El Indio Y La Sociedad Novohispana

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LI

DIOYL SOCIEDAD . c: LONIAL -----RTEÑA+ $iglQS XVI --XVIII. SALVADOR

ÁLVAREZ

EL INDIO Y LA SOCIEDAD COLONIAL NORTEÑA. SIGLOS

XVI~XVJII.

El Indio y la sociedad colonial norteña. Siglos XVI·XVlII.

Primera edición, D.R. © Salvador D.R.

©

Instituto

2009

Álvarez de Investigaciones

Históricas

de la UJED

Torre de Investigación, Blvd. del Guadiana

zdo. piso

501

Fracc. Ciudad Universitaria CP 34120 Durango,

D.R.

e El Colegio

Durango,

México

de Michoacán,

Martínez de Navarrete

A. C.

505

Colonia Las Fuentes CP 59699 Zamora, Michoacán,

Cuidado de la edición:

México

Salvador

Álvarez

y Guadalupe Rodríguez Diseño: Mano de Papel Maquetación:

Maiqo Avalancha

ISBN: 978·607-00-2120-6

PROHIBIDA

su REPRODUCCIÓNPOR CUALQUIER MEDIO

MECÁNICO

o

ELECTRÓNICO SIN LA AUTORIZACIÓN

ESCRITA DE LOS EDITORES.

Impreso en México. Printed in Mexico.

I Iu IHo J E

6) EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A.

c.

INS~

El indio y la sociedad colonial norteña. Siglos XVI-XVIII. SALVADOR

ÁLVAREZ

-. ",

Edición

Z D1 D

••••••••••••••••••••••••••••••••

INSTITUTO

DE INVESTIGACIONES

A.A ••• ~.A.A

Conmemorativa

AA ••• AAA ••••••••• &A.AAA

HISTÓRICAS

jUJED

•• &A ••• AA •••• AA ••••• A•••• A ••• A••• A••••• A •••

EL COLEGIO

DE MICHOACÁN

5

Introducción

Recién llegado de su exploración a las Hibueras, en septiembre de 1526, Hernán Cortés daba parte al rey de noticias frescas llevadas por sus capitanes. Se trataba del descubrimiento de "ciertas poblaciones" que habitaban los territorios situados entre la Costa del Norte, esto es, el Golfo de México y "la provincia de Mechuacán": Entre la costa del Norte y la provincia de Mechuacán, llaman chichimecas;

hay cierta gente y población

que

son gentes muy bárbaras y no de tanta razón como estas provincias;

también envío ahora sesenta de a caballo y doscientos peones, con muchos de los naturales nuestros amigos a saber el secreto de aquella provincia y gentes. Llevan mandado por instrucción que si hallaren en ellos alguna aptitud o habilidad para vivir como estos otros viven y venir en conocimiento

de nuestra fe, y reconocer el servicio que a vuestra majestad deben,

que trabajen por todas las vías posibles los apáciguar y traer al yugo de vuestra majestad y pueblen entre ellos en la parte que mejor les pareciere; y si no los hallaren como arriba digo, no quisieren ser obedientes, les hagan la guerra y los tomen por esclavos, porque no haya cosa superflua en toda la tierra, ni que deje de servir ni reconocer vuestra majestad y trayendo estos bárbaros por esclavos, que son gente salvaje, será vuestra majestad servido y los españoles aprovechados,

porque sacarán oro de las minas, y aún en nuestra conversión

podrá ser que algunos se salvasen ...

1

La localización era clara, el conquistador se refería a la inmensa región alriplánica, situada al oriente del lago de Cuitzeo y del curso del río Lerrna, habitada desde tiempos remotos por esas gentes muy bárbaras y no de tanta razón como estas provincias, es decir, los 'chichimecas', en este caso aquellos que más tarde serían también bautizadas por los propios españoles como Pames? Sin embargo, dedicados como estaban por entonces a su exploración de las costas de la Mar del Sur, los hombres de Cortés muy pronto se olvidaron de esos 'chichimecas" y sólo se volvería a hablar de ellos un par de décadas más tarde. Pero es importante recalcar que éstos no eran los primeros 'chichimecas" con los cuales los conquistadores se habían encontrado. Ya desde 1524, otros 'chichimecas" muy distintos se hallaban también en escena: aquellos que habitaban las

Hernán Cortés. Quinta Carta de Relación 3 de septiembre Cortés, Cartas y documentos. 2

Introducción

Wigberto jiménez Moreno. La colonización

1944. pp. 2-3-

de 1526. en: Mario Hernández Sánchez-Barba ed., Hemán

de Mario Hernández 5ónchez-Barba. y evangelización

de Guanajuato

México. Editorial Porrúa, 1963. p. 321_ en el siglo XVI. México. Editorial Cultura.

6

regiones costeras situadas al norte del entonces puerto de Colima, como la bahía de Banderas o la provincia llamada desde entonces de Xalisco. Estos "otros" chichimecas, pertenecían a lo que los arqueólogos han clasificado como la "tradición cultural Occidente'; formada por poblaciones plenamente agrícolas, practicantes de la de la cría de pequeños animales, pescadores y recolecto res de moluscos a gran escala (esto último en las regiones costeras) y conocedores de el cultivo y tejido del algodón y la apicultura. Además poseían un refinado arte cerámico y una lírica de muy alta calidad." Eran, en suma, sociedades de alta cultura, que habían establecido, además, intercambios y vínculos ancestrales con las civilizaciones Mesoamérica nuclear," Sin embargo, la presencia de todos esos rasgos culturales no significa que estas sociedades fueran del todo iguales a las que los conquistadores habían encontrado más al sur. Si bien, estos 'chichimecas" eran agricultores avanzados, predominaban entre ellos patrones de asentamiento de tipo aldeano disperso, y sus villorrios se hallaban prácticamente desprovistos de estructuras inmueble s complejas y obviamente de conjuntos arquitectónicos, siendo igualmente sociedades carentes de estructuras de poder centralizadas." Todo esto puede ayudar a explicarnos porqué los conquistadores consideraron desde un principio .a. estas poblaciones no sólo como distintas, sino también como claramente inferiores a los aztecas, zapotecos, tarascos y demás grupos civilizados del centro de Mesoamérica, asignándoles por esa causa, el mote y apelativo de 'chichimecas" En ello no había ambigüedad alguna. Nuño de Guzmán, por ejemplo, siempre se refirió a la gran región situada al Noroeste de los territorios tarascos, en dirección de la Mar del Sur, es decir, del Pacífico, como la Provincia de los Tebles Chichimecas.6 Guzrnán sabía que la conquista de aquellos chichimecas no sería fácil. En parte eso explica porqué, el por entonces Presidente de la flamante Audiencia de México y máximo gobernante de la Nueva España, dispuso para esa empresa un gran cuerpo expedicionario, compuesto por 150 jinetes y 180 infantes españoles, todos bien aprovisionados y armados, acompañados de cerca de 20,000 indios amigos? Para ese entonces los conquistadores sabían muy bien que desde el momento mismo en el que dejaran atrás los

límites del cae ferenci luegod pidame canana,

refina presen tantes d despob que los zonasc las regi Est

pues Sl resto d solos.1 có enti

Tenoel 3

Ver, por ejemplo:

de Investigaciones

4

Marina Anguiano, Nayarit: costa y altiplanicie en el momento del contacto, México. UNAM. Instituto

Antropológicas.

1995.

Para mayores referencias ver: Eduardo Williams (ed.) Contribuciones a la arqueología y etnohistoria del Occidente de

México, Zamora. El Colegio de Michoacán. 1994. 5

Este tema en particular

6

Es decir. "teú/es" chichimecas. para no innovar en este punto. conservaremos

"Carta a SM del presidente a conquistar

será desarrollado

más ampliamente

en el capítulo primero de este libro. aquí la ortograña

empleada por Guzmán:

de la Audiencia de México, Nuño de Guzmán en que refiere la jornada que hizo al Michoacán

la provincia de los Tebles Chichimecas que confina con la Nueva España. Ornitlán, provincia de Michoacán, 8

de julio de 1530". en: José Luis Raza Zaragoza ed., Crónicas de la conquista del reino de la Nueva Ga/icia en territorio de

la Nueva España, Guadalajara. Instituto Jalisciense de Antropología

e Historia·

Ayuntamiento

de la Ciudad de Guadalajara

. INAH. 1963. p. 26. 7

Una descripción

detallada del ejército de Nuño de Guzmán se encuentra en: "Información

de Cristóbal de Barrios de la

Conquista de Nuño de Guzmán", en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza. Colección de docu-

mentos inéditos relativos al descubrimiento conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y

Oceanta,

consun

cual,la no dej cho de pudier tos, se para d militai ejemp. do los los cu:

Madrid 1864-1884, la serie. vol. 16. p. 363. Igualmente en: José López Portillo y Weber. La conquista de la Nueva

Galicia, México. Secretaría de Educación Pública, 1935. pp 120'128.

8

VerI

7

límites de las regiones ocupadas por las grandes civilizaciones demográficamente densas del corazón de la Mesoamérica nuclear, lo que les esperaba era la guerra. Y es que, a diferencia de lo que había sucedido en los altiplanos de la Mesoamérica nuclear, en donde, luego de la ruina de la capital de los aztecas, la oposición guerrera se extinguió muy rápidamente, en las regiones ocupadas también por sociedades de alta cultura rnesoamericanana, pero de menor densidad demográfica, como aquellas que habitaban la alta sierra zapoteca, la sierra mixteca y sobre todo, las tierras costeras del Pacífico mesa americano, de inmediato las guerras se habían hecho interminables y sangrientas. Vale la pena insistir sobre el hecho de que aquellos que resistían, allí no eran 'cazadores-recolectores', los cuales pudieran ser reputados como "bárbaros" y "guerreros" por naturaleza, sino poblaciones de agricultores avanzados, de pura cepa cultural mesoamericana. Sin embargo, el refinamiento cultural alcanzado por estos grupos, no les impidió responder frente a la presencia española, de manera muy distinta respecto de sus congéneres y vecinos habitantes de los altiplanos de la Mesoamérica nuclear. En unos pocos tiempo, la guerra y el despoblamiento fulgurante que sufrió esa región desde esas épocas tempranas, hicieron que los españoles terminaran siendo literalmente expulsados de una gran parte de las zonas costeras del Pacífico mesoarnericano, a las cuales terminaron denominando como las regiones de los "motines": Motines de Zacatula y Motines de Calima. Esta situación es representativa de una de las grandes paradojas de las conquistas americanas. Luego de que las huestes españolas doblegaran, con gran facilidad aparente, a sociedades estatales de alta cultura, altamente organizadas, capaces de desplegar en su contra ejércitos multirudinarios, desde el momento en que se encontraron con sociedades menos estructuradas, e infinitamente inferiores en número a las primeras, la conquista se hizo mucho más lenta, sangrienta y difícil. El tema tiene varias facetas, pues sabemos, por una parte, que la victoria militar española frente a los aztecas y el resto de las grandes civilizacion~s de la Mesoamérica nuclear, no la consiguieron ellos solos. Para nadie es un secreto que sin aquella espontánea unión de armas que se verificó entre los españoles, los tlaxcaltecas y demás grupos que participaron en la toma de Tenochtitlán, la derrota y sumisión de los aztecas a manos de Cortés, jamás se habría consumado, al menos, no de la forma en que se verificó. La frase muy conocida según la cual, la conquista no la hicieron los españoles, sino los indios en provecho de aquellos, no deja de tener mucho de verdad. Sin embargo, vale la pena reflexionar sobre le hecho de que esa aparentemente ilógica y extraña "alianza'; no fue algo tan inusual como pudiera pensarse en el marco de las civilizaciones antiguas. En otros tiempos y ámbitos, se dieron casos también de sociedades agrícolas que movilizaban ejércitos enteros para destruir a un adversario próximo, aprovechando para ello la fuerza de un aliado militarmente superior y que era a la vez su adversario y conquistador. Marco Polo, por ejemplo, fue testigo de un proceso bastante semejante en la China del siglo XIV cuando los mongoles de Kublai Khan, con la ayuda multitudinaria los mismos chinos sobre los cuales ellos ejercían su dominio, emprendieron la conquista de la Indochina," 8

ver por ejemplo: ,,,.

Grousset, l/Empire des steppes

'ni"'. ""9·''''".

Iamerlon, Paris, "yol. ,,48.

r HA ¡ ,j6)ó'2L

I

1

0

.

8

Si bien, ciertamente,

es válido pensar en la conquista

de la Nueva España en térmi-

nos de un "antes" y de un "después" de la toma de la gran Tenochtitlán, la unión de armas entre que operó en ese tiempo rompió

de ninguna

entre "civilizados" españoles

manera una vez consumada

cas. Pero más que extrañamos,

es necesario

en la Nueva España fue un fenómeno altas civilizaciones tábamos,

y mesoamericanos,

no se

la ruina del poder militar de los azte-

pensar que lo que se gestó en ese ámbito

que quizás habría que pensar como propio de las

agrícolas del mundo.

Semejante

en muchos

sentidos,

como apun-

a lo que había visto Marco Polo en la China de tres siglos atrás, por ejemplo.

El hecho es que, cuando los españoles comenzaron más allá de los límites territoriales sino que a su vera, marcharon

de la Mesoamérica

contingentes

"civilizados'; que ya fuera, mexicanos,

nuclear, ya no lo hicieron

formados

tlaxcaltecas,

punto de vista también, capitanes

solos,

por miles de me so americanos

zapotecos,

nuclear durante

el conjunto

españoles

mixtecos y otros más, los

de las empresas de exploración

emprendieron

sino

la f

pedició al coma amigos'; qUler re diezma siana, muy al colonial metros

y conquista

esos años temprano s, pueden verse como una prolongación de la gran Tenochtidan

rante colapso de llamado "imperio azteca" Expediciones Chico, Pedro

de Alvarado,

Francisco

la provincia

de los Tebles Chichimecas, beneficiaron

numerosos,

en ocasiones,

un tema, ciertamente,

directa de y al fulgude Olid,

como las de Cristóbal

de Montejo

y sobre todo, las del

y la de Nuño

propio Cortés en las costas del Pacífico sur novohispano

El de la participación

que los

más allá de los límites de la Mesoarnérica

aquél mismo proceso .que dio pie a la destrucción Juan Alvarez

en plan de conquista

menos,

como sus más fieles y eficaces aliados y auxiliares de guerra. Desde ese

cuales fungieron diferentes

a aventurarse

de

Vista

de Guzmán

en

todas del sostén y la compañía

de

miles, de "indios amigos'; mesoamericanos. "aliados indios" en las empresas

unpoc

de la conquista

española,

bien conocido, pero sobre el cual valdría la pena ahondar

es

más, en

español Cortés:

general. En todo caso, es claro que el proceso de toda la primera

fase de las conquistas

tambié

españolas

en la Nueva España, hasta, cuando menos, principios

de la década de 1530,

guient

no podría

de ninguna

actos y propósitos,

manera entenderse,

los conquistadores

se convirtieron,

y válvula de escape de fuerzas acumuladas colas mesoamericanas. (como nosotros

conquistadores

tampoco,

en realidad)

se sirvieron

que fue únicamente

presencia

de inmediato,

en vehículo

de las grandes civilizaciones

gracias a ese factor, que la presencia

el capítulo primero

La prueba

es que los

eficacia de la presencia

española pudo extenderse

pientes Se

chichi mologí habla trional

con ocu-

TOI

nuclear: es de estas continuidades

SU 1

de este libro.

civilizados" en aquella primera

fue uno de los rasgos más característicos

de

y es un hecho también

iniciar este libro con una reflexión acerca de este fenómeno,

de esos "mesoamericanos

dichos:

políric

y sin dudar

violencia, más allá de los límites de los territorios de la Mesoamérica

110s qu

ampliamente

con gran naturalidad

a un designio "superior':

agrí-

ni comprendían

actuando

de "indios amigos" y "auxiliares de guerrá'

pados por las altas civilizaciones Era importante

al interior

sin ambages y con una terrible

tanta rapidez y tan descarnada que trata justamente

en esos momentos,

pero que terminaron

que todo aquello obedecía

aquellos contingentes

que, más allá de sus propios

Se trata de hechos que ellos no controlaban,

en su favor: algo que ellos asumieron un segundo

sin considerar

y determinantes

pues la

frontera

del Norte,

de esa expansión

territorial.

9

Rémi

más outé 1981, p. 9

9

Vista de esa manera, la conquista

de la Nueva Galicia habría que dividirla en, cuando

menos, dos fases, de las cuales la expedición sino la primera. La segunda y definitiva, pedición ordenada

y encabezada

de de Nuño de Guzrnán

fue la que se consumó

por el virrey Antonio

terminó

por medio de la ex-

de Mendoza,

al comando de un ejército español que venía acompañado amigos'; mesoamericanos,

de 1529, no fue en 1539, quien

por cerca de 50,000 "indios

por aplastar, esta vez de manera durable, casi cual-

quier resistencia armada significativa

por parte de los ya para entonces

terriblemente

diezmados indios de la Nueva Galicia. A dos décadas de distancia de la conquista siana, este proceso llevó entonces a los conquistadores

a implantarse

corte-

de manera estable

muy al Norte, sumamente

lejos ya de la ciudad de México: Culiacán, el establecimiento

colonial más septentrional

fundado hasta entonces, se hallaba a casi mil quinientos

metros de la acogedora protección su parte, el capítulo segundo

de las tierras "de paz" de la Mesoamérica

de las minas de Zacateca s y la conquista

se ven nuevamente

confrontados

la costa del Pacífico norte, en este caso no necesariamente puestas por agricultores

una pax duradera

sociedades, termina por extinguir Estos dos primeros

capítulos,

de

con las sociedades

mesoarnericanas,

de

pero com-

en poco tiempo la violencia renace y cómo ya sin

avanzados,

el concurso masivo de "aliados indios" mesoamericanos, imponer realmente

nuclear. Por

Chiametla, una provincia olvidada del siglo XVI,

intitulado

narra cómo, cuando después de la apertura la Nueva Vizcaya, los españoles

kiló-

los españoles

no logran nunca

y cómo sólo la virtual desaparición

física de esas

el fuego de la guerra allí. sirven como medio de contraste

para encuadrar

un poco lo que significaría a lo largo de los siglos siguientes, el enfrentamiento

con

entre los

españoles y aquellos "otros" chichimecas de los cuales desde 1524 había sido informado Cortés: es decir, aquellos que habitaban

el gran altiplano septentrional

también, los indios bravos de la Sierra Madre Occidental.

y junto con ellos,

Ellos son el tema de los si-

guientes cinco capítulos de esta obra. El tema son, ahora sí, gentes muy cercanas a aquellos que la historiografía

del siglo XX conocería

como los "chidnmecas", propiamente

dichos: aquellos grandes y fieros flecheros provenientes pientes y de cazadores-recolectores, políticas centralizadas Según el diccionario

de grupos de agricultores

inci-

todos con hábitat disperso y carentes de estructuras

que facilitaran

su control y muy poco dóciles, por añadidura.

de Rérni-Siméon,

la palabra chichimeca provenía

del náhuatl

chichimecatl «el que chupa o mama»." Según algunos autores del siglo XVI, esta etimología se hallaba relacionada

con la descripción

habla náhuatl, hacían de las rudas costumbres trionales, como lo afirmaba, Torquemada,

que los refinados mesoamericanos

de los habitantes

9

de las llanuras septen-

por ejemplo:

Tomaron nombre de chichimecas estas gentes (que así se nombraron) su nombre porque chichimecatl

de

del efecto. Significa

tanto quiere decir como chupador o marnador: porque

Rémi Siméon. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicano. Redactado según los documentos impresos y manuscritos

más auténticos y precedido de una introducción (Paris 1885). México. Siglo XXI Editores. Colección América Nuestra. v. 1. 1981. p. 96. ad vocem.

10

chichiliztli

es e! acto de miamar o la mamadura;

chupadura

y así se llama e! pecho y teta de la mujer y la de cualquiera

hualli; y porque

estas gentes en sus principios

mataban

y les chupaban

crudas

chichimecas

y chichinaliztli

se Vlel

es e! acto de chupar o la

difere

otro animal chichi-

se comían las carnes de los animales

bautii

que

licia,

la sangre a manera de! que mama, por eso se llamaron

que quiere decir chupadores

o mamadores

•...

j

fuera!

1O

bían e Es importante de la palabra

recalcar la mención

se encuentra

que hace Torquemada

en las costumbres

antiguas

acerca de que el origen

y primigenias

de esos pueblos:

porque estas gentes en sus principios se comían las carnes de los animales que mataban crudas)' les chupaban la sangre a manera del que mama ••• y es que, en efecto, para los españoles del siglo XVI, la palabra chichimeca designaba al conjunto de los habitantes de las regiones norteñas al "cazador-recolecror" solamente

y no solamente de la Antropología

uno de los atributos

años de la conquista,

en tiempos

de la expedición

turaln

de hecho, desde

morru

a ojos de los españo-

bitar¡

aztecas. Esto es lo que se relataba de Nuño

de Guzmán,

muyp dedic

ligada con

a estas poblaciones: aparecieron

tela, 11

Xalis(

de costumbres

y se hallaba íntimamente

los chichimecas

les como los "ancestros" de los propios existentes

también

alegu

era

del siglo XX. La rudeza

del 'chichimeca"

el carácter "antiguo" que se les atribuía los primeros

a los más rudos y pobres de entre ellos, es decir,

eJemF

Sierre

en textos ya

como la Relación de la

vos YI El

genealogía)' linaje de los señores que han señoreado esta tierra de la Nueva España, de 1528,11 o bien los Anales Históricos de la Nación Mexicana, obra fechada ese mismo año,

geogr:

aparentemente

por ej

anónima,

aunque

atribuida

con frecuencia

a Fray Andrés

de Olmos,

donde

por sólo citar un par de ejemplos tempranos.'? Por ello, en los textos tempranos rápidamente

sobre las antigüedades

una suerte de amalgama

nes.A

de los indios, se operó muy

entre los descubrimientos

hechos por Nuño de

los pr¡ los vie

por

poblar

ese mismo tiempo acerca del origen de los indios de la Nueva España, como es el caso

se hal

Guzmán durante

su expedición

de 1529 y los relatos que se estaban

de la Historia de los Mexicanos por sus pinturas

escribiendo

rebela

(1531-1535):

aquell ... estando Nueva

poblados

España,

los mexicanos

volviendo

en un pueblo que se dice Azclá, y es al occidente

algo hacia el Norte, y riniendo

este pueblo

da Co

desra

fiera q

mucha gente, y en

y Jalis[

medio de un cerro del cual sale una fuente que hace un río ... y de la otra parte del río está

estos"

otro pueblo muy grande que se dice Culuacán ...

entre el Culuacán

La identificación Guzmán solamente

es bastante

del mito de origen y el Culiacán

clara en este texto. Es este carácter de poblaciones

"rústicas" o "bárbaras':

lo que explica también

el porqué

fundado

por

tildare nízaro

"antiguas" y no

los españoles

nunca

13 "Rel

Luis Raz( 10

Juan de Torquemada,

11

En: Joaquín García Icazbalceta, Nueva Colección de documentos

14 Los

Monarquía Indiana ..., Lib 1, cap XV, p. 58. para la Historia de México, México, Imprenta García

Hayhaoe. 1941. vol. 111, p. 36'38 Y pp. 256-280. 12

Heinrich Berlin ed., Anales de natelolco. Unos anales históricos de la Nación Mexicana y Códice de Tlatelotco. Versión prepa-

rada y anotada por Heinrich Berlin con un resumen de los Anales y una intetpretación del códice por Robert H. Barlow, México, Antigua Libreña Robredo de José Porrúa e hijos, Colección Fuentes para la Historia de México 11, 1948. ver por ejemplo, pp. 15-18.

hizo Nuñ

en espec 15

"Rel

de la NUE

Luis Razc

11

se vieron extrañados diferentes bautizado

por la diversidad

de condiciones

de vida que encontraron

entre los

chichimecas norteños. Dentro de la propia región que ellos mismos habían como la provincia de los Tebles (o Teúles )-Chichimecas, esto es, la Nueva Ga-

licia, encontraron

gentes mucho más toscas y montaraces

que otras y no era raro que

fueran los más rústicos y menos sumisos de entre ellos, los que con mayor facilidad recibían ese mote de'chichimeca"

que nunca dejó de tener un contenido despectivo. Así, por

ejemplo, cuando la expedición

de Nuño de Guzrnán descendía desde las montañas

Sierra Madre, hacia la provincia de Xalisco, los exploradores

de la

de la partida encontraron,

a legua y media tan sólo del que sería luego el emplazamiento

de la ciudad de Cornpos-

tela, muchas barrancas y ríos e malos pasos; aunque por ellas se hallaban algunas casas, eran

muy pobres, que eran de chichimecas .•. 13 Sería ocioso presumir la existencia de sociedades dedicadas exclusivamente a la 'caza-recolecra" en pleno corazón de la antigua provincia Xalisco en tiempos del contacto. turalmente momento

Evidentemente,

ligados con la tradición "occidente'; agricultores

desde luego, pero que en su

fueron clasificados por los españoles como "chichimecas" simplemente

bitar parajes inaccesibles El Norte

lejano novohispano,

geográficas americanas,

de los grandes centros de población

en efecto, como cualquier

fue cuna de sociedades

nes. Aún sin contar a las norreñas encontraron

españoles

poblados que los encontraron

áreas

diversas en todos sus rincoy Culiacán, la Nueva Galicia,

que consideradas

cuadrados,

en un principio

en por

"políticas'; del tipo las que las que habitaban

de Xalisco y Tepique," o los moradores

los viejos y célebres pueblos

del área.

otra de las grandes

de más de 50,000 kilómetros

con sociedades

como sumamente

de los populosos

sobre las riveras del lago de Chapala.P Pero igualmente,

se hallaron en esa misma gobernación rebelaba como bastante

sumamente

provincias de Chiametla

por ejemplo, llegó a abarcar un territorio donde los españoles

por ha-

y porque parecían, por eso mismo, todavía más rústicos, esqui-

vos y pobres que sus vecinos habitantes

los propios

se trataba en este caso de grupos cul-

con otros 'chíchímecas',

cuyo género de vida los

menos "políticos'; pero que eran también vecinos inmediatos

de

aquellos. Así, por ejemplo, al sur de los muy "civilizados" indios de la provincia de llamada Compostela

o Xalisco, como se prefiera, se hallaban los texcoquines costeños: gente

fiera que habitaba

las montañas

y marismas

costeras de los actuales estados de Nayarit

y Jalisco. A pesar de su cercanía geográfica y cultural respecto de los indios de Xalisco, estos "cexcoquines" fueron siempre temidos por los conquistadores, rildaron de absolutamente

indómitos

nizaron contra ellos varias expediciones

13

quienes siempre los

y salvajes: todavía en la década de 1540 se orgapunitivas y para la década de 1550 seguían sin

"Relación de la conquista de los Teules Chichimecas que dio el capitán de emergencia Juan de Sámano, 1530", en: lose

Luis Razo Zaragoza ed., op. cit., p. 132. 14

Los cuales vestían ropas de algodón y organizaban grandes tionguis, ver, por ejemplo, la: "Relación de la jornada que

hizo Nuño de Guzmán a Nueva Galicia, escrita por el capitán Cristóbal Flores, 1529", en: José Luis Razo Zaragoza, op. tit., en especial, p. 129. 15

"Relación del descubrimiento

y conquista que hizo por el gobernador Nuño de Guzmán y su ejército en las provincias

de la Nueva Galicia, escrita por Gonzalo López y autorizada por Alfonso de la Mata escribano de SM, año de 1530", en: José Luis Razo Zaragoza ed., op. cit., p. 66.

12

ser dominados." Lo mismo puede decirse de los vecinos septentrionales de Compostela

o Xalisco, es decir, de los habitantes de las montañas

de la provincia

que conforman la

reconc

simple

porción de la Sierra Madre Occidental allende el río Santiago. Entre ellos tenemos a los indios de la llamada"provincia y a los cuanos habitantes

de Guaynamota',

e igualmente a los llamados tecuales

de la región serrana de Xora, al norte de la zona de Tequila.

Eran, desde luego, pueblos conocedores de la agricultura, montaraces, guerreros:

pero al mismo tiempo tan

indómitos y fieros, que llegaron a adquirir fama de antropófagos todos, sin embargo, lo mismo los "civilizados" habitantes

"antropófagos"

de las costas o las montañas, pertenecieron

y terribles

de Xalisco que los

para los españoles de ese

tiempo, a la misma categoría genérica de Teúles-Chichimecas: Esto será tema del capítulo

contae caza-n

A

tercero del libro, intitulado De reinos lejanos y tributarios infieles... por Nuño de Guzrnán, en la Sierra Madre

come

de lo que sería luego la Nueva Vizcaya, los espa-

cacio

Más allá de las provincias conquistadas Occidental y el altiplano septentrional ñoles encontrarían

a "otros" chichimecas, pertenecientes

éstos a sociedades que desarro-

acerc

llaron, en general, formas de vida más simples que sus congéneres de la Nueva Galicia. No obstante, también allí la diversidad sería la norma, como se verá en especial en el capítulo cuarto, en donde se analizará en el caso de dos las más grandes parcialidades

de chichimecas norteños: los zacatecos y los tepehuanos, como reza el título de ese capítulo. En ellos, como a lo largo de este libro en general, veremos cómo fueron precisamente estos chichimecas más "pobres" y "rústicos'; habitantes los que el estereotipo

historiográfico

contemporáneo

del gran altiplano septentrional ha dado en designar preferente-

mente por ese apelativo genérico, "chichimecas'; olvidándose de aquellos que la primera generación

de conquistadores

también llamó por ese mismo nombre. Tan es así, que

en los últimos años historiadores,

arqueólogos y antropólogos,

sarle al gran altiplano septentrional inspirados

han insistido en ado-

de lo que fue la Nueva España, sonoros apelativos

en el ya lejano recuerdo de esos bárbaros antiguos: la "región de los antiguos

chichimecas", la "Gran Chichimeca" y hasta el "mar chichimeca".17 Estos evocadores términos, que los del altiplano sino que tienden

sin embargo, no solamente dejan de lado el hecho de

septentrional

también

no fueron los únicos "c1'¡chimecas" que existieron,

a ocultar la gran diversidad cultural que existió entre las

poblaciones aborígenes que habitaron no es de falta de conocimientos:

en un tiempo esas bastas regiones, El problema

la diversidad cultural a la que nos referimos, ha sido

19

Mi

México, 20

Ve

america northw Mexico. Kroeber. 21

Ch

o{ Wes/ 16

Para mayores referencias sobre estos grupos ver: Jesús Amaya Topete, Ameca: protofundación

propiedad

en el valle de Ameca Jalisco et circunvecindod,

Peter Gerhard, The North Frontier 17

ot New

mexicana: historio de lo

México, Editorial Lumen, 1951, apéndice, pp. 177'184. Igualmente:

Spoin, Norman and London, University of Oklahoma Press, 1993, pp. 141-43.

Entre los primeros en definir arqueológicamente

a esta región, podemos indicar a: Ales Hrdlicka, "The Region of the

Ancient Chichimecs with notes on the Tepecanos and the Ruin of La Quemada Mexico", American Anthropologist, pp. 385-44°. fallen tranding

v. S, 1903

Entre los primeros en emplear el término "Grán Chichimeca" se contó: Charles M. DiPeso, Cosas Grandes: a center of the Gron Chichimeca, Flaggstaff, Arizona, The Amerind Foundation

Más tarde, Beatriz Braniff y otros arqueólogos

mexicanos retornarían también

ese concepto:

- Northland

Press, 1974, 8 v.

Beatriz Braniff C. coord., La

Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas, México, Conaculta - Editorial Jaca Books, 2001. Otros más, hablan del mismo altiplano

como un "mar chichimeca":

mesoamerican

interoctions,

Randall H. McGuire, Ripples in the chicbimec seo New considerotions

Carbondale and Edwardsville,

Southern IlIinois University Press, 1986.

o{ southwestern-

Molino Univers 22

Ac

queolo] Hers, Es/é/ic! de Hisl la Sierr

luarez, cazado

especü

13

reconocida por numerosos autores desde hace ya casi un siglo y medio. Recordemos, simplemente a un autor como Manuel Orozco y Berra, quien en la década de 1880 intentó poner un cierto orden en los datos documentales

existentes entonces sobre los

indios de México en general y entre ellos, los del norte, sobre cuya diversidad compiló

relevantes." Más tarde, durante las décadas de 1920 a 1940,

elementos sumamente

autores como Miguel Othon de Mendizabal

en México,'? y Kroeber, Beals y Sauer, en

los Estados Unidos, intentaron

crear varias síntesis etnohistóricas

pueblos del Norte novohispano,

en donde enfatizaban el hecho de que al momento del

contacto, en esa región era posible encontrar

que incluían a los

desde grupos dedicados plenamente

la

caza-recolecta de especies silvestres, hasta sociedades de agricultores avanzados." A reserva de retomar esta discusión en el capítulo cuarto de este libro, simplemente comentemos que, a pesar de las décadas transcurridas caciones culturales establecidas por antropólogos

desde aquellas primeras clasifi-

y geógrafos, los estudios posteriores

acerca de la arqueología y la historia del periodo colonial en el Norte, han optado por un particularismo a veces bastante estrecho, dejando sin explotar aquellas clasificaciones y visiones de conjunto. En el caso de la arqueología, por ejemplo, los estudios se han centrado sobre todo en la delimitación "área cultural mesoamericaná'

de lo que pudieron ser las manifestaciones

del

más allá de sus fronteras. Esto significó que una parte

muy considerable de los trabajos sobre la arqueología del norte de las últimas cuatro décadas, se concentrara sobre la estrecha franja temporal que va de los siglos VIII al XIV de nuestra era, que es, poco más o menos, el periodo durante el cual se desenvolvieron culturas como las de Chalchihuires,

y Paquimé."

La Quemada

Por lo mismo, se han

dejado casi siempre de lado los periodos y también las regiones carentes de elementos netamente "mesoamericanos"

Cierto, esta es una situación que ha venido cambiando

en los últimos años,22 sin embargo, el 'chichimeca histórico" sigue siendo uno de los 18

Manuel Orozco y Berra. Geografía de las lenguas y carta etnoqráfico

de México, México, 1886.

19

Miguel Othon de Mendizabal,

geográfica

Influencia

de la sal en la distribución

México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología 20

de 105 grupos

indígenas

de México,

Historia y Etnografia, 1928, 226 p.

Ver por ejemplo, los trabajos de: Ralph Beals, Tbe Comparative Ethnolagy o{ Northern Mexico Be{ore 1150, Berkeley, Ibero-

americana no. 2, University of California Press, 1932, pp, 93-225. Carl Sauer, Tbe distribution

o{ aboriginal tribes and languages in

northwestern Mexico, Berkeley, Ibero-Americana no. S, University of California Press, 1932. Abariginal population

o{ Northwestern

Mexica. The evidence anrJ its use, Berkeley, Iberoamericana No lO, University of California Press, 1933, pp. 1-83 Y Alfred Louis Kroeber, Cultural and Natural Areas of Native North America, Berkeley, University of California Press, 1947, entre muchos otros. 21

Charles l. Kelley, "The chronology

o{ West and Northwest

Mesoamerica,

of the Chalchihuites culture" en: Phil C Weigand - Michael S Faster, The Archaeology Baulder and Landan, Westview Press, ,1985 pp 269-287. "The Mobile Merchants of

Molino" en: lean Mathien - Randall H. McGuire , Ripples in Cbichimec Sea, Carbondale and Edwardsville,

Southern IlIinois

University Press, 1986, pp. 81-104. 22

Actualmente

Marie-Areti

queología «mesoamericanista»

Hers desarrolla

un interesante

del norte, con el estudio

esfuerzo por ligar los puntos de vista tradicionales

de sociedades

no necesariamente

mesoamericanas:

Hers, "¿Existió la cultura Loma de San Gabriel? El caso de Hervideros Durango", Anales del Instituto Estéticas, v. 60, México, UNAM, 1989, pp. 33-57. "Presencia mesoamericana de Historio Regionol Comparada, la Sierra Madre durangueña:

Ciudad luarez, UACI, 1990, pp. 56-70.

Antecedentes

luarez, UACI, 1995, vol. 1, pp. 69-85. cazadores-recolectores especial su compilación:

del proyecto Hervideros",

Igualmente

tenemos

al sur de Chihuahua",

de Investigociones

Actas del 11Congreso

Marie-Areti Hers - Dolores Soto: "Arqueología

de

Actas del IV Congreso de Historio Regional, Ciudad

los importantes

trabajos

de Leticia González acerca de los

del Bolsón de Mapimí y Coahuila desde épocas remotas, hasta el periodo Ensayos sobre la orqueología

de la arMarie-Areti

del contacto,

ver en

en Coahui/a y el Bolsón de Mapimí, Saltillo, Archivo Municipal

de

14

grandes ausentes

de los estudios arqueológicos.

Así, por ejemplo, no ha sido sino en los

últimos cuatro o cinco años, que se ha emprendido norteños

al estudio de las sociedades La falta de estudios estudios

etnográficos

altiplano

septentrional

dentro

el estudio arqueológico

de tiempos del contacto y muy pocos son también arqueológicos norteñas

consagrados

a ellos, hicieron

de la época del contacto,

en 1971, Charles

argumentaba

era, los grupos

Madre Occidental, (sic) 'guerreros ción fronteriza" La Quemada

mesoamericanos

habían logrado establecer

y Chalchihuites.

sido causado

Para Kelley, la acometividad habría actuado

el desarrollo

tó, sin duda, sugerente, especialistas. puramente

cieron culturas lograba

denro

anteriores,

hacia el año 1,000

teralm

la parte norte de la Sierra

toriog

estable" con los "bárbaros"

del sig

que esa suerte de "pacifica-

largo e

de culturas

el ulterior

pero sobre todo, argumentaba,

como las de

repliegue

las poI

los qUl nal an

por las renovadas

que aquellos "mesoamericanos"

habrían

sufrido

funda. e ininterrumpida

mesoamericanas

fuera de sus fronteras.

dado que fue ampliamente el problema

adoptada

La propuesta

esto es, el del fracaso de las culturas

para

contra

resul-

"terrin

más tarde por numerosos Mu

ir más allá de interpretaciones nunca Hore-

ces

Pero si por una parte, Kelley

te.l

de porqué en el Septentrión

darle un tono menos "de terminista-geográfico';

de "rea

del "nómada" chichimeca

como una especie de "factor Iimitanre't'externo"

agrícolas del tipo de las mesoamericanas.

que le ocupaba,

"chichi

tecas,

permanente

al abordar

diversi

XIV y hasta la época del contacto, bien pudo haber

Su virtud quizás consistía en que permitía climáticas,

Así, por

chichimecas'r"

entonces

de las culturas

el florecimiento

todos

chime

alas e

"invasiones" y hostilidades

de parte de las mismas "hordas

culturales.

del

sentan

sufrido

por causas climáticas,

e incesantes

una "frontera

Según Kelley, igualmente,

a partir del siglo

siendo colocados

infructuosa,

que ocupaban

los viejos

habitantes

una larga serie de trabajos

que los asolaban y argumenta

fue la que habría permitido

por esas culturas,

norteño,

terminaran

todas sus diferencias

Kelley, resumiendo

chíchimecas"

entera:

relegados

que los antiguos

que después de varios siglos de expansión

de nuestra

consagrados

En

y el olvido al que fueron

de un molde único, el cual borraba

ejemplo,

de los indios

de épocas posreriores."

arqueológicos

paradé

por to:

a la explicación

del problema

con

mesoamericanas

en el Norte,

reli sor

Saltillo, 1992. Igualmente:

"El discurso de la conquista

frente a los cazadores recolectores del norte de México", Actas del

I Congreso de Historia Regional Camparada, Ciudad luarez, UACJ, 1989, pp. 77'94; "El patrón de asentamiento

rip

en el área

del Bolsón de Mapimí", Actas del IV Cangreso de Historia Regional, Ciudad luarez, UACJ, , 1995, vol. 1 pp. 33'43. Para el caso de Chihuahua propuestas

pueden citarse los trabajos de Arturo Guevara, los cuales, por desgracia, se han quedado al nivel de

de rescate y no han dado pie, hasta la fecha, a proyectos arqueológicos

Los athapascanos

en Nueva Vizcaya, México, INAH, Dirección de Arqueología,

aspectos de la aculturación

entre ellos:

Cuaderno de Trabajo no. 6, 1989; "Algunos

de los grupos conchas del centro del estado de Chihuahua", Actas del 11Congresa de Historia

Ciudad luarez, UACJ, 1990, pp. 71'79; "Un sitio arqueológico

Regionol Comparado

de mayor envergadura,

aldeano de Namiquipa

Chihuahua", Ac-

tas del /11Congreso de Historia Regionol Comparada, Ciudad luarez , UACJ, 1991, pp. 41-45. Pueden consultarse los siguientes Anthropology

trabajos

de Charles Kelley: Settlement

no. 23, 1956. Igualmente: jumano

Museum of Anthropology 23

también

Publications

and Patarabuey Relations at La junta de 105 Rios, Anthropological

in

Papers

University of Michigan no. 77, Ann Arbor, 1986 ,180 p. (primera edición: 1947).

Para el caso de Durango ver: José Luis Punzo Díaz, Los habitontes

agrícola y gonadera

del valle de Guadiana

1563-1630. Apropiación

del valle del Guadiana, Durango, Universidad Juárez del Estado de Durango, Tesis, Maestro en Ciencias

Sociales con especialidad 24

Patterns in North Central Mexico, Viking Foundation

en Historia, 2008.

Charles J. Kelley, "Archaeology of the Northern Frontier: Zacatecas and Durango" en: Robert Wauchope ed., Handbook ot

Middle Americon Indians, vol. 11, Archaeology of Northem Mesoamerica, Part 2, Austin, University of Texas Press, 1971, p. 768.

2S Ver ed., Han Press, 19 tamiento civilizad pp. 103-' Beatriz E especial 26 En! Century si/ver; tI español autor: 1\

cíón Chil

paradójicamente,

ello significaba también reducir el Norte a un todo único, poblado

por todo él por sociedades muy similares: "nómadas'; y "cazadores-recolectores" enteramente

refractarios a la presencia de sedentarios

En realidad, más que una tesis propiamente

puros,

en "sus dominios':

arqueológica, lo que Kelley estaba pre-

sentando era una suerte de ensayo de "retrohisroria"

en donde, curiosamente,

chimeca' histórico, es decir el de tiempos posteriores

al contacto, comenzó a servir en

el "chi-

diversos trabajos posteriores

al de Kelley, como modelo para describir y caracterizar al

'chichimeca" arqueológico.f

En efecto, aquél 'chichimeca'

dento de todo sedentario

destructor

y enemigo irre-

que se asentara ensus territorios'; sólo se inspiraba muy cola-

teralrnenre de datos arqueológicos

y en cambio, intentaba nutrirse de una imagen his-

toriográfica: aquella que Phillip Wayne Powell había delineado acerca del 'chichirneca" del siglo XVI,26

El tema de los trabajos de este autor, como es bien sabido, era el del

largo conflicto que se había desatado en el altiplano septentrional,

entre los españoles y

las poblaciones aborígenes locales, las cuales atacaban y hostigaban a los convoyes que transitaban tecas, fundadas en

permanentemente

a lo largo del camino entre México y las minas de Zaca-

1546. En la visión del Powell, la guerra de largo plazo desatada por

los que él llamó "chichimecas" esto es las poblaciones ocupantes el altiplano septentrional atravesado por aquél camino (otomíes, pames, guamares guachichiles fundamentalmente),

en contra de los conquistadores,

y zacatecos,

no habría sido sino una suerte

de "reacción.'; típica de sociedades de de "cazadores-recolecto res" de cultura guerrera, en contra de cualesquier

grupo "sedentario" o intruso, en general, que encontraran

en sus

"territorios de caza": Muchas razones determinaron

que la conquista española del Gran Chichimeca

ceso tan largo ... más importante

que ninguno de estos factores fue el propio guerrero del nor-

te. Su modo de vida hacía de él un enemigo evanescenre, sumamente con el arco y la flecha y por su conocimiento religiosas. por primitivas

fuera un pro-

peligroso por su maestría

de la tierra en que peleaba. Hasta sus prácticas

que fueron, influyeron en la tenacidad con que combatió a los inva-

sores blancos e indios de sus territorios

de caza. Su preparación

desde niño, sus alimentos, su

tipo de refugios, sus relaciones con las tribus vecinas, su concepto de los hombres blancos y

25

Ver por ejemplo: Charles J. Kelley, "Archaeology of the Northern Frontier: Zacatecas and Durango" en: Robert Wauchope

ed., Handbook

ot Middle

American Indions, vol. 11, Archaeology

of Northern Mesoamerica,

Press, 1971, p. 768. Para un punto de vista más reciente: Marie-Areti Hers, "Colonización tamiento en la Sierra Madre Occidental",

en: Brigitte Boehm de lameiras

Part

2,

Austin, University of Texas

mesoamericana

y patrón de asen-

- Phil C. Weigand eds., Origen y desarrollo de la

civilización en el occidente de México. Homenaje a Pedro Armillas y Angel Palerm, Zamora, El Colegio de Michoacán,

pp. 103-135- Igualmente:

La sombra de los desconocidos:

los no mesoamericanos

en las confines totteca-chichimecas,

1992, en:

Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeco. El país de las rocas secas, México, Conaculta - Jaca Book Spa Milán, 2001, en especial p. 66.

26

En sus trabajos

ya clásicos:

Philip Wayne Powell, "The Chichimecs: Scourge of the Silver Frontier in the Sixteenth

Century Mexico", Hispanic American Historical si/ver; the northward

advance

Review, no. XXV,1945, Y principalmente

of New Spain, 1550-1600, Berkeley, University

en su libro: Soldiers, Indians, &

of California Press, 1952, rebautizado

español como: Lo guerro Chichimeca (1550-1600), México, Fondo de Cultura Económica, 1975. Ver igualmente

en

del mismo

autor: War anti Peoce on the North Mexican Frontier: A Documentary Records, Madrid, José Porrúa Turanzas eds., Colección Chimalistac no. 32, 1971.

16

de los indios sedentarios,

(y

tipo de guerra

sus juegos

y otras

del

N

del sur .•. T1

pias :1

diversiones, todo esto llegó a ser determinante

de resistencia) que opuso a los pueblos sedentarios

procedentes

esos; Según

este autor, entonces,

hacia los españoles territorios, tiempo,

la motivación

se habría encontrado

inicial de la hostilidad

en simple hecho de su presencia

ni más, ni menos. Sin embargo, apunta

nos dice, los guerreros

chichimecas

das de robar los bienes transportados

de estos grupos en aquellos

Powell, no todo quedó allí. Con el

habrían

comprendido

por las caravanas

las ventajas deriva-

y convoyes de carros que los

adop: aldea culnn ferem cuale

españoles enviaban hacia el norte, de manera que la guerra habría cobrado para ellos un

hallal

cariz cercano a la práctica de la caza y la recolección de bienes. De ese modo, se habría

los "n

incrementado

habrí

aún más la "inclinación" de los 'chichirnecas"

la guerra a los españoles, generándose mente en el riempo.f

así un conflicto que se extendería

casi indefinida-

tas inmensidades

que eran los "más avanzados" en cuanto

la die en el'

la manera de hacerse de nuevos aliados provenientes del Norte para continuar

E

a lo 1:

para los conquistadores

social y a la vez los más feroces y crueles en la guerra y en sus costumbres,

pronto encontraron

cual

se hizo tanto

Para este autor, el problema

mayor cuanto que grupos como los guachichiles, a su estructura

a hacerles sistemáticamente

haciéndoles

de las recóndi-

tro al sobre

la guerra a los españoles:

El pequl cióru

Los guachichiles estaban más avanzados que la mayoría de las otras naciones en la creación de alianzas tribales y esta práctica fue estimulada por el avance español. En el curso de la guerra los guachichiles llegaron a ser el nexo para confederar el "Gran Chichimeca" contra los invaso-

autor

res blancos. Los núcleos político-militares

eran más evidentes entre esta nación que entre todas

resun

las demás y esto explica algunas de las dificultades de los españoles para combarirlos. Informes

de he

de canibalismo

en la tortura de los

so de

entre los españoles y los indios sedentarios ...

de N

entre los guachichiles, así como un célebre refinamiento

cautivos aumentaron

su aterradora

reputación

Los guerreros guachichiles encontraron

y 15L

aliados en el norte y en el este, en tierras desconocidas

para los españoles. En cierto sentido, estas tierras eran como una barrera protectora absorber y aún destruir a los españoles si organizaban

Norn

que podía

ofensivas contra los guachichiles ...

distir

29

la pri El conjunto aquí entonces cuyo interior tigar, torturar,

de las tierras áridas del Norte, el llamado "Gran Chichimeca', como un gran todo indiferenciado, se desprendía

un enorme

desierto

aparece

inhóspito

de

oleada tras oleada, de belicosos "nómadas'; ansiosos de hos-

a otra. Las descripciones

contemporáneas

mecas rara vez muestran

diferencias importantes

ladad con t sister

saquear y matar a los españoles:

El modo de vida por todo este Gran Chichimeca

fue SI

allí: L variaba poco de una tribu, o de una nación

de las costumbres

y características

de los chichi-

entre los diversos agrupamientos

...

heclu

alejac

30

31 Un

lage as 27

Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca ...• pp. 47-48.

28

Ibid .• p. 32.

29

Ibid .• p. SO.

30

Ibid .• p. 54·

Dimblel

32 Ad

A rnodt (arbon

17

No es difícil percibir, tras de este tipo de interpretaciones, pias al evolucionismo

y la ecología cultural de la década de los setenta en adelante.

esos años diversos autores

insistieron,

en efecto, en el hecho de que tránsitos

adopción de un modo de vida agrícola y el tránsito aldeana, eran generadores culturalrnente ferenciación

ecos de ideas muy pro-

de diferenciaciones

hacia la sedentarización

étnicas radicales

y la vida

entre grupos

ligados.31 Para la mayoría de los autores citados anteriormente, érnica" habría generado

cuales habrían

a su vez diferencias

y oposiciones

dado origen al estado de guerra permanente los españoles

culturales,

quedaba

mesoamericanos

sedentarios':

en e! Norte novohispano, tro arqueológico,

basada en la idea de una continuidad

entre los periodos

se adelantaba

sino también

anterior

y posterior

y sostenido

pequeña de la historia del poblamiento ción de los pueblos aborígenes autores posteriores

del regishistórica

una parte muy

español en el Norte y por ende, de la participa-

de esas regiones en semejante proceso. Al igual que otros

a él, PoweIl parte del supuesto de que e! caso zacatecano

resumen a la vez, de toda la colonización de hecho, fue precisamente

lineal de

originalmente.

de fondo es que La guerra chichimeca narra solamente

El problema

con lo

al contacto

con mucho a la prueba, no solamente

y sobre todo, a la de la propia documentación

sobre la cual se había fundado

y

bien cerrado.F Sin embargo, como lo veremos

a lo largo de este trabajo, esta propuesta la dicotomía "nómadas/

las

que se

al arribar al norte, simplemente

habrían tomado el relevo en ese conflicto secular entre "nómadas" y sedentarios': cual e! círculo de la explicación

otrora esta "di-

entre los grupos

hallaban de un lado y otro de la barrera, en su caso, los "sedentarios': los "nómadas" norteños. Así, finalmente,

Por como

es modelo y

del Norte lejano de la Nueva España, cuando

e! caso más excepcional de todos en ese contexto. En el Iap-

so de poco más de tres lustro s, esto es, entre 1529, año de inicio de la gran expedición de Nuño de Guzmán

de los Tebles, en realidad

hacia la provincia

y 1546, cuando se inicia, de hecho la colonización Norte transitaron

los exploradores

territorial

antes y se verá en e! capítulo primero

la primitiva Nueva Galicia de tiempos fue solamente

y expansión

entre dos formas de conquista

distintas. Como apuntábamos

de Zacatecas,

Teúles Chichimecas, enteramente

de este libro, en

de Nuño

de Guzmán

e! peso específico de los inmensos

contingentes

de "indios amigos" tras-

nuclear, lo que había permitido

a los españoles doblegar

ladados desde la Mesoamérica con tal rapidez la resistencia

de las sociedades

aborígenes,

y Antonio

allí: Zacatecas, es hija y heredera hecho, la fulgurante

apertura

de manera durable

directa de ese proceso. La mina no lo explica todo. De

de una explotación

alejada de los grandes centros de población

Uno de los trabajos modélicos

de Mendoza,

y a partir de ello, organizar

sistemas de abasto de mano de obra y bienes agrícolas, e implantarse

31

del

de gran envergadura

en una región tan

de! centro de la Nueva España, como lo fue

de esta corriente de interpretación

fue el de Kent V. Flannery, "The Origins of the Vil-

lage as a Settlement Type in Mesoamerica and the Near East: A Comparative Study" en: Peter 1 Ucko - Ruth Tringham - A W Dimbleby, Man Settlement 32

and Urbanism, London, Duckworth, 1972 pp. 23-53.

Además de los autores citados anteriormente,

A model of Mesoamerican-Southwestern Carbondale and Edwardsville,

ver por ejemplo también:

Interaction",

David R. Wilcox, "The Tepiman Connection:

en: loan Mathien - Randall H. McGuire, Ripples in Chichimec Sea,

Southern lIIinois University Press, 1986 pp. 134-154.

18

El

la Zacatecas, jamás habría sido posible, no al menos con tanta fuerza y rapidez, sin la llegada de tributos en mano de obra y bastimentos

agrícolas, provenientes

de la región

central de la Nueva Galicia." Pero la colonización

teños : para 1

del Norte lejano novohispano,

ni termina

ni se resume sola-

co tip

mente en Zacatecas. Todavía se hallaba en curso el poblamiento

inicial y el apuntala-

los ya

miento definitivo de esas célebres minas, cuando la exploración

de nuevos territorios,

zacat

retorna su paso y en 1554 comienza la conquista de lo que un poco más tarde sería la Nueva Vizcaya (oficialmente

fundada en 1562). Esta nueva provincia se hallaba to-

davía mucho más tierra adentro del gran Septentrión

árido y formaba parte, de hecho,

de aquellas tierras desconocidas, que según Powell habrían de barrera protectora para los bárbaros chichimecas

servido como una suerte

feroce de est much

en contra de

Nort

Zacatecas, y que eran como una barrera capaz de absorber y aún destruir a los españo-

A

les, que se aventuraran

que se precipitaban

pitan

en ellas para hollar los "terrenos de caza" de aquellos nuevos

bárbaros todavía más lejanos de Mesoamérica."

Y sin embargo, más tarde y más al

existe hizo r

Norte todavía, en este caso, en 10 que sería después la Nueva Vizcaya, las cosas fueron

indios

Así, por ejemplo, mientras que en 1569, del lado de la Nueva Galicia

de ell

una vez más, la guerra a fuego y a sangre, en

ra de

en 1541,

los co

encon-

trabaj

traron la manera de establecer una cierta y muy relativa paz, pero paz al fin, con sus

temp

muy distintas. zacatecana,

las autoridades

contra de los chichimecas directamente

decretaban, (recordemos

que la primera había sido decretada

por el virrey Mendoza), en la Nueva Vizcaya, los conquistadores

vecinos 'chichimecas"

y es que, a diferencia de los mineros zacatecanos, quienes desde un principio contaron con los recursos de los pueblos tributarios

de la Nueva Galicia, los pobladores

de la Nueva Vizcaya, debieron atenerse desde un principio

solamente

a los recursos

que ellos mismos generaran o a lo que las poblaciones aborígenes locales pudieran proporcionarles. pudieron

De hecho, los únicos recursos espontáneos

con los que verdaderamente

creta

contar los españoles durante los primeros años de su presencia en las nuevas

tierras, fueron aquellos derivados del ganado cimarrón que, a su llegada, pululaba ya li-

y rep

bremente y en grandes cantidades por aquellas llanuras: cuero, carne, cebo, algo de hue-

perdu

so, quizás. Fuera de ello, mientras no fuera posible poner tierras en cultivo y obtener de

histori

ellas frutos y constantes,

obligados

indio

al ganado cimarrón, o en su caso, al saqueo de los magros bienes

densi

a seguir recurriendo

de ellas los recién llegados se vieron necesariamente

de los propios indios comarcanos:

una práctica que conducía ineluctab1emente

a un

para

aumento de la violencia armada. Pero, si bien, al igual que en la vecina Nueva Galicia,

estas i

la violencia armada marcó ciertamente

tada

colonizadores

en sus primeros

años las relaciones entre los

y los indios de la Nueva Vizcaya, como se verá a lo largo de este libro, la

situación evolucionó muy rápidamente

de la s

hacia otros cauces. 35

Ver

Juárez,L\ 33

Hemos analizado anteriormente

este tema en: Salvador Alvarez,

"Minería y poblamiento

en el norte de la Nueva Espa-

ña. Los casos de Zacatecas y Parral. Ciudad luárez, Actos del I Congreso de Historio Regional Comparado. 105.139. Ver igualmente 34

el capítulo primero de este trabajo.

Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca ...• p. 50.

UACJ. 1989 pp,

36 La mano di los indio Dolores

19

El hecho de que en su momento los españoles le hubieran creado a los indios norteños una fama terrible de grandes crueles y tenaces guerreros, como lo relatara Powell para los guachichiles y los zacatecos, no significa que esa fuera la única mirada, ni el único tipo de relación posible entre los conquistadores los ya mencionados

yesos grupos. Como se expone en

capítulos tercero y cuarto, tanto los tepehuanes, como los propios

zacatecos, gozaron también en algún momento, de una reputación terrible entre los capitanes de la Nueva Vizcaya. Los tepehuanes, incluso, fueron rildados no solamente de feroces, sino hasta de antropófagos.

Y sin

embargo, como se verá en el capítulo tercero

de este libro, la "antropofagia" de los tepehuanes serranos, era una calidad que manaba mucho más de las nociones e ideas que los españoles se hacían acerca de la geografía del Norte, que de una descripción por así decido 'emográíica" de aquellos grupos. A despecho de esa fama terrible, muy rápidamente, existencia de la Nueva Vizcaya como gobernación

es decir, tan pronto como la

separada de la Nueva Galicia se

hizo realidad, los colonos de esas nuevas tierras optaron por establecer con sus vecinos indios relaciones que fueron al mismo tiempo de atracción y coerción para servirse de ellos como mano de obra. Un método expedito para logrado, fue e! de la captura de esclavos indios, práctica a la que siguieron recurriendo los colonizadores

durante mucho tiempo

de la Nueva Vizcaya, Norte lejano y que fue siempre una fuente de

trabajo forzado para los asentamientos

de españoles. Sin embargo, desde esas épocas

tempranas también, los españoles intentaron

preferentemente

introducir

esclavos pro-

venientes de zonas lejanas de sus asentamiento s, en especial en dirección de! Norte.P Mientras tanto, en zonas cercanas, los colonizadores también, atraer e incorporar

intentaron,

desde un principio

a las poblaciones aborígenes vecinas de sus asentamientos

y quizás lo más extraordinario

de todo, es que terminaron

consiguiéndolo.

Así, para 1569, esto es, en e! momento mismo en que, en la Nueva Galicia, se decretaba una guerra a fuego y a sangre en contra de todos los chichimecas, en la vecina Nueva Vizcaya, en cambio, se colocaban ya los cimientos de un sistema de encomienda y repartimiento

con un carácter ciertamente

muy coercitivo, pero que, pese a todo,

perduraría por más de dos siglos en aquella provincia. Durante mucho tiempo, en la historiografía sobre la Nueva España, se pensó en la encomienda y e! repartimiento indios como instituciones

densidad demográfica de la Mesoamérica

nuclear y del mundo andino, Sin embargo,

para e! caso del Norte novohispano, no solamente la existencia, sino la permanencia estas instituciones tada por diferentes

de

que solamente pudieron implantarse en las regiones de alta

en el largo plazo, ha sido ya reconocida y ampliamente autores como una institución

de

documen-

vital para la implantación

durable

de la sociedad colonial en e! Norte lejano de la Nueva España." Los capítulos tercero,

35

Ver por ejemplo: Chantal Cramaussel, Diego Pérez de Lujón: las desventuras de un cozador de esclavos arrepentido. Oudad

juárez, UACJ- Gobierno del Estado de Chihuahua - Meridiano 107. Serie "Chihuahua: Las épocas y los hombres". no 3. 1991. 36

La pionera en estos estudios es Chantal Cramaussel, entre sus trabajos más importantes

al respecto ver: "Haciendas y

mano de obra en Nueva Vizcaya: el curato de Parral". Troce. no 15.1989. pp 22-30; "De cómo los españoles clasificaban a los indios. Naciones y encomiendas

en la Nueva Vizcaya central". en: Marie-Areti Hers - José Luis Mirafuentes - María de los

Dolores Soto - Miguel Vallebueno eds .• Nómadas y sedentarios

en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff. Mexico.

20

cuarto y quinto de este trabajo estarán entonces consagrados fueron los mecanismos de los otrora

septentrional,

a analizar también cuáles

fueron

a los españoles la progresiva transformación

lIamadl

y las

La

incluyendo ahora a los bárbaros más temidos del

lenta,

muy temidos grupos que habitaban

llanuras del altiplano siglo

que permitieron

la Sierra Madre Occidental

XVII, esto es los tobosos (capítulo quinto), en tributarios, proveedores regulares

region

de mano de obra, e incluso de bienes agrícolas. Los marcados

un cara

que se dieron en las relaciones entre indios y conquista-

contrastes

dores en dos regiones que eran geográficamente corto de tiempo, deja muy claro lo terriblemente

vecinas inmediatas insuficiente

y en un lapso tan

que resulta explicar las

respuestas guerreras de esos grupos frente a la presencia de los conquistadores les, como puras reacciones espontáneas,

derivadas solamente de "patrones culturales" de

tipo 'guerrero'; que los incitarían a atacar "indiscriminadamenre" se aproximara a sus territorios: que a la Historia.

españo-

una argumentación

propu

a cualquier intruso que

la sigui

que parece más cercana a la Etología

En cambio, queda muy claro que el factor clave en la explicación de

Los

esas diferencias y contrastes, se encuentra en las formas y ritmos que adquirió la con-

bos

quista del territorio

los

tos. El crecimiento

y el establecimiento

de los españoles en cada uno de esos contex-

inicial de Zacateca s fue literalmente

explosivo. Fundadas

para 1550, había en esas minas ya 34 mineros con explotaciones

de su historia. Resumiendo

tas

mientras que

vecinos españoles en

la jurisdicción." nada semejante volvería a suceder en el Norte novohispano

a lo largo

el tema en pocas palabras, es claro que la violencia que se

desarrolló entre los grupos aborígenes a lo largo del camino de Zacatecas, durante toda la segunda mitad del siglo rimentaron

XVI, estuvo en relación con el rápido crecimiento que expe-

las minas a lo largo de todo ese periodo. Sede de una inmigración

constante

de nuevos vecinos españoles y sostenido el abasto de mano de obra por las llegadas de indios tributarios

de la Nueva Galicia, primero y de la propia Nueva España, más tarde,

los mineros zacatecanos nunca tuvieron necesidad de establecer relaciones estables con sus vecinos 'chichimecas" sistemático

Por el contrario, las constantes capturas de esclavos, el saqueo

de sus magros recursos de los indios y las recurrentes "entradas" punitivas,

reglOn de un mente

y conquista en Nueva Vizcaya", Historias, Revista de la

Flores

Dirección de Estudios Históricos dellNAH no. 25 Octubre 1990 - Marzo 1991 pp 73-91; La provincia de Santa Bárbara en Nueva

en el n

Vizcaya 1563-1631. Primera página de historia colonial chihuahuense, Ciudad luárez, UACJ, Estudios Regionales 2, 1990; Juan

de po

UNAM, IIA - IIH - IIE, 2000, pp. 275-304;

"Encomiendas repartimientos

Rangel de Biesma: un descubridor en problemas, Ciudad luárez, Meridiano 107 - UACJ,Serie Chihuahua: las épocas y los hombres, vol 8, 1992; Poblar la frontera. La provincia de Santa Bárbara en Nueva Vizcaya durante los siglos XVI y XVII, Zamora, El Colegio de Michoacán, Colección Investigaciones,

2006.

Otros autores que se han acercado igualmente

al tema son: Jose

Cuello, "La persistencia de la esclavitud india y de la encomienda en el noreste de México en la época colonial: 1577-1723",

mllyp gener tosí, s

en: José Cuello, El norte el noroeste y Salti/lo en la historia colonial de México, Saltillo, Archivo Municipal de Saltillo, 1990, pp. 91-120; Eugenio del Hoyo, Esclavitud y encomiendas en el Nuevo Reino de Leán. Siglos XVI y XVII, Monterrey, Archivo General 39

del Estado de Nuevo León, 1985, por sólo citar algunos. 37

Según el censo realizado

en abril de 1550 por el alguacil mayor de Zacatecas Alonso de Santacruz, a instancias del

oidor de Nueva Galicia, Juan Martínez de la Marcha, reproducido México, no. 194-195, 38

por Federico Sescosse en: "Zacatecas en 1550", Artes de

AGI, Guadalajara 51: Lebrón Quiñonez oidor de la Nueva Galicia al pñncipe, septiembre

Pete

América 40

Enri

Alvaro Ja

1975, pp. 4-8 de 1554.

I

eml1

en forma, con otros

100 vecinos españoles allegados a ellos y 235 casas para esclavos indios." cuatro años después solamente, se habían contado ya trescientos

en 1546,

de Méxic

21

fueron la nota dominante

en las relaciones entre aborígenes y conquistadores

sobre el

llamado "camino de la plata" que muy pronto ligó a Zacatecas con la ciudad de México. La Nueva Vizcaya, en cambio, luego de su fundación vivió un largo periodo de muy lenta, o por mejor decir, casi nula inmigración

india o española, proveniente

de las

regiones bien pobladas del centro de la Nueva España. Esto, ya de entrada, le confería un carácter cualitativamente

distinto al poblamiento

de esta región, respecto de lo que

se había vivido dos décadas atrás en Zacatecas. En la historiografía nes relacionadas con el poblamiento

sobre las cuestio-

de nuevos territorios y en especial, tratándose

del

Norte novohispano, existe una tendencia a atribuirle a la llegada de nuevos pobladores hacia esas tierras, las características propulsado, especialmente

de una suerte de mecanismo

automático

y auto-

cuando entra en juego el factor minero. Ejemplo de ello, es

la siguiente cita de Peter Backewell: Los españoles recorrieron

de punta a punta las Américas en busca de yacimientos de am-

bos metales. Ello explica en parte la asombrosa los territorios

del continente

rapidez con que exploraron

que les correspondieron

y poblaron

... A medida que los ricos distritos

empezaron a arrojar metales preciosos, surgieron poblaciones en varias regiones inhóspitas -como

el litoral neogranadino,

mexicano, por ejemplo-

habitadas

las altas tierras de Charcas o el norte del altiplano con anterioridad

solamente por población dispersa y

primitiva. Las carreteras y el comercio se extendieron rápidamente a medida que los nuevos circuitos económicos, potenciados

por la minería, se fueron desarrollando ...

39

Vistos a la escala de un par de siglos, es claro que a lo largo y ancho de las Américas, existieron numerosos

ejemplos de regiones en donde, habiéndose explotado plata, con

el tiempo la población creció, aparecieron caminos y llegaron a existir activos circuitos comerciales. Sin embargo, vale la pena insistir en que esto es, entre otras cosas, una cuestión de escalas: tanto de magnitud,

como temporales. No es casual que la idea de que

solamente al "influjo de la plata'; grandes procesos de poblamiento regiones de muy baja densidad demográfica y en temporalidades

pudieran

darse en

muy cortas, del orden

de un par décadas, por ejemplo, tuviera como uno de sus modelos iniciales, precisamente a Zacatecas. Este tipo de secuencia, fue presentado por primera vez por Enrique Florescano, en su ya clásico artículo de 1969: Colonización, ocupacién en el norte de la Nueva España. de poblamiento

40

del suelo y frontera

Sin embargo, el hecho, insistimos, es que la secuencia

que este autor proponía

en ese artículo pionero, se hallaba inspirada

muy precisamente en el caso zacatecano y no en otro. Esto dificulta enormemente

hacer

generalizaciones a partir de ese único ejemplo, pues, de hecho, ni siquiera el caso del Potosí, se ajusta realmente a este modelo con su extremadamente 39

Peter Backewell,

"La minería

América latina ealonial: 40

Enrique

Florescano,

en la Hispanoamérica

Economía, Barcelona, "Colonización,

ocupación

Alvaro Jara ed., Tierras Nuevos. Expansión territorial de México, 1969, pp. 43-76.

colonial".

(ed.) Grijalbo, del suelo

corta temporalidad:

una

en: Bethell Leslie ed., Historia de América Latina vol. 3.

col. Critica - Cambridge y frontera

en el norte

University

Press,

1990, p. 51.

de la Nueva España,

1521-1750".

en:

y ocupación del suelo en América (siglos XVI-XIX), México, El Colegio

22

de las diferencias

entre Zacatecas

que para el caso de la primera,

el problema

del acopio de mano de obra se resolvió en

mucho menos de una década, en el caso del segundo, el establecimiento

definitivo de la

mita sólo fue posible a costa de un enorme esfuerzo de décadas." De hecho, desde entonces el primero,

el de Zacatecas

colonización

del Norte

a la fecha, ha quedado fue un caso enteramente

novohispano,

lidad no volvió a darse en ninguna de poblamiento

excepcional

en el contexto

tanto por las dimensiones

sido

nes cre

de la

consol!

de su poblamiento, de Zacatecas,

en rea-

esperar 85 años después

esto es, hasta 1631, para que

de la fundación

en algo pudiera producción

de Zacatecas,

compararse

con Zacatecas,

esto es, Parral. Tan importante

Parral se asemejó con Zacatecas:

llegó a ser

más del 80% de la

la cual había aparecido,

lejano de todo poblamiento

en el corazón

de una región, la llamada Provincia

un lento proceso poblamiento de antigüedad:

casi de improviso,

español anterior,

finalmente

previo, esencialmente Parral. Igualmente,

vemos cómo, grandes cantidades esfuerzos,

en un sitio nuevo

Parral, en cambio, nació

de Santa Bárbara,

que había vivido

agrícola, de más de setenta años

esto es, entre 1562, año de la fundación

se funda

inicial, en lo que de algu-

pero hasta allí llegaban las coincidencias.

y sumamente

de inmensos

que unitar

platera de la toda la Nueva Vizcaya entera, provino de allí. Es en eso y en el

A diferencia de Zacatecas,

cuando

novohispano,

que hasta el último cuarto del siglo XVII,

hecho de haber vivido un periodo de muy rápido crecimiento na manera

es que habría que

gran real de minas en el gran Septentrión

ese nuevo real minero,

nenci

con

al respecto,

un segundo

fundan

parte del Norte lejano de la Nueva España, ningún

rápido, de alguna región, minera o no, comparable

aquél, ni en tiempos ni en tamaño. Un dato significativo apareciera

Norte entre U mento

ya muy claro que habiendo

como por la extrema rapidez con la que éste se verificó. Después otro fenómeno

La

y el Potosí, consistió, por ejemplo, en que, mientras

de la Nueva Vizcaya y 1631,

a diferencia

de mano de obra e insumos

de Zacatecas,

para

1

Elcam capaz

Q

el tiem Diego hasta ~

en donde

fueron trasladados,

tanto desde la Nueva Galicia, como incluso

persa

a base

del centro de la

Nueva España, en el caso del Parral, en cambio, una gran parte de la mano de obra, así como la mayor parte de sus insumos

fundamentales,

carbón, cuero, cebo y demás productos

de consumo

de indios pacificados región circunvecina 41

ido creándose

en la

a lo largo de las siete décadas mencionadas." indian labor in the Andes, Stanford

Ca., Stanford University

el cap. 1, pp. 1-23.

Ver al respecto: Guillermo Porras Muñoz, El nuevo descubrimiento

Investigaciones

hasta madera,

provino de los pueblos

que poco a poco habían

leffrey A. Cole, The Potosi mita 1573-1700 Compulsory

Press, 1985; especialmente 42

y de las haciendas

desde alimentos, inmediato,

de San José del Parral. México, UNAM, Instituto de

Históricas, 1988; Chantal Cramaussel, "Haciendas y mano de obra en Nueva Vizcaya: el curato de Parral",

Trace. Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre, nO.15, 1989, pp 22-30; "Encomiendas

repartimientos

y conquis·

ta ...; "Evolución de las formas de dominio del espacio colonial: las haciendas de la región de Parral". en: Actas del Segundo Congreso de Historia Regional Comparada, Ciudad luárez, UACI, 1990, pp. 115-140; "Haciendas agrícolas y abasto de granos en el Parral del siglo XVII, en: Cinco siglos de Historia de México, México, Instituto 1992, pp 347-354; "La urbanización

Mora - University of California at lrving,

primitiva del real de Parral", Trace Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre,

no. 22, diciembre 1992, pp. 37-53; La provincia de Santa Bárbara 1563-1631, Chihahua, Gobierno del Estado de Chihuahua, Secretaría de Educación y Cultura, Biblioteca Chihuahuense. 2004; Salvador Alvarez, Minería y poblamiento Nueva España ...•; "El pueblo rural en el norte novohispano:

en el norte de la

reflexiones en torno a una temática". en: Clara Bargeltini coord .•

Historia y arte en un pueblo rural: San Bartolamé hoy Valle de Allende

Cnttiuanuo,

México. UNAM. Instituto de Investigaciones

Estéticas. región de 1999. El C de hacien AsentamiE pp. 38'55. 43

Guiltf

44

Phlip

ha sido ea

ximacián y Transpo

23

La pregunta consiste entonces en saber qué características tuvo el poblamiento del Norte lejano, más allá de Zacatecas, durante los más de ochenta años que mediaron entre la fundación de esos dos grandes centros mineros y de población. Un primer elemento para entender esta dinámica, es recordar que el conjunto de las nuevas fundaciones creadas por los españoles en aquella lejana e inhóspita geografía, debió prosperar y consolidarse, en un contexto de muy lenta y muy pequeña inmigración. Este es un punto fundamental, pues mientras que en un caso como el de Zacatecas, el crecimiento exponencial de la población asentada en sus primeros tiempos, se debió enteramente a la llegada constante de grandes contingentes de personas venidas del exterior, los colonos de la Nueva Vizcaya, en cambio, vivieron, desde un principio, bajo el signo del aislamiento. Para comprender lo anterior, valdría la pena relativizar en mucho el poder de atracción que la sola presencia de metales preciosos en regiones lejanas, vacías de españoles y ciertamente peligrosas, pudo ejercer, no solamente sobre posibles candidatos a inmigrantes, sino sobre todo sobre el comercio, en especial, el de bienes de alto peso y bajo valor unitario, como los granos, por ejemplo. Nuevamente, en este aspecto, Zacateca s hace figura de excepción. Recordemos simplemente los inmensos esfuerzos que los poderosos personajes que conformaron la primera oligarquía minera zacatecana, debieron realizar para la apertura de caminos de larga distancia que ligaran a esas minas con el exterior. El camino de Zacatecas hacia Guadalajara, por ejemplo, tardó más de diez años en ser capaz de sostener un tráfico más o menos regular de tamemes y recuas cargadas y con el tiempo, hasta de carros. Pero para ello fue necesario que personajes poderosos como Diego de Ibarra, se dieran a la tarea de aplanar de despejar tramos, trazar veredas y hasta hacer construir puentes sobre los pasajes más escabrosos del trayecto, amén de organizar partidas de vigilancia que impidieran los ataques de los indios cornarcanos." No olvidemos tampoco la larga y penosa puesta en estado del camino de Zacatecas a la ciudad de México, parte medular de más tarde llamado Camino Real de Tierra Adentro y cómo, en los primeros tiempos, el transporte de bienes fue realizado por tarnernes, los cuales, organizados en largas filas, penosamente atravesaban los más de quinientos kilómetros que, a vuelo de pájaro, mediaban entre los dos sitios." Nada de esto vivieron los colonos de la Nueva Vizcaya. Durante las tres primeras décadas que siguieron a su fundación, el altiplano neovizcaíno prácticamente no produjo plata alguna, lo cual explica en buena medida el porqué de la no llegada de grandes

Estéticas. Estudios y Fuentes del Arte en México no. 61. 1998. pp. 275'311; "Colonización

agrícola y colonización

minera: la

región de Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII". Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, no. 79. verano de 1999. El Colegio de Michoacán. pp. 27·82; "Poblamientos de hacienda del antiguo Valle de San Bartolomé".

y abandonos en la frontera septentrional

novohispana.

Los pueblos

Trace. Travaux et Recherches dans les Amériques du Centre. Abandono de

Asentamientos Prehispánicos e Hispánicas. Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. no. 43. junio 2003. pp. 38'55· 43

Guillermo Porras Muñoz. "Diego de Ibarra y la Nueva España". Estudios de Historia Novobispona, v. 2. 1968. p. 70.

44

Phlip W. Powell, La guerra chichimeca ...• p. 39. El trayecto real por el camino de tierra adentro. de México a Zacatecas.

ha sido calculado en casi 600 kilómetros.

Ver Igualmente:

Sergia Ortiz Hernán, Caminos y transportes en México: una apro-

ximación socioeconómica: fines de la colonia y principios de la vida independiente. México. Secretaría de Comunicaciones y Transportes. 1994. pp. 126'127·

24

grupos de inmigrantes hasta esas tierras, como había sucedido antes en Zacatecas. Más tarde, la situación cambiaría un poco, pero no demasiado. No fue sino hasta la década de 1580, por ejemplo, que las minas de la provincia de Chiametla, situadas sobre la vertiente del Pacífico de la Sierra Madre Occidental, alcanzaron cierta, aunque momentánea fama, como se verá en el capítulo segundo de este trabajo. Más tarde, salvo un par de efímeros auges mineros en Santa Bárbara, Tapia y Guanaceví, hasta la aparición del Parral, la Nueva Vizcaya siguió siendo una provincia muy poco notable por su riqueza minera. A finales del siglo XVI, por ejemplo, la producción reunida de toda la provincia representaba poco más o menos un octavo, respecto de la registrada en las solas minas de Zacatecas por ese mismo tiempo.v No había ninguna, entonces, ninguna fuerza real que atrajera ni inmigrantes ni comercio hasta la lejana Nueva Vizcaya, más allá de lo que sus propios y escasos vecinos pudieran procurarse. Recordemos, ya de entrada, que los que protagonizaron el poblamiento inicial del Norte, fueron grupos de dimensiones bastante reducidas. Así, por ejemplo, en la expedición de Francisco de Ibarra que daría lugar a la fundación de la gobernación, en 1562, participaron cien jinetes armados, acompañado cada uno de sus respectivos sirvientes de a pie, esto es, unos quinientos españoles a lo sumo yjunto con todos ellos, menos de un millar de indios amigos mexicanos:" Esto nos da un punto de partida, pues mientras que durante los años siguientes, este escaso grupo debió irse subdividiendo, al ritmo de las diferentes fundaciones creadas por esos años, muy poca gente llegaba del Sur para reforzados. De esa suerte, para 1572, por ejemplo, Durango, "capital" de la provincia no contaba sino con 26 vecinos, lo cual significa una población española que pudo no pudo rebasar un par de centenares de almas, haciendo un cálculo sumamente optimista. Otro ejemplo más sería el de la villa de Santa Bárbara, más tarde sede de la provincia del mismo nombre, la cual no tenía sino unos 30 vecinos en esa misma época." Por exiguas que puedan parecer, no encontraremos cifras de vecinos más elevadas que éstas, para las fundaciones españolas de la Nueva Vizcaya en el siglo XVI: en la misma época, Nombre de Dios tenía unos 20 vecinos, San Juan del Río una decena y el resto de las fundaciones españolas de la provincia, por el estilo. Esto nos lleva a considerar, como apuntábamos antes, que nos encontramos frente a una forma de poblamiento cualitativamente distinta, respecto de aquella que ha sido descrita para el caso de Zacarecas. En este tipo de casos, el poblamiento no puede ser explicado por la simple evocación de mecanismos cuasi-automáticos. Se trata de sociedades nacientes, sin arraigo y por lo tanto, sin infraestructura alguna, agrícola o 45

Esto es. li¡.594 marcos. equivalentes

a 118.576 pesos y un real. en 1598 (AGI. Cuentas de la Real Caja de Durango.

Cuenta de 1598. Sumario) contra 106.138 marcos. equivalentes

a 862.371 pesos y un real. registrados

habitac llegada dades 1 esas so demog Entre 1 mada para el cómo,

atraer fueran aventu intere

por

lafro incluí parte Pa fue n

entoi

luta los in crecm

signi' nuev nas so an

en Zacatecas ese

mismo año: Peter J. Backewell. Minería y sociedad en el México colonial. Zacatecas 1546'1100. México. Fondo de Cultura Económica. 1976. p. 330.

46

48 Ch

Francisco de lbarra, Relación de los descubrimientos.

de Ibarra en las provincias

Francisco

de Miel

de Copala, Nueva Vizcaya y Chiametla. 1567. en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis

49 Ve

Torres de Mendoza. Colección de documentos posesiones

47

conquistas y poblaciones

inéditos relativos al descubrimiento

hechas por el gobernador

conquista y organización

españolas de América y Oceanía. Madrid. Imprenta de B de Oulrós, 1864-1884. pp. 463-484.

Chantal Cramaussel. Poblar la frontera ...• pp, 30-35.

de las antiguas

siglo social tudios

2S

habitacionaI, creada en las tierras en donde se pretenden llegada de nuevos inmigrantes

implantar y para las cuales, la

y el comercio de larga distancia, no eran sino posibili-

dades lejanas y pocas veces realizadas. En esas condiciones, para explicar cómo es que esas sociedades perduraron

en el tiempo, hacia donde había que voltear era hacia la

demografía, como lo nos lo deja ver Chantal Cramaussel en su libro Poblar lafrontera.48 Entre los múltiples aportes fundamentales

de ese trabajo y haciendo un resumen extre-

madamente apretado y sintético de los mismos, dos serían los que más nos interesarían para el tema que nos ocupa. El primero

es que allí se expone de manera muy clara

cómo, para sociedades coloniales del tipo de las que se implantaron ya del siglo XVI, de muy cortas dimensiones sumamente lenta, la permanencia

en el tiempo dependió

atraer y fijar en su interior nuevos grupos de inmigrantes fueran en número. Un gobernador

en la Nueva Vizca-

y sometidas a condiciones de inmigración siempre de su capacidad de europeos, por pequeños que

recién llegado con su séquito, algún comerciante

aventurero que se arriesgara con sus arrieros y sirvientes hasta esos lugares, un pariente interesado en la herencia dejada por algún conquistador

difunto, e incluso, cualquier

simple aventurero que llevado por el azar llegara hasta allí, constituían ciosos que este tipo de sociedades intentaban por medios tan eficaces como coercitivos.'?

refuerzos pre-

arraigar y fijar en su seno, en ocasiones El segundo aporte importante

de Poblar

lafrontera que nos interesa rescatar aquí, es cómo, esa misma dinámica de atracción, incluía incorporación

y fijación en su seno, de indígenas comarcanos y cómo ello formó

parte también de los mecanismos Para ese tipo de sociedades,

de refuerzo de su muy débil y precaria demografía. crecer demográficamente

y de manera autónoma,

no

fue nunca un objetivo fácilmente alcanzable. En el caso de la provincia de Santa Bárbara, estudiado al detalle en Poblar la frontera,

vemos cómo no fue sino hasta un siglo

después de fundada, esto es, a finales del segundo tercio del siglo XVII, que los indicadores demográficos

muestran

blación local, independiente

signos de un primer crecimiento

ya de la inmigración.

autónomo

de la po-

Pero mientras esto sucedía, tenemos

entonces a una sociedad que enfrentó durante casi un siglo entero, un déficit vital que era sencillamente incapaz de llenar por sí misma: aquél consistente

en una falta abso-

luta de brazos. Durante todas esas décadas, se nos dice igualmente en Poblar lafrontera, los indios norteños incorporados crecimiento demográfico

a los establecimientos

de españoles, mantuvieron

interno igual a cero: esto es, morían sin descendencia

significaba, la necesidad de atraer y fijar constantemente nuevos grupos de indios hacia los asentamientos nas de este libro, están consagradas

por muy diferentes

un

y esto medios,

de españoles: buena parte de las pági-

a analizar bajo diferentes ángulos, cómo ese proce-

so atracción fijación se dio en la Nueva Vizcaya, en distintas regiones y momentos.

48

Chantal Cramaussel, Poblar la frontera.

La provincia

de Santa Bárbara durante las siglas XVI y XVII. Zamora, El Colegio

de Michoacán, 2006. 49

Ver, además de lo anteriormente

citado: Chantal Cramaussel, "Una oligarquía de la frontera novohispana,

siglo XVII", en: Bernd Schriiter - Christian Büschges eds, Beneméritos sociales de las capas altas urbanas en América Hispánica, tudios Ibéricos y Latinamericanos,

1999 pp. 85-102.

aristócratas y empresarios.

Madrid, Vervuert Iberoamericana

Identidades

Parral en el

y estructuras

- IHILA - Acta Coloniensa, Es-

y es que, en efecto, en un contexto era un recurso fundamental,

geográfico como el del Norte,

crítico, que los españoles debieron

la mano de obra

forzosamente

algún modo, ya que era la única manera de asegurar su propia subsistencia. un problema sintetizó

bien podría expresarse

en términos

puramente

llenar de Se trata de

tal y como lo

energéticos,

Ruggiero Romano:

riempi en can citiva por el abai Es

Situémonos

y las s

en 1492. Es muy probable (casi seguro) que en aquella época el hombre ame-

ricano dispusiera de una mayor cantidad de energía química contenida en alimentos ve-

coloni

getales y animales (de tamaño pequeño y mediano) que su congénere europeo. En otras

adela

palabras, es posible que el nivel alimenticio promedio del hombre europeo fuera inferior

entre

(en cantidad y calidad) al del hombre americano .•. 50

terior

y la fulgurante y catastrófica caída de la población indígena que se verificó

indio

a lo largo del siglo XVI, en el centro de la Nueva España, los colonos españoles siempre

tanto,

fueron infinitamente

inferiores

el inmenso

potencial

agrícola de aquellas civilizaciones, incluso en los momentos

revisti ñoles e

decadencia

final, los conquistadores

Con todo

en número

respecto de los aborígenes.

del siglo XVI, nunca supieron

pos de escasez, ni de mano de obra, ni mucho menos alimenticia. mismo encontraron

también los colonizadores

de los territorios

de la Mesoamérica

de su tiem-

Pues bien, algo de lo

del Norte, al menos durante el siglo XVI.

"pací de la

de lo que un día fue la Nueva Vizcaya y las altas civilizaciones

mient

posible entre las poblaciones

nuclear. Sin embargo, como veremos en a lo largo de los capítulos terser lo suficientemente

numerosas

siemp

de esa parte del Septen-

ment

como para absorber, en un contexto

ya en

cero, cuarto y quinto de este trabajo, las poblaciones trión, mostraron

de verdaderos

por

aborígenes

No existe, desde luego, medida de comparación habitantes

Arropados

aborígenes

de relativa paz, aunque solamente en el corto plazo, las cargas en trabajo que los españoles

sino q

les impusieron

Se trataba, en otras palabras, de po-

de la o

y con creces, el calificativo de "indios bravos'; pero

la mis

en sus tempranos

establecimientos.

blaciones que se ganaron, ciertamente que resultaron

no ser ni tan elementales

y "bárbaras, ni tan pequeñas y frágiles, como,

de su bagaje cultural lo hizo suponer en algún tiempo."

quizás, la simplicidad

Desde luego, no todo transcurrió

siempre de manera tan pacífica y plácida. A dife-

rencia de lo que sucedió en las regiones de demográficamente Nueva España, la débil entonces

cia contradictorias,

para permitir

pero que juntas,

por siglos, convirtiéndose

SO Ruggiero Romano, Mecanismo Fondo de Cultura Económica· 51

Retomaremos

ampliamente

la consolidación

la historia de un poblamiento

parte, vemos cómo el repartimiento existiendo

densas del centro de la

y cada vez más mermada demografía de las sociedades indígenas

fue siempre insuficiente ñol. Tenemos

formaron

definitiva del poblamiento

torio

espaPor una

así en factores básicos para la persistencia

en el

Siglos XVI . XVIII. México.

Fideicomiso Historia de las Américas 2004. p. 36.

esta discusión a lo largo de este trabajo. Independientemente

de ello. para una discusión

acerca del tamaño de los grupos aborígenes que poblaban la Nueva Vizcaya en tiempos del contacto: Poblar la frontera ...• pp. 19·83. Igualmente.

reduc

de indios comarcano s, siguieron

y elementos del sistema económico colonial americano.

El Colegio de México·

sentid

que tuvo dos facetas, en aparien-

parte esencial de su fisonomía.

y la encomienda

Po libro,

José Luis Punzo Díaz. Los habitantes

Chantal Crarnaussel,

del valle de Guadiana ....

ment entre res y SiqUl

tiempo de muchos de los asentamientos

de españoles de la provincia.

en cambio, vemos también la persistencia

de mecanismos

citiva de mano de obra indígena,

como las capturas

por medio de la guerra, generándose el abandono de numerosos

un ambiente

Por el otro lado,

de atracción puramente

y traslados

forzosos

coer-

de población

que propició, en diversos momentos,

sitios de poblamiento

español.

Es de la manera como este tipo de vínculos y relaciones entre los colonos españoles y las sociedades

aborígenes

nortefias, se fueron estableciendo

colonial, que tratan entonces

los primeros

cinco capítulos

a

10 largo del periodo

del presente

trabajo. Más

adelante, el capítulo sexto, analiza el papel de una institución

que ha aparecido

cuencia en la historiografía

y central de las relaciones

como "el" elemento

hegemónico

con fre-

entre españoles e indios: la misión. Sin embargo, siguiendo la lógica de los capítulos anteriores, veremos cómo la misión no escapa tampoco indio norteño

como elemento

tanto, a su reducción

de sostén de la frágil sociedad norteña

a la calidad de "tributario':

revistió siempre, tanto para los misioneros, ñoles en general, significados mismo de la supresión

La "evangelización"

muy precisos que incluían y rebasaban

de sus tutores

como verdaderamente

el indio norteño

eclesiásticos.

su incorporación

de ese capítulo

funcional,

sino que por el contrario, de la colonización

espa-

a la vez, el hecho

también

"cristiano': "político':

debía ser también

Discutiremos

miento de ese vínculo en el caso de los indios norteños siempre, en la práctica, ya enteramente

10

colonial ni, por

de los indios bravos

de las supersticiones y supercherías con las cuales aquellos habían

"pacífico" y "amigo" fiel de los españoles,

mento importante

del

como para propios los colonizadores

vivido desde siempre. Para ser considerado de la autoridad

a la lógica de la incorporación

el significado

obediente

del estableci-

y veremos cómo ello significó

al estatuto

de tributario.

es ver cómo la misión, entendida

Otro ele-

como institución

en realidad no "antecede" en los hechos a los colonizadores, sucede tanto geográfica como temporalmente,

"civil" y se desarrolla, justamente,

a los progresos

en función de la consolidación

de

la misma. Por último, el capítulo

séptimo,

el cual sirve como cierre y epílogo general para el

libro, nos lleva al tema de la incorporación sentido más literal del término:

reducción del otrora llamado 'chichímeca" torio fijo y bien definido, veremos también,

fue un proceso sumamente

político-territorial,

a la vida en policía, en el de "pueblos de indios': La

a una vida estable y al interior

bajo ritmos y formas enteramente

el centro de la Nueva España. A diferencia como entidad

del indio norteño

esto es, el de la conformación

de un terri-

largo, el cual se desarrolló, distintos

como

de los que primaron

en

de esa región, en donde el "pueblo de indios"

era ya una realidad

prácticamente

omnipresente

finales del siglo XVI, en el Norte, en cambio, siglo y medio después, apenas si comenzaba a esbozarse

la formación

de unidades

territoriales

que vagamente

pudieran

portar

ese nombre, esto es, el de "pueblos de indios': Veremos cómo una de las razones fundamentales de esa lentitud,

había sido la ausencia

entre la totalidad

de los grupos norteños

res y misioneros

juntos,

Si quisiéramos

identificar

jamás

políticas

centralizadas

y cómo eso había sido algo que conquistado-

habían logrado

alguna

de estructuras instituir

realmente

forma real de "resistencia"

entre esos grupos.

frente a la colonización

a

28

por parte de las sociedades esencialmente

cultural

aborígenes

y consistió

norteñas,

habría que decir que ésta fue orden

sobre todo en su capacidad

como

"contra el estado': como las llamara en su tiempo Pierre Clasrres."

sociedades

La idea central de todos los trabajos presentados analizar,

para permanecer

en diferentes

momentos,

en este libro, consiste entonces

el papel que los aborígenes

la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya llegaron a jugar en el nacimiento

consolidación

de la sociedad colonial en esas tierras. Este libro está compuesto de diferentes

los cuales, a pesar de la distancia esa misma interrogante largo del tiempo

artículos publicados temporal

común: entender

entre los "bárbaros"

las formas de interacción grupos y la sociedad

mente por el origen de los trabajos presentados, do, este libro no presenta Algunos

eventos relevantes,

retornados

como conquistas,

y reintroducidos

los desde ángulos

en diferentes

diferentes,

cada uno de los capítulos,

esperamos

puntual

colonial, aparezcan

expediciones,

contextos:

haberlo

solamente

por ver-

todos responden

a

1:

que se dieron a lo

a)

colonial. No sola-

por que así fue concebiE

única y lineal de los temas tratados. guerras y fundaciones,

se trata precisamente

en razón de las distintas

hecho de que algunos eventos importantes la sociedad

sino también

una secuencia temporal

y

a lo largo de más de una década,

que los separa, intentan

norteños

la pl fron

de dos de los "Nortes"

novohispanos,

siones modificadas

en

CAPIT

son

de abordar-

facetas del tema abordadas

logrado. No debe extrañar

tampoco

en

aeere de la indio

el

de las relaciones entre los indios norteño s y referidos, pero no sean relatados

e

de manera

los

en estas páginas, entre ellos algunas guerras, como la célebre rebelión tepehua-

na de 1616-1618. Más que el relato, de por sí interesante,

de ese tipo de eventos, lo que

interesaba

de largo plazo sobre las rela-

aquí era mucho más evaluar sus consecuencias

ciones entre españoles resado encontrará las eventuales

e indios en el Norte. En la bibliografía

materiales

y referencias

con la información

el!

~

y las notas, el lector intesuficiente

VI

para despejar

dudas del lector acerca de los procesos generales que aquí se narran.

D transl

Su ar por

que, E de E

queds retóri

los eo

53

Pul

54

Ten

Sánchez

rial Porr 55

Sol

105

reto:

56 Sol de Sílvk Millares 52

Pierre C1astres, La Société Contre l'Etat, Paris, Les Editions de Minuit, 1974.

los reye

29

I Conquista y encomienda en la Nueva Galicia durante la primera mitad del siglo XVI: "bárbaros" y "civilizados" en las fronteras americanas

CAPITULO

1:

ALIADOS

INDIOS

Y FRONTERAS

DE GUERRA"

a) La conquista y las civilizaciones mesoamericanas En 1520, en su segunda Carta de Relación, Hernán Cortés informaba a Carlos V acercade los sucesos principales de su empresa. Entre ellos daba cuenta de cómo, a raíz de la rendición y captura de Moctezuma, él mismo había designando nuevos "señores indios"para las provincias recién conquistadas: ': .. sacaba conmigo un hijo y dos hijas de Mutezuma camacin y a dos hermanos

y al señor de Tezuico que se decía Ca-

suyos y a otros muchos señores que tenía presos y como todos

los habían muerto los enemigos aunque eran de su propia nación y sus señores algunos de ellos, excepto a dos hermanos

del dicho Cucamacin,

majestad y con parecer de Mutezuma,

al cual antes yo, en nombre de vuestra

había hecho señor de esta ciudad de Tesuico y pro-

vincia de Aculuacán ... "54

Dueño absoluto de la situación sobre el terreno, Cortés se proclamaba vector de la translatio imperi,55 y se precavía al mismo tiempo de futuras contestaciones a sus actos. Su argumento consistía en afirmar que la sujeción de los aztecas, incluso si se hacía por medio de la guerra, no constituiría un acto ni injusto ni tiránico de su parte dado que, por su interrnediación, el 'emperador" azteca había reconocido el señorío del rey de España. Por ende, los vasallos de Moctezuma, es decir, los indios en su conjunto, quedaban obligados a aceptar su nuevo estado. 56 Pero más allá de todo este 'Juego" retórico-jurídico, el texto de Cortés nos enseña mucho acerca de la percepción que los conquistadores tenían de su propio papel en esos eventos. No deja de sorprender, 53 Publicado originalmente 54 Tercera carta-relación

en: Relaciones, El Colegio de Michoacán, no. 1216, vol. XXIX,Otoño 2008, pp. 135-188.

de Hernán Cortés al emperador

Sánchez-Barba ed., Hernán Cortés: Cartas y documentos.

Carlos V, Coyoacán 15 de mayo de 1522, en: Mario Hernández Introducción

de Mario Hernández Sáncbez-Barba,

México, Edito-

rial Porrúa, 1963, p. 127. 55 Sobre el tema de la tronslotio imperi en las crónicas de la conquista: Guy Rozat, Indios imaginarios

e indios reales en

los relatos de la conquista de México, México, Tava Editorial, 1993. 56 Sobre la sumisión de los indios al señorío del rey de España véanse, por ejemplo, los estudios

anexos a la edición

de Silvio Zavala y Agustín Millares de los textos de Juan de Palacios Rubios y Fray Matías de la Paz: Silvio Zavala - Agustín Millares Carlo eds., Juan de Palacios Rubios. De las islas de la mar Océano (1512), Fray Matías de la Paz Del dominio de los reyes de España sobre los indios (1512), México, Fondo de Cultura Económica, 1954.

30

en efecto, esa especie de ilimitada

confianza

al dominio

español

apuntamos

cómo todo ello se acompañaba

en la sumisión

y al señorío de la Corona

confiar pacíficamente

de España. también

de los indios

orgam

resulta aún si

gobier

"voluntaria" Más notable

de la idea de que sería posible y el control de los

a los propios "señores de la tierra" el cuidado

duda, corta

demás indios. Si tomáramos

todo asunto desde la perspectiva

de héroes y antihéroes,

de una "historia

de bronce': cargada

los "nobles" indios colocados por Cortés a la cabeza de ciudades

enteras, harían figura de de "antihéroes" y sobre todo de "cobardes'; de 'colaboradores" conquistador todos.

57

y junto

con ellos iría en primer término

Por su parte, los nombramientos

aparecerían

que les fueron otorgados

como una pura "baladronada"

Tenochticlán"

su 'Jefe" Moctezuma,

del

el peor de

influen

por e! conquistador,

de su parte, toda vez que la toma de la 'gran

ni siquiera se había consumado

"asimil queoc pos ve

aún. Y sin embargo, el tiempo terminaría

por darle la razón a Cortés. Por principio de cuentas, la pacificación llegó, efectivamente,

rados

muy pronto,

al menos en una gran parte de los territorios

latzin

Recordemos

cómo, luego de la ruina de la capital de los aztecas, la oposición guerrera se

extinguió muy rápidamente. sin enfrentar

resistencia

nuevamente

Así, en unos pocos años los españoles se enseñorearon,

armada alguna, del conjunto

de las poblaciones

las ricas tierras de las altas cuencas y valles de la llamada "Mesoamérica Acerca de cuáles fueron las condiciones gresión conquistadora, de civilizaciones

las explicaciones

a las que los españoles

sabemos, de sociedades

rrollado formas de organización sas" encargadas

más sensatas

tepe tI y el calpulli.

59

nuclear':

en esas áreas. Se trataba,

riame núme

se enfrentaron

y de la de la organización

como

y que habían desa-

te mil'

"político-religio-

centros de poder, de los

mad

al-

porp

local del tipo del

Podría decirse que al menos una pequeña parte de la explicación de la

samente en la rápida desaparición

al poder español, se encuentre

de las primeras y en la permanencia

Dicho de otra manera, durante los primeros

muchas cosas transcurrieron

aztecas y demás grupos

asociados

demás "aliados" de los españoles de aquellas sociedades

hubiera

preci-

de las segundas/"

a ellos y reducidos,

como si, una vez diezmados

al papel de "indios amigos'; la organización colapsado. Tal pareciera

los

por su parte, los tlaxcaltecas que junto

pobla los es. truct que 1

años y en general, a lo largo de las primeras

décadas de la conquista,

hecho

de la guerra." Por su parte, a la

de alcance esencialmente

rápida y casi pacífica sumisión de estas poblaciones

Lo

a muy diversos niveles. Estas

del tributo en los principales

base de las mismas se hallaban estructuras

que habitaban

meset

la mayoría de los autores, desde altas jerarquías

grandes ejercicios ceremoniales

los es

pasan, desde luego, por e! tipo

complejas que operaban

de la concentración

casi

Toluc

que hicieron posible tan rápida y fácil pro-

agrícolas avanzadas, altamente jerarquizadas

iban, según interpretan

conquistados.

delca

y

guerrera

con esas formas de

61

Uno

la Mesa, 62

Reo

pueblos

57

Guy Rozat, "Lecturas

de Motecuzoma.

Revisión del proceso de un cobarde",

Historias,

Octubre 1993 -Marzo 1994,

partícula

pp. 31-40.

bios ecc

58

Sobre este último aspecto: José Lameiras Olvera, Los déspotas armados, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1985.

prímave

59

Ver por ejemplo:

James Lockhart,

Los nahuas después de la conquista:

historia

social y cultural

de los indios del

México central del siglo XVI al XVIII, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 29-139. 60

Para un análisis del papel de las alianzas entre indios y españoles Ruggiero Romano, Les mécanismes de la conquéte

coloniale:

les conquistadores,

Paris, Flammarion Questions d'histoire

no. 24, 1972.

63 Par la époa

tarascos canos 6

31

organización

guerrera,

gobierno supra-local

se hubiera derrumbado que pudieron

también lo esencial de las estructuras

existir hasta entonces en esas sociedades."

duda, un proceso de este tipo, junto con el brutal choque microbiano corta pero violentísima

fase armada

de que tan rápidamente

los españoles pudieran

aborígenes los superaban encontrar ninguna Recordemos

resistencia

que acompañó

la

el que explica el hecho

sentar sus reales en áreas en donde los

guerrera frontal ni directa.

cómo, en unos cuantos años solamente,

influencia de los españoles

a la debacle de los aztecas y la

como "indios amigos': siguió la incorporación

del conjunto

al área de

de habla y cultura náhuatl

de las poblaciones

el centro del gran altiplano volcánico. Junto con ellos, muchos otros gru-

pos vecinos, culturalmente

cercanos, cierto, pero de distintas

rados también pacíficamente

al dominio

lenguas, fueron incorpo-

español. Fue, por ejemplo, el caso de los mar-

latzincas, de los oromíes, de los mazahuas Toluca

cortesiana,

al infinito en número. Todo ello, insistimos, sin prácticamente

"asimilación" de los tlaxcaltecas que ocupaban

de la conquista

de

Es, sin

y demás habitantes

de las tierras del Valle de

y la alta cuenca del río Lerrna.f Algo muy semejante sucedió también cuando

los españoles penetraron mesoamericanas,

áreas ocupadas

distintas

por otras destacadas

en lengua y tradición

civilizaciones

agrícolas

cultural respecto de las anteriores,

pero

que tenían en común con aquellas el haber desarrollado

también

densidad de población.

las tierras altas mixtecas, o la

Evoquemos

los valles zapotecas,

meseta tarasca. En todas esas regiones, al cabo de campañas

muy altos Índices de

militares

tan extraordina-

riamente cortas como exitosas, en muy pocos años los españoles lograron incorporar número enorme de núcleos de población

indígena a su área de influencia.f

Lo que puede verse, en todo caso, es que en esas regiones la conquista te militar, propiamente

dicha, dejó de tener sentido

hechos se detuvo, justo en el momento ma de tributación

tructuras

no fue posible

organizativas

que los españoles

establecer

de bienes y mano de obra regular, permanente,

habían conocido

los españoles,

propiamen-

para los conquistadores

en el que lograron

por parte de los indios. Un hecho tangible poblaciones

un

es que este tránsito

antes y su nuevo estatuto

y en los

un primer

siste-

estable y pacífico

entre la vida que estas

como "pueblos" tributarios

sino gracias a la supervivencia

y la permanencia

de

de es-

de nivel local capaces de proveer los bienes y fuerza de trabajo

les demandaban

a los indios. Estructuras

socio-territoriales

del tipo

del

calpulli y sobre todo del altépetl, o sus equivalentes locales, más allá de las regiones

61

Uno de 105 raros estudios que abordan ese tema es el de: José Lameiras Olvera, El encuentro de la piedra y el acero:

la Mesoamérica militarista 62

del siglo XVI que se opuso a la irrupción europea, Zamora Mich., El Colegio de Michoacáll.

René García Castro, Indios, territorio

pueblos otomianos,

y poder en /0 pravincia

siglos XV-XVII, Zinacantepec,

particular pp. 35-56. Igualmente

Matlatzinca:

la negociación

del espacia político

de los

Estado de México, El Colegio Mexiquense - Conaculta - INAH, 1999, en

del mismo autor: "Pueblos y señoríos otomianos

frente a la colonización

española. Cam-

bios económicos y sociales en la región de Toluca siglos XVI y XVII", Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, no 78, primavera 1999, v. XX, El Colegio de Michoacán, pp. 113·t54. 63

Para el caso de 105 valles zapotecas:

[ohn K. Chance, La conquista de la Sierro: espoiioles e indígenas

la época de la colonia, Oaxaca, Oaxaca, Instituto tarascos: Benedict J Warren, La conquista canos 6, 1977. en especial pp. 187 Y 55.

de Oaxaca en

Oaxaqueño de las Culturas, 1998, en especial pp. 19-57. Para el de los

de Michoacán 1521-153°, Morelia, Fimax Publicistas,

Colección Estudios Michoa·

32

de cultura náhuatl, fueron las que en la práctica debieron absorber, así fuera al precio de profundas transformaciones, algunas de las consecuencias más directas del choque de la conquistar" La manera de logrado fue terriblemente costosa. Consistió no tanto en "pactar'; como en someterse pacíficamente a los diferentes tipos de exacción coercitiva que los españoles les impusieron bajo la forma de tributos, tanto en gente como en productoS.65 Este proceso derivó luego en desplazamientos masivos de población, del tipo de los que acompañaron a las primeras reducciones, todo ello en un contexto de profunda debacle demográfica, hasta que todo ello terminó por minar las energías vitales de innumerables de estas unidades socio-territoriales. Muchas, en realidad la mayor parte de ellas, desaparecieron al ritmo vertiginoso de la caída demográfica, mientras que las que lograron sobrevivir sólo lo hicieron al precio de recomponerse y terminar transformándose en algo muy distinto de lo que fueron alguna vez.66 La rapidez con la que semejante tránsito se produjo en las regiones densas de alta civilización agrícola, no deja de sorprender. Incluso mueve a relativizar hechos evocados en la historiografía como, por ejemplo, el del carácter eminentemente "guerrero" de la organización política de varias de estas sociedades en tiempos prehispánicos. Incluso, mueve a repensar la naturaleza misma de los "imperios" y "estados" prehispánicos en esas regiones." Sin embargo, más allá de este tipo de especulaciones, lo importante es recalcar que esta clase de respue~a pacífica frente a la nueva hegemonía española, se dio de manera muy semejante-en distintas regiones de alta civilización y elevada densidad de población del centro de la recién creada Nueva España. Sin embargo, la geografía de este fenómeno no podría calcarse sobre la de ninguna civilización u horizonte cultural en particular, sino que corresponde, más bien, con aquella marcada por los límites de las regiones de más alta densidad de población en el mundo mesoamericano. Un ejemplo que ilustra bien este fenómeno, sería el de la región de los zapotecas. Allí, John K. Chance observa las profundas y marcadas diferencias en cuanto a nivel de organización social que es posible observar entre los asentamientos densos del Valle de Oaxaca y aquellos mucho más ralos y dispersos de la Sierra Zapoteca, propiamente dicha: .•• a ninguna

de las comunidades

incluso cabría preguntarse de organización

de Estado

de las regiones montañosas

se podría considerar

si las unidades políticas no se aproximaban, [del tipo de la] 'jefatura"

urbana, e

más bien, a un nivel

Los asentamientos

de la Sierra por lo

g e

Civ prel da qu Ín

64

Ver al respecto

prehispánicos 65

colonial".

de la Sierra:

mesoamericanas:

antecedentes

y poder ...• especialmente

pp. 97-126. Igualmente:

Bernardo García Martínez. Los

el poder y el espacio. México El Colegio de México. 1987. en particular.

pp. 75-76.

Para una visión general sobre el tema: Woodrow Borah, "Population Decline and the Social and Institutional Changes of New

Spain in the Middle decades of the Sixteenth Century", Actos XXXV Congreso Internacional de Americanistos. Viena. 1960. pp 172178. 67

M

Estudios de Cultura Náhuatl. UNAM. v. 12. 1976. pp. 102-107·

René García Castro. Indios. territorio

pueblos 66

: Pedro Carrasca, "La jerarquía cívico - religiosa de las comunidades

y desarrollo

José Lameiras Olvera, Los déspotas armados ...• Igualmente:

el de la guerra. Madrid. Anaya. Biblioteca

Iberoamericana

José Luis Rojas. Los aztecas:

no. 30. 1988. especialmente

entre el dios de la lluvia y

pp. 34-39·

68 tuto

inte p.1' 70

33

general eran más pequeños, mucho más pobres, con una estratificación muy incipiente y economías menos especializadas que en el Valle... 68

Chance añade que esta región de la montaña zapoteca nunca fue, incluso desde tiempos prehispánicos, propicia para la obtención de tributos. De acuerdo con Barlow, nos dice, la sierra zapoteca se convirtió en una suerte de "frontera incómoda" que permaneció al margen de la penetración de los aztecas en el momento de su máxima expansión/" Los conquistadores españoles no fueron más afortunados al apersonarse en esa zona, de hecho y en palabras del propio Chance: .. .la conquista de la Sierra Norte de Oaxaca fue uno de los episodios más brutales y prolongados del siglo XVI en México ... 70 El juicio de Chance resulta quizás exagerado, si se piensa en otros todavía más largos y sangrientos procesos de conquista acaecidos en distintas regiones americanas; sin embargo, acierta en lo esencial. En efecto, luego de una muy violenta primera pacificación por parte de capitanes como Francisco de Orozco y Pedro de Alvarado, después de 1522 la región de la Sierra Zapo teca entró en un proceso prolongado de guerra, de suerte que muy pronto Cortés y su gente la abandonaron. De hecho, no podría hablarse de una verdadera pacificación de esta zona por parte de los españoles, sino hasta la década de 1530 para las vertientes orientales de la misma y de hecho hasta muchísimo más tarde en el caso de las regiones costeras. b) Conquistadores frente a "bárbaros" mesoamericanos Partir de un elemento como el de la "densidad demográfica': para avanzar elementos de explicación sobre procesos tan multifacéticos como el del devenir de la conquista en distintas regiones americanas, es ciertamente una posición susceptible de provocar alguna controversia. Tradicionalmente, las explicaciones de corte demográfico han sido causa de "desconfianza" o de "incomodidad" para algunos historiadores y científicos sociales,los cuales suelen atribuir en ocasiones, tintes un tanto "naturalistas" y "mecánicos" a ese orden de fenómenos. Sin embargo, para ir más allá de este nivel elemental de interpretación, valdría más colocar este tema desde la perspectiva de una Historia de las Civilizaciones como la llamara Braudel en su tiempo. Y es que en el contexto del mundo preindustrial, esto es, el del conjunto de las civilizaciones anteriores al siglo XIX, incluida la Europea, la aparición de sociedades demográficamente densas fue un fenómeno que no tuvo nada de mecánico, ni mucho menos de "natural': De hecho, la existencia de índices de densidad de población semejantes a los que los españoles encontraron en la Mesoamérica nuclear de tiempos de la conquista, fue una marca distintiva y exclusiva 68

lohn K. Chanceo La conquisto

tuto Oaxaqueño intentado 69

de las Culturas.

corregir. para restituir

de la Sierra: españoles e indígenas de Ooxoca en la época de lo colonia, Oaxaca, 1998. p. 31. Existe un evidente

su sentido

p. 123. john K. Chanceo La conquista 70

original

Robert H. Barlow. The Extent of the Empire

lohn K. Chanceo La conquista

al texto.

ot the

problema

de traducción

por medio de las palabras

en la edicióri citada. colocadas

Culhua Mexica. Berkeley - Los Angeles.

de la Sierra .... p. 32. de la Sierra ...• p. 37.

Insti-

el cual hemos

entre corchetes.

Ibero-Americana

no. 28. 1949.

34

de las grandes civilizaciones de procesos producto,

milenarios,

agrícolas del mundo antiguo. Es decir, era la cristalización

ciertamente

en última instancia,

cas" y "nacimientos

muy diversos entre sí en sus formas, pero todos

de los múltiples, cientos quizás, de "revoluciones

de la agricultura" que se suscitaron

tanto en el mundo

neolíti-

euroasiático-

africano, como en el americano, desde tiempos muy remotos." El hecho, expansiva riamente

en sí, del enfrentamiento

como la española, a las conquistas

resto de las conquistas

entre una sociedad

con una gran civilización

cortesianas

europeas

un sello muy distinto

ultramarinas

generaron

entre los procesos

contextos

de civilización

hasta entonces.

de la conquista

y colonización

en el mundo, incluyendo

que lo han hecho destaca, sin embargo, Woodrow ligente artículo publicado

en 1962, intitulado

un hecho básico, pero fundamental:

comparables

razonamiento

tenido el

que necesariamente

europea

se

en los diferentes

americano.

Entre los

Borah, en un sucinto pero muy inte-

"¿América como modelo?".72 Allí, parte de de que el mundo

formó parte del cuadro de las grandes civilizaciones de población

y

necesa-

Son pocos los autores

al continente

la constatación

momentos

parte de los cálculos y estimaciones

mesoamericano

agrícolas del mundo preindustrial,

con las que se encontraron

como la china o la hindú, en sus respectivos

poderosa

del que habían

del tema de las diferencias y especihcidades

que se han ocupado

con densidades

militarmente

agrícola, le imprimió

en civilizaciones

de esplendor.

Desde luego, este

de la llamada "escuela demográfica

de Berkeley" de la cual él mismo fue uno de los creadores." Sin embargo, independientemente

del juicio que las cifras avanzadas

por esta escuela pudieran

hoy, es un hecho que en razón de sus logros culturales, colas americanas,

lo mismo las mesoamericanas

más en común con las grandes agrícolas

de menor

centro-occidente

talla, sofisticación

las grandes civilizaciones

entonces

choque de la civilización agrícola en el mundo,

del Viejo Mundo,

y complejidad,

como las que florecieron

europea en expansión,

cer su dominación

71

72

y significativos

con frecuencia su superioridad sobre muy distintas poblaciones,

el chino, el indonesio,

del tema, ver especialmente

el japonés

de manera pro-

allí. Es decir, impusieron

plazo com

su

pero nunca hasta el punto de llegar europeo,

que desplazaran

de Maurice Aymard, pp. 5-18, Y la primera parte, pp. 19:67.

De hecho fue una ponencia al Congreso Internacional

pecti arma

y

Paris, Flammarion, col. Champs, no. 285, 1993. Para un primer desarrollo

la introducción

de Americanistas

de México, de 1962: Woodrow Borah, "America

as Model?: The Demographic

Impact of European Expansion Upon the Non-European World",

American Studies, ~niversity

of Califomia,

Reprint no. 292, 1962 pp. 379-387.

"iAmérica como modelo? El impacto demográfico

del

guerrera, e incluso llegaron a estable-

de carácter eminentemente

Fernand Braudel, Grammaire des Civi/isations,

ción

con otros espacios de alta civilización

como el del Medio Oriente,

a generar allí nuevas sociedades,

en el

citar dos ejemplos.

cómo uno de los rasgos más singulares

funda en el corazón mismo de esas sociedades y prosperar

sintético

que con civilizaciones

el hindú, fue que los europeos nunca lograron implantarse

presencia, marcaron

agrí-

que las del área andina, tienen mucho

de Africa, o en la Polinesia, por solamente

Borah constata

especialmente

civilizaciones

suscitar todavía

Los Angeles, Center for Latin

Traducida al español en: Woodrow Borah,

de la expansión europea sobre el mundo no europeo",

Cuadernos Ameri-

ma, ~ con

y las por

l

impo

canos, año XXI, v 125, nov-dic 1962, pp 176-185. Para una edición reciente: Woodrow Borah - Sherburne F. Cook, El pasado de México: Aspectos socio demográficos, 73

México, Fondo de Cultura Económica, 1989, pp. 280-289.

Para un panorama al respecto, remitimos al lector al libro arriba citado.

74 W

35

o incluso reemplazaran

en términos absolutos a las poblaciones locales. Esto establece

un contraste evidente entre la formas del contacto europeo con esas viejas civilizaciones agrícolas y 10 que sucedió en el caso americano. Sin embargo para Borah, esta diferencia se debe no necesariamente

a que las grandes civilizaciones americanas antiguas fueran

intrínsecamente "inferiores" o distintas en

10 esencial respecto de sus contrapartes asiáti-

cas, sino a un factor ausente en el contexto de cualquier otra gran conquista europea: el del vertiginoso descenso sin retorno de la población aborigen." Se trata de una argumentación culo Borah deja enteramente

de gran fuerza. En las breves páginas del su artí-

abierta la cuestión de que, de no haberse producido

tan catastrófica caída de la población, con las secuelas de despoblamiento la acompañaron,

necesariamente

las conquistas

cos de las grandes civilizaciones prehispánicas, enteramente distinto.

americanas

una

efectivo que

en los ámbitos geográfi-

habrían cobrado a la larga un carácter

La situación de los españoles en esas zonas de alta civilización

bien pudo derivar, entonces, hacia algo semejante a lo que vivieron, por ejemplo, los ingleses en la India del siglo XIX. Es decir, pudieron convertirse en una suerte de casta dominante, sostenida sobre un poder militar que pudo quizás permanecer tiempo más allá de las capacidades e incluso habrían terminado

por mucho

de respuesta directa de las sociedades aborígenes,

por ser culturalmenre

muy influyentes. Pero, en cambio,

la formación de una nueva sociedad, llamémosla mestizo-española,

de carácter dorni-

nantemente europeo, no sólo distinta, sino sobre todo capaz de desplazar y hasta de reemplazar en los hechos a las sociedades locales originarias, quizás no se hubiera dado nunca, o al menos no con la velocidad ni con las dimensiones en el mundo americano

con las que se desarrolló

desde el siglo XVI.

Semejante razonamiento, do: recordemos, simplemente,

por extremado que parezca, no tiene nada de descabellaque eso fue exactamente lo que ocurrió con la coloniza-

ción española en las Filipinas, por ejemplo. Cabe decir entonces que, desde una perspectiva cercana a una Historia de las Civilizaciones, la rápida extinción de la resistencia armada por parte de los conquistados

y la tendencia a absorber y a adaptarse

plazo a la presencia inevitable del conquistador como expresión de "debilidades" intrínsecas

a las sociedades aborígenes

En cambio es posible ver esos procesos como formas de respuesta, de las grandes civilizaciones agrícolas antiguas ante irrupciones cuales eran incapaces de desembarazarse:

a largo

externo, pueden dejar de interpretarse americanas.

típicas y propias,

conquistadoras

de las

algo que resulta, a nuestro juicio, mucho más

explicativo y esclarecedor. Este enfoque nos permite analizar también con mayor claridad un segundo problema, que es el de las diferencias claras que se dieron en América entre las formas de la conquista en las regiones de alta civilización agrícola y fuerte densidad

y las que esas mismas conquistas

adquirieron

por sociedades de menor complejidad

de población

en regiones cercanas, pero habitadas

cultural y densidad

de población.

importante a tomar en cuenta es que ninguna de las grandes civilizaciones 74 Woodrow Borah. "iAmérica

como modelo? ..• pp. 281·283.

Un punto agrícolas

del mundo preindustriallogró ocupar, dominar, ni controlar enteramente, los espacios geográficos sobre los cuales se desarrollaron, ni a absorber enteramente tampoco ato' dos sus vecinos. En todas partes las altas civilizaciones antiguas se vieron confrontadas, muchas veces de manera violenta, con sociedades que siendo casi siempre cultural e históricamente muy cercanas a ellas, mostraban, sin embargo grados, menores de cornplejidad cultural, intensidad agrícola y densidad demográfica y que permanecían, a la vez, externas e irreductibles. Se trata de aquellos que podríamos llamar los bárbaros cercanos, cuya presencia fue una auténtica regla, o quizás valiera más decir, una constante en todos los procesos civilízatorios del mundo antiguo. Así, por ejemplo, en el extremo asiático, la China densa y de alta civilización cuyo corazón se hallaba en el Yang-Tse, tuvo que soportar durante siglos las acometidas de los pastores de la Mongolia, del alto Turquestán y del Tíber con los cuales establecieron estrechos lazos culturales milenarios, sin llegar nunca a integrarlos ni controlarlos totalmente. Lo mismo sucedió con los grupos montañeses de la actual provincia de Guangxi en el sur de China, caso similar igualmente al de las civilizaciones de la Indochina meridional, las cuales se las vieron siempre con los montañeses de la alta Indonesia y la alta Birmania: sociedades cuyos restos, incluso hasta la fecha, permanecen fuera del control de los "civilizados" y librados a su propio destino. En la India, por su parte, sede de las que fueron, quizás, las más homogéneas civilizaciones agrícolas del mundo antiguo, los pueblos selváticos de las montañas de la India central, nunca fueron ni do, minados ni absorbidos realmente, mientras que en el Norte, la confrontación con los pueblos pastores del Pamir, Afganistán y demás regiones adyacentes, fue una realidad mulrisecular, Incluso en el Mrica, las escasas pero no por ello menos importantes civilizaciones agrícolas que se desarrollaron allí, como la abisinia o incluso la propia civilización egipcia, resistieron desde mucho antes y hasta mucho después del advenimiento del Islam, las acometidas de los pastores sudaneses y de Ios grupos del interior sahariano. Ni qué hablar, finalmente, de las relaciones cuando menos "problemáticas'; entre la Europa sedentaria de origen mediterráneo y los "bárbaros" germánicos, escandinavos o eslavos, sin olvidar, desde luego, el terror causado por las arremetidas de los pastores montados de las estepas europeas y asiáticas, desde Atila hasta Kublai Kan.75 Las conquistas cortesianas, tal y como las hemos evocado al principio, pusieron entonces en marcha un doble proceso, el cual luego se repetiría, en diversos grados, en otras latitudes americanas. Este consistió primero, en que luego de una efímera resistencia armada, las sociedades agrícolas de la Mesoamérica nuclear poco a poco comen' zaban a "absorber" a los conquistadores en su seno, acomodándose sistemáticamente a las constricciones que les imponían los vencedores. La segunda parte de este mecanismo derivó del hecho de que se adaptaron de manera tan completa a sus conquistadores, que antes que guerrear directamente en contra de ellos, prefirieron hacerlo a su lado,

pués,

76

He

199. la Peter G 75

Femand Braudel, Gramaire des Civilisations ...• en especial pp. 73'202. Ver igualmente del mismo autor: Civitisotion ma·

térielle. économie et capitalisme, XVe . XVI/le siécle. Les slruclures Colin, 1970. t. 1. en especial. pp. 17-97 Y carta. pp. 41'42.

du quotidien:

le possible el l'impossib!e, Paris. Armand

. Institu Woodro Novohis

37

ayudándolos en ese menester. Gracias a ello, cuando los españoles salieron de aquellas regiones de alta cultura y se hallaron peleando esta vez en contra de "bárbaros" irreductibles, nunca estuvieron enteramente

solos, ni librados a sus propias fuerzas, sino que

siempre contaron con la presencia y auxilio de sus "aliados indios". Ninguna

disquisi-

ción sería hoy suficiente para explicar a fondo un fenómeno como el de la participación de aborígenes provenientes

de las propias regiones de altas culturas mesoamericanas,

peleando a la vera de los españoles y en contra de otros indios. La súbita "alianza" de los tlaxcalrecas con los españoles para destruir a los aztecas, podría interpretarse

entonces

no como una "traición': sino como un "acomodo': o si se quiere como una "estrategia" por parte de un pueblo civilizado y de alta cultura agrícola, para restablecer, o quizás, para romper un equilibrio desfavorable, aprovechando

la presencia de un extraño do-

tado de una fuerza bélica decisiva (ya sabemos con qué consecuencias).

Sin embargo,

el fenómeno no paró allí, pues desde el momento en que los españoles se aventuraron más allá de las regiones de las altas culturas mesoamericanas, acompañados de fuertes contingentes

los vemos una vez más

de "aliados indios" guerreando

en contra de los "indios bravos': La diferencia era

a su vera, esta vez

que ahora no se trataba solamente

de los primigenio s "aliados" tlaxcaltecas, sino que con ellos iban también

muchos de

los otrora "vencidos" de alta cultura como aztecas, rnarlarzincas, zapotecas y mixrecos, arrastrados por los españoles a su paso por todas esas regiones de alta cultura. Así por ejemplo, durante

la década de 1520, luego de que la región de la Sierra

Zapoteca quedara prácticamente

abandonada

por los españoles, las huestes de Cor-

tés se dirigieron hacia la costa del Pacífico sur de la Nueva España, en donde nleron íundados asentamiento

s como T ututepec y Zacarula. Allí se consagraron

que necesitaban de grandes números cipalmente en ese momento,

a actividades

de gente para llevarlos a cabo, entre ellos prin-

la construcción

de barcos para exploración

marítima

de

la llamada Mar del Sur (es decir, el Pacífico). Una gran parte de la mano de obra con la cual se iniciaron esos trabajos fue trasladada hasta esas regiones desde las zonas de alta cultura controladas

por los españoles en el altiplano. La presencia de estos "indios

pacíficos" resultaba tanto más inevitable para los españoles en ese contexto, cuanto que se trataba de labores que necesitaban de maderas, trenzado

de una cierta destreza, como el corte y aserrado

de cordajes y otros más. Por ello que numerosos

"indios pacífi-

cos" de los altiplanos centrales, fueron llevados hasta la costa." Sin embargo, una vez pasado este periodo inicial, Sin embargo, ese fue quizás el aspecto menos violento de la primera presencia

española en estas regiones. Al tiempo que Cortés veía por sus

intereses marítimos, él mismo, al igual que sus capitanes y otros españoles llegados después, establecieron

76

en las montañas

adyacentes a aquella región costera, las primeras

Hernán Cortés. Segunda Carta de Relación, 15 de mayo de 1522, en Mario Hernández Sánchez-Barba,

ed., op. cit. p.

199. La antigua provincia de Tututepec se encuentra en la actual Costo Chica, de los estados actuales de Oaxaca y Guerrero: Peter Gerhard, Geografía histórica

de la Nueva España 1519-1821,

- Instituto de Geografía, 1986, pp. 398-390.

Woodrow Borah, "Hernán Cortés y sus intereses marítimos Novohispana,vol. IV, 1971, pp. 7-21.

México, UNAM, Instituto

de Investigaciones

Sobre los inicios de la presencia española y la construcción en el Pacífico. El Perú y Baja California".

Históricas

de barcos allí:

Estudios de Historia

explotaciones

de oro de placer de la Nueva España. Estas fueron abastecidas

indios locales, como con "indios pacíficos'; muchos de ellos de encomienda, plemente

forzados,

trasladados

también hasta allí desde los grandes

proveniente

sociedad

novohispana:

la de los traslados

de las regiones alta cultura y densidad

y sus "aliados" pacíficos, con sociedades turales, resultaron a la presencia

otros sim-

cose

centra-

de población,

indígena

hacia el exterior

de

directo entre los españoles

que, independientemente

de sus filiaciones cul-

siempre mucho menos sumisas que las anteriormente

conquistadas

de los españoles.

Es muy claro que esta insumisión,

que contrastaba

enormemente

con los patrones

de respuesta indígena con los cuales los españoles se habían e enfrentado altiplanos centrales, se hallaba, sobre todo, en la incapacidad enormes exacciones a las que los españoles las sometieron

en los grandes

de sostener y absorber las

desde un principio. Eran prác-

ticas terribles, como la del lavado de arenas auríferas, en donde miles de esclavos indios eran obligados

zambullirse,

una

y otra vez, en las aguas de los ríos y a cargar y tamizar

pesados bultos de arena a lo largo de interminables mortífero

de las epidemias

virulencia

en las regiones cesteras, comenzaron

nes aborígenes,

guerra los habitantes

expulsados

en el sur, hasta Zacatula

a las poblacio-

se precipitaran

y la desembocadura

del Balsas, por el nor-

Al final los conquistadores

como provincia de los "Motines

paró allí. La fundación

de Zacarula''

de Colima en 1524 y la consecuente

a la

costeros. Estos iban desde la terminaron

mucho tiempo de toda aquella región, devenida inhóspita

y a la cual bautizaron búsqueda

pero con especial

entonces que muy rápidamente

la región de Coalcomán."

durante

Si a esto se añade el efecto

a diezmar de inmediato

de una inmensa franja de territorios

zona de Turutepec, te, incluyendo

jornadas.

que, como en todas partes en América,

no es de extrañarse

siendo

para ellos

Pero la siruación no

expansión hacia el norte de la

de arenas auríferas, cacería de esclavos y traslados masivos de población, pro~

vocó una reacción análoga a la anterior. La guerra se extendió entonces desde las montañas circundantes

al puerto de Colima (siruado en ese momento

del acrual Tecomán), españoles bautizaron

sobre la costa, al sur

en dirección del sur hasta la cuenca del Tepalcatepec,

hacia el norte hasta la provincia de Cihuatlán,

lo mismo que

e incluso hasta la zona de Purificación.

Los

a esta nueva región de guerra como "provincia" de los "Motines

Colima" o de los "Motines

sien

profundas

masivos población

el enfrentamiento

las mismas. Esto significó una y otra vez,

para

altiplanos

les.77 Se iniciaba así una práctica que marcaría para siempre las estructuras de la naciente

tanto con

de

del Oro': Así, para finales de la década de 1520, toda la región

costera del Pacífico conocida por los españoles hasta ese momento,

se había convertido

sido cual "bár ame que pore nal, de

orige de P. que peru las z estas güís rica,

gros pob

pob] dens de p capa se vil le ea pobl men

79 77

Jean-Pierre Berthe, "Las minas de oro del Marqués del Valle de Tehuantepec,

tudios de historio

1540-1547",

de la Nueva España. De Sevilla a Manila, México, (EMCA - Universidad

en:Jean-Pierre Berthe, Es-

de Guadalajara, Colección

de

Estudios para la Historia de Jalisco, vol. 3, 1994, pp. 15-24. 78

Para una descripción

New Spain 1531-1555, en: Robert ( West ed., In quest of mineral wealth: Aboriginal

ond colonial

mining and metallurgy

in Spanish America, Baton Rouge, Louisiana, Geoscience and Man vol 33. Dpt of Geography and Anthropology, State University. pp 119-135.

Louisiana

D

Press, Berkel 80

de la geografía de los lavaderos de oro en Nueva España: Robert ( West, Early silver mining in

10

VI

Facts ( 81

a

Histon

39

para ellos en zona de "motines'; es decir, de "indios bravos" de guerra?9 La conquista de la costa del Pacífico sur se convirtió así, en el reverso de la medalla respecto de lo que estaba siendo en ese mismo momento planos centrales. Mientras

la implantación

sociedades locales al choque de la conquista, (que no pasivas) de adaptación y tributarios les imponía,

española en la región de los grandes alti-

en estas últimas regiones, el signo común en la respuesta de las había sido la adopción

de formas pacíficas

frente a las exacciones que su nuevo estatuto de vasallos

en las montañas

occidental del Eje Neovolcánico

de la Sierra Madre del Sur y de la vertiente

y sobre todo en las costas, la respuesta casi unitaria había

sido la guerra. Vale la pena recalcar, una vez más, que en esos conflictos, muchos de los cuales se hicieron interminables,

los españoles no enfrentaban

"bárbaros" y 'guerreros" por naturaleza,

sino a agricultores

americana. Estos eran vecinos inmediatos

y hermanos

a 'cazadores

recolectores',

avanzados de pura cepa rneso-

culturales de muchos de aquellos

que habitaban las regiones de "paz': Para el caso de la región de los "Motines por ejemplo, se trataba de poblaciones

de Zacarula',

de habla y cultura maya, ensu parte más meridio-

nal, así como de grupos de habla y cultura mixteca y zapoteca, más al norte. so En la región de los "Motines del Oro'; o "Motines origen rnesoamericano,

hablantes

de Colirna" se trataba nuevamente

de

de una variante del náhuatl y solamente en la provincia

de Purificación se vieron involucrados, que esta vez, hablantes

de agricultores

probablemente,

de lenguas yutoaztecas."

pertenecía, casi toda, a los principales las zonas de paz, de la "Mesoarnérica

con grupos de agricultores,

sólo

Dicho en otras palabras, era gente que y culturales

grupos lingüísticos

que conformaron

nuclear':

Al igual que lo que hemos evocado para el caso de las regiones de paz, la geografía de estas nuevas fronteras güístico-cultural

de guerra no correspondía

en particular.

rica, la bipartición

Por el contrario,

con las de ningún gran conjunto

lin-

es claro que en esta parte de Mesoarné-

entre zonas de guerra y zonas de paz para los españoles, se colocaba,

grosso modo, a lo largo de las líneas que dividían a las regiones habitadas por núcleos de población demográficamente poblaciones aldeanas

con patrones

densidad de población. de pudo encontrarse

densa, de aquellas en donde los españoles

se vieron involucradas

Sería, desde luego, prematuro

población'; entendida

"demográfico"

de tipos distintos

of Latin American Studies,

Ver por ejemplo:

Michael Cae·

Facts on File Publications, 81

de los conquistadores,

acerca de dónque fueron

de aquellas que

en contra ellos. Sin embargo, dar-

y en particular, de sociedades,

a la variable de la "densidad permite

de/ Oro. An Ex-Distnto of Michoacan 1960. Igualmente:

Berkeley and Los Angeles, 1948, lbero-Americana 80

todavía especular

de

ésta no como un rasgo "mecánico" o "natural'; sino como un ele-

Donald Brand, Coaco/man and Motines

Press, Institute

a la presencia

en guerras casi interminables

le cabida a este elemento

79

más disperso y sobre todo, menor

algún tipo de umbral, que separara a las poblaciones

capaces de resistir pacíficamente

mento diferenciador

de asentamiento

encontraron

Carl Sauer, Calima

reconocer

un elemento

México, The Hague, University of Texas

ot

New Spain in tbe sixteentb

century,

29.

Dean Snow . Elisabeth Benson, Atlas

ot Ancient

America, New York·

Oxford, England

1986, 92

Bárbara Cifuentes • Lucina García, Letras sobre voces. Multilingüismo

Historia de los Pueblos Indígenas de México, 1998, p. 54.

a través de la historia,

México, INI . ClESAS,

40

constante y activo detrás de este fenómeno. Sería, de hecho, uno de los pocos elementos susceptibles de comenzar a proporcionamos una explicación menos incidental que las propuestas hasta ahora, acerca de porqué, poblaciones cu1turalmente tan cercanas entre sí, como las arriba mencionadas, reaccionaron de maneras tan diferentes frente a un mismo fenómeno: su conversión en tributarios de los españoles. En revancha, negar este tipo de constantes y pretender explicar semejantes procesos solamente a partir de la descripción de eventos y situaciones particulares, o evocando vagos "patrones culturales': como el "carácter guerrero" de algún grupo cultural en específico, resulta muy poco útil. La disposición y la capacidad guerreras de poblaciones como las que ocupaban las que serían luego las regiones de los Motines, por ejemplo, queda fuera de duda. Pero es precisamente ese carácter insumiso, mostrado desde el inicio mismo de la presencia española en la región, el que da cuenta de que se trataba de poblaciones que difícilmente podrían ser asimiladas con los grupos pacíficos y 'cooperativos': con los cuales los españoles se las habían visto en los grandes altiplanos centrales. Pero si esto es aSÍ, la pregunta que regresa de inmediato es la de porqué, si eran grupos culturalmente tan cercanos a los "pacíficos" de las altas tierras, desarrollaron entonces respuestas tan distintas frente a la intrusión de los españoles. Una de las pocas respuestas posibles sería entonces que se trataba de grupos que se hallaban en una situación similar a la de los ya anteriormente evocados "bárbaros cercanos': con los cuales todas las civilizaciones del mundo compartieron sus geografías. De hecho, la región costera del Pacífico sur no fue la única región "mesoamericana" en donde los conquistadores se enfrentaron con situaciones de guerra endémica, frente a grupos culruralrnente avanzados. Prácticamente por todos los rincones de la geografía americana y en nuestro caso, de la geografía novohispana, fuera de las regiones de alta densidad demográfica, las respuestas indígenas, especialmente en épocas tempranas de la colonización, fueron casi siempre similares: huída sistemática y guerra de hostigamiento en contra de los invasores. Así por ejemplo, en la costa del Golfo, el primitivo puerto de Espíritu Santo (cercano al actual Coatzacoalcos) se vio sometido a un continuo acoso guerrero de parte de los grupos de nahuas, totonacas, popolucas y demás habitantes de la región. Más tarde, al momento de la llegada de Nuño de Guzmán a la por él llamada "Provincia de Pánuco', la presión ejercida sobre los grupos indígenas locales, compuestos en gran parte por totonacos, huastecos y nahuas, hizo que aquella región se convirtiera en una nueva "frontera de guerra', tanto o más sangrienta que la que se había abierto ya en la costa del Pacífico.82 Evoquemos también el caso de los otomíes, habitantes de las densamente pobladas tierras de la cuenca alta del río Lerma, cercana al valle de Toluca, los cuales fueron rápidamente incorporados como "indios de paz" por los españoles y recordemos cómo, sus primos, otomíes también, pero habitantes del altiplano situado tan sólo a unas cuantas decenas de kilómetros al norte de esa zona, en dirección de lo actuales estados

mexic "indio

una "E¡ que se

14

y la

ChiaI1 na épi otra i

facto la pa a lo 1 llama

83

Re

pueblo. relacio historia de chie Powell, 84

V

negie

Los m 82

Donald

Arthur

E. Chipman,

H. C1ark Co., 1967

Nuño de Guzmon and the province o] Panuco in New Spain 1518-1533,

Serie E Glendale

California,

The

85 Al Zamor.

41

mexicanos de Hidalgo y Querétaro, adquirieron muy pronto fama de "indómitos" y de "indios de guerrá:83 Pero quizás una de las muestras más sugestivas de la aparición de una "frontera de guerrá' entre españoles y grupos de alta cultura mesoamericana, es la que se generó al contacto con las diferentes poblaciones mayas. Recordemos la difícil y la lenta conquista militar de las tierras altas de la por entonces llamada provincia de Chiapas y sobre todo cómo fue que las tierras bajas selváticas, las mismas que en alguna época habían albergado a la civilización clásica maya, terminaron convirtiéndose en otra inmensa frontera de guerra más para los españoles: todo ello es una muestra de que la "densidad cultural': no necesariamente produce los mismos efectos que la "densidad demográh.ca".84De hecho, investigaciones recientes han demostrado que uno de los factores que explican la peculiar concentración que de los asentamientos coloniales en la parte norte de la península de Yucatán, fue el carácter de tierra hostil y peligrosa que a lo largo de todo el periodo colonial y hasta el siglo XX, incluso, adquirieron tanto la llamada "montaña" yucateca como la región selvática situada al sur de la misma."

83

René Garcfa Castro, Indios, territorio

pueblos otomianos,

relaciones entre los otomíes

Chamberlain

Publications,

Las mayas de la montaña

del espacio político

de los

David Charles Wright Carr, "Lengua, cultura e

en la región de Jilotepec - Querétaro, desde épocas muy tempranas:

Powell, La guerra Chichimeca (1550-1600), Ver por ejemplo:

la negociación

Mexicana, v. XIII, no. 76, mayo - junio 2005, pp. 26-29. Sobre los ataques combinados

de chichimecas pames y de otomíes

negie Institution

MatlaUinea:

Edo. Méx_, El Colegio Mexiquense - Conaculta - INAH, 1999- Sobre las

del norte y los grupos llamados chichimecas:

historia de los otomíes", Arqueología

84

y poder en la provincia

siglos XV-XVII, Zinacantepec,

Robert S, The Conquest and Colonization

no. 582, 1948- Igualmente:

1560-1680,

Phillip Waine

México, Fondo de Cultura Económica, 1975, pp. 25-27_ of Yucatan 1517-1550, Washington

Pedro Bracamonte y Sosa, La conquista

inconclusa

DC , Car-

de Yucatón.

México CIESAS - Miguel Angel Porrúa - Universidad de Quintana Roo Col Peninsular

Serie Estudios. 2001. 85

Alicia del Carmen Contreras Sánchez, Población,

economía y empréstitos

en Yucotán a fines de lo época colonial,

Zamora Mich., El Colegio de Michoacán. Tesis (Doctora en Ciencias Sociales) - El Colegio de Michoacán, 2004·

42 2: GUERRA,

TRIBUTO

Y ENCOMIENDA

EN LA NUEVA

una cr

GALICIA

cionar

a) Las primeras conquistas en el Norte novohispano y el peso de los grandes números: la Nueva Galicia

de

pOI

vasta

J

Chaps llamada de los Tebles Chichimecas, encabezada

La expedición

en 1529 fue y sigue siendo, sin duda, uno de los episodios riografía

novohispana

tres: la primera,

del periodo de la conquista.

haber dado nacimiento

sobre el continente, territorios

después

desconocidos

por Nuño de Guzmán

más célebres para la hísto-

Las razones de esta notoriedad

a la que fue la primera

de la de la Nueva España,

la segunda,

y la tercera, la enorme

que recorrió

gobernación

son

la violencia de su conquista."

e incluso fue juzgado del conquistador,

que explica en la práctica la terrible destructividad masiva, multirudinaria,

primera

imped

y destrucción

ban d,

violencia

Nuño

de Guzrnán,

gobernadora,

de la región alrededor

indios

es un hecho que el factor clave y el

mente

de esa empresa,

fueror

de 150 jinetes

revelador

a su hueste.

acerca de la evolución

y los indios sedentarios

no solamente

seguían fungiendo

de tributos

y mano de obra, sino que también

de los españoles,

que habitaban

paz'; e

continuaban

de

... e dab

entre los

ami

pacíficos

por

como activos

che

enteramente sirviendo

quem.

Los meso-

España.

para hacerles la guerra a otros nuevos "bárbaros

cercanos"

Se!

de la conquista

diez mil descendientes formidable

de ese tipo de poblaciones,

de guerreros

aztecas, transformó

de guerra, absolutamente

vertido en un ejército de dimensiones desde los tiempos

de esos más de

a la hueste conquistadora

imparable

en

para aquellos que desti-

aquell conqu blos

y

actuar

tales, como no se había visto en la Nueva España

o "teúl

en que los tlaxcaltecas

Pero, no conforme

la presencia

se había con-

nados a sufrir sus embates. Ya para ese momento,

quistas.

de la

más al norte.

Tratándose una máquina

Guzm

de Guzmán

de las relaciones

como proveedores

como

espa-

La presencia

de Nuño

del centro de la Nueva

americanos aliados

y 180 infantes

hizo reunir cerca de 12 mil indios amigos tomados

estos "pacíficos" mesoamericanos en los rangos de la expedición conquistadores

no fue otro sino la

quien a la sazón era todavía presidente

de México, para incorporados

es un evento enteramente

march

estuvo siempre marcada por por ello.s7 Sin embargo y más allá

de "indios amigos" en los rangos de esa expedición.

en efecto, cómo luego de rodearse

Audiencia

Si

los extensísimos

la figura de Nuño de Guzmán

de los actos o de la personalidad

ñoles bien armados,

uno tr

vieron

Ya desde sus tiempos,

Recordemos,

l

todo e

española

que generó a su paso.

presencia

y lueg

la hueste de Guzrnán

habían participado

con Cortés

con eso, al atravesar la provincia

hizo incorporar

a su hueste a varios miles de aborígenes

86

el juicio que sobre él hizo Bartolomé

de Michoacán,

suplementarios,

en sus conGuzmán

hasta alcanzar

88

Una

Conquist

mentes i

Oceanía, Ver, por ejemplo,

de Las Casas: Brevísima Relación de la Destrucción

Indias (1552), Barcelona, Editorial Fontamara, 1981, pp. 71-73. Sobre la personalidad

de las

de Nuño de Guzmán: Manuel Carrera

Stampa, Nuño de Guzmán, México Editorial JUS - Editorial Campeador, serie Figuras y Episodios de la Historia de México, Silvio Zavala, "Nuño de Guzmán y la esclavitud de los indios",

enero - marzo 1952, pp. 411-428.

89

Ade

Gonzalo

Crónicas

no. 19, 1955· 87

Galicia, ~

Historia Mexicana,

El Colegio de México, v. 1, no. 3

90

Cris

Flores",

43

una cifra cercana a los 20,000 indios amigos.88 Así, este masivo y enorme cuerpo expedicionario compuesto por de españoles e indios "pacíficos" "auxiliares'; en una proporción de poco más o menos 60 a 1, en favor de los segundos, recorrió en son de guerra una vasta porción del noroeste hasta entonces desconocido:

desde la cuenca del lago de

Chapala, hasta la región llamada "Xalisco" cercana a la desembocadura

del río Santiago

y luego mucho más al norte, hasta las lejanas provincias de Chiameda

y Culiacán. Por

todo ese extendido

territorio,

la implacable hueste marchó destruyendo

uno tras otro cuanto poblado y caserío de indios encontraron

y quemando

a su paso."?

Si bien que los "auxiliares" indios eran quienes llevaban sobre sus espaldas toda la impedimenta del ejército (dado que los pocos caballos que llevaba la expedición estaban destinados

a la guerra y no al transporte)

vieron muy lejos de comportarse marcha dejaron testimonio

en realidad estos "indios amigos" estu-

como simples "portadores': Los protagonistas

de escenas auténticamente

de esa

dantescas protagonizadas

por

indios y españoles por igual. Los villorrios de los aborígenes locales fueron sistemáticamente saqueados y quemados, al tiempo que miles y miles de hombres, mujeres y niños fueron capturados

y reducidos a la esclavitud, tanto por mano de los propios españoles,

como también por la de los auxiliares "mexicanos" y "tarascos" Lo que es más, el propio Guzmán en algún momento

se vio orillado a quejarse y a acusaar a sus auxiliares "de

paz'; en especial de los mexicanos, de ser auténticamente

incontrolables

a la hora de

quemar y arrasar pueblos y capturar esclavos: ... este quemar se continuó siempre por do íbamos y puesto que Nuño de Guzmán mandaba poner mucha diligencia en que no se quemasen los pueblos, pesándose

de ello, los

amigos que llevábamos tienen gran condición que aunque los quemen vivos no dejarán de poner fuego por do van, sin se lo poder resistir. De aquí pasamos a Tonalá y siempre muchos de los amigos encadenados

porque no huyesen y dejasen las petacas ... 90

Sería muy difícil o quizás imposible saber, qué era exactamente

10 que empujaba a

aquellos "sedentarios" ya no solamente a participar junto con los españoles en aquellas conquistas, sino a comportarse blos y capturando

allí como auténticos "conquistadores';

quemando

pue-

esclavos por su cuenta. Entre lo poco que puede decirse, es que el

actuar de estos "auxiliares" indica que estaban muy lejos de considerar a aquellos tebles o "teúies" chichimecas como gente especialmente

88

Una descripción

detallada

cercana a ellos, por muy fuerte que

del ejército de Nuño de Guzmán se encuentra en: "Información

de Cristóbal de Barrios de la

Conquista de Nuño de Guzmán". en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza. Colección de documentos inéditos relativos

al descubrimiento

conquista y organización

de las antiguas posesiones

españolas de América y

Oceania, Madrid 1864-1884. la serie, vol. 16, p. 363. Igualmente en: José López Portillo y Weber, La conquista de la Nueva Galicia, México, Secretaría de Educación Pública, 1935, pp 120-128. 89

Además de lo citado anteriormente.

ver igualmente

las crónicas de García del Pilar. Pedro de Guzrnán, Cristóbal Flores.

Gonzalo López, Pedro de Carranza y las tres crónicas anónimas de esa conquista incluidas en: Raza Zaragoza Iose Luis ed .• Crónicas de la conquista ... 90

Cristóbal Flores, "Relación

de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a Nueva Galicia, escrita por el capitán Cristóbal

Flores". en: José Luis Razo Zaragoza ed., Crónicas de la conquista

del reino de la Nueva Galicia .., p. 191.

44

pudiera

ser el parentesco

culrural que los ligara en el fondo. En todo caso, el hecho es

que si ya por su propio peso numérico, la hueste enorme de Guzmán sino enormemente

destructiva

para los villorrios que encontraba

semejantes

métodos

atravesada

por la hueste conquistadora."

española

había literalmente

1500 kilómetros costera occidental también

hizo que de inmediato incendiado

toda la inmensa región

Esto significa que, para 1530, la conquista con la guerra, una inmensa

poco ~ llegad san que 1

franja de más de

las mi

de largo, la cual abarcaba ya lo que sería a la postre casi toda la franja

siendo

de la Nueva España, desde Tututepec,

allí, a las tierras altas adyacentes

Atribuir

la guerra incendiara

no podía resultar

a su paso, el uso de

perro

semejante

hasta Culiacán,

a toda esa inmensa

incluyendo

finale!

franja costera.

convulsión a la sola presencia de los conquistadores

europeos, no

sería en lo absoluto suficiente. Si bien ellos fueron el motor que puso en marcha todo ese

guerr,

engranaje, fue la movilización

civili

quista en una auténtica

de millares de "indios de paz" la que convirtió a aquella con-

marea avasalladora, en donde finalmente

otros muchos "mesoarnericanos" que numerosísimos

se vieron involucrados

de origen zaporeco, mixteco, nahua y otros más, al igual

chic1Jimecas, sin distingo de las diferencias y orígenes culturales de

cada lila de ellos. Fue, en otras palabras, el peso demográfico

de las regiones de alta civi-

lización agrícola del centro de la Nueva España, el que terminó por inclinar esa balanza. Por esa misma razón, sería inútil atribuir la persistencia

a partir de entonces del estado

alta ci llama]

de los¡ dacu

de guerra en la Nueva Galicia, solamente a 'características

culturales" de algún tipo, que

jerard

fueran supuestamente

que las enfrentaron.

dos cc

propias a las sociedades aborígenes

mas de respuesta que los 'chichimecas" de la Nueva Galicia desarrollaron frente al embate brutal de esta conquista, 'guerreros"

que a los miembros

no los muestran

Las for-

en su momento

ni como más, ni como menos

de las sociedades de cepa mesoamericana

que poblaron

genen¡ estos

algwla vez las costas del Pacífico sur de la Nueva España. Más allá de sus especificidades

propil deinc

culturales, lo que todos estos pueblos ruvieron en común fue el hecho de pertenecer

brado

ciedades de agricultores to relativamente justamente

a so-

aldeanos, de baja densidad de población y patrón de asentamien-

disperso, incapaces de soportar y absorber lo que se les venía encima. Es

este factor el que permite comprender,

sobre dopr¡

en primera instancia al menos, el por-

Si

qué en tierras de chichimecas,

lo mismo que en regiones de alta cultura mesa americana,

mas

podemos

tan semejantes frente al choque de la conquista

conql

encontrar

respuestas

de inicio, el enfrentamiento acoso y hostigamiento poblaciones

constante, emparejada con la huída y ocultamiento

directamente a mediano

que se presentaron

plazo, en las costas del pacífico sur novohispano

las actividades

de

sobre todo del curso que

de la década de 1530, los lavaderos de oro se iban agotando,

fueron progresivamente

abandonando

en esa parte de la Nueva España, para prácticamente

efectc al de

y lo que acon-

de los propios españoles. En las costas del sur, por una parte, al

tiempo que, para principios los españoles

civilia

que a.

a corto plazo, entre el desarrollo

teció un poco más tarde en la Nueva Galicia, dependieron tomaron

de parte de las

sometidas a la presión de los españoles.

En cambio, las diferencias la conquista

española:

armado directo, seguido, a mediano plazo, de una guerra de

1

una gran parte de sus posiciones no regresar más. Esas comarcas

92

Do

93

EII

XXI, Col

señorío 1992; R Ilustrad 94

Ver

una edi 91

Ver más adelante el capítulo segundo: Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVI.

Institutr

45

permanecerían

desde entonces

como tierras de guerra, peligrosas y hostiles, pero muy

poco pobladas españoles." En cambio, en la Nueva Galicia, los conquistadores llegado con la intención

de instalarse

habían

allí de manera más durable y ello redundaría

sariamente, en guerras más largas y más sangrientas

nece-

todavía. Es decir, en la medida en

que la acometida de los españoles

continuó

las mismas formas, las reacciones

de parte de estas sociedades

desplegándose

con la misma fuerza y bajo aldeanas

continuaron

siendo las mismas hasta llegar, incluso, hasta un punto de no retorno. En resumen, para finales de la década de 1530, se habían ya delineado para la Nueva España dos tipos de conquista profundamente

contrastantes,

que en las regiones pobladas guerra había sentado

en este caso, aquellas pertenecientes

alta civilización, los españoles

a lo que ha sido llamado en 1522, en las zonas de

muy rápidamente

en aquellos a los que ellos

llamaron los "señores de la tierra'; un medio eficaz para mantener de los indios bajo el yugo del católico emperador. da cuenta plenamente jerarcas indígenas

pacíficamente

En efecto, la historiografía

de cómo, ya desde los primeros

fueron "reconocidos"

colonial,

con sus cabildos directamente funcionaron

sobre los restos de esas formas de organización y enteramente

sancionados

gracias, justamente, político-territorial

heredadas

en un contexto

indígena

civilización prehispánica

sido capaces de absorber

de su nueva situación

que al amparo de su número

del pasa-

sido sus for-

de tan violentas como el que siguió a la

conquista, los viejos núcleos de población efectos derivados

y nom-

a que se apoyaron

que, por muy sólidas que hubieran

nunca hubieran

pueblos

por el choque de la conquista."

reformuladas

Sin embargo, es un hecho también mas internas de organización,

en

anteriormente,

no eran sino las cabezas visibles de viejas estructuras

de indios creados por los españoles,

do prehispánico

de

pacíficamente,

que, como lo evocábamos

del tipo de altépetl. De esa suerte, los incontables

propias a aquellas sociedades brados por la autoridad

actual nos

como "nobles" y designa-

dos como "señores" y "caciques" de indios y de cómo éstos asumieron estos "caciques" y "principales';

al resto

años de la colonia, infinidad

por sus vencedores

general, su nuevo papel. Pero no olvidemos

la

casi por sí sola.

Cortés lo había anticipado

encontraron

Mientras

de población,

que para siempre, en las regiones de alta

nuclear'; la pax bispanica se había impuesto

Tal y como de alguna manera

opuestos.

aldeanas de baja densidad

sus reales, tal pareciera

civilización prehispánica, la "Mesoamérica

por no decir enteramente

por sociedades

que ocupaban

de "pueblos" tributarios

las regiones de alta pacíficamente

a la española,

que siguió, a pesar de todo, siendo infinitamente

al de los españoles." Este fue un proceso que no pudo ser emulado

los

si no es superior

por sociedades

de

92 Donald Brand, Coacolman and Motines del Oro. An Ex-Distrito of Michoacan ... 93 El pionero del tema fue. desde luego: Charles Gibson, Los aztecos bajo el dominio XXI,Col América Nuestra, 1978 (4a ed.) Algunos trabajos señoño a la República de Indias.

El coso de Toluca 1500-1600, Madrid, Ministerio

1992; René García Castro. Los pueblas

español (1519-1810), México, Siglo

recientes sobre el tema son: Margarita Menegus Bornemann, Del de Agricultura

Pesca y Alimentación,

de indios, México, Editorial Planeta DeAgostini - Conaculta - INAH, en: Gran Historia

Ilustrada de México, no. 8, 2001, p. 143.; 94 Ver el artículo clásico de Sherburne Cook y Woodrow Borah: La despoblación

en el México Central en el siglo XVI; para

una edición reciente: Eisa Malvido - Miguel Angel Cuenya, Demografía

de México siglos XVI-XIX, México, UAM -

Instituto Mora, 1993, pp. 29-39.

histórico

tipo aldeano y baja densidad de población, como las que habitaban Allí, ante la imposibilidad

de absorción de los conquistadores,

de bienes y de mano de obra, la incorporación

de población

muy

práctica de poner en marcha un sistema pacífico y en la

medida de lo posible, espontáneo, abastecimiento

la Nueva Galicia. por la vía del

de los diferentes núcleos

a la esfera de influencia de los españoles, debió siempre operarse por la

vía de la fuerza.

b) La encomienda y la organización del tributo en la Nueva Galicia Terminada

la mortífera

epopeya en la que se convirtió la expedición

de 1529; entre

En

1531 y 1533, Guzrnán hizo fundar una serie de villas a lo largo del territorio de su

enc

nueva gobernación:

y Culiacán.



Para sostenerlas, fiel a la que había sido la práctica más universalmente

empleada hasta

En

entonces para el gobierno de los indios, Guzrnán no dudó transformar

en tributarios

a

cin

a sus soldados. Así, entre 1529, fecha

dir

Guadalajara,

Compostela,

los aborígenes locales, dándolos en encomienda

Purificación,

Chiameda

de inicio de su expedición de conquista y 1536, cuando fue definitivamente

expulsado

de las Indias, cuando menos 120 "pueblos de indios" habían sido distribuidos encomiendas

como

entre tan sólo en la parte central de la Nueva Galicia. A estos habría que

qu no

la

añadir los alrededor de 60 "pueblos" de encomienda repartidos igualmente por el propio Guzmán

y sus lugartenientes

poblamiento

fueron de inmediato

sometidos

a exacciones en gente y productos

para

de las huestes españolas y sus aliados indios del centro de la Nueva

el sostenimiento

L

en la provincia de Culiacári." Todos estos centros de

guerr las vi]

España. Sin embargo, de la misma manera que había sucedido más al sur, todo ello

indio

derivó en un estado de guerra generalizado

do ma

Galicia el cual persistió ininterrumpido

y permanente

en el conjunto de la Nueva

durante todo el periodo de Nuño de Guzmán

al frente de esta provincia." La maquinaria

de la guerra, con su cohorte de violencias y represalias mutuas, puesta

en marcha por la expedición de 1529, difícilmente se detendría durante los años que si-

y=s hasta

guieron y ni siquiera la salida de Nuño de Guzrnán de la provincia sirvió para modificar este estado de cosas. Ejemplo de ello lo tenemos en la muerte de quien fuera justamente el encarcelador

de Nuño de Guzrnán y nuevo gobernador

de la provincia: Diego Pérez

de la Torre. A los pocos meses de asumido su cargo, en enero de 1538, este personaje murió a manos de los indios de jocotlán, pueblo que él mismo se había atribuido en encornienda.?" Por otro lado, ya desde la expedición de 1529-1531, letales y generalizadas epidemias acompañaron poblaciones

siempre al avance español, golpeando con toda su fuerza a las

locales, en especial a aquellas que ocupaban las zonas cesteras, en donde Sine!

95

Regresaremos sobre el detalle de estas encomiendas un poco más adelante.

V1l1C1,

96

Sobre el estado de guerra permanente en el que se mantuvo la Nueva Galicia durante el periodo de Nuño de Guzmán

cultu

ver, por ejemplo: Artur S. Aiton, "Coronado's ñrst report on the government

of Nueva Galicia", Hisponic American ntstoricat

Review, v. 19, 1939, pp. 306'313. 97

José María Muríá ed., Historia de Jalisco tomo l. Desde los tiempos

Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco·

INAH, 1980, p. 333.

prehistóricos

hasta fines del siglo XVII,

98 Art 99

Ibi

47

muy pronto el despoblamiento se hizo patente, provocando con ello que la guerra continuara con todavía mayor violencia. Un buen retrato de ese estado de cosas, lo tenemos en el informe enviado al rey a finalesde 1538 por el nuevo gobernador de la misma, Francisco Vázquez de Coronado. En él, se daba cuenta de cómo los pobladores españoles de la villa de Compostela, flamantecapital de la provincia, la habían ya abandonado a causa de la guerra incesante que los indios les hacían. Sin embargo, el gobernador no se hacía demasiadas ilusiones en cuanto a las verdaderas causas de tanta violencia: En otra manera se aprovechaban encomendados,

los vecinos de esta provincia ... de los indios que tienen

que los arrendaban

México de cuarenta

en cuarenta

para la ciudad de México ... yo los topé cuando vine de

y de cincuenta

En comarca de esta ciudad de Cornposrela

en cincuenta

cargados que iban y venían ...

hay treinta repartimientos

encomendados

a ve-

cinos della y solas diez casas ay en toda esta cibdad porque los vecinos no han querido residir diziendo los unos que los indios que tienen de repartimienros

están de guerra y los otros

que no les dan ningún provecho y su absencia •.. no he visto en toda esta provincia indio que no tenga señal de cristiano .. ahora han pedido los vecinos desta ciudad de Compostela la quieren mudar a donde esté en más comarca de los indios que les sirven ...

que

98

Las palabras de Coronado eran elocuentes en cuanto al porqué de la persistencia guerra en la Nueva Galicia. Compelidos a permanecer como pobladores .y vecinos de las villas recientemente fundadas y ante la imposibilidad práctica de convertir a los indios en tributarios pacíficos y espontáneos, los conquistadores no habían encontrado más que una manera práctica y expedita de premiar sus sacrificios y hazañas. Esta consistió, como 10 atestiguaba Coronado, en organizar la captura sistemática de cautivos de guerra, incluyendo entre ellos a sus propios encomendados. Atados en colleras y cargados de bultos, los "chichimecas" de la Nueva Ga1icia eran conducidos entonces hasta la ciudad de México, donde luego eran vendidos como esclavos. Pero para entender realmente cuál era la posición de los españoles en esa provincia, habría que añadir a todo lo anterior un elemento fundamental y es el de la presencia, todavía entonces, de muchos miles de "indios amigos" de origen rnesoamericano, esto es, "mexicanos" y "tarascos', fundamentalmente, los cuales no solamente permanecieron, sino que siguieron llegando para reforzar la presencia española en la región, como el propio Vázquez de Coronado lo consignó en su informe."? Gracias en gran medida al auxilio de estos "indios amigos'; los españoles continuaron representando una fuerza, de la cual, los aborígenes de la Nueva Galicía no serían ya capaces de desembarazarse. Sin embargo, eso no bastó en 10absoluto para garantizar el control verdadero de la provincia. A diferencia de lo sucedido en las regiones demográficamente densas y de altas culturas prehispánicas del centro de la Nueva España, en la Nueva Galicía, el paso de

98

Artur S Aiton. Coronado's fírst report ...• pp. 311-312.

99

lbid .• p. 310.

la conquista

militar a la transformación

cepto, un proceso

Como lo apuntábamos proceso de la conquista celeridad "imperio"

al principio,

los viejos armazones

que allí existían: cualquiera

poner una fecha, no quedaba

traron antiguas

del altépetl. La rapidez su nuevo estatuto En la Nueva ciertamente

socio-territoriales,

de origen

naturaleza

del

es claro que para 1522, por

a dos factores: el primero,

de recomposición

interna

de alcance esencialmente

para adaptarse

su

que mos-

local, del tipo

y la facilidad con la que este tipo de estructuras,

de tributarios

abandonaron

y adoptar, aquellas que les exigía

a la española, no puede dejar de asombrarnos.

Galicia, en cambio, los españoles

eran de agricultores notables,

del

de alta cultura agrícola del mostraron

la capacidad

sus viejas formas de funcionamiento,

culturales

de tipo político-estatal,

se debió esencialmente

término,

estructuras

calida al con

ya gran cosa de él. En cambio, es claro que la capacidad

frente al choque de la conquista, y en segundo

hechos notables

que hubiera sido la verdadera

y de absorción que esas sociedades

gran número

cosa, ex-

del centro de la Nueva España, fue la

o del "Estado" azteca en tiempos prehispánicos,

de adaptación

fue cualquier

uno de los innumerables

en los grandes altiplanos

con la que colapsaron

prehispánico

del indio en tributario,

pacifico y ello, hasta cuando menos el último tercio del siglo XVI.

relativamente

pero que, nnalmente,

se encontraron

avanzados

con sociedades

y habían

eran de una naturaleza

alcanzado

muy diferente

que

logros de las

losqu

que exis-

1906),

tieron en este proceso en la Nueva Galicia respecto del centro de la Nueva España, es

López

anteriores.

Un parámetro

más que significativo

acerca de estas disparidades

el siguiente: hacia 1550, en esta última región, nos dice René García Castro, se calcula

"proto

que poco más o menos dos mil pueblos de indios, con sus caciques y cabildos indígenas,

gos~

habían sido reconocidos

por el gobierno colonial.P" Para esas mismas fechas, en cambio,

en la Nueva Galicia ni un solo pueblo de indios, ni un solo cabildo, ni tampoco cacique fue reconocido

formalmente

más, ni Nuño de Guzmán,

como tal por las autoridades

y Cristóbal

dias actuantes

y funcionales,

de Oñate, dejaron lista o relación alguna de i'autoridades" no ya para reconocerlos

pueblos de indios dados en encomienda alguna de la existencia de Contreras

durante

su gestión. Tampoco

y Hernando

Martínez

se hace mención

en la documentación

de la Nueva Galicia, Lorenzo

dos ellos, como parte de las instrucciones

in-

como tales, sino ni siquiera para los

de ese tipo de instrumentos

oidores

y Guevara

ningún

Lo que es

ni sus sucesores Diego Pérez de la Torre, Francisco Vázquez

de Coronado

por los primeros

españolas.

de Lebrón

de la Marcha.

recopilada

Quiñones,

Miguel

No olvidemos

que to-

anexas a sus nombramientos

como oidores,

tenían la orden de realizar una serie de visitas de la provincia y de recopilar y compilar la totalidad

de los títulos, nombramientos

en el gobierno

de la provincia.

plir las instrucciones los nombramientos de encomienda

y ordenanzas

Los flamantes

oidores se esmeraron,

de que habían sido dotados: de autoridades

distribuidos

realizados

revisaron

y oficiales y revisaron

por sus antecesores en efecto, en cum-

las ordenanzas

anteriores,

exhaustivamente

los títulos

hasta entonces. Incluso, el propio Juan de Ovando,

en su

101

Rafae

de Juan d Ignacio O 102

Asi,

a su vez potlán, p rango infe al oriente

tiempos e v.

1,

pp,

2

sobre 32U le," lourru 100

René García Castro, "Los pueblos de indios", en Gran Historia Ilustrada de México, México, Editorial Planeta DeAgostini

- Conaculta - INAH, v. 2, 2001, cap, 8_, p_ 144-

de 105 chi 103

Luis

49

calidad de presidente

del Consejo de Indias, redactó un cuestionario

al conjunto de las autoridades esos temas.'?' Las pesquisas

provinciales

informaran

detalladamente

de los oidores y las respuestas

en claro entonces, la ausencia

de cabildos, o cualquier

autónomas, actuantes y formalmente

reconocidas,

en donde se pedía acerca de todos

de los implicados, dejan muy

otro tipo de autoridades

indias

a la cabeza de los pueblos, hecho que

se confirma también por el hecho de que, durante todo este periodo, no se establecieron siquiera tasaciones

de tributos

para los mismos. A cambio de ello, en el contexto de

guerra generalizada

en el que se hallaba la provincia, los españoles no pudieron

poner en marcha formas de tributación que comenzaban

incomparablemente

más que

más compulsivas

que las

a operar por ese tiempo en el centro de la Nueva España.

Llegados a este punto todavía bastante

arraigada

vale la pena mencionar tradición

que existe una ya muy vieja, aunque

historiográfica,

tencia de grandes y complejas estructuras

que ha intentado

políticas meta-locales

en lo que sería luego la Nueva Galicia. Se habla con frecuencia de la existencia de una gran "confederación"

bacana, operando

al momento

nació, principalmente, los que destacan José

postular

la exis-

de origen prehispánico de "señoríos': e incluso

llamada generalmente

Federación Chimal-

de la llegada de los españoles. Esta visión historiográfica

de los trabajos

de un grupo de historiadores

López Portillo y Weber (1850-1923),

1906), Luis Pérez Verdía (1857 -1914),]osé

regionales,

Alberto

entre

Santoscoy

(1857-

Ignacio Dávila Garibi (1888-1981)

y José

Chimaihuacana', suerte de "proro-jalisco" prehispánico, habría estado conformado por varios "reinos" o "tlatoanazgos': cuyo número y nombres, varió de acuerdo con el autor de que se rrarara.l'" Así, por ejemplo, según Pérez Verdía esta "confederación" habría sido producto de las López Portillo

y Weber

mismas migraciones hasta Mesoamérica

(1889-1974).

Esta "Confederación

que en el siglo XII, según su cronología, habrían llevado a los aztecas desde su nativa 'Aztlán" Según el mismo autor, luego de implantarse

en lo que sería después la Nueva Galicia, estos ascendientes mado parte del primitivo "imperio rolreca', para ulteriormente, "imperio': permanecer renochca"

103

de los aztecas': habrían fordespués del colapso de ese

como una "confederación" de señoríos, independiente

Esta curiosa cronología la arranca el autor directamente

de la Crónica misce-

lánea de la Santa provincia deJalisco de Fray Antonio Tello (1567-1654), 101 Rafael Diego Fernández

Sotelo, La primigenia Audiencia de la Nueva Galicia 1548'1512.

de Juan de Ovando por el oidor Miguel de Contreras y Guevara, Guadalajara, Ignacio Dávila Garibi . Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara,

del "imperio

escrita en 1653,

Respuesta al cuestionorio

El Colegio de Michoacán . Instituto Cultural

1994, en especial pp. 24 Y 25.

102 Así, por ejemplo, en la versión de Luis Pérez Verdía, estos eran cuatro: Calima, TonaHan, Xalisco y Aztatlán, los cuales,

a su vez tenían bajo su égida diferentes

estados {eudotarios, como él los llamaba, entre ellos, Tzcoalco, Cocolan y Iza-

potlán, por citar algunos de los que dependían rango inferior como Teoacaltiche,

del "reino" de Calima. Igualmente,

Colotlán, Tlaltenango,

al oriente de la barranca del río Santiago:Luis

existían cacicazgos independientes

de

el Teúl, Nochistlán y Juchipila, por sólo mencionar aquellos situados

Pérez Verdía, Historia ponkulor del Estada de Jalisco, desde los primeros

tiempos en que hay noticia, hasta nuestros días, Guadalajara, TIpográfica de la Escuela de Artes y Oficios del Estado, 1910, v. 1, pp. 2'3. Ver igualmente:

Luis Tapete Bordes, Jalisco precortesiano: estudio histórico y etnoqénico, México, Imprenta El

sobre azul, 1944, pp .. 103'104. Igualmente: le," Journal de la Société d'Américanistes

Lean Diguet, "Le Chimalhuacan et ses Populations

avant la Conquéte Espagno-

de Paris, 1903, no. 1, pp. 1'57; José Ignacio Dávila Garibi, Breves apuntes acerca

de los chimalhuacanos: civilización y costumbres de los mismos, Guadalajara, TIpográfica C.M. Sáinz, 1927. 103 Luis Pérez Verdía, Historia particular

del Estado de Jalisco ..., p. 4.

50

fuente de donde arranca también una parte de la toponimia

empleada en su texto.'?' Sin

embargo, vale la pena señalar que, ni en este texto, como tampoco tivas de la conquista,

en l·

en las crónicas primi-

Her

ni en ninguna de las grandes historias de la Nueva Galicia escritas

durante posteriormente

durante el periodo colonial, aparecen mencionados

el Gran Chi-

Ell

malhuacán, ni menos aún, la llamada Federación CI,imalhuacana. Nada dicen al respecto,

jen.

por ejemplo, la Historia del reino de Nueva Galicia en la América Septentrional, de Matías

de las

de la Mota Padilla (1688-1766),

obras I

na del "Chirnalhuacán"

escrita en 1742,105 ni tampoco se encuentra

en obras del mismo tipo provenientes

huella algu-

del periodo independiente

refere

como, por ejemplo, la Memoria histórica •.. de la conquista particular de Jalisco,

temprano,

de Fray Francisco Frejes, escrita en 1833, por sólo citar algunas.l(J6 a Alberto

a finales del siglo publicado

Santoscoy

quien, al parecer, habría comenzado

especííicamente dedicado

endeble soporte,

habría que

indiscr

a hablar de ello

entone

XIX. Sin embargo, cabe decir que este autor no dejó ningún texto a este

El hecho es que, a pesar de su muy

ese ev

XX, al punto que

de Ca

José López Portillo y Weber, en su conocido libro La Rebelión de Nueva Galicia, escrito

Gurié

entre los historiadores

en 1939, llegó incluso a convertir

permaneció

tarde delM'

como un tópico tan aceptado e

indiscutido

la teoría 'chimalhuacana"

tema.107

juicio ( evento

Todo apunta a que la auto ría del supuesto "Chimalhuacárt" prehispánico atribuida

S10

jaliscienses

de principios

al "Chimalhuacán" en el centro de una prolija reinter-

pretación

histórico-literaria

diferencia

de Pérez Verdía, para López Portillo la estructura

habría estado conformada,

del siglo

de la conquista

española

no por un conjunto

mente dichos, sino por "teocracias" gobernadas

de esa región.

los jerarcas

Sin embargo, a

del viejo "Chimalhuacán"

de "monarquías"

o tlatoanazgos, propia-

por "sacerdotes-guerreros';

todos ellos de una suerte de religión bélica, ligada con la brujería Según López Portillo

lOS

de esta religión, aglutinados

practicantes

y el "nahualismo"

109

como

Lo

en una sociedad secreta

viejísima y poderosa, llamada la "orden de los nahuales", al ver su poder en retroceso, ha-

C.de

brían sido los encargados

Weig

de organizar

directamente

y por medio de sus malas artes, la

llamada rebelión del Mixtón: 110

... Y los nahuales de los aztecas, de los purépechas, pehuanes,

de los huarabes ... se reconocieron

de los cashcanes, de los coras de los te-

hermanos

Ibid

111 Luis México,

en la impostura ... y quizás también

112 Mari Editorial 104 Fray Antonio Tello, Libro segundo de lo Crónica misceláneo ... La edición empleada por López Portillo y Rojas es la de:

113 Láz

"La República Literaria" de el.

Científic

la elaboración Historia· lOS

de Guevara, 1891 (se trata de la edición que fue empleada por López Portillo y Rojas para

de sus libros). La edición moderna: Gobierno de Estado de lalisco

Instituto

Jalisciense de Antropología

>

Instituto

e

e Historia - Instituto Jalisciense de Antropología

(1742), Guadalajara, Instituto

e Hístoría- Universidad

de Guadalajara, Colección

españoles,

Guadalajara,

Imprenta

histórica

y la guer

Zacatec , 115 Carl

Histórica de Obras Facsimilares no. 3, 1973. 106 Fray Francisco Frejes, Memoria

114 José gio de la

e Historia, 1973, 2 V., ver en especial v. 1. pp. 9'36.

Matías de la Mota Padilla, Historia del reino de Nuevo Galicio en la América Septentrional

Nacional de Antropología

Nacional de Antropología

de los sucesos más notables

de la conquisto

del Supremo Gobierno a cargo del C. Juan María Brambila,

particular

de Jalisco por los

Guadalajara,

1833, Edición

gus coor Assodou

facsimilar por Edmundo Aviña Levy, 1966.

116 Ethe

107 Luis Topete Bordes, Jalisco precortesiano ..., p. 102.

Williams

108 José López Portillo y Weber, La rebelián de la Nueva Galicia, México, Colección Peña Colorada, 1980, (Edición facsimilar

1994, pp

de la del Instituto 109

Ibid., p. 363·

Panamericana

de Geograña e Historia, México, 1939).

117 Phil Zamora,

51 en la sinceridad. Pronto surgió la Hermandad Hermandad

de los Nahuales ... Y en mi concepto, fué su

la que preparó la Gran Rebelión ...

llO

El libro de López Portillo y Weber es un interminable

hilván en donde se entrete-

jen, sin transición ni orden alguno, referencias enteramente heterogéneas, entresacadas de las fuentes más diversas. Aparecen al1i 10 mismo trozos literalmente

arrancados de

obras históricas de! periodo colonial, como las de Tello y Mota Padilla, al igual que referencias sacadas de fuentes publicadas en su tiempo, como las informaciones

de!

juicio de residencia de Mendoza y junto con todo eso, irrumpe también una miríada de eventos enteramente indiscriminada

inventados por el propio autor, todo ello de manera enteramente

y sin e! apoyo de un auténtico aparato crítico. No deja de sorprender

entonces, la facilidad con la que una gran parte de los autores que escribieron tarde sobre e! tema las rebeliones indígenas novohispanas

más

y en particular, acerca de la

del Mixtón, terminan adoptado lo esencial de la interpretación

de López Portillo sobre

ese evento. En efecto, autores como Luis González Obregón, t11Maria Elena Galavíz Carlos Lázaro Avila, 113José Francisco Román

de Capdeville,112 o más recientemente

Gutiérrez,'!" Carlos Sempat Assadourian, 115o Ethelia Ruiz Medrano, mente algunos de los más importantes,

por citar sola-

aceptan todos, sin mayor comentario crítico, la

existencia de una suerte de entidad política de orden quasi-estatal, punto a la "Confederación

116

semejante en todo

de López Portillo, la cual habría dirigido la

chimalhuacana"

guerra. Sin embargo, ninguno de ellos se ha ocupado de demostrar, ni mucho menos de explicar, la existencia de una tan peculiar estructura "político-guerrera"

en sociedades

como las que ocupaban la Nueva Galicia en tiempos de su conquista. Los únicos autores que se han dado a una tarea semejante son Phil Weigand C. de Weigand.!'? Abordando Weigand proponen

110

y Acelia

el tema de la guerra de! Mixtón desde la arqueología, los

que los cazcanes, principales actores de ese drama, habrían sido

Ibid., p. 364. La ortograña

está tomada del original.

111 Luis González Obregón, Rebeliones indígenas y precursoras

de la independencia

mexicona en los siglos XVI XVII XVIII,

México, Ediciones Fuente Cultural. 195z. 11Z Maria Elena Galaviz de Capdeville,

Rebeliones

indígenas en el norte de la Nueva España (siglos XVI XVII), México,

Editorial Campesina, 1967. 113 Lázaro Avila Carlos, Las fronteras Científicas·

de América y los "Flunties Indianos ", Madrid, Consejo Superior de Investigaciones

Centro de Estudios Históricos

Departamento

de Historia de América, 1997,

114 José Francisco Román Gutiérrez, Sociedad y evangelización gio de Jalisco - Universidad Autónoma

en Nueva Galicia durante el siglo XVI, Guadalajara, El Cole-

de Zacatecas - INAH 1993, igualmente: José Francisco Román Gutiérrez, "Tezcatlipoca

y la guerra del Mixtón. Ponencia Coloquio Mesoamérica y la Guerra del Mixtón", Zacatecas INAH - Universidad Autónoma de Zacatecas - El Colegio de Jalisco abril 199'1' 115 Carlos Sempat Assadourian,

"Esclavos plata y dioses en la conquista de los teúles chichimecas",

gus coord., Dos décadas de investigación Asscdourion,

México, El Colegio de México - ClESAS - Instituto

116 Ethelia Ruiz Medrano, Williams ed., Contribuciones

"Versiones

en: Margarita Mene-

en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat

sobre un fenómeno

a la arqueologío

y etnohistoria

Mora - UNAM CEU 1999 pp. 63-96.

rebelde: la guerra del Mixtón en Nueva Galicia, en: Eduardo del Occidente de México, Zarnora, El Colegio de Michoacán,

1994, pp. 355-378. 117 Phil C. Weigand - Acelia C de Weigand, Tenamaxtli y Guaxicor. Las raíces profundas de la rebelíon de la Nueva Galicin, Zamora, El Colegio de Michoacán - Secretaría de Cultura de Jalisco, 1996.

descendientes

directos

teñas desde la Mesoamérica mesoamericanos

habrían

tro minero'; dedicado

tolreca, llegadas hasta tierras nor-

"marca

nuclear desde los siglos II o III De. Para el siglo XI, estos

110 pos

de corrientes

de inmigración

terminado

por crear entonces en Chalchihuites,

a la extracción y a la manufactura

de piedras cristalinas

volcánico de alto valor para el mundo mesoamericano, turquesa

y la obsidiana.!"

mayor esplendor, tantes, algunos

un gran "cende origen

como lo serían en este caso, la

De acuerdo siempre con estos autores, en el momento

habrían

florecido en esta región, asentamiento

de ellos con características

en su seno a muchos miles de habitantes

totalmente

s sumamente

"urbanas';

en áreas sumamente

de su impor-

los cuales albergaban

reducidas.

Es el caso de

Etzarlán, en donde, de acuerdo con sus cálculos, en un área de solamente 600 hectáreas, se habrían hacinado entre 10,000 y 15,000 habitantes en tiempos de su esplendor. Este último es un cálculo a todas luces desmesurado: do de densidades cuadrado,

es decir, incomparablemente

trial del viejo o del nuevo Mundo, ciudades jantes

siglo XX.

120

superiores

a las de cualquier

e incluso muy superiores

del siglo XIX europeo

industriales

rangos de población

de ser así, estaríamos

del orden de 1600 a 2500 habitantes

de población

sólo aparecen

Pero independientemente

el caer en decadencia habría terminado

de estos cálculos, cuya justeza

Chalchihuites.V'

encargada

de contener

a este enclave mesoamericano

En este punto, conquista,

la sociedad

de los Weigand

se asemeja

cazcana habría estado dominada

en tierras de

origin

Explican que

Pe

Todo ello le habría militar, el cual, de en gran medida

la vieja "élite conquistadora"

de

lo

a la

puebl

al tiempo de la

de la

no por una "sociedad secreta"

como en López Portillo

poderosos';

aboríg

mesoamericana,

sobre el Mixrón. Según aquellos dos autores,

y guerreros,

herederos

militar fronteriza

un carácter eminentemente

de brujos-sacerdotes

postul investi

hubo de conservar hasta tiempos de la conquista.!"

la interpretación

visión de López Portillo

capitales del

Pero

de 1300 años de anti-

los ataques de los irredentos chichimecas.r"

acuerdo con esta interpretación,

alguna

las

este viejo núcleo de origen tolteca

en una"marca"

conferido

yWe

no discutiremos

los españoles

el "sistema de comercio a larga distancia"

por transformarse

por kilómetro

De hecho, seme-

sido sino los restos de esa vieja organización.'?'

güedad al cual habría pertenecido

peñol

ciudad preindus-

en las grandes

'coor

hablan-

a la que presentaban

o norteamericano.I'"

históricamente,

más aquí, el hecho es que para estos, lo que encontraron los cazcanes, no habrían

tambié

testi

y Weber, sino por "linajes

nes e

de origen rolteca creadora de aquella

mism pia le

118 Ibid .• pp. 86·87.

ASÍ,

119 Ver por ejemplo: Arcades

Paul Bairoch,

no. 4. 1985. especialmente

120 Phil C Weigand

ciudad

de población

por km'. Dato consultado

de México. Programa

122 Phil C. Weigand 123 Curiosamente.

equivaldría

a poco más o menos.

la ciudad

del censo

del 2000. era de 5.737

de México al momento

septentrional

Avanzados

Tenamaxtli

de vista.

mesoamericana".

del Occidente

Gobierno

de la

en: Betty Bell. The Archaeology

y Guaxicar. ..• especialmente

los cazcanes

of West Mexi·

cionel lugar

de México. 1974. pp. 40.50.

son vistos

p. 83.

allí como un "antecedente"

presidios. 124 Phil C. Weigand

col.

2006·2012.

de la frontera

de Estudios

ese punto

Gallirnard,

y Guaxicar ...• p. 65. La cifra citada

en http://www.df.gob.mx/secretarias/social/copodf/prog3.html#disyden.

. Acelia C de Weigand. desde

Tenamaxtli

que presentaba

de Población

121 Beatriz Braniff. "Oscilación co, Ajijic Jalisco. Sociedad

París. Editions

pp. 318.349.

• Acelia C de Weigand.

la mitad de la densidad habitantes

De Jéricho a Mexico. Vil/es et économies dans l'hlstoire,

del sistema

español

de

125 lb; 126 Ibl

. Acelia C de Weigand.

Tenamaxtli

y Guaxicar; especialmente

pp. 85·121.

127 Es

53

"marca" fronteriza mesoamericana varios siglos atrás. Al igual que lo que López Portillo postula para sus "sacerdotes-guerreros" de la orden del nabual, los Weigand insisten también en que los "linajes guerreros" que dominaban la vieja" marca" tolteca del Norte, mantenían lazos estrechos con otros "señores" indios diseminados por lo que ellos llaman la región transtarasca: un territorio de extensión y límites muy semejantes a los que López Portillo marcaba para su vieja Chimalhuacán y que por curiosa coincidencia, corresponden también grosso modo, con los de la Nueva Galicia, sin las provincias de Aztatlán, Chiameda y Culiacán.!" En ambas interpretaciones, igualmente, estos personajes, "sacerdotes-guerreros'; por un lado, "cabeza de linajes guerreros'; por la otra, habrían sido los encargados de difundir voluntariamente la semilla de la guerra y de "coordinar" los ataques a los españoles, teniendo siempre como principal bastión el peñol del Mixrón.F" La deuda de esta interpretación con las tesis de López Portillo y Weber, expuestas casi seis décadas atrás, es perfectamente clara y sin embargo, por alguna razón que desconocemos, los Weigand nunca citan a ese autor en sus trabajos. Pero más allá de este hecho, resaltemos que una vez más que en esta interpretación, la postulada existencia de estructuras políticas de orden meta-local entre las sociedades aborígenes de la Nueva Galicia en tiempos de su conquista, no resulta visible para el investigador más que en un único y muy específico contexto documental: el que se origina alrededor de la guerra del Mixtón. Pero no dejemos de lado que para 1539, es decir, al tiempo en el que las guerras recrudecían en la Nueva Galicia y se daba inicio a la llamada "rebelión del Mixtón', grandes y muy profundas transformaciones se habían operado ya en el seno de las sociedades aborígenes locales, muchas ellas resultado de la irrupción masiva, súbita y violenta, de varias decenas de miles de mesoamericanos. De entre ellos, los más actiVO$ fueron ciertamente los "mexicanos'; de quienes se consigna que, actuando a la vera de los españoles durante la expedición de Nuño de Guzmán, arrasaron y quemaron pueblos, capturaron esclavos y terminaron convertidos en la verdadera punta de lanza .de la expedición. Quizás pudieran ponerse en duda, aunque quizás con poco éxito, los testimonios que acusan a los "mexicanos" de haber cometido brutalidades y devastaciones en las tierras conquistadas. Pero el hecho es que, mientras todo eso sucedía, estos mismos "mexicanos" se encargaron también de dar nombre, uno tras otro y en su propia lengua, a todos los lugares importantes poblados de chichimecas que encontraron. Así, cuando la expedición de Nuño de Guzrnán tocó a su fin, la Nueva Galicia contaba ya con una muy extensa toponimia, pero casi toda con consonancias en náhuad. Y sin embargo, es claro que la lengua originaria de estos grupos, incluyendo a los propios "cazcanes", no era el náhuatl, como se atestiguaría más tarde, por ejemplo, en las Relaciones Geográficas de la década de 1580.127 Sería imposible saber si estos nombres de lugares en náhuad correspondían en algo con algún tipo de unidad territorial propia

125 {bid.• pp. 65-83. Sobre 105 límites de las provincias de Aztatlán y Chiametla: Salvador Alvarez, Chiametla ...• pp. 5-9. 126

{bid.• pp. 116-117.

127 Este tema aparecen más ampliamente

expuesto

en el capítulo cuarto: "De "zacatecos"

y "tepehuanes".

54

a las sociedades toponirnia

aborígenes

empleada

cosas resultan

por los habitantes

inciertas

ñoles, darle nombre justamente

locales, o si al menos esos términos

Como

lo apuntábamos

encomiendas

por ejemplo, reconocimiento

intrascendente,

de distribuir

muy poco de las cuestiones

sus primeras

para marcar la cuantía del

ni mucho menos se nombraron

Nueva España.

La única y más que exigua formalidad

de encomienda,

fue la expedición

y capitanes

que disponemos

caciques, ni cabildos

si revisamos

en ese tiempo, jamás reconocieron

indios, ni mucho menos les otorgaron las crónicas

beas de documentos

de la campaña

de origen presencial

de Nuño

referencia

allí a la existencia

en el centro de la

deja

a estos repartos

al qu

a nombre de sus

para

fuente de estudio de

gares más poblados

funciones

de gobierno.

(con algún nombre de ningún

en algunos poblados,

como importantes

de "principales"

parte se hace particular,

perceptible

a esos personajes

del "señor" de Chapala,

poder o importancia

a lu-

cerca

y se habla aquí y allá de

másJ

o "señores". Sin embargo,

el cual, imposibilitado

especiales. de entregar

por

para los

referencias

lugar específico se habla como "centro" o sede de algún poder o jurisdicción se atribuye

de la

otro tipo de estructura

al menos que pareciera

en diversos pasajes de esas crónicas aparecen

que otros, señalados

De hecho,

acerca del periodo

cuenta de que en ninguna

a la existencia

de alcance extra-local,

Ciertamente,

la presencia,

Mich

como tales a eventuales "señores"

de que disponemos

de "señoríos" precisos

ni se hace alusión tampoco

político-territorial españoles.

el qu

de los Tebles Chichimecas, que es el único há-

de Guzmán, nos daremos

conquista ejemplo)

son, por cierto, la principal

pudo

sobre ellos)Ys

Los españoles o "principales"

que acompañó

de títulos por parte del gobernador

(cuyos registros

encomien-

Como en tantos

fueron directamente

para los pueblos, a la manera como se había hecho desde un principio

soldados

y

a manera de botín de guerra. No se hizo,

o conteo alguno de tributarios

tributo a recibir por el feudatario,

pues fue

para diferenciar

de protocolo.

al vínculo de la encomienda

entre los soldados, prácticamente

lenguas. Ambas

en la Nueva Galicia.

antes, al momento

se preocupó

algo de la

10 que sí sabemos es que para los espa-

de que se sirvieron desde un primer

otros lugares, los indios sometidos repartidos

pero

a todos esos lugares no era una operación

repartirse entre ellos las primeras das, Guzmán

de la región en sus propias

y poco probables,

de esos topónimos

traducían

de ningún

Opo

precisa, ni

Am

Fue el caso, por ejemplo,

ciertJ

a los expedicionarios

los

los

J

Aten 128 Si bien los títulos originales

de encomienda expedidos por Nuño de Guzmán, se hallan perdidos.

ellos fue compilada

por el visitador

y reportada

Estos han sido reproducidos

del archivo personal

Audiencia

de la Nueva Galicia ... Otra parte

Carlos I que se conserva en la biblioteca

taml cán.

Informes

capit

del Escarial años de 1539'1542, Guanajuato,

la vil

mencionada en: Mariano González Leal ed., Relación secreta de conquistadores.

de emperador

Taller de Investigaciones

Miguel de Contreras Guevara en sus informes al oidor Juan de Ovando.

en: Rafael Diego Fernández Sotelo, La primigenia

de los mismos aparece también

una buena parte de

Humanísticas de la Universidad de Guanajuato 1979. Otras fuentes complementarias

son la Suma

de Visitas y el Epistolario de la Nueva España, recopilados por Francisco del Paso y Trancoso: Francisco del Paso y Trancoso:

aden

Papeles de Nueva España. Geografía y estadística. Suma de visitas de pueblos por orden al{abérico, Madrid, Sucesores de

obru

Rivadeneyra, 1905; Episto/aria

de la Nueva Espoño, México Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos, 1938-1942

vols. Estas últimas fuentes y otras más han sido excelentemente

compiladas y resumidas sistemáticamente

16

por: Peter Ger-

hard, The North Fronrier o{ New Spain, Norman and London. University of Oklahoma Press, 1993. Otras referencias valiosas se encuentran también en: Thomas Hillerkuss comp., Documentolio de Jalisco - INAH, 1994.

del sur de Jalisco: siglo XVI, Zapopan, Jalisco, El Colegio

129 G en las 1530·

55

"tamemes" y comida que le reclamaban, fue simplemente hecho aperrear por el muy magl1ífico señor Guzrnán.F? Podría incluso contrastarse este caso con el del Calzonzi, al cual Guzmán le atribuyó el título de "rey" de Michoacán. En lugar de deshacerse inmediatamente de él, Guzrnán prefirió, como Cortés con Moctezuma, retenerlo en su poder, pensando que ello le aseguraría la "fidelidad" de los sujetos del mismo y le permitiría descubrir, eventualmente, el oro y demás riquezas que en su imaginación debían existir. Pero lo cierto es que, al final, decepcionado del poco impacto que la prisión del Calzonzi pareció causar entre sus supuestos "sujetos': Guzrnán terminó sometiéndolo a una muerte infamante, señal clara de que el pobre "rey tarasco" nunca pudo cumplir con lo que se le exigió. Queda como consuelo para la imagen de este "rey" el que el conquistador le hubiera atribuido una cierra influencia sobre los indios del Michoacán, aunque tal poder pareciera rebelarse luego muy endeble. Por lo mismo, no deja de ser significativo el que no se encontrara en la Nueva Galicia ningún personaje al que se le atribuyeran funciones ni lejanamente semejantes a las que se imaginaron para el Calzonzi. Ante la ausencia de estructuras sociales preexistentes capaces de generar movimientos estables de triburación en productos y mano de obra para ellos, los conquistadores recurrieron a métodos coercitivos para obtenerlos, sin reparar para ello en la naturaleza o características de los asentamientos sometidos: simplemente se conformaron con distinguidos por tamaños. En efecto, si observamos la manera como Nuño de Guzmán distribuyó encomiendas entre sus soldados, no es difícil llegar a la conclusión de que el único criterio que rigió esa repartición fue de orden estrictamente jerárquico: los lugaresmejor poblados y potencialmente más provechosos, fueron siempre acaparados por el gobernador y sus principales capitanes, mientras que el resto quedó para los simples soldados. Nuño de Guzrnán, por ejemplo se reservó en la región de Cornposrela, cercana a la capital provincial, los pueblos del Río de Tepique, considerados como los más ricos y mejor poblados de la zona. Más al sur, en Purificación, se quedó con Irán y Opono, mientras que en las montañas al oeste de Compostela, seleccionó Amajaquc, Amadán y Aguacadán, Izrnitique, Jaliango, Tepucuacán y Atengo, todos cercanos, por cierto, a la zona donde más tarde se abrirían las minas de Guachinango. Por su parte, en los alrededores del lago de Chapala tomó posesión de Calatidán, Cuitzeo, y Ponciclán, Atemajac, Tetlán, Tlaquepaque, Tonalá, y Zalatitlán. No conforme con ello, se atribuyó también los poblados de Navito, Colo meto y Díaburo, de la lejana provincia de Culiacán. De la misma manera, Juan Fernández de Híjar, quien era uno de los principales capitanes de Guzmán, obtuvo de su jefe los indios del Valle de Purificación, cercano a la villadel mismo nombre (de la que también era Alcalde Mayor y Capitan de Guerra) además de Pampuchín, Acadán, Tepeltlacaltitlan; más al sur, en dirección de Colima obtuvo Tomatlan y Pascua. En las montañas al este de Purificación, se quedó con

129

Gonzalo López, "Relación del descubrimiento

y conquista que se hizo por el gobernador

Nuño de Guzmán y su ejército

en las provincias de la Nueva Galicia escrita por Gonzalo López y autorizada por Alonso de Mata escribano de SM año de 1530", en: José Luis Razo Zaragoza (ed.) op. cit.. p. 70.

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SOkln

-1.1



Centro



Encomienda



Villa de Españoles

~

Villa abandonada Camino

de varias

en 1 Puri encla

100m

---'1

encomiendas

igual cular parte lleno

Real

irnpo

Mezquitlán, Tecomatlán, Tepozpitzaloya y Coyatlán.P'' periodo de Nuño de Guzmán. Los ejemplos de podrían multiplicarse. Sin embargo, más allá del acaparamiento practicado por los grandes capitanes, lo que muestran también los ejemplos citados es la fuerte dispersión geográfica que presentaban las encomiendas en la Nueva Galicia de ese tiempo: (ver fig.1.!) Como puede verse, en esta frontera la distribución de encomiendas no rebela ningún

Figura 1.1 Encomiendas a finales

del

en Nueva Galicia

una por t princ ficaci en u

131 Te~ 1994 (lS

132 Rel 130 Las referencias sobre las encomiendas

citadas arriba se hallan en: Rafael Diego Fernández, La primigenia ...,1994 pp.

LXXII, 291'2; Peter Gerhard, op. cit., pp. 67, 90, 118, 151, 154, Y 155

en: Ant: de Sina

57

patrón geográfico ordenado: lejos de ello, los pueblos de encomienda se hallaban dispersos por los cuatro rumbos del enorme territorio que conformaba la Nueva Galicia. Es claro que uno de los factores que explican esta dispersión erajustamente el carácter insumiso poblaciones, de manera que, teniendo necesidad de mano de obra y sobre todo de avituallamiento, los conquistadores se vieron obligados a encomendar no sólo a los habitantes de los lugares vecinos a sus propios asentamientos, sino extender sus exacciones sobre una vasta área geográfica. Añadido a la captura sistemática de esclavosindios (los cuales luego eran vendidos en el centro de Nueva España)131todo ello hizo que, al igual que las encomiendas, la guerra se diseminara también por los cuatro rumbos de la provincia, con tanta violencia, que en varios frentes los conquistadores se vieron reducidos a la defensiva, e incluso fueron expulsados de regiones enteras. Fue en este contexto, por ejemplo, que se dio el desamparo de la primitiva villa de Chiameda, la cual luego fue completamente destruida por los indios. Esto entrañó que los españoles se retiraran por varias décadas de la extensa franja costera situada entre Compostela y Culiacán.l'" Dos años después, fue el turno de la villa de Purificación la cual llegó a ser asediada por los indios, si bien que fue finalmente salvada. Pero la que no corrió con la misma suerte, fue la primitiva Guadalajara ubicada en Nochistlán,la cual tuvo que ser abandonada para ser refundada más al sur en Tlacotlán. A partir de ese momento, la mayor parte de la gente de Guzmin se resguardó en las dos villas principales de la provincia, es decir, Compostela que era la capital y Purificación, la segunda en importancia, quedando tan sólo Culiacán como un lejano enclaveen relativa paz. Si ya desde el momento mismo de la llegada de la expedición de Guzrnán, la guerra se había asolado cruelmente la región de los Tebles Chichimecas, sus efectos se hicieron mucho más devastadores por efecto del terrible "choque microbiano" que la acompañó. Las epidemias, de las cuales ya los propios cronistas de la expedición nos dan lúgubre testimonio, continuaron abatiéndose sin cesar sobre el conjunto de la provincia y al igual que en el resto de las tierras nuevas americanas, la pestilencia golpeó con particular fuerza a los habitantes de las regiones costeras y demás "tierras calientes': Por su parte y a la par de este cataclismo en marcha, los años 1535-1540 estuvieron también llenos de turbulencias en el seno de la naciente sociedad española local. Una de los más importantes fue el encarcelamiento y destierro de Nuño de Guzrnán, a raíz del cual una buena parte de sus antiguos soldados y capitanes abandonó también la provincia, por temor de sufrir la misma suerte que su jefe. Quedaron así casi desolados los dos principales bastiones de los españoles en la provincia: las villas de Compostela y Purificación,hasta que al final, la región costera de la Nueva Galicia terminó transformada en una auténtica "tierra de nadie': 131 Tema ampliamente

desarrollado

por Silvio Zavala, Los esclavos indios en Nueva España, México, El Colegio Nacional

1994 (1967). 132 Relación de la villa de Espíritu Santo que fue fundada por Nuño de Guzmán, gobernador

que fue de este reyno,1533,

en: Antonio Nakayama, Documentos inéditos e interesantes para la historia de Culiacán, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa . Instituto

de Investigaciones

de Ciencias y Humanidades, Colección Rescate no. 13, 1982.

58

Tal era el panorama de Nuño

de Guzrnán

en el gobierno

pos tela seguía siendo oficialmente alejando progresivamente para refugiarse

de la provincia.

Si bien, en ese momento

la capital de la provincia, los colonizadores

Corn-

el te clOn

se Iueron

al tie

de las zonas costeras, asoladas por la guerra y las epidemias,

yapl guer.

en las tierras altas del interior y muy particularmente

dedor del gran lago de Chapala. la presencia

de la llegada de Diego Pérez de la Torre, sucesor

al momento

en la región alre-

Sin embargo, lo peor fue que, al desplazarse

el eje de

de los recién llegados, españoles e "indios amigos'; hacia aquella parte de la

provincia, las guerras se trasladaron

e

junto con ellos hacia las altas cuencas del altiplano

volcánico. Ni el sucesor de Guzrnán, en el gobierno, los recursos

para remediar

provincia

con un cometido

conquista

del imaginariamente

dades y a ello consagró finalmente

Diego Pérez de la Torre, ni su reemplazante

Vázquez de Coronado,

Francisco

necesarios

el malogrado

tendrían

esta situación.

finalmente

Coronado

de hecho, llegó a la

claro que tenía que ver con la Nueva Galicia: emprender lejano y riquísimo

reino nombrado

pobladores

cual el poblamiento

español se había visto reforzado

torno de los dos nuevos gobernadores,

la desbandada sumamente

sumergida

dejó a la provincia

en el mismo estado de guerra endémica

Mientras

Coronado

continuaba

sino la villa de Guadalajara,

la vera del pueblo de Tlacotlán. al nuevo capitán que la guena

nuevamente

de Guzmán,

capital oficial de la

que le dieron los indios de guerra a sus antecesores, remediar

la situación,

en organizar

como infructuosas.

reducidos

de las Siete Ciudades,

a la defensiva y compelidos sus posiciones.

durante

una serie de en-

a solicitar el auxilio

Por órdenes de éste último, para participar

pasó a la provincia para pacificada,

en la

pero con tan mal

por un caballo, después de una batalla en las cercanías

Todo ello, lejos de apaciguar los ánimos, empeoró contingente

de suerte

Tanto fue así que los españoles

de indios de guerra. La nueva Guadalajara

con muy pocas pérdidas

entre los colonos, pero los clamores

dos por éstos, añadidos

a la noticia de la muerte de Alvarado,

fue atacada por

sobrevivió

ddl que anti men este en

de

el estado de guerra, al pun-

to que, en junio de 1541, la ya para entonces "ciudad" de Guadalajara un nutrido

el cual

ubicada por entonces a

Pedro de Alvarado, quien se hallaba preparándose

sino que murió arrastrado

de

y al mismo tiempo

abandonada

que el propinado

urgente del virrey Mendoza para mantener el Adelantado

por la expedición

de guerra, por toda la parte norte de la Nueva Galicia, las

tan sangrientas

se encontraron

capitán

segunda de ese nombre,

con todo su impulso. Queriendo

tradas, es decir incursiones

el

por el norte lejano, el gobierno

todo el año de 1540 y parte de 1541, Oñate se empeñó cuales resultaron

consigo a durante

que la había asolado por años.

la virtualmente

Pero el recibimiento

no fue más afectuoso

continuó

provocada des guarnecida

de Oñate, un antiguo

eligió como sede, no ya Cornpostela,

para

por la llegada de gente en el en-

con su expedición

local quedó en manos de Cristóbal provincia,

arrastrando

de la misma. Así, después de un muy breve periodo

las Siete Ciudades,

Juchipila.

alcanzó

su objetivo y salió de la ciudad de México al mando de su expedición,

numerosos

la

de Las Siete Ciu-

sus mejores esfuerzos. En enero de 1540 el gobernador

atravesar, un mes después, la Nueva Galicia, en donde terminó

expedición

ni el tiempo ni

133 A DonA de Sa

al ataque

134 L

de alerta y auxilio envia-

mante

terminaron

Méxic

por sembrar

135 F

59

el temor de una posible debacle española en la Nueva Galicia. El virrey Mendoza reaccionó entonces decretando la guerra afuego y a sangre contra los indios de esa frontera, al tiempo que disponía todo lo necesario para partir él mismo a la cabeza de un ejército y aplastados de una vez por todas. Fue ese el punto de partida de la tristemente célebre guerra llamada "del Mixtón", 133

y el y el tributo en la Nueva Galicia

c) Una vez más el peso de los grandes números: la "Guerra del Mixtón" establecimiento

definitivo de la encomienda

Tres han sido los textos fundamentales que han nutrido la mayor parte de las interpretaciones historiográficas acerca de esa célebre "rebelión" en el siglo XX. El primero de ellos, es la serie de informaciones y descargos redactados en 1547, por el virrey Antonio de Mendoza, con motivo de las acusaciones enderezadas contra él durante la visita de Juan Tello de Sandoval de 1544. Basado en testigos de cargo, este visitador había acusado al virrey de tolerar todo tipo de exacciones contra los indios, propiciando con ellola insurrección, añadiendo además que la guerra ordenada contra ellos por el virrey había sido jurídicamente "injusta" además de innecesariamente cruel. En sus descargos, Mendoza negaba haberse tales cometido excesos contra los indios" y argüía que, estando en "paz"la provincia, la verdadera causa del conflicto se hallaba en la intervención de un grupo de hechiceros "demoníaco s'; quienes con sus malas artes habían soliviantado a los indios contra los españoles. Eso era, de acuerdo con el virrey, lo que lo había literalmente obligado a intervenir de manera tan "severa" como lo había hecho. 134 El segundo texto fundamental en esta historia es la Crónica Miscelánea de Antonio Tello, escrita, por cierto, un siglo después de los acontecimientos, esto es, 1653. Allí la guerra aparece ya revestida de tintes resueltamente épico-salvíhcos, al tiempo que el relato se ve condimentado con diálogos particulares, batallas, discursos, hazañas guerreras y hasta eventos tan extraordinarios como la intervención del apóstol Santiago y del arcángel San Miguel en auxilio de los españoles. Sin embargo, la gran y enorme Iimitante de esta crónica desde el punto de vista de la historiografía moderna, proviene del hecho de que el autor no sólo no cita sus "fuentes'; como era usual en la época, sino que mezclaba con toda naturalidad hechos aparentemente tomados de documentos antiguos y quizás incluso de tradiciones orales, con descripciones y relatos supuestamente "presenciales" de eventos acaecidos un siglo atrás, los cuales sólo son citados por este autor y por nadie más.!" El tercer texto básico de esta serie, es la crónica escrita en Madrid en 1552 por Fray Bartolomé de las Casas, a partir de testimonios recogidos

133 Auto en que se mandó a hacer la guerra a los indios de Nueva Galicia, Mexico 1 juin 1541. en: Ciriaco Pérez Bustamante, Don Antonio de Mendoza primer virrey de la Nueva España (1535-1550), Santiago de Compostela, Anales de la Universidad de Santiago, v. 3, Tipográfica

del Eco Franciscano 1928, doc. X. p. 169.

134 Los descargos de Mendoza y otros documentos

anexos han sido reproducidos

en gran parte en: Ciriaco Pérez Busta-

mante, op. cit., pp. 77 Y ss.; ver igualmente Joaquín García Icazbalceta. Colección de documentos para la historia de México. México, Editorial Porrúa 1980 v. 2 pp. 62 Y ss. 135 Fray Antonio Tello, op. cit, p. 226 '398.

60

por el propio dominico en Madrid, del célebre Francisco Tenamaztle, aparentemente

Este era un indio

originario de la Nueva Galicia que había sido criado por los francisca-

nos y el cual, en su calidad de cristiano e hispanohablante,

había sido colocado por los

españoles como temastián y cacique con vara de justicia, en Nochisdán. dentes, el citado Tenamztle

aparentemente

Pese sus antece-

participa en la guerra del Mixtón en contra

los españoles, por lo que fue capturado y enviado por el virrey Mendoza a España para que fuera juzgado en el marco del proceso que se le seguía. Allí lo conoció Las Casas en 1552, es decir, en la época en que desarrollaba

su célebre debate con Sepúlveda.

Inspirado por este caso, Las Casas desarrolla entonces un breve en donde deslegitima la intervención

de los españoles en contra de los indios Mixtón, en nombre del dere-

cho natural y tocante al tema de la capacidad de resistir y huir, por parte de quien es oprimido por una tirano. Más tarde, este escrito sería incorporado

por las Casas a su

Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias de 1558.136 Juntos estos tres textos han servido como base a la mayor parte de las modernas interpretaciones

historiográficas

y Weber a los Weigand. enormes

dificultades

de la llamada guerra del Mixtón, de López Portillo

Sin embargo, vale la pena llamar la atención

acerca de las

que subyacen a la empresa de basarse en escritos que más que

"fuentes directas" de los hechos allí relatados, resultan ser, más bien, sujetos de estudio y de interpretación.

Así, por ejemplo, cuando Mendoza en sus descargos, afirmaba que

la provincia se hallaba "en paz" en 1539, mentía flagrante mente y a sabiendas. Al evocar a esos "misteriosos" y desconocidos

"hechiceros': Mendoza

la guerra hacia una causa absolutamente españoles, exculpándolos

desplazaba

los orígenes de

externa a su propia actividad y a la vida de los

a ellos e inocentándose

él mismo.

Aún si se aceptara (sin conceder) la existencia de una "conjura" cobijada en un ambiente "mílenarista" y suponiendo

también que "misteriosos

hechiceros" hubieran ati-

zado la violencia, de cualquier modo eso no hubiera cambiado del problema: esa'guerrá'

un elemento esencial

no se inició, ni mucho menos, en 1539. La violencia venía de

mucho tiempo atrás, de modo que con o sin conjura, con o sin hechiceros, la conflagración que desde hacía tantos años ya, había hecho arder el resto de la Nueva Galicia, tarde o temprano

hubiera alcanzado también a la región de los llamados 'cazcanes'. Si

ésta llegó hasta allí justo hacia 1539, ello se debió a un vector muy fácilmente identificable: los propios colonizadores de la guerra y encontrarse

y sus indios amigos. Al, desplazar hacia el norte el eje

en una región que había permanecido

tivamente al margen de la actividad española y probablemente golpeada por la guerra, las epidemias y el despoblamiento, los conquistadores

se encontraran

136 Reproducido

en: Salvador

ver igualmente:

Reinoso

por eso mismo, menos

nada tiene de extraño el que

con adversarios más numerosos}'

esta guerra como fruto de un "levantamiento"

cisco Tenamaztle. Introducción

hasta entonces rela-

indígena "repentino': cuyos orígenes no

1542-1556,

rido. quila

ed .• Relación de agravias hechas par Nuña de Guzmón y sus huestes a don Fran-

y notas de Salvador Reinoso, México. Porrúa Hermanos,

Colección

Miguel de León Portilla, La flecha en blanco. Francisco Tenamaztle y Bartolomé

los derechos indígenas

activos. Describir

México, El Colegio de Jalisco - Diana, 1995.

Siglo XVI. no. 6, 1959;

de las [osas en lucha por

137 Ve 138 Re Ilalrna

de los i

61

iban más atrás de 1539, no hace sino idealizar artihcialmente de perder perspectiva

e estos eventos, al precio

de conjunto.P? Lejos de haberse tratado de una "rebelión" puntual,

a lo que se asistía en esa región, a finales de la década de 1530, era a un episodio más de un proceso de alcance mucho más general. Se trataba del choque entre los conquistadores españoles y sus aliados indios, provenientes demográficamente

densas, con poblaciones

de las zonas de altas civilizaciones

aldeanas, de baja densidad

demográfica.

En

el caso de la Nueva Galicia, el proceso se inició en 1529, pero como vimos, el mismo fenómeno se había verificado ya antes en otras provincias, ejemplo y se repetiría

después infinidad

No puede negarse, de cualquier hito en la historia de la colonización hizo diferente se encontró

de veces en todas las latitudes

americanas.

modo, que la guerra llamada "del Mixtón" marcó un del norte novohispano.

a esta guerra, no fue la "belicosidad"

en muchas

como las de los Motines, por

Pero lo que verdaderamente

de los indios, pues eso es algo que

otras partes con mayor o menor intensidad

tanto antes como

después de estos eventos. Fue, una vez más, la intervención

masiva de gente proveniente

de las regiones de alta civilización

de la llamada Mesoamérica

y densidad

demográfica

nuclear, la que le imprimió

singularidad

las conquistas

En efecto, en respuesta

americanas.

lajara y ante la noticia de la muerte septiembre de 1541, Antonio

y llenó de tintes dramáticos

en combate, en

no sólo a los insumisos

de la Nueva Ga-

otros. Este estaba formado por más de 500 soldados españoles

bien armados (algunos cronistas

llevan la cifra hasta 1000 soldados), de entre los cuales

había cuando menos 300 hombres todos ellos acompañados Tlaxcala, Cholula,

Pedro de Alvarado

se puso en marcha a la cabeza de un impre-

sionante ejército, capaz de aplastar literalmente, licia, sino a cualesquiera

al llamado de los vecinos de Guada-

del Adelantado

de Mendoza

a este episodio de

de a caballo con impedimenta

de guerra completa y

por poco más o menos 50,000 indios amigos provenientes

Guaxango,

Tepeaca, Texcoco, Chalco, Amecameca,

Tenango

de

y Xo-

chimilco.P" Por segunda vez en dos décadas, los españoles echaban mano de esa todavía inagotable fuente de recursos humanos

que era el corazón del viejo mundo náhuatl. Un

. simple llamado de armas y unas pocas semanas de preparativos, virrey para conformar

aquél que aparecía como el mayor ejército jamás visto en la Nueva

España desde la toma de Tenochtitlán. de los recursos

humanos

Tanta facilidad da una idea clara de la cuantía

de que los españoles

pero al igual que en tiempos de Nuño de Guzmán España seguía pareciendo

no solamente

la Nueva Galicia representó

seguían disponiendo

en ese entonces,

aquello que en el centro de la Nueva

posible, sino hasta sencillo, para los aldeanos de

el anuncio del desastre final.

El relato de esa expedición rido. Recordemos

le fueron suficientes al

simplemente

es demasiado

conocido como para que necesite ser refe-

cómo el primer objetivo de Mendoza

consistió

en ani-

quilar los indios de la región de los "peñoles', es decir, a aquellos que habían derrotado

137 Ver los trabajos ya citados de Ethelia Ruiz Medrano. Versiones ... y Carlos Sempat Assadourian,

Esclavos plata y dioses ...

138 Relación de la jornada que hizo don Francisco de Sandoval Acazitli. cacique y señor natural que fue del pueblo de

Ilalmanalco, provincia de Chalco, con el señor visorrey Don Antonio de Mendoza cuando fue a la conquista y pacificación de los indios chichimecas de Xuchipila, en: Joaquín García Icazbalceta. Colección de documentos ...• v. 11.pp. 307'332.

y causado prueba

la muerte

del Comendador

que, efectivamente,

explica también

Alvarado y puesto bajo sitio Guadalajara.

esa gente era considerada

Eso

y ese miedo

como una amenaza

las dantescas matanzas, las tácticas de tierra arrasada, de captura masi-

va de cautivos y de destierro que fueron empleadas contra ellos. Pero un aspecto del que se habla mucho menos en este caso es que, en realidad, el objetivo del virrey no consistió solamente

en aniquilar

todas, el conjunto de la eliminación

a los indios de los peñoles, sino en "pacificar'; de una vez y por

de la Nueva Galicia. Es por eso que la hueste no fue disuelta después de los indios de los peñoles de Nochistlán,

]uchipila

y demás pueblos

del norte de la Nueva Galicia. Lejos de ello, Mendoza dispuso que la marcha continuara, y Aguacatlán,

sólo que esta vez en dirección del suroeste, hacia Ixtlán,]alacingo todas que se hallaban

de guerra y en donde Mendoza

contra los indios, aplastando

un asentamiento

hizo la guerra a sangre y a fuego

tras otro, hasta someterlos

mismo hizo luego en la provincia de Compostela

regiones

en donde, utilizando

de paz. Lo

métodos

análo-

gos, "redujo" de paz a los alzados que llevaban ya más de una década en ese estado.P? Los años 1542-1550

representaron

para la Nueva Galicia el fin de una época y el

inicio de otra. La provincia entera había sido una vez más pasada a fuego y a sangre y con ello la guerra se alejaría, cuando menos de la parte central de la provincia. Sin embargo vale la pena reflexionar se había establecido

acerca de cómo esta "paz' era de un tipo muy distinto de la que

un par de décadas atrás en el centro de la Nueva España. Aquí la

paz derivaba de dos causas, la primera, el profundo y epidemias

habían provocado

quebranto

que las repetidas guerras

en el seno de aquellas sociedades

aldeanas y la segunda,

que los españoles y sus aliados indios, se hicieron más numerosos fuertes. Durante de Coronado

la primavera

y por

de 1542, regresó por fin el gobernador

al frente de su ejército después de su malograda

10 mismo, más

Francisco Vázquez

expedición

a las Siete Ciu-

dades. Con el refuerzo de esa gente, más los remanentes

del nada despreciables

ejército

de Mendoza,

mejoró sensiblemente.

Gracias

la situación numérica de los colonizadores

a ello, ese mismo año las autoridades Guadalajara

de la provincia desplazaron

desde su antiguo asiento en Tlacotlán,

la destruida "ciudad" de

para volverla a fundar más al sur, en

el valle de Atemajac. Ya en su asiento definitivo, la nueva ciudad se consolidó rápidamente hasta alcanzar, dos años después, la cifra de 138 vecinos, convirtiéndose bastión colonial en la provincia.

En 1544, el poblamiento

un nuevo impulso con el descubrimiento considerados

durante

cuales atrajeron poblamiento

colonos nuevos. Sin embargo, el evento que más marcó el

en 1546, de las famosas minas de Zacatecas,

en un paraje norteño,

dos años después,

no lejano a la región

arrasada tan sólo un lustro atrás por el ejército de Mendoza.

El rápido auge tanto minero como poblador como el trajín de carretas,

en Guachinango,

de la Nueva España, los

de la Nueva Galicia durante este periodo, fue la apertura

que había sido literalmente

tamemes

139 El relato de toda esta parte de la expedición pp. 325-327.

español de la región recibió

de ricos filones argentíferos

mucho tiempo entre los más productivos

a numerosos

en el principal

que siguió a este descubrimiento,

así

y mulas por los caminos que unían a esas minas se ha tia en Francisco de Sandoval Acazitti, Relación de la jornada ...,

con e

o, o o

Eso

N

Madfe

iedo así-

ZACATECAS

que istió por ués

o

ones uego

. Lo álo39

ye! con argo o

que

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L

r, en

• O .•••

ente cipal

.J

SO km

J

100 km

Pueblo de indios tributario de la Corona Encomienda no tasada para la Corona Centro minero

• Villa de españoles 181 Villa abandonada Camino Real

ibió

ués,

25 km .J

con el resto de la Nueva España, le transmitieron

mayor

dinamismo a la llegada de colonos a la provincia.

A par-

tir de esa época, la presencia

de los españoles junto

sus

mas

provincia, se hizo una realidad permanente. nuidas y asoladas poblaciones

ada ...•

aborígenes

Encomiendas

por los cuatro rincones de la

En cambio, para las terriblemente

dismi-

para aquellas ubicadas

coloniales, las posibilidades

se hicieron

en Nueva Galicia según

las tasaciones

locales, especialmente

en zonas cercanas a los mayores establecimientos y resistencia violenta ante el advenedizo

1.2

con

aliados indios, ambos en gran número y diseminados

, así

Figura

de huída

cada vez más difíciles y costosas.

de 1554 y 1558

En ese contexto de nueva pax hispánica, las autoridades activa política de distribución 1544 se establecieron

de encomiendas

neogallegas emprendieron

una

para los colonos de la provincia y hacia

también los primeros repartimiento

s por tandas para los vecinos

de la provincia. Todo ese proceso culminó en 1558, con la emisión de las primeras tasaciones de tributos

reales para los pueblos de indios de la Nueva Galicia. De ello nos

da cuenta la carta no. 2, en donde se muestra la distribución

de los pueblos incluidos

en esas tasaciones: (ver fig. 1.2) .140 Hemos incluido en esta carta, bajo forma de círculos blancos, las antiguas encomiendas del periodo de Nuño de Guzmán y en círculos negros los pueblos que aparecen en las tasaciones de 1558 y 1559, es decir, las dos primeras. Como puede verse, los pueblos tributarios se concentraron

inicialmente en la que devino desde entonces la región cen-

tral de la Nueva Galicia, es decir la franja de territorio situada inmediatamente

al sur del

curso del río Grande o de Santiago, especialmente en la zona situada entre la laguna de Chapala y Guadalajara.

De ese modo, los antiguos rebeldes, de entre los cuales para ese

tiempo ya muchos eran los hijos de los que sobrevivieron a la expedición de Nuño de Guzmán,

se fueron integrando

sujetos de encomienda

a una nueva geografía humana, colonial, esta vez, como

o repartimiento.

Mientras tanto, distribuidos

por toda la pro-

vincia, los "mexicanos'; antiguos "auxiliares" de guerra de los españoles, transformados para ese entonces en tributarios

ellos también, poco a poco irían fusionándose

poblaciones locales, al tiempo que su lengua, el náhuatl, progresivamente

ya

con las

se convertía en

una suerte de lengua franca que reemplazaba paso a paso a las lenguas locales. A través de los años, conforme la población de españoles e "indios amigos" se hizo más numerosa,

el sistema de tasaciones se iría extendiendo

también. Con todo, la paz

no se estableció por completo en el conjunto de la provincia. Las costas desoladas, desde la Bahía de Banderas hasta Chiametla, y los llanos de los chichimecas

lo mismo que la Sierra Madre Occidental

y en general en todas aquellas regiones en donde los

españoles y sus aliados indios estuvieron menos presentes, continuaron te mucho tiempo "fronteras de guerra'; casi impenetrables

para los conquistadores.i"

Pero incluso en las zonas "pacificadas'; la ausencia de mecanismos la auto-regulación

siendo duran-

capaces de asegurar

del tributo y servicios personales, semejantes a aquellos que funcio-

naban en las regiones de alta densidad

de población

obligó a los españoles a seguir recurriendo

del centro de la Nueva España,

a métodos coercitivos y muy directos para

asegurarse un abasto continuo de tributos y mano de obra. Para ello, las autoridades obligaron, por una parte, a los propios encornenderos por la otra recurrieron

a recaudar los tributos

reales y

al remate de los tributos entre los capitanes y vecinos de la pro-

vincia, los cuales a cambio del derecho de recaudados

personalmente

y en su provecho

propio, pagaban una cuota en plata a la Real Hacienda.r'"

140 El registro de esas tasaciones se encuentra en: AGI Contaduría 861, Almonedas de los tributos

de los pueblos de indios

de la Nueva Galicia, 1558-1559.

'4'

Este tema aparece más ampliamente

tratado en el capítulo tercero: "De reinos lejanos y tributarios

142 Ver las subastas de tributos de Guadalajara y Zacatecas en AGI, Contaduría 859 y 860.

infieles ...

143 "R México

Con todo, el establecimiento de estas primeras tasaciones de tributos simbolizó de muchas maneras el fin de un milenario capítulo para aquellas sociedades: el de su vida aldeana al viejo estilo. Al mismo tiempo se daba por terminado también el vertiginoso y sangriento interludio de la conquista. A cambio de todo ello, se iniciaba para las disminuidas sociedades aborígenes de aquella parte del Nuevo Mundo, una larga, penosa y errática cuesta arriba tanto social como demográfica. Buena muestra y confirmación de ello, nos la dan los tétricos y lastimeros recuentos y descripciones que aparecen en las Relaciones Geográficas de la década de 1580. Pongamos como ejemplo emblemático, la de Compostela, alguna vez considerada como la más poblada y rica provincia de indios de aquella parte del Nuevo Mundo y sede igualmente de la primera capital colonial en la misma: Estos pueblos, pestilencias

dicen, fue mucha gente antiguamente:

y otras dolencias

pueblos y partes permanentes,

que ha menoscabado.

son ahora tan pocos por causa de Los pocos que hay están poblados

puestos en policía según la tierra. Son gente entendida

en ansí

por su natural como por el trato que tienen de gente española. Son gente en genera! haragana y mal dada a! trabajo porque aún lo que les es forzoso para su sustentamiento compeler a ello la justicia por la fuerza ..•

les ha de

143

Culpar solamente a los conquistadores españoles de aquél triste estado de cosas, es siempre posible, pero también insuficiente. En la Nueva Galicia, como en el conjunto de las regiones americanas, la conquista no se redujo al choque directo entre "europeos" e "indios'; sino que terminó movilizando fuerzas ciegas e incontrolables que a la larga terminarían devastando todo un sistema de civilización: el choque microbiano fue solamente una de ellas. En este caso, el peso del número, o dicho de otro modo, la avalancha incontenible en la que terminó convirtiéndose la presencia en pie de guerra, de los civilizados me soamericanos en tierras de aldeanos, resultó igual y por momentos, sin duda, más destructiva que las propias epidemias. Por ello, no puede sino concluirse que sin el concurso de esos "civilizados no españoles'; necesariamente las conquistas habrían discurrido por cauces muy diferentes en regiones del tipo de la Nueva Galicia. Como quiera que fuera, el hecho es que, a resultas de todo ello.Ios cambios fueron rápidos, fulgurantes. Ya para finales del siglo XVI, muy pero muy poco quedaba ya de lo que alguna vezfueron las sociedades aborígenes que habitaron los territorios de esa naciente Nueva Galicia. Tan fue así, que hoy, la memoria de esos grupos, mistificada, se encuentra casi perdida por completo.

143 "Relación de la ciudad de Compostela". México, UNAM, Instituto

de Investigaciones

1584, en: René Acuña, Relaciones geográficas Antropológicas,

Etnohistoria,

Serie Antropológica

del siglo XVI: Nueva Galicia, 65, 1988, 1>. 89·

67

CAPiTULO

11

Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVp44

El mundo prehispánico y en especial Mesoamérica, decía Alfred Kroeber, a mediados de este siglo, estaba formado por sociedades con muy poca vocación marina. Las grandes realizaciones culturales, las brillantes civilizaciones antiguas del continente, nos explica el antropólogo, florecieron casi siempre en los altiplanos, lejos de los contornos océanicos; era allí donde se concentraba la mayor parte de la población, mientras que las franjas cesteras, con su clima húmedo y caliente, no pudieron haber sido más que refugio de pequeños grupos errantes, únicos en atreverse a habitar aquellas fragosas y sofocantes inmensidades. Si tan sólo de climas se tratara, las costas septentrionales de la mar del sur, tal y como los españoles las encontraron a principios del siglo XVI, muy bien podrían corresponder a semejante descripción. La cuenca del río Santiago, sobre todo en la última parte de su largo recorrido, más allá de la laguna de Chapala, marca de alguna manera los límites entre el eje neovolcánico y la sierra madre occidental. Al sur de la gran cuenca fluvial se encontraban, en el siglo XVI, las viejas provincias de Amula y de Aurlán, así como los valles costeros de Cihuatlán y Purificación, mientras que al noroeste, en dirección de la costa, se hallaban las provincias de Xalisco o Tepique, Aztarlan y más hacia e! norte, Chiarnetla.r" Entre los ríos Armería y Acaponeta, y sobre todo, entre la bahía de Banderas y la desembocadura del Acaponeta, la planicie costera de! pacífico puede apenas llamarse con ese nombre; no es, en realidad, más que una estrecha franja de tierra que pende de los contrafuertes de las dos grandes cadenas montañosas que allíhacen contacto: es esa la región más húmeda de toda la costa occidental. Hacia e! norte, más allá del Acaponeta, las lluvias disminuyen y la planicie costera se va haciendo más amplia; la floresta tropical poco a poco cede el lugar a una larga serie de lagunas costeras rodeadas médano s arenosos, manglares y bosque bajo, formadas por las desembocaduras de los grandes ríos que descienden de la Sierra Madre Occidental: e! propio Acaponeta, el San Pedro, el Baluarte, e! Piaxrla, el Elota y e! Presidio. La región de lagunas que se extendía del Baluarte, al Presidio, era precisamente lo que, a fines de losaños veinte del siglo XVI, se denominó como Provincia de Chiametla.

1/¡4

Publicada originalmente

en: Trace, lravaux el Recherches dans les Amériques, Centro Francés de Estudios Mexicanos

y Centroamericanos, no. 22. 1992, pp. 9'24. 1/¡S

Utilizamos aquí los términos

"Xalisco", "Tepique" y "Chiametla",

evitar distinguirlos de los actuales toponímicos.

en lugar de "Jalisco", "Tepic" y "Chametla" para

En el caso de Chiametla, este es el nombre que se utilizó para designar a

esta región a todo lo largo del periodo colonial; el término actual "Chametla", es sin lugar a dudas una simplificación del toponímico antiguo.

68 1:

LA DOS CONQUISTAS

deGu

DE CHIAMETlA

esclav.

a) La campaña de los Tebles Chichimecas

de los pueble

Era, en efecto, una tierra caliente y de difícil acceso esa provincia si nos atuviéramos prehispánicas. estado

a las ideas de Kroeber,

De hecho, durante

de Nayarit,

del hoy territorio deja entonces

muy poco propicia

siglos, los territorios

y la parte sur de Sinaloa,

el hecho de que, durante provincia

virtieran

zonas de conquista

en una de las primeras

el siglo XVI, precisamente

de Purificación,

sus nuevos dominios,

cuando

hasta la China, emprendió de los años

dición marítima

ya Cortés,

sus primeras

exclusivo de explorar

una capitulación,

dirección

del norte por la vía terrestre.

Francisco

Cortés

y se fundaron

Buenaventura,

las primeras

alcanzaron

encomiendas

por primera

reivindicando

también,

Zapotlán,

al menos de manera

hacia el norte, así como la llamada

todavía, era que en el ínterin, otro poderoso su posición

de presidente

cuenta los territorios

de la Audiencia,

que se encontraban

Para lograr su propósito, más que considerables, cincuenta

jinetes

Guzmán

el camino,

hizo aún más grande, gaban noticias

encabezadas

vez la provincia

formal, el dominio

nuevos españoles

algo q XVII

de eXF númei

pnme

por

últirn.

de "Xalísco"

que se

Xalisco y Tepique,

ser so prend

de todas las tierras

auxilió

isla California. Lo que Cortés ignoraba

Los rr

pretendía

adelantársele

al norte de sus dominios

amparado

y conquistar

de otros ciento ochenta

se fueron

uniendo

de sus avances por tierras desconocidas.

por su

destructiva al cortejo

De Michoacán,

y

C~ encon

por ciento

españoles

mistei dores

de dimensiones

Huejotzingo

y, por lo tanto,

en

de Colima.

reunió en México un ejército

la de por sí numerosa

histor

en las

Aguacadán,

a pié, y de ocho a doce mil indios amigos de Xochimilco, Andando

quien

conqu

capitán, Nuño de Guzrnán,

acompañados

Se,

Cortés decidió explorar en

dadas la época y el lugar. La hueste estaba formada

españoles,

el derecho

en lugares tan alejados de la villa de la villa de

de Colima, como Tamazula,

a:

en la mar del

Fue así que huestes españolas,

San Sebastián situadas

marítima,

expe~

1529, el con-

según la cual, la reina le otorgaba

expedición

la, y

provel en la (

en

de Colima, su

por descubrir

funda

de la caída de

con su desafortunada en

suyos,

sangre

una vía que lo llevara

Dos años después,

Sanris

se con-

aún los españoles

en la fundación

y poblar de los nuevos territorios

sur.146 Ante el fracaso de su anterior

esas

hacia la costa de la mar del sur.

también

sobre las costas occidentales.

logró obtener

a encontrar

exploraciones

resultaron

después

de asentar

1526 y 1527, que culminarían

hacia el oriente,

primer gran bastión

decidido

hasta Chiametla,

española

la gran capital de los aztecas. No se habían terminado

quistador

al actual

entre los menos poblados

mexicano y existe, por lo mismo, la idea de que siempre fue así. No

de sorprender

tierras que van desde la antigua

Sus empeños

para las civilizaciones

que corresponden

se contaron

y,

de Chiametla

más de

sólo e

tan al,

Tlaxcala.i"

lo Hal

comitiva,

en el!

conforme

se lle-

los soldados

me da respu entre

146 Vasco de Puga, ed., Provisiones. cédulas e instrucciones para el gobierno de la Nueva España. Madrid. Cultura Hispánica. (olección

de Incunables Americanos,

147 Para una descripción lección de Documentos

grand

1945, v. ]. pp. ]6-]8.

del ejército de Guzmán: Información

de Cristóbal de Barrios. 1529, En Pacheco y Cardenas, Co·

Inéditos del Archivo de Indias, v. IV, p. ]6].

148 les

149 Lui

de Guzrnán se llevaron consigo a numerosos tarascos en calidad o de auxiliares, o de esclavos y llegó un momento en que los indios sumaban veinte mil, según versiones de los propios parricipantes.l'" La horda continuó su marcha aplastando a todos los pueblos de indios que encontró a su paso a lo largo de la gran cuenca del LerrnaSantiago, que les sirvió como guía en su peregrinar. Al poco tiempo, Guzrnán y los suyos, penetraron por fín en las escarpadas tierras de la provincia de Xalisco, donde fundaron la villa de Compostela, para continuar enseguida sobre Aztarlan, Chiamerla, y alcanzar, finalmente, la lejana provincia de Culiacán. Semejantes hazañas, no fueron, desde luego, del agrado del Marqués del Valle, quien consideraba todo aquello como sus dominios, y poco faltó para que corriera la sangre entre las huestes de ambos personajes. El enfrentamiento estuvo al origen de la proverbial enemistad que opuso a Cortés y Guzmán, y que culminaría años más tarde en la caída y destierro del segundo a manos del virrey Mendoza. Pero más allá de la historia política de la conquista, la disputa entre los dos grandes capitanes, nos señala algo que marcó un verdadero hito en la historia de la expansión española en el siglo XVI novohispano. No fue por casualidad, en lo absoluto, si dos de los movimientos de exploración y conquista más importantes (si no es que los más importantes), por el número y notoriedad de sus protagonistas, que se dieron en Nueva España durante los primeros años de la colonia, tuvieron como escenario las costas del Pacífico norte. La conquista de aquellas tierras significó la movilización de contingentes enormes. Tamo en las diferentes expediciones de Cortés, como en las de Guzmán, y sobre todo en esta última, ambos capitanes pudieron contar con grupos de varios cientos de españoles que se alistaron con sirvientes caballos y allegados para seguirlos, hecho que no deja de ser sorprendente en épocas tan tempranas de la colonización española. Pero más sorprendentes aún, resultan los testimonios donde se atestigua, cómo las tropas de indios auxiliaressumaban varios miles y en ocasiones, hasta decenas de miles de individuos. Los métodos empleados por los españoles para mover semejantes multitudes, son un . misterio que necesitaría en todo caso ser elucidado. Cabe, por otra parte, preguntarse porqué, después de haber conocido los esplendores de la gran Tenochtidan y demás ciudades y regiones densamente pobladas que encontraron en el altiplano, los conquistadores desplegaron tan enormes esfuerzos, tan sóloen el empeño de apropiarse de las tierras calientes de las costas del Pacífico norre, tanalejadas de los grandes centros de civilización del altiplano. Un país pobre e inhóspito, lollamaNavarro García, quien, ante el cuadro desolador que esas regiones presentaban enel sigloXVII, extrañado, se pregunta qué pudo haber habido en lugares como Chíamerla,Culiacán o Sinaloa, que pudiese atraer a nuevos pobladores.!"? Una parte de la respuestaestá en la búsqueda del famoso pasaje asiático, y en la certeza que campeaba entre los conquistadores de que, en alguna parte del norte, debía existir un reino tan grandey rico como el de México. La otra, nos la proporcionan los propios soldados de !1¡8 José López Portillo y Weber, Lo Conquisto de lo Nuevo Golicio, México, SEP, 1935, p. 155. !1¡9 Luis Navarro García, Sonoro y Sinoloo en el siglo XVII, México, Siglo XXI Editores, Serie Los Once Rios, 1992, p. 12



la hueste de Nuño de Guzmán, quienes, con motivo de los interrogatorios que se llevaron a cabo durante el juicio del sangriento capitán, dejaron una serie de testimonios de lo que vieron y vivieron en aquellas tierras. Uno de ellos era Cristobal Flores quien, en 1529, describió de la manera siguiente a la húmeda y calurosa provincia de Xalisco: Esta provincia es, de esta mano, la más poblada que se había visto en la mar océano. ~.más abasrada de mantenimientos

de maíz. frijoles. ají y pescado, muy abundosa en algodón. Los

naturales della sobremanera

bien dispuestos en especial las mujeres. que en toda la tierra

de la Mar Océano. no se han visto otras tan hermosas ni tan bien dispuestas. es unas camisas hasta los pies como sobrepelliz y unas pampanillas

Su vestido

debajo. Los varones se

cobijan con sus mantas, no tapan sus vergüenzas: gente bárbara sin ninguna policía: los más de los varones muy labrados ... En ningún coto ni vedado de señor de España he visto tanta caza de liebres. pescado y adives: hay muchas tiangues donde contratan

ropa de algodón.

do

pescado y fruta y cosas de comer: hay pocas gallinas. 'Tienen buenas casas con unas rama-

Au

das grandes delante donde tejen las mujeres su ropa, y los cercos de las casas son de esteras

ha\)

muy grandes por respeto del mucho calor, porque es toda esta tierra tan caliente y más que

am par

la isla Española ... No hay falta de mosquitos ...

150

Tal Y como se desprende del relato, aquella tierra era, en efecto, muy calurosa y hasta cierto punto insalubre, pues abundaban los mosquitos. Pero a pesar del calor y los insectos, la zona estaba también poblada por un gran número de gente que, aUfl(luebárbara e impúdica, se vestía con algodón y vivía en una cierta abundancia: esa era, al menos, la opinión del soldado. Podría argumentarse, tal vez, que en un exceso de entusiasmo, Crístobal Flores exageró las bondades del lugar que describía, lo cual es posible. Sin embargo, como podrá corroborarse a lo largo de este trabajo, los escasos testimonios del siglo XVI que existen para aquellas regiones, confirman, en su conjunto, lo esencial de las afirmaciones de Flores; es decir, la existencia de sociedades relativamente densas, agrupadas en pueblos bien organizados; conocedoras de las artes esenciales de la cerámica y la fabricación de textiles de algodón, practicantes de la agricultura, la pesca, la caza y la recolección de diversos frutos. Incluso parece que conocían la orfebrería de oro y plata: ..• y entre otras cosas que ellos decían que traían muchas cintas de oro con espejos, ceñidas y otras puestas en la cabeza, y muchos penachos de plata. de lo cual trujeron ciertas cintas de oro. y dígolo porque las tuve en mi poder ...

151

Xalisco, era, de acuerdo con los mismos testimonios, la mayor de todas aquellas provincias de la mar del sur; no por nada Nuño de Guzrnán decidió fundar allí la

co

152 150 [ose Luis Raza Zaragoza ed .• Crónicas de la conquisto ...• Relación de la jornada

de Nuño de Guzmán por Cristobal

153

Flores. 1529. p. 210. 151 Relación de la conquista

153

de los Teúles Chichiniecas que dio el capitán de emergencia Juan de Sámano. Octubre de

1531, en José Luis Raza Zaragoza comp .• Crónicas de la conquista ...• p. 137.

Val 154 155

71

villade Compostela la cual, pensaba él, sería la capital de su provincia pomposamente bautizada como Conquista del Espíritu Santo de la Mayor España. Otra descripción semejante a la anterior, nos lo proporciona Gonzalo López, quien se expresaba de la siguiente manera a propósito del conjunto de aquella costa: Es toda la tierra casi de un ser, es de mucha copia de bastirnentos, guayabas y guamúchiles,

en mucha abundancia

plada y de muy grandes pesquerías

tiene frutas ciruelas y

y algunos zapotes prietos;

es tierra tem-

de mucho pescado de diversas maneras;

no hay en ella

muchas gallinas ... casi toda la gente es de un arte, excepto los indios de Culuacán mejor ser y algunos de ellos tienen más telas ceñidos aunque no de por debajo ...

tienen

152

Más allá de Xalisco, en dirección del norte, se encontraba Aztatlán, y continuando en la misma dirección, el pueblo y provincia de Chiametla sobre el río Baluarte. Aunque menos lluvioso, el territorio de la provincia era de difícil acceso por la costa, había que atravesar numerosas ciénegas y lagunas infestadas de insectos y toda clase de animales,la ya por entonces maltrecha columna de Nuño de Guzrnán tuvo que sufrir para llegar hasta allá: y luego el dicho capitán se partió para la provincia de Chiametla, quedado de México, los cuales iban enfermos

y maltratados

con los indios que habían

y tardaron

en aquellas diez y

siete leguas veinte días con mucho trabajo porque por donde iban todo era ciénegas y multitud de mosquitos

insoportables

...

153

Pese a lo cual, la provincia, no parecía tampoco estar del todo despoblada: •.. el capitán general envió a Verdugo y al capitán Proaño a la provincia de Chiametla,

que

está a catorce leguas deste pueblo que atrás queda ... todo el camino hasta llegar a Chiametla que arriba digo, es poblado a una parte y a otra de muchas estancias ... este pueblo es muy grande y muy poblado, pasa un río grande por enmedio; muchas pesquerías ... Esta provincia

y otras muchas cosas ... es muy abundosa

pescados, por tener

C01110

de bastimento

y

154

en bastimento s y gallinas y mucha infinidad

tiene muy hermoso

y tiene muchas frutas y algodón ...

muy abundante

de todos

río y muy grandes mangles que entran al mar

155

Chiametla, nos relata Francisco de Arceo, era un pueblo grande y populoso, formado con casas de adobe y techo de terrado, situado a cuatro leguas de la mar del sur. Al pare-

152 Relación de la conquisto

de los Teúles Chichimecas que dia el capitón de emergencia Juan de Sámano, Octubre

de

1531. en: Ibid. p. 110. 153 Relación hecha

de viva voz por el alférez

Francisco

Valdes. en: Ibid. p. 261. 154 Relación de Juan de Sámano ...• en: Ibid. p. 1i¡3· 155 Relación Anónima

primera ...• en: Ibid. p. 300

de Arceo al capitán

e historiador

Gonzalo

Fernández

de Oviedo y

cer, estaba bien abastecido en alimentos, sus habitantes, como los de Xalisco y Azratlán, sembraban maíz y otros frutos, criaban aves, pescaban y vestían también de algodón: y con mucha falta de comida llegaron [los españoles con sus auxiliares

J

por la Gu

a aquella provincia

de Chiametla ... pasaron mucho riesgo, según iban los nuestros porque es mucha la población ... y allí les daban cada día treinta gallinas, de aqueUas que como se ha dicho en otra parte, cada una es mayor y aún mejor que un pavo de España; y dábanles

treinta cargas de

pescado fresco, que es cada carga de indios arroba y media de peso, y maíz les daban cuanto era menester

para todos. AUí andaban los indios vestidos de algodón y gútaras calzados; las

indias traen sus naguas y camisas hasta los pies; no se cargan aquellos indios en las espaldas como los de la Nueva España, sino con balanzas en un palo, como se dijo que lo acostumbran en la provincia de Cueva o en Castilla de Oro ...

156

En los alrededores, había, según la primera relación anónima, otros veintidós pueblos que pertenecían a la misma provincia de Chiarnerla.!" Aunque en su conjunto, los testimonios recabados en estas relaciones nos hablan de poblados bastante numerosos, nunca sabremos, quizás, qué tan populosas pudieron ser estas provincias. En realidad, las únicas cifras que aparecen en estos relatos son las de los cautivos tomados por los cristianos para servirles como esclavos o portadores y, ocasionalmente, las de los muertos que iban quedando al paso de la enorme hueste. De cualquier modo, se habla siempre de centenas y de millares de indios, como es el caso del pueblo de Chiametla, donde los españoles demandan mil portadores para transportar la impedimenta del ejército: Pues como el capitán Verdugo estuvo bien aposentado

[en el pueblo de Chiametla),

y vio

que la provincia era grande y fértil. .. hizo llamar a los señores y pidióles mil indios para que fueran a traer al general sus cargas y fardajes del ejército. Y dio aquel pueblo dentro de seis días los mil indios que le pidieron ...

158

Imágenes efímeras, únicas, detalles más, detalles menos, esta fuente es casi lo único que tenemos para damos una idea acerca de la sociedad de Chiametla tal y como pudo haber sido hasta el momento del contacto. El encuentro con los españoles fue brutal; después de muchos cientos de kilómetros de marcha, y de luchas con los indios, la enorme hueste se encontraba exhausta. De Xalisco, el ejército cristiano partió en dirección de Aztatlán, donde probablemente sobre las riveras del río Acaponeta una gran tempestad (seguramente un ciclón) hizo que las aguas se desbordaran arrastrando todo a su paso. Ya antes, sobre el camino, las epidemias se habían hecho presentes llevándose a indios amigos y enemigos por igual pero, al parecer, los estragos causados

156 Relación de Francisco de Arceo ...• en: 'bid. p .. 261. 157 Relación Anónima

Primera ...• en: 'bid. p. 298.

158 Relación de Francisco de Arceo ...• en: 'bid.. p. 263.

p

159 R 160 R

73

por la inundación provocaron que la enfermedad hiciera crisis entre los hombres de Guzmán y se propalara entre los comarcanos a una velocidad asombrosa: Siguióse que mediado

septiembre

una día por la mañana sobrevino

tan gran tormenta

de

agua, digo de viento, que rompía árboles tan gruesos como tres cuerpos ••• Pasados tres días abajo el agua y su furia tornó el río a su lugar y quedaron

los campos en muchas partes lle-

nos de pescados y venados y liebres y otros animales ahogados .•• de los indios amigos que eran veinte mil o más, las tres partes de ellos murieron

en el trabajo que es dicho, y por la

humedad de la tierra y por el hambre y perderse todos los bastimentos

.•• 159

Después de vuelto el río a su madre, e ir en su ser como antes, como la tierra quedó mojada, y con aquél vapor de la lluvia, adoleció la gente de los amigos que Nuño de Guzmán naturales de México, y muriéndose y de los naturales

de la tierra quedaron

tado los bastimento

llevaba,

en muy grande cantidad y asímismo muchos cristianos, pocos, porque como los cristianos

s y e! río vino tan crecido, acabó de mojárse!os,

les habían qui-

entró por los más de

los pueblos de ellos, por manera que esta provincia se vino a destruir

y despoblar,

hay ahora ni casa ni señal de ella; y algunos de los indios que aquí quedaron

que no

vivos se fueron

veinte, treinta leguas a la sierra a vivir y juntar con otros que en ella estaban ••• 160

Después de la destrucción de Aztatlán la epidemia cunde por todas partes donde lahueste se presenta. Los mil portadores que el grupo de Verdugo tomó de Chiametla estuvieron entre las primeras víctimas. Muchos de ellos huyeron ante la rudeza del trabajo encomendado, pero muchos otros murieron. Guzrnán envió entonces a Chiametlaa sus indios enfermos, y en corto tiempo, el camino entre Aztatlán y Chiametla se convirtió en un enorme cementerio: ... envió Nuño de Guzmán nos como enfermos,

allá tres capitanes .•. y con ellos envió a todos los indios, así bue-

que era cosa de poner grima los enfermos que salían del Real y la ma-

nera que iban y a una legua poco más o menos, había dos ciénegas, donde era mayor lástima de verlos que dentro de ellas estaban; y de fuera por las orillas, y antes de que a ella llegasen había muchos muertos

por e! camino desde e! Real hasta las ciénegas .•• y así llegué a la la-

guna y visto todo lo que tengo dicho ..• y así otro día mandó que se recogieran los enfermos y dolientes y los trajeran a la plaza y los daba a quien los quisiera llevar para que los herrasen y los que no quisieron

llevarse, quedaron

vi todos muertos .•. que hallamos

allí, y los mandó a una casa adonde después los

tantos muertos

que en cada sepultura

enterramos

cuatro y en los pozos que tenían adonde bebían agua, los hallamos muertos beber, y se quedaban

a

allí, y de! gran hedor no lo pudimos sufrir .•. y eran tantos los muertos

antes que los indios se fueron, que los andaban podían enterrar

tres o

que entraban

y echábanlos

enterrando

en tres o cuatro partes que los

por e! río abajo; y como e! agua era poca, se quedaban

en las

159 Relación de Francisco de Arceo ..., en: Ibid. p. 262. 160

Relación de la conquista

ria, en: Ibid. p. 318.

que hizo Nuño de Guzmán. Anónima segunda del Instituto laliciense de Antropología

e Histo-

74 orillas y allí los comían las cabras y así se quedó allí cuando Nuño de Guzrnán se partió ..• (José Luis Razo Zaragoza

De este modo, con la pestilencia a cuestas, Guzmán llegó a Chiameda, donde siguieron cayendo los enfermos: Murieron

gran ca

comp., 1963: 169-170, Relación de Pedro de Carranza]

en este pueblo de Aztatlán Tapiezuela y otros principales señores de México ...

porque como la dolencia era general en todos y grave quedaron sin les poder dar remedio muchos por el cabo donde murieron hartos de ellos. Llegamos al dicho pueblo de Chia-

un p mayo

Esp nes dant de ento

merla, el cual hallamos de paz, que fue harto alivio para los dolientes, aunque por otra vía dañoso que por no los hechar de sus casas contino posar en el campo, adonde con la dolencia y frío dio cámaras a la gente y de aquello murieron muchos ... (José Luis Razo Zaragoza comp., 1963: 299, Primera Relación Anónima)

Durante algún tiempo fueron alimentados y hospedados en el pueblo, pero al corto tiempo, nos cuenta el autor de la primera relación anónima, los anfitriones perdieron la paciencia y decidieron desaparecer de allí y no mantenerlos más.La respuesta fue inmediata; Guzmán partió en busca de los rebeldes, que se habían escondido en los esteros y lagunas, donde los españoles difícilmente los pudieron alcanzar; ante el fracaso, el gobernador ordenó entonces reducir a la esclavitud a los capturados, y quemar el pueblo antes de partir: [Estuvieron] pensando

..• así dándonos

de lo que tenían quince días, y viendo que iba a la larga y

que habíamos de estar allí como en Aztarlán, determinaron

alzar las comidas

y alzarse ellos al monte .•• y viendo esto el gobernador

y que no están a buena razón, de-

terminó irles a buscar y hacerles todo el mal que pudo,

y

se tomó mucha gente y algunos

se mataron y mandó que se les quemasen las casas y así se quemó mucha parte del pueblo principal que es la cabecera ..• 161 ... se había partido Nuño de Guzmán a la provincia de Chiarnerla nombrada

la cual ha-

llamos alzada. y luego hicimos una entrada a unos esteros que estaban en la costa del mar porque en ellos se había retraido la gente de esta provincia, los cuales hallamos y no nos pudimos aprovechar de ellos. por la mucha agua que había en aquellos esteras de ellos .. 162 ... y en Chiameda

cuando se partió Nuño de Guzrnán quedaron

malos ... y se quedó quemado el pueblo de Chiametla ...

infinitos indios e indias

163

Así transcurrió el encuentro en Chiameda; una vez partida la hueste, la provincia se convirtió en tierra de guerra por largos, muy largos años. Y lo mismo sucedió con una

161 Relación Anónima Segunda ...• en: tbid .• p. 300. 162 Relación de Cristóbal Flores ...• en: tbto .• p. 200.

Leye dan fe d que debi sus dim pués de en su ma quizás a Conquist esas SOCl tado con de Guz por sus n reducido indios. S haber en partió, y proceso cada des estaban al 1530, al s fueron p. la villa de

163 Relación sobre la jornada Que hizo Nuño de Guzmán de la entrada y sucesos de la Nueva Galicia hecha por Pedro de Carranza 1531. en: tbid .• p. 172. 164 Relación

75

gran cantidad de lugares tanto al sur como al norte de Chiametla: ... y de allí topamos

buenos pueblos hasta la provincia de Culiacán donde entramos por

un pueblo que se dice Colomo y todos los que atrás dejábamos quedaban quemados por la mayor parte ...

164

Es posible que nunca sepamos qué tanto crédito sea preciso atribuirle a estas imágenes dantescas, pero lo que es seguro es que nada volvió a ser igual en Chiametla a partir de entonces. Después de partir de guerra, una parte de los indios de Chiametla volvieron a asentarse en el lugar, y, en 1531, Nuño de Guzrnán decidió fundar cerca de allí la Villa del Espíritu Santo. Poco duró esta fundación, en 1535 una gran epidemia, seguida de una violenta rebelión acabó con la villa, y la región fue abandonada por completo por los españoles. Tan sólo en 1553, Fray Juan de Tapia volvió a recorrer aquellas regiones en busca de almas qué convertir, pero sus empeños fueron vanos: no fue sino una década más tarde que los españoles de nuevo intentarían entrar en la vieja provincia. b) La segunda conquista de Chiametla Leyendas negras o rosadas aparte, los testimonios que han llegado hasta nosotros dan fe de los efectos que esas auténticas avalanchas humanas ejercieron sobre aquellos que debieron sufrir sus embates. La campaña de 1529 de Nuño de Guzrnán, fue, por sus dimensiones, uno de los episodios más violentos de que se tenga memoria después de la conquista de Tenochtitlan: muchos de los pueblos que atravezó la hueste ensu marcha fueron literalmente arrazados, y las secuelas epidémicas que dejó, fueron quizás aun más devasradoras. Rápida, masiva, y enormemente destructiva, la llamada Conquista de los Tebles Chichimecas, marcó el punto del no retorno para muchas de esassociedades costeras, que nunca alcanzaron a recuperarse por completo. Enemistado con Cortés, con el obispo Zumárraga, y con el flamante virrey Mendoza, Nuño de Guzmán terminó perdiendo la partida y fue enjuiciado y condenado al destierro por sus múltiples crímenes. En especial uno de ellos fue causa de gran furor: el haber reducido a la esclavitud sin causa justa a eso nuevos vasallos de la corona que eran los indios.Se le acusaba de haber propiciado con ello el despoblamiento de las costas y haberenemistado para siempre a los chichimecas con los españoles. Nuño el violento partió,y con él, mucho del recuerdo de los horrores de su conquista. Sin embargo, el se a

procesode despoblamiento que se había iniciado en 1529 siguió su curso y, una décadadespués, prácticamente todas las posesiones españoles en las costas occidentales estabana punto de desaparecer pues los indios ya no estaban allí. Durante la década de 1530,al sur de la cuenca del Santiago, las viejas provincias de Cihuatlán y Purificación, fueronprogresivamente abandonadas por sus encomenderos y en 1536, mientras que lavillade Cornposrela, debió ser reubicada ante la falta de brazos. Estaba en curso un

de 164 Relación de Pedro Carranza •.•• en: Ibid .• pp. 173'174.

76

desplazamiento

completo

de la población española, que abandonaba

para ubicarse en las tierras altas; Compostela Nueva Galícia, para convertirse tal provincial,

después

en su sitio definitivo

desapareció

entonces

en villa minera, y Guadalajara

pasó a

hereda el título de capi-

por el virrey Mendoza du-

de su periplo en busca de las Siete Ciudades,

dida, la consolidación

del poblamiento

marcaron,

Vázquez

una reorganización

completa

en la Nueva Galicia; muchas de las antiguas, habiendo

vacantes,

pasaron a la corona, y otras, sobre todo las de los nuevos pueblos del altiplano, entre los principales

su sucesor Cristobal

de Oñate. La reorganización

virtió en el soporte

del nuevo poblamiento

la década de 1540, los principales como Guadalajara, emplazamiento,

vecinos por el gobernador

centros de población

de indios comarcanos.

siendo surtidas

española

de mano de obra y alimentos

norte; las semívacías costas fueron, a partir de entonces, prácticamente

en su nuevo

por los pueblos abandonadas,

de las famosas minas de Zacatecas.

descu] los m' funda~ cubri partid unpu Die colmo la Nue

española en el

de reflujo en dirección de las tierras altas, que culminó,

finales de la década de 1540, con la fundación

de

de la Nueva Galicia,

y la propia Compostela,

Z

el pri , y

se con-

ya a mediados

Se abría con esto una nueva época de la expansión

se inició un movimiento

fueron

de Coronado,

del sistema de encomiendas

español en el altiplano;

las minas de Guauchinango,

estaban

Vázquez

de

del sistema de

quedado

de

perio

en buena me-

español de las tierras altas, en detrimento

las regiones costeras. Se operó entonces

distribuidas

chime

en el valle de Atemajac.

del Mixtón, en 1540, y el regreso, en 1544, del gobernador

rante la guerra

encomiendas

1540,

de haber sido cambiada de lugar varias veces antes de asentarse

La llegada, por otra parte, del gran ejército encabezado de Coronado

las zonas costeras como cabecera de la

y

hacia

del fut éste, 174 dor del

Fue,

en efecto, de la Nueva Galicia y de sus pueblos de indios, de donde llegaron tanto los mineros, como los recursos materiales y se consolidara

el poblamiento

Los primeros

yacimientos y capitanes

de Bañuelos,Juanes estaba destinado

que hicieron posible que prosperara

en tierra de los Zacatecas

de 1546, en el curso de una expedición encomenderos

y humanos,

de aquella región rninera.i'" encabezada

fueron descubiertos

a finales

por un grupo de cuatro poderosos

de la Nueva Galicia: Cristobal

de Tolosa y Diego de Ibarra.l66

de Oñate, Baltasar Temiño

Este último, Diego de Ibarra, que

a ejercer una influencia definitiva sobre la provincia de Chiamerla

unos

años más tarde; era hermano

de Miguel de Ibarra, un antiguo soldado de Nuño de Guz-

mán, quien, para su fortuna,

y a diferencia del fundador

de la Nueva Galicia, mantenía

buenos contactos

con las grandes familias de España, por lo que no tuvo problemas

el virrey Antonio

de Mendoza.

Después de la caída de Nuño de Guzrnán,

como Diego, recién llegado a las Indias, participaron indios caxcanes a las órdenes del virrey. Aunque lisiado para siempre de una pierna,167 su hermano logró ganarse una encomienda

en juchipila.

tanto Miguel,

en la guerra del Mixtón

en uno de los combates,

con

eso era¡ lado a ( del rey la Real yor con para Es Nueva su hija El virre llegó a

contra los

Diego quedó

Miguel no salió tan mal librado, pues

Esta merced le fue, al parecer, retirada en

168 Peter I 169 AGI.

CI

170 Salvad

171 Ibid .• ¡

172 AGI. CI 165 Salvador Alvarez. "Mineña

y poblamiento ...• pp. 105'139.

166 Ibid .• p. 106-110. 167 Guillermo Porras Muñoz. Diego de Ibarra y la Nueva España ...• p. 51

173 Guille 174 Guille

175 AGI. p¡

cumento 01

77

a

e

e e

e

a, o

s el Y ia e,

os ra es os o

ue os

zía on el, los dó es en

1540,168pero de alguna manera los Ibarra salieron beneficiados a la postre, pues Diego pasó a ser corregidor de Nochisrlán.P? Aunque ubicados en pleno dominios de los chíchimecas caxcanes, que tantos problemas habían provocado pocos años atrás, Juchipila y Nochistlán eran, en esa época, dos de los pueblos más grandes de las montañas al norte de Guadalajara y ambos jugarían un papel importante durante los primeros años de Zacarecas.F" Es posible que, además de sus corregimientos y encomiendas, en ese periodo, los Ibarra recibieran algunas otras dignidades, pues ya para 1547, cuando se descubrieron las minas de Zacatecas, Miguel y Diego se habían convertido en dos de los más prominentes personajes de la provincia. Diego, fue, en realidad, el verdadero fundador de las minas, pues él fue el único que se quedó en el lugar después del descubrimiento de las vetas, asegurando con sus servidores españoles, indios y recursos, el primer poblamiento de las minas.'?' Miguel, de su lado, fue uno de los primeros en participar de la apertura del camino de Guadalajara a Zacatecas, construyendo en 1550 un puente que servía para pasar la barranca del río Santiago."? Diego adquirió en Zacatecas aún más poder del que disponía en Guadalajara, se convirtió en alcalde mayor de las minas y en uno de sus principales míneros.F' En colmo de parabienes para esta familia guipuzcoana, por esas mismas fechas arribaba a la Nueva España una flota donde viajaban dos personajes que resultarían ser la clave del futuro del clan; uno era el nuevo virrey, Luis de Velasco, y el otro un joven paje de éste,174Francisco de Ibarra, quien pocos años después portaría el título de conquistador del reino de la Nueva Vizcaya y provincia de Chiametla. Velasco, quien pertenecía a una de las grandes familias señoriales de España, la de los Condestables de Casrilla, era un hombre que sabía muy bien cómo favorecer a sus servidores y allegados, yjusto eso eran para él los Ibarra. Apenas llegado a la ciudad de México, el virrey llamó a su lado a otro miembro más de la familia, Ortuño de Ibarra, a quien el flamante alter ego del rey tenía catalogado como su amigo y lo colocó en el puesto de factor y veedor de la Real Hacienda. Le entregó además una merced de cinco estancias de ganado mayor con dos y media caballerías de tierra y le encomendó enseguida la tarea de partir para España y encargarse embarcar a su hija doña Ana de Castilla, en dirección de la Nueva España.!" Tan cercanos debió sentir el virrey a los Ibarra, que en 1556, caso a su hija recién llegada con Diego de Ibarra, el ya por entonces, magnate de Zacatecas. El virrey prometió a su yerno una dote de diez mil ducados de Castilla. que nunca llegó a entregar, pero a cambio de ello, Diego y, por lo tanto, su sobrino Francisco,

168 Peter Gerhard, The North Frontier ...• p. 101. 170 Salvador Alvarez, 171

Minería y poblamíento

...• pp. 119'126.

Ibid .• p. 109·

172 AGI. Contaduría



"O 'l' E'.~r .

l.

HA

841. Cuentas de la Caja de Zacatecas. 1544-1574.

173 Guillermo Porras Muñoz.

Diego de Ibarra ...• p. 51.

174 Guillermo Porras Muñoz.

Diego de Ibarra ...• p. 14.

175 AGI. Patronato

.

a-"¿.J:l ..•1

841. Cuentas de la Caja de Zacatecas. 1544-,574.>

169 AGI, Contaduría

182. Ramo 13. 1564: Relación de 105 tenientazgos provefdos por el virrey Luis de Velosco. En ese do-

cumento Ortuño de Ibarra aparece

catalogado

como amigo del virrey.

recibirían

en adelante

la más devota protección

del gobernante.

de un cuarto de siglo había transcurrido

ya desde la primera

de conquistas.

que Nuño

De todas las fundaciones

de Cornpostela,

pese a ello, Chiameda se contaban

ale

O,

que

qUl

más ricas

era

y entre sus

enl

personajes del virreínaro,"? y sin

ha!

su población

era numerosa,

se había

no

Nada se sabía de lo que podía haber más al norte, pero se

lb:

por el altiplano, existía una ruta terrestre que llevaba hasta aquél

las

durante

detenido

allí, en Zacatecas.

algunos buenos

años la exploración

reino en cuya persecución

maravillosa

Chía-

no obstante,

como una de las provincias

había prosperado,

algunos de los más poderosos

embargo,

decía, que continuando

supo

eIl ley

había hecho al norte

de los siguientes años demostrarían,

seguía siendo considerada

de la mar océano. Zacatecas

riquísimo

vez que Chiameda

de Guzrnán

como tierra de guerra, visitada tan sólo por los cazadores

de esclavos. Los acontecimientos

riquísimo

tanto, más

la única que pudo resistir al embate de los indios fue Culiacán:

me da en cambio, permaneció

habitantes

176Mientras

de nuevos territorios

había fracasado Coronado.

se llamaba indistintamente

Por esa época, esa tierra

táli

Copala, o la Nueva México¡ se decía que era un

reino, tan grande como Tenochtitlan,

situado en las tierras del interior, junto a 78 una gran laguna de donde salían cuatro ríoS.1 Diego de Ibarra fue uno de los primeros

sus cOI

en tomar la iniciativa y de lanzarse en busca del mítico reino, pero baldado como estaba de una pierna,

decidió que sería su joven sobrino

empresa. En 1554, los lbarra armaron confianzas,

y durante

Francisco

quien se encargaría

una pequeña hueste compuesta

de la

me

por gente de sus

de!

ese año Francisco se dedicó a explorar los territorios

aledaños en

busca de una ruta hacia el reino de Copala. No encontró brieron

ni Copala ni la laguna, pero a consecuencias

y poblaron

fuerte, alejándose

también

a descubrir

y San Martín,

se descu-

un;

estas últimas, los lbarra

de su periplo

les

reunir bajo sus

qw

Diego de Ibarra, se convirtió, al menos por esos años, en el

me

a su costa y con la gente que habían

órdenes.'?" En San Martín, hombre

lier

las minas de Saín, Aviño, Sombrerete

las abrieron

ma

de la sombra de otros capitanes

podido

zacatecanos

que aspiraban

ese

el reino de Copala, Había

entre ellos algunos muy poderosos, como Juanes de Tolosa, Luis Cortés y Diego de Colio.180 Pero el camino hasta el míti-

dOI

co reino de la laguna siguió inalcanzable

gru

todavía por algunos años más, hasta que, en

1562, lograron armar un nuevo ejército y lanzarse en busca del norte desconocido. nueva hueste estaba compuesta tos caballos, buena cantidad

y montados,

por cien españoles bien armados

de bastimento,

de Guzmán, ya los enormes

de Nuño

rey

trescien-

difi

cuyo número

lán

de la gran conquista

ho:

y grupo de indios auxiliares,

no excedía unos pocos cientos. A tan sólo treinta años de distancia

La

ejércitos de aquellos tiempos

eran cosa del pa-

cor

sado, algo había pasado, sin lugar a dudas en la Nueva España con los indios. Y pese a

nid

Die 176 Guillermo

cial

Porras Muñoz, Ciego de Ibarra ..., p. 51.

177 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• pp. 109.114. 178 Chantal Crarnaussel, La provincia 179 lohn tlovd

180 Juanes de Tolosa era un antiguo emparentado

de Santa Bárbara ...• PP.14·16.

Mecham. Francisco de Ibarra and Nueva Vizcaya. New York. Greenwood Press. 1968. pp. 58·73. encomendero

de la Nueva Galicla y prominente

con la familia Cortés: Luis Cortés. hijo del conquistador.

los años siguientes

se convertiría

minero de Zacatecas que estaba

era su cuñado. Ciego de (olio.

por su parte. durante

en el mayor enemigo de Francisco de Ibarra Oohn tloyd Mecham. op. cit .• 87·122).

181 182 183 184

79

ello, esta hueste era bastante

más de lo que cualquier

otro personaje zacateca no pudo

levantar en ese momento. El punto de partida

de las conquistas

septentrionales

altiplano. El ejército de Ibarra se internó entonces Occidental

y después

que ellos declararon

de varias jornadas

esta vez no fue la costa, sino el

en las montañas

infructuosas,

de la Sierra Madre

encontraron,

por fin un lugar

era el mítico reino de Copala. Pero en realidad lo que habían visto

era Topia, un pueblo grande de indios acaxees situado en un barranco entonces llevaría el mismo nombre haber tenido nada de extraordinario.

las tierras situadas

capitulación,

al norte de Zacatecas,

autorizándolo nombrándolo

tán General de todas ellas.P! Ya como gobernador Ibarra regresa a Durango, sus conquistas

y durante

en el altiplano.

le extendió

a Francisco de

a conquistar

y poblar todas

además Gobernador

todo el año siguiente

se empeña

en consolidar

En 1564, después de fundar varios poblados,

pero esta

vez, pasando por la costa pues su objetivo era la vieja provincia de Chiameda.

Desde el

liente, capitán y encomendero una capitulación

oidor de Guadalajara,

de la Nueva Galicia, habían solicitado

para pacificar, y anexar Chiametla

les llegó en 1557, pero nunca pudieron que Morones había muerto, mente una hueste cristiana

entrar

se aprestaba

Llegó por entonces

a la conquista

para su campaña

en Chiametla. en nombre

en el pueblo de Chiameda,

De allí se dirigieron

hacia las montañas

hostílidades.!" Ibarra aplastó a los indios y tomo trecientos como esclavos.!" En esa ocasión la guerra duraría nidad de probar hasta donde los vínculos a consolidar

te

Iglesia

y Estado ...• p. 14.

183 Atanasio G. Saravia, Apuntes ...vol i, pp. 145.147. 184 lohn Lloyd Mecham.

Francisco

de Ibarra ...• p. 145.

El del

sin grandes

y fue en Cacalotpor fin las

cautivos a los que repartió

once meses, e Ibarra tuvo oportuproveyéndole

mandó pedir refuerzos

The North Frontier ....• p. 95.

de

de su familia, o mejor dicho, los de su tío

sus conquistas,

cialen esos casos: gente. Para comenzar

182 Ibid.• p. 13 Y Peter Gerhard.

sólo que

en el pueblo de Culiacán,

lán, que por entonces era todavía un pueblo de indios, donde comenzaron

181 Guillermo Porras Muñoz.

la noticia de

de la vieja provincia,

por el pueblo de Piaxrla, del cual tomó posesión

rey,y,ya en la región de las lagunas se asentaron

Diego, podían ayudado

del rey

con tanta rapidez.

la hueste de Ibarra se apersonó

dificultades, por el momento.

y Alonso Va-

y obtenido

a la Nueva Galicia; la autorización

allá.182

donde con ayuda de los vecinos locales partieron grupo pasó primero

su

de modo que el campo estaba libre para Ibarra. Nueva-

esta vez, las cosas no sucederían Unos meses después,

Ibarra había manifestado

rebelde. Ya antes que él, otros habían

manifestado ese deseo; en 1550 Pedro Morones,

ba

se apresta

con nuevos efectivos, a partir de nuevo en busca del gran reino septentrional,

deseo de ganar para la corona aquella provincia

a

y Capi-

de la recién nacida Nueva Vizcaya,

momento en que Velasco le otorgó su virtual capitulación,

a

no parece

Con todo Diego de Ibarra hizo llegar entonces la

noticia del hallazgo a su suegro el virrey, quien de inmediato Ibarra una especie de pequeña

del río que desde

que ese pueblo, el cual salvo su tamaño

del elemento

esen-

a Topia y San Martín,

80

de donde

llegó un grupo que más tarde fundaría

siguiente,

en 1565, envió a uno de sus capitanes,

de refuerzos.

Ponce no sólo regresó acompañado

sino que llegó con él, un poderoso

las minas de Las Charcas. Salvador

Al año

de los soldados

e indios prometidos,

personaje de la Nueva Galícia, de nombre Hernando

de Trejo, quien a la larga se convertiría

en uno de más apreciados deJocodán,

capitanes

cerca del río Santiago, pero

Chiarne

y hacendado

por lo que decidió dejado todo, para trasladarse

pacificada

transcurso

Sebasrián,

que se convertiría

ralmente

Chiameda,

Con esos refuerzos,

Ibarra decidió continuar

Más de un año gastó Ibarra en la búsqueda infructuoso

resultó su empeño,

regresar a su reciente conquista audiencia

tapatía continuaba

las amenazas

fueron

recibió finalmente la provincia Morones.

que a principios de Chiametla

amagando

y declarando

caya y en paz. Al año siguiente

demos

sueño de conquistar

y cansado, decidió

y sentar sus reales en ella, pese a que la nunca llegó, y, en 1567, Ibarra

de Falces, otorgándole

definitivamente

se convertirían

el pleno dominio de

adquiridos

incorporada

en importantes

por el difunto a la Nueva Viz-

centros mineros.

de minas, una en el pueblo de San Sebastián,

otra en el real de Pánuco, y una más en Copala bautizado alcanzado

ción a

de 1567, enfermo

Ibarra hizo Iundar las minas de Cap ala, Pánuco y No-

él mismo tres haciendas

Sin eml dejadas de los

caducos los derechos

quedaba

chestán, de las cuales las dos primeras Instaló entonces

de la mÍtica Copala.

con utilizar la fuerza para sacarle de allí. Pero

una cédula del Marqués

Con ello, Chiametla

la villa de San

al menos tempo-

más aq\

indios ~

del reino de la gran laguna, pero tan

vanas, el ejército de la audiencia

de Chiametla,

Aquietada,

con su búsqueda

con

por fin la tierra fUe

de 1565. Ese mismo año Ibarra decidió fundar en cabecera de la provincia.

Qu~ de Cap. ta de C

su hacienda

su gente y recursos a la empresa de Chiametla.

aquel reino maravilloso.

I~

y aliados

de Ibarra. Trejo era encomendero había sido quemada,

2:

Ponce, a México en busca

así en recuerdo

de su nunca

Allí se refugió el conquistador

deChi pañales recién fue allí y Cacal anuales peos en por pri de gan princip

Casrilla

por el resto de sus días. Pad noe

lo ha Hac caracte Es el timo Aña ... no

185 Baltas 1938. p.12 186 AGI. G Sonora y 5 187 Alons (1601) Gua

j

81 2: INDIOS.

MINAS

Y ENCOMIENDAS

EN CHIAMETLA

Quince años habían pasado desde que Ibarra dejó Zacatecas para perseguir el reino de Copala, y casi cuarenta desde que Nuño de Guzmán emprendió la primera conquista de Chiametla: fueron dos épocas distintas, todo había cambiado en las Indias y en Chiametla, desde luego, en el término de poco más de una generación. Ya no existía más aquel populoso vecindario que conoció Nuño de Guzmán, capaz de proveer mil indios en unos cuantos días a los conquistadores (si hemos de creer a las crónicas). Sin embargo, todo hace suponer que, en las cuatro décadas transcurridas, las heridas dejadas por la gran destrucción de 1529, habían comenzado a cicatrizar, y la población autóctona de la provincia se había recuperado hasta cierto punto: la presencia de los nuevos conquistadores y sus intenciones de quedarse allí para siempre, así lo demostraban. Pero lo que no había cambiado, o muy poco, era el paisaje, la geografía de Chiametla. La provincia seguía siendo un territorio difícil y hasta hostil para los españoles. Como en las tierras bajas estaban aquellas lagunas infestadas de animales, los recién llegados decidieron instalarse en los fragosos contrafuertes de la sierra madre; fue allí donde fundaron sus nuevos poblados: San Sebastián, Charcas, Copala, Pánuco y Cacalotlán. Calurosa, y relativamente seca (allí las lluvias sólo alcanzan los 1000mm anuales, contra casi el doble en Nayarit), la adaptación de los cultivos y animales europeos en aquella montaña, parece haber sido larga y difícil. Aunque cuando Ibarra llegó por primera vez a Chiametla, encontró algunas reses cimarronas.l'" al parecer esa clase de ganado encontraba dificultades para prosperar; todavía a finales del siglo XVI, y principios del XVII, con frecuencia se señalaba 10 difícil que era hacer crecer frutos de Casrilla allí: Padecen [los españoles

1 mucha

necesidad de vestidos y vino, porque en aquella provincia si

no es maíz, calabazas y pescado, no tienen otra cosa para el sustento humano lo hacer ...

ni hay donde

186

Hacia 1602, el obispo Mota y Escobar con ese fino sentido de observación que lo caracterizaba, describía el clima de Chiametla en los siguientes términos: Es el temple de este sitio marítimo,

caliente y muy enfermo •.. y viven los indios como marí-

timos de granjería de pesca. Siembran Añade más adelante, refiriéndose

maíz y tienen todas las frutas de esta tierra .•. 187

a la vecina región de Culiacán:

, .• no hay en esta provincia ni se dan ganados mayores ni menores de ovejas por el gran calor

185 Baltasar de Obregón. Historia de los descubrimientos

antiguos y modernos de la Nueva España (1599), México, SEP,

1938, p.120. 186 AGI, Guadalajara 28, Durango, 8 Noviembre 1592: Rodrigo de Losa a SM, en: Luis Navarro García, Luis Navarro García, Sonora y Sinoloa, p. 12. 187 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfica (1601) Guadalajara, Instituto

Jalisciense de Antropología

de los reinos de lo Nueva Ga/icia Nueva Vizcaya y Nuevo León e Historia Colección

de Obras Facsimilares 1, 1966, p. 49.

82

de la tierra ... el pan que comúnmente comen los españoles es tortilla de maíz, porque el trigo no se da en muchas leguas alrededor por el temple tan cálido ...

Además

188

de la muy rica pesca de río, mar y estero, cuya fama se difundiría

por

toda la Nueva España, los indios de la costa, como bien nos lo indica Mota y Escobar, sembraban

y recolectaban sobre todo frutos de origen tropical. Además del maíz y las

calabazas, cultivaban

también frijol, chayote, amaranto,

aguacate, guayaba, chirimo-

ya, e incluso el cacao y el algodón. Existían también plantas de recolección como la pitahaya o el guamúchil,

en suma, una buena variedad de productos

pocos cuyo cultivo y aprovechamiento

agrícolas, pero

les fuera familiar a los españoles del siglo XVI.

tar re Beta

Es muy probable que los recién llegados hayan hecho sementeras de trigo, e intentado

prim

criar, incluso con algún éxito, caballares, ovino s y vacunos; con el tiempo también,

crib

diferentes comerciantes

comenzaron

a llegar hasta la provincia transportando

objetos de metal, harina de trigo, tasajo, y otros productos, esencial de la alimentación

pero, con todo y ello, lo

cotidiana de los españoles, provenía directamente

indios. Y lo que no era menos importante,

ropa, El

de los

o

muy pronto, aquellas montañas mostraron

a

ser ricas en minerales de plata, los aborígenes se hicieron aún más necesarios como mano de obra tanto en las minas, como en el transporte

de todo tipo de bienes. Quien

tuviese acceso a los indios, es decir, a las encomiendas,

tendría a su alcance a todo lo



demás. En Chiameda,

la distribución

de encomiendas era competencia exclusiva del gober-

nador, quien, como conquistador

que era, detentaba grandes poderes. En 1562 Ibarra

qué]

había recibido del rey un título vitalicio y por dos vidas, de Gobernador y Capitan Gene-

gast¿

ral del Reyno de la Nueva Vizcaya y Provincias de Chiametla Copaia y Maloya. 189Desde

mucl

luego, la Copala aludida allí, era el nunca encontrado

de lo

reino de la gran laguna; pero,

aunque Ibarra nunca cumplió con lo que había prometido, lo hecho fue suficiente para que se le concedieran

amplias prerrogativas

en lo civil y en lo militar. En realidad, el

capítulo de los privilegios anexos al título, no era sino una confirmación

de parte del

G

soberano, de los amplios poderes que los virreyes Luis Velasco, y Marqués de Falces, le

r

habían conferido a Ibarra, y que éste, había ejercido desde el primer momento. Estos privilegios incluían, además de los gobiernos político y militar, facultades para normar repartimientos,

conceder encomiendas, mercedes de tierra, y proveer cargos civiles

y basta beneficios eclesiásticos: sin todos esos poderes, Ibarra nunca hubiera podido consolidar su conquista. En aquellas lejanas tierras, el único medio de conservar la paz era la fuerza; y esto significaba no sólo contener a los indios, sino mantener quietos a los propios soldados españoles, cosa no menos importante. Tan pronto como en 1565, es decir, cuando apenas Ibarra había culminado

su primera campaña, surgió el primer motín de la solda-

desca que reclamaba el premio a sus esfuerzos. No fue en realidad Ibarra quien debió B

190

188 Ibid .• p. 49. 189 Guillermo Porras Mui'ioz. Iglesia y Estado ...• pp. 14.15.

191 I~ 192

!.

imponer el orden, sino sus lugartenientes,

pues todo sucedió cuando se encontraba en

su expedición en busca de Copala y la Nueva México. Prudente había nombrado

como teniente de gobernador

antes de partir, Ibarra

de Trejo, y entregado el

a Hernando

mando de sus propias tropas a Antonio Sotelo de Betanzos, uno de sus más fieles capitanes. El conflicto se inició debido a que el gobernador

había prohibido

abrir minas

antes de su regreso, pues los indios no estaban del todo pacificados. Inconforme,

uno

de los soldados arrebató la vara de justicia al teniente y arengó al resto a amotinarse. Sin más tardar, Sotelo de Betanzos derribó a golpes, y puso preso al rebelde; al intentar resistir el resto de los amotinados,

fueron de inmediato

Betanzos y de Trejo. Baltasar de Obregón, primeros años de Chiameda

sometidos por la gente de

única fuente de que disponemos

bajo Francisco de Ibarra, en su adornado

para los

estilo nos des-

cribe la actitud de Betanzos en ese trance: El maese de campo andaba recatado y de ordinario

armado de día y de noche, y habiéndolo

oído [el motín) se levantó con gran coraje y con un montante a voces: ármense los servidores no me obedeciere

de su Majestad

lo ahorcaré o lo azotaré ...

y adviertan

en las dos manos, salió dando que el que se me desmandare

y

190

Este episodio, en apariencia anecdótico, de alguna manera nos devela el verdadero rol que jugaba el poder militar en estas tierras de indios, alejadas de todo, y de conquista reciente. Tal y como sucedía siempre en casos semejantes, la soldesca actuaba según de qué lado estuvieran sus lealtades. Había allí gente de Ibarra, gente de Trejo (quien se gastó cinco mil pesos en reclutarlos y sostenerlos) y soldados de ocasión, incorporados muchas veces tan sólo a cambio de comida y la esperanza de valer más, como en el caso de los soldados reclutados por Salvador Ponce: ... llegó el capitán Guadalajara

Salvador

Ponce con la gente que recogió en las ciudades

la cual fue en poca cantidad,

rro que de comer ...

de México y

porque no se les daba sueldo armas ni más soco-

19l

Fue así que una de las primeras medidas de Ibarra para terminar de pacificar y organizar la vida de su nueva gobernación,

fue distribuir tierras y encomiendas

entre sus

capitanes y mejores soldados, y conceder cargos de justicia: ... fundó el gobernador

la villa de Chiametla

a la cual nombró por abogado a San Sebastián

porque fue fundada en su día. Eligió alcaldes y regidores, repartió los pueblos, tierras, huertas y solares a cada uno conforme

190

Baltasar de Obregón,

191 tbid., p.

114.

192 {bid., p.

119.

Se reñere

a su calidad, servicio y mérito ...

op. cit., p. 126.

a la villa de San Sebastián.

192

Durante los siguientes años, y sobre todo, a partir de la década de 1570,193 la provincia poco a poco se fue apaciguando, las minas se hicieron cada día más productivas, su fama se difundió y la población española comenzó a crecer: Chiameda se convirtió en el centro de una auténtica bonanza minera. Sin embargo, ello no significaba que el poder de los hombres de armas se estuviera diluyendo, antes al contrario: cada uno se aseguró de ocupar su propio espacio. Ibarra, el conquistador, se asentó en sus haciendas de minas de Copala, Pánuco y San Sebastián, donde hizo construir molinos y haciendas de beneficio. Siempre al pendiente de su sobrino, Diego de Ibarra le envió 60 hombres para abrir el camino de Durango a Chiametla.'?' Mientras tanto, Hernando de Trejo el segundo en importancia durante la conquista, tomó en encomienda los pueblos de San Bartolomé y San Pablo Cobasca, y se enseñoreó de las minas de Charcas. Con el tiempo, algunos de los hombres de confianza de los dos jefes principales se convirtieron ellos mismos en dueños de haciendas, mientras que muchos otros permanecerían alIado de sus jefes durante largo tiempo. Como solía suceder en aquellas épocas en los lugares de bonanza minera, pronto se gestó una auténtica corriente de inmigración hacia la provincia, proveniente, sobre todo, de las regiones aledañas: Zacatecas, Nueva Galicia y Culiacán, sin descontar, desde luego a la Nueva Vizcaya propiamente dicha.l'" Pero fue una inmigración adoptó formas muy particulares. La provincia seguía siendo una tierra áspera y aislada, mitad lagunas y mitad tierras secas y montaña, poblada de indios proclives a la guerra. No cualquiera podía instalarse en ella; esta nueva inmigración continuó en realidad, con los moldes de la conquista de la década anterior: estaba compuesta no por individuos aislados, sino por grupos, asociados casi siempre a gente de armas de la frontera. Muchos de los que llegaron en esos años resultaron ser o viejos colaboradores de los Ibarra de Durango y Zacatecas, o capitanes de guerra de la Nueva Galicia y de Culiacán. Un caso típico, 10 tenemos en Alonso Rodríguez Parra, un viejo soldado de Coronado, quien, acompañado de su hermano Juan Rodríguez Parra, llegó probablemente hacia finales de la década de 1570, para reunirse sus hijos Alonso Rodríguez Calvo y

Juan con~ Hen cieru

yas Juan la de rra, t llamo yme ellos Chia pacif final« en nu indio corno gent€ I

rruen

prosf L: ese el era el vetas le die metal grano pode El po rrunet

193

Las referencias y datos acerca de la vida en Chiametla después de su reconquista

llena de vicisitudes.

la mayor parte de la documentación

tuna. hemos localizado

en los microfilmes

son muy escasas. Tras una historia

acerca de esta provincia en el siglo XVI. está hoy perdida. Por for-

de la Biblioteca Nacional de Antropología

e Historia. un conjunto

de cuentas de

cobros de veintenos y azogues para Chiametla. que cubren el periodo 1579-1591. la cual hemos complementado

con otras

cuentas sueltas tomadas del Archivo del Estado de Durango, cajón 1. Cuentas de la Real Caja de Chiametla .. Abigarrada y difíciles de procesar. estas fuentes son. sin embargo. sumamente

ricas; aparece allí la mayor parte de las haciendas. con

sus dueños y mineros asociados y sus pagos por veinteno y azogue. Hemos hecho un seguimiento de la época de 117 de los 193 mineros y dueños de minas que son mencionados una pequeña prosopografia. de destino continuación

provienen

de Chiametla estos personajes.

facilitado

En su sentido

restringido.

mismo nombre, por oposición

para p con el

196 Cha

Cabe mencionar, por último, que

ington. (

como dueños de haciendas. lo cual ha

Juan Roo 197 Atal

el trabajo de interpretación.

194 AGI Guadalajara 28. 1580: Informaciones 195

de los que son mencionados

merla

tiempo de permanencia y lugar

La mayor parte de los datos que se presentan a

de este trabajo y de estas fuentes, salvo indicación en contrario.

hemos podido localizar datos acerca de la totalidad

y relai

allí, con lo que hemos podido elaborar

basada sobre todo en datos acerca de lugar de proveniencia.

cuando dejan la provincia

en fuentes alternativas

socio

198 José

de méritos de Diego de Ibarra.

se llamaba Nueva Vizcaya a las tierras del altiplano a las tierras bajas de Chiametla.

pertenecientes

a la gobernación

del

199 Cha

200 Cha

85

Juan Rodríguez

Parra, los cuales, a su vez, habían sido soldados

de Ibarra durante

s,

conquista.F"



Hernando

o

ya su mujer, Beatriz

de Angulo/97

Juan del Río, Heredia

había sido además factor de la Real Hacienda.F"

Al parecer, el clan de los Rodríguez

de Trejo, pero ya para principios

cienda de minas más grande de Cacalotlán.

y ó

la de las hacienda rra, tenemos

a otro antiguo

y hacendados

de Coronado,

ellos son ejemplos

para instalarse

de personajes

a Juan de Heredia de la Sauceda y San eran dueños de

finales del siglo XVpoo

Marrín.P? también

encomendero

de Nueva Galicia

allí y fundar su propia hacienda.

de la conquista, un fenómeno

e

s:

indios, durante

a

como Chiametla,

a

gente, de hombres

s

mientras

e

prosperar.

hombres

típico de las sociedades

virtualmente

de

de frontera

de

superioridad

a los ataques de los

las épocas tardías del siglo, las cosas fueron muy diferentes. la paz dependía

por entero de que existiera un número

de armas, como para garantizar

los indios estuvieran

de paz,

La variable crítica, la verdadera

y asistiendo

a

a terminar

su aplastante

invulnerables

Todos

y recursos

y que contribuyeron

Si en la época de Nuño de Guzmán,

en número hizo a los ejércitos cristianos

de Iba-

Esteban

que llegaron con sus propios

varios años después

pacificarla. Este es, en realidad,

a

En Pánuco, encontramos

Martínez, y a Francisco Rodríguez,

llamado Esteban

Chiametla

de la década de 1580, eran dueños de la ha-

encomenderos

expedicionario

la

en la hacienda de

más grande de Pánuco. En San Sebastián, junto a Francisco

y mercader, ambos se asociaron e

se instaló primero

En lugares suficiente

de

el control de la mano de obra local: a sus labores, la provincia

podría

fuente de riqueza y poder, eran pues, los hombres:

s,

ese era el recurso más buscado,

n

era entonces, la hacienda;

mucho más que las minas. El centro de la vida social

s,

vetas más ricas, si no tenía ni quien le protegiera

de nada le servía al pequeño

minero individual

encontrar

las

de aquellos levantiscos indios, ni quien

le diera de comer, ni mano de obra para trabajar la mina, ni un lugar para beneficiar sus metales ... Aquel, en cambio, que tenía gente en su derredor, te

y

grande, más rica era una hacienda. Es por ello que todos los hacendados, poderosos, El poderoso

buscaban

y encomendero

socio en la hacienda.

Pero quizás el caso más interesante

ar-

y relaciones, sea el del conquistador merla, fue la de la consolidación para principios

on as

incluso los más

de Trejo, en Charcas, por ejemplo, recurrió a Luis de los Ríos,

minero de Zacatecas

ras

entre más

a toda costa atraer gente, españoles e indios, hacia sus haciendas.

Hernando

ria

de

era próspero;

de Xalpa, en Nueva Galicia, para convertirlo Francisco

de concentración

en su

de vínculos

de Ibarra. La década de 1570 en Chia-

de las grandes

haciendas

de minas y de beneficio;

de la década siguiente, las cuentas de las haciendas

con claridad, cómo, en cada uno de los cinco pueblos

de minas, muestran

y reales de minas de españoles

rar gar 196 Charles W. Hackett, Historica/ Documents Re/oting to New Mexica Nueva Vizcaya and approacbes ue ha

ington, Carnegie Institution, Juan Rodríguez Parra.

197 Atanasio G. Saravia, Apuntes para la historia ..., V. 1, p. 118. 198 José Ignacio Gallegos, Historia de Durango, Durango, Fomento Cultural BANAMEX; 1982, p. 62. del

there to 1773, Wash-

1923-1937. v. 1, p. 43. Igualmente: AGI, Indiferente General 416, 1579, Solicitud de merced de

199 Charles Hackett, Historical Documents ..., p. 48. 200 Chantal Cramaussel, La Provincia de Santa Bárbara ..., pp. 33-50.

86

'"oo N

pob Ma hac

sole

tení Mo

I

de (

rod: nez met los:

4 T

Centro minero Pueblo de indios Villa de españoles

I!!I

Villa abandionada Comino

••

nan

prol

de ~

lánc Qui yA

oL

25 km

50 km

más

100km

-L __ -L

----.-I

/

Figura 2.1 Provincia

de Chiametla

que conformaban

hacia 1575.

la provincia

Her

(San Sebastián,

Copala,

Pánuco, Charcas y Cacalotlán), dominan unas pocas ha-

fuer

ciendas grandes, a las que concurren la totalidad de los mineros para obtener mercurio

ron

o registrar su plata. Una categoría intermedia

de mineros, son aquellos que, pertene-

qUle

ciendo a una hacienda grande, controlan, a su vez, a su propio grupo de mineros, tienen

infh

cuentas con ellos, les distribuyen

dire

la conforman

los pequeños

mercurio y registran su plata. La tercera categoría,

mineros que permanecen

de las categorías anteriores.

ligados siempre a algún minero

rrun

Dentro del grupo de los grandes, fuera de los menciona-

tení

dos mineros Rodríguez Parra de Cacalotlan, Hernando Martín y Francisco Rodríguez, las más importantes

de San Sebastián,

Ron

eran gente ligada al

yFr

de la provincia: Francisco de Ibarra. Si hacemos un

era,

recuento de los principales hacendados

San Sebastián:

rrun

de cada poblado, el resto de los hacendados

mayor de todos los hacendados nados anteriormente,

de T rejo de Charcas, Esteban

cuyas haciendas se contaban entre

tendremos

de cada localidad, enfatizando

lo siguiente:

Tenemos primeramente

Ibarra que se encuentran

registradas

la de Ana Romo, encomendera

los no mencio-

haci

bién una de las dos haciendas de Francisco de

en nuestra fuente. Otra hacienda importante,

es

de Durango, quien está catalogada como primera po-

bladora de aquella villa, lo cual indica, probablemente

que era viuda de algún primer

201

J(

202

A

203 A 204

J(

205 A

87

poblador.'?' El tercer minero importante de San Sebastián es, el ya citado, Esteban Martín. Fuera de ellos tres, se encuentran otros mineros menores, que trabajan para las haciendas de los ya citados; entre ellos vale la pena citar a Pedro de Torres Arce, viejo soldado de Ibarra, fundador de San Sebastián.P? quien trabajaba para Ibarra, peró tenía sus propias cuentas con mineros menores. Otro caso semejante es el de Pedro de Montoya. Copala: La única hacienda de importancia aquí es la de Francisco de Ibarra, fuera de ella, sólo hay algunos mineros medianos, soldados antiguos del conquistador casi todos ellos, que trabajaban para la hacienda con su propia gente, como Gonzalo Martínez de Lerma, secretario de Ibarra;203 Sebastián de Quiroz, primer poblador de Chíamerla y encornendero.i?' y su pariente, Juan Bernardo de Quiroz, persona muy ligada a los Ibarra, quien además llegó a ser teniente de tesorero. Charcas: Caso semejante al de Copala, en Charcas, dominan por completo Hernando de Trejo y Luis Ríos. Fuera de ellos sólo había mineros que trabajaban con su propia gente para la hacienda, son Juan Pérez Domica, mayordomo de la hacienda de Trejo y Juan López Quijada, un capitán de guerra de Sinaloa, que terminó instalándose con Trejo. Cabe mencionar que en Charcas encontramos, además de López Quijada, algunos otros mineros provenientes de Culiacán, como Agustín de Olivas y Andrés de Canizares, quienes llegarían a ser mineros y soldados importantes años más tarde. Pánuco: Nuevamente un pueblo de una sola hacienda, la ya mencionada de Juan de Heredia, encomendero de la región de Durango, muy cercano a Diego de Ibarra. Cacalotlán: Es este quizas el caso más interesante de todos. Las minas de Cacalotlán fueron las primeras en poblarse, y parecen haber sido, de las más ricas, dado que fueron muy concurridas. AqUÍ tenemos a los ya mencionados hermanos Rodríguez Parra, quienes llegaron allí por intermedio de Ibarra. De hecho, los Ibarra tenían una gran influencia en Cacalotlán, casi todos los mineros de estas minas habían tenido vínculos directos con el conquistador. Un ejemplo es el de Bernardo de Balbuena, un antiguo minero de Zacatecas, encomendero y alcalde mayor de San Martín, quien al parecer tenía su propia hacienda en colaboración con los Rodríguez Parra y contaba entre sus mineros con gente de Ibarra y Ana Romo, como Alonso Portillo ex minero de Ana Romo, Juan Bernardo Quiroz, ya citado, quien era al mismo tiempo minero en Copala y Francisco Rodríguez Bayón, ex minero de Ibarra igualmente. Otro minero importante era Amador López, antiguo soldado de Ibarra durante la conquista/OS quien tenía una hacienda en Las Vírgenes de Culiacán, y se había establecido en Cacalotlán. Había también mineros menores muy cercanos a los Ibarra, como Juan Bautista, antiguo criado de

201 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 119. 202 AGI. Patronato 70. Ramo 6. 1570: Informaciones

de Meritos de Salvador Ponce, testimonio

de Pedro de Torres Arce.

203 AGI. Guadalajara 35. 1575: Testamento de Francisco de Ibarra. 204 John Lloyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 145. 205 Atanasio G. Saravia, Apuntes ...• V. 1. p. 134 Y John Lloyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 129.

88

Orruño de Ibarra;206 y dos primeros pobladores de Figueroa, entre otroS.207 En resumen,

a quince años de haber sido conquistada,

corona,

había logrado

control

de la población

un crecimiento española

trado que los propietarios y más importante, el segundo,

de haciendas,

dominada

indios; sabiéndose

la amenaza

épocas de su provincia;

El eneor

de las haciendas.

Hemos

en dos grupos:

encon-

de mi

el primero

fue si

que habían llegado con Ibarra, y con ellos. Era, como hemos

de armas, en la que el grupo de los conPero, más que a la influencia

crecie

al par

y a los nunca por entero siempre vivieron bajo

a los españ

A Francisco de Ibarra, ya no le tocó ver las mejores

Nuev

que hay que atribuir,

a los inquietos

el conquistador

españoles,

en número,

los españoles

nunca se recuperó

de los achaques

que le dejó

su aventura

con Copala y la Nueva México, y pasó los últimos años de su vida recluido en su hacienda de Pánuco, donde en murió el 17 de agosto de 1575.208 Lo interesante es constatar

que después de la muerte del gobernador,

seguido funcionando provincia, continuaron nombre

como si él estuviera

simplemente

pasaron

documental

allí; sus haciendas,

a manos de sus herederos,

verdadero

de parte de los españoles, cia las haciendas

mineras;

Perdida

poco sabemos de otros aspectos

y a

casi toda huella

de la vida cotidiana

referencia alguna acerca de haciendas

y

corazón de la

seguían apareciendo

o actividades

en

agrícolas

y sí en cambio, acerca del abasto de los pueblos de indios haIbarra en su testamento

le recomienda

a Pedro de Unzueta

en Pánuco que:

•.. envíe a persona

que asista [en la hacienda]

y que en el tiempo que estuviere en ella gasta

en su beneficio y avío de maíz, el maíz y pescado y otros bastimento

s que él tiene de los

206 AGI, Patronato 182, Ramo 13, 1564: Relación de los Tenientasgos proveidos por el virrey Luis de Velasco. 207 AGI, Guadalajara 35, 1575: Testamentaria

de Francisco de Ibarra, testimonio

de Gaspar de Figueroa y Gaspar de Abo-

demo plo,

ti

era, c las

fa

guard

la eor

rnos r eran;

!( de Z< que

en 15

por q

y el

e;

virrei maba

Dos a

mucha. 208 AGI, Patronato 20 Ramo 16, 1575: Memorial del licenciado Juan de Ibarra. 209

el mo perio.

parece haber

albaceas y mayordomos,

diez años después de su muerte.i"?

sobre Chiametla,

ella; no hemos encontrado

su heredero

todo en Chiametla

con su vida normal: hasta las cuentas del mercurio

del conquistador,

de los

las m pués

personal

inferiores

de un levantamiento.

de la en el

más bien, a la necesidad

este es un fenómeno

bajo control armado

tri

este nuevo dominio

que se habían asociado

por los hombres

de la provincia: Gaspar

y una relativa paz, gestada

estaban divididos

había sabido afianzar su posición.

del conquistador, de mantener

dentro

el de los soldados-encornenderos

visto, una sociedad

sumisos

importante,

e indígena

el de los advenedizos

quistadores

y encomenderos

Ibarra declaró en su testamento

Chíar

poseer "tres ingenios de agua" en la provincia, sin dar mayores detalles al respecto;

creemos que se refería a las tres haciendas que aparecen como de su propiedad en las cuentas: la de Pánuco, donde murió, la de San Sebastián y la de Copala. En apariencia, la hacienda de Pánuco era la más importante sin embargo, para principios

de los años ochenta, cuando comienzan las cuentas que utilizamos

en la época del deceso,

para este trabajo, sin duda

Pánuco atravezaba por un mal momento, pues había muy pocos mineros allí. La hacienda fue heredada por su primo Pedro de Unzueta Ibarra, mientras que el resto de sus bienes pasaron a manos de Martín Ibañez de Ibarra y Juan de Ibarra, sus hermanos. Su tío Diego de Ibarra, Martín López de Ibarra, su primo, y su viejo colaborador, como albaceas de esos bienes; cinco años después, encontramos Domingo de Arrona, en pleno funcionamiento,

Hernando de Trejo, quedaron

las haciendas de Ibarra administradas

sin duda bajo la vigilancia

por su mayordomo

de Diego de Ibarra y Martín López de Ibarra.

210 AG

211 Are

treras p

212 AG

213 Sal

214 AG

215 AG

tributos de su pueblo de Chiameda

y sus sujetos y se haga pago de el valor de todo ello al

precio común que en el dicho real de minas valiere a el tiempo que los diere ...

210

En efecto, Chiameda, el antiguo pueblo de indios, y sus sujetos, pertenecían en encomienda a los Ibarra, quienes desde allí enviaban bastimentos para las haciendas de minas. Durante todo este periodo, este pueblo siguió siendo asiento de indios, y no fue sino hasta mucho más tarde que los españoles fundaron una villa en ese lugar. Uno de los principales tributos aportados por este pueblo, era la sal marina que cuajaba en las marismas: ésta se cosechaba anualmente en el mes de febrero y se distribuía después por toda la Nueva Vizcaya."! Durante toda la década de 1570, Chiametla siguió creciendo y muy pronto se desarrolló una tipo de sociedad bastante peculiar, donde, al parecer, el grupo español se dedicó esencialmente a los trabajos mineros, dejando a los indios el abasto y el trabajo de las minas. Se sabe, por ejemplo, que al igual que españoles de diferentes regiones, llegaron hasta la provincia indios de servicio desde la Nueva España, en particular de Michoacán.i" En cambio, no hemos encontrado, hasta el momento, referencias de actividades agrícolas desarrolladas por los blancos en este periodo, lo cual bien puede ser señal de que no debieron de ser muy importantes. y sin embargo, la sociedad española local no era pequeña: aunque no existen cifras demográficas, se pueden tomar algunos indicadores al respecto. Para 1582, por ejemplo, tenemos registrados 84 mineros en la provincia, y 105 en 1584, es decir, que ese era, como mínimo, el número de sus vecinos. Este dato no incluye, desde luego, ni a las familias de éstos, ni a vecinos no mineros: mercaderes, oficiales reales, sirvientes, guardaminas, capataces, carboneros, etc. Dadas las características de su poblamiento, la concentración de vecinos mineros debe haber sido muy alta en esta sociedad: hemos registrado, 14 mercaderes en Chiameda para el periodo 1582-1585, y todos ellos eran al mismo tiempo mineros. Pero incluso suponiendo que no había otros vecinos que los mineros, la cifra de 105 vecinos no es baja, comparada, por ejemplo, con las de Zacatecas, donde se decía que había 300 vecinos en 1572, y 500 españoles en total en 1582.213 Aunque todavía exiguas, estas primeras cifras comienzan a explicamos por qué, entre sus contemporáneos, la provincia alcanzó fama de ser rica y poblada y el espectacular crecimiento de su producción minera, que obligó a las autoridades virreinales a tomar cartas en el asunto. Ya en 1574, el oidor Lope de Miranda informabaJuan de Ovando que Chiameda era la provincia mas rica de la Nueva Vizcaya.I'" Dos años después, en 1576, se acordó comenzar a enviarles mercurio a los mineros de Chiametla, por ser una de las provincias más ricas de la Nueva España215 y en 1578, se

210 AGI. Guadalajara 35: 1575. Testamento de Francisco de Ibarra. 211 Archivo Histórico de Durango. Microfilm

Biblioteca

University of Texas, El Paso. 492-35. 1586: Libranza a Antonio Con-

treras para la cosecha de la sal 212 AGI. Guadalajara 35: 1575. Testamento de Francisco de Ibarra. 213 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• p. 113· 214 AGI. México 99. Ramo 6: 1574. Lope de Miranda a Juan de Ovando 215 AGI. México 278. Dic de 1576: Testimonio

del acuerdo con Fernando de Balbuena para que proveyese azogue a las

90

compele a los mineros ante los informes

a llevar su plata a quintar

del doctor Orozco,

indicando

a Durango.F"

Finalmente,

que la producción

en 1579,

PlAT~

de plata en Chia-

al alza, y que sus minas son las más ricas de la Nueva Vizcaya, termina

merla continúa por autorizarse

la instalación

que inicia operaciones

de una caja real en la villa de San Sebastián."?

misma

un año después.

En 1580 se acuerda a los mineros de la provincia

un privilegio,

según el cual sólo

el diezmo y no el quinto en oro, plata y perlas.2l8 Todo indica que, antes de

pagarían

1582, este derecho

se redujo y se les acordó que pagaran

nuevamente

únicamente

el

veinteno, como aparece en algunas de las cuentas de mineros. Este es el inicio de lo que podríamos

llamar la "época de oro de Chiamerla'.

producción ponemos

minera alcanza volúmenes de cifras completas

la, a partir de su fundación;

bastante

de la producción

los pagos por venta de mercurio del mercurio momento.

1582-1587.

era de alrededor distribución

de Chiarnetla,

haciendas

Aunque

de azogue, con minerales

los minerales

no dis-

E

anuales

posil

en cambio, es con

gue,

de la provincia,

así,ll

que el precio oficial

minera novohispana,

de cien marcos por quintal utilizado:

de mercurio.P"

como los sumarios

había bajado de 136,219 116 pesos por quintal,

de un quintal

la

en la caja de Chiamet-

por estas mismas cuentas,

muy ricos, a falta de otras referencias, minera

Por mala fortuna,

Con lo que si contamos,

Desde el siglo XVI, en la tradición promedio

respetables.

global registrada

o azogue, en las diferentes

Sabemos,

para Chiamecla

el rendimiento

los cinco años siguientes,

tanto los libros del ordinario,

de esta caja, siguen, hasta la fecha, perdidos. para el periodo

Durante

en ese

se consideraba

que

ber a año, aqu'

de no muy alta ley,

regís

sobre esta base se calculaba la

céleb

en Chiametla

hemos intentado

tenían fama de ser

acercamos

a partir de la plata de azogue, suponiendo

a la producción

un rendimiento

de

prov¡ alm dem

100 marcos por quintal (cada marco valía ocho pesos y un romín, es decir 8.125 pesos).

esos

Aunque

de al

se trata de un cálculo necesariamente

cifras de producción

bastante

elevadas (números

conservador,

los resultados

muestran

redondos):

gran( pobl:

desdt 10s re tuna' tas es rru Nue ¡

matn miení

minas de Chiametla. 216 AGI. Guadalajara 6. 1578: Cartas y expedientes vistos en el Consejo de Indias. 217 AGI. Guadalajara

6. 1578: Cartas y expedientes

vistos en el Consejo de Indias y AGI. Indiferente

General 416. 1579:

Título de contador de la caja real de Chiametla a Alonso Calderón. 218 AGI. Indiferente

General 739. 1580: Merced a los mineros de Chiametla pago del diezmo en vez del quinto en oro plata

y perlas por ocho años. 219 Antonio

Francisco García-Abasolo

caciones de la Exma Diputación 2

González. Martín Enríquez y la reforma de 1568 en la Nueva España. Sevilla. Publi-

Provincial de Sevilla Sección Historia Serie V Centenario del Descubrimiento

una v

Pt rente, los di

de América no.

.1983. p. 106.

220 AGI. Guadalajara 841. 1574: Libro común de la caja de Zacatecas AGI. Contaduría 925. 1599-1600: real de Durango.

Cuentas de la caja

221 Pet

222 )osl

91 PLATA DE AMALGAMAEN CHIAMETLA: 1582-1587

AiIo

••••

••••••• 12.969

112

11.200

91•000

1583

925

58

5.800

47.125

1584

25.546

220

22.000

178.750

1585

26.494

228

22.800

185.250

1586

17.417

105

10.500

85.312

1587

170

100

812

1582

Esta es tan sólo la plata de mercurio; en un lugar alejado como Chiameda, es muy posible que la plata de fundición fuera, cuando menos, tan importante como la de azogue, por lo que estas cifras deberían multiplicarse, como mínimo, por dos. Si esto fuera aSÍ,la plata extraída en 1585, año en que se alcanza el máximo de producción, pudo haber alcanzado los 45,000 marcos; recordemos, a título de comparación, que ese mismo año, que fue también uno de los mejores para Zacatecas, la producción registrada en aquél real alcanzó los 134,343 marcos.P' Es decir, que en su momento de mayor auge registrado, Chiameda producía, conservadoramente, un tercio de lo que se extraía en las célebres minas de Zacatecas: no es de extrañar que tuviera fama de gran riqueza aquella provincia. Este auge minero, no fue circunstancial, ni se creó de la noche a la mañana; al momento en que la producción platera alcanza su cenit, en 1585, aquellas haciendas de minas llevaban ya casi veinte años funcionando: el lapso de una generación. Durante esos cuatro lustros se desarrolló necesariamente un bien aceitado y eficiente sistema de abasto de mano de obra e insumos para las minas: trabajadores de planta para las grandes haciendas, repartimiento para los pequeños trabajos mineros, alimentos para la población española en general. Si bien se sabe que hubo traslados de población indígena desde otras regiones, estos fueron ocasionales; Chiameda siempre debió depender de 10srecursos humanos locales, en especial cuando de mano de obra se trataba. Desafortunadamente no es posible reconstruir este sistema de abasto, dado que no hay cuentas de funcionamiento interno de haciendas, y la documentación sobre encomiendas es muy escasa. Por un privilegio dado a Francisco de Ibarra por el rey, los indios de la Nueva Vizcaya estaban exentos de tributos reales,222de modo que tampoco existen ni matrículas, ni tasaciones, ni relaciones de encomenderos ni mandamientos para repartímiento. Ningún fraile ni viajero nos dejó relación alguna de sus recuerdos del lugar: es una vida cotidiana perdida. Pero no es necesario tampoco imaginar que la vida en Chiameda fuera muy diferente, mientras hubo paz, de la que se llevaba por esa misma época, en reales como los de Taxco o Sultepec, en pleno centro del virreinato: lugares donde los españoles 221 Peter J. Bakewell. Minería y sociedad ...• p. 330. 222 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 117.

92

vivían en medio de una relativa abundancia grandes centros de población interesante

de Chiamecla,

de la población urbana;

española, nunca se creó en esta provincia

entre Chiamecla carácter

una verdadera

de ella, vivía en las haciendas

más militar, más dependiente

o la Nueva

de los Ibarra, como

de

que existió

go, se

Galicia, haya sido su

de es: rasgo

numérica

de los indios. La

justo en su mejor momento, de la provincia.

comiendas,

esos venturosos

gente relativamente

y de los contrafuertes

ominosos

pacífica, habitante

de alerta. No todo

de los indios de las en-

Dieg<

de los pueblos

rante la segunda

mitad del siglo XVI, en todo el norte, la captura

para someterlos

a servicios personales

principales

Lope de Miranda Chiametla

de las zonas bajas, de Chiametla

otras

la ext

de indios de guerra

la can

en uno de las

españoles.f" En 1573, el oidor a la provincia de

de esclavos para otras regiones:224

en centro de aprovisionamiento tuviera fundamento.

vario: jada,

Du-

acusaba a Francisco de !barra de haber convertido

posible que la acusación

culminante

se había convertido

fuentes de mano de obra para los poblados

Pt

El largo

los indios de guerra de las montañas.

(esclavitud),

Bárb: 15801

de la sierra madre, había en la jurisdicción

fuentes de mano de obra para las haciendas:

rosos

esta r

timbres

años; además

nos n

en

de auge que se inicia en la década de 1570, llega a su punto durante

Ia~

española, todavía a finales del siglo

El de 1585, fue, como 1529, un año clave en la historia

fue paz en Chiametla

indíg do en

de lo anterior.

escuchado

ros, e

1580

violenta crisis, crisis de muerte, que alcanzó a Chiametla

ese año, pero no sin antes haberse

entre

de

XVI su posición seguía siendo precaria ante la superioridad más que elocuente

deot

aunque todo indica

de la fuerza de las armas, ante la amenaza

guerra. Por mucho que hubiera crecido la población

periodo

aglomeración

De hecho, puede decirse que la mayor diferencia

y sus émulos de la Nueva España

es una demostración

minera, y el aumento

villa que existió fUe la de San Sebastián,

que la mayor parte de la población a continuación.

alejados de los

del virreínato. Al igual que en aquellos, una característica

es que con todo y la gran producción

la única verdadera

veremos

de mano de obra, aunque

es muy

consu comp en cu para 1

En 1577, llegó hasta el norte el famoso

cocoliztle que afectó gran parte de la Nueva España y de la Nueva Galicia; se sabe que el mal se difundió dades y turbulencias interesante

constatar

violenta enfermedad levantamientos

también

por toda la Nueva Vizcaya y que fue motivo de mortan-

guerreras

en las zonas altas de la província.F'

que en Chiametla,

a diferencia

no pareció mermar demasiado

Sin embargo,

de todas las zonas aledañas, la vida minera. Mientras

a su época de oro; Orozco

en su informe

no hace mención

de 1578, donde

los mineros

se encaminaba

mencionaba

la riqueza de

alguna de la epidemia.

Pero la realidad es que la epidemia sí llegó a afectar a la provincia. la pestilencia,

esta

violentos

se verificaban en la Nueva Vizcaya, y que en la vecina Nueva Galicia, se

hablaba de que la mitad de los indios había desaparecido.r" Chiametla Chiametla,

es

de Zacatecas

y otras regiones, solicitaban

Durante

el año de

el envío de indios

227 AGI.

228 AGI, 229 (ha

Potosinc 223 Chantal Crarnaussel, La Provincia ...• pp. 38-42224 AGI. México 70. Ramo 1. 1573: Lope de Miranda a Felipe 11. en: Antonio García Abasolo. La reforma ...• p. 355. 225 Chantal Cramaussel. La Provincia ...• pp. 28 Y 41. 226 AGI. Guadalajara 6. 1570: Cartas y expedientes

vistos en el Consejo de Indias. expediente

de 1570.

230

J. LI

231

He

con cuat cualquie

93

de otras regiones para reemplazar

a los muertos;

entre estas regiones exportadoras ros, cada día extrayendo

de mano de

de las montañas,

en especial de aquellos que se encontraban

de esa región se encontraban 1580-1585

o

rasgos más generales,

o,

nos muestran

sus necesidades

en mano de obra recurriendo

sobre el camino a Duran-

españoles

Chiametla

n o

esta nueva asonada

por todo el altiplano

así fue re temporal,

para nume-

central, de Zacatecas

hasta Santa

parecía ser siendo una isla en medio de tanta violencia. pues la violencia ya estaba allí. A los levantamientos

otros que asolaron

Diego de Ibarra, jada, Gonzalo

la vecina provincia de Culiacán

afectó también

a Chiametla,

a la sazón gobernador

el hecho de que

de la Nueva Vizcaya, haya echado mano de

de plata seguían creciendo, suficiente

de hombres

e

y

de

en 1583; de hecho,

como lo demuestra

y Pedro de Monroya.i" Si en semejante

Martín

consistía su diferencia comprender

Los años

documentales

varios capitanes y mineros de la provincia para aplastar a los rebeldes: Juan la extracción

de indios

a los caminantes.F"

mas no explicada todavía, pero cuyos testimonios

que fue una época de despoblamiento,

1580, siguieron

la cantidad

a los indios

De hecho, ya para 1580 varios pueblos

en pie de guerra y asediaban

Pero era sólo una apariencia,

o

de mine-

sobre la sociedad

fueron de una gran violencia en todo el norte, una violencia descrita en sus

rosos asentamientos Bárbara.229

estuvo

sin duda los nuevos mineros, que no habían alcanza-

subsanaban

e a

Cada día más poblada

do encomiendas,

go, sobre el curso del río Mezquital. u

obra.227

más plata, es muy posible que las presiones

indígena, se hayan incrementado; o

hay indicios de que Chiametla

era simplemente

entorno,

López Qui-

la población

porque en Chiametla

y

había

de armas e indios aliados, como para resistir: en eso

con el resto de la Nueva Vizcaya y de la Nueva Galicia. Para

lo anterior,

un análisis de cómo estaba distribuida

en cuatro de los cinco pueblos para 1583), nos ayudará

de la provincia

a comprender

la población

de mineros

entre 1582 a 1587 (datos incompletos

lo que sucedió.P!

o e

a e e s

227 AGI. Guadalajara 6. 1570: Cartas y expedientes

vistos en el Consejo de Indias. expediente

de 1570.

228 AGI. Guadalajara 6. 1580: Pineda a Felipe 11. 229 Chantal Cramaussel. La Provincia ...• pp. 43-50. Charles Foin, "Rodriga de Rio de Losa 1536-1606?". Archivos de Historia Potosina 38. 1978 pp. 128-128. 230 231

J.

lIoyd Mecham. Francisco de Ibarra ...• p. 185.

Hemos excluido

al pueblo

con cuatro mineros asociados cualquier tipo.

de Pánuco dado que en éste sólo aparece la hacienda. ya citada de Juan de Heredia,

únicamente.

ignoramos

que tan grande pudo ser su población

de indios o trabajadores

de

94 MINEROS

r

REGISTRADOS

EN LA PROVINCIA

DE CHIAMETLA:

1582-1587

AAo

San sebestI6a

CIICIIIaaIn

a.as

Copela

TGtaI

1582

29

16

10

29

84

1583

9

5

6

9

29

1584

29

17

23

36

105

1585

32

18

7

46

103

1586

29

2

5

37

73

1587

--

3

6

4

13

1

Desafortunadamente estos son los únicos datos cuantitativos de población razonablemente fiables de que disponemos; el cuadro es muy incompleto, pues sólo nos presenta, en realidad, algo así como la parte final de una película, aquella en que la tragedia llega cuando todo parece ir mejor: eso es un poco 10 que sucedió en Chiametla. Si hacemos una comparación entre este cuadro, y el de la producción minera, nos daremos cuenta de que el punto máximo de la producción minera, llegó justo después de que la población española hubiera alcanzado también su punto culminante (siempre utilizando como guía a los mineros): de 85 mineros en 1582, se pasa a 104 en 1584; nunca, en apariencia, la población española había estado mejor que en esos años de 1584 y 1585, en que los 104 mineros registrados, llegan a producir 22,000 marcos de plata de amalgama. y sin embargo, vemos, continuando con el cuadro, cómo, partir de 1586, todo se precipita al vacío, y en dos años no queda nada. Analizando el cuadro más de cerca, podemos damos cuenta de que algo ya andaba mal en este momento de auge. Las cifras de 1582 y 1584, nos dan una imágen de gran equilibrio, todos los pueblos eran de tamaño semejante, pero a partir de allí, vemos que algo extraño sucede. En 1585, si bien la cifra total se mantiene estable, vemos cómo San Sebastián y Copala crecen a costa de Cacalotlán y Charcas; en 1586, cuando el total comienza a descender, esta tendencia se agudiza también. La razón es muy simple: son los mineros de Cacalotlán y Charcas que acuden a refugiarse en las haciendas de los Ibarra, las más antiguas y grandes, las mejor pobladas. O como dijo Ruy Pérez Cabezas, uno de los mineros de la hacienda de Ibarra en 1586: fui a la villa de San Sebastián para estar más seguro •.. 232 El gran secreto de Ibarra y de todos los grandes capitanes de su género, es el haber actuado siempre como jefe de hueste, en tiempos de paz, como en tiempos de guerra. Durante todo el periodo estudiado, encontramos siempre en las haciendas de los Ibarra, a soldados y capitanes de la conquista, y a sus herederos, trabajando juntos. Los vínculos que unían a Ibarra con su gente, nunca se disolvieron a su muerte; muchos viejos soldados que siguieron trabajando toda su vida en las mismas haciendas, a las cuales incorporaban también los indios de sus propias encomiendas. Mientras tanto, como hemos visto, la mayor parte de los mineros que llegaron después de la conquista,

se ase lugan tensic

las h: últirn

explo indio mayo sal; la la gw Trejo propi uno ( rierot

poco de eie tiem¡ son ij peor! Dura

lapn pierd la cap vala, indio ren

y la v fue rl

233 Ar

cosech 234 AC 235 M 236 AC

232 AGI. Guadalajara 35. 1587: Información

de testigos sobre la guerra con los indios de Chiarnetla.

237 lb 238 AC

95

se asentaron

en Charcas

lugares más seguros tensiones

para refugiarse

se volvieron

las haciendas

y Cacalotlán.

en caso de necesidad;

más graves, casi todos, antiguos

más grandes,

hasta Hernando

últimos años en San Sebastián explota, la provincia

Es por eso que San Sebastián

peleando

decidieron

propios encomendados

de la sierra. A principios desertaron,

de su hijo Juan López de Quezada,

de los jefes de la conquista

que quedaba:

de cien españoles.i"

se generalizan;

los españoles,

y el año termina

peores caminos, se hacen llegar contingentes Durango

y otros lugares de la gobernación, minera parece reanudarse,

pierde su hacienda

para conferenciar

con la provincia devastada.P"

ren en el resto de la provincia.

Al

donde matan a más recordando

viejos

con los rebeldes, pero

En 1587, las cosas van por San Andrés,

pero, aunque los caminos son pacificados los ataques continúan.

con todo y negros e indios en Cacalotlán; Barrolomé

Bernardo

y

de Balbuena

al poco tiempo comienza Hernández,

Martín

de Za-

regresan con indios en collera.i" En septiembre

indios asaltan de nuevo San Sebastián

mu-

pobladores.

de soldados de Guadalajara,

la captura masiva de esclavos: Alonso Calderón, vala, todos vecinos de Chiametla,

Era

mala señal. Después

Alonso Sánchez y otros cuarenta

nahuatlatos

de

a manos de sus indios

y Cacalotlán,

Las hostilidades

Poco después,

y San Pablo Cobasca.P"

San Sebastián

tiempos, hacen llegar intérpretes

de 1586, la

casas en Pánuco y Copala y Hernando

poco tiempo los indios atacan también

la producción

hacia

y pasa sus

y no hubo quien recogiera la

de los pueblos de San Bartolomé

rieron también Juan López Quijada,

s

Charcas

llevar indios de Piaxtla para la cosecha.F"

los indios queman

Trejo muere, en compañía

o

y nuevos, se replegaron

entera se ve envuelta en la guerra, y esta involucra por igual a los

la guerra se generaliza;

son ignorados

en que las

contra los indios. Hacia finales de 1585, todo

mayoría de los indios del pueblo de Chiameda

uno de los últimos

en el momento

de Trejo abandona

indios de paz de la costa, como a los indómitos sal; las autoridades

y Copala, eran los

los

y matan 30 españoles más, y otros tantos mue-

En 1588 ya sólo quedaban

e

y la villa estaba a punto de ser abandonada;

a

fue retirada a Durango.P"

10 vecinos en San Sebastián,

la minería estaba paralizada,

y la caja real

Un año más tarde, todo había terminado.

lS S

e ~r

a. t)S )S lS

o, a,

233 Archivo Histórico

de Durango,

Microfilmes

Biblioteca

University

of Texas, El Paso, 492'35,

1586: Libranzas para la

cosecha de la sal. 234 AGI, Guadalajara 35, 1587: Información

de testigos sobre la guerra con los indios de Chiametla

235 AGI, Guadalajara 6, 1588: Cartas y expedientes 236 AGI, Guadalajara 35, 1587: Información

vistos en el Consejo de Indias.

de testigos sobre la guerra con 105 indios de Chiametla.

237 Ibid. 238 AGI, Guadalajara 6, 1588, Cartas y expedientes

vistos en el Consejo de Indias.

3: LAS COSTAS VAcíAS

Por segunda vez en sesenta años, Chiametla y por segunda vez, los españoles el altiplano.

Durante

abandonaban

cuatro lustras,

Vizcaya: con todo y sus supuestas

se había convertido

en un cementerio,

la costa para asentarse

en la montaña

Chiametla

fue el verdadero

los indios del tiempo de la conquista, valles, y frescas lagunas, pirámides

Visto desde nuestra época, el mundo de

está poblado de imágenes y chinampas:

hubo algo alguna vez. Casi borradas comparables

de lugares templados,

cuesta trabajo

o Sinaloa, que por siglos han figurado

creer que en lugares

como casi despoblados,

de la memoria colectiva, casi nunca han llamado la

atención de arqueó lagos o historiadores. zaron densidades

de plata de todo el norte de la

Zacatecas: algo casi inverosímil para quien conozca la histo-

ria de aquellos lugares en los siglos posteriores.

como Jalisco, Nayarit

de la Nueva

desventajas climáticas y orográficas, la región costera

había llegado a ser la más poblada y la mayor productora Nueva España, exceptuada

corazón

y

Cierto que en ninguno de esos lugares se alcan-

a las del Valle de México o Michoacán,

pero hablando

del norte,

el hecho es muy probable que las costas húmedas estuvieran más densamente

pobladas

que las tierras templadas,

plano norteño

no eran tan pequeñas

del alti-

como las irnaginamos.P?

y los suyos la vieron por primera vez. El infausto

de Guzmán

tuvo aquella segunda

provincia

tos de 1529, bien podría entonces

que las sociedades

de 1565 a 1585, no se explica si se olvida como era esa misma región

La Chiametla cuando Nuño

yeso aún considerando

de·Chiametla,

no deja de tener paralelos

final que

con los even-

decirse, incluso, que fue una secuela a largo plazo de lo que

sucedió. En Chiameda

se resumen dos grandes ciclos de la expansión

españo-

la hacia el norte en el siglo XVI. La costa del Pacífico fue la primera gran frontera en el norte, fue la zona del primer contacto, corta duración.

que fue ciertamente

brutal, devastador,

del primer colapso en la década de 1530, la población

Después

la se repliega hacia las zonas altas: es la época de Zacatecas. que vivió Chiameda un tanto diferente

durante

al de zonas cercanas como Compostela

haber permanecido anexo, durante

las dos décadas siguientes,

españo-

El relativo aislamiento

permitió

que su destino fuera

algo

o Purificación,

que parecen

Chía

en el mapa

antig

casi vacías a partir de entonces. Como puede apreciarse

centro de atracción de la población

que el resto de las fundaciones aquellas localizadas

a la segunda

sobre el altiplano, sufrieron

rias por falta del elemento en tamaño

meno que representó

contemporáneas

después de Zacatecas,

de nuevo se con-

en el norte, mientras

conquista

de Chiametla,

una larga época de estrecheces

esencial en ese contexto:

Chiametla,

española

y penu-

gente. Más que el haber llegado a

vacío mín~

las de desie gente

tres n

esencial del fenó-

la pro

consiste en que fue la más grande y vital de todas las

el gru

zonas de poblamiento

que se fundaron

siglo XVI: Zacatecas

terminó

lo verdaderamente

nos,

un si

la segunda mitad del XVI, el ciclo se repite. Mejor poblada y abastecida

virtió en el principal

si bi«

en

que la mayor parte de las regiones del altiplano, la renacida Chiametla

ser la segunda

pero de

muq

tenn

en el septentrión

promoviendo

durante

el repoblamiento

la segunda

mitad del

de la costa del Pacífico,

hacia y San

de Cb 239 Chantal Cramaussel. La provincia ...• especialmente.

pp. 83-95.

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Hacienda

T Minas en upIotad6n 'tVMinas_ • Pueblo de indios tributarioo do encomienda • Roducd6n do Indios do Nuev. elpal\. -

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Camino

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1:

mucho más que el de nuevas regiones en el altiplano sep~ Figura 2.2 la provincia de Chiametla tentrional. Durante la segunda conquista de Chiametla, y su vecindad hacia 1590. si bien la convivencia entre indios y europeos resultó menos devastadora, el final fue muy parecido. La guerra de 1585~1588, fue algo más que un simple "levantamiento': (un "movimiento de resistencia" dirían algunos), fue más bien algo semejante a lo que sucedió en 1529, así como los españoles fueron expulsados, la Chiametla indígena no se recuperó jamás de ese golpe. Después de la guerra, tanto los antiguos asentamiento s españoles, como los pueblos de indios, quedaron literalmente vacíos. Muy pocos vecinos españoles se quedaron por allí. Hacia 1590, se fundaron las minas de Espíritu Santo de Los Papudos, se reabrieron las de Cacalotlán y más tarde las de Pánuco y Materoy, pero ya nunca fue lo mismo. Los Papudos permanecieron casi desiertos, y Cacalotlán se convirtió en asiento de tres capitanes de guerra que colocaron gente allí: Alonso Díaz, Iñigo Ortiz de Ibargüen y Antonio Orriz de Calahorra, los tres muy cercanos a Ibarra y al entonces gobernador Rodrigo del Río. Sin embargo, la producción minera en ambos reales fue casi nula durante este periodo. En realidad, el grueso de la población de la Nueva Vizcaya, se estaba desplazado en ese momento hacia dos nuevos reales de minas enclavados en las barrancas de la sierra madre: Topia y San Andrés. En Topia encontramos a un grupo de antiguos mineros y gente de guerra de Chiametla, transformados en mineros importantes, entre ellos destacan los Olivas (Martin, Diego, Juan, Agustín y Pedro) y los Canízares (Andrés y Esteban), quienes

se convertirían en influyentes capitanes de guerra. Durante la década de 1590 Topia se convirtió en el real más importante de la Nueva Vizcaya por su volumen de producción: 1597 se registraron 10,311 y 14,594 en 1598, época de su máximo apogeo. San Andrés también alcanzó alguna notoriedad e importancia, pero en menor grado que Topia. La historia posterior de ambos reales fue una versión en pequeño de la de Chiametla: después de un corto auge, ambos fueron literalmente destruidos durante las rebeliones de Acaxees y Xiximes de 1601 y 1604-1605. A principios del siglo XVII, ya la vieja historia de las costas del Pacífico norte tocaba a su fin y se iniciaba otra. Las costas y las barrancas de los grandes ríos de la sierra, habían sido virtualmente abandonadas por los europeos: entre 1600 y 1610, se completó el nuevo ciclo de desplazamiento de la población española, de regreso en el altiplano, en dirección de tres centros de población: Guanaceví, Cuencamé y Todos Santos. Curiosamente, el inicio de este desplazamiento coincide justamente con la época de la destrucción final de Chiameda: Todos Santos y Guanaceví se comenzaron a poblar en 1586 y 1587, respecrívamenre.i" Cuencamé, por su parte, comienza a poblarse hacia 1600. Durante la primera década del siglo, Guanaceví se convirtió en el principal centro minero de la Nueva Vizcaya,241mientras que la población de Durango, Cuencamé y la provincia de Santa Bárbara comenzó a incrementarse notablemente: el nuevo ciclo de desplazamiento hacia el altiplano se había completado (ver mapa). La antigua Chiametla quedó practicamente vacía y sus días de gloria nunca regresaron ya. En 1601, Francisco de Urdiñola proponía que se buscara gente en las serranías aledañas, para asentada en San Sebastián y colocarlos bajo la custodia de un convento franciscano.Pf El proyecto nunca se llevó a cabo, pero en 1603 comenzó a funcionar formalmente un presidio militar en San Sebastián. De alguna manera, con la erección del presidio se abrió otra época en el poblamiento colonial de la costa. El nuevo establecimiento se convirtió en poco tiempo en el centro de la vida social en la provincia, y su capitán en el personaje local más poderoso e influyente.é'" Durante toda la primera mitad del siglo XVII, los viejos centros mineros de Charcas y Los Papudos, quedaron casi desiertos; tan sólo Copala experimentó un cierto resurgimiento minero a finales de la década de 1630. Los Papudos, rebautizado como San Martín de Los Papudos comenzaron entonces a ser explotados de nuevo, mientras que Charcas sólo se reabriría en forma en la segunda mitad del siglo.Al pueblo de Chiametla, por su parte, sólo le quedaban, en 1602, cuarenta vecinos indios y diez españoles que se dedicaban a tratar y comerciar pescado, ostras y perlas.i" Durante mucho tiempo, todavía, la pesca y la recolección de sal, seguirían siendo sus mejores granjerías. En 1602, Mota y

Escol pract inrne

ea

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osten caso lajus en el

de lE mien

yabu les ad rrusm

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como indio

lo qu Chial había señal

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sie

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245 Ibi, 240 Ibid .• p. 45 nota 135 y p. 47 nota 144.

2461bil

241 Salvador Alvarez, Mineña y poblamiento ...• p. 130.

247 Lui

242 AGI. Guadalajara 67 no. 13. 1601: Francisco de Urdiñola al rey. 243 Ver al respecto: Salvador Alvarez. "La hacienda-presidio sión 22 • Ago. 1999. Instituto

de Investigaciones

en el Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVII". Irantl-

Históricas de la Universidad [uárez del Estado de üurango,

244 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción ...• p. 43.

pp. 48'71.

248 AG

249 Sa

250 Ch sionnair

99

Escobar decía que se recogían de 12,000 a 15,000 fanegas anuales de sal,245y todavía se practicaba la prodigiosa pesca de río y estero que la había hecho famosa desde épocas inmemoriales: .•. estos lances [de pesca] ..• se hacen dos o tres veces al año en grueso, y préndese en tanta cantidad que se provee todo este reino de la Galicia y gran paree de Nueva Vizcaya y Nueva España de pescado cesial ...

246

Ante las secuelas y vacíos de población que las guerras de finales del siglo anterior habían dejado, el presidio San Sebastián era el principal centro de actividad, y su capitán el hombre fuerte y la máxima autoridad allí. Por regla general, los capitanes presidiales ostentaban al mismo tiempo el título de alcalde mayor de sus jurisdicciones (este era el caso del de San Sebastián), de modo que reunían en sus manos la autoridad militar y lajusticia civil. El recuerdo de las guerras del pasado, hizo que el presidio permaneciera en el lugar por muy largo tiempo, si bien las acciones de guerra fueron pocas después de 1620247 no fue sino hasta 1686 que la Nueva Vizcaya dejó de soscenerlo.t" Pero, mientras tanto, bien sabían como emplear su poder estos capitanes durante los largos y aburridos periodos de paz. Eran ellos quienes cobraban los haberes de los soldados, les adelantaban bienes, introducían mercancías, y pronto se dedicaron a la minería, lo mismo que sus soldados. En 1632, después de la fundación de las minas de Parral, encontramos a varios soldados de San Sebastián, probando suerte en aquel nuevo real,249 no sabemos si enviados por su propio capitán. En realidad, de todo hacían los soldados presidiales, eran mineros, arrieros, y pescadores al servicio de sus capitanes, quienes, como justicias civiles que eran, gobernaban también sobre los civiles blancos, castas, e indios, especialmente. Era más un pequeño señorío, que un verdadero puesto militar lo que detentaban estos capitanes. Nicolás de Barreda nos relata, en 1645, cómo en Chiametla, los capitanes se habían hecho a la vida civil, y las grangerías de la mar, no . había allí ni torreones, ni baluartes, ni cuerpos de guarda o posta, caja ni bandera, ni señal alguna de milicia: ... si alguna se oye ... es tocar a rebato la campana de la iglesia a que sale el capitán, soldados y gran multitud

de indios a embestir

a la costa como si en ella estuviese toda Holanda,

siendo el fin de dicho rebato y movimiento grandes provechos ...

la pesca de camarones de que tiene el capitán

250

245 Ibid .• p. 43. 246 Ibid .• p. 44. 247 Luis Navarro García. Sonora y Sinaloa ...• pp. 236'240. 248 AGI. Contaduría 928: Cuentas de la caja real de Durango1686-1688. 249 Salvador Alvarez, Minería y poblamiento ...• p. 133· 250 Chantal Cramaussel •. "Un projet de réductions

indigénes

pour la Nouvelle Biscaye. l'avis de Nicolas de Barreda mis-

sionnaire jésuite á San Andres en 1645. en: Allain Musset ed .• Homenaje a lean Pierre Berthe CEMCA México en prensa

100

Así transcurría la vida en Chiamecla pasados sus auges y decadencias. Durante el siglo XVII, la población de toda esta parte de la costa, experimentó un crecimiento lento, pero sostenido; no obstante, habría que esperar hasta el último tercio del siglo para que surgiera un nuevo auge minero en Rosario (fundada en 1655). Con el transcurso de los años, los pueblos de indios vivieron una lenta recuperación, aunque nunca volvieron a ser muy numerosos, ya a finales del XVII competían por las tierras con los pueblos, haciendas y ranchos de mestizos y españoles que fueron surgiendo a lo largo de ese siglo.251 De la vieja Chíamerla, sólo quedó un vago recuerdo de que allí hubo mucha gente alguna vez.

CAP

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Iba llan res! ton exp en i not

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Ma ind sab L01

prá

3.2 rosi

del llan Gu cen los

252 las fi 251 Salvador Alvarez. "Tendencias

regionales

de la propiedad

territorial

Actas del 11Congreso de Historio Regional Comparada UACJ. pp. 1i¡7-153.

en el norte de la Nueva España. Ciudad luárez,

253 de la

101

De reinos lejanos y tributarios infieles: el indio de la Nueva Vizcaya en el siglo XVP52

CAPITULO

111

Como hemos visto anteriormente, en 1554 y 1562 respectivamente, Francisco de Ibarra emprendió sendas expediciones cuyo objetivo era la búsqueda de un rico reino llamado por entonces Copala o la "nueva México': Al final, la segunda de ellas dio como resultado la fundación de una nueva provincia septentrional que fue llamada desde entonces la Nueva Vizcaya.m Si bien el rico reino de Copala nunca apareció, el impulso explorador desatado entonces, llevó por primera vez a los colonizadores a implantarse en territorios hasta entonces enteramente ignotos del altiplano septentrional situados al norte de Zacatecas, poblados por igualmente por gente hasta entonces desconocida. En las figuras 3.1 vemos cómo, en el curso de su expedición de 1554, Ibarra y gente dirigieron sus pasos hacia el noroeste de Zacatecas, pasando por el sitio "del Fresnillo'; para franquear enseguida el curso del río Aguanaval, llamado por entonces simplemente "río Grande" y transitar luego por los sitios que bautizaron como El Saín, San Martín y Chalchihuites. Hasta ese punto, los expedicionarios habían recorrido territorios habitados preponderantemente por zacatecos, un grupo cultural y lingüístico con el que los españoles habían tenido estrechos contactos tanto bélicos como igualmente pacíficos de tiempo atrás. Sin embargo, conforme se aproximaron al sotomontano de la Sierra Madre Occidental, se fueron internando en territorios nuevos, habitados por grupos de indios con los que no habían sostenido hasta entonces sino escasos contactos, pero que sabían eran ya un tanto distintos de los zacatecos con los que estaban familiarizados. Los expedicionarios no dudaron entonces en bautizar a los indios de aquellas regiones prácticamente nuevas para ellos bajo el nombre de "tepehuanes" Al igual que en durante su expedición de 1554, en el curso de la de 1562-63 (figura 3.2), la cual daría nacimiento a la Nueva Vizcaya, Ibarra con su gente localizó numerosos sitios habitados por estos indios "tepehuanes', como San Lucas, Avino, San Juan del Río y Guatimapé, entre otros. La mayoría de ellos eran asentamiento s dispersos llamados rancherías por los propios conquistadores, pero en algunos sitios como en Guatimapé, San Juan del Río, o en el valle del río bautizado como Guadiana, estas concentraciones de gente resultaron ser de talla relativamente considerable de manera que los conquistadores no dudaron en clasificadas como "pueblos': Más tarde, los propios

252 Presentado originalmente las fronteras

en Christophe

Giudicelli.

coord .• Clasificaciones

coloniales

y dinámicos socio-culturales

en

de las Américas. Madrid. Casa de Velázquez . CEMCA. en prensa.

253 Para un recuento detallado

de estas expediciones

y las circunstancias que rodearon la fundación de la nueva provincia

de la Nueva Vizcaya: John L Mecham. Francisca de Ibarra ...

102

ao

El españoles se darían cuenta que los que ellos llamaron «te-

Figura 3.1 Expedicion de ibarra 1554.

pehuanes» conformaban numerosas

y geográficamente

del norte novohispano. partían

extendidas de cuantas habitaban

Se trataba, en efecto, de un conglomerado

una lengua común, el O'dam, perteneciente

precisamente

una de las "naciones" indias más

ge

las bastas extensiones de grupos que com-

a la familia Yuto-Azteca,

y más

a la rama Pimic, es decir, cercana desde el punto de vista lingüístico a la

25 His

103

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Pueblo de Indios

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Real de Minas Villa española

'>:'>,:.,., .

...... :::.

a!!I Villa abandonada

te~

a la

de los pimas, habitantes de la parte norte de los estados Figura 3.2 Expedición del Francisco de Ibarra en actuales de Sonora, Chihuahua y el sur de Arizona en los busca del reino de Copa la 1562-1563. Estados Unidos.P" Sin embargo, el gentilicio O'dame, que en esta lengua significa simplemente «la gente» y que es usado hoy por estos grupos para autonombrarse.I" no fue quizás

254 Bárbara Cifuentes

- Lucina García, Letras sobre voces. Multi/ingüismo

Historia de los Pueblos

Indígenas

de México,

a través de la historia,

México,

INI - ClESAS

1998, p. 54.

255 Campbell W Pennington, The Tepehuan ot Chihuahua. Their Material Culture, Salt Lake City, University of Utah Press, 1969, p. 3.

104

ni siquiera conocido en ese tiempo por los españoles, quienes prefirieron desde un principio emplear el término «tepehuanes». No estaría por demás preguntarse españoles estaban actuando razonablemente

si los

al asentarse a la vera de un grupo tan ex-

tendido y numeroso, conocido además por su ferocidad y carácter indómito, o bien si estas particularidades

h

atribuidas a los llamados "tepehuanes" no resultaban, finalmente,

r:

inmerecidas:

en el fondo, había un poco de ambas cosas. Pero antes de seguir y para

v,

comprender

mejor este asunto, remontémonos

unos años atrás y veamos cómo fue

el

que los O'dam fueron transformados

en "tepehuanes" lo cual nos permitirá también

analizar de manera más general, las ideas que los conquistadores acerca de las poblaciones autóctonas del septentrión.

se hacían en esa época

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105

LOS ANTROPÓFAGOS

DE LA MONTARA

A partir de 1529, a raíz de la conquista de la Nueva Galicia por Nuño de Guzrnán y hasta principios de la década de 1540, los españoles habían privilegiado siempre de manera absoluta la exploración de la franja costera del Pacífico. Allí crearon una serie de enclaves (Purificación, Cornposrela, Culiacán) que les sirvieron como primer punto de anclaje en esas regiones. Durante todo ese periodo, en cambio, sólo un enclave permanente de españoles fue creado en las tierras del interior del continente, pertenecientes a la Nueva Galicia: Guadalajara. Pero la existencia de esta villa se vio amenazada constantemente por los indios de guerra y ello obligó a los españoles a transferirla sucesivamente de su emplazamiento primitivo de Nochisrlán, a Tlacorlán y finalmente a su sitio final, el valle de Atemajac, donde se encuentra actualmente. Durante todo ese periodo los españoles se aventuraron muy poco por el macizo de la Sierra Madre Occidental, de suerte que el curso del río Santiago se convirtió en una virtual barrera para la progresión territorial española hacia las tierras del interior. Esta situación sólo comenzó a modificarse a resultas de la violentísima campaña punitiva llevada a cabo por el virrey Mendoza contra los habitantes de los territorios situados al norte del Río Espíritu Santo o Santiago, durante lo que se llamó "la guerra del Mixtón" A partir de entonces los españoles fueron consolidando su presencia en la región situada al norte de la barranca de ese Santiago y uno de los resultados a mediano plazo de esta nueva situación fue la fundación en 1546 de Zacatecas.256 Como es bien sabido, además de transformarse rápidamente en un muy poblado y rico centro minero, esta nueva fundación se convirtió en punta de lanza para la progresiva exploración de los hasta entonces enteramente ignotos territorios del altiplano septentrional y por añadidura los de la Sierra Madre Occidental. Con todo, todavía hacia 1550, lo que pudiera existir hacia el interior de la Sierra Madre Occidental seguía siendo un misterio para los españoles. Más allá de una línea que iba de llaltenango hasta el río de Tepeque (hoy Bolaños) y de allí hasta la llamada provincia de Guaynamota, el resto de macizo montañoso no sólo permanecía inexplorado, sino que era considerado como una gran tierra de guerra virtualmente impenetrable y guarida de gente tan feroz como aguerrida. Un buen ejemplo de la idea que los españoles se hacían por aquél entonces de la geografía de la prácticamente recién dominada provincia de la Nueva Galicia y las regiones aledañas, nos lo proporciona la carta intitulada pintura del reino de la Nueva Galicia, realizada en 1550 por órdenes del oidor Antón Martínez de la Marcha.!" El objetivo original de esta carta era mostrar a las autoridades en México y Madrid la distribución y situación geográfica de esta provincia y argumentar a través de

256 Para un relato de la llamada Peña Colorada, los orígenes

y fundación

fundación de Zacatecas: 257 Una excelente

de Zacatecas:

de la de 1939). Ver igualmente Peter J. Backewell.

Alvarez Salvador,

reproducción

México, UNAM, Instituto se encuentra

del Mixtón: José López Portillo y Weber, La rebelión de la Nueva Galicia, México, Colección

1980 (edic. facsimilar

"Minería

y poblamiento

de esta carta aparece

de Investigaciones

en: AGI, México, 560.

al respecto

el capítulo

Minería y sociedad ...; sobre

105

de este

libro. Sobre

neogallegos

de la

....

en: René Acuña, Relaciones geográficos

Antropológicas,

primero

antecedentes

Etnohistoria,

Serie Antropológica,

del siglo XVI: Nuevo Galicia, 65, 1988, p. 149. El original

106

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ello acerca de la conveniencia de desplazar la capital de la provincia de Compostela a Guadalajara, convertida ya en ese momento en el principal bastión español en la zona. Igualmente, se intentaba ilustrar a las autoridades acerca de cuáles podrían ser los límites entre 10 que sería el futuro obispado de la Nueva Galicia, cuya erección y separación del de Michoacán se encontraban ya en curso y el de Michoacán, bajo cuya custodia había permanecido hasta entonces la provincia: (ver fig. 3.3). Al igual que muchas otras expresiones cartográficas de su tiempo, la pintura de la Nueva Galicia presenta elementos visuales poco usuales para el lector moderno y que merecen algunas explicaciones. Un análisis pormenorizado de los mismos rebasaría con mucho los objetivos del presente ensayo, sin embargo, es necesario advertir que pese al hecho de que a primera vista la pintura puede parecemos un tanto caótica y deformada, es igualmente cierto que se trata de un documento que sintetiza, de manera bastante fiel, una muy elaborada visión del espacio geográfico de la Nueva Galicia tal y como éste era vivido en la época por los propios conquistadores. Sin entrar en demasiados detalles respecto a su composición, digamos que su apariencia inusual para el observador habituado a cartas geográficas construidas a una sola escala y respetando la distribución espacial de los elementos representados respecto de los puntos cardinales, proviene justamente del hecho de que el cartógrafo no intentó ajustarse de manera absoluta a ninguno de estos dos requerimientos. Sin embargo, ello no impide a este tipo de montaje cartográfico transmitir una visión bastante clara del espacio representado. El primer elemento a considerar entonces es que la pintura fue expresamente concebida para circunscribir el territorio perteneciente a la jurisdicción de la Nueva Galicia, dentro de

Figura 3.3 Pintura de la Nueva Galicia de 1550.

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107

un espacio rectangular y simétrico. Se intentaba crear una composición donde se privilegiara y resaltara visualmente la región considerada por los españoles como el"corazón" de la provincia, la cual abarcaba sobre todo los territorios del altiplano ubicado al sur del curso del río Espíritu Santo (Santiago). Esta zona, al igual que la llamada Provincia de Avalos,aparecen entonces en la pintura magnificadas con respecto al resto del territorio, ocupando toda la parte media de la misma. Ello permitió al cartógrafo, entre otras cosas, ubicar a Guadalajara, propuesta en ese momento como nueva capital de la provincia, prácticamente en el centro de esta configuración esquemática del espacio. Al mismo tiempo se recalcaba su carácter excepcional, por medio de dibujarla bajo la forma de una suerte de ciudad amurallada, como puede apreciarse en la reproducción. En cambio, las tierras costeras y las situadas al norte del río Santiago, aparecen allí comprimidas y desplazadas hacia el noreste. Las distancias norte-sur resultan entonces muy subestimadas, ocupando dentro de la carta un espacio mucho menor del que les correspondería en una carta moderna construida a una escala bien determinada y única. Esta reducción de escala, por llamada de alguna manera, está asociada a su vez con el hecho de que tanto las tierras costeras, como las situadas al noroeste y norte de la Nueva Galicia, son representadas como zonas poco propicias para la ocupación española. Así las primeras son descritas en la pintura como tierras enfermas y vacías, como lo prueban las frecuentes menciones acerca de la existencia de despoblados que aparecen a todo lo largo de la franja costera. Por su parte, las segundas, son descritas como tierras de guerra, hecho simbolizado por la serie de pequeñas figuras de indios de arco y flecha que pueblan las secciones correspondientes a estos territorios. El observador habituado a la historia de la Nueva Galicia, podrá observar cómo, algunas de ellas evocan las batallas de los peñoles de Coina, Nochisdán, Juchipila, El Mixtón y El Teúl, durante la llamada guerra del Mixtón. Sin embargo, la remembranza de las guerras del pasado reciente no era la única razón de la presencia de estas pequeñas efigies de indios de arco y flecha: los enemigos del presente también están allí. Así, por ejemplo, alnoroeste de Zacatecas podemos observar a un grupo de indios de arco y flecha acompañados de la leyenda llanos de los chichimecas, en evidente alusión a los ya famosos y por entonces cada día más temidos flecheros, habitantes del altiplano septentrional. Otro ejemplo es el de las efigies de indios de guerra que aparecen al noroeste de Tequila, tanto en la región de Guajacatlán como un poco más al norte, en la confluencia de los ríos de Tlaltenango y Tepeque con el de Espíritu Santo, identificados en la pintura como los Tezoles de guerra. Sin embargo, la región que aparece en la pintura como la más amenazadora y al mismo tiempo como la más rodeada de misterio es aquella que correspondía a la parte noroccidenral de la Nueva Galicia. Tal y como nos lo muestra la figura no. 2 en este caso el cartógrafo decidió incorporar a su representación espacial una serie (en el sentido literal del término) de dibujos de indios de guerra, situados todos sobre una zona geográfica bien precisa, esto es, la parte occidental y noroccidental de la Nueva Galicia. Esta iba desde la Punta de los Cuanos situada sobre el litoral del Pacífico, al sur de la antigua provincia de Compostela, no lejosdel Cabo Corrientes, hasta la Sierra Madre Occidental, donde podemos observar,

108

en efecto, a un grupo de indios flecheros en actitudes de guerra (no. 1 sobre la Carta). Luego, al noroeste de Compostela, más allá de la rivera septentrional del Espíritu Santo, aparece un segundo grupo de imágenes de indios de guerra, identificados allí como los Tecuales, (círculo no. 2) y un poco más al norte tenemos una tercera mención de indios de guerra, Los Xuxutecuanes, si bien éstos no vienen acompañados de ningún dibujo como los anteriores (no. 3 en la carta). Finalmente, más al norte, aparece una cuarta mención de indios de guerra, esta vez acompañada de una serie de imágenes de chichimecas flecheros. Entre estas últimas destaca un conjunto en el cual podemos ver a indios aparentemente antropófagos pues se hallan destazando a un prisionero. Junto a ellos una leyenda reza: los tepeguanes (no. 4 en la carta). Esta es la primera y más antigua mención conocida hasta el momento acerca de la existencia de los así llamados tepeguanos o más tarde tepehuanes en la documentación colonial. Vale la pena entonces llamar la atención sobre el hecho de que este gentilicio, que identificaría en adelante y durante siglos a éste extendido y numeroso grupo, no surgió de elementos de carácter lingüístico o cultural derivados del contacto entre los conquistadores y ellos, sino de una clasificación geográfica. Dada la ausencia de trabajos especializados al respecto, no nos sería posible establecer una etimología exacta para cada una de las denominaciones atribuidas a los indios flecheros en la pintura, pero no es tampoco difícil darse cuenta de las consonancias de origen náhuatl que presentan todas ellas. La naturaleza de las lenguas habladas por los primigenios habitantes de la Nueva Galicia ha sido objeto de numerosas interpretaciones y polémicas que no abordaremos aquí.258 Simplemente recordemos que desde épocas muy tempranas los españoles hicieron del náhuatl como una suerte de lingua franca en los territorios recién conquistados de occidente. Esta fue empleada sistemáticamente, entre otras cosas, para la enseñanza de la doctrina cristiana y sabemos igualmente que numerosos caciques y "nobles" de los pueblos de indios de la provincia, adoptaron el náhuatI como lengua disrintiva.P? No es extraño entonces que en un documento de mediados del siglo XVI, 258 Recordemos, como lo hemos ya mencionado en el capítulo primero de esta obra, que autores como José López Portillo y Luis Pérez Verdiá, postularon

al náhuatl como la lengua hablada en general por las poblaciones

Galicia, sin embargo, este punto fue analizado después de manera más sistemática

se inclinó a pensar que el náhuatl que se habló en Nueva Galicia durante el periodo colonial, del náhuatl hablado por los aztecas propiamente la provincia:

dichos, y que era distinto

autóctonas

no era sino una derivación

de las lenguas de los primitivos

José Ignacio Dávila Garibl, Los idiomas nativos de Jalisco y el problema

de la Nueva

por José Ignacio Dávila Garibi, quien

de filiación

habitantes de

de los ya desaparecidos,

México, Manuel León Sánchez, 1945. La cercanía entre el náhuatl de la Nueva Galicia y el dialecto particular del náhuatl ha· blado originalmente

por los aztecas y otros pueblos del centro de la vieja Nueva España, es un elemento más que muestra

a esta lengua como un elemento españoles,

particularmente

introducido

eb esta región por los indios amigos llevadas hasta esas provincias por los

durante las expediciones

de Nuño de Guzmán de 1529 y de Antonio

de Mendoza de 1541. De

hecho. la mayor parte de los autores que han estudiado el tema en los últimos años, se inclinan a pensar que los antiguos habitantes

de la Nueva Galicia hablaban no el náhuatl, sino una serie de lenguas pertenecientes

que en particular los habitantes

de la zona occidental y noroccidental

antigua provincia de Compostela y a los territorios lenguas pertenecientes

a la familia vuto-azteca y

de la Nueva Galicia, esto es las correspondientes

a la

situados al noroeste de ésta, hacia la Sierra Madre Occidental, hablaban

a la grupo cora-chol de esta familia. Para un buen resumen al respecto: : Bárbara Cifuentes . Lucina

García, Letras sobre voces. Multilingüismo

a través de la historia, México INI - ClESAS, Historia de los Pueblos Indígenas de

México, 1998, p. 54. 259 Carmen Castañeda, "La enseñanza del castellano a los indios de la Nueva Galicia", en: El Contacto entre los españoles

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100 km

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Rgura 3.4 Carta de localización de los Tepehuanes

en la pintura

de 1550.

110

como la pintura de la Nueva Galicia, aparezcan términos con claras consonancias

huarl, como Cuanos, Tecuales, Kuxutecuanes

y justamente

ná-

el de Tepeguanes.

La adopción de palabras en una lengua poco o mal conocida y su traslado a otra, conduce con frecuencia a deformaciones

en ocasiones difíciles de desentrañar.

Sin em-

bargo, sería difícil no asociar, por ejemplo, la palabra Tecuales con el término náhuad Tecuani el cual puede traducirse venencso, e igualmente

de acuerdo con Rémi Simeon como animal salvaje o

con persona malvada y comedora de hombres.260 De la misma

manera la palabra coanos, podría asociarse con cuani, palabra perteneciente campo semántico Xuxutecuanes

al mismo

que tecuani que significa "el que come".26 Por su parte, la palabra I

podría componerse

con Tecuani, persona

de xoxa o xoxouia, embrujar

malvada, comedora

misma línea inrerpretativa,

de hornbres.é"

a alguien, combinada

Finalmente

y siguiendo la

la palabra Tepeguanes, podría venir de Tepetl, montaña, y

de Tecuani o Cuani como sufijo, significando entonces los tecuani de la montaña, esto es, la gente malvada o comedora de hombres de la montaña. Se trata sin lugar a dudas de interpretaciones

arriesgadas y es verdad también que el tema merecería ser objeto

de un análisis lingüístico pormenorizado, bargo, esta propuesta mencionados. propuesta

más allá de nuestras competencias.

Sin em-

se ve reforzada por la iconografía que acompaña a los gentilicios

En particular

en el caso de los tepeguanes

de la pintura, la etimología

de los tecuani, es decir, los "comedores de hombres" de la montaña,

no hace

sino confirmar la idea de que los personajes que aparecen junto a la leyenda están, en efecto, descuartizando Pero cualquiera

a un prisionero para comerlo.

que fuera el origen de estos gentilicios, el hecho es también que

ninguno de ellos correspondía

a lengua alguna de las habladas por los habitantes

pri-

mitivos de las regiones aludidas en la pintura. La Punta de los Cuanos, por ejemplo,

al:

corresponde

on

con lo que fue la región de los llamados Texcoquines, de quienes sabemos

por las Relaciones Geograficas, que hablaban una lengua completamente náhuad.263

distinta

del

de

Por su parte, sabemos también, por la Relación Geográfica de Jocotlán de

1584, que el coano era una de las lenguas prehispánicas habladas por los indígenas que

pá:

habitaban

primitivamente

un

montañas

de Xora y Zacarecas.P"

la región de la Sierra Madre Occidental Algunos investigadores

situada entre las

han identificado a partir de

ello al coano con la lengua de los actuales coras, perteneciente

ésta junto con el huichol

sin la; var

e indígenas

en el Norte de lo Nueva España. Ciudad Iuárez,

UACJ. 1992. pp. 85-135. Igualmente:

Thomas Calvo et. al.,

Xalisco lo voz de un pueblo en el siglo XVI. México. CIESAS - (EMCA. 1993. 260 Rémi Siméon. Diccionario más auténticos

y precedido

de la lengua nábuotl o mexicana. Redactado según las documentos de uno introducción

impresos y manuscritos

(Paris 1885). México. Siglo XXI Editores. (olección

América Nuestra. v. 1.

1981. p. 508. od vocem. 261

Ibid .• p. 402. ad vocem.

262

¡bid .. p. 791. od vocem.

identifican

105 llamados Cuanos. fueron habitantes

de 105territorios

de xora, la antigua provincia de Aguacatlán hasta la rivera norte del río Espíritu Santo:

gráfica de las Minas de locotlán,

Ve2 ind que

263 De acuerdo con las Relación Geoqrático de locottán, entre las montañas

Cu qw

situados

lación geo-

1584. en : René Acuña. Relaciones geográficas ...• p. 320. Y de hecho algunos autores 105

con 105 Caras actuales: Bárbara (ifuentes

264 Relación geográfica de las Minas de Iocotlán,

- Lucina García. Letras sobre voces ....• p. 54.

1584. en: René Acuña. Relaciones geográficas ...• p. 320.

265 266 Carl Press

111

al sub-grupo coracbol de la familia uro-azteca,""

mientras

Figura 3.5 Tepeguanes destazando

otros añaden incluso, que el cora era también la lengua

prisionero

en la pintura

de la Nueva Galicia.

de los indios de la provincia de Guaynamota.P" Lo anterior

nos llevaría a considerar

pánicos de un grupo lenguas emparentadas uto-azteca,

cuyos hablantes

la existencia probable con el subgrupo

la altura del Cabo Corrientes.

en tiempos prehis-

cora-chol, de la familia

habrían abarcado entonces una amplia franja geográfica

situada entre el extremo sur de la Sierra Madre Occidental

y la costa del Pacífico a

A este grupo lingüístico habrían pertenecido

varios de las sociedades de indios llamados "flecheros" representados Cuanos, los Tecuales y los Xuxutecuales, que eran grupos que compartían

entonces

en la pintura: los

10 cual nos puede hacer pensar en el hecho de

rasgos culturales visibles y ello podría explicar a su

vez, al menos en parte, el que los españoles los clasificaran juntos en la pintura. Pero, independientemente que los habitantes

de la validez de esta interpretación,

el hecho es que nada indica

de la región señalada como de "indios de guerra" en la pintura,

265 Bárbara Cifuentes . Lucina García. Letras sobre voces ...• p. 54. 266 Alfred L Kroeber. Uto-Aztecan Carl Sauer, The Distribution Press. lbero-Amerlcana

Languages

of Aboriginal

ot Mexico. Berkeley. University of California

Tribes and Languages in Northwestern

5. 1932; Peter Gerhard, The North Frontier ...• p. 94.

Press, Iberoamericana

a un

8. '934.

Mexico. Berkeley. University of California

112

hablaran el náhuatl o alguna variante del mismo. Es claro entonces que los gentilicios que allí aparecen les fueron atribuidos a esos pueblos por los propios autores de la pintura, inspirándose de elementos descriptivos, asociados a una nomenclatura de origen náhuatl. Esta última, digámoslo también, recalcaba el carácter guerrero y salvaje de estos indios. Lo anterior explicaría el porqué a un grupo tan alejado cultural, geográfica y lingüísticamente de los nahuas, como lo fueron los tepehuanes, se le hubiera atribuido desde épocas tan tempranas un gentilicio acuñado en esa lengua y por lo tanto absolutamente ajeno a su propia lengua, cultura y geografía. El hecho es, finalmente, que no eran los "tepehuanes', o por decido de otro modo, los "odam históricos" como tales, quienes constituían el objeto de esta designación. Cuanos, Tecuales, Xuxutecuales y Tepeguanos fueron todos términos utilizados para designar no a sociedades 'étnica" o 'culturalmente" bien definidos, sino para agrupar, genéricamente a los habitantes de una basta región lejana y misteriosa, que por otro lado era considerada también como peligrosa por los españoles, esto es, el norte ignoto. No sería sino años más tarde, con el avance español en dirección de la tierra adentro septentrional, que los" tepeguanes" cobrarían vida realmente para la naciente sociedad fronteriza novohispana.

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113

LAS NACIONES

DE GUERRA

DE LA TIERRA

ADENTRO

Como es bien sabido, con la apertura de las minas de Zacatecas y la intensificación progresiva del tránsito

y en par-

de españoles e indios por el altiplano septentrional,

ticular sobre el camino de Zacatecas, las contiendas con los llamados chichimecas se fueron multiplicando

hasta transformar

la froncera en una auténtica zona de guerra.

Desde un principio los esfuerzos por pacificar a los chichimecas tanto por parte de las autoridades, como de los propios habitantes Con el transcurrir de guerra norteños

de la frontera, resultaron

infructuosos.

de los años, lejos de disminuir en número o amedrentarse, los indios parecieron

proliferar por todas partes, e incluso llegó a hablarse

de la aparición de bandas de negros cimarrones en las montañas que se unían a los chichimecas

principios de la década de 1560, los colonizadores riamente la posibilidad

de la Nueva Galicia

en sus tropelías. No es extraño entonces que, hacia comenzaran

a considerar

muy se-

de un día terminar aplastados por una marea avasalladora de

indios de guerra, que ellos imaginaban

llegar en números crecientes desde la llamada

tierra adentro. Uno de los documentos

que mejor expresan las ideas que se hacían los españoles de

la frontera acerca de la naturaleza y geografía de los chichimecas, es la famosa Relación de Pedro de Ahumada

Sámano, escrita en marzo de 1566. Hombre ilustrado, capitán

de guerra y minero ligado con la familia de Hernán

Cortés,267 Ahumada

intituló su

escrito Relación de la rebelión de los indios chichimecas y guachichiles ... en especial en las

minas de Zacatecas, San Martín y Avino, de los daños que han hecho y en qué parte habitall ••• 268

El énfasis que desde el título Ahumada

pone en averiguar no sólo el origen,

sino en particular la localización de las zonas desde donde los chichimecas incursionaban para ejecutar sus depredaciones,

es ya de entrada un buen indicador de los temores

que asaltaban a los españoles de la frontera en aquellas épocas. Según Ahumada, efecto, los chichimecas rrespondiendo

estaban divididos en tres grandes grupos o parcialidades,

en co-

cada una de ellos a una región geográfica específica. La primera y más

meridional la conformaban

aquellos que Ahumada

identificaba como los chichimecas

propiamente dichos, habitantes de una basta franja de territorio que se extendía de oeste a este de Ixmiquilpan y Meztirlán hasta la provincia de Pánuco en la costa del Golfo de México.269 Recordemos que desde tiempos de la conquista, los españoles adoptaron el término náhuatl chichimeca para referirse a los aborígenes del norte, incluyendo entre estos a los otorníes de la provincia de Jilotepec, lo mismo que a sus vecinos los pames

y guamares, pueblos que ocupan aún hoy en día los territorios mencionados por este

267 Nora jíménez. investigadora

del Colegio de Michoacán.

prepara actualmente

un artículo sobre este personaje y sus

ligas con la familia del conquistador.

agradezco aquí sus indicaciones

268 Una edición de este manuscrito

se encuentra en: Robert H. Barlow . G. T. Smisor eds .• Nombre de Dios Durango.

Documents in Náhuatl conceming

its foundotion.

o{Che Mexicans and the Michoocanos,

Memoriol

ot the

al respecto.

Indions Conceming

1585, Sacramento. The House ofTlaloc.

269 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 59.60.

Two

Their Setvices, c. 1563, Agreemenc

1943. pp, 53.63.

l.

capitán como pertenecientes a los chichimecas.270 Al norte de éstos, continuaba explicando Ahumada, se hallaban los guachichiles, cuyo hábitat principal se hallaba a mano izquierda, esto es, al este, del camino de Zacatecas y estaban divididos según este autor en tres grupos principales. Los más meridionales ocupaban una franja de territorio que iba de la "Ciénega Grande" muy probablemente la laguna de Cuirzeo, hasta las inmediaciones de los poblados de Portezuelo, Pénjamo y Ayo (en los actuales estados de Michoacán y Guanajuato) y de allí hasta la región llamada del Gran Tunal, cerca de donde más tarde se alzaría San Luis Potosí. Al norte de éstos se hallaban los guachichiles llamados "de las salinas': habitantes de la basta región endorreica llamada también "El Salado" por los geógrafos, no lejos de donde se habían descubierto poco tiempo atrás las salinas de Peñol Blanco, principales abastecedoras de ese producto para Zacatecas y que habían dado su nombre a esta parcialidad de los guachichiles. Finalmente los más septentrionales de los guachichiles, eran aquellos llamados "del Mazapil', en alusión al sitio de vetas mineras descubierto por esas mismas fechas a unos 230 km. al noreste de Zacatecas. Estos últimos resultaban ser los más misteriosos y amenazadores a ojos de Ahumada, pues el capitán pensaba que se trataba de un grupo que tenía ramificaciones y alianzas con otros pueblos habitantes de los bastos territorios situados al norte de Zacatecas, más allá de Mazapil, aún enteramente desconocidos para los españoles. Ahumada temía que estos guachichiles, sabedores de las riquezas y flaquezas de los españoles, no atrajeran a otros indios de guerra de aquellas regiones septentrionales. Declaraba, incluso, tener informes de que más allá de Mazapil se habían reunido más de 6000 indios de guerra de los más feroces que existían, pues eran incluso caníbales y añadía que estaban lo mismo prestos a atacar a los españoles, que a sus vecinos los Zacatecos con quienes estaban en guerra.27l Según Fray Guillermo de Santa María, hoy identificado como autor del tratado sobre la Guerra de los Chichimecas, anteriormente atribuido a Gonzalo de las Casas,272el término guachichil es también de origen náhuat1:

le le

n 11

d n

••. este nombre guachichil cen se lo pusieron

es puesto por los mexicanos, compónese

porque se enbijan lo mas común con colorado

ello y porque algunos de ellos usan traer unos bonetillos los] gorriones

[y ansí a

(

agudos de cuero colorado

ver, al igual que los

a partir de un término

tepeguanos,

los

guachichiles

de carácter descriptivo

mente del náhuat!. Sin embargo, esta no es la única similitud

270

d l¡

de las jaulas que tienen las cabezas coloradas los llaman guachichil. .. 273

Como podemos los españoles

ten en los cabellos con

de cabeza y colorado di-

[y se]

habían sido bautizados tomado

en préstamo

por

directa-

entre los dos casos, pues del

Carlos Viramontes Anzures, De chichimecas. pames y jonoces: los recolectores - cazadores delsemidesierto

de Queré-

tara, México. INAH.Colección Científica. Serie Arqueología no. 416. 2000.

271 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 59-60. 272

Sobre la autoría de este tratado: Alberto Carrillo Cázares ed .• Guerra de los chichimecas (México 1575-ZirOSto 1580).

Fray Guillerma de Santa María O_ S. A. Edición crítico estudio introductorio

Zarnora, El Colegio de Michoacán - Universidad de Guanajuato, 1999. 273 Alberto Carrillo Cázares ed., Guerra de los chichimecas ...• pp. 98'99.

paleografía

y notas por Alberto Carrillo Cózares,

a

11

11S

mismo modo que los autores de la pintura de la Nueva Galicia emplearon el término tepeguanos para nombrar cientes a un ámbito geográfico

y clasificar a un tiempo a una serie de grupos pertene-

bien definido, el capitán Ahumada

con los guachichiles. Para Ahumada, 'cazador-recolecror" pología moderna,

y guerrero

que era el de pueblos habitantes

había hecho lo propio

en efecto, estos guachichiles no eran solamente un grupo

endémico

a una región, como podría clasificarlos la antro-

sino que los veía como una ramificación

es el aspecto más interesante

en su momento

de un conjunto

mucho mayor,

de la tierra adentro septentrional:

de las inmensidades

del escrito de Pedro Ahumada.

este

Como lo hemos visto para el

caso de los chichimecas y guachichiles, más que un simple informe acerca de las hostilidades de los indios bárbaros,

la Relación era sobre todo una reflexión acerca de la geografía de la

llamada tierra adentro septentrional

y de la naruraleza

de los pueblos que podrían

habitarla.

los vecinos septentrionales

de los guachichiles, es decir los famosos

zacatecos, tenían también su origen en los territorios

ignotos del norte. El capitán calculaba

Así, informaba Ahumada,

entonces que la cuna de los zacatecos podría encontrarse de se encontraban

las minas descubiertas

... traen empero su principal

en la región situada más allá de don-

por Ibarra de San Martín, Avino y Peñol Blanco:

origen de la tierra adentro, San Martín e Avino e Peñol Blanco

y sus comarcas y así en aquellas partes es la mayor cantidad de esta nación y son más lucidos y valientes de cuerpo y más atrevidos de Zacacecas ...

en la guerra que todos los de esta parte de las minas

274

Es interesante constatar entonces, cómo, desde mucho antes de que los españoles tuvieran noticia de la existencia de los apaches o aún menos de los cornanches, los inmensos territorios desconocidos de la Tierra Adentro, esto es, los de la parte norte continente, eran vistos por ellos como lugar de residencia de un número tal vez infinito de pueblos salvajes y guerreros, tan numerosos como basta imaginaban los europeos la tierra adentro. En efecto, en la cartografía de este periodo, la parte norte del Nuevo Mundo era imaginada como un inmenso territorio, tan grande, que algunos cósmógrafos hacían de ella una extensión del Asia continental. Un buen ejemplo de este tipo nos lo proporciona el planisferio intitulado Universali descrittione di tutta la terra conosciuta fin qui, elaborado en su primera versión en 1546 por de Giacomo Gastaldi: (ver fig. 3.6). Otros cartógrafos, como Abraham Ortelius en su America sive Novi Orbis nova descriptio de 1570, establecían una separación entre el Asia y el Nuevo Mundo .. El análisisde los elementos constitutivos de esta cartografía y el de su influencia sobre las ideasgeográficas de los conquistadores y pobladores españoles del norte, rebasaría con mucho los límites de este ensayo. Sin embargo, es posible decir que estos dos planisferias son representativos de la idea que existente tanto en Europa como en el propio Nuevo Mundo en esta época, acerca de la configuración de las tierras del septentrión americano. Esta era imaginada, como hemos visto, bajo la forma de una inmensa masa continental a la que se atribuía una talla incluso mayor que la que se le calculaba a lo 274 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 58.

116

cr sol es m

10 bl JU

que hoy llamaríamos la América del Sur y conectada, o descrittiane, 1546. al menos muy cercana, al Asia continental.F" Desde ese punto de vista, no era descabellada la idea de parte de los colonizadores del norte, de que fuera posible allí la existencia de numerosos pueblos de indios bárbaros y guerreros. Lo que sería, en cambio, más digno de análisis son las razones que llevaron a estos colonos a imaginar la posibilidad de que un día todos esos pueblos "descendieran" de aquellas latitudes desconocidas para arrasarlos completamente. Como bien lo ha expresado Guy Rozar, en las concepciones geográficas de los conquistadores, las inmensidades desconocidas, el "desierto': fue con frecuencia visto como un lugar infausto, morada posible del demonio.F" Como quiera que fuera, el hecho es que este temor fue conservado por los españoles americanos durante muy largo tiempo. Un siglo después, por ejemplo, en 1678, Lope de Sierra Osorio, a la sazón gobernador de la Nueva Vizcaya, declaraba que el gran peligro de su guerra contra los

Figura 3.6 Giacomo Gastaldi, Universali

~ til ra U]

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es el

c; tr

G rr n

a 275 Hamos analizado este tema en trabajos anteriores ver: Salvador Alvarez, 'Tierras geografía asiática del Nuevo Mundo en la cartografía 1998, vol. XIX, no. 75, pp. 59-110. Igualmente del siglo XVI y la exploración Nouvelle-Espagne.

y poblamiento

L'expansion

espagnole

del descubrimiento",

imaginadas tierras en imágenes: la

Relaciones, El Colegio de Michoacán, verano

para un análisis mucho más extenso de las relaciones entre la cartografía

del septentrión: dons le Septentrion

ces Sociales, Thése pour le Doctorat, Histoire et Civilisations, 276 Guy Rozat, "El desierto morada del demonio.

Salvador Alvarez, La grande trontlére asiatique du Nord de la au

xvtéme

siéde, Paris, Ecole des Hautes Etudes en Scien-

19 Juin 2002.

Bárbaros viciosos y censores jesuitas",

Trace no. 22, 1992, pp. 24-30.

2i

a7

robosos, que se contaban en ese momento

entre los más famosos y temidos herederos

de los chichimecas del siglo XVI, venía del hecho de que aquellos recalcitrantes

ene-

migas de los cristianos, habitantes de los confines de la tierra adentro, tenían en sus espaldas innumerables naciones de indios a las cuales podrían recurrir para desterrar a los cristianos de allí. De hecho, el gobernador

aseguraba incluso que los tobosos habían ya

solicitado la ayuda de todos aquellos imaginarios "vecinos lejanos" para aniquilar a los españoles y no dudaba en añadir que si un día esa nefasta alianza llegara a cristalizar, inundarían, incontenibles,

no sólo la Nueva Vizcaya, sino la Nueva España entera:

porque a sus espaldas tienen convecinas innumerables

naciones de otros Indios a quien

han solicitado traer en su ayuda y si, Dios no lo permita, lograsen robar los carros que pasan al Parral y Nuevo México con ropa como en todos tiempos y en el poco que yo goberné la Nueva Vizcaya lo han intentado aunque no conseguido, estaba a riesgo de perderse toda la Nueva España porque con el cebo de la ropa que tanto apetecen por andar todos desnudos, fueran innumerables Reinos y Provincias ..•

las naciones del Norte que salieran a inundar éstos

277

Si todavía en el último tercio del siglo XVII, el septentrión los colonizadores

seguía siendo a ojos de

una tierra incógnita de donde podrían irrumpir

bles de guerreros, en el caso de Pedro de Ahumada,

oleadas inconteni-

semejante temor resulta tanto más

justificado y verosímil. Para este capitán, colaborador cercano del segundo marqués del Valle, la mejor manera de suprimir

esa amenaza consistía en adentrarse

tierras de los enemigos para atajarlos, escarmentarlos

en las propias

y hacer de manera que desistie-

ran de tan dañino empeño. Tan fue así que en 1564, este capitán decidió organizar una impetuosa

entrada punitiva en lo que él imaginaba eran los reductos principales

de los enemigos zacateca s y guachi chiles que asolaban a la región de Zacatecas

y los

caminos hacia el sur desde hacía ya más de una década. Un elemento interesante

de

esta campaña, proviene del hecho de que para perseguir a los zacateca s y guachichiles en su propio tras patio, debió internarse justamente descubiertas

y conquistadas

mente fundada Nueva Vizcaya. Más tarde, Ahumada campaña se había topado con otra numerosa trataba, en efecto, de los habitantes Guadiana,

en las regiones poco tiempo atrás

por Francisco de Ibarra, esto es, en la entonces reciente-

donde se encontraba

reportó cómo, en el curso de esta

nación de flecheros salvajes y feroces. Se

de la región serrana situada más allá del valle del

la naciente villa de Durango, y que Ahumada

momento identificó tan sólo como los indios del Mezquital,

en ese

sin utilizar por el momento

ningún gentilicio para nornbrarlos.F"

No obstante el capitán catalogó de inmediato

a

aquellos indios como "antropófagos':

lo cual no deja dudas acerca de que sabía de quien

277 "El licenciado Lope de Sierra Osorio Oidor de la Audiencia de México. Gobernador y Cptn Gral que fué del Reino de la Nueva Vizcaya informa a VM del estado de las cosas de aquel Reino. México 26 Septiembre kett, Historical Documents ...• v. 2. p. 212. Ver igualmente de paz. cazadores-recolectores

de guerra ....

278 Relación de Pedro de Ahumada ...• p. 57.

de 1678 .• en: Charles W. Hac-

sobre ese mismo tema el capítulo quinto de este libro: Agricultores

118

l.,

se trataba en realidad: los temidos tepeguanos. Es necesario aclarar a ese respecto que para esta época los españoles de Nueva Vizcaya se referían ya de manera corriente a los habitantes primitivos de la región comprendida entre Durango y la cuenca del río del Mezquital, bajo la denominación de tepehuanes, retornando así la vieja clasificación elaborada por los conquistadores de la Nueva Galicia unos años atrás. En 1557, por ejemplo, Fray Juan de Tapia informó haber descubierto a raíz de las exploraciones de Ibarra en la región de Guadiana, 2500 familias de tepehuanes y otras 2500 de Guxipaches, en la zona del alto río Mezquiral, esto es, al oeste de Durango.F" Es indudable, entonces, que los flecheros del Mezquital, citados por Ahumada, no eran otros sino los tepeguanes tan plásticamente representados en la pintura de la Nueva Galicia de 1550. Como puede verse, desde mucho antes de que el contacto cotidiano entre los españoles y los aborígenes del norte, hiciera posible una cierta familiaridad de los primeros con las costumbres, lenguas y distinciones grupales que pudieron existir entre los segundos, ya los indios del norte habían sido clasificados y subdivididos en varias ramas. Sin embargo, es claro también que éstas clasificaciones derivaban no de un catálogode "rasgos culturales'; por retomar un término propio a la etnografía decimonónica y de! siglo XX, sino de criterios que eran, en primer término, de naturaleza esencialmente geográfica. Al igual que la palabra tepeguanes, el término chichimeca, al menos en e! sentido que le daba Ahumada, servía para identificar no a un grupo específico,sino a una serie de pueblos cuyas "identidades émicas', como suele decirse hoy, los españoles hubieran sido incapaces de determinar, incluso si ese hubiera sido su propósito. Se trata de una clasificación que partía de asociar a determinados grupos de aborígenes con porciones particulares de la "tierra adentro": un espacio geográfico desconocido y misterioso, en donde se pensaba todo era posible, lo mismo la presencia de huestes innumerables de bárbaros guerreros, que la existencia de una "nueva México" escondida en alguna parte de esas inmensidades. Como puede verse, para el momento en que los tepehuanes entraron verdaderamente en contacto con los europeos, ya éstos se habían forjado una imagen bastante precisa y al mismo tiempo terrible de los O'dame. Además de ser tenidos por antropófagos, los tepeguanes causaban aprensión por su belicosidad, y lo que era todavía peor, por su número. Así lo expresaba el propio Ahumada, quien presumía de haber recaudado informes acerca de que se estaba reuniendo una fuerza de más de 2000 flecheros en la región el alto Mezquital, prestos a irrumpir sobre los españoles, motivo por e!cual decidió emprender una campaña punitiva, o mejor dicho, preventiva contra ellos.280 Décadas enteras de guerras infructuosas contra los chichimecas, habían demostrado que los escarmientos militares contra los indios de guerra no hacían a la larga sino intensificar las hostilidades. Sería difícil entonces imaginar que al cabo de una simple campaña de unas pocas semanas, el capitán Ahumada hubiera desmantelado por completo la amenaza de los más de "2000 flecheros" del Mezquital que se aprestaban a caer 279 Peter Gerhard. The North Frontier ...• p. 203. 280 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 55.

119

sobre los poblados de españoles, por lo que es claro que se trataba de una amenaza más imaginaria que real. El hecho es que ni los 2000 flecheros del Mezquita], ni los 6000 guachichiles del Mazapil, cayeron nunca ya no sobre Zacatecas, sino ni siquiera sobre Durango, Nombre de Dios, San Martín y demás poblados menores, infinitamente más vulnerables que Zacatecas. De toda evidencia, Ahumada dedujo la llegada en fuerza de esos auténticos ejércitos de flecheros, cuyas dimensiones hacían pensar más en las fronteras de Flandes que en las del norte novohispano, no tanto a partir de datos tangibles que nunca pudo tener, sino basándose en sus ideas acerca de lo que podría existir la tierra adentro, como se decía en la época, más allá de los territorios explorados y conocidos por los españoles. Pero independientemente de lo anterior, lo más curioso del caso es que la campaña "preventiva" de Ahumada en contra de los flecheros de Nueva Vizcaya, llegaba justo en un momento en que las relaciones entre los nuevos pobladores de esa provincia y los tepeguanes comenzaban a desenvolverse por causes bastante más pacíficos de lo que hubiera sido posible imaginar en un contexto de tantos temores y de tanta violencia.

120

LOS

TEPEGUANES

DE LA NUEVA

VIZCAYA

Una de las reflexiones que con más comunes en la historiografía sobre las conquistas americanas, es aquella que evoca el contraste entre la rápida y hasta relativamente fácil conquista española de las zonas ocupadas por las otrora grandes civilizaciones prehispánicas y los largos años de esfuerzos que los conquistadores debieron invertir al intentar someter a los "bárbaros" de las fronteras. En efecto, pueblos como los araucanos, chaqueños y chiriguanos o bien los primitivos habitantes de las pampas y desde luego los chichimecas, así como la inmensa mayoría de los indios norteños, han sido con frecuencia agrupados todos juntos en el basto mosaico de los "indios bravos": ... gran parte de (estas sociedades) se estructuraban

en bandas y tribus nómadas o semi-

nómadas que se dedicaban a la caza y recolección de frutos y raíces silvestres, aunque también hubo algunos que practicaban la agricultura itinerante y la horticultura

..• esta serie de

pueblos a los que los españoles también quisieron englobar en sus dominios resultaron ser hábiles combatientes, núcleos habitados destacaron

sus ataques fulgurantes asolaban caminos reales, estancias}' grandes

por hispanocriollos

e indígenas ... los españoles y sus aliados indígenas

siempre a estos «indómitos» pueblos del resto de los indígenas de América por

su extremada belicosidad, la ausencia de un gobierno bien definido}' prisioneros

el hecho de que sus

eran objeto de dolorosas torturas y rituales caníbales ... 281

Carlos Lázaro Avila. Las fronteras

282

Para datos biográficos

de América y 105 "Flandes Indianos ••...• p. 13. Las comillas aparecen en el original.

de Ginés Vázquez del Mercado: Guillermo Porras Muñoz. El gobierno

el siglo XVI. México. UNAM. Instituto

de Investigaciones

Históricas. Serie Historia Novohispana.

diar,

del a nera hues eras

de la ciudad de México en no. 31. 1982. p. 459·

i

indic vecm

que! la Ha dio a p

eleffi

Vizc objet remo

tos e recur

de

De acuerdo con la imagen que los españoles se habían hecho de ellos hacia mediados del siglo XVI, es posible decir que los tepeguanos se ajustaban bastante bien al paradigma del "nómada" belicoso y cruel, tanto más que ya desde antes de la llegada de Ibarra y huestes a su región, estos indios habían ya dado muestras de su belicosidad. Como es bien sabido, en efecto, la expedición de Ibarra de 1554 no fue la primera que puso en contacto a los conquistadores con los aborígenes de la zona del Guadiana. Ya en 1552, por ejemplo, Ginés Vázquez del Mercado, a la sazón teniente de capitán general en la jurisdicción de las minas de Jocotlán en la Nueva Galicia,282había atravesado esa zona en busca de un rico reino septentrional, siguiendo una ruta similar a la utilizada un poco más tarde por Ibarra. Como es bien sabido, cerca del valle de Guadiana Vázquez del Mercado localizó lo que él supuso era una gran "montaña de plata'; e intentó permanecer en el lugar para iniciar su prospección minera. Pero la desilusión no tardó en llegar, pues el llamado "Cerro de Mercado'; resultó ser solamente una inmensa mole de mineral de hierro y no de plata. Sin embargo, lo interesante para nuestro tema es ver cómo la permanencia de los españoles en ese sitio resultó lo suficientemente larga y molesta para los habitantes del lugar, como provocar una reacción violenta de parte delos aborígenes. Así, a los pocos meses los hombres de Vázquez del

281

Mer. graVt

1:

vario

cantit tamb El claros

largo existí; neces:

gober funda al tien reade cuatro

elegid!

N(

planea

121

Mercado fueron orillados por los tepeguanes a retirarse, llevándose con ellos a su jefe gravemente herido.f" Sin embargo, lejos de lo que este episodio hubiera podido preludiar, el estado de guerra generalizada y total que asolaba ya en ese momento a la región del altiplano septentrional de Zacatecas hacia el sur, no se difundió de la misma manera que en el sur en la región de los tepeguanos, ni siquiera después de la llegada de las huestes de Ibarra y la fundación de la Nueva Vizcaya. Existieron, en realidad, diferencias substanciales entre la manera como evolucionaron las relaciones entre españoles e indios en la Nueva Vizcaya del siglo XVI, respecto de 10 que estaba sucediendo en su vecina del sur. Como veremos a continuación, las diferencias fueron tan importantes que sería incluso necesario separar a la Nueva Vizcaya del ámbito donde se desarrolló la llamada "guerra de los chichimecas', al menos en el sentido propio y estricto que se le dio a este término en el siglo XVI. Para explicar lo anterior, es necesario recordar, en primer término, que uno de los elementos más característicos de la expedición que dio pie a la conquista de la Nueva Vizcaya, fue que se trató desde un principio de una empresa que albergó un doble objetivo: explorar, ciertamente, las inmensidades desconocidas del norte, en busca del reino perdido de Copala pero también al mismo tiempo, fundar nuevos establecimientos e implantarse de manera durable en aquellos territorios. Un simple repaso de los recursos humanos y materiales empleados por Francisco de Ibarra para su expedición de 1562 da cuenta de este hecho: más de cien españoles a caballo, acompañados de varios centenares de "indios amigos': mexicanos y tarascos, todos ellos llevando consigo cantidades importantes no sólo de caballos, ganado vacuno, armas y alimentos, sino también de semillas y aperos agríco1as.284 El hecho de reunir semejante impedimenta obedecía, desde luego, a propósitos bien claros. Por una parte, sabemos que Ibarra preveía llevar adelante una exploración de largo alcance y enfrentar en un momento dado la conquista de un rico reino, por lo que existía el riesgo de tener que afrontar un esfuerzo bélico considerable. Igualmente es necesario recordar que para ese entonces, Ibarra había ya recibido del virrey el título de gobernador de los territorios que por él descubiertos en el norte, lo cual lo obligaba a fundar nuevos establecimientos allí. Y así 10 hicieron; durante los dos siguientes años, al tiempo que exploraban los nuevos territorios, Ibarra y sus hombres se dieron a la tarea de fundar una serie de nuevas villas de españoles en la nueva gobernación, en total cuatro: Durango, Nombre de Dios, Indé y la Victoria. De todas ellas, la primera fue elegida por Ibarra como capital de su nueva provincia.f" No se trató en ningún momento de fundaciones efímeras: fueron, por el contrario, planeadas desde un principio para durar. En el caso de la fundación de Durango, por

283 Oakah Jones, Nueva Vizcaya. Heartland of the Spanish Frontler, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1988, p. 12. 284 Francisco de Ibarra, "Relación

de los descubrimientos,

conquistas

y poblaciones

hechas por el gobernador

Francisco

de lbarra en las provincias de Copala, Nueva Vizcaya y Chiametla, 1567", en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza, Colección de documentos posesiones españolas 285 Sobre la fundación

de América

y

inéditos relativos al descubrimiento

conquista y organización

de las antiguas

Oceanía, Madrid, Imprenta de B de Quirós, 1864-1884. v. 14. pp. 463-484.

de las dos segundas: Chantal Cramaussel, La provincia

de Santa Bárbara ....

122

ejemplo, Ibarra actuó con toda la formalidad capital provincial. procedió

que era de rigor tratándose

de una futura

mejc

Eligió un sitio adecuado a orillas del río que atravesaba

el valle, donde

que I

a ejecutar una traza regular en forma de damero dentro de la cual previno es-

pacios para la plaza principal,

las casas reales, iglesia, etc, De la misma manera, reservó

un espacio a la otra orilla del río para la fundación "Analco" donde serían asentados ñaron la expedición pasaron

a colonos, o mejor dicho, a vecinos de la nueva villa, cada

respecta a las relaciones nutrido

grupo

de la fundación

de tepehuanes

muchos de ellos repartidos El caso de Durango

originarios

solares como encomiendas dos de un contingente la fundación mexicanos vislumbró dentro

de los límites del propio

de La Victoria,

sobrevivir

permanentes

no fue finalmente

de esta nueva pro-

e igualmente

se fundó

participaron

español.

sino un revez pasajero

1567 esta villa fue reemplazada

fundada

en un paraje situado

También

de manera

que no se

Cabe decir, que salvo en el caso

Incluso, la desaparición

para los pobladores por otra, llamada

a solamente

en

propio, sino que fueron asentados

a todo tipo de avatares para terminar

pues en

acompaña-

poco tiempo después de su fundación,

del paisaje norteño.

tanto

grupos "indios amigos';

menos numerosos, 287

de

muy cerca

y tarascos,

de los alrededores.F"

un poblado

poblado

la cual fue abandonada

vas villas lograron elementos

originarios

de fundarles

un

los pasos dados al momento

de indios "amigos'; mexicanos

si bien, éstos fueron

allí la necesidad

las nue-

convirtiéndose

en

del exp

de La Victoria,

sun

de la Nueva Vizcaya,

ráp:

la cual fue

San

unos 35 km. al oeste del que albergó a la

Santa Bárbara,



desaparecida.f" Abocarse

exp

de la nueva villa, siendo

Se hizo traza para la villa, se repartieron

de las villas de Indé y La Victoria, y tarascos,

también

de Dios, situada a tan sólo un medio centenar

de tepehuanes

origi

de la zona, provino del

único en el contexto

a los vecinos españoles

un poblado

el aspec-

entre los vecinos españoles.

Ibarra repitió punto por punto

de la capital provincial.

de la villa española

de los alrededores

11 abrü

al menos en lo que

y tarascos de Analco, fue asentado

no fue en lo absoluto

de Durango,

de la fundación

de la villa de Durango,

en encomienda

vincia. En la vecina villa de Nombre kilómetros

Sin embargo,

entre españoles y los indios aborígenes

con los mexicanos

y tod para

y tarascos que acompa-

desde luego, su lugar en la nueva sociedad.

to quizás más interesante hecho de que, junto

los indios "amigos'; mexicanos

pueblo nombrado

original. De ese modo, tanto los españoles como sus aliados indios

de expedicionarios

grupo conservando

de un segundo

nuev

Fra a crear enclaves agrícolas no fue tanto una elección, como una necesidad

para los españoles: para asegurarse

sabían que su supervivencia

su sustento

cotidiano.

dependería

entre los hombre

de su capacidad

Como Ibarra mismo lo manifestaría

en su relación de méritos, gran parte de los aperos, implementos males repartidos

siempre

del en :

más tarde

agrícolas, semillas y ani-

de su ejercito, habían salido de su propio peculio (o

289 : Iba Torre

290 286 Ver la relación de la fundación origen y traducida

de Nombre de Dios redactada en nahuatl dictada por los pobladores

en: Robert H. Barlow - G. T. Srnisor, Nombre de Di05 Duranga ....

287 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• pp. 52-57. 288 Chantal Cramaussel. La provincia ...• p. 12.

indios de ese

291 292 293 294

12]

mejor dicho, del de su río Diego de Ibarra).289Igualmente declaró que la primera medida que tomó como gobernador una vez fundada Durango, fue hacer distribución entre los nuevos vecinos de mucha cantidad de vacas y carneros y cabras y maíz y harina y pólvora ••• y todo género de herramientas para que construyesen sus casas y para que abriesen acequias para que llevasen agua a la dicha villa y para que regasen sus tierras e huertas .•• 290 Ibarra tenía razón, para sobrevivir en esos territorios semiáridos deberían no sólo abrir tierras, sino prever lo necesario para regarlas. Así la presencia de grupos de indios originarios del centro del virreinato se hizo sumamente valiosa debido a su disciplina y experiencia en el trabajo agrícola. Este tipo de poblamiento, basado en apertura de sistemas agrícolas de riego ha sido estudiado ya en detalle por Chantal Cramaussel para el caso del valle agrícola de San Barrolomé, cuyas tierras fueron abiertas a finales del siglo XVI por colonos de la villa de Santa Bárbara en el norte de la Nueva Vizcaya.F" Como esta autora lo ha recalcado en sus trabajos, se trató de forma de colonización que resultó sumamente exitosa en el norte, dadas las condiciones del clima y suelos locales, pero que nunca hubiera sido posible sin la participación de los grupos indígenas trasladados del centro del virreinato.P" En el caso de Durango y Nombre de Dios, incluso, el concurso de estos indios fue tanto más importante, cuanto que muy poco después de la fundación de las dos villas, el gobernador partió con el grueso de su hueste en busca del reino de Copala, recayendo entonces sobre muy pequeño número de vecinos, la tarea de perpetuarse en el sitio. Gracias a lo anterior, tanto Durango como Nombre de Dios lograron prosperar, a pesar de su reducida talla, como enclaves fundamentalmente agrícolas pues en ninguno de esos dos lugares se explotaron minas en esa época. Su éxito fue tal, sobre todo en el caso de Nombre de Dios, que este último poblado adquirió muy pronto una gran reputación centro de producción agrícola en todo el norte. Años después, incluso, Francisco de Ibarra en su relación de méritos, alardearía del hecho de que fueron los cereales de Nombre de Dios los que hicieron posible la explotación inicial de las famosas minas de Sombrerete, situadas a unos 60 km. al sureste de la nueva villa.293El éxito agrícola de la villa de Nombre de Dios fue tal y tan rápido que en 1569, por ejemplo, Diego García de Colio, a la sazón alcalde mayor de San Marrín por la audiencia de Guadalajara, intentó segregada de la Nueva Vizcaya e incorporarla por la fuerza a la de la Nueva Galicia. El intento sólo fracasó gracias a que Francisco de Ibarra logró detenerlo recurriendo él también a las armas, pero quedaba de manifiesto la importancia que estos nuevos enclaves agrícolas comenzaban a cobrar en el contexto de aquella frontera lejana.294

289 Francisco de lbarra, Relación de los descubrimientos. : Ibarra en las provincias

conquistas y poblaciones

hechas por el gobernador

Torres de Mendoza - Joaquín Pacheco. Colección de documentos inéditos .... v. 14. p. 480. 290

Ibid.

291 Ver: Chantal Cramaussel, "Sistema de riego y espacio habitado ..., pp. 17-89. 292

Francisco de

de Copala. Nueva Vizcaya y Chiametla. 1567. en Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis

Ibid.

293 José Ignacio Gallegos. op. cit.• p. 30. 294 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estado ...• p. 31.

4

12

r ,I

Un segundo elemento detrás del éxito de este tipo de poblamiento fue la creación de reducciones y de encomiendas de indios comarcanos. En efecto, con la fundación de las cuatro primeras villas no sólo se formalizó la creación de la nueva gobernación o provincia de la "Nueva Vizcayá?95 sino que se inauguraba también un nuevo episodio en las relaciones entre los españoles y sus viejos conocidos los tepeguanes. Es indudable que sin una cierta relación de paz con los aborígenes, nunca hubiera sido posible que grupos reducidos de españoles lograran consolidarse a largo plazo en esa frontera aislada y lejana. A partir de ese momento, los españoles se encontraron de pronto viviendo entre los otrora feroces tepeguanes de manera que debieron necesariamente dejar de lado al menos una parte de sus viejos temores acerca de los tepebuanes, para incorporados a un nuevo estatuto. Así, de bárbaros indómitos y antropófagos habitantes de las lejanías, los tepeguanes pasaron de golpe a ser vasallos de su Majestad y por lo mismo, sujetos de encomienda, es decir, tributarios. Es indudable, en efecto, que las nuevas reducciones de tepeguanes no tuvieron solamente como función la de asegurar la 'cristianización" de esos indios, por mucho que éste fuera un propósito indisolublemente ligado a su nuevo estatuto como "súbditos" de su Majestad. Otra aún más importante y. urgente fue la creación de un sistema estable de abasto de mano de obra y de productos para los conquistadores por la vía del tributo en productos o en trabajo. Sin embargo, lo que resulta verdaderamente notable en este caso, no es el hecho de que los españoles intentaran arrancar tributos y trabajo a aquellos indios (en eso tenían ya mucha experiencia), sino que lo hicieran con éxito. Una buena ilustración de lo anterior, la tenemos en el reporte de 1574 sobre el estado de la Nueva Vizcaya, del franciscano Juan de Miranda. Allí el por entonces párroco de Santa Bárbara, no sólo reafirmaba lo expresado por Ibarra acerca del éxito del poblamiento agrícola de su provincia, sino que describía una sociedad en la que las relaciones entre colonizadores y aborígenes hubieran parecido corresponder a las que privaban en alguna región del centro del virreinato y no en el norte. He aquí, por ejemplo, cómo veía Juan de Miranda, la situación que prevalecía en Durango: ... hay muchos labradores hay estancias

vecinos que serán hasta treinta, cogen cantidad

mi

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3~

co

11.(

de h~

ql te

tn

bI

m

er

m

Sil

lo

de trigo e maíz e

de ganado mayor y menor, es tierra muy fértil por un río que viene muy cau-

daloso e muchas tierras buenas hay alrededor están de paz e asentados

e repartidos

de esta villa muchos pueblos de indios que

en encomenderos,

vecinos e viven en pulida ..• 296

Sin lugar a dudas, junto con las menciones acerca de las labranzas de trigo y estancias de ganado de Durango, lo que más sorprende de esta descripción son los "muchos" pueblos de

295 Hecho luego ratificado definitivamente a los sucesores de Francisco de Ibarra por la Corona el 17 septiembre 1567.

u:

cuando recibieron oficialmente el título de Gobernador y Capitán General de Nueva Vizcaya. Copela y Chiametla Guillermo Porras Muñ02. Iglesia y estado ...• p. 16. 296 "Relación hecha por Juan de Miranda. clérigo al doctor Orozco, Presidente de la Audiencia de Guadalajara sobre la tierra y población que hay desde las minas de San Martín hasta las de Santa Bárbara que esto último entonces estaba despoblado. Año de 1575". en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas· inéditos ...• v. 16. p. 563.

Luis Torres de Mendoza. (olección de documentos

29

29

29 3°

125

indios repartidos en encomenderos que existían en los alrededores de Durango, asentados no sólo de paz sino viviendo en pulicía".297 Efectivamente, aunque la documentación relativa al fenómeno de la encomienda temprana en Nueva Vizcaya es escasa, dada la inexistencia de matrículas de tributarios, tasaciones y listas oficiales de encornenderos, sabemos que los vecinos de las primeras villas de la provincia fueron todos dotados de manera sistemática por los gobernadores de sus respectivas encomiendas de tepehuanes.Para 1572, por ejemplo, es decir a diez años de fundada, la villa de Durango tenía 32 vecinos oficialmente reconocidos como tales, de los cuales 28 eran poseedores de encomiendas.F" Entre éstas se contaba toda una serie de rancherías de tepehuanes, cuyos nombres se han perdido desde entonces, pero figuraban también varios de los pueblos de tepehuanes más importantes de la provincia por su talla, cuyos nombres han llegado hasta nosotros como los del Tunal, La Sauceda y Mezquital, entre otros.299 El testimonio de Juan de Miranda nos indica cómo durante las primeras dos décadas que siguieron a la conquista de la provincia, los españoles lograron crear con éxito un sistema de encomiendas con los aborígenes. Y no era todo, pues el mismo informe nos ilustra acerca de cómo lejos de quedar confinados a sus primitivas villlas de Durango, Nombre de Dios, Indé y Santa Bárbara, los colonos habían ido poco a poco extendiendo su influencia hasta otras zonas de la provincia, habitadas por tepehuanes. Miranda apuntó, en efecto, cómo para el tiempo de su informe los españoles habían podido establecerse de manera pacífica en lugares como San Juan del Río, Avino, Coneto, Los Palmitos y otros sitios, cuyos habitantes fueron también calificados de políticos, y cómo los colonos habían logrado incluso crear explotaciones cerealeras y hasta trabajar minas en esos lugares: [Avino): ... está un real de minas que llaman Avino, donde habrá diez o doce españoles ..• hay alrededor

de este real muchos indios de paz de los naturales

blados en seis o siete pueblos que serán por todos quinientos vivir en pulida .. [Palmitos):

indios que agora empiezan

a

en el Valle de los palmitos donde se pueblan agora tres estancias

de labor de españoles, hay en este valle mucha cantidad son todos los más cristianos

que están divididos y po-

de indios que viven ya en pulida y

y siembran y cogen cantidad de maíz y tienen iglesia donde los

clérigos les dicen misa ••• [Coneto]:

..• habrá en ellas cincuenta

españoles,

a dos leguas de

este real hay tres pueblos de indios que están de paz y empiezan a vivir en pulida, siembran Ycogen maíz, ...

300

La carta que presentamos a continuación da una idea más completa de las dimensiones que este fenómeno había alcanzado en Nueva Vizcaya hacia 1570: (ver fig. 3.7). Como podemos ver, para esa época los españoles habían ya logrado expandirse por una buena parte de la provincia, creando un número importante de haciendas, cuya

297 Ibid. 298 Peter Gerhard. The North Frontier

ot New

Spain, Norman and tondon,

299 Ibid. 300 Relación de luan de Miranda ...• pp. 563. 564 Y 569.

University of Oklahoma Press. 1993. p. 203.

126

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característica más sobresaliente era el estar situadas justo en la vecindad inmediata de los pueblos de indios, algunos de ellos bastante alejados de las villas de españoles que existían por entonces. Esto deja muy claro la correlación que existía entre la aparición de estas explotaciones y el uso de mano de obra indígena como sustento de las mismas. Es interesante constatar entonces, cómo tan sólo una década después de la llegada de los españoles a sus territorios, los otrora, feroces e irreductibles antropófagos tepeguanes, aparecían totalmente transformados: ahora eran tributarios y sujetos de encomienda y vivían en relativa paz con los conquistadores. ¿Cuáles fueron las razones detrás de esta aparente transfiguración:'

Figura 3.7 La Nueva Vizcaya hacia 1570.

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INDIOS

BRAVOS Y TRIBUTARIOS

PAGANOS

Quizás, para encontrar una primera respuesta, sería interesante comenzar por preguntarse si la imagen clásica construida en la historiografía sobre el norte colonial acerca del "indio bravo" norteño, más comúnmente conocido como chichimeca, no resulta al final demasiado estrecha y poco explicativa. Como lo hemos evocado arriba, en numerosos trabajos consagrados al estudio del enfrentamiento entre españoles y sociedades carentes de estructuras políticas centralizadas, se ha insistido con frecuencia en que el perfil guerrero de esas sociedades derivaba sobre todo del hecho de que se trataba de pueblos formados por cazadores-recolecrores, los cuales si bien en ocasiones conocían formas incipientes de agricultura, se caracterizaban sobre todo por ser "nómadas': Es verdad que la adopción de un género de vida "nómada" pudo convertirse en una ventaja para pueblos que llegaron a hacer de la guerra contra los europeos y sus aliados un auténtico modo de vida. En el norte tal fue el caso, por ejemplo, de los apaches de los siglos XVII a XIX, si bien hoy sabemos, que éstos ni fueron enteramente nómadas, ni desconocieron tampoco por entero la agricultura.l'" Sin embargo, es un hecho igualmente que los llamados "nómadas" no fueron los únicos que resistieron a la conquista española por medio de la guerra, ni los únicos tampoco, que terminaron convirtiéndose en "indios bravos': Recordemos, por ejemplo, cómo cuando los españoles se dirigieron hacia el litoral del Pacífico del sur de la Nueva España, los pueblos de pura cepa mesoamericana de lengua y cultura zapoteca, rnixteca y náhuatl, que ocuparon los territorios costeros de los actuales estados mexicanos de Oaxaca, Guerrero y la parte sur de Colima, no tardaron en caer en un estado de guerra generalizada y permanente. De hecho, para finales de la década de 1520, la situación en la tierra caliente de esa parte de la costa adquirió un cariz tal, que los españoles la bautizaron como provincia de los motines y poco después comenzaron a abandonarla al considerarla como una tierra de guerra casi impenetrable.t'? Más al norte, igualmente, cuando a partir de la década 1530, los españoles emprendieron la conquista de los pueblos agrícolas de cultura igualmente mesoamericana que ocupaban las tierras costeras de los estados actuales de Jalisco, Nayarit y Sinaloa, la situación fue semejante, generándose situaciones de guerra permanente que en muy poco se diferenciaron en cuanto a su violencia de las que caracterizaron a

)01

La historiografía

reciente sobre 105 apaches. ejemplo paradigmático

que no todos fueron ni enteramente

nómadas,

del nómada guerrero, ha sin embargo demostrado

ni carecieron de agricultura.

at War ano Peace. The Ianos Presidio (1750'1858), Albuquerque

Ver por ejemplo: William B. Griffen, Apaches

University of New Mexico Press, 1988; del mismo autor:

Utmost good faith. Patterns ot opathe-rnexican hostilities in northern Chihuahua border warfare 1821-1848, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1988. Igualmente:

Chantal Cramaussel, "Los apaches en la época colonial",

Cuadernos del

Norte, no. 20, julio 1992, pp. 25·)6. Salvador Alvarez, [ames Kirker. El aventurero irlandés, Ciudad Iuárez, Meridiano 107 Editores· Universidad Autónoma

de Ciudad Juárez . Gobierno del Estado de Chihuahua, Serie Chihuahua, las épocas y los

hombres, 1991. 302

Ver por ejemplo:

Donald Brand, Coaeolman and Motines del Oro.... Igualmente:

J. Benedict Warren, La conquista de

Michoacan... en especial pp. 163 Y ss. Del mismo autor: Benedict J Warren, "The Carvajal Visitation: Michoacan", The Americas, v. 19, Washington,

1963, pp. 404'412.

First Spanish survey of

128

r ,I 1

la llamada guerra chichimeca.303 Se trata en todos esos casos de enfrentamientos entre españoles y pueblos de agricultores en el sentido pleno de la palabra, pero que se diferenciaban de altas civilizaciones del altiplano central en varios aspectos esenciales. Uno de ellos era ciertamente el hecho de no poseer estructuras políticas centralizadas, pero más importante aún lo era el que se trataba de sociedades mucho menos densas que las del altiplano central desde el punto de vista demográfico y que por lo tanto mostraron una capacidad de asimilación mucho menor que aquellas frente al choque de la conquista: fue de eso ultimo que derivaron las situaciones de guerra permanente. En el caso específico de los tepeguanes, la etiqueta de sociedad "nómada" y por lo tanto "guerrerá; formada por grupos que practicaban exclusivamente la caza-recolecta para subsistir, resulta igualmente estrecha y poco adecuada. Gracias a trabajos recientes en el campo de la arqueología de las sociedades que ocupaban el noroeste novohispano al momento del contacto, sabemos que los antecesores de los grupos que conformaron con el tiempo la rama Pimic de la familia yutoazreca, entre los cuales se encontraban como mencionamos anteriormente los tepeguanes, cultivaban plantas desde cuando menos el 4000 a.p. (antes del presente). De acuerdo con estos mismos estudios para el 3000 a.p., se habían ya conformado por todo el noroeste sociedades aldeanas de agricultores permanentes, de entre las cuales, algunas dieron lugar al nacimiento de centros culturales de gran importancia como Casas Grandes y muy especialmente el de Trincheras, situado justamente en el área ocupada al momento del contacto por sociedades de la rama pimic de la familia yutoazteca, más específicamente los pimas.304 Como lo hemos visto anteriormente, sabemos que durante siglo XIV; muy probablemente debido a condiciones climáticas semejantes a las que aceleraron, por ejemplo, la gran crisis europea de ese siglo, desaparecieron por todo el norte los pocos desarrollos culturales del tipo de Casas Grandes o Trincheras que alguna vez existieron. Se presentó desde entonces un regreso a patrones de asentamiento más simples, de tipo aldeano esencialmente disperso, semejantes a los que los españoles encontraron en el norte y noroeste al momento del contacto. La ausencia de grandes concentraciones humanas y de toda estructura de tipo urbano, motivó a numerosos arqueólogos e historiadores de nuestro tiempo a clasificar a los grupos indígenas de la zona al momento de contacto como "nómadas" no agricultores. Recordemos la tesis de Marie- Areti Hers para quien, por ejemplo, las culturas arqueológicas de la Sierra Madre Occidental se dividirían en dos grandes grupos: por un lado, los colonizadores de origen mesornericano, que eran agricultores llegados del sur y los "no mesomericanos', entre los que se contaron los ancestros de los tepeguanes y que son catalogados por esta autora como

303 Hemos analizado

este proceso al detalle en: Salvador Alvarez, La grande frontiére

asiatique

grup una! últin

los e nes s nega sin e cont Cab mac

geog

MOI

ente

de i tení

abie mis del sier

legt ind

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Cla

ter de co no lo!

mi

pr

du Nord de la Nouvelle-

Espagne ...• cap. 3 y cap. 4. Para el caso de las sociedades de la costa norte del Pacífico de la Nueva España ver igualmente el capítulo segundo de este libro. 304 Ver por ejemplo:

Elisa Villalpando.

pp. 211-236. Igualmente: de Sonora", Arqueología -lunio 1997.

Elisa Villalpando

"Los pobladores

en Sonora". en: Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeca ...

- Randall H. McGuire, "Cerro de Trincheras: un sitio arqueológico

Revista de la Coordinación

Nacional de Arqueología

en el noroeste

del INAH, Segunda Epoca, no. 17, Enero

no

pn

do

)C

grupos esencialmente cazadores-recolecrores, 305 o que en todo caso sólo conocieron una muy pequeña agricultura de tipo enteramente marginal. Para Hers, incluso, este último hecho se vería reafirmado por los testimonios documentales producidos por los españoles del siglo XVI acerca de estos pueblos, en donde según ella, los tepehuanes siguen apareciendo como cazadores-recolectores y agricultores marginales.F" Sin negar la importancia de los trabajos arqueológicos de esta autora, debemos precisar, sin embargo, que como hemos visto arriba, esto no fue necesariamente así: una prueba contundente de lo anterior, la tenemos en el informe de Juan de Miranda de 1574. Cabría añadir a este respecto, que los datos aportados por esta fuente se ven confirmados en su conjunto por otras bastante más tardías, como por ejemplo la Descripción geográfica de los reinos de la Nueva Galicia Nueva Vizcaya y Nuevo León de Alonso de la Mota y Escobar, escrita en 1601307 y el censo de la provincia levantado en 1604 por el entonces gobernador Francisco de Urdiñola.l'" En ambas fuentes los mismos pueblos de indios que Juan de Miranda describió como ocupados por indios de paz que mantenían sementeras, vivían en policía" y en los cuales los colonizadores españoles habían abierto también sus propias explotaciones agrícolas, mantienen poco más o menos las mismas características. Así, por ejemplo, Mota y Escobar nos informa de cómo, uno de los numerosos pueblos de encomienda que rodeaban a Durango, Cacaria, 10 seguía siendo a principios del siglo XVII y sus indios seguían explotando sus sementeras: dos leguas adelante está otro poblezuelo de encomendero poblado de hasta treinta o cuarenta indios chichimecos pasa por él un arroyo de agua perpetuo de que se aprovechan los indios para sus sementeras ..• 309 Separado de su contexto, el testimonio de Juan de Miranda podría ser ignorado bajo el argumento de que el franciscano "mintió" o simplemente "exageró"en sus apreciaciones. Sin embargo, analizadas en conjunto y puestas en relación, las fuentes existentes, aún siendo escasas y muy conocidas, siguen revelándonos aspectos interesantes de la vida colonial temprana en estas regiones. Así, por ejemplo, el propio Mota y Escobar nos cuenta cómo en San Juan del Río, para 1601, la presencia de los españoles no solamente había sido tolerada por los indios, sino que las explotaciones creadas por los primeros habían fructificado. Así, a pesar de seguir siendo un poblado mayoritariameneeindígena, San Juan del Río se estaba convirtiendo ya en esa época en uno de los principales centros agrícolas de la provincia:

305 Ver par ejemplo:

Marie-Areti Hers - Dolores Soto •• Arqueología

de la Sierra Madre durangueña __ .• pp. 69-85.

306 Marie-Areti Hers. "La sombra de los desconocidos ...pp. 65-70. 307 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción geogrófica .... 308 AGI. Guadalajara 28. "Cuaderno cisco de Urdiñola".

de minutas del censo de la gobernación

Durango. 1604. Los resultados

• Francisco de Urdinola's census of the spanish settlements no. 35. Ago. 1955. pp 398·402;

de Nueva Vizcaya por el gobernador

Fran-

del mismo han sido resumidos por diversos autores: Woodrow Borah • of Nueva Vizcaya». The Hispanic American Historical

Review,

Oakah lones, Nueva Vizcaya ...• pp. 75-79. Sin embargo. cabe advertir que los resúmenes

presentados por estos autores difieren sensiblemente

de los resultados encontrados

documento original. 309 Alonso de la Mota y Escobar. Descripción

geográfica ...• p. 86.

por nosotros a partir del análisis del

13°

•.• Caminando

del Río, algo templado

de lindas aguas y tierras donde se dan perfectamente

de Castilla en particular nagres aunque

las uvas blancas y moscateles

poca cantidad.

algunos ganados.

fon

de que se hace muy buen vino y vi-

qm

que se dan muy buenas mayormente

mayor proveído por el gobernador

fen ciói

de trigo de riego que en la comarca tienen y de criar

Los más de ellos tienen huertas de frutales como de algunas legumbres

tienen un monasterio

cok

muchas frutas

Hay en este pueblo hasta treinta indios vecinos y españoles

trece o catorce que viven de heredades hortalizas

des

hacia el oriente a siete leguas está un pueblo de indios que se llama San Juan

La justicia de aquí es un alcalde

efee

de toda esta gente de frailes franciscos que

caÍ!

espárragos.

y la doctrina

y

en este pueblo y en él una de las mejores huertas

de este reino ...

un

310

tan de viñas y otros frutales europeos

Es claro que la aparición del Río a principios

del siglo XVII,

sencia de colonos españoles mente sería demasiado

un lugar como San Juan

no había sido producto

del azar, sino de la pre-

tarr

pueblo de indios. Igual-

ent

en pleno corazón de este antiguo

artificioso

afirmar que si los indios de esa comarca

cultivaban

sementeras de maíz en 1574, como lo afirma Juan de Miranda, ello se debió únicamente a la influencia

de los españoles.

tan rápida y completa

Una transformación

origen "pura" y "exclusivamenté"cazador-recolector': no de una generación,

"pin

y los tepehuanes

que en su contexto

anterior

arqueológicos

casi milagrosa.

Hers, la separación

entonces

habían desarrollado

todo recuerdo

érticas, sino al corazón

transfiguración

de la Sierra Madre

era~31l sería necesario

mil años, perdieron

Occidental,

data solamente

explicar cómo y porqué,

desde hacía más de dos

tan

tenc

Existen, por otro lado, trabajos por parte de los tepe-

no tocan, desafortunadamente,

resultan mucho más coherentes

las investigaciones

sobre las antiguas sociedades

El sólo hecho de la extensión las poblaciones algunas

cultural

bras

"pur

plenamente

exis-

agrícolas,

no sólo del cultivo plantas

dichas entre los tepehuanes: lo Todo apunta

a señalar entonces,

310 Ibid .• pp. 86·87. 311 Marie·Aretí Hers, La sombra de los desconocidos ...• p. 70. 312 Carrol L Ríley • Howard O Wínters. «The Prehístoric Tepehuan of Northern Mexico», Soutbwestern }oumal or Anthropol· ogy 19. no 2. 1963. pp 177'185.

ron

exis

favorecer la difusión,

sería, en todo caso, motivo de explicación.

Ene

de lenguas pimic y sobre

desde tiempos prehispánicos

entre ellos y sociedades

agrícolas propiamente

esas

de

incluso, hecho que sin duda dio origen a procesos

que debieron

en sí, sino de técnicas y prácticas contrario

con los resultados

arriba.

geográfica que ocuparon

culturales

de origen mesoamericano

de transmisión

mencionados

el periodo

de lengua o'dame, es decir, tepehuana, nos habla de la ineludible

tencia de vínculos y contactos

amI Mal

no a tierras secas y des-

Si bien estos reportes

históricos

estos grupos

la agricultura

del conracto.I'? sus conclusiones todo con los testimonios

del siglo

ens:

cuy

de la misma al trasladarse,

de la Sierra Madre Occidental.

arqueológicas

Si como se

entre los grupos pimas

que hacen referencia a la práctica de la agricultura

huanes prehispánicos.

tam

Ar~

en una auténtica

a la vida agrícola en el término,

gua

sino de menos de una década, nos haría pensar más que en un

afirma en el propio trabajo de Marie-Areti XIV de nuestra

de gente al ya

"proceso de aculruración', de Sonora

del

tepe;

=:

(

VInC

de F deL su ji

313

e

centra

seden

314 V

131

u

desde geografía cultural, hasta las descripciones dejadas sobre ellos por los primeros colonos españoles de u región, que los tepehuanos del altiplano de la Nueva Vizcaya, formaron parte de un extenso conjunto cultural variado y complejo. Es muy probable que existieran al interior del mismo diferencias marcadas entre los estilos de vida de diferentes grupos y que muchas de ellas derivaran, por ejemplo, de estrategias de adaptación a diferentes medios ambientes. Tal y como Chantal Cramaussello ha recalcado, en efecto, los llamados salineros, habitantes de las llanuras orientales del altiplano neovizcaíno, eran grupos de lengua y cultura tepehuana que sin embargo llevaban, al parecer, un modo de vida más ligado con la caza y recolecta que sus parientes agricultores, no tan "incipientes': que habitaban más al oeste, en los territorios cercanos al sotomontano de la Sierra Madre donde se asentaron primitivamente los españoles.I'! En ese aspecto tampoco es único el caso de los tepehuanos: algo muy semejante sucedió más al norte, entre los conchos y los llamados tobosos.!" Un último tema a abordar, sería el de saber porqué entonces, el destino de los tepeguanos fue tan distinto del de otros grupos cercanos a ellos, que han sido considerados también como nómadas de origen 'cazador-recolecror', como por ejemplo, los zacatecos. Argumentar acerca de saber si el "paradigmá' (por llamado de algún modo) del nómada "puro" y "guerrero'; se aplica o no al caso de los zacatecos, desbordaría los marcos de este ensayo. Se trata de un grupo, como sabemos, vecino inmediato de los tepeguanos, pero cuya geografía cultural no fue menos compleja que la de éstos, pues dominaron una amplia región que iba desde la zona de Mazapil hasta la zona de Nieves, Avino y San Martín, donde los territorios de éstos se mezclaban con los de los tepeguanes de manera tan cercana que sería difícil trazar una línea de demarcación entre ambos. De allí se extendían también hasta el altiplano en derredor de Zacatecas y también hacia suroeste de esas minas en dirección de la Sierra Madre Occidental hasta la región de Tlalrenango. En esa zona colindaban con los caxcanes, agricultores avanzados con quienes mantuvieron siempre vínculos culturales bastante estrechos, hecho que proyecta numerosas sombras sobre la caracterización de los zacatecos como cazadores-recolecrores y nómadas "puros".Pero independientemente de lo anterior, el hecho es que pese a u cercanía que existió, en lo geográfico y muy probablemente en lo cultural también, entre zacatecos y tepeguanes, las relaciones de uno y otro con los conquistadores resultaron muy diferentes y sus destinos fueron igualmente diversos a la postre. Curiosamente, por el sólo hecho de haber quedado circunscritos en una nueva provincia, distinta de la Nueva Galicia, es decir, la Nueva Vizcaya, los tepehuanes se vieron de pronto al abrigo de muchas de las prácticas de guerra que los soldados y capitanes de la Nueva Galicia aplicaban por esos tiempos a los chichimecas que habitaban en su jurisdicción. En efecto, desde el momento de la fundación de la Nueva Vizcaya, el

313 Chantal Cramaussel. "De cómo los españoles clasificaban central". en: Marie·Areti

Hers - José Luis Mirafuentes

sedentarios ...• pp. 275-304. 314 Ver el capítulo quinto de este linbro: Agricultores

a los indios. Naciones y encomiendas

en la Nueva Vizcaya

- María de los Dolores Soto - Miguel Vallebueno

de paz ...

eds .• Nómadas y

132

..:

r·, !~ "

I '

1);

1,

• I~

indio de esa provincia adquirió un estatuto jurídico distinto al de la Nueva Galicia de manera que en vez de ser incluido de oficio en la rúbrica de los "chichimecas de guerra'; pasó a ser un "vasallo pacífico" de la Corona. Ello no fue producto de una concesión graciosa de parte de los conquistadores de la provincia, sino del interés de los mismos y más particularmente del de Francisco de Ibarra, quien hizo lo necesario para que su título de gobernador comportara privilegios semejantes a otros de su tipo, entre ellos uno muy importante y que era la facultad de distribuir encomiendas de tributarios de la Corona.l'" Así, cuando a partir de 1569 se discutió y de hecho se puso en práctica la guerra a fuego y a sangre contra los chichimecas, los indios que quedaron del lado de la Nueva Vizcaya resultaron mucho menos afectados por esa política en la medida que beneficiaron, por así decido, de la protección directa del gobernador de la Nueva Vizcaya. No olvidemos que los gobernadores de esta provincia gozaron desde su fundación del título de capitanes generales, esto significa que eran enteramente autónomos en el ámbito de la guerra, de suerte que los capitanes subordinados al virrey y a la Audiencia de Guadalajara nunca tuvieron autorización de operar en Nueva Vizcaya y de hecho sus incursiones fueron detenidas cada vez que se presentó la ocasión por los vecinos y capitanes de Nueva Vizcaya.316 Desde ese punto de vista, los indios de Nueva Vizcaya nunca fueron realmente chichimecas en el sentido jurídico del término, si bien coloquialmente fueron nombrados en ocasiones como tales. En todo caso, el hecho fundamental es que su situación frente a la sociedad española resultó a la larga muy distinta de la de los aborígenes de Nueva Galicia. Así, por ejemplo, mientras a éstos se les declaraba sujetos de guerra afuego y a sangre, a los de Nueva Vizcaya, en cambio, la Corona les otorgaba incluso privilegios. Tal fue el caso en 1581, cuando a petición de los gobernadores de la Nueva Vizcaya, Francisco y Diego de Ibarra, los indios de esa provincia fueron eximidos por la Corona del pago de tributos reales. La razón principal aducida por las autoridades neovizcaínas era la pobreza material de estos indios y la imposibilidad de que afrontaran cargas semejantes a las que debían soportar sus congéneres de más al sur."? A cambio de ello, las autoridades reales acordaron a los gobernadores de la provincia la facultad de seguir otorgando encomiendas y de tasar a los indios sometidos a este régimen, con tributos en trabajo, que fueron fijados en 3 semanas anuales por tributario. Este hecho dio pie más tarde al surgimiento de un auténtico sistema de repartimiento en esa provincia.l'" El hecho de que no se aplicara la política de guerra a fuego y el sangre en Nueva Vizcaya de la misma manera que en Nueva Galicia, sin lugar a dudas coadyuvó a una mucho más rápida y fácil implantación de los colonos entre los indios de esa provincia que en su vecina del sur y ello a pesar de las semejanzas que pudieron existir entre las

f

1 L

y e

d s s

d p

315 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estada .. p. 16.

31

316 Ibid., p. 31.

3l

317 José Ignacio Gallegos. Historia de Durango ...• p. 117. 318 Chantal Cramaussel, "Encomiendas

repartimientos ...

133

sociedades

indígenas

de las dos provincias.

llamada "guerra de los chichimecas" pendió en su desarrollo, de sus "inclinaciones afrontaron

Ello nos muestra,

por otro lado, cómo la

como tantas otras guerras con indios bravos, de-

no sólo del carácter "nómada" de las poblaciones

guerreras';

esos conflictos.

sino también

Como quiera que fuera, es necesario

manera exitosa como los colonos de la Nueva Vizcaya lograron tiempo entre los indios de esa provincia, una historia idílica marcada mostraron

en un principio

solamente

decir también

incrustarse

no significa tampoco

se tornaba

de asimilación

frente a la presencia

en huida y guerra. El propio Juan de Miranda

paz pero añadía igualmente

servir en las haciendas emblemático

de

que se negaban

de minas de los españoles.é'?

terminaba

y la

señaló en su repor-

simple y llanamente

Este comentario

a

resulta bastante

10 que fueron desde entonces las relaciones entre españoles y los indios

de 1577 y 1584 Y la insistencia que se hallaban

y someter

estos. Aparecerían

desde entonces periódicas

por socavar severamente

tiempo atrás, "pacíficos y políticos" tepehuanos

de tolerancia

algunas sumamente

de Santa Bárbara, cuando

los, poco termi-

a los colonos a refugiarse

de Todos Santos, situado

de

seve-

que describió Juan de Miranda,

la villa de Santa Bárbara y obligaron mineral

cocoliztles

minas por don-

a toda clase de esfuerzos

la capacidad

crisis guerreras

ras, como la de 1586, por ejemplo, en la provincia

fundado

de explotar

a sus nuevos tributarios

terminarían

naron quemando

como los mortíferos

de parte de los españoles

en sus haciendas,

recientemente

de

de Santa Bárbara se hallaban

de Nueva Vizcaya. Más tarde, la llegada de epidemias dequiera

que la

en tan poco

por relaciones pacíficas. Cierto, los tepehuanos

una gran capacidad

te, por ejemplo, que los indios de la región en derredor en ese momento

y

que aquella haya sido

españoles entre ellos, pero más allá de un cierto umbral, la tolerancia aceptación

aborígenes

de la manera como los propios españoles

un medio centenar

en el

de kiló-

metros al norte de allí.320 Ello provocó, entre otras cosas, que la minería desapareciera por entero de la provincia hecho que aunado

de Santa Bárbara durante

con la desaparición

de la provincia

más de medio siglo y de hecho, minera de Chiametla,

la minería de plata en toda la Nueva Vizcaya comenzara de vacas flacas.321 A mediano ya lograron

plazo y a pesar de esos brotes guerreros,

reestablecer

en sus relaciones

una suerte de nuevo equilibrio,

con los indios comarcanos.

a vivir un auténtico

precario. pero equilibrio

En 1591, por ejemplo, el gobernador

mientras

paz, no forzándolos

al trabajo minero:

319 "Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 565. 320 Chantal Cramaussel. Peupler la frontiére ...• p. 89.

322 Ibid.

Ro-

en que se había

de plata, los españoles habían perdido

que sobre el altiplano,

321 Ver el capítulo segundo intitulado:

al fin,

se debía por una parte al hecho de que en las regiones

serranas, otrora grandes productoras de los indios.?"

periodo

los colonos de la Nueva Vizca-

drigo de Río de Losa explicaba a la Corona que el estado de decadencia sumido la minería neovizcaína,

hizo que

Chiametla ....

los colonos preferían

el control

mantenerlos

de

134

... sácase poca plata por la falta de gente porque en las minas los matan los naturales serra-

p

nos en cualquier descuido: y está de paz la gente de la tierra llana que si aquélla estuviera de

y

guerra ya se hubiera despoblado aquella tierra .•. 323

"

En efecto, la amenaza de la guerra estaba presente en el horizonte y lo estaría durante mucho tiempo todavía. Sin embargo, lo que queda de todo esto, es que, al igual que lo que sucedió con tantas otras poblaciones aborígenes del Nuevo Mundo, los indios de Nueva Vizcaya fueron transformados en tributarios con una rapidez asombrosa, mucho antes que la "conquista espiritual': representada en el caso del norte por la misión, tuviera tiempo de ofrecer resultado tangible alguno. No sería entonces exagerado calificados de vasallos infieles, o si se prefiere, completamente paganos, de la Corona de España. Todo ello nos habla de cuan eficaces pudieron ser estas formas completamente coercitivas y violentas de "integración" del "otro" a la naciente sociedad colonial. En este caso el vehículo principal de esa "integración" fue la encomienda, pues es claro que el primer y más durable vínculo que existió entre los aborígenes y la naciente sociedad colonial norteña fue el tributo en trabajo. Desde luego, la incorporación de los indios a esta nueva sociedad colonial no fue gratuita. Poco a poco, a lo largo de los años, la presión ejercida por la naciente sociedad colonial sobre las sociedades aborígenes fue minando su capacidad de asimilación así como su tolerancia. A partir de entonces, la historia de la Nueva Vizcaya y del norte lejano en general se vio plagada de episodios de guerra,324 de entre los cuales el más notable y famoso fue sin lugar a dudas la llamada "gran rebelión" tepehwana de 16161618. Como lo ha demostrado al detalle Christophe Giudicelli, más que una rebelión puntual, aquella fue una prolongada guerra, cuyas formas fueron tan variadas como basto fue el ámbito geográfico sobre el cual se desarrolló.I" Sin embargo, sus causas últimas sería necesario buscadas en el largo proceso de desgaste a que se vieron sometidas, desde el siglo XVI, las sociedades indias locales y su antiquísima forma de vida. Por trágica paradoja, habría que esperar esta gran rebelión para que renaciera una vez más, en la imaginación de los conquistadores, el feroz tepeguán de guerra y resurgieran también los temores acerca de una posible invasión de bárbaros que arrasara con la Nueva Vizcaya entera: ... movieronse

éstos Indios Tepehuanes

a mudar de religión por instinto y persuasión

Demonio, y assi levantaron un ídolo, y se gobernaban

del

por hechiceros y para establecer me-

jor su nueva elleccion, no obstante que ellos son de mucha cantidad y corren muchas leguas de la Nva. España, por mayor seguridad, trataron desde luego de convocar todas las otras naciones de la Gobernación

y fueron astutos y mañosos en hacer este movimiento

que a

323 AGI, Guadalajara 63, Rodrigo del Río al Rey, Durango, 7 octubre de 1591. 324 Ver por ejemplo:

Guillermo Porras Muñoz, La frontera ....

325 Christophe Giudicelli, Guerre indentités

el métissages aux

trontiéres

de /'Empiree: la guerre des Tepehuán en Nouvel/e

8iscaye (1616), Paris, Université de Paris 111, Sorbonne Nouvelle, U.F.R. d'Etudes Ibériques et Latino·Américaines, obtenir le grade de Docteur de l'Université

de Paris 111, décembre 2000.

Thése

pour

P poc soci

135

penas a quedado

r casi

en toda la Gobernación

(que tiene distrito de mas de 250 leguas a lo largo,

otras tantas de travesia) quién no halla entrado en el alzamiento

Para fortuna de los colonizadores,

...

326

la gran invasión del norte esa vez no llegó tam-

poco, aunque por su parte, para los tepeguanes a resultas de esa guerra el desgaste de su sociedad y la erosión de sus antiguas formas de vida, no hizo sino acentuarse,

326 Relación breve de los sucesos que ha tenido la Guerra de los Tepehuanes de la Gobernación de la Nueva Vizcaya desde lS de Noviembre de 1616, hasta 16 de Mayo de 1618", en: Charles W. Hacket, Historical Documents ...• v. 2. p.l00.

137

epe h uanes" : dos dilatadas parcialidades de chichimecas norteñosw

CAPITULO

IV

D"e zacatecos""ty

y SUS VECINOS

1: LOS "CAZCANES"

"ZACATECOS"

DE LAS MONTAAAS

Tradicionalmente se ha dicho en la historiografía sobre el norte, que los zacatecos irrumpieron en la escena histórica solamente a raíz del descubrimiento, en 1546, del célebre centro minero al cual cuales ellos dieron, por cierto, su nombre: las minas de los Zacatecas. Sin embargo, esto no fue así. En realidad, la historia de los contactos tempranos entre zacatecos y colonizadores es bastante anterior a este evento y se halla íntimamente ligada con la de sus no menos famosos vecinos (y parientes culturales como veremos a continuación), los llamados "cazcanes" Sería difícil encontrar dos grupos cuyas descripciones historiográficas resulten más contrastantes que las de estos "zacarecos" y "cazcanes', Mientras los primeros han brillado como uno de los ejemplos clásicos del chichimeca "nómada" y guerrero, los segundos, en cambio, han sido considerados por diversos arqueólogos y etnohistoriadores, como un grupo plenamente agrícola de pura cepa mesoamericana, que ha llamado la atención también por dos circunstancias muy particulares. La primera, su participación en la célebre guerra de! Mixtón, uno de los episodios guerreros más historiados de la conquista del norte y e! segundo, la presencia en parajes cercanos a los que ellos habitaron, de una serie estructuras arquitectónicas de piedra de origen prehispánico, de entre las que destaca e! sitio arqueológico de Chalchihuites, situado a unos 160 km. al noroeste de Zacateca s y que han hecho que se les atribuya un pasado cultural plenamente mesoamericano. En 1937, en efecto, el arqueólogo John Alden Mason propuso que estas ruinas (conocidas desde e! siglo XVI por los españoles y despobladas desde hacía tiempo al momento del contacto), habrían sido vestigios de un foco cultural de tipo mesoamericano implantado en el área, al que e! autor llamó justamente "cultura chalchihuites':m Un poco más tarde, autores como e! propio Mason, Carl Sauer, Donald Brand, Carrol L Riley, entre otros, fueron desarrollando la idea de que entre el año 100 Yel 1000 d.c., se habría creado una suerte de corredor cultural entre Mesoamérica y el gran norte a través de la Sierra Madre Occidental, e! cual incluyó en su momento desde la región costera del Pacífico hasta la zona de Casas Grandes en el hoy estado de Chihuahua y e! llamado

327 Publicado originalmente

en: Chantal Cramaussel. coord .• La Sierra Tepehuona. Asentomientos

blación. Zamora. El Colegio de Michoacán. 328 John Alden Mason, "Late Archaeological Society Iwentv-ñfth

Anniversary

y Movimientos

de po-

2006, pp. 97'129. Sites in Durango from Chalchihuites to El Zape", Philadelphia Anthropological,

Studies, v. 1, 1937, pp. 127'146.

"Gran Suroeste" norteamerícano.F? res, la 'cultura Chalchihuites" rurales mesoamericanos

Dentro de ese "corredor': nos apuntaban

estos auto-

habría operado como centro un difusor de elementos

cul-

en dirección del centro norte y la Sierra Madre Occídental.P"

c y

Desde el punto de vista de su evolución como centros de poblamiento,

autores como el

q

propio Mason y Charles

así como a otros

c

cercanas (La Quema~

a

y Loma de San Gabriel, entre otros), como enclaves agrícolas ocupados

c

centros monumentales da, Navacoyan por inmigrantes implantado

J. Kelley,

describen

menores situados en zonas relativamente

llegados directamente

del centro de Mesoamérica,

en esa zona, desplazando

lectores, entre los que incluyeron tepehuanes,

cuya entrada

J. Kelley,

Charles

que compartían

autóctonas

en escena fue un poco más tardía.

ficos, por ejemplo, habrían

de las poblaciones mesoamericanos

autóctonas

seguramente

con sus vecinos "bárbaros':

Waine Powell para el siglo del periodo

claves mesoamericanos

Concluye

XVI.332

colonial,

s

distintos

tanto cultural

habrían

semejante

vivido en un estado

al que describió

luego diciendo

durante

de que esta supuesta

siglos a los en-

pertenecientes

o La Quemada,

North Mexican Frontier. Archaeology

Intercambia

J.

Charles

entre

para el caso de sitios como

r

culturalmente

que los originales,

de éstos, los "tepehua-

(1939). en: Carrol lo Riley - Charles Kelley eds, The

of El Zape Durango" and Ethnogrophy.

Kelley. "Altavista

Chalchihuites:

Carbondale

Southern

lllinois University

Port of Entry on the Northwestern

y Norte de México. México. Sociedad

331 Charles J. Kelley. "Archaeology

Mexicana

Press, 1971. pp.

como la española

para interpretar entre

en la historiograña,

e ilustrar

sí y en circunstancias

linbro: Agñcultores

en el que la historiografía

del siglo XVI y la de los grupos muy anterior

completamente

sobre

que habitaban

y que involucró

distintas

los patrones

también.

Hemos

334 Mañe-Areti Hers. Los toltecas

of the Northern en tierras

Frontier ...• p. 768.

chichimecas

...• pp. 47-48.

de este

de interacción

el norte a la llegada

a sociedades

de paz ....

333 Charles J. Kelley. "Archaeology

en: Rutas de

b 1: a s

discutido

tema

entre de éstos.

mucho menos este

trabajo.

se trata de un

dos sociedades

tan

sirve como modelo

distanciadas

en el capítulo

culturalmente, quinto

e e

Frontier. ..p. 768.

of the Northern

un proceso

Frontier.

1980. pp. 53-64.

de Antropología.

332 Ver: Phillip Waine Powell, La guerra Chichimeca .... Como se indicó en la introducción distintas

r

e

en Mesoamérica

caso curioso

lo

I d

127-1i¡6. 330 Ver por ejemplo:

d

y que los sitios fueron luego ocupados

o por los vecinos septentrionales

Etnohistory

11

n

a los llamados "zacatecos',

on the Archaeology

(

desde hacía cuando

nes', en el caso del sitio Alravista, por ejemplo.!"

329 Donald Brand. "Notes

h

e

y mucho menos avanzados

los que se cita frecuentemente

t

de los sitios monu-

a esta cultura, habían sido abandonados

menos dos siglos a la llegada de los españoles

Chalchihuites

arqueológica

Xly'm En efecto, de acuerdo con los registros arqueológicos

del siglo

por grupos distintos

de los

"guerra permanente"

sacados a la luz en las últimas décadas, todo indica que el conjunto mentales

Phillip

que los ancestros

e

g

de 'cazadores-recolecrores"

bien pudo haber sido una de las causas de la ruina final de esta cultura hacia principios

q

z

y ciertos motivos iconográ-

fueron los que asolaron

en el área, al punto

le

del centro de Meso-

civilizaciones

la metalurgia

ti

d v

de estos enclaves agrícolas

sido por ello mismo, radicalmente

Añade que los sedentarios de guerra permanente

con las grandes

monumental,

respecto

de cazadores-rece-

331

por ejemplo, aduce que los habitantes

américa como la arquitectura

'chichimecas"

a las poblaciones

los cuales se habrían

a los zacatecos y a los vecinos norteños de éstos, los

rasgos culturales

como étnicamente

entonces a Chalchihuites,

de este

e

139

Es interesante

constatar

cómo diversos arqueólogos

citados Charles Kelley y Marie-Areti

e historiadores,

como los ya

Hers, a los que habría que añadir a Phil Weigand

y otros más han querido ver en los "cazcanes" históricos, a los "descendientes" que Iue la alguna vez la floreciente cación bastante argumenta

cultura

clara de esta postura

ceremonial mesoamericano,

los descendientes

ténticos enclaves fronterizos, los valles intermontanos

se habrían

como centro de poder y núcleo

de los inmigrantes

llamaron 'cazcanes"

En contraste,

cuando

se aborda el tema de los procesos

mesoamericanos"

tinente, Hers asiente en afirmar

y las poblaciones

que la agricultura

hacia el norte desde Mesoamérica Sin embargo,

inmigrantes la agricultura

norteños

autóctonas

del complejo

a través de corredores

que habrían

habría corrido

camente desconocidos,

los cuales habiendo

adquirido

resulta sugerente,

norteños

del maíz, durante

sólo al margen, das, nos resultan

en zonas propicias

sino completamente

de la ecología cultural

Los orígenes

de las décadas

de los procesos

335 Ver. por ejemplo:

337 tbia, p. 67·

a la adopción

norteños,

incluso

domesticadas,

de plantas

no

domestica-

Charles

Kelley

de adopción

J.

Speculations

se percibe una clara impronta

de los trabajos

de 1970 a 1990 y en particular

la de diversos

de agricultura,

.... pp. 19·39. Igualmente:

de los cazcanes ...• pp. 55.56.

336 Marie·Areti

de difusión de

muy poco claras en los textos aludidos. Lo que es posible decir, es que

en la base de este tipo de interpretación estudiosos

la zona en tiempos

periodo."?

para el cultivo de plantas

refractarios

norteña.

en cambio, el hecho

Las razones para explicar el porqué estos "cazadores-recolectores" aquellos que habitaron

del

locales o "no mesoarne-

al margen de las corrientes

todo ese larguísimo

y de

arqueológi-

propiamente

sorprende,

los grupos autóctonos

por completo

que la difusión

como el actual Su-

. ricanos" (como los llama Hers), es decir, los mismos que poblaban la agricultura

a la llegada de los

el complejo mesoamericano

a lo largo del tiempo una agricultura

históricos, al parecer quedaron

Pre-

del maíz se difundió

a cargo de "otros" grupos

de que, dentro de este mismo esquema,

norteñas.

dado origen a la "cultura Chalchihuites"

roeste norteamericano,

Pero si por un lado ésta propuesta

cultural

como el de la Sierra Madre

de su tipo. La autora deduce, entonces,

desarrollado

que alguna

en la parte norte del con-

hacia regiones todavía más lejanas en el septentrión,

maíz, habrían

siendo los

de interacción

advierte que este proceso fue muy anterior

mesoamericanos

demás desarrollos

vendrían

de origen autóctono,

por ejemplo, acerca del origen de la agricultura

Occidental.

en

mesoamericanos.l" Pero este cuadro, al parecer

con los inmigrantes

entre los "inmigrantes guntándose,

en esos au-

para la misma autora, los

los tepehuanes,

de los grupos de cazadores-recolectores

simple, se complica

asentados

replegado hacia el sureste para concentrarse

zacatecos, al igual que sus vecinos septentrionales, vez convivieron

Hers, por ejemplo, quien

del extremo sur de la sierra madre, dando origen a los grupos

que después los españoles descendientes

10

Chalchihuites.P'' Una expli-

arqueológica

nos la da Marie-Areri

que a raíz del colapso de Chalchihuites

de

Hers, La sombra de los desconocidos ...• p. 66.

sedentarización

Phil C. Weigand

y formación

• Acelia García de Weigand.

de sociedades

aldeanas

como Kent V. Flannery, por citar uno de los más importantes.

Este autor, por ejemplo, al estudiar el desarrollo ámbitos mesoamericanos, y permanente recolectoras

exponía cómo la progresiva

de plantas de plantas

en los patrones

por parte de sociedades espontáneas,

una de las más importantes el desarrollo la práctica creciente primero

de plantas

adopción

dependientes

otrora exclusivamente

ar~ tale!

cazadoras

y

fuertes modificaciones hacia la "sedenrarización"

social de tareas necesarias

de la actividad

propiamente

humana:

en otras palabras,

dicha. Ello, a su vez, habría significado

de

con los grupos que permanecieron

desplazados

nómadas

diferenciándose

que habían permanecido

dependiendo

neas, conservando

y cuyo análisis quedaría

y étnicamente

"sede antes

el cultivo de algunas plan-

"cazc

espontá-

sobre este tema que involucra procesos

do, arqueólogos

como Kelly y Hers, han llegado a una versión de la historia

que aparecen

cómo, a partir de un esquema

que resulta, a la postre, bastante

marcada

por un enfrentamiento

como altamente

eco lógico y lo tecnológico, De un lado de la barrera

especializadas

y sus "descendientes';

y no agricultores.

de que, finalmente,

los 'cazcanes''

Sin embargo

de materiales

con la práctica

puede deberse simplemente

a hechos coyunturales

gaciones o con la interpretación

de los materiales

mientras

los norteños insistir

que

autóctonos

sobre el hecho

teórica. Se apoya, desde

El primero de ellos, la ausen-

susceptibles

de la agricultura.

excluyentes.

históricos,

debemos

principales.

como en lo

de pura cepa mesoamericana

esta división tajante sigue siendo bastante arqueológico,

mesoamericanos"

Esta habría estado

tanto en lo cultural,

opuesto, se colocarían

el punto de vista fáctico, en dos argumentos cia en el registro

peculiar.

cultural

secular y radical entre dos formas de

estarían grupos de agricultores

del otro lado, en un polo prácticamente "no mesoamericanos"

cercano al arriba apunta-

a un punto tal que aparecen como mutuamente

como los "chalchihuiteños"

de muy

fuera del alcance de este ensa-

apuntemos

del norte prehispánico

tir er

Por su parte,

yo, simplemente

profundamente

nues 'cazc

de los

de la caza y la recolecta de plantas

por completo

Con bato

de vida nómada o semi-nórnada.P?

Sin querer entrar en una polémica larga duración

conocer y practicar

com

term

hacia un modo

ligados a la caza-recolecta.r"

esencialmente

así sus patrones

socialmente

!

a su or-

como cazadores-recolectores,

de allí. Al fina1, los grupos que transitaron

los grupos no agrícolas, si bien pudieron tas, siguieron

rrog

una

social, como en el uso de ciertos espacios ecológicos, por los cuales habrían

competido

dese

aquí

para asegurar

por parte de estos grupos, tanto en lo concerniente

de vida de tipo aldeano, terminaron

sociedad

arq~

en distintos

del cultivo sistemático

en su momento

fueron la aparición de tendencias

de la agricultura

para finalmente grupos

de agricultura

de esos grupos. De entre estas modificaciones,

a su vez a la adopción

especialización

ganización

entrañó

sociales y de conducta

hecho que derivaba

primitivo

de vincular

a los grupos "no

Es claro que semejante

ausencia

segur L: llama deGI puebl Jalpa, este

p

tales e sores

I

a muc

por en

no se r en gen

A· princi] dos,

111

la villa

ligados con el estado de las investirecolectados.

Conscientes

de ello, los

340 Carta

ta ...• p. 7: 338 Ver. por ejemplo.

Kent V. Flannery. "The Origins of the Village as a Settlement Type in Mesoamerica and the Near East:

A Comparative Study" en: Peter J Ucko . Ruth Tringham . A W Dimbleby. Man Settlement 1972 pp. 23'53. Igualmente: 339 Ver por ejemplo:

Kent V. Flannery ed., Tbe early Mesa american Village. Boston, Academic Press. 1976.

Barbara Stark, "The Rise of Sedentary life".

lndians, Austin, University

and Urbanismo London, Duckworth,

en: Supplement

of Texas Press, Archaeology v. 1. 1981. pp. 345-372.

to tbe Handbook o] Middle American

341 Done Majestad

342 Perte

encomien

343 Origil

344 De M

y etnohistoriadores

arqueólogos argumento

complementario

tales, privilegiando descritos

al tema, han recurrido

para reforzar

aquellas

efectivamente

dedicados

sus hipótesis,

desde siempre, como

al uso de fuentes documen-

de origen colonial en donde los grupos

en los términos

requeridos

estudiados

por los especialistas

rrogan": en el caso de los ejemplos citados, como "nómadas'; "cazadores-recolecto Pero, en realidad,

las fuentes

aquí un papel que va mucho como simples "testimonios Con harta frecuencia,

nuestro punto

de época'; destinados

o desmentir

como "testimonio

compro-

uno u otro de sus postulados,

en gran medida su propia investigación.

Este ha sido desde

de vista el caso, por ejemplo, de quienes han adoptado

'cazcán', "zacateco" y "cepehuán" para ilustrar

acomodaticio,

a "confirmar" o 'desmenrir'Thipóresis"

a una fuente determinada

lejos de confirmar

termina desnaturalizando

res':

en especial las de origen colonial adquieren

más allá de su uso, en ocasiones bastante

al recurrir

batorio', el investigador

escritas

sean

que las "inte-

la ruptura

términos

que teóricamente

como

debió exis-

y "no mesoamericanos" o dicho de otro modo, "nómadas" y o "agricultores y no agricultores" en la historia cultural del norte. Pero

tir entre mesoamericanos "sedentarios"

antes de ello, sería interesante

preguntarse

'cazcanes" y "zacatecos'; semejante

si para aquellos que dieron nombre

esquema

hubiera operado realmente:

a estos

nada es menos

seguro que eso, como veremos a continuación. La historia

temprana

entre los españoles y los que después fueron

de los contactos

llamados 'cazcanes" y "zacarecos', es bien conocida. de Guzmán

dan cuenta de cómo los españoles

pueblos, bien dispuestos, Jalpa,341 Juchipila

Las crónicas del periodo

encontraron

con buenas casas y abastecidos

o Tlaltenango.

Sin embargo,

de Nuño

allí, una serie de grandes

de granos, como Nochisrlán.r"

un elemento

importante

a recalcar de

este periodo es que ni el término "cazcanes', ni tampoco el de "zacatecos" aparecen como tales en la documentación

de esa época. En su momento,

tanto Guzrnán,

sores Diego Pérez de la Torre y Francisco Vázquez de Coronado a muchos de esos pueblos, como Tlacodán, por citar solamente no se mencionan

Tlaltenango,"?

como sus suce-

dieron en encomienda

El Teúl,343 y Teocaltiche.r"

algunas. Sin embargo, en los títulos conocidos

de esas encomiendas,

todavía los términos "cazcanes" o "zacatecos" sino solamente

se hablaba,

en general, de los "indios" de cada uno de los pueblos depositados. A pesar de la buena primera principio

en los conquistadores,

dos, muy pronto

impresión

aquellos aborígenes

la villa de Guadalajara,

que los lugareños

por lo bien dispuesto mostraron

originalmente

340 Carta a SM del presidente ... p. 43; ver igualmente

fundada

habían

y lo populoso

causado

en un

de sus pobla-

su lado rudo y belicoso, al punto que en las inmediaciones

de Nochistlán,

el relato de Gonzalo López: Relación del descubrimiento

y conquis-

ta...• p. 72-73. 341 Donde afirmaba

Guzmán habían incluso tropezado

una punta de oro que pesaba tres a cuatro reales ... Carta a Su

Majestad del presidente. ..• p. 43. 342 Pertenecientes

a Juan de Oñate y Juan de Barrios: Rafael Diego Fernández. La primigenia ...• Razon de las cedulas de

encomienda ...• pp. 286. 290 Y 294· 343 Originalmente

depositado

en Juan de Villarreal y Diego Hernández: Ibid.

344 De Miguel de Ibarra: Peter Gerhard. The North Frontier ...• p. 101.

debió de abandonada en 1535 y mudada más al sur, a un sitio cercano al pueblo de Tlacotlán. Durante los años siguientes, las cosas continuaron por el mismo tenor, hasta el punto que los colonos se vieron virtualmente expulsados toda la región allende el Río Grande.r" dándose así inicio a la muy conocida "Guerra del Mixtón" Los hechos ocurridos en la misma son demasiado conocidos para ser relatados aquí. Simplemente recordemos cómo, ante el temor y la alarma que suscitaron las noticias llegadasa México acerca de esa guerra, el virrey Mendoza se movilizó hacia la zona a la cabeza de una ejército formado por varios cientos de jinetes españoles y un contingente de "indios amigos" mexicanos, cuyo número se ha calculado en más de 50,000 efectivos.l" Las consecuencias del paso de esta imponente fuerza guerrera por la Nueva Galicia, fueron absolutamente devastadores para las sociedades indias locales. Luego de librarse dantescas batallas, miles de alzados fueron muertos y otros tantos reducidos a la esclavitud, al tiempo que prácticamente todos los viejos poblados de indios de la zona, como Tepeaca, Tequisistlán,juchipila, Nochistlán.jalpa, Apozolco, El Teúl y muchos otros quedaron literalmente arrasados.r" Fue justamente en medio de los fragores de esta guerra que los españoles comenzaron a emplear juntos los términos "cazcanes" y "zacatecos" Una de las referenciasmás tempranas que nos han llegado al respecto, es la que aparece en la así nombrada "Primera Relación Anónima" de esa guerra: ... Primeramente

es a saber que al principio

bidos a particulares

que viven en la villa de Guadalajara en esta dicha provincia:

y Compostela

los primeros

Xalpa y otros pueblos comarcanos chimecas

del alzamiento,

fue por no dar los tributos de-

señores de pueblos que en aquella provincia residen, especialmente los

e más poderosos

que ansí mesmo es pueblo de españoles

pueblos que se alzaron fueron Suchipila y Apozol y

pero es la cabeza por ser la gente della cazcanes y chi-

que hay en aquella provincia;

dejaron las casas e sementeras

y estos pueblos sobre los dichos

que tenían e subieron a lo alto de los montes que en lengua

de indios se llaman peñoles •.. 348

Aquí el autor deja ver claramente por una parte que la guerra se originó por los tributos que exigían a los indios los particulares señores de pueblos, esto es, los encornenderos y por el otro apunta que los enemigos eran, eran cazcanes y chichimecas, gente fiera que había dejado sus casas y parcelas para empeñolarse y hacer la guerra. Un poco más adelante en el mismo escrito, el autor dejaba más claro quiénes eran realmente aquellos

345 "Fragmento tigos que presente

de la visita hecha a don Antonio de Mendoza. Interrogatorio

por el cual han de ser examinados los teso

por su parte don Antonio de Mendoza". en: Joaquín García Icazbalceta.

Colección de documentos...• v.

2. p. 106. 346 Carta de Jerónimo López al emperador:

México 20 de octubre de 1541.en: tbtd .• v. 11. p. 141. También: Hemán Cortés.

"Petición que dio don Hernando Cortés contra don Antonio de Mendoza pidiendo residencia 347 Pérez Bustamante.

Don Antonio

348 "Relación de la conquista

contra él. en:

tota.. p. 63.

de Mendozo ...• p. 83.

de Nueva Galicia, alzose año de 1542. Anónima tercera del Instituto Jaliciense de Antropolo-

gía e Historia". en: lose Luis Razo Zaragoza ed .• op. cit., p. 331.

143

'chichimecas" que poblaban e barranca es poblada

la región junto con los 'cazcanes": "... toda la ribera des te río

de yndios llamados

en este tiempo que pasó el Adelantado lá ...

349

zacatecos, los quales son grandes flecheros y

no eran alcados porque estaban sujetos a Tona-

Desde luego, cuando el autor, un antiguo soldado de esa guerra, alirmaba que los

indios de la barranca

sujetos a Tonalá, no es necesario imaginar o elucubrar

se hallaban

acerca de la existencia

allí de ningún

por el estilo. Descrito

al tiempo

grandes de esa zona, Tonalá

supuesto "señorío" de origen prehispánico,

de la conquista

pertenecía

Belmonte, quien había recibido

como uno de los asentamientos

por entonces

del gobernador

en encomienda

Cristóbal

de la porción de la barranca

El relator anónimo

del río Santiago inmediata

más

a Juan Sánchez

de Oñate ese pueblo, junto

con 400 casas de indios de lo primero que se pacificase en esa barranca, el propio título de la encomienda.l'"

ni cosa

según se indica en

se refiere entonces a los indios a Guadalajara,

sujetos del enco-

mendero de Tonalá y a los cuales, como vimos, les da el nombre de "zacatecos'. Mucho tiempo

de Santa María en su Guerra de los Chi-

más tarde, fray Guillermo

chimecas, de 1575, aduciría que el apelativo "zacareco', provendría hierba, en lengua mexicana,

añadiendo

de "zacare', es decir

que el término habría sido aplicado a ese grupo

por ser gente que vivía y se escondía entre los herbales. En ese momento

el franciscano

se refería a los famosos

con los cuales

los españoles entraron de los Zacatecas.

flecheros "zacatecos" del altiplano en contacto

solamente

Pero como podemos

después del descubrimiento

damos

cuenta, este término

los españoles desde mucho antes del descubrimiento gente que habitaba el momento

septentrional,

de ese documento,

fue empleado

No olvidemos que en

la región entera se hallaba en estado de

guerra, de suerte que a lo que se refiere el soldado es a la gente de las pequeñas rías de indios, algunas quizás dispersas trancas comarcanas. el de los habitantes por su naturaleza

por

de esas minas, para ser aplicado a

muy lejos de aquellas planicies semidesérticas.

de la escritura

de las minas

ranche-

por los parajes inaccesibles y aislados de las ba-

Es decir, es gente que por su género de vida todavía más rústico que de los grandes poblados

guerrera,

de indios de la zona y ciertamente

recibían los motes de 'chichirnecas"

"cazcanes" Nos hallamos,

y de "zacatecos" y no el de

en otras palabras, frente a un fenómeno

más arriba para los texcoquines,

también

semejante

al relatado

o los tecuales y cuanos, todos vecinos y culturalmente

muy cercanos a los "civilizados" habitantes

de los pueblos de Xalisco y Tepique,

pero

clasificados aparte en razón de su formas de vida y su fiereza a la hora de hacer la guerra. Se trata, en otras palabras definición de "comunidades

de términos

que no designaban,

para los españoles, a la

érnicas" y ni siquiera a la de grupos bien diferenciados

entre

sí, como han querido vedo diversos autores del siglo XX, sino a dos tipos de habitantes de esa región. Por una parte, los que podríamos los pueblos importantes,

llamar "aldeanos'; es decir la gente de

los cuales eran designados

o bien sencillamente

como "indios"

349 Ibid., p. 333· 350 Rafael Diego Fernández Sotelo,

La primigenia

Audiencia

de la Nueva Galicia 1548-1512.

Respuesta al cuestionario

de luan de Ovando por el oidor Miguel de Contreras y Guevara, Guadalajara, El Colegio de Michoacán - Instituto Ignacio Dávila Garibi - Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 1994, p. 287.

Cultural

144

("indios" de Nochistlán,

"indios" de Juchipila,

etc.) o bien el tiempo también

canes': Por el otro lado se hallaba la gente de las pequeñas

rancherías

la barranca del Río Grande, o más lejos, en las montañas

como "caz-

lo

dispersas, ya sea en

ern

cercanas a algunos de los gran-

m,

Madre y desde luego también, aquéllas situadas en los bordes del altiplano septentrional

tra la j

semi-árido:

fue

des poblados

como Nochisdán

o Tlaltenango,

todos podían, en un momento

La documentación

relativa

o bien en las estribaciones

dado, ser llamados "zacatecos"

a la distribución

de encomiendas,

nos proporciona

de ese tipo dignos de análisis. En 1539, por ejemplo, Toribio

ejemplos

recibió en encomienda

de manos del gobernador

pueblo de Tlaltenango.

En el título se indicaba

pal, Bolaños recibiría en encomienda Cenepaltán,

Catamajaque,

Coltitlán,

Pocotique,

colique.P!

Igualmente

comprendía

Coronado

Ese mismo

Tabasco,

año, Andrés

título de encomienda que se encontraba

Teteyuca,

qw

fon

con otra serie de pueblos "sujetos": Guanusco.joa-

los

Tepoista, Alonso

Tepeuque, Lorenzo

Tenango

encomienda,

Guajaca

y

Tenanguen.352 un

y di

cuyos

can

y Juan Ruiz recibieron

una serie de pueblos sujetos de Tlaltenango, en el documento.P! Dado el contexto los encomenderos

de guerra en

no entraron

en pose-

la g

y Jalpa. Sin embargo, unos años después, en 1550, cuando ya las cenia enfriarse y el centro minero de los

dist

del Mixrón" comenzaban en 1546), comenzaba

la restitución

a poblarse, Toribio de Bolaños demandó

de sus los derechos

que le habían sido otorgados

varios pueblos suietos de Nochistlán,

sante en este contexto,

y que a

Cuacasde Toribio

catalogados

culd

esta vez como de

Te~ que

y Chola.P" de Bolaños, resulta particularmente

ya que fue quizás uno de los capitanes

intere-

de la Nueva Galicia que

relaciones más cercanas con los llamados "zacatecos" y como veremos un poco del análisis de algunas de sus actividades

importante

res de la conquista

para comprender

pueden

desprenderse

datos su-

a qué tipo de gente se referían los conquistado-

de la Nueva Galicia, al emplear este término.

acerca de las encomiendas

deb segl

se le

que había poseído antes de la guerra sin disfrutarlas,

El caso de este encomendero,

comentando

con

mis

"zacatecos": Gavila, Camachan,

más adelante,

sur

cast

diesen en custodia

mamente

Coiberan,

de aquellos sujetos

cambio de las encomiendas

estableció

en el mismo

la cual

la región, por el momento

(descubierto

a la Audiencia

As,

y Bí-

de Villanueva,

zas de la llamadaGuerra Zacatecas

ca:

'za

Haji, Asquestán,

Tenaque,

sión de sus feudos, por lo que poco se volvió a hablar de la identidad de Tlaltenango

n

siL

Centicatiche,

que amparaba

el

cos vín

princi-

Hojaloca,

otorgó a Bolaños, una segunda

esta vez no se indicaron

de Coronado,

denominados

Carerique,

Comacamotlán,

de Bolaños,

con su encomienda

Taste, Yuca, Guajoltidán,

el pueblo deJalpa,junto

cala, Cuaymala,

Vázquez

que, junto

Arabaltica,

Ochijinaque,

Nochistique,

Francisco

otros veinte poblados

como sujetos de Tlaltenango:

documento

nombres

de la Sierra

Pero antes continuar

de "zacatecos" de este personaje,

recalquemos

1 "caz¡ ces

"zac: otro pue\: se e Sien

351

tbta..

p. 286.

352 Jesús Amaya Topete, Ameca: proto{undación mexicana: historia de la propiedad en el valle de Ameca Jalisco y tirtun-

vecindad. México. Editorial l.umen, Apéndice. p. 79; Rafael Diego Fernández. la primigenia ...• p. 288

era e Bol pos e

353 Rafael Diego Fernández. la primigenia ...• p. 289 354 José Francisco Román Gutiérrez. Sociedad y evangelización en Nueva Galicía durante el siglo XVI. Guadalajara. El Colegio de Jalisco - Universidad Autónoma de Zacatecas - INAH. pp. 93-95.

355 Jes

145

lo que estaba pasando en esos momentos en aquella parte de la Nueva Galicia. Para entonces, la vieja sociedad aborigen de la región, se había eclipsado para siempre. La mayor parte de la población que quedaba de los viejos pueblos "cazcanes" habían sido trasladada hacia el sur de la Nueva Galicia, para luego ser repoblados, sí, pero ya bajo la forma de "reducciones" controladas por frailes franciscanos y en las que se indujo una fuerte presencia de indios nahuatlatos, como elemento de control sobre esos levanriscos aborígenes. 355 Difícilmente podremos ya hacemos una mediana idea clara de los vínculos culturales o de las diferencias reales que pudieron existir entre los aldeanos 'cazcanes" y sus vecinos "zacatecos" tal y como los vieron los primeros conquistadores. Así, por ejemplo, cuando Toribio de Bolaños solicitó y obtuvo sus encomiendas de "zacarecos', Nochistlán se hallaba en completamente destruido y abandonado y lo que quedaba de sus antiguos habitantes, se hallaban o bien depositados en reducciones al sur de la provincia o bien, dispersos por las montañas. De esa suerte, cabe preguntarse si los pueblos sujetos de Nochisdán que este capitán obtuvo en encomienda, estaban formados por trasrerrados del antiguo poblado de Nochistlán, o por lo que quedaba de los habitantes de las pequeñas rancherías de indios de la comarca. Quizás fueran una combinación de ambos, pero el caso es que aparecen como "zacacecos', gente montaraz y dispersa de la cual nada nos indica que fuera culturalmente muy distinta de los "cazcanes" que ocuparon alguna vez el viejo Nochisdán. Si bien los pueblos sujetos que Bolaños obtuvo en encomienda antes y después de la guerra del Mixtón, son distintos, es interesante remarcar cómo los nombres de los mismos presentan consonancias que parecen algunas tomadas del náhuad, como Cuacastle, Asquestán o Nochistique, por ejemplo, pero otros parecen venir de una lengua distinta de aquella: Gavila, Arabaltica, Pocotique, Bicolique, etc. Este es un asunto que debemos dejar a los especialistas, sin embargo, si todos estos nombres, en especial los segundos, provinieran de una lengua común, ello nos indicaría la existencia de lazos culturales muy cercanos entre los llamados "cazcanes" de Tlaltenango, Nochisdán y El Teúl y estos "sujetos zacatecos" que habitaban en sus alrededores, a través de una lengua que no era muy probablemente el náhuad. Lo que es claro, en todo caso, es que intentar establecer "territorios" precisos para "cazcanes" y "zacarecos', a partir de toda esta documentación, resulta sin duda un exceso interpretativo. Así, tenemos entonces que en una época determinada, aparecen "zacatecos" en las inmediaciones de Tonalá, en plena barranca del río Grande y en otro momento, son "zacarecos" también, los habitantes de las rancherías alrededor de pueblos como Nochistlán, El Teúl y Tlalrenango. De hecho, esta "geografía zacateca" se extendía también hacia el occidente de esta región, en dirección del macizo de la Sierra Madre Occidental: en 1550, por ejemplo, el mismo Toribio de Bolaños, quien era encomendero también de los indios del río de Tepeque (luego llamado "Río de Bolaños'; precisamente en recuerdo de este hecho) fue señalado por haber sacado grupos de "zacarecos" de su encomienda del Tepeque, para asentados cerca del incipiente 355 Jesús Amaya Tapete. Ameca ...• apéndice.

p. 177

DI

o o

" Madre ZACATECAS

\ ••• • O • -

Zona de zacatecos Pueblo de caxcanes Pueblo de indios Villa de españoles

\\ <

':"." ':"."

-----"'~~.

Provincia de Composte/a

x.u.coO

Camino

.

~ :\

:./. T.o<:lltt,,,. Ac.l.chln.

replq.eO· COMPOSTELA

••

··:· '0;-

2611m

L- __ -LI

so 11m

~I

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100km

P.eglón de/os texcoquines

0

. T.uk.ttititn

...::':~':'.'::'

.

......

.~.

o

Figura

l¡.1

Los dominios

según las fuentes

AMI.leo

camino que comunicaba

zacatecos

españolas

nas y azuzarlos

1530-1550.

a la hora de intentar

"zacateca" correspondía

para que hostilizaran

con aquellas mia los viajeros que

por allí.356

transitaban La gran dificultad

a Guadalajara

determinar

hasta qué punto esta geograRa

o no a la de un grupo cultural mínimamente

viene del hecho de que todos estos son testimonios imágenes y referencias efímeras y coyunturales,

homogéneo, pro-

de tiempos de guerra. Se trata de

que nada nos dicen de elementos como

por ejemplo la lengua hablada por este grupo de la cual se sabe realmente poco o casi nada, más allá de la toponimia

que generó.357 No obstante

10 que si es claro es que el

de "zacateco" era un apelativo que reenviaba, en el imaginario realidades mucho más amplias, tanto en

de los conquistadores, a

10 geográfico como en 10 cultural (y ciertamente

que 10 que se había propuesto hasta ahora en la historiograRa. 10 anterior que tampoco la dicotomía agricultor-no agricultor no aparece

más complejas también) Agreguemos

a

de ninguna manera reflejada en el uso que le daban los españoles a ese término. Muy por el contrario, tenemos también rancherías de "zacatecos" que aparecen en las fuentes como productoras

de maíz, tanto así que llegaron a convertirse

356 Ibid .• pp. 93-95. 357 Regresaremos sobre este tema un poco más adelante.

en proveedoras

de ese grano

----~----------~----------------------~ 147

para las minas de Zacatecas. En las cuentas de los tributos reales de la Nueva Galicia de 1557 a 1560, por ejemplo, se hace mención de la existencia de una serie 'estancias" de zacarecos, cercanas a Tlaltenango (muy probablemente al norte de ese pueblo), llamadas Cacantichan, Ycot, Tachicultuicatalocoyahuca, Taltiquinalo y Yecotoyca, las cuales aportaron durante esos años tributos en maíz (100 fanegas cada uno), gallinas y guajolotes, productos que fueron adquiridos por el comprador de tributos de Zacatecas, para dar de comer a los pobladores de esas minas.358

358 AGI, Contaduría

860, Cuentas

cultuicatalocoyahuca,

Taltiquinalo

de la Real Caja de Zacatecas, y Yecotoyca

de zacatecos.

1560, Tasación de los pueblos

de Cacantichan,

Ycot, Tachi-

1t¡8

2. LOS "ZACATECOS"

DEL ALTIPLANO

Y SUS VECINOS

DEL NORTE

lO

.

za

ra sep-

cas

de los llamados "de abrigo". Esto

un

Tal y como diversos geógrafos lo han definido, una buena parte del altiplano tentrional

mexicano está ocupada por Un semidesierto

significa que uno de los factores causales y determinantes dad es la presencia

de la gran barrera que conforman y Oriental,

Sierras Madre, Occidental la humedad

proveniente

de sus condiciones

los cuales captan, y retienen,

des de adaptación montañosos, silvestres

en consecuencia,

a

en las zonas continentales

an su.

10 habitan. Estas van desde la práctica

ne

permanente,

prácticas

pr

Se trata, en otras palabras, de un medio que ofrece posibilida-

especialmente

la adopción

una gran parte de

tie

y menos marcada

variadas a las poblaciones

de una agricultura

co

de los grandes

del centro del altiplano

macizos rnonrañosos.P"

ch

de las

de los océanos. Es una región que presenta,

diversos grados de aridez, siendo ésta tanto más acentuada endorreicas

de seque-

los macizos montañosos

que

en regiones

en aquéllas

simplemente

en las cercanías

cercanas

regadas

extractivas

o pertenecientes

por corrientes

a los macizos

en las Zonas más áridas. Entre ambos extremos,

hasta

ríe

de plantas

de

en diversos

la

permanentes,

como la caza o la recolecta la integración

te

grados, del cultivo Con la caza y la recolecta de plantas silvestres, fue siempre posible y

se

como lo veremos, ello no pasó desapercibido

qt!

"chichimecas" trionales,

que habitaban

para los diversos grupos de los llamados

ese medio, entre ellos los "zacatecos" y sus vecinos septen-

r

los "tepehuanes"

Como sabemos, a raíz de la aparición de las minas de Zacatecas, finalmente altiplano

en escena, el "zacateco" salteador, habitante septentrional,

tes de adelantar

comenzó

a aparecer

de los bordes semidesérticos

del

Si

de

y vida cultural, de este nuevo tipo

(a

10 que pudo significar para las sociedades aborígenes

considerar

P.

Sin embargo, an-

que nOS es tan familiar en la historiografía.t'"

cualquier juicio acerca de la identidad

de "zacareco', debemos

lo

se

de esa zona, un evento como la aparición de esas minas. Como sabemos, el de Zacatecas

lo

fue un poblamiento

le

sumamente

rápido, masivo incluso, tanto así que en 1550, es decir, y seco,

a

más 300 vecinos españoles,

COn más de 1500 indios esclavos y de servicio, además de

n

un número

de españoles

CI

a tan sólo cuatro años del descubrimiento,

población

indeterminado

de esa talla, necesitada

a obtenerlos

que es sumamente

sueltos. Es obvio que ante la llegada de una

de alimentos

donde los encontraran

encerrar las rancherías

ya había ya en ese paraje inhóspito

y mano de obra inmediatos

más a la mano, los magros recursos

de indios comarcanas

no duraron

probable que muchos sus habitantes

y dispuesta que pudieron

gran cosa. Y no sólo eso, sino pasaran a poblar algunas de las

numerosas

"casas de esclavos" que los vecinos del lugar poseían ya en 1550 y que fueron

registradas

por el oidor Hernán

en ese mismo añO.361 Teniendo el antecedente

Martínez

de la Marcha durante

en cuenta semejante

atroz de la guerra llamada "del Mixtón"

359 lean Demangeot,

Les milieux nature/s désertiques,

contexto

su visita de las minas y sumando

pretender

a todo ello

que la aparición

Paris, Editions SEDES, 1981, en especial pp. 27-33.

360 Para referencias de este tipo ver, por ejemplo: Powell, La Guerra Chichimeca .._, en especial cap. 3, pp. 68. 361 El documento

ha sido reproducido

"1

en: Federico Sescosse, "Zacatecas en 1550· ...

del

C

e

149

"zacateca" de guerra en el altiplano ramente "espontánea" caso, españoles),

septentrional,

no fue sino fruto de una reacción pu-

de parte de grupos "nómadas" que atacaban a "sedentarios" (en este

sólo por el hecho de que "invadían" sus "territorios

una manera simplista y terriblemente

empobrecedora

de caza', no es sino

de presentar las cosas. El que mu-

chos de los "zacatecos" que aparecen en las fuentes como salteadores en los caminos que comunicaban practicado

a Zacatecas

con Guadalajara

(desde tiempos

inmemoriales

a nadie. De hecho, los españoles andan desnudos

y México fueran, en efecto, gente que había quizás), la caza-recolecta,

que los conocieron,

no debe sorprender

los describieron

sin ambages: "...

hechos salvajes. No tienen ni ley ni casas ni contratación

ni labran la

tierra ni trabajan más que en la saca, e della e de las frutas silvestres y raíces de la tierra se sustentan.

Su principal

mantenimiento

necesario decir también teco" solamente

son las tunas e mezquite ... "362 Sin embargo, es

que las fuentes no son ni con mucho unánimes

en llamarzaca-

a ese tipo de indio salteador, salido de los tunales y mezquitales

tierras áridas. Ciertamente

los territorios

situados

de Zacatecas

hacia el oriente, tanto

de la parte del norte (digamos en dirección de Mazapil o el Bolsón de Mapimí), la del sur (hacia las salinas del Peñol Blanco, por ejemplo) se caracterizan seco, su naturaleza que habitaron

agreste y su ausencia de corrientes

en algún momento

como de

por su clima

fluviales permanentes.

Los indios

esos parajes, que ya fuera de manera permanente,

los que los tenían como refugio temporal rra, debieron

de las

o

en tiempos de recolecta o para efectos de gue-

ser gente avezada en el arte de buscar agua y comida en ese medio difícil. "zacateco" era así: hacia las cercanías del sotomontano

Pero no todo el territorio

de la

Sierra Madre, el clima y el paisaje se hacían muy diferentes. Por ese rumbo el paisaje está dominado

por una sucesión de altas mesetas y valles aluviales, generosamente

(al menos los más afortunados

de ellos) por cursos fluviales permanentes,

se pueden citar el muy famoso Valparaíso, los valles que bordean

el Aguanaval

regados

entre los que

situado sobre un afluente del río Colotlán y

(llamado en ese entonces, "Grande" o de Medina)

de

los cuales uno de los más famosos fue el de Trujillo. Estos dos últimos valles se hallaban a distancias relativamente nar de kilómetros

cortas de Zacatecas:

a Valparaíso no mediaban

sino un cente-

y a Trujillo, la mitad, poco más o menos. Lo interesante

cómo, muy poco tiempo

después

de fundadas

las minas, esto es, ya para mediados

la década de 1550, Diego de Ibarra tenía funcionando estancias agrícolas, las cuales sabemos "zacatecos" establecidos El de las reducciones

alimentó

en Valparaíso

originalmente

de

y Trujillo, sendas

en mano de obra con

allí bajo la forma de reducción.r'" de indios norteños

recibido muy poca atención crucial para comprender

es constatar

no "mesoamericanos',

de parte de los historiadores,

muchos

en aquellas tierras. En condiciones

de los aspectos

del poblamiento

como las que privaban

es un tema que ha

pero que sin embargo resulta español

temprano

en la lejana y poco poblada

362 Memorial de los indios de Nombre de Dios acerca de sus servicios al rey, c. 1563, en: Barlow Robert H . Srnisor G T

eds., Nombre de Dios Durango ...• p. 57 363 Relación de la villa de San Martín y Uerena e Minas de Sombrerete 6 de febrero de 1585 por Rodrigo Belcazar Alcalde Mayor escribano Gutierre de Segura Testigos Miguel de Castro, Hernando de la Fuente Martín Pérez ..., en: René Acuña, Relaciones geográficas

del siglo XVI: Nueva Galicia ..., p. 250.

frontera

septentrional

novohispana

del siglo XVI, el recurso

cesario a la hora de poblar era justamente de mediados

del siglo XVI, cualquier

sobre todo, sostener, cesidades al hablar donde

de reducciones,

el destino

zonas irr:

que no fuera capaz de atraer y

frutos ers

circuitos de abasto lejano que le suplieran estaba condenado

en cuanto a techo y sustento,

en productos

era convertirse

ne-

a hacerse auto suficiente de El problema

se piensa en el contexto

de esos establecimientos

tes y estables de tributo

las más inmediatas

so pena de desaparecer.

de inmediato

describía

ese, gente, mano de obra. En el norte lejano

emplazamiento

de mano de obra y alimentos,

inmediato,

más escaso y el más ne-

_.. Los

es que,

sus rar

de la Nueva España,

en proveedores

gozar.

permanen-

pre cal

y además en fuerza de trabajo, para la sociedad

española.i'" Sin embargo, el Norte lejano, las exigencias eran, por así decido, menores, más sencillas. Antes que la provisión y consistentes

en productos

consistía solamente

de tributos

constantes

Este" regiones a la ya b;

un cierto acopio de mano de obra, en el caso que nos

nombre (

el papel de las reducciones

para labores agrícolas. Sabemos

siempre al uso de métodos

en cantidades

norteñas

bien determinados,

en asegurar

ocupa, esencialmente

espontánea

absolutamente

fijar a estos indios en sus reducciones

coercitivos

que los españoles y violentos

recurrieron

para primero,

para

y obligados luego a realizar labores simples como

to,

es

nUE

que los

cavar, abrir zanjas y sembrar, cosechar, etc. Sin embargo, lo hicieron y de manera exitosa

Bolaños)

desde épocas muy tempranas.é'?

septentri

nimo de familiaridad cumplieran,

dirección

tanto en el caso de los "zacarecos', como en el de sus vecinos los "tepe-

y de allí,

huanes', como lo veremos a continuación.

En ambos casos, la función del"chichimecá'

como mano de obra agrícola fue modesta, lograron

implantarse

si se quiere, pero funcional:

El'chichimeca"

y en este caso, el'zacateco"

existir, sin embargo,

cuáles,

Para esb mornenn

por la mano de obra agrícola, son mucho más

anterior,

que nos muestran estacional,

cómo, para una parte importante

caso. ASÍ, por ejemplo, en el

Historical

1519-1975", Historia

complementarias

de una pequeña

agricultura

la que complementó

agri-

insistimos,

los frutos de la caza-

aparece más claramente

Memorial de los indios de Nombre

Howard F. Cline, "Civil Indian Congregations

of the Indians

24, 1975, pp. 566-578;

el primer

de Dios de 1563, se

of New Spain 1598-1606",

Review XXIX, no. 3 ago., 1949, pp. 34-369. Peter Gerhard, "La evolución Mexicana

del mismo autor: "Congregaciones

Hispanic

del pueblo rural mexicano

de indios en la Nueva España

antes de 1570", Historia Mexicana XXVI. 1977. pp 247-295. 365 Cramaussel

Chantal, "Encomiendas

habitado ...• pp. 17-89.

de los Ha

parecen

se podría invertir la fórmula y decir que, en algunos casos,

la pequeña

recolecta, pero en las fuentes tempranas,

364 Ver, por ejemplo:

atribuir,

en esa categoría. Sin

incluirse realmente

de carácter

American

Mixn

las fuentes son avaras a la hora de distinguir

haber sido actividades

igualmente

del

obviarnei

la caza y sobre todo la recolecta de frutos espontáneos,

fue probablemente

bastante

debió

de los indios norteños, cultura. Quizás

conocido

'Cazador-recolectar';

duda debido al interés de los españoles las referencias

cuanto que fue insustituible.

exclusivamente

de entre los diversos indios norteño s, podrían claras y frecuentes

los españoles

en aquellas regiones en buena medida gracias a ello, por lo que el

papel de esos indios resultó tanto más importante, ciertamente

Guadian

al menos, con la función que se les asignaba, lo cual ocurrió,

mínimamente

efectivamente,

Bastó entonces con que se tratara de gente con un mí-

con las labores de la tierra, para que los indios de las reducciones

2

en los ea

repartimientos ...; igualmente

366 Memori, 367 Relaciól

de la misma autora:

"Sistema

de riego y espacio

Durango..• p 368 Ibid .• p.

151

describía cómo, los "zacatecos" que habitaban en la parte occidental del altiplano, en zonas irrigadas por corrientes permanentes como San Martín y Avino, la recolecta de frutos era complementaria a la pequeña agricultura: ... Los de la parte de San MartÍn e Avino hacían algunas sementeras sus rancherías

aunque pocas y tenían

ciertas e criaban a sus hijos y aunque en tiempos salían a los despoblados

gozar del tiempo de la fruta, residían el más del tiempo del año en su naturaleza pre caminaban

con sus mujeres e hijos, e todos son de una lengua y nación ...

a

pero siem-

366

Este "zacateco" más recolector que cazador, pero al mismo tiempo agricultor, de las regiones semidesérticas del altiplano septentrional, es un elemento más que se añade a la ya bastante amplia y complicada geografía de los aborígenes clasificados bajo ese nombre durante el siglo XVI. Un testimonio particularmente interesante a ese respecto, es nuevamente el que nos aporta Pedro de Ahumada, quien expresaba sin ambages que los zacarecos ocupaban un territorio inmenso que iba desde la región de Chola, en los confines montañosos de la provincia de Compostela, al río de Tepeque (hoy Bolaños) y de allí hasta la zona de Tlalrenango, para prolongarse hasta el altiplano septentrional, en la zona de Chaichihuites y San Martín, tocando incluso el valle de Guadiana, ya en territorio de la Nueva Vizcaya.367 Todavía Ahumada añadía que en dirección del este, los "zacatecos" se extendían hasta Avino y la Sierra del Peñol Blanco y de allí, especulaba que quizás se extendieran hacia el Norte, hasta los territorios desconocidos de la Tierra Adentro.368 Se trata, como vemos, de una geograHa que coincide bastante con aquella que hemos visto esbozada en las fuentes de la época de la guerra del Mixtón. El problema consistiría entonces en discutir hasta qué punto sería posible atribuir, o no, la existencia de lazos culturales y eventualmente lingüístico s, de origen obviamente prehispánico, entre todos estos "zacarecos" tan geográncamente diversos. Para esbozar una primera respuesta a esta pregunta, quizás fuera útil dejar por un momento de lado el caso zacateco, para asomamos al estudio de otro grupo, vecino del anterior, cuyo análisis nos parece que podría arrojar algo de luz acerca de este tema: el de los llamados "repehuanes'.

366 Memorial de los indios de Nombre de Dios ...• p. 58. 367 Relación de Pedro de Ahumada. México 20 de marzo de 1566. en: Robert H Barlow - G. T. Smisor eds .• Nombre de Dios Durango ..• p. 55. 368 Ibid .• p. 58.

OTRA EXTENDIDA

PARCIALIDAD

DE "CHICHIMECAS"

NORTEÑOS:

los actual

LOS "TEPEHUANES"

conocimn Ya en e! capítulo anterior hemos descrito cómo el de "tepehuanes" un gentilicio acuñado por los conquistadores XVI, para nombrar norte de Cornpostela,

de la Nueva Galicia a mediados

a una serie de poblaciones

habitantes

de las montañas

a conocer

del siglo

situadas

circunstaJ

al

larga, las I

allende e! cauce del río Grande o Santiago y más allá de la llamada

provincia de Guaynamora.l'" gua aparición

fue originalmente

En ese mismo escrito, hemos detallado

cómo la más anti-

de la tepehuanes o tepeguanes, es la que nos proporciona

documentada

ferentes, :1 Recen

la

NuevaG;

carta o pintura de la Nueva Galicia, dibujada en 1550.370 Este documento

gráfico, tenía

bre de la I

como objetivo transmitir

territorial

de

como cap

la región que era

GobernacL

una idea, a su modo precisa, de la configuración

la provincia

en general, si bien, magnificando

considerada

como e! centro o "corazón" de la Nueva Galicia y detallando

los posibles límites entre el obispado

de manera

de México y e! proyectado

Sin embargo, del análisis gráfico de esa carta, se desprende de la Nueva

Galicia, veían en la región occidental

allá de las

igualmente

de la Nueva Galicia.

que para (

cómo los españoles

parada de

de la provincia,

bastante c

también

y noroccidental

decir aquella que lindaba con la provincia de Chiametla Occidental,

particular

es

y el macizo de la Sierra Madre

una tierra ignota, vivero de indios bravos y sumamente

y distinta

feroces, cuya presen-

por azares

cia se proyectaba como una amenaza para la Nueva Galicia: los cuanos, los tecuales, los xuxutecuanes y finalmente los más septentrionales y amenazantes de ese grupo, los tepeguanes.371 El término tepeguán o tepehuán, para usar una ortografía más moderna, fue

chimecas

entonces al origen un gentilicio acuñado por los conquistadores

de Zacate.

designar simplemente

a poblaciones

que habitaban

el macizo de la Sierra Madre, que era pensada costumbres. totalmente Durante la provincia

Tanto

como refugio de gente guerrera

fue así que incluso la palabra

náhuatl, podría traducirse

misma "tepehuán',

como los "antropófagos

la década de 1550, la región montañosa de Guaynaruota.

de Nueva Galicia, para

una zona geográfica, en este caso, en y fieras

de consonancias

de exploración,

das por gente salida de la Nueva Galicia, como las de Ginés Vázquez

un poco más tarde, por extensión, tentrional, también

aplicado a los habitantes

a aquellos que habitaban

al este de esa región. Como podemos fue un gentilicio

deja de resultar de los territorios mente con

interesante

de tipo simplemente

donde habitaban

10 que fue la distribución

las poblaciones primitiva

distribució esas operal

que el

de esa región

y

sep-

ver, al igual que "zacateca'; "tepehuán"

y hasta cierto punto sorprendente, así señaladas,

de armas F

de! Mercado,

las zonas del altiplano

geográfico-descriptivo,

ea

cionalizarc

organiza-

Juanes de Tolosa y más tarde las de Francisco de Ibarra. No es extraño entonces gentilicio "tepehuanes" fuera desde entonces

ante la

los enemig incitar a lo

más allá de Tepeque y

es decir. aquélla que .apareci:a. en. 12 pÚ2!J1.t"o. de 1550 como

hogar de los "tepehuanes', fue objeto de varias expediciones

1

muypront

mente la n

de la montaña':m

montañosas

de las más

sin embargo, no

de manera mún

por p

amigos"

COI

de los "zaca go, lo peor

el que una buena parte correspondieran

justa-

de los pueblos de lengua o'dam, es decir,

373 El o'dam, ~ pima de Sonora entre los pueblo de la historia, M

369 Ver el capítulo cuarto de este libro: De reinos lejanos ..... 370 tbio .. 371 ibki. 372 ¡bid.

374 "Provisión p.

¡

110.

375 Powell, La ( 376 Ver por eje" Guerra Chichirnet

153

los actuales tepehuanes.F" Esto marca de entrada una diferencia respecto de nuestro conocimiento de los llamados "zacarecos', cuyo idioma los españoles nunca alcanzaron a conocer antes de que éstos prácticamente desaparecieran. Pero sobre todo, fueron las circunstancias que rodearon al nacimiento de la nueva provincia, las que hicieron que a la larga, las respectivas situaciones de uno y otro grupo, evolucionaran de maneras muy diferentes, a pesar de ser vecinos inmediatos y tan "chichimecas"los unos como los otros. Recordemos que la Nueva Vizcaya, surgió como gobernación separada de la de la Nueva Galicia cuando el 24 de junio de 1562, el virrey Luis de Velasco redactó a nornbre de la Corona una real cédula por medio de la cual nombraba a Francisco de Ibarra como capitán de la expedición que iría en busca del reino perdido de Copala y como Gobernador y Capitán General de los pueblos que podáis dominar .•• en el país que está más allá de las minas de San Martín y Aviño ••• 374 Esto significó, entre otras muchas cosas, que para que su gobernación pudiera funcionar como entidad jurisdiccionalmente separada de la Nueva Galicia, Ibarra debió señalar desde un principio límites territoriales bastante claros. Fue así que debido a su situación como parte de una jurisdicción nueva y distinta de la Nueva Galicia, los indios de Nueva Vizcaya, los cuales resultaron ser, por azares del destino, predominantemente tepehuanes, quedaron al abrigo de algunas de las más violentas fases de esa conflagración. Como sabemos, la guerra contra los chichimecas y en especial, en el caso que nos ocupa, el conflicto con los "zacatecos" alcanzó muy pronto una extremada violencia. Ante la insistencia de los colonos y transportistas de Zacarecas, desde los primeros años de la guerra, el mismo virrey Velasco enfarizó ante la Corona española, la necesidad de emprender una "guerra ofensiva" en contra de los enemigos, lo cual significaba perseguirlos en sus propios territorios y tolerar ohcialmente la reducción de los cautivos a la esclavitud: se decía que era la única manera de incitar a los soldados a castigar a los chichimecas. En Zacatecas, por ejemplo, se instirucionalizaron, bajo control directo del alcalde mayor local, la obligatoriedad del servicio de armas para todos los vecinos, su intervención en entradas ofensivas, e igualmente la distribución de cautivos de guerra como premio a todos aquellos que participaran en esas operaciones.F" Desde luego, fueron los "zacarecos" del altiplano los que primero y de manera más directa sufrieron las consecuencias de este conflicto. Una práctica común por parte de los grupos armados de esa provincia fue la de servirse de "zacatecos amigos" como guías para detectar y destruir sistemáticamente las precarias rancherías de los "zacatecos enemigos'; y capturar el mayor número posible de ellos 376 Sin ernbargo, lo peor vino a finales de los años 1560 y durante la década de 1570 cuando, ante la 373 El o'tiatn, pertenece a la perteneciente

a la familia Yuto-Azteca. rama Pimic. lo cual lo vincula estrechamente

pima de Sonora. Chihuahua y sur de Arizona; la palabra misma. significa simplemente entre los pueblos hablantes de la historia. 374 "Provisión

p.

la gente y es un gentilicio

de esa lengua: Bárbara Cifuentes - Lucina Garda, Letras sobre voces ... Multi/ingüismo

con el común a través

México. INI - ClESAS Historia de los Pueblos Indígenas de México. 1998• p. 54. a Francisco de Ibarra para el descubrimiento

del reino de Copala", en: Atanasio G Saravia, Apunte ...• v. 1.

110.

375 Powell. La Guerra Chichimeca ...• p. 78. 376 Ver por ejemplo el Memorial Guerra Chichimeca ...• p. 175.

de los indios de Nombre de Dios ...• especialmente

pp. 38 Y 42. Igualmente:

Powell. La

154

imposibilidad de contener a los indios, los españoles de la Nueva Galicia emprendieron

re

una casi oficial y totalmente

ga

tolerada 'guerra a sangre y a fuego" todavía más violenta y

destructiva al punto que, para la década de 1580, los "zacatecos" del altiplano se hallaban ya en vías de desaparecer.V? La Nueva Vizcaya, en contraste, en épocas tempranas.

nador con que fue favorecido de suerte, que todos se convirtieron

ta

de

Ibarra, fue la facultad de repartir que habitaban

en objeto de esta disposición.

Nueva Galicia, en aquellos rechazaron

ese tipo de guerra, al menos,

que uno de los privilegios anexos al título de gober-

los aborígenes

Nueva Vizcaya, se guardaron el transcurso

no vivió directamente

Recordemos

de permitir

la intromisión

que consideraban

indios en encomienda,

al norte de San Martín de los capitanes

lo:

y Avino,

Es por esa razón que los colonos de la de guerra de

"sus" indios. Dos veces, por ejemplo, en

qu

me

el

del siglo XVI, los colonos de la Nueva Vizcaya, con Ibarra a la cabeza, por la vía de las armas, incursiones

de capitanes

sados por las autoridades

de esa provincia,

fundaciones

aunque, como decíamos,

Otro

e

neovizcaínas

factor que coadyuvó

Nueva Vizcaya dentro

a mantener

con el propósito

de Nueva Galicia impul-

COl

de absorber

ter

los

la violencia ente españoles

de límites menos extremos no se desarrolló

más tardías. La Nueva Vizcaya temprana

y aborígenes

en

que en su vecina del sur, fue que la

minería en gran escala, con todo lo que significa en cuanto a demanda y todo tipo de insumos,

las endebles

sin éxito.F"

Ap

r=

de mano de obra

plo

en la Nueva Vizcaya sino hasta épocas mucho

qlH

no tuvo nada comparable

cal. elh

ni de lejos con Zaca-

tecas y sus desmedidas

exigencias en mano de obra e insumos: a cambio de ello, se vivió allí un primer poblamiento español esencialmente agrícola.379 Ciertamente los españoles

tiva

practicaron

allí,

Xv

de mano de obra y

hab

la captura

de esclavos indios desde los primeros

pero dado que durante productos

agrícolas, en lugar de perseguir indiscriminadamente

comarca, organizaron

años de su presencia

mucho tiempo tuvieron necesidad inmediata

a los indios de su propia

entradas esclavistas en lugares relativamente

que los indios locales fueron incorporados

poco a poco a un régimen de encomienda

resultó en el corto plazo bastante estable.P' Sin entrar en demasiados tema que ha sido analizado

en otros trabajos, simplemente

la época misma de la fundación dedores de las villas de Durango "tepehuanes

de paz'; cuyos habitantes

de "tepehuanes"

los Palmitos,

crear en los alre-

de Dios e Indé una red de asentamientos

de

y repartidos

al cultivo del maíz y otros granos.382 Con

el tiempo los colonos lograron asentarse en las inmediaciones mientas

cómo, desde

fueron al régimen de la encomienda

entre los vecinos de la villa, para consagrados

que

detalles sobre este

mencionemos

de la provincia, los españoles lograron y Nombre

su r

lejanos,38o al tiempo

de los principales

asenra-

de la región, como San Juan del Río, Avino, Coneto, Valle de

Cacaria y La Sauceda, por citar algunos de los más tempranas,

en donde

nar< Sll10

no e

tern. pert

r prefi

núcl

en re

y 15j 377 Powell. La Guerra Chichimeca ...• en especial pp. 179-185.

quist

378 lohn L. Mecham. Francisco de (barra ...• p. 70. 379 Salvador Alvarez. "Minería y poblamiento 380 Chantal Crarnaussel, Diego Pérez de Luján

. .

381 Chantal Crarnaussel, Encomiendas .._ 382 Chantal Cramaussel. La provincia

de Santa Bárbara ...• pp. 11-14.

383 Ve

384 Se determi

155

repartieron

encomiendas

garon a transformarse

y fundaron

luego en haciendas

El ejemplo de la Nueva Chichimeca"

explotaciones

agrícolas, algunas de las cuales lle-

importanres.P"

Vizcaya nos muestra,

no fue un conflicto tan "ineluctable"

en suma, cómo la llamada "Guerra

del carácter "nómada" 'guerrero" los 'chichimecas",

y supuestamente

Por el contrario,

mento se relacionaron

los "tepehuanes" Aparecen

resulta interesante

poralo

en mucho mayor medida no eran cierta-

los españoles

inquirir

un poco acerca de cómo fue que los

no son muy claros que digamos

10 proporciona

cuáles eran "sus" indios. Los cri-

en su momento

a ciertos tipos de vestimenta

ello,

distinto.

determinaron

de vez en vez, descripciones

plo de ello nos

a toda presencia ajena de

de esa guerra: los "tepehuanes"

de una y otra provincia,

terios que emplearon

tan sólo

ni menos "guerreros" que los "zacatecos" y no obstante

el destino de unos y otros fue simplemente En este contexto,

no dependió

la manera cómo los españoles en cada región y mo-

que aquello, el curso y las consecuencias

conquistadores

refractario

con los indios locales, determinaron

mente menos "chichimecas',

y da cuenta

como se le ha presentado

también de cómo, el grado de violencia con el que se desarrolló,

para distinguir desde el punto

a los "zacarecos" de de vista documental.

que hacen alusión a elementos que los diferenciaban

fray Guillermo

del adorno cor-

de alguna manera. Un ejem-

de Santa María, quien apuntaba

en 1575

unas medias calzas de perro de la rodilla al tobillo para defenderse de la aspereza de la hierba ... "384 Pero que los "zacatecos" (en este caso los del altiplano)

se distinguían

el hecho es que este tipo de relatos fueron muy esporádicos: tiva de los "tepehuanes"

no hemos encontrado

por portar"

de la indumentaria

nada así de elocuente

distin-

que date del siglo

XVI. Todo indica que se trataba de grupos (al menos la parte de cada uno de ellos que habitaba

el altiplano

septentrional)

su nivel de desarrollo presencial

tecnológico

que no distaban

del siglo XVI, que dibujen

se encontrarán

de la Nueva Vizcaya muy pronto afi-

acerca de estos indios y aprendieron

sino incluso a dividir en la medida

no sólo a distinguirlos,

de lo posible sus respectivos

no obedecía a motivos de curiosidad

intelectual

temente prácticas,

de orden político: se trataba

pertenecían

más precisamente

a una gobernación

o 'etnográfica',

territorios.

anotar

núcleo principal

de designar

siempre se consideró

quistadores

distinguían

383 Ver el capítulo

séptimo:

El pueblo

texto

determinó

Alberto

recientemente

de Nueva Galicia. ASÍ,

de las expediciones

de Ibarra de 1554

Memorial de los Indios de Nombre de Dios, de 1563, los con-

con cierta precisión

384 Se trata del mismo

en el asunto,

antes que a los "zacarecos', cuyo

que se hallaba en territorio

como los que nos quedaron

o en el famoso

quiénes

o a otra.

como "propios" a los "tepehuanes"

en relatos tempranos y 1562-63

Pero ello

sino a razones eminen-

Desde luego, los colonos de Nueva Vizcaya eran los más interesados prefiriendo

relatos de tipo

como más o menos "políticos" a unos o a otros.

Lo que sí puede decirse es que, los conquistadores naron sus conocimientos

mucho desde el punto de vista de

y cultural: difícilmente

las rancherías

que eran de "cepehuanes" de

de indios ...

que fue durante

mucho

Carrillo: Fray Guillermo

tiempo

atribuido

de Santa

a Gonzalo

de las Casas y cuya verdadera

autoría

María O. S. A.• Guerra de los chichimecas ...• p. 100.

aquellas pertenecientes

a "zacatecos" De acuerdo con estos documentos,

que los límites entre las "áreas de influencia" (más que territorios)

podría decirse

de uno y otro grupos,

se hallaban poco más o menos sobre una línea que iba del Fresnillo al Río Grande Aguanaval y de allí al Saín, San Martín de San Martín

Más allá de estos puntos,

hacia el norte y hacia el noroeste, las rancherías

general de tepehuanes (Durango)

y Chalchihuites.

y a partir de Nombre

y de la región del Mezquital

tal), éstos predominaban

de indios eran por regla

de Dios, del llamado

385

Todo esto nos indica entonces, que tanto los "tepehuanes" eran grupos que si bien contaban

tante sencillo, habían logrado desarrollar Estas características

como los "zacatecos" del

con un bagaje tecnológico bas-

una pequeña agricultura

para el efecto, cercanas al sotomontano manentes.

valle del Guadiana

(ya en los bordes de la Sierra Madre Occiden-

por completo.

altiplano septentrional,

es decir,

en regiones propicias

de la Sierra Madre, regadas por corrientes

per-

culturales no escaparon a los ojos de los españoles, quie-

nes supieron servirse de esa gente como mano de obra: algo que no sólo facilitó, sino que incluso resultó determinante frontera

para su implantación

donde lo que más escaseaban

debería bastar para obligamos vista de naturaleza,

sociedades hubieran

a reconsiderar

que habían desarrollado

novohispano.

provenientes

agrícola, sino a la presencia especialmente

y estable en aquella faja de Este simple hecho

toda una serie de puntos de

teórica y hasta simplista,

los llamados

Si los españoles se hubieran

exclusivamente

sido además completamente

la colonización

seriamente

a nuestro juicio, excesivamente

los tipos de sociedad no septentrional

temprana

eran los efectivos humanos.

'chichimecas" enfrentado

hostiles y refractarias,

no sólo al trabajo de tipo

sido ciertamente

más lenta, difícil y tardía aún, muy

norteños de españoles, y sus necesidades

De allí la importancia

casos y efímeros (pero precisamente que datan de épocas tempranas cómo fue que los conquistadores lado y de paso arraigarse logía, para repensar

sufrieron

e

secularmente

en mano de obra fueron siem-

de releer con atención y detenimiento

por ello, irremplazables)

de la colonización: se las arreglaron

testimonios

los es-

documentales

son los que nos permiten

vislumbrar

para arraigar a los indios locales a su

ellos mismos en el norte. Es también

los pocos elementos de que podemos

en esas escasas fuentes

disponer, fuera de la arqueo-

al menos una pequeña parte de la historia cultural de esos pueblos.

En el caso de los "zacarecos', como hemos visto, un uso excesivamente de las fuentes documentales

ha hecho que se privilegien

en donde estos indios aparecen como salteadores del altiplano

no puede

para el norte. A diferencia de ese "Potosí norteño'; por hacer una ana-

por el estado precario de su demografía

donde se encuentran

con

y que, como se ha dicho,

logía, la mayoría de los establecimientos

ta discrecional

solamente

de la 'caza-recolecta"

en casos como el de la Nueva Vizcaya. El ejemplo de Zacatecas

pre apremiantes.t'"

1

del altipla-

misma de cualquier "sedentario" en sus tierras, la historia de

del norte hubiera

pues generalizarse

1

acerca de

septentrional:

el resultado

385 Peter Gerhard. The North Frontier...• p. 203. 386 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ..., pp. 43-93.

habitantes

selectivo y haslas referencias

de las regiones más áridas

es que el "zacareco" haya sido preferentemente

o e SI

le e e

ti n

p "t e.

ál

157

caracterizado

como guerrero

irredento

mesoamericano"

Con los "tepehuanes"

sentido opuesto.

En la medida

escena propiamente occidentales

ha sucedido

puro, prototipo

fueron los habitantes

septentrional,

que aparecieron

el "tepehuán" ha sido caracterizado

como pequeño

huán'Tcazador-recolecror"

puro, si bien ha sido evocada en la historiografía,

también

de la existencia

caracterizarse ha estudiado

agricultor,

mientras

al detalle Chantal

de "repehuán',

"cazador-recolecror';

Cramaussel,

que bien hubiera podido tanto por su hábitat, como

ya desde épocas tempranas,

los años 1570, poco más o menos, aparecen menciones de los territorios

como gente de arco y flecha, habituada peligrosa, e inequívocamente por su lengua igualmente.

en las fuentes acerca de diversos

como "tepehuanes',

da de 1620, nos dice la autora, cuando los hacendados

Tal y como dicha autora huanes" habitantes

los estados mexicanos

como cargadores

geográfica que llegaron a ocupar las poblaciones y simplemente un inmenso

de Durango,

por un de sal, lo

el este, por su parte, los tepehuanes

Aunque

sumario, tepehuán

área no menor a los 60,000

no lejos de los actuales límites de

y Nayarit, hasta la región de Baborigame,

llegaban, cuando menos, hasta la región donde sería

a unos 350 km. de distancia:

territorio

por

que iba por el sur desde la zona

distante unos 500 km. hacia el norte. Hacia

más tarde el real de minas de Mapimí, estuvo ocupado

de lengua odame

por dar una idea del área ocupada

triángulo

Zacatecas

en el suroeste actual estado de Chíhuahua,

el antiguo

fueron, al

10 argumenta en su estudio, la aparición de estos "otros tepe-

serrana al norte de la vieja provincia de Guaynamota,

"tepehuanos"

de esa

por su nombre genérico de "repehuanes-salineros'P'"

Esquematizando

puntos extremos,

orientales

también al régimen de encomienda

de guerra quienes los emplearon

ellos, digamos que dominaban

fundado

de la de la provincia

de algunas de los parajes más áridos del altiplano, nos da cuenta de

la enorme extensión

na, situados

y mineros

del hasta la déca-

en esa zona, que los "tepehuanes"

añade, los "tepehuanes"

del oeste, sometidos

cual les valió ser bautizados

o "tepehuana"

abundante

en escena. Muy pronto,

igual que sus congéneres

al mismo tiempo

no sólo por su aspecto, sino

Sin embargo, no fue sino hasta principios

grupo selecto de capitanes

esto es, desde

a la vida dura de esos parajes y potencialmente

también

a explotar la sal-tierra

10

Como

áridos situados hacia el oriente de la Nue-

va Vizcaya, cercanos a El Caxco y Mapimí. A éstos se les identificaba

región entraron

lo ha sido de

que se tiene de él: se trata del llamado "repehuán-salinero"

grupos de indios, habitantes

comenzaron

en la histo-

que la imagen del "tepe-

Y sin embargo, las fuentes históricas nos dan cuenta

de un tipo particular

como más propiamente

por la descripción

en la

de los valles aluviales de los bordes

riografía preferentemente

manera mucho menos frecuente."?

del "no-

algo análogo, pero un poco en el

en que los primeros "tepehuanes"

histórica,

del altiplano

y"cazador-recolector"

e incluso hasta la zona de La Lagu-

todo el territorio

preponderantemente este recuento

abarcaba

o 70,000

comprendido

por grupos de origen y lengua

nos sirve para recalcar el hecho de que

no sólo una gran extensión

kilómetros

cuadrados,

(se trataría

de un

es decir, tan grande como

387 Ver por ejemplo: Carol L. Riley - H. D. Winters. The Prehistoric Tepehuán ...• pp. 177-185. 388 Chantal Crarnaussel, "De cómo los españoles clasificaban ....

entre estos

Bélgica y Holanda juntas),

sino también una gran diversidad

y

la

De alguna manera, la geografía y en general el caso "repehuán" ilumina el caso "zaca-

fl gJ

climáticas, a todas las cuales se adaptaron teco" y éste a su vez, ayuda también

a entender

a entender

En ambos, las fuentes nos indican cómo los españoles tificando medida tensiones

de territorio,

el área de influencia

y que ocupaban

que podemos

o 60,000 kilómetros

de alguna manera fueron iden-

d; h:

un fenómeno

muy variados.

las fuentes

arriba citadas,

calcular, conservadoramente,

cuadrados.

extraño

culturales';

es necesario

inmensas

americano

no era menor:

Sin embargo,

existe un obstáculo

pudieron

existir entre los "zacatecos" y los "cazcanes" históricos. más tarde Phil Weigand,

En realidad

los cuales, como lo expresaba

Weigand,

"mesoamericanos"

"cazcanes" de su tiempo

hablaban

después por numerosos

"mesoamericana"

sido un caso

qm

bla: yd

es decir, aquellos a la

En su Cró-

de los viejos pueblos

del náhuarli"?' este apunte

autores, para afirmar

de los "cazcanes'P'"

al"

con

en épocas posteriores

que los habitantes

una suerte de dialecto

en ext

div

que ni siquiera se sabe cuál era la lengua que hablaban. Tello, afirmaba

en!

gra

390

de los pueblos así nombrados

C( COI

Cabe

a los "zacatecos" del habrían

tOI

en se-

caídos bajo la influencia cultural de los 'cazcanes" descendien-

nica Miscelánea, fray Antonio

ascendencia

autores como

han convenido

se conoce tan poco acerca de los "cazcanes" originales,

ha sido retornado

que alguna vez se

pobres" de los 'cazcanes'.

que ambos autores se refieren exclusivamente

al repoblamiento

guerra "del Mixtón'

de talla que hace

Algunos

se COI

los vínculos que realmente

por ejemplo,

como una suerte de "parientes

tes directos de los "chalchibuires" anteriores

antes de

parte de sendos

que vivieron tanto mundo 'cazcán" como

de hecho no sólo conocer la lengua o lenguas

septentrional,

como

de la lengua que hablaron

de ese espacio geográfico, sino también

de "no mesoamericanos"

una

más o menos homogéneos,

al interior

altiplano

ocupaba

es

el "zacateco" impide

advertir, no obstante,

01

fu

hablaron

y mucho

que si

por todas

formaran

de ese modo: nuestro desconocimiento

esos grupos. La enorme y precoz destrucción

Paul Kirchoff

el

ejemplos de pueblos poco

de territorio.

de alguna manera."?

decir que en el caso de los segundos,

ñalar a los "zacatecos"

ex-

menos unos 50,000

de la época del contacto:

es posible encontrar

extensiones

por llamados

difícil caracterizados

Recordemos

en cuando

hablar de que estos "zacatecos" al igual que los "repehuanos', "continuos

en alguna

Esto, dicho sea de paso, no puede considerarse

en el contexto

que ocupaban

que compartían

de los "tepehuanes" era extenso, el de los "zacatecos',

partes, a lo largo y ancho del continente, numerosos,

ni

cada uno por su lado, no sólo grandes

sino climas y topografías

o "territorio"

tal y como nos lo señalaban superficie

un poco mejor al "tepehuán"

10 largo del tiempo, a grupos de poblaciones

a

rasgos comunes

de regiones topográficas

con mayor o menor éxito.

Sin embargo,

que esto probaría

la

cabe hacer notar que

393 del c 394 R

389 Hemos adoptado

este término en lugar del de "área cultural".

geográfico-culturales,

que el que se usó en la Antropología

para darle un sentido más laxo y lato a estos conjuntos

Cultural de principios y mediados del siglo XX: ver. por ejemplo:

Alfred Louis Kroeber, Cultural and Natural Areas ....

395 396 R

397 Re

390 Phil C. Weigand - Acelia García de Weigand. Los orígenes de los cazcanes ...• p. 48.

398 H¡

391 Fray Antonio Tello, Crónica miscelánea ...• p. 121.

truiian:

392 Charles Kelley

J.

Speculations ...• pp. 55-56.

la ctasi

------~------------------------------------------~~~~~---~~~ ~ 159

las fuentes tempranas

desmienten

fue en realidad introducido

esta conjetura y ponen en evidencia que el náhuarl

en la zona por los españoles, evidentemente

después de la

guerra "del Mixtón" y dejan muy claro igualmente que la lengua vernácula de los 'cazcanes" era otra. Así, por ejemplo, en la Relación Geográfica de Tlaltenango, por ejemplo, se da cuenta cómo, al igual que en otras muchas regiones de la Nueva España, el náhuatl como lingua franca por los propios conquistadores

había sido ya introducido

y cómo

era usado por los indios de toda esa región para sus tratos con españoles e indios de otras zonas.

393

Al mismo tiempo, el 'cazcán" es claramente

por completo distinta del náhuad: "en sus entendimientos

referido como una lengua y contrataciones

hablan len-

gua mexicana y es la suya natural la cazcana ... " 394 Lo mismo se apunta también en la

Relación de Nochisrlán.F" y en la de Teocaltiche, en donde se añade que la mayor parte de los indios eran bilingües en "cazcán" y "mexicano': es que en ninguna de estas fuentes tempranas

396

En cambio, lo que sí es claro

se indica que el 'cazcán" y el "mexicano"

fueran una sola y misma lengua, o que el 'cazcán" fuera un "dialecto" del náhuarl, como se pretendió

más tarde. Por el contrario, aparecen en esas mismas Relaciones, elemen-

tos que emparentaban

al 'cazcán" no con el náhuatl del centro de Mesoamérica,

sino

con otras lenguas del occidente: se dice, por ejemplo, en la Relación de Ameca, que en Cocula se hablaba el 'cazcán';"" contemporáneos entroncaría

Esta versión ha sido analizada y retornada por autores

como H. R. Harvey, quien la acepta como válida y añade que esto

al "cazcán" con la lengua coca, otro idioma muy poco conocido, por cierto,

en cuanto a sus parentescos

y afinidades con otras lenguas, pero que se sabe, era estaba

extendido en lo que fue el centro de la Nueva Galicia.I" Si esto es aSÍ, bien podría verse al "cazcán" como una lengua emparentada gran parte de los territorios

occidentales

con otras de las muchas de las habladas en de lo que fue entonces la Nueva Galicia y no

con el náhuatl, como decíamos. Ello haría a su vez, perfectamente que el llamado 'cazcán" estuviera emparentado bladas en las montañas

razonable suponer

también con algunas de las lenguas ha-

de Tepeque, en la parte oriental de la provincia de Compostela

ydesde luego, al norte y al oriente de la región 'cazcana', es decir, en todos aquellos que diversas fuentes definieron en su momento, como territorios "zacatecos" Desde luego, lo anterior empaña la idea de que los 'cazcanes" hubieran sido descendientes de inmigrantes centro de Mesoamérica.

de lengua náhuarl, directamente

llegados hasta el norte desde el

Si esto es aSÍ, se plantean entonces nuevas interrogantes

de lo que pudo ser la descendencia

de los "inmigrantes

mesoamericancs',

acerca

que habrían

creado la llamada "cultura Chalchihuires", Quizás seria más prudente ver en los llamados 393 Sobre la introducción

del náhuatl IinguQ franca entre 105 indios de Nueva Galicia: Carmen Castañeda. «La enseñanza

del castellano .... p. 206. 394 Relación de Tlaltenango 395 Relación de Nochistlán.

21 octubre de 1584. René Acuña. op. cit., p. 144. en René Acuña. op. cit .• p. 168.

396 Relación de Teocaltiche, 1584, en René Acuña. op. cit., pp. 300 Y 302. 397 Relación de Tenamaxtlán 1579, en: René Acuña. op. cit., p. 275· 398 Harvey H R. "The Relaciones Geográficas:

Native Languages. en: Robert Wauchope ed .• Hondhook

tnaions, Austin, University of Texas Press, 1972, v. 12, pp. 279.233. Ver igualmente: la clasificación

de lo lengua caca. México, s/f , 34 p.

of Middle American

l. Ignacio Dávila Garibi, El problema

de

160

'cazcanes" a un grupo de la vieja Nueva cultura

de ascendencia

local, con ramificaciones

en diferentes regiones

Galicia, que, en todo caso, habría adquirido

elementos de esa vieja

de origen mesoamericano

y que incluso podría haber asimilado, absorbido lo

quedó de ella después del colapso de aquellos centros ceremoniales. abona también muy distintos

la idea de que los 'cazcanes" no necesariamente

manente

mucho de la estructura

demostrativa

estado de guerra entre "inmigrantes

y los aborígenes argumentos

fueron culruralmente

de los "zacarecos" El hecho es que, si el argumento

como se pensaba,

frecuentemente

lingüístico no opera

de la "teoría" del choque y per-

mesoamericanos""chalchihuires-cazcanes'

"nómadas" "zacarecos" comienza

y de apariencia

Esto, desde luego,

a mostrar

serias fisuras. Otro de los

citados al respecto, es, por ejemplo, el carácter "nucleado"

defensiva que presentan

muchos de los vestigios mesoamericanos que

existen en el norte.t?? El hecho es que este tipo de emplazamientos sólo en el norte lejano, sino en el centro mismo de Mesoamérica ser frecuentes

defensivo de un emplazamiento podían,

o no es prueba, de ninguna manera, de la inexistencia

cultural incluso cercano, entre poblaciones diversas que bien

al mismo tiempo, temerse mutuamente.

vamente en el texto de Pedro de Ahumada, bitaban

septentrional.í'" Sin embargo, el carácter

en zonas cercanas al altiplano

de vínculos de parentesco

en los alrededores

Ejemplo de ello lo encontramos nue-

donde se indica que los "zacatecos" que ha-

de los pueblos "cazcanes', nuevamente

colapso que siguió a la guerra "del Mixtón', raptaban con ellos. En contraste, participaban

fundados después del

a niños de esas aldeas para criarlos

se dice también allí que con frecuencia'cazcanes"

un revelador de la ciertamente a un posible recuento

de la existencia de tensiones, pero al mismo tiempo tam-

culturales

de afinidades

entre esos dos grupOS.401Otro elemento a añadir culturales,

de Santa María cuando observaba,

significativos

y que mejor distinguían

podría ser la ya citada referencia de fray en

1575, que uno de los elementos más

a los "zacatecos" en cuanto a su adorno corporal,

eran aquellas 'calzas de perro" que portaban

todos a la rodilla.f"

la Relación Anónima primera

de la conquista

de la Nueva Galicia de

que los españoles

justamente

distinguían

fuente de fray Guillermo

1542, se señalaba

a los 'cazcanes" porque "traen el cabello hasta

de Santa María, hubiera sido la "Relación anónima', pues ésta,

además de ser muy anterior, se refería específicamente

399 Marie-Areti Hers, Caracterización

a los 'cazcanes" mientras que fray

de la cultura chalchihuites ...• pp. 23-28. Igualmente de la misma autora: 'Colonizaclón

y patrón de asentamiento

coords .• Origen y desarrallo

Curiosamente, yaen

una calca de cuero de perro .," 403Sería difícil decir que la

la cinta y en el pie derecho

mesoamericana

de esos pueblos

de las correrías de los "zacatecos" contra los cristianos: todo ello puede ser

bién de fuertes parentescos Guillermo

se encuentran no

y ciertamente parecen

en la Sierra Madre Occidental".

de lo civilización

en: Brigitte Boehm de Lameiras . Phil C.Weigand

en el occidente de México. Homenoje a Pedro Armillos y Angel Palenn.la-

mora El Colegio de Michoacán 1992. pp. 103-136. 400 Ver. por ejemplo: Simposium

Fernando López Aguilar. "Historia prehispánica del valle del Mezquital". en: Enrique Fernándezcoord,

sobre la arqueología

en el estado de Hidalgo.

Trabajos recientes 1989. México. INAH. Colección Científica.no.

282 .1994. pp. 113-124. 401 Relación de Pedro de Ahumada ...• pp. 57-58. 402

Fray Guillermo de Santa María O. S. A.• Guerra de los chichimecas ...• p. 100.

403 Relación anónima primera ...• p. 332

Guillermo

aludía directamente

a los "zacatecos" del altiplano: incluso añadía que si éstos de la aspereza de los zacatales donde vivían.404

usaban esa "calza de perro': era protegerse Tomadas

de manera

aislada, todas estas referencias

incidentales

podrían

no significar

mucho, pero el hecho es que militan en contra de la teórica y excesivamente visión entre los "nómadas'Tzacarecos" cambio, comenzara irse aclarando

a matizarse,

y los "sedentarios'i'cazcanes"

tajante di-

Si esta dicotomía,

en

el sentido de muchas de estas referencias quizás podría

también.

Lo anterior nos enseña que no habría que desdeñar como en cualquier de integración

cultural bastante

sus orígenes en horizontes

de que en el norte,

procesos de interacción y hasta

intensos, incluso, entre grupos que bien pudieron

culturales

de ello lo tenemos justamente los "tepehuanes"

la posibilidad

otra área del mundo, se desarrollaran

y geográficos distantes

en el caso de nuestra

entre sí. Un ejemplo más

otra parcialidad

está directamente

vinculado

de "chichimecas": el o'dame, es decir,

Como sabemos, desde el punto de vista lingüístico,

la lengua de los tepehuanes,

tener

con la lengua pima, el o'dami

hablada en el sur de la actual Arizona y el norte de los actuales estados de Chihuahua Durango.t'"

Si en algún momento

esto es, los ancestros que los "repehuanes', norteño

fueran de alguna manera más "antiguos"

éstos, a su vez, podrían ser caracterizados

que se haría extendido

Suponiendo,

por ejemplo, que los o'dami del norte,

se demostrara,

de los "pirnas" históricos,

como un grupo de origen

hacia el sur, en épocas, quizás, relativamente

sin conceder, que así fuera y sin querer entrar en polémica

tan definitivamente

y

recientes.

sobre un tema

equívoco, lo que sí es posible decir es que, cualquiera

que hubieran

sido sus orígenes lejanos, para cuando los españoles llegaron a la Nueva Vizcaya, los "tepehuanes" habían ya entrado y estrecho

con grupos

Se trata, obviamente,

en un proceso de interacción

de agricultores de los habitantes

avanzados,

cultural sumamente

de estirpe cultural

de la región de las barrancas

intenso

mesoamericana. occidentales

de la

Sierra Madre: los llamados "xiximes" y "acaxees', La región de las barrancas . guerrero de sus pobladores, conquistadores

de la Sierra Madre fue, por su topografía

una de las regiones de más difícil acceso y control para los

del norte, desde el inicio mismo de la conquista.

tos, Francisco de Ibarra, por ejemplo, nunca logró dominar Topia, habitantes río Humaya

y por el carácter

de la barranca

Pese a reiterados

inten-

a los indios de la región de

del mismo nombre, formada por un afluente del alto

(afluente a su vez del Culiacán). Así, cuando, a partir de 1567, fue creada la

provincia española de Chiametla,

las barrancas

se convirtieron

en una suerte de reserva

de mano de obra esclava para las minas de aquella región, sin que por ello, los españoles lograran nunca asentarse allí.406 Hubo que esperar hasta la década de 1580 y la fiindación de los reales de San Andrés

y Topia para que los españoles

lograran

finalmente

poner un pie en esa región,407 pero con todo y ello, la vasta franja de barrancas situada al 404 Fray Guillermo de Santa María O. S. A.• Guerra de los chichimecas .... p. 100. 405 Bárbara Cifuentes - Lucina García. Letras sobre voces ...• p. 54. Igualmente: Sierra Modre Occidental.

Tepehuanes y mexicaneros.

406 Ver el capítulo segundo: 407 Ibid.

Chiametla ...

J. G. Sánchez Olmedo.

Etnografío

México, INAH, Colección Científica no. 92, 1980, p. 24.

de la

sur de esos dos enclaves, permaneció para los españoles

durante

penetrable

en esa parte de la sierra sólo se reactivó a partir de 1600,

Francisco de Urdiñola,

gobernador

zon

Go

todo el resto del siglo.

De hecho, la penetración cuando

como una zona de nadie, difícilmente

de la Nueva Vizcaya, nombró

a un antiguo

segJj

s=

minero de San Andrés, el capitán Diego de Avila como "Protector y Juez de Guerra" de los acaxees y tepehuanes de la Sierra Madre.408 Para asegurar el sometimiento de los

de ~

indios comarcano s, el gobernador

de

otro

toda una serie

seg\

indios, a adquirir de pueblos

él mismo y distribuir

de encomienda

la fundación

de las primeras

maron entonces

de Nueva Vizcaya autorizó entre sus capitanes

de Santarén

taban reducir los primeros

y soldados,

en la región y le ordenó al mismo tiempo, que promoviera misiones jesuitas

para sí en encomienda

que Hernando

al nuevo "protector"

en la zona. El capitán y sus soldados to-

numerosos

poblados

de la región,409 al tiempo

"rep

"m grUJ aun

demás jesuitas que llegaron por entonces a la región, inten-

s=

pueblos de misión allí: San Diego, San Hipóliro, Otatitlán,

van

Canelas."? Atoronilco.t'! Birimoa, Colurla.t" y otras más. Pero las tensiones no tarda-

del

ron en hacerse sentir y un año después la región se hallaba ya bajo una amenaza general

con

de guerra, lo que obligó a las autoridades

Cla

sioneros. Dentro

provinciales

de todo este movimiento

las autoridades

de la provincia pronto

estaba poblada

solamente

de nuevas fundaciones

descubrieron

y amenazas

de guerra,

que la región de las barrancas

no

por "acaxees" y "xixirnes" sino que éstos convivían estrecha-

mente con grupos que fueron de inmediato razón por la cual, como mencionábamos

identificados

como "tepehuanes"

arriba, Diego de Avila fue nombrado

une cua

"xu.

Esta es la protector

rab

que en muchos de 10s

Alf

allí, fueron reducidos "tepehuanes" junto con 'acaxees" o con

del

a la vez de los "acaxees" y de los "tepehuanes" pueblos de misión fundados

a enviar más gente de armas y mi-

"xixímes" en la parte meridional

Sabemos igualmente

de esa región. Es por eso, por ejemplo, que las limosnas

remitidas

por la caja real de Durango

a las primeras

misiones

rotuladas

en los libros de cuentas de la Real Hacienda

de esa zona, aparecen

como pagos para "las misiones

Al Kit a

la

Es el caso, por ejemplo, de San Miguel, efímero

los

pueblo de misión cercano a las minas de San Dimas, en las regiones de los "xixímes'i''!"

gru

y de Santa María Otais, en la zona de los "acaxees'; por citar solamente

Krl

de Sinaloa de acaxees y repehuanes'i''"

plos.4l5 Igualmente,

en 1601, cuando

las amenazas

de guerra

algunos ejern-

se intensificaban

en la

gió

do 408 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer, The Presidio and Militia on the Northern Frontier o] New Spain. A Dacumentary

def

Histcry, Tucson, University of Arizona Press, 1986. p. 266.

la (

409 Saicos, San Geronimo. San Juan Naperes. San Martin. San Matias. San Pedro y San Pablo. Rinconada de San Telmo.

nc;

Santa Ana: Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarahumora, México. SEP. Cien de México. 1984. p. 273; además de Amaculi, Hugucuyapa y Uncupeyaya. Peter Gerhard, The North Frontier ...• p 227

pol

410 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 279. 411 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer, The Presidio ...• p. 156 412 lbid. 413 AGI. Contaduría

925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1600-1601: "libranza

rematadas para la administración

414 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de üurango, 1613-1614. libranza la misión de San Miguel de xiximes y tepehuanes". rebelión de los tepehuanes

por 288 pesos por 18 cajas de vino

de los santos sacramentos de las misiones de Sinaloa de acaxees y tepehuanes". para el envío de un indio carpintero a

Este pueblo de misión fue abandonado

de 1616-1618.

415 Thomas H. Naylor - Charles W. Polzer. The Presidio ...• p. 247.

poco después a resultas de la

y ius

417 espe podt lnsti

zona, el gobernador Urdiñola nombró nuevos capitanes y tenientes: el primero, Juan de Gordejuela, fungió como "protector" de los "tepehuanes" del altiplano septentrional y el segundo Alonso Maldonado, fue nombrado "teniente de gobernador" y 'justicia" de la guerra "contra los rebelados acaxees y tepehuanes de Tapia y San Andrés':416El hecho de que se nombraran justicias de guerra separados para estos dos diferentes tipos de "cepehuanes', uno para los que podríamos llamar "tepehuanes orientales" del altiplano y otro para los "tepehuanes occidentales" de la sierra y las barrancas y el hecho de que los segundos fueran considerados como formando un solo conjunto con los "acaxees"y los "xiximes', resulta altamente revelador de hasta qué punto los españoles percibían a estos grupos como culturalmenre cercanos entre sí. De hecho, la práctica demostró que las autoridades provinciales estuvieron en lo justo al ver las cosas de ese modo. Durante las grandes rebeliones conocidas como de "xixirnes"y de "acaxees,de 1601 y 1605, respectivamente, las tropas españolas tuvieron que vérselas igualmente con numerosas partidas de tepehuanes de guerra de esa misma región, las cuales describían como actuando de concierto con las partidas de "acaxees"y "xixirnes" Incluso podemos añadir que la violencia que se generó durante esos años en la región de la sierra y barrancas, se convirtió en uno de los gérmenes de la llamada gran rebelión tepehuana de 1616-1618, durante la cual, nuevamente la situación se repite y aparecen los para entonces ya muy diezmados "xixirnes"y "acaxees', participando en la guerra al unísono con los "repehuanes'. 417 Esto nos lleva a rememorar la ya añeja, pero en realidad no resuelta discusión, entablada en la década de 1950, entre entre Paul Kirchoff por un lado y Ralph Beals y Alfred Kroeber, por el otro. El tema era cómo y en qué área cultural colocar a los indios del Norte de México, en especial, los llamados "chichimecas" de los altiplanos centrales. A partir de criterios cercanos a la que después sería la llamada "Ecología Cultural'; Kirchoff pensaba en los 'chichimecas" norreños, como grupos esencialmente dedicados a la caza-recolecta y veía conexiones y continuidades culturales entre estos grupos y los cazadores-recolecrores del llamado "Gran Suroeste', lo cual lo llevó a colocar a esos grupos como pertenecientes a un área cultural propia, llamada por él "Aridoamérica" Kroeber, sin embargo, criticaba, la concepción de Kirchoff según la cual, en una región predominantemente árida, el medio ambiente determinaba de manera demasiado fuerte y directa la vida cultural de sus habitantes. Según Kirchoff, decía Kroeber, dependiendo del grado de aridez, o se podía cultivar, o no se podía cultivar, de donde la división de ese "Suroeste" agrandado que postulaba Kirchoff, entre una "Aridoamérica'; poblada solamente por grupos de cazadores-recolectores y una Oasis-América, poblada solamente por agricultores, culruralrnente distintos de aquellos. Sin embargo,

416 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1600·1601: como protector y pacificador

de 105 indios tepehuanes";

y justicia de la guerra de 105 tepehuanes

"Nombramiento

"Nombramiento

al capitán Juan de Gordejuela

a Alonso Maldonado como teniente de gobemador

y acaxees de Topia y San Andrés rebelados del real servicio".

referencias

y un análisis al respecto ver: Christophe

especial pp. 196-234.

Igualmente

numerosas referencias sobre las relaciones culturales entre tepehuanes. acaxees y xiximes

podrán hallarse en: Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano Instituto de Investigaciones

Antropológicas.

1993. pp, 135-191.

Giudicelli.

Guetre indentés el métissages ...en

417 Para numerosas

en la época ealonial. México. Miguel Angel Porrúa -

argumentaba,

Kroeber, semejantes

construcciones

dicotomías

estáticas, en realidad no podían ser sino

artificiales de los propios antropólogos,

quier área del mundo,

como él mismo lo había mostrado

del mismo tipo realizadas

por Elisaberh

lo

Bacon, para el caso de Asia. Más cercana-

cc

mente al tema del "Gran Suroeste" propuesto del Colorado.

Geográficamenre

unos y otros de la caza-recolecta semejantes

por Kirchoff, Kroeber grupos habitantes

sumamente

ambos eran vecinos inmediatos,

y poseedores,

por eso mismo, de culturas

cuenta en lo absoluto. que los Walapai,

del medio o las prácticas

Las diferencias

eran practicantes

con grupos yumanos

habla paiute, conectados

del Mohave, los segundos,

los Havasupai,

Mesoamérica

tantes de los altiplanos en su momento

choff y la bipartición

subnuclear"

y mexicanista,

Mesoamérica

ese medio. Sin embargo,

de la crítica que Beals y Kroeber Augelli, por ejemplo, proponen

o sub-áreas

tomaría

carta de naturalización

de "Mesoamérica"

y proponen

una traducción),

desde e! Istmo de Panamá,

hasta e! sur de los Estados

mu-

el norte de

Unidos actuales."?

a destacar para definir esta macro-área

cultural

Para

partirían

desde tiempos

culturales

entre las sociedades

la actualidad.

Para estos autores,

ser muy lentas y graduales, de la cultura

poblaciones

de lo que hoy llamaríamos

e! Circuncaribe,

que la habitan,

estas líneas de interconexión,

lo cual no rompería

por ejemplo, la influencia prehispánicas

con la unidad

material y espiritual

del área. Así,

mesoamericana

"Centroamérica"

sobre las

(sin México)

y

son claras (lenguas, sistemas de cultivo, técnicas y formas constructi-

vas, cerámica, lírica, sistemas religiosos, etc.) a ello habría que añadir que se trata de un

418 Alfred lo Kroeber, "Gatherers and Farmers in the Greater Southwest: A Problem in Classification: Anthropologist,

t~

al espíritu

cambio e interconexión pudieron

q\

en

líneas de inter-

hasta

la

llamó

de! hecho de que se trata de un ámbito geográfico cruzado por intensas muy remotos,

de

contra Kirchoff Robert C. West y John P.

ir más allá del concepto

y la región circuncaribe,

as

en lugar

sería e! de Kir-

siempre de acuerdo. Cercanos

que aquella, la cual abarcaría

West y Augelli, los criterios

cc

en especial, en el ámbito

hablar de una Middle America (o "América Media'; por proponer cho más extensa

ci

o

las semejanzas

de lo que Kroeber

Más adelante,

/ Aridoamérica, enderezan

el

en

de la Sierra Ma-

el criterio que prevalecería

no todos estuvieron

di

ver a estos grupos y a sus vecinos habi-

áridos, como extensiones

mexicana

st

dar

mientras

del centro de México y proponían,

/ Aridoamérica,

la "Mesoamérica

de la arqueología

gi

eran gente de

tanto Beals, como Kroeber, destacaban

y las grandes civilizaciones

de la bipartición

no podían permanecido

entre las prácticas agrícolas de los grupos agricultores

dre Occidental

diferen-

hechos de los

e históricas:

y habían

SI

y utes.418

con grupos shoshones

En el curso de esta discusión, y continuidades

eran, de hecho, culturales,

n

materiales

también

de subsistencia

de una lengua yumana

pl

practicantes

fuertes, en cuanto a su lengua y costumbres,

cuales las cuales la influencia

Colombia

citaba sus propios

de la zona sur del Gran

entre sí. Sin embargo, se trataba de grupos que mostraban

cias culturales

contacto

comentando

ár dI

para cual-

clasificaciones

trabajos sobre los Walapai y los Havasupai, Cañón

difíciles de sostener

Comments, American

New Series, Vol. 56, No. 4, Southwest lssue, Agosto 1954, pp. 556-560.

419 Robert C West . [ohn P. Augelli, Middle America. tts Lands and Peoples, Englewood

Cliffs, Prentice Hall, 1976.

an te de

h ha di al ej so SIl

e

área cuyos habitantes desde tiempos

se vieron también

realmente

los Arawacs, o incluso

los llamados

como "mesoamericanos" permanecieron

sucede con las relaciones Norte

dirección Sur-Norte,

novohispano.

A la manera

esenciales:

etc.420 nuclear" y las re-

de Beals y Kroeer, a

la existencia de continuidades

como la existencia

ser muy antiguas,

e indirectas.

o no de vínculos mesoamericanos

con el Norre.f" West y Augelli, proponen

mucho

del sistema de la milpa mesoamericana,

asociadas, otra sería la comunidad morteros,

la casa mesoamericana, que hablan del problema,

con su cocina-fogón culturales

esenciales

y estas propuestas

serían otros tantos

elementos

entre los grupos "norreños" de lo que se pudiera

discutir

en dónde se encontraban

como los que existieron y convivencia

habían desarrollado,

los "lími-

dir. Y sin embargo,

del contacto, los proceso para nosotros,

los de la sierra alta, eran grupos culturalmente

bastante

refinados,

del Norte. Ralph Beals, en su trabajo sobre los acaxees, por

ejemplo, insistía sobre el hecho de que tanto éstos como los "xiximes" practicaban relativamente

sistemas de riego adaptados

420

compleja, la cual incluía el uso de terrazas

al medio extremadamente

lo cual interpretaba

Ibid., pp. 53-81. Ver igualmente:

se

de la sierra y sus vecinos "acaxees" y "xiximes"

que a ojos de los españoles unos y otros se llegaban confun-

al menos, para el contexto so una agricultura

ayudar

entre los "cazcanes" y "zacatecos', evocados

cultural que desde épocas desconocidas

entre los "tepehuanes"

habían sido tan intensos,

encontraban,

y los acerca

entre los "repehuanes" y sus vecinos de la vertien-

te occidental de la Sierra Madre. Es claro que, para el momento de intercambio

típica de

hoy casi olvidadas, nos parece que pueden

mejor los vínculos que existieron

anteriormente,

interior,

dicho sea con independencia

y de fabricación

e incluso, la distribución

de la "Mesoamérica" de Kircholf.

Esta discusión a entender

o cerámica,

menor a nuestro juicio, de establecer

tes" geográficos

observar

con todas sus plantas

de técnicas y formas constructivas

metates,

de continuidades

"mesoamericanos'l+"

de.

la existencia

más básicas entre esas dos regiones. Una sería, por ejemplo, la

en el Norte

de casas, graneros,

para determinar

en Así,

de campos de juego de pelota, o elementos

como rasgo diacrítico

persistencia

10 largo de

y ligas culturales

culto de dioses mesoamericanos, continuidades

que

con las áreas "mesoame-

entre la "Mesoamérica

algunas de las cuales podrían

en lugar de criterios

ser considerados

rasgos culturales

técnicas metalúrgicas,

sus páginas West y Augelli resaltan

podrían

así fuera indirecto,

con las cuales compartieron

sistemas de cultivo y constructivos, giones del antiguo

difícilmente

Muiscas,

estricto del término, se trata de poblaciones

permanente,

ricanas" de "Centroamérica';

lo mismo por tierra que por mar,

De ese modo, si bien los antiguos

"Caribes';

en el sentido

en contacto

Algo semejante

entrelazados

inmemoriales.

inclu-

y pequeños

agreste y caluroso en donde se

como un efecto de los contactos

entre estos grupos y

Mary W. Helms. "Los indios del Caribe y circuncaribe a finales del siglo XV. en: Mary

W. Helms, "Los indios del Caribe y Circuncaribe a finales del siglo XV", en: Leslie Bethell ed, Historio de America Latino vol 1 América Latina colonial:

la América precolombina

421 Sobre los campos de juego de pelota:

y la conquista, Barcelona. Critica Grijalbo. 1990. pp. 31-47.

Eric Taladoire, Les terrains de jeu de baile (Mésoamérique

el Sud-Ouest des

Etats-tlms), México. Misión Arqueológica y Etnológica francesa en México, Serie Estudios Mesoamericanos 11.no. 4. 1981. 422 Robert C West • John P. Augelli, Middle America ...• pp. 219-243.

166

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"Tepehuanes"

y ·CJCtJXeeS·

o '"JCbcimes'"

'Tepehuanes"

y'conchOs"

o"1OlOt>.Jmoros-

_

a las culturas

y sus vecinos

Figura 4-2 Los tepehuanes a principios

ro

de la costa del Pacífico.423 En ese

punto, Beals seguía de cerca las propuestas

del siglo XVII.

y Donald área cultural

Aztatlán,

bre la arqueología culturales

Brand, quienes en su trabajo de 1932 sobre el

en cuanto a los estilos líticos y cerámicos, entre los habitantes

Sierra Madre, especialmente turales y culturales

so-

(1938),424 insistían acerca de las fuertes continuidades

de las planicies costeras y los grupos de las barrancas

los dos primeros

de Carl Sauer

al igual que un poco más tarde Isabel Kelly, en su estudio

de Chiamecla

que existieron

prehispánicos

Madre.

avanzadas

occidentales

de la

los de las regiones de los "xiximes" y "acaxees" Incluso, para

autores, las barrancas

habrían

constituido

auténticos

"corredores" na-

entre los pueblos de la planicie costera y los del interior de la Sierra

425

Si esto fue así, el hecho de la contigüidad que las fuentes nos permiten

vislumbrar

"xixirnes" y "acaxees', es un fenómeno de líneas de transmisión mesoamericanos" cal "norteño':

cultural

no sólo territorial

entre los "tepehuanes" más que notable.

sino también

cultural,

de la sierra y sus vecinos

Esto significaría

la existencia

entre grupos que, por cierto, no fueron "inmigrantes

directos, sino poblaciones

con "no mesoamericanos"

de cepa mesoamericana

provenientes

y de desarrollo

lo-

de la Sierra Madre y del altiplano

423 Ralph Beals. The Acaxee: A Mauntain Tribe ot Durango and Sinaloa, Berkeley. University of California Press. 1933. Ver también:

Carl Sauer, The Distribution af Aborigina/ Tribes • pp. 7-9-

424 Isabel Kelly Truesdell • Excavatians at Chiametla Sina/oa

• ver en especial pp, 1-7_

425 Carl Sauer - Donald Brand. Aztatlán: frantera prehispánica mesoamericana XXI Editores - Fundación

Ignacio Bojórquez

Zacatecas y Durango. Los confines tolteca-chichimecas. 116 Y 154-

en la costa del Pacífico. México. Siglo

Zazueta, Serie los Once Ríos. 1998. p. 35- Ver igualmente: en: Beatriz Braniff C. coord., La Gran Chichimeca

Marie-Areti

Hers,

• en especial pp.

pl a¡

t~

al

si

el le

el

11

C'

167

septentrional.

Una interacción

cultural

y actuante en tiempos históricos.

que, por cierto, permanecía

plenamente

activa

Desde ese punto de vista, una puesta en paralelo de

los casos "tepehuán" y "zacateco" se impone: se esboza la existencia, en ese caso también, de líneas de transmisión

e interacción

cultural, directas y activas en tiempos históricos,

que ligaban a los "feroces zacatecos" del altiplano

septentrional,

no ya con sus "primos"

y vecinos los 'cazcanes" (si es que existió realmente alguna diferencia substancial entre ambos, lo cual dudamos),

sino en general con los pueblos de cepa mesoamericana

de la

tradición cultural "occidente': Ciertamente, matizado

uno de los grandes

conocimiento

rante las últimas

histórico

décadas,

obstáculos

esa región, se hayan visto circunscritas, ria y fundamental, directamente

y arqueología

desafortunadamente,

dedicadas

a la sola búsqueda

a

de las

Es decir, lo que se ha tratado de precisar, de manera prima-

es cómo y hasta qué punto, grupos de migrantes "mesoamericanos',

llegados

del mundo

ron avanzar y colonizar

azteca o en su defecto del mundo

rarasco.f" logra-

la hostil y agreste geografía del norte. El otro punto

averiguar cómo fue que "resistieron" presión guerrera

deriva del hecho de que du-

una gran parte de la ernohistoria

"fronteras de Mesoamérica"

a un mejor y más

que se han opuesto

de los indios norteños,

de los "bárbaros

apellido, que se opusieron

ha sido

al mismo tiempo, al "amago invasor" y perpetua

nómadas"

del norte: los "chíchimecas"

siempre a su presencia

allí. Sin embargo,

y

de todo tipo

lo que nos mues-

tran tanto el caso "zacareco" como el caso "tepehuán" son procesos que iban mucho más allá de la sola "intrusión" su esfera de influencia, el contrario,

de poblaciones

lo que se perciben

los grupos que aparecen evolucionista

son procesos

teóricamente

del término,

incluso fundiéndose

culruralrnente

terminan

con los "bárbaros':

de pronto

también, algo de su romántica

ferocidad.

y evangelización

427 Ver, por ejemplo:

mesoamericana

de Guanajuato

en el sentido

a lo largo del tiempo desdibujándose

y confundiéndose

426 Sobre la frontera de colonización

de mucho mayor profundidad

como más "avanzados';

cibe cómo muchos "bárbaros"

La colonización

"avanzadas" y de la atracción

a

de grupos situados en etapas "evolutivas" más "primitivas':427 Por

comienzan

en donde puramente como tales, e

De la misma manera,

a despintarse,

perdiendo,

se perquizás

en el caso de los tarascos, por ejemplo: Wigberto Jiménez Moreno.

en el siglo XVI, México, Editorial Cultura, 1944.

Peter Jiménez Betts, "Una red de interacción

del noroeste de Mesoamérica:

Brigitte Boehm de Lameiras - Phil C. Weigand coords., Origen y desarrollo

de la civilización

una interpretación",

en:

en el occidente de México.

Homenaje a Pedro Armillos y Angel Palerm, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1992, pp. 177-204.

168 "CHICHIMECAS"

DE LAS MONTAÑAS

Y "CHICHIMECAS"

Comanjayl

DE LAS LLANURAS

mo,hastaQ Este conjunto de consideraciones

podría parecer demasiado

aventurado

10 sea. Sin embargo, existen ejemplos para el norte novohispano, fuentes documentales, tinuos culturales"

que nos permiten

semejantes

1575, por ejemplo, fray Guíllermo dos 'guachichiles';

entrever la existencia

a los aquí esbozados

conformaban

y puede que de

se extendían

de otros grandes 'con-

parte del "1

derivados

también

En

Oriental, de

los llama-

más, puesto

Sus domi-

los guachich

para "zacatecos" y "tepehuanes"

de Santa María, apuntaba

un grupo geográficamente

MiguelySa

cómo también muy extendido.

de la serranía del Peñol Blanco y de allí hacia el oeste hasta la región de Aguascalientes

Como P' torios parecl

(recordemos

Lerma, com

nios, de acuerdo

con el franciscano,

comenzaban

por el norte desde las inmediaciones

que en todas estas zonas los "guachichiles" colindaban

del altiplano),

para extenderse

desde allí, se extendían

y llegaban incluso hasta

en el caso de

A partir

se sabe hoy:

también hacia el norte y al oriente por toda la parte central

Con todo, ta

desde las márgenes del río Lerma en el estado actual de Gua-

llegaron a ha

de la laguna de Cuirzeo, ya en la provincia de Michoacán.

de toda esa franja, irradiaban del altiplano, atravesando

sus orígenes

hacia el sur, por los hoy llamados

'Altos de Jalisco'; buena parte del actual estado de Guanajuato los bordes orientales

con los "zacatecos"

najuato, hasta el de San Luis Potosí, para alcanzar el macizo de la Sierra Madre Oriental

los "dominioi

y penetrar

propio fray (

finalmente

hasta la vieja provincia

costera del Golfo de México.f"

pudo ser mayor que el que ocupaban ba también

una gran variedad

de Pánuco, situada

que incluso

de Pánuco ce

los "zacatecos" o los "tepehuanes" y que atravesa-

les": "llegan b

de climas y topografías.

mismo algunas de las porciones

así como otras sumamente

silvestres, como el famoso "Tunal das, ocupadas Oriental

Grande"

por grupos caracterizadamenre posible encontrar

y la provincia

septentrional,

propicias

potosino.

agricultores,

que se confederaban

núcleo centrs

prehispánicos

y

más precisan

de frutos

afirmaba que

como las de la Sierra Madre de ese dilatado

ámbito, fue sal-

con los "zacarecos', en palabras la Sierra Madre

Oriental

camino come Nueva Españ por lo que es cual no hace: Existe un

como lo eran

anteriores e ig

de esa región,429 o si por alguna

do con las fui

de Pánuco, los cuales eran sin duda alguna, agricultores,

extraña razón no lo fueron, al menos mantuvieron

como

había regiones húme-

para la recolección

También

de Santa María, hasta los que ocupaban

también la mayor parte de los habitantes

todos los chn

había sido ya

diversos "tipos" de "guachichiles'; desde los desnudos

del norte seco, aquellos

de fray Guíllermo

lo

comprendían

entre San Luis Potosí, Zacatecas

y sobre todo la vieja provincia de Pánuco. Dentro

. seguramente teadores

Sus dominios

más áridas y agrestes del altiplano

las del llamado "Salado" en el centro del altiplano, parte de Coahuila,

ya sobre la planicie

Como puede verse, se trata de un territorio

vínculos de muy cercana vecindad y

sabemos un

p

convivencia cultural con ellos. Algo muy semejante a lo dicho acerca de los "guachichiles';

nuestros días:

podría argumentarse

mo de Sanra ]

igualmente

también

una parcialidad

respecto de sus vecinos del sur, los llamados 'guamares';

de "chichimecas" muy extendida

acuerdo siempre con fray Guillermo

en la geografía del norte. De

de Santa María, estos indios se diseminaban

desde

Antropológicas

Lorenzo Ochoa, Historio prehispánica

Serie antropológica.

1984.

de la nuasteca, México. UNAM. Instituto

allí, los pames

430 Fray Guillermo

428 Fray Guillermo de Santa María O. 5. A.• Guerra de 105 chichimecas ...• p. 99. 429 Ver. por ejemplo.

inmediaciones

de Investigaciones

I

431 lb id. pp. 70 Y 9 432 Relación de Pe(

Comanja y la rivera oriental del Lerma, entre las actuales ciudades de La Piedad y Pénjamo, hasta Querétaro, para difundirse luego hacia el norte hasta los viejos pueblos de San Miguel y San Felipe, en el centro del hoy estado de Guanajuato. Desde allí los "guamares" se extendían más hacia norte todavía por todo el altiplano septentrional, abarcando una parte del "Tunal Grande" y continuaban hacia el este, hasta alcanzar la Sierra Madre Oriental, desde donde, al decir de fray Guillermo de Santa María, no podían extenderse más, pues topaban con los 'guachichiles": "no llegan a la raya de Pánuco porque los atajan los guachichiles.T? Como puede verse, se trata de grandes parcialidades de 'chichimecas'; cuyos territorios parecen haber estado fuertemente imbricados, tanto en la zona de la cuenca del Lerma, como más al norte, en la parte del "Gran Tunal" y que parecen tener ambos sus orígenes en la Sierra Madre Oriental. Pero el gran problema es que al igual que en el caso de los "zacarecos', son dos de esos grupos de los que muy poco o casi nada se sabe hoy: incluso la lengua que hablaban unos y otros parece difícil de determinar. Con todo, tampoco sería razonable desechar, sin más, la percepción que los españoles llegaron a hacerse, en épocas tempranas de la colonia, acerca de lo extendidos que eran los "dominios" de estas dos grandes parcialidades de "chichimecas" Así, por ejemplo, el propio fray Guillermo de Santa María, describía a la Sierra Madre Oriental y la región de Pánuco como aquellas en donde existían las mayores concentraciones de "guachichiles":"llegan hasta los confines de Pánuco, ocupan mucha tierra y ansí es la más gente de todos los chichimecas y que más daños han hecho.?"! Esta percepción acerca de que el núcleo central 'guachichil" se habría hallado no en el gran altiplano septentrional, sino más precisamente en la Sierra Madre Oriental y los confines de la provincia de Pánuco, había sido ya remarcada casi una década antes, por el capitán Pedro de Ahumada quien afirmaba que la mayor parte de los 'guachichiles" provenían de "la mano izquierda del camino como venimos de Zacatecas a la parte del norte ... ", esto es, del noreste de la Nueva España. Cabe añadir que todavía Ahumada no hace mención de los "guamares': por lo que es posible que en su época no se les distinguiera todavía muy claramente, lo cual no hace sino dificultar su identiticación.P! Existe un tercer ejemplo de parcialidad de 'chichimecas" del altiplano, vecina de las anteriores e igualmente extendida y cuyo núcleo principal se hallaba también, de acuerdo con las fuentes del siglo XVI, en la Sierra Madre Oriental. De ésta, por fortuna, sabemos un poco más, gracias a que algunos de sus descendientes sobrevivieron hasta nuestros días: se trata, obviamente, de los "pames" De acuerdo siempre con fray Guillermo de Santa María, estos indios se extendían desde la margen oriental del Lerma, en las inmediaciones de Acámbaro, Yuriria y Ucareo, hacia el oriente hasta Querétaro. Desde allí, los pames se esparcían también hacia la parte sur de la Sierra Madre Oriental, hasta

430 Fray Guillermo de Santa María. Guerra de los chichimecas ...• p. 99 .. 431 tbid, pp. 70 Y 99. 432 Relación de Pedro de Ahumada ...• p. 59.

17°

la región de Ixmiquilpan

(hoy estado de Hidalgo),

desde donde continuaban

cul

propagán-

dose hacia el norte, nos dice el franciscano, hasta los confines de la provincia de Pánuco.

elR

Es interesante

en efecto, con el que

pri

el periodo colonial: desde los bordes del Lerma,

pa

constatar

los pames históricos hasta Querétaro tante porción

cómo todo este territorio

ocuparon

durante

correspondió,

y el norte del hoy estado de Hidalgo, y abarcando de la Sierra Gorda, atravesaban

también

una impor-

los

hacia el norte la Sierra Madre Oriental

más allá de Xichú, hasta la región de Río Verde, en el estado actual de San Luis Potosí, lugares donde todavía viven sus descendiences.f" o parcialidades

de 'chichimecas"

árido septentrional,

podían

Esto nos permite

flecheros, habitantes

abarcar amplísimos

territorios

muy estrecha con gente de la Sierra Madre Oriental, tradiciones Quizás

culturales, histórico,

del altiplano

y estar ligados de manera

que compartía

con ellos lengua y

al punto de no ser muchas veces posible diferenciarlos.

la idea que más habría que matizar

'chichimeca"

ver cómo, grupos

bien caracterizados

habitante

Vl~

es, en el fondo, aquélla que hace del

del altiplano septentrional,

fue

Si~

una suerte de descendiende siempre', por

en

sobre indios norreáos.f"

me

en ocasiones, en cuanto a las imágenes que evoca, no puede negarse

en

te directo de los "paleoindíos": retomar

una expresión

Aunque

sugerente,

los 'cazadores-recolectores"

sumamente

empleada

y "nómadas

en los estudios

que ver al "chichirneca" como un "nómada de siempre'; resulta en una visión hisroriográ-

att

nca que peca de estática, en donde el altiplano septentrional,

ch

áridas de Norteamérica,

el Bolsón de Mapirní,

renses, los de las Californias,

el Llano Estacado

al igual que otras regiones

los desiertos

sonorenses

texano-neomexicano

y alto-sono-

y muchos

más,

aparecen en ocasiones como una suerte de reservorios, tierras sin tiempo, donde habrían quedado

conservadas,

mitivos" pobladores y preguntarse,

de una vez; y para siempre, muestras del continente.

Quizás valdría la pena invertir un poco la propuesta

por ejemplo, si los "chichimecas" históricos,

españoles, más que haber sido descendientes allí por milenios, prácticamente res" relativamente descendientes da, habrían propias

recientes

de los más "antiguos" Y"priaquellos que conocieron

directos de los "paleoindios"

de las regiones áridas del altiplano

hasta el altiplano

a ese medio. Allí, inevitablemente

cultural con viejos ocupantes

y haber vivido

sin cambio alguno, no fueron, en realidad, "colonizado-

de grupos que, desde las regiones montañosas descendido

los

seco y desarrollado también,

entraron

septentrional.

Es decir,

que rodean esa zona áriestrategias en contacto

del altiplano árido, quizás estos sí, auténticos

siempre": tal vez algunos grupos de indios del Bolsón de Mapimí, podrían

de adaptación e interacción "nómadas de entrar en esta

clasiíicación.t'"

Ello podría ayudar a explicar porqué, por ejemplo, diversos 'chichirne-

cas" insistieron

en cultivar plantas en esos medios poco propicios.

más claro porqué los españoles, al interactuar

433 Heidi Chemin Bassler, Los pames septentrionales

Igualmente

quedaría

percibieron

vínculos

con los 'chichimecas';

de San Luis Potosí, México, Instituto Nacional Indigenista. Colección

INIno. 13, Serie de Investigaciones Sociales, 1984. pp. 15-76. 434 Acuñada por Beatriz Braniff Arqueología

e,

"El Norte de México. la Gran Chichimeca", en: AAW, México Antiguo:

antología

de

Mexicana, México, SEP - Editorial Raíces, 1995, pp. 128·133.

435 Ver al respecto los trabajos de leticia González, entre otros: Ensayos sobre la arqueología Mapimí, Saltillo Archivo Municipal de SaltiUo, 1992.

en Coahuila y el Bolsón de

su

171

culturales estrechos entre gentes que habitaban regiones tan extensas y variadas desde el punto de vista ecológico y hablaron de parcialidades de 'chichimecas" cuyas geografías primitivas parecen haberse extendido mucho más allá de los límites de las llanuras secas, para abarcar amplias regiones montañosas. Los ejemplos evocados de los guachichiles, los guamares y los pames, nos muestran cómo las respectivas geografías de los "zacatecos"y los "tepehuanes', tal y como han sido descritas aquí, no fueron quizás un fenómeno inusitado en el norte, sino quizás, incluso, la regla. Un cuarto ejemplo suplementario que se podría citar, por último, es el de los vecinos septentrionales de los "repehuanos', los "rarahumaras', los "conchos" y los "tobosos" En el capítulo siguiente, veremos cómo, tanto desde el punto de vista de sus vínculos culturales como del de su lengua, los llamados "tobosos" eran en realidad 'conchos', habitantes de las márgenes orientales de la vieja provincia de Santa Bárbara. Igualmente veremos cómo éstos, a su vez, guardaban fuertes afinidades con los "rarahurnaras', principales habitantes del extremo norte de la Sierra Madre Occidental. Es un ejemplo más de la existencia de formas de continuidad e interacción cultural entre grupos caracterizadamente agricultores, habitantes de zonas montañosas y otros habitantes ~e zonas secas e inhóspitas que también se empeñaban en cultivar algunas pequeñas plantas allí: procesos a los que difícilmente se les podría atribuir como origen, la presencia de "migrantes" mesoamericanos o de eventuales "pochtecas" circulando por allí con sus muestrarios de mercancías. Quizás también, en el caso de los "zacarecos" y los "tepehuanes" la explicación de 10 dilatado que llegaron a ser sus geografías culturales, habría que buscada más allá de Mesoamérica.

173

Agricultores de paz y cazadores-recolectores de guerra: los tobosos de la cuenca del Río Conchas en la Nueva Vlzcava->

cAPlrULO

v

Si por una parte es verdad que dentro de la literatura se ha generado

una imagen

norte novohispano, antropológica Tomemos

simplificada

llámesele chichimeca

al extremo

histórica

de la arqueología

ha desembocado

corrro ejemplo de ello, los trabajos etnohistóricos

de los llamados

indios nómadas

existen.P? Los trabajos

un esquema

de los cazadores-recolectores Service, Marshall

Mapimí y el Río Conchos,

caza de pequeñas

general de interpretación

del norte, inspirado

en la ecología cultural Julien H. Steward.

alimenticios,

en particular

bien delimitado, a tecnología,

de Elman R. Según Griffen,

los del Bolsón de precaria,

y cuya principal

se caracteriza

estableci-

actividad

era la

por su permanencia

sobre el cual han desarrollado

conocimiento

del medio y patrón

entonces por pequeños

y alianzas entre sí. El uso consuetudinario patrilineales

social

junto con la recolecta ocasional de alimentos

este tipo de sociedades

recursos de caza son explotados de parentesco

que

en el nivel de lo que Sreward llamó las "bandas"

de escasos recursos

te un grupo de bandas

acerca de la dinámica

Esto es, se trataba de grupos con tecnología

salvajes.t'" Según Steward, cíficas en cuanto

se hallaban

especies no migratorias

sobre un territorio

Griffen acerca

de la Nueva Viz-

acerca de las guerras con los indios de la Nueva

los indios de las planicies áridas del norte novohispano,

dos sobre territorios

de William

los más acuciosos y documentados

Sahlins y sobre todo en particular

u "hordas" patrilineales,

y la teoría

de este autor se dividen en dos grandes ejes, uno, el análisis de

un amplio fondo de documentación Vizcaya, y segundo,

del

en mayor claridad.

de guerra de las planicies orientales

caya, que son, a pesar del tiempo transcurrido,

dicha

del llamado "indio nómada"

o no, la irrupción

en este debate, no necesariamente

propiamente

adaptaciones de asentamiento;

grupos que establecen

los

vínculos

de un espacio común por par-

da origen, en este tipo de sociedad,

a una noción

436 Publicado originalmente

en: Marie-Areti

eds .• Nómadas y sedentarios

en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff, Mexico, UNAM IIA - IIH - IIE. 2000, pp. 305-

354. 437

Hers - José Luis Mirafuentes

espe-

William B. Griffen, Cuiture Change and Shi{ting Populations

- María de los Dolores Soto - Miguel Vallebueno

in Central Northern Mexico. Anthropological

of the University of Arizona no. 13. Tucson, The University of Arizona Press, 1969. Igualmente: Franciscan Area ot Nueva Vizcaya. Anthropological

Indian Assimi/ation

Papers on (he

Papers of the University of Arizona no. 33, Tucson, The University of Ari-

zona Press, 1979. Ver también sus trabajos acerca de los apaches en Chihuahua durante el siglo XIX entre los que destacan: Apaches at War and Peace. The janos Presidio (1750-'858),

Albuquerque,

Utmost good faith. Patterns ot upotbe-mexican

in northern Chihuahua border wartare ,821-1848, Albuquerque,

bostitities

University of New Mexico Press 1988. Igualmente:

University of New Mexico Press, 1988. 438 Julien H 5teward,

The Theory ot Cu/ture Change. The Metod%gy

o] Multi/inear

IlIynois Press, 1976, pp. 134-137. 5teward emplea el término /andownership "propiedad territorial".

Evolution,

Urbana, The University of

que aquí hemos traducido

simplemente

como

174

bien discinguible de "propiedad territorial": los recursos de caza y recolecta son entonces protegidos

en común por el grupo extenso de parentesco, y cualquier intrusión

un grupo extraño

a este territorio

ocasiona tensiones y rivalidades

de

que pueden des-

embocar en una guerra.439 Griffen, en efecto, retoma estas ideas y añade que para los nómadas

norteño s, la guerra servía como un mecanismo

cuya función consistía en mantener vía de adquisición

de recursos suplementarios.

de los españoles en sus dominios, desencadenó adelante argumenta

Desde ese punto de vista, la intrusión una respuesta típica: la guerra.440 Más

del caballo y el ganado europeos

bandas de cazadores desarrollaron depredadores,

con los españoles,

en sus territorios,

una cultura guerrera, que las transformó

dedicados al saqueo de los asentamientos

de los españoles e indios sedenrarios'i?"

al medio,

tribal" y además como

este autor que debido a décadas de hostilidades

así como a la introducción esencialmente

más de adaptación

la posesión del "territorio

estas

en grupos

y posesiones

en un proceso muy semejante al que Steward

describe para los grupos shoshoni de California y Utah.442 De acuerdo a este esquema· de interpretación, jo que uno de los principales norte novohispano,

problemas

para el estudio de los grupos indígenas del

es el su identificación.

al Bolsón de Mapimí),

Griffen afirma en su primer traba-

La región, nos dice (en este caso se refiere

se hallaba ocupada por varios "grupos tribales" mayores, cada

uno de los cuales se hallaba subdividido

en grupos menores "llamados bandas'i"? La

dificultad derivaría del hecho de que los españoles con frecuencia empleaban el "nombre" de alguna "banda" en particular,

para designar a un "grupo tribal mayor'; o a un

conjunto o asociación de bandas (cluster ofbands),

de manera que la tarea consistiría

entonces en distinguir

en la documentación,

específicas" y cuándo

a "grupos tribales mayores'lt"

analítico y documental,

remarquemos

si lo esencial de la organización directa y casi transparente términos

cuándo los españoles se referían a"bandas Pero más allá de este problema

cómo todo sucede en el trabajo de Griffen como

social de los grupos nómadas

en la documentación

se reflejara de manera

colonial. Sistemáticamente

españoles de la época tales como "ranchería" o "parcialidad';

por "bandas'; sobreentendiendo que mantenían

políticas y de parentesco

su cohesión e identidad interna, sea cual fuere la situación histórica en

que se encontraran.

Correlativamente,

en la documentación, físicamente

que se trataba de unidades

culo correspondiente,

si el "nombre" de una banda deja de "aparecer"

el autor asume que el grupo de parentesco

exterminado.

Pero como bien lo señala Chantal

como tal, ha sido

Cramaussel

altiplano norteño

que Griffen encontró dispersos en la documentación, una gran variedad de criterios de identificación

439 tbia. pp. 135-136. 440 William Griffen. Culture Change ...• p. 3. 441 tbid .• p. 119.

op. cit.• p. 113.

443 William Griffen. Culture change ...• p. V. introducción. 444 Ibid.

en su artí-

detrás de la larga lista de 167 nombres de grupos indígenas del

posible encontrar

442 [ulien Steward,

elimina

y los reemplaza

en realidad es

y diferenciación,

de

175

entre los cuales, los vínculos de parentesco y territorialidad tal y como los entendían los propios indios, se contaban entre los menos importantes.t" Lo mismo, poco más o menos, puede decirse del análisis que Griffen propone de la "territorialidad" de estos grupos. Siguiendo dentro de la misma lógica, el lugar en donde era avistado un grupo, por principio debía corresponder con su "territorio tribal" pues, recordémoslo, teóricamente a cada banda patrilineal correspondía un ámbito geográfico bien delimitado: se refugiaban para hacer la guerra en sus territorios tradicionales de caza. ASÍ, la geografía de los encuentros y mutuas persecuciones entre indios rebeldes y españoles, terminó convirtiéndose en la carta de la distribución de los llamados grupos nómadas del Conchos y el Bolsón de Mapimí.

445 Para un análisis pormenorizado cómo los españoles clasificaban ....

del problema de los "nombres"

atribuidos

a los indios ver: Chantal Cramaussel, "De

LAS "BANDAS"

DE TOBOSOS

na William soldados

Griffen basa esencialmente

y gobernadores,

nadas siempre

con campañas

giar esta documentación mencionados debieron

informaciones

ser sus territorios

tradicionales. etnohistórica.

por así decido 'connatural"

de indios. La idea de privile-

de que es en ella donde aparecen

en

En otras palabras,

necesariamente

menos cómo trataban

se trata de la búsqueda

Pero incluso si se tomara

yI

el procedimien-

de un solo tipo de infor-

ase pat

déc La

al análisis: se sabe poco más o

Cri

a los españoles a los indios de guerra, pero se

que

un sesgo particular

y cómo llamaban

de

a la guerra como un

a la dinámica de estas sociedades,

to no deja de ser cuando menos riesgoso. El uso privilegiado mación, le imprime

CIO

de

y pacificaciones

de guerra parte del principio

de testigos relacio-

de manera más sistemática los grupos indígenas, en lo que supuestamente

una cierta "autenticidad" elemento,

punitivas

y relatos de capitanes,

su trabajo en reportes

así como en gran número

m~

olvida y se ignora casi todo de lo que sucedía en situaciones

y tiempos

de paz, como si

r=

esos indios fueran sólo de guerra, lo cual es falso la mayoría de las veces. Se deja pues de

que

lado el estudio del tipo de vínculos que indios y españoles establecían

otre

entre sí, e igual-

mente se pierde de vista su evolución en el tiempo. Esto es precisamente con los célebres tobosos, uno de los grupos más aguerrido s, temidos siglo XVII norteño muy aguerridos ¿Quiénes

lo que sucede del

que eran

es o

y perseguidos

y del que sin embargo, se sabe muy poco, salvo justamente

y temibles.

eran los tobososf

de cómo se han construido

El estudio del caso toboso, bien podría servir de ejemplo

en la historiografía,

dios "bárbaros" y de guerra .. Retornemos

muchas

de las imágenes

sobre los in-

entonces los trabajos de William

Griffen para

ello. Este autor califica a los tobosos como una de las grandes "bandas" o "conjuntos de bandas"

atar Ind

(band cluster), que habitaban

que eran cultural y territorialmente los indios conchos.r" Revisemos histórica.

Griffen

aparición

la verdadera

el extremo norte del Bolsón de Mapimí, y añade muy cercanos a los salineros y distintos

a su vez de

de algunos breves contactos

cesa són esp. vam

etno-

indi

en el siglo XVI, su

igua

un poco la manera como llega a esta definición

relata que después

ado

la fecha hacia

el au

1610, cuando se hace mención de ellos como asentados en Arotonilco, cerca del Valle de y añade que comienzan a aparecer en la documentación como desert raiders, aunque sin mencionar ningún caso concreto. Enseguida menciona que en 1612, los tobosos huyen de su reducción y permanecen prófugos hasta 1618, cuando en el

geog

irrupción

de los tobosos en la escena neovizcaína,

San Barrolomé.r"

curso de la gran rebelión tepehuana, compañía

toman definitivamente

de los salinerosrr" añade finalmente

tados en Arotonilco.t" ámbito preferido

el sendero de la guerra, en

que si bien en 1624 había tobosos asen-

a partir de esas fechas el Bolsón de Mapimí

de guerra.450

se convertiría

Luego los tobosos vuelven a desaparecer

en su

por dos largas

patre 451 lb 452 lb

453 lb 454 Al

El Gall( 455 Ibl 456 An 28.29.

446 Wiltiam Griffen. Culture change ...• p. 77 Y Indian assimilation ...• p. 5.

4571bi

447 Wiltiam Griffen. Culture change ...• p. 9 Y p. 77.

458 As

448 Ibid. Y Indian Assimilation ...• p. 4.

Felipe o

449 Ibid .• p. 9·

lán, Río

450 Ibid .• p. 77.

Nueva

177

décadas de los registros de Grilfen, quien argumenta que tan sólo en 1640 les menciona nuevamente como gente de guerra, al igual que a los salineros.t" hasta que una vez más, en 1643, aparecen reducidos en Atotonilco. Afirma que ninguna de estas pacificaciones fUe durable, y para demostrarlo, Griffen hace enseguida un detallado recuento de los ataques perpetrados por los tobosos y salineros durante los dos años siguientes en regiones tan alejadas de Atotonilco, como Cuencamé, Las Bocas, e incluso Mapimí y Parras.452Nos comenta igualmente Grilfen, que en 1645 una "banda" de robosos es asentada en Atoronilco, bajo el cuidado de su cacique, un indio llamado Cristóbal Zapata, el cual, añade, desaparece al poco tiempo de los registros, para sólo reaparecer una década después como jefe de guerra, sólo que no en Atotonilco, sino en la región de La Laguna.453 Este evento particular, la súbita desaparición y reencuentro del cacique Cristóbal Zapata, al parecer resulta muy reveladora para el autor, pues de ella deduce que el cacique escapó de Atotonilco acompañado de varios miembros de su grupo de parentesco, es decir, su banda patrilineal, y que eligió como refugio una zona cercana al que debió ser su territorio de origen, es decir el Bolsón de Mapimí, donde se aliaron con otros indios comarcanos para atacar a los españoles. Este evento, unido a los continuos ataques que registra de parte de los tobosos unidos a los salineros en la zona que va de Indé a Parras,4s41epermite deducir que el ámbito territorial de origen de los tobosos, no es otro sino la región norte del Bolsón de Mapimí y que se trataba, por lo tanto de un grupo culturalmente ligado a los "salineros" y cocoyomes de esa misma región.455 Así, mientras por un lado los españoles hacían esfuerzos por asentarlos, ellos adoptaban un patrón de guerra esencialmente depredador e itinerante, atacando sin cesar los asentamiento s españoles y desplazándose enseguida a sus refUgios en el Bolsón de Mapimí. Ello se demuestra una vez más en 1645, según nos dice, cuando los españoles llegan a perseguirlos en la llamada Sierra del Diablo, al tiempo que nuevamente se hablaba de ellos con frecuencia, como compañeros de correrías de los indios salineros y ejecutando ataques en regiones todo el contorno del Bolsón.t" al igual que en la Tarahumara, o en lugares tan distantes entre sí como julimes.t'" Finaliza el autor detallando, cómo los ataques se repiten bajo este mismo patrón de dispersión geográfica durante el resto de la centuria.t'" Es interesante revisar cómo para Griffen, el patrón de dispersión geográfica que presentan los ataques de los tobosos, opera como un 451 'bid., p. 10. 452 lbtd., pp. 12, 14 Y 79· 453 tbid., pp. 79 Y 82.

454 Atacan de acuerdo a estos registros en Río del Norte, Indé, Río Angosto, Parras Guapagua, Las Cruces, Los Palmitos, El Gallo, Las Bocas, Los Charcos, Canatlán, y otros puntos

más ../bid,

pp. 19, 21, 24, 30, 77 Y 112.

455 'bid., pp. 76-79. 456 Anota ataques en Cuencamé, Mapimí, La Laguna, lndé, Parral, El Gallo, Parras y Las Bocas, lbtd., pp. 12, 14, 22, 24, 28, 29, Y 79· 457 tbia., pp. 22 Y 25·

458 Así por ejemplo, en 1655, se reportan ataques de tobosos en Las Cruces y Los Palmitos, (p. 29), Parral (p. 136), San Felipe de Tarahumaras, San Juan del Rio y Canatlan (pp. 29 Y 30) En 1656 en Cerro Gordo, Cuencamé, Los Palmitos, Ocotlán, Río Nazas, San Juan del Río, San Pablo de Tepehuanes y se les persigue nuevamente Nuevamente el mismo patrón se repite para 1657: pp. 17, 30, 136.

en la Sierra del Diablo (p. 30)

revelador de la dinámica

social de los grupos indígenas del norte. Todo sucede como si,

con el paso del tiempo, las guerras lejos de disminuir parrilineales

tobosas, lo acrecentaran,

con los registros

el vigor demográfico

del las bandas

así como su ámbito de acción. De acuerdo siempre

de nuestro autor, durante las décadas de 1660 y 1670, por ejemplo, se

ve a los tobosos cada vez con mayor frecuencia en zonas situadas al norte cuenca del Río Conchos.P? y pronto Coahuila,

alcanzan también territorios

tan al oriente, como la provincia de

e incluso ya durante el siglo XVIII, en el Nuevo León, que sería, a la postre, el

último lugar donde se sabría de ellos antes de desaparecer.r'" Sin embargo, para ese punto el análisis del autor se ha vuelto ya dificil de seguir; a su abigarrado método de presentación

de persecuciones y batallas, añade un sistema de identi-

ficación de "tribus'; 'grupos de bandas" y "bandas particulares'; donde datos documentales

y

deducciones ligadas a ellos, se encadenan en una secuencia demasiado compleja. Pero lo que es más importante,

no siempre son claros los criterios a los cuales recurre para seleccionar

o eliminar datos. Un ejemplo de lo anterior, lo tenemos en su análisis de los vínculos culturales que pudieron un intérprete

existir entre tobosos y cocoyomes. Al respecto nos dice que en 1748,

español intentaba interrogar en lengua cocoyome a un testigo sisimble y este

no logró comprenderlo;

de ello concluye, aunque con reservas ciertamente,

que la lengua

tobosa y la lengua chisa, y por lo tanto la concha, eran distintas entre sí, pues ya antes había dejado establecido que, siempre de acuerdo a este tipo de encadenamiento los sisimbles eran una "banda" perteneciente

de deducciones,

a la "tribu" de los chisos, los cuales a su vez eran

'conchos" mientras que los cocoyomes eran una'lbanda" de origen roboso.v'' Admitiendo

lo

vagas que resultan cualesquier conjeturas sobre las lenguas de este tipo de sociedades, simplemente consignemos que permitirían

que el propio autor presenta muchos otros ejemplos y testimonios

emparentar

la lengua tobosa con la de los conchos y los chisos, ejemplos que

sin embargo descarta sin demasiadas explicaciones.t= En realidad, lo que le da esa apariencia caótica y desordenada

a estos trabajos, es la ausencia de algún tipo de tratamiento

serial, e

incluso cronológico de la información, así como la ausencia de criterios que permitan colocar rnínimamente

en su contexto los materiales empleados. Toda la información

es tratada de

la misma manera, venga de donde venga, lo mismo el sesudo y elegante reporte dirigido al virrey por algún gobernador

o visitador, que una información de testigos o la carta annua de

un jesuita: todos son "informantes" al mismo título, siempre y cuando exista algún elemento "presencial" en sus afirmaciones. Pero sobre todo, el problema es que nunca llega a profundizar en la situación de ninguna región ni de ninguno los grupos indígenas en particular. Así, los tobosos que tan repentinamente de Santa Bárbara, súbitamente

"aparecen" en la escena hacia 1612 en la provincia

se borran de los registros, aparecen de pronto en una u otra

región, sin más explicación que los avatares de la guerra, y finalmente desaparecen en hacia finales del siglo XVII o principios del XVIII. tan repentinamente

459 Se les ve en Encinillas y Tabalaopa: 'bid.• pp. 11 Y 44 ,y para 1658: p. 86

460 'bid.. pp. 40. 43. 44 Y 72. 461 'bid. p. 135. 462 William Griffen. Culture Change ...• p. 41 Y p. 135.

como llegaron.

179 LOS TOBOSOS

y LAS REDUCCIONES

TEMPRANAS

DEL Rfo CONCHOS

Más que el detalle de las identificaciones grupales o lingüísticas, lo que interesa aquí es acercarnos al tema de si es realmente posible hacer una lectura puramente "etnohistórica" de los datos histórico-documentales, y en especial, los de las guerras con los indios. Numerosas preguntas surgen a la lectura de estos trabajos ¿Porqué, por ejemplo, los robosos "aparecen" y "desaparecen" con tanta facilidad de la escena? ¿Porqué, en lo más álgido de las guerras contra ellos, lejos de disminuir, parecen multiplicarse en número y extender su territorio? ¿Porqué, finalmente, reaparecen mucho más tarde en escena en lugares sumamente lejanos de donde fueron identificados originalmente por los españoles? Simplemente pensemos en los más de 600 km. que separan la cuenca del Río Florido de Nuevo León. En realidad, un simple análisis más pormenorizado de la información, permite despejar muchas de estas dudas. Por principio de cuentas habría que adelantar que, en realidad, no hubo tales "desapariciones": los tobosos del río Conchos siempre estuvieron allí. Por otro lado, tampoco crecieron espectacularmente en número, al punto de colonizar nuevos territorios. Lo que sí se transformó, en cambio, a lo largo del tiempo, fue su situación dentro del contexto de la sociedad española local, y cambió también con ello el significado mismo término "reboso": no eran lo mismo, en absoluto, los "robosos" de principios del siglo XVII, que los de finales de ese siglo y principios del siguiente, cuando la palabra "reboso" había ya adquirido una connotación muy distinta, para pasar designar a grupos geográfica y culruralmente distintos y distantes de los "tobosos" originales del río Conchos. Pero comencemos por el principio. La historia de los contactos entre los españoles y los que después ellos mismos llamaron los "robosos', no se inicia en 1611-1612, e incluso podría decirse que ni siquiera en 1582, sino mucho antes, a principios de la sexta década del siglo XVI, cuando a partir de 1563, los colonizadores españoles por primera vez se asientan en el llamado "Valle de los conchos" estableciendo allí tres pequeños enclaves, la efímera villa nombrada "La Victoria'; y poco después, en 1567, los reales de San Juan y Santa Bárbara.463 Muy a pesar de que en algunas fuentes posteriores los conchos adquirirían fama de "pacíficos" y maleables, en realidad no hubo necesidad de esperar la irrupción de las bandas de "nómadas" indómitos provenientes de recónditos rincones del desierto, para que la violencia guerrera pasara a formar parte permanente de esas relaciones: eran los propios vínculos que ligaban a indios y españoles los que la gestaban por sí mismos y de manera casi automática, inmediata. Pequeña y todavía frágil demográficameme, para la sociedad española norteña, los traslados de indios del centro del virreinato habían sido, desde los primeros tiempos, un auténtico sostén para el poblamiemo en las más importantes fundaciones del norte. Tal había sido el caso en lugares como Durango, Nombre de Dios, Chiametla 464 y en el propio Valle de los Conchos. Sin embargo, eso no bastaba; otra práctica legal, corriente

463 Chantal

Cramaussel.

464 Ver en este mismo

La provincia ...• pp. 18-20. volumen

el capítulo

segundo:

Chiametla ...

180

y perfectamente

sistematizada,

y encomiendas,

consistía en reducir en repartimientos

los indios de la zonas aledañas a las nuevas fundaciones.

Esto fue también

a

lo que suce-

dió en este caso con los conchos de la provincia de Santa Bárbara, pero poco tiempo resistieron bajo semejante

yugo. Para 1575,la

villa de La Victora había sido ya destruida Santa Bárbara e Indé, debido a que los

y en el mismo trance se hallaban

y abandonada,

indios, según rezaba un documento de la época, se rebelaron, huyeron a la sierra y mataron a españoles indios y ganado ••. 465 Pero aún amenazados e incluso hostigados por los indios de guerra, poco a poco, durante tos se fueron

consolidando;

minas. Durante

el resto del siglo, estos primitivos

aparecieron

asentarnien-

de granos y ganado, e incluso

explotaciones

la década de 1580, por ejemplo, se verificó incluso un efímero auge

minero en Santa Bárbara.

Pero la otra cara de la moneda

era que con todo ello, zonas

cada vez más amplias, en este caso, toda la cuenca del bajo Río Conchos el Florido, ataques

es decir, la zona donde más tarde se hablaría

e incursiones

cazadores

de los "tobosos', se convertían

de esclavos que se internaban españoles.466

los establecimientos que igualmente

violentas.

ilegal en tiempos

s y encomiendas

que para su funcionamiento, que los españoles

de traslado

siempre

de la provincia,

del cual pudieran

de depender

aun-

beneficiarse

dependió

sus haciendas

directamente

los vecinos

de terceros.t". Una de las características y repartimiento

y estancias

y re ubicación

anualmente

y por tandas

era común

cerca de las rancherías

sin embargo,

de los

ante la necesidad

como de encomienda,

de sus reducciones

y rancherías,

de

por los propios españoles,

origen. Si bien este sistema de traslado

anual funcionó

circunvecinas,

partidas

para asentados

de cautiverio

a todos juntos

el

debía ser sacada

para después

tos, por medio de caciques nombrados usual que se organizaran

UI

de indios

indios de regiones cada vez más lejanas, se estableció un sistema mediante

cual, la gente de servicio, tanto de repartimiento

b 01 di

de la Nueva Vizcaya, fue

del traslado

en encomienda;

11

forzado

se estableció

de regiones muy alejadas. En épocas tempranas

establecieran

indios, a los tomaban incorporar

que fueran extraídos

del sistema de encomienda

veces originarios

de

gente de servicio hasta

por otras formas más estables y formalizadas,

de paz y fomentaba

de mayor mérito, sin necesidad

muchas

en coto privado para partidas

en ellas para trasladar

e

de los

En lugar de la venta de cautivos al mejor postor, la cual era

un sistema de repartimiento más interesantes

con mayor frecuencia

Más tarde, este caótico método

de mano de obra, fue reemplazado

y su afluente

ser devuel-

hasta sus lugares de

en muchos

casos, también

fue

para sacar indios gentiles de regiones

en reducciones,

o bien para depositarlos

tei

de ex

a, po las ese los sos ap

465 "Relación hecha por Juan de Miranda ... 466 Chantal Cramaussel, La provincia ..., . pp. 32'49. De la misma autora igualmente:

Diego Pérez

de Luján ...lgualmente:

Encomiendas ... 467 Como lo hemos visto antes, ambas instituciones

el repartimiento

Vizcaya desde su fundación,

los tributos

bernadores;

aunque en un principio

sin embargo, a partir de 1582 quedó establecido

pagar en especie, serían conmutados de esa restricción

468 vala,

existieron

que los antiguos tributos

en realidad en la Nueva directamente

a la provincia de pagar tributos

por los go-

que los indios pagaban, o debían

por tres semanas de servicios personales por año y por tributario,

se eximió igualmente

Encomiendas ..., p. 73.

y la encomienda,

y servicios eran establecidos

a la corona. Ver también:

aunque a cambio

Chantal Cramaussel,

- El I

469 I Cram 1990,

470 (

471 ~

181

directamente en las haciendas de españoles.468 El secreto del éxito o del fracaso de este sistema, se cifraba entonces en la capacidad de los propios españoles para mantener "de paz" a los indios capturados. Los españoles crearon para ello, a lo largo del siglo XVI, varias reducciones de indios conchos en la región del río Florido; la primera, el llamado pueblo de Santa María,469 y la segunda, con mucho la más durable e importante, apareció hacia 1574 cuando se fundó el convento franciscano de la villa de Santa Bárbara. La nueva reducción no se asentó directamente en ese lugar, vacío por entonces, sino sobre el río de San Bartolomé, que se estaba convirtiendo en la zona más poblada de la región; allí fueron asentados juntos, indios mexicanos e indios conchos. Después de varios abandonos y desplazamientos, el pueblo de indios o reducción, terminó hacia 1590, por establecerse de manera definitiva a orillas del río San Bartolomé, en el punto donde más tarde se levantaría el poblado español del mismo nombre/'?" Cabe insistir a este respecto, en que este tipo de reducciones albergaban no sólo a indios sin encomendero, sujetos a repartimiento, sino también a los de encomienda. De acuerdo a los títulos de encomienda que se otorgaban por entonces en la Nueva Vizcaya, los encomendados eran entregados en depósito a sus encomenderos, quienes adquirían la obligación no sólo de instruidos y catequizados, sino también de defenderlos, a cambio, desde luego, de sus servicios personales y de guerra. Este último aspecto, el de la obligación del encomendero de mantener armas y caballos para la guerra, y hacer uso de sus encomendados y gente de servicio en general, para situaciones de guerra, no era un mero recurso retórico, o un arcaísmo derivado de la Reconquista, sino un hecho real, una necesidad de la que no podían eximirse los españoles. Puede decirse incluso que, vista en perspectiva, la participación de hacendados y encomenderos y el uso constante de auxiliares indios armados provenientes de reducciones y haciendas en la defensa y del territorio, la vigilancia de caminos, e incluso en el castigo y persecución de los indios de guerra, tuvo un peso específico mucho mayor que el de los propios presidios."! No existía pues ningún impedimento formal, antes al contrario, para que los indios pasaran a vivir con su encomendero, o de preferencia, en esa época, en las reducciones, donde podían disponer de lo necesario para vivir cultivando ellos mismos sus parcelas, ya que las haciendas eran todavía pequeñas, con pocas tierras labrantías y muy dispersas. De ese modo también, la tarea de vigilados y controlados se compartía entre los vecinos y los frailes franciscanos. Un excelente ejemplo de lo anterior, esjustamente el de los tobosos, quienes fueron originalmente, uno de los muchos grupos de encomienda asentados a principios del siglo XVII en San Bartolomé. El primer título de encomienda de indios

468 tbid. Ver igualmente

las instrucciones

vala, El servicio personal

de los indias en la Nueva España 1600-1635 tomo V primera parte, México, El Colegio de México

dictadas al respecto por Rodrigo de Vivero el 17 de junio de 1600 en: Silvio Za-

- El Colegio Nacional, , 1990, pp. 584-585. 469 Este pueblo fue fundado

poco antes de 1575 sobre el río de San Bartolomé,

y tuvo una existencia efímera: Chantal

Cramaussel, "El pueblo de Santa María y el pleito sobre el agua de 1572 en San Bartolomé",

1990, pp. 8-12. 470 Chantal Cramaussel, Sistema de riego . 471 Salvador Alvarez, La hacienda-presidio

.

Raíces la, octubre-noviembre

182

tobosos de que tenemos registro fue el extendido 1600.472

juela Ibargüen, el 26 de julio de aporta informaciones los llamados

sumamente

indios tobosos

por principio

de cuentas,

a Tomás del Río por Juan de Gorde-

Por la fecha en que se expide, el documento

interesantes

acerca de las condiciones

fueron incorporados

nos

bajo las cuales

a la vida neovizcaína.

Recalquemos,

que se trata del primer texto colonial hasta ahora rescatado, concreta a indios tobosos, en fecha posterior

donde se hace referencia

al escueto relato

de Espejo. De acuerdo al título de la encomienda, los indios de esta nación tobosa, habitaban en un conjunto de rancherías que se hallaban delante de donde llaman Las Salinas, donde confinaban por un lado con gente de nación concha y por la otra con los de nación tepehuana y añade el documento que los tobosos nunca antes habían sido de Antonio

encomendados,

por lo que no había impedimento

Santa Bárbara, fueran entregados

en encomienda

poco después

se trasladó

Se sabe también

trocó su hacienda

en Durango,

de la

del Río, quien fue primer poblador en Durango,

y él mismo fue primer poblador de la villa minero;

de Todos Santos, real de minas

a Santa Bárbara como el más importante

Era hijo de Tomás Rodríguez

la encomienda.

a mineros. Tomás del Río se contaba,

mineros y hacendados

que por esa época había reemplazado provincia.

No era extraño en la

cerca de una salina, en este caso las llamadas Salinas de

época, que indios que habitaban en efecto, entre los principales

en depositados.

y real de Santa Bárbara, donde había sido

a Todos Santos donde vivía al momento

de recibir

que Tomás del Río además de minero, era estanciero; por otra en la provincia de Santa Bárbara, propiedad

Lorenzo de Vera y la cual se convirtió en una de las más importantes

de

de la zona. Se culti-

vaban allí el trigo y el maíz y se sabe también que abastecía a los reales de Santa Bárbara y Todos Santos en productos obtuviera

esos primeros

había experimentado

la sal: de allí que

años del siglo XVII, la región del Valle de San Bartolomé

un notable crecimiento;

y haciendas fueron apa-

nuevas estancias

a lo largo de las riberas del río y nuevos indios también,

los robosos, iban siendo asentados la importancia

que fue cobrando

pocos años el asentamiento también

ellos muy seguramente

indios de la zona de las salinas en encomienda.

Durante reciendo

diversos.F'enrre

como fue el caso de

allí. Una muestra de ese crecimiento, también la primitiva

se consolidó;

reducción

además de una pequeña

lo tenemos en

de San Bartolomé.

En

capilla, se construyó

una acequia y se abrieron parcelas de riego para los indios, los cuales subsistían

de sus propios productos,

al tiempo que asistían a trabajar en las haciendas

ñoles.V" Como corolario de todo ello, en 1604 la primitiva

reducción

de los espa-

de San Barrolomé

dejó de ser una simple visita del convento de Santa Bárbara, para reemplazado cargo. Se le asignaron

dos frailes permanentes

472 Aunque desafortunadamente

no ha sido posible localizar aún el original

traslado parcial del mismo. reproducido 1990. pp. 590'591. Este traslado

encargados

de administrar

del título.

directamente

sin embargo. con un

en: Silvio Zavala, El servicio personal de los indios ...• tomo V. primera parte. México.

se realizó en 1624. con motivo de una reasignación

mismo año ante el entonces gobernador

contamos

en ese

de esta encomienda

Mateo de Vesga por parte de Juan de Solis, quien había adquirido

solicitada ese una serie de es·

tancias de labor en el Valle de San Bartolomé. con las cuales se incluía el servicio de los indios tobosos de encomienda. 473 Chantal Cramaussel. La Provincia .... p. 62. 474 Chantal Cramaussel, Sistema de riego ...

denos ales

con

s en

En uyó rían parné ese ente

a los indios, e igualmente se abrió una nueva reducción de indios como visita de aquella, nombrada San Buenaventura de Atotonilco.t" Ese mismo año, los encargados del nuevo convento de San Bartolorné informaban al virrey acerca de la apertura de la citada reducción, solicitándole un estipendio especial para su sostenimiento. La respuesta del Marqués de Montesclaros llegó por medio de un mandamiento del 7 de julio de 1604, donde se ordenaba al gobernador de la provincia se les entregaran bueyes y aperos de labranza a los indios de Atotonilco, lo cual nos habla de que se trató de una fundación que albergaba un número considerable de indios. Estos quedaron así bajo la tutela de los franciscanos, y del que era por entonces protector de los indios conchas y de los conventos franciscanos, el capitán Diego de Morales, así como de varios caciques indios los cuales recibieron incluso cargos de justicia. El principal de ellos era Don Cristóbal, quien recibió el título de gobernador de los indios conchos, con él estaba otro de nombre Francisco de Alanzuaco, quien fue nombrado alcalde de los indios conchos de Atotonilco, otro de nombre Esteban recibió e! título de alcalde indio, Bautista, el de alguacil indio, y había igualmente otros tres caciques indios: e! primero Don Andrés, e! segundo, Maopa y el tercero, uno llamado Juan Díaz Cape.476 Aunque en diversos documentos posteriores, se indica que Atotonilco fue fundada con el propósito expreso de servir como reducción de indios tobosos, como puede verse claramente por e! documento anterior, San Buenaventura de Atotonilco se fundó originalmente para albergar a indios conchos, sin que se hiciera ninguna referencia explícita a los tobosos. De cualquier modo, en efecto, hubo tobosos en Atotonilco prácticamente desde su fundación. En 1604, por ejemplo, Atotonilco aparece como pueblo de indios en e! censo de la provincia mandado a hacer por e! gobernador Urdiñola y se consigna también que había ya tres vecinos españoles: Tomás Rodríguez del Río, hijo de Tomás Rodríguez, primer encomendero de los tobosos y dueño de la única estancia de labor en los alrededores de Arotonilco, y otros dos que vivían bajo su amparo: Juan Ruíz de Cabrera y Francisco de Olivia.?" Se sabe que para esas fechas Tomás del Río había muerto flechado por los indios (no se indica cuales), y que su hijo, el citado Tomás Rodríguez de! Río, había comprado la estancia de Atotonilco en 1602,47S.donde se instaló con sus encomendados. Este antecedente sirvió, sin duda, para que más tarde los tobosos fueran concentrados en ese lugar. 475 De acuerdo a fuentes franciscanas,

la fundación

bajo el nombre de Santa María de Atotonilco; de ese nombre en la región: Información

de este nuevo pueblo de indios remontaría

sin embargo. no hemos encontrado

de los conventos,

de Zacatecas. año de 1602: Colección de documentos

doctrinas y conversiones

para la historia

que se han fundado en la provincia

de Son Luis Potosí, publicada

Velázquez. San Luis Potosí. Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí. 1897-1898. discrepancias en el nombre. existe la posibilidad on un

y el ya para entonces desaparecido

por Primo Fe/iciano

t. l. p. '53. Sin embargo. dadas las

de que se trate de una confusión entre San Buenaventura

de Atotonilco.

pueblo de Santa María. o bien de que en un principio se halla pensado en Atotonilco

éxito,

para reemplazar a aquél.

a ese

476 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango 1604-1605.

de es-

477 AGI. Guadalajara 28. Censo de la Provincia de la Nueva Vizcaya por el gobernador

nda.

a los años 1601-1603.

ninguna otra referencia a un poblado

Ver igualmente,

Chantal Cramaussel. Sistema de riego ...•

Francisco de Urdiñola. minuta de

Santa Bárbara. 478 Guillermo

Porras Muñoz, "Datos

Estudios Históricos,

t. 4 no.

i,

'946.

sobre la fundación

de Ciudad Iiménez",

Boletín de la Sociedad

Chihuahuense

de

De acuerdo a lo visto hasta el momento, los primeros contactos directos entre tobosos y españoles se desenvolvieron de manera muy semejante a lo que ocurrió con la mayor parte de los indios de la Nueva Vizcaya y del norte en general. Cabría preguntarse ahora, si realmente es posible averiguar, a través de las fuentes, qué tipo de vida llevaban estos primeros tobosos antes de acercarse al yugo colonial, y si eran distintos en algo de los llamados "indios sedentarios" del septentrión, como los tepehuanes, los tarahumaras y los propios conchos. Lo primero que hay que decir, es que ni en éstas, ni en otras fuentes posteriores, se caracteriza de manera especial a los robosos. Sus primeros encuentros con los españoles, por ejemplo, no dieron pie a más violencia que la que era normal en ese momento, por todas partes en el norte. Entre 1600 y 1604, en realidad toda la cuenca del Conchos, se hallaba convertida en territorio de guerra y numerosos indios fueron desplazados de sus lugares de origen al cabo de largas e intensas campañas de pacificación.V? Estas culminaron con la fundación de otra reducción más, dependiente del convento de San Barrolomé, llamada inicialmente San Francisco de Comayaos y más tarde San Francisco de Conchos. Era la tercera reducción de indios conchos que se fundaba en la provincia, esta vez en una zona todavía muy poco poblada de españoles, pero donde, de acuerdo a los fundadores de la nueva misión, los indios eran numerosos; fray Alonso de la Oliva reportaba en 1604 que había alrededor de 4,000 posibles neófitos allí.480 Es probable que esos cálculos no estuvieran del todo equivocados, en vista de que durante los años subsecuentes las reducciones de los conchos siguieron prosperando; así, en 1610 San Francisco fue ascendida a la categoría de convento independiente, con dos relígiosos.t'" y en 1611 y 1612 nuevamente se repartieron bueyes, ovejas y aperos de labranza para las reducciones de conchos, incluyendo la de Atoronilco, donados por los labradores de San Barrolorné.f'? Este periodo de relativa estabilidad, fue roto por el gran levantamiento de los tepehuanes de 1616-18. Aunque en un principio los conchos se habían mantenido al margen del conflicto, participando únicamente como auxiliares de los españoles, en 1617, los tobosos de Atotonilco desertaron de su misión y se lanzaron a la guerra. En realidad, sería difícil saber si la escapatoria de los tobosos tuvo alguna relación directa con las guerras tepehuanas de esos años, pero lo que es seguro es que los españoles así lo temieron, de allí que reaccionaran como si así fuera. Se organizó entonces una expedición punitiva contra ellos al mando del capitán Pedro de Mosquera la cual se dirigió hacia el oriente del río Conchos, hacia unas salinas denominadas Del Machete, donde se hallaban refugiados los fugitivos, e hizo gran cantidad de cautivos de guerra, los cuales fueron vendidos como esclavos en diferentes puntos de la Nueva Vizcaya. Uno de los pasajes del reporte consecutivo a esta expedición punitiva, encontramos un elemento sumamente interesante acerca de cómo consideraban, o mejor dicho, de cómo

lo te to

pr te la pr sa Fr

483 has 484

105 e 485 14d 486

479 "Probanza

de Miguel de Barraza Residente en las Indias de Nueva España en la Villa de Durango de 105 servicios

Mat

hechos a SM en los reynos de Vizcaya y Galicia.' 1618, en: Charles W. Hackett. Historical Documents .., Vol 2 p. 96.

yeo

480 Wigberto Jimenez Moreno, Estudios de historia colonial, INAH, México, 1958, PP.146-7.

1622

481 AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1610-1611482 AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1612-1613.

487

cisco

185

los españoles

en ese tiempo a los tobosos; se dice: El capitán Mosquera ha

clasificaban

tenido [entradas] contra los indios que llaman salineros y contra otras dos naciones, conchos tobosos y ñonoques, ha hecho dos buenas presas en ellos•.• 483 Como puede verse por la cita anterior, tobosos y conchos eran vistos como formando parte de una misma "nación':484 Los tobosos huidos de Atotonilco

fueron reubicados allí,

junto con otros llamados acoclames, nonojes y xipocales, y algo semejante sucedió con los fugitivos de las reducciones esa época, la situación nera a degradarse.

de San Bartolomé

y San Francisco de Conchos. A partir de

interna de las reducciones

Las escapatorias

del río Concho s tendió de alguna ma-

masivas de haciendas y reducciones

frecuentes que antaño, y no fueron pocos los caciques y principales con su vida, su colaboración

se hicieron más

indios que pagaron

en las sacas de indios para los repartimiento

s y encomiendas.

Bien vale la pena seguir un poco más de cerca algunos aspectos de este proceso. Una buen marco de referencia

1624. La primera prefiera)

lo podemos

estalló en las reducciones

de San Pablo de Tepehuanes

tepehuanes

y rarahumaras,

quienes

encontrar jesuitas

(o pueblos

de misión, como se

y San Ignacio, ambas ocupadas huyeron juntos

de 1621 y

en las rebeliones

y atacaron

por conchos,

diversas

estancias

la provincia de Santa Bárbara.t'" La reacción no se hizo esperar y los estancieros provincia,

comandados

por uno de ellos, el capitán

salieron en busca de los alzados, acompañados Francisco de Conchos que la rebelión

misma, resulta

decidió convocar la provincia

la máxima

ser el proceso de pacificación

que le siguió. Todavía

en 1616 se hallaba fresco

amenaza

a sus mejores

y hacer él mismo

Nueva Vizcaya para confirmar El gobernador

al ocurrido

habían participado

tepehuanes,

en ese tiempo, el gobernador

capitanes un recorrido

y distribuirlos

por las las principales

las reducciones

de la Oliva y en nombre

quienes

rincones

de

reducciones

de la unos años atrás.486

tepehuanas.t" aunque también

de los tobosos de Aroronilco,

el

Mareo de Vesga

por los cuatro

con sus caciques las paces pactadas

visitó de preferencia

ocupó de los conchos, y en particular de fray Alonso

de la Cueva,

de auxiliares de San

general, semejante

y dado que en esta azonada

eran considerados

Montaño

de la

y en poco tiempo dieron cuenta de los alzados. Más interesante

temor de un nuevo alzamiento en la memoria,

Francisco

por un contingente

de

se

quienes por medio

de sus caciques don Jacobo, don Jusepe y don

que habían de bajar a la siega

Cristóbal,

dieron la paz, sin gran problema,

prometiendo

483 "Relación

Breve y sucinta de los sucesos que ha tenido la Guerra de los Tepehuanes desde el15 de noviembre de 1616

hasta el 16 de mayo de 1618". en C. W. Hackett, Historical Documents ...• v. 2 p. 110. el énfasis es nuestro. 484 Acerca del uso del término

"nación"

referido a los indios del septentrión

novohispano:

Chantal Crarnaussel,

De como

los españoles ... 485 La rebelión y el proceso de pacificación

que le siguió se hallan consignados en: Papeles del almirante

Mateo de Vesga

14 die. de 1620 a 19 mayo 1622. pp. 118'136. en: C. W. Hackett. Historical Documents ...• vol. 2. p. 122. 486 En el documento

se asienta que. terminada

la campaña contra los indios de San Pablo y San Ignacio. el gobernador

Mateo de Vesga • ...vino visitando ... los pueblos y rancherías de indios tepehuanes y con ellos confirmó

las paces que tenían asentadas .,", Papeles del almirante

que estaban de paz en la gobernación

Mateo de Vesga 14 die de 1620 a 19 mayo

1622. C. W. Hackett, Historical Documents ...• vol. 2. p. 124. 487 Visitó El Zape. Santa Catalina. Papasquiaro, cisco de Ocotán,

Capinamaíz. MilpiHas. Guarizarné,

San Simón. Mapimí y otros más: ibid.

San Francisco del Mezquital. San Fran-

186

del Valle de San Bartolomé junto con los nonojes, xipocales y achaclames.488 Pero eso no fue todo; aprovechando la movilización general que se había provocado ante el temor a los tepehuanes, el gobernador ordenó asentar de paz, por la fuerza desde luego, a otros dos grupos de recalcitrantes que, aunque ajenos a la rebelión de San Pablo y San Ignacio, se hallaban también de guerra y huidos de sus respectivos pueblos; ellos eran, por un lado una partida de tepehuanes de la villa de Durango y por el otro, los conchos que habitaban río abajo de la misión de San Francisco de Conchos. En el caso de los primeros, se trataba de antiguos rebeldes que simplemente habían permanecido alejados de los españoles desde la rebelión de 1616-1618 y que fueron reducidos fácilmente; en el de los conchos, en cambio, existían razones mucho más específicas. Unos meses atrás, al tiempo que estallaba la rebelión en San Pablo y San Ignacio, la justicia de San Bartolomé había enviado a Don Alonso, un indio que portaba el pomposo título de cacique de la nación concha: ': . .la tierra adentro a llamar a los indios conchos para que fuesen a trabajar las labores y haciendas del dicho Valle como lo acostumbran

cada año y que habiendo llamado y junta-

do algunos indios y queriendo volverse al dicho valle los que así había juntado

se alzaron,

rebelaron y flecharon e hirieron al dicho don Alonso cacique ... 489

Los estancieros del Valle de San Bartolomé volvieron a tomar las armas, y comandados por otro de ellos, el capitán Cristóbal Sánchez, se dirigieron en contra de los conchos alzados, quienes se habían refugiado río abajo. Los rebeldes fueron cercados y reducidos y varios de los cautivos, enviados a Durango donde el gobernador los condenó a ser vendidos como esclavos en pública almoneda. Este castigo ejemplar, sólo aplicado a los indios apóstatas y considerados enemigos jurados de la corona, nos muestra que los conchos no eran vistos como gente especialmente dócil y poco beligerante. Los robosos, mientras tanto, permanecían tranquilos en su reducción de Atotonilco, al parecer ajenos a aquellos acontecimientos. Dos años después, en 1624, la situación dio un vuelco y tocó esta vez a los tobosos el papel protagónico en un episodio muy semejante al anterior. Esta vez fue el cacique don Jacobo el encargado de mandar llamar a un grupo de tobosos de las salinas, para que se asentaran de paz y participaran en las cosechas del Valle de San Bartolomé.t" Aunque el cacique no murió en el trance, los convocados se negaron a b~iar de paz y más tarde, en las informaciones de testigos, confesarían que ellos habían permanecido alzados "desde hacía más de veinte años'; sin tener ni haber dado obediencia a su magestad, retirados en los campos y sin doctrina, cometiendo robos y ataques a las estancias de los españoles y acompañados de algunos indios llamados "salineros', probablemente tepehuanes. En vista de la negativa a reducirse, otra vez los estancieros de San Bartolomé se organizaron para salir en busca de

488 tbta, p. 124.

489 ioid, p. 130. 490 "Papeles

del Almirante

Mateo de Vesga". en C. W. Hackett,

Historical

Documents

...• v. 2. p. 140.

187

los rebeldes, siempre bajo el mando del capitán Cristóbal Sánchez, y una vez más los cercaron y los redujeron, hiriendo a algunos y tomando cautivos a orros.t" También en este caso los derrotados grupo bastante

hicieron las paces con el gobernador, quien por tratarse de un

numeroso,

los hizo poblar en un puesto nombrado

San Felipe de Río

Florido, ubicado a 6 leguas de Aroronilco, y el cual quedaría a cargo de fray Lázaro de Espinoza, superior del convento de San Bartolomé.r'? Como hemos podido ver, todavía en esta época, a pesar de las escapatorias

y escaramuzas,

los tobosos no se distinguen

del resto de sus congéneres, cuando menos en cuanto a algún supuesto carácter especialmente guerrero

o huidizo. Es evidente, por ejemplo, que cuando en el documento

de 1624, los robosos que iban a ser reducidos en San Felipe de Río Florido, afirmaban desde hacía dos décadas alejados de los españoles y "sin doctrina',

haber permanecido

ello se refería a ese grupo en particular cido siempre irreductíbles,

y no a que todos los tobosos hubiesen permane-

por completo refractarios

española y en estado de guerra permanente:

a su incorporación

hemos visto que no fue así. Había, en

cambio, otros grupos en esa época que eran considerados y terribles que los tobosos, en particular

a la sociedad

como mucho más peligrosos

los "civilizados" y "sedentarios" tepehuanes,

o

bien los xíximes y los acaxees, y hasta los casi "mesa americanos" indios de la provincia de Chiametla,

eran más temidos que ellos.?". Notemos

simplemente,

hasta la década

de 1620, sólo dos grandes grupos aparecen con sus nombres de manera sistemática

en

las reducciones del río Conchas: los propios conchas, y los tobosos, o conchos-tobosos, como se les llamaba también en ocasiones. Fuera de estos dos, sólo de manera ocasional aparecen indios de otras "naciones" como asentados allí; recordemos, por ejemplo, a los nonojes, acoclames y xipocales, que aparecen después de las guerras de 1618, de los cuales lo único que se sabe es que los españoles decían que eran "sujetos" de los tobosos. Difícilmente, permitan

sin embargo, pueden

diferenciar

Desconocemos

claramente

encontrarse

en la documentación

elementos

que

entre estos dos grandes grupos: conchas y tobosos.

por desgracia el origen geográfico preciso de las encomiendas

de robo-

sos y de los tobosos reducidos en Arotonilco: sólo se consigna en la documentación

de

manera incidental, que se trataba de gente "de las salinas'; sin más precisión al respecto. Fuera de esta vaga alusión a su proveniencia, del hecho de que portaban

tema que abordaremos

más adelante, y

un apelativo distinto, muy poco distingue a los tobosos de

los conchos de paz en la reducción

de Atotonilco.

La década de 1620 fue una época

de expansión para el sistema misional en la provincia; por todas partes en las regiones circunvecinas,

se creaban nuevos enclaves españoles y reducciones

de indios,494 y en

491 lb id. p. 140. 492 lb id. 493 Para un relato provincia

de la rebelión

de Chiametla.

494 En 1624. por ejemplo. Felipe de Río Florido. misiones

tepehuana

al mismo tiempo

más al sur se abría

de San Miguel de las Bocas

Chantal Cramaussel,

de 1616-1618: Guillermo

ver en este volumen

el capítulo

que en la parte oriental

la de Santa

(en el propio

La provincia .... pp. 51-60.

Porras Muñoz. La frontera

dos: Chiametla.

una provincia

de la provincia,

olvidada

se estaba

Maña de Cerro Gordo, con tepehuanes. río Florido), San Ignacio

de tarahumaras

pp. 141-164. acerca de la . creando

la reducción

y en el occidente y Santa

de San

surgían

las

Cruz de Tepehuanes:

188

Atotonilco igualmente, se abrieron varias estancias y haciendas de granos y ganado en sus inmediaciones, derentadas en particular por antiguos mineros del real de Todos Santos, el cual había prácticamente desaparecido y todo indica que cuando menos algunos tobosos de Arotonilco pasaron a trabajar en ellas como encomendados.l" Ignoramos si durante ese periodo en particular, los tobosos estaban siendo utilizados también para explotar las salinas de las llanuras orientales de la provincia, o si se estaban practicando nuevas capturas o "pacificaciones': de tobosos y demás indios para colocarlos en reducciones y haciendas, o si simplemente todo se debió a los rigores del trabajo en ellas, pero el caso es que en 1627, nuevamente los indios de Atoronilco abandonaron de su reducción y al igual que tres años atrás, se organizó una entrada contra ellos y fueron reducidos. Lo curioso de este episodio, es que esta vez el encargado de llamarlos de paz fue el indio Alonso, quien ostentaba el título de capitán de los indios conchos de la parcialidad de Atotonilco,496lo cual muestra que seguía siendo considerada como reducción de conchos y de robosos.i" La nueva escapatoria y reducción resultó ser un episodio pasajero y durante los años siguientes, los indios de Arotonilco incluso incrementaron su número: en 1630, el po~ blado había alcanzado ya los 200 vecinos indios.t" Incluso en ese periodo se les llegaron a confiar a los robosos, labores de guerra; en 1632, por ejemplo, salieron bajo el mando sus principales, Alfonso y Alvaro (de los cuales no se sabe si eran tobosos o conchos), como auxiliares de guerra en contra de los indios llamados maca mes (o conchos masames, nombre de una encomienda de conchos del Valle de San Barrolorné), de quienes se decía eran vecinos de los propios tobosos.t" La apertura de las minas de Parral y las nuevas presiones que ello trajo aparejado para las sociedades indígenas locales, no parecieron cambiar demasiado esta situación, al menos en el corro lapso. En 1635, por ejemplo, nuevamente los tarahumaras y tepehuanes de San Pablo, San Ignacio, Las Bocas y demás misiones se alzaron y fueron derrotados, pero los tobosos permanecieron tranquilos. Tan tranquilos parecían los tobosos en esa época, que en 1632, el gobernador Gonzalo Górnez de Cervantes, ante la falta de sal que se vivía en el recién fundado y floreciente real del Parral, informaba que había salinas situadas a nueve días de camino de Parral, en términos de los territorios de los indios tobosos que han venido de paz, por lo que hizo llamar a sus principales y caciques, don Jacobo, don Pablo y don Agustín, así como a Chaome, cacique de los nonojes y Mazare, que lo era de los ococlarnes, para pactar un asiento sobre la explotación de esas salinas. Los caciques escucharon el auto del gobernador al respecto, y aceptaron gustosos su contenido, prometiendo:

495 Además de la ya citada encomienda encomendero

de tobosos:

de Tomás del Río, conoce el caso de la de Bartolomé

F

e

t:

d

e,

d d

Delgado. quien pasó a ser

Chantal Cramaussel. Sistema de riego ...•

496 AGI. Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango. 497 Ese mismo año fue nombrado

el indio Mateo de Atotonilco.

capitán de la nación concha: Ibid.

498 Guillermo Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento ...• pp. 33'37. 499 AGI. Contaduría 926. Cuentas de la Real Caja de Ourango, 1632'1634.

500



que gustando su señoría ellos acudirían a su tiempo y con su gente a cogerla y amontonarla

y que podrán entrar con toda seguridad carros y recuas a cargar y al tiempo de la cosecha se les lleve bastimento

para que coman y se les pague su trabajo, porque con puntualidad

acudirán cada año a servir a su magestad en esto .•. y los dichos caciques aceptaron el dicho asiento y prometieron

de cumplir lo que tienen ofrecido con lo cual se despidieron de su

señoría del dicho señor gobernador ... 500

Por el momento, el carácter relativamente pacífico y cooperador de los tobosos, no parecía despertar

demasiadas

dudas entre los españoles. Al despedirse, los caciques

entregaron incluso varias cabelleras de indios rebeldes que se hallaban quizás en sus tierras. De toda evidencia, la situación no era del todo pacífica, pero tampoco puede decirse que de urgencia extrema. Habría que esperar todavía varias décadas para que esta situación comenzara a cambiar de rumbo y para que comenzara a aparecer otro tipo de toboso, que no es necesariamente denominaremos,

500



el mismo que hemos descrito hasta ahora, y que

a falta de otro término mejor, el toboso de guerra.

Asiento con los tobosos sobre unas salinas. en: Guillermo Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento ...p. 226. apéndice no.

LOS AGRICULTORES

todavía

DE PAZ

"aztecas Valdría la pena hacer un alto en el camino para ver si a partir de la documentación existente

acerca de estas primeras

tipo de sociedad dríamos

provenían

llamar fuentes

presenciales, y escuetas

lo primero

décadas de contactos,

estos tobosos.

de "primera

Si nos limitáramos

indios e

de qué

de los <J

tan sólo a lo que po-

indios c

mano'; esto es relatos de época, y de preferencia unas pocas, breves

de la región de los tobosos y que son básicamente

que tocan a los conchos. Sin embargo, el punto sino en cómo esos textos han sido construidos. duras a este respecto.f" citemos simplemente

más importante

las mismas

no se encuentra

Sin querer entrar en demasiadas textos de primera

después

nal, al e

no hace

allí,

norte, c

hon-

indios e

de

y mucl»

como ejemplo, la célebre descripción

de 1575, uno de las primeros

al Río Conchos.

identificar

que vemos en ellos es que sólo disponemos

descripciones

Juan de Miranda

es posible

mano que se refieren

En ella se dice:

de que I cualquí, Con

': .. llámanle el río de las conchas y a ésta causa, llaman a los indios que en él hay, de las con-

meras e

chas; hay grandísima

quien

les entiendan

cantidad de indios a los cuales por no haber habido nahuataros

que

d

no se les ha podido hablar y llamar de paz. Hasta ahora pocos días ha que

se tuvo ser de la lengua de los indios del pueblo de San Miguel, y dicen los indios de este

': .. ha

pueblo haber salido y procedido de aquella provincia; entiende se vendrán todos de paz con

tidad

facilidad por las lenguas y hay tanta cantidad de gente que según dice el nahuataro, habrá

come

tantos como en Tlaxcala, e dan por noticia estar no muy lejos de la mar; es gente inhábil y

son F

desabida, porque no tienen sementeras de maíz ni otras semillas y se sustentan viles y bajos mantenimientos

con muy

... "502

Corr

de Mira Ya tan sólo en esta corta cita encontramos

elementos

que serían difíciles de integrar

a un reporte "ernográfico" o "etnohistórico'. Por ejemplo; la afirmación al norte del Nazas eran "numerosos'; muchos documentos

particul

de que los indios

de relac

puede resultar aceptable, en la medida en que otros

la relaci

y los propios acontecimientos,

así lo confirman.

Pero si bien, por la

quienes

misma razón, la frase de que eran tantos como en Tlaxcala, podría tomarse como un sim-

que los

ple recurso de lenguaje, en realidad allí el asunto ya no es tan sencillo. No podemos de lado que, unas líneas antes, el franciscano por medio de un nahuatlato, de la provincia

dice haber tenido noticias, supuestamente

de que estos mismos indios dicen haber venido

de San Miguel, esto es, de San Miguel de Culiacán,

lengua era la misma que se practicaba

en aquél lugar. Si realmente

discusión

vista 'etnográfico" y "filológico':

éste es el asunto; no olvidemos

acerca de la construcción

que hacia la década de 1570

de los textos sobre los indios

en el periodo

Rozat, Indios imaginarios ... Del mismo autor sobre los textos jesuitas norteños: América imperio recuentos,

México, Universidad

Iberoamericana

Departamento

502 Relación hecha por Juan de Miranda ..., vol. 16, p. 569.

colonial:

Guy

del demonio .... Cuentos y

de Historia, Serie Historia y Grafía 3, 1995.

1

mente a que,

qUl

cultivos

curioso desde el punto

le quisiéramos

que su

lo menos que se podría decir es que

resulta un testimonio

501 Para una profunda

añadiendo

distinta:

a Juan de Miranda,

Pero en realidad tampoco

y procedido

otras yel da una

atri-

buir la categoría de "informante" bastante

dejar

que dejé

tenía ra:

503 Relaci

documento

504 Migue

gy..., p. 99·

n

é

n

todavía se hablaba con frecuencia de Culiacán como el posible lugar de origen de los "aztecas';por lo que no es de extrañar que el franciscano identifique la procedencia de los indios de lo que era el norte ignoto de ese tiempo, con Culiacán, obviamente no a partir de los que los indios "le dijeron'; sino de su propio saber. La alusión a que había tantos indios como en Tiaxcaia, bien puede colocarse en el mismo registro: tan sólo ocho años después, Antonio de Espejo saldría en busca de un ignoto y riquísimo reino septentrional, al cual bautizó justamente como "La Nueva Tlaxcala" Juan de Miranda igualmente, no hace sino poner su grano de arena en la cuestión del tamaño del continente hacia el norte, cuando de su propio peculio, o por medio de un "nahuarlaro', hace decir a estos indios que sus tierras se encontraban no muy lejos de la mar: como sabemos, lo estaban, y mucho. Ante todo esto, resulta difícil darle su lugar a la afirmación de Miranda acerca de que los indios de esa región eran gente tan inhábil y desabida, que ignoraba el uso de cualquier semilla, en especial sabiendo que Miranda nunca recorrió esos territorios. Contrastemos entonces el relato de Miranda con otro, proveniente de una de las primeras expediciones que remontaron el río Conchos.Ia de Antonio de Espejo de 1583, quien describió de la siguiente manera a sus habitantes: "... hallamos

que se sutentan

de conejos, liebres y venados, que cazan y hay en mucha can-

tidad y de algunas sementeras

de maíz y calabazas y melones de Castilla y sandías, que son

como melones de invierno que siembran

labran y cultivan; y de pescado y de mas cales que

son pencas de lechuguilla ... "503

ar os

os la ar te do su

n-

ue

Como puede verse, existe una gran diferencia de la opinión entre Espejo y la de Juan de Miranda. En realidad ya otros autores anteriormente han comentado este punto en particular, rernarcando el relativo valor que con frecuencia hay que acordar a este tipo de relaciones. Miguel Othon de Mendizábal, por ejemplo, recordaba que mientras en la relación de Pedro de Bustamante y Hernando Gallegos, soldados de Chamuscado, quienes habían recorrido el mismo territorio tan sólo un año antes que Espejo, se decía que los habitantes del conchos eran chichimecas desnudos, que se mantienen de raíces y otras yerbas del campo ... A un año de diferencia, nos dice Mendizábal, otra expedición da una versión por entero distinta de la misma cuestión y argumentaba que probablemente ambas descripciones fueran correctas en 10 fundamental, salvo por el hecho de que, quizás, unos y otros hubieran pasado en épocas diferentes del año y presenciado distintas actividades estacionales: recolecta de frutos silvestres por un lado, cuidado de cultivos y pesca, por el otro.504 Anotemos al respecto, que la descripción de los conchos que dejó Diego Pérez de Luján, acompañante de Espejo, deja pensar que Mendizábal tenía razón. Según ese experimentado cazador de esclavos, bien acostumbrado a esos

503 Relación de Antonio

de Espejo. en: Joaquin Pacheco. Francisco de Cárdenas y Luis Torres de Mendoza. Colección de

documentos ...• vol. 15. p. 124. 504 Miguel Othon de Mendizabal.

gy...• p. 99·

Influencia

de la sal ...• p. 107. Ver igualmente:

Ralph L. Beals. The comparative

ethnolo-

parajes, los indios de por allí practicaban la pesca y la caza, al tiempo que cultivaban maíz, calabazas y melones, e incluso añade que esto último lo hacían en terrazas alejadas del río, por temor a las inundaciones. Vale la pena destacar también que Pérez de Luján, quien tenía entre sus indios de servicio, esclavos capturados en esa región, comentaba que sólo dos lenguas se hablaban a lo largo de la cuenca del río: la concha, desde la provincia de Santa Bárbara hasta cerca de la confluencia del Conchos con Bravo, y la que él llamó patarabuey, en la junta de esos dos ríos: un testimonio valioso, viniendo de un buen conocedor del terreno. No hay mucho más que decir respecto a lo arriba señalado. Los textos del siglo XVI norteño son especialmente parcos en cuanto a descripciones de indios; de imágenes, ni hablar: simplemente no existen. Lo arriba citado es prácticamente lo único con que contamos como descripción de los conchos en el XVI. En cuanto a los robosos, la situación no es mejor; disponemos solamente de una anotación de Espejo, quien menciona lo siguiente sobre un punto no muy lejano de la confluencia de los ríos Conchos y Bravo: salimos de esta nación [de los pasaguates J y a la primera jornada hallamos otra gente que se llaman los jobosos ... , es todo. 50S Durante el siglo XVII, fuera del ámbito jesuita, los españoles prácticamente no mostraron interés alguno en describir a los indios; la época de los grandes relatos de expediciones y conquistas habían quedado atrás, y durante este siglo, lo poco que sabemos acerca de cómo vivían los indios en su propio medio, proviene de cortos y escuetos comentarios, simples anotaciones dispersas en un mar de documentación diversa. Esta es, en el fondo, la razón por la cual los etnohistoriadores han preferido o intentado reconstruir los caracteres culturales de los grupos indígenas norteño s a través de elementos indirectos, complementados con lo que podría parecer un adecuado marco teórico de referencia. Después de lo expuesto anteriormente, podemos regresar al tema de cuál fue la situación dentro de la sociedad española, de este grupo que ha sido caracterizado como típicamente cazador-recolector, en este caso, los tobosos, y hasta donde tal caracterización es en efecto sustentable. Un punto de partida que nos parece esencial, es que por desgracia desconocemos el origen geográfico de los primeros tobosos que fueron asentados en la encomienda de Tomás del Río, y en Atotonilco poco después. Si realmente, como es lógico suponer, ya que era lo normal a principios del siglo XVII, se trataba de gente que provenía de las cercanías de la propia misión, entonces lo más probable entonces es que conocieran en algún grado la agricultura, lo cual explicaría su relativamente rápida adaptación a la forma de vida que se les impuso allí. En realidad, no existen razones documentales para confinar a los robosos a un ámbito geográfico restringido y sobre todo tan restrictivo como lo es el interior del Bolsón de Mapimí y hacer de ellos, por lo tanto, cazadores-recolectores "puros": no es en este ámbito donde se mueven los tobosos históricos. La misión de Arotonilco se encontraba a unos 15 o 20 km del Valle de San Barrolorné, casi en la confluencia del río de este nombre, y el Florido, del cual es uno de sus principales afluentes. El Florido nace en la Sierra de Santa Bárbara, desde

don uno encc

el de k rniti cuer C011J

cara veg( dífe eno yen

elrí cual

Flor les r Río los: evoc

más debJ dem riod repr rIaa Por año,

fact! Tarr

506

e

507 L Testar

cread 508 F parte tened

En 17;

Parral,

de los 509 (

505 Relación de Antonio

de Espejo ...• p. 125.

510 S

193

donde toma un breve curso hacia el sur, para después torcer en dirección del noreste por unos 100 km. hasta la confluencia

con el río de San Bartolomé,

encontraba

la misión de Atotonilco:

el Conchos

unos 120 km. más adelante. Atotonilco

de los puntos más orientales mite entre las estribaciones

se encontraba,

del Bolsón de Mapimí, propiamente

dicho, hacia el este, y la

de la Sierra Madre Occidental,

Se trata pues de una zona, por aSÍ, decirlo, de transición geográficos,

caracterización vegetación

entonces, sobre uno

de la cuenca de este río, que de alguna manera marca un lí-

cuenca del conchos y e! sotomontano conjuntos

muy cerca de donde se

luego se dirige hacia el noroeste, hasta reunirse con

hecho que debe ser tomado

de los grupos indígenas

hacia e! poniente.

entre esos dos grandes

en cuenta a la hora de intentar

que la habitaban.

Aunque

la pluviornerría

una

y la

son poco más o menos las mismas hacia una u otra banda del Florido, la

diferencia consiste en que quien se dirigiera hacia el Bolsón a, partir de Atotonilco, encontraría

ninguna

corriente

de agua permanente

y en cambio, a tan sólo una veintena el río de! Parral, o San Gregorio.

en muchos

de kilómetros

En contraste

hacia e! poniente,

ocupación

Florido fue más lenta y tardía. Río abajo de Atotonilco, Río Florido.

eran las haciendas

los asentamiento

s españoles

fueron

evocarse para explicar lo tardío más importante

riamente

del poblamiento

los asentamiento

Chanral

Cramaussel,

riodo, los indios que constituían reproducción

los dos asentamientos

prácticamente

y San Francisco

de

de Conchos,

Las razones

que pueden

con que lograron

sus en-

en los poblados

de la provincia. y haciendas

la mayor parte de la población,

afectaba de manera negativa la demografía

consolidar

Como bien lo ha

de españoles presentaban

con celeridad

de ese petasas de

y esto necesa-

del resto de los grupos sociales.F?

que experimentó

Parral durante

años, se detuvo en el corto plazo, lo cual limitó las posibilidades factor de colonización,

españo-

pero la

s de españoles

crecimiento

el

de esta zona son múltiples,

nulas, e incluso desaparecían

Por otro lado, el fulgurante

con

y la llamada justamente

más tardíos.50s

es, sin lugar a dudas, la lentitud

debles demografías demostrado

mucho

se toparía

de la franja oriental del río

de La Concepción

Río arriba, en cambio, entre Atotonilco

507

cientos de kilómetros,

con el curso de! río San Bartolomé,

cual se pobló desde épocas muy rempranas.P'{a les más importantes,

no

sus primeros

de este poblado como

pese a que era uno de los mayores del norte novohispano.t'"

También podría argumentarse

que la ferocidad e insumisión

de los indios de esa región,

506 Chantal Cramaussel. La provincia ...• pp. 19-26. 507 Los orígenes de ambas pueden fecharse hacia la década de 1620: Archivo Histórico de Parral, Microfilmes UTEP,1664b: Testamentaría del capitán Andrés del Hierro. Es incluso probable

que surgieran allí como consecuencia justamente

de la

creación de la reducción de San Felipe de Río Florido, en 1624: Chantal Cramaussel. la provincia ..., p. 56. 508 Fuera de las haciendas

de San Francisco de Conchos, la única hacienda importante

s

parte del río, es la de San Antonio

e

teneció a 105 dueños de la hacienda de Santa María de Atotonilco;

is

e

de que tenemos noticia en esa

de la Enramada (o de la Ramada), la cual existía a principios

del siglo XVIII, y que per-

antes de esa fecha aparece únicamente como "puesto".

En 1728 pertenecía a Antonio y Gertrudis Rodela, dueños de la hacienda de Santa María de Atotonilco: Parral, Microfilmes

UTEP, Visitas de las haciendas de Valle de San Bartolomé,

de ]oseph de Berroterán, capitán del presidio de Conchos. 509 Chantal Cramaussel, "Haciendas

y mano de obra ..., pp. 23-24.

510 Salvador Alvarez, Mineria y poblamiento ..., pp. 133-134.

Archivo Histórico de

1728. Más tarde la Enramada pasó a manos

194

de los españoles en ella. Pero

proc

propia del bajo río Florido: la

plan

en especial los tobosos, fue la que frenó el establecimiento la falta de pobladores

españoles no fue una característica

tarahumara

se colonizó durante

tampoco

estar poblada

por "agricultores

incipientes':

El hecho, en suma, es que durante

bajo

todo el

cuar

toda la parte oriental

mod

como tierra de indios. No existe ninguna

conv

siglo XVII, e incluso mucho más allá en el tiempo, prácticamente del río Florido y sus alrededores,

ya

el siglo XVII, pese a su mayor fertilidad

permaneció

indicación

válida para afirmar que los "tobosos" y en especial, los que se asentaron

Atoronilco

durante

tara exclusivamente

F

en

o habi-

a los

en las tierras situadas al oriente del curso del Florido, y que evitara,

bose

la primera mitad del siglo XVII, fueran gente que proviniera

por alguna razón misteriosa,

asentarse

sobre sus riberas, o en los territorios

situados

dich

al oeste de las mismas. Es claro que es allí, sobre el río, donde existían mayores posibi-

para

lidades de que la población

boso

temprana

indígena fuera un tanto más densa, y que allí se dirigirían La historia

luga!

de los tobosos nos habla de gente a la que, al igual que a los conchos del curso

mod

preferentemente

los españoles en busca de gente para sus establecimientos.

mayor del río, les eran familiares, tanto las labores agrícolas en pequeña caza-recolección

escala, como la

en las tierras del interior, tanto del Bolsón, como del sotomontano

de

la Sierra Madre, sin que pueda irse mucho más allá en cuanto a precisiones.

De hecho,

los propios españoles

diferencias

no establecieron,

cuando menos en épocas tempranas,

161 rrune

que hagan pensar en que existiera una distancia cultural notable entre conchos y tobososo Ambos sirvieron desde épocas muy tempranas es más importante,

en reducciones

en haciendas

con gobernadores

se percibe es que la lengua tobosa no era exactamente regiones, aunque comprensible

vivieran del producto

de indios de San Bartolomé

Atoronilco,

españolas

igual a la de los conchos de otras ciacie

y lo normal era que los habitantes

aperos de de este tipo

de sus propias tierras, como fue el caso del pueblo

y salvo demostración

tonilco. No se tienen referencias, autoridades

y caciques en común; lo más que

dos décadas de su existencia, se entregaron

para los indios de Atotonilco,

de reducciones

y lo que

para aquellos.

Dos veces durante las primeras labranza

de españoles

en contrario,

también

por ejemplo, de que los franciscanos

algún tipo de estipendio

solicitaran

a las

tamente

igualmente

que en los documentos

que los tobosos eran asentados

Valle de San Bartolomé. bosos no desconocían los tobosos pudieron

los re espa

en el siglo anterior, de

como

de 1621 y 1624, se afirma explíci-

de d

para trabajar en las cosechas del

corn

en Atotonilco

De una u otra forma, todo lo anterior

nos indicaría que los ro-

por completo el trabajo agrícola. Cierto, puede argumentarse aprender

al co

inm

modo que, de grado o de fuerza, los tobosos tuvieron que cultivar sus tierras."!'. Por otro lado, recordemos

CIOS

catal

de la reducción de

para el sostenimiento

tal y como sucedió, por ejemplo, con los guachichiles

de los de Ato-

pudi

a servirse de implementos

estab

que

agrícolas a través de un cierto 512 WI 513 Co

511 Según las cuentas de la Caja Real de Durango, el convento de San Bartolomé un estipendio

recibía durante el periodo en cuestión,

anual de la Real Hacienda de 500 pesos de oro común, para el sostenimiento

de dos frailes; tal y como se

efecto el cons

dos veces se entregaron aperos de labranza para las reducciones del Valle de San Bartoto-

cuales

rné, esto es en 1604 y 1612: AGI, Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1604·1612. No se tiene noticia alguna

adapta

de que 105 labradores de San Bartolomé hubieran entregado granos, carne o algún otro producto

das, las

consigna en páginas anteriores,

ninguna de las dos reducciones.

para el sostenimiento de

tración,

195

ero

proceso de "aculturación", Sin embargo, semejante hipótesis, más que ser una explicación

: la

plantearía

un problema;

habría que explicar, por ejemplo, porqué estos habitantes

bajo río Florido ignoraban cuantos

kilómetros,

modo individuos convierten

sí se servían de ellas; igualmente que durante

en agricultores

habría que preguntarse

en menos de una generación.

Por otra parte, también

si no mismo grupo, a grupos afines entre sí. Los to-

la reducción

dichos, e incluso tenían autoridades

de Atotonilco

con los concho s propiamente

indias en común. En todo caso, todo indicaría que

que los congregaban

allí, la característica

que diferenciaría

bosos de los conchos era en primer lugar la región que habitaban lugar, su lengua. El aspecto físico, y sobre todo, características

o la

modo de obtener

su subsistencia,

de

de esa región eran difíciles de combatir,

cias

asentamientos

bo-

mente uno de los primeros

que que

de guerra, y es una descripción

para dedicarse

a la caza, la recolección

tales como el

podía encajar con la de cualquier como criterio de diferen-

sin dejar de ser interesante,

sólo sería válida si se

que estos grupos de alguna manera permanecieron

fijos sobre espa-

de

españoles sistemáticamente

Górnez de Cervantes, intentaban

en 1632 entre

acordado

ejemplifica perfectamente

cómo los

atraer e incluso establecer hacia las salinas o sus

a los indios. Se sabe que tanto las sociedades

como en las de cazadores-recolecto

se

"de las salinas': no añade, en realidad, gran cosa

que se tiene de ellos. El asiento supuestan1ente

las

de depósitos

Este es probable-

bien definidos. El hecho, por ejemplo, de que, en la documentación,

los robosos y el gobernador inmediaciones

sus

con los tobosos.

catalogue a los tobosos como habitantes al conocimiento

y la

pesca.S12

de William Griffen de privilegiar el territorio

pudiera demostrar cios territoriales

de guerra, abandonaban

de su tipo, acerca de los concho s como indios

que perfectamente

otro grupo de la región y en particular La propuesta

pues en tiempos

testimonios

ciación de los grupos étnicos norteños,

tro líci-

y quizás en segundo

culturales

1619, por ejemplo, en el curso de una expedición por el bajo río Conchos, sobre el caMareo de Vesga, anotaba que los concho s

he,

s de

a los to-

no parecen haber tenido gran peso en este caso. En

mino real del Nuevo México, el gobernador

tras

a los conchos y

es un hecho que los españoles consideraban

bosos siempre compartieron

rso

de qué

sólo habían conocido la caza y la recolecta, se

milenios

a los tobosos como pertenecientes,

para los españoles

del

por completo el uso de semillas, mientras sus vecinos, a unos

de agricultores

res, de una u otra manera explotaban

incipientes,

diferentes clases

de sal para proveerse de ella y los tenían en general como territorios incluso los recolectores más recalcitrantes,

de re-

del

corrido, más no de residencia:

se resistirían a

to-

establecerse en un medio de halófitas.513 El hecho, entonces, de que los españoles hablen

que erto 512 WllIiam Griffen, Culture 513 Como es bien sabido.

stión, o se

efecto del rodamiento el consiguiente

de las aguas

estancamiento

cuales se acumulan adaptaciones

change ...• p. 39. en medios

das. las halófitas,

pueden

tración. éstas también

si bien en general

más cargadas

soportar

mueren

desérticos

facilitan su evaporación.

en la superficie.

para tolerar aguas

continentales

y semidesérticos.

de lluvia. las cuales se depositan

las plantas

de minerales

vivir en las salinas

por intoxicación.:

produciéndose

las salinas se forman fundamentalmente

en zonas bajas y cerradas. la sedimentación de medios

desérticos

lean Demangeot.

por

la poca pendiente

de las sales contenidas y semidesérticos.

Que las de otros medios naturales.

propiamente

donde

sólo plantas

y

en ellas. las

han desarrollado muy especializa-

dichas. e incluso más allá de un cierto grado de concen-

Les milieux nature/s aésettiques.¿ pp. 74-75 Y 129-137.

de los tobosos, o de los salineros, en su caso, como de "habitantes de las salinas'; no debe desorientamos: lo más que eso significa es que se trataba de gente que habitaba no demasiado lejos de esos depósitos, pero nada más. Cabe insistir en que el traslado de indios hacia las salinas fue una constante en todo el norte novohispano. Aunque es cierto que la sal fue un estanco de la corona desde el siglo XVI, de acuerdo a reales ordenanzas de 1609 y 1633, la explotación de salinas menores fue oficialmente tolerada por la corona española, siempre y cuando los gobernadores y audiencias no dictaminaran algo en contrario.!'" El trabajo en las salinas era, sin lugar a dudas, uno de los más pesados y desgastantes de los que se asignaban a los indios en el periodo colonial, quizás sólo comparable al trabajo en los morteros de las haciendas de minas y beneficio, o incluso peor. Desde el siglo XVI en todo el septentrión novohispano, el envío de indios en grandes números a las salinas fue constante y una gran fuente de conflictos y guerras.5l5 Era común en la Nueva Vizcaya, la explotación de las salinas por parte de particulares; las de Chiametla, por ejemplo, fueron explotadas de ese modo, cuando menos desde 1575,516 y desde 1590 por cuenta de la corona."? Fuera de las citadas arriba, el resto de las salinas, grandes y pequeñas, que existían en las gobernaciones de la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya, fueron trabajadas todas, por medio de particulares. Sus costos de transporte, aunados a su relativa rareza, hacían de éste un producto relativamente caro, especialmente para los mineros que lo necesitaban en grandes cantidades y de allí el permanente interés por explotar depósitos cercanos y con indios propios. Para la provincia de Santa Bárbara; se sabe que distintos depósitos de cuencas endorreicas fueron localizados y explotados desde el siglo XVI, en la parte norte del altiplano, primero con indios tepehuanes, a los cuales debido a ello se bautizó como "salineros'.?" y más tarde con otros, entre ellos, los tobosos.

514 Mendizabal,

op. cit., p. 116: cita la Ley XIII tit. 33 de la Recopilación de Leyes de Indias, una Orden de Felipe 111en

Madrid a 31 de dic 1609: .;." porque tocan y pertenecen a nuestra regalía, se reconoció, que resultaba daño y se suspendió esta resolución y dejó libre el uso de la sal como antes estaba ..." Otra de Felipe IV en Madrid a 28 de marzo de 1632: ••... porque después pareció que habrá salinas en que sin perjuicio de los indios y dificultades

en su administración

se podía

proseguir y guardar el dicho estanco por la utilidad y aumento lícito que de él resultaría a nuestra Real Hacienda y se puso en las que fueron a propósito puedan ser de utilidad

para ello, mandamos que en estos y todos los que pareciere a los virrey y presidentes,

y que no resultaren graves inconvenientes

que

a los indios se ponga y guarde el dicho estanco y que

en las demás no se haga novedad ..." 515 En la Nueva Galicia, por ejemplo, a raíz de la apertura de las minas de Zacatecas se abrieron las salinas de Peñol Blanco, las cuales pertenecían a la corona y fueron trabajadas en un principio con indios zacatecos y guachichiles;

LOS

En el gobei nuevan

nera in

Santa



de tiem de una arriba a el capit hallaba eso de I llamar aboríge

po por los con además

que era nes del que ha! envíadc

el camI Galian: que ad nos cor tambiéi

nación chusma De acu, tos a se y los co sal y h~ aceptar en esta

sin embargo,

más tarde, debido a las guerras y al colapso demográfico que sufrieron esos grupos, fue necesario llevar indios de regiones lejanas en números cada vez mayores: en 1574, por ejemplo, tuvieron provenientes

de lugares como Jalpa, juchipila,

Cuentas de la comprensión

que trasladarse

Nochistlán, Teocaltiche y Tlaltenango

hasta 400 indios a Peñol Blanco,

para explotarlas:

AGI, Contaduría 841,

de Zacatecas, 1574.

516 AGI, Guadalajara 35, Testamento de Fco de Ibarra, pago al concesionario 517 Archivo Histórico de Durango, Microfilmes de Galarza como administrador

de las Reales Salinas de Chiametla, 1591.

518 Chantal Cramaussel, De cómo los españoles ...

tra en: "De

Textos de 1

de las salinas de Chiametla, 1575.

INAH, Rollo 15, Cuentas de la Caja Real de Chiametla, nombramiento

519 El doc

a Juan

520

Ibid.,

521

Ibid.,

522 Ibid., 523

Ibid.,

197 LOS T080S0S

saoro es

ra es;

de de cia

de o,

el 0-

on ro

ás

11en ndió odía uso que que

tan-

DE LAS SALINAS

En 1639, siete años después de aquél primer asiento acordado con los tobosos por el gobernador Gómez de Cervantes, un capitán de nombre Diego Galiano, se presentó nuevamente ante esa instancia (Francisco Bravo de la Serna ostentaba el cargo de manera interina), para informarle del descubrimiento de una nueva salina, que él llamó Santa María de los Tobosos.519 El que se reseña a continuación es uno de los raros textos de tiempos de paz, en donde, así sea de manera muy somera, se describe la ubicación de una salina en territorio toboso y resume además muchos de los elementos anotados arriba acerca de sus vínculos con el resto de los conchos y con los españoles. Afirmaba el capitán Galiano que a cosa de tres días de camino, hacia territorio de los tobosos, se hallaba una gran laguna salobre de una legua de longitud, en la cual todos los años, por eso de semana santa, cuajaban grandes cantidades de sal. Como era costumbre, se hizo llamar a indios principales para que cumplieran con la labor de llamar y asentar a los aborígenes comarcanos y organizar el acarreo de la sal. Fue convocado para ello un grupo por demás interesante de caciques conchos-tobosos: don Ambrosio, gobernador de los concho s, don Juan Cirlalí, de nación concha y gobernador de Atoronilco, quien era además intérprete en lenguas mexicana y tobosa, don Francisco Bareta, indio toboso que era además gobernador de los conchos, e intérprete en las dos lenguas; dos capitanes de los tobosos los acompañaban, uno de ellos era Juan Jacobo, hijo de aquél Jacobo que había reunido a los tobosos en 1621 yen 1624, y el otro Esteban. Juan Jacobo fue enviado por delante para convocar a los tobosos y demás naciones de por allí, mientras el campo se trasladaba con toda su impedimenta. Ya estando sobre el sitio el capitán Galiano con los caciques conchos y tobosos, poco a poco fueron llegando (se menciona que a días de intervalo, aunque no se dice cuantos), varios grupos de indios comarcanos con sus capitanes de nombre Don Chamico de quien curiosamente se dice que también era de nación : don Agustín de nación tobosa, Baguame y don Francisco de nación ocome, así como otro ocome, pero que capitaneaba a la nación nonoje y toda su chusma; también se presentaron allí otros muchachos tobosos y de otras siete naciones.520• De acuerdo con el documento, el encuentro fue pacífico llegaron alrededor de quinientos a seiscientos indios, a los cuáles el capitán Galiano agasajó, con ropa y comida,.52l y los conminó a que como leales vasallos de su magcstad han de apldar al beneficio de la sal y han de ayudar a los españoles.522 Como en ocasiones anteriores, los convocados aceptaron de buen grado la propuesta, diciendo que sólo les pesaba que no hubiera sal en esta ocasión para ayudarles ..• 523Como suele suceder en ese tipo de documentos, las

rgo, ones

neo,

519 El documento

que narra el descubrimiento

tra en: "Descubrimiento

de una salina",

Textos de la Nueva Vizcaya. Documentos luan

520 Ibid., p. 12. 521 Ibid., p. 16. 522 Ibid., p. 12. 523 lbid., p. 13.

de esta salina y al que nos refereriremos

introducción

y comentario

para la historia

en los siguientes

de Chantal Cramaussel,

de Chihuahua

y Durango,

parágrafos

en., Documentos

UACj UER, Chihuahua

se encuen-

de Parral de 1639,

oct 1993, pp. 5-25.

indicaciones

sobre direcciones

difícil la identificación

10 acompañaban,

testigos que

y a unas cincuenta unos ochenta, distancia

resultan

bastante

salobre en cuestión.

10 cual hace

ambiguas,

Según el capitán

leguas de Parral. De acuerdo

10 sumo, cien kilómetros

el tamaño

del estanque,

los expedicionarios,

la Laguna

de la Estacada,

rango.524 Sin embargo,

a

10 anterior, esta debería ubicarse a

de Atoronilco,

que es poco más o menos la

pueden

gran(

y Du-

el gol

que parecen indicar

rio ql

de Chihuahua

en el documento

En una sorprendente

por se pued/

leguas poco más

de los caciques, gente política, que viven en pueblos formados

sino la provincia

hasta

y

de es

corno no ha hacer

que habían estado en ella }' y capitán de este reino mucha

525

reino de los caciques, situado en el Río del Norte, no podía ser otro

de la Junta de los Ríos, cuyo esplendor

del alférez. Si realmente

Atoronilco

antiquísimas

de Alvear y Salazar gobernador

de avío pa.ra esta jornada ...

Este misterioso ginación

de personas

se veía magnificado

la laguna se hallaba entonces

mo, en los territorios la idea esbozada

hacia el interior

del Bolsón de Mapimí,

Esto reforzaría

acerca de los vínculos de vecindad geográfica y cultural

que existían entre esos grupos que los españoles catalogaban robosos, como los hemos llamado aquí y los que llamaban

como tobosos o conchospropiamente

conchos. Pero

que ya fuere que la laguna se situara al sureste o al noreste de Atotonilco, que era gente que habitaba ochenta o cien kilómetros, directos de que dispongamos él para caracterizar documento, se hallaban

a una distancia

relativamente

corta del Río Florido: unos

acerca de los robosos, pocos elementos

se desprenden

más de

cuál era el "hábitar" típico de estos indios. Se dice por ejemplo, en el al gobernador,

que si los tobosos

en esa zona, era porque andaban alzados de guerra sobre lo cual Bravo de la

524 Esta es la conclusión

no era así, sino que se hallaban allí con achaque de ir a coger la tuna, que

a la que llega Chantal Cramaussel en la introducción

necesario anotar que la de La Estacada, es una laguna de agua dulce. 16.

el hecho es

no más. Con todo y que este es uno de los documentos

que algunos españoles habían informado

Serna comentaba

525 Ibid.,p.

toboso se

sino al norte del mis-

que caen sobre la banda sureste del río Conchos.

anteriormente

en la ima-

a medio camino entre

y La Junta de los Ríos, esto significaba que esta parte del territorio

hallaba no propiamente

al documento:

t

Ríos,

10 siguiente:

de Cíbola, según relación que a este testigo le dieron en el Río del Norte unos indios y en

cantidad

cuanl mos

andan vestidos y tienen mucha grana y muchas vetas de metal de plata, semillas y ganado

a don Gaspar

Citlal

cercana a

y de oídos sabe este testigo que delante de la dicha salina, como cincuenta

ofreciéndole

llama

que la salina se hallaba

en los actuales límites de los estados

la hay por tradición

conol

hacer pensar

el alférez García Ortiz de Saavedra, afirmaba

esta provincia

recole

hacia el sureste que parecen haber

existen otros elementos

o menos, está la provincia

y ganado.

es su 1

y el derrotero

que la salina se hallaba no al este, sino al noreste de Atoronilco. declaración,

Galiano y

la salina se hallaba a tres días de camino de Atotonilco

que podía recorrer en tres días un convoy con carros, impedimenta

La distancia, seguido

o a

y distancias

del estanque

ibid.

p. 8, sin embargo, es

5261bl 5271bi 5281bi

5291bi

199

ace

es su principal mantenimiento

oy

recolectaban

...

526

Si por un lado se indica que en septiembre

tunas allí, por el otro se informaba

los tobosos

también que eran gente de las cercanías,

'leo

conocedora

ea sla

llamado don Cristóbal,

do.

cuando

ber

mos darnos cuenta, todavía en esta época, era posible para los españoles sacar indios en

aa

grandes números



de la vida española, informaba

e incluso de la agricultura. que era bautizado

Citlali, ofrecían que los tobosos reunidos

Uno de los caciques locales

y por su parte, Juan Jacobo y Juan

allí se establecerían

en San Felipe, siempre y

les diesen tierras para sembrar y ministros que los doctrinasen ...

el gobernador

de zonas relativamente

527

Como pudi-

cercanas a sus propios asentamientos.

Incluso

Bravo de la Serna, pensaba que sería posible hacer de todo aquel territo-

de los Caciques, esto es, hasta la Junta de los

icar

rio que iba de Atotonilco

nte

Ríos, una nueva provincia, no mucho menor que la tarahumara, si bien algo más dificultosa por ser la gente más cabilosa e inquieta, pero con trazas y buenos tratamientos parece que se pueden reducir.528 Esto no quiere decir que aquella zona hubiese permanecido pacífica hasta entonces,

hasta la Provincia

lejos de eso, era un territorio

que había sido recorrido

por cazadores

de esclavos, o de cautivos, como se prefiera, por casi un siglo ya y continuaba como lo recordaba

siéndolo,

el cacique toboso don Agustín, quien relataba cómo él ni toda su gente,

no había salido antes porque los capitanes españoles que habían entrado en esta tierra era a hacer/es mal ya quitar/es sus hijos y mujeres ... 529.

más n de en el osos de la

, que 526 lbid., p. 21. rgo, es

527 ibid., p. 17. 528

tbia. p. 21.

529 tbid. p. 13.

200 EL NACIMIENTO

DEL rOBOSO

DE GUERRA

entre ( que ca

Describir

a los tobosos de la primera mitad de ese siglo como relativamente

o cuando menos, no más belicosos que cualesquier

pacíficos,

otros, puede parecer un tanto forza-

do, una especie de esfuerzo por "reivindicar" el buen nombre de los tobosos, sobre todo a la vista de lo que los propios españoles escribieron siglo XVII.

Sin embargo,

es justamente

época sobre los indios de guerra, donde se encuentra siglo XVII, preocupados particulares

poco más o menos, comenzaron y sesudos informes dirigían

reales dominios,

de luego para estos aspirantes

que gobernadores,

visitadores,

a arbitristas, por llamados

así los informes de

de algún modo, el tema de las

en sus disquisiciones. se ha convertido,

ni dudar de su utilidad, vale la pena decir que el

como "fuentes'; por así decírlo, "primarias'; y aún peor, 'etSus vericuetos cronológicos y

de imágenes cuasi literarias ligadas al carácter polémico y de-

de los indios del norte novohispano,

fueron en mucho teñidas, y

hasta forjadas a partir de ese tipo de literatura, o de documentación,

como se prefiera, Los

robosos, desde luego, formaban parte de ese escenario, y aún más, se convirtieron en uno más recurrentemente

que se abatía sobre los reinos septentrionales. do Diego de Medrano, y detallados

cura de Durango,

utilizados, para explicar la supuesta ruina Tomemos

un ejemplo. En 1660, el licencia-

quien escribió uno de los informes más largos

sobre las guerras con los indios de la Nueva Vizcaya, fechaba la irrupción de

los tobosos en el escenario de las guerras con los españoles, hacia la década de 1620, en tiempos del gobernador ••...moviéronse ninguno

Mateo de Vesga, y narraba el hecho de la manera siguiente:

muy a los fines des este gobierno

[de los gobiernos

belicosa naturaleza, en poco número,

donde to neral, el

subsecuentesJ

[de Mateo de VesgaJ los tobosos, que en

han dejado de dar muestras

que compite en valor con la guachichila;

más ha tenido sujetas y amedrentadas

de su ferocidad y

siempre esta nación ha sido

a todas las circunvecinas,

tobosos, los apacli entre est

norte; si de textos, los reinos no es, ni SIqUIera situación objeto pr advie simas dos re

Noe gundam' hacia reg también vistos, ni los guach cómo la

que son 531 AGI, Gua

530 Respecto de los dos primeros ver más adelante, acerca del tercero: Chantal Cramaussel. Un pro jet de réductions..,

D

vuelo bi

y vivaces, en especial sobre los indios.

tudio del periodo debería incluir. Por lo pronto, resta el hecho de que muchas de las ideas

de uno de sus elementos

ble, que e diez reino

para el historiador

de los textos, son otros tantos elementos, entre muchos más, que un buen es-

que hoy nos hacemos

la

Les asistiera o

debería cuando menos tener en cuenta que tras de ellos subyace un orden

temáticos, el uso recurrente

Los t( hacerle

venero de imágenes, que de alguna manera compensan la más descriptivos

discursivo muchos de cuyos matices nos son desconocidos. mostrativo

Tenemos

de Casaus, Nicolás de Barreda y muchos más.s30 Des-

Sin tratar de resrarles importancia, uso de este tipo de informes

curas y hasta simples

acerca de los males que aquejaban a los

no la razón, el hecho es que esta suerte de literatura ausencia de otros materiales

más arduos y

En efecto, a partir del primer tercio del

guerras con los indios, ocupó un lugar primordial del siglo XX, en un inagotable

en esa

a aparecer con relativa frecuencia, largos,

al rey, o a sus instancias, de Cervantes

escribieron

uno de los problemas

sus causas, y las maneras de solucionados.

Diego de Medrano,

nohistóricas',

acerca de ellos segunda mitad del

allí, en lo que los españoles

complejos para el estudio de los indios norteños.

estéril

Guillermo Po

532 Ibid.

201

entre otras, nonojes y acoclames, que capitanee

s,

con quienes están mezclados y emparentados

y uno solo

basta para revolver diez reinos. La tierra que habita esta nación es fragosa,

estéril y sin aguajes y que no se puede trajinar si no es por la fuerza de las aguas ... "531.

Los tobosos son pues, una nación belicosa por naturaleza, que nunca ha dejado de hacerle la guerra a los españoles ble, que domina

desde que surgieron

basta con uno de ellos para revolver

a sus mismos vecinos y parientes;

diez reinos, y su fuerza consiste ser dignos habitantes donde toda persecución neral, el nómada

se hace imposible:

que conocemos.

vuelo bien podría llenar el expediente

os

tobosos, sino de casi cualquier

de

los apaches y los comanches.

1632 benévolamente

ese es, punto por punto, el toboso y en ge-

de una descripción

indio de guerra norteño,

"etnohistórica"

fiero y terrible, yesos al gobernador

no sólo de los

desde los guachichiles

Pero, por lo mismo, no deja de sorprender

prometían

entregarla a los españoles,

de las tierras más secas y fragosas,

Tan sucinta y directa resulta esta cita, que tomada al

es

entre este tipo de toboso

a la escena, y que resulta tan terri-

hasta

el contraste

casi, diríase, "pacíficos" indios, que en salir todos los años a cosechar

la sal y

todo en bien y para el servicio de su majestad: si no fuera por

or

que en ambos casos se habla de'robosos" se podría pensar que no se trataba en realidad

la

de los mismos indios. De hecho así es.

XVI, los españoles siempre estuvieron en guerra con los indios del norte; sin embargo, en esta época de mediados del XVII se hace ya sentir en este tipo Desde el siglo

de textos, un muy marcado sentimiento los reinos septentrionales,

acerca de la ruina inminente

debido a la acción de los indios de guerra. Desde luego, este

no es, ni mucho menos, un sentimiento eseas s, y os no na

siquiera la costumbre situación. El propio

de tantos

privativo del norte, pero remarquemos

que ni

años de pelear con ellos, aliviaba lo inquietante

Diego de Medrano,

argumentaba

que su testimonio

objeto prevenir que un buen día no se vieran los españoles ahogados

de la

tenía como

por los bárbaros:

advierto sobradas

razones para nuestro daño en todas estas naciones porque son bastan tí-

simas las bárbaras

del norte que cada día se convocan para perfeccionar

dos reinos ...

irracional.

En efecto durante

gunda mitad del siglo las guerras con los indios fueron ampliando hacia regiones antes pacíficas, porque también que el registro de las guerras vistos, ni siquiera los guachichiles

la ruina de aquellos

532

No era, desde luego, una actitud por completo , en

que se cernía sobre

durante

intocadas.

Pero de cualquier

cómo la guerra alcanza de manera

modo, es un hecho

alcanzó niveles de grandilocuencia

los peores y más sangrientos

o los tepehuanes.

la se-

su ámbito geográfico

episodios

nunca antes

de las guerras

más cercana a diferentes

grupos

indígenas,

en este

531 AGI. Guadalajara 68. Informe a Su Magestad por Diego de Medrano. cura de Durango. 1660. Citado igualmente Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 168. 532 Ibid.

con

Es por ello que quizás valga la pena ver más de cerca

en:

202

como refe-

P

declaración de Bravo de la Serna por hacer de la zona de las salinas de

rr

caso, los tobosos y los conchos durante la segunda mitad del siglo. Tomemos rencia la entusiasta

Por buena que fuera la

di

de los tobosos por asistir a "cosechar" la sal, eso no podía durar. Nadie en su

el

los tobosos, una nueva conversión comparable disposición

a la Tarahumara.

sano juicio podría esperar que algún grupo de indios (que estos sean cazadores o agricul-

t

tores no tiene ninguna importancia

c

en este caso) soportara

por mucho tiempo el trabajo

forzado en las salinas. Apenas un año después ya Bravo de la Serna había mudado opinión, para catalogados

como una de las naciones más aguerridas

tentrión.533 En 1641, en efecto, los tobosos de plano desertaron

e indómitas

de Atotonilco,

de

1

del sepy una vez

más 'obligaron" a los estancieros del Valle de San Bartolomé a idos a buscar y reasencarlos en su reducción.P''Tros

años después los mismos acontecimientos

se repitieron.V'

sin

embargo, el hecho no afectaba tan sólo a los tobosos. Por todas partes había escaparorias,

y la tendencia parecía acentuarse: venía al pueblo mucha cantidad de indios serranos conchos de paz gentiles, se decía en San Francisco de Conchos en 1643,536 y un año después, la reducción

estaba vacía. Lo mismo sucedió en San Pedro de Conchos,

desde luego en

y en todas las haciendas de San Bartolomé.t" Se trataba de una rebelión bien

Atotonilco

caracterizada.

En la provincia de Santa Bárbara, los indios huían en todas direcciones, en

especial hacia la sierra y las llanuras desérticas orientales, perpetrando das y sobre el camino real de Parral: con esto quedaban

involucrados

ataques en hacienlos salineros. Mien-

tras tanto, al norte, fueron muertos los misioneros de San Francisco de Conchos. Ante lo grave de la situación Juan de Barraza, por entonces todavía capitán del presidio de Sanca Catalina

de Tepehuanes,

entradas,

en compañía

contingente

se trasladó a Atotonilco,

para de allí emprender

del capitán Francisco Montaño

de 200 auxiliares tepehuanes

por un

y conchos, se enviaron partidas de guerra hacia

la llamada Sierra del Diablo, donde se hallaban reíugiados mé y Atotonilco,

una serie de

de la Cueva. Auxiliados

los fugados de San Bartolo-

y también hacia San Francisco y San Pedro de Conchos, para recorrer

después toda la parte baja del curso principal del río, así como el camino real del Nuevo México, alcanzando

incluso, la Junta de los Ríos.538 Al final, no sólo los conchos fugitivos

fueron pacificados, sino que curiosamente

también, los de regiones circunvecinas

por las

cuales, habían pasado las campañas punitivas, en especial los del bajo Río Concho s, en la zona cercana a laJunta sos y los conchos-julimes

de los Ríos: fue por esta época, por ejemplo, que los conchos-chide esa región, comenzaron

a aparecer en las reducciones

de San

533 William Griffen. Culture Change ...• p. 10.

53/. Archivo Histórico de Parral. Microñlmes UTEP. 476-22. 1641A. Llamamiento de armas en Parral. 535 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes UTEP. 476-24. 1643A. Llamamiento de San Bartolomé

de armas en Parral, soldados de labradores

para perseguir a los tobosos.

536 AGI. Guadalajara 38. Información

de testigos sobre ellevantarniento

de los indios conchas. Carta del gobernador

Luis

de Valdés. mayo de 1643. 537 "Traslado

de los Autos hechos en razón de la paz que se asentó con los Indios Tobosos y Salineros por Don Fco

Montaña de la Cueva, Atotonilco

frontier

ot New

1645." • en: Thomas H Naylor, Charles Polzer S l.: The presidio and militia on the Northern

Spain. A documentary bistory, Iucson.Universlty

538 William Griffen. Indian assimilation ...• p. 80.

of Arizona Press, 1986. pp. 304-335-

e

:203

Pedro y San Francisco de Conchos.F" Incluso, todavía al año siguiente, después formalmente pacificada la conchería, los españoles recorren el área de Casas Grandes, en busca de más indios qué asentar.t'? La importancia de esta guerra podría sin duda medirse por el hecho de que fue la primera rebelión generalizada propiamente dicha, que abarcaba a toda la conchería desde la década de 1620; pero más que esto todavía, vale la pena anotar cómo una lectura o quizás valdría mejor decir, de una reinterpretación los escritos generados por ella, puede llevar a contrasentidos ello, 10 tenemos en el asunto de las "identidades

"etnohisrórica" de

flagrantes. Un ejemplo de

érnicas'' De acuerdo a los autos de pacifi-

cación que los españoles ejecutaron al final de la rebelión, vemos cómo no existía para ellos demasiada dificultad en calificar los alcances de esta guerra: era claro que se había tratado de un alzamiento general de la conchería, con la participación de los tobosos; la entrada en escena de los salineros no dio pie, por ejemplo, a que se les identificara "érnicamente" con los salineros, ni mucho menos.!" Ciertamente pueden encontrarse aquí y allá, en este tipo de documentación,

elementos que pueden a mover a reflexión, como ese curioso pa-

saje donde los caciques tobosos, don Cristóbal Zapata, y don Cristóbal de Casa Zavala afirmaban que, para sobrevivir durante las guerras, los tobosos levantaban siembras en lugares apartados y recogían plantas silvestres. Decían, que después de ser pacificados, los tobosos bajarían de paz en acabando de comer las calabazas que tienen sembradas y el maíz,

el mezqaite, tuna, dátiles y pitahayas para que se entienda que son ya amigos de los españoles ••• ,542

ello nos da interesantes pistas sobre el género de vida de los tobosos, pero nada más.

Pero regresando

al asunto de los vínculos entre 'grupos étnico s': demos un brevísimo

vistazo, a una de las múltiples lecturas que pueden encontrarse

en los escritos de la épo-

ca al respecto. Tomemos de esa misma rebelión, el relato del jesuita Nicolás de Cepeda, misionero de San José del Tízonazo,

cuando un grupo de tobosos asalta la hacienda de a su cargo y el capitán Barraza les aplica allí mismo

Canutillo, donde había tepehuanes

un feroz castigo. En realidad esta hacienda, se hallaba apenas a unos ochenta kilómetros al sur de Atotonilco,

sobre el curso alto del Río Florido, es decir, en la vecindad inme-

diata de los lugares donde vivían lo tobosos, pero en ella vivían tepehuanes,

y cabezas, pertenecientes

a la misión de San José del Tizonazo.

salineros

Es interesante

ver, sin

embargo, cómo para el jesuita esa vecindad no bastaba para explicar el hecho de que los tobosos hubieran osado llegar hasta allí; para él, existía una causa más profunda:

539 Ibid .• pp. 319-320. igualmente:

Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarahumara ...• pp. 207-208 Y 236.

540 Ibid .• p. 321. 541 Los mecanismos a los recurrieron para poner de paz a los indios. fueron los tradicionales emprender un procedimiento

en estos casos: capturarlos.

formal de "paz". nombrarles caciques nuevos. y recolocarlos en sus reducciones y haciendas al

cuidado de sus amos y misioneros.

Enseguida se entablaron procedimientos

de paz formales con todos los indios escapados

de las diferentes reducciones y cabe anotar cómo. si bien el título del expediente reza Autos hechos ell raza n de la paz que se asento con los Indios Tobosos y Snlineros, "grupo". O nación: se les practicaron

diligencias

ello no significa que fueran considerados

como pertenecientes

a un mismo

por separado y fueron reducidos en lugares diferentes: Ibid., p. 319-

542 Ibid., p. 325;

es interesante

los expedicionarios

de Espejo para los conchos en 1583. con el mismo énfasis en el consumo de calabaza: ver supra, p 20.

Recordemos igualmente abandonaban

anotar cómo se trata de los mismos cultivos y plantas de recolección que consignaban

que en 1619, el gobernador

Mateo de Vesga, apuntaba que los conchas cuando partían de guerra,

sus siembras para dedicarse a la caza y a la pesca en el rio.

204

... mataron

a los más de los enemigos y les quitaron casi toda la caballada. Y cuando se

entendió que los que quedaban vivos (aunque muchos de ellos mal heridos quedarían coa vista de tantos ahorcados y m'7erros diez a pelorazos y huidos

rregidos o atemorizados

muchos) creció en ellos el furor diabólico de manera que se fueron a clatolear o concertar con otra nación que se dice los cabezas.:

El de los tlatoleros, los instigadores

a

543

a la rebelión, era ya para entonces un tema muy

viejo en la historia de las guerras entres españoles e indios. Recordemos, mos visto anteriormente,

las argumentaciones

como lo he-

vertidas por el virrey Mendoza durante

el juicio que se le siguió en 1541 después de la guerra del Mixtón, en donde se atribuía la entera responsabilidad

e

del alzamiento a la llegada de una serie de misteriosos brujos

llegados del norte ignoto, quienes habrían soliviantado

q

a los indios de la provincia en-

d

tera de la Nueva Galicia.544 En el siglo XVII, el de los tlatoleros seguía siendo uno de los elementos discursivos que con más profusión se desarrollan

ti e

en las grandes y pequeñas

crónicas de las guerras con los indios. Podría incluso decirse, que para los españoles de! siglo XVII norteño,

el tlatolero es "la" vía por excelencia a través de la cual se difunde

la violencia guerrera entre los bárbaros. Obviamente,

los colonizadores

no eran ciegos;

y

sabían muy bien que las entradas para cautiverio, los rudos trabajos en minas, haciendas y salinas, las crueldades de pasadas guerras, todo eso conducía a una violencia que no necesitaba cartas de presentación.

e

a

Pero esta era sólo una parte de la cuestión. Incluso si algunos estaban dispuestos a aceptar que la causa de la guerra estaba en los excesos de los propios españoles, faltaba era saber cómo y porqué los indios eran capaces de llevar su ira y su venganza hasta extremos

a veces inimaginables,

a dar muerte a los misioneros, la seguridad

y bendiciones

como destruir prefiriendo

capillas, iglesias y misiones, e incluso

el retiro y la vida montaraz

de la misión a la protección

en apostasía, a

del encomendero.

dría explicarse, pero no un encono apóstata. Así, regresando

La ira po-

a Nicolás de Cepeda, e!

jesuita nos cuenta que después de tlatolear a los cabezas, los mismos tobosos alzados que atacaron Canutillo, regresaron a su territorio, y como eran gente que 110 perdonaba a los suyos propios,545 cayeron sobre el pueblo de San Pedro de Conchos (nuevamente los tobosos son considerados

como conchos), donde quemaron

y

la iglesia y mataron al

cacique, para enseguida alzar a todos sus moradores, que ya estaban convocados todos para

54

alzarse y aún habían trazado una traición muy maligna,546 la cual consistía en tratar de

54

culpar a los tarahumaras viéndose

reprimidos,

de la muerte de los padres de las misiones aledañas, para que

participasen

también

del alzamiento.

Independientemente

de

G 54 ño pa tra

543 AGN Historia

19 ff 121-140r. "Relación

de lo sucedido

en este reino de la Nueva Vizcaya". citado en: Luis Gonzalez

del

Rodríguez. Crónicas ...• p. 202. 544 Tomadas por el visitador Mendoza primer

Tello de Sandoval y Publicadas en parte por: Ciriaco Pérez Bustamante,

virrey de la Nueva España (1535'1550).

pp. 74 Y ss 545 Luis González Rodríguez. Crónicas ....• p. 207. 546 Ibid.

en

Santiago de Compostela.

Tipográfica

Don Antonio de

del Eco Franciscano. 1928.

205

tratar de saber si realmente los conchos de San Pedro estaban o no "coludidos" con los tobosos, cosa imposible, 10 importante es que dentro del relato y de la explicación del jesuita, los tobosos juegan el papel de instigadores, esto es de t/ato/eros en la rebelión, Al jesuita no le interesa saber si los tobosos que se aparecen en Canutillo, mantienen algún tipo de vínculo cultural con los cabezas, ni si la comunicación interétnica entre ellos es posible, o no, por causas de lenguaje, o lo que fuere: lo esencial es que los tobosos estuvieron allí para tlatolear, Por todas partes donde pasaban esos tobosos, nos dice Zepeda, cundía el levantamiento; y es que semejante capacidad de persuasión no es natural, después de pasar por San Bartolomé, provocando el alzamiento de todos los conchos de las haciendas, dos de éstos últimos son capturados y al confesar, declaran que no temían morir porque el demonio les había dicho que habían de resucitar al tercer día.547 Dentro de esa lógica, ninguna necesidad había entonces de que existieran algún tipo de vínculo cultural entre tobosos y cabezas, para que· se rebelaran juntos: la incitación del demonio bastaba para explicar el hecho.r" Ni siquiera es claro tampoco, que el conflicto se hubiese "extendido" hacia la zona "salinera": esta se encontraba de guerra desde mucho antes de la rebelión concha y tobosa, y sin necesidad alguna de tia toleras. Lo que más contribuyó a crear un clima de violencia en esa zona precisa, fue la irrupción de un intenso tráfico de carros y muladas, debida a la apertura, hacia mediados de la década de 1630, de una nueva ramal del camino real que llevaba de Zacatecas a Parral, pasando ya no por Durango, como se hacía antiguamente, sino por Nazas, Cuencamé, El Caxco, e Indé o Valle de San Barrolomé.l" La asociación entre salineros y tobosos es una idea frecuentemente expresada también en los textos del siglo XVII, aunque mucho más en términos de vecindad geográfica, que de vínculos étnico s o lingüísticos. En 1654, por ejemplo, el visitador' Cervantes de Casaús, refiriéndose a los salineros y tobosos de guerra, los calificaba como de todas las naciones: las más perjudiciales e insufribles e indomables ..• que más parecen brutos o fieras de la campaña que racionales,550 Pero guardémonos de llegar a conclusiones "etnográficas" demasiado apresuradas; como bien lo señala Chantal Cramaussel en un artículo sobre los nombres y clasificaciones atribuidas a los indios norreños.t" para los españoles era muy claro que

547 tbta, p. 208. 548 Para una amplia exposición

del papel del demonio.

en particular dentro de los textos jesuitas del siglo XVII norteño:

Guy Rozat, "El desierto morada del demonio ...• pp. 24'30. Igualmente: 549 Hasta esa época el Bolsón de Mapimí había permanecido

América Imperio del demonio ...

como una

ñoles. y la apertura de ese ramal dio pie al inicio de hostilidades

zona

muy poco transitada

y visitada por los espa-

entre españoles e indios locales. Durante varios años. a

partir de la apertura de esa ramal. la hacienda del El Caxco fue el único refugio que existió para los viajeros sobre el largo tramo que separaba a Cuencamé con lndé y San Bartolomé. en un punto intermedio

de manera que se proyectó la apertura de un nuevo presidio

entre ambos: Salvador Alvarez. La hacienda-presidio ... Igualmente:

Chantal Crarnaussel, "Historia

del Camino Real de Tierra Adentro y sus ramales de Zacatecas a El Paso". en ese mismo volumen.

e

paraje denominado de tepehuanes.

Cerro Gordo. donde originalmente

Chantal Cramaussel.

El sitio elegido fue el

Baltasar de Ontiveros había poseído una hacienda con encomienda

"El poder de los caudillos

en el norte de la Nueva España: Parral. siglo XVII". en:

(armen Castañeda coord .• Círculos de poder en la Nueva España. México. ClESAS - Miguel Angel Porrúa, 1998, pp. 39'58. 550 Testimonio de los daños que hacen los indios rebeldes ...t6S4. citado en: Guillermo Porras Muñoz, La frontera .... p. 166. 551 Chantal Crarnasussel, De cómo los españoles central" ,: Hers Marie-Areti - Mirafuentes

clasificaban

a los indios. Naciones y encomiendas

en la Nueva Vizcaya

José Luis - Soto María de los Dolores - Valle bueno Miguel eds .• Nómadas y seden-

206

los llamados salineros de la zona al oriente de Indé, eran gente de habla tepehuana y los consideraban como tales, no así a los tobosos. El propio Cervantes de Casaús, añadía en el mismo texto que los salineros eran una nación: compuesta

de diferentes

linajes de que toman el apellido, y unos se llaman meresalineros,

otros cabezas, otros mataranses,

otros negritos, colorados otros y bausarigames

otros, em-

pero todos se reducen a una especie y hablan una misma lengua ..• 552.

A partir de la década de 1650, cunden las noticias acerca de ataques y asaltos en esa zona del Camino Real y el sur de la provincia de Santa Bárbara; se habla de los tobosos robando ganado en Indé, Las Bocas o Durango, esto es, en territorio supuestamente tepehuán y salinero. Pero hay muchos factores a considerar antes de concluir cualquier vínculo prehispánico entre tobosos y salineros, o entre cualesquier otros grupos. Uno de capital importancia, son los traslados de cautivos de guerra o, en general, de indios de servicio de una región a otra, así como las constantes escapatorias de los indios de las haciendas. En 1657, por citar un ejemplo, un indio capturado en Canatlán, cerca de Durango, resultó ser, según sus propias palabras, un toboso de nación acoclame y nonoje, y formar parte de un grupo de fugitivos de una hacienda cercana a San Buenaventura de Atoeonilco.F" Sabemos pertinentemente que este tipo de traslados era no sólo frecuente, sino una condición para el sostenimiento demográfico de los establecimientos españoles y que semejante práctica incluía no sólo a indios de la propia provincia de Santa Bárbara, sino de regiones mucho más alejadas como Sinaloa, Sonora y el Nuevo México, los cuáles aparecen en proporciones sorprendenremente altas en la provincia de Santa Bárbara.F" Este es un tema que sólo estudios pormenorizado s sobre la vida de las reducciones y la composición de las la mano de obra de haciendas y demás establecimientos de españoles, puede realmente dilucidar. Mencionemos simplemente que otro tema sin estudiar es el del tamaño y la movilidad de los grupos de indios de guerra; se sabe, por ejemplo, que en 1655 se comenzó a hablar, de la inquietud que causaba un contingente de tobosos montados en la región que va de Indé a Las Bocas.555 Por el momento no podemos decir si este fue un rasgo que evolucionó entre los indios del norte, a la manera como sucedió, por ejemplo, en Chile.556 Traslados, escapatorias, ataques aquí y allá, recapturas, como tantos otros grupos del norte, los robosos vivieron numerosas guerras,"? pero también periodos de paz. tarios en el norte de México. Homenaje a Beatriz Braniff. México. UNAM IIA . IIH . IIE. 2000. pp. 305.354 552 Testimonio

de los daños que hacen los indios rebeldes ...• p. 166.

Durante la! yOl"

importa

al norte del San Bernal nuevas corn Andrés, erc funcionand vento indep Hacienda.f

llamarles d4 con la de la: tiene tambu Audiencia ( anteriores: porque si jísimos re esos reses a los más sobre se~

estosexce y políticas

Así es, 11 también sin ello no imp pecto relata por el gober su enconuer los traicion: triunfo todoJ quiso el gobei episodios O( local sobre ( tepehuanes, también con

553 Wílliam Griffen. Culture Change ...• p. 86. 554 Chantal Crarnaussel, Haciendas ...• pp. 25-27. 555 Archivo Histórico de Parral. Microñlmes UTEP.476-30. 1655A, Autos de guerra con motivo de los frecuentes abusos que cometen los indios enemigos de la real corona. 556 Alvaro Jara. Guerre et societé au Chili. Essai de sociologie coloniale. La transformation

de la guerre d'Araucanie et l'es-

clavage des indiens du début de la conquéte

espagnole aux débuts de I'esclavage légal (1612). Paris Travaux et Mémoires

de l'lnstitut

Latine no. 9 • 1961. en especial. pp. 63.69.

des Hautes Etudes de l'Amerique

557 Durante la década de 1650. por ejemplo. varios grupos de tobosos de guerra fueron capturados

y reducidos en Atoro-

nilco, como por e 558 Acerca del pl 559 AGI. Contad;

560 AGI Guadalaj Muñoz. La Frontei

561 Relación de I

207

Durante

las décadas de 1660 y 1670, las reducciones

yor importancia

que antaño;

al norte del Río Conchos, San Bernabé,

Casas

Andrés,

funcionando,

y otros puntos

de indios conchos

Mientras

tanto, la reducción

Hacienda.P?

Es interesante

remarcar

manera,

Babonoyaba,

de tobosos

Santa Isabel, Chuvíscar, de Atotonilco

también

San siguió

fue elevado a la categoría de con-

y sin embargo, también

por gente peligrosa.

de Guadalajara,

aquí, cómo la situación

no parece haber cambiado

con la de las décadas anteriores, Audiencia

españoles en regiones

del de San Barrolorné, con dos frailes propios pagados por la Real

de alguna

tiene también

incluso ma-

más, al tiempo que se abrían también

y tarahumaras:

e incluso en 1657, San Buenaventura

vento independiente llamarles

nuevos establecimientos

como en el propio San Francisco de Conchos,

Grandes

nuevas conversiones etc.558

surgieron

de indios cobrarían

de los tobosos de paz, por

demasiado

en comparación

llega a traslucirse

Así, por ejemplo, en 1646, el presidente

interpretaba

así las rebeliones

de los tobosos

cómo se les de la Real en los años

anteriores: porque si los reparten

a las minas sin pagarles sus jornales,

jísimos rescates para venderlos

en las haciendas

si les quitan

sus maíces a ba-

de minas a precios exhorbirantes,

si para

esos rescates se les pone por gobernador

a un mulato facineroso, si les venden los hijos, si

a los más amigos y de mayor resolución

y valor, como son los tobosos, llamados

sobre seguro, los arcabucean estos excesos y ejecutada

y políticas,

esta atrocidad

en aquellos, en quien por tantas razones naturales

tan lejos debían de estar de esperarlo? •.• 560

Así es, los tobosos también

de paz y

vivos ¿cómo no se han de alterar las demás naciones, que ven

sirvieron,

ello no impidió

con frecuencia

su encomienda.

utilizados

al decir de Diego de Medrano

que fueran perseguidos

pecto relata el cura de Durango, por el gobernador

fueron

como auxiliares de guerra, y

como verdugos de otros indios, pero

incluso cuando

se hallaban

pacíficos. Al res-

que en una ocasión un grupo de tobosos fue incitado

Górnez de Cervantes

a castigar a los masames

Los robosos, nos dice Medrano,

que habían huido de

fingieron unirse con ellos, y finalmente

los mataron y trujeron sus cabezas a Parral, en cuya plaza entraron de triunfo todos los tobosos ••• , a su vez, el gobernador los traicionó a ellos: ... ocasión que quiso el gobernador asir por la melena y consumirlos •.. 561 Difícil sería decir si este tipo de

los traicionaron:

episodios

ocurrieron

realmente,

y si reflejan de alguna manera las ideas de la sociedad

local sobre este grupo en particular. tepehuanes, también

los tarahumaras

como auxiliares

Pero tampoco

y los propios

en eso los tobosos

eran únicos, los

conchos, eran en sus ocasiones,

de guerra y los episodios

utilizados

de violencia entre indios no fueron

nilco, como por ejemplo en 1654: William Griffen. Culture Change ...• p. 136. sin embargo la misión nunca fue abandonada. 558 Acerca del proceso de poblamiento

al norte del Conchos en ese periodo: Salvador Alvarez. Agricultura!.. .• pp, 175·185.

559 AGI. Contadurfa 927. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1657. 560 AGI Guadalajara 10. El oidor Fernández de Baeza al rey. Guadalajara 17 de agosto de 1646. citado en: Guillermo Porras Muñoz. La Frontera ...• p. 86. 561 Relación de Diego de Medrano. en: Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 169.

208

escasos. Lo que en cambio si parece haber marcado de manera más profunda las ideas de los españoles sobre los robosos, Iueron los levantamientos que de manera curiosamente cíclica, se sucedían en la conchería. Al igual que en 1621, 1624 Y 1643-45, en 1666 nuevamente la historia se repite. Como en las ocasiones anteriores, todo se inicia con una serie de escapatorias más o menos en masa de indios de las reducciones y haciendas de la zona, los cuales tratan de refugiarse en zonas alejadas. El gobernador Oca Sarmiento, levanta una partida de guerra de españoles, acompañados de un contingente de conchos chisos, los cuales persiguen primero a los fugitivos en las planicies orientales, en particular en la famosa Sierra del Diablo. Como de costumbre, los prófugos, son desde luego, tobosos y conchos, escapados de haciendas, los cuáles, una vez derrotados y son reasentados en Atotonilco y luego, en la segunda parte de la campaña, el gobernador recorre la región reasentando a los fugitivos de las misiones.F" El gobernador explica su proceder de la siguiente manera: ... sabiendo que la Provincia de Conchos se alzaba ..• entré a su pacificación, castigando a las cabezas de su alzamiento ..• ¿Quiénes eran estas cabezas del alzamiento, es decir sus tlatolerosi La respuesta es la misma que nos daba Nicolás de Zepeda para explicar la rebelión de 1643-45: los tobosos. Sin embargo, aquí vale la pena detenerse un momento en cómo entendía Oca el papel jugado por esos tobosos. En su escrito, menciona que el origen de la rebelión se hallaba en los malos tratamientos que Va1erio Cortés del Rey propinaba a sus indios en sus haciendas y que de allí se había extendido la rebelión.F" Las haciendas a que se refiere el gobernador, son justamente las que tenía este personaje en la jurisdicción de Atoronilco, desde donde dice Oca Sarmiento, los indios huyeron hacia la famosa Sierra del Diablo, desde donde tlatoiearon al resto de los indios de la conchería: y sabiendo que la provincia de conchas se alzaba a imitación de los enemigos y coaligada con ellos, entré a su pacificación ... :564 En suma, el alzamiento había sido causado por los tobosos huidos de haciendas y remontados a la Sierra del Diablo. En su informe al virrey, Oca Sarmiento le comunicaba de un plan para contener a esos enemigos, el cual consistía en el establecimiento de diez atalayas, o puestos de vigilancia esparcidas por el territorio, e incluso anexaba un mapa explicativo. Supuestamente estas atalayas servirían para atajar visualmente a los indios en el momento de entrar a atacar, y en el mapa vemos que siete de esas atalayas las situaba sobre el camino real entre Cuencamé y Parral, y las otras tres sobre el río Florido: una frente al arroyo de la Parida, otra frente a Atotonilco, y la tercera, curiosamente más hacia el poniente, en Todos Santos. En su interesante composición con deformación espacial y el oriente en la parte de arriba, el mapa nos muestra también cómo para Oca Sarmiento, había dos zonas principales de indios enemigos, una era la de los salineros, al este de Mapimí, y la segunda el oriente de Atoronilco, entre la Sierra del Diablo y la parte situada al sur del

562 Informe del Gobernador Antonio Documents ... v. 2. pp. 188-192.

563 tbid. p. 190. 564 tbia.• p.188.

de Oca Sarmiento al Sr Virrey. Parral 12 Mano de 1667. en:

e W Hackett,

Historical

209

eas saen

os, leo annte to,

ara rse ito,

no ido nía los los los bía lo. sos annte eal

de en en

dos

curso inferior del Conchos. En esta última, la raya de los indios enemigos, se situaba apenas al oriente de Arotonílco, y resulta interesante ver cómo bordea de manera muy precisa toda la vertiente oriental del Florido y continúa de la misma manera, después de la confluencia de los dos ríos, bordeando el curso del Conchas en dirección de La Junta.565 Para Oca Sarmiento, el territorio de origen de los tobosos de guerra se había extendido ya entonces, a toda la franja oriental de la cuenca de los dos ríos, y no sólo a la del Florido, como era antaño. Lo contradictorio del asunto, al menos para el observador moderno, es que ese mismo año, él mismo, ordenaba al gobernador de los conchos, ir a juntar a los tobosos de Atotonilco, pues su reducción que se hallaba vacía, ya que los que no se habían fugado, se encontraban desparramados por las haciendas. En otras palabras, robosos, los había de los dos lados de la raya, y los del interior aunque habían partido de guerra un año antes, eran lo suficientemente dóciles, como para servir en haciendas y atender al llamado del gobernador indio, como los demás conchos.F" Más tarde, Oca Sarmiento haría mención de que ese año se verificaron epidemias y hubo sequía en la provincia,567sin embargo, al menos por el momento, no identificaba a esos hechos como causantes de alguna manera de la rebelión, sino que lo atribuía justamente al tlatoleo de los tobosos, quienes, después de escapar de las haciendas de Valerio Cortés del Rey, se convirtieron en ..• los que hoy dan mayor guerra en este reino .•. S68Para completar todas estas aparentes contradicciones, después de haber elaborado todo un complejo plan para atajar a los enemigos robosos, pareciera que un año después, el propio Oca Sarmiento quisiera volverles a abrir las puertas del reino a esos enemigos, pues lejos de intentar exrerrninarlos o mantenerlos fuera de la provincia, permite que la reducción de Atotoni!Co vuelva a funcionar normalmente, sin molestar a los indios allí reducidos.P? tanto más que todavía ese año, los tobosos se hallaban de guerra en la Sierra del Diablo, y lo que es peor, aliados con los salineros y los cabezas, quienes habían llevado a ese lugar a varios cautivos españoles que tenían, entre ellos aljesuita Rodrigo del Casrillo.V" Pero en realidad no había incoherencia alguna en las actitudes del gobernador, él sabía con quién trataba en todos esos casos, y de qué indios estaba hablando en todos esos casos. El pro~ blema, para el observador moderno, es que en esta época, el término toboso, no tenía ya el mismo significado que unas décadas atrás. Un elemento muy sintomático de lo anterior, lo tenemos en cómo Oca Sarmiento, ubicaba el territorio de los tobosos enemigos, por toda la franja oriental del Conchos. Es por eso también que ese mismo año, el propio go~ bernador hizo colocar a un grupo de tobosos pacificados en el puesto llamado San Luis Mascomalhua, que era una de las reducciones de conchos que habían sido abandonadas durante la rebelión, y que se hallaba muy lejos del territorio toboso "tradicional'; es decir,

y la del

565 Este mapa aparece reproducido

como anexo en: Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...

566 AGI. Escribanía de Cámara 397A. Residencia del gobernador Antonio de Oca Sarmiento. no. Z1. Comisión al gobernador de los conchos para que saque a los indios de Atotonilco. rical

3 de marzo de 1666.

567 AGI. Escribanía de Cámara 397A. Residencia del gobernador Antonio de Oca Sarmiento. 1666. 568 Informe del Gobernador Antonio

de Oca Sarmiento al Sr Virrey ...• p. 190.

569 AGI. Contaduría 927. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1667'1668. 570 Luis González Rodríguez, Crónicas ...• pp. 262'264.

210

que se trataba de tobosos provenientes del bajo río Conchos que eran reasentados allí¡ unos años después los encontraríamos asentados en San Francisco de Conchos.f" Para la década de 1670, la conchería se hallaba dividida en dos grandes porciones, cada una con su propio gobernador indio. Una, la de la parte alta del río, o de la raya de los tarahumares, que tenía por principal a un indio llamado Don Constanrino."? la otra se hallaba bajo el cuidado de don Hernando de Obregón, gobernador de la parte de río abajo de Conchos hacia el norte,573 es decir, ocupaba toda la franja oriental en dirección de La Junta, la misma zona donde en el mapa de Oca Sarmiento aparecen los tobosos enemigos. Efectivamente, en esa época, San Francisco de Conchos se estaba convirtiendo en receptáculo de diferentes conchos de guerra provenientes del bajo curso del río: la situación no era cómoda, el cacique Juan Constantino se quejaba de que el gobernador le compelía a que fuese a traer de los montes a los indios encomendados, y que lo hacía con gran riesgo de su vida, porque se resisten en forma de alzamiento .•. 574 Sin embargo, los traslados continuaron; en 1673 fue reducidos también en San Francisco, un grupo de chisos, pacificados recientemente para ser luego enviados de repartimiento al Valle de San Barrolomé.F" y en 1674, otro contingente del mismo tipo es reducido en Acotonileo, esta vez, son nombrados robosos.F" En 1678 otro gobernador, Lope de Sierra Osorio, nos proporciona una visión mucho más clara del desplazamiento geográfico-semántico que se operaba, no sólo con el término toboso, sin quizás también en general con la noción de indio de guerra, en el norte novohispano: De la ciudad de Guadiana, un distancia serranías

cabeza de la Vizcaya, hasta el real de SanJoseph

de cien leguas y todas despobladas,

y montañas

al lado derecho

de Parral, habrá

de camino real están las

a donde asisten once naciones de indios enemigos, por ser entre ellas

la de más valor los tobosos, comúnmente

todas se llaman con este nombre, si bien después

que yo llegué a aquél reino todos los de esta nación se han reducido

de paz y los poblé en

San Francisco de Conchos ... "577

El término toboso se ha convertido en un de apelativo genérico del indio de guerra que se refugia más allá del bajo río Conchos. En un escrito de 1683, Sierra Osorio nos

571 William Griffen. Inidan Assimilation ...• p. 64.

572 'bid .• p. 45. igualmente: Cédula de la reina gobernadora al Virrey de la Nueva España sobre que se quite la imposición que los gobernadores

mues signif las de más ~ Franc sig

le~ ta)

los 113J

Ac

sencia bre de amIgo. oidor al:

yc pri ese

roe op

Se mente contir bre 101 señor enemi sus es} en su I ciéndc J

de la Nueva Vizcaya han hecho a los indios. Madrid. 22 de junio de 1670. en: C. W. Hackett, Historical

Documents ... v. 2. p. 200. 573 Ibid. 574 Ibid. UTEP. 476-54 .• 1673A. Autos relativos a la guerra con los indios enemigos de

578 Extn

la Real Corona.

C. W. Hal

576 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes

UTEP. 476-56. t674A. Autos de guerra con los indios rebelados.

579 'bid

575 Archivo Histórico de Parral. Microfilmes

y capitán general que fue del

580 Ver.

reino de la Nueva Vizcaya. informa a vuestra Magestad el estado de cosas de aquél reino. México. 26 de sept. de 1678. en:

581 Ellil

577 El licenciado

Lope de Sierra Osario. oidor de la Real Audiencia de México. gobernador

C. W. Hackett. Historical Documents ... v. 2. p. 210.

58z 'bid, 583 Ibid,

:Z11

muestra que detrás de esta declaración se hallaba una idea bastante precisa de lo que significaba en términos geográficos el territorio de los indios de guerra. La tierra de las doce naciones que se comprenden debajo del nombre de tobosos •.• 578añade, se hallaba más allá de una línea imaginaria, que vendría del Real de Parral en dirección de San Francisco de conchos: siguiendo esta propia línea [se halla el lugar que] se llama San Francisco de Conchos, 22 leguas a la parte norte del Parral, poco desviado del camino de la Nueva México, que es raya de las referidas naciones y la de los conchos, donde se ha de poner un presidio como los antecedentes

[el Gallo y Cerro Gordo] que sirva de contener en respecto unas y otras

naciones privarles de la comunicación

y obrar la ejecución de daños y robos ...

579

Aquí ya el origen geográfico y los antecedentes son irrelevantes. Poco importa la presencia que durante casi un siglo, alIado de los españoles de indios que portaban el nombre de tobosos, ni interesa tampoco si en otros tiempos, los tobosos sirvieron como los más amigos y de mayor resolución y valor entre los auxiliares de guerra, como dijera en 1646, el oidor Fernández de Baeza:580 los tobosos son invasores, pues son ellos quienes van a las tierras que están poseyendo

los españoles y los indios cristianos y que están de paz

y con bárbara crueldad les roban sus haciendas sin distinción de sexo, sin que para su fin principal que es robar, conduzca más justificación

se les pueda hacer la guerra y hacerles

esclavos que a los turcos, que siendo enemigos declarados de la cristiandad todos los que se rinden sin llegar a ensangrentarse

dan cuartel a

en las vidas de los que por su sexo y edad

o profesión, están indefensos ••. 581

Se trata, en otras palabras de una definición política del enemigo, de la cual el elemento geográfico, no es, en realidad, sino una de sus partes. La guerra ofensiva esjusta, continúa explicando Sierra Osorio, porque los indios de guerra invaden territorios sobre los cuales no tienen título legítimo: y estas tierras nunca fueron de la dominación del señor Moctezuma o de otro cacique de estos reinos,582 y añade, esjusta también porque son enemigos de la corona y de los españoles, puesto que conspiran contra ellos: tienen a sus espaldas convecinas innumerables naciones de otros indios a quienes han solicitado traer en su ayuda ••• 583 Si un día lograran esos conspiradores atraer a aquellos bárbaros ofreciéndoles ropa robada de los carros que van a Parral, fueran innumerables las naciones

578 Extracto del papel que formó el señor Lope de Sierra sobre las cosas tocantes al reino de la Nueva Vizcaya. 1683. en: C. W. Hackett, Historical

Documents ... v. 2. p. 218.

579 Ibid .• p. 220. 580 Ver supra .• p. 36. 581

El licenciado Lope de Sierra Osorio ...• p. 212.

582

Ibid .• p. 213.

583 Ibid.

212

del norte que salieran a inundar estos reinos,584 y la ruina sería total. No era la primera vez que un proceso semejante se desarrollaba; ya a principios del siglo XVI, los caribes habían sido declarados también enemigos de la corona, y más tarde igualmente los chichimecas de Zacatecas, se verían enfrentados también al fantasma de la guerra de exterminio a sangre y fuego, y sus apelativo s se convertirían en algo así como sinónimos de indios de guerra. Tal fue lo que sucedió con los tobosos, ylo mismo sobrevendría más tarde con los famosos apaches.S8S La historia de los robosos no terminaría allí, desde luego. Al final de otro más de esas especies de ciclos de más o menos veinte años, nuevamente durante los años de 1684, 1685, Y1692 la provincia se vio inflamada por sendas rebeliones generales y los tobosos con ellas. Esta vez las principales zonas de conflicto fueron las de la parte norte de la conchería y la tarahumara, que ya experimentaban una sólida colonización española, proveniente sobre todo de la provincia de Santa Bárbara y también, aunque en menor cuantía de Sonora. Aparecieron así nuevos enclaves de gente que se instalaba allí con sus armas y gente de servicio y ello dio pie igualmente a la consolidación de nuevas conversiones y reducciones de conchos y rarahumaras.t'" Con ello, nuevamente se amplió el ámbito de las guerras. Sin embargo, el papel de los tobosos en estos conflictos fue cambiando paulatinamente. Durante la rebelión de 1692, por ejemplo, los tobosos todavía fueron perseguidos por la Sierra del Diablo, pero también por todo el e! bajo río Conchos, y toda vertiente norte de la Sierra Madre Occidental, hasta Sonora.587 Sin embargo, cada vez más el término toboso, se transformaba en un genérico para designar a cierto tipo de indio guerra. Ese mismo año, por ejemplo, Gabrie! del Castillo al mismo tiempo que asentaba a conchos-tobosos en San Francisco de Conchos provenientes del curso bajo del río, se decía confundido, pues las partidas de tobosos perseguidos por la Sierra del Diablo, estaban compuestas por los propios tobosos, y diez o doce naciones de hacia el Rio del Norte e por aquellas partes de Coahuila,588 y sin embargo, pronto se despeja la duda, pues esos tobosos, no eran tales, sino concho s chisos, tomados anteriormente de laJunta de los Ríos, y huidos hacia aquella región, lo cual puede perfectamente explicar la presencia de esas "naciones" del Río de! Norte entre ellos. El gobernador incluso expresaba sus sospechas de que esos indios estuvieran coludidos con los llamados cocoyomes, por lo que ordena al capitán Juan Fernández de Retana, pasar a cuchillo a lo hombres y asentar a las mujeres y niños en San Francisco de Conchos.r"

Esl

siguiel quep< de laJ sin err como por to cendic de nat la, dOI Aguah detern origen o si bit región asunto 1737, .

tres la: tanto, I norte r za, dec com ches

los i

Coa

Cor rnienda en el es cubrían investig

tesco er todos e 584 tbid, p. 214. 585 Acerca del origen y transformaciones

del nombre apache: Chantal Cramaussel.

"Los apaches

en la época colonial".

Cuadernos del Norte 20. julio 1992 pp. 25-26.

586 Podemos

robosos

es lo qu

citar las de luíimes en 1677. Nuestra Señora de Carretas en 1683. así como San Francisco de Alcántara de

Namiquipa. Bachíniva. lanos y Santa Ana del Torreón. todas en 1685. por citar algunas de las más importantes ña. y las misiones del Papigochi reabiertas

durante la década de 1670. para el caso de los tarahumaras:

en la conche-

Salvador Alvarez.

Agricultural colonization ...• pp. 183'185. 587 Testimonio de los Autos de Don Gabriel del Castillo Gobernador del Parral sobre operaciones

de guerra y otros puntos.

31 Mayo de 1691 hasta 9 de Febrero de 1694. en: C. W. Hackett, Historical Documents ...• V.2 pp. 290'360. 588 tbid., p. 293. 589 Ibid.• p. 348.

590 Williar 591 tbid., I 592 José d Cumplido. 593 Isidro

México, 17'

2t]

ra

Este es un episodio típico de la subsecuente siguientes, la reducción

de San Buenaventura

historia tobosa. Durante

seguiría funcionando

las décadas

con tobosos, aun-

bes los

que poco a poco llegarían también allí, concho s de otras regiones, y en especial chisos

de

de la Junta de los Ríos. En 1697, por ejemplo, había allí 250 tobosos y 350 chisos, y

os ás

sin embargo, en regiones muy lejanas de allí, se oían ecos de ataques de los tobosos, como sucedió ese mismo año en Coahuila.t'? por todo el norte novohispano. cendido ampliamente de naturalización

Durante

las fronteras

para irse extendiendo

paulatinamente

el siglo XVIII, ya el apelativo toboso ha tras-

de la Nueva Vizcaya, y ha tomado incluso carta

en lugares tan alejados como el Nuevo Reino de León y Coahui-

la, donde en 1735 se hace mención

de una reducción

de tobosos, .en San Nicolás de

de Aguayo.F" Sin embargo, sería muy difícil

Agualeguas,

Sabinas, y el Marquesado

determinar,

de qué clase de indios se trataba realmente,

origen geográfico: si se trata de tobosos trasladados o si bien, el apelativo toboso simplemente

sobre todo en cuanto a su

hasta allí desde la Nueva Vizcaya,

había llegado a extenderse hasta esa alejada

región. Tal parece que los segundo sería, cuando menos en parte la explicación a este asunto. Simplemente

añadiremos

dos referencias finales para ilustrar lo anterior.

En

1737, José de Arlegui, describiendo el curato de Parral de ese tiempo, decía que eran tres las naciones que se atendían allí: conchos, tarahumaras y tobosos¡592 mientras tanto, unos pocos años después, en 1746, pero refiriéndose a un extremo opuesto del norte novohispano,

las provincias de Coahuila y Nuevo León, Felix Isidro de Espino-

za, decía que a sólo dos días de camino de la misión de Dolores: comienza la lamería que es dilatadísima

y confina con los llanos que llaman de los apa-

ches ... al poniente a distancia de 25 leguas, comienzan las lomas y los cerros donde habitan los indios rebeldes llamados robosos, que infestan rodo Parral, Saltillo y la provincia de Coahuila ... 593

Con el correr del tiempo, el apelativo toboso pasó de ser el de una modesta enconos

lo

mienda de indios del Valle de San Bartolomé en el espacio, hasta terminar

que se fue extendiendo

por darles un nombre a toda una gama de sociedades que

cubrían un vastísimo espacio de muchos cientos de kilómetro investigación

pormenorizada

en el tiempo y

de diámetro.

Sólo una

acerca de los indios de diferentes puntos de ese gigan-

tesco entorno, podría damos una mínima idea acerca del origen geográfico y social de todos esos grupos a los cuales en algún momento ial".

se les llamó tobosos. En cuanto a los

tobosos originales, esto es, a los indios que habitaban es lo que se podría hacer en el dominio documental,

la cuenca del Florido, muy poco fuera de lo ya realizado, para saber

de herezo tos.

590 William Griffen. Culture Change...• pp. 46 Y 95. 591 Ibid .• p. 72.

592 José de Arlegui. Crónica de la provincia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de Zacatecas. 1737. México. Imprenta Cumplido. 1851. p. 89. 593 Isidro Félix de Espinoza. Crónica apostólica y seráfica de todos los colegios de Propaganda Fide de esta Nueva España. México. 1746. p. 469.

214

un poco más de ellos en cuanto a sus formas de vida originales. Se pueden sí, afinar la cronología de sus apariciones en diferentes tipos de documentos, averiguar tal vez un poco más acerca de las primeras encomiendas de tobosos, algunos elementos acerca de su vida en haciendas, minas y reducciones ... Sin embargo, en 10 que se refiere al dominio estrictamente etnohistórico, la naturaleza de la documentación nos obliga a movemos dentro de límites precisos y en realidad bastante estrechos.

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de per: españo

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215

CAPITULO

VI

EL INDIO

El indio de norteño y la misión594

Y SUS TUTORES

Tal Ycomo había quedado establecido desde finales del siglo XV en la doctrina jurídica española y europea, los reyes de España ejercían señorío directo sobre todas las "Indias Occidentales e Islas de la Mar Océano" como se decía en la época. En consecuencia, del mismo modo que todas las tierras nuevamente descubiertas pasaron a formar parte de su real patrimonio, sus habitantes, desde entonces llamados "indios'; se convirtieron en sus vasallos. Este estatuto se asemejaba en principio a aquel en que se encontraban los habitantes de los "pueblos realengos" peninsulares. Esto significaba, entre otras muchas cosas, que nadie tenía jurisdicción ni ejercía autoridad directa sobre las personas, los bienes y el trabajo de los indios, salvo el rey mismo, o en su caso aquellas personas en quienes la corona delegara su autoridad. Por lo mismo, los indios quedaban en la obligación de pagar tributos al rey como reconocimiento de su señorío, y éste a su vez podía delegar el disfrute de los mismos en quien fuera su voluntad. Estos principios nos llevan directamente al segundo aspecto de esta cuestión: el estatuto particular al que el indio estuvo sometido en la sociedad colonial. Si bien es verdad que, como lo dictaba la célebre cédula del 20 de junio de 1500, el indio era jurídicamente un "libre vasallo de la Corona', ello no quería decir que se hallara en una circunstancia de "igualdad" respecto del estatuto del que disfrutaban los españoles. En su calidad de "neófito en la fe'; el indio se incorporó a la sociedad colonial bajo un régimen distinto del que gozaba el vasallo "cristiano viejo":el indio formaba parte de los llamados "miserables': Este término se usó desde la alta edad media para designar a todos aquellos individuos que por invalidez, enfermedad, vejez, minoría de edad, demencia o cualquier otra circunstancia, eran considerados incapaces de sostenerse o de gobernarse a si mismos, y se haclan, por lo tanto, objeto de tutela. En el caso de los indios americanos, lo que los Colocaba entre los 'desamparados" era, por una parte, su calidad de gente nueva en la fe cristina, y por otra, su carácter de personas "rústicas" y de mucho "menos policía" que los españoles. Su desconocimiento de la ley cristiana, así como su vida demasiado cercana a lo "natural'; los hacían en extremo vulnerables frente al pecado y a los "engaños del demonio'; y por ello proclives a caer en vicios, en prácticas antinaturales y hasta en herejía. Era necesario, entonces, somete, a este tipo de personas a un régimen de amparo de tutela y de vigilancia directa por, pacte de los españoles "cristianos viejos': en quienes recaería la tarea de protegerlos, instruirlos en la fe y enseñarlos a vivir "en policía', o sea de una manera civilizada al estilo europeo.t" 594 Publicado originalrnante

en: Clara Bargellini - Chantal Cramaussel - Salvador Alvarez. Misiones para Cñihuonua, México,

216

No es este el lugar para emitir, un veredicto acerca de la precisión en todo caso) de semejantes cómo, durante manecieron

preceptos

todo el periodo

per~

El ese

de "neófitos" y de "rústicos': y por lo tanto de gente

aplicó al t

americanos

sujeta a tutela. Esta es la razón por la cual los indios formaron de la de los españoles que se prohibía todavía)

y de las llamadas "castas'; y debieron

la permanencia

que,

y bajo distintas

siempre

estuvieron

momento,

la tutoría

(y están

el hecho esencial

e instrucción

la tarea recayó en civiles españoles

yen las practicas

a sostener

a su encomendero

y a entregade

rectores y

investidos

como de

en la religión

En contraparte,

los indios se

una parte de los tributos

que le

los corregidores

jantes a las de los encornenderos,

de indios, cuyas funciones

aunque por tiempos más limirados."?

de tutela, surgió, también

taria de las dos anteriores,

y sus doctrinados

que en los casos ya mencionados,

aborígenes

no anulaba los derechos

corregidores

tenían

un principio

fue que los religiosos

sobre ellos. Sin embargo,

indios, para desde ahí emprender

fueron serneJunto con estas

y median; de la colo desde sus

directamente

del siglo XVI, se había prohibido y agustinos

habían fundado

considera

era esencialmente

el mismo

caso de te

que los encomenderos

instalar

que se estableció sus residencias

su tutela y conversión, a encomenderos

y los desde

entre los

cosa que, desde

y corregidores.

Fue así

un gran número de conventos

y doctrinas

ciscanos los principales

y en la Nueva Vizcaya un poco después,

tutores

y evangelizadores

de indios Nombre

I

tarde San Nueva G: la "repúbli nos, convi

y

la tutela de cientos de miles de indios. Por su parte en el norte del virreinato,

en la Nueva Galicia primero

dificultó,

el vínculo

una diferencia

tenían permitido

España pi

Aunque

que hacia finales del siglo XVI en el sur y centro de la Nueva España, frailes franciscaobtenido

Laenorm

cidos, cap

en el siglo XVI, una tercera, complemen-

que fue la que se otorgo a los misioneros.

de tutela entre el misionero

nos, dominicos

Peros

ción de re

Más tarde se instituyeron

mediados

1

de la core

de sus neófitos

debían al rey.596

dos modalidades

la nueva

"reconocn-

o del abuso de otros españoles, además de instruidos

propias de la vida "política" y 'civilizada"

laencomi

sujetos

en diferentes

cuya función era proteger a los indios que la corona les "depositaba',

amenaza

obligaban

institucionales

sus congé

tener pueblos aparte en los

especiales de todo tipo. Sin embargo,

modalidades

"encomenderos"

y porqué

en su conjunto

una "república" distinta

a. lo largo del tiempo, la corona fue delegando

vasallos. En un primer cualquier

de españoles

sujetos a disposiciones

es también

MISIOI

e ideas sobre los indios. Baste con mencionar

colonial, los aborígenes

atados, a este estatuto

(o de la justicia,

fueron los fran-

Cabe. misión sir los mision así como

de los indios.

I

repehuan. ron como necesarias en aquella Editorial México Desconocido 595 Ver al respecto: Americanos

- Grupo Cementos de Chihuahua, 2004,

Paulino Castañeda Delgado, "La condición

se materia

pp, 20-69_

miserable del indio y sus privilegios",

Anuario de Estudios

capitanes

v, XXVIII, 1971, pp. 245-335-

596 Para una reflexión

actualizada

sobre este tema: Romano Ruggiero, "Trabajo

España (siglos XVI - XVIII)", en: Ruggiero Romano, Antología - Universidad Autónoma

Metropolitana,

Madrid, Instituto

Hacienda and Corregimiento

compulsivo

y trabajo

libre en Nueva

Ruggiero Romano, México, Instituto

Mora 598 Nombram

Cuademos de Secuencia, 1998, pp. 98-112_

597 Alfonso Garcia Gallo, "Alcaldes mayores y corregidores Derecho Indiano,

de un historiadar:

en Indias", en: Alfonso García Gallo, Estudios de Historia del

Nacional de Estudios Jurídicos, Madrid, 1972, pp 695-741.

Robert G Keith, "Encomienda

in Spanish America: A Structural Analisys", HAHR 51 no. 3 Ago 1971 pp. 431-446

Microfilms Uni 599 Chantal

e

600 Ver el ca¡

217

MISIONES

s o

e e e

o o

s e

s e

Y FRONTERAS

EN LA NUEVA VIZCAYA

El estatuto para los aborígenes de la Nueva Vizcaya fue básicamente el mismo que se aplicó al resto de los indígenas en las posesiones americanas de la Corona. Al igual que sus congéneres de la Nueva España, desde un principio fueron sometidos al régimen de la encomienda y estuvieron sujetos al pago de tributos reales. Desde el punto de vista de la nueva sociedad colonial, ellos ocupaban un lugar bien definido: eran "vasallos libres" de la corona, y al mismo tiempo gente sujeta a tutela. Por 10 tanto, los tributos que en "reconocimiento" de señorío le debían al rey quedarían en manos de los distintos pro~ tectores y tutores que la corona les designara. Pero si bien los principios eran los mismos, los hechos tomaron formas particulares. La enorme dispersión en que vivían los aborígenes norteño s, diseminados en pequeñas y medianas rancherías por llanuras y montañas, orilló a los españoles, desde los inicios de la colonización, a colocados en "reducciones': es decir a transferidos por la fuerza desde sus lugares de residencia hasta nuevos asentamientos mas controlables. La creación de reducciones también había sido una práctica común en el centro de la Nueva España pero la ausencia entre los indios norteños de estructuras políticas centralizadas dificultó a los españoles su control. Al no poder contar con jefes y caciques bien reconocidos, capaces de asegurar el dominio estable de las diferentes rancherías, los españoles consideraron que no tenían otra opción que ubicar sus primeras reducciones, en este caso de repehuanes, en lugares contiguos a sus propias villas, y en compañía, además, de indios tarascos y mexicanos. Fue el caso, durante las décadas de 1560 y 1570, de Nombre de Dios en Durango, el propio Durango, Indé y La Victoria, y un poco más tarde San Bartolomé (hoy Valle de Allende). Siguiendo la práctica ya establecida en la Nueva Galicia unas décadas antes, estas nuevas reducciones, en tanto pertenecientes a la "república" de los indios, fueron colocadas bajo la custodia y tutela de los franciscanos, convirtiéndose así en las primeras misiones establecidas en la Nueva Vizcaya.598 Cabe aclarar que muchos de estos indios fueron siempre sujetos de encomienda y de misión simultáneamente: una cosa no anulaba ni impedía la otra.599 Para finales del siglo los misioneros habían fundado conventos con frailes de planta en los lugares ya citados, así como en San Juan del Río y Santa Bárbara, al tiempo que otras zonas de población tepehuana importante, como La Saueceda, Los Palmitos y Cacaria y otras más quedaron como "visitas':6ooLa corona española reconoció a estas misiones franciscanas como necesarias para la estabilidad de la sociedad cristiana y para la difusión del cristianismo en aquellas dilatadas fronteras, por lo que las hizo objeto de su protección directa. Esto se materializó, por una parte, en el mandato dado a los gobernadores, que eran también capitanes generales de la provincia, de proteger militarmente estos establecimientos y

598 Nombramiento

a Alonso lópez de Mesa como Síndico de las Misiones de San Francisco. Archivo Histórico de Durango.

Microfilms University of Texas El Paso, Rollo 15, 1596'1597. 599 Chantal Cramaussel, Encomiendas 600 Ver el capítulo quinto intitulado,

repartimientos .... "El pueblo de indios en el norte novohlspano".

218

garantizar su permanencia. Igualmente, a partir de 1590 se determinó la entrega de "li_ mosnas" a las misiones franciscanas de parte de la Real Hacienda, consistentes al principio en productos como vino, aceite y cera para el culto, además de maíz para el sustento diario de los frailes.601 Para cuando los jesuitas emprendieron sus actividades de conversión en Nueva Vizcaya en 1591, se encontraron con un sistema misional franciscano ya bien instituido desde hacia varias décadas, situación a la que debieron adaptarse y que les marco pautas de acción. Una de las mas relevantes fue que, estando los frailes ya instalados en las are as pobladas por españoles, los jesuitas debieron elegir regiones mas alejadas para iniciar su labor. Estas regiones fueron tres: Tapia, Sinaloa y Parras, y a partir de los primeros años del siglo XVII también llegaron a la región montañosa al norte de Papasquiaro ya la provincia de Santa Bárbara. Para cuando se fundó Parral, en 1631, tanto los franciscanos como los jesuitas habían consolidado sus respectivos ámbitos misionales, al punto de convertirlos en auténticas áreas de influencia. Cada orden por su lado y con modalidades distintas, ejerció funciones de gobierno y de hecho controló, durante más de dos siglos, una gran parte de la vida social de los aborígenes bajo su custodia. Esto no tenía nada de extraño en el mundo colonial hispánico. Ya en 1557 fray Alonso de la Veracruz, en su tratado sobre Las justas causas de la guerra contra los indios, había expresado que en la búsqueda de su bien espiritual, a los paganos se les podía obligar a la fe y constreñir legítimamente a escuchar a los predicadores.t" Para ello, argumentaba, era menester que los religiosos pudieran gozar de "dominio" sobre los asuntos temporales concernientes a la conversión de los indios, pues sin ese sometimiento no habría prédica posible. Con el tiempo, este razonamiento termino convirtiéndose en una suerte de principio de la acción misional universalmente aceptado en la sociedad colonial. Por lo tanto, la función del misionero nunca se redujo solo a asegurar la instrucción religiosa de los indios o a enseñarles alguna nueva técnica, práctica o costumbre. Por el contrario, los religiosos siempre ejercieron funciones de gobierno sobre sus protegidos. Una de ellas fue, precisamente, hacerla s congregar en reducciones. Estando las misiones bajo la protección directa, tanto política como militar, de la corona, los misioneros contaron con potestad para solicitar al gobernador y a sus subalternos el uso de la fuerza militar para que los indios fueran trasladados desde sus lugares de origen hasta los pueblos de misión.603 Ahí los padres ejercían un poder tanto más absoluto cuanto que sus sujetos eran considerados gente que carecía por completo de "política" "bárbaros'; que nunca formaron realmente "republicá' en el sentido que los españoles daban a ese término en la

601 AGI, Contaduría

época, das po córno.]

pueblo chos dI a los jt "autorii

mision los cua lo que indios': vo en 11 primen irnpues

de crín siernpn

import nales el va Vizc indios] sernam

este pn tandas estanci cargab:

924, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1602-1603, luan Laurencio SI, Rector Colegio y las Misio-

nes de la Nueva Vizcaya recibe limosna para 21 religiosos

Durango y Provincia de Sinaloa, según cédula dada por SM en

1590602 Alonso de la Veracruz, De Justo Bello contra tndos, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Hispanorum

Científicas, Corpus

de Pace, Segunda Serie, v. IV, 1997, PP_59-61.

603 Enrique Dussel, "Las reducciones no 551, dic 1981, pp 19-23-

un modelo evangelizatorio

604 AGI, y un control hegemónico",

Christus Revista de Teología,

e

de 105 indi 605 Chant

219

época. Esto significa que los indios no llegaron a tener autoridades propias reconocídas por los españoles, ni mucho menos cabildos realmente funcionales. Recordemos cómo, por esas mismas épocas, en el centro del virreinato, numerosos cabildos de los pueblos de indios hablan adquirido un dominio tal de la legislación española, que rnuchos de ellos llegaron a defender con éxito sus jurisdicciones e incluso sus tierras frente a los jueces hispanos. En el norte neovizcaíno no hubo nada parecido. Las llamadas "autoridades indias': esto es 'gobernadores': "alcaldes': etcétera, eran nombrados por los misioneros.Y' Un ejemplo de ello fue la gestión de las tierras de los pueblos de misión, los cuales, en términos de la legislación indiana, eran, de hecho, "pueblos de indios'; lo que significaba que sus tierras eran formalmente patrimonio de la "republica de los indios': En la práctica, sin embargo, la gestión de estas tierras en el norte siempre estuvo en manos de los misioneros. En este contexto, no es de extrañar que la justicia, en primera instancia, también corriera a cargo de los religiosos, 10 mismo que los castigos impuestos a los infractores. La autoridad civil solo intervenía en casos de rebelión o de crímenes cometidos por indios en contra de españoles. De hecho, los misioneros siempre mediaron entre sus tutelados y las autoridades virreinales. Fue el caso, muy importante, de la administración de los "repartimienros" que eran los servicios perso~ nales en trabajo que los indios debían dispensar a los pobladores europeos. En la Nueva Vizcaya dicha práctica fue fijada desde 1581, cuando la corona acordó eximir a los indios locales del pago de tributos en productos, y éstos les fueron conmutados por tres semanas al año de trabajo obligatorio por tributario. Con el objetivo de hacer cumplir este precepto, los gobernadores emitían ordenanzas para que los indios salieran por tandas de sus lugares de origen, para después ser "repartidos" entre los hacendados y estancieros españoles; de ahí el nombre del sistema. Eran los religiosos quienes se encargaban de controlar las entradas y salidas de los indios repartídos.t"

604 AGI. Contaduría 924. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1604-605. Nombramiento de los indios conchos de Atotonilco

a Don Cristóbal como gobernador

recibe arados del Protector de los indios Diego de Morales.

605 Chantal Crarnaussel, Encomiendas

repartimientos

y conquista en Nueva Vizcaya ...• pp. 73'75.

220

LOS PRIMEROS

EN LA CONCHERfA y LA TARAHUMARA

MISIONEROS

cazad
Las misiones

de la Conchería

XVI y los primeros cuando

del XVII.

y la Tarahumara

datan de los últimos

Era una época de aumento

de la población

la región de los indios conchos al norte de la provincia

como la porción

de la Sierra Madre Occidental

dicha provincia,

fueron cada vez mas visitadas por cazadores

mados "rescaradores"

incursiones campañas

ambas regiones se hallaron

de los misioneros de pacificación

franciscanos,

su llegada a los territorios

cuando el gobernador

y por los lla-

ybene

en las zonas

recibía sión co

por la fuerza, recogían granos

primin

de españoles.

de las

ciscanc

por el gobierno de la provincia. En el caso de los

de San

al norte del valle de San Bartolomé

data de 1602

guerra:

al capitán Diego de Morales como

del pro

conchos.606

de los indios

que la

en guerra, de suerte que las primeras tuvieron

de la Nueva Vizcaya nombró

"pacificador y protector"

fuera s

la socit

en estas comarcas

emprendidas

de esclavos

bravos a lo Ían

En estas circuns-

entre los gentiles, para luego venderlos en los poblados tancias, muy pronto

y al oeste de la

que se adentraban

y, a cambio de cualquier baratija o simplemente

de indios

española,

de Santa Bárbara, as!

al norte de Guanaceví

de granos. Estos eran individuos

años del siglo

lugar en el contexto

Su labor consista en contener

la beli-

para re

cosidad de conchos y en asentar a los más posibles de ellos en dos nuevas reducciones

frailes

dirigidas por franciscanos.

el conv

tos, estaba encargado

El capitán Morales, como protector

de darles resguardo

agrícolas, comida y otros bastimentos. se adentraban

en 1603, cuando el jesuita Juan Font.junto

de aperos

tepehu

sucedió con los jesuitas que

a retira

militar permanente

Algo muy semejante

en esos mismos momentos

de estos nuevos conveny de proveerles

en la Sierra Madre. Su presencia

ahí se inició

con otros de su orden, se incorporó

a la cam-

Río Fl~ conven

yd

paña de pacificación

que desde hacía varios años atrás había llevado en la zona el capitán

sos

Juan de Gordejuela,

alcalde mayor de la provincia de Santa Bárbara. Fue a la vera de este

destruí

grupo expedicionario la región serrana carahumaras.f"

que los jesuitas

limítrofe

habían alcanzado

entre el país tepehuán

por primera

y los territorios

dominados

Sin embargo, la labor de conversión de los ignacianos

pues antes debieron

vez, ya en 1597, por los

no fue inmediata,

esperar a que la pac:'5.cación armada de los naturales

comenzara

a

rahum, por los el funcL reducci

rendir frutos para establecer, siete años después, la misión de San Pablo (hoy Balleza),

en 162:

que fue la primera

restable

puestos

en la región. Estas primeras

de avanzada

para la penetración

dos nuevos territorios: podemos

la Conchería

misiones

de los misioneros

y la Tarahumara.

decir que se haya tratado de una expansión

poco sería apropiado

hablar de avances de naturaleza

otras regiones norteñas,

los misioneros

servirían

en adelante

de ambas ordenes

como

en estos

Pero, como hemos explicado, no simplemente puramente

misional, como tammilitar. Al igual que en

bajo

el,

larga ea en San menos

<

llegaron siempre tan lejos como la gente de gue-

rra pudo abrirles paso. Unos y otros jugaron papeles complementarios hacia tierras de gentiles, sin olvidar que en el caso de la Conchería

en la penetración

y la Tarahumara,

los

608 Ver al cuments ...• 609 Guiller

610 Luis G, 606 AGI. Contaduría 924. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1604-1605.

Nombramiento

y pago a Diego de Morales vecino

611 lb id .• I

de Santa Bárbara como Protector de los indios y del convento de San Francisco de Conchos.

612 El acta

607 Archivo Histórico de Durango, Microfilmes

613 AGI. CI

padres de la Compañía de Jesús. 1597.

University of lexas El Paso. Rollo 15. Jornada de Juan de Gordejuela con lo

para bastin

cazadores de esclavos y los rescatadores de granos cumplieron también un papel relevante. En realidad, trasladar desde su lugar de origen a contingentes enteros de indios bravos y levantiscos, asentarlos todos juntos en nuevos sitios y mantenerlos ahí en paz a lo largo de sus vidas, nunca fue obra solamente de un par de personas, por grande que fuera su entusiasmo y su capacidad de persuasión. No sería exagerado hablar aquí de que la relación entre la misión y la sociedad española fue siempre de interdependencia y beneficio mutuo, simbiótica, por así decirlo. A cambio del sostén irreemplazable que recibía del "brazo seglar': como decía el misionero jesuita Andrés Pérez de Rivas, la misión coadyuvaba a mantener un cierto control y a organizar el gobierno de los indios que la sociedad española era todavía incapaz de integrar en su seno. Los datos acerca de las primitivas misiones de conchos y tarahumaras son ilustrativo s a este respecto. Los franciscanos, habiendo incursionado desde los primeros años del siglo XVII en la región de San Francisco de Conchos.t'" que había sido sometida después de tres décadas de guerras y constantes pacificaciones, necesitaron una vez más de ocho años de esfuerzos del protector de la zona y del guardián franciscano, el célebre fray Alonso de la Oliva, para reducir a los conchos locales y poder construir un convento, donde colocaron a dos frailes residentes con limosna de la real hacienda.609 Ello no impidió que en adelante el convento llevara una vida mis que agitada. Habiéndose salvado de la rebelión de los tepehuanes de 1616-1618, los franciscanos fueron obligados por los conchos, en 1622, a retirarse y a reubicarse en su nueva reducción de conchos-tobosos de San Felipe de Río Florido. A San Francisco no volvieron sino hasta 1633, cuando se reconstruyo el convento, pero solo para sufrir durante varios años la amenaza constante de los tobosos y de los conchos del norte, al punto que en 1645 el convento resulto nuevamente destruido.t'? para ser restablecido en 1657. A los jesuitas de las primeras misiones tarahumaras no les fue mejor. La región de San Pablo fue asolada por los tarahumaras y por los tepehuanes durante el gran alzamiento de 1616-1618. Una de las victimas fue el fundador, el padre Juan Font.'"! Los ignaciano s restantes se refugiaron en sus nuevas reducciones de San Miguel de Las Bocas y San Gabriel, sobre el río Florido, fundadas en 1623 y 1628 respectivamente. Solo en este ultimo año regresaron a San Pablo para restablecer la misión. Ahí permanecieron durante cinco anos más, hasta que en 1633, bajo el amparo del capitán Juan de Chavarría, quien se hallaba en medio de una nueva y larga campaña de pacificación de los tarahumaras, emprendieron una nueva reducción en San Jerónimo Huejotitán.612 Sin embargo, y a pesar de la cercanía con San Pablo (a menos de 20 km), no fue sino hasta 1638 que pudieron instalarse ahí forrnalmenre.s'?

608 Ver al respecto. por ejemplo.

la Relación de Méritos del Capitán Mateo de Barraza: Charles W. Hackett, Historical Do-

cuments ...• p. 98609 Guillermo Porras Muñoz "Fray Alonso de la Oliva". Divulgación

Histórica. año 2. no. 12 (1946). pp. 577-579.

610 Luis González Rodríguez. Crónicas de la Sierra Tarobumara, México, SEP, 1984. p. 208. 611

Ibid., P.147.

612 El acta de fundación de Huejotitlán en se encuentra en Guillerrno Porras Muñoz. El nuevo descubrimiento.

pp. 226-229.

613 AGI, Contaduría 925. Cuentas de la Real Caja de Durango 1537-1638: Libranza al capitán Juan de Chavarría 1000 pesos para bastimentos

para indios de San Gerónimo Huejotitlán.

222

MISIONES

E INDIOS

LA SEGUNDA

MITAD

AL NORTE DE LA CUENCA DEL CONCHOS: DEL SIGLO XVII

Casi cuarenta años habían transcurrido desde las primeras entradas de fray Alonso de la Oliva y de Juan Font en la Conchería y en la Tarahumara. Sin embargo, geográficamente, tanto franciscanos como jesuitas se hallaban en el mismo punto que a principios de siglo. Desde los tiempos de la conquista de la provincia y hasta finales de la primera mitad del siglo XVII, el río Conchos siempre había operado como una suerte de gran barrera, franqueada solamente por aquellos que se dirigían a Sonora o al Nuevo México, pero en donde, hasta entonces, ningún asentamiento permanente de españoles se había creado: ni pueblo, ni hacienda ni misión. Uno de los efectos mis inmediatos de la apertura de las primeras misiones en la Conchería y en la Tarahumara fue el arribo a los poblados españoles de indios de repartimiento provenientes de estas dos regiones. A mediano plazo, llegaron incluso a reemplazar a los indios cautivos de guerra (esclavos no oficiales) y a los indios de encomienda como principal fuente de mano de obra, especialmente en las haciendas agrícolas del valle de San Bartolomé yen las minas de Parra1.614 Un efecto paralelo fue la transformación de la región de San Pablo en la principal proveedora de maíz para los españoles yen particular para las minas de Parral, por entonces en pleno auge. De acuerdo con los cálculos de Chantal Cramaussel, entre un tercio y la mitad de todo el maíz que ahí se consumía provenla de esa región.6l5 Sin embargo, la situación seguía siendo bastante precaria. Como vimos, los misioneros llegaron a la Conchería y a la Tarahumara en un contexto de guerra y como parte de las campañas de pacificación, las cuales se extendieron por décadas, enteras. Los efectos sobre las sociedades indígenas locales fueron desastrosos. A la mortandad producida por las acciones propiamente de guerra y a la dispersión provocada por el trabajo en encomiendas y repartimiento s, se unieron pronto las epidemias. Algunas resultaron sumamente mortíferas, como las de 1608, 1612, 1616, 1619-1620, 1622 Y 1623-1625, por mencionar solo las mis señaladas de este periodo. Como en tantas otras regiones americanas, esta combinación de factores trajo consigo una fuerte disminución de la población autóctona. Es importante destacar como todas estas mortandades con sus diversas causas y la acción constante de españoles en sus territorios, a la larga terminarían por menguar la capacidad de estos grupos de resistir los embates del colonizador. Sin embargo, no necesariamente se favoreció con esto su concentración en pueblos. Una de las principales quejas de los misioneros era que los indios efectivamente asentados en sus establecimientos eran, además de muy escasos, tremendamente inestables. En 1645, por ejemplo, el rector de las misiones jesuitas de la Tarahumara, Nicolás de Cepeda, reportaba cómo en San Pablo, principal pueblo de misión de la zona, los jesuitas ni siquiera habían podido contar a sus neófitos, ni sabían cuantos indios podía haber en total en ninguno de los pueblos que tenían a su cargo. Explicaba

que) tan e ro [di que, elim dura; de s; espai expel so cel un dí amat años fin in costo

L: unpl perm allá d de la relatn las m: un mi Satev

uno d dieroi ra,en destar Todo! sitios ese mi sitios. SIn en

de acc muyd rahurn

616 "Cal 1648", el 617 Luis 618 "Cat

614 Ver al respecto:

Salvador Alvarez, Colonización

615 Chantal Cramaussel,

Haciendas

agrícolas

agrícola y colonización

y abasto

minera ....

de granos en el Parral del siglo XVII...

1648". SI o tres le!

223

que los aborígenes

formalmente

pertenecientes

a las misiones continuaban,

en realidad,

como en tiempos de su gentilidad: "No se sabe determinadamente el numero [de indios] por haber estado muchos años sin juntarlos y ser tml inconstantes':616 Añadía tan dispersos

que, si acaso, los más fieles se quedaban

rancheados

el invierno, pero sólo para desaparecer durante

todo el ciclo agrícola.617

cerca de sus reducciones

por completo

en primavera

durante

y verano, es decir,

Tres años después, en 1648, José Pascual, misionero

de San Pablo, se hacia eco de esta queja y describía

cómo el maíz que les llegaba a los

españoles era todo del que recogían los rescatadores,

quienes "por su mano negochlban y

expendian la ropa que traían, comprando con ella elfrijol, maíz y gallinas': * Pascual incluso celebraba la presencia un día, acostumbrados amansarse

de estos españoles

en las misiones, argumentando

y acogerse a las misiones. Así, al promediar

años de trabajo en la Conchería fin instalarse

yen la Tarahumara,

en medio de los gentiles

costo y todavía lejos de alcanzar La expansión

de la Sierra Madre

marcada

de una ruta y el establecimiento

dieron internarse

Así, hacia 1643, la protección

de recuas y gente armada, permitió

a unos 70 kilómetros afluentes

que significaba

a los jesuitas

(fundadas

Tereaqui,

una serie de centros de población

Todos estos lugares fueron de inmediato era solamente

sitios. Por el momento

encargados

de

en 1639) instalar a a la vera de esa ruta:

de San Felipe, justo al norte del rio San Pedro,

mis tarde llamado

sitios de misión, dependientes

mis

el paso

del Conchos.v" A partir de este punto los jesuitas

en la región serrana situada hacia el noroeste,

ra, en donde identificaron

sin embargo,

de un tráfico

y hasta la parte noroeste

en uno de los sitios con mayor población tarahumara

uno de los principales

ese momento

a un enorme

de manera estable en pueblos.

por la cuenca del Conchos

Occidental.

constante

Satevo, ubicado

destacaban

aunque

mis al norte del altiplano neo vizcaíno fue nuevamente

las misiones de San Pablo y San Felipe de Tarahumaras un misionero

habían logrado por

de recuas entre Parral y la provincia de Sonora llevaron a los jesuitas

allá de la vieja frontera relativamente

y conchos,

el ideal de asentados

de las misiones

por

el siglo XVII, tras casi cincuenta los misioneros

tarahumaras

un proceso lento y gradual. La apertura permanente

que quizás

a los objetos y a la ropa que obtenían, los indios terminarían

San Lorenzo, reclamados

pu-

sobre la ruta de Sono-

tarahumara,

Carichi, Temeichi por los ignacianos

entre los que y Papigochi. como nuevos

de Satevó. Pero los religiosos sabían que lo que hacían en plantar

ningún

una insignia para luego regresar a misionar

a estos

religioso pudo que darse en estos pueblos. Con Satevó,

se inició lo que sena un nuevo ciclo de colonización,

y al mismo tiempo

de acción misional en las nuevas tierras de gentiles. La secuencia de los hechos no sería muy distinta de la descrita anteriormente rahumara y de la Conchería.

para el caso de las primitivas misiones de la Ta-

Baste decir que el establecimiento

de Satevó como avanzada

616 "Catálogo de los pueblos y partidos que pertenecen a la misión de tarahumares por Nicolás de Zepeda su Rector 16451648". en: Luis González Rodríguez. Crónicas.e,

p. 97.

617 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• pp. 236-40. 618 "Catálogo de los pueblos y partidos que pertenecen a la misión de tarahumares por Nicolás de Zepeda su Rector 16451648". Se informaba allí que era la misión mas reciente del partido de tarahumares con 50 vecinos y muchos otros "a dos o tres leguas" de allf: Luis González Rodríguez. Crónicas...• p. 197.

rnisional concordaba perfectamente con las intenciones de los minetos y de las autoridades de Parral de pacificar la región alrededor del nuevo camino a Sonora. La fundación de la villa de Aguilar en 1648, muy cerca de Papigochi, fue el siguiente paso hacia esa meta. Al Mallas cosas no salieron como los españoles esperaban. La destrucción de esa villa, acompañada de la muerte de numerosos españoles, entre ellos varios jesuitas, y la terrible guerra que se dio en la región durante años, terminaron por expulsar a los colonizadores de esa zona. Se inició as!, una vez mis, una larga y cruenta "pacificación" que se extendería por más de dos décadas. Entre tanto, los jesuitas no tuvieron más opción que abandonar su misión de Satevó y esperar tiempos mejores.r'? Por su parte, en la zona de las misiones franciscanas la coyuntura no fue muy distinta. Luego de la destrucción en 1645 y 1650 de las primitivas y efímeras reducciones de San Pedro de Conchos y Babonoyaba, y de la devastación del propio convento de San Francisco de Concho s, la rebelión protagonizada por los conchos y los tobosos fue cubriendo progresivamente las llanuras al oriente de la Sierra Madre, hasta Casas Grandes y mas allá. No fue sino hasta 1657 cuando el convento de San Francisco pudo ser reconstruido, pero la calma duró poco. Para 1660 la Conchería entera se hallaba • nuevamente sumergida en la guerra, lo cual derivó en la interrupción completa del trafico hacia el Nuevo México yen la destrucción de las incipientes haciendas que los españoles de la región del valle de San Bartolomé intentaban por esos años establecer en las riberas del río Conchos, al norte del convento de San Francisco, el cual, por cierto, fue destruido y abandonado una vez mas ese mismo año. Sin embargo, más al sur las cosas estaban cambiando. El factor que vendría a desenclavar la situación para la sociedad colonial fue el demográfico, en este caso el crecimiento de la población tanto española, como de gente de servicio, indios y de castas que comenzó a verificarse en las haciendas agrícolas del Valle de San Bartolomé justamente desde principios de la década de 1660. Bajo este impulso se fueron gestando movimientos de población y roturación tierras por todo el río Concho s, donde progresivamente fueron apareciendo, cada vez más hacia el norte nuevas explotaciones agrícolas. Fue lo que sucedió en los alrededores del propio convento de San Francisco de Conchos y desde ahí, río arriba, hasta Babonoyaba y San Onofre, y más tarde en varios de sus afluentes, como el San Pedro y el Santa Isabel. Sin embargo, vale la pena resaltar que aquél no fue, de ninguna manera, un poblamiento de tipo "farrner', es decir, protagonizado por pequeños propietarios individuales y aislados. Por el contrario, se trataba de fundaciones realizadas por cuenta de gente poderosa de la zona, como Juan Fernández de Retana, capitán del presidio de Concho s, quien rápidamente formó una "hacienda gruesá' a la vera de la antigua misión de San Francisco. Otros más que se expandieron por la misma zona fueron Valerio Cortés del Rey,620Tomás del Río, Diego Galiano,

Pacher San Bs aperos la déca en had númer

nuevas durade

futura

de la vi Sin hacend mcorp~ ras de provine miento tirnonk sus prol •. .10. servi viene

adqu

Siru tolomé guel de antiguo vecina d latifund

era en el zona, ql sonales

de Las 1 familian 110, que

621 Merced 619 José Pascual: "Reporte historia

sobre las misiones San Felipe 29 junio 1652" en: Vicente García Torres. Documentos para la

de México. 4a serie. vol. 3. México. 1857. pp. 179-209.

620 Quien extendió

las tierras de sus hacienda de Pilar de Conchas. La Jabonera. sobre una buena parte de esa parte de

la rivera del río Conchas:

Conchas: A( 622 Hemos

Chihuahua (

no. 79. vera

623 Luis Gc

Pacheco Cevallos, Francisco de Escárcega,621todos ellos viejos hacendados del Valle de San Bartolomé, los cuales marchaban con sus allegados, gente de servicio, ganados y los aperos necesarios para la apertura de tierras y acequias. De esa manera, para finales de la década de 1670, muchas de esas explotaciones de frontera, se habían convertido ya en haciendas 'gruesas': bien pobladas, con obras de riego y cabezas de ganado en gran número. Para finales de la década de 1680, toda esa zona había quedado salpicada de nuevas haciendas, las cuales se convirtieron en otros tantos enclaves de poblamiento duradero. Incluso un poco más tarde aparecieron haciendas tan al norte como en la futura región de Chihuahua, las cuales servirían como cimiento a la ulterior fundación de la villa de San Felipe y demás centros de población española en la zona.622 Sin embargo, este avance de la colonización agrícola no fue obra solamente de los hacendados de San Bartolomé Y'sus peonadas. Nada de ello hubiera sido posible sin la incorporación como gente de servicio en esas nuevas haciendas, de numerosos tarahumaras de repartimiento los cuales eran enviados por "tandas" desde las viejas misiones de la provincia, hacia las tierras nuevamente colonizadas. Para esa época, el sistema de repartimiento era ya una realidad plenamente consolidada en el Norte de la Nueva Vizcaya. Testimonio de ello es el relato que hacía eljesuita Rodriga del Castillo, acerca de cómo vivían sus protegidos tarahumaras en San Miguel de las Bocas, que era la misión a su cargo: .. .los demás gente de trabajo, el tiempo que no se les llama a sus sementeras, las gastan en servir en las haciendas de labor circunvecinas, por meses, de donde con mucha facilidad vienen a misa los días de fiesta por tener casi todos caballos en que andan y aun procuran adquiridos de camino ... 623

Situada a menos de medio centenar de kilómetros al suroeste del Valle de San Bartolomé y una veintena de kilómetros al sur de Parral solamente, la misión de San Miguel de las Bocas se encontraba enclavada, por lo tanto, en una de las regiones de más antiguo y denso poblamiento español del Norte de la Nueva Vizcaya. La misión era vecina de viejas haciendas como las de Nievecillas y Canutillo, entre otras, así como del latifundio de los del Hierro, formado por varias haciendas, de las cuales la principal era en ese tiempo la de La Concepción. Era hacia esos y otros dominios españoles de la zona, que Del Castillo enviaban sus "neófitos" por "tandas" a prestar sus servicios personales por la vía el repartimiento. Fue en esas haciendas también, que los tarahumaras de Las Bocas y demás pueblos sometidos al repartimiento, poco a poco se habían ido familiarizando con las costumbres de los españoles, entre ellas la de la monta a caballo, que tan conveniente le resultaba al jesuita para juntarlos a la hora de dar misa. De 621 Merced a Francisco de Escárcega de seis sitios de ganado mayor. seis caballerías

de tierra y saca de agua en el Río

Conchos: AGI. Contad uña 926. Cuentas de 1686-1688. 622 Hemos hecho un recuento detallado

de ese proceso en: "Colonización

agrícola y colonización

minera: la región de

Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII". Relaciones. Estudias de Historio y Sociedad. El Colegio de Michoacán. no. 79. verano de 1999. pp. 27-82. 623 Luis González Rodríguez, Crónicas ...• p. 251.

:z:z6

hecho, el testimonio del misionero Del Castillo no solamente nos informa acerca del género de vida que llevaban los tarahumaras de repartimiento en esa región, sino que ilustra también acerca de lo que sucedía con los indios asentados en las haciendas. Si los tarahumaras de repartimiento andaban a caballo, era porque en aquellas haciendas existían también peonadas montadas y porque muy probablemente también ellos mismos participaban en faenas a caballo, junto con los peones fijos de las haciendas. A pesar de las viejas prohibiciones erigidas al respecto desde el siglo XVI, ver indios a caballo no tenía nada de extraordinario en una región como el Norte lejano, en donde las distancias eran siempre largas y el ganado cimarrón uno de los recursos principales a controlar por parte de las haciendas.F" Lo interesante en todo caso es constatar también cómo, su condición de "indios de misión'; no les impidió a esos tarahumaras de repartimiento, adquirir esa habilidad, de la misma manera que se hicieron ladinos no sólo en español, sino también como en náhuatl, idioma instituido como lingua franca por los propios misioneros desde el siglo XVI entre los indios colocados bajo su custodia: ... Lo más de los naturales de este pueblo son ladinos a causa de la mucha frecuencia de españoles con quien comunican. Y fuera de la lengua natural, es común entre ellos la mexicana, y es raro el que ha nacido en el pueblo que no entienda y aun hable la española ... 625

Pero aquél era solamente uno de los lados de la moneda. Al mismo tiempo que en las viejas haciendas del Valle de San Bartolorné encontramos a tarahumaras de misión enteramente "ladinizados" y montando a caballo junto con los peones de los lugares donde prestaban sus servicios personales, más al norte, en la Sierra Madre, la adscripción de nuevos "neófitos" a las misiones seguía dependiendo enteramente de las armas. A partir de 1656, el gobernador de la Nueva Vizcaya estableció un cuerpo volante de soldados llamado la Compañía de Campaña, con cincuenta soldados activos. Esto lo hacía el cuerpo armado más grande de la Nueva Vizcaya de ese tiempo, mucho mayor en número que cualquiera de los presidios "fijos"existentes entonces en la provincia, esto es, los de Santa Catalina de Tepehuanes, Cerro Gordo, San Hipóliro, San Sebastián y el de Sonora y Sinaloa. Además este nuevo cuerpo tuvo desde un principio a su disposición un nutrido destacamento de "tarahumaras amigos'; los cuales les servían como auxiliares en sus correrías.v" Las cuentas y registros de pagos, nos muestran que la mayor parte de su actividad de esta nueva compañía se desarrolló precisamente en la Sierra de los Tarahumaras y en su vecina inmediata, la región de los conchas, en donde no solamente llevaron adelante actividades de vigilancia y persecución de los grupos de guerra, sino

quejug se halla bien ast el efecn daciónc jesuitas ellas, pc sus visit de Papij Temósa Santo T rante eSI nal en el de la acc región ti dores 'ci sacar pn para tral de diez, gobernar

seis Iegu, indios, la el cual ta se la venc depender misional otro hito presidio e dar la pre Nativitas establecid en impon del Conch ambos

cer

cubiertos

ración, y se 624 Hemos desarrollado

este punto en: Salvador Alvarez, "El latifundio

siglos XVII y XVIII", en, Chantal Cramaussel ed., Demografía

y poblamiento,

y el poblamiento

del Norte de la Nueva Vizcaya,

El Colegio de Michoacán, en prensa.

625 Luis González Rodríguez, Crónicas ..., p. 250. 626 Aunque los registros no detallan el número preciso de tarahumaras que participaban de Campaña,

como auxiliares de la Compañía

nos da cuenta el tamaño de ese cuerpo el hecho de que, en 1657, por ejemplo, el entonces gobernador

Enrique Dávila Pacheco destinara

jando min

un fondo 'de 4,000 pesos para su equipamiento

y sustento: AGI, Contaduría 926, Cuentas

de la Real Caja de Durango 1657, Cargo por 4,000 pesos para tarahumaras auxiliares de la Compañía de Campaña.

627 Luis Gonzál Alvarez, Coloniza 628 Archivo Hist 629 Francisco R.

ahua, 1968 (la e

227

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te lO

va. ñio íor tas

que jugó un papel activo en la "pacificación" de los tarahumaras, conchos y tobosos que se hallaban todavía fuera del yugo colonial. En este contexto, "pacificar'; significaba más bien asentar, por la vía armada, a grupos de indios en nuevas reducciones creadas para el efecto. La Compañía de Campaña tuvo de ese modo participación directa en la fundación de la mayor parte de las nuevas "reducciones" de indios, tanto franciscanas como jesuitas creadas al norte del río Conchos durante las décadas de 1660 y 1670. Entre ellas, podemos citar ejemplo a las de Babonoyaba, Casas Grandes y Santa Isabel, con sus visitas de Chuvíscar, San Andrés y San Bernabé, todas ellas franciscanas y lajesuita de Papigochi, con sus numerosos pueblos de visita: Matachi, Tojorare, Cocomórachi, Temósachi, Yepómera, Tutuaca, Temeichi, Tomochi, Carichi, Basuchil, Namiquipa y Santo Tomás, por sólo nombrar algunas de las reducciones más notables, creadas durante esta época.627 Todo esto nos muestra, en suma, hasta qué punto el avance misional en el Norte neovizacaíno, fue siempre de la mano del poblamiento civil, así como de la acción militar asociada al mismo. De hecho, la presencia de los militares en esa región tampoco era gratuita. Más allá de sus funciones como "protectores" de pobladores "civiles" y misioneros, algunos de los más importantes de entre ellos, supieron sacar provecho de sus correrías para hacerse ellos mismos de tierras, ganados y gente para trabajarlos. Fue el caso, por ejemplo, de Juan del Portillo y Lisalde, quien luego de diez años de participar en la citada Compañía, en 1671 terminó 'comprándole" al gobernador de los indios de San Pedro de Babonoyaba, una caballería de tierra a unas seis leguas del pueblo indígena, en donde pobló una estancia a seis leguas del pueblo de indios, la cual bautizó con el nombre de San Onofre. Junto con él arribó Juan de Solís, el cual también le "compró" a los indios otra estancia en un lugar cercano y más tarde se la vendió a Portillo.f" Todo lo anterior muestra el grado de integración, e incluso, la dependencia que existió siempre y desde un principio, como decíamos, entre la acción misional y el poblamiento propiamente español propiamente dicho. Así, por ejemplo, otro hito importante en este desarrollo lo marcó la creación, en 1685, de un nuevo presidio en San Francisco de Conchos. Juntos, haciendas y presidio, lograron consolidar la presencia española en toda la región del rio Conchos, Namiquipa, Santa Maria Nativitas de Bachíniva y Santa Ana del Torreón. En todos estos lugares se habían establecido reducciones de conchos, robosos y tarahumaras, las cuales se convirtieron en importantes proveedoras de mano de obra para las haciendas de la propia región del Conchos, y un poco más tarde para las de la zona de Chihuahua. El crecimiento de ambos centros mineros, especialmente de Cusihuiriachi, fue sumamente rápido. Descubiertos los primeros yacimientos en 1683, para 1686 ya se hallaban en plena explotación, y se calcula que un par de años mas tarde había alrededor de cien vecinos trabajando minas en Cusihuiriachi, y probablemente unos cincuenta en Coyachi.629 Todos 627 Luis González Rodríguez. Crónicas ...• pp. 227 Y ss. Para un análisis más pormenorizado Alvarez. Colonización

agrícola y colonización

628 Archivo Histórico de Parral Microfilmes

de este proceso ver: Salvador

minera ...• pp. 45 Y ss. University of Texas El Paso. 1671a. Minas Solares y Terrenos. 365-368.

629 Francisco R. Almada. Diccionario de historia. geografía y biografía chibuahuenses, Chihuahua. Universidad de Chihuahua, 1968 (la ed. 1928). p. 130.

228

los mineros

llegaron

sino también

acompañados

para las indispensables minería:

barrereros,

dores, carboneros,

haciendas tenateros,

dom

de gente de servicio, tanto para las minas como

de campo, proveedoras

constructores

de los insumos

de ingenios, vaqueros,

etcérera.P? Todo ese auge, lo atribuía

Nueva Vizcaya, Joseph de Neyra Quiroga durante

r==

no solo de sus allegados, e incluso de sus familias,

de un numero importante

el entonces

D

básicos de la

talabarteros,

leña-

gobernador

de la

taciol

a la larga "pacificación" que se había operado

los años anteriores:

... por haberse convertido a nuestra fe los de la nación Tarahumara ... se descubrió en aquella parte u mineral de los más ricos y que va fructificando ... y mediante la buena correspondencia de los naturales se hallan muy bien sin extrañar el que pueblen en su pronvicia los españoles •••• con cuya ocasión en el camino de Sonora se han descubierto

mIS

otros minerales

que se van poblando ... 631

No seria exagerado

arribó en esos pocos años fue, cuando dichos; y no debemos

propiamente

vieron en explotación, flujo de españoles perfectamente acarreara

de re

y castas que se precipitó definitivos

después

nuaría operando

zaban realmente

de tarahumaras se encontraron

sobre esa parte de la Tarahumara

habían

de la Tarahumara, a muchos

jesuita

por los jesuitas,

por colocar misioneros

En 1678, por

Juan Ortiz Zapata,

de los más importantes

sucedi mas so retirar

hizo un "poblado"

centros de misión. Entre ellos

junto

y Papigochi. Tam-

con el muy cercano de San

antes de la apertura

de las minas,

de los indios, en ocasiones velada,

de planta en todos esos lugares quedaran

Eso es lo que explica las entusiastas

y Quiroga,

quien se congratulaba

630 AGI, Guadalajara

631 Ibid.

por los comen-

Es

abierta, y la falta de personal habían hecho que los esfuerzos del visitador

la práctica.

1688.

que existen entre

demasiado.

San Francisco de Borja, Tomochi

como centros de misión. Sin embargo, la hostilidad en ocasiones

cando varias

en el que estos establecimientos

en la zona como futuros

sido declarados

fueron

de los ra-

y misiones, tal y como eran declaradas

como tales, no deben extrañar

Carichi, Matachi,

puede

que su presencia

dePa

hasta 1697. Las diferencias

y el momento

de las misiones

y sug

parte

bién los propios pueblos de Coyachi y Cusihuiriachi, Bernabé,

no es de extrañar

Papig

El

de la villa de Aguilar, no habla sido nada

por esa región, señalando que encontró

por la zona fue constante.

no por nada, la Compañía de Campaña, conti-

de reducciones

y jesuitas

a funcionar

el visitador

largo recorrido

por entonces:

en toda la Tarahumara

franciscanos

las minas se mantu-

en la vida de toda la región. La pacificación

de los acontecimientos

las fechas de fundación

ejemplo,

menos, diez veces mayor que el de los vecinos

olvidar además que mientras

el tráfico de gente y de muladas

fácil, no lo era tampoco

propios

infor

de españoles

cifrarse en varios miles de personas;

cambios

rahumaras,

y de gente de las castas que

decir que el número

29: Carta del Gobernador

declaraciones

de que los tarahumaras

sin efecto en

del gobernador

no se extrañaran

de Nueva Vizcaya sobre el estado de la provincia.

Neyra

y per 1703.

más, de la

Parral, noviembre de

632 Ver el l 105

tarahu

229

io

le IS 1-

~l le la 1-

.e IS 1-

n

)S 1-

.n

s, a, ir .n -a

la

presencia de españoles, castas y demás recién llegados en lo que otrora habían sido sus dominios. Desde luego, esta moneda también tenía su reverso. El hecho mismo de las explotaciones mineras y agrícolas de españoles en la región significaba auromáticamence la incorporación de los aborígenes locales como mano de obra. Efectivamente, desde los primeros años de funcionamiento de las minas de Cusihuiriachi las autoridades civiles españolas locales, al unísono con los misioneros, organizaron un vasto sistema de repartimientos para las haciendas de la región. Este abarco no solo los propios pueblos tarahumaras de Cusihuiriachi, Coyachi y San Bernabé, aledaños a las minas, sino también rancherías de la zona de Satevó y del río Papigochi, en especial el poblado del mismo nombre y el de Basúchil. Como tantas otras veces en el pasado y muy a pesar de las declaraciones optimistas del gobernador de la provincia, la situación aun no se había estabilizado, y pronto vino la reacción de los aborígenes. En 1690, el sistema de repartímientos hizo crisis y la guerra abrazó nuevamente la región de los tarahumaras. En los informes se dice que los primeros en amotinarse habían sido los "indios de servicio" y de repartimiento de Cusihuiriachi y Coyachi, así como la gente de los poblados del río Papigochi. Igual que para todas estas guerras, los motivos precisos que originaron esta y su geografía resultan difíciles de desbrozar. Lo que si sabemos es que las hostilidades fueron muy violentas y que terminaron extendiéndose mucho mas allá de la zona, abarcando desde la vieja misión de San Pablo, por el sur, hastaJanos por el norte. De hecho, varias de las incipientes misiones que los padres habían ido estableciendo en toda esta parte de la vertiente nororiental de la Sierra Madre resultaron afectadas, entre ellas las de Papigochi, Matachi, San Francisco de Borja, Temeichi, Tomochi y Carichí.632 Esta vez, sin embargo, las cosas evolucionaron de manera distinta de como había sucedido en décadas anteriores. Los españoles estaban asentados en la región de manera mas sólida yen numero mucho mayor que en el pasado y pudieron resistir. Lejos de retirarse, continuaron en el lugar. De hecho, la producción minera en Cusihuiriachi y Coyachi no solo no decayó, sino que se incrementó, lo mismo que la población española. Se calcula que hacia los primeros años del siglo XVIII ya había alrededor de doscientos vecinos, mas todas sus gentes, en las minas, las cuales llegaron a convertirse en las más importantes de la Nueva Vizcaya, desplazando a las de Parral. Desde luego que eso significo que la producción de las haciendas de campo, junto con el comercio y su inseparable trajín de gente y animales, creciera también en esa parte de la Tarahumara. Al mismo tiempo, la actividad de los misioneros fue favorecida y consolidada. Las misiones destruidas durante los acontecimientos de 1690 fueron rápidamente reparadas y permanecieron firmes, a pesar de nuevas asonadas de guerra, como las ocurridas en 1703. Esta vez los misioneros hablan llegado para quedarse. y no sólo eso, sino que esta región de la vertiente nororiental de la Sierra Madre se convertiría en el corazón de toda la acción misional jesuita en la Tarahumara.

de 632 Ver el informe de Marcos Fernández de Castañeda al gobernador Juan Isidro Pardiñas sobre la apostasía y rebelión de los tarahumaras

de las misiones del Papigochi en: Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano ...• p. 252.

230

Recapitulando, manera norte.

podemos

decir que la misión fue un fenómeno

lenta, al ritmo, precisamente, Podríamos

distinguibles.

incluso dividir esquemáticamente

La primera

e indispensable constituiría

fUe la larga y difícil pacificación

para la implantación

los alrededores

disminuidos

y movedizos

de alguna reducción.

del progresivo

reducciones

UN

en etapas bastante

militar, preludio

necesario

El conch:

en algún grado exiro-

rras h:

a los todavía muy belicosos, además

nusion

indios, dentro

de los límites o, al menos, en situadas

al norte del

fue tanto o mas larga que las anteriores.

éxito de esta tercera fase podría surgir, finalmente,

aquellas precarias

DE

en tierras de gentiles,

Para el caso de las misiones

esta última fase de evolución

de

español en el

10 que

de los misioneros

sas, se iniciaba la difícil tarea de ir concentrando

Conchos

su evolución

la segunda etapa del proceso. Si estas dos resultaban

de dispersos,

que se desarrolló

del propio avance del poblamiento

en pueblos de indios propiamente

la transformación dichas.

mestiz poraci

Sólo

Tanto

de

do un

francis de obr guíanl la fom

tuvo si sobre

1

ElI sional métod

de los I pos de ciones y no

CI

Crama del val

este dI deinrr trataba queac los con testirru agricul indica

más to

eran gl prueba hecho, recarnl Por

XVII]

de las r

231

ito1ás en del ólo de

DE MISIONES

A PUEBLOS

UN TRÁNSITO

INCOMPLETO

DE INDIOS

EN LA CONCHERIA y EN LA TARAHUMARA:

El elemento que impulsa el avance de las misiones hacia el norte de los territorios de conchos y tarahumaras y que determina la permanencia misional en todas aquellas tierras había sido el avance del poblamiento español sobre estos mismos territorios. La vida misional se vería inextricable y permanentemente ligada con la presencia de españoles, mestizos, mulatos y gente de todas las castas. Sin embargo, eso no significa que la incorporación del indio norteño a la vida "en policía" se hubiera ya operado, ni mucho menos. Tanto en el caso de la Conchería como en el de la Tarahumara, el indio continuaba siendo un elemento "externo" a la sociedad. A principios del siglo XVIII tanto las misiones franciscanas como las jesuitas se habían convertido en importantes proveedoras de mano de obra para las explotaciones españolas, pero los indios que vivían en las misiones seguían siendo una ínfima minoría. Es decir, todo ese largo proceso aun no había dado pie a la formación de verdaderos pueblos de indios, al menos no en el sentido que este término tuvo siempre en el centro de la Nueva España, es decir, con tierras y cabildo propios y, sobre todo, concentrados en pueblos y separados de las "repúblicas" de españoles. El caso de las misiones franciscanas en la Conchería es muy ilustrativo. El trabajo misional franciscano en la Conchería siempre recurrió al traslado forzoso de indios como método para hacerse de catecúmenos. Por 10 general, los indios fueron ubicados a la vera de los establecimientos franciscanos, en donde se abrían pequeñas obras de riego y campos de cultivo para ellos. Sin embargo, una característica esencial de este tipo de reducciones es que por lo común funcionaron como anexos de los asentamiento s españoles y no como entidades independientes. Fue el caso, ampliamente estudiado por Chantal Cramaussel, de las reducciones de la vieja provincia de Santa Bárbara, en especial de las del valle de San Bartolomé. Por un lado, no hay que concluir que por el hecho de que este tipo de reducciones estuvieran ligadas con obras agrícolas, se hubieran convertido de inmediato en establecimientos bien arraigados y permanentes. Por el contrario, se trataba de asentamientos inestables, sujetos a tasas muy altas de mortalidad, lo mismo que a constantes escapatorias y revueltas. Muy poco es lo 'que se ha estudiado acerca de los conchos desde el punto de vista arqueológico. Sabemos sin embargo, por numerosos testimonios documentales, que se trataba de poblaciones que practicaban una pequeña agricultura en lugares propicios, combinada con la caza y la recolección de plantas. Todo indica que eran gente que mostraba patrones de asentamiento sumamente dispersos, más todavía que los que conocemos para los tarahumaras: Queda claro también que eran gente con muy poca capacidad de tolerancia para la vida en reducción, como lo prueba la altísima mortalidad que se presentaba en sus asentamientos de misión. De hecho, este tipo de poblado sólo sobrevivió como tal a lo largo del tiempo, gracias a un recambio constante de personas, por medio del traslado forzoso de nuevos aborígenes. Por otro lado, es interesante constatar cómo durante la segunda mitad del siglo XVII la creación de haciendas agrícolas precedió, en casi todos los casos, a la apertura de las misiones franciscanas. Para cuando los franciscanos se asentaron definitivamente,

232

y Santa Isabel, ya existían ahí

depart

algunas ya con varias décadas de

razón

durante la década de 1680, en lugares como Babonoyaba reducciones

de indios dependientes

estar funcionando. definitiva

administrarlos

como primeras

neófitos a

En muchas ocasiones, incluso, los indios quedaron

atados de

ciertan

a las haciendas,

así que los franciscanos

la cual mis tarde quedaría integrada

bre. Otro ejemplo, ya del siglo XVIII, tarahumaras

tuvieron

por su cuenta. Fue el caso de la reducción

mente a Babonoyaba,

<

era un:

De esta suerte, los franciscanos

esos indios de hacienda. manera

de las haciendas,

nunca llegaran realmente

a la hacienda

día los

sujeta original-

esto es

a la hacienda del mismo nom-

y otras

de Bachimba,

es el de la reducción

y conchos), que fue integrada

a

de Chuvíscar de Tabalaopa.

(que lo era de En otros casos,

riego, ' cristiai

como en el propio San Francisco de Conchos, en Santa Isabel, o más tarde en Nombre

suspu

de Dios, en la zona de Chihuahua,

de

"repub

en

alejadr

población

las primitivas

establecimientos quedado

reducciones

permanentes

integrados

asociadas a los conventos

de indios, pero siempre con la particularidad

"Tarahumara

el problema

de la formación

de reducciones

mucho más heterogéneas.

Nueva" es, en términos

de la misma. Terriblemente

con rasgos de vegetación

deforestadas

semidesértica,

muy distinta

parte central; sin lugar a dudas, esto dificulta ahora imaginar los tarahumaras te, los testimonios

de esta región al momento

pobre ni menos poblada

de la

y erosionadas

pUl

Dt

el río l cota justo

de la sierra alta en su

zona

cómo pudo ser la vida de

con los europeos.

d

un gr:

secas yen no pocas

de

y en especial por los misio-

en la

por Luis González Rodríguez, nos indican que en aquellos

casua

colonizadores,

de bosques de encinos y coníferas,

género de vida que no era demasiado

diferente

y no era ni más

Cusil

llevaban ahí un

puebl

del que incluso hoy en día conocemos

por ejemplo, la descripción

1

Pa

dades

que el resto de la sierra, y que los tarahumaras

para ese grupo. Veamos,

los

No obstan-

ésa región estaba cubierta

hallándose

del contacto

dejados por los propios

neros, como los recopilados

tarahu

La ver-

generales, un tanto más seca y menos fragosa que

hoy en día, muchas zonas de esta parte de la Sierra Madre aparecen

tiempos

y su trans-

de la Sierra Madre, donde se alzó la que sería la provincia jesuita

la sección central y occidental ocasiones

de haber

bargo,

en "pueblos de indios" tuvo características

tiente oriental

llegaron a convertirse

a pueblos de españoles.s"

En el caso de la Tarahumara, formación

poco a poco y por medio de sucesivos traslados

que el jesuita Joseph

Neumann,

en Coyachi, hizo de los tarahurnaras:

en un ahí) J

desrn por a

... Cultivan el maíz, que constituye el sustento principal de toda esta India Americana, vi-

neros

ven en valles amenísimos

XVl

y siembran los campos ribereños por la mayor humedad

requiere el maíz para que crezca fecundo y dé cosechas centuplicadas. fanega produce cien ...

que

y por lo general una

cerca: cash:

634

que e Tal Y como los etnógrafos Sierra Tarahumara, portaron

modernos

10 han demostrado,

el patrón de asentamiento

disperso que los observadores

desde los primeros tiempos no era una particularidad

633 Salvador Alvarez. Colonización

agrícola y colonización

634 Luis González Rodríguez. El Noroeste ...• p. 303.

en un medio como el de la

minera ...• p. 40.

puramente

europeos re-

"idiosincrásica'

ella t ejemj tacio

635 Ve Univers

de parte de los tarahumaras, sino sobre todo una respuesta a las condiciones del medio, en razón de la demografía en curso y de la tecnología disponíble.t" Dicho de otro modo, no era una situación que se pudiera modificar de la noche a la mañana, y de ello estuvieron ciertamente conscientes tanto misioneros como civiles.No obstante, el ideal era que un día los indios aprendieran a vivir en "policía" y llegaran a residir en verdaderos pueblos, esto es en establecimientos concentrados, con traza y limites definidos, casas-habitación y otras estructuras permanentes, principalmente la iglesia, además de tierras propias y de riego, anexas al pueblo, ya que tendrían que sembrar trigo y comer pan a la buena usanza cristiana. Una exigencia fundamental mas seria la presencia de catecúmeno s asentados en sus pueblos de por vida, que trabajaran las tierras y atendieran todas las necesidades de su "republicá; eso si, bajo la severa y constante tutela de los religiosos. Era un ideal no muy alejado de los conceptos del obispo Vasco de Quiroga en el siglo XVI. El pueblo de misión tarahumara que mis se acercaría a esta descripción fue sin duda el de Papigochi. Sin embargo, hay que decir que Papigochi no fue el ejemplo mis representativo de la evolución de los pueblos tarahumaras; antes bien, desde sus orígenes, fue figura de excepción. Después de nacer en las cumbres al sur de Pachera y Pichachi, sobre su curso medio, el río Papigochi forma una muy amplia llanura aluvial, la cual, al cruzar por debajo de la cota de los 2 000 metros, en un punto entre Mogoreachi y Guadalupe, se convierte en un gran valle de pendientes suaves y tierras fértiles. El pueblo de Papigochi se hallaba justo río abajo y al norte de este punto, a la vera de un muy amplio recodo del río que fue zona de inundaciones (hoy controladas hasta cierto punto por la presa de La Boquilla de Pahuirachi) con tierras muy ricas y una topografía propicia para el riego. Las bondades de este sitio fueron detectadas por los españoles desde sus primeras incursiones en la zona: no en balde lo eligieron para erigir la malograda villa de Aguilar y no por casualidad, en 1688, es decir apenas dos años después de la aperrura de las minas de Cusihuiriachi, había colonos españoles explotando tierras a la vera del río, muy cerca del pueblo de indios de Papigochi y se reportaba igualmente que la zona se había convertido en un gran centro de "rescaté' de maíz, de caballos salvajes (que todavía pululaban por ahí) y de otros productos. Como ya señalamos, la incipiente misión de Papigochi fue destruida durante la rebelión de 1690, pero a pesar de que las hostilidades continuaron por años, al igual que en el resto de la región, los españoles, tanto civiles como misioneros, muy pronto se recuperaron y regresaron para quedarse. A principios del siglo XVIII algunas de las pequeñas explotaciones agrícolas abiertas por los españoles en las cercanías del pueblo de Papigochi habían prosperado al punto de convertirse en auténticas haciendas. Un ejemplo es la hacienda de San Ignacio de Papigochi, cercana al pueblo, que en 1706 era propiedad de una cierta Maria de Arteaga, vecina de Cusihuiriachi; en ella trabajaban tanto tarahumaras como españoles y mestizos. Sabemos también, por ejemplo, que durante la década de 1720 varios mineros de Cusihuiriachi abrieron explotaciones argentíferas en Basúchil. De hecho, a todo lo largo del siglo XVIII la riqueza 635 Ver: Campbell W. Penningtan, University of Utah Press. 1963.

The tarahumar of México: their environment and material culture, Salt Lake Citv, Utah,

234

de las tierras del río Papigochi y los minerales de sus montañas adyacentes siguieron atrayendo a españoles y mestizos, que establecieron una estrecha y larga interacción con los tarahumaras locales. Lo mismo sucedió en otros pueblos, como en San Andrés y San Bernabé, los cuales se hallaban en 1744 ya rodeados por las tierras de Francisco Duro,636 y en Julimes pueblo casi encerrado por las tierras de la hacienda de San Marcos, deJuan Antonio de Trasviña y Retes, otro poderoso hacendado de Chihuahua.v" En cambio, hacia el interior del macizo de la Sierra Madre, la situación era diferente. Hacia el sur, por ejemplo, más allá de Mogoreachi, cerca de donde se fundaron durante la primera mitad del siglo XVIII las misiones de Pachera y Temeichi, el valle del río se estrecha, las tierras cultivables, ricas todavía, se hacen mas escasas y la topografía más escarpada. Ahí se dificultaba mucho más, si se considera la tecnología de la época, la apermra de canales de riego. En estos lugares, pero sobre todo en la sierra alta, Con su topografía agreste salpicada de pequeños valles aluviales, en donde las superficies irrigables son escasas y reducidas, la pequeña agricultura de humedad y temporal de los tarahumaras, con su patrón de asentamiento disperso, resultaba más eficaz. En varios lugares, españoles y mestizos acabaron adoptándolo y ajustándolo a sus propias condiciones. Encontramos, por lo tanto, misiones como las de Santa Maria de Cuevas, Carichi y San Francisco de Borja, que estuvieron quizás rodeadas de pequeños campos de riego, pero que dada la topografía de sus valles fueron insuficientes para sostener por sí solos una población amplia y estable. En sitios todavía más agrestes, como Saguarichi, Bacaburiachi, Teporachi y Tajirachi, el riego no pudo desarrollarse, más que en pequeños ancones, abiertos y sostenidos a base de no poco trabajo. En estas condiciones, las misiones no pudieron sino depender, más que de sus propios cultivos, de los granos y demás productos de temporal cultivados por los tarahumaras en sus rancherías dispersas por toda la sierra. Vale la pena aquí retomar las palabras de Joseph Neumann acerca de lo que era, en sí, un "pueblo" de tarahumaras: A cuantos moradores de una estrecha

habitan

amistad

pueblo y tratamos

pól ase el ta pa los en ne

ar~ en SI

me

el mismo valle a lo largo de un río o arroyo, por los vínculos

que los une entre si, los consideramos

miembros

de un mismo

de reunirlos en un mismo lugar, con su iglesia, aunque vivan diseminados

a lo largo de siete u ocho leguas ... y por el numero de valles se puede distinguir

el numero

de pueblos, aunque éstos tengan muy pocas familias ..• 638

p 636 Archivo de Instrumentos Francisco Tarín, propietario

de la hacienda Nuestra Señora de Guadalupe, jurisdicción

sobre vecinos y colindancias, de Jalisco, se encuentran

Públicos del Estado de Jalisco, TIerras y Aguas 28 no. 173, Solicitud

depositados

por Juan

de San Felipe el Real, informaciones

tierras de Francisco Duro. Recordemos Que en el Archivo de Instrumentos

Galicia, al cual estaba sometida

los papeles del juzgado de tierras y composiciones

Públicos del Estado

de la Audiencia

de la Nueva

en ese rubro la Nueva Vizcaya.

637 Archivo Histórico de Parral, Microñlmes propietario

de composición

University of Texas El Paso, 476-175 , 1716, Juan Antonio

de la hacienda de San Marcos, jurisdicción

pueblo San Antonio de lulimes. 638 Luis González Rodríguez, El Noroeste ..., p. 303.

de Trasviña y Retes,

de San Francisco de Cuellar, presenta títulos y colindancias

con el

y por lo mismo preferían alejarse. realmente

641

el patrón de asentamiento

Por ello, las misiones nunca lograron

transformar

de los indios comarcanos.

de los infor-

mes de los visitadores jesuitas de mediados del siglo también

cómo, por regla general, los misioneros

dicamente

a sus catecúmenos

los diversos sacramentos,

Analizando

XVIII, el mismo autor nos muestra

se limitaban

en realidad a reunir perió-

en las sedes de sus misiones, para doctrinarlos

para resignadamente

dejados partir nuevamente,

y aplicarles

11i

rE vi

una vez cump

plidos los tituales.642 El análisis de Merril, nos permite ver lo erróneo que resulta tratar de medir el éxito de la instrucción

doctrinal

a la cual estaban realmente

sometidos

los indios norteño s

re

dentro de las misiones, en razón solamente del tamaño de los templos de las misiones o

pi

de la calidad del mobiliario

o del adorno pictórico que éstos encerraban.

gi

sencillamente

no esperaron

a tener a "sus" indios bien asentados

y habituados

a la vida "en policía" para levantar en ellas templos notables, tan grandes y

en pueblos, doctrinados

tan bien ataviados, como el límite de sus fuerzas y las condiciones permitieran.

Resulta sumamente

Los religiosos

de esos lugares se los

sugestivo ver cómo, en una época tan temprana

vida de estas misiones de la "Tarahumara

para la

Nueva" como la década de 1680, encontramos

proyectos, e incluso obras en curso, para la construcción

de templos. Buenos ejemplos son

la

pc Il: ar /l.

11

las iglesias de Nombre

de Jesús Carichi, San Lorenzo y Santa Maria de Cuevas, cuya pla-

bil

neación y construcción

se inició en momentos

zar una paz duradera.

Para crear estas obras los padres debieron llevar hasta estos sitios

G lal

a todo tipo de artesanos:

en que la región comenzaba

oficiales de obra, canteros, carpinteros

apenas a alcan-

y pintores, entre muchos debieron ha-

aq

cer llegar hasta allí. Ellos siempre tuvieron necesidad de alguien que cumpliera con multi-

ra:

tud de trabajos que los neófitos indígenas desconocían,

o se negaban a ejecutar: gente que

CQ

casas, trabajar la madera y el cuero, abrir canales de riego y labrar tierras,

de elI

más. Pero estos especialistas

supiera construir construir

no eran los únicos no indios que los misioneros

molinos, arrear y matar ganado, criar caballos y mulas, hacer carbón, y también, reservados

qu

intituló su crónica:

JUf

músicos. En realidad, las misiones, no fueron nunca lugares de aislamiento solamente a los padres y a sus neófitos. No en balde Joseph Neumann

Historia de las sublevaciones que contra los misioneros de la Compañía deJesús y sus auxiliares promovieron las naciones indias ante todo la tarahumara:6-H estos "auxiliares" fueron un ele-

tal

mento esencial en la vida de las misiones, aunque casi no han sido estudiados.

su

Otra faceta a recalcar es que para sostener las misiones, con todos sus auxiliares, estantes y pasantes,

era necesario contar con la mano de obra y los recursos de los indios,

los cuales eran, finalmente, misiones

tarahumaras

el objeto de toda esta empresa. Como en el caso de las viejas

del sur, en esta nueva provincia

los indios hizo que los padres encontraran

641 William

lo

Merril, "La indoctrinación

Aguirre al final de la época jesuítica",

la dispersión

en el repartimiento

religiosa en la tarahumara

colonial:

105

informes

en la que vivían

una solución,

de 105 visitadores

Actas del 11Congreso de Historia Regional Comparoda,

no ideal,

Lizasoain y

Ciudad luárez, Universidad

sU!

la

I

ap4 del de sus

644

Conc

Autónoma de Ciudad luárez, 1990, pp. 293'295.

645

6421bid.

Iiem

643 Para una edición reciente: joseph

Neumann, Historia de las sublevaciones indias en la Tarohumaro; introducción y edición

Bohumir Roed/; traducción Simona Binková, Praga, Universidad Carolina Iberoamericana Pragensia, Supplementum

6, 1994.

pueb sépti

237

os

y os la os

es'os,

eal,

pero al menos práctica para hacer congregar, así fuera periódicamente, a sus neófitos, en especial a los mis dispersos y retobados. No es extraño entonces que durante prácticamente todo el siglo XVIII, la misión permaneciera siempre muy estrechamente ligada al repartimiento: una relación no exenta de contradicciones, cierto, pero duradera, eficaz y ventajosa tanto para los eclesiásticos-como para los civiles españoles. Andando el tiempo, algunas de las misiones tarahumaras, en particular las del río Papigochi, se convertirían en importantes proveedoras de maíz y de trigo para el distrito de Chihuahua. Cabe llamar la atención sobre el hecho de que se trataba de una región en donde existió desde épocas tempranas, como ya hemos visto, una fuerte y prolongada interacción entre agricultores españoles y los pueblos de misión. Otras regiones de tarahumaras y concho s, como Babonoyaba, Satevó y Nonoava, y la propia Cusihuiriachi, también enviaban granos a Chihuahua, al igual que varias misiones de la provincia de Sonora, como Basaraca y San Ignacio de Sonora, Ostimuri y Yécora, pero en estos casos la mayor parte de los granos era de maíz, y de éste, mucho era del llamado "rescaté: Esta era una práctica que consistía en la organización de partidas armadas de españoles, las cuales salían a recorrer las rancherías de los indios, para "intercambiarles" de grado o de fuerza, su maíz y demás mantenimentos, a cambio de bienes diversos, o incluso de promesas, como la historia relatada por eljesuita Antonio Gomar de Cerocahui, acerca de un tal Chávez, quien pedía maíz a los tarahumaras de las barrancas, a cambio de una supuesta exención de rriburos.s" En cambio, la zona del Papigochi enviaba cantidades importantes de trigo hasta aquel distrito. La intensa interacción que se dio entre españoles e indios confirió características particulares a la colonización de la región del Papigochi. Una muy clara y contundente confirmación de lo anterior la tenemos en el hecho de que el único "pueblo de indios" de todo el norte novohispano, incluyendo la Nueva Vizcaya central y con ella la región de los tepehuanes, la Tarahumara, la Conchería y la provincia de Sonora, que recibió un titulo primordial de tierras formalmente expedido directamente por el Juez Privativo y Superintendente General de Ventas y Composiciones de Tierras y por lo tanto, reconocida oficialmente por la Corona, fue precisamente el de Papigochi. Esto sucedió en 1770, cuando Joseph Gregorio de Mendoza recibió un título por tierras de su hacienda, colindantes con las del pueblo de indios. Los franciscanos herederos de la custodia de esa misión después de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, apelaron esa decisión y dos años mis tarde lograron que la corona, por intermediación del Juzgado Privativo de Ventas y Composiciones de Tierras, con sede en la Audiencia de Guadalajara, le titulara a Papigochi su "legua cuadrada" "por razón de pueblo'; es decir sus "propios" 321/4 caballerías de tierra que les había usurpado Mendoza.f" Vale la pena 644 AGI Guadalajara 156. Carta de Antonio (anchos.

Gomar SI a Juan Fernández de Retana capitán del presidio de San Francisco de

23 marzo 1696. en: Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 377.

645 El tftulo se halla en el Archivo de Instrumentos

Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia.

Tierras y Aguas 41 no. 43: Título de merced de a los naturales del pueblo de Papigochi de una legua cuadrada por razón de pueblos por vla de adjudicación séptimo intitulado

y restitución

de 32 caballerías de tierra. 20 de junio de 1772. Ver al respecto el capítulo

El pueblo de Indios en el norte novohispono.

recalcar que quien solicito y obtuvo el titulo de tierras no fue el "cabildo y gobierno" del pueblo de indios de Papigochi, el cual, de hecho, no existía, sino los franciscanos bajo cuya tutela se encontraba ahora el pueblo. Los jesuitas, en cambio, nunca obtuvieron titulo primordial formalmente expedido por la Audiencia por intermedio del Juez Privativo de Ventas y Composiciones de Tierras y formalmente reconocido por la Corona, para ninguno de sus pueblos de misión. Esto no significa que el amparo que brindaban a "sus"indios fuera menos firme que la protección que les dieron luego los franciscanos. Por el contrario, en más de una ocasión los jesuitas se opusieron a la irrupción demasiado agresiva de terratenientes españoles en las colindancias de sus "pueblos" de misión. En ese tipo de situaciones, los jesuitas ciertamente llegaron a oponerse a las pretensiones de los terratenientes españoles, reivindicando la posesión ancestral de las tierras en litigio, por parte de los indios de las misiones. Fue el caso en 1710, cuando Juan de Dios Carrasca, vecino del Valle de San Bartolomé,intentó titular tierras realengas en las vecindades de Santa María de Cuevas, a lo cual se opusieron los misioneros jesuitas del lugar, en razón justamente de la posesión que los indios de ese lugar, sujetos de la misión, habían detentado ancestralmente sobre esas tierras. El conflicto se solucionó mediante la ejecución de medidas y el otorgamiento al solicitante Carrasca, de un sitio que fue declarado realengo y por lo tanto, como no perteneciente ni poblado por los indios de la misión vecina.646 De hecho, este no es sino un ejemplo de múltiples intervenciones de este tipo por parte de los jesuitas en defensa de las tierras de las misiones: algo que fue común, tanto en la Nueva Vizcaya, como en la provincia de Sonora. Apoyados sobre el viejo principio que prohibía a los civiles españoles asentarse a la vera de los indios y fuertes en su posición de tutores y protectores de los mismos, los jesuitas nunca consideraron realmente necesario emprender un trámite formal de medición y titulación de tierras a favor de sus protegidos. Esta es la razón por la que ningún procedimiento de este tipo, aparece registrado ni en los archivos de la Audiencia, ni en los de la Real Hacienda. En cambio, unas décadas más tarde, ante la creciente presión de los hacendados españoles sobre las tierras otrora detentadas por los tarahumaras de la zona del Papigochi, los franciscanos se vieron precisados a recurrir a este tipo de procedimiento para defender las tierras de un grupo de misiones que ellos mismos habían heredado del periodo jesuita en esa zona. Con todo, esto nos muestra también hasta qué punto las condiciones del resto de los pueblos tarahumaras eran distintas a las de Papigochi. Pero, nuevamente regresamos al tema de que si estas misiones no habían dado pie al surgimiento de verdaderos "pueblos de indios" como los que había en Nueva España con sus cabildos, cofradías y 'cajas de comunidad" (Cómo explicamos la existencia allí, de templos de buena factura y bien adornadosr La respuesta es que fuera del trabajo de los propios indios en la construcción de estos templos, mucho del resto llegó del exterior. Lo que es más, de todo lo que vino del exterior, la mayor parte llegó por obra y peculio

de p en de

qu co

(O

Me

174

646 Archivo de Instrumentos

Públicos del Estado de Jalisco, Real Audiencia de la Nueva Galicia, TIerras y Aguas 43 no. 28,

Título de tierras a Juan Carrasco, vecino del Valle de San Bartolomé, en la jurisdicción

de Las Cuevas, 3 de junio de 1710.

64 de

239

de las órdenes religiosas al unísono pudo ser adquirida

con benefactores

civiles, y solo una pequeña

con los fondos de las propias misiones. Lo anterior queda muy claro

en los trabajos de Harold

Bradley Benedict y Susan Deeds acerca de la administración

de los bienes ("temporalidades")

jesuitas

después de su expulsión de los dominios

rey de España.r" En el caso de las misiones de la Tarahumara en moneda

o en plata, el fiscal encargado

poco resultaba "vendible" No entrando

en esa operación

se dio cuenta de que muy

los objetos de culto, lo único

que el fiscal pudo rematar y eso a un valor muy disminuido, colegio de la Compañía

tenía en Chihuahua:

Tabalaopa,

fueron las haciendas que el

Dolores, Mápula, La Ciénega

y las estancias de San Marcos y San Diego. De las misiones, prácticamente pudo ser vendido fue un poco de ganado, el cual fue transportado grandes pérdidas, en moneda

además de algún grano que los jesuitas

o labrada

del

y de la provincia de So-

reales de "liquidar" todo y entregar el monto

nora, ante la exigencia de las autoridades de lo recaudado

parte

lo único que

con enorme trabajo y

tenían en sus trojes. De plata

u otros bienes vendibles no había casi nada. Esto nos muestra,

por una parte, que las misiones,

incluso las más "ricas" y mejor "administradas';

estaban

todavía lejos de ofrecer otra cosa que no fuera el trabajo de sus indios y algunos bienes de campo, como ganado o granos: en eso consistía su "riqueza', Todo esto no viene de ninguna misiones

tuvieron

para reflexionar

manera en desdoro del lugar y de la función que las

en la vida norteña

durante

acerca de la naturaleza

la Colonia.

Por el contrario,

de la empresa que acometieron

los misioneros:

se trataba de un objetivo salvífico que iba mucho más allá de crear riquezas y administrar

del ejército cristiano'; manteniendo Miqueo

a los indios en la infidelidad

de los medios materiales y presencia

finalmente

un día un orden terreno

disponibles

integrante

no necesitaba justificación a la sociedad

de su funcionamiento.

duradera,

templos en medio de las

ni autorizaba

la misión terminó

ahorro alguno. convirtiéndose

que la generó, es decir, llegó a formar parte

La conversión de los indios no dejo de ser, finalmente,

una faceta mas de un procesa mayor: el de la expansión los territorios

mucho mis allá

en los lugares de misión. La labor de darle todo el

Al mismo tiempo, como toda obra humana connatural

acorde con los de-

iba para los misioneros

posible al "ejército cristiano'; levantando

tierras de aquellos "bárbaros'; en un elemento

a pesar de las décadas

desde la llegada de los religiosos, como lo expresaba José María

en 1745.648 Instaurar

signios divinos, era una obra cuya importancia esplendor

materiales

al demonio, "el cual ha querido fijar sus reales en medio

bienes: expulsar

y siglos transcurridos

nos da pie

de la sociedad española hacia

ignotos del norte de aquellas Indias Occidentales,

para cuya conversión la

647 Ver. por ejemplo: Susan Deeds. Rendering unto Coesar. The Secularization

of lesuit Missions in Mid-Eighteenth

Durango. PHD. Tucson,

The Distribution

University

of Arizona,

1981. Bradley Benedict Harold,

erties in Mexico With Special Reference to Chihuahua (Doctor of Philosophy.

University

of Washington.

Mexicana. V.22. no.i, jul.-sep .• 1972. P.24-33:

1767-1790. Washington.

ot Expropiated

University of Washington.

1970); "El saqueo de las misiones de Chihuahua,

La administración

de temparalidades

Century

lesuit Prop-

PHD Diss Tesis

1767-1777".

Historia

y haciendas en Chihuahua colonial.

2767-1820. México. Casa Londres. 1998. 648 AGN Jesuitas 1-16. Carta de José María Miqueo al provincial

Cristóbal de Escobar y Llamas. Nuestra Señora de Loreto

de Yoquivo. 7 de marzo 1745. en: Luis González Rodríguez. Crónicas ...• p. 347.

Divina Providencia había colocado en manos de los cristianos y la Corona de España. La misión evoluciono necesariamente al ritmo que le impuso el avance de la presencia de la nueva sociedad colonial en aquellos territorios, y al mismo tiempo, la propia misión se convirtió en un catalizador de aquel avance. De hecho, ahí en donde el poblamiento falló, la misión no llego a fructificar. Fue el caso de la última gran empresa misional que se dio en la Nueva Vizcaya al norte de Chihuahua durante el siglo XVIII: la de las misiones de La Junta de los Ríos Concho s y Bravo. Si bien estas misiones llegaron durante algún tiempo a ser incluso proveedoras de granos para Chihuahua, a la larga, ante la debilidad del poblamiento civil en la zona, terminaron colapsando, para finalmente ser reemplazadas por un presidio ...

CAPITl

El in de ir

Ur Nuev,

suprel res COI dífere. camen ritario mejor

y man jerarca ti

_

senon

ron en de con tarea e origen conqul Par una ab

dores, una nu

posible Se fuer dadesl Españ, nial inl 649 Publi v. 24, pp. 650 Para del centro

651 En 15 no se les

I

poner que Del señor!

1992, p. 8 652 Ver, p

A manera de epílogo ... El indio norteño como parte de la sociedad colonial: el pueblo de indios en la frontera septentrional novohtspana=

CAPITULO

te ser

VII

Uno de los aspectos más interesantes del periodo posterior a la conquista de la Nueva España, cuando la presencia de los españoles se vio consolidada y afirmada su supremacía frente a los indios, es constatar los grandes esfuerzos que los conquistadores consagraron a la identificación de vínculos de dependencia y tributación entre los diferentes centros de población indígena. Confrontados con una sociedad demográficamente densa, fuertemente estructurada y siendo ellos mismos infinitamente minoritarios, los españoles se apercibieron de inmediato que ese era el medio más eficaz, o mejor dicho, el único capaz de asegurarles una pacífica administración de los tributos y mano de obra de los indios. Así, los descendientes de los antiguos tlatoani y otros jerarcas del mundo azteca, no sólo se vieron súbitamente "reconocidos" como "nobles'; "señores" y "caciques" dentro de la sociedad española, sino que muchos de ellos recibieron encomiendas y otros más, incluso, establecieron vínculos matrimoniales con casas de conquisradores.t'" A cambio de esos privilegios, a una parte de ellos se les asignó la tarea de asegurar el control directo de las viejas configuraciones socio-territoriales de origen prehispánico que habían sobrevivido a la conquista, a muchas de las cuales los conquistadores llamaron simplemente "pueblos de indios':651 Para el caso de los territorios que formaron parte del área de influencia mexica, existe una abundante historiografía que pone de manifiesto la manera como los conquistadores, desde las primeras décadas del régimen colonial, poco a poco dieron forma a una nueva jerarquía de los núcleos de población indígena, siguiendo en la medida de lo posible patrones de organización identificados por ellos como de origen prehispánico. Se fueron distinguiendo y separando así las "cabeceras"o pueblos principales, de las unidades menores dependientes de éstos, como fueron, en el caso del centro de la Nueva España, los barrios o "calpulli" y los "altépetl':m Así, desde los albores del régimen colonial infinidad de unidades sociales y territoriales fueron agrupadas de ese modo, como en: Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, El Colegio de Michoacán, no 95. verano 2003.

649 Publicado originalmente

v. 24, pp. 113'164 650 Para una buena recopilación

documental

del centro de México después de la conquista. 651 En 1533. por ejemplo.

sobre este tema: Emma Pérez Rocha· Rafael Tena eds .• La nobleza indígena México Instituto

el Consejo de Indias determinó

no se les debe quitar enteramente poner que los indios trabajen

la superioridad

Nacional de Antropología

que sobre ellos han tenido, antes se les debe proveer que puedan pro-

en sus haciendas y que no vivan ociosamente ... Citado por: Margarita Menegus Bornemann.

Del señorío o la República de Indios. El caso de Toluca 1500'1600. Madrid. Ministerio

de Agricultura

1992. p. 83· 652 Ver. por ejemplo:

e Historia. 2000.

que a los caciques por quienes los indios se solían gobernar

Margarita Menegus Bornemann,

Del señorío ..• en especial pp. 41'72.

Pesca y Alimentación.

formando parte de esa categoría genérica tan propia al régimen colonial indiano, que fue

co

la de "pueblos de indios': Este proceso que se dio de manera similar en todas las antiguas

tie

zonas de alta civilización

de

de América,

esenciales para conformación

se convirtió

de la estructura

a la larga en uno de los elementos

social del mundo

colonial. Baste rnen-

por el gobierno virreinal, más de 2000 "pueblos de indios" tan sólo de la Nueva España.653

puestos en repertorio

en el área mesoamericana

El "pueblo de indios" apareció desde el origen mismo de la sociedad una entidad periodo

territorial,

jurídica

colonial, en numerosas

y políticamente

y disputas

cesos judiciales

colonial, como

activa. Desde las primeras

décadas del

regiones del centro de Nueva España, podemos

trar a caciques, "nobles" y cabildos indígenas, involucrados que los oponen

pu

XVI, fueron reconocidos y

cionar que se calcula que durante la primera mitad del siglo

en enmarañados

a encomenderos,

propietarios

ca

"p

de pe

encon-

ve

y largos pro~

rIC

territoriales,

m

justicias,

miembros

de cabildos españoles, órdenes religiosas y otros sujetos del mundo

de

español,

a quienes

disputaban

frl

indígena,

sus servicios

la atribución

personales

ello no significó tampoco

y tributos.

jurisdicción

sus tierras, expedidos

sobre la misma por parte de sus vasallo s, resultaba

en que su continuidad

dependía

de la voluntad

de títulos expedidos

por la autoridad

til

m

a la posesión

siempre precaria,

de la Corona.

directamente

De hecho,

por la Corona,

el

el

hi la

más sin embargo, los títulos

X

real eran los únicos que podían dar un carácter de cierta de la misma.654 Siendo los indios sujetos directos de la Coro-

la

se consideraban,

Por lo mismo, la Corona

del régimen

colonial, titular expresamente

de suyo, como formando

no consideró

necesario,

parte del real

al menos en los inicios

tales tierras a nombre

fue sino más tarde, cuando la caída fulgurante

de la población

de esos pueblos.

indígena

promovió

d d d

No

él

una

n

cada vez más intensa, por parte de españoles y castas, de tierras antiguamente por aquellos, que la Corona

se vio precisada

a revisar los derechos

tían a unos y a otros para su posesión. Así, en 1568, el recientemente II expidió una cédula en la que determinaba por que nadie osara usurpar

que las justicias

sido mercedadas

particulares':655 Consecutivamente,

que asis-

coronado

en Indias deberían

los derechos que asistían a la Corona

tierras baldías que no hubieran o personas

a la

qt

patrimonio.

ocupadas

obtuvieran

el

privativa sobre todas las tierras en esa parte del mundo. De esa suerte, toda

na, las tierras que usufructuaba

ocupación

recalcar que

ea

por la autoridad

perpetuidad

menos)

directamente

sobre la tierra era siempre revocable en principio,

expedidos

es necesario

en tanto que señores de las Indias, los reyes de España

incluso en el caso de la posesión dominio

Sin embargo,

de población

ejercían

forma de posesión en la medida

sobre núcleos

que todos esos "pueblos" (ni mucho

larga títulos en forma amparando real. Como sabemos,

de derechos

o expresamente

Felipe

te

velar

d

sobre todas aquellas concedidas

CI

a "lugares

con la emisión de las famosas cédulas de

te n

p e

653 René García Castro. Los pueblos de indios .... p. 143.

t;

654 Ver por ejemplo: Mario Góngora, El Estado en el derecho indiano. Epoca de fundación ('492.'570). Santiago de Chile.

e

Editorial Universitaria.

c

'95'.

pp. 140.142.

655 Margarita Menegus Bornemann,

Los títulos primordiales

de los pueblos de indios, en: Margarita Menegus coord .. Dos

décadas de investigación en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat Assadounan, México, El Colegio de México·

ClESAS . Instituto

Mora - UNAM CEU, '999, p. '39.

6

composición de 1591, se dio inicio al largo y gradual proceso de titulación formal de las tierras para indios y españoles, en especial de los baldíos reales nuevamente ocupados, de las que se hallaban en disputa o bien, de aquellas cuya posesión legítima podía ser puesta en duda y debían, por lo tanto, ser restituidas al real patrimonio.656 Vale la pena recordar este conjunto de hechos básicos y bien conocidos, para recalcar simplemente cómo, desde los albores del régimen colonial, la conformación de "pueblos de indios" se operó en primer término a través del establecimiento de vínculos de tipo jurisdiccional entre núcleos de población autóctona y autoridades sancionadas por los españoles, como los caciques o los cabildos de indios. Eran estas entidades a su vez las que establecían vínculos de ese tipo mismo tipo con encomenderos, propietarios españoles, religiosos o en su caso, con villas y ciudades de españoles. Como veremos, fue un principio que se aplicó no solamente en las regiones densamente pobladas del centro de la Nueva España o del Perú, sino que operó igualmente en las zonas de frontera y en especial en el norte novohispano. Tanto en unas regiones como en otras, el establecimiento de vínculos jurisdiccionales del tipo expresado precedió por mucho tiempo, en ocasiones por siglos enteros, al surgimiento de unidades territoriales bien medidas, amojonadas y tituladas por la autoridad real. Igualmente, es interesante recalcar que tanto en uno como en otro caso, de entre los numerosos núcleos de población que fueron incorporados a la categoría de los "pueblos de indios': sólo un pequeño y en algunos lugares, Ínfimo porcentaje de entre ellos, alcanzó en algún momento de su historia, el privilegio de la obtención de un título real amparando sus tierras. Cierto, las disposiciones sobre tierras emitidas por la Corona desde la segunda mitad del siglo XVI para la salvaguarda de su jurisdicción privativa sobre las tierras en Indias y la titulación de tierras de indios y particulares, fueron de aplicación general para el conjunto de las Indias. Más sin embargo, cabe decir que las circunstancias que en las regiones densamente pobladas de las Indias, como el centro de la Nueva España o el Perú, dieron origen al fenómeno de la titulación formal de tierras de indios y españoles en .épocas tempranas, no necesariamente se dieron de la misma manera ni con los mismos ritmos y tiempos en zonas de frontera: tal fue el caso del norte novohispano. Este último es, como mencionábamos, un punto de una gran importancia para comprender lo que sería más tarde el papel del "pueblo de indios" en las fronteras sep~ tentrionales. Ni el hecho de la incorporación de un núcleo dado de población indígena dentro de la categoría de "pueblo de indios': ni tampoco el reconocimiento de sus autoridades como legítimas y actuantes por parte del régimen español, garantizó nunca, ni mucho menos, la posesión definitiva de sus tierras. Desde ese punto de vista y para propósitos descriptivos, sería útil dividir entonces el desarrollo de los pueblos de indios en el mundo colonial americano (y novohispano en particular) en dos fases bien distintasoLa primera correspondería al periodo de la conquista y primera expansión colonial española en los diversos territorios americanos. Durante ella, una gran cantidad de núcleos de población indígena fueron rápidamente incorporados, en grandes bloques, a la 656 Ibid.

244

categoría de pueblos de indios y por lo tanto a la de tributarios, sin que ello significara todavía su transformación en entidades territoriales bien delimitadas. Para el centro de la Nueva España, la importancia e intensidad de esta primera fase queda bien ilustrada por los grandes recuentos y matrículas de pueblos de indios tributarios realizados por los españoles durante la primera mitad del siglo XVI.657 Como veremos a continuación, en las fronteras septentrionales los españoles intentaron también, desde el inicio de su conquista, incorporar a una gran cantidad de núcleos de población indígena a la categoría de pueblos de indios tributarios. Pero en aquel caso, el fenómeno se desarrolló bajo ritmos y pautas muy diferentes que en las zonas de altas culturas del centro de la Nueva España o del Perú. Una segunda fase de este fenómeno habría correspondido entonces, al proceso de la lenta consolidación de una pequeña parte solamente de aquellos primigenio s pueblos de indios, como entidades so~io-territoriales dotadas de límites bien definidos y, al menos en principio, permanentes. La incorporación de los antiguos núcleos de población y unidades territoriales indígenas a la esfera de la sociedad colonial fue larga y compleja: tanto, como vasta y heterogénea lo fue también la geografía cultural heredada del mundo prehispánico. Como veremos a continuación, al igual que en el mundo mesoamericano, en el norte central y más específicamente en Nueva Vizcaya, los pueblos de indios que lograron a la larga consolidarse, permanecer como tales y eventualmente adquirir títulos expedidos por la Corona amparando sus tierras, debieron transitar con éxito por un muy largo e intrincado camino: el que los llevó desde su integración a la esfera del mundo colonial como "pueblos de indios" tributarios, hasta su consolidación como entidades socio-territoriales estables. Como lo hemos evocado arriba, en la "Mesoamérica nuclear" los españoles lograron establecer en un tiempo sorprendentemente corto y en un contexto que podríamos calificar de pax hispánica,658 una muy compleja y extensa red de asentamientos indígenas

657 Ver, entre otros: "Memorial conquistado

de Hernán Cortés sobre las cosas de la Nueva España refiriendo

los pueblos que había

año de 1524" en: Joaquín Pacheco - Francisco de Cárdenas - Luis Torres de Mendoza, Colección de documentos

inéditos relativos

al descubrimiento

Madrid 1864-188442 de los pueblos

conquista y organización

de las antiguas posesiones

españolas de América y Oceanfa,

vols., vol. 12. Madrid 1869, pp. 277- 285; Francisco González de Cossío ed., El libra de las tasaciones

de la Nueva España, México, Ediciones del AGN, 1952; Tributos de los indios de la Nueva España. Año de

1536, Boletfn del AGN, Primera Serie t. 7 abr-jun 1936 no.

2

Troncoso, Papeles de Nueva Éspaña. Geografía y estadística.

pte.1 y t. 7 no. 3 jul-sept

por orden alfabético,

del

siglo XVI, entre ellos: Luz María Mohar Betancourt, El tributo mexica en el siglo XVI: anólisis de dos fuentes pictogróficas,

a Moctezuma,

México, C1ESAS,1997. Hagamos mención igualmente

acerca de las antiguas formas de tributar de los señores maneras y diferencias

de 1554. Sobre los tributos

de los textos historiales

que los

del siglo XVI,

de los indios, como por ejemplo el de Alonso de Zorita, Breve y sumaria relación

que había de ellas en la Nueva España y en otras provincias

comarcanas y de sus

leyes y usos y costumbres ... y de /t¡ forma que tenían en les tributar sus vasallas, México, Imprenta Chavez Ehayoe, 1941. Desde luego, no podríamos donde se encontrarán

dejar de mencionar al pionero de esta temática en la historiografía

igualmente

sobre la Nueva España, en

numerosas referencias del tipo de las citadas arriba: José Miranda, El tributo indígena en

658 Retornando el concepto empleado por: José Miranda, "La Pax Hispánica y los desplazamientos v. CXXV, nov-dic 1962.

rrolla

el fer

lo ha por ~ "puel

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medi fuere

659 O,

660 Se

lndians "La

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gacioru yaspe

105 PUl

Las ea

llnlver: meno

Nueva España en el siglo XVI, México, México El Colegio de México, 1952.

Cuadernos Americanos

existe dela] muy 1 coma N daal ha si, de lo: colon

Madrid,

Sucesores de Rivadeneyra, 1905. Puede hacerse igualmente mención de los estudios realizados sobre fuentes tributarias

indios pagaban

españ

1936 pte 2; Francisco del Paso y

Suma de visitas de pueblos

México, CIESAS Cuadernos de la Casa Chata 154, 1987; José Luis de Rojas, Información

ligade en eS que SI por al y poli pobla de pa plaza

de pueblos indígenas",

y real,

genera

ge/izat

245

ligados al mundo español por vínculos no sólo de gobierno, sino también (hecho capital en este contexto) de tributación en productos y servicios personales. Es indubitable que semejante fenómeno sólo fue posible en tan corto tiempo, en regiones dominadas por altas culturas agrícolas, demográficamente densas y dotadas de estructuras sociales y políticas complejas y fuertemente jerarquizadas. Es verdad que cualquier grupo de población, grande o pequeño, puede quedar bajo lajurisdicción y gobierno de un centro de poder externo y lejano, sin que ello signifique la necesidad de desmembrarlo o desplazarlo físicamente. Sin embargo, no debemos olvidar que en el caso de las posesiones españolas del Nuevo Mundo, factores como las dificultades de control derivadas de la existencia de patrones de asentamiento disperso, el temor a la guerra y la violenta caída de la población aborigen, movieron a los conquistadores de Nueva España, desde épocas muy tempranas, a desplazar a los indios y reunirlos en nuevos centros de población, tal y como lo habían preconizado desde mucho tiempo antes ya, las "Leyes de Burgos':659 No es por casualidad, en efecto, si una parte substancial de la historiografía consagrada a la formación de los pueblos de indios en las regiones centrales de la Nueva España, ha sido consagrada al fenómeno de las reducciones: se trata, sin lugar a dudas, de uno de los temas clave para la comprensión de la evolución del pueblo de indios en el mundo colonial americano.t'" El hecho de que la "reducción" de los indios en pueblos, se desarrollara en Nueva España, por regla en general, en ausencia de guerra, no significa que el fenómeno no entrañara en sí mismo, un grado importante de violencia. Como bien lo ha puntualizado Bernardo García Martínez, incluso en el caso de regiones ocupadas por sociedades avanzadas de cultura plenamente mesoamericana, la conformación de "pueblos de indios'; a la manera como los conquistadores los entendían, entrañó siempre transformaciones profundas en el seno de las sociedades indígenas locales. El sólo hecho de imponer vínculos jurisdiccionales fijos entre las nuevas "cabeceras" de pueblo, y sus respectivos "sujetos'; significó necesariamente la homogenización de unidades socioterritoriales que habían sido originalmente de muy distintos tamaños y tipos. Así, analizando el caso de la región de la Sierra Norte del actual estado de Puebla, el autor llama la atención acerca de cómo, el establecimiento de ese tipo de vínculos jurisdiccionales, irremediablemente dio nacimiento a entidades territoriales nuevas, cuyos límites y funciones fueron por necesidad distintos de los que habían operado tradicionalmente en la zona: 659 Ordenanzas para el buen tratamiento 660 Sobre los inicios de la reflexión Indians of New Spain 1598-1606".

de los indios. 23 enero 1513...• op.

historiográfica

at.,

pp. 38'39.

sobre el tema: Howard F. Cllne, "Civil Indian Congregations

Hispanic American Historical

of the

Review XXIX. no. 3 ago .• 1949. pp. 34-369. Peter Gerhard.

"La evolución del pueblo rural mexicano 1519-1975". Historia Mexicano 24. 1975. pp. 566-578; del mismo autor: "Congregaciones de indios en la Nueva España antes de 1570". Historia Mexicana XXVI. 1977. pp 247-295. Algunos antecedentes

y aspectos generales de la cuestión son abordados también en: Magnus Mamer. La Corona española y los (aráneos en los pueblos de indios de América. Estccolmo, Almqvist Las congregaciones Universidad

de Valladolid.

1975; más recientemente

meno en general hasta finales del periodo colonial:

y rectificaciones. generalidades gelizatorio

& Wiksell. Serie A.• Monografías l. 1991; Ernesto de la Torre Villar,

de indios como una fase de la política de población

México. UNAM Instituto

sobre las reducciones

y un control hegemónico".

y colonización en América. Valladolid. Valladolid

el mismo autor ha tratado el tema de las transformaciones Congregaciones

de Investigaciones

del fenó-

de los pueblos de indios. Fase terminal: aprobaciones

Históricas. Serie Historia Novohispana 54. 1995. Para algunas

realizadas por órdenes religiosas: Enrique Oussel, "Las reducciones un modelo evanChristus Revista de Ieoloqlo,

no 551. dic 1981. pp 19-23.

Si bien cada alréperl poseía un centro, indudablemente

ligado a la persona y al linaje de su

tlaroani, nada indica que ese centro tuviese una expresión espacial equivalente a la de una

pel

cabecera o capital moderna ... cualquiera que fuese el centro del altépetl, cabría encontrar

col

en él un sitio asociado a funciones rituales y políticas, pero no necesariamente

COI

un centro de

intercambio o población, sobre todo si se toma en cuenta el patrón de asentamiento so que prevalecía en Mesoamérica

do,

disper-

Ga

y más aún en áreas abruptas como la sierra ... 661

y(J

El autor toca aquí uno de los problemas centrales en la historia de la conformación de los pueblos de indios, no solo en la Nueva España mesoamericana, sino en el mundo americano en general. En cualquier contexto, incluso en zonas de altas culturas.Ia transformación de antiguas unidades socio-territoriales de origen prehispánico en "pueblos de indios'; significó, desde un principio, la necesidad de hacer tabla rasa de patrones de asentamiento y de dinámicas espaciales y culturales diversas, que habían tomado siglos en cristalizar. La historiografía sobre el tema nos muestra, para el centro de la Nueva España, en efecto, una gran cantidad de ejemplos de cómo el traslado de las poblaciones aborígenes y su asentamiento en "reducciones'; fue un antecedente necesario y constante para la formación de un gran número de "pueblos de indios':662Pero mientras en regiones como la Nueva España, los colonizadores lograron poner en marcha la conformación de pueblos de indios muy rápidamente, más allá de los límites de los grandes centros de civilización prehispánica, la cosa fue muy distinta. Un ejemplo de ello es el de la Nueva Galicia, región ocupada por sociedades de agricultores avanzados, pero en donde los españoles debieron no obstante llevar a cabo una y difícil pacificación previa, antes de lograr incorporar a las poblaciones autóctonas a un sistema de "pueblos de indios" tributarios. Ya Moisés González Navarro observaba cómo, por ejemplo, a principios del siglo XVII, el sistema de repartimientos administrado por la Audiencia gobernadora de la Nueva Galicia abarcaba solamente algunos pueblos situados en la región de Guadalajara, en la zona del lago de Chapala y los de una parte de la provincia de Avalos. En contraste, en territorios alejados, poblados por indios todavía rebeldes o no totalmente pacificados, como la región serrana del norte de la provincia, o en las viejas provincias costeras de Purificación y Compostela, el sistema de pueblos de indios y repartimientos no había podido ser instaurado todavía.663 661 Bernardo

gr~ poi int cOI

con

aún ron

de la Sierra: el poder y el espacio, México El Colegio de México 1987, pp.

García Martínez. Los pueblos

75-76.

662La bibliograña los trabajos

al respecto es demasiado abundante para intentar mencionarla

realizados

las importantes

durante

aportaciones

aquí. Un excelente ejemplo de ello son

los últimos años para los pueblos de indios del hoy Estado de México y dentro de ello,

de María Teresa Jarquín y René García Castro: Ma. Teresa Jarquín Ortega, Congregaciones

de

pueblos en el Estado de México, Zinacantepec Méx., El Colegio Mexiquense, Fuentes para la Historia del Estado de México 4, 1994; de la misma autora: Formación y desarrollo

de un pueblo novohispano:

tepec, Méx., El Colegio Mexiquense - H Ayuntamiento

de Metepec, 1990. René García Castro, Códice Xiquipilco-Teomoaya

títulos de tierras otomíes:

asentamientos,

Méx, El Colegio Mexiquense, Cambios económicos

documentos

y derechos indígenas

Metepec en el valle de Toluca, Zinacan-

en conflicto.

1999; del mismo autor: "Pueblos y señoríos otomianos

y

Siglas XVI·XVIII, Zinacantepec,

frente a la colonización

española.

y sociales en la regi6n de Toluca siglos XVI y XV,,", Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, no

78, primavera 1999, v. XX, El Colegio de Michoacán, pp. 113-154. 663 Moisés González Navarro, Repartimientos

de indias en Nueva Galicia, México, Museo Nacional de Historia, INAH, Serie

Cientí

247

su na rar

de er-

ueva

La naturaleza del "pueblo de indios" colonial como entidad tributaría, esto es dispensadora permanente tanto de bienes como de servicios en trabajo para la sociedad colonial, es un elemento que debe ser siempre tomado en consideración a la hora de concluir cuándo un determinado conglomerado indígena puede ser realmente incluido, o no, dentro de esa categoría. Las experiencias de la Nueva España y la Nueva Galicia muestran hasta qué punto, la manera como el fenómeno se desarrolló en una y otra región, dependió de la rapidez y la facilidad con la que los conquistadores lograron establecer vínculos de dependencia y tributación entre los diferentes centros de población indígena y la naciente sociedad española local. Desde ese punto de vista, es interesante analizar entonces qué fue lo que sucedió en ese mismo ámbito, cuando los conquistadores terminaron enfrentándose con sociedades de tipo no mesoarnericano, conformadas por sociedades de agricultores incipientes, mucho menos jerarquizadas aún que las de Nueva Galicía, como lo fueron en el caso que nos ocupa, las que habitaron primitivamente el altiplano central de la Nueva Vizcaya.

conandes es el ro en preeblos lo, a encía

en la incia

eldes n las dios

110son e ello, nes de

México nacanaoyo y

tepec, añoJa. ad, no , Serie

Científica

no. 1, 1953, pp. 13'14.

INDIOS

Y ESPA~OLES

Una de las primeras

EN LA NUEVA VIZCAYA

imágenes

CENTRAL

que llegan al espíritu

del norte lejano, es la del llamado 'chichimeca"

cuando

el cual, incapaz de aceptar la presencia de "sedentarios" enemigo 'Juramentado" sar, de entrada,

y permanente

entraron

ron diferencias

conjunto

marcadas

ambientes.

Pero antes, habría que preci-

grupo principal

de la conquista

cultural variado y complejo,

serranos

practicaban

cercanos al sotomontano

medad aprovechaban

y complementaban

oriente del altiplano

a diferentes

septentrional,

permanente,

tiF

ga el

de

en

del al-

co

de la Sierra Madre, cultivaban

el maíz

de

su régimen de vida con prácticas habitantes

que desarrollaron

de indios" apareció

primero

medio del traslado

de indios originarios

como un instrumento

anexos a las primeras

un papel importante

se]

de las llanuras áridas situadas al

pe pr

un modo de vida más directamenNueva Vizcaya, el "pueblo

Ju

los cuales fueron en

in

en la provincia

Du-

es

los indios locales también

ce

fundadas

del primitivo

poblamiento

español

es

de las cuatro villas, los conquistadores

toda una serie de asentamientos

permanentes

cÍt

en este caso, por

de colonización,

villas de españoles

En efecto, en los alrededores

muy rápidamente

los llamados

del centro del virreinato,

en la consolidación

de caza y la

salineros, que

de Dios, Indé, La Víctoria.r" Sin embargo,

a la vera de las corrientes

de cultura

Sir

de los territorios

te ligado con la caza y recolecra.P" En la recién conquistada

localizaron

de adaptación

una agricultura

existieron también

eran grupos de lengua y cultura tepehuana,

de esa provincia.

del cual existie-

tip

campos cercanos a los ríos y arroyos de la zona, cuya hu-

recolecta de plantas diversas. Finalmente,

rango, Nombre

al interior

entre estilos de vida y estrategias

en pequeños

asentamientos

con el que los con-

de la provincia, formaban

obras de riego. Por su parte, los habitantes

septentrional,

y otras plantas

Los tepehuanos,

los tepehuanes

ligada a pequeñas

jugaron

se convirtió en

Así, por ejemplo, al igual que sus vecinos occidentales

mesoamericana.v" tiplano

de los españoles.P"

en contacto al momento

parte de un extenso medios

en su territorio,

que los indios de la Nueva Vizcaya no fueron en realidad 'chichimecas';

en el sentido propio del término. quistadores

se habla de los indios

esto es, la del flechero de origen "nómada"

de tepehuanes,

situados

que cruzan la región, donde cultivaban pequeños

campos de maíz, calabaza y otras plantas de ese complejo. Algunos de ellos recibieron el

po

calificativo de "pueblos" y otros el de "rancherías"

m

inmediato

repartidos

cómo describía

en encomienda

entre los nuevos vecinos.r"

en 1575 Juan de Miranda,

el paisaje de Durango,

más tanto unos como otros, fueron de Veamos, por ejemplo,

a la sazón, cura de la villa de Santa Bárbara,

capital de la provincia:

d€

pa

L

lo 664 Es la interpretación

que está detrás de numerosos

trabajos sobre las guerras con los chichimecas.

del género: Phillip Waine Powell. La guerra Chichimeca .... Igualmente: 665 Las antiguas poblaciones los "texcoquines"

pertenecientes

entre ellos el clásico

Carlos Lázaro Avila, Las fronteras de América ...

al grupo lingüístico cara-chal. entre las que se contaban

de la vieja provincia de Compostela así como los los habitantes

los llamados "cuan os" y

de las grandes barrancas de la Sierra Madre

Occidental. ligados con la llamada cultura Aztatlán: Car1Sauer - Donald Brand. Aztatlán ...pp, 5"96. Sobre las relaciones culturales entre los habitantes

de las barrancas de la Sierra Madre y los grupos de la costa del Pacífico: Ralph Beals. The Acaxee ....

666 Chantal Crarnaussel,

De cómo los españoles

667 Chantal Cramaussel,

La provincia

clasificaban ...

de Santa Bárbara ...pp. 11-14.

668 Ver: Robert H. Barlow - G. T. Smisor, Nombre de Dios ...en especial.

pp. 2-44.

se

El

21¡9

•.• hay muchos labradores vecinos que serán hasta treinta, cogen cantidad de trigo e maíz e hay estancias de ganado mayor y menor, es tierra muy fértil por un río que viene muy caudaloso e muchas tierras buenas hay alrededor de esta villa muchos pueblos de indios que están de paz e asentados e repartidos

en encomenderos,

vecinos e viven en pulida ... 669

Los tepehuanos, como se ha dicho anteriormente, conformaban poblaciones de tipo aldeano, las cuales presentaban patrones de asentamiento sumamente dispersos, sin que se llegaran a generar en esas regiones auténticos centros de poblamiento de tipo nuclear, es decir, poblados concentrados, comportando algún tipo de traza u organización espacial ordenada. Más que de auténticos "poblados'; en el sentido propio el término, habría que hablar de esos lugares como de zonas de mayor concentración demográfica. Sin embargo, lo que resulta notable es que dentro de ese patrón disperso, en algunos de esos lugares la población indígena resultó lo suficientemente numerosa como para impulsar a los españoles no sólo a incorporar a los indios locales al régimen de la encomienda, sino incluso a establecerse a la vera de esos sitios. Es así que, para mediados de la década de 1570, encontramos ya a los españoles asentados en varios de los principales centros de población tepehuana del altiplano septentrional. Entre ellos destaca, por ejemplo, San Juan del Río, sitio sumamente importante que había sido incluso escogido por Francisco de Ibarra al tiempo de sus primeras expediciones en la provincia, como base de operaciones y centro de abastecimienro.v'" Unos años más tarde, en 1575, el párroco de Santa Bárbara describía San Juan del Río como un extendido "pueblo de indios'; donde había hasta 300 vecinos indios que "vivían en policía" y sembraban maíz. Para esa época, añadía Miranda, los españoles habían ya construido una iglesia en el lugar y habían abierto varias estancias cerealeras y de ganado.67l En esa misma relación, Juan de Miranda describía cómo los españoles se habían asentado en otros "pueblos" tepehuanes como los de Valle de la Poana y Avino, donde había ya una docena de estancias de labor en cada uno de ellos, .y en el caso del segundo, de 6 a 7 "pueblos de indios'; los cuales albergaban en conjunto un medio millar indios. En Conero, por su parte, había tres "pueblos" de "indios de paz" y unos 50 españoles que habían abierto varios ingenios de beneficiar metales y lo mismo relataba para el Valle de los Palmitos, donde contabilizaba 3 estancias de labor de españoles, situadas en medio de 'cantidad de indios'; de los cuales "algunos" eran de paz, sembraban maíz y vivían "en policía" Por su parte en otros pueblos como Cacaria, La Sauceda o San Lucas, los españoles no se habían asentado todavía, pero Miranda los describía como lugares habitados por indios "sosegados que viven en sus pueblos" sembrando y recogiendo "mucho maíz':672Dos hechos son a destacar de esta situación. El primero, la rapidez con que los colonos lograron incorporar a los indios locales a la

669 Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 564. 670 John L Mecham. Francisco de tbarra ...• pp. 67-69. 671 Relación hecha por Juan de Miranda ...• p. 564. 672 Ibid .• pp. 563. 564 Y 569.

250

vida de la naciente sociedad colonial de esa provincia y segundo, que a diferencia de lo acontecido en el caso de la vecina Nueva Galicia, en la Nueva Vizcaya el proceso se hubiera dado de manera relativamente pacífica. En realidad, la guerra sí estuvo presente en el altiplano neovizcaíno durante la segunda mitad del siglo XVI, si bien merced a la estricta separación que los capitanes de Nueva Vizcaya establecieron desde los inicios mismos de la conquista con respecto de la gobernación vecina, la llamada "guerra a fuego y a sangre" que los españoles de Nueva Galicia emprendieron en contra de los 'chichimecas" no llegó a extenderse propiamente a la Nueva Vizcaya y nunca llegarona generarse durante ese periodo conflagraciones comparables a las que se vivieron allí.67l En la provincia de Santa Bárbara los indios llegaron a quemar, por ejemplo, en 1586 el real de minas de Todos Santos y la villa del mismo nombre. A partir de ese momento, la situación para los españoles se hizo tan precaria que la explotación de minas cesópor completo en la zona durante varias décadas/?" Sin embargo, la reacción de los colonos no consistió en ese caso, ni en intensificar la guerra, ni en huir de esos lugares, sino en refugiarse en un modo de vida eminentemente agrícola, intentando al mismo tiempo restablecer un cierto equilibrio con los indios cornarcanos.f" Podría decirse que ésta fue en gran medida la estrategia seguida por la mayor parte de los colonos del altiplano neovizcaíno, los cuales conscientes de su debilidad en cuanto a número y de los peligros que derivarían de sumergirse en un estado de guerra generalizada con los indios, se guardaron llevar la presión sobre ellos al punto del rompimiento. ASÍ, por ejemplo,en 1591, el gobernador Rodrigo de Río de Losa, informaba a la Corona que si en esa época la explotación de minas era pobre en Nueva Vizcaya, era porque los españoles preferían mantener a los indios de paz no forzándolos al trabajo minero, y aprovechando tan sólo su trabajo para labores agrícolas.676 Este testimonio es bastante emblemático del curso que llevaron desde entonces y durante mucho tiempo, las relaciones entre los españoles y los así llamados "pueblos de indios" de Nueva Vizcaya. Como lo muestra la carta no. 1, para principios del siglo XVII, los colonizadores habían ya logrado extenderse sobre un área considerable del altiplano neovizcaíno y como puede verse igualmente en esa figura, numerosas haciendas habían sido fundadas ya para esa época justo en las inmediaciones de pueblos de indios: (ver fig. 7.1). No en balde, en su descripción de la Nueva Vizcaya hecha en 1601, el obispo Antonio de la Mota y Escobar anotaba, como formando parte integrante de la provincia, junto a los asentamientos de españoles propiamente dichos, una buena cantidad de pueblos de indios. Entre éstos se encontraban no solo pueblos como La Sauceda, Los Palmitos, San Juan del Río, Papasquiaro y otros más, en donde los españoles habían fundado para ese entonces haciendas y explotaciones agrícolas, sino también otros varios en donde no existían todavía entonces asentamientos permanentes de españoles:

E

e e e

673 Hemos analizado este tema de manera mucho más detallada en el capítulo tercero: De reinos lejanos y tributarios inñeles... 674 Este tema ha sido analizado ampliamente

por: Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ..., ver en especial pp. 89.80.

675 tbid.

6

676 AGI, Guadalajara 63, Rodrigo del Río al Rey, Durango, 7 octubre de 1591.

6

251

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El Tunal, Capinamaíz Texamen, Las Cruces o Santa CaFigura 7.1 Pueblos indios en la talina de Tepehuanes (ver la carta no. 1).677 hacia principios En algunos de esos "pueblos de indios': como en San Juan del Río, por ejemplo, Mota y Escobar hacía mención de la existencia ya para esa época de grandes heredades de trigo y huertas pobladas de frutas de Castilla, como la perteneciente al monasterio franciscano establecido allí, descrita como una de las mejores huertas de este reino.678 Sin embargo, no por ello hay que imaginar que la relación entre estos "pueblos de indios" y la sociedad española, era ya comparable a la que prevalecía en el centro de la Nueva España. En realidad, el control que los españoles ejercían sobre esos "pueblos': era todavía bastante precario. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentaron desde esa época los españoles fue, por ejemplo, la imposición de "autoridades indias" sometidas realmente al control de la autoridad provincial. Enfrentados a socíedades indígenas totalmente desprovistas en este caso, de estructuras políticas auténticamente jerarquizadas, el ascendiente real que los 'caciques" y 'gobernadores" indígenas nombrados por los españoles, ejercían sobre sus supuestos "sujetos': resultaba casi siernpre precario y completamente efímero. Tal fue el caso, por ejemplo, en 1600, en la zona de Papasquiaro, en donde los españoles intentaron establecer una "reducción" de indios tepehuanes al estilo de las rnuchas que existían ya por ese tiempo en Nueva España. Para ello, reunieron un número 677 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfic. .., ver en especial pp. 73 Y 86·87. 678 Ibid., pp. 86·87.

...

"" I

Nueva Vizcaya del siglo XVII.

relativamente importante de tepehuanes, trasladados de diferentes puntos de la región, a los cuales se entregaron semillas, animales y aperos agrícolas, con la intención de ponerlos bajo la autoridad de caciques tepehuanes y contando con la custodia y buenos oficios de los jesuitas, incitarlos a poblar definitivamente el sitio y vivir "en policía':679 Sin embargo, el proyecto fracasó estrepitosamente. Incapaces de someter a los indios a su controlo al de sus 'caciques'; los jesuitas se retiraron del lugar y el "pueblo de indios" de Papasquiaro regresó a su estado original. Nuevamente se convirtió en una gran "ranchería'; rodeada de haciendas de españoles, únicas beneficiarias de los tributos en trabajo de sus habitantes. Por su parte, los indios de la zona, sin que dejaran de ser considerados como de "misión" por los jesuitas, fueron puestos en los hechos bajo la supervisión y control de los capitanes del presidio de Santa Catalina de Tepehuanes, fundado en 1622 a unos 45km. al noroeste de allí.680

est rell ye al "pu to lleg jer. en que "pu

681

679 AGI.Contaduría 925, Cuentas de la Real Caja de Durango, 1599-1600, libranza por 500 pesos al capitán Juan de Gor-

la Un

dejuela. aperos entregados a los tepehuanes de Durango; libranza por 2020 pesos al capitán Juan de Gordejuela. aperos

682 G

entregados a los tepehuanes

683 O

de paz de Papasquiaro.

680 Salvador Alvarez, "la hacienda-presidio ..., p. 64.

684 I

253 INDIOS

BOZALES,

INDIOS

DE ENCOMIENDA,

INDIOS

DE REPARTIMIENTO

E INDIOS

DE PUEBLO EN NUEVA VIZCAYA CENTRAL

Puede decirse que, para el primer tercio del siglo XVII, habían quedado ya bien establecidos los elementos básicos de lo que sería a partir de entonces el patrón de las relaciones entre los españoles y los "pueblos de indios" en la Nueva Vizcaya central. Tal y como se presenta en el ejemplo citado de Papasquiaro, una de las grandes dificultades a las que siempre se enfrentarían los españoles en el norte, fue el establecimiento en esos "pueblos" de "autoridades indias' realmente actuantes y ligadas de manera estable y sobre todo efectiva con la autoridad provincial: algo que, como veremos a continuación, nunca llegó a desarrollarse realmente en el norte.681 La ausencia de "caciques" o cualesquier otro tipo de "autoridades" o formas de poder jerárquico entre los indios norteños, derivó en una situación en la cual resultó imposible en la práctica para los colonos, imponerles disciplinas de trabajo complejas, ni mucho menos la entrega puntual y constante de tributos en producto. No es extraño entonces que durante muy largo tiempo en Nueva Vizcaya, el vínculo más importante entre los "pueblos de indios" y la sociedad española, se estableciera a través de la encomienda, tal y como ésta se configuró en el norte. Como se mencionó arriba, una de las principales facultades delegadas originalmente por la Corona en los gobernadores de la Nueva Vizcaya, fue justamente el derecho de distribuir ese tipo de privilegios.682 Como el resto de los aborígenes del Nuevo Mundo,los indios neovizcaínos, eran considerados de entrada como vasallos directos de la Corona y sus tributos, por lo tanto, patrimonio de la misma. Sin embargo, a petición expresa del entonces gobernador Diego de Ibarra, en 1581, la Corona conmutó a los indios neovizcaínos la obligación de pagar tributos reales, por la de otorgar servicios personales a los españoles, los cuales fueron tasados en 3 semanas anuales por tributario.683 Al igual que en otras provincias, los gobernadores de Nueva Vizcaya distribuyeron desde épocas tempranas una gran cantidad de encomiendas, basándose para ello en el principio de asignar a cada beneficiario los indios pertenecientes a un "pueblo de indios'; en particular o a una parte del mismo. Sin embargo, como lo ha remarcado Chantal Cramaussel en varios de sus escritos, ante la inexistencia de mecanismos capaces de asegurarle al encomendero, no ya una provisión de tributos constante, sino siquiera la presencia de sus indios en los tiempos requeridos para prestar sus servicios personales, fueron siempre los propios encomenderos quienes se encargaron de apersonarse en los pueblos de indios y trasladar a sus "protegidos" hasta las haciendas y poblados españoles.s" No

681 Valdría la pena comparar el estatuto y actuación de estos "caciques" norteños, con el papel que jugó este tipo de personaje en zonas ocupadas ruano: Carlos la Universidad

J.

por sociedades

surgidas de altas culturas prehispánicas.

Díaz Rementerfa. El cacique en el virreinata

de Sevilla. Departamento

de Antropología

682 Guillermo Porras Muñoz. Iglesia y estado ...• p. 31. 683 Chantal Cramaussel, Encomiendas ... 684 Ibid. pp. 73-75.

Ver. por ejemplo. para el caso pe-

del Perú. Estudio histórico - iundtco, Sevilla. Publicaciones de

y Etnología Americana, 1977.

254

fueron raros, desde luego, los casos en que los indios se negaron a acompañar "voluntariamenté' a sus encomenderos, ni aquellos en los que éstos, a su vez, recurrieran a las armas y a la comisión de todo tipo de abusos para abastecerse de tributarios. Esto confirió a la encomienda norteña un carácter marcadamente militar e hizo que las relaciones entre españoles y"pueblos de indios'; permanecieran siempre precarias y cargadas de tensiones. Las formas de control que los colonos norteños lograron establecer sobre los pue~ blos de indios de esa región se caracterizaron, en efecto, por su carácter coercitivo y militar, si bien que al mismo tiempo por su naturaleza un tanto laxa. Durante mucho tiempo, encomenderos y capitanes de guerra se encargaron de extraer indios de sus "pueblos" y rancherías para implantarlos por la fuerza en los asentamiento s de espa~ fieles, so pretexto del cumplimiento de sus obligaciones con sus protectores. Pero cabe decir al mismo tiempo que el número de gente que los colonos pudieron trasladar desde los asentamientos de indios hasta sus dominios, fue siempre limitado. La razón, no fue tan sólo la talla de esos conglomerados, los cuales nunca fueron muy grandes, sino también el peligro de guerra siempre latente. Para complementar entonces sus necesidades en granos y mano de obra, los colonos norteño s organizaron, desde épocas muy tempranas, expediciones dirigidas hacia la tierra adentro, en el curso de las cuales "rescataban" granos y otros productos de los indios y organizaban también a un tiempo, capturas masivas de cautivos que eran empleados en los asentamientos de españoles, o inclusos vendidos como esclavos en provincias meridionales del virreinato.r'" En diferentes momentos, como era de esperarse, las relaciones entre indios y espa~ ñoles derivaron en situaciones de guerra, algunas de ellas sumamente violentas, como la gran rebelión tepehuana de 1616~1618, o bien los sucesos de guerra acaecidos en esa misma región prácticamente a todo lo largo del siglo XVII: 1622, 1635~38, 1644, 1646~ 48, 1650~52, 1654~56, 1657, 1665, 1667, 1671 Y1689, por citar sólo los más importantes.686 Pero con todo y la guerra y a pesar de las exigencias y exacciones perpetradas por los conquistadores, el "pueblo de indios" no desapareció de la Nueva Vizcaya. De todos aquellos poblados de tepehuanes que fueron registrados en su momento por Mota y Escobar a principios del siglo XVII y que aparecen en la carta número 1, la mayoría, si no todos, subsistieron a todo lo largo del periodo colonial, e incluso más allá. Puede decirse entonces que a lo largo de los años, los colonos norteños aprendieron, a rnantener un cierto statu quo en sus relaciones con los indios, sometiéndolos al vínculo de la encomienda y con ello a la provisión de servicios en trabajo, o bien obteniendo de ellos productos diversos, pero todo ello siempre dentro de ciertos límites. Estos eran fijados sobre todo por la capacidad de esas sociedades de absorber y tolerar semejantes exacciones. Sin embargo, es un hecho que la institucionalización de la encomienda en Nueva Vizcaya, plantaría el germen para la incorporación del indio norteño al régimen del

"puebl cuenn secuni

reduce muyp el ya c torida a los ( Cristó Maop Franci este ti) como queslI refreru alo lai

La desarr rambu de los humat

dos gn "puebl de sigl San 8;

to del este ai enma; en ese vincia, poco n Indé.6! opera!: Tizon:

La vo lmF 687 AGI,

685 Ver por ejemplo: Chantal Cramaussel. Diego Pérez de Luján ... 686 Hemos citado aquí únicamente,

de arados

a manera de muestra, los periodos durante los cuales se registraron

de la Real Hacienda a capitanes y soldados

involucrados

en acciones de guerra con tepehuanes:

pagos por parte

AGI. Contaduría 925,

Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra, 1622; AGI, Contaduría 926, Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra. 1635'1671; AGI, Contaduría 928, Cuentas de la Real Caja de Durango, Gastos de guerra, 1689.

688 Sobr Agricultor 689 Chan 690 ¡bid..

255

y ),

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el

"pueblo de indios" propiamente colonial. Dentro de ese escenario, el"cacique"o más frecuentemente en el norte, el 'gobernador" de indios, permaneció siempre como una figura secundaria, útil sobre todo en momentos en que los españoles intentaban crear nuevas reducciones de indios o "asentarlos de paz" luego de alguna asonada guerrera, pero con muy poca autonomía y participación real en la vida de sus "sujetos".Ejemplos de ello son el ya citado intento de reducción de Papasquiaro, o el realizado en 1604, cuando las autoridades provinciales pretendieron crear una reducción en Atotonilco para asentar allí a los conchos-robosos, poniéndolos bajo la custodia de un "gobernador" llamado Don Cristóbal, acompañado de un grupo de "caciques': "alcaldes" y "alguaciles" indios: Julio Maopa, Don Andrés, Don Melchor y Díaz Cape (caciques), Esteban, (alcalde) y Don Francisco Alanzuaco y Bautista (alguaciles).687Sin embargo, la historia nos indica que este tipo de dignidades fueron siempre efímeras y poco eficaces. Ello en especial en casos como el aquí citado, en que se pretendía que estos 'gobernadores" y "caciques" no sólo que sirvieran como "intermediarios" entre españoles e indios, sino que mantuvieran bien refrenados a sus "sujetos': Desde luego, en Atotonilco, como en muchísimos otros casos a lo largo del periodo colonial norteño, el ensayo resultó completamente inúti1.688 La mayor parte de lo anteriormente expuesto acerca de las formas de relación que se desarrollaron desde épocas tempranas entre tepehuanes y colonos españoles, es válido también en lo que toca a los vínculos que establecieron los colonizadores con el resto de los indios del centro de la Nueva Vizcaya, principalmente, los conchos y los tarahumaras. A partir de la década de 1620, en efecto, la progresiva incorporación de esos dos grandes grupos etno-lingüísticos a la órbita colonial, provocó que el número de los "pueblos de indios" se incrementar a notablemente en Nueva Vizcaya. Para principios de siglo XVII, la provincia de Santa Bárbara y más particularmente, el valle agrícola de San Barrolomé, se estaba convirtiendo en una de las principales zonas de poblamiento de la Nueva Vizcaya y en el más importante granero de la provincia. Muy pronto, este auge agrícola y poblador derivó en la necesidad de atraer mano de obra indígena en mayores cantidades que en el pasado. No fue por casualidad entonces, si justo por en ese contexto y por esos mismos años, se fundaron dentro de los límites de esa provincia, varias nuevas reducciones de indios, entre ellas la ya citada de Arotonilco y un poco más al sur la de SanJosé del Tizonazo, no lejos de la villa de San Juan Bautista de Indé.689Ambas fueron colocadas bajo la custodia directa de las órdenes misionales que operaban en Nueva Vizcaya, Arotonilco tocó a los franciscanos, mientras que la del Tizonazo pasó a manos de los jesuitas, a la sazón recién llegados a la provincia.690 La entrada de los ignacianos a la escena del norte, inyectó, sin lugar a dudas, un nuevo impulso a la labor misional y con ello a la atracción de nuevos núcleos de población

687 AGI, Contaduría 925. Cuentas de la Caja Real de Durango. 1604-1605, Libranza al protector de los tarahumaras. entrega de arados a los caciques de Atotonilco. te

688 Sobre el papel de 105 "caciques"

'S,

Agricultores

:0,

689 Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• p. 94.

690 ibid..

y "gobernadores"

de paz.,

indios entre 105 indios de guerra del norte ver el capítulo quinto:

indígena a la órbita colonial. Ellos se encargaron, por un lado, de una parte de los viejos pueblos tepehuanes de la provincia como El Tízonazo, San Juan del Río, Santa Catalina de Tepehuanes y algunos de la parte serrana como San Andrés, al tiempo que participaron también en la fundación de las nuevas doctrinas de tarahumaras, al oeste y al norte de la provincia de Santa Bárbara. Así, por ejemplo, en 1610, se fundó a unos 90 km. al oeste del Valle de San Bartolomé, la misión de San Pablo, situada ya al interior del macizo de la Sierra Madre Occidental, establecimiento que fue el primero en donde convivíeron tepehuanes y tarahumaras.v" El auge agrícola y demográfico que se experimentaba por esos años en la provincia de Santa Bárbara, sirvió como acicate para la penetración española sobre la parte de la Sierra Madre ocupada por los tarahumaras. Se trataba de una región poco explorada hasta entonces, pero que representaba, sobre todo, para los españoles una fuente importante de un recurso siempre tan escaso como esencial en el contexto norteño: gente. Fue así que durante el primer tercio del siglo XVII, al tiempo que intentaban normalizar la situación de la provincia luego de la la gran rebelión tepe~ huana de 1616~1618, los españoles se aventuraron cada vez más en el macizo de la Sierra Madre, así como, poco a poco también, en los territorios no menos inexplorados situados al norte del río Conchas. En 1624, fue fundada entonces en la provincia de Santa Bárbara las misiones de Santa María del Cerro Gordo y de San Miguel de las Bocas, situada ésta a la vera del río Florido.692 El caso de esta última misión, resulta particularmente interesante ya que fue formada desde un principio con gente trasladada desde la zona de Nonoava, región situada a unos ciento cincuenta kilómetros al noroeste de la provincia de Santa Bárbara, al interior de la Sierra Madre Occidental.t" De la misma manera fueron fundadas las misiones de San Felipe, sobre el río Florido, para lo cual fueron trasladados hasta allí indios Nonojes, Ococlames y Chizos, provenientes de las llanuras orientales de la provincia, lo mismo que tarahumaras y repehuanes.F" En 1633, fueron fundadas en la misma zona San Jerónimo Huejotitlán con indios tepehuanes,695 mientras que Santa Cruz de Tarahumares y San Nicolas de la Joya fueron establecidas como visitas de esta misión.696 Durante las dos décadas siguientes, una cantidad importante de "pueblos" de tarahumaras y de conchas, fueron puestos así bajo custodia de jesuitas y franciscanos. Se incorporaron primero aquellos situados sobre la parte alta de la cuenca del río Conchas (Carichí, Satevó, Tutuaca, San Lorenzo.y Santa María de Cuevas) y un poco más tarde, más hacia el noroeste, los de la cuenca del río Papigochi: Temeichi, Tomochi y Pachera y otros más. Si bien todos estos "pueblos': así como numerosos asentamientos cercanos de menor talla, fueron en ese entonces registrados como "de misión': el hecho es que todos ellos eran "administrados" a larga distancia, en este caso, desde Satevó,

único lugar considerado Pero, en real las partidas granos que I simplementl cia, igualme conducían CI Como bi granos llega¡ Parral: se ea en esa épocs allí.699 No el conversión ( mejor segun Elprincip obedienci para el so experimer

reino ... 70

Algo sen to, además I de la sierra, partimiento misiones cei además de o Francisco di Al tiernp se fue incren hasta entoru

697 "Catalogo di en: Luis Gonzále: 698 Chantal trar 699 ¡bid.• p. 25· 700 "Noticias de

691 ¡bid .• p. 95.

Naylor • Charles I

692 lbid.

701 Muchos erar

693 tbid.

de Chínipas y Tul

694 ¡bid. p. 98. 695 Guillermo 696 Chantal

quien explicaba Porras Muñoz.

Cramaussel.

El nuevo descubrimiento ...• p. 98.

Peupler

la frontiére

...• p. 97.

I

mara 390·A. Autc

de Guadalupe Pa

257

único lugar en la época en donde habitaban jesuitas en permanencia. Los demás eran considerados como "pueblos" de "visita'; cuya conversión quedaba todavía pendienre.f" Pero, en realidad, la presencia española más importante en esta zona, corrió a cargo de las partidas armadas de civiles españoles que se introducían en la sierra en busca de granos que luego "rescataban': es decir, intercambiaban por productos diversos o bien simplemente tomaban por la fuerza en las rancherías de los tarahumaras. Con frecuencia, igualmente, estas mismas partidas se libraban a la captura de cautivos, que luego conducían como mano de obra a los asentamientos de españoles.F" Como bien 10 ha demostrado Chantal Cramaussel en varios de sus trabajos, estos granos llegaron a convertirse en una fuente de enorme importancia para las minas del Parral: se calcula que el maíz de rescate obtenido en la Tarahumara, llegó a representar en esa época hasta un tercio del consumo diario de trabajadores indios que habitaban allí.699 No en balde, el jesuita José Pascualllamaba la atención sobre el hecho de que la conversión de los rarahurnaras, era vista por los propios españoles de Parral, como su mejor seguro contra el hambre: El principio y ansias del Gobernador

de Nueva Vizcaya era atraer a los Tarahumares

a la

obediencia de nuestro Rey, y en esto no dejara piedra por mover viendo la importancia para el socorro de toda la comarca del Parral de su amistad, pues mediante ella apenas experimenta .

remo ...

necesidad aunque los años sean estériles como lo son de ordinario

en este

700

Algo semejante puede decirse también por el lado de la fuerza de trabajo. En efecto, además de los tarahumaras y conchos cautivos que llegaban desde zonas alejadas de la sierra,"?' poco a poco también se fue organizando un incipiente sistema de repartimiento de indios para Parral y otros asentamiento s españoles, provenientes de misiones cercanas de la Tarahumara Baja como San Pablo o San Miguel de las Bocas, además de otros que venían de las nuevas misiones franciscanas de concho s, como San Francisco de Conchos, Babonoyaba, San Felipe, San Pedro de Conchos y otras más. Al tiempo que el sistema misional se expandía sobre la Tarahumara y la Conchería, se fue incrementando también la presencia de colonos civiles aquellas regiones norteñas, hasta entonces prácticamente impenetrables para ellos. El principal motor de este nuevo

697 "Catalogo de los pueblos y partidos Que pertenecen a la misión de tarahumares Nicolás de Zepeda Rector 1645'1648", en: Luis González Rodríguez, Crónicas de la Sierra Torohumor. ..• p. 197. 698 Chantal Crarnaussel, Haciendas ...• pp 22'30. 699 Ibid .• p. 25· 700 "Noticias

de las Misiones sacada de la Annua del Padre José Pascua\. San Felipe. Junio 29 de 1652.". en: Thomas H.

Naylor . Charles W. Polzer. The Presidio and Militio ...• v.i, p. 398. 701 Muchos eran capturados

en la zona de las barrancas occidentales

de la sierra. alrededor de la zona de Cerocahui a la

de Chínipas y Tubares: Ver por ejemplo. los autos del Gra\. Domingo de Terán sobre la guerra con los tarahumaras en 1689. Quien explicaba Que esa región había entrado en guerra por la acción de los cazadores de cautivos: AGI. Escribanía de Cámara 390·A. Autos de la residencia del general Domingo Terán de los Ríos. Gobernador y Capitán de Sinaloa, Declaraciones de Guadalupe Paredes. 1689.

258

impulso poblador,

se encontraba

en el auge tanto agrícola y minero como demográfico,

que vivieron a lo largo del siglo XVII

las grandes

haciendas

de la provincia

ta Bárbara, y especial Parral y sobre todo, el Valle de San Bartolomé.Y implantarse

en medio de los tarahumaras

no resultó del todo fácil para los españoles.

En 1648, por ejemplo, un grupo de expedicionarios boración

con los jesuitas,

indios de Papigochi,

los indios comarcano s destruyeron

por

muy rápidamente

como fue el caso de las que

(v

norteños,

célebre por su enorme productividad. es interesante

constatar

C(

cómo los españoles no dudaron

Nueva Vizcaya, que era la de Parral y el Valle de San Bartolomé. una parte, incluso considerable, derable de los primitivos

habitantes

absolutamente

de los problemas

no podía resolver

que al igual que en Parral, una

la

en una zona lejana y

reciente, el comercio de larga distancia

saliera de los "pueblos" tarahumaras.

en ese real, especialmente

constatar

sistemática

un sistema de repartimiento,

"pueblos" de tarahumaras misiones-reducciones luego también,

primitivo

conchos y otros

Igualmente

interesante

de Cusihuiriachi

exactamente

ese mismo periodo

de la región minera de Chihuahua,

de Babonoyaba,

San Onofre,

es de

CI

las

C(

por los francisdonde se alzaría

la villa de San Felipe el Real. Entre las más importantes Santa Isabel, San Bernardino,

podemos

citar

San Andrés,

y Bachimba.I'"

702 Hemos analizado este tema en: Salvador Alvarez. "Colonizacién agrícola y colonización minera .... 703 Existen varios relatos publicados de la destrucción de la villa de Aguilar. entre los mejor documentados: Luis González Rodñguez. El noroeste novohispano ...• p. 252; Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri. A tarahumara

colonial

chronic/e 1607-1791. Ragstaff Arizona, Northland Press, 1979. p. 22.

704 Cuando menos un tercio. Para mayores detalles al respecto ver: Salvador Alvarez. "Colonlzadén 56. 705 Guillermo Porras Muñoz. La frontera ...• p. 193. 706 Luis González Rodríguez. El noroeste novohispano ...• p. 238. 707 Salvador Alvarez. Colonización agrícola ...• pp. 40-42.

r~

habían

que tocaba una buena cantidad

de zonas vecinas.I'" El mismo papel jugaron

de conchos, abiertas durante

canos, en el poblamiento

Chuvíscar

en ese entonces.i'"

cómo, ya para finales del siglo XVII, los españoles

puesto ya en marcha

San Pedro

continuaba

en épocas

Lo mismo puede decirse de la mano

de obra, de la cual una estaba formada indios cautivos, tarahumaras, más, cuya captura

el

gc di

Sin embargo,

de abasto. Es indudable

muy buena parte de los granos que se consumían tempranas,

para ese real,

de donde sabemos provenía una parte consi-

de la misrna.i'"

z;

Es muy probable que

del abasto en granos y otros productos

de la región de San Bartolomé,

te

di

en una región lejana y completamente

aislada, situada a más de 200 km. al norte de la última zona poblada de españoles de la

de poblarniento

SIl

pl T

de Santa María de Cuevas y poco después en Coyachi

en abrir un real minero de grandes dimensiones,

la totalidad

CI

Cusíhuiriachi, donde se llegó a fundar, en 1687, un centro minero

En el caso de Cusihuiriachi,

proviniera

ra

"p 1\

en esos territorios

en los alrededores

yel sitio denominado

fundar, en cola-

intentó

en fuga a los españoles.I'" Poco a poco, sin embargo, fueron

nuevas haciendas

se implantaron devenido

Pero muy rápidamente

el sitio, poniendo

apareciendo

armados

una nueva villa de españoles en un sitio cercano al pueblo de

zona rica en suelos fértiles y bien poblada de indios, en pleno cora-

zón de la Tarahumara. completo

de San-

Sin embargo,

agrícola ...• pp. 54-

259 LOS "PUEBLOS"

DE LA TARAHUMARA

y DE LA CONCHERfA

No sin sobresaltos, algunos sumamente serios como las grandes rebeliones de tarahumares, tepehuanes y conchos de los años 1684, 1690, 1694, 1696-98 Y 1703, por citar algunas,708durante el último tercio del siglo XVII y durante la primera mitad del siglo XVIII, el sistema misional no cesó de expandirse. Más y más "pueblos" fueron progresivamente incorporados a la órbita colonial en la Concheríay sobre todo en la Tarahumara, como lo muestra la carta no. 2, donde hemos localizado los principales "pueblos" de misión tanto incorporados por jesuitas y franciscanos en el norte de la Nueva Vizcaya durante el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII: (ver fig. 7.2). Pero a pesar de la expansión, durante todo ese periodo, las prácticas y métodos de control empleados por los españoles frente a los indios norteños, no fueron muy distintos de los empleados desde la segunda mitad del siglo XVI con los tepehuanes. La gran diferencia provino si acaso del hecho de que, herederos finalmente de un largo aprendizaje, los colonizadores refinaron a lo largo del siglo XVII sus métodos para la captación de productos y de fuerza de trabajo de parte de los indios. Sin embargo, el predominio de los españoles sobre los aborígenes norteños nunca fue completo; allí donde su presencia era más firme, las relaciones permanecían relativamente pacíficas y se obtenían granos y gente por la vía de la encomienda, o por la del repartimiento, siempre, por cierto, dentro de ciertos límites. En contraste, en zonas más alejadas, donde su influencia era menor, la actividad de los españoles continuó manteniendo durante mucho tiempo todavía, un carácter mucho más predatorio y el peligro de la guerra siguió predominando. Como puede verse en la carta no. 2, entre el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, el número de "pueblos de indios" se había incrementado más que considerablemente en el norte de la Nueva Vizcaya. Más sin embargo, el simple hecho de llamar "pueblos" a la inmensa mayoría de estos núcleos de población, casi podría decirse que era un abuso de lenguaje. Por lo menos, debería aclararse a qué, exactamente, correspondía esta denominación en el ámbito norteño. Un testimonio del jesuitaJoseph Newmann escrito en 1688, podría aclaramos bastante esta cuestión: Como los tarahumares India Americana, humedad

cultivan el maíz, que constituye

viven en valles amenísimos

el sustento

principal

de toda esta

y siembran los campos ribereños por la mayor

que requiere el maíz para que crezca fecundo y de cosechas centuplicadas.

lo general una fanega produce

cien. A cuantos moradores

Y por

habitan el mismo valle a lo largo

de un río o arroyo, por los vínculos de una estrecha amistad que los unen entre sí, los consideramos

miembros

de un mismo pueblo y tratamos

su iglesia aunque vivan diseminados

de reunirlos en un mismo lugar, con

a lo largo de siete u ocho leguas ... y por el número de

708 Ver, por ejemplo: Susan M. Deeds, "Las rebeliones de los tepehuanos y los tarahumaras durante el siglo XVII en la Nueva Vizcaya", en: El contacto entre los españoles e indígenas en el Norte de la Nueva España, Ciudad Juárez, UACJ, 1992. pp. 9-40.

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o Villa Hacienda ••• Real de minas

incluso al



Tepehuanes



Tarahumaras

con los cál



Conchas de Nueva España

dios" comp

O Indios o I

50km

de español de SanJua

lOOkm

I

I

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Yl

realidad,h Figura 7.2 Nueva Vizcaya central, pueblos

indios,

valles se puede distinguir

principales

el número de pueblos, aunque éstos

del térrniru

tengan muy pocas familías •• .709

1640-175.

En efecto, tal y como sigue sucediendo de aquella época vivían dispersos

Río, como

hoy en día, una gran parte de los tarahumaras

a lo largo de los valles aluviales que se encuentran

fondo de los valles serranos, donde aprovechaban

la fertilidad

en

de la tierra y la humedad

de ríos y arroyos para cultivar el maíz, la calabaza y otras plantas afines."? Si bien, siempre fueron estupendos

cazadores y expertos recolectores."! la forma de vida de la mayor

to disperse

algunas ea:

también p~

Señora del Joseph Ne1

Para mi humaraha

709 Joseph Neumann, Carta latina al provincial de Bohemia contando su experiencia de un año en la Tarahumara, Sisoguichi, febrero de 1682, en: Luis González Rodríguez, El noroeste ..., p. 303. 710 Los trabajos

más importantes

y completos

acerca de la etnografía y vida material de los tarahumaras

Wendell C. Bennett - Robert M. Zing., Los tarahumaras: Indigenista, environment

col. Clásicos de la Antropología and material

711 Ver, por ejemplo,

Nacional

of Mexico: their

culture, Salt Lake Ci!y, Utah, University of Utah Press, 1963.

la crónica de la entrada

del jesuita Gaspar Contreras al valle de San pablo en 1638: Thomas E

Sheridan - Thomas H. Naylor, Rarámuri ..., p. 11, o bien la descripción tarahumares

The tarahumar

del Papigochi en: Luis González, Crónicas ..., p. 302.

P'

siguen siendo:

una tribu india del norte de México, México, Instituto

Mexicana, no. 6, 1978; Campbell W. Pennington,

local, en

del jesuita Petrus Thomas Van Hamme, acerca de los

712 Hemosutili Nueva Vizcaya

t

y viajeros. ViajE

713 Ibid., p. 98 714 Acerca del

Salvador Alvare

261

'"oo N

os

Sisogui-

parte de ellos se hallaba estrechamente ligada con el consumo de plantas cultivadas, de manera que las zonas en donde eran más numerosos, eran aquellas que disponían de mejores y más abundantes tierras agrícolas. En 1765, el obispo Pedro Tamarón y Romeral realizó su visita de la Nueva Vizcaya y en ella informaba que el "pueblo de indios" mejor poblado de la Tarahumara, de acuerdo con sus cálculos, era el de Nuestra Señora del Pilar de Norogachi el cual contaba por ese tiempo con 310 vecinos y era, por lo tanto, uno de los mayores de la toda la provincia. De hecho, dentro de esta categoría el más importante seguía siendo, el viejo pueblo de tepehuanes de San Juan del Río, el cual si bien para entonces estaba prácticamente transformado en asentamiento mestizo, seguía siendo considerado como "de indios" y contaba con 440 vecinos en toda su jurisdicción. El que le seguía, entre los viejos pueblos de tepehuanes, era el de Santiago Papasquiaro con 347 vecinos y lejos detrás venía El Zape, con 109 vecinos. Como podemos ver, a pesar de ser mucho más joven, Nuestra Señora del Pilar de Norogachi, figuraba entre los establecimientos más importantes de su categoría.712 Cabe decir que por ese tiempo, la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, que era sin lugar a dudas el asentamiento más pujante de la provincia, contaba, según el propio Tamarón, con 692 vecinos, de suerte que San Juan del Río, siendo "pueblo de indios" representaba dos tercios de la población de vecinos de la villa de San Felipe y aventajaba incluso al famoso real del Parral el cual albergaba en ese tiempo, siempre de acuerdo con los cálculos del obispo, 428 vecinos en roral."! Pero si bien, estos "pueblos de indios" competían, en cuanto a número de vecinos, incluso con los mayores asentamientos de españoles de la provincia, de ninguna manera ello significaba que la "planta urbana" de San Juan del Río, o la de cualquiera de ellos, pudiera compararse ni con mucho en tamaño y ya no se diga en monumentalidad, con las de San Felipe el Real o Parral. En realidad, las ciudades que ostentaron auténticas "plantas urbanas'; en el sentido pleno del término, se contaban con los dedos de una mano en el norte colonial y San Juan del Río, como la inmensa mayoría de los poblados norteños, seguía siendo un asentamiento disperso de tipo esencialmente rural, cuya "planta" no iba más allá de una iglesia y algunas casas diseminadas alrededor de la misma.?" Esta misma reflexión es aplicable también para el caso de Cuencamé y en un grado todavía mayor al "pueblo" de Nuestra Señora del Pilar de Norogachi, cuya descripción respondía totalmente a la que hacía Joseph Newmann en 1686, citada un poco más arriba. Para mediados del siglo XVIII, después de varias décadas de relativa paz, la Tarahumara había ido cobrando una importancia cada vez mayor para la sociedad española local, en primer término, por su potencial demográfico. Nuestra Señora del Pilar de

siendo: acional

712 Hemos utilizado

para este trabajo la edición de: Pedro Tamarón y Romeral. "Demostración

del vastísimo obispado de la

Nueva Vizcaya (1765) Durango y porciones de Texas Coahuila y Zacatecas" en: Mario Hernández y Sánchez Barba ed .• Viajes

y viajeros. Viajes por Norteamérica, de los

Madrid. Aguilar Bibliotheca

Indiana. 1958. pp. 945'1062. Ver pp. 973.974 Y 982.

713 Ibid .• p. 980. 714 Acerca del problema

de los asentamientos

Salvador Alvarez. "El pueblo rural.. ..

rurales y la naturaleza de las "plantas urbanas" en el norte novohispano:

Norogachi era, como mencionábamos, más que un "pueblo" propiamente dicho, un conglomerado de "rancherías" dispersas a lo largo de las tierras aluviales de ese valle, uno de los más extensos de esa parte de la Sierra Madre. En contraste, este "pueblo" no tenía más 'centro': ni planta inmueble, que una iglesia de muy modestas dimensiones, la cual se hallaba en ese tiempo, por cierto, prácticamente en ruinas.?" Y sin embargo, ello no impidió que el de El Pilar de Norogachi fuera siempre considerado como uno de los principales "pueblos de indios" de la provincia, simple y sencillamente en razón de la cantidad de gente que había allí.7l6 Y es que además del de Nuestra Señora del Pilar, se hallaban en la misma jurisdicción otros "pueblos" casi igual de grandes: San Ignacio de Papahichic, donde Tamarón registró 224 vecinos, San Javier de Tetaguichic con 207 vecinos y San Jose de Paguichic, donde había otros 69.717 Todos ellos, sumados a los 310 vecinos de El Pilar, dan un total de 810 vecinos en la jurisdicción misional de Norogachi, la cual podía competir entonces, incluso con ventaja, con casi cualquier asentamiento de españoles o de indios en la provincia. Lo mismo podría decirse de los "pueblos" de la misión de Papigochi, donde se encontraban la cabecera, Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Papigochi, en la cual había, de acuerdo siempre con Tamarón, 184 vecinos, además de San Javier de Muguriachi, con 251 vecinos, Basuchil con 200 vecinos y San Ignacio de Pugiburachi, con 92 vecinos. El total era entonces de 727 vecinos, lo que hacía de la de Papigochi,la segunda jurisdicción misional de la Tarahumara.I'" Detrás de Norogachi y Papigochi, se encontraban las misiones de Santo Tomas, con 543 vecinos, Carichi con 402, Gueiguachic, con 359, San Francisco de Borja, con 366, Tomochic, con 349, Nonoava, con 200, Sisoguichi, c,?n 388, San Andres, con 318 y Temeichi, con 384, por citar únicamente aquellas con más de 300 vecinos registrados."? Continuando por este tenor, veríamos entonces que en el conjunto de las misiones de la Tarahumara alta, el obispo Tamarón llegó a registrar un total de 6597 "vecinos" indios, los cuales, añadidos a los 651 vecinos registrados en los 14 "pueblos" de la Tarahumara Baja,no nos dan una idea de lo que esta dilatada región podía significar para una sociedad como la norteña colonial, aquejada desde siempre de una fuerte precariedad demográfica.72I Sin embargo, como hemos visto, la relación entre los tarahumaras y los vecinos españoles de la provincia, estuvo siempre muy lejos de ser puramente "misional" De mucho tiempo atrás, la Tarahumara había operado como una gran "reserva" de granos y de mano de obra para la sociedad española local y la expansión misional en la zona no había hecho sino acentuar el fenómeno. Como lo ha mostrado ampliamente 715 La iglesia actual de Norogachi fue. en realidad. obra de 105 franciscanos. quienes luego de la expulsión de 105 jesuitas. reconstruyeron in Mexico's

y remodelaron

tarabumaro,

totalmente

Tucson,

el modesto edificio que existía en el lugar: Paul M. Roca. Spanish

Iesuit

churches

un vas asentar

blos dI de Can Río y 1 misma llabanl Santa E lospue comod San M: Joya,Sa noyaba, igualme Napave Este Vizcaya civiles,1 de influ: de la a« mientos frecuent trario, el y conch,

fue siem territorir

con gran los tarah misión, ! Figueroa ministraí XVII,ap misiones yachi yel

University of Arizona Press. 1979. pp. 70-71.

716 Ver por ejemplo 105 testimonios

recopilados

en: Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri ...• p. 117. 722 Chantal

717 Pedro Tamarón y Romeral. Demostración ...• p. 982.

723 Ibid .• p.

718 Ibid .• p. 983.

724 Ver por I

719 Ibid. pp. 982-984.

estado libre,

720 lbid, pp. 980-981. 721 Ver al respecto: Luis Aboites, Norte precario: poblamiento México - CIESAS. 1995.

Chane

y colonización

en México (1760-1940). México. El Colegio de

Mirafuentes G la Dirección d 725 Chantal (

onde

no los e la ilar, CIO

pía eCI-

os y que sde

nos o la nos De

uitas, rches

Chantal Cramaussel, para la década de 1720, los españoles habían ya puesto en marcha un vasto sistema de repartimientos en trabajo, del cual beneficiaban los principales asentamiento s de españoles de la provincia y que tocaba a una gran cantidad de "pueblos de indios". En el sur, Durango beneficiaba de indios de repartimiento llegados de Canatlán y El Tunal; Cuencamé de los del Río Nazas, mientras que San Juan del Río y Papasquiaro, recibían indios de su propia región. Sin embargo como explica la misma autora, la mayor actividad de ese tipo se encontraba en el norte, donde se hallaban las misiones, mucho más jóvenes, de la Tarahumara y la Conchería. Así, Parral, Santa Bárbara y el Valle de San Bartolomé, beneficiaban de repartimiento s llegados de los "pueblos" de conchas de Atotonilco, San Francisco de Conchas y Babonoyaba, así como de "pueblos" de la Tarahumara Baja como San Pablo, San Gerónimo Huejotitán, San Mateo, San Ignacio, Santa Cruz, San Felipe de Tarahumares, San Nicolás de la Joya, San Javier y San Francisco de Borja. A Chihuahua llegaban los conchas de Babanoyaba, Julimes, San Gerónimo, Chuviscar y Santa Isabel (en estos dos últimos vivían igualmente tarahumaras), así como tarahumaras de Satevó, Temeichi, San Lorenzo, Napavechi, Sainápuchi, Matachi y YepÓmera.722 Este sistema, al cual llegó incluso a dársele el nombre de "mita" en la propia Nueva Vizcaya.?" es una muestra de cómo, poco a poco, los españoles, tanto misioneros como civiles, habían logrado atraer un número cada vez más grande de indios hasta su área de influencia: una transformación que, por cierto, no fue ni con mucho fruto solamente de la acción misional. De hecho, nunca existió una separación tajante entre establecimientos civiles y misionales en la Nueva Vizcaya central, semejante a la que se evoca frecuentemente en la historiografía para el caso de Sonora, por ejemplo.P' Por el contrario, en el caso de los "pueblos" de misión tanto de tepehuanes, como de tarahumaras y conchas, la presencia de haciendas de españoles cercanas a los "pueblos de indios" fue siempre muy importante. Esta práctica, que había sido, como vimos, la regla en territorios tepehuanes desde tiempos de la conquista, se reprodujo más tarde también con gran fuerza en las regiones de tarahumaras y conchas. Sabemos, por ejemplo, que los tarahumaras de San Felipe y San Gerónimo Huejotitán, no radicaban en la propia misión, sino en la hacienda cercana perteneciente a sus encomenderos (Salvador de Figueroa y sus sucesores) y que los padres en ese caso se limitaban únicamente a administrar los sacramentos a los indios.72s Más tarde, durante el último tercio del siglo XVII, aparecieron también numerosas haciendas, por ejemplo, entre los pueblos de las misiones de la Tarahumara Baja del norte (San Lorenzo, Santa María de Cuevas, Coyachi y el pueblo de indios de Cusihuiriachi, entre otros) lo mismo que entre diferentes

722 Chantal Cramaussel. Encomiendas.

repartimientos ...• pp. 81-85. ver en especial la carta de la p. 83.

723 Ibid .• p. 81. 724 Ver por ejemplo:

Sergio Ortega Noriega - Ignacio del Río coords .• Historia general de Sonora 11. De la conquista al

estado libre y soberana io de

de Sanara.

Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora. 1985. pp. 37-70. Igualmente: José Luis

Mirafuentes Galván. "El poder misionero la Dirección de Estudios Históricos

frente al desafío de la colonización

dellNAH

civil (Sonora siglo XVIII)". Historias Revista de

no. 25 octubre 1990·marzo 1991 pp. 91-103.

725 Chantal Cramaussel. Poblar la frontera ...• p. 404.

"pueblos" conchos otros

como San Francisco

de Conchos,

Babonoyaba,

Nombre

de Dios y

LC

más.726

La constante

interacción

entre españoles e indios, surtió, a la larga sus efectos. Para

la década de 1730, la alhóndiga poblamiento

de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua,

en esa época, recibía granos, maíz y trigo, en proveniencia

región. Entre sus principales San Barrolomé,

abastecedores,

con sus grandes haciendas,

como Julimes,

Chuvíscar,

Bachimba,

San Francisco

de Conchos,

ra, Namiquipa,

Temeichi,

enviaban

así como los "pueblos" tarahumaras

también

una vez puestos

libranzas

correspondienres.?"

vendidos

a españoles

misionero

Yepórne-

de sig todaví

de granos provenien-

cios espirituales:

eran pagados

Pero, en cambio, los granos

de Chihuahua,

de quien se expedían

siglos de presencia

española

ración de las primeras

o como contraparte

ya parte del tributo.

en tierras de tarahumaras

en Nueva Vizcaya la aparición

en el norte: la transformación

de un fenómeno

blos pl o

sus net

por ellos de y servi-

En efecto, después de casi dos de la instau-

que ést en que tributo como s un cort

y de conchos, finalmente se

transita

hasta entonces

logrado

de una serie de núcleos de población

en "pueblos de indios" propiamente

11

extend

ni mucho menos, por el

en Nueva Vizcaya y a un siglo de distancia

misiones

siglo

las

a la alhóndiga

de su protección

De hab

autént

al precio corriente

enviados

en general, no eran a su vez comprados,

es decir, formaban

coloni se

de "mercado'; en el sentido propio del térrníno.?"

para su "manutención"

mesa; partic

de Chihuahua.?"

que la llegada sistemática

en la alhóndiga,

impla calcul

Incluso, algunos

a "sus" indios, sino que los tomaba de los que le eran entregados

manera obligatoria

esbozaba

de Papigochi,

Isabel y

como Basaraca y San Ignacio de

al "padre" del "pueblo de indios'; a nombre

en ese momento,

Santa

hasta un lugar como la alhóndiga

de un puro mecanismo

los granos

de Sonora,

sus granos a la alhóndiga

tes de "pueblos de indios" norteños, Cierto,

de Dios, Babonoyaba,

Basuchil, Santo Tomás, Satevó y Nonoava.

Desde luego, sería ingenuo imaginar era producto

no solo la región agrícola de

sino también "pueblos" de indios conchos,

Nombre

"pueblos" de pimas de la lejana provincia Sonora,

se hallaban,

en pleno

de una amplia

A va Es

desconocido

indígena

norreña,

tributarios.

rrusione tributo! to que, jesuitas, ras, no f existían proporcl rnaras, c

726 Salvador Alvarez. Colonización

debemos

agrícola ...• p. 42.

reduccio

727 lbid, p. 57. 728 Respecto de la pertinencia

del uso del término "mercado" en este tipo de contexto ver. por ejemplo: Ruggiero Romano.

American Feudalism. Hispanic American Historical Review 64. no. 1. feb 1984. Duke University Press. pp. 121-133.Traducido en: "El feudalismo Autónoma

americano".

Metropolitana.

en: Antología

ejemplo.

de Chihuahua, las transacciones

a nombre del misionero

las transacciones

luan Varro. misionero

Ruggiero Romano. México. Instituto

Mora - Universidad

administ

Cuadernos de Secuencia. 1998. pp. 28-42.

729 En las cuentas de la Alhóndiga aparecen rotuladas

de un historiador:

actividad

responsable

con granos provenientes

de los "pueblos de indios"

del envío. En el caso de los granos llegados de Papigochr, por

aparecen a nombre del padre Navarrete. mientras que las de Santa Isabel a nombre del padre

allí. En cambio las de Guazaraca, o Bazaraca. en Sonora. aparecen sólo a nombre "del padre" de ese

lugar: Salvador Alvarez. Colonización

agrícola ...• p. 59-

730 Ver. por co, Escuela t Social. die. 1\ 731 Ver por México. Fond

LOS TRIBUTARIOS

sy ara eno

de enua, 728

nte las ao rel de

no, ido dad

os" por dre ese

NORTEÑOS

Al principio de este ensayo hacíamos mención de cómo, en el centro de la Nueva España, en el lapso de tan sólo unos cuantos años, los españoles habían logrado implantarse en tierra de indios e incorporar a la categoría de pueblos tributarios, se calcula que, más de 2000 núcleos de población aborigen yeso únicamente en el área mesoamericana. En contraste, como hemos podido darnos cuenta, en el norte y más particularmente en la Nueva Vizcaya central, este mismo fenómeno había tomado más de siglo y medio tan sólo en despuntar. Sin embargo, como veremos a continuación todavía entonces, es decir, a mediados del siglo XVIII, e incluso a finales del periodo colonial, la mutación estaba muy lejos de haberse completado. Desde principios del siglo XVII, las misiones, tanto jesuitas como franciscanas, se habían convertido en un elemento insustituible para la puesta en marcha de un auténtico sistema de repartimientos en el norte y es interesante constatar cómo, un siglo más tarde, era también en el ámbito misional donde aparecían los primeros pueblos propiamente tributarios en el norte. Poco a poco, en efecto, los misioneros habían extendido su papel como "evangelízadores" al de protectores y gobernantes efectivos de sus neófitos indios y en tanto que tales, al de supervisores de los tributos en trabajo que éstos dispensaban a la sociedad española. El paso siguiente, consistiría entonces en que los misioneros pasaran de ser "protectores" de los indios y supervisores de sus tributos, a auronombrarse donatario s de los mismos y colocar por lo tanto a los indios como sujetos de una suerte de jurisdicción privativa depositada en ellos. Se trataba de un corto trecho que los jesuitas, más que los franciscanos, por cierto, se aprestaron a transitar. El primer paso estaba dado y consistía justamente en la manera como habían logrado convertirse, por un lado, en gestores directos de los bienes que generaban las misiones, especialmente el ganado y al mismo tiempo en beneficiarios ya no sólo de tributos en trabajo, sino ahora también, en productos. Cabe decir llegados a este punto que, contrario a una idea muy difundida en la historiografía sobre las actividades jesuitas, los productos y en especial, los granos que salían de las misiones tarahumaras, no fueron necesariamente producto de la explotación de las "tierras comunales" que existían en ellas por parte de los propios indios, sino quizás solamente en una pequeña proporción. En ocasiones se ha comparado la gestión de las misiones jesuitas tarahurnaras, con la organización de las famosas misiones del Paraguay.no Sin embargo, no debemos dejar de lado que en aquella región los jesuitas llegaron a constituir verdaderas reducciones, esto es establecimientos nucleares con población concentrada, dedicada a actividades productivas múltiples, algunos de ellos de talla importante y sujetos a una administración, al menos en principio, centralizada."! Sin embargo, este no fue el caso 730 Ver, por ejemplo:

Ricardo León García, Las misiones jesuitas en Cnihuabuo: la cuenca del Papigochic 1700-'767, Méxi-

co, Escuela Nacional de Antropología

e Historia, Tesis Profesional para optar por el título de Licenciado en Antropología

Social, die. 1982. 73'

Ver por ejemplo:

Alberto Armani,

Ciudad de Dios y Ciudad del Sol: el Estado jesuita

de los guoraníes

México, Fondo de Cultura Económica, Sección obras de historia, 1987, en especial, pp. 96 Y ss.

1609'1768,

266

de la Tarahumara, semejantes.

donde nunca llegaron a organizarse

Por el contrario,

patrón de residencia ron, tanto violentas

centros de poblamiento

indígena

si algo se opuso siempre a la labor de los misioneros,

disperso

de los tarahumaras

y las múltiples

como pacíficas, para evitar ser justamente

mente el abasto de las misiones de tarahumaras

maneras reducidos.

fue el

Poro

Tradicional-

en el

de la

sino de manera muy

intensa también entre los gentiles. Esta nunca fue una tarea fácil sobre todo en regiones alejadas de la vida española, como las de las nuevas misiones tarahumaras, suitas, en ausencia de civiles armados, sufrían toda clase de penalidades Un ejemplo de ello nos lo proporciona

para abastecerse.

cuando

intentaba

de ellos por medio de sus inrérpreres.I" Para los misioneros

de ese tipo situaciones,

consistió casi siempre en recurrir simplemente

y solicitar a los gobernadores de "rescatar" bastimentos los repartirnientos.P! Juan Antonio

obtener

la solución ante

a la justicia secular

y alcaldes mayores, el envío de fuerzas armadas encargadas

y obligar a su vez a los reacios a asistir tanto a la doctrina como a

Tan fue así que todavía, en 1740, el entonces misionero de Tomochi,

de Oviedo, escribía sin ambages que sin soldados difícilmente

se sostendrían,

sido

de la burla que hacían de él los

"indios bozales'; esto es, gentiles no sujetos a los españoles, bastimentos

donde los je-

el misionero Joseph Pallares, quien habiendo

en 1689, se quejaba amargamente

enviado a Cerocahui

las misiones

en especial en tiempos de malas cosechas, pues en ese tipo de circuns-

tancias los tarahumaras

con facilidad.I" Lo que es más, el mismo jesuita

se dispersaban

advertía que la presencia de cuerpos armados en las zonas de misión, no sería únicamente para forzar a los indios a no abandonar tegerlos de la llegada y asechanzas

los recintos misionales, sino sobre todo para pro-

de los innumerables

españoles, mulatos y gente foránea

de todo tipo, que circulaba sin cesar entre las misiones, incitando conductas

pecaminosas,

e incluso mezclándose

y quedándose

a los neófitos a adoptar

a vivir con ellos:

•.. toda esta tierra está llena de españoles, mestizos, negros, mulatos, coyotes e indios de fuera. Todos ellos hacen uso de los tarahumaras

y lo que es peor, usan de las mujeres tara-

humaras. Los indios se van aclarando y perdiendo su color natural .•. 735

El misionero y colonizadores.

Al tiempo en que Oviedo escribía su informe, en efecto, la Nueva Viz-

arrancado

desde el último tercio de siglo

732 Carta del padre Joseph Pallares al padre provincial

demográfica

que había

XVII,736 y que había tenido como una de sus

Bemabé de Soto. Batopilas

24 de abril 1689. en: Luis González

733 Numerosas referencias al respecto se encuentran en: AGI Patronato 236. Testimonios

sobre la destrucción

de las mi-

Juan Antonio

de Oviedo. Tomochi nov 23 1730. AGN Archivo Histórico de Ha-

cienda 278-7. en: Thomas E Sheridan - Thomas H. Naylor. Rarámuri. p. 74.

prime que s

H para; la enc

India, palrru serían

propu más n

mente prove torios des p( Casta

imp~1 tán dr

se hab embaí Ríos,

Sa

tierra¡ deest:

tierra!

1743: 737Sah

sus prov

740 Sal\

741 AGI 7 Sitios

735 Ibid .. 736 Esta coyuntura

la prc

739 Esta

y pimas. 1690.

734 Carta de Javier de Estrada al provincial

nazar

738 Sob

Rodñguez. Crónicas ...• p. 139.

siones tarahumaras

teras) que 1;

delO!

tocaba allí un punto nodal en la evolución de las relaciones entre indios

caya central se hallaba al final de un largo periodo de expansión

norte

que emplea-

y conchos, dependió principalmente

colecta de granos que se hacía no sólo entre los propios misionados,

prino

larga ha sido estudiada

por: Chantal Cramaussel, Poblar la frontera ...• en especial pp. 361-434.

742 AGI

118sitio!

a

el

ee. o

es s-

ta te ea ar

os

zía us

tez

principales consecuencias, justamente la expansión de la población española hacia el norte y en consecuencia la del sistema misional hacia la Tarahumara y la Conchería.P" Por otro lado, a la par de esta larga expansión demográfica y territorial, se vivía también en el conjunto de la gobernación de la Nueva Vizcaya (incluyendo las provincias costeras) a un periodo de crecimiento explosivo de la gran propiedad territorial, que hacía que la esa invasión de foráneos en los poblados de indios, resultara cada día más amenazante para los misioneros. Una idea clara de la intensidad con la que estaba creciendo la propiedad territorial en Nueva Vizcaya, entre el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, nos la dan los numerosos procesos de composición de tierras que se entablaron durante ese periodo. Hemos hecho para trabajos anteriores, un análisis de 256 composiciones de tierras para altiplano central de la Nueva Vízcaya?" Esta documentación muestra claramente la enorme predominancia que estaba alcanzando la gran propiedad en esa parte de las Indias, merced a una muy activa adquisición de tierras de todo tipo, por parte, principalmente, de los grandes hacendados locales: un fenómeno que no tardó en inquietar seriamente a las misioneros, en especial a los jesuitas. Si bien la expansión de la gran propiedad por la vía de la composición y titulación de tierras en el norte fue, en general, más temprana y activa en las zonas de más antiguo poblamiento que en aquellas nuevamente colonizadas."? para el primer tercio del siglo XVIII, varios poderosos hacendados, provenientes sobre todo del Valle de San Bartolomé, se habían ya aventurado en los territorios de reciente conquista al norte del río Conchos, donde estaban adquiriendo grandes porciones de territorio. Personajes como Juan Cortes del Rey, Marcos Fernández de Castañeda y Alonso de Leyva Isasi, poseían ya para principios del siglo XVIII haciendas importantes en la zona de Cusihuiriachi y el río Papigochi,"" mientras que el viejo capitán del presidio de Conchos y protector de los tarahumaras, Juan Fernández de Retana, se había convertido en gran hacendado y propietario en San Francisco de Conchos.?" Sin embargo, a quienes más temían los misioneros era a personajes como Bias Cano de los Ríos, quien tan sólo en 1706, había registrado y compuesto, de un solo golpe, la friolera de 106 sitios de ganado mayor al norte de la provincia de Santa Bárbara.742 Sabiendo que al igual que los anteriores, muchos otros españoles estaban registrando tierras en zonas cercanas a las misiones, los jesuitas, en particular, intentaron protegerse de esta avanzada, solicitando a las autoridades provinciales que se les midieran y titularan tierras a las misiones, como lo explicaba largamente Lorenzo de Gera a su provincial en 1743: 737 Salvador Alvarez, Colonización

agrfcola ...• p. 34.

738 Sobre un total de 1024 registradas hasta el momento para el conjunto de la gobernación de la Nueva Vizcaya. incluyendo mi-

sus provincias coste ras. Para un primer análisis de conjunto de todos estos datos: Salvador Alvarez, Tendencias regionales .... 739 Esta es una de las conclusiones

Ha-

740 Salvador Alvarez, Colonización

a las que llegamos en: Ibid .• p. 150. agrícola ...• p. 67.

741 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Ourango, 1706. Cobros por composiciones. 7 Sitios de ganado mayor registrados

Cobro por composición

de

y poblados por Juan Fernández de Retana. capitán del presidio de Conchos.

742 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Durango, 1706. Cobros por composiciones.

Cobro por composición

118 sitios de ganado mayor medidos con Bias Cano de los Ríos. vecino del Valle de San Bartolomé.

de

p

:z68



...Y este es un punto que v.r. debe hacer mucho caso, porque no suceda algún alboroto y de estos indios. Vr, ha de representar

alzamiento juez medidor

que pretende

registrarles todas las tierras y restriñirlos

media legua para su manutención;

cosa totalmente

y Cédulas ex-

indi

no se registren sus tierras con

I

Y todas estas

dici

algunos en-

ciór

del señor virrey:

bas:

que los indios han hecho algún beneficio y las han poseído ad immemorabili. tendidos

con harto sentimiento

de los indios lo que me han exhortado

en esa materia que de relación a v.r. y saque un despacho apretado

que ningún juez se meta en tierras de indios y sus comunidades, misioneros

nin]

en que entran también los

cabezas de ellos, cuyas tierras, estancias, etcétera son irregistrables,

poseídas por los indios an inmmemorabili

con

al corto término de una

contraria a las Ordenanzas

pedidas en favor de los indios, en las cuales los reyes prohíben leyes se atropellan

cerc

al sr. virrey las vejaciones que les hace el

y ti1 168

como cosas

y las han cedido a los padres para manutención pues se vieron muchos padres

la B

por quedarse con ellas y tener lejos los españoles de las misiones, pues

fici.

era harto perjuicio y molestia para los indios, pues fueron causa del último alzamiento .•• 743

An1

suya propia, de ellos y sus iglesias. Lo cual no se ha guardado obligados a pagadas

La respuesta

do una serie de ordenanzas

de sus sujetos.

ciuc

concernientes

de "cuadrillas" fijas por cada pueblo,

nin

al trato con los indios. En ellas se disponía

ser reducidos

a pueblos donde estarían

y caciques, los cuales, además levantarían

Para los repartimientos

dirigió una

de la Nueva Vizcaya, José de Cosío y Campa, contenien-

que los indios "vaganres', deberían todia de misioneros

bajo la cus-

1746 el virrey Horcasitas

no tardó en llegar. En octubre de

cédula al entonces gobernador

por por dier par; arel

se ordenaba

la organización

padrones

las cuales saldrían a laborar por lapsos máximos de un mes, quedando

cada "capitán de

cuadrilla" al cargo de la vigilancia de sus indios, con cargo de velar por que regresaran todos a sus pueblos y cobraran

sus salarios. Prohibía

igualmente

sidio, justicias

ordinarios

jurisdicciones,

ni sacarlos por su cuenta para hacerlos trabajar para ellos?"

Como lo hemos

y alcaldes mayores, organizar

a los capitanes de pre-

en Nueva Vizcaya por esos riempos+" de proteger

padres y reglamentar las ordenanzas adjudicarían

Para las autoridades,

sus servicios personales.

contenían

un capítulo

de es-

que el sistema seguía teniendo en efecto, era muy claro que

a los indios seguía siendo confiados

a la custodia

de los

Sin embargo, además de todo lo anterior,

más en el cual se asentaba

que, en adelante,

se

600 varas medidas por cada viento, de tierras buenas a cada pueblo de in-

dios, sin menoscabo

de las éstos tuvieran ya en posesión

tivo era que estos pueblos dispusieran propio mantenimiento. 743 Lorenzo de Gera visitador

y uso,146 Desde luego, el obje-

de tierras medidas y tituladas

Esto, por otro lado, para los misioneros

que aseguraran

resultaba

IY,I 14;

case

en Nueva Vizcaya: la expedición

es una buena muestra de la importancia

la mejor manera

s de "mita" en sus

evocado ya, el uso del término "mira" para referirse a los repartí-

mientos de indios, no era casual, ni infrecuente tas ordenanzas

repartimiento

prol 1

su

muy práctico

pud rras real

legu

aled

la m loca

mec

rad

Ch~ tenc

de la Tarahumara al provincial Cristóbal de Escobar y Llamas. San Felipe el Real 19 de enero

de 1743. en: LGlez 1984 337

747 I

744 Ricardo León García. Las misiones jesuitas ...• pp. 35-36.

anata

745 Chantal Cramaussel, Encomienda.

748 E

repartimientos ...• p. 80.

746 Ricardo León García. Las misiones jesuitas ...• pp. 35.

El Pal

y conveniente a la hora de rechazar intrusos que pretendieran asentarse demasiado cerca de "sus" indios. Sin embargo, 10 más interesante de estas ordenanzas, es que, en el contexto de la Nueva Vizcaya, disponer que se midieran y titularan tierras a pueblos de indios, por parte de la autoridad virreinal, constituía en sí una enorme novedad. En razón de su naturaleza de provincia de frontera, en la Nueva Vizcaya la expedición de títulos de tierras por parte de la autoridad reales, lo mismo que la introducción del procedimiento institucional de la composición de tierras, fueron fenómenos bastante tardíos ambos. Las llamadas "cédulas de composiciones" de 1591, no tuvieron ningún efecto en la Nueva Vizcaya y de hecho los primeros trámites de composición y titulación de tierras de que se tenga registro para esta provincia, datan solamente de 1685. Fue en ese momento que, por disposición de la autoridad real, los oficiales de la Real Hacienda de Durango se encargaron de los cobros medias anatas a los beneficiarios de composiciones y títulos expedidos por la autoridad real en la provincia.I" Antes de eso, los vecinos de la provincia ampararon siempre la posesión de sus tierras por medio de títulos de merced, expedidos por los gobernadores, o por delegación suya por los alcaldes mayores.748 Como lo hemos mencionado aquí, los gobernadores expidieron numerosos títulos de encomienda, lo mismo que mandamientos y ordenanzas para repartimientos, más sin embargo, no hemos encontrado hasta la fecha, ni en el archivo de Durango, sede de la gobernación, ni en el de Parral o en el de Chihuahua, ciudades donde los gobernadores de la provincia habitaron por largos periodos, ni en ningún otro, título alguno de merced de tierras expedido por los gobernadores de la provincia, para pueblos de indios. Recordemos, sin embargo, que según las ordenanzas de tierras emitidas por Felipe IV, incorporadas a la Recopilación de las leyes de los reinos de Indias en su libro IV, títulos 14,15,17,18 Y 19, indicaban que los pueblos situados en regiones de frontera, en este caso los de la Nueva Vizcaya, debían ser dotados con una legua cuadrada por "razón de pueblos': Estas disposiciones se convirtieron en un principio rector de la política de tierras en la Nueva Vizcaya a partir de entonces. Así, por ejemplo, en 1747 cuando se realizaron las medidas de los ejidos de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, la legua cuadrada de la cual habían disfrutado por casi medio siglo los pueblos de indios aledaños a la jurisdicción de la villa, en este caso, Nombre de Dios y San Gerónimo con la misión de Santa Ana de Chinarras, fue rigurosamente respetada por las autoridades locales. Incluso, en el caso del primero, dado que la traza original de los ejidos les afectó media legua de tierra por el lado de Oriente, se dispuso que la misma extensión les fuera restituida por la banda contraria. De ese modo, el contorno de los ejidos de la villa de Chihuahua, debió de amoldarse a la presencia de esos pueblos, lo mismo que a la existencia de haciendas como las de Tabalaopa, Dolores, Mápula, La Laborcira, Los Fresnos

747 AGI, Contadurfa 928, 1685, Cuentas del tesorero Nicolás de Medina y del Contador Pedro de Iriarte, Cobros de medias anatas por composiciones 748 Existen numerosos El Paso, serie 476.

de tierras.

ejemplos

de ello en el Archivo Municipal de Parral, reproducido

en: Microfilms

University of Texas

270

y Sacramento, cuya existencia precedió también en varias décadas el trazado de los ejidos. Sin embargo, cabe decir que si bien en el caso de Nombre de Dios, por ejemplo, vemos al gobernador de los naturales del mismo, abogar por que sus tierras no se vieran afectadas, sin la intervención de los franciscanos que administraban esa misión. Igualmente, en el caso de San Gerónimo y Santa Ana de Chínarras, la negociación con las autoridades de la villa corrió directamente a cargo del visitador jesuita Gregorio Hernández, quien incluso solicitó se suspendieran medidas y se le restituyeran a la hacienda de Tabalaopa, las tierras que, de acuerdo con este personaje, le habían sido usurpadas por el pueblo de indios de Nombre de Dios, administrado por los franciscanos los cuales, desde luego, se opusieron a lo dicho por el visitador jesuita,749 Es claro que la disputa larvada que existía desde hacía tiempo entre jesuitas y franciscanos por las tierras aledañas al pueblo de Nombre de Dios y la hacienda de Tabalaopa, coadyuvó de manera fundamental para que las tierras de ese pueblo de indios fueran respetadas durante esa medida de ejidos. Sin embargo, la gran debilidad de Nombre de Dios y Chinarras, provenía del hecho de que ninguno de los dos dispuso de títulos directamente expedidos y debidamente confirmados por la Corona, amparando sus tierras, lo cual los ponía enteramente en manos de sus tutores misionales en lo tocante a la defensa de sus tierras y otros derechos anexos. Esta situación de dependencia de parte de los pueblos de indios respecto de sus tutores misionales, en cuanto a la defensa de sus derechos fue, de hecho, la norma para el conjunto de la Nueva Vizcaya y la expedición de las ya citadas ordenanzas de 1746, no cambió mucho las cosas. Es posible que a partir de ese momento hayan sido expedidos títulos de merced de tierras para pueblos de indios por parte de las autoridades provinciales. Sin embargo, si así fue, éstos fueron muy poco numerosos y los procesos así emprendidos fueron en todo caso de alcance estrictamente local como lo prueba el hecho de que no fueran debidamente formalizados por elJuzgado Privativo de Tierras de la Nueva Vizcaya. Esto es algo sobre lo cual, nos darán seguramente más luz futuras investigaciones en archivos locales norteños. Lo que sí sabemos, en cambio, es que a lo largo del siglo XVIII, debido a la muy fuerte expansión que se dio en ese tiempo de la gran propiedad territorial norteña,750 numerosos pueblos de indios se vieron afectados en sus tierras por la presión de los latifundistas y que en ese tipo de situaciones.las ordenanzas de tierras de 1685 y subsecuentes, fueron evocadas por aborígenes y misioneros, aunque con resultados variables y en general poco favorables para los pueblos de indios. Hemos citado ya el caso de los indios de San Francisco de Conchos, quienes vieron absorbidas las tierras alrededor de su pueblo por la hacienda de Joseph de Berroterán, capitán vitalicio del presidio de ese lugar, quien tituló allí mismo en 1736, 23Yz sitios de ganado mayor, incluyendo un molino de pan y sacas de agua del río, sin que ello se viera reflejado en protestas o procesos judiciales ante la autoridad real alguna

PO!

yo has

def suit hac bar, rah

situ dad Iria det ten, los j ro e leo, coln hua

175

hao pr01 caso

habí tom tierr en e por los f tierr

rulo

751 AJ firmad

1736. 752 Al

Solkitt

753 A' de Seb 754Ar

tud de 755Ar 749 Linde y remate de cinco leguas a la redonda para ejidos de la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, 1747, Archivo Histórico de la Cd. de Chihuahua, Microfilms 750 "El latifundio

y el poblamiento

grafía y poblamiento,

UTEP, 476-65, 1747.

del Norte de la Nueva Vizcaya. siglos XVII y XVIII", en, Chantal Cramaussel ed., Demo-

El Colegio de Michoacán, en prensa.

Solidn

756 Ar

Título I

en el p

por parte de los Indios."! Tampoco los tarahumaras de Coyachi, Santa María de Cuevas y otros muchos lugares donde sabemos existieron haciendas de españoles, entablaron, hasta donde sabemos, querella alguna contra sus vecinos. Los únicos que, en cambio, defendieron tierras en la zona como pertenecientes la misión, fueron los misioneros jesuitas de San Lorenzo y Satevó, quienes se quejaron ante la Audiencia de la invasión que hacía de sus terrenos Cristóbal Márquez, demandante de tierras en ese lugar. Sin embargo, el proceso terminó sin que se titularan tierras a nombre de ningún pueblo de tarahumaras de la zona. En el sur de la provincia, en los viejos pueblos de tepehuanes, la situación era un poco diferente. Algunos pueblos vieron absorber sus tierras por hacendados sin protestar, como los de Cacaria, cuyas tierras fueron ocupadas por Manuel de Iriarte, quien ocupó las tierras inmediatas al pueblo/52 En cambio, otros viejos pueblos de tepehuanes llegaron a elevar querellas ante la Audiencia contra hacendados que pretendían componer tierras inmediatas a sus pueblos. Fueron los casos, por ejemplo, de los indios de San Juan del Río en 1709 contra Sebastián Quiñónez,7S310s de Papasquiaro contra Juan Gutiérrez dueño de la hacienda de San Nicolás en 1710, los de Atotonileo de Indé contra Joseph García de Larrea poderoso dueño de agostadero de Ramos, colindante con las tierras del pueblo en 1738754 Ylos de El Zape y Santa Cruz de Tepehuanes contra Joseph de Aguirre dueño de la hacienda de Nuestra Señora de Cortés en 1754-1760.755 Sin embargo, en todos estos procesos los ganadores fueron siempre los hacendados, como lo demuestra el hecho de que el Juzgado Privativo de Tierras de la provincia no tituló tierras a ninguno de los pueblos de indios mencionados. Un solo caso escapa a esta regla en Nueva Vizcaya y en él participaron no ya los jesuitas, que habían dejado poco tiempo atrás las Indias españolas, sino los franciscanos, quienes tomaron el relevo de aquellos en muchas de las misiones tarahumaras: se trata de las tierras del pueblo de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Papigochi. En 1770, en efecto, Joseph Gregorio de Mendoza recibió un título "con reserva de confirmación'; por 321,4 caballerías de tierras, colindantes con ese pueblo de indios.756 De inmediato, los franciscanos apelaron a la Audiencia y a la Corona y lograron que se midieran las tierras del pueblo, lo cual sirvió para que recibieran finalmente, dos años después, el título que amparaba la legua cuadrada que se les otorgaba "por vía de adjudicación" y"por 751 Archivo de Instrumentos Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. Libro de Gobierno no. 53. Confirmación de título al capitán Don Joseph Berroterán por 23 sitios de ganado mayor y un sitio de molino. Guadalajara 9 nov. 1736. 752 Archivo de Instrumentos Solicitud de confirmación

Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia, TIerras y Aguas no. 50.

de títulos por Manuel de Iriarte, 15 dic. 1733.

753 AGI Contaduría 873. Cuentas de la Real Caja de Durango. 1733. Medias anatas, Composiciones

de tierras. Composición

de Sebastián Quiñónez en el pueblo de San Juan del Río. 754 Archivo de Instrumentos

Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia, Tierras y Aguas 33. no. 1. Solici-

tud de adjudicación de 34 sitios de ganado mayor colindantes con el pueblo de Santa Cruz de Tepehuanes. 5 junio de 1760. 755 Archivo de Instrumentos Solicitud de composición

Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. Tierras y Aguas 45 no. 16.

por loseph de Aguirre, 68 sitios en agostadero San Salvador. 4 mayo 1760.

756 Archivo de Instrumentos

Públicos del Estado de Jalisco. Real Audiencia de la Nueva Galicia. TIerras y Aguas 40. no. 9.

Título de merced con reserva de confirmación en el pueblo de Papigochi. 20 julio 1770.

de 32 caballerías de tierra a Gregario Joseph de Mendoza. vecino de Basuchil,

razón de pueblo" además de las 32~ caballerías de tierras que le habían sido otorgadas a Mendoza

poco ances."? Cabe subrayar que el de Papigochi

dial" expedido

directamente

íeligres

es el único "título primor-

por la Corona amparando

las tierras de un pueblo de indios

en la Nueva Vizcaya, existente a nuestro conocimiento

en los archivos de la Audiencia.

Al fin, un conglomerado

de indios norteños,

había sido capaz de recorrer el largo cami-

no que iba desde su aparición como pueblo de conquista,

fuente de mano y de productos

por la vía de la fuerza y el saqueo, hasta su lenta transformación finalmente

su incipiente

límites espaciales

consolidación

bien definidos

como una entidad

en pueblo tributario

socio-territorial

y sobre todo reconocidos

y titulados

y

estable, con por la Corona:

esto es, como "pueblo de indios" en el sentido pleno del término.

Dentro

dad, el de Papigochi

resulta ser un caso altamente

de la larga y lenta serie

de transformaciones

que debieron

fenómeno

emblemático

sufrir las sociedades

del "pueblo de indios'; apareciera

de su singulari-

indias norteñas,

antes de que el

en ese ámbito. Y sin embargo,

finalmente

aún después de dos siglos de lenta "integración" a la vida colonial, Papigochi

no era toda-

vía un "pueblo de indios" del tipo de los muchos que habían existido desde largo tiempo atrás en el centro de la Nueva España, o el Perú. Aquí, por ejemplo, los 'caciques" o "gobernadores

indios" no habían jugado sino un papel muy secundario

en la defensa de las

tierras del pueblo y en la solicitud de la adjudicación

de su título, todo ello había corrido

por cuenta de los propios misioneros

Su estatuto

sociedad, eran enteramente

distintos

franciscanos.

y su papel dentro

del que asumían con frecuencia los "caciques" en el

centro de la Nueva España o los 'curacas" en el ámbito peruano/58

Todo esto confirma

el hecho de que, para cuando periodo colonial tocaba su fin, la conversión les" norteños

de la

en indios verdaderamentepolíticos"

habitantes

de los "boza-

de pueblos, era un proceso

que estaba muy lejos culminar. Más sin embargo, vale también la pena recalcar que todo indica que durante

el periodo independiente,

los "pueblos de indios" norteños

ron con esta lenta evolución. A falta de investigaciones ción durante

constatar

del liberalismo

y de las diversas leyes de desamortización

a poco muchos de ellos se fueron afirmando la ley de colonización

igualmente

en la administración

de comunidad.

existiendo,

Sin

y de la a lo largo

sino que poco

cada vez más como tales. Así, por ejemplo,

de los indios se redujeran a los ayuntamientos

a propiedades

y juntas municipales

el 26 de mayo individuales el derecho de

de los terrenos de los indios y en el manejo de los fondos

Dos años después, en 1827, el congreso

pago de sínodos a los misioneros, 757 Archivo de Instrumentos

emitidas

emitida por el congreso del estado de Chihuahua,

de 1825, dictaba que los terrenos vendibles, otorgando

poco conocida.

cómo, a pesar del choque de la independencia

del siglo, los pueblos de indios norteño s no solo continuaron

intervenir

sobre el tema, la situa-

el siglo XIX en este aspecto nos es todavía bastante

embargo, es interesante irrupción

puntuales

continua-

cuyo sostenimiento

Públicos del Estado de Jalisco, Real Audiencia

decidió también

quedaría

entonces

suspender

el

a cargo de sus

y restitución

758 Ver por ejemplo,

de 32 caballerías de tierra, 20 de junio de 1772.

para el caso del Perú: Manuel Burga, De la encomienda

consult parecer 1842,c

pueblos Lejos d ro no p cuales i únicos \ la Coro Temósa

exhibiei hechos acuerdo otros m esratale: sido pr~ parar la¡ conocen si se

qUi

ejemplo en pueb duso en es, el de' Todo in conchos terminó ras, en e aislamie toria

qUl

proceso

I

anterior 1885, cu espeeiale ces en eo las tierra

de la Nueva Galicia, Tierras y Aguas 41 no.

43: Título de merced de a los naturales del pueblo de Papigochi de una legua cuadrada por razón de pueblos por vía de adjudicación

para se:

a la hacienda

tepeque del siglo XVI al XX, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1976, pp. 124 Y ss.

capitalista.

El Valle de leque-

759 Francisc 760 Estosal especial: pp.

761 Francisc

273

feligreses indios.P? Sin embargo, todo este conjunto de disposiciones no bastó todavía para sentenciar a muerte a los pueblos de indios norteños. A partir de documentación consultada, muy probablemente en el archivo del Gobierno de Chihuahua (la cual, al parecer se halla hoy desaparecida), el historiador Francisco R. Almada relata cómo, en 1842, cuando diversos particulares intentaban registrar a su nombre tierras de distintos pueblos de indios, la reacción de éstos había sido ya muy distinta que un siglo atrás. Lejos de admitir pasivamente la adjudicación de sus tierras, los habitantes de un número no pequeño de pueblos de rarahumaras, presentaron diversos documentos con los cuales intentaban acreditar la propiedad de tierras por parte de ellos. Sin embargo, los únicos que pudieron presentar un título propiamente dicho, emitido directamente por la Corona, fueron, desde luego, los de Papigochi. A falta de ello, en cambio, los indios de Temósachi, Santo Tomás, Temeichi, Carichí, Matachi, Yepómera, Coyachi y Nonoava, exhibieron una serie de traslados de avalúo s sobre tierras agrícolas y bienes diversos, hechos por la autoridad provincial al momento de la expulsión de los jesuitas."? De acuerdo con el mismo autor, otros pueblos, como Guachochi, Témoris, Santa Ana y otros más, exhibieron registros de denuncios de tierras expedidos por las autoridades estatales, esto es, posteriores a la independencia, de entre los cuales algunos que habían sido promovidos por los misioneros y curas seculares a nombre de los indios para amparar las tierras y ejidos de los pueblos."? Todo este es, insistimos, un proceso del que conocemos todavía bastante poco, pero sobre el que será necesario profundizar bastante si se quieren entender fenómenos, hasta hoy completamente inexplorados, como por ejemplo el de la transformación de diversos pueblos otrora de conchos y tarahumaras, en pueblos de mestizos, proceso que se verificó largo del siglo XIX y que continuó incluso en el XX. Igualmente, el estudio de este periodo podría aclaramos el inverso, esto es, el de la supervivencia del rarahumara'serrano" y"bozal" de las partes altas de la sierra. Todo indicaría que más que haberse extinguido, en el sentido propio del término, los conchos sufrieron a 10 largo de ese siglo un fuerte proceso de mestizaje cultural, que terminó fundiéndolos con la población no india de la zona. En el caso de los tarahurnaras, en cambio, no es difícil imaginar que la conservación de identidad, fue producto del aislamiento y del rechazo del conciente del mestizaje. Sin embargo, se trata de una historia que presenta matices que aún hoy nos quedan poco claros. Por ejemplo, el último proceso de titulación de tierras para los pueblos tarahumaras del que tengamos noticias, anterior al advenimiento de la reforma agraria pos revolucionaria, se dio al parecer en 1885, cuando el gobierno del estado de Chihuahua envió a una serie de "comisionados especiales" para titular tierras a los pueblos de indios. El procedimiento consistió entonces en convocar a los "vecinos indios" de cada uno de los pueblos para proceder a medir las tierras y repartir a cada uno de ellos una serie de "hijuelas" amparando sus derechos

759 Francisco R. Almada, Geografía del estado de Chihuchuo, Chlhuahua, Impresora Ruiz Sandoval. 1945. p. 109. 760 Estos avalúos fueron efectivamente

realizados al tiempo de la expulsión: Susan Deeds. Rendering unto Caesar...• en

especial: pp. 205-243. 761 Francisco R. Almada, Geografía ...• p. 115.

274

como propietarios

legítimos" de sus lotes. Si bien la documentación

trado a este respecto es todavía fragmentaria, en distintos

pueblos tarahumaras,

sabemos que este procedimiento

como Santa María de Cuevas, San Lorenzo

más.762 Esto nos indica que en distintos sabemos se estaba operando

que hemos encon-

pueblos tarahumaras

se aplicó y otros

de esta región, en donde

un intenso proceso de mestizaje, los vecinos conservaron

pesar de ello su condición

de "indios" hasta épocas muy tardías. Estos "rarahumaras"

firmaban

por su nombre,

calculaban

supuesto,

muy distintos

superficies

de los habitantes

que conoció y describió,

a

que

y recibían títulos de tierras eran, por

de las cavernas de lo alto de la Sierra Madre,

por ejemplo, entre 1890 y 1892 Carl Lumholtz

libro "El México Desconocído'F'"

en su célebre

Esto nos da una idea de cómo, a lo largo del siglo XIX

el carácter "indio" de estos pueblos pudo conservarse

a pesar de las nuevas condiciones

legales e institucionales

también,

en que vivían y no obstante

cultural a que estaban sometidos. tarahumaras

También

el proceso

por Chantal

Cramaussel.P"

una evolución

Todo ello aclararía también

entre este tipo de "indio tarahurnar"

de hoy en día, en muchos aspectos tan semejante mente interesante

semejante

incorporación

no voluntaria,

o se fusionaron

cómo fue que se esy el rarámuri

serrano

de las llanuras y cuando y cómo fue

con la sociedad no india. Se trató de una Acu

en trabajo.

de las desamortizaciones

norteño

ac-

sino forzosa, la cual pasó siempre, por su sometimiento

a formas de tributación

Puede decirse, en suma, que para cuando tiempo

periodo

decimonónicas,

en un sujeto verdaderamente

colonial tocó a su fin y llegó el

la conversión

del indio bravo bozal

"político'; "cristiano" y habitante

fijo de pueblos,

era un proceso que estaba muy lejos culminar. Incluso puede decirse que, en el caso de algunas de las últimas sociedades tránsito

ABO

sería saber qué sucedió, en ese mismo aspecto, con otros indios nor-

que desaparecieron

progresivo

a la

al "bozal" de la época colonial. Igual-

teños, como los conchos o los antiguos tepehuanes realmente

AA""

sería necesario saber si en otros "pueblos" de

de zonas más aisladas, es posible detectar

tableció, o no, una separación

AA""

de mestizaje

aquí descrita para la región de Santa María de Cuevas, la cual está siendo estudiada tualmente

Bib

AOA.

vivas que conservan algo de lo que aquellas fueron, ese

se ha dado aún hoy en el siglo XXI, por entero y de hecho no se dará, sino al

precio de su completa

desaparición

física y cultural.

762 "Registro correspondiente

al pueblo de Santa María de Cuevas por el comisionado

AGu. AITC

especial por el supremo gobierno

a los indígenas", Santa María de Cuevas, Chihuahua, 22 de septiembre

del estado para que dicho pueblo fuera hijueleado

1885. Archivo particular del Sr. Rogelio laquez, Santa María de Cuevas, Chihuahua. Agradezco al Sr. Rogelio jaquez haberme mostrado y permitirme

citar este documento.

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Z o R1TA, Alonso de, Breve y sumaria relación de los señores maneras y diferencias que habla de ellos en la Nueva España y en otras provincias comarcanas y de sus leyes y usos y costumbres ... y de laforma que tenían en les tributar sus vasallos, México, Imprenta Chavez Ehayoe, 1941.

Al Al Al

74

305

índice toponímico

Acaponeta 67, 72 Acatlán 55 Aculuacán 29 Afganistán 36 Africa 34, 36 Aguacatlán 55,62,68,110 Aguanaval Río 101, 149, 156 Aguilar Villa de 224, 233 Alravista 138 Arnajaque 55, 144 Amatlán 55 Amecameca 61 América del Sur 116 Amula 67, 292 Analco 122

Balsas 38 Baluarte Río 67, 71 Banderas Bahía de 6, 64, 67 Basaraca 237, 264 Basúchil 229,233 Bélgica 158 Birimoa 162 Birmania36 Bolaños Río de 105, 144, 145,151 Cacalotlán 79, 81, 85, 86, 87, 94, 95, 97 Cacaria 129, 154, 217, 249, 271 Calatitlán 55

Arizona 12, 103, 153, 161, 162, 173,202,239,258,262, 285,286,290,297,300,302 Armería Río 67 Asia 115,116,164 Atemajac 55, 62, 76,105 Atengo 55 Atila 36 Aroronilco 162,176, 177, 183, 184, 185, 186, 187, 188, 192,193,194,195,198,199, 202,203,206,207,208,209, 219,255,263,271 Autlán 67, 292

Californias 170 Calzonzi 55, Canatlán 177,206,263 Canutillo 203, 204, 205, 225 Capinamaíz 185, 251, Carichí 229, 256, 273 Casas Grandes 12, 128, 137, 203,207,224,227,286,287 Castilla 72, 77, 81,130, 191,251 Castilla de Oro 72 Cerocahui237,257,266 Cerro Gordo 177, 187,205, 211, 226, 256, Chalchihuites 13,14,52, 101,137,138,139,151,156, 158,159,160,291,293,295 Chalco 61 Chapala 11,43, 54, 55, 58, 64,67,246, Charcas 21, 80, 81, 84, 85, 86,86,87,94,95,98 Chiameda 9, 11,24,43,44, 46,53,57,64,67,68,69,71, 72,73,74.75,76,77,78, 79,80,81,82,83,84,85,86, 87,88,89,90,91,92,93, 95,96,97,98,99.124,133,

AvalosProvincia de 107, 246,292 Avino 101, 113, lIS, 125, 131, 151, 154,249 Ayo 114 Azclá o Aztlán lO, 49 Azratlán 49, 53,71,72,73, 74,166,248,301,305 Aztlán 49 Babonoyaba 207, 224, 227, 232,237,257,258,263,264 Baborigame 157 Bacaburiachi 234 Bachimba 232, 258, 264

152,161,166,169,187,196, 276,293 Chiapas41 Chihuahua 13, 14,19,20,22, 23,103,127, 137,153,157, 161,173,197,198,215,216, 225,227,232,234,237,239, 240,258,261,263,264,265, 269,270,272,273,274,275, 276,277,278,279,281,283, 284,286, 290, 291, 294, 295, 296,298,299,301,303 China 7, 8, 34, 36 Cholula61 Chuviscar 263 Chuvíscar 207, 227, 232, 258,264 Cihuatlán 38,67, 75 Coalcomán 38 Coatzacoalcos 40 Cocomórachi 227 Cocoyomes 177, ] 78, 212, Coina 107 Colima 6, 7, 38, 39, 49, 55, 68,120300,301,302 Colometo 55 Colorado Gran Cañón del 164 Colotlán Río 149 Coluda 162 Compostela 11, 12,46,47, 55,57,58,59,62,65,69,71, 75,76,78,96,105,106, 107, 108,142,151,152,159,204, 246,248,298 Conchería 201, 203, 208, 210,212,220,222,223,224, 231,237,257,259,263,267 Conchos Río 173,178,179, 180,184,185,187,190,191, 195,198,202,207,210,212, 222,224,225,227,256,267, 276,285

Coneto 125, 154,249 Copala 24, 78, 79, 80. 81, 82,83,84,87,88,94,95,98. 101,103,121,123.124,153 Copala Reino de 78. 79, 80, 81,101,103,123.153 Corrientes Cabo 107, 111 Costa del Norte 5 Coyachi 227, 228, 229, 232. 258,263,271,273 Coyatlán 56 Cuencamé 98,177,205,208, 261,263 Cuitzeo 5, 55, 114, 168 Culiacán 9, io. 11,43,44, 46,53,55,57,69,75,78,79, 81, 8487,93,105,161,190, 191,293,297,304 Culuacán o Culiacán 10, 29,71 Cusihuiriachi 228,229,233, 237,258,263,267,287 Diabuto 55 Durango 13,14,15,24,79, 81,84,85,86,87,89,90,91, 93,95.98,99,113,117,118, 119,121,122,123,124,125, 129,132, 134, 137,138, 139, 151, 154, 156, 157, 161, 162, 153,166,169,182,183,184, 186,188,194,196,197,198, 200,201,2005,20~207, 209,217,218,219,220,221, 226,239,248,250,252,254, 255, 261, 263, 267, 269, 271, 277,278,279,281,283,285, 287,290,291,293,295,299, 300,301,302,303 Eje Neovolcánico 39,67 El Caxco 157, 205 El Mixtón 50, 51, 52, 53. 59, 60,61,76,105,107,137, 142,144,145,148,151,158,

306

159,160,161,204,301 177, 180,205,206,217, 248, El Pilar 262 255,271 El Saín 101 India 10, 14, 15,20,21,22, El Salado 114 35,36,42,46,48,49,51,60, EITeúI49,107,141,142, 68,72,74,76,81,90,92,93, 145 95,102,113,120,134,140, El Tunal 125, 251, 263 142,150,159,173,176,184, El Zape 137, 138, 185,261, 195,196,202,215,216,219, 271,295 232, 235, 236, 239, 241, 242, ElotaRío 67 243,245,251,253,259,260, Espíritu Santo 40, 57, 71, 75, 261,267,269, 27l, 272, 273, 97,105, 107 108, 110 274,278,279,280,281,282, Espíritu Santo Villa del 75 283,284,285,287,288,289, Estados Unidos 13, 103, 290,291,292,293,294,295, 164,301 296,297,298,302,304 Europa 13, 115, 300 Indonesia 36 Filipinas 35 Ixtlán 62, 288 Izmitique 55 Florido Río 179, 180, 181, 187,192,193,194,195,198, Jalacingo 62 203,208,209,213,221,256 Jaliango 55 Fresnillo 101, 156,293 Jalisco 11, 12, 38, 46, 49, 50, Golfo de México 5, 113, 168 51,52,54,60,67,96,108, Gran Tunal 114, 169 127,144,168,234,237,238, Guachochi 273 271,272,274,277,278,279, Guadalajara 6, 20, 23, 38, 46, 280,281,285,287; 289,292, 49,50,51,57,58,61,62,64, 293,295,297,298,300,301, 76,77,81,83,84,87,88,89, 302,303 90,92,93,94,95,98,105, Jalpa 141, 142, 144, 196 106,107,123,124,129,132, Jilotepec 41, 113 134,141,142,143,144,146, Jocotlán 46, 80,110,120 . Juchipila 49, 58, 62, 76, 77, 149,183,196,201,202,207, 228,246,250,271 1'107,141,142,144,196,300 Guadiana 14,26,101,117, Julimes 177, 202, 212, 234, 118,120,151,156,210,299 263,264 Guajacatlán 107 Junta de los Ríos 198, 199, Guanaceví 24, 98, 220 202,212,213,240,277,293 Guanajuaro 5, 54, 114, 167, La Ciénega 239 168,169,282,289,293 La Concepción 163,193,225 Guangxi 36 La Laborcita 269 Guatimapé 101 La Laguna 157, 177 Guauchinango 76 La Piedad 169 La Quemada 12, 13, 14, 138, Guaxango 61 Guaynamota 12, 105, 111, 292 La Sauceda 85, 125, 154, 152,157 Gueiguachic 262 249,250 Las Bocas 177, 187, 188, Guxipaches 118 Hibueras 5 206,221,225,256,257 Holanda 99, 158 Las Charcas minas 80 Las Cruces 177,251 Huejotzingo 68 Las Vírgenes de Culiacán 87 Humaya Río 161 Indé 121, 122, 125, 154, Lerma Río 5, 31, 40,168

I

I I

Llano Estacado 170 Loma de San Gabriel13, 138 Los Fresnos 269 Los Palmitos 125, 154, 177, 217,249,250 Los Papudos San Martín de 98 Machete Salinas de1184 Madrid 6, 15,24,25,32,43, 45,51,54,59,60,68,101, 105,121,196,210,216,218, 241,244,261,275,279, 284,286,288,289,291,292, 294,295,296,298,299,300, 302,303 Mapimí 13, 14, 149, 157, 170,173,174,175,176,177, 185,192,193,198,205, 208,289 Mapimí Bolsón de 13, 14, 149,170,173,174,175,176, 177,192,193,198,205 Mápula 239, 269 Mar del Sur 5',6, 37, 67, 68, 70,71,290,295 Matachi 227, 228, 229, 263, 273 Marlarzincas 31, 37 Mazapil114, 119, 131,149 Mechuacán 5 Medina Río de 149 Medio Oriente 34 Mercado Cerro de 120 Mesoamérica 6, 7, 8, 9,17, 18,19,26,30,31,33,36,39, 45,49,51,52,61,67, 137, 138,139,159,160,164,165, 167,171,244,246,277,278, 292,293,294 México Ciudad de 9, 21, 23, 47,52,58,77,120,198 Mezquital 93, 117, 118, 119, 125,149,156,160,185 Mezquitlán 56 Michoacán 2,6, 15,20, 23, 25,29,30,31,41,42,49,51, 55,68,89,96,106,113,114, 116,137,143,160,167,168, 225,226,241,246,270,274, 275,276,277,282,283,284, 285,286,287,289,291,292,

294,295,296,301,303,304 Mixtón 50, 51, 52, 53, 59, 60, 61,76,105,107, 137, 142, 144,145,148,151,158,159, 160,204,301 Mogoreachi 233, 234 Mongolia36 Motines de Colima 7, 38, 39 Motines de Zacarula 7, 38, 39 Motines del Oro 38, 39,45, 127,281 Namiquipa 14,212,227, 264,290 Napavechi 263 Navacoyan 138 Navito 55 Nayarit 6, 11,68,81,96, 127, 157,277,293,302,303,306 Nazas 190 Nicolás de Agualeguas 213 Nievecillas 225 Nieves 131 Nochestán 80 Nochistlán 49, 59, 60, 62, 77, 105,107,141,142,144,145, 159,196 Nombre de Dios 24, 113, 119,121,122,123,125,149, 150, 151, 153, 154, 155, 156, 179,217,232,248,264,269, 270,278 Nombre de Jesús Carichi 236 Nonoava 256, 262, 264, 273 Nonojes 185,186,187,188, 201,256 Norteamérica 170, 261, 294,302 Nuestra Señora de Cortés 271 Nuestra Señora del Pilar de Norogachi 261, 262 Nueva España 6, 8,10,12, 17,18,19,20,21,22,23,26, 27,32,37,38,42,44,45,46, 47,48,49,51,54,57,59,61, 62,63,64,68,69,72,76,77, 78,81,82,89,90,92,96,99, 100,108,110,117,127,128, 150,159,169,181,184,204, 205,210,213,216,217,231,

238,241 246,247 275,27E 285,28E 292,295 300,301 Nueva G 17,18,1 44,45,4 53,54,5 62,64,6 80,81, a 106,101 118, 12~ 142,14:

152,15: 196,20' 238,24{

Nueva h

101, 111 Nueva\ 19,20,2 28,77, ?

85,89,5 98,99,1 119,12l 125, 12~ 135,15J 157,16: 184, 18~ 205,2H 219,22(

229,231 247,241 257,258 265,26{ 271,27:

NuevoI 179,21: Ostimu:

Otaritlá Pachera Pahuira

de 233 Pamir St Pampuc Pánuco'

87,88,9 169,17C

PánucoJ 168,165

307

238.241.242.243.244.245. 246.247.251.259.265.272. 275.276.279.280.282.284. 285.286.287.288.289.291. 292.295.296.297.298.299. 300. 301. 302. 304 Nueva Galicia 6. 9. 11. 12. 17.18.19.20.22.28.42.43. 44.45.46.47.48.49.50.51. 53.54.55.57.58.59.60.61. 62.64.65.69.74.7678.79. 80.81.84.85.92.93. 105. 106.107.108.110.113.115. 118.120.123.129.131.132. 142.143.144.145.147.149. 152.153.154.155.159.160. 196.204.216.217.234.237. 238.246.247.250.271.272 Nueva México 78. 83. 88, 101.118.211.291 Nueva Vizcaya 9.12.14. 18. 19.20.21,22.23.24.25.26. 28.77,78,79.80.81.82.84. 85.89.90.91,92,93,96.97. 98.99.101.116.117,118. 119.120.121.122,123.124. 125. 129. 131,132,133. 134, 135,151.153.154.155.156. 157.162.173.180.181.183, 184.185.196.197.200.204, 205.210.211.213.217.218. 219.220,225.226,228. 229.234,237.238,240.244, 247.248.250,253.254,255, 257.258. 259. 261, 263, 264. 265.266.267.268.269,270. 271.272 Nuevo León 20, 81, 129.178, 179.213.275.292,296 Ostimuri 237 Otariclán 162 Pachera 233, 234, 256 Pahuirachi La Boquilla de 233 Pamir36 Pampuchín 55 Pánuco 40, 80, 81, 84, 85, 86,

87,88.93.95,97, us. 168, 169.170 Pánuco Provinciade 40. 113. 168,169.170

Papasquiaro 185.218.250. 251.252.253.255.261. 263.271 Papigochi 212. 223. 224. 227.228.229.233.234.237. 237.256.258.260.262.264. 265.267.271.272.273 Papigochi Nuestra Señora de la Limpia Concepción de 262.271 Paquimé 13 Parral 18.19. 22. 24. 25. 99. 117.177.188.193.197.198. 202. 205. 206. 207. 208. 210. 211.212.213.218.222.223. 224.225.227.228.229.234. 257.258.261.263.269.275. 276.283.284.285.295.298. 299.303 Parral Río del 193 Parras 177.218 Pascua 55. 223, 224. 257 Pénjamo 1114,169 Peñol Blanco 114.115,149, 151,168,196 PerÍl37. 243, 244. 253, 272, 280,288.301 Piaxtla Río 67. 79. 95 Pimas 103. 128, 130. 161, 264,266.290 Pirnic 102. 128, 130. 153 Polinesia 34 Poncitlán 55 Portezuelo 114 Potosí 21. 22,114.156.168. 170,183.282 Presidio Río 67 Puebla 245 Pugíburachi 262 Purificación 38. 39, 46. 55. 57.67.68.75,96.105,246. 292 Querétaro 41,114.169,170, 291,303 Ramos 271 Río del Norte 177, 198,212 Rosario 100 Sahinas213 Sacramento 113. 162, 236. 263,270,278 Saguarichi234

Saln 78. 101. 156 Sainápuchi 263 San Andres 99. 262 San Barrolomé 22. 23. 84. 95. 123.176.181.182.183.184. 185.186.187.187.192.193. 194.202.205.207.210.213. 217.220.222.224.225.226. 231.238.255.256.258.263. 264.267 San Bernabé 207. 227. 228. 229.234 San Buenavenrura de Atotonilco 183.206 San Diego 162.239 San Dimas 162 San Felipe 169.177.187. 193.199.221.223.224.225, 234.256.257,258,261.263, 264.265.269.270.283 San Felipe de Río Florido 187.193.221 San Felipe de Tarahurnares

San]avier 262. 263. San Javier de Muguríachí 262 San José del Tizonazo 203. 255.283 San Juan del Río 24. 85. 101. 125.129.130.154.1771. 217.249.250.251.256.261. 263.271 San Lorenzo 223. 236. 256. 263.271.274.284 San Lucas 101.249 San Luis Mascomalhua 209 San Luis Potosí 114.168. 170.183.282 San Marcos estancia de 234. 239 San Martín 79.162 San Martín 78. 87. 98, 101. 113.115.119.123.124.131. 149.151.153.154.156 San Maceo 263 San Miguel de Culiacán 190

263 San Felipe el Real de

San Miguel de las Bocas 187. 221,225.256.257 San Miguel de Las Bocas 221 San Miguel de Tubares 235 San Nicolás de laJoya 263 San Nicolás Hacienda

Chihuahua 261. 264. 269. 270,283 San Felipe villa de 225. 258. 261.264,269.270.279 San Francisco de Borja 228. 229.234.262.263 San Francisco de Comayaos 184 San Francisco de Conchos 184,185,186,193,202.203, 207,210,211,212,220,221, 224,227,232.237,257.263. 264,267.270 San Gabriel13, 138, 221. 287.291 San Gerónimo 221. 263. 270 San Gerónimo Huejotitán 221,263 San Gregorio Río 193 San Hipólito 162.226 San Ignacio 185, 186, 187, 188,233,237.262,263.264 San Ignaciode Papahichic 262 San Ignacio de Papigochi 233 San Ignacio de Sonora 237, 264

de 271 San Onofre 224. 227. 258 San Pablo 162. 185, 186. 188,220.221.222.223.256. 257.263 San Pablo Cobasca 84. 95 San Pablo de Tarahumares 185 San Pablo de Tepehuanes177 San Pedro de Babonoyaba 227.258 San Pedro de Conchas 202. 204.224,257 San Pedro Río 67. 203 San Sebastián 80, 81. 83. 84. 85.86.87,88,90,92.94.95, 98.99.226 San Sebastián de Colima 68 Santa Ana 62. 270 Santa Ana de Chinarras 269.273

308

Santa Ana del Torreón 212, 227 Santa Bárbara 20, 24, 121, 12~123,124,125,133,182, 192,217,248,249,263 Santa Bárbara Provincia de 22,25,78,85,93,98,133, 154,171,178,179,180,185, 196,202,206,212,218,220, 231,250,255,256,258,267, 283,284 Santa Bárbara Salinas de 182 Santa Bárbara Villa de 181 Santa Catalina de Tepehuanes 202, 226, 251, 252,256 Santa Cruz 263 Santa Cruz de Tarahumares 256 Santa Cruz de Tepehuanes 187,271 Santa Isabel 207, 224, 227, 232,258,263,264 Santa María de Cuevas 234, 236 Santa María de Cuevas 238, 256,258,263,271,274.284 Santa María de los Tobosos 197 Santa María del Cerro Gordo 256 Santa María Nativitas de Bachíniva227 Santa María Otais 162 Santa María Pueblo de 181, 183,274,283 Santiago Río 12,43,49,67, 77,80,105,107,143 Santiago Río Grande de 64, 71,101,142,144,145,152, 156 Santo Tomás 227, 264, 273 Satevó223, 224, 229, 237, 256,263,264,271 Sebastián San 177, 202, 208, 209,212 Sierra del Diablo 177,202, 208,209,212 Sierra Gorda 170 Sierra Madre del Sur 39

Sierra Madre Occidental 9, 12,14,15,20,24,64,67,79, 101,105, 107,108,110,11, 128,130,131,137,138,139, 145,152,156,160,161,164, 171,193,212,220,223,248, 256,274,291,295 Sierra Norte de Oaxaca 33 Sierra Zapoteca 7,32,33,37 Siete Ciudades Reino de las 57, 58,62,76 Sinaloa 57, 68, 69, 81, 87, 96, 99,127,162,166,206,218, 226,257,279,290,293,297, 298,300,304 Sisoguichi 260, 262 Sombrerete 78, 123, 149 Sonora 69, 81, 99, 103, 128, 130, 153, 206, 212, 222, 223, 224,226,228,237,238,239, 263,264 Tabalaopa 178, 232, 239, 269,270 Tajirachi 234 Tamazula 68 Tarahumara 162,171,194, 220,222,223,228,233,235, 236,239,257,258,259,261, 263,267,268,273,290,294, 296,302 Tarahumara Nueva 232, 236 Tarahumara Sierra 162,203, 221,232,289 Tarasca meseta 31 Tebles Chichimecas Provincia de los 6, 8, 42, 54, 57,68,75 Tecomán 38 Tecomatlán 56 Temeichi 223, 227, 229, 234, 256,262,263,264,273 Témoris 273 Temósachi 227, 273 Tenango 61, 144 TenochtirIán 7, 8, 30, 61 Teocaltiche 141, 159, 196 Tepalcatepec 38 Tepeaca 61,142 Tepeltlacalritlan 55 Tepeque 105, 107,145, 151, 152,159,272,281

Tepique 11, 55, 67, 68,143 Tepique Río de 55, 67 Teporachi 234 Tepozpirzaloya 56 Tepucuacán 55 Tequila 12, 107 Teteaqui 223 Tetlán 55 Texamen 251 Texcoco l é

Texcoquines 11, 110, 143,248 Tezuico 29 Tíbet 36 TlacorIán 57, 58, 62, 105, 141,142 Tlaltenango 49, 105, 107, 131,141,144,145,147,151, 159,196 Tlaquepaque 55 Tlaxcala 61, 68, 190, 191 Tlaxcaltecas 7, 8, 30, 31, 37, 42,275,295 Tobosos 20,117,131,171, 173,176,177,178,179,180, 181,182,183,184,185,186, 187,188,189,192,194,195, 196,197,198,199,200,201, 202.203,204,205,206,207, 208,209,210,213,214,224, 227,255 Todos Santos 98,133, 182, 188, 208, 250 Tojorare 227 Tomatlan 55 Tomochic 262 Tonalá 43, 55, 143, 145 Topia 24, 79, 97, 98, 161, 163,218,303 Trincheras 128,303 Trujillo Valle de 149 Tunal 114, 125, 149, 168, 169,251,263 Turquestán 36 Tutuaca 227, 256 Tututepec 37, 38,44 Valle de Allende (San Bartolomé) 22, 217, 278, 284 Valle de la Poana 249 Vallede los Conchos 179 Valle de los Palmitos 125, 154,249

Valle de Oaxaca 32 Valle de San Bartolomé 23, 176,182,186,188,192,193, 194,202,205,210,213,220, 222,224,225,226,231,238, 256,258,263,267,277,283 Valle de Toluca 31,40,246, 292 Valles zapotecas 31 Valparaiso 149 Verde Río 170 Victoría Villa de la 122 Xalisco 6, 11, 12,43,49,67, 68,69,70,71,72,110,143 Xichú 170 Xiximes 98,161, 162, 163, 165,166,187 Xochimilco 61, 68 Xora 12, 110 Yang-Tse 36 Yécora273 Yepómera 227, 263, 264, 273 Yucatán 41, 281, 283, 286 Zacatecas 9,14,15,17,18, 20,21,22,23,24,51,62,64, 76, 77, 78, 79, 84, 85, 87, 89, 90,91,92.93,96.101.10~ 107,110,113,114,115,117, 119,121,131,137,143,144, 147,148,149,153,154,156, 157,166,168,169,183,196, 205, 212, 213, 261 Zacarula 7, 37, 38, 39 Zalatitlán 55 Zapotlán 49, 68

índic

5

29

...

29 29 33 42 42

46 59

67

.....

68 68 75 81 96 101 ....

105 .... 113 ...

120 ....• 127 .....

índice

Introducción

5

29

.....

Capítulo I Conquista y encomienda en la Nueva Galicia durante la primera mitad del siglo XVI: "bárbaros" y "civilizados" en las fronteras americanas 1: Aliados indios y fronteras

29

de guerra

a) La conquista y las civilizaciones mesoamericanas

29

b) Conquistadores frente a "bárbaros" mesoamericanos

33

42

2: Guerra,

tributo

y encomienda

en la Nueva Galicia

42

a) Las primeras conquistas en el Norte novohispano y el peso

46

b) La encomienda y la organización del tributo en la Nueva Galicia

59

e) Una vez más el peso de los gralldes números: la "Guerra del Mixtón"

de los grandes números: la Nueva Galicia

y el establecimiento definitivo de la encomienda y el tributo en la Nueva Galicia 67

.....

Capítulo 11 Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVI

68

1: La dos conquistas

de Chiametla

68

a) La campaña de los Tebles Chichimecas

75

b) La segunda conquista de Chiametla

81

2: Indios, minas y encomiendas

96

3: Las costas vacías

101 .....

en Chiametla

Capítulo 111 De reinos lejanos y tributarios infieles: el indio de la Nueva Vizcaya en el siglo XVI

105

Los antropófagos

de la montaña

113

Las naciones de guerra de la tierra adentro

12 o

Los tepeguanes de la Nueva Vizcaya

127

Indios bravos y tributarios

paganos

310

137 .....

Capítulo IV De "zacatecos" y "tepehuanes": dos dilatadas parcialidades de chichimecas norteños

137

1: Los "cazcanes" y sus vecinos "zacatecos" de las montañas

148

2. Los "zacatecos" del altiplano y sus vecinos del norte

152

Otra extendida parcialidad de "chichimecas" norteños: los "tepehuanes"

168

"Chichimecas" de las montañas y'chichimecas" de las llanuras

173 .....

Capítulo V Agricultores de paz y cazadores-recolectores de guerra: los tobosos de la cuenca del Río Conchas en la Nueva Vizcaya

176

Las "bandas" de tobosos

179

Los tobosos y las reducciones tempranas del Río Conchos

190

Los agricultores de paz

197

Los tobosos de las salinas

200

El nacimiento del toboso de guerra

215 .....

Capítulo VI El indio de norteño y la misión

215

El indio y sus tutores:

217

Misiones y fronteras en la Nueva Vizcaya

220.....

Los Primeros Misioneros en la Conchería y la Tarahumara

222 .....

Misiones e indios al norte de la cuenca del Conchos: la segunda mitad del siglo XVII

231 .....

De misiones a Pueblos de Indios en la Conchería y en la Tarahumara: un tránsito incompleto

241 .....

Capítulo VII A manera de epílogo ... El indio norteño como parte de la sociedad colonial: el pueblo de indios en la frontera septentrional novohispana

248 .....

Indios y españoles en la Nueva Vizcaya central

253·····

Indios bozales. indios de encomienda. indios de repartimiento e indios de pueblo en Nueva Vizcaya central

259

Los "pueblos" de la Tarahumara y de la Conchería

265

Los tributarios norteño s

275.....

Bibliografía

305 . ....

fndice toponimico

El indio y la sociedad

colonial

norfeña. Siglos XVI-XVIII.

Terminó de imprimirse

en el

mes de diciembre de 2009 en los talleres de Mgmimpresos, Costa 531, Zona Centro, Durango, Durango, México. El tiraje fue de 500 ejemplares.

Para la formación

tipográfica

se utilizó: Adobe Ienson

Pro

de Nicolas Jenson (original)

y Robert Slimbach (versión para Adobe) y Meto de Erik Spierkermann.

La ocupación de tierras y la creación de nuevos establecimientos coloniales en errironos de frontera, fue un proceso que no se redujo solamente al acto e la apertura, roturación y puesta en producción de tierras vírgenes. La extrema dispersión y lejanía de los establecimientos coloniales norteños, su reducido t maño, su debilidad demogf.ífica y el carácter insumiso de las poblaciones aborígenes de las que se hallaban rodeados, los condenó desde un principio a la búsqueda de la autosuficiencia en todos los órdene •Sin embargo, su consolidación nunca hubiera sido posible, de no haber sido por los r cursos agrícolas y de mano de obra, provenientes de las sociedades indígenas locales. stos grupos de 'chíchimecas" a pesar de su aparente "simplicidad" y con todo y la proverbial '"ferocidad" que siempre se les atribuyó, terminaron convirtiéndose, no en un obstác o~ sino por el contrario, en un sostén insustituible para la nueva so 'edad coloní •~ ello mismo, las que e generaFon entre los conquistadores del Norte y los aberígenes locales, fueron siempre relaciones tan cercanas y durables, como violentas y eoercitivas, Los contextos geográficos y temporales sobre los cuales trata esta obra son muy diversos: desde la vieja Nueva Galicia del siglo XVI al extremo norte de la Nueva Vizcaya central

6) EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A. c.

en el siglo XIX temprano y se aborda extensamente también el problema de la lenta y ya por siempre inacabada incorporación de los grupos aborígenes norteños a la s 'edad española y mestiza.

IIH uJ o E

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IIH/UJED

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February 2021 0