, que terminaron convirtiéndose en "indios bravos': Recordemos, por ejemplo, cómo cuando los españoles se dirigieron hacia el litoral del Pacífico del sur de la Nueva España, los pueblos de pura cepa mesoamericana de lengua y cultura zapoteca, rnixteca y náhuatl, que ocuparon los territorios costeros de los actuales estados mexicanos de Oaxaca, Guerrero y la parte sur de Colima, no tardaron en caer en un estado de guerra generalizada y permanente. De hecho, para finales de la década de 1520, la situación en la tierra caliente de esa parte de la costa adquirió un cariz tal, que los españoles la bautizaron como provincia de los motines y poco después comenzaron a abandonarla al considerarla como una tierra de guerra casi impenetrable.t'? Más al norte, igualmente, cuando a partir de la década 1530, los españoles emprendieron la conquista de los pueblos agrícolas de cultura igualmente mesoamericana que ocupaban las tierras costeras de los estados actuales de Jalisco, Nayarit y Sinaloa, la situación fue semejante, generándose situaciones de guerra permanente que en muy poco se diferenciaron en cuanto a su violencia de las que caracterizaron a
)01
La historiografía
reciente sobre 105 apaches. ejemplo paradigmático
que no todos fueron ni enteramente
nómadas,
del nómada guerrero, ha sin embargo demostrado
ni carecieron de agricultura.
at War ano Peace. The Ianos Presidio (1750'1858), Albuquerque
Ver por ejemplo: William B. Griffen, Apaches
University of New Mexico Press, 1988; del mismo autor:
Utmost good faith. Patterns ot opathe-rnexican hostilities in northern Chihuahua border warfare 1821-1848, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1988. Igualmente:
Chantal Cramaussel, "Los apaches en la época colonial",
Cuadernos del
Norte, no. 20, julio 1992, pp. 25·)6. Salvador Alvarez, [ames Kirker. El aventurero irlandés, Ciudad Iuárez, Meridiano 107 Editores· Universidad Autónoma
de Ciudad Juárez . Gobierno del Estado de Chihuahua, Serie Chihuahua, las épocas y los
hombres, 1991. 302
Ver por ejemplo:
Donald Brand, Coaeolman and Motines del Oro.... Igualmente:
J. Benedict Warren, La conquista de
Michoacan... en especial pp. 163 Y ss. Del mismo autor: Benedict J Warren, "The Carvajal Visitation: Michoacan", The Americas, v. 19, Washington,
1963, pp. 404'412.
First Spanish survey of
128
r ,I 1
la llamada guerra chichimeca.303 Se trata en todos esos casos de enfrentamientos entre españoles y pueblos de agricultores en el sentido pleno de la palabra, pero que se diferenciaban de altas civilizaciones del altiplano central en varios aspectos esenciales. Uno de ellos era ciertamente el hecho de no poseer estructuras políticas centralizadas, pero más importante aún lo era el que se trataba de sociedades mucho menos densas que las del altiplano central desde el punto de vista demográfico y que por lo tanto mostraron una capacidad de asimilación mucho menor que aquellas frente al choque de la conquista: fue de eso ultimo que derivaron las situaciones de guerra permanente. En el caso específico de los tepeguanes, la etiqueta de sociedad "nómada" y por lo tanto "guerrerá; formada por grupos que practicaban exclusivamente la caza-recolecta para subsistir, resulta igualmente estrecha y poco adecuada. Gracias a trabajos recientes en el campo de la arqueología de las sociedades que ocupaban el noroeste novohispano al momento del contacto, sabemos que los antecesores de los grupos que conformaron con el tiempo la rama Pimic de la familia yutoazreca, entre los cuales se encontraban como mencionamos anteriormente los tepeguanes, cultivaban plantas desde cuando menos el 4000 a.p. (antes del presente). De acuerdo con estos mismos estudios para el 3000 a.p., se habían ya conformado por todo el noroeste sociedades aldeanas de agricultores permanentes, de entre las cuales, algunas dieron lugar al nacimiento de centros culturales de gran importancia como Casas Grandes y muy especialmente el de Trincheras, situado justamente en el área ocupada al momento del contacto por sociedades de la rama pimic de la familia yutoazteca, más específicamente los pimas.304 Como lo hemos visto anteriormente, sabemos que durante siglo XIV; muy probablemente debido a condiciones climáticas semejantes a las que aceleraron, por ejemplo, la gran crisis europea de ese siglo, desaparecieron por todo el norte los pocos desarrollos culturales del tipo de Casas Grandes o Trincheras que alguna vez existieron. Se presentó desde entonces un regreso a patrones de asentamiento más simples, de tipo aldeano esencialmente disperso, semejantes a los que los españoles encontraron en el norte y noroeste al momento del contacto. La ausencia de grandes concentraciones humanas y de toda estructura de tipo urbano, motivó a numerosos arqueólogos e historiadores de nuestro tiempo a clasificar a los grupos indígenas de la zona al momento de contacto como "nómadas" no agricultores. Recordemos la tesis de Marie- Areti Hers para quien, por ejemplo, las culturas arqueológicas de la Sierra Madre Occidental se dividirían en dos grandes grupos: por un lado, los colonizadores de origen mesornericano, que eran agricultores llegados del sur y los "no mesomericanos', entre los que se contaron los ancestros de los tepeguanes y que son catalogados por esta autora como
303 Hemos analizado
este proceso al detalle en: Salvador Alvarez, La grande frontiére
asiatique
grup una! últin
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pr
du Nord de la Nouvelle-
Espagne ...• cap. 3 y cap. 4. Para el caso de las sociedades de la costa norte del Pacífico de la Nueva España ver igualmente el capítulo segundo de este libro. 304 Ver por ejemplo:
Elisa Villalpando.
pp. 211-236. Igualmente: de Sonora", Arqueología -lunio 1997.
Elisa Villalpando
"Los pobladores
en Sonora". en: Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeca ...
- Randall H. McGuire, "Cerro de Trincheras: un sitio arqueológico
Revista de la Coordinación
Nacional de Arqueología
en el noroeste
del INAH, Segunda Epoca, no. 17, Enero
no
pn
do
)C
grupos esencialmente cazadores-recolecrores, 305 o que en todo caso sólo conocieron una muy pequeña agricultura de tipo enteramente marginal. Para Hers, incluso, este último hecho se vería reafirmado por los testimonios documentales producidos por los españoles del siglo XVI acerca de estos pueblos, en donde según ella, los tepehuanes siguen apareciendo como cazadores-recolectores y agricultores marginales.F" Sin negar la importancia de los trabajos arqueológicos de esta autora, debemos precisar, sin embargo, que como hemos visto arriba, esto no fue necesariamente así: una prueba contundente de lo anterior, la tenemos en el informe de Juan de Miranda de 1574. Cabría añadir a este respecto, que los datos aportados por esta fuente se ven confirmados en su conjunto por otras bastante más tardías, como por ejemplo la Descripción geográfica de los reinos de la Nueva Galicia Nueva Vizcaya y Nuevo León de Alonso de la Mota y Escobar, escrita en 1601307 y el censo de la provincia levantado en 1604 por el entonces gobernador Francisco de Urdiñola.l'" En ambas fuentes los mismos pueblos de indios que Juan de Miranda describió como ocupados por indios de paz que mantenían sementeras, vivían en policía" y en los cuales los colonizadores españoles habían abierto también sus propias explotaciones agrícolas, mantienen poco más o menos las mismas características. Así, por ejemplo, Mota y Escobar nos informa de cómo, uno de los numerosos pueblos de encomienda que rodeaban a Durango, Cacaria, 10 seguía siendo a principios del siglo XVII y sus indios seguían explotando sus sementeras: dos leguas adelante está otro poblezuelo de encomendero poblado de hasta treinta o cuarenta indios chichimecos pasa por él un arroyo de agua perpetuo de que se aprovechan los indios para sus sementeras ..• 309 Separado de su contexto, el testimonio de Juan de Miranda podría ser ignorado bajo el argumento de que el franciscano "mintió" o simplemente "exageró"en sus apreciaciones. Sin embargo, analizadas en conjunto y puestas en relación, las fuentes existentes, aún siendo escasas y muy conocidas, siguen revelándonos aspectos interesantes de la vida colonial temprana en estas regiones. Así, por ejemplo, el propio Mota y Escobar nos cuenta cómo en San Juan del Río, para 1601, la presencia de los españoles no solamente había sido tolerada por los indios, sino que las explotaciones creadas por los primeros habían fructificado. Así, a pesar de seguir siendo un poblado mayoritariameneeindígena, San Juan del Río se estaba convirtiendo ya en esa época en uno de los principales centros agrícolas de la provincia:
305 Ver par ejemplo:
Marie-Areti Hers - Dolores Soto •• Arqueología
de la Sierra Madre durangueña __ .• pp. 69-85.
306 Marie-Areti Hers. "La sombra de los desconocidos ...pp. 65-70. 307 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción geogrófica .... 308 AGI. Guadalajara 28. "Cuaderno cisco de Urdiñola".
de minutas del censo de la gobernación
Durango. 1604. Los resultados
• Francisco de Urdinola's census of the spanish settlements no. 35. Ago. 1955. pp 398·402;
de Nueva Vizcaya por el gobernador
Fran-
del mismo han sido resumidos por diversos autores: Woodrow Borah • of Nueva Vizcaya». The Hispanic American Historical
Review,
Oakah lones, Nueva Vizcaya ...• pp. 75-79. Sin embargo. cabe advertir que los resúmenes
presentados por estos autores difieren sensiblemente
de los resultados encontrados
documento original. 309 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción
geográfica ...• p. 86.
por nosotros a partir del análisis del
13°
•.• Caminando
del Río, algo templado
de lindas aguas y tierras donde se dan perfectamente
de Castilla en particular nagres aunque
las uvas blancas y moscateles
poca cantidad.
algunos ganados.
fon
de que se hace muy buen vino y vi-
qm
que se dan muy buenas mayormente
mayor proveído por el gobernador
fen ciói
de trigo de riego que en la comarca tienen y de criar
Los más de ellos tienen huertas de frutales como de algunas legumbres
tienen un monasterio
cok
muchas frutas
Hay en este pueblo hasta treinta indios vecinos y españoles
trece o catorce que viven de heredades hortalizas
des
hacia el oriente a siete leguas está un pueblo de indios que se llama San Juan
La justicia de aquí es un alcalde
efee
de toda esta gente de frailes franciscos que
caÍ!
espárragos.
y la doctrina
y
en este pueblo y en él una de las mejores huertas
de este reino ...
un
310
tan de viñas y otros frutales europeos
Es claro que la aparición del Río a principios
del siglo XVII,
sencia de colonos españoles mente sería demasiado
un lugar como San Juan
no había sido producto
del azar, sino de la pre-
tarr
pueblo de indios. Igual-
ent
en pleno corazón de este antiguo
artificioso
afirmar que si los indios de esa comarca
cultivaban
sementeras de maíz en 1574, como lo afirma Juan de Miranda, ello se debió únicamente a la influencia
de los españoles.
tan rápida y completa
Una transformación
origen "pura" y "exclusivamenté"cazador-recolector': no de una generación,
"pin
y los tepehuanes
que en su contexto
anterior
arqueológicos
casi milagrosa.
Hers, la separación
entonces
habían desarrollado
todo recuerdo
érticas, sino al corazón
transfiguración
de la Sierra Madre
era~31l sería necesario
mil años, perdieron
Occidental,
data solamente
explicar cómo y porqué,
desde hacía más de dos
tan
tenc
Existen, por otro lado, trabajos por parte de los tepe-
no tocan, desafortunadamente,
resultan mucho más coherentes
las investigaciones
sobre las antiguas sociedades
El sólo hecho de la extensión las poblaciones algunas
cultural
bras
"pur
plenamente
exis-
agrícolas,
no sólo del cultivo plantas
dichas entre los tepehuanes: lo Todo apunta
a señalar entonces,
310 Ibid .• pp. 86·87. 311 Marie·Aretí Hers, La sombra de los desconocidos ...• p. 70. 312 Carrol L Ríley • Howard O Wínters. «The Prehístoric Tepehuan of Northern Mexico», Soutbwestern }oumal or Anthropol· ogy 19. no 2. 1963. pp 177'185.
ron
exis
favorecer la difusión,
sería, en todo caso, motivo de explicación.
Ene
de lenguas pimic y sobre
desde tiempos prehispánicos
entre ellos y sociedades
agrícolas propiamente
esas
de
incluso, hecho que sin duda dio origen a procesos
que debieron
en sí, sino de técnicas y prácticas contrario
con los resultados
arriba.
geográfica que ocuparon
culturales
de origen mesoamericano
de transmisión
mencionados
el periodo
de lengua o'dame, es decir, tepehuana, nos habla de la ineludible
tencia de vínculos y contactos
amI Mal
no a tierras secas y des-
Si bien estos reportes
históricos
estos grupos
la agricultura
del conracto.I'? sus conclusiones todo con los testimonios
del siglo
ens:
cuy
de la misma al trasladarse,
de la Sierra Madre Occidental.
arqueológicas
Si como se
entre los grupos pimas
que hacen referencia a la práctica de la agricultura
huanes prehispánicos.
tam
Ar~
en una auténtica
a la vida agrícola en el término,
gua
sino de menos de una década, nos haría pensar más que en un
afirma en el propio trabajo de Marie-Areti XIV de nuestra
de gente al ya
"proceso de aculruración', de Sonora
del
tepe;
=:
(
VInC
de F deL su ji
313
e
centra
seden
314 V
131
u
desde geografía cultural, hasta las descripciones dejadas sobre ellos por los primeros colonos españoles de u región, que los tepehuanos del altiplano de la Nueva Vizcaya, formaron parte de un extenso conjunto cultural variado y complejo. Es muy probable que existieran al interior del mismo diferencias marcadas entre los estilos de vida de diferentes grupos y que muchas de ellas derivaran, por ejemplo, de estrategias de adaptación a diferentes medios ambientes. Tal y como Chantal Cramaussello ha recalcado, en efecto, los llamados salineros, habitantes de las llanuras orientales del altiplano neovizcaíno, eran grupos de lengua y cultura tepehuana que sin embargo llevaban, al parecer, un modo de vida más ligado con la caza y recolecta que sus parientes agricultores, no tan "incipientes': que habitaban más al oeste, en los territorios cercanos al sotomontano de la Sierra Madre donde se asentaron primitivamente los españoles.I'! En ese aspecto tampoco es único el caso de los tepehuanos: algo muy semejante sucedió más al norte, entre los conchos y los llamados tobosos.!" Un último tema a abordar, sería el de saber porqué entonces, el destino de los tepeguanos fue tan distinto del de otros grupos cercanos a ellos, que han sido considerados también como nómadas de origen 'cazador-recolecror', como por ejemplo, los zacatecos. Argumentar acerca de saber si el "paradigmá' (por llamado de algún modo) del nómada "puro" y "guerrero'; se aplica o no al caso de los zacatecos, desbordaría los marcos de este ensayo. Se trata de un grupo, como sabemos, vecino inmediato de los tepeguanos, pero cuya geografía cultural no fue menos compleja que la de éstos, pues dominaron una amplia región que iba desde la zona de Mazapil hasta la zona de Nieves, Avino y San Martín, donde los territorios de éstos se mezclaban con los de los tepeguanes de manera tan cercana que sería difícil trazar una línea de demarcación entre ambos. De allí se extendían también hasta el altiplano en derredor de Zacatecas y también hacia suroeste de esas minas en dirección de la Sierra Madre Occidental hasta la región de Tlalrenango. En esa zona colindaban con los caxcanes, agricultores avanzados con quienes mantuvieron siempre vínculos culturales bastante estrechos, hecho que proyecta numerosas sombras sobre la caracterización de los zacatecos como cazadores-recolecrores y nómadas "puros".Pero independientemente de lo anterior, el hecho es que pese a u cercanía que existió, en lo geográfico y muy probablemente en lo cultural también, entre zacatecos y tepeguanes, las relaciones de uno y otro con los conquistadores resultaron muy diferentes y sus destinos fueron igualmente diversos a la postre. Curiosamente, por el sólo hecho de haber quedado circunscritos en una nueva provincia, distinta de la Nueva Galicia, es decir, la Nueva Vizcaya, los tepehuanes se vieron de pronto al abrigo de muchas de las prácticas de guerra que los soldados y capitanes de la Nueva Galicia aplicaban por esos tiempos a los chichimecas que habitaban en su jurisdicción. En efecto, desde el momento de la fundación de la Nueva Vizcaya, el
313 Chantal Cramaussel. "De cómo los españoles clasificaban central". en: Marie·Areti
Hers - José Luis Mirafuentes
sedentarios ...• pp. 275-304. 314 Ver el capítulo quinto de este linbro: Agricultores
a los indios. Naciones y encomiendas
en la Nueva Vizcaya
- María de los Dolores Soto - Miguel Vallebueno
de paz ...
eds .• Nómadas y
132
..:
r·, !~ "
I '
1);
1,
• I~
indio de esa provincia adquirió un estatuto jurídico distinto al de la Nueva Galicia de manera que en vez de ser incluido de oficio en la rúbrica de los "chichimecas de guerra'; pasó a ser un "vasallo pacífico" de la Corona. Ello no fue producto de una concesión graciosa de parte de los conquistadores de la provincia, sino del interés de los mismos y más particularmente del de Francisco de Ibarra, quien hizo lo necesario para que su título de gobernador comportara privilegios semejantes a otros de su tipo, entre ellos uno muy importante y que era la facultad de distribuir encomiendas de tributarios de la Corona.l'" Así, cuando a partir de 1569 se discutió y de hecho se puso en práctica la guerra a fuego y a sangre contra los chichimecas, los indios que quedaron del lado de la Nueva Vizcaya resultaron mucho menos afectados por esa política en la medida que beneficiaron, por así decido, de la protección directa del gobernador de la Nueva Vizcaya. No olvidemos que los gobernadores de esta provincia gozaron desde su fundación del título de capitanes generales, esto significa que eran enteramente autónomos en el ámbito de la guerra, de suerte que los capitanes subordinados al virrey y a la Audiencia de Guadalajara nunca tuvieron autorización de operar en Nueva Vizcaya y de hecho sus incursiones fueron detenidas cada vez que se presentó la ocasión por los vecinos y capitanes de Nueva Vizcaya.316 Desde ese punto de vista, los indios de Nueva Vizcaya nunca fueron realmente chichimecas en el sentido jurídico del término, si bien coloquialmente fueron nombrados en ocasiones como tales. En todo caso, el hecho fundamental es que su situación frente a la sociedad española resultó a la larga muy distinta de la de los aborígenes de Nueva Galicia. Así, por ejemplo, mientras a éstos se les declaraba sujetos de guerra afuego y a sangre, a los de Nueva Vizcaya, en cambio, la Corona les otorgaba incluso privilegios. Tal fue el caso en 1581, cuando a petición de los gobernadores de la Nueva Vizcaya, Francisco y Diego de Ibarra, los indios de esa provincia fueron eximidos por la Corona del pago de tributos reales. La razón principal aducida por las autoridades neovizcaínas era la pobreza material de estos indios y la imposibilidad de que afrontaran cargas semejantes a las que debían soportar sus congéneres de más al sur."? A cambio de ello, las autoridades reales acordaron a los gobernadores de la provincia la facultad de seguir otorgando encomiendas y de tasar a los indios sometidos a este régimen, con tributos en trabajo, que fueron fijados en 3 semanas anuales por tributario. Este hecho dio pie más tarde al surgimiento de un auténtico sistema de repartimiento en esa provincia.l'" El hecho de que no se aplicara la política de guerra a fuego y el sangre en Nueva Vizcaya de la misma manera que en Nueva Galicia, sin lugar a dudas coadyuvó a una mucho más rápida y fácil implantación de los colonos entre los indios de esa provincia que en su vecina del sur y ello a pesar de las semejanzas que pudieron existir entre las
f
1 L
y e
d s s
d p
315 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estada .. p. 16.
31
316 Ibid., p. 31.
3l
317 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 117. 318 Chantal Cramaussel, "Encomiendas
repartimientos ...
133
sociedades
indígenas
de las dos provincias.
llamada "guerra de los chichimecas" pendió en su desarrollo, de sus "inclinaciones afrontaron
Ello nos muestra,
por otro lado, cómo la
como tantas otras guerras con indios bravos, de-
no sólo del carácter "nómada" de las poblaciones
guerreras';
esos conflictos.
sino también
Como quiera que fuera, es necesario
manera exitosa como los colonos de la Nueva Vizcaya lograron tiempo entre los indios de esa provincia, una historia idílica marcada mostraron
en un principio
solamente
decir también
incrustarse
no significa tampoco
se tornaba
de asimilación
frente a la presencia
en huida y guerra. El propio Juan de Miranda
paz pero añadía igualmente
servir en las haciendas emblemático
de
que se negaban
de minas de los españoles.é'?
terminaba
y la
señaló en su repor-
simple y llanamente
Este comentario
a
resulta bastante
10 que fueron desde entonces las relaciones entre españoles y los indios
de 1577 y 1584 Y la insistencia que se hallaban
y someter
estos. Aparecerían
desde entonces periódicas
por socavar severamente
tiempo atrás, "pacíficos y políticos" tepehuanos
de tolerancia
algunas sumamente
de Santa Bárbara, cuando
los, poco termi-
a los colonos a refugiarse
de Todos Santos, situado
de
seve-
que describió Juan de Miranda,
la villa de Santa Bárbara y obligaron mineral
cocoliztles
minas por don-
a toda clase de esfuerzos
la capacidad
crisis guerreras
ras, como la de 1586, por ejemplo, en la provincia
fundado
de explotar
a sus nuevos tributarios
terminarían
naron quemando
como los mortíferos
de parte de los españoles
en sus haciendas,
recientemente
de
de Santa Bárbara se hallaban
de Nueva Vizcaya. Más tarde, la llegada de epidemias dequiera
que la
en tan poco
por relaciones pacíficas. Cierto, los tepehuanos
una gran capacidad
te, por ejemplo, que los indios de la región en derredor en ese momento
y
que aquella haya sido
españoles entre ellos, pero más allá de un cierto umbral, la tolerancia aceptación
aborígenes
de la manera como los propios españoles
un medio centenar
en el
de kiló-
metros al norte de allí.320 Ello provocó, entre otras cosas, que la minería desapareciera por entero de la provincia hecho que aunado
de Santa Bárbara durante
con la desaparición
de la provincia
más de medio siglo y de hecho, minera de Chiametla,
la minería de plata en toda la Nueva Vizcaya comenzara de vacas flacas.321 A mediano ya lograron
plazo y a pesar de esos brotes guerreros,
reestablecer
en sus relaciones
una suerte de nuevo equilibrio,
con los indios comarcanos.
a vivir un auténtico
precario. pero equilibrio
En 1591, por ejemplo, el gobernador
mientras
paz, no forzándolos
al trabajo minero:
319 "Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 565. 320 Chantal Cramaussel. Peupler la frontiére ...• p. 89.
322 Ibid.
Ro-
en que se había
de plata, los españoles habían perdido
que sobre el altiplano,
321 Ver el capítulo segundo intitulado:
al fin,
se debía por una parte al hecho de que en las regiones
serranas, otrora grandes productoras de los indios.?"
periodo
los colonos de la Nueva Vizca-
drigo de Río de Losa explicaba a la Corona que el estado de decadencia sumido la minería neovizcaína,
hizo que
Chiametla ....
los colonos preferían
el control
mantenerlos
de
134
... sácase poca plata por la falta de gente porque en las minas los matan los naturales serra-
p
nos en cualquier descuido: y está de paz la gente de la tierra llana que si aquélla estuviera de
y
guerra ya se hubiera despoblado aquella tierra .•. 323
"
En efecto, la amenaza de la guerra estaba presente en el horizonte y lo estaría durante mucho tiempo todavía. Sin embargo, lo que queda de todo esto, es que, al igual que lo que sucedió con tantas otras poblaciones aborígenes del Nuevo Mundo, los indios de Nueva Vizcaya fueron transformados en tributarios con una rapidez asombrosa, mucho antes que la "conquista espiritual': representada en el caso del norte por la misión, tuviera tiempo de ofrecer resultado tangible alguno. No sería entonces exagerado calificados de vasallos infieles, o si se prefiere, completamente paganos, de la Corona de España. Todo ello nos habla de cuan eficaces pudieron ser estas formas completamente coercitivas y violentas de "integración" del "otro" a la naciente sociedad colonial. En este caso el vehículo principal de esa "integración" fue la encomienda, pues es claro que el primer y más durable vínculo que existió entre los aborígenes y la naciente sociedad colonial norteña fue el tributo en trabajo. Desde luego, la incorporación de los indios a esta nueva sociedad colonial no fue gratuita. Poco a poco, a lo largo de los años, la presión ejercida por la naciente sociedad colonial sobre las sociedades aborígenes fue minando su capacidad de asimilación así como su tolerancia. A partir de entonces, la historia de la Nueva Vizcaya y del norte lejano en general se vio plagada de episodios de guerra,324 de entre los cuales el más notable y famoso fue sin lugar a dudas la llamada "gran rebelión" tepehwana de 16161618. Como lo ha demostrado al detalle Christophe Giudicelli, más que una rebelión puntual, aquella fue una prolongada guerra, cuyas formas fueron tan variadas como basto fue el ámbito geográfico sobre el cual se desarrolló.I" Sin embargo, sus causas últimas sería necesario buscadas en el largo proceso de desgaste a que se vieron sometidas, desde el siglo XVI, las sociedades indias locales y su antiquísima forma de vida. Por trágica paradoja, habría que esperar esta gran rebelión para que renaciera una vez más, en la imaginación de los conquistadores, el feroz tepeguán de guerra y resurgieran también los temores acerca de una posible invasión de bárbaros que arrasara con la Nueva Vizcaya entera: ... movieronse
éstos Indios Tepehuanes
a mudar de religión por instinto y persuasión
Demonio, y assi levantaron un ídolo, y se gobernaban
del
por hechiceros y para establecer me-
jor su nueva elleccion, no obstante que ellos son de mucha cantidad y corren muchas leguas de la Nva. España, por mayor seguridad, trataron desde luego de convocar todas las otras naciones de la Gobernación
y fueron astutos y mañosos en hacer este movimiento
que a
323 AGI, Guadalajara 63, Rodrigo del Río al Rey, Durango, 7 octubre de 1591. 324 Ver por ejemplo:
Guillermo Porras Muñoz, La frontera ....
325 Christophe Giudicelli, Guerre indentités
el métissages aux
trontiéres
de /'Empiree: la guerre des Tepehuán en Nouvel/e
8iscaye (1616), Paris, Université de Paris 111, Sorbonne Nouvelle, U.F.R. d'Etudes Ibériques et Latino·Américaines, obtenir le grade de Docteur de l'Université
de Paris 111, décembre 2000.
Thése
pour
P poc soci
135
penas a quedado
r casi
en toda la Gobernación
(que tiene distrito de mas de 250 leguas a lo largo,
otras tantas de travesia) quién no halla entrado en el alzamiento
Para fortuna de los colonizadores,
...
326
la gran invasión del norte esa vez no llegó tam-
poco, aunque por su parte, para los tepeguanes a resultas de esa guerra el desgaste de su sociedad y la erosión de sus antiguas formas de vida, no hizo sino acentuarse,
326 Relación breve de los sucesos que ha tenido la Guerra de los Tepehuanes de la Gobernación de la Nueva Vizcaya desde lS de Noviembre de 1616, hasta 16 de Mayo de 1618", en: Charles W. Hacket, Historical Documents ...• v. 2. p.l00.
137
epe h uanes" : dos dilatadas parcialidades de chichimecas norteñosw
CAPITULO
IV
D"e zacatecos""ty
y SUS VECINOS
1: LOS "CAZCANES"
"ZACATECOS"
DE LAS MONTAAAS
Tradicionalmente se ha dicho en la historiografía sobre el norte, que los zacatecos irrumpieron en la escena histórica solamente a raíz del descubrimiento, en 1546, del célebre centro minero al cual cuales ellos dieron, por cierto, su nombre: las minas de los Zacatecas. Sin embargo, esto no fue así. En realidad, la historia de los contactos tempranos entre zacatecos y colonizadores es bastante anterior a este evento y se halla íntimamente ligada con la de sus no menos famosos vecinos (y parientes culturales como veremos a continuación), los llamados "cazcanes" Sería difícil encontrar dos grupos cuyas descripciones historiográficas resulten más contrastantes que las de estos "zacarecos" y "cazcanes', Mientras los primeros han brillado como uno de los ejemplos clásicos del chichimeca "nómada" y guerrero, los segundos, en cambio, han sido considerados por diversos arqueólogos y etnohistoriadores, como un grupo plenamente agrícola de pura cepa mesoamericana, que ha llamado la atención también por dos circunstancias muy particulares. La primera, su participación en la célebre guerra de! Mixtón, uno de los episodios guerreros más historiados de la conquista del norte y e! segundo, la presencia en parajes cercanos a los que ellos habitaron, de una serie estructuras arquitectónicas de piedra de origen prehispánico, de entre las que destaca e! sitio arqueológico de Chalchihuites, situado a unos 160 km. al noroeste de Zacateca s y que han hecho que se les atribuya un pasado cultural plenamente mesoamericano. En 1937, en efecto, el arqueólogo John Alden Mason propuso que estas ruinas (conocidas desde e! siglo XVI por los españoles y despobladas desde hacía tiempo al momento del contacto), habrían sido vestigios de un foco cultural de tipo mesoamericano implantado en el área, al que e! autor llamó justamente "cultura chalchihuites':m Un poco más tarde, autores como e! propio Mason, Carl Sauer, Donald Brand, Carrol L Riley, entre otros, fueron desarrollando la idea de que entre el año 100 Yel 1000 d.c., se habría creado una suerte de corredor cultural entre Mesoamérica y el gran norte a través de la Sierra Madre Occidental, e! cual incluyó en su momento desde la región costera del Pacífico hasta la zona de Casas Grandes en el hoy estado de Chihuahua y e! llamado
327 Publicado originalmente
en: Chantal Cramaussel. coord .• La Sierra Tepehuona. Asentomientos
blación. Zamora. El Colegio de Michoacán. 328 John Alden Mason, "Late Archaeological Society Iwentv-ñfth
Anniversary
y Movimientos
de po-
2006, pp. 97'129. Sites in Durango from Chalchihuites to El Zape", Philadelphia Anthropological,
Studies, v. 1, 1937, pp. 127'146.
"Gran Suroeste" norteamerícano.F? res, la 'cultura Chalchihuites" rurales mesoamericanos
Dentro de ese "corredor': nos apuntaban
estos auto-
habría operado como centro un difusor de elementos
cul-
en dirección del centro norte y la Sierra Madre Occídental.P"
c y
Desde el punto de vista de su evolución como centros de poblamiento,
autores como el
q
propio Mason y Charles
así como a otros
c
cercanas (La Quema~
a
y Loma de San Gabriel, entre otros), como enclaves agrícolas ocupados
c
centros monumentales da, Navacoyan por inmigrantes implantado
J. Kelley,
describen
menores situados en zonas relativamente
llegados directamente
del centro de Mesoamérica,
en esa zona, desplazando
lectores, entre los que incluyeron tepehuanes,
cuya entrada
J. Kelley,
Charles
que compartían
autóctonas
en escena fue un poco más tardía.
ficos, por ejemplo, habrían
de las poblaciones mesoamericanos
autóctonas
seguramente
con sus vecinos "bárbaros':
Waine Powell para el siglo del periodo
claves mesoamericanos
Concluye
XVI.332
colonial,
s
distintos
tanto cultural
habrían
semejante
vivido en un estado
al que describió
luego diciendo
durante
de que esta supuesta
siglos a los en-
pertenecientes
o La Quemada,
North Mexican Frontier. Archaeology
Intercambia
J.
Charles
entre
para el caso de sitios como
r
culturalmente
que los originales,
de éstos, los "tepehua-
(1939). en: Carrol lo Riley - Charles Kelley eds, The
of El Zape Durango" and Ethnogrophy.
Kelley. "Altavista
Chalchihuites:
Carbondale
Southern
lllinois University
Port of Entry on the Northwestern
y Norte de México. México. Sociedad
331 Charles J. Kelley. "Archaeology
Mexicana
Press, 1971. pp.
como la española
para interpretar entre
en la historiograña,
e ilustrar
sí y en circunstancias
linbro: Agñcultores
en el que la historiografía
del siglo XVI y la de los grupos muy anterior
completamente
sobre
que habitaban
y que involucró
distintas
los patrones
también.
Hemos
334 Mañe-Areti Hers. Los toltecas
of the Northern en tierras
Frontier ...• p. 768.
chichimecas
...• pp. 47-48.
de este
de interacción
el norte a la llegada
a sociedades
de paz ....
333 Charles J. Kelley. "Archaeology
en: Rutas de
b 1: a s
discutido
tema
entre de éstos.
mucho menos este
trabajo.
se trata de un
dos sociedades
tan
sirve como modelo
distanciadas
en el capítulo
culturalmente, quinto
e e
Frontier. ..p. 768.
of the Northern
un proceso
Frontier.
1980. pp. 53-64.
de Antropología.
332 Ver: Phillip Waine Powell, La guerra Chichimeca .... Como se indicó en la introducción distintas
r
e
en Mesoamérica
caso curioso
lo
I d
127-1i¡6. 330 Ver por ejemplo:
d
y que los sitios fueron luego ocupados
o por los vecinos septentrionales
Etnohistory
11
n
a los llamados "zacatecos',
on the Archaeology
(
desde hacía cuando
nes', en el caso del sitio Alravista, por ejemplo.!"
329 Donald Brand. "Notes
h
e
y mucho menos avanzados
los que se cita frecuentemente
t
de los sitios monu-
a esta cultura, habían sido abandonados
menos dos siglos a la llegada de los españoles
Chalchihuites
arqueológica
Xly'm En efecto, de acuerdo con los registros arqueológicos
del siglo
por grupos distintos
de los
"guerra permanente"
sacados a la luz en las últimas décadas, todo indica que el conjunto mentales
Phillip
que los ancestros
e
g
de 'cazadores-recolecrores"
bien pudo haber sido una de las causas de la ruina final de esta cultura hacia principios
q
z
y ciertos motivos iconográ-
fueron los que asolaron
en el área, al punto
le
del centro de Meso-
civilizaciones
la metalurgia
ti
d v
de estos enclaves agrícolas
sido por ello mismo, radicalmente
Añade que los sedentarios de guerra permanente
con las grandes
monumental,
respecto
de cazadores-rece-
331
por ejemplo, aduce que los habitantes
américa como la arquitectura
'chichimecas"
a las poblaciones
los cuales se habrían
a los zacatecos y a los vecinos norteños de éstos, los
rasgos culturales
como étnicamente
entonces a Chalchihuites,
de este
e
139
Es interesante
constatar
cómo diversos arqueólogos
citados Charles Kelley y Marie-Areti
e historiadores,
como los ya
Hers, a los que habría que añadir a Phil Weigand
y otros más han querido ver en los "cazcanes" históricos, a los "descendientes" que Iue la alguna vez la floreciente cación bastante argumenta
cultura
clara de esta postura
ceremonial mesoamericano,
los descendientes
ténticos enclaves fronterizos, los valles intermontanos
se habrían
como centro de poder y núcleo
de los inmigrantes
llamaron 'cazcanes"
En contraste,
cuando
se aborda el tema de los procesos
mesoamericanos"
tinente, Hers asiente en afirmar
y las poblaciones
que la agricultura
hacia el norte desde Mesoamérica Sin embargo,
inmigrantes la agricultura
norteños
autóctonas
del complejo
a través de corredores
que habrían
habría corrido
camente desconocidos,
los cuales habiendo
adquirido
resulta sugerente,
norteños
del maíz, durante
sólo al margen, das, nos resultan
en zonas propicias
sino completamente
de la ecología cultural
Los orígenes
de las décadas
de los procesos
335 Ver. por ejemplo:
337 tbia, p. 67·
a la adopción
norteños,
incluso
domesticadas,
de plantas
no
domestica-
Charles
Kelley
de adopción
J.
Speculations
se percibe una clara impronta
de los trabajos
de 1970 a 1990 y en particular
la de diversos
de agricultura,
.... pp. 19·39. Igualmente:
de los cazcanes ...• pp. 55.56.
336 Marie·Areti
de difusión de
muy poco claras en los textos aludidos. Lo que es posible decir, es que
en la base de este tipo de interpretación estudiosos
la zona en tiempos
periodo."?
para el cultivo de plantas
refractarios
norteña.
en cambio, el hecho
Las razones para explicar el porqué estos "cazadores-recolectores" aquellos que habitaron
del
locales o "no mesoarne-
al margen de las corrientes
todo ese larguísimo
y de
arqueológi-
propiamente
sorprende,
los grupos autóctonos
por completo
que la difusión
como el actual Su-
. ricanos" (como los llama Hers), es decir, los mismos que poblaban la agricultura
a la llegada de los
el complejo mesoamericano
a lo largo del tiempo una agricultura
históricos, al parecer quedaron
Pre-
del maíz se difundió
a cargo de "otros" grupos
de que, dentro de este mismo esquema,
norteñas.
dado origen a la "cultura Chalchihuites"
roeste norteamericano,
Pero si por un lado ésta propuesta
cultural
como el de la Sierra Madre
de su tipo. La autora deduce, entonces,
desarrollado
que alguna
en la parte norte del con-
hacia regiones todavía más lejanas en el septentrión,
maíz, habrían
siendo los
de interacción
advierte que este proceso fue muy anterior
mesoamericanos
demás desarrollos
vendrían
de origen autóctono,
por ejemplo, acerca del origen de la agricultura
Occidental.
en
mesoamericanos.l" Pero este cuadro, al parecer
con los inmigrantes
entre los "inmigrantes guntándose,
en esos au-
para la misma autora, los
los tepehuanes,
de los grupos de cazadores-recolectores
simple, se complica
asentados
replegado hacia el sureste para concentrarse
zacatecos, al igual que sus vecinos septentrionales, vez convivieron
Hers, por ejemplo, quien
del extremo sur de la sierra madre, dando origen a los grupos
que después los españoles descendientes
10
Chalchihuites.P'' Una expli-
arqueológica
nos la da Marie-Areri
que a raíz del colapso de Chalchihuites
de
Hers, La sombra de los desconocidos ...• p. 66.
sedentarización
Phil C. Weigand
y formación
• Acelia García de Weigand.
de sociedades
aldeanas
como Kent V. Flannery, por citar uno de los más importantes.
Este autor, por ejemplo, al estudiar el desarrollo ámbitos mesoamericanos, y permanente recolectoras
exponía cómo la progresiva
de plantas de plantas
en los patrones
por parte de sociedades espontáneas,
una de las más importantes el desarrollo la práctica creciente primero
de plantas
adopción
dependientes
otrora exclusivamente
ar~ tale!
cazadoras
y
fuertes modificaciones hacia la "sedenrarización"
social de tareas necesarias
de la actividad
propiamente
humana:
en otras palabras,
dicha. Ello, a su vez, habría significado
de
con los grupos que permanecieron
desplazados
nómadas
diferenciándose
que habían permanecido
dependiendo
neas, conservando
y cuyo análisis quedaría
y étnicamente
"sede antes
el cultivo de algunas plan-
"cazc
espontá-
sobre este tema que involucra procesos
do, arqueólogos
como Kelly y Hers, han llegado a una versión de la historia
que aparecen
cómo, a partir de un esquema
que resulta, a la postre, bastante
marcada
por un enfrentamiento
como altamente
eco lógico y lo tecnológico, De un lado de la barrera
especializadas
y sus "descendientes';
y no agricultores.
de que, finalmente,
los 'cazcanes''
Sin embargo
de materiales
con la práctica
puede deberse simplemente
a hechos coyunturales
gaciones o con la interpretación
de los materiales
mientras
los norteños insistir
que
autóctonos
sobre el hecho
teórica. Se apoya, desde
El primero de ellos, la ausen-
susceptibles
de la agricultura.
excluyentes.
históricos,
debemos
principales.
como en lo
de pura cepa mesoamericana
esta división tajante sigue siendo bastante arqueológico,
mesoamericanos"
Esta habría estado
tanto en lo cultural,
opuesto, se colocarían
el punto de vista fáctico, en dos argumentos cia en el registro
peculiar.
cultural
secular y radical entre dos formas de
estarían grupos de agricultores
del otro lado, en un polo prácticamente "no mesoamericanos"
cercano al arriba apunta-
a un punto tal que aparecen como mutuamente
como los "chalchihuiteños"
de muy
fuera del alcance de este ensa-
apuntemos
del norte prehispánico
tir er
Por su parte,
yo, simplemente
profundamente
nues 'cazc
de los
de la caza y la recolecta de plantas
por completo
Con bato
de vida nómada o semi-nórnada.P?
Sin querer entrar en una polémica larga duración
conocer y practicar
com
term
hacia un modo
ligados a la caza-recolecta.r"
esencialmente
así sus patrones
socialmente
!
a su or-
como cazadores-recolectores,
de allí. Al fina1, los grupos que transitaron
los grupos no agrícolas, si bien pudieron tas, siguieron
rrog
una
social, como en el uso de ciertos espacios ecológicos, por los cuales habrían
competido
dese
aquí
para asegurar
por parte de estos grupos, tanto en lo concerniente
de vida de tipo aldeano, terminaron
sociedad
arq~
en distintos
del cultivo sistemático
en su momento
fueron la aparición de tendencias
de la agricultura
para finalmente grupos
de agricultura
de esos grupos. De entre estas modificaciones,
a su vez a la adopción
especialización
ganización
entrañó
sociales y de conducta
hecho que derivaba
primitivo
de vincular
a los grupos "no
Es claro que semejante
ausencia
segur L: llama deGI puebl Jalpa, este
p
tales e sores
I
a muc
por en
no se r en gen
A· princi] dos,
111
la villa
ligados con el estado de las investirecolectados.
Conscientes
de ello, los
340 Carta
ta ...• p. 7: 338 Ver. por ejemplo.
Kent V. Flannery. "The Origins of the Village as a Settlement Type in Mesoamerica and the Near East:
A Comparative Study" en: Peter J Ucko . Ruth Tringham . A W Dimbleby. Man Settlement 1972 pp. 23'53. Igualmente: 339 Ver por ejemplo:
Kent V. Flannery ed., Tbe early Mesa american Village. Boston, Academic Press. 1976.
Barbara Stark, "The Rise of Sedentary life".
lndians, Austin, University
and Urbanismo London, Duckworth,
en: Supplement
of Texas Press, Archaeology v. 1. 1981. pp. 345-372.
to tbe Handbook o] Middle American
341 Done Majestad
342 Perte
encomien
343 Origil
344 De M
y etnohistoriadores
arqueólogos argumento
complementario
tales, privilegiando descritos
al tema, han recurrido
para reforzar
aquellas
efectivamente
dedicados
sus hipótesis,
desde siempre, como
al uso de fuentes documen-
de origen colonial en donde los grupos
en los términos
requeridos
estudiados
por los especialistas
rrogan": en el caso de los ejemplos citados, como "nómadas'; "cazadores-recolecto Pero, en realidad,
las fuentes
aquí un papel que va mucho como simples "testimonios Con harta frecuencia,
nuestro punto
de época'; destinados
o desmentir
como "testimonio
compro-
uno u otro de sus postulados,
en gran medida su propia investigación.
Este ha sido desde
de vista el caso, por ejemplo, de quienes han adoptado
'cazcán', "zacateco" y "cepehuán" para ilustrar
acomodaticio,
a "confirmar" o 'desmenrir'Thipóresis"
a una fuente determinada
lejos de confirmar
termina desnaturalizando
res':
en especial las de origen colonial adquieren
más allá de su uso, en ocasiones bastante
al recurrir
batorio', el investigador
escritas
sean
que las "inte-
la ruptura
términos
que teóricamente
como
debió exis-
y "no mesoamericanos" o dicho de otro modo, "nómadas" y o "agricultores y no agricultores" en la historia cultural del norte. Pero
tir entre mesoamericanos "sedentarios"
antes de ello, sería interesante
preguntarse
'cazcanes" y "zacatecos'; semejante
si para aquellos que dieron nombre
esquema
hubiera operado realmente:
a estos
nada es menos
seguro que eso, como veremos a continuación. La historia
temprana
entre los españoles y los que después fueron
de los contactos
llamados 'cazcanes" y "zacarecos', es bien conocida. de Guzmán
dan cuenta de cómo los españoles
pueblos, bien dispuestos, Jalpa,341 Juchipila
Las crónicas del periodo
encontraron
con buenas casas y abastecidos
o Tlaltenango.
Sin embargo,
de Nuño
allí, una serie de grandes
de granos, como Nochisrlán.r"
un elemento
importante
a recalcar de
este periodo es que ni el término "cazcanes', ni tampoco el de "zacatecos" aparecen como tales en la documentación
de esa época. En su momento,
tanto Guzrnán,
sores Diego Pérez de la Torre y Francisco Vázquez de Coronado a muchos de esos pueblos, como Tlacodán, por citar solamente no se mencionan
Tlaltenango,"?
como sus suce-
dieron en encomienda
El Teúl,343 y Teocaltiche.r"
algunas. Sin embargo, en los títulos conocidos
de esas encomiendas,
todavía los términos "cazcanes" o "zacatecos" sino solamente
se hablaba,
en general, de los "indios" de cada uno de los pueblos depositados. A pesar de la buena primera principio
en los conquistadores,
dos, muy pronto
impresión
aquellos aborígenes
la villa de Guadalajara,
que los lugareños
por lo bien dispuesto mostraron
originalmente
340 Carta a SM del presidente ... p. 43; ver igualmente
fundada
habían
y lo populoso
causado
en un
de sus pobla-
su lado rudo y belicoso, al punto que en las inmediaciones
de Nochistlán,
el relato de Gonzalo López: Relación del descubrimiento
y conquis-
ta...• p. 72-73. 341 Donde afirmaba
Guzmán habían incluso tropezado
una punta de oro que pesaba tres a cuatro reales ... Carta a Su
Majestad del presidente. ..• p. 43. 342 Pertenecientes
a Juan de Oñate y Juan de Barrios: Rafael Diego Fernández. La primigenia ...• Razon de las cedulas de
encomienda ...• pp. 286. 290 Y 294· 343 Originalmente
depositado
en Juan de Villarreal y Diego Hernández: Ibid.
344 De Miguel de Ibarra: Peter Gerhard. The North Frontier ...• p. 101.
debió de abandonada en 1535 y mudada más al sur, a un sitio cercano al pueblo de Tlacotlán. Durante los años siguientes, las cosas continuaron por el mismo tenor, hasta el punto que los colonos se vieron virtualmente expulsados toda la región allende el Río Grande.r" dándose así inicio a la muy conocida "Guerra del Mixtón" Los hechos ocurridos en la misma son demasiado conocidos para ser relatados aquí. Simplemente recordemos cómo, ante el temor y la alarma que suscitaron las noticias llegadasa México acerca de esa guerra, el virrey Mendoza se movilizó hacia la zona a la cabeza de una ejército formado por varios cientos de jinetes españoles y un contingente de "indios amigos" mexicanos, cuyo número se ha calculado en más de 50,000 efectivos.l" Las consecuencias del paso de esta imponente fuerza guerrera por la Nueva Galicia, fueron absolutamente devastadores para las sociedades indias locales. Luego de librarse dantescas batallas, miles de alzados fueron muertos y otros tantos reducidos a la esclavitud, al tiempo que prácticamente todos los viejos poblados de indios de la zona, como Tepeaca, Tequisistlán,juchipila, Nochistlán.jalpa, Apozolco, El Teúl y muchos otros quedaron literalmente arrasados.r" Fue justamente en medio de los fragores de esta guerra que los españoles comenzaron a emplear juntos los términos "cazcanes" y "zacatecos" Una de las referenciasmás tempranas que nos han llegado al respecto, es la que aparece en la así nombrada "Primera Relación Anónima" de esa guerra: ... Primeramente
es a saber que al principio
bidos a particulares
que viven en la villa de Guadalajara en esta dicha provincia:
y Compostela
los primeros
Xalpa y otros pueblos comarcanos chimecas
del alzamiento,
fue por no dar los tributos de-
señores de pueblos que en aquella provincia residen, especialmente los
e más poderosos
que ansí mesmo es pueblo de españoles
pueblos que se alzaron fueron Suchipila y Apozol y
pero es la cabeza por ser la gente della cazcanes y chi-
que hay en aquella provincia;
dejaron las casas e sementeras
y estos pueblos sobre los dichos
que tenían e subieron a lo alto de los montes que en lengua
de indios se llaman peñoles •.. 348
Aquí el autor deja ver claramente por una parte que la guerra se originó por los tributos que exigían a los indios los particulares señores de pueblos, esto es, los encornenderos y por el otro apunta que los enemigos eran, eran cazcanes y chichimecas, gente fiera que había dejado sus casas y parcelas para empeñolarse y hacer la guerra. Un poco más adelante en el mismo escrito, el autor dejaba más claro quiénes eran realmente aquellos
345 "Fragmento tigos que presente
de la visita hecha a don Antonio de Mendoza. Interrogatorio
por el cual han de ser examinados los teso
por su parte don Antonio de Mendoza". en: Joaquín García Icazbalceta.
Colección de documentos...• v.
2. p. 106. 346 Carta de Jerónimo López al emperador:
México 20 de octubre de 1541.en: tbtd .• v. 11. p. 141. También: Hemán Cortés.
"Petición que dio don Hernando Cortés contra don Antonio de Mendoza pidiendo residencia 347 Pérez Bustamante.
Don Antonio
348 "Relación de la conquista
contra él. en:
tota.. p. 63.
de Mendozo ...• p. 83.
de Nueva Galicia, alzose año de 1542. Anónima tercera del Instituto Jaliciense de Antropolo-
gía e Historia". en: lose Luis Razo Zaragoza ed .• op. cit., p. 331.
143
'chichimecas" que poblaban e barranca es poblada
la región junto con los 'cazcanes": "... toda la ribera des te río
de yndios llamados
en este tiempo que pasó el Adelantado lá ...
349
zacatecos, los quales son grandes flecheros y
no eran alcados porque estaban sujetos a Tona-
Desde luego, cuando el autor, un antiguo soldado de esa guerra, alirmaba que los
indios de la barranca
sujetos a Tonalá, no es necesario imaginar o elucubrar
se hallaban
acerca de la existencia
allí de ningún
por el estilo. Descrito
al tiempo
grandes de esa zona, Tonalá
supuesto "señorío" de origen prehispánico,
de la conquista
pertenecía
Belmonte, quien había recibido
como uno de los asentamientos
por entonces
del gobernador
en encomienda
Cristóbal
de la porción de la barranca
El relator anónimo
del río Santiago inmediata
más
a Juan Sánchez
de Oñate ese pueblo, junto
con 400 casas de indios de lo primero que se pacificase en esa barranca, el propio título de la encomienda.l'"
ni cosa
según se indica en
se refiere entonces a los indios a Guadalajara,
sujetos del enco-
mendero de Tonalá y a los cuales, como vimos, les da el nombre de "zacatecos'. Mucho tiempo
de Santa María en su Guerra de los Chi-
más tarde, fray Guillermo
chimecas, de 1575, aduciría que el apelativo "zacareco', provendría hierba, en lengua mexicana,
añadiendo
de "zacare', es decir
que el término habría sido aplicado a ese grupo
por ser gente que vivía y se escondía entre los herbales. En ese momento
el franciscano
se refería a los famosos
con los cuales
los españoles entraron de los Zacatecas.
flecheros "zacatecos" del altiplano en contacto
solamente
Pero como podemos
después del descubrimiento
damos
cuenta, este término
los españoles desde mucho antes del descubrimiento gente que habitaba el momento
septentrional,
de ese documento,
fue empleado
No olvidemos que en
la región entera se hallaba en estado de
guerra, de suerte que a lo que se refiere el soldado es a la gente de las pequeñas rías de indios, algunas quizás dispersas trancas comarcanas. el de los habitantes por su naturaleza
por
de esas minas, para ser aplicado a
muy lejos de aquellas planicies semidesérticas.
de la escritura
de las minas
ranche-
por los parajes inaccesibles y aislados de las ba-
Es decir, es gente que por su género de vida todavía más rústico que de los grandes poblados
guerrera,
de indios de la zona y ciertamente
recibían los motes de 'chichirnecas"
"cazcanes" Nos hallamos,
y de "zacatecos" y no el de
en otras palabras, frente a un fenómeno
más arriba para los texcoquines,
también
semejante
al relatado
o los tecuales y cuanos, todos vecinos y culturalmente
muy cercanos a los "civilizados" habitantes
de los pueblos de Xalisco y Tepique,
pero
clasificados aparte en razón de su formas de vida y su fiereza a la hora de hacer la guerra. Se trata, en otras palabras definición de "comunidades
de términos
que no designaban,
para los españoles, a la
érnicas" y ni siquiera a la de grupos bien diferenciados
entre
sí, como han querido vedo diversos autores del siglo XX, sino a dos tipos de habitantes de esa región. Por una parte, los que podríamos los pueblos importantes,
llamar "aldeanos'; es decir la gente de
los cuales eran designados
o bien sencillamente
como "indios"
349 Ibid., p. 333· 350 Rafael Diego Fernández Sotelo,
La primigenia
Audiencia
de la Nueva Galicia 1548-1512.
Respuesta al cuestionario
de luan de Ovando por el oidor Miguel de Contreras y Guevara, Guadalajara, El Colegio de Michoacán - Instituto Ignacio Dávila Garibi - Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 1994, p. 287.
Cultural
144
("indios" de Nochistlán,
"indios" de Juchipila,
etc.) o bien el tiempo también
canes': Por el otro lado se hallaba la gente de las pequeñas
rancherías
la barranca del Río Grande, o más lejos, en las montañas
como "caz-
lo
dispersas, ya sea en
ern
cercanas a algunos de los gran-
m,
Madre y desde luego también, aquéllas situadas en los bordes del altiplano septentrional
tra la j
semi-árido:
fue
des poblados
como Nochisdán
o Tlaltenango,
todos podían, en un momento
La documentación
relativa
o bien en las estribaciones
dado, ser llamados "zacatecos"
a la distribución
de encomiendas,
nos proporciona
de ese tipo dignos de análisis. En 1539, por ejemplo, Toribio
ejemplos
recibió en encomienda
de manos del gobernador
pueblo de Tlaltenango.
En el título se indicaba
pal, Bolaños recibiría en encomienda Cenepaltán,
Catamajaque,
Coltitlán,
Pocotique,
colique.P!
Igualmente
comprendía
Coronado
Ese mismo
Tabasco,
año, Andrés
título de encomienda que se encontraba
Teteyuca,
qw
fon
con otra serie de pueblos "sujetos": Guanusco.joa-
los
Tepoista, Alonso
Tepeuque, Lorenzo
Tenango
encomienda,
Guajaca
y
Tenanguen.352 un
y di
cuyos
can
y Juan Ruiz recibieron
una serie de pueblos sujetos de Tlaltenango, en el documento.P! Dado el contexto los encomenderos
de guerra en
no entraron
en pose-
la g
y Jalpa. Sin embargo, unos años después, en 1550, cuando ya las cenia enfriarse y el centro minero de los
dist
del Mixrón" comenzaban en 1546), comenzaba
la restitución
a poblarse, Toribio de Bolaños demandó
de sus los derechos
que le habían sido otorgados
varios pueblos suietos de Nochistlán,
sante en este contexto,
y que a
Cuacasde Toribio
catalogados
culd
esta vez como de
Te~ que
y Chola.P" de Bolaños, resulta particularmente
ya que fue quizás uno de los capitanes
intere-
de la Nueva Galicia que
relaciones más cercanas con los llamados "zacatecos" y como veremos un poco del análisis de algunas de sus actividades
importante
res de la conquista
para comprender
pueden
desprenderse
datos su-
a qué tipo de gente se referían los conquistado-
de la Nueva Galicia, al emplear este término.
acerca de las encomiendas
deb segl
se le
que había poseído antes de la guerra sin disfrutarlas,
El caso de este encomendero,
comentando
con
mis
"zacatecos": Gavila, Camachan,
más adelante,
sur
cast
diesen en custodia
mamente
Coiberan,
de aquellos sujetos
cambio de las encomiendas
estableció
en el mismo
la cual
la región, por el momento
(descubierto
a la Audiencia
As,
y Bí-
de Villanueva,
zas de la llamadaGuerra Zacatecas
ca:
'za
Haji, Asquestán,
Tenaque,
sión de sus feudos, por lo que poco se volvió a hablar de la identidad de Tlaltenango
n
siL
Centicatiche,
que amparaba
el
cos vín
princi-
Hojaloca,
otorgó a Bolaños, una segunda
esta vez no se indicaron
de Coronado,
denominados
Carerique,
Comacamotlán,
de Bolaños,
con su encomienda
Taste, Yuca, Guajoltidán,
el pueblo deJalpa,junto
cala, Cuaymala,
Vázquez
que, junto
Arabaltica,
Ochijinaque,
Nochistique,
Francisco
otros veinte poblados
como sujetos de Tlaltenango:
documento
nombres
de la Sierra
Pero antes continuar
de "zacatecos" de este personaje,
recalquemos
1 "caz¡ ces
"zac: otro pue\: se e Sien
351
tbta..
p. 286.
352 Jesús Amaya Topete, Ameca: proto{undación mexicana: historia de la propiedad en el valle de Ameca Jalisco y tirtun-
vecindad. México. Editorial l.umen, Apéndice. p. 79; Rafael Diego Fernández. la primigenia ...• p. 288
era e Bol pos e
353 Rafael Diego Fernández. la primigenia ...• p. 289 354 José Francisco Román Gutiérrez. Sociedad y evangelización en Nueva Galicía durante el siglo XVI. Guadalajara. El Colegio de Jalisco - Universidad Autónoma de Zacatecas - INAH. pp. 93-95.
355 Jes
145
lo que estaba pasando en esos momentos en aquella parte de la Nueva Galicia. Para entonces, la vieja sociedad aborigen de la región, se había eclipsado para siempre. La mayor parte de la población que quedaba de los viejos pueblos "cazcanes" habían sido trasladada hacia el sur de la Nueva Galicia, para luego ser repoblados, sí, pero ya bajo la forma de "reducciones" controladas por frailes franciscanos y en las que se indujo una fuerte presencia de indios nahuatlatos, como elemento de control sobre esos levanriscos aborígenes. 355 Difícilmente podremos ya hacemos una mediana idea clara de los vínculos culturales o de las diferencias reales que pudieron existir entre los aldeanos 'cazcanes" y sus vecinos "zacatecos" tal y como los vieron los primeros conquistadores. Así, por ejemplo, cuando Toribio de Bolaños solicitó y obtuvo sus encomiendas de "zacarecos', Nochistlán se hallaba en completamente destruido y abandonado y lo que quedaba de sus antiguos habitantes, se hallaban o bien depositados en reducciones al sur de la provincia o bien, dispersos por las montañas. De esa suerte, cabe preguntarse si los pueblos sujetos de Nochisdán que este capitán obtuvo en encomienda, estaban formados por trasrerrados del antiguo poblado de Nochistlán, o por lo que quedaba de los habitantes de las pequeñas rancherías de indios de la comarca. Quizás fueran una combinación de ambos, pero el caso es que aparecen como "zacacecos', gente montaraz y dispersa de la cual nada nos indica que fuera culturalmente muy distinta de los "cazcanes" que ocuparon alguna vez el viejo Nochisdán. Si bien los pueblos sujetos que Bolaños obtuvo en encomienda antes y después de la guerra del Mixtón, son distintos, es interesante remarcar cómo los nombres de los mismos presentan consonancias que parecen algunas tomadas del náhuad, como Cuacastle, Asquestán o Nochistique, por ejemplo, pero otros parecen venir de una lengua distinta de aquella: Gavila, Arabaltica, Pocotique, Bicolique, etc. Este es un asunto que debemos dejar a los especialistas, sin embargo, si todos estos nombres, en especial los segundos, provinieran de una lengua común, ello nos indicaría la existencia de lazos culturales muy cercanos entre los llamados "cazcanes" de Tlaltenango, Nochisdán y El Teúl y estos "sujetos zacatecos" que habitaban en sus alrededores, a través de una lengua que no era muy probablemente el náhuad. Lo que es claro, en todo caso, es que intentar establecer "territorios" precisos para "cazcanes" y "zacarecos', a partir de toda esta documentación, resulta sin duda un exceso interpretativo. Así, tenemos entonces que en una época determinada, aparecen "zacatecos" en las inmediaciones de Tonalá, en plena barranca del río Grande y en otro momento, son "zacarecos" también, los habitantes de las rancherías alrededor de pueblos como Nochistlán, El Teúl y Tlalrenango. De hecho, esta "geografía zacateca" se extendía también hacia el occidente de esta región, en dirección del macizo de la Sierra Madre Occidental: en 1550, por ejemplo, el mismo Toribio de Bolaños, quien era encomendero también de los indios del río de Tepeque (luego llamado "Río de Bolaños'; precisamente en recuerdo de este hecho) fue señalado por haber sacado grupos de "zacarecos" de su encomienda del Tepeque, para asentados cerca del incipiente 355 Jesús Amaya Tapete. Ameca ...• apéndice.
p. 177
DI
o o
" Madre ZACATECAS
\ ••• • O • -
Zona de zacatecos Pueblo de caxcanes Pueblo de indios Villa de españoles
\\ <
':"." ':"."
-----"'~~.
Provincia de Composte/a
x.u.coO
Camino
.
~ :\
:./. T.o<:lltt,,,. Ac.l.chln.
replq.eO· COMPOSTELA
••
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2611m
L- __ -LI
so 11m
~I
~I
100km
P.eglón de/os texcoquines
0
. T.uk.ttititn
...::':~':'.'::'
.
......
.~.
o
Figura
l¡.1
Los dominios
según las fuentes
AMI.leo
camino que comunicaba
zacatecos
españolas
nas y azuzarlos
1530-1550.
a la hora de intentar
"zacateca" correspondía
para que hostilizaran
con aquellas mia los viajeros que
por allí.356
transitaban La gran dificultad
a Guadalajara
determinar
hasta qué punto esta geograRa
o no a la de un grupo cultural mínimamente
viene del hecho de que todos estos son testimonios imágenes y referencias efímeras y coyunturales,
homogéneo, pro-
de tiempos de guerra. Se trata de
que nada nos dicen de elementos como
por ejemplo la lengua hablada por este grupo de la cual se sabe realmente poco o casi nada, más allá de la toponimia
que generó.357 No obstante
10 que si es claro es que el
de "zacateco" era un apelativo que reenviaba, en el imaginario realidades mucho más amplias, tanto en
de los conquistadores, a
10 geográfico como en 10 cultural (y ciertamente
que 10 que se había propuesto hasta ahora en la historiograRa. 10 anterior que tampoco la dicotomía agricultor-no agricultor no aparece
más complejas también) Agreguemos
a
de ninguna manera reflejada en el uso que le daban los españoles a ese término. Muy por el contrario, tenemos también rancherías de "zacatecos" que aparecen en las fuentes como productoras
de maíz, tanto así que llegaron a convertirse
356 Ibid .• pp. 93-95. 357 Regresaremos sobre este tema un poco más adelante.
en proveedoras
de ese grano
----~----------~----------------------~ 147
para las minas de Zacatecas. En las cuentas de los tributos reales de la Nueva Galicia de 1557 a 1560, por ejemplo, se hace mención de la existencia de una serie 'estancias" de zacarecos, cercanas a Tlaltenango (muy probablemente al norte de ese pueblo), llamadas Cacantichan, Ycot, Tachicultuicatalocoyahuca, Taltiquinalo y Yecotoyca, las cuales aportaron durante esos años tributos en maíz (100 fanegas cada uno), gallinas y guajolotes, productos que fueron adquiridos por el comprador de tributos de Zacatecas, para dar de comer a los pobladores de esas minas.358
358 AGI, Contaduría
860, Cuentas
cultuicatalocoyahuca,
Taltiquinalo
de la Real Caja de Zacatecas, y Yecotoyca
de zacatecos.
1560, Tasación de los pueblos
de Cacantichan,
Ycot, Tachi-
1t¡8
2. LOS "ZACATECOS"
DEL ALTIPLANO
Y SUS VECINOS
DEL NORTE
lO
.
za
ra sep-
cas
de los llamados "de abrigo". Esto
un
Tal y como diversos geógrafos lo han definido, una buena parte del altiplano tentrional
mexicano está ocupada por Un semidesierto
significa que uno de los factores causales y determinantes dad es la presencia
de la gran barrera que conforman y Oriental,
Sierras Madre, Occidental la humedad
proveniente
de sus condiciones
los cuales captan, y retienen,
des de adaptación montañosos, silvestres
en consecuencia,
a
en las zonas continentales
an su.
10 habitan. Estas van desde la práctica
ne
permanente,
prácticas
pr
Se trata, en otras palabras, de un medio que ofrece posibilida-
especialmente
la adopción
una gran parte de
tie
y menos marcada
variadas a las poblaciones
de una agricultura
co
de los grandes
del centro del altiplano
macizos rnonrañosos.P"
ch
de las
de los océanos. Es una región que presenta,
diversos grados de aridez, siendo ésta tanto más acentuada endorreicas
de seque-
los macizos montañosos
que
en regiones
en aquéllas
simplemente
en las cercanías
cercanas
regadas
extractivas
o pertenecientes
por corrientes
a los macizos
en las Zonas más áridas. Entre ambos extremos,
hasta
ríe
de plantas
de
en diversos
la
permanentes,
como la caza o la recolecta la integración
te
grados, del cultivo Con la caza y la recolecta de plantas silvestres, fue siempre posible y
se
como lo veremos, ello no pasó desapercibido
qt!
"chichimecas" trionales,
que habitaban
para los diversos grupos de los llamados
ese medio, entre ellos los "zacatecos" y sus vecinos septen-
r
los "tepehuanes"
Como sabemos, a raíz de la aparición de las minas de Zacatecas, finalmente altiplano
en escena, el "zacateco" salteador, habitante septentrional,
tes de adelantar
comenzó
a aparecer
de los bordes semidesérticos
del
Si
de
y vida cultural, de este nuevo tipo
(a
10 que pudo significar para las sociedades aborígenes
considerar
P.
Sin embargo, an-
que nOS es tan familiar en la historiografía.t'"
cualquier juicio acerca de la identidad
de "zacareco', debemos
lo
se
de esa zona, un evento como la aparición de esas minas. Como sabemos, el de Zacatecas
lo
fue un poblamiento
le
sumamente
rápido, masivo incluso, tanto así que en 1550, es decir, y seco,
a
más 300 vecinos españoles,
COn más de 1500 indios esclavos y de servicio, además de
n
un número
de españoles
CI
a tan sólo cuatro años del descubrimiento,
población
indeterminado
de esa talla, necesitada
a obtenerlos
que es sumamente
sueltos. Es obvio que ante la llegada de una
de alimentos
donde los encontraran
encerrar las rancherías
ya había ya en ese paraje inhóspito
y mano de obra inmediatos
más a la mano, los magros recursos
de indios comarcanas
no duraron
probable que muchos sus habitantes
y dispuesta que pudieron
gran cosa. Y no sólo eso, sino pasaran a poblar algunas de las
numerosas
"casas de esclavos" que los vecinos del lugar poseían ya en 1550 y que fueron
registradas
por el oidor Hernán
en ese mismo añO.361 Teniendo el antecedente
Martínez
de la Marcha durante
en cuenta semejante
atroz de la guerra llamada "del Mixtón"
359 lean Demangeot,
Les milieux nature/s désertiques,
contexto
su visita de las minas y sumando
pretender
a todo ello
que la aparición
Paris, Editions SEDES, 1981, en especial pp. 27-33.
360 Para referencias de este tipo ver, por ejemplo: Powell, La Guerra Chichimeca .._, en especial cap. 3, pp. 68. 361 El documento
ha sido reproducido
"1
en: Federico Sescosse, "Zacatecas en 1550· ...
del
C
e
149
"zacateca" de guerra en el altiplano ramente "espontánea" caso, españoles),
septentrional,
no fue sino fruto de una reacción pu-
de parte de grupos "nómadas" que atacaban a "sedentarios" (en este
sólo por el hecho de que "invadían" sus "territorios
una manera simplista y terriblemente
empobrecedora
de caza', no es sino
de presentar las cosas. El que mu-
chos de los "zacatecos" que aparecen en las fuentes como salteadores en los caminos que comunicaban practicado
a Zacatecas
con Guadalajara
(desde tiempos
inmemoriales
a nadie. De hecho, los españoles andan desnudos
y México fueran, en efecto, gente que había quizás), la caza-recolecta,
que los conocieron,
no debe sorprender
los describieron
sin ambages: "...
hechos salvajes. No tienen ni ley ni casas ni contratación
ni labran la
tierra ni trabajan más que en la saca, e della e de las frutas silvestres y raíces de la tierra se sustentan.
Su principal
mantenimiento
necesario decir también teco" solamente
son las tunas e mezquite ... "362 Sin embargo, es
que las fuentes no son ni con mucho unánimes
en llamarzaca-
a ese tipo de indio salteador, salido de los tunales y mezquitales
tierras áridas. Ciertamente
los territorios
situados
de Zacatecas
hacia el oriente, tanto
de la parte del norte (digamos en dirección de Mazapil o el Bolsón de Mapimí), la del sur (hacia las salinas del Peñol Blanco, por ejemplo) se caracterizan seco, su naturaleza que habitaron
agreste y su ausencia de corrientes
en algún momento
como de
por su clima
fluviales permanentes.
Los indios
esos parajes, que ya fuera de manera permanente,
los que los tenían como refugio temporal rra, debieron
de las
o
en tiempos de recolecta o para efectos de gue-
ser gente avezada en el arte de buscar agua y comida en ese medio difícil. "zacateco" era así: hacia las cercanías del sotomontano
Pero no todo el territorio
de la
Sierra Madre, el clima y el paisaje se hacían muy diferentes. Por ese rumbo el paisaje está dominado
por una sucesión de altas mesetas y valles aluviales, generosamente
(al menos los más afortunados
de ellos) por cursos fluviales permanentes,
se pueden citar el muy famoso Valparaíso, los valles que bordean
el Aguanaval
regados
entre los que
situado sobre un afluente del río Colotlán y
(llamado en ese entonces, "Grande" o de Medina)
de
los cuales uno de los más famosos fue el de Trujillo. Estos dos últimos valles se hallaban a distancias relativamente nar de kilómetros
cortas de Zacatecas:
a Valparaíso no mediaban
sino un cente-
y a Trujillo, la mitad, poco más o menos. Lo interesante
cómo, muy poco tiempo
después
de fundadas
las minas, esto es, ya para mediados
la década de 1550, Diego de Ibarra tenía funcionando estancias agrícolas, las cuales sabemos "zacatecos" establecidos El de las reducciones
alimentó
en Valparaíso
originalmente
de
y Trujillo, sendas
en mano de obra con
allí bajo la forma de reducción.r'" de indios norteños
recibido muy poca atención crucial para comprender
es constatar
no "mesoamericanos',
de parte de los historiadores,
muchos
en aquellas tierras. En condiciones
de los aspectos
del poblamiento
como las que privaban
es un tema que ha
pero que sin embargo resulta español
temprano
en la lejana y poco poblada
362 Memorial de los indios de Nombre de Dios acerca de sus servicios al rey, c. 1563, en: Barlow Robert H . Srnisor G T
eds., Nombre de Dios Durango ...• p. 57 363 Relación de la villa de San Martín y Uerena e Minas de Sombrerete 6 de febrero de 1585 por Rodrigo Belcazar Alcalde Mayor escribano Gutierre de Segura Testigos Miguel de Castro, Hernando de la Fuente Martín Pérez ..., en: René Acuña, Relaciones geográficas
del siglo XVI: Nueva Galicia ..., p. 250.
frontera
septentrional
novohispana
del siglo XVI, el recurso
cesario a la hora de poblar era justamente de mediados
del siglo XVI, cualquier
sobre todo, sostener, cesidades al hablar donde
de reducciones,
el destino
zonas irr:
que no fuera capaz de atraer y
frutos ers
circuitos de abasto lejano que le suplieran estaba condenado
en cuanto a techo y sustento,
en productos
era convertirse
ne-
a hacerse auto suficiente de El problema
se piensa en el contexto
de esos establecimientos
tes y estables de tributo
las más inmediatas
so pena de desaparecer.
de inmediato
describía
ese, gente, mano de obra. En el norte lejano
emplazamiento
de mano de obra y alimentos,
inmediato,
más escaso y el más ne-
_.. Los
es que,
sus rar
de la Nueva España,
en proveedores
gozar.
permanen-
pre cal
y además en fuerza de trabajo, para la sociedad
española.i'" Sin embargo, el Norte lejano, las exigencias eran, por así decido, menores, más sencillas. Antes que la provisión y consistentes
en productos
consistía solamente
de tributos
constantes
Este" regiones a la ya b;
un cierto acopio de mano de obra, en el caso que nos
nombre (
el papel de las reducciones
para labores agrícolas. Sabemos
siempre al uso de métodos
en cantidades
norteñas
bien determinados,
en asegurar
ocupa, esencialmente
espontánea
absolutamente
fijar a estos indios en sus reducciones
coercitivos
que los españoles y violentos
recurrieron
para primero,
para
y obligados luego a realizar labores simples como
to,
es
nUE
que los
cavar, abrir zanjas y sembrar, cosechar, etc. Sin embargo, lo hicieron y de manera exitosa
Bolaños)
desde épocas muy tempranas.é'?
septentri
nimo de familiaridad cumplieran,
dirección
tanto en el caso de los "zacarecos', como en el de sus vecinos los "tepe-
y de allí,
huanes', como lo veremos a continuación.
En ambos casos, la función del"chichimecá'
como mano de obra agrícola fue modesta, lograron
implantarse
si se quiere, pero funcional:
El'chichimeca"
y en este caso, el'zacateco"
existir, sin embargo,
cuáles,
Para esb mornenn
por la mano de obra agrícola, son mucho más
anterior,
que nos muestran estacional,
cómo, para una parte importante
caso. ASÍ, por ejemplo, en el
Historical
1519-1975", Historia
complementarias
de una pequeña
agricultura
la que complementó
agri-
insistimos,
los frutos de la caza-
aparece más claramente
Memorial de los indios de Nombre
Howard F. Cline, "Civil Indian Congregations
of the Indians
24, 1975, pp. 566-578;
el primer
de Dios de 1563, se
of New Spain 1598-1606",
Review XXIX, no. 3 ago., 1949, pp. 34-369. Peter Gerhard, "La evolución Mexicana
del mismo autor: "Congregaciones
Hispanic
del pueblo rural mexicano
de indios en la Nueva España
antes de 1570", Historia Mexicana XXVI. 1977. pp 247-295. 365 Cramaussel
Chantal, "Encomiendas
habitado ...• pp. 17-89.
de los Ha
parecen
se podría invertir la fórmula y decir que, en algunos casos,
la pequeña
recolecta, pero en las fuentes tempranas,
364 Ver, por ejemplo:
atribuir,
en esa categoría. Sin
incluirse realmente
de carácter
American
Mixn
las fuentes son avaras a la hora de distinguir
haber sido actividades
igualmente
del
obviarnei
la caza y sobre todo la recolecta de frutos espontáneos,
fue probablemente
bastante
debió
de los indios norteños, cultura. Quizás
conocido
'Cazador-recolectar';
duda debido al interés de los españoles las referencias
cuanto que fue insustituible.
exclusivamente
de entre los diversos indios norteño s, podrían claras y frecuentes
los españoles
en aquellas regiones en buena medida gracias a ello, por lo que el
papel de esos indios resultó tanto más importante, ciertamente
Guadian
al menos, con la función que se les asignaba, lo cual ocurrió,
mínimamente
efectivamente,
Bastó entonces con que se tratara de gente con un mí-
con las labores de la tierra, para que los indios de las reducciones
2
en los ea
repartimientos ...; igualmente
366 Memori, 367 Relaciól
de la misma autora:
"Sistema
de riego y espacio
Durango..• p 368 Ibid .• p.
151
describía cómo, los "zacatecos" que habitaban en la parte occidental del altiplano, en zonas irrigadas por corrientes permanentes como San Martín y Avino, la recolecta de frutos era complementaria a la pequeña agricultura: ... Los de la parte de San MartÍn e Avino hacían algunas sementeras sus rancherías
aunque pocas y tenían
ciertas e criaban a sus hijos y aunque en tiempos salían a los despoblados
gozar del tiempo de la fruta, residían el más del tiempo del año en su naturaleza pre caminaban
con sus mujeres e hijos, e todos son de una lengua y nación ...
a
pero siem-
366
Este "zacateco" más recolector que cazador, pero al mismo tiempo agricultor, de las regiones semidesérticas del altiplano septentrional, es un elemento más que se añade a la ya bastante amplia y complicada geografía de los aborígenes clasificados bajo ese nombre durante el siglo XVI. Un testimonio particularmente interesante a ese respecto, es nuevamente el que nos aporta Pedro de Ahumada, quien expresaba sin ambages que los zacarecos ocupaban un territorio inmenso que iba desde la región de Chola, en los confines montañosos de la provincia de Compostela, al río de Tepeque (hoy Bolaños) y de allí hasta la zona de Tlalrenango, para prolongarse hasta el altiplano septentrional, en la zona de Chaichihuites y San Martín, tocando incluso el valle de Guadiana, ya en territorio de la Nueva Vizcaya.367 Todavía Ahumada añadía que en dirección del este, los "zacatecos" se extendían hasta Avino y la Sierra del Peñol Blanco y de allí, especulaba que quizás se extendieran hacia el Norte, hasta los territorios desconocidos de la Tierra Adentro.368 Se trata, como vemos, de una geograHa que coincide bastante con aquella que hemos visto esbozada en las fuentes de la época de la guerra del Mixtón. El problema consistiría entonces en discutir hasta qué punto sería posible atribuir, o no, la existencia de lazos culturales y eventualmente lingüístico s, de origen obviamente prehispánico, entre todos estos "zacarecos" tan geográncamente diversos. Para esbozar una primera respuesta a esta pregunta, quizás fuera útil dejar por un momento de lado el caso zacateco, para asomamos al estudio de otro grupo, vecino del anterior, cuyo análisis nos parece que podría arrojar algo de luz acerca de este tema: el de los llamados "repehuanes'.
366 Memorial de los indios de Nombre de Dios ...• p. 58. 367 Relación de Pedro de Ahumada. México 20 de marzo de 1566. en: Robert H Barlow - G. T. Smisor eds .• Nombre de Dios Durango ..• p. 55. 368 Ibid .• p. 58.
OTRA EXTENDIDA
PARCIALIDAD
DE "CHICHIMECAS"
NORTEÑOS:
los actual
LOS "TEPEHUANES"
conocimn Ya en e! capítulo anterior hemos descrito cómo el de "tepehuanes" un gentilicio acuñado por los conquistadores XVI, para nombrar norte de Cornpostela,
de la Nueva Galicia a mediados
a una serie de poblaciones
habitantes
de las montañas
a conocer
del siglo
situadas
circunstaJ
al
larga, las I
allende e! cauce del río Grande o Santiago y más allá de la llamada
provincia de Guaynamora.l'" gua aparición
fue originalmente
En ese mismo escrito, hemos detallado
cómo la más anti-
de la tepehuanes o tepeguanes, es la que nos proporciona
documentada
ferentes, :1 Recen
la
NuevaG;
carta o pintura de la Nueva Galicia, dibujada en 1550.370 Este documento
gráfico, tenía
bre de la I
como objetivo transmitir
territorial
de
como cap
la región que era
GobernacL
una idea, a su modo precisa, de la configuración
la provincia
en general, si bien, magnificando
considerada
como e! centro o "corazón" de la Nueva Galicia y detallando
los posibles límites entre el obispado
de manera
de México y e! proyectado
Sin embargo, del análisis gráfico de esa carta, se desprende de la Nueva
Galicia, veían en la región occidental
allá de las
igualmente
de la Nueva Galicia.
que para (
cómo los españoles
parada de
de la provincia,
bastante c
también
y noroccidental
decir aquella que lindaba con la provincia de Chiametla Occidental,
particular
es
y el macizo de la Sierra Madre
una tierra ignota, vivero de indios bravos y sumamente
y distinta
feroces, cuya presen-
por azares
cia se proyectaba como una amenaza para la Nueva Galicia: los cuanos, los tecuales, los xuxutecuanes y finalmente los más septentrionales y amenazantes de ese grupo, los tepeguanes.371 El término tepeguán o tepehuán, para usar una ortografía más moderna, fue
chimecas
entonces al origen un gentilicio acuñado por los conquistadores
de Zacate.
designar simplemente
a poblaciones
que habitaban
el macizo de la Sierra Madre, que era pensada costumbres. totalmente Durante la provincia
Tanto
como refugio de gente guerrera
fue así que incluso la palabra
náhuatl, podría traducirse
misma "tepehuán',
como los "antropófagos
la década de 1550, la región montañosa de Guaynaruota.
de Nueva Galicia, para
una zona geográfica, en este caso, en y fieras
de consonancias
de exploración,
das por gente salida de la Nueva Galicia, como las de Ginés Vázquez
un poco más tarde, por extensión, tentrional, también
aplicado a los habitantes
a aquellos que habitaban
al este de esa región. Como podemos fue un gentilicio
deja de resultar de los territorios mente con
interesante
de tipo simplemente
donde habitaban
10 que fue la distribución
las poblaciones primitiva
distribució esas operal
que el
de esa región
y
sep-
ver, al igual que "zacateca'; "tepehuán"
y hasta cierto punto sorprendente, así señaladas,
de armas F
de! Mercado,
las zonas del altiplano
geográfico-descriptivo,
ea
cionalizarc
organiza-
Juanes de Tolosa y más tarde las de Francisco de Ibarra. No es extraño entonces gentilicio "tepehuanes" fuera desde entonces
ante la
los enemig incitar a lo
más allá de Tepeque y
es decir. aquélla que .apareci:a. en. 12 pÚ2!J1.t"o. de 1550 como
hogar de los "tepehuanes', fue objeto de varias expediciones
1
muypront
mente la n
de la montaña':m
montañosas
de las más
sin embargo, no
de manera mún
por p
amigos"
COI
de los "zaca go, lo peor
el que una buena parte correspondieran
justa-
de los pueblos de lengua o'dam, es decir,
373 El o'dam, ~ pima de Sonora entre los pueblo de la historia, M
369 Ver el capítulo cuarto de este libro: De reinos lejanos ..... 370 tbio .. 371 ibki. 372 ¡bid.
374 "Provisión p.
¡
110.
375 Powell, La ( 376 Ver por eje" Guerra Chichirnet
153
los actuales tepehuanes.F" Esto marca de entrada una diferencia respecto de nuestro conocimiento de los llamados "zacarecos', cuyo idioma los españoles nunca alcanzaron a conocer antes de que éstos prácticamente desaparecieran. Pero sobre todo, fueron las circunstancias que rodearon al nacimiento de la nueva provincia, las que hicieron que a la larga, las respectivas situaciones de uno y otro grupo, evolucionaran de maneras muy diferentes, a pesar de ser vecinos inmediatos y tan "chichimecas"los unos como los otros. Recordemos que la Nueva Vizcaya, surgió como gobernación separada de la de la Nueva Galicia cuando el 24 de junio de 1562, el virrey Luis de Velasco redactó a nornbre de la Corona una real cédula por medio de la cual nombraba a Francisco de Ibarra como capitán de la expedición que iría en busca del reino perdido de Copala y como Gobernador y Capitán General de los pueblos que podáis dominar .•• en el país que está más allá de las minas de San Martín y Aviño ••• 374 Esto significó, entre otras muchas cosas, que para que su gobernación pudiera funcionar como entidad jurisdiccionalmente separada de la Nueva Galicia, Ibarra debió señalar desde un principio límites territoriales bastante claros. Fue así que debido a su situación como parte de una jurisdicción nueva y distinta de la Nueva Galicia, los indios de Nueva Vizcaya, los cuales resultaron ser, por azares del destino, predominantemente tepehuanes, quedaron al abrigo de algunas de las más violentas fases de esa conflagración. Como sabemos, la guerra contra los chichimecas y en especial, en el caso que nos ocupa, el conflicto con los "zacatecos" alcanzó muy pronto una extremada violencia. Ante la insistencia de los colonos y transportistas de Zacarecas, desde los primeros años de la guerra, el mismo virrey Velasco enfarizó ante la Corona española, la necesidad de emprender una "guerra ofensiva" en contra de los enemigos, lo cual significaba perseguirlos en sus propios territorios y tolerar ohcialmente la reducción de los cautivos a la esclavitud: se decía que era la única manera de incitar a los soldados a castigar a los chichimecas. En Zacatecas, por ejemplo, se instirucionalizaron, bajo control directo del alcalde mayor local, la obligatoriedad del servicio de armas para todos los vecinos, su intervención en entradas ofensivas, e igualmente la distribución de cautivos de guerra como premio a todos aquellos que participaran en esas operaciones.F" Desde luego, fueron los "zacarecos" del altiplano los que primero y de manera más directa sufrieron las consecuencias de este conflicto. Una práctica común por parte de los grupos armados de esa provincia fue la de servirse de "zacatecos amigos" como guías para detectar y destruir sistemáticamente las precarias rancherías de los "zacatecos enemigos'; y capturar el mayor número posible de ellos 376 Sin ernbargo, lo peor vino a finales de los años 1560 y durante la década de 1570 cuando, ante la 373 El o'tiatn, pertenece a la perteneciente
a la familia Yuto-Azteca. rama Pimic. lo cual lo vincula estrechamente
pima de Sonora. Chihuahua y sur de Arizona; la palabra misma. significa simplemente entre los pueblos hablantes de la historia. 374 "Provisión
p.
la gente y es un gentilicio
de esa lengua: Bárbara Cifuentes - Lucina Garda, Letras sobre voces ... Multi/ingüismo
con el común a través
México. INI - ClESAS Historia de los Pueblos Indígenas de México. 1998• p. 54. a Francisco de Ibarra para el descubrimiento
del reino de Copala", en: Atanasio G Saravia, Apunte ...• v. 1.
110.
375 Powell. La Guerra Chichimeca ...• p. 78. 376 Ver por ejemplo el Memorial Guerra Chichimeca ...• p. 175.
de los indios de Nombre de Dios ...• especialmente
pp. 38 Y 42. Igualmente:
Powell. La
154
imposibilidad de contener a los indios, los españoles de la Nueva Galicia emprendieron
re
una casi oficial y totalmente
ga
tolerada 'guerra a sangre y a fuego" todavía más violenta y
destructiva al punto que, para la década de 1580, los "zacatecos" del altiplano se hallaban ya en vías de desaparecer.V? La Nueva Vizcaya, en contraste, en épocas tempranas.
nador con que fue favorecido de suerte, que todos se convirtieron
ta
de
Ibarra, fue la facultad de repartir que habitaban
en objeto de esta disposición.
Nueva Galicia, en aquellos rechazaron
ese tipo de guerra, al menos,
que uno de los privilegios anexos al título de gober-
los aborígenes
Nueva Vizcaya, se guardaron el transcurso
no vivió directamente
Recordemos
de permitir
la intromisión
que consideraban
indios en encomienda,
al norte de San Martín de los capitanes
lo:
y Avino,
Es por esa razón que los colonos de la de guerra de
"sus" indios. Dos veces, por ejemplo, en
qu
me
el
del siglo XVI, los colonos de la Nueva Vizcaya, con Ibarra a la cabeza, por la vía de las armas, incursiones
de capitanes
sados por las autoridades
de esa provincia,
fundaciones
aunque, como decíamos,
Otro
e
neovizcaínas
factor que coadyuvó
Nueva Vizcaya dentro
a mantener
con el propósito
de Nueva Galicia impul-
COl
de absorber
ter
los
la violencia ente españoles
de límites menos extremos no se desarrolló
más tardías. La Nueva Vizcaya temprana
y aborígenes
en
que en su vecina del sur, fue que la
minería en gran escala, con todo lo que significa en cuanto a demanda y todo tipo de insumos,
las endebles
sin éxito.F"
Ap
r=
de mano de obra
plo
en la Nueva Vizcaya sino hasta épocas mucho
qlH
no tuvo nada comparable
cal. elh
ni de lejos con Zaca-
tecas y sus desmedidas
exigencias en mano de obra e insumos: a cambio de ello, se vivió allí un primer poblamiento español esencialmente agrícola.379 Ciertamente los españoles
tiva
practicaron
allí,
Xv
de mano de obra y
hab
la captura
de esclavos indios desde los primeros
pero dado que durante productos
agrícolas, en lugar de perseguir indiscriminadamente
comarca, organizaron
años de su presencia
mucho tiempo tuvieron necesidad inmediata
a los indios de su propia
entradas esclavistas en lugares relativamente
que los indios locales fueron incorporados
poco a poco a un régimen de encomienda
resultó en el corto plazo bastante estable.P' Sin entrar en demasiados tema que ha sido analizado
en otros trabajos, simplemente
la época misma de la fundación dedores de las villas de Durango "tepehuanes
de paz'; cuyos habitantes
de "tepehuanes"
los Palmitos,
crear en los alre-
de Dios e Indé una red de asentamientos
de
y repartidos
al cultivo del maíz y otros granos.382 Con
el tiempo los colonos lograron asentarse en las inmediaciones mientas
cómo, desde
fueron al régimen de la encomienda
entre los vecinos de la villa, para consagrados
que
detalles sobre este
mencionemos
de la provincia, los españoles lograron y Nombre
su r
lejanos,38o al tiempo
de los principales
asenra-
de la región, como San Juan del Río, Avino, Coneto, Valle de
Cacaria y La Sauceda, por citar algunos de los más tempranas,
en donde
nar< Sll10
no e
tern. pert
r prefi
núcl
en re
y 15j 377 Powell. La Guerra Chichimeca ...• en especial pp. 179-185.
quist
378 lohn L. Mecham. Francisco de (barra ...• p. 70. 379 Salvador Alvarez. "Minería y poblamiento 380 Chantal Crarnaussel, Diego Pérez de Luján
. .
381 Chantal Crarnaussel, Encomiendas .._ 382 Chantal Cramaussel. La provincia
de Santa Bárbara ...• pp. 11-14.
383 Ve
384 Se determi
155
repartieron
encomiendas
garon a transformarse
y fundaron
luego en haciendas
El ejemplo de la Nueva Chichimeca"
explotaciones
agrícolas, algunas de las cuales lle-
importanres.P"
Vizcaya nos muestra,
no fue un conflicto tan "ineluctable"
en suma, cómo la llamada "Guerra
del carácter "nómada" 'guerrero" los 'chichimecas",
y supuestamente
Por el contrario,
mento se relacionaron
los "tepehuanes" Aparecen
resulta interesante
poralo
en mucho mayor medida no eran cierta-
los españoles
inquirir
un poco acerca de cómo fue que los
no son muy claros que digamos
10 proporciona
cuáles eran "sus" indios. Los cri-
en su momento
a ciertos tipos de vestimenta
ello,
distinto.
determinaron
de vez en vez, descripciones
plo de ello nos
a toda presencia ajena de
de esa guerra: los "tepehuanes"
de una y otra provincia,
terios que emplearon
tan sólo
ni menos "guerreros" que los "zacatecos" y no obstante
el destino de unos y otros fue simplemente En este contexto,
no dependió
la manera cómo los españoles en cada región y mo-
que aquello, el curso y las consecuencias
conquistadores
refractario
con los indios locales, determinaron
mente menos "chichimecas',
y da cuenta
como se le ha presentado
también de cómo, el grado de violencia con el que se desarrolló,
para distinguir desde el punto
a los "zacarecos" de de vista documental.
que hacen alusión a elementos que los diferenciaban
fray Guillermo
del adorno cor-
de alguna manera. Un ejem-
de Santa María, quien apuntaba
en 1575
unas medias calzas de perro de la rodilla al tobillo para defenderse de la aspereza de la hierba ... "384 Pero que los "zacatecos" (en este caso los del altiplano)
se distinguían
el hecho es que este tipo de relatos fueron muy esporádicos: tiva de los "tepehuanes"
no hemos encontrado
por portar"
de la indumentaria
nada así de elocuente
distin-
que date del siglo
XVI. Todo indica que se trataba de grupos (al menos la parte de cada uno de ellos que habitaba
el altiplano
septentrional)
su nivel de desarrollo presencial
tecnológico
que no distaban
del siglo XVI, que dibujen
se encontrarán
de la Nueva Vizcaya muy pronto afi-
acerca de estos indios y aprendieron
sino incluso a dividir en la medida
no sólo a distinguirlos,
de lo posible sus respectivos
no obedecía a motivos de curiosidad
intelectual
temente prácticas,
de orden político: se trataba
pertenecían
más precisamente
a una gobernación
o 'etnográfica',
territorios.
anotar
núcleo principal
de designar
siempre se consideró
quistadores
distinguían
383 Ver el capítulo
séptimo:
El pueblo
texto
determinó
Alberto
recientemente
de Nueva Galicia. ASÍ,
de las expediciones
de Ibarra de 1554
Memorial de los Indios de Nombre de Dios, de 1563, los con-
con cierta precisión
384 Se trata del mismo
en el asunto,
antes que a los "zacarecos', cuyo
que se hallaba en territorio
como los que nos quedaron
o en el famoso
quiénes
o a otra.
como "propios" a los "tepehuanes"
en relatos tempranos y 1562-63
Pero ello
sino a razones eminen-
Desde luego, los colonos de Nueva Vizcaya eran los más interesados prefiriendo
relatos de tipo
como más o menos "políticos" a unos o a otros.
Lo que sí puede decirse es que, los conquistadores naron sus conocimientos
mucho desde el punto de vista de
y cultural: difícilmente
las rancherías
que eran de "cepehuanes" de
de indios ...
que fue durante
mucho
Carrillo: Fray Guillermo
tiempo
atribuido
de Santa
a Gonzalo
de las Casas y cuya verdadera
autoría
María O. S. A.• Guerra de los chichimecas ...• p. 100.
aquellas pertenecientes
a "zacatecos" De acuerdo con estos documentos,
que los límites entre las "áreas de influencia" (más que territorios)
podría decirse
de uno y otro grupos,
se hallaban poco más o menos sobre una línea que iba del Fresnillo al Río Grande Aguanaval y de allí al Saín, San Martín de San Martín
Más allá de estos puntos,
hacia el norte y hacia el noroeste, las rancherías
general de tepehuanes (Durango)
y Chalchihuites.
y a partir de Nombre
y de la región del Mezquital
tal), éstos predominaban
de indios eran por regla
de Dios, del llamado
385
Todo esto nos indica entonces, que tanto los "tepehuanes" eran grupos que si bien contaban
tante sencillo, habían logrado desarrollar Estas características
como los "zacatecos" del
con un bagaje tecnológico bas-
una pequeña agricultura
para el efecto, cercanas al sotomontano manentes.
valle del Guadiana
(ya en los bordes de la Sierra Madre Occiden-
por completo.
altiplano septentrional,
es decir,
en regiones propicias
de la Sierra Madre, regadas por corrientes
per-
culturales no escaparon a los ojos de los españoles, quie-
nes supieron servirse de esa gente como mano de obra: algo que no sólo facilitó, sino que incluso resultó determinante frontera
para su implantación
donde lo que más escaseaban
debería bastar para obligamos vista de naturaleza,
sociedades hubieran
a reconsiderar
que habían desarrollado
novohispano.
provenientes
agrícola, sino a la presencia especialmente
y estable en aquella faja de Este simple hecho
toda una serie de puntos de
teórica y hasta simplista,
los llamados
Si los españoles se hubieran
exclusivamente
sido además completamente
la colonización
seriamente
a nuestro juicio, excesivamente
los tipos de sociedad no septentrional
temprana
eran los efectivos humanos.
'chichimecas" enfrentado
hostiles y refractarias,
no sólo al trabajo de tipo
sido ciertamente
más lenta, difícil y tardía aún, muy
norteños de españoles, y sus necesidades
De allí la importancia
casos y efímeros (pero precisamente que datan de épocas tempranas cómo fue que los conquistadores lado y de paso arraigarse logía, para repensar
sufrieron
e
secularmente
en mano de obra fueron siem-
de releer con atención y detenimiento
por ello, irremplazables)
de la colonización: se las arreglaron
testimonios
los es-
documentales
son los que nos permiten
vislumbrar
para arraigar a los indios locales a su
ellos mismos en el norte. Es también
los pocos elementos de que podemos
en esas escasas fuentes
disponer, fuera de la arqueo-
al menos una pequeña parte de la historia cultural de esos pueblos.
En el caso de los "zacarecos', como hemos visto, un uso excesivamente de las fuentes documentales
ha hecho que se privilegien
en donde estos indios aparecen como salteadores del altiplano
no puede
para el norte. A diferencia de ese "Potosí norteño'; por hacer una ana-
por el estado precario de su demografía
donde se encuentran
con
y que, como se ha dicho,
logía, la mayoría de los establecimientos
ta discrecional
solamente
de la 'caza-recolecta"
en casos como el de la Nueva Vizcaya. El ejemplo de Zacatecas
pre apremiantes.t'"
1
del altipla-
misma de cualquier "sedentario" en sus tierras, la historia de
del norte hubiera
pues generalizarse
1
acerca de
septentrional:
el resultado
385 Peter Gerhard. The North Frontier...• p. 203. 386 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ..., pp. 43-93.
habitantes
selectivo y haslas referencias
de las regiones más áridas
es que el "zacareco" haya sido preferentemente
o e SI
le e e
ti n
p "t e.
ál
157
caracterizado
como guerrero
irredento
mesoamericano"
Con los "tepehuanes"
sentido opuesto.
En la medida
escena propiamente occidentales
ha sucedido
puro, prototipo
fueron los habitantes
septentrional,
que aparecieron
el "tepehuán" ha sido caracterizado
como pequeño
huán'Tcazador-recolecror"
puro, si bien ha sido evocada en la historiografía,
también
de la existencia
caracterizarse ha estudiado
agricultor,
mientras
al detalle Chantal
de "repehuán',
"cazador-recolecror';
Cramaussel,
que bien hubiera podido tanto por su hábitat, como
ya desde épocas tempranas,
los años 1570, poco más o menos, aparecen menciones de los territorios
como gente de arco y flecha, habituada peligrosa, e inequívocamente por su lengua igualmente.
en las fuentes acerca de diversos
como "tepehuanes',
da de 1620, nos dice la autora, cuando los hacendados
Tal y como dicha autora huanes" habitantes
los estados mexicanos
como cargadores
geográfica que llegaron a ocupar las poblaciones y simplemente un inmenso
de Durango,
por un de sal, lo
el este, por su parte, los tepehuanes
Aunque
sumario, tepehuán
área no menor a los 60,000
no lejos de los actuales límites de
y Nayarit, hasta la región de Baborigame,
llegaban, cuando menos, hasta la región donde sería
a unos 350 km. de distancia:
territorio
por
que iba por el sur desde la zona
distante unos 500 km. hacia el norte. Hacia
más tarde el real de minas de Mapimí, estuvo ocupado
de lengua odame
por dar una idea del área ocupada
triángulo
Zacatecas
en el suroeste actual estado de Chíhuahua,
el antiguo
fueron, al
10 argumenta en su estudio, la aparición de estos "otros tepe-
serrana al norte de la vieja provincia de Guaynamota,
"tepehuanos"
de esa
por su nombre genérico de "repehuanes-salineros'P'"
Esquematizando
puntos extremos,
orientales
también al régimen de encomienda
de guerra quienes los emplearon
ellos, digamos que dominaban
fundado
de la de la provincia
de algunas de los parajes más áridos del altiplano, nos da cuenta de
la enorme extensión
na, situados
y mineros
del hasta la déca-
en esa zona, que los "tepehuanes"
añade, los "tepehuanes"
del oeste, sometidos
cual les valió ser bautizados
o "tepehuana"
abundante
en escena. Muy pronto,
igual que sus congéneres
al mismo tiempo
no sólo por su aspecto, sino
Sin embargo, no fue sino hasta principios
grupo selecto de capitanes
esto es, desde
a la vida dura de esos parajes y potencialmente
también
a explotar la sal-tierra
10
Como
áridos situados hacia el oriente de la Nue-
va Vizcaya, cercanos a El Caxco y Mapimí. A éstos se les identificaba
región entraron
lo ha sido de
que se tiene de él: se trata del llamado "repehuán-salinero"
grupos de indios, habitantes
comenzaron
en la histo-
que la imagen del "tepe-
Y sin embargo, las fuentes históricas nos dan cuenta
de un tipo particular
como más propiamente
por la descripción
en la
de los valles aluviales de los bordes
riografía preferentemente
manera mucho menos frecuente."?
del "no-
algo análogo, pero un poco en el
en que los primeros "tepehuanes"
histórica,
del altiplano
y"cazador-recolector"
e incluso hasta la zona de La Lagu-
todo el territorio
preponderantemente este recuento
abarcaba
o 70,000
comprendido
por grupos de origen y lengua
nos sirve para recalcar el hecho de que
no sólo una gran extensión
kilómetros
cuadrados,
(se trataría
de un
es decir, tan grande como
387 Ver por ejemplo: Carol L. Riley - H. D. Winters. The Prehistoric Tepehuán ...• pp. 177-185. 388 Chantal Crarnaussel, "De cómo los españoles clasificaban ....
entre estos
Bélgica y Holanda juntas),
sino también una gran diversidad
y
la
De alguna manera, la geografía y en general el caso "repehuán" ilumina el caso "zaca-
fl gJ
climáticas, a todas las cuales se adaptaron teco" y éste a su vez, ayuda también
a entender
a entender
En ambos, las fuentes nos indican cómo los españoles tificando medida tensiones
de territorio,
el área de influencia
y que ocupaban
que podemos
o 60,000 kilómetros
de alguna manera fueron iden-
d; h:
un fenómeno
muy variados.
las fuentes
arriba citadas,
calcular, conservadoramente,
cuadrados.
extraño
culturales';
es necesario
inmensas
americano
no era menor:
Sin embargo,
existe un obstáculo
pudieron
existir entre los "zacatecos" y los "cazcanes" históricos. más tarde Phil Weigand,
En realidad
los cuales, como lo expresaba
Weigand,
"mesoamericanos"
"cazcanes" de su tiempo
hablaban
después por numerosos
"mesoamericana"
sido un caso
qm
bla: yd
es decir, aquellos a la
En su Cró-
de los viejos pueblos
del náhuarli"?' este apunte
autores, para afirmar
de los "cazcanes'P'"
al"
con
en épocas posteriores
que los habitantes
una suerte de dialecto
en ext
div
que ni siquiera se sabe cuál era la lengua que hablaban. Tello, afirmaba
en!
gra
390
de los pueblos así nombrados
C( COI
Cabe
a los "zacatecos" del habrían
tOI
en se-
caídos bajo la influencia cultural de los 'cazcanes" descendien-
nica Miscelánea, fray Antonio
ascendencia
autores como
han convenido
se conoce tan poco acerca de los "cazcanes" originales,
ha sido retornado
que alguna vez se
pobres" de los 'cazcanes'.
que ambos autores se refieren exclusivamente
al repoblamiento
guerra "del Mixtón'
de talla que hace
Algunos
se COI
los vínculos que realmente
por ejemplo,
como una suerte de "parientes
tes directos de los "chalchibuires" anteriores
antes de
parte de sendos
que vivieron tanto mundo 'cazcán" como
de hecho no sólo conocer la lengua o lenguas
septentrional,
como
de la lengua que hablaron
de ese espacio geográfico, sino también
de "no mesoamericanos"
una
más o menos homogéneos,
al interior
altiplano
ocupaba
es
el "zacateco" impide
advertir, no obstante,
01
fu
hablaron
y mucho
que si
por todas
formaran
de ese modo: nuestro desconocimiento
esos grupos. La enorme y precoz destrucción
Paul Kirchoff
el
ejemplos de pueblos poco
de territorio.
de alguna manera."?
decir que en el caso de los segundos,
ñalar a los "zacatecos"
ex-
menos unos 50,000
de la época del contacto:
es posible encontrar
extensiones
por llamados
difícil caracterizados
Recordemos
en cuando
hablar de que estos "zacatecos" al igual que los "repehuanos', "continuos
en alguna
Esto, dicho sea de paso, no puede considerarse
en el contexto
que ocupaban
que compartían
de los "tepehuanes" era extenso, el de los "zacatecos',
partes, a lo largo y ancho del continente, numerosos,
ni
cada uno por su lado, no sólo grandes
sino climas y topografías
o "territorio"
tal y como nos lo señalaban superficie
un poco mejor al "tepehuán"
10 largo del tiempo, a grupos de poblaciones
a
rasgos comunes
de regiones topográficas
con mayor o menor éxito.
Sin embargo,
que esto probaría
la
cabe hacer notar que
393 del c 394 R
389 Hemos adoptado
este término en lugar del de "área cultural".
geográfico-culturales,
que el que se usó en la Antropología
para darle un sentido más laxo y lato a estos conjuntos
Cultural de principios y mediados del siglo XX: ver. por ejemplo:
Alfred Louis Kroeber, Cultural and Natural Areas ....
395 396 R
397 Re
390 Phil C. Weigand - Acelia García de Weigand. Los orígenes de los cazcanes ...• p. 48.
398 H¡
391 Fray Antonio Tello, Crónica miscelánea ...• p. 121.
truiian:
392 Charles Kelley
J.
Speculations ...• pp. 55-56.
la ctasi
------~------------------------------------------~~~~~---~~~ ~ 159
las fuentes tempranas
desmienten
fue en realidad introducido
esta conjetura y ponen en evidencia que el náhuarl
en la zona por los españoles, evidentemente
después de la
guerra "del Mixtón" y dejan muy claro igualmente que la lengua vernácula de los 'cazcanes" era otra. Así, por ejemplo, en la Relación Geográfica de Tlaltenango, por ejemplo, se da cuenta cómo, al igual que en otras muchas regiones de la Nueva España, el náhuatl como lingua franca por los propios conquistadores
había sido ya introducido
y cómo
era usado por los indios de toda esa región para sus tratos con españoles e indios de otras zonas.
393
Al mismo tiempo, el 'cazcán" es claramente
por completo distinta del náhuad: "en sus entendimientos
referido como una lengua y contrataciones
hablan len-
gua mexicana y es la suya natural la cazcana ... " 394 Lo mismo se apunta también en la
Relación de Nochisrlán.F" y en la de Teocaltiche, en donde se añade que la mayor parte de los indios eran bilingües en "cazcán" y "mexicano': es que en ninguna de estas fuentes tempranas
396
En cambio, lo que sí es claro
se indica que el 'cazcán" y el "mexicano"
fueran una sola y misma lengua, o que el 'cazcán" fuera un "dialecto" del náhuarl, como se pretendió
más tarde. Por el contrario, aparecen en esas mismas Relaciones, elemen-
tos que emparentaban
al 'cazcán" no con el náhuatl del centro de Mesoamérica,
sino
con otras lenguas del occidente: se dice, por ejemplo, en la Relación de Ameca, que en Cocula se hablaba el 'cazcán';"" contemporáneos entroncaría
Esta versión ha sido analizada y retornada por autores
como H. R. Harvey, quien la acepta como válida y añade que esto
al "cazcán" con la lengua coca, otro idioma muy poco conocido, por cierto,
en cuanto a sus parentescos
y afinidades con otras lenguas, pero que se sabe, era estaba
extendido en lo que fue el centro de la Nueva Galicia.I" Si esto es aSÍ, bien podría verse al "cazcán" como una lengua emparentada gran parte de los territorios
occidentales
con otras de las muchas de las habladas en de lo que fue entonces la Nueva Galicia y no
con el náhuatl, como decíamos. Ello haría a su vez, perfectamente que el llamado 'cazcán" estuviera emparentado bladas en las montañas
razonable suponer
también con algunas de las lenguas ha-
de Tepeque, en la parte oriental de la provincia de Compostela
ydesde luego, al norte y al oriente de la región 'cazcana', es decir, en todos aquellos que diversas fuentes definieron en su momento, como territorios "zacatecos" Desde luego, lo anterior empaña la idea de que los 'cazcanes" hubieran sido descendientes de inmigrantes centro de Mesoamérica.
de lengua náhuarl, directamente
llegados hasta el norte desde el
Si esto es aSÍ, se plantean entonces nuevas interrogantes
de lo que pudo ser la descendencia
de los "inmigrantes
mesoamericancs',
acerca
que habrían
creado la llamada "cultura Chalchihuires", Quizás seria más prudente ver en los llamados 393 Sobre la introducción
del náhuatl IinguQ franca entre 105 indios de Nueva Galicia: Carmen Castañeda. «La enseñanza
del castellano .... p. 206. 394 Relación de Tlaltenango 395 Relación de Nochistlán.
21 octubre de 1584. René Acuña. op. cit., p. 144. en René Acuña. op. cit .• p. 168.
396 Relación de Teocaltiche, 1584, en René Acuña. op. cit., pp. 300 Y 302. 397 Relación de Tenamaxtlán 1579, en: René Acuña. op. cit., p. 275· 398 Harvey H R. "The Relaciones Geográficas:
Native Languages. en: Robert Wauchope ed .• Hondhook
tnaions, Austin, University of Texas Press, 1972, v. 12, pp. 279.233. Ver igualmente: la clasificación
de lo lengua caca. México, s/f , 34 p.
of Middle American
l. Ignacio Dávila Garibi, El problema
de
160
'cazcanes" a un grupo de la vieja Nueva cultura
de ascendencia
local, con ramificaciones
en diferentes regiones
Galicia, que, en todo caso, habría adquirido
elementos de esa vieja
de origen mesoamericano
y que incluso podría haber asimilado, absorbido lo
quedó de ella después del colapso de aquellos centros ceremoniales. abona también muy distintos
la idea de que los 'cazcanes" no necesariamente
manente
mucho de la estructura
demostrativa
estado de guerra entre "inmigrantes
y los aborígenes argumentos
fueron culruralmente
de los "zacarecos" El hecho es que, si el argumento
como se pensaba,
frecuentemente
lingüístico no opera
de la "teoría" del choque y per-
mesoamericanos""chalchihuires-cazcanes'
"nómadas" "zacarecos" comienza
y de apariencia
Esto, desde luego,
a mostrar
serias fisuras. Otro de los
citados al respecto, es, por ejemplo, el carácter "nucleado"
defensiva que presentan
muchos de los vestigios mesoamericanos que
existen en el norte.t?? El hecho es que este tipo de emplazamientos sólo en el norte lejano, sino en el centro mismo de Mesoamérica ser frecuentes
defensivo de un emplazamiento podían,
o no es prueba, de ninguna manera, de la inexistencia
cultural incluso cercano, entre poblaciones diversas que bien
al mismo tiempo, temerse mutuamente.
vamente en el texto de Pedro de Ahumada, bitaban
septentrional.í'" Sin embargo, el carácter
en zonas cercanas al altiplano
de vínculos de parentesco
en los alrededores
Ejemplo de ello lo encontramos nue-
donde se indica que los "zacatecos" que ha-
de los pueblos "cazcanes', nuevamente
colapso que siguió a la guerra "del Mixtón', raptaban con ellos. En contraste, participaban
fundados después del
a niños de esas aldeas para criarlos
se dice también allí que con frecuencia'cazcanes"
un revelador de la ciertamente a un posible recuento
de la existencia de tensiones, pero al mismo tiempo tam-
culturales
de afinidades
entre esos dos grupOS.401Otro elemento a añadir culturales,
de Santa María cuando observaba,
significativos
y que mejor distinguían
podría ser la ya citada referencia de fray en
1575, que uno de los elementos más
a los "zacatecos" en cuanto a su adorno corporal,
eran aquellas 'calzas de perro" que portaban
todos a la rodilla.f"
la Relación Anónima primera
de la conquista
de la Nueva Galicia de
que los españoles
justamente
distinguían
fuente de fray Guillermo
1542, se señalaba
a los 'cazcanes" porque "traen el cabello hasta
de Santa María, hubiera sido la "Relación anónima', pues ésta,
además de ser muy anterior, se refería específicamente
399 Marie-Areti Hers, Caracterización
a los 'cazcanes" mientras que fray
de la cultura chalchihuites ...• pp. 23-28. Igualmente de la misma autora: 'Colonizaclón
y patrón de asentamiento
coords .• Origen y desarrallo
Curiosamente, yaen
una calca de cuero de perro .," 403Sería difícil decir que la
la cinta y en el pie derecho
mesoamericana
de esos pueblos
de las correrías de los "zacatecos" contra los cristianos: todo ello puede ser
bién de fuertes parentescos Guillermo
se encuentran no
y ciertamente parecen
en la Sierra Madre Occidental".
de lo civilización
en: Brigitte Boehm de Lameiras . Phil C.Weigand
en el occidente de México. Homenoje a Pedro Armillos y Angel Palenn.la-
mora El Colegio de Michoacán 1992. pp. 103-136. 400 Ver. por ejemplo: Simposium
Fernando López Aguilar. "Historia prehispánica del valle del Mezquital". en: Enrique Fernándezcoord,
sobre la arqueología
en el estado de Hidalgo.
Trabajos recientes 1989. México. INAH. Colección Científica.no.
282 .1994. pp. 113-124. 401 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 57-58. 402
Fray Guillermo de Santa María O. S. A.• Guerra de los chichimecas ...• p. 100.
403 Relación anónima primera ...• p. 332
Guillermo
aludía directamente
a los "zacatecos" del altiplano: incluso añadía que si éstos de la aspereza de los zacatales donde vivían.404
usaban esa "calza de perro': era protegerse Tomadas
de manera
aislada, todas estas referencias
incidentales
podrían
no significar
mucho, pero el hecho es que militan en contra de la teórica y excesivamente visión entre los "nómadas'Tzacarecos" cambio, comenzara irse aclarando
a matizarse,
y los "sedentarios'i'cazcanes"
tajante di-
Si esta dicotomía,
en
el sentido de muchas de estas referencias quizás podría
también.
Lo anterior nos enseña que no habría que desdeñar como en cualquier de integración
cultural bastante
sus orígenes en horizontes
de que en el norte,
procesos de interacción y hasta
intensos, incluso, entre grupos que bien pudieron
culturales
de ello lo tenemos justamente los "tepehuanes"
la posibilidad
otra área del mundo, se desarrollaran
y geográficos distantes
en el caso de nuestra
entre sí. Un ejemplo más
otra parcialidad
está directamente
vinculado
de "chichimecas": el o'dame, es decir,
Como sabemos, desde el punto de vista lingüístico,
la lengua de los tepehuanes,
tener
con la lengua pima, el o'dami
hablada en el sur de la actual Arizona y el norte de los actuales estados de Chihuahua Durango.t'"
Si en algún momento
esto es, los ancestros que los "repehuanes', norteño
fueran de alguna manera más "antiguos"
éstos, a su vez, podrían ser caracterizados
que se haría extendido
Suponiendo,
por ejemplo, que los o'dami del norte,
se demostrara,
de los "pirnas" históricos,
como un grupo de origen
hacia el sur, en épocas, quizás, relativamente
sin conceder, que así fuera y sin querer entrar en polémica
tan definitivamente
y
recientes.
sobre un tema
equívoco, lo que sí es posible decir es que, cualquiera
que hubieran
sido sus orígenes lejanos, para cuando los españoles llegaron a la Nueva Vizcaya, los "tepehuanes" habían ya entrado y estrecho
con grupos
Se trata, obviamente,
en un proceso de interacción
de agricultores de los habitantes
avanzados,
cultural sumamente
de estirpe cultural
de la región de las barrancas
intenso
mesoamericana. occidentales
de la
Sierra Madre: los llamados "xiximes" y "acaxees', La región de las barrancas . guerrero de sus pobladores, conquistadores
de la Sierra Madre fue, por su topografía
una de las regiones de más difícil acceso y control para los
del norte, desde el inicio mismo de la conquista.
tos, Francisco de Ibarra, por ejemplo, nunca logró dominar Topia, habitantes río Humaya
y por el carácter
de la barranca
Pese a reiterados
inten-
a los indios de la región de
del mismo nombre, formada por un afluente del alto
(afluente a su vez del Culiacán). Así, cuando, a partir de 1567, fue creada la
provincia española de Chiametla,
las barrancas
se convirtieron
en una suerte de reserva
de mano de obra esclava para las minas de aquella región, sin que por ello, los españoles lograran nunca asentarse allí.406 Hubo que esperar hasta la década de 1580 y la fiindación de los reales de San Andrés
y Topia para que los españoles
lograran
finalmente
poner un pie en esa región,407 pero con todo y ello, la vasta franja de barrancas situada al 404 Fray Guillermo de Santa María O. S. A.• Guerra de los chichimecas .... p. 100. 405 Bárbara Cifuentes - Lucina García. Letras sobre voces ...• p. 54. Igualmente: Sierra Modre Occidental.
Tepehuanes y mexicaneros.
406 Ver el capítulo segundo: 407 Ibid.
Chiametla ...
J. G. Sánchez Olmedo.
Etnografío
México, INAH, Colección Científica no. 92, 1980, p. 24.
de la
sur de esos dos enclaves, permaneció para los españoles
durante
penetrable
en esa parte de la sierra sólo se reactivó a partir de 1600,
Francisco de Urdiñola,
gobernador
zon
Go
todo el resto del siglo.
De hecho, la penetración cuando
como una zona de nadie, difícilmente
de la Nueva Vizcaya, nombró
a un antiguo
segJj
s=
minero de San Andrés, el capitán Diego de Avila como "Protector y Juez de Guerra" de los acaxees y tepehuanes de la Sierra Madre.408 Para asegurar el sometimiento de los
de ~
indios comarcano s, el gobernador
de
otro
toda una serie
seg\
indios, a adquirir de pueblos
él mismo y distribuir
de encomienda
la fundación
de las primeras
maron entonces
de Nueva Vizcaya autorizó entre sus capitanes
de Santarén
taban reducir los primeros
y soldados,
en la región y le ordenó al mismo tiempo, que promoviera misiones jesuitas
para sí en encomienda
que Hernando
al nuevo "protector"
en la zona. El capitán y sus soldados to-
numerosos
poblados
de la región,409 al tiempo
"rep
"m grUJ aun
demás jesuitas que llegaron por entonces a la región, inten-
s=
pueblos de misión allí: San Diego, San Hipóliro, Otatitlán,
van
Canelas."? Atoronilco.t'! Birimoa, Colurla.t" y otras más. Pero las tensiones no tarda-
del
ron en hacerse sentir y un año después la región se hallaba ya bajo una amenaza general
con
de guerra, lo que obligó a las autoridades
Cla
sioneros. Dentro
provinciales
de todo este movimiento
las autoridades
de la provincia pronto
estaba poblada
solamente
de nuevas fundaciones
descubrieron
y amenazas
de guerra,
que la región de las barrancas
no
por "acaxees" y "xixirnes" sino que éstos convivían estrecha-
mente con grupos que fueron de inmediato razón por la cual, como mencionábamos
identificados
como "tepehuanes"
arriba, Diego de Avila fue nombrado
une cua
"xu.
Esta es la protector
rab
que en muchos de 10s
Alf
allí, fueron reducidos "tepehuanes" junto con 'acaxees" o con
del
a la vez de los "acaxees" y de los "tepehuanes" pueblos de misión fundados
a enviar más gente de armas y mi-
"xixímes" en la parte meridional
Sabemos igualmente
de esa región. Es por eso, por ejemplo, que las limosnas
remitidas
por la caja real de Durango
a las primeras
misiones
rotuladas
en los libros de cuentas de la Real Hacienda
de esa zona, aparecen
como pagos para "las misiones
Al Kit a
la
Es el caso, por ejemplo, de San Miguel, efímero
los
pueblo de misión cercano a las minas de San Dimas, en las regiones de los "xixímes'i''!"
gru
y de Santa María Otais, en la zona de los "acaxees'; por citar solamente
Krl
de Sinaloa de acaxees y repehuanes'i''"
plos.4l5 Igualmente,
en 1601, cuando
las amenazas
de guerra
algunos ejern-
se intensificaban
en la
gió
do 408 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer, The Presidio and Militia on the Northern Frontier o] New Spain. A Dacumentary
def
Histcry, Tucson, University of Arizona Press, 1986. p. 266.
la (
409 Saicos, San Geronimo. San Juan Naperes. San Martin. San Matias. San Pedro y San Pablo. Rinconada de San Telmo.
nc;
Santa Ana: Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarahumora, México. SEP. Cien de México. 1984. p. 273; además de Amaculi, Hugucuyapa y Uncupeyaya. Peter Gerhard, The North Frontier ...• p 227
pol
410 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 279. 411 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer, The Presidio ...• p. 156 412 lbid. 413 AGI. Contaduría
925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1600-1601: "libranza
rematadas para la administración
414 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de üurango, 1613-1614. libranza la misión de San Miguel de xiximes y tepehuanes". rebelión de los tepehuanes
por 288 pesos por 18 cajas de vino
de los santos sacramentos de las misiones de Sinaloa de acaxees y tepehuanes". para el envío de un indio carpintero a
Este pueblo de misión fue abandonado
de 1616-1618.
415 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer. The Presidio ...• p. 247.
poco después a resultas de la
y ius
417 espe podt lnsti
zona, el gobernador Urdiñola nombró nuevos capitanes y tenientes: el primero, Juan de Gordejuela, fungió como "protector" de los "tepehuanes" del altiplano septentrional y el segundo Alonso Maldonado, fue nombrado "teniente de gobernador" y 'justicia" de la guerra "contra los rebelados acaxees y tepehuanes de Tapia y San Andrés':416El hecho de que se nombraran justicias de guerra separados para estos dos diferentes tipos de "cepehuanes', uno para los que podríamos llamar "tepehuanes orientales" del altiplano y otro para los "tepehuanes occidentales" de la sierra y las barrancas y el hecho de que los segundos fueran considerados como formando un solo conjunto con los "acaxees"y los "xiximes', resulta altamente revelador de hasta qué punto los españoles percibían a estos grupos como culturalmenre cercanos entre sí. De hecho, la práctica demostró que las autoridades provinciales estuvieron en lo justo al ver las cosas de ese modo. Durante las grandes rebeliones conocidas como de "xixirnes"y de "acaxees,de 1601 y 1605, respectivamente, las tropas españolas tuvieron que vérselas igualmente con numerosas partidas de tepehuanes de guerra de esa misma región, las cuales describían como actuando de concierto con las partidas de "acaxees"y "xixirnes" Incluso podemos añadir que la violencia que se generó durante esos años en la región de la sierra y barrancas, se convirtió en uno de los gérmenes de la llamada gran rebelión tepehuana de 1616-1618, durante la cual, nuevamente la situación se repite y aparecen los para entonces ya muy diezmados "xixirnes"y "acaxees', participando en la guerra al unísono con los "repehuanes'. 417 Esto nos lleva a rememorar la ya añeja, pero en realidad no resuelta discusión, entablada en la década de 1950, entre entre Paul Kirchoff por un lado y Ralph Beals y Alfred Kroeber, por el otro. El tema era cómo y en qué área cultural colocar a los indios del Norte de México, en especial, los llamados "chichimecas" de los altiplanos centrales. A partir de criterios cercanos a la que después sería la llamada "Ecología Cultural'; Kirchoff pensaba en los 'chichimecas" norreños, como grupos esencialmente dedicados a la caza-recolecta y veía conexiones y continuidades culturales entre estos grupos y los cazadores-recolecrores del llamado "Gran Suroeste', lo cual lo llevó a colocar a esos grupos como pertenecientes a un área cultural propia, llamada por él "Aridoamérica" Kroeber, sin embargo, criticaba, la concepción de Kirchoff según la cual, en una región predominantemente árida, el medio ambiente determinaba de manera demasiado fuerte y directa la vida cultural de sus habitantes. Según Kirchoff, decía Kroeber, dependiendo del grado de aridez, o se podía cultivar, o no se podía cultivar, de donde la división de ese "Suroeste" agrandado que postulaba Kirchoff, entre una "Aridoamérica'; poblada solamente por grupos de cazadores-recolectores y una Oasis-América, poblada solamente por agricultores, culruralrnente distintos de aquellos. Sin embargo,
416 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1600·1601: como protector y pacificador
de 105 indios tepehuanes";
y justicia de la guerra de 105 tepehuanes
"Nombramiento
"Nombramiento
al capitán Juan de Gordejuela
a Alonso Maldonado como teniente de gobemador
y acaxees de Topia y San Andrés rebelados del real servicio".
referencias
y un análisis al respecto ver: Christophe
especial pp. 196-234.
Igualmente
numerosas referencias sobre las relaciones culturales entre tepehuanes. acaxees y xiximes
podrán hallarse en: Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano Instituto de Investigaciones
Antropológicas.
1993. pp, 135-191.
Giudicelli.
Guetre indentés el métissages ...en
417 Para numerosas
en la época ealonial. México. Miguel Angel Porrúa -
argumentaba,
Kroeber, semejantes
construcciones
dicotomías
estáticas, en realidad no podían ser sino
artificiales de los propios antropólogos,
quier área del mundo,
como él mismo lo había mostrado
del mismo tipo realizadas
por Elisaberh
lo
Bacon, para el caso de Asia. Más cercana-
cc
mente al tema del "Gran Suroeste" propuesto del Colorado.
Geográficamenre
unos y otros de la caza-recolecta semejantes
por Kirchoff, Kroeber grupos habitantes
sumamente
ambos eran vecinos inmediatos,
y poseedores,
por eso mismo, de culturas
cuenta en lo absoluto. que los Walapai,
del medio o las prácticas
Las diferencias
eran practicantes
con grupos yumanos
habla paiute, conectados
del Mohave, los segundos,
los Havasupai,
Mesoamérica
tantes de los altiplanos en su momento
choff y la bipartición
subnuclear"
y mexicanista,
Mesoamérica
ese medio. Sin embargo,
de la crítica que Beals y Kroeber Augelli, por ejemplo, proponen
o sub-áreas
tomaría
carta de naturalización
de "Mesoamérica"
y proponen
una traducción),
desde e! Istmo de Panamá,
hasta e! sur de los Estados
mu-
el norte de
Unidos actuales."?
a destacar para definir esta macro-área
cultural
Para
partirían
desde tiempos
culturales
entre las sociedades
la actualidad.
Para estos autores,
ser muy lentas y graduales, de la cultura
poblaciones
de lo que hoy llamaríamos
e! Circuncaribe,
que la habitan,
estas líneas de interconexión,
lo cual no rompería
por ejemplo, la influencia prehispánicas
con la unidad
material y espiritual
del área. Así,
mesoamericana
"Centroamérica"
sobre las
(sin México)
y
son claras (lenguas, sistemas de cultivo, técnicas y formas constructi-
vas, cerámica, lírica, sistemas religiosos, etc.) a ello habría que añadir que se trata de un
418 Alfred lo Kroeber, "Gatherers and Farmers in the Greater Southwest: A Problem in Classification: Anthropologist,
t~
al espíritu
cambio e interconexión pudieron
q\
en
líneas de inter-
hasta
la
llamó
de! hecho de que se trata de un ámbito geográfico cruzado por intensas muy remotos,
de
contra Kirchoff Robert C. West y John P.
ir más allá del concepto
y la región circuncaribe,
as
en lugar
sería e! de Kir-
siempre de acuerdo. Cercanos
que aquella, la cual abarcaría
West y Augelli, los criterios
cc
en especial, en el ámbito
hablar de una Middle America (o "América Media'; por proponer cho más extensa
ci
o
las semejanzas
de lo que Kroeber
Más adelante,
/ Aridoamérica, enderezan
el
en
de la Sierra Ma-
el criterio que prevalecería
no todos estuvieron
di
ver a estos grupos y a sus vecinos habi-
áridos, como extensiones
mexicana
st
dar
mientras
del centro de México y proponían,
/ Aridoamérica,
la "Mesoamérica
de la arqueología
gi
eran gente de
tanto Beals, como Kroeber, destacaban
y las grandes civilizaciones
de la bipartición
no podían permanecido
entre las prácticas agrícolas de los grupos agricultores
dre Occidental
diferen-
hechos de los
e históricas:
y habían
SI
y utes.418
con grupos shoshones
En el curso de esta discusión, y continuidades
eran, de hecho, culturales,
n
materiales
también
de subsistencia
de una lengua yumana
pl
practicantes
fuertes, en cuanto a su lengua y costumbres,
cuales las cuales la influencia
Colombia
citaba sus propios
de la zona sur del Gran
entre sí. Sin embargo, se trataba de grupos que mostraban
cias culturales
contacto
comentando
ár dI
para cual-
clasificaciones
trabajos sobre los Walapai y los Havasupai, Cañón
difíciles de sostener
Comments, American
New Series, Vol. 56, No. 4, Southwest lssue, Agosto 1954, pp. 556-560.
419 Robert C West . [ohn P. Augelli, Middle America. tts Lands and Peoples, Englewood
Cliffs, Prentice Hall, 1976.
an te de
h ha di al ej so SIl
e
área cuyos habitantes desde tiempos
se vieron también
realmente
los Arawacs, o incluso
los llamados
como "mesoamericanos" permanecieron
sucede con las relaciones Norte
dirección Sur-Norte,
novohispano.
A la manera
esenciales:
etc.420 nuclear" y las re-
de Beals y Kroeer, a
la existencia de continuidades
como la existencia
ser muy antiguas,
e indirectas.
o no de vínculos mesoamericanos
con el Norre.f" West y Augelli, proponen
mucho
del sistema de la milpa mesoamericana,
asociadas, otra sería la comunidad morteros,
la casa mesoamericana, que hablan del problema,
con su cocina-fogón culturales
esenciales
y estas propuestas
serían otros tantos
elementos
entre los grupos "norreños" de lo que se pudiera
discutir
en dónde se encontraban
como los que existieron y convivencia
habían desarrollado,
los "lími-
dir. Y sin embargo,
del contacto, los proceso para nosotros,
los de la sierra alta, eran grupos culturalmente
bastante
refinados,
del Norte. Ralph Beals, en su trabajo sobre los acaxees, por
ejemplo, insistía sobre el hecho de que tanto éstos como los "xiximes" practicaban relativamente
sistemas de riego adaptados
420
compleja, la cual incluía el uso de terrazas
al medio extremadamente
lo cual interpretaba
Ibid., pp. 53-81. Ver igualmente:
se
de la sierra y sus vecinos "acaxees" y "xiximes"
que a ojos de los españoles unos y otros se llegaban confun-
al menos, para el contexto so una agricultura
ayudar
entre los "cazcanes" y "zacatecos', evocados
cultural que desde épocas desconocidas
entre los "tepehuanes"
habían sido tan intensos,
encontraban,
y los acerca
entre los "repehuanes" y sus vecinos de la vertien-
te occidental de la Sierra Madre. Es claro que, para el momento de intercambio
típica de
hoy casi olvidadas, nos parece que pueden
mejor los vínculos que existieron
anteriormente,
interior,
dicho sea con independencia
y de fabricación
e incluso, la distribución
de la "Mesoamérica" de Kircholf.
Esta discusión a entender
o cerámica,
menor a nuestro juicio, de establecer
tes" geográficos
observar
con todas sus plantas
de técnicas y formas constructivas
metates,
de continuidades
"mesoamericanos'l+"
de.
la existencia
más básicas entre esas dos regiones. Una sería, por ejemplo, la
en el Norte
de casas, graneros,
para determinar
en Así,
de campos de juego de pelota, o elementos
como rasgo diacrítico
persistencia
10 largo de
y ligas culturales
culto de dioses mesoamericanos, continuidades
que
con las áreas "mesoame-
entre la "Mesoamérica
algunas de las cuales podrían
en lugar de criterios
ser considerados
rasgos culturales
técnicas metalúrgicas,
sus páginas West y Augelli resaltan
podrían
así fuera indirecto,
con las cuales compartieron
sistemas de cultivo y constructivos, giones del antiguo
difícilmente
Muiscas,
estricto del término, se trata de poblaciones
permanente,
ricanas" de "Centroamérica';
lo mismo por tierra que por mar,
De ese modo, si bien los antiguos
"Caribes';
en el sentido
en contacto
Algo semejante
entrelazados
inmemoriales.
inclu-
y pequeños
agreste y caluroso en donde se
como un efecto de los contactos
entre estos grupos y
Mary W. Helms. "Los indios del Caribe y circuncaribe a finales del siglo XV. en: Mary
W. Helms, "Los indios del Caribe y Circuncaribe a finales del siglo XV", en: Leslie Bethell ed, Historio de America Latino vol 1 América Latina colonial:
la América precolombina
421 Sobre los campos de juego de pelota:
y la conquista, Barcelona. Critica Grijalbo. 1990. pp. 31-47.
Eric Taladoire, Les terrains de jeu de baile (Mésoamérique
el Sud-Ouest des
Etats-tlms), México. Misión Arqueológica y Etnológica francesa en México, Serie Estudios Mesoamericanos 11.no. 4. 1981. 422 Robert C West • John P. Augelli, Middle America ...• pp. 219-243.
166
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"Tepehuanes"
y ·CJCtJXeeS·
o '"JCbcimes'"
'Tepehuanes"
y'conchOs"
o"1OlOt>.Jmoros-
_
a las culturas
y sus vecinos
Figura 4-2 Los tepehuanes a principios
ro
de la costa del Pacífico.423 En ese
punto, Beals seguía de cerca las propuestas
del siglo XVII.
y Donald área cultural
Aztatlán,
bre la arqueología culturales
Brand, quienes en su trabajo de 1932 sobre el
en cuanto a los estilos líticos y cerámicos, entre los habitantes
Sierra Madre, especialmente turales y culturales
so-
(1938),424 insistían acerca de las fuertes continuidades
de las planicies costeras y los grupos de las barrancas
los dos primeros
de Carl Sauer
al igual que un poco más tarde Isabel Kelly, en su estudio
de Chiamecla
que existieron
prehispánicos
Madre.
avanzadas
occidentales
de la
los de las regiones de los "xiximes" y "acaxees" Incluso, para
autores, las barrancas
habrían
constituido
auténticos
"corredores" na-
entre los pueblos de la planicie costera y los del interior de la Sierra
425
Si esto fue así, el hecho de la contigüidad que las fuentes nos permiten
vislumbrar
"xixirnes" y "acaxees', es un fenómeno de líneas de transmisión mesoamericanos" cal "norteño':
cultural
no sólo territorial
entre los "tepehuanes" más que notable.
sino también
cultural,
de la sierra y sus vecinos
Esto significaría
la existencia
entre grupos que, por cierto, no fueron "inmigrantes
directos, sino poblaciones
con "no mesoamericanos"
de cepa mesoamericana
provenientes
y de desarrollo
lo-
de la Sierra Madre y del altiplano
423 Ralph Beals. The Acaxee: A Mauntain Tribe ot Durango and Sinaloa, Berkeley. University of California Press. 1933. Ver también:
Carl Sauer, The Distribution af Aborigina/ Tribes • pp. 7-9-
424 Isabel Kelly Truesdell • Excavatians at Chiametla Sina/oa
• ver en especial pp, 1-7_
425 Carl Sauer - Donald Brand. Aztatlán: frantera prehispánica mesoamericana XXI Editores - Fundación
Ignacio Bojórquez
Zacatecas y Durango. Los confines tolteca-chichimecas. 116 Y 154-
en la costa del Pacífico. México. Siglo
Zazueta, Serie los Once Ríos. 1998. p. 35- Ver igualmente: en: Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeca
Marie-Areti
Hers,
• en especial pp.
pl a¡
t~
al
si
el le
el
11
C'
167
septentrional.
Una interacción
cultural
y actuante en tiempos históricos.
que, por cierto, permanecía
plenamente
activa
Desde ese punto de vista, una puesta en paralelo de
los casos "tepehuán" y "zacateco" se impone: se esboza la existencia, en ese caso también, de líneas de transmisión
e interacción
cultural, directas y activas en tiempos históricos,
que ligaban a los "feroces zacatecos" del altiplano
septentrional,
no ya con sus "primos"
y vecinos los 'cazcanes" (si es que existió realmente alguna diferencia substancial entre ambos, lo cual dudamos),
sino en general con los pueblos de cepa mesoamericana
de la
tradición cultural "occidente': Ciertamente, matizado
uno de los grandes
conocimiento
rante las últimas
histórico
décadas,
obstáculos
esa región, se hayan visto circunscritas, ria y fundamental, directamente
y arqueología
desafortunadamente,
dedicadas
a la sola búsqueda
a
de las
Es decir, lo que se ha tratado de precisar, de manera prima-
es cómo y hasta qué punto, grupos de migrantes "mesoamericanos',
llegados
del mundo
ron avanzar y colonizar
azteca o en su defecto del mundo
rarasco.f" logra-
la hostil y agreste geografía del norte. El otro punto
averiguar cómo fue que "resistieron" presión guerrera
deriva del hecho de que du-
una gran parte de la ernohistoria
"fronteras de Mesoamérica"
a un mejor y más
que se han opuesto
de los indios norteños,
de los "bárbaros
apellido, que se opusieron
ha sido
al mismo tiempo, al "amago invasor" y perpetua
nómadas"
del norte: los "chíchimecas"
siempre a su presencia
allí. Sin embargo,
y
de todo tipo
lo que nos mues-
tran tanto el caso "zacareco" como el caso "tepehuán" son procesos que iban mucho más allá de la sola "intrusión" su esfera de influencia, el contrario,
de poblaciones
lo que se perciben
los grupos que aparecen evolucionista
son procesos
teóricamente
del término,
incluso fundiéndose
culruralrnente
terminan
con los "bárbaros':
de pronto
también, algo de su romántica
ferocidad.
y evangelización
427 Ver, por ejemplo:
mesoamericana
de Guanajuato
en el sentido
a lo largo del tiempo desdibujándose
y confundiéndose
426 Sobre la frontera de colonización
de mucho mayor profundidad
como más "avanzados';
cibe cómo muchos "bárbaros"
La colonización
"avanzadas" y de la atracción
a
de grupos situados en etapas "evolutivas" más "primitivas':427 Por
comienzan
en donde puramente como tales, e
De la misma manera,
a despintarse,
perdiendo,
se perquizás
en el caso de los tarascos, por ejemplo: Wigberto Jiménez Moreno.
en el siglo XVI, México, Editorial Cultura, 1944.
Peter Jiménez Betts, "Una red de interacción
del noroeste de Mesoamérica:
Brigitte Boehm de Lameiras - Phil C. Weigand coords., Origen y desarrollo
de la civilización
una interpretación",
en:
en el occidente de México.
Homenaje a Pedro Armillos y Angel Palerm, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1992, pp. 177-204.
168 "CHICHIMECAS"
DE LAS MONTAÑAS
Y "CHICHIMECAS"
Comanjayl
DE LAS LLANURAS
mo,hastaQ Este conjunto de consideraciones
podría parecer demasiado
aventurado
10 sea. Sin embargo, existen ejemplos para el norte novohispano, fuentes documentales, tinuos culturales"
que nos permiten
semejantes
1575, por ejemplo, fray Guíllermo dos 'guachichiles';
entrever la existencia
a los aquí esbozados
conformaban
y puede que de
se extendían
de otros grandes 'con-
parte del "1
derivados
también
En
Oriental, de
los llama-
más, puesto
Sus domi-
los guachich
para "zacatecos" y "tepehuanes"
de Santa María, apuntaba
un grupo geográficamente
MiguelySa
cómo también muy extendido.
de la serranía del Peñol Blanco y de allí hacia el oeste hasta la región de Aguascalientes
Como P' torios parecl
(recordemos
Lerma, com
nios, de acuerdo
con el franciscano,
comenzaban
por el norte desde las inmediaciones
que en todas estas zonas los "guachichiles" colindaban
del altiplano),
para extenderse
desde allí, se extendían
y llegaban incluso hasta
en el caso de
A partir
se sabe hoy:
también hacia el norte y al oriente por toda la parte central
Con todo, ta
desde las márgenes del río Lerma en el estado actual de Gua-
llegaron a ha
de la laguna de Cuirzeo, ya en la provincia de Michoacán.
de toda esa franja, irradiaban del altiplano, atravesando
sus orígenes
hacia el sur, por los hoy llamados
'Altos de Jalisco'; buena parte del actual estado de Guanajuato los bordes orientales
con los "zacatecos"
najuato, hasta el de San Luis Potosí, para alcanzar el macizo de la Sierra Madre Oriental
los "dominioi
y penetrar
propio fray (
finalmente
hasta la vieja provincia
costera del Golfo de México.f"
pudo ser mayor que el que ocupaban ba también
una gran variedad
de Pánuco, situada
que incluso
de Pánuco ce
los "zacatecos" o los "tepehuanes" y que atravesa-
les": "llegan b
de climas y topografías.
mismo algunas de las porciones
así como otras sumamente
silvestres, como el famoso "Tunal das, ocupadas Oriental
Grande"
por grupos caracterizadamenre posible encontrar
y la provincia
septentrional,
propicias
potosino.
agricultores,
que se confederaban
núcleo centrs
prehispánicos
y
más precisan
de frutos
afirmaba que
como las de la Sierra Madre de ese dilatado
ámbito, fue sal-
con los "zacarecos', en palabras la Sierra Madre
Oriental
camino come Nueva Españ por lo que es cual no hace: Existe un
como lo eran
anteriores e ig
de esa región,429 o si por alguna
do con las fui
de Pánuco, los cuales eran sin duda alguna, agricultores,
extraña razón no lo fueron, al menos mantuvieron
como
había regiones húme-
para la recolección
También
de Santa María, hasta los que ocupaban
también la mayor parte de los habitantes
todos los chn
había sido ya
diversos "tipos" de "guachichiles'; desde los desnudos
del norte seco, aquellos
de fray Guíllermo
lo
comprendían
entre San Luis Potosí, Zacatecas
y sobre todo la vieja provincia de Pánuco. Dentro
. seguramente teadores
Sus dominios
más áridas y agrestes del altiplano
las del llamado "Salado" en el centro del altiplano, parte de Coahuila,
ya sobre la planicie
Como puede verse, se trata de un territorio
vínculos de muy cercana vecindad y
sabemos un
p
convivencia cultural con ellos. Algo muy semejante a lo dicho acerca de los "guachichiles';
nuestros días:
podría argumentarse
mo de Sanra ]
igualmente
también
una parcialidad
respecto de sus vecinos del sur, los llamados 'guamares';
de "chichimecas" muy extendida
acuerdo siempre con fray Guillermo
en la geografía del norte. De
de Santa María, estos indios se diseminaban
desde
Antropológicas
Lorenzo Ochoa, Historio prehispánica
Serie antropológica.
1984.
de la nuasteca, México. UNAM. Instituto
allí, los pames
430 Fray Guillermo
428 Fray Guillermo de Santa María O. 5. A.• Guerra de 105 chichimecas ...• p. 99. 429 Ver. por ejemplo.
inmediaciones
de Investigaciones
I
431 lb id. pp. 70 Y 9 432 Relación de Pe(
Comanja y la rivera oriental del Lerma, entre las actuales ciudades de La Piedad y Pénjamo, hasta Querétaro, para difundirse luego hacia el norte hasta los viejos pueblos de San Miguel y San Felipe, en el centro del hoy estado de Guanajuato. Desde allí los "guamares" se extendían más hacia norte todavía por todo el altiplano septentrional, abarcando una parte del "Tunal Grande" y continuaban hacia el este, hasta alcanzar la Sierra Madre Oriental, desde donde, al decir de fray Guillermo de Santa María, no podían extenderse más, pues topaban con los 'guachichiles": "no llegan a la raya de Pánuco porque los atajan los guachichiles.T? Como puede verse, se trata de grandes parcialidades de 'chichimecas'; cuyos territorios parecen haber estado fuertemente imbricados, tanto en la zona de la cuenca del Lerma, como más al norte, en la parte del "Gran Tunal" y que parecen tener ambos sus orígenes en la Sierra Madre Oriental. Pero el gran problema es que al igual que en el caso de los "zacarecos', son dos de esos grupos de los que muy poco o casi nada se sabe hoy: incluso la lengua que hablaban unos y otros parece difícil de determinar. Con todo, tampoco sería razonable desechar, sin más, la percepción que los españoles llegaron a hacerse, en épocas tempranas de la colonia, acerca de lo extendidos que eran los "dominios" de estas dos grandes parcialidades de "chichimecas" Así, por ejemplo, el propio fray Guillermo de Santa María, describía a la Sierra Madre Oriental y la región de Pánuco como aquellas en donde existían las mayores concentraciones de "guachichiles":"llegan hasta los confines de Pánuco, ocupan mucha tierra y ansí es la más gente de todos los chichimecas y que más daños han hecho.?"! Esta percepción acerca de que el núcleo central 'guachichil" se habría hallado no en el gran altiplano septentrional, sino más precisamente en la Sierra Madre Oriental y los confines de la provincia de Pánuco, había sido ya remarcada casi una década antes, por el capitán Pedro de Ahumada quien afirmaba que la mayor parte de los 'guachichiles" provenían de "la mano izquierda del camino como venimos de Zacatecas a la parte del norte ... ", esto es, del noreste de la Nueva España. Cabe añadir que todavía Ahumada no hace mención de los "guamares': por lo que es posible que en su época no se les distinguiera todavía muy claramente, lo cual no hace sino dificultar su identiticación.P! Existe un tercer ejemplo de parcialidad de 'chichimecas" del altiplano, vecina de las anteriores e igualmente extendida y cuyo núcleo principal se hallaba también, de acuerdo con las fuentes del siglo XVI, en la Sierra Madre Oriental. De ésta, por fortuna, sabemos un poco más, gracias a que algunos de sus descendientes sobrevivieron hasta nuestros días: se trata, obviamente, de los "pames" De acuerdo siempre con fray Guillermo de Santa María, estos indios se extendían desde la margen oriental del Lerma, en las inmediaciones de Acámbaro, Yuriria y Ucareo, hacia el oriente hasta Querétaro. Desde allí, los pames se esparcían también hacia la parte sur de la Sierra Madre Oriental, hasta
430 Fray Guillermo de Santa María. Guerra de los chichimecas ...• p. 99 .. 431 tbid, pp. 70 Y 99. 432 Relación de Pedro de Ahumada ...• p. 59.
17°
la región de Ixmiquilpan
(hoy estado de Hidalgo),
desde donde continuaban
cul
propagán-
dose hacia el norte, nos dice el franciscano, hasta los confines de la provincia de Pánuco.
elR
Es interesante
en efecto, con el que
pri
el periodo colonial: desde los bordes del Lerma,
pa
constatar
los pames históricos hasta Querétaro tante porción
cómo todo este territorio
ocuparon
durante
correspondió,
y el norte del hoy estado de Hidalgo, y abarcando de la Sierra Gorda, atravesaban
también
una impor-
los
hacia el norte la Sierra Madre Oriental
más allá de Xichú, hasta la región de Río Verde, en el estado actual de San Luis Potosí, lugares donde todavía viven sus descendiences.f" o parcialidades
de 'chichimecas"
árido septentrional,
podían
Esto nos permite
flecheros, habitantes
abarcar amplísimos
territorios
muy estrecha con gente de la Sierra Madre Oriental, tradiciones Quizás
culturales, histórico,
del altiplano
y estar ligados de manera
que compartía
con ellos lengua y
al punto de no ser muchas veces posible diferenciarlos.
la idea que más habría que matizar
'chichimeca"
ver cómo, grupos
bien caracterizados
habitante
Vl~
es, en el fondo, aquélla que hace del
del altiplano septentrional,
fue
Si~
una suerte de descendiende siempre', por
en
sobre indios norreáos.f"
me
en ocasiones, en cuanto a las imágenes que evoca, no puede negarse
en
te directo de los "paleoindíos": retomar
una expresión
Aunque
sugerente,
los 'cazadores-recolectores"
sumamente
empleada
y "nómadas
en los estudios
que ver al "chichirneca" como un "nómada de siempre'; resulta en una visión hisroriográ-
att
nca que peca de estática, en donde el altiplano septentrional,
ch
áridas de Norteamérica,
el Bolsón de Mapirní,
renses, los de las Californias,
el Llano Estacado
al igual que otras regiones
los desiertos
sonorenses
texano-neomexicano
y alto-sono-
y muchos
más,
aparecen en ocasiones como una suerte de reservorios, tierras sin tiempo, donde habrían quedado
conservadas,
mitivos" pobladores y preguntarse,
de una vez; y para siempre, muestras del continente.
Quizás valdría la pena invertir un poco la propuesta
por ejemplo, si los "chichimecas" históricos,
españoles, más que haber sido descendientes allí por milenios, prácticamente res" relativamente descendientes da, habrían propias
recientes
de los más "antiguos" Y"priaquellos que conocieron
directos de los "paleoindios"
de las regiones áridas del altiplano
hasta el altiplano
a ese medio. Allí, inevitablemente
cultural con viejos ocupantes
y haber vivido
sin cambio alguno, no fueron, en realidad, "colonizado-
de grupos que, desde las regiones montañosas descendido
los
seco y desarrollado también,
entraron
septentrional.
Es decir,
que rodean esa zona áriestrategias en contacto
del altiplano árido, quizás estos sí, auténticos
siempre": tal vez algunos grupos de indios del Bolsón de Mapimí, podrían
de adaptación e interacción "nómadas de entrar en esta
clasiíicación.t'"
Ello podría ayudar a explicar porqué, por ejemplo, diversos 'chichirne-
cas" insistieron
en cultivar plantas en esos medios poco propicios.
más claro porqué los españoles, al interactuar
433 Heidi Chemin Bassler, Los pames septentrionales
Igualmente
quedaría
percibieron
vínculos
con los 'chichimecas';
de San Luis Potosí, México, Instituto Nacional Indigenista. Colección
INIno. 13, Serie de Investigaciones Sociales, 1984. pp. 15-76. 434 Acuñada por Beatriz Braniff Arqueología
e,
"El Norte de México. la Gran Chichimeca", en: AAW, México Antiguo:
antología
de
Mexicana, México, SEP - Editorial Raíces, 1995, pp. 128·133.
435 Ver al respecto los trabajos de leticia González, entre otros: Ensayos sobre la arqueología Mapimí, Saltillo Archivo Municipal de SaltiUo, 1992.
en Coahuila y el Bolsón de
su
171
culturales estrechos entre gentes que habitaban regiones tan extensas y variadas desde el punto de vista ecológico y hablaron de parcialidades de 'chichimecas" cuyas geografías primitivas parecen haberse extendido mucho más allá de los límites de las llanuras secas, para abarcar amplias regiones montañosas. Los ejemplos evocados de los guachichiles, los guamares y los pames, nos muestran cómo las respectivas geografías de los "zacatecos"y los "tepehuanes', tal y como han sido descritas aquí, no fueron quizás un fenómeno inusitado en el norte, sino quizás, incluso, la regla. Un cuarto ejemplo suplementario que se podría citar, por último, es el de los vecinos septentrionales de los "repehuanos', los "rarahumaras', los "conchos" y los "tobosos" En el capítulo siguiente, veremos cómo, tanto desde el punto de vista de sus vínculos culturales como del de su lengua, los llamados "tobosos" eran en realidad 'conchos', habitantes de las márgenes orientales de la vieja provincia de Santa Bárbara. Igualmente veremos cómo éstos, a su vez, guardaban fuertes afinidades con los "rarahurnaras', principales habitantes del extremo norte de la Sierra Madre Occidental. Es un ejemplo más de la existencia de formas de continuidad e interacción cultural entre grupos caracterizadamente agricultores, habitantes de zonas montañosas y otros habitantes ~e zonas secas e inhóspitas que también se empeñaban en cultivar algunas pequeñas plantas allí: procesos a los que difícilmente se les podría atribuir como origen, la presencia de "migrantes" mesoamericanos o de eventuales "pochtecas" circulando por allí con sus muestrarios de mercancías. Quizás también, en el caso de los "zacarecos" y los "tepehuanes" la explicación de 10 dilatado que llegaron a ser sus geografías culturales, habría que buscada más allá de Mesoamérica.
173
Agricultores de paz y cazadores-recolectores de guerra: los tobosos de la cuenca del Río Conchas en la Nueva Vlzcava->
cAPlrULO
v
Si por una parte es verdad que dentro de la literatura se ha generado
una imagen
norte novohispano, antropológica Tomemos
simplificada
llámesele chichimeca
al extremo
histórica
de la arqueología
ha desembocado
corrro ejemplo de ello, los trabajos etnohistóricos
de los llamados
indios nómadas
existen.P? Los trabajos
un esquema
de los cazadores-recolectores Service, Marshall
Mapimí y el Río Conchos,
caza de pequeñas
general de interpretación
del norte, inspirado
en la ecología cultural Julien H. Steward.
alimenticios,
en particular
bien delimitado, a tecnología,
de Elman R. Según Griffen,
los del Bolsón de precaria,
y cuya principal
se caracteriza
estableci-
actividad
era la
por su permanencia
sobre el cual han desarrollado
conocimiento
del medio y patrón
entonces por pequeños
y alianzas entre sí. El uso consuetudinario patrilineales
social
junto con la recolecta ocasional de alimentos
este tipo de sociedades
recursos de caza son explotados de parentesco
que
en el nivel de lo que Sreward llamó las "bandas"
de escasos recursos
te un grupo de bandas
acerca de la dinámica
Esto es, se trataba de grupos con tecnología
salvajes.t'" Según Steward, cíficas en cuanto
se hallaban
especies no migratorias
sobre un territorio
Griffen acerca
de la Nueva Viz-
acerca de las guerras con los indios de la Nueva
los indios de las planicies áridas del norte novohispano,
dos sobre territorios
de William
los más acuciosos y documentados
Sahlins y sobre todo en particular
u "hordas" patrilineales,
y la teoría
de este autor se dividen en dos grandes ejes, uno, el análisis de
un amplio fondo de documentación Vizcaya, y segundo,
del
en mayor claridad.
de guerra de las planicies orientales
caya, que son, a pesar del tiempo transcurrido,
dicha
del llamado "indio nómada"
o no, la irrupción
en este debate, no necesariamente
propiamente
adaptaciones de asentamiento;
grupos que establecen
los
vínculos
de un espacio común por par-
da origen, en este tipo de sociedad,
a una noción
436 Publicado originalmente
en: Marie-Areti
eds .• Nómadas y sedentarios
en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff, Mexico, UNAM IIA - IIH - IIE. 2000, pp. 305-
354. 437
Hers - José Luis Mirafuentes
espe-
William B. Griffen, Cuiture Change and Shi{ting Populations
- María de los Dolores Soto - Miguel Vallebueno
in Central Northern Mexico. Anthropological
of the University of Arizona no. 13. Tucson, The University of Arizona Press, 1969. Igualmente: Franciscan Area ot Nueva Vizcaya. Anthropological
Indian Assimi/ation
Papers on (he
Papers of the University of Arizona no. 33, Tucson, The University of Ari-
zona Press, 1979. Ver también sus trabajos acerca de los apaches en Chihuahua durante el siglo XIX entre los que destacan: Apaches at War and Peace. The janos Presidio (1750-'858),
Albuquerque,
Utmost good faith. Patterns ot upotbe-mexican
in northern Chihuahua border wartare ,821-1848, Albuquerque,
bostitities
University of New Mexico Press 1988. Igualmente:
University of New Mexico Press, 1988. 438 Julien H 5teward,
The Theory ot Cu/ture Change. The Metod%gy
o] Multi/inear
IlIynois Press, 1976, pp. 134-137. 5teward emplea el término /andownership "propiedad territorial".
Evolution,
Urbana, The University of
que aquí hemos traducido
simplemente
como
174
bien discinguible de "propiedad territorial": los recursos de caza y recolecta son entonces protegidos
en común por el grupo extenso de parentesco, y cualquier intrusión
un grupo extraño
a este territorio
ocasiona tensiones y rivalidades
de
que pueden des-
embocar en una guerra.439 Griffen, en efecto, retoma estas ideas y añade que para los nómadas
norteño s, la guerra servía como un mecanismo
cuya función consistía en mantener vía de adquisición
de recursos suplementarios.
de los españoles en sus dominios, desencadenó adelante argumenta
Desde ese punto de vista, la intrusión una respuesta típica: la guerra.440 Más
del caballo y el ganado europeos
bandas de cazadores desarrollaron depredadores,
con los españoles,
en sus territorios,
una cultura guerrera, que las transformó
dedicados al saqueo de los asentamientos
de los españoles e indios sedenrarios'i?"
al medio,
tribal" y además como
este autor que debido a décadas de hostilidades
así como a la introducción esencialmente
más de adaptación
la posesión del "territorio
estas
en grupos
y posesiones
en un proceso muy semejante al que Steward
describe para los grupos shoshoni de California y Utah.442 De acuerdo a este esquema· de interpretación, jo que uno de los principales norte novohispano,
problemas
para el estudio de los grupos indígenas del
es el su identificación.
al Bolsón de Mapimí),
Griffen afirma en su primer traba-
La región, nos dice (en este caso se refiere
se hallaba ocupada por varios "grupos tribales" mayores, cada
uno de los cuales se hallaba subdividido
en grupos menores "llamados bandas'i"? La
dificultad derivaría del hecho de que los españoles con frecuencia empleaban el "nombre" de alguna "banda" en particular,
para designar a un "grupo tribal mayor'; o a un
conjunto o asociación de bandas (cluster ofbands),
de manera que la tarea consistiría
entonces en distinguir
en la documentación,
específicas" y cuándo
a "grupos tribales mayores'lt"
analítico y documental,
remarquemos
si lo esencial de la organización directa y casi transparente términos
cuándo los españoles se referían a"bandas Pero más allá de este problema
cómo todo sucede en el trabajo de Griffen como
social de los grupos nómadas
en la documentación
se reflejara de manera
colonial. Sistemáticamente
españoles de la época tales como "ranchería" o "parcialidad';
por "bandas'; sobreentendiendo que mantenían
políticas y de parentesco
su cohesión e identidad interna, sea cual fuere la situación histórica en
que se encontraran.
Correlativamente,
en la documentación, físicamente
que se trataba de unidades
culo correspondiente,
si el "nombre" de una banda deja de "aparecer"
el autor asume que el grupo de parentesco
exterminado.
Pero como bien lo señala Chantal
como tal, ha sido
Cramaussel
altiplano norteño
que Griffen encontró dispersos en la documentación, una gran variedad de criterios de identificación
439 tbia. pp. 135-136. 440 William Griffen. Culture Change ...• p. 3. 441 tbid .• p. 119.
op. cit.• p. 113.
443 William Griffen. Culture change ...• p. V. introducción. 444 Ibid.
en su artí-
detrás de la larga lista de 167 nombres de grupos indígenas del
posible encontrar
442 [ulien Steward,
elimina
y los reemplaza
en realidad es
y diferenciación,
de
175
entre los cuales, los vínculos de parentesco y territorialidad tal y como los entendían los propios indios, se contaban entre los menos importantes.t" Lo mismo, poco más o menos, puede decirse del análisis que Griffen propone de la "territorialidad" de estos grupos. Siguiendo dentro de la misma lógica, el lugar en donde era avistado un grupo, por principio debía corresponder con su "territorio tribal" pues, recordémoslo, teóricamente a cada banda patrilineal correspondía un ámbito geográfico bien delimitado: se refugiaban para hacer la guerra en sus territorios tradicionales de caza. ASÍ, la geografía de los encuentros y mutuas persecuciones entre indios rebeldes y españoles, terminó convirtiéndose en la carta de la distribución de los llamados grupos nómadas del Conchos y el Bolsón de Mapimí.
445 Para un análisis pormenorizado cómo los españoles clasificaban ....
del problema de los "nombres"
atribuidos
a los indios ver: Chantal Cramaussel, "De
LAS "BANDAS"
DE TOBOSOS
na William soldados
Griffen basa esencialmente
y gobernadores,
nadas siempre
con campañas
giar esta documentación mencionados debieron
informaciones
ser sus territorios
tradicionales. etnohistórica.
por así decido 'connatural"
de indios. La idea de privile-
de que es en ella donde aparecen
en
En otras palabras,
necesariamente
menos cómo trataban
se trata de la búsqueda
Pero incluso si se tomara
yI
el procedimien-
de un solo tipo de infor-
ase pat
déc La
al análisis: se sabe poco más o
Cri
a los españoles a los indios de guerra, pero se
que
un sesgo particular
y cómo llamaban
de
a la guerra como un
a la dinámica de estas sociedades,
to no deja de ser cuando menos riesgoso. El uso privilegiado mación, le imprime
CIO
de
y pacificaciones
de guerra parte del principio
de testigos relacio-
de manera más sistemática los grupos indígenas, en lo que supuestamente
una cierta "autenticidad" elemento,
punitivas
y relatos de capitanes,
su trabajo en reportes
así como en gran número
m~
olvida y se ignora casi todo de lo que sucedía en situaciones
y tiempos
de paz, como si
r=
esos indios fueran sólo de guerra, lo cual es falso la mayoría de las veces. Se deja pues de
que
lado el estudio del tipo de vínculos que indios y españoles establecían
otre
entre sí, e igual-
mente se pierde de vista su evolución en el tiempo. Esto es precisamente con los célebres tobosos, uno de los grupos más aguerrido s, temidos siglo XVII norteño muy aguerridos ¿Quiénes
lo que sucede del
que eran
es o
y perseguidos
y del que sin embargo, se sabe muy poco, salvo justamente
y temibles.
eran los tobososf
de cómo se han construido
El estudio del caso toboso, bien podría servir de ejemplo
en la historiografía,
dios "bárbaros" y de guerra .. Retornemos
muchas
de las imágenes
sobre los in-
entonces los trabajos de William
Griffen para
ello. Este autor califica a los tobosos como una de las grandes "bandas" o "conjuntos de bandas"
atar Ind
(band cluster), que habitaban
que eran cultural y territorialmente los indios conchos.r" Revisemos histórica.
Griffen
aparición
la verdadera
el extremo norte del Bolsón de Mapimí, y añade muy cercanos a los salineros y distintos
a su vez de
de algunos breves contactos
cesa són esp. vam
etno-
indi
en el siglo XVI, su
igua
un poco la manera como llega a esta definición
relata que después
ado
la fecha hacia
el au
1610, cuando se hace mención de ellos como asentados en Arotonilco, cerca del Valle de y añade que comienzan a aparecer en la documentación como desert raiders, aunque sin mencionar ningún caso concreto. Enseguida menciona que en 1612, los tobosos huyen de su reducción y permanecen prófugos hasta 1618, cuando en el
geog
irrupción
de los tobosos en la escena neovizcaína,
San Barrolomé.r"
curso de la gran rebelión tepehuana, compañía
toman definitivamente
de los salinerosrr" añade finalmente
tados en Arotonilco.t" ámbito preferido
el sendero de la guerra, en
que si bien en 1624 había tobosos asen-
a partir de esas fechas el Bolsón de Mapimí
de guerra.450
se convertiría
Luego los tobosos vuelven a desaparecer
en su
por dos largas
patre 451 lb 452 lb
453 lb 454 Al
El Gall( 455 Ibl 456 An 28.29.
446 Wiltiam Griffen. Culture change ...• p. 77 Y Indian assimilation ...• p. 5.
4571bi
447 Wiltiam Griffen. Culture change ...• p. 9 Y p. 77.
458 As
448 Ibid. Y Indian Assimilation ...• p. 4.
Felipe o
449 Ibid .• p. 9·
lán, Río
450 Ibid .• p. 77.
Nueva
177
décadas de los registros de Grilfen, quien argumenta que tan sólo en 1640 les menciona nuevamente como gente de guerra, al igual que a los salineros.t" hasta que una vez más, en 1643, aparecen reducidos en Atotonilco. Afirma que ninguna de estas pacificaciones fUe durable, y para demostrarlo, Griffen hace enseguida un detallado recuento de los ataques perpetrados por los tobosos y salineros durante los dos años siguientes en regiones tan alejadas de Atotonilco, como Cuencamé, Las Bocas, e incluso Mapimí y Parras.452Nos comenta igualmente Grilfen, que en 1645 una "banda" de robosos es asentada en Atoronilco, bajo el cuidado de su cacique, un indio llamado Cristóbal Zapata, el cual, añade, desaparece al poco tiempo de los registros, para sólo reaparecer una década después como jefe de guerra, sólo que no en Atotonilco, sino en la región de La Laguna.453 Este evento particular, la súbita desaparición y reencuentro del cacique Cristóbal Zapata, al parecer resulta muy reveladora para el autor, pues de ella deduce que el cacique escapó de Atotonilco acompañado de varios miembros de su grupo de parentesco, es decir, su banda patrilineal, y que eligió como refugio una zona cercana al que debió ser su territorio de origen, es decir el Bolsón de Mapimí, donde se aliaron con otros indios comarcanos para atacar a los españoles. Este evento, unido a los continuos ataques que registra de parte de los tobosos unidos a los salineros en la zona que va de Indé a Parras,4s41epermite deducir que el ámbito territorial de origen de los tobosos, no es otro sino la región norte del Bolsón de Mapimí y que se trataba, por lo tanto de un grupo culturalmente ligado a los "salineros" y cocoyomes de esa misma región.455 Así, mientras por un lado los españoles hacían esfuerzos por asentarlos, ellos adoptaban un patrón de guerra esencialmente depredador e itinerante, atacando sin cesar los asentamiento s españoles y desplazándose enseguida a sus refUgios en el Bolsón de Mapimí. Ello se demuestra una vez más en 1645, según nos dice, cuando los españoles llegan a perseguirlos en la llamada Sierra del Diablo, al tiempo que nuevamente se hablaba de ellos con frecuencia, como compañeros de correrías de los indios salineros y ejecutando ataques en regiones todo el contorno del Bolsón.t" al igual que en la Tarahumara, o en lugares tan distantes entre sí como julimes.t'" Finaliza el autor detallando, cómo los ataques se repiten bajo este mismo patrón de dispersión geográfica durante el resto de la centuria.t'" Es interesante revisar cómo para Griffen, el patrón de dispersión geográfica que presentan los ataques de los tobosos, opera como un 451 'bid., p. 10. 452 lbtd., pp. 12, 14 Y 79· 453 tbid., pp. 79 Y 82.
454 Atacan de acuerdo a estos registros en Río del Norte, Indé, Río Angosto, Parras Guapagua, Las Cruces, Los Palmitos, El Gallo, Las Bocas, Los Charcos, Canatlán, y otros puntos
más ../bid,
pp. 19, 21, 24, 30, 77 Y 112.
455 'bid., pp. 76-79. 456 Anota ataques en Cuencamé, Mapimí, La Laguna, lndé, Parral, El Gallo, Parras y Las Bocas, lbtd., pp. 12, 14, 22, 24, 28, 29, Y 79· 457 tbia., pp. 22 Y 25·
458 Así por ejemplo, en 1655, se reportan ataques de tobosos en Las Cruces y Los Palmitos, (p. 29), Parral (p. 136), San Felipe de Tarahumaras, San Juan del Rio y Canatlan (pp. 29 Y 30) En 1656 en Cerro Gordo, Cuencamé, Los Palmitos, Ocotlán, Río Nazas, San Juan del Río, San Pablo de Tepehuanes y se les persigue nuevamente Nuevamente el mismo patrón se repite para 1657: pp. 17, 30, 136.
en la Sierra del Diablo (p. 30)
revelador de la dinámica
social de los grupos indígenas del norte. Todo sucede como si,
con el paso del tiempo, las guerras lejos de disminuir parrilineales
tobosas, lo acrecentaran,
con los registros
el vigor demográfico
del las bandas
así como su ámbito de acción. De acuerdo siempre
de nuestro autor, durante las décadas de 1660 y 1670, por ejemplo, se
ve a los tobosos cada vez con mayor frecuencia en zonas situadas al norte cuenca del Río Conchos.P? y pronto Coahuila,
alcanzan también territorios
tan al oriente, como la provincia de
e incluso ya durante el siglo XVIII, en el Nuevo León, que sería, a la postre, el
último lugar donde se sabría de ellos antes de desaparecer.r'" Sin embargo, para ese punto el análisis del autor se ha vuelto ya dificil de seguir; a su abigarrado método de presentación
de persecuciones y batallas, añade un sistema de identi-
ficación de "tribus'; 'grupos de bandas" y "bandas particulares'; donde datos documentales
y
deducciones ligadas a ellos, se encadenan en una secuencia demasiado compleja. Pero lo que es más importante,
no siempre son claros los criterios a los cuales recurre para seleccionar
o eliminar datos. Un ejemplo de lo anterior, lo tenemos en su análisis de los vínculos culturales que pudieron un intérprete
existir entre tobosos y cocoyomes. Al respecto nos dice que en 1748,
español intentaba interrogar en lengua cocoyome a un testigo sisimble y este
no logró comprenderlo;
de ello concluye, aunque con reservas ciertamente,
que la lengua
tobosa y la lengua chisa, y por lo tanto la concha, eran distintas entre sí, pues ya antes había dejado establecido que, siempre de acuerdo a este tipo de encadenamiento los sisimbles eran una "banda" perteneciente
de deducciones,
a la "tribu" de los chisos, los cuales a su vez eran
'conchos" mientras que los cocoyomes eran una'lbanda" de origen roboso.v'' Admitiendo
lo
vagas que resultan cualesquier conjeturas sobre las lenguas de este tipo de sociedades, simplemente consignemos que permitirían
que el propio autor presenta muchos otros ejemplos y testimonios
emparentar
la lengua tobosa con la de los conchos y los chisos, ejemplos que
sin embargo descarta sin demasiadas explicaciones.t= En realidad, lo que le da esa apariencia caótica y desordenada
a estos trabajos, es la ausencia de algún tipo de tratamiento
serial, e
incluso cronológico de la información, así como la ausencia de criterios que permitan colocar rnínimamente
en su contexto los materiales empleados. Toda la información
es tratada de
la misma manera, venga de donde venga, lo mismo el sesudo y elegante reporte dirigido al virrey por algún gobernador
o visitador, que una información de testigos o la carta annua de
un jesuita: todos son "informantes" al mismo título, siempre y cuando exista algún elemento "presencial" en sus afirmaciones. Pero sobre todo, el problema es que nunca llega a profundizar en la situación de ninguna región ni de ninguno los grupos indígenas en particular. Así, los tobosos que tan repentinamente de Santa Bárbara, súbitamente
"aparecen" en la escena hacia 1612 en la provincia
se borran de los registros, aparecen de pronto en una u otra
región, sin más explicación que los avatares de la guerra, y finalmente desaparecen en hacia finales del siglo XVII o principios del XVIII. tan repentinamente
459 Se les ve en Encinillas y Tabalaopa: 'bid.• pp. 11 Y 44 ,y para 1658: p. 86
460 'bid.. pp. 40. 43. 44 Y 72. 461 'bid. p. 135. 462 William Griffen. Culture Change ...• p. 41 Y p. 135.
como llegaron.
179 LOS TOBOSOS
y LAS REDUCCIONES
TEMPRANAS
DEL Rfo CONCHOS
Más que el detalle de las identificaciones grupales o lingüísticas, lo que interesa aquí es acercarnos al tema de si es realmente posible hacer una lectura puramente "etnohistórica" de los datos histórico-documentales, y en especial, los de las guerras con los indios. Numerosas preguntas surgen a la lectura de estos trabajos ¿Porqué, por ejemplo, los robosos "aparecen" y "desaparecen" con tanta facilidad de la escena? ¿Porqué, en lo más álgido de las guerras contra ellos, lejos de disminuir, parecen multiplicarse en número y extender su territorio? ¿Porqué, finalmente, reaparecen mucho más tarde en escena en lugares sumamente lejanos de donde fueron identificados originalmente por los españoles? Simplemente pensemos en los más de 600 km. que separan la cuenca del Río Florido de Nuevo León. En realidad, un simple análisis más pormenorizado de la información, permite despejar muchas de estas dudas. Por principio de cuentas habría que adelantar que, en realidad, no hubo tales "desapariciones": los tobosos del río Conchos siempre estuvieron allí. Por otro lado, tampoco crecieron espectacularmente en número, al punto de colonizar nuevos territorios. Lo que sí se transformó, en cambio, a lo largo del tiempo, fue su situación dentro del contexto de la sociedad española local, y cambió también con ello el significado mismo término "reboso": no eran lo mismo, en absoluto, los "robosos" de principios del siglo XVII, que los de finales de ese siglo y principios del siguiente, cuando la palabra "reboso" había ya adquirido una connotación muy distinta, para pasar designar a grupos geográfica y culruralmente distintos y distantes de los "tobosos" originales del río Conchos. Pero comencemos por el principio. La historia de los contactos entre los españoles y los que después ellos mismos llamaron los "robosos', no se inicia en 1611-1612, e incluso podría decirse que ni siquiera en 1582, sino mucho antes, a principios de la sexta década del siglo XVI, cuando a partir de 1563, los colonizadores españoles por primera vez se asientan en el llamado "Valle de los conchos" estableciendo allí tres pequeños enclaves, la efímera villa nombrada "La Victoria'; y poco después, en 1567, los reales de San Juan y Santa Bárbara.463 Muy a pesar de que en algunas fuentes posteriores los conchos adquirirían fama de "pacíficos" y maleables, en realidad no hubo necesidad de esperar la irrupción de las bandas de "nómadas" indómitos provenientes de recónditos rincones del desierto, para que la violencia guerrera pasara a formar parte permanente de esas relaciones: eran los propios vínculos que ligaban a indios y españoles los que la gestaban por sí mismos y de manera casi automática, inmediata. Pequeña y todavía frágil demográficameme, para la sociedad española norteña, los traslados de indios del centro del virreinato habían sido, desde los primeros tiempos, un auténtico sostén para el poblamiemo en las más importantes fundaciones del norte. Tal había sido el caso en lugares como Durango, Nombre de Dios, Chiametla 464 y en el propio Valle de los Conchos. Sin embargo, eso no bastaba; otra práctica legal, corriente
463 Chantal
Cramaussel.
464 Ver en este mismo
La provincia ...• pp. 18-20. volumen
el capítulo
segundo:
Chiametla ...
180
y perfectamente
sistematizada,
y encomiendas,
consistía en reducir en repartimientos
los indios de la zonas aledañas a las nuevas fundaciones.
Esto fue también
a
lo que suce-
dió en este caso con los conchos de la provincia de Santa Bárbara, pero poco tiempo resistieron bajo semejante
yugo. Para 1575,la
villa de La Victora había sido ya destruida Santa Bárbara e Indé, debido a que los
y en el mismo trance se hallaban
y abandonada,
indios, según rezaba un documento de la época, se rebelaron, huyeron a la sierra y mataron a españoles indios y ganado ••. 465 Pero aún amenazados e incluso hostigados por los indios de guerra, poco a poco, durante tos se fueron
consolidando;
minas. Durante
el resto del siglo, estos primitivos
aparecieron
asentarnien-
de granos y ganado, e incluso
explotaciones
la década de 1580, por ejemplo, se verificó incluso un efímero auge
minero en Santa Bárbara.
Pero la otra cara de la moneda
era que con todo ello, zonas
cada vez más amplias, en este caso, toda la cuenca del bajo Río Conchos el Florido, ataques
es decir, la zona donde más tarde se hablaría
e incursiones
cazadores
de los "tobosos', se convertían
de esclavos que se internaban españoles.466
los establecimientos que igualmente
violentas.
ilegal en tiempos
s y encomiendas
que para su funcionamiento, que los españoles
de traslado
siempre
de la provincia,
del cual pudieran
de depender
aun-
beneficiarse
dependió
sus haciendas
directamente
los vecinos
de terceros.t". Una de las características y repartimiento
y estancias
y re ubicación
anualmente
y por tandas
era común
cerca de las rancherías
sin embargo,
de los
ante la necesidad
como de encomienda,
de sus reducciones
y rancherías,
de
por los propios españoles,
origen. Si bien este sistema de traslado
anual funcionó
circunvecinas,
partidas
para asentados
de cautiverio
a todos juntos
el
debía ser sacada
para después
tos, por medio de caciques nombrados usual que se organizaran
UI
de indios
indios de regiones cada vez más lejanas, se estableció un sistema mediante
cual, la gente de servicio, tanto de repartimiento
b 01 di
de la Nueva Vizcaya, fue
del traslado
en encomienda;
11
forzado
se estableció
de regiones muy alejadas. En épocas tempranas
establecieran
indios, a los tomaban incorporar
que fueran extraídos
del sistema de encomienda
veces originarios
de
gente de servicio hasta
por otras formas más estables y formalizadas,
de paz y fomentaba
de mayor mérito, sin necesidad
muchas
en coto privado para partidas
en ellas para trasladar
e
de los
En lugar de la venta de cautivos al mejor postor, la cual era
un sistema de repartimiento más interesantes
con mayor frecuencia
Más tarde, este caótico método
de mano de obra, fue reemplazado
y su afluente
ser devuel-
hasta sus lugares de
en muchos
casos, también
fue
para sacar indios gentiles de regiones
en reducciones,
o bien para depositarlos
tei
de ex
a, po las ese los sos ap
465 "Relación hecha por Juan de Miranda ... 466 Chantal Cramaussel, La provincia ..., . pp. 32'49. De la misma autora igualmente:
Diego Pérez
de Luján ...lgualmente:
Encomiendas ... 467 Como lo hemos visto antes, ambas instituciones
el repartimiento
Vizcaya desde su fundación,
los tributos
bernadores;
aunque en un principio
sin embargo, a partir de 1582 quedó establecido
pagar en especie, serían conmutados de esa restricción
468 vala,
existieron
que los antiguos tributos
en realidad en la Nueva directamente
a la provincia de pagar tributos
por los go-
que los indios pagaban, o debían
por tres semanas de servicios personales por año y por tributario,
se eximió igualmente
Encomiendas ..., p. 73.
y la encomienda,
y servicios eran establecidos
a la corona. Ver también:
aunque a cambio
Chantal Cramaussel,
- El I
469 I Cram 1990,
470 (
471 ~
181
directamente en las haciendas de españoles.468 El secreto del éxito o del fracaso de este sistema, se cifraba entonces en la capacidad de los propios españoles para mantener "de paz" a los indios capturados. Los españoles crearon para ello, a lo largo del siglo XVI, varias reducciones de indios conchos en la región del río Florido; la primera, el llamado pueblo de Santa María,469 y la segunda, con mucho la más durable e importante, apareció hacia 1574 cuando se fundó el convento franciscano de la villa de Santa Bárbara. La nueva reducción no se asentó directamente en ese lugar, vacío por entonces, sino sobre el río de San Bartolomé, que se estaba convirtiendo en la zona más poblada de la región; allí fueron asentados juntos, indios mexicanos e indios conchos. Después de varios abandonos y desplazamientos, el pueblo de indios o reducción, terminó hacia 1590, por establecerse de manera definitiva a orillas del río San Bartolomé, en el punto donde más tarde se levantaría el poblado español del mismo nombre/'?" Cabe insistir a este respecto, en que este tipo de reducciones albergaban no sólo a indios sin encomendero, sujetos a repartimiento, sino también a los de encomienda. De acuerdo a los títulos de encomienda que se otorgaban por entonces en la Nueva Vizcaya, los encomendados eran entregados en depósito a sus encomenderos, quienes adquirían la obligación no sólo de instruidos y catequizados, sino también de defenderlos, a cambio, desde luego, de sus servicios personales y de guerra. Este último aspecto, el de la obligación del encomendero de mantener armas y caballos para la guerra, y hacer uso de sus encomendados y gente de servicio en general, para situaciones de guerra, no era un mero recurso retórico, o un arcaísmo derivado de la Reconquista, sino un hecho real, una necesidad de la que no podían eximirse los españoles. Puede decirse incluso que, vista en perspectiva, la participación de hacendados y encomenderos y el uso constante de auxiliares indios armados provenientes de reducciones y haciendas en la defensa y del territorio, la vigilancia de caminos, e incluso en el castigo y persecución de los indios de guerra, tuvo un peso específico mucho mayor que el de los propios presidios."! No existía pues ningún impedimento formal, antes al contrario, para que los indios pasaran a vivir con su encomendero, o de preferencia, en esa época, en las reducciones, donde podían disponer de lo necesario para vivir cultivando ellos mismos sus parcelas, ya que las haciendas eran todavía pequeñas, con pocas tierras labrantías y muy dispersas. De ese modo también, la tarea de vigilados y controlados se compartía entre los vecinos y los frailes franciscanos. Un excelente ejemplo de lo anterior, esjustamente el de los tobosos, quienes fueron originalmente, uno de los muchos grupos de encomienda asentados a principios del siglo XVII en San Bartolomé. El primer título de encomienda de indios
468 tbid. Ver igualmente
las instrucciones
vala, El servicio personal
de los indias en la Nueva España 1600-1635 tomo V primera parte, México, El Colegio de México
dictadas al respecto por Rodrigo de Vivero el 17 de junio de 1600 en: Silvio Za-
- El Colegio Nacional, , 1990, pp. 584-585. 469 Este pueblo fue fundado
poco antes de 1575 sobre el río de San Bartolomé,
y tuvo una existencia efímera: Chantal
Cramaussel, "El pueblo de Santa María y el pleito sobre el agua de 1572 en San Bartolomé",
1990, pp. 8-12. 470 Chantal Cramaussel, Sistema de riego . 471 Salvador Alvarez, La hacienda-presidio
.
Raíces la, octubre-noviembre
182
tobosos de que tenemos registro fue el extendido 1600.472
juela Ibargüen, el 26 de julio de aporta informaciones los llamados
sumamente
indios tobosos
por principio
de cuentas,
a Tomás del Río por Juan de Gorde-
Por la fecha en que se expide, el documento
interesantes
acerca de las condiciones
fueron incorporados
nos
bajo las cuales
a la vida neovizcaína.
Recalquemos,
que se trata del primer texto colonial hasta ahora rescatado, concreta a indios tobosos, en fecha posterior
donde se hace referencia
al escueto relato
de Espejo. De acuerdo al título de la encomienda, los indios de esta nación tobosa, habitaban en un conjunto de rancherías que se hallaban delante de donde llaman Las Salinas, donde confinaban por un lado con gente de nación concha y por la otra con los de nación tepehuana y añade el documento que los tobosos nunca antes habían sido de Antonio
encomendados,
por lo que no había impedimento
Santa Bárbara, fueran entregados
en encomienda
poco después
se trasladó
Se sabe también
trocó su hacienda
en Durango,
de la
del Río, quien fue primer poblador en Durango,
y él mismo fue primer poblador de la villa minero;
de Todos Santos, real de minas
a Santa Bárbara como el más importante
Era hijo de Tomás Rodríguez
la encomienda.
a mineros. Tomás del Río se contaba,
mineros y hacendados
que por esa época había reemplazado provincia.
No era extraño en la
cerca de una salina, en este caso las llamadas Salinas de
época, que indios que habitaban en efecto, entre los principales
en depositados.
y real de Santa Bárbara, donde había sido
a Todos Santos donde vivía al momento
de recibir
que Tomás del Río además de minero, era estanciero; por otra en la provincia de Santa Bárbara, propiedad
Lorenzo de Vera y la cual se convirtió en una de las más importantes
de
de la zona. Se culti-
vaban allí el trigo y el maíz y se sabe también que abastecía a los reales de Santa Bárbara y Todos Santos en productos obtuviera
esos primeros
había experimentado
la sal: de allí que
años del siglo XVII, la región del Valle de San Bartolomé
un notable crecimiento;
y haciendas fueron apa-
nuevas estancias
a lo largo de las riberas del río y nuevos indios también,
los robosos, iban siendo asentados la importancia
que fue cobrando
pocos años el asentamiento también
ellos muy seguramente
indios de la zona de las salinas en encomienda.
Durante reciendo
diversos.F'enrre
como fue el caso de
allí. Una muestra de ese crecimiento, también la primitiva
se consolidó;
reducción
además de una pequeña
lo tenemos en
de San Bartolomé.
En
capilla, se construyó
una acequia y se abrieron parcelas de riego para los indios, los cuales subsistían
de sus propios productos,
al tiempo que asistían a trabajar en las haciendas
ñoles.V" Como corolario de todo ello, en 1604 la primitiva
reducción
de los espa-
de San Barrolomé
dejó de ser una simple visita del convento de Santa Bárbara, para reemplazado cargo. Se le asignaron
dos frailes permanentes
472 Aunque desafortunadamente
no ha sido posible localizar aún el original
traslado parcial del mismo. reproducido 1990. pp. 590'591. Este traslado
encargados
de administrar
del título.
directamente
sin embargo. con un
en: Silvio Zavala, El servicio personal de los indios ...• tomo V. primera parte. México.
se realizó en 1624. con motivo de una reasignación
mismo año ante el entonces gobernador
contamos
en ese
de esta encomienda
Mateo de Vesga por parte de Juan de Solis, quien había adquirido
solicitada ese una serie de es·
tancias de labor en el Valle de San Bartolomé. con las cuales se incluía el servicio de los indios tobosos de encomienda. 473 Chantal Cramaussel. La Provincia .... p. 62. 474 Chantal Cramaussel, Sistema de riego ...
denos ales
con
s en
En uyó rían parné ese ente
a los indios, e igualmente se abrió una nueva reducción de indios como visita de aquella, nombrada San Buenaventura de Atotonilco.t" Ese mismo año, los encargados del nuevo convento de San Bartolorné informaban al virrey acerca de la apertura de la citada reducción, solicitándole un estipendio especial para su sostenimiento. La respuesta del Marqués de Montesclaros llegó por medio de un mandamiento del 7 de julio de 1604, donde se ordenaba al gobernador de la provincia se les entregaran bueyes y aperos de labranza a los indios de Atotonilco, lo cual nos habla de que se trató de una fundación que albergaba un número considerable de indios. Estos quedaron así bajo la tutela de los franciscanos, y del que era por entonces protector de los indios conchas y de los conventos franciscanos, el capitán Diego de Morales, así como de varios caciques indios los cuales recibieron incluso cargos de justicia. El principal de ellos era Don Cristóbal, quien recibió el título de gobernador de los indios conchos, con él estaba otro de nombre Francisco de Alanzuaco, quien fue nombrado alcalde de los indios conchos de Atotonilco, otro de nombre Esteban recibió e! título de alcalde indio, Bautista, el de alguacil indio, y había igualmente otros tres caciques indios: e! primero Don Andrés, e! segundo, Maopa y el tercero, uno llamado Juan Díaz Cape.476 Aunque en diversos documentos posteriores, se indica que Atotonilco fue fundada con el propósito expreso de servir como reducción de indios tobosos, como puede verse claramente por e! documento anterior, San Buenaventura de Atotonilco se fundó originalmente para albergar a indios conchos, sin que se hiciera ninguna referencia explícita a los tobosos. De cualquier modo, en efecto, hubo tobosos en Atotonilco prácticamente desde su fundación. En 1604, por ejemplo, Atotonilco aparece como pueblo de indios en e! censo de la provincia mandado a hacer por e! gobernador Urdiñola y se consigna también que había ya tres vecinos españoles: Tomás Rodríguez del Río, hijo de Tomás Rodríguez, primer encomendero de los tobosos y dueño de la única estancia de labor en los alrededores de Arotonilco, y otros dos que vivían bajo su amparo: Juan Ruíz de Cabrera y Francisco de Olivia.?" Se sabe que para esas fechas Tomás del Río había muerto flechado por los indios (no se indica cuales), y que su hijo, el citado Tomás Rodríguez de! Río, había comprado la estancia de Atotonilco en 1602,47S.donde se instaló con sus encomendados. Este antecedente sirvió, sin duda, para que más tarde los tobosos fueran concentrados en ese lugar. 475 De acuerdo a fuentes franciscanas,
la fundación
bajo el nombre de Santa María de Atotonilco; de ese nombre en la región: Información
de este nuevo pueblo de indios remontaría
sin embargo. no hemos encontrado
de los conventos,
de Zacatecas. año de 1602: Colección de documentos
doctrinas y conversiones
para la historia
que se han fundado en la provincia
de Son Luis Potosí, publicada
Velázquez. San Luis Potosí. Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí. 1897-1898. discrepancias en el nombre. existe la posibilidad on un
y el ya para entonces desaparecido
por Primo Fe/iciano
t. l. p. '53. Sin embargo. dadas las
de que se trate de una confusión entre San Buenaventura
de Atotonilco.
pueblo de Santa María. o bien de que en un principio se halla pensado en Atotonilco
éxito,
para reemplazar a aquél.
a ese
476 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango 1604-1605.
de es-
477 AGI. Guadalajara 28. Censo de la Provincia de la Nueva Vizcaya por el gobernador
nda.
a los años 1601-1603.
ninguna otra referencia a un poblado
Ver igualmente,
Chantal Cramaussel. Sistema de riego ...•
Francisco de Urdiñola. minuta de
Santa Bárbara. 478 Guillermo
Porras Muñoz, "Datos
Estudios Históricos,
t. 4 no.
i,
'946.
sobre la fundación
de Ciudad Iiménez",
Boletín de la Sociedad
Chihuahuense
de
De acuerdo a lo visto hasta el momento, los primeros contactos directos entre tobosos y españoles se desenvolvieron de manera muy semejante a lo que ocurrió con la mayor parte de los indios de la Nueva Vizcaya y del norte en general. Cabría preguntarse ahora, si realmente es posible averiguar, a través de las fuentes, qué tipo de vida llevaban estos primeros tobosos antes de acercarse al yugo colonial, y si eran distintos en algo de los llamados "indios sedentarios" del septentrión, como los tepehuanes, los tarahumaras y los propios conchos. Lo primero que hay que decir, es que ni en éstas, ni en otras fuentes posteriores, se caracteriza de manera especial a los robosos. Sus primeros encuentros con los españoles, por ejemplo, no dieron pie a más violencia que la que era normal en ese momento, por todas partes en el norte. Entre 1600 y 1604, en realidad toda la cuenca del Conchos, se hallaba convertida en territorio de guerra y numerosos indios fueron desplazados de sus lugares de origen al cabo de largas e intensas campañas de pacificación.V? Estas culminaron con la fundación de otra reducción más, dependiente del convento de San Barrolomé, llamada inicialmente San Francisco de Comayaos y más tarde San Francisco de Conchos. Era la tercera reducción de indios conchos que se fundaba en la provincia, esta vez en una zona todavía muy poco poblada de españoles, pero donde, de acuerdo a los fundadores de la nueva misión, los indios eran numerosos; fray Alonso de la Oliva reportaba en 1604 que había alrededor de 4,000 posibles neófitos allí.480 Es probable que esos cálculos no estuvieran del todo equivocados, en vista de que durante los años subsecuentes las reducciones de los conchos siguieron prosperando; así, en 1610 San Francisco fue ascendida a la categoría de convento independiente, con dos relígiosos.t'" y en 1611 y 1612 nuevamente se repartieron bueyes, ovejas y aperos de labranza para las reducciones de conchos, incluyendo la de Atoronilco, donados por los labradores de San Barrolorné.f'? Este periodo de relativa estabilidad, fue roto por el gran levantamiento de los tepehuanes de 1616-18. Aunque en un principio los conchos se habían mantenido al margen del conflicto, participando únicamente como auxiliares de los españoles, en 1617, los tobosos de Atotonilco desertaron de su misión y se lanzaron a la guerra. En realidad, sería difícil saber si la escapatoria de los tobosos tuvo alguna relación directa con las guerras tepehuanas de esos años, pero lo que es seguro es que los españoles así lo temieron, de allí que reaccionaran como si así fuera. Se organizó entonces una expedición punitiva contra ellos al mando del capitán Pedro de Mosquera la cual se dirigió hacia el oriente del río Conchos, hacia unas salinas denominadas Del Machete, donde se hallaban refugiados los fugitivos, e hizo gran cantidad de cautivos de guerra, los cuales fueron vendidos como esclavos en diferentes puntos de la Nueva Vizcaya. Uno de los pasajes del reporte consecutivo a esta expedición punitiva, encontramos un elemento sumamente interesante acerca de cómo consideraban, o mejor dicho, de cómo
lo te to
pr te la pr sa Fr
483 has 484
105 e 485 14d 486
479 "Probanza
de Miguel de Barraza Residente en las Indias de Nueva España en la Villa de Durango de 105 servicios
Mat
hechos a SM en los reynos de Vizcaya y Galicia.' 1618, en: Charles W. Hackett. Historical Documents .., Vol 2 p. 96.
yeo
480 Wigberto Jimenez Moreno, Estudios de historia colonial, INAH, México, 1958, PP.146-7.
1622
481 AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1610-1611482 AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1612-1613.
487
cisco
185
los españoles
en ese tiempo a los tobosos; se dice: El capitán Mosquera ha
clasificaban
tenido [entradas] contra los indios que llaman salineros y contra otras dos naciones, conchos tobosos y ñonoques, ha hecho dos buenas presas en ellos•.• 483 Como puede verse por la cita anterior, tobosos y conchos eran vistos como formando parte de una misma "nación':484 Los tobosos huidos de Atotonilco
fueron reubicados allí,
junto con otros llamados acoclames, nonojes y xipocales, y algo semejante sucedió con los fugitivos de las reducciones esa época, la situación nera a degradarse.
de San Bartolomé
y San Francisco de Conchos. A partir de
interna de las reducciones
Las escapatorias
del río Concho s tendió de alguna ma-
masivas de haciendas y reducciones
frecuentes que antaño, y no fueron pocos los caciques y principales con su vida, su colaboración
se hicieron más
indios que pagaron
en las sacas de indios para los repartimiento
s y encomiendas.
Bien vale la pena seguir un poco más de cerca algunos aspectos de este proceso. Una buen marco de referencia
1624. La primera prefiera)
lo podemos
estalló en las reducciones
de San Pablo de Tepehuanes
tepehuanes
y rarahumaras,
quienes
encontrar jesuitas
(o pueblos
de misión, como se
y San Ignacio, ambas ocupadas huyeron juntos
de 1621 y
en las rebeliones
y atacaron
por conchos,
diversas
estancias
la provincia de Santa Bárbara.t'" La reacción no se hizo esperar y los estancieros provincia,
comandados
por uno de ellos, el capitán
salieron en busca de los alzados, acompañados Francisco de Conchos que la rebelión
misma, resulta
decidió convocar la provincia
la máxima
ser el proceso de pacificación
que le siguió. Todavía
en 1616 se hallaba fresco
amenaza
a sus mejores
y hacer él mismo
Nueva Vizcaya para confirmar El gobernador
al ocurrido
habían participado
tepehuanes,
en ese tiempo, el gobernador
capitanes un recorrido
y distribuirlos
por las las principales
las reducciones
de la Oliva y en nombre
quienes
rincones
de
reducciones
de la unos años atrás.486
tepehuanas.t" aunque también
de los tobosos de Aroronilco,
el
Mareo de Vesga
por los cuatro
con sus caciques las paces pactadas
visitó de preferencia
ocupó de los conchos, y en particular de fray Alonso
de la Cueva,
de auxiliares de San
general, semejante
y dado que en esta azonada
eran considerados
Montaño
de la
y en poco tiempo dieron cuenta de los alzados. Más interesante
temor de un nuevo alzamiento en la memoria,
Francisco
por un contingente
de
se
quienes por medio
de sus caciques don Jacobo, don Jusepe y don
que habían de bajar a la siega
Cristóbal,
dieron la paz, sin gran problema,
prometiendo
483 "Relación
Breve y sucinta de los sucesos que ha tenido la Guerra de los Tepehuanes desde el15 de noviembre de 1616
hasta el 16 de mayo de 1618". en C. W. Hackett, Historical Documents ...• v. 2 p. 110. el énfasis es nuestro. 484 Acerca del uso del término
"nación"
referido a los indios del septentrión
novohispano:
Chantal Crarnaussel,
De como
los españoles ... 485 La rebelión y el proceso de pacificación
que le siguió se hallan consignados en: Papeles del almirante
Mateo de Vesga
14 die. de 1620 a 19 mayo 1622. pp. 118'136. en: C. W. Hackett. Historical Documents ...• vol. 2. p. 122. 486 En el documento
se asienta que. terminada
la campaña contra los indios de San Pablo y San Ignacio. el gobernador
Mateo de Vesga • ...vino visitando ... los pueblos y rancherías de indios tepehuanes y con ellos confirmó
las paces que tenían asentadas .,", Papeles del almirante
que estaban de paz en la gobernación
Mateo de Vesga 14 die de 1620 a 19 mayo
1622. C. W. Hackett, Historical Documents ...• vol. 2. p. 124. 487 Visitó El Zape. Santa Catalina. Papasquiaro, cisco de Ocotán,
Capinamaíz. MilpiHas. Guarizarné,
San Simón. Mapimí y otros más: ibid.
San Francisco del Mezquital. San Fran-
186
del Valle de San Bartolomé junto con los nonojes, xipocales y achaclames.488 Pero eso no fue todo; aprovechando la movilización general que se había provocado ante el temor a los tepehuanes, el gobernador ordenó asentar de paz, por la fuerza desde luego, a otros dos grupos de recalcitrantes que, aunque ajenos a la rebelión de San Pablo y San Ignacio, se hallaban también de guerra y huidos de sus respectivos pueblos; ellos eran, por un lado una partida de tepehuanes de la villa de Durango y por el otro, los conchos que habitaban río abajo de la misión de San Francisco de Conchos. En el caso de los primeros, se trataba de antiguos rebeldes que simplemente habían permanecido alejados de los españoles desde la rebelión de 1616-1618 y que fueron reducidos fácilmente; en el de los conchos, en cambio, existían razones mucho más específicas. Unos meses atrás, al tiempo que estallaba la rebelión en San Pablo y San Ignacio, la justicia de San Bartolomé había enviado a Don Alonso, un indio que portaba el pomposo título de cacique de la nación concha: ': . .la tierra adentro a llamar a los indios conchos para que fuesen a trabajar las labores y haciendas del dicho Valle como lo acostumbran
cada año y que habiendo llamado y junta-
do algunos indios y queriendo volverse al dicho valle los que así había juntado
se alzaron,
rebelaron y flecharon e hirieron al dicho don Alonso cacique ... 489
Los estancieros del Valle de San Bartolomé volvieron a tomar las armas, y comandados por otro de ellos, el capitán Cristóbal Sánchez, se dirigieron en contra de los conchos alzados, quienes se habían refugiado río abajo. Los rebeldes fueron cercados y reducidos y varios de los cautivos, enviados a Durango donde el gobernador los condenó a ser vendidos como esclavos en pública almoneda. Este castigo ejemplar, sólo aplicado a los indios apóstatas y considerados enemigos jurados de la corona, nos muestra que los conchos no eran vistos como gente especialmente dócil y poco beligerante. Los robosos, mientras tanto, permanecían tranquilos en su reducción de Atotonilco, al parecer ajenos a aquellos acontecimientos. Dos años después, en 1624, la situación dio un vuelco y tocó esta vez a los tobosos el papel protagónico en un episodio muy semejante al anterior. Esta vez fue el cacique don Jacobo el encargado de mandar llamar a un grupo de tobosos de las salinas, para que se asentaran de paz y participaran en las cosechas del Valle de San Bartolomé.t" Aunque el cacique no murió en el trance, los convocados se negaron a b~iar de paz y más tarde, en las informaciones de testigos, confesarían que ellos habían permanecido alzados "desde hacía más de veinte años'; sin tener ni haber dado obediencia a su magestad, retirados en los campos y sin doctrina, cometiendo robos y ataques a las estancias de los españoles y acompañados de algunos indios llamados "salineros', probablemente tepehuanes. En vista de la negativa a reducirse, otra vez los estancieros de San Bartolomé se organizaron para salir en busca de
488 tbta, p. 124.
489 ioid, p. 130. 490 "Papeles
del Almirante
Mateo de Vesga". en C. W. Hackett,
Historical
Documents
...• v. 2. p. 140.
187
los rebeldes, siempre bajo el mando del capitán Cristóbal Sánchez, y una vez más los cercaron y los redujeron, hiriendo a algunos y tomando cautivos a orros.t" También en este caso los derrotados grupo bastante
hicieron las paces con el gobernador, quien por tratarse de un
numeroso,
los hizo poblar en un puesto nombrado
San Felipe de Río
Florido, ubicado a 6 leguas de Aroronilco, y el cual quedaría a cargo de fray Lázaro de Espinoza, superior del convento de San Bartolomé.r'? Como hemos podido ver, todavía en esta época, a pesar de las escapatorias
y escaramuzas,
los tobosos no se distinguen
del resto de sus congéneres, cuando menos en cuanto a algún supuesto carácter especialmente guerrero
o huidizo. Es evidente, por ejemplo, que cuando en el documento
de 1624, los robosos que iban a ser reducidos en San Felipe de Río Florido, afirmaban desde hacía dos décadas alejados de los españoles y "sin doctrina',
haber permanecido
ello se refería a ese grupo en particular cido siempre irreductíbles,
y no a que todos los tobosos hubiesen permane-
por completo refractarios
española y en estado de guerra permanente:
a su incorporación
hemos visto que no fue así. Había, en
cambio, otros grupos en esa época que eran considerados y terribles que los tobosos, en particular
a la sociedad
como mucho más peligrosos
los "civilizados" y "sedentarios" tepehuanes,
o
bien los xíximes y los acaxees, y hasta los casi "mesa americanos" indios de la provincia de Chiametla,
eran más temidos que ellos.?". Notemos
simplemente,
hasta la década
de 1620, sólo dos grandes grupos aparecen con sus nombres de manera sistemática
en
las reducciones del río Conchas: los propios conchas, y los tobosos, o conchos-tobosos, como se les llamaba también en ocasiones. Fuera de estos dos, sólo de manera ocasional aparecen indios de otras "naciones" como asentados allí; recordemos, por ejemplo, a los nonojes, acoclames y xipocales, que aparecen después de las guerras de 1618, de los cuales lo único que se sabe es que los españoles decían que eran "sujetos" de los tobosos. Difícilmente, permitan
sin embargo, pueden
diferenciar
Desconocemos
claramente
encontrarse
en la documentación
elementos
que
entre estos dos grandes grupos: conchas y tobosos.
por desgracia el origen geográfico preciso de las encomiendas
de robo-
sos y de los tobosos reducidos en Arotonilco: sólo se consigna en la documentación
de
manera incidental, que se trataba de gente "de las salinas'; sin más precisión al respecto. Fuera de esta vaga alusión a su proveniencia, del hecho de que portaban
tema que abordaremos
más adelante, y
un apelativo distinto, muy poco distingue a los tobosos de
los conchos de paz en la reducción
de Atotonilco.
La década de 1620 fue una época
de expansión para el sistema misional en la provincia; por todas partes en las regiones circunvecinas,
se creaban nuevos enclaves españoles y reducciones
de indios,494 y en
491 lb id. p. 140. 492 lb id. 493 Para un relato provincia
de la rebelión
de Chiametla.
494 En 1624. por ejemplo. Felipe de Río Florido. misiones
tepehuana
al mismo tiempo
más al sur se abría
de San Miguel de las Bocas
Chantal Cramaussel,
de 1616-1618: Guillermo
ver en este volumen
el capítulo
que en la parte oriental
la de Santa
(en el propio
La provincia .... pp. 51-60.
Porras Muñoz. La frontera
dos: Chiametla.
una provincia
de la provincia,
olvidada
se estaba
Maña de Cerro Gordo, con tepehuanes. río Florido), San Ignacio
de tarahumaras
pp. 141-164. acerca de la . creando
la reducción
y en el occidente y Santa
de San
surgían
las
Cruz de Tepehuanes:
188
Atotonilco igualmente, se abrieron varias estancias y haciendas de granos y ganado en sus inmediaciones, derentadas en particular por antiguos mineros del real de Todos Santos, el cual había prácticamente desaparecido y todo indica que cuando menos algunos tobosos de Arotonilco pasaron a trabajar en ellas como encomendados.l" Ignoramos si durante ese periodo en particular, los tobosos estaban siendo utilizados también para explotar las salinas de las llanuras orientales de la provincia, o si se estaban practicando nuevas capturas o "pacificaciones': de tobosos y demás indios para colocarlos en reducciones y haciendas, o si simplemente todo se debió a los rigores del trabajo en ellas, pero el caso es que en 1627, nuevamente los indios de Atoronilco abandonaron de su reducción y al igual que tres años atrás, se organizó una entrada contra ellos y fueron reducidos. Lo curioso de este episodio, es que esta vez el encargado de llamarlos de paz fue el indio Alonso, quien ostentaba el título de capitán de los indios conchos de la parcialidad de Atotonilco,496lo cual muestra que seguía siendo considerada como reducción de conchos y de robosos.i" La nueva escapatoria y reducción resultó ser un episodio pasajero y durante los años siguientes, los indios de Arotonilco incluso incrementaron su número: en 1630, el po~ blado había alcanzado ya los 200 vecinos indios.t" Incluso en ese periodo se les llegaron a confiar a los robosos, labores de guerra; en 1632, por ejemplo, salieron bajo el mando sus principales, Alfonso y Alvaro (de los cuales no se sabe si eran tobosos o conchos), como auxiliares de guerra en contra de los indios llamados maca mes (o conchos masames, nombre de una encomienda de conchos del Valle de San Barrolorné), de quienes se decía eran vecinos de los propios tobosos.t" La apertura de las minas de Parral y las nuevas presiones que ello trajo aparejado para las sociedades indígenas locales, no parecieron cambiar demasiado esta situación, al menos en el corro lapso. En 1635, por ejemplo, nuevamente los tarahumaras y tepehuanes de San Pablo, San Ignacio, Las Bocas y demás misiones se alzaron y fueron derrotados, pero los tobosos permanecieron tranquilos. Tan tranquilos parecían los tobosos en esa época, que en 1632, el gobernador Gonzalo Górnez de Cervantes, ante la falta de sal que se vivía en el recién fundado y floreciente real del Parral, informaba que había salinas situadas a nueve días de camino de Parral, en términos de los territorios de los indios tobosos que han venido de paz, por lo que hizo llamar a sus principales y caciques, don Jacobo, don Pablo y don Agustín, así como a Chaome, cacique de los nonojes y Mazare, que lo era de los ococlarnes, para pactar un asiento sobre la explotación de esas salinas. Los caciques escucharon el auto del gobernador al respecto, y aceptaron gustosos su contenido, prometiendo:
495 Además de la ya citada encomienda encomendero
de tobosos:
de Tomás del Río, conoce el caso de la de Bartolomé
F
e
t:
d
e,
d d
Delgado. quien pasó a ser
Chantal Cramaussel. Sistema de riego ...•
496 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 497 Ese mismo año fue nombrado
el indio Mateo de Atotonilco.
capitán de la nación concha: Ibid.
498 Guillermo Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento ...• pp. 33'37. 499 AGI. Contaduría 926. Cuentas de la Real Caja de Ourango, 1632'1634.
500
3·
que gustando su señoría ellos acudirían a su tiempo y con su gente a cogerla y amontonarla
y que podrán entrar con toda seguridad carros y recuas a cargar y al tiempo de la cosecha se les lleve bastimento
para que coman y se les pague su trabajo, porque con puntualidad
acudirán cada año a servir a su magestad en esto .•. y los dichos caciques aceptaron el dicho asiento y prometieron
de cumplir lo que tienen ofrecido con lo cual se despidieron de su
señoría del dicho señor gobernador ... 500
Por el momento, el carácter relativamente pacífico y cooperador de los tobosos, no parecía despertar
demasiadas
dudas entre los españoles. Al despedirse, los caciques
entregaron incluso varias cabelleras de indios rebeldes que se hallaban quizás en sus tierras. De toda evidencia, la situación no era del todo pacífica, pero tampoco puede decirse que de urgencia extrema. Habría que esperar todavía varias décadas para que esta situación comenzara a cambiar de rumbo y para que comenzara a aparecer otro tipo de toboso, que no es necesariamente denominaremos,
500
3·
el mismo que hemos descrito hasta ahora, y que
a falta de otro término mejor, el toboso de guerra.
Asiento con los tobosos sobre unas salinas. en: Guillermo Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento ...p. 226. apéndice no.
LOS AGRICULTORES
todavía
DE PAZ
"aztecas Valdría la pena hacer un alto en el camino para ver si a partir de la documentación existente
acerca de estas primeras
tipo de sociedad dríamos
provenían
llamar fuentes
presenciales, y escuetas
lo primero
décadas de contactos,
estos tobosos.
de "primera
Si nos limitáramos
indios e
de qué
de los <J
tan sólo a lo que po-
indios c
mano'; esto es relatos de época, y de preferencia unas pocas, breves
de la región de los tobosos y que son básicamente
que tocan a los conchos. Sin embargo, el punto sino en cómo esos textos han sido construidos. duras a este respecto.f" citemos simplemente
más importante
las mismas
no se encuentra
Sin querer entrar en demasiadas textos de primera
después
nal, al e
no hace
allí,
norte, c
hon-
indios e
de
y mucl»
como ejemplo, la célebre descripción
de 1575, uno de las primeros
al Río Conchos.
identificar
que vemos en ellos es que sólo disponemos
descripciones
Juan de Miranda
es posible
mano que se refieren
En ella se dice:
de que I cualquí, Con
': .. llámanle el río de las conchas y a ésta causa, llaman a los indios que en él hay, de las con-
meras e
chas; hay grandísima
quien
les entiendan
cantidad de indios a los cuales por no haber habido nahuataros
que
d
no se les ha podido hablar y llamar de paz. Hasta ahora pocos días ha que
se tuvo ser de la lengua de los indios del pueblo de San Miguel, y dicen los indios de este
': .. ha
pueblo haber salido y procedido de aquella provincia; entiende se vendrán todos de paz con
tidad
facilidad por las lenguas y hay tanta cantidad de gente que según dice el nahuataro, habrá
come
tantos como en Tlaxcala, e dan por noticia estar no muy lejos de la mar; es gente inhábil y
son F
desabida, porque no tienen sementeras de maíz ni otras semillas y se sustentan viles y bajos mantenimientos
con muy
... "502
Corr
de Mira Ya tan sólo en esta corta cita encontramos
elementos
que serían difíciles de integrar
a un reporte "ernográfico" o "etnohistórico'. Por ejemplo; la afirmación al norte del Nazas eran "numerosos'; muchos documentos
particul
de que los indios
de relac
puede resultar aceptable, en la medida en que otros
la relaci
y los propios acontecimientos,
así lo confirman.
Pero si bien, por la
quienes
misma razón, la frase de que eran tantos como en Tlaxcala, podría tomarse como un sim-
que los
ple recurso de lenguaje, en realidad allí el asunto ya no es tan sencillo. No podemos de lado que, unas líneas antes, el franciscano por medio de un nahuatlato, de la provincia
dice haber tenido noticias, supuestamente
de que estos mismos indios dicen haber venido
de San Miguel, esto es, de San Miguel de Culiacán,
lengua era la misma que se practicaba
en aquél lugar. Si realmente
discusión
vista 'etnográfico" y "filológico':
éste es el asunto; no olvidemos
acerca de la construcción
que hacia la década de 1570
de los textos sobre los indios
en el periodo
Rozat, Indios imaginarios ... Del mismo autor sobre los textos jesuitas norteños: América imperio recuentos,
México, Universidad
Iberoamericana
Departamento
502 Relación hecha por Juan de Miranda ..., vol. 16, p. 569.
colonial:
Guy
del demonio .... Cuentos y
de Historia, Serie Historia y Grafía 3, 1995.
1
mente a que,
qUl
cultivos
curioso desde el punto
le quisiéramos
que su
lo menos que se podría decir es que
resulta un testimonio
501 Para una profunda
añadiendo
distinta:
a Juan de Miranda,
Pero en realidad tampoco
y procedido
otras yel da una
atri-
buir la categoría de "informante" bastante
dejar
que dejé
tenía ra:
503 Relaci
documento
504 Migue
gy..., p. 99·
n
é
n
todavía se hablaba con frecuencia de Culiacán como el posible lugar de origen de los "aztecas';por lo que no es de extrañar que el franciscano identifique la procedencia de los indios de lo que era el norte ignoto de ese tiempo, con Culiacán, obviamente no a partir de los que los indios "le dijeron'; sino de su propio saber. La alusión a que había tantos indios como en Tiaxcaia, bien puede colocarse en el mismo registro: tan sólo ocho años después, Antonio de Espejo saldría en busca de un ignoto y riquísimo reino septentrional, al cual bautizó justamente como "La Nueva Tlaxcala" Juan de Miranda igualmente, no hace sino poner su grano de arena en la cuestión del tamaño del continente hacia el norte, cuando de su propio peculio, o por medio de un "nahuarlaro', hace decir a estos indios que sus tierras se encontraban no muy lejos de la mar: como sabemos, lo estaban, y mucho. Ante todo esto, resulta difícil darle su lugar a la afirmación de Miranda acerca de que los indios de esa región eran gente tan inhábil y desabida, que ignoraba el uso de cualquier semilla, en especial sabiendo que Miranda nunca recorrió esos territorios. Contrastemos entonces el relato de Miranda con otro, proveniente de una de las primeras expediciones que remontaron el río Conchos.Ia de Antonio de Espejo de 1583, quien describió de la siguiente manera a sus habitantes: "... hallamos
que se sutentan
de conejos, liebres y venados, que cazan y hay en mucha can-
tidad y de algunas sementeras
de maíz y calabazas y melones de Castilla y sandías, que son
como melones de invierno que siembran
labran y cultivan; y de pescado y de mas cales que
son pencas de lechuguilla ... "503
ar os
os la ar te do su
n-
ue
Como puede verse, existe una gran diferencia de la opinión entre Espejo y la de Juan de Miranda. En realidad ya otros autores anteriormente han comentado este punto en particular, rernarcando el relativo valor que con frecuencia hay que acordar a este tipo de relaciones. Miguel Othon de Mendizábal, por ejemplo, recordaba que mientras en la relación de Pedro de Bustamante y Hernando Gallegos, soldados de Chamuscado, quienes habían recorrido el mismo territorio tan sólo un año antes que Espejo, se decía que los habitantes del conchos eran chichimecas desnudos, que se mantienen de raíces y otras yerbas del campo ... A un año de diferencia, nos dice Mendizábal, otra expedición da una versión por entero distinta de la misma cuestión y argumentaba que probablemente ambas descripciones fueran correctas en 10 fundamental, salvo por el hecho de que, quizás, unos y otros hubieran pasado en épocas diferentes del año y presenciado distintas actividades estacionales: recolecta de frutos silvestres por un lado, cuidado de cultivos y pesca, por el otro.504 Anotemos al respecto, que la descripción de los conchos que dejó Diego Pérez de Luján, acompañante de Espejo, deja pensar que Mendizábal tenía razón. Según ese experimentado cazador de esclavos, bien acostumbrado a esos
503 Relación de Antonio
de Espejo. en: Joaquin Pacheco. Francisco de Cárdenas y Luis Torres de Mendoza. Colección de
documentos ...• vol. 15. p. 124. 504 Miguel Othon de Mendizabal.
gy...• p. 99·
Influencia
de la sal ...• p. 107. Ver igualmente:
Ralph L. Beals. The comparative
ethnolo-
parajes, los indios de por allí practicaban la pesca y la caza, al tiempo que cultivaban maíz, calabazas y melones, e incluso añade que esto último lo hacían en terrazas alejadas del río, por temor a las inundaciones. Vale la pena destacar también que Pérez de Luján, quien tenía entre sus indios de servicio, esclavos capturados en esa región, comentaba que sólo dos lenguas se hablaban a lo largo de la cuenca del río: la concha, desde la provincia de Santa Bárbara hasta cerca de la confluencia del Conchos con Bravo, y la que él llamó patarabuey, en la junta de esos dos ríos: un testimonio valioso, viniendo de un buen conocedor del terreno. No hay mucho más que decir respecto a lo arriba señalado. Los textos del siglo XVI norteño son especialmente parcos en cuanto a descripciones de indios; de imágenes, ni hablar: simplemente no existen. Lo arriba citado es prácticamente lo único con que contamos como descripción de los conchos en el XVI. En cuanto a los robosos, la situación no es mejor; disponemos solamente de una anotación de Espejo, quien menciona lo siguiente sobre un punto no muy lejano de la confluencia de los ríos Conchos y Bravo: salimos de esta nación [de los pasaguates J y a la primera jornada hallamos otra gente que se llaman los jobosos ... , es todo. 50S Durante el siglo XVII, fuera del ámbito jesuita, los españoles prácticamente no mostraron interés alguno en describir a los indios; la época de los grandes relatos de expediciones y conquistas habían quedado atrás, y durante este siglo, lo poco que sabemos acerca de cómo vivían los indios en su propio medio, proviene de cortos y escuetos comentarios, simples anotaciones dispersas en un mar de documentación diversa. Esta es, en el fondo, la razón por la cual los etnohistoriadores han preferido o intentado reconstruir los caracteres culturales de los grupos indígenas norteño s a través de elementos indirectos, complementados con lo que podría parecer un adecuado marco teórico de referencia. Después de lo expuesto anteriormente, podemos regresar al tema de cuál fue la situación dentro de la sociedad española, de este grupo que ha sido caracterizado como típicamente cazador-recolector, en este caso, los tobosos, y hasta donde tal caracterización es en efecto sustentable. Un punto de partida que nos parece esencial, es que por desgracia desconocemos el origen geográfico de los primeros tobosos que fueron asentados en la encomienda de Tomás del Río, y en Atotonilco poco después. Si realmente, como es lógico suponer, ya que era lo normal a principios del siglo XVII, se trataba de gente que provenía de las cercanías de la propia misión, entonces lo más probable entonces es que conocieran en algún grado la agricultura, lo cual explicaría su relativamente rápida adaptación a la forma de vida que se les impuso allí. En realidad, no existen razones documentales para confinar a los robosos a un ámbito geográfico restringido y sobre todo tan restrictivo como lo es el interior del Bolsón de Mapimí y hacer de ellos, por lo tanto, cazadores-recolectores "puros": no es en este ámbito donde se mueven los tobosos históricos. La misión de Arotonilco se encontraba a unos 15 o 20 km del Valle de San Barrolorné, casi en la confluencia del río de este nombre, y el Florido, del cual es uno de sus principales afluentes. El Florido nace en la Sierra de Santa Bárbara, desde
don uno encc
el de k rniti cuer C011J
cara veg( dífe eno yen
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Flor les r Río los: evoc
más debJ dem riod repr rIaa Por año,
fact! Tarr
506
e
507 L Testar
cread 508 F parte tened
En 17;
Parral,
de los 509 (
505 Relación de Antonio
de Espejo ...• p. 125.
510 S
193
donde toma un breve curso hacia el sur, para después torcer en dirección del noreste por unos 100 km. hasta la confluencia
con el río de San Bartolomé,
encontraba
la misión de Atotonilco:
el Conchos
unos 120 km. más adelante. Atotonilco
de los puntos más orientales mite entre las estribaciones
se encontraba,
del Bolsón de Mapimí, propiamente
dicho, hacia el este, y la
de la Sierra Madre Occidental,
Se trata pues de una zona, por aSÍ, decirlo, de transición geográficos,
caracterización vegetación
entonces, sobre uno
de la cuenca de este río, que de alguna manera marca un lí-
cuenca del conchos y e! sotomontano conjuntos
muy cerca de donde se
luego se dirige hacia el noroeste, hasta reunirse con
hecho que debe ser tomado
de los grupos indígenas
hacia e! poniente.
entre esos dos grandes
en cuenta a la hora de intentar
que la habitaban.
Aunque
la pluviornerría
una
y la
son poco más o menos las mismas hacia una u otra banda del Florido, la
diferencia consiste en que quien se dirigiera hacia el Bolsón a, partir de Atotonilco, encontraría
ninguna
corriente
de agua permanente
y en cambio, a tan sólo una veintena el río de! Parral, o San Gregorio.
en muchos
de kilómetros
En contraste
hacia e! poniente,
ocupación
Florido fue más lenta y tardía. Río abajo de Atotonilco, Río Florido.
eran las haciendas
los asentamiento
s españoles
fueron
evocarse para explicar lo tardío más importante
riamente
del poblamiento
los asentamiento
Chanral
Cramaussel,
riodo, los indios que constituían reproducción
los dos asentamientos
prácticamente
y San Francisco
de
de Conchos,
Las razones
que pueden
con que lograron
sus en-
en los poblados
de la provincia. y haciendas
la mayor parte de la población,
afectaba de manera negativa la demografía
consolidar
Como bien lo ha
de españoles presentaban
con celeridad
de ese petasas de
y esto necesa-
del resto de los grupos sociales.F?
que experimentó
Parral durante
años, se detuvo en el corto plazo, lo cual limitó las posibilidades factor de colonización,
españo-
pero la
s de españoles
crecimiento
el
de esta zona son múltiples,
nulas, e incluso desaparecían
Por otro lado, el fulgurante
con
y la llamada justamente
más tardíos.50s
es, sin lugar a dudas, la lentitud
debles demografías demostrado
mucho
se toparía
de la franja oriental del río
de La Concepción
Río arriba, en cambio, entre Atotonilco
507
cientos de kilómetros,
con el curso de! río San Bartolomé,
cual se pobló desde épocas muy rempranas.P'{a les más importantes,
no
sus primeros
de este poblado como
pese a que era uno de los mayores del norte novohispano.t'"
También podría argumentarse
que la ferocidad e insumisión
de los indios de esa región,
506 Chantal Cramaussel. La provincia ...• pp. 19-26. 507 Los orígenes de ambas pueden fecharse hacia la década de 1620: Archivo Histórico de Parral, Microfilmes UTEP,1664b: Testamentaría del capitán Andrés del Hierro. Es incluso probable
que surgieran allí como consecuencia justamente
de la
creación de la reducción de San Felipe de Río Florido, en 1624: Chantal Cramaussel. la provincia ..., p. 56. 508 Fuera de las haciendas
de San Francisco de Conchos, la única hacienda importante
s
parte del río, es la de San Antonio
e
teneció a 105 dueños de la hacienda de Santa María de Atotonilco;
is
e
de que tenemos noticia en esa
de la Enramada (o de la Ramada), la cual existía a principios
del siglo XVIII, y que per-
antes de esa fecha aparece únicamente como "puesto".
En 1728 pertenecía a Antonio y Gertrudis Rodela, dueños de la hacienda de Santa María de Atotonilco: Parral, Microfilmes
UTEP, Visitas de las haciendas de Valle de San Bartolomé,
de ]oseph de Berroterán, capitán del presidio de Conchos. 509 Chantal Cramaussel, "Haciendas
y mano de obra ..., pp. 23-24.
510 Salvador Alvarez, Mineria y poblamiento ..., pp. 133-134.
Archivo Histórico de
1728. Más tarde la Enramada pasó a manos
194
de los españoles en ella. Pero
proc
propia del bajo río Florido: la
plan
en especial los tobosos, fue la que frenó el establecimiento la falta de pobladores
españoles no fue una característica
tarahumara
se colonizó durante
tampoco
estar poblada
por "agricultores
incipientes':
El hecho, en suma, es que durante
bajo
todo el
cuar
toda la parte oriental
mod
como tierra de indios. No existe ninguna
conv
siglo XVII, e incluso mucho más allá en el tiempo, prácticamente del río Florido y sus alrededores,
ya
el siglo XVII, pese a su mayor fertilidad
permaneció
indicación
válida para afirmar que los "tobosos" y en especial, los que se asentaron
Atoronilco
durante
tara exclusivamente
F
en
o habi-
a los
en las tierras situadas al oriente del curso del Florido, y que evitara,
bose
la primera mitad del siglo XVII, fueran gente que proviniera
por alguna razón misteriosa,
asentarse
sobre sus riberas, o en los territorios
situados
dich
al oeste de las mismas. Es claro que es allí, sobre el río, donde existían mayores posibi-
para
lidades de que la población
boso
temprana
indígena fuera un tanto más densa, y que allí se dirigirían La historia
luga!
de los tobosos nos habla de gente a la que, al igual que a los conchos del curso
mod
preferentemente
los españoles en busca de gente para sus establecimientos.
mayor del río, les eran familiares, tanto las labores agrícolas en pequeña caza-recolección
escala, como la
en las tierras del interior, tanto del Bolsón, como del sotomontano
de
la Sierra Madre, sin que pueda irse mucho más allá en cuanto a precisiones.
De hecho,
los propios españoles
diferencias
no establecieron,
cuando menos en épocas tempranas,
161 rrune
que hagan pensar en que existiera una distancia cultural notable entre conchos y tobososo Ambos sirvieron desde épocas muy tempranas es más importante,
en reducciones
en haciendas
con gobernadores
se percibe es que la lengua tobosa no era exactamente regiones, aunque comprensible
vivieran del producto
de indios de San Bartolomé
Atoronilco,
españolas
igual a la de los conchos de otras ciacie
y lo normal era que los habitantes
aperos de de este tipo
de sus propias tierras, como fue el caso del pueblo
y salvo demostración
tonilco. No se tienen referencias, autoridades
y caciques en común; lo más que
dos décadas de su existencia, se entregaron
para los indios de Atotonilco,
de reducciones
y lo que
para aquellos.
Dos veces durante las primeras labranza
de españoles
en contrario,
también
por ejemplo, de que los franciscanos
algún tipo de estipendio
solicitaran
a las
tamente
igualmente
que en los documentos
que los tobosos eran asentados
Valle de San Bartolomé. bosos no desconocían los tobosos pudieron
los re espa
en el siglo anterior, de
como
de 1621 y 1624, se afirma explíci-
de d
para trabajar en las cosechas del
corn
en Atotonilco
De una u otra forma, todo lo anterior
nos indicaría que los ro-
por completo el trabajo agrícola. Cierto, puede argumentarse aprender
al co
inm
modo que, de grado o de fuerza, los tobosos tuvieron que cultivar sus tierras."!'. Por otro lado, recordemos
CIOS
catal
de la reducción de
para el sostenimiento
tal y como sucedió, por ejemplo, con los guachichiles
de los de Ato-
pudi
a servirse de implementos
estab
que
agrícolas a través de un cierto 512 WI 513 Co
511 Según las cuentas de la Caja Real de Durango, el convento de San Bartolomé un estipendio
recibía durante el periodo en cuestión,
anual de la Real Hacienda de 500 pesos de oro común, para el sostenimiento
de dos frailes; tal y como se
efecto el cons
dos veces se entregaron aperos de labranza para las reducciones del Valle de San Bartoto-
cuales
rné, esto es en 1604 y 1612: AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1604·1612. No se tiene noticia alguna
adapta
de que 105 labradores de San Bartolomé hubieran entregado granos, carne o algún otro producto
das, las
consigna en páginas anteriores,
ninguna de las dos reducciones.
para el sostenimiento de
tración,
195
ero
proceso de "aculturación", Sin embargo, semejante hipótesis, más que ser una explicación
: la
plantearía
un problema;
habría que explicar, por ejemplo, porqué estos habitantes
bajo río Florido ignoraban cuantos
kilómetros,
modo individuos convierten
sí se servían de ellas; igualmente que durante
en agricultores
habría que preguntarse
en menos de una generación.
Por otra parte, también
si no mismo grupo, a grupos afines entre sí. Los to-
la reducción
dichos, e incluso tenían autoridades
de Atotonilco
con los concho s propiamente
indias en común. En todo caso, todo indicaría que
que los congregaban
allí, la característica
que diferenciaría
bosos de los conchos era en primer lugar la región que habitaban lugar, su lengua. El aspecto físico, y sobre todo, características
o la
modo de obtener
su subsistencia,
de
de esa región eran difíciles de combatir,
cias
asentamientos
bo-
mente uno de los primeros
que que
de guerra, y es una descripción
para dedicarse
a la caza, la recolección
tales como el
podía encajar con la de cualquier como criterio de diferen-
sin dejar de ser interesante,
sólo sería válida si se
que estos grupos de alguna manera permanecieron
fijos sobre espa-
de
españoles sistemáticamente
Górnez de Cervantes, intentaban
en 1632 entre
acordado
ejemplifica perfectamente
cómo los
atraer e incluso establecer hacia las salinas o sus
a los indios. Se sabe que tanto las sociedades
como en las de cazadores-recolecto
se
"de las salinas': no añade, en realidad, gran cosa
que se tiene de ellos. El asiento supuestan1ente
las
de depósitos
Este es probable-
bien definidos. El hecho, por ejemplo, de que, en la documentación,
los robosos y el gobernador inmediaciones
sus
con los tobosos.
catalogue a los tobosos como habitantes al conocimiento
y la
pesca.S12
de William Griffen de privilegiar el territorio
pudiera demostrar cios territoriales
de guerra, abandonaban
de su tipo, acerca de los concho s como indios
que perfectamente
otro grupo de la región y en particular La propuesta
pues en tiempos
testimonios
ciación de los grupos étnicos norteños,
tro líci-
y quizás en segundo
culturales
1619, por ejemplo, en el curso de una expedición por el bajo río Conchos, sobre el caMareo de Vesga, anotaba que los concho s
he,
s de
a los to-
no parecen haber tenido gran peso en este caso. En
mino real del Nuevo México, el gobernador
tras
a los conchos y
es un hecho que los españoles consideraban
bosos siempre compartieron
rso
de qué
sólo habían conocido la caza y la recolecta, se
milenios
a los tobosos como pertenecientes,
para los españoles
del
por completo el uso de semillas, mientras sus vecinos, a unos
de agricultores
res, de una u otra manera explotaban
incipientes,
diferentes clases
de sal para proveerse de ella y los tenían en general como territorios incluso los recolectores más recalcitrantes,
de re-
del
corrido, más no de residencia:
se resistirían a
to-
establecerse en un medio de halófitas.513 El hecho, entonces, de que los españoles hablen
que erto 512 WllIiam Griffen, Culture 513 Como es bien sabido.
stión, o se
efecto del rodamiento el consiguiente
de las aguas
estancamiento
cuales se acumulan adaptaciones
change ...• p. 39. en medios
das. las halófitas,
pueden
tración. éstas también
si bien en general
más cargadas
soportar
mueren
desérticos
facilitan su evaporación.
en la superficie.
para tolerar aguas
continentales
y semidesérticos.
de lluvia. las cuales se depositan
las plantas
de minerales
vivir en las salinas
por intoxicación.:
produciéndose
las salinas se forman fundamentalmente
en zonas bajas y cerradas. la sedimentación de medios
desérticos
lean Demangeot.
por
la poca pendiente
de las sales contenidas y semidesérticos.
Que las de otros medios naturales.
propiamente
donde
sólo plantas
y
en ellas. las
han desarrollado muy especializa-
dichas. e incluso más allá de un cierto grado de concen-
Les milieux nature/s aésettiques.¿ pp. 74-75 Y 129-137.
de los tobosos, o de los salineros, en su caso, como de "habitantes de las salinas'; no debe desorientamos: lo más que eso significa es que se trataba de gente que habitaba no demasiado lejos de esos depósitos, pero nada más. Cabe insistir en que el traslado de indios hacia las salinas fue una constante en todo el norte novohispano. Aunque es cierto que la sal fue un estanco de la corona desde el siglo XVI, de acuerdo a reales ordenanzas de 1609 y 1633, la explotación de salinas menores fue oficialmente tolerada por la corona española, siempre y cuando los gobernadores y audiencias no dictaminaran algo en contrario.!'" El trabajo en las salinas era, sin lugar a dudas, uno de los más pesados y desgastantes de los que se asignaban a los indios en el periodo colonial, quizás sólo comparable al trabajo en los morteros de las haciendas de minas y beneficio, o incluso peor. Desde el siglo XVI en todo el septentrión novohispano, el envío de indios en grandes números a las salinas fue constante y una gran fuente de conflictos y guerras.5l5 Era común en la Nueva Vizcaya, la explotación de las salinas por parte de particulares; las de Chiametla, por ejemplo, fueron explotadas de ese modo, cuando menos desde 1575,516 y desde 1590 por cuenta de la corona."? Fuera de las citadas arriba, el resto de las salinas, grandes y pequeñas, que existían en las gobernaciones de la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya, fueron trabajadas todas, por medio de particulares. Sus costos de transporte, aunados a su relativa rareza, hacían de éste un producto relativamente caro, especialmente para los mineros que lo necesitaban en grandes cantidades y de allí el permanente interés por explotar depósitos cercanos y con indios propios. Para la provincia de Santa Bárbara; se sabe que distintos depósitos de cuencas endorreicas fueron localizados y explotados desde el siglo XVI, en la parte norte del altiplano, primero con indios tepehuanes, a los cuales debido a ello se bautizó como "salineros'.?" y más tarde con otros, entre ellos, los tobosos.
514 Mendizabal,
op. cit., p. 116: cita la Ley XIII tit. 33 de la Recopilación de Leyes de Indias, una Orden de Felipe 111en
Madrid a 31 de dic 1609: .;." porque tocan y pertenecen a nuestra regalía, se reconoció, que resultaba daño y se suspendió esta resolución y dejó libre el uso de la sal como antes estaba ..." Otra de Felipe IV en Madrid a 28 de marzo de 1632: ••... porque después pareció que habrá salinas en que sin perjuicio de los indios y dificultades
en su administración
se podía
proseguir y guardar el dicho estanco por la utilidad y aumento lícito que de él resultaría a nuestra Real Hacienda y se puso en las que fueron a propósito puedan ser de utilidad
para ello, mandamos que en estos y todos los que pareciere a los virrey y presidentes,
y que no resultaren graves inconvenientes
que
a los indios se ponga y guarde el dicho estanco y que
en las demás no se haga novedad ..." 515 En la Nueva Galicia, por ejemplo, a raíz de la apertura de las minas de Zacatecas se abrieron las salinas de Peñol Blanco, las cuales pertenecían a la corona y fueron trabajadas en un principio con indios zacatecos y guachichiles;
LOS
En el gobei nuevan
nera in
Santa
}¡
de tiem de una arriba a el capit hallaba eso de I llamar aboríge
po por los con además
que era nes del que ha! envíadc
el camI Galian: que ad nos cor tambiéi
nación chusma De acu, tos a se y los co sal y h~ aceptar en esta
sin embargo,
más tarde, debido a las guerras y al colapso demográfico que sufrieron esos grupos, fue necesario llevar indios de regiones lejanas en números cada vez mayores: en 1574, por ejemplo, tuvieron provenientes
de lugares como Jalpa, juchipila,
Cuentas de la comprensión
que trasladarse
Nochistlán, Teocaltiche y Tlaltenango
hasta 400 indios a Peñol Blanco,
para explotarlas:
AGI, Contaduría 841,
de Zacatecas, 1574.
516 AGI, Guadalajara 35, Testamento de Fco de Ibarra, pago al concesionario 517 Archivo Histórico de Durango, Microfilmes de Galarza como administrador
de las Reales Salinas de Chiametla, 1591.
518 Chantal Cramaussel, De cómo los españoles ...
tra en: "De
Textos de 1
de las salinas de Chiametla, 1575.
INAH, Rollo 15, Cuentas de la Caja Real de Chiametla, nombramiento
519 El doc
a Juan
520
Ibid.,
521
Ibid.,
522 Ibid., 523
Ibid.,
197 LOS T080S0S
saoro es
ra es;
de de cia
de o,
el 0-
on ro
ás
11en ndió odía uso que que
tan-
DE LAS SALINAS
En 1639, siete años después de aquél primer asiento acordado con los tobosos por el gobernador Gómez de Cervantes, un capitán de nombre Diego Galiano, se presentó nuevamente ante esa instancia (Francisco Bravo de la Serna ostentaba el cargo de manera interina), para informarle del descubrimiento de una nueva salina, que él llamó Santa María de los Tobosos.519 El que se reseña a continuación es uno de los raros textos de tiempos de paz, en donde, así sea de manera muy somera, se describe la ubicación de una salina en territorio toboso y resume además muchos de los elementos anotados arriba acerca de sus vínculos con el resto de los conchos y con los españoles. Afirmaba el capitán Galiano que a cosa de tres días de camino, hacia territorio de los tobosos, se hallaba una gran laguna salobre de una legua de longitud, en la cual todos los años, por eso de semana santa, cuajaban grandes cantidades de sal. Como era costumbre, se hizo llamar a indios principales para que cumplieran con la labor de llamar y asentar a los aborígenes comarcanos y organizar el acarreo de la sal. Fue convocado para ello un grupo por demás interesante de caciques conchos-tobosos: don Ambrosio, gobernador de los concho s, don Juan Cirlalí, de nación concha y gobernador de Atoronilco, quien era además intérprete en lenguas mexicana y tobosa, don Francisco Bareta, indio toboso que era además gobernador de los conchos, e intérprete en las dos lenguas; dos capitanes de los tobosos los acompañaban, uno de ellos era Juan Jacobo, hijo de aquél Jacobo que había reunido a los tobosos en 1621 yen 1624, y el otro Esteban. Juan Jacobo fue enviado por delante para convocar a los tobosos y demás naciones de por allí, mientras el campo se trasladaba con toda su impedimenta. Ya estando sobre el sitio el capitán Galiano con los caciques conchos y tobosos, poco a poco fueron llegando (se menciona que a días de intervalo, aunque no se dice cuantos), varios grupos de indios comarcanos con sus capitanes de nombre Don Chamico de quien curiosamente se dice que también era de nación : don Agustín de nación tobosa, Baguame y don Francisco de nación ocome, así como otro ocome, pero que capitaneaba a la nación nonoje y toda su chusma; también se presentaron allí otros muchachos tobosos y de otras siete naciones.520• De acuerdo con el documento, el encuentro fue pacífico llegaron alrededor de quinientos a seiscientos indios, a los cuáles el capitán Galiano agasajó, con ropa y comida,.52l y los conminó a que como leales vasallos de su magcstad han de apldar al beneficio de la sal y han de ayudar a los españoles.522 Como en ocasiones anteriores, los convocados aceptaron de buen grado la propuesta, diciendo que sólo les pesaba que no hubiera sal en esta ocasión para ayudarles ..• 523Como suele suceder en ese tipo de documentos, las
rgo, ones
neo,
519 El documento
que narra el descubrimiento
tra en: "Descubrimiento
de una salina",
Textos de la Nueva Vizcaya. Documentos luan
520 Ibid., p. 12. 521 Ibid., p. 16. 522 Ibid., p. 12. 523 lbid., p. 13.
de esta salina y al que nos refereriremos
introducción
y comentario
para la historia
en los siguientes
de Chantal Cramaussel,
de Chihuahua
y Durango,
parágrafos
en., Documentos
UACj UER, Chihuahua
se encuen-
de Parral de 1639,
oct 1993, pp. 5-25.
indicaciones
sobre direcciones
difícil la identificación
10 acompañaban,
testigos que
y a unas cincuenta unos ochenta, distancia
resultan
bastante
salobre en cuestión.
10 cual hace
ambiguas,
Según el capitán
leguas de Parral. De acuerdo
10 sumo, cien kilómetros
el tamaño
del estanque,
los expedicionarios,
la Laguna
de la Estacada,
rango.524 Sin embargo,
a
10 anterior, esta debería ubicarse a
de Atoronilco,
que es poco más o menos la
pueden
gran(
y Du-
el gol
que parecen indicar
rio ql
de Chihuahua
en el documento
En una sorprendente
por se pued/
leguas poco más
de los caciques, gente política, que viven en pueblos formados
sino la provincia
hasta
y
de es
corno no ha hacer
que habían estado en ella }' y capitán de este reino mucha
525
reino de los caciques, situado en el Río del Norte, no podía ser otro
de la Junta de los Ríos, cuyo esplendor
del alférez. Si realmente
Atoronilco
antiquísimas
de Alvear y Salazar gobernador
de avío pa.ra esta jornada ...
Este misterioso ginación
de personas
se veía magnificado
la laguna se hallaba entonces
mo, en los territorios la idea esbozada
hacia el interior
del Bolsón de Mapimí,
Esto reforzaría
acerca de los vínculos de vecindad geográfica y cultural
que existían entre esos grupos que los españoles catalogaban robosos, como los hemos llamado aquí y los que llamaban
como tobosos o conchospropiamente
conchos. Pero
que ya fuere que la laguna se situara al sureste o al noreste de Atotonilco, que era gente que habitaba ochenta o cien kilómetros, directos de que dispongamos él para caracterizar documento, se hallaban
a una distancia
relativamente
corta del Río Florido: unos
acerca de los robosos, pocos elementos
se desprenden
más de
cuál era el "hábitar" típico de estos indios. Se dice por ejemplo, en el al gobernador,
que si los tobosos
en esa zona, era porque andaban alzados de guerra sobre lo cual Bravo de la
524 Esta es la conclusión
no era así, sino que se hallaban allí con achaque de ir a coger la tuna, que
a la que llega Chantal Cramaussel en la introducción
necesario anotar que la de La Estacada, es una laguna de agua dulce. 16.
el hecho es
no más. Con todo y que este es uno de los documentos
que algunos españoles habían informado
Serna comentaba
525 Ibid.,p.
toboso se
sino al norte del mis-
que caen sobre la banda sureste del río Conchos.
anteriormente
en la ima-
a medio camino entre
y La Junta de los Ríos, esto significaba que esta parte del territorio
hallaba no propiamente
al documento:
t
Ríos,
10 siguiente:
de Cíbola, según relación que a este testigo le dieron en el Río del Norte unos indios y en
cantidad
cuanl mos
andan vestidos y tienen mucha grana y muchas vetas de metal de plata, semillas y ganado
a don Gaspar
Citlal
cercana a
y de oídos sabe este testigo que delante de la dicha salina, como cincuenta
ofreciéndole
llama
que la salina se hallaba
en los actuales límites de los estados
la hay por tradición
conol
hacer pensar
el alférez García Ortiz de Saavedra, afirmaba
esta provincia
recole
hacia el sureste que parecen haber
existen otros elementos
o menos, está la provincia
y ganado.
es su 1
y el derrotero
que la salina se hallaba no al este, sino al noreste de Atoronilco. declaración,
Galiano y
la salina se hallaba a tres días de camino de Atotonilco
que podía recorrer en tres días un convoy con carros, impedimenta
La distancia, seguido
o a
y distancias
del estanque
ibid.
p. 8, sin embargo, es
5261bl 5271bi 5281bi
5291bi
199
ace
es su principal mantenimiento
oy
recolectaban
...
526
Si por un lado se indica que en septiembre
tunas allí, por el otro se informaba
los tobosos
también que eran gente de las cercanías,
'leo
conocedora
ea sla
llamado don Cristóbal,
do.
cuando
ber
mos darnos cuenta, todavía en esta época, era posible para los españoles sacar indios en
aa
grandes números
u·
de la vida española, informaba
e incluso de la agricultura. que era bautizado
Citlali, ofrecían que los tobosos reunidos
Uno de los caciques locales
y por su parte, Juan Jacobo y Juan
allí se establecerían
en San Felipe, siempre y
les diesen tierras para sembrar y ministros que los doctrinasen ...
el gobernador
de zonas relativamente
527
Como pudi-
cercanas a sus propios asentamientos.
Incluso
Bravo de la Serna, pensaba que sería posible hacer de todo aquel territo-
de los Caciques, esto es, hasta la Junta de los
icar
rio que iba de Atotonilco
nte
Ríos, una nueva provincia, no mucho menor que la tarahumara, si bien algo más dificultosa por ser la gente más cabilosa e inquieta, pero con trazas y buenos tratamientos parece que se pueden reducir.528 Esto no quiere decir que aquella zona hubiese permanecido pacífica hasta entonces,
hasta la Provincia
lejos de eso, era un territorio
que había sido recorrido
por cazadores
de esclavos, o de cautivos, como se prefiera, por casi un siglo ya y continuaba como lo recordaba
siéndolo,
el cacique toboso don Agustín, quien relataba cómo él ni toda su gente,
no había salido antes porque los capitanes españoles que habían entrado en esta tierra era a hacer/es mal ya quitar/es sus hijos y mujeres ... 529.
más n de en el osos de la
, que 526 lbid., p. 21. rgo, es
527 ibid., p. 17. 528
tbia. p. 21.
529 tbid. p. 13.
200 EL NACIMIENTO
DEL rOBOSO
DE GUERRA
entre ( que ca
Describir
a los tobosos de la primera mitad de ese siglo como relativamente
o cuando menos, no más belicosos que cualesquier
pacíficos,
otros, puede parecer un tanto forza-
do, una especie de esfuerzo por "reivindicar" el buen nombre de los tobosos, sobre todo a la vista de lo que los propios españoles escribieron siglo XVII.
Sin embargo,
es justamente
época sobre los indios de guerra, donde se encuentra siglo XVII, preocupados particulares
poco más o menos, comenzaron y sesudos informes dirigían
reales dominios,
de luego para estos aspirantes
que gobernadores,
visitadores,
a arbitristas, por llamados
así los informes de
de algún modo, el tema de las
en sus disquisiciones. se ha convertido,
ni dudar de su utilidad, vale la pena decir que el
como "fuentes'; por así decírlo, "primarias'; y aún peor, 'etSus vericuetos cronológicos y
de imágenes cuasi literarias ligadas al carácter polémico y de-
de los indios del norte novohispano,
fueron en mucho teñidas, y
hasta forjadas a partir de ese tipo de literatura, o de documentación,
como se prefiera, Los
robosos, desde luego, formaban parte de ese escenario, y aún más, se convirtieron en uno más recurrentemente
que se abatía sobre los reinos septentrionales. do Diego de Medrano, y detallados
cura de Durango,
utilizados, para explicar la supuesta ruina Tomemos
un ejemplo. En 1660, el licencia-
quien escribió uno de los informes más largos
sobre las guerras con los indios de la Nueva Vizcaya, fechaba la irrupción de
los tobosos en el escenario de las guerras con los españoles, hacia la década de 1620, en tiempos del gobernador ••...moviéronse ninguno
Mateo de Vesga, y narraba el hecho de la manera siguiente:
muy a los fines des este gobierno
[de los gobiernos
belicosa naturaleza, en poco número,
donde to neral, el
subsecuentesJ
[de Mateo de VesgaJ los tobosos, que en
han dejado de dar muestras
que compite en valor con la guachichila;
más ha tenido sujetas y amedrentadas
de su ferocidad y
siempre esta nación ha sido
a todas las circunvecinas,
tobosos, los apacli entre est
norte; si de textos, los reinos no es, ni SIqUIera situación objeto pr advie simas dos re
Noe gundam' hacia reg también vistos, ni los guach cómo la
que son 531 AGI, Gua
530 Respecto de los dos primeros ver más adelante, acerca del tercero: Chantal Cramaussel. Un pro jet de réductions..,
D
vuelo bi
y vivaces, en especial sobre los indios.
tudio del periodo debería incluir. Por lo pronto, resta el hecho de que muchas de las ideas
de uno de sus elementos
ble, que e diez reino
para el historiador
de los textos, son otros tantos elementos, entre muchos más, que un buen es-
que hoy nos hacemos
la
Les asistiera o
debería cuando menos tener en cuenta que tras de ellos subyace un orden
temáticos, el uso recurrente
Los t( hacerle
venero de imágenes, que de alguna manera compensan la más descriptivos
discursivo muchos de cuyos matices nos son desconocidos. mostrativo
Tenemos
de Casaus, Nicolás de Barreda y muchos más.s30 Des-
Sin tratar de resrarles importancia, uso de este tipo de informes
curas y hasta simples
acerca de los males que aquejaban a los
no la razón, el hecho es que esta suerte de literatura ausencia de otros materiales
más arduos y
En efecto, a partir del primer tercio del
guerras con los indios, ocupó un lugar primordial del siglo XX, en un inagotable
en esa
a aparecer con relativa frecuencia, largos,
al rey, o a sus instancias, de Cervantes
escribieron
uno de los problemas
sus causas, y las maneras de solucionados.
Diego de Medrano,
nohistóricas',
acerca de ellos segunda mitad del
allí, en lo que los españoles
complejos para el estudio de los indios norteños.
estéril
Guillermo Po
532 Ibid.
201
entre otras, nonojes y acoclames, que capitanee
s,
con quienes están mezclados y emparentados
y uno solo
basta para revolver diez reinos. La tierra que habita esta nación es fragosa,
estéril y sin aguajes y que no se puede trajinar si no es por la fuerza de las aguas ... "531.
Los tobosos son pues, una nación belicosa por naturaleza, que nunca ha dejado de hacerle la guerra a los españoles ble, que domina
desde que surgieron
basta con uno de ellos para revolver
a sus mismos vecinos y parientes;
diez reinos, y su fuerza consiste ser dignos habitantes donde toda persecución neral, el nómada
se hace imposible:
que conocemos.
vuelo bien podría llenar el expediente
os
tobosos, sino de casi cualquier
de
los apaches y los comanches.
1632 benévolamente
ese es, punto por punto, el toboso y en ge-
de una descripción
indio de guerra norteño,
"etnohistórica"
fiero y terrible, yesos al gobernador
no sólo de los
desde los guachichiles
Pero, por lo mismo, no deja de sorprender
prometían
entregarla a los españoles,
de las tierras más secas y fragosas,
Tan sucinta y directa resulta esta cita, que tomada al
es
entre este tipo de toboso
a la escena, y que resulta tan terri-
hasta
el contraste
casi, diríase, "pacíficos" indios, que en salir todos los años a cosechar
la sal y
todo en bien y para el servicio de su majestad: si no fuera por
or
que en ambos casos se habla de'robosos" se podría pensar que no se trataba en realidad
la
de los mismos indios. De hecho así es.
XVI, los españoles siempre estuvieron en guerra con los indios del norte; sin embargo, en esta época de mediados del XVII se hace ya sentir en este tipo Desde el siglo
de textos, un muy marcado sentimiento los reinos septentrionales,
acerca de la ruina inminente
debido a la acción de los indios de guerra. Desde luego, este
no es, ni mucho menos, un sentimiento eseas s, y os no na
siquiera la costumbre situación. El propio
de tantos
privativo del norte, pero remarquemos
que ni
años de pelear con ellos, aliviaba lo inquietante
Diego de Medrano,
argumentaba
que su testimonio
objeto prevenir que un buen día no se vieran los españoles ahogados
de la
tenía como
por los bárbaros:
advierto sobradas
razones para nuestro daño en todas estas naciones porque son bastan tí-
simas las bárbaras
del norte que cada día se convocan para perfeccionar
dos reinos ...
irracional.
En efecto durante
gunda mitad del siglo las guerras con los indios fueron ampliando hacia regiones antes pacíficas, porque también que el registro de las guerras vistos, ni siquiera los guachichiles
la ruina de aquellos
532
No era, desde luego, una actitud por completo , en
que se cernía sobre
durante
intocadas.
Pero de cualquier
cómo la guerra alcanza de manera
modo, es un hecho
alcanzó niveles de grandilocuencia
los peores y más sangrientos
o los tepehuanes.
la se-
su ámbito geográfico
episodios
nunca antes
de las guerras
más cercana a diferentes
grupos
indígenas,
en este
531 AGI. Guadalajara 68. Informe a Su Magestad por Diego de Medrano. cura de Durango. 1660. Citado igualmente Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 168. 532 Ibid.
con
Es por ello que quizás valga la pena ver más de cerca
en:
202
como refe-
P
declaración de Bravo de la Serna por hacer de la zona de las salinas de
rr
caso, los tobosos y los conchos durante la segunda mitad del siglo. Tomemos rencia la entusiasta
Por buena que fuera la
di
de los tobosos por asistir a "cosechar" la sal, eso no podía durar. Nadie en su
el
los tobosos, una nueva conversión comparable disposición
a la Tarahumara.
sano juicio podría esperar que algún grupo de indios (que estos sean cazadores o agricul-
t
tores no tiene ninguna importancia
c
en este caso) soportara
por mucho tiempo el trabajo
forzado en las salinas. Apenas un año después ya Bravo de la Serna había mudado opinión, para catalogados
como una de las naciones más aguerridas
tentrión.533 En 1641, en efecto, los tobosos de plano desertaron
e indómitas
de Atotonilco,
de
1
del sepy una vez
más 'obligaron" a los estancieros del Valle de San Bartolomé a idos a buscar y reasencarlos en su reducción.P''Tros
años después los mismos acontecimientos
se repitieron.V'
sin
embargo, el hecho no afectaba tan sólo a los tobosos. Por todas partes había escaparorias,
y la tendencia parecía acentuarse: venía al pueblo mucha cantidad de indios serranos conchos de paz gentiles, se decía en San Francisco de Conchos en 1643,536 y un año después, la reducción
estaba vacía. Lo mismo sucedió en San Pedro de Conchos,
desde luego en
y en todas las haciendas de San Bartolomé.t" Se trataba de una rebelión bien
Atotonilco
caracterizada.
En la provincia de Santa Bárbara, los indios huían en todas direcciones, en
especial hacia la sierra y las llanuras desérticas orientales, perpetrando das y sobre el camino real de Parral: con esto quedaban
involucrados
ataques en hacienlos salineros. Mien-
tras tanto, al norte, fueron muertos los misioneros de San Francisco de Conchos. Ante lo grave de la situación Juan de Barraza, por entonces todavía capitán del presidio de Sanca Catalina
de Tepehuanes,
entradas,
en compañía
contingente
se trasladó a Atotonilco,
para de allí emprender
del capitán Francisco Montaño
de 200 auxiliares tepehuanes
por un
y conchos, se enviaron partidas de guerra hacia
la llamada Sierra del Diablo, donde se hallaban reíugiados mé y Atotonilco,
una serie de
de la Cueva. Auxiliados
los fugados de San Bartolo-
y también hacia San Francisco y San Pedro de Conchos, para recorrer
después toda la parte baja del curso principal del río, así como el camino real del Nuevo México, alcanzando
incluso, la Junta de los Ríos.538 Al final, no sólo los conchos fugitivos
fueron pacificados, sino que curiosamente
también, los de regiones circunvecinas
por las
cuales, habían pasado las campañas punitivas, en especial los del bajo Río Concho s, en la zona cercana a laJunta sos y los conchos-julimes
de los Ríos: fue por esta época, por ejemplo, que los conchos-chide esa región, comenzaron
a aparecer en las reducciones
de San
533 William Griffen. Culture Change ...• p. 10.
53/. Archivo Histórico de Parral. Microñlmes UTEP. 476-22. 1641A. Llamamiento de armas en Parral. 535 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes UTEP. 476-24. 1643A. Llamamiento de San Bartolomé
de armas en Parral, soldados de labradores
para perseguir a los tobosos.
536 AGI. Guadalajara 38. Información
de testigos sobre ellevantarniento
de los indios conchas. Carta del gobernador
Luis
de Valdés. mayo de 1643. 537 "Traslado
de los Autos hechos en razón de la paz que se asentó con los Indios Tobosos y Salineros por Don Fco
Montaña de la Cueva, Atotonilco
frontier
ot New
1645." • en: Thomas H Naylor, Charles Polzer S l.: The presidio and militia on the Northern
Spain. A documentary bistory, Iucson.Universlty
538 William Griffen. Indian assimilation ...• p. 80.
of Arizona Press, 1986. pp. 304-335-
e
:203
Pedro y San Francisco de Conchos.F" Incluso, todavía al año siguiente, después formalmente pacificada la conchería, los españoles recorren el área de Casas Grandes, en busca de más indios qué asentar.t'? La importancia de esta guerra podría sin duda medirse por el hecho de que fue la primera rebelión generalizada propiamente dicha, que abarcaba a toda la conchería desde la década de 1620; pero más que esto todavía, vale la pena anotar cómo una lectura o quizás valdría mejor decir, de una reinterpretación los escritos generados por ella, puede llevar a contrasentidos ello, 10 tenemos en el asunto de las "identidades
"etnohisrórica" de
flagrantes. Un ejemplo de
érnicas'' De acuerdo a los autos de pacifi-
cación que los españoles ejecutaron al final de la rebelión, vemos cómo no existía para ellos demasiada dificultad en calificar los alcances de esta guerra: era claro que se había tratado de un alzamiento general de la conchería, con la participación de los tobosos; la entrada en escena de los salineros no dio pie, por ejemplo, a que se les identificara "érnicamente" con los salineros, ni mucho menos.!" Ciertamente pueden encontrarse aquí y allá, en este tipo de documentación,
elementos que pueden a mover a reflexión, como ese curioso pa-
saje donde los caciques tobosos, don Cristóbal Zapata, y don Cristóbal de Casa Zavala afirmaban que, para sobrevivir durante las guerras, los tobosos levantaban siembras en lugares apartados y recogían plantas silvestres. Decían, que después de ser pacificados, los tobosos bajarían de paz en acabando de comer las calabazas que tienen sembradas y el maíz,
el mezqaite, tuna, dátiles y pitahayas para que se entienda que son ya amigos de los españoles ••• ,542
ello nos da interesantes pistas sobre el género de vida de los tobosos, pero nada más.
Pero regresando
al asunto de los vínculos entre 'grupos étnico s': demos un brevísimo
vistazo, a una de las múltiples lecturas que pueden encontrarse
en los escritos de la épo-
ca al respecto. Tomemos de esa misma rebelión, el relato del jesuita Nicolás de Cepeda, misionero de San José del Tízonazo,
cuando un grupo de tobosos asalta la hacienda de a su cargo y el capitán Barraza les aplica allí mismo
Canutillo, donde había tepehuanes
un feroz castigo. En realidad esta hacienda, se hallaba apenas a unos ochenta kilómetros al sur de Atotonilco,
sobre el curso alto del Río Florido, es decir, en la vecindad inme-
diata de los lugares donde vivían lo tobosos, pero en ella vivían tepehuanes,
y cabezas, pertenecientes
a la misión de San José del Tizonazo.
salineros
Es interesante
ver, sin
embargo, cómo para el jesuita esa vecindad no bastaba para explicar el hecho de que los tobosos hubieran osado llegar hasta allí; para él, existía una causa más profunda:
539 Ibid .• pp. 319-320. igualmente:
Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarahumara ...• pp. 207-208 Y 236.
540 Ibid .• p. 321. 541 Los mecanismos a los recurrieron para poner de paz a los indios. fueron los tradicionales emprender un procedimiento
en estos casos: capturarlos.
formal de "paz". nombrarles caciques nuevos. y recolocarlos en sus reducciones y haciendas al
cuidado de sus amos y misioneros.
Enseguida se entablaron procedimientos
de paz formales con todos los indios escapados
de las diferentes reducciones y cabe anotar cómo. si bien el título del expediente reza Autos hechos ell raza n de la paz que se asento con los Indios Tobosos y Snlineros, "grupo". O nación: se les practicaron
diligencias
ello no significa que fueran considerados
como pertenecientes
a un mismo
por separado y fueron reducidos en lugares diferentes: Ibid., p. 319-
542 Ibid., p. 325;
es interesante
los expedicionarios
de Espejo para los conchos en 1583. con el mismo énfasis en el consumo de calabaza: ver supra, p 20.
Recordemos igualmente abandonaban
anotar cómo se trata de los mismos cultivos y plantas de recolección que consignaban
que en 1619, el gobernador
Mateo de Vesga, apuntaba que los conchas cuando partían de guerra,
sus siembras para dedicarse a la caza y a la pesca en el rio.
204
... mataron
a los más de los enemigos y les quitaron casi toda la caballada. Y cuando se
entendió que los que quedaban vivos (aunque muchos de ellos mal heridos quedarían coa vista de tantos ahorcados y m'7erros diez a pelorazos y huidos
rregidos o atemorizados
muchos) creció en ellos el furor diabólico de manera que se fueron a clatolear o concertar con otra nación que se dice los cabezas.:
El de los tlatoleros, los instigadores
a
543
a la rebelión, era ya para entonces un tema muy
viejo en la historia de las guerras entres españoles e indios. Recordemos, mos visto anteriormente,
las argumentaciones
como lo he-
vertidas por el virrey Mendoza durante
el juicio que se le siguió en 1541 después de la guerra del Mixtón, en donde se atribuía la entera responsabilidad
e
del alzamiento a la llegada de una serie de misteriosos brujos
llegados del norte ignoto, quienes habrían soliviantado
q
a los indios de la provincia en-
d
tera de la Nueva Galicia.544 En el siglo XVII, el de los tlatoleros seguía siendo uno de los elementos discursivos que con más profusión se desarrollan
ti e
en las grandes y pequeñas
crónicas de las guerras con los indios. Podría incluso decirse, que para los españoles de! siglo XVII norteño,
el tlatolero es "la" vía por excelencia a través de la cual se difunde
la violencia guerrera entre los bárbaros. Obviamente,
los colonizadores
no eran ciegos;
y
sabían muy bien que las entradas para cautiverio, los rudos trabajos en minas, haciendas y salinas, las crueldades de pasadas guerras, todo eso conducía a una violencia que no necesitaba cartas de presentación.
e
a
Pero esta era sólo una parte de la cuestión. Incluso si algunos estaban dispuestos a aceptar que la causa de la guerra estaba en los excesos de los propios españoles, faltaba era saber cómo y porqué los indios eran capaces de llevar su ira y su venganza hasta extremos
a veces inimaginables,
a dar muerte a los misioneros, la seguridad
y bendiciones
como destruir prefiriendo
capillas, iglesias y misiones, e incluso
el retiro y la vida montaraz
de la misión a la protección
en apostasía, a
del encomendero.
dría explicarse, pero no un encono apóstata. Así, regresando
La ira po-
a Nicolás de Cepeda, e!
jesuita nos cuenta que después de tlatolear a los cabezas, los mismos tobosos alzados que atacaron Canutillo, regresaron a su territorio, y como eran gente que 110 perdonaba a los suyos propios,545 cayeron sobre el pueblo de San Pedro de Conchos (nuevamente los tobosos son considerados
como conchos), donde quemaron
y
la iglesia y mataron al
cacique, para enseguida alzar a todos sus moradores, que ya estaban convocados todos para
54
alzarse y aún habían trazado una traición muy maligna,546 la cual consistía en tratar de
54
culpar a los tarahumaras viéndose
reprimidos,
de la muerte de los padres de las misiones aledañas, para que
participasen
también
del alzamiento.
Independientemente
de
G 54 ño pa tra
543 AGN Historia
19 ff 121-140r. "Relación
de lo sucedido
en este reino de la Nueva Vizcaya". citado en: Luis Gonzalez
del
Rodríguez. Crónicas ...• p. 202. 544 Tomadas por el visitador Mendoza primer
Tello de Sandoval y Publicadas en parte por: Ciriaco Pérez Bustamante,
virrey de la Nueva España (1535'1550).
pp. 74 Y ss 545 Luis González Rodríguez. Crónicas ....• p. 207. 546 Ibid.
en
Santiago de Compostela.
Tipográfica
Don Antonio de
del Eco Franciscano. 1928.
205
tratar de saber si realmente los conchos de San Pedro estaban o no "coludidos" con los tobosos, cosa imposible, 10 importante es que dentro del relato y de la explicación del jesuita, los tobosos juegan el papel de instigadores, esto es de t/ato/eros en la rebelión, Al jesuita no le interesa saber si los tobosos que se aparecen en Canutillo, mantienen algún tipo de vínculo cultural con los cabezas, ni si la comunicación interétnica entre ellos es posible, o no, por causas de lenguaje, o lo que fuere: lo esencial es que los tobosos estuvieron allí para tlatolear, Por todas partes donde pasaban esos tobosos, nos dice Zepeda, cundía el levantamiento; y es que semejante capacidad de persuasión no es natural, después de pasar por San Bartolomé, provocando el alzamiento de todos los conchos de las haciendas, dos de éstos últimos son capturados y al confesar, declaran que no temían morir porque el demonio les había dicho que habían de resucitar al tercer día.547 Dentro de esa lógica, ninguna necesidad había entonces de que existieran algún tipo de vínculo cultural entre tobosos y cabezas, para que· se rebelaran juntos: la incitación del demonio bastaba para explicar el hecho.r" Ni siquiera es claro tampoco, que el conflicto se hubiese "extendido" hacia la zona "salinera": esta se encontraba de guerra desde mucho antes de la rebelión concha y tobosa, y sin necesidad alguna de tia toleras. Lo que más contribuyó a crear un clima de violencia en esa zona precisa, fue la irrupción de un intenso tráfico de carros y muladas, debida a la apertura, hacia mediados de la década de 1630, de una nueva ramal del camino real que llevaba de Zacatecas a Parral, pasando ya no por Durango, como se hacía antiguamente, sino por Nazas, Cuencamé, El Caxco, e Indé o Valle de San Barrolomé.l" La asociación entre salineros y tobosos es una idea frecuentemente expresada también en los textos del siglo XVII, aunque mucho más en términos de vecindad geográfica, que de vínculos étnico s o lingüísticos. En 1654, por ejemplo, el visitador' Cervantes de Casaús, refiriéndose a los salineros y tobosos de guerra, los calificaba como de todas las naciones: las más perjudiciales e insufribles e indomables ..• que más parecen brutos o fieras de la campaña que racionales,550 Pero guardémonos de llegar a conclusiones "etnográficas" demasiado apresuradas; como bien lo señala Chantal Cramaussel en un artículo sobre los nombres y clasificaciones atribuidas a los indios norreños.t" para los españoles era muy claro que
547 tbta, p. 208. 548 Para una amplia exposición
del papel del demonio.
en particular dentro de los textos jesuitas del siglo XVII norteño:
Guy Rozat, "El desierto morada del demonio ...• pp. 24'30. Igualmente: 549 Hasta esa época el Bolsón de Mapimí había permanecido
América Imperio del demonio ...
como una
ñoles. y la apertura de ese ramal dio pie al inicio de hostilidades
zona
muy poco transitada
y visitada por los espa-
entre españoles e indios locales. Durante varios años. a
partir de la apertura de esa ramal. la hacienda del El Caxco fue el único refugio que existió para los viajeros sobre el largo tramo que separaba a Cuencamé con lndé y San Bartolomé. en un punto intermedio
de manera que se proyectó la apertura de un nuevo presidio
entre ambos: Salvador Alvarez. La hacienda-presidio ... Igualmente:
Chantal Crarnaussel, "Historia
del Camino Real de Tierra Adentro y sus ramales de Zacatecas a El Paso". en ese mismo volumen.
e
paraje denominado de tepehuanes.
Cerro Gordo. donde originalmente
Chantal Cramaussel.
El sitio elegido fue el
Baltasar de Ontiveros había poseído una hacienda con encomienda
"El poder de los caudillos
en el norte de la Nueva España: Parral. siglo XVII". en:
(armen Castañeda coord .• Círculos de poder en la Nueva España. México. ClESAS - Miguel Angel Porrúa, 1998, pp. 39'58. 550 Testimonio de los daños que hacen los indios rebeldes ...t6S4. citado en: Guillermo Porras Muñoz, La frontera .... p. 166. 551 Chantal Crarnasussel, De cómo los españoles central" ,: Hers Marie-Areti - Mirafuentes
clasificaban
a los indios. Naciones y encomiendas
en la Nueva Vizcaya
José Luis - Soto María de los Dolores - Valle bueno Miguel eds .• Nómadas y seden-
206
los llamados salineros de la zona al oriente de Indé, eran gente de habla tepehuana y los consideraban como tales, no así a los tobosos. El propio Cervantes de Casaús, añadía en el mismo texto que los salineros eran una nación: compuesta
de diferentes
linajes de que toman el apellido, y unos se llaman meresalineros,
otros cabezas, otros mataranses,
otros negritos, colorados otros y bausarigames
otros, em-
pero todos se reducen a una especie y hablan una misma lengua ..• 552.
A partir de la década de 1650, cunden las noticias acerca de ataques y asaltos en esa zona del Camino Real y el sur de la provincia de Santa Bárbara; se habla de los tobosos robando ganado en Indé, Las Bocas o Durango, esto es, en territorio supuestamente tepehuán y salinero. Pero hay muchos factores a considerar antes de concluir cualquier vínculo prehispánico entre tobosos y salineros, o entre cualesquier otros grupos. Uno de capital importancia, son los traslados de cautivos de guerra o, en general, de indios de servicio de una región a otra, así como las constantes escapatorias de los indios de las haciendas. En 1657, por citar un ejemplo, un indio capturado en Canatlán, cerca de Durango, resultó ser, según sus propias palabras, un toboso de nación acoclame y nonoje, y formar parte de un grupo de fugitivos de una hacienda cercana a San Buenaventura de Atoeonilco.F" Sabemos pertinentemente que este tipo de traslados era no sólo frecuente, sino una condición para el sostenimiento demográfico de los establecimientos españoles y que semejante práctica incluía no sólo a indios de la propia provincia de Santa Bárbara, sino de regiones mucho más alejadas como Sinaloa, Sonora y el Nuevo México, los cuáles aparecen en proporciones sorprendenremente altas en la provincia de Santa Bárbara.F" Este es un tema que sólo estudios pormenorizado s sobre la vida de las reducciones y la composición de las la mano de obra de haciendas y demás establecimientos de españoles, puede realmente dilucidar. Mencionemos simplemente que otro tema sin estudiar es el del tamaño y la movilidad de los grupos de indios de guerra; se sabe, por ejemplo, que en 1655 se comenzó a hablar, de la inquietud que causaba un contingente de tobosos montados en la región que va de Indé a Las Bocas.555 Por el momento no podemos decir si este fue un rasgo que evolucionó entre los indios del norte, a la manera como sucedió, por ejemplo, en Chile.556 Traslados, escapatorias, ataques aquí y allá, recapturas, como tantos otros grupos del norte, los robosos vivieron numerosas guerras,"? pero también periodos de paz. tarios en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff. México. UNAM IIA . IIH . IIE. 2000. pp. 305.354 552 Testimonio
de los daños que hacen los indios rebeldes ...• p. 166.
Durante la! yOl"
importa
al norte del San Bernal nuevas corn Andrés, erc funcionand vento indep Hacienda.f
llamarles d4 con la de la: tiene tambu Audiencia ( anteriores: porque si jísimos re esos reses a los más sobre se~
estosexce y políticas
Así es, 11 también sin ello no imp pecto relata por el gober su enconuer los traicion: triunfo todoJ quiso el gobei episodios O( local sobre ( tepehuanes, también con
553 Wílliam Griffen. Culture Change ...• p. 86. 554 Chantal Crarnaussel, Haciendas ...• pp. 25-27. 555 Archivo Histórico de Parral. Microñlmes UTEP.476-30. 1655A, Autos de guerra con motivo de los frecuentes abusos que cometen los indios enemigos de la real corona. 556 Alvaro Jara. Guerre et societé au Chili. Essai de sociologie coloniale. La transformation
de la guerre d'Araucanie et l'es-
clavage des indiens du début de la conquéte
espagnole aux débuts de I'esclavage légal (1612). Paris Travaux et Mémoires
de l'lnstitut
Latine no. 9 • 1961. en especial. pp. 63.69.
des Hautes Etudes de l'Amerique
557 Durante la década de 1650. por ejemplo. varios grupos de tobosos de guerra fueron capturados
y reducidos en Atoro-
nilco, como por e 558 Acerca del pl 559 AGI. Contad;
560 AGI Guadalaj Muñoz. La Frontei
561 Relación de I
207
Durante
las décadas de 1660 y 1670, las reducciones
yor importancia
que antaño;
al norte del Río Conchos, San Bernabé,
Casas
Andrés,
funcionando,
y otros puntos
de indios conchos
Mientras
tanto, la reducción
Hacienda.P?
Es interesante
remarcar
manera,
Babonoyaba,
de tobosos
Santa Isabel, Chuvíscar, de Atotonilco
también
San siguió
fue elevado a la categoría de con-
y sin embargo, también
por gente peligrosa.
de Guadalajara,
aquí, cómo la situación
no parece haber cambiado
con la de las décadas anteriores, Audiencia
españoles en regiones
del de San Barrolorné, con dos frailes propios pagados por la Real
de alguna
tiene también
incluso ma-
más, al tiempo que se abrían también
y tarahumaras:
e incluso en 1657, San Buenaventura
vento independiente llamarles
nuevos establecimientos
como en el propio San Francisco de Conchos,
Grandes
nuevas conversiones etc.558
surgieron
de indios cobrarían
de los tobosos de paz, por
demasiado
en comparación
llega a traslucirse
Así, por ejemplo, en 1646, el presidente
interpretaba
así las rebeliones
de los tobosos
cómo se les de la Real en los años
anteriores: porque si los reparten
a las minas sin pagarles sus jornales,
jísimos rescates para venderlos
en las haciendas
si les quitan
sus maíces a ba-
de minas a precios exhorbirantes,
si para
esos rescates se les pone por gobernador
a un mulato facineroso, si les venden los hijos, si
a los más amigos y de mayor resolución
y valor, como son los tobosos, llamados
sobre seguro, los arcabucean estos excesos y ejecutada
y políticas,
esta atrocidad
en aquellos, en quien por tantas razones naturales
tan lejos debían de estar de esperarlo? •.• 560
Así es, los tobosos también
de paz y
vivos ¿cómo no se han de alterar las demás naciones, que ven
sirvieron,
ello no impidió
con frecuencia
su encomienda.
utilizados
al decir de Diego de Medrano
que fueran perseguidos
pecto relata el cura de Durango, por el gobernador
fueron
como auxiliares de guerra, y
como verdugos de otros indios, pero
incluso cuando
se hallaban
pacíficos. Al res-
que en una ocasión un grupo de tobosos fue incitado
Górnez de Cervantes
a castigar a los masames
Los robosos, nos dice Medrano,
que habían huido de
fingieron unirse con ellos, y finalmente
los mataron y trujeron sus cabezas a Parral, en cuya plaza entraron de triunfo todos los tobosos ••• , a su vez, el gobernador los traicionó a ellos: ... ocasión que quiso el gobernador asir por la melena y consumirlos •.. 561 Difícil sería decir si este tipo de
los traicionaron:
episodios
ocurrieron
realmente,
y si reflejan de alguna manera las ideas de la sociedad
local sobre este grupo en particular. tepehuanes, también
los tarahumaras
como auxiliares
Pero tampoco
y los propios
en eso los tobosos
eran únicos, los
conchos, eran en sus ocasiones,
de guerra y los episodios
utilizados
de violencia entre indios no fueron
nilco, como por ejemplo en 1654: William Griffen. Culture Change ...• p. 136. sin embargo la misión nunca fue abandonada. 558 Acerca del proceso de poblamiento
al norte del Conchos en ese periodo: Salvador Alvarez. Agricultura!.. .• pp, 175·185.
559 AGI. Contadurfa 927. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1657. 560 AGI Guadalajara 10. El oidor Fernández de Baeza al rey. Guadalajara 17 de agosto de 1646. citado en: Guillermo Porras Muñoz. La Frontera ...• p. 86. 561 Relación de Diego de Medrano. en: Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 169.
208
escasos. Lo que en cambio si parece haber marcado de manera más profunda las ideas de los españoles sobre los robosos, Iueron los levantamientos que de manera curiosamente cíclica, se sucedían en la conchería. Al igual que en 1621, 1624 Y 1643-45, en 1666 nuevamente la historia se repite. Como en las ocasiones anteriores, todo se inicia con una serie de escapatorias más o menos en masa de indios de las reducciones y haciendas de la zona, los cuales tratan de refugiarse en zonas alejadas. El gobernador Oca Sarmiento, levanta una partida de guerra de españoles, acompañados de un contingente de conchos chisos, los cuales persiguen primero a los fugitivos en las planicies orientales, en particular en la famosa Sierra del Diablo. Como de costumbre, los prófugos, son desde luego, tobosos y conchos, escapados de haciendas, los cuáles, una vez derrotados y son reasentados en Atotonilco y luego, en la segunda parte de la campaña, el gobernador recorre la región reasentando a los fugitivos de las misiones.F" El gobernador explica su proceder de la siguiente manera: ... sabiendo que la Provincia de Conchos se alzaba ..• entré a su pacificación, castigando a las cabezas de su alzamiento ..• ¿Quiénes eran estas cabezas del alzamiento, es decir sus tlatolerosi La respuesta es la misma que nos daba Nicolás de Zepeda para explicar la rebelión de 1643-45: los tobosos. Sin embargo, aquí vale la pena detenerse un momento en cómo entendía Oca el papel jugado por esos tobosos. En su escrito, menciona que el origen de la rebelión se hallaba en los malos tratamientos que Va1erio Cortés del Rey propinaba a sus indios en sus haciendas y que de allí se había extendido la rebelión.F" Las haciendas a que se refiere el gobernador, son justamente las que tenía este personaje en la jurisdicción de Atoronilco, desde donde dice Oca Sarmiento, los indios huyeron hacia la famosa Sierra del Diablo, desde donde tlatoiearon al resto de los indios de la conchería: y sabiendo que la provincia de conchas se alzaba a imitación de los enemigos y coaligada con ellos, entré a su pacificación ... :564 En suma, el alzamiento había sido causado por los tobosos huidos de haciendas y remontados a la Sierra del Diablo. En su informe al virrey, Oca Sarmiento le comunicaba de un plan para contener a esos enemigos, el cual consistía en el establecimiento de diez atalayas, o puestos de vigilancia esparcidas por el territorio, e incluso anexaba un mapa explicativo. Supuestamente estas atalayas servirían para atajar visualmente a los indios en el momento de entrar a atacar, y en el mapa vemos que siete de esas atalayas las situaba sobre el camino real entre Cuencamé y Parral, y las otras tres sobre el río Florido: una frente al arroyo de la Parida, otra frente a Atotonilco, y la tercera, curiosamente más hacia el poniente, en Todos Santos. En su interesante composición con deformación espacial y el oriente en la parte de arriba, el mapa nos muestra también cómo para Oca Sarmiento, había dos zonas principales de indios enemigos, una era la de los salineros, al este de Mapimí, y la segunda el oriente de Atoronilco, entre la Sierra del Diablo y la parte situada al sur del
562 Informe del Gobernador Antonio Documents ... v. 2. pp. 188-192.
563 tbid. p. 190. 564 tbia.• p.188.
de Oca Sarmiento al Sr Virrey. Parral 12 Mano de 1667. en:
e W Hackett,
Historical
209
eas saen
os, leo annte to,
ara rse ito,
no ido nía los los los bía lo. sos annte eal
de en en
dos
curso inferior del Conchos. En esta última, la raya de los indios enemigos, se situaba apenas al oriente de Arotonílco, y resulta interesante ver cómo bordea de manera muy precisa toda la vertiente oriental del Florido y continúa de la misma manera, después de la confluencia de los dos ríos, bordeando el curso del Conchas en dirección de La Junta.565 Para Oca Sarmiento, el territorio de origen de los tobosos de guerra se había extendido ya entonces, a toda la franja oriental de la cuenca de los dos ríos, y no sólo a la del Florido, como era antaño. Lo contradictorio del asunto, al menos para el observador moderno, es que ese mismo año, él mismo, ordenaba al gobernador de los conchos, ir a juntar a los tobosos de Atotonilco, pues su reducción que se hallaba vacía, ya que los que no se habían fugado, se encontraban desparramados por las haciendas. En otras palabras, robosos, los había de los dos lados de la raya, y los del interior aunque habían partido de guerra un año antes, eran lo suficientemente dóciles, como para servir en haciendas y atender al llamado del gobernador indio, como los demás conchos.F" Más tarde, Oca Sarmiento haría mención de que ese año se verificaron epidemias y hubo sequía en la provincia,567sin embargo, al menos por el momento, no identificaba a esos hechos como causantes de alguna manera de la rebelión, sino que lo atribuía justamente al tlatoleo de los tobosos, quienes, después de escapar de las haciendas de Valerio Cortés del Rey, se convirtieron en ..• los que hoy dan mayor guerra en este reino .•. S68Para completar todas estas aparentes contradicciones, después de haber elaborado todo un complejo plan para atajar a los enemigos robosos, pareciera que un año después, el propio Oca Sarmiento quisiera volverles a abrir las puertas del reino a esos enemigos, pues lejos de intentar exrerrninarlos o mantenerlos fuera de la provincia, permite que la reducción de Atotoni!Co vuelva a funcionar normalmente, sin molestar a los indios allí reducidos.P? tanto más que todavía ese año, los tobosos se hallaban de guerra en la Sierra del Diablo, y lo que es peor, aliados con los salineros y los cabezas, quienes habían llevado a ese lugar a varios cautivos españoles que tenían, entre ellos aljesuita Rodrigo del Casrillo.V" Pero en realidad no había incoherencia alguna en las actitudes del gobernador, él sabía con quién trataba en todos esos casos, y de qué indios estaba hablando en todos esos casos. El pro~ blema, para el observador moderno, es que en esta época, el término toboso, no tenía ya el mismo significado que unas décadas atrás. Un elemento muy sintomático de lo anterior, lo tenemos en cómo Oca Sarmiento, ubicaba el territorio de los tobosos enemigos, por toda la franja oriental del Conchos. Es por eso también que ese mismo año, el propio go~ bernador hizo colocar a un grupo de tobosos pacificados en el puesto llamado San Luis Mascomalhua, que era una de las reducciones de conchos que habían sido abandonadas durante la rebelión, y que se hallaba muy lejos del territorio toboso "tradicional'; es decir,
y la del
565 Este mapa aparece reproducido
como anexo en: Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...
566 AGI. Escribanía de Cámara 397A. Residencia del gobernador Antonio de Oca Sarmiento. no. Z1. Comisión al gobernador de los conchos para que saque a los indios de Atotonilco. rical
3 de marzo de 1666.
567 AGI. Escribanía de Cámara 397A. Residencia del gobernador Antonio de Oca Sarmiento. 1666. 568 Informe del Gobernador Antonio
de Oca Sarmiento al Sr Virrey ...• p. 190.
569 AGI. Contaduría 927. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1667'1668. 570 Luis González Rodríguez, Crónicas ...• pp. 262'264.
210
que se trataba de tobosos provenientes del bajo río Conchos que eran reasentados allí¡ unos años después los encontraríamos asentados en San Francisco de Conchos.f" Para la década de 1670, la conchería se hallaba dividida en dos grandes porciones, cada una con su propio gobernador indio. Una, la de la parte alta del río, o de la raya de los tarahumares, que tenía por principal a un indio llamado Don Constanrino."? la otra se hallaba bajo el cuidado de don Hernando de Obregón, gobernador de la parte de río abajo de Conchos hacia el norte,573 es decir, ocupaba toda la franja oriental en dirección de La Junta, la misma zona donde en el mapa de Oca Sarmiento aparecen los tobosos enemigos. Efectivamente, en esa época, San Francisco de Conchos se estaba convirtiendo en receptáculo de diferentes conchos de guerra provenientes del bajo curso del río: la situación no era cómoda, el cacique Juan Constantino se quejaba de que el gobernador le compelía a que fuese a traer de los montes a los indios encomendados, y que lo hacía con gran riesgo de su vida, porque se resisten en forma de alzamiento .•. 574 Sin embargo, los traslados continuaron; en 1673 fue reducidos también en San Francisco, un grupo de chisos, pacificados recientemente para ser luego enviados de repartimiento al Valle de San Barrolomé.F" y en 1674, otro contingente del mismo tipo es reducido en Acotonileo, esta vez, son nombrados robosos.F" En 1678 otro gobernador, Lope de Sierra Osorio, nos proporciona una visión mucho más clara del desplazamiento geográfico-semántico que se operaba, no sólo con el término toboso, sin quizás también en general con la noción de indio de guerra, en el norte novohispano: De la ciudad de Guadiana, un distancia serranías
cabeza de la Vizcaya, hasta el real de SanJoseph
de cien leguas y todas despobladas,
y montañas
al lado derecho
de Parral, habrá
de camino real están las
a donde asisten once naciones de indios enemigos, por ser entre ellas
la de más valor los tobosos, comúnmente
todas se llaman con este nombre, si bien después
que yo llegué a aquél reino todos los de esta nación se han reducido
de paz y los poblé en
San Francisco de Conchos ... "577
El término toboso se ha convertido en un de apelativo genérico del indio de guerra que se refugia más allá del bajo río Conchos. En un escrito de 1683, Sierra Osorio nos
571 William Griffen. Inidan Assimilation ...• p. 64.
572 'bid .• p. 45. igualmente: Cédula de la reina gobernadora al Virrey de la Nueva España sobre que se quite la imposición que los gobernadores
mues signif las de más ~ Franc sig
le~ ta)
los 113J
Ac
sencia bre de amIgo. oidor al:
yc pri ese
roe op
Se mente contir bre 101 señor enemi sus es} en su I ciéndc J
de la Nueva Vizcaya han hecho a los indios. Madrid. 22 de junio de 1670. en: C. W. Hackett, Historical
Documents ... v. 2. p. 200. 573 Ibid. 574 Ibid. UTEP. 476-54 .• 1673A. Autos relativos a la guerra con los indios enemigos de
578 Extn
la Real Corona.
C. W. Hal
576 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes
UTEP. 476-56. t674A. Autos de guerra con los indios rebelados.
579 'bid
575 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes
y capitán general que fue del
580 Ver.
reino de la Nueva Vizcaya. informa a vuestra Magestad el estado de cosas de aquél reino. México. 26 de sept. de 1678. en:
581 Ellil
577 El licenciado
Lope de Sierra Osario. oidor de la Real Audiencia de México. gobernador
C. W. Hackett. Historical Documents ... v. 2. p. 210.
58z 'bid, 583 Ibid,
:Z11
muestra que detrás de esta declaración se hallaba una idea bastante precisa de lo que significaba en términos geográficos el territorio de los indios de guerra. La tierra de las doce naciones que se comprenden debajo del nombre de tobosos •.• 578añade, se hallaba más allá de una línea imaginaria, que vendría del Real de Parral en dirección de San Francisco de conchos: siguiendo esta propia línea [se halla el lugar que] se llama San Francisco de Conchos, 22 leguas a la parte norte del Parral, poco desviado del camino de la Nueva México, que es raya de las referidas naciones y la de los conchos, donde se ha de poner un presidio como los antecedentes
[el Gallo y Cerro Gordo] que sirva de contener en respecto unas y otras
naciones privarles de la comunicación
y obrar la ejecución de daños y robos ...
579
Aquí ya el origen geográfico y los antecedentes son irrelevantes. Poco importa la presencia que durante casi un siglo, alIado de los españoles de indios que portaban el nombre de tobosos, ni interesa tampoco si en otros tiempos, los tobosos sirvieron como los más amigos y de mayor resolución y valor entre los auxiliares de guerra, como dijera en 1646, el oidor Fernández de Baeza:580 los tobosos son invasores, pues son ellos quienes van a las tierras que están poseyendo
los españoles y los indios cristianos y que están de paz
y con bárbara crueldad les roban sus haciendas sin distinción de sexo, sin que para su fin principal que es robar, conduzca más justificación
se les pueda hacer la guerra y hacerles
esclavos que a los turcos, que siendo enemigos declarados de la cristiandad todos los que se rinden sin llegar a ensangrentarse
dan cuartel a
en las vidas de los que por su sexo y edad
o profesión, están indefensos ••. 581
Se trata, en otras palabras de una definición política del enemigo, de la cual el elemento geográfico, no es, en realidad, sino una de sus partes. La guerra ofensiva esjusta, continúa explicando Sierra Osorio, porque los indios de guerra invaden territorios sobre los cuales no tienen título legítimo: y estas tierras nunca fueron de la dominación del señor Moctezuma o de otro cacique de estos reinos,582 y añade, esjusta también porque son enemigos de la corona y de los españoles, puesto que conspiran contra ellos: tienen a sus espaldas convecinas innumerables naciones de otros indios a quienes han solicitado traer en su ayuda ••• 583 Si un día lograran esos conspiradores atraer a aquellos bárbaros ofreciéndoles ropa robada de los carros que van a Parral, fueran innumerables las naciones
578 Extracto del papel que formó el señor Lope de Sierra sobre las cosas tocantes al reino de la Nueva Vizcaya. 1683. en: C. W. Hackett, Historical
Documents ... v. 2. p. 218.
579 Ibid .• p. 220. 580 Ver supra .• p. 36. 581
El licenciado Lope de Sierra Osorio ...• p. 212.
582
Ibid .• p. 213.
583 Ibid.
212
del norte que salieran a inundar estos reinos,584 y la ruina sería total. No era la primera vez que un proceso semejante se desarrollaba; ya a principios del siglo XVI, los caribes habían sido declarados también enemigos de la corona, y más tarde igualmente los chichimecas de Zacatecas, se verían enfrentados también al fantasma de la guerra de exterminio a sangre y fuego, y sus apelativo s se convertirían en algo así como sinónimos de indios de guerra. Tal fue lo que sucedió con los tobosos, ylo mismo sobrevendría más tarde con los famosos apaches.S8S La historia de los robosos no terminaría allí, desde luego. Al final de otro más de esas especies de ciclos de más o menos veinte años, nuevamente durante los años de 1684, 1685, Y1692 la provincia se vio inflamada por sendas rebeliones generales y los tobosos con ellas. Esta vez las principales zonas de conflicto fueron las de la parte norte de la conchería y la tarahumara, que ya experimentaban una sólida colonización española, proveniente sobre todo de la provincia de Santa Bárbara y también, aunque en menor cuantía de Sonora. Aparecieron así nuevos enclaves de gente que se instalaba allí con sus armas y gente de servicio y ello dio pie igualmente a la consolidación de nuevas conversiones y reducciones de conchos y rarahumaras.t'" Con ello, nuevamente se amplió el ámbito de las guerras. Sin embargo, el papel de los tobosos en estos conflictos fue cambiando paulatinamente. Durante la rebelión de 1692, por ejemplo, los tobosos todavía fueron perseguidos por la Sierra del Diablo, pero también por todo el e! bajo río Conchos, y toda vertiente norte de la Sierra Madre Occidental, hasta Sonora.587 Sin embargo, cada vez más el término toboso, se transformaba en un genérico para designar a cierto tipo de indio guerra. Ese mismo año, por ejemplo, Gabrie! del Castillo al mismo tiempo que asentaba a conchos-tobosos en San Francisco de Conchos provenientes del curso bajo del río, se decía confundido, pues las partidas de tobosos perseguidos por la Sierra del Diablo, estaban compuestas por los propios tobosos, y diez o doce naciones de hacia el Rio del Norte e por aquellas partes de Coahuila,588 y sin embargo, pronto se despeja la duda, pues esos tobosos, no eran tales, sino concho s chisos, tomados anteriormente de laJunta de los Ríos, y huidos hacia aquella región, lo cual puede perfectamente explicar la presencia de esas "naciones" del Río de! Norte entre ellos. El gobernador incluso expresaba sus sospechas de que esos indios estuvieran coludidos con los llamados cocoyomes, por lo que ordena al capitán Juan Fernández de Retana, pasar a cuchillo a lo hombres y asentar a las mujeres y niños en San Francisco de Conchos.r"
Esl
siguiel quep< de laJ sin err como por to cendic de nat la, dOI Aguah detern origen o si bit región asunto 1737, .
tres la: tanto, I norte r za, dec com ches
los i
Coa
Cor rnienda en el es cubrían investig
tesco er todos e 584 tbid, p. 214. 585 Acerca del origen y transformaciones
del nombre apache: Chantal Cramaussel.
"Los apaches
en la época colonial".
Cuadernos del Norte 20. julio 1992 pp. 25-26.
586 Podemos
robosos
es lo qu
citar las de luíimes en 1677. Nuestra Señora de Carretas en 1683. así como San Francisco de Alcántara de
Namiquipa. Bachíniva. lanos y Santa Ana del Torreón. todas en 1685. por citar algunas de las más importantes ña. y las misiones del Papigochi reabiertas
durante la década de 1670. para el caso de los tarahumaras:
en la conche-
Salvador Alvarez.
Agricultural colonization ...• pp. 183'185. 587 Testimonio de los Autos de Don Gabriel del Castillo Gobernador del Parral sobre operaciones
de guerra y otros puntos.
31 Mayo de 1691 hasta 9 de Febrero de 1694. en: C. W. Hackett, Historical Documents ...• V.2 pp. 290'360. 588 tbid., p. 293. 589 Ibid.• p. 348.
590 Williar 591 tbid., I 592 José d Cumplido. 593 Isidro
México, 17'
2t]
ra
Este es un episodio típico de la subsecuente siguientes, la reducción
de San Buenaventura
historia tobosa. Durante
seguiría funcionando
las décadas
con tobosos, aun-
bes los
que poco a poco llegarían también allí, concho s de otras regiones, y en especial chisos
de
de la Junta de los Ríos. En 1697, por ejemplo, había allí 250 tobosos y 350 chisos, y
os ás
sin embargo, en regiones muy lejanas de allí, se oían ecos de ataques de los tobosos, como sucedió ese mismo año en Coahuila.t'? por todo el norte novohispano. cendido ampliamente de naturalización
Durante
las fronteras
para irse extendiendo
paulatinamente
el siglo XVIII, ya el apelativo toboso ha tras-
de la Nueva Vizcaya, y ha tomado incluso carta
en lugares tan alejados como el Nuevo Reino de León y Coahui-
la, donde en 1735 se hace mención
de una reducción
de tobosos, .en San Nicolás de
de Aguayo.F" Sin embargo, sería muy difícil
Agualeguas,
Sabinas, y el Marquesado
determinar,
de qué clase de indios se trataba realmente,
origen geográfico: si se trata de tobosos trasladados o si bien, el apelativo toboso simplemente
sobre todo en cuanto a su
hasta allí desde la Nueva Vizcaya,
había llegado a extenderse hasta esa alejada
región. Tal parece que los segundo sería, cuando menos en parte la explicación a este asunto. Simplemente
añadiremos
dos referencias finales para ilustrar lo anterior.
En
1737, José de Arlegui, describiendo el curato de Parral de ese tiempo, decía que eran tres las naciones que se atendían allí: conchos, tarahumaras y tobosos¡592 mientras tanto, unos pocos años después, en 1746, pero refiriéndose a un extremo opuesto del norte novohispano,
las provincias de Coahuila y Nuevo León, Felix Isidro de Espino-
za, decía que a sólo dos días de camino de la misión de Dolores: comienza la lamería que es dilatadísima
y confina con los llanos que llaman de los apa-
ches ... al poniente a distancia de 25 leguas, comienzan las lomas y los cerros donde habitan los indios rebeldes llamados robosos, que infestan rodo Parral, Saltillo y la provincia de Coahuila ... 593
Con el correr del tiempo, el apelativo toboso pasó de ser el de una modesta enconos
lo
mienda de indios del Valle de San Bartolomé en el espacio, hasta terminar
que se fue extendiendo
por darles un nombre a toda una gama de sociedades que
cubrían un vastísimo espacio de muchos cientos de kilómetro investigación
pormenorizada
en el tiempo y
de diámetro.
Sólo una
acerca de los indios de diferentes puntos de ese gigan-
tesco entorno, podría damos una mínima idea acerca del origen geográfico y social de todos esos grupos a los cuales en algún momento ial".
se les llamó tobosos. En cuanto a los
tobosos originales, esto es, a los indios que habitaban es lo que se podría hacer en el dominio documental,
la cuenca del Florido, muy poco fuera de lo ya realizado, para saber
de herezo tos.
590 William Griffen. Culture Change...• pp. 46 Y 95. 591 Ibid .• p. 72.
592 José de Arlegui. Crónica de la provincia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de Zacatecas. 1737. México. Imprenta Cumplido. 1851. p. 89. 593 Isidro Félix de Espinoza. Crónica apostólica y seráfica de todos los colegios de Propaganda Fide de esta Nueva España. México. 1746. p. 469.
214
un poco más de ellos en cuanto a sus formas de vida originales. Se pueden sí, afinar la cronología de sus apariciones en diferentes tipos de documentos, averiguar tal vez un poco más acerca de las primeras encomiendas de tobosos, algunos elementos acerca de su vida en haciendas, minas y reducciones ... Sin embargo, en 10 que se refiere al dominio estrictamente etnohistórico, la naturaleza de la documentación nos obliga a movemos dentro de límites precisos y en realidad bastante estrechos.
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215
CAPITULO
VI
EL INDIO
El indio de norteño y la misión594
Y SUS TUTORES
Tal Ycomo había quedado establecido desde finales del siglo XV en la doctrina jurídica española y europea, los reyes de España ejercían señorío directo sobre todas las "Indias Occidentales e Islas de la Mar Océano" como se decía en la época. En consecuencia, del mismo modo que todas las tierras nuevamente descubiertas pasaron a formar parte de su real patrimonio, sus habitantes, desde entonces llamados "indios'; se convirtieron en sus vasallos. Este estatuto se asemejaba en principio a aquel en que se encontraban los habitantes de los "pueblos realengos" peninsulares. Esto significaba, entre otras muchas cosas, que nadie tenía jurisdicción ni ejercía autoridad directa sobre las personas, los bienes y el trabajo de los indios, salvo el rey mismo, o en su caso aquellas personas en quienes la corona delegara su autoridad. Por lo mismo, los indios quedaban en la obligación de pagar tributos al rey como reconocimiento de su señorío, y éste a su vez podía delegar el disfrute de los mismos en quien fuera su voluntad. Estos principios nos llevan directamente al segundo aspecto de esta cuestión: el estatuto particular al que el indio estuvo sometido en la sociedad colonial. Si bien es verdad que, como lo dictaba la célebre cédula del 20 de junio de 1500, el indio era jurídicamente un "libre vasallo de la Corona', ello no quería decir que se hallara en una circunstancia de "igualdad" respecto del estatuto del que disfrutaban los españoles. En su calidad de "neófito en la fe'; el indio se incorporó a la sociedad colonial bajo un régimen distinto del que gozaba el vasallo "cristiano viejo":el indio formaba parte de los llamados "miserables': Este término se usó desde la alta edad media para designar a todos aquellos individuos que por invalidez, enfermedad, vejez, minoría de edad, demencia o cualquier otra circunstancia, eran considerados incapaces de sostenerse o de gobernarse a si mismos, y se haclan, por lo tanto, objeto de tutela. En el caso de los indios americanos, lo que los Colocaba entre los 'desamparados" era, por una parte, su calidad de gente nueva en la fe cristina, y por otra, su carácter de personas "rústicas" y de mucho "menos policía" que los españoles. Su desconocimiento de la ley cristiana, así como su vida demasiado cercana a lo "natural'; los hacían en extremo vulnerables frente al pecado y a los "engaños del demonio'; y por ello proclives a caer en vicios, en prácticas antinaturales y hasta en herejía. Era necesario, entonces, somete, a este tipo de personas a un régimen de amparo de tutela y de vigilancia directa por, pacte de los españoles "cristianos viejos': en quienes recaería la tarea de protegerlos, instruirlos en la fe y enseñarlos a vivir "en policía', o sea de una manera civilizada al estilo europeo.t" 594 Publicado originalrnante
en: Clara Bargellini - Chantal Cramaussel - Salvador Alvarez. Misiones para Cñihuonua, México,
216
No es este el lugar para emitir, un veredicto acerca de la precisión en todo caso) de semejantes cómo, durante manecieron
preceptos
todo el periodo
per~
El ese
de "neófitos" y de "rústicos': y por lo tanto de gente
aplicó al t
americanos
sujeta a tutela. Esta es la razón por la cual los indios formaron de la de los españoles que se prohibía todavía)
y de las llamadas "castas'; y debieron
la permanencia
que,
y bajo distintas
siempre
estuvieron
momento,
la tutoría
(y están
el hecho esencial
e instrucción
la tarea recayó en civiles españoles
yen las practicas
a sostener
a su encomendero
y a entregade
rectores y
investidos
como de
en la religión
En contraparte,
los indios se
una parte de los tributos
que le
los corregidores
jantes a las de los encornenderos,
de indios, cuyas funciones
aunque por tiempos más limirados."?
de tutela, surgió, también
taria de las dos anteriores,
y sus doctrinados
que en los casos ya mencionados,
aborígenes
no anulaba los derechos
corregidores
tenían
un principio
fue que los religiosos
sobre ellos. Sin embargo,
indios, para desde ahí emprender
fueron serneJunto con estas
y median; de la colo desde sus
directamente
del siglo XVI, se había prohibido y agustinos
habían fundado
considera
era esencialmente
el mismo
caso de te
que los encomenderos
instalar
que se estableció sus residencias
su tutela y conversión, a encomenderos
y los desde
entre los
cosa que, desde
y corregidores.
Fue así
un gran número de conventos
y doctrinas
ciscanos los principales
y en la Nueva Vizcaya un poco después,
tutores
y evangelizadores
de indios Nombre
I
tarde San Nueva G: la "repúbli nos, convi
y
la tutela de cientos de miles de indios. Por su parte en el norte del virreinato,
en la Nueva Galicia primero
dificultó,
el vínculo
una diferencia
tenían permitido
España pi
Aunque
que hacia finales del siglo XVI en el sur y centro de la Nueva España, frailes franciscaobtenido
Laenorm
cidos, cap
en el siglo XVI, una tercera, complemen-
que fue la que se otorgo a los misioneros.
de tutela entre el misionero
nos, dominicos
Peros
ción de re
Más tarde se instituyeron
mediados
1
de la core
de sus neófitos
debían al rey.596
dos modalidades
la nueva
"reconocn-
o del abuso de otros españoles, además de instruidos
propias de la vida "política" y 'civilizada"
laencomi
sujetos
en diferentes
cuya función era proteger a los indios que la corona les "depositaba',
amenaza
obligaban
institucionales
sus congé
tener pueblos aparte en los
especiales de todo tipo. Sin embargo,
modalidades
"encomenderos"
y porqué
en su conjunto
una "república" distinta
a. lo largo del tiempo, la corona fue delegando
vasallos. En un primer cualquier
de españoles
sujetos a disposiciones
es también
MISIOI
e ideas sobre los indios. Baste con mencionar
colonial, los aborígenes
atados, a este estatuto
(o de la justicia,
fueron los fran-
Cabe. misión sir los mision así como
de los indios.
I
repehuan. ron como necesarias en aquella Editorial México Desconocido 595 Ver al respecto: Americanos
- Grupo Cementos de Chihuahua, 2004,
Paulino Castañeda Delgado, "La condición
se materia
pp, 20-69_
miserable del indio y sus privilegios",
Anuario de Estudios
capitanes
v, XXVIII, 1971, pp. 245-335-
596 Para una reflexión
actualizada
sobre este tema: Romano Ruggiero, "Trabajo
España (siglos XVI - XVIII)", en: Ruggiero Romano, Antología - Universidad Autónoma
Metropolitana,
Madrid, Instituto
Hacienda and Corregimiento
compulsivo
y trabajo
libre en Nueva
Ruggiero Romano, México, Instituto
Mora 598 Nombram
Cuademos de Secuencia, 1998, pp. 98-112_
597 Alfonso Garcia Gallo, "Alcaldes mayores y corregidores Derecho Indiano,
de un historiadar:
en Indias", en: Alfonso García Gallo, Estudios de Historia del
Nacional de Estudios Jurídicos, Madrid, 1972, pp 695-741.
Robert G Keith, "Encomienda
in Spanish America: A Structural Analisys", HAHR 51 no. 3 Ago 1971 pp. 431-446
Microfilms Uni 599 Chantal
e
600 Ver el ca¡
217
MISIONES
s o
e e e
o o
s e
s e
Y FRONTERAS
EN LA NUEVA VIZCAYA
El estatuto para los aborígenes de la Nueva Vizcaya fue básicamente el mismo que se aplicó al resto de los indígenas en las posesiones americanas de la Corona. Al igual que sus congéneres de la Nueva España, desde un principio fueron sometidos al régimen de la encomienda y estuvieron sujetos al pago de tributos reales. Desde el punto de vista de la nueva sociedad colonial, ellos ocupaban un lugar bien definido: eran "vasallos libres" de la corona, y al mismo tiempo gente sujeta a tutela. Por 10 tanto, los tributos que en "reconocimiento" de señorío le debían al rey quedarían en manos de los distintos pro~ tectores y tutores que la corona les designara. Pero si bien los principios eran los mismos, los hechos tomaron formas particulares. La enorme dispersión en que vivían los aborígenes norteño s, diseminados en pequeñas y medianas rancherías por llanuras y montañas, orilló a los españoles, desde los inicios de la colonización, a colocados en "reducciones': es decir a transferidos por la fuerza desde sus lugares de residencia hasta nuevos asentamientos mas controlables. La creación de reducciones también había sido una práctica común en el centro de la Nueva España pero la ausencia entre los indios norteños de estructuras políticas centralizadas dificultó a los españoles su control. Al no poder contar con jefes y caciques bien reconocidos, capaces de asegurar el dominio estable de las diferentes rancherías, los españoles consideraron que no tenían otra opción que ubicar sus primeras reducciones, en este caso de repehuanes, en lugares contiguos a sus propias villas, y en compañía, además, de indios tarascos y mexicanos. Fue el caso, durante las décadas de 1560 y 1570, de Nombre de Dios en Durango, el propio Durango, Indé y La Victoria, y un poco más tarde San Bartolomé (hoy Valle de Allende). Siguiendo la práctica ya establecida en la Nueva Galicia unas décadas antes, estas nuevas reducciones, en tanto pertenecientes a la "república" de los indios, fueron colocadas bajo la custodia y tutela de los franciscanos, convirtiéndose así en las primeras misiones establecidas en la Nueva Vizcaya.598 Cabe aclarar que muchos de estos indios fueron siempre sujetos de encomienda y de misión simultáneamente: una cosa no anulaba ni impedía la otra.599 Para finales del siglo los misioneros habían fundado conventos con frailes de planta en los lugares ya citados, así como en San Juan del Río y Santa Bárbara, al tiempo que otras zonas de población tepehuana importante, como La Saueceda, Los Palmitos y Cacaria y otras más quedaron como "visitas':6ooLa corona española reconoció a estas misiones franciscanas como necesarias para la estabilidad de la sociedad cristiana y para la difusión del cristianismo en aquellas dilatadas fronteras, por lo que las hizo objeto de su protección directa. Esto se materializó, por una parte, en el mandato dado a los gobernadores, que eran también capitanes generales de la provincia, de proteger militarmente estos establecimientos y
598 Nombramiento
a Alonso lópez de Mesa como Síndico de las Misiones de San Francisco. Archivo Histórico de Durango.
Microfilms University of Texas El Paso, Rollo 15, 1596'1597. 599 Chantal Cramaussel, Encomiendas 600 Ver el capítulo quinto intitulado,
repartimientos .... "El pueblo de indios en el norte novohlspano".
218
garantizar su permanencia. Igualmente, a partir de 1590 se determinó la entrega de "li_ mosnas" a las misiones franciscanas de parte de la Real Hacienda, consistentes al principio en productos como vino, aceite y cera para el culto, además de maíz para el sustento diario de los frailes.601 Para cuando los jesuitas emprendieron sus actividades de conversión en Nueva Vizcaya en 1591, se encontraron con un sistema misional franciscano ya bien instituido desde hacia varias décadas, situación a la que debieron adaptarse y que les marco pautas de acción. Una de las mas relevantes fue que, estando los frailes ya instalados en las are as pobladas por españoles, los jesuitas debieron elegir regiones mas alejadas para iniciar su labor. Estas regiones fueron tres: Tapia, Sinaloa y Parras, y a partir de los primeros años del siglo XVII también llegaron a la región montañosa al norte de Papasquiaro ya la provincia de Santa Bárbara. Para cuando se fundó Parral, en 1631, tanto los franciscanos como los jesuitas habían consolidado sus respectivos ámbitos misionales, al punto de convertirlos en auténticas áreas de influencia. Cada orden por su lado y con modalidades distintas, ejerció funciones de gobierno y de hecho controló, durante más de dos siglos, una gran parte de la vida social de los aborígenes bajo su custodia. Esto no tenía nada de extraño en el mundo colonial hispánico. Ya en 1557 fray Alonso de la Veracruz, en su tratado sobre Las justas causas de la guerra contra los indios, había expresado que en la búsqueda de su bien espiritual, a los paganos se les podía obligar a la fe y constreñir legítimamente a escuchar a los predicadores.t" Para ello, argumentaba, era menester que los religiosos pudieran gozar de "dominio" sobre los asuntos temporales concernientes a la conversión de los indios, pues sin ese sometimiento no habría prédica posible. Con el tiempo, este razonamiento termino convirtiéndose en una suerte de principio de la acción misional universalmente aceptado en la sociedad colonial. Por lo tanto, la función del misionero nunca se redujo solo a asegurar la instrucción religiosa de los indios o a enseñarles alguna nueva técnica, práctica o costumbre. Por el contrario, los religiosos siempre ejercieron funciones de gobierno sobre sus protegidos. Una de ellas fue, precisamente, hacerla s congregar en reducciones. Estando las misiones bajo la protección directa, tanto política como militar, de la corona, los misioneros contaron con potestad para solicitar al gobernador y a sus subalternos el uso de la fuerza militar para que los indios fueran trasladados desde sus lugares de origen hasta los pueblos de misión.603 Ahí los padres ejercían un poder tanto más absoluto cuanto que sus sujetos eran considerados gente que carecía por completo de "política" "bárbaros'; que nunca formaron realmente "republicá' en el sentido que los españoles daban a ese término en la
601 AGI, Contaduría
época, das po córno.]
pueblo chos dI a los jt "autorii
mision los cua lo que indios': vo en 11 primen irnpues
de crín siernpn
import nales el va Vizc indios] sernam
este pn tandas estanci cargab:
924, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1602-1603, luan Laurencio SI, Rector Colegio y las Misio-
nes de la Nueva Vizcaya recibe limosna para 21 religiosos
Durango y Provincia de Sinaloa, según cédula dada por SM en
1590602 Alonso de la Veracruz, De Justo Bello contra tndos, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Hispanorum
Científicas, Corpus
de Pace, Segunda Serie, v. IV, 1997, PP_59-61.
603 Enrique Dussel, "Las reducciones no 551, dic 1981, pp 19-23-
un modelo evangelizatorio
604 AGI, y un control hegemónico",
Christus Revista de Teología,
e
de 105 indi 605 Chant
219
época. Esto significa que los indios no llegaron a tener autoridades propias reconocídas por los españoles, ni mucho menos cabildos realmente funcionales. Recordemos cómo, por esas mismas épocas, en el centro del virreinato, numerosos cabildos de los pueblos de indios hablan adquirido un dominio tal de la legislación española, que rnuchos de ellos llegaron a defender con éxito sus jurisdicciones e incluso sus tierras frente a los jueces hispanos. En el norte neovizcaíno no hubo nada parecido. Las llamadas "autoridades indias': esto es 'gobernadores': "alcaldes': etcétera, eran nombrados por los misioneros.Y' Un ejemplo de ello fue la gestión de las tierras de los pueblos de misión, los cuales, en términos de la legislación indiana, eran, de hecho, "pueblos de indios'; lo que significaba que sus tierras eran formalmente patrimonio de la "republica de los indios': En la práctica, sin embargo, la gestión de estas tierras en el norte siempre estuvo en manos de los misioneros. En este contexto, no es de extrañar que la justicia, en primera instancia, también corriera a cargo de los religiosos, 10 mismo que los castigos impuestos a los infractores. La autoridad civil solo intervenía en casos de rebelión o de crímenes cometidos por indios en contra de españoles. De hecho, los misioneros siempre mediaron entre sus tutelados y las autoridades virreinales. Fue el caso, muy importante, de la administración de los "repartimienros" que eran los servicios perso~ nales en trabajo que los indios debían dispensar a los pobladores europeos. En la Nueva Vizcaya dicha práctica fue fijada desde 1581, cuando la corona acordó eximir a los indios locales del pago de tributos en productos, y éstos les fueron conmutados por tres semanas al año de trabajo obligatorio por tributario. Con el objetivo de hacer cumplir este precepto, los gobernadores emitían ordenanzas para que los indios salieran por tandas de sus lugares de origen, para después ser "repartidos" entre los hacendados y estancieros españoles; de ahí el nombre del sistema. Eran los religiosos quienes se encargaban de controlar las entradas y salidas de los indios repartídos.t"
604 AGI. Contaduría 924. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1604-605. Nombramiento de los indios conchos de Atotonilco
a Don Cristóbal como gobernador
recibe arados del Protector de los indios Diego de Morales.
605 Chantal Crarnaussel, Encomiendas
repartimientos
y conquista en Nueva Vizcaya ...• pp. 73'75.
220
LOS PRIMEROS
EN LA CONCHERfA y LA TARAHUMARA
MISIONEROS
cazad
Las misiones
de la Conchería
XVI y los primeros cuando
del XVII.
y la Tarahumara
datan de los últimos
Era una época de aumento
de la población
la región de los indios conchos al norte de la provincia
como la porción
de la Sierra Madre Occidental
dicha provincia,
fueron cada vez mas visitadas por cazadores
mados "rescaradores"
incursiones campañas
ambas regiones se hallaron
de los misioneros de pacificación
franciscanos,
su llegada a los territorios
cuando el gobernador
y por los lla-
ybene
en las zonas
recibía sión co
por la fuerza, recogían granos
primin
de españoles.
de las
ciscanc
por el gobierno de la provincia. En el caso de los
de San
al norte del valle de San Bartolomé
data de 1602
guerra:
al capitán Diego de Morales como
del pro
conchos.606
de los indios
que la
en guerra, de suerte que las primeras tuvieron
de la Nueva Vizcaya nombró
"pacificador y protector"
fuera s
la socit
en estas comarcas
emprendidas
de esclavos
bravos a lo Ían
En estas circuns-
entre los gentiles, para luego venderlos en los poblados tancias, muy pronto
y al oeste de la
que se adentraban
y, a cambio de cualquier baratija o simplemente
de indios
española,
de Santa Bárbara, as!
al norte de Guanaceví
de granos. Estos eran individuos
años del siglo
lugar en el contexto
Su labor consista en contener
la beli-
para re
cosidad de conchos y en asentar a los más posibles de ellos en dos nuevas reducciones
frailes
dirigidas por franciscanos.
el conv
tos, estaba encargado
El capitán Morales, como protector
de darles resguardo
agrícolas, comida y otros bastimentos. se adentraban
en 1603, cuando el jesuita Juan Font.junto
de aperos
tepehu
sucedió con los jesuitas que
a retira
militar permanente
Algo muy semejante
en esos mismos momentos
de estos nuevos conveny de proveerles
en la Sierra Madre. Su presencia
ahí se inició
con otros de su orden, se incorporó
a la cam-
Río Fl~ conven
yd
paña de pacificación
que desde hacía varios años atrás había llevado en la zona el capitán
sos
Juan de Gordejuela,
alcalde mayor de la provincia de Santa Bárbara. Fue a la vera de este
destruí
grupo expedicionario la región serrana carahumaras.f"
que los jesuitas
limítrofe
habían alcanzado
entre el país tepehuán
por primera
y los territorios
dominados
Sin embargo, la labor de conversión de los ignacianos
pues antes debieron
vez, ya en 1597, por los
no fue inmediata,
esperar a que la pac:'5.cación armada de los naturales
comenzara
a
rahum, por los el funcL reducci
rendir frutos para establecer, siete años después, la misión de San Pablo (hoy Balleza),
en 162:
que fue la primera
restable
puestos
en la región. Estas primeras
de avanzada
para la penetración
dos nuevos territorios: podemos
la Conchería
misiones
de los misioneros
y la Tarahumara.
decir que se haya tratado de una expansión
poco sería apropiado
hablar de avances de naturaleza
otras regiones norteñas,
los misioneros
servirían
en adelante
de ambas ordenes
como
en estos
Pero, como hemos explicado, no simplemente puramente
misional, como tammilitar. Al igual que en
bajo
el,
larga ea en San menos
<
llegaron siempre tan lejos como la gente de gue-
rra pudo abrirles paso. Unos y otros jugaron papeles complementarios hacia tierras de gentiles, sin olvidar que en el caso de la Conchería
en la penetración
y la Tarahumara,
los
608 Ver al cuments ...• 609 Guiller
610 Luis G, 606 AGI. Contaduría 924. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1604-1605.
Nombramiento
y pago a Diego de Morales vecino
611 lb id .• I
de Santa Bárbara como Protector de los indios y del convento de San Francisco de Conchos.
612 El acta
607 Archivo Histórico de Durango, Microfilmes
613 AGI. CI
padres de la Compañía de Jesús. 1597.
University of lexas El Paso. Rollo 15. Jornada de Juan de Gordejuela con lo
para bastin
cazadores de esclavos y los rescatadores de granos cumplieron también un papel relevante. En realidad, trasladar desde su lugar de origen a contingentes enteros de indios bravos y levantiscos, asentarlos todos juntos en nuevos sitios y mantenerlos ahí en paz a lo largo de sus vidas, nunca fue obra solamente de un par de personas, por grande que fuera su entusiasmo y su capacidad de persuasión. No sería exagerado hablar aquí de que la relación entre la misión y la sociedad española fue siempre de interdependencia y beneficio mutuo, simbiótica, por así decirlo. A cambio del sostén irreemplazable que recibía del "brazo seglar': como decía el misionero jesuita Andrés Pérez de Rivas, la misión coadyuvaba a mantener un cierto control y a organizar el gobierno de los indios que la sociedad española era todavía incapaz de integrar en su seno. Los datos acerca de las primitivas misiones de conchos y tarahumaras son ilustrativo s a este respecto. Los franciscanos, habiendo incursionado desde los primeros años del siglo XVII en la región de San Francisco de Conchos.t'" que había sido sometida después de tres décadas de guerras y constantes pacificaciones, necesitaron una vez más de ocho años de esfuerzos del protector de la zona y del guardián franciscano, el célebre fray Alonso de la Oliva, para reducir a los conchos locales y poder construir un convento, donde colocaron a dos frailes residentes con limosna de la real hacienda.609 Ello no impidió que en adelante el convento llevara una vida mis que agitada. Habiéndose salvado de la rebelión de los tepehuanes de 1616-1618, los franciscanos fueron obligados por los conchos, en 1622, a retirarse y a reubicarse en su nueva reducción de conchos-tobosos de San Felipe de Río Florido. A San Francisco no volvieron sino hasta 1633, cuando se reconstruyo el convento, pero solo para sufrir durante varios años la amenaza constante de los tobosos y de los conchos del norte, al punto que en 1645 el convento resulto nuevamente destruido.t'? para ser restablecido en 1657. A los jesuitas de las primeras misiones tarahumaras no les fue mejor. La región de San Pablo fue asolada por los tarahumaras y por los tepehuanes durante el gran alzamiento de 1616-1618. Una de las victimas fue el fundador, el padre Juan Font.'"! Los ignaciano s restantes se refugiaron en sus nuevas reducciones de San Miguel de Las Bocas y San Gabriel, sobre el río Florido, fundadas en 1623 y 1628 respectivamente. Solo en este ultimo año regresaron a San Pablo para restablecer la misión. Ahí permanecieron durante cinco anos más, hasta que en 1633, bajo el amparo del capitán Juan de Chavarría, quien se hallaba en medio de una nueva y larga campaña de pacificación de los tarahumaras, emprendieron una nueva reducción en San Jerónimo Huejotitán.612 Sin embargo, y a pesar de la cercanía con San Pablo (a menos de 20 km), no fue sino hasta 1638 que pudieron instalarse ahí forrnalmenre.s'?
608 Ver al respecto. por ejemplo.
la Relación de Méritos del Capitán Mateo de Barraza: Charles W. Hackett, Historical Do-
cuments ...• p. 98609 Guillermo Porras Muñoz "Fray Alonso de la Oliva". Divulgación
Histórica. año 2. no. 12 (1946). pp. 577-579.
610 Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarobumara, México, SEP, 1984. p. 208. 611
Ibid., P.147.
612 El acta de fundación de Huejotitlán en se encuentra en Guillerrno Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento.
pp. 226-229.
613 AGI, Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango 1537-1638: Libranza al capitán Juan de Chavarría 1000 pesos para bastimentos
para indios de San Gerónimo Huejotitlán.
222
MISIONES
E INDIOS
LA SEGUNDA
MITAD
AL NORTE DE LA CUENCA DEL CONCHOS: DEL SIGLO XVII
Casi cuarenta años habían transcurrido desde las primeras entradas de fray Alonso de la Oliva y de Juan Font en la Conchería y en la Tarahumara. Sin embargo, geográficamente, tanto franciscanos como jesuitas se hallaban en el mismo punto que a principios de siglo. Desde los tiempos de la conquista de la provincia y hasta finales de la primera mitad del siglo XVII, el río Conchos siempre había operado como una suerte de gran barrera, franqueada solamente por aquellos que se dirigían a Sonora o al Nuevo México, pero en donde, hasta entonces, ningún asentamiento permanente de españoles se había creado: ni pueblo, ni hacienda ni misión. Uno de los efectos mis inmediatos de la apertura de las primeras misiones en la Conchería y en la Tarahumara fue el arribo a los poblados españoles de indios de repartimiento provenientes de estas dos regiones. A mediano plazo, llegaron incluso a reemplazar a los indios cautivos de guerra (esclavos no oficiales) y a los indios de encomienda como principal fuente de mano de obra, especialmente en las haciendas agrícolas del valle de San Bartolomé yen las minas de Parra1.614 Un efecto paralelo fue la transformación de la región de San Pablo en la principal proveedora de maíz para los españoles yen particular para las minas de Parral, por entonces en pleno auge. De acuerdo con los cálculos de Chantal Cramaussel, entre un tercio y la mitad de todo el maíz que ahí se consumía provenla de esa región.6l5 Sin embargo, la situación seguía siendo bastante precaria. Como vimos, los misioneros llegaron a la Conchería y a la Tarahumara en un contexto de guerra y como parte de las campañas de pacificación, las cuales se extendieron por décadas, enteras. Los efectos sobre las sociedades indígenas locales fueron desastrosos. A la mortandad producida por las acciones propiamente de guerra y a la dispersión provocada por el trabajo en encomiendas y repartimiento s, se unieron pronto las epidemias. Algunas resultaron sumamente mortíferas, como las de 1608, 1612, 1616, 1619-1620, 1622 Y 1623-1625, por mencionar solo las mis señaladas de este periodo. Como en tantas otras regiones americanas, esta combinación de factores trajo consigo una fuerte disminución de la población autóctona. Es importante destacar como todas estas mortandades con sus diversas causas y la acción constante de españoles en sus territorios, a la larga terminarían por menguar la capacidad de estos grupos de resistir los embates del colonizador. Sin embargo, no necesariamente se favoreció con esto su concentración en pueblos. Una de las principales quejas de los misioneros era que los indios efectivamente asentados en sus establecimientos eran, además de muy escasos, tremendamente inestables. En 1645, por ejemplo, el rector de las misiones jesuitas de la Tarahumara, Nicolás de Cepeda, reportaba cómo en San Pablo, principal pueblo de misión de la zona, los jesuitas ni siquiera habían podido contar a sus neófitos, ni sabían cuantos indios podía haber en total en ninguno de los pueblos que tenían a su cargo. Explicaba
que) tan e ro [di que, elim dura; de s; espai expel so cel un dí amat años fin in costo
L: unpl perm allá d de la relatn las m: un mi Satev
uno d dieroi ra,en destar Todo! sitios ese mi sitios. SIn en
de acc muyd rahurn
616 "Cal 1648", el 617 Luis 618 "Cat
614 Ver al respecto:
Salvador Alvarez, Colonización
615 Chantal Cramaussel,
Haciendas
agrícolas
agrícola y colonización
y abasto
minera ....
de granos en el Parral del siglo XVII...
1648". SI o tres le!
223
que los aborígenes
formalmente
pertenecientes
a las misiones continuaban,
en realidad,
como en tiempos de su gentilidad: "No se sabe determinadamente el numero [de indios] por haber estado muchos años sin juntarlos y ser tml inconstantes':616 Añadía tan dispersos
que, si acaso, los más fieles se quedaban
rancheados
el invierno, pero sólo para desaparecer durante
todo el ciclo agrícola.617
cerca de sus reducciones
por completo
en primavera
durante
y verano, es decir,
Tres años después, en 1648, José Pascual, misionero
de San Pablo, se hacia eco de esta queja y describía
cómo el maíz que les llegaba a los
españoles era todo del que recogían los rescatadores,
quienes "por su mano negochlban y
expendian la ropa que traían, comprando con ella elfrijol, maíz y gallinas': * Pascual incluso celebraba la presencia un día, acostumbrados amansarse
de estos españoles
en las misiones, argumentando
y acogerse a las misiones. Así, al promediar
años de trabajo en la Conchería fin instalarse
yen la Tarahumara,
en medio de los gentiles
costo y todavía lejos de alcanzar La expansión
de la Sierra Madre
marcada
de una ruta y el establecimiento
dieron internarse
Así, hacia 1643, la protección
de recuas y gente armada, permitió
a unos 70 kilómetros afluentes
que significaba
a los jesuitas
(fundadas
Tereaqui,
una serie de centros de población
Todos estos lugares fueron de inmediato era solamente
sitios. Por el momento
encargados
de
en 1639) instalar a a la vera de esa ruta:
de San Felipe, justo al norte del rio San Pedro,
mis tarde llamado
sitios de misión, dependientes
mis
el paso
del Conchos.v" A partir de este punto los jesuitas
en la región serrana situada hacia el noroeste,
ra, en donde identificaron
sin embargo,
de un tráfico
y hasta la parte noroeste
en uno de los sitios con mayor población tarahumara
uno de los principales
ese momento
a un enorme
de manera estable en pueblos.
por la cuenca del Conchos
Occidental.
constante
Satevo, ubicado
destacaban
aunque
mis al norte del altiplano neo vizcaíno fue nuevamente
las misiones de San Pablo y San Felipe de Tarahumaras un misionero
habían logrado por
de recuas entre Parral y la provincia de Sonora llevaron a los jesuitas
allá de la vieja frontera relativamente
y conchos,
el ideal de asentados
de las misiones
por
el siglo XVII, tras casi cincuenta los misioneros
tarahumaras
un proceso lento y gradual. La apertura permanente
que quizás
a los objetos y a la ropa que obtenían, los indios terminarían
San Lorenzo, reclamados
pu-
sobre la ruta de Sono-
tarahumara,
Carichi, Temeichi por los ignacianos
entre los que y Papigochi. como nuevos
de Satevó. Pero los religiosos sabían que lo que hacían en plantar
ningún
una insignia para luego regresar a misionar
a estos
religioso pudo que darse en estos pueblos. Con Satevó,
se inició lo que sena un nuevo ciclo de colonización,
y al mismo tiempo
de acción misional en las nuevas tierras de gentiles. La secuencia de los hechos no sería muy distinta de la descrita anteriormente rahumara y de la Conchería.
para el caso de las primitivas misiones de la Ta-
Baste decir que el establecimiento
de Satevó como avanzada
616 "Catálogo de los pueblos y partidos que pertenecen a la misión de tarahumares por Nicolás de Zepeda su Rector 16451648". en: Luis González Rodríguez. Crónicas.e,
p. 97.
617 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• pp. 236-40. 618 "Catálogo de los pueblos y partidos que pertenecen a la misión de tarahumares por Nicolás de Zepeda su Rector 16451648". Se informaba allí que era la misión mas reciente del partido de tarahumares con 50 vecinos y muchos otros "a dos o tres leguas" de allf: Luis González Rodríguez. Crónicas...• p. 197.
rnisional concordaba perfectamente con las intenciones de los minetos y de las autoridades de Parral de pacificar la región alrededor del nuevo camino a Sonora. La fundación de la villa de Aguilar en 1648, muy cerca de Papigochi, fue el siguiente paso hacia esa meta. Al Mallas cosas no salieron como los españoles esperaban. La destrucción de esa villa, acompañada de la muerte de numerosos españoles, entre ellos varios jesuitas, y la terrible guerra que se dio en la región durante años, terminaron por expulsar a los colonizadores de esa zona. Se inició as!, una vez mis, una larga y cruenta "pacificación" que se extendería por más de dos décadas. Entre tanto, los jesuitas no tuvieron más opción que abandonar su misión de Satevó y esperar tiempos mejores.r'? Por su parte, en la zona de las misiones franciscanas la coyuntura no fue muy distinta. Luego de la destrucción en 1645 y 1650 de las primitivas y efímeras reducciones de San Pedro de Conchos y Babonoyaba, y de la devastación del propio convento de San Francisco de Concho s, la rebelión protagonizada por los conchos y los tobosos fue cubriendo progresivamente las llanuras al oriente de la Sierra Madre, hasta Casas Grandes y mas allá. No fue sino hasta 1657 cuando el convento de San Francisco pudo ser reconstruido, pero la calma duró poco. Para 1660 la Conchería entera se hallaba • nuevamente sumergida en la guerra, lo cual derivó en la interrupción completa del trafico hacia el Nuevo México yen la destrucción de las incipientes haciendas que los españoles de la región del valle de San Bartolomé intentaban por esos años establecer en las riberas del río Conchos, al norte del convento de San Francisco, el cual, por cierto, fue destruido y abandonado una vez mas ese mismo año. Sin embargo, más al sur las cosas estaban cambiando. El factor que vendría a desenclavar la situación para la sociedad colonial fue el demográfico, en este caso el crecimiento de la población tanto española, como de gente de servicio, indios y de castas que comenzó a verificarse en las haciendas agrícolas del Valle de San Bartolomé justamente desde principios de la década de 1660. Bajo este impulso se fueron gestando movimientos de población y roturación tierras por todo el río Concho s, donde progresivamente fueron apareciendo, cada vez más hacia el norte nuevas explotaciones agrícolas. Fue lo que sucedió en los alrededores del propio convento de San Francisco de Conchos y desde ahí, río arriba, hasta Babonoyaba y San Onofre, y más tarde en varios de sus afluentes, como el San Pedro y el Santa Isabel. Sin embargo, vale la pena resaltar que aquél no fue, de ninguna manera, un poblamiento de tipo "farrner', es decir, protagonizado por pequeños propietarios individuales y aislados. Por el contrario, se trataba de fundaciones realizadas por cuenta de gente poderosa de la zona, como Juan Fernández de Retana, capitán del presidio de Concho s, quien rápidamente formó una "hacienda gruesá' a la vera de la antigua misión de San Francisco. Otros más que se expandieron por la misma zona fueron Valerio Cortés del Rey,620Tomás del Río, Diego Galiano,
Pacher San Bs aperos la déca en had númer
nuevas durade
futura
de la vi Sin hacend mcorp~ ras de provine miento tirnonk sus prol •. .10. servi viene
adqu
Siru tolomé guel de antiguo vecina d latifund
era en el zona, ql sonales
de Las 1 familian 110, que
621 Merced 619 José Pascual: "Reporte historia
sobre las misiones San Felipe 29 junio 1652" en: Vicente García Torres. Documentos para la
de México. 4a serie. vol. 3. México. 1857. pp. 179-209.
620 Quien extendió
las tierras de sus hacienda de Pilar de Conchas. La Jabonera. sobre una buena parte de esa parte de
la rivera del río Conchas:
Conchas: A( 622 Hemos
Chihuahua (
no. 79. vera
623 Luis Gc
Pacheco Cevallos, Francisco de Escárcega,621todos ellos viejos hacendados del Valle de San Bartolomé, los cuales marchaban con sus allegados, gente de servicio, ganados y los aperos necesarios para la apertura de tierras y acequias. De esa manera, para finales de la década de 1670, muchas de esas explotaciones de frontera, se habían convertido ya en haciendas 'gruesas': bien pobladas, con obras de riego y cabezas de ganado en gran número. Para finales de la década de 1680, toda esa zona había quedado salpicada de nuevas haciendas, las cuales se convirtieron en otros tantos enclaves de poblamiento duradero. Incluso un poco más tarde aparecieron haciendas tan al norte como en la futura región de Chihuahua, las cuales servirían como cimiento a la ulterior fundación de la villa de San Felipe y demás centros de población española en la zona.622 Sin embargo, este avance de la colonización agrícola no fue obra solamente de los hacendados de San Bartolomé Y'sus peonadas. Nada de ello hubiera sido posible sin la incorporación como gente de servicio en esas nuevas haciendas, de numerosos tarahumaras de repartimiento los cuales eran enviados por "tandas" desde las viejas misiones de la provincia, hacia las tierras nuevamente colonizadas. Para esa época, el sistema de repartimiento era ya una realidad plenamente consolidada en el Norte de la Nueva Vizcaya. Testimonio de ello es el relato que hacía eljesuita Rodriga del Castillo, acerca de cómo vivían sus protegidos tarahumaras en San Miguel de las Bocas, que era la misión a su cargo: .. .los demás gente de trabajo, el tiempo que no se les llama a sus sementeras, las gastan en servir en las haciendas de labor circunvecinas, por meses, de donde con mucha facilidad vienen a misa los días de fiesta por tener casi todos caballos en que andan y aun procuran adquiridos de camino ... 623
Situada a menos de medio centenar de kilómetros al suroeste del Valle de San Bartolomé y una veintena de kilómetros al sur de Parral solamente, la misión de San Miguel de las Bocas se encontraba enclavada, por lo tanto, en una de las regiones de más antiguo y denso poblamiento español del Norte de la Nueva Vizcaya. La misión era vecina de viejas haciendas como las de Nievecillas y Canutillo, entre otras, así como del latifundio de los del Hierro, formado por varias haciendas, de las cuales la principal era en ese tiempo la de La Concepción. Era hacia esos y otros dominios españoles de la zona, que Del Castillo enviaban sus "neófitos" por "tandas" a prestar sus servicios personales por la vía el repartimiento. Fue en esas haciendas también, que los tarahumaras de Las Bocas y demás pueblos sometidos al repartimiento, poco a poco se habían ido familiarizando con las costumbres de los españoles, entre ellas la de la monta a caballo, que tan conveniente le resultaba al jesuita para juntarlos a la hora de dar misa. De 621 Merced a Francisco de Escárcega de seis sitios de ganado mayor. seis caballerías
de tierra y saca de agua en el Río
Conchos: AGI. Contad uña 926. Cuentas de 1686-1688. 622 Hemos hecho un recuento detallado
de ese proceso en: "Colonización
agrícola y colonización
minera: la región de
Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII". Relaciones. Estudias de Historio y Sociedad. El Colegio de Michoacán. no. 79. verano de 1999. pp. 27-82. 623 Luis González Rodríguez, Crónicas ...• p. 251.
:z:z6
hecho, el testimonio del misionero Del Castillo no solamente nos informa acerca del género de vida que llevaban los tarahumaras de repartimiento en esa región, sino que ilustra también acerca de lo que sucedía con los indios asentados en las haciendas. Si los tarahumaras de repartimiento andaban a caballo, era porque en aquellas haciendas existían también peonadas montadas y porque muy probablemente también ellos mismos participaban en faenas a caballo, junto con los peones fijos de las haciendas. A pesar de las viejas prohibiciones erigidas al respecto desde el siglo XVI, ver indios a caballo no tenía nada de extraordinario en una región como el Norte lejano, en donde las distancias eran siempre largas y el ganado cimarrón uno de los recursos principales a controlar por parte de las haciendas.F" Lo interesante en todo caso es constatar también cómo, su condición de "indios de misión'; no les impidió a esos tarahumaras de repartimiento, adquirir esa habilidad, de la misma manera que se hicieron ladinos no sólo en español, sino también como en náhuatl, idioma instituido como lingua franca por los propios misioneros desde el siglo XVI entre los indios colocados bajo su custodia: ... Lo más de los naturales de este pueblo son ladinos a causa de la mucha frecuencia de españoles con quien comunican. Y fuera de la lengua natural, es común entre ellos la mexicana, y es raro el que ha nacido en el pueblo que no entienda y aun hable la española ... 625
Pero aquél era solamente uno de los lados de la moneda. Al mismo tiempo que en las viejas haciendas del Valle de San Bartolorné encontramos a tarahumaras de misión enteramente "ladinizados" y montando a caballo junto con los peones de los lugares donde prestaban sus servicios personales, más al norte, en la Sierra Madre, la adscripción de nuevos "neófitos" a las misiones seguía dependiendo enteramente de las armas. A partir de 1656, el gobernador de la Nueva Vizcaya estableció un cuerpo volante de soldados llamado la Compañía de Campaña, con cincuenta soldados activos. Esto lo hacía el cuerpo armado más grande de la Nueva Vizcaya de ese tiempo, mucho mayor en número que cualquiera de los presidios "fijos"existentes entonces en la provincia, esto es, los de Santa Catalina de Tepehuanes, Cerro Gordo, San Hipóliro, San Sebastián y el de Sonora y Sinaloa. Además este nuevo cuerpo tuvo desde un principio a su disposición un nutrido destacamento de "tarahumaras amigos'; los cuales les servían como auxiliares en sus correrías.v" Las cuentas y registros de pagos, nos muestran que la mayor parte de su actividad de esta nueva compañía se desarrolló precisamente en la Sierra de los Tarahumaras y en su vecina inmediata, la región de los conchas, en donde no solamente llevaron adelante actividades de vigilancia y persecución de los grupos de guerra, sino
quejug se halla bien ast el efecn daciónc jesuitas ellas, pc sus visit de Papij Temósa Santo T rante eSI nal en el de la acc región ti dores 'ci sacar pn para tral de diez, gobernar
seis Iegu, indios, la el cual ta se la venc depender misional otro hito presidio e dar la pre Nativitas establecid en impon del Conch ambos
cer
cubiertos
ración, y se 624 Hemos desarrollado
este punto en: Salvador Alvarez, "El latifundio
siglos XVII y XVIII", en, Chantal Cramaussel ed., Demografía
y poblamiento,
y el poblamiento
del Norte de la Nueva Vizcaya,
El Colegio de Michoacán, en prensa.
625 Luis González Rodríguez, Crónicas ..., p. 250. 626 Aunque los registros no detallan el número preciso de tarahumaras que participaban de Campaña,
como auxiliares de la Compañía
nos da cuenta el tamaño de ese cuerpo el hecho de que, en 1657, por ejemplo, el entonces gobernador
Enrique Dávila Pacheco destinara
jando min
un fondo 'de 4,000 pesos para su equipamiento
y sustento: AGI, Contaduría 926, Cuentas
de la Real Caja de Durango 1657, Cargo por 4,000 pesos para tarahumaras auxiliares de la Compañía de Campaña.
627 Luis Gonzál Alvarez, Coloniza 628 Archivo Hist 629 Francisco R.
ahua, 1968 (la e
227
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te lO
va. ñio íor tas
que jugó un papel activo en la "pacificación" de los tarahumaras, conchos y tobosos que se hallaban todavía fuera del yugo colonial. En este contexto, "pacificar'; significaba más bien asentar, por la vía armada, a grupos de indios en nuevas reducciones creadas para el efecto. La Compañía de Campaña tuvo de ese modo participación directa en la fundación de la mayor parte de las nuevas "reducciones" de indios, tanto franciscanas como jesuitas creadas al norte del río Conchos durante las décadas de 1660 y 1670. Entre ellas, podemos citar ejemplo a las de Babonoyaba, Casas Grandes y Santa Isabel, con sus visitas de Chuvíscar, San Andrés y San Bernabé, todas ellas franciscanas y lajesuita de Papigochi, con sus numerosos pueblos de visita: Matachi, Tojorare, Cocomórachi, Temósachi, Yepómera, Tutuaca, Temeichi, Tomochi, Carichi, Basuchil, Namiquipa y Santo Tomás, por sólo nombrar algunas de las reducciones más notables, creadas durante esta época.627 Todo esto nos muestra, en suma, hasta qué punto el avance misional en el Norte neovizacaíno, fue siempre de la mano del poblamiento civil, así como de la acción militar asociada al mismo. De hecho, la presencia de los militares en esa región tampoco era gratuita. Más allá de sus funciones como "protectores" de pobladores "civiles" y misioneros, algunos de los más importantes de entre ellos, supieron sacar provecho de sus correrías para hacerse ellos mismos de tierras, ganados y gente para trabajarlos. Fue el caso, por ejemplo, de Juan del Portillo y Lisalde, quien luego de diez años de participar en la citada Compañía, en 1671 terminó 'comprándole" al gobernador de los indios de San Pedro de Babonoyaba, una caballería de tierra a unas seis leguas del pueblo indígena, en donde pobló una estancia a seis leguas del pueblo de indios, la cual bautizó con el nombre de San Onofre. Junto con él arribó Juan de Solís, el cual también le "compró" a los indios otra estancia en un lugar cercano y más tarde se la vendió a Portillo.f" Todo lo anterior muestra el grado de integración, e incluso, la dependencia que existió siempre y desde un principio, como decíamos, entre la acción misional y el poblamiento propiamente español propiamente dicho. Así, por ejemplo, otro hito importante en este desarrollo lo marcó la creación, en 1685, de un nuevo presidio en San Francisco de Conchos. Juntos, haciendas y presidio, lograron consolidar la presencia española en toda la región del rio Conchos, Namiquipa, Santa Maria Nativitas de Bachíniva y Santa Ana del Torreón. En todos estos lugares se habían establecido reducciones de conchos, robosos y tarahumaras, las cuales se convirtieron en importantes proveedoras de mano de obra para las haciendas de la propia región del Conchos, y un poco más tarde para las de la zona de Chihuahua. El crecimiento de ambos centros mineros, especialmente de Cusihuiriachi, fue sumamente rápido. Descubiertos los primeros yacimientos en 1683, para 1686 ya se hallaban en plena explotación, y se calcula que un par de años mas tarde había alrededor de cien vecinos trabajando minas en Cusihuiriachi, y probablemente unos cincuenta en Coyachi.629 Todos 627 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• pp. 227 Y ss. Para un análisis más pormenorizado Alvarez. Colonización
agrícola y colonización
628 Archivo Histórico de Parral Microfilmes
de este proceso ver: Salvador
minera ...• pp. 45 Y ss. University of Texas El Paso. 1671a. Minas Solares y Terrenos. 365-368.
629 Francisco R. Almada. Diccionario de historia. geografía y biografía chibuahuenses, Chihuahua. Universidad de Chihuahua, 1968 (la ed. 1928). p. 130.
228
los mineros
llegaron
sino también
acompañados
para las indispensables minería:
barrereros,
dores, carboneros,
haciendas tenateros,
dom
de gente de servicio, tanto para las minas como
de campo, proveedoras
constructores
de los insumos
de ingenios, vaqueros,
etcérera.P? Todo ese auge, lo atribuía
Nueva Vizcaya, Joseph de Neyra Quiroga durante
r==
no solo de sus allegados, e incluso de sus familias,
de un numero importante
el entonces
D
básicos de la
talabarteros,
leña-
gobernador
de la
taciol
a la larga "pacificación" que se había operado
los años anteriores:
... por haberse convertido a nuestra fe los de la nación Tarahumara ... se descubrió en aquella parte u mineral de los más ricos y que va fructificando ... y mediante la buena correspondencia de los naturales se hallan muy bien sin extrañar el que pueblen en su pronvicia los españoles •••• con cuya ocasión en el camino de Sonora se han descubierto
mIS
otros minerales
que se van poblando ... 631
No seria exagerado
arribó en esos pocos años fue, cuando dichos; y no debemos
propiamente
vieron en explotación, flujo de españoles perfectamente acarreara
de re
y castas que se precipitó definitivos
después
nuaría operando
zaban realmente
de tarahumaras se encontraron
sobre esa parte de la Tarahumara
habían
de la Tarahumara, a muchos
jesuita
por los jesuitas,
por colocar misioneros
En 1678, por
Juan Ortiz Zapata,
de los más importantes
sucedi mas so retirar
hizo un "poblado"
centros de misión. Entre ellos
junto
y Papigochi. Tam-
con el muy cercano de San
antes de la apertura
de las minas,
de los indios, en ocasiones velada,
de planta en todos esos lugares quedaran
Eso es lo que explica las entusiastas
y Quiroga,
quien se congratulaba
630 AGI, Guadalajara
631 Ibid.
por los comen-
Es
abierta, y la falta de personal habían hecho que los esfuerzos del visitador
la práctica.
1688.
que existen entre
demasiado.
San Francisco de Borja, Tomochi
como centros de misión. Sin embargo, la hostilidad en ocasiones
cando varias
en el que estos establecimientos
en la zona como futuros
sido declarados
fueron
de los ra-
y misiones, tal y como eran declaradas
como tales, no deben extrañar
Carichi, Matachi,
puede
que su presencia
dePa
hasta 1697. Las diferencias
y el momento
de las misiones
y sug
parte
bién los propios pueblos de Coyachi y Cusihuiriachi, Bernabé,
no es de extrañar
Papig
El
de la villa de Aguilar, no habla sido nada
por esa región, señalando que encontró
por la zona fue constante.
no por nada, la Compañía de Campaña, conti-
de reducciones
y jesuitas
a funcionar
el visitador
largo recorrido
por entonces:
en toda la Tarahumara
franciscanos
las minas se mantu-
en la vida de toda la región. La pacificación
de los acontecimientos
las fechas de fundación
ejemplo,
menos, diez veces mayor que el de los vecinos
olvidar además que mientras
el tráfico de gente y de muladas
fácil, no lo era tampoco
propios
infor
de españoles
cifrarse en varios miles de personas;
cambios
rahumaras,
y de gente de las castas que
decir que el número
29: Carta del Gobernador
declaraciones
de que los tarahumaras
sin efecto en
del gobernador
no se extrañaran
de Nueva Vizcaya sobre el estado de la provincia.
Neyra
y per 1703.
más, de la
Parral, noviembre de
632 Ver el l 105
tarahu
229
io
le IS 1-
~l le la 1-
.e IS 1-
n
)S 1-
.n
s, a, ir .n -a
la
presencia de españoles, castas y demás recién llegados en lo que otrora habían sido sus dominios. Desde luego, esta moneda también tenía su reverso. El hecho mismo de las explotaciones mineras y agrícolas de españoles en la región significaba auromáticamence la incorporación de los aborígenes locales como mano de obra. Efectivamente, desde los primeros años de funcionamiento de las minas de Cusihuiriachi las autoridades civiles españolas locales, al unísono con los misioneros, organizaron un vasto sistema de repartimientos para las haciendas de la región. Este abarco no solo los propios pueblos tarahumaras de Cusihuiriachi, Coyachi y San Bernabé, aledaños a las minas, sino también rancherías de la zona de Satevó y del río Papigochi, en especial el poblado del mismo nombre y el de Basúchil. Como tantas otras veces en el pasado y muy a pesar de las declaraciones optimistas del gobernador de la provincia, la situación aun no se había estabilizado, y pronto vino la reacción de los aborígenes. En 1690, el sistema de repartímientos hizo crisis y la guerra abrazó nuevamente la región de los tarahumaras. En los informes se dice que los primeros en amotinarse habían sido los "indios de servicio" y de repartimiento de Cusihuiriachi y Coyachi, así como la gente de los poblados del río Papigochi. Igual que para todas estas guerras, los motivos precisos que originaron esta y su geografía resultan difíciles de desbrozar. Lo que si sabemos es que las hostilidades fueron muy violentas y que terminaron extendiéndose mucho mas allá de la zona, abarcando desde la vieja misión de San Pablo, por el sur, hastaJanos por el norte. De hecho, varias de las incipientes misiones que los padres habían ido estableciendo en toda esta parte de la vertiente nororiental de la Sierra Madre resultaron afectadas, entre ellas las de Papigochi, Matachi, San Francisco de Borja, Temeichi, Tomochi y Carichí.632 Esta vez, sin embargo, las cosas evolucionaron de manera distinta de como había sucedido en décadas anteriores. Los españoles estaban asentados en la región de manera mas sólida yen numero mucho mayor que en el pasado y pudieron resistir. Lejos de retirarse, continuaron en el lugar. De hecho, la producción minera en Cusihuiriachi y Coyachi no solo no decayó, sino que se incrementó, lo mismo que la población española. Se calcula que hacia los primeros años del siglo XVIII ya había alrededor de doscientos vecinos, mas todas sus gentes, en las minas, las cuales llegaron a convertirse en las más importantes de la Nueva Vizcaya, desplazando a las de Parral. Desde luego que eso significo que la producción de las haciendas de campo, junto con el comercio y su inseparable trajín de gente y animales, creciera también en esa parte de la Tarahumara. Al mismo tiempo, la actividad de los misioneros fue favorecida y consolidada. Las misiones destruidas durante los acontecimientos de 1690 fueron rápidamente reparadas y permanecieron firmes, a pesar de nuevas asonadas de guerra, como las ocurridas en 1703. Esta vez los misioneros hablan llegado para quedarse. y no sólo eso, sino que esta región de la vertiente nororiental de la Sierra Madre se convertiría en el corazón de toda la acción misional jesuita en la Tarahumara.
de 632 Ver el informe de Marcos Fernández de Castañeda al gobernador Juan Isidro Pardiñas sobre la apostasía y rebelión de los tarahumaras
de las misiones del Papigochi en: Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano ...• p. 252.
230
Recapitulando, manera norte.
podemos
decir que la misión fue un fenómeno
lenta, al ritmo, precisamente, Podríamos
distinguibles.
incluso dividir esquemáticamente
La primera
e indispensable constituiría
fUe la larga y difícil pacificación
para la implantación
los alrededores
disminuidos
y movedizos
de alguna reducción.
del progresivo
reducciones
UN
en etapas bastante
militar, preludio
necesario
El conch:
en algún grado exiro-
rras h:
a los todavía muy belicosos, además
nusion
indios, dentro
de los límites o, al menos, en situadas
al norte del
fue tanto o mas larga que las anteriores.
éxito de esta tercera fase podría surgir, finalmente,
aquellas precarias
DE
en tierras de gentiles,
Para el caso de las misiones
esta última fase de evolución
de
español en el
10 que
de los misioneros
sas, se iniciaba la difícil tarea de ir concentrando
Conchos
su evolución
la segunda etapa del proceso. Si estas dos resultaban
de dispersos,
que se desarrolló
del propio avance del poblamiento
en pueblos de indios propiamente
la transformación dichas.
mestiz poraci
Sólo
Tanto
de
do un
francis de obr guíanl la fom
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1
ElI sional métod
de los I pos de ciones y no
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Crama del val
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eran gl prueba hecho, recarnl Por
XVII]
de las r
231
ito1ás en del ólo de
DE MISIONES
A PUEBLOS
UN TRÁNSITO
INCOMPLETO
DE INDIOS
EN LA CONCHERIA y EN LA TARAHUMARA:
El elemento que impulsa el avance de las misiones hacia el norte de los territorios de conchos y tarahumaras y que determina la permanencia misional en todas aquellas tierras había sido el avance del poblamiento español sobre estos mismos territorios. La vida misional se vería inextricable y permanentemente ligada con la presencia de españoles, mestizos, mulatos y gente de todas las castas. Sin embargo, eso no significa que la incorporación del indio norteño a la vida "en policía" se hubiera ya operado, ni mucho menos. Tanto en el caso de la Conchería como en el de la Tarahumara, el indio continuaba siendo un elemento "externo" a la sociedad. A principios del siglo XVIII tanto las misiones franciscanas como las jesuitas se habían convertido en importantes proveedoras de mano de obra para las explotaciones españolas, pero los indios que vivían en las misiones seguían siendo una ínfima minoría. Es decir, todo ese largo proceso aun no había dado pie a la formación de verdaderos pueblos de indios, al menos no en el sentido que este término tuvo siempre en el centro de la Nueva España, es decir, con tierras y cabildo propios y, sobre todo, concentrados en pueblos y separados de las "repúblicas" de españoles. El caso de las misiones franciscanas en la Conchería es muy ilustrativo. El trabajo misional franciscano en la Conchería siempre recurrió al traslado forzoso de indios como método para hacerse de catecúmenos. Por 10 general, los indios fueron ubicados a la vera de los establecimientos franciscanos, en donde se abrían pequeñas obras de riego y campos de cultivo para ellos. Sin embargo, una característica esencial de este tipo de reducciones es que por lo común funcionaron como anexos de los asentamiento s españoles y no como entidades independientes. Fue el caso, ampliamente estudiado por Chantal Cramaussel, de las reducciones de la vieja provincia de Santa Bárbara, en especial de las del valle de San Bartolomé. Por un lado, no hay que concluir que por el hecho de que este tipo de reducciones estuvieran ligadas con obras agrícolas, se hubieran convertido de inmediato en establecimientos bien arraigados y permanentes. Por el contrario, se trataba de asentamientos inestables, sujetos a tasas muy altas de mortalidad, lo mismo que a constantes escapatorias y revueltas. Muy poco es lo 'que se ha estudiado acerca de los conchos desde el punto de vista arqueológico. Sabemos sin embargo, por numerosos testimonios documentales, que se trataba de poblaciones que practicaban una pequeña agricultura en lugares propicios, combinada con la caza y la recolección de plantas. Todo indica que eran gente que mostraba patrones de asentamiento sumamente dispersos, más todavía que los que conocemos para los tarahumaras: Queda claro también que eran gente con muy poca capacidad de tolerancia para la vida en reducción, como lo prueba la altísima mortalidad que se presentaba en sus asentamientos de misión. De hecho, este tipo de poblado sólo sobrevivió como tal a lo largo del tiempo, gracias a un recambio constante de personas, por medio del traslado forzoso de nuevos aborígenes. Por otro lado, es interesante constatar cómo durante la segunda mitad del siglo XVII la creación de haciendas agrícolas precedió, en casi todos los casos, a la apertura de las misiones franciscanas. Para cuando los franciscanos se asentaron definitivamente,
232
y Santa Isabel, ya existían ahí
depart
algunas ya con varias décadas de
razón
durante la década de 1680, en lugares como Babonoyaba reducciones
de indios dependientes
estar funcionando. definitiva
administrarlos
como primeras
neófitos a
En muchas ocasiones, incluso, los indios quedaron
atados de
ciertan
a las haciendas,
así que los franciscanos
la cual mis tarde quedaría integrada
bre. Otro ejemplo, ya del siglo XVIII, tarahumaras
tuvieron
por su cuenta. Fue el caso de la reducción
mente a Babonoyaba,
<
era un:
De esta suerte, los franciscanos
esos indios de hacienda. manera
de las haciendas,
nunca llegaran realmente
a la hacienda
día los
sujeta original-
esto es
a la hacienda del mismo nom-
y otras
de Bachimba,
es el de la reducción
y conchos), que fue integrada
a
de Chuvíscar de Tabalaopa.
(que lo era de En otros casos,
riego, ' cristiai
como en el propio San Francisco de Conchos, en Santa Isabel, o más tarde en Nombre
suspu
de Dios, en la zona de Chihuahua,
de
"repub
en
alejadr
población
las primitivas
establecimientos quedado
reducciones
permanentes
integrados
asociadas a los conventos
de indios, pero siempre con la particularidad
"Tarahumara
el problema
de la formación
de reducciones
mucho más heterogéneas.
Nueva" es, en términos
de la misma. Terriblemente
con rasgos de vegetación
deforestadas
semidesértica,
muy distinta
parte central; sin lugar a dudas, esto dificulta ahora imaginar los tarahumaras te, los testimonios
de esta región al momento
pobre ni menos poblada
de la
y erosionadas
pUl
Dt
el río l cota justo
de la sierra alta en su
zona
cómo pudo ser la vida de
con los europeos.
d
un gr:
secas yen no pocas
de
y en especial por los misio-
en la
por Luis González Rodríguez, nos indican que en aquellos
casua
colonizadores,
de bosques de encinos y coníferas,
género de vida que no era demasiado
diferente
y no era ni más
Cusil
llevaban ahí un
puebl
del que incluso hoy en día conocemos
por ejemplo, la descripción
1
Pa
dades
que el resto de la sierra, y que los tarahumaras
para ese grupo. Veamos,
los
No obstan-
ésa región estaba cubierta
hallándose
del contacto
dejados por los propios
neros, como los recopilados
tarahu
La ver-
generales, un tanto más seca y menos fragosa que
hoy en día, muchas zonas de esta parte de la Sierra Madre aparecen
tiempos
y su trans-
de la Sierra Madre, donde se alzó la que sería la provincia jesuita
la sección central y occidental ocasiones
de haber
bargo,
en "pueblos de indios" tuvo características
tiente oriental
llegaron a convertirse
a pueblos de españoles.s"
En el caso de la Tarahumara, formación
poco a poco y por medio de sucesivos traslados
que el jesuita Joseph
Neumann,
en Coyachi, hizo de los tarahurnaras:
en un ahí) J
desrn por a
... Cultivan el maíz, que constituye el sustento principal de toda esta India Americana, vi-
neros
ven en valles amenísimos
XVl
y siembran los campos ribereños por la mayor humedad
requiere el maíz para que crezca fecundo y dé cosechas centuplicadas. fanega produce cien ...
que
y por lo general una
cerca: cash:
634
que e Tal Y como los etnógrafos Sierra Tarahumara, portaron
modernos
10 han demostrado,
el patrón de asentamiento
disperso que los observadores
desde los primeros tiempos no era una particularidad
633 Salvador Alvarez. Colonización
agrícola y colonización
634 Luis González Rodríguez. El Noroeste ...• p. 303.
en un medio como el de la
minera ...• p. 40.
puramente
europeos re-
"idiosincrásica'
ella t ejemj tacio
635 Ve Univers
de parte de los tarahumaras, sino sobre todo una respuesta a las condiciones del medio, en razón de la demografía en curso y de la tecnología disponíble.t" Dicho de otro modo, no era una situación que se pudiera modificar de la noche a la mañana, y de ello estuvieron ciertamente conscientes tanto misioneros como civiles.No obstante, el ideal era que un día los indios aprendieran a vivir en "policía" y llegaran a residir en verdaderos pueblos, esto es en establecimientos concentrados, con traza y limites definidos, casas-habitación y otras estructuras permanentes, principalmente la iglesia, además de tierras propias y de riego, anexas al pueblo, ya que tendrían que sembrar trigo y comer pan a la buena usanza cristiana. Una exigencia fundamental mas seria la presencia de catecúmeno s asentados en sus pueblos de por vida, que trabajaran las tierras y atendieran todas las necesidades de su "republicá; eso si, bajo la severa y constante tutela de los religiosos. Era un ideal no muy alejado de los conceptos del obispo Vasco de Quiroga en el siglo XVI. El pueblo de misión tarahumara que mis se acercaría a esta descripción fue sin duda el de Papigochi. Sin embargo, hay que decir que Papigochi no fue el ejemplo mis representativo de la evolución de los pueblos tarahumaras; antes bien, desde sus orígenes, fue figura de excepción. Después de nacer en las cumbres al sur de Pachera y Pichachi, sobre su curso medio, el río Papigochi forma una muy amplia llanura aluvial, la cual, al cruzar por debajo de la cota de los 2 000 metros, en un punto entre Mogoreachi y Guadalupe, se convierte en un gran valle de pendientes suaves y tierras fértiles. El pueblo de Papigochi se hallaba justo río abajo y al norte de este punto, a la vera de un muy amplio recodo del río que fue zona de inundaciones (hoy controladas hasta cierto punto por la presa de La Boquilla de Pahuirachi) con tierras muy ricas y una topografía propicia para el riego. Las bondades de este sitio fueron detectadas por los españoles desde sus primeras incursiones en la zona: no en balde lo eligieron para erigir la malograda villa de Aguilar y no por casualidad, en 1688, es decir apenas dos años después de la aperrura de las minas de Cusihuiriachi, había colonos españoles explotando tierras a la vera del río, muy cerca del pueblo de indios de Papigochi y se reportaba igualmente que la zona se había convertido en un gran centro de "rescaté' de maíz, de caballos salvajes (que todavía pululaban por ahí) y de otros productos. Como ya señalamos, la incipiente misión de Papigochi fue destruida durante la rebelión de 1690, pero a pesar de que las hostilidades continuaron por años, al igual que en el resto de la región, los españoles, tanto civiles como misioneros, muy pronto se recuperaron y regresaron para quedarse. A principios del siglo XVIII algunas de las pequeñas explotaciones agrícolas abiertas por los españoles en las cercanías del pueblo de Papigochi habían prosperado al punto de convertirse en auténticas haciendas. Un ejemplo es la hacienda de San Ignacio de Papigochi, cercana al pueblo, que en 1706 era propiedad de una cierta Maria de Arteaga, vecina de Cusihuiriachi; en ella trabajaban tanto tarahumaras como españoles y mestizos. Sabemos también, por ejemplo, que durante la década de 1720 varios mineros de Cusihuiriachi abrieron explotaciones argentíferas en Basúchil. De hecho, a todo lo largo del siglo XVIII la riqueza 635 Ver: Campbell W. Penningtan, University of Utah Press. 1963.
The tarahumar of México: their environment and material culture, Salt Lake Citv, Utah,
234
de las tierras del río Papigochi y los minerales de sus montañas adyacentes siguieron atrayendo a españoles y mestizos, que establecieron una estrecha y larga interacción con los tarahumaras locales. Lo mismo sucedió en otros pueblos, como en San Andrés y San Bernabé, los cuales se hallaban en 1744 ya rodeados por las tierras de Francisco Duro,636 y en Julimes pueblo casi encerrado por las tierras de la hacienda de San Marcos, deJuan Antonio de Trasviña y Retes, otro poderoso hacendado de Chihuahua.v" En cambio, hacia el interior del macizo de la Sierra Madre, la situación era diferente. Hacia el sur, por ejemplo, más allá de Mogoreachi, cerca de donde se fundaron durante la primera mitad del siglo XVIII las misiones de Pachera y Temeichi, el valle del río se estrecha, las tierras cultivables, ricas todavía, se hacen mas escasas y la topografía más escarpada. Ahí se dificultaba mucho más, si se considera la tecnología de la época, la apermra de canales de riego. En estos lugares, pero sobre todo en la sierra alta, Con su topografía agreste salpicada de pequeños valles aluviales, en donde las superficies irrigables son escasas y reducidas, la pequeña agricultura de humedad y temporal de los tarahumaras, con su patrón de asentamiento disperso, resultaba más eficaz. En varios lugares, españoles y mestizos acabaron adoptándolo y ajustándolo a sus propias condiciones. Encontramos, por lo tanto, misiones como las de Santa Maria de Cuevas, Carichi y San Francisco de Borja, que estuvieron quizás rodeadas de pequeños campos de riego, pero que dada la topografía de sus valles fueron insuficientes para sostener por sí solos una población amplia y estable. En sitios todavía más agrestes, como Saguarichi, Bacaburiachi, Teporachi y Tajirachi, el riego no pudo desarrollarse, más que en pequeños ancones, abiertos y sostenidos a base de no poco trabajo. En estas condiciones, las misiones no pudieron sino depender, más que de sus propios cultivos, de los granos y demás productos de temporal cultivados por los tarahumaras en sus rancherías dispersas por toda la sierra. Vale la pena aquí retomar las palabras de Joseph Neumann acerca de lo que era, en sí, un "pueblo" de tarahumaras: A cuantos moradores de una estrecha
habitan
amistad
pueblo y tratamos
pól ase el ta pa los en ne
ar~ en SI
me
el mismo valle a lo largo de un río o arroyo, por los vínculos
que los une entre si, los consideramos
miembros
de un mismo
de reunirlos en un mismo lugar, con su iglesia, aunque vivan diseminados
a lo largo de siete u ocho leguas ... y por el numero de valles se puede distinguir
el numero
de pueblos, aunque éstos tengan muy pocas familias ..• 638
p 636 Archivo de Instrumentos Francisco Tarín, propietario
de la hacienda Nuestra Señora de Guadalupe, jurisdicción
sobre vecinos y colindancias, de Jalisco, se encuentran
Públicos del Estado de Jalisco, TIerras y Aguas 28 no. 173, Solicitud
depositados
por Juan
de San Felipe el Real, informaciones
tierras de Francisco Duro. Recordemos Que en el Archivo de Instrumentos
Galicia, al cual estaba sometida
los papeles del juzgado de tierras y composiciones
Públicos del Estado
de la Audiencia
de la Nueva
en ese rubro la Nueva Vizcaya.
637 Archivo Histórico de Parral, Microñlmes propietario
de composición
University of Texas El Paso, 476-175 , 1716, Juan Antonio
de la hacienda de San Marcos, jurisdicción
pueblo San Antonio de lulimes. 638 Luis González Rodríguez, El Noroeste ..., p. 303.
de Trasviña y Retes,
de San Francisco de Cuellar, presenta títulos y colindancias
con el
y por lo mismo preferían alejarse. realmente
641
el patrón de asentamiento
Por ello, las misiones nunca lograron
transformar
de los indios comarcanos.
de los infor-
mes de los visitadores jesuitas de mediados del siglo también
cómo, por regla general, los misioneros
dicamente
a sus catecúmenos
los diversos sacramentos,
Analizando
XVIII, el mismo autor nos muestra
se limitaban
en realidad a reunir perió-
en las sedes de sus misiones, para doctrinarlos
para resignadamente
dejados partir nuevamente,
y aplicarles
11i
rE vi
una vez cump
plidos los tituales.642 El análisis de Merril, nos permite ver lo erróneo que resulta tratar de medir el éxito de la instrucción
doctrinal
a la cual estaban realmente
sometidos
los indios norteño s
re
dentro de las misiones, en razón solamente del tamaño de los templos de las misiones o
pi
de la calidad del mobiliario
o del adorno pictórico que éstos encerraban.
gi
sencillamente
no esperaron
a tener a "sus" indios bien asentados
y habituados
a la vida "en policía" para levantar en ellas templos notables, tan grandes y
en pueblos, doctrinados
tan bien ataviados, como el límite de sus fuerzas y las condiciones permitieran.
Resulta sumamente
Los religiosos
de esos lugares se los
sugestivo ver cómo, en una época tan temprana
vida de estas misiones de la "Tarahumara
para la
Nueva" como la década de 1680, encontramos
proyectos, e incluso obras en curso, para la construcción
de templos. Buenos ejemplos son
la
pc Il: ar /l.
11
las iglesias de Nombre
de Jesús Carichi, San Lorenzo y Santa Maria de Cuevas, cuya pla-
bil
neación y construcción
se inició en momentos
zar una paz duradera.
Para crear estas obras los padres debieron llevar hasta estos sitios
G lal
a todo tipo de artesanos:
en que la región comenzaba
oficiales de obra, canteros, carpinteros
apenas a alcan-
y pintores, entre muchos debieron ha-
aq
cer llegar hasta allí. Ellos siempre tuvieron necesidad de alguien que cumpliera con multi-
ra:
tud de trabajos que los neófitos indígenas desconocían,
o se negaban a ejecutar: gente que
CQ
casas, trabajar la madera y el cuero, abrir canales de riego y labrar tierras,
de elI
más. Pero estos especialistas
supiera construir construir
no eran los únicos no indios que los misioneros
molinos, arrear y matar ganado, criar caballos y mulas, hacer carbón, y también, reservados
qu
intituló su crónica:
JUf
músicos. En realidad, las misiones, no fueron nunca lugares de aislamiento solamente a los padres y a sus neófitos. No en balde Joseph Neumann
Historia de las sublevaciones que contra los misioneros de la Compañía deJesús y sus auxiliares promovieron las naciones indias ante todo la tarahumara:6-H estos "auxiliares" fueron un ele-
tal
mento esencial en la vida de las misiones, aunque casi no han sido estudiados.
su
Otra faceta a recalcar es que para sostener las misiones, con todos sus auxiliares, estantes y pasantes,
era necesario contar con la mano de obra y los recursos de los indios,
los cuales eran, finalmente, misiones
tarahumaras
el objeto de toda esta empresa. Como en el caso de las viejas
del sur, en esta nueva provincia
los indios hizo que los padres encontraran
641 William
lo
Merril, "La indoctrinación
Aguirre al final de la época jesuítica",
la dispersión
en el repartimiento
religiosa en la tarahumara
colonial:
105
informes
en la que vivían
una solución,
de 105 visitadores
Actas del 11Congreso de Historia Regional Comparoda,
no ideal,
Lizasoain y
Ciudad luárez, Universidad
sU!
la
I
ap4 del de sus
644
Conc
Autónoma de Ciudad luárez, 1990, pp. 293'295.
645
6421bid.
Iiem
643 Para una edición reciente: joseph
Neumann, Historia de las sublevaciones indias en la Tarohumaro; introducción y edición
Bohumir Roed/; traducción Simona Binková, Praga, Universidad Carolina Iberoamericana Pragensia, Supplementum
6, 1994.
pueb sépti
237
os
y os la os
es'os,
eal,
pero al menos práctica para hacer congregar, así fuera periódicamente, a sus neófitos, en especial a los mis dispersos y retobados. No es extraño entonces que durante prácticamente todo el siglo XVIII, la misión permaneciera siempre muy estrechamente ligada al repartimiento: una relación no exenta de contradicciones, cierto, pero duradera, eficaz y ventajosa tanto para los eclesiásticos-como para los civiles españoles. Andando el tiempo, algunas de las misiones tarahumaras, en particular las del río Papigochi, se convertirían en importantes proveedoras de maíz y de trigo para el distrito de Chihuahua. Cabe llamar la atención sobre el hecho de que se trataba de una región en donde existió desde épocas tempranas, como ya hemos visto, una fuerte y prolongada interacción entre agricultores españoles y los pueblos de misión. Otras regiones de tarahumaras y concho s, como Babonoyaba, Satevó y Nonoava, y la propia Cusihuiriachi, también enviaban granos a Chihuahua, al igual que varias misiones de la provincia de Sonora, como Basaraca y San Ignacio de Sonora, Ostimuri y Yécora, pero en estos casos la mayor parte de los granos era de maíz, y de éste, mucho era del llamado "rescaté: Esta era una práctica que consistía en la organización de partidas armadas de españoles, las cuales salían a recorrer las rancherías de los indios, para "intercambiarles" de grado o de fuerza, su maíz y demás mantenimentos, a cambio de bienes diversos, o incluso de promesas, como la historia relatada por eljesuita Antonio Gomar de Cerocahui, acerca de un tal Chávez, quien pedía maíz a los tarahumaras de las barrancas, a cambio de una supuesta exención de rriburos.s" En cambio, la zona del Papigochi enviaba cantidades importantes de trigo hasta aquel distrito. La intensa interacción que se dio entre españoles e indios confirió características particulares a la colonización de la región del Papigochi. Una muy clara y contundente confirmación de lo anterior la tenemos en el hecho de que el único "pueblo de indios" de todo el norte novohispano, incluyendo la Nueva Vizcaya central y con ella la región de los tepehuanes, la Tarahumara, la Conchería y la provincia de Sonora, que recibió un titulo primordial de tierras formalmente expedido directamente por el Juez Privativo y Superintendente General de Ventas y Composiciones de Tierras y por lo tanto, reconocida oficialmente por la Corona, fue precisamente el de Papigochi. Esto sucedió en 1770, cuando Joseph Gregorio de Mendoza recibió un título por tierras de su hacienda, colindantes con las del pueblo de indios. Los franciscanos herederos de la custodia de esa misión después de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, apelaron esa decisión y dos años mis tarde lograron que la corona, por intermediación del Juzgado Privativo de Ventas y Composiciones de Tierras, con sede en la Audiencia de Guadalajara, le titulara a Papigochi su "legua cuadrada" "por razón de pueblo'; es decir sus "propios" 321/4 caballerías de tierra que les había usurpado Mendoza.f" Vale la pena 644 AGI Guadalajara 156. Carta de Antonio (anchos.
Gomar SI a Juan Fernández de Retana capitán del presidio de San Francisco de
23 marzo 1696. en: Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 377.
645 El tftulo se halla en el Archivo de Instrumentos
Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia.
Tierras y Aguas 41 no. 43: Título de merced de a los naturales del pueblo de Papigochi de una legua cuadrada por razón de pueblos por vla de adjudicación séptimo intitulado
y restitución
de 32 caballerías de tierra. 20 de junio de 1772. Ver al respecto el capítulo
El pueblo de Indios en el norte novohispono.
recalcar que quien solicito y obtuvo el titulo de tierras no fue el "cabildo y gobierno" del pueblo de indios de Papigochi, el cual, de hecho, no existía, sino los franciscanos bajo cuya tutela se encontraba ahora el pueblo. Los jesuitas, en cambio, nunca obtuvieron titulo primordial formalmente expedido por la Audiencia por intermedio del Juez Privativo de Ventas y Composiciones de Tierras y formalmente reconocido por la Corona, para ninguno de sus pueblos de misión. Esto no significa que el amparo que brindaban a "sus"indios fuera menos firme que la protección que les dieron luego los franciscanos. Por el contrario, en más de una ocasión los jesuitas se opusieron a la irrupción demasiado agresiva de terratenientes españoles en las colindancias de sus "pueblos" de misión. En ese tipo de situaciones, los jesuitas ciertamente llegaron a oponerse a las pretensiones de los terratenientes españoles, reivindicando la posesión ancestral de las tierras en litigio, por parte de los indios de las misiones. Fue el caso en 1710, cuando Juan de Dios Carrasca, vecino del Valle de San Bartolomé,intentó titular tierras realengas en las vecindades de Santa María de Cuevas, a lo cual se opusieron los misioneros jesuitas del lugar, en razón justamente de la posesión que los indios de ese lugar, sujetos de la misión, habían detentado ancestralmente sobre esas tierras. El conflicto se solucionó mediante la ejecución de medidas y el otorgamiento al solicitante Carrasca, de un sitio que fue declarado realengo y por lo tanto, como no perteneciente ni poblado por los indios de la misión vecina.646 De hecho, este no es sino un ejemplo de múltiples intervenciones de este tipo por parte de los jesuitas en defensa de las tierras de las misiones: algo que fue común, tanto en la Nueva Vizcaya, como en la provincia de Sonora. Apoyados sobre el viejo principio que prohibía a los civiles españoles asentarse a la vera de los indios y fuertes en su posición de tutores y protectores de los mismos, los jesuitas nunca consideraron realmente necesario emprender un trámite formal de medición y titulación de tierras a favor de sus protegidos. Esta es la razón por la que ningún procedimiento de este tipo, aparece registrado ni en los archivos de la Audiencia, ni en los de la Real Hacienda. En cambio, unas décadas más tarde, ante la creciente presión de los hacendados españoles sobre las tierras otrora detentadas por los tarahumaras de la zona del Papigochi, los franciscanos se vieron precisados a recurrir a este tipo de procedimiento para defender las tierras de un grupo de misiones que ellos mismos habían heredado del periodo jesuita en esa zona. Con todo, esto nos muestra también hasta qué punto las condiciones del resto de los pueblos tarahumaras eran distintas a las de Papigochi. Pero, nuevamente regresamos al tema de que si estas misiones no habían dado pie al surgimiento de verdaderos "pueblos de indios" como los que había en Nueva España con sus cabildos, cofradías y 'cajas de comunidad" (Cómo explicamos la existencia allí, de templos de buena factura y bien adornadosr La respuesta es que fuera del trabajo de los propios indios en la construcción de estos templos, mucho del resto llegó del exterior. Lo que es más, de todo lo que vino del exterior, la mayor parte llegó por obra y peculio
de p en de
qu co
(O
Me
174
646 Archivo de Instrumentos
Públicos del Estado de Jalisco, Real Audiencia de la Nueva Galicia, TIerras y Aguas 43 no. 28,
Título de tierras a Juan Carrasco, vecino del Valle de San Bartolomé, en la jurisdicción
de Las Cuevas, 3 de junio de 1710.
64 de
239
de las órdenes religiosas al unísono pudo ser adquirida
con benefactores
civiles, y solo una pequeña
con los fondos de las propias misiones. Lo anterior queda muy claro
en los trabajos de Harold
Bradley Benedict y Susan Deeds acerca de la administración
de los bienes ("temporalidades")
jesuitas
después de su expulsión de los dominios
rey de España.r" En el caso de las misiones de la Tarahumara en moneda
o en plata, el fiscal encargado
poco resultaba "vendible" No entrando
en esa operación
se dio cuenta de que muy
los objetos de culto, lo único
que el fiscal pudo rematar y eso a un valor muy disminuido, colegio de la Compañía
tenía en Chihuahua:
Tabalaopa,
fueron las haciendas que el
Dolores, Mápula, La Ciénega
y las estancias de San Marcos y San Diego. De las misiones, prácticamente pudo ser vendido fue un poco de ganado, el cual fue transportado grandes pérdidas, en moneda
además de algún grano que los jesuitas
o labrada
del
y de la provincia de So-
reales de "liquidar" todo y entregar el monto
nora, ante la exigencia de las autoridades de lo recaudado
parte
lo único que
con enorme trabajo y
tenían en sus trojes. De plata
u otros bienes vendibles no había casi nada. Esto nos muestra,
por una parte, que las misiones,
incluso las más "ricas" y mejor "administradas';
estaban
todavía lejos de ofrecer otra cosa que no fuera el trabajo de sus indios y algunos bienes de campo, como ganado o granos: en eso consistía su "riqueza', Todo esto no viene de ninguna misiones
tuvieron
para reflexionar
manera en desdoro del lugar y de la función que las
en la vida norteña
durante
acerca de la naturaleza
la Colonia.
Por el contrario,
de la empresa que acometieron
los misioneros:
se trataba de un objetivo salvífico que iba mucho más allá de crear riquezas y administrar
del ejército cristiano'; manteniendo Miqueo
a los indios en la infidelidad
de los medios materiales y presencia
finalmente
un día un orden terreno
disponibles
integrante
no necesitaba justificación a la sociedad
de su funcionamiento.
duradera,
templos en medio de las
ni autorizaba
la misión terminó
ahorro alguno. convirtiéndose
que la generó, es decir, llegó a formar parte
La conversión de los indios no dejo de ser, finalmente,
una faceta mas de un procesa mayor: el de la expansión los territorios
mucho mis allá
en los lugares de misión. La labor de darle todo el
Al mismo tiempo, como toda obra humana connatural
acorde con los de-
iba para los misioneros
posible al "ejército cristiano'; levantando
tierras de aquellos "bárbaros'; en un elemento
a pesar de las décadas
desde la llegada de los religiosos, como lo expresaba José María
en 1745.648 Instaurar
signios divinos, era una obra cuya importancia esplendor
materiales
al demonio, "el cual ha querido fijar sus reales en medio
bienes: expulsar
y siglos transcurridos
nos da pie
de la sociedad española hacia
ignotos del norte de aquellas Indias Occidentales,
para cuya conversión la
647 Ver. por ejemplo: Susan Deeds. Rendering unto Coesar. The Secularization
of lesuit Missions in Mid-Eighteenth
Durango. PHD. Tucson,
The Distribution
University
of Arizona,
1981. Bradley Benedict Harold,
erties in Mexico With Special Reference to Chihuahua (Doctor of Philosophy.
University
of Washington.
Mexicana. V.22. no.i, jul.-sep .• 1972. P.24-33:
1767-1790. Washington.
ot Expropiated
University of Washington.
1970); "El saqueo de las misiones de Chihuahua,
La administración
de temparalidades
Century
lesuit Prop-
PHD Diss Tesis
1767-1777".
Historia
y haciendas en Chihuahua colonial.
2767-1820. México. Casa Londres. 1998. 648 AGN Jesuitas 1-16. Carta de José María Miqueo al provincial
Cristóbal de Escobar y Llamas. Nuestra Señora de Loreto
de Yoquivo. 7 de marzo 1745. en: Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 347.
Divina Providencia había colocado en manos de los cristianos y la Corona de España. La misión evoluciono necesariamente al ritmo que le impuso el avance de la presencia de la nueva sociedad colonial en aquellos territorios, y al mismo tiempo, la propia misión se convirtió en un catalizador de aquel avance. De hecho, ahí en donde el poblamiento falló, la misión no llego a fructificar. Fue el caso de la última gran empresa misional que se dio en la Nueva Vizcaya al norte de Chihuahua durante el siglo XVIII: la de las misiones de La Junta de los Ríos Concho s y Bravo. Si bien estas misiones llegaron durante algún tiempo a ser incluso proveedoras de granos para Chihuahua, a la larga, ante la debilidad del poblamiento civil en la zona, terminaron colapsando, para finalmente ser reemplazadas por un presidio ...
CAPITl
El in de ir
Ur Nuev,
suprel res COI dífere. camen ritario mejor
y man jerarca ti
_
senon
ron en de con tarea e origen conqul Par una ab
dores, una nu
posible Se fuer dadesl Españ, nial inl 649 Publi v. 24, pp. 650 Para del centro
651 En 15 no se les
I
poner que Del señor!
1992, p. 8 652 Ver, p
A manera de epílogo ... El indio norteño como parte de la sociedad colonial: el pueblo de indios en la frontera septentrional novohtspana=
CAPITULO
te ser
VII
Uno de los aspectos más interesantes del periodo posterior a la conquista de la Nueva España, cuando la presencia de los españoles se vio consolidada y afirmada su supremacía frente a los indios, es constatar los grandes esfuerzos que los conquistadores consagraron a la identificación de vínculos de dependencia y tributación entre los diferentes centros de población indígena. Confrontados con una sociedad demográficamente densa, fuertemente estructurada y siendo ellos mismos infinitamente minoritarios, los españoles se apercibieron de inmediato que ese era el medio más eficaz, o mejor dicho, el único capaz de asegurarles una pacífica administración de los tributos y mano de obra de los indios. Así, los descendientes de los antiguos tlatoani y otros jerarcas del mundo azteca, no sólo se vieron súbitamente "reconocidos" como "nobles'; "señores" y "caciques" dentro de la sociedad española, sino que muchos de ellos recibieron encomiendas y otros más, incluso, establecieron vínculos matrimoniales con casas de conquisradores.t'" A cambio de esos privilegios, a una parte de ellos se les asignó la tarea de asegurar el control directo de las viejas configuraciones socio-territoriales de origen prehispánico que habían sobrevivido a la conquista, a muchas de las cuales los conquistadores llamaron simplemente "pueblos de indios':651 Para el caso de los territorios que formaron parte del área de influencia mexica, existe una abundante historiografía que pone de manifiesto la manera como los conquistadores, desde las primeras décadas del régimen colonial, poco a poco dieron forma a una nueva jerarquía de los núcleos de población indígena, siguiendo en la medida de lo posible patrones de organización identificados por ellos como de origen prehispánico. Se fueron distinguiendo y separando así las "cabeceras"o pueblos principales, de las unidades menores dependientes de éstos, como fueron, en el caso del centro de la Nueva España, los barrios o "calpulli" y los "altépetl':m Así, desde los albores del régimen colonial infinidad de unidades sociales y territoriales fueron agrupadas de ese modo, como en: Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, El Colegio de Michoacán, no 95. verano 2003.
649 Publicado originalmente
v. 24, pp. 113'164 650 Para una buena recopilación
documental
del centro de México después de la conquista. 651 En 1533. por ejemplo.
sobre este tema: Emma Pérez Rocha· Rafael Tena eds .• La nobleza indígena México Instituto
el Consejo de Indias determinó
no se les debe quitar enteramente poner que los indios trabajen
la superioridad
Nacional de Antropología
que sobre ellos han tenido, antes se les debe proveer que puedan pro-
en sus haciendas y que no vivan ociosamente ... Citado por: Margarita Menegus Bornemann.
Del señorío o la República de Indios. El caso de Toluca 1500'1600. Madrid. Ministerio
de Agricultura
1992. p. 83· 652 Ver. por ejemplo:
e Historia. 2000.
que a los caciques por quienes los indios se solían gobernar
Margarita Menegus Bornemann,
Del señorío ..• en especial pp. 41'72.
Pesca y Alimentación.
formando parte de esa categoría genérica tan propia al régimen colonial indiano, que fue
co
la de "pueblos de indios': Este proceso que se dio de manera similar en todas las antiguas
tie
zonas de alta civilización
de
de América,
esenciales para conformación
se convirtió
de la estructura
a la larga en uno de los elementos
social del mundo
colonial. Baste rnen-
por el gobierno virreinal, más de 2000 "pueblos de indios" tan sólo de la Nueva España.653
puestos en repertorio
en el área mesoamericana
El "pueblo de indios" apareció desde el origen mismo de la sociedad una entidad periodo
territorial,
jurídica
colonial, en numerosas
y políticamente
y disputas
cesos judiciales
colonial, como
activa. Desde las primeras
décadas del
regiones del centro de Nueva España, podemos
trar a caciques, "nobles" y cabildos indígenas, involucrados que los oponen
pu
XVI, fueron reconocidos y
cionar que se calcula que durante la primera mitad del siglo
en enmarañados
a encomenderos,
propietarios
ca
"p
de pe
encon-
ve
y largos pro~
rIC
territoriales,
m
justicias,
miembros
de cabildos españoles, órdenes religiosas y otros sujetos del mundo
de
español,
a quienes
disputaban
frl
indígena,
sus servicios
la atribución
personales
ello no significó tampoco
y tributos.
jurisdicción
sus tierras, expedidos
sobre la misma por parte de sus vasallo s, resultaba
en que su continuidad
dependía
de la voluntad
de títulos expedidos
por la autoridad
til
m
a la posesión
siempre precaria,
de la Corona.
directamente
De hecho,
por la Corona,
el
el
hi la
más sin embargo, los títulos
X
real eran los únicos que podían dar un carácter de cierta de la misma.654 Siendo los indios sujetos directos de la Coro-
la
se consideraban,
Por lo mismo, la Corona
del régimen
colonial, titular expresamente
de suyo, como formando
no consideró
necesario,
parte del real
al menos en los inicios
tales tierras a nombre
fue sino más tarde, cuando la caída fulgurante
de la población
de esos pueblos.
indígena
promovió
d d d
No
él
una
n
cada vez más intensa, por parte de españoles y castas, de tierras antiguamente por aquellos, que la Corona
se vio precisada
a revisar los derechos
tían a unos y a otros para su posesión. Así, en 1568, el recientemente II expidió una cédula en la que determinaba por que nadie osara usurpar
que las justicias
sido mercedadas
particulares':655 Consecutivamente,
que asis-
coronado
en Indias deberían
los derechos que asistían a la Corona
tierras baldías que no hubieran o personas
a la
qt
patrimonio.
ocupadas
obtuvieran
el
privativa sobre todas las tierras en esa parte del mundo. De esa suerte, toda
na, las tierras que usufructuaba
ocupación
recalcar que
ea
por la autoridad
perpetuidad
menos)
directamente
sobre la tierra era siempre revocable en principio,
expedidos
es necesario
en tanto que señores de las Indias, los reyes de España
incluso en el caso de la posesión dominio
Sin embargo,
de población
ejercían
forma de posesión en la medida
sobre núcleos
que todos esos "pueblos" (ni mucho
larga títulos en forma amparando real. Como sabemos,
de derechos
o expresamente
Felipe
te
velar
d
sobre todas aquellas concedidas
CI
a "lugares
con la emisión de las famosas cédulas de
te n
p e
653 René García Castro. Los pueblos de indios .... p. 143.
t;
654 Ver por ejemplo: Mario Góngora, El Estado en el derecho indiano. Epoca de fundación ('492.'570). Santiago de Chile.
e
Editorial Universitaria.
c
'95'.
pp. 140.142.
655 Margarita Menegus Bornemann,
Los títulos primordiales
de los pueblos de indios, en: Margarita Menegus coord .. Dos
décadas de investigación en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat Assadounan, México, El Colegio de México·
ClESAS . Instituto
Mora - UNAM CEU, '999, p. '39.
6
composición de 1591, se dio inicio al largo y gradual proceso de titulación formal de las tierras para indios y españoles, en especial de los baldíos reales nuevamente ocupados, de las que se hallaban en disputa o bien, de aquellas cuya posesión legítima podía ser puesta en duda y debían, por lo tanto, ser restituidas al real patrimonio.656 Vale la pena recordar este conjunto de hechos básicos y bien conocidos, para recalcar simplemente cómo, desde los albores del régimen colonial, la conformación de "pueblos de indios" se operó en primer término a través del establecimiento de vínculos de tipo jurisdiccional entre núcleos de población autóctona y autoridades sancionadas por los españoles, como los caciques o los cabildos de indios. Eran estas entidades a su vez las que establecían vínculos de ese tipo mismo tipo con encomenderos, propietarios españoles, religiosos o en su caso, con villas y ciudades de españoles. Como veremos, fue un principio que se aplicó no solamente en las regiones densamente pobladas del centro de la Nueva España o del Perú, sino que operó igualmente en las zonas de frontera y en especial en el norte novohispano. Tanto en unas regiones como en otras, el establecimiento de vínculos jurisdiccionales del tipo expresado precedió por mucho tiempo, en ocasiones por siglos enteros, al surgimiento de unidades territoriales bien medidas, amojonadas y tituladas por la autoridad real. Igualmente, es interesante recalcar que tanto en uno como en otro caso, de entre los numerosos núcleos de población que fueron incorporados a la categoría de los "pueblos de indios': sólo un pequeño y en algunos lugares, Ínfimo porcentaje de entre ellos, alcanzó en algún momento de su historia, el privilegio de la obtención de un título real amparando sus tierras. Cierto, las disposiciones sobre tierras emitidas por la Corona desde la segunda mitad del siglo XVI para la salvaguarda de su jurisdicción privativa sobre las tierras en Indias y la titulación de tierras de indios y particulares, fueron de aplicación general para el conjunto de las Indias. Más sin embargo, cabe decir que las circunstancias que en las regiones densamente pobladas de las Indias, como el centro de la Nueva España o el Perú, dieron origen al fenómeno de la titulación formal de tierras de indios y españoles en .épocas tempranas, no necesariamente se dieron de la misma manera ni con los mismos ritmos y tiempos en zonas de frontera: tal fue el caso del norte novohispano. Este último es, como mencionábamos, un punto de una gran importancia para comprender lo que sería más tarde el papel del "pueblo de indios" en las fronteras sep~ tentrionales. Ni el hecho de la incorporación de un núcleo dado de población indígena dentro de la categoría de "pueblo de indios': ni tampoco el reconocimiento de sus autoridades como legítimas y actuantes por parte del régimen español, garantizó nunca, ni mucho menos, la posesión definitiva de sus tierras. Desde ese punto de vista y para propósitos descriptivos, sería útil dividir entonces el desarrollo de los pueblos de indios en el mundo colonial americano (y novohispano en particular) en dos fases bien distintasoLa primera correspondería al periodo de la conquista y primera expansión colonial española en los diversos territorios americanos. Durante ella, una gran cantidad de núcleos de población indígena fueron rápidamente incorporados, en grandes bloques, a la 656 Ibid.
244
categoría de pueblos de indios y por lo tanto a la de tributarios, sin que ello significara todavía su transformación en entidades territoriales bien delimitadas. Para el centro de la Nueva España, la importancia e intensidad de esta primera fase queda bien ilustrada por los grandes recuentos y matrículas de pueblos de indios tributarios realizados por los españoles durante la primera mitad del siglo XVI.657 Como veremos a continuación, en las fronteras septentrionales los españoles intentaron también, desde el inicio de su conquista, incorporar a una gran cantidad de núcleos de población indígena a la categoría de pueblos de indios tributarios. Pero en aquel caso, el fenómeno se desarrolló bajo ritmos y pautas muy diferentes que en las zonas de altas culturas del centro de la Nueva España o del Perú. Una segunda fase de este fenómeno habría correspondido entonces, al proceso de la lenta consolidación de una pequeña parte solamente de aquellos primigenio s pueblos de indios, como entidades so~io-territoriales dotadas de límites bien definidos y, al menos en principio, permanentes. La incorporación de los antiguos núcleos de población y unidades territoriales indígenas a la esfera de la sociedad colonial fue larga y compleja: tanto, como vasta y heterogénea lo fue también la geografía cultural heredada del mundo prehispánico. Como veremos a continuación, al igual que en el mundo mesoamericano, en el norte central y más específicamente en Nueva Vizcaya, los pueblos de indios que lograron a la larga consolidarse, permanecer como tales y eventualmente adquirir títulos expedidos por la Corona amparando sus tierras, debieron transitar con éxito por un muy largo e intrincado camino: el que los llevó desde su integración a la esfera del mundo colonial como "pueblos de indios" tributarios, hasta su consolidación como entidades socio-territoriales estables. Como lo hemos evocado arriba, en la "Mesoamérica nuclear" los españoles lograron establecer en un tiempo sorprendentemente corto y en un contexto que podríamos calificar de pax hispánica,658 una muy compleja y extensa red de asentamientos indígenas
657 Ver, entre otros: "Memorial conquistado
de Hernán Cortés sobre las cosas de la Nueva España refiriendo
los pueblos que había
año de 1524" en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza, Colección de documentos
inéditos relativos
al descubrimiento
Madrid 1864-188442 de los pueblos
conquista y organización
de las antiguas posesiones
españolas de América y Oceanfa,
vols., vol. 12. Madrid 1869, pp. 277- 285; Francisco González de Cossío ed., El libra de las tasaciones
de la Nueva España, México, Ediciones del AGN, 1952; Tributos de los indios de la Nueva España. Año de
1536, Boletfn del AGN, Primera Serie t. 7 abr-jun 1936 no.
2
Troncoso, Papeles de Nueva Éspaña. Geografía y estadística.
pte.1 y t. 7 no. 3 jul-sept
por orden alfabético,
del
siglo XVI, entre ellos: Luz María Mohar Betancourt, El tributo mexica en el siglo XVI: anólisis de dos fuentes pictogróficas,
a Moctezuma,
México, C1ESAS,1997. Hagamos mención igualmente
acerca de las antiguas formas de tributar de los señores maneras y diferencias
de 1554. Sobre los tributos
de los textos historiales
que los
del siglo XVI,
de los indios, como por ejemplo el de Alonso de Zorita, Breve y sumaria relación
que había de ellas en la Nueva España y en otras provincias
comarcanas y de sus
leyes y usos y costumbres ... y de /t¡ forma que tenían en les tributar sus vasallas, México, Imprenta Chavez Ehayoe, 1941. Desde luego, no podríamos donde se encontrarán
dejar de mencionar al pionero de esta temática en la historiografía
igualmente
sobre la Nueva España, en
numerosas referencias del tipo de las citadas arriba: José Miranda, El tributo indígena en
658 Retornando el concepto empleado por: José Miranda, "La Pax Hispánica y los desplazamientos v. CXXV, nov-dic 1962.
rrolla
el fer
lo ha por ~ "puel
pre t hech sus ti territ zand atenc
medi fuere
659 O,
660 Se
lndians "La
eVI
gacioru yaspe
105 PUl
Las ea
llnlver: meno
Nueva España en el siglo XVI, México, México El Colegio de México, 1952.
Cuadernos Americanos
existe dela] muy 1 coma N daal ha si, de lo: colon
Madrid,
Sucesores de Rivadeneyra, 1905. Puede hacerse igualmente mención de los estudios realizados sobre fuentes tributarias
indios pagaban
españ
1936 pte 2; Francisco del Paso y
Suma de visitas de pueblos
México, CIESAS Cuadernos de la Casa Chata 154, 1987; José Luis de Rojas, Información
ligade en eS que SI por al y poli pobla de pa plaza
de pueblos indígenas",
y real,
genera
ge/izat
245
ligados al mundo español por vínculos no sólo de gobierno, sino también (hecho capital en este contexto) de tributación en productos y servicios personales. Es indubitable que semejante fenómeno sólo fue posible en tan corto tiempo, en regiones dominadas por altas culturas agrícolas, demográficamente densas y dotadas de estructuras sociales y políticas complejas y fuertemente jerarquizadas. Es verdad que cualquier grupo de población, grande o pequeño, puede quedar bajo lajurisdicción y gobierno de un centro de poder externo y lejano, sin que ello signifique la necesidad de desmembrarlo o desplazarlo físicamente. Sin embargo, no debemos olvidar que en el caso de las posesiones españolas del Nuevo Mundo, factores como las dificultades de control derivadas de la existencia de patrones de asentamiento disperso, el temor a la guerra y la violenta caída de la población aborigen, movieron a los conquistadores de Nueva España, desde épocas muy tempranas, a desplazar a los indios y reunirlos en nuevos centros de población, tal y como lo habían preconizado desde mucho tiempo antes ya, las "Leyes de Burgos':659 No es por casualidad, en efecto, si una parte substancial de la historiografía consagrada a la formación de los pueblos de indios en las regiones centrales de la Nueva España, ha sido consagrada al fenómeno de las reducciones: se trata, sin lugar a dudas, de uno de los temas clave para la comprensión de la evolución del pueblo de indios en el mundo colonial americano.t'" El hecho de que la "reducción" de los indios en pueblos, se desarrollara en Nueva España, por regla en general, en ausencia de guerra, no significa que el fenómeno no entrañara en sí mismo, un grado importante de violencia. Como bien lo ha puntualizado Bernardo García Martínez, incluso en el caso de regiones ocupadas por sociedades avanzadas de cultura plenamente mesoamericana, la conformación de "pueblos de indios'; a la manera como los conquistadores los entendían, entrañó siempre transformaciones profundas en el seno de las sociedades indígenas locales. El sólo hecho de imponer vínculos jurisdiccionales fijos entre las nuevas "cabeceras" de pueblo, y sus respectivos "sujetos'; significó necesariamente la homogenización de unidades socioterritoriales que habían sido originalmente de muy distintos tamaños y tipos. Así, analizando el caso de la región de la Sierra Norte del actual estado de Puebla, el autor llama la atención acerca de cómo, el establecimiento de ese tipo de vínculos jurisdiccionales, irremediablemente dio nacimiento a entidades territoriales nuevas, cuyos límites y funciones fueron por necesidad distintos de los que habían operado tradicionalmente en la zona: 659 Ordenanzas para el buen tratamiento 660 Sobre los inicios de la reflexión Indians of New Spain 1598-1606".
de los indios. 23 enero 1513...• op.
historiográfica
at.,
pp. 38'39.
sobre el tema: Howard F. Cllne, "Civil Indian Congregations
Hispanic American Historical
of the
Review XXIX. no. 3 ago .• 1949. pp. 34-369. Peter Gerhard.
"La evolución del pueblo rural mexicano 1519-1975". Historia Mexicano 24. 1975. pp. 566-578; del mismo autor: "Congregaciones de indios en la Nueva España antes de 1570". Historia Mexicana XXVI. 1977. pp 247-295. Algunos antecedentes
y aspectos generales de la cuestión son abordados también en: Magnus Mamer. La Corona española y los (aráneos en los pueblos de indios de América. Estccolmo, Almqvist Las congregaciones Universidad
de Valladolid.
1975; más recientemente
meno en general hasta finales del periodo colonial:
y rectificaciones. generalidades gelizatorio
& Wiksell. Serie A.• Monografías l. 1991; Ernesto de la Torre Villar,
de indios como una fase de la política de población
México. UNAM Instituto
sobre las reducciones
y un control hegemónico".
y colonización en América. Valladolid. Valladolid
el mismo autor ha tratado el tema de las transformaciones Congregaciones
de Investigaciones
del fenó-
de los pueblos de indios. Fase terminal: aprobaciones
Históricas. Serie Historia Novohispana 54. 1995. Para algunas
realizadas por órdenes religiosas: Enrique Oussel, "Las reducciones un modelo evanChristus Revista de Ieoloqlo,
no 551. dic 1981. pp 19-23.
Si bien cada alréperl poseía un centro, indudablemente
ligado a la persona y al linaje de su
tlaroani, nada indica que ese centro tuviese una expresión espacial equivalente a la de una
pel
cabecera o capital moderna ... cualquiera que fuese el centro del altépetl, cabría encontrar
col
en él un sitio asociado a funciones rituales y políticas, pero no necesariamente
COI
un centro de
intercambio o población, sobre todo si se toma en cuenta el patrón de asentamiento so que prevalecía en Mesoamérica
do,
disper-
Ga
y más aún en áreas abruptas como la sierra ... 661
y(J
El autor toca aquí uno de los problemas centrales en la historia de la conformación de los pueblos de indios, no solo en la Nueva España mesoamericana, sino en el mundo americano en general. En cualquier contexto, incluso en zonas de altas culturas.Ia transformación de antiguas unidades socio-territoriales de origen prehispánico en "pueblos de indios'; significó, desde un principio, la necesidad de hacer tabla rasa de patrones de asentamiento y de dinámicas espaciales y culturales diversas, que habían tomado siglos en cristalizar. La historiografía sobre el tema nos muestra, para el centro de la Nueva España, en efecto, una gran cantidad de ejemplos de cómo el traslado de las poblaciones aborígenes y su asentamiento en "reducciones'; fue un antecedente necesario y constante para la formación de un gran número de "pueblos de indios':662Pero mientras en regiones como la Nueva España, los colonizadores lograron poner en marcha la conformación de pueblos de indios muy rápidamente, más allá de los límites de los grandes centros de civilización prehispánica, la cosa fue muy distinta. Un ejemplo de ello es el de la Nueva Galicia, región ocupada por sociedades de agricultores avanzados, pero en donde los españoles debieron no obstante llevar a cabo una y difícil pacificación previa, antes de lograr incorporar a las poblaciones autóctonas a un sistema de "pueblos de indios" tributarios. Ya Moisés González Navarro observaba cómo, por ejemplo, a principios del siglo XVII, el sistema de repartimientos administrado por la Audiencia gobernadora de la Nueva Galicia abarcaba solamente algunos pueblos situados en la región de Guadalajara, en la zona del lago de Chapala y los de una parte de la provincia de Avalos. En contraste, en territorios alejados, poblados por indios todavía rebeldes o no totalmente pacificados, como la región serrana del norte de la provincia, o en las viejas provincias costeras de Purificación y Compostela, el sistema de pueblos de indios y repartimientos no había podido ser instaurado todavía.663 661 Bernardo
gr~ poi int cOI
con
aún ron
de la Sierra: el poder y el espacio, México El Colegio de México 1987, pp.
García Martínez. Los pueblos
75-76.
662La bibliograña los trabajos
al respecto es demasiado abundante para intentar mencionarla
realizados
las importantes
durante
aportaciones
aquí. Un excelente ejemplo de ello son
los últimos años para los pueblos de indios del hoy Estado de México y dentro de ello,
de María Teresa Jarquín y René García Castro: Ma. Teresa Jarquín Ortega, Congregaciones
de
pueblos en el Estado de México, Zinacantepec Méx., El Colegio Mexiquense, Fuentes para la Historia del Estado de México 4, 1994; de la misma autora: Formación y desarrollo
de un pueblo novohispano:
tepec, Méx., El Colegio Mexiquense - H Ayuntamiento
de Metepec, 1990. René García Castro, Códice Xiquipilco-Teomoaya
títulos de tierras otomíes:
asentamientos,
Méx, El Colegio Mexiquense, Cambios económicos
documentos
y derechos indígenas
Metepec en el valle de Toluca, Zinacan-
en conflicto.
1999; del mismo autor: "Pueblos y señoríos otomianos
y
Siglas XVI·XVIII, Zinacantepec,
frente a la colonización
española.
y sociales en la regi6n de Toluca siglos XVI y XV,,", Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, no
78, primavera 1999, v. XX, El Colegio de Michoacán, pp. 113-154. 663 Moisés González Navarro, Repartimientos
de indias en Nueva Galicia, México, Museo Nacional de Historia, INAH, Serie
Cientí
247
su na rar
de er-
ueva
La naturaleza del "pueblo de indios" colonial como entidad tributaría, esto es dispensadora permanente tanto de bienes como de servicios en trabajo para la sociedad colonial, es un elemento que debe ser siempre tomado en consideración a la hora de concluir cuándo un determinado conglomerado indígena puede ser realmente incluido, o no, dentro de esa categoría. Las experiencias de la Nueva España y la Nueva Galicia muestran hasta qué punto, la manera como el fenómeno se desarrolló en una y otra región, dependió de la rapidez y la facilidad con la que los conquistadores lograron establecer vínculos de dependencia y tributación entre los diferentes centros de población indígena y la naciente sociedad española local. Desde ese punto de vista, es interesante analizar entonces qué fue lo que sucedió en ese mismo ámbito, cuando los conquistadores terminaron enfrentándose con sociedades de tipo no mesoarnericano, conformadas por sociedades de agricultores incipientes, mucho menos jerarquizadas aún que las de Nueva Galicía, como lo fueron en el caso que nos ocupa, las que habitaron primitivamente el altiplano central de la Nueva Vizcaya.
conandes es el ro en preeblos lo, a encía
en la incia
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110son e ello, nes de
México nacanaoyo y
tepec, añoJa. ad, no , Serie
Científica
no. 1, 1953, pp. 13'14.
INDIOS
Y ESPA~OLES
Una de las primeras
EN LA NUEVA VIZCAYA
imágenes
CENTRAL
que llegan al espíritu
del norte lejano, es la del llamado 'chichimeca"
cuando
el cual, incapaz de aceptar la presencia de "sedentarios" enemigo 'Juramentado" sar, de entrada,
y permanente
entraron
ron diferencias
conjunto
marcadas
ambientes.
Pero antes, habría que preci-
grupo principal
de la conquista
cultural variado y complejo,
serranos
practicaban
cercanos al sotomontano
medad aprovechaban
y complementaban
oriente del altiplano
a diferentes
septentrional,
permanente,
tiF
ga el
de
en
del al-
co
de la Sierra Madre, cultivaban
el maíz
de
su régimen de vida con prácticas habitantes
que desarrollaron
de indios" apareció
primero
medio del traslado
de indios originarios
como un instrumento
anexos a las primeras
un papel importante
se]
de las llanuras áridas situadas al
pe pr
un modo de vida más directamenNueva Vizcaya, el "pueblo
Ju
los cuales fueron en
in
en la provincia
Du-
es
los indios locales también
ce
fundadas
del primitivo
poblamiento
español
es
de las cuatro villas, los conquistadores
toda una serie de asentamientos
permanentes
cÍt
en este caso, por
de colonización,
villas de españoles
En efecto, en los alrededores
muy rápidamente
los llamados
del centro del virreinato,
en la consolidación
de caza y la
salineros, que
de Dios, Indé, La Víctoria.r" Sin embargo,
a la vera de las corrientes
de cultura
Sir
de los territorios
te ligado con la caza y recolecra.P" En la recién conquistada
localizaron
de adaptación
una agricultura
existieron también
eran grupos de lengua y cultura tepehuana,
de esa provincia.
del cual existie-
tip
campos cercanos a los ríos y arroyos de la zona, cuya hu-
recolecta de plantas diversas. Finalmente,
rango, Nombre
al interior
entre estilos de vida y estrategias
en pequeños
asentamientos
con el que los con-
de la provincia, formaban
obras de riego. Por su parte, los habitantes
septentrional,
y otras plantas
Los tepehuanos,
los tepehuanes
ligada a pequeñas
jugaron
se convirtió en
Así, por ejemplo, al igual que sus vecinos occidentales
mesoamericana.v" tiplano
de los españoles.P"
en contacto al momento
parte de un extenso medios
en su territorio,
que los indios de la Nueva Vizcaya no fueron en realidad 'chichimecas';
en el sentido propio del término. quistadores
se habla de los indios
esto es, la del flechero de origen "nómada"
de tepehuanes,
situados
que cruzan la región, donde cultivaban pequeños
campos de maíz, calabaza y otras plantas de ese complejo. Algunos de ellos recibieron el
po
calificativo de "pueblos" y otros el de "rancherías"
m
inmediato
repartidos
cómo describía
en encomienda
entre los nuevos vecinos.r"
en 1575 Juan de Miranda,
el paisaje de Durango,
más tanto unos como otros, fueron de Veamos, por ejemplo,
a la sazón, cura de la villa de Santa Bárbara,
capital de la provincia:
d€
pa
L
lo 664 Es la interpretación
que está detrás de numerosos
trabajos sobre las guerras con los chichimecas.
del género: Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca .... Igualmente: 665 Las antiguas poblaciones los "texcoquines"
pertenecientes
entre ellos el clásico
Carlos Lázaro Avila, Las fronteras de América ...
al grupo lingüístico cara-chal. entre las que se contaban
de la vieja provincia de Compostela así como los los habitantes
los llamados "cuan os" y
de las grandes barrancas de la Sierra Madre
Occidental. ligados con la llamada cultura Aztatlán: Car1Sauer - Donald Brand. Aztatlán ...pp, 5"96. Sobre las relaciones culturales entre los habitantes
de las barrancas de la Sierra Madre y los grupos de la costa del Pacífico: Ralph Beals. The Acaxee ....
666 Chantal Crarnaussel,
De cómo los españoles
667 Chantal Cramaussel,
La provincia
clasificaban ...
de Santa Bárbara ...pp. 11-14.
668 Ver: Robert H. Barlow - G. T. Smisor, Nombre de Dios ...en especial.
pp. 2-44.
se
El
21¡9
•.• hay muchos labradores vecinos que serán hasta treinta, cogen cantidad de trigo e maíz e hay estancias de ganado mayor y menor, es tierra muy fértil por un río que viene muy caudaloso e muchas tierras buenas hay alrededor de esta villa muchos pueblos de indios que están de paz e asentados e repartidos
en encomenderos,
vecinos e viven en pulida ... 669
Los tepehuanos, como se ha dicho anteriormente, conformaban poblaciones de tipo aldeano, las cuales presentaban patrones de asentamiento sumamente dispersos, sin que se llegaran a generar en esas regiones auténticos centros de poblamiento de tipo nuclear, es decir, poblados concentrados, comportando algún tipo de traza u organización espacial ordenada. Más que de auténticos "poblados'; en el sentido propio el término, habría que hablar de esos lugares como de zonas de mayor concentración demográfica. Sin embargo, lo que resulta notable es que dentro de ese patrón disperso, en algunos de esos lugares la población indígena resultó lo suficientemente numerosa como para impulsar a los españoles no sólo a incorporar a los indios locales al régimen de la encomienda, sino incluso a establecerse a la vera de esos sitios. Es así que, para mediados de la década de 1570, encontramos ya a los españoles asentados en varios de los principales centros de población tepehuana del altiplano septentrional. Entre ellos destaca, por ejemplo, San Juan del Río, sitio sumamente importante que había sido incluso escogido por Francisco de Ibarra al tiempo de sus primeras expediciones en la provincia, como base de operaciones y centro de abastecimienro.v'" Unos años más tarde, en 1575, el párroco de Santa Bárbara describía San Juan del Río como un extendido "pueblo de indios'; donde había hasta 300 vecinos indios que "vivían en policía" y sembraban maíz. Para esa época, añadía Miranda, los españoles habían ya construido una iglesia en el lugar y habían abierto varias estancias cerealeras y de ganado.67l En esa misma relación, Juan de Miranda describía cómo los españoles se habían asentado en otros "pueblos" tepehuanes como los de Valle de la Poana y Avino, donde había ya una docena de estancias de labor en cada uno de ellos, .y en el caso del segundo, de 6 a 7 "pueblos de indios'; los cuales albergaban en conjunto un medio millar indios. En Conero, por su parte, había tres "pueblos" de "indios de paz" y unos 50 españoles que habían abierto varios ingenios de beneficiar metales y lo mismo relataba para el Valle de los Palmitos, donde contabilizaba 3 estancias de labor de españoles, situadas en medio de 'cantidad de indios'; de los cuales "algunos" eran de paz, sembraban maíz y vivían "en policía" Por su parte en otros pueblos como Cacaria, La Sauceda o San Lucas, los españoles no se habían asentado todavía, pero Miranda los describía como lugares habitados por indios "sosegados que viven en sus pueblos" sembrando y recogiendo "mucho maíz':672Dos hechos son a destacar de esta situación. El primero, la rapidez con que los colonos lograron incorporar a los indios locales a la
669 Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 564. 670 John L Mecham. Francisco de tbarra ...• pp. 67-69. 671 Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 564. 672 Ibid .• pp. 563. 564 Y 569.
250
vida de la naciente sociedad colonial de esa provincia y segundo, que a diferencia de lo acontecido en el caso de la vecina Nueva Galicia, en la Nueva Vizcaya el proceso se hubiera dado de manera relativamente pacífica. En realidad, la guerra sí estuvo presente en el altiplano neovizcaíno durante la segunda mitad del siglo XVI, si bien merced a la estricta separación que los capitanes de Nueva Vizcaya establecieron desde los inicios mismos de la conquista con respecto de la gobernación vecina, la llamada "guerra a fuego y a sangre" que los españoles de Nueva Galicia emprendieron en contra de los 'chichimecas" no llegó a extenderse propiamente a la Nueva Vizcaya y nunca llegarona generarse durante ese periodo conflagraciones comparables a las que se vivieron allí.67l En la provincia de Santa Bárbara los indios llegaron a quemar, por ejemplo, en 1586 el real de minas de Todos Santos y la villa del mismo nombre. A partir de ese momento, la situación para los españoles se hizo tan precaria que la explotación de minas cesópor completo en la zona durante varias décadas/?" Sin embargo, la reacción de los colonos no consistió en ese caso, ni en intensificar la guerra, ni en huir de esos lugares, sino en refugiarse en un modo de vida eminentemente agrícola, intentando al mismo tiempo restablecer un cierto equilibrio con los indios cornarcanos.f" Podría decirse que ésta fue en gran medida la estrategia seguida por la mayor parte de los colonos del altiplano neovizcaíno, los cuales conscientes de su debilidad en cuanto a número y de los peligros que derivarían de sumergirse en un estado de guerra generalizada con los indios, se guardaron llevar la presión sobre ellos al punto del rompimiento. ASÍ, por ejemplo,en 1591, el gobernador Rodrigo de Río de Losa, informaba a la Corona que si en esa época la explotación de minas era pobre en Nueva Vizcaya, era porque los españoles preferían mantener a los indios de paz no forzándolos al trabajo minero, y aprovechando tan sólo su trabajo para labores agrícolas.676 Este testimonio es bastante emblemático del curso que llevaron desde entonces y durante mucho tiempo, las relaciones entre los españoles y los así llamados "pueblos de indios" de Nueva Vizcaya. Como lo muestra la carta no. 1, para principios del siglo XVII, los colonizadores habían ya logrado extenderse sobre un área considerable del altiplano neovizcaíno y como puede verse igualmente en esa figura, numerosas haciendas habían sido fundadas ya para esa época justo en las inmediaciones de pueblos de indios: (ver fig. 7.1). No en balde, en su descripción de la Nueva Vizcaya hecha en 1601, el obispo Antonio de la Mota y Escobar anotaba, como formando parte integrante de la provincia, junto a los asentamientos de españoles propiamente dichos, una buena cantidad de pueblos de indios. Entre éstos se encontraban no solo pueblos como La Sauceda, Los Palmitos, San Juan del Río, Papasquiaro y otros más, en donde los españoles habían fundado para ese entonces haciendas y explotaciones agrícolas, sino también otros varios en donde no existían todavía entonces asentamientos permanentes de españoles:
E
e e e
673 Hemos analizado este tema de manera mucho más detallada en el capítulo tercero: De reinos lejanos y tributarios inñeles... 674 Este tema ha sido analizado ampliamente
por: Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ..., ver en especial pp. 89.80.
675 tbid.
6
676 AGI, Guadalajara 63, Rodrigo del Río al Rey, Durango, 7 octubre de 1591.
6
251
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El Tunal, Capinamaíz Texamen, Las Cruces o Santa CaFigura 7.1 Pueblos indios en la talina de Tepehuanes (ver la carta no. 1).677 hacia principios En algunos de esos "pueblos de indios': como en San Juan del Río, por ejemplo, Mota y Escobar hacía mención de la existencia ya para esa época de grandes heredades de trigo y huertas pobladas de frutas de Castilla, como la perteneciente al monasterio franciscano establecido allí, descrita como una de las mejores huertas de este reino.678 Sin embargo, no por ello hay que imaginar que la relación entre estos "pueblos de indios" y la sociedad española, era ya comparable a la que prevalecía en el centro de la Nueva España. En realidad, el control que los españoles ejercían sobre esos "pueblos': era todavía bastante precario. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentaron desde esa época los españoles fue, por ejemplo, la imposición de "autoridades indias" sometidas realmente al control de la autoridad provincial. Enfrentados a socíedades indígenas totalmente desprovistas en este caso, de estructuras políticas auténticamente jerarquizadas, el ascendiente real que los 'caciques" y 'gobernadores" indígenas nombrados por los españoles, ejercían sobre sus supuestos "sujetos': resultaba casi siernpre precario y completamente efímero. Tal fue el caso, por ejemplo, en 1600, en la zona de Papasquiaro, en donde los españoles intentaron establecer una "reducción" de indios tepehuanes al estilo de las rnuchas que existían ya por ese tiempo en Nueva España. Para ello, reunieron un número 677 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfic. .., ver en especial pp. 73 Y 86·87. 678 Ibid., pp. 86·87.
...
"" I
Nueva Vizcaya del siglo XVII.
relativamente importante de tepehuanes, trasladados de diferentes puntos de la región, a los cuales se entregaron semillas, animales y aperos agrícolas, con la intención de ponerlos bajo la autoridad de caciques tepehuanes y contando con la custodia y buenos oficios de los jesuitas, incitarlos a poblar definitivamente el sitio y vivir "en policía':679 Sin embargo, el proyecto fracasó estrepitosamente. Incapaces de someter a los indios a su controlo al de sus 'caciques'; los jesuitas se retiraron del lugar y el "pueblo de indios" de Papasquiaro regresó a su estado original. Nuevamente se convirtió en una gran "ranchería'; rodeada de haciendas de españoles, únicas beneficiarias de los tributos en trabajo de sus habitantes. Por su parte, los indios de la zona, sin que dejaran de ser considerados como de "misión" por los jesuitas, fueron puestos en los hechos bajo la supervisión y control de los capitanes del presidio de Santa Catalina de Tepehuanes, fundado en 1622 a unos 45km. al noroeste de allí.680
est rell ye al "pu to lleg jer. en que "pu
681
679 AGI.Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1599-1600, libranza por 500 pesos al capitán Juan de Gor-
la Un
dejuela. aperos entregados a los tepehuanes de Durango; libranza por 2020 pesos al capitán Juan de Gordejuela. aperos
682 G
entregados a los tepehuanes
683 O
de paz de Papasquiaro.
680 Salvador Alvarez, "la hacienda-presidio ..., p. 64.
684 I
253 INDIOS
BOZALES,
INDIOS
DE ENCOMIENDA,
INDIOS
DE REPARTIMIENTO
E INDIOS
DE PUEBLO EN NUEVA VIZCAYA CENTRAL
Puede decirse que, para el primer tercio del siglo XVII, habían quedado ya bien establecidos los elementos básicos de lo que sería a partir de entonces el patrón de las relaciones entre los españoles y los "pueblos de indios" en la Nueva Vizcaya central. Tal y como se presenta en el ejemplo citado de Papasquiaro, una de las grandes dificultades a las que siempre se enfrentarían los españoles en el norte, fue el establecimiento en esos "pueblos" de "autoridades indias' realmente actuantes y ligadas de manera estable y sobre todo efectiva con la autoridad provincial: algo que, como veremos a continuación, nunca llegó a desarrollarse realmente en el norte.681 La ausencia de "caciques" o cualesquier otro tipo de "autoridades" o formas de poder jerárquico entre los indios norteños, derivó en una situación en la cual resultó imposible en la práctica para los colonos, imponerles disciplinas de trabajo complejas, ni mucho menos la entrega puntual y constante de tributos en producto. No es extraño entonces que durante muy largo tiempo en Nueva Vizcaya, el vínculo más importante entre los "pueblos de indios" y la sociedad española, se estableciera a través de la encomienda, tal y como ésta se configuró en el norte. Como se mencionó arriba, una de las principales facultades delegadas originalmente por la Corona en los gobernadores de la Nueva Vizcaya, fue justamente el derecho de distribuir ese tipo de privilegios.682 Como el resto de los aborígenes del Nuevo Mundo,los indios neovizcaínos, eran considerados de entrada como vasallos directos de la Corona y sus tributos, por lo tanto, patrimonio de la misma. Sin embargo, a petición expresa del entonces gobernador Diego de Ibarra, en 1581, la Corona conmutó a los indios neovizcaínos la obligación de pagar tributos reales, por la de otorgar servicios personales a los españoles, los cuales fueron tasados en 3 semanas anuales por tributario.683 Al igual que en otras provincias, los gobernadores de Nueva Vizcaya distribuyeron desde épocas tempranas una gran cantidad de encomiendas, basándose para ello en el principio de asignar a cada beneficiario los indios pertenecientes a un "pueblo de indios'; en particular o a una parte del mismo. Sin embargo, como lo ha remarcado Chantal Cramaussel en varios de sus escritos, ante la inexistencia de mecanismos capaces de asegurarle al encomendero, no ya una provisión de tributos constante, sino siquiera la presencia de sus indios en los tiempos requeridos para prestar sus servicios personales, fueron siempre los propios encomenderos quienes se encargaron de apersonarse en los pueblos de indios y trasladar a sus "protegidos" hasta las haciendas y poblados españoles.s" No
681 Valdría la pena comparar el estatuto y actuación de estos "caciques" norteños, con el papel que jugó este tipo de personaje en zonas ocupadas ruano: Carlos la Universidad
J.
por sociedades
surgidas de altas culturas prehispánicas.
Díaz Rementerfa. El cacique en el virreinata
de Sevilla. Departamento
de Antropología
682 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estado ...• p. 31. 683 Chantal Cramaussel, Encomiendas ... 684 Ibid. pp. 73-75.
Ver. por ejemplo. para el caso pe-
del Perú. Estudio histórico - iundtco, Sevilla. Publicaciones de
y Etnología Americana, 1977.
254
fueron raros, desde luego, los casos en que los indios se negaron a acompañar "voluntariamenté' a sus encomenderos, ni aquellos en los que éstos, a su vez, recurrieran a las armas y a la comisión de todo tipo de abusos para abastecerse de tributarios. Esto confirió a la encomienda norteña un carácter marcadamente militar e hizo que las relaciones entre españoles y"pueblos de indios'; permanecieran siempre precarias y cargadas de tensiones. Las formas de control que los colonos norteños lograron establecer sobre los pue~ blos de indios de esa región se caracterizaron, en efecto, por su carácter coercitivo y militar, si bien que al mismo tiempo por su naturaleza un tanto laxa. Durante mucho tiempo, encomenderos y capitanes de guerra se encargaron de extraer indios de sus "pueblos" y rancherías para implantarlos por la fuerza en los asentamiento s de espa~ fieles, so pretexto del cumplimiento de sus obligaciones con sus protectores. Pero cabe decir al mismo tiempo que el número de gente que los colonos pudieron trasladar desde los asentamientos de indios hasta sus dominios, fue siempre limitado. La razón, no fue tan sólo la talla de esos conglomerados, los cuales nunca fueron muy grandes, sino también el peligro de guerra siempre latente. Para complementar entonces sus necesidades en granos y mano de obra, los colonos norteño s organizaron, desde épocas muy tempranas, expediciones dirigidas hacia la tierra adentro, en el curso de las cuales "rescataban" granos y otros productos de los indios y organizaban también a un tiempo, capturas masivas de cautivos que eran empleados en los asentamientos de españoles, o inclusos vendidos como esclavos en provincias meridionales del virreinato.r'" En diferentes momentos, como era de esperarse, las relaciones entre indios y espa~ ñoles derivaron en situaciones de guerra, algunas de ellas sumamente violentas, como la gran rebelión tepehuana de 1616~1618, o bien los sucesos de guerra acaecidos en esa misma región prácticamente a todo lo largo del siglo XVII: 1622, 1635~38, 1644, 1646~ 48, 1650~52, 1654~56, 1657, 1665, 1667, 1671 Y1689, por citar sólo los más importantes.686 Pero con todo y la guerra y a pesar de las exigencias y exacciones perpetradas por los conquistadores, el "pueblo de indios" no desapareció de la Nueva Vizcaya. De todos aquellos poblados de tepehuanes que fueron registrados en su momento por Mota y Escobar a principios del siglo XVII y que aparecen en la carta número 1, la mayoría, si no todos, subsistieron a todo lo largo del periodo colonial, e incluso más allá. Puede decirse entonces que a lo largo de los años, los colonos norteños aprendieron, a rnantener un cierto statu quo en sus relaciones con los indios, sometiéndolos al vínculo de la encomienda y con ello a la provisión de servicios en trabajo, o bien obteniendo de ellos productos diversos, pero todo ello siempre dentro de ciertos límites. Estos eran fijados sobre todo por la capacidad de esas sociedades de absorber y tolerar semejantes exacciones. Sin embargo, es un hecho que la institucionalización de la encomienda en Nueva Vizcaya, plantaría el germen para la incorporación del indio norteño al régimen del
"puebl cuenn secuni
reduce muyp el ya c torida a los ( Cristó Maop Franci este ti) como queslI refreru alo lai
La desarr rambu de los humat
dos gn "puebl de sigl San 8;
to del este ai enma; en ese vincia, poco n Indé.6! opera!: Tizon:
La vo lmF 687 AGI,
685 Ver por ejemplo: Chantal Cramaussel. Diego Pérez de Luján ... 686 Hemos citado aquí únicamente,
de arados
a manera de muestra, los periodos durante los cuales se registraron
de la Real Hacienda a capitanes y soldados
involucrados
en acciones de guerra con tepehuanes:
pagos por parte
AGI. Contaduría 925,
Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra, 1622; AGI, Contaduría 926, Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra. 1635'1671; AGI, Contaduría 928, Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra, 1689.
688 Sobr Agricultor 689 Chan 690 ¡bid..
255
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el
"pueblo de indios" propiamente colonial. Dentro de ese escenario, el"cacique"o más frecuentemente en el norte, el 'gobernador" de indios, permaneció siempre como una figura secundaria, útil sobre todo en momentos en que los españoles intentaban crear nuevas reducciones de indios o "asentarlos de paz" luego de alguna asonada guerrera, pero con muy poca autonomía y participación real en la vida de sus "sujetos".Ejemplos de ello son el ya citado intento de reducción de Papasquiaro, o el realizado en 1604, cuando las autoridades provinciales pretendieron crear una reducción en Atotonilco para asentar allí a los conchos-robosos, poniéndolos bajo la custodia de un "gobernador" llamado Don Cristóbal, acompañado de un grupo de "caciques': "alcaldes" y "alguaciles" indios: Julio Maopa, Don Andrés, Don Melchor y Díaz Cape (caciques), Esteban, (alcalde) y Don Francisco Alanzuaco y Bautista (alguaciles).687Sin embargo, la historia nos indica que este tipo de dignidades fueron siempre efímeras y poco eficaces. Ello en especial en casos como el aquí citado, en que se pretendía que estos 'gobernadores" y "caciques" no sólo que sirvieran como "intermediarios" entre españoles e indios, sino que mantuvieran bien refrenados a sus "sujetos': Desde luego, en Atotonilco, como en muchísimos otros casos a lo largo del periodo colonial norteño, el ensayo resultó completamente inúti1.688 La mayor parte de lo anteriormente expuesto acerca de las formas de relación que se desarrollaron desde épocas tempranas entre tepehuanes y colonos españoles, es válido también en lo que toca a los vínculos que establecieron los colonizadores con el resto de los indios del centro de la Nueva Vizcaya, principalmente, los conchos y los tarahumaras. A partir de la década de 1620, en efecto, la progresiva incorporación de esos dos grandes grupos etno-lingüísticos a la órbita colonial, provocó que el número de los "pueblos de indios" se incrementar a notablemente en Nueva Vizcaya. Para principios de siglo XVII, la provincia de Santa Bárbara y más particularmente, el valle agrícola de San Barrolomé, se estaba convirtiendo en una de las principales zonas de poblamiento de la Nueva Vizcaya y en el más importante granero de la provincia. Muy pronto, este auge agrícola y poblador derivó en la necesidad de atraer mano de obra indígena en mayores cantidades que en el pasado. No fue por casualidad entonces, si justo por en ese contexto y por esos mismos años, se fundaron dentro de los límites de esa provincia, varias nuevas reducciones de indios, entre ellas la ya citada de Arotonilco y un poco más al sur la de SanJosé del Tizonazo, no lejos de la villa de San Juan Bautista de Indé.689Ambas fueron colocadas bajo la custodia directa de las órdenes misionales que operaban en Nueva Vizcaya, Arotonilco tocó a los franciscanos, mientras que la del Tizonazo pasó a manos de los jesuitas, a la sazón recién llegados a la provincia.690 La entrada de los ignacianos a la escena del norte, inyectó, sin lugar a dudas, un nuevo impulso a la labor misional y con ello a la atracción de nuevos núcleos de población
687 AGI, Contaduría 925. Cuentas de la Caja Real de Durango. 1604-1605, Libranza al protector de los tarahumaras. entrega de arados a los caciques de Atotonilco. te
688 Sobre el papel de 105 "caciques"
'S,
Agricultores
:0,
689 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• p. 94.
690 ibid..
y "gobernadores"
de paz.,
indios entre 105 indios de guerra del norte ver el capítulo quinto:
indígena a la órbita colonial. Ellos se encargaron, por un lado, de una parte de los viejos pueblos tepehuanes de la provincia como El Tízonazo, San Juan del Río, Santa Catalina de Tepehuanes y algunos de la parte serrana como San Andrés, al tiempo que participaron también en la fundación de las nuevas doctrinas de tarahumaras, al oeste y al norte de la provincia de Santa Bárbara. Así, por ejemplo, en 1610, se fundó a unos 90 km. al oeste del Valle de San Bartolomé, la misión de San Pablo, situada ya al interior del macizo de la Sierra Madre Occidental, establecimiento que fue el primero en donde convivíeron tepehuanes y tarahumaras.v" El auge agrícola y demográfico que se experimentaba por esos años en la provincia de Santa Bárbara, sirvió como acicate para la penetración española sobre la parte de la Sierra Madre ocupada por los tarahumaras. Se trataba de una región poco explorada hasta entonces, pero que representaba, sobre todo, para los españoles una fuente importante de un recurso siempre tan escaso como esencial en el contexto norteño: gente. Fue así que durante el primer tercio del siglo XVII, al tiempo que intentaban normalizar la situación de la provincia luego de la la gran rebelión tepe~ huana de 1616~1618, los españoles se aventuraron cada vez más en el macizo de la Sierra Madre, así como, poco a poco también, en los territorios no menos inexplorados situados al norte del río Conchas. En 1624, fue fundada entonces en la provincia de Santa Bárbara las misiones de Santa María del Cerro Gordo y de San Miguel de las Bocas, situada ésta a la vera del río Florido.692 El caso de esta última misión, resulta particularmente interesante ya que fue formada desde un principio con gente trasladada desde la zona de Nonoava, región situada a unos ciento cincuenta kilómetros al noroeste de la provincia de Santa Bárbara, al interior de la Sierra Madre Occidental.t" De la misma manera fueron fundadas las misiones de San Felipe, sobre el río Florido, para lo cual fueron trasladados hasta allí indios Nonojes, Ococlames y Chizos, provenientes de las llanuras orientales de la provincia, lo mismo que tarahumaras y repehuanes.F" En 1633, fueron fundadas en la misma zona San Jerónimo Huejotitlán con indios tepehuanes,695 mientras que Santa Cruz de Tarahumares y San Nicolas de la Joya fueron establecidas como visitas de esta misión.696 Durante las dos décadas siguientes, una cantidad importante de "pueblos" de tarahumaras y de conchas, fueron puestos así bajo custodia de jesuitas y franciscanos. Se incorporaron primero aquellos situados sobre la parte alta de la cuenca del río Conchas (Carichí, Satevó, Tutuaca, San Lorenzo.y Santa María de Cuevas) y un poco más tarde, más hacia el noroeste, los de la cuenca del río Papigochi: Temeichi, Tomochi y Pachera y otros más. Si bien todos estos "pueblos': así como numerosos asentamientos cercanos de menor talla, fueron en ese entonces registrados como "de misión': el hecho es que todos ellos eran "administrados" a larga distancia, en este caso, desde Satevó,
único lugar considerado Pero, en real las partidas granos que I simplementl cia, igualme conducían CI Como bi granos llega¡ Parral: se ea en esa épocs allí.699 No el conversión ( mejor segun Elprincip obedienci para el so experimer
reino ... 70
Algo sen to, además I de la sierra, partimiento misiones cei además de o Francisco di Al tiernp se fue incren hasta entoru
697 "Catalogo di en: Luis Gonzále: 698 Chantal trar 699 ¡bid.• p. 25· 700 "Noticias de
691 ¡bid .• p. 95.
Naylor • Charles I
692 lbid.
701 Muchos erar
693 tbid.
de Chínipas y Tul
694 ¡bid. p. 98. 695 Guillermo 696 Chantal
quien explicaba Porras Muñoz.
Cramaussel.
El nuevo descubrimiento ...• p. 98.
Peupler
la frontiére
...• p. 97.
I
mara 390·A. Autc
de Guadalupe Pa
257
único lugar en la época en donde habitaban jesuitas en permanencia. Los demás eran considerados como "pueblos" de "visita'; cuya conversión quedaba todavía pendienre.f" Pero, en realidad, la presencia española más importante en esta zona, corrió a cargo de las partidas armadas de civiles españoles que se introducían en la sierra en busca de granos que luego "rescataban': es decir, intercambiaban por productos diversos o bien simplemente tomaban por la fuerza en las rancherías de los tarahumaras. Con frecuencia, igualmente, estas mismas partidas se libraban a la captura de cautivos, que luego conducían como mano de obra a los asentamientos de españoles.F" Como bien 10 ha demostrado Chantal Cramaussel en varios de sus trabajos, estos granos llegaron a convertirse en una fuente de enorme importancia para las minas del Parral: se calcula que el maíz de rescate obtenido en la Tarahumara, llegó a representar en esa época hasta un tercio del consumo diario de trabajadores indios que habitaban allí.699 No en balde, el jesuita José Pascualllamaba la atención sobre el hecho de que la conversión de los rarahurnaras, era vista por los propios españoles de Parral, como su mejor seguro contra el hambre: El principio y ansias del Gobernador
de Nueva Vizcaya era atraer a los Tarahumares
a la
obediencia de nuestro Rey, y en esto no dejara piedra por mover viendo la importancia para el socorro de toda la comarca del Parral de su amistad, pues mediante ella apenas experimenta .
remo ...
necesidad aunque los años sean estériles como lo son de ordinario
en este
700
Algo semejante puede decirse también por el lado de la fuerza de trabajo. En efecto, además de los tarahumaras y conchos cautivos que llegaban desde zonas alejadas de la sierra,"?' poco a poco también se fue organizando un incipiente sistema de repartimiento de indios para Parral y otros asentamiento s españoles, provenientes de misiones cercanas de la Tarahumara Baja como San Pablo o San Miguel de las Bocas, además de otros que venían de las nuevas misiones franciscanas de concho s, como San Francisco de Conchos, Babonoyaba, San Felipe, San Pedro de Conchos y otras más. Al tiempo que el sistema misional se expandía sobre la Tarahumara y la Conchería, se fue incrementando también la presencia de colonos civiles aquellas regiones norteñas, hasta entonces prácticamente impenetrables para ellos. El principal motor de este nuevo
697 "Catalogo de los pueblos y partidos Que pertenecen a la misión de tarahumares Nicolás de Zepeda Rector 1645'1648", en: Luis González Rodríguez, Crónicas de la Sierra Torohumor. ..• p. 197. 698 Chantal Crarnaussel, Haciendas ...• pp 22'30. 699 Ibid .• p. 25· 700 "Noticias
de las Misiones sacada de la Annua del Padre José Pascua\. San Felipe. Junio 29 de 1652.". en: Thomas H.
Naylor . Charles W. Polzer. The Presidio and Militio ...• v.i, p. 398. 701 Muchos eran capturados
en la zona de las barrancas occidentales
de la sierra. alrededor de la zona de Cerocahui a la
de Chínipas y Tubares: Ver por ejemplo. los autos del Gra\. Domingo de Terán sobre la guerra con los tarahumaras en 1689. Quien explicaba Que esa región había entrado en guerra por la acción de los cazadores de cautivos: AGI. Escribanía de Cámara 390·A. Autos de la residencia del general Domingo Terán de los Ríos. Gobernador y Capitán de Sinaloa, Declaraciones de Guadalupe Paredes. 1689.
258
impulso poblador,
se encontraba
en el auge tanto agrícola y minero como demográfico,
que vivieron a lo largo del siglo XVII
las grandes
haciendas
de la provincia
ta Bárbara, y especial Parral y sobre todo, el Valle de San Bartolomé.Y implantarse
en medio de los tarahumaras
no resultó del todo fácil para los españoles.
En 1648, por ejemplo, un grupo de expedicionarios boración
con los jesuitas,
indios de Papigochi,
los indios comarcano s destruyeron
por
muy rápidamente
como fue el caso de las que
(v
norteños,
célebre por su enorme productividad. es interesante
constatar
C(
cómo los españoles no dudaron
Nueva Vizcaya, que era la de Parral y el Valle de San Bartolomé. una parte, incluso considerable, derable de los primitivos
habitantes
absolutamente
de los problemas
no podía resolver
que al igual que en Parral, una
la
en una zona lejana y
reciente, el comercio de larga distancia
saliera de los "pueblos" tarahumaras.
en ese real, especialmente
constatar
sistemática
un sistema de repartimiento,
"pueblos" de tarahumaras misiones-reducciones luego también,
primitivo
conchos y otros
Igualmente
interesante
de Cusihuiriachi
exactamente
ese mismo periodo
de la región minera de Chihuahua,
de Babonoyaba,
San Onofre,
es de
CI
las
C(
por los francisdonde se alzaría
la villa de San Felipe el Real. Entre las más importantes Santa Isabel, San Bernardino,
podemos
citar
San Andrés,
y Bachimba.I'"
702 Hemos analizado este tema en: Salvador Alvarez. "Colonizacién agrícola y colonización minera .... 703 Existen varios relatos publicados de la destrucción de la villa de Aguilar. entre los mejor documentados: Luis González Rodñguez. El noroeste novohispano ...• p. 252; Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri. A tarahumara
colonial
chronic/e 1607-1791. Ragstaff Arizona, Northland Press, 1979. p. 22.
704 Cuando menos un tercio. Para mayores detalles al respecto ver: Salvador Alvarez. "Colonlzadén 56. 705 Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 193. 706 Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano ...• p. 238. 707 Salvador Alvarez. Colonización agrícola ...• pp. 40-42.
r~
habían
que tocaba una buena cantidad
de zonas vecinas.I'" El mismo papel jugaron
de conchos, abiertas durante
canos, en el poblamiento
Chuvíscar
en ese entonces.i'"
cómo, ya para finales del siglo XVII, los españoles
puesto ya en marcha
San Pedro
continuaba
en épocas
Lo mismo puede decirse de la mano
de obra, de la cual una estaba formada indios cautivos, tarahumaras, más, cuya captura
el
gc di
Sin embargo,
de abasto. Es indudable
muy buena parte de los granos que se consumían tempranas,
para ese real,
de donde sabemos provenía una parte consi-
de la misrna.i'"
z;
Es muy probable que
del abasto en granos y otros productos
de la región de San Bartolomé,
te
di
en una región lejana y completamente
aislada, situada a más de 200 km. al norte de la última zona poblada de españoles de la
de poblarniento
SIl
pl T
de Santa María de Cuevas y poco después en Coyachi
en abrir un real minero de grandes dimensiones,
la totalidad
CI
Cusíhuiriachi, donde se llegó a fundar, en 1687, un centro minero
En el caso de Cusihuiriachi,
proviniera
ra
"p 1\
en esos territorios
en los alrededores
yel sitio denominado
fundar, en cola-
intentó
en fuga a los españoles.I'" Poco a poco, sin embargo, fueron
nuevas haciendas
se implantaron devenido
Pero muy rápidamente
el sitio, poniendo
apareciendo
armados
una nueva villa de españoles en un sitio cercano al pueblo de
zona rica en suelos fértiles y bien poblada de indios, en pleno cora-
zón de la Tarahumara. completo
de San-
Sin embargo,
agrícola ...• pp. 54-
259 LOS "PUEBLOS"
DE LA TARAHUMARA
y DE LA CONCHERfA
No sin sobresaltos, algunos sumamente serios como las grandes rebeliones de tarahumares, tepehuanes y conchos de los años 1684, 1690, 1694, 1696-98 Y 1703, por citar algunas,708durante el último tercio del siglo XVII y durante la primera mitad del siglo XVIII, el sistema misional no cesó de expandirse. Más y más "pueblos" fueron progresivamente incorporados a la órbita colonial en la Concheríay sobre todo en la Tarahumara, como lo muestra la carta no. 2, donde hemos localizado los principales "pueblos" de misión tanto incorporados por jesuitas y franciscanos en el norte de la Nueva Vizcaya durante el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII: (ver fig. 7.2). Pero a pesar de la expansión, durante todo ese periodo, las prácticas y métodos de control empleados por los españoles frente a los indios norteños, no fueron muy distintos de los empleados desde la segunda mitad del siglo XVI con los tepehuanes. La gran diferencia provino si acaso del hecho de que, herederos finalmente de un largo aprendizaje, los colonizadores refinaron a lo largo del siglo XVII sus métodos para la captación de productos y de fuerza de trabajo de parte de los indios. Sin embargo, el predominio de los españoles sobre los aborígenes norteños nunca fue completo; allí donde su presencia era más firme, las relaciones permanecían relativamente pacíficas y se obtenían granos y gente por la vía de la encomienda, o por la del repartimiento, siempre, por cierto, dentro de ciertos límites. En contraste, en zonas más alejadas, donde su influencia era menor, la actividad de los españoles continuó manteniendo durante mucho tiempo todavía, un carácter mucho más predatorio y el peligro de la guerra siguió predominando. Como puede verse en la carta no. 2, entre el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, el número de "pueblos de indios" se había incrementado más que considerablemente en el norte de la Nueva Vizcaya. Más sin embargo, el simple hecho de llamar "pueblos" a la inmensa mayoría de estos núcleos de población, casi podría decirse que era un abuso de lenguaje. Por lo menos, debería aclararse a qué, exactamente, correspondía esta denominación en el ámbito norteño. Un testimonio del jesuitaJoseph Newmann escrito en 1688, podría aclaramos bastante esta cuestión: Como los tarahumares India Americana, humedad
cultivan el maíz, que constituye
viven en valles amenísimos
el sustento
principal
de toda esta
y siembran los campos ribereños por la mayor
que requiere el maíz para que crezca fecundo y de cosechas centuplicadas.
lo general una fanega produce
cien. A cuantos moradores
Y por
habitan el mismo valle a lo largo
de un río o arroyo, por los vínculos de una estrecha amistad que los unen entre sí, los consideramos
miembros
de un mismo pueblo y tratamos
su iglesia aunque vivan diseminados
de reunirlos en un mismo lugar, con
a lo largo de siete u ocho leguas ... y por el número de
708 Ver, por ejemplo: Susan M. Deeds, "Las rebeliones de los tepehuanos y los tarahumaras durante el siglo XVII en la Nueva Vizcaya", en: El contacto entre los españoles e indígenas en el Norte de la Nueva España, Ciudad Juárez, UACJ, 1992. pp. 9-40.
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de español de SanJua
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realidad,h Figura 7.2 Nueva Vizcaya central, pueblos
indios,
valles se puede distinguir
principales
el número de pueblos, aunque éstos
del térrniru
tengan muy pocas familías •• .709
1640-175.
En efecto, tal y como sigue sucediendo de aquella época vivían dispersos
Río, como
hoy en día, una gran parte de los tarahumaras
a lo largo de los valles aluviales que se encuentran
fondo de los valles serranos, donde aprovechaban
la fertilidad
en
de la tierra y la humedad
de ríos y arroyos para cultivar el maíz, la calabaza y otras plantas afines."? Si bien, siempre fueron estupendos
cazadores y expertos recolectores."! la forma de vida de la mayor
to disperse
algunas ea:
también p~
Señora del Joseph Ne1
Para mi humaraha
709 Joseph Neumann, Carta latina al provincial de Bohemia contando su experiencia de un año en la Tarahumara, Sisoguichi, febrero de 1682, en: Luis González Rodríguez, El noroeste ..., p. 303. 710 Los trabajos
más importantes
y completos
acerca de la etnografía y vida material de los tarahumaras
Wendell C. Bennett - Robert M. Zing., Los tarahumaras: Indigenista, environment
col. Clásicos de la Antropología and material
711 Ver, por ejemplo,
Nacional
of Mexico: their
culture, Salt Lake Ci!y, Utah, University of Utah Press, 1963.
la crónica de la entrada
del jesuita Gaspar Contreras al valle de San pablo en 1638: Thomas E
Sheridan - Thomas H. Naylor, Rarámuri ..., p. 11, o bien la descripción tarahumares
The tarahumar
del Papigochi en: Luis González, Crónicas ..., p. 302.
P'
siguen siendo:
una tribu india del norte de México, México, Instituto
Mexicana, no. 6, 1978; Campbell W. Pennington,
local, en
del jesuita Petrus Thomas Van Hamme, acerca de los
712 Hemosutili Nueva Vizcaya
t
y viajeros. ViajE
713 Ibid., p. 98 714 Acerca del
Salvador Alvare
261
'"oo N
os
Sisogui-
parte de ellos se hallaba estrechamente ligada con el consumo de plantas cultivadas, de manera que las zonas en donde eran más numerosos, eran aquellas que disponían de mejores y más abundantes tierras agrícolas. En 1765, el obispo Pedro Tamarón y Romeral realizó su visita de la Nueva Vizcaya y en ella informaba que el "pueblo de indios" mejor poblado de la Tarahumara, de acuerdo con sus cálculos, era el de Nuestra Señora del Pilar de Norogachi el cual contaba por ese tiempo con 310 vecinos y era, por lo tanto, uno de los mayores de la toda la provincia. De hecho, dentro de esta categoría el más importante seguía siendo, el viejo pueblo de tepehuanes de San Juan del Río, el cual si bien para entonces estaba prácticamente transformado en asentamiento mestizo, seguía siendo considerado como "de indios" y contaba con 440 vecinos en toda su jurisdicción. El que le seguía, entre los viejos pueblos de tepehuanes, era el de Santiago Papasquiaro con 347 vecinos y lejos detrás venía El Zape, con 109 vecinos. Como podemos ver, a pesar de ser mucho más joven, Nuestra Señora del Pilar de Norogachi, figuraba entre los establecimientos más importantes de su categoría.712 Cabe decir que por ese tiempo, la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, que era sin lugar a dudas el asentamiento más pujante de la provincia, contaba, según el propio Tamarón, con 692 vecinos, de suerte que San Juan del Río, siendo "pueblo de indios" representaba dos tercios de la población de vecinos de la villa de San Felipe y aventajaba incluso al famoso real del Parral el cual albergaba en ese tiempo, siempre de acuerdo con los cálculos del obispo, 428 vecinos en roral."! Pero si bien, estos "pueblos de indios" competían, en cuanto a número de vecinos, incluso con los mayores asentamientos de españoles de la provincia, de ninguna manera ello significaba que la "planta urbana" de San Juan del Río, o la de cualquiera de ellos, pudiera compararse ni con mucho en tamaño y ya no se diga en monumentalidad, con las de San Felipe el Real o Parral. En realidad, las ciudades que ostentaron auténticas "plantas urbanas'; en el sentido pleno del término, se contaban con los dedos de una mano en el norte colonial y San Juan del Río, como la inmensa mayoría de los poblados norteños, seguía siendo un asentamiento disperso de tipo esencialmente rural, cuya "planta" no iba más allá de una iglesia y algunas casas diseminadas alrededor de la misma.?" Esta misma reflexión es aplicable también para el caso de Cuencamé y en un grado todavía mayor al "pueblo" de Nuestra Señora del Pilar de Norogachi, cuya descripción respondía totalmente a la que hacía Joseph Newmann en 1686, citada un poco más arriba. Para mediados del siglo XVIII, después de varias décadas de relativa paz, la Tarahumara había ido cobrando una importancia cada vez mayor para la sociedad española local, en primer término, por su potencial demográfico. Nuestra Señora del Pilar de
siendo: acional
712 Hemos utilizado
para este trabajo la edición de: Pedro Tamarón y Romeral. "Demostración
del vastísimo obispado de la
Nueva Vizcaya (1765) Durango y porciones de Texas Coahuila y Zacatecas" en: Mario Hernández y Sánchez Barba ed .• Viajes
y viajeros. Viajes por Norteamérica, de los
Madrid. Aguilar Bibliotheca
Indiana. 1958. pp. 945'1062. Ver pp. 973.974 Y 982.
713 Ibid .• p. 980. 714 Acerca del problema
de los asentamientos
Salvador Alvarez. "El pueblo rural.. ..
rurales y la naturaleza de las "plantas urbanas" en el norte novohispano:
Norogachi era, como mencionábamos, más que un "pueblo" propiamente dicho, un conglomerado de "rancherías" dispersas a lo largo de las tierras aluviales de ese valle, uno de los más extensos de esa parte de la Sierra Madre. En contraste, este "pueblo" no tenía más 'centro': ni planta inmueble, que una iglesia de muy modestas dimensiones, la cual se hallaba en ese tiempo, por cierto, prácticamente en ruinas.?" Y sin embargo, ello no impidió que el de El Pilar de Norogachi fuera siempre considerado como uno de los principales "pueblos de indios" de la provincia, simple y sencillamente en razón de la cantidad de gente que había allí.7l6 Y es que además del de Nuestra Señora del Pilar, se hallaban en la misma jurisdicción otros "pueblos" casi igual de grandes: San Ignacio de Papahichic, donde Tamarón registró 224 vecinos, San Javier de Tetaguichic con 207 vecinos y San Jose de Paguichic, donde había otros 69.717 Todos ellos, sumados a los 310 vecinos de El Pilar, dan un total de 810 vecinos en la jurisdicción misional de Norogachi, la cual podía competir entonces, incluso con ventaja, con casi cualquier asentamiento de españoles o de indios en la provincia. Lo mismo podría decirse de los "pueblos" de la misión de Papigochi, donde se encontraban la cabecera, Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Papigochi, en la cual había, de acuerdo siempre con Tamarón, 184 vecinos, además de San Javier de Muguriachi, con 251 vecinos, Basuchil con 200 vecinos y San Ignacio de Pugiburachi, con 92 vecinos. El total era entonces de 727 vecinos, lo que hacía de la de Papigochi,la segunda jurisdicción misional de la Tarahumara.I'" Detrás de Norogachi y Papigochi, se encontraban las misiones de Santo Tomas, con 543 vecinos, Carichi con 402, Gueiguachic, con 359, San Francisco de Borja, con 366, Tomochic, con 349, Nonoava, con 200, Sisoguichi, c,?n 388, San Andres, con 318 y Temeichi, con 384, por citar únicamente aquellas con más de 300 vecinos registrados."? Continuando por este tenor, veríamos entonces que en el conjunto de las misiones de la Tarahumara alta, el obispo Tamarón llegó a registrar un total de 6597 "vecinos" indios, los cuales, añadidos a los 651 vecinos registrados en los 14 "pueblos" de la Tarahumara Baja,no nos dan una idea de lo que esta dilatada región podía significar para una sociedad como la norteña colonial, aquejada desde siempre de una fuerte precariedad demográfica.72I Sin embargo, como hemos visto, la relación entre los tarahumaras y los vecinos españoles de la provincia, estuvo siempre muy lejos de ser puramente "misional" De mucho tiempo atrás, la Tarahumara había operado como una gran "reserva" de granos y de mano de obra para la sociedad española local y la expansión misional en la zona no había hecho sino acentuar el fenómeno. Como lo ha mostrado ampliamente 715 La iglesia actual de Norogachi fue. en realidad. obra de 105 franciscanos. quienes luego de la expulsión de 105 jesuitas. reconstruyeron in Mexico's
y remodelaron
tarabumaro,
totalmente
Tucson,
el modesto edificio que existía en el lugar: Paul M. Roca. Spanish
Iesuit
churches
un vas asentar
blos dI de Can Río y 1 misma llabanl Santa E lospue comod San M: Joya,Sa noyaba, igualme Napave Este Vizcaya civiles,1 de influ: de la a« mientos frecuent trario, el y conch,
fue siem territorir
con gran los tarah misión, ! Figueroa ministraí XVII,ap misiones yachi yel
University of Arizona Press. 1979. pp. 70-71.
716 Ver por ejemplo 105 testimonios
recopilados
en: Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri ...• p. 117. 722 Chantal
717 Pedro Tamarón y Romeral. Demostración ...• p. 982.
723 Ibid .• p.
718 Ibid .• p. 983.
724 Ver por I
719 Ibid. pp. 982-984.
estado libre,
720 lbid, pp. 980-981. 721 Ver al respecto: Luis Aboites, Norte precario: poblamiento México - CIESAS. 1995.
Chane
y colonización
en México (1760-1940). México. El Colegio de
Mirafuentes G la Dirección d 725 Chantal (
onde
no los e la ilar, CIO
pía eCI-
os y que sde
nos o la nos De
uitas, rches
Chantal Cramaussel, para la década de 1720, los españoles habían ya puesto en marcha un vasto sistema de repartimientos en trabajo, del cual beneficiaban los principales asentamiento s de españoles de la provincia y que tocaba a una gran cantidad de "pueblos de indios". En el sur, Durango beneficiaba de indios de repartimiento llegados de Canatlán y El Tunal; Cuencamé de los del Río Nazas, mientras que San Juan del Río y Papasquiaro, recibían indios de su propia región. Sin embargo como explica la misma autora, la mayor actividad de ese tipo se encontraba en el norte, donde se hallaban las misiones, mucho más jóvenes, de la Tarahumara y la Conchería. Así, Parral, Santa Bárbara y el Valle de San Bartolomé, beneficiaban de repartimiento s llegados de los "pueblos" de conchas de Atotonilco, San Francisco de Conchas y Babonoyaba, así como de "pueblos" de la Tarahumara Baja como San Pablo, San Gerónimo Huejotitán, San Mateo, San Ignacio, Santa Cruz, San Felipe de Tarahumares, San Nicolás de la Joya, San Javier y San Francisco de Borja. A Chihuahua llegaban los conchas de Babanoyaba, Julimes, San Gerónimo, Chuviscar y Santa Isabel (en estos dos últimos vivían igualmente tarahumaras), así como tarahumaras de Satevó, Temeichi, San Lorenzo, Napavechi, Sainápuchi, Matachi y YepÓmera.722 Este sistema, al cual llegó incluso a dársele el nombre de "mita" en la propia Nueva Vizcaya.?" es una muestra de cómo, poco a poco, los españoles, tanto misioneros como civiles, habían logrado atraer un número cada vez más grande de indios hasta su área de influencia: una transformación que, por cierto, no fue ni con mucho fruto solamente de la acción misional. De hecho, nunca existió una separación tajante entre establecimientos civiles y misionales en la Nueva Vizcaya central, semejante a la que se evoca frecuentemente en la historiografía para el caso de Sonora, por ejemplo.P' Por el contrario, en el caso de los "pueblos" de misión tanto de tepehuanes, como de tarahumaras y conchas, la presencia de haciendas de españoles cercanas a los "pueblos de indios" fue siempre muy importante. Esta práctica, que había sido, como vimos, la regla en territorios tepehuanes desde tiempos de la conquista, se reprodujo más tarde también con gran fuerza en las regiones de tarahumaras y conchas. Sabemos, por ejemplo, que los tarahumaras de San Felipe y San Gerónimo Huejotitán, no radicaban en la propia misión, sino en la hacienda cercana perteneciente a sus encomenderos (Salvador de Figueroa y sus sucesores) y que los padres en ese caso se limitaban únicamente a administrar los sacramentos a los indios.72s Más tarde, durante el último tercio del siglo XVII, aparecieron también numerosas haciendas, por ejemplo, entre los pueblos de las misiones de la Tarahumara Baja del norte (San Lorenzo, Santa María de Cuevas, Coyachi y el pueblo de indios de Cusihuiriachi, entre otros) lo mismo que entre diferentes
722 Chantal Cramaussel. Encomiendas.
repartimientos ...• pp. 81-85. ver en especial la carta de la p. 83.
723 Ibid .• p. 81. 724 Ver por ejemplo:
Sergio Ortega Noriega - Ignacio del Río coords .• Historia general de Sonora 11. De la conquista al
estado libre y soberana io de
de Sanara.
Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora. 1985. pp. 37-70. Igualmente: José Luis
Mirafuentes Galván. "El poder misionero la Dirección de Estudios Históricos
frente al desafío de la colonización
dellNAH
civil (Sonora siglo XVIII)". Historias Revista de
no. 25 octubre 1990·marzo 1991 pp. 91-103.
725 Chantal Cramaussel. Poblar la frontera ...• p. 404.
"pueblos" conchos otros
como San Francisco
de Conchos,
Babonoyaba,
Nombre
de Dios y
LC
más.726
La constante
interacción
entre españoles e indios, surtió, a la larga sus efectos. Para
la década de 1730, la alhóndiga poblamiento
de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua,
en esa época, recibía granos, maíz y trigo, en proveniencia
región. Entre sus principales San Barrolomé,
abastecedores,
con sus grandes haciendas,
como Julimes,
Chuvíscar,
Bachimba,
San Francisco
de Conchos,
ra, Namiquipa,
Temeichi,
enviaban
así como los "pueblos" tarahumaras
también
una vez puestos
libranzas
correspondienres.?"
vendidos
a españoles
misionero
Yepórne-
de sig todaví
de granos provenien-
cios espirituales:
eran pagados
Pero, en cambio, los granos
de Chihuahua,
de quien se expedían
siglos de presencia
española
ración de las primeras
o como contraparte
ya parte del tributo.
en tierras de tarahumaras
en Nueva Vizcaya la aparición
en el norte: la transformación
de un fenómeno
blos pl o
sus net
por ellos de y servi-
En efecto, después de casi dos de la instau-
que ést en que tributo como s un cort
y de conchos, finalmente se
transita
hasta entonces
logrado
de una serie de núcleos de población
en "pueblos de indios" propiamente
11
extend
ni mucho menos, por el
en Nueva Vizcaya y a un siglo de distancia
misiones
siglo
las
a la alhóndiga
de su protección
De hab
autént
al precio corriente
enviados
en general, no eran a su vez comprados,
es decir, formaban
coloni se
de "mercado'; en el sentido propio del térrníno.?"
para su "manutención"
mesa; partic
de Chihuahua.?"
que la llegada sistemática
en la alhóndiga,
impla calcul
Incluso, algunos
a "sus" indios, sino que los tomaba de los que le eran entregados
manera obligatoria
esbozaba
de Papigochi,
Isabel y
como Basaraca y San Ignacio de
al "padre" del "pueblo de indios'; a nombre
en ese momento,
Santa
hasta un lugar como la alhóndiga
de un puro mecanismo
los granos
de Sonora,
sus granos a la alhóndiga
tes de "pueblos de indios" norteños, Cierto,
de Dios, Babonoyaba,
Basuchil, Santo Tomás, Satevó y Nonoava.
Desde luego, sería ingenuo imaginar era producto
no solo la región agrícola de
sino también "pueblos" de indios conchos,
Nombre
"pueblos" de pimas de la lejana provincia Sonora,
se hallaban,
en pleno
de una amplia
A va Es
desconocido
indígena
norreña,
tributarios.
rrusione tributo! to que, jesuitas, ras, no f existían proporcl rnaras, c
726 Salvador Alvarez. Colonización
debemos
agrícola ...• p. 42.
reduccio
727 lbid, p. 57. 728 Respecto de la pertinencia
del uso del término "mercado" en este tipo de contexto ver. por ejemplo: Ruggiero Romano.
American Feudalism. Hispanic American Historical Review 64. no. 1. feb 1984. Duke University Press. pp. 121-133.Traducido en: "El feudalismo Autónoma
americano".
Metropolitana.
en: Antología
ejemplo.
de Chihuahua, las transacciones
a nombre del misionero
las transacciones
luan Varro. misionero
Ruggiero Romano. México. Instituto
Mora - Universidad
administ
Cuadernos de Secuencia. 1998. pp. 28-42.
729 En las cuentas de la Alhóndiga aparecen rotuladas
de un historiador:
actividad
responsable
con granos provenientes
de los "pueblos de indios"
del envío. En el caso de los granos llegados de Papigochr, por
aparecen a nombre del padre Navarrete. mientras que las de Santa Isabel a nombre del padre
allí. En cambio las de Guazaraca, o Bazaraca. en Sonora. aparecen sólo a nombre "del padre" de ese
lugar: Salvador Alvarez. Colonización
agrícola ...• p. 59-
730 Ver. por co, Escuela t Social. die. 1\ 731 Ver por México. Fond
LOS TRIBUTARIOS
sy ara eno
de enua, 728
nte las ao rel de
no, ido dad
os" por dre ese
NORTEÑOS
Al principio de este ensayo hacíamos mención de cómo, en el centro de la Nueva España, en el lapso de tan sólo unos cuantos años, los españoles habían logrado implantarse en tierra de indios e incorporar a la categoría de pueblos tributarios, se calcula que, más de 2000 núcleos de población aborigen yeso únicamente en el área mesoamericana. En contraste, como hemos podido darnos cuenta, en el norte y más particularmente en la Nueva Vizcaya central, este mismo fenómeno había tomado más de siglo y medio tan sólo en despuntar. Sin embargo, como veremos a continuación todavía entonces, es decir, a mediados del siglo XVIII, e incluso a finales del periodo colonial, la mutación estaba muy lejos de haberse completado. Desde principios del siglo XVII, las misiones, tanto jesuitas como franciscanas, se habían convertido en un elemento insustituible para la puesta en marcha de un auténtico sistema de repartimientos en el norte y es interesante constatar cómo, un siglo más tarde, era también en el ámbito misional donde aparecían los primeros pueblos propiamente tributarios en el norte. Poco a poco, en efecto, los misioneros habían extendido su papel como "evangelízadores" al de protectores y gobernantes efectivos de sus neófitos indios y en tanto que tales, al de supervisores de los tributos en trabajo que éstos dispensaban a la sociedad española. El paso siguiente, consistiría entonces en que los misioneros pasaran de ser "protectores" de los indios y supervisores de sus tributos, a auronombrarse donatario s de los mismos y colocar por lo tanto a los indios como sujetos de una suerte de jurisdicción privativa depositada en ellos. Se trataba de un corto trecho que los jesuitas, más que los franciscanos, por cierto, se aprestaron a transitar. El primer paso estaba dado y consistía justamente en la manera como habían logrado convertirse, por un lado, en gestores directos de los bienes que generaban las misiones, especialmente el ganado y al mismo tiempo en beneficiarios ya no sólo de tributos en trabajo, sino ahora también, en productos. Cabe decir llegados a este punto que, contrario a una idea muy difundida en la historiografía sobre las actividades jesuitas, los productos y en especial, los granos que salían de las misiones tarahumaras, no fueron necesariamente producto de la explotación de las "tierras comunales" que existían en ellas por parte de los propios indios, sino quizás solamente en una pequeña proporción. En ocasiones se ha comparado la gestión de las misiones jesuitas tarahurnaras, con la organización de las famosas misiones del Paraguay.no Sin embargo, no debemos dejar de lado que en aquella región los jesuitas llegaron a constituir verdaderas reducciones, esto es establecimientos nucleares con población concentrada, dedicada a actividades productivas múltiples, algunos de ellos de talla importante y sujetos a una administración, al menos en principio, centralizada."! Sin embargo, este no fue el caso 730 Ver, por ejemplo:
Ricardo León García, Las misiones jesuitas en Cnihuabuo: la cuenca del Papigochic 1700-'767, Méxi-
co, Escuela Nacional de Antropología
e Historia, Tesis Profesional para optar por el título de Licenciado en Antropología
Social, die. 1982. 73'
Ver por ejemplo:
Alberto Armani,
Ciudad de Dios y Ciudad del Sol: el Estado jesuita
de los guoraníes
México, Fondo de Cultura Económica, Sección obras de historia, 1987, en especial, pp. 96 Y ss.
1609'1768,
266
de la Tarahumara, semejantes.
donde nunca llegaron a organizarse
Por el contrario,
patrón de residencia ron, tanto violentas
centros de poblamiento
indígena
si algo se opuso siempre a la labor de los misioneros,
disperso
de los tarahumaras
y las múltiples
como pacíficas, para evitar ser justamente
mente el abasto de las misiones de tarahumaras
maneras reducidos.
fue el
Poro
Tradicional-
en el
de la
sino de manera muy
intensa también entre los gentiles. Esta nunca fue una tarea fácil sobre todo en regiones alejadas de la vida española, como las de las nuevas misiones tarahumaras, suitas, en ausencia de civiles armados, sufrían toda clase de penalidades Un ejemplo de ello nos lo proporciona
para abastecerse.
cuando
intentaba
de ellos por medio de sus inrérpreres.I" Para los misioneros
de ese tipo situaciones,
consistió casi siempre en recurrir simplemente
y solicitar a los gobernadores de "rescatar" bastimentos los repartirnientos.P! Juan Antonio
obtener
la solución ante
a la justicia secular
y alcaldes mayores, el envío de fuerzas armadas encargadas
y obligar a su vez a los reacios a asistir tanto a la doctrina como a
Tan fue así que todavía, en 1740, el entonces misionero de Tomochi,
de Oviedo, escribía sin ambages que sin soldados difícilmente
se sostendrían,
sido
de la burla que hacían de él los
"indios bozales'; esto es, gentiles no sujetos a los españoles, bastimentos
donde los je-
el misionero Joseph Pallares, quien habiendo
en 1689, se quejaba amargamente
enviado a Cerocahui
las misiones
en especial en tiempos de malas cosechas, pues en ese tipo de circuns-
tancias los tarahumaras
con facilidad.I" Lo que es más, el mismo jesuita
se dispersaban
advertía que la presencia de cuerpos armados en las zonas de misión, no sería únicamente para forzar a los indios a no abandonar tegerlos de la llegada y asechanzas
los recintos misionales, sino sobre todo para pro-
de los innumerables
españoles, mulatos y gente foránea
de todo tipo, que circulaba sin cesar entre las misiones, incitando conductas
pecaminosas,
e incluso mezclándose
y quedándose
a los neófitos a adoptar
a vivir con ellos:
•.. toda esta tierra está llena de españoles, mestizos, negros, mulatos, coyotes e indios de fuera. Todos ellos hacen uso de los tarahumaras
y lo que es peor, usan de las mujeres tara-
humaras. Los indios se van aclarando y perdiendo su color natural .•. 735
El misionero y colonizadores.
Al tiempo en que Oviedo escribía su informe, en efecto, la Nueva Viz-
arrancado
desde el último tercio de siglo
732 Carta del padre Joseph Pallares al padre provincial
demográfica
que había
XVII,736 y que había tenido como una de sus
Bemabé de Soto. Batopilas
24 de abril 1689. en: Luis González
733 Numerosas referencias al respecto se encuentran en: AGI Patronato 236. Testimonios
sobre la destrucción
de las mi-
Juan Antonio
de Oviedo. Tomochi nov 23 1730. AGN Archivo Histórico de Ha-
cienda 278-7. en: Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri. p. 74.
prime que s
H para; la enc
India, palrru serían
propu más n
mente prove torios des p( Casta
imp~1 tán dr
se hab embaí Ríos,
Sa
tierra¡ deest:
tierra!
1743: 737Sah
sus prov
740 Sal\
741 AGI 7 Sitios
735 Ibid .. 736 Esta coyuntura
la prc
739 Esta
y pimas. 1690.
734 Carta de Javier de Estrada al provincial
nazar
738 Sob
Rodñguez. Crónicas ...• p. 139.
siones tarahumaras
teras) que 1;
delO!
tocaba allí un punto nodal en la evolución de las relaciones entre indios
caya central se hallaba al final de un largo periodo de expansión
norte
que emplea-
y conchos, dependió principalmente
colecta de granos que se hacía no sólo entre los propios misionados,
prino
larga ha sido estudiada
por: Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• en especial pp. 361-434.
742 AGI
118sitio!
a
el
ee. o
es s-
ta te ea ar
os
zía us
tez
principales consecuencias, justamente la expansión de la población española hacia el norte y en consecuencia la del sistema misional hacia la Tarahumara y la Conchería.P" Por otro lado, a la par de esta larga expansión demográfica y territorial, se vivía también en el conjunto de la gobernación de la Nueva Vizcaya (incluyendo las provincias costeras) a un periodo de crecimiento explosivo de la gran propiedad territorial, que hacía que la esa invasión de foráneos en los poblados de indios, resultara cada día más amenazante para los misioneros. Una idea clara de la intensidad con la que estaba creciendo la propiedad territorial en Nueva Vizcaya, entre el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, nos la dan los numerosos procesos de composición de tierras que se entablaron durante ese periodo. Hemos hecho para trabajos anteriores, un análisis de 256 composiciones de tierras para altiplano central de la Nueva Vízcaya?" Esta documentación muestra claramente la enorme predominancia que estaba alcanzando la gran propiedad en esa parte de las Indias, merced a una muy activa adquisición de tierras de todo tipo, por parte, principalmente, de los grandes hacendados locales: un fenómeno que no tardó en inquietar seriamente a las misioneros, en especial a los jesuitas. Si bien la expansión de la gran propiedad por la vía de la composición y titulación de tierras en el norte fue, en general, más temprana y activa en las zonas de más antiguo poblamiento que en aquellas nuevamente colonizadas."? para el primer tercio del siglo XVIII, varios poderosos hacendados, provenientes sobre todo del Valle de San Bartolomé, se habían ya aventurado en los territorios de reciente conquista al norte del río Conchos, donde estaban adquiriendo grandes porciones de territorio. Personajes como Juan Cortes del Rey, Marcos Fernández de Castañeda y Alonso de Leyva Isasi, poseían ya para principios del siglo XVIII haciendas importantes en la zona de Cusihuiriachi y el río Papigochi,"" mientras que el viejo capitán del presidio de Conchos y protector de los tarahumaras, Juan Fernández de Retana, se había convertido en gran hacendado y propietario en San Francisco de Conchos.?" Sin embargo, a quienes más temían los misioneros era a personajes como Bias Cano de los Ríos, quien tan sólo en 1706, había registrado y compuesto, de un solo golpe, la friolera de 106 sitios de ganado mayor al norte de la provincia de Santa Bárbara.742 Sabiendo que al igual que los anteriores, muchos otros españoles estaban registrando tierras en zonas cercanas a las misiones, los jesuitas, en particular, intentaron protegerse de esta avanzada, solicitando a las autoridades provinciales que se les midieran y titularan tierras a las misiones, como lo explicaba largamente Lorenzo de Gera a su provincial en 1743: 737 Salvador Alvarez, Colonización
agrfcola ...• p. 34.
738 Sobre un total de 1024 registradas hasta el momento para el conjunto de la gobernación de la Nueva Vizcaya. incluyendo mi-
sus provincias coste ras. Para un primer análisis de conjunto de todos estos datos: Salvador Alvarez, Tendencias regionales .... 739 Esta es una de las conclusiones
Ha-
740 Salvador Alvarez, Colonización
a las que llegamos en: Ibid .• p. 150. agrícola ...• p. 67.
741 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Ourango, 1706. Cobros por composiciones. 7 Sitios de ganado mayor registrados
Cobro por composición
de
y poblados por Juan Fernández de Retana. capitán del presidio de Conchos.
742 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1706. Cobros por composiciones.
Cobro por composición
118 sitios de ganado mayor medidos con Bias Cano de los Ríos. vecino del Valle de San Bartolomé.
de
p
:z68
y«
...Y este es un punto que v.r. debe hacer mucho caso, porque no suceda algún alboroto y de estos indios. Vr, ha de representar
alzamiento juez medidor
que pretende
registrarles todas las tierras y restriñirlos
media legua para su manutención;
cosa totalmente
y Cédulas ex-
indi
no se registren sus tierras con
I
Y todas estas
dici
algunos en-
ciór
del señor virrey:
bas:
que los indios han hecho algún beneficio y las han poseído ad immemorabili. tendidos
con harto sentimiento
de los indios lo que me han exhortado
en esa materia que de relación a v.r. y saque un despacho apretado
que ningún juez se meta en tierras de indios y sus comunidades, misioneros
nin]
en que entran también los
cabezas de ellos, cuyas tierras, estancias, etcétera son irregistrables,
poseídas por los indios an inmmemorabili
con
al corto término de una
contraria a las Ordenanzas
pedidas en favor de los indios, en las cuales los reyes prohíben leyes se atropellan
cerc
al sr. virrey las vejaciones que les hace el
y ti1 168
como cosas
y las han cedido a los padres para manutención pues se vieron muchos padres
la B
por quedarse con ellas y tener lejos los españoles de las misiones, pues
fici.
era harto perjuicio y molestia para los indios, pues fueron causa del último alzamiento .•• 743
An1
suya propia, de ellos y sus iglesias. Lo cual no se ha guardado obligados a pagadas
La respuesta
do una serie de ordenanzas
de sus sujetos.
ciuc
concernientes
de "cuadrillas" fijas por cada pueblo,
nin
al trato con los indios. En ellas se disponía
ser reducidos
a pueblos donde estarían
y caciques, los cuales, además levantarían
Para los repartimientos
dirigió una
de la Nueva Vizcaya, José de Cosío y Campa, contenien-
que los indios "vaganres', deberían todia de misioneros
bajo la cus-
1746 el virrey Horcasitas
no tardó en llegar. En octubre de
cédula al entonces gobernador
por por dier par; arel
se ordenaba
la organización
padrones
las cuales saldrían a laborar por lapsos máximos de un mes, quedando
cada "capitán de
cuadrilla" al cargo de la vigilancia de sus indios, con cargo de velar por que regresaran todos a sus pueblos y cobraran
sus salarios. Prohibía
igualmente
sidio, justicias
ordinarios
jurisdicciones,
ni sacarlos por su cuenta para hacerlos trabajar para ellos?"
Como lo hemos
y alcaldes mayores, organizar
a los capitanes de pre-
en Nueva Vizcaya por esos riempos+" de proteger
padres y reglamentar las ordenanzas adjudicarían
Para las autoridades,
sus servicios personales.
contenían
un capítulo
de es-
que el sistema seguía teniendo en efecto, era muy claro que
a los indios seguía siendo confiados
a la custodia
de los
Sin embargo, además de todo lo anterior,
más en el cual se asentaba
que, en adelante,
se
600 varas medidas por cada viento, de tierras buenas a cada pueblo de in-
dios, sin menoscabo
de las éstos tuvieran ya en posesión
tivo era que estos pueblos dispusieran propio mantenimiento. 743 Lorenzo de Gera visitador
y uso,146 Desde luego, el obje-
de tierras medidas y tituladas
Esto, por otro lado, para los misioneros
que aseguraran
resultaba
IY,I 14;
case
en Nueva Vizcaya: la expedición
es una buena muestra de la importancia
la mejor manera
s de "mita" en sus
evocado ya, el uso del término "mira" para referirse a los repartí-
mientos de indios, no era casual, ni infrecuente tas ordenanzas
repartimiento
prol 1
su
muy práctico
pud rras real
legu
aled
la m loca
mec
rad
Ch~ tenc
de la Tarahumara al provincial Cristóbal de Escobar y Llamas. San Felipe el Real 19 de enero
de 1743. en: LGlez 1984 337
747 I
744 Ricardo León García. Las misiones jesuitas ...• pp. 35-36.
anata
745 Chantal Cramaussel, Encomienda.
748 E
repartimientos ...• p. 80.
746 Ricardo León García. Las misiones jesuitas ...• pp. 35.
El Pal
y conveniente a la hora de rechazar intrusos que pretendieran asentarse demasiado cerca de "sus" indios. Sin embargo, 10 más interesante de estas ordenanzas, es que, en el contexto de la Nueva Vizcaya, disponer que se midieran y titularan tierras a pueblos de indios, por parte de la autoridad virreinal, constituía en sí una enorme novedad. En razón de su naturaleza de provincia de frontera, en la Nueva Vizcaya la expedición de títulos de tierras por parte de la autoridad reales, lo mismo que la introducción del procedimiento institucional de la composición de tierras, fueron fenómenos bastante tardíos ambos. Las llamadas "cédulas de composiciones" de 1591, no tuvieron ningún efecto en la Nueva Vizcaya y de hecho los primeros trámites de composición y titulación de tierras de que se tenga registro para esta provincia, datan solamente de 1685. Fue en ese momento que, por disposición de la autoridad real, los oficiales de la Real Hacienda de Durango se encargaron de los cobros medias anatas a los beneficiarios de composiciones y títulos expedidos por la autoridad real en la provincia.I" Antes de eso, los vecinos de la provincia ampararon siempre la posesión de sus tierras por medio de títulos de merced, expedidos por los gobernadores, o por delegación suya por los alcaldes mayores.748 Como lo hemos mencionado aquí, los gobernadores expidieron numerosos títulos de encomienda, lo mismo que mandamientos y ordenanzas para repartimientos, más sin embargo, no hemos encontrado hasta la fecha, ni en el archivo de Durango, sede de la gobernación, ni en el de Parral o en el de Chihuahua, ciudades donde los gobernadores de la provincia habitaron por largos periodos, ni en ningún otro, título alguno de merced de tierras expedido por los gobernadores de la provincia, para pueblos de indios. Recordemos, sin embargo, que según las ordenanzas de tierras emitidas por Felipe IV, incorporadas a la Recopilación de las leyes de los reinos de Indias en su libro IV, títulos 14,15,17,18 Y 19, indicaban que los pueblos situados en regiones de frontera, en este caso los de la Nueva Vizcaya, debían ser dotados con una legua cuadrada por "razón de pueblos': Estas disposiciones se convirtieron en un principio rector de la política de tierras en la Nueva Vizcaya a partir de entonces. Así, por ejemplo, en 1747 cuando se realizaron las medidas de los ejidos de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, la legua cuadrada de la cual habían disfrutado por casi medio siglo los pueblos de indios aledaños a la jurisdicción de la villa, en este caso, Nombre de Dios y San Gerónimo con la misión de Santa Ana de Chinarras, fue rigurosamente respetada por las autoridades locales. Incluso, en el caso del primero, dado que la traza original de los ejidos les afectó media legua de tierra por el lado de Oriente, se dispuso que la misma extensión les fuera restituida por la banda contraria. De ese modo, el contorno de los ejidos de la villa de Chihuahua, debió de amoldarse a la presencia de esos pueblos, lo mismo que a la existencia de haciendas como las de Tabalaopa, Dolores, Mápula, La Laborcira, Los Fresnos
747 AGI, Contadurfa 928, 1685, Cuentas del tesorero Nicolás de Medina y del Contador Pedro de Iriarte, Cobros de medias anatas por composiciones 748 Existen numerosos El Paso, serie 476.
de tierras.
ejemplos
de ello en el Archivo Municipal de Parral, reproducido
en: Microfilms
University of Texas
270
y Sacramento, cuya existencia precedió también en varias décadas el trazado de los ejidos. Sin embargo, cabe decir que si bien en el caso de Nombre de Dios, por ejemplo, vemos al gobernador de los naturales del mismo, abogar por que sus tierras no se vieran afectadas, sin la intervención de los franciscanos que administraban esa misión. Igualmente, en el caso de San Gerónimo y Santa Ana de Chínarras, la negociación con las autoridades de la villa corrió directamente a cargo del visitador jesuita Gregorio Hernández, quien incluso solicitó se suspendieran medidas y se le restituyeran a la hacienda de Tabalaopa, las tierras que, de acuerdo con este personaje, le habían sido usurpadas por el pueblo de indios de Nombre de Dios, administrado por los franciscanos los cuales, desde luego, se opusieron a lo dicho por el visitador jesuita,749 Es claro que la disputa larvada que existía desde hacía tiempo entre jesuitas y franciscanos por las tierras aledañas al pueblo de Nombre de Dios y la hacienda de Tabalaopa, coadyuvó de manera fundamental para que las tierras de ese pueblo de indios fueran respetadas durante esa medida de ejidos. Sin embargo, la gran debilidad de Nombre de Dios y Chinarras, provenía del hecho de que ninguno de los dos dispuso de títulos directamente expedidos y debidamente confirmados por la Corona, amparando sus tierras, lo cual los ponía enteramente en manos de sus tutores misionales en lo tocante a la defensa de sus tierras y otros derechos anexos. Esta situación de dependencia de parte de los pueblos de indios respecto de sus tutores misionales, en cuanto a la defensa de sus derechos fue, de hecho, la norma para el conjunto de la Nueva Vizcaya y la expedición de las ya citadas ordenanzas de 1746, no cambió mucho las cosas. Es posible que a partir de ese momento hayan sido expedidos títulos de merced de tierras para pueblos de indios por parte de las autoridades provinciales. Sin embargo, si así fue, éstos fueron muy poco numerosos y los procesos así emprendidos fueron en todo caso de alcance estrictamente local como lo prueba el hecho de que no fueran debidamente formalizados por elJuzgado Privativo de Tierras de la Nueva Vizcaya. Esto es algo sobre lo cual, nos darán seguramente más luz futuras investigaciones en archivos locales norteños. Lo que sí sabemos, en cambio, es que a lo largo del siglo XVIII, debido a la muy fuerte expansión que se dio en ese tiempo de la gran propiedad territorial norteña,750 numerosos pueblos de indios se vieron afectados en sus tierras por la presión de los latifundistas y que en ese tipo de situaciones.las ordenanzas de tierras de 1685 y subsecuentes, fueron evocadas por aborígenes y misioneros, aunque con resultados variables y en general poco favorables para los pueblos de indios. Hemos citado ya el caso de los indios de San Francisco de Conchos, quienes vieron absorbidas las tierras alrededor de su pueblo por la hacienda de Joseph de Berroterán, capitán vitalicio del presidio de ese lugar, quien tituló allí mismo en 1736, 23Yz sitios de ganado mayor, incluyendo un molino de pan y sacas de agua del río, sin que ello se viera reflejado en protestas o procesos judiciales ante la autoridad real alguna
PO!
yo has
def suit hac bar, rah
situ dad Iria det ten, los j ro e leo, coln hua
175
hao pr01 caso
habí tom tierr en e por los f tierr
rulo
751 AJ firmad
1736. 752 Al
Solkitt
753 A' de Seb 754Ar
tud de 755Ar 749 Linde y remate de cinco leguas a la redonda para ejidos de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, 1747, Archivo Histórico de la Cd. de Chihuahua, Microfilms 750 "El latifundio
y el poblamiento
grafía y poblamiento,
UTEP, 476-65, 1747.
del Norte de la Nueva Vizcaya. siglos XVII y XVIII", en, Chantal Cramaussel ed., Demo-
El Colegio de Michoacán, en prensa.
Solidn
756 Ar
Título I
en el p
por parte de los Indios."! Tampoco los tarahumaras de Coyachi, Santa María de Cuevas y otros muchos lugares donde sabemos existieron haciendas de españoles, entablaron, hasta donde sabemos, querella alguna contra sus vecinos. Los únicos que, en cambio, defendieron tierras en la zona como pertenecientes la misión, fueron los misioneros jesuitas de San Lorenzo y Satevó, quienes se quejaron ante la Audiencia de la invasión que hacía de sus terrenos Cristóbal Márquez, demandante de tierras en ese lugar. Sin embargo, el proceso terminó sin que se titularan tierras a nombre de ningún pueblo de tarahumaras de la zona. En el sur de la provincia, en los viejos pueblos de tepehuanes, la situación era un poco diferente. Algunos pueblos vieron absorber sus tierras por hacendados sin protestar, como los de Cacaria, cuyas tierras fueron ocupadas por Manuel de Iriarte, quien ocupó las tierras inmediatas al pueblo/52 En cambio, otros viejos pueblos de tepehuanes llegaron a elevar querellas ante la Audiencia contra hacendados que pretendían componer tierras inmediatas a sus pueblos. Fueron los casos, por ejemplo, de los indios de San Juan del Río en 1709 contra Sebastián Quiñónez,7S310s de Papasquiaro contra Juan Gutiérrez dueño de la hacienda de San Nicolás en 1710, los de Atotonileo de Indé contra Joseph García de Larrea poderoso dueño de agostadero de Ramos, colindante con las tierras del pueblo en 1738754 Ylos de El Zape y Santa Cruz de Tepehuanes contra Joseph de Aguirre dueño de la hacienda de Nuestra Señora de Cortés en 1754-1760.755 Sin embargo, en todos estos procesos los ganadores fueron siempre los hacendados, como lo demuestra el hecho de que el Juzgado Privativo de Tierras de la provincia no tituló tierras a ninguno de los pueblos de indios mencionados. Un solo caso escapa a esta regla en Nueva Vizcaya y en él participaron no ya los jesuitas, que habían dejado poco tiempo atrás las Indias españolas, sino los franciscanos, quienes tomaron el relevo de aquellos en muchas de las misiones tarahumaras: se trata de las tierras del pueblo de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Papigochi. En 1770, en efecto, Joseph Gregorio de Mendoza recibió un título "con reserva de confirmación'; por 321,4 caballerías de tierras, colindantes con ese pueblo de indios.756 De inmediato, los franciscanos apelaron a la Audiencia y a la Corona y lograron que se midieran las tierras del pueblo, lo cual sirvió para que recibieran finalmente, dos años después, el título que amparaba la legua cuadrada que se les otorgaba "por vía de adjudicación" y"por 751 Archivo de Instrumentos Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. Libro de Gobierno no. 53. Confirmación de título al capitán Don Joseph Berroterán por 23 sitios de ganado mayor y un sitio de molino. Guadalajara 9 nov. 1736. 752 Archivo de Instrumentos Solicitud de confirmación
Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia, TIerras y Aguas no. 50.
de títulos por Manuel de Iriarte, 15 dic. 1733.
753 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1733. Medias anatas, Composiciones
de tierras. Composición
de Sebastián Quiñónez en el pueblo de San Juan del Río. 754 Archivo de Instrumentos
Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia, Tierras y Aguas 33. no. 1. Solici-
tud de adjudicación de 34 sitios de ganado mayor colindantes con el pueblo de Santa Cruz de Tepehuanes. 5 junio de 1760. 755 Archivo de Instrumentos Solicitud de composición
Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. Tierras y Aguas 45 no. 16.
por loseph de Aguirre, 68 sitios en agostadero San Salvador. 4 mayo 1760.
756 Archivo de Instrumentos
Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. TIerras y Aguas 40. no. 9.
Título de merced con reserva de confirmación en el pueblo de Papigochi. 20 julio 1770.
de 32 caballerías de tierra a Gregario Joseph de Mendoza. vecino de Basuchil,
razón de pueblo" además de las 32~ caballerías de tierras que le habían sido otorgadas a Mendoza
poco ances."? Cabe subrayar que el de Papigochi
dial" expedido
directamente
íeligres
es el único "título primor-
por la Corona amparando
las tierras de un pueblo de indios
en la Nueva Vizcaya, existente a nuestro conocimiento
en los archivos de la Audiencia.
Al fin, un conglomerado
de indios norteños,
había sido capaz de recorrer el largo cami-
no que iba desde su aparición como pueblo de conquista,
fuente de mano y de productos
por la vía de la fuerza y el saqueo, hasta su lenta transformación finalmente
su incipiente
límites espaciales
consolidación
bien definidos
como una entidad
en pueblo tributario
socio-territorial
y sobre todo reconocidos
y titulados
y
estable, con por la Corona:
esto es, como "pueblo de indios" en el sentido pleno del término.
Dentro
dad, el de Papigochi
resulta ser un caso altamente
de la larga y lenta serie
de transformaciones
que debieron
fenómeno
emblemático
sufrir las sociedades
del "pueblo de indios'; apareciera
de su singulari-
indias norteñas,
antes de que el
en ese ámbito. Y sin embargo,
finalmente
aún después de dos siglos de lenta "integración" a la vida colonial, Papigochi
no era toda-
vía un "pueblo de indios" del tipo de los muchos que habían existido desde largo tiempo atrás en el centro de la Nueva España, o el Perú. Aquí, por ejemplo, los 'caciques" o "gobernadores
indios" no habían jugado sino un papel muy secundario
en la defensa de las
tierras del pueblo y en la solicitud de la adjudicación
de su título, todo ello había corrido
por cuenta de los propios misioneros
Su estatuto
sociedad, eran enteramente
distintos
franciscanos.
y su papel dentro
del que asumían con frecuencia los "caciques" en el
centro de la Nueva España o los 'curacas" en el ámbito peruano/58
Todo esto confirma
el hecho de que, para cuando periodo colonial tocaba su fin, la conversión les" norteños
de la
en indios verdaderamentepolíticos"
habitantes
de los "boza-
de pueblos, era un proceso
que estaba muy lejos culminar. Más sin embargo, vale también la pena recalcar que todo indica que durante
el periodo independiente,
los "pueblos de indios" norteños
ron con esta lenta evolución. A falta de investigaciones ción durante
constatar
del liberalismo
y de las diversas leyes de desamortización
a poco muchos de ellos se fueron afirmando la ley de colonización
igualmente
en la administración
de comunidad.
existiendo,
Sin
y de la a lo largo
sino que poco
cada vez más como tales. Así, por ejemplo,
de los indios se redujeran a los ayuntamientos
a propiedades
y juntas municipales
el 26 de mayo individuales el derecho de
de los terrenos de los indios y en el manejo de los fondos
Dos años después, en 1827, el congreso
pago de sínodos a los misioneros, 757 Archivo de Instrumentos
emitidas
emitida por el congreso del estado de Chihuahua,
de 1825, dictaba que los terrenos vendibles, otorgando
poco conocida.
cómo, a pesar del choque de la independencia
del siglo, los pueblos de indios norteño s no solo continuaron
intervenir
sobre el tema, la situa-
el siglo XIX en este aspecto nos es todavía bastante
embargo, es interesante irrupción
puntuales
continua-
cuyo sostenimiento
Públicos del Estado de Jalisco, Real Audiencia
decidió también
quedaría
entonces
suspender
el
a cargo de sus
y restitución
758 Ver por ejemplo,
de 32 caballerías de tierra, 20 de junio de 1772.
para el caso del Perú: Manuel Burga, De la encomienda
consult parecer 1842,c
pueblos Lejos d ro no p cuales i únicos \ la Coro Temósa
exhibiei hechos acuerdo otros m esratale: sido pr~ parar la¡ conocen si se
qUi
ejemplo en pueb duso en es, el de' Todo in conchos terminó ras, en e aislamie toria
qUl
proceso
I
anterior 1885, cu espeeiale ces en eo las tierra
de la Nueva Galicia, Tierras y Aguas 41 no.
43: Título de merced de a los naturales del pueblo de Papigochi de una legua cuadrada por razón de pueblos por vía de adjudicación
para se:
a la hacienda
tepeque del siglo XVI al XX, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1976, pp. 124 Y ss.
capitalista.
El Valle de leque-
759 Francisc 760 Estosal especial: pp.
761 Francisc
273
feligreses indios.P? Sin embargo, todo este conjunto de disposiciones no bastó todavía para sentenciar a muerte a los pueblos de indios norteños. A partir de documentación consultada, muy probablemente en el archivo del Gobierno de Chihuahua (la cual, al parecer se halla hoy desaparecida), el historiador Francisco R. Almada relata cómo, en 1842, cuando diversos particulares intentaban registrar a su nombre tierras de distintos pueblos de indios, la reacción de éstos había sido ya muy distinta que un siglo atrás. Lejos de admitir pasivamente la adjudicación de sus tierras, los habitantes de un número no pequeño de pueblos de rarahumaras, presentaron diversos documentos con los cuales intentaban acreditar la propiedad de tierras por parte de ellos. Sin embargo, los únicos que pudieron presentar un título propiamente dicho, emitido directamente por la Corona, fueron, desde luego, los de Papigochi. A falta de ello, en cambio, los indios de Temósachi, Santo Tomás, Temeichi, Carichí, Matachi, Yepómera, Coyachi y Nonoava, exhibieron una serie de traslados de avalúo s sobre tierras agrícolas y bienes diversos, hechos por la autoridad provincial al momento de la expulsión de los jesuitas."? De acuerdo con el mismo autor, otros pueblos, como Guachochi, Témoris, Santa Ana y otros más, exhibieron registros de denuncios de tierras expedidos por las autoridades estatales, esto es, posteriores a la independencia, de entre los cuales algunos que habían sido promovidos por los misioneros y curas seculares a nombre de los indios para amparar las tierras y ejidos de los pueblos."? Todo este es, insistimos, un proceso del que conocemos todavía bastante poco, pero sobre el que será necesario profundizar bastante si se quieren entender fenómenos, hasta hoy completamente inexplorados, como por ejemplo el de la transformación de diversos pueblos otrora de conchos y tarahumaras, en pueblos de mestizos, proceso que se verificó largo del siglo XIX y que continuó incluso en el XX. Igualmente, el estudio de este periodo podría aclaramos el inverso, esto es, el de la supervivencia del rarahumara'serrano" y"bozal" de las partes altas de la sierra. Todo indicaría que más que haberse extinguido, en el sentido propio del término, los conchos sufrieron a 10 largo de ese siglo un fuerte proceso de mestizaje cultural, que terminó fundiéndolos con la población no india de la zona. En el caso de los tarahurnaras, en cambio, no es difícil imaginar que la conservación de identidad, fue producto del aislamiento y del rechazo del conciente del mestizaje. Sin embargo, se trata de una historia que presenta matices que aún hoy nos quedan poco claros. Por ejemplo, el último proceso de titulación de tierras para los pueblos tarahumaras del que tengamos noticias, anterior al advenimiento de la reforma agraria pos revolucionaria, se dio al parecer en 1885, cuando el gobierno del estado de Chihuahua envió a una serie de "comisionados especiales" para titular tierras a los pueblos de indios. El procedimiento consistió entonces en convocar a los "vecinos indios" de cada uno de los pueblos para proceder a medir las tierras y repartir a cada uno de ellos una serie de "hijuelas" amparando sus derechos
759 Francisco R. Almada, Geografía del estado de Chihuchuo, Chlhuahua, Impresora Ruiz Sandoval. 1945. p. 109. 760 Estos avalúos fueron efectivamente
realizados al tiempo de la expulsión: Susan Deeds. Rendering unto Caesar...• en
especial: pp. 205-243. 761 Francisco R. Almada, Geografía ...• p. 115.
274
como propietarios
legítimos" de sus lotes. Si bien la documentación
trado a este respecto es todavía fragmentaria, en distintos
pueblos tarahumaras,
sabemos que este procedimiento
como Santa María de Cuevas, San Lorenzo
más.762 Esto nos indica que en distintos sabemos se estaba operando
que hemos encon-
pueblos tarahumaras
se aplicó y otros
de esta región, en donde
un intenso proceso de mestizaje, los vecinos conservaron
pesar de ello su condición
de "indios" hasta épocas muy tardías. Estos "rarahumaras"
firmaban
por su nombre,
calculaban
supuesto,
muy distintos
superficies
de los habitantes
que conoció y describió,
a
que
y recibían títulos de tierras eran, por
de las cavernas de lo alto de la Sierra Madre,
por ejemplo, entre 1890 y 1892 Carl Lumholtz
libro "El México Desconocído'F'"
en su célebre
Esto nos da una idea de cómo, a lo largo del siglo XIX
el carácter "indio" de estos pueblos pudo conservarse
a pesar de las nuevas condiciones
legales e institucionales
también,
en que vivían y no obstante
cultural a que estaban sometidos. tarahumaras
También
el proceso
por Chantal
Cramaussel.P"
una evolución
Todo ello aclararía también
entre este tipo de "indio tarahurnar"
de hoy en día, en muchos aspectos tan semejante mente interesante
semejante
incorporación
no voluntaria,
o se fusionaron
cómo fue que se esy el rarámuri
serrano
de las llanuras y cuando y cómo fue
con la sociedad no india. Se trató de una Acu
en trabajo.
de las desamortizaciones
norteño
ac-
sino forzosa, la cual pasó siempre, por su sometimiento
a formas de tributación
Puede decirse, en suma, que para cuando tiempo
periodo
decimonónicas,
en un sujeto verdaderamente
colonial tocó a su fin y llegó el
la conversión
del indio bravo bozal
"político'; "cristiano" y habitante
fijo de pueblos,
era un proceso que estaba muy lejos culminar. Incluso puede decirse que, en el caso de algunas de las últimas sociedades tránsito
ABO
sería saber qué sucedió, en ese mismo aspecto, con otros indios nor-
que desaparecieron
progresivo
a la
al "bozal" de la época colonial. Igual-
teños, como los conchos o los antiguos tepehuanes realmente
AA""
sería necesario saber si en otros "pueblos" de
de zonas más aisladas, es posible detectar
tableció, o no, una separación
AA""
de mestizaje
aquí descrita para la región de Santa María de Cuevas, la cual está siendo estudiada tualmente
Bib
AOA.
vivas que conservan algo de lo que aquellas fueron, ese
se ha dado aún hoy en el siglo XXI, por entero y de hecho no se dará, sino al
precio de su completa
desaparición
física y cultural.
762 "Registro correspondiente
al pueblo de Santa María de Cuevas por el comisionado
AGu. AITC
especial por el supremo gobierno
a los indígenas", Santa María de Cuevas, Chihuahua, 22 de septiembre
del estado para que dicho pueblo fuera hijueleado
1885. Archivo particular del Sr. Rogelio laquez, Santa María de Cuevas, Chihuahua. Agradezco al Sr. Rogelio jaquez haberme mostrado y permitirme
citar este documento.
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Z o R1TA, Alonso de, Breve y sumaria relación de los señores maneras y diferencias que habla de ellos en la Nueva España y en otras provincias comarcanas y de sus leyes y usos y costumbres ... y de laforma que tenían en les tributar sus vasallos, México, Imprenta Chavez Ehayoe, 1941.
Al Al Al
74
305
índice toponímico
Acaponeta 67, 72 Acatlán 55 Aculuacán 29 Afganistán 36 Africa 34, 36 Aguacatlán 55,62,68,110 Aguanaval Río 101, 149, 156 Aguilar Villa de 224, 233 Alravista 138 Arnajaque 55, 144 Amatlán 55 Amecameca 61 América del Sur 116 Amula 67, 292 Analco 122
Balsas 38 Baluarte Río 67, 71 Banderas Bahía de 6, 64, 67 Basaraca 237, 264 Basúchil 229,233 Bélgica 158 Birimoa 162 Birmania36 Bolaños Río de 105, 144, 145,151 Cacalotlán 79, 81, 85, 86, 87, 94, 95, 97 Cacaria 129, 154, 217, 249, 271 Calatitlán 55
Arizona 12, 103, 153, 161, 162, 173,202,239,258,262, 285,286,290,297,300,302 Armería Río 67 Asia 115,116,164 Atemajac 55, 62, 76,105 Atengo 55 Atila 36 Aroronilco 162,176, 177, 183, 184, 185, 186, 187, 188, 192,193,194,195,198,199, 202,203,206,207,208,209, 219,255,263,271 Autlán 67, 292
Californias 170 Calzonzi 55, Canatlán 177,206,263 Canutillo 203, 204, 205, 225 Capinamaíz 185, 251, Carichí 229, 256, 273 Casas Grandes 12, 128, 137, 203,207,224,227,286,287 Castilla 72, 77, 81,130, 191,251 Castilla de Oro 72 Cerocahui237,257,266 Cerro Gordo 177, 187,205, 211, 226, 256, Chalchihuites 13,14,52, 101,137,138,139,151,156, 158,159,160,291,293,295 Chalco 61 Chapala 11,43, 54, 55, 58, 64,67,246, Charcas 21, 80, 81, 84, 85, 86,86,87,94,95,98 Chiameda 9, 11,24,43,44, 46,53,57,64,67,68,69,71, 72,73,74.75,76,77,78, 79,80,81,82,83,84,85,86, 87,88,89,90,91,92,93, 95,96,97,98,99.124,133,
AvalosProvincia de 107, 246,292 Avino 101, 113, lIS, 125, 131, 151, 154,249 Ayo 114 Azclá o Aztlán lO, 49 Azratlán 49, 53,71,72,73, 74,166,248,301,305 Aztlán 49 Babonoyaba 207, 224, 227, 232,237,257,258,263,264 Baborigame 157 Bacaburiachi 234 Bachimba 232, 258, 264
152,161,166,169,187,196, 276,293 Chiapas41 Chihuahua 13, 14,19,20,22, 23,103,127, 137,153,157, 161,173,197,198,215,216, 225,227,232,234,237,239, 240,258,261,263,264,265, 269,270,272,273,274,275, 276,277,278,279,281,283, 284,286, 290, 291, 294, 295, 296,298,299,301,303 China 7, 8, 34, 36 Cholula61 Chuviscar 263 Chuvíscar 207, 227, 232, 258,264 Cihuatlán 38,67, 75 Coalcomán 38 Coatzacoalcos 40 Cocomórachi 227 Cocoyomes 177, ] 78, 212, Coina 107 Colima 6, 7, 38, 39, 49, 55, 68,120300,301,302 Colometo 55 Colorado Gran Cañón del 164 Colotlán Río 149 Coluda 162 Compostela 11, 12,46,47, 55,57,58,59,62,65,69,71, 75,76,78,96,105,106, 107, 108,142,151,152,159,204, 246,248,298 Conchería 201, 203, 208, 210,212,220,222,223,224, 231,237,257,259,263,267 Conchos Río 173,178,179, 180,184,185,187,190,191, 195,198,202,207,210,212, 222,224,225,227,256,267, 276,285
Coneto 125, 154,249 Copala 24, 78, 79, 80. 81, 82,83,84,87,88,94,95,98. 101,103,121,123.124,153 Copala Reino de 78. 79, 80, 81,101,103,123.153 Corrientes Cabo 107, 111 Costa del Norte 5 Coyachi 227, 228, 229, 232. 258,263,271,273 Coyatlán 56 Cuencamé 98,177,205,208, 261,263 Cuitzeo 5, 55, 114, 168 Culiacán 9, io. 11,43,44, 46,53,55,57,69,75,78,79, 81, 8487,93,105,161,190, 191,293,297,304 Culuacán o Culiacán 10, 29,71 Cusihuiriachi 228,229,233, 237,258,263,267,287 Diabuto 55 Durango 13,14,15,24,79, 81,84,85,86,87,89,90,91, 93,95.98,99,113,117,118, 119,121,122,123,124,125, 129,132, 134, 137,138, 139, 151, 154, 156, 157, 161, 162, 153,166,169,182,183,184, 186,188,194,196,197,198, 200,201,2005,20~207, 209,217,218,219,220,221, 226,239,248,250,252,254, 255, 261, 263, 267, 269, 271, 277,278,279,281,283,285, 287,290,291,293,295,299, 300,301,302,303 Eje Neovolcánico 39,67 El Caxco 157, 205 El Mixtón 50, 51, 52, 53. 59, 60,61,76,105,107,137, 142,144,145,148,151,158,
306
159,160,161,204,301 177, 180,205,206,217, 248, El Pilar 262 255,271 El Saín 101 India 10, 14, 15,20,21,22, El Salado 114 35,36,42,46,48,49,51,60, EITeúI49,107,141,142, 68,72,74,76,81,90,92,93, 145 95,102,113,120,134,140, El Tunal 125, 251, 263 142,150,159,173,176,184, El Zape 137, 138, 185,261, 195,196,202,215,216,219, 271,295 232, 235, 236, 239, 241, 242, ElotaRío 67 243,245,251,253,259,260, Espíritu Santo 40, 57, 71, 75, 261,267,269, 27l, 272, 273, 97,105, 107 108, 110 274,278,279,280,281,282, Espíritu Santo Villa del 75 283,284,285,287,288,289, Estados Unidos 13, 103, 290,291,292,293,294,295, 164,301 296,297,298,302,304 Europa 13, 115, 300 Indonesia 36 Filipinas 35 Ixtlán 62, 288 Izmitique 55 Florido Río 179, 180, 181, 187,192,193,194,195,198, Jalacingo 62 203,208,209,213,221,256 Jaliango 55 Fresnillo 101, 156,293 Jalisco 11, 12, 38, 46, 49, 50, Golfo de México 5, 113, 168 51,52,54,60,67,96,108, Gran Tunal 114, 169 127,144,168,234,237,238, Guachochi 273 271,272,274,277,278,279, Guadalajara 6, 20, 23, 38, 46, 280,281,285,287; 289,292, 49,50,51,57,58,61,62,64, 293,295,297,298,300,301, 76,77,81,83,84,87,88,89, 302,303 90,92,93,94,95,98,105, Jalpa 141, 142, 144, 196 106,107,123,124,129,132, Jilotepec 41, 113 134,141,142,143,144,146, Jocotlán 46, 80,110,120 . Juchipila 49, 58, 62, 76, 77, 149,183,196,201,202,207, 228,246,250,271 1'107,141,142,144,196,300 Guadiana 14,26,101,117, Julimes 177, 202, 212, 234, 118,120,151,156,210,299 263,264 Guajacatlán 107 Junta de los Ríos 198, 199, Guanaceví 24, 98, 220 202,212,213,240,277,293 Guanajuaro 5, 54, 114, 167, La Ciénega 239 168,169,282,289,293 La Concepción 163,193,225 Guangxi 36 La Laborcita 269 Guatimapé 101 La Laguna 157, 177 Guauchinango 76 La Piedad 169 La Quemada 12, 13, 14, 138, Guaxango 61 Guaynamota 12, 105, 111, 292 La Sauceda 85, 125, 154, 152,157 Gueiguachic 262 249,250 Las Bocas 177, 187, 188, Guxipaches 118 Hibueras 5 206,221,225,256,257 Holanda 99, 158 Las Charcas minas 80 Las Cruces 177,251 Huejotzingo 68 Las Vírgenes de Culiacán 87 Humaya Río 161 Indé 121, 122, 125, 154, Lerma Río 5, 31, 40,168
I
I I
Llano Estacado 170 Loma de San Gabriel13, 138 Los Fresnos 269 Los Palmitos 125, 154, 177, 217,249,250 Los Papudos San Martín de 98 Machete Salinas de1184 Madrid 6, 15,24,25,32,43, 45,51,54,59,60,68,101, 105,121,196,210,216,218, 241,244,261,275,279, 284,286,288,289,291,292, 294,295,296,298,299,300, 302,303 Mapimí 13, 14, 149, 157, 170,173,174,175,176,177, 185,192,193,198,205, 208,289 Mapimí Bolsón de 13, 14, 149,170,173,174,175,176, 177,192,193,198,205 Mápula 239, 269 Mar del Sur 5',6, 37, 67, 68, 70,71,290,295 Matachi 227, 228, 229, 263, 273 Marlarzincas 31, 37 Mazapil114, 119, 131,149 Mechuacán 5 Medina Río de 149 Medio Oriente 34 Mercado Cerro de 120 Mesoamérica 6, 7, 8, 9,17, 18,19,26,30,31,33,36,39, 45,49,51,52,61,67, 137, 138,139,159,160,164,165, 167,171,244,246,277,278, 292,293,294 México Ciudad de 9, 21, 23, 47,52,58,77,120,198 Mezquital 93, 117, 118, 119, 125,149,156,160,185 Mezquitlán 56 Michoacán 2,6, 15,20, 23, 25,29,30,31,41,42,49,51, 55,68,89,96,106,113,114, 116,137,143,160,167,168, 225,226,241,246,270,274, 275,276,277,282,283,284, 285,286,287,289,291,292,
294,295,296,301,303,304 Mixtón 50, 51, 52, 53, 59, 60, 61,76,105,107, 137, 142, 144,145,148,151,158,159, 160,204,301 Mogoreachi 233, 234 Mongolia36 Motines de Colima 7, 38, 39 Motines de Zacarula 7, 38, 39 Motines del Oro 38, 39,45, 127,281 Namiquipa 14,212,227, 264,290 Napavechi 263 Navacoyan 138 Navito 55 Nayarit 6, 11,68,81,96, 127, 157,277,293,302,303,306 Nazas 190 Nicolás de Agualeguas 213 Nievecillas 225 Nieves 131 Nochestán 80 Nochistlán 49, 59, 60, 62, 77, 105,107,141,142,144,145, 159,196 Nombre de Dios 24, 113, 119,121,122,123,125,149, 150, 151, 153, 154, 155, 156, 179,217,232,248,264,269, 270,278 Nombre de Jesús Carichi 236 Nonoava 256, 262, 264, 273 Nonojes 185,186,187,188, 201,256 Norteamérica 170, 261, 294,302 Nuestra Señora de Cortés 271 Nuestra Señora del Pilar de Norogachi 261, 262 Nueva España 6, 8,10,12, 17,18,19,20,21,22,23,26, 27,32,37,38,42,44,45,46, 47,48,49,51,54,57,59,61, 62,63,64,68,69,72,76,77, 78,81,82,89,90,92,96,99, 100,108,110,117,127,128, 150,159,169,181,184,204, 205,210,213,216,217,231,
238,241 246,247 275,27E 285,28E 292,295 300,301 Nueva G 17,18,1 44,45,4 53,54,5 62,64,6 80,81, a 106,101 118, 12~ 142,14:
152,15: 196,20' 238,24{
Nueva h
101, 111 Nueva\ 19,20,2 28,77, ?
85,89,5 98,99,1 119,12l 125, 12~ 135,15J 157,16: 184, 18~ 205,2H 219,22(
229,231 247,241 257,258 265,26{ 271,27:
NuevoI 179,21: Ostimu:
Otaritlá Pachera Pahuira
de 233 Pamir St Pampuc Pánuco'
87,88,9 169,17C
PánucoJ 168,165
307
238.241.242.243.244.245. 246.247.251.259.265.272. 275.276.279.280.282.284. 285.286.287.288.289.291. 292.295.296.297.298.299. 300. 301. 302. 304 Nueva Galicia 6. 9. 11. 12. 17.18.19.20.22.28.42.43. 44.45.46.47.48.49.50.51. 53.54.55.57.58.59.60.61. 62.64.65.69.74.7678.79. 80.81.84.85.92.93. 105. 106.107.108.110.113.115. 118.120.123.129.131.132. 142.143.144.145.147.149. 152.153.154.155.159.160. 196.204.216.217.234.237. 238.246.247.250.271.272 Nueva México 78. 83. 88, 101.118.211.291 Nueva Vizcaya 9.12.14. 18. 19.20.21,22.23.24.25.26. 28.77,78,79.80.81.82.84. 85.89.90.91,92,93,96.97. 98.99.101.116.117,118. 119.120.121.122,123.124. 125. 129. 131,132,133. 134, 135,151.153.154.155.156. 157.162.173.180.181.183, 184.185.196.197.200.204, 205.210.211.213.217.218. 219.220,225.226,228. 229.234,237.238,240.244, 247.248.250,253.254,255, 257.258. 259. 261, 263, 264. 265.266.267.268.269,270. 271.272 Nuevo León 20, 81, 129.178, 179.213.275.292,296 Ostimuri 237 Otariclán 162 Pachera 233, 234, 256 Pahuirachi La Boquilla de 233 Pamir36 Pampuchín 55 Pánuco 40, 80, 81, 84, 85, 86,
87,88.93.95,97, us. 168, 169.170 Pánuco Provinciade 40. 113. 168,169.170
Papasquiaro 185.218.250. 251.252.253.255.261. 263.271 Papigochi 212. 223. 224. 227.228.229.233.234.237. 237.256.258.260.262.264. 265.267.271.272.273 Papigochi Nuestra Señora de la Limpia Concepción de 262.271 Paquimé 13 Parral 18.19. 22. 24. 25. 99. 117.177.188.193.197.198. 202. 205. 206. 207. 208. 210. 211.212.213.218.222.223. 224.225.227.228.229.234. 257.258.261.263.269.275. 276.283.284.285.295.298. 299.303 Parral Río del 193 Parras 177.218 Pascua 55. 223, 224. 257 Pénjamo 1114,169 Peñol Blanco 114.115,149, 151,168,196 PerÍl37. 243, 244. 253, 272, 280,288.301 Piaxtla Río 67. 79. 95 Pimas 103. 128, 130. 161, 264,266.290 Pirnic 102. 128, 130. 153 Polinesia 34 Poncitlán 55 Portezuelo 114 Potosí 21. 22,114.156.168. 170,183.282 Presidio Río 67 Puebla 245 Pugíburachi 262 Purificación 38. 39, 46. 55. 57.67.68.75,96.105,246. 292 Querétaro 41,114.169,170, 291,303 Ramos 271 Río del Norte 177, 198,212 Rosario 100 Sahinas213 Sacramento 113. 162, 236. 263,270,278 Saguarichi234
Saln 78. 101. 156 Sainápuchi 263 San Andres 99. 262 San Barrolomé 22. 23. 84. 95. 123.176.181.182.183.184. 185.186.187.187.192.193. 194.202.205.207.210.213. 217.220.222.224.225.226. 231.238.255.256.258.263. 264.267 San Bernabé 207. 227. 228. 229.234 San Buenavenrura de Atotonilco 183.206 San Diego 162.239 San Dimas 162 San Felipe 169.177.187. 193.199.221.223.224.225, 234.256.257,258,261.263, 264.265.269.270.283 San Felipe de Río Florido 187.193.221 San Felipe de Tarahurnares
San]avier 262. 263. San Javier de Muguríachí 262 San José del Tizonazo 203. 255.283 San Juan del Río 24. 85. 101. 125.129.130.154.1771. 217.249.250.251.256.261. 263.271 San Lorenzo 223. 236. 256. 263.271.274.284 San Lucas 101.249 San Luis Mascomalhua 209 San Luis Potosí 114.168. 170.183.282 San Marcos estancia de 234. 239 San Martín 79.162 San Martín 78. 87. 98, 101. 113.115.119.123.124.131. 149.151.153.154.156 San Maceo 263 San Miguel de Culiacán 190
263 San Felipe el Real de
San Miguel de las Bocas 187. 221,225.256.257 San Miguel de Las Bocas 221 San Miguel de Tubares 235 San Nicolás de laJoya 263 San Nicolás Hacienda
Chihuahua 261. 264. 269. 270,283 San Felipe villa de 225. 258. 261.264,269.270.279 San Francisco de Borja 228. 229.234.262.263 San Francisco de Comayaos 184 San Francisco de Conchos 184,185,186,193,202.203, 207,210,211,212,220,221, 224,227,232.237,257.263. 264,267.270 San Gabriel13, 138, 221. 287.291 San Gerónimo 221. 263. 270 San Gerónimo Huejotitán 221,263 San Gregorio Río 193 San Hipólito 162.226 San Ignacio 185, 186, 187, 188,233,237.262,263.264 San Ignaciode Papahichic 262 San Ignacio de Papigochi 233 San Ignacio de Sonora 237, 264
de 271 San Onofre 224. 227. 258 San Pablo 162. 185, 186. 188,220.221.222.223.256. 257.263 San Pablo Cobasca 84. 95 San Pablo de Tarahumares 185 San Pablo de Tepehuanes177 San Pedro de Babonoyaba 227.258 San Pedro de Conchas 202. 204.224,257 San Pedro Río 67. 203 San Sebastián 80, 81. 83. 84. 85.86.87,88,90,92.94.95, 98.99.226 San Sebastián de Colima 68 Santa Ana 62. 270 Santa Ana de Chinarras 269.273
308
Santa Ana del Torreón 212, 227 Santa Bárbara 20, 24, 121, 12~123,124,125,133,182, 192,217,248,249,263 Santa Bárbara Provincia de 22,25,78,85,93,98,133, 154,171,178,179,180,185, 196,202,206,212,218,220, 231,250,255,256,258,267, 283,284 Santa Bárbara Salinas de 182 Santa Bárbara Villa de 181 Santa Catalina de Tepehuanes 202, 226, 251, 252,256 Santa Cruz 263 Santa Cruz de Tarahumares 256 Santa Cruz de Tepehuanes 187,271 Santa Isabel 207, 224, 227, 232,258,263,264 Santa María de Cuevas 234, 236 Santa María de Cuevas 238, 256,258,263,271,274.284 Santa María de los Tobosos 197 Santa María del Cerro Gordo 256 Santa María Nativitas de Bachíniva227 Santa María Otais 162 Santa María Pueblo de 181, 183,274,283 Santiago Río 12,43,49,67, 77,80,105,107,143 Santiago Río Grande de 64, 71,101,142,144,145,152, 156 Santo Tomás 227, 264, 273 Satevó223, 224, 229, 237, 256,263,264,271 Sebastián San 177, 202, 208, 209,212 Sierra del Diablo 177,202, 208,209,212 Sierra Gorda 170 Sierra Madre del Sur 39
Sierra Madre Occidental 9, 12,14,15,20,24,64,67,79, 101,105, 107,108,110,11, 128,130,131,137,138,139, 145,152,156,160,161,164, 171,193,212,220,223,248, 256,274,291,295 Sierra Norte de Oaxaca 33 Sierra Zapoteca 7,32,33,37 Siete Ciudades Reino de las 57, 58,62,76 Sinaloa 57, 68, 69, 81, 87, 96, 99,127,162,166,206,218, 226,257,279,290,293,297, 298,300,304 Sisoguichi 260, 262 Sombrerete 78, 123, 149 Sonora 69, 81, 99, 103, 128, 130, 153, 206, 212, 222, 223, 224,226,228,237,238,239, 263,264 Tabalaopa 178, 232, 239, 269,270 Tajirachi 234 Tamazula 68 Tarahumara 162,171,194, 220,222,223,228,233,235, 236,239,257,258,259,261, 263,267,268,273,290,294, 296,302 Tarahumara Nueva 232, 236 Tarahumara Sierra 162,203, 221,232,289 Tarasca meseta 31 Tebles Chichimecas Provincia de los 6, 8, 42, 54, 57,68,75 Tecomán 38 Tecomatlán 56 Temeichi 223, 227, 229, 234, 256,262,263,264,273 Témoris 273 Temósachi 227, 273 Tenango 61, 144 TenochtirIán 7, 8, 30, 61 Teocaltiche 141, 159, 196 Tepalcatepec 38 Tepeaca 61,142 Tepeltlacalritlan 55 Tepeque 105, 107,145, 151, 152,159,272,281
Tepique 11, 55, 67, 68,143 Tepique Río de 55, 67 Teporachi 234 Tepozpirzaloya 56 Tepucuacán 55 Tequila 12, 107 Teteaqui 223 Tetlán 55 Texamen 251 Texcoco l é
Texcoquines 11, 110, 143,248 Tezuico 29 Tíbet 36 TlacorIán 57, 58, 62, 105, 141,142 Tlaltenango 49, 105, 107, 131,141,144,145,147,151, 159,196 Tlaquepaque 55 Tlaxcala 61, 68, 190, 191 Tlaxcaltecas 7, 8, 30, 31, 37, 42,275,295 Tobosos 20,117,131,171, 173,176,177,178,179,180, 181,182,183,184,185,186, 187,188,189,192,194,195, 196,197,198,199,200,201, 202.203,204,205,206,207, 208,209,210,213,214,224, 227,255 Todos Santos 98,133, 182, 188, 208, 250 Tojorare 227 Tomatlan 55 Tomochic 262 Tonalá 43, 55, 143, 145 Topia 24, 79, 97, 98, 161, 163,218,303 Trincheras 128,303 Trujillo Valle de 149 Tunal 114, 125, 149, 168, 169,251,263 Turquestán 36 Tutuaca 227, 256 Tututepec 37, 38,44 Valle de Allende (San Bartolomé) 22, 217, 278, 284 Valle de la Poana 249 Vallede los Conchos 179 Valle de los Palmitos 125, 154,249
Valle de Oaxaca 32 Valle de San Bartolomé 23, 176,182,186,188,192,193, 194,202,205,210,213,220, 222,224,225,226,231,238, 256,258,263,267,277,283 Valle de Toluca 31,40,246, 292 Valles zapotecas 31 Valparaiso 149 Verde Río 170 Victoría Villa de la 122 Xalisco 6, 11, 12,43,49,67, 68,69,70,71,72,110,143 Xichú 170 Xiximes 98,161, 162, 163, 165,166,187 Xochimilco 61, 68 Xora 12, 110 Yang-Tse 36 Yécora273 Yepómera 227, 263, 264, 273 Yucatán 41, 281, 283, 286 Zacatecas 9,14,15,17,18, 20,21,22,23,24,51,62,64, 76, 77, 78, 79, 84, 85, 87, 89, 90,91,92.93,96.101.10~ 107,110,113,114,115,117, 119,121,131,137,143,144, 147,148,149,153,154,156, 157,166,168,169,183,196, 205, 212, 213, 261 Zacarula 7, 37, 38, 39 Zalatitlán 55 Zapotlán 49, 68
índic
5
29
...
29 29 33 42 42
46 59
67
.....
68 68 75 81 96 101 ....
105 .... 113 ...
120 ....• 127 .....
índice
Introducción
5
29
.....
Capítulo I Conquista y encomienda en la Nueva Galicia durante la primera mitad del siglo XVI: "bárbaros" y "civilizados" en las fronteras americanas 1: Aliados indios y fronteras
29
de guerra
a) La conquista y las civilizaciones mesoamericanas
29
b) Conquistadores frente a "bárbaros" mesoamericanos
33
42
2: Guerra,
tributo
y encomienda
en la Nueva Galicia
42
a) Las primeras conquistas en el Norte novohispano y el peso
46
b) La encomienda y la organización del tributo en la Nueva Galicia
59
e) Una vez más el peso de los gralldes números: la "Guerra del Mixtón"
de los grandes números: la Nueva Galicia
y el establecimiento definitivo de la encomienda y el tributo en la Nueva Galicia 67
.....
Capítulo 11 Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVI
68
1: La dos conquistas
de Chiametla
68
a) La campaña de los Tebles Chichimecas
75
b) La segunda conquista de Chiametla
81
2: Indios, minas y encomiendas
96
3: Las costas vacías
101 .....
en Chiametla
Capítulo 111 De reinos lejanos y tributarios infieles: el indio de la Nueva Vizcaya en el siglo XVI
105
Los antropófagos
de la montaña
113
Las naciones de guerra de la tierra adentro
12 o
Los tepeguanes de la Nueva Vizcaya
127
Indios bravos y tributarios
paganos
310
137 .....
Capítulo IV De "zacatecos" y "tepehuanes": dos dilatadas parcialidades de chichimecas norteños
137
1: Los "cazcanes" y sus vecinos "zacatecos" de las montañas
148
2. Los "zacatecos" del altiplano y sus vecinos del norte
152
Otra extendida parcialidad de "chichimecas" norteños: los "tepehuanes"
168
"Chichimecas" de las montañas y'chichimecas" de las llanuras
173 .....
Capítulo V Agricultores de paz y cazadores-recolectores de guerra: los tobosos de la cuenca del Río Conchas en la Nueva Vizcaya
176
Las "bandas" de tobosos
179
Los tobosos y las reducciones tempranas del Río Conchos
190
Los agricultores de paz
197
Los tobosos de las salinas
200
El nacimiento del toboso de guerra
215 .....
Capítulo VI El indio de norteño y la misión
215
El indio y sus tutores:
217
Misiones y fronteras en la Nueva Vizcaya
220.....
Los Primeros Misioneros en la Conchería y la Tarahumara
222 .....
Misiones e indios al norte de la cuenca del Conchos: la segunda mitad del siglo XVII
231 .....
De misiones a Pueblos de Indios en la Conchería y en la Tarahumara: un tránsito incompleto
241 .....
Capítulo VII A manera de epílogo ... El indio norteño como parte de la sociedad colonial: el pueblo de indios en la frontera septentrional novohispana
248 .....
Indios y españoles en la Nueva Vizcaya central
253·····
Indios bozales. indios de encomienda. indios de repartimiento e indios de pueblo en Nueva Vizcaya central
259
Los "pueblos" de la Tarahumara y de la Conchería
265
Los tributarios norteño s
275.....
Bibliografía
305 . ....
fndice toponimico
El indio y la sociedad
colonial
norfeña. Siglos XVI-XVIII.
Terminó de imprimirse
en el
mes de diciembre de 2009 en los talleres de Mgmimpresos, Costa 531, Zona Centro, Durango, Durango, México. El tiraje fue de 500 ejemplares.
Para la formación
tipográfica
se utilizó: Adobe Ienson
Pro
de Nicolas Jenson (original)
y Robert Slimbach (versión para Adobe) y Meto de Erik Spierkermann.
La ocupación de tierras y la creación de nuevos establecimientos coloniales en errironos de frontera, fue un proceso que no se redujo solamente al acto e la apertura, roturación y puesta en producción de tierras vírgenes. La extrema dispersión y lejanía de los establecimientos coloniales norteños, su reducido t maño, su debilidad demogf.ífica y el carácter insumiso de las poblaciones aborígenes de las que se hallaban rodeados, los condenó desde un principio a la búsqueda de la autosuficiencia en todos los órdene •Sin embargo, su consolidación nunca hubiera sido posible, de no haber sido por los r cursos agrícolas y de mano de obra, provenientes de las sociedades indígenas locales. stos grupos de 'chíchimecas" a pesar de su aparente "simplicidad" y con todo y la proverbial '"ferocidad" que siempre se les atribuyó, terminaron convirtiéndose, no en un obstác o~ sino por el contrario, en un sostén insustituible para la nueva so 'edad coloní •~ ello mismo, las que e generaFon entre los conquistadores del Norte y los aberígenes locales, fueron siempre relaciones tan cercanas y durables, como violentas y eoercitivas, Los contextos geográficos y temporales sobre los cuales trata esta obra son muy diversos: desde la vieja Nueva Galicia del siglo XVI al extremo norte de la Nueva Vizcaya central
6) EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A. c.
en el siglo XIX temprano y se aborda extensamente también el problema de la lenta y ya por siempre inacabada incorporación de los grupos aborígenes norteños a la s 'edad española y mestiza.
IIH uJ o E
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IIH/UJED
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