I Chin Loisi

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I-CHING: UN MÉTODO DE AUTOINDAGACIÓN Y ORIENTACIÓN PERSONAL Por Osvaldo Loisi

PRIMERA PARTE 1 INTRODUCCIÓN 2 ¿QUÉ ES EL I-CHING? La Adivinación El Azar: La Puerta Trasera de la Conciencia Definición Permanencia y Cambio Las Líneas Entera y Partida El Primer Ordenamiento de la Realidad: Los Ocho Trigramas La Segunda Ordenación de la Realidad: Los Sesenta y Cuatro Hexagramas La Compilación Actual 3 CÓMO CONSULTAR EL ORÁCULO El Procedimiento Hexagramas Principal y Eventual Hexagramas Eventuales Complementarios El Hexagrama Reverso o Especular El Hexagrama Inverso El Hexagrama Oculto El Hexagrama Negativo 4 LA INTERPRETACIÓN La Actitud frente al Oráculo Pautas Generales de Interpretación Ideas, Imágenes y Estructuras La Serie de Hexagramas

La Posición de los Trigramas Los Hexagramas Implícitos: R.I.O.N. El Hexagrama Eventual I Ching como Expresión de Experiencias Interiores 5 LA OPERACIÓN ORACULAR Hechos y Problemas Contraste y Conciencia Contenidos “Figurales” y “De Fondo” Figuración y Transfiguración Génesis del Significado: El “Efecto Caleidoscopio” 6 LA PRÁCTICA DE LA CONSULTA Examen de los Hexagramas Examen de las Líneas Conclusiones

SEGUNDA PARTE 1. Ch´ien / lo creativo, el cielo, brindarse 2. K´un / lo receptivo, la tierra, concebir 3. Chung / la dificultad inicial, tropezar 4. Meng / la necedad juvenil, el aprender 5. Hsü / la espera, el acecho 6. Sung / el conflicto, la lucha, la contienda 7. Shih / el ejército, la domesticación 8. Pi / la solidaridad, gregarismo 9. Hsiao-ch´u / la inhibición 10. Lü / el porte, andar libremente 11. T´ai / la paz, interconectarse, el intercambio 12. Pi / el estancamiento, atrincherarse 13. T´ung-jen / la comunidad, articularse, la camaradería 14. Ta-yu / la posesión, el poseer 15. Ch´ien / la modestia, la humildad 16. Yü / el entusiasmo 17. Sui / el seguimiento, seguir y ser seguido 18. Ku / las limitaciones heredadas, la resignificación del pasado 19. Lin / el acercamiento, el avance 20. Kuan / la contemplación 21. Shih-ho / la mordedura tajante, la conducta de choque 22. Pi / lo agraciado, el adorno 23. Po / la desintegración, el deterioro

24. Fu / el retorno, la reaparición, el renacer 25. Wu-wang / la inocencia 26. Ta-ch´u / autodisciplinarse / restringirse 27. I / alimentarse 28. Ta-kwo / el sobrepeso, lo excepcional, lo excedente 29. K´an / el agua, lo abismal, peligro, la búsqueda de límites 30. Li / el fuego, lo adherente, amar 31. Hsien / el influjo, la sugestión 32. Heng / la duración, la perseverancia 33. Tun / la retirada, la huída 34. Ta-chuang / el enfrentamiento con el poder y la fuerza 35. Chin / el progreso 36. Ming-i / el regreso, la involución 37. Chia-jen/ el clan, la familia, el sentido de nación 38. Kuei / disenso, antagonismo, polariación 39. Chien / el impedimento 40. Hsieh / la liberación 41. Sun / la merma 42. I / el aumento 43. Kuai / el desbordamiento 44. Kou / ir al encuentro, contacto, chocar con la realidad 45. T´sui / la reunión, la aglomeración, masificarse, el poder de la grey 46. Sheng / la subida, sobresalir 47. K´un / el agotamiento, la desazón, desorientarse 48. Ching / el pozo de agua, ensimismarse 49. Ko / la revolución

50. Ting / el caldero, la transformación evolutiva 51. Chen/ el trueno, la conmoción, el infortunio, actuar decididamente 52. Ken/ la montaña, aquietarse, la relajación 53. Chien el vuelo de las grullas planear, organizar, el predominio de los medios sobre los fines 54. Kuei-mei / la concubina, ubicarse, llegar a algo omitiendo formalidades 55. Feng / la plenitud, apogeo 56. Lü / el andariego, peregrinar 57. Sun / el viento y la madera, lo suave. Las inquietudes 58. Tui / el lago, satisfacción, lo sereno, los intereses 59. Huan / la dispersión, la disolución 60. Hsieh / la restricción, autolimitarse 61. Chung-fu / la verdad interior, encontrarse a sí mismo 62. Hsiao-kuo / el pájaro volador, la conducta frente a nuestras limitaciones 63. Chi-chi / consumar, consumir 64. Wei-chi / la preparación

Prólogo a la Presente Edición Electrónica Este libro –ahora en formato electrónico-lo hemos redactado sobre la base de la edición del año 1992 en formato papel, de la Editorial Planeta. Muchos años han pasado desde entonces, y en la presente, incluimos nuevas técnicas interpretativas del I-Ching que han probado ser de suma utilidad en la tarea de autoindagación y orientación personal.

Como novedad, hemos incorporado aquí el método del “despliegue de hexagramas”, que echa luz sobre el sentido de cada signo y sobre los aspectos ocultos que sustentan convicciones, creencias y conflictos interiores. Descubrir, de manera gráfica, que cada problema que aparece como insalvable puede abrirse para poder ser examinado como si fuese un objeto físico, facilita al consultante asumir el protagonismo que necesita para superarlo, a la vez que abre horizontes insospechados a la investigación de los fenómenos de la vida anímica.

Además, hemos desarrollado con fines didácticos, varias consultas efectuadas por alumnos asistentes a nuestros cursos dictados durante los últimos veinte años.

Tenemos la convicción de que, adecuadamente empleado, este antiguo oráculo puede ser de suma utilidad, no sólo al público en general, sino a Psicólogos, Psiquiatras e Investigadores de las disciplinas humanas.

Buenos Aires, Enero de 2012

Prólogo Vivimos inmersos en una civilización admirable por sus proezas científicas y tecnológicas, pero simultáneamente también habitamos un país extraño y brumoso: el de nuestra vida interior, del cual poco o nada sabemos. Y así como, objetivamente, nos sentimos orgullosos de cosas tales como el confort, las hazañas espaciales, la robótica, las máquinas que piensan y todos los frutos del progreso, también debemos reconocer que, desde el punto de vista subjetivo, muchas veces sufrimos el mayor desamparo y somos presa de la mayor confusión y desorientación existencial. Así, se da el gran contrasentido de que, por un lado, sabemos llegar al corazón del átomo, y aún al corazón de los planetas, mientras que por el otro, nada sabemos sobre cosas tan cercanas a nosotros como la tristeza, las pasiones, la alegría o el hastío. Conocemos acerca de la naturaleza física más que todas las generaciones anteriores juntas y, en muchos casos, más de lo que se puede soñar acerca de ella. Sin embargo, no sabemos cómo

curar la angustia, la pérdida del sentido y la significación de la vida, y la soledad. Aún menos aquella soledad que solemos sentir en compañía. No sabemos qué cosas poseen, en realidad, el poder de henchirnos de entusiasmo o de acabar con escapismos tales como el alcohol o las drogas, ni cuáles son los agentes causantes de la melancolía.

En la generalidad de los casos, cuando creemos saber qué cosas apetecemos, pronto nos cercioramos de que ellas no son, en verdad, más que un puente que nos conduce a otras y otras más, sin hallar fácilmente la verdadera fuente de la paz y el sosiego interiores.

Admitir esa contradicción traería consigo la necesidad de realizar una crítica a nuestra cultura, lo cual no integra el objeto de este libro. Sólo queremos señalar que, como fruto de ese profundo desequilibrio y de esa cuestión no resuelta, se suele considerar a los problemas existenciales como meras "enfermedades" similares a otras tantas, y que deben ser tratadas como tales. Probablemente porque se juzga que debe ser una suerte de locura no sentirse feliz en un mundo que lo ofrece casi todo. Dice al respecto Víctor Frankl, padre de la Logoterapia, que no debiera confundirse la angustia existencial con la enfermedad mental. Día a día —afirma— los médicos se ven abordados por multitud de personas clínicamente sanas, con preguntas tales como: "¿Cuál es el sentido de mi vida?" (1) Vivir es una faena como tantas otras, pero resulta ser la más difícil de todas porque no tenemos al alcance ningún folleto de instrucciones. No contamos con planos ni hojas de ruta que puedan orientarnos en

esa actividad, semejante a un camino desconocido por terrenos inexplorados y a una serie de pruebas y desafíos. Tal vez hemos olvidado demasiado fácilmente que el sentido que le damos a las cosas y que, de hecho, nos hace felices o infelices, es un proceso interior y no exterior; es una función puramente subjetiva. Ello explica por qué a diario comprobamos cómo, una misma cosa, objetivamente considerada, hace a unos dichosos y a otros infortunados. Una misma herencia recibida, un mismo golpe de fortuna, una determinada responsabilidad o un mismo logro, a unos los llenan de satisfacción mientras que para otros resultan una carga difícil de sobrellevar.

Quizás hemos desvalorizado demasiado la vertiente subjetiva de nuestra vida. No le hemos dado la importancia que merece. La hemos expulsado de toda conversación seria y de todo intento de estudio sistemático. Por eso, a veces nos sentimos tan solos en los momentos cardinales de la vida. A la hora del descubrimiento del supremo placer o del supremo dolor, estamos compelidos a inventar respuestas absolutamente personales. A ser un nuevo Adán o una nueva Eva frente al primer amor. O a desear nuestra propia destrucción enfrentados a determinados hechos aciagos. Porque todo lo que nos dice la sociedad y la cultura acerca de esas experiencias decisivas, no nos sirve, en verdad, de mucho. Viene a ser tan inútil como la linterna de Confucio, de la que se decía que iluminaba el camino, pero para atrás. La vida interior es un país extraño y desconocido. Una herencia intocada. Normalmente preferimos soslayar su existencia. Ignorarla, simular que no existe. Porque es más fácil vivir ateniéndonos solamente a las cosas que tenemos en derredor, que podemos ver y tocar. Sin embargo, a la hora inexorable en que

cerramos la puerta y nos quedamos solos, siquiera por un momento, nos damos cuenta de que en esos parajes neblinosos se forja verdaderamente lo que llamamos felicidad o infelicidad. Que de nuestra vida interior depende que la faena de vivir se nos presente como una aventura placentera o un tránsito tedioso; como una misión, o una condena.

A diario vemos seres que, teniéndolo todo a su alcance, carecen sin embargo de lo más importante para ser felices, que es el mando, la jurisdicción sobre sus propias vidas. Han perdido el equilibrio y han zozobrado en ciénagas interiores sin saber cómo salir de ellas, porque nada saben sobre su propia subjetividad. No hay peor esclavo, que el que carece de libertad frente a sus propias ideas, creencias, afectos o hábitos.

En las páginas siguientes nos ocuparemos de un libro singular llamado: I CHING, el "Libro de los Cambios"; el antiguo oráculo chino. Su singularidad consiste en que no se trata de un texto como todos los demás, sino que es un instrumento de autoindagación, de orientación y de edificación interior. Es una herramienta con cuya ayuda podremos encontrar consejo e iluminación en los momentos de necesidad, de crisis o que nos encuentran sumidos en perplejidad ante nuestros problemas. Sobre él, el pueblo chino, durante milenios, practicó su magia con el mismo fervor con que en otras culturas se profesan religiones, filosofías y ciencias. Para adelantar simplemente un rasgo característico, podríamos decir que posee la rara virtud de poder dialogar con nosotros. Por eso podríamos considerarlo, con justicia "el libro de cabecera por excelencia".

No vamos a encontrar en él teorías ni creencias. No vamos a hallar ningún elemento semejante a los de cualquier otro libro. I CHING no acaba de leerse nunca, porque no transmite, como todos los otros, información, o dato alguno. No existe ningún conocimiento en sus páginas. Simplemente, frecuentándolo, seremos más concientes de la sabiduría que yace en nuestro interior sin siquiera sospecharlo. Creceremos interiormente hasta ser capaces de ver, en los problemas que cotidianamente nos aquejan, ciertas aristas, aspectos o dimensiones que no veíamos y que en la mayoría de los casos esconden el secreto de las soluciones que buscamos.

Mientras que, por lo general, los libros ilustran sobre lo que otros piensan, sienten o sostienen, o pretenden convencernos de alguna verdad desconocida, I CHING no se propone otra cosa que "introducirnos" dentro de nosotros mismos. Trabaja con los errores y defectos de quien lo consulta, con sus virtudes y saberes, luces y sombras. Y enseña a encontrar el propio equilibrio. Nos dice que todo problema que podamos sufrir, sea de la índole que fuere, somos nosotros mismos en busca de un nuevo equilibrio. Y nos ayuda a encontrarlo, y a encontrarnos. Eso es todo. Allí donde fallamos en relación a una cuestión cualquiera por falta de orientación o por carecer de la lucidez necesaria; allí donde tal vez no llegan la pareja, el amigo o el analista, I-CHING brinda auxilio con profunda y siempre renovada sabiduría. Mediante la consulta a su oráculo, podemos encontrar el consejo apropiado, el alimento espiritual necesario, la luz oportuna que, sorprendentemente, proviene de ese microcosmos que es la propia subjetividad.

Es nuestra intención introducir al público en general en un modo singular de encarar sus problemas, empleando el intelecto de un modo diferente mediante la consulta oracular. En la segunda parte de este volumen incluimos una versión didáctica del antiguo texto del Libro de los Cambios, compuesta sobre la base de las traducciones más autorizadas del original chino a las lenguas modernas. Dicho texto es fruto de una interpretación de las primitivas imágenes que acompañan al cuerpo de líneas, desbrozadas de todo elemento histórico y dogmático para facilitar un trabajo personal con el oráculo. El mismo comprende, separadamente, diversos comentarios de nuestra autoría, que recogen la experiencia lograda en diversos seminarios y grupos de estudio.

Este trabajo es entregado, ahora, al público, con la esperanza de que sea de utilidad en la aventura diaria de orientarnos y conocernos mejor.

NOTA (1) V. Frankl: Man's Search for Meaning, Washington Square Press, Nueva York, 1984.

PRIMERA PARTE 1 INTRODUCCIÓN En un mundo donde resulta tan difícil encontrar quien esté dispuesto a escuchar, en una sociedad donde escasea cada día más el tiempo y la gente se ve envuelta en un trajín vertiginoso, la idea de encontrarnos, de pronto, con un antiguo oráculo con el cual se dice que podemos dialogar a solas, no debiera parecernos demasiado extravagante. Lamentablemente, fuera del círculo de los afectos más estrechos, la vida civilizada se parece bastante a un inmenso conglomerado vacío de interlocución. Incluso el analista, a quien pagamos para que nos escuche, está sometido a esa misma vorágine, y cualquier persona medianamente sensible notará los esfuerzos sobrehumanos que tendrá que realizar para dotar a su consulta de la tranquilidad necesaria.

Este tal vez sea uno de los motivos de la extraña popularidad de que goza el Libro de los Cambios desde hace más de medio siglo. Su presencia constante en los escaparates de la mayoría de las librerías del mundo pone de manifestó que ciertas inquietudes comunes al hombre de hoy, no encuentran en la cultura actual una respuesta suficiente y efectiva. Paradójicamente, cuanto más orgullosos debiéramos sentirnos de la civilización, en especial de las ciencias, tecnologías y su logros, más desorientados estamos en el plano personal, más faltos de cohesión interior nos hallamos. La enorme cantidad de personas que padecen problemas existenciales pone al descubierto el mal tal vez más extendido que sufre la civilización de hoy: la pérdida de la dimensión humana de la cultura.

Pasa como si el desarrollo de los conocimientos, de pronto, nos hubiera abierto las puertas del infinito haciéndonos perder la noción de medida respecto de todas las cosas. Hemos perdido los tiempos y espacios humanos, las circunstancias particulares, propias del ser individual. Desde hace veinticinco siglos venimos oyendo que nuestra misión en la tierra es la conquista de la lejanía. Toda empresa humana, en consecuencia, se entendió como destinada esencialmente a unir al grupo social en pos de objetivos colectivos, ideales, más allá del marco del interés particular de cada hombre y mujer. Esto quiere decir que, desde la vieja Hélade, cultura y civilización significaron ante todo un apartamento del sí mismo individual, una entrega del ser concreto a objetivos y finalidades exteriores, en un constante aprendizaje para partir, para migrar de sí, para abandonar el microcosmos que se es, y dedicarse por entero a los ideales del grupo, rumbo a la lejanía.

Desde todos los ángulos de la cultura, la consigna fue y es la misma. Es "fuera del hombre" donde está la sabiduría, la salvación, las verdades y el bien. Sólo entregándose por entero a ideales exteriores a él mismo podrá el ser humano llegar a realizarse como tal. No es en esta vida terrena donde esta destinado a vivir. Es en otra, lejana, mas allá de la muerte. Tampoco es este mundo real que rodea al hombre su verdadero entorno natural, no. Son las ideas, las esencias puras su verdadero mundo. Son las ideas, desbrozadas de todo elemento concreto y particular el sustrato último de la realidad. El rumbo del desarrollo está, de ese modo, trazado: de la piel para afuera, hacia las estrellas. De la piel para adentro, nada. Todo contenido subjetivo y circunstancial deberá ser tratado como mera fantasmagoría. El hombre, tal como lo diseñaron los antiguos griegos, sólo era tal de la piel para afuera, es decir, dentro del marco de la colectividad, de la "Polis". Se consideraba que si alguien pudiera vivir fuera de ella, fuera de su entorno social, sólo sería una bestia, o un dios.

En una cultura con esas trazas, donde el hombre concreto y singular sólo es concebible en relación a la función social que le es asignada; donde un hombre sin papeles, sin carnet de identidad se hace prácticamente inexistente, ¿cómo no va a ser importante un libro como el I-CHING, un libro que, contrariamente a la cultura normal, no nos habla de teorías, sino de nosotros; de cada uno de nosotros no como seres genéricos, sino precisamente en el carácter de únicos sujetos de nosotros mismos? Porque I CHING habla de cosas singulares y también de estructuras universales, pero nunca de doctrinas ni sistema de ideas. Su

ámbito son nuestras experiencias concretas, los momentos únicos e irrepetibles en los que se desgrana nuestra vida. De ese contacto con la realidad que es difícil caracterizar, aprehender con el intelecto y que fluye como un río. Se relaciona con recuerdos y emociones, con sentimientos y deseos; con esa subjetiva porción de la vida a la cual, desde la infancia, hemos aprendido a desmerecer, desdeñar y suprimir en aras de visiones y actitudes “realistas”.

Desde el primer contacto que tenemos con el Libro de los Cambios percibimos en su lenguaje una familiaridad bastante curiosa. Como si se tratara de un viejo amigo, o un querido maestro. Siempre lo que recogeremos de la consulta será una palabra franca y directa dirigida a nosotros, aquí y ahora. Dentro del conjunto de circunstancias concretas que motivaron la consulta. Situado desde ese ángulo absolutamente opuesto al entorno cultural de cada uno, el Libro de los Cambios señala, además, que el derrotero que nos lleva hacia la lejanía, en ese proceso seguido por el hombre afuera de si mismo, tal vez admita una dirección contraria, como el péndulo o las mareas. El movimiento inverso que, a su turno, deberá llevar al hombre de vuelta, en busca de sí mismo.

Quizás con la búsqueda de lo irracional, de lo oculto, lo mágico y el embotamiento de los sentidos que también se advierte en la cultura de hoy, el hombre de la calle esté percibiendo los primeros síntomas de una especie de bajamar, que se aproxima, en este recodo de la historia humana. Luego de siglos de pleamar, de búsqueda extravertida, luego de haber incursionado en el pequeño espacio subatómico y en los espacios siderales, es

bueno que el hombre vuelva sobre sí mismo en busca de los tiempos y los espacios hechos a su medida. Es bueno que intente, por fin, despertar y desarrollar las facultades prodigiosas reservadas para él desde el comienzo de la Creación, así como una nueva y más amplia conciencia moral.

Dentro de esas premisas, es comprensible que este antiguo oráculo adquiera matices relevantes y, en cierto sentido, sorprendentes. La experiencia oracular que ofrece equivale a un recogimiento interior, hoy por hoy, mas necesario que nunca. Con la gran ventaja de que no está instrumentado ideológica, ni religiosamente. Carece de compromiso doctrinario alguno. No sirve a filosofías ni credos, sino que constituye una técnica de autoindagación interior de carácter personal. Un método para conocernos mejor y, hasta cierto punto, para "recobrarnos". Un medio que permite al individuo dejar de ser un conjunto de nociones aprendidas, para pasar a ser un ámbito, una porción efectiva de universo donde ejercer la jurisdicción exclusiva de vivir.

En cuanto a su abordaje racional, debemos reconocer con franqueza que se trata de una empresa particularmente difícil. Casi, podríamos decir, uno de los desafíos más grandes al intelecto occidental. En este estudio nosotros partimos de la base de su eficacia probada. No solamente por la inmensa popularidad de que goza en el mundo, sobre todo entre los intelectuales, sino porque a lo largo de muchos años de frecuentación del oráculo, de estudio y divulgación de la práctica oracular, no hemos encontrado voces que pudieran contradecir esa afirmación. Antes bien, hemos comprobado que todo aquel

que alguna vez se ha acercado a su consejo, ha cosechado, en alguna medida, los frutos de la experiencia oracular: autoconocimiento y orientación frente a determinados problemas. No podemos atribuir esos resultados a la casualidad. Siempre que se habla de casualidad se intenta encubrir la imposibilidad de abordar un fenómeno o comprenderlo. Sea porque no encaja dentro de los moldes mentales corrientes, sea sencillamente porque lo rechazamos. I CHING enseña que nada existe en el universo fenoménico que pueda ser catalogado de "casual".

El punto de vista de este trabajo no es el del sinólogo erudito, ni tampoco el del psicólogo. De haber sido cultores de alguna de las disciplinas que se suponen afines con este tema, probablemente jamás habríamos emprendido semejante empresa. Al menos, con la absoluta libertad con que lo hemos hecho. Las ciencias y disciplinas consagradas, académicas, se estructuran en torno a principios y paradigmas que, naturalmente, limitan la libertad de criterio en presencia de lo insólito y desacostumbrado. Todo esquema mental preconcebido, por más científico que sea, siempre actúa en "partida doble": por un lado, sirve de carriles, facilitando la tarea del investigador, pero por el otro, lo induce a excluir todo hecho o fenómeno que no se acomode a los parámetros ideales de los cuales parte.

En mi caso particular, debo confesar que mi formación académica, procedente de las ciencias jurídicas, constituyó un estimulo valioso. Me incliné a pensar que si el ejercicio de la abogacía me acercaba al Libro de los Cambios, era debido al fenómeno de la contradicción, presente tanto en un campo, como en el otro. En efecto, las líneas entera y partida que organizan el

cuerpo del oráculo revelan simple oposición entre ellas. Se supone que de esa oposición y confrontación básica surge toda la realidad y toda conciencia. Del mismo modo, aunque en un plano diferente, puede decirse de la conciencia del juez. La conciencia de lo justo, en Derecho, también se genera sobre la base de una oposición contradictoria. Todo proceso judicial constituye la "puesta en escena" de la confrontación y contraste entre los dos actores de un litigio. La conciencia de lo justo y lo verdadero no puede surgir más que de ese juego de opuestos. El actor demanda y el demandado responde, el querellante acusa y el defensor defiende. Situada como fiel de la balanza, está la figura del juez, quien, de esa contradicción, deberá espumar la verdad y la justicia del caso que se ventila. La conciencia del juez se forma, así, a raíz de aquel contraste, del confronte entre la actuación de ambas partes en oposición reciproca.

Exactamente lo propio ocurre con las líneas entera y partida. Porque toda conciencia de algo, es fruto del confronte de ese algo con otra cosa diversa de él. Además, dicho sea de paso, el abogado se halla en contacto permanente con lo más humano del hombre y de la mujer, contrariamente a lo que pudiera parecer. Lo más humano no son las vísceras, ni los mecanismos mentales, sino la dirección a que apuntan los intereses, las buenas y malas acciones, la generosidad y el egoísmo, las faltas y arrepentimientos, los pequeños y grandes dramas. Sus quimeras, el amor, y en fin, también el humor, entre otras cosas. Y es en los conflictos de intereses, aún en aquellos donde se puja por lo más material, donde se transparenta la selva espesa de ese país interior que todos tenemos, llena de desafíos, peligros y asechanzas. Disimulados por una parafernalia de frases hechas, andamiajes lógicos y conductas "razonables", siempre terminan

por aflorar, en todo conflicto de intereses, apetitos y rencores, amores y emociones, fracasos y vértigos, como especímenes naturales de nuestra geografía interior.

Muchas personas poseen un ejemplar del Libro de los Cambios, en una de las tantas ediciones que circulan, de cuya lectura, poco o nada comprenden. Pero extrañamente, de cada consulta efectuada al oráculo, siempre recuerdan alguna súbita iluminación, como un relámpago, sobre ciertos aspectos de la cuestión que les preocupaba, motivo de la consulta. Este fenómeno ocurre siempre, casi sin excepción y puede ser fácilmente verificado por cualquiera que se acerque al oráculo con relativo candor. De esa rara mezcla de incertidumbre y deslumbramiento, a poco de frecuentar la consulta, sentimos por lo general la necesidad de tratar al libro, digamos, con cierta unción y respeto. Porque la sensación que genera es siempre la del encuentro con algo vivo, con un ser inteligente que conoce, de cada problema, mas que nosotros mismos. Sea dicho esto sin ninguna exageración.

Mi primer contacto con él fue relacionado con un tema económico, hecho que aún hoy produce en mi memoria cierto escozor y me avergüenza un poco. Partía yo de vacaciones y acerté a comprar un ejemplar del I CHING con el mismo espíritu con que se compra una novela para leer en la playa. Y fue en uno de esos días perezosos cuando me decidí a practicar mi primera consulta. A la sazón, a propósito de una operación inmobiliaria que me habían propuesto y sobre la que debía decidirme. Pregunté concretamente si me convenía o no realizarla, y el oráculo me contestó que no. Por lo menos así lo interpreté yo en

ese momento. Lamento no recordar ahora exactamente qué hexagrama y qué línea eran los responsables de aquella respuesta rotunda. En ese tiempo consideraba que no podría tratarse más que de un juego de salón, o pura superchería.

Ya de vuelta de mis vacaciones, me detuve a observar con más detenimiento la propuesta que me habían hecho. Yo tenía unos terrenos en cierta zona aledaña, a los que no daba utilidad alguna. De repente y en forma espontánea, se había presentado alguien ofreciendo comprármelos. La cosa parecía clara, y el precio, tentador. ¿Por qué debía yo dudar de la conveniencia de la operación? Pocos días después ocurrió en mi país una de las mas graves hecatombes financieras de su historia. La moneda corriente perdió, de la noche a la mañana, la mitad de su valor y los bienes inmuebles, acomodándose a los nuevos valores, aumentaron su precio otro tanto. Por fortuna no llegué a realizar la venta, lo cual me hubiera perjudicado, evidentemente. Fue luego de esta anécdota cuando comencé a mirar al I CHING con otros ojos. Procedí a realizar consultas esporádicas al libro enigmático, cada vez sobre temas de mayor importancia.

Un día pregunté, por ejemplo, en qué consistía la felicidad humana. Me contestó tajantemente: “El Entusiasmo”. El propio nombre del hexagrama Nro. 16 me daba la respuesta. No sé hasta qué punto era correcta, desde un sesgo filosófico o moral, pero desde la mira del hombre corriente me pareció satisfactoria. La persona entusiasmada por alguna cosa, sea ésta relevante o no, es indudablemente feliz, mientras que aquella que no es capaz de entusiasmarse por nada, no lo es. Me agradó, pues, la sencillez de la respuesta. Y pensé inmediatamente en la enorme

importancia que podría llegar a tener conocer y cultivar las verdaderas fuentes de la energía del entusiasmo.

Continúe realizando toda clase de preguntas y las respuestas se iban sucediendo echando luz sobre algunos aspectos que yo desconocía de mis propias inquietudes. Hasta que un día, cediendo a no se qué peregrina tentación, me dirigí al oráculo en otros términos. Venciendo uno a uno varios escrúpulos, haciendo a un lado mi formación profesional, olvidándome de qué dirían mis colegas si llegaran a enterarse, le pregunté al oráculo lo siguiente: — Y tú, ¿quien eres? Mientras manipulaba las monedas y se iba formando el hexagrama, sentí cierto escalofrió. ¿Cual sería la respuesta? Una a una, las menudas líneas fueron dando forma al hexagrama K'an, dedicado a Lo Abismal y también al Agua; el numero 29 de la serie. Con una línea significativa: la cuarta. Esta línea ofrece la imagen de alguien recibiendo, por una ventana, "los dones de un recipiente de arroz y una jarra de vino, en sencilla vajilla de barro cocido". De manera plástica, el oráculo se estaba definiendo a sí mismo como un alimento. Un tipo de alimento que proviene de una ventana, como la luz. Ofrecido en sencilla vajilla de barro cocido, decía también, aludiendo tal vez a que lo más importante de esa ofrenda, es el contenido y no su envoltorio.

Todas las imágenes e ideas que ofrece el libro vienen a ser sencillos envases de un alimento espiritual que tenemos que aprender a descubrir. Todas las respuestas que nos brinda son disparadores de sabiduría, y además, en ciertos casos, revestidos de honda poesía. I CHING, como lo irá descubriendo paso a

paso el lector, es también un extenso poema.

Ante el azoramiento que produce el encuentro con lo maravilloso o lo inexplicable, el hombre de todos los tiempos siempre ha sucumbido a la tentación de erigirle un altar. Y aún hoy, en la era de las grandes máquinas y proezas materiales, ello sigue siendo así. Pero debemos resistirnos a esa incitación. Porque sobre ese mismo altar que el ser humano erige en honor de lo inalcanzable y adonde irá a depositar sus esperanzas y a ejecutar genuflexiones, irá también a ofrendar nada menos que su propia responsabilidad ante la vida. Recuerdo cierta publicación de ciencia ficción leída en mi adolescencia, en la que se imaginaba una supuesta conversación entre un hombre y un humanoide que había venido a la tierra en un plato volador. Aquél preguntaba al extraterrestre cuál era la razón por la que no se manifestaban abiertamente a la humanidad para entablar un trato directo con ella. Oída la pregunta, el humanoide contestaba: —De ninguna manera. Primero nos endiosarían, y luego nos harían responsables por todo lo bueno y todo lo malo que a ustedes les pasa. El contacto con aquello que aparece como sobrenatural, siempre contiene ese riesgo, el peligro de despersonalizarnos. Ante lo sobrehumano, el hombre procede siempre a delegar en ello su propia responsabilidad ante la vida. Declina nada menos que el papel de protagonista que le toca jugar en la faena de ser él mismo. Porque no existe carga mas pesada para el hombre y mas difícil de sobrellevar, que el peso de su propio destino.

En este estudio, nosotros no estamos dispuestos a ceder ante

tamaña tentación. No somos, ni está en nuestra intención, hacer a nadie "devotos" del Libro de los Cambios. Con el mas profundo respeto por los pueblos de cultura china, para quienes el antiguo oráculo es, en efecto, un libro sagrado y como tal, objeto de veneración, nosotros nos ocuparemos aquí solamente de su calidad de auxiliar de la mente. Sin descartar otras dotes, que el lector irá descubriendo por sí mismo a lo largo de la experiencia oracular, hemos limitado el enfoque a su aspecto de iluminador de la conciencia.

Demás está decir también que en el tratamiento del tema no hemos pretendido reducir el misterio del funcionamiento del oráculo a explicaciones racionales ni simplistas. Sólo hemos querido franquear un camino a todo aquel que se interese por este curioso y notable instrumento de elevación interior, tratando de facilitar su empleo provechoso.

Tenemos mucho que aprender acerca de cómo encarar las realidades de la vida interior, materia que, a decir verdad, no encaja dentro de ninguna disciplina establecida. Cómo pensarlas, cómo individualizarlas, identificarlas y tratar con ellas. La experiencia oracular proporciona un medio de acercarnos a esas realidades, rescatándolas de las brumas con que normalmente se presentan.

Encaramos el tema de esa manera con el propósito de ceñirnos exclusivamente a parámetros humanos. Queremos decir: a la necesidad de no salir de la esfera del hombre. Recuerda André Gide en sus memorias, el famoso mito de Edipo y la Esfinge.

Edipo se encuentra atravesando un desfiladero donde acecha una esfinge, urdidora de enigmas. Cuando se produce el encuentro, el animal fabuloso le espeta la siguiente pregunta: — ¿Cuál es el animal que por la mañana anda en cuatro patas, por la tarde en dos y por la noche en tres? Edipo duda un instante, perplejo. Bien sabe que si el viajero no acierta con la respuesta correcta, será despedazado por la esfinge. Entonces, contesta, decidido: —“El hombre”. Porque es el hombre quien en su infancia gatea, andando en cuatro patas, luego camina sobre sus dos pies y finalmente, en la vejez, se ayuda con un bastón, su tercer miembro. Al oír la respuesta, el monstruo se precipita al abismo, dejando libre el camino.

Gide comenta este antiguo mito griego diciendo que la respuesta correcta no podía ser otra que la que diera Edipo, porque, en rigor, todos los enigmas humanos se contestan de ese modo: El hombre. Siempre es el ser humano la verdadera respuesta, porque frente a todas las dificultades de la existencia, tanto los problemas como las soluciones se encuentran dentro de nosotros mismos. Por la misma razón leemos en la Biblia que el Señor prohíbe a su pueblo levantar imágenes que lo representen, y aún prohíbe pronunciar su nombre, y ello debe ser así. Porque si existe verdaderamente un Dios, el mismo no puede tener otra morada que el corazón humano, ni otros miembros ejecutores que nuestras propias manos.

En este libro arriesgamos varias hipótesis acerca de la naturaleza de la consulta oracular, porque I CHING es una inagotable fuente de inspiración. Pero, en principio, podríamos decir que la

consulta al oráculo constituye una técnica mental tendiente a lograr la iluminación de aspectos ocultos de la realidad de nuestras experiencias cotidianas.

Es un trabajo personal del consultante sobre sus propias vivencias, mediante el cual descubre aspectos de las mismas que normalmente permanecen ocultos a su conciencia. I CHING enseña que todo aquello que llega a sernos conciente, se engarza o inscribe sobre otras cosas que son ocultas, del mismo modo como los aspectos luminosos de un cuadro se hacen visibles precisamente por los sectores de sombras que les hacen contraste.

La eficacia de la consulta oracular depende de una circunstancia fundamental: que nos demos cuenta de que nuestra existencia campea entre dos mundos diferentes: el mundo de las representaciones de la realidad, integrado por las ideas e imágenes que forjamos acerca de ella, por un lado, y el mundo de las experiencias directas que tenemos de esa realidad, que son las vivencias interiores, por el otro. Podríamos decirlo más sencillamente de la siguiente manera: en la vida contamos con ideas e imágenes de la realidad, que vienen a ser semejantes a fotografías de la misma, y también, simultáneamente, con experiencias concretas, es decir, con vivencias interiores y directas de esa realidad, difíciles de definir.

Ambos órdenes –lo que pensamos y lo que sentimos- son dos cauces diversos por los cuales se desarrolla nuestra conciencia. Esto es: llegamos a ser concientes de la realidad por medio de las representaciones que elaboramos de ella, y además,

paralelamente, somos concientes de esa realidad por las sensaciones interiores, difusas pero inmediatas que ella nos suscita. El orden objetivo, por un lado, y el orden subjetivo, por el otro. Tener presente esta distinción básica es esencial a la eficacia de la consulta, porque el trabajo con el oráculo se realiza exclusivamente sobre esta segunda vertiente de la vida. Queremos decir: no sobre las ideas e imágenes de las cosas, sino sobre las experiencias inmediatas, interiores, que tenemos de ellas.

Normalmente, sólo reparamos en la primera actividad, vale decir, en la representación ideal elaborada, y desechamos todas las resonancias interiores que ésta suele provocarnos. Por ejemplo, frente a un problema cualquiera que podamos tener, sólo consideraremos como digna de ser tenida en cuenta la idea o imagen que tenemos de él, no deteniéndonos a investigar todo lo que podamos "sentir" frente a ese problema. Así hemos sido educados y formados intelectualmente.

Frente a un hecho cualquiera, normalmente nos conformamos con describirlo objetivamente desechando todo dato subjetivo que del mismo podamos tener. No creemos que tenga ninguna importancia indagar en este hecho en tanto experiencia íntima. Ello es así porque carecemos de instrumentos mentales adecuados para pensar acabadamente en esas experiencias interiores, como tales. La vida interior constituye un paisaje desvaído y poco firme, como el de los sueños. El pensamiento occidental, inventado por los antiguos griegos y cincelado mas tarde por renacentistas europeos, en especial Galileo, Descartes y Newton, propone considerar de la realidad sólo las ideas y las imágenes que concebimos, desechando totalmente los aspectos subjetivos, es

decir, las resonancias interiores. Desde entonces, Occidente cree que las cosas son, ante todo, ideas. Para poner un ejemplo pedestre, sería algo así como creer que mi tía es, ante todo, su fotografía. O que para conocer a una persona, basta con estar al tanto de su curriculum vitae.

Podríamos decir que la gran importancia que tiene I CHING para la cultura actual, es que proporciona un método para representar visualmente dichas experiencias subjetivas, las vivencias interiores, lo cual constituye un método de aproximación intelectual nada desdeñable. Mediante esa vía, se hace posible – en alguna medida-pensar y razonar acerca de aquellas, algo verdaderamente insólito entre nosotros.

Sucintamente, I CHING, mediante 64 apilamientos de líneas gráficas enteras y partidas llamados "hexagramas", hace posible “visualizar” las experiencias interiores del sujeto que lo consulta, desvelando de ese modo aspectos ocultos de las realidades cotidianas.

Vistas las cosas de la realidad bajo este aspecto, o sea, como experiencias sensibles, dejan de ser simples representaciones para transformarse en acontecimientos. Dejan de ser perfiles estáticos, para mostrarse ante nosotros como fenómenos que se dan en el tiempo, que transcurren, que vienen del pasado para proyectarse hacia el futuro y de los cuales formamos parte. Si sufrimos un problema cualquiera, el mismo dejará de ser un obstáculo o un infortunio, para transformarse en un acontecer vital, al que podemos observar y auscultar, que posee sus propias

leyes de crecimiento, de culminación y de declinación. Que tiene "momentos" que debemos conocer para avizorar diferentes soluciones posibles. Y además, energía y dirección. Que viene de un tiempo anterior y se dirige hacia otros.

La incursión que plantea I CHING en la segunda vertiente de la conciencia, en ese segundo modo de considerar la realidad, subjetivo y experiencial, permite, a su vez, descubrir que, más allá de la racionalidad inmutable y de permanencias, que rige la cultura occidental, existe otra racionalidad, temporal o de cambios, simbolizada en el juego de líneas enteras y partidas. De allí que el oráculo se llame "El Libro de los Cambios".

Resumiendo, entonces, lo dicho, debemos saber que cuando un problema aparece como insoluble, antes de desesperar o amargarnos, podemos someterlo a un tratamiento no convencional, y que, en principio, ese es el objeto práctico del oráculo.

El tiempo dirá si hemos logrado o no el cometido de abrir un camino de fácil acceso a este antiguo texto, lleno de misterio y sugestión. Hemos querido arrancarlo de la penumbra de vaguedades esotéricas a la que generalmente se lo condena. I CHING es demasiado importante para el hombre y la mujer de hoy, intoxicados de información. Quienes quiera hayan sido sus autores, su propósito ha sido ayudarnos a emplear el intelecto de otra manera para lograr un efectivo crecimiento de conciencia.

Este trabajo es fruto de más de diez años de labor. Muchas veces nos hemos sentido desorientados, en medio de esos parajes inexplorados. Otras, hemos dudado de la oportunidad de publicarlo. Mi propia formación intelectual, proveniente del medio forense, me llenó, por momentos, de dudas e incertidumbre. ¿Acertaría con el punto de vista que I CHING requiere en un estudio de esta naturaleza? ¿No seria yo considerado un “francotirador”? ¿Sería digno de descorrer el velo de este oráculo, venerado por cientos de generaciones? Poco antes de terminar la redacción definitiva, quise efectuar una consulta en ese sentido. Y pregunté sobre este tema de la aparente heterodoxia de mi formación académica. Pregunté qué debería decir en mi libro acerca de cómo llegué a interesarme tan hondamente por el Libro de los Cambios, siendo yo abogado de profesión. El oráculo me contestó con el hexagrama numero 11 (T'ai, La Paz), señalándome como especialmente significativa, su línea quinta. Allí se narra la historia de un rey que entrega su hija en matrimonio a un plebeyo, venciendo su propia creencia en la inconveniencia de ese matrimonio. Solución que, no obstante, aporta ventura y felicidad.

Interpreté como clara la alusión a mí como el afortunado plebeyo y también la alusión al propio oráculo como la prenda dada en matrimonio. Las palabras de la línea referidas a las dudas del rey reflejaban mis propias dudas acerca de mi idoneidad para encarar tal cometido. Y la ventura y felicidad auguradas trasuntaban también mi propia esperanza en el éxito de esta empresa. Confío en que mis lectores la compartan, pues ellos son los destinatarios de estas bodas tan poco convencionales.

2 ¿QUÉ ES I CHING? I CHING es un libro “que habla”. Esta vendría a ser la más breve y sencilla primera aproximación a este antiguo oráculo. Un texto que tiene la extraña virtud de responder a todas nuestras preguntas. El lector común inmediatamente asociará la afirmación de que un libro habla, con cosas tales como extravagancia intelectual o engaño, y está en su derecho. Pero cuando, aún pensando de ese modo, se decidiera a efectuar una consulta seria, por motivos íntimamente valederos, podemos asegurar que entonces, recibiría una gran sorpresa. Porque los dictámenes de I CHING son siempre significativos. Podrán ser más o menos puntuales, más o menos directos, pero siempre, sin excepción alguna, resultarán de algún valor para el consultante. Y es más: de un valor y una importancia que difícilmente olvidará. Aunque el procedimiento necesario para llegar a esa respuesta signifique en principio cierta violencia y hasta cierta afrenta a las formas usuales de pensar.

I CHING, nombre compuesto cuya traducción sería, aproximadamente: "el Libro del Cambio, de los Cambios, o de las Mutaciones" es, como dijimos, un "oráculo". La palabra oráculo procede, etimológicamente, del vocablo latino "orare", que quiere

decir: hablar. De allí que hayamos definido a ese antiguo texto como "el libro que habla". Su origen se hunde en la más remota antigüedad, y por ello nada sabemos acerca de su autor o autores. Se presume que fue escrito hacia unos tres mil años antes de la era cristiana, de modo que es considerado, por muchos eruditos, como el libro probablemente más antiguo de la humanidad. Lo que sí sabemos es que los chinos lo han usado, desde los albores de su historia, como instrumento de adivinación, y que ha sido ciertamente el centro de la cultura de China y de los países de influencia sínica, hasta el presente. Cuatro de los ocho símbolos fundamentales de ese oráculo pueden verse, aún hoy, en la bandera de la moderna República de Corea del Sur.

Se inscribe, históricamente, dentro de la necesidad manifestada por todos los pueblos del mundo de escrutar el futuro, de predecir hechos que ocurrirán, para precaverse de ellos o aprovecharlos. La propia cultura científica y tecnológica no se sustrae a esa necesidad. La ciencia, en rigor de verdad, apunta también a ese objetivo. Las estadísticas y cálculos de probabilidades hacen, en cierto modo, las veces de aquellos antiguos métodos para prever los acontecimientos futuros auscultando el curso de los actuales.

Lo cierto es que encontramos oráculos a lo largo y a lo ancho de la historia y la geografía de la humanidad, en todas las épocas y en todas las culturas. Entre los antiguos griegos fue muy famoso el de Delfos. Se trataba de un santuario dedicado al culto del dios Apolo, habitado por sacerdotisas llamadas “pitonisas”, consagradas a la adivinación. Todo se ignora acerca de esa práctica. Algunos historiadores suponen que aquellas mujeres aspiraban ciertos vapores cuyos efluvios les provocaban estados

alterados de conciencia. De ese modo, "hablaban" a requerimiento de los consultantes. Entre los romanos, existían determinados sacerdotes llamados “augures”, considerados funcionarios oficiales, que practicaban adivinación observando la conducta de las aves o las vísceras de ciertos animales.

Los hebreos también conocían métodos propios de predicción. Desde los primeros tiempos del judaísmo, los sacerdotes usaban dos elementos de características desconocidas, según lo menciona la Biblia en reiteradas oportunidades. Se trata de los "urim" y "tummim", que los dignatarios llevaban en los pectorales de sus túnicas con el fin de interrogar a Dios. (1) Por otra parte, es bien conocido el pasaje bíblico en que aparece el rey Saúl dirigiéndose a una mujer dotada de espíritu de adivinación, en busca de consejo. (2) Más recientemente, los judíos conocieron, además, otras prácticas con sentido similar, basadas en la Cábala, doctrina esotérica nacida en España y en Provenza hacia el siglo XIII.

Carl G. Jung, en su libro "Sincronicidad", hace referencia a un método de adivinación llamado "arte geomántico", que se practicaba sobre tierra o sobre arena, en marcas que debía efectuar el consultante. De origen europeo prerromano, es mencionado por primera vez por San Isidoro de Sevilla en su libro "Liber Etymologiarum", en plena Edad Media. (3) Podríamos seguir enumerando muchos métodos para otear el futuro, pero sería embarcarnos en una tarea interminable. Porque cada pueblo, de cara al porvenir, intenta adivinar como puede.

Lo que sin embargo distingue a I CHING de la mayoría de los oráculos, son principalmente dos cosas: en primer lugar, carece de toda connotación religiosa. No es vehículo de religión determinada ni de confesión alguna. I CHING carece de dogmas, como también de toda ideología. En segundo lugar, no es solamente una "mancia", es decir, un método adivinatorio. Es más que eso: es un instrumento de orientación frente a la realidad y de iluminación interior. Tampoco podemos dejar de señalar que constituye un motivo y una fuente de constante inspiración. Confucio y Lao-Tse, fundadores de esos grandes movimientos espirituales que son el confucianismo y el taoísmo, respectivamente, bebieron de su sabiduría. Confucio, según James Legge, llegó a decir que si dispusiese de cincuenta años más de vida, los dedicaría por entero al estudio del Libro de los Cambios. En la base de ambos movimientos espirituales, aunque tan diferentes entre sí, notamos correr la misma agua subterránea que mana del oráculo de los cambios.

I CHING, como dijimos, no es vehículo de ideologías ni creencias, pero hay que agregar que es fuente de significados y motivador de ideas. En todo tiempo ha servido al pueblo chino, a través de su larga historia, como su principal fuente de inspiración; en lo espiritual y moral, en lo militar, en lo científico y técnico, etc. Muchos inventos son atribuidos directamente a determinados hexagramas, lo mismo que estrategias militares, consejos médicos y la práctica del yoga, entre otros. I CHING influía no solamente sobre la cultura académica u oficial, sino también en los aspectos cotidianos de la vida.

Fue quizás esa universalidad y esa vigencia en todos los aspectos

de la sociedad china lo que despertó la curiosidad del grupo de sacerdotes jesuitas que, en el siglo XVII, tradujo sus textos al latín. Fue a ellos a quienes debemos el haber llegado a Occidente este libro remoto y singular. En especial, a Joaquim Bouvet, quien se desempeñaba como asesor del gobierno de Francia en la corte de Pekín. Este religioso, que era a la sazón amigo del filósofo y matemático Federico Guillermo Leibniz, pensó que tal vez el orden rigurosamente matemático que guardan entre sí las líneas de los hexagramas del I-Ching podría interesarle a su amigo y procede a remitirle copia de la traducción en la que había estado trabajando. Pero sólo siglos más tarde el libro irrumpiría decididamente entre nosotros, para plantear un franco desafío a la racionalidad occidental.

La Adivinación Es evidente que la difusión y el prestigio de que goza el Libro de las Mutaciones en todo el mundo son debidos a las facultades adivinatorias que se le atribuyen. Por eso, el tema de la adivinación cobra particular interés para el lector. En primer lugar, debiéramos distinguir entre "revelación" del futuro y "previsión" del futuro. La revelación del futuro hace de I CHING una especie de "bola de cristal" a través de la cual observamos, cómodamente sentados frente al libro, cómo será el futuro. El mundo, por un lado, y nosotros, fuera del mundo, sentados frente al libro como meros espectadores. La previsión del futuro, en cambio, permite avizorar los varios caminos que se abren a los acontecimientos de hoy, con cara al mañana.

No dudamos que exista la posibilidad de que alguien, poseyendo dotes especiales, pueda atisbar la futuridad por medio de I CHING. Lo mismo podría hacerlo valiéndose de cualquier otra cosa. Así funcionan las diversas "mancias" en todo el mundo. Las líneas de las manos, la conformación estelar, los naipes, los números, la borra del café, el vuelo de las aves, etc. Forman todos ellos un repertorio prácticamente interminable que se remonta a los estadios más antiguos de la humanidad. Puede decirse que cualquier cosa sirve potencialmente para adivinar a la persona especialmente dotada para ello. Con su carga, por supuesto, de buena y de mala fe, de mayor o menor certidumbre, de mayor o menor coincidencia, o superchería.

Nosotros preferimos desconfiar, en principio, de quien pretenda asegurarnos cómo serán las cosas en un futuro, mediato o inmediato. No precisamente por las razones que se podrían suponer. No porque "descreamos", propiamente hablando, de su posibilidad, al menos como hipótesis. Sino por otra razón más puntual. Porque si las cosas estuvieran predeterminadas ciegamente, la vida perdería todo significado. ¿Para qué me voy a tomar el trabajo de hacer las cosas bien si ya está escrito cómo han de ser? ¿De qué me voy a cuidar si lo que me pasará mañana ocurrirá de todos modos, a pesar mío? Este "fatalismo" nos marginaría de la realidad. Al menos de la realidad conformada por las circunstancias particulares, por los tiempos y espacios concretos que nos tocan vivir. Declinaríamos nuestro papel activo y protagónico en este universo. Sería algo así como bajar de la escena de la vida para situarnos en la platea, rechazar todo papel en el drama o la comedia, para asumir el de

meros oyentes.

Creemos que la revelación del futuro es contraria a los fines del hombre en este universo. Yo no me atrevería a negar la hipótesis de que en la mente de Dios las cosas que ocurrirán mañana puedan estar ya presentes el día de hoy, pero sí debemos admitir que una hipótesis semejante no es humana. Antes bien, sería decididamente "antihumana".

I CHING no debe ser utilizado con esos fines. En la primera línea del hexagrama Nº 2, se expresa que cuando se pisa escarcha, es señal de que se aproxima el hielo firme. Su utilidad es, pues, mostrar las tendencias, los caminos hacia el mañana que evidencia el presente, auscultando el hoy. Percibir el aquí y ahora cotidiano como acontecimiento temporal que es, más allá de su aspecto de simple e inmutable idea. Verlo como un tren en marcha que viene de una parte y tiene ante sí un número determinado de carriles, que lo encaminan hacia el futuro.

El propio Jesús se refiere al tema en reiterados pasajes de los Evangelios. En la Escritura de Mateo le vemos recriminando ásperamente a fariseos y saduceos porque sabían interpretar las señales del tiempo atmosférico y, sin embargo, se resistían a tomar conciencia de las "señales de los tiempos". Dice: "Cuando anochece, decís: 'buen tiempo', porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: 'hoy habrá tempestad', porque tiene arreboles el cielo nublado. Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no podéis" (3).

El mismo pasaje se repite, con ligeras variantes, en el Evangelio de Lucas, pero existen muchas más oportunidades en que tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento hacen alusión a las señales de futuridad impresas en el propio tiempo presente, llamándolo, genéricamente, como: "los tiempos".

Cada hexagrama expresa, a su modo, uno de estos "tiempos" que nada tienen que ver con la simple "idea de tiempo". Así, sorprendentemente, salvando las enormes distancias que median entre la cultura china y la cultura judeo-cristiana, I CHING viene a hablarnos de lo mismo que enseñaba Jesús. Esos "tiempos" son modos típicos de experimentar, de vivenciar la realidad. Son los "moldes" que cada uno provee a ideas e imágenes. Son los fondos interiores y subjetivos con los que dotamos a todo acontecimiento percibido de la realidad exterior.

Cuando tratábamos el tema de las figuras reversibles veíamos que nuestra mente se concentraba sólo en una parte de la realidad: la figura. La otra parte, el "fondo", resultaba desapercibido y oculto. Ya hemos visto que I CHING, por medio de sus hexagramas, visualiza ambos sectores. De ese modo, toda realidad se hará visible, no solamente en sus aspectos reales y aparentes, sino, además, en sus aspectos virtuales y ocultos, es decir, como aconteceres que transcurren, poseyendo un impulso y una dirección propios.

Los hexagramas ofrecen una colección de diversos tiempos que son a la vez fondos interiores proveedores de significados. Sesenta y cuatro modos distintos de "experimentar" la realidad. Si

pudiéramos trabajar debidamente con esos fondos auxiliares y con las reglas o tendencias que expresan sus líneas individuales, podríamos descubrir, en cada contenido interior proyectado, en cada consulta o problema, sus atisbos de futuro, su dirección, su inercia. Y actuar en consecuencia, induciendo o corrigiendo cursos, como verdaderos protagonistas de esa porción de universo que somos.

Esto que señalamos, no es ficción literaria, sino realidad. ¿Cuántas veces, en la vida cotidiana, al incorporarnos a una reunión o en medio de una charla, un negocio o cualquier circunstancia social, percibimos, de pronto, cierta “atmósfera” especial que flota en el ambiente y nos alerta en alguna medida, sobre la suerte de lo que allí se trata, o el modo en que tienden a desencadenarse los acontecimientos? Sin duda, muchas veces hemos pasado por experiencias semejantes sin poder aprovecharlas por carecer de elementos que hagan posible tomar plena conciencia del fenómeno.

El Azar: La Puerta Trasera de la Conciencia La consulta al oráculo de los cambios se lleva a cabo apelando a un recurso que se considera básico: el azar. ¿Por qué? Si existe una nota en I CHING que provoca cierto recelo al neófito es, precisamente la consideración del azar "como modo normal" de allegarnos a él. El oráculo “no se lee, sino que se consulta”. Y la consulta se efectúa haciendo hincapié en lo que se supone la más

pura irracionalidad.

¿Que de una tirada de monedas al azar pueda surgir una respuesta inteligente? ¡Bah! Esta podría ser la actitud más previsible por parte de quien, por primera vez, viera al oráculo desde afuera. Claro que una vez que franqueara sus puertas, formulando la primera pregunta, quizás cambiaría su estupor por admiración, o por alguna forma de interés. No conozco persona alguna que no haya obtenido de la consulta cierta orientación valiosa para su vida, cierto punto de vista útil en la apreciación de algún problema, personal o no; cierta sabiduría.

Pero eso pasa sólo cuando logramos efectuar la consulta sencillamente y sin dobles intenciones. Cuando logramos hacer a un lado la asociación del azar con los juegos de azar. El uso bastardo que se hace del azar en Occidente nos inclina a pensar que las monedas arrojadas de esa manera caerán "de cualquier" manera. Claro que en determinados casos se usa también el azar como un método de garantizar la imparcialidad de ciertas decisiones, como, por ejemplo, cuando se sortean peritos en los procesos judiciales, o cuando se seleccionan temas en algunos exámenes de competencia, etc. Pero en esos casos, lo importante no es lo que proviene del azar mismo, sino, precisamente, lo contrario. Su utilidad deriva del hecho de hacer imposible la manipulación del tema por algún funcionario. Es valiosa la intervención del azar en esos casos porque impide el favoritismo.

Pero el azar, lo azaroso considerado en sí mismo, saca verdaderamente de quicio al occidental. Constituye una porción,

o un estrato de la realidad que se resiste con éxito al intelecto conforme lo venimos usando en las sociedades tecnificadas. Para una mentalidad tal, basada en la creencia de que todo en la naturaleza es cognoscible y previsible, que todo se puede escrutar y utilizar, el azar hiere profundamente la sensibilidad.

Por ello, a diario se prefiere ignorar el hecho evidente de que somos constantemente "bombardeados" por acontecimientos provenientes de esa zona de la realidad con toda suerte de percances e imprevistos. Es que, según lo hemos dicho ya, el entendimiento humano, para tomar conciencia de algo, se ve forzado a discriminar los fenómenos que percibe, en dos separando lo que puede llegar a conocer, y “lo otro”, que debe ignorarse. Traza entonces en el aire una línea imaginaria, y divide ambos campos. Proclama que "todo lo que está situado en el primer sector, será racional y deberá ser considerado: “realidad” y todo lo que se encuentra en el “cajón de sastre”, debe ser tachado de “irracional”, sin derecho a existir. Una vez más, la explicación la encontramos en el modo de percibir que hemos traído al mundo “por default”.

En consecuencia, vivimos confiados en que el universo obedece a pie juntillas nuestras leyes del pensar, y no atinamos siquiera a plantearnos el problema de que, tal vez, nuestras razones no coincidan siempre y necesariamente, con las razones "de las cosas". Dicho de otra forma: confundimos ingenuamente las razones que aplicamos a la realidad para poder entenderla, con las razones "de" la realidad, propias de ella. Actuamos como aquel pez que, según cierto humorista, frente al espectáculo de los cascos de las naves que pasaban, raudamente, sobre su

cabeza, decía a otro pez: "¿Por qué razón no querrán bajar y tener trato con nosotros?".

Del mismo modo como es imposible auparnos a nosotros mismos, subiéndonos en brazos, pareciera que fuera también imposible estudiar nuestra subjetividad basándonos exclusivamente en la idea que forjamos de lo racional. Estaríamos condenados a edificar un edificio y luego desarmarlo para correrlo de lugar, como le ocurre a todas las ciencias positivas. Esa es la razón por la cual, en el quehacer científico, cada tantos años sobreviene una revolución que echa por tierra todo lo edificado con anterioridad, debiendo comenzarse todo de nuevo sobre nuevas bases, "ganando terreno" al espacio situado "al otro lado" de aquella línea divisoria trazada en el aire.

Es el modo como se construye la cultura y está bien que así sea, porque la cultura es una faena colectiva, propia del grupo humano. La sociedad no desaparece cuando los individuos desaparecen. La sociedad desarrolla su secuencia de vida en un tiempo infinitamente mayor que el de los individuos que la componen. Puede ensayar, puede construir y destruir lo construido para volver a empezar, en busca de un modelo ideal que se pierde en el infinito. Pero ese modo de proceder sería absolutamente intolerable para el hombre singular, para cada uno de nosotros como seres particulares. Mientras la sociedad puede soñar con un futuro ideal, nosotros debemos vivir vidas singulares del comienzo al fin. Somos seres de tiempo limitado y lo que vivimos es siempre definitivo. No podemos "ensayar".

El científico, que trabaja evidentemente para la sociedad, puede encerrarse en su gabinete o laboratorio y así aislar su tarea de las constantes manifestaciones de lo irracional y azaroso. Me refiero a que puede aislarse de las continuas incursiones e intromisiones provenientes de la esfera irracional de la realidad. Puede anular los efectos de los acontecimientos azarosos, puede ignorarlos. Pero cuando ese científico, en lugar de trabajar para la sociedad, trabaja para sí, es decir, se dedica a ejercer su propia vida, no puede hacer lo mismo. Sencillamente porque no puede hacer “borrón y cuenta nueva”. Toda experiencia es definitiva y dejará su huella indeleble, como todo lo que "nos pasa" en la vida.

Cuando vivimos, pues, siempre deberemos contar con lo racional y también con lo irracional, so pena de alienarnos. La gente que no admite más que la cara racional de la existencia, evidencia rasgos neuróticos. Es conocida la frase de Winston Churchill sobre el comportamiento de los alemanes durante la segunda guerra mundial: “Quieren actuar con tanta perfección, que al final, algo les saldrá mal”.

Lo que se pretende, entonces, con lo introducción del azar en la consulta oracular, es abarcar, de alguna manera, ambos campos de la vida otorgándole a la realidad trascendente, la “oportunidad” para manifestarse. Involucrar en el trabajo a ambos sectores de la realidad, inmiscuirnos en ambos lados de aquella línea imaginaria que nosotros mismos trazábamos. Nuestra existencia no es una serie de ideas, sino un continuo de experiencias. Experiencias racionales e irracionales, buscadas y no buscadas, causadas y fortuitas. De cara a la vida, no podemos escondernos en castillos de cristal, como lo hace el científico. No

podemos fabricarnos una realidad pulida ni desalojar la experiencia de un evento azaroso. Debemos habérnoslas con lo previsto y lo imprevisto, lo causal y lo eventual. Lo racional y lo irracional. Según venimos diciendo, la tirada de monedas instrumenta la "oportunidad" que le damos a la realidad para manifestarse por las suyas, y es a la vez manifestación de respeto por este Universo, del cual no somos dueños, sino huéspedes.

Vivir, por ello, resulta siempre más complicado que hacer ciencia. Cuando se ejerce el pensamiento sistemático, se pueden ignorar o suprimir aquellas contingencias no queridas que estorban la coherencia buscada. Pero cuando se ejerce la sencilla faena de vivir, no se puede hacer. Todo lo que nos pasa, significativo o no, quedará registrado en la memoria, indeleblemente, requiriendo alguna explicación. Por eso es que, si existe una nota verdaderamente característica del ser humano, que lo distingue de todas las demás especies vivientes, es la búsqueda del sentido, como enseña Viktor Frankl.

Incorporar el azar en la consulta no hace más que reconocer la vigencia e importancia que tiene lo azaroso en la empresa de vivir cada uno su vida. Tan común es su presencia en la realidad cotidiana y tan vital es su incidencia en el vivir, que puede decirse que las cosas que consideramos más trascendentes, como el amor o la amistad, provienen, por lo general, del azar. ¿Puede acaso un afecto genuino, surgir de un cálculo deliberado? La amistad, como el amor verdadero, nace, por lo general, de manera casual y a raíz de los hechos o circunstancias más imprevistos. Si pretendiéramos, de forma premeditada hacernos amigos de alguien, esa amistad estaría viciada desde su base. No sería,

propiamente, amistad, sino "negocio". Lo mismo pasa generalmente con todas las demás vinculaciones afectivas. Podemos elegir una patria por motivos atendibles. Pero en el fondo de nuestro corazón, siempre permanecerá, siquiera como un recuerdo desvaído, aquella otra en que, “por acaso”, nos ha tocado nacer.

Las cosas que depara ese sector rebelde de la realidad son siempre espontáneas, limpias de toda intención y, por lo tanto, genuinas. Es la cara positiva del azar. A esa cara apelaban aquellos lejanos sacerdotes hebreos cuando interrogaban a Dios utilizando sus misteriosos "Turim y Ummim" que insinúa veladamente la Biblia. Suponemos que acontece lo propio cuando el "pai" brasileño de hoy arroja los "buzios" de la práctica "umbanda". Las diferencias son enormes, entre ambos casos, pero en el fondo, hallamos siempre al hombre, desplegando su talento para escrutar lo desconocido.

Existe otro motivo aún por el cual debemos contar con el azar en el procedimiento de la consulta. Y es que, si es como decíamos que a mayor contraste, mayor conciencia, el mayor contraste siempre se produce del choque con lo imprevisto. Y no existe nada más imprevisto que el azar. Mientras que los contenidos figurativos, conscientes, penetran el ámbito de la subjetividad por la puerta principal, que es el pensamiento deliberativo, los de fondo, entran por la puerta trasera. Juntos, producirán la iluminación, o mayor conciencia, que es el fruto de la consulta oracular.

Es necesario apuntar aquí que la moderna Física Cuántica ha descubierto que la realidad física, a nivel subatómico, es esencialmente azarosa. Por ejemplo, hasta hoy se cree comúnmente que cuando se revolea una moneda, si se conocieran todos los factores que intervienen en ese acto -la fuerza, la dirección del impulso y todos los demás factores que inciden en su curso-podría conocerse de antemano el resultado; si saldrá cara, o ceca. Pues bien, se ha demostrado matemáticamente, que ello es imposible. Ni aún conociendo absolutamente todas las energías incidentes en el procedimiento de arrojar la moneda al aire podría determinarse cómo caerá, porque lo impide una cuota de aleatoriedad que es inherente a la propia Naturaleza. Hay una imprecisión esencial en el mundo subatómico…

I-CHING es un libro inmensurable, semejante a una montaña que puede abordarse mediante sesenta y cuatro laderas diferentes. Quienes quieran hayan sido sus autores, conocían bastante de la naturaleza humana y de su constante periplo hacia el logro de una conciencia mayor. Y nos regalaron ese texto que es capaz de recibir todo tipo de interpretaciones sin envejecer, como un instrumento al servicio de esa suprema empresa. De él aprendemos que cada persona debe construirse usando el material que encuentre, sea éste oro, madera o barro. Lo único que importa, es la forma que pueda imprimirle a su ser: Un recipiente capaz o incapaz de recibir y aprovechar el agua que proviene de Lo Alto.

NOTAS (1) Edgar Rubin: Visuell Wahrgenommene Figuren, Copenhagen, 1921. (2) Fedro, De Vitiis Hominum (Fábula: "Los dos Alabardas", siglo I AD). (3) Mateo, 16-2/4.

Definición Básicamente, I CHING consiste en una colección de dos signos gráficos: una línea entera y una línea partida, trazadas horizontalmente y apiladas unas sobre otras, formando 64 grupos de seis. Y aunque cada una de esas líneas está acompañada de ciertas ideas e imágenes, el libro no constituye un texto coherente. No posee forma de discurso lógico, por cuya razón suele emplearse como oráculo que se consulta “al azar”, según veremos más adelante.

La consulta se efectúa mediante métodos y procedimientos que han variado a través de los siglos. Muchas de sus ideas e imágenes hacen una constante referencia al “hombre superior”, que simboliza el ideal de perfección humana.

Si I Ching fuese solamente un libro, una vez leído podríamos llegar a conocerlo por entero. Agotaríamos su contenido y lo incorporaríamos a nuestra formación, como ocurre con todos los

demás textos conocidos. Su información pasaría, en adelante, a ser parte del patrimonio de un saber, y con ello, entrando en la rueda del tiempo, se sometería al destino común de todos los demás libros. Queremos decir que podría ser objetó de alabanza y de refutación; evolucionaría, encontraría adeptos y detractores. Sería imitado, admirado o vilipendiado, traicionado, subvertido, exaltado u olvidado. Esto ocurre con todo discurso coherente, con toda idea filosófica, política, psicológica, etc. Sus ideas evolucionarían o se olvidarían, como acontece con cualquier cosa dentro del ámbito de la cultura. Esa es la suerte que corre todo elemento cultural; desde las ciencias y técnicas, hasta las modas y los bailes; desde la ideas filosóficas hasta las concepciones políticas, las artes y la gastronomía. Toda invención humana nace y crece, evoluciona hasta un cenit y declina hasta morir, para ser luego reemplazada por otra cosa diversa.

Pero con el Libro de los Cambios, las cosas se dan de otra manera. Su calidad de oráculo lo hace ingresar en una categoría bastante particular, por incluir la participación de la subjetividad del consultante. Porque la forma en que se lleva a cabo la consulta oracular es personal y la interpretación no tiene pretensiones de universalidad. La sabiduría de I CHING no es objetiva y para todos, sino, por el contrario, es íntima, personal y propia de cada uno. Su marco referencial no es la sociedad, no es la colectividad, sino la propia vida del consultante, aquí y ahora. El mismo marco donde se dan pensamientos y emociones, deseos y fantasías, sentimientos y sueños. Por ello, consultar al oráculo equivale, en todos los casos, a ir descubriéndose uno mismo. A ir amojonando y parcelando las dunas de la propia geografía interior. A conocernos mejor para ubicarnos con ventaja frente a las dificultades.

Permanencia y Cambio Hemos dicho que la traducción literal de I CHING sería, aproximadamente, “El Libro de los Cambios”, pero, ¿qué son los cambios? Veamos. Permanencia y cambio son dos ideas en torno a las cuales se edifican dos maneras completamente diferentes de pensar. Digamos: dos estilos diferentes de racionalidad. La occidental está edificada sobre la primera de dichas ideas, es decir, sobre la permanencia o inmutabilidad de las cosas. Esto quiere decir que todo lo pensamos en función de permanencias. De una constancia ideal que las cosas supuestamente tienen. Sabemos que todo cambia de continuo, en la realidad, pero pensamos las cosas como si fuesen permanentes, o en función de un “ser inmutable” que ellas parecen tener.

El occidental dice: Las cosas son lo que son. Si cambian luego, será por alguna “causa” que la provoca, pero cuando las pienso, debo suponer que poseen un "ser” permanente. Occidente siempre se ha desvivido por averiguar lo que las cosas “son”. El hecho de que en la realidad de todos los días vayan cambiando, se lo considera anecdótico, irregular, o excepcional, y se dice que es debido a tal o cual “causa”, algo ajeno a la cosa misma que la hace cambiar. Si el hombre joven envejece, bueno, no es porque debe envejecer intrínsecamente, sino por causa de esto o de lo otro. Pensamos las cosas como si, de suyo, no debieran cambiar. Nos resulta sumamente difícil pensar las distintas realidades en función de su constante mutación. Cuando

efectivamente se transforman, el hombre occidental se turba y trata de buscar las causas de esos cambios. Pero siempre toda muda le deja impresa una sensación de irracionalidad, o de injusticia, o cierta mal disimulada angustia.

Shakespeare, en un relámpago de genialidad, pone en boca de Hamlet una frase que resume, en cierto sentido, la situación embarazosa del hombre occidental frente al cambio. Le hace decir a su personaje: "Ser o no ser, ésa es la cuestión". Y ésa es, efectivamente, la "gran cuestión" de nuestra cultura: no ser capaz de pensar las cosas "en función de sus cambios o movilidades, en función de su natural transformación". Toda alteración operada en la realidad, aparece, en primera instancia, como un contrasentido que tenemos que explicar, que racionalizar. Un golpe del que, de alguna manera, tenemos que reponernos. Por ese motivo encontramos en las grandes ciudades tantos monumentos en los que aparecen señores ya fallecidos, representados en bronce o piedra. Sentados, de pie o a caballo, con el fin de perpetuar un recuerdo que, más que nada, es una ilusión de permanencia.

En verdad, permanencia y cambio vienen a ser dos maneras diferentes de explicar las cosas, los fenómenos que acontecen en toda realidad. Dos maneras distintas de hacérnoslos inteligibles y comprensibles. Dos opuestos "sistemas racionales". Mientras que la cultura occidental explica la realidad en función de permanencias, I CHING invita a cada paso a hacerlo en función de su cambio o mutación. Por ese motivo, el nombre propio de este oráculo se refiere a los cambios.

Más allá de esta aclaración conceptual, debemos reconocer que todos y cada uno de nosotros, sobre todo cuando arribamos a la mediana edad, nos damos cuenta de que, en el plano de la experiencia personal al menos, la permanencia de las cosas es mera ilusión y que todo cambia irremediablemente. Todo lo que cae bajo los sentidos y viene a ser el entorno de la vida cotidiana, cambia constantemente, y adaptarnos a esas mutaciones equivale a adquirir madurez mental y emocional. En todos los aspectos de la vida, cuando parece que hallamos un lugar seguro, una situación estable, siempre sobreviene la mutación. Y todo se dispone a cambiar lentamente de sentido. Más vale aprender a convivir con esas transformaciones, a asumirlas, a percibirlas y, si fuere posible, a “protagonizarlas”, porque si no lo hacemos, seremos irremediablemente arrollados por ellas. Esta es una de las lecciones más duras para el hombre de mentalidad occidental. Aprender a sepultar lo viejo y recibir lo nuevo con alegría. Desprenderse del cadáver del niño que se lleva a cuestas, para asumir la adultez, y desprenderse del cadáver del hombre en la plenitud de sus fuerzas físicas, para recibir al senil, al sabio. Aprender a hacer las maletas y partir cuando más establecidos estamos.

Es sobre la idea del cambio constante e irremediable de la realidad que debemos encarar la consulta oracular, porque la serie de líneas enteras y partidas que forman el cuerpo de I CHING son la expresión de la mutación a que están sometidos todos los aconteceres del universo, y, por supuesto, también el problema que nos lleva al oráculo.

Las Líneas Entera y Partida Aquellos antiguos magos autores del I CHING estructuraron el oráculo sobre la idea del cambio, la mutación, pero no recurrieron a la palabra escrita para expresarlo. Ni siquiera emplearon para ello "ideogramas", que son dibujos estilizados que expresan ideas. Ello ocurrió en un tiempo tan remoto, que puede considerarse aún previo a toda forma de escritura. Encontraron una manera ingeniosa de decir lo que para ellos era el cambio como componente básico de toda realidad, recurriendo al trazado gráfico de dos líneas, una entera y otra partida, acopladas horizontalmente la una sobre la otra. Todo lo que irían a decir acerca de la realidad, lo harían valiéndose de esos dos únicos componentes elementales, esas dos líneas, combinadas entre sí de varias formas, a la manera de un código.

De ese modo, el cuerpo original del I CHING no son vocablos ni son ideogramas, sino dos imágenes gráficas puras que revelan simple oposición entre ellas. Puestas en sucesión, encimadas unas sobre otras, irían a representar gráficamente el cambio, la mutación a que está sometida toda realidad. En adelante, esos palitos enteros y quebrados serían capaces de simbolizar todo aquello que puede llegar a la conciencia, todo lo que podemos hacer conciente. Todo lo que pensamos, sentimos, creemos, deseamos, imaginamos, proyectamos, ejecutamos; todo problema, toda alegría, toda emoción, etc.

A estas alturas, surge una asociación inevitable. El llamado

"sistema de numeración binaria", que es el código que utilizan las modernas computadoras, también se basa en la combinación de dos símbolos opuestos. Ellos son los dígitos "cero" y "uno". En este sistema, cualquier cantidad puede ser expresada mediante esos dos números, y también cualquier imagen visual o auditiva. La coincidencia abre, naturalmente, la posibilidad de tejer toda suerte de conjeturas sobre las cuales no vamos a extendernos aquí. Sólo diremos que el orden matemático que revelan los signos del I CHING, también debe haber llamado la atención de aquellos jesuitas que lo descubrieron, allá en el siglo XVII y del filósofo Leibniz, que en esa época estaba trabajando en su sistema de aritmética binaria.

De modo que línea entera y línea partida, en conjunto, vienen a simbolizar toda la realidad, todo el universo fenoménico. Pero, atención: la realidad "entendida subjetivamente", es decir, una realidad "en tanto contenido de conciencia". La realidad en tanto es pensamiento o sentimiento concretos de un sujeto, según veníamos diciendo. Inclusive nuestros sueños y delirios, en la medida en que pueden llegar a sernos concientes. Porque el universo del que trata el Libro de los Cambios no es otro que el universo del hombre.

Línea entera y línea partida, acopladas la una a la otra, conforman, así, un medio de "ver" las experiencias subjetivas, algo a lo que los occidentales no estamos acostumbrados porque todo lo reducimos a ideas abstractas.

Normalmente, cuando vivimos, sólo lo hacemos apoyados en

ideas. Toda la gama de sensaciones, sentimientos, emociones que bulle en nuestro interior, no es objeto de razonamiento sino a través de las ideas, que son sus esquemas ideales, abstractos. Suele costar muchísimo poder configurar mentalmente y registrar en la memoria las experiencias que se sienten de la realidad. Sin embargo, a veces se nos hace patente esa falencia que tenemos, cuando abriendo una ventana o penetrando en una habitación, percibimos cierto aroma que de pronto parece abrir las compuertas de la vida interior y decimos: "Esto ya lo he vivido anteriormente". Y nos salen al encuentro ciertas emociones, sensaciones o sentimientos que están dentro de nosotros, pero que la formación intelectual y mental que tenemos impide evocar. Porque no podemos pensar más que ideas, porque todo lo archivamos en la memoria a través de los signos del lenguaje.

Las líneas apiladas, simplemente acopladas de a dos, y también de a tres y de a seis, como luego veremos, tienen la función de facilitar "pensar", "hacer conciente" esa dimensión de la mente que son las experiencias vividas. Es el aprendizaje a pensar de otra manera y a desarrollar la conciencia en otras direcciones que se adquiere a través de la consulta oracular.

Se parte entonces, de la suposición de que, cualquier cosa, en tanto y en cuanto sea objeto de una experiencia concretamente vivida por el consultante, está representada por una línea entera o una línea partida, y, como tal, tendrá su lugar específico en ese edificio de líneas que es I CHING. Lo único que se debe hacer (y en esto consiste la consulta oracular), es ubicarla.

Cuando efectuamos una consulta en relación a algún problema determinado, ese problema estará simbolizado en algún rincón de aquel edificio, en cierta línea, entera o partida. Estará "sostenido" por cosas que conozco y por otras que desconozco, por cosas evidentes y por cosas que me son ocultas. Deberé "rastrearlo" mediante la técnica de la consulta. Esas líneas, representativas de contenidos interiores, guardan un delicado equilibrio que se refleja en el orden que exhiben, las unas sobre las otras, en proyección matemática.

A veces, se hará visible que mientras sostenemos determinadas convicciones en mérito a su verdad o falsedad intrínsecas, en realidad estamos apuntalando otras ideas o creencias ocultas que sí interesan por sí mismas porque si fueren socavadas, ocasionarían el derrumbe de la estantería de nuestra personalidad.

Hacia el siglo IV D.C. surgió en China una doctrina llamada del "Yin-Yang", que es una filosofía basada en el juego de los opuestos. Su autor, según algunos historiadores, llamado TsouYen, se inspiró en este juego de líneas que estructura nuestro oráculo. A la línea entera se la llamó, por influencia de esta doctrina, "yang", y a la partida, "yin". No viene al caso comentar aquí esta teoría filosófica, pero sí vale la pena siquiera mencionarla, desde que la expresión "yin-yang" se ha popularizado mucho en Occidente.

Finalmente, debemos decir que las líneas entera y partida ponen al descubierto un mecanismo básico de la mente humana, que es

el siguiente: siempre, en todos los órdenes de la vida, lo distinto, lo diverso o lo opuesto, "ilumina" y contribuye a “definir". He aquí un nuevo concepto de verdad que I CHING introduce. Verdad, no ya entendida como "información", como "dato", como un conocimiento que, proveniente del exterior, lo tomamos, lo incorporamos y utilizamos. Se trata de verdad como "iluminación" subjetiva, verdad como una "revelación" interior. Verdad como alimento de la conciencia.

Nunca el hombre se ve a sí mismo más hombre, que junto a la mujer; nunca el réprobo parece más digno de condena que en presencia del justo, nunca el inteligente parece más brillante que frente al torpe. El estudiante que debe presentarse ante la mesa examinadora a continuación de otro que ha sido calificado como "sobresaliente" suele sentir un ligero pavor. Sabe que su exposición podrá parecer deslucida frente a la de su antecesor en la lista. De la misma manera, la línea entera se define en comparación con la partida, y viceversa. Y el sentido de ambas líneas, acopladas y confrontadas entre sí, en variedad de combinaciones, irá a facilitar una suerte de "iluminación" de los contenidos interiores y subjetivos de los cuales no siempre se es plenamente conciente.

Si pienso en mi padre, aunque no piense simultáneamente en mi madre, la representación de ella estará de todos modos presente, implícitamente. Lo mismo si siento alegría, puede decirse que el sentimiento opuesto de tristeza también estará presente, no concientemente, claro, pero sí implícita, tácitamente. Porque la alegría que pueda sentir la siento necesariamente “sobre el molde de su opuesto”. Así pasa con todas las cosas que pensamos y que

sentimos, con todo aquello de lo cual llegamos a tener conciencia. Cada contenido de la subjetividad, cuando es comprendido, reconoce otro inconciente que le sirve de trasfondo, sobre el cual se apoya y configura. Esto lo veremos más adelante, con mayor detenimiento.

I CHING dice que la línea entera expresa todo lo positivo, todo lo claro y fuerte, todo lo directo y sobresaliente de las cosas. Que la línea partida expresa, en cambio, la ausencia de realidad, el hueco que dejan las cosas cuando ya no están, o el que existe virtualmente cuando aún no están. Se trata de todo lo negativo, lo difuso y maleable, lo indirecto e inadvertido de las cosas. Las cualidades masculinas tienen expresión en la línea entera, lo mismo que las cualidades femeninas encuentran expresión en la línea partida. De ese modo, podríamos dividir en dos grupos todo lo que puebla el interior de cada uno, todo acontecer que se da en el ámbito subjetivo. Cada pensamiento, cada sentimiento, emoción, sueño o acto de voluntad, en cuanto contenido conciente, admite sus contrarios y eso mismo expresan las líneas entera y partida.

El juego de líneas que presenta I. Ching pasa a ser, desde este punto de vista, un método de investigación de la subjetividad. Una especie de "pantalla" sobre la que podemos "atribuir" libremente todo acontecimiento interior, todo contenido subjetivo. No es necesario que "creamos", ni que "tengamos fe" en que el problema que llevamos a la consulta está necesariamente representado en una línea dentro de la constelación de líneas. Simplemente basta con suponerlo, con "proyectarlo". Simplemente se trata de un método para clarificar y clasificar esos fenómenos

brumosos y poco definidos. Eso que solemos denominar vagamente como "aquello que nos pasa". El Libro de los Cambios, con sus líneas opuestas, dice, gráficamente, cómo, en nuestro interior, existen contenidos claros y difusos, definidos e indefinidos, concientes y ocultos. Vamos perfilando, así, desde ahora, la aptitud de la consulta oracular como auxiliar de la mente y su calidad de instrumento de autoindagación interior.

El Primer Ordenamiento de la Realidad: Los Ocho Trigramas La tradición china hace remontar la autoría de un primer grupo de combinaciones de aquellas líneas, a un personaje legendario llamado Fu-Hsi, que se supone, vivió entre el quinto y el tercer milenio antes de Cristo, es decir, en plena prehistoria. De alguna manera, la invención de ese primer grupo de combinaciones señala el comienzo de la cultura sínica. El primer intento por diseñar una imagen coherente de la realidad, que rescata al hombre primitivo del caos en el cual se sentía inmerso.

Esa primitiva combinación consistía en ocho grupos de tres líneas cada uno. Se los llama comúnmente "trigramas" y son todas las combinaciones posibles entre ambas líneas, entera y partida, en grupos de tres.

Los trigramas quedaron identificados con sendos nombres, que son los que aparecen en la figura 1. Cada uno inspira y agrupa toda una serie de significaciones atribuidas tradicionalmente, y que sólo mencionaremos al pasar. Por ejemplo, CH´IEN, significa lo creativo, lo luminoso, lo masculino, el padre, el principio, el cielo y, en general, todas las cualidades masculinas y sobresalientes de las cosas. Según lo vemos en la figura 1, está compuesto por tres trazos enteros, de modo que se identifica con todas aquellas cualidades que normalmente se vinculan a la línea entera.

A K´UN, la tradición le atribuye lo receptivo, lo umbrío, lo femenino, la madre, la tierra y, en general, todas las cualidades femeninas y también las inadvertidas de las cosas. Está integrado por tres líneas partidas y su significado se confunde con el de la línea partida. Se supone que de la unión de CH´IEN, el Cielo y K ´UN, la Tierra, o sea, de lo Creativo y lo Receptivo, de lo Masculino y lo Femenino, surgen los seis trigramas restantes que completan la primera visión de la realidad.

Los significados que mencionamos para cada signo son solamente algunos de los tradicionalmente admitidos. En realidad, carece de relevancia, al menos desde nuestro punto de vista, la extensión de esos significados que la tradición nos hace llegar y la erudición escruta. Si se tratan, como creemos, de vivencias personales, de experiencias subjetivas, nos basta con conocer sólo unas pocas para, mirando "para adentro", descubrir incontables significaciones más. Como se trata de estructuras, jamás podremos llegar a "definirlas" completamente y sólo admiten ejemplificaciones. En esto consiste la proyección de contenidos subjetivos que se lleva a cabo durante la experiencia oracular,

según veremos mas adelante.

Pasa como cuando visitamos una galería de arte para identificar a un autor. Unos pocos cuadros o unas pocas esculturas de la misma autoría bastarán, en la generalidad de los casos, para advertir un estilo determinado, estilo al que, por otra parte, tampoco podríamos "definir" en integridad.

Debemos reparar que, en realidad, se trata de cuatro oposiciones básicas, a saber:

El Cielo y la Tierra

(CH´IEN y K´UN)

El Agua y el Fuego

(K´AN y LI)

El Trueno y la Montaña (CHEN y KEN) El Viento y el Lago

(SUN y TUI)

Sobre la base de esas ocho estructuras, el consultante reconocerá en sí mismo la existencia de ocho actitudes básicas y correlativas ante la vida, que son las siguientes:

ME BRINDO, ME PRODIGO, O RECIBO Y CONCIBO (Cielo o Tierra) ME DILUYO, O ME VINCULO (Agua o Fuego) ME DECIDO, O ME AQUIETO (Trueno o Montaña), y ME AGITO, O ME SATISFAGO (Viento o Lago)

Parece ser que antes de la aparición del héroe Fu-Hsi y la creación de los trigramas, en un tiempo que se hunde en la más remota protohistoria, era común la práctica adivinatoria entre los chinos. Se relacionaría, según los arqueólogos, con la quemazón de ciertos huesos de bovinos y caparazones de tortugas. Aparentemente se practicaban determinadas incisiones sobre esos elementos óseos y luego se los sometía a la acción del fuego. Con el natural resquebrajamiento, aparecían sobre la superficie quemada ciertas líneas, las cuales eran objeto de interpretación por aquellos desconocidos magos. Teniendo en cuenta esos antecedentes, las líneas que componen los trigramas bien pudieron haber sido fruto de una cierta codificación o sistematización de aquella labor.

Con un poco de imaginación, podríamos entrever, en varios trigramas, la silueta de aquello que enuncian. Así, en TUI adivinamos la silueta de un lago, mientras que en KEN, la de una montaña. En cuanto a LI y K´AN, están simbolizadas tal como un dibujante lo haría valiéndose de sencillos trazos, si tuviera que representar al fuego o al agua. Los trazos alternados enteros y partidos dan idea del flujo y la movilidad de los elementos. Por último, los tres trazos llenos de CH´IEN sugieren la contundencia de lo masculino y las tres líneas partidas de K´UN reflejan la quiebra, el hueco, la fragilidad receptiva de lo femenino.

La Segunda Ordenación de la Realidad: Los Sesenta y Cuatro

Hexagramas Hacia el año mil antes de nuestra era, aparece sobre el horizonte de la historia china un segundo personaje, de caracteres más nítidos que Fu-Hsi. Es el rey Wen, fundador de la dinastía Chou, de quien se dice que debió permanecer en prisión un largo período de su vida, víctima de un tirano a quien más tarde sus hijos destronarían. Según cuenta la leyenda, sus años de cautiverio le sirvieron para meditar profundamente sobre el sentido de los ocho trigramas de Fu-Hsi, señalándoselo por ello como el autor de los 64 hexagramas, logrados mediante el acople de aquellos ocho primitivos trigramas unos sobre otros. La nueva estructura gráfica, compuesta por la conjunción de dos trigramas, uno superior y otro inferior, fue dotada de un nombre y, en número de 64, representa todas las posibilidades en que los trigramas pueden ser combinados entre sí.

Con la invención de los hexagramas queda conformado definitivamente el cuerpo de líneas del libro tal cual hoy le conocemos. En la Figura 2 aparecen en orden, y a continuación, sus correspondientes nombres traducidos, aproximadamente, al castellano.

Figura 2

1. CH´IEN / LO CREATIVO, EL CIELO, BRINDARSE 2. K´UN / LO RECEPTIVO, LA TIERRA, CONCEBIR 3. CHUNG / LA DIFICULTAD INICIAL, TROPEZAR 4. MENG / LA NECEDAD JUVENIL, EL APRENDER 5. HSÜ / LA ESPERA, EL ACECHO 6. SUNG / EL CONFLICTO, LA LUCHA, LA CONTIENDA

7. SHIH / EL EJÉRCITO, LA DOMESTICACIÓN 8. PI / LA SOLIDARIDAD, GREGARISMO 9. HSIAO-CH´U / LA INHIBICIÓN 10. LÜ / EL PORTE, ANDAR LIBREMENTE 11. T´AI / LA PAZ, INTERCONECTARSE, EL INTERCAMBIO 12. PI / EL ESTANCAMIENTO, ATRINCHERARSE 13. T´UNG-JEN / LA COMUNIDAD, ARTICULARSE, LA CAMARADERÍA 14. TA-YU / LA POSESIÓN, EL POSEER 15. CH´IEN / LA MODESTIA, LA HUMILDAD 16. YÜ / EL ENTUSIASMO 17. SUI / EL SEGUIMIENTO, SEGUIR Y SER SEGUIDO 18. KU / LAS LIMITACIONES HEREDADAS, LA RESIGNIFICACIÓN DEL PASADO 19. LIN / EL ACERCAMIENTO, EL AVANCE 20. KUAN / LA CONTEMPLACIÓN 21. SHIH-HO / LA MORDEDURA TAJANTE, LA CONDUCTA DE CHOQUE 22. PI / LO AGRACIADO, EL ADORNO 23. PO / LA DESINTEGRACIÓN, EL DETERIORO 24. FU / EL RETORNO, LA REAPARICIÓN, EL RENACER 25. WU-WANG / LA INOCENCIA 26. TA-CH´U AUTODISCIPLINARSE RESTRINGIRSE 27. I / ALIMENTARSE

28. TA-KWO / EL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL, LO EXCEDENTE 29. K´AN / EL AGUA, LO ABISMAL, PELIGRO, LA BÚSQUEDA DE LÍMITES 30. LI / EL FUEGO, LO ADHERENTE, AMAR 31. HSIEN / EL INFLUJO, LA SUGESTIÓN 32. HENG / LA DURACIÓN, LA PERSEVERANCIA 33. TUN / LA RETIRADA, LA HUÍDA 34. TA-CHUANG / EL ENFRENTAMIENTO CON EL PODER Y LA FUERZA 35. CHIN / EL PROGRESO 36. MING-I / EL REGRESO, LA INVOLUCIÓN 37. CHIA-JEN/ EL CLAN, LA FAMILIA, EL SENTIDO DE NACIÓN 38. KUEI / DISENSO, ANTAGONISMO, POLARIACIÓN 39. CHIEN / EL IMPEDIMENTO 40. HSIEH / LA LIBERACIÓN 41. SUN / LA MERMA 42. I / EL AUMENTO 43. KUAI / EL DESBORDAMIENTO 44. KOU / IR AL ENCUENTRO, CONTACTO, CHOCAR CON LA REALIDAD 45. T´SUI / LA REUNIÓN, LA AGLOMERACIÓN, MASIFICARSE, EL PODER DE LA GREY 46. SHENG / LA SUBIDA, SOBRESALIR

47. K´UN / EL AGOTAMIENTO, LA DESAZÓN, DESORIENTARSE 48. CHING / EL POZO DE AGUA, ENSIMISMARSE 49. KO / LA REVOLUCIÓN 50. TING / EL CALDERO, LA TRANSFORMACIÓN EVOLUTIVA 51. CHEN/ EL TRUENO, LA CONMOCIÓN, ACTUAR DECIDIDAMENTE 52. KEN/ LA MONTAÑA, AQUIETARSE, LA RELAJACIÓN 53. CHIEN EL VUELO DE LAS GRULLAS PLANEAR, ORGANIZAR, EL PREDOMINIO DE LOS MEDIOS SOBRE LOS FINES 54. KUEI-MEI / LA CONCUBINA, UBICARSE, LLEGAR A ALGO OMITIENDO FORMALIDADES 55. FENG / LA PLENITUD, APOGEO 56. LÜ / EL ANDARIEGO, PEREGRINAR 57. SUN / EL VIENTO Y LA MADERA, LO SUAVE. LAS INQUIETUDES 58. TUI / EL LAGO, SATISFACCIÓN, LO SERENO, LOS INTERESES 59. HUAN / LA DISPERSIÓN, LA DISOLUCIÓN 60. HSIEH / LA RESTRICCIÓN, AUTOLIMITARSE 61. CHUNG-FU / LA VERDAD INTERIOR, ENCONTRARSE A SÍ MISMO 62. HSIAO-KUO / EL PÁJARO VOLADOR, LA CONDUCTA FRENTE A NUESTRAS LIMITACIONES 63. CHI-CHI / CONSUMAR, CONSUMIR

64. WEI-CHI / LA PREPARACIÓN

Al igual que los trigramas, los 64 hexagramas se presentan de a pares. Son 32 diferentes formas de oposición, que se corresponden con otras tantas actitudes interiores ante la vida. Cada hexagrama impar está ligado al par que le sigue.

1 Y 2: DAR, BRINDARNOS O RECIBIR Y CONCEBIR 3 Y 4: TROPEZAR O APRENDER 5 Y 6: ESPERAR Y ACECHAR O REHUIR Y SEPARARSE 7 Y 8: DISCIPLINAR Y DOMESTICAR O UNIRSE A OTROS Y SER SOLIDARIO 9 Y 10: LUCHAR CONTRA UNA DEBILIDAD O INHIBICIÓN, O SOLTARSE, ANDAR 11 Y 12: INTERCONECTARSE E INTERCAMBIAR O ESTANCARSE Y ATRINCHERARSE 13 Y 14: ARTICULARSE, SABER DELEGAR Y ORGANIZAR O POSEER 15 Y 16: SER MODESTO Y RECATADO O ENTUSIASMARSE Y MOVILIZAR A OTROS 17 Y 18: SEGUIR A OTROS O TOMAR CONCIENCIA DE QUIENES NOS PRECEDIERON 19 Y 20: ACERCARSE, O CONTEMPLAR 21 Y 22: MORDER Y ADOPTAR UNA CONDUCTA DE CHOQUE O SER ELEGANTE Y GARBOSO 23 Y 24: DESINTEGRARSE Y MORIR O RETORNAR Y RENACER

25 Y 26: ACTUAR CON INOCENCIA Y ESPONTÁNEAMENTE O AUTODISCIPLINARSE 27 Y 28: ALIMENTARSE Y NUTRIRSE O TOMAR CONCIENCIA DEL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL Y LO EXCEDENTE 29 Y 30: HUNDIRSE O, ADHERIRSE A ALGO 31 Y 32: ACTUAR POR SUGESTIÓN O ACTUAR CON PERSEVERANCIA 33 Y 34: RETIRARSE DEL PODER Y LA FUERZA, HUIR O ENFRENTARSE AL PODER Y LA FUERZA, COMPROMETERSE Y CONTROLARLOS 35 Y 36: EXPANDIRSE Y CRECER O REPOSAR, INVOLUCIONAR (REGRESIÓN) 37 Y 38: LA CONDUCTA DE CLAN O LA DINÁMICA DEL DISENSO 39 Y 40: SUFRIR UN IMPEDIMENTO O LIBERARSE DE ÉL 41 Y 42: MERMAR O AUMENTAR 43 Y 44: DESBORDAR, O IR EN BUSCA DE ALGO 45 Y 46: CONGREGARSE Y NIVELARSE CON LOS DEMÁS, O SOBRESALIR 47 Y 48: AGOTARSE, DISGREGARSE, ALEJARSE DE SI, O ENSIMISMARSE, MEDITAR 49 Y 50: REVOLUCIONAR O EVOLUCIONAR 51 Y 52: ACTUAR DECIDIDAMENTE, DECIDIRSE O AQUIETARSE Y RELAJARSE 53 Y 54: PROGRESAR O LLEGAR A ALGO, UBICARSE 55 Y 56: LLEGAR A LA PLENITUD O PEREGRINAR

57 Y 58: TENER INQUIETUDES O TENER INTERESES Y BUSCAR SATISFACERSE 59 Y 60: DISPERSARSE O AUTOLIMITARSE 61 Y 62: ENCONTRARSE A UNO MISMO, O MIRARSE DESDE AFUERA, LA CONDUCTA FRENTE A LAS LIMITACIONES 63 Y 64: CONSUMAR O PREPARAR

La acción de "progresar" y de "evolucionar", está tratada en tres hexagramas diferentes, como podrá reparar más adelante el lector, en la segunda parte de este libro. En el 35, en el 50 y en el 53. Bajo diferentes denominaciones, I CHING trata en esos hexagramas, del progreso y la evolución. Pero en el hexagrama 35 se refiere al progresar como operación contraria a "regresar", y del evolucionar como lo contrario de "involucionar". El 50 presenta a la "evolución" como lo contrario de la "revolución", es decir, dos maneras diametralmente opuestas de efectuar un cambio. Finalmente, en el hexagrama 53 se trata del progreso y evolución como una acción opuesta a la idea de "ubicarse", de "llegar a algo".

Años más tarde, el duque de Chou, hijo del rey Wen, procedió a adicionarle, a cada línea de cada hexagrama, determinadas imágenes e ideas, por lo general llenas de colorido y sugestión. Son escenas de contenido ambiguo que se refieren indirectamente a un consultante ideal, que va en busca de sabiduría. A veces, cargadas de honda poesía, otras, de cierto dramatismo, culminan, la mayoría de ellas, en un presagio, favorable o desfavorable.

La Compilación Actual Hacia el siglo IV antes de la era cristiana le fueron agregados al libro original, diversos comentarios y frases de sabiduría de Confucio y su escuela, muchos de ellos en verso. De la compilación que llega a nosotros resulta difícil distinguir, en aquellas glosas, las que son originarias del maestro, de las de sus continuadores. Por otra parte, el texto, a través del tiempo, ha sufrido tantos avatares, tantas adiciones y sustracciones que pueden suponerse en una historia tan dilatada, que el solo hecho de haber llegado a nosotros sorteándolas, es ya una especie de milagro.

Se cuenta que cuando Leibniz toma conocimiento de la serie de hexagramas que le remiten los jesuitas, les pide a éstos una traducción de todos los textos que acompañan al cuerpo de líneas. Así comienza para Occidente la aventura de encontrarse con un libro que contradice de hecho las bases mismas de su forma de pensar.

La primera edición que viera Europa aparece en latín, en el año 1715. El libro, no obstante, permanecerá en la oscuridad, como patrimonio de un reducido número de intelectuales, hasta que, ya en el siglo XX, un célebre prólogo de Carl Gustav Jung cambiará su destino. Es en 1950 y el maestro, por entonces en la cumbre de su prestigio como psiquiatra e investigador, accede a redactar

el prefacio a la primera edición inglesa de la obra de Richard Wilhelm. Este es autor de una de las mejores traducciones del Libro de los Cambios, del chino al alemán.

Aquél prólogo tiene la virtud de despertar la atención del gran público. Los conceptos vertidos sobre I CHING por quien se supone que habla como científico de nota y discípulo de Freud producen conmoción. Jung confiesa allí su admiración por el oráculo, considerándolo un método de exploración del inconciente. Desde esa fecha hasta el presente, se vienen multiplicando en todo el mundo todo tipo de ediciones en lenguas modernas, la mayoría de ellas basadas en las dos traducciones más prestigiosas: la de James Legge, de fines del siglo pasado, del chino al inglés, y la otra, del chino al alemán, que ya hemos mencionado, de Richard Wilhelm, de principios del siglo XX. Hoy en día es difícil no hallarlo, hierático, cálido y misterioso en sus dictámenes, en toda librería o biblioteca bien surtida, en cualquiera de sus variadas ediciones; cuidadas algunas y otras que no lo son tanto.

NOTAS (1) Éxodo, 28-30, Levítico, 8-8, números 27-21, Deuteronomio, 23/8, 1 Samuel, 28-6, Esdras, 2-63 y Nehemías, 7-65. (2) 1 Samuel, 28/7. (3) Carl G. Jung, Synchronicity, Princeton University Press, Nueva Jersey, 1973, pág. 37.

3 CÓMO CONSULTAR EL ORÁCULO El Procedimiento Desde antiguo se han venido usando diversos procedimientos para consultar al oráculo de I-CHING, los cuales, según lo hemos adelantado, requieren el auxilio del azar. Sólo han llegado, sin embargo, hasta nosotros, dos de ellos: uno, el mas primitivo, consistente en el manipuleo de cincuenta varillas de un árbol llamado milenrama, y también aquilea o artemisa, bastante común en China y también en Europa. El otro, mucho más sencillo, utiliza tres monedas.

Ambos métodos coinciden en la finalidad de buscar mediante el azar, cuál o cuáles hexagramas contienen la respuesta del oráculo a la pregunta. Pero difieren en el procedimiento de la consulta. El primero de ellos, cargado de elementos netamente rituales, corresponde a un tiempo arcaico de la civilización china, por lo que se ignora el marco ceremonial que le daba sentido. En esas condiciones, lamentablemente, hoy, el método de las varillas hace a la consulta lenta e inauténtica. Por dichas razones, y debido a que el punto de vista adoptado en este estudio se limita a presentar al Libro de los Cambios como auxiliar de la mente, sólo nos interesa el método de las monedas. De todos modos, el lector que se interese por el procedimiento de las varillas, podrá hallarlo profusamente explicado en la mayoría de las ediciones que circulan del libro.

Lo más importante, a los fines de este estudio, es exponer cómo es posible arribar de manera práctica al hexagrama correcto, salteando todo elemento tradicional y hermético, que sería más propio de un tratado esotérico que de un ensayo como el presente. Esto no implica de ningún modo negar el carácter sagrado del Libro de los Cambios, ni mucho menos pretender reducirlo a parámetros profanos. El mismo se asemeja a una imponente catedral que puede ser abordada por cualquiera de sus numerosas puertas. Nosotros sólo hemos intentado aquí penetrar por una de ellas, la más modesta, para facilitar la entrada de los que, acuciados por algún problema que juzgan insoluble, puedan hacer uso de sus beneficios.

Será el lector, en mérito a los resultados que obtenga y basado en su propia experiencia con el oráculo, quien deberá decidir, en

definitiva, sobre la validez o eficacia del libro, aspectos que, inexorablemente, serán íntimos y de su sola incumbencia. El mismo irá percibiendo, a lo largo de su trato con I-CHING, que éste se manifiesta como un verdadero guía espiritual. Dejemos, pues, que de esa amistad personalísima, surja, naturalmente, la necesidad de rodear a la consulta de procedimientos de detalles personales e íntimos.

El segundo sistema de consulta utiliza tres monedas iguales y consiste en lo siguiente: Deberá atribuirse el valor “2” a una de las caras, y el valor “3” a la otra. Esta atribución, por cierto arbitraria, es conveniente hacerla de una vez para siempre, si es que se ha de trabajar en lo sucesivo con las mismas monedas. Puede emplearse cualquier tipo de monedas e incluso medallas, con la sola condición de que las tres sean iguales. Así, por ejemplo, si tomamos monedas corrientes, podemos asignarle el valor dos a la cara y el valor tres a la ceca, o viceversa.

A continuación, deberemos arrojar las tres monedas al mismo tiempo y sumar los valores que salgan al azar. Si la cifra resulta ser impar, habremos obtenido una línea entera. Si es par, estaremos en presencia de una línea partida. Esta operación se repite seis veces porque seis son las líneas del hexagrama que deberemos construir. A medida que vayan produciéndose, las líneas deberán dibujarse apilándolas unas sobre otras, de abajo hacia arriba, hasta que quede formado el hexagrama correspondiente.

Este signo podrá ser identificado rápidamente haciendo uso de la tabla que para ese fin figura al final de este libro. Como se supone que el hexagrama es fruto de la yuxtaposición de dos trigramas, habrá que buscar allí, el trigrama superior, sobre la línea superior, y el inferior, sobre la columna de la izquierda de la tabla. Por simple proyección, se encuentra, de ese modo, el número del hexagrama.

Una vez que se sabe cuál ha sido el hexagrama aparecido al azar, deberemos buscarlo en la Segunda Parte de este libro, o sea, en nuestra versión didáctica del Libro de los Cambios, donde encontraremos las explicaciones correspondientes.

Dejaremos para más adelante toda referencia al "trabajo oracular" propiamente dicho. Por ahora nos basta con saber que la respuesta a la pregunta estará ceñida al marco del hexagrama así formado. La pregunta al oráculo carece, en rigor, de formalidad alguna. Podemos hacerla mentalmente, o por escrito. Basta con pensarla claramente, con meditar en ella por la fracción de tiempo que creamos necesaria y suficiente. Es importante que tomemos conciencia de si estamos formulando mentalmente una pregunta, o no; queremos decir, de si realmente la estamos haciendo, o estamos pensando en la mera posibilidad de hacerla. Esta toma de conciencia es muy importante porque el oráculo posee una nota muy curiosa: se caracteriza por contestar las preguntas que formulamos, por riguroso orden. Si pensamos, por ejemplo, en hacer una pregunta determinada y, ello no obstante, por cualquier motivo, no llegamos a hacer la consulta efectivamente, el oráculo, sin embargo, tomará debida nota de ella. En forma sorprendente, comprobaremos que en la primera

oportunidad que se le presente, siempre responderá aquella pregunta formulada mentalmente y sin embargo no concretada en los hechos.

Vale decir que cuando realicemos una consulta, el oráculo responderá primero alguna pregunta anterior que hayamos pensado hacer pero que no se haya concretado en los hechos.

Una práctica que facilita la eficacia del trabajo oracular consiste en consignar por escrito cada pregunta que hacemos. Si es posible, en un cuaderno especialmente destinado a ello. Dejando constancia de la fecha de cada oráculo, nos daremos cuenta de que ciertas cosas que leemos de los hexagramas por motivos de la consulta, como también otras que se nos ocurrirán espontáneamente durante su trámite e incluso con posterioridad, serán significativas. Tendrán una relación, inmediata o mediata, estrecha o lejana, con el meollo de la situación que en realidad motiva nuestra pregunta. Disponer entonces de un cuaderno de notas donde poder volcar las apreciaciones espontáneas que puedan surgir, así como también las reflexiones que nos merezcan, resulta sumamente útil. A medida que pase el tiempo se hará más evidente su beneficio. Estaremos adentrándonos en una disciplina nueva, que deberemos construir codo a codo con el I CHING. La disciplina de nuestra propia vida interior. Que no tiene por objeto describirnos para observarnos, sino “enseñar a operarnos”.

Hexagramas Principal y Eventual Operando de ese modo, veremos que los únicos valores que podemos obtener de cada tirada de monedas, son: 6, 7, 8 ó 9. Como hemos dicho, en caso de resultar un seis o un ocho, deberemos dibujar una línea partida, y en caso de aparecer un siete o un nueve, una línea entera. Así se forma el hexagrama buscado. Ahora bien: a ese hexagrama, lo llamaremos "principal", porque es el primero que aparece. Pero, como veremos a continuación, otro hexagrama puede aparecer en torno de él, que será también de gran ayuda en la tarea oracular.

En efecto, a veces, según el resultado de las monedas, junto al hexagrama principal, aparece otro, al que llamamos "eventual". Veamos cómo aparece: Normalmente se considera que, cuando el resultado de la tirada de monedas es un seis o un nueve, estamos en presencia de líneas que, se supone, son "especialmente significativas". Esto quiere decir que se trata de líneas vinculadas directamente a la consulta. Que deberemos acudir al texto de I CHING y leerlas con particular atención. Pero también quiere decir que esas líneas simbolizan experiencias a punto de concluir y que, por lo tanto, cambiarán su naturaleza, es decir, si son enteras, se transformarán en partidas y viceversa. Es por eso que, haciendo dichos cambios, se origina entonces la aparición de ese segundo hexagrama que hemos llamado “eventual”.

Pongamos un ejemplo: si como resultado de una consulta,

obtenemos, por caso, los valores 8, 7, 6, 9, 8 y 7, habremos formado el hexagrama nº 64. Ese será el hexagrama ”Principal". Los valores pares corresponden, como sabemos, a líneas partidas y los valores impares, a líneas enteras, dispuestas unas sobre otras, ordenadamente, conforme van saliendo, de abajo hacia arriba, como muestra la figura 3.

Las líneas ocupan lugares numerados desde la base hacia el tope, señalando distintos "puestos" o "momentos" dentro de la secuencia temporal de la experiencia representada por el hexagrama. Como dos de esos valores, el del puesto tercero y el del puesto cuarto indican experiencias a punto de concluir (porque salieron un 6 y un 9 respectivamente), se considera que son líneas "saturadas", y próximas a cambiar en sus contrarias. En consecuencia, operada la mutación de las líneas, obtenemos el hexagrama "eventual". En este caso, se trata de "KU", el nº 18 de la serie (fig. 4), donde se han señalado los puestos tercero y cuarto, ocupados por las líneas que han mutado.

Hexagramas Eventuales Complementarios Las líneas que hemos llamado “especialmente significativas” – entera o partida que emergen de un resultado seis o nueve de la tirada de monedas- sabemos que representan estados anímicos saturados, situados en el segmento último de su trayectoria temporal y a punto de cambiar de signo; es decir, si es una línea entera se transformará en partida, y viceversa. Y en consecuencia, hemos visto que, tomando en cuenta esos cambios, obteníamos otro hexagrama: el “Eventual”.

Ahora bien, el hexagrama Eventual Complementario es aquél que se formaría a raíz del cambio de signo de cualquier línea del Hexagrama Principal, individualmente considerada. En la segunda parte de este manual se encuentran señalados esos cambios, al costado derecho de cada línea de cada hexaagrama.

Al momento de interpretar un dictamen oracular, cuando de la tirada de monedas ha salido una línea especialmente significativa, es decir, cuando salió algún seis o nueve, es conveniente, además, tener en cuenta el contenido de la línea correspondiente del hexagrama Eventual Complementario, porque a veces arrojan una luz particular sobre la consulta. En el caso precedente, los hexagramas Eventuales Complementarios son los Nros. 50 y 4.

Pongamos otro ejemplo: Supongamos que de la tirada de monedas surge el hexagrama Nro. 3, con dos líneas especialmente significativas, la 4ta., con un seis y la quinta con un nueve. El cambio de esas dos líneas, vemos que nos traslada al hexagrama Eventual Nro. 51.

Los hexagramas Eventuales Complementarios, en este caso, serán el Nro. 17 y el Nro. 24. La figura siguiente aclarará lo dicho.

Pero para un trabajo oracular más profundo, conviene introducirnos en otras oposiciones que existen entre los hexagramas. Queremos decir que además, está unido a otros hexagramas, que hemos llamado “Reverso”, “Inverso”, “Oculto” y “Negativo”. Veamos:

El Hexagrama Reverso

o Especular Los hexagramas forman una serie o colección ordenada del 1 al 64. Como se ha visto ya, arranca con CH'IEN, el n° 1, Lo Creativo, y culmina con WEI-CHI, el nº 64, Prepar. Carecemos de un término exacto que resuma la cantidad de cosas que I CHING

quiere representar con cada hexagrama. Cada uno de ellos es un "tiempo" dentro de una serie de tiempos. Un "momento" dentro de una secuencia circular, sin solución de continuidad. Cada hexagrama es un modo de darse la suerte y el destino. Son modos típicos de experimentar, de vivenciar las cosas del mundo y la realidad. En parte, semejantes a partituras musicales donde se van a inscribir los acontecimientos, vistos desde la óptica del vivir de cada uno. Son también semejantes a cauces adonde vamos a verter la propia vida, no como esquemas de ideas, sino como serie ininterrumpida de momentos vividos; buenos, malos, anodinos. Vertientes que poseen, cada una de ellas, accidentes y pautas propias.

En páginas anteriores ya habíamos dicho que los hexagramas se dan de a pares. Cada hexagrama impar está ligado de alguna manera con su opuesto, que es el par que le sigue. A esos pares (1 y 2, 3 y 4, 5 y 6, etc.) los podemos identificar fácilmente si imaginamos acercarle, a cada uno, un espejo por encima o por debajo. Entonces, veríamos reflejado el par que le corresponde. Por dicha razón también solemos llamar al hexagrama reverso “especular”. Los hexagramas reversos son como un camino de ida y un camino de vuelta; como una acción que puede andarse y desandarse a la vez.

Sin embargo, hay una excepción: todos los pares de hexagramas de la serie de sesenta y cuatro son reversibles o especulares, salvo ocho de ellos. Hay ocho hexagramas que no poseen reversos y si les acercamos el espejo, se reflejarían a sí mismos. Ellos son: el 1 y el 2 el 27 y el 28 el 29 y el 30 y el 61 y el 62.

Ejemplo de pares de hexagramas no reversibles: 1 y 2.

El modo de expresión no verbal sino gráfico que adopta el libro de las mutaciones, induce a participar de la aventura de desarrollar la conciencia en otros sentidos que los conocidos. Nos invita a dejar el andador de las palabras y a caminar libremente por los senderos de nuestras inefables experiencias interiores. El Eclesiastés, pongamos por ejemplo, dice que hay un tiempo de vivir y un tiempo de morir, un tiempo de reír y otro de endechar, etc. Frases como éstas, que nos parecen bellas y sugestivas, no pueden, sin embargo, ser objeto de plena conciencia. Queremos decir con esto que no logramos comprender claramente por qué lo que se afirma, debe ser necesariamente así, salvo, por supuesto, porque lo dijo alguien a quien le atribuimos alguna autoridad. Si no nos apoyáramos en la sabiduría del Predicador, lo dicho queda relegado a una simple alegoría hermosa. Pero I CHING es capaz de referirse a ese tipo de verdades más claramente, porque adopta un método de expresión no verbal. Mediante los pares de hexagramas reversos, podemos "ver esas

verdades" literalmente hablando. Podemos ver por qué a un tiempo determinado le sucede su tiempo reverso. De esta manera, somos capaces de concientizar más profundamente ciertas realidades que corrientemente nos resultan inasibles.

Encontramos en I CHING diferentes modos de oposiciones entre las cosas, como cauces a las experiencias interiores de todo aquello que nos sucede. El extenso planisferio de I CHING, con sus 64 hexagramas y 384 líneas que semejan una telaraña de sutiles matices, es reflejo de la propia subjetividad. Son esos hexagramas imagen de los tiempos interiores de cada uno. No del tiempo cronológico que conocemos, del cual hablan relojes y calendarios, sino del tiempo que vivimos interiormente, el que experimentamos a cada momento, aquí y ahora. En otras palabras: no estamos hablando de la idea de tiempo, sino del tiempo real que estructura cada acontecer.

Si atendemos por un momento al nombre que posee cada hexagrama, repararemos en que, en realidad, hablan, por ejemplo, de "La Subida" al margen de las cosas que suben, de "La Retirada" al margen de las cosas que se retiran, de un "Caldero", independientemente de toda materialidad, etc. En resumidas cuentas, están expresando las propias experiencias interiores de aquellas cosas. K'an, por ejemplo (hexagrama n° 29) se refiere al agua y al peligro. Pero por detrás de esas imágenes, es a la propia vivencia del peligro a que se está refiriendo y no a otra cosa. Y la imagen del agua que acompaña al hexagrama dice exactamente lo mismo, pero plásticamente. Hace referencia a la sensación de "lo abismal" que el agua inspira.

Al graficar por medio de grupos de seis líneas esas experiencias, en cierto sentido puede decirse que I CHING ha encontrado un método de exploración de la vida interior. Todos sabemos que en la vida intrapsíquica encontramos focos de conciencia y zonas de penumbra, puntos de luz y oscuridad completa. La técnica oracular supone que el esquema ordenado de líneas, de hecho sirve de "pantalla" de proyección de los problemas o preguntas en cuanto contenidos concientes. Y que, en mérito a esa labor de proyección somos capaces de rescatar contenidos situados más allá del foco de la conciencia.

En el capítulo correspondiente, consideraremos con mayor extensión este proceso. Por ahora, en cuanto a la técnica de la consulta, digamos que esa proyección de la pregunta y esa iluminación de los aspectos no concientes de la misma se llevan a cabo dentro del esquema de la Figura 7.

Extraído un hexagrama al azar siguiendo las reglas anteriormente descriptas, existen dos posibilidades:

1) que el hexagrama en cuestión (“principal”) no posea ninguna línea especialmente significativa (es decir, que de la tirada de monedas no hayan aparecido ningún seis ni ningún nueve). En este caso, no habrá “eventual” alguno y sólo contaremos con él y su correspondiente "reverso", si es que lo tiene (recordemos que todos lo tienen, menos los ocho mencionados con anterioridad -1, 2, 27, 28, 29, 30 y 61 y 62-).

2) Que el hexagrama que hayamos obtenido posea una o más líneas especialmente significativas; es decir, que de la tirada, hayan aparecido uno o más seis o nueves. En este caso, teniendo en cuenta que estas líneas están a punto de cambiar, podremos contar, además, con un hexagrama “eventual” y, en su caso, si posee reverso, también con éste (“eventual reverso”).

Pongamos un ejemplo: Supongamos que de una consulta efectuada, surja el hexagrama "KUEI" (N° 38, "El Antagonismo"), y como puestos especialmente significativos los de las líneas 2a, 3° y 6a. La presencia de estas líneas, a punto de transformarse en sus contrarias, provocará la emergencia del hexagrama eventual N° 55 ("FENG", "La Plenitud"). A su vez, ambos signos harán aparecer a sus respectivos reversos, que son: el Nº 37 en el primer caso ("CHIAJEN", "El Clan, La Familia") y el Nº 56 en el segundo ("LÜ", "El Andariego"), como podemos ver en la Figura 8. Allí se han señalado las líneas significativas de cada uno de los hexagramas.

El Hexagrama Inverso El hexagrama Inverso es el que se forma invirtiendo la posición de los dos trigramas que conforman cualquier hexagrama. Vale decir que si el hexagrama Principal surgido de la tirada de monedas es el Nro. 16, El Entusiasmo, que está integrado por los trigramas Trueno, arriba y Tierra, abajo, invirtiendo los lugares de estos semisignos, surge su inverso, que es el hexagrama 24, (El Retorno, la Reaparición). Si el hexagrama Principal fuera el 31 (El Influjo, La Sugestión), su Inverso sería el 41, (La Merma), etc.

El Hexagrama Oculto El hexagrama Oculto se forma, de abajo hacia arriba, con las líneas segunda, tercera, cuarta y tercera, cuarta y quinta del hexagrama Principal. Vale decir que se descartan la primera y la sexta líneas y se repite la tercera, del hexagrama principal. Un ejemplo aclarará el procedimiento: Si nuestro hexagrama Principal fuera el 22 (Pi, Lo Agraciado, El Adorno), su Oculto sería el hexagrama 40 (Hsieh, La Liberación), hexagrama que

tiene (recordemos que el hexagrama se forma de abajo hacia arriba): En el primer puesto, una línea partida (que es la segunda línea del 22), en el segundo puesto, una línea entera (que es la tercera del 22), en el tercer puesto, una partida (que es la cuarta del 22), en el cuarto puesto, una entera (que es la tercera del 22), que se repite. En el quinto puesto, una partida (que es la cuarta del 22) y en el sexto puesto, otra partida, (que es la quinta del 22). En la figura siguiente se visualiza lo dicho.

El Hexagrama Negativo El Hexagrama Negativo se forma simplemente cambiando el sentido de las líneas, es decir, las enteras las hacemos partidas, y viceversa, según se ilustra en la figura 10.

Para facilitar el trabajo oracular, en la segunda parte de este libro, el lector hallará, a la derecha de cada hexagrama, sus correspondientes Reverso, Inverso, Oculto y Negativo señalados por sus iniciales RION.

4 LA INTERPRETACIÓN Tenemos un problema o inquietud, formulamos una pregunta al oráculo y arrojamos las monedas. De esta operación surge un hexagrama, (el que hemos llamado “Principal”) que obtenemos siguiendo el procedimiento indicado. A veces, de acuerdo a la forma en que caigan aquellas (recordemos que si sale un seis o un nueve tenemos que considerar que han aparecido líneas mutantes), podemos extraer un segundo hexagrama, al que hemos llamado por ello “Eventual”. Y también, en un estadio más avanzado, no o varios “Eventuales Complementarios”.

Además, hemos visto que la sola emergencia de un hexagrama, supone le existencia de otros cuatro que se encuentran dentro de él de manera implícita, a saber: “Reverso”, “Inverso”, “Oculto” y “Negativo”. Pero ahora surge la cuestión de cómo interpretarlos.

Note el lector que la circunstancia de que exista una colección de sesenta y cuatro hexagramas que tácitamente se remiten unos a otros simplemente revirtiendo o interpolando el orden de sus líneas o trigramas, por un lado, y la posible aparición de otro de manera eventual, por el otro, da lugar al desarrollo de dos corrientes interpretativas que es necesario distinguir. Queremos decir con esto que se puede abordar el estudio del I-Ching desde dos niveles diferentes: un “estudio de superficie”-por así llamarloque se focaliza en el juego implícito de significados que la colección ofrece por su propia configuración, y un abordaje “oracular”, que parte de un hexagrama aparecido por azar. De todos modos, el profundo compromiso que el trabajo oracular implica y el crecimiento de conciencia que se logra como resultado, quita relevancia a la distinción metodológica apuntada.

La Actitud frente al Oráculo La consulta oracular es un trabajo personalísimo. Para que rinda sus frutos debemos aprender a nadar contra la corriente que, desde la primera infancia, nos impulsa a buscar toda sabiduría

fuera de nosotros mismos. Ese aprendizaje comienza por rescatar y revalorizar las impresiones espontáneas y las asociaciones de ideas que puedan surgimos durante la consulta, aunque a primera vista nada tengan que ver con el tema de la pregunta. Porque la experiencia oracular es el modo de hacer audibles las voces interiores y de hacer sensible el lenguaje oculto tras la propia conducta. Consultar al oráculo es un modo de "auscultarnos" y cada hexagrama es semejante a un instrumento que sumergimos en las aguas oscuras de la vida interior para palpar las formas que yacen fuera del alcance de los sentidos.

Hay dos requisitos básicos para la tarea oracular: En primer lugar, que nuestra inquietud sea genuina, es decir, que la pregunta que vayamos a formular realmente nos interese y no sea fruto de una mera curiosidad superficial. El segundo requisito es que actuemos frente a él con la mente abierta, franca y llanamente y sin preconceptos, prejuicios ni segundas intenciones. Esto último quiere decir que no partamos de ideas ni creencias preconcebidas. Estamos tan hechos a imagen y semejanza de la sociedad, que siempre que nos enfrentamos a algo nuevo, comenzamos por confrontarlo con experiencias pasadas y con nociones provenientes de la cultura. Pasa como el nombre que cada uno tiene. Tan habituados estamos a considerarlo propio, que jamás acertamos a pensar que, como tantas otras cosas, fue una imposición del grupo familiar.

Partiendo de esos supuestos, la tarea oracular no consistirá solamente en la búsqueda de una respuesta, sino además, un contacto con nuestro propio interior.

Podemos someter al oráculo cualquier pregunta. Cualquier cuestión, sea del orden que fuese. Problemas sentimentales, económicos, de convivencia, existenciales; enigmas e incógnitas y toda suerte de conflictos que nos perturben o inquieten. Podemos formularla por escrito o mentalmente. Y en ocasiones, se ha dado el caso que sufriendo un infortunio particularmente descorazonador, basta comenzar el ritual de la consulta para obtener algún mensaje significativo. Siempre hallaremos en IChing una luz, débil o fuerte, para hacerlos perceptibles desde diversos ángulos; conocidos algunos, ignorados otros. Siempre lograremos levantar, siquiera una punta, del velo que los cubre más allá de la conciencia lúcida.

Pautas Generales de Interpretación En la tarea de interpretar los dictámenes del oráculo debemos estar prevenidos, pues, como ya lo hemos señalado en más de una oportunidad, la mentalidad, la forma de pensar en la que hemos sido educados, interferirán. Deberemos deshacernos, en primer lugar, de la creencia corriente de que el significado de las cosas "pertenece" a ellas como una cualidad propia. Generalmente creemos que las cosas poseen, de suyo, sentidos o significados que les son inherentes, como si fuesen verdaderas propiedades de ellas. En esta creencia se basa lo que entendemos por "verdad objetiva", que para el orden de la convivencia humana, es la única que cuenta.

No lo es, sin embargo, para la consulta oracular, empeñada en un trabajo de interioridades. Varias personas pueden interpretar un mismo hexagrama o una misma línea de manera diferente, sin que pueda decirse que exista contradicción alguna, o que una interpretación sea correcta y otra incorrecta. Esta afirmación podrá sacar de quicio a algunos, pero debemos recordar una vez más que como el ámbito de actuación de la consulta no es exterior, sino interior, el valor del significado que se busca no está en la concordancia con parámetros sociales, sino en su capacidad para movilizar las energías interiores del consultante en el sentido de la solución de su problema.

Nuestro interior sabe más cosas de lo que creemos. La subjetividad, bien ejercida, es fuente de sabiduría y de energía moral. Somos, de la piel para adentro, un universo aún desconocido. El único sector de la realidad aún virgen al conocimiento. De modo que resulta sumamente valioso encontrar aquellos sentidos y significados que tengan la virtud de movilizarnos, incidiendo efectivamente en nosotros y en nuestra conducta.

Cierta vez, durante el desarrollo de un seminario, dos de los concurrentes manifestaron querer efectuar una misma pregunta al oráculo y así lo hicimos entre todos. En parte porque ellos mismos decidieron hacerla pública, y también porque constituía una magnífica oportunidad didáctica. La pregunta era: "¿Cuándo deberé actuar?". Uno de los alumnos la refería a una cuestión íntima y afectiva, mientras que el segundo la relacionaba con una cuestión estrictamente económica.

Siempre conviene que las consultas sean individuales, cada interesado arrojando sus propias monedas y rodeado de la mayor privacidad. Pero en este caso, dado que estábamos estudiando la técnica de la consulta y los propios interesados pidieron que así lo fuera, se decidió lo contrario.

Entre ambos eligieron a un tercero para que arrojara las monedas, y apareció el hexagrama Nº 43, "KUAI", dedicado al tiempo de "El Desbordamiento". Sugestivamente y como atendiendo a lo impersonal de la consulta, no surgió ninguna línea especialmente significativa. KUAI, como podrá apreciarse, está constituido por el trigrama que significa cielo, abajo, y el trigrama que significa lago, arriba, y viene después de "El Aumento". Cuando sale este hexagrama, se suele interpretar que lo que viene aumentado en el tiempo anterior, está ahora a punto de rebalsar, del mismo modo como el nivel de las aguas de un lago puede elevarse en dirección del cielo, pero hasta un punto determinado. Las líneas del mismo, todas enteras salvo la sexta y última, señalan un movimiento de ascenso próximo a sus límites. Como si se tratara del agua vertida en un recipiente y que está llegando a sus bordes.

Invitados ambos consultantes a decir cómo habían interpretado la respuesta, uno de ellos expresó que sintió de pronto que debía actuar "por desbordamiento", o sea, esperando la oportunidad, como se espera que el agua vertida, pasados ciertos límites, desborde por sí misma. El segundo, en cambio, manifestó haber comprendido, del dictamen, una especie de advertencia. Algo semejante a una admonición que le indicaba: "no desbordes", "cuidado".

No existen normas fijas para la interpretación. No obstante, mencionaremos algunas pautas que, en nuestro caso particular, han probado ser eficaces, sin perjuicio de que la práctica de cada lector le sugiera otras pautas o sistemas. Porque, en el fondo, la experiencia oracular es un entrenamiento para emplear la mente de otro modo que el habitual, según veremos más adelante.

No puede decirse, de modo alguno, que una interpretación sea correcta o no, objetivamente. Sólo el propio consultante, inmediatamente o andando el tiempo, podrá comprobarlo por sí mismo. El primero debía casarse, según dijo luego, y entendió que debería hacerlo cuando se sintiese "desbordado de sí" y listo para darse en integridad. El otro, según confesara, estaba entusiasmado con la posible venta de unos papeles de comercio que venían subiendo de valor. La prevención de actuar antes del desbordamiento, o sea, antes de que aquella tendencia alcista acabara, era, probablemente la más atinada a sus circunstancias.

La respuesta del oráculo en ningún caso brindará aquello que buscamos, ni la verdad de los hechos, ni dirá qué es lo que deberemos hacer en una situación determinada. Nunca comunica, propiamente hablando y salvo excepciones, información ninguna. No son datos ni mandatos lo que transmite. La consulta “ilumina” la conciencia del problema o cuestión sometida con una luz interior que devela aristas desconocidas del mismo. Se trata de un aumento de la propia lucidez. En todos los casos seremos nosotros mismos los que percibiremos lo que

necesitamos, la verdad de los hechos y la información deseada más allá de las apariencias. Siempre seremos nosotros los que ganaremos la convicción acerca de qué es lo que debemos hacer. El oráculo sólo ayuda a crecer en conciencia.

La consulta provoca la súbita convicción de la verdad, oportunidad o sentido. Pondrá al descubierto el nudo, el meollo del problema que nos perturba; su real significación, su origen o su futuro previsible, entendiéndose por éste las tendencias del problema presente que lo conducirán, por inercia, al futuro, si es que no nos decidimos a impedirlo. A veces ocurrirá que la iluminación surja ante la sola aparición de un hexagrama, el propio nombre del mismo, o la ubicación de sus trigramas, los que la originan. En otras, en cambio, el hexagrama señalará sólo el marco de la problemática, y la iluminación vendrá al ponernos en contacto con las ideas e imágenes de las líneas especialmente significativas. Del Principal, de sus respectivos Reverso, Inverso, Oculto o Negativo, o de los Eventuales. Es preciso tener en cuenta que cuando surge la iluminación interior, no es necesario seguir indagando.

Para el I-Ching, todo lo que vivimos –y por ende, lo que consultamos-es una secuencia temporal pautada por seis momentos que el hexagrama expresa en sus seis líneas. Por lo tanto, el significado de cada una está vinculado a la posición que ocupa dentro del hexagrama. Cada situación de la vida que nos toca vivir ocupa, pues, un determinado “puesto” dentro de la secuencia del tiempo que expresa el hexagrama. A este respecto, hay que tener en cuenta que la dirección de la formación del mismo es hacia arriba, comenzando una parábola temporal que

lo lleva desde su comienzo, que es la primera línea de la base, hasta su final, representado por la línea sexta.

La tradición china supone que dentro de cada secuencia, existen dos líneas particularmente “fuertes” o energéticas, que son la segunda y la quinta líneas. Para calibrar su importancia se dice que la segunda es la del funcionario, y la quinta la del soberano. Además, está la línea cuarta, que corresponde al Ministro. Asimismo existen otras connotaciones tradicionales que pueden servir al intérprete en determinadas circunstancias y para ciertas asociaciones subjetivas.

También hay que mencionar que cada hexagrama funciona como una unidad “articulada” por sus dos trigramas componentes. Esto implica que el puesto que ocupa cada línea de cada trigrama está estrechamente relacionado con la línea correlativa del otro trigrama. Dicho más sencillamente, en cada hexagrama existe una correspondencia entre las líneas primera y cuarta, segunda y quinta y tercera y sexta. Esto significa que al observar cualquiera de ellas, debemos tener en cuenta que ese tiempo, ese momento, ese contenido o estructura que significa, estará influido por la línea correspondiente del otro trigrama. Podríamos explicar el fenómeno diciendo que cada elemento “real”, lleva sobre sus espaldas un elemento “virtual” que lo complementa. Como si ambos trigramas que componen un hexagrama fueran las caras de una misma medalla.

Se entiende entonces que habrá armonía, oportunidad o “buena suerte” cuando la línea en cuestión está sostenida virtualmente por

otra de signo contrario. En cambio, cuando la línea que observamos y su correspondiente línea virtual son iguales, es decir, cuando las dos son enteras o son partidas, hay desarmonía y ello presagia adversidad.

NOTAS (1) Eclesiastés, 3-ll (2) José Rabinovich.

Ideas, Imágenes y Estructuras Por detrás de las ideas e imágenes que nos ofrece el oráculo, se encuentran estructuras universales válidas para todo el acontecer fenoménico. Todas ellas, aplicables a un sinnúmero de situaciones humanas diferentes. Cuando en el hexagrama N° 48 (CHING), por ejemplo, se nos habla de un pozo de agua, debemos ver, más allá de su imagen, que se está refiriendo tal vez a nosotros mismos, a nuestra capacidad para asistir o aconsejar a los demás. Pero también a una multitud de situaciones que iremos desgranando a partir de la asociación de esa imagen con nuestros propios recuerdos. Así ocurre con todos los hexagramas y en la segunda parte de este libro nos referimos a ello en particular. En el lecho de la memoria existe un rico material de percepciones que no han llegado a ser conscientes y están esperando salir a la luz. Toda imagen plástica, toda idea elíptica proporcionada por el libro, ofrece multitud de estructuras escondidas en sus pliegues que se asociarán con ese material subjetivo para encontrar o construir significados.

Es deber del consultante, entonces, frente a cada idea o imagen de I CHING, no quedarse en la consideración del material

sensible, sea idea, sea imagen, sino descubrir sus contenidos de fondo, sus estructuras, que son un verdadero lenguaje universal.

Cuando I CHING habla, por ejemplo, de "La Retirada" (Hexagrama 33), puede aplicarse a un ejército que se retira del campo de batalla, pero también a una moda, a alguien que se jubila o a los invitados a una fiesta. Es en cada caso el consultante, quien deberá decidir a qué cosa específica se está refiriendo el oráculo, según las asociaciones que se susciten en el momento de la consulta y con la carga emocional que lo haya motivado a acudir al libro en ese momento determinado. Todo el material que nos acerca el oráculo, es decir, las ideas e imágenes que surgen de los hexagramas, deberá ser sometido a esa fina cirugía que permita deslindarlos de las estructuras universales que llevan preñadas.

Poco a poco, el consultante irá adquiriendo la capacidad de "decodificar" la realidad que lo rodea, sin la ayuda del oráculo. Llegará el momento en que con sólo pensar en los hexagramas conocidos, será capaz de "leer" todo acontecimiento como se lee un libro. Como me dijo un día un poeta, en su esplendente ancianidad. Uno de esos vates acostumbrados a escribir para "enormes minorías": "Yo no leo ya más libros, amigo mío. Todas las mañanas abro mi balcón y leo las plantas, los pájaros, las nubes". (2)

La Serie de Hexagramas

Cada hexagrama presenta seis pautas o accidentes, que son sus seis líneas, pero a su vez, cada uno es en sí mismo una pauta

dentro de un tiempo mayor, constituido por la serie completa de 64 hexagramas. Así, cada uno encuentra su sentido dentro de la serie de la que forma parte. Ninguno resulta un elemento aislado, sino que todos son como eslabones de una cadena sin principio ni fin. Un tiempo dentro de otro tiempo mayor, encerrado y circular. Por eso se los suele representar como indica la Figura 11.

Cada hexagrama es un tiempo que procede de uno anterior y se dirige a otro posterior. A su vez, la línea primera está influida por el hexagrama precedente, y la sexta y última, está influida por el tiempo posterior. En general, los propios nombres de cada signo denotan su inserción dentro de la cadena de 64. Hemos podido ver que, por ejemplo, al Interconectarse ("La Paz", hexagrama 11), le sigue "El Estancamiento" (hexagrama 12), a "El Impedimento" (hexagrama 39), le sigue "La Liberación" (hexagrama 40); a "La Merma" (hexagrama 41) le sucede "El Aumento" (hexagrama 42), y a éste, a su vez, "El Desbordamiento" (hexagrama 43), etc.

Figura 11

La Posición de los Trigramas Por regla general, la posición que ocupan los trigramas entre sí, dentro del hexagrama, suele ser elocuente y significativa. Además de enriquecer al hexagrama con los sentidos propios de cada trigrama, su situación recíproca echa luz sobre el marco interpretativo. Por ejemplo, en el caso del hexagrama "La Paz" (Nº 11), vemos los trigramas "Tierra" y "Cielo" ocupando los lugares opuestos a aquellos que les pertenecen por naturaleza. Vemos a la tierra ocupando el lugar alto y al cielo situándose en el lugar bajo. Este intercambio de lugares es toda una definición.

La verdadera paz significa, para el Libro de los Cambios, comercio, intercambio e interdependencia.

En el hexagrama siguiente, el Nº12, dedicado a "El Estancamiento", en cambio, cielo y tierra ocupan sus lugares naturales y alejados el uno del otro. Lo mismo podría decirse del hexagrama Nº 6, "El Conflicto, El Pleito". Allí vemos al cielo en lo alto y al agua en la base. No existe conexión entre ambos y además, hay una dirección opuesta, pues el agua tiende a escurrirse y cubrir los lugares más bajos. Es relevante también la disposición de los trigramas en el hexagrama Nº 4 "La Necedad Juvenil", dedicado a la educación. Allí vemos el agua, que serpentea en la base de la montaña sin poder abarcarla. Vemos la conducta inquieta y maleable del alumno, en contraposición a la firmeza del maestro, imperturbable como la montaña. Vemos la necesidad del alumno (agua) de rellenar todos los huecos del terreno antes de poder subir de nivel. Todo este material se presta a infinidad de conjeturas y asociaciones de ideas que, en todos los casos, serán significativas al consultante y echarán luz sobre el problema o cuestión sometidos.

Los Hexagramas Implícitos: R.I.O.N. Los hexagramas implícitos son aquellos que existen dentro de cada hexagrama de manera virtual, en mérito a las

combinaciones que se pueden hacer con sus propias líneas. Son el Reverso, el Inverso, el Oculto y el Negativo. En primer lugar, sirven para fijar el significado de cada hexagrama, pues son sus opuestos. Y ya sabemos que todo lo opuesto, de suyo, echa luz sobre el objeto con el que contrasta. Esta es una de las razones por las cuales en este libro nos hemos apartado, en cierta medida, de los significados históricamente atribuidos a los hexagramas, porque su verdadero sentido surge del trabajo interior que el consultante hace cuando formula su consulta, ayudado por los hexagramas implícitos.

En segundo lugar, el despliegue de hexagramas implícitos sirve para visualizar la cuestión sometida al oráculo como si fuera un objeto físico. Es decir, hacerla girar, invertir sus lados como si fuese un cubo, darla vuelta como un bolsillo vacío, palpar su textura, o imaginarle diferentes utilidades arrugándola, partiéndola o arrojándola a modo de proyectil. Esta forma de tratamiento de los hexagramas es lo que facilita a la conciencia dejar de considerar los problemas traducidos a oraciones verbales, para pasar a percibirlos como objetos físicos, ganando así protagonismo en la conducción de la propia vida.

No olvidemos que los hexagramas Reverso, Inverso, Oculto y Negativo, al igual que los eventuales, revelan diferentes polaridades de la situación en examen. Son como distintas luces que le arrojamos desde diversos ángulos, o palpaciones o maniobras que podemos practicarle. Tomemos, por ejemplo, el hexagrama Nro. 9, dedicado a “La Inhibición”. Una persona inhibida, con el tiempo y por simple inercia, tenderá naturalmente a desinhibirse (R. 10), o a sufrir un choque con la realidad (I. 44),

a encontrar una pareja (O. 38) o algo que provoque su entusiasmo (N. 16). La sola visión de estas diferentes posibilidades otorga al consultante la inquietud por saber cómo puede él incidir en la realización de uno u otro futuro; qué actitud interior deberá adoptar para ello.

El objeto es, en todos los casos, educar la mente. Trascender el mapa para pisar el territorio. Abandonar la idea del problema, dejar de hablar de él, para introducirnos en su realidad.

El hexagrama reverso invita a hacer girar la cuestión planteada en la consulta, retrotrayéndola a su origen, al pasado que la motiva, como si fuese un cuerpo físico en nuestras manos, permitiéndonos imaginar un camino de ida y de vuelta que podría hacer. Como sabemos, se trata de los hexagramas especulares, cuya reversibilidad se vería claramente si acercáramos un espejo a la base o al tope de cada hexagrama.

Así visualizadas las experiencias humanas, será más fácil comprender por qué, por ejemplo, al avaro que acumula riquezas probablemente le toque en la vida encontrarse con quien se encargará de despilfarrar lo que él ha atesorado. O por qué el edificio, la empresa, o emprendimiento que construimos, cuya altura o dimensiones nos enorgullecen, también, sin darnos cuenta, indican por sí mismos cuán estrepitosas serán, a la postre, sus caídas. También comprenderemos cómo el mismo camino que construimos para llegar a alguna meta sirve también para regresar.

Cada experiencia de la vida determina, no como ley sino como simple tendencia, la llegada de otra experiencia que le sucederá. Podríamos decir que el presente, en cuanto experiencia, "diseña" el futuro, "proyecta" lo que habrá de sucederle en el tiempo. El presente, de alguna manera, es "molde" del futuro, es el envase adonde el futuro irá a verterse.

Hay quienes creen que el futuro está escrito y determinado de una vez para siempre por la Divinidad o el orden universal. Hay quienes creen que el futuro se hace, se construye a fuerza de voluntad y tesón. I CHING expresa, a través de la reversibilidad de los hexagramas, que son las experiencias de vida, nacidas de una determinada actitud interior y de las acciones en consecuencia, las que diseñan los cauces de la futuridad. Si bien desde un punto de vista ideativo las cosas que nos pasan en la vida pueden ser merecidas o inmerecidas, azarosas o causadas, sin embargo, desde un punto de vista experiencial, siempre nos sucederá en la vida aquello que en cierta forma "se nos parece". Siempre viviremos los acontecimientos que ensamblan con nosotros. Como la mano encaja con el guante o la horma con el zapato. Por eso comprobamos a menudo que es precisamente al triste al que le pasan cosas tristes y es al alegre a quien le pasan cosas alegres, que es al optimista al que le pasan cosas positivas y es al pesimista al que le ocurren acontecimientos que justifican su pesimismo. Nos pasa en la vida aquello que nosotros mismos condicionamos con nuestra actitud interior, no siempre dentro del marco de la conciencia y la voluntad. Los hexagramas reversos, o reversibles, muestran este fenómeno gráficamente y nos dan la mayor libertad de interpretación. ¿Quién puede ignorar que la medida del amor

que sentimos es también la medida del odio que podemos llegar a sentir? La pasión con que San Pablo se dedica a organizar la Iglesia primitiva tiene mucho que ver con la saña con que perseguía a los cristianos antes de su espectacular conversión.

Influidos por una cultura eminentemente idealista, que cree que las cosas de la realidad son, ante todo, ideas más que experiencias, resulta bastante arduo imaginar que las cosas, en tanto experiencias, guardan entre sí y a través del tiempo, unas relaciones de equilibrio semejantes a las notas de una canción.

Todo esto, que es difícil de concebir en términos conceptuales, es, sin embargo, parte de la vida diaria. En otros niveles de conciencia, generalmente, reparamos en que existe una reversibilidad esencial en todas las experiencias personales. No como leyes ciegas, sino como tendencias. Vagamente llega ese tipo de fenómenos a nosotros como presentimientos, pálpitos o premoniciones, y pasan fugazmente por el tamiz de la conciencia. A veces los llamamos fatalidad o destino, sin saber muy bien cómo ubicarlos en el orden mental.

Durante la experiencia oracular, todo ese material tiende a ordenarse, de manera de poder sacar provecho de él. Así nos prepara I CHING para trabajar con la parte oculta de nuestra subjetividad.

Si el hexagrama es la resultante de la yuxtaposición de dos trigramas, será relevante entonces la inversión que hagamos de

éstos en la tarea de desentrañar su sentido –y por ende, el sentido del problema que hemos proyectado sobre él-El hexagrama inverso descompone, de esa manera el hexagrama, lo fractura como hace el artista cuando compone un “collage” e intercambia sus respectivos lugares. En plástica, el efecto siempre es sorprendente y causa placer estético al iluminarse aspectos de aquél objeto y develando armonías que antes no se veían.

En rigor, todos los hexagramas implícitos sirven de ayuda a la mente para realizar la labor del collagista, sólo que el artista trabaja con representaciones plásticas mientras que el consultante, con representaciones verbales. Cada uno de los hexagramas del despliegue descompone a su modo el problema que proyectamos sobre el hexagrama principal: * El Reverso hace girar la cuestión planteada sobre sí misma, revela un antes y un después de la vivencia. * El Inverso la fractura en dos partes para invertir sus respectivas posiciones; marca un arriba y un debajo de la situación. * El Oculto hurgará en su interior, señalando el "corazón" del problema, y * El Negativo intentará verlo al trasluz, distinguiendo un “adentro” y un “afuera”.

El Hexagrama Eventual Dijimos que al I-Ching podemos abordarlo por una vertiente

sapiencial, estudiando cada hexagrama en función de las líneas que lo componen y sus variadas combinaciones, o bien por su vertiente propiamente oracular, usando el azar. En el primer caso, se trata de un trabajo de comprensión que obedece más a la curiosidad intelectual que a la necesidad, por lo que debemos recordar que esa inquietud está bien alejada del objeto de este libro. De todos modos, es interesante comparar nuestra manera usual de manejar el intelecto, que construye ideas, conceptos y todo lo somete a oración gramatical, con la singular forma empleada por los antiguos chinos, que hace a la imagen predominar sobre la idea, y las nociones aprendidas son reemplazadas por una comprensión profunda de cada situación en particular.

En el segundo caso, abordamos al I-Ching como oráculo, esperando de él una respuesta inteligente. Ya hemos mencionado antes que el azar es una faz válida de la realidad, y la moderna Física Cuántica lo ha demostrado. La exactitud, base de las ciencias positivas, sólo se da a nivel macroscópico, es decir, para las realidades que se manifiestan al ojo desnudo. Pero en su composición más íntima, a nivel subatómico, la realidad material se manifiesta como azarosa y nada puede ser medido ni determinado exactamente, sino de manera estadística.

En nuestra cultura, sería insólito tratar de interrogar a un libro, que es un objeto físico, Sólo se interroga a las personas. Las realidades tangibles sólo pueden ser sometidas a estímulos físicos a fin de que, respondiendo mecánicamente, revelen las secretas leyes que las gobiernan. Este es el paradigma de la civilización occidental iniciado en la Edad Moderna por Galileo, Descartes y

Newton y sobre él se ha construido nuestra civilización. Sin embargo, la sabiduría que nos viene de la antigua China, desde una concepción totalmente opuesta, nos enseña que interrogando al I-Ching, éste responde como un “sujeto”. Ese sujeto puede ser concebido por cada consultante como Dios, como alguna forma de divinidad, o como nosotros mismos. Nuestra opinión es que se trata del fondo de la propia conciencia, que, de pronto, asume el rol de “yo potencial”. Dicho de otro modo, sería el fondo de la propia conciencia. Si la conciencia es figura, el yo potencial es fondo. Se trata de una instancia que responde, difícil de estudiar por la sencilla razón de que siendo fondo, no es pasible de predicación. Nada podemos decir de ella, salvo que se trata de una conciencia mayor. Algo semejante al Tao de Lao-Tzu. Leyendo el tao-Te-Ching podemos hacernos una idea de la naturaleza ese fondo trascendente del cual emanan todas las respuestas.

La contestación que recibimos del oráculo está contenida en el hexagrama Principal y en el despliegue del mismo que nos revela la existencia de un Reverso un Inverso, un Oculto y un Negativo. Luego es completada, en primer lugar, por el hexagrama Eventual, y en segundo, por los hexagramas Eventuales Complementarios.

I Ching como Expresión de Experiencias Interiores Debemos tener presente, ante todo, que la educación que hemos

recibido, nos ha preparado para tratar nuestros problemas reduciéndolo todo a ideas y conceptos; es decir, a abstracciones. La tarea oracular, en cambio, nos induce a lo contrario. Cada hexagrama expresa "experiencias interiores". Antes que inducir a “pensar” un problema, incita a "sentirlo". Se parte de la base de que visualizar ese difuso sentimiento frente a la cuestión problemática, es una manera de ejercitar el intelecto en otro sentido que el acostumbrado, y que esa nueva manera revelará aspectos desconocidos del problema.

El hexagrama nos proporciona como modelo una "secuencia" o trozo de tiempo en el que se supone que transcurre ese sentimiento. Una fracción de tiempo pautada por seis momentos, que indica cómo toda experiencia -problemática o no- tiende a evolucionar. Porque todo lo que acontece en este universo comienza, transcurre y termina para finalmente, transformarse en otra cosa. Vistos nuestros problemas de ese modo, nos alejamos del tratamiento abstracto, verbal, conceptual, deductivo e inductivo, para introducirnos en una forma de pensar diferente. Así, comenzamos a percibir con qué avatares podemos tropezar, embarcados como estamos en esa realidad problemática. Cuáles son los cauces por donde se pueden despeñar los tiempos futuros y qué papel nos toca jugar a nosotros mismos en la determinación de ese destino. Esa es la finalidad de la consulta.

El hexagrama es, así, una imagen existencial de mi problema; me lo presentará, no como una idea, un nombre o una definición, sino como un acontecimiento esencialmente cambiante, como variable es mi sentimiento respecto de él. Todo problema, desde este punto de vista, es semejante a un tren que posee varios

derroteros posibles. No infinitos derroteros, sino sólo algunos, determinados por la geografía de la realidad. Un tren destinado a comenzar su travesía, a culminarla y a concluirla para dejar la vía libre a otro convoy que vendrá después de él. El hexagrama viene a ser semejante a las vías, que se abren hacia varias posibilidades y rumbos. No infinitos rumbos, sino sólo algunos, que son los impuestos por las circunstancias reales.

Nosotros no somos los conductores de ese tren, pero como pasajeros, podemos incidir en alguna medida en su dirección y destino. Esta es la característica que aleja en principio, absolutamente al I-Ching de algo semejante a una bola de cristal. Porque el futuro sólo puede estar predestinado en la mente de Dios. Para nosotros, humanos, no puede estarlo. Este es uno de los frutos de la consulta oracular: el descubrirnos protagonistas y “cohacedores”, en alguna medida, de este universo y el desafío constante que implica la faena de encarar el futuro.

La verdad de esta última afirmación, tomada del Génesis (“Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”) ha sido confirmada por la moderna Física Cuántica. Todo está en estado de onda, en un mar de posibilidades, y es el observador, el sujeto, quien precipita esas ondas en partículas, haciéndolas realidad.

Se trata, como decíamos, una manera de ejercitar la conciencia por vertientes no convencionales. I CHING propone que intentemos hacer concientes las cosas, no tanto como ideas, como representaciones fijas, sino como acontecimientos que sentimos y se dan concretamente en el tiempo, aquí y ahora. Que

comienzan, culminan y concluyen. Siguiendo con el ejemplo anterior, diríamos que como un bus que podemos tomar o no, desviarlo o no, o que, si nos ponemos enfrente de él, podrá arrollarnos.

Cada hexagrama expresa un tiempo concreto, con pautas propias, y vacío de acontecimiento. Para poner otro ejemplo, digamos que un problema es semejante a la ejecución de una melodía. A nadie se le ocurriría confundir la melodía con el instrumento musical que la ejecuta. Bueno, sin embargo, cuando tenemos un problema, solemos hacer algo semejante: confundimos las circunstancias exteriores, las cosas de la realidad que lo han motivado, con nuestra especial manera de experimentarlo. I CHING, en el caso de la melodía, nos ofrece distintos "modelos" de "tiempos experienciales", de "tiempos interiores", que son los 64 hexagramas. Y nos enseña que esa melodía puede ser ejecutada de 64 maneras diferentes.

Pongamos otro ejemplo: cada hexagrama es semejante a un arroyo seco, mostrándonos, a la vista, los accidentes con los cuales deberá encontrarse toda agua que corra por él. Unos serán hoyos profundos, otros serán pendientes. En ciertos lugares, el cauce se estrechará, en otros se ensanchará, etc. Lo cierto es que cada hexagrama, como un cauce seco, "tratará" mi problema de distinta manera. Como si mi problema fuese un agua que puede correr por cualquiera de ellos, llevando en vilo mi sentimiento, su destino –mi destino-luego, dependerá en gran medida de mí.

Toda percepción de la realidad, y por ello, todo problema que podamos experimentar, corren por los cauces que nosotros mismos les proporcionamos. Vale decir que todo aquello que consideramos "problema", no solamente se origina en hechos de la realidad exterior, sino que también está relacionado con los propios cauces interiores. El problema somos nosotros, no está fuera de nosotros. Afuera está la realidad, que para algunos será problemática y para otros no.

El solo hecho de concebir una dificultad, siquiera por un momento, dentro del marco del hexagrama que surge del azar, que puede ser este, u otro, ya nos alivia un poco de su peso, demostrándonos esa relatividad que apuntamos. Porque de esa manera podemos distinguir la realidad exterior, de las propias realidades interiores que se entremezclan en el problema por las asociaciones que el hexagrama suscita. Por lo general, ciertos problemas que consideramos importantes en la vida se presentan como paquetes contundentes imposibles de desmadejar. Parecen trenes con sus vías y todo, dispuestos a arrollarnos. Frente a esa apreciación, equivocada por cierto, muchas veces nos sentimos inermes y desorientados. Sólo la distinción nos liberará. La propuesta es tratar de apreciar la adversidad que nos ha llevado al oráculo situados desde lugares diferentes. Este es el primer paso de la interpretación.

Ya hemos señalado anteriormente que cada hexagrama es un tiempo, en cierto modo "vacío de acontecimiento" y es cierto. Cada uno de ellos habla de esa realidad a la que no estamos acostumbrados. Exponen, por ejemplo, las reglas de "La Retirada" al margen de las cosas que se retiran (hexagrama Nº

33), las reglas de "La Espera" al margen de aquello que se espera (hexagrama 5), del "Seguimiento" independientemente de aquello que se sigue (hexagrama N° 17), de "La Desazón" independientemente de sus causas (Nº 47), etc.

Hemos definido al I CHING como un libro de interioridades, el libro de la vida interior y también como el libro de cabecera por excelencia. Porque permite pensar en lo que nos acontece íntimamente. En toda esa serie de fenómenos que se escapan cuando pretendemos ponerlos bajo la pupila de la conciencia. Son los sentimientos, las emociones, las pasiones, y también el hastío, el entusiasmo, la depresión, la soledad, y, desde luego, la serie de infortunios que padecemos cuando estamos frente a un problema serio.

5 LA OPERACIÓN ORACULAR Hechos y Problemas Desde el comienzo de este libro nos hemos dedicado a resaltar la dignidad de los fenómenos subjetivos. Desde luego ello no ha sido con el fin de impulsar ni promover ninguna actitud "egocéntrica" ante la vida. Tampoco con el objeto de negar

empecinadamente lo que parece evidente: que esos contenidos radicados en la vida interior son arbitrarios y acientíficos vistos desde la mirada ubicua de la sociedad. A partir del desarrollo vertiginoso de las ciencias físicas, luego del Renacimiento europeo, el pensamiento de Occidente procedió a desvalorizar, al menos como objeto de estudio, toda realidad que no pudiera ser observada, medida, pesada y reproducible en condiciones de laboratorio. Quedaron, de ese modo, fuera de la mira de las ciencias todos los contenidos subjetivos, como tales. Sólo se intentaron medir sus manifestaciones exteriores; es decir, en cuanto se tradujeran en conducta social. Hasta tal punto llegó ese descrédito de la vida interior de las personas, que la propia palabra "subjetivo" fue cubierta de un tinte desdoroso, pasando a ser sinónimo de incertidumbre.

Pero como los acontecimientos interiores existen ciertamente, y de ellos depende nada menos que lo que consideramos felicidad e infelicidad, fueron “tolerados” por la ciencia oficial, relegándose su tratamiento al arte y a la religión. En cuanto a la Psicología, se dedicó desde entonces a someter a arduas pruebas de laboratorio lo poco que esos contenidos interiores trasuntan al exterior, con la esperanza de poder algún día reproducir artificialmente a un ser humano. La ciencia física había pasado, definitivamente, a ser el modelo de toda ciencia, y su método de conocimiento, el ideal de todo pensamiento sistemático.

Esa forma de ver el mundo, llamada “modernidad”, aún vigente en grandes sectores de la población, si bien ha arrojado extraordinarios resultados en todo lo referente a las realidades

físicas, dejó al individuo solo frente a su universo interior. Sin instrumentos ni técnicas a su alcance para emprender su conocimiento, hombres y mujeres se encuentran a diario en total desamparo a la hora de enfrentarse con problemas interiores de índole afectiva o existencial. Poco o nada saben de la naturaleza que gobierna la región sin duda más importante de su vida, que son sus sentimientos y emociones; ideales, deseos, sueños, la pérdida del entusiasmo o la soledad... Tal vez no exista mayor desamparo que ése. Por eso hemos dicho al comienzo de este libro que la existencia de un "oráculo" como I CHING, en estos tiempos resulta ser de lo más oportuna.

Pero existe otra razón por la cual insistimos en la dignidad e importancia de los contenidos subjetivos, y es ésta: que el infortunio, el dolor, la desorientación y toda la serie de dificultades que sufrimos a veces, grandes o pequeños, son acontecimientos interiores, subjetivos, o dependen en su valoración, de nuestra actitud subjetiva ante la vida. Un problema nunca está "fuera" de nosotros sino "dentro" de nosotros. Afuera, están los “hechos” que lo han disparado. Que los hechos de la realidad exterior puedan condicionarnos para actuar frente al problema, es otra historia. Lo que llamamos "problema", esa suerte de "ecuación irresuelta” que produce directamente dolor psíquico o moral; fastidio, depresión, melancolía o lo que fuere, es siempre un contenido interior. Estamos habituados a llamar "problemas" a los hechos exteriores, sin reparar en que todo lo que está allí fuera son sólo "hechos" de la realidad objetiva y no los problemas mismos. Que esos hechos requieran de nuestra actuación y que muchas veces nos sintamos sin medios, sin fuerzas o sin talento para actuar, nada tiene que ver con el problema en sí mismo; con el problema "como acontecer que

habita en nosotros" y sobre la cual va a trabajar la consulta oracular.

Lo que normalmente consideramos como problema y es causa directa de un malestar, es siempre una actitud mental, un contenido interior. Algo que no existe en la realidad física exterior a nosotros sino como manifestación externa. Algo que nosotros formamos y vive puertas adentro de nuestro ser. Posee una existencia intrapsíquica. Los problemas son como los números, los cuales no están en la naturaleza, sino en la mente, que los utiliza como herramientas para entender la naturaleza.

El hecho está allí, fuera de mí mismo, el problema está dentro de mí. Son hechos la lluvia, la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido. Allí están, reales y contundentes, como un desafío a la propia capacidad de reacción y talento para actuar en consecuencia. Ahora bien, como fruto de la interpretación que hacemos de esa realidad, aparecerá en la mente el "problema" o cuestión irresuelta.

Problema es entonces la interpretación de esa constelación de hechos. Una ecuación abierta a la que se le podrá encontrar, o no, solución. Todos los problemas que podamos tener en la vida poseen esa misma estructura de incógnita no resuelta. De enigma que está allí precisamente para que le encontremos una respuesta. Porque si no se lo encontramos, será, para nosotros, un hecho y no un problema. La presente digresión fue necesaria a fin de indagar acerca del “cómo” de la consulta oracular, porque ésta es,

fundamentalmente, una técnica de iluminación de contenidos subjetivos.

Contraste y Conciencia Sin pretender aquí reducir la milenaria experiencia de la consulta a términos lógicos, procederemos a examinar algunos de sus aspectos. Partimos de la base de que el trabajo con el oráculo arroja luz sobre los problemas que le sometemos, considerados éstos como contenidos subjetivos, lo cual pondrá al descubierto detalles desconocidos de dicha problemática. Es en ese sentido que decimos que la consulta nos hace, en cierto grado, más concientes de las dificultades por las que atravesamos, colocándonos en posición más ventajosa frente a ellas a la hora de encararlas.

En oportunidad de estudiar las líneas entera y partida, vimos que ellas son signos relacionales, es decir que se comprenden la una en relación a la otra, revelando la oposición recíproca que las diferencia y define. Una es lo que la otra no. En realidad forman, ambas líneas, un binomio inseparable, pues la una sin la otra nada significa. La una cobra sentido sólo en contraste con la otra, así como la luz se revela como tal sólo en contraste con la sombra, o la virtud cobra sentido en contraposición al vicio, etc. Se sabe desde Aristóteles que la mente humana sólo es capaz de percibir contrastes. Que los sentidos se embotan frente a todo lo que se presenta como continuo y uniforme.

Por dicha razón, enfrentado a cualquier totalidad, el hombre siempre procede del mismo modo: la divide. De tal manera, sólo somos capaces de percibir cualquier realidad, fraccionándola. En este sentido, puede decirse que el conocer se parece al comer, que también requiere la fractura de lo que se ingiere.

Nuestra mente sólo capta perfiles, formas, límites que encierran figuras. Contornos que dividen lo que queremos ver, de todo lo demás. En concordancia con esa especial estructura del aparato mental humano, cuando el Génesis describe la Creación, dice que en el principio había un caos, y Dios procedió a dividir las tinieblas de la luz. Luego aparta las aguas de la tierra, y más luego aún nos presenta la división del cuerpo de Adán, a quien le quita una costilla para hacerle una compañera. Sorprendentemente, la armonía de la pareja es, a continuación, asimismo quebrada por el pecado, situación que los arroja del Paraíso, fracturándose, de ese modo, el habitat original, en tierra y Paraíso. Más adelante, asistimos a la división de los primeros hermanos, Caín y Abel, por causa de que las ofrendas de uno le eran más agradables al Señor que las del otro….

En realidad, el Libro Sagrado parece representar, desde cierto sesgo antropológico, la saga del aparato mental humano, que se ve obligado a dividirlo todo en permanente búsqueda de una conciencia mayor. Porque, psicológicamente hablando, toda conciencia nace a partir del contraste. Por ese motivo los pedagogos inventaron los "cuadros sinópticos". Por ello las materias en estudio son "divididas" en capítulos. Así procede el anatomista y el entomólogo, el economista y el filósofo. La conciencia se desvanece en presencia de lo uniforme y parejo, en

presencia de lo continuo y de cualquier totalidad. Por eso mismo Dios, Suprema Totalidad, resulta invisible.

El fenómeno, en verdad, está presente siempre. Si mi hijo presentara todos los meses las más altas calificaciones, se supone que yo deduciré, de esa circunstancia, que es brillante en la escuela. Pero si luego comprobara que esa institución califica a todos los alumnos de la misma manera, la conciencia de la brillantez de mi hijo, se esfumaría de inmediato. Del mismo modo como me enceguecería, conduciendo por una ruta, si el conductor que viene en sentido contrario encendiera sus faros de golpe, enfrentando mi campo visual a una luminosidad completa.

Sólo percibimos, pues, lo variable, lo diverso, lo mudadizo, y si ello no se presenta de ese modo en la Naturaleza, inmediatamente procederemos a inventarle una cuña, una fractura, una división, fragmentándolo en porciones para luego intentar armarlo otra vez. La propia ciencia, con sus conocimientos, hace del mundo un rompecabezas para armar. Esa es la aventura de la conciencia humana. Así opera la mente.

Los antiguos chinos también concebían el principio de toda realidad como una totalidad fragmentada. Lo representaban con un símbolo consistente en un círculo dividido en dos, al que

llamaban "Tai-Chi" (Fig. 15):

Figura 15

Esa característica de la conciencia, ese modo de operar sobre la realidad dividiéndola, que posee la mente, se ve bastante claro en las llamadas "figuras reversibles", que son figuras ambiguas frente a las cuales, el entendimiento parece vacilar. En la Figura 16 podemos ver dos de las más conocidas.

Figura 16

Según puede observarse, es difícil concebir cualquiera de estas figuras como totalidades. En la de la izquierda, reconoceremos, o bien una especie de cáliz blanco rodeado de espacio negro, o bien el perfil de dos rostros en negro, enfrentados, sobre un fondo blanco. En la figura de la derecha, la atención se posará, ora sobre el rostro femenino, en blanco, ora sobre el perfil de un trompetista, en negro. Se trata del fenómeno que se conoce como "figura/fondo", que en su momento diera nacimiento a las técnicas de "camouflage" usadas durante la primera guerra

mundial. Dicho fenómeno visual luego fue tomado en cuenta por la escuela psicológica de la "Gestalt" o teoría de la configuración.

Es de notar que ante la ambigüedad visual, la atención del observador determina lo que será la figura, que siempre es percibida nítida y en primer plano, mientras que el fondo lo será a medias, difuso y en segundo plano. (l) El fenómeno resulta sumamente relevante, porque posibilita experimentar visualmente cómo el hacer conciente una cosa, implica al mismo tiempo, dividirla. Cómo siempre percibimos cosas en confronte con otras. Cómo, para que veamos claramente algo, ese algo debe contrastar con otra cosa que le sirva de fondo. Pasa como con ciertos cómicos que aparecen ante el público acompañados por otro personaje cuya función es incurrir en torpezas e ingenuidades para facilitar la humorada.

El fondo es tan importante como la figura, aunque sea preciso mantenerlo oculto, negado o suprimido del horizonte mental precisamente para que la figura sea conciente. Esto constituye una paradoja. La gran paradoja del conocimiento occidental: Que las certidumbres tengan que estar, necesariamente, apuntaladas por ignorancias. Y además, una segunda: que haya contenidos en la mente que deban permanecer ignorados “a sabiendas”. Esta última, tal vez, por el hecho de requerir un contenido estar y no estar al mismo tiempo en la conciencia, es la mejor demostración de la existencia en el ser humano de un elemento “espiritual”. Tema sin duda sugestivo, pero cuyo tratamiento debe quedar pendiente para otra oportunidad.

Lo que hacemos conciente de la realidad, pues, no es "toda" la que tenemos enfrente, sino sólo una parte de ella. Otra porción adyacente, nosotros mismos la ocultamos. Mejor dicho, la tenemos presente sólo para que apuntale a la primera, como decíamos.

Frente de una figura reversible, pronto experimentamos un dinamismo natural que existe entre el fondo y la figura. Dicho de otro modo, nuestra conciencia migra de la figura al fondo y viceversa. Primero vemos una figura y luego la otra, para retomar la primera y así sucesivamente. Mientras vemos la una debemos ignorar la otra. Aunque se debe tener en cuenta que cuando al fondo le toca el turno de ser figura, debe dejar de ser fondo. Es decir que le fondo como fondo es incognoscible, al menos por la vía del raciocinio común. Sólo podemos llegar a conocerlos mediante la experiencia oracular.

Imaginémonos asistiendo a una representación teatral. Sólo seremos capaces de emocionarnos con el argumento de la obra en la medida en que podamos ignorar los detalles de la escenografía y los objetos de utilería del escenario. Pero esa ignorancia no es tal. Por supuesto que somos concientes de la existencia de esos decorados. Sólo nos los ocultamos deliberadamente. No queremos tenerlos presentes, aunque estén allí, a la vista.

Apercibirse de este fenómeno equivale a evitar caer en la trampa que significa creer en la primera impresión que nos produce todo conocimiento objetivo. Evita caer en el error de creer que podemos ser verdaderamente objetivos en nuestras apreciaciones primeras. Ello, por supuesto, no es así. Siempre se encontrará oculta, por detrás de toda certidumbre, parte de la realidad que deberíamos conocer, como se hace patente en las figuras reversibles.

En una antigua fábula romana se dice que Júpiter nos impuso dos alforjas: la primera, sobre la espalda, cargada de los defectos propios. La segunda, sobre el pecho, cargada con los defectos de los demás. De ese modo, el hombre se hace fácilmente censor de su prójimo, mientras ignora sus propios vicios. (2) Debemos reconocer que cuanto más concientes estamos acerca de cualquier realidad, tanto más seguros deberíamos estar de la existencia oculta de otra porción diversa de ella. De que existe algo que ignoramos y que está sirviendo de pantalla para que podamos ver claramente los perfiles de la cosa que creemos conocer. En consecuencia, sólo vemos la realidad, "por partes". Jamás de primer intento. Por dicha razón la visión del mundo elaborada por la ciencia siempre será algo semejante a un “patchwork”.

Cuanto más clara nos parece una idea, un sentimiento o lo que fuere que ocupa nuestra conciencia, más parcial será nuestro conocimiento de esa realidad, más humildes debiéramos ser en las apreciaciones, más prudentemente debiéramos actuar. Pasamos la vida creando contrastes artificiales sólo para poder percibir mejor y más nítidamente aquello que queremos pensar,

sentir, imaginar, etc. Por esa razón, es sumamente útil poder llegar a iluminar los aspectos ocultos de los contenidos de conciencia. La consulta oracular, como hemos dicho, es una técnica para lograrlo. Las partes ocultas de los contenidos concientes se encuentran representadas, simbolizadas o sugeridas en las líneas de los hexagramas y, en general, en la línea opuesta a cualquier línea que sea objeto de examen.

Lo que llamamos "conciencia" de algo viene a ser semejante a una luz que arrojamos sobre el objeto a conocer. Hay un hexagrama, el Nº 22 (“PI", "La Gracia") que se refiere específicamente a este tema. Dice que la montaña se verá de diversa manera conforme la iluminemos desde sus diferentes ángulos. Los niños suelen hacer lo mismo cuando, por broma, iluminan sus rostros en la oscuridad con una linterna. Un rostro iluminado de frente aparece diáfano y natural, pero los rasgos se desfiguran cuando es iluminado desde otros ángulos. Lo mismo acontece con los problemas que padecemos. La apreciación interior suele producirse en contraste con otros elementos que ignoramos. Sólo vemos de las cosas la luz que arrojamos sobre ellas. I CHING nos proporciona, en este sentido, sesenta y cuatro luces diferentes.

Las líneas entera y partida revelan ese fenómeno, ese juego de contenidos concientes y no concientes, y asimismo los trigramas entre sí y los hexagramas entre sí. La experiencia oracular pone en evidencia que la conciencia siempre se aferra a la figura, flotando sobre el fondo. Vale decir que sólo percibimos las realidades aupados en un plano de la realidad. Es decir, que nuestro pensar es exclusivamente figurativo.

Durante la experiencia oracular se impulsa este dinamismo figura/fondo, produciéndose la emergencia de contenidos no concientes, y en ello reside la sensación de iluminación interior que se obtiene como resultado.

Nosotros hemos advertido una semejanza entre el binomio “línea entera/línea partida” del I-Ching y el fenómeno visual “figura/fondo” de las imágenes reversibles de Rubin, y partiendo de esa semejanza, y teniendo en cuenta que el I-Ching nos permite pensar de un modo trans-verbal, es decir, más allá de las palabras, hemos concluido que la forma común de pensar que tenemos en Occidente es “figural”, es decir se atiene sólo al aspecto figurativo de las realidades, estando obligados, como en las figuras reversibles, a soslayar, negar o expulsar de la conciencia parte de la realidad para hacerla fondo difuso de contrastes.

Contenidos “Figurales” y “De Fondo” Consecuentemente con lo que venimos diciendo, debemos suponer entonces que lo que llamamos "vida interior" está poblada por dos diferentes especies de contenidos, a saber: unos concientes, que se presentan nítidos, y otros soslayados, difusos, oscuros y negados “a sabiendas”. Los primeros, ostentando una forma determinada, límites precisos, y un perfil claro y distinto; los

segundos, simples fondos de contraste, uniformes e imperceptibles. A los primeros, concientes, podríamos denominarlos “figurales". A los segundos, “de fondo". Aparentemente, la conciencia surge del juego entre ambos elementos. Del contraste entre unos y otros en continua interacción.

Por lo tanto, cuando decimos que "tenemos un problema", y nos hacemos una idea de él, podemos estar seguros de que el mismo posee una porción manifiesta y nítida, y otra porción oculta y difusa que el oráculo ayudará a develar. Una parte que conocemos y otra parte que desconocemos. La consulta oracular, como veremos, vendrá en auxilio para "iluminar" esos aspectos desconocidos.

Figuración y Transfiguración Lo interesante del caso es que para quien no está familiarizado con la forma de pensar a que induce I-Ching le resulta sumamente difícil concebir que pueda haber realidad percibida que el propio sujeto debe ocultar para que lo que percibe sea conciente. Lamentablemente, estando a su disposición imágenes tan comunes como los vegetales, mitad sobre el aire y la luz y mitad sumergidos, o el iceberg, con una parte sobre visible y otra sumergida en las aguas, le es difícil comprender esta verdad paradojal sin duda, pero real. Que todo lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos está integrado por una porción manifiesta y otra oculta. Y que con una forma de percibir que se

basa únicamente en figuraciones, jamás podremos descubrir. De allí hemos deducido que existe un pensamiento figural y otro transfigural. Este último, por ahora al menos, sólo patrimonio de la experiencia oracular, aunque supongo que también puede llevarse a cabo por otros medios.

Frente al material de ideas e imágenes que proporciona el oráculo como resultado del procedimiento de la consulta, realizamos varias operaciones mentales. La primera de ellas ya la hemos visto en el capítulo 4 (Ideas, Imágenes y Estructuras). Allí decíamos que frente a las ideas e imágenes del oráculo debíamos proceder a encontrar y aislar, por detrás de sus aspectos sensibles, sus estructuras o contenidos universales, que eran el mensaje que obteníamos del Libro de los Cambios.

Si el oráculo dice, por ejemplo, que alguien pisa la cola de un tigre sin ser mordido por éste, como aparece en el hexagrama 10, línea 4ª, no debemos quedarnos con la imagen sensible. Por detrás de la imagen del tigre debemos ver el peligro que está señalando. Cualquier peligro, en cualquiera de los órdenes de la vida. Lo mismo podríamos decir de la idea de pisarle la cola. Más allá de ella, debiéramos encontrar la estructura universal subyacente. La línea se está refiriendo aquí a la conducta frente al peligro y los cuidados especiales que debemos desplegar en determinados casos.

Trabajando con el oráculo gozamos de la más absoluta libertad de interpretación. Sólo debemos ejercitarla, en la seguridad de

que no sólo trabaja la conciencia, sino también ciertas percepciones que han sido ocultadas porque debían cumplir la función de hacer contrastes, y pujan por saltar al plano de la conciencia.

Ahora bien: por ser precisamente, la tarea oracular, una función compartida con sectores ocultos de la mente, está sometida a un freno que impide que se transforme en una alocada rienda suelta a la imaginación. La paciencia y la perseverancia nos dirán que no es tan ilimitada como parece a primera vista la potencia interpretativa de que gozamos. No son "infinitas" las cosas que podemos imaginar. Por un lado, a la larga, se hará manifiesto que, en verdad, siempre serán unos pocos esquemas los que utilizamos. Sólo un puñado de formas de interpretar, que se repiten. Al igual que las preguntas. Siempre rondarán los temas que hacen a nuestra forma profunda de sentir, plagada de miedos e ilusiones, apetencias y recuerdos. Por eso siempre será útil contar con un cuaderno especial donde volcar las reflexiones surgidas durante cada consulta. Identificar esas estructuras y constantes subjetivas equivale a conocernos a nosotros mismos. Y aislarlas nos provee de cohesión y solidez interiores.

Por otra parte, también llegaremos a comprender que la interpretación que desplegamos debe obedecer a “razones propias de la realidad”, que asimismo sujetan nuestra imaginación. Los hexagramas resultantes del despliegue de hexagramas RION, por ejemplo, ponen un límite natural a la imaginación de aconteceres y circunstancias mediante cauces gráficos. La articulación con los demás (Hex. 13), es supuesto probable de la adquisición de posesiones (Hex. 14), la dificultad

inicial (Hex. 3) induce a aprender (Hex. 4), el desbordamiento (Hex. 43) sugiere la próxima llegada del choque con la realidad (Hex. 44), etc.

Pero existe una segunda operación que la mente realiza sobre el material del oráculo: procede a transformarlo en una “pantalla de contrastes auxiliar”. Si mediante la primera operación obteníamos del oráculo un "mensaje", expresado en una estructura universal que podíamos reconocer en el problema, en esta segunda etapa la mente abandona su rol pasivo para asumir una actitud activa. Consiste en "proyectar sobre el hexagrama o la línea en su caso" la cuestión que nos preocupa. Esta proyección se realiza por mera “atribución”. Esto significa que no es necesario que el consultante “crea” efectivamente que el hexagrama o la línea se relacionan con su problema. Simplemente basta con que lo suponga.

Génesis del Significado: El “Efecto Caleidoscopio” Entonces se produce lo que hemos llamado “efecto caleidoscopio”. Acercando mente y hexagrama como las imágenes real y virtual de un espejo, los elementos dispersos en uno y otro plano pasan a adoptar entre sí relaciones de equidistancia y es así como surge el “significado”. Así, los elementos interiores cuya desarmonía era interpretada como problema o dificultad, adquieren, de pronto, la forma, la armonía y con ellas, el sentido que necesitaban.

Este paso resulta ciertamente relevante, por cuanto el significado, que normalmente es empleado en Filosofía como una metáfora, como elemento verbal apto para formular discursos más o menos convincentes, aparece ahora ante la conciencia del consultante como una energía capaz de producir una movilización interior.

En otras palabras: proyectar equivale a “suponer”, por un momento, que entre el material del oráculo y la pregunta, existe una ligazón efectiva. Que hexagrama, por un lado y problema por el otro están, de algún modo, vinculados significativamente. No hace falta que lo "creamos", que tengamos "fe" en que del libro surgirá la información requerida. Sólo basta con suponerlo, con atribuir una cosa a la otra en forma provisional. Se trata de un mero confronte momentáneo y voluntario. Y cuando se confrontan cosas distintas, por más diferentes que ellas sean, surge inmediatamente una relación significativa entre ellas. Esta es la base de muchos tests que se utilizan de ordinario en Psicología. Si invitáramos a alguien, a título de broma, a que se identifique con cualquier objeto de la habitación en que se encuentra y lo “haga hablar”, nos sorprendería cómo surgen de sus labios elementos no concientes, por lo general, reveladores de partes ocultas de su propia personalidad.

Otra explicación del fenómeno sería la siguiente: La proyección durante la consulta, así concebida, produce en el problema como contenido mental intrapsíquico, una cosa notable: el mismo se "divide" en sus dos componentes originales. Figura y fondo se "separan". La parte visible y conciente del problema, lo que

creemos ver, sentir e imaginar claramente de él, es decir, su "figura", será proyectada (relacionada) con el hexagrama o la línea. Todo lo demás que queda del problema, es decir, su "fondo", el marco complejo y oculto que "le hacía fondo" haciéndolo significar interiormente, queda con nosotros. Nos quedamos con él, permanece en el seno de nuestra subjetividad como un “molde vacío”.

¿Y qué es, entonces, de lo proyectado? Bueno, pues, la parte "figural" del problema irá en procura de un nuevo fondo. Al ser proyectado sobre el material del oráculo se constituirá como nueva figura sobre éste como fondo auxiliar. Proyectado sobre una nueva pantalla (esta vez, el material del oráculo), el problema revelará perfiles diferentes, significados que hasta entonces eran desconocidos.

Todos sabemos que todo cambio de fondo ilumina y hace nítidos los bordes de cualquier significado, concebido éste como figura. En un problema interior pasa lo mismo que con un preparado al microscopio, la variedad y el manejo de los colorantes que se use, es fundamental para verlos claramente. En rigor de verdad, aún podemos decir que el sentido y significación de todas las cosas, psicológicamente hablando, depende en forma absoluta del fondo que le coloquemos como contraste.

Como consecuencia de cada nuevo confronte con un nuevo fondo, tendremos de aquél problema una nueva visión, un nuevo encuadre, un nuevo significado. Lo mismo acontece con todos nuestros contenidos de conciencia. Sobre un fondo y sobre otro

fondo, una misma figura revela diversas cualidades y sentidos.

Interiormente, también percibiremos que algo bastante curioso ha acontecido con el contenido de conciencia extrañado de su fondo natural. Notaremos que lo único que hemos proyectado es parte de él, la parte visible. Pero que aún nos queda algo de él. Algo como "su hueco", su molde vacío, según lo calificábamos más arriba. Durante la consulta solemos darnos cuenta, a través de la sensación de esta particular vacuidad, de cuánto material subjetivo, en realidad, mezclábamos y confundíamos con el problema mismo. Y, por lo general, cuánto agrandábamos o dramatizábamos los hechos por obra y gracia de un fondo que nosotros mismos le proporcionábamos.

Si volvemos la mirada a aquellas figuras reversibles que se ven al tratar el tema "Contraste y conciencia" (Figura 16) veremos cómo, además de sernos imposible concebirla como totalidad, también resulta dificultoso mantener quieta la atención sobre una sola de las figuras reversibles. La conciencia se posará alternativamente sobre una figura y otra, sobre el cáliz y sobre los rostros enfrentados y luego una y otra vez sobre aquél y sobre éstos, en el caso de la primera figura, y sobre el rostro femenino y el músico alternativamente, en el caso de la segunda figura. Ello demuestra la existencia de un dinamismo constante entre figura y fondo.

En la consulta oracular ocurre lo mismo. Un problema, como cualquier otro contenido interior, posee una figuración que es conciente y un fondo oculto. Al proyectarlo, sólo proyectamos de

él su figuración, es decir, lo que es conciente, lo único que podemos proyectar porque es lo único que percibimos. Esta figura, extrañada de su fondo interior natural y proyectada sobre un nuevo fondo (el hexagrama o sus líneas), comenzará a ser objeto del mismo dinamismo figura-fondo que vemos en las figuras reversibles. De ese modo surge una nueva conciencia más amplia de la situación problemática.

Interiormente, respecto de los fondos ocultos, por su parte, se desarrollará un proceso similar. De pronto tendremos la sensación de que “falta algo" del problema y que sólo queda una porción de él. Nos falta la "figuración" del problema y queda el "fondo", una ausencia que nosotros le proporcionábamos. Ahora bien. Este fondo, que era oculto, ahora se hace figura, lo percibimos concientemente. También aquí se desarrollará el dinamismo figura-fondo y también aquí aparecerá una nueva conciencia.

En ambos casos, la "nueva conciencia" constituye aquello que llamamos "iluminación".

En resumen, la práctica oracular constituye un ejemplo de pensamiento transfigural controlado y sistemático. Es cierto que en la vida diaria, la mente trabaja continuamente y en forma natural alternando las actividades figurativa y transfigural, cuando se presta atención a algo y luego se deja la mente vacar en blanco. También se ejerce el pensamiento transfigural en el Tarot y en otras mancias. Pero lo que distingue al trabajo con el I-Ching es que mientras que en todos los demás casos se rescatan contenidos

no concientes para ser empleados como meros instrumentos al servicio del placer, el poder o la conveniencia social, con el oráculo de los cambios, al visualizarse los posibles destinos naturales de las acciones, se eleva la conciencia del consultante hacia planos superiores de moralidad.

No es lo mismo que nos instruyan a portarnos bien mediante argumentos, que darnos la posibilidad de apreciar visualmente las consecuencias naturales posibles de nuestras acciones. Por ejemplo, los hexagramas reversos muestran que a la alimentación, (hexagrama 27), le sobreviene el sobrepeso (hexagrama 28), a la subida constante (hexagrama 46) le sigue la desazón (hexagrama 47), o que quien encuentra su verdad interior (hexagrama 61) descubrirá sus limitaciones (hexagrama 62), etc.

Por su parte, los hexagramas inversos revelan que dentro del renacer (hexagrama 24, se encuentra una cuota de entusiasmo (hexagrama 16) como si ambos fuesen haces de una misma cuerda, o instrumentos musicales afines que ejecutan una misma melodía.

Esperamos que el examen de la cuestión no haya parecido demasiado árido. De todos modos, lo que hemos expuesto no tiene más pretensiones que la de ser un puñado de hipótesis de trabajo para facilitar un empleo beneficioso del oráculo.

En cuanto al I-CHING, más allá del tratamiento del tema en la

forma en que lo hemos hecho y de nuestro empeño por abrir una brecha a la racionalidad occidental que oficie de acceso franco al mismo, queda el misterio. Como desafío permanente a las propias limitaciones, queda la maraña hirsuta de lo desconocido, además del milagro de la supervivencia actual de ese antiquísimo texto.

Quedan, no obstante, infinitas incógnitas en torno al modo de operar de este oráculo prodigioso. Siempre permanecerá, tal vez, el misterio de cómo y por qué muchas consultas que efectuamos reciben una respuesta tan directa y oportuna, fuera del marco del trabajo oracular corriente. Tal vez lleguemos a descubrir la existencia de una suerte de “yo potencial” que contesta desde una dimensión virtual, situada más allá de toda realidad sensible y que nos espera, al final de la escala evolutiva.

Sobre este particular, recuerdo un caso curioso: Hace años, durante mis primeras lides con el oráculo, estuve discutiendo un día, largamente, acerca de la existencia de Dios, con un personaje que se confesaba ateo. Luego de haber rebatido uno a uno mis argumentos de creyente, dijo finalmente mi interlocutor, no sin cierta pedantería: "Lo único que ha logrado usted probar, es su propia necesidad de que Dios exista, pero de ninguna manera la realidad de la existencia de Dios".

Supe que era verdad. Sabía que ninguna de las pruebas que había atinado a darle, y que son las que corrientemente se manejan en filosofía, era decisiva. Confieso que quedé turbado. No sólo porque me sentí vencido en la contienda verbal, sino

porque estaba seguro que existía, o debía existir, otro argumento que yo no había sabido esgrimir.

Esa noche, antes de acostarme, recurrí a mi oráculo en procura de ayuda, y de la consulta efectuada resultó el hexagrama Nº 48, "CHING", dedicado a "El Pozo de Agua", sin ninguna línea significativa. En vano busqué y rebusqué en las numerosas ediciones del libro que tenía, sin hallar el menor atisbo de una respuesta. Había preguntado: "¿Qué debiera haberle dicho y refutado?". El oráculo se limitaba a señalarme la imagen de un pozo de agua. Nada entendía y eso me inquietaba aún más. Finalmente, cansado y ya entrada la noche, me fui a dormir.

A la mañana siguiente, al abrir el periódico acostumbrado, una publicidad comercial me llamó poderosamente la atención: era el aviso de una editorial, que anunciaba la aparición de una nueva edición de las obras completas del poeta chileno Pablo Neruda, premio Nobel de literatura. Un sólo verso del vate, en letra manuscrita, cruzaba todo el recuadro y decía textualmente: "...Y porque tengo sed, creo en el agua". Sentí temblar la hoja de papel, por un instante, en mis manos. Allí tenía la respuesta buscada. Sin fraseología ninguna. Sencilla y clara. Y en seguida até cabos con la consulta efectuada la noche anterior, con la imagen impertérrita del pozo de agua. Claro, se trataba de agua para beber. Ese era el argumento que debía haber utilizado. Es cierto que lo único que tal vez pueda probarse acerca de la existencia de Dios es la necesidad que tenemos de Él. Pero por eso mismo debo creer en su existencia. Dios, como el agua, existe simplemente porque lo necesito. Porque no puede haber real necesidad de algo que no existe.

6 LA PRÁCTICA DE LA CONSULTA Lo que se busca con la consulta oracular es orientación ante problemas de cualquier índole que ante la lógica y el sentido común aparecen como insalvables. Y la solución que brinda el IChing consiste en una transformación del propio consultante, ampliando su percepción del problema, o mediante respuestas más o menos directas. En todos los casos se trata de un trabajo eminentemente subjetivo. En medio del examen de los significados que el oráculo ofrece, surge, de pronto, súbitamente, la iluminación interior y el consultante pasa a apreciar de un modo más amplio la situación problemática que lo ha llevado a la consulta. Cae en la cuenta que la realidad que sufre, es algo que trasciende la imagen mental que se ha forjado. Que lo que vive y le preocupa es más que una sentencia verbal o un calificativo; algo complejo, semejante a un cuerpo físico, poseedor de profundidad y volumen, diferentes lados, y energía. Que viene de una situación anterior y posee una dirección determinada que tiende a llevarlo, por inercia, hacia otras.

El sujeto, frente al material del oráculo, puede visualizar distintos futuros aleatorios a su actual estado. Y lo más curioso aún: descubrirá que él mismo tiene un papel que jugar en ese devenir, pudiendo incidir sobre su suerte adoptando distintas actitudes

frente al problema, con lo cual, adquiere una nueva libertad.

Recapitulando entonces, digamos que la consulta oracular tiene por finalidad superar la aproximación ideal, abstracta que hacemos de los problemas, reemplazándola por una representación “visual”, con la ayuda de los hexagramas. Veamos cómo: Nuestra mente trabaja permanentemente, ora como fondo, ora como figura. Vale decir, o nos abandonamos blandamente a lo que sentimos o pensamos, en el primer caso, o le prestamos atención a alguna cosa, en el segundo. Si observamos la actividad mental que desarrollamos diariamente, pronto notaremos que siempre estamos adoptando, de manera alternada, una de aquellas dos actitudes básicas. O nos limitamos a “sentir” pasivamente lo que nos pasa, o pasa a nuestro alrededor, o “pensamos” en ello, ejerciendo la atención. Ocurre como si fuésemos alternativamente una pizarra que espera a que alguien escriba sobre ella, o el propio escribiente que lo hace.

La actitud que se exige al consultante frente al oráculo, es la primera, la pasiva. Aparecido un hexagrama del azar, no hay que pensar en él ni en el problema que nos ha llevado a la consulta, sino abandonarnos a lo que sentimos en ese momento, descansando en el hexagrama. Abandonando la conciencia deliberativa y crítica y simplemente dejar que pase algo. Porque algo pasará, necesariamente.

Normalmente tendemos a creer que cuando gozamos de conciencia lúcida, estamos en plena posesión de todas nuestras

facultades mentales, pero en realidad, no es así. Mientras pensamos, algo sucede en el extremo opuesto de nuestra torre de control, que no captamos, pero que tiene mucha relación con lo que hacemos. Sólo andando el tiempo y en contadas ocasiones, llegamos a descubrir el secreto de ese oculto y enigmático vínculo que une al hacer y al no hacer, al yo y e ello, a ser y la nada, a “yang” y el “yin”, a la figura y el fondo, las líneas entera y partida, etc. Los dos elementos básicos que constituyen la trama de toda realidad.

Sin embargo, en la vida diaria, mientras con relativa facilidad podemos dejar de pensar en algo, no somos capaces de apartar de nosotros la molestia que cualquier problema nos causa. Ella está allí presente. No podemos separarnos de lo que sentimos porque nos consustanciamos con ello. En cierta medida, podemos decir que somos nosotros mismos el problema o la dificultad que sufrimos.

No obstante, durante la consulta sucede algo curioso: cuando luego de haber adoptado esa actitud pasiva nos disponemos a volver a pensar, comprobamos que problema y hexagrama se han, en cierto modo, identificado, fundido el uno con el otro. Y es este fenómeno de proyección espontánea sobre el hexagrama de lo que sentimos, lo que nos permitirá replantear la cuestión que nos preocupa, reemplazando los usuales parámetros verbales, por los gráficos.

Para poner un ejemplo, pasa como cuando una persona que sufre por alguna circunstancia cualquiera, decide alejarse del lugar

habitual e irse de vacaciones. Una vez introducida en el nuevo entorno físico y humano, cuando vuelve a pensar en el infortunio que padece, notará que, aunque el mismo sigue estando presente ante sus sentidos, sin embargo, algo ha cambiado. Los problemas, como lo hemos dicho más de una vez, son complejos que exceden mucho la “criba mental” a que los sometemos cuando los pensamos a través de las palabras del lenguaje. Un problema está ligado a multitud de circunstancias visibles e invisibles, de manera que alejarse del lugar habitual, muchas veces facilita poder replantearlo en términos más amplios. En el caso de la consulta oracular, cuando el problema es repensado dentro de los parámetros del hexagrama, la dinámica de sus líneas y los supuestos que lo enmarcan, revelará aspectos desconocidos del mismo, lo cual, hace posible al consultante abordarlo con mayor facilidad o encontrar soluciones fuera de lo común.

Sin dar al problema nombre alguno, sin definirlo intelectualmente, sólo sintiéndolo, veremos que, al igual que un hexagrama, el mismo es un juego dinámico de momentos. Que posee origen, dirección y destino. Que comienza, desde abajo, expresándose en un primer instante, como esa línea, que ocupa el primer puesto, luego sigue ascendiendo hacia otros estadios posteriores para transformarse finalmente, luego del sexto, en otro hexagrama; en otra situación. Mejor o peor, tal vez, pero diferente. La situación perturbadora inicial se habrá transformado en otra cosa, y, como tal, revelará otros flancos o accidentes por los cuales podremos asirla. Ocurre algo semejante cuando descubrimos en los objetos que nos rodean cotidianamente, utilidades insólitas que pueden sacarnos de apuro. El tenedor, que puede servir accidentalmente para acomodar los flecos de la

alfombra, o una minusvalía, que puede servir de estímulo para demostrar coraje o elevar la autoestima. A continuación veremos cómo se han desarrollado algunas consultas y cómo opera el oráculo en la práctica.

CASO DE HELENA Helena S. es una mujer de cuarenta y dos años, recientemente separada de su esposo luego de veinte años de feliz matrimonio. Si bien, ella ha tomado su separación con serenidad y relativo buen humor, padece de gran debilidad física sin que de los sucesivos exámenes médicos a que fuera sometida surgiera la evidencia de enfermedad alguna. En la actualidad se desempeña como secretaria administrativa en una empresa de cosméticos.

Manifiesta que su problema es la falta de fuerzas suficientes para encarar otras actividades que en este momento de su vida podrían estimularla, satisfaciendo otras inquietudes. Sobre todo, se siente insatisfecha por no poder cursar una carrera universitaria y quiere saber cómo puede incrementar su energía.

Como hemos venido diciendo, normalmente solemos encasillar y acotar nuestros problemas. Es decir, les damos un nombre y nos conformamos con la noción que nos hacemos de él, o con el discurso que la medicina o la psicología tiene previsto para esos casos. Helena confiesa estar totalmente desorientada y quiere saber si acaso existen vías alternativas para lograr lo que desea.

No cabría imaginar de dónde podrían venir otras soluciones al problema que vive Helena. Pero la tesis que sostenemos en este libro es que ello es así sólo si planteamos la cuestión verbalmente.

Esto es, si el problema es pensado como oración, como expresión verbal que lo reduce a sujeto y predicado. En otras palabras, si vemos el problema como signo, como figuración verbal; porque el razonamiento que usamos corrientemente se basa en las palabras del lenguaje y éste es pura abstracción. En consecuencia, las soluciones que podemos pergeñar razonando de esa manera, serán limitadas a las posibilidades del discurso con que pensamos. A un paisaje lo podemos representar a lápiz, o al óleo. En ambos casos será el mismo paisaje, pero lo que vemos de él está limitado al instrumento que empleamos para representarlo. Hay texturas y colores en el cuadro al óleo que el lápiz, por su propia naturaleza, no puede registrar.

Pregunta

-¿Cómo puedo incrementar mi vitalidad?

El Material de la Respuesta

Lo que Helena siente y califica como “falta de fuerzas”, es la pobre traducción verbal de un fenómeno mucho más complejo. Ella es la mano que busca estrecharse con otra mano o asir algún objeto; es el bolsillo vacío en busca de algo que lo llene. El hexagrama principal expresa gráficamente la situación que la ha llevado a la consulta. Ha sacado el hexagrama 13, dedicado a “la comunidad”, y también a la “articulación” y a la “camaradería”. Allí se expresa lo que le falta a Helena para solucionar su problema: ligarse de alguna manera a un grupo social, articularse con los demás y cultivar la camaradería.

El despliegue de hexagramas implícitos, por su parte, revela determinados futuros posibles a esa situación que vive Helena. Sus opuestos Reverso, Inverso, Oculto y Negativo señalan las

posibles situaciones futuras en que el problema tenderá a transformarse. En este caso, se muestra que la situación que vive Helena se dirige hacia otras posibles: hacia “El poseer, la posesión”(Hexagrama 14 Reverso e Inverso), “hacia el Ir al encuentro, el contacto o choque con la realidad” (Hexagrama 44, Oculto), o hacia la búsqueda de una disciplina (“El ejercito, la domesticación”, Hexagrama 7, Negativo).

El problema de Helena aparece, bajo este punto de vista no verbal, siendo semejante a un río que corre por un cauce que tiene tres diferentes vertientes, expresadas en el despliegue de hexagramas. Dicho de otro modo: el estado anímico problemático que ella sufre, va al encuentro de tres futuros posibles: 1) un futuro en que su principal interés estará centrado en poseer, acumular bienes, así sean espirituales o materiales, 2) otro que la lleva al encuentro con algo, que puede ser alguien, o el choque con su nueva situación de soledad; y 3), un futuro signado por la disciplina, que probablemente sea la carrera universitaria que anhelaba. Son tres actitudes interiores posibles, siendo una la que deberá conducir el cambio. (Nótese que si bien el despliegue de hexagramas que se realiza sobre el hexagrama principal son cuatro –Reverso, Inverso, Oculto y Negativo, en el hexagrama 13 que le ha tocado a Helena, tanto el Reverso como el Inverso coinciden en remitir a un solo hexagrama, el 14). Vemos entonces, que las situaciones que vivimos, ni están sujetas a un futuro determinado rigurosamente por la lógica causal, ni tampoco están libradas al acaso. El despliegue de hexagramas muestra plásticamente ante nuestros ojos, a título de ejemplo, varios futuros posibles que están determinados ciegamente por la fuerza de la propia realidad. Podemos verlo en el hecho de que

están ordenados en rigurosa proyección matemática. Son distintos futuros posibles, pero ligados a la realidad, no a nuestro capricho. Tenemos libertad para contribuir a su concreción en uno u otro sentido, pero no podemos inventar futuros desligados de un orden natural, reflejado, en este caso, en el orden binario que liga a líneas, trigramas y hexagramas.

Lo verdaderamente útil de la consulta oracular, es que frente a ese despliegue de posibilidades, variadas pero limitadas, Helena deja de percibirse a sí misma como objeto pasivo de una situación que la acucia, para reconocerse a sí misma sujeto activo y apto para incidir en la suerte futura de su situación problemática. Es decir que ella es capaz de impulsar la corriente de ese río favoreciendo despeñar su torrente en uno u otro sentido. Ella ha dejado de ser un sujeto cuya única salida es la resignación a un futuro que vendrá de afuera de ella misma. Ha ganado una libertad que hasta ahora le era desconocida. Sabe que tiene ante sí diversos caminos por los que podrá transitar, contribuyendo a construir, en alguna medida, su destino.

Sin ánimo de invadir el terreno del psicólogo, antes de formular la consulta al oráculo, me atreví a sugerirle a Helena que contemple la parte positiva de su nuevo estado, en el sentido de que tal vez ahora era más libre de hacer su voluntad que cuando estaba en pareja. A lo que ella contestó tristemente: -“Es que tampoco tengo claro qué es lo que realmente quiero”. El despliegue de hexagramas, en este sentido, tiene la virtud de ofrecer al sujeto una gama de opciones para sentir, pensar y hacer, que por mostrarse visualmente, puede -en ciertos casos-resultar más eficaz que un consejo o un argumento. Desde cierto punto de vista, I-

Ching viene a ser algo parecido a un microscopio o telescopio con el cual se puede escrutar los tiempos y espacios interiores de quien lo consulta.

Pero veamos qué otras cosas más le tiene reservado el I-Ching a Helena. Las líneas especialmente significativas, en conjunto, remiten a un segundo hexagrama: el Eventual, y cada una de ellas, individualmente, remiten a su vez a otros tantos hexagramas. De la tirada de monedas surgió el hexagrama 13, con dos líneas especialmente significativas: la primera y la tercera. Ambas, tomadas en conjunto, transforman el hexagrama 13 en el 12, “El Estancamiento”, e individualmente remiten, la primera de ellas al 33 “La Retirada” y la tercera al 25 “La Inocencia”. Veamos cómo juegan todos estos significados en la búsqueda emprendida por Helena.

Antes de seguir adelante, es preciso aclarar que lo importante es cómo Helena interpreta los significados. Éstos no tienen un sentido objetivo, sino subjetivo. Aquí no se trata de barajar datos, información que tenga utilidad para todo el mundo, sino que se trata de encontrar significados que nutren la psiquis de quien consulta, lo cual no deja de ser una metáfora. Otra metáfora que sirve para ilustrar el fenómeno es la conexión con las energías naturales que el significado subjetivo tiene. Porque cuando hablamos de datos, de información, de significados, siempre nos estamos refiriendo a valores sociales, es decir, a elementos que sirven a la comunicación humana y por tanto forman parte de un orden convencional. Pero el significado, cuando es subjetivo, es movilizador de la personalidad porque conecta con las energías del Cosmos que aunque no hayamos aprendido a identificarlas y

medirlas, nos consta su existencia. Estamos hablando, por ejemplo, de energías como la del entusiasmo en su genuino y arcaico sentido de “estar poseído por un dios”. Un entusiasmo trascendente que es capaz de transformarnos. Ese es el tipo de energía que vamos a encontrar a través de la consulta oracular.

Como decíamos entonces, además del hexagrama Principal y el despliegue de hexagramas, Helena tiene ante sí otra serie de hexagramas que son los Eventuales. Ya hemos visto que cuando salen líneas especialmente significativas (6 y 9) estamos en presencia de líneas que están a punto de cambiar de sentido. Para facilitar nuestra tarea, mientras construimos el hexagrama principal, las vemos marcando sobre la izquierda de este hexagrama. En la tirada de monedas, salieron como significativas la primera y la tercera líneas, que, cambiadas ambas en conjunto, transforman el hexagrama principal Nro. 13, en el Eventual Nro. 12 (“El Estancamiento”, “Atrincherarse”), como lo hemos visto en la precedente figura 17.

Pero además, la primera línea, cambiada individualmente, remite al hexagrama 33 (“La retirada), y la tercera, al hexagrama 25 (“La Inocencia”).

Con el despliegue realizado hasta ahora, tenemos un material considerable con el que Helena tendrá que habérselas para encontrar su camino. Introducirse en las brumas de la propia interioridad es una tarea ardua pero vale la pena emprenderla porque de allí saldremos renovados. Es una conquista que el

occidental tiene pendiente desde los tiempos de la vieja Hélade cuando un puñado de intelectuales enderezó el camino hacia afuera, hacia la plaza, el Ágora, desde donde todo en adelante pasó a ser conversación, convención social y cultura. Se cerraron a partir de allí los cielos abiertos de la Naturaleza para embarcar al ser humano en la aventura del conocimiento centrífugo, rumbo a la lejanía. Hoy, que la ciencia ha llegado a los confines del conocimiento de la materia y fenómenos como la sobreexplotación de los recursos naturales pone en peligro la subsistencia de la vida sobre la tierra, es bueno encarar la exploración de los espacios interiores de cada uno en busca de un necesario desarrollo de la conciencia moral.

Helena deberá ahora emprender la caza del significado que tenga la virtud de galvanizarla, de cambiar su vida conectándola con las energías del universo que el razonamiento verbal ciertamente impide al reducir el mundo viviente y palpitante que la rodea a estrechos desfiladeros de oraciones, de sujetos y predicados encadenados causalmente.

Ya hemos visto que en el acto de concientizar, la mente elige la porción de realidad que va a enclaustrar dentro de unos límites para darle forma y sentido, y simultáneamente va a descartar toda la porción de realidad que sobra, manteniendo, sin embargo, esos contenidos “deliberadamente ignorados” porque los precisa como pantallas de contrastes. Ahora bien, lo que ocurre durante la interpretación del material que nos acerca el IChing, es lo siguiente: Francamente, si tratamos de leer de corrido los textos que acompañan las respectivas líneas de los hexagramas, tendremos la impresión de estar frente a trozos

sueltos de una narración totalmente desguasada, desmembrada e incoherente. Esas percepciones sueltas, sin embargo, irán en busca de sus pares sueltos que flotan en el lecho de la conciencia, que son aquellas percepciones descartadas a las que se les ha negado el acceso a la conciencia para hacerlas pantallas de contraste. Todo ese material se hilvana, o no, puede permanecer desintegrado, o por el contrario, unirse los de afuera y los de adentro, los del I-Ching y los intrapsíquicos para reclamar su derecho a salir a la superficie e integrar la corriente vital del consultante, que es asimismo la corriente vital universal. Ese es el fenómeno de la iluminación interior, mezcla de milagro y homeostasis, dependiendo del ángulo desde donde prefiramos valorarlo.

Examen de los Hexagramas El examen de los hexagramas comienza con una interpretación general del tema que enmarca cada uno de ellos. Del procedimiento de la consulta han surgido los hexagramas 13, 14, 44 y 7 por un lado, y 12, 33 y 25, por el otro. Hacemos esta distinción porque el hexagrama principal es el 13, y, como todo hexagrama, lleva siempre dentro de sí mismo un Reverso, un Inverso, un Oculto y uno Negativo, que en este caso son el 14, el 44 y el 7. Por otra parte, la aparición de líneas especialmente significativas dan lugar al surgimiento de un hexagrama Eventual, que aquí es el 12, y de dos Eventuales Complementarios, que son el 33 y el 25.

HEXAGRAMA 13

De manera general, los propios nombres atribuidos tradicionalmente a los hexagramas están cargados de significados. El 13 invita a buscar un nuevo lugar en la comunidad de afectos. Helena interpreta que esas ideas circunscriban el tema que la trae al oráculo. Ella se siente desarticulada socialmente, sin duda a raíz de su separación, y ese es su problema en sentido global. Acepta sin reparos la interpretación que hemos hecho en nuestra versión didáctica del IChing en la segunda parte de este libro, según la cual es preciso encontrar un punto de apoyo para multiplicar nuestras fuerzas, según la antigua frase de Arquímedes: “dadme un punto de apoyo y moveré la tierra”.

HEXAGRAMA 14

El 14 está dedicado a la posesión, que puede ser la posesión de bienes, o de uno mismo. Esta última interpretación parece ser la más adecuada al caso en examen. Cuando la pareja se rompe, generalmente sobreviene una cierta crisis de identidad, que antes era compartida y ahora se vive como una carga adicional. Todo nuestro ser pesa ahora sobre nuestros hombros exclusivamente.

HEXAGRAMA 44

En cuanto al 44, hace alusión a un recipiente que desborda y el líquido que lo llenaba se precipita a tierra, ocurriendo un choque violento con la realidad. Es lo que, desde otro sesgo, sufre Helena en la actualidad, debiendo vérselas con las nuevas realidades que le tocan vivir.

HEXAGRAMA 7

El 7, por su parte, alude a un estado de ánimo que puede interpretarse, bien como conducta rígida hacia los demás, o hacia sí mismo. Su nombre es “El Ejército” y también “La Domesticación”. Apela a la unidad de la persona, semejante a la unidad de mando de un ejército. Nótese que la estructura visual son cinco líneas débiles –partidas-dominadas por una sola fuerte, entera. Helena lo interpreta como la exhortación a mantenerse entera frente a la adversidad.

HEXAGRAMA 12

El propio nombre de este hexagrama12 se refiere directamente al estado de estancamiento que afecta a Helen, lo cual confirma la existencia de un vínculo emocional con el oráculo.

HEXAGRAMA 33

El 33 llama a retirarse de las cosas, sea para corregir un rumbo que ya no tiene sentido proseguir, sea para verlas mejor,

HEXAGRAMA 25

…y el 25 llama la atención sobre el papel que la inocencia deberá jugar en su futura vida.

Examen de las Líneas HEX 13.1

Comenzando por el hexagrama Principal, el Nro. 13, dedicado a la Comunidad, al Articularse, a la Camaradería”, la primera línea significativa, situada en el primer puesto, habla de una unión de personas desde los inicios y la califica de pura y sin mácula. Esta imagen le trae inmediatamente a la memoria antiguas amistades a las que ha descuidado durante los años en que vivió en pareja y que ahora debiera tratar de revitalizar. Las de la escuela primaria y otras originadas en su trabajo.

HEX 13.3

La segunda línea significativa, situada en el tercer puesto, dice que en este tiempo no es conveniente “esconder armas”, ni adoptar una conducta facciosa, dando a entender que es una exigencia de este tiempo abrirse a los demás, sin reparos.

A continuación, invito a Helena a leer las líneas significativas primera y tercera, pero de los hexagramas Reverso, Inverso, Oculto y Negativo y de los Eventuales. Veamos:

HEX, 14.1

En esta línea se nos dice que “toda posesión, en sí misma, no es ni buena ni mala. Todo depende de aquello que hagamos con ella”. Helena lo toma como un llamado a revisar qué es lo que tenía y qué es lo que ahora le falta. Y, en una apelación que va más allá de los bienes materiales, una invitación a considerar si la actitud respecto de su pareja era de naturaleza posesiva, como suele ocurrir. Y si quizás esa actitud posesiva no ha tenido algo que ver con el desgaste de la relación.

HEX. 14.3

Aquí se ofrece la imagen de un príncipe realizando una ofrenda a la Divinidad de su creencia. El oráculo agrega: “un hombre pequeño no podría hacerlo y se perjudicaría”. Helena siente que esta línea la arrastra hasta lo más profundo de

sí misma. Nunca antes se le hubiera ocurrido pensar que todo lo que tenemos y logramos en la vida, aún los afectos, son cosas que no son, propiamente, nuestras, sino que están destinadas a ser entregadas, a la postre, como una ofrenda a la vida misma. Y esto debiera servirnos de consuelo ante cualquier pérdida.

HEX. 44.1

Esta línea presenta dos imágenes: la primera es la de un carro al que, para evitar su desplazamiento, se lo frena. La segunda es la de un cerdito flaco que juguetea, inquieto, y es preciso atarlo. En ambos casos se trata de una situación a la que se exige ponerle freno. Helena se encuentra desorientada e inquieta y ese estado merece encontrar un cauce para evitar el desmande. Entiende que si busca una solución a su problema, la misma apunta, en última instancia, a la necesidad de encontrar una contención que reemplace a la natural que brinda la vida en pareja.

HEX. 44.3

Aquí se nos habla de un sujeto que camina con suma dificultad por haberle sido arrancada la piel de las nalgas... Interpretándose que es una imagen plástica de la situación embarazosa que está pasando Helena.

HEX. 7.1

Esta línea dice que el Ejército surge al modo de la ejecución de una decisión, y, como tal, existe un orden y unas normas previas dentro de los cuales, debe darse. El Ejército es todo ejecución, por tanto, en el caso de una decisión cualquiera, es necesario saber de antemano qué es lo que se quiere lograr, y someterlos a una acción perfectamente controlada y reglamentada. Aquí se interpretó que Helena debe aprender a saber qué es lo que quiere en la vida, en lugar de abandonarse a lo que pueda surgir en su camino, ocasionalmente.

HEX. 7.3

La línea tercera nos dice que la unidad de mando, en el Ejército, es esencial. También se dice que, aun en medio de la derrota, la autoridad del jefe queda incólume por ser el Ejército semejante a un cuerpo. A través de este análisis y las asociaciones que le surgen, Helena cae en la cuenta de algo sumamente importante: que ella no es su problema ni es nada de lo que le pasa. Ella existe más allá de todo éxito y todo fracaso, al igual que el jefe militar no se siente interiormente vencido nunca por más que le haya ido mal en la batalla.

HEX 12.1

En el puesto primero del hexagrama 12 leemos que “cuando se arranca un junco, sale también su raíz”. Este sería un claro ejemplo de un conocimiento que no es simple dato o información,

sino alimento. Es como el pan, que en los pueblos de origen europeo acompaña todas las comidas. Una noción básica que se aplica al propio método que empleamos para razonar. Se trata de entender que cualquier realidad que queramos conocer, está constituida por una parte visible y otra invisible, como los vegetales. Una porción de ella que nos es manifiesta a los sentidos y otra oculta que la sustenta, soterrada y ligada estrechamente a la primera. A tal punto, que si arrancamos una de ellas, llevará consigo a la otra. Erradicado un recuerdo, un hábito, una presencia, o lo que fuere, probablemente desaparezcan también otros contenidos cuya existencia ignorábamos, pero que tenían peso específico propio en lo profundo de nuestro ánimo. El oráculo parece advertirle a Helena que con la cesación de su estado de pareja, probablemente también desaparecerán otras cosas ignoradas que hacían a su equilibrio interior.

HEX. 12.3

En el tercer puesto, se nos habla de que el sujeto de la línea, está “secretamente avergonzado”. Es un tema de sutil privacidad que sólo quien formula la pregunta podrá contestar, obviamente. Supongo que a todos nos pasa que en algún recodo de nuestra memoria, siempre existe algún suceso del cual tenemos que avergonzarnos en cierta medida, por la sencilla razón de que no somos perfectos. Puede que en el caso de Helena, el motivo esté ligado a la relación con su pareja, pero sólo ella, en el fondo de su corazón, podría determinarlo. De manera que este dictamen lo pasamos por alto, dejando a Helena con un paquete que sólo ella tendrá que abrir en la intimidad.

Estimamos que en el hexagrama 33, al igual que en el siguiente eventual 25, sólo se deben tomar en cuenta las líneas respectivas que les han dado origen. Nos referimos al primer puesto del hexagrama 33 y al tercero del 25, porque esas son las líneas significativas del Principal cuya mutación provocó la emergencia de cada uno. Es sólo una cuestión de método, porque en rigor de verdad, todas las líneas de todos los hexagramas están vinculadas entre sí y sus significados se echan luz unos sobre otros. Lo que ocurre es que las limitaciones de nuestra capacidad para percibir nos obligan a acotar la pupila, construyendo un método. Como si estuviéramos apartando la maleza en un bosque inexplorado para poder transitar.

HEX. 33.1

La línea primera del 33 nos muestra una columna de gente retirándose y el oráculo agrega que situarse en la cola, es peligroso. Helena comprende perfectamente la estructura que se encuentra detrás de estas imágenes, pero queda perpleja. El hexagrama está dedicado a La Retirada. En un primer momento, no encuentra relación alguna con su situación actual. Pero enseguida me da la siguiente explicación: Dice que es evidente que ese cambio de vida que está sufriendo, no debe ser para ella una retirada, como pasa con tantas personas que luego de un fracaso afectivo se enfrascan en sí mismas, rumiando acerca de las causas de su separación. Ella cree que no debiera dejarse arrastrar por los acontecimientos, sino encarar decididamente su futuro.

Por mi parte, no puedo decir si la interpretación es acertada o no. Basta con que en ella se produzca la conexión significativa, que es lo que suele suceder después de una consulta al oráculo. Conexión que es esencialmente energética y no lógica, que satisface al ánimo y no sólo al intelecto. Que no invita al regocijo de haber encontrado una explicación, sino que provoca entusiasmo en el sujeto. Así se manifiesta el poder transformador del I-Ching.

HEX. 33.3

Esta línea “muestra a alguien retirándose con dificultad en razón de encontrarse arraigado al lugar o a la posición que debe abandonar”. Helena se siente reflejada en esta línea, pues luego de veinte años de convivencia, le es sumamente difícil encarar los cambios que debe hacer por encontrarse ligada a muchos elementos del pasado.

HEX. 25.1

En esta línea el oráculo dice que atrae la buena suerte quien en su comportamiento “revela una absoluta llaneza, espontaneidad e inocencia”. Una vez más, aquí se acentúa la necesidad de esperar el futuro limpia de las adherencias de su pasada vida de relación marital.

HEX. 25.3

La tercera línea del hexagrama 25 “muestra una vaca amarrada, la cual es llevada por un caminante que acierta a pasar por allí. Esto representa una ganancia inesperada para el ladrón y, a la vez, una pérdida imprevista para el dueño descuidado”. ¿Cómo se interpretan estas imágenes? De muchas maneras posibles. Helena piensa que aquí se está aconsejando a la consultante no repetir cierta actitud de inocencia desvinculada de sagacidad, que tal vez sea en parte responsable de su separación. En la pareja, es bastante común notar que uno de ellos descansa tal vez demasiado en el otro, descuidando la obligación de mantener el equilibrio de la relación, que pesa sobre ambos por igual.

Conclusiones Finalizado el análisis, comienza a evidenciarse en Helena el poder transformador de I-Ching. Percibe que ha derribado barreras mentales que le impedían sentir y pensar con mayor libertad. Siente, como el canario que ha escapado de la jaula, que existe espacio, aire y cielo más allá de los barrotes que lo aprisionaban. Porque se ha librado de la tiranía del lenguaje verbal, que todo lo reduce a parámetros gramaticales. El primero de los cuales, el propio razonamiento lógico.

¿Qué ha ocurrido en realidad? Al enfrentarse a esa catarata de

imágenes plásticas e idea sueltas, y la necesidad de encontrarle sentido, en la mente de Helena se opera lo que hemos llamado “efecto espejo”. Uno puede tener enfrente de sí un conjunto de objetos desparramados al azar y no le encuentra sentido alguno. Pero si le acercamos un espejo, se producirá, como en un caleidoscopio, el nacimiento de la forma y el significado. De pronto, a ambos lados del cristal se verán esos objetos, antes extendidos en desorden, guardar entre sí estricta simetría y con valor estético el conjunto. Lo mismo pasa en la mente de Helena cuando son confrontados los contenidos aparentemente informes del libro de los Cambios, con aquellas percepciones que no han podido llegar a ser concientes porque debían servir de pantalla de contraste. Súbitamente Helena encuentra que todo, absolutamente es significativo, y que sólo es menester encontrar los cables sueltos y unirlos. A esa sensación la llamamos “luz interior”, “iluminación” y también “crecimiento de conciencia”, “crecimiento del poder de imaginar” o “crecimiento de la propia creatividad”.

En este punto, no hay que engañarse. Mejor dicho: no hay que dejarse engañar por la cultura media, que tratará de acomodar la realidad que vive Helena, que es, como todo acontecimiento interior, inefable, a los distintos discursos que estructuran nuestra extraviada civilización. No existen criterios de verdad absolutos, y es más, lo que se llama verdad sólo sirve al mundo de la convivencia social. Al universo subjetivo que se extiende de la piel para adentro de cada uno, nada es verdad y todo sólo significa, o no. Al final de cuentas, la historia de nuestra civilización es una historia de destronamientos. Y luego de que se descubriera que la tierra no está en el centro del universo, y que el ser humano es un animal de presa que si no encuentra límites terminará por

devastar la tierra; luego de que con Freud acabara el sueño de que la conciencia es toda la mente, ahora le toca el turno a las ideas. Sobre todo, a la idea de verdad.

La búsqueda del sentido en las contradicciones, grandes o pequeñas de la vida cotidiana, se ha librado del mundo del discurso, teñido de ideologías y creencias, para transformarse en una operación casi mecánica, enmarcada en el principio de homeostasis o equilibrio natural que todo lo embebe en este universo. Y lo más importante aún: las contrariedades en la vida de Helena, irán dejando de ser cosas que “le pasan”, para ser cuestiones que ella misma tendrá que resolver, encontrándoles salida. Poco a poco notará la necesidad de abandona la butaca en la que la forma común de pensar la ha ubicado, para subirse al escenario y participar de lo que allí transcurre, incidir en el argumento de su vida. Deja de vivir “desde” las nociones aprendidas, para pasar a vivir desde sí misma. Ha bajado del andamiaje de ideas para pisar la tierra firme de su “aquí y ahora”.

De manera que si Helena, mediante su trabajo interior realizado con los hexagramas, encuentra la llama sagrada del entusiasmo, el cometido del Libro de los Cambios se ha cumplido. Un seguimiento posterior de su caso ha permitido corroborar este resultado. La vida actual de Helena ha cambiado. Ha encontrado una nueva pareja y ha entablado con ella una relación más madura. No podemos ni deseamos decir que fue por “efecto” de su contacto con el I-Ching. Porque en materia anímica, nada es, propiamente, causa ni efecto de nada. A lo sumo podría decirse que en el aumento de su energía vital y la renovación espiritual

que experimentó tuvo mucho que ver el alimento proporcionado por las imágenes sueltas del I-Ching, que al combinarse con otras, desarticuladas, de su propio interior, contribuyeron a forjar la nueva etapa de armonía que vive.

EL CASO GARRICK

Llamo a este caso Garrick por las similitudes que presenta con el famoso poema del mexicano Juan de Dios Peza “Reir Llorando”. Se trata de la triste historia de un hombre que, colmado de salud, bienes y talento, no obstante, siente tedio ante la vida y nada parece satisfacerle. Nuestro hombre es un industrial dedicado al ramo de la madera, tiene treinta y nueve años de edad y quiere saber si en el I-Ching puede encontrar alguna ayuda para su extraño mal. Este tipo de problemas, catalogado por Victor Frankl, padre de la Logoterapia, como “vacío existencial”, suele ser muy común en sociedades altamente desarrolladas, afectando por lo general a personas cultas y de buen pasar económico. Lamentablemente suelen inducir al escape del ruido, el alcohol o el frenesí del sexo, y a menudo se los confunde con estados de depresión, tratándoselos con fármacos.

Lo invito a que formule una pregunta y hace la siguiente:

PREGUNTA - “¿qué tengo que hacer, o saber, para sentirme bien?

Antes de seguir adelante, le pregunto qué entiende por sentirse bien, a lo cual responde que a una vaga sensación de disconformidad ante la vida, que lo hace tanto más infeliz cuanto lo que él tiene haría dichosa a cualquier otra persona en su lugar. Posee amantes, dinero, una actividad redituable, salud y el aprecio de los demás, pero nada de eso lo satisface plenamente, nada colma su existencia. Confiesa que debe recurrir a las drogas para calmar su ansiedad, temiendo llegar a hacerse dependiente de ellas si no encuentra alguna solución al problema.

Luego de ejecutar el procedimiento de las monedas, extrae el hexagrama Principal Nro. 35, dedicado al “Progreso” y “La Plenitud”, con una línea significativa en el tercer puesto que remite al hexagrama 56 (“El Andariego”, “Peregrinar”) a la vez Eventual y Eventual Complementario. Por su parte, sus hexagramas Reverso e Inverso remiten al 36 (“El Regreso”, “La Involución”), el Oculto es el 39 (“El Impedimento”) y el Negativo el 5 (“La Espera”,“El Acecho”), según lo vemos en la figura siguiente: EL MATERIAL DE LA RESPUESTA

EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS El nombre del hexagrama principal enmarca la pregunta de Garrick enderezándola hacia el tema de cómo progresar, cómo madurar. El nombre y la posición de los trigramas son harto elocuentes al respecto, pues abajo tenemos el signo tierra y arriba el fuego, la luz. En este tiempo las cosas del mundo se ven claramente, con el sol sobre la tierra situado en el cenit. Es la hora del día en que hay más claridad. Eso es lo que nuestro amigo necesita, pues todo lo tiene y sin embargo, parece ser incapaz de verlo.

Por su parte, el hexagrama Reverso y también el Inverso remiten al hexagrama 36, que está dedicado al regreso y a la involución. Este hexagrama muestra al sol debajo de la tierra, por lo que también se lo suele llamar “El oscurecimiento de la Luz”. Refleja, asimismo un estado anímico ensombrecido. En cuanto al hexagrama Oculto, el 39, habla de un Impedimento, y el Negativo, el 5, de “La Espera” y “El Acecho”.

Nada bueno, aparentemente, le espera a nuestro amigo si no cambia él mismo de actitud interior, salvo el Negativo, que le indica esperar. Todo estado marcha, naturalmente, en dirección de sus opuestos y eso es lo que refleja el tiempo del Progreso, desplegado.

Aún nos falta examinar el hexagrama Eventual, que por formarse merced a una sola línea significativa, ambos remiten a un único hexagrama, según puede verse en la figura anterior, en este caso, el 56 (“El Andriego”, “Peregrinar”). Este hexagrama sucede, en la serie de sesenta y cualtro, al 55, que es es “La Plenitud”. Luego de llegar a la culminación de la vida, toca hacer en cierto modo las maletas y prepararse para partir. De eso trata el hexagrama 56, teñido de desapego y sediento de lejanías.

Notemos que, salvo el hexagrama 5, que invita a esperar, todos los demás parecen augurar soluciones negativas a la situación planteada. ¿Por qué será así? Tal vez el examen de las líneas nos darán la pista de la salida a este atolladero en que se encuentra Garrick.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS

Hex. 35. 3 Esta línea nos muestra al sujeto “en pleno progreso y recibiendo la confianza de todos quienes lo rodean”, lo que fue interpretado que sus problemas no provienen de afuera, sino de dentro de sí mismo. Afuera, el mundo de relaciones, lo admira, o quizás lo envidia. Es su propia actitud la problemática, que plantea el tema partiendo del supuesto de que es imposible desear otras cosas que las que ya tiene.

Hex. 56. 3 Aquí vemos al sujeto “quedando sin techo por habérsele quemado

el albergue que ocupaba, y, además, perdiendo la confianza de sus sirvientes o ayudantes”.

Hex. 36. 3 “Muestra al sujeto cazando y cobrando una pieza de sumo valor, por pura casualidad”, con lo cual parece desmerecerse aún lo que pareciera ser motivo de elogio, como es el del buen cazador.

Hex. 5.3 Esta línea dice que “esperar el peligro en el fango, atrae calamidad sobre quien espera”, aludiendo a que su actitud interior es turbia o cenagosa.

CONCLUSIONES Luego de esta catarata de malos augurios, Garrick comprendió que en la medida en que él esté convencido de tenerlo todo, es natural que nada bueno le deparará el futuro y en ese presentimiento se basa su apatía y disconformidad. Presagia que lo que le espera es la decadencia porque no puede seguir evolucionando. Y, como en medio de un círculo vicioso, no puede seguir evolucionando porque cree tenerlo todo. Se coloca en la situación de alguien que ha llegado al pico más alto de una montaña. Todo paso que dé en adelante será en dirección del abismo. Urgentemente, pues, deberá mudar de actitud interior. Fijarse metas que constituyan para él un desafío. Y si cree que no existe nada deseable que carezca, entonces deberá comenzar a vaciarse en ciertos aspectos. Por ejemplo, cultivar sentimientos de filantropía o místicos que lo alejen de su exagerada situación de completud que hoy lo embarga. O tal vez hacer una revisión de su vida pasada en busca de cuentas pendientes que saldar, olvidadas o ignoradas. Y en otro grado de apelación, tal vez descubrir la necesidad de hacer algún sacrificio o rendir algún tributo en beneficio de todas aquellas personas que le rodean y carecen de los bienes que a él le sobran.

Este problema es bastante común en figuras destacadas como grandes empresarios, estrellas del deporte o del espectáculo que, de pronto, se han visto a sí mismas como poseyendo todo lo deseable. Su situación enfrenta dos caminos: el que conduce a una prematura decadencia, y el que lo lleva a imitar al vaso

colmado, vaciándose, para dar de beber a los demás.

CASO DE SANTIAGO Santiago es un estudiante universitario que se lamenta por no ser capaz de superar su falta de perseverancia, problema que le ha impedido terminar con éxito sus estudios, por lo que acude al oráculo en busca de una salida.

PREGUNTA Invitado a formular una pregunta concreta, luego de dudar un instante, prefiere exponer su inquietud en los siguientes términos:

- “Me preocupa mi falta de perseverancia en las tareas…”

Pese a que la regla es hacer consultas específicas, no siempre resulta fácil enunciarlas. Además, quien se acerca al oráculo debe hacerlo con la mayor espontaneidad posible para garantizar un resultado valioso. Por eso hay que hacer uso de una total libertad en ese momento. En ciertas oportunidades, bastará, para recibir una respuesta adecuada, que el consultante se mantenga simplemente en actitud de espera al manipular las monedas, sin necesidad de darle forma verbal a su expectativa.

A continuación, luego del ritual de las monedas, Santiago obtiene el hexagrama Nro. 33, con dos líneas especialmente significativas situadas en los puestos 2do. y 6to., conforme se ve más abajo:

EL MATERIAL DE LA RESPUESTA

EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS El hexagrama Principal, Nro 33, dedicado a La Retirada, es interpretado por el joven como la necesidad de tomar distancia de lo que le está pasando. Debe retirarse de la escena para verlo todo desde lejos, en perspectiva. Pero al comparar este hexagrama con su Reverso, el Nro. 34, descubre otro flanco del 33: Esa actitud de necesaria retirada frente al problema debe darle fuerzas suficientes para hacerle frente a la realidad, porque el hexagrama Reverso está dedicado al “Enfrentamiento”. El oráculo lo estaría incitando a tomar impulso.

A su vez, surge, de pronto, la posibilidad de que, acaso, su aparente falta de perseverancia esconda algo sumamente disvalioso y que no había tenido siquiera in mente: una falta de valentía y consecuentemente, su retirada, una cierta cobardía.

Comparado el hexagrama principal con su inverso, el 26, revela la necesidad de autodisciplinarse. Porque el hexagrama 26 expresa, precisamente, esa idea. Debiera aprovechar esa situación que actualmente lo embarga, caracterizada por la huida de sus responsabilidades, para autodisciplinarse, restringiéndose para acumular fuerzas antes de decidirse a enfrentarlas.

Por su parte, el hexagrama Oculto (Nro. 44) ilumina con una luz más directa la cuestión planteada, mostrándola como un choque

con la realidad, que de eso se trata en definitiva el problema que sufre Santiago. Su falta de sentido de realidad.

El hexagrama Negativo, Nro 19, dedicado al Acercamiento, apunta en dirección contraria del hexagrama Principal, mostrando ambas situaciones como polos de una misma energía y que a Santiago, precisamente, le corresponde dirigir. Son dos caminos que claramente tiene ante sí y será de su entera responsabilidad seguir uno u otro.

En cuanto al hexagrama Eventual, el Nro. 28, es interpretada como una cuota de esperanza. Habla de una viga que, de tanto peso que soporta, está a punto de quebrarse, imagen que da a entender al consultante, que su situación está a punto de cambiar, como así lo fue, efectivamente, al poco tiempo de efectuar la consulta. Retomó los estudios con nuevos bríos.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS

Hex. 33.2 Aquí se muestra al sujeto apegándose a su propósito con tanta tenacidad, que pareciera atado a él con una correa. Sin duda aquí se ilustra la necesidad de aferrarse alguien fuertemente a su propósito de superar el estado que lo inmoviliza y le impide progresar.

Hex. 33.6 “Exhibe a alguien retirándose noble y sencillamente” dice la línea Santiago lo interpreta como que, superado el obstáculo, será capaz de recuperar “La Retirda” como virtud. Es decir uno de los instrumentos que normalmente empleamos para lidiar con nuestros problemas. Se advierte en él ahora una mayor conciencia de su situación. Ya la huida de sus responsabilidades no será un concepto negativo, sino un recurso a su disposición que podrá usar según convenga. Una especie de “salida de emergencia” en el tiempo en que carece de fuerza o talento para enfrentarse a la adversidad, o una estrategia inteligente para acumular fuerzas.

Hex. 34.2 Dice que: “en este tiempo la buena fortuna significa persistir en el curso correcto”. O sea, que, según la situación que vive Santiago, la buena suerte lo acompañará en tanto sepa persistir en el curso correcto. Esto equivale a decir que la buena o mala ventura no son aconteceres imprevistos ni aleatorios, sino que él los hace emerger, al persistir, como dice la línea, en el curso correcto. Aquí de nuevo I-Ching insiste en que somos cohacedores de nuestra suerte y destino.

Hex. 34.6 Muestra a un carnero que, arremetiendo contra una cerca, enreda en ella sus cuernos de manera que no puede retroceder, ni avanzar. Si uno pudiera llegar a comprender las dificultades de la situación, habría buena suerte. Esta es una advertencia que el oráculo hace y es válida para todo

tipo de situaciones en las que se requiere del consultante un decidido paso adelante y éste se siente capaz de darlo: debe tener cuidado de manejar convenientemente su impulso, no sea cosa de extralimitarse y quedar enredado en la situación que quiere superar.

Hex. 26.2 He aquí un carruaje que no puede avanzar porque posee un eje roto. El hexagrama Inverso está dando vuelta la situación de Santiago como si fuese un bolsillo vacío. Ahora deberá hurgar en sus recuerdos en busca de ese eje roto que menciona el hexagrama. ¿Qué lo habrá inducido a adoptar ese estado de laxitud, de decaimiento capaz de traicionar sus deberes de estudiante? ¿Hay acaso en su historia personal algún elemento desencadenante? Ese será un trabajo que deberá hacer Santiago en su intimidad más reclusa.

Sólo después de un largo rato emergen de sus recuerdos, enlazadas a la imagen de ese carruaje malogrado, ciertas imágenes de niñez que podrían, en cierto grado, relacionarse con el problema. Recuerda el juicio que a sus mayores le valía el carácter díscolo de su hermano, en relación al apacible de él. Más de una vez su intención de agradar a sus padres, o de obtener favores de ellos iba acompañada de la exteriorización de cierta docilidad, a sabiendas de que ellos la receptarían con benevolencia. De tal manera, huir de las iniciativas pasó a ser para él una virtud. Pero sólo ahora lo nota claramente, a la luz imprevista de las imágenes.

Hex. 26.6 Aquí se presenta al sujeto de la misma cabalgando los cielos. Nuevamente el oráculo augura buena ventura al empeño de Santiago, en este caso, mediante una frase llena de poesía. Esta frase corona el hexagrama 26 y exalta los valores de la autodisciplina.

Hex. 44.2 La línea muestra aquí a alguien provisto de una alforja llena de peces dirigiéndose al sujeto de la primera línea con el objeto de intentar frenar su encuentro con los convidados.

A medida que se va profundizando el análisis, el trabajo oracular se va haciendo más y más subjetivo, porque la interioridad humana es un país brumoso y extraño, tan inmenso como el propio mundo exterior. Las imágenes que proporcionan las líneas son como anzuelos echados en esa agua oscura de la propia reminiscencia en busca de aquellas percepciones a las que nuestro aparato perceptual les ha negado su entrada a la conciencia para hacerlas pantallas de contrastes.

El trabajo que llevó a cabo Santiago sobre este material, fue asociarlo con acontecimientos de su historia personal que ponen al descubierto su actitud poco ética de su niñez al tratar de captarse el favor de sus padres acentuando su docilidad frente a la conducta díscola de su hermano.

De la consulta pueden, pues, emerger contenidos claros y nítidos, pero también otros que no lo sean. No obstante ello, siempre el consultante saldrá de la misma con una sensación de saciedad. Porque todo material que proviene del azar -y no sólo el provisto por el I-Ching- no es mera información, sino un alimento nutriente del ánimo.

Hex. 44.6 Esta línea muestra al sujeto exhausto, recibiendo al elemento extraño con violencia. No siempre se sale fácilmente de una situación, sea cual fuere. Cuando se supera cualquier obstáculo, por un lado, se ve con agrado la perspectiva de entrar en otro tiempo más favorable, pero por otro, también se sienten resquemores respecto a lo nuevo y desconocido. Probablemente nacerá una cierta resistencia a abandonar una posición que, aunque se quiere ciertamente superar, no dejaba de ser cómoda. Por ello, la línea fue interpretada como una advertencia sobre la posible emergencia de una resistencia a la nueva situación, cargada de nuevas responsabilidades.

Hex. 19.2 Aquí se muestra a un sujeto avanzando en compañía del sujeto de la línea primera. Todo será propicio, agrega el oráculo. Muchas veces apelamos a la ficción de desdoblarnos cuando razonamos o meditamos acerca de algún asunto dudoso. También es frecuente en los discursos dirigirse el disertante a la

audiencia encarnando la primera persona del plural. Diciendo “nosotros” en lugar de “yo”. De todos modos, siempre se trata de un recurso retórico que facilita la marcha, sin el lastre del propio yo. Vale decir, una forma de confiar en que la meta hacia la que nos dirigimos no depende ya de nuestro capricho sino que es una empresa echada a andar y que inexorablemente arribará al fin deseado.

Hex. 19.6 En el último estadio de todo trayecto, se impone un acercamiento magnánimo, generoso. Los cambios siempre, en cierta medida, resultan traumáticos, porque en la vida sufrimos de una inercia esencial. Nos acostumbramos fácilmente a las situaciones pasadas y ello suele ser un impedimento a la evolución de la conciencia. Esta línea parece destinada a facilitar ese cambio de actitud en Santiago. Debe aprender a recibir lo nuevo que le espera, con un espíritu abierto, como la mano que da y recibe a la vez.

Hex. 28.2 Esta línea contiene dos imágenes: la primera es la de un árbol seco, de cuya raíz brota un retoño. En la segunda, se trata de un marido viejo poseyendo a una esposa joven. El oráculo augura ventura. Estamos en un terreno absolutamente subjetivo al que las palabras no pueden penetrar fácilmente. El oráculo refleja, mediante imágenes plásticas cómo se va a sentir Santiago cuando asuma su nuevo estado de aplicación en el estudio, alejado de toda

indolencia.

Hex. 28.6 Aquí se menciona a alguien que, con extraordinario valor, se atreve a cruzar un gran río, hasta que el agua llega a cubrirle totalmente la cabeza. El oráculo augura desventura. El despliegue de hexagramas muestra los aspectos opuestos que todo acontecer posee, visto como si fuese un objeto físico, de modo que no debemos escandalizarnos si de su examen aparecen elementos fuera de contexto o que se resisten a toda coherencia. Lo mismo sentiríamos frente a un objeto cuando lo damos vuelta. ¿Hay algo más absurdo, por ejemplo, que una silla dada vuelta? Sin equilibrio ninguno, no sería más que un estorbo mientras no nos decidamos a volverla a su posición habitual. Aquí se nos habla de alguien que se excede en la ejecución de la misión en la que está empeñado y, demostrando un valor extremo, traspasa los límites de su objeto, con daño para sí mismo. Santiago lo interpreta como un llamado de atención. Acaso su éxito no le lleve a excederse en su propósito de liberarse de su letargo para convertirse en el mejor, cueste lo que cueste.

Hex. 44.2 Muestra a alguien provisto de una alforja llena de peces dirigiéndose al sujeto de la primera línea con el objeto de intentar frenar su encuentro con los convidados. Si la falta de perseverancia fuese un objeto físico y escrutáramos sus formas, tal vez descubriríamos que se trata de un proyectil en

movimiento sometido a la acción de un freno que obstaculiza su trayectoria. Invitado Santiago a describir lo que percibe interiormente cuando trata de relacionar las imágenes de esta línea con el estado anímico que trata de superar, dice que allí hay algo semejante a un soborno. Y aquí narra una anécdota de su infancia que no la transcribimos aquí porque el trabajo oracular no es Psicoanálisis, sino a lo sumo, facilita al consultante su propio autoanálisis. Además, no pretende la consulta oracular erigir principios ni reglas válidos para todo el mundo, sino sólo servir de guía para que cada quien emprenda una introspección fructífera que lo conecte con la energía sagrada del entusiasmo por la vida.

Hex. 31.6 Señala a alguien moviendo los maxilares y la lengua. Indudablemente, es alguien que habla, grita o canta. El hexagrama 31 está dedicado al influjo, que es la energía fundamental llamada “chi” por los chinos y “prana” por los hindúes. Es la fuerza vital que anima a todos los seres vivos y el oráculo sugiere, según el consultante, que le será útil a su empeño por superar su falta de perseverancia, apelar a la palabra. Hablar del tema implica objetivarlo y, de alguna manera, hacerse dueño de la situación. Porque si bien la indolencia y la diligencia son cualidades subjetivas, se dan en la interactividad humana.

CONCLUSIÓN

Para Santiago su consulta representó una experiencia vital

valiosa. Le produjo una movilización interior apreciable suficiente como para enderezar sus energías hacia sus estudios con renovado ímpetu y aplicación.

CASO JONATHAN / LA SOBERANÍA INTERIOR

Jonathan M. es un joven de veintitrés años de edad, y su caso es sumamente emblemático y hasta cierto punto, controversial, pues se trata de un enfermo. No vamos a repetir el nombre de la enfermedad que el muchacho dijo que le diagnosticaron. Le hago hace saber que el mejor modo de abordar el I-Ching no es partir de nombres ni de ideas, sino de la realidad que lo mueve a la consulta, es decir, de los síntomas que sufre concretamente aquí y ahora.

Jonathan me mira con cierta estupefacción, pues jamás antes se hubiera planteado la diferencia. Y luego de un silencio prolongado, se decide a preguntar al oráculo lo siguiente:

PREGUNTA - ¿Qué debo hacer para sanar?

Le hago saber que su primer deber es obedecer el tratamiento médico al que esté siendo sometido, siguiendo las prescripciones de sus facultativos, y que en ningún caso la respuesta que obtenga debe ser considerada como una indicación paramédica, semejante o contraria. Lo que debe saber es que frente a un problema cualquiera, siempre existen dos perspectivas que no sólo son dos puntos de vista diferentes, sino que son visiones provenientes de dos órdenes totalmente diversos entre sí, que son el cultural, exterior, donde prevalece la mirada y el juicio del ojo ubicuo de la sociedad y la ciencia, y el otro, absolutamente personal, situado en la geografía del inmenso e inexplorado país interior de cada uno. I-Ching lo ayudará a explorar esos espacios y tiempos interiores, pero en ningún caso interferirán ambos mundos entre sí.

Le puse a Jonathan un ejemplo para aclarar la diferencia: Si le preguntáramos al Primer Ministro británico de dónde surge el poder soberano en Inglaterra, respondería sin vacilar que del pueblo, mientras que si le hiciéramos la misma pregunta a la reina, respondería que de Dios. Ambos órdenes conviven armónicamente sin mellarse el uno al otro, como si fuesen los extremos de una balanza. En el orden individual, pasa lo propio: Cuando estamos enfermos, nuestro deber es ir al médico y

obedecer estrictamente sus prescripciones, pero no debemos permitir que interiormente deleguemos en él la soberanía que nos corresponde respecto a nuestra propia vida, ni la responsabilidad que ello entraña. Lo que se cosecha de la consulta, es saber que desde nuestro interior, podemos y debemos actuar también para solucionar cualquier problema, reivindicando esa función interior que no se comparte, porque hace a la dignidad del ser humano. Pero veamos qué le ha dicho al respecto el oráculo a Jonathan.

EL MATERIAL DE LA RESPUESTA Del procedimiento de la consulta, aparecen los siguientes hexagramas y líneas:

EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS El hexagrama Principal trata de una joven que por el deseo de llegar a ser esposa del señor, acepta ser su concubina. Remite esta figura a todas las circunstancias en que aceptamos sólo parte de lo que aspiramos en aras de alcanzar nuestros objetivos, revelando una conducta en cierto sentido poco escrupulosa. Pero es asimismo la prevalencia de lo sustancialmente legítimo en contaste con lo formalmente legal. Con tal de alcanzar la posición a la que aspira, la mujer de la imagen acepta un rango menor, haciendo predominar sus fines, por sobre los procedimientos formales.

Claramente interpreta Jonathan que para lograr un objeto tan vital como es el restablecimiento de su salud, debe apartarse de toda consideración y circunloquio que pueda desviarlo de ese objetivo, pues, como él mismo apunta, sin el cuerpo, nada podemos hacer. Ante todo, pues, estar bien requiere querer, desear con todas las fuerzas disponibles el estar saludable ejerciendo ese poder personalísimo que Dios nos ha dado, difícil de definir, pero que de pronto nos hace partícipes de las propias energías del universo.

Le recuerdo al respecto un poema que ilustra esa especial forma de deseo, que dice así:

“Quiere. Que se partan las piedras de tu patio. El techo de tu casa. El vaso en tu boca, Pero quiere. Quiere como los buitres buscan su bocado.

Quiere con el ímpetu callado de la savia Que demuele murallas. Róbate los colores de todos tus días. Y el resplandor escondido de todas tus noches.

Quiere con saña de vida Y con bendición de muerte.

Aprieta el infinito. Abrázalo. Aprisiónalo y llévatelo.

Llévatelo todo al otro mundo”. (1)

Del hexagrama también deduce Jonathan que es posible llegar a curarse por un camino no tradicional y diferente. El problema que se suscita, naturalmente, es llegar a saber cómo.

Este hexagrama posee su Reverso, es el 53, ilustrado por la imagen de las grullas en vuelo procesional. El vuelo de las grullas, al igual que el de otras varias especies de pájaros, siempre ha sido un misterio para los ornitólogos, pues revela un orden y una disciplina espontáneos, sin que exista, al parecer, un ave líder que dé las órdenes. Cada grulla vuela en sintonía con el resto de manera espontánea, dejándose guiar por el destino que aguarda al conjunto de aves, con plena confianza y dejando por decirlo así, que ese destino obre sobre todas ellas y sobre cada una en particular. Es una lección que proveniente del reino animal, el ser humano aún no ha comprendido. Existen resortes naturales más allá de nuestra capacidad de razonamiento que está en nosotros permitirles que actúen o no. Las grullas probablemente pueden entregarse a ese Todo que la protege porque no piensan. Porque carecen de ese privilegio que sólo gozan los humanos. Pero nada obsta que el enfermo aprenda a accionar la manivela que active o desactive este precioso recurso cuando las circunstancias lo requieran. Esta es la enseñanza que Jonathan saca del hexagrama Reverso. Debemos notar, a propósito, que el Hexagrama Negativo también es el Nro 53.

Por su parte, el Inverso, Nro. 17, habla del seguimiento. Un recurso natural que consiste en la capacidad de seguir a otros y a la vez, invirtiendo la energía, de atraer a otros para ser seguido por éstos. No para indicar qué hacer, específicamente, sino para tenerlo simplemente presente. Ese recurso está allí, a su disposición. Por un lado, debe seguir al médico en sus prescripciones, pero por otro lado, también debe tratar de sentir en su voluntad de cura, esa energía que no es suya, sino que,

como en el caso de las grullas, está más allá de su capacidad de percepción pero que lo guía hacia el encuentro con el equilibrio perdido, que eso es, en definitiva, toda enfermedad. Debe ponerse a prueba en su capacidad para sentir, una asignatura que no le han enseñado en la escuela, pero que puede perfectamente inventar por su cuenta, si lo desea verdaderamente. Lo importante es no condicionarse con ideas ni creencias provenientes del entorno social y cultural. No “creer” en absoluto en la existencia de una enfermedad que lo ataca, como si fuese un monstruo que se ha apoderado de su cuerpo. Porque lo único que existe para él, lo único real, son unos síntomas. Síntomas que no son otra cosa que lenguaje. El lenguaje que su organismo adopta para comunicarse con él y decirle que lo ayude a encontrar el equilibrio perdido.

La “realidad”, si bien existe objetivamente, cuando queremos hacerla objeto de predicación, es decir, definirla o decir algo acerca de ella, nos encontramos con que sólo “es” en la medida de nuestra capacidad para percibirla (“Esse est percipii”, decía Berkeley: “El ser es ser percibido”). Esto quiere decir que ella es fondo inefable de contrastes. Esto es: “fondo”. Y que sólo “figura”, es decir, sólo “es” de manera distinta para cada uno.

De aquí se deduce que la noción de la existencia de una realidad objetiva y válida para todos, es una ficción científica basada en la estadística. Necesaria sólo a los fines de la convivencia y la colaboración humanas. Existe para la media, pero cada perceptor encuentra la suya según su propia capacidad perceptual.

Esta es una verdad universal. Y es la que nos libera de vivir desde la mirada de los otros y nos da oportunidad de descubrirla por nosotros mismos y hasta cierto punto, de inventarla, asumiendo la condición de co-creadores del universo. La enorme cantidad de remisiones espontáneas lo prueba.

El hexagrama Oculto es el Nro. 63, dedicado a “La Consumación”. Sus trigramas muestran al fuego debajo del agua, con lo cual se da idea de la realización de las cosas, de los procesos cuando se llevan a cabo normalmente. La interpretación que hace el consultante aquí es halagüeña. Significa que puede llevar a cabo lo que se propone, en el sentido de colaborar activamente desde sí mismo en la tarea del médico respecto a su cura. La Medicina aportando la curación, y él mismo, desde su interior, sintonizándose con la energía sanadora del universo.

Por presentar el Hexagrama Principal sólo una línea especialmente significativa, la tercera, en esta consulta tenemos sólo un Hexagrama Eventual, que coincide con el Eventual Complementario. Se trata del Nro. 34, que habla de una actitud interior de Enfrentamiento. Jonathan lo asocia enseguida a su propia situación actual en que la Medicina enfrenta la enfermedad, mientras que desde su interior, los síntomas que siente le dicen que se trata de algo suyo que él, más que enfrentar, más bien debe interpretar, encarar, protagonizar o desviar, en su caso.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS

Hex. 54.3 “Presenta a una muchacha que, antes de contraer un matrimonio desventajoso, prefiere entrar como concubina”. La imagen refuerza el sentido del hexagrama Principal, sólo que aquí parece que el Oráculo invita a apreciar la situación desde un punto de vista estrictamente utilitario, como queriendo decir que en definitiva, lo único que importa no es teorizar, sino llegar a sentirse bien.

Hex. 53.3 Aquí se nos proporcionan tres imágenes: la primera es la de una grulla avanzando poco a poco hacia las secas planicies, la segunda es la de un marido que parte para una expedición bélica de la cual no retorna; y la tercera, es la de una mujer grávida, de la que se nos dice que no llegará a amamantar a su hijo.

Estas imágenes, en apariencia tan diferentes entre sí, evocan la estructura de la separación. Así, quien pierde el equilibrio, se aparta bruscamente del falso sostén en busca de uno nuevo que garantice su estabilidad. La interpretación que hace el consultante aquí cala hondo en la íntima sensación de separación y de miedo que lo acosa a la vera de su camino, y que debe evitar.

Hex. 17.3 Esta línea habla de alguien que sigue a un hombre de edad y deja ir a un niño, para luego decirnos que es mediante el

seguimiento como encuentra uno aquello que busca.

Seguir a un hombre de edad y no seguir a un niño es interpretado por Jonathan como que si busca sanar, debe concentrar su propósito en ese deseo con total responsabilidad de adulto y abandonar el candor del niño, que fácilmente se abandona al influjo de las opiniones de los demás. En una palabra: que no se deje llevar por los vaivenes de las influencias ajenas. Que mantenga el dominio total sobre su cuerpo y su mente en la seguridad de que finalmente logrará recobrar la salud.

Hex. 63. 3 En este puesto se habla de un ilustre prohombre, quien, en tiempos de expansión, en la antigua China, atacó y subyugó a sus vecinos.

Aquí se augura, tras el símil entre la anécdota histórica y la situación de Jonathan, una expansión de la conciencia. El hexagrama 63, consagrado a “La Consumación”, se aplica al cumplimiento de todo proceso, considerado de manera universal. En este caso, la apelación alcanza al proceso de sanación buscado. La práctica oracular, que invita permanentemente a asociar lo que muchas veces parece bizarro y sin sentido, constituye el secreto del crecimiento de conciencia al conquister espacios allende los límites del razonamiento verbal. Todo lo cual redunda en una conciencia capaz de superar la mera comprensión de la línea de aconteceres por medio de la asunción de la nueva libertad a que nos hemos referido anteriormente. Libertad de crear aquellos significados que funcionan como

conexiones energéticas antes que como vínculos semánticos.

Hex. 34. 3 Muestra simultáneamente a un hombre vulgar usando todo el poder de que dispone, y a un carnero, que arremete contra una cerca y enreda sus cuernos.

La sanación, a diferencia de la curación, nunca se produce como efecto directo de una causa. En las realidades que se dan de la piel para adentro, tanto las subjetivas como las objetivas, no se cumple la ley de causalidad, remedo de la mecánica clásica. En esas regiones, de manera similar a las realidades descriptas por la Física Cuántica, más bien es la actitud del observador el factor determinante. Jonathan interpretó aquí que en su accionar subjetivo no deberá arremeter contra la situación de desequilibrio que lo aqueja.

Todas estas imágenes dispersas, con sus recónditas resonancias interiores, sirvieron de gran ayuda a Jonathan en su intención de recobrar el equilibrio físico que lo preocupaba.

CONCLUSIÓN

Luego de varios años de trabajar con el Oráculo de los Cambios, el consultante nota que, en verdad, siempre ha preguntado las mismas cosas, y sus requisitorias han girado sobre un mismo asunto, que es el eje de su vida. Porque estando continuamente

bombardeados de información proveniente del entorno social y colectivo, nos es preciso recobrar el derecho a ocupar el lugar del fiel de la balanza. A eso llamamos soberanía interior, y la consulta, un medio idóneo para lograrlo: Vivir desde uno mismo y no desde el relato de alguien, para reintegrarnos, siquiera por breves intervalos, al Reino del Orden Natural.

EN RESUMEN:

Básicamente, nuestra propuesta consiste en hacer ver, a quien padece un problema, que esa dificultad que sufre no es verbal, sino algo semejante a una cosa física. Que posee diferentes facetas, que puede ser abordado desde cada una de ellas y le brinda tanta libertad y posibilidades como un objeto en sus manos. Es el primer fruto que brinda el Libro de los Cambios, y puede adquirirse mediante una aproximación simplemente “sapiencial” del mismo. Es decir, examinándolo como a cualquier otro libro, estudiando cada hexagrama y su correspondiente despliegue hacia otros Reverso, Inverso, Oculto y Negativo.

Suponiendo, a título de hipótesis, que tal o cual hexagrama de su elección se aplica a su problema, el despliegue del mismo lo acompañará en la aventura de imaginar que su propia dificultad posee asimismo sendos aspecto reverso, inverso, oculto y negativo. Se trata de un entrenamiento de la mente a pensar de otra manera, de un modo que hemos llamado “transfigural”, que rompe los límites que el nombre del problema le ha impuesto a la conciencia del mismo. Y que esa liberación de la verbalidad que usamos para pensar, hace posible “sentirlo” de otros modos,

pudiéndonos hacernos dueños de él.

Pero si preferimos acercarnos al I-Ching como “oráculo” y realizamos una consulta apelando al método del azar, recibiremos, además, un “mensaje” proveniente de esa zona desconocida que es la puerta trasera de la conciencia. En lenguaje guestáltico diríamos que proviene del “Fondo”, que trasciende toda figuración que pueda producir nuestra mente y que por ser difusa pantalla de contrastes, no admite predicación alguna.

Ese mensaje proporcionará al consultante un consejo, una guía o una inspiración que lo invitará a proyectar y asociar libremente, recogiendo los frutos del “efecto espejo” o “efecto caleidoscopio” que son los significados subjetivos que conectan con las energías vitales del universo.

De ese modo, con el abordaje sapiencial se opera en el sujeto un efecto liberador al desasirse su conciencia de los límites impuestos por el lenguaje verbal. Y mediante el oracular, se descubrirá a sí mismo capaz de producir significados que lo cohesionan interiormente, fortaleciendo su psiquis frente a los avatares de la vida. Y con ello, abandonando su actitud pasiva ante el futuro, asumiéndose como protagonista de su historia personal.

El trabajo oracular invita a formular toda suerte de especulaciones e hipótesis, algunas de las cuales apuntan a la edificación de una

Filosofía y una Psicología nuevas, que, abandonando definitivamente el esquema de las ciencias positivas, forjadas a imagen y semejanza de la física clásica, busque erigirse sobre nuevas bases cognoscitivas.

SEGUNDA PARTE

Nuestra Versión de I CHING, el Libro de los Cambios El estudioso de I CHING apreciará, revisando las ediciones corrientes que circulan de este oráculo, que no existen dos traducciones a lenguas europeas razonablemente semejantes. Consultando las versiones más autorizadas, reparará en que todas ellas presentan, en muchos casos, grandes y graves diferencias textuales, cuando no verdaderas contradicciones entre sí. Ello es debido, en parte, a los enormes problemas de interpretación que ofrece un texto tan arcaico, y además, a la

natural dificultad que significa traducir a lenguas con desinencias una escritura ideográfica como es la china. El ideograma es un dibujo simplificado y estilizado que representa directamente una idea, de modo que la escritura ideográfica está más próxima a la fluencia intelectual, que la verbal. Leer en chino viene a ser, así, semejante a pensar, lo cual obliga al traductor a emplear su propia redacción cuando se dispone a traducir lo que lee. La traducción literal es, pues, imposible. Otra circunstancia que llama la atención es que la consulta oracular, en todos los casos observados, se manifiesta como un verdadero "trabajo", que comparten y en el que participan, así, el consultante como el propio oráculo. Esta suerte de tarea "interpersonal" se lleva a cabo sobre el material proporcionado por el libro, independientemente de los comentarios y frases de sabiduría que ciertas ediciones acompañan. Por ello, en general, se tiene la impresión de que el oráculo parece demostrar su eficacia cualquiera sea la edición utilizada. De tal modo, puede decirse que el valor del texto en sí mismo, al margen de su capacidad para describir ideas e imágenes simples, es harto relativo. Al menos a los fines de un estudio de la consulta oracular como fuente de orientación e iluminación interior. No debemos olvidar, al respecto, que el primitivo Libro de los Cambios carecía de todo aditamento textual, consistiendo únicamente en un edificio de líneas enteras y partidas.

Las series de líneas ordenadas a las que llamamos "trigramas" y "hexagramas", durante la consulta, hacen prevalecer su ordenamiento desnudo por sobre los comentarios que, a través de los siglos, se le han ido adhiriendo. Desde este punto de vista, I CHING más parece una incitación a escribir un libro, que un libro

ya escrito. Más se asemeja a una pantalla de proyección de contenidos mentales concientes que a un repertorio de significaciones fijas. Más da la impresión de ser un conjunto de parámetros formales cuya única finalidad es la de imponer coherencia y hacer visibles los neblinosos precipitados de nuestra vida interior.

Fue así como el particular punto de vista que desplegamos sobre la consulta oracular, nos puso en la obligación de contar con una versión del texto que se apartara de la simbología dogmática tradicional y los comentarios sapienciales con los que se lo suele presentar, rescatando únicamente las imágenes e ideas. A nuestro entender, éstas revelan estar más inclinadas a señalar la situación particular de cada línea dentro de cada hexagrama que adheridas a sentidos y significados determinados y fijos. Partiendo de las traducciones existentes más autorizadas, en primer lugar la de Richard Wilhelm y la de James Legge, como también las de John Blofeld y Judica Cordiglia, hemos, de ese modo, compuesto un texto con pretensiones didácticas, en el cual se describen las imágenes básicas y primitivas lo más clara y sucintamente posible. En la versión que presentamos, pues, no deberá buscarse el trabajo del sinólogo ni del erudito, sino una interpretación libre de las traducciones ya mencionadas, compuestas sobre la base de la experiencia reunida durante varias décadas de trato frecuente con el oráculo.

Siguiendo esa línea de trabajo y teniendo en mira facilitar la cosecha de un beneficioso trabajo oracular, hemos extraído lo

que nos ha parecido esencial de cada línea. A continuación de cada una y en forma separada, el lector encontrará nuestros propios comentarios, los que tienen por objeto individualizar las estructuras universales contenidas en el texto, sólo a título ejemplificativo. En ellos hemos incluido varias citas bíblicas, no con la finalidad de trazar paralelismos doctrinarios, sino para resaltar la universalidad de ciertas estructuras que se encuentran en el material del I-CHING.

En cuanto a los nombres chinos mencionados en este libro, hemos adoptado los de la edición inglesa de la traducción de Richard Wilhelm.

La Serie de 64 Hexagramas 1. CH´IEN / LO CREATIVO, EL CIELO, BRINDARSE

El hexagrama número 1, que encabeza la serie de sesenta y cuatro, simboliza lo masculino, la fuerza de lo creativo, la magnanimidad y las cualidades sobresalientes de las cosas en su

sentido más amplio. Es lo espiritual, lo imaginativo, lo fuerte, lo luminoso, etc., y es también la imagen del cielo. Está compuesto de seis líneas enteras. En unión de su opuesto, K´UN, el hexagrama número 2, da origen a la realidad y a la conciencia. Por ello se considera grande, primitivo y entero. Es también lo celestial, los orígenes y la simiente que va a fecundar la tierra para dar nacimiento a todo lo creado. Está compuesto por dos trigramas del mismo nombre y podemos imaginarlo como representando el inicio de la fina trama del orden universal.

Este signo señala, pues, el comienzo de todo lo que existe. Dice Ortega y Gasset que todas las cosas, antes de ser tales, fueron alguna vez ideas. Parafraseándolo, podríamos decir que todas las cosas del mundo, antes de ser lo que son, lo fueron en el tiempo de CH´IEN. Algo semejante dice el apóstol Juan, refiriéndose a Dios: "En el principio, era el Verbo". Al margen del contenido religioso que pueda tener esa frase, está indicando la existencia de un estadio anterior a todo lo creado, que coincide con CH ´IEN.

Las seis líneas de este primer hexagrama se refieren a un animal mitológico, el dragón alado, que levanta vuelo y surca el firmamento. De la primera línea a la última, su acción es una secuencia completa de seis estadios.

LA 1ª LÍNEA: muestra al dragón oculto y en quietud.

El primer estadio de la fuerza de lo Creativo consiste en no actuar y ocultarse, a la espera del momento oportuno. Allí comienza, propiamente, toda actividad; es la espera alerta y segura. La línea señala que todo proceso, de cualquier índole que fuere, nace en un tiempo anterior a su manifestación.

LA 2ª LÍNEA: presenta ya al dragón en el campo. El segundo estadio de toda acción, es el dejarse ver, el aparecer en el escenario donde se deberá actuar. Sí se comenzara a actuar súbitamente, la acción no sería del todo eficaz, pues aunque sintiéndose los efectos de la misma, no se comprendería bien su significado, sería un actuar incompleto. Es esta figura similar a la del niño deslumbrado por el mundo, el que, a su vez, es seducido por la ingenuidad, pureza y fuerza que se manifiesta prístina y legítima, poseyendo todo el derecho y todo el futuro.

LA 3ª LÍNEA: muestra al dragón como a un hombre superior que sobrelleva una actividad continuada y conciente, pero sin avance ninguno. Más bien se trata de un recorrer repetidas veces un pequeño trecho del camino, volviendo una y otra vez al inicio tal como lo hacen los participantes de una carrera antes de la largada. Es una suerte de amago y repetición, como si el sujeto quisiese hacerse dueño, en pequeña escala, de la totalidad del trayecto que pretende recorrer. Así se revuelve la lava en el interior del volcán antes de ser despedida violentamente al exterior. Así se agita el feto en el claustro materno antes de nacer.

LA 4ª LÍNEA: dice que el dragón alado levanta vuelo, con suma cautela. Fuerza y contrafuerza se equilibran y surge la solidez de rumbo. En este estadio se vislumbra el itinerario a recorrer, aunque más bien se lo adivina; en cierta medida, se lo crea. Es el momento de la elección del rumbo y de apostarlo todo a él. Es el equilibrio del tallo y de la raíz en la germinación vegetal, la corriente y la contracorriente del río; es el otear el camino, que se anda y se desanda a la vez.

LA 5ª LÍNEA: muestra al animal fabuloso en pleno vuelo. Aquí la acción es desplegada al máximo de su potencia. Sobreviene el descubrimiento de que se trata de una fuerza en empatía con el medio en el cual le ha tocado desarrollarse, pues no encuentra a su paso más que afinidades y correspondencias. Es lo Creativo en su máximo esplendor. Analógicamente, es la plenitud de la potencia masculina y también la floración en el mundo vegetal; también el celo que se empeña sobre un destino entendido como misión. Es lo sagrado del deber que se apodera de toda la voluntad y la ejerce.

LA 6ª LÍNEA: expresa que el dragón volador excede sus propios límites y, por ello, habrá motivo para arrepentirse. Naturalmente, como toda energía librada a su propia inercia, luego de cierto tiempo, se desnaturaliza. Aparece así la ambición

desmedida, la soberbia, el desenfreno, e indefectiblemente, la soledad.

2. K´UN / LO RECEPTIVO, LA TIERRA, CONCEBIR

E1 hexagrama número 2, llamado K´UN, Lo Receptivo, la mujer, la tierra, viene a simbolizar todas las cualidades opuestas al primer hexagrama en razón de que no son perceptibles las unas sin el trasfondo de las otras, y viceversa. Así, lo receptivo no sería tal sin el trasfondo de su opuesto, lo creativo. Por ello, no se trata de una oposición combativa e irreconciliable, sino que se trata más bien de una complementariedad. Juntos, lo creativo y lo receptivo, van a realizar la realidad, y todo lo existente. Es así que todos los demás signos, que encierran, simbolizados, a todos los fenómenos del cosmos, van a ser en verdad diferentes tipos de combinaciones de trazos enteros, que son los del primer hexagrama, y de trazos partidos, que son los del segundo hexagrama, K´UN. K´UN es la mansa entrega de la tierra, que espera la fecundación proveniente del cielo, la lluvia, para concebir la vida. Es el estilo de la mujer, que aguarda la iniciativa de lo masculino con recato, fervor y honda sugestión. No importa si la mujer moderna se comporte o no de esta manera. Lo femenino es una estructura

universal y eterna, como el triángulo o el número. Su pasividad no significa en absoluto sumisión a lo masculino, sólo un estilo de actuación. Lo femenino sabe luchar y sabe vencer también, pero a su manera y dentro de su estilo. No vence por abatimiento, sino por asunción. No vence por oposición y violencia, sino abriendo sus brazos y absorbiendo al contrario. Es el modo de vencer que ponen de manifiesto todos los pueblos conquistados de la historia, los que, a la postre, terminan imponiendo su cultura a los pueblos conquistadores.

CH´IEN es el tiempo en el cual debemos tomar la delantera y actuar; K´UN, el tiempo en el cual debemos permanecer a la expectativa.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto caminando sobre escarcha. El oráculo agrega que a la escarcha le seguirá el hielo firme. El sujeto posee una poderosa intuición, una gran capacidad para avizorar lo futuro a través de menudas señales. Se trata asimismo de una exhortación a que hagamos como este caminante y aprendamos a ver los gérmenes de la futuridad, lo por venir, a través de pequeñas manifestaciones que en todos los casos emite aquello que ha de ser.

LA 2ª LÍNEA: se refiere a una cosa que es llana, cuadrada y grande. Algo aparentemente sin utilidad ninguna, pero que por el simple hecho de estar allí, a nuestra disposición, ya es benéfica, pues podríamos inventarle muchas funciones.

Se trata de la suma entrega, expresada en lenguaje metafórico. Un aspecto esencial del carácter receptivo, sin propósito ni intención aparentes, pero velando por la llegada de la chispa de ingenio de lo Creativo que le otorgue una función específica. Se trata de la tierra y también de la esencia de lo femenino en su aspecto principal de dar cuerpo y realización a la semilla de lo Creativo.

LA 3ª LÍNEA: nos habla de alguien que oculta sus valores, como si presintiese la existencia de un proceso de maduración aún no concluido. Es la esencia del recato femenino, que espera la irrupción de lo masculino no en forma indiscriminada, sino exhibiendo una especie de sabiduría innata que le señalará la oportunidad debida y la persona indicada.

LA 4ª LÍNEA: nos exhibe una bolsa atada. El oráculo agrega que no hay razón alguna para elogios ni reproches. Una cualidad de lo femenino radica en la índole de la entrega, la que siempre es total y sin condicionamientos. Así es también la entrega de la tierra, siempre completa, como la de una bolsa atada. El hombre no suele entregarse por entero. Entrega todo lo que realmente posee, que es su ingenio, su fuerza, su cuerpo, sus bienes, su libertad, etc. La mujer parece poder entregarse no sólo con lo que tiene, sino aún con lo que no tiene, es decir, en su abismal vacío y capacidad para poseer.

LA 5ª LÍNEA: nos habla de una ropa interior dignísima, a lo cual el oráculo agrega: "extraordinaria ventura". Con esta imagen se sugiere que lo esencial del carácter del signo que estamos considerando, esto es, lo más valioso, reside en la interioridad y no en la exterioridad. Así como la mujer alberga en su interior al varón, lo más importante de su carácter debe residir, naturalmente, en su interioridad.

LA 6ª LÍNEA: muestra una pelea de dragones en el campo, de la cual resulta derramamiento de sangre para los contendientes. Se sugiere con esta figura la posible desmesura del signo, que lo lleva a rivalizar con su opuesto, el hexagrama número 1, lo Creativo, contienda de la cual salen ambos perdidosos. Es notable la correspondencia manifiesta entre cada estadio de K ´UN, el hexagrama número 2 y su correlativo en Kh'ien, el hexagrama número 1. En el primer estadio, lo Creativo consiste en contenerse, en esperar pacientemente el momento de actuar, mientras que el primer estadio de lo Receptivo consiste en aguzar la intuición para advertir de antemano a aquella fuerza que será su complemento y que aún no se ha manifestado. En el segundo estadio, lo Creativo se yergue exhibiendo toda su fuerza y llamando sobre sí la atención del mundo mientras que lo Receptivo hace también su aparición, pero sin propósito ninguno aparente, con esa forzada indiferencia que advertimos en la mujer cuando es presa del deseo.

En el tercer estadio notamos ya una vinculación virtual entre ambos signos, es decir, una relación interior, no manifiesta. Se trata de la actuación de aquella sabiduría innata en la mujer que le impone una unción, un recato exterior, junto con la actuación de una correspondiente conciencia moral en el hombre, que lo lleva a no dejarse dominar por su propia fuerza, lo cual le haría perder el rumbo. Desde lo interior, ambos signos provocan un acercamiento del uno respecto del otro.

En el cuarto estadio, la unión ya se ha producido, y ambas partes actúan de consuno, manifestándose un perfeccionamiento como individuos, una entrega a ciegas fructífera, semejante al equilibrio que exhiben los vegetales entre los tropismos, de la raíz hacia la oscuridad, y del tallo, hacia la luz. En el quinto estadio, mientras lo Creativo despliega el máximo de su potencia, lo Receptivo hace gala de su máxima sencillez y generosidad. Finalmente, en el sexto y último momento, aparecen ambos signos, exangües, contendiendo inútilmente entre ellos, luego de consumada la obra en común.

3. CHUNG / LA DIFICULTAD INICIAL, TROPEZAR

El hexagrama número 3 está compuesto por los trigramas agua y peligro, arriba, y trueno, abajo. Se refiere al estadio germinal de la realidad. De todas las cosas y todos los aconteceres del universo. Siempre, antes de nacer, las cosas se encuentran en un estadio de oscuridad, caótico y confuso, similar a la atmósfera antes de la tormenta. Densas nubes y sonoros truenos señalan un tiempo de confusión y caos, pero también preceden a la tormenta, que se resuelve finalmente en una lluvia benéfica y liberadora.

Este hexagrama sigue inmediatamente a lo Creativo y a lo Receptivo como energías primarias, y simboliza el fruto de su unión. Para los occidentales, este estadio corresponde al comienzo del acto de la Creación. Dice el Génesis que "en el principio, la tierra era algo caótico y vacío, y tinieblas cubrían la superficie de la misma mientras el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". (1) LA 1ª LÍNEA: nos muestra a un sujeto empeñado en avanzar y, no obstante ello, tropezando con obstáculos aparentemente insalvables. Esta situación es resuelta acorazándose en sí mismo el sujeto, a fin de acumular fuerzas, no sin antes vacilar. Se marca aquí el preludio de la vida con una característica que permanecerá constante durante todas las etapas y tiempos que deberá recorrer todo individuo: la necesidad de encontrarse siempre con renovados desafíos, y la urgencia por hallar siempre nuevas fórmulas para resolver toda suerte de dificultades. En verdad, se invita a ver, detrás de cada obstáculo con que tropezamos, una oportunidad para acumular fuerzas.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra dos imágenes. La primera es la de alguien que, dirigiendo un carro con caballos, ve impedido su avance por una agresión sufrida, de resultas de la cual, caballo y carro se separan. El sujeto deberá volver transitoriamente al punto de partida. La segunda imagen se refiere a un bandido que corteja a una joven con fines matrimoniales, pero es rechazado. El oráculo dice que, no obstante este primer rechazo, pasado un tiempo, la unión se realizará, y la mujer tendrá hijos de ese hombre. Las imágenes, en ambos casos, se refieren a contingencias que son vivenciadas por el sujeto como agresión. Se trata de valorar, en toda dificultad y en toda agresión proveniente del exterior, lo que de nutriente poseen para la solidez personal. Las dificultades, en realidad, nos templan para la vida y ponen a prueba constantemente nuestra capacidad para evolucionar. Toda dificultad es, en verdad, un sostén al cual nos adherimos y sobre el cual nos apoyamos. Porque marca y señala uno de nuestros límites.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra a un hombre que pretende cazar en un bosque desconocido sin ayuda de un guía. El oráculo agrega que el hombre superior, en circunstancias análogas, abandonaría la caza. Aquí, la línea se refiere a ciertas dificultades que no provienen más que de nuestra propia imprudencia.

LA 4ª LÍNEA: nos habla de una dama que, viajando en una carroza, sufre un inconveniente que la obliga a pedir el auxilio de un caballero. Este hombre, a la sazón, la busca para hacerla su esposa. El oráculo agrega que el avance, de allí en más, será afortunado. Se trata aquí de una dificultad que, más allá de los contratiempos que acarrea, en verdad es portadora de buena fortuna, pues sirve de punto de encuentro feliz de dos que se aman. Muchas veces, en la vida, una dificultad ciertamente constituye un aviso del inconciente, sea para precavernos de un mal, sea para provocar el encuentro con algo venturoso, como en el caso de esta imagen.

LA 5ª LÍNEA: refiere las dificultades que encuentra alguien empeñado en distribuir bienes, por causa de la acción de circunstancias que deforman y distorsionan la dádiva. También el dar, algo que parece tan sencillo, puede encontrar tropiezos. El dar puede llegar a ser inoportuno, ínfimo o exagerado; el dar puede ofender, o comprometer en demasía a quien recibe como a quien da.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra una gran dificultad, consistente en que el caballo se separa del carro que conduce al sujeto, y también muestra cómo reacciona el mismo: llora lágrimas de sangre. ¿Cómo puede este estado, ser duradero?, se pregunta el oráculo. El lamento puede ser una reacción común frente a los problemas.

El oráculo dice que todo lamento es una situación no duradera, vale decir, transitoria. Es el tránsito hacia una actitud eficaz frente a la dificultad, o un pedido de ayuda. Así, pues, se suelen derramar lágrimas de dolor y de alegría, se suele llorar de impotencia y por emociones de toda índole. Pero el lamento, en verdad, nada tiene que ver con la dificultad misma; sólo se trata de un estado subjetivo.

NOTA (1) Génesis, 1-2.

4. MENG / LA NECEDAD JUVENIL, EL APRENDER

E1 hexagrama número 4 es "MENG", "La Necedad Juvenil" y también “El Aprendizaje”. Se refiere a las relaciones propias entre un maestro y su alumno, y está compuesto por los trigramas montaña, arriba, y agua, abajo, que simbolizan al educador y al educando, respectivamente. También se refiere al estado de natural torpeza de aquello que acaba de nacer, siendo la idea general que de ese estado, con la ayuda de un maestro, puede llegarse, paso a paso, a otro de iluminación y sabiduría. Al pie de la montaña corre un pequeño manantial, que la rodea. La montaña parece inabordable, y el manantial sólo podrá acercársele luego de haber rellenado paciente y humildemente todos los huecos del terreno por los que transita. La montaña parece imperturbable, y es entonces el manantial quien debe

acercársele. La montaña es todo maestro, y sobre todo, es el propio oráculo que enseña e ilumina. En el manantial nos vemos reflejados todos quienes lo abordamos. La actitud de la montaña refleja la actitud del verdadero maestro, que se sitúa al margen de todo descomedimiento.

En otras palabras: la verdadera enseñanza, como el verdadero alimento, sólo se dispensa luego de ser solicitada, pues es este requerimiento lo que revela la existencia de una real necesidad, como así también de una suficiente capacidad de asimilación.

LA 1ª LÍNEA: nos dice que para disipar la ignorancia, es bueno echar mano a los castigos, pero sólo con el fin de remover obstáculos. Toda punición que fuera más allá acarrearía arrepentimiento. La política disciplinaria del maestro para con su alumno, debe inspirarse en la actitud e influjo de la montaña respecto del pequeño manantial que serpentea en su base. Las irregularidades del terreno condicionan y disciplinan naturalmente el fluir del agua. Se trata de accidentes fijos, como fijas e inconmovibles deberán ser las normas de disciplina. Mas ninguna violenta la naturaleza móvil e impetuosa del manantial. Este mantiene en todos los casos su libertad e identidad. Ninguna punición es justificable, a menos que se la ejerza para remover obstáculos al crecimiento, parece ser la enseñanza de esta línea.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto ejerciendo una

extraordinaria tolerancia. El oráculo sugiere que esa tolerancia es semejante a la que sustenta el gobierno de una casa. Evidentemente se alude aquí a la benevolente paciencia que debe ejercer el maestro para con su torpe discípulo como la base misma de toda educación bien entendida. Debe inspirarse en la quietud y fortaleza de la montaña, y la infinita capacidad de tolerancia e imperturbabilidad que sugiere.

LA 3ª LÍNEA: establece que no debe desposarse a una muchacha que, en mérito a su amor por el esposo, pierde totalmente su individualidad y sus cualidades personales. La analogía entre la muchacha de la imagen y la calidad del alumno, es clara. Se señala que no por admirar al maestro, el alumno deberá perder sus criterios personales.

LA 4ª LÍNEA: establece que la necedad añadida a la ignorancia, aporta humillación. Esto sugiere que la ignorancia debe ser siempre conciente de sí misma y no apartarse de la humildad, si no quiere perder la dignidad. Cuando la ignorancia deja de ser conciente de sí misma, acarrea la humillación, transformándose en conducta petulante, irresponsable o soberbia.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra a un niño inexperto, y el texto agrega: buena suerte.

Quien busca educación y se acerca a un maestro, debe adoptar la humildad del niño en su conducta, y todo irá bien. La docilidad aportará al educando la mejor buena voluntad por parte de su maestro, así como la docilidad y fluidez del agua son las condiciones indispensables para encontrar los niveles más bajos, rellenarlos y acercarse así a la montaña.

LA 6ª LÍNEA: describe a alguien castigando a un ignorante. El oráculo agrega que no debe causársele perjuicios, porque el castigo sirve para prevenir perjuicios. Todo castigo debe consistir en una prevención de daños futuros, en una defensa contra futuros perjuicios más que en una supuesta reparación por actos cometidos. Aquí se completa el principio establecido en la primera línea.

5. HSÜ / LA ESPERA, EL ACECHO

E1 que busca sabiduría, seguramente es alimentado. Por eso, al signo "MENG" le sucede "HSÜ", que significa "La Espera" y también "La Espera de la Nutrición" y “El Acecho”. Está compuesto por los trigramas que significan: agua, arriba, y cielo,

abajo. En general, sugiere esta composición la idea de nubes sobre el cielo, dándose a entender que el alimento que proviene del cielo, esto es, la sabiduría, debe esperarse como se espera la lluvia. Las nubes dispensan la lluvia a su tiempo y a su hora. Este hexagrama está consagrado a la espera, pero a una espera activa: la espera de la nutrición, la espera de lo que se recibe gratuitamente desde el cielo, esa sabiduría que alimenta la conciencia moral, que nos hace crecer interiormente; esa sabiduría que ningún cúmulo de información podrá suplir. Se trata de aguardar el alimento que sólo el Cielo provee. A esa alimentación se refiere el Evangelio cuando pone en boca de Jesús aquello de: "considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan, mas os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, se vistió como uno de ellos". (1) La lección de este hexagrama es, pues, aprender a esperar el don de la sabiduría que alimenta, como espera el vegetal su lluvia, a su hora.

"¿Cuándo habré olvidado, en qué desvelo el rito más antiguo? Simplemente, reclinar mi cabeza bajo el cielo y esperar, como espera la simiente”. (2)

Hay una segunda lección que extraemos de este hexagrama y se refiere a la espera en general, la espera que no es un mero paréntesis entre el presente y el acontecer esperado, sino que es el ligamen con aquello que se espera, que puede ser también malo. Los chinos son maestros en el arte de esperar, y de allí que la idea de espera del Libro de las Mutaciones viene a ser

diametralmente opuesta a la occidental. En occidente, la espera suele ser fuente de desesperación, de inquietud y de ansiedad, porque, en realidad, se espera algo que se ignora si se producirá o no. En verdad, no se espera: más bien se ejerce la duda. Se "apuesta" al evento incierto. La espera de que trata I CHING, en cambio, es más bien una preparación para recibir lo que vendrá, porque de su propia actitud dependerá en gran medida que ello sea bueno o malo.

Las cuatro primeras líneas señalan aspectos diferentes de la espera como acechanza, de la oportunidad para actuar frente a un peligro inminente, que se ilustra como una lucha armada.

LA 1ª LÍNEA: se refiere a acechar el peligro desde un lugar seguro, como podría ser las afueras de una ciudad, una pradera, o una llanura. Es lo correcto, indica el oráculo. Frente a un peligro inminente será prudente, ante todo, procurarse un lugar seguro, alejado de aquél, para trazar planes meditados acerca de cómo hacerle frente.

LA 2ª LÍNEA: se refiere a la espera en la arena. Dice el oráculo que, no obstante correr peligro de ser difamado, el sujeto podrá lograr mantenerse firme. Este comentario se refiere a la necesidad de mantenerse firme interiormente frente al peligro, y a desoír opiniones livianas o efímeras, como las arenas que el viento lleva y trae.

LA 3ª LÍNEA: dice que esperar el peligro en el fango, atrae calamidad sobre quien espera. Aquí se alude a las dificultades cotidianas que, en caso de la espera de un peligro inminente, sólo sirven para que el enemigo acelere su ataque, o para que el peligro se acerque con mayor rapidez, porque la actitud del que espera es poco consistente, como el fango.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que, frente al ataque del enemigo, se decide rápidamente a actuar. Es el momento oportuno. Según se ha visto, pradera, arena y fango son tres tipos de paisaje que rodean a quien espera; en forma sucesiva, esto quiere decir, desde las condiciones más seguras (pradera), hasta las más inseguras (fango) pasando como estadio intermedio por la espera en la arena, donde intervienen los demás.

La espera constante e inmutable se hace poderosa frente al destino representado aquí por un peligro en ciernes, al cual se aguarda más allá del simple "concepto" de esperar; es decir, se espera con una actitud semejante al acecho, ligada estrechamente al evento futuro.

El 5º y 6 º puestos se refieren a la espera de la alimentación.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la misma, esperando junto a las viandas de un convite. Habrá

buena suerte, dice el oráculo. Se indica aquí que el alimento espiritual, la iluminación que proviene de lo alto, debe auspiciarse mediante una actitud de espera semejante a la de quien espera invitados para agasajarlos.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, cuando estemos sumidos en la gran desazón, aparecerán tres huéspedes no invitados, para nuestro auxilio. Hónralos, dice el oráculo. Finalmente, vendrá la ventura, agrega. Si sabemos esperar, de alguna manera o de otra se hará la luz, la ayuda vendrá y recibiremos el alimento debido.

NOTAS (1) Lucas, 12-27, Mateo 6-28/29. (2) Osvaldo Loisi, El Alma de las Cosas.

6. SUNG / EL CONFLICTO, LA LUCHA, LA CONTIENDA

Luego de la nutrición, surgen los pleitos, los conflictos. Por ello a HSÜ le sucede SUNG, que significa pleito, conflicto y lucha. Las grandes divergencias que separan a la gente no suelen surgir en la etapa de crecimiento (Hex. 3, CHUNG), ni en la etapa de educación (Hex. 4, MENG), sino sólo después que la gente logra estar relativamente satisfecha. Por ello solemos recordar, a lo largo de la vida, sin rencor verdadero, todo aquello que nos separaba de otros niños u otros compañeros en las etapas en que aún estábamos a la búsqueda, sea de la adultez, o de una posición en la vida. Es a partir de haber logrado lo que necesitábamos cuando surge en nosotros la posibilidad de embarcarnos en conflictos duraderos, en no amar. La imagen es la del cielo sobre el agua. El primero, orientado,

naturalmente, hacia arriba, y la segunda, de igual modo, hacia abajo. Esto da idea de que los verdaderos conflictos entre personas, esos que denotan situaciones absolutamente irreconciliables y contrarias entre sí, son identificables por la dirección a que apuntan.

Es posible aprender a detectar una futura situación conflictiva precisamente advirtiendo la dirección a que apunta desde sus inicios. Por ejemplo, yo no puedo juzgar de antemano una política determinada que se adopte respecto a una cuestión cualquiera, pero me basta observar sólo sus primeros pasos para saber si esa política está orientada en la dirección que yo creo correcta. La enseñanza que trasunta el hexagrama es la necesidad de evitar la culminación del pleito a toda costa. Aquí I CHING viene a proclamar, como verdadero Derecho, el Derecho de la conciliación, coincidiendo con lo que modernamente se llama: “resolución alternativa de conflictos”.

Ello es así porque todo verdadero conflicto es una arena donde los contendientes intentan aniquilarse recíprocamente, de suerte de concluir la contienda con un vencedor y un perdedor. Eso parecería contrariar profundas razones que hacen a la esencia de lo gregario. Señala Aldous Huxley que la lucha entre lobos jamás es a muerte. Cuando uno de los rivales pierde la contienda, ofrece su garganta al vencedor, y éste, inmediatamente, rehúsa seguir la lucha hasta el fin. Sólo en el hombre encontramos la lucha hasta la aniquilación total.

Es asimismo la filosofía del Evangelio de Cristo. En Mateo,

leemos: "Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa". En el mismo Evangelio, leemos también: "Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que están con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al Juez, y el Juez al Alguacil, y seas echado en la cárcel". (2) Este consejo de transar a toda costa todo pleito, aun teniendo razón, nos edifica, en verdad, interiormente, pues enseña a actuar del mismo modo con nosotros mismos, en los conflictos interiores que padezcamos. Si actuamos así en lo exterior, también lo haremos con nosotros mismos. Seremos tolerantes, y ante un conflicto interior, sabremos encontrar la transacción necesaria y justa, en dirección del único principio situado por encima de todos los demás principios, que es la vida.

En otro registro diferente aunque concordante, esto es la esencia del psicoanálisis, que aconseja, en todos los casos de conflictos interiores, entablar un diálogo con el inconciente. No debemos confundir la idea de este hexagrama, El "Conflicto", con la de "Oposición" que trata el hexagrama 38, "KUEI". En este caso, los opuestos conforman una totalidad dinámica, y, lejos de ser irreconciliables, expresan aspectos diversos de aquella. En el caso de SUNG, en cambio, ambos contendientes parecieran encarnar una oposición que va más allá de sus propios intereses. Para una fina sensibilidad, es fácil reconocer este tiempo en ciertas situaciones de la vida en la cual somos incitados a la querella por una pasión o energía que sentimos provenir desde fuera.

LA 1ª LÍNEA: nos habla de alguien que decide no continuar un pleito pendiente. El oráculo agrega que no obstante que al comienzo se habla mal de él por

dicha causa, con el tiempo, se advertirá lo sabio de aquella actitud. Cuando el pleito no constituye una relación de opuestos, sino una relación entre contendientes irreconciliables; es decir, cuando se busca no una justicia equitativa para ambos, sino sólo ganar a costas del rival sin dar nada en cambio, entonces, el pleito es inmoral y contraría leyes naturales. Tal es la enseñanza que extraemos. Si bien al principio una actitud como la que se exhibe aquí pareciera ser reprochable, con el tiempo se advertirá su sabiduría.

LA 2ª LÍNEA: Muestra a alguien en lucha, que se bate en retirada y se oculta por causa de encontrarse en inferioridad de condiciones respecto de su enemigo. El oráculo agrega que su conducta es correcta. La línea señala otro caso en el cual la retirada del pleito es aconsejable: esto es, cuando uno se encuentra en inferioridad de condiciones para luchar, en relación a su oponente. Jesús dice: "¿Qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil, al que viene contra él con veinte mil?" (3) LA 3ª LÍNEA: dice que si acaso estamos al servicio de un superior, deberemos abstenernos de buscar méritos propios. El hacerlo, sería una fuente de conflictos. En todos los tiempos y lugares y bajo todos los regímenes, es fuente de conflictos la búsqueda de una fórmula justa de atribución de méritos, en caso de trabajos realizados conjuntamente entre superiores e inferiores. El superior los querrá todos para sí, mientras que el inferior tenderá a atribuírselos como

propios, a la recíproca. En ambos casos, es extremadamente difícil la objetividad en la apreciación efectuada por ellos mismos.

Mientras que en el primer caso, el superior estará inclinado a ignorar la participación del inferior, en el segundo, éste tenderá a menoscabar la autoridad del superior. De todos modos, cuantos más méritos sean atribuibles objetivamente al inferior, tanto más menoscabada se verá la autoridad del superior.

En todos los casos, la atribución de méritos tiende, de suyo, a dislocar la relación superior-inferior. Por esa razón, grupos altamente jerarquizados como los cuerpos armados generan la idea de "heroísmo", como una forma de consagración de méritos a quien corresponda, sin correr el riesgo de comprometer la cadena de mandos.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que, metido en conflicto con un adversario más poderoso, deja de luchar, sublima la cuestión origen del pleito y el pleito mismo, y de ese modo, observándolo todo con filosofía, se aleja de toda humillación. Tendrá suerte, agrega el oráculo. Es otra actitud frente al conflicto, que marca, evidentemente, condiciones especiales de elevación moral respecto del sujeto.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto que, luego de haber intentado retirarse de la lucha sin que se lo permita su contrincante y poseyendo plenos derechos en el pleito,

se decide a luchar hasta el final, con mucha suerte, agrega el oráculo. En muchas oportunidades, nuestro oponente impide, sea una conciliación, sea una retirada. En este caso, deberemos luchar hasta el fin, con muchas probabilidades de lograr el triunfo.

LA 6ª LÍNEA: narra la historia de alguien que lucha por encargo al servicio de un rey. Dice que es una especie de campeón, y merecedor de muchas distinciones por sus múltiples luchas. Pero agrega el oráculo que, no obstante, el mismo no es digno de respeto. Nos habla aquí el oráculo de la figura universal del mercenario, de quien alquila sus servicios para luchar por cuenta y orden de otro. Por más meritorias que sean sus hazañas, la honra recibida jamás será cabal.

NOTAS (1) Mateo 5-40. (2) Mateo 5-25. (3) Lucas, 14-31/32.

7. SHIH / EL EJÉRCITO, LA DOMESTICACIÓN

Cuando hay disensión, pleito, la situación suscita, naturalmente, la aparición de un tercero mediador. En el caso de una pelea generalizada, ese tercero aparece, no ya como mediador, sino como poseyendo suficiente autoridad como para hacerse obedecer. Así nace "SHIH", el Ejército, hexagrama siguiente a SUNG, en torno a este personaje. (1) Pero, ¿de dónde procede la autoridad de este tercero mediador-pacificador? Habíamos dicho que en SUNG los contendientes no eran los verdaderos protagonistas del conflicto, que simplemente encarnaban a fuerzas en pugna, existentes más allá de ellos mismos. Ello era indudable, desde que el conflicto allí caracterizado excluía toda posibilidad de conciliación.

Ahora bien, si los que pelean son simples instrumentos de las fuerzas en pugna, el líder que tiene el poder de pacificarlos aparece como representando a ambas fuerzas extrapersonales. A eso se lo llama: "autoridad". Tiene autoridad quien debe hacerse obedecer por aquellos seres enajenados que actúan como "instrumentos" de fuerzas en conflicto más allá de ellos mismos. Y sabe hacerse obedecer porque "comprende" y, de hecho, por ello, puede "conciliar" dichas fuerzas.

El caso es semejante a la política menuda de todos los países del mundo: existen unos hombres que son "tomados" por ciertas ideas y actúan enajenados por ellas. Es decir: son instrumentos, incapaces de ponerlas en cuestión. Y hay otros hombres, los menos, que por una intuición natural comprenden la naturaleza íntima de aquellas ideas, sus secretos componentes; sobre todo, el componente sugestivo que poseen, y entonces se dice de ellos que poseen una autoridad natural que los hace "obedecibles" por la otra clase de hombres. Lo mismo pasa con los náufragos librados a merced del agua. Algunos serán objeto de las olas; otros, actuando en empatía con el líquido elemento, nadarán a voluntad.

El hexagrama se refiere a la disciplina y a la capacidad de disciplinar, y está compuesto por los trigramas que significan: tierra, arriba, y agua, abajo. La masa de agua es comprimida por la tierra y es así como se genera su capacidad para ser despedida, en un chorro violento, por quien le ofrezca un orificio de salida. La tierra es sinónimo de mansedumbre, y el agua, de

peligro. El Ejército es, así, un cuerpo en sí mismo peligroso, como el agua que sale con violencia, pero interiormente, es ejemplo de obediencia y mansedumbre, como la tierra.

Este signo también sugiere la disciplina y la capacidad para unificar cuerpo y mente en una unidad de respuesta, base de las artes marciales orientales.

LA 1ª LÍNEA: dice que el Ejército surge al modo de la ejecución de una decisión, y, como tal, existe un orden y unas normas previas dentro de los cuales debe darse. El Ejército es todo ejecución, por tanto, en el caso de una decisión cualquiera, es necesario saber de antemano qué es lo que se quiere lograr, y someterlo a una acción perfectamente controlada y reglamentada. El oráculo augura desgracia para el supuesto de que el Ejército (o la ejecución de una decisión) no se sometan en un todo a las reglas preestablecidas. En la historia de las naciones, cuando los ejércitos se han puesto a gobernar, o han intentado deliberar, han caído en los peores excesos.

LA 2ª LÍNEA: dice que se hace jefe militar quien despierta la mayor cantidad de adhesiones, y quien se sabe situar en medio de todas ellas. He aquí el único trazo yang en medio de cinco trazos yin. Significa la máxima exaltación de aquel primitivo mediador de conflictos.

LA 3ª LÍNEA: nos dice que la unidad de mando, en el Ejército, es esencial. También se dice que, aun en medio de la derrota, la autoridad del jefe queda incólume por ser el Ejército semejante a un cuerpo. Esta línea contiene una enseñanza de gran importancia: que no somos nuestros problemas ni somos nada de lo que nos pasa en la vida. Existimos en una instancia más allá de todo éxito y todo fracaso, al igual que el jefe militar no se siente interiormente vencido nunca, por más que le haya ido mal en la batalla.

LA 4ª LÍNEA: muestra al Ejército retirándose. No hay error alguno, agrega el oráculo. A tal punto el Ejército es un cuerpo supraindividual, que acciones que desde el punto de vista individual podrían ser moralmente cuestionables, no lo son ejecutadas a modo de cuerpo y en cumplimiento de órdenes. Este principio se sustenta para el caso de una retirada.

LA 5ª LÍNEA: nos describe a animales salvajes haciendo estragos en el sembradío. Será necesario que el hijo mayor guíe la punición. Se sugiere aquí que la punición violenta es legítima, desde luego, en el Ejército, mas la guerra no debe convertirse en un exterminio, y los excesos en ese sentido deben ser evitados.

LA 6ª LÍNEA: describe el estado de cosas inmediatamente posterior al triunfo de una guerra

ideal y paradigmática: el jefe del ejército vencedor funda Estados y, organizando la comunidad, evita cuidadosamente entregar cargos a gente vulgar. Es la primera vez que el oráculo se refiere al concepto de gente vulgar. En verdad, a lo largo del Libro de las Mutaciones, encontramos, al modo de coordenadas morales, dos constantes opuestas: el hombre superior y el hombre vulgar. El hombre superior es el destinatario del Libro, aquel que busca la sabiduría.

NOTA (1) El tránsito de la institución de Juez a la institución de jefe militar, es corroborado por la Biblia, al menos en el pueblo de Israel. En 1 Samuel-8 (especialmente versículos 14-11 a 20) leemos que, siendo Israel regido por Jueces, el pueblo exigió a Samuel, último juez, la erección de un rey "...que salga adelante de nosotros y haga nuestras guerras". Samuel se resistió infructuosamente a este temperamento.

8. PI / LA SOLIDARIDAD, GREGARISMO

E1 agua despedida con fuerza hacia lo alto cae sobre la tierra: agua sobre tierra es la imagen de La Solidaridad, PI, el 8º hexagrama. El agua sobre la tierra se agrupa con naturalidad, rellenando los huecos del suelo que se hallan diseminados. Forma meandros que van a verterse inexorablemente sobre las tierras bajas, nivelándolo todo. He aquí que aquel ejército, otrora disciplinado desde fuera y conquistador, se agrupa ahora según lo determinado por afinidades interiores, es decir, de adentro hacia afuera. Así, la estructura del hexagrama es la inversa respecto de la del anterior.

Al tiempo del Ejército le sucede la solidaridad, la camaradería, el mantenerse unidos por naturales inclinaciones electivas y no por coacción exterior, ni por necesidades de defensa o de conquista. Aparece el libre acuerdo entre la gente y surge, también espontáneamente, la institución del liderazgo civil como opuesta a la institución del caudillaje de las milicias. Se dan las relaciones entre superiores y subalternos por una acomodación semejante a la del agua sobre la tierra.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra a un pecho henchido de sinceridad como un recipiente colmado. Desde afuera llegará la buena ventura, agrega el oráculo. Esta imagen sugiere que la sinceridad es la base de la unión solidaria. Allí donde hay segundas intenciones no existen ni la unión, ni la solidaridad. También sugiere que la solidaridad es como un recipiente colmado, vale decir, un cuerpo sólido e íntegro en donde no existen huecos, y es también una capacidad para contener, y para contener hasta el borde.

Por fuera llegará la ventura, también dice el oráculo, con lo cual, se invita a imaginar que el recipiente será luego utilizado para ser vertido su contenido. Así, pues, puede decirse que de La Solidaridad, que es el contenido de ese cántaro, van a llenarse todos los moldes sociales.

LA 2ª LÍNEA: nos dice que la solidaridad, como sentimiento y como energía, proviene de lo interior de cada uno.

No se trata, pues, de cohesionarnos por medio de la acción de circunstancias o fuerzas exteriores; la verdadera unión entre las personas proviene del interior. Esta interioridad genésica garantiza que dicha unión está de acuerdo con el orden cósmico universal.

LA 3ª LÍNEA: nos presenta al sujeto pretendiendo unirse a personas que no son las debidas. ¿Cómo no resultará perjuicio de ello?, se pregunta el oráculo. En este tiempo, poco espacio le queda al pensamiento racional en relación a la tarea de elegir con quién unirse. Las elecciones deberán ser espontáneas. Si fuesen racionales, se transformarían en simples medios para lograr finalidades. Ello acarrearía desventura.

LA 4ª LÍNEA: nos habla de quien pretende unirse a alguien fuera de su alcance. Si existe firmeza y rectitud, dice el oráculo, será auspicioso, porque ello denota que quien así actúa está recibiendo instrucciones de su soberano. El libro sugiere, en este caso, que quien así se comporta, es decir, quien pretende unirse a alguien fuera de su alcance, siendo ese deseo, no un capricho o una figuración extravagante, sino algo genuino y espontáneo, revela con más claridad la existencia de un orden (virtual o místico) que une a todas las partes en relación de solidaridad.

LA 5ª LÍNEA: es la única línea yang en medio de cinco

líneas yin, y representa el eje de la solidaridad. Se dice que el rey, en sus cacerías, como ejemplo de nobleza, deja al animal perseguido un flanco libre de acecho para brindarle una oportunidad de huida. Este pasaje señala la voluntad del noble que, en primer lugar, quiere evitar que la caza se transforme en una vulgar carnicería, y además, da cuenta del respeto por el animal perseguido, al que le da —por así decirlo— la oportunidad de huir.

Idéntica hidalguía debe exhibir quien pretenda ser eje o centro de una unión solidaria, velando por las condiciones de libertad que debe reunir tal unión. Esta estructura aparece también en el Antiguo Testamento, en los mandatos que da Dios a su pueblo: "Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el terreno, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, para que te bendiga Jehová, tu Dios, en toda obra de tus manos". (1) Desde otro ángulo, podríamos decir que aquí se proclama que la realidad cósmica, es más que la conciencia y que la razón deliberativa. El Universo es mucho más amplio que cualquier concepción que nos hagamos de él. Es decir, que, en rigor, nada es imposible y siempre, aún en las situaciones más embarazosas, hay un margen para que se dé la salvación, lo impensado, el milagro. Siempre pasan en este mundo muchas más cosas de las que podemos tomar razón.

LA 6ª LÍNEA: nos habla de quien pretende unión y afecto con otros, sin haber dado él mismo el primer paso para tal fin. No lo conseguirá, agrega el oráculo. Pretender unión y afecto con otras personas sin dar uno mismo el

primer paso, implica una actitud tan estéril, como infantil. Esencial a la unión y a la solidaridad de que trata este hexagrama es que la misma sea espontánea y simultánea de todos los sujetos entre los cuales se dé.

NOTA (1) Deuteronomio, 24-19.

9. HSIAO-CH´U / LA INHIBICIÓN

El hexagrama número 9 es difícil de definir. Los traductores lo llaman de la más diversa manera (1). Nosotros preferimos el subtítulo de "La Inhibición". En general, podemos decir que se trata de Lo Creativo modificado por una sola línea yin. El hexagrama trata acerca de cómo una pequeña porción de debilidad puede actuar como una cuña refrenadora y modificadora dentro de la secuencia de lo Creativo. Está compuesto de una línea débil ocupando el cuarto puesto, en medio de todas líneas fuertes.

Arriba el trigrama corresponde a lo suave, el viento y la madera, y abajo, el cielo, lo creativo, lo masculino. Haciendo un paralelo analógico con lo social, digamos que este tiempo viene a suceder a los tiempos heroicos, los tiempos de gestación y consolidación

de las instituciones. En este tiempo advertimos entre los dirigentes, a los hijos de aquellos prohombres fundadores. Cierta debilidad se ha inmiscuido dentro de las estructuras de poder, y también cierto refinamiento en las costumbres. Aparecen las reglamentaciones, la burocracia, la exaltación de las formas, y también las bellas artes, y los procedimientos para todo. Nada aquí es directo, todo requiere una lenta maduración, una serie de antesalas. Es lo receptivo que refrena, amansa a lo creativo a cada paso, que lo obstaculiza. Pero lo creativo sabe, a su vez (o debe saber), sortear estas dificultades, asimilarlas, y cumplir con sus fines.

Trazando otro paralelo, digamos que este signo describe, psicológicamente, una manera de ser lenta y sensible, que encuentra muchas dificultades en todo lo que se propone y que, para concretar sus objetivos, debe aceptar la estrategia de ir acumulando pequeños logros, en forma perseverante.

LA 1ª LÍNEA: nos presenta a alguien que, habiendo iniciado una marcha, vuelve al punto de partida y comienza de nuevo. No hay error ninguno, dice el oráculo. Aquí se pone el acento en la toma de conciencia de que todo lo que arremete hacia adelante —esencia de Lo Creativo— conlleva en sí mismo una fuerza contraria que le sugiere el retorno al lugar de origen. Es una manera de explicar metafóricamente el fenómeno físico de la acción y la reacción. Toda fuerza impulsada en un sentido, genera otra en sentido contrario. Tomar conciencia de que toda acción encierra una contrafuerza idéntica, es importante.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien en la misma situación que la descripta en la línea anterior, es decir, a alguien que, habiendo iniciado una marcha, vuelve al punto de partida para recomenzarla; pero, en este caso, el retorno no es voluntario, sino que la persona es literalmente arrastrada al punto de partida. El oráculo dice: ventura. Aquí se sugiere que cuando las cosas no nos salen del todo bien y nos vemos por ello obligados a deshacerlas y comenzar de nuevo, no estamos en presencia de una contingencia azarosa. Ello tiene una significación relevante: no hemos cobrado suficiente conciencia de la existencia de esa contrafuerza y de la necesidad de manejarla, de la misma manera como manejamos nuestra fuerza. Es la misma contrafuerza que obliga a los niños a aflojar la cuerda que sostienen, para mantener el equilibrio de la cometa que remontan.

LA 3ª LÍNEA: contiene dos imágenes: la de un carruaje que no puede avanzar por habérsele desprendido el correaje de los caballos y la de dos esposos que se miran recíprocamente con disgusto. El avance en estas condiciones se hace imposible. El elemento débil ejerce su influencia produciendo desarmonía y detenimiento. Todo estaba previsto para que el avance —propiedad de Lo Creativo— se consumara; el carro estaba dispuesto y hombre y mujer se han unido en matrimonio, pero el correaje se corta, los esposos se disgustan y la acción fracasa, porque el dominio de este tiempo corresponde a lo frágil receptivo.

LA 4ª LÍNEA: nos señala el centro del hexagrama: la única línea débil en medio de cinco líneas fuertes, y dice que la posibilidad de sobrevivencia y autoridad, residen en su extrema veracidad. Esta línea recuerda la actuación de Séneca frente a Nerón. Cómo el débil sabio se las arreglaba para sobrevivir junto al demente y sanguinario emperador. Indica este estadio del hexagrama cómo debe ser la actuación en este tiempo: llena de paciencia, plena de veracidad y provista de una gran perseverancia. No es época de grandes logros, es época de pequeños logros. Para hacer grandes cosas, el único camino es la acumulación. Esta estructura universal se aplica, como todas ellas, en todos los órdenes. Por ejemplo, si se trata de la aparición de este tiempo en cuestiones relativas al trabajo intelectual, diríamos que es aconsejable trabajar con fichas. En cuestiones económicas, que es necesario cuidar los detalles, recortar los costos, evitar los dispendios inútiles, o penetrar mercados lentamente, etc.

LA 5ª LÍNEA: señala a alguien poseído de gran sinceridad, que atrae por ello a otros que vienen a unírsele. Hasta ahora, la presencia de lo receptivo ha sido un elemento extraño dentro de lo creativo. En esta línea, en cambio, ambos elementos establecen una alianza. Se trata de una alianza muy particular. Lo fuerte y lo débil se unen y de su unión parte una vibración particularmente favorable a quienes los rodean. Se trata de la necesidad de compartir.

Dondequiera que veamos esa rara luz que se da muy pocas veces, como una necesidad de compartir lo que se tiene, podemos estar seguros de que estamos en presencia de esta estructura universal caracterizada por una particular fórmula de unión entre lo creativo, fuerte, y lo receptivo, débil, no en relación de polaridad, sino de alianza. Percibimos esta estructura en ciertas amistades firmes entre hombre y mujer, que nada tienen que ver con la pareja. También en la camaradería entre superiores e inferiores nacida en momentos difíciles. Se trata, en todos los casos, de una unión no cerrada, sino radiante, una especie de felicidad que busca expandirse y compartirse con otros, porque es de su esencia que brille para todos.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, al final, cae la lluvia, tan demorada y tan esperada. Pero debe ser limitada para ser benéfica. En otra secuencia, se dice que fugaz será el plenilunio. Ambas imágenes sugieren, en verdad, la misma estructura. El hexagrama significa lo creativo influido por lo receptivo, es decir, lo fuerte influido por lo débil, y a través de todas las líneas notamos que la fuerza de lo débil refrena la fuerza de lo fuerte. En la última línea se realiza la finalidad de lo creativo, pero se realiza "a la manera" de lo débil. Así es que la primera imagen dice que finalmente llueve, pero la lluvia, para ser benéfica, tiene que ser limitada, es decir, débil, y la segunda imagen dice que la luna llena compite con el sol, pero menguará enseguida, su plenitud será fugaz.

NOTA (1) Wilhelm lo denomina "La Fuerza Domesticadora de lo Pequeño", Blofeld: "Lo Nutritivo de lo Menor", Gall: "El Poder del Débil", J. Cordiglia: "Animalito Doméstico", etc.

10. LÜ / EL PORTE, ANDAR LIBREMENTE

Estabilizados los hombres por medio de una fórmula de convivencia entre ellos, surge el problema moral. Al signo 9, le sigue "LÜ", El Porte, La Pisada, como número 10, compuesto por los trigramas Cielo, arriba, y Lago, abajo. Se entiende aquí como problema moral la búsqueda de una fórmula que relacione al hombre con El Todo, con la Divinidad, con Lo Absoluto, con lo Trascendente o con la Naturaleza si se prefiere. Estabilizadas las relaciones con los otros hombres, el sujeto siente que camina por el mundo como si éste fuese una especie de volcán activo. En otras palabras: el hombre siente o presiente debajo de sus pies el latir de fuerzas trascendentes más allá de él mismo, y con las que tendrá que tratar, de alguna manera.

El Porte trata, precisamente, de la forma correcta de conducirse el ser particular frente a las fuerzas esenciales e invisibles que modelan la vida, usando el libro, para tal tratamiento, la imagen del caminar y del pisar como metáforas plásticas apropiadas. Desde luego que, como todos los demás hexagramas, LÜ se proyecta hacia otras situaciones más universales, pero, en todos los casos, se trata aquí de encontrar la manera justa y apropiada del comportamiento individual.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra a alguien caminando tranquila y sencillamente por su camino habitual. No habrá error, dice el oráculo. El camino habitualmente andado siempre parece más corto. Se trata aquí de un andar sencillo por la vida, sin problemas de índole extraordinaria. La gente sencilla suele resumir todos los aconteceres del universo en una simple filosofía de vida, y esto no revela ignorancia, sino serena adaptación al medio cósmico, y una paz de la que carecen generalmente los intelectuales.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien callado y solitario, que prefiere apartarse del mundo y elige un camino fácil. Tendrá buena suerte, afirma el oráculo. En todos los tiempos ha habido seres que, apartándose del mundanal ruido, prefirieron una vida solitaria, recogida, y han elegido un camino sencillo y sin complicaciones. Fueron llamados ermitaños, místicos, sabios o santos. Los encontramos en todos los tiempos, en todas las latitudes y en todas las civilizaciones. Indudablemente, encarnan una de las respuestas del ser humano frente al deslumbramiento del fenómeno de la vida.

LA 3ª LÍNEA: nos proporciona varias imágenes: En primer lugar, presenta a un tuerto que piensa que ve bien. En segundo lugar, a un cojo que cree que anda bien. En tercer lugar, a alguien que pisa la cola de un tigre y es mordido por éste. Y en cuarto lugar, vemos a un simple matón representando el papel de gobernante. Todo ésto indica mala suerte, dice el oráculo. Esta línea representa el centro del hexagrama, pues se trata de la única línea partida en medio de todos trazos llenos. Como toda irregularidad en medio de la regularidad, ella pasa a definir y a ser expresión del todo; en este caso, del hexagrama. Ella es inflexión y por lo tanto, muy significativa.

Evidentemente, todas las imágenes que presenta son ejemplos de sujetos que desconocen sus propias limitaciones. Con respecto al tuerto y al cojo, ellos desconocen sus impedimentos físicos. El que pisa la cola del tigre, por su parte, desconoce el efecto que el peso de su cuerpo puede ejercer en el tigre, demuestra torpeza, o cree que tiene una habilidad que no tiene. La última imagen, la del matón metido a gobernante, trata del desconocimiento de las habilidades propias del cargo que pretende ejercer, y del desconocimiento de sus carencias para el mismo.

Todas las imágenes tienen relación directa o indirecta con el paso y el andar. En las tres primeras, esa relación es directa, pues se

trata de la imposibilidad de ver, de caminar y de pisar debidamente algo. En la última imagen, la del matón que pretende ejercer funciones de gobierno, la relación también existe, aunque indirectamente. En muchos idiomas se relaciona el mando con el andar. A menudo se dice que el que manda "pisa fuerte". Por otra parte, una aguda observación hará advertir un claro paralelismo entre el carácter de una persona y su modo de pisar mientras camina. El andar refleja en todos los casos mayor o menor seguridad y dominio de sí, dos cualidades esenciales al protagonismo social.

El oráculo propone aquí el paso, la pisada, como símil de toda acción. Ellos serían una imagen metafórica de toda acción. Así, se dice que quien pisa mal, es como si pisara la cola de un tigre, es decir, atrae el mal sobre sí. Lo mismo le acontece a quien se embarca en empresas sin conocer sus reales posibilidades para encararlas. El oráculo encuentra a esta actitud similar a la de quien pisa mal porque desconoce que ve mal o desconoce que camina mal, o ignora el peso de su cuerpo. Da, en consecuencia, un traspié y atrae sobre sí un destino adverso.

Para el Libro de los Cambios, pues, el paso y la pisada constituyen el modelo de toda actividad. No debemos caminar a tontas y a locas. Debemos saber adónde dirigirnos. La acción, así como el paso, deben tener una dirección aún antes del movimiento que los ejecutan. Además, tanto la una como el otro deben ser dados en plenitud, no como el tuerto o el cojo, que sólo ejercen a medias sus posibilidades. Acción y paso deben constituir una entrega total al objetivo que se pretende alcanzar, una entrega, además, cadenciosa, con estilo, con porte,

oscilando entre uno y otro polo de nuestro quehacer, con naturalidad, al modo que oscila el cuerpo, repartiendo el peso, alternativamente, entre uno y otro pie.

LA 4ª LÍNEA: nos presenta a alguien que, lleno de precaución, pisa la cola del tigre sin ser mordido. He aquí otro modo de pisar. Esta estructura de comportamiento se manifiesta en la fiera que, arrobada por la ternura, deja que su cría se ensañe con su cuerpo sin reaccionar. También la hallamos en la habilidad humana para acercarse a lo peligroso y dominarlo, en todos los campos que se abren a su inquietud.

La esencia de lo moral, para I CHING, no constituye un conjunto de normas de conducta, ni un repertorio de prohibiciones. En todos los casos, se trata de encontrar una fórmula de relacionamiento con la realidad.

LA 5ª LÍNEA: nos exhibe la conducta de quien, aún caminando con porte decidido, jamás abandona la conciencia del peligro y se mantiene alerta. Esta línea agrega un requisito más a los ya apuntados para avanzar correctamente: la conciencia del peligro que en cada hito del camino el sujeto debe poseer. Así, al actuar, no debemos encerrarnos, ni en nosotros mismos, ni en precepto alguno. Aún estando en la senda de lo correcto y usando de nuestros sentidos y derechos, el peligro acecha siempre, y debemos estar alerta, prestos a la autocrítica y al replanteo de la conducta.

LA 6ª LÍNEA: nos exhorta a contemplar nuestras pisadas, el camino andado, y a captar "la profecía" que contienen. Esta línea exhorta a contemplar el camino andado y a aprender a "leer" las propias huellas. Ello nos dará el conocimiento de aquello que tenemos por delante, el camino que queda por andar. De esa contemplación puede surgir una prevención o un contentamiento: las señales que nos alertarán o darán satisfacción. Porte, pisada y camino vienen a ser, así, una bella y única imagen que el oráculo propone examinar como modelo de la propia vida. Contempla tu porte, tu pisada y tu camino. Contempla tus huellas, dice; contempla tu andar.

11. T´AI / LA PAZ, INTERCONECTARSE, EL INTERCAMBIO

Como fruto del descubrimiento de la moralidad surge, naturalmente, la Paz. Por ello, al signo LÜ, le sigue "T´AI", La Paz, dedicado a la Interconexión y el Intercambio. La arquitectura de este signo es: tierra, lo femenino, arriba, y

cielo, lo masculino, abajo, los dos trigramas elementales que dan origen a todo lo creado, pero en las posiciones opuestas a aquellas que les corresponderían, vale decir, que el cielo, cuya situación debiera ser alta, está en la base del hexagrama, y la tierra, a la que correspondería el lugar bajo, está en lo alto. Esto quiere decir que cielo y tierra intercambian generosamente sus dones. Es así que paz no es sólo ausencia de beligerancia, sino conexión e intercambio, y tampoco es sinónimo de estática dicha, sino de dinámica armonía.

La paz está por encima de la felicidad y la desgracia, porque todo es pasajero y todo vuelve, cíclicamente. Lo luminoso y lo siniestro son como los elementos básicos que articulan una lengua cualquiera, o los sones de una melodía. No debemos encandilarnos con la buena fortuna, ni con la suerte adversa. Debemos tratar de igual modo a esos dos impostores, como decía Kipling. (1) LA 1ª LÍNEA: nos presenta la idea de que cuando se arranca una planta del suelo, siempre salen también otros vegetales adheridos a ella. Una situación donde reina la paz, en el sentido del Libro de las Mutaciones, equivale a un estado donde todo está relacionado con todo y ningún interés puede decirse que sea exclusividad de nadie. Aún las cosas más inesperadas están unidas a otras en forma invisible, como ciertos vegetales que, aparentemente separados a nivel de sus tallos, están unidos entre sí en lo profundo de sus respectivas raíces, de suerte que, arrancando unos, saldrán adheridos también los otros.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien que es capaz de

convivir con los incultos y también de arriesgarse a cruzar un gran río confiando en sus solas fuerzas; capaz de resistir la influencia de los amigos y, a la vez, no descuidar lo lejano. De esta forma —dice el oráculo— él actuará conforme al "camino del medio". Detrás de la tolerancia, así como detrás de la fe, existe la honda convicción —conciente o no— de que cada uno de nosotros, como cada partícula del cosmos, está relacionado e interrelacionado con otros elementos, dentro de un Todo. Lo mismo puede decirse de la virtud de no dejarse influir por los amigos. De tener presente lo remoto para adoptar el sabio camino del medio, que significa encontrar el criterio como sujetos y a la vez como partes de aquel Todo moral, dentro del cual todas las acciones cobran sentido y significado.

LA 3ª LÍNEA: nos dice que no existe ninguna partida a la que no siga un regreso y ningún llano al cual no siga un declive, agregándose que no hay ocasión para la tristeza cuando se conoce este modo de operar, propio de la realidad. El estado de paz al que se refiere este hexagrama permite observar toda la realidad circundante, en perspectiva; la forma en que conviven lo creativo y lo receptivo intercambiando sus dones armónicamente. Permite, además, inferir que, por un lado, no existe paz ni equilibrio que sean duraderos, y, por otro lado, que esos elementos no son concebibles el uno sin el otro, de manera que no existe verdadera ocasión para la tristeza para quien accede a este conocimiento.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra un estado de febril ajetreo entre hombres encumbrados y seres del llano, los cuales se juntan para intercambiar mutuamente sus dones. En un estado de paz, reina el intercambio, de manera tal que todos parecen hallarse fuera de sus lugares propios, como el caso de los trigramas componentes del signo. Un estado de beligerancia, en cambio, se caracteriza por un atrincheramiento de cada cual dentro de su propia posición.

LA 5ª LÍNEA: nos cuenta la historia de un rey que entrega su hija en matrimonio a un plebeyo, venciendo su propia creencia acerca de la inconveniencia de ese matrimonio, solución que aporta felicidad y ventura. Se trata de la aparición, esta vez, en la esfera de los sentimientos, de ese elemento universal que viene a consagrar el hexagrama, simbolizado por la condescendencia, unión e intercambio entre los trigramas opuestos, origen de todos los signos del Libro.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra una imagen: la muralla se derrumba y vuelve al foso de donde salió. Y una admonición: "No propongas un combate ahora, limítate a mantener el orden de la ciudad, ahora abierta. Desventura". Esta línea ilustra hasta qué punto este tiempo es de excepción, como excepcional es que se coloque el cielo abajo y la tierra arriba. La muralla se desploma y vuelve al foso de donde fue excavada. En verdad ése es el destino de todo lo edificado, y la

Paz, como la vida misma sobre la tierra, es fruto de una edificación. Esto recuerda las palabras de Dios a Adán: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás". (2) Con respecto a la admonición contenida en la segunda parte de la línea, enseña que, contra la creencia general, el final de la paz no significa caer automáticamente en un estado de beligerancia, en otras palabras, lo contrario de la paz no es la guerra, sino más bien un estado de desarticulación, de estancamiento. De allí el consejo de no combatir en esas condiciones y limitarse a mantener el orden dentro de la ciudad, ahora inerme, sin murallas.

NOTAS (1) "And treat those two impostors just the same"... "If', de Rudyard Kipling. (2) Génesis, 3-19.

12. PI / EL ESTANCAMIENTO, ATRINCHERARSE

Descalabrado el estado de armonía dinámica que implicaba la Paz, aparece el tiempo del Estancamiento, el hexagrama número 12, llamado “PI". Está integrado por los mismos trigramas que componían el signo anterior, esto es, Cielo y Tierra, pero ahora, invertidos, de manera que cada uno vuelve a su lugar de origen; es decir, la tierra vuelve a su lugar bajo y el cielo a su lugar alto. Cielo y tierra dejan de unirse, permaneciendo cada uno en su lugar propio, y, similarmente, con los seres integrantes de la comunidad acontece otro tanto. Aparecen las corporaciones y los grupos de intereses específicos. Las cosas que hacen al orden colectivo dejan de verse en perspectiva general y cada uno pasa a considerarlas exclusivamente desde el punto de vista de su interés personal, o del grupo a que pertenece. Aparecen en la escena política los hombres menores.

También en el aspecto humano individual suele surgir la estructura universal consagrada por este hexagrama: se trata de estados de la personalidad en los que la mente y el cuerpo parecen no actuar de consuno. Son denominados vagamente "estados de crisis"; que suceden por lo general a épocas de gran estabilidad física y emocional. Es propia esta estructura de la adolescencia, de la menopausia; de las épocas de transición de la niñez a la adultez, de la juventud a la madurez, o de ésta a la vejez. También, en la esfera de lo cotidiano, luego de períodos de gran rendimiento psicofísico.

LA 1ª LÍNEA: dice que cuando se arranca un junco, sale también su raíz. Los estados de descomposición del orden son, por lo general, rápidos. Todo orden implica una cantidad determinada de estructuraciones menores, las cuales engloban, a su vez, a otras más elementales. Basta sacudir el edificio por sus pilares para que se desmorone rápidamente.

LA 2ª LÍNEA: dice que cuando el ascenso de los vulgares, éstos necesitan del hombre superior, mas el tiempo del estancamiento aconseja a éste no actuar. Su ocultamiento le será, en verdad, para edificación interior. Esta línea sugiere que el hombre superior deberá abstenerse de actuar en este tiempo. Toda actuación en el mismo de su parte no podrá detener el ascenso de los vulgares y la concreción del descalabro, de manera que más le vale retirarse y esperar a que

el tiempo se cumpla y se agote.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la misma secretamente avergonzado. Quien sobresalga en cualquier aspecto sentirá secretamente la vergüenza que conlleva siempre un tiempo como éste. Dicho sentimiento nace de la conciencia de la ilegitimidad que posee todo cargo o posición en este tiempo de desarticulación de las partes respecto del todo. Esto acontece, por lo general, a todos a los que les toca mandar en las épocas oscuras de la historia; sufren secretamente el desdoro de la ilegitimidad, lo cual suele empujarlos a la injusticia, que es también una forma de autocastigo.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien actuando de acuerdo con preceptos Divinos. Compañeros se le unen. Esta es la primera línea luminosa del hexagrama, que marca el comienzo del cambio en este tiempo. Surgirá alguien que comenzará a hacer ese cambio. Pero una característica importante de este tiempo es que el hombre indicado para iniciar el cambio no deberá intentarlo, tal vez ni siquiera imaginarlo. Su designación será un "ungimiento", y todo sucederá como determinado por el Cielo, es decir, sin mayor intervención de su parte. Si él lo intentara, si intentara por las suyas sobresalir, iniciar un cambio adquiriendo autoridad, sería contado entre los que ostentan ilegítimamente el poden Son las reglas internas, la secreta lógica de este tiempo.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al hombre superior actuando en contra del estancamiento, e inducido a ello por muchas circunstancias a favor. No obstante, padece interiormente tremendas dudas acerca de su misión. El oráculo agrega que, de ese modo, su posición se hace tan fuerte como si estuviese atado a una mata que ha sido objeto de poda. Como el cambio de la situación de estancamiento no es consecuencia de una idea ni de un plan concebido por un genio, sino que son las circunstancias las que ungen a un elegido, éste, desde luego, padece muchas dudas al respecto. El oráculo agrega que estas dudas no harán más que afianzar su posición de elegido.

LA 6ª LÍNEA: señala que El Estancamiento ha llegado a su fin, y por ello, cunde una alegría general. El Estancamiento —todo estancamiento—, desaparece naturalmente, luego de acabado su tiempo. Pero su remoción requiere siempre de la acción. La aparición del destinado a hacer el cambio es, pues, siempre espontánea, pero el cambio depende de su esfuerzo.

13. T´UNG-JEN / LA COMUNIDAD, ARTICULARSE, LA CAMARADERÍA

E1 tiempo del Estancamiento acaba con la aparición de un hombre señalado por las circunstancias más que por él mismo, pero dotado de la más alta de todas las virtudes, esto es: la capacidad para unir bajo el cielo las voluntades de todos. Así acaba ese tiempo de esencial incomunicación que era El Estancamiento. Para calibrar aquella noble virtud de unir las voluntades de todos, podemos compararla con la de aquel padre de familia que es capaz de unir en la mesa del hogar a todos sus hijos, no importando las diferencias ni las incompatibilidades que entre los mismos pudieran existir.

Para ello, para realizar la milagrosa unión de lo aparentemente incompatible, sólo es necesario producir una "articulación" entre las partes diversas. ¿Y cómo puede esto lograrse? Introduciendo lo blando en medio de lo fuerte: encontrando un lugar para el débil en medio de los fuertes para provocar la "unión por articulación". Para lograr una explicación más clara, digamos que entre rudos leñadores que trabajan juntos, basta colocar a una dulce señorita con funciones administrativas para que inmediatamente cesen los malos modales. En otro orden de ideas, digamos que en muchos casos, es la aparición del tierno hijo lo que cohesiona a la pareja,

templándola para sobrellevar todas las adversidades de la vida.

Y en otro orden de ideas aún más lejano, puede decirse que se trata de cualquier elemento de amortiguación, que suele colocarse entre dos cuerpos físicos que trabajan juntos, para evitar un roce desgastante. Es la analogía, en este caso, un hilo conductor excelente.

Es así como al Estancamiento le sucede "T´UNG-JEN", el hexagrama número 13, "La Comunidad". Al tratar el hexagrama número 8, “PI", "La Solidaridad", vimos que allí también se trataba acerca de la comunidad entre los hombres. Pero debe advertirse que mientras allí hablábamos de una comunidad espontánea (por ello, bien llamada "Solidaridad"), aquí estamos en presencia de una comunidad no espontánea, una comunidad provocada por la convocatoria de alguien.

La estructura del signo es: cielo arriba y fuego abajo, de manera que viene a estar constituido por un solo trazo débil —el segundo —, rodeado de trazos fuertes. Es este elemento débil el que provoca la articulación entre los hombres, que aquí se llama "Comunidad" y también “Camaradería”. Este signo, además, es el opuesto —en su estructura y significación— al hexagrama número 7, "SHIH", "El Ejército". En ambos existe una unión mediando una convocatoria de un tercero, mas en el Ejército, el método es la compulsión, y los fines van más allá del individuo, mientras que en "La Comunidad", el medio es el amor, la sabiduría o la entrega, y los fines son de perfeccionamiento individual a través de lo social, a la vez que perfeccionamiento

social a través de lo individual. T´UNG-JEN es el hombre en comunidad, y es también la comunidad constituida por personas libres.

Confucio, citado por Richard Wilhelm, dice respecto de este hexagrama: "Allí donde los hombres están acordes en lo hondo de su corazón, quiebran la fortaleza aun de bronces y aceros. Y allí donde dos hombres se entienden plenamente en lo hondo de su corazón, sus palabras son dulces y fuertes como aroma de orquídeas".

En otro registro, el hexagrama remite también a la famosa frase atribuida a Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Podemos ampliar nuestras fuerzas si encontramos un punto de apoyo. Este, puede ser una debilidad, como el caso de Demóstenes, cuya fama de orador surgió a raíz del empeño puesto en superar su tartamudeo.

Paralelamente y en un tono más trascendente, dice el Evangelio de Mateo: "Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los Cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". (1) LA 1ª LÍNEA: presenta una unión de hombres desde los inicios, y el oráculo la cataloga de pura y sin mácula. La camaradería más pura es aquella que se genera desde los comienzos de cualquier secuencia de que se trate, desde una relación afectiva, a una relación de trabajo o de vecindad, etc. Las amistades de infancia, como los vínculos que se remontan a

los comienzos de una carrera, siempre guardan un dejo de pureza en el corazón de los hombres, un recuerdo de la incontaminación de un tiempo edénico e ideal. Por ello es que los lazos que los unen desde los inicios de una ruta común, son siempre los más fuertes.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a una comunidad dentro de la comunidad, a una comunidad facciosa que permanece enquistada o acantonada en sus propios intereses de grupo. También presenta un acantonamiento de personas en relación exclusiva con afinidades mutuas. En ambos casos se augura humillación. En el tiempo de la Comunidad con los Hombres, todo tiende a ser compartido por todos, y ésta es la secreta clave de su razón íntima. Por ello es que el ir contra la corriente y acentuar los intereses de grupo trae aparejado humillación.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la línea anterior escondiendo armas en un matorral. Esta línea dice que en tiempos de T´UNG-JEN, el camino de la facción será siempre, a la postre, perjudicial. Si no se le pone freno, este proceso terminará con la lucha armada y la disgregación.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien subiendo a una altura e inhibiéndose de atacar. El sólo observa a su enemigo.

Evidentemente, si el sujeto atacara, sería la guerra civil, la secesión. Esto frena la evolución de la facción. Hay momentos en que la paz se hace necesaria, no por virtud de los que la conciertan, sino porque la guerra no constituye solución ninguna.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra el encuentro entre el jefe natural de la Comunidad y aquel jefe faccioso de la segunda línea. Primero lloran y luego ríen, dice el oráculo. Se supone que un peligro externo viene a provocar la unión del jefe natural de la Comunidad y el jefe faccioso de la segunda línea. Con ello, a la postre, la economía de este tiempo particular viene a demostrar que aquella facción redunda, a la larga, en beneficio de la comunidad toda, porque se logra la cohesión por un camino inusitado.

LA 6ª LÍNEA: nos habla de la unión de los hombres fuera de la ciudad, y el oráculo dice que, en ese caso, no habrá ocasión para arrepentimiento. Se sugiere aquí una unión puramente circunstancial entre los hombres, como puede serlo la unión para una empresa determinada, lo cual implica algo exterior a la idea de comunidad propiamente dicha. En cuanto unión, pues, no habrá ocasión para arrepentirse. Este arrepentimiento —o, en su caso, la buena fortuna— dependerá del fracaso o el éxito de la empresa de que se trate.

NOTA (1) Mateo, 18-19/20.

14. TA-YU / LA POSESIÓN, EL POSEER

Si en T´UNG-JEN el elemento débil reunía a los fuertes y su sola presencia desde la segunda línea, les daba cohesión, en el siguiente hexagrama, (número 14, TA-YU), ocupará la regencia. En efecto, en este signo (arriba, fuego, abajo, cielo), existe una única línea yin en medio de todos trazos yang, ocupando el quinto puesto del hexagrama. Se trata de la plena posesión, por parte de lo débil, de todos los demás trazos fuertes. Por ello el signo se llama "La Posesión", aludiéndose a la posesión de la cantidad, de la fuerza, de la abundancia de bienes.

Así deberán ser nuestra mente y nuestro cuerpo en el hexagrama de nuestro ser: la mente deberá ocupar la regencia y deberá poseer a nuestro cuerpo. Deberá poseer y dirigir nuestra fuerza, nuestros miembros y energía. Las imágenes que lo integran se

refieren a un sol (fuego) en lo alto del cielo. En este tiempo, todas las cosas son vistas con una claridad excepcional, y además, todo sale a la luz del día y todo se manifiesta. Todas las cosas adquieren sus reales proporciones. Es el tiempo de lo sensorial, de la sensatez, del comercio y del principio de realidad. Es época de empresas. A este tiempo se refiere en repetidos pasajes el Evangelio cuando Jesús dice que no existe nada oculto que no haya de ser manifestado y nada escondido que no haya de salir a la luz. (1) Asimismo, cuando anuncia a sus discípulos que en adelante ya no les hablará en parábolas, sino literalmente. (2)

El sujeto de la 5a línea, en torno al cual se reúne el resto, posee excepcionales dotes de nobleza, magnanimidad y desinterés.

LA 1ª LÍNEA: nos dice que toda posesión, en sí misma, no es ni buena ni mala. Todo depende de aquello que hagamos con ella. Los bienes o el poder, en sí mismos, no constituyen más que medios para ser usados por un sujeto. En sí mismos, son neutros; no poseen maldad ni bondad. Todo dependerá de lo que hagamos con los mismos, es decir, con su uso. Nuestra personalidad e inclinaciones se revelan, más bien, a través de los bienes y del poder.

LA 2ª LÍNEA: nos presenta un gran carro apto para ser cargado, y el oráculo agrega que deberá cargarse comenzando por el centro. He aquí la capacidad para poseer. Se dice que la capacidad

para poseer es semejante a un gran carro apto para ser cargado. Hay gente que carece de bienes, no por incompetencia para adquirirlos ni por austeridad, sino sencillamente porque carece de capacidad para poseer. Pueden producir bienes para otros, y pueden dar a otros sus bienes, pero no pueden cargarlos ellos mismos. Esto es válido tanto para los bienes materiales cuanto para los bienes espirituales. Es, tal vez, la circunstancia que le ha hecho decir a Jesús que al que tiene, se le dará, y al que no tiene, aun eso que parece que tiene, se le quitará. (3) También dice el oráculo que el carro debe ser cargado comenzando por el centro. Esto sugiere que debemos colmar la capacidad de poseer, comenzando con aquellas cosas fundamentales que nos nutren verdaderamente, que nos dan peso y nos afirman en nuestro propio centro de gravedad, para no caer. Un carro cargado en demasía por uno de sus bordes puede derrumbarse.

LA 3ª LÍNEA: ofrece la imagen de un príncipe realizando una ofrenda a la Divinidad de su creencia. El oráculo agrega: un hombre pequeño no podría hacerlo y se perjudicaría. La abundancia de bienes pone a prueba al hombre grande y al hombre pequeño. Mientras el hombre grande realiza una ofrenda con aquella abundancia, al hombre pequeño más bien le es una carga. El sentido cósmico (último) de la posesión de abundantes bienes es poder ofrendarlos, pues todo lo que se posee, fue recibido, y aquello que es recibido deberá ser entregado finalmente. La lámpara eléctrica no podría apartar para sí parte de la energía que recibe, sino que deberá entregarla toda. Lo mismo pasa con el corazón: recibe un caudal de sangre y debe entregarlo. Hombre, lámpara y corazón somos meros

intermediarios. Es misión mejorar aquello que recibimos, para que nuestra existencia tenga algún sentido y alguna significación valiosa. Más allá del tener o no tener, del poseer o no poseer, se encuentra la gran cuestión del servir o no servir.

LA 4ª LÍNEA: nos insta a mantener los bienes bajo control para evitar el error. Que los bienes no nos controlen a nosotros, sino al revés, que nosotros hagamos con ellos lo que realmente queramos, es la idea de esta línea.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto ostentando una dignidad apropiada como condición de su buena suerte. En este tiempo de la Posesión de lo Grande, todo poder, toda riqueza y todo don provienen de lo Alto, y constituyen una misión, mas que una contingencia azarosa. Por dicha razón una cierta dignidad exterior es esencial al modo de recibir y al modo de dar aquello que se ha recibido. La semejanza con la figura de Jesús es, aquí, insoslayable.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra al sujeto siendo bendecido desde el Cielo. Extraordinaria ventura, agrega el oráculo. Confucio, citado por Wilhelm, dice que bendecir significa ayudar, y esto viene a ser una exhortación al que posee para que haga honor a la ayuda recibida desde el Cielo y ayude a su vez a quien lo necesite.

Existe una correspondencia entre la línea 2ª. (un gran carro para cargarlo), como fundamento físico o fáustico, digamos, de la posesión, y la línea 5a, que es el vacío que atrae a los hombres, la línea partida que logra —ella sola— mantener unidos a los restantes cinco trazos fuertes.

He aquí que la parábola de la Posesión de lo Grande, que es, simultáneamente, una gran capacidad, un gran carro vacío y, a la vez, una bendición del cielo, se asienta, para poder ser eficaz, como todo lo creativo (líneas enteras), en una debilidad, en una línea partida. Esto recuerda la afirmación de Pablo de Tarso, que decía que tenía un aguijón en su carne”. (4)

NOTAS (1) Mateo 10-26 y Marcos 4-22. (2) Juan, 16-25. (3) Mateo, 13-12, Marcos, 4-25 y lucas, 8-18. (4) 2 Corintios, 12-7.

15. CH´IEN / LA MODESTIA, LA HUMILDAD

En el hombre superior, la posesión de algo que implique grandeza y plenitud trae aparejado un sentimiento de modestia que la perfecciona. De tal manera, más grande y más plena será la posesión cuanto más modesta y más humilde sea. El hexagrama número 15, La Modestia, "CH'IEN", está compuesto por los trigramas que simbolizan tierra, arriba, y montaña, abajo, de modo que existe en el tercer puesto un único trazo entero, yang, rodeado de cinco trazos partidos, yin.

La tierra se encumbra en lo alto, mientras que la montaña se

abaja: esas son las imágenes que hacen a la economía de este tiempo. Hay algo de más que debe recortarse y existe algo de menos que es necesario colmar. Es este tiempo, un tiempo de justicia, de equidad. "Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado", dice Jesús en el Evangelio de Lucas (1), frase tomada a su vez del profeta Isaías. (2) También dice el Evangelio: "... Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido". (3) LA 1ª LÍNEA: nos dice que la modestia y la sencillez facilitan las empresas. A tal punto es esto cierto, que los lugares, las ropas y los instrumentos de trabajo, en todas partes del mundo, compiten en sencillez. Todo lo inmodesto, como todo lo complicado o lo rebuscado, en realidad, entorpece el cumplimiento de cualquier finalidad, así en el orden material cuanto en el espiritual. Un hombre estará mejor preparado para cualquier faena, sea de la índole que fuere, cuando se haya desprendido de todo accesorio que revele inmodestia o ausencia de sencillez. Por otra parte, un estilo rebuscado o excesivamente florido suele ocultar un vacío de contenido.

LA 2ª LÍNEA: augura buena ventura a aquel que no sólo es modesto interiormente, sino también exteriormente. La modestia, así como todas las virtudes y todos los contenidos psíquicos, son aconteceres esencialmente interiores. Cuando se manifiestan exteriormente, puede decirse que han llegado a su culminación dentro del orden natural. Tan inútil es una virtud que no se manifiesta como la manifestación exterior de una virtud inexistente. La acción virtuosa debe manar del corazón lleno, como el agua rebalsa el recipiente que la contiene.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra a un hombre superior de reconocidos méritos, ostentando una gran humildad. Todo el mundo se le someterá voluntariamente, dice el oráculo. En verdad le es difícil mantener la virtud de la modestia y de la humildad a aquel que ha logrado un reconocido éxito en la vida. La humildad y la modestia ayudan a ascender, pero son frágiles en la cumbre y raramente son mantenidas luego del éxito. La línea habla de un hombre superior que no actúa de esa manera, y he aquí que su personalidad parece magnetizarse de tal modo que todos a su alrededor se le someten voluntariamente.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que, en medio de una acción ventajosa para sí, exterioriza la más noble modestia. Esta estructura interior se presenta cada vez que estamos en medio de una situación muy ventajosa para nosotros y enfrentamos dos alternativas, a saber: o caemos en la jactancia o nos acorazamos en modestia. Ser modestos en medio del triunfo, y no ceder ante la tentación del exhibicionismo o la revancha, es la exhortación de esta línea.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que, pudiendo hacerse obedecer por medios coactivos, acude, no obstante, a la persuasión y al acuerdo. La modestia y la sencillez se ponen a prueba muchas veces cuando es menester actuar con decisión y energía. Esto diferencia

a la virtud, de la debilidad disfrazada de tolerancia y de la indolencia bonachona.

LA 6ª LÍNEA: corona el hexagrama mostrándonos la imagen de alguien que pone en marcha sus ejércitos, pero solamente para castigar su propia ciudad y su propio país. Cuando el humilde de corazón debe apelar a la violencia por ser ello absolutamente necesario, es el primero en sufrirla. Por otra parte, y en otro orden de ideas, el sencillo y modesto es permanentemente objeto de autocrítica en su conducta.

NOTAS (1) Lucas 3-5. (2) Isaías 40-4. (3) Lucas 18-14.

16. YÜ / EL ENTUSIASMO

La grandeza y la modestia son antecedentes del entusiasmo. Se diría que el entusiasmo es la natural exteriorización de ambos signos, de suyo, pasivos. Con el Entusiasmo se genera un movimiento que compromete por igual a la Grandeza y a la Modestia, como si, por así decirlo, éstas se decidieran a actuar. El signo Nro. 16 está compuesto por los trigramas que representan trueno, arriba, y tierra, abajo. Es el trueno sobre la tierra, esto es, el sonido y el movimiento como expresión de un fenómeno natural, incontenible y no sujeto a la voluntad humana. Su nombre es "YÜ".

En otro registro totalmente distinto, es el rey David bailando de

alegría frente al Tabernáculo de su Dios. Se trata de la exteriorización de una alegría y una felicidad sustanciales, no de un mero esparcimiento. Una alegría cuyo movimiento proviene de una energía cósmica elemental. (1) Cabe recordar que la palabra “entusiasmo”, proviene de la griega “enthusiasmós”, que significa “poseído por un dios”.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien exteriorizando placer y satisfacción, celebrando anticipadamente algo. Esta actitud trae desventura, anuncia el oráculo. Esta estructura suele manifestarse en todos los órdenes de la vida, y si bien no es fácil de conceptualizar, refleja un fenómeno frecuente. La comunicación y divulgación de hechos futuros que nos llenan de alegría, como un nombramiento que esperamos, por ejemplo, o un proyecto en ciernes, etc., casi siempre pareciera malograr lo que se espera, o al menos retrasarlo.

LA 2ª LÍNEA: indica buena fortuna para quien, conteniendo su entusiasmo, permanece firme como una roca. Cuando el entusiasmo está ligado a alguna cosa todavía no concretada, debe contenerse. Ningún cocinero abriría la puerta del horno antes del tiempo indicado para el tipo de cocción que está realizando. Por otra parte, la contención del entusiasmo que sentimos siempre nos potencia. El entusiasmo, desde este punto de vista, es una energía que podemos emplear.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien aparentemente

entusiasmado, pero que en realidad no hace más que exteriorizar placer y satisfacción. Mala fortuna, dice el oráculo. El entusiasmo nos liga a lo invisible, como en el caso de la línea anterior, y nos hace actuar en consecuencia con ello. El entusiasmo es el movimiento acompasado y condicionado a lo invisible, por ello es que se lo asimila exteriormente a la danza. La danza es pura exteriorización de una medida y una proporción en los movimientos y no una simple exteriorización desacompasada de placer.

Quien se entusiasma en su acción (no cabe concebir al entusiasmo sino en función de la acción) "baila", por así decirlo, con el futuro que vislumbra, está sujeto, "ligado" a él. Si sus movimientos se transformaran en mera exteriorización de placer, ya no sería entusiasmo, y "perdería el paso".

LA 4ª LÍNEA: dice que grande es la armonía que provoca en derredor quien se entusiasma. En consecuencia, él se transforma en centro de unión. Esta es la única línea entera del hexagrama, y el centro de este tiempo. Es David, bailando delante del Tabernáculo y reuniendo en torno a su pueblo.

LA 5ª LÍNEA: señala a alguien que, aún padeciendo de una dolencia grave, no muere, porque la propia enfermedad le sirve de sostén. He aquí otro aspecto del entusiasmo: es tan fuerte la sugestión

que emana hacia el exterior (según lo vimos en la línea anterior) y para el propio agente, en este caso, que en el supuesto de que el entusiasmo recayera sobre una enfermedad, podemos estar seguros de que ella se transformaría en un poderoso motivo para seguir viviendo.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra a alguien que ha caído en un entusiasmo exagerado. Podrá corregirse, dice el oráculo. El entusiasmo, don divino, se corresponde con un proceso psicofísico en el cual interviene predominantemente la sugestión y la intuición. Puede caer en excesos y, a su vez, puede corregirse.

NOTA (1) La secuencia bíblica citada, corresponde a 1 Crónicas, 15-27/29.

17. SUI / EL SEGUIMIENTO, SEGUIR Y SER SEGUIDO

Pocas cosas son tan contagiosas como el entusiasmo. Por ello, todo entusiasmo trae aparejado seguimiento. El signo que consagra SUI, el número 17 de la serie, está integrado por los trigramas: lago, arriba y trueno, abajo; es decir, alegría sobre movimiento.

Así como la marea sube y después baja, del mismo modo, existen tiempos en los cuales debemos tomar la iniciativa, y tiempos en los cuales debemos aprender a dejarnos conducir. En éste último tiempo, debemos entregarnos y dejarnos conducir como lo hacemos a las puertas del sueño, o como lo hacemos respecto de los instintos cuando a éstos les toca actuar su parte en la vida. Muchas veces, detrás de una frigidez o de una impotencia, detrás de un insomnio o de una neurosis, encontramos la ausencia de

esta estructura universal o la incapacidad para comprenderla y para ejercerla, a su modo, en su tiempo, a su hora.

Cuando el movimiento y la serenidad (1) se unen, surge seguimiento. Es similar al del cuerpo respecto de los pies, cuando éstos ya han echado a andar.

LA 1ª LÍNEA: refiere que alguien está cambiando el objeto de su búsqueda. El oráculo agrega que si el sujeto va más allá de sus puertas para procurar socios, no fallará. El fenómeno del seguimiento significa trascender la persona más allá de sí misma, una entrega de sí para, a su vez, recibir las daciones de los demás. El oráculo muestra a alguien que está cambiando el objeto de su búsqueda natural, que es él mismo o sus propios intereses, y se dirige a los demás en procura de socios. Esta línea completa la gran lección que dejara el hexagrama anterior, que hablaba del entusiasmo, de la alegría, del movimiento y la danza. YÜ nos prepara para una trascendencia mayor: hacia el orden cósmico, y hacia los demás.

LA 2ª LÍNEA: habla de alguien que, siguiendo a un niño, debe dejar ir al hombre adulto. El oráculo agrega que el sujeto no podrá acompañar a los dos al mismo tiempo. Todo seguimiento se realiza —querámoslo a no—, linealmente, como la cadena de mandos en un ejército, en sentido rectilíneo.

Las relaciones sociales en las que existe este elemento universal son personales, individuales, exclusivas y excluyentes, de manera que se descarta la posibilidad de seguir a dos personas a la vez. El Evangelio dice que no se puede servir a dos señores al mismo tiempo. (2) Tal vez no seamos del todo concientes de que —en otro registro— dos amigos de un tercero que son introducidos entre sí suelen sentir recíprocamente cierto rechazo, el uno hacia el otro, en un primer momento. La suposición de que dos amigos nuestros que no se conocen pueden llegar a ser, a su vez, amigos entre sí, no siempre resulta cierta.

LA 3ª LÍNEA: comienza mostrándose a alguien que, contrariamente a lo que acontecía en la línea anterior, sigue al hombre de edad y deja ir al niño, para luego decirnos que es mediante el seguimiento como encuentra uno aquello que busca. Esta línea no sólo completa la idea anterior, sino que, además, dice que el seguimiento es el modo natural de encontrar aquello que buscamos. Esto quiere diferenciar aquello que buscamos efectivamente, por un lado, de aquello que creemos buscar o que creemos que depara la suerte, por el otro. La posición efectiva que ocupamos en la cadena social, siempre, de alguna manera, nos retrata, más allá del discurso que elaboramos concientemente para los demás, o para nosotros mismos.

A partir de la próxima línea, comienza el oráculo a referirse (y lo hará hasta el final del hexagrama), al sujeto pasivo del Seguimiento, vale decir: a quien es seguido, al líder.

LA 4ª LÍNEA: Comienza describiendo a alguien que es seguido por adherentes, y dice que, en principio, esto es negativo. Pero a continuación, el oráculo se pregunta: ¿si el sujeto fuese sincero, en qué error podría caer? El recibir adhesiones —máxime si son incondicionales— entraña una carga para quien desee perseverar en la virtud, pues ello puede desviarlo mediante falsos espejismos. Exige del sujeto una gran responsabilidad, y excepcionales dotes personales.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al dirigente en su situación correcta: dice que, en verdad, él no sólo es sincero en su papel, sino que, además, protege y fomenta todo lo que es excelente. Cuando se da el Seguimiento sustancialmente considerado, o sea, en el profundo sentido del Libro de las Mutaciones, se tratará de un fenómeno legítimo e incuestionable, tal como son todos los fenómenos de la naturaleza. Esto implica una diferencia notable respecto de la forma occidental de pensar, pues nosotros estamos acostumbrados a considerar los fenómenos cósmicos tal como si fuesen ideas, es decir, como si fuesen cosas contingentes, que pueden ser o no ser, y todo nuestro mundo es, así, un mundo de ideas. En la naturaleza, en cambio, todo existe por necesidad. El líder no deberá capitalizar en beneficio propio las adhesiones que recibe, sino que sinceramente deberá creerse él mismo instrumento del Destino. La estructura universal que se manifiesta a través del fenómeno del seguimiento exige que, desde el punto de vista del sujeto pasivo, esto es, desde el punto de vista de quien

es seguido, exista una sensación de estar obedeciendo un mandato superior, y, desde el punto de vista de los sujetos activos, exista un contagio, una atracción.

LA 6ª LÍNEA: describe al dirigente en la culminación de su misión, presentando, a modo de un rey, sus ofrendas a la Divinidad. Para el Libro de los Cambios, todo verdadero liderazgo posee un sentido trascendente de sacrificio, de abnegación y de misión, culminando la secuencia a modo de ofrenda a la Divinidad. Se entiende esto a efectos de lograr una elevación moral, tanto de los seguidores, cuanto del propio líder.

NOTAS (1) El lago, según lo visto, significa alegría y serenidad, y el trueno da idea de movimiento. (2) Lucas, 16-13.

18. KU / LAS LIMITACIONES HEREDADAS, LA RESIGNIFICACIÓN DEL PASADO

El hexagrama número 18 es “KU”, que significa, literalmente, un recipiente en el cual han proliferado gusanos. Los traductores lo denominan "El Trabajo en lo echado a Perder" (Wilhelm), "Decadencia" (Blofeld), "Fin de la Decadencia" (Gall), "Destrucción" (Cordiglia), etc., y está compuesto por los semisignos Montaña, arriba, y Viento, abajo. Nosotros preferimos llamarlo "Las Limitaciones Heredadas" y también “La Resignificación del Pasado”.

La idea que se nos sugiere, con la imagen del recipiente en el cual han proliferado gusanos es, en primer lugar, la de un tiempo

perdido, un tiempo irrecuperable, una oportunidad desaprovechada de ingerir un alimento, que luego se descompone.

En segundo lugar, insinúa este hexagrama la idea de todas aquellas circunstancias que nos limitan precisamente porque nos han precedido, anteriores al nacimiento. Veamos: no somos intemporales ni aespaciales; estamos ligados a nuestra geografía y nuestro tiempo, del modo como lo está la figura a su fondo en el que se halla inserta, o la palabra a su contexto. Ahora bien: hasta dónde podemos considerarnos independientes de ese fondo o circunstancia que nos constituye, condicionándonos y limitándonos, es un tema que aquí se toca a través de las líneas particulares, usándose la figura de un hijo que lucha por enderezar los entuertos causados por sus progenitores.

Todo este hexagrama parece tratar sobre la forma de luchar contra un destino adverso; la manera de recomponer elementos fáusticos que, por descalabrados, son desfavorables, y cuyo infortunio es debido a factores anteriores a nosotros, factores que tendríamos que despreciar, pero que en modo alguno podemos, porque sin ellos no seríamos nosotros mismos, "Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz", decían a Jesús los que pasaban por el Gólgota. Pero si Jesús hubiese evitado sufrir el suplicio, no hubiera cumplido con su misión.

Como resultante virtual de aquellas ideas antecedentes, este hexagrama acerca una tercera idea, que es la idea de "negocio". KU también significa "negocios".

Todo negocio siempre surge sobre la base de una observación: la del desaprovechamiento de algo que podría aprovecharse. También surge junto con el propósito de recuperar un tiempo perdido. De allí el apuro que rodea a todo negocio, la necesidad de eficiencia y de eficacia.

Además, si bien todo negocio es observado comúnmente desde el punto de vista del futuro (negocio es sinónimo de objetivo concreto a realizarse en futuridad), a la luz de este hexagrama, aparece desde el punto de vista del pasado que se propone modificar. Todo negocio implica, así, una actitud también hacia el pasado, una postura particular hacia aquello que fue, un ansia de ampliar los límites impuestos por lo pasado a este presente en el cual el negocio se concibe. Por supuesto que se trata aquí del concepto más amplio imaginable de negocio, que comprende todas las empresas de la vida humana.

LA 1ª. LÍNEA: narra la historia de un hijo luchando contra las dificultades causadas por su padre, y que entra en los negocios del mismo para enderezar las cosas y evitar, así, que caiga vergüenza sobre su nombre. El oráculo agrega que, habiendo un hijo que continúe la gestión del padre difunto, no hay falta alguna de éste. Habiendo alguien que continúe los negocios del difunto, no puede decirse que la gestión haya terminado y, por ende, no puede aún juzgársela. Lo propio acontece con un par de estridencias disonantes situadas en mitad de una melodía: su verdadero sentido sólo podrá ser apreciado al finalizar la ejecución de la

partitura.

Esta línea aporta una visión de los conflictos intrapsíquicos tan original como valiosa: es posible “re-significar” el pasado en virtud del giro que demos a los acontecimientos futuros. El pecador arrepentido adquiere más mérito que el que jamás ha pecado. Es el “finale” lo que da significado a cualquier secuencia temporal de aconteceres. El tiempo se lo lleva todo consigo, menos el significado de lo pasado, que flota sobre él como el surfista sobre la cresta de la ola.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a un hijo luchando por rectificar las dificultades causadas por la madre. El sentido general de esta línea sería, en principio, similar al de la línea anterior, sólo que se trata aquí de errores o culpas más bien debidas a omisión, blandura u obsecuencia.

LA 3ª. LÍNEA: muestra nuevamente a un hijo luchando contra las dificultades causadas por su padre, de manera que el comentario de la primera línea es válido aquí también. Distingue, no obstante, esta línea de aquella el hecho de que allí se trataba de una línea partida, en cambio, en este caso, se trata de una entera. Toda alusión al destino, es decir, al contenido de los tiempos cualificados, presenta una doble vertiente: el punto de vista individual o del sujeto, y el punto de vista supraindividual, que sería el punto de vista del destino o razón de cada tiempo. Ambos puntos de vista deben coincidir en los hechos. Por ello, tanto la línea primera como esta línea tercera, tratan acerca del mismo fenómeno y la misma estructura

universal, mas el hecho de que la primera línea sea partida indica que así aparece el fenómeno desde el punto de vista supraindividual o del destino, en cambio, el hecho de que la tercera línea sea entera dice que las cosas son así por voluntad expresa del agente (punto de vista individual).

Un ejemplo aclarará la idea: la instauración de la democracia en la vida institucional inglesa no fue debida a una revolución o a un cambio violento, según ha acontecido en otros países, sino que fue consecuencia de una lenta evolución. Esta lenta evolución consistió en sucesivas concertaciones, coincidencias, o pactos efectuados a través de la historia, por los diversos factores políticos, de resultas de los cuales la corona fue cediendo uno a uno sus derechos en favor del Parlamento. Pero ello sucedió sin declinar jamás, formalmente, los principios filosóficos que la hacían ostentadora de una soberanía que no parte del pueblo, sino que es de origen divino. Paralelamente, hoy es el Parlamento quien ostenta el poder, ejerciéndolo en mérito a una soberanía que, en los hechos, parte del pueblo que lo vota. Corona y Parlamento, pues, proclaman puntos de vista opuestos acerca de una realidad política y social en la cual, no obstante, coinciden plenamente.

LA 4ª LÍNEA: presenta a alguien considerando indulgentemente lo echado a perder por su progenitor. El oráculo dice que esto trae humillación. He aquí alguien que por cobardía, debilidad u obsecuencia no se atreve a modificar un pasado negativo, revalorizándolo en mérito a acciones presentes, según lo viéramos en la primera línea. Se

trata de una de esas personas que declinan ser verdaderamente sujetos de su destino para someterse al mismo como objetos pasivos.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra nuevamente a un hijo luchando con las dificultades originadas por su progenitor. El oráculo dice que él cosecha elogios. Esta línea introduce un nuevo punto de vista en la consideración del fenómeno de modificación del pasado por el presente: el de los demás. Cuando las acciones del agente y el destino, coinciden, los terceros se adhieren con júbilo, pues están en presencia de la legitimidad.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto como no estando al servicio de reyes, príncipes ni superiores. Evidentemente, aquel que trata con el pasado de la manera como se ha visto en las líneas 1a, 2a, 3a y 5a, no ha de estar al servicio de nadie, en el sentido de que él mismo ha de poseer un sentido moral superior. Así son los creadores, los revolucionarios, los inconformistas, los innovadores de todo el mundo. Son los verdaderos sujetos de la historia, y aquellos que transforman las costumbres, porque han llegado a ser verdaderos sujetos de sí mismos.

NOTA (1) Lo mismo puede decirse, por ejemplo, del hexagrama 17,4ª línea.

19. LIN / EL ACERCAMIENTO, EL AVANCE

LIN es traducido, en general, como Acercamiento y también como Avance. Está compuesto por los trigramas tierra arriba y lago, abajo, de modo que existen dos líneas enteras en la base del hexagrama que tienden a desalojar, paulatinamente a todas las demás líneas débiles. Las seis líneas de este hexagrama tratan sobre distintos estadios en que se concreta un avance cualquiera.

El sentido de este avance deberemos encontrarlo en el signo siguiente, "La Contemplación", pues es su par reverso. Nos acercamos a un objeto y esta acción nos aleja de la idea de contemplación. Porque para contemplar, deberemos alejarnos. LIN consagra la estructura contraria a la sentencia popular que dice que "para ver el bosque, tengo que alejarme del bosque".

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto, avanzando en compañía, y el oráculo le augura buena suerte con la única condición de que el avance se realice con corrección. Un avance en soledad supone gozar de una mayor discrecionalidad en los propios actos. El avance en compañía, en cambio, conlleva la existencia de un contralor que favorece la objetividad en todo lo que hagamos. Puede decirse que si bien la génesis de toda idea es siempre individual, es decir, es fruto de la chispa de un solo hombre, su concreción, o sea, la empresa que la hará factible, siempre será una tarea colectiva, una labor de equipo. Aquí el oráculo relaciona todo avance con buena fortuna al hecho de que sea en conjunto, es decir, que trascienda lo individual para hacerse colectivo.

LA 2ª LÍNEA: muestra a un sujeto avanzando en compañía del sujeto de la línea primera. Todo será propicio, agrega el oráculo. La imagen es la de dos sujetos que marchan conjuntamente en pos de un propósito compartido. Podemos imaginar que se trata del negocio del hexagrama anterior. Para el sujeto de la primera línea, el iniciador, su perseverancia será colmada de buena ventura. Habrá tenido que convencer a su socio de la conveniencia del camino a seguir, suponemos. Para éste, en cambio, son los acontecimientos mismos los que le aportan la buena ventura. El primer sujeto toma sobre sí el riesgo, y es su perseverancia la generadora de la buena suerte, porque actúa conforme a las leyes del tiempo indicado. Para el segundo, en

cambio, todo lo que le acontece constituye una racha de buena suerte, porque el ofrecimiento de su socio es un acontecimiento más. Riesgo y perseverancia, por parte del primero, y simple adhesión, por parte del segundo, pues, son los elementos que tejen el destino de este tiempo, colmado de ventajas.

LA 3ª LÍNEA: muestra un avance confortable, un avance que trae aparejada satisfacción. Esto es malo, dice el oráculo. En cambio, la tristeza sufrida en medio del avance alejará el mal, agrega. Sentir satisfacción en medio del avance es siempre contraproducente. Lo comprobamos a diario cuando, en medio de un camino emprendido, resolvemos detenernos para mirar hacia atrás y gozar anticipadamente del esfuerzo realizado. Esto siempre produce inconvenientes, pues el retomar la marcha se hará más difícil, o nos podrá pasar lo que a la famosa liebre de La Fontaine, que termina perdiendo la carrera iniciada con la tortuga.

En cambio, el dolor o la tristeza sufridos en plena marcha parecieran cimentar la sensación de una satisfacción más plena luego de alcanzado el objeto de la misma. Los que han alcanzado el éxito, de alguna manera, se solazan recordando todos los infortunios que han debido sobrellevar para alcanzarlo. Esta estructura consagrada en la tercera línea indica que las dificultades son beneficiosas para todo avance firme y legítimo, en este estadio de la secuencia.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien avanzando a toda

velocidad. Sin defecto, dice el oráculo. Es como debe ser, se agrega. En todo trayecto existe un estadio, que el oráculo invita (como a todos) a identificar. En este caso, se trata de una suerte de pendiente que nos hace avanzar a toda velocidad. Detenerse aquí sería nefasto. Este punto en la curva de crecimiento de todo lo que está sometido a las leyes del tiempo, desde un vegetal hasta una empresa comercial, existe siempre.

LA 5ª LÍNEA: muestra un avance en dirección de la sabiduría. El oráculo le augura buena fortuna. En verdad se trata de un progreso, más que un avance; un paso dado en dirección de lo cualitativo, más que en lo cuantitativo. Un progreso que compromete la personalidad total del sujeto, antes que un hacer determinado. En la vida de los negocios, este estadio corresponde al tiempo en que es necesario no poner el acento tanto en el crecimiento de la empresa cuanto en la eficiencia y la racionalización.

En el aspecto biológico de la vida humana, se trata del tránsito entre la adolescencia y la juventud, donde el crecimiento vegetativo es relativamente frenado por la aparición de otras dimensiones en las que se realizará de allí en más el crecimiento, esto es: la esfera emocional, intelectual, etc.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, en el último estadio de todo trayecto, se impone un acercamiento magnánimo, generoso.

Al llegar a la meta, deberemos detenernos, pero ¿cómo? Magnánimamente, dice el oráculo, lo cual quiere decir con espíritu de servicio, tratando de hacer confluir los objetivos que nos guían, con los de los demás. Los abuelos portadores de vidas ricas y prolíficas, saben mucho de esa actitud de entrega que no implica en absoluto pérdida de identidad, sino el aprendizaje de vivir “en los demás”, una de las cualidades más altas del amor.

20. KUAN / LA CONTEMPLACIÓN

Todo lo que se hace notorio, es objeto de contemplación. Así es que a "LIN" le sucede "KUAN", el hexagrama número 20, denominado "La Contemplación". Su estructura está compuesta por el trigrama viento, arriba, y tierra, abajo, y su aspecto general se asemeja a una atalaya, un mirador.

KUAN habla de un contemplar que se diferencia, en primer lugar, de la observación a la que estamos acostumbrados. Contemplar no es observar. La contemplación carece de intereses específicos y proporciona una visión totalizadora y subjetiva. La observación, en cambio, posee siempre un interés determinado; se trata de una actividad, es decir, entraña una actitud activa ante la realidad.

Etimológicamente, ambas palabras, "observar" y "contemplar", derivan de vocablos latinos. "Observar" deriva de la palabra latina "ob", que significa "por" y "ante", y de "servare", que significa "guardar" y también "tomar". La observación es, así, una actitud activa frente a la realidad, una visión específica e interesada, que permite tomar algo de aquello que tenemos delante. "Contemplar", en cambio, deriva de "contemplari", y este vocablo, a su vez, de "templum", antecedente de la palabra "templo". "Templum" significaba originariamente, en Roma, un espacio abierto para observación.

La postura del Libro de las Mutaciones consiste aquí en afirmar que toda contemplación desprejuiciada y carente de intereses específicos, nos hace ver cierta santidad en la vida que nos rodea, y cierta unción ritual en todos los movimientos del universo cósmico, aún en los más mínimos menesteres.

En segundo lugar, KUAN habla de un contemplarnos a nosotros mismos, de una profunda introspección, que aporta sabiduría y nos hace crecer interiormente. Se trata de la misma idea contenida en la máxima socrática: "Conócete a ti mismo".

LA 1ª LÍNEA: muestra a un niño observando. El oráculo dice que para un noble, esa forma de mirar sería humillante. Debemos contemplar la realidad con actitud adulta, y no influidos

por lo que deseamos. El niño se cree a sí mismo centro del universo y concibe todo lo que le rodea en función de sus propias urgencias circunstanciales. Hay gente adulta que permanece en esa actitud toda la vida, y en lugar de superarla, sólo intenta disfrazarla a los ojos de los demás. Esto es humillante, dice el oráculo.

LA 2ª LÍNEA: muestra un contemplar a través del resquicio de una puerta. El oráculo dice que es asimismo censurable. Las cosas todas de la realidad deben contemplarse de frente y sin cortapisa ninguna. Esto implica un compromiso franco y total con lo contemplado y, a la vez, una visión panorámica que permite verlo todo en sus debidas proporciones. La visión a través del resquicio de una puerta significa una visión a hurtadillas, un querer ver sin ser visto. Esto es humillante para el hombre superior.

La línea se refiere tangencialmente a la diferencia entre información y chisme. El chismoso no da la cara y obtiene una información falsa por lo parcial. Sólo una correcta postura frente al objeto nos conducirá al correcto conocimiento.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien que contempla su propia vida con el fin de decidir sobre si debe avanzar en aquello que ha emprendido o, de lo contrario, debe retirarse. Esta conducta es juzgada por el oráculo como correcta.

Todo el Libro de las Mutaciones es una exhortación a que vivamos con un compromiso total, es decir, a que nos comprometamos en todo lo que hagamos, de tal manera que podamos vivir "inventando" en cada momento la vida, en cuanto ésta es expresión particular nuestra. Así lo hacen el grillo y la cigarra, y todos los seres de la creación, que celebran la existencia, cada cual a su modo.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien contemplando un reino. El oráculo agrega que, de acuerdo a su naturaleza, convendrá al sujeto procurar ser huésped del rey. La imagen de alguien contemplando un reino sugiere la capacidad para ver las cosas, los seres, las acciones, no solamente en sus debidas proporciones, sino además, y muy especialmente, en sus debidas jerarquías de valor. Esto sugiere la posibilidad de juzgar moralmente al objeto contemplado. Mas la posibilidad es rechazada por el oráculo, quien insta a comportarnos “como huéspedes” del rey.

Sólo el que está libre de pecado puede arrojar la primera piedra, dice el Evangelio (1): Y ¿quién está libre de pecado sino Dios mismo? Todo juzgamiento, toda acción de juzgar al prójimo, posee un sedimento último de flagrante ilegitimidad. Por dicha razón, las legislaciones más evolucionadas entregan la responsabilidad última de todo tribunal a un jurado o cuerpo indiscriminado de ciudadanos convocados al efecto, así también como conciben las penas mismas como defensa social antes que como verdadero castigo. "No juzguéis, y no seréis juzgados",

dice el Evangelio,"... porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir". (2) LA 5ª LÍNEA: muestra a un hombre contemplando su propia vida, a lo cual se agrega que el noble estará libre de fallas. Aquí se trata de una contemplación de la propia vida en relación al aspecto externo, social, objetivo de la propia conducta. Esto recuerda a aquel antiguo dicho de que "no basta ser honesto, sino que, además, hay que parecerlo". Cuando contemplamos nuestra conducta, debemos incluir necesariamente la cuestión de la visión que los demás puedan recibir de ella. Esto se refiere a la objetividad como criterio, y también sugiere el escándalo.

En la versión de Legge se incluye otro aditamento, que dice: "un hombre superior caerá, de esta forma, en el error", lo cual nosotros interpretamos como que un hombre, aun siendo superior, se verá acechado de todos modos por el error, porque una de las cosas más difíciles en la vida es contemplar con verdadera objetividad. (3) LA 6ª LÍNEA: muestra al hombre superior contemplando su vida en hondo recogimiento. Por su carácter y posición, interpretamos que cuando la contemplación se espiritualiza al máximo, podemos decir que examinando la propia vida, contemplamos, al mismo tiempo, al mundo entero.

NOTAS (1) Juan 8-7. (2) Lucas 6/37-38, y también Mateo, 7-1 (3) En realidad, la moderna Física Cuántica ha demostrado que la absoluta objetividad es imposible, pues a nivel subatómico, la observación de un agente incide sobre lo observado.

21. SHIH-HO / LA MORDEDURA TAJANTE, LA CONDUCTA DE CHOQUE

El hexagrama número 21 es "SHIH-HO" y da idea de una mordedura. Está formado por el trigrama LI, arriba, y KEN, abajo, y su aspecto general es el de unas fauces abiertas con un obstáculo en el medio, que incita a ambos maxilares a unirse violentamente a fin de eliminarlo.

En realidad, la idea que sugiere este hexagrama podría ser definida como "los semejantes en oposición", de la cual se desgranan varias situaciones que para la mentalidad corriente

serían incompatibles entre sí. Pero como sabemos, el Libro de los Cambios postula que por detrás de grandes grupos de fenómenos subyace un puñado de estructuras universales.

En primer lugar, los elementos semejantes situados en oposición, son llamados a unirse. Pero esa unión no será una fusión entre ambos, sino que será un encuentro, un choque destinado a repetirse. De aquí se deducen la idea de morder, y también la idea de comerciar. En la mordedura, se produce la unión relativamente violenta de ambos maxilares, de resultas de la cual un obstáculo será eliminado. En el mercado, asimismo, se produce el encuentro (relativamente violento o tenso) entre ambos elementos semejantes en oposición -comprador y vendedor, el que oferta y el que demanda-, encuentro de resultas del cual, siempre queda eliminado un tercer competidor.

Por otra parte, el choque de la mordedura produce el acto de devorar, así como por efecto del comercio siempre se produce un enriquecimiento, un lucro, relacionado con el empobrecimiento o pérdida de aquellos que han quedado fuera del proceso de encuentro. Comerciar es, desde cierto punto de vista analógico, también un acto de devorar. También los obstáculos en la naturaleza se eliminan violentamente por la acción del choque entre elementos opuestos destinados a unirse, como por ejemplo, los terremotos, la erupción de los volcanes, las inundaciones, etc.

Finalmente, digamos que el proceso penal también posee como trasfondo aquella idea general de semejantes en oposición que producen la eliminación de un obstáculo. Veamos: El que

llamamos "marginado social", en realidad, se margina respecto de la organización social que acomoda y regula el proceso de continua unión de opuestos (familia, educación, comercio, cultura, etc.) En la medida que el marginado se coloque entre ambos opuestos, como se visualiza en este hexagrama (1) será un obstáculo y merecerá castigo. Sería la imagen del delincuente.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra la imagen de alguien que no puede andar porque se lo impide un cepo o cadenas que mantienen sujetos sus pies. He aquí la acción del obstáculo: impedir que los elementos semejantes situados en oposición —en este caso, los pies—, puedan andar. Este cepo por un lado y el delincuente por el otro guardan entre sí una relación analógica, pues el delincuente también, al igual que el instrumento de tortura, en cierta medida se interpone en la dinámica social.

LA 2a LÍNEA: presenta la imagen de alguien mordiendo carne tan tierna, que por efecto de la dentellada llega a hundírsele la nariz en ella. Todo castigo debe ser proporcionado y debe evitar caer en excesos. La desproporción del castigo, no sólo desnaturaliza la pena, sino que obnubila el sentido de quien lo ejecuta.

LA 3a LÍNEA: nos muestra a alguien que muerde carne seca y descompuesta. Sufrirá una humillación semejante a la de quien come podredumbre. Se refiere esta imagen a quien, asumiendo el papel de

castigador, no posee suficiente autoridad ni fuerza necesarias para cumplir con su cometido. En este caso, más le hubiera valido abstenerse de intentar ejecutar el castigo. En otro orden de ideas, pero manifestando la misma estructura que aparece en este hexagrama, el Evangelio de Lucas pone en boca de Jesús la misma enseñanza. Dice, en efecto, "¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pudiendo concluirla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar". (2) LA 4ª LÍNEA: nos muestra al sujeto mordiendo carne seca y cartilaginosa, y, en su dentellada, topándose con la punta metálica de una flecha encerrada en ella. La imagen sugiere que la carne mordida posee cartílagos, vale decir, una estructura sólida. Esto quiere decir que la punición que se intenta, en este caso, se topará con la resistencia de organizaciones más que de individuos. El oráculo agrega que también se encontrará —quien muerde— con una punta de flecha encerrada en la carne; esto es: con resistencia y, tal vez, lucha.

LA 5ª LÍNEA: describe al sujeto mordiendo carne fibrosa y seca y encontrando una moneda de oro en ella. Será correcto, dice el oráculo. A veces debemos tomar decisiones dolorosas, aunque correctas.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un hombre con su cabeza metida en un cepo, de tal modo que en él desaparecen sus orejas. "Desventura", agrega el oráculo.

Esta imagen sugiere empecinamiento. El empecinamiento consiste en un cebarse con saña, acompañado de obnubilación de los sentidos. Encontramos esta estructura en la acción de machacar —casi imperceptible a menudo— de cada dentellada. En el gesto que adivinamos detrás del acto de comer del sujeto carnívoro.

Está presente también -en aquel gesto-esa expresión que ilumina de pronto el rostro del comerciante que cuenta su dinero al final de su jornada. Difícil de expresar en palabras. Apenas un sutil regodeo, un rictus en los labios, una mirada hipnótica sobre los billetes que apila o la ganancia que calcula.

NOTA (1) Según se verá en el hexagrama 27, dedicado a la alimentación, el hexagrama integrado por todas líneas partidas, salvo la primera y la última, es imagen de una boca abierta. En el presente hexagrama, la línea cuarta es entera, de manera que se interpreta como un obstáculo interpuesto entre las fauces. (2) Lucas, 14-28/30.

22. PI / LO AGRACIADO, EL ADORNO

A SHIH-HO le sucede PI, el hexagrama número 22, consagrado a "La Gracia, Lo Agraciado" (Wilhelm), "La Apariencia" (Gall), "La Elegancia" (Blofeld), "Adornar" (Cordiglia), pudiendo decirse, en general, que se refiere a la exaltación de las formas. Está constituido por los trigramas "KEN", arriba, y "LI", abajo, de manera que la imagen que desarrolla es la de una montaña, iluminada por un fuego que se encuentra en su base.

La luz que ilumina los objetos es la responsable de la exaltación de las formas naturales, y también de su exageración, de su

ocultamiento o de su desfiguración. Todo depende del ángulo desde el cual se ilumine la cosa. Las imágenes del hexagrama sugieren esa idea al colocarse el fuego por debajo de la montaña, en su base, lo que seguramente le dará una apariencia distinta a la que tendría, por ejemplo, si fuere iluminada desde arriba, desde un costado, o desde lejos.

Este fenómeno influye, indudablemente, en la percepción de la realidad y en los juicios que podamos elaborar acerca de ella. Las formas que aparecen ante nosotros están más ligadas a la luz que se arroja que a la realidad de aquello que se pretende ver. Por ello, al decidir sobre cuestiones importantes, es conveniente analizar las mismas desde diversos puntos de vista, pero, además, teniendo en cuenta los diversos ángulos desde donde proviene aquello que las hace patentes, porque las cosas sólo son visibles por contraste con otras.

LA 1ª LÍNEA: proporciona la imagen de alguien que abandona el carruaje en el que viaja, para proseguir su marcha a pie. He aquí alguien que, exhibiendo una actitud extremadamente austera, encuentra más valioso para sí marchar sobre sus propios pies que utilizar las comodidades de un carruaje. Nos recuerda la anécdota del filósofo griego Diógenes que, observando a un niño beber agua de un río ahuecando sus manos, repara en la inutilidad de acarrear un utensilio para ello, y se desprende del jarro que cuelga de su sayal.

A la luz del carruaje, los pies aparecen revalorizados, así como

frente a un jarro para beber, la gracia de las manos haciendo hueco, hace su aparición. Es ley primera de la percepción, el que las cosas se echan luz unas sobre otras, al modo del fenómeno fondo/figura, porque sólo se percibe lo distinto. No quedarnos con el concepto de las cosas, sino hurgar en ellas en busca de sus secretas formas, bellas y útiles como diamantes, parece ser la lección de esta posición.

LA 2a LÍNEA: muestra a alguien acicalando su barba. La forma natural puede ser distorsionada, exaltada, ocultada o disimulada artificialmente mediante manipulación expresa. Se trata del afeite, como en el caso de la imagen de esta línea, y también se trata de la retórica, de las formas sociales, de la etiqueta, etc. En el orden jurídico, se trata del procedimiento, es decir, de las formas o formulismos que acompañan a los actos procesales. A primera vista pareciera impropio incluir a los procedimientos judiciales en esta categoría de fenómenos, pues toda formalidad jurídica se establece con fines de ordenación de la administración de justicia, algo aparentemente más trascendente que una mera forma. Pero en la práctica tribunalicia, los que a diario tratan con los procedimientos judiciales lo utilizan ciertamente para disimular, exaltar o distorsionar hechos naturales de un modo no muy diferente al del sujeto de esta línea respecto de su barba.

En verdad, el mundo que nos rodea, éste que llamamos genéricamente occidental, moderno o tecnológico, asiste, desde hace mucho, al imperialismo de la publicidad, que distorsiona todo lo que existe en derredor, no con argumentaciones, sino con

simples trucos. De tal manera, la ubicación y el reconocimiento de las formas genuinas que trasuntan los objetos de la realidad toda se hace cada día más difícil. Esta sería la advertencia de esta línea.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien cubierto de muchos adornos. El oráculo advierte que su rectitud deberá ser perseverante y firme hasta el final para evitar la mala ventura. En verdad, la abundancia de adornos externos constituye una fuente de compromisos y obligaciones respecto de la imagen que esos adornos le imponen al sujeto. Son, por tanto, una carga más que una facilidad. Así, distinguimos entre el elemento que se limita a resaltar una forma natural, del adorno propiamente dicho, al que se refiere esta línea, que es en verdad siempre un cuerpo extraño.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a un caballo blanco que viene del cielo. El oráculo agrega que no se trata de un bandido, sino de alguien que se acerca con intenciones matrimoniales. Aquí se trata de otro tipo de gracia que no es mero adorno, ni tampoco proviene de la cosa agraciada. La línea se refiere al tipo de gracia que conduce al matrimonio, refiriéndose con ello a la pureza, al candor agraciado que aparece, de pronto, tan mágico como un caballo blanco proveniente del cielo. Es aquello que produce la sensación de amor como arrobamiento y que proviene de lo absoluto, de lo trascendente.

LA 5ª LÍNEA: nos presenta dos imágenes: por un lado, la de bellos jardines y colinas, y por el otro, la pobreza del sayal con que se viste el sujeto que pasea por aquellos contornos. El oráculo dice: humillación y finalmente buena ventura. La gracia de la forma, en sí misma, nada tiene que ver con otros valores como la grandeza, o la pobreza, y ni aún con la propia belleza o fealdad. Grandes artistas —Goya, entre ellos, como también cineastas de renombre— han llegado a emocionar mostrando la gracia de las formas que emanan de las imágenes más sórdidas y horripilantes. Del mismo modo, existen personas poco favorecidas en su fisonomía que resultan extremadamente agraciadas en su trato.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra a alguien vestido únicamente de blanco. El oráculo dice que no habrá error ninguno que lo empañe. La candidez, la sinceridad, la sencillez, son aliadas naturales de la gracia de la forma. La gracia de la forma va más allá de todo concepto de aditamento, pues es el propio "estilo" en que se manifiestan las cosas todas del universo.

23. PO / LA DESINTEGRACIÓN, EL DETERIORO

Apagado el fuego que iluminaba la montaña desde su base, nos encontramos con ella tal y cual es: un montículo de tierra sobre la tierra, sujeto a erosión, y atado al destino inexorable que allanará su cúspide. Esta es la imagen que nos acerca PO, el hexagrama número 23, traducido como "La Desintegración" (Wilhelm), "Despielamiento" (Blofeld), "Alerta" (Gall), "Resquebrajar" (Cordiglia).

Está compuesto por los trigramas KEN arriba y K'UN, abajo, de modo que, de acuerdo a la dinámica virtual a que están sometidas las líneas de los hexagramas, vemos a los trazos débiles, yin, avanzando hacia arriba, amenazando al único trazo positivo, yang, que queda. Las líneas particulares tratan diversos aspectos de un proceso de inexorable decadencia.

LA 1ª LÍNEA: presenta a alguien que, proponiéndose destruir una cama, comienza por quebrar sus patas. Un golpe en la armazón, en la estructura, así sea de una cama como de un cuerpo político o un sistema económico, así se trate de un sistema de reglas morales como de simples normas de juego, produce un rápido desmoronamiento. Además, todo derrumbe, toda destrucción, trae aparejado un nuevo contacto

con la realidad. En la imagen de esta línea, son las patas de la cama el punto de contacto de toda la armazón con el suelo. Se trata de encontrar —en todos los casos— un nuevo centro de gravedad.

LA 2ª LÍNEA: muestra un segundo estadio en el proceso de destrucción. Esta vez, se trata de la destrucción de la armazón de la cama, hasta alcanzar todos los puntos firmes del lecho. El hombre que se supone está sobre el lecho y es el sujeto de esta línea, ha quedado aislado y en una posición incómoda. Sobre todo, encontrará una gran dificultad para levantarse del lecho. En procesos similares, este segundo estadio marca la perplejidad en que suele quedar el hombre, psicológicamente, frente a una pérdida de apoyo a su alrededor.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra el encuentro entre víctima y victimarios, caracterizado por una sensación de antagonismo y separación absolutos. El tiempo de la Desintegración tiene su manifestación aquí, en el campo de las relaciones humanas. Se trata de la soledad en su máxima expresión, o sea, en medio de un ambiente hostil. Se trata de la desintegración del afecto.

LA 4ª LÍNEA: muestra la culminación de la Desintegración. Se dice que el sujeto destruyó el lecho y se propone herir la propia piel de aquel que se encuentra tendido.

Es notable el cambio de roles operado, pues hasta la línea tercera el sujeto del hexagrama era la víctima; ahora es el victimario. Esto sugiere que, en el ámbito intrapsíquico, todo proceso de agresión se vivencia tanto pasiva como activamente. Por esa razón, en muchos casos, el niño agredido busca agredir, y viceversa, el niño agresor puede llegar más tarde a buscar ser agredido. Este cambio de roles no es privativo de la infancia, sino que suele darse durante toda la vida. A veces, no hay peor ama que aquella que una vez fue sierva, ni peor opresor que el que alguna vez fue oprimido.

LA 5ª LÍNEA: nos presenta dos imágenes: por un lado, un cardumen de peces, y a continuación, favores que llegan de parte de los allegados al rey. Esta línea sugiere la aparición de ese especial estado de espíritu que embarga al vencedor respecto del vencido, cuando en éste se encuentra la nobleza, de la que el vencedor carece. Se trata de un sentimiento de respeto que nace en el corazón de quien ya ha triunfado y presiente la culminación de su tiempo. Esta estructura universal fue captada muchas veces por la literatura cuando describe el casamiento de los hijos de los vencedores con las hijas de los vencidos.

LA 6ª LÍNEA: presenta tres imágenes: la primera consiste en un fruto aún no comido, la segunda es la de un noble que obtiene un carruaje. En la tercera se ve a gente vulgar destruyendo sus propias casas. En esta última línea, el Libro de las Mutaciones describe las tres actitudes que pueden adoptarse frente a este tiempo de

Destrucción. La primera es la de aguardar a que el tiempo pase, en la convicción de que todo tiempo acaba y todas las situaciones son cíclicas. Así lo sugiere el fruto aún no comido. La segunda actitud es la de huir del lugar en que se sufre la desventura en la convicción de que cualquier planteo de ventura o de desventura no es una cadena lógica de situaciones sino que todos los fenómenos que intervienen son manifestación de destinos ocultos y complejos, en los cuales el lugar geográfico juega su papel. Mudando de lugar geográfico, pues, cambiará algún aspecto de la situación, de alguna manera o de otra. Esa actitud está sugerida en la obtención, por parte del sujeto, de un carruaje. En cuanto a la tercera actitud, es la del hombre vulgar. Considera al destino como fatal e irreversible. Palabras como "siempre", "nunca", "absoluto", "infinito", se encuentran en su vocabulario y en la constelación de sus pensamientos. Sólo le cabe, entonces, la autoaniquilación, porque cree en su propia muerte. Ello está sugerido en la tercera imagen, que muestra a la gente vulgar quemando sus propias moradas.

24. FU / EL RETORNO, LA REAPARICIÓN, EL RENACER

Para el Libro de las Mutaciones, el carácter de absoluto que

puede tener la muerte, la aniquilación, se da sólo en el plano de las ideas, es decir, tiene el mismo valor instrumental que los signos. En otras palabras: la muerte, la desintegración, sólo sirve como instrumento para pensar, pero carece, en rigor, de toda realidad. Por ello es que todo lo que creemos muerto o desintegrado siempre vuelve, a la manera del sol, que muere por las noches y renace todas las mañanas, o como vuelven las estaciones, todos los años. Los fenómenos, como tales pueden acabar, aniquilarse, pero no puede ser objeto de destrucción aquello que el fenómeno expresa, es decir aquello de lo cual el fenómeno es manifestación, y que es invisible.

Cuando una melodía acaba, finaliza el sonido de las notas que la ejecutan, pero la melodía en sí misma no puede morir. En rigor, ella puede reaparecer, representada por distintos instrumentos. Inclusive, puede ser tarareada. Por ello, a la Desintegración sucede el signo "FU" (número 24), llamado también "El Tiempo del Solsticio" y "El Retorno". Las líneas yang, desalojadas por arriba, vuelven por abajo. Este hexagrama es la inversión exacta del precedente: una línea entera penetra el conjunto de líneas yin, por abajo.

Gran valor posee esta idea de retorno para el autoconocimiento, porque es en nuestras constantes y repeticiones donde somos más nosotros mismos. Las constantes son nuestras "formas" interiores, los "estilos" que nos identifican, las tendencias a repetir determinadas fórmulas que tenemos. Frente al éxito, frente al dolor, frente al fracaso, frente al amor, etc. Reconocer e identificar en nosotros una manera propia de triunfar o de equivocarnos, una manera propia de abordar al prójimo o de

empantanarnos en problemas, es el primer escalón de la sabiduría, porque conduce al conocimiento de nosotros mismos.

Este autoconocimiento encuentra su razón y necesidad en el hecho de que cada etapa de la vida exige un cambio de posturas, un “aggiornamento” de fórmulas de reacción, con lo cual, el conocimiento de nuestras constantes viene a ser la clave de nuestra evolución. Estamos rodeados de personas adultas que ante determinados problemas responden como lo hacían en la niñez o en la adolescencia. Hombres y mujeres que no saben adaptarse a las vicisitudes de sus propias vidas por causa de un esclerosamiento de las fórmulas de respuesta que despliegan ante la realidad. Por ello, el autoconocimiento es también sinónimo de juventud, en cuanto juventud implica capacidad de adaptación.

En las líneas particulares se perfilan dos ideas: la idea de retorno como retornar al punto inicial, como desandar lo andado, por un lado, y por el otro, retorno a la manera del solsticio, a la manera de las estaciones, vale decir, retorno como renacimiento.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien volviendo sobre sus pasos para rectificar un error de poca importancia. Ventura, agrega el oráculo. El error mínimo en el comienzo, se asemeja al error mínimo en la dirección de la ruta: se irá acentuando a medida que andemos, y nos irá alejando cada vez más de la meta. Lo mismo acontece con la transigencia en los pequeños errores o las pequeñas fallas aparecidos en cualquier proceso, así se trate del desarrollo de la conducta individual, como de una empresa cualquiera.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien desandando su camino para rectificar errores. Habrá buena suerte, dice el oráculo. Es el caso de aquel que ha aprendido a reconocer sus errores y se vuelve del camino errado en un acto de autodominio, demostrando que sus principios están por encima de su amor propio.

LA 3a LÍNEA: nos muestra a alguien desandando repetidamente su camino para volver a marchar, demostrando más inestabilidad interior que una cuestión de escrúpulos. El oráculo advierte acerca de lo peligroso de esta actitud, que impide el progreso de la marcha.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que parte en compañía, pero retarda su marcha con el objeto de quedar solo en el camino. Se trata aquí de alguien que teme ser influido por los que lo rodean. Más le importa la independencia de criterio que la compañía, y elige la libertad interior, aunque el precio a pagar sea la soledad.

LA 5ª LÍNEA: nos habla de un retomo reflexivo, superior, magnífico, sabio. En esta línea se fusionan las dos ideas tratadas por este

hexagrama: la del retorno como un desandar lo andado, y la del retorno como renacimiento. Por un lado, deshacer un error, y por el otro, perfeccionar un camino. En la primera actitud, volvemos sobre nuestros pasos para desandar lo andado, buscando un recomenzar exento de los errores cometidos, mientras que la segunda postura es un deseo de renacer, en la convicción de que "lo que ha sido, por el simple hecho de haber sido, renuncia a ser lo mejor", como decía el filósofo español Ortega y Gasset.

LA 6ª LÍNEA: habla de un regreso a destiempo, que provoca desgracia. El oráculo agrega que si se tratara de un ejército, la derrota sería considerable y en mucho tiempo no se estaría en condiciones de atacar. El oráculo pone el acento sobre la oportunidad como condición del regreso. Todo regreso debe estar de acuerdo con el tiempo. Si así no fuera, sólo se trataría de un retroceso. El regreso valioso, el que a la vez permite deshacernos de errores pasados y nos hace renacer, debe hacerse en el tiempo propio. ¿Y cuál es el tiempo propio? Este es uno de los frutos más valiosos de la consulta oracular. Mediante la práctica con el oráculo, ese don de la oportunidad debe sernos tan natural como el caminar.

25. WU-WANG / LA INOCENCIA

El que desanda sus pasos a fin de rectificarlos, se libra de culpas. De allí que al tiempo del Retorno le siga el tiempo de la Inocencia. WU-WANG es el hexagrama siguiente, el número 25, llamado por Wilhelm y por la mayoría de los autores "La Inocencia", compuesto de los trigramas: CH'IEN, arriba, y KEN, abajo.

Otra de las lecciones del Libro de las Mutaciones es que la verdadera desventura —como la verdadera ventura— es siempre un acontecimiento interior. Es asimismo la tesis del Evangelio, donde Jesús dice que nada hay fuera del hombre que lo pueda, realmente, contaminar. Es lo que sale del hombre —las malas acciones— lo único que puede infectarlo. (1) La verdadera ventura, así como la verdadera desventura es, pues, siempre interior. La adversidad que viene de afuera, en cambio, es siempre pasajera. Por ello, para quien posea la inocencia interior, nada es capaz de destruirlo, salvo la pérdida de su propia virtud. La cuota de inocencia es aquello que es capaz de conectarnos con las leyes del Cielo; con las más profundas leyes cósmicas, digamos. Además, la inocencia está libre de faltas. Su existencia hace que todo lo de fuera le sea al hombre propiamente inesperado, no condicionado. Así es que todo lo que le llega de fuera, el hombre lo recibe como mensaje cósmico, como un

mensaje del Universo para él, y llega a establecer una verdadera comunicación con Lo Infinito, Dios, al modo de los niños, los animales y las plantas.

Cuando arrojamos las monedas en la consulta oracular accionamos este tipo de inocencia simbolizado en WU-WANG, y es por ello que estamos en condiciones de interpretar la caída no condicionada de aquellas, del mismo modo como podríamos —si nuestra inocencia fuera perfecta— interpretar los hechos todos de la naturaleza como si se tratara de mensajes escritos allí por el Responsable de la Creación, para nosotros.

Por dicha razón, la verdadera inocencia, que no es sinónimo de inermidad ni de inexperiencia, sino de un coto de pureza acorazada, nos hace miembros integrantes de la Creación, superando de este modo el trauma ancestral de fractura respecto del medio natural, expresado, de una manera o de otra, por las diversas religiones.

Jesús, que vino a redimir a la humanidad de ese pecado original, se refirió a este estado de Inocencia, trayendo a un niño, haciéndolo parar en medio de sus apóstoles, y diciéndoles: "Si no os hiciereis como uno de éstos, no entraréis en el Reino de los Cielos". (2) LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien cuyo comportamiento revela una absoluta llaneza, espontaneidad e inocencia. Él atrae la buena suerte, dice el oráculo. Se trata aquí de quien se comporta con una inocencia que no es inexperiencia ni torpeza, sino que, por el contrario, es sinónimo

de natural seguridad; una conducta no contaminada por la actitud crítico-reflexiva. Este tipo de inocencia atrae, dice el oráculo, la buena suerte, y logra los fines de aquellos actos a los que acompaña.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que, empeñado en su trabajo, no especula, de momento, con la ganancia que le reportará. Él, agrega el oráculo, cosechará sin haber plantado, y encontrará ganancia en todas partes. El tiempo de la inocencia se caracteriza por el hecho de operarse una conexión interior con la naturaleza cósmica, de manera que toda especulación racional no haría más que entorpecer la labor que ésta realiza en nosotros. El hombre que tiene la fortuna de actuar de esta manera tendrá el destino de las aves del cielo que menciona el Evangelio, que no plantan, ni cosechan, ni poseen graneros. (3) Si bien esto parece, a primera vista, una utopía, en rigor de verdad, no lo es tanto. Este tiempo existe para todos los seres humanos. Todos somos tocados, siquiera fugazmente, por este tiempo que rechaza en forma absoluta toda especulación. Es el tiempo en el cual formamos pareja, orientamos nuestros estudios, nos dedicamos al hobby preferido, o trabamos amistades espontáneamente.

LA 3ª LÍNEA: muestra una vaca amarrada, la cual es llevada por un caminante que acierta a pasar por allí. Esto representa una ganancia inesperada para el ladrón y, a la vez, una pérdida imprevista para el dueño descuidado.

La inocencia, es una cualidad absolutamente interior. Cuando se manifiesta, debe ser acompañada de sagacidad, para evitar que se transforme en torpeza o injusticia. En el Evangelio encontramos una sentencia que se refiere al mismo tema. Jesús dice que los hijos de la luz deben ser sencillos como las palomas pero prudentes como la serpiente. (4) LA 4ª LÍNEA: nos dice que a lo único que debe aferrarse el sujeto en tiempos de la Inocencia, es a su propia rectitud. Para conservar su inocencia en tiempos de La Inocencia, el sujeto sólo deberá ser leal a sí mismo y conservar su rectitud. La inocencia interior, WU-WANG, viene a ser el bien más preciado del hombre. Es la llave que lo vincula a la Naturaleza cósmica de la cual él forma parte. Quien actúa con este tipo de actitud interior, nada debe temer, pues todo lo que en verdad le corresponde, lo conseguirá, de una u otra manera. Tampoco nadie le podrá arrebatar lo que sea verdaderamente suyo, si obra además con prudencia.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien pleno de inocencia, que enferma sin culpa propia. El oráculo aconseja no ingerir medicamento alguno, pues la enfermedad desaparecerá naturalmente. Es la única vez que el oráculo brinda un consejo de tipo médico, preciso y concreto. Se refiere a las enfermedades producidas sin culpa alguna por parte del agente, que son aquellas que no fueron causadas por excesos o transgresiones de conducta. Según el oráculo, este tipo de dolencias tienden a curar por sí mismas, en mérito a mecanismos naturales. He aquí que la Inocencia se define en esta línea, no solamente como una cualidad del sujeto, sino como una verdadera potencia: la propia energía de la

Naturaleza, de la cual participa el sujeto inocente. A contrario sensu, podríamos interpretar que las únicas enfermedades que requieren un tratamiento específico son aquellas producidas como consecuencia de la inconducta del enfermo. Es notable la correlación de esta línea con corrientes de pensamiento contemporáneas que relacionan las enfermedades con problemas interiores no resueltos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto en perfecta inocencia interior, y con perfecta conciencia de que no debe actuar. Si actuara, sería desafortunado, agrega. El sujeto permanece inocente, mas el tiempo de la inocencia ya va llegando a su fin. Esta línea marca su límite extremo, de modo que si el sujeto actuara, ya estaría dentro de las particulares razones de otro tiempo, aún permaneciendo en inocencia interior.

NOTAS (1) Marcos, 7-15, Mateo, 15-11 y 17/20. (2) Mateo, 18-3. (3) Mateo, 6-26. (4) Mateo, 10/16.

26. TA-CH´U / AUTODISCIPLINARSE / RESTRINGIRSE

La naturaleza inocente, pura, siempre es domeñada por alguien, sea en el ámbito familiar, social, económico o político. Pero también podemos ser nosotros mismos los que nos disponemos a cultivarnos. De allí que al hexagrama "La Inocencia" la suceda "TA-CH´U", signo llamado por Wilhelm: "La Fuerza Domesticadora de lo Grande", por Blofeld: "El Gran Nutridor", por Gall: "La Ambición", y por Cordiglia: "Fuerza Educadora". Para nosotros, se relaciona estrechamente con la autodisciplina. Es el hexagrama reverso de La Inocencia.

Este hexagrama, el número 26 de la serie, presenta los trigramas

"KEN", arriba, y "CH´IEN", abajo, de modo que las imágenes que lo componen son: un cielo al cual se le coloca una montaña encima. Las líneas individuales vienen a decir, cada una a su modo, cómo debemos domeñar nuestra naturaleza originaria, la fuerza y la creatividad; en resumen, el elemento yang. Metafóricamente hablando, cómo comprimir nuestro cielo interior haciéndonos, voluntariamente, montaña.

LA 1ª LÍNEA: muestra a una persona que, frente a un peligro en ciernes, detiene su marcha. El progreso no es pasible de ser forzado. A veces, es conveniente detenerse para acumular energías, pues todo progreso verdadero exige una cierta reserva de energía extra para hacer frente a cualquier peligro que pudiera surgir. La sabiduría que encierra esta imagen consiste en una exhortación a determinar en qué ocasiones debemos dejar de ser protagonistas exclusivos del progreso para compartir ese protagonismo con la energía del tiempo. Frente a la mera posibilidad de una dificultad es, pues, conveniente detenerse y dejar acumular esa energía temporal que R. Wilhelm denomina "lo grande", hasta que ella misma fuerce una salida y podamos, así, "cabalgándola", digamos, seguir adelante con más dominio y seguridad.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a un carruaje que no puede avanzar porque posee un eje roto. Otra forma de dominar la naturaleza originaria es aprender a distinguir los hechos tal cual son, de los hechos tal como debieran ser conforme a lo que deseamos. Si queremos modificar la realidad, debemos partir de cosas reales y no de ideas de cosas.

El detenimiento del sujeto no se impone, pues, aquí, por virtud de cavilación ninguna, sino que la imposibilidad de continuar el viaje se impone por sí misma: el carruaje posee un eje roto; hay que esperar y arreglarlo, o cambiar de medio de transporte.

LA 3ª LÍNEA: contiene una exhortación al ejercicio del gobierno del carruaje, y de la defensa armada. He aquí una hermosa metáfora que usa el Libro de las Mutaciones para referirse a las fuerzas instintivas, pulsionales, inconcientes, simbolizadas en el caballo que se supone tira del carruaje, las cuales, mediante el autodominio, pueden ser aprovechadas, a condición de que día a día nos ejercitemos en su control.

LA 4ª LÍNEA: presenta la imagen de un toro joven, al cual se le ha colocado una tablilla protectora delante de sus incipientes cuernos. Gran ventura, augura el oráculo. Se refiere esta línea a la necesidad de precaución contra los efectos no queridos, o nocivos, de una naturaleza pura, grande y originaria que no conoce freno alguno. La tablilla simboliza los medios de protección contra posibles daños que ella pueda causar.

LA 5ª LÍNEA: muestra un jabalí castrado. El oráculo augura buena ventura. En este caso, la naturaleza originaria se conquista, extirpando las mismas raíces del mal que pudiera ocasionar.

LA 6ª LÍNEA: presenta al sujeto de la misma cabalgando los cielos. He aquí la culminación del proceso de domesticación de la naturaleza originaria. El hombre es, ahora, plenamente dueño de sus potencias naturales y puede comenzar su ascenso hacia la sabiduría, en concordancia con el orden universal. El psicoanálisis se refiere tangencialmente a esta idea mediante el concepto de "sublimación".

27. I / ALIMENTARSE

Este hexagrama (número 27) está consagrado al comer, a la nutrición, en un amplio sentido, es decir, material y espiritual. Su nombre chino es "I", y está constituido por los trigramas montaña, arriba, y trueno abajo. Su aspecto remeda el de una boca abierta, pues se trata de un hueco, formado por todas líneas partidas, cerrado por arriba y por debajo con sendas líneas enteras, que serían los labios.

No trata este signo de la alimentación que dispensa el Cielo (tema éste al que se refiere el hexagrama Nro. 5, “La Espera”),

sino del acto mismo de comer; la nutrición como actividad propia de cada uno. Se trata de la búsqueda de aquello que nosotros mismos buscamos incorporar, sea material o espiritualmente, y que nos servirá de nutriente. Porque todas las cosas pueden llegar a nutrirnos, para bien o para mal, además del alimento material. Son los afectos, las experiencias, las ideas, las imágenes, las buenas y malas costumbres, etc.

El Libro de los Cambios supone la existencia de un equilibrio fundamental entre aquello que ingerimos o damos cabida en nosotros, y lo que expresamos o expelemos. Por eso los textos sapienciales que acompañan a este hexagrama establecen que el noble pone especial cuidado en sus palabras y, simultáneamente, es moderado en el comer y en el beber.

Existe una alimentación de lo recto y existe una alimentación de lo innoble. Así como pueden alimentarse las potencias creativas y morales del hombre, también pueden ser objeto de alimentación los defectos, las abyecciones, y los apetitos desordenados. Por ello, alimentarse no es lo mismo que ingerir. El Libro de los Cambios exhorta aquí a practicar la alimentación en forma cuidada, y, de ser posible, con la unción que merecen todos los pequeños milagros cotidianos.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien mirando, boquiabierto, a su vecino, mientras deja escapar su tortuga mágica. Previamente, conviene aclarar el significado que parece tener la imagen de la tortuga mágica, también llamada por otros autores: "sagrada", y también "vigorosa". Blofeld apunta que los

caparazones de tortuga, en épocas ancestrales, servían a los chinos para practicar la adivinación. En cuanto a Wilhelm, coincide con Legge en que se trata de una tortuga, y agrega que se suponía vivía del aire, sin necesidad de alimento material. J. Cordiglia dice, por su parte, que "soltar su tortuga mágica" significaba tanto como "perder la fuerza", "desorientarse", "abandonarse pasivamente al curso de los acontecimientos", por ser la tortuga "instrumento de estabilidad".

Cualquiera haya sido el significado admitido tradicionalmente entre los chinos, en nuestra opinión, esta línea trata de una capacidad innata para nutrirse (simbolizada por la tortuga mágica) que el hombre pierde precisamente por mirar a su vecino como encandilado. Estando el hombre integrado totalmente a su ambiente natural, debería encontrar su alimento propio tal como lo encuentran todas las demás especies vivientes. La inexistencia de muertes por inanición de animales en libertad da cuenta de un equilibrio fundamental biológico del cual el hombre civilizado se encuentra desplazado. El Libro parece atribuir la pérdida de esa fuerza o tendencia natural a quien es presa de envidia, emulación, excesiva admiración o afán de competición.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en procura de su alimento. Primero mira para abajo, pero seguidamente, en secuencia separada, se aparta de su medio para ir a buscarlo en lo alto de una colina. El oráculo sentencia que continuar así traerá desventura. La primera imagen alude al acto de alimentarse con lo inferior en lugar de procurarse el alimento con lo más elevado y noble. No

mirar para abajo en busca del alimento sería el consejo; es decir, procurar alimentarse con lo mejor y más noble. Esto vale para la comida, pero también es extensible a las lecturas, compañías, espectáculos, etc. En cuanto a la segunda imagen, el oráculo no considera correcto el ir a buscar el alimento abandonando el medio propio y alejándose tanto como si se lo fuese a buscar a lo alto de una colina. Ello equivaldría a negar la interacción profunda y permanente que cada ser mantiene con su situación natural biológica, humana, geográfica, etc., en el plano de lo virtual.

LA 3ª LÍNEA: nos señala a alguien nutriéndose incorrectamente. El oráculo augura un grave daño. Se refiere la línea a una ingestión de cosas que no nutren, como ser las que sólo causan placer a los sentidos, o alimentan la frivolidad, vanidad u ostentación, que no edifican interiormente. El oráculo augura daño, el que debe ser entendido como daño físico tanto como emocional.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que, buscando su alimento, primero mira hacia abajo con la avidez de un tigre, y, al no encontrarlo, se dirige hacia la cumbre de una colina. El oráculo agrega que esa actitud es correcta. La primera instancia en el proceso de reinserción del hombre en su medio natural consiste en la firme convicción de que todo ser de la Creación es absolutamente necesario, por más modesto que sea su puesto dentro del orden cósmico universal. Que cada ser constituye una ventana a la realidad, un mirador desde el cual

aquella se ve desde un ángulo absolutamente particular, intransferible y legítimo. Nadie podrá ver jamás el mundo como tú lo ves, y, paralelamente, el mundo se enriquecerá con tu particular visión. El universo todo se enriquecerá con tu modo de vivenciar las cosas, que es único y precioso y eterno, como puede serlo una cifra, o una figura geométrica. De allí que cada ser del universo posea el derecho intangible a su alimento.

El sujeto de la línea está hambriento y no encontrando su alimento abajo, se decide a subir a una colina a buscarlo. En este caso, es legítimo su accionar. Bendigamos, pues, la falta de alimento, si es que por esa falta se nos ofrece otro, desde lo alto, en su lugar, parece sugerir el oráculo.

LA 5a LÍNEA: muestra a alguien que, en su alimentación, no actúa por su cuenta, como es de esperar, sino que se deja alimentar por un superior. Eso es correcto, dice el oráculo. El libro considera a esa conducta como acertada. Si el sujeto carece de la iluminación interior que le permite discriminar qué ha de comer y de qué habrá de nutrirse, es bueno que se coloque bajo la tutoría de aquel en quien confíe. He aquí al propio Libro de las Mutaciones, que se presenta siempre, a través de la consulta oracular, como un guía y una fuente inagotable de alimento.

LA 6ª LÍNEA: narra el encuentro del sujeto con Aquel de

quien procede todo alimento. Ese encuentro, aunque peligroso, nos colmará de bendiciones, se afirma. Es la esfera más profunda de la psiquis humana, todo lo que allí sucede es de naturaleza dramática, vale decir, todo fenómeno es allí, esencialmente, una trama argumental entre personas. Late aún, en esas profundidades de la vida anímica, el mundo del niño, que es un mundo animado y personalizado. Esto quiere decir que todo aquello que nos acontece, en última y remota instancia, será vivenciado por nosotros como algo proveniente, no de circunstancias más o menos azarosas, sino de acciones intencionales provenientes de sujetos.

A diario experimentamos la necesidad de someter a frío raciocinio las primeras reacciones que sentimos frente a algo agradable o desagradable, justo o injusto que nos sucede, y de desbrozarlas del afecto que, sin darnos cuenta, proyectamos sobre ellas. Reaccionamos de primer intento, tal como si la fuente de la fortuna e infortunio fuese siempre una relación personal, un "alguien", un sujeto responsable e imputable que actuara en favor o en contra de nosotros, a sabiendas o de propósito. Es así que, más de una vez, hemos deseado golpear los objetos que tenemos a mano, como resabio de aquel infante que se enojaba con la silla cuando tropezaba.

Por ello es que, para comprender las cosas claramente y someterlas a profundo juicio valorativo, debamos a menudo tratarlas como si fuesen sujetos, es decir, debamos personalizarlas, inventándoles una figura fantasmal que las haga patentes en la esfera psíquica más profunda. Así, solemos hablar

de los grupos humanos, o las enfermedades, o ciertos acontecimientos o ideas como si fuesen individuos dotados de personalidad.

La idea de nutrición, en sentido amplio, vale decir, comprendiendo ambos aspectos, espiritual y físico, no escapa a esa norma. En nuestro fuero íntimo, cuando sometemos la idea a los más íntimos parámetros, encontramos siempre, indefectiblemente, un "Alguien" que nos nutre, así sea Dios, o la Naturaleza.

Si fuésemos gallinas, tal vez nuestro destino sería encontrarnos con "el Gran Maíz", o "el Gran Gallo". No existe la menor ironía en estas líneas, y espero que ningún lector se escandalice con ellas, ni las encuentre irreverentes. Si nos atrevemos, sin más ni más, a comparar a Dios con el hombre, no veo por qué el resto de los seres vivos de la Creación carezcan de ese derecho. Debiéramos, más bien, maravillarnos e inclinarnos ante el fenómeno inefable de la vida, dondequiera que ella se manifieste.

Debiéramos sentir envidia de la percepción del mundo de los animales; de la visión polifacética de la abeja, de la exuberante capacidad de emoción del perro, del callado sacrificio de los utilizados en laboratorio. Debiéramos, entonces, prepararnos para el encuentro con Ese Ser Trascendente que nutre, cualquiera sea la identidad que le atribuyamos. El Libro de los Cambios asegura que ese encuentro nos colmará de bendiciones.

28. TA-KWO / EL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL, LO EXCEDENTE

Cuando los seres son alimentados, cuando las cosas se desarrollan, siempre existe un punto, un momento, en el cual se espera de ellos un movimiento. Es el hito que marca la aparición de un estado de excedencia. Dicho en otra forma: cuando las cosas crecen, llega un momento en el cual necesitan otro centro de gravedad que se les acomode mejor a su nuevo estado. Esto acontece en todos los planos. Si cargamos en demasía alguna cosa, llegará el momento del derrumbe. Si estudiamos una carrera y obtenemos el diploma correspondiente, necesitaremos un nuevo espacio social y económico en el cual actuar. Cuando el feto crece dentro del claustro materno, existe un tiempo que se llama, precisamente, de "excedencia", en el cual, por sus dimensiones y su estado de maduración, ya no podrá estar más en ese lugar y deberá salir y vivir de otra manera.

A esta estructura universal se refiere el hexagrama número 28, "TA-KUO", traducido comúnmente como "La Preponderancia de Lo Grande" y también como "Exceso" por varios traductores. Está compuesto por lago, arriba, y viento, abajo, de manera que su aspecto general es el de cuatro trazos fuertes, yang, que

conforman el cuerpo del hexagrama, y dos trazos débiles, yin, a cada lado, es decir, por arriba, y por debajo. Da la idea de algo pesado o voluminoso que, sin embargo, está sostenido por débiles puntos de apoyo, lo cual, anuncia un estado de exceso, esencialmente transitorio, breve, esperándose de él un pronto derrumbe en busca de otra posición.

Pero la idea no se refiere sólo al concepto de sobrepeso, al estado de excedencia, sino que, además, involucra el concepto de "lo extraordinario" y lo "excepcional". Las líneas particulares desarrollan estas dos ideas. Las líneas 3ª y 4ª se refieren al exceso, y las líneas 1ª, 2ª, 5ª y 6ª se refieren a lo extraordinario o excepcional. Es por ello, entendemos, que Wilhelm no traduce el signo como exceso, sino que le da un título más amplio y omnicomprensivo como es el de "La Preponderancia de Lo Grande", dándose así a entender que este signo trata sobre lo grande en el sentido de sobrepeso y exceso, y también sobre lo grande como lo extraordinario y excepcional.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien colocando sobre una superficie un lecho de esteras de junco, blancas y finas, a fin de proceder a realizar allí algo extraordinario, como ser, depositar encima cosas muy delicadas o extremadamente pesadas. Honda sugestión emana de esta imagen. Recuerda los ritos, en todas las religiones del mundo. Casi siempre, los utensilios inherentes al culto se aíslan de la superficie adonde serán depositados, como señal de reverencia, de respeto. Como si, al igual que la figura del hexagrama, lo grande debiera estar

separado del resto (el suelo o el próximo hexagrama) por lo débil. La misma actitud de cuidado, reverencia, y también de expectativa significa el colocar manteles en las mesas donde se servirá la comida.

Pero esta idea posee otro costado: las cosas muy pesadas también requieren una aislación del suelo. Las cosas muy pesadas pueden deteriorar o mellar las superficies donde son colocadas y entonces, generalmente, se les coloca algo muelle debajo. Aquí también lo grande debe ser aislado.

En otro orden de ideas, el hombre grande también se aísla. Rehuye el bullicio y se rodea generalmente de gente sencilla. Esta línea anuncia el tiempo de lo extraordinario y el tiempo de la preponderancia de lo grande en busca de un nuevo equilibrio. Requiere, por tanto, todo lo que se refiera a él, un cuidado especial, por las expectativas que trae aparejadas.

LA 2ª LÍNEA: se expresa en dos imágenes: la primera es la de un árbol seco, de cuya raíz brota un retoño. En la segunda, se trata de un marido viejo poseyendo a una esposa joven. El oráculo augura ventura. Se trata aquí de lo extraordinario entendido como excepcional e inesperada renovación, como recomienzo feliz. El árbol seco vuelve a brotar, desde su base; el hombre viejo es capaz de transmitir la vida. En ambos casos se produce una sorpresa agradable, que supera las expectativas. Es esta obra manifestación de Lo Grande.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra a una viga enorme que sostiene un techo y que por causa del sobrepeso que debe soportar, se arquea, doblándose por el medio y amenazando caerse. Otro aspecto de lo extraordinario se manifiesta en lo excesivo, que es a lo que alude esta línea. Lo excesivo, en cualquier plano del acontecer universal de que se trate, pierde necesariamente los apoyos en los que se sostiene, y, forzosamente, se derrumba. Los excesos en política, en la conducta individual, en los hábitos, así buenos como malos, siempre acaban estrepitosamente. Los excesos de poder han causado la mayoría de las conmociones sociales ocurridas en la historia, así como en muchos casos, las enfermedades del cuerpo y de la mente son debidas asimismo a excesos en la alimentación o en el régimen de vida.

Cabe destacar que lo excesivo, en sí mismo, siempre llega a serlo "en relación a un andamiaje, a una arquitectura de elementos". Si la viga estuviese apoyada sobre el suelo, directamente, ninguna carga que se le acoplase llegaría a ser excesiva. Del mismo modo, los ermitaños y anacoretas podrían llevar las existencias más extravagantes sin pasar por excesivas. Pero lo excesivo siempre lo es en relación a los puntos de inserción con el todo, o la estructura, así sea arquitectónica, biológica o social. A este último respecto, un modo determinado de vestir podrá ser juzgado excesivo para la mucama, mas no para la dueña de casa, porque en ambos casos siempre estará relacionado con sus funciones o sus posibilidades económicas. Ciertas licencias en la conducta dentro de la empresa se juzgarán un exceso para el empleado raso, pero quizás no si cae en ellas el gerente, porque

siempre se relacionan con el vínculo o soporte que une la cosa de que se trate, con el todo. Ese vínculo, recordamos, está simbolizado por las dos líneas yin de los extremos de este hexagrama.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra la imagen de una viga que sostiene un techo, la cual, a causa del sobrepeso, recibe sostén desde abajo. Habrá ventura sólo si el sostén se limita a apuntalar la viga. La colocación de un soporte para apuntalar una viga en peligro de derrumbarse es muy común y, en determinadas circunstancias, es lo apropiado. Mas el puntal jamás deberá aspirar a elevarse por encima de la viga. De lo contrario, acelerará el derrumbe.

En determinadas circunstancias, un hombre colocado en una situación de jerarquía por sobre otros puede necesitar de la ayuda de éstos a fin de evitar una sobrecarga de responsabilidades. Mas esta ayuda proveniente desde abajo reconoce como límite natural la propia altura de aquel que precisa de ayuda. Si el ayudador ocasional pretendiera una mayor altura jerárquica o de prestigio que aquel a quien auxilia, su eventual cooperación sería contraproducente. La estructura social de que se trate se vería resentida. Se impondría una reestructuración, o cosa semejante.

LA 5ª LÍNEA: nos presenta la imagen de un árbol seco que, ello no obstante, florece, y, en secuencia separada, se habla de una mujer anciana que obtiene un marido joven. No hay mácula ni elogio.

Esta línea es formalmente semejante a la línea segunda, pero su sentido es opuesto al de aquella. Se trata de lo inesperado como extraordinario, pero más que un canto al poder de lo grande — como allí—, aquí se trata más bien de la coronación de un final. Poca vida le queda al árbol seco que florece: del mismo modo, ninguna esperanza de prolongación de la vida ofrece el matrimonio de una anciana con un joven. Esto evoca "el canto del cisne", entendido como la exaltación del final. Son los adioses floridos de la literatura.

LA 6a LÍNEA: habla de alguien que, con extraordinario valor, se atreve a cruzar un gran río, hasta que el agua llega a cubrirle totalmente la cabeza. El oráculo augura desventura. Esta línea nos pone en contacto con lo heroico, otro aspecto u otra manifestación de lo extraordinario y de la preponderancia de lo Grande. Es el deber, es la abnegación, es la entrega. Es el único caso en el cual puede uno inmolar su vida sin fallar; esto es, cuando lo hace en aras o en beneficio de los demás. A este valor se refiere Jesús en el Evangelio de Juan, cuando dice a sus discípulos: "Nadie tiene mayor amor que éste: que uno ponga su vida por sus amigos". (1)

NOTA (1) Juan, 15-13.

29. K´AN / EL AGUA, LO ABISMAL, PELIGRO, LA BÚSQUEDA DE LÍMITES

E1 signo número 29 es "K´AN", llamado "El Agua", y también: "Lo Abismal", “Peligro” y "La Búsqueda de Límites”. Está compuesto por el semisigno K´AN, duplicado. Representa una conducta de máxima fluidez y maleabilidad que se necesita para afrontar el peligro. Su comportamiento está en un todo determinado por la superficie y los límites que la contienen. Sólo puede fluir; manar y manar, hasta cubrirlo todo, llenarlo todo, rebasarlo todo, afirmándose.

El signo también representa el continente además del contenido: una hondura donde el agua queda aprisionada y de la cual saldrá, ganando su libertad, siendo ella misma, siendo más, manando constantemente. Reconociendo los límites que la contienen, que, además, son sus propios límites, para rebasarlos y

crecer hacia lo alto. El agua enseña el comportamiento correcto frente a toda dificultad: crecer.

El Libro de las Mutaciones enseña, a cada paso, que una cosa puede ser considerada en sí misma, pero también puede serlo en relación al fondo en el cual se encuentra inscripta. En el caso del agua, su conducta respecto de los límites que la contienen hace reflexionar acerca de nuestra propia conducta frente a las dificultades. Cada obstáculo con el que tropezamos nos señala, ciertamente, un trecho de nuestros propios límites, un trozo de nuestra geografía, la forma del recipiente que nos contiene y que, en rigor, nos constituye. "Somos", dentro de nuestros límites, y son ellos los que señalarán los topes a las expectativas de crecimiento.

En otro orden de ideas, debemos recordar que tenemos un cuerpo físico constituido por un setenta por ciento de agua. A través de un extenso giro metafórico, podríamos concluir que no puede sernos indiferente la conducta del agua.

Finalmente, digamos que también señala este hexagrama al elemento agua como aquello que nos sostiene. En verdad, toda vida humana es un deambular meandroso por el desierto de la existencia, en busca de aquella agua que nos sustenta, esa agua lustral, que nos quitará la sed para siempre, y de la cual habló Jesús a la Samaritana. (1) “Qué secreta quimera te arrastra, agua, rumorosa y lejana. Vital.

Sangre diluida. Agua de tierra. Agua de agua. Agua de pedernal. ¿En qué sueñas? (Agua extraña). Fría agua. Que limpias, que redimes, que bautizas, que liberas. Agua que llevas, el espejo del cielo en tus entrañas. Agua que cantas, el canto eterno de los cielos. Agua que sueñas sueños de agua, y te despeñas (cántaro alado) para forjarte un reino de cristal.

Y cuando los ciclos acaben, tendrás tú un ser como todos. Y seremos nosotros fantasmas. Fantasmas que tú soñaste. Y ya, no correrás más”. (2)

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto perdiendo su camino, a consecuencia de lo cual, cae en una hondonada. Todo peligro, en el sentido de este tiempo, comienza con una desorientación, detenimiento y posterior pérdida de rumbo. El peligro acecha a quien se ha perdido, al desorientado que intenta infructuosamente volver a su ruta, sin lograrlo. Es así como

experimenta un camino equivocado. ¿Será éste el que busca? — se pregunta—, y cae en una hondonada. He aquí que la palabra "peligro" proviene de la latina "periculum", que significa ensayo, prueba. (3) El peligro amenaza al desorientado en medio de una marcha y lo condena a una inmovilidad similar a la de quien cae en una sima, en un abismo. Esta es la imagen de peligro que proporciona el oráculo. A veces, ciertos accidentes físicos por los que tropieza la corriente de un río provocan que se forme algún pequeño torrente desviado, el cual, luego de allanar las tierras más bajas, termina a modo de pantano, o agua cenagosa. Así ocurre también con ciertas desviaciones humanas. Corrientes de agua de poco caudal, que se separan del curso principal para terminar en un estancamiento, privadas de posterior evolución.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de un hoyo profundo. Quiere salir y sólo descubre nuevas cavernas, fugaz remedo de la libertad. Aquí se pone de manifiesto la naturaleza del agua: ella va a ir ocupando los lugares más bajos. Hasta tanto no estén todos cubiertos, no habrá esperanza alguna de salida. Frente a ciertos problemas nos ocurre lo mismo: primero deberán ser solucionadas las bases, y sólo después los aspectos superficiales.

LA 3ª LÍNEA: muestra a un sujeto que, luego de explorar desesperadamente todos los vericuetos del abismo en el que ha caído, comprende que nada puede hacer, y se detiene. Las aguas, luego de ocupar todo hueco y todo bajío, se aquietan y duermen. Ahora se decidirá su destino de pantano, o de fuente.

He aquí el momento clave para su posterior destino. Ser ciénaga y contaminarse como toda agua estancada, o fluir desde sí misma, y crecer en procura de la libertad.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto recibiendo, por una ventana, los dones de un recipiente de arroz y una jarra de vino, en sencilla vajilla de barro cocido. Cargadas de poesía, estas imágenes señalan el destino de toda agua, luego de haber rellenado las simas y huecos del hoyo en el que había caído. Ahora deberá crecer hacia lo alto, como buscando un alimento que le fuera ofrecido desde el Cielo. He aquí al hombre en medio de sus dificultades, llamado hacia la esfera espiritual luego de haber caído, una y otra vez, movido por falsos espejismos de libertad. Para el hombre, como para el agua, la libertad es fruto del propio crecimiento.

Cuando en la vida hemos sido vencidos, acorralados hasta lo más arcano de nosotros mismos, podemos recibir ayuda de Lo Alto. Y ver manar un secreto surtidor que nos hará crecer, en busca de ese alimento que desciende desde una ventana, “en humilde vajilla de barro cocido”.

LA 5ª LÍNEA: muestra al agua llenando la concavidad en que ha caído, pero siendo aún insuficiente. El oráculo agrega: "El abismo no rebalsa. Sólo se llena hasta el borde". He aquí un sujeto que imita la conducta del agua para salir de sus dificultades, pero advierte que a medida que se acerca a los

bordes altos del peligro que lo encierra, deberá frenarse voluntariamente, de lo contrario, rebasará éstos y se despeñará. Su vocación de alturas era sostenida, paradójicamente, por los bordes del propio abismo del que quería escapar. El precipicio, fuente de todas sus dificultades, lo encerraba, es cierto, pero también lo contenía, le daba forma, límites y altura. Sólo él le permite crecer.

Superado el peligro, el agua ya no podrá ascender más. Deberá traicionar necesariamente su vocación de altura. He aquí que sólo crecemos en la medida y hasta el borde de nuestras limitaciones. Lo que nos encierra y nos contiene, nos da forma y talla.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto atado fuertemente con sogas, en medio de espinos. ¡Desventura!, dice el oráculo. Si pretendiéramos aferramos a nuestros propios criterios sin contar con la naturaleza de las dificultades que enfrentamos, correríamos la suerte de este sujeto imposibilitado de moverse. Todo movimiento en cualquier sentido, en tiempos de K´AN, es un avanzar en dirección y en mérito a una dificultad, un límite, un borde. De allí que cuando el peligro termina, la conducta semejante al agua, maleable fluida, debe cambiar. Una conducta demasiado maleable precisa de un cauce, un borde, unos límites, símbolos de las dificultades. Acabado este tiempo, pues, el agua pierde su destino de tal, y debe transformarse, transmutarse en otra cosa. Por eso al agua le sucede el fuego, el hexagrama siguiente.

NOTAS (1) Juan 4-14. (2) Osvaldo Loisi, El Alma de las Cosas. (3) "Periculum", viene a su vez de "periri", “intentar”.

30. LI / EL FUEGO, LO ADHERENTE, AMAR

A1 hexagrama "K´AN", El Agua, le sucede éste, llamado "LI", "El Fuego". Así, a lo Abismal, le sucede lo adherente; a la sensación de que nos perdemos en la inmensidad de las aguas, le sucede la sensación de que nos aferramos a algo. Está compuesto por los trigramas "LI" arriba y abajo. Fuego sobre fuego. En este tiempo, el elemento fuerte y luminoso, representado por la línea entera, aprisiona dentro de sí al elemento débil y umbrío, simbolizado en la línea partida. Por ello es que cada semisigno presenta una línea yin, partida, en medio de dos líneas yang, enteras.

Esto sugiere, entre otras ideas, el espacio vacío que debe haber entre dos columnas para que el techo sea sostenido sólidamente. Pero la sugestión del hexagrama va más allá: se trata de lo fuerte y luminoso "en posesión" de lo débil y umbrío, y no meramente del uno en relación al otro. Y he aquí que lo luminoso en posesión de lo oscuro no solamente resalta su nitidez, sino que gana en luminosidad; fulgura prodigiosamente. Es el fuego, como símbolo de la radiante transformación y transfiguración de la materia. En él, lo luminoso consume a lo débil y oscuro, como la llama consume la materia a la cual se encuentra adherida.

LI expresa una mágica combinación entre lo débil y lo fuerte que pone en funcionamiento un mecanismo de transformación, de consunción y de dispendio de radiante energía. Por ello el fuego carece de forma. En el tiempo de "K´AN", el agua adoptaba la forma de la hendidura que la contenía. En el tiempo de "LI”, la materia y la forma son consumidas por el fuego que las aprisiona. LI también es afecto; es el amor como fruto de la combinación de opuestos que se posesionan mutuamente. Es el amor que consume y que incendia los corazones. Que ilumina, y proporciona calor. La tradición china, por su parte, dice que este signo inspiró al prohombre Fu-Hsi en la invención de las redes para la caza y la pesca. La red es la expresión material de la idea de adherencia.

Sus líneas individuales tratan de los diversos modos de adherencia que reconocen las cosas entre sí. La primera línea expresa la vinculación "por asociación", la segunda, "por contraste", la tercera, "por oposición", la cuarta, la adherencia en

mérito a "la oportunidad", la quinta, "por adyacencia" o "vecindad", y la sexta, por el corazón, o "afectiva". Cada tipo de adherencia constituye un "sistema" vinculatorio. Es un modo particular de relacionarse las cosas entre sí, de adherirse entre ellas, en el más universal sentido.

Notamos que la causalidad, es decir, el tipo de vinculación causaefecto, que es el único válido para nuestra cultura, está ausente en el Libro de los Cambios.

Pero la sabiduría de este signo no se agota allí. El gran tema que se esconde detrás de las menudas líneas del hexagrama es nada menos que el de la soledad, uno de los males que tal vez más afligen a la humanidad de hoy. LI enseña diversos medios de superar la soledad. Dice que estamos vinculados a los demás y estamos vinculados a la realidad cósmica de muchos más modos de los que suponemos.

La asociación, el contraste, la oposición, la oportunidad, la adyacencia y el afecto, son "medios", son "caminos", que se abren a la incomunicación y aislamiento. No son ideas a considerar, sino puentes que transitar, ríos que vadear, senderos que recorrer.

En otro registro totalmente diverso, el hexagrama enseña que el hombre superior no descarta ningún material que se le ofrezca cuando debe realizar su obra. Nada es de naturaleza inferior en la realidad. Y, como el fuego, sabe que, bajo determinadas

condiciones, todo puede ser objeto de combustión.

“Oro intocable. Pasión que se consume en la retina. Oración de la luz;Fuego. Destejiendo secretos amarillos. Violetas, naranjas y bermejos. El fuego baila, derrochando brillos. La danza total del universo. Baila el fuego. Levantando altares en la inerte materia”. (1)

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien que comienza a moverse con pasos desordenados, motivo por el cual, decide prestarles particular atención. Pronto, de esa manera, recupera la estabilidad, dice el oráculo. Esta es la adherencia por asociación, ejemplificada mediante los pies, que se vinculan entre sí para producir los pasos, el andar. La línea señala que este andar puede resultar desacompasado, desequilibrado, si no fuera por la existencia de un tercer factor — la atención que le presta el sujeto al movimiento—, es decir, la propia mente del hombre que dirige y corrige el paso. Es obvio que los pies están representados por las dos líneas fuertes, y la mente directora, por la línea central, partida, situada entre aquellas, del trigrama LI. (2) LA 2ª LÍNEA: muestra la imagen de alguien conduciéndose con tal propiedad

en su medio social, que su figura resalta como si estuviese ataviado totalmente de amarillo. Habrá buena suerte, augura el oráculo. Esta es la adherencia por contraste. Es la vinculación de la figura respecto de su fondo. La figura resalta porque el fondo que le hace contraste sabe desaparecer sabiamente, sabe estar no estando, como los sabios en medio de la multitud, como las madres abnegadas. A esta vinculación, que es siempre secreta, se refiere la línea, modo de relacionamiento hondamente humano y preñado de sabiduría.

LA 3ª LÍNEA: muestra, plásticamente, a un sol poniente, y a un hombre lamentándose, como si fuese un anciano, por el acabamiento de la vida, "...en lugar de cantar, con su instrumento de cerámica", agrega el oráculo. Aquí se invita a percibir las vinculaciones por oposición, semejante a las vinculaciones amor-odio, a la vinculación sexual, y también en otro sentido a la vinculación entre partidos opuestos dentro de un régimen parlamentario de gobierno, dentro de un orden universal de analogías. En todos estos modos de vinculación entre cosas, la una supone siempre la existencia de la otra, que es, al mismo tiempo, su opuesta. Ambas "trabajan" en armonioso equilibrio, constituyendo una de las claves de la existencia.

La imagen de esta línea nos insta a ver, a través de todo acabamiento dentro de ese orden, un recomienzo, del mismo modo como a cada puesta de sol le sucede un amanecer, o a la

muerte, la vida. El oráculo indica, asimismo, que el sujeto, en lugar de lamentarse, debiera cantar, es decir, debiera aprender a celebrar, en todo acabamiento, las señales de un nuevo comienzo que, indudablemente, le sucederá.

Sin duda, ésa es la profunda razón por la cual, Salomón dice, en el Eclesiastés, que "el corazón de los sabios está en la casa del luto, más el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría". (3) No se trata, seguramente, del gusto por el luto y la aversión por la alegría del Predicador, sino que el sabio ejerce la esperanza dondequiera que esté, y el mejor lugar para ejercerla es en medio de las peores dificultades, porque son ellas los signos visibles de la existencia de una futura alegría.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien irrumpiendo, mediante una llegada brusca, en medio de los demás, que inmediatamente lo rechazan. Esta línea expresa que, en todos los casos, lo intempestivo provoca rechazo, medio que es elegido por el Libro de las Mutaciones para formular un tipo de adherencia, de vinculación entre cosas, motivado por razones de oportunidad. Así, se sugiere que lo intempestivo es rechazado por ser inoportuno. La oportunidad crea vínculo entre las cosas, y constituye una razón en sí misma, junto con todas las demás razones virtuales de que tratan las líneas particulares de este hexagrama.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto gimiendo de tristeza y derramando un torrente de lágrimas. "Habrá buena suerte", agrega el oráculo.

La tristeza del agente ha sido producida a consecuencia de algún hecho anterior, por ello el oráculo augura buena suerte, suponiéndose, formalmente, que a la desventura seguirá la ventura. De este modo el Libro de las Mutaciones enuncia el fenómeno de adherencia, de vinculación entre las cosas por motivos de vecindad entre las mismas.

LA 6ª LÍNEA: narra la historia de alguien que es empleado por su rey para que intervenga activamente en una expedición punitiva. A continuación, el oráculo señala que él castigará solamente a los cabecillas, y no al grueso de la tropa vencida. Aquí se describe a la adherencia, a la vinculación entre hombres por motivos de adhesión. Tanto en la primera imagen como en la segunda, se pone de manifiesto esta estructura universal consistente en la ligazón entre individuos movidos por la fidelidad o lealtad de corazón.

En el primer caso, se trata de un acto de fidelidad de un vasallo respecto de su rey, que le encomienda una misión militar. En la segunda imagen, esta vinculación está presente también. Esta vez para eximir de castigo a quienes, aun siendo enemigos, se hubieran comportado fielmente respecto de sus jefes.

Repetimos aquí que esta adhesión del corazón entre personas, crea vínculos y razones propios, como en los demás casos contemplados en el resto de las líneas particulares. Este caso en

particular, coincide con aquella conocida frase de Pascal, que decía que "el corazón tiene razones que la razón no entiende". Si de alguna manera tuviéramos que resumir en pocas palabras el valor del Libro de las Mutaciones para la cultura de hoy, podríamos afirmar, sin equivocarnos, que representa un medio eficaz para entender aquellas razones que la razón lógica no entiende. Son las razones del corazón, las que tejen la trama más íntima de la existencia humana; aquellas responsables, en última instancia, de lo que llamamos felicidad o infelicidad.

NOTAS (1) Osvaldo Loisi, El Árbol de la Memoria. (2) Otro ejemplo típico de tal vinculación por asociación podría estar dado por la balanza. Ambos platillos, opuestos, trabajan al modo de ambos pies, en función de un tercer factor, en este caso, el fiel. (3) Eclesiastés, 74.

31. HSIEN / EL INFLUJO, LA SUGESTIÓN

Luego del acoplamiento entre lo Creativo y lo Receptivo, del cual aparecerán todos los seres del Cosmos, puede decirse que se opera una sucesiva y progresiva combinación de éstos entre sí, a instancias de un "Influjo", una "Incitación", un "Impulso", o una "Sugestión", que es consagrado en el hexagrama número 31, cuyo nombre es "HSIEN". Wilhelm lo traduce como "El Influjo" y también como "El Cortejo", Blofeld como "Atracción" y también como "Sensación", Gall como "Las Influencias Recíprocas", Cordiglia como "Unir", y Lauer como "La Influencia" y también como "La Atracción". Indudablemente, la idea general de este hexagrama gira en torno

a la fuerza de la Sugestión en sus distintos aspectos. Se trata del impulso espontáneo, la energía que induce el acoplamiento entre lo fuerte y lo débil. Es también representativa de la unión sexual.

Todas las líneas particulares de la secuencia de este tiempo, estarán dedicadas al tratamiento de ese impulso, esa energía sugestiva, en relación a su expansión, conducción, dirección y fluencia, para concluir en la consagración de la palabra como máxima expresión de ese elemento.

Toda relación entre los seres diversos de la Creación se inicia en "El Influjo", en un tiempo que provee la mutua atracción entre lo fuerte y lo débil. Dicho de otro modo: el inicio de toda relación espontánea y fértil se basa en la sugestión, que, concebida dentro de este tiempo específico, consiste en la atracción entre fortalezas y debilidades mutuas. Todo relacionamiento es, en el tiempo de HSIEN, un fino entramado en el que se complementan elementos fuertes y débiles de aquellos seres llamados a relacionarse.

Las imágenes que integran el hexagrama son la de una montaña, y un lago. La montaña posee su cresta ahuecada, en cuyo interior duerme el agua. Estas imágenes sugieren las posiciones básicas que adoptan lo fuerte y lo débil para proveer a su unión: en tiempos del Influjo, la unión se realiza colocándose lo fuerte por debajo de lo débil, así como la montaña se coloca debajo del lago, así como el enamorado se coloca por debajo de su amada para cortejarla. La misma idea es sugerida por la imagen del cachorro de león jugueteando por encima del cuerpo de su madre. Lo fuerte siempre se coloca debajo, en dirección de la

tierra, como la base de la montaña o las raíces de los vegetales. En fin, como el pueblo mismo, sobre el cual se instalan las potestades.

El ahuecamiento de la cúspide de la montaña sugiere, por otra parte, que el influjo es puesto en movimiento mediante el vacío. Dicho de otro modo: es el hueco o vacío el que inicia el Influjo, creando un poder de atracción semejante a la atracción de vientos que producen los centros ciclónicos, escasos de aire. Este vacío, este hueco, está simbolizado en toda línea partida y actúa de esa manera en todos los planos de la realidad fenoménica. En lo personal, corresponde a una actitud receptiva y acogedora. En órdenes más remotos, como la geopolítica, por ejemplo, se manifiesta como descuido o abandono de áreas de frontera, lo que suele atraer las apetencias de vecinos conquistadores.

La enseñanza acerca de lo virtual que extraemos de este aspecto del hexagrama es grande, desde que se brinda, a través del pensamiento analógico, la estructura universal de la atracción como acontecer situado más allá de todos los fenómenos particulares en que aparece. Si aspiramos a que los clientes penetren a través de la puerta de un local de negocio recién inaugurado, debemos dejar la entrada libre; debemos producir el hueco, la línea yin. No debemos nosotros mismos obliterar la entrada parándonos justamente allí por donde la gente deberá pasar. El vacío, el hueco, atrae siempre, es su función. Sin embargo, atraerá tanto a clientes como a ladrones. Este vacío, este hueco universal, puede llamarse "amplia y fácil entrada", como "descuido". Puede llamarse también falta de compañía, por eso, quien sale solo, la encuentra, dice el Libro. Puede llamarse

abandono. Por ello los terrenos baldíos atraen a intrusos. En fin, también puede llamarse "femineidad", en un grado de apelación más elevado.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien moviendo el dedo gordo de uno de sus pies. El impulso del cual trata el hexagrama, es una energía que se nace de la tierra fecundada por el cielo, más allá de lo físico y de lo psíquico. Por eso, en el cuerpo, comienza a manifestarse por las extremidades inferiores.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto moviendo sus pantorrillas. Será malo, dice el oráculo, y agrega: "Más vale permanecer quieto". Esta línea parece referirse a quien, desaprensivamente, centra su conducta en el seguimiento a otros. El sujeto encuentra más cómodo aceptar lo que otros elaboran o crean o proclaman, que pensar la realidad por sí mismo.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien sintiendo el influjo en sus muslos. Mala suerte, augura el oráculo. Aquí el impulso parece manifestarse a mitad de camino entre la extremidad inferior del cuerpo y la cabeza. No será correcto seguir al impulso en situación semejante, pues primero debería esperarse la orden emanada del cerebro. Dicho en otros términos, el oráculo sugiere que debemos tolerar los movimientos inconcientes que genera el impulso, más de ninguna manera realizarlos voluntariamente cuando no han pasado previamente

por el raciocinio. En sentido moral, diríamos que lo malo no está en sentir, sino en consentir.

LA 4ª LÍNEA: dice que quien se manifiesta inseguro en sus movimientos no consigue más adhesión que la de su círculo íntimo. No influye grandemente en los demás. Es misión de todo influjo el trascender hacia los demás, mas esto requiere como condición un orden interior en la propia personalidad portadora del influjo. Cuando la personalidad es insegura, se hace mala conductora de impulsos. Estos se pierden a mitad de camino. Lo advertimos en personas de movimientos disarmónicos, en que sus propios objetivos tropiezan con continuas idas y venidas. Por lo contrario, la gente aplomada, segura en sus gestos y movimientos, es la que resulta más influyente y la que es capaz de irradiar más sugestión.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien intentando mover — infructuosamente— una parte inarticulada del cuerpo. (1) La misión del influjo es transmitirse a través de la materia y trascender la propia persona. Esto requiere que el mismo sea aplicado a aquellas partes del cuerpo que sean aptas para transmitirlo. Debe tratarse, pues, de partes articuladas o conectadas con otras, pues de no ser así, la transmisión del impulso fracasaría.

Trasladada esta imagen a otros campos, diríamos que se trata de

la misma estructura universal que le ha hecho decir a Jesús que no había que arrojar perlas a los puercos. (2) Las enseñanzas de sabiduría son para aquellos que, según el Evangelio, "tienen oídos para oír", pero también para quienes tienen capacidad para transmitirlas.

LA 6ª. LÍNEA: muestra a alguien moviendo los maxilares y la lengua. Esto sugiere la última manifestación del influjo, a través de la máxima manifestación del espíritu humano. Los maxilares y la lengua son, a su vez, las partes del cuerpo más cercanas al movimiento voluntario. El Libro de las Mutaciones viene a consagrar, aquí, a la voz como la verdadera vía regia para la transmisión del influjo.

NOTAS (1) Legge dice "la carne cercana a la espina dorsal, sobre el corazón". Wilhelm dice: "la nuca". (2) Mateo, 7-6.

32. HENG / LA DURACIÓN, LA PERSEVERANCIA

E1 signo que le sigue al anterior es "HENG", el hexagrama número 32, traducido por Wilhelm como "La Duración", por Blofeld como "La Larga Resistencia", por Gall como "El Matrimonio", por Cordiglia como "luna Creciente", y por Lauer como "La Resistencia" y también "La Duración". Está compuesto por los semisignos CHEN, arriba y SUN, abajo, esto es: trueno y viento respectivamente.

Si el hexagrama HSIEN era el influjo, la chispa, la energía sugestiva, HENG viene a ser su cauce, su itinerario, las vías por donde esa energía va a circular. Por ello, este signo encierra el secreto y la sabiduría de lo perdurable. Es lo que hace durables a

las instituciones, desde el matrimonio hasta el propio Estado, así como iglesias, empresas, asociaciones, etc. Es lo que hace perdurables las amistades y los vínculos de todo tipo.

En el orden individual, este tiempo produce la unidad del carácter, la definición de la personalidad. Las formas definidas de una persona constituyen, de suyo, un itinerario, un derrotero fijo y definido para que por él circule, una y otra vez, la chispa de la vida. A su vez, estas formas definidas, en lo exterior, ayudan a la nitidez de la imagen que se brinda a los demás. Una personalidad definida no solamente constituye un derrotero seguro para que sea recorrido por sus impulsos interiores; también representa, hacia afuera de ella misma, una suerte de "mapa de expectativas", que facilita a la persona situada frente a ella, el abordaje con facilidad.

Por el contrario, una personalidad no definida hallará dificultades en alcanzar sus propósitos de vida, por un lado, y despertará recelos y desconfianza en su entorno, por el otro. El secreto de lo durable es la perseverancia en la propia órbita, en el propio derrotero. Así se perfecciona cada uno dentro de su propio espacio, dentro de su cauce e itinerario cíclico. He aquí la edad propicia para contraer matrimonio y para iniciar empresas de índole permanente; el haber alcanzado el umbral de la propia definición del carácter y de la personalidad.

Esto es así por cuanto toda modificación posterior de rumbos, de derroteros, de expectativas, acaba indefectiblemente con la Duración. Toda unión entre humanos se realiza, por un lado, a

nivel de lo visible, mejor dicho, a nivel de lo perceptible por los sentidos, pero además, se realiza a nivel de lo invisible, que significa tanto como el nivel de las expectativas virtuales. Un cambio brusco de fortuna suele ser motivo de alejamiento del sujeto en quien recae, respecto de su grupo, aun contra la voluntad de todos, porque se han quebrado lazos interiores entre ellos, motivado por la ampliación o disminución súbita del ámbito de expectativas de uno de los miembros. Parejamente, la decisión insospechada, por parte de uno de los miembros de una pareja, de iniciarse en una carrera intelectual suele también cambiar sus expectativas, con lo cual, a la larga, puede traer aparejado una ruptura entre ambos. Lo propio suele acontecer con un brusco cambio de fortuna dentro del matrimonio. Si la unión de ambos cónyuges se originó dentro de una situación económica determinada, un cambio sensible en ésta puede resentir la unión de la pareja, en alguna medida. Son los lazos invisibles los que se verán afectados: las expectativas de uno respecto del otro.

El hexagrama enseña, pues, aquello en que reside, en última instancia, la duración de las cosas. Sólo es posible la duración de las cosas cuando a un fin le sucede un nuevo comienzo y el fenómeno de que se trate se haga, así, perdurable, así se trate de una conversación, un juego, un trabajo o la unión sexual.

¿Y cómo se logra? Mediante un itinerario sin solución de continuidad, es decir, imitando a una cinta sinfín. Itinerario es, a su vez, forma, mapa, recorrido fijo. Nunca habremos reparado, quizás, en que los ojos, al mirar, efectúan un itinerario sobre el objeto observado. Esto significa que sólo son perceptibles los itinerarios cerrados, esto es, formas definidas en el tiempo.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo cálculos acerca de la larga duración de una cosa recién aparecida. Será malo, dice el oráculo. Cuando las cosas son aún tiernas, luego de emerger, muestran estar impregnadas, casi totalmente, del espíritu del impulso inicial, HSIEN, que las rodea como un aura virginal. Por ello, es generosa y no mide riesgos la juventud; por la misma razón, las empresas nuevas deben manifestarse, de ser posible, con un derroche de entusiasmo, y eso está bien. No ha llegado aún el tiempo de pensar en asegurar su duración, ni en el ahorro de fuerzas o recursos; todo es expansión, sueños desmedidos que cargan de sentido la empresa iniciada. La cosa de que se trate parece ser ella misma todo impulso y toda sugestión.

Esta estructura universal es la que suele emocionar a los ancianos en presencia de niños pequeños, o de jóvenes aún inexpertos. Les emociona la manifestación de la vida apoyada en sí misma, sin el andamiaje de razones, ni de medios. El Evangelio narra la historia de un señor que, yéndose lejos, encarga la custodia de sus bienes a tres siervos suyos, a los cuales da, a uno cinco talentos, al otro dos y al tercero uno solo. En ausencia de su señor, los dos primeros comercian con el dinero recibido con muy buena fortuna, pues incrementan los talentos recibidos. El tercero, que había recibido sólo un talento, teme perderlo y entonces cava un hoyo en la tierra y lo esconde.

Vuelto el señor, los tres siervos le dan cuenta de lo realizado en su ausencia. Así, los dos primeros le presentan lo recibido más la

ganancia lograda. El tercero, en cambio, devuelve al señor el único talento, confesándole que lo escondió en la tierra por miedo a perderlo. La parábola termina con la condena, por parte del señor, de esta última actitud. (1) En este tiempo, más propiamente, en su comienzo, no se deben admitir miedos ni segundas intenciones. Los dos primeros siervos se manifiestan arrojados y confiando en la buena fortuna que acompañará a sus negocios. El tercero teme, opone reparos. Piensa que puede perder su única moneda si lo arriesga. Es una actitud condenable por impropia de este tiempo. En otro registro, recordemos que para no caer en un supuesto como éste, Hernán Cortés quema las naves y con ello se asegura la conquista de México.

LA 2ª LÍNEA: señala un segundo estadio en el cual desaparece la mala fortuna anterior. En un segundo estadio, HENG, que es el signo de la perennidad, de la duración, comienza a ejercer plenamente su influencia. Aquí se logra refrenar toda demasía, todo impulso, y las cosas comienzan a andar como sobre carriles.

LA 3a LÍNEA: muestra a alguien que es cubierto de humillación y de vergüenza, porque no confiere persistencia a su carácter. "En parte alguna él será perdonado", dice la versión de Legge. "Persistente humillación", dice la versión Wilhelm. Esta línea se refiere a un aspecto de la duración vinculada al carácter. El carácter es la apariencia externa de la vida psíquica. Un carácter definido, confiere a quien lo posee, una clara y definida personalidad social. Todo lo que se ve nítido, se ve

mejor y se ve mejorado respecto del resto de su entorno. Además, sirve de hito de referencia. Por ello los dirigentes naturales presentan esa particularidad exterior y los que no lo son, acuden a “asesores de imagen”. Lo que no es nítido ni definido, es borroso y confuso. Genera rechazo y temor.

LA 4ª LÍNEA: Presenta a alguien que, perseverantemente y con extremo insistencia, se empeña en cazar en un campo donde no existen animales. La perseverancia supone un rumbo y un objeto inteligentes. Privada de ello, se transforma en torpe empecinamiento. La perseverancia no sirve, en sí misma, para encontrar nada. En todos los casos deberá ser guiada por el lúcido entendimiento. La constancia supone la existencia de un mecanismo, mas en ningún caso es un método. No se endereza hacia fines, sino que, más bien, es un mismo camino en permanente renovación y lucha contra el hastío, al que logra vencer.

LA 5ª LÍNEA: se refiere al ritualismo, la cotidianeidad y la rutina, que dice que es venturoso para la esposa, pero para el esposo, nocivo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que busca la duración, la permanencia, con apresuramiento y desasosiego. Lejos está de lograr su cometido, dirá el oráculo. Según lo hemos dicho ya, la materia de la que tratan los hexagramas se refiere a aconteceres situados más allá de lo

fenoménico. Son estructuras, de las cuales los fenómenos en sí mismos son sólo manifestaciones. Buscar la permanencia como fenómeno externo, es decir, buscar la permanencia en aquello que ofrecen los sentidos, es absolutamente vano. Para hallar la permanencia, es preciso conocer la estructura invisible que la hace posible. Todo apresuramiento nos traslada inmediatamente fuera del tiempo humano y real, para situamos en un tiempo meramente convencional, que es el tiempo que se mide en relojes y calendarios.

NOTA (1) Mateo, 25-14/30.

33. TUN / LA RETIRADA, LA HUÍDA

Las cosas perdurables lo son durante el tiempo de HENG. Cuando el tiempo de lo perdurable acaba, le sucede el tiempo de "La Retirada", el hexagrama número 33, llamado "TUN", en chino. TUN está compuesto por los trigramas CH´IEN, arriba, y KEN, abajo, que acoplan las imágenes del cielo y de la montaña, respectivamente. La idea es la de una retirada propia, es decir, una retirada efectuada en el tiempo propicio y oportuno. Una retirada activa y, podríamos decir, estratégica. Se parte de la base de que las líneas yin se encuentran en plena y legítima expansión, amenazando virtualmente con ocupar todo el hexagrama para desalojar a todas las demás líneas. De tal modo, toda resistencia sería inútil y costosa, de manera que lo más propio y oportuno, en este tiempo, es retirarse.

A esta retirada estratégica y activa se refiere Jesús en el Evangelio de Juan, cuando anuncia a sus discípulos que ha llegado para él el tiempo de volver al Padre, porque se acerca el príncipe de este mundo. (1)

Todas las líneas del hexagrama se refieren a distintos aspectos de La Retirada.

LA 1ª LÍNEA: exhibe una columna de gente retirándose. Situarse en la cola es peligroso, dice el oráculo. (2) Se supone que la retirada del grupo encolumnado es debido a una amenaza que se aproxima por detrás. Por ello, este primer puesto del hexagrama, que corresponde a la cola, resulta peligroso. La sabiduría popular aconseja a menudo "saber retirarse a tiempo" en cualquier actividad, antes de que se manifiesten las señales de un declinar lamentable de la persona u otra circunstancia que así lo imponga. En todas las latitudes y culturas, los niños de corta edad suelen jugar a una carrera en la cual establecen que el resultar último resultará particularmente humillante.

Todas las secuencias temporales poseen un último estadio, que está en contacto estrecho con la secuencia siguiente, que es su opuesta. Los últimos estadios son siempre aquellos signados por la decadencia, fuertemente influidos por la próxima muerte del tiempo a que pertenecen, y por el tiempo siguiente, que comenzará negando todos los valores que anteriormente tenían vigencia.

Esta es una estructura ciertamente cargada de melancolía, pero es inexorable. Cuando una moda, de cualquier clase, se va, y es reemplazada por otra, los últimos en abandonarla siempre caen en el ridículo. También resulta de mal tono ser el último en retirarse en una fiesta social, o comerse el último bocadillo de una bandeja. El elemento universal es, en todos los casos, el mismo, que se manifiesta en cualquier plano de lo fenoménico.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto apegándose a su propósito con tanta tenacidad, que pareciera atado a él con una correa. Este estadio corresponde a la terquedad. El sujeto se opone al tiempo de la Retirada con suma terquedad, aferrándose a su posición. Este punto de la secuencia marca la oposición más firme con que deberá tropezar este tiempo. En ocasión de ordenarse, en una batalla, una retirada —estratégica o no—, la mayor oposición parte, a veces, de aquellos que comandan el sector de tropas en contacto más estrecho con el enemigo, posición simbolizada por esta línea.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien retirándose con dificultad, en razón de encontrarse arraigado al lugar, o a la posición que debe abandonar. La situación es triste y peligrosa. Tal vez, el sujeto debería cobrar razón de que existe un tiempo para todo, incluso un tiempo para el desarraigo, diríamos, parafraseando al Eclesiastés. (3)

El oráculo agrega que, en un caso así, es menester tratar con señorío a las cosas que nos atan ("como si fuesen siervos o concubinas", dice la traducción de Legge). Toda retirada implica siempre, un poco, practicar una fractura del yo, en la porción del mismo que se ha proyectado sobre las cosas que nos rodean. El emigrante siempre deja un trozo de su corazón enterrado definitivamente en su tierra natal. La poesía popular ha cantado esta estructura en todos los idiomas.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto retirándose, a pesar de sus inclinaciones. Sólo el hombre superior es capaz de hacerlo, porque puede vencerse a sí mismo. El vulgar, no lo consigue. En este capítulo de La Retirada, ésta consiste en un esfuerzo de voluntad que prueba al hombre superior, constante paradigma a que apunta el libro.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto retirándose de un modo que resulta admirable a los ojos de los que lo rodean. Lo que aquí es motivo de admiración, es la oportunidad, la justeza de la decisión. Se refiere la línea a la retirada como jugada maestra, a la resolución fruto del frío raciocinio y de la intuición.

LA 6ª LÍNEA: exhibe a alguien retirándose noble y sencillamente. Es la Retirada como resultado de una libérrima y madura decisión interior; es fruto de un verdadero desprendimiento y de un

elevadísimo sentido moral. Es esta disposición de retirarse, consecuencia directa de una fina percepción de los tiempos.

NOTAS (1) Juan, 14/28 y 30. (2) Wilhelm dice que el signo representa la imagen de algo que va retirándose, y, por ello, el primer trazo representa la cola, y el último, el más alto, la cabeza. Cordiglia, por su parte, traduce el punto como "retirar la cola cuando estamos en peligro", y Lauer dice que esta línea muestra una cola que se retira. (3) Eclesiastés, 3/1-2.

34. TA-CHUANG / EL ENFRENTAMIENTO CON EL PODER Y LA FUERZA

E1 hexagrama número 34 es TA-CHUANG", dedicado al Poder y la Fuerza. Está compuesto por los semisignos CHEN, arriba, y CH ´IEN, abajo, de manera que evoca las imágenes del trueno sobre el cielo, como manifestación visible de ese Poder. Llegado este tiempo, percibimos el influjo de poderosas fuerzas espirituales que nos mueven a actuar. Tan grandes, en verdad, que comenzamos a temer el descontrol.

En otras palabras: se trata de una fuerza que se manifiesta en nosotros, pero cuya naturaleza es exterior. También percibimos los signos de este tiempo en el entorno, y entonces tememos ser envueltos en un proceso que puede llevarnos fuera de nosotros mismos. Así, surge la necesidad de tomar control de este poder, semejante a un caballo encabritado al que hay que domar.

Este signo recuerda al hexagrama número 26, "TA-CH´U", "Autodisciplinarse, Restringirse", pero en verdad, pocos son los paralelos que pueden trazarse entre ambos hexagramas. En TACHUANG, como dijimos, se trata de una fuerza originada fuera del sujeto y que éste deberá protagonizar, si no quiere correr el riesgo de ser arrastrado por ella. En TA-CH´U, en cambio, se trata de una fuerza y un poder puramente internos, se trata de la creatividad, la cual se incrementa y disciplina a medida que aplicamos freno y contención.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un sujeto manifestando su fuerza en los dedos de sus pies. El oráculo dice que el persistir de esa manera trae desventura. En verdad, los dedos de los pies no son aptos para soportar una gran fuerza. Esta línea simboliza al Poder y a la Fuerza ocupando un lugar inferior. Manifestándose en cosas pequeñas, el poder y la fuerza siempre aparecerán como desproporcionados.

Por otra parte, aquí se vislumbra la naturaleza íntima de toda violencia como aplicación extrema (literalmente hablando, extrema como de "extremidad") del Poder y la Fuerza. La violencia es puñetazo, es patada; siempre se castiga con las

terminaciones extremas de los cuerpos. La punta del brazo, del látigo, de la espada, o del garrote. La violencia, así, sería una aplicación degenerada del verdadero Poder y de la verdadera Fuerza, que se imponen, de suyo, por sí mismos. Así que el verdadero Poder y la verdadera Fuerza no deben manifestarse en la violencia, ni tampoco en las cosas subalternas, como las fuerzas de choque, por ejemplo. Si bien no existe fuerza ni poder sin un poder para ejecutar y para reprimir, también es cierto que ambas cosas poseen naturalezas distintas.

El Poder y la Fuerza son energías espirituales. La violencia, en cambio, es su ínfima y circunstancial manifestación material. A tal punto es circunstancial esta manifestación que, por ejemplo, un gobierno que apelara a la violencia de fuerzas de choque, en realidad, manifiesta con ello carecer del Poder y de la Fuerza necesarios para mantener el orden por su solo influjo. En general, de los regímenes, como también de las personas violentas, puede decirse que íntimamente padecen debilidad.

LA 2ª LÍNEA: dice que en este tiempo la buena fortuna significa persistir en el curso correcto. Así como en el signo Nro. 6 (“El Conflicto, El Pleito"), se exhorta a la conciliación porque nosotros no somos los reales protagonistas de la contienda, sino, más bien, sus instrumentos, así también aquí el oráculo dice que aquel que manifiesta tener Fuerza y Poder, es más bien un objeto, un instrumento de esa Fuerza y de ese Poder. Que esa fuerza y ese poder que él cree atributos propios, en verdad, existen más allá de él mismo y poseen sus leyes propias. Debemos tener, pues, suficiente

corrección y perseverancia para ser capaces de asumir esas energías, para imprimirles las direcciones y metas correctas.

LA 3ª LÍNEA: muestra simultáneamente a un hombre vulgar usando todo el poder de que dispone, y a un carnero, que arremete contra una cerca y enreda sus cuernos. La primera imagen proporciona la idea del "uso" del poder, en contraposición a la idea de "ejercicio" del poder. La segunda ilustra acerca del peligro que entraña el uso del poder.

Mientras el uso del poder y de la fuerza nos hace, en verdad, esclavos de ellos, enredándonos en cuestiones exteriores, su ejercicio, es decir, su empleo comprometido, será siempre manifestación de nuestra propia personalidad. Corrección en los fines, y mesura, contención en su aplicación, serán los datos externos distintivos en este último caso.

LA 4ª LÍNEA: compara el ejercicio del poder con las ruedas de un carruaje. Además, dice el oráculo que la cerca se abre, y no nos enredamos en ella. Poder y Fuerza son sinónimos de orden. Quien no sabe ubicar a cada uno de sus subalternos en su lugar propio, jamás podrá aspirar a ejercer poder ni fuerza algunos. El Poder, en ese sentido, es radial, como la rueda de un carruaje, y además, como ésta, es dinámico, de suerte tal que, mediante su intervención, todos cumplen con sus respectivas funciones en armonía. Además, Poder y Fuerza tienen la función específica de evitar toda

violencia que no fuere estrictamente necesaria, entendiendo ésta como la que previene toda perturbación del orden dinámico, que el correcto uso del poder y la fuerza provee.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que pierde su carnero. Ello no obstante, el oráculo dice que no habrá motivo para arrepentimiento. El texto sugiere que, aun asumiendo el poder legítimamente y con corrección, el mismo precisa de permanente atención. Puede perderse en cualquier momento, como la imagen del carnero.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un carnero que, arremetiendo contra una cerca, enreda en ella sus cuernos de manera que no puede retroceder, ni avanzar. Si uno pudiera llegar a comprender las dificultades de la situación, habría buena suerte. El poder por el poder mismo, la fuerza por la fuerza misma conducen siempre a un atolladero. El poder, la fuerza, son energía pura, y su sentido es servir de medio idóneo para lograr fines más allá de ella misma. Esto evoca la conocida frase atribuida a Napoleón, que dice que "las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas".

35. CHIN / EL PROGRESO

Las cosas en estado de poder tienden a progresar, a expandirse hasta llegar a un cenit. Es así que al hexagrama TA-CHUANG, le sucede el número 35, CHIN, que significa Progreso. Está compuesto por los semisignos LI, arriba, simbolizando al sol, y K ´UN, abajo, simbolizando la tierra. Su imagen general es la del sol ascendiendo por sobre la tierra.

Este signo habla de un tiempo de crecimiento rápido, similar al del avance del sol por las mañanas. También advertimos la misma estructura en el crecimiento que se opera en los niños, desde la más tierna edad hasta la llegada de la pubertad. El desarrollo de ciertos vegetales también está presidido por este tiempo. Tiempo de avance decidido, que encierra dentro de sí mismo un secreto e inquebrantable destino de llegar, de cumplimentar los tramos de su secuencia hasta el final.

Este hexagrama está dedicado a los problemas que acosan interiormente a quien quiere llegar a la cima, a la culminación de cualquier proceso importante, como también a quien ha alcanzado la meta.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto queriendo avanzar,

más siendo frenado. El tiempo de Progreso, como todos los tiempos cualificados, se manifiesta antes de su aparición efectiva a nivel sensorial. Esta línea marca ese estadio, en el cual el sujeto siente unos vehementes deseos de avanzar, mas aún, le es imposible hacerlo. En esta etapa, el sujeto choca con resistencias y desconfianzas porque todavía no es la oportunidad para el avance.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto progresando activamente, pero con el aspecto de estar desconcertado y melancólico. El oráculo dice que él recibirá una gran bendición de sus antepasados. Advertimos esta estructura en los jóvenes en plena evolución prepuberal. El joven se pone pálido, evidenciando, además, un aspecto general de anonadamiento y languidez. Crece apresuradamente y ello lo turba. Posee aún una mentalidad de niño, en un cuerpo que va anunciando los signos de la adolescencia y sus cambios. La bendición que señala la imagen es aquí símbolo del inequívoco empuje que le da la Naturaleza.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto en pleno progreso, recibiendo la confianza de todos los que lo rodean. Esta línea señala un estadio más avanzado en la consolidación de este tiempo. El sujeto ya se siente protagonista del mismo, y su desparpajo juvenil es celebrado por el medio humano que lo rodea.

LA 4ª LÍNEA: muestra a un hámster acaparando

alimento. No es éste el modo propio de progresar, agrega el oráculo. En tiempos del Progreso, es de vital importancia que éste se manifieste como expansión, y no como acumulación. El organismo de los niños hasta la adolescencia no debe acumular grasas en demasía; ello es proclive a producir ciertas dificultades en su desarrollo posterior, sobre todo genital. Parejamente y en el plano colectivo, un tiempo de acelerado progreso exige una política de expansión y no de acumulación de reservas, más allá de cierto límite. El tiempo del progreso precisa de empresas, de riesgos, de inversiones y de fomento de la actividad económica general. Toda acumulación, en tiempos de "El Progreso", va en desmedro del crecimiento y por ello se considera negativa.

LA 5ª LÍNEA: señala un punto, un estadio en la evolución de este tiempo, en el cual ya no es posible retroceder. Ni siquiera se admitiría, aquí, la duda acerca de si es conveniente seguir expandiéndonos o no. El sujeto se halla, por así decirlo, como deslizándose por una pendiente y ya no puede detener su progreso.

Es el caso de ciertas empresas, económicas o políticas que, de pronto, escapan de las manos de sus fundadores por causa de un crecimiento más allá de las previsiones de éstos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando por la

fuerza, como poseyendo cuernos o garras, pero solamente usándolas para castigar la propia ciudad. Esta línea, la última del hexagrama, señala los límites del Progreso. El verdadero Progreso avanza sólo hasta el borde de la propia capacidad de progresar, y no más allá. Se trata de un caso similar al del agua, que decíamos que sólo podía llenar el recipiente hasta el borde, que son las propias limitaciones del sujeto. Cuando el pollito rompe el cascarón del huevo que limita su vida en estado de latencia, ingresa en otro tiempo, que corresponde a su nuevo estado. No existe un más allá para él, sino dentro de otras premisas, otras circunstancias, otra razón. El mismo cambia de forma, y es otro, a la postre. Comienza para él otro nuevo ciclo de vida.

Otra lectura de la imagen dice que cuando el Progreso llega a su fin y mediante la violencia queremos, no obstante, forzarlo, sólo lograremos castigarnos a nosotros mismos.

36. MING-I / EL REGRESO, LA INVOLUCIÓN

E1 signo siguiente al Progreso es su contrario, el número 36,

llamado "MING-I". Posee el semisigno K´UN, arriba, y el semisigno "LI", abajo, esto es, presenta al sol hundido por debajo de la tierra. Por ello es traducido por muchos autores como "El Oscurecimiento de la luz". Está asociado al regreso y a la involución.

Así como el sol se elevaba rápidamente por sobre la tierra en el hexagrama anterior, aquí el sol es arrastrado rápidamente hacia las profundidades abismales del firmamento. Si el Progreso era sinónimo de lucidez y vigilia, este signo, en cambio, representa lo inconciente. Un sujeto tenebroso, o una multitud ciega lidera en este tiempo. El sabio tiene un solo camino en él: ocultarse, como hace el sol luego del ocaso, y velar su luz, hasta que transcurran sus seis etapas.

LA 1ª LÍNEA: proporciona dos imágenes: la primera consiste en el oscurecimiento de la luz durante un vuelo, lo que hace que el sujeto de la línea, simbolizado aquí como un pájaro, sienta las alas pesadas. La segunda imagen es la de un sabio que, antes de partir en peregrinación, reflexiona concienzudamente acerca de su viaje y ayuna durante tres días. Teme que, adonde quiera que vaya, despierte murmuraciones malévolas o burlonas. En ambas imágenes se trata de una travesía —analógicamente, se trata de la travesía de la vida— en circunstancias especialmente difíciles impuestas por el tiempo que a uno le toca vivir y caracterizadas por la incertidumbre. Se trata de tiempos

difíciles, simbolizados por la huida del sol rumbo a las profundidades luego del ocaso, en la primera imagen, y por el temor a lo desconocido, que acompañaba todos los viajes a regiones remotas en la antigüedad, en la segunda.

El pájaro de la primera imagen siente las alas pesadas, con lo cual se indica que deberá descender y abstenerse de seguir volando hasta el fin de la noche. En cuanto al peregrino, reflexiona largamente y ayuna, lleno de temores. Más bien debería esperar a juntar fuerzas, hasta que el corazón le indique la finalización de este tiempo, que en nada le ayuda.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto herido en el muslo izquierdo, imposibilitado de todo movimiento. Ello no obstante, logra superar la inmovilidad, utilizando la fuerza de su caballo. La travesía en circunstancias como las de este tiempo, ausentes de claridad y rodeadas de tinieblas, expone al sujeto a toda suerte de peligros y obstáculos en su derrotero. La imagen de la línea se refiere a una herida en el muslo, la cual le impide andar, obligándolo a utilizar la fuerza de un caballo para salir de sus dificultades. Esto sugiere por ejemplo, que en el tiempo de MINGI, es propicio apelar a las fuerzas instintivas, simbolizadas aquí en el caballo.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto cazando y cobrando una pieza de sumo valor, por pura casualidad. Otras versiones hablan de una expedición militar en la cual, inesperadamente, se captura al jefe de los rebeldes.

La idea es que, durante este tiempo de general oscurecimiento, también pueden acaecemos circunstancias inesperadas de signo positivo. Este hexagrama proporciona el marco referencial adecuado para concebir la idea de azar. El azar puede acarrear lo bueno o lo malo más allá de toda previsibilidad.

LA 4a LÍNEA: muestra al sujeto penetrando el corazón mismo de las tinieblas. Presiente la llegada del señor de la oscuridad y se retira a tiempo. El sujeto ha llegado a las antípodas del entendimiento, es decir, al reino del inconciente y de las pasiones. No obstante ello, se retira a tiempo para proteger su luz interior.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que, en medio de una situación tenebrosa de la cual no puede apartarse, se oscurece a sí mismo ante los ojos de los demás, fingiéndose sordomudo o loco. He aquí una situación de total oscuridad, de la cual el sujeto no puede escapar de manera alguna. Sólo una salida le queda para proteger su integridad: fingirse alienado y así pasar inadvertido. Esta respuesta es bastante común en la sociedad. Existen situaciones del todo graves y que exigirían del sujeto medidas drásticas. Ello no obstante, el indicado se siente incapaz o falto de fuerzas suficientes y prefiere aparentar ignorar la realidad que tiene delante.

LA 6ª. LÍNEA: presenta el caso de quien, en medio de la más absoluta oscuridad, se eleva hasta la cima del

cielo para luego precipitarse en el seno de la tierra. El oráculo agrega que él debiera haber iluminado los cuatro cuartos de la tierra y falló. Erró pues, en su papel de dirigente. Su suerte está echada y se sumergirá entonces en las entrañas del abismo. Oscuro pasaje es éste de la línea última de MING-I. Parece hablarnos de quien, contando con todas las posibilidades de arribar a un destino luminoso, se aparta voluntariamente de su misión, prefiriendo la oscuridad.

Parece referirse a una dirigencia fracasada, a una oscuridad que no ha podido ser luz. Pero también habla esta línea de la esencia del mal. El mal como imposibilidad de bien, mejor dicho, como un bien fracasado. El verdadero odio, siempre es un sentimiento que fracasó como amor.

37. CHIA-JEN/ EL CLAN, LA FAMILIA, EL SENTIDO DE NACIÓN

Luego de "La Involución”, sigue el hexagrama "El Clan, La

Familia", como número 37, llamado en chino "CHIA-JEN", y traducido unánimemente por los diversos traductores como La Familia. Está compuesto por SUN, arriba, es decir, lo suave, el viento, y por LI, abajo, cuyo significado es fuego y también sol. Cuando se hace la oscuridad afuera, el hombre de todas las culturas se recoge en su hogar. Allí se reúne la familia, precisamente, junto al fuego, LI. Afuera, reina la oscuridad y el peligro. Adentro es un remanso de paz, una intimidad acorazada cuyo eje es la mujer. Su ámbito es lo interior, la esfera de este tiempo. La familia sucede al matrimonio entre hombre y mujer. Juntos, cada uno ocupando su posición y asumiendo su situación específica, edificarán la familia, ámbito primero de la prole. La mujer y el hombre se encuentran condicionados por sus respectivos sexos; comprometidos, por así decirlo, cada uno con determinada dirección en su conducta. El sitio correcto desde el cual la mujer se edifica a sí misma y genera actividad es lo interior, el sitio correcto del hombre, es lo exterior dice Confucio. No se refiere esto a prejuicios, ni tampoco a una atribución de funciones —siempre, en cada cultura más o menos arbitraria— sino que se trata de comprender la posición desde la cual, cada sexo se "ejerce", se constituye, se perfecciona, actúa; posición condicionada por sus anatomías respectivas.

La mujer siempre ocupa un lugar central y, analógicamente, simbolizada en la línea yin, partida, es un hueco a llenar. Tanto anatómica, cuanto socialmente, la mujer atrae hacia sí, produce "clima" acogedor, genera "encanto" y sugestión pasivos. El hombre, por su parte, siempre ocupa un lugar periférico, externo. Es proclive al asalto, a la arremetida, a la conquista.

El varón conquista, y la mujer posee. Cada uno se ejerce a sí mismo desde posiciones radicalmente opuestas e intransferibles. Lacan distingue el placer para el hombre, y el goce para la mujer, dos vertientes opuestas de una misma sensación. La conciencia o la falta de conciencia de la existencia real de estas dos actitudes interiores básicas, opuestas y complementarias, incide más de una vez en la ubicación ante la vida del hombre y de la mujer.

LA 1ª LÍNEA: reza que la morada de la familia se encuentra dentro de un cercado. El cercado, la fijación de límites, es condición esencial para que aquello que se haga, en todos los órdenes de la vida, no sea un caos y adquiera significación. Toda cultura se inicia con la familia y es sinónimo de aprendizaje, de creación, de crecimiento y de edificación de valores. Nada de eso podría ser posible sin la fijación de límites que precede a todo cultivo, de donde deriva la palabra cultura. A instancias de la fijación de límites precisos, se instalan los valores, las jerarquías, las proporciones, las metas. La educación del individuo requiere de todas esas cosas, pues de lo contrario no habría forma de medición del progreso, ni de la utilidad, ni aún de la moralidad de los actos. Todo comienza, pues, con un cercado.

LA 2ª LÍNEA: muestra la esfera de la mujer: desprendida, blanda, humilde y abnegada con los suyos, manifestación de que ocupa el centro del hogar.

El desprendimiento, como la abnegación y dulzura de la mujer ubicada en su esfera propia dentro de su hogar, son cualidades que manifiestan su lugar central, y, con ello, su falta de desasosiego. Ella no quiere ir a parte alguna porque está en su sitio propio. Traba con las personas y cosas que la rodean una constelación de relaciones que es semejante a la del sol y los planetas. Todo lo posee y todo lo cuida a la manera del sol, dándoles calor y alimento.

LA 3a LÍNEA: nos muestra al sujeto tratando a los miembros de su familia con excesiva severidad. Habrá peligro, más al final, buena suerte, dice el oráculo. En secuencia separada, se nos muestra la imagen de la mujer y los niños riendo afectadamente, y gritando. Esto traerá mala suerte, dice el oráculo. La línea se refiere en estas imágenes a la disciplina que debe reinar en una familia. De su lectura deducimos que la norma general debe ser la moderación, mas si fuere necesario optar entre casos extremos, es preferible una gran severidad a una gran laxitud. El "padre de manteca" priva a sus hijos de lo esencial para la edificación interior y la ubicación en la vida, que es el punto fijo de referencia, el límite que les permite, en todos los casos, saber a qué atenerse y crecer.

LA 4ª LÍNEA: señala a la mujer como la responsable de la riqueza de una casa. Característica fundamental de la conducta femenina es la armonía en todos los aspectos, incluso en los gastos. Ocupando el lugar de ama de casa, la mesura y equilibrio en su conducta se

reflejará, naturalmente en la fortuna y prosperidad de la familia.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto acercándose a su familia transfigurado, con la apariencia de un rey. No temáis, dice el oráculo, habrá buena suerte. Aquí se consagra la posición del padre de familia, tan importante para sus miembros como lo es la de la madre. Si tenemos presente que las jerarquías que aprendemos en el seno del hogar luego serán internalizadas, es decir, se incorporarán definitivamente a los estratos más profundos de la vida psíquica, daremos a nuestro padre el trato que el orden natural requiere. (1) LA 6ª LÍNEA: describe la autoridad del padre de familia como modelo de toda autoridad. Tanto en la esfera familiar cuanto en la esfera social, la estructura de la autoridad es la misma. La justicia y la clemencia, la equidad y la disciplina son sus rasgos característicos. Quien no sabe gobernar una casa, difícilmente pueda gobernar un país.

NOTA (1) "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da". (Éxodo, 20-12).

38. KUEI / DISENSO, ANTAGONISMO, POLARIACIÓN

Acabado el tiempo del Clan familiar, aparece "KUEI", el tiempo que se inicia con malentendidos, con oposiciones, con antagonismos. LI, ocupando la posición de arriba, y TUI la de abajo, configuran la imagen del fuego sobre el lago, con sus tendencias opuestas, el uno hacia lo alto, y el otro en dirección hacia abajo. Se trata del hexagrama número 38.

Al igual que en el hexagrama número 6 ("SUNG", "El Pleito", "El Conflicto"), en este tiempo aparecen dificultades originadas en la contradicción, que traban en principio toda acción y toda marcha. Mas este signo, no obstante, presenta grandes diferencias respecto de SUNG. La primera de ellas es que no se trata aquí de fuerzas o elementos de naturaleza opuesta, como en SUNG. Se trata de fuerzas o cosas que, si bien se encuentran en

oposición, se han originado dentro de un mismo tronco. Se han producido a partir de una división, de un antagonismo dentro de lo que en principio era homogeneidad, como lo era el clan familiar.

Esta particularidad, consistente en la comunidad de origen, hace posible, a su vez, algo que en SUNG era completamente imposible, esto es: un entendimiento o conjugación de ambas fuerzas, basado en la complementación mutua. Toda mecánica se basa en el universal consagrado en este hexagrama, y consiste, en principio, en el desarrollo de diversas maneras o modos de conjugación de este tipo de opuestos complementarios. Es el tiempo que se expresa a través y como trasfondo de imágenes tales como las de la balanza, el Parlamento y la pareja. Es el tiempo que encierra el modo de vinculación específico de este tipo de fenómenos, la íntima y secreta razón de su comportamiento.

Este es el remedio a aplicarse en los conflictos interiores, en todos los casos. Toda oposición interior no puede sino pertenecer a este tipo de oposición transitoria y dinámica. Es un par de opuestos interdependientes entre sí, capaz de producir movilización y energía. Rige la razón profunda de todas las motivaciones que movilizan la personalidad humana. Toda sana psicoterapia realiza, como en KUEI, el tránsito de una relación de desgaste y autoaniquilamiento, a un sistema motor de la personalidad, generador de energía, pues toda personalidad sana consiste en una buena fórmula de entendimiento y trabajo conjunto de opuestos.

LA 1ª LÍNEA: proporciona dos imágenes: la primera es la de un sujeto que pierde su caballo y, no obstante eso, no corre tras él, en la convicción de que volverá por sí mismo. La segunda imagen muestra a alguien que se encuentra con gente extraña y perversa, y se apresura a entablar relación y diálogo a fin de arribar a acuerdos mínimos que permitan la convivencia en paz. Esta línea es ilustrativa de la distinción que apuntáramos entre la oposición conjugante, aquella que, pese a la transitoria contradicción, revela la existencia de una ligazón entre ambos opuestos, como el caso del caballo y su dueño, y la oposición radical, derivada de orígenes distintos.

Respecto de la primera, el oráculo da a entender que es, en bastante medida, debido a fuerzas naturales. Se trata en todos los casos de un equilibrio natural. En el segundo supuesto, en cambio, la oposición de raíces distintas, requiere una labor y una edificación concientes, por parte del sujeto para preservar la convivencia en paz. Es necesario pactar, llegar a acuerdos mínimos entre individuos hostiles entre sí por ser de extracción diferente.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que se encuentra con su señor en un atajo, por casualidad. Las oposiciones de que trata este hexagrama, es decir, no combativas sino integrativas entre sí, se dan en múltiples planos y aspectos de la realidad, desde que representan toda una

dirección y dimensión del acontecer universal.

Una oposición muy común presentan las cosas sucedidas "por casualidad". Más que oposición, se trata de fenómenos en contraste, de coincidencias curiosas, significativas y caprichosas. Son los acontecimientos no esperados, como el que narra la línea y que le hacen pensar al sujeto, por ejemplo: "Justo aquí vengo a encontrarme con mi jefe". A veces, las cosas suceden de la manera más inopinada e inoportuna. A ese tipo de acaeceres se refiere esta línea, diciéndonos que ellos, como en todos los casos de oposición o antagonismo de la especie de KUEI, revelan estar ligados de la misma manera. De tal suerte, todo lo que nos suceda, será significativo.

LA 3ª LÍNEA: narra la mala ventura de un carretero que es atacado, detenidos sus bueyes, obligado a volverse del camino y él mismo castigado físicamente. El oráculo dice que, no obstante este incidente, al sujeto le espera la dicha. Los contratiempos y accidentes que nos depara el destino también son manifestaciones específicas del Antagonismo y la Oposición de KUEI. Por dicha razón, ni son incausados, ni anodinos. Es menester comprenderlos dentro del intrínseco dinamismo que los liga y relaciona con otros acontecimientos —sus opuestos—, los que, tarde o temprano, aparecerán.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien aislado en soledad a causa de la contradicción general. Luego, aparece un amigo leal.

Esta imagen sugiere que el solitario aislado en este tiempo por sustentar posiciones contrarias al grupo, pronto encuentra seguidores y amigos, a condición de que encarne, respecto del grupo, una oposición franca y global. Entre los opuestos, en este tiempo existe algo semejante a una ley, que equilibra —como en la balanza— sus platillos.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto reconociendo en su contrincante a un pariente suyo, al que seguidamente pasa a unírsele por ser éste de rango superior. La fusión de los opuestos es, en el tiempo de KUEI, posible, porque ambos han salido de un mismo tronco y son semejantes. En la vida observamos a veces que los contrincantes más encarnizados pueden, en determinados casos, unirse y fusionarse.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que, aislado por sus propias contradicciones interiores, ve a su compañero, ora como amigo, ora como enemigo; primero tiende al arco contra él, luego se arrepiente y deja el arco a un lado. Confunde al bandido con el huésped. Luego, agrega el oráculo, cae la lluvia y llega la ventura. Esta catarata de imágenes ilustra acerca de los efectos nocivos de las contradicciones no resueltas, lo cual, en el orden psíquico, puede ser responsable de perturbaciones en la personalidad.

La oposición viene a ser el "molde racional", el tiempo cualificado dentro del cual debemos entender y resolver los problemas humanos. Todo problema, desde el punto de vista estrictamente

humano, es una contradicción que debe ser resuelta, como un teorema. Esto es lo que diferencia a "problemas" de "hechos". El hecho no se resuelve. Hay que atenerse a él. El problema, sí, y se soluciona transformándose en hecho, bajo la acción dinámica de sus componentes en oposición (los datos del problema). Por ello la línea dice que al final cae la lluvia —modelo de hecho inexorable — y se resuelve la contradicción.

La línea habla también del arco. El arco y la flecha son símbolos de la contradicción dinámica. A este tiempo se lo concibe, tradicionalmente, como el marco referencial dentro del cual fuera inventada, históricamente, esa arma.

39. CHIEN / EL IMPEDIMENTO

E1 hexagrama número 39, "CHIEN", habla del tiempo de la obstrucción, del impedimento, de la dificultad, simbolizado por las imágenes acopladas K´AN, lo abismal y peligroso, arriba, y KEN, la montaña, abajo.

La idea es que nos hallamos parados en la cornisa de una

montaña, frente a un precipicio o una ciénaga. Obviamente, en lo inmediato, no podemos avanzar y en esto consiste la idea de impedimento para este tiempo; lo abismal y peligroso se abre ante nosotros, y por detrás, la pétrea espalda de la montaña nos contiene.

Todas las líneas particulares tratan sobre los distintos comportamiento que podemos adoptar frente a las dificultades, en este tiempo de CHIEN. De manera general, el hexagrama exalta la actitud de quietud, que sugiere la montaña, y el tránsito hacia nosotros mismos que es insinuado por la presencia del agua, que hace lo propio para salir de las cavidades que suelen aprisionarla.

Este tránsito hacia nosotros mismos que, por otra parte, lo imponen las propias circunstancias externas, dado que es imposible avanzar en sentido alguno, nos permitirá la formación y modelación del carácter, entendido éste como la capacidad de responder como totalidad, ante toda dificultad.

LA 1ª LÍNEA: aconseja al sujeto esperar. Se encuentra en una situación tal que todo avance lo conducirá a mayores dificultades. La primera regla frente a toda dificultad es, en principio, no avanzar a toda costa, sino aguardar a que se aclare el panorama para poder, así, adoptar la postura más inteligente y apropiada. Debemos permanecer, en principio, frente al impedimento, inconmovibles como la montaña, aprendiendo a ser dueños de

nosotros mismos como ella sugiere que es. Toda agitación podría sernos fatal y empeorar las cosas.

En una antigua pero clásica comedia musical, "El violinista en el tejado", hay una escena que transcurre en medio de una general batahola. Los participantes, consternados, deciden consultar al rabino allí presente, esperando de él alguna frase llena de sabiduría, apta para calmar los ánimos descompuestos. Luego de pensar unos instantes, y ante la expectativa general, éste les dice sencillamente: "¿Por qué no nos sentamos?".

LA 2ª LÍNEA: muestra al ministro de un rey, combatiendo obstáculo tras obstáculo, y ello no implica error alguno. Esta es una excepción a la norma general consagrada en la línea anterior. Aquí el sujeto no puede detenerse ni practicar introspección alguna, pues las dificultades contra las que combate no son, en principio, propias, sino del rey a quien sirve. Él sólo debe combatir denodadamente, aunque su empecinamiento le traiga como consecuencia una dificultad tras otra. Es su deber.

Todo lo que nos acecha en el camino —sean impedimentos o facilidades— son fenómenos que, por detrás de sus respectivas apariencias, se encuentran firmemente ligados a sus opuestos, y también a nosotros mismos como si fuésemos el fiel de la balanza. De tal modo, sin siquiera percibirlo claramente, nos encontramos íntimamente relacionados con todo aquello que nos acecha, y esa vinculación, es absolutamente intransferible. Esta línea trata de alguien que pretende vencer el obstáculo por cuenta de otro. Al

no ligarlo relación alguna virtual con el acontecimiento en cuestión, sólo se limitará, pues, a combatirlo frontalmente; no podrá esperar frente a él, ni vadearlo.

El Libro de las Mutaciones dice, en definitiva, que cada uno de nosotros es parte integrante de sus problemas, y un dato ineludible en su formulación y en la búsqueda de soluciones.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando y encontrando nuevos impedimentos. Él, entonces, luego de permanecer estacionado un tiempo, regresa al punto de partida, con gran regocijo de sus antiguos asociados. Trata esta línea de la estructura universal consistente en aquella partida que no es una partida definitiva porque se mantienen incólumes los lazos ocultos, virtuales, que ligan al viajero con su gente y su patria. Es el retorno del hijo pródigo (1) y también el regreso de Ulises (2), que en todos los casos es motivo de gran regocijo para aquellos seres queridos que aún permanecen en el terruño, no importa el tiempo que haya transcurrido desde la partida.

Pero la idea consagrada en la línea tiene, además, otro costado: hay impedimentos que no son otra cosa que instrumentos de felicidad. El impedimento, como todo fenómeno, es sólo la punta visible del iceberg; puede que la parte oculta haga ver al supuesto impedimento como un motivo de verdadero regocijo.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando, pero sólo para encontrar nuevas dificultades. Es entonces cuando, después de permanecer estacionado durante un lapso, se une a otro sujeto mejor colocado que él y que le puede brindar el apoyo que le falta. Frente a una dificultad, si nada podemos hacer luego de detenernos y meditar, y es imposible volver, deberemos pedir ayuda. Esta especie de alianza desesperada nos hará protagonistas o subalternos en la empresa de avance. O someteremos al ayudador a nuestros propios fines o, por el contrario, seremos nosotros los sometidos, como precio del auxilio. Esta estructura es harto común en la vida de relación. En la carrera hacia el éxito, la promoción, o el poder. Todo aquel que somete a los demás a sus propios designios, sabe secretamente de su propia incapacidad para avanzar solo. Lo mismo acontece con aquellos que son sometidos. Saben, concientemente o no, que han vendido su carácter de protagonistas por un precio, que puede ser: prosperidad, seguridad, o cualquier otro valor.

En otros órdenes, esta estructura aparecerá como una alianza política, o como la simbiosis que efectúan ciertos vegetales, en lucha permanente con las dificultades del medio, etc.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto combatiendo denodadamente contra las mayores dificultades. Ha conquistado la posición central de este tiempo, y así, recibe, espontáneamente, la ayuda de amigos. Cada tiempo tiene una posición central, la quinta línea, que, en

este caso, virtualmente otorga el protagonismo a quien se encuentra en ella. Aquí, la lucha denodada contra las dificultades se ha hecho casi un deporte para el sujeto. Combate alegremente. Sabe que este tiempo así lo exige. Entonces, se juntan amigos en derredor que lo imitan, que lo ayudan. En la raíz del poder de sugestión de ciertos líderes que generan importantes movimientos históricos se encuentra esta cualidad de percepción del tiempo que en cada caso toca vivir, y sus leyes.

LA 6a LÍNEA: dice que el sujeto comprende el próximo acabamiento de este tiempo, de manera que se decide a esperar y a conceder toda la ayuda posible al sujeto de la línea anterior. Se sugiere aquí que el sujeto contempla con filosofía el tiempo que se acaba, signado por las dificultades, en la convicción de que se aproxima ya un tiempo mejor. Se dedica entonces a ayudar al sujeto de la 5ª línea, que él interpreta como un auxilio proveniente de Lo Alto.

Esta línea, en verdad, debe ser interpretada juntamente con la anterior, por la vinculación que presentan ambas. La línea sexta aparece como "en función" de otro tiempo que vendrá, y de la línea anterior, es decir, es pura esperanza y puro desprendimiento. Representa un situarse más allá de las cosas, luego de una vida de duros enfrentamientos con la realidad. Pero, a su vez, "explica", por así decirlo, la buena suerte de que goza el sujeto de la línea 5ª. No sólo le llegan amigos, también goza de los favores de la línea 6ª, que se encuentra "en relación de futuridad"; es decir que para el sujeto de la línea 5ª, el sujeto de

la línea 6ª aún no existe. Recibe, así, una ayuda suplementaria, una buena suerte adicional desde la esfera de lo virtual.

Este tipo de ayuda es lo que la gente suele interpretar, en la vida diaria, como "buena suerte", o "buena estrella", o "bendiciones del Cielo". Depende, en todos los casos, de la posición en que el individuo se coloque dentro del sistema de puestos virtuales que implica cada hexagrama.

NOTAS (1) Lucas, 15/11-32. (2) Homero: La Odisea.

40. HSIEH / LA LIBERACIÓN

Al tiempo de los Impedimentos le sucede el de Liberación. Por ello, el hexagrama número 40, llamado "HSIEH", está consagrado a la Liberación o Superación de Obstáculos, según las traducciones. Compuesto por los semisignos CHEN, arriba, y K´AN, abajo, simboliza el preludio de la lluvia, donde se agitan las nubes, cargadas de agua liberadora, a instancias del trueno, que trepida en lo alto.

La idea es que, después de un período de contención forzada por obstáculos externos, todo aquello que logra liberarse tiende a ir hacia los extremos, hacia los confines, para luego retornar. Esta conducta es seguida por el agua, a la que alude uno de los trigramas componentes, así como también por las cosas que se

liberan. El agua surgente llega necesariamente hasta el borde del recipiente que la contiene, para luego retornar a la fuente de la que mana. La liberación de costumbres pronto hace caer al pueblo en excesos, estadio al que sucede inmediatamente una vuelta en dirección de las antiguas costumbres, tendencia que, por ser innata, interior y no exterior ni impuesta, produce, de hecho, una moderación voluntaria y valiosa.

También sufre la tendencia de este tiempo quien, luego de un período de estrecheces económicas, logra finalmente remover los obstáculos y medrar. Sentirá inevitablemente un deseo desmedido por sobresalir y llegar a los clásicos extremos a que llegan los nuevos ricos. Siempre y en todos los órdenes, lo contenido y liberado tenderá a reconocer sus nuevos límites, para luego volver por sus fueros. Esta es una ley cósmica universal. Son los presupuestos necesarios para que puedan darse, más adelante, la justeza, la mesura, la perspectiva, la equidad.

Este tiempo está simbolizado en la primavera, cuando el trueno y las lluvias señalan, por así decirlo, la liberación de las fuerzas orgánicas largamente contenidas durante el otoño y el invierno. Entre los antiguos hebreos, esta estructura aparece incorporada a la legislación mosaica, en la institución del "jubileo". Así, leemos en el Levítico "...y santificaréis al año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis, cada uno, a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia". (1) En ese año, todas las deudas quedaban saldadas y el acreedor debía volver los bienes tomados en ejecución a los deudores. Era un modo de colocar la convivencia humana en armonía con la naturaleza, y de evitar que existiesen

pobres en Israel, de la misma manera como no existen pobres en las demás especies animales y vegetales que pueblan la tierra.

LA 1ª LÍNEA: dice que el sujeto no tendrá culpa ni cometerá errores. Un cierto encandilamiento y una cierta candidez se reflejan en el rostro del recién liberado. Todavía sus ojos, habituados a las sombras, no se han acostumbrado a la plena luz. Por ello refleja cierto estado de perplejidad que le impide, por lo pronto, moverse, cometer errores y asumir culpas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto logrando cazar tres zorros con una flecha dorada. La liberación, en este tiempo, significa en principio, exteriorización de grandes fuerzas acumuladas. Los tres zorros simbolizan las intrigas y los seres menores que daban al antiguo tiempo fundamento. Este estadio, de cierta "vindicta", debe ser presidido por justicia y rectitud (simbolizados a su vez por la flecha dorada), como condición de su legitimidad.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien viajando en un suntuoso carruaje y portando, sin embargo, un bulto de caminante sobre sus espaldas. Dice el oráculo que el sujeto se coloca a sí mismo en una situación vergonzosa y tienta a los ladrones. Se trata de un sujeto que se resiste al ímpetu natural de este tiempo, que lo llevaría a reacomodar su vida conforme a su nuevo estado de fortuna. Viaja en un lujoso carruaje, mas sin embargo,

no se anima aún a abandonar su aspecto de caminante. No puede liberarse de la carga que antes portaba. Esta inadaptación a las leyes del tiempo que le toca vivir tentará a los ladrones y, en el mejor de los casos, lo pondrá en ridículo.

LA 4ª LÍNEA: contiene un mandato simbólico: "Corta los dedos de tu pie y espera al compañero que ha de llegar". Para que la fuerza liberadora posea el suficiente caudal y la suficiente intensidad, deberemos, de alguna forma, autolimitarnos y esperar confiados la ayuda que, sin duda, llegará.

LA 5ª LÍNEA: muestra al hombre superior deshaciéndose de los últimos restos de situaciones, hombres o estructuras que amalgamaban los obstáculos del tiempo precedente, CHIEN. Cuando la decisión es interior, dice el oráculo, éstos se apartarán por sí mismos. Hay dos maneras de deshacerse de las cosas que estorban: una es directamente, mediante una fuerza que las aparte. La segunda, mucho más sutil, es quitarlas de nuestro corazón. Cuando apartamos del interior aquello que nos obstaculiza, podemos tener la certeza, dice el oráculo, que en la realidad física se apartará de nosotros por sí mismo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un príncipe feudal, situado en lo alto de un muro, abatiendo a un halcón mediante un solo tiro certero de su arco.

La liberación de que trata este tiempo no debe ser expresión de un alivio desordenado, sino que debe disciplinar las fuerzas largamente contenidas en el tiempo anterior. Debe tratarse de un tiempo de ejecución precisa y justa, pero, además, legítima y conforme a rectitud. De ese modo, lo espontáneo en este tiempo, parecerá meditado, y lo meditado, tendrá la apariencia de espontaneidad.

NOTA (1) Levítico, 25-10.

41. SUN / LA MERMA

Luego del tiempo de la Liberación, se impone, de suyo, una merma. Por ello, HSIEH es seguido de "SUN", el hexagrama número 41, que es traducido como Merma o Disminución. (1) Está constituido por los trigramas KEN, arriba, y TUI, abajo, con lo cual, la imagen general que presenta es la de un lago situado al pie de una montaña. Puede decirse que este hexagrama trata sobre toda restricción voluntaria aplicada sobre la base de un tiempo anterior de dispendio y abundancia de energías. Enseña la cultivación del propio carácter, la cual comienza siempre con una severa restricción a fin de concientizar las propias fuerzas y transformarlas en energía controlada. Enseña a domeñar los impulsos, a templar el modo de exteriorizar el temperamento. A controlarnos y ahorrar energías.

Este signo, juntamente con el que le sigue, el número 42, "El Aumento", conforman una dualidad que podría muy bien ser comparada con la sístole y la diástole cardíacas, que son los dos movimientos básicos de bombeo de la sangre que realiza el corazón. Mientras la mitad del corazón se comprime, la otra mitad se distiende y viceversa, de modo que esos dos movimientos, perfectamente sincronizados, producen un efecto de succión e impulso de la sangre que circula y alimenta todo el organismo. "La Merma" es, dentro de ese orden de ideas, una restricción en beneficio de "El Aumento", así como la mitad del corazón se comprime a sí misma en beneficio del desplazamiento de la sangre hacia la otra mitad.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto suspendiendo todas sus actividades a fin de correr en ayuda del sujeto de la línea cuarta. (2) No cometerá ningún error, dice el oráculo, mas dejemos que él mismo decida hasta dónde debe contribuir con lo propio en beneficio del otro. Este texto constituye una perfecta dramatización de un proceso puramente mecánico, como lo es el movimiento articulado en dos tiempos del corazón. Volcado este proceso a lenguaje humano, siempre nos asaltará la duda acerca de la justicia de ese desprendimiento propio en beneficio de otro.

El Evangelio, por su parte, es claro: "Dad y se os dará... porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir". (3)

Tanto en el espíritu del Libro de las Mutaciones cuanto en el evangélico, existe la convicción de que nada de lo que se da es en vano, y todo lo que se brinda está en secreta relación con aquello que se recibe. Esto quiere decir que la imagen del movimiento cardíaco coincide con las secretas razones de la caridad cristiana y las secretas razones de este tiempo. Debe advertirse que la aparente pérdida del que da, es en verdad ganancia, porque su dádiva lo faculta para recibir más.

LA 2ª LÍNEA: dice que también se puede acrecentar a los demás sin disminuirse a sí mismo. Es éste otro ejemplo diverso de merma. Más bien, es la cara oculta de la merma. Es un dar sin pérdida, un dar inteligente más que motivado por estímulos de afecto o virtud.

LA 3ª LÍNEA: dice que cuando tres hombres marchan juntos, uno de ellos se pierde en la travesía, mas cuando un hombre marcha solo, pronto encuentra compañía. Es en las secretas razones metalógicas de este tiempo donde podríamos tal vez lograr explicación a este fenómeno, harto constatado en la realidad humana. La fragilidad de los grupos de tres personas es frecuente y enigmática, sea en los negocios, como en los triunviratos, o en la esfera afectivo-sexual. En cambio, quien parte solo, en cualquier campo que fuere, pronto encuentra compañía. Estos serían casos específicos de disminución o de aumento "en razón de la forma del marco grupal" en que se da.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que disminuye sus defectos, de tal manera que provoca que quienes lo rodean, lo imiten. Esta es otra forma de merma e incremento. Se merma en lo negativo de uno mismo para que el prójimo, en su mérito, se acreciente. Nótese que merma y aumento no son fuerzas opuestas, ni aun complementarias. Se trata de la misma energía que, como aquella que impulsa las olas de un lago, ocupa en forma sucesiva puntos o lugares distintos y contiguos. Por esa razón es que tanto vicios como virtudes circulan en los grupos humanos con tanta celeridad. Así se extienden asimismo las modas, las ideologías políticas y los movimientos religiosos.

LA 5ª LÍNEA: dice que quien merma espontáneamente en favor de otro, sin duda está siendo incrementado desde Lo Alto. Y agrega: "Buena fortuna". Es signo inequívoco de posesión de las más altas cualidades morales el mermar voluntariamente en favor de un prójimo. Desde el punto de vista dramático, o sea, desde el punto de vista de la vida intrapsíquica, quien así se comporta está siendo bendecido por el Cielo. De todos modos, toda generosidad que no signifique el dar lo que a uno le sobra, sino una merma de sí, por evadir la ley natural del egoísmo, es clara manifestación de que el comportamiento del sujeto se halla involucrado en un equilibrio universal de índole superior.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien promoviendo el progreso de los demás sistemáticamente y en gran escala, sin por ello privarse él mismo de nada.

Conseguirá muchos servidores, dice el oráculo, pero así no se forma una familia de afectos. Este es el caso de la promoción sin entrega, la promoción de los demás sin compromiso personal, es decir, desde un ángulo superficial. Se trata aquí de provocar los efectos de la merma, pero sin mermar; antes bien, aprovechando también uno mismo de este tiempo. Es la filantropía como empresa, y también puede tratarse de la consecución de altos ideales de distribución social de la riqueza. En ningún caso se trata de una virtud; sólo existen intereses, o ideales. En tales condiciones, dice el oráculo, no cosecharemos afectos; sí, en cambio, colaboradores, o seguidores.

NOTAS (1) Wilhelm lo traduce como "La Merma", Gall como "Disminución", Blofeld como "Pérdida" y como "Reducción", y Cordiglia como "Perder". (2)

Su correlato del trigrama superior.

(3) Lucas, 6-38.

42. I / EL AUMENTO

A "La Merma", según decíamos, continúa "El Aumento", el hexagrama número 42, "I", denominado generalmente como tal, a excepción de Blofeld, que lo llama "Ganancia". Se trata del signo opuesto al anterior, caracterizado por recibir en incremento lo que este signo perdía en concepto de merma.

Está constituido por los semisignos: sun, arriba, y KEN, abajo, y compone una imagen en la que viento y trueno se estimulan recíprocamente, simbolizando un tiempo útil, en el cual la idea general -que desarrollarán las líneas individuales-consiste en los distintos modos de recibir, y en las distintas aplicaciones que se

da a lo que se recibe. La tradición establece que este tiempo del Aumento vio nacer al arado, instrumento cuya utilidad dio fisonomía a la economía, en la historia del pueblo chino.

En este tiempo, todo aumenta en la realidad en la medida de la merma del signo anterior. Interpretamos que el signo anterior -el tiempo de SUN, ya pasado-, sigue actuando virtualmente en éste, de manera que todo lo que ahora se recibe, se lo recibe de gracia, esto es: por obra y gracia de la virtualidad actuante.

LA 1ª LÍNEA: afirma que será ventajoso para el sujeto efectuar un gran movimiento. Si es afortunado en su cometido, ninguna culpa le será imputada, asegura el oráculo. Se expresa aquí la ley universal que rige todas las "reformas" del mundo que impliquen conmoción o sacudimiento social. Si la reforma resulta acertada, la audacia de su autor será vista como la conducta propia de un visionario o un héroe. En cambio, si resultara un fracaso, será su autor un temerario, cuando no un delincuente.

En todos estos casos, al margen del éxito o el fracaso de la empresa, quien aparece como cabeza visible del salto adelante suele ser mero instrumento de fuerzas virtuales que, como fruto del tiempo anterior, SUN (La Merma), se disparan solas.

LA 2ª LÍNEA: habla de quien está —en este tiempo— predestinado a recibir.

Se trata aquí de esas personas que parecieran tocadas por la fortuna y que son permanentemente motivo de admiración y de envidia. Es esta posición dentro del hexagrama la que las unge con dicha predestinación afortunada, pues es la primera línea en contacto con la corriente del caudal del signo anterior.

LA 3ª LÍNEA: muestra un caso en el que el mal, los sucesos infaustos, las dificultades, traen al sujeto progreso e incremento de lo bueno, por lo cual le permiten al mismo andar por el camino del medio. Tan particular es este tiempo de "El Aumento" que no queda otra salida al destino que incrementar lo bueno, aun por medio del mal. Además, toda dosis de negatividad, toda contrariedad acaecida en este tiempo, no conducirá al sujeto necesariamente hacia la desgracia. A lo sumo, le inducirá a adoptar "el camino del medio", como reza el oráculo. La línea se refiere aquí a cierta gente no particularmente virtuosa, que en este tiempo de fomento de lo bueno y de lo útil, no tiene literalmente "oportunidad" de ejercer su maldad y entonces "adopta el camino del medio", es decir, se vuelve justa o equitativa.

LA 4ª LÍNEA: presenta el caso de alguien que, por su situación de consejero del reino, no puede aprovechar para sí este tiempo de aumento. El oráculo agrega que, si es consejero, sus consejos serán seguidos, y que está en condiciones de cumplimentar, con ventaja, toda misión que implique movimiento, como el traslado de la Capital. Aquí se trata de alguien en cuya actividad tendrá mucho éxito y

podrá realizar empresas extraordinarias o reformas significativas, pero él mismo no está en condiciones de aprovechar para sí los beneficios de este tiempo.

LA 5ª LÍNEA: presenta a alguien que, por pura bondad y generosidad, transfiere a otros el incremento y el progreso que le ofrece este tiempo. En este tiempo, surgen la generosidad y el altruismo. El hombre llega a conocer el íntimo placer de ser generoso y dar, a favor de un tiempo que también es generoso y da. Cuando Jean Jacques Rousseau imaginaba al hombre ideal como originariamente bueno y responsabilizaba a la sociedad por hacerlo malo, se refería al hombre dentro del marco de un tiempo cualificado como originariamente ubérrimo, como este tiempo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien incapaz de aprovechar el tiempo del aumento. Ni aumenta él ni tampoco beneficia a nadie. El mal estará presente, dice el oráculo, y agrega que alguien intentará asaltarlo. El tiempo del aumento está llegando a su fin. Este es el último estadio, y el sujeto lo presiente. Sabe secretamente que el incremento gratuito se acabará y teme quedarse sin nada. Estos temores le impiden aprovechar este tiempo, y además, le impiden ser generoso o transferir, de alguna manera, esa energía a alguien o a algo.

43. KUAI / EL DESBORDAMIENTO

Prolongando la idea del tiempo anterior –El Aumento-podemos concebir la aparición del próximo hexagrama, "KUAI", número 43. Todo aumento no puede durar sino hasta un límite. Más allá de él, se producirá un desbordamiento de aquello que aumentaba. Este tiempo sucede, pues, al anterior como producto del exceso en que cae todo incremento indefinido. Las imágenes que lo componen son: un lago, arriba, y un cielo, abajo, es decir, arriba TUI y abajo CH´IEN. El lago ascendiendo hasta el cielo sugiere, dentro de la economía del Libro de las Mutaciones, la idea del Desbordamiento. (1) A primera vista, este hexagrama posee ciertas similitudes con "TA-KUO", el número 28, "Lo Excedente”. En ambos se trata de una situación inestable que exige una resolución en busca de un nuevo equilibrio. Pero mientras en TA-KUO, se trata de un tiempo de reacomodación de aquello que ha crecido, aquí, en KUAI, se trata de algo que ha colmado los límites naturales de crecimiento y sale despedido, a la manera del agua que, habiendo llenado totalmente un recipiente, rebalsa los bordes del mismo y cae.

Un punto importante en la consideración de este tiempo, es la enseñanza que se desprende de él acerca de cuándo debemos tomar una resolución drástica, legítimamente, que implique a la vez una irrupción de lo fuerte sobre lo débil. Generalmente, lo

débil debe ser tratado con dulzura, ésa es la norma. Mas este tiempo exige lo contrario. Lo débil, en este caso, debe ser tratado con rudeza, y eso coincide con la secreta razón de este tiempo que así lo exige y que por ello, será legítimo y propio. Rudeza, empero, no significa violencia. Sólo significa que lo débil debe ser reemplazado, removido de su puesto, con toda resolución.

Es el huérfano que, de pronto, de golpe, ha crecido y decide — por fin— poner orden en los negocios que ha recibido en herencia y que hasta ahora han sido administrados en su nombre, debido a su minoridad. Con celeridad tomará las riendas de todos los asuntos y posesiones, y, resuelto y sereno, apartará de sus puestos a los tutores negligentes y hará las reformas necesarias. Esta estructura ha sido consagrada en la literatura de todos los tiempos, pero debemos aprender a cazarla también en nuestro interior, pues forma parte inalienable —aunque inadvertida— de la vida intrapsíquica.

Con su individualización, en el devenir de la vida anímica, podemos acoplarle todas aquellas resoluciones interiores eternamente demoradas, esas decisiones que dejamos para "mañana" y que no llegan nunca. En este tiempo, o, mejor dicho, con la vivencia de este tiempo interior, podremos realizarlas. Es el tiempo de "lo oportuno", de la "oportunidad".

Jesús dice: "de la abundancia del corazón hablan los labios". (2) Fuera del contexto evangélico, podríamos decir que debemos hablar y también actuar cuando nos sintamos interiormente "abundantes" de aquello que habremos de decir y hacer.

Debemos actuar así, por "desbordamiento", siempre.

Las líneas individuales, a modo de golpes de escalpelo, irán descubriendo aspectos diversos de la resolución "como acontecer universal".

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien, orgulloso de su fuerza, avanzando en puntas de pie. Habrá motivo para arrepentirse, indica el oráculo. Quien avanza de puntillas está demostrando inseguridad en el paso. Una resolución como la que exige este tiempo, drástica y rotunda, no debe iniciarse de una manera semejante, esperando que más adelante se la pueda perfeccionar. Más le valdría al sujeto, en este caso, esperar hasta que esté a la altura de las circunstancias que deberá afrontar.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto lleno de temores y recelos. Piensa que tal vez debiera pedir ayuda. Un ataque se teme contra su persona. Mas podrá, sin embargo, sobrellevarlo todo, siguiendo adelante con la resolución que ha tomado, porque es justa. ¿Quién no ha pasado en su vida por un período semejante, en medio de una grave resolución tomada? En todos los casos, es la fe en la justicia de lo que hacemos aquello que nos dará la fuerza que necesitamos para cumplir con nuestro cometido.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto apretando los dientes y ejecutando su resolución aún en medio de la soledad y

la lluvia. Es casi inevitable que quien deba ejecutar reformas resueltamente, con criterio de justicia estricta y sin adoptar partidismo alguno se vea, de pronto, abandonado por todos y expuesto a contratiempos. Sólo el noble puede sobrellevar esa adversidad y ejecutar lo que debe hacer, hasta el final.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto que camina con dificultad porque le ha sido arrancada la piel de las nalgas. Parece una oveja descarriada de su redil. En este tiempo de resolución por desborde, hay gente que se ve arrastrada a tomar medidas drásticas sin poseer la rectitud y firmeza interior que el caso requiere. Es así que si en tales condiciones alguien quisiera, no obstante, obrar de aquella manera, se sentiría trabado, no ya exteriormente, sino en su propia piel, en su conciencia. En verdad, su aspecto exterior semejaría el de una oveja descarriada que extraña y añora su redil, dice el oráculo.

Esta línea recuerda a ciertas figuras de la historia que han pasado a los libros de texto por haber tenido que declarar guerras, dictar condenas o encabezar revoluciones sin poseer interiormente las condiciones necesarias para sostener decisiones de esa envergadura.

LA 5ª LÍNEA: presenta a alguien que desarraiga a los vulgares de la misma manera como quebraría una mata de tallos frágiles. Si su acción está en armonía

con las leyes de este tiempo, ello no conducirá a error ni censura. Este tiempo otorga a sus protagonistas verdaderos, total legitimidad en sus acciones tendientes a cumplimentar sus cometidos. Claro que no debemos confundir estas acciones con los meros propósitos accidentales o caprichos contingentes que pudieran tener. En todos los casos se requiere una profunda introspección e indagación interior. La práctica oracular nos prepara, precisamente, para ello.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto del hexagrama en completa soledad. Así, no podrá continuar ya más, y sobreviene la desventura, dice el oráculo. Termina el tiempo del desbordamiento con el acabamiento de aquello que desborda, que en todos los casos se trata de una corriente ajena al sujeto mismo. Aquello que se precipitaba sin el concurso necesario del sujeto, e incluso a pesar del mismo, ya no se precipita más. El sujeto queda, pues, como alelado.

NOTAS (1) Gall, por su parte, lo llama "La Autodeterminación", Blofeld la "Resolución" y Cordiglia "Decidir", Lauer "La Decisión" y también "el Logro" y Douglas: "Renovado Avance". (2) Lucas, 6/45, y Mateo 12/34.

44. KOU / IR AL ENCUENTRO, CONTACTO, CHOCAR CON LA REALIDAD

En el signo anterior –KUAI, El Desbordamiento-el tema formal, digamos, era la idea de la irrupción enérgica que lo fuerte efectuaba sobre lo débil. El signo que le sigue, es decir, el hexagrama número 44, "KOU", va a poner en evidencia el revés de la medalla de aquella situación. En otras palabras: a la irrupción de lo fuerte sobre lo débil, le sucede el encuentro entre lo débil y lo fuerte. El signo es la inversión del anterior, pues consiste en una sola línea débil, yin, que se introduce por debajo de una masa compacta de todos trazos fuertes, yang. Es el principio mórbido que se introduce dentro de lo creativo y que debe ser domado por éste, aunque las tendencias de su situación

en este tiempo le señalan virtualmente una carta de triunfo.

Las imágenes lo describen como un viento que se expande por debajo del cielo; como si el alto y extraterreno Cielo, con mayúscula, fuera objeto de excitación por el terrenal viento con el objeto de esparcir por el mundo los dones celestiales y producir, físicamente, el encuentro entre aquél y la tierra, generadora de vida.

También podría ser visualizado como el encuentro de una muchacha con cinco hombres; mejor dicho: con la introducción de una muchacha dentro de un grupo de cinco hombres. Es así que todas las líneas individuales reflejarán —cada una a su modo — diversos aspectos de esa estructura. Cada uno de esos hombres, en mérito a su situación dentro del hexagrama, va a sentir determinada influencia emanada del encuentro con el elemento yin —la mujer—, y va a reaccionar en forma diferente.

LA 1ª LÍNEA: presenta dos imágenes: la primera es la de un carro al que, para evitar su desplazamiento, se lo frena. La segunda es la de un cerdito flaco que juguetea, inquieto, y es preciso atarlo. El encuentro con lo débil, umbrío y flaco, se produce. Se trata del elemento yin, lo débil y umbrío, que va a invadir al elemento yang, fuerte y luminoso. La primera reacción de éste consiste en actuar decididamente para contener su evolución e itinerario, señalado por el destino o virtualidad de su posición. De allí la alusión que hace la línea al freno del vehículo y la atadura del cerdo.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien provisto de una alforja llena de peces dirigiéndose al sujeto de la primera línea con el objeto de intentar frenar su encuentro con los convidados. Es evidente aquí que el sujeto intenta sobornar al elemento extraño de la primera línea mediante dádivas, o simplemente saciando su apetito, para evitar su avance y su encuentro con los otros sujetos de las demás líneas.

El sujeto de esta línea segunda, pues, tiene la misma misión que el sujeto de la primera, que es mantener a raya al elemento yin e impedir su avance, pero emplea aquí medios más indirectos.

En otro orden de ideas, podría decirse que en el amor-pasión, existe también esta estructura, manifestación de una necesidad oculta de frenar un avance que se presiente inexorable sobre la propia individualidad.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto que camina con suma dificultad por haberle sido arrancada la piel de las nalgas. Por dicha razón, sus pasos en dirección de la primera línea fueron entorpecidos, dice el oráculo. Cada paso en dirección del objeto nuevo, a la vez temido y deseado, significa para este sujeto un dolor; luego, le es casi imposible avanzar. Esta estructura suele darse en el hermano más próximo a aquél que corteja a una mujer. Se encuentra en una situación semejante. Por un lado, atraído hacia ella, y por el otro,

sintiendo un sutil rechazo originado en el deber de lealtad hacia su hermano.

LA 4ª LÍNEA: presenta la imagen del sujeto con una alforja vacía de peces. El mal se hará presente, dice el oráculo. Esta posición, la cuarta, viene a ser la correspondiente de la primera. Es decir, tanto esta línea como la primera vienen a ser las primeras líneas de los dos trigramas que componen el hexagrama. Este sujeto, pues, encarna el elemento extraño que invade al hexagrama por abajo. Es así que, frente a la general atracción que genera la línea yin en todo el resto de líneas yang, esta cuarta línea representa una resistencia. El sujeto tiene su alforja vacía de peces, dice el oráculo, con lo que se indica su voluntad de no participar, de apartamiento del grupo.

En la parábola del hijo pródigo, esta estructura aparece encarnada en la figura del otro hijo, aquel que siempre le fuera fiel al padre. Cuando el hijo descarriado vuelve a la casa paterna luego de haber prodigado su parte de la herencia, todos le reciben con alborozo, menos su hermano. Éste se aparta, no quiere participar en el convite de bienvenida, y cuando el padre lo invita a entrar, aquél le recrimina amargamente: "He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo..." (1) Se trata de la misma sensación de despojo virtual del sujeto de esta línea, del que se dice que tiene su alforja vacía.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto revistiéndose como si fuese un melón al que se cubre de hojas de sauce para demorar su maduración. Un gran éxito le sobrevendrá como caído del cielo, dice el oráculo. Esta imagen sugiere una singular conducta por parte del sujeto, consistente en una forma de protección, por una parte, y por otra, en una invitación a que lo descubran.

A veces, las conductas de los hombres presentan una dualidad semejante. Lo que puede decirse es que, como todo ocultamiento, producirá un vacío, y moverá a su entorno a reaccionar respecto de sí. El oráculo le augura buen suceso.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto exhausto, recibiendo al elemento extraño con violencia. Nos hallamos en esta posición, al final de este tiempo. El sujeto ve aquí menguadas sus capacidades para la unión con el elemento opuesto de la primera línea, y reacciona con violencia. La violencia, en todos los casos, no refleja sino incapacidad para unirse de manera fértil y edificante a los opuestos.

NOTA (1) Lucas, 15-29/30.

45. T´SUI / LA REUNIÓN, LA AGLOMERACIÓN, MASIFICARSE, EL PODER DE LA GREY

Al encuentro entre los seres, le sigue la reunión, la aglomeración. Es el hxagrama 45. “T´SUI”, formado por los trigramas TUI, arriba y K´UN, abajo, que componen la imagen de aguas que se reúnen sobre la tierra, formando un lago.

Si deseáramos encontrar una nota característica, una idea común que identifique cosas aparentemente tan diversas como son los Estados, las culturas, las religiones, las ideologías y las empresas tarea harto difícil, sin duda-nos encontraríamos con un afán común e idéntico de todas ellas por reunir a las personas, por evitar la dispersión. Judica Cordiglia asocia también la idea de este hexagrama con la de “cosechar”. Otros autores, también con la idea de “coleccionar”. Como hilo conductor, en la formulación

ideal, tenemos la imagen de las aguas meandrosas que, siguiendo la ruta de los lugares más bajos, van a reunirse sobre la tierra, formando un lago.

El libro de los Cambios dice, en este punto, que la reunión de los seres humanos sobre la tierra obedece a leyes propias, ocultas, virtuales, y las líneas individuales tratarán distintos aspectos y casos particulares de su aplicación. Como resultante, fruto de la libre operatividad de esas leyes, es el grupo social como “masa”.

Este hexagrama da idea también del nacimiento de la autoridad como elemento necesario de contención al desbordamiento de las aguas. En toda aglomeración, aparece, de manera natural, la autoridad, como custodia de los límites que garantizan la identidad del grupo.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto prendado de un sincero deseo de unión, mas incapaz de seguir a otros, como, asimismo, incapaz de constituirse él mismo en centro de unión. Por ello, cae en la confusión. Dice el oráculo que, si clama por ayuda al sujeto con el cual guarda correlación, sus lágrimas se transformarán en sonrisas. Las relaciones que nacen por inclinación natural guardan una vinculación cósmica supraindividual, es decir, corresponden al orden universal, y no dependen de nuestra voluntad. La idea que trasunta el Libro de las Mutaciones es que si, en derredor, no encontramos con quien relacionarnos de esa manera espontánea y natural, bastará con desear fervientemente esa relación, con

clamar por ella en la intimidad, e, indefectiblemente, aparecerá. Y ello es así por la relación de correspondencia que guardan las líneas de ambos trigramas entre sí, según se ha mencionado en la primera parte.

A diferencia de nuestra concepción de un cosmos como sinónimo de inmensidad, el Libro de los Cambios parte de la base de la existencia de un cosmos perfectamente ordenado, tanto real como virtualmente, es decir, mediante relaciones visibles e invisibles. Así, siempre se encuentra, en alguna parte, quien sea nuestro "correspondiente", del mismo modo como todas y cada una de las líneas que componen los hexagramas no dejan de tener los suyos propios.

Esta línea señala el primer paso en la formación del grupo social, significa el primer estadio de toda reunión. Narra la historia de alguien que, no pudiendo seguir a nadie y careciendo de las dotes necesarias como para atraer a los demás, clamará por ayuda al sujeto con el cual lo liga una relación virtual de correspondencia, y se producirá el milagro de la reunión y la concordia.

Leemos en el Evangelio de Juan que Felipe invita a Natanael a tener un primer encuentro con Jesús, cita a la que éste acude con cierto escepticismo. Mas bastó que el Maestro, al verle, le dijera que antes lo había visto debajo de la higuera, para que Natanael le confesara públicamente su fe. Jesús, sorprendido, le dice: "¿Sólo porque te dije que te ví debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás". (1) Es evidente que la relación

entre Jesús y Natanael ya existía virtualmente desde antes del encuentro, como también es probable que éste lo hubiera deseado, en el secreto de su corazón.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien siendo llevado por el sujeto de la línea correlativa. Dejarse llevar por él trae ventura, dice el oráculo, agregando que sería propicio brindar una pequeña ofrenda. En el tiempo de la Reunión no es conveniente actuar en forma absolutamente racional, pues las simpatías juegan un juego que trasciende las individualidades. Debemos, pues, dejarnos conducir en cierta medida por esas fuerzas supraindividuales que ejercen su influjo sobre los seres que armonizan entre sí, desde el fondo de la virtualidad.

Esta experiencia inexpresable, común a la humanidad toda de todos los tiempos, fue y es celebrada en todas las culturas con regalos y festejos que, a modo de ofrendas, demuestran el íntimo regocijo del alma ante la actuación benéfica de aquellas fuerzas.

LA 3ª LÍNEA: habla de alguien que busca la unión, tristemente, con un grupo. Todo va bien, mas sobrevendrá pequeña humillación, dice el oráculo. Es ésta la reunión a destiempo. El sujeto se incorpora a un grupo ya formado con anterioridad, que opera a modo de círculo cerrado. La pequeña humillación a que se refiere la línea sobreviene por el hecho de que todo allí se ha concertado sin su intervención. Sólo le queda, pues, adherir a lo ya resuelto por los

demás.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto reuniendo en su torno a los demás, pero el oráculo dice que sólo se librará de ser acusado, si tuviese mucha suerte. Por la posición de esta línea, deducimos que el sujeto aquí reúne a la gente en torno de sí, pero en nombre de otro, como podría ser un superior. También podrá tratarse de un sabio, que reúne a la gente en aras de un interés superior, metafísico o moral. Sólo con mucha suerte se librará de la calumnia o la maledicencia, parece decir el oráculo.

Inmediatamente recordamos a figuras como Sócrates, o el mismo Jesús. Como los seres vulgares no creen en la existencia de intereses superiores allende los límites de sus propios sentidos, mirarán con recelo a este personaje que describe la línea, desconfiarán de él y le hostigarán.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto ocupando un lugar de alta dignidad y, por ello, siendo centro de la unión. El oráculo dice que en todo momento deberá cuidar que su virtud sea grande, duradera y firme, y además deberá demostrarlo. Este es el caso de quien es centro de la unión, pero en virtud de un cargo al que llega por las circunstancias especiales de este tiempo. En otras palabras: este personaje viene a ser, a la sazón, centro de la unión, pero él mismo no la ha conquistado. En este

caso, dice el oráculo, continuamente estará obligado a demostrar estar en un todo a la altura de las cualidades que se esperan de él. Es la situación vivida por el dirigente que surge, de forma natural, en medio de una aglomeración.

LA 6a LÍNEA: muestra al sujeto llorando y suspirando. Ya en su último estadio, este tiempo de reunión causa dolor. Las oportunidades de reunirse ya han pasado, y el sujeto vivencia la soledad más triste, que es la conciencia de no haber hecho en su tiempo lo que debía haber hecho. O por el contrario, es presa de la melancolía por haber pasado ya su tiempo como dirigente.

NOTA (1) Juan 1-45/50.

46. SHENG / LA SUBIDA, SOBRESALIR

Así como las aguas, cuando se reúnen, tienden a subir, las personas, cuando se reúnen, hacen lo propio. Eso se llama cultura e instituciones de toda especie, civiles, religiosas, políticas, etc. Cuenta el Génesis que, después del diluvio universal, todos los hombres llegaron a estar unidos por una sola lengua. Entonces, estableciéndose en la llanura de Sinar, se dijeron unos a otros: "Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo". (1) La torre de Babel, viene a ser, así, símbolo de la natural tendencia al ascenso y a la luz.

El Libro de las Mutaciones emplea otro ejemplo: se trata del crecimiento de las plantas. En medio de la tierra crece un árbol, éstas son las dos imágenes que, acopladas, van a configurar el hexagrama número 46, llamado "SHENG" y traducido del chino como "La Subida" o la "Ascensión", "El Empuje Hacia Arriba" y

también "Promoción", "Avance" y "El Escalamiento" por los distintos traductores consultados.

La idea de este hexagrama también se trató parcialmente en "CHIN", "El Progreso" -hexagrama número 35-pero en el signo que nos ocupa se trata, fundamentalmente, más que de una expansión natural, que era el caso de CHIN, de una ascensión debida al esfuerzo de la voluntad, gracias a un lento trabajo de acumulación hacia lo alto. Se trata aquí de un trabajo diario, similar al esfuerzo de la savia que recorre el vegetal desde las profundidades de la raíz hasta el extremo del follaje.

Las líneas particulares tratan de este ascender, que es un itinerario hacia la búsqueda de la Sabiduría y la Iluminación. Esta subida, no tropieza con muchos obstáculos, y es directa, pero depende de uno mismo.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto en franco ascenso, siendo bienvenido por los sujetos situados en el trigrama superior, los que le manifiestan afinidad y confianza. Habrá extraordinaria buena suerte, afirma el oráculo. Esta línea describe un tipo de ascensión similar al de la semilla germinante. Es el empecinamiento del brote, que adivina la luz. Se crece, en este hito de la secuencia, con naturalidad y como acudiendo a un llamado de Lo Alto. Incapaz el sujeto de dudar siquiera de su potencia y de su destino. Así crecen las matas, que

derriban murallas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto poseyendo una sinceridad y una diafanidad tales que se tornan aceptables, por ello, todas sus ofrendas de primavera. Esta especial actitud, provoca alegría, dice el oráculo. Es otro modo de crecer: el simple impulso hacia arriba, todavía ingenuo y carente de reflexión. Se crece en este estadio insensiblemente, como los niños, que se hacen grandes de golpe. Una actitud tal no puede, sino engendrar alegría en torno.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto subiendo de tal manera, como si penetrase en una ciudad vacía. Es éste un tiempo de crecimiento sin freno y desacompasado. Crecemos no del todo parejos en cuanto a las distintas esferas de nuestro ser. Somos de pronto adultos físicamente, pero todavía guardamos, tímidamente, una personalidad de niño. Es el tiempo de adolescencia, en el que ascendemos precipitadamente por determinados senderos desde siempre añorados, pero con la sensación de conquistar una ciudad vacía y desconocida.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto siendo empleado por su rey para presentar ofrendas en la cúspide del monte santo. Habrá buena suerte, augura el oráculo. Este es el caso de la ascensión impuesta como misión, como ideal, o en aras de una meta definida. Tiene como elemento básico a la fuerza de voluntad del sujeto, comparable al esfuerzo que deberá hacer para ascender al monte sacro.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto ascendiendo sobre gradas. El oráculo agrega que la buena ventura será fruto de la perseverancia. Este estadio representa un significativo perfeccionamiento respecto del anterior: si se quiere ascender sin tropiezos, debe hacérselo del mismo modo como se asciende por una escalera, es decir, por etapas, y además gradualmente. Por otra parte, todo salteo de gradas hará peligrar la estabilidad de la marcha.

LA 6ª LÍNEA: presenta la imagen del sujeto ascendiendo a ciegas hacia el lugar más alto. Deberá observar una inconmovible corrección, dice el oráculo. Ya en el último estadio, todo crecimiento cae en la oscuridad, que no significa otra cosa más que la pérdida de nuevas proyecciones, es decir, el agotamiento de la secuencia de crecimiento que le correspondía.

Ejemplo de esta estructura lo observamos claramente en aquellos vegetales que, por crecer en demasía, han olvidado otras funciones, como la floración, y exteriorizan un particular aspecto de languidez al llegar a las más altas marcas de crecimiento.

NOTA (1) Génesis, 11/14

47. K´UN / EL AGOTAMIENTO, LA DESAZÓN, DESORIENTARSE

La subida sin límites conduce al agotamiento. Por ello, al hexagrama "La Subida", le sigue "K´UN", traducido como "El Agotamiento" y también como "La Desazón" y "La Opresión". Este hexagrama, el número 47, comprende a los trigramas TUI, el lago, arriba, y K´AN, el agua, abajo, de modo que las imágenes que evoca son las de un lago del cual se ha escurrido totalmente el agua.

En la vida anímica, en la vida orgánica, en las relaciones personales, en los negocios, en toda política aplicable en cualquier ámbito, siempre encontramos esta estructura universal, consistente en la desazón producida por agotamiento de aquello que venía creciendo insistentemente y sin conciencia de límites. Llega un momento en que aquello que ascendía llega a la

extenuación. Entonces, todo ese movimiento hacia lo alto que, como todo movimiento continuado, nos arrojaba lejos de nosotros mismos, se frena, dejándonos en profunda desazón.

Este tiempo, entonces, que sucede a la continua ascensión, es un tiempo de desajustes, un tiempo en el que nos sentiremos trastabillar, tal y cual le sucede al corredor que debe frenar de golpe al llegar a la meta. Entonces, daremos determinados manoteos aquí y allá buscando dónde apoyarnos.

Aquí es donde I CHING presta su ayuda, enseñándonos a distinguir qué cosas pueden servirnos de apoyo y qué cosas no, y además, señalándonos cómo podemos llegar a sentirnos oprimidos precisamente por una equivocada manera de aproximarnos a las cosas. Las líneas particulares de este hexagrama tratan este tema.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien sentado debajo de un árbol seco y cercado de tinieblas. El oráculo augura que por cierto tiempo no se librará de la desazón. El sujeto caído en desgracia en los comienzos de este tiempo posee una sola cosa: él mismo. Es a partir de uno mismo donde comienza todo verdadero infortunio, pero también toda verdadera ventura. Todo obstáculo, para ser vencido, debe serlo primero interiormente, como también todo triunfo, para ser logrado, debe ser primero concebido interiormente. En esta línea se presenta al sujeto sumido en profunda desventura, mas está meditando, está reconcentrado en sí mismo. Debe saber

que toda desdicha es pasajera, y que él puede ser más fuerte que toda adversidad, aplicando una sola arma a su disposición: la constancia. Tiene, con ella, asegurado el triunfo sobre toda aflicción y desazón.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien oprimido entre su vino y sus viandas. El mismo se conduce hacia el mal, dice el oráculo, mas si eleva la mirada hacia Quien lo nutre, su ofrenda sincera le será aceptada, y al final, habrá motivos suficientes para congratularse. Esta línea exhibe un segundo tipo de opresión, que es la comida, la bebida y las adicciones. Naturalmente, él mismo se esclaviza mediante una conducta que no es la adecuada. El oráculo le señala una vía de libertad, que es la de elevar la mirada hacia Quien, de acuerdo a su creencia, es el último responsable por su nutrición. Y le asegura obtener la respuesta que necesita y el encuentro trascendente portador de su salvación.

Para la interpretación más acabada de esta línea, se aconseja releer lo dicho en el comentario al hexagrama 27, "I", (3-4-6).

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien que se deja acosar por rocas y se apoya en espinos. En secuencia aparte, se nos dice que penetra en su casa y no ve a su mujer. El oráculo dice: "Desventura". He aquí el tercer tipo de opresión que presenta este hexagrama: la opresión emergente de una actitud equivocada del sujeto hacia

la realidad. La segunda secuencia parece darnos la pauta de que esta equivocación es debida a una pérdida del sentido de la realidad, pues no dice que su mujer no se encuentra en su casa; sólo dice que él no la ve.

Mucha gente confunde hechos con ideas, y no discierne lo que aparece ante sus ojos, con lo que desea que fuere conforme a esquemas ideales. Esto obnubila sus sentidos, de tal manera que rocas y espinos pueden parecerle aptos para brindarle el apoyo que necesita. Cosas fútiles, cosas sin sustancia, meras apariencias, no pueden brindarnos apoyo verdadero ninguno. Pero la regla primera es despabilar los sentidos para ver las cosas tal cual se ofrecen al alcance sensorial, y no tal cual las imaginamos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto acudiendo a socorrer a alguien que lo necesita, pero haciéndolo lentamente y en carroza de oro. Habrá humillación, y al final, alegría. A veces, las riquezas o la posición encumbrada pueden constituir motivos de opresión para el sujeto. En este caso, el acudir en ayuda de alguien lentamente y en carroza de oro significa que la opulencia de medios, que en principio debiera servir a los fines del sujeto, son, en realidad, un estorbo para sus propósitos altruistas. No obstante ello, dice el oráculo que al final habrá alegría porque los propósitos son buenos.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien ataviado como un rey, y rodeado de sus ministros. El oráculo dice que sus

movimientos son quedos porque tiene los pies y la nariz, cortados. He aquí una imagen cruda y despiadada del lado oscuro que ofrece el poder a quien lo ejerce. También el poder oprime, en determinadas circunstancias. Por detrás de su rostro brillante y glorioso, generalmente se encuentran los factores que lo sostienen, que lo limitan y condicionan en todos sentidos. El sujeto de la línea tiene los pies cortados, vale decir, no puede andar. Más que rodeado por sus ministros, parece cercado por ellos. Además, tiene seccionada la nariz, es decir, se le ha privado de uno de los sentidos. Pero estas contingencias le acaecen preferentemente a quien, lejos de "ejercer" el poder, "se apoya" en él. El que se apoya en el poder, se apoya asimismo en quienes han posibilitado su ascensión al mismo y en los que lo sustentan. Está, pues, sometido a sus exigencias. Quien lo ejerce, en cambio, se apoya en sí mismo, y desde allí irradia su accionar.

LA 6ª LÍNEA: presenta al sujeto andando con dificultad en medio de enredaderas que lo aprisionan. Se arrepiente de los errores cometidos. Buena fortuna, dice el oráculo. Al finalizar la secuencia de este tiempo, de vuelta ya de las dolorosas experiencias sufridas, todavía sobreviven algunas opresiones, fáciles de cortar, como la vegetación que se nos interpone en el camino. Es hora de examinar nuestra conducta pasada y de sacar partido de antiguos errores.

NOTA (1) Wilhelm lo traduce como "La Desazón", "El Agotamiento" y también como "La Opresión", Blofeld, por su parte, lo traduce como "Adversidad" y también como "Fatiga". Cordiglia, a su vez, lo llama "Angustia", Lauer "El Infortunio", Douglas, "Restricción Agostadora", y Gall, "El Desamparo".

48. CHING / EL POZO DE AGUA, ENSIMISMARSE

Acabado el tiempo de transición representado por K´UN, tiempo en el cual el sujeto ensaya una sucesiva búsqueda de apoyo para su nueva identidad luego del acabamiento del crecimiento por inercia de SHENG, ahora se vuelve hacia sí mismo. El último estadio del hexagrama 47 ya anunciaba este tránsito entre una actitud que buscaba desesperadamente apoyo afuera y esta otra que ahora se perfila, rumbo hacia uno mismo. Por ello que el que le sigue, el número 48, es "CHING", designado como "El Pozo de Agua", símbolo de ese sí mismo que se perfila al fin de aquel derrotero.

CHING está integrado por los trigramas K´AN, El Agua, arriba, y SUN, La Madera, abajo, simbolizando, según la exégesis tradicional, un antiguo pozo de palanca. Simboliza también el ensimismamiento del yo en la fuente de agua que lo nutre interiormente y da idea también del papel social que ese yo y ese agua, pueden desempeñar.

El pozo es la figura poética empleada por el Libro de las Mutaciones para hablar de nosotros mismos, para señalarnos que tenemos internamente un agua que puede calmar la sed de los demás, pero que tenemos que encontrarla a través del esfuerzo. Ese agua cristalina y pura se encuentra con seguridad al fondo de la conciencia, mas a determinada altura y no a cualquier nivel. Si calamos poco, no encontraremos agua alguna, y si pretendemos ser demasiado profundos, sólo encontraremos cieno, que no sirve para beber. Ese es el itinerario doloroso de toda introspección.

Leemos en el Libro de los Proverbios: “Calma tu sed con el agua que brota de tu propio manantial” (1)

En el plano social, puede decirse que cuando el pozo es lo suficientemente abundante, determina, él solo, el asentamiento de las poblaciones a su alrededor. No podría concebirse la mudanza de lugar de un pozo. De igual manera, es la rectitud del sabio, su inquebrantable lealtad a la verdad, la que sirve de referencia en las diversas culturas de todos los tiempos.

LA 1ª LÍNEA: presenta la imagen de un viejo pozo, tan

cenagoso que nadie, ni aún los pájaros, se le acercan a beber. Es la falta de claridad del agua lo que impide a las criaturas acercarse a beber. Aquello que se ve claro aparece como apetecible, como verdadero, como digno de ser adoptado, seguido o ingerido, en su caso. El hombre oscuro, complicado, contradictorio o incoherente no atrae, en principio, a nadie. Muchas veces observamos deambular seres solitarios, sin amigos ni empresas, quejosos de su suerte, y pensamos en seguida en la existencia de algún inextricable destino que se ensaña con ellos. Tal vez sea ello así. Mas también es cierto que cada persona, en sociedad, es semejante a un pozo que puede o no ofrecer sus aguas a los demás.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien disparándole con un arco a los peces que moran en un pozo. En otra secuencia, se nos muestra un cántaro roto y perdiendo agua, la cual va a beneficiar a los gusanos y ciertos animalejos ocultos en la maleza. He aquí un pozo que no se utiliza para su finalidad propia y donde moran peces. Alguien se acerca a pescarlos. En la segunda secuencia aparece el cántaro con el que se extrae agua, roto y dejando por ello escapar el fluido elemento en beneficio de pequeñas criaturas que viven entre la hierba.

Se trata en ambos casos de aquellas situaciones humanas en las cuales no se les da a las cosas su finalidad propia, sino otra. El agua no es usada para beber ni para otro menester alguno, sino para criar peces. El cántaro, por su parte, no sirve para portar el

agua en beneficio de quien la extrae. En ambas situaciones, como consecuencia de esa falta de uso propio de las cosas, se benefician terceros. En la primera imagen, el eventual pescador, en la segunda, las ocasionales alimañas.

La idea general es que la desnaturalización de los dones por cualquier causa, falta de ejercicio, uso, o también por el uso impropio o desviado, siempre acarreará consecuencias impensadas o no previstas. Por ejemplo, si movidos por un sentimiento de justicia favorecemos económicamente a un acreedor más que a otro, tal vez después lo lamentemos, pues ese beneficio puede tener un destino inusitado y no querido por nosotros. Lo mismo si nos impusiéramos alguna abstinencia antinatural o impropia; siempre estaríamos favoreciendo la aparición de secuelas no queridas, como perturbaciones psicológicas u otros fenómenos. Dentro del mismo orden de ideas, podemos decir que por idénticas razones son inconvenientes los ejércitos ociosos estacionados cerca de las poblaciones civiles. Indefectiblemente tenderán a influir sobre la vida de éstas, a inmiscuirse en sus asuntos y a ejercer influencia en forma indebida.

Lo propio cabe decir respecto de la acumulación de riquezas fuera de los canales normales de la vida económica. Servirán para la ostentación y vanidad, tal vez para una vida disipada y, a la larga, influirán negativamente en la propia capacidad de gozo de sus poseedores.

Todo don o capacidad inmovilizada o desnaturalizada, adquirirá

otras funciones no previstas ni queridas, como acontece con el agua del cántaro que pierde, que viene a servir en definitiva a los gusanos que viven entre la maleza que rodea al pozo, o como le acontece al pozo mismo, del que no se bebe, que se puebla de peces y, de pronto, atrae al pescador.

LA 3ª LÍNEA: muestra un pozo que fue limpiado, mas no fue puesto en uso. Es lamentable, expresa el oráculo. Esta estructura corresponde a alguien que se aleja de los demás por soberbia o timidez. No permite que los demás se acerquen, colocándose fuera del alcance de los otros. El resultado no puede sino ser lamentable; para el prójimo, porque se ve privado de un agua clara y útil; para el propio sujeto, porque se hunde en una soledad infértil.

LA 4ª LÍNEA: muestra un pozo provisoriamente clausurado por estar efectuándosele reparaciones necesarias. Aquí se trata de señalar un apartamiento del sujeto de todo trato con los demás por un corto período en el cual él verifica un replanteo de su vida y se prepara para lo porvenir. Esta estructura la encontramos en la naturaleza, con el receso obligado del invierno, en la vida empresaria, con las vacaciones del personal, y en la propia Biblia, con la prescripción del reposo hebdomadario. Este tipo de paréntesis, de reposo, es esencial a una naturaleza cósmica en constante movimiento pautado.

LA 5ª LÍNEA: muestra un pozo de aguas claras y frescas, de cuya límpida fuente se bebe libremente. Cuando el hombre es límpido, cuando sus negocios son claros, cuando su conducta es transparente, es semejante a un buen pozo como el que presenta la línea. Y acontece que los demás se acercan a beber de su sabiduría y de su consejo, y a disfrutar de su compañía y de su liderazgo.

LA 6ª LÍNEA: muestra el agua de un pozo subiendo hasta los bordes del mismo, pero sin que rebalse. El oráculo le augura extraordinaria fortuna. Esta imagen sugiere las virtudes de la sinceridad y de la ecuanimidad. La sinceridad hace brotar el agua hasta el borde, y la ecuanimidad le hace mantener su nivel, cualquiera sea la cantidad de agua que del pozo se extraiga. Una personalidad así está en posesión de la más extraordinaria fortuna, porque da sin merma de su caudal, y hasta el borde ofrece lo que da. Recuerda la "copa rebosante" del Salmo 23-5. También los límites a que debe ceñirse la sinceridad.

49. KO / LA REVOLUCIÓN

E1 signo anterior, CHING (El Pozo de Agua), junto con el signo "TING" (número 50, El Caldero), son los dos únicos hexagramas simbolizados por elementos salidos de la mano del hombre. (1)

A CHING le sucede "KO", llamado "La Revolución", "La Muda", con lo cual el Libro de las Mutaciones dice que todas las cosas salidas de la mano y del ingenio humanos necesitan, inexorablemente, de una periódica renovación. La necesidad de una drástica eliminación de lo inerte y una corrección en la dirección ejercida sobre todo proceso humano de acaeceres es, pues, la idea general de este hexagrama.

Compuesto por los trigramas TUI, arriba, y LI, abajo, ofrece la imagen del agua de un lago, sobre el fuego, lo que supone el contacto de dos elementos que mutuamente se combaten por ser de índole antagónica. En cuanto a los traductores consultados, en general, también afirman que este hexagrama se refiere a la idea de un ordenamiento de la cronología histórica. Es a partir de los cambios y los eventos extraordinarios como se suele ordenar y reordenar la vida de los pueblos.

Pero la idea de "La Revolución" se refiere siempre a cambios voluntarios y radicales. Esta estructura universal se da en la política y también en la esfera individual. Un cambio de régimen colectivo y también un cambio de conducta o de costumbres en la esfera de lo personal; una mutación de actitud ante la vida, etc.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto amarrado con cueros amarillos. Se trata aquí de una situación límite que exige del sujeto amarrado adoptar una medida drástica, dentro de sus posibilidades, que provoque un cambio radical de situación. Todo cambio, en este tiempo, es como un sacudimiento y requiere cierta violencia. Por otra parte, toda revolución y toda muda se produce cuando todos los caminos posibles ya están ensayados y nada queda por hacer dentro de los cánones convencionales; cuando no es posible avanzar en ninguna dirección, como el sujeto de esta línea, atado físicamente y sin posibilidad de movimiento.

Desde cierto sesgo, revolución significa ruptura de envoltorios, con el fin de encontrar salida a la fuerza vital cegada por estructuras inertes; búsqueda de nuevos cauces a dicha energía. En todos los casos se trata de una energía sutil, yacente más allá de lo meramente fenoménico, una fuerza cuya ley es el cambio y la invención de renovadas maneras de expresarse. Esto vale tanto para lo político como para lo personal, lo social, lo artístico, etc.

Cuando se inventó la fotografía, por ejemplo, los pintores debieron hacer su gran revolución, algo que preservara la originalidad de su medio de expresión. Copiar la naturaleza, a partir de la aparición de la fotografía, dejó de tener sentido para ellos. Y así aparecieron todos los movimientos no figurativos.

Por otra parte, la revolución será legítima cuando no quede otro

camino más que la ruptura. La línea dice que el sujeto se encuentra atado con cuero amarillo. El amarillo era para los chinos el color regente de la vida sobre la tierra Esto significa que para que la revolución sea legítima debe ser protagonizada por quien, de alguna manera, encarne esas cualidades. Debe iluminar, debe ser equidistante, central, no representar meros intereses mezquinos, etc. Esta línea se refiere al estado espiritual previo a toda revolución. Es la caldera, taponada, que acumula presión.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo sus cambios luego de pasado cierto tiempo. La acción será afortunada, asegura el oráculo. Los cambios revolucionarios no constituyen una mutación natural; son obra de la inteligencia, de una actuación que se produce luego de una profunda reflexión y a favor del tiempo, a favor de la corriente temporal que coincide con las finalidades de renovación que la revolución implica. El tiempo muda por sí mismo las cosas, mas la revolución, como mutación provocada por el hombre, precisa de preparativos y, además, de oportunidad, que es su inserción dentro del tiempo más favorable.

LA 3ª LÍNEA: muestra que la acción emprendida, no obstante haber sido convenientemente preparada, es discutida por tres veces, y se malogra. Esta línea se refiere a aquellas acciones que en este tiempo, no obstante haber sido cuidadosamente planeadas, fallan por exceso de discusión, por una pérdida lamentable de tiempo en vaguedades cuya única fuente es la duda embozada en lo que se

pretende hacer. Por esta razón, la acción pierde "su" tiempo en que debía producirse y prosperar. Las cosas que realizamos tienen sus tiempos específicos y propios que suelen perderse, como los trenes o los aviones.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra al sujeto, pleno de fe en lo que realiza, mudando las reglas vigentes. Habrá buena suerte, augura el oráculo. Ha llegado la hora de la fe, que es más que el conocimiento, y que es más que un propósito. Ha llegado la hora de la fe como energía, necesaria en toda empresa y que, en definitiva, es la misma fuerza sustentadora del universo. Esa fe, que mueve montañas (2), sólo puede fundarse en la legitimidad del protagonismo del cambio y en la justicia del objetivo final.

LA 5ª LÍNEA: muestra al hombre superior efectuando sus cambios como un tigre. Un cambio verdadero debe trascender y distinguirse claramente, como las nítidas rayas negras sobre fondo amarillo de la piel del tigre: el cambio, es, en este caso, similar a la figura diseñada por las rayas, sobre un fondo que, por su color, es correcto, central, justo, etc., como el sol.

Además, se sugiere que el verdadero cambio debe trasuntar belleza y armonía de formas, y cierta espectacularidad, para cuyo símil el oráculo propone la esbelta y temible figura de un tigre. En ningún caso debe tratarse de un cambio subrepticio, sino de un cambio substancial y drástico. Así es el cambio

figura/fondo.

LA 6ª LÍNEA: dice que el hombre superior, cuando cambia, lo hace radicalmente; en cambio el vulgar sólo muda su rostro. En este último estadio de la secuencia es donde aparecen los falsos cambios, los cambios de superficie, ejecutados por los vulgares. Aparecen también en las postrimerías de este tiempo los gestos, las fintas, los grandes ademanes, símbolos de una estructura que va llegando a su fin y que por ello ya no se vivencia plena ni profundamente.

NOTAS (1) Nótese que el Caldero es producto exclusivo de la mano del hombre, mientras que el Pozo de Agua requiere, además de la mano del hombre, la existencia de un manantial subterráneo. (2) "...Entonces, el Señor dijo: 'Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a ese árbol: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá'. " (Lucas, 17-6).

50. TING / EL CALDERO, LA TRANSFORMACIÓN EVOLUTIVA

Si “La Revolución" significa la eliminación de lo viejo, el signo que le sigue, "TING", "El Caldero" (número 50), significa la recepción de lo nuevo. Si allí se trataba de "revolver" (1) lo envejecido, aquí se hará "evolucionar" las cosas de un estado primitivo a otro posterior más elaborado. Son, pues, dos especies de cambio diferentes: la separación de aquello que por su inoperancia se ha transformado en estorbo para dar lugar a lo nuevo, en el primer caso, y la "transformación" de lo viejo en lo nuevo, en el segundo.

TING da idea de un caldero en cuyo interior se cuece la comida para la comunidad. Por ello representa el tránsito del estado natural, hacia un estado cultural. El primer grado de cultura de un pueblo está dado por la cocción de los alimentos. El pasaje de la naturaleza a la cultura pasa, pues, por la cocina. Lo crudo deviene en cocido y el devorar se transforma en comer. El caldero, a su vez, es centro de la vida comunitaria.

Requiere fuego, que es hogar y reunión, vida social y organización de la vida colectiva. En el extremo de tal idea, nos encontramos con la comunión, con la comida mística hecha en común, símbolo de suprema fraternidad entre los hombres y símbolo de superación del egoísmo animal.

Los trigramas que componen el hexagrama son: LI, arriba, y SUN, abajo, es decir, el fuego arriba y el viento y la madera abajo, los componentes necesarios para efectuar la cocción de los alimentos.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un caldero tumbado. Será propicio eliminar lo malo que en él había, dice el oráculo. En secuencia aparte, se muestra a una concubina cuyo rango social mejora por el hecho de tener un hijo. Ambas imágenes dicen, cada una a su modo, que no existe cosa lamentable en sí misma y en forma absoluta; en otras palabras: no existe circunstancia negativa a la cual, de una u otra manera,

no podamos encontrarle algún costado positivo. El caldero se tumbó y en principio habría que lamentar este hecho, pero es mejor no hacerlo y aprovechar la oportunidad que se brinda para limpiarlo. En cuanto a la segunda imagen, no obstante tratarse de una simple concubina, ella es capaz de dar a su señor un hijo, y esa situación la eleva socialmente.

La idea, como se ve, es la del "desarrollo" de una situación determinada. Cómo, a partir de una situación dada, aparentemente desfavorable, puede lograrse, desarrollándola, consecuencias felices o positivas. Ese es el poder de "transformación" que enseña este tiempo.

LA 2ª LÍNEA: muestra un caldero con las cosas que serán cocinadas en él. Mi enemigo me envidia, dice el oráculo, mas no puede aproximárseme. Exponer una marmita con los elementos que van a ser cocinados en ella posee un poder de atracción fundamentalmente distinto a la atracción que ejerce un recipiente despidiendo el aroma propio de la comida cocinándose. Todo tipo de intenciones puede despertar la vista de la comida cruda, y a esta idea se refiere la línea.

En el plano personal, lo propio acontece con aquellas personas que exhiben grandes cualidades sin utilizar, por un lado, y con aquellas otras en plena actividad útil. Estas despertarán en los demás sentimientos de adhesión o de rechazo. Aquellas, por lo

contrario, darán pie a todo tipo de conjeturas y recibirán, de todas partes, las proposiciones más heterogéneas. La razón estriba en que la persona en plena actividad útil, como el caldero en plena cocción, constituyen una unidad; en cambio, en el segundo caso, tanto quien exhibe dotes ociosas como el caldero que exhibe los alimentos crudos, son conjuntos de cosas, y así serán vistos por terceros, interesados en apropiarse de unas u otras.

A veces notamos que no es la falta de cualidades lo que induce a algunas las personas al fracaso, sino el exceso de condiciones sin utilizar. No son las dotes naturales las que nos movilizan, según se suele creer. Somos nosotros, semejantes al caldero, y lo que nos motiva, es la energía en la que nos apoyamos. Debemos transformar los dones que recibimos; hacerlos comestibles para todos y ofrecerlos a los demás.

LA 3ª LÍNEA: muestra a un caldero privado de asas. La exquisita carne de faisán que el mismo contiene, no será probada. Si el caldero carece de asas, no podrá ser levantado del fuego y nadie podrá portarlo para servir. He aquí simbolizada la utilidad de la tarea de transformación que toda cultura, individual y social, representa. Una cultura sin asas es una cultura hermética, sólo para exquisitos; a la postre, casi sinónimo de anticultura. Lo mismo cabe decir respecto de una persona: si no tendemos un puente hacia el exterior, nadie pasará por él. En ambos casos, el oráculo ilustra la situación elocuentemente, con la frase: "La exquisita carne de faisán que el mismo, contiene no será

probada".

LA 4ª LÍNEA: muestra a un caldero con las patas quebradas, por cuyo motivo se ha derrumbado, derramándose el contenido. El sujeto enrojecerá de vergüenza, dice el oráculo, y el mal se hará presente. El caldero es símbolo de nosotros mismos y sus patas son símbolo de la parte instintiva. Los instintos, como las raíces de los árboles, sustentan toda la estructura de la personalidad. Sin una equilibrada base de sustentación, caeríamos de bruces. En este caso, es más peligroso aún, pues la caída se realiza sobre la fuente de energía que nos nutría. Esta línea se refiere a la falta de equilibrio en esa zona baja, lindante entre lo psíquico y lo orgánico. Nada dice el oráculo acerca de las asas de este caldero, y por ende, se supone que las tiene intactas. Están dadas, pues, las condiciones para que alguien se acerque a este sujeto en desgracia, y lo levante.

LA 5ª LÍNEA: muestra a un caldero con asas de oro. En esta línea, se ilustra el proceso de transformación de las cosas desde un punto de vista socioeconómico. Las cosas, mediante el trabajo, se transforman en riqueza. De allí la alusión al oro de las asas del caldero. El caldero aquí se moviliza mediante el oro de sus asas. Sólo el valor de cambio puede moverlo, sinónimo de una cultura desarrollada en aquel plano.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un caldero con asas de jade. Habrá extraordinaria fortuna, dice el oráculo.

Esta es la culminación de este tiempo de transformación y participación. En este estadio, la riqueza como fruto de la evolución de lo primitivo no es ya el oro sino el jade. Otros valores, pues, suceden al simple valor mercantil. La participación comunal se ha transformado en comunión fraterna de ideales y amor.

Otra interpretación relaciona este caldero con asas de jade, a la propia consulta oracular, que brinda una educación privada de datos, información, doctrinas e ideologías, basada únicamente en el desarrollo de la propia conciencia.

NOTA (1) Etimológicamente, el vocablo "Revolución" proviene de la palabra latina "Revolutio", que significa "revolución" y también "vuelta".

51. CHEN/ EL TRUENO, LA CONMOCIÓN, EL INFORTUNIO, ACTUAR DECIDIDAMENTE

A1 signo el Caldero le sucede "La Conmoción", así como a la calma le sigue el sacudimiento. Este hexagrama, el número 51, llamado "CHEN", es generalmente traducido como "La Conmoción", también como "El Trueno" y como "Lo Suscitativo". Nosotros creemos que también podría atribuírsele el sentido de “Accidente”. De todas las traducciones consultadas, la palabra "Trueno" es la más atribuida, y está compuesto por el semisigno CHEN, repetido.

Difícil de caracterizar, este hexagrama se refiere a un tiempo extremadamente breve e intenso en que debemos decidirnos a actuar, y también al tiempo en que debemos soportar un grave acontecimiento exterior que nos conmocina sobremanera.

Este acontecer es para I CHING un tiempo como todos; una secuencia con sus estadios y sus leyes. Es el tiempo de La Conmoción, que se da en todos los planos y esferas de la vida, no solamente en el cielo, cuando truena. Se trata también de todas las "sacudidas" que recibimos a lo largo de la existencia y que nos hacen meditar y rectificar nuestros pasos. Un suceso infausto; el súbito temor por causa de una enfermedad o accidente, o la pérdida de un ser querido.

Es en este tiempo donde germinan todos los cambios interiores importantes. Es el momento culminante, pero es también el temblor y el temor. Es, en definitiva, el "cauce" por donde corren todas las decisiones graves.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto cuando se aproxima la conmoción. Primero, cuidadoso y aprensivo, luego, sonriente y alegre. Habrá buena suerte, augura el oráculo. Cuando se aproxima el tiempo específico y puntual en que debemos comenzar a actuar, nos suele invadir el miedo, la zozobra, la desazón. Es como penetrar en una habitación en tinieblas. Más de pronto, en el mismo instante en que comenzamos a desenvolvernos, ocurre que se hace la luz y nos invade la seguridad. Sonreímos, pues, y actuamos alegremente. Esta estructura universal es bien conocida de actores, conferencistas, y todos aquellos que deben actuar frente a un público.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en posición peligrosa cuando la conmoción se aproxima. Considera mejor deshacerse de sus posesiones y ascender a una elevada altura. El oráculo agrega que no tendrá necesidad de ir en seguimiento de aquello que pierde, pues lo recuperará prontamente. En el momento mismo en que hemos comenzado a actuar, a medida que vamos transitando los primeros tramos, nos descolocamos, pues tenemos tendencia a aferramos a ciertos esquemas que nos rigen desde los momentos anteriores a la acción. Esto le ocurre al expositor, al corredor, al actor, al cirujano, etc.

Es así que inmediatamente reparamos el lastre que significa enfrentar la realidad con aquellas ideas preconcebidas y decidimos rápidamente desprendernos de ellas y concentrar la atención hacia el logro de una visión nueva y panorámica. Pero pronto notamos que la parte positiva y útil de aquellas ideas que aparentemente perdíamos, vuelven, cada una en su momento oportuno, a prestarnos servicio.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de atronadora impetuosidad. No habrá daño alguno, dice el oráculo. Este es el momento de la plena acción, en la cual nos oímos a nosotros mismos, nos sentimos embargados por este tiempo de conmoción y nos conmocionamos. Es la fogosidad, la pasión desplegada en aquello que se está realizando y que germina en este estadio como una semilla en su tierra apropiada.

Los hombres aparentemente más mesurados son a veces arrastrados a la vehemencia que para ellos es inusual. No habrá daño alguno, afirma el oráculo. Son las leyes de este tiempo.

LA 4ª LÍNEA: presenta al sujeto, en medio de acontecimientos sorprendentes, hundiéndose en el lodo. Este tiempo de conmoción tiene sus peligros, que acechan detrás de la pasión y del entusiasmo. El sujeto inmerso en La Conmoción, corre el riesgo de ser arrastrado por ella, de perderse en medio de la vorágine y acerca de eso previene el oráculo. Esto ocurre porque, de acuerdo a la posición de esta línea, el sujeto ha perdido su autonomía y actúa como subordinado de otro.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto yendo y viniendo en medio de la conmoción general, y siempre en peligro. Debería encontrar el centro, dice el oráculo. Cuando somos presa de una conmoción, sea de la índole que fuere, afectados por ella en la estabilidad física o psíquica, lo que aconseja el oráculo es huir de la periferia en busca del centro. Todo sacudimiento siempre tendrá más efecto y será más violento en la periferia, que en el centro, como ocurre en esos juegos de parques de diversiones donde gira el piso. Debemos, en todos los casos, encontrar el centro del movimiento y ocuparlo. Esta es una clara alusión a no perder la cabeza y con ella, el equilibrio, manteniendo además, la unidad de los pensamientos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeado por la

conmoción, presa de absoluto desaliento. Si actúa, el mal se hará presente, dice el oráculo. Este es el último estadio de este tiempo y ya se prenuncia el signo siguiente, KEN, el Aquietamiento, la Montaña. El absoluto desaliento del sujeto es manifestación anticipada del tiempo que vendrá. Nada podrá hacer ahora y deberá limitarse a esperar que pasen los últimos efectos de este tiempo de conmoción.

52. KEN/ LA MONTAÑA, AQUIETARSE, LA RELAJACIÓN

Luego de la Conmoción, vuelve la calma, esta vez, bajo el signo de la Montaña. El hexagrama 52 es, pues, "KEN", traducido generalmente como "El Aquietamiento" o "La Montaña". Formado por el semisigno KEN duplicado, este hexagrama trata sobre un estado de serenidad trascendental, el cual se conquista a través del ejercicio del aquietamiento físico. De la contemplación de la imagen de la montaña vamos a aprender la virtud de la extrema quietud, y el influjo que emanan de ella.

Según el Libro de las Mutaciones, existen tres clases de quietud: la física, la mental, y la del corazón o emotiva. Quietud significa, en principio, la detención de todo movimiento, en el más amplio

sentido del término, como se verá.

Si observamos la trayectoria de un péndulo, notaremos que existe una fracción de tiempo en el cual el péndulo se detiene completamente, al extremo de su trayectoria, para luego avanzar en sentido contrario. A este particular tiempo, que constituye una secuencia con sus leyes propias, se refiere KEN. Todas las técnicas de relajación conocidas se basan en esta especie de quietud cualificada y trascendental, en la que el sujeto se coloca en una actitud tal que sus pensamientos no exceden su situación.

La generalidad de la gente apenas si conoce esta especie de quietud, porque en verdad se vive no sólo el presente, sino en forma simultánea también el pasado y el futuro. Diariamente somos asaltados por problemas del pasado y problemas del futuro, es decir, acaeceres inexistentes, sea porque ya han pasado, sea porque aún no han sucedido. El hombre occidental normalmente tiene grandes dificultades en vivenciar plenamente su tiempo presente, su “aquí y ahora”, acuciado por fantasmas que le quitan a su vida profundidad y sabor.

Vivir en estado de quietud, es decir, vivenciar este tiempo, no significa no hacer nada, sino todo lo contrario, significa no actuar cuando no se debe actuar y actuar cuando se debe actuar; no pensar cuando no se debe pensar y pensar cuando se debe hacerlo. Las líneas particulares se refieren —todas ellas— al cuerpo del sujeto, porque es a través del aquietamiento del cuerpo como vamos a poder conquistar el aquietamiento de la mente y de las

emociones.

En general, las imágenes de las líneas sugieren que no podemos ver quietud en parte alguna del universo fenoménico si no somos capaces de aquietarnos nosotros mismos. Lo que además se sugiere, es que tampoco la paz espiritual es posible si primero no aprendemos, modestamente, a aquietar las partes más humildes de nuestro cuerpo. Como dijimos, pues, el aquietamiento de que habla el hexagrama no es una simple detención superficial del movimiento, sino un cualificado estado de quietud y paz interior, al cual no es posible acercarse meramente con el intelecto. Este signo ha inspirado la práctica y las reglas del yoga.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto manteniendo en descanso los dedos de sus pies. Aquí se indica que, al igual que todo proceso universalmente considerado comienza por un extremo, así también todo proceso de relajación debe comenzar con uno de los extremos del cuerpo. En este caso, en el aquietamiento de los dedos de los pies. Se elijen lo pies y no la cabeza porque los cuerpos vivos surgen de la tierra, y las líneas del hexagrama ascienden de la base hacia el tope.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto relajando sus pantorríllas. El oráculo agrega que está triste por no poder auxiliar a sus seguidores. Habiendo relajado sus pies, en la línea anterior, y sus pantorrillas,

en esta línea, el sujeto se ve, así, parcialmente inmovilizado, con lo cual, suponemos que toda relajación parcial no cumple con los fines del Aquietamiento.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto conservando en descanso su pelvis y sus vértebras. La situación es peligrosa y su corazón arde de excitación reprimida, dice el oráculo. En esta línea, la relajación corporal sube por las caderas hasta las vértebras. Pero se introduce un intento por aquietar el corazón, situación que el oráculo juzga peligrosa, pues de ese modo, el sujeto arderá a consecuencia de sus emociones reprimidas. La quietud debe lograrse paso a paso, pero sin forzar el proceso, y como consecuencia de una actitud de recogimiento interior. En el caso de las emociones, no debemos confundir aquietamiento con represión. El aquietamiento es un resultado, la represión es un medio, y particularmente peligroso en la esfera afectivoemocional, pues lo que se reprime, suele buscar una válvula de escape de la manera más insospechada.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto aquietando su espalda. El oráculo afirma que la posición alcanzada es la correcta para la culminación de la relajación total del cuerpo. Evidentemente, la relajación de la espalda implica interesar a todo el sistema nervioso, de manera que en este estadio puede decirse que el sujeto ya ha alcanzado la relajación total de su cuerpo.

LA 5ª LÍNEA: exalta el aquietamiento de las mandíbulas. Alcanzado el aquietamiento del cuerpo, este estadio señala un escalón más en el ascenso hacia un aquietamiento total, en el sentido del hexagrama. Se contempla en esta línea el aquietamiento de las palabras, el freno de la lengua, la discreción y la reserva del carácter. También se hace alusión indirecta al ayuno.

LA 6ª LÍNEA: habla del sujeto habiendo conquistado finalmente su estadio de quietud, a la manera de la montaña, y gozando de su nuevo estado devotamente. He aquí la culminación del proceso trabajoso mediante el cual se conquista este supremo estado, lindante con la beatitud. El sujeto vive plenamente su tiempo presente, que es la mejor manera de asegurarse un porvenir y el modo más delicado de reverenciar su pasado, cualesquiera hayan sido las experiencias de su vida.

NOTA (1) Wilhelm lo denomina así, coincidiendo con Gall. Blofeld, por su parte, lo traduce como "Desistir" y "Aquietar", J. Cordiglia como "Cimientos", y Lauer como "La Inmovilidad" y "El Desistir".

53. CHIEN EL VUELO DE LAS GRULLAS PLANEAR, ORGANIZAR, EL PREDOMINIO DE LOS MEDIOS SOBRE LOS FINES

A1 aquietamiento le sigue el progreso paulatino. No solamente porque luego del tiempo de la quietud aparece el movimiento, sino, además, porque al progreso se lo percibe teniendo en cuenta la quietud como fondo. Esta es la idea general de "CHIEN", el signo número 53, traducido como "La Evolución" y "El Progreso Paulatino" (Wilhelm), y también como "El Crecimiento" por otros traductores.

Las imágenes que componen este hexagrama son las de un árbol que crece en la cresta de una montaña; por ello, los semisignos correspondientes son: SUN, arriba, y KEN, abajo. Se sugiere que

un hombre, majestuosamente ecuánime y firme como una montaña, se constituye en punto de referencia de todo lo que crece a su alrededor, crecimiento que pasa a ser, así, perceptible al modo de la figura sobre un fondo.

Este tiempo, en su universalidad, enseña a los padres, por ejemplo, a mantenerse inalterables y seguros como la roca, en beneficio de un crecimiento espiritual saludable de sus hijos, pues todo crecimiento, desde el punto de vista humano, precisa de un punto de referencia cuya inalterabilidad lo haga conciente. Sólo advertimos el crecimiento —en rigor, todo crecimiento— mediante su confrontación con algo inquebrantable que le hace fondo de contraste. Lo propio acontece en la esfera de la vida intrapsíquica: si no sabemos implantar dentro de nosotros principios firmes e inmutables, no podremos evolucionar espiritualmente. El descorazonamiento y la sensación de vacío que suelen experimentar ciertos ancianos se encuentra, por lo general, salvo casos patológicos, vinculados a aquella carencia de principios firmes implantados interiormente en los años jóvenes. Por ello en el tiempo de CHIEN, la montaña no cambia ni se altera en modo alguno, para que se advierta el crecimiento del árbol que está en su cima.

En otro orden de ideas, este signo es, para el Libro de las Mutaciones, un juego dinámico entre lo inmutable y lo cambiante. Este, se apoya en aquél para evolucionar, el cual, le sirve, a su vez, de sustentación. Todas las líneas particulares constituyen sendas "dramatizaciones" de los diversos hitos o etapas de todo

crecimiento; es decir, vuelcan a lenguaje humano, no exento de poesía, las vicisitudes a que está sometido todo proceso de desarrollo, genéricamente considerado. Es utilizada para ello la imagen de la grulla, animal sagrado para los antiguos chinos, la cual aparece en todas las líneas, en distintos estadios de su vuelo migratorio.

LA 1ª LÍNEA: muestra a una grulla avanzando, lentamente, en su vuelo hacia la ribera. En secuencia aparte, se muestra a un joven en situación de peligro. Al principio, se hablará mal de él, mas al final, todo saldrá bien, dice el oráculo. La grulla deja su medio natural, el agua, para comenzar su migración. En este primer estadio, se acerca lentamente hacia la costa, lo cual significa para ella, en principio, una situación peligrosa. La figura del joven del que se dice que se encuentra en situación de aprieto y además se habla mal de él, es una imagen que viene a completar la primera. En ambos casos se trata, en verdad, de la misma situación, que el oráculo expresa en el orden animal y en el orden humano para ilustrar la estructura que refiere.

Se trata del comienzo del crecimiento, que siempre es un abandono del medio propio para ir en busca de otro medio extraño, y es, además, un camino lento y peligroso, obviamente. La expresión "se hablará mal de él" señala las vicisitudes y adversidades que deberá sufrir todo aquello que crece en esta tierna etapa primera.

Desde otro punto de vista, podemos decir que está presente una base firme de arranque, que es la ingenuidad y la inocencia. Por ello el sujeto es un joven, dice la línea. Toda evolución y todo crecimiento precisan de una base de inocencia incontaminada que excluya toda duda. Sólo esta inocencia permite vencer los obstáculos.

LA 2ª LÍNEA: presenta a un grupo de grullas avanzando poco a poco hacia las rocas. Allí, dice el oráculo, comen y beben alegremente. Otra base firme, que puede actuar en todo crecimiento como el tutor que requieren ciertos árboles para mantener la dirección, puede provenir de su meta, de su objetivo u orientación. En el caso de esta línea, son las rocas, firmes y sólidas, las que orientan la evolución, de manera de asegurar a las grullas, al final del camino, un lugar seguro para holgar.

LA 3ª LÍNEA: proporciona tres imágenes: la primera es la de una grulla avanzando poco a poco hacia las secas planicies, la segunda es la de un marido que parte para una expedición bélica de la cual no retorna; y la tercera, es la de una mujer grávida, de la que se nos dice que no llegará a amamantar a su hijo. En los tres casos, las imágenes hablan de la idea de la separación. En el primero, la grulla, animal que suele volar en bandadas, se separa del grupo para dirigirse al desierto. En la segunda imagen, un hombre marcha a la guerra, es decir, se separa de los suyos; y en la tercera se dice que la embarazada no llegará a amamantar a su hijo, es decir, por una u otra causa,

será separada de él.

En las tres narraciones, además, se habla de un final infeliz. La muerte parece estar agazapada al final de cada una de estas tres historias. Son tres versiones distintas, a nivel dramático, del proceso de crecimiento biológico o psicológico en lo que éste tiene de separación. Dicho en otras palabras: todo proceso de crecimiento, al igual que estas tres historias, involucra de suyo una separación dolorosa. Todo crecimiento, al igual que toda evolución, separa, de alguna manera, aquello que crece, de sus fuentes, de sus raíces. Así se separan los hijos de sus padres, los alumnos de sus maestros; así nos separamos todos, llegada la edad adulta, del mundo de la niñez.

Pero la idea de la muerte también está inscripta, constitutiva e indeleble en la idea de crecimiento. Crecer y evolucionar siempre significa, simultáneamente, la presencia de algo que nace y de algo que muere. Creciendo y evolucionando, siempre nacemos a algo nuevo y morimos, o mueren en nosotros, antiguas maneras, formas, circunstancias, hábitos, etc. Un aspecto de esta estructura universal, consistente en la nostalgia por el alejamiento sin retorno y por el amor sin futuro, ha sido exaltado de los modos más varios en la literatura universal.

La idea completa, la estructura íntegra que proporciona este hexagrama, más allá de la simple delectación estética, es la necesidad de inventariar, de algún modo, al finalizar cualquiera de las etapas de todo crecimiento, las cosas nuevas a las que nacemos, y las cosas antiguas a las que morimos.

LA 4ª LÍNEA: muestra a la grulla avanzando lentamente hacia un árbol para subirse a él. Podría usar alguna rama plana, dice el oráculo. La evolución, el crecimiento, nunca suele ser exclusivamente lineal. Luego de avanzar sucesivamente hacia la ribera, hacia las rocas y hacia el desierto, la grulla intentará elevarse. En esta línea, el primer grado de elevación lo constituye un árbol. El oráculo confía en que la grulla podrá encontrar una rama plana para su sostén.

Toda evolución, todo crecimiento, tiene mucho de movimiento alucinado en busca de los extremos, para cumplimentarlos hasta el fin y poder luego elevarse. Esta conducta la vimos reflejada en el agua, al estudiar el hexagrama número 29, "K´AN". Cuando la grulla ya no tiene adonde ir, entonces, se eleva. Así actúa el agua vertida en el interior de un recipiente.

Un importante escalón en la búsqueda del autoconocimiento, constituye el descubrir en nuestro comportamiento la actuación de esta estructura universal, más allá de los propósitos, elegidos racional o intuitivamente. También nosotros tendemos a agotar los temas que nos ocupan y preocupan, para luego elevarnos. Ese es uno de los secretos del sentido de la vida. Todo crece y tiende a evolucionar.

LA 5ª LÍNEA: muestra a la grulla avanzando gradualmente hacia una elevada colina. En registro

separado, también se muestra a una esposa, de la que se dice que no concebirá, sino luego de tres años. El oráculo agrega que al final, habrá buena suerte. Esta es la etapa más ardua de todo crecimiento y de todo desarrollo. Es el punto en el cual, indefectiblemente, se siente uno desalentado y con la sensación de estar frente a un propósito inalcanzable. Ese desaliento, necesario e inherente a todo proceso, es, no obstante, pasajero y, al final, será superado por la buena suerte.

LA 6° LÍNEA: muestra a la grulla avanzando poco a poco hasta las altas nubes. Sus plumas pueden ser utilizadas como ornamento para la danza sagrada. Ventura, augura el oráculo. Aquí se ha llegado a la culminación de la evolución y del crecimiento, simbolizada por el vuelo de la grulla hacia las nubes. La alusión a que sus plumas pueden ser utilizadas como adorno en la danza sagrada sugiere que todo crecimiento y toda evolución tienen una significación cósmica profunda, que es la de celebrar la vida.

54. KUEI-MEI / LA CONCUBINA, UBICARSE, LLEGAR A ALGO OMITIENDO FORMALIDADES

Todo lo que progresa paulatinamente y evoluciona, llega a algo, a algún lugar, a estabilizarse en cierta posición. Por ello, el signo que sigue ahora, es "KUEI-MEI", que, según traducción de J. Cordiglia, significa: "Dar como esposa, unir en matrimonio, desposar (kwei), a la hija menor (mei)". Así refleja o simboliza el Libro de las Mutaciones el revés de la moneda del fenómeno del proceso de crecimiento; es un cambio de estado. Las cosas sometidas a evolución o crecimiento, acabado el tiempo propio de crecer y evolucionar, cambian de estado, y al respecto, son similares a una muchacha que se casa y deja por ello el estado de doncellez, para adoptar otro.

Este cambio de estado a que llegan las cosas al final de su evolución, es un proceso natural, vale decir, es una transformación que se produce como por inercia y sin intervención absoluta del entendimiento y de la voluntad. Es por ello que el símil de la muchacha casadera acuñado por I CHING para referirse a él con el fin de guardar efectiva correlación, se refiere, no a una muchacha que va al matrimonio de acuerdo a todas las formalidades sociales y convencionales, sino a una muchacha que es desposada como concubina.

Este hexagrama está integrado por los semisignos: CHEN, arriba, y TUI, abajo, es decir: el trueno sobre el lago. Sobre las aguas tranquilas de un lago estalla una tormenta. Así se refiere el Libro a las relaciones por afinidad y por elección libre del corazón. Son situaciones en las cuales, sin formalidad ninguna y a instancias de un impulso absolutamente natural y espontáneo nos vemos ya insertos en una realidad totalmente distinta a la que estábamos acostumbrados.

Esta estructura se encuentra en los límites precisos entre la vida intrapsíquica y la vida social, que es lo mismo que hablar, en este caso, de los límites entre las inclinaciones del corazón y las exigencias de los convencionalismos sociales. La materia propia de este hexagrama son, pues, las diferencias entre sustancia y forma, sentimiento y formalidad, dos parámetros cardinales dentro de los cuales se mueve constantemente la vida del hombre.

De este tipo de relaciones no formales, por así decirlo, nacidas simplemente por inclinación, el Libro rescata una cuota de genuinidad y de autenticidad, presente en la base misma de todas las alianzas entre opuestos que, al fin y al cabo, dan origen a todo lo fenoménico. El hombre se encuentra a diario frente a esta suerte de situaciones, y no solamente en la esfera de sus afectos. En la vida laboral y empresaria, por ejemplo, ciertos trabajos o ciertas responsabilidades se ejercen, digamos, dentro de un espacio que normalmente le corresponde a otra persona, u otra categoría, u otras condiciones. Y se tolera, se claudica. Sea por razones de política dentro de la empresa, por la necesidad de ser fieles a algún superior y con ello asegurarnos la estabilidad

en el empleo, o por el salario. Lo cierto es que se transa, se dejan de lado ciertos escrúpulos y ciertos formalismos debido a determinadas necesidades, que pueden ser pecuniarias, o políticas, o de cualquier otra índole, además de las emocionales o afectivas vistas en los parágrafos anteriores.

Esta estructura es difícil de conceptualizar. Determina un tiempo en el cual lo único importante son los frutos logrados, no importa cómo ni con qué procedimientos. Un tiempo de relativo desdoro, pero también un tiempo de espontánea floración de resultados. Intereses que imponen sus propios imperativos por sobre toda regla. Un tiempo que nos nutre, que nos marca y nos madura en la dura faena de vivir.

El signo recuerda la condición asumida por la esclava egipcia Agar en casa de Abraham. Cuando es expulsada al desierto por causa de los celos de Sarah, mujer del profeta, es alcanzada por el Ángel del Señor, quien le dice: "Multiplicaré tanto tu descendencia que no podrá ser contada a causa de la multitud". (1) LA 1ª LÍNEA: muestra a una muchacha que se casa, pero como concubina. En secuencia aparte, vemos a un cojo, que pese a su minusvalía, puede avanzar. Habrá buena ventura, dice el oráculo. Esta línea sugiere, en ambas imágenes, que pese a las desventajas, en determinadas circunstancias, los fines pueden llegar a cumplimentarse. Además, se induce a contemplar las relaciones "electivas", desde un ángulo más amplio que aquel que pudiera referirse a la moralidad o inmoralidad de la situación, pues la circunstancia en que cae la muchacha es

asimilada a la del cojo.

Generalmente, ante relaciones extramatrimoniales o irregulares desde el punto de vista legal o de las costumbres de un país, la gente sólo emite juicios de valor, omitiendo considerar otros aspectos de hecho que pudieron haber condicionado aquellas conductas.

LA 2ª LÍNEA: muestra a un tuerto que, sin embargo, consigue ver. El oráculo agrega que es menester una absoluta firmeza interior. Este tiempo no es un tiempo de lucidez absoluta. La imagen del tuerto que sin embargo puede ver y la admonición subsiguiente del oráculo en el sentido de mantener una absoluta firmeza interior, sugiere que debemos apelar a la intuición y los presentimientos como complemento de la conciencia vigílica.

LA 3ª LÍNEA: presenta a una muchacha que, antes de contraer un matrimonio desventajoso, prefiere entrar como concubina. Objetivamente, se trata aquí de una situación similar a la de la primera línea, mas, subjetivamente, ambas situaciones son diametralmente opuestas. La primera línea destaca una situación valiosa, en cambio, la situación de esta línea entraña un disvalor. Una misma calidad (la de concubina) puede ser valiosa en un caso y negativa en otro. En la primera línea la situación de la concubina era similar a la de un cojo que no obstante podía avanzar. En cambio, en esta línea la muchacha, antes de contraer

matrimonio desaventajado, prefiere entrar como concubina, suponiéndose que antepone otros valores a los impulsos del corazón, conducta que contraviene las leyes de este tiempo.

LA 4ª LÍNEA: señala a la muchacha: aplazando el tiempo de su casamiento. Aunque, más tarde, su tiempo llegará, dice el oráculo. En este tiempo de realizaciones, la muchacha puede hacerse valer, puede demorar su matrimonio hasta que aparezca aquel a quien ella quiera, pues la consumación, como corresponde, se realizará de todos modos, parece decir el oráculo. Aquí toda razón, toda lógica y toda moralidad parecen girar en torno a los resultados; lo precedente tiene valor y hasta existencia sólo en mérito o en función de aquello que ha de ser, de aquello que sucederá.

En la Biblia encontramos multitud de hechos que sólo son significativos en relación a otros hechos que no van a producirse, sino siglos después. En nuestra vida personal —salvando las distancias— ocurre lo propio. Entender esto, identificar y cazar para nosotros esta estructura universal, reviste la mayor importancia, pues permite apreciar en perspectiva todo aquello que nos sucede, así seamos protagonistas de ello, o no.

LA 5ª LÍNEA: dice que las galas de la reina no son tan esplendentes como las de la concubina. El oráculo agrega que la luna está casi llena y eso traerá ventura.

Evidentemente, las vinculaciones que sólo dependen del fuego del corazón son harto más frágiles que aquellas otras avaladas por las leyes y las instituciones. La concubina se viste, en esta imagen, con mejores galas que la reina, porque su carácter de tal depende en todo momento del agrado que inspire. Su esplendor, pues, será fugaz, como el de la luna llena.

LA 6ª LÍNEA: muestra a una mujer cargando una cesta vacía, y a un hombre apuñalando a una oveja sin derramamiento de sangre. Nada que sea propicio, asegura el oráculo. Las imágenes de esta línea se refieren, probablemente, a antiguos ritos de la tradición china. Lo cierto es que sugiere una falsa consumación, una simulación. La mujer ostenta una cesta, pero vacía, y el hombre apuñala a una oveja ya muerta con anterioridad. En ambos casos, con el exclusivo motivo de guardar las formas. Se trata de formalidades sin contenido ninguno.

Este tiempo termina señalando la vanidad de las buenas formas a que muchas veces condicionamos las cosas verdaderamente importantes de la vida.

NOTA (1) Génesis, 16-10.

55. FENG / LA PLENITUD, APOGEO

Cuando se llega a algún lugar o se obtiene algún puesto, se lo ocupa con seguridad, en plenitud. Del mismo modo, al signo KUEI-MEI le sigue FENG, traducido por lo general como "La Plenitud", y también como "La Abundancia" y "La Prosperidad". Corresponde al hexagrama número 55, y está integrado por los trigramas CHEN, arriba, y LI, abajo, lo cual, en este caso, significa: adentro, claridad, y afuera, movimiento.

Este signo se refiere a la sensación de “abundancia de uno mismo” que se suele sentir al finalizar un itinerario. Según FENG, podemos reconocer la plenitud como estado cenit de nuestra personalidad, cuando encontramos claridad en lo interior y, a su vez, no sólo no nos sentimos trabados para actuar, sino que nuestras acciones se traducen en un movimiento sereno, seguro,

que revela una impronta personal.

Toda la naturaleza tiene su tiempo de plenitud, su estado óptimo de alegre exaltación. Reconocer en nosotros ese estado, avizorarlo, prepararlo, no malograrlo y, en el tiempo oportuno, asumirlo plenamente, es la gran lección de este hexagrama. En él se desarrolla una estructura que es complemento de Fu, "El Retorno", "El Tiempo del Solsticio" (hexagrama número 24). Allí decíamos que es en nuestras constantes y repeticiones, donde somos más nosotros mismos. FU enseñaba a encontrarlas, y de ello dependía en gran medida el logro del autoconocimiento. FENG, el tiempo de La Plenitud, completa el cuadro, enseñándonos la existencia de un deber más importante aun que aquél, y cuyo cumplimiento acaba la tarea que fuera el sueño de Sócrates -"Conócete a ti mismo"-.

Se trata, nada menos, que de acercamos a nuestra sombra, a aquella dimensión ignorada de la conciencia. Al lado negativo y opuesto de nuestro ser, continuamente suprimido, pero en el cual nos apoyamos, como se apoyan el pecho y la espalda, una cara de la medalla en su reverso, o el tronco y la copa del árbol en su raíz. Entonces nos acercamos a nuestro lado oscuro y hacemos las paces con él porque tiene mucho que enseñarnos sobre ciertos costados de lo que consideramos virtud, así como el otro lado de lo que creemos ser amor.

Esa tarea de conciliar lo aparentemente inconciliable, esa necesidad de vivir en plenitud, es, quizás, la lucha más ardua que libramos en la vida, porque, si logramos salir airosos, no habrá

dificultad, por más grande que sea, que tenga el poder de destruirnos. Este tiempo tan sugestivo del Libro de las Mutaciones no puede sino remitirnos a aquel otro pasaje oscuro de la Biblia, en el cual Jacob lucha con el Ángel, en Peniel: "Así se quedó Jacob, solo; y luchó con él un varón, hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: 'Déjame, porque raya el alba'. Y Jacob, le respondió: 'No te dejaré si no me bendices'. "Y el varón le dijo: '¿Cuál es tu nombre?'. Y él respondió: 'Jacob'. Y el varón le dijo: 'No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. "Entonces, Jacob le preguntó, y dijo: 'Declárame ahora tu nombre'. Y el varón respondió: '¿Por qué preguntas por mi nombre?'. Y lo bendijo allí. (1) LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto encontrándose con su compañero predestinado y afín. (2) Puede ser el encuentro con uno mismo. El descubrimiento de ese cúmulo de facetas ocultas que continuamente negamos y expulsamos de la conciencia para lograr mayor nitidez en aquello que pensamos o sentimos. Hacer las paces con él es la consigna. Granjearnos su amistad y prodigarle, a su vez, amor, es la gran necesidad. Porque en la medida que nos queramos podremos amar a los demás. Una tarea así implica reconocer errores y tener la valentía de confesarlos, de enmendarlos, de pedir perdón y concedérnoslo. Eso es hacer las paces con nosotros mismos. Todo lo que edifiquemos a partir de allí, será firme como la roca.

LA 2ª LÍNEA: narra lo siguiente: existe un soberano, el cual se halla cercado por biombos tan altos y tan espesos que le quitan la luz. Tanto es así que a pleno día pueden verse las estrellas. Ante esta situación el sujeto, si se adelantara e intentara esclarecer a su soberano, no lograría otra cosa que despertar desconfianza y odio por parte que aquellos que cercan al rey de aquella manera. El oráculo, entonces, aconseja al sujeto cultivar su verdad interior hasta que ésta, desde lo invisible, ejerza su influencia sobre el soberano y lo libere de las tinieblas. Esta línea entronca la narración con la concepción platónica del Libro de los Cambios acerca de la realidad: existe una realidad fenoménica, que es aquella que percibimos directamente a través de los sentidos, y existe otra realidad oculta, que es la que, precisamente, se manifiesta por medio de aquellos fenómenos.

En este tiempo de plenitud, la unidad del sujeto reconciliado consigo mismo llega a ser tan poderosa que ella sola, desde lo recóndito de la vida intrapsíquica, puede influir en el exterior. Por dicha razón, el oráculo aconseja al sujeto refugiarse en su verdad interior para hacerla actuar en beneficio del soberano precisado de esclarecimiento, que es su propia conciencia.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto con una gran bandera con la que se envuelve a sí mismo, de manera que no puede ver la luz. El sujeto de la línea, en este caso, provoca su propia oscuridad, haciéndose a sí mismo víctima de los principios que proclama con

empecimiento y desmesura. En verdad, quienes con fervor efectúan proselitismo de cualquier especie, a menudo revelan padecer conflictos con ellos mismos. Nada más alejado de la idea de plenitud, pues, que el activismo ideológico, político o religioso. El que ha encontrado la paz interior ejerce la mejor de las cátedras: el ejemplo.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto sumido en la más grande oscuridad. Allí se encuentra con el sujeto de la primera línea. Esta línea se refiere a nuestra imagen virtual, a nosotros mismos vistos desde el ángulo inconciente. Un yo oscuro y siempre por realizarse, en busca de sí mismo. Es el yo que protagoniza los sueños, ese que aparece y desaparece, fragmentado y deseoso de un encuentro feliz con la conciencia. Esta línea debe ser interpretada correlativamente con la línea primera, pues son dos aspectos diversos de una misma estructura.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeado de hombres de brillante actuación. Habrá motivos para congratulaciones y honras. Habrá buena suerte, dice el oráculo. He aquí al hombre en plenitud, desplegando su estilo y su personalidad en medio de otros hombres preclaros que, atraídos por la sugestión que irradia, se le unen. El encuentro se realiza natural y diáfanamente y la unión parece centrarse en empresas de bien común.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto recluido en su casa voluntariamente, en soledad. El mal se hará presente, dice el oráculo. Presintiendo la finalización de este tiempo, el sujeto se retrae en este estadio, temeroso de la próxima pérdida de la plenitud. No podrá detener al mal que le acecha, no por causa del acabamiento de la secuencia, sino por su propio temor. Aquí se pone a prueba el sentido de la vida construido por cada quien. Es indudable que, al llegar a ciertas alturas, veremos en el espejo el rostro de un sabio, o el de un tonto.

NOTA (1) Génesis, 32-24/29. (2) Para R. Wilhelm, se trata del "amo que le está destinado", para Blofeld, de un “príncipe de igual rango", para Gall, de un "socio", para J. Cordiglia, de un “rey”, Para Lauer, de "su pareja".

56. LÜ / EL ANDARIEGO, PEREGRINAR

Cuando la grandeza acaba, en todos los planos de la vida, siempre es menester empacar y partir. La existencia humana parece signada por la perpetua necesidad de migrar, de extrañarse del propio lar. Dicho de otra manera: ningún ámbito ofrece absoluta seguridad al hombre. Este, en una de sus dimensiones, siempre tendrá algo de forastero; este tiempo de extranjería le acometerá sin excepción, cíclicamente, como todos los demás tiempos de que habla I CHING.

Así, llegamos al hexagrama número 56, llamado en chino "LÜ", y traducido por lo general como "El Andariego", o "El Extranjero". Compuesto por los semisignos LI, arriba, y KEN, abajo, ofrece la

imagen de una montaña en cuya cima hay fuego. La superficie cubierta de matas arde, en lo alto de la montaña, mas es un incendio de poca envergadura, que se va extendiendo por su contorno, fugazmente.

Este signo revela un trasfondo histórico, caracterizado por la gran inseguridad que rodeaba a los viajeros en la antigüedad, así como el carácter de extraordinario y sumamente riesgoso que tenían todos los desplazamientos geográficos individuales. Ello no obstante, el valor universal de estas imágenes, transpuestas a toda suerte de situaciones humanas, permanece incólume, cargado, a la vez, de sabiduría y de plasticidad estética.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un forastero ocupándome de nimiedades. Esto, dice el oráculo, atraerá la calamidad. La nimiedad, así como la broma, constituye un lujo que emana de la sensación de seguridad. El extranjero, el forastero, no puede dar la impresión de chistoso ante quienes no lo conocen, porque provocará malos entendidos. Primero deberá asentarse en un lugar, darse a conocer y sentirse seguro. Aun así, la ley de este tiempo le imprimirá un aspecto de seriedad que no compatibilizará muy bien con lo fútil.

LA 2ª LÍNEA: presenta la imagen de un viajero ocupando una casa de huéspedes, con sus pertenencias y consiguiendo la lealtad de un joven ayudante.

La manera en que el extranjero se introduce en la comunidad desconocida es, aquí, la correcta: se instala en un lugar de tránsito, vale decir, declara con ello que no es más que un huésped y no alguien que viene a irrumpir en la comunidad o a perturbar su tranquilidad. El no se instala, sino que acude a una posada. Además, posee sus propios bienes; esto quiere decir que da a entender que no viene a quitar nada a nadie ni viene a vivir a expensas de nadie. Así, consigue la lealtad de un joven sirviente. El oráculo dice que éste es joven, seguramente, porque son los jóvenes, en todas partes, los más proclives a aceptar y a interesarse por lo nuevo.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto quedando sin techo por habérsele quemado el albergue que ocupaba, y, además, perdiendo la confianza de sus sirvientes o ayudantes. La vida en este tiempo de extranjería es difícil y requiere de mucha delicadeza en la conducta, en el trato con los demás y de cuidados y precauciones especiales. El extranjero debe permanecer alerta a cada paso que dé y a cada acción que realice. Al primer descuido, le podrá acaecer lo que al sujeto de la línea, que pierde su posada y, además, pierde la confianza de quienes lo seguían.

El problema del viajero del hexagrama, como el problema de todo individuo que debe convivir en un medio del cual no es oriundo o que no le es afín, consiste en que le es sumamente peligroso abandonarse a una espontaneidad que, tal vez, haga visibles las grandes diferencias que median entre su verdadera

forma de ser y sus costumbres, y la forma de ser y las costumbres de sus anfitriones.

LA 4ª LÍNEA: presenta al extranjero descansando en una posada, con sus medios de sobrevivencia y, además, con un hacha. El extranjero intuye que existen otros lazos que lo ligan a su tierra natal, que no son visibles, y que tal vez jamás logrará cortar. Es por ello que en lo profundo de su corazón sigue sintiéndose extranjero, de alguna manera, cualesquiera sean los avatares de su vida en tierra extraña. Por ello duerme con el hacha a mano, revelando un estado de alerta radical que jamás, ni aún con la abundancia de bienes, logra disfrazar.

LA 5ª LÍNEA: muestra a un extranjero disparando contra un faisán. Perderá su flecha, dice el oráculo, pero al final logrará honores y un alto cargo. El trato que recibe el extranjero siempre será diferente al trato que recibe el natural de la tierra de que se trata. Por ello Jesús dijo que no había Profeta sin honra, sino en su propia tierra. (1)

Al natural, siempre se le valoran sus actos en relación a sus orígenes. “¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?” (2) En cambio, al extranjero le son valoradas sus acciones más objetivamente, es decir, en sí mismas y con relación a su contexto actual. Por dicha razón, la imagen de la línea habla de un extranjero que, no obstante errar el tiro, logra reconocimiento.

LA 6ª LÍNEA: proporciona tres imágenes: un pájaro al cual se le quema su nido, el propio sujeto que primero ríe y después llora, y, finalmente, una vaca que se pierde por descuido. La primera imagen se refiere a la pérdida de la seguridad, la segunda, a la pérdida de la ecuanimidad, y la tercera, a la pérdida de la docilidad y mansedumbre. Estos tres peligros acechan al sujeto en este tiempo de extranjería, ya en el último estadio de su secuencia.

La línea se refiere a que el extranjero, ya afincado, tenderá en este tiempo a la intemperancia, a la extravagancia, a confiarse demasiado en sí mismo y, si ha hecho fortuna, a la soberbia.

NOTAS (1) Mateo, 13-57. (2) Mateo, 13/54-55.

57. SUN / EL VIENTO Y LA MADERA, LO SUAVE. LAS INQUIETUDES

Existen situaciones humanas en las cuales todo pareciera carecer de rumbo. Todo pareciera moverse en todas direcciones a la vez. También hay personas que se comportan de esa manera y nos desconciertan. Su característica principal es la suavidad. Jamás presentan batalla; simplemente, se introducen, se instalan. Insisten una y otra vez, a veces en forma contradictoria, e influyen, situándose, ocupando espacios. Ganan posiciones. Simplemente, están allí, con su presencia exhibiendo elegancia y armonía.

No toman partido alguno en cualquier disputa y se limitan por lo general a despejar los problemas, a aventarlos, a clarificarlos. Así, cobran ascendencia sobre el grupo, aunque a veces también den idea de cierta molicie. Estamos refiriéndonos a "SUN", el

tiempo del bosque, del viento y de la madera.

Este hexagrama 57, que sucede naturalmente a LÜ, El Andariego, tal como a lo vagaroso y sin destino le sigue siempre el tiempo de introducirse en algo, está compuesto por el trigrama SUN, repetido, es viento sobre viento y madera sobre madera. Blandura y movimientos suaves, crecimiento armónico, en todas direcciones a la vez, como los vegetales de un bosque, y una extraña capacidad para agacharse y situarse en medio de los fuertes, por debajo e imperceptiblemente (como la única línea yin que penetra por debajo de los trazos yang del trigrama SUN), son notas características de este tiempo.

No es momento de pasiones ni de obsesiones, tampoco de empresas. Es tiempo de influencias y de sugestión; es el turno de ordenar y esclarecer problemas, como las nubes, que son dispersadas por el viento. Es época de promoción, de publicidad, de mensajes subliminales que se suceden en tandas similares a las ráfagas de aire.

La secreta sabiduría encerrada en sus líneas hace entrever al sujeto que debe guardar la mesura en sus acciones, porque, al igual que el viento, cualquier exageración puede transformarlo en destructivo huracán. Para R. Wilhelm, SUN se traduce como "Lo Suave", "Lo Penetrante", "El Viento". Para Douglas se trata de "La Moderada Penetración"; para Blofeld, es "La Sumisión Voluntaria", "La Apacibilidad", además de "La Penetración". Para Lauer, es también "La Flexibilidad", y para Gall y Cordiglia, simplemente "El Viento".

Una lectura de este hexagrama en conjunto con el siguiente, su par reverso, El Lago descubre, además, dos caracteres típicos y opuestos. Mientras SUN se identifica por las vagas inquietudes, TUI se revela como poseyendo intereses concretos. Mientras el primero se agota en chispas de ingenio y talento, el segundo procura satisfacerse. Ejemplo de la primera categoría es el intelectual, ejemplo de la segunda, el hombre de empresas.

“Vivir angostamente, como las mulas en los desfiladeros. O con la perspectiva de las avispas, de ojos polifacéticos. Vivir para sí y para no, para nunca y para siempre. O vivir de talveces, de tornasoles y nostalgias. Arribar a los fines —picos altos— a fuerza de cuerdas y correajes. O descubrir lagos interiores, donde la piedra se hunde en ondas concéntricas. Despreciar ese cuerpo —simple honda o saeta— y despedirlo. O macerarlo en horas, en recuerdos, en vino”. (1)

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto, ora avanzando, ora retrocediendo. Será ventajoso para él mantener la firmeza y la corrección de un bravo soldado, agrega el oráculo. Este tiempo tiende a imponernos una modalidad muy particular, consistente en una especie de “hit-and-run”, una cierta intermitencia en la manera de ejecutar propósitos. Es por ello que nos acechará en todo momento el peligro de caer en la indefinición y en la ineficacia. El oráculo aconseja imitar al

respecto la conducta de un bravo y correcto soldado, en el sentido de persistir en lo que hacemos hasta lograr resultados efectivos. Recordemos que las imágenes del hexagrama corresponden a un "viento sobre viento", o sea, el viento, para ser efectivo, debe ser continuado y renovado.

La publicidad, que se funda en las leyes de este tiempo, aplica asimismo este principio. A través de mensajes suaves y dulzones, repetidos sistemáticamente, logra filtrarse al subconciente de las masas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto escudriñando debajo de su cama y empleando a una desordenada chusma de adivinos y brujos. Ello no obstante, no habrá error alguno, dice el oráculo. Conforme al carácter de este tiempo, el sujeto debe escudriñarlo todo y penetrarlo todo, hasta los rincones más inverosímiles. Suavemente, como un vientecito que todo lo ocupa y lo impregna, para invadirlo con su atmósfera particular. Mas este carácter "aéreo" que el signo consagra puede enderezarse al conocimiento como finalidad, pero también como excusa para extenderse.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto penetrando en forma harto reiterada y provocando derrumbe. Habrá motivo de preocupación, dice el oráculo. Cuando la reiteración es excesiva, el viento se transforma en torbellino devastador. Lo propio acontece con la propaganda que

satura los sentidos, y también con la gente reiterativa y cargosa.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto obteniendo, en su cacería, la más amplia variedad de animales, y un gran mérito por ello. Este es un aspecto altamente positivo del carácter aéreo e indeciso de SUN: en la cacería, siempre resulta ser el mejor de la partida. Lo propio cabría decir de la pesca. Tentando en todas direcciones, siempre acaba logrando un buen botín. Este elemento o estructura universal aparece también en los métodos estadísticos llamados "de muestreo", basados en la captación de datos provenientes de distintos niveles, sobre la base de una diversidad sistemática.

LA 5ª LÍNEA: dice que en este estadio habrá buena suerte para el sujeto. Dejémoslo anunciar sus cambios tres días antes de ejecutarlos, y dejémoslo reconsiderarlos tres días después, dice el oráculo. En este estadio del hexagrama, SUN se normaliza, se aquieta. El talento constante del signo le permite —finalmente— encontrar su lugar propio y central, adonde termina por instalarse permanentemente para influir sobre su entorno.

Como acontece con la persona que, a los tumbos, llega a la madurez de su carácter, percibe aquí el sujeto sus tiempos, sus ritmos; comprende su necesidad de expandirse, pero la internaliza, transformándola en locuacidad, en comunicatividad o sabiduría.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto escudriñando debajo de su cama. Ha perdido sus pertenencias, y hasta el hacha con la que ejecutaba sus decisiones. El mal se hará presente. Ya en las postrimerías de este tiempo, el viento se agota. Sus últimas ráfagas son, en verdad, tenues brisas, y su poder se diluye. El sujeto ha perdido además sus posesiones y el hacha que lo consagraba como depositario de autoridad. Sólo una cosa perdura en el último estadio de este tiempo: su capacidad para abajarse e introducirse en el centro por medio de la condescendencia. Pero aquí ya es tarde, y genera humillación.

NOTA (1) Osvaldo Loisi, El Árbol de la Memoria.

58. TUI / EL LAGO, SATISFACCIÓN, LO SERENO, LOS INTERESES

El signo 58, "TUI", está consagrado a la satisfacción, uno de los puntos cardinales de la existencia y su composición es lago sobre lago, es decir, TUI arriba y TUI, abajo. Esta arquitectura y aquella connotación revelan, paralelamente, el profundo sentido que para los chinos tenía el placer, más parecido a la serenidad de las aguas de un lago que a una búsqueda desesperada de sensaciones, como suele ocurrir.

TUI es traducido como "Lo Sereno" y también como "Lago" por R. Wilhelm. Para Gall es "El Equilibrio", y para Cordiglia significa "Recogerse". El resto de los traductores consultados lo traduce como "alegría" y "placer". Las líneas individuales tratan, en general, de las diferencias entre

el placer y la alegría.

LA 1ª LÍNEA: habla de una alegría que es fruto de una armonía interior, y el oráculo le augura buena ventura. No depender de ninguna cosa externa, porque los elementos de que se dispone interiormente guardan entre sí una relación armoniosa, parece ser el mensaje de esta línea. El hombre es, en el preciso segmento de este tiempo, semejante a un lago de aguas quietas, en perfecta tranquilidad. No se trata de autosuficiencia, en absoluto, ni tampoco de autodominio. Se trata simple y llanamente de la alegría de ser que sientan algunos seres, así como otros sienten "angustia existencial".

Se habla aquí de una tranquilidad que se basa en la íntima confianza en sí mismo y en la vida, y esta tranquilidad es fuente de una alegría sin estridencias, pero también sin estoicas resignaciones. Es la alegría que siente la naturaleza radiante.

LA 2ª LÍNEA: habla de una alegría que es fruto de una sinceridad interior. Habrá buena suerte, augura el oráculo. La alegría que consagra la línea es fruto, no de un “equilibrio” interior, como acontecía en el primer puesto, sino de la “actitud” interior del sujeto. Ser absolutamente sinceros con nosotros mismos es la primera condición para una alegría de esta naturaleza. No engañarnos, no ir en busca de falsas fuentes de placer. Saber, en definitiva, qué nos proporcionará alegría

genuina y huir de aquellas otras cosas que no nos sostienen, sino que nosotros más bien sostenemos, o creemos sostener.

El lago, para contener sus aguas en perfecta tranquilidad, se apoya en sus límites. Así, el hombre se sostiene en sus limitaciones. Pero para descubrirlas, es necesario ejercer una profunda sinceridad interior.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeándose de todo aquello que puede darle placer. El mal se hará presente, asegura el oráculo. En realidad, si bien el placer y alegría suelen ir juntos, es necesario hacer la distinción correspondiente, pues no todo placer provoca alegría. En esta línea, el sujeto se rodea de todo aquello que pueda proporcionarle placer, y el oráculo dice que ello acarreará el mal. Con ello, se sugiere que lo malo no está en el placer mismo, sino en la búsqueda de un placer que no sea, además, una fuente de alegría, es decir, que permanezca en la superficie de los sentidos y no se concrete en un estado de conciencia profundo.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto reflexionando acerca de aquello que le proporcionará placer. Sólo controlando los propios defectos se es capaz de lograr verdadera alegría, dice el oráculo. En la búsqueda del placer debe primar la reflexión acerca de si el placer que avizoramos es a la vez una fuente de alegría. Un cierto romanticismo estéril induce a menudo a no reflexionar,

suponiendo que el acto mismo de la reflexión desnaturalizará nuestras sensaciones, pero ello es sólo una verdad parcial. Es cierto que el razonamiento coarta las sensaciones, pero la reflexión bien entendida jamás mancilla la naturaleza de nuestros actos, antes bien, los valoriza en la medida en que los hace concientes.

Lo que la línea sugiere, es que en la vida debemos tomar en cuenta el momento adecuado que debe ocupar la reflexión, que es siempre anterior a la acción.

LA 5ª LÍNEA: dice de alguien que confía en quien podría herirlo. La situación es peligrosa, dice el oráculo. Esta línea puede referirse al costado escarpado que presenta generalmente la cumbre del placer físico; el aspecto ingobernable y como más allá de nosotros mismos que suele poseer todo genuino, profundo placer sensual, con el peligro ínsito del dislocamiento del centro volitivo de la personalidad. Es difícil hacerse absolutamente invulnerable a esas alturas del placer físico, donde el aire se enrarece y el sentido se agiganta. Se entiende que la intuición es, aquí, la única consejera.

LA 6ª LÍNEA: habla del placer del sujeto en liderar y atraer a otros. En este caso se trata del placer de la seducción. Es el que comparten por regla general los políticos y los actores. En todos los casos, se sugiere la necesidad de entrega, sea al público o al

electorado. Puede tratarse de una entrega generosa, como puede tratarse de una entrega artera y manipuladora de voluntades. En todos los casos acecha el peligro de la pérdida de la propia individualidad.

59. HUAN / LA DISPERSIÓN, LA DISOLUCIÓN

Así como a la alegría le sigue el esparcimiento, a TUI le sigue HUAN, el hexagrama número 59, traducido unánimemente como "La Dispersión" por todos los traductores consultados. Compuesto por los trigramas SUN, arriba, y K´AN, abajo -que simbolizan el viento sobre las aguas y también la madera sobre las aguassugiere su estructura la idea del viento que dispersa las nubes que provienen de la evaporación de las aguas y también sugiere la idea de un barco que utiliza al agua y al viento para alejarse.

Siempre que estamos en presencia de una serena alegría debemos suponer que será seguida de esparcimiento. El tiempo de "La Dispersión", pues, supone a la alegría como antecedente necesario. Este elemento antecedente la hace diferir de otras especies de expansiones que no corresponden al tiempo específico de este hexagrama, como son los intervalos

obligatorios en el trabajo, por ejemplo, que son en realidad descansos y no propiamente Dispersión. La Dispersión consiste en la necesidad de alejarse, de partir. Es uno de los resortes de la vida, en permanente expansión; es una energía centrífuga, que se vivencia como la necesidad de conquistar lejanías.

La exégesis de los textos efectuada por los traductores suele atribuir a este tiempo particular la inspiración que diera lugar a la invención de los barcos y los remos. Seguramente este tiempo es también el inspirador de emigraciones y conquistas.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto empeñado en liberarse de un inminente mal, para lo cual cuenta con la ayuda de un fuerte caballo. Habrá buena suerte, dice el oráculo. Este tiempo está concebido de manera tal que fácilmente encontraremos a mano los medios de alejarnos. También, frente a cualquier dificultad, aquí la tendencia será separarnos de ella antes que enfrentarla y resolverla.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto, en medio de una general dispersión, corriendo a aferrarse a aquello que considera su sostén. Durante el tiempo de La Dispersión, todos parecen albergar la necesidad de alejarse, y todos parecen avizorar las grandes soluciones de sus vidas en la lejanía, o, por lo menos, en otro lugar distante de aquel en el cual están.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto desprendiéndose de cualquier consideración respecto a su propia persona, para enfocar su objetivo hacia el exterior de sí mismo. Esta es una faceta del acontecer de HUAN, que es útil a los fines del logro de grandes objetivos que exceden nuestras fuerzas individuales. Puede tratarse de la estructura del renunciamiento. Es la acumulación de fuerzas en torno a un punto virtual, exterior a nosotros mismos. Recuerda los distintos tipos de "guerreros suicidas" habidos en la historia.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto apartándose de su grey, para dispersar los distintos partidos y facciones que la conforman, a fin de reagrupar a todos los hombres en una única multitud, que llegue a ser como una muralla. Extraordinaria fortuna, dice el oráculo. La Dispersión, empleada para superar estériles acantonamientos que dividen a los hombres, es altamente positiva y puede contribuir a lograr reagrupamientos más vigorosos. Esta estructura, además del ropaje político que adopta la línea, puede estar presente en determinados sentimientos y vivencias interiores surgidos a raíz de hechos importantes que nos hayan sucedido. También, por ejemplo, en la reclasificación de los libros de una biblioteca o de ciertos datos estadísticos, etc.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de la dispersión general, emitiendo su palabra mientras el sudor fluye de su cuerpo. En secuencia contigua, se muestra al sujeto, distribuyendo lo acumulado en las almacenes reales. No habrá error, dice el oráculo.

Aquí se mencionan tres ejemplos de dispersión que hacen crisis, cada cual a su modo. En una dispersión general, se escucha la vibrante oratoria del sujeto; en medio de la febril emoción, aparece el sudor, fluyendo de la misma manera como fluye para disolver la fiebre y marcar el momento crítico de ciertas enfermedades. Por último, aparece la disolución de los almacenes reales, que se abren, generosamente, a efectos de que se proceda a distribuir entre la multitud lo que contienen.

En los tres casos, la dispersión provoca un vuelco de la situación. La palabra, que reagrupará a la multitud dispersa, el sudor, que marca el climax emocional que emana del sujeto y contagia a la multitud y, finalmente, el depósito distribuido indiscriminadamente, señalan que, en adelante, otras serán las pautas que regirán la acumulación y la distribución.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto apartando de sí toda violencia, a fin de controlarla y mantenerla a distancia. He aquí la estructura de la Dispersión usada al revés. El sujeto no participa de ella como objeto de la misma, ni tampoco como protagonista. Simplemente usa del espíritu de este tiempo, embebiéndose de él a efectos de mantener aislado el mal, simbolizado en esta línea como la violencia. Usa a La Dispersión como una barrera, como una valla contra los malos y los violentos.

60. HSIEH / LA RESTRICCIÓN, AUTOLIMITARSE

A la Dispersión descontrolada debe seguirle la mesura, el límite, la moderación. Por ello, a HUAN le sigue el hexagrama número 60, "HSIEH", traducido por Wilhelm y por Blofeld como "La Restricción". (1) Compuesto por los trigramas K´AN, arriba y TUI, abajo, representa la lluvia precipitándose sobre el lago, lo que a su vez trae aparejada la idea del constante peligro de desbordamiento y la necesidad de prever vallas de contención.

La idea alude no tanto a la fijación de límites, sino a la necesidad de contención de la idea que viene del hexagrama anterior, esto es: la idea de dispersión, de disolución. Cuando efectuamos cualquier tarea, cualquier trabajo, siempre estarán presentes estas dos estructuras universales, consistentes, la una, en un despliegue desordenado del material y de los elementos a utilizar, y la otra, en el forjamiento de los límites, o forma concreta que se imprimirá a la materia. Cuentan que Auguste Rodin definía irónicamente su arte, la escultura, como un sencillo apartar del bloque de mármol, "todo lo que le sobra". También la Restricción engendra, como el resorte que es contenido, una fuerza interna que se manifiesta como sugestión de las formas.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto permaneciendo en el patio de su casa, frente a su puerta. No hay error ninguno en ello, dice el oráculo. El sujeto permanece dentro de sus límites propios. Por así decirlo, a flor de piel. Actúa espontáneamente y reacciona con presteza y naturalidad, porque se sitúa dentro de los límites apropiados. Además, no va en sus acciones más allá de la distancia e intensidad que le permiten sus limitaciones, con lo cual su conducta y su actuar, son efectivos.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto instalado en un patio interior de la casa. El mal se hará presente, augura el oráculo. Aquí el sujeto permanece instalado dentro de su subjetividad, y es por ello que en su actuar perderá la noción de las proporciones del mundo que lo rodea. Se trata, desde luego, de una desubicación, que le impide ser lo suficientemente objetivo en su conducta, con las naturales dificultades que ello entraña. Desconoce los límites de las cosas que lo rodean y también el límite de sus posibilidades.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto pareciendo no observar las reglas apropiadas, en cuyo caso lo veremos lamentarse. Todas las reglas, en todos los órdenes de la vida, son limitaciones. En cuanto a las reglas que regulan las acciones humanas, son restricciones a la libertad. Así como los límites son esenciales para que cualquier figura gráfica se constituya como tal, así también las restricciones a la conducta, en realidad,

edifican la personalidad y la aquilatan.

La ausencia de reglas, como la ausencia de límites, sólo puede generar confusión y caos, viniendo a ser, reglas y límites, la definición misma de la cultura.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto cumpliendo con toda tranquilidad con todas las reglas. Habrá progreso y éxito, dice el oráculo. El sometimiento a las normas posee dos aspectos insoslayables, que son: el interior, y el exterior. Desde el punto de vista interior, sólo es valioso cuando las reglas se acatan con naturalidad. Aún cuando exteriormente el sometimiento a las reglas, en cada caso, fuese total, carecería de todo valor —al menos en el sentido humano al que se refiere el Libro de las Mutaciones— si no contara con la adhesión interior.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto promulgando sus leyes, dulce y razonablemente. Habrá buena suerte, y su progreso causará admiración, dice el oráculo. Esta línea constituye el centro del hexagrama, y habla de la autorregulación, es decir, de la fijación de límites y vallas desde uno mismo y para uno mismo. He aquí a una persona plena, madura y virtualmente libre.

LA 6a LÍNEA: muestra al sujeto promulgando leyes severas y difíciles de cumplir. El mal se hará presente, dice el oráculo.

Esta línea marca la finalización de este tiempo, y también el límite de la idea de restricción. Todo límite y toda regla deben poseer la elasticidad propia de las cosas humanas y vivas; vale decir, deben admitir las excepciones que correspondan. Los jesuitas suelen decir al respecto que la excepción, en realidad, no hace sino confirmar la norma.

NOTA (1) Douglas lo traduce como "Control" y "Regulación", para Gall, es "El Límite", para Cordiglia "Moderación", y para Lauer, además de “control”, "La Mesura".

61. CHUNG-FU / LA VERDAD INTERIOR, ENCONTRARSE A SÍ MISMO

Llevando la restricción y la mesura hasta sus últimas consecuencias, nos encontramos, en lo externo, con la forma estética, y en lo interno, con una zona recóndita de nuestra personalidad en la cual somos más nosotros mismos que en ninguna otra parte o circunstancia. Un espacio, una instancia donde nos encontramos con nosotros mismos para deliberar y decidirlo todo sin exteriores interferencias. Se trata de "CHUNGFU", un tiempo absoluta y exclusivamente nuestro, personal, individual, propio de cada quien. Encontrarlo significa, en todos los casos, hallar la identidad. Es el ámbito donde "nos" somos y es el ámbito desde donde nos "ejercemos".

CHUNG Fu es traducido generalmente como Verdad, como Sinceridad y como Fe interiores. (1) Respecto a sus trigramas, está constituido por SUN, arriba, y por TUI, abajo, simbolizando un viento sobre el lago, lo que sugiere, además, "diafanidad". Cuando estamos a solas, en estado de meditación, y también cuando consultamos al oráculo, nos situamos en este preciso estrato de la personalidad, el cual está sometido a sus propias leyes.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto descansando en sí mismo. Habrá buena suerte, dice el oráculo, y agrega: si buscara a otro, no encontraría descanso. Esta línea señala la instancia más recóndita de la personalidad, la esfera más íntima de aquello que llamamos "yo", no en sentido psicoanalítico sino en sentido vulgar; es decir: nosotros mismos. Allí se toman las decisiones más concienzudas, allí desplegamos la más plena responsabilidad. El Libro de las Mutaciones, en esta línea, sólo señala su existencia: he allí ese cuarto vacío en nuestra casa, ese espacio, ese coto cerrado, al fondo, que tal vez jamás habíamos descubierto antes porque vivíamos de puertas afueras, sin calar demasiado hondo de la piel para adentro.

Esta es una dimensión y una geografía exclusivamente nuestras. Sólo allí se descansa plenamente, dice el oráculo, en frase lacónica y plena de significación.

LA 2ª LÍNEA: muestra a una grulla que clama desde la sombra de su escondrijo, y a sus pichones, que le

responden. Paralelamente, se nos ofrece el siguiente diálogo: "— Tengo una copa de buen vino. "—Compártela conmigo". Si somos capaces de percibir la total identidad de la estructura profunda que yace más allá de ambas imágenes como fenómenos particulares, podremos comprender la especial índole del influjo, la energía que emana de esa zona de recóndita intimidad que consagra el hexagrama. Allí nace el amor, como ofrenda suprema de sí, fenómeno que es más fuerte que la muerte, al decir de Salomón en el Cantar de los Cantares. (2) LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto encontrándose con su par, ora tocando el tambor, ora deteniéndose; ora cantando, ora llorando. Esta línea toca muy de cerca al amor-pasión. Ha penetrado otro ser en el recinto último de nuestra personalidad. Será menester, entonces, ser concientes de que deberemos estar dispuestos a afrontar por igual alegrías supremas y también sufrimientos límites.

Deberemos asumir el mito eterno del abrazo, que siempre, a la postre, abraza cosas imposibles, y el dolor, el desgarramiento que implica la separación, el otro gran mito amoroso. Esta estructura encierra sus peligros, pues podemos llegar a claudicar de la propia identidad en aras de la suprema entrega, con pérdida de la individualidad, mas también implica la seguridad de que, en todos los casos, maduraremos emocionalmente y creceremos.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto como una luna casi llena. En secuencia paralela, vemos a un caballo de yunta que pierde a su compañero. No habrá error ninguno, dice el oráculo. En esta línea parecen establecerse las claves para resolver la situación planteada en la línea anterior, donde el sujeto se encontraba inmerso en las vorágines del amor-pasión. ¿Cómo debemos manejar una situación como la allí planteada? El oráculo sugiere, en esta línea, que debiéramos aprender de la luna; que, siendo ella siempre idéntica a sí misma, admite poseer diversas fases o momentos, perfectamente ordenados.

De la misma manera, al desorden de la línea anterior -"ora toca el tambor, ora se detiene, ora canta, ora llora"- es menester imponerle un orden de oportunidades, de manera de transformar las diversas circunstancias, en hitos de una secuencia ordenada hacia la perfección de la expresión emocional. Con ello, casi podría decirse que el Libro de las Mutaciones proporciona una clave general para la resolución de este tipo de conflictos.

Con respecto a la segunda imagen, la del caballo de yunta que pierde a su compañero, nos sugiere que en este tiempo de La Verdad Interior, deberemos estar preparados por igual para ganar y para perder. Ser como la luna, que en cuarto creciente espera la plenitud fugaz de lo que le falta, y también ser como el caballo de tiro que, de pronto, pierde a su compañero y, no obstante, sigue, él solo, arrastrando el carruaje, parece ser el mensaje de esta línea.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto poseyendo tal verdad y sinceridad interiores que con ellas liga a otros a sí mismo, en estrecha unión. De esta dimensión que trata el hexagrama, surge, como emanación natural, una fuerza de sugestión que influye decididamente en los demás. Ello es así por cuanto la verdad, la fe y la sinceridad interiores de este tiempo, colocan al sujeto en contacto directo con las fuerzas elementales del cosmos.

El líder natural es ejemplo cabal de posesión de esta estructura. Aquél que, sin proponérselo, pone orden allí donde está, por el solo influjo de su presencia. (3)

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto a la manera de un gallo que clama con su quebrada voz y bate las alas intentando alcanzar el cielo. La perseverancia en esa actitud acarrea desventura, dice el oráculo. Esta línea corresponde al último estadio de la secuencia, el último estertor de este tiempo, cercano ya al que le seguirá. Aquí, La Verdad Interior ha perdido autenticidad, la fuerza y el influjo naturales se han transformado en meros gestos y ademanes, simbolizados en la línea con el gallo que, vanamente, intenta alcanzar el cielo con sus alas.

NOTAS (1) "Verdad Interior" para Wilhelm, "Confianza Interna" y "Sinceridad" para Blofeld. "La Sinceridad", para Gall, "Fe Interior", para Cordiglia, "La Seguridad Interior" y "La Sinceridad", para Lauer, y "La Sinceridad Interior", para Douglas. (2) Cantares, 8,6 (3) Lawrence Durrell cuenta en su libro “Una sonrisa en el ojo de la mente” la notable experiencia que los chinos llaman "el estar sentado", consiste en influir en los demás simplemente estando sentados y en silencio al lado de ellos con ese propósito.

62. HSIAO-KUO / EL PÁJARO VOLADOR, LA CONDUCTA FRENTE A NUESTRAS LIMITACIONES

Si CHUNG-Fu nos señalaba un ámbito para desarrollarnos interiormente y a partir de allí proyectarnos al exterior, el hexagrama siguiente, "HSIAO-KUO" (número 62), nos pone en guardia acerca de las limitaciones a que estamos sometidos. Es en ese específico sentido que se puede decir que el signo es el opuesto de aquél. La "Verdad Interior" nos hace poderosos dentro de un ámbito propio, tan poderosos que podemos trascender

hacia afuera e influir sobre la realidad exterior; HSIAO-KUO, como contrapartida, enseña a ser concientes de las restricciones a que estamos sometidos. Por ello, su estructura se asemeja exteriormente a la figura de un pájaro, del que se dice que no deberá intentar volar demasiado alto.

Compuesto por los trigramas Trueno, arriba, y Montaña, abajo, la estructura de este hexagrama viene, así, a tener dos líneas fuertes, yang, en su interior, flanqueadas por sendos pares de líneas débiles, yin; de allí que se la compare con la figura de un pájaro. Es el Icaro de la mitología griega, el cual, por volar demasiado alto, se acerca al sol y se le queman las alas.

Para R. Wilhelm se trata de "La Preponderancia de Lo Pequeño". Para Blofeld, es "El Pequeño Paso", para Gall: "Estar en lo Concreto", para Cordiglia "Pequeñas Cosas Importantes", para Lauer "La Importancia de Lo Pequeño", y para Douglas "Pequeños Logros". De todas maneras, este tiempo resalta la importancia de lo minúsculo, de las pequeñas cosas y de los detalles, con el fin de que cobremos conciencia de nuestras limitaciones y, respetemos las reglas de un tiempo que, como todos, tiene apogeo, decadencia y cenit.

LA 1ª LÍNEA: presenta a un pájaro volando tan alto que cae en desventura. El vuelo de cada quien, en todos los planos en que se lo considere, debe estar en relación con las posibilidades concretas de ascensión. Aspirar hacia lo más alto es positivo en cuanto señala una dirección, mas emprender un vuelo a sabiendas de

que el objetivo se encuentra más allá de las concretas posibilidades de logro, no puede sino acarrear desventura.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que, en el templo dedicado a los antepasados, buscando a su abuelo, encuentra a su abuela, y en secuencia separada, a alguien que, procurando una audiencia con su príncipe, es recibido por un funcionario. A veces, el exceso en la propia valoración no produce desventura, como en el caso de la línea anterior, sino que nos acorta simplemente los logros. En el caso de la primera imagen de esta línea, alguien va en busca de la tumba del abuelo con la intención de rendirle homenaje como cabeza del clan a que pertenece, y sin embargo, sólo se encuentra con la abuela.

En la segunda secuencia, alguien pide audiencia con su príncipe, y sólo es recibido por un funcionario. En este tiempo, para evitar frustraciones, deberemos sopesar y medir previamente muy bien nuestras fuerzas antes de embarcarnos en propósitos y empresas.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien descuidándose frente al peligro, lo cual atraerá el mal, dice el oráculo. El mal es atraído sobre aquel que, vivenciando este tiempo de HSIAO-KUO, no presta atención a lo pequeño y aparentemente insignificante. Los tiempos cualificados poseen tendencias, pero también exigencias y condicionamientos. En este caso, antes de emprender una acción, se le exige al sujeto atender todo lo aparentemente nimio, con el fin de cobrar conciencia de los

posibles peligros. Aquí lo pequeño tiene tanto valor como lo grande.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto enfrentando correctamente las exigencias de su situación en este tiempo particular. En su propósito de no excederse, comprende que debe ser cauteloso, y que, si avanza, habría peligro. Cuando el sujeto cobra conciencia de la extremada prudencia que este tiempo exige, y de la imposibilidad de lograr por la fuerza o el ímpetu objetivo alguno, comprende, por primera vez, el valor del silencio, el valor del "pasar inadvertido", el valor del olvido.

El trabajar en la dimensión de lo pequeño no es despreciable. Significa tanto como trabajar en la esfera de lo subliminal y también de lo oculto. Su perseverancia interior provocará, a la larga, un rebote del destino en su favor.

LA 5ª LÍNEA: densas nubes y ninguna lluvia. En secuencia paralela, se muestra a un príncipe arrojando su flecha y alcanzando con ella a un ave en una caverna. Amaga con llover, el cielo está cubierto de nubarrones, no obstante lo cual, no cae lluvia alguna; eso parece indicar un sentimiento de íntima frustración que tiñe, evidentemente, todo este hexagrama. A ello se agrega la imagen del príncipe disparándole a un ave dentro de una caverna. El tiro, de todos

modos, da en el blanco. Claro que si el pájaro hubiera estado en total libertad, y no limitado su vuelo por las paredes de la caverna, otro hubiese sido tal vez el resultado. Esta línea corresponde al centro del hexagrama y define mejor que ninguna la atmósfera de este signo: sólo podremos aspirar a obtener pequeños logros, por ahora.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que, sin encontrar lo que busca, pasa de largo junto a ello. Desdicha y daño, pronostica el oráculo. Al aproximarse la finalización de este tiempo, muchos de sus rasgos van desapareciendo mientras que otros permanecen, sin embargo, hasta el final. El caso que narra la línea es el de alguien que busca algo que se encuentra a su alcance, mas por pura distracción, pasa de largo y no lo ve. Tan condicionado está el sujeto a no conseguir las cosas a que aspira y a encontrarse con tantas dificultades para adquirir sus logros, que el día en que lo que busca se encuentra frente a su narices, le es desapercibido.

Todas las líneas sextas de los hexagramas inducen a agenciarnos de una ductilidad especial para recepcionar lo nuevo que se avecina, luego del final de cada tiempo.

63. CHI-CHI / CONSUMAR, CONSUMIR

E1 pájaro volador del hexagrama anterior era capaz de tener una visión panorámica de las cosas. Sólo así puede llegarse a un orden, a un ordenamiento fructífero de los diversos elementos que hacen el entorno del hombre. Sólo viendo las cosas panorámicamente, a distancia y desde arriba, es posible saber qué lugar les corresponde a cada una. Así, aparece "CHI-CHI" en la serie de hexagramas, ocupando el número 63, distribuyendo agua y fuego en los lugares correctos, es decir: el agua arriba (K ´AN) y el fuego abajo (LI), proporcionando, con ello, un símbolo que significa ante todo orden y equilibrio.

En efecto, el agua hierve en contacto con el fuego sólo porque está colocada sobre éste. Sin embargo, se supone que este equilibrio es bastante precario, porque, por un lado, cualquier desbordamiento del líquido elemento extinguiría el fuego, y, por el otro, por simple inercia, el agua va consumiéndose, va transformándose en vapor y huirá, haciendo la relación entre ambos elementos por demás efímera. Así, se ven las relaciones entre K´AN y LI con la visión a vuelo de pájaro del hexagrama anterior, y obliga a meditar acerca del descalabro potencial que se oculta detrás de toda armonía y de todo orden.

La idea sobre la cual gira este tiempo es esta última, es decir, la

de la necesidad de meditar acerca del equilibrio de las cosas entre sí y acerca de cómo la bondad y maldad de las mismas depende de su correcta colocación relativa las unas respecto de las otras.

Todas las cosas pueden ser benéficas, pues, y todas las cosas pueden ser dañinas. Todo dependerá de cómo, dónde, cuánto, en qué oportunidad, de qué específico modo y en relación con qué. Pero además, todo equilibrio entre elementos es esencialmente inestable. Los diversos traductores hablan de CHI-CHI como del tiempo de “La Consumación" (Douglas), o como el tiempo que viene "Después de la Consumación" (R. Wilhelm, Blofeld, etc.) Gall lo llama "Después del Cumplimiento" y también "El Orden".

Tal vez una apropiada interpretación debiera atender a que el hexagrama, más que referirse al tiempo anterior a toda consumación, o al tiempo de la consumación propiamente dicha, se refiere a un tiempo concebido "en mérito a" la consumación, un tiempo concebido "en virtud", "en relación" o “teniendo en cuenta” una consumación.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto frenando las ruedas de su carruaje. En secuencia aparte, aparece el mismo actuando a la manera de una zorra que tiene la cola mojada. No habrá error alguno, asegura el oráculo. Pasado el tiempo de La Preponderancia de lo Pequeño, surge este tiempo, deseoso de realizaciones. Mas el sujeto, en aquel tiempo, ha cobrado las suficientes experiencias y prudencia como para meditar acerca de toda acción futura y cómo lograr su

consumación. De tal manera, frena su carro y se detiene, como una raposa que advierte su cola mojada, para observarlo todo con tranquilidad.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto como una esposa que pierde la cortina del carruaje en que viaja y que la oculta de los transeúntes. El oráculo aconseja que no corra tras ella, pues al poco tiempo, sin buscarla, la encontrará. En este tiempo de la consumación de las cosas, contrariamente al tiempo anterior (hexagrama 62), los detalles y los formalismos no tienen mucha importancia. Por ello, si la cortina del carruaje de la dama se pierde, se aconseja no ir en su busca y seguir el viaje adelante, que es aquí lo único que importa.

La última parte de la línea hace alusión a una concepción básica del Libro de las Mutaciones y anotada por R. Wilhelm: jamás podemos perder ni nadie nos puede quitar, algo que es realmente nuestro y nos pertenece, de la misma manera como lo que no es nuestro ni nos pertenece, lo perderemos con toda seguridad.

LA 3ª LÍNEA: habla de un ilustre prohombre, quien, en tiempos de expansión, en la antigua China, atacó y subyugó a sus vecinos. Estas imágenes, de extracción histórica, coinciden perfectamente con las del hexagrama. En tiempos de consumación, tanto históricamente como dentro de cualquier orden, se genera y nace la idea de expansión. Por otra parte, a la consumación

simbolizada en el hexagrama por el agua que hierve sobre el fuego, le sigue la expansión de los gases, producto de la transformación del agua en vapor. Esta estructura aparece en la consumación de cualquier cultura, o de cualquier religión, de cualquier moda o idea filosófica: siempre es seguida de la correspondiente expansión.

LA 4ª LÍNEA: dice que los más bellos vestidos se convierten en harapos. El oráculo agrega: "Sé cauteloso todo el día". Del mismo modo que el agua hirviendo sobre el fuego puede terminar en desbordamiento, con la extinción de la combustión, o por simple inercia, el agua acaba extinguiéndose por evaporación, así, toda época de consumación debiera hacemos reflexionar sobre la precariedad del equilibrio sobre el que se asienta. Dentro de todo equilibrio se encuentran, latentes, las causas del desequilibrio, y viceversa, dentro del caos se encuentran las causas del equilibrio y la armonía.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto como el vecino del este, que abate un buey para el sacrificio, y sin embargo, su acto no es tan valioso como el pequeño sacrificio del vecino del oeste, cuya sinceridad es colmada de bendiciones. Este tiempo, que presta más atención al contenido que a las formas, recuerda el pasaje evangélico en el cual Jesús exalta la ofrenda modesta de la viuda, por sobre las ofrendas pomposas de los ricos (1), y también nos remonta al Génesis, donde la ofrenda de Abel es bien mirada por Dios, contrariamente a la

ofrenda de Caín, su hermano. (2) En las imágenes de las líneas, así como también en los pasajes bíblicos citados, se relaciona lo externo del sacrificio o la ofrenda con la actitud interior de quien lo hace, es decir, con su sinceridad y valor íntimos. Si la disposición interior es auténtica y pura, hasta la más modesta ofrenda cobra valor, no así si la actitud del oferente no es auténtica o atiende sólo a la exteriorización de la misma.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto hundiéndose en el agua hasta la coronilla. Si este hexagrama es una exhortación a la mesura, al equilibrio, a la meditación concienzuda acerca de la debilidad de todo estado de equilibrio, esta línea, correspondiente al último estadio, describe la conducta diametralmente opuesta. El sujeto se hunde en el agua por causa de su tozudez. Ha tomado una determinación; según parece, la de consumar a toda costa, y nada ha podido hacerle medir los riesgos o volver sobre sus pasos.

NOTAS (1) Lucas, 21-2 (2) Génesis, 4/3-5

64. WEI-CHI / LA PREPARACIÓN

I CHING ubica al hexagrama "La Preparación”, a continuación del hexagrama dedicado a “La Consumación". Este orden, que a primera vista pareciera incorrecto, es en verdad un broche de oro bastante significativo, pues el Libro de las Mutaciones sugiere con ello que a cada final le sigue un nuevo comienzo. Al concluir la serie de signos, el puesto 64 no trata de la terminación de las cosas, sino de su comienzo: mejor dicho: del tiempo que precede al inicio de las cosas. Se trata de "Wei Chi".

El orden humano que I CHING refleja a través de sus sesenta y cuatro tiempos, lejos de abrirnos a un universo ilimitado y abismal, constituye algo semejante a un coto cerrado, destinado a que el hombre se encuentre a sí mismo, captando elementos vivenciales que en todos los casos son limitados, típicos y cíclicos.

Fuego arriba y agua abajo son los trigramas que componen este tiempo (LI y K´AN) y dan idea, por su ubicación recíproca, de una situación en la que todo está por hacerse. Debe colocarse el agua por encima del fuego y éste por debajo del agua para lograr la transformación.

WEI-CHI tiempo nos introduce en los cuidados especiales que es necesario desplegar antes de la consumación de las cosas. La idea general es que al comenzar la consumación de un acto importante debemos hacerlo con unción y cuidados especiales.

El Libro de las Mutaciones acaba la serie de sus tiempos con una indagación profunda acerca de la naturaleza de los ritos. En realidad, nos insta a transformar en personal e íntimo ritual, todos los actos de la existencia, nuestros grandes y pequeños momentos. No existe el tedio para quien vive su tiempo como un verdadero oficio místico consagrado a la "Vida", ese otro nombre de Dios.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto como una zorra a la que se le hunde la cola en el agua. Será humillante, dice el oráculo. Contrariamente a la imagen aparentemente similar de la primera línea del signo anterior, aquí se trata de un actuar con apresuramiento. Por ello, constituye una humillación, dice el oráculo. El caso es semejante a todos aquellos actos que no hacen más que revelar que el sujeto no puede dominar su

impaciencia.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo detener las ruedas de su carruaje. Habrá ventura, dice el oráculo. Antes de la carrera, los jinetes prueban las cabalgaduras y los corredores de autos prueban los frenos de sus coches. Los músicos de una orquesta, antes de la ejecución, también ensayan sus instrumentos y buscan los tonos. En todos los casos, se trata de la misma estructura universal, consistente en un rápido accionar y frenar, que asegura una futura acción sin tropiezos.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando cuando el estado de cosas aún no ha mejorado, hecho que lo conducirá hacia el mal. No obstante ello, habrá ventaja en intentar cruzar las grandes aguas, dice el oráculo. Advertida la equivocación que significa un paso mal dado, es conveniente guardar la calma y ver si dicha nueva situación no posee algún aspecto útil que pueda ser aprovechado de una manera no prevista. El tiempo de la consumación aún no ha llegado, y el sujeto advierte que, en medio de las tendencias de este, existen sin embargo su talento y su voluntad, que pueden influir en la situación. Es probable que gran parte de los elementos que componen los diversos rituales de la humanidad hayan tenido este humilde origen.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto obteniendo buena suerte a través de su firmeza y corrección. El oráculo lo

exhorta a que se levante y permanezca en alerta como si estuviese al mando de una expedición punitiva. Ha llegado la hora de la fe, de crear el porvenir en sus primeras premisas, de aferrarse a la convicción de que el destino de consumación se realizará. Todas las proezas de todos los tiempos están imbuidas de la estructura o espíritu de este tiempo.

LA 5ª LÍNEA: muestra cómo el sujeto atrae sobre sí la buena suerte mediante la persistencia en su curso correcto. Aparece en él el brillo del hombre superior, poseedor de una profunda sinceridad. La consumación que el hexagrama anuncia ya es posible en los hechos. Triunfante, el sujeto se identifica con el fuego, y así, podrá colocarlo en su lugar debido, debajo del agua, para celebrar el mito de transformación de los elementos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujete lleno de confianza y bebiendo vino. No habrá error ninguno en ello, dice el oráculo, salvo que beba en demasía. Al final de este tiempo, el sujeto siente deseos de celebrar el triunfo luego de la labor cumplida y en ello no hay error ninguno. Mas el oráculo advierte seguidamente acerca de la necesidad de moderación, y del peligro de la sobreestimación.

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