J.m.ferguson - Historia De La Economia (1).pdf

  • Uploaded by: Lander García
  • 0
  • 0
  • January 2021
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View J.m.ferguson - Historia De La Economia (1).pdf as PDF for free.

More details

  • Words: 117,655
  • Pages: 144
Loading documents preview...
HIST

IA DE LA ECONOMIA

Los capftulos de esta Historia de la econom/o constituyen una sfntesis del tema, considerado _ desde sus m6s remotos orfgenes hasta los momentos actuales. Con observaciones pertinentes y mediante citas oportunas que orientan al lector, Fergu,on presenta los aciertos y ios errores de los especialistas, la personalidad de los principales teóricos de esa materia y el contunto délas pugnas sostenidas entre ellos. En el transcurso de la historia, al modificarse las fuerzas productivas, las tesis que bastaban para explicar el mecanisrr.o de una sociedad y de una época se tornan anticuadas e insuficientes, y nuevas ideas nac.en y cobran auge al sustituir o entrar en conflicto con las anteriores. Progresivamente, el pensamiento humano ha interpretado las leyes ql'e rigen la economfa, y asimismo ha buscado la forma de meforar situaciones particulares de sociedades en desarrollo o de pafses que han entrado en una etapa distinta, con la intención de contribuir con mayor vigor al progreso soclal. En el núcleo de esos cambios teóricos se halla la necesidad de construir un mundo en que la pobreza y la explotación desaparezcan difinitivamente. "Ya sea que tuzguemos la economfa, conforme lo hacen Thomas Carlyle y otros -dice Fergusor1-, como ia más aburrida de ,odas ias ciencias, o por el contrario como el tema de estudie, m6s fascinador, es evidente que su obteto es el mayor de los dramas humanos: los esfuerzos del hombre por'conseg11. lo que necesita para satisfacer el número isiempre may m6s variado de sus necesidades."

FONDO DE CULTURA ECONOMIC

EXICO

330.09 F565h

SF.CCIÓN DE OBRAS DE EcONOMfA

HISTORIA

DE LA ECONOMIA

JOHN M. FERGUSON Traducción de VICENTE

POLO

1 1

:'

HISTORIA DE LA ECONOMIA

CLAS1F.

----=------47 o{1

330.09 F565h 4704

ADCJUIS.-- ____

FECHA_ . _,__

__

_

D FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO

\.

Primera edición f'n in$'lés, 19'.18 Primera edición en español, 19-lS Primera reimpresión, 1958 Segunda reimpresión, 1963 Tercera reimpresión, 1966 Cuarta reimpresión, 1970 Quinta reimpresión, 1971 Sexta reimpresión, 1974 Séptima reimpresión, 1979 Octava reimpresión, 1980

INTRODUCOON A LA EDIOON NORTEAMERICANA LA AMERICANBus:NESS FUNDAMENTALS es una serie de textos prácticos, que, en libros de breve extensión, ofrece la quintaesencia de cada tema. Se destacan los principios importantes, y sólo se entra en detalles cuando se hace necesario aclararlos y sugerir un método pan. la comprensión de los problemas cotidianos del comercio, b industria y las finanzas.Esta serie procura satisfacer la necesidad de aquellos leetores

.,

, ·. .

-

,!'

Título original: Landrnarks of Economic Thought © 1838 Longmans, Green and Co., Londres

D. R. © 1948 Fo:-;no A,·. de la Uni,·ersidad

ISBN 968-16-0626-4 Impreso en México

DE

Cur.TURA Eco:--:foncA

975. México

12, D. F.

y estudiantes que prefieran más bien una visión general que una exposición minuciosa. El libro que ahora ofrecetnos, basado en gran parte en un cuidadoso examen de muchas fuentes originales, y condensación de más de setecientas páginas de manuscrito, representa el pensamiento madurado de quien se dedicó a la enseñanza de esta materia por mú de una década. El Dr. Ferguson ostenta los títulos de A. B. de la Universidad de Harvard; M. A. y Ph. D. de la Universidad de Columbia; Doctor en derecho de la Universidad de Leipzig, Alemania, donde estudió bajo la dirección de los profesores Bücher y Lamprecht. Su preparación europea incluye también aaividades en las Universidades de Berlín y Munich. Herido gravemente durante la primera Guerra Mundial, en la que participó en el ejército de los Estados Unidos, quedó incapacitado para trabajar durante algunos años. Ha sido sucesivamente, Prwatd.ozem en Leipzig, Fellow -becarioen Ciencia Política en Columbia, Instr,¿cto, en Vassar College, Assistant Profes.ro,en las Universidades de Kansas y PittSburgh, y A..rsociatePro/mor en PittSburgh. Ha escrito: Eisenbahns1stem);"Re"El sistema ferroviario alemán" (Da.rDe11t.rche gulación estatal de vías férreas en el Sur" (State Regulationof Raü,oaas ;n the South); y es coautor del "Social Worker's Handbook". Reciente• mente ha colaborado en la preparación de la tercera edición del libro de Spahr: "Principios y problemas económicos" (Economic Principies a,ul P,oblems). Sus artículos y reseñas de libros, aparecidos en las revistas de economía, Je han dado a conocer entre los especialisras. El autor desea expresar su profunda gratitud a dos alumnos: la señorita Heleo B. Snyder y el señor J. Ford Roche,y a los siguientes miembros de la facultad de la Universidad de Pittsburgh: R. H. Scott y R. E. Slesinger y los profesores R. F. Blackburn, Asher ls:iacs, F. D. Tyson y V. C. Wrigth, por su valiosa lectura y crítica de varb.s partes del manuscrito. El Decano de la Universidad de Pittsburgh, Charles S. Tippetts, merece una mención especial por sus respuestas generosas y amables a una multitud de cuestiones surgidas en la preparación del libro. Las 7

. '

8

L.'lTRODUCClóN

obligaciones hacia sus primeros maestros y gran número de economistas, a través de sus obras, son tan numerosas que no es posible expresar en detalle tal reconocimiento. El tema es de gran actualidad. La voluta majestuosa de lo mejor del peD98.111iento mundial sobre economía, se despliega en las siguientes páginas, sin que. el exceso de detalles lo haga confuso, y presentado con objetividad, de modo que los lectores modernos puedan esmdiar con claridad y amplia visión los lentos progresos hechos en pro de un entendimiento entre las fuerzas que dominan a los hombres en sus actividades de negocios. Las páginas que siguen están animadas por los errores y engaños de famosos economistas, por el vivo destello de inteligencia que brota de otros menos famosos, por el abigarrado conjunto de las opiniones en pugna, y por el resurgimiento atrevido de temas que no mueren, sino que se modifican y bullen al amparo de credos políticos. Los estadiJwque proclaman verdades a medias, los demagogos que charlatanean ae utopías, los intrigantes que engañan a las masas con promesas imposibles, si lo desean, pueden aprender los daños inconmensurables que se derivan de una doetrina económica errónea. Por otra parte, los hombresde negocios honestos,que se encuentranterriblemente confusos por la barahunda de las corrientes económicas de posguerra,pueden hallar la luz, la sabiduría .y la inspiración, en este memorial de una cienciaen desarrollo.

(

l. EL MUNDO ANTIGUO

YA

SEA que juzguemos a la Economí:i, conforme lo hacen Tomás Carlyle y otros, como la más aburrida de todas las ciencias o, por el contrario, como el tema de esmdio más fascinador, es evidente que su objeto es el mayor de los dramas humanos: los esfuerzos del hombre por conseguir lo que necesita para satisfacer el número siempre mayor y más variado de sus necesidades. La naturaleza rara vez otorga sus dones con liberalidad; ceba el cepo con limitaeioncs en la cantidad de alimentos que se producen naturalmente, y proporciona un nivel normal de nacimientos más elevado que el de muertes naturales. Por eso jamás tendrá fin la lucha de la humanidad para escapar de la necesidad. El hombre, preso entre sus deseos insaciables y ~ naturaleza tacaña, dedica la mayor parte de sus horas de vigilia al drama económico, en el que inevitablemente se ve envuelto.

LA ESFERA DE LA EcoNOMÍA. futas son, pues, las piedras angulares en que de~ la estructura de la economía. Los seres humanos han vivido desde sus orígenes en alguna forma de unión social; por eso la economía se ocupa del hombre como miembro de la sociedad y, al igual que las otras ciencias sociales, su problema central es el de la conducta de los seres humanos en sociedad. Por muy marcados y precisos que sean los límites de sus objetivos, ia economía se halla ligada íntimamente con la historia, la ciencia política, el derecho, la ·sociología, la antropología, la ética y, en forma más patente todavía, con la psicología. A causa de esta íntima relación, es a veces difícil aislar ciertos problemas económicos y no políticos o sociológicos, por ejemplo. Si se acepta que las cuatro ramas principales del conocimiento son: humanidades, ciencias físicas, ciencias biológicas y ciencias sociales, puede dedrse que la economía incluye dentro de sus amplios límites la casi totalidad del campo humano del saber y, en consecuencia, justinca todo método científico. DEFINICIONES. La palabra "'economía" se deriva del griego oikonomike ( oikos = todo lo que uno posee; nomos = administración); en el sentido empleado por los griegos, la palabra venía a significar el ar.to de administrar prudente y sistemáticamente el patrimonio familiar. Sin embargo, Aristóteles, que se interesaba sobre todo por la obtención de un ingreso para el estado, usaba con frecuencia la expresión "'economía política". Por este motivo, al final de la Edad Media, cuando resurgió

9

..

11

EL MUNDO ANTIGUO

EL MUNDO ANTIGUO

con gran fuerza la preocupación por el tema y los estadistas estudiaban ~l ~~ de ~er a los pueblo~ _ri~osy autosuficientes por medio de reglas Jund1cas nac1onales, se famdianz6 la expresión "economía política". A pesar de los alegatos en favor de otros nombres, tales como economía ci~il, economía nacional, cataláctica, crematística y plutología, este térmmo prolongó su p{edominio hasta finales del siglo XIX. Por entonces, se trasladó de las causas políticas cuando ~ atención de los_~dores a las sociales, como condicionantes del progreso económico de los div~~ gru~~ de ~ sociedad, de nuevo se relegó a segundo plano la vieJa expresion griega. Al publicarse en 1890 el libro de Marshall: Principiosde economía,la marea cambió en forma definitiva. La expresión más breve, aunque más lata, se usa todavía con frecu:n~ia, sin duda por la fuerza de la costumbre, y es fácil reconocer que quizas, en gran parte, la raz6n del uso cada vez más general del término es su brevedad y no su claridad. De la s.imple consideración de la economía doméstica en la Antigüedad clásica ha surgido la actual diferenciación de la ciencia en innumerables disciplinas. Las expresiones finanzas públicas, economía agrícola, comercio internacional finanzas corporativas, dinero y bancos, transportes y ciclo económico' son sólo unas cuantas de las que con el tiempo han puesto en bogalos economistas en su celosa búsqueda de la verdad.

suelo de las culturas más primitivas floreciese en alguna forma la es• peculación económica. En los albores de la historia propiamente dicha, la reflexión y especulación alcanzaron su máximo grado de desarrollo en las civilizaciones orientales. Las más recientes investigaciones han sacado a la luz muchas cosas de interés y valor para los economistas descubiertas en la literatura, las costumbres, las instituciones y· las leyes de los babilonios, asirios, caldeos, egipcios, fenicios, judíos, árabes, hindús y chinos. No obstante, estas civilizaciones eran tan diferentes que el generalizar acerca de ellas si no se hace sobre una base lo más amplia posible, nos ofrecería una imagen falsa. Es de esperar que las excavaciones e investigaciones ahora en progreso descubrirán en un futuro relativamente próximo valiosa información en un campo que, hasta ahora, los economistas han descuidado demasiado.

10

TRASFONDODE LA EcoNOMfA ANTIGUA. las · ideas acerca de la relació~ del_hombre con su medio material deben ser tan viejas como 1~pro~ia vida humana. Los fenómenos económicos, empero, han exis• tido siglo tras siglo en la vida relativamente s.imple y estática del hombre pr~! t!vo antes de ~ue surgiese en forma explícita algún intento de anál1S1s.Las comunidades antiguas estaban organizadas principalmente 1'11:ra la guerra. La vida económica descansaba por lo general en la esclavitud. Unos cuantos grandes propietarios eran dueños de la tierra, los esclavos proporcionaban la mayoría del trabajo en el tallery en el campo, la inmensa mayoría de la población soportaba una vida de ~trema penuria, la costumbre y las castas imponían una barrera casi mfranqueable al progreso individual y a la invención de maquinaria que ahorrase trabajo; y además, por lo general, los pensadores de aquellos tiempos pertenecían o s.impatizaban con la clase dominante. En resumen, la vida económica de los antiguos era limitada y monótona en un grado que rebasa la comprensión del participante medio en los millares de actividades del mundo moderno. Dada la exigüidad de los fenómenos económicos, la minuciosa regulación de la vida cotidiana, la íntima identificación del individuo con el estado, y la frecuente indiferencia de los pensadores es, en realidad, sorprendente que en el pobre

PRIMEROSTEMAS ECONÓMICOS. En términos generales, puede decirse que los temas más manejados por los poetas y filósofos de aquellos días, o que se perciben implícitamente en costumbres, instituciones y leyes, o estudiados en algunos tratados, han sido la propiedad y el cultivo de la tierra, los méritos y deméritos de las diversas ocupaciones, la aparición del monopolio por oposición a la competencia, la reglamentación de precios, el trabajo y los salarios, la pobreza, la falsificación de moneda, los pesos y medidas, dinero y banca, .impuestOS,y programas de reforma social y económica. Así, por ejemplo, el Código de Hammurabi, redactado aproximadamente hacia el año 2000 a. c. esta· blece tipos de salarios para los artesanos y fija el precio del ganado para los babilonios de aquella época. Confucio (551-479 a. c.), funcionario público, historiador y destacado maestro de historia pr.imitiva china, habló en favor de la regulación de precios por el gobierno, de la creación por el estado del retiro para la vejez, de la igualdad y universalidad de los .impuestos y de la abolición de las tarifas aduanales. Chanakya, estadista hindú, se ocupó con extensión, en un libro de más de un millar de páginas, de numerosos problemas económicos, dedicando especial atención a las cuestiones relativas a la administración agrícola. Por fin, los profetas del Viejo Testamento, tales CQIDO· Amós, Oseas, Isaías, Jeremías y Ezequiel, se lamentaban de la tiranía y opresión de que eran testigos presenciales, llamando la atención sobre los peligros de la época,e imaginaban tierras utópicas en las que al fin prevalecería la justicia en todos los asuntos humanos. FATALISMO ECONÓMICO. Si hiciéramos una relación·más detallada de los logros del pensamiento económico oriental descubriríamos tal

12

••

EL MUNDO ANTIGUO

suma de especulaciones que rebasaría con muchó, en variedad y extensión, los estrechos límites a que tradicionalmente se ha confinado. Es cieno que, comparativamente, se produjeron muy pocos estudios económicos; pero sería generalizar demasiado afumar que antes -de los griegos todo el pensamiento económico se redujo a moralizar sobre cienas vinudes y derechos, a exhonaciones éticas sobre reformas económicas y sociales, y a tratados sobre agronomía. Todos -poetaS, filósofos, sacerdotes, legisladores, historiadores-- contribuyeron a formar la corriente de pensamiento que aumentó en volumen e impon11Dciaal desarrollarse cada vez más el comercio capitalista y al hacerse más complicados los sistemas de dinero y crédito, con su acompañamiento de huelgas, revoluciones, formulación de teorías socialistas y el desencadenamiento de los movimientos de esta última clase. En resumen, no obstante lo reducidas que puedan parecemos las conquistas de los pensadores primitivos, de hecho, la teoría económica de la Antigüedad bastaba para explicar b mayoría de los fenómenos económicos de aquel tiempo. Como consecuencia de lo indiferenciado de la vida social y de la subordinación de los individuos a una iglesia o estado poderosos, las cuestiones económicas estaban inevitable e indiscutiblemente ligadas a la filosofía, la ética, la religión y el derecho. Por otra pane, en el mundo antiguo, en el que la base de todo era un cierto sistema de castas, casi todas las formas de actividad económica eran puramente simbólicas o frutos de la esclavitud. Sólo la agricultura ( tal vez porque la humanidad parece estar indisolublemente ligada a la tierra) escapaba al descrédito y escarnio· que los escritores arrojaban sobre el trabajo manual en general Y, por último, el valor de la existencia no se medía, como· se hace hoy, por el progreso mate• rial. Se respetaba lo que era ancestral y consuetudinario, no la novedad y el cambio. En general, la riqueza o la pobreza se aceptaban sin protestas. Se creía que la felicidad era mayor si disminuían las necesidades, y no a la inversa. El Oriente antiguo es el ejemplo supremo del fatalismo económico. CENSURAS A LA ESPECULACIÓN ECONÓMICA GRIEGA. Los sabios griegos ocupan un lugar prominente, entre los del mundo antiguo, por la profundidad y amplitud de sus estudios y el refinamiento del método. En este aspecto, los escritores atenienses fueron los primeros hombres modernos ya que gracias a la severidad y disciplina de su pensamiento iniciaron ese acucioso análisis, resumido por los escolásticos de la Edad Media, que ha conducido al desarrollo de la ciencia moderna. Gracias a los griegos el saber abandonó la superstición organizada y sembró esos vigorosos gérmenes del pensamiento secular que, con el tiempo, habían

-----

-

EL MUNDO ANTIGUO

13

de ejefCer incalculable in1luencia sobre las civilizaciones de hoy día. Por desgracia, determinadas barreras limitaron el pensamiento griego, impidiéndole lograr una madurez completa. Ni siquiera Atenas se liberó de la idea, extendida en la mayor pane del mundo de entonces, de que la institución de la esclavitud era algo natural. Existía la idea fija de que la cQmpacta ciudad-estado era la última palabra en eficiencia gubernamental. Esta creencia ignoraba en absoluto las enseñanzas de la historia. Al imperio siempre había sucedido el imperio. Más entorpecedoras todavía eran: a) la funesta ignorancia del pasado de la humanidad y aun de los sucesos contemporáneos ocurridos allende las fronteras de Grecia, b) la falta de desarrollo de toda ciencia, con excepción de la geometría, e) los rudimentos para medir físicamente con exactitud. La inmortalidad de los griegos estriba, por tanto, no en sus éxitos · sino en sus intentos por lograrlos. Poco impona que sólo pudieran contestar a pocas de las cuestiones que plantearon. Su gloria descansa en el reto que lanzaron al mundo en que se encontraban, reto que todavía es motivo de la investigación científica del mundo civilizado. Jenofonte, y tal vez Aristóteles, escribieron verdaderos tratados de economía. Mas estas obras se ocupan sobre todo de la administración doméstica. Una investigación de toda la literatura económica griega sólo nos da unas cuantas muestras de análisis de fenómenos económicos, aparte de ciertas observaciones incidentales. Aunque los sabios griegos avanzaron más que los orientales en la consideración de la naturaleza de las necesidades económicas y la importancia de la riqueza material, nunca escribieron acerca de ello en forma independiente, y los problemas económicos los trataron como parte de los políticos y éticos. Esto era inevitable, por las razones ya mencionadas, a pesar de la revolución industrial y comercial que se había operado en Grecia desde el siglo vn al v (a. c.), revolución que la había elevado a un nivel de prosperidad material bastante alto. LAs PRIMERAS FUENTES. La información acerca de las ideas .económicas de los griegos nos llega a través de muy diversas fuentes. Enne los historiadores, Herodoto y Tuddides dan importancia al elemento económico en la histori~ Hipócrates, médico famoso, escribió acerca de la in1luencia del medio físico en la vida social y económica. Autores de menor importancia, como Demócrito, escribieron libros sobre la riqueza y la agricultura. En el siglo v (a. c.) los sofistas, representados por Protágoras y Polo, desbrozaron nuevos campos de investigación por medio de·un concienzudo y sistemático estudio de la ética y la teoría del estado. Dos siglos después, los estoicos y los epicúreos, encabezados por 2'.enón y Epicuro, respectivamente, expusieron con audacia la meta

--- --~ ,--- -- -- -~---------------------------

EL MUNDO ANTIGUO

EL MUNDO ANTIGUO

última de la vida humana, el primero sosteniendo que el premio es la virtud, el segundo al decir que el hombre está hecho para el placer. Ambosfüósofos redujeron al mínimo la responsabilidad del individuo hacia la sociedad. Además, Zenón y sus discípulos reafirmaron y reforzaron la concepción universalista del derecho nanual, que ya había sido anticipada por Heráclito, identificando el derecho nanual con un orden divino al que los hombres tenían el deber de adaptarse. El espíritu de investigación penetra hasta en las tragedfas de Esquilo, Sófocles y Eurípides y las comedias inmortales de J\.ristófanes.

decrecientes, pero en las obras de Jenofonte hay un vislumbre de su exist~nda. ~ ciertas ventajas de la división del trabajo. Su punto de vtSta es siempre el de un hombre práctico, no el de un teórico.

14

}ENOFONTE. Sin embargo, los que más merecen la atención de los economistas de todos los escritores griegos son: Jenofonte (444-354 a. c.), Platón (427?-347 a. c.) y Aristóteles (384-322 a. c.). Jenofonte, soldado, historiador y autor del Anabasis, distrajo .sus ratos de ocio escribiendo algunos breves tratados acerca de la administración de la hacienda y del hogar, tratados de los cuales dos son de alguna impor• rancia. En el diálogo Oeconomicus, hace un elogio efusivo de la agricultura, alabando a la naturaleza como la fuente de toda producción y al trabajo agrícola como la ocupación más saludable y deliciosa. J\.fuma que los comerciantes y artesanos se debilitan en su trabajo sedentario, mientras los agricultores crecen vigorosos. Recomienda el trabajo de los esclavos, pero insiste en la necesidad de tratarlos humanamente. Lo mismo que otros antes que él, considera la riqueza como algo que es preciso interpretar desde el punto de vista de las necesidades. En consecuencia, la riqueza era el exceso de bienes sobre las necesidades y su esencia la utilidad. Según esto, era posible que un hombre pobre fuese más rico que un hombre rico cargado de obligaciones y ambiciones insatisfechas. En el ensayo Procedimientos y medios para aumentar los ingresos de Atenas, Jenofonte examina con brevedad la hacienda pública. En estilo brillante señala las ventajas del comercio internacional, recomienda un trato más liberal a los comerciantes extranjeros como fuente de crecientes ingresos para Atenas, propone fórmulas de tributación justa y afirma que los precios se establecen por la interacción de la demanda y la oferta. Sin embargo, con singular falta de sentido, mientras apoya la política de que la ciudad sea la propietaria y administre las minas de plata, declara que el valor de la plata será siempre constante cualquiera que sea la cantidad producida. Según él, el oro disminuirá de valor si se extrae en e:JKeso,pero no así la plata, porque la demanda de ésta es ilimitada. Quizás es Jenofonte el primero de esa larga, y al parecer interminable serie, de campeones de la plata gratuita. Los antiguos apenas si se dieron cuenta de la ley de rendimientos

. PLATÓN •. Rico aristócrata, el más ilUstre de los discípulos de Só~tes y test1go de la corrupción, inmoralidad y tiranía de que había s,do presa Atenas después de la Era de. Pericles (459-431 a. c.} y la muerte de Sócrates (399 a. c.), Platón es famoso como autor de los más célebres diálogos de toda la historia. El principal interlocutor 'de ellos es su viejo maestro. Los diálogos son el vehículo para que Plat6n exponga-~ puntos d~ vista sobre la justicia, la virtud, la religión, la educac,on y el gobierno. Descontento de las instituciones políticas de entonces,. se esforz6 en aconsejar y enseñar a sus contemporáneos, de m?<10especial_en d~s obras maestras inmortales; en la República descr1be una sociedad 1deal y en las Leyes, escrita treinta años después intenta hacer viable un estado permanente. ' J\.l manifestar brevemente que el origen de la ciudad-estado debe hallarse en las necesidades económicas de la humanidad, necesidades ,ue s61o pueden ser satisfechas por medio de una mutua cooperación, mfiere Plat6n que las bases adecuadas de la organización social deben ser la división del trabajo y la especialización en cada oficio. Hay una determinada clase de trabajo para cada hombre que puede hacer con habilidad "natural", ya que existen diferentes dotes naturales entre ellos. Por co~iguienre, la ciudad-estado debe ser lo bastante amplia para proporc1o~r campo para el desarrollo adecuado de esta especialización en el traba¡o. Naturalmente, no existirán ni pobres ni ricos. Creyendo que la democracia es ineficaz, desde su punto de vista Platón propone la división de los ciudadanos de su dudad-estado ide;tl en tres da5es. Los artesanos componen la clase más numerosa· es la gente incapaz para el gobierno o para la guerra. Su función c~nsiste en producir artículos esenciales para toda la comunidad. La segunda clase, mucho menos ~umerosa, está formada por los guerreros, que tienen que defender la cm dad de los ataques enemigos. La tercera llamada ?e los gu~dianes, está formada por los gobernantes; son mu.; pocos e mcluye solo a los hombres más sabios. Exclusivamente en sus manos descansa el gobierno de la comunidad. Los miembros nacidos en una clase pueden ascender o descender a otra cuando las diferencias en su capacid~d lo hagan así deseable. De este modo, todo hombre ejecutará el trabaJo para el que se halle más dotado por nacimiento, educación y temperamento. Para la. clase limitada de los ~ardianes, y sólo para ella, se prescribe un comumsmo absoluto, no solo en las relaciones de la propiedad,

16

EL MUNDO ANTIGUO

sino en las familiares. En defensa de esta proposición alarmante, Platón explica que esta propiedad comunal, serviría tanto para hacer que los guardianes conserven juntos siempre una unidad de propósito como para hacer posible el desenvolvimiento de la ciencia eugenésica. En otras palabras, la proposición de su comunismo no trataba, al menos directamente, de reducir la injusticia y la desigualdad en el mundo, sino de subordinar el egoísmo natural del hombre a los intereses de esa entidad superior que es el estado. Creía que de no ser así, los guardianes no podrían 01mplir con eñcacia sus deberes. Platón se anticipó a su tiempo en muchos siglos al abogar por un slal11s para las mujeres más elevado que el que disfrutaban, así como en su defensa de una raza eugénica. Y en ninguna parte de la Ref>#• blica daba un lugar explícito a la esclavitud. Es discutible si Platón usó del mito de una república ideal para criticar las condiciones reinantes en Atenas sin peligro para él, o si lo hizo en respuesta, ya en serio o ya en broma, a los pasquines contemporáneos sobre las teorías comunistas. En todo caso, su descripción de un estado ideal futuro, aunque limitado necesariamente por su medio, ha cautivado desde entonces la imaginación del mundo. El estado que se ofrece en las Leyes es un término medio entre los excelsos ideales de justicia enunciados en la República y las instituciones existentes, tal como él las veía. Aquí, Platón se esfuerza por prcsenrar, no el mejor estado posible, sino el más realizable. Moderando el ascetismo tan evidente de su primera descripción, propone, no obstante, como ideal una comunidad auto-suficiente, formada por 5,040 personas, y alejada del mar por un pasillo de seguridad, en la cual existan numerosas restricciones para poder llevar a cabo una vida satisfactoria. Todas las cuestiones económicas se someterían al rígido control de la clase gobernante. De tal forma no sólo se evitaría el fraude, sino también la posibilidad de una extremada pobreza o una riqueza excesiva; a la masa del pueblo se le proporcionaría una adecuada provisión de todo lo necesario para su bienestar. Los límites del territorio se fijarían en form:i rígida; la población se mantendría estacionaria por medio de la exposición de infantes, el establecimiento de colonias y la prohibición de matrimonios prematuros; la moneda sería de tal naturaleza que úniamente se aceptaría en la ciudad-estado en que se usara, el dinero no se prestaría a interés ni los prestatarios estarían obligados a devolver las cantidades recibidas en préstamo. Los esclavos se emplearían sólo en el trabajo agrícola; la propiedad sería privada, combinada con cierto uso en común; el comercio y la industria estarían en manos de los residentes extranjeros; ningún ciudadano podría ocuparse eR oficios manuales o en el comercio al menudeo; se prohibirían los anuncios.

EL MUNDO ANTIGUO

En resumen, criterio de que el no la adquisición dinado de modo

17

Platón, lo mismo que Sócrates y otros, sostenía el objetivo de la vida es el desarrollo pleno de sí mismo, de riqueus. Probablemente ningún escritor ha subortan cabal la economía a las consideraciones políticas

y éticas. ARISTÓTELES. Completa el triunvirato Aristóteles, a quien se llama el padre de muchas ciencias y es el más sutil pensador del mundo antiguo y el discípulo más distinguido de Platón. Entrando en el campo de todo el saber, escribió importantes obras Sdbre poesía, historia, retórica y metafísica, que se caracterizan por recogerse en ellas todos los hechos susceptibles de observación y por su sistematización en una teoría digna de confianza. En contraste con el método sumamente abstracto y el exagerado idealismo de su maestro, está el conocimiento históricofilosófico de. Aristóteles, su prodigioso saber y su serio .:sfuerzo hacia la precisión científica. Probablemente ninguno de sus numerosos tratados está dedicado al tema específico de la economía. Sin .embargo, le atribuyen un tratado titulado .Oeconomicus. Aristóteles reunió en varias obras casi todo el conocimiento sobre economía accesible en su tiempo y seguramente figura en primer lugar entre todos los griegos que se ocuparon de esta rama del saber. Lo que más interesa a los economistas es la Polúic4 y, en mucho menor grado, la F.tic"Nicomaquea. La primera, que se basa en un examen de las constituciones de más de ciento cincuenta ciudades-estados, es un estudio de los ptincipios de política y gobierno. Es uno de los libros más importantes de todos los tiempos; no sólo se anticipa en él mucho de lo que se ha escrito y llevado a la práctica en el dominio de la ciencia política durante los dos mil años que le siguieron, sino que ha ,influido, en muchos aspectos, sobre el pensamiento y las instituciones del siglo XX. DEFENSA DE LA ESCLAVITUD. Después -dedéscribir .el origen de .la ciudad-estado, fundándolo, no en·· las necesidades .económicas (como lo hizo Platón), sino en un desarrollo , social ·natural de los primeros estadios doméstico y aldeano, hace Aristóteles su · memorable def eosa de la esclavitud. Platón había aceptado tácitamente esta institución; Aristóteles se embarca ea una discusión filosófica sobre su nacimiento. Al decir que todas las formas .Je sociedad ·.están compuestas de dos partes, los dirigentes y los dirigidos, afirma que la esclavitud,-·es un fenómeno natural. Los esclavos son "'herramientas viias"; que no tienen voluntad •propia. Del mismo modo que en .el:indi,v_idúo el cuerpo debe

18

EL MUNDO ANTIGUO

EL MUNDO ANTIGUO

estar sometido inevitable y adecuadamente a un elemento superior, el

uso y valor en cambio. Antes que él, Platón y otros muchos apenas hablan arañado la corteza de esa cuestión, contentándose en general con declarar que el valor es algo inherente a un objeto. Aristóteles, con su agudeza característica, llegó más lejos y razonó que el valor en cambio se deriva del valor en uso, y su patrón de medida son las necesidades del hombre. Es eviden.te que hoy día, al cambiar productos, consideramos sobre todo el problema del. ~alor, com~arativo. No debe tenerse en cuenta el costo de produccion solo, smo también la capacidad de los productos para satisfacer las necesidades humanas, capacidad que los economistas dignifican hoy día con el nombre de u1ilidad. Sin embargo, hay que alabar a Aristóteles por haber visto que el valor no es una cualidad inherente a un p~oducto º, necesariamente ligada a él, sino algo que surge, en general, por razon del costo de producción, de un lado, y la utilidad, de otro. En otras palabras: la interacción de las fuerzas de la demanda y la oferta es lo que determina las condiciones en que se verifica el intercambio. Aunque su noción del valor más bien tenía un carácter subjetivo que objetivo, sus escritos expusieron ya los rudimentos de las teorías del costo de producción y de la utilidad, cuyo ajuste ha ocupado la atención de los pensadores hasta nuestra época.

alma, así hay personas que están hechas para servir a la sociedad únicamente con sus cuerpos_y que, por lo tanto, están de modo natural subordinadas a otras dotadas de inteligencia y espíritu superiores. la esclavitud era necesaria para que las clases dirigentes pudieran disponer de suficiente tiempo para dedicarse a las aaividades del estado y artísticas; pe~o como la mayoría de los esclavos se obtenían en la guerra, distinguió entre esclavos naturales y legales, sosteniendo ~n energía que sólo deberían utilizarse como esclavos las gentes de razas no helénicas y que deberían liberarse los esclavos que realmente no fueran inferio~es a sus dueños. RIQUEZA. Aristóteles dedicó después su atención al problema de la riqueza, estudiándola no como un fin en sí misma, no como algo de importancia fundamental para el estado o el propio individuo, sino como un medio para el logro de la vida buena. Excluyó del concepto todo lo inútil y todas las cosas inmateriales, limitándolo a cuanto fuera útil, a los objetos materiales que pudieran ser propiedad del hombre -muy al estilo de los modernos economistas ortodoxos-. Afumó que toda adquisición de riqueza se realiza en general, de dos modos. El primero, o "natural", consiste en la apropiación de los medies de subsistencia q~e la naturaleza ~rinda al hombre con el propósito legítimo de que atienda a sus necesidades vitales. Bajo este epígrafe incluye la caza, la pesca, la ganadería, el pastoreo, la agricultura y (lo 9ue resulta bastante extraño) la piratería. la propiedad así obtenida es la única riqueza genuina o "natural".

En contraste con este método primario, está el "crematístico" o "antinatural", caracterizado por el cambio de produaos y el uso del dinero. Concedió cierta legitimidad a la riqueza "antinatural"; bienes adquiri~o~ en el e~fuerzo de gan~ dinero, ,pero, en general, condenó la adquiS1C1Ón de riqueza por medio del tráfico y el comercio porque tiende a inflamar el deseo ilimitado de ganancias y a enriquecer a unos a expensas de los otros. Es discutible si Aristóteles se basó en principios morales al hacer esta distinción, que los economistas consideran ahora sobre todo con desdén, o si creía, en efecto, que las aaividades extract,ivas eranlas únicas realmente produaivas.

LAs IDEAS ARISTOTÉLICAS RE!iPECTO AL VALOR. luego sostuvo que todo artículo tiene dos usos. Hay uno adecuado, verbigracia, cuando los zapatos se emplean en calzarse y otro inadecuado o secundario por ejemplo, cuando los zapatos se cambian por alguna otra cosa. A est; efeao, examinó lo que los economistas modernos han llamado valor en

19

IDEAS RELATIVAS AL DINERO y LOS PRÉSTAMOS. Declaró que el dinero es necesario, con el fin de que los productos puedan intercambiarse eficazmente en un estadio de la civilización más adelantado que la simple economía de trueque. El dinero hace conmensurables aquellas cosas que no· lo son. Además de servir como medio de. circulación y medida de valor, realiza también las funciones secundarias de conservación del valor y de patrón para determinación de pagos futuros. Aun cuando el valor del dinero varía, tiende a ser más constante que el de cualquier otra cosa, aparte de_que _elestado puede anular_s~ v~l?r en cualquier momento con las modi~caciones ad~cuadas. Termmo _di~Jendo que el dinero no debe confundirse con la riqueza, porque si bien el dinero es riqueza, no toda la riqueza es dinero. En contraste con estas correctas observaciones acerca de la naturaleza del dinero, está la errónea noción de la productividad de los préstamos. Afirmó que el dinero, lo mismo que el cambio, es estéril, puesto que una moneda no pue~e engendar otra; el cambio no es si?o el intercambio de cosas equivalentes. De acuerl,!o con ello condeno con acritud el interés. La explicación de este pu~to de vista estriba en el hecho de que en aquella época, como en los siglos pasados, los préstamos se consideraban más como dinero que como capital. Por lo general, los préstamos no se hacían con fines productivos, sino como simples

20

EL MUNDO ANTIGUO

préstamos personales para casos de apuro. Sólo mucho después, cuando apareci6 el capital industrial, se comprendi6 con mayor claridad la función del capital. .Arist6tcles hubiera excluido de toda participación en el gobierno del estado a aquellas clases de la sociedad que se ocupaban de manera directa de satisfacer sus necesidades materiales. lnsisti6, lo mismo g_ua! Plat6n, en que la población fuese exactamente proporcional a la er. -~usión del territorio de cada ciudad, y recomendó, también, una sencilla división de ocupaciones. Por último es de interés para los economistaS su actitud respecto del comunismo de Platón. Después de despachar rápidamente el problema de la copiunidad de esposas, afirmó, con argumentos convincentes, que una propiedad comunal general no dada buenos resultados y que el principio de la propiedad privada está profundamente arraigado en los instintos del hombre. En general, seda mucho mejor cierto uso en común, en cuanto fuera practicable (por ejemplo, la comida en comunidad) que la propiedad en común . Con su protesta contra el · individualismo excesivo que prevalecía entonces entre tos griegos, aunque no se oponía a desigualdades razonables, sentó las bases de la proposición fundamental de que la reforma de los males sociales se rea• lizará cuando se hayan corregido los defectos de la naturaleza humana. ROMA. La hiscoria de Grecia es el relato de una cultura que siglos d~pués proporcionó la base para el lenguaje y la literatura, el arte, la filosofía y las instituciones democráticas de gobierno de la moderna civilización europea. Por el contrario, la historia de Roma es un relato de conquista tan vasca que en algunos momentos la civilización romana se extendió a casi todo el mundo entonces conocido. Los romanos establecían, al conquistar, la ley y el orden. Fueron los grandes constrUC· rores de la antigüedad: ciudades, estadios, carreteras, monumentos, barcos, fortalezas. Su misión fue militar y política; su carácter, predominantemente .realista y práctico. A.penas si hay-algún rastro de obras originales de filosofía o de la mayoría de las ciencias. Sus puntos de vista económicos fueron, en su mayor parte, reflejos pálidos de los que habían sostenido los eminentes escritores de la antigua Grecia. Los .romanos tomaron prestado lo que los griegos habían creado. Aparte de observaciones aisladas que pueden espigarse en las obras de los sadrkos Juvenal y Apuleyo, de· poetas como• Virgilio ,_Horado, Ennio y Ovidio, y de historiadores tales como Tito Livio y Tácito, las contribuciones fragmentarias de Roma a la corriente del pensamiento econói:ruco proceden de tres grupos de escritores: los filósofos, los que escribieron sobre agricultura y los jurisw.

EL MUNDO ANTIGUO

21

CICERÓN.Los filósofos más famosos fueron Cicerón, Séneca,Plinio el Viejo, Marco A.urelio, Epicteto y Lucrecio. Cicerón, aristócrata reaccionario, estudiante bajo la dirección de muchos maestros, mucho más jurista que filósofo, y probablemente la figura que más influyó en la vida intelectual romana, escribió acerca de las diversas clases de ocupaciones y su respetabilidad. Sostuvo que la industria y el comercio merecían el mayor desprecio, excepto los realizados en gcan e.scaia,pero estimaba que la agricultura era digna de los más cálidos elogios. Afumaba que en los talleres no había nada digno del stalus de un caballero; los pequeños comerciantes deben,mentir si quieren tener éxito. En sus discursos pueden encontrarse alusiones acerca de los factores que ~-!ominan él precio, la naturaleza del dinero, los impuestos, la inconveniencia de la libertad de comercio, la necesidad de la esclavitud, las ventajas de la división del trabajo y la pecaminosidad de la percepción de intereses. Es interesante su defensa de la propiedad privada. el Los .ESTOICOS.Séneca, Marco Aurelio y Epicteto repr~ntan punto de vista de los estoicos; censurar9n la avaricia y el lujo, describieron la monstruosidad de la esclavitud y exageraron las ventajas del comercio entre las naciones. Plinio el Viejo, en su Historia na$#ral, examinó la importancia relativa de las propiedades agrícolas grandes o pequefi.as, lamentó el creciente empleo del trabajo de )os esclavos, y manifestó su preferencia por una economía de trueque mejor que una monetaria. Lucrecio, principal poeta-filosófico de Roma, reafirmó las actitudes epicúreas.

Los AGRÓNOMOS. Entre los escritores sobre agricultura sobresalen Catón, Varrón, Columela y Paladio y el omnipresente Plinio. En su mayor parte vivieron durante el período de la decadencia de la historia romana; a veces basaron sus obras en los tratados cartagineses de agronomía, y escribieron acerca de una gran variedad de temas. En general, se esforzaron por restaurar las saludables condiciones que habían prevalecido en la sencilla vida rural de la Roma primitiva. Preocupados tanto por la té.:nica como por la economía agrícola, estudiaron los problemas del estado autárquico, llamando la atención hacia las desventajas económicas de la esclavitud; lanzaron invectivas contra el crecimiento de las grandes propiedades agrícolas y contra los propietarios absentistas, dieron consejos respecto de diversos métodos de cultivo _y empleo de las cosechas, y abogaron por la restauración de las pequeñas propiedades como antídoto para la degeneración moral de su tiempo .

22

EL MUNDO ANTIGUO

PREEMINENCIADELDERECHOROMANO.Aunque Roma contribuyó muy poco, si es que contribuyó en algo, al adelanto de las ciencias naturales, sin embargo, hizo aportaciones de tal importancia en el campo de las ciencias sociales, que se las considera como uno de los dones más valiosos a la historia de la civilización. En efecto, los romanos crearon tanto una ciencia como un arte del derecho el que, en los siglos posteriores, se convirtió en la base de los sistemas legales de numerosos países continentales y al cual aun el common law de Inglaterra y Estados Unidos debe algunos de sus principios. Al convertirse Roma de dudad-estado en imperio, el derecho civil (jus civile) que se aplicaba s6lo a los ciudadanos romanos, dio paso, gradualmente, a un derecho más elaborado y racional (jus genlium), un derecho común a todas las naciones. De éste surgió en su momento el jus naturale, un derecho que fue calificado de "natural'' por creer que sus ideas legales básicas eran comunes a todos los pueblos. Durante el reinado de Justiniano (527565 d. c.) se coleccionaron y codificaron todas las fuentes del .derecho romano en el famoso código denominado Corpus Juris Civilis, que contiene valiosísima información respecto de las instituciones económicas de Roma. En los escritos de juristas tales como Papiniano, Paulo y Gayo, se contiene lo más del pensamiento económico original atribuible a los pensadores romanos. De un lado debe advertirse su desusadamente hábil empleo de la abstracción y la exacta formulación de ideas. De otra parte, existe un minucioso, aun cuando a veces imperfecto, análisis de ciertos conceptos económicos. Aparte de algunas investigaciones robre la naturaleza y significación del dinero, y las observaciones convencionales acerca de la esclavitud, el interés, el dominio del lujo, la población y otras por el estilo, los juristas romanos enunciaron la teoría de la omnipotencia del estado, disociaron el derecho de la religión, fundaron el moderno derecho de propiedad y generalizaron mucho la libertad de contratación. Alejándose de la familia, el clan y la iglesia, sentaron las bases y fortalecieron la doctrina de la superioridad del estado respecto de todos sus rivales. Quizás por primera vez en la historia se reconoció al individuo la inmunidad contra los actos arbitrarios de su superior, el estado, y el derecho de hacer uso de su propiedad como lo creyese conveniente. Desapareció la propiedad comunal en favor de unos derechos individuales rígidamente definidos, que no sólo incluían el derecho de disfrutar, sino el de destruir: en resumen, la propiedad privada con muchos supuesros modernos, incluso el privilegio de la donación sin trabas. Los usos locales pasaron al derecho imperial. La libertad de contratación, con todo lo que de bueno o de malo supone para el sistema

EL MUNDO ANTIGUO

23

económico moderno, se estableció firmemente como una de las instituciones fundamentales hechas por el hombre. CRISTIANISMO.El cristianismo contribuyó al pensamiento económ~co a.il~iguocon ideas de significación más o menos revolucionaria, al mismo ttempo que confirmó y fortaleció otras enseñanzas. La filosofía d~ los estoicos había atra~do a la atención de un mundo griego atemo~izado los c~n~cptos de igualdad naturi.1 del hombre ante Dios y la mherente dign1dad del trabajo. El cristianismo reavivó y popularizó e~tos conceptos. En realidad, la verdadera esencia de la teología cristiana diman~ de la filosofía y metafísica griegas. Sostuvo que fa esclavitud y el sistema de castas era antinatural y condenó ambos, y se esforzó formalmen~e por mejorar la suerte de las mujeres. El trabajo manual fue defendido constantemente como un ideal, tanto para los clérigos como para los seglares. Aunque entre algunos cristianos primitivos se ~racticó la c~unidad de bienes en general, tanto los padres de la iglesia c?mo el mismo Je_sús,defendieron la propiedad privada. Los puntos de vista respecto al dmero, usura y comercio continuaron dentro de los moldes convencionales.

..J

LA EDAD MEDIA •

1

II. LA EDAD MEDIA TODAVÍA no se han puesto de acuerdo los hombres de ciencia .acerca

del período cronológico que comprende propiamente la Edad Media. La expresión tuvo su origen en la terminología emplellda por cierto humanista holand~ en el siglo XVII, quien dividió _toda la historia h1,1,mana en tres períodos: historia antigua, hasta el fin del reinado de Constantino el Grande, 337 d.c; historia medie:val, desde 337 d.c. hasta la caída de Constantinopla en 1453; y la historia moderna, desde 1453 en adelante, A partir de et,itonces, esta división tripartita ha ido ganando general acepteeióJl y las expresiones ,"medieval" y "Edad Media", se han hecho ya convencionales y arbitrarias. En términos muy generales, la Edad Media ocupa aproximadamente un .millar de años de la historia de la Europa occidental, a parcir de un momento del siglo V, que no puede precisarse hasta los siglos XIV o XV.

las opiniones acerca de la nanmtle:r.a de la cultura que caracteriza esta .época.Sin embargo, CULTURA MEDIEVAL. También son confusas

cada vez se acepta más que el desarrollo cultural de la Edad Media no debe considerarse desde el único punto de vista de los siglos que abarca, sino también de las diversas regiones del globo que fundadamente pueden reclamar la posesión de cierta clase de cultura durante esta era tan mal delimitada. Así, por ejemplo, la llamada Edad tenebrosa, que abarca del siglo v al IX, fue "oscura" para el occidente de Europa sólo, y para Inglaterra e Irlanda en menor grado que para aquella parte del mundo sometida _más directamente ~ los _conq~istadores germanos del antiguo impen? romano. En el unperi~ oriental ("bi:r.antino" desde el comienzo del Stglo VIII), del que era capital Constantinopla, no se operó el r:etorno a un tipo de cultura sin madurez. Aunque consagrada casi exclusivamente a recuperar y reelaborar la antigua ciencia helénica, la ciencia bi~ntina man~vo, al m~~os,. durante muchos siglos la cultura de los griegos y prest~ un servicio .incalculable al transmitir esta ciencia a los pueblos occidentales hacia el fin de la Edad Media. La cultura musulmana o islámica fue muy superior a cualquiera de las existentes en la Europa cristiana con anterioridad al siglo XIV. La civilización resurgió en el mundo musulmán, desde España en occidente, hasta Java en Oriente, en·una épocaen que envolvía al occidente europeo un oscurantismo más o menos denso: Es. cierto que ~l Islam hizo muy poco directamente para alentar la ciencia, pero gracias a su

24

2S

toletancia y liberalidad opuso poca resistencia a los esfuerzos y la actividad científicos. Rivalizando con la reapertura de la Universidad .de Constantinopla, en el año 863, se fundaron las universidades masulmanas de Bagdad en el siglo IX y de EL.Cairo, en Egipto, y Córdoba, en España, durante el siglo X. Los discípulos de Mahoma se apropiaron los restos del arte, la ciencia y la literatura greco-romanas, combinándolos con la sabiduría de Cartago, la India y el Oriente, y transmitieron este saber, que habían tomado prestado, a los cristianos de Europa a través de la puerta de la civilización hispánica. Finalmente, en cualquier estudio extenso de la Edad Media, hay que tomar en cuenta también otras civilizaciones que florecieron en partes remotas del mundo; las de los incas del Perú .y .de los · aztecas de México y de modo más especial la de China. China se manmvo, hasta casi el siglo XVI, a la cabeza de todos los demás países contemporáneos en las actividades ciendficas y artísticas, conservando su supremacía hasta los albo.res de los descubrimientos , científicos modernos. INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO. Si se pretende determinar cuál fue la transformación más significativa operada' en la cultura de la Europa occidental durante la épocamedieval, hay que proclamar que .fue la que se produjo como consecuencia del entronizamiento del cristianismo. Puede decirse que, prácticamente, todo ·el territorio europeo se · había hecho cristiano hacia el año 1000. Por su·naturaleza peculiar, la iglesia era una organización cosmopolita; fo que confería una cierta unidad a esa parte del mundo que las legiones romanas habían sometido por algún tiempo a un orden establecido. Por añadidura, la cristiandad se sometió a una ética rígida y aceptó la creencia de que todas las relaciones humanas deben regularse en forma que garanticen la salvación eterna del alma; En consecuencia, el factor económico se subordinó a estaS consideraciones más importantes, y toda especulación sobre problemas económicos tendió a ligarse con el tema mucho más amplio de la moralidad privada. La teología se convirtió en la ciencia de las ciencias. Durante los primeros cinco siglos de la Edad Media la sabiduría fue decayendo constantemente en la cristiandad occidental. Con la desintegración
26

LA EDAD MEDIA

poetas griegos y latinos sólo sobrevivieron con cierta integridad Homero, Virgilio, Horado, Séneca y Ovidio. De los historiadores griegos y latinos apenas se conservó una obra completa, y de los filósofos es muy poco también lo que ha pasado a la posteridad. En los monasterios y escuelas monásticas, que eran los únicos y escasos cenuos de enseñanza, se copiaron y conse.rvaron las obras maestras de los griegos y latinos que pudieron escapar a la devastación de la época medieval. Mienuas duró el dominio de las razas germánicas sobre el territorio conquistado, las únicas personas cultivadas en Europa eran los clérigos. Aquí y allá surgió algún talento brillante, como Agustín, Erigen y Gerbert ( después papa con el nombre de Silvestre 11),y en Italia aparecieron los primeros ensayos de universidades en ciudades como Salemo y Bolonia. Sin embargo, en términos generales, los pueblos europeos se hundieron en un estancamiento industrial y su correspondiente oscurantismo intelectual. La esclavitud, convertida más tarde · en servidumbre, continuó siendo el destino de la mayoría de los trabajadores; la humanidad retornó a un primitivo sistema de trueque; se afumó el feudalismo, análogo a la antigua ciudad-estado; la superstición reemplazó a la ciencia. DESARROLLO DEL COMERCIO. Durante los siglos. XI y XII comenz6 a emerger una nueva economía e hizo su aparición el segundo estadio de la época medieval. Aunque la agricultura continuó siendo lo más importante, las ciudades aumentaron en número y tamaño; comenz6 a cesar el aislamiento social de las comunidades aldeanas; bajo los gremios florecieron las artes y se reanimó la industria y el comercio como resultado de la influencia estimulante de las Cruzadas. Francia e Inglaterra alcanzaron un grado considerable de cohesión nacional. En las ciudades, la servidumbre fue abriendo paso a la libertad. Se incrementó el uso del dinero. En otras palabras, una economía doméstica, sencilla e independiente, extendió y profundizó sus bases para uansformarse en una economía más amplia. Junto a estllS transformaciones fundamentales de la vida económica se produjo un renacimiento de la actividad intelectual que iba a preparar el camino para el extraordinario despertar del interés por el arte, la literatura, la ciencia y la filosofía en el siglo XIV. La PoUtiCdde Aristóteles se introdujo de nuevo en la Europa occidental a través de una traducción latina; se fundaron numerosos colegios y universidades eo París, Oxford, Cambridge y otras partes, hasta que al cerrarse la Edad Media existían aproximadamente ocho; y Abelardo, Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, Roger Bacon -para no citar otroS- ocupan el primer plano como maestros de la inteligencia. La Edad Media, que nunca fue una época estática, se hizo más dinámica todavía.

LA EDAD MEDIA

27

EL DERECHO CANÓNICO y EL ESCOLASTICISMO. Hubo en esta larga época ideas económicas, pero rara vez -si es que alguna- como ideas independientes, y ciertamente no las hubo muy abundantes antes de los siglos XII y XIII. Alcanzó su expresión máxima en dos series de obras notables, el derecho canónico o eclesiástico y el escolasticismo. El derecho canónico, elaborado por la iglesia católica a base de la aplicación a los problemas y procedimientos de la iglesia del antiguo derecho civil romano, fue codificado por Graciano, un sabio monje, en 1142. El escolasticismo representa el esfuerzo de los teólogos para fusionar la filosofía griega,en especial la de Aristóteles, con la doctrina criStiana. Los escolásticos no trataron tanto de explicar los fenómenos como de establecer normas de conducta absolutas basadas en ciertos patrones religiosos. Su pensamiento económico se reduce a dos postulados: que las consideraciones económicas carecen de importancia, pues el mundo presente es sólo la preparación para el futuro, y que la actividad económica es tan sólo un aspecto de toda la actividad humana y por consiguiente debe juzgarse de conformidad con las normas de moralidad. En general puede decirse que existió un gran acuerdo entre las doctrinas de los economistas y de los escolásticos. De toda la poderosa hueste de teólogos medievales, el más grande, sin duda, fue Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el conocido príncipe de los escolásticos. Aunque los escolásticos menores, Alejandro de Hales, Enrique de Gante, Alberto Magno, Antonino de Florencia, Bernardino de Viena, el Cardenal Lugo, John Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Gabriel Biel, el "último de los escolásticos", ayudaron a construir y refinar la unión de la teología agustiniana y la lógica aristotélica, que se conoce con el nombre de escolasticismo, la teología alcanzó la cima de su desarrollo en las obras de Santo Tomás. Con laboriosidad extraordinaria escribió no menos de sesenta obras durante su vida relativamente breve; la más importante, con mucho, es la Summa Theologica. ~ICA ECONÓMICA MEDIEVAL. Al aceptar con toda sinceridad el principio de Aristóteles de que "el hombre es por naturaleza un animal social", la teología medieval afirmó que todos los hombres son iguales por naturaleza, que el estado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el estado, y que hay un límite normal a la extensión de la intervención gubernamental en el esfuerzo individual. En consonancia con esto, el objeto de mayor controversia fue la amplia concepción de la idea de justicia. Que nadie reciba lo que no merezca; que todos los hombres traten a sus semejantes como hermanos. De seguro que nunca ha existido en la base del razonamiento y la enseñanza económicos una i-lea tan noble.

29

LA EDAD MEDIA

LA EDAD MEDIA

Por tanto, la teoría econ6mica se enfrent6, c!n primer lugar, con el problema de qué .es la justicia: justicia en la posesión. de propiedad, justicia en las relaciones del pattón con sus empleados, justicia en el comercio, en la fijación del precio, en la usura. A pesar de cuanto dijeron los primeros padres de la iglesia sobre la conveniencia de una forma comunista de vida, todo parece indicar que este elogio del comunismo sólo era la alabanza de un estado ideal, estado que el hombre había perdido desde hacía tiempo por su pérdida de la gracia. La propiedad privada se consider6 como un mal necesario o, al menos, "como natural al hombre" y, por lo tanto, no podía ser en forma alguna contraria al derecho natural. Pero además, Santo Tomás sostiene, de acuerdo con Aristóteles, que si bien la propiedad de las cosas debe ser privada su uso debe ser común en cierto grado. Por eso se consideraba como una obligación el socorro a los pobres y la riqueza como medio para un fin, que no era sino el logro de una vida virtuosa. Ni la riqueza ni la pobreza en sí eran buenas. Acorde con esta concepción era la condenación casi general de la esclavitud como incompatible con la inmortalidad del alma humana. No menos importante era la acepción de la justicia de cierto grado de desigualdad en . la posesión de riqueza, debida a las desigualdades en las dotes innatas para ganar dinero y a las diferencias de medio.

los precios. De este modo surgi6 el problema de elegir una base adecuada para ñjarlos. En aquel tiempo, al menos, la teoría y la práctica coincidían, en general, en esta cuestión. Lo que principalmente se tomaba en cuenta para determinar el costo de producción era el costo del trabajo, puesto que los 111tesanostrabajaban con sus propias herramiencas, en su propia casa o taller y apenas si se daban cuenta de la impottancia del capital. No obstante, los escolásticos y canonistas fueron más allá de un mero análisis de producción y elaboraron una teoría del precio justo que contenía los gérmenes de la moderna doctrina del valor. Por ejemplo, se dieron cuenta de que el valor (la importancia imputada a los productos, su poder de cambio) no era, de .ninguna manera, algo absoluto, intrínseco y objetivo. Como dijo Santo Tomás: "no habría cambio si los hombres no tuvieran necesidades". Atribuyendo, correctamente, el origen del valor a las necesidades de los hombres; pensaron luego que las cosas son valiosas porque los hombres las necesitan y los hombres las necesitan porque tienen la facultad de satisfacer necesidades y están limitadas en cantidades y, por tanto, son más o menos intercambiables por otros productos. Así se vio que el valor de una cosa no depende 'de la opinión de alguien sino de la importancia o justificación de una necesidad satisfecha; pero, sobre todo, de la interacción de las fuerzas de la demanda y la oferta. 1

28

PRECIOS. En .los primeros tiempos de la Edad Media los precios tendían a fijarse de acuerdo con la costumbre. Los productos, como ha ocurrido durante innumerables siglos, se hadan en su mayoría en la casa y se consumían en ella. Cuando se destinaban a la venta se producían bajo la jurisdicción de los gremios de comerciantes y artesanos. Si se traían del extranjero, no podían comprarse al mayoreo para venderse después al por menor. Ganase lo que ganase el vendedor con su comercio, se suponía que era a expensas del comprador. Por consiguiente, lo mismo que los antiguos, consideraban a la industria y el comercio muy inferiores moralmente a la agricultura e incluso a los oficios manuales.. la influencia de la costumbre en la fijación del precio comenzó a disminuir en forma considerable como resultado de la rápida desaparición de la esclavitud en favor de una condición de servidumbre más transitoria, de la emancipación de las clases trabajadoras eQ las ciudades y aldeas, del crecimiento de la empresa a partir de los siglos XI y xn y de la decadencia gradual de la anticuada teoría de considerar los negocios como una activjdad · antinatural. Los gobiernos locales, incapaces ya de guiarse por la costumbre y obligados a enfrentarse. al fenómeno de la competencia, se vieron obligados a intervenir y regular

VALOR. De consiguiente, ni la necesidad de cualquier individuo ni el costo individual de producción podría explicar la naturaleza del valor. Por el contrario, el valor se fundaba sobre la estimación que había en toda la comunidad acerca de la utilidad SóCialdel producto o productos cambiados. la estimación común determinaba el valor, y el justo precio era el que surgía, dentro de ciertos límites, con motivo de esta estimación común. Como advirtió Santo Tomás, el justo precio no siempre puede fijarse con exactitud y precisión absolutas; pero en un momento dado, así lo afumaban los teólogos medievales, todo producto tiene un . precio justo, un precio basado en un valor legítimo, y con este criterio los legisladores medievales pusieron manos a su tarea de fijar el precio. El concepto del salario justo estaba al nivel del principio del precio justo. Se dijo que el salario justo era aquél que permitía vivir al obrero y su familia con razonable decencia en el medio de vida en que se encontraba. En consecuencia, se juzgó. universalmente justificable el dedicarse a la industria o los negocios, con el fin de recibir los beneficios del 1 Véase W. Dempsey, "Just Price in a Functional Economy", Tht1 Amwk,m Eco110micRwi#w, sep., 1935.

30

LA EDAD MEDIA

LA EDAD MEDIA

trabajo de uno, aunque durante muchas décadas se estimó como práctica pecaminosa la reventa de productos a crédito a mayor precio que al contado. Evidentemente persisten todavía aquellas ideas éticas sobre la necesidad del precio justo y el justo salario como podemos ver en las modernas doctrinas sobre salarios, en las organizaciones de trabajadores típicas y en el establecimiento de salarios mínimos realizado por comisiones de salarios y legislaturas, junto con numerosas resoluciones modernas de los tribunales, y leyes que promulgan tarifas medias o máximas para servicios suministrados por ferrocarriles y otros servicios públicos.

una autónoma dentro de su propia esfera, y todas cooperando para servir los intereses de los individuos que forman el estado, y recomendaron que la autoridad suprema redujera sus funciones reguladoras a un mínimo, excepto en casos de necesidad. En particular, las funciones económicas propias del gobierno se limitaban al cuidado de los pobres, la constmcción y conservación de carreteras, el mantenimiento de un sistema de pesas y medidas preciso y el suministro de una cantidad de dinero metálico exacta e inmodificable.

INTERÉS. Un rasgo sorprendente del dogma del precio justo fue la prohibición de la usura, como contraria a las normas tanto de Aristó• teles como de las Escrituras. Para el pensador medieval, usura no significaba originalmente el interés excesivo, como en nuestros días, ni siquiera el interés por el préstamo, sino todas las violaciones al precio justo. No obstante, con el tiempo el término sirvió para expresar cualquier beneficio derivado del préstamo de dinero. En una época en que los préstamos no se hacían en general con fines .productivos sino para aliviar alguna desgracia, se comprendía y era digna de elogio la prohi• bición de la usura. Un préstamo de dinero se consideraba fundamentalmente como un cambio en la propiedad y el interés como un impuesto sobre el trabajo del prestatario. Por otra parte, la noción medieval de justicia no admida que pudieran sufrir pérdidas el prestamista o el prestatario. En consecuencia, a medida que los teóricos y los legisladores se esforzaron por mantener el ideal de justicia, se hicieron cada vez más numerosas las excepciones a la doctrina de la usura, debilitando la fuerza absoluta de la prohibición. La equidad exigía que el prestatario indemnizara al prestamista si· éste podía probar que por causa de su préstamo había padecido una pérdida determinada (damnum emergens) o había perdido una oportunidad para beneficiarse con otra inversión (lucrum ceIIans) o había corrido con el riesgo de que no se le devol- . viese el préstamo (periculum sortis). Finalmente, cuando hacia el fin de la Edad Media el capital comercial e industrial adquirió mayor preminencia, la iglesia se vio obligada a reconocer una distinción necesaria y tardía entre interés legítimo y usura ilegítima.

31

ÜRESMES. Hacia fines de la Edad Media, la creciente cantidad de dinero en circulación y la terrible generalidad del envilecimiento de la moneda hecho por los príncipes llamó la atención de muchos escritores, laicos y clérigos, hacia el importante tema de la teoría y funciones del dinero. De estos escritores, el más merecedor de que su fama perdure parece haber sido Nicolás Oresmes, quien murió en 1382 como obispo de Lisieux. Su libro, más que un tratado sobre el dinero, era una acusación magistral del envilecimiento de la moneda. En forma casi cientffica y realista anticipó gran parte de la moderna teoría monetaria ortodoxa. Enunció la teoría --conocida más tarde como ley de Gres• ham- de que la moneda mala, si se emite en exceso, expulsa a la buena de la circulación; y parece haber sido el primer hombre de ciencia en la historia que estudió con propiedad los problemas relacionados con el bimetalismo.

r.

FUNCIONES GUBERNAMENTALES. En general, los escolásticos expusieron el ideal del liberalismo o individualismo como opuesto al estado totalitario. Sostuvieron que el estado es una sociedad natural en la que funcionan muchas asociaciones menores, aunque coordinadas, y cada

r

EL MERCANTILISMO

III. EL MERCANTILISMO

•·

DESDBhace tiempo, destacados hombres de ciencia han reconocido que la transición de la época medieval a la moderna no fue en modo alguno un cambio súbito o uniforme. En ciertas regiones atrasadas del mundo todavía persiste el medievalismo. En otras, y de modo especial en Europa, la transición ocurrió en momentos muy diversos. Pero la transformación que se operó en el mundo a partir de los siglos XIV, xv y XVI fue tan extraordinaria que la expresión "época moderna" ha adquirido un significado peculiar, si bien un tanto arbitrario. Las revoluciones política, intelectual, religiosa y comercial ocurridas durante esos siglos constituyen la más espectacular ruptura con el pasado que jamás había conocido la historia hasta esos días. El feudalismo cedió su puesto al estado nacional y la servidumbre a una clase asalariada. España, Portugal, Francia, Inglaterra, Hungría y Suecia (para no citar otras), dejaron de ser simples expresiones geográficas y surgieron definitivamente como reinos reciamente centralizados. El Renacimiento, ya lo consideramos como la última fase de la moribunda época medieval o, con más propiedad, como el renacer del interés por ·las cuestiones intelectuales, cuyas raíces se extienden hasta la Edad Media, se difundió de Italia a la mayor parte de Europa durante los siglos XIV y xv. En literatura, los humanistas, dirigidos por Erasmo, recuperaron y editaron muchos de los manuscritos de los antiguos griegos y romanos hasta entonces perdidos. Las literaturas en diversos idiomas vernáculos europeos prosperaron al favor de nombres tales como los de Dante, Petrarca, Boccaccio y Chaucer. En las bellas artes se desarrolló un nuevo estilo de arquitectura, la escultura dio sus frutos en manos de Miguel Angel, y la pintura, el arte mayor del Renacimiento, alcanzó su perfección con Leonardo de Vinci (quizás el genio más versátil de todos los tiempos), Rafael, Rubens y Rembrandt. '\

Los COMIENZOS DE LA CIENCIA MODERNA. Una serie de importantes inventos en las artes gráficas, coronada por el de los tipos mÓ· viles, atribuido generalmente a Johann Gutenberg, hacia 1450, produjo una revolución inmensa en la historia cultural de la humanidad y en el progreso de la democracia moderna. El afán de leer se extendió rápidamente por toda Europa al mismo tiempo que la aparición de los libros impresos estimulaba el desarrollo de la libertad de discusión. Hazañas notables y a veces sorprendentes testimonian los progresos de la ciencia en diversas esferas, tales como la matemática, la astrono-

32

33

mía, la geografía, la geología, la biología, la física, la química y la medicina. Copérnico, Galileo, Descartes, Newton, Harvey sólo son unos cuantos de esa verdadera constelación de hombres ilustres cuyas contribuciones a la ciencia han hecho que la historia del progreso de la época moderna en casi todas las ramas del saber parezca casi un inverosímil cuento de hadas. APARICIÓN DEL CAPITALISMO. Un gran movimiento histórico, la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero en 1517 y que se extendió hasta 1650, sumió a una gran porción de Europa en un sangriento conflicto religioso y separó del dominio temporal del papado a la mitad de sus dominios anteriores. El nuevo protestantismo sustiyó el punto de vista internacional de la iglesia católica por la idea de independencia nacional, prestó su apoyo al individualismo así en economía como en religión, y sancionó con toda franqueza la glorificación del móvil de lucro en la humanidad. Desapareció el anticuado estigma inhérente al hecho de ganar dinero y al enriquecimiento personal, en favor de una forma enteramente nueva de mirar la vida. La industria y el comercio, quizás por primera vez en la historia, se juzgaron socialmente respetables y las proezas y éxitos comenzaron a medirse por una escala de valores pecuniarios. El concepto de vida "buena" dio paso con lentitud pero con firmeza, al hábito de valorar el mérito humano por la actividad para ganar y gastar riqueza, Hizo su aparición el comienzo de lo que hoy día se denomina_capitalismo moderno, en las acumulaciones privadas de capi~ tal, obtemdo en toda clase de empresas, legítimas e ilegítimas. La personalidad se disoció de los negocios, surgieron nuevas formas de negocios y de instrumentos, floreció la especulación y los grandes fraudes y asumió la dirección una nueva clase: los banqueros. En resumen, con el triunfo de la competencia sobre los ideales socializantes de la Edad Media se transformó la vida económica.

LA GEOGRAFÍA y LOS METALES. Finalmente, la revolución comercial capacitó a Europa para que, llegado el momento, descubr'.era el resto del mundo. Los inventos y mejoras hechos en el arte de la navegación, a la que dicha revolución encarecía el descubrimiento de rutas comerciales y tierras hasta entonces desconocidas, produjeron una esfera geográfica de acción mucho más extensa para las operaciones comerciales, incrementarón considerablemente todo el comercio mundial y trasladaron el centro de aquel comercio desde las ciudad'!s-estados del Mediterráneo al litoral atlántico. España, Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda fundaron extensos imperios coloniales; en lugar del true-

34

EL :MERCANTILISMO

EL :MERCANTILISMO

que y los servicios se generalizó el uso del dinero; los precios sufrieron un dislocamiento aterrador. Poco después de 1500 comenzó a suavizarse la escasez de metales preciosos que había padecido Europa desde tiempo inmemorial, gracias a la llegada de oro y plata procedente de los tesoros saqueados en los imperios azteca e inca y por la explotación de las ricas minas de México, Perú y Bolivia. La producción anual de metales p,eciosos se remontó a alturas inauditas. Durante el siglo XVI la acuñación de moneda europea aumentó al menos diez veces y de 1550 a 1650 el nivel general de prec10s subió en Europa en un 300 por ciento, dando origen a la famosa "revolución de los precios". En estas condiciones y en armonía natural con los hechos, surgió el mercantilismo, conocido también en la historia como sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, y en Francia como colbcrtismo y como cameralismo en Alemania.

Al crecer la población y extensión de las ciudades, los o.fidos fueron formando sus gremios, hasta superar en gran medida el dominio de los gremios de comerciantes. Los gremios, que comprendían tanto a los maestros como a los oficiales y aprendices, emprendieron la reglamentación de todos los procesos industriales de la ciudad. Con el tiempo se promulgaron reglamentos en los que se fijaban los precios y las condiciones de venta, se regulaban los salarios, se determinaban las horas de trabajo y las relaciones entre maestros y empleados, y se garantizaba la elaboración y calidad de los artículos. Apenas si exisda algo más de libertad e iniciativa individual, si es que había alguna, que en el campo. Los representantes de los gremios de artesanos reemplazaron a los de los mercaderes en los organismos gubernativos de la ciudad. Estos reforzaron las normas artesanales, implantaron barreras aduaneras contra otras ciudades y distritos rurales, y controlaron una multitud de cuestiones relativas a los intereses de sus conciudadanos. Esporádican1ente, como en el caso de los señoríos, el rey interponía su autoridad en sus asuntos; pero en lo principal, el dominio de la vida económica de las ciudades era local.

EL SISTEMASEÑORIAL.Durante siglos de la época medieval existieron, una al lado de .otra, dos tendencias o fuerzas económicas. De una parte, a través de un tiempo imprecisable de esta época dominó la que puede llamarse localismo. En el campo, donde residía la inmensa mayoría de la población, prevalecía el sistema señorial. El señorío, que era la unidad de la vida agrícola medieval, lo era también de la administración rural de entonces. La regulación de la agricultura y de la mayor parte, todo en ocasiones, del comercio indispensable para el mantenimiento adecuado de los campesinos estaba en manos de los dueños de los señoríos y sus súbditos. Para el campesino, el señorío era prácticamente el mundo mismo, porque los señoríos eran en general auto-suficientes y de ordinario los siervos estaban ligados a la gleba. Los reyes intervenían muy poco en los asuntos económicos de los señoríos, aunque derivaban de ellos sus principales medios de sostenimiento, a través de los pagos feudales de diversas clases.

...

Los GREMIOS. Al principio, el control de las ciudades lo ejercían los gremios de comerciantes, y después, a partir de mediados del siglo XII, ., cada vez en mayor medida los gremios de artesanos. Al reanimarse el comercio se creó una clase mercantil distinta cuyos miembros se agruparon en todas las ciudades en gremios de comerciantes para defender sus intereses económicos y en los que al principio admitieron a los artesanos. Por regla general la meta propuesta era la vigilancia del comercio exterior de las ciudades hasta llegar casi a un monopolio. Los miembros de los gremios asumieron con frecuencia los puestos dirigentes en el gobierno de la ciudad.

CRECIMIENTODEL NACIONALISMO. A la inversa, para subordinar al localismo estaba el nacionalismo, o punto de vista nacional. En un cierto momento de la Edad Media, aunque es imposible fijar con precisión su fecha, se advirtió que las disposiciones puramente locales resubban ya inadecuadas y entonces se iniciaron políticas que rebasaron los límites locales. A parcir de una época relativamente temprana, los reyes, que aspiraban a dominar a los señores feudales, advirtieron que ciertos aspectos del comercio exterior, la industria y la agricultura tenían importancia nacional. Por este motivo, el rey comenzó, cada vez con mayor frecuencia, a percibir derechos en las fronteras, a intervenir en las negociaciones comerciales con los países extranjeros, a otorgar privilegios a ciudades y compañías mercantiles y a tomar determinaciones exclusivas acerca de la moneda. El crecimiento del nacionalismo, si bien era gradual e irregular, fue adquiriendo mayor importancia con el transcurso de las generaciones hasta que, al fin, el localismo cedió ame el victorioso surgimiento de la economía nacional. Las nuevas condiciones económicas y políticas produjeron el estado nacionalista, hicieron posible la teorización económica en escala nacional y desembocaron en h era del mercantilismo. Sin que nos importe por ahora lo que el mercantilismo haya o no sido, podemos r..firmarcon plena seguridad que jamás fue un "sistema", nunca fue la creación artificial de un individuo cualquiera o un grupo de individuos, jam:ís fue una meta por sí mismo. Podemos considerarlo

36

EL MERCANTILISMO

con más precisión como el inspirador de la política económica de los gobernantes europeos desde el siglo XIII al XVIII, y aun hasta el XIX en ciertas partes del continente, más los puntos de vista de los escritores que explicaron o defendieron esa política. En un cierto sentido, el mercantilismo no ha muerto nunca en la realidad. Su duplicado moderno apareció durante la primera Guerra Mundial en los desesperados esfuerzos hechos por todos los países beligerant~s para movilizar en apoyo del programa militar la mayoría o la totalidad de los recursos económicos y hwmnos de que disponían. Además, hay quienes sostienen que pueden advertirse los signos de una poderosa resurrección . en la vida económica de muchos países contemporáneos, como la !taha fascii.1:ay la Alemania nazi y quienes también perciben en el N ew D~al una reintroducción en Estados Unidos de muchos aspectos caractertS• ticos del viejo orden. EL NACIONALISMO y LA POLÍTICAMERCANTILISTA. En esencia, el mercantilismo era una política y una doctrina económica ligada con la doctrina política del nacionalismo. Nunca fue un sistema, a pesar de ciertas apariencias, ya que tanto la política como la doctrina se desarrollaron en el curso de varios siglos en forma asil>'l:emáticay todavía hoy se resisten a una generalización precisa; no fue una creación artificial sino más bien un producto espontáneo de la época, muy sintomático de los grandes cambios habidos en la situación económica; jamás constituyó una meta o fin, sino más bien los medios para un fin deseado. Ese fin o meta era político: la constitución de un eStado tan independiente, autárquico y poderoso como fuera posible. El mercantilismo lo constituían la totalidad de medios económicos empleados para conseguir ese objetivo, junto con la explicación teórica y la justificación de la política nacionalista, tal como fue expuesta por centenas y aun millares de escritores. En otras palabras, había dos aspectos del mercantilismo: el positivo y el doctrinal. Primero vino la política del nacionalismo y después su explicación teórica. Por lo tanto, también hay que distinguir dos clases de mercantilistas: el gobernante, que, instintivamente, cada vez se enfrasca más en la promulgación de normas restrictivas, en un esfuerzo por fomentar la fortaleza material de su nación, y el escritor, que expone articuladamente la teoría mercantilista. Es innecesario decir que en ocasiones, aun cuando no de ordinario, los gobernantes fueron tanto soberanos como escritores. Durante el período medieval, los reyes dependían, en gran medida, para la percepción de sus ingresos, administración de justicia y sostenimiento de su propio prestigio de sus señores feudales. En una economía que se basaba de modo principal en el trueque y en un sistema

EL MERCANTILISMO

37

de pagos en especie, el monarca podía hacer poco para conseguir un dominio permanente sobre sus señores. El príncipe, sin recursos no necesitaba, ni deseaba, mucho más que la cantidad de dinero suficiente que le permitiera pagar un ejército numeroso y leal. FUENTESDE LOS INGRESOSREALES.El surgimiento de las monarquías absolutas, por tanto, estuvo conectado en más de un aspecto con el desarrollo de la industria y el comercio subsecuente a las Cruzadas y que estimularon enormemente los descubrimientos geográficos de los siglos xv y XVI. Como resultado de la transición de una economía de trueque a una economía de dinero, el interés personal, tanto de los señores como de los siervos, sustituyó su relación de costumbres y status por una de naturaleza pecuniaria. Los requerimientos del rey en pro de un ingreso estable y creciente se facilitaban más a medida que los impuestos consistían cada vez menos en pagos en especie y cada vez más en pagos en dinero. Las fuentes de ingreso independientes continuaron aumentando porque el rey gravó al comercio y la colonización con derechos por conceder privilegios a compañías comerciales y por otorgar monopolios. Participó en el botín de los corsarios, se benefició con la acuñación e importación de metales preciosos y guardó para sí mismo los ingresos de los derechos percibidos por las aduanas sobre el comercio exterior. A esto hay que agregar la violencia de repetidas guerras civiles y religiosas en las que murieron muchos señores feudales. la barrera final contra el nacionalismo desapareció al destruirse la unidad de la iglesia católica por la revolución proteStante y los límites nacionales se convirtieron en líneas de demarcación religiosa. Bien sea Inglaterra, con Enrique VII (1485), o Francia con Luis XI (1461), pueden considerarse como el primer estado dinástico, moderno y nacional. Poco después les siguieron Portugal y España; los Países Bajos hacia fines del siglo XVI; Suecia a principios del XVII, y Prusia y Rusia hacia 1700. A mediados del siglo XVIII casi toda Europa estaba gobernada por monarquías vigorosas. Sólo en Alemania, Italia y los Balcanes esta transformación no ocurrió hasta el siglo XIX. Las dos bases fundamentales del mercantilismo fueron el crecimiento de una economía monetaria y el surgimiento de los estados nacionalistas. En esta era de intensas rivalidades internacionales todo se subordinaba no sólo al mantenimiento de una existencia independiente, sino también a la mejor expansión posible de las posesiones nacionales en Europa y ultramar, sobre todo en el Nuevo Mundo. Como todo estado era un enemigo potencial de los otros, y la fuerza el único medio eficaz,al parecer, que podía. utilizarse para conseguir este objetivo, monarcas y naciones agotaban sus energías en hacer al país tan

/

EL MERCANTILISMO

EL MERCANTILISMO

fuerte como fuera posible. Para apoyar esta política eran absolutamente necesarias armas y navíos poderosos, una administración centralwi.da, una población más y más numerosa y la prosperidad material.

las importaciones. Se pensó que el saldo deudor había que pagarlo en dinero al país exportador. De hecho, el término mercantilismo se derivó de ésta interpretación de las supuestas ventajas derivadas del cambio de mercancías.

38

Los METALESDEL NUEVO MUNDO. Mientras tanto, los metales preciosos habían adquirido una importancia asombrosa con motivo del desarrollo de la industria y el comercio, la introducción del sistema de salarios y la rápida afluencia de oro y plata procedentes de América. No sin razón la fuerza nacional se medía por la proporción de metales preciosos en la riqueza de un país: el dinero tenía una importancia de que no había disfrutado antes y que normalmente no posee en la actualidad. No existían de hecho las instituciones de crédito, y, los valores industriales, se hallaban en su infancia. A.demás, el dinero, como todavía ocurre, era la forma de riqueza más fácilmente cambiable, y su fácil circulación tenía una enorme importancia como estímulo de la actividad económica. Los mercantilistas no llegaron al extremo de confundir el dinero con la riqueza, como algunas veces se les ha achacado en críticas poco cuidadosas, en especial por Adam Smith en su memorable acusación de lo que llamó sistema mercantil, en La riqueza de las naciones. Por el é:ontrario, los mercantilistas atribuyeron importancia principal a los metales preciosos simplemente porque parecían ser, y de hecho lo eran, las formas más aceptables de riqueza que entonces existían. En una época en que el numerario afluía a Europa en inmensas cantidades y en que España, el recipiente de una gran parte de esta afluencia, ocupaba una posición dominante en los negocios mundiales, era razonable creer que grandeza nacional era sinónimo del dominio sobre los tesoros y metales preciosos. Para la mayoría de los países de Europa, desprovistos de minas de oro y plata, la única salvación económica posible era acumular por medio de una ordenación adecuada de su comercio exterior. En las postrimerías de la época medieval, los señores feudales se esforzaron por atraer a su jurisdicción los metales preciosos, manipulando el comercio en tal forma que les permitiese controlar cada transacción particular. Aparecieron los defensores de la teoría de la balanza comercial a los que se dio el nombre de metalistas (bullionistas). Desde hacía tiempo muchos pensadores se percataron de la utilidad de tales medidas. .Por lo tanto, cada país trataba de vender a los otros una cantidad total de productos de mayor valor monetario que el de sus compras. Al aceptar que las exportaciones significaban salida y las importaciones entrada de dinero al país, se buscaba febrilmente una balanza de comercio "favorable" por medio de un exceso de las exportaciones sobre

39

INTROMISIÓNEN EL COMERCIO EXTERIOR.Con el fin de conseguir una balanza de comercio favorable, los soberanos acudieron a una gran variedad de artificios. Se aplicaron derechos de importación prohibitivos, con el ñn de restringir la entrada de productos, con excepción de materias primas necesarias para las industrias nacionales. Se impusieron derechos de exportación para desalentar las exportaciones de materias primas para la manufactura. Para estimular el comercio de exportación en general se otorgaron subvenciones a ciertas industrias que producían artículos para la exportación, se implantaron varias exenciones de impuestos, se anularon las trabas opuestaS al libre movimiento del comercio interior por medio de la abolición o mitigación de los portazgos, octrois• y otros similares, se concendieron patentes de monopolio a los propietarios de nuevos procedimientos de manufactura, se impulsó la inmigración de trabajadores extranjeros calificados, se dieron subsidios a la navegación y construcción de navíos, se crearon compañías comer• dales a las que se concedían privilegios exclusivos, se fomentó la colonización, se fijaron precios, salarios y condiciones de trabajo, se favoreció el aumento de población; en resumen, se pusieron en práctica un número casi ilimitado de ardides y procedimientos. Toda la maquinaria de la nación se ordenó para dar apoyo a un programa que parecía de una lógica admirable. El estado se convirtió no sólo en la unidad política natural, sino también en la unidad económica natural. Hasta entonces, nunca se había glorificado tanto a la habilidad de estadista como fuente principal de la prosperidad económica. NUEVOS IDEALESDE LOS NEGOCIOS.Tampoco el comercio había sido antes elevado a tan excelsa altura en la jerarquía de las ocupaciones. Para ser más exactos, diremos que no todo el comercio, sino aquél que traía de fuera la riqueza a un país. La importancia inmemorial de los intereses agrícolas llegó a su fin por aquel tiempo, y, la clase mercantil, se vio, con asombro, exaltada sobre todas las otras en la estimación popular y real. Inmediatamente después de los comerciantes estaban los fabricantes de produaos de los que la exportación excedía a la importación. Más abajo en la escala se hallaba el agricultor, cuya principal importancia se debía a que alimentaba a la población y en cierras • Derechos que las villas estaban autorizadas a cobrar en Francia por las mercancías que enuaban a elw provenientes de otras.

40

EL MERCANTILISMO

EL MERCANTILISMO

circunstancias, como por ejemplo, gracias al cultivo intensivo, evitaba la importación de alimentos. Finalmente estaban los tenderos, criados, hombres de ciencia, profesionistas, la clase media y otros que, según afirmaban, simplemente transferían riqueza en el interior y a los cuales se negaba que su actividad fuese productiva. CoLBERT.Según parece, la política restrictiva del mercantilismo se llevó a la práctica en Francia en forma extrema con Juan Colbert (1619-1683) y de aquí el nombre de colbertismo. El más capaz de los ministros de hacienda de Luis XIV merece el reconocimiento de haber proclamado que sus medidas eran sólo provisionales. La lista completa de los mercantilistas prácticos incluye virtualmente a todos los monarcas de Europa occidental desde el año 1500 poco más o menos hasta el final del siglo XVIII. En algunos países la lista comprende gobernantes de los siglos XIV y XIX. A éstos hay que añadir ese verdadero ejército de administradores, a muchos de los cuales la historia les ha dignificado con el rango de estadistas, y que con frecuencia eran los principales ejecutores de la política mercantilista. Entre estos gobernantes y estadistas, además de Colbert, deben m<'lcionarse, con mayor o menor arbitrariedad, a Carlos I y Felipe II de España; Enrique IV y el Duque de Sully de Francia; Enrique VIII, la reina Isabel, Cromwell y Walpole de Inglaterra; Federico Guillermo, el Gran Elector y Federico el Grande de Prusia; Gustavo Adolfo de Suecia y Pedro el Grande y Catalina la Grande de Rusia. Los HOMBRES DENEGOCIOS COMOTEÓRICOS. La literatura del mercantilismo, tan abundante que nunca ha sido estudiada y apreciada en forma exhaustiva,1 tiene una característica de máxima importancia para el estudioso investigador del desenvolvimiento de la economía. Si bien es cierto que, desde los albores de la historia hasta el comienzo de la época mercantilista, la especulación económica se consideraba como una contribución de filósofos, legisladores y miembros del clero, principalmente con los escritos de quienes trataron de defender o explicar la política mercantilista puede trazarse una nueva corriente. Más concretamente, esta nueva corriente del pensamiento se produjo, sobre todo, con la aportación de los negociantes. La cristalización de la idea de economía nacional se realizó por los negociantes más que por los filósofos, sacerdotes y aun funcionarios. No podemos negar que entre los pensadores de este período hay nombres de muchos filósofos, legisladores y científicos eminentes; pero la masa de las publicaciones está formada por las observaciones y pensamientos de un tipo de escritor l

Véase E. A. S. Johnson, Predscsuors of Adam Smilh, cap.

I.

41

casi por entero ·extraño a todos los teorizantes anteriores de los fenómenos económicos. Comerciantes, negociantes, hombres prácticos -
42

EL MERCANTILISMO

EL MERCANTILISMO

un tratado publicado en 1613 con el título de Breve tratado sobre las

volúmenes, An Inquiry into the Principies of Political Economy, 1767, representa el estudio más sistemático sobre esta materia realizado en Gran Bretaña hasta la publicación de The Wealth o/ Nations de Adam Smith, en 1776. El Libro I se titula "Población"; el Libro n, "Comercio e Industria"; el Libro III, 'Dinero y Moneda"; el Libro IV, "Créditos y Deudas"; y el Libro v, "Impuestos". Por desgracia, su estilo poco atrayente y su falta de vigor científico hacen que este libro tenga hoy día un simple interés histórico, ya que sus comentarios sobre las condiciones económicas precedieron inmediatamente a la obra maestra de Adam Smith.

causas que pueden hace, que el oro y la plata abunden en los reinos en que no hay minas. Otros mercantilistas italianos de mayor o menor fama fueron Dava~ti, Scanúfi, Montanari, Belloni y especialmente Antonio Genovesi, 1765, a quien se tiene por el primer europeo que desempeñó una cátedra universitaria de economía. En Francia merecen mencionarse tres escritores: Bodino, al que ya nos hemos referido en relación con otro asunto y autor de sólidas obras sobre dinero y hacienda pública; Antonio de Montchrétien, cuyo Tratado sobre economía política (1615), se considera que contiene el uso moderno más primitivo de la frase "economía política", y Francisco de Forbonnais (Principios y observaciones económicos, 1767). El más destacado de los mercantilistas ingleses fue Tomás Mun (1571-1641), comerciante afortunado y director durante muchos años de la Compañía de las Indias Orientales. Un trabajo de poca importancia, A discourse of T,ade f,om England into the East Indies, 1621, fue seguido mucho más tarde por la publicación póstuma, en 1664, del

England's T,easu,e by Fo"aign T,ade, o The Ballance of our Fo"aign T,eam,e, la más notable de todas las expoT,ade is the Rule of

º"'

siciones de los principios mercantilistas. Antes de Mun y, en ciertos aspectos, con un carácter más "metalista" que mercantilista, hubo investigaciones polémicas dirigidas por John Hales, Thomas Miller, Gerard de Malynes, Edward Missclden, John Wheeler, Sin Walter Raleigh y Sir Dudley Digges. Contemporáneos, o muy cercanos a Mun fueron Sir Ralph Maddison, Thomas Manley, John Parker (Of a Free T,ade, 1648), Samuel Forcrey (England's Inte,est and Improvement, 1663), lewis Robercs, Gregory King, Sir Thomas Culpeper, Sir William Temple, Roger Coke ( A Discou,se on T,ade, 1670), John Pollexfen, Hugh .Chamberlain, Charles Davenant (Essay on the probable Means o/ making a People Gainers in the Balance of T,ade, 1699), Nehemiah Grew, Charles King y Joshua Gee (T,ade and Navigation of &eat Britain, 1729). Aunque a veces se ha clasificado a Petty, Child, North, Barbon y Asgill entre los mercantilistas, sus puntos de vista, por el contrario, eran más adversos, que favorables al mercantilismo. Algunos prominentes filósofos ingleses de esta época,como, por ejemplo Thomas Hobbes (1588-1679), pueden considerarse al menos como semimcrcantilistas y a John I.ocke (1632-1704) quizás deba considerársele como un defensor de los dogmas principales del punto de vista mercantilista. El más capaz de todos los escritores mercantilistas ingleses del siglo XVIII, fue Sir James Steuart, reconocido ahora como "el último de los mercantilistas" y probablemente el primer inglés que empleó la expresión "economía política". Su pretenciosa obra en dos grué50$

43

Las peculiares circunstancias reinantes en los estaCAMERALISMO. dos alemanes y en Austria dieron origen a una forma de mercantilismo conocido con el nombre de cameralismo. Principalmente a causa de sus particularidades geográficas, la atención de esta parte de Europa se concentró más bien en los problemas económicos y políticos nacionales y no en los relacionados con el comercio exterior, como ocurrió en otras parces. No se trata sólo de los factores físicos, sino de la preparación y educación del pueblo; estos estados, que hasta la paz de W estfalia en 1648 estuvieron invadidos por extranjeros y padecían continuas disensiones y guerras intestinas, tenían que luchar árduamente para preservar su existencia nacional. En consecuencia, el cameralismo comprendía los esfuerzos sistemáticos realizados por el príncipe para someter todo a su dominio, para la lucha a vida o muerte y para mantener y consolidar su seguridad, en mezcla con las ideas propias de la economía política defendidas por estadistas y consejeros, profesores de derecho y otros ...A diferencia de los escritores italianos, franceses e ingleses, que en su mayor parte fueron panfietistas, los cameralistas escribieron volúmenes de buen tamaño en los que se trataban los temas de la industria nacional, la agricultura, la población y las medidas fiscales, en una escala más importante que la normal. Los escritores cameralistas típicos fueron Obrecht, Bornitz, Seckendorf, Becher, Hornig u Hornick, Schroeder, Conring, Daries y Johann Heinrich Justi, autor de un Tratado Sistemático sobre Jodas las Ciencias Económicas y Camerales (1775), primera obra sistemática alemana sobre economía política. Como ya se ha dicho, el penTEÓRICOSANTIGUOSY MEDIEVALES. samiento económico de cualquier épocapuede explicarse generalmente en términos de su vida económica. Por eso, en la Antigüedad, la relativa escasez de fenómenos económicos influyó en cierta forma en el lento desenvolvimiento y la exigüidad de la especulación económica durante

44

EL MERCANTILISMO

incontables siglos. Por ejemplo, no obstante que la importancia del consumo se destacó de vez en cuando, no se formuló ninguna teoría acerca de él. En el reino de la producción, la atención se fijó casi exclusivamente en dos factores: recursos naturales y trabajo, porque el capital todavía no se había diferenciado de la riqueza y el emprendedor era en general el terrateniente. El tema del cambio se descuidó todavía más, a causa del menosprecio que se hacía del comercio. Al aparecer en el curso del tiempo una economía monetaria, se pensó algo en la teoría y funciones del dinero, y desde épocas muy primitivas se señaló en ocasiones la distinción entre valor de cambio y valor de uso (utilidad). No surgieron teorías de la distribución apane de la idea de que el interés por el uso del dinero era una exacción injustificable. Los conceptos de renta, salarios y beneficios brillaron por su ausencia, ya que el terrateniente controlaba la producción y no existía una clase asalariada. Sin embargo, abundaron los proyectos socialistas y comunistas y, en consonancia con ello, las reformas económicas y sociales fueron el tema favorito de muchos escritores. La hacienda pública se estudió algo en relación con los ingresos de las propiedades del estado. Se prestó muy poca atención a los gastos y créditos públicos y a los impuestos. El pensamiento económico medieval, se constriñó también a cauces relativamente estrechos, desviándose del problema de la producción, que había sido antes el central, hacia el cambio. La teoría económica se interesó principalmente en el problema de la justeza del precio y la percepción de intereses. Al final de este período, cuando el rápido desarrollo de la industria y el comercio impuso una nueva economía a un mundo que en cierta forma no se lo esperaba, y cuando el surgimiento de las monarquías hizo imperativo un gran aumento en los ingresos públicos, la atención· se fue enfocando cada vez más hacia los temas del dinero y la hacienda pública. EL LEGO COMO TEÓRICO DE LA ECONOMÍA. Por contraste, los escritos de los mercantilistas representan inevitablemente una ruptura muy apreciable con el pasado. Los economistas ya no eran, principalmente, filósofos, como en la Antigüedad, o teólogos, como durante la Edad Media, sino especialistas legos. La economía se secularizó; la rique1.a artificial predominó sobre la natural; se defendió al máximo el bienestar material de las naciones excluyendo virtualmente toda otra cuestión; la aparición de nuevos fenómenos económicos ensanchó el horizonte de la especulación económica. Los problemas de la producción y el cambio continuaron absorbiendo el mayor interés, pero tra• tados ahora desde el punto de .vista de la relación de la riqueza priváda

EL MERCANTILISMO

45

con_la pública. Se ~zo más usual el término "economía política" para designar el arte gracias al cual un pueblo podía hacerse rico y poderoso con el crecimiento nacional. AMPLIACIÓN DE LOS CAMPOS DE LA TEORÍA. Se estudió la tierra como faaor de la producción desde el punto de vista de la conservaci_óny mejor utili23:ción posible de los recursos naturales . Se apreció de?idamente :_l t~baJo cuando los pensadores propusieron medios y m~todos de anad1r al acervo total de la nación la fuerza de trabajo. Ciertamente, los programas de muchos de los mercantilistas culminaron e~ e~ problema. d~ la población. Para el progreso de la nación se sugirió eltmmar la ociosidad, reducir a un mínimo las gentes empleadas en ocupaciones perjudiciales, por ejemplo, prestamistas, abogados y taberneros; entre los remedios sugeridos, figuraban con frecuencia la conservación de la vida y la salud y el estímulo a. los matrimonio~ prematuros. Entonces, igual que aho.ra.,se propuso a veces imponer fuertes impuestos a los solteros y dotar a las solteronas pobres. El aumento sin precedente del capital encauzó el interés de los escritores hacia temas tan diversos como la construcción de canales Y mejoramiento de carreteras, al aumento y mejoramiento de la 8:1°aderfa, al alentamiento de la industria pesquera, y al subsidio a ciertas manufacturas. Durante esta época nada es más significativo que el predominio en el m~do e~onómico ~e las empresas mercantiles y de negocios y la decadencia en unportanc1a del clero y la nobleza terrateniente. Se deba ello o no a la política deliberada del monarca (y con frecuencia así fue~, no cabe duda que hubo un notable aumento en el número, poder Y rtqueza de los propietarios capitalistas. Los negociantes alcanzaron una importancia jamás lograda antes y que ha perdurado desde entonces, en mayor o menor grado, en los países capitalistas. . Con objeto de fOder reducir las importaciones de produaos extranJeros y obtener as1 un exceso mayor en las exportaciones, se requirió a menudo a los consumidores para que vivieran frugalmente y evitasen codo desperdicio. EL FOMENTO DEL COMERCIO EXTERIOR. La contribución de los merc~ntilistas al tema del intercambio fue tan copiosa que excede en amplttud a todos los estudios anteriores. La recomendación de artificios comerciales para facilitar lo más posible el comercio recorren toda la grima, desde hacer hincapié en el uso liberal de las letras de cambio e! estab!ecimiento de bancos ·(incluso bancos agrícolas), de depósito ; c1rculac1ón, acuñación de moneda, inflación de la cirC'tlación maneta-

46

., '

EL MERCANTILISMO

EL MERCANTILISMO

ria, limitaciones sobre la exportación e importación y la concesión de privilegios para fomentar una política colonial, tales como limitar la actividad de las colonias a la producción de materias primas, que se transformarían en productos acabados en la madre patria para su venta en las colonias. El tema importante pero difícil del valor fue tratado al parecer por filósofos y juristas más que por la generalidad de los escritores de esta época. En general, no surgió ninguna idea original. Algunos sostuvieron temas subjetivos, otros destacaron el costo de producción, y el valor normal se distinguió del valor de mercado. Es bastante interesante advertir que las sugestione!¡ hechas por los mercantilistas constituyeron la base de las teorías del valor que más tarde había de enunciar Adam Smith en La riqueza de las Naciones. También vieron la luz en esta época algunas ideas, sin desarrollar e ingenuas, respecto de la renta y los beneficios, que no merecen mayor comentario. El capital industrial, evidentemente, no alcanzó en esta época la importancia suficiente para dar relieve a los problemas de la distribución. Sin embargo, se creía que salarios bajos significaban costos reducidos. La teoría de salarios predominante, reforzada por el supuesto frecuente de que la clase trabajadora era incapaz por namraleza, afirmaba, en consecuencia, que era deseable para las masas de trabajadores una condición próxima a la pobreza. Los salarios altos, se insiscía, no sólo mermarían el esrímulo a la laboriosidad, sino que aumentarían de modo considerable los costos de los empleados, crearían hábitos disolutos entre ellos y haría imposible la competencia con otros países. Respecto del interés, en general se admitió lo incuestionable de su legitimidad; pero apenas si se percibió la relación fundamental entre el interés y la productividad del capital. Algunos expresaron la esperanza de que los tipos de interés podrían reducirse y mantenerse bajos permanentemente por la acción del estado. En cu:mto a la hacienda pública, el tema que se trató con mayor extensión fue el de los impuestos. Los más favorables eran los que se fijaban de acuerdo con los gastos a realizar o con los beneficios recibidos de las propiedades territoriales, completamente al ,revés· de Io que propugna la doctrina moderna, que tiende a un principio im• positivo que tenga en cuenta la capacidad de pago.

reglamentación nacional más amplia. Además, una balanza favorable q:1e caracterizaba la época mercantilista tenía mucho mayor importancia entonces que en la actualidad, a causa de que la balanza "invisible" de com~rc}o, _en forma de pagos de fletes, seguros y otros, era relativa.mente ms1gruficante. Y esta teoría sólo hay que considerarla como un expediente temporal justificable, atendida la necesidad que sentía el monarca de grandes cantidades de dinero y de la escasez de minas de oro y plata en la mayor parte de Europa. No obstante, fue un error estimar que esta política nacio?,al era adecuada para todos los tiempos, ~n otras _palabras, se confund10 el exceso de exportaciones sobre las 1mportac10nes con el exceso permanente de la producción sobre el consumo. Por añadidura, un programa de restricción del comercio exterior y la protección nacional del comercio y los recursos interiores dio por resultado, muy probablemente, un incremento de la libertad económica Al implantarse barreras aduanales entre las naciones se derribaron la~ del comercio interior. Cuanto más se extendía la organización territorial de la vida económica, menos podía hacer valer sus derechos la estrecha exclusividad de las ciudades, y más extensas eran las zonas en que el comerc_io :1ºtenía restricciones establecidas por los gobernantes en los territorios de su jurisdicción. Al disminuir el número de unidades . estatales, con crecimiento de la monarquía, naturalmente se amplió la proporción del comercio interior respecto del exterior. AÍ liberar a la industria y el comercio interior de las reglamentaciones locales, y a p~sar de las cargas impuestas sobre los patrones, trabajadores y consumidores, en su esfuerzo para hacer a la nación autárquica , 1 , en una epoca en que a guerra era la situación normal, el mercantilismo ~uede r~c!amar_con justicia el mérito de haber dado a Europa una libertad mdustnal como nunca la había disfrutado antes. Por otra parte, la política mercantilista abrigaba en sí misma las semillas de su .parcial destrucción. Al acentuar la expansión económica nacional, el mercantilismo marcó un progreso memorable sobre la econ~mía local del ,s~stema m_edieval. Pero las condiciones que dieron origen a esta polmca expenmentaron, en cierto momento, un cambio co~iderable, y_la int~rferencia estatal, que por mucho tiempo fue un ae1cate para la mdustna, degeneró en un pesado lastre liado a su cuello. El ~ercantilismo comenzó a desintegrarse porque los negociantes descubrieron, por fin, que las regulaciones estatales les impedían a menudo colocar su capital y dedicar su tiempo en forma más provechosa. Cuando 71 des~ de obtener beneficios privados se opuso a los esfuerzos bien mtenc1onados de los legisladores, se hizo inevitable un cambio de hábitos, y la política mercantilista resultó anacrónica.

RECAPITULACIÓN. Una valoración justa de la política mercantilista, sobre todo en función de su trasfondo histórico, puesto que el mercantilismo fue un producto natural de su época, conduce a conclusiones que difieren en ciertos aspectos del juitio que hasu hace relativamente poco se tenía formado. Por ejemplo, ahora se sabe que· la teoría de la balanza comercial favorable sólo era un aspeao de una política de

47

48

EL MERCANTILISMO

Los mercantilistas erraron además al no captar la idea de que el comercio puede ser ventajoso para ambas panes. Tal como ellos lo entendían, lo que un país ganaba con el comercio necesarí~ente lo perdía el otro; idea que desde hace tiempo ha entrado en, el hm~ de las ~eorías económicas sin crédito. Y, finalmente, su teona parec1a conducir a la deducción de que la producción es superior al consumo, q~e el hombre existe para la riqueza y no la riqueza para el hombre. S1 esta interpretación es correcta, recordemos que muchos hombres de hoy día son todavía partidarios de esta idea, sin tener en apoyo de sus co~clusiones las mismas razones que existían en el apogeo del mercant1lismo durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

'.

IV. REACOONCONTRAEL MER.CANTil.lSMO a las condiciones en proceso de desenvolvimiento que dieron lugar al nacimiento del esrado nacionalista y al crecimiento del capitalismo, estaban los progresos alcanzados en el campo de la ciencia y en el reino del pensamiento, de mhima significación en la historia de la hwnanidad.

JUNTO

EL TBIUlENO DB LA CIENCIA. Es seguro suponer que en todas las épocasexistieron grandes hombres que deseaban aprender por la satisfacción de saber. Sin embargo, la ciencia florece sobre todo en aquellos tiempos y lugares en que existe estabilidad política, en que las fuerzas de la naturaleza, se conciben como benéficas en vez de como peligrosas, y en que la riqueza permite ocio que dedicar a la investigación científica o concede subsidios a los hombres de ciencia y a sus sociedadesy revistas. Tales eran las condiciones que prevalecían en la mayor parte de Europa desde el siglo XVII en adelante y que pavimentaron el camino para la experimentación y la explotaei6n científica en forma más extraordinaria que cualquiera otra anterior. El mismo año en que murió Galileo, 1642, nadó Isaac Newton, autor de los Principia (1686), y que eclipsa a los genios de su tiempo. En la geografía, geología, matemáticas, y astronomía se consiguieron adelantos que hicieron época, mientras la física, la química y la biología surgían definitivamente como ciencias. A medida que los hombres de ciencia desviaban su atención hacia el esrudio de la naturaleza, la ciencia natural o "filosofía natural", como se la llamó, reemplazó a los viejos estudios de teología,_ de los, clásicos, y la metafísica como las ramas más importantes del saber.

'

LEYES NATURALES. Con el continuado descubrimiento de la existencia de leyes naturales en el mundo físico, vegetal y animal, independientes de la voluntad humana, se planteó inevitablemente el problema de si no sólo el cuerpo, sino también el alma y la naturaleza moral del hombre estaban sujetos al control de las leyes universales de la naturaleza. En el siglo XVIII se llamó "filósofos" a quienes aceptaban el punto de vista de que los homb~ pueden ampliar indefinidamente su radio de conocimiento por medio del ejercicio de su razón, que la observación es el método adecuado para descubrir la verdad, y que el propósito del estudio en el· campo de la sociedad es descubrir posibles leyes naturales de acuerdo con las r.ualesfuncionan las sczjedades Jmmaoas No fueron filósofos en el concepto usual de la palabra, sino ·más bien novelistas,

49

~o

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

historiadores, dramaturgos y escritores de libros sobre política, economía, educación, religión y cosas por el estilo. Estuvieron de acuerdo sobre una cosa: los hombres deben tener libertad de pensar y aetuar con el fin de que pudieran descubrirse las ley/$ naturales a que estaban sujetos los fenómenos sociales, y de guías para una acción social correcta. Los PRIMEROSFILÓSOFOSPOLÍTICOSFRANCESES.En esta crítica filosófica de la sociedad del siglo XVIII, fue Francia la que marcó la pauta e hizo que este siglo llegase a ser conocido como el "Siglo de las Luces" y "Siglo de la Razón". En cierto aspeqo, sus precursores habían sido: Miguel de Montaigne (1533-1590), Francis Bacon (1561-1626), Hugo Grocio (1583-1645), René Descartes (1596-1650), John Locke (1632-1704) y otros; pero el movimiento rindió sus frutos en los escritos de un grupo de ilustres pensadores encabezados por Charles louis Montesquieu (1689-1775). En su gran obra, El espíritu de las leyes (1748), trató de estudiar los fundamentos de los tipos de leyes e instituciones políticas existentes, y abogó por un gobierno basado en una separación de poderes en las ramas legislativa, ejecutiva y judicial. Fran~ois Voltaire (1694-1778), prolífico escritor y la figura intelectual más destacada del siglo XVIII, defendió la razón y la tolerancia con todas las fuerzas de su inteligencia, rara vez igualada por su brillo y versatilidad. Denis Diderot (1731-1784), con la cooperación de otros muchos (los "Enciclopedistas"), desarrolló su genio editorial en la publicación de la Enciclopedia (1732-1772) que es un compendio de las contribuciones del pensamiento racionalista de la época. Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) fue el escritor que más influyó en popularizar en Francia la teoría de los derechos naturales y formuló los principios de libertad, igualdad, y fraternidad en el Contrato Social (1762). Estas nuevas actitudes intelectuales, que al principio se dirigían al pensamiento religioso y a la política de los soberanos y estadistas, se aplicaron en el momento oportuno a la vida económica de Francia. En ºteoría, el· mercantilismo -ese conjunto de doctrinas y creencias faltas de sistema que sustituyó al localismo, a consecuencia de la comunidad de intereses desarrollada entre las clases mercantiles y el monarca absoluto-- debía haber contribuido al bienestar de las masas de la población francesa. En la práctica, en el ineficaz y hasta insentato gobierno de reyes como Luis XIV y Luis XV, Francia se vio al mismo borde de la ruina. Ningún otro país de Europa estaba mejor dispuesto, por su clima favorable y la fertilidad de su suelo, para fa agricultura, y no obstante, en -ningún otro país, hablando en términos generales, languideció y se estancó la agricultura tanto 'como en Francia dentro del régimen mer-

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

cantilista. En Inglaterra, por ejemplo, cuando la propiedad de la tierra ~e pasando cada vez más a manos de los comerciantes ricos que se dieron cue?ta de la importancia de una política agraria fume y en co~secuenc1a fomentaron una serie de cambios en la técnica que produ 1eron ~n aum~nto e_n la eficacia y producción agrícolas, surgió una nueva ~~1stocrac1aagricultora. Es cierto que, como resultado de esta revoluc10n agrícola, se desposeyó de sus propiedades personales a la gran mayoría de 1~ labradores ingleses. Pero en aquel tiempo, al menos, la nueva explotación agrícola capitalista incrementó la productividad de la agricultura foglesa. ~A TRIBU:ACIÓNEN FRANCIA.Al otro lado del Canal, por el contrano, el ,mcien régime presenciaba una disminución efectiva en la población agrícola y ~ espantosa neglig_e~ciay decadencia de la agricul~ra. Innumerables impuestos, que teoncamente, con -excepciór. de la taille, pesaban sobre todas las clases de la población francesa de hecho de grava~ la tier~ solamente, haciendo imposible .obtener g~cias la agricultura. Sm embargo, las clases privilegiadas (los nobles y el clero), _que poseían la mitad de la superficie del país, estaban liberados de los iI??uestos por virtud de la ley; la clase media alta podía comprar la ~x~nc10n d~ muchos de ellos. Además del gran número de impuestos, existilll': exacciones ocasionales, tales como el trabajo obligatorio de los ~pesmos (corvé~), . arriendo de monopolios a contratistas, requisas militares, pagos senoriales, y cuotas y diezmos percibidos por la iglesia. Por otra parte, durante el p
~os FISIÓCRATAS.Era completamente natural que la 6.siocracia surgiese en Francia, ya que el ingrediente esencial de su filosofía despojada del hechizo que ha rodeado su pensamiento consistía ~n el fomento de la industria exrractiva francesa y, en parti::Ular, de la agricultura. Muchos de los fisiócratas eran miembros. de una nueva clase de agricultores, gentes que compraron las tierras a los nobles arruinados Y que, cuando pudieron se casaron con personas de la nobleza constide una nueva burguesía, y procuraron ha~er de la tuy~ndo así el nerv_io_ agricultura una acuv1dad lucrativa. En otras palabras, la fisiocracia debe su origen al nacimiento de la agricultura capitalista en Francia.' Para est~ .nuevos terrateni~;'1tes, la primera cosa a conseguir para lograr su objetivo era la supresion de los innumerables impuestos que en defini-

52

REACCIÓN CONTRA EL MEB.CANTWSMO

tiva pesabansobre la tierra. En consccu~ncia, prop1,1Si~n la susti~c_i~ de los numerosos impuestos entonces CXJStentespor un unpuesto UDICO, impuesto que debería gravar, no a la tierra sino al producto neto (protl,lil ,ul) de la industria extraetiva. Aseguraronfirmemente que la naturaleza en colabo~ón con el hombre en las industrias extraetivas (minería, pesca, agricultura, etc.), rinde un exceso sobre el costo de producción del que se sostienen las demás clases de la sociedad. Por costo de producción entendían todos los gastos relativos a salarios de los trabajadores e intereses del capital, junto con un beneficio justo sobre la inversión. Si su propuesta se hubiera llevado a cabo el gobierno babrfa percibido un impuesto úni~o sobre aquella parte, s6lo, del producto ~ reman~nte, después de hechas cienas deducciones, y los temteruentes babrian asegutado la recuperación no s6lo de sus costos ordinarios de producción sino una

ganancia justa.1 • La doctrina económica más importante sobre la que los 6s16cratas fundamentaban su caso, y la reforma económica básica que defendían era el impuesto único directo (impót 11niq#8)sobre el exceso de productos de la industria exrractiva. Además, argüían mily lógicamente: la industria extraetiva es la fuente última de riqueza de un país, y puesto que todos los impuestos, a la larga,~ ~gan con el exceso de 1~ que rinde la tierra, es mejor que el prop1etano de ella los soporte duecta· mente en vez de esperar a pagarlos después de pasar por varias manos y, por consiguiente, cuando el total se ha ido aumen~ndo en ~l proceso. En verdad, admitían que los fabricantes y comemantes, as1 c?~º los miembros de profesiones liberales y todos los empleados en serv1C1os personales eran útiles. Pero conside~ban e~1éNlesa est~ ~• basándose en que no producen nuevos bienes smo que ~ limitan a ttans· ferir de unas gentes a otras los productos que ya exmen. S6lo concedían el atributo de productividad a los propietarios Y cultivadores de tierras. Para los 6si6cratas la producción significaba la creación de un exceso material sobre el costo de producción. Significaba, por tanto, la recolección de una cosecha de trigo, o la pesca,o la extracción de carbón, más que d cocer d pan o comprar y vender productos. La naturaleza y no el trabajo se concebía como productor. Se insistió, luego, en la libertad de movimie~to de produ~ ?e la industria extractiva dentro y fuera de Francia; pero de mngun modo la mayoría de los 6si6cratas fue ardiente def~nsora de la li~d de comercio como tal. Lo que deseaban era una libertad de comeroo que diera origen a un incremento del consumo de productos naciona1 V~ Nomian J~Wue, "The Pbysiocrars", A,,..,.;u,, Bco,,o•ic Rfflftll, dic., 1931.

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

les, y un aumento correspondiente en la industria extractiva. Aseguraron que cuanto mayor fuera la productividad, mayor sería el exceso y más rico d reino. SISTEMATIZACIÓN DB LOS FENÓMENOS ECONÓMICOS. En consecuencia, la 6siocracia puede considerarse en sus comienzos como conjunto de propuestas prácticas hechas por un cierto interés de clase, con la doble finalidad de mejorar la condición financiera de los terratenientes franceses y fomentar la prosperidad total de Francia. Con posterioridad, las doctrinas económicas de la necesidad de un impuesto único, la conveniencia de una cierta libertad de comercio, y la exclusiva produaividad de la indusrria extractiva, se convirtieron en corolarios de algo de mayor envergadura. Bajo la influencia de las enseñanzas de los "filósofos", reseñadas en parágrafos anteriores, los 6siócratas intentaron, en el momento oportuno, reducir a principios todos los fenómenos sociales y económicos, y dieron forma a un cuerpo doctrinal tan orgánico y sistem1tico que. según muchos especialistas, es preciso reconocerles ·d honor de 'haber fundado la economía como ciencia. NO-INTERVENCIÓN ESTATAL La base de su estructura 6los66ca descansaba, probablemente, en su concepci6n del derecho natural (droil nat11rel).Afumaban que existe una ordenaci6n natural o ideal de todas las cosas, impuesta por Dios y que el hombre podía descubrir. Por lo tanto, d objetivo de todos los estudios científicos era descubrir las leyes que rigen todos los fenómenos del universo. Cuando los seres humanos inteligentes descubranese orden sobrenatural lo seguirán espontáneamente, puesto que, por naturaleza, todos los miembros de la sociedad se guían por sus propios intereses. En oposición al orden natural ( 01"ársnat11rel)está el positivo o existente ( oráre posilif), y la función primaria de las leyes positivas consiste en intepretar el derecho natural. En la esfera económica, el principal derecho natural del hombre es el de goiar de los frutos de su propio traba jo, con tal de que dicho disfrute no se oponga a los derechos de los demás. De consiguiente, los estados nunca deberán extender su interferencia en los asuntos económicos más allá del mínimo absolutamente necesario para proteger la vida y la propiedad privada y para el mantenimiento de la libertad de conttataeión. El comercio interior y, en gran parte, d internacional también deberá estar exento de toda restricción, con objeto de que pueda establecerse el precio más ventajoso para todas las partes. ~l principio de no-intervención quedó formulado para siempre en la pintoresca máxima: Laissezfaif's et laissez passsr, le monde 1111de lui-meme. Los derechos industriales dei hombre, que

54

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

se derivan ineludiblemente del derecho natural, y a cuya garantía d:be consagrarse el estado son: propiedad privada, libertad de contratación y libre competencia. Se trataba más específicamente de la libertad industrial, pero no política, ya que a su juicio la tarea de implantar la política que defendían sólo podía encomendarse a una monarquía her~itaria, forma de gobierno que creían más alejada de las luchas de partid? d~ ~ ~bleas constitucionales, en lo que hace a visión y falta de 1nd1V1dualidad. TEÓRICOSFRANCESESANTEllIORESA LOS FISIÓCRATAS. Con anterioridad al sistema fisiocrático aparecieron en Francia no pocas publicaciones sobre temas económicos, de tal importancia que los escritores fisiocráticos tienen con ellos una deuda de consideración aunque no fácil de precisar. Pierre de Boisguillebert, funcionari~ p~blico, contem~ poráneo de Colbert y el primer economista teórico importante de fiscal~, ~on6Francia, formuló una enérgica protesta contni: las ah~ micos y políticos del viejo régimen en vat1echo natural (1768). El Tablea#, que se conoce en la historia como la biblia de la fisiocracia, y ha sido objeto de las más extravagantes alabanzas

REACCION CONTRA EL MERCANTILISMO

por parte de sus discípulos, intenta hacer de la economía una ciencia exacta, tratando de explicar c6mo la riqueza se -mueve entre las diferentes clases de la sociedad. Este opúsculo también expone ocho razones de la decadencia de las naciones. SUCESORES DE QUESNAY.El más viejo de los discípulos de Quesnay y probablemente su primer converso de importancia, fue el Marqués Víctor de Mirabeau (que no debe confundirse con su ilustre hijo, d Conde de Mirabeau de la Revolución francesa), quien publicó en 1763, con la cooperación de su maestra, un volumen titulado Füosofia rural, que pretendía ser un tratado completo de economía. Otros partidarios de renombre fueron Mercier de la Riviere (El orden natural, 1767); Dupoot de Nemours (famoso como fundador de la familia Dupont en Estados Unidos y el primero que acuñó d término Fisiocra&iaen una obra que llevaba ese mismo título, 1767; la mayor parte de los fisi6cratas preferían llamarse a sí mismos· "los ecooomiStaS"); el Abate Baudeau, autor de una docena de volúmenes, de los cuales el más recordado en su Filosofía económica (1771), y tal vez d pensador más fino del grupo, aunque sus obras no se hao estudiado nunca debidamente; Le Trosne (El orden social, 1777). Nunca fue formalmente miembro de esta secta Vincent de Gournay, a quien, acertada o equivocadamente, se le atribuye la máxima de Laissez-fajre, laissez..passe,. TuRGOT. La figura más eminente del grupo en muchos aspectos, y en cierto modo un poco apartado de él, fue Aooe Robert Jacques Turgot (1721-1781); administrador, interventor general ' de hacienda durante dos años (1774-1776) y autor de tratados y memorias notables por la calidad del tema y la forma de presentación. Su obra, por su método, contenido y profundidad de análisis, marca un decisivo paso en la historia de la especulación económica. Su aportación en la esfera de la distribución es de la mayor importancia como se aprecia en su libro, de un centenar de breves parágrafos, Reflexiones sobre la formación y distribución de la riqueza (1766). Formuló una teoría del capital (el exceso utilizado en la producción), aceptó la teoría sobre la renta de Quesoay (exceso sobre los costos de producción) y su teoría sobre salarios (los salarios tienden a situarse al nivel de la subsistencia), y sentó las bases para una teoría del interés, sosteniendo que éste se paga no por el uso del dinero sino por el uso del capital. Parece haberse dado cuenta, con más claridad que ninguno de sus predecesores, de la creciente separación entre la propiedad de los instrumentos de producción y el uso que de ellos hacen el trabajo y el capital, y con ello dio en el blanco del tema central

:56

57

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

REACCIÓN CONTRA EL MERCANTILISMO

económico que estaba desarrollándose cerca de éL Por muy crudas que puedan parecer sus teorías, son, sin embargo, con toda pro-

Entre los jniciadores del nuevo pensamiento úgura Sir William Petty (1623-1687), distinguido médico y funcionario, hombre de ex~ conocimientos filosóficos, y uno de los fundadQres, c9n Sir Isaac Newton, de la Real Sociedad Británica, creada en 1662 para el fomento de la investigación científica (la Acaáémie Franfaise des Sciences se fundó cuatro años más tarde, y la de Berlín en 1700). En sus dos principales escritos económicos, A T,ea1i111of Tax111tmtl Conlributiom (1679) y Essa,s in Political Arilhmetick (1691), hizo importantes objeciones a muchos puntos de vista mercantilistas. Por ejemplo, declaró que el 'Trabajo es el padre y principio activo de la Riqueza, así como la Tierra es la madre". Lo más notable de él fue su esfuerzo para aplicar los métodos cuantitativos al estudio de los problemas económicos y políticos, por medio de lo que en su épocase llamaba "aritmética política" y hoy se conoce con el nombre de estadística. En realidad, uno de los servicios más meritorios de muchos de los escritores de esta era, fue la utili7.aclón y desarrollo del método estadístico. Siguiendo a Petty, Sir Dudley Notth (1644-1691), en su único libro, Discotlf'ses•,Pon TratU (1691) y, aunque de menor importancia, Sir Josiah Child, en A New Discotlf'seon Tradt1(1690) y Nicholas Barbon en A Disco#rsBof Trade (1690) se opusieron por completo a numerosas medidas de regulación estatal, mientras apoyaban, por Otra parte, ciertos aspectos del mercantilismo.

del orden

babilidad, la primera elaboración bien aca\,ada de la distribución que aparece en la historia, y muchos hombres de ciencia aclaman a Turgot corno el primero de los economisw científicos. EL FIN DE LA FISlOCRACIA.la fisiocraciadisfrutó de muy cona vida, cincuenta años' o menos, aunque la escuela no se desbandó formalmente hasta la terminación del siglo XVIIL la publicación en 1776 de La riqtleZIId11las na&ioMs,obra extenSa y equilibrada que incluía todo lo que había de mejor entre los contemporáneos de Adarn Smith y de una aceptación por el público infinitamente mayor in.suffó un soplo mortal a su influencia. El mercantilismo, conviene recordarlo, era a la vez una poütica y un cuerpo doctrinal. la fisiocracia, por el contrario, s61o tenía de importante su aspecto doctrinal. De hecho, su programa s61o se realiz6 en Francia de manera limitada por Turgot, cuando era intendente de Limoges (1761-1774) y después como ministro de hacienda. Los intentos esporádicos hechos en otras partes, como en Baden, Austria y Suecia, para llevar a la práctica sus principios, concluyeron en el fracaso. la ohm de los fisiócratastuvo escaso valor directo; pero indirectamente, su influencia eo el curso subsecuente del pensamiento económico ha sido muy grande. El mercantilismo había disociado a la economía de la ética; la ñisioaacia la separó de la jurisprudencia. los fisiócratas asestaron un rudo golpe a la política mercantilista poniendo de maniñestó las ideas de libertad económica y cosmopolitismo, conuibuyeron mucho a aclam las teorías de la distribución y la uibutación, y realzaron la presunta existencia de ciertas leyes sociales; pero sobre todo, trataron las cuestiones económicas desde el punto de vista de la totalidad del pueblo más que del de los monarcas y clasesgobernantes. Interesados en la disminución de los sufrimientos e injusticias causados por la pobreza extrema, ayudaron muchísimo a establecer ese tono amplio y filantrópico que es parte de la economía de hoy día.

LA REACCIÓN EN GRAN BRBT.uilA. Es probable que la decadencia del mercantilismo se iniciase en Gran Bretaña antes que en cualquier Otra parte de Europa, y ganó impulso a partir del siglo XVI, a medida que profundizaba sus raíces la agricultura capitalista en gran escala, y que las medidas reguladoras se convertían en letra muerta. las ideas antimercantilistas se pregonaron cada vez con mayor vigor y frecuencia hasta culminar en la intetpretaeión uasccndental de Adarn Smith en

La riqNna ,k las nacious.

PRl!cuRsoRES DE ADAM SMITH. Con este motivo debemos recordar una vez más que no existe ninguna definición conocida de "mercantilismo". la ambigüedad del término es tan lamentable, que justifica la afumación de que con el tiempo la discontinuidad de su empleo puede producir más bien que mal. Catalogar, arbitrariamente, como "mercantilistas" o de otra manera a cualquiera de los muchos miles de escritores que, en mayor o menor grado, prepararon el -camino para la aparición de La riqll8%4 dB las naciones,es un procedimiento peligroso y quizás inútil. Sin embargo, parece que en las obras de esos escritores británicos, a los que puede llamarse precursores. inmediatos de Adam Smith, existía una reacción definida contra las doctrinas mercantilistas. Respecto de estos hombres, en general se ha atribuido más importancia a ciertos filósofos britáuicos. Sin que con ello se pretenda restar importancia a hombres como Bernard de Mandeville (1670?-1731), inmigrante holandés en Inglaterra, en cuyo interesante poema, La f áb•la Je las abejas (1714), existen agudas sugestiones respecto al interés propio y a la división del trabajo; Jacobo Vanderlint, quien en su Money Answers All Things (1734) aboga por los precios bajos y el aumento del consumo; como George Berkeley, obispo de Irlanda, quien

58

REACCIÓN CONTRA EL .MERCANTILISMO

expuso una falacia muy popular en The Q1'erist; y como Josiah Tucker (1712-1799), dean de Gloucester; autor de muchos ensayos sobre cuestiones interesantes para aquella época y ardiente defensor de la libertad de comercio. No obstante, las figuras más relevantes de este grupo fueron los filósofos Francis Hutcheson (1694-1746) y David Hume (1711-1776). Hutcheson fue profesor de filosofía moral en el Glasgow College desde 1730 a 1746, y Adam Smith lo reconoce como el maestro que más influyó sobre él y en el que más se inspiró. Su Syrtem of Moral Philorophy (1775) anticipó muchas ideas incorporadas después en La riqueza de lar naáoner, de las cuales las más características fueron la filosofía del utilitarismo, la psicología del hedonismo y la idea de Dios como un ser benévolo. Adam Smith alude a Hume en La riqueza de las naciones como "el filósofo e historiador ·más ilustre de la época actual". Hijo menor de un lord escocés y muy versado én varias disciplinas del saber, fue sobre todo un filósofo y ensayista eminente. Sus puntos de vista económicos se encuentran principalmente en sus ensayos Of Money, Of Commerce, Of lnterest, Of the Balance of Trade 'Y en sus Polilical Discourrer (1752). Nunca escribió un tratado sistemático de economía, y, sin embargo; es opinión dominante que, si lo hubiera hecho, su nombre figuraría ahora en las filas de los más verdaderamente profundos estudiosos de esta ciencia. No obstante, se ha descubierto después que su liberalismo respecto de las ideas económicas dominantes en su tiempo quizás era más aparente que real. A pesar de cierta ' erigirtalidad en su obra, como en el caso del dinero, su principal servicio parece haber sido el intento de reexponer y reconciliar las doctrinas de sus predecesores británicos. La contradicción en que al parecer se hallaba envuelto hizo necesario que alguien se preocupase del problema y de formular nuevas doctrinas, tarea que emprendió Adam Smith, su amigo y admirador de toda la vida.2

2 Véase E. A. J. Johnson, P,ede,;esso,s of Adt1m Smith, cap. IX, "Hume, thc Synthesist"".

V. ADAM SMITH

AnAM SMITH, el nombre más ilustre en la historia del pensamiento económico, nació en la pequeña ciudad de Kircaldy, Escocia, cerca de Edimburgo, el 5 de junio de 1723, y fue el hijo único y póstumo de un modesto funcionario de aduanas. Nunca se casó y vivió con su madre la mayor parte de su vida. Estudiante nato, ingresó en el Colegio _Glasgow a la edad de 14 años, donde recibió, sobre todo, la influencia del filósofo Francis Hutcheson. Tres años después fue premiado con lo que hoy se denomina beca o pensión para estudiar durante seis años en el Colegio Balliol, de Oxford, institución que en aquellos días estaba sumida en profundo letargo intelectual. En 1746 abandonó Oxford, donde, mientras tanto, había progresado en filosofía, literatura dási~a y en la de autores franceses e italianos, y_después de dos _años_medio ociosos, se le nombró lector de literatura mglesa en la U01vers1dad de Edimburgo. Sus clases tuvieron bastante aceptación y en 1751 fue nombrado, a la temprana edad de 28 años, profesor de lógica en el Colegio Glasgow y al año siguiente se le concedió la cátedra, más importante, de filosofía moral. PRINClPIODE su CARRERA. La filosofía moral abarcaba en aquellos tiempos una serie de temas mucho más amplia que en la actualidad. El curso que daba se dividía en cuatro parces, la primera trataba de la teología natural, la segunda de la ética, la tercera de la justicia y la cuarta de las prácticas, bajo cuyo título estudiaba cosas tales como las normas políticas necesarias para incrementar la riqueza, el poder y la prosperidad del estado. En la segunda parte de este cur~o se desarrollaron principios que tomaron forma (1759) en su primera publicación, un tratado de ética, titulado T eoria de los sentimiento! morales,• libro que alcanzó seis ediciones durante la vida del autor y que elevó considerablemente su reputación en _Gran B~etaña y el continente. Por fortuna, se conservó para la postendad un ¡uego completo de apuntes de estudiantes sobre las partes tercera y cuarta del curso, como lo dio en 1763, y se publicaron (1896) bajo el título de Lectures on Jurtice, Po/ice, Revenue and Armr. Ahora se sabe que La riqueza de lar naciones, es una elaboración, en gran medida, de sus clases sobre cuestiones prácticas. Durante los treinta años de residencia en Glasgow, Adam Smith se • Ed. en esp. de: El Colegio de México, México, 1941.

59

60

ADAM SMITH

relacionó muy bien con sus conciudadanos de esa floreciente metrópoli comercial y fabril. Apenas hay duda, por ejemplo, de que su asistencia a una conferencia semanal en un club compuesto de negociantes distinguidos y su amistad íntima con uno de los banqueros mercantiles más importantes de la ciudad, influyeron mucho para avivar su interés por tos problemas económicos, proporcionándole un gran acervo de datos económicos, y ayudándole enormemente en la expresión de sus puntos de vista relativos a la naturaleza y principios del comercio como se realizaba en uno de los centros de negocios más importantes de la época. También fue importante su fructífera amistad con David Hume, quien vivía entonces en Edimburgo, y era el escritor inglés de mayor visión sobre cuestiones económicas en aquel entonces. ExPBRIBNCIA EXTRANJERA. En 1764, no sin cierto pesar, dejó su profesorado con el fin de aceptar una posición mucho más lucrati~ como tutor durante ues ar.os del joven Duque de Buccleuch, pupilo de Charles Townsend, quien entonces era Canciller del Tesoro. Por este servicio recibiría un generoso estipendio de 300 libras mientras durase su tutoría, más gasros de viaje, y por añadidura, una pensión anual de la misma cantidad durante los veinte años subsecuentes. Emprendió el viaje, con su alumno, hacia el continente y pas6 añ~ _Y medio en el sur de Francia, donde, en Toulouse, comenzó a escr1b1r el libro que con el tiempo habría de convertirse en La riqMezad, las naciones. Después pas6 una temporada de unos cuantos meses en Suiza y residió en París durante un año. Aquí hizo buena amistad con varios miembros del grupo fisiocrático, incluyendo a Quesnay y Turgot, que estaban vivamente interesados por los mismos problemas a los que él se había consagrado durante años. También trabó amistad, más o menos íntima, con relevantes literatos de la época.

Su OBRA MAESTRA. De regreso a Inglaterra se consagró por casi diez años, en forma metódica, a completar su manuscrito, viviendo casi recluido en su vieja casa de Kirkcaldy hasta 1773, y luego marchó a Londres para realizar nuevas investigaciones y darle los últimos toques. Por fin, en la primavera de 1776 se publicó su tratado, en dos volúmenes, bajo el título An lnqui,y into the Nature and Causes of tht1 W ealth of Nations. Su éxito fue instantáneo. Antes de su muerte habían aparecido cinco ediciones y se había traducido a numerosos idiomas. Confiado en su fama, aceptó en 1778 el puesto de comisario de aduanas en Escocia, con residencia en Edimburgo, donde vivió hasta su muerte, el día 17 de julio de 1790. Sus años últimos los pas6 en la mayor abundancia, aunque sólo dejó una pequeña fortuna par-

ADAM SMITH

61

que durante toda su vida hizo clonaciones caritativas muy generosas. Poco antes de su muerte hizo quemar, en presencia de algunos amigos y sin explicaci6n, dieciséis volúmenes de manuscritos incompletos, .actO misterioso que desde entonces ha dado lugar a suponer que !)reparaba un tratado de jurisprudencia, en el que expondría la terce.QI.parte de su curso sobre filosofía moral de Glasgow; d~ la misma manera que mucho de la T eoria de los sentm1ien101morales y de La Nlf#BZIIth las naciones eran resultado de las partes segunda y cuarta de ese mismo curso. Por lo que se ve, La Nlf#BZIIde las naciones fue el producto de años y aun décadas de meditaci6n de un hombre que a la vez que profesor universitario de filosofía moral era un agudo observador de los acontecimientos contemporáneos, de un hombre que se preocupaba por muy extensas y diversas cuestiones, y que aunque enfrascado en los clásicos, era un sagaz conocedor de los sucesos diarios del mundo de los negocios. En suma, la gran obra de Adam Smith fue mucho más de lo que su título nos induce a creer. No fue sólo un tratado de economía, que estudia desde varios ángulos la riqueza de las naciones, sino una obra filosófica amplísima, en la que se examin~ba con gran visi6n los problemas d~l bienestar humano. En este libro, de unas novecientas páginas, desfilan ante el lector principios económicos, éticos, jurídicos, teológicos. En verdad, se trata de una historia y crítica de la civilización europea de$de la caída del imperio romano hasta sus días. La Ñl[#eza th las "'8ciones pudo haberse titulado con absoluta exactitud, "Historia y crítica de la civilizaci6n de la Europa occidental". EL MÉTODO DEDUCTIVO. En Adam Smith puede encontrarse la exposición de una inmensa cantidad .de datos materiales, que detallaremos en las páginas siguientes. Pero lo más importante respecto de esta obra es que no se preocupó tanto de resumir el total conocimiento de la época, más o menos común, o de aducir nuevos hechos, como de la relaci6n mutua e interpretación de los hechos y la descripci6n de una nueva perspectiva. En términos generales; La Ñl[#eza de las naciones es una serie de meditaciones y conclusiones mucho más que una adición al total del saber humano acumulado. Fue el resultado, no tanto de la investigación como de la meditación y Ia organizaci6n del material ya existente. En vista del imperfecto estado de la estadística en aquel tiempo, Adam Smith sólo podía utilizar en el estudio de su tema general el único método disponible que al parecer prometía mayor posibilidad de éxito. Con "poca fe en la aritmética política", como él mismo señal6 y disponiendo de datos muy fragmentarios y de calidad muy baja, rindió el

-

ADAM SMITH

ADAM SMITH

máximo servicio a la ciencia que podía prestársele entonces cuando por medio de la deducción ofreció al mundo el pensamiento ~ás cuidadosamente elaborado y las conclusiones más absolutas sobre los fenómenos económicos, así como el conjunto de enseñanzas económicas mejor o~ganizado, ?ese!: el punto de vista de unidad orgánica, que ha proporcionado la h1stot1a hasta 1776.1 En verdad, el libro es la efusión de una inteligencia verdaderamente grandiosa. No necesitamos decir que, con esto, no suponemos que, aunque se esforzó por comprobar sus deducciones por medio de la observación personal y la investigación histórica, no haya incurrido en muchas contradicciones y sea susceptible de error. Con frecuencia la caract~rística más importante de las grandes inteligencias ha sido Ía inconsistencia, y Ad:1111 Smith no _pued~considerarse en modo alguno, mmo el portador upo de la cons1stenc1ao exactitud en sus puntos de vista. Ni ensal~se de~asiado sus facultades de originalidad. Por ejemplo, en este ~bro se citan aproximadamente un centenar de autores, algunas veces sm hacer referencías y lo mismo es cierto que Adam Smith utilizó muchísimo la obra de sus predecesores. Ningún hombre puede jactarse de ser completamente original. Pero, ningún escritor anterior poseyó su s_o~prendenteequ_ilibrio de pensamiento o amplitud de visión, o su hab1hdad para fundu en un todo coherente los productos más admirables de otras inteligencias. Aunque usó materiales fácilmente accesibles a cualq~iera y no es e~ ningún sentido un iniciador, sin embargo, vio los fenomenos cconórmcos en forma más comprensiva que cualquier otro antes que él y sentó los cimientos para las especulaciones de los pensadores que habían de seguirle. Si a esto se añade el encanto literario de La riqueza de las naciones y la claridad y fluidez con que, en su mayor parte, expresa las opiniones y entremezcla los hechos con el razon~miento, no hay razón alguna para negarle el atributo de -genio. Ciertamente, son pocas las muchas verdades económicas ahora corrie~tes que él no hubiera por lo menos vislumbrado. Además, no hay mnguna otra obra sobre economía producida durante esta época, de la que pueda afirmarse que todavía se sigue leyendo en todas partes. A pesar de todos los defectos evidentes, se clasifica, casi unánimemente, como el tratado de economía y como una de las obras clásicas de todas las épocas que más influencia ha ejercido.

primeros comprenden lo que, hace relativamente pocas décadas, se ha llamado "teoría económica". El tercero tiene. un estilo histórico y describe los progresos de la civilización europea. El libro cuarto está dedicado a un examen crítico del mercantilismo y la fisiocracia.' En el ,quinto y último libro se presta atención al tema de la hacienda pública en muchas de sus ramificaciones. El título de cada capítulo comienza con la palabra "De". Si la ordenación de temas pareciese algo extraña, debe tenerse en cuenta la explicación aparentemente satisfactoria de que el autor, como otros muchos profosores universitarios, no hizo más que desarrollar sus lecciones cuando las publicó en forma de libro. En la sentencia memorable de la Introducción, Adam Smith se declaró firme creyente en que "El traba jo anual de cada nación es el fondo que la surte originalmente de todas aquellas cosas necesarias y útiles para la vida que consume anualmente y que consisten siempre o en el producto inmediato de aquel trabajo, o en lo que, con aquel producto se adquiere de las demás naciones." Este famoso pasaje, que ha sido causa de tanto malentendido, no pretendía en modo alguno restar importancia a la parte que el capital o los recursos naturales desempeñaban en la producción, sino más bien establecer en su verdadero sentido la distinción de su propio punto de vista (en ninguna forma original) del que habían formulado los mercantilistas y los fisiócratas. Los .6.siócratashabían erigido su sistema sobre el supuesto de que toda la riqueza procede de las actividades extractivas únicamente, en tanto que los mercantilistas habían tratado de exaltar la importancia de los metales preciosos sobre todas las otras clases de riqueza. Por el contrario, Adam Smith, suponiendo que los recursos namrales de todas las naciones están fijados más o menos arbitrariamente, percibió claramente que la verdadera fuente de riqueza hay que hallarla en la actividad humana, y que la riqueza es mucho más una corriente de productos que una oferta disponible de produetos.

62

11

I!

I>

1, ¡,

t

ti

EXAMEN DE su OBRA MAESTRA. La riqueza de las naciones• consta de una Introducción de tres páginas, en la que delinea el "plan de la obra", formada por cinco libros y un breve Apéndice. Los dos libros 1

W. C. Mitche!l, manuscrito inédito.

63

'

1

EL nABAJO, FUENTE DE RIQUEZA. Así se concibe en el Libro 1 titulado "De las causas del adelantamiento y perfección en las facul~ tades productivas del ,trabajo, y del orden con que su producto se distribuye naturalmente entre las diferentes clases del pueblo", para esmdiar con más extensión el trabajo como fuente de riqueza de las naciones. Este libro, dividido en siete capítulos, se ocupa de tres cuestiones: producción, cambio y distribución. En el primer capítulo .-el más famosó de los treinta y dos que tiene el tratado-- afirmó que el hecho cardinal de la vida económica es que la. producción de riqueza puede reali• Hay trad. esp. de la editorial España Bancaria, Barcelona, 1933. Es una revisión de la primera ·edición de 1794. -

1

64

ADAM SMtnl

zarse.mejor mediante una adecuada organizac.ión del trabajo, explicando sus ventajas en razón de la gran destreza que adquiere con ella cada trabajador, el ahorro de tiempo del constante cambio de ocupaci6!1 y el estimulo a la invención a que, inevitablemente, da lugar e ilustra el consiguiente incremento en la capacidad productiva del trabajo con el conocidísimo ejemplo de la fabricación de alfileres. En los siguientes capítulos no ·togra tanto éxito al pretender encontrar el origen de la división del trabajo en la propensión de.la naturaleza humana "al true· que, permuta o cambio de una cosa por Otra". Pero con su inimitable sentido común llegó a afirmar que la división del trabajo se basafun. damentalmente en la necesidad del hombre de la "cooperación y ayuda de grandes multitudes". El hombre declaró, se especializa en su trabajo a causa del llamado ·a su propio interés. El punto crucial de todo esto descansa, una vez más, no. en ~ varias versiones del principio y efectos de la división del trabaJo, uno en el papel principal que asignó al trabajo y a su proceso especializado y en la forma en que concibió la producción como un todo. Para Adal_n Smith, una nación vive satisfecha únicamente cuando hay abundanaa de productos disponibles · para distribuirse equitativamente entre las diferentes clases de la sociedad, abundancia condkionada a una creciente división del trabajo y, a su vez, a una ampliación permanente del mercado. DINERO, PRECIOS Y VALOR. Como la extensión de la 'división del trabajo depende del cambio de productos, Adam Smith hizo en el capítulo IV un examen breve y convencional del origen y uso del dinero como instrumento para facilitar el cambio. Y como el dinero no es más que un medio de expresión del valor, sigue después un estudio acerca del tema mucho más discutible, del valor. Distinguió entre valor de uso (en ~eneral la utilidad o capacidad de satisfacer las necesidades con productos) y valor de cambio, al igual que lo habían hecho !ºs. fisiócratas y otros muchos antes que él~ y en los tres capítulos SJgwentes desarrolló el concepto del valor de cambio solamente. Se preguntó, en primer lugar, qué es lo que determina la cantidad .de una cosa que debe darse por otra. Y respondió que :"el trabajo (debe .considerarse como) la medida real del valor de cambio de todos.los bienes''.. "El valor de cualquier bien. . . para la persona que lo posee; y que no desea hacer uso de él o, éonsumirlo, sino cambiarlo por otrOS bienes, es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar u o.r;deoár".Sin embargo, comentó, en la práctica real la medida del valor es el dine~ _(~o hoy día) y no el trabajo. En cuanto a la call$l del valor adv1rt10 que "el precio real de toda cosa, lo que toda cosa ,cuesta realmente al hom·

ADAM SMITH

65

bre que desea adquirirla, es el trabajo y las molestias de adquirirla". En la sociedad primitiva, añadió, el valor de cambio se fijaba exclusivamente por la cantidad de trabajo empleado en la producción, mientras que en los estadios de civilización más avanzados, los precios se hicieron más complejos, deb~do a la acumulación de capital y a la mayor escasez de tierra apetecible, y se forman la. mayor parte de las veces con los tres elementos: s:tlarios, renta y ganancias. Hay, además, un precio natural y un precio de mercado para los productos; el primero es el que cubre precisamente el tipo · normal de salarios, renta y ganancia necesaria para la venta de un producto, cuya exacta fijación depende de la relación entre la oferta de un producto determinado y la demanda efectiva del mismo. Bajo la influencia de la competencia, el precio natural es el precio hacia el cual tienden a gravitar los precios de mercado, y el valor, hecha excepción de casos tales como el monopolio, tiende, por tanto, constantemente hacia el costo de producción. Muy en resumen, tales eran sus puntos de vista, elusivos y vacilantes a veces, sobre la cuestión complicada de la teoría del valor. DISTRIBUCIÓN. En el supuesto de que el precio (la expresión en dinero del valor) se forma con los salarios, la renta y la ganancia, Adam Smith se ocupa en los cuatro últimos capítulos del Libro I de hacer un estudio de la distribución, puesto que los salarios, la renta y la ganancia son los elementos constitutivos del ingreso lo mismo que lo son del precio. Lo curioso del caso acerca de este estudio del valor y la distribución es que ninguno de los dos problemas arroja mucha luz, si es que arrojan alguna, sobre el tema principal a consideración en este primer libro, esto es, sobre el trabajo y la división del trabajo. La conjetura casi universal, aun desde la publicación de La riqueza de las nacione1,ha sido que la intercalación en este lugar de una teoría de la distribución fue una idea posterior, sugerida muy probablemente por su asociación ·con los íisiócratas. Sin embargo, hay cierta base para creer que la crisis comercial británica de 1772, que produjo la quiebra de un banca en cuya liquidación parece que tomó parte Adam Smith, junto con la aparición de las monografías de William Temple y Dean Tucker, despertaron en él un interés tardío por el tema del capital y la distribución y le hicieron ver su ifnportancia. Y a fuese que sus ideas sobre estos temas las tomara o no de los ñsiócratas, su teoría de la distribución parece un remiendo y es todavía menos satisfactoria que su teoría del valor.

66

ADAM SMITH

ADAM SMITH

CANALES DE LA DISTRIBUCIÓN. Adam Smith manifestó que en toda sociedad civilizada hay tres grandes "órdenes" o clases de perceptores de ingresos, y que los demás los obtienen de estos tres: a saber: los obreros, que reciben salarios; los terratenientes, ~ue reciben renca; Y los capitalistas que reciben utilidades o ganancias,-,Pensaba que los salarios dependían de la fuerza relativa de ~o?tratac_ionde ~os pac,r~nos y empleados, aunque a la larga tendían, quizas, hac1a_.~nnivel mm_~o de subsistencia, fijado por el "precio corriente o medio de las provmones". La renta nace cuancio se apropia la tierra; es el pago que se hace al terrateniente por el uso de la tierra y varía según la fertil~dad Y situación de la misma. Juzga al terrateniente como un monopohsta (a la inversa del punto de vista moderno) y la renta como ~a forma de extorsión, aunque no habría renta si no fuera_por la grac'.a Y generosidad de la naturaleza. Consideraba los beneficios como el ingreso total derivado el uso del capital; el imerés era la parte de las ganancias ~ue tenía que pagar un prestatario al capitalista . por el uso_del capital. Además esas clases no tendían a tener mcereses umformes. Por ejemplo, el de los terratenientes coincidirá siemp:e con el interés general de la sociedad, lo mismo que el de los traba¡ado~es; pero el de los capitalistas, por el contrario, es diferente del de a~uella porque los capitalistas son egoístas y están tratand~ ~e contmuo de ~onfi.nar los trabajos de la competencia dentro de ltm1tes cada vez mas estrechos. CAPITAL. El tema del Libro 11 -segundo también por su brevedad- se titula "De la naturaleza, acumulación y empleo de stock". Por stock entiende Adam Smith lo que hoy día se denomina generalmente ca~ital. Una de las muchas incongruencias que se ~?vierten en La riqueza de las nacioneses ~ue el probl~ma de la produ~cion se of:ece su al lector en los primeros capitulos del Libro I, l~e~o se_,mter~p~ estudio por una extensa digresión acerca de la di~tr1~uc1~~( casi cuatro quintos del Libro I se refieren al examen de la d1smbuci~n) y el rest_o del tema se reanuda en el Líbro n. Sin embargo, esta mcongruen~ia se compensa por el hecho de que Adam S~ith ini_ció_ e aportac10nes originales a los problemas de producc1on y d1stnbuc10n en extensión incomparablemente mayor que en el resto ,de. su obra. Le ~~rresponde la gloria de ser el pr~mero ,q~e fo~mulo ~rertas propo_sioones fundamentales que han ejerc1do max1ma mfluenc1a sobre la 11:~e~;ª masa de literatura económica posterior, como en el caso de la d1v1S1on de los ingresos en salarios, renta y beneficios. También fue el primero trató in extenso muchas cuestiones importantes hasta entonces ::das con precipitación; por ejemplo, ver sus caf,ículos sobre los salarios del trabajo. Hay mucho que puede y debe ser examinado en las

h!~º

67

nuevas investigaciones que se hagan de los escritos de quien, no importa lo confuso de sus términos, inició en nuevos campos al pensamiento económico, y cuyas teorías han recibido, en consecuencia, confirmación bien importante. El Libro II consiste fundamentalmente en un examen detallado del stock, del que Adam_Smith había dicho en el Libro I que era uno de los tres factores de la producción, siendo los otros dos el trabajo y la tierra. En el Libro I, asimismo, afirmó que el grado a que puede llevarse la división del trabajo está limitado por la amplitud del mercado y la naturaleza del sistema monetario . Avanzando un paso más en su argumento, en el Libro II sostuvo que la división del trabajo estaba limitada también por la cantidad de stock acumulado, y era proporcionado a esta cantidad, porque tal acumulación, "debe ser, lógicamente, anterior a la división del trabajo", y por eso "el trabajo puede subdividirse cada vez más solamente cuando el stock se acumula previamente cada vez más". Se estimó no sólo que la cantidad de negocios, sino también la eficacia ~e cada empresa económica, 'son proporcionales a la acumulación de stock. En resumen, lo que trató de remachar en este libro fue que en la división del trabajo las funciones del capitalista y el patrono (el emprendedor) son de máxima importancia. La riqueza se denva del trabajo, y cuanto mejor se organice éste es mayor la cantidad de riqueza que crea. Afirmaba que el capital, logrado por medio del ahorro y dirigido por el patrón, era la fuerza que ponía en movimiento la maquinaria productiva· de la sociedad, al proporcionar trabajadores, con el alimento, herramientas, maquinaria, edificios, etc., necesarios y determinaba su eficacia. Estas ideas, sin que importe su veracidad o falsedad, fueron aportaciones revolucionarias para su época. Después de afirmar en el capítulo I, que el stock, ya sea individual o social, era de dos clases -el que se destinaba al consumo inmediato y el que se empleaba para producir un ingreso, y que denomina capital-, hace una investigación detallada del capital bajo los dos rubros de "fijo" y "circulante". Luego, en un famoso y extenso capítulo sobre el dinero, "el gran timón de la circulación", en el que aparece un hábil estudio de los bancos, el papel moneda, y los tipos de cambio, sostuvo que el dinero, a diferencia de otras formas de capital, era una partida de gasto real para la sociedad. La ganancia que obtiene la sociedad de la sustitución del papel moneda por metales preciosos se explicaba en una metáfora feliz, comparando el uso del oro y la plata con un camino real sobre la carretera y el del papel moneda con una vía a través del aire. Al estudiar después la acumulación de capital, trazó una distinción

68

ADAM SMITH

ADAM SMITH

algo desafortunada entre el trabajo productivo y el improductivo. Denominó trabajo productivo al que da por resultado la creación de artículos "vendibles" o de una posibilidad de venta mayor; e improductivo al que, no obstante ser útil, no hace sino prestar servicios. Bajo el último título clasifica "los sirvientes domésticos", "el soberano", y "todos los funcionarios, de justicia y de guerra, que sirven a sus órdenes, y todo el ejército y la armada",y también "1~ clérigos, abogados, médicos, hombres de letras de todas clases, cómicos, bufones, músicos, cantantes de ópera, bailarines, etc .... El trabajo de todos ellos, lo mismo la declamación del actor, el discurso del orador o la melodía de los músicos, perece en el instante mismo de su producción". De mucha mayor importancia fueron sus advertencias, en el mismo capítulo III, sobre las influencias que determinan la magnitud del fondo de capital de la sociedad. El capital era el resultado del ahorro. "Los capitales aumentan con la frugalidad y disminuyen con la prodigalidad y mala conducta." Todo hombre frugal era un benefactor público y todo hombre pródigo un enemigo público. Lo que se ahorraba cada año se consumía de modo tan regular como lo que se gastaba, pero por trabajadores productivos en vez de por los impr~uctivos, de modo que se reproducía el valor de su consumo. Tales propuestas eran una novedad y constructivas, especialmente en aquél día y época.

la naturaleza coopera activamente con el hombre, idea esta que había expresado con anterioridad sobre la renta de la tierra en el capítulo final del Libro I. En orden de productividad sigue la manufactura, después el comercio al por mayor y en último término el comercio al menudeo. Así revdó en su alegato una gran parte de esa marcada infiltración de doctrina fisiocrática, que ha hecho desde entonces que no pocos comentaristas opinen que en el fondo era un fisiócrata. Después de formular en los dos primeros libros la doctrina econó~ca general que, durante muchas décadas iba a originar discusiones Stn ~ en torno a ella, Adam Smith hizo en el Libro m -el más pequeno, con mucho, de los cinco-- un breve estudio 'De los diferentes progresos de la opulencia en distintas naciones." Es éste el más extenso de los muchos estudios históricos en que abunda La riqueza de las naciones-estudios para los que estaba bien preparado por su afición Ypreparación-. En cuatro conos capítulos esquematiza la historia de la indUStria europea en relación con los factores que, según él, habían estimulado o retardado el crecimiento de la riqueza nacional. Sin embargo, en todas panes aseguró que la política social había constituido, en muchos aspectos, una inversión total del "curso natural de las cosas", según el cual "la mayor parte del capital de toda sociedad en crecimiento se dirige primero hacia la ,agricultura, después a las manufacturas y por último al comercio exterior".

INTERÉS.En el capítulo IV estudió el interés y los tipos de interés, censurando, como otros muchos lo habían hecho antes, la relación que comúnmente se hacía del tipo de interés con la cantidad de dinero en circulación (en vez de con la demanda y oferta de capital), y propugnando, algo erróneamente, por la fijación de un tipo de interés legal. ¿FUE SMITH UN FISIÓCRATA? En el capítulo V y último, acerca "De los diferentes usos de los capitales", intentó determinar la cantidad de trabajo productivo que una . suma fija de capital pondría en movimiento en las diversas ramas de la producción. Observando que en la agricultura se requería muy poco o ningún capital en forma de· materias primas, ya que el suelo tomaba el lugar de éstas y que la cantidad de capital en forma de herr--..mientasy maquinaria; en proporción al número de obreros empleados, era menor que en cualquier otra ocupación, sacó la conclusión de que "no hay capital que, en iguales circunstancias, ponga en movimiento una cantidad mayor de trabajo productivo que el del agricultor". "En la agricultura --declaró--- (y bajo este rubro incluía toda la actividad extractiva), la naturaleza colabora con el hombre," y, en consecuencia, se produce un exceso que permite el pago de una renta. Además, sólo en la agricultura es donde

69

Et EsTADO Y LOS NEGOCIOS. Con el Libro IV "De los sistemas de economía política", se dirige Adam Smith a la fase tercera y final de su tarea. Después de estudiar la relación del progreso económico con el trabajo, en primer lugar, y en segundo término con el capital, estudio que Completó en sus líneas principales en los tres primeros libros, comenzó en el ruano ese examen amplio y profundo, de la relación del estado con el progreso económico, que le sirvió para llevar su argumentación a lo que estimó su conclusión lógica. El Libro v, "De los ingresos del soberano o de la comunidad de naciones," puede considerarse, por tanto, como la adecuada continuación del Libro IV. A su juicio, para que se operase felizmente algún adelanto en el progreso económico y un aumento en la riqueza de las naciones, era esencial, no sólo una ampliación de la división del trabajo y un uso correcto del capital y la tierra, sino también la valiosa cooperación del estado con las actividades de los negociantes. En tanto que el Libro v era de carácter constructivo, el Libro IV era fundamentalmente una obra de destrucción. En él se enuega a la discusión más devastadora entablada hasta aquella época contra el mer01ntilismo ( o sistema comercial, como algunas veces lo calificó). Cw.ndo él lo atacó, el mercantilismo era, sin duda, una

70

ADAM SMITH

institución moribunda en Gran Bretaña, pero su acusación ayudó poderosamente a minar allí sus últimos vestigios de autoridad, y desde entonces ha ejercido una influencia poderosa, por fortuna, o por desgracia, sobre las subsecuentes legislaciones económicas en muchas partes del mundo. En reswnen, alzó su voz en favor de la libertad económica. Propuso elevar al máximo la riqueza por medio de la reducción al mínimo, más que por una elevación al máximo, de la interferencia estatal en la economía. En lugar de una economía estatal planificada, abogó por la supresión de obstáculos legales para el ejercicio de la inicia~iva privada-política que desde entonces se ha apodado con frecuencia como programa de "estate quieto" o "siéntate". Sin duda, enund:1.r este punto de vista no era original en ningún sentido. Muchos pensadores anteriores habían abogado por la abolición de las barreras aduaneras y contra tod::.s las formas de monopolio y la producción en un país de aquellos artículos para los que estaba mejor dotado. De hecho, en esa misma época en Francia los fisiócratas defendían con ardor una política de laissez-fai,e. Las ideas de libertad industrial flotaban en el aire, por así decirlo, sobre el continente, en Gran Bretaña, y en todas partes. HOSTILIDAD AL MERCANTILISMO. La creencia de Adam Smith en la superioridad de la iniciativa individual sobre la empresa v~gilada ~or el estado como el método adecuado de fomentar la prosperidad nac10nal, no se basaba, en modo alguno, en los resultados de investigaciones esradísricas, ya que no podía disponer de ese método. En su época, todo país importante del mundo perseguía, al menos en teoría, una política mercantilista, y los datos estadísticos, ~ando se podían ~~t~ner, eran escasos, y no muy de fiar. Por el contrano, formo su opm:on al contemplar lo que vio en torno suyo. · Al pasar el tiempo observó la creciente desintegración del régi:11::n mercantilista; cómo un número cada vez mayor de sus com_pamotas no hacían caso de la legislación económica que se oponía a _sus intereses privados. Por ejemplo, observó a artesanos que empreo _di~ron con _éxito ésta o aquél1a actividad sin h ..ber cumplido el aprendiza¡e presento, o que se dedicaron a actividades para ellos prohibidas por la ley, o que evadían las normas impuestas por el estado relativas a la escala de salarios y o.l número de horas de trabajo . Observó a los co~ercian _res y, vinualmente, a todas las clases del pueblo en Gran Bretana dedica~as al contrabando de productos en una escala que ahora nos parece mcreíble. Además, observó de parte de muchos legisladores una aquiescencia tácita en la ruptura de una política a la que , en teoría, todavía estaba _sometido el país. En consecuencia, al formular su criterio encon- -

ADAM SMITH

71

tró ya preparadas para entenderlo las menees de enérgicos emprendedor~s, porque ello les garantizaba que, en realidad, lo que venían haciendo no era en absoluto malo sino más bien muy deseable desde su punto de vista y el de la nación en conjumo. 2 SUPUES:ros ACERCA DE LA NATURALEZA HUMANA. La base para sus conclus10nes descansa en sus supuestos relativos al carácter de la naturaleza humana; supuestos que en ninguna forma eran una novedad ni están del ~~do a}'~ndonad~s hoy día. En primer término, dio por supuesto que el esruerzo umforme, constante e interrumpido de todo hombre mejora su condición". En otras palabras, todo hombre es, en el fondo, un escocés. Afirmó que "todo individuo se esfuerza de continuo para ?3-llar el_empleo más ventajoso para cualquier capital que pueda ma?eJar. Es Cierto que lo que procura es su propio interés y no el de la el estudio de su propia ventaja, natural, o soc~edad. Pero . --añadíame¡or, neccsanamente le conducirá a ¡preferir el empleo que es más ventajoso para la sociedad ... En este, como en muchos otros casos está diri?ido ~r una mano invisible hacia un fin que no formaba pa~e de su mtencion. . . Al perseguir su propio interés, a menudo promueve el de la sociedad con más eficacia que si en realidad lo intentase". En segundo lugar, suponía que todo hombre es el mejor juez del empleo de su tiempo y su trabajo. "Es evidente que cada individuo en su situación local, puede juzgar mucho mejor que lo puedan hace; por él cualquier estadista o legislador. El estadista que intenta dirigir a l~s personas privadas sobre cómo deben emplear su capital, no sólo se impone un cuidado innecesario, sino que también asume una autoridad que no puede confiarse a una persona sola, ni siquiera a un consejo o senado cualquiera." La conclusión lógica de estas dos premis1s viene poco después en uno de los pasajes más famosos de todo el libro: "Por consiguiente, su_pr~midospor completo todos los sistemas, ya sean pref~rentes .º resmcttv~s, se establece de modo espontáneo el evidente y simple sistema de libertad natural. Todo hombre, en cuanto no viole las l:ye~ de ,la justicia, queda en completa libertad para procurar su prop10 mte:<:s a su modo, y para competir, tanto con su capital como con su habiltdad, con cualquier otro hombre o asociación de hombres. El ,so~erano queda com~letamente liberado de un deber, en el que esta siempre expuesto a rnnumerables errores, y para la ejecución correcra del cual no existe suficiente cono::imiento ni sabiduría humanos: el ~eber de vigila: la actividad de las personas privadas y de dirigirla haCJael empleo mas provechoso a los intereses de la sociedad." 2

W. C. Mitchell, manuscrito inédito.

1

ADAM SMITH

ADAM SMITH

EL PAPEL DE LA COMPETENCIA.Esta "mano invisible" que Adam Smith hizo famosa, ese agente divino y milagroso que reconciliaría de modo automático el interés personal del individuo con la prosperidad de la comunidad no eran sino tendencias naturales que permitían un gobierno libre. Sin embargo, no se hacía ilusiones respecto a una cuestión. Creyendo en el egoísmo innato del negociante, el único medio que veía para proteger al público contra sus prácticas opresivas era la aplicación más amplia posible de la competencia en economía. Creía que el control automático de la industria por medio de la competencia de precios, obligada a los emprendedores a producir y comerciar en aquellos artículos que el pueblo necesita y, de este modo, el control de la producción y el comercio pasaría, en realidad, a los consumidores. Según su criterio, la ofena por algunos productores de productos a precios más bajos o de mejor calidad a iguales precios anularía eficazmente los esfuerzos de los productores menos escrupulosos para beneficiarse a expensas de la sociedad por medio de la percepción de precios rnás elevados. No era tan optimista respecto al bienestar de los empleados en un régimen de libertad económica. Percatado de que :>ssalarios individuales están en inferioridad de condiciones al tratar con sus patrones, y convencido, además, de la conveniencia social de los salarios elevados (en agudo contraste con las doctrinas de los salarios bajos del pensamiento mercantilista), puso su confianza un poco vacilante, en la apertura absoluta de los empleos a la libre elección de todos.

miembro de la .misma, o sea, el deber de crear una administración de justicia; y tercero, deber de erigir y sostener cienas obras e instituciones públicas, que nunca interesará erigir y sostener a un individuo o grupo de individuos; porque su beneficio nunca pagará los gastos de cualquier individuo o grupo de individuos, aunque con frecuencia puede más que compensar a una gran sociedad". En esta última categoría incluye obras tales como la construcción de carreteras y canales, el mejoramiento de los puertos, y la educación gratuita a quienes no pueden pagársela. . También hay otras medidas de invervención estatal que merecen su aprobación, pues era un verdadero patriota consciente de que los intereses económicos deben sacrificarse en ocasiones en aras de los esenciales a la defensa de un país. Afirm6 que la defensa del país era más importante que la opulencia, y por eso favoreció la protección a la navegación inglesa de las Leyes de Navegación y aceptó los impuestos sobre la importación de artículos como el nitrato con el fin de que una nación pueda ser autosuficiente en tiempo de guerra. Además, si se cargaban impuestos sobre artículos producidos en el país, debían gravarse las importaciones de esos productos con los impuestos correspondientes, eliminando así la carga que, de otra manera, gravitaría sobre los productos nacionales. En consonancia con esto estaba su justificación de la concesión de privilegios temporales de monopolio a las compañías que asumiesen grandes riesgos en empresas que a la larga prometiesen contribuir a la prosperidad de una nación. No sería justo despedimos de Adam Srnith sin mencionar su convicción fume sobre dos cuestiones de máxima importancia. Con un sentido común poco frecuente sostuvo que sería perjudicial e imposible una promulgaci6n universal repentina de la libertad económica; con una perspectiva amplia del futuro previó el probable surgimiento de una civilizaci6n en la que consideraciones de salud o de moral públicas podían exigir limitaciones al principio del laiuez-faire mucho mayores que las que él estimaba adecuadas para los países europeos de su tiempo.

72

LIBERALISMO ECONÓMICO. Adam Smith es, sin duda, el más famoso exponente en la historia de ese gran cuerpo de teoría económica que se ha conocido como liberalismo económico. Los tres principios fundamentales, del liberalismo económico son: libenad personal, propiedad privada (defendida sobre la base de que asegura la utilización más deseable de la riqueza), e iniciativa y control individual de empresa. El mantenimiepto del liberalismo exige una política oficial de lai11ez-faire,las actividades del cual deben reducirse al mínimo con objeto de que una nación pueda ser provista con la mayor cantidad posible de productos y servicios. Sin embargo, Adam Smith no era un simple docrrinario en esta cuestión. Para él, laiuez-fafre no suponía, como muchos han creído, la falta completa de restricciones sobre la economía. Reconoció los siguientes deberes del soberano: "primero, deber de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes; segundo, deber de proteger, hasta donde sea posible, a cada miembro de la sociedad de la injusticia u opresión de todo otro

73

Para dar fin a este Sus PUNTOSDE VISTASOBRELA FISIOCRACIA. breve estudio quedan dos cuestiones más, examinadas en el Libro IV. En el último capítulo (IX) de este libro, titulado curiosamente "De los sistemas agrícolas, o de aquellos sistemas de política económica que representan el producto de la tierra como la única o principal fuente de ingreso y riqueza de todo país", procedió a hacer una crítica de las doctrinas fisiocráticas, mucho más concisa y menos demoledora que la que había hecho en los ocho capítulos anteriores contra los dogmas del mercantilismo. De acuerdo con los fisiócratas en su denuncia de las

n

ADAM SMITH

ADAM SMITH

medidas mercantilistas, tales como la minucibsa reglamentación de la industria, los monopolios, fijación de salarios y precios., tratados comerciales, descuentos, primas, prohibiciones, y aranceles elevados, también estuvo de acuerdo con ellos en destacar la mayor productividad de las industrias extractivas sobre todas las demás. Será sin duda un problema de larga controversia el de si al aceptar la esencia de la fisiocracia se alineó, o no, con el pensamiento fisiocrático.

por supuesto, se pueden encontrar casi literalmente en alguno de sus predecesores franceses-, son, probablemente, lo mejor conocido de este libro. En un lenguaje merecidamente admirado, dictó las bases esenciales de un sistema justo de impuestos: a) fijados de acuerdo con la capacidad de quienes han de pagarlos, b) caracterizados por la certeza de su cuantía, e) percibidos en la época y forma más convenientes para el contribuyente, y d) tan ingeniosos, que su percepción resulte lo más económica posible. Concretamente, sostuvo que la base más deseable para el impuesto era la rema, mejor que los salarios o ganancias, inclinándose así a la posición sostenida por los fisiócratas. Los negociantes y los terratenientes serían afectados por medio de impuestos sobre el lujo. Encareció con firmeza la sustitución del sistema, entonces dominante, de innumerables impuestos sobre la producción y la importación, por la percepción de unos poco! impuestos solamente sobre artículos tales como los vinos, el alcohol, el azúcar y el tabaco. El que Inglaterra siguiese estos consejos durante el siglo XIX es un tributo a la fuerza de su razonamiento rara vez concedido a ningún pensador. El último capítulo se cerraba en plan elevado con un:t brillante exposición de los desastrosos efectos del abuso del crédito público.

¡4

EL CONSUMIDOR, Escondido al final del capítulo VIII hay, por fü1., una breve referencia a un aspecto de la economía, el consumo, que sólo ha adquirido personalidad en la literatura de hoy día. Durante innumerables siglos, el problema económico más apremiante para la humanidad era el del aumento de la produción, motivado por la escasez crónica de medios de vida, lo que justifica con amplitud esa falla de los pensadores r.asta épocas relativamente recientes, en prestar atención al tema del consumo. Aunque tomase la idea de los fisiócratas, hay que decir, en honor de Adam Smith, que reconoció la gran importancia del papel que el consumidor desempeña en la sociedad. "El consumo es el único fin y propósico de toda producción; y el interés del productor debe ser solamente, hasta donde pueda ser necesario, el del consumidor. La máxima es tan perfectamente evidente que sería absurdo intentar probada." Esta sentencia no es hoy menos válida que cuando se formuló en La riqueza ele las naciones. En realidad, el consumo está a la cabeza de todo el sistema económico, y nada será tan necesario como una comprensión completa de los principios de esta rama particular de la economía. Para cualquiera que profundice un ppco, es del todo evidente que, a la larga, los mejores negocios son los que adaptan sus productos y servicios a las necesidades conocidas de los consumidores. IMPUESTOS. En el Libro v y último, "Del ingreso del sobernno o de la comunidad", examina Adam Smith las funciones económicas del estado e investiga los efectos sobre la riqueza de una nacié-n de los gastos realizados por el estado, y los medios por los cuales obtiene sus ingresos. En realidad, el Libro V es la conclusión de una tesis comenzada en el Libro IV según la cual los progresos económicos dependen, en último análisis, de la adecuada coordinación de las actividades del estado con las de los negociantes. En los tres extensos capítulos de este último libro hay poco de original, pero mucho de sugestivo y constructivo. En oposición al punto de vista, aceptado desde hacía tiempo, de que las tierras de la Corona debían considerarse como la fuente principal de ingresos públicos, centró su atención en el uso de los impuestos únicamente. Sus famosas cuatro reglas (o cánones) de tributación -que,

RESUMEN. Estos son, expuestos con brevedad, los puntos princip:i!es de la gran obra de Adam Smith, el tratado que ha ejercido más influencia, de todos los escritos sobre esta rama del conocimiento, ahora denominada economía, influencia no sólo en el desarrollo del pensamiento, sino en la política de muchas partes del mundo. Sin embargo, es curioso que esas partes de Lti riqueza de las naciones, que se leen con más asiduidad hoy dfa (a menudo, por desgracia, bajo el látigo de instructores de colegio) no son las partes a las que sus contemporáneos prestaban más atención. No se interesaban tanto en su estudio de ciertas doctrinas técnicas, como ias del valor, salarios, renta y beneficios, como en lo que decía acerca de problemas prácticos de actualidad más o menos inmediata. Debe recordarse que la economía ha estado conectada, a través de la mayor parte de la historia, con problemas ligados estrechamente a la vida cotidiana, tales como el socorro de pobres, política de trabajo, jusro precio, préstamo a interés, y otros por el estilo. La riqueza de ias naciones se escribió para el hombre de la caile, no para el especialista en teoría. Aunque la tarea principal del autor era la de acelerar el derrocamiento del sistema económico que prevalecía entonces, quizás su mérito principal sea el de considerar el mundo económico del hombre medio en grado no alc:inzado hasta aquella fecha, y dio una apreciable unidad y sistematizó una verdadera multitud de

76

ADAM SMITII

ideas diversas. Su obra sólo fue un intento de racionalizar lo que vio y sintió en torno suyo. Fue, además de "investigación" acerca de la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, un modesto esfuerzo para contribuir a un entendimiento más completo de los numerosos problemas a que se enfrentaba su generación. Se ha t-0mentado a menudo que el mundo industrial de sus días era en muchos aspectos totalmente diferente del de nuestra época. Adam Smith, que escribió en los albores de la Revolución industrial, vivió en medio de esa etapa de empresa capitalista que se ha conocido con el nombre de "sistema doméstico". En las ciudades y villas del continente persistía aún el sistema de gremios, y la agricultura retenía, por amplio margen, la supremacía sobre todas las demás ocupaciones. Sin embargo, en Gran Bretaña, el desarrollo industrial y comercial había progresado en forma considerable. El fenómeno más destacado en la industria fue que el artesano había dejado de ser, en general, un mercader y se había convertido tan solo en un productor. El trabajador, hablando en términos generales, ya no era un manufacturero independiente que trabajaba de modo directo para el consumidor, sino simplemente un trabajador que ejecutaba encargos para una clase de mercaderes acabada de aparecer, que le proporcionaba los materiales para trabajar y en ocasiones también el local y la maquinaria. Los artesanos habían degenerado en meros asalariados, y la dirección y control de la industria había pasado en forma definitiva a manos de los patrones capitalistas, diferenciados tanto de los empleados como de los terratenientes. Adam Smith escribió acerca de este sistema doméstico y es, con mucho, el principal teórico de este sistema, como también el más destacado de los primeros intérpretes y defensores de la empresa capitalista. No tenemos derecho a buscar en sus páginas una explicación de los afüctivos problemas que asolan el mundo de hoy por la acometida del sistema de factorías. Basta con que ~ la figura central en el desarrollo del pensamiento económico y que también La riqueza de las naciones, deliberadamente limitada a un estudio del lado material de la vida, continúe siendo una piedra miliar imperecedera en la historia del pensamiento humano.

una

..

VI. DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO LA EUROPAdel tiempo de Adam Smith, a pesar de los muy notables progresos de la civilización, ocasionados por el tránsito de la sociedad humana desde la época medieval a los tiempos modernos, era una Europa en la que la vida, hablando en términos muy generales, se conservaba inmutable en muchos aspectos desde hacía un sinnúmero de generaciones. No obstante las arriesgadas exploraciones y colonización en distantes regiones del globo, un enorme aumento en el comercio, la aparición del capitalismo, el nacimiento de una clase media, y el renacimiento de la ciencia, la cultura material y perspectiva espiritual del hombre medio apenas había experimentado transformación alguna. La existencia continuaba limitada estrechamente por la costumbre y la tradición. La inmensa mayoría de la población vivía en el campo, en una ignorancia absoluta acerca de los progresos que se realizaban allende el horizonte de su aisfamiento provinciano. La educación era de lo más rudimentaria y se limitaba a las clase:. superiores; los periódicos eran escasos; los viajes de cualquier naturaleza, excepcionales. LA REVOLUCIÓNINDUSTRIAL. Entre esta existencia plácida y el ímpetu y estruendo de la civilización contemporánea está la historia de los cambios en el modo de vida introducidos por las transformaciones verdaderamente sorprendentes en la forma de vida. Las mejoras en los métodos de producción y comunicación y los nuevos tipos de organización industrial revolucionaron los medios y métodos de vida en un grado tan increíble que las maravill~s .de hoy parecerían milagrosas a los hombres que vivieron hace dos siglos, si pudieran contemplarlas. La expresión "Revolución industrial" se aplicó hace pocas décadas por el economista inglés Arnold Toynbee y otros, a esos cambios revolucionarios que afectaron a Inglaterra durante las tres o cuatro décadas anteriores y posteriores a 1800. Otros autores han ampliado tanto el concepto de esta expresión que consideran esta "revolución", simplemente, como una continuación de las tendencias en la técnica y organización en Europa. perceptibles, ya a patrir del siglo xvn, y que comprende todos los cambios económicos que desde entonces han formado la cultura material del presente. Por eso, en este último sentido, todo nuevo descubrimiento técnico y toda nueva fábrica, proporciona pruebas de que la Revolución industrial fluye todavía en corriente cada vez más profunda. Por lo tanto, puede estimarse que la Revolución industrial juzgada con mucha am77

A DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

plitud, comprende tres fases: 1) cambios en la técnica de fabricación, transporte y comunicación, incluyendo la continua susdrución de las herramientas manuales por la maquinaria mecánica; 2) el nacimiento del sistema fabril y la consecuente sustitución de la producción domiciliaria en pequeña escala por la producción en gran escala en la fábrica; y 3) reacciones provocadas por el nuevo sistema tecnológico y fabril en todo el mundo civilizado.

Sin embargo, fu_e_e~ Inglaterra donde comenzó, en los siglos XVII y xvm, esa labor micial de la transformación industrial. J:Iasta despué~, de_ terminadas las guerras napoleónicas (1815) no cruzo la ~evolucw_n mdustrial el canal de la Mancha hacia Francia, y h_a~ca_mediado el ~•g!o XIX no se industrializó en forma definitiva este pai~~ ¡u_ntoco':1 Bél~lCa y Holanda. Varias décadas más carde, la Revolucwn ~nd~stnal se mtroducía sistemáticamente en Alemania (1871) y Escandmavia. En o_tras partes d: Europa, como España, Italia, Austria, los Balcanes y Rusia, no penetro en forma sensible hasta 1900. En las partes del globo restantes, al margen de esos países todavía no tocados por su poderoso avance, la revolución no apareció hasta hace relativamente poco tiempo, e~cepto en Estados Unidos, donde puso ya un pie con firmeza~~ ~?15. Sm embargo, durante la mayor parte del siglo xrx Inglaterra ~mg10 al m~~do en cuestiones económicas. La posición de Estados U~1~os como_dmgente industrial del mundo, debida sobre todo ~ sus depomos de h1e~ro y carbón, mayores que los de toda Europa J~ntos, y a la abu~danoa de otras materias primas, es un fenómeno del De aqu1 que sea natural que los primeros teóricos del sistema ~1glo ~nduscr~al hayan surgido en Inglaterra, donde comenzó la Revolución mdustnal.

78

TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD. Estas reacciones han sido de lo más diversas y sorprendentes. Se produjo un gran aumento en la producción, el comercio y la riqueza; los transportes, enormemente mejorados, conectaron las materias primas y los mercados hasta entonces inaccesibles; aparecieron nuevas y más grandes instituciones bancarias y de crédito; surgieron formas nuevas de organización industrial en gran escala, con tendencias monopolistas; se desarrolló vigorosamente el consumo en masa; la agricultura abolió los campos abiertos y comunales de la Edad Media y se hizo cada vez más científica; las máquinas y fábricas aceleraron el triunfo del capitalismo; se apresuró la distinción entre capital y trabajo. En el aspecto social, la población mundial creció a un ritmo hasta entonces desconocido, y casi se duplicó a partir de 1800; las comunidades urbanas experimentaron un crecimiento fenomenal; se produjeron en escala sin paralelo migraciones internas e internacionales desde las regiones atrasadas. En el orden cultural, el tipo medio de individuo mejoró inmensamente gracias al desarrollo de la educación pública gratuita, a los periódicos, libros y revistas, a las conferencias y conciertos y a la radio. En la gran mayoría de las naciones industrializadas la clase media se elevó políticamente al poder, pero su predominio ha estado amenazado en los últimos años por los dictadores, de una parte, y por los estados socialistas, de otra. Es, en verdad, un mundo como nunca pudo soñarlo Adam Smith. PREEMINENCIA INGLESA. Ni siquiera en 1776 se hubiera aventurado ninguna persona sensata a predecir para Inglaterra el desenvolvimiento, sin ejemplo, que a poco iba a experimentar. La pequeñez del territorio impedía cualquier crecimiento extensivo de b agricultura. La manufactura suponía todavía el hacer las cosas a mano, e Inglaterra no estaba en situación más favorable que Francia o Bélgica, que eran sus competidores principales, para desarrollar las manufacturas por un proceso manual. Sus industrias del hierro y carbón estaban en depresión. Francia, que era con mucho la potencia más fuerte del continente, tenía una superficie mucho mayor y una población tres Yeces más numerosa.

79

X:'.

RAZONES PARA EL PROGRESO INGLÉS. Al contrario de lo que podía esperarse, las condiciones reinantes en Inglaterra la hacían particularmente madura pa~~ el cambio inminente. En primer lugar, los resultados de _laRevoluc10n comerci~l se sintieron con más intensidad que en el contmente europeo. La servidumbre y el sistema gremial con su sistema de "taller cerrado" para la mano de obra ajena al gre~io dio paso al s!s_temad~méstico más pronto en Inglaterra que en otras ~artes. El espmtu de libertad se manifestó también en la abolición temprana de las bar~e~as aduanales en~re_!ªs ciudades, y en una situación de seguridad rel1g~osaque la co~vm10 en un verdadero paraíso para los trabajado~es calificados, refugiados de otros países. Su aislamiento geográfico, unido .ª la supremacía en los mares, la hicieron inmune a la agresión ~x_tran¡era.Sus mercados exteriores fueron extendiéndose en forma amp~a y <,ontinua. Existían grándes reservas de carbón y de hierro. Su c~1mahumedo era favorable para la fabricación de textiles. Su actividad científica tenía una finalidad práctica. Su exceso de capital sobrepasaba en mucho al de otros países, porque Inglaterra se había convertido en la nación comercial dirigente. En segun_do lugar, la Revo!ución política de finales del siglo XVII (1688) n:iarco el fin del absolu_usmo y el comienzo de un gobierno parlamentano por lo menos un siglo antes de que el continente evolucio-

DE .ADAM SMITH A DAVID RICARDO

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

nase hacia el gobierno representativo. De tal guisa, los negociantes ingleses y los inversionistas se veían libres mucho antes que sus rivales extranjeros pudieran hacerlo, de la caprichosa intromisión real en sus actividades. Y por fin, la Revolución agrícola, movimiento que se inició en Inglaterra y que todavía perdura en países adelantados, aumentó tanto la productividad de la agricultura, que permitió un crecimiento inmenso de la población urbana y una ~norme oferta de materias primas requeridas por las innumerables fábricas.

proporcionado por los inventos en la industria textil, en respuesta a la demanda en rápido crecimiento del extranjero. El genio inventivo de Hargreaves (1764), Arkwright (1769) y Crompton (1779) en el desarrollo, respectivamente, de la hiladora, el bastidor de agua y la "mula" hiladora, y de Kay (1738) y Cartwright (1784) en la perfección del telar mecánico, introdujeron los inventos mecánicos primero en la industria algodonera y mucho más tarde, después de que la nueva maquinaria se había exteprimentado, en las industrias de la lana. El perfeccionamiento de la máquina de vapor realizado por James Watt en 1785 dotó a los propietarios de fábricas de una fuerza que suplantó poco a poco a la proporcionada por los animales o el agua. Esta mejora hizo posibles grandes progresos en la industria del hierro y en la fabricación de máquinas de hierro y herramientas. Los adelantos logrados en una rama se traducían, naturalmente, en progresos en otra. La necesidad de medios de transporte más baratos y rápidos se atendió primero, mejorando las carreteras, construyendo una red de canalesy desarrollando la locomoción a vapor. Con la demostración hecha por Stephenson en 1814, de la posibilidad de una locomotora a vapor, la Revolución industrial se lanzó a su marcha irresistible.

80

LA AGRICULTURA BRITÁNICA.Todavía en el siglo XVIII en Europa la agricultura era atrasada, primitiva y medieval. Se obtenían muy pocas cosechas; el rendimiento por unidad de superficie era pequeño; el sistema de "tres campos" hacía que la tercera parte o más de la tierra quedase ociosa cada año; los principales implementos usados eran el arado de madera, hoces y mayales; los animales de labor, poco frecuentes, eran de poca alzada. A principios del siglo XVIII los agricultores empezaron a introducir en Inglaterra una serie de mejoras que habían de elevar la agricultura al nivel de una ciencia. Jethro Tull inventó nuevos instrumentos, de modo especial la sembradora y el cultivador de tracción animal. Poco después, Lord Townshend introdujo la rotación de cultivos; había descubierto que plantando nabos y trébol se podía usar la tierra todo el año. Se vio· que el cambio juicioso de cultivos en años sucesivos era tan efectivo para mantener la fertilidad del suelo como el barbecho, y naturalmente daba mayor rendimiento. Robert B:ikewell introdujo después mejoras revolucionarias en la ganadería. Seleccionando sólo los mejores animales de cría, aumentó con rapidez el peso de los caballos, las vacas y las o~jas. El drenaje de las tierras, la mezcla de éstas y las mejoras en su fertilizaci6n, todo comribuyó a la transformación de la agricultura, y su conocimiento se extendió a través de la prensa agrícola y por medio de un viajero tan incansable como Arthur Youog. La formación de grandes propiedades intensificó la tendencia hacia la agricultura capitalista. En 1800 existían tres clases agrícolas en Inglaterra: a) la aristocracia agricultora, formada en su mayoría por quienes se habían enriquecido en el comercio; b) los arrendatarios; y e) los trabajadores agrícolas. La propiedad de la tierra había pasado ya a manos de· pocas personas relativamente.

Los INVENTOSBRITÁNICOS.La avalancha de invc:;ntos en Inglaterra, a partir de 1750, se atribuye principalmente a las Revoluciones comercial, política y agrícola, que en cierto sentido prepararon el camino para la industrial. La sociedad económica inglesa sólo necesitaba un ligero impulso o choque para cristalizar en una nueva forma, impulso

81

ECONOMÍACLÁSICA.Esta digresión tiene por objeto destacar el hecho de que en la generación que siguió a la publicación de La riqueza de la.rnaciones,las condiciones económicas inglesas habían cambiado de modo rotundo, y habían dado lugar a problemas apremiantes que requerían nuevos estudios. Además, las repercusiones de la Revolución francesa y las Guerras napoleónicas, con todo su enorme séquito de cambios sociales, políticos y económicos, evidenciaron la necesidad de una cuidadosa revisión de la teoría económica. Del mismo ·modo que el mercantilismo fue engendrado, en parte, por la Revolución comercial (nacimiento del comercio moderno) y la füsiocracia por la Revolución agrícola (nacimiento de la agricultura capitalista), así también la economía clásica inglesa nació del efecto combinado de la Revolución industrial en Inglaterra y del gigantesco cataclismo en Francia. 1 Los fenómenos en transformación estimularon, como era natural, el pensamiento económico. JEREMÍASBENTHAM. Hay que prestar primero alguna atenc10n poderosa influencia de quien, aunque no esté consiclerado de modo principal como economista, debe clasificarse, no obstante, como uno de los primeros y más importantes miembros de esa escuela de pensamiento económico que en la actualidad se denomina en forma diversa

11 la

1

Pcck, Economic Thoughl anJ ils lnsliluliotud B,ukg,ound, p. 50.

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

clásica, ricardiana, inglesa u ortodoxa. Jeremías Bentham (1748-1832), el más influyente de los sucesores inmediatos de Adam Smith, contemporáneo de éste y de Ricardo, y dirigente intelectual de la escuela filosóficainglesa utilitarista, fue el representante más prominente de un grupo de reformadores llamados radicales filosóficos.Dotado de grandes facultades naturales, estudió en la Universidad de Oxford, donde recibió los grados de Bachiller y Maestro en Artes antes de cumplir veinte años. Aunque estudió derecho, no tardó en liallar desagradable el ejercicio de su profesión y se consagró al estudio de los fundamentos de la filosofía socia!. La fortuna heredada le permitió ocuparse durante el resto de su vida, de 84 años, del problema del bienestar de la humanidad. Su producción literaria, incluido el material no publicado, fue prodigiosa. Sus primeros escritos eran concisos, pero al envejecer, tendió a una elaboración excesiva. La lengua inglesa se enriqueció considerablemente con algunos términos técnicos que el acuñó como "utilitarismo", "minimizar" y "codificación".Es bastante ::urioso que sólo muy rara vez parece haber escrito fundápdose en estudios o en hechos. ~us obras, sobre cuestiones de economía fueron Defensa de la usura, 1787, en la que atacó a Adam Smith por favorecer la promulgación de un tipo de interés legal máximo; Protesta contra las leyes de Impuestos, 1795; Observaciones sobre el Pobre Bill de l\fr. Pitt, 1797; y Manual de economía política, 1798. Sin embargo, sus aportaciones más importantes fueron en la teoría del estado y el dere.cho.El Fragmento sobre el gobierno, 1776, publicado anónimamente, fue seguido por Una introdttcción a los principios de moral y legislación, 1789, libro que todavía se recomienda a menudo en los cursos universitarios sobre filosofía o sociología; este libro contiene la presentación más sistemática de sus principios generales. Otros volúmenes son Teoría de las penas y las -recompensas, 1811, Tratado de la prueba judicial, 1823, y Organización judicial y codificación, 1823.

El primer parágrafo de la Introducción a los principios de moral y legislación, dice, en parte, como sigue: "La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el dominio de dos señores soberanos: el dolor y el placer. A ellos solos corresponde determinar lo que debemos hacer, así como lo que haremos... Ellos nos gobiernan en todo lo que hacemos, en lo que decimos, en lo que pensamos; todo esfuerzo que podamos hacer para librarnos de su dominio sólo servirá para demostrarlo y confirmarlo... El principio de utilidad reconoce esta dominación y la acepta como fundamentación del sistema, el cual tiene por objeto construir la felicidad con las manos de la razón y el derecho. Los sistemas que intenten oponérsele, comercian con los sentimientos en lugar del sentido, con los caprichos en vez de la razón y con la oscuridad en vez de la luz".

82

;

.'.

.., ,,

BENTHAMy LASCIENCIAS SOCIALES. Impresionado profundamente por los métodos utilizados por hombres de ciencia como Sir Isaac Newton en las ciencias físicas, Bentham consiguió un triunfo sorpren~ dente en esas cuestiones que ahora se llaman ciencias sociales. Soñaba con desarrollar una ciencia de la conducta humana aplicable a la jurisprudencia, la política, la economía, la educación y hasta la religión. Pensaba que esta ciencia debía crearse midiendo las fuerzas que dominan la sociedad, lo mismo que las ciencias físicas se basan en una medición cuidadosa. A su juicio, estas fuerzas sociales rectoras eran el placer y el dolor.

83

HEDONISMO. Este era su famoso "principio de utilidad", o; en otras palabras, hedonismo. Decía que los dos únicos motivos que rigen la conducta humana son el deseo de placer y el desagrado por el dolor; los individuos están regidos por un equilibrio adecuado de placeres y dolores. Suponía que las ideas de placer y dolor se presentaban a sí mismas a la voluntad humana; en caso de indecisión, la voluntad sometía el problema al entendimiento. El entendimiento calculaba, al punto, la cantidad de placer previsto y decidía, en consecuencia, en favor de la acción o de la inactividad. Si se decidía la acción, una vez seleccionados los medios adecuados, la voluntad se convertía en dominadora y trasladaba el pensamiento a la realidad. Para medir los placeres y los dolores, acudió a sus famosos "cálculos felicíficos", con los que esperaba convertir las disciplinas morale~ de su tiempo en verdaderas ciencias. Creía que los placeres y los dolores tenían siete dimensiones o cualidades diferentes: intensidad, duración, certeza, cercanía (en comparación con remoto), fecundidad (desde el punto de vista de su creciente capacidad para goce futuro), pureza (el grado en que el placer está mezclado con el dolor) y extensión (el número de individuos que participan en él, sin que ·ninguna persona se estime más importante que otra). Este cálculo de placeres y dolores era más complicado, porque cada una"de las siete dimensiones tenía que calcularse en unidades peculiares a ella misma. Respecto a la tan debatida cuestión de si los sentimientos de las diferentes personas son en realidad comparables, Bentham se resolvió por la afirmativa. Y finalmente, al buscar un denominador común con el que comparar toda clase de placeres y dolores, llegó a la conclusión de que la única medida común era el dinero. Muchas décadas más tarde, el gran Alfred Marshall declaró· asimismo que sólo en

DE ADAM SMrrH A DAVID lllCAllOO

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

términos de dinero puede medir la gente la fuerza de su moti'?°?nes. Con posterioridad, economistas de diversas partes de E~opa anadieton a los "cálculos felicfficos" la idea de incremenros margmales con fines de comparación, introduciendo así refinamientos, peto no alteraciones fundamentales, a la economía política clásica.

tiempo. Horrorizado por la devastación a que dio lugar la Revolución f raocesa, en sus años postreros se convirtió en un fume créycnte en la santidad de la propiedad privada. Bentham será recordado siempre por la expresión del principio de la '.'~áxima felicidad": "la medida de lo justo y lo injusto es la mayor felicidad del mayor número". Sostuvo que las ciencias sodales son útiles sólo porque contribuyen a comprender cómo puede obtenerse el placer y evitarse el dolor. Por desgracia, y trágicamente, no supo observar lo que el pueblo hada en realidad. Sólo en épocas recientes los investigadores cuidadosos adoptaron el procedimiento --que ya se con• s~dera obvio-- de examinar minuciosamente, antes de intentar generalizar acerca de la conducta humana, cómo actúan los individuos en toda clase de circunstancias.

84

HEDONISMOy "LAISSEZ-FAIRB".Esta concepciqn de la naturaleza humana fue adoptada con sinceridad por sus contemporáneos, ~du• yendo cualquier otra teoría psicológica; desde entonces ha dom_inado mucho. Después sostuvo que la felicidad consiste en la presenoa del placer y la ausencia del dolor, principio que ya había sido enuncia~o antes por Hutcheson, Beccaria y Priestley, entre ottOS.~ consecuencia, había que crear instituciones sociales para poder proporcionar la mayor felicidad al mayor número. Esta fue su famosa enunciación de la ética utilitaria. Sus esfuerzos principales se consagraron a formular Y propagar esta doctrina. Sostenía que todo estado se había establecido por la fuerza y se perpetuaba por el hábito. Recomendando ~~e para aumentar la felicidad nacional "el estado no debe hacer n1 10tentar nada", proclamó su norma de gobierno Wl ~enudo ~tada: "Estate quieto". Aseguró que "sin alguna razón espeoal , la• acción del estado en las cuestiones económicas era innecesaria y perniciosa, porque cada ley era una infracción a la libertad ya que ~a a los indi~i~~os, Y "el dolor es el concomitante general del sentido de represión • Por consiguiente, al igual que los ec_::>nom!stas liberales! fa_v~recióla competencia sin restricción y el ego1smo ilustrado del 10d1v1duocomo los cauces principales a través de los cuales puede alcanzar el programa utilitario .

ª.

,,.. ~i,,

•· ..

REFORMAS.Al "benthamismo" hay que atribuir, al menos en parte, la mayoría de las reformas llevadas a cabo en la primera parte ~el,siglo XIX en Gran Bretaña. No obstante, aunque Bentham y sus d1sc1pulos defendían la abolición de la legislación restrictiva, recomendaron reformas positivas, de modo muy especial la educación de las masas (con el fin de mejorar sus facultades de cálculo de los placeres y dol~res), la salvaguarda de la salud pública, una nueva ley de beneficencia Y_reformas penitenciarias. La verdad es que Ben?1~ _llegó conv~m~se en un ardiente reformador, hostil a toda dist10c1ón social art1fic1al. Creyendo que la felicidad de una persona, por muy ~umilde que sea su condición, era tan importante como la de cualquiera otra, abogó por una distribución de riqueza más equitativa; como las demás. c~ son iguales, dijo, tal distribución au.-nentaría la suma tota~ de felicidad en todo el mundo. Empero, sus puntos de vista cambiaron con el

ª.

85

SUCESORES INMEDIATOS DE .ADAM SMITH.Durante varias décadas después de la publicación de La riqueza de las naciones, en 1776 no surgió ni en Gran Bretaña ni en parte alguna ningún econo~ista de primera línea. Los contemporáneos sucesores inmediatos de Adam Smith se dedicaron de modo principal al estudio de la supremacía doctrinal de esa vigorosa obra, ocupándose simplemente de criticar algunas de sus teorías, o de obras descriptivas o históricas. Raras veces un tratado de economía ha sido tan irrebatible para los teóricos como lo fue La riqueza de lai naciones durante el largo período desde 1776 hasta la aparición, en 1817, del señaladamente nuevo tipo de teoría económica de David Ricardo. Es fácil colegir que esos cuarenta y un años estu• vieron tan dominados por el genio de Adam Smith que no se produjeron en ellos obras económicas de valor, hecha excepción de las aportaciones de Bentham y las investigaciones de Malthus en el terre.oo de la población. Sin embargo, investigaciones más pacientes, han demostrado que éste fue un período de inmensa actividad; no pocos hombres de, c_ienciaayu~aron en forma considerable a abrir el camino para los teoncos postenores. Exceptuando a Bentham y Malthus, el pensador más independien• te de Gran Bretaña sobre teoría económica pura durante esa época fue probablemente Lord (James) Lauderdale (1759-1830) noble escocés autor de varias monógrafías y de un breve libro titulado "An luqui~ into the Narure and Otigin of Public Wealth and into the Meaos and Causes of its Increase", 1804. En forma que algunos comentaristas estiman algo capciosa, acusó a Adam Smith de discurrir erróneamente en varias cuestiones fundamentales. Criticó al "eminente filósofo" por su excesiva generalización de que la riqueza de una nación es la swna total de la riqueza de los individuos de la misma, señalando que a la

1,

1,

I

I," 1,-

r,¡

86

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

sociedad, en conjunto, nunca puede interes~rle promov:r la ,escasez ~e un artículo, aunque el individuo pueda ennquec~rs~ mas ~s1. Esta distinción estriba en la diferencia entre valor econom1co y bienestar económico, y sugiere un antagonismo lamentable más ~ue u_na afinidad, entre el interés público y el privado. Además, recuso la idea de que la riqueza social se incrementa mejor por medio de la frugalidad (a??rro); la frugalidad, dijo, puede dar por resultado una sobreproducc1on de capital y una merma en la producción_ de artí~lo~ de_~onsumo. En sus observaciones acerca del valor, el capital, la d1smbuc1on y la na~raleza e importancia del consumo, desplegó una agudeza poco comun. El maestro d;;: Lauderdale fue Dugald Stewart, sucesor de Adam Smith y Adam Ferguson en la cátedra de filosofía n~oral en Gla~gow . College, y el primer hombre en Gran Bretaña que d10 un curso mdependiente sobre economía política (1800). Mucho~ de los alumnos de Stewart, incluyendo a Francis Horneo, Sydney S:111thy Thomas_ ~halmers, llegaron a ser figuras importantes en la ~r~mera prcsencac10n de la economía política clásica. Otros autores teor1eos ayudaron e~ esta tarea, entre ellos James Anderson, el coronel Robert Torrens, Sir Edward West y John Rooke. Los COMIENZOSDEL SOCIALISMO. Los trascendentales cambios que se estaban operando en esa época fueron la causa de una gra_n parte de la literatura descriptiva, histórica y política. Mucha de ella esnmulaba un pensamiento constructivo. Marshall, Sinclair y Arthur Yo~n?, trataron problemas prácticos de agricultura; Lo~d She:Eeld . escnb10 ~~ voluminoso tratado sobre el comercio y la mdustrta; Pmto publico un brillante Ensayo sobre el crédito, y cuando las Guerras napoleónicas hicieron abrumadores los impuestos y la deuda pública que pesaban sobre la población de Gran Bretañ~, s_e imprimieron ~~ncenares de opúsculos estudiando las finanzas publicas. La suspens1on de pag?s en metálico por el Banco de Inglaterra y el abandono del patron oro por Inglaterra hacia fines del siglo .XVII~, cuando la _guerra contra Napoleón presagiaba una lucha larga e mdecisa, fue seguida d: un alza exorbitante de precios y un aluvión de folletos acerca del enojoso problema de la relación entre el crédito y los precios. La miseria cada vez mayor de las clases trabajadoras hizo aparecer muchos estudios de las condiciones sociales de la época, incluyendo el impresionante tratado de Eden sobre La condición del pobre. Thomas Paine, el famoso autor de Los derechos del hombre"' (l ?9:•1792), cuyas obras son todavía populares, intentó crear un mov1m1en_tode clase obrero para una reforma democrática. Finalmente surgió un • Hay ed. esp. de Fondo de Cultura Económica, México, 1944.

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

87

grupo, que s_ellamó "los radicales", compuesto por hombres que hoy estarían clasificados como socialistas y anarquistas. Inspirados en la Revolución francesa, de la que puede decirse que procede el socialismo moderno, consagraron su pensamiento a la naturaleza y viabilidad de una sociedad ideal futura. Los jefes de este movimiento recalcaron la creciente pobreza y miseria de las masas y afirmaron que las respon~abl:s 1e la desesperada situación de las clases trabajadoras eran las mst1tuc1ones humanas defectuosas. William Godwin, principalmenre teórico político, empero clasificado por algunos como anarquista y por otros como el primer socialista cient!fico de los tiempos modernos, publicó en 1793 Investigación relativa a la justicia política, obra en dos volúmenes que pronto alc~zó gran circulación. Cuatro años más tarde reafirmó sus puntos de un volumen titulado El investigador. Declarando que hasta vista el meJor de los estados es un mal, atribuyó los males de la wciedad a la depravación de las instituciones humanas existentes. A juicio de God~in'. si .~e dividiera .equitativamente toda la riqueza, se suprimiera la mstttucion del matrimonio y se liberara al hombre de todas las limit~cio~es_excepto la censura moral de sus compañeros, el progreso de la c1enc1aJunto con la influencia de la razón sobre las actividades human~s'.aumentarían de tal modo la productividad, que cada persona podría v1v1r con el esfuerzo de media hora de trabajo al día y además conservarían a la población dentro de medios eficaces de subsistencia. Au119:u:,no puede descubrirse ningún concepto nuevo importante en esta. v~s~onde un futuro estado de la sociedad, basado en la supuesta perfect1b1hdad del hombre, la in.fluencia de Godwin sobre la corriente teorización económica ·ha sido destacada. Muchos de los socialistas m?~eses, como, Ow~n y Thompson, adoptaron después algunas de sus crmcas y teorias. Sm embargo, uno de los opúsculos más trascendentales en toda la literatura económica apareció en 1798 e intentó refutar la descripción hecha por Godwin de una era de perfección humana. Esce opúsculo fue anónimo. Lo escribió un joven párroco llamado Malthus_y llev~ba el extenso título de "An Essay on the Principle of Populatton as 1t affects the Future of Society, with Remarks on the Speculations of Mr. Godwin, M. Condorcet and other Writers".



?e

EL MALTHUSIANISM0.Thomas Robert Malthus (1766-1834) el más destacado de los economistas de la época que va de Adam ~mith a David Ric,ardo, procedía de una vieja y distinguida familia mgles~. Poco despues d_egr~duars: en la Universidad de Cambridge se ordeno sacerdote de la 1gles1aoficial y en 1797 llegó a párroco. Un año después apareció el Ensayo, como resultado de una serie de discusiones

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

88

con su padres respecto de la perfección del hombre. El opúsculo alcanzó un sorprendente renombre, que no sólo se debió :i. su anónimo y al terrorífico tono de su contenido, sino a su concisión y oportunidad. Malthus negó vigorosamente que no existieran límites en felicidad y riqueza al progreso de la humanidad. Por el contrario, había un instinto, inculcado en el hombre por la naturaleza, que era un obstáculo oculto e insuperable para tal progreso. Afirmó que el instinto sexual apenas era dominable por la razón o por la propia conveniencia. Por eso, aun en la utopía prevista por Godwin, tarde o temprano al aumentar los miembros se produciría la escasez de los medios de subsistencia (alimentos), se reanudaría la vieja lucha por la propia conservacióq, y prevalecería una vez más la desigualdad en la riqueza. Esta pretendida tendencia de la población a aumentar con más rapidez que la. provisión de alimentos, la ilustró con una fórmula memorable. La población aumenta en progresión geométrica, en contraste con la provisión de alimentos, que aumenta en progresión aritmética. Aceptó que la población está limitada por necesidad por los medios de subsistencia; y que invariablemente aumenta cuando aumentan los medios de subsistencia, a no ser que se evite su e ·ecimiento por frenos potentes. Al parecer, de éstos sólo existen dos. Malthus los clasificó en: positivo (que actúa por medio del aumento del coeficiente de mortalidad) en el que incluye al hambre, las guerras, las plagas, las enfermedades comunes, alcoholismo, infanticidio, canibalismo, y otros por el estilo, y en preventivo (que opera a través de una disminución del coeficiente de nacimientos), principalmente los diversos vicios que dan por resultado la incapacidad para la procreación. Como estos dos frenos a la población comprenden la inevitable miseria impuesta por la naturaleza y por la condición humana, saca la conclusión de que las características propias de la población hacen imposible en absoluto un estado de perfección. · El Ensayo,tal como apareció en 1798, no era un tratado científico sobre la población. Ni siquiera había mucha originalidad en esta arrolladora polémica. Como observó el mismo Malthus, se había limitado a elaborar en detalle y a construir dentro de un principio que dominaba toda la vida humana, sobre el que ya antes habían hecho observaciones autores como Wallace, Price, Hume y Adam Smith. En cualquier caso, el opúsculo dio origen a una cantidad casi sin precedente de discusiones e inició una controversia cuyos ecos no han desaparecido todavía. Ninguna doctrina ha sido más envilecida o mal interpretada. Slis partidarios más inmediatos y entusiastas fueron los patrones que pagaban poco el trabajo, puesto que la teoría parecía suponer, al menos superficialmente, que la pobreza del pobre era culpa suya o de sus padres.

~

--

--

-

-

~-

--

DE ADAM SMmI A DAVID RICARDO

89

Los salarios bajos parecían tener su origen en la intensidad de "la pasión de los sexos" y la consecuente superabundancia de población, absolviendo así a las clases poseedoras de toda responsabilidad, y hasta ennobleciéndolas como benefactoras de la raza humana. Malthus, hombre de nobles instintos, se vio obligado pronto, a resultas de los acres ataques contra su opinión, a ampliar sus investigaciones, en el curso de las cuales viajó por Fran~ia, Suiza, Rusia y Escandioavia. En 1803 apareció una segunda edición ya firmada con su nombre del Ensayo, ampliada en cuatro veces su tamaño primitivo, y consagrada principalmente a ordenar las pruebas históricas y estadísticas en apoyo de. su teoría. Se hicieron cuatro ediciones más durante su vida, en todas las cuales intentó conttstar a las objeciones más importantes hechas por sus oponentes. En la segunda edición, publicada bajo el título impresionante de "An Essay on the Principie of Populatioo, or A View of Its Past and Present Effects on Human Happiness with an Ioquiry into our Prospects Respecting the Future Removal or Mitigatioo of the Evils Which lt Occasions", modificó su razonamiento añadiendo un tercer freno a los dos de la miseria y el vicio en su primera edición. Habiendo advertido la existencia de muchos solterones y solteronas que, evidentemente, no eran ni viciosos ni pobres, introdujo el nuevo elemento de la "contención moral" (esto es, el celibato virtuoso y el aplazamiento del matrimonio) como medio de frenar el coeficiente de natalidad a través de la facultad racional del hombre. Con esto abandonó su primera negación de la perfección humana, en favor de un llamamiento a la inteligencia de los seres humanos para que se abstuvieran de contraer matrimonio mientras no pudiesen sostener una familia de tipo medio. Sin embargo, en sus últimos días, continuaba pensando que la población tendía constantemente a presionar contra la provisión de alimentos y a mirar el futuro con pesimismo. Por desgracia, sus melancólicas conclusiones se consideraron como suyas propias por los principales economistas y se estimó incontrovertible una nueva era. Por eso, la creenci~ en el malthusianismo ha conducido a muchas personas generosas y bien intencionadas a abstenerse de defender la intervención del estado para mejorar las cop.diciones económicas de las clases trabajadoras. • Aunque el razonamiento de Malthus partía de observaciones imperfectas, rindió a la economía el gran servicio de colocar el tema de la población en un lugar principal, de la especulación económica, en el que se ha sostenido desde entonces. Se opuso a la doctrina mercantilista de que la prosperidad de una nación dependía en parte de la población. Por el contrario, sostuvo que éste depende de la prosperidad. Los mé-

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO

todos modernos de producción y de cultivo, que él no pudo prevei:, permitieron a la población del mundo aumentar a un ritmo fenomenal durante el siglo XIX. Pero en muchas partes del mundo, como en Europa hoy día, la provisión de alimentos es muy poco superior al aumento de población. Las verdades generales de la teoría malthusiana parecen ser irrefutables consideradas como expresión de tendencias muy amplias. En 1804, casi a los cuarenta años, Malthus se casó (practicando así lo que había predicado) y al año siguiente lo nombraron profesor de historia moderna y economía política en el nuevo colegio de Haileybury, cerca de Londres, creado por la Compañía de las Indias Orientales para la enseñanza científica de sus empleados. Esta cátedra de economía poiítica fue la primera que se estableció en Inglaterra. ·Conservó su puesto hasta su muerte, en 1834, gozando por completo de la vida de hombre de ciencia y maestro. Sus alumnos le llamaban cariñosamente "Pop".

y sus contemporáneos. La economía surgió como ciencia independiente a principios del siglo XIX. Es de gran importancia llamar la atención sobre los problemas que pusieron en primer plano los autores de aquel tiempo, problemas muy distintos de aquellos a que se enfrentó Adam Smirh y para los cuales, naturalmente, no daba solución La riqueza de las naciones. Estos nuevos problemas se derivaron sobre todo de los cambios trascendentales operados en la vida económica británica; las Guerras napoleónicas produjeron una revolución en la producción, el cambio y la distribución. La Revolución francesa comenzó en 1789. Diez años más tarde su fuerza se había gastado y Napoleón Bonaparte ascendió al poder con increíble rapidez. Durante quince años mantuvo a Europa en un estado casi perpetuo de guerra. Durante esas largas guerras, el peligroso carácter del comercio internacional de granos, y las compras estatales de alimentos para los soldados y marinos estimularon enormemente la demanda de producción nacional de granos. En Gran Bretaña, como en algunos otros países, se convirtieron en tierra de labor muchos pastizales, se cultivaron suelos cada vez más pobres y la tierra ya en cultivl\l se labró más intensivamente. En 1700 tres cuartos de lo_s habitantes de las Islas Británicas se ocupaban en la agricultura; se producía un exceso de alimentos, que se exportaba. Un siglo después, la Revolución industrial encontró a la población ligada a la agricultura reducida a cerca de dos quintos del total; Gran Bretaña dependía ahora del extranjero para su suministro de alimentos, en una cantidad de no poca consideración. Para poder proseguir con éxito la guerra contra Napoleón, el gobierno tenía que imponer fuertes impuestos, en especial sobre los fabricantes enriquecidos y los comerciantes, y conseguir inmensos empréstitos del Banco de Inglaterra.

90

Ül'RA.SOBRASDE MALTHUS.En 1800 había publicado anónimamente un folleto titulado An lnvestigation of the Causes of the P'fesent High P'fice of P'fovisions, en el que anticipaba los problemas económicos que iba a desarrollar en años posteriores. En 1807 publicó un folleto sobre las leyes de beneficencia y en 1814 y 1815 unas Obse'fvations on the Corn Laws. También en 1815 publicó su mordaz Inquiri into the Natu'fe and Progress of Rent and the Principles by whicht it is Regalated and G'found of an Opinion on the Policy of Restricting ,the Importation of Foreign Corn. En 1817 apareció The Poo'f Law y en 1820 su segundo libro The Principies of Politícal Economy considered with a View to their P'factical Application, • tratado que contenía sus opiniones maduradas sobre teoría económica. Sus últimas publicaciones fueron Measme of V alue, en 1823 y Definitions in Political Economy, en 1823, ningt!na de ell~s de gran importancia. Otro aspecto significativo fue su amistad íntima con Ricardo, que se inició en 1811 y floreció en la más preciada correspondencia literaria en la historia del pensamiento económico. Durante diez años mantuvieron una correspondencia regular estimulándose uno a otro con vigorosas crícicas muy valiosas, ya que ambos eran adversarios intelectuales. Escas cartas exponen las líneas divergentes por las que correría en el futuro el pensamiento económico. Para explicar la nueva y extraordinaria orientación en la teoría económica de que fue causa Ricardo, hay que prestar alguna atención al trasfondo en términos del cual pensaron y escribieron Ricardo y Malthus • Hay ed. esp. de Fondo de Cultura Económica, tomada de la 2"' ed., -con una introducción de J. M. Keynes, versión de Javier Márquez, México, 1946.

91

EFECTOSDE LASGUERRAS NAPOLEÓNICAS. A causa del estímulo a la agricultura doméstica, de las malas cosechas y de un enorme aumento en la circulación monetaria, se produjo una enorme alza de precios en esta época. Sin embargo, el alza de precios solamente llevó la prosperidad a las clases terratenientes, fabricantes y mercantiles y a los especuladores afortunados. Las clases trabajadoras no tuvieron parte alguna de estas nuevas ganancias. Si acaso, los obreros que dependían de salarios nominales, cayeron en una situación de pobreza todavía mayor. Los salarios en la agricultura, lijados todavía por los jueces de paz locales, apenas si subieron para compensar el mayor costo de la vida. Los salarios de los obreros de las fábricas de armas y de los mineros se mantuvieron a un nivel despiadadamente bajo por la tremenda competencia que

92

DE ADAM SMITH A DAVID R.ICAR.DO

había para obtener trabajo y por la ocupación cada vez más frecuente de mujeres y niños. Las ganancias de esa porción de infelices que continuaban, como sus predecesores, trabajando a domicilio, fueron también escasas. Los terratenientes y, en mucho mayor grado, los negociantes, fueron quienes sacaron ¡,anido de la situación.

VII. DAVID RICARDO DE ESTOS hechos prácticos surgió una nueva economía política, cuya

figura central fue David Ricardo (1772-1823), quien había de ejercer tal in1luencia sobre .elpensamiento economico que sólo cede el primer puesto a Adam Smith. RESUMEN BIOGRÁFICO. Nació en Londres y fue el tercer hijo de un judío emigrado de Holanda que había hecho fortuna como comerciante y cambista; antes de entrar a traÍ>ajar en el negocio de su padre, a la edad de catorce años, sólo había recibido los rudimentos de una educación elemental y comercial. Su padre era miembro de la Bolsa de Londres, y el hijo pronto reveló una capacidad excepcional para este negocio y logró una clase de preparación para la que se requería el uso continuo de un buen juicio. El creciente distanciamiento de su padre, en lo que se refería a la disciplina familiar, se hizo absoluto cuando abjuró del judaísmo, abrazó el cristianismo, y se casó, a los veintiún años, con una quáquera. Su acción atrevida se justificó en cinco años. Antes de cumplir los veintiséis, ayudado, en parte, por el apoyo de miembros prominentes de la bolsa, se independizó financieramente. Una mezcla de genio para los negocios y de buena suerte, lo convinieron en unos cuantos años en uno de los hombres más ricos de toda Europa. En 1816 clausuró sus negocios, invirtió el grueso de su fortuna en tierras y se estableció en el sureste de Inglaterra para llevar la vida de un caballero rora!. Ansioso de ingresar en el Parlamento, logró entrar en la Cámara dé los Comunes en 1819, por medio de la compra de un "burgo podrido" irlandés, convirtiéndose en poco tiempo en uno de sus miembros más distinguidos. Independiente en cuestiones políticas, defendió con insistencia programas que en aquel tiempo se juzgaban radicales. Fue un entusiasta partidario de la reforma parlamentaria y de una libertad de prensa mayor, de la emancipación católica y de un gravamen exorbitante sobre el capital para reducir la hinchada deuda de guerra. Fue, con Malthus, uno de los fundadores del Oub de Economía Política de Londres. Su muerte prematura, en 1823, a la relativamente temprana edad, de cincuenta y un años, cortó una de las carreras más brillantes de la historia inglesa, que se había distinguido por los excepcionales éxitos alcanzados en casi todas las cosas a que se dedicó.

93

94

DAVID RICARDO

DAVID RICARDO

PUNTOS DE VISTARESPECTODE LOS BILLETESDE BANCO.Ricardo fue un autodidacta. A mediados de sus winte años, después de haberse asegurado una posición satisfactoria, reanudó sus estudios de matemáticas y comenzó a estudiar con algún sistema química, geología y mineralogía. En 1799, y por pura casualidad, llegó a sus manos un ejemplar de La riq:1ezade las naciones. Con vivo interés se fue consagrando a los estudios económicos que reclamaban cada vez más su tiempo libre. Observador por instinto, comenzó a seguir de cerca la literatura panfletaria sobre cuestiones económicas de la época que tanto abundaba. Su primera aventura publicitaria, en 1809, se relacionó con una violenta polémica pública respecto a los billetes del Banco de Inglaterra, que entonces era la forma de dinero en circulación más importante en Gran Bretaña. Su opúsculo, El elevado precio de los metales preciosos es ttna pr11eba de la depreciación de los billetes de banco, provino de ciertas carcas que escribió a un periódico londinense en las que demostró en forma convincente que no era el oro el que se había sobrepreciado en valor, sino el papel moneda el que se había depreciado, y que el premio al oro era la medida de esta depreciación. Este folleto sobre teoría monetaria llamó la atención por el método poco usual de razonamiento. Naturalmente, era de esperar que hubiera expuesto en gran detalle todos los hechos pertinentes relacionados a la situación puesto que tenía pleno conocimiento de los .hechos objeto de la polémica, y después hubiera sacado sus conclusiones basándolas en un resumen de esos hechos. ¡Pero no! Comenzó con una amplia generalización sobre la distribución de los metales preciosos en todo el mundo, y en todo este opúsculo los hechos que se citan lo fueron meramente a guisa de ejemplo. Su propensión natural al razonamiento abstracto, debida quizás a su origen semítico, dominó completamente en sus obras posteriores. Este folleto consiguió el favor del público. Sus principios se incorporaron al informe del Comité Parlamentario sobre Metales . Todavía alcanzó mayor publicidad un segundo opúsculo sobre teoría monetaria, publicado en 1811 bajo el título de Réplica a las observaciones prácticas de Mr. Bosanqttet sobre el in/arme del Comité rnbre Metalej: Por esta época comenzó su correspondencia con Malthus, reconocido entonces como el economista más notable de toda ·Europa, y la amistad con Jeremías Bentham, James Mill y otros.

que propablemente se presentarían en cualquier país moderno después de una guerra prolongada. la deuda pública había alcanzado cimas sin ~recedentes, subsistía aún la suspensión de pagos en numerario, los impuestos eran muy fuertes, el costo de la vida se había elevado en forma ~esproporcionada sobre los aumentos logrados en los salarios, terratementes ~emían una inmensa afluencia de cereales extranjeros, y los po?eroso~ mtereses fabriles y de astilleros, clamaban por obtener conces10ncs. us leyes de granos levantaron la polémica más violenta de todas. ·

TRAS'fORN0SDERIVADOS DE LAS GUERRASNAPOLEÓNICAS.La siguiente aparición de Ricardo en el debate económico fue motivada por la candente discusión pública del programa de reconstrucción que debía adoptar Gran Bretaña cuando la guerra contra Napoleón se aproximaba a su fin. La población se enfrentaba a problemas muy similares a los

95

Estas "leyes" habían existido en Inglaterra desde siglos; consistían nor~almente en derechos sobre las importaciones, y a veces en primas oficiale~ a la exportación de granos. Durante el conflicto napoleónico el precio del grano subió enormemente; la guerra impuso de este modo una barrera artificial de protección contra las importaciones. Con la rendición de Napoleón, en 1813, los labradores previeron con alarma un amenazador aflujo de cereales continentales baratos sobre el mercado nacional, e hicieron gestiones enérgicas para salvaguardar su ventajosa posición. Argüían, con algo de razón, que su causa era en realidad la del pueblo en general. Hacían notar el costo de las mejoras hechas tanto en las tierras viejas como en las nuevas con el ·fin de atender la~ exigencias de la guerra en materia de cereal:s. Alegaban que para Ing!aterra era muy imprudente no independizarse de las provisiones extertores: Por otra parte, el estímulo artificial de la agricultura produciría su tiempo un ~umento tan grande en la producción que la competencia entre los agrtcultores ocasionaría en definitiva una reducción de los precios. En consecuencia, proponían un aumento en los derechos de importación de cereales a un nivel casi prohibitivo.

ª.

PROTESTACONTRAEL ARANCELSOBRECEREALES.Con motivo de la ?resentaci~n en ambas cámaras parlamentarias de una ley con este o~¡eto, se designa~on comisiones investigadoras que obtuviesen pruebas e mformasen. Los mtereses mercantiles recibieron a estas comisiones con una tempestad de protestas. Afirmando que los precios altos de los cereale_ss~ponían jornales altos para los asalariados, y que los jornales al,tos significaban _costos de producción elevados, los negociantes sostenian _que una tanfa alta sobre los granos les impediría vender ' en el exterior sus productos elaborados en competencia con los artículos de fabricantes del Continente europeo que no tenían un¡¡.escala de salarios tan alta. Además, varios países extranjeros habían impuesto derechos contra la e~tr~~~ de artículos británicos. Por eso, la cuestión de la ley ~e granos dividio a Gran Bretaña en dos campos hostiles. Se inició una mcensa lucha de clase entre los propietarios agrícolas y los negociantes.

DAVID RICARDO

96

DAVID RICARDO

Nunca se había debatido tanto en discusiones teóricas la distribución del ingreso. La interpretación de la riqueza de las nacio?es estaba de nue~? en el tapete de discusión, como cuando Adam Sm1th y l~s mercantd!stas, pero ahora considerada algo más desde el punto de vista de la d1~ribución de la riqueza que en tiempos pasados. Ernper~, el punto de v!sta social no se tomaba muy en cuenta en esta acre disputa. Los te6r1cos seguían preocupados, sobre todo, por los procedimientos y métod~ de aumentar, ya fuera la riqueza de la nación_o la de un;grupo ~icular de ella. Quedó para una generación posterior el e5?1di~ de_las d1~e~ categorías del ingreso social total con vistas a su Justificación o UlJUS• tificación social.1 Sin embargo, los economistas de toda Gran Bretaña tomara? un interés muy vivo por esa cuestión. Casi simultáneamente aparecieron importantes publicaciones de cinco personas; cada una de _e~lasdeseaba exponer sus pensamientos al público antes de que las com1S1onesparlamentarias hubieran llegado a una decisión. El primero en la palestra fue Jobo Rooke, con una serie de artículos publicados en el Farmet's Journal durante 1814 (continuados en 1815) y Malthus, con un opúsculo titulado Observaciones sobre los efectos de las leyes de granos. En 1815 se publicaron otr~ ~os folletos de M~thus, titulados, respectivamente, Bases de una op,mon sobre la ~ollt~a de restricción de la importación de grano extranjero e ln11es#gac1ón acerca de la nat,,raleza y progreso de la renta y los principios que la regulan• también se publicaron un Ensayo sobre el comercio exterior de gra~os, por el Coronel Robert Torreas; un Ensay? ~obre la aplic": ción del capital a la tierra, por Edward W est; y el último, cronológi• camente, un Ensayo sobre la influencia de tm precio bajo del grano sobre el rendimiento del capital, por Ricardo. Poco importa que un Parlamento Tory (conservador) so~etid~ a los intereses agrícolas aprobase la Ley de Granos de 1815, d1spo01en• do la exclusión de codo grano extranjero, cuando el precio nacional fuese inferior al prohibitivamente alto de ocho chelines el "quan~r".• . Es mucho más importante el hecho de que en las vemte páginas que componían el opúsculo public_ado por ~i~rdo se ofrecieran las ideas que iban a dominar el pensamiento econo1:11ico _delmundo durant~ los cincuenta años siguientes. Su vehemente mteres en los acontecimientos contemporáneos le impulsaron a tomar una posic~ón de,cidida respecto a las cuestiones del momento, tales como la de s1 habnan de W. C . Mitchell, manuscrito inédito. . • Un quarter es igual a ocho bushels y un bushel igual a 36.35 lmos en Inglaterra y a 35 litros en Estados Unidos. [T.] 1



97

ser los terratenientes o los negociantes de Gran Bretaña quienes debían recibir la intervención favorable del estado. RENDIMIENTOSDECRECIENTES EN LA AGRICULTURA. Los cinco autores antes indicados estuvieron sensiblemente acordes en dos puntos importantes, si bien cada uno de ellos, al parecer, formó su opinión en forma independiente. Conscientes de que cada vez se acudía a cultivar terrenos más pobres, y del creciente empleo intensivo de la tierra ya en cultivo, que habían caracterizado a la agricultura británica durante los veinticinco años últimos, todos ellos hicieron hincapié en los rendimientos decrecientes de la agricultura. En otras palabras, en un tiempo dado, existe un punto en la inversión de mano de obra y capital sobre una cantidad fija de tierra, excedido el cual, cualquier inversión posterior de mano de obra y capital, aunque proporcione un ingreso total mayor, rinde un ingreso menos que proporcional a las unidades de trabajo y capital utilizado. No se trata ni mucho menos de una nueva doctrina. En realidad éste. era uno de los fundamentos sobre los que basó Malthus su principio de población y se encuentra en embrión en las primeras obras inglesas, en Turgot, el distinguido fisiócrata francés ("nunca puede pensarse que al duplicar los gastos se duplicará el producto") y probablemente también en otros autores. Pero es ahora, por primera vez, cuando se formula con claridad esta ley económica. Los economistas han aprendido desde entonces que los rendimientos decrecientes no se aplican exclusivamente a una cantidad fija de tierra, sino también. a un número constante de trabajadores, a una cantidad permanente de capital y a un número inmutable de gestores (emprendedores). La ley de los rendimientos decrecientes. tal como se conoce en la actualidad, puede resumirse como sigue: En un momento dado existe un punto de inversión de cualquiera de los factores de la producción en una cantidad fija del cuarto factor, excedido el cual cualquier inversión ulterior, aunque aumente el rendimiento total, proporcionará un rendimiento menos que proporcional a los tres factores a los que se aplica el cuarto factor fijo. LA RENTA ECONÓMICA.Estos cinco autores expusieron además la creencia de que las diferencias en el rendimiento de la tierra se explicaban por las diferencias en la productividad del terreno; sostuvieron que el término '"renta" podía aplicarse a todo ingreso derivado de la tierra que excediera del ingreso derivado del uso de la mano de obra y del capital sobre la tierra. Por "tierra" se entendían todos los recursos naturales proporcionados por el medio físico del hombre, incluyendo, por ejemplo, minerales, fuerza hidráulica y pesquerías. Los economistas

' r--

98

DAVID RICARDO

de ahora se inclinan a sustituir el término "renta económica" por el de "renta" como lo emplearon Ricardo y sus contemporáneos; en el uso vulgar, "renta" supone el pago por el uso de artículos durables de cualquier clase, propiedad de un tercero. Sea lo que sea, Rooke, Malthus, Torreas, West y Ricardo, sostuvieron que en Gran Bretaña mucha de la tierra estaba rindiendo al terrateniente un exceso igual al del precio del producto de la tierra sobre el costo de producción sobre esa tierra. Este exceso, evidentemente, se obtenía sólo de los mejores tipos de tierra y tendía a aumentar a medida que se elevaba el precio del producto. Tampoco esta doctrina era original de ninguno de estos cinco autores, ya que desde 1777, un escocés llamado James Anderson había formulado en sus Observacionesacerca de la industN(Jnacionalde Escociauna teoría diferencial ele la renta, demostrando que la renta era un premio por el cultivo de los terrenos mejores (si bien no acertó a comprender todas las fases de la teoría de la renta).

i:

r.

LAs IDEASDE MA.LTHUSRESPECTODE LA RENTA: Sin embargo, donde Malthus y Ricardo se distanciaban e\ll en l;¡s conclusiones derivadas de este concepto de renta. Malthus, como Adlml Smith, consideraba a la sociedad como una comunidad principalmente agrícola. Como verdadero sucesor de Adam Smith, consideraba a la renta como la forma principal de cualquier excedente que la sociedad estuviese creando, y al ritmo de crecimiento de este excedente como el verdadero índice del progreso nacional. Afirmaba que el producto agrícola, a diferencia de cualquier otro, generaba su propia demanda. Para otros artículos no existía necesariamente demanda después de su producción, y por eso, si se producían en abundancia, tendían a venderse a un precio más bajo por unidad. Pero, en su opinión, los alimentos eran un incentivo al aumento de población, y de aquí que la razón del elevado precio de los alimentos estribaba en su abundancia y no en su escasez, como sería el caso con los otros productos. Por consiguiente, la renta debía considerarse como un aumento en la suma total de riqueza de la sociedad. Era un regalo espontáneo de la naturaleza a los propietarios de las mejores tierras, que se derramaba con el tiempo, entre las otras clases de la población. Afirmó que "el gran objetivo de todas las investigaciones de economía política [era] las causas de la riqueza y pobreza de las naciones". Las rentas altas eran la mejor prueba posible de que la tierra de un país era fértil, de que sus productos agrícolas abundaban y de que la nación era en verdad rica. En consecuenda, apoyaba un arancel elevado sobre la importación de grano en Gran Bretaña con el fin de que las

fl DAVID R.ICAR.DO

99

11 1,

Islas Británicas pudiesen continuar disfrutando de la prosperidad que entonces tenían. Si resulta extraño que Malthus juzgase desfavorablemente las importaciones de granos y no obstante considerase la muerte por hambre como el sino inevitable de una parte considerable de la raza humana, debemos tener presente que, a su juicio, las condiciones de hambre de un país se evitan mucho mejor por medio de la protección del estado a la agricultura que exponiendo ese país a los caprichos de una competencia irregulada. Si Adam Smith hubiera vivido para ver los cambios de principios del siglo XIX, hubiera llegado a esta misma conclusión, no obstante ser un ferviente creyente en la libertad de comercio.

1

i

LAs IDEASDE RICARDOSOBRELA RENTA.Ricardo, por el contrario, veía a la sociedad bajo una luz muy diferente. Fuera o no genio, como muchos le han descrito, predijo correctamente que la prosperidad futura de Inglaterra no descansaría en la agricultura, sino en el desarrollo adecuado del capital. Lo mismo que Malthus, trabajó sobre hechos económicos concretos y reales, pero a diferencia de aquél, rompió con Adam Smith y los .6.siócratas respecto a la relación de la naturaleza con la riqueza de las naciones. Negó con energía que la naturaleza coop~rase con el hombre en el proceso de producción. Afumó que la renta, leJOSde ser un don gracioso de la naturaleza a la humanidad era más bien una prueba palpable de su falta de generosidad, puesto q~e únicamente existía. "cuando el desarrollo de la población ponía en cultivo tierras de calidad inferior o :;ituadas más desventajosamente". En otras palabras, la renta surgía en un país, no a causa de la liberalidad de la naturaleza, sino de su avaricia. La renta no era una creación de nueva riqueza, que debían retener los terratenientes sin detrimento para las otras clases de la sociedad, sino simplemente una deducción de la riqueza de los demás. Lo que ganaban los interesados en la tierra lo perdían otros. Estos otros tenían que ser o los negociantes de Gran Bretaña o sus empleados.

1

1 1

1

i r,

1, IJ

IDEAS RESPECTODE LOS SALARIOSy LAS GANANCIAS.No podían

ser los trabajadores porque sus salarios eran una cantidad fija determinada por su acosnunbrado nivel de vida. Pensaba que los asalariados tendían a recibir en salario justo lo necesario para permitirles "en promedio, subsistir y perpetuar su raza sin aumento ni disminución". Si el tipo de mercado de los salarios subiese temporalmente sobre este precio "natural" del trabajo se seguiría un estímulo al aumento de población y al aumentar la competencia de los obreros para obtener ocupación, con el tiempo bajarían los salarios. La pobreza tle las masas era impu-

11

'

11

100

DAVID RICARDO

DAVID RICARDO

table a ellas. Sus salarios tendían a corresponder, muy de cerca, al costo de los arcículos que consumían. El principal costo de su .sub~~stencia era el precio de los alimentos, sobre todo desde que la aphcac1on _PIO· gresiva de la divisi6n del trabajo tendía constantemente a reducir el precio de aquellos productos elaborados que necesitaban (vestidos, por ejemplo). . Aceptado, pues, que la carga principal del patrón era e~ costo d:l suministro de alimentos a sus trabajadores, un alza en el precio de aquellos, que obligaba al pago de salarios más alt~s, reduciría de m:ner.a inevitable las ganancias del patr6n. Las ganancias eran, pues, los res.1duos de los salarios". Lo que los intereses agrícolas ganaban por medio de rentas elevadas, lo perdía la clase de los patrones y no otra. Los alimentos tenían un precio alto a causa del creciente costo ~ªl prop?r• donar alimentos a la poblaci6n en aumento de Gran Bretana; precios altos para los alimentos significan salarios altos para los asalariados; salarios altos para los asalariados suponen disminución de ganancias para los patrones. Sacó la conclusi6n de que los salarios y las ganancias est~n en proporción inversa. Estas se reducen cuando aumentan los salarios y no pueden subir a menos que bajen aquéllos. SOBRELA AGRICULTURA. En este breve DEFiENDEA LA INDUSTRIA análisis de la sociedad industrial, Ricardo llegó a la conclusi6n de que era mucho mejor estimar la prosperidad nacional en función de la prosperidad industrial y no de la agrícola. Alegaba, razonadamente, que los progresos de la Revoluci6n industrial en ~ra~ B~etañ~ permitían a los británicos fabricar produetos a costos un1tanos mfenores a los del Continente europeo. Por consiguiente, lo sabio para Inglaterra era consagrar sus energías cada vez más a la industria y exportar sus productos manufacturados a cambio del grano cultivado a precio más barato, en aquellos países mejor adaptados a la agricultura eficiente que las Islas Británicas. El principal, y tal vez único, obstáculo para el cumplimiento de este programa era el alto costo de los alimentos en Gran Bretaña, que daba lugar a costos altos para los negociantes. Si se aboliesen los derechos sobre la importaci6n de grano, se evitaría la necesidad de utilizar terrenos cada vez más pobres, bajaría en forma considerable el precio de los alimentos, los negociantes no se enfrentarían por más tiempo al empobrecimiento, los beneficios alcanzarían su ante:!ºr alto ~ivel? e Inglaterra prosperaría. En efecto, aunque la conclus10n se deriva implícitamente, abogó por una redistribución de la riqueza, con objeto de que pudiera producirse un aumento de ella en Gran Bretaña. Hay que añadir, en su honor, que aun después de haber trasferido el grueso

101

de s~ fortuna de los valores a la tierra, continuó siendo tan implacable opositor de las leyes de granos como lo había sido antes. Una de las deliciosas anomalías de la literatura econ6mica es que Ricardo, propietario de tierras, riñó la batalla de los capitalistas contra Malthus, defensor_ del proteccionismo en una institución de enseñanza superior sostenida por una corporación comercial. La integridad intelectual de ambos está fuera de toda duda. EL PRIMERLIBRODE RICARDO.Disgustado por la mala acogida que tuvo su Ensayo sobre la infi1,encia de un precio bajo del grano sobre las ganancias del capital, Ricardo se puso a reelaborar este folleto en forma más extensa, confiando en que en un manuscrito ~ucho mayor podía hacerse más inteligible a su círculo de amigos. Esta labor de redacción fue suspendida un poco para preparar y publicar en 1816 un opúsculo oponiéndose a las facultades monopólicas del Banco de Inglaterra en la emisión de papel moneda, bajo el título de Proposiciones para una moneda económica y seg11ra,con observaciones sobre las ganancias del Banco de Inglaterra. A principios de 1817 (o tal vez a fines de 1816) concluyó su tarea. ~abía releído a ~dam Smith, Malthus y varios autores contemporáneos, sm molestarse, sm embargo, en examinar las obras de los fisiócratas o mercantilistas. Ricardo no era, como Adam Smith o Malthus, un científico. Por ejemplo, sabía muy poco de historia y se preocupaba de ella quizás menos. Sería demasiado esperar de él, como de los dirigentes industriales de hoy día, que el genio para los negocios se asociase al rigor científico. Ni tampoco se interesaba por las estadísticas o el acopio de materiales de cualquier clase. Dándose cuenta de que ya tenía su te~~ bien dominado, se persuadió de la validez de sus premisas, y proced10 sobre la base de este supuesto. Consintió en la publicación de su manuscrito con poco entusiasmo. No se había propuesto, ni mucho menos, escribir un libro. Además, reconocía sinceramente sus deficiencias como escritor y temía que la torpeza de su estilo y lo abstracto de su razonamiento repeliese a los lectores y perjudicase su reputación de economista. Pero la presión insistente de sus amigos, en particular de James Mili, vencieron por fin su resistencia, y en 1817 apareció impreso este conjunto de notas y apuntes con el título de Principios de economía política y tributación.• Para sorpresa suya, la segunda edición apareció en 1819, y la tercera se publicó en 1821, cuando ya estaba incuestionablemente a la cabeza de la ciencia económica en Gran Bretaña. Desde entonces el libro se ha convertido en uno de los clásicos de economía. Sus otras publica• Hay ed. esp.

DAVID RICARDO

102

103

DAVID RICARDO

clones de importancia fueron un artículo sobre The Funding System, como contribución en 1820 a la Enciclopedia Británica; un opúsculo publicado en 1822 sobre Protección a la agricultura; y un folleto publicado probablemente poco después de su muerte, en 1823, denominado Plan para el establecimiento de un Banco Nacional. Su extensa y brillante correspondencia con Malthus se ha publicado hace poco bajo la dirección del profesor Hollander, de la Universidad John Hopkins. POBRE CALIDAD LITERARIA. Aunque todas las obras de Ricardo son importantes, su principal título para la fama reside en los Principios de economía poUtica y tributación, libro que, es de presumir, hoy leen minuciosamente los profesores de colegios y universidades y los alumnos bajo su jurisdicción, a los que se recomienda su lectura. Este libro, si en verdad puede llamársele así, no puede describirse honradamente más que como una obra mala o indiferente. El confuso lector busca en vano un plan, o en alguna parte aquellos pasajes bellos como los que abundan en La riqueza de las naciones. Ni un solo ejemplo ilustra las casi trescientas páginas de este tratado, r.arente de forma, en donde los "si" y los "supongamos" están regadoi. con liberalidad por

todo él. Es en verdad una de las paradoj.as sorprendentes de la economía el que Adam Smith y Malthus, con su formación académica, escribieran en forma práctica y desenvuelta, en tanto que Ricardo, negociante, lo hiciera como si viviese en un mundo de abstracciones. Se han dado varias explicaciones. Se menciona su conexión con la Bolsa de Londres, en cuyo puesto tuvo necesidad de acudir con frecuencia a los más exactos cálculos. El tema del dinero en su relación con el comercio exterior, sobre el que escribió su primer opúsculo, se prestaba especialmente, además, a las sutilezas del método abstracto. Y la capacidad poco común de la raza judía para la deducción, según hemos indicado antes. Finalmente, Ricardo escribía para un pequeño grupo de amigos versados en las cuestiones de negocios, y no para el hombre común, como lo hizo Adam Smith. ESQUEMADE SUS "PRINCIPIOS". Los Principios de economía política

'Y tributación constan de un pref¡,.cio y treinta y dos capítulos. Casi la tercera parte de ellos se ocupa de los problemas de la .tributación. Otros tratan diversos aspectos del cGmercio, tanto . interior como exterior, de las subvenciones, dinero, bancos y maquinaria. Los restantes, que no llegan a diez, estudian el valor y la distribución. Ricardo, pues, abarcó una serie de temas mucho más limitada que Adam Smith. No hay estudio de la producción como tal, no se hace referencia a la im-

r~anc~a f~~ental del consumo, no hay descripción de la historia ~- as 10st1tuc1one~económicas, y sólo se hace una pequeña valoraoon de las aportac1on:es~e o_t~oseconomistas. Su atención se consagró naturalmente a la ~ed1stnbuoon de la riqueza y el.ingreso, ya que-éste era el p~oblema ~as grave que afrontaba la población de Gran Bretaña. Se~ d~o en el prólogo original: "El problema principal de la economta pol1t1ca es determinar las leyes que regulan la distribución .. Pensa~ que era inútil ~vesti~ la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, porque tal investigación se ocupa de la cantidad m' b" ue d las . . as ten q e proporciones de la riqueza. Cualquiera que sea la verdad de e~te supue_sto,declaró que existen tres factores en la producción de la ~queza: ~terra, trabajo y capital, correspondientes a las tres grandes · de la epoca, a saber , terratenientes , asaiar1"ados y cap1tar ases sociales La 1stas. . parte en prpductos de la industria que va a manos de los terratententes era la renta· a los asalariados los sal · 1 dantes, las ganancias. , , arios, y a os nego-!1°tes de analiza~ estas tres participaciones, consagró su primer capitulo (que es ~as extenso del libro) a un estudio del valor, tema que ?unca. cons1gu10 exponer en forma completamente satisfactoria para el. Est~aba que el valor no tenía nada que ver con la distribución. Los econom1s~ modernos, por el contrario, tienden a considerar el val?r Y el precio c?mo el tema central de su análisis económico de la soc1~~ Y a c~ns1derar la renta, los salarios y las ganancias como pr~tos, los precios, de cualquier clase, pertenecen en general a la categona de problemas del valor. Ricardo, como Adam Smith, comenzó distinguiendo entre valor en ~ (la moderna "utilidad") y valor en cambio. El valor en uso afirm?, era absolutamente esencial. (Qaro es que si una cosa no n~e~t;ada_ por n~die, no ten~á capacidad de cambio.) Pero Ricard; anad10 que no. ve1a cómo medir o determinar el valor en cambio desde el ?unto de vista de la capacidad que un producto pueda tener para satt~facer las_necesidades humanas. Sin embargo, lo mismo que Adam Sm1th, estudió d d , b" el problema del valor en cambio , desde-el lado de1 vene or mas ten que del productor y su análisis es de los costos del vendedor. Los valores en cambio, continuó, son de dos clases: valor en ?1ercado y valor natural. El primero estaba determinado en cualquier mstante por las condiciones temporales de la demanda y la. oferta d: produc~os en el me~cado. El valor natural era el que existiría s1 no hub1e~ perturbaciones en las condiciones del mercado. Sólo prestó atenoón al valor nanual. Declaró_que el valor ~n cambio de los artícuios se debía a la escasez o a la cantidad de trabaJo o capital requerido para obtenerlos. La es-

:1

e'

104

DAVID RICARDO

DA VID RICARDO

casez obedecía a que ciertos artículos no pueden reproducirse (por ejemplo, "libros y monedas raras"). El valor en cambio d~ los artícul~s de este grupo, relativamente poco importantes, se determinaba ex,clus1vamente por la demanda y la oferta . La segunda clase de aruculos comprende productos que pueden multiplicarse "sin ningún límite susceptible de fijarse". Estos artículos reproducibles libremente, dijo, se cambian unos por otros en forma que no puede determinarse con certeza. Obsérvese el lenguaje de Ricardo: "Además de la alteración en el valor relativo de los artículos, ocasionada por el mayor o menor trabajo requerido para producirlos, están también sujetos a fluctuaciones derivadas de un alza de salarios, y la consecuente baja de ganancias, si los capitales fijos utilizados son de valor desigual o de duración diferente". 2 Aquí no hay teoría-trabajo o teoría-trabajo cuantitativa del valor, como muchos lectores de sus Principios han supuesto por error. Afirmó de manera expresa que los artículos tendrán valores relativos diferentes de sus costos de trabajo relativos, si en la producción de estos artículos el trabajo y el capital se emplearon en diferentes proporciones. El valor depende de los cambios en las tasas de salarios pagados y las tasas d_e ganancias recibidas, no suponiendo cambio alguno en los costos relativos del trabajo. Es una teoría del costo de producción que excluye de modo expreso la renta. En cuanto a la circunstancia perturbadora de que el trabajo no es de la misma calidad (compárese el trabajo de un pocero con el de un director de orquesta), alegó que "la estimación en que se tiene a las diferentes calidades de trabajo se ajusta pronto en el mercado con la suficiente precisión para todo fin práctico", y que en el caso del mismo artículo, en un período dado, las variaciones en la calidad del trabajo pueden pasarse por alto. Sin embargo, nunca quedó satisfecho con su explicación del problema, quizás insoluble, del valor; poco antes de su muerte se dio cuenta de su fracaso al tratar este problema fundamental. PUNTOS DE VISTARESPECTOA LA DISTRIBUCIÓN. Ricardo debió emprender con desahogo la tarea mucho más simpática de estudiar la distribución. El problema principal que, según creía, tenía ante sí el economista, era el de la determinación de las proporciones en que debía repartirse el ingreso nacional entre los terratenientes, trabajadores y capitalistas. Atacó este problema formulando una ley sobre la renta, una ley de salarios y una ley de ganancias aplicables en un momento dado y, además, otras tres leyes de distribución para regular las tendencias a largo plazo de la renta, salarios y ganancias, sin hablar de las 2

Ricardo, Prin~iples of PoliJic11l füonomy

and T t1Xation, 1~ ed. p. 23.

105

proposiciones colaterales para explicar las diferencias en la renta salarios y ganancias en las diversas ramas de la ocupación. Su doctrina' de la renta es la que más inseparablemente está unida a su nombre. La renta, sostuvo, determina las proporciones que reciben el trabajo y el capital. En c~nsecuencia, después de tratar del valor en su primer capítulo, se ocupo d: la renta en el segundo y tercero, reservando para el quinto un estud10 de los salarios y para el sexto su concepción de las ganancias. Por supuesto, en su honor hay que advertir que no reclamó la originalidad de la doctrina de la renta, ensalzando a Malthus, aunque equivocadamente, como su descubridor. TEORÍADE LA RENTA. Renta es "la parte del producto de la tierra que se paga al propietario de ella por el uso de las fuerzas originales e indestructibles del suelo". ¡Definición muy restringida! Las personas comunes piensan que la renta, respecto de la tierra , es un pago no sólo por el uso de aquélla sino por los edificios y otras mejoras que la misma tenga. A continuación, y con gran extensión, examina Ricardo cómo surge la renta, según él la define. Hay tres causas de renta : primera , las diferencias de fertilidad natural entre los diversos terrenos· segundo, diferencias de situación respecto al mercado (punto que señal6 incidentalmente); y por último, diferencias en el rendimiento del trabajo y el capital, no sobre suelos diferentes , sino sobre el mismo, en el curso del tiempo, por razón de la ley de rendimientos decrecientes . Dio más importancia a la calidad que a la localización de la tierra, y sólo tomó en cuenta la tierra arrendada. Sentó dos premisas fundamentales: a) la tierra labrantía deseable existe en cantidades estrictamente limitadas, y b) la población presiona por lo regular sobre la provisión de alimentos (principio malthusiano). La renta, pues, es tan sólo el ingreso diferencial exigido por el propietario de la tierra al arrendatario a causa de la fertilidad superior o situación más ventajosa de su tierra. En lenguaje técnico, renta es el valor del producto que rinde una parcela de tierra en exceso de lo que una superficie similar de tierra, más pobre en cultivo, rendiría con un gasto igual de trabajo y capital. El arrendatario desafortunado no tiene opción. Su opción es la de trabajar una tierra pobre (que no da renta) y ganar a duras penas su vida, o pagar una renta por el uso de una tierra mejor, y aún así llevar una vida sencilla, puesto que los arrendatarios competidores, hablando en términos generales, están dispuestos a pagar al terrateniente la renta exigida. Toda la ganancia va a parar al terrateniente parásito, quien no presta absolutamente ningún servicio a cambio de esa parte del producto que pesca con avaricia . Todavía peor (y esta era su ley sobre la renta a largo plazo), la renta tiende a

-107

DAVID RICARDO

DAVID RICARDO

elevarse de manera inexorable a medida que aumenta la riqueza Y la población necesita acudir a tierra cada vez inferior y a un cultivo más intensivo de la tierra ya utilizada.

sido contradichás, en general, por los teóricos posteriores y han pasado a formar parte del gran conjunto de verdades económicas de aceptación universal, puede decirse que su fama imperecedera descansa sobre todo en sus puntos de vista respecto del valor y la distribución. En este breve volumen no podemos estudiar las ideas de Ricardo sobre la tributación, ni su examen magistral del comercio internacional, en el que mejoró a Hume y otros en la formulación de la "ley de la ventaja relativa" y las leyes que normalmente regulan la distribución internacional de los metales preciosos. También tenemos que abstenernos, por desgracia, de estudiar su exposición de la teoría cuantitativa del dinero o su defensa de un sistema bancario que opere sólo a través de un banco, propiedad del estado. Su genio eminentemente práctico jamás se manifestó con más brillantez que en la exposición de estos problemas candentes..de la época. El medio ambiente influyó mucho sobre Ricardo para la formulación de sus teorías. Su obra descansa sobre ciertos supuestos, la mayoría, sino todos ellos, tomados de otros autores. Por ejemplo, aceptó la ley de Turgot de los rendimientos decrecientes y el,principio de la población formulado por Malthus. Además, consideraba la organización social de su tiempo como madura y estable. Es verdad que miró adelante, hacia el remoto día en que "el estado progresivo", como denominó a su época, degeneraría en un "estado estacionario", en el que la población no aumentaría y el capital no se acumularía más; pero aun en este estado estacionario no prevía ningún cambio importante; a su juicio, cualquier separación del orden capitalista sólo sería para empeorar. Deploraba la existencia de conflictos de clase irreconciliables, y aun creía que la sustitución del comunismo o socialismo por el capitalismo disminuiría en tal cantidad el número de empleos que dejaría a la masa de la población en peor situación que nunca. El rasgo principal de la naturaleza humana era la consecución premeditada de sus propios intereses; Ricardo tenía, pues, la misma idea de la naturaleza humana que Bentham había popularizado tanto. Su concepción no era tan inflexible como la de Bentham, pero estaba convencido de que dejar el orden capitalista equivalía a saltar de la sartén al fuego. Ciertos hábitos adquiridos e instintos inculcados en los terratenientes, asalariados y capitalistas ponen toda clase de obstáculos, efectivamente, en el camino hacia el mayor bienestar general que tan sinceramente deseaba.

106

TEORÍADE LOSSALARIOS. A continuación se ocupó de la explicación de los salarios. En un momento dado, el precio que los patronos pagan por los servicios de los asalariados depende de la proporción entre la demanda y la oferta de trabajo, o, con mayor ~xaccitud, entre ~l fondo de capital acumulado y el número de asal~iados. E~te prec10 de mercado del trabajo tiende constantemente hacia su precio natural, debido al principio malthusiano de la población; el precio natural _se fijaba simplemente por el costo mínimo de producción de los traba_1~dores. En períodos largos, los salarios real.es(esto es, el _poder adq~mtivo del dinero ganado por los trabajadores) adop~an 1l1 tend~nct~ a permanecer constantes, fijados por un nivel de ~ida que m~ bie_n es inflexible, doctrina reminiscente del nivel mínuno de subsistencia de Turgot. . Por muy inapropiadas que puedan parecer. al lector del ~iglo ~ las leyes ricardianas de la renta y de los salar10s, menos sattsfactona todavía es su ley de las ganancias. Los economistas modernos tratan de explicarlas sobre bases independientes. Sin embar~o'. ~card~ no lo hizo así. Para él era del todo evidente que una vez dividido el mgreso anual en tres partes, y explicados la renta y los salarios, lo q~e qued~ constituía las ganancias del capitalista. La tasa de las ganancias o uuhdades dependía, pues, de la tasa de salarios, ya que los terratenientes tendían de modo inexorable a apoderarse de una parte cada vez mayor del producto total anual. Las ganancias sólo podían aumentar a expensas de los salarios. Según sus frases, "las ganancias dependen ~e los salarios altos o bajos, los salarios del precio de los artículos de pruner_a necesidad, y el precio de éstos, principalmente, del precio de los alimentos". Los salarios nominales tienden a subir constantemente a causa del creciente costo de los alimentos, aunque los salarios reales permanecen sensiblemente constantes, y de aquí que tienda en forma inevitable a disminuir la tasa de ganancias. Es verdad que las mejoras y descubrimientos en la ciencia mecánica y la agricultura paralizan esta tendencia a intervalos repetidos, pero nunca pueden eljminarla. OTRAsDOCTRINAS DE RICARDO.Tal es el simple esquema de aquellas do1=trinasde Ricardo a las que más ligados estuvieron sus c~ntemporáneos y respecto de . ~as ~es ha e~istido ~esde enton~es v10lenta controversia; pero tambien hizo aportaciont!Sbnllantes y ~as duraderas en otros campos económicos. Mas como esas otras aportaciones no han

BASESPECUNIARIAS DELA SOCIEDAD MODERNA. En la médula de la economía ricardiana se halla la relación que él destacó entre el costo de los alimentos y la tasa de utilidades. Trató en forma científica,

J

1

108

DAVID RICARDO

sobrepasando cualquier intento anterior, el oscuro problema de la relación de la producción con la distribución. Cualesquiera que sean sus defectos de análisis, al menos tuvo la visión necesaria para darse cuenta, mejor que todos los demás de su época, de que el negociante se había convertido en el centro del sistema económico. Hoy día, el carácter pecuniario de la vida moderna es evidente por si mismo; pero no lo era en las primeras décadas del siglo XIX. Justamente ganó fama por advertir que el sistema moderno gira en torno al cambio de productos y servicios por precios en dinero. En otras palabras, expuso los términos en que piensan los negociantes, reforzando la inmensa importancia del tema del precio en toda la vida económica. El que, en la lucha competidora, sea un comerciante o un fabricante quien sobreviva, depende de la relación entre los costos de éste (salarios pagados a sus trabajadores, gastos de materiales, etc.) y los precios que pueda conseguir para sus productos. Ricardo vio este problema, se dio cuenta de que los precios no son meros juegos de broma, y se esforzó virilmente para sondear bajo la confusión superficial. No puede negarse que la mayor parte del edificio que Ricardo erigió se ha derrumbado desde hace tiempo ante las embestidas de las crícicas posteriores. Lo que debe destacarse es que Ricardo inició el análisis de los arreglos de precios que el sistema fabril había engendrado, y que todo estudio serio de la teoría económica de ese sistema se remonta a las doctrinas ricardianas. RESUMEN.La crítica de Ricardo es fácil. Su teoría del valor no supuso ninguna mejora real sobre la de Adam Smith; no acertó a ver que existen compensaciones (ahora llamadas comúnmente "cuasi-rentas") tanto en los pagos de salarios y las ganancias de los capitalistas como en las rentas de la tierra; su modo de tratar las ganancias fue de lo más rudimentario; sólo hizo una débil distinción entre interés (el ingreso del capitalista) y ganancias (el ingreso del patrón después de cubiertos todos los costos); no comprendió la verdadera relación de los salarios con las ganancias; confundió las funciones del capitalista con las del negociante. Su teoría de la distribución reemplazó la armonía de interés del esquema de Adam Smith, por una diversidad natural de interés entre los asalariados y sus patrones, de una parte, y entre los terratenientes y otras clases de la sociedad, de la otra. Su concepción de la naturaleza humana era errónea; su visión del futuro marcadamente pesimista. Sus obras constituyeron un verdadero arsenal en el cual Marxy otros gustosamente cargaron sus cañones de sitio del argumento socialista. A pesar de los defectos en la exposición, las aportaciones de Ricardo

DAVID RICARDO

109

~ pensamie?t_oeco~ómico inglés le hicieron parecer un gigante entre pigmeos. Imciador inmortal, que analizó los feno'menos , . la I d · . econom1cos a uz ~ s~ propia experiencia, comenzó un nuevo estilo de pensamiento echono~1co,extraor~inario por su persistente supervivencia durante mue o tiempo despues.

r DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL

Vlll. DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL RICARDOse asoció en sus últimos años con aquel notable grupo de reformadores llamados radicales filosóficos. Destacab~n e? este grupo, además de Jeremías Bentham, su figura central, los h1Sto~1adore~James Mili y George Grate; Joseph Hume y Sir Samuel Rom1lly, m1~mbr~s del Parlamento; el Lord Canciller Henry Br~ugham; Jo~n _Ausun, prtmera autoridad en jurisprudencia; y prommentes per1odist:15,fi?'1ras literarias, etc. Un poco antes había _surgido u? grupo to_dav1~mas ra~ dical denominado los primitivos rad1eales filosoficos,que u1c_luiaa ~udto ' emmentes · res tan como w ordswort' h , Shelley y .Byron · Hacia , . media os de siglo se continuó la obra de estas organizac10nes, debilmente c~n:tituidas. por los últimos radicales filosóficos, entre_ los que destaco ~a persomtlidad de John Stuart Mill, hijo de James Mill. La teoría económica de aquel tiempo no era, ni ~ucho menos, ~1 cuerpo de doctrina conservador que ahora parece. La 1~mensa mayona de los ingleses cultos juzgaba a Ricardo y los economistas contemporáneos como radicales, y muy peligrosos. En sus esfuerzos para llev~r a cabo vastas reformas en la vida social y el gobierno de Gran Breta~ los radicales filosóficos apelaron i todos los recursos, excepto la. afilia.' 1~•no de los dos grandes partidos políticos, tory o wb,g. N? c1on a a o"' . • · 1· , d iuede decirse que estos radicales hayan tenido una part1C1pac on . om ~ante en la promulgación de las reformas legisla~ivas excepto, ocasionalmente; pero es exacto afirmar que los economistas de esa epoca eran hombres más bien que economistas, hombres d: ".erd~d, que pueden caracterizarse juntamente como reformadóres pracucos. REFORMASECONÓMICAS. Puede decirse ~u~ ~a legisl~cióo reformista se inició con las leyes industriales de prm~1p1~sdel si?lo XIX. partido tory (conservador), compuesto de prop1etar~~s de tierras, un~o s s fuerzas a las de los reformadores en esta cuest1on, en la cre~ncia d: que si se reducían las horas de trabajo y s~ intro?ucían me¡ores . · reducirían las ganancias de los mdusmales. Las orgacon d1ciones, se d • lidad nizaciones obreras, miradas con recelo ~a~~e sig1os y en rea fuera de la ley por la llamada Leyes de Asoc1ac1onde 1799 y 1800, fue: ron reconocidas tácitamente al derogarse esas leyes en 1824 y 1825_,si bien transcurrieron otros cincuenta_ años antes de que estas organizaciones udieran convertirse en entidades legales. Baj~ la jefatura de Sir Roben Peel, se derogaron por fm las Leyes

~!

1

w. C. Mítchell, manuscrito

inédito. 110

111

de Granos en 1846, después de una enérgica campaña realizada durante siete años por la Liga contra las Leyes de Granos, cuyos inspiradores fueron Richard Cobden y los industriales quienes prestaron el apoyo financiero. Esta campaña convenció a un Parlamento lory reacio, de la necesidad de abaratar los alimentos para la creciente pobla.;:ión industrial de Gran Bretaña. En 1869 se abandonó por completo el proteccionismo y predominó el libre cambio hasta 1931, fecha en la cual Inglaterra retornó al sistema proteccionista. La reforma de más alcance del siglo XIX fue la expansión de la democracia. En 1800, por mucho esfuerzo de imaginación que se hiciera, Inglaterra no podía llamarse un país democrático. Sólo podían votar los propietarios; existían ciertas discriminaciones religiosas; no se había hecho ningún reajuste en la proporcionalidad de los puestos parlamentarios de la Cámara de los Comunes desde 1644, con el resultado de que aún subsistían muchos "burgos podridos" y no estaban representadas varias nuevas y grandes ciudades industriales; la Cámara de los Lores dominaba a la de los Comunes. Inglaterra estaba gobernada por la nobleza y los intereses agrícolas. La agitación en favor de la reforma obtuvo su primera victoria en 1828 y 1829 cuando se abolieran las discriminaciones religiosas. La Ley de Reforma de 1832 amplió el sufragio a las clases medias y redistribuyó los puestos en la Cámara de los Comunes. La Ley de Reforma de 1867 redujo todavía más las discriminaciones de propiedad, franqueando con ello el paso a los trabajadores industriales. En 1872 se adoptó el sistema de voto secreto. Otra Ley de Reforma de 1884 extendió el sufragio a la mayoría de los trabajadores agrícolas. En .1885 se procedió a una nueva redistribución de puestos parlamentarios: En 1911 se mutiló la facultad de veto de la Cámara de los Lores, se suprimieron todas las discriminaciones fundadas en la propiedad de los hombres, en 1917 se concedió el sufragio limitado a las mujeres y, por fin, en 1928, las mujeres se colocaron en pie de igualdad con los hombres respecto al sufragio. Podrían mencionarse otros muchos ejemplos de reforma, todos los cuales suponen una serie de c¡¡,mbios,en el sentido defendido por los radicales fiilosóficos. En la década de 1840-1850 se introdujo el timbre postal de penique; el Banco de Inglaterra se reorganizó en 1844; se suspendieron los impuesto~ especiales sobre los periódicos en '1861; y en 1870 se inició la creación de escuelas elementales. APOGEODE LA ECONOMÍA.El prestigio de la economía durante los cincuenta años y pico siguientes a !a publicación de los Principios de Ricardo, foe irunensan1ente mayor por la adopción de muchas refor-

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL

mas defendidas durante esa época, de modo muy especial por la derogación de las Leyes de Granos en 1846. Rara vez han conquistado los economistas tal favor popular o poseído tanta autoridad como en aquellos años. En 1825 se crearon cursos de economía política en la Universidad de Oxford, en 1828 en la de Cambridge y poco después en Dublín y Edimburgo. El gobierno consultó a los economistas sobre la promulgación de nuevas regulaciones, se les nombró para que formasen parte de comisiones ri:ales y en ocasiones desempeñaron puestos gubernamentales, precursores, en forma moderada de los "trusts de intelectuales" de nuestros días. Las doctrinas económicas ortodoxas se predicaron en el púlpito; se popularizaron por medio de conferencias, periódicos, folletos e innumerables pequeños libros de texto, para no hablar de las novelas, tales como la de Harriet Martineau, que intentó, en su relato, exponer cierta moral económica. Se llegó al colmo del ridículo por ~os superentusiastas fanáticos que afirmaban que los principios de la economía política eran tan sencillos que hasta los niños de pecho podían comprenderlos. Las obras de Adam Smith, Malthus y Ricardo se publicaron en otros países de lengua inglesa y se tradujeron a numerosos idiomas. Finalmente, las otras ciencias sociales, como la jurisprudencia, la psicología, antropología e historia, buscaron en la doctrina económica el estímulo y guía autorizados, con una amplitud nunca, antes ni después, experimentada. En verdad la situación no tenía precedente. La economía estaba en su apogeo.

sostuvo que los negociantes obtendrían ganancias mayores si pagasen a sus em?leados salarios más altos y no menores. Percy 'Ravenstone fue el pr.unero en formular la teoría de la plusvalía que inmortalizó <=:1;1os_ Marx. Samuel Read recalcó el hecho de que Íos patrones tambien tienen obligaciones para con la sociedad lo mismo d h Mo ff L fi. Id ' que erec os, un i ort .º?8e expresó con claridad la idea marginal, aplicada tanto a la utd1dad com,o al c~to. Sobre todo, el profesor de Oxford, W. F. Ll~y~, ,en un opusculo titulado Conferencias sobre la noci6n de valor, ~t~cipo por ".ez primera lo que en la actualidad se llama "teoría ?e la utilidad margmal del valor", y que es una de las doctrinas más .unportantes Y firmemenre establecidas en el pensamiento económico del mundo civilizado.

112

MURMULLOSHETERODOXOS. A pesar del éxito inmensamente popular de las proposiciones ricardianas, la economía sólo hizo muy pequeños progresos en Gran Bretaña en casi el medio siglo siguiente a la publicación de los Principios de economía política y tributación de Ricardo . Esto no quiere decir que este período fuera estéril. Por el contrario, los temas teóricos y los problemas de actualidad de la época dieron lugar a un torrente de folletos, monografías y libros, cuyo valor apenas fue sospechado antes de comenzar el siglo xx; su estudio todavía continúa premiando con generosidad a los afanosos estudiantes de la historia del pensamiento económico. De modo particular, se ha descubierto que el período de 1820 a 1848, del que se ha hablado en general como de la Edad Tenebrosa de la economía política inglesa, fue uno de los más fructíferos de toda la literatura económica. Durante esos años surgió más de un autor cuyos puntos de vista anticiparon mucho de lo que tuvo que redescubrirse y desarrollarse de nuevo en generaciones más recientes. Unos cuantos ejemplos, al azar, serán suficientes. John Craig hizo objeciones enérgicas a la doctrina ricardiana de la oposición entre salarios y ganancias. Samuel Bailey

113

Pero c~mo estos puntos de vista no concordaban con los de la escuela d~mi~ante, cayeron en oídos sordos. En realidad, fueron raras las pubhcac1ones heterodoxas que consiguieron siquiera la atención de una lectura, Y sus a~tores se sumían pronto en un olvido inmerecido. De esta, forro~.prem,1a?a Gran Bretaña, que es el hogar no sólo de la econo~1a polmca clas1ca, sino de la mayoría de las teorías heterodoxas ahora_mcorporadas a ella, a aquellos de sus hijos que se aventuraban a abrtr nuevas sendas en la selva de la ciencia económica.2 . ~OPULARIDAD DE LA ESCUELAORTODOXA. La explicación del dom1ruo constan~~ de la ec~nomía ortodoxa debe enfocarse sobre diversas bases. La_do:=mnade la libertad de comercio, como programa de reforma econom1ca, fue un atractivo poderoso para la población pensant ~e la~ Islas Británicas siempre en aumento. En este punto de vista s: mclu1an ?º,sólo factores económicos, sino políticos. Entonces como ahora, ex1s~~agente q~c creía que las naciones debían especializ~rse en la producc1on y cambio de los artículos para los que están mejor dotada~, que la_dependencia de un país con otro que así resultaría disminuma ~l pel~g:o de guerra. De mayor importancia fue la adopción de las teonas. c~as1cas,~or las clases mercantiles e industriales en su ascenso al domm10 palmeo hacia mediados de siglo. hicieron de la teoría social de Adam ~mtt s · h y Rº1dEstas dos clases . car o un~ cuestión política_práctica; una vez en el campo de la política, las deJaron de considerarse como hi·po't es1s · ap 1·1cabl doctrmas ortodoxas . es a un con¡unt~ .dado d~ ci~cunstancias, y se afirmaron cada vez más como obras de~nmvas e melasticas. La historia del arancel prote'ctor de ~stados U01dos, des~c la ~ucrr~ Civil, proporciona un ejemplo admirable de la tendencia de ciertos mtereses económicos a apelar a la

!

2

Véase E. R. A. Seli.gman, ··sorne Neglected British Economists" E · Journal, vol. 13. , conom,e

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL

ley económica para justificar una posición que fue defendible en algún momento en razón de la existencia de una "industria naciente".

N. W. SENIOR.Pero el primer lugar entre los representantes ortodoxos que siguieron a Ricardo y precedieron a John Stuart Mili, corresponde a Nassau William Senior (1790-1864). Educado para la abogada, llegó a ser un jurista famoso. Fue profesor de economía política en la Universidad de Oxford desde 1825 a 1831 y de nuevo desde 1847 hasta su muerte, en 1864, y sirvió activamente en varias comisiones reales. Viajó mucho por Europa, conociendo en el curso de sus viajes a la mayoría de sus grandes hombres. Para sus contemporáneos fue más conocido como reformador social que como economista. Dedicó sin reservas. su fuerza y capacidad en defe~ de un aumento considerable de la intromisión estatal en cuestiones como la salubridad vivienda y educación. Además, de varios volúmenes relatando sus via: jes, de particular interés porque cuenta sus conversaciones con muchos europeos notables, publicó muchos pequeños libros sobre tero.as económicos. El principal que apareció durante su vida fue Esquema de economía política (1836), que primero se publicó como artículo en la Enciclopedia metropolitana. En 1928, muchos economistas colaboraron en la publicación, en dos volúmenes titulados Eficacia industrial 'Y economía social, de los manus~rito~ originales de Senior, la existencia de los cuales había permanecido msospechada hasta .años recientes. Debemos a la actividad incansable de S. Leon Levy, graduado de la Universidad de Columbia bai?,la dirección del profesor E. R. A. Seligman, y a la generosa cooperac1on de J. St._Loe Etranchey de Londres y su esposa, nieta de Senior, el descubrimiento de una gran parte de estos valiosos documentos, que revelan la madurez de pensamiento del autor sobre los principios generales de la economía. El volumen primero se ocupa del objeto, alcance Y método de la ciencia económica; la economía política y el arte de gobierno; clasificación, nomenclatura y definición; necesidades humanas y el logro de la riqueza; producción de riqueza; .la naturaleza, funciones, origen y crecimiento del capital; la presión de la población sobre los medios de subsistencia. El volumen segundo trata del valor, costo y precio; dinero, crédito y cambio; comercio interior y exterior; distribución del ingreso social; y control estatal y progreso social. Estos volúmenes aportan nuevas pruebas de la notable capacidad de análisis crítico de Senior. Sin duda, fue el más brillante y original de todos los numerosos miembros de la escuela clásica posteriores a Ricardo, sin exceptuar al mucho más famoso John Stuart Mili.

114

- FALTA DE ESCEPTICISMO. Probablemente fue mayor todavía la influencia de la falta de una actitud crítica hacia las conclusiones de Adam Smith, Malthus y Ricardo de parte de la inmensa mayoría de la gente que se interesaba por la economía durante esta époq.. Cuando llegaban a confrontar hechos que contradecían estas conclusiones, contestaban, por lo común, que la economía opera con tendencias o supuestos, que la lógica que había construido estas tendencias o supuestos estaba por encima de todo reproche, y que si los hechos no concordaban con la teoría sentada por los maestros, simplemente quería decir que los hechos eran simples desviaciones de la teoría. Por ejemplo, Ricardo había afirmado que las ganancias de los negocios tienden hacia un mínimo. Cuando hizo esta declaración, los hechos conocidos parecían darle la razón. Mas si hubiera podido ver el rápido desarrollo del ferrocarril, después de su muerte, desarrollo que proporcionaba inmensas utilidades que más que compensaban las pérdidas padecidas en la construcción y operación de los canales, es muy probable que hubiera vuelto a formulai; su teoría de las ganancias. Pero los economistas que le siguieron, en general, no poseían su humildad y capacidad de discernimiento. Trabajaban de modo más bien irreal, ignorando el ejemplo de Malthus de alcanzar las concl~si~nes por medio de la observación personal y acumulando datos estadm1cos, y preferían reelaborar en forma rígida la doctrina que había llegado hasta ellos. Vueltos de espalda a la realidad y las investigaciones de sus compañeros heterodoxos, no supieron captar los problemas de su generación como lo intentaron antes Adam Smith, Malthus y Ricardo. ~n la muerte de Ricardo termina la primera era del período clásico. La :tradición fue mantenida en Gran Bretaña por un amplio número de autores, de los cuales sólo puede prestarse atención a unos cuantos. James Mill (1773-1836), padre de John Stuart Mill, amigo íntimo de Ricardo y autor de una Historia de la India Británica, publicó en 1821 los Elementos de economía política, en los que fría Y severamente resumió las doctrinas ortodoxas bajo los cuatro importantes títulos de producción, distribución, intercambio y consumo. El escocés John Ramsay McCulloch (1789-1864), autor prolífico, pero sin originalidad, y destacado biógrafo de Ricardo, representó, con James Mill, la quintaesencia del clasicismo inglés en sus Principios de economía política. El Coronel Robert Torrens, Richard Whately, arzobispo de Dublín, Irlanda, y Thomas de Quincey, volvieron a formular los postulados de sus predecesores.

115

Los CUATROPOSTULADOS DE SENIOR.Senior sostenía que la economía es una ciencia abstracta y objetiva, y nada más. A los econo-

• DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL DE

116

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MILL .

.

, nseñar a los hombres no cómo ser felices,º , eden hacerse ricos. La econonua mistas incumbe, afirmo, e · · · l ate como pu virmosos, smo sllllp eme oral o la legislaci6n, sino que ~. imita distribuci6n de la riqueza. no tiene nada que ver con la m d . , al estudio de la naturaleza, pro ucc1onl y fera de la economía debía t idea de oue a es l d bía confinarse a sacar as De acuer do con es , l b . . ntr· ,...que la econom1a e limitarse estrictaroe • , nnc:idones sento as ases . s de unas cuantas pror-' , . conclusiones pemnente ' d entos sobre los cuales deber1a en· . 1) el deseo de toda de cuatro posnilados como •un am . . , ica En resumen son. irse la c1enc1a econom . l sacrificio posible ( en otras g l iqueza con e menor l persona d e acumu ar r . ) 1 • · io roalthusiano de a po· palabras, el princi~io_ h~doms~a); 2 crecientes en todas las blad6n; 3) el pnnc1p10_~ re4) el principio de los rendimientos empresas, excepto la a~n tur y , ues de reducir la economía a decrecientes en la agricul~~ - . r~to~JtabÍes en los que la observación un pequeño número de prmc~p10s m l azooaroiento y a separar de su de los hecho_st~~ía preced~nc~~:~r~:i ;it:n:star hu~ano. Por formna, tema toda similitud con e es dh' 'ó 11.este programa rígido. En veraunque sin darse cuenta, no se a . m intentaron delimitar así. su J d han sido pocos los economistas que . • lidad han llec:mpo de investigación y todaví~, menos los que en rea vado a la práctica su determ10ac1on.

r ·

ª '

·

,

:1:::~: º:. T



E

n ral se considera que su má;incipios económicos es el xim a aportación ~t e~larccim1entoto ~e s r~ucción. Este concepto no concepto de absunencia como cos . p . G p Scrope había . . U de menor importancia, . . , ' . era original suyo. n autor . . s de capital redb1an un 10cieclarado previamente que los prbop1etano d un consumo inmediato. · 'n por a stenerse e greso como compensano b' resado esta idea en forma Además, en las obras de Ricdardo ~e:a c:r~~!'d. Senior declaró que los definitiva, aunque no con cm~s,1a a l rrab~·¡o y los factores natura. · s de la producc1on son e " é . factores primario d .o Sustituyó pues, el t rmmo les, y la abstinencia un ~actor lscc.unlabn . revo· lucio~aria de "abstinen. · d .. · t' por a pa a ra convenc10nal e captta d ersona que O bien se abscia", definiéndo.la como "~a condu:a u: un:ede disponer, o deliberadatiene del uso improducu~~ d~ l !1taJos temotos a la de resultados mente prefiere la producc1on e re 1'EORÍA DE LA ABSTINENt:IA.

·~ g~oe

inmediatos". b . . crease riqueza sino más bien que . d" que la a sunenc1a ' . . . ¡ Seruor no 1¡0 d. h a la riqueza }'ª que, a su jU1c10, a . , t'tulo un cree o · • . O 'fi · ni capitalista lo mismo que consum1a un 1 . oduda dolor y sacn c10 " ' .. l b abstinene1a pr . d S ún su~ ?ropias palabras: e.. a ste· el trabajo lo causa al asalana o. eg o. .. bt" " ·r iinos resultados - -·· ue está en nuestra~ roan !, . u .~-..nerse del gOCe q

117

lejanos en vez de inmediatos, figuran entre las violencias más dolorosas de la voluntad hwnana". Para abreviar, suponiendo que los dos factores primarios de la producción son el trabajo y los recursosnaturales, se necesitaba un tercer factor para el uso adecuado del trabajo sobre aquellos recursos y consiguientemente un gran volumen de producción. Es concebible que un labrador cultive su tierra sin herramientas, pero ¡cuánto más se facilita su tarea y cuánto mayor es el rendimiento si utiliza una pala o azada! Este tercer elemento no era el capital (productos materiales hechos por el hombre), según Senior, sino la abstinencia de i::onsumo, que permite crear el capital. Por consiguiente, los costos de producción no se pensaban como desembolsos de dinero que deben hacer los patronos, sino de sacrificios padecidos por el asalariado y el capitalista. En relación con esto, incidentalmente, es probable que fuera el primero en llamar la atención sobre la llamada desu.tilidad del trabajo. Los precios fijados a los artículos deben ser bastante altos para compensar, tanto al trabajador, con salarios, como el capitalista, con intereses. Por io tanto, éste era un. ánalisis único del precio, en términos de costo de producción considerado desde un punto de vista subjetivo en vez de objetivo. En la determinación del precio, añadió, no entra el trabajo pasado, sino sólo el rotal de trabajo exigido en el momento de cambio de los artículos. RESUMEN. La teoría-abstinencia del interés de Senior tal vez arrojó mucha luz sobre el problema del origen del capital, pero no aclaró el del origen del interés. Además, cualquier teoría-costo del valor no puede explicar del todo e! por qué del valor. Los patrones pagan salarios, no necesariamente por el sacrificio hecho por los empleados, sino porque los patrones ven que hay demanda de ciertos productos, o al menos esperan que lo que produzcan se vénderá a un precio satisfactorio. En consecuencia, los capitalistas no reciben intereses meramente como compensación por algún sacrificio hecho al abstenerse de consumir, sino porque el capital que poseen es solicitado temporalmente por los prestatarios. Senior se daba cuenta de es:a dificultad y esbozó los rudimentos de una teoría de utilidad marginal del valor, como estaban haciendo otros: Craig, Longfield y Lloyd. El valor, afirmó, estriba en la demanda y la oferta, y la demanda a su vez, sobre el grado en que un artÍculo es apetecido. Pero se sostenía que el valor dependía principalmente de los factores que limitaban la oferta de productos: en suma, de los costos subjetivos de ios sacrificios de los asalariadr 5 v la abstinencia de los capitalistas. ' También fueron apreciables ~i;s ohs;:>rvacionessobre la renta, sobre la relación entre ganancias y sahr: os, scbre fo. naruraleza de los mono-

118

DE DAVID RICARDO A JOHN STUART MIU



. ., b la distribución de los metales preciosos polios y su dasificac10n~ so re b las consecuencias económicas del entre los diferentes pa1ses ybso re. consideran que su principal . . b ista Sus o servac1ones d . prop1ecar10 a sent . , f 1 haber formulado la famosa ocmna .b . , la econom12. ue e . d conm uc10n a . al ó ran favor entre los economistas e del fondo de salarios, que canz g b . -de Adaro Smith y Ricardo. 1 al creciente movimiento la época y que puede. verse en as ;o~igor Esta creencia le condu JO a oponerse ºdo de que una reducción de . . ba honradamente convenci sindicalista; esta . f'b . d muiría las utilidades de los prolas horas de trab~Jº en 1~ a neas ~ toda la ganancia neta se "deripietarios de fábricas. Segun 10 exJ?re ' Se ·or "El rezagado" ha ha d 1 última hora" de trabaJo. Por eso _01 va e a. .dad como economista de gran capao sido conocido por la pasten ., n lugar de dirigirla. Representa pero que prefería seguir_la proces1,on_e ·Es -ro el hombre que tiene • "beralismo econom1co. 1 ~.. la etapa fina1 del li . f d para acomodarse al lll\• una visión suficientemente amplia y pro un a • 1 pulso de la época en que vive.

"dad,

IX. JOHN STUART MILL Y JOHN EWOT

CAIRNES

Los "PRINCIPIOS DE EcONOMÍA POLÍTICA"• de John Stuart Mili (1806-1873) es el libro más leído por el economista ortodoxo, después de La f'iqueza de las nacione1.Mill es el nombre de más resonancia en la economía inglesa en el período de setenta años que va de David Ricardo a Alfred Marshall. Pocos autores han ejercido mayor influencia sobre el pensamiento anglo-sajón. EXTRAORDINARIA. Recibió de su padre, James Mili, el PRECOCIDAD historiador y filósofo, una educación intelectual tan rigurosa que todavía produce asombro; Mili, el viejo, es famoso sobre todo como tutor de su hijo, incomparablemente más célebre. Según lo describe el último en su Autobiog,-afía,su educación formal comenzó con el estudio del griego cuando ·sólo contaba tres años y lo prosiguió durante los doce años siguientes. Con motivo de este experimento educativo extraordinario, el precoz joven leyó con profusión los clásicos y las obras históricas más generales, dominó la aritmética, se inició en la lógica y la ciencia y, a la tierna edad de trece años, se dedicó por sí mismo a estudiar las obras maestras de Ricardo y Adam Smith. Después de residir un año en Francia, consagró otros., varios al estudio del derecho. Sin embargo, a los diecisiete años ingresó en el servicio de la Compañía de las Indias Orientales donde prestó sus servicios en diferentes puestos hasta que aquélla se reorganizó en 1858. En 1851 contrajo matrimonio con la señora Taylor, viuda. Fue miembro del Parlamento durante diez años (1858-1868). (Se dice que siempre vistió de negro, como si fuera una persona de edad avanzada.) Murió en Francia en 1873. En su juventud logró hacer contactos valiosísimos que continuaron toda su vida. Su educación de camisa de fuerza se suplementó con la amistad de Bentham, Ricardo, Carlyle y otros muchos autores de fama y por penenecer a clubes y sociedades de conferencias. Así conoció y apreció las opiniones de hombres cuyos puntos de vista sobre una gran diversidad de cuestiones diferían rotundamente de los que su austero padre le había inculcado. Durante muchos años fue la figura dirigente entre los radicales filosóficos. Por fortuna, también, al igual que Adam Smith y Ricardo, con frecuencia tuvo relaciones estrechas con ne_gociantes. Hacia el fin de sus días, continuaba siendo primordialmente el filósofo social, muy leído en las más importantes ramas del conocí-

• Hay ed. esp., traducida de la Edici6n Ashley de 1909, Fondo de Cultura Econ6mica, México, 19-0·.

119

1. 120

JOHN STUART MILL Y JOHN ELLIOT CAIRNES

miento y profundamente interesado en los movimientos sociales y políticos de su época. Sus obras se caracterizan por una imparcialidad singular, junto con una ausencia total de vanidad. "SISTEMADE LÓGICA".Dotado de gran energía física, más allá del término medio, a pesar de no haber cultivado deportes atléticos durante su juventud, Mili consagró la mayor parte de sus ocios, desde el principio mismo de su carrera en la CQmpañía de las Indias Orientales, a escribir. Jamás eludió el trabajo en su oficina y aun así encontró tiempo para llevar a término una inmensa cantidad de trabajo intelecmal. De los trece a los diecinueve años escribió artículos para los periódicos y ensayos para las revistas. Al mediar sus treinta años se retiró de la política y de la vida social ordinaria, a causa de la creciente desintegración de los radicales fiilosóficos, como partido, y a consecuencia, también, de una prematura crisis mental. Dedicándose a escribir tratados, dio primero al mundo su Sistema de lógica· en 1843, obra que alcanzó la octava edición antes de su muerte. Este libro ha influido en el pensamiento moderno tal vez más que sus obras de economía. El éxito inmediato del Sistema de lógica le aseguró un editor en 1844 para una colección de Ensayos sobre algunas cuestiones no resueltas de economía política inciertas, escritos mucho tiempo antes, y le animaron a emprender la ejecución de una obra completa de economía. En un plazo casi increíble (menos de dos años) terminó el manuscrito y en 1848 se publicó bajo el título de Principios de Economía política con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social. Semejante tratado, algo mayor que La riqueza de las naciones, sólo pudo escribirse con tanta rapidez por alguien que hubiera estado madurando en su pensamiento las cuestiones económicas durante muchísimos años. Antes de morir vio publicarse la sexta edición, la cual fue traducida a la mayoría de los idiomas. Los Principios, junto con la Lógica, elevaron a Mili a la cumbre de la fama en todo el mundo de habla inglesa. Nunca, ni antes ni después, ha conseguido un economista conquistar el aplauso tanto de los sectores intelectuales como no intelecruales de la población de un país. Como fil6sofo, economista y dirigente espiritual disfrutó de una posición entre sus contemporáneos hasta superior a la lograda por Adam Smith en el siglo anterior. OTRAS OBRAS.También otros de sus libros se han hecho clásicos, sobre todq su Libertad y Pensamientos sobre la Reforma Parlamentaria ("Liberty and Thoughts on Parliamentary Reform", 1859), Consideraciones sobre el gobierno representativo ("Considerations on Represen-

JOHN STUART MILL y JOHN ELLIOT CAIRNES

121

tative Government" 1861) U .,. . ... . . . ' Y tmtarismo l Ucditarianism" 1863) E 1864 aparecieron Comte y el p · · · • · n S.,m . . , d , ?sitwismo; en 1868 Inglaterra e Irlanda· Y en 1869 · • "' inon e ias mu¡eres q d f ' de las mu1·eres b d , ue es una e ensa de los derechos asa a en argumentos pr . d Después de su muerte en . oporciona os por su esposa. chanclo los materiales, ue pub!IC:iro? otros tres libros aprovesobre religión en 1871, y CJp.' ¡utobsobgrafta,en 1873; Tres ensayos el que puede 'advertirse ' la ª ditu os so re el .socialis . mo, en 1879 , en Se ha publicado en e· ma urez ~e sus opin10nes sobre economía. meo gruesos volumenes l ·, d de sus ensayos y artículos d . una co eccion e algunos estudios. Para publicar tod e revmas con el título de Disertaciones y os sus ensayos y artículos en f d l 'b se necesitarían al menos otros cinco volúmenes. orma e I ro,

~!?¿:;

AMPLIACIÓN DE LA ESFERA DE LA Ec , economía política Mill int tó . ON?MIA. En los Prinyipios de él mismo admitió 'b. en , sm pretensión de originalidad como po ular La ri u ' escn ir un_ tratado destinado a sustituir en, el uso sith como ·~net~addelas naciones, ya que juzgaba el libro de Adam tcua O en muchas de sus partes, Y en todas ellas imperfecto" (p 28) Lo • . . mismo que su famoso pred 'b" el hombre común y no para 1 . 1· . ecesor, escri 10 para 'l b 'é . os especia 1stas Al igual mtentó asociar los principios de la econo , . ,. que e ' tam 1 n, nes, y poder así utilizar cons 'd . m1a palmea con sus aplicacioh b' 1 erac1ones mucho may a ttualmente están asociadas al d ores que 1as que Como lo manifest , . te:reno e la teoría económica pura. men "diferente de~ ~: ;~t:e~ac10, m~ntód ofrecfr al público un volu-

han p~blicado en Inglaterra

d:~:ra;:

~~rae d:c~~:!ª s1:}t!~~a(que se Mil! era un ardiente reformador · 1 A •, p. 27), rable la esfera de la teoría económic-,1soc1a . , _mplio ~n forma consideI y polmca. Quien trate de hallar al verdadero Mill no debe b ' · • uscar o en su teorizac·'ion econom1ca , • sino en sus vivas la lrec~nscrucción de la vida SO::ia!y económica d/~=1Bc1ronte~ p11fra e ana. ue e pruner e . admitió la fuerza lógica de 1 conom1sta ortodoxo que llegó a afirmar en . , os argumentos de los socialistas. y hasta de cosas de. enton:s~ ocas1on que el comunismo era preferible al estado ANÁLISIS DE LOS "PRINCI 1 " E Smith modernizado, produjo u: ~i~¿° l~g:~ de ~scribir un Adam d . o a ia y ricamente embellecido, un libro en el ue dad, y en el que las !art:::':eó;::rac1a :ay poc~ muestras de originaliMalthus, Ricardo y su r~ io as se asan so ;e t~~o en las ideas de: reside en la ampli'tud dp p padre. La gran est1mac10n que logró Mm e sus puntos de vi t firme y su estilo desusadamente atractivo ~~ su tonhomo,ra! elevado y · Y mue as pagmas de be-

JOHN STUART MILL y JOHN EWOT CAIRNES tiene un 122 uesta apresuradamente y que b lleza literaria en esta o ra c~mP . de fórmulas inolvidables. . , alla hay expresiones , . da millar de pág10as, y aca y , l económica que este iga 1 Sin embargo, irónicamente, ~lo hay u: ~~o tan utilizado como libro al nombre del autor de ese libro que

de texto. ro nía estudiar el fenómeno de agradables que -!'°seen Informó a s~ l~~ores d~!u~::!as1:nes O la riqueza (definida como to d llo procedió a invesugar la b . .. 40)· pero en vez e e . ºb ., d valor de cam io p. , ., umo cambio y d1sm uc1on e conducta humana en la obte_nc1~óni co~s de Adam Smith, Malthus y la riqueza. A este respecto, s1gu1 os · E do. ., a los tres Rtcar p od . , .. consagra su atenc1on b · capital) I Libro I "La r uccion ' n e , od . , .. (factores naturales, tra ªlº y , "requisitos de la pr uc~1~~ 1 trabaºo en grande y pequeña escainvestiga brevemente la d1v1S1ón º6 de d _Jnas leyes de la producción declaraa n e cie · la y concluye con una . blación y la ley de ren dºumentos (incluyendo la ley ~althus1ana de lapo .

,

decrecientes de la t1er~a)._b . , .. de interés porque en su primer El libro II, "La D1str1 ucion ' es t1ºtuye"el mérito principal de su I i nsa que cons • capítulo revela o que P e. . . dº . su libro de todas las exposi.. , . a su JUJc10 istmgue , al . d tratado , merito que, , . . j coloca en una categona muy eia a ciones de econo~ía ~lmca, yl o .. de los economistas. Afirmó que las de lo "Ue él calificó• , corro ~mmuta gar bl es porq ue se basaban en hechos -i leyes de la producc1on eran las I s de la distribución no eran . l bl en tanto que eye d . . d naturales ma tera. es, . estaban soaetidas al om1010 e en modo alguno mexorables smo que. , d . ueza "panicipan del cal l d l producc1on e riq · • a humanidad. las eyes . ..na da ·de arbitrario o facultat1f, · e" a no tienen rácter de realidades meas y d. ientos decrecientes, que calificó como vo" Por ejemplo, la ley de ren im .ta' política" no era suscep. . ., , . nante en econom , bº la "propos1c1on mas impo l . la sociedad puede cam iar ·1:. ., • pero por e contrario, . La tibie de mod1ucac1on, ' 1· la distribución de riqueza. s las al s puede rea izarse , ºd las ganancias estan someti as las leyes por l cul e . Yuiera normas que la soc1e · da d cualesq leyes que regu an os salarios . ' la renta a la acción humana y sujetas a convenga en establecer. distinción entre las leyes de la producd J:. • • o lo que Mill no acertó ., f progreso eonmv . . al d l aducción pueden asimismo • ci6n y la distribucion ue un a comprender fue que las leyels e . ~ pdrel individuo o de la sociedad. . dºda por a acc1on b d' terarse en c1ena me 1 . , , . portante era que el hom re po ,a Pero para él la conclus1on mas. im en la propiedad de la riqueza, reducir tanto la desigu~ldad ex1~~nte de la sociedad, incluyendo a los que al nJ:.naltodos los miembros v ,osos

JOHN S1UART.MILL Y JOHN ELLIOT CAIRNES

123

trabajadores, tendrían garantizada su seguridad y un bienestar razonable. Por tanto, no participaba de los tristes puntos de vista de Malthus y Ricardo respecto al futuro de la sociedad, y que habían dado lugar a que fa economía se llamase la ciencia "lúgubre". La inmensa mayoría de los economistas ortodoxos anteriores sostenía que el sistema económico actuaba de acuerdo con leyes tijas, sin importar lo erróneo que pudiera ser, y que, por consiguiente, cualquier intento de intervención no haría sino empeorar 1a cuestión. El optimismo de MiU se debió, en parte, a los argumentos de los reformadores sociales; en pane, a su propia naturaleza y, en parre, al rozamiento persuasivo de 1a que fue después su esposa. En su capítulo "Consideraciones ulteriores sobre los remedios para los bajos salarios" (xm, pp. 381-93), expresó su fume creencia en que los hombres llegarían algún día a convenirse en seres humanos mucho más inteligentes. Se reprimirían los instintos sexuales y disminuiría el índice de natalidad. El único método seguro de abolir 1a pobreza es la restricción de la población. T.EORÍAs ORIGINALES DE MILL. En el libro III, "El Cambio", hizo su aportación más perdurable y original a la teoría económica. En Io esencial, este libro es una refundición de Ricardo; pero a MiII cabe reconocerle la teoría de los costos conjuntos en la producción, la aplicación de la teoría cuantitativa del dinero al papel moneda convertible, la mejor exposición, hasta entonces, de la naturaleza y servicios de la especulación, la doctrina de que el comercio internacional descansa en 1a demanda y la oferta (ésta es su famosa ley de la "ecuación de la demanda internacional". Ricardo no había pasado de considerar diferencias en los costos comparativos) y la declaración esclarecedora de que d valor tiende a oscilar cerca de ese punto de equilibrio en que 1a cantidad de productos ofrecidos es igual a 1a cantidad demandada. Mas, en el primer capítulo de este libro, Mil! hizo una declaración de lo más desafortunada. "Afortunadamente -aseguróno queda nada que aclarar en las leyes del valor ni para los escritores actuales ni para los delcaso? porvenir: la teoría del tema está completa" (p. 412). ¿Sería éste el

ÜPTIMISMO DE MILL. Esta

ENFOQUE DINÁMICO. Con el libro IV, "Influencia- del progreso de

la sociedad sobre la producción y la distribución", llegó MiII a la división segunda y ñnal de sus Principios. Como declaró en el capítulo primero, "Las tres panes anteriores incluyen un examen, ran detallado como Io permiten los límites que nos hemos lijado, de lo que, por una afortunada generalización de una frase matemática, se ha llamado está-

'/ 1 1

124

JOHN STUART MILL Y JOHN ELLIOT CAIRNES

rica del asunto. Hemos recorrido el campo de los hechos económicos y hemos examinado qué relación de causa a efeeto existe entre ellos, qué circunstancias determinan el volurunen de producción, de ocupación para el trabajo, del capital y de la población, qué leyes regulan la renta, las ganancias y los salarios, bajo qué condiciones y en qué proporciones se cambian las mercancías entre los individuos y entre los países. Hemos obtenido así una vista de conjunto de los fenómenos simultáneamente ... Todo esto, sin embargo, sólo nos ha enseñado las leyes económicas de una sociedad estacionaria e invariable. Tenemos aún que examinar la situación económica de la humanidad como expuesta a cambio ... Tenemos que examinar cuáles son esos cambios, cuáles son sus leyes y cuáles sus tendencias finales, añadiendo así una teoría de movimiento a nuescra teoría de equilibrio: la dinámica de la economía política a la estática" (p. 691). No fue, ni mucho menos, el primero que distinguió entre problemas estáticos y dinámicos. Sin ir más lejos, Ricardo había hecho la misma cosa en el campo de la distribución, distinguiendo entre tendencias a corto y a largo plazo. Sin embargo, Mill, que consideraba a la economía fundamentalmente como un estudio de medios y métodos de conseguir el bienestar humano ulterior, se interesó mucho más en los aspectos dinámicos de su estudio que en los estáticos. El progreso industrial fue descompuesto por él ep tres aspectos: aumento de capital, aumento de población y mejoras en la producción. Aproximadamente llegó a la misma conclusión de Ricardo, a saber, que la renta, a la larga, tiende a aumentar, los salarios reales a ser constantes y las ganancias a llegar a un mínimo. A pesar de los ilimitados progresos en las artes de la producción, en un momento dado se llegará a una situación estacionaria, en la que el aumento de la producción material y de la población estarán en reposo. A diferencia de Ricardo, miraba hacia esta situación con ecuanimidad, más aún, con bastante confianza. Porque, aunque el capital; la industria y la población fuesen realmente estacionarios, probablemente los hombres habrían conseguido métodos de disrribución más justos. Declaró que "El bienestar futuro de las clases trabajadoras depende principalmente de su progreso intelectual" (Libro IV, cap. VII, p. 1026). ESPERANZASUTÓPICAS.En su capítulo, tan debatido, al final del Libro IV, "Del futuro probable de las clases trabajadoras", previó un plan de cooperación de productores, iniciado por grupos de trabajadores independientes, que en un futuro no muy lejano pudiera incluir una gran proporción, relativamente, de todas las empresas económicas. Con los obreros, como preceptores no sólo de salarios, sino también, de inte-

JOHN STUART MILL y JOHN ELLIOT CAIRNES

reses

. 125 y gananc1as, le parecía a él probable . empresas de propiedad y direcci, b 6~e la, competenc1a de estas fumas ordinarias a adoptar Ion o rera o ltgar1an cada vez más a las • . . una wrma coop r · Ju1c10,la cooperación de los tr ba. d e attva en 1a producción. A su incentivo mucho mayor a su ~ca:;a ores en 1~pr~ucción, suponía un dad de producción mejor q 1 ' que hana baJar el costo por unisalarios. , ue e que proporcionaba el sistema de Esperaba qt:~ en el futuro el a o d . nos a los empleados con la retenp ~ e salanos que hacen los patrodarta , paso gradualmente • c1on por su p ª ree de las ganancias • •, , a una forma de O lead p os fuesen sus propios d" rga01zac1on en que los emttectores llevand bo , . "b . dtstrr uc16n de riqueza que d b ' o a ca as1 esa pacífica esea a con tanro a d "D º. de otra parecida (la participación en la r. or. • e esta manera dieran convenirse justamente las ac s ~ananc1as'.por ejemplo) pupor una especie de proced. . umulac.10nesex1stenres de capital . , de t odos los que participanun1ento espcntán eo, en 1a prop1edad común que, efectuada en esta forma en su empl~ pr?ductivo, transformación l'l · • . • •. nos aproxun~ria , . a Just1c1asocial y al ordenamiento , be ~; mas que ninguna otra tr1ales para el bien universal que mas ºbnefico de los asuntos indus(p. 781). ' es post le prever en la actualidad" _Por fortuna o por desgracia e•te su - h f zac16n; el sistema de salarios ;st'~ h eno a racasado en su realicomo siempre. Por razones diver~ ~an ~rmemeore . atrincherado prodt•ctores es una historia de co .' a hmona de la cooper.ación de cooperativas de renta los ba ntmuos ~racasos. Por el contrario las ,, ' neos cooperativos h ' todav1a se ha alcanzado m, , . . , an progresado mucho· . as e:imo en la d1s 'b . , ' perar1vas de consumo) D h h . tn ucton al menudeo (coo. · e ec o ha s1do , "d este movimiento y tan enorme su 'esfe d tan_;ªPl o el impulso de de consumo debe colocarse jumo a 1ra e ac~10n, que la cooperativa últimas décadas· pero la art. . . . , as maravdlas económicas de las apatiencia su f;erza. Tanfpoc1c1pach1on en las ganancias ha perdido en :,: ·, del sistema de sal0 se• a efectuado en gra dO aprec1able . modmcac10n la . a.r1osen ninguna forma de cooperación. . p PEL ECONÓMICO DEL GOBIE . ~1dero con amplitud, como lo haro.hE\ el L1bro v y final, MiH conia_ ec o Adam Smith, "Sobre la mfluencia del gobierno" en lo • . , s negoc10s y la soc · d d D , tlo~1r entre funciones "necesarias" "f l . . te .~ . espues de disteod1endo por las primeras a uellas !, acu ta_t1vas del gobierno, enconcepto de un gobierno o s; e1·e qhueb~bien son inseparables del . rcen a 1tualment · b" • t d 1 o os os go biernos" (pp. 787-8) asó a co . e sm o Jec1ón por no en los asuntos económicos h~mp D~s1derar el lugar del gobier· · pol1tica , · · · general · de 1ª acCJon debía •e I d anos. l. . lJO .que el p rmc1p10 1 ~ r e e asuez-/a1re.Creía mejor, en con-

ty

1

,I

f

f

·1•/

! 1

JOHN sruART MILL Y JOHN ELLIOT CAIRNES 26

JOHN sroAR.T MILL y JOHN ELLIOT CAIR.NES

. d l do porque ella . d la intervención e esta ' . ·unto la actividad priva a que , 1 ....ás interés en el traba¡o, ¡ ' ba en los articu os Y ... d prOCQramayor ra~ra . . iones democráticas, y ayu a cnortiende a la conservac1onde las i~sutuc l rsonalidad. Se trataba sobre memente a la formación del_~ar~cter y ªá;e ue de aumento o disminutodo de un problema de ut1btari;no, m ¡a tanto el presente como el cuando lo exija el mayor ción de felicidad humana, toman o en futuro lejano. El estado debe actuar s o bien del mayor número. ""utoriºtaria" en la cual el estado . · , tenia ' dos caras: ... d cosas ' o les prohibe · h acer E~ta mtervenc1on 'bd. e hagan determina as . blº ordena a sus su nos qu . le""ente da const¡o o pu ica · · " n la que s1mp ... · otras; y "no autoritaria ' e . ralelos a los privados. información, o establ~e organism~~h en la ley natural y muy _at~n~o Libre de la creencia d~ Adam . 1• . Mill se apartó del principio a la crítica socialista del sistema cap1ta.1sdtac,esores ortodoxos. Sin embar. h 'que sus pre e . del laissez-faire mue o mas f de quien defiende la mtergo declaró que hay mucha~ P~~b~ e~:=~:ia fundamental de la ayuda ve~ción "autoritar~~•-Sanc10~0 ao1muelas gentes 'nacen con igual capaestatal a la educac1on, sostemend ql d ·gualdades económicas se de. . o y que as esi . d b' cidad para el me¡o~m1ent ., el medio. Esta educación e rivan de las diferencias en la educa~ion y jeres para sus deberes como ser práctica, preparando a los hom res y mreuparados y ciudadanos aman. ¡· productores p l · consumidores mte ,gentes'. , . ración de agricultores a las co on1as tes de la libertad . Dcf end10 l~ em1dgl t do en pequeñas parcehs con , . 1 . l d la uerra e es a extran¡eras, a venta e d ro ietarios de tierras energicos~ y e b ·¡eto de formar una clase e p p . l y asociaciones agncolas. O . t tal a agncu cores d arrendamiento de la uerra es a se del incremento no gana o También defendió que el estad~ sed.a~era nte "incremento de renta"' . (llamado por él' m. isuntame , Por supuesto, esta , . ºd ") era de la uerra .d " "venta¡a mmerec1 a . l' . "accesorio inmerec1 o y . . a un economista e asico, • •, , bien revoluc1onat1a par ºd una propos1c1on mas , hoy encuentra poca o ninguna acog1 a en hasta el punto de que aun . . d 1 • . deran ortodoxos. muchos que se consl . ., o iedad or medio e 1a regu.a Mill apoyó la redismbuc1on_de f:J:a le Jrecía deseable el _estación e impuestos a las he_renc1a:·de trabajo más corta, dadas ciertas blecimiento legal de una ¡ornad l , En cuanto a un mínimo legal . condiciones que entonce s no preva ec1an. l sas como ciertos re forma. f capaz de ver as co 1 l para los salarios, no ~e . , di. o debilitaría, en vez de forta ece~,.e dores sociales; tal le~1~lac1on, J1' adres en la procreación de h1¡os. sentido de responsab1hdad ~ntr~ .bolsplainfluencia sobre su pensamiento . arte es mas v1s1 e d 1 bl ción que en este respecto. En ninguna otra ~ de la ley malthus1ana e a po a ,

1

~t



127

RES'0MEN. Examinada con amplia perspectiva, la economía política de Mill se divide en dos partes. En primer lugar, está la reafumación y armonización de las doctrinas de Adam Smith y Ricardo, junto con la adición de teorías tales como el principio malthusiano y la teoría .de la abstinencia de Senior. Se advierten las creencias tradicionales en el propio interés como el único motiv~ de la actividad económica, en la propiedad privada, laissez-fai,e y libre competencia como los mejores procedimientos para dar total expresión al egoísmo, y en la validez de conceptos tales como las teorías del costo de producción y fondo de salarios. Su desusada educación, le había preparado para este tipo de razonamiento abstracto; pero sus aportaciones últimas como idealista social fueron concretas y humanas. Mil fue un iniciador en la aplicación del elemento humano a la economfa. Su influencia se manifiesta en las numerosas obras en las que se auna la abstracción y los ideales y que desde entonces han salido de las prensas, hasta en aquellos libros de texto de economía que forman la base del estudio exigido a muchos estudiantes en este campo particular del conocimiento. El mundo, aunque también tiene alguna deuda con su esposa y con Augusto Comte, debe agradecer principalmente las muy generosas inclinaciones del mismo Mill. Lo que importa, en esencia, es que sus obras están plagadas de inconsecuencias, que en 1869 hizo su famosa retractación de la doctrina del fondo de salarios, y que en sus últiínos años coqueteó con el socialismo y es muy posible que se convirtiese, como algunos suponen, a sus dogmas. "La consecuencia es el refugio de las inteligencias pobres", dijo Simón Nelson Pateen, un economista norteamericano eminente. Sea o no verdad, el hecho de haber concedido siempre mayor importancia al elemento humano, como distinto del mecánico, en la economía, es homenaje suficiente para este ·sabio prolífico. CAIRNES. La obra de Mili fue en gran parte la refundición de las doctrinas de la escuela clásica inglesa. La mayoría de los comentaristas se inclina también a ver en él la culminación de esa escuela; pero el último lugar de los clásicos, omitiendo toda mención a las obras de Henry Fawcett, fue hecho por John Elliot Cairnes (1824-1875), el más capaz de los discípulos de Mili. Nació en Irlanda y se educó en el Trinity College de Dublín, y fue después miembro del foro, pero por afición natural se inclinó al estudio de las cuestiones económicas y sociales. En 1856 fue designado catedrático de economía política de su alma mater, publicando sus conferencias en forma de libro al año siguiente, bajo el título de Ca,ácte, 'Y método lógico de la economía política. Desde 1861 a 1866 ejerció una cátedra similar en el Queen's

128

JOHN STIJART MILL Y JOHN ELlIOT CAIRNES

College de Galway. Slave Power, ils Character, Career, anti ,probable Designs, que publicó en 1862, es una obra maestra del razonamiento deductivo. En 1866 llegó a profesor de economía política en el University College, de Londres, dimitiendo en 1872 por causas de salud. A pesar del intenso sufrimiento físico, pudo concluir hacia 1874 su obra más extensa titulada Some Leading Principies of Pol#ical Economy Newly Expounded. Su paciencia nada común ante la enfermedad irremediable, unida a su vivo interés por los asuntos contemporáneos, y su fuerza de penetración intelectual, le convirtieron en el economista más respetado en Gran Bretaña en la épocade su muerte, en 1875. ESTRATIFICACIÓN DEL TRABAJO. Cairnes es ahora quizás más recordado por su aguda teoría de "grupos no competidores" de trabaj.1dores. Sus predecesores en el grupo clásico de economistas daba:n por sentado una movilidad casi completa de la mano de obra. A esta cuestión trajo Cairnes una nota discordante pero realista, mostrando que la sociedad se había estratificado en tal forma que en realidad había muy poca movilidad entre los diferentes grupos de obreros. Así, escribió: "En efecto, lo que encontramos no es una población total compitiendo indiscriminadamente por todas las ocupaciones, sino una serie de capas industriales, superpuesta una a otra, en cada una de las cuales los diversos candidatos a la ocupación poseen una facultad real y efectiva de selección, mientras que los que. ocupan los diversos estratos están, para todos los efectos de competencia efectiva, prácticamente aislados unos de otros." En resumen, a causa de la herencia y del medio, los miembrosde un grupo encuentran gran dificultad para pasar a otro superior. La fuerza de trabajo del mundo se ·parece, según se reconoce ahora, a una inmensa pirámide que se apoya sobre una enorme base de trabajadores no calificados y que se eleva hasta una menuda cúspide en la que se congregan los asalariados, relativamente pocos, de habilidad extraordinaria. Los mecánicos automovilistas no compiten con los presidentes de bancos, ni los labradores con los profesores universitarios para obtener posiciones. Si hubiera tenido tanto éxito en el fortalecimiento del sistema clásico como en la declaración del principio anterior, Cairnes estaría ahora entre los economistas verdaderamente grandes del siglo XIX. Por desgracia, al igual que Sen~or, volvió su vista hacia atrás en vez de hacia adelante. Su inteligencia sutil, es verdad, examinó críticamente la reexposición hecha por Mill de las doctrinas clásicas, e hizo valiosas enmiendas en el campo del valor, el capital y el trabajo y en el comercio internacional.

JOHN STUART MILL y JOHN ELLIOT CAIRNES 129 Pero no acertó a ver las . . por Mill, Jevons Menger Jonsueva~l~phcac1ones a la economía hechas . ' , • socia istas y otro d neos. Por e1emplo procuró s e sus contemporá• 1 ., d el fondo de salar1·0s p constantemcnt d , e a resurreccion de la teor1'a • cor to avia co "d , 1 estudio de la riqueza mer b' ns1 ero a economía como un l S , . amente a stracto y fo bras: ..L1 ciencia económ1·c . rma . egun sus pala. d . · a no tiene más r ¡ ·, in ustnal pr. esente que I . . d e acion con nuestro sistema a c1enc1a e Ja , · . actual sistema ferroviario" S mecanica tiene con nuestro , . , • . ostuvo que no co , l a so,ucion de los prcblem .1 ncer01a a los economistas "El . . . d as socia es y moral OeJan o atrás en su carr"ra a h b es. tiempo marcha" '" om res como Ca· • unes, que consideran que el tema de la economi'a e 1 • a riqueza y sól · s su f e en el razonam:ento d d . o tJqueza y ponen , • e uct1vo. En gen al J ga sus recompensas más preciad . er a economia atora! pensamiento. as a qmenes abren un nuevo campo



X. LA ESCUELACl.ASICA EN LA EUROPA CONTINENTAL LAs MAYORES aportaciones a la economía han sido hechas por los autores del grupo clásico. Este grupo se inició con La riqueza de

las naciones, y es justo que su último representante de importancia, Cairnes, fuera oriundo de las Islas Británicas. Sin embargo, la tradición clásica no se limita a la escuela clásica inglesa. Su interpretación, elaboración y sistematización fue obra, en cierta medida, de pensadores que vivieron en Francia y esa parte de Europa que ahora se llama Alemania, y en menor cantidad en otras partes del continente. En cierto sentido, la erección del edificio clásico ha sido una empresa de proporciones universales. J. B. SAY. La primera traducción de 1A riqueza de las naciones apareció en Francia en 1779, y fue en este país donde primero penetraron las teorías de Adara Smith. Correspondió a Juan Bautista Say (1767-1832), fundador de la escuela clásica francesa y probablemente el más eminente de los discípulos europeos de Adam Smith, dirigir la demolición de las decrépitas doctrinas de los mercamflistas y fisiócratas. La carrera de Say fue muy interesante. Militar, editor y político, empezó a interesarse por la economía hacia fines del siglo XVIII, publicando en 1803 su bien conocida obra Tratado de economía política. Después pasó diez años y pico como propietario de una fábrica de artículos de algodón, al fin de los cuales se dedicó a escribir y dio un curso de conferencias sobre cuestiones económicas. Sus últimos dos años los pasó como profesor de economía política en el Colegio de Francia en París. En 1817 apareció el Cateci.rmo de economía política y en 1828-29 un Curso completo de economía política práctica, en seis volúmenes; tra• tado en el que amplió considerablemente la esfera de sus estudios anteriores. En su Economía política, para la que tomó como modelo La riqueza de las naciones, Say se impuso como tarea principal la de reducir lo que calificó de "inmenso caos" de las ideas de Adam Smith a una exposición ordenada y popular de los principios económicos. Dotado de un estilo peculiarmente lúcido y fascinador, publicó un libro <¡ue al poco tiempo mereció nwnerosas ediciones, se tradujo a distintos idioma;, y hasta sirvió durante varias décadas como libro de texto en los colegios para los estudiantes de economía de Estados Unidos. Sin embargo, fue más que un simple popularizador, ya que es preciso abonar en su haber importantes aportaciones originales. Debe 130

_LA ESCUELA CU.SICA EN LA EUROPA CONTINENT"

Ju.,

131

mencionarse primero su agru ., d • pacion e los · · · d bªJº el título de producc1·o·n . pr10c1p1os e economía d ' consumo y d1strib . , c~s ~ ha aceptadp convencionalmente Infl . uc1on, que esde entonrtenc1a en los negocios, introdu ·o el me. u1do~ ta~ vez, por su expeeconóm1·ca Jd. . n_iorable term100 de entrepreneur en la terminolouía • .0 , ist1ngu1endo sab · tamista de fondos (capitalista) . . iame?te entre el presydqmen combtna la tierra, la mano de obra y el capital en em . presas e negocios ( enterprner en inglés (y .. . .. entrepreneur en francés . . . . empresano O "e ded .. • Su d efimc1ón h mpren or en español]) de la r1·queza r · . era mue o más Sm1th; se negó a limitarla sólo 1 d amp ta que la de Adam que cada vez recibe más acep: -~s pro uctos naturales, punto de vista parti~ipó, tampoco, de la predil~~i~/;r pane de los economi~tas. Ni prefiriendo más bien conceder l . e ~u maestro por la agricultura · d · a prunac1a ene 1 . ' 10 ustna y construyendo su filo f' , . re as ocupaciones a la dad d 1 .. so ta econom1ca en t 1 . . es e os dmgentes industrial orno a as act1v1S , d es. u teona e los mercados (d ,b h , logro máximo a causa de le º,uc es) se ha considerado como su ' que a ego en · ·, que puesto que los producto , oposte1on a Malthus y otros productos, no puede haber ssupese coodmpra~, fundamentalmente con otro; ·1mportanc1a . fueron sus op· . rpr ucc1on gen era•1 D e mucha mayor 1 m1ones --audaces . va or. Sus exposiciones eran conf en su tiempo-- sobre el usas y a veces· • cante parece que se fiJ"óen las "d d tncons1stentes; no obsneces1 a es hum al . d e1 valor, en forma que sobrepa , anas exp 1tcar el origen so a sus contempo , . otros, nunca llevó su investig . , raneos. Al igual que La ambición d S ac1on a una conclusión lógica. , f e ay era que se le considera mas amoso de su época pero 1 hº . 1 se como el economista . b • a 1storta e ha n d . . Stn em argo, se le reconoce . ega o esta distinción. como 1 tante de todo el siglo XIX e economista francés más impor' que no es poco ho D , muerte, se perpetuó su i-n . . , nor. espues de su . uuuenc1a, y quizas se f dº , sus sucesores en el Coleaio de F . . pro un izo, a través de º rancia, tncluyendo M' h I ( 1806 . -1879), y por otros, como Charles a ic e Chevalier tome Cherbuliez (1797-l86 9 ) ]os h D?noyer (1786-1862), Antrinas de la economía ortodox; y e _Garmer (1813-1881). Las doc. d, mantuvieron su sup , vanas ecadas después de hab s d . remac1a en Francia . er e esacred1tado en G B _ . ran retana. Hay que mencionar al pintoresco periodi t tiat (1801-1850), considerado po 1 s a y agttador Claude Frederic Basimpo.rc«nte del grupo clásico fr r gdeneral,como el representante más anees, espues de Say.

?

C._F. BASTIAT.Sucesivamente a ricult . negociante, Bastiat acumulo' en lo ?l. or, Juez de paz, legislador y , s u timos s · - d un numero no corro de pub!. . eis anos e su breve vida . d . . icac10nes Aun . , d estu to e 1d10mas historia íil f' . que se consagro pronto al • , oso 1a y eco , nom1a, su carrera literaria

132

LA ESCUELA CLÁSICA EN LA EUROPA CONTINENTAL

apenas comenzó hasta después de cumplidos los cuarenta años. Su obra más constructiva, Armonías económicas, de la que sólo pudo completar el primer volumen, apareció póstumamente (1850). Algunos años antes se publicaron bajo el título de Sofismas económicos muchos -~e sus artículos periodísticos y ensayos. Después de su muerte tamb!en aparecieron ea forma de libro otros artículos y ensayos con el tímlo de Ensayos sobre economía política, en los que ltK:e plenamente sus dotes satíricas. Bastiat puede clasificarse con dificultad como un gran sabio._Fue más bien un publicista, algo más allá de sus alcances en el estudio de los problemas económicos fundamentales; pe~o es lástima que s~a.tan poco leído en la actualidad, porque ~os esmtore~ ~seen, t~l felicidad de expresión e ilustración y tal capacidad para satmzar habilmente las doctrinas opuestas. No haber ojeado sus páginas significa perder uno de los manjares más deliciosos de la literatura económica. Parece que escribía sin esfuerzo. Bastiat es conocido mejor como el más convencido optimista de la economía moderna. El hombre no padecerá mal alguno, afirmó, si se abstiene de interferir la armonía natural. Dejad que la naturaleza siga su camino y tendremos el mundo más perfecto que· pueda concebirse. En consecuencia, abogaba en forma enérgica por la completa libertad de empresa, lanzando sus andanadas, de modo particular, contra los defensores del socialismo y de los aranceles protectores. Declaró, e:i. un rasgo de humor, que el estado era "la gran ficción, por medio de la cual cada uno se ingenia para vivir a expensas de cualquier otro", frase que, por cierto, merece pasar a la historia como expresión de la convicción más sincera de un ejército innumerable de agobiados contribuyentes. A su juicio, el estado se había convertido, a través de los siglos, en un organismo de rapiña y opresión, defraudando a los más y enriqueciendo a los menos. Libertad o fraude; la humanidad debe elegir entre los dos. Negándose, además, a asociarse a la actitud aparentemente pesimista respecto del futuro adoptada por Malthus, Ricardo y otros, negó la existencia de la renta económica y la validez de la teoría ma!thusiana de la población. Por el contrario, pintó un cuadro color de rosa para los asalariados. Con el laissez-faire, absoluto, los salarios aumentarían y continuarían elevándose todavía con más rapidez. Ecra ganancia, por otra parte, era tanto absoluta como relativa, en comparació,, ron los ingresos del capital empleado y la tierra, ya que se pensaba que los servicios del hombre, expresados en trabajo, aumentaban en valor por comparación con los servicios pasados del hombre acumulados en la propiedad de capital y tierra. , . Por desgracia, esta manera de razonar se oponia a los hechos de la

LA ESCUELA CUSICA EN LA EUllOPA CONTINENTAL

B3

vida social. En .Par;icular, su es,tudio de la distribución de la rique:ai. era gravemente erroneo. De aqu1 que Bastiat se recuerde mejor por sus ~normes yer~~s que por cualquier otra cosa de su obra que sea acertada. ¡~ero_ya qumeran la mayc1ía de los autores poseer su aptitud extraordmana para atraer y absorber el interés del lector! INFLU~NCTA DE ADAM: SMITH. La economía clásica inglesa domin6 el pensa~ient~ británico en cuestiones econó.tl)kas aproximadamente durant~ c1en anos, o hasta casi 1875 ó 1880. Su supremacía en Francia perdur? por un tiempo similar, comenzando hacia fines del siglo XVIII Y.continuando hasta no menos del 1900. En Estados Unidos también dts!~taron estas doctrinas_de ~na_aceptación de casi un siglo en la profes10n doc:nte. No es pos1ble indicar con exactitud la década en la cual la econom1a orto~oxa estableció con firmeza su planta o cayó después d_esu lugar_prominente. En otras parces del mundo civilizado la influencta de las 1~eas de Adam Smith se manifestó, en grado diverso hacia ~nales del S!~lo XVIII o principios del XIX. la primera traducción itaIta~a aparecio en 1779; 1a P:imera traducción española en 1794; la P!~mera danesa en 1780; la pnmera rusa en 1806; y la primera . traducc10n_al,eman~de los volúmenes I y u en el mismo año 1776, en que se publico La riqueza de las naciones.

la amplitu~ exacta ~e su influencia; hasta qué punto se aceptaron sus puntos de vista e~ virtu~ del reconocimiento de sus méritos, en qué grado depende esta influencia del encanto de su estilo O del hecho d que su tratado ofrecía opiniones que ya flotaban en el ambiente en qu: grado gan~r?~ crédito fuera de Gran Bretaña las doctrinas d; los sucesores br1tanteos en la tradición clásica, son cuestiones que todavía no s~ han esclarecido y muy posiblemente no lo serán nunca. Así pues, termme~10~ est_abreve reseña con la mención de ciertos autores aleman:s d1~t~ngmdosen quienes encontró defensores importantes la economta clasica. PART!DARI~S ALEMANES DE SMITH. Los primeros expositores alemanes d~ l~s ideas de Adam Smith apenas hicieron otra cosa que reproducu simplemente sus teorías. Durante la primera mitad del siglo XIX, estas teorfas influyeron de vez en cuando sobre Ia burocracia germa~a, aun~ue _e~dudoso que fueran aceptadas por !a opinión pública. Quienes _m~shtCJeron por popularizar La riqueza de las naciones fueron ~arl ~ei~nch Rau (1792-1870) en_una obr:i enciclopédica y Friedrich Neb:nms ~1784-185;). Las aportac10nes independientes de los dos eco?omistas ~1b:rales famosos de esta época, por desgracia, sólo atraJeron al limitado numero de lectores técnicamente equipados pa.ra el

11:~~

134

LA ESCUELACLASICA EN LA EUROPA CONTINENTAL

razonamiento abstracto. Estos dos escritores fueron Johann Heinrich von Thünen (1783-1850) y Friedrich Benedikt Wilhelm von Hermano (1795-1868). Sólo mucho más tarde estos dos autores fueron objeto de reconocimiento. VoN HERMANN. Se le designa por lo general como el Ricardo alemán. Se considera a este erudito profesor universitario y estadístico como uno de los teóricos más finos del siglo XIX. Su obra principal, Jm,e1tigacione1 de economía política (1832) se parece a los Principios de Ricardo; estudió temas particulares, de modo especial la producción, consumo, capital, valor, renta, precio e interés; pero lo hizo con gran escrupulosidad, destacando lo que estimaba que constituía la debilidad de la ciencia. Parece haber sido el primer economista que percibió la distinción entre capital productivo y consuntivo. Distinguió la claridad entre renta y capital, afirmó que la tierra es en realidad una parte del capital, desarrolló una teoría completa de los beneficios, manifestó su oposición a la teoría del fondo de salarios, analizó la determinación del precio y el valor e introdujo otros muchos refinamientos a la teoría. VoN THÜNEN. De un género muy diferente era von Thünen; se distinguió como autor de una obra de economía verdaderamente extraordinaria, El e1tado ai1lado en relación con la economía agrícola y política, cuyo primer volumen se publicó en 1826 y el tercero en 1863. Hijo de un terrateniente, hizo estudios universitarios sobre economía agrícola durante un breve tiempo, y luego, en 1810, compró una finca en Tellow, al norte de Alemania, en la que residió hasta su muerte, acaecida cuarenta años después. Ei tratado es una compilación amorfa de notas, comentarios y cálculos aritméticos y algebraicos, tomados durante el curso de muchos años, entremezclados con observaciones sugestivas acerca de los aspectos humanitarios del problema del trabajo. Esta obra, aunque clásica en su campo particular, no ofrece gran interés al lector normal y apresurado. TEORÍA DE LA PRODUCTIVIDAD MARGINAL.Por .medio del método deductivo, cuyo maestro había sido Ricardo, llegó en forma independiente a una ley de la renta idéntica en esencia a la ricardiana. Suponiendo una gran ciudad-establo, rodeada de tierra agrícola de fertilidad uniforme, desprovista de ríos o canales nav~gables .y aislada del resto del mundo, estudió minuciosamente el efecto sobre la renta de la tierra de las distintas distancias desde el mercado central. Ricardo había hecho resaltar el elemento de fertilidad del suelo; von Thünen corrigió esta formulación algo parcial destacando el factor, también importante

LA ESCUELA CLASICA EN LA EUROPA CONTINENrAL

13.5

de la situación Dio O • ºd traba1·0 y el cap·"tal rigen a 1a J ea de la productividad marginal del l ' que es ahora la teoría m, d I mistas respecto de los in . . as acepta a por os econotas. Von Thünen declarf resos r~1b1ldos por los asalariados y capitalis, por eJemp o, que rebasado un · que se alcanza pronto, los trabajadores adicional . d c1erto punto, cada vez más pequeño al rod es rm en un aumento agregado rinde un aume! uct~ total, ~ca que el último trabajador salario, además ue marca ~aprecisamente igual al salario que recibe, que es difícil q ner pauta para todos aq~ellos empleados, ya misma clase de que el patrono pague salar10s desiguales por la ra JO. ~isgustado profundamente por los bajos tipos de salarios u valec1an .Y qu~ ~tribuía a la explotación de los trabajadore; ;ot: !'atro~o, t~vesngfo la naturaleza de los salarios juscos. El resultado de sus mvest1gac10nes ue la promulgación de una cur1·osa fó ula salar· rm para los tos que todavía es hoy apreciada, a saber- - ~ap la , d d de un p d . . · V ap, ra1z cua ra a necesari~o ucto cuyo multt~hcando -aes el valor de los artículos para la manutencJÓn de los trabajadores y cuvo multiplic d or -P-- es el valor de la od · , ' ª Estaba ta d , pr ucc1on que esos .trabajadores logran. n apega o a esta formula, que ordenó que se grabara tumba, pmeba conmovedora, de su creencia fundamental en su en que los salarios variarían con la cuantía de la producción.

;u

;ba•

I

1

LA ESCUELA HISTÓRICA

XI. LA ESCUELA HISTóRICA .

no se desacreditasen en ciert:i

ERAINEVITABLEque, tarde o temprf, ·~os· empleaban la lógica demedida las doctrinas de _los a~tores c ;1 n ; actuar los seres humanos ductiva; intentaba~ expl~car c~~;ri~:dai: de la observación de la naturno Pocas o ninguna vez se bajo la pauta de ciertas leydesf' . del mun o mco cxce . ra1eza h umana Y totalidad de la naturaleza huma1 pretendió ~ue esta~ ~eyes abar~ase~ a Ricardo declaró que la economía na o el universo f151co.Por e¡emp ~• . . ntc la imperfec, b en mantillas Por cons1gu1e , política de su cpo_ca esta, ~ debe ~ errores en la exposición o al . J , lsas de' todo Nada ción de las docmnas clasicas se , . 'l dad a medias en vez ue ra hecho de que so o eran ver_ l . oto "'conómico que el notable sorprende más e~ la ~istdorial!le pens~:rtod;xa frente a los inmensos erv1venc1a e a cconomta . . pod er d e su P , ºd los setenta y cinco o cien anos . d wdo genero ocurri os en , • b caro ios e . n general que las teonas re 1at1. Hay base suficiente para creer e . úl timos. l d si nplemente más bien que reemvamcnte recientes han sup ementa º, .t , plazado, las doctrinas del sistema cbs1co. LES El ensamiento económico clásico era vul• PS . ·mplicidad que parecía explicar, PUNTOS VULNERAB . b' bl más de un punto. u s1 , ., nera e en , l d re· osiciones, la producc10n, cam -.10 con poco mas de una_ e ocena e p {- ~n uizás su principal inconvey distribución de la riqueza, era taro ie d, q_ . , ;itmo acelerado en la niente . La creciente oposición, qtd1:.ª.Judire1oconsimlientea doctrinas . d d l . l XIX se mg10 b. segunda mita e f do de salarios la teoría-cosco del valor, h típicas como la teona e ¡°n ' ;os de 'riqueza producción, capital, ricardiana de la renta, y a os concíiep d l c1·<'ncia·y a los supuestos , · . ¡ método y 1nes e a , interes y g;1.nancias, ª. . 1 ión del individuo con filosóficos de sus parudanos respecto a 1a re ac

;1g/1

~ 11

li

su estado. . .. , surnió de muy divcrshfar~emplazarse la competencia y a 136

i:.

:r~u:a

137

en las industrias básicas, por alguna forma de propiedad y administraciones colectivas. En fin, se desarrolló la oposición de otros muchos críticos, difícil de clasificarlos, entre los cuales, tal vez, merecen consi• deración principal los moralistas y reformadores sociales. En los lectores contemporáneos de los libros de Malthus, Ricardo, Mili, Say, Senior y otros de la escuela clásica, influyeron más los pasajes teóricos que los de otra naturaleza. Es cierto que en vano hubieran buscado otra cosa que estµdio teórico, en algunos de estos libros y opúsculos, como en los Principios de economía política y tributación de Ricardo. En otros, encontraron teorías que discrepabun de hechos bien precisos y que, no obstante, se expresaban sin atenuación . Por ejemplo, se dice que Ricardo contestó al reproche de un amigo de que sus doctrinas no concordaban con los hechos, diciendo: "tanto peor para los hechos". Ricardo y sus partidarios afirmaron que escribían no tanto acerca de íos acontecimientos reales de una época limitada, como acerca de las tendencias a la larga inherentes a los fenómenos económicos. Por consiguiente, los economistas clásicos estaban descubiertos contra el ataque sobre el carácter demasiado abstracto de su razonamiento. En verdad, Adam Smith, .Mali:hus y Mill prestaron mucha atención a los acontecimientos históricos; muchos economistas clásicos, sobre todo Malthus, se interesaban mucho en la inve5tigación histórica y en ocasiones emplearon con esmero materiales de esa índole; pero hay que reconocer que cuando se introducían tales hechos servían de ordinario para ilustrar conclusiones ya adoptadas y enunciadas. Es justo aducir circunstancias atenuantes a la culpa de no estudiar les problemas económicos desde el punto de vista histórico. En la época de la public~ción de La ,iq11eza de las naciones y durante varias décadas después, el pensamiento histórico estaba, por así decirlo, fuera de uso. Los materiales históricos eran deficientes en cantidad y no se había perfeccionado la técnica empleada por los estadísticos modernos. De otra parte, los métodos deductivos todavía dominaban en _otras ciencias, incluso en las naturales. Pero, aun así, la tendencia a la abstracción fue excesiva en la escuela ricardiana; era inevitable que se produjeran críticas de las conclusiones de los autores clásicos. Estas críticas mostraron , con fuerza lógica cada vez mayor, no sólo que las premisas del sistema clásico no eran siempre de validez universal, sino también que las generalizaciones deducidas de estas premisas no correspondían con frecuencia a condiciones concretas. Por supuesto, no es necesario decir que el método histórico no puede contrastarse con demasiado rigor con el método abstracto y deductivo, ya que la investigación histórica emplea a veces la deducción con propiedad. Un rasgo característico de la investigación histórica es

.

lq

138

LA ESCUELA HISTÓRICA

LA ESCUELA HISTÓRICA

quizás que hace más hincapié en los elementos dinámicos que en los estáticos de la sociedad económica. Y aún surgen más dificultades por• que el equilibrio estable sólo existe en la imaginación. Aun la sociedad humana más estática de que tienen conocimiento los economistas se caracteriza por gran movimiento interno y fiuccuaciones.

bury .CoUege. ~n su En.rayo sobre la dislribNción de la riqueza y /as /~~es de lo~ ,mpuestos (1831), se ocupó, con frecuencia, de las con~~iones relauvas a_los ~ontrato~ de arrendamiento de la tierra no cult~ ada_por sus propietarios; ataco los supuestos abstractos de la doctrina r~cardiana; demostró que en ninguna forma describían el verdadero t SlSema ~e arr~nd~iento del pasado y de su propia época. Después de ~~~nsas mvestigaciones respecto de las rentas de los labradores, en opo~1cion a las de lo~ propietarios agrícolas, concluyó que las rentas son mca?aces de explicarse por ningún principio singular. "Mirar y ver" 5?Sti:ne en otra obra, es el único medio posible para llegar a genera: hzaciones acertad:t5, frase que desde su muerte se ha repetido por innumerables econo~istas, a~que durante muchos años la voz de Jones fue como la de quien predica en desierto.

MÉTODOHISTÓRICO.Muchos comentaristas han dado el nombre de "escuela histórica" a los numerosos autores y maestros que defendieron la aportación histórica a la economía. Aquéllos hablan de "escuela de amplitud mundial, con representantes en todos los países importantes", aunque, de hecho, los economistas así titulados son originarios de Gran Bretaña o de Alemania. Si alguna vez existió una escuela histórica, ya no existe. Y si por "escuela" se entiende un grupo de hombres de ciencia que centran su atención sobre algún problema común, utilizan un método común y trabajan en virtual colaboración, sería justo limitar la expresión a ciertos alemanes cuyas características están más de acuerdo con esta definición, que a los oriundos de cualquier otro país. Por consiguiente, es del todo t:orrecto hablar de la escuela histórica alemana. Y puesto que la polémica respecto al método, por fortuna, ha cesado hace tiempo, no necesitamos gastar palabras en relación con la existencia o no existencia de una escuela histórica británica, o italiana, u otra cualquiera. Entre quienes primero se esforzaron por comprobar el rigor de las enseñanzas clásicas, figuran como más importantes Jean Charles Leonard Simonde de Sismondi (1773-1842), Richard Janes (1790-1885), Augusto Comte (1798 , 1857) y Friedrich List (1189-1846). Sismo~di (a quien estudiaremos bajo otro aspecto en la p. 183) fue fino observador de las nuevas fuerzas que iban a regir el siglo XIX, iniciador, poco después de 1800, de la aplicación de la investigación -histórica al análisis económico. Este versátil y enormemente prolífico escritor suizo, mucho más historiador que economist¾ sólo consiguió el galardón del reconocimiento a sus méritos en décadas recientes. Ahora lo vemos como el primer pensador importante que expuso la mayoría de las buenas ideas incorporadas en el New Deal de Estados Unidos. Comte, paciente hombre de ciencia francés y considerado por algunos ~omo e~ fundador de la sociología moderna, reforzó los argumentos de S1$11ondi sosteniendo que la economía no puede disoci.arse de la historia, la ética y la política. Insistió en que estos campos deben cultivarse en común y desde el punto de vista de la ~oluci6n y los métodos inductivos. RICHARDJoNES. En Gran Bretaña, el movimiento histórico fue apadrinado por el Rev. Richard Jones, sucesor de Malthus en el Hailey•

- 139

. WALTERBAGEHOT.Le sigue Walter Bagehot (1826-1877), distinguido banquero Y hombre de ciencia británico y autor de varios libros de los cuales uno, Lombard Street (1873) se ha hecho clásico campo de las finanzas.~fel admirador de Ricardo, no obstante rec~:'ll~ una 1:3-ayorc~mp~obac1on de la teoría económica, manteniendo que lo~ metodos h1st6nco y abstracto no son opuestos necesariamente Co ev~dente cordura_advirtió respecto de Estados Unidos que nin~ 0 pais, e? aquel tiempo, constituía un laboratorio mejor para Ja comprobaaón de las verdades evidentes.

i

rr:

T. E. ~- LES~IE.Mayor importancia tuvo el inteligente economista Y maestro ulande~ Thomas Edward Cliffe Leslie (1825?-1882), en algu~os de, ':°fºS escmos f~gmenrarios se encuentra la primera exposición sistematica de la esencia del método histórico hecha po · · · d J I 1 B •, . .. r un ongmario en lugar de ser inapli: e as s as maru_cas. Los hechos -insistió--, cables al ~namiento de los economistas, son los fenómenos de los que deben inferir los principios generales, y por los cuales deben comprobar constantemente sus deducciones." J. K. INGRAM.Más conocido que Leslie fue otro irlandés Johñ Kells In~ram (18~4-1907), profesor de economía en el Trinity College, de Dublm. Es mas famoso por su brillante Historia de la E , bl " d . . conom,a 111· P0 _ .';ª,pu 1ca a ?ngma~en~e,e~ 1885, como un ensayo en la novena edicion de la ~nc,cloped,a bmamca y el primer estudio serio hecho J>?t.un autor 1~glé~del desarrollo del pensamiento económico. Esta obra es extrao~d10ariamente útil_en su última edición (1915) en la que ~ ~pirulo suplementano del profesor William A. Scott. Arfi~ diente disc1pulo de Comte, predijo el próximo derrocamiento de las

_,_ 140

LA ESCUELA HISTÓRICA

doctrinas clásicas, redujo la economía a un "solo capítulo:• de la g~an?e y comprensiva cienci:i de h sociología, y adujo como r_az?~que mngun hecho social puede considerarse aislado de su cuadro h1stonco. TOYNBEE.Arnold Toynbee (1852-1883), a quien se debe el término "Revolución industrial", perspicaz estudiante de hisroria social Y económica, cuya carrera llena de promesas, se cortó bruscamente a la edad de treinta y un años, fue un iniciador en lo que se ha llamado "obra de asentamiento". Con mayor nivel intelectual que algunos de sus predece;;ores, no condenó el mét0do deductivo como totalmeme falso, sino que prefirió creer que "las proposiciones abstractas se v:n bajo una nueva luz si se estudian en relación con los he~l10s que estan delante del autor en la época en que las formula. . . Ricardo se hace his~oria ~e s~, épo_ca·:·_Trapenosamente interesante cuando Icemos tando de redondear la teoría con la paciente mvest1gac1on histonca Y estadística, fue capaz de probar, por ejemplo, que los salarios reales del . trabajador inglés medio habían subido en la generación precedente a la suya, contradiciendo así el análisis ricardiano de los salarios.



OTROSAUTORESBRITÁNICOS. Con James E. Thorold ,Rogers (18231890), profesor en Oxford y autor de obras modelo de investigación paciente, como Historia de la agricultura y lor precios en Inglat~rra (1866-1882) y SeiJ siglos de trabajo y salarios (1884), los economistas británicos pusieron manos a la carea seria de enriquecer la lite:~tura económica con muchas monografías históricas necesarias. Como di¡o en el prefacio de su Interpretación económica de la historia: "Dos cosas han desacreditado b economía política, una es la tradicional de~preocupaci6n por los hechos; otra, que se estrangula con las de~n~ciones... " "l\focho de lo qa~ los economistas creen natural es muy art1fü:ial; lo que llaman leyes son con demasiada frecuencia deducciones precipita_.das, inconsideradas e inadecuadas; mucho de lo qu~ consideran demostrablemente irrefutable es demostrablemente falso." Poco después de 1875 comenzaron a aparecer l_osc~rsos de hi~t?ria económica en los cmric11la de los colegios y umversidades. Wdham Cunningham comenzó a enseñar historia económica en Cambridge e~ pri1878, y en 1892 la Universidad de Harvard creó probablement~ mera cátedra de esta materia, y designó para ocuparla a Wilham J. Ashley, el más destacado expositor inglés del método h!~tórico. Durante la acmal generación ha habido una enorme producc10? de obras d_e investigación en Europa y Estados Unidos que han servido para modificar, y a veces destruir, los puntos de vista e interpretaciones de los hombres de ciencia anteriores.



LA ESCUELA HISTÓRICA

141

EL MOVIMIENTOEN ALEMANrA.Sin embargo, en Alemania, el método histórico se usó con más cuidado; sólo con Alemania puede emplearse con exactitud el término "escuela histórica". La escuela histórica alemana tiene el mérito de ser la primera en reaccionar sistemáticamente contra los métodos de la economía británica ortodoxa. Es habitual buscar los orígenes de esta escuela en los estímulos de los ~contecimie~tos importantes o:::urridos desde 1800 a 1850 en el pensamiento mundial al margen del económico. La triunfante filosofía de Hegel, conferenciante en la Universidad de Berlín de 1818 a 1831 fue uno de estos estímulos. Creía que el universo mismo era un proces~ del pensamiento, moviéndose en un círculo innatamente fijo desde lo abstracto a lo concreto. Exaltando con firmeza al estado, luchó contra las doctrinas del individualismo y los derechos naturales popularizados por los fülósofos del siglo XVIII. También fue de interés la "escuela histórica del derecho", bajo la dirección de Savigny, Eichhorn, Goschen y Puchca; el dogma fundamental de esta escuela es que la ley es un resultado de las condiciones sociales de la época y en consecuencia el product0 siempre en expansión de la cultura nacional. Finalmente las investigaciones sobre filosofía e historia realizadas por los sabios al:manes dieron nuevas pruebas del mérito del estudio comparativo de la historiá en todas sus ramificaciones. En la actualidad está ganando terreno el criterio de que el surgimiento de la escuela histórica de economía alemana no fue una imimción o emulación de los acontecimientos ocurridos en otras ciencias. Parece más bien haber sido una campaña de oposición de los economistas germanos contra las teorías clásicas de economía política trasplantadas. La riqueza de las naciones se tradujo al alemán poco después de su publicación en Inglaterra en 1776 y pronto se popularizó la versión; pero las doctrinas de Adam Smith, y más específicamente de Ricardo se engendraron en condiciones económicas característicamente británi~ cas; era 1~~y difíci,l esperar que pudieran aplicarse con alguna propiedad al medm aleman, a no ser que deliberadamente se remendasen para este fin. Esta obra de corrección fue emprendida en el siglo XIX primero por Friedrich Lisc ( 1789-1846), durante mucho tiempo considerádo s,Slo como un precursor de la escuela histórica alemana, pero ahora reconocido como su primer representante importante; muchos hombres de ciencia de la acrualidad lo aclaman como el más famoso de todos los economistas alemanes. · l'Ri .... .,1!=H LIST. Nació en el reino de Würtemberg, en el sur de Alemama ' re1...\.;' ., e1ementa 1, y a ¡os ¿·1ects1ete '. · anos - se () una ed ucacion

142

LA ESCUELAHISTóRICA

LA ESCUELA HISTÓRICA

hizo funcionario público. Gracias a su constante trabajo y habilidad innata progresó con rapidez; en 1818 fue nombrado para ocupar la cátedra de ciencia política de la Universidad de Tubinga de reciente creación. Se le destituyó al siguiente año a causa de sus opiniones liberales y se hizo miembro del parlamento de Würtemberg, pero fue expulsado por continuar su agitación . reformis~a. Emigró a Estados Unidos en 1825. Después de un viaje con Lafayette por la parte oriental del país, se estableció en Reading, Pensilvania, y llegó a ser editor de un periódico y publicó en 1827 un opúsculo titulado Esquema de la economía política norteamericana, en el que se declaró sinceramente de acuerdo con el principio de un arancel proteccionista elevado, que era· por entonces la cuestión política principal planteada ante el pueblo norteamericano. En 1832 aceptó un nombramiento de cónsul de Estados Unidos en Leipzig, consagrandQ el resto de su vida a impulsar la construcción de ferrocarriles en Alemania, a la creación de la unión aduanera alemana (Zoll11erein) y a diversos trabajos literarios, de los cuales el más conocido es el Sistema Nacional de Economía Política• (1841). Planeaba completar esta obra con dos volúmenes más, pero la mala salud y los graves reveses financieros se combinaron para llevar a un prematuro fin su accidentada carrera, que concluyó a los cincuenta y siete años. Su obra completa se publicó en tres volúmenes. En toda ella brilla el fervor y el tono claramente polémico de un propagandista vigoroso, celoso de la unificación de su país nativo, que entonces era una amalgama heterogénea de estados grandes y pequeñqs. Como conviene a negociante práctico, escribió con energía. Su estilo es algunas veces redundante; acá y allá se encuentran curiosas contradicciones. El Sistema nacional de economía política es un volumen de tamaño regular, dividido en cuatro partes tituladas: "La historia", "La teoría", "Los sistemas" y "La política". El tratado ataca las doctrinas de la libertad de comercio de la "Escuela", como denomina a Adam Smith, J. B. Say, Ricardo y otros exp~itores de la fe clásica. Intentó mostrar cómo otras naciones pueden hacerse comercial e industrialmente iguales a Gran Bretaña. A lo largo de todo el texto manifiesc:1.enfáticamente que las causas de la riqueza son mucho más importantes que la riqueza misma. En forma vívida y original desarrolló la teoría de las fuerzas productivas, sólo aludidas en La riqueza de las naciones; mostró cómo un aumento de la capacidad productiva aumentaba la riqueza real de una nación en una cantidad mucho mayor que cualquier superabund<>--ª de artículos materiales. La educación de las inteligencias :v ,.f'utudes, el • Ed. española de Fondo de Cultura Económica, -µ..t..dCO, 1942.

143

f~mentn de las artes y las ciencias, el estímulo a la religión, moralidad, libertad de p~b~, libertad de prensa, los transportes, etc. -insistía.:_, so~ mucho mas tmportantes para la expansión de la prosperidad de un pa1s..que lo~ factores en~erados por Adam Smith. La aptitud de crear rtquezas es, en consecuencia mucho más importante que la riqueza misma. . . El estado actual de '1as naciones es el result~o de ~ acwnula~ión de todos los descubrimientos, invenciones, perfecc1onam1~tos, ~~Joras y esfuerzos de las generaciones pasadas; for~an el capttal espm~ de la hwnanidad viviente, y cada nación, en part1cular, 5?lo es produ~1va en la proporción en que ha asumido en sí estas conqut~tas de antertores generaciones y ha sabido incrementarlas por su propio esfuerzo ... " Nunca se han escrito palabras más llenas de verdad, ¿Có~? pueden, ~ues, awnentarse las capacidades productivas de una nac10n? Po~ la mtervenc~ón inteligente del estado, insiste List,

ya <_1ue las, capa~1dades productivas de los individuos que componen la na~ión estan mas o menos a merced de los jefes administrativos y legislat1v~ del estado, ª. qu~enes ~ confió la dirección de la política, en es~1al cuando la v1da mdusmal y de los negocios se hace más com• pleJa. Los h~?1bre,s de estado cometerán un error si se deciden a no hacer ~da: . sabran y deben saber --declaracómo las capacidades productivas de toda una nación pueden despertarse awnenrarse y protegerse". ' . LIST y LA EVOLUCIÓNECONÓMICA.¿Qué debe hacer el estadista~ S~?1plemente ~elar porque la división del trabajo se aplique a la pobla: c10~ entera. Sm una. división nacional del trabajo y una cooperación nac1 ,de las capa~1dadesprod~cti~~• no importa lo extensa que sea la div1S1onde~ trabaJO en~re los md1v1duos, ninguna nación puede esperar y poder . A su JUICIO, · · · to da "6 conseguu un gran mvel de prosperidad · nac1 n que posea, al menos, un mínimo de potencia moral y recursos nat~rales, pu;d~ razonablemente aspirar a obtener ese nivel. Según List ' la vida econom1ca de toda nación en la zona templada ben fi · d d' · f' · . , e c1a a con • con 1c1ones 1S1cassatisfactorias, puede dhddirse en cinco eta d desarrollo. pas e

~~ª!

La primera y más baja, caracterizada por la caza y la pesca, es seguida por la ~e pas~oreo, y ésta_a su vez por la agrícola. En las dos primeras pr~yalecera el Ii_brecome~c10con otras naciones, con objeto de que los art1culos exrranJeros fabricados puedan obtenerse con m' f ·1·d d b' d . as ac11 a a rain 10 e las pnmeras materias nacionales. En un determinado mento ..i., 1 d. . mo, 1 d b . a etapa agnco a e e acu use a la protección de las empref 1 b sas a n es naclvnnl d' d d . es por me 10 e 1os erechos de importación; debe

144

LA ESCUELA HISTÓRICA LA ESCUELA HISTÓRICA

alentarse la navegación por medio de subsidios. Sólo así puede una nación independizarse de las demás y hacer que las industrias jóvenes que lo merezcan alcancen su madurez. Esta es la cuarta etapa. A la quinta la denomina "etapa agrícola, manufacturera y comercial". Cuando u~a nación ha alcanzado este punto y es bastante poderosa para competir en condiciones iguales con cualquier otro país, deberá introducirse la libertad de comercio, para que los agricultores, fabricantes y comerciantes no desmayen en sus esfuerzos. Lo que una nación pueda perder durante el tiempo que dure el período proteccionista, está más que compensado, a la larga, por el desarrollo armonioso de todas las ra¡nas del desenvolvimiento económico. Desde hace tiempo esta quíntuple clasificación de Federico List se ha visto que es inexacta e imprecisa. La caza no es necesariamente la primera etapa. Además, el orden de las etapas no siempre es como se ha descrito. Generaliza con exceso. Ni es siempre posible compartir el entusiasmo de List por la industria y el comercio en oposición a la agricultura. Mas rindió incalculables servicios en nombre de la ciencia de la economía, y es indudable que ocupa un lugar entre los economistas alemanes más influyentes. Formuló una teoría errónea, de la rel~cividad de la política eco• nómica aunque los hombres de ciencia todavía la coman en consideración. L~ protesta de List contra lo._s fórmulas absolutas de b "escuela", p:1rece bastante legítima; pero trató a Adam Sm_ichcon injuscici~ y él mismo cay6 en el error de formul:u leyes universales. Afirmo, con acierto, que lo esencial es el desarrollo de la nación en conjunto, sin importar cuáles sean los efectos sobre las ventajas inmediatas de algunos individuos; enfocó su atención sobre las fuerzas productivas; y en su visión de una unión extrema de las naciones del mundo en una federación total, alentada por una verdadera libertad de comercio, anti• cipó la Sociedad de Naciones. · . . . , mezcla de negociante y gento cienufico. En realidad fue una extra:fia Al apreciar co~ exactitud el estado v~~dadero de los asuntos ~e su día y época, y al considerar a la protec:ion c~mo una fase esmctament: transitoria (punto que con frecuencia olvidan sus detractores), ayudo mucho a colocar la ciencia de la economía sobre ·la senda que debe seguir, si ha de justificar las esperanzas e intereses de quienes estudian a conciencia sus cuestiones. EL "TRIUNVIRATO"ALEMÁN.La exposición convencional de la escuela histórica alemana tiende a restar importancia, o a ignorar las aportaciones de List, y a presentar a Wilhelm Roscher (1817- 18 ?4 B;uno Hildebrand (1812-1878) y Katl Knies (1821-llWó) como c1ent1ticos

?,

145

que trabajaron independientemente sobre esta rama especial del pensamiento. Se considera como fundador a Roscher, quien trabajó durante casi medio siglo como profesor de economía en la Universidad de Leipzig y era el más erudito de los tres. Autor de muchas obras científicas entre ellas la historia del pensamiento económico más extensa que s; había escrito hasta entonces y de un tratado de economía en el que se ocupa del tema muy al estilo de los clásicos ingleses, se le recuerda ahora mejor por un libro breve que lleva este título largo: Esquema de las conferencias sobre economía política, según el método histórico (1843). En este libro se exponen, aunque con vacilación, los principios fundamentales de la escuela. Por ejemplo, propuso que la economía se considerase como la ciencia del desarrollo de la sociedad, que los hechos normales y las opiniones se estudiasen desde el punto de vista de su evolu~ión histórica, que se evitara la deducción abstracta de los postula_dosideales, y que se destacara la economía nacional más que la mundial, ya que, a su juicio, el ·pueblo de cualquier etapa histórica ha tenido su economía propia y peculiar. Eran, por supuesto, sugestione~ valiosas pero de ningún modo originales. Sin embargo por alguna r?.zón, hizo poco por seguir su propio consejo o por descubrir, valiéndose del estudio histórico, las deseadas leyes del desenvolvimiento económico de las naciones. H!LDEBRAND.No puede decirse mucho más de Hildebrand, viajero y dedicado a muchos asuntos y actividades, cuya carrera culminó con su nombramiento de profesor de ciencia polírica en la Universidad de Jena. Su principal contribución fue tal vez la creación en 1863, del Anuario de economía y estadística, una de las revistas alemanas más apreciadas Y de larga publicación. En tanto que Roscher había sentido más la influencia de las conquistas de Savigny en el campo de la historia del derecho, Hildebrand encontró su inspiración .en los nuevos métodos de la filología. Su actitud hacia la economía clásica, más o menos evidente en sus muchas monografías históricas, se percibe con más claridad en La economía nacional del presente ,, del /tttttro, obra de la cual sólo apareció el primero de los varios volúmenes ofrecidos (1848). Fue todavía ~ás lejos que Roscher en sus ataques a los autores clásicos, y esperaba, ciertamente, crear de nuevo la ciencia, pero nunca llevó a la ·práctica su plan. KNIES. Es el más capaz del triunvir:,to, y maestro de científicos norteamericanos como los profesores J. B. Clark y E. R. A. Seligman; fue profesor de ciencia política en la Universidad de Heidelberg desde

146

LA ESCUELA HISTÓRICA

1865 a 1898. Lo mismo que sus dos contemporáneos, escribió extensamente acerca de una considerable variedad de temas; también como ellos, su conexión con el método hist6rico se observa mejor en un libro publicado en 1853 bajo el título de ~co_nomíapolítica desde el ~~~lo de vista del método histórico (suprimiendo en la segunda ed1c1on: "desde el punto de vista histórico", con objeto de, d~r a entender ~ue sólo concebía un método) . Era a la vez un gran escepuco y un estudioso aún más concienzudo que cualquiera de sus compaileros, pero, no obstante, adelantó poco más que ellos en el camino del esfuerzo C?~structivo. Sin embargo, llevó casi al extremo la doctrina de la relauv1dad y hasta dudó de la existencia de leyes naturales. Un estilo irritablemente pesado echa a perder la mayoría de sus obras. Así, por ejemplo, una de sus frases ocupa dos hojas completas. La obra de estos tres hombres fue tan diferente que no es tarea fácil resumir sus críticas de la economía clásica. Con carácter muy general, podemos decir que intentaron descubrir el _curso ~istóric~ de_ la vida económica (sin caer en el error de convertirse mas en historiadores). Sostuvieron que no existen leyes de la ciencia económica que puedan ser verdad para todos los tiempos y a toda hora. Defendieron la lógica inductiva en oposición a la deductiva. Se apartaron del individualismo y universalismo de los clásicos en favor de un espíritu de nacio_nalismo y exploraron la conexión de la: economía con campos congeneres tales como la geografía, el derecho y la filosofía. Hay que destacar que sus doctrinas brotan del medio en que vivieron. La Alemania de su tiempo hervía con el fermento político, ya que numerosos estados alemanes luchaban por su unificación en el Imperio Alemán, que nació en 1871. El pensamiento económico de cudquier época es de ordinario una criatura de ella.

LA ESCUELA "JUVENIL". Los rasgos esenciales del método histórico se encuentran mucho más completos en las obras de los discípulos de Roscher, Hildebrand y Knies que en las bases sentadas por el triunvirato mismo. Entre estos discípulos predominan los alemanes, como es natural; con el tiempo apareció en Alemania la escuela histórica "juvenil" en oposición a la "vieja" escuela. Quienes prefieren dividir la escuela histórica alemana en dos, afirman que los miembros de la vieja escuela se contentaron meramente con suplementar las teorías cl:í5icas mientras que el grupo juvenil propuso tirar por la borda la total investigación clásica de economía, para no tener nada que ver con la deducción y reconstruir la ciencia por el método histórico sólo. Cualesquiera que sean los méritos de este argumento (y coda~fa n~ se ha lle~ado .ª un acuerdo satisfactorio para todos), el grupo JUVentl comenzo hacia

LA ESCUELA HISTÓRICA

147

1870 a reunir materiales históricos y a producir una serie de monografías, al parecer interminable, con la intención expresa de posponer la extracción de generalizaciones por inducción, hasta que se hubiera acumulado un inmenso conjunto de datos. ScHMOLLER. El jefe de este movimiento fue Gustav Schmollet (1838-1917), durante mucho tiempo profesor de economía en la Universidad de Berlín y autor del más extraordinario tratado de la escuela hist6rica. Su Esquema de una teoría general económica, del cual se public6 el primer volumen en 1900 y el segundo en 1904 es de lo más interesante y valioso. Por desgracia, su Esquema, que consta de más de un millar de páginas en las últimas ediciones, todavía no está traducido al inglés. Contiene una enorme masa de información, aunque debemos admitir que no está con demasiada solidez unida, pero que, sin embargo, es tan amplia y rica en contextura que constituye una investigación exahustiva de la so::iedad, desde el punto de vista de la economía. La serie de temas es mucho mayor de lo que razonablemente podía esperarse de un ardiente miembro del método histórico. En realidad, Ja esfera estudiada es considerablemente más amplia que en la mayoría de los tratados escritos fuera de Alemania en las décadas últimas. El Esquema de una teoría general económica revela que hada 1900 Schmoller se había distanciado bastante del programa que la escuela histórica juvenil se había fijado en la década de 1780-90 . En otras palabras, vió que la economía debe ser mucho más que una mera rama del conocimiento histórico, y que si debía tratar adecuadamente los diversos aspectos de la vida económ~ca de la humanidad, debía utilizarse todo método empleado por sus predecesores y contemporáneos. El tratado tiene un curioso matiz clásico. No sólo la observación puramente histórica (inducción) parece otorgar precedencia a la deducción, sino que la. psicología es la de los clásicos; aprovechando cada oportunidad, se introducen estudios acerca de la política pública adecuada, en completa semejanza con los buenos modelos clásicos. INFLUENCIA DE At:EMANIA. Junto a Schmoller, egotista pero erudito interlocutor del grupo histórico juvenil, hay otros numerosos autores, muchos de ellos figuras distinguidas. Asociados con el historicismo están Georg Friedrich Knapp, estudiante de agricultura alemana y Karl Bücher, de Leipzig, venerado maestro del autor de este libro. Bücher combinó con habilidad la inducción y la deducción. Es digno de fama por su Evolución indttstrial (1893) en que puso al descubierto las fuerzas que dirigen la transición de una etapa económica a otra. En la obra de reconstrucción no puede pasarse por alto a Adolf Wagner, Erwin

148

LA ESCUELA HISTÓRICA

Nasse, Gustav Schonberg, Hans von Scheel, Adolf Held, Lujo Brentano, Gustav Cohn y Johannes Conrad. . . Es tributo extraordinario a la obra de estos hombres de ciencia, y al espíritu de otros, el que, durante las décadas de 1870 a 1890, los hombres de la mayor parte del mundo civilizado que deseaban preparar~e como profesionales en economía afluían en gran número a ~~emama para ampliar sus estudios. Esta migración de la ju't7entud ambiciosa, en busca de una preparación profesional más elevada, fue trascendent~l. La escuela histórica alemana estaba entonces en su apogeo; no tenia rival ni en el número ni en la elevada calidad de los hombres de ciencia que estaban consagrados a la investigación y enseñanza de las diversas ramas de la economía. Por consiguiente, la influencia de la escuela no se limitó en modo alguno a Alemania, y se advierte de modo especial en las obras de los economistas italianos y norteamericanos. Esta influencia no se ha difundido tanto como los preceptores alemanes hubieran deseado en todos los casos, ya que sus protegidos, aunque llenos al principio de celo por los métodos e ideales alemanes, al regresar a sus países de origen tendieron, en sus años maduros, hacia un uso muy frec_uentedel método abstracto. RESUMEN. Es indudable que el principal servicio del método histórico, fue el de contrarrestar las tendencias demasiado abstractas de los clásicos. Para la creación de una teoría económica sólida son en absoluto necesarias investigaciones laboriosas especiales. En su entu• siasmo por la reunión de colecciones exhaustivas de hechos económicos, no es sorprendente que la escuela histórica olvidara con demasiada frecuencia que el pensamiento correcto necesita tanto de la inducción como de la deducción; pero los hombres de este grupo aclararon la evolución de las etapas principales de la organización económica. Despertaron el interés por el nacionalismo y señalaron el desatino de un individualismo exagerado. Destacaron la importancia de lo no económico en contraste con los motivos puramente económicos. En resumen, establecieron en forma incuestionable la relatividad de la teoría económica. Aunque la escuela histórica está ahora muerta, el método histórico se ha atrincherado con firmeza como un valioso instrumento para la economía, y sus frutos se encuentran ahora de modo más especial en las investigaciones de aquellos economistas que tal vez pueden describirse como institucionalistas y estadísticos.

XII. ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL HASTA época muy reciente, el problema de cómo gastar los ingresos no ~ausaba preocupación alguna a la gran masa de la población. A tra~e~ de la mayor parte de la historia conocida, las clases trabajadoras rec1bian su pago en especie (artículos), y el trueque se usaba casi universalmente para conseguir productos no obtenidos en forma de sal · eorno e1 sistema · d anos. pro uctivo era en extremo primitivo, medido con los !'atrones _modernos, el margen de compras era limitado en grado casi mc_o~ceb1b!e.para los pueblos civili~ados de hoy. Sólo cuando se generalizo el h~b1to de pagar a los traba¡adores en dinero, hacia fines de la Edad Media, y las Revoluciones industrial y comercial posteriores incren:ientaron enormement~ las cantidades y clase de artículos que podi~~ obtenerse por medio de la compra, pudo surgir la libertad de elecc1on, que es una de las maravillas rara vez advertida del mundo moderno. . VALOR Y _PRECIO.Con la especialización de funciones y el consigu,1e?te ca~bio mutuo de productos por mediación del dinero y el cr~dit?, cas1 todos los problemas de economía se convirtieron, directa o. m~1recta~ente, en problemas de precio. En verdad no existe ahora nmgun. fenomeno más universal que el de la valoración. La necesidad de e_l~~1r,aunque 1~ el:cción pueda determinarla en su mayor parte la trad1cion, precede mev1tablemente a toda actividad económíca. Por eso el tema del valor es la verdadera esencia de la economía. Quizás la te ' de~ valor acapare la atención de los economistas de hoy más que c~:~~ quier otro aspecto de la ciencia. Debe recordarse que en economía la palabra v~lor, que en el uso vulgar tiene muchos matíces en su significado: quiere decir la facuitad que posee una cosa para pedir otras a cam~,o de ella -»:úma. Esta. facultad de cambio surge porque hay algm~n que neces~ta_lacosa. S1 un artículo o servicio no se necesita, no tendra valor econom1co y, por lo tanto, carecerá de precio. Aceptado que el valor de una cosa es su poder de cambi'o . , 'b ' lque . atri uye a una cosa un valor elevado y a otra uno menor? El economista encuentra la respu~sta en la esca_sezde productos en relación con el deseo que de ellos tiene la humanidad. El aire es necesario para la vida y, no , obstante, como su .oferta es normalmente tan abundante , n ad'1e pagara por su uso. A la mversa, aun cuando la oferta de un producto sea muy grande, como-en el caso del trigo, la demanda del mismo puede ser tan grande que la oferta resulte escasa en un sentido económico. El 149

150

ECONOMiA DE LA UTILIDAD MARGINAL

trigo se vende de ordinario a un precio determinado, porque no hay bastante para permitir una distribución gratuita. El trigo cuesta algo en tiempo y esfuerzo para producirlo, hay una demanda insistente en muchas partes del mundo y, por consiguiente, quien ha producido una parte de la oferta puede pedir otros productos a cambio de su trigo. UTILIDAD. En estos ejemplos simplificados se advierte que todos los valores económicos descansan no sólo en el trabajo o el costo, sino en la escasez también. Se derivan no de algo inherente al producto, sino que son resultado del juicio humano. Tal era, la opinión de sutiles pensadores durante un indecible número de siglos. Para no remontarnos más allá de la época griega, Aristóteles, a diferencia de Platón, descubrió correctamente el tipo de valor en la utilidad de los artículos. Declaró que "en el sentido más real y verdadero, este tipo se basa en las necesidades". Sugestiones similares, para sólo mencionar unos cuantos autores típicos, se encuentran diseminadas en las obras de Cicerón, Tomás de Aquino, el filósofo mercantilista Hobbes, el antimercantilista Barbon, los seniifisiócratas Condillac y Tumor y, en la primera mitad del siglo XIX, los británicos Bentham, Senior, Craig, Longfield y Lloyd, franceses como J. B. Say, Dupuit y Augusto Walras, y los alemanes Hufeland y Thomas. Era inevitable que con el tiempo apareciera algún genio que no se limitase simplemente a destacar la importancia fundamental de las necesidades en la determinación del valor y el precio, y que se esforzase por construir sobre esta nueva base un sistema comprensivo de teoría económica. Hasta donde sabemos, el honor de haber formulado este primer sistema pertenece a un oscuro autor alemán, Hermano Heinrich Gossen (1810-1859).

GossEN. Oriundo del suroeste de Alemania, entró al servicio del estado, pero se retiró en 1847 para consagrarse al estudio de los problemas económicos. En 1854 apareció su único libro, El desarrollo de las leyes del tambio h,,mano, breve volumen de menos de trescientas páginas, que no consiguió despertar el más ligero interés público. El autor, tristemente desilu~onado, retiró toda la edición antes de su muerte en 1858 y ordenó destruir los libros. Sin embargo, en la década de 1870-80, un científico inglés descubrió milagrosamente un ejemplar• y el texto es ahora asequible en una'reimpresión alemana, rara vez consultada (1889). Su carácter predominantemente matemático lo hace de poco interés. Si existe alguna doccrina central en este volumen casi ilegible y amorfo, es la idea de que el origen del valor hay que encontrarlo en

ECONOMfA DE LA UTILIDAD MARGINAL

!SI

los hombres y no en las cosas ue el v 1 . psicológicamente medidos G,y q e a or se determtna por márgenes • ossen zormuló con d ·d d I . . . ahora familiar, de la utilidad mar inal hi an .ª .e_ prmc1p10, angular de su sistema económico~ ' e zo de ese pr10cip10 la piedra En su frase inicial, Gossen ded .. frutar de la vida y hace de ar~ que el hombre necesita dis. , esto su aspiración p . . 1 rmcipa para aumentar al maximo su felicidad" B d que la cantidad de Je~~a~:~ suiues_t~ al~o discutible, alegó declina progresivamente (como e 1 e ut1~zació~ de un producto de algun ~iculo alimenticio determinado) .hasta el punto d n se consigue cuando el disfrute ~:~:fer ' y que la sat1sfac~iónmáxima en los momentos en que la intensidad ~ntes productos ~s mterrumpido principio de satisfacciºo'ndec . el goce es la misma. Sobre este . reciente a su vez b ó , d sosteniendo que los productos t' ' al , as su teona el valor, • f . • ienen v or sólo en pronn "6 ns acc10nesque procuran El . .., r-rc1 n a las saconsumo (la primera pie~ d pnmer ato°!o" de cualquier producto de valor más elevado que cualqu1e;:r:¡e~or e¡emp!~), tic~~• por tanto, un to, y cada "átomo" adi·c1·0 1 . os otros atomos de ese producna tiene progres · hasta llegar al punto en ivamente un valor menor valor es nulo. que no hay exceso net~ de satisfacción, y el

satisf;cc:;:

~ec:far

Esta era una explicación tolerablem 1 . valor de artículos de con d ente ara de las diferencias de b sumo, e aquellos prod ce ?s, q.~e proporcionan satisfacción de un modo dir~~s, en otras co de productos de primera das .. Se . , Y que él cali6el valor de todos los otros d e. v10 en apuros para determinar pro uctos pero int , • . nar la dificultad incluyendo e , d ento con mgemo solucioductos complementarios" (por n .una 1sern ~ clase los llamados "proco), y en una tercera y últim CJ¡empo,d as ptpas en que se fuma caba.... a c ase to os los artículos d od . , ta les como herramientas y ma uinar. . e pr ucc10n, fas clases segunda y tercera qun 1'ª•y atnbuyendo a los productos de va or representado po l d r a ayu a que prestan para preparar el medio de usar 1 Un estudio cuidadoso del libro d G os productos de consumu. todavía nonato, se encuentran muc~a ossen m_uestraque ~n este libro, parte del método de los fundadores d ~ otr~s tdeas esenciales y gran marginal. Sin embargo, hay otro.; a:core::;;n~ escuela de la utilidad man nuestra atención más import 1 ,~portantes que recia. b ' antes en e sentido d •B ~1a so re el principal pensamiento económi,..o e qu~ su m uenmcomparab!emence mayor. ~ e la actualidad ha sido

los

c

fm!a·

d

. ]EVONS.Entre los autores posteriores ed . larizaron las doctrin"s de 1 ·1·d d , que_r escubneron y Popu~a ut1 1 a margmal d 1 l G ossen, aparece como el m, f e ma aventurado as amoso representante inglés, William

152

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

Stanley Jevons (1835-1882). Sus aportaciones fueron t_an im~~a~tes que se le clasifica entre los cinco principales eco~o~1scas _bman!cos. Interesado desde niño en varios campos del conoc1m1ento,ingreso en el University College de Londres, especializándose en química, pero interrumpió su carrera para ocupar el puesto de ensayador de la casa de la moneda en Sidney, Australia. Pasados cinco años regresó a Lon- · dres para continuar sus estudios, y poco después de su graduación fue nombrado "tutor" en lógica y economía política en el Owens College de Manchester. En 1876 se le llamó para desempeñar una clase en su alma mater, el University College, dimitiendo su puesto cuatro años más tarde por razones de salud. Murió ahogado, cuando sólo tenía cuarenta y siete años, poniendo así la muerte un fin prematuro a una de las más prometedoras carreras. Considerando su vida relativamente breve, Jevons realizó una gran cantidad de estudios y obras. En 1863 apareció Lógica pu,a y en 1865 La cuestión ca,bonífe,a. Seis años más tarde publicó su libro más importante, T eoria de la economía política. Las ~ltimas pnblicaci?nes incluyen Los principios de la ciencia (1874), El dmero y el mecanismo del cambio (1875), El estado en ,elación con el trabajo (1882) y (póstumamente) Métodos de re/ orma social, Im•e1tigaciones sobre moneda y finanzas, Lógica y los fragmentarios Principios de economía. Dotado de diversas aptitudes, es eminente no sólo como un profundo economista sino también como un estadístico, matemático y lógico cabal. Muchas de sus ideas y ejemplos se han hecho clásicos en la li_t~r~tura económica. Por ejemplo, anticipó la teoría de que la apanc1on periódica de las manchas solares causa tales variaciones en la energía solar, que afecta a las cosechas y, en consecue?ci~, a las ~ondici~nes de los negocios en general. En armonía con su cnteno de lausez-f aire, m~nifestó la tan citada proposición de que el estado sólo debe. mterven~r en los negocios privados en cuatro casos: a) cuando la meJO~coor?1nación de numerosas operaciones diseminadas puede conseguirse solo por ese medio; b) cuando los pr~cesos a ,~e~lizar son rutinarios; c) cuando el trabajo se realiza a la vista dd puol:co; d) cuando se necesita poco capital. "TEORÍA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA." Adoptó una visión de la economía tan amplia como la de Mill; pero a pesar de esta creencia y ciertos estudios inductivos de problemas específicos ya reseñados, se limitó en su Teoría de la economía política a una serie más bien reducida de cuestiones. Se dio cuenta de que podía hacer alguna aportación original a la economía especializándose en ciertas investigaciones ~eóricas fundamentales y no intentando abarcar todo el campo de la cien-

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

153

cia. De aquí que en su Economía política se ocupe sólo de los problemas del c~nsumo, cambio y dis~ribución; por otra p:trte, estos problemas s~? exammados en form~ esmctamente científica, .limitando su aplicac1on a lo que él llamó "estado estático", un estado de la sociedad en el que ?º ha~ cambio alg~no. En cuanto al método, creía que si la econom1a babia de, ~onvemrse en una verdadera ciencia, tendría que emplear el m~temattco; _peroen la práctica no realizó este ideal. Su obra fue de caracter esencialmente no matemático. Jevons creó su sistema basándose expresamente en la psicología y esta base la adoptó del cálculo del dolor y el placer de Bentham. Sin em~~go, en modo alguno tomó en conjunto todás las nociones algo amficiales de Bentham, porque para él era claro que la influencia fundamental del placer y el dolor sobre la conducta humana podía exponerse en _forma mucho más simple y razonable. Negó la necesidad de una medida exacta de los placeres y el dolor, suponiendo que podemos con bastante facil,idad decidir cuál de los placeres O dolores es el mayor, Y saber cuando el dolor excede al placer. Jevons creía sincera~~nte que la vida económica descansa en último análisis sobre los ca.culo~ de placer Y dolor, y que era necesario volver a interpretar los fenomenos del consumo, la producción, el cambio y la distribución desde el punto de vista de la psicología. Así llegó más lejos que su~ predeces?res clásicos convirtiendo en forma definitiva a la economía e~ un ~alculo del placer y el dolor. Su desaliento fue grande, algunos anos l_Il~tarde, cuando supo que Gossen se le había anticipado en la expos1c1onde esta nueva teoría. En su "mecánica de la utilidad" aseveró que el problema central de la economía es el del valor en cambio. Sosteniendo que la utilidad es el placer derivado ~el uso de un pr?<1ucto?y que la ley más importante de_~oda l~ econom1~ e~ la_tendencia hacia la saciedad, declaró que la utilidad t1ende a disminuir cuando la cantidad usada aumenta. Ese le llevó ~ _la dudosa distinción entre la utilidad de toda fa camida~ usad~ ~ut1ltdad tot;l)_ y la u~ilidad de alguna unidad de la oferta. Para , la . ~tllt~~d ,de _la últtma umdad usada acuñó la frase "grado final de utthdad , termmo que todavía se usa en la literatura económica au 1 f d .. ., "d d . 1 ' nque a ras': engan?sa e uu.1 a marginal" la ha reemplazado ahora en el lengua¡e comun. El grado final de utilidad puede averiguarse a- d"' . 'd· d 1 ·1·d d d . ' na io, d 1v1 1e~ o a ut~ 1 ~ el mcremento final por este incremento. Segun su cmeno, este. grado final de utilidad era el que determina?ª el .~urso}e los ca~b10~ y el va!or _en cambio. No le agradaba la palabra valor por su d1vers1dadde s1g111ficados, y prefería la expresió "pr~ucción de_ca~bio" ..(ratio of e~change). Para usar su prnpio len~ guaJe, por cons1gu1ente: La proporción de cambio de dos artkulos será 1

154

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

la inversa a la proporci6n del grado final de utilidad de las cantidades de artículos disponibles después de realizar el cambio". En otras palabras, se establece el valor de cualquier producto por comparación con la parte de consumidores de los grados finales de utilidad de dos o más productos. No obstante lo confuso que pueda ser · este breve examen de los puntos de vista de Jevons acerca del valor, el punto importante es que su mayor contribuci6n a la teoría econ6mica fue hecha en el campo de la distribución. Si hubiera seguido la sugestión que hizo en su prefacio de que la distribución está sujeta por completo a los principios del valor, y hubiera procedido a construir una teoría de la distribución sobre su teoría del cambio, se habría anticipado a la práctica, ahora típica en los tratados de teoría económica modernos, y hubiera alcanzado una reputación todavía mayor; pero por desgracia y en forma inexplicable, no acertó a estudiar la renta, salarios, intereses y ganancias en térmipos de utilidad final, y dejó a un contemporáneo austria_i:ola sistematización en conceptos marginales de las "partes componentes del precio" de Adam Smith.

economía y derecho en Viena y Praga, ingresó como funcionario en el servicio austriaco durante un breve período, y llegó a profesor de economía en la Universidad de Viena en 1873. Con licencia durante varios años, cuando se hizo cargo de la educación del príncipe Rodolfo de Austria, conservó sus relaciones universitarias durante tres décadas retirándose en 1903 para dedicarse más plenamente a la investiiación científica. En 1900 fue designado miembro vitalicio de ].i Cámara de los Pares austriaca. Tan grande era su reputación, tanto por su capacidad docence como por su seriedad científica, que los estudiantes de todo el mundo se agolpaban en su clase, como mucho antes habían a.Buido a las clases de los representantes de la escuela histórica alemana. Ninguna de sus obras se ha traducido a otras idiomas· esto unido al hecho de que su principal obra teórica está agotada desd; hace.mucho tiempo, explica por qué no se ha popularizado su teoría. Esta injusticia inexcusable se ha remediado en parte en los años recientes por la publicación de sus obras completas en cuatro volúmenes en la serie: Reprints of Scarce Tracts, publicada por la Escuela de Economía de Londres. La fama de Menger escriba sobre todo en sus trabajos en el campo de la teoría económica; mas sus contribuciones a la metodología y otros aspectos del extenso dominio de la economía son de bastante consideración. En 1871, el mismo año en que Jevons publicó su Teoría de la economía política, aparecieron los Fundamentos de la teoría económica, en el que, trabajando independientemente de Jevons, Walras y el menos afortunado Gossen, expresó las mismas opiniones generales. Pensaba suplementar, en su día, este breve volumen de cuatrocientas páginas con otros tres, pero su amplio proyecto nunca llegó a realizarse.

LA ESCUELAAUSTRIACA.Los áridos ejemplos matemáticos empleados por Jevons, la omnipresencia de ·1a escuela clásica en el pensamiento corriente, y la apatía de los economistas profesionales ingleses hacia el examen de la utilidad marginal, todo conspiró para apartar de él esa influencia que con tanta sinceridad deseaba. No brotó ninguna escuela jevoniana que aceptase y mejorase sus ideas fundamentales, y sólo con la publicación de los Principios de economía de Alfred Marshall, en 1890, comenzó a causar impresión su especial calidad de teoría. No fue en Alemania ni en Inglaterra, sino en Austria, donde la teoría alcanzó su predominio y de ahí se extendió a todo el mundo. Jevons debe compartir los honores como uno de los miembros fundadores de la moderna doctrina de la utilidad, junto con Karl Menger, el ilustre austriaco, y León Walras (1834-1910), hijo del francés Auguste Walras, y amor de Elementos de economía pura (1874), en el que se elaboran las opiniones de su padre sobre la utilidad en un sistema que usa el histórico término rareté (la intensidad de la última necesidad satisfecha). MENGER.El primero en el tiempo y en importancia entre los científicos del triunvirato vienés -Menger, Wieser y Bohm-Bawerk- fue Karl Menger (1840-1921), fundador y jefe indiscutible de la llamada escuela austriaca de economía.1 Nacido en la Galicia austrfaca, estudió 1 Véase F. A. von Hayek, "Carl Menger", Económica, nov., 1934. También George J. Stigler, "The Economics of Carl Menger", Tbe ]otm1tJl of Poútic,;J, Economy, abril, 19.37.

155

"FUNDAMENTOS DE LA TEORÍAECONÓMICA." Adam Smith y Ricardo se ~abían concretado en sus estudios casi exclusivamente a la riqueza material. Menger, por el contrario, &legó que las cosas que poseen la facultad de satisfacer necesidades incluyen propiamente actividades humanas útiles así como artículos materiales útiles, y de aquí la amplitud del término "productos" (cosas que satisfacen necesidades) en un sentido que cada vez encuentra más aceptación entre los economistas de hoy. Los productos que pueden consumirse directamente, como el pan, se consideran como los más importantes; a' éstos los definió como "productos de primer orden". En forma reminiscente de Gossen, distinguió los otros productos como "productos de orden superior". Así, con el pan como un producto de primer orden, la harina se convenía en un producto de segundo orden, el trigo de tercero y así ad infi.nitum, hasta los productos del orden más elevado. La trascendencia de esta división en productos de consumo, de una

156

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

parte, y productos de producción, de otra, descansa en, que la ' facultad de satisfacer necesidades de los productos de ord'en mas elevado (productos de producción) dependía sólo de la facultad de satisfacer necesidades de los productos del primer orden (productos de consumo) . De aquí que cualesquiera productos valiosos de los órdenes más elev~dos pueden hacer reflejar su valor en el ;alor de _los pro~~ccos del pnmer orden. En esta forma enunció la teona de la ,mputacion, por la que es mejor conocido por la posteridad. . De este modo llegó a la conclusión de que el valo_r(_l~ capao~ad d_e cambio que poseen los productos) debe ser una aprec1ac10n de la m~eligencia. No es necesaria ninguna conexión con la cantidad de traba¡o .º capital empleado, alegó, ya que las cosas se venden con fre~uencia a mucho más o mucho menos de su costo de producción (por e¡emplo, pinturas raras y antigüedades), mientras que lo~ diamantes descubiert~s por una mera casualidad pueden alcanzar precios fabulosos. D_e consiguiente, el valor debe depender de la relación_ entr~_ las necesi1ades y la oferta de productos disponible para la satisfaccion de _aquellas. ~ puesto que la gente estima las cosas no de _acuerdo c,on su unpor~anc1a general, sino más bien desde el punto de vista del nu~ero de un~dades contenidas en la oferta, debe ser verdad que la capacidad de satisfacer necesidades de un producto disminuye cuando , la oferta del producto aumenta y viceversa. Si los diamante~ fuesen tan _abundantes como el carbón, se estimarían en muy poco, mientras que s1 el pan fuera escaso, su precio subiría a niveles fantásticos (como de hecho lo. hace ,a veces). 1 En el supuesto de que todas las unidades de cua 1quier art1cu.o son semejantes, Menger afirmó que debe atribuirse igual valor ~ cada una de ellas, y de aquí que el uso menos importante de c~alqu1era de _l:3-s unidades determina el valor del product,o. Esta era la misma conclus1on a que había llegado Jevons cuando hablaba del grado final de utilidad y \v'alras cuando acuñó la expresión "rareza". El concepto de valor de estos tres factores descansa, por tanto, en la importancia de las satisfacciones menos importantes procuradas por las unidades de una ofe«a. Evidentemente, la gente valúa cualquier unidad de la oferta de un artículo de consumo (como una rebanada de pan) de acuerdo con la satisfacción que se deriva o se espera del uso de esa unidad particular; pero cuando Menger y sus compañeros austriacos intentan ocuparse del problema del valor de los artículos de producción encue?tran compl~jidades y dificultades casi insuperables. Menger se contento con la explicación de que el valor de los productos de un orden más elevado depende siempre del valor presunto de los productos de un orden más bajo en cuya producción han intervenido. . No, obstante lo unilateral y defectuoso que su estudio del valor

ECONOMÍA DE LA UTILIDAD MARGINAL

157

pueda parecer al lector, es seguro que rindió un enorme servicio al deducir de su teoría del valor una teoría general de la distribución. En verdad fue ésta, quizás, su máxima aportación. No pocos economistas antes que él habían observado la relación de la distribución con el valor, y algunos, como Jevons, habían sugerido que la distribución debía considerarse como un problema del valor. Pero cupo a Menger estar entre los primeros que dieron el paso de hacer realmente de una teoría del valor la base de un estudio de la distribución . Destacó que los problemas que se originan respecto de la renta recibida por los terratenientes tienen que ver con el valor de los servicios de la tierra; que los problemas relativos a los salarios de los trabajadores tienen que ver con el valor de los servicios de los trabajadores; y que problemas como el del interés percibido por los capitalistas suponen el valor de los servicios de capital. Fue suficiente que Menger intentase la tarea de ligar una teoría de la distribución a su teoría del valor; no podía esperarse que en la formulación de su principio general evitara la mayoría o aun todas las trampas a que le exponía su atrevido procedimiento . De acuerdo con esto, sentó la proposición de que el valor de cualquier unidad de un recurso productivo (el trabajo, por ejemplo) dependerá dc-1uso de la unidad menos importante de ese producto; extendió su argumentación algo en relación con salarios y renta, hizo una ligera iniciación en el desarrollo de una teoría del interés, y dejó a los demás la ampliación y corrección de las bases sentadas por Adam Smith en sus partes ·com ponentes del precio . La Escuela Histórica estaba tan firmemente establecida en Austria y en Alemania cuando Menger publicó sus Frmdamentos de la teoría económica, que hubieron de pasar más de diez años antes de que se prestase atención a sus teorías en las publicaciones. Durante este intervalo, por otra parte, sus propias energías se consumieron en exceso en una agria polémica con Schmoller sobre los méritos de la deducción en comparación con la inducción. Esta polémica ha adquirido tal im·portancia histórica, que, en general, se la conoce en la actualidad por los economistas como la "Mechodenstreint", según la bautizaron los contemporáneos alemanes de Schmoller. Hasta 1884, en que apareció el libro de Wieser, Origen y principios esenciales del valor en economía, no se hicieron adiciones importantes a la teoría de la utilidad marginal formulada por Menger en 1871. 0

WIESER. Friedrich von Wieser (1851-1926), yerno de Menger y el segundo, cronológicamente, de la trinidad austriaca, recibió su educación superior en la Universidad de Viena , se empleó por breve tiempo

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

como funcionario público según cuadraba a su rango aristocrático, fue después profesor de economía en la Universidad de Praga y sucedió a su suegro en su alma mate, en 1903. En la primera Guerra Mundial, desempeñó el puesto de Ministro de Comercio en el gobierno austriaco. En 1889 publicó su segundo gran tratado y el único que, probablemente, le dio a conocer a los lectores extranjeros, ya que se tradujo en seguida al inglés bajo el título de Valor natural, por el enérgico escocés, popularizador de la teoría de la utilidad marginal, profesor Smart, de la Universidad de Glasgow. Muchos años más tarde von Wieser fue inducido a publicar las reflexiones maduras de toda su vida en un tratado general sobre teoría económica (1914), que ahora es asequible en inglés en una traducción reciente del profesor Hinrichs, titulada T eo,ía de la economía social. Este libro, la primera presentación verdaderamente completa del estudio marginal, hecha por algún miembro de la escuela austriaca, sigue constituyendo el logro principal de ese grupo. Esencialmente no matemático en el método, lo mismo que los Fundamentos de su predecesor, lúcido en la exposición, maduro en el juicio y sin modificar fundamentalmente las opiniones expresadas en su libro anterior, este tratado es, realmente, un gran libro. 2 Es en verdad la exposición· clásica de las doctrinas austriacas.

:Ytan pe~do qu~ no es posible simplificarlo; pero en forma muy gene-

158

"TEORÍA DE LA ECONOMÍA SdCIAL". En esencia, su razonamiento reafirma la posición de Menger. En vez de la expresión de éste, uso "menos importante", Wieser introdujo el término discutible de &enznutzen, conocido desde entonces como "utilidad marginal". Se distanció algo sobre todo del estudio de los valores imputados de hecho por su predecesor. Menger había sostenido --como lo había hecho antes Gossen-, que el valor existe sobre todo en los productos que satisfacen de modo directo las necesidades de los consumidores, y que el valor de artículos de producción se refleja en éstos a causa de la ayuda que prestan para hacer posible la existencia de aquellos productos de consumo. Por ejemplo, las herramientas de un zapatero tienen el valor que pueda imputárseles a causa del uso que de ellas se hace en la fabricación de botas o zapatos. Wieser, por medio de un razonamiento muy minucioso, intentó percibir los principios de acuerdo con los cuales una parte del valor de los productos de consumo puede imputarse a los de producción, es decir, productos de orden más elevado. Su razonamiento es tan sutil 2 Véase W. C. Mitchell, "Wieser's Theory of Social Economics", The Political Science Quarterly, marzo, 1915; reimpreso por W. C. Mitchell en The B11ckwardArl of Spemüng l\foney, McGraw-Hill, 1937.

159

~! f<>demos decu: 1) examinó la imputación del valor en diversas con~1C1one~de deman?ª• oferta y c~idad de los productos; 2) sostuvo, en una sene _de ecuac10nes, la necesidad de atribuir una porción separada producido conjuntamente, a todos los factores de de cualqm~~ artí':1-11º la P~~um~n (t1er~, trabajo y capit¡t}) tomados individualmente; 3) di~tmgu10 entre ms_t~entos de costo, reproducibles e instrumentos espec1ficos de pr~u~º?,n, irreproducibles; 4) alegó que, en el examen del ~alor, la consideracion decisiva no es la parte de la producción que 5<:pierde por no usarse ésta o aquella unidad del producto, sino más bien la parte que se gan~ por el empleo de la unidad; y 5) aplicó sus leyes del valor a la exph~ción, de la renta, salarios, ganancias y -en mucho ~e:°or grada:- al mteres sobre el capital. En resumen, declaró que la utilidad margmal está determinada por la contribución marginal. Con esto se pre~ntaba en rotunda oposición con la docrrina clásica de q~e el valor esmba en el costo de producción, en especial cuando afumo que los c?stos no tienen una influencia determinada sobre el valor: ~n un pasaJe que constituye su adición más notable a la teoría de 1~ utilidad de Menger, manifestó: "El valor sanciona los costos y no ti_ene en ellos su origen". Aunque en otra parte admitió que los costos eiercen una influencia_ indirecta en la determinación del valor, puesto q_u~los coseos en que incurre una empresa limitan con mayor O menor rigidez la oferta de venta que ha de hacer al mercado. Por consiguiente, algunos críticos creen que, por muy círculo vicioso que pueda pa~ecer su razonamiento, en realidad trataba no tanto de descartar la teona ~el costo_?e producción como de completarla. En todo caso, aprovecho la ocasion en el prefacio de su ~eo,.:A d l ' ·¡ ... e a econ~m,a so,c~ para expresar su alta estimación por la obra de los economistas clasicos. Declaró que la doctrina clásica "es una de las · ' 1' d "d d conquistas mas esp en i as y e mayor i~~rtancia práctica del espíritu científico, Y que a pesar de toda la opos1c10n,no perdería totalmente su influencia sobre_la teo;ía y la práctica hasta que su puesto no se ocupase por una docmna mas madura". Más irnpartan~e y de más interés era la posición de Wieser respecto de lo que el consideraba como el problema central de la teo ' ' · sostema, que la economía no se ocupaba tanto de I na· feconomica. · ' d • a satis accion e _lasneces1da~es como de procurar los medios con los cuales pudieran satisfacerse En. consecuencia l ,aquellas. . . ' para él la meta de Ja economia' era e evar al maximo la utilidad derivada de los productos. Recalcando E , .l 1 d , en su cono-muz_socia, a ecadencia de la competencia y el surgimiento del monopolio desde los días de Adam Smith y Ricardo def ~d · ' ·' l , en 10 una re duccion en as enormes desigualdades en la riqueza y los ingresos

160

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

entonces dominantes, por medio de una intervención cada vez mayor del estado en los negocios. No llegó a defender el socialismo completa• mente; defendió reformas que pondrían fin a las desigualdades que se derivan de una competencia desleal. Abogó, en resumen, por lo que consideraba como racionalidad económica. Su libro es, pues, otro de esa gran serie de epopeyas económicas que han tratado los fenómenos tanto desde el punto de vista de lo que es como de lo que debe ser en el reino de la conducta humana. BÓHM-BAWERK. El último del triunvirato austriaco fue Eugen von Bohm-Bawerk (1815-1814), aunque Mcnger le sobrevivió siete años, y Wieser, con cuya hermana se casó, doce. Después de recibirse de abogado en la Universidad de Viena, estudió en Alemania con Knies, Roscher y Hildebrand, fue profesor de economía en la Universidad de Innsbruck, dimitió en 1889 para ocupar un puesto de responsabilidad en el departamento austro-húngaro de hacienda, fue en tres ocasiones diferentes ministro de hacienda, y volvió a la vida académica en 1909 como profesor de economía en la Universidad de Viena. Por ser de noble cuna, perteneció durante mucho tiempo a la cámara alta del parlamento austriaco. Sus obras más importantes abarcan un período de veinte años (18811900), durante el cual siguió, con una notable excepción, fielmente y de cerca la pauta marcada por Menger y Wieser. Sin embargo, tenía una inteligencia aguda y original, y los economistas de la época presente tienen contraída con él una gran deuda por muchas de sus investigaciones críticas y mucha de su exposición independiente en no pocas facetas de la ciencia, incluyendo un tajante ataque al sistema marxista. Para los estudiantes de teoría económica son de gran interés dos volúmenes gemelos que tratan del capital y del interés, y que constituyen una unidad completa cada uno, traducidos al inglés por el infatigable profesor Smart. Estos libros son Capital e Interés• y Teoría positiva del capital. Entre estos dos libros apareció una monografía titulada Esqttema de la teoría del valor-mercancía (1886). Bohm-Bawerk estuvo de acuerdo con sus dos predecesores en su concepto de que el valor de un producto, generalmente hablando, se mide y determina por la importancia de la necesidad cuya satisfacción es menos urgente, pero trató de desarrollar una teoría del valor todavía más completa. Con este fin sugirió la sustitución de la división tradicional del valor en los términos de valor en uso (utilidad) y valor en cambio por las expresiones valor subjetivo y 'valor objetivo. Distinguiendo, at¡!emás,entre valor en uso subjetivo y valor en cambio sub• Hay ed. esp. de Fondo de Cultura Económica, México, 1947.

ECONOMfA DE LA UTILIDAD MARGINAL

161

jetivo (ideas mucho menos trascendentales de lo que superficialmente parecen_ ser), explicó _la transformación de las valoraciones subjetivas en precio. Su razonamiento, largo y un poco aburrido, se resuelve final. mente de que el valor en cambio objetivo (precio) descansa en las valoraciones _índi~iduales. Con ayuda de los llamados "pares marginales" c?~truyo la ~dea f~ de que el precio de mercado se fijaría entre los ltnutes supenor e mferior establecidos por las valoraciones subjetivas de los com~radores y vendedores marginales. De aquí su conclusión de que el precio de mercado es marginal y es el resultado de las valoraciones subjetivas. Por_muy valiosas que fueran estas ideas, quedaron opacadas por su ~porra_ció~,a la teoría del interés en el campo de la discribución. La mvest1gac1on del problema del interés hecha por la economía clásica se había hecho desesperadamente confusa y, sobre todo, había fracasado al ex~licar el interés como un tipo de ingreso sobre el capital. Jevons habia hecho un brillante ataque sobre todas las teorías de los costos, y hab!a hecho ciertas alusiones en las que algunos comentaristas ~en el nucleo de la -~eoría de la productividad marginal. Menger hab1a buscado una solucion por medio de lo que puede llamarse "imp~taci6n negativa". Wieser había formulado una teoría de la distribuci6n, ~da e~ la ut~li_dadmar~inal, bien configurada, en la que la idea d~ la_im~utacion posmva se aplicaba a todas las porciones en el proceso dismbutivo, y e~ _la cual consideraba el interés como una proporción e~_trela produttiv1dad de los productos de capital y su costo en dinero. Bohm-Bawerk no se satisfizo con ninguna de las explicaciones hasta entonces ofrecidas, y dedicó el esfuerzo de su vida a profundizar en este desconcertante problema.

~ primera de, sus pu~licac!ones fue un libro titulado Historia y critica de las teoruzs del snteres (1884), conocido mio generalmente c~n el_nombr: ~e Capital e In;erés, en el cual presentó una información h~stórica y crmca de las teonas del interés, comenzando con los canonIStas medievales y terminando con Knies. Hizo una clasificación de /escas t~rías, bajo los_títulos de teoría de la productividad (el interés es 1~capacidad producuva del ca~ital), leo'!" del 1110 (el interés es el precio pagad~ por el uso del ~piral), teor,a de la abstinencia (el interés e~ el prem10 po! la abstencmn), teoría del trabajo (el interés es el salano ~r ~1traba!º ef:ctuado por el capitalista), teoría de la explotación o socuz!ista (el mteres es la ganancia por la explotación del trabajo), y otros sistemas menores, y aunque reconoció algo de verdadero en algunas, en general desaprobó todas.

162

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

"TEORÍAPOSITIVADELCAPITAL."Su propia teoría fue expuesta con excesiva extensión en su Teoria positiva del capital (1888), en donde expresó ideas que aseguró habían sido desarrolladas independientemente, aunque de hecho tienen mucho en común con las de_Jevons. Esta teoría es conocida indistintamente como teoría del ag,o o del desmento. Partiendo del supuesto legítimo de que la gente, por lo general, desestima el futuro, y prefiere los productos de hoy a, los de igual calidad y cantidad del futuro, explicó el interés mostrando la superioridad técnica del llamado proceso indirecto de producción. Sostuvo que los productos de capital usados en la producción moderna, tales como herramientas y maquinaria, tienen un valor relativamente bajo porque no se pueden consumir de inmediato; pero con el tiempo, estos pr_oductos de capital "maduran" y se hacen productos de consumo, del mismo modo que las fábricas de autos vierten sus cadenas de automóviles acabados; los productos de consumo representan un crecimiento de los valores en exceso de todos fos costos en que se h.a incurrido. Demostrando así por qué los métodos indirectos producen un volumen mayor de productos de consumo que los indirectos, explicó con claridad por .· qué los prestamistas pueden aspirar al pago de inter~s. Pero no acertó a demostrar por que los prestatarios debt!n de ordinario pagar por el uso de los acervos o productos que son propiedad de otros. En este punto, su argumento tiene que complementarse con las teorías que dan importancia al costo de producción de los productos de capital. Hay, asimismo, base para creer que su teoría es en realidad una teoría productiva, ya que en apariencia descansa no tanto sobre la preferencia por los productos presentes, como sobre la posibilidad_ de una devolución productiva por medio del uso de productos de capital. En todo caso, su manera de enfocar el asunto ha sido orig~n de mucho estudio y ha servido con frecuencia como punto de parttda desde el que economistas más recientes han construído teorías interesantes, tales como la teoría p,ef erencia-tiempo. RESUMEN. Los trabajos de Menger, Weiscr y Bohm-Bawerk, al asignar al consumidor el lugar que antes ocupaba el negociante como centro de la escena en los estudios de los economistas clásicos, ha ayudado inmensamente a reavivar notablemente la teoría económica. El triunvirato austriaco hizo hincapié en la. demanda y la utilidad para explicar el valor, con tanta energía como los clásicos lo habían hecho en la oferta y el dolor y sacrificio que supone el trabajo. Impusieron la nueva creencia de que el valor determina el costo de producción, en vez de estar determinado por él. Sus razonamientos fueron tan rotundos que muchos economistas han estado ocupados desde emonces en ana-

ECONOMIA DE LA UTILIDAD MARGINAL

163

lizar con detalle el costo de producción desde el punto de vista de la oferta del. valor y la naturaleza del consumo desde el ángulo de la demanda. La conffagración que encendieron los austriacos todavía arde y no se avizora su fin. ' Un ejército impresionante de partidarios ha surgido en muchas panes del mundo, para completar los burdos esquemas trazados por los jefe~. Figuran en este grupo, en forma relevante, Sax, l.aunhardt, Phillippovich, _Schumpeter,• Cossa, Pantaleoni, Wicksell, Pierson y Smart, en el C,antmeme europeo. En Estados Unidos la investigación sobre utilidad marginal ha sido bien recibida por pensadores prominentes como Patten, Fetter, Fisher y William A. Scott, logrando un desarrollo independiente J. B. Clark. Sin embargo, la mayoría de los economistas sin com~nir el entusiasmo austriaco por el papel que desempeña el ~on~umidor, han adoptado un curso intermedio. La clase de los negociantes, ignorantes de las controversias teóricas, todavía se aferra a la tradicional convicción de que el determinante del valor es el costo de producción. Durante el medio siglo último y más; numerosos economistas hao llegado a creer que Jevons y los austriacos descubrieron una nueva manera de enfocar el problema del valor, y más o menos modificaron la línea ?e ataque adopt~da por sus predecesores clásicos. Sin embargo, a medida que se exammabao las nuevas ideas y pasaban a formar parte del cuerpo del pensamiento económico, otros economistas han manifestado su convicción de que la utilidad marginal estaba implícita en el esrudio de John Stuan Mill sobre las leyes de la demanda y la oferta. E_stoscríticos, entr~ los que se cueata el autor, piensan que las aportac10nes de los austriacos se basan sobre todo en un mayor refinamiento Y_claridad de exposición. Todo el concepto de utilidad marginal contiene un error grave, por el hecho de que en realidad no hay diferencia en la imponancia deJas porciones diferentes de la misma oferta. En cuanto a Jevons, su genio permaneció desconocido demasiado tiempo de una proporción, también demasiado grande, de estudiosos de la doctrina económica.· A pesar de su desafortunada insistencia en que la -econo~ía debe basarse en un cálculo de dolor y placer, su grandeza se aprecia en no pocos aspectos, y en ninguno de modo más relevante que en la circunstancia de que sabía perfectamente que el análisis marginal expresaba ran sólo las leyes de la demanda y la oferta de modo más apropiado.

1

1

11

1

1 1

1

l • Fondo de Cultura Económica ha publicado en español TeorÚI del Jeseni•o/vimienlo económico, México, 1944.

.Al.FREOMARSHALL

XIII. ALFRED MARSHALL AUNQUE LA producción de obras sobre temas econ6m_icos era ya ~mensa en Ja época de la aparición de los austriacos en el escen:1.no económico el ritmo de publicaciones en los últimos setenta y cmco años ha sobrepasado en cantidad todo lo escrito en los siglos anteriores. Por fortuna o por desgracia, la economía ti:nde en. su mayor par~e al empleo de expresiones comunes en los negocios. Es cierto que lo mismo que otras <:iencias, tiene su argot peculiar; pero es, entre to~, la que tiene menos términos técnicos, y de aquí que sea posible a casi todo el mundo pasar como economista simplemente porque emplea s1;1lenguaje. Por otra parte, la economía está inextricablemente identificada con los negocios porque se ocupa de ellos y de_sus problem~s, y por esta razón innumerables negociantes no han vactlado en publicar acer~ de una extensa variedad de tem~s económicos. Si tomamos en consideración el gran interés popular por las ciencias sociales en las décadas últimas, y las nuevas y más amplias pe:spectivas rev~~~ ~or el trastorn? colosal de la primera Guerra Mundi'.11y la depr~sion ~urna~ lo ma~a~illoso es que este diluvio no haya tenido proporciones _aun mas prodigiosas. Es en verdad deseable que la gente reflexione sobre los problemas económicos, pero que la economía se convierta con el tiempo en la ciencia de todo el mundo es, indudablemente, "harina de otro costal". Casi todo el mundo puede leer a Adam Smith con placer y provecho; pero es dudoso que el hombre medio teng~ ~ preparaci?n _Yexperiencia necesarias para añadir algo al conocimiento econom1co que pueda, si bien sea remontarse, equipararse al nivel establecido por el autor de La riqueza de las naciones. NEO-CLASICISMO. En todo este torrente de literatura económica, un nombre sin discusión, ha alcanzado la cúspide, entre la serie de economistas ortodoxos de habla inglesa de las dos generaciones pasadas. La túnica de Adam Smith, Malthus, Ricardo y John Stuart Mili ha caído por el consentimiento casi unánime sobre los hombros de Alfred Marshall (1842-1924), durante muchos años profesor de ecol:!-omíaen la Universidad de Cambridge, Inglaterra. El "neo-clasicismo" del cual es seguramente el exponente más capaz, es el cuerpo de pens~iento económico más generalmente aceptado en el mundo de hoy d1a. Suya es la doctrina que se enseña a los colegiales. La mayoría de los economistas profesionales son sus discípulos, y casi todos los libros de. texto de economía esrudiados voluntariamente

164

o de otro modo por los colegiales están inspirados en sus ideas. En Europa y por todas partes, su sistema tc6rico goza todavía de considerable prestigio. Losrevisionistas neoclásicos están trabajando constante~ente para e~ecer o interpretar más. lógicamente su doctrina, y tienen probabdidades de perpetuar su preminencia ~ los círculos ortodoxos durante los años venideros . . DATOS BIOGRÁFICOS. Nació en Londres, en una familia de la clase m~. Pronto dio pruebas de una capacidad intelectual poco común. Lo mismo que·Adam Smith y John StuartMili, fue un estudiante nato. Atraído inexplicamente por las matemáticas, se desvi6 del estudio tra• dicional de los clásicos, hasta concluir su secundaria, entrando en la Universidad de Cambridge, en donde se graduó en 1865,con elevados honores en su disciplina elegida. Poco después de graduarse acept6 un nombramiento de "leaor" de matemáticas en Cambridge con la intención de hacerse. físico. La asociación con un grupo de brillantes colegas despertó muy pronto en él un profundo interés por los problemas de ftlosofía ética y biología, interés que en gran parte se trasladó a la economía por la casual lectura de los Principios de economía polúict1 de Mili. En 186~ sus ru_nig~sle proporcionaron un nombramiento para un curso especial de aenc1as morales y durante nueve años leyó extensa y profundamen~e ob~ económicas, aunque no publicó nada. Al casarse, en 1877, se vio obligado, por las normas universitarias, a suspender sus cur~s Y: en consecuencia, aceptó, un poco a disgusto, la direcci6n del Un1vers1ty College en Bristol, en la parte occidental de Inglaterra. Dos años después publicó su primer libro, Economía de la ind11stria un libro relativamente pequeño en la preparación del cual le ayudó vdiosamente su esposa. En 18_83,la muerte de Arnold Toynbee le abrió el camino para su nombramiento como profesor de economía política en la Unive.rsidad de Oxford, y al año siguiente, otra muerte, la de Henry Fawcet prominente jefe de los últimos clásicos, le permitió volver a su a1.it/a matn. Desde 1885 a 1908 tuvo la cátedra más honrosa de economía política en todo el mundo, retirándose de Cambridge en 1908 a la edad de sesenta y cinco años con el fin de consagrarse a la investigación y a escribir. Su muerte ocurrió en el verano de 1924, poco antes de su octogésimo segundo aniversario.

I..AsOBRAS DB MARsH.ALL, Marshall era, como Adam Smith, un escritor muy metódico y cuidadoso. Las conclusiones principales que tarde o temprano apatécieron en forma de libro, estaban presentes en

'! 1

166

ALFRED MARSHALL

su pensamiento muchos años antes de que permitiese su publicación. El tratado por el que es más conocido, Principios ds- economía se elaboró en forma muy deliberada, y sólo en 1890,después de haber sometido repetidamente el manuscrito a la crítica de sus discípulos, se publicó el resultado de todo ello como ~rimer v~lumen de ~a obra que se proponía tener dos. Antes de terminarse el siglo aparecieron tres ediciones más, y la octava y última edición se publicó en 1920, todas ellas llevando muestras de su cienricismo meticuloso. En 1890 esperaba poder publicar el segundo volumen algún tiempo después, pero sus planes encontraron obstáculos en el rápido avance de la edad, compromisos de varias clases, y una atención desmedida por el estado de su salud, de modo que la aparición de La industria_'Y el comucio se aplazó hasta 1919. Ya había abandonado hacía nempo la esperanza de completar su tarea, prevista en d
Marshall. REHABILITACIÓNDE LA EcONOMÍA. Al escribir sus Principios, Marshall acometió una tarea que sólo podía intentar el más capaz de los economistas. Trató de "presentar una versión moderna de las viejas doctrinas, con la ayuda de la nueva obra, y con referencia a los nuevos problemas de nuestra época". "Las nuevas doctrinas -recalcó-han complementado las viejas, las han ampliado, desarr~llado y a ~eces corregido, y con frecuencia les han dado un tono diferente mediante una nueva distribución de aquello que debe destacarse; pero muy rara vez las han subvertido." En resumen, se impuso hacer para su generación lo que Mill había hecho para la suya. Construyendo, como Mili, sobre los fundamentos clásicos, se esforzó por poner al día una ciencia que había caí.fo merecidamente en considerable descrédito, y que necesitaba mucho la rcconstrucc1on de un trabajador magistral. La estructura ricardiana, domilunte por más de cincuenta años en el pensamiento, tanto de los economistas como de los aficionados, había sido minada seriamente en el curso Je

167

¡

los años 1860 a 1870 por acontecimientos de naturaleza académica y no académica. Mill había hecho su clásica retractación de la teoría del fondo de salarios en 1869. La exposición hecha por Jevons y los austriacos de la teoría subjetiva del valor había arrojado una bomba en el campo de los teóricos ortodoxos. la escuela histórica también había sometido al fuego al sistema clásico. Las obras de economistas norteamericanos como F. A. Walker, y de von Thünen y Cournot, en el continente, que usaban el método matemático habían suscitado cuestiones perturbadoras que afectaban a ciertas exposiciones teóricas. Sismondi,. Carlyle, Ruskin y otros de los reformadores económico-sociales, junto con los socialistas de varios matices y colores, habían llamado la atención hacia la mayor complejidad y peligros de la vida económica. Descubrimientos sorprendentes en el campo de la biología, asociados sobre todos con los nombres de Charles Darwin, Del origen de las especies, (1859) y A. B. Wallace, Y el tema de la evolución por medio de la selección natural junto con la popularización de la doctrina evolucionista -la más importante de todas las teorías de la vida- gracias a la actividad de Herbert Spencer en su Sistema de filosofía sintética (1860-96), prestaron una influencia cada vez mayor a los conceptos económicos. Por otra parte, las nuevas condiciones económicas y sociales obligaban a una revisión sensible en la perspectiva desde la que había que considerar los problemas económicos. El lento ritmo de aumento en la población de muchos países reprueba evidentemente la teoría malthusiana de la población. los desastres agrícolas en Gran Bretaña, así como en Europa, habían arrojado una nube de duda sobre la teoría ricardiana de la renta. La mayor fuerza del movimiento sindical; la aprobación de la legislación protectora del trabajador; la decadencia mundial dei nivel general de precios durante los años de 1880 y 1890 con el balanceo de la prosperidad a la depresión relativa; el restablecimiento de las b:irreras a la libertad de comercio; el rápido aumento de las prácticas monopólicas; la regulación de la vida económica por diversos organismos del estado; los inventos sin paralelo y una pléyade de otros cambios exigían un nuevo examen de los fenómenos económicos. En este medio, Marshall, con toda modestia, intentó reinterpretar los aspectos fundamentales de la teoría económica.

1

ALFREDMARSHALL

LA ECONOMÍACOMO MEDIO PARA UN FIN. La octava y última edición de los Principios de economía, que lleva el adecuado subtítulo de "volumen introductorio", es un libro de unas novecientas páginas, incluyendo trece concienzudos apéndices. El tono de todo el tratado se l'evela en la primera frase en la que declara, en nn pasaje muy citado,

'

¡ 1

1

1

1

ti 1

1

'

168

ALFR.EDMARSHALL

que la "economía política o la economía es un esrudio de la humanidad en los asuntos ordinarios de la vida". Examina esa parte de la acci6n individual y social que tien~ una relaci6n más íntima con el logro y el uso de los requisitos materiales del bienestar. En otra parte declara que "la finalidad dominante de la economía en la generación presente es contribuir a la solución de los problemas sociales". Estas observaciones son muy importantes. Revelan la naturaleza real de un hombre para quien la economía era mucho más que un estudio abstracto, para quien, en realidad, la teoría económica y los principios no eran fines en sí ¡nismos, sino más bien medios para fines práqicos. Descubre los intereses humanitarios que impregnan todas sus obras y que, probablemente más que ninguna otra cosa, hicieron que volviese su atención, en época temprana de su vida, de las cuestiones matemáticas al estudio del mejoramiento de la suerte de la humanidad. Sintiendo un profundo respeto por las doctrinas de sus predecesores clásicos, consideró la economía, de una parte, como un estudio de la riqueza (que definió como formada ordinariamente de productos externos de una persona que son susceptibles de una medida monetaria, pero que a veces incluye también ciertos productos inmateriales), y de otra, mucho más importante, como un estudio del hombre mismo. En consecuencia, para Marshall, la economía era explícitamente un estudio de la conducta humana en la sociedad desde el punto de vista de los· hechos y el medio y el progreso. Este punto de vista era completamente correcto, ya que no sólo debe la economía ser un estudio de cienos aspectos de la conducta humana, sino que en verdad siempre ha sido esta clase de estudio. ¿PUB MARsHALLUN HEDONISTA?¿Está la conducta humana relacionada en alguna forma con los motivos? ¿Existen fuerzas que impelen a los hombres a actuar en la forma que lo hacen? La respuesta de Marshall fue que la economía "se ocupa sobre todo de los motivos que afectan, más poderosa y firmemente, la conducta del hombre en el aspecto negociante de su vida". Basándose en esta frase y otras expresiones similares, muchos hombres de ciencia han inferido que la concepción marshalliana de la naturaleza humana era esencialmente hedonista. Como di jo un crítico, "parece que sólo consigui6 evitar la ética, pero no la teoría de la motivación humana del hedonismo". Otros críticos aseguran que, no obstante el empleo de palabras y terminología modernas, sus nociones fundamentales respecto de los factores que dominan la conducta humana fueron las que habían aceptado ya Adam Smith y había expuesto Bentham en su elaborado cálculo. En resumen, le acusan

ALFRED MARSHALL

169

de que construy6 su teoría económica en los supuestos de placer y dolor cuya falsedad ha demostrado hace tiempo la psicología moderna. Trataron de probar que cuando él dividi6 los modvos conscientes de la h~anidad e? e_ld_eseopor la gratificaci6n, como opuesto al deseo de evuar el sacrificio mvolucrado en el trabajo, y en la espera por la recompensa, operaba en realidad sobre una base de placer y dolor. Otros hombres de ciencia igualmente autorizados o bien sostienen que la teoría de Marshall, cualesquiera que sean sus' defectos no está de ~n~ m~o. ligada al hedonismo o a cualquier otra clase de psicolog~ o b1~n 1ns1sten, en lo que a su teoría del valor se refiere, en que la ps1colog1a moderna conduce en sustancia a las mismas cqnclusiones que el hedonismo. En las palabras de J. M. Keynes: "La solución de los problemas económicos fue para Marshall, no una aplicación de los cálculos hedonistas, sino una condici6n previa del ejercido de las más elevadas facultades del hombre." ~L VALORCOMOEJB DB LA ECONOMÍA.Cualesquiera que sean los mémos de esta controversia (y el peso de la opinión absuelve ahora del cargo de hedonismo), Marshall introdujo un pensamiento nuevo en la declaraci6n de que "el centro en torno al cual gira la ciencia e~on6mica" es el. dinero. No pretendía decir con esta afirmad6n que el dmero es el motivo en que descansa la actividad económica sino simpl~mente que el dinero es el mejor medio a disposición de' los economistas para medir cualesquiera conjuntos de fuerzas que dominan la conducta humana. Si hubiese declarado que el dinero es la mejor medida del centro en torno al cual gira la ciencia econ6mica, hubiera sido más cl_aroY exacto. En todo caso, destacó con sabiduría el hecho de que el dmero es un factor de máxima importancia en el examen de la teoría económica. Adam Smith, Ricardo, Mill y basta Jevons no acertaron a revelar este hecho. _ Marshall no sólo afum6 que el dinero es el centro cerca del cual se agrupa la economía, sino que su tratado gira en torno a esta noci6n fundamental de tal modo que todo él puede considerarse con raz6n como. un estudio de la determinaci6n del valor; por supuesto, no fue el prunero en hacer de los, problemas del valor el tema central de su pensamiento econ6mico. Jevons y los austriacos, para no mencionar a otros, habían tratado de revelar la unidad aparente del· sistema económico por medio del valor; pero Marshall integró su material como ningún autor de importancia lo había hecho antes. Consideró Ía determinación del valor como un problema de equilibrio entre las fuerzas de la demanda, de un lado, y las de la oferta, de otro. De aquí que después del "Estudio preliminar", del Libro I y una

171

ALFRED MARSHALL

ALFllED MARSHA.ll

"Consideración de algunas nociones fund~entales" en el Libro 1_1,pasó en el m a "Las necesidades y su satisfacción", en el que examma los factores que dan origen a la demanda de productos, continua?~~. en el Libro IV con una exposición de "Los factores de la producc1on Y de este modo a una investigación de los factores causa de la oferta de productos· en el Libro v, examina las "Relaciones generales de la demanda, la ofe;ta y el valor", y concluye en el Libro VI~ con ..la ap~ic9:ción_ ~e las relaciones entre la demanda, la oferta y el valor a La d1strtbuc1on del ingreso nacional". No es necesario decir que en todo el estudio se da por supuesta la existencia del régimen capitalista.

zación industrial", es economía clásica pura. Sin duda ningun:i se sintió sobre bases más seguros cuando trató el tema de la oferta que cuando se ocupó del de la demanda. Sea lo que sea la demand1, el hecho es que está ligada muy íntimamente a la naturaleza y fuentes de los deseos humanos, y el estudio de éstos constituye primordialmente la tarea de las ciencias psicológicas y biológicas. Un deseo es un sentimiento dirigido hacia la consecución de un cierto objeto definido, y se convierte en demanda, a juicio de la mayoría de los economistas, cuando se aúna con los medios de satisfacerlo. Los deseos y demanda de la mayoría de la gente se originan, por supuesto, en las exigencias y apetencias de la vida humana, esto es, en lo que se llama necesidac!cs. Las apetencias se convierten en necesidades cuando tienen que ver con la carencia, total o relativa, de algo indispensable para la existencia, tales como alimentos y bebidas. Puesto que la demanda de productos se debe no sólo a necesidades sentidas, sino a necesidades imaginadas, por razón de la influencia de la moda, la propaganda y otras fuerzas, la demanda es un término mucho más comprehensivo de lo que a veces se supone. Marshall se dio plena cuenta de las dificultades en que le envolvía el estudio de las necesidades, deseos y demanda. Ciertamente, declaró con franqueza, que hasta que remediase la escasez de información estadística poco se podía adelantar en un estudio científico de la demanda. En el terreno de la oferta, al contrario, no había limitaciones tan graves; a la oferta, puede hacérsela girar · e& · to~o al factor tangible de los costos nominales.

170

ANÁLISISDE LOS "PRINCIPIOS".Para seguir nuestros pasos, los dos primeros breves libros son introductorios del cuerpo prin~ipal _d~l-~ratado. Con el libro tercero, también breve, Marshall en realidad 1ruc10 la marcha. Al insertar un libro sobre el consumo (aunque para decir verdad el título reza: "Sobre fas necesidades y su satisfacción"), Marshall rompió con la tradición clásica inglesa. Esto no quiere decir. que hiciera alguna aportación apreciable a la economía en est~ hbro; en realidad basó la mayor parte de él en la obra de los ausmacos, antes de la aparición de los cuales y de Jevons se había descuidado en absoluto el estudio del consumo. Sólo en años recientes este tema ha recibido atención por parte de autores como John A. Hobson, e inspirado libros especializados. La manera de tratar Marshall a las necesidades y la demanda es convencional y de carácter deductivo, y no puede compararse en forma al~a con las investigaciones inductivas de hoy día. Tal vez el rasgo mas curioso del libro es el estudio, original, de lo que llamó consttmer'; su,plus (excedente del consumidor), una de las expresiones menos útiles con que ha enriquecido la terminología económica. El excedente del consumidor es inconmensurable, pero muy real, afumó. La verdad es que es tan irreal que no tiene gran importanc~a. . . . Muy simplemente, el excedente del consumidor s1~rufica la 59:u~facción excedente sentida por el comprador de un articulo o serv1c10 por menos de lo que él piensa que vale para él. Es b diferencia entre lo que realmente paga y lo que hubiera estado dispuesto a pagar antes que prescindir de él. Este era, pues, el concepto de Marshall. DEMANDAy OFERTA.Del mismo modo que Marshall utilizó a los austriacos en su forma de tratar el consumo y la demanda, también utilizó a Mill en la preparación del siguiente libro sobre la producción y la oferta, al que dio el título de "Factores de pr~uc~ió?,"· Esc_e '-or la i.dición d.:: un cuarto facfür .:ienvr.imac.v vrgam.br"-, -·-,.-,·~pt•· 11 ·'- '- t'



0

CUATROFACTORESDB LA PRODUCCIÓN.El Libro IV es, por tanto, una explicación afín de un tema congénitamente subjetivo. Los factores de la producción, sin cuya cooperación no existiría oferta de productos, son: la tierra, trabajo, capital y organización (llamada ahora generalmente más bien empresa). En el examen de la tierra escribió extensamente acerca de la fertilidad, pero, en forma inexplicable, dejó de tratar el también importante aspecto de la localización. En su estudio del trabajo se preocupó mucho más del aspecto cualitativo que del cuantitativo de la población, apartándose así, felizmente, de la costumbre anterior. En la declaración acerca de la acumulación del capital hay una reminiscencia del pensamiento medieval, al decir que el afecto familiar es el motivo principal del ahorro, aunque en realidad el principal origen del ahorro, ahora como en su época, son las utilidades. Donde mejor se muestran su finura de observación y amplio interés es en su extensa y admirable informaci<1n de la organización industrial, en la que figuran sus referencias a b.s economfas in-

'- ~---·-

173

ALFRED MARSHALL

ALFRED MARSHALL

ternas y externas. y la introducción de un importante concepto, nuevo para la economía, el de la "empresa representativa". Con esta frase designaba todas las casas de negocios que venden precisamente a sus costos, ni por encima ni por debajo, y son, por consiguiente, típicas ~e los negocios como un todo, ya que las firmas que venden por debaJo de sus costos, por ser pocas en número, no pueden ser representativas de los negocios en conjunto, .i.nientrasque las firmas que venden por encima de sus costos tienden a ser suprimidas.

En •su examen de la demanda utilizó los conceptos austriacos, como los de utilidad, utilidad marginal, leyde utilidad decreciente, y curva de demanda. En su explicación de la oferta, como era de esperar, hizo libre uso de doctrinas clásicas, tales como la ley de rendimientos decrecientes en la agricultura, la teoría malthusiana de la población, la división del trabajo en su relación con la eficacia productiva, y el concepto de abstinencia en su relación con la formación de capital. Combinando las viejas teorías con las nuevas, reconcilió la oposición de toda una época entre d costo de producción y los puntos de visea de la utilidad, en la síntesis económica más notable enunciada hasta la época presente.

172

VALOR Y PRECIO. En el Libro v, "Relaciones generales de la demanda, oferta y valor", hizo Marshall un examen profundo del valor y el precio. Esta es la parte fundamental de su tratado; todo lo anterior simplemente preparó el camino para el estudio del valor, y todo lo que sigue en el Libro VI y final, era la aplicación de sus leyes del valor a los fenómenos de la renta, salarios, interés y ganancias. Antes que él, Jevons y los austriacos habían hecho del valor el centro de su pensamiento, y otros, como Adam Smith, habían sugerido este método; pero Marshall llegó más lejos que todos sus predecesores al elevar los procesos económicos al rango de teoría del valor. La tarea que emprendió en los Principios fue, antes que nada, la explicación de la vida económi,ca en términos del sistema de precios. Es una perogrullada familiar que en el inmenso sistema entrelazado de la vida económica mbderna, la producción de riqueza se efectúa, en su mayor parte, para la venta en el mercado, y que las necesidades de la mayoría de la población se satisfacen, en cuanto pueden satisfacerse, por los productos que obtienen en el mercado. La autoridad pública, el monopolio y la costwnbre desempeñan una parte importante en la determinación del precio. Mas cuando Marshall escribió, la libre competencia era la dominante; y explicó los problemas del valor sobre la base de la libre competencia. TENDENCIA HACIA EL EQUILIBRIO. Si hubiera alguna clave para esta explicación, sería el juego recíproco de la demanda y la oferta en la determinación de los precios, y la consecu~nte tendencia hacia el equilibrio en casi toda la conducta económica. En una forna nunca igualada hasta entonces, probablemente nunca superada después, evitó con maña, el destacar de modo unilateral el costo, como lo habían hecho los clásicos, y la utilidad, como los economistas de la utilidad marginal, fundiendo en forma admirable ambos conceptos .en uno. Fue ingeniosa su comparación del valor con la piedra clave de un arco, cuyos lados son la oferta, de uno, y la demanda, de otro, y a un par de tije~, en la que cada hoja es indispensable a la otra.

EL PRECIO COMO 1NFLUENCIA EQUILIBRADORA. No necesita decirse que el simple deseo de un artículo, como por ejemplo un aµtomóvil, no es lo mismo que la demanda del mismo. Marshall definió la demanda como el total de artículos que un comprador puede adquirir en un mercado, en un tiempo y a un precio dados. Esta definición, que por lo menos tiene el mérito de ser específica, todavía se recoge en los libros de texto de economía. Marshall formuló las curvas de demanda, representadas por diagramas y a,.adros, mostrando las diferentes cantidades de artículos que pueden adquirir los compradores en un mercado dado, en un momento dado y a diversos tipos de precios. De modo similar, definió la oferta como el conjunto de artículos que los vendedores pueden suministrar a un mercado, en un momento y 1l un precio dad,os, y estableció curvas de oferta que muestran las diferentes cantidades de artículos que pueden llegar a un mercado y en un momento dados a precios diversos. Se creía, por tanto, que cada individuo, posible comprador, llevaba al mercado un precio de demanda que reflejaba el equilibrio entre la utilidad marginal para él del artículo en particular y su utilidad marginal (rico o pobre) para el dinerc-. En forma similar, se consideraba que cada individuo, posible vendedor, tenía un precio de oferta que reflejaba el equilibrio entre sus costos totales de producción y su utilidad marginal por el dinero. Por consiguiente, los precios a que se compraban y vendían los productos se consideraban como una integración de las valoraciones individuales de todos los posibles compradores y vendedores. Ningún comprador o vendedor, tomado aisladamente, puede normalmente influenciar en forma apreciable el precio al que compra o vende, ya que para él están fuera de su control los precios del mercado. Pero el precio no sería el que naturalmente es, si cada uno de los compradores y vendedores no contribuyese con una parte, por muy infinitesimal que sea, a la demanda y oferta colectiva.

174

ALFRED MARSHALL

CURVASDE DEMANDAy OFERTA.Estimando que el valor es una resultante y equilibrio entre esas series de precios de demanda y oferta, Marshall representó estos precios gráficamente por dos curvas, una con una inclinación ascendente y la om1 descendente. Se declaraba que en el punto de intersección de estas curvas los precios de la demanda y la of ena marginales eran aproximadamente iguales. Los precios tienden hacia un punto de equilibrio estable entre la demanda y la ofena. Sostuvo que el valor está dominado por las variaciones en la démanda en cualquier momento dado, o en una perspectiva a cono plazo. Una vez que los posibles vendedores han colocado sus productos en su mercado están más o menos a merced de los caprichos de los consumidores. Según explicó Marshall, los valores del mercado están solamente en un equilibrio temporal que depende de la demanda presente, de una parte, y del acervo de productos asequibles, de otra. Por consiguiente, a corto plazo, la demanda es, un factor mucho más importante que la ofena. Sin embargo, a largo plazo, la situación se invierte, y el factor oferta es el más decisivo. . En períodos largos los precios de los productos no pueden variar mucho de los gastos de producirlos. Si los precios bajan temporalmente respecto a los gastos, la producción tiende a reducirse y, supuestas condiciones idénticas de demanda, los precios de los productos en cuestión se elevarán al fin a causa de la disminución de la oferta. Si, por el contrario, los precios suben temporalmente sobre los gastos, el trabajo y el capital gravitarán hacia esas ocupaciones más lucrativas, y a su debido tiempo, supuesta también una demanda permanente, el aumento de la producción no puede encontrar compradores, a no ser a un precio unitario más bajo. Así intentó Marshall investigar la explicación del valor, atribuyéndolo a fuerzas a largo plazo que determinan, respectivamente, la demanda y la oferta. los precios de mercado cambian diariamente, por una serie de razones, de los precios normales fijados sobre los gastos de la producción, mas tienden constantemente a oscilar cerca de ellos. "A largo plazo -declaró-, el valor de una cosa tiende a corresponder a su costo de producción." De aquí parece deducirse que Marshall abandonó su concepto del valor como un equilibrio de fuerzas coordinadas, _ y reforzó la influencia de la oferta mucho más que la de la demanda. En forma semejante, al declarar quct el valor normal coincide con el costo, y que los valores de todos los productos reproducibles tienden hacia el nivel de costos formuló su explicación del valor en función del costo.

ALFREDMARSHALL

17S

PELIGRODE UNA SIMPLIFICACIÓN EXCESIVA. Mas éstaS no son sino las conclusiones superficiales. El Marshall verdadero advierte con frecuencia a sus lectores que una simple declaración de doetrina es por necesidad falsa y errónea. Se esfuerza en hacer notar la infinita complejidad inherente al problema del valor, y en mantener que cada factor determinante del valor está presionado de continuo por cambios en los otros factores. El costo de producción no determina el valor, afirma, ni tampoco la utilidad marginal, ni siquiera la demanda y la oferta. Ni la cantidad de demanda y oferta está controlada por el precio. En cualquier situación dada, puede decirse que ningún factor es la única causa de otro factor. El problema del valor es en su base un poderoso complejo de fuerzas opue~tas, cada una de las cuales está mutua y continuamente ayudando en la determinación de todas las otras. En el principio del equilibrio de fuerzas, cada caus:i es a su vez efecto y cada efecto se conviene en causa. El equilibrio, por fin conseguido, cuando se logra, no es, además, un equilibrio exacto, sino una aproximación más o menos cercana. Es imposible adentrarnos más entre las inmensas ramificaciones de la teoría del valor de Marshall, expuesta en el Libro v. Su examen de temas tales como la inversión y distribución de recursos, demanda conjunta y compuesta, oferta conjunta y compuesta, costos marginales en relación a los valores, y la teoría de los monopolios, es lúcido y maduro. DISTRIBUCIÓN.En el libro final, "1.3.distribución del ingreso nacional", y el más extenso de los seis libros de los Principios, hizo dos avances muy considerables sobre sus predecesores. En primer lugar, concibió la distribución más como un problema humano y menos como un problema mecánico. En segundo, trató la distribución como una aplicación de la teoría del valor a un conjunto especial de circunstancias. Todos los problemas de la distribución y otros muchos además, que Ricardo, Mili y otros habían estudiado como de carácter distinto de las leyes del valor, fueron considerados por él como parte del proceso de valoración; modelo muy generalmente seguido por los economistas de la actualidad. Declaró que existe un cierto dividendo anual, formado por los productos materiales e inmateriales producidos en un país en el curso de un año. Este ingreso nacional (que era en sustancia en lo que Ricardo pensaba cuando habló del producto anual de los trabajadores de un país, sólo que Marshall incluyó los productos inmateriales de los abogados, médicos y otros) nacía como resultado de la cooperación de los cuatro factoxes de la producción, tierra,trabajo, capital y empresa. El problema

ALFRED MARSHALL

ALFRED MARSHALL

de la distribución es, brevemente, éste: ¿Qué fuerzas determinan la división del dividendo nacional entre los cuatro faaores que han cooperado en su producción? En otras palabras, ¿cómo podemos dar cuenta de la renta recibida por los terratenientes, los salarios de los trabajadores, el interés percibido por los capitalistas y las ganancias obtenidas por los negociantes? Como era de esperar, la respuesta de Marshall es que no existe solución sencilla para ninguno de estos problemas. Los aspectos de la distribución que surgen durante breves períodos se comparan con los de períodos largos (normales); se examina cuidadosamente la influencia de la demanda, oferta y costo de producción; se hace un uso comprensivo del examen marginal; y todos los valores se relacionan entre sí de una manera sabla.

producción de trabajadores, más que en cualquier otra fuerza. También aquí declaró que, en períodos cortos, los salarios, lo mismo que el interés sobre el capital, pueden adoptar características de cuasi-renta.

176

TEORfADE LA RENTA.Su teoría de la renta es en esencia la de Ricardo. Como la mayoría de sus contemporáneos, consideraba la tierra y el capital como dos categorías independientes; afumaba que la tierra no tiene costo de produtci6n, y que en los países ya constituidos su oferta es fija. Por consiguiente, sostuvo que la renta es el exceso de rendimiento de las tierras mejores a causa de su mayor fertilidad o su situación más favorable. Entre los teóricos, la práctica moderna consiste cada vez más en adoptar el punto de vista de los negociantes y reunir la tierra y el capital como elementos que incluyen todos los factores materiales de la producción permanentes. Por ejemplo, los negociantes están acostumbrados a hablar de la renta de una cosa con tanta naturalidad como lo hacen de la de una parcela de terreno; pero Marshall amplió el concepto clásico
177

TEORÍADEL INTERÉS.En su significación primaria y más restringida, el interés es el pago hecho por el uso de dinero. Como el dinero se presta generalmente con el fin de que puedan comprarse productos duraderos para usarlos en la producción, el interés se considera por lo general como pago por el uso del capital. En su sentido más amplio, el interés debe considerarse como el ingreso que rinde toda inversión. El precio que paga el prestatario suele conocerse por los economistas como "interés bruto o contractual". Este interés contractual es casi siempre mayor que el interés puro que representa la verdadera productividad del capital empleado, en cuanto el prestamista añade al primero ciertas cantidades para compensarse por los gastos que suponen el préstamo y su inspección, el riesgo que corre en cuanto a la inseguridad del pago del interés o del principal, la amordzación requerida para reponer lo que se haya prestado en su condición original, y la posibilidad de que la capacidad adquisitiva del dinero pueda variar en desventaja suya durante la vigencia del préstamo. Todo esto era conocido en tiempos de Marshall. El probleir.a a que él se enfrentó fue el de la determinación del tipo de interés puro (o neto), porque la peculiaridad del interés, en comparación con la renta, los salarios y las ganancias, es que el interés es el pago por el uso del capital. Manejó este problema con forma característica. Reconociendo que los hombres ofrecen un pago por el uso del capiEal a causa de la ganancia que prevén en su uso, y que deben ofrecer tal pago porque la oferta de capital es limitada, acudió de nuevo el artificio familiar de un equilibrio que se alcanza por la contraposición de las fuerzas de la demanda y la oferta. El tipo tenderá a fijarse en el punto en que la estimación margínal del prestamista de lo que debe pagársele para inducirle a ahorrar iguala la estimación marginal del prestatario de la productividad del capital en sus negocios. La demanda de los prestatarios alcanza su cumbre, dijo, en cortos períodos y la oferta de capital, de importancia principal, en períodos largos. De este modo no dio más importancia a ninguna teoría particular del interés excluyendo a otras, si bien destacó el hecho de que la humanidad prefiere normalmente las recompensas presentes a !as diferidas, y que, a la larga, el interés debe amoldarse a los costos de ahorro y espera que supone la formación del _capital. ·

178

.ALFRED MARSHALL

TEORÍADE LAS GANANCIAS. Ningún término económico está más expuesto a un uso erróneo que el de ganancia. El término se emplea con muc.:hos significados distintos, no sólo por los economistas, sino también por los negociantes, contadores y otros. Los negociantes tienden a pensar que sus ganancias son el exceso de su ingreso nominal sobre todos sus gastes nominales. Sin embargo, el economista trata de penetrar la superficie y deducir otros conceptos ad~más de los gastos nominales, antes de llegar a lo que considera ganancias reales o económicas. Por eso supone que el negociante debe deducir el salario que razonablemente podía recibir si fuera un empleado en vez de un patrono, y también la renta y el interés que respectivamente retornarían a él de su tierra y capital si los alquilase, o prestase a otros en vez de usarlos en sus propios negocios. Si se hace concesión en este aspecto, no sólo para los gastos reales en dinero, sino también para los que pueden llamarse gastos imputados, el economista adquiere la convicción de que los negociantes comprenderán que, muy a menudo se están engañando a sí mismos pensando qué reciben ganancias cuando en realidad no es así. Marshall añadió poco a la teoría de la empresa y las ganancias. En sus capítulos sobre las ganancias de la iniciativa y .la facultad para hacer negocios, según su expresión, incluso no ac~rtó a definir las ganancias concretándose a señalar que todos los salarios de administración, desde rnpataces hasta directores y gerentes y propietarios de empresas de negocios deben clasificarse como ganancias. Para él, el empresario era esencialmente un capitalista y las ganancias un ingreso sobre el capital. Es cierto que, en relación con esto, distinguió apenas la empresa como un cuarto factor en la producción, tra1.ando una tenue línea de distinción entre trabajo, capital y empresa. Hoy día, las ganancias se consideran como el ingreso que puede resultarle al negociante por razón de su mejor dirección, y más especialmente su supuesto de los riesgos que no puede asegurar. Marshall rethazó la teoría de las ganancias por razón del riesgo, y se contentó en su mayor parte con la declaración de que las ganancias son sólo un nuevo ejemplo del equilibrio entre la demanda y la oferta; en este caso, la demanda es la demanda de capacidad para los negocios y la oferta, el total de esa capacidad. Manifestó que las gananciás a corto plazo son cuasi-renca; a largo plazo un aliciente para la iniciativa. PROGRESO SOCIAL.El capítulo final del sexto libro está consagrado al estudio de los "progresos en relación con el nivel de vida". Aquí escribió en su estilo más elevado. Después de examinar lo aconsejable de la reducción de las horas de trabajo y la influencia de los sindicatos

--•

ALFRED MARSHALL

179

s?bre el nivel de vida de una nación, formuló unas conclusiones provisionales respecto a las posibilidades del progreso social. Vivamente interesado en el bienestar de las masas, creyó que los medios más inteligentes de elevar los salarios del ejército de trabajadores no calificados residía en una minuciosa educación del carácter y las facultades de todas las clases del pueblo. Es evidente que esta educación aumentaría en mucho el número de personas capaces de hacer trabajo calificado, alentaría el desarrollo de esa imaginación mayormente constructiva, sin la cual ~l hombre no puede dominar la naturaleza. El carácter que el hombre uene ahora es el producto de grandes épocas de egoísmo y lucha, ' concluyó, y los cambios económicos previsibles deben esperar la lenta transformación de ese carácter. Sus treinta apéndices, que en la octava edición, ocupan cerca de ciento cincuenta páginas en letra pequeña, no es la parte menos notable de su tratado. Revelan en cada página la prueba indudable de su enorm~ ~onocimie~to y brillante visión. Mucho del material apareció en ed1e1onesamenores como partes del cuerpo principal del libro. AUTORIMPOPULAR.Marshall, lo mismo que Adam Smith, Malrhus y Mill, escribió para el público en general, y los Principios lle,,.aron a ese público en cierta medida; pero el libro no ha alcanzado n~nca la popularidad inmensa que recibieron las producciones de sus predeceso~es_clásicos. No es un libro, en realidad, especialmente en su parte últ_m~a,par~ le§Os. Hay que estudiarlo intensivamente, no con superfic_ialtdad,s1 se quiere captar siquiera la tendencia general de su pensamiento. Porque si bien la retórica no es rebuscada, y casi todas sus frases son simples, el estilo no se adapta, en modo alguno, a la inteligencia de la persona media. Cada página aporta testimonios de lo que tal vez era s~ mayor debilidad ~n la exposición: una aversión, que casi llegaba a fobia, por las declaraciones rotundas y precipitadas. El público lector ordinario pide expresiones precisas, relatos concr~tos y conclusiones terminantes. Desea saber con claridad el pensamiento del autor. En esto les defrauda Marshall. Rara vez da una respuesta inequívoca a los problemas que plantea. Su constante temor a ser mal comprendido y su esfuerzo por llegar al colmo de la exactitud en la expresión le llevaron a un cuidado tan excesivo en la expresión de su pensamiento que, con frecuencia, lo enturbia. Hay que volver constantemente atrás y avanzar en ocasiones, en un intento de·reunir los pasajes esparcidos en un todo coherente. Lo que el lector medio percibe es una desfavorable, aunque inmerecida, impresión de indecisión. Por lo tanto, los Principios es una obra para el especialista en economía, al que le proporciona un rico material. Considerando el razona-

lf

.

180

ALFRED MARSHALL ALFRED MARSHALL

miento económico y las leyes no como un cuerpo de verdad concreto en sí mismo, sino como un mecanismo para descubrir esa verdad Marshall rescató la economía del dogmatismo en que estuvo sumida durante la mayor parte del siglo XIX, y la restauró a un lugar prominente, comparable al pináculo alcanzado en épocas anteriores. No pretendió la menor originalidad o novedad, sosteniendo simplemente que había restablecido y reinterprecado las viejas y nuevas doctrinas de tal modo que pudieran aproximarse más a los hechos de su propia época. Ni tampoco se hacía ninguna ilusión en cuanto al valor permanente de su obra. Con coda sinceridad, en una ocasión en que dedicó un ejemplar de sus Principios a un discípulo favorito, escribió: "a... , con la esperanza de que a su debido tiempo hará inservible este tratado". RESUMEN. Pero su contribución fue inapreciable. Sobre codo fue un científico, luchó noblemente por colocar la economía sobre bases propias y erigirla firmemente en una disciplina separada e independiente. Tenía las doces más extraordinarias para llevar a cabo esca empresa. Muy sensible a los embrollos de los problemas económicos, dotado, por temperamento, para el examen y la explicación, conocedor de las limitaciones del método deductivo, y profundamente me~ido en el campo de la historia, combinó las cualidades de un verdadero hombre de ciencia en proporciones casi sin rival. Nada demuestra la grandeza de. Marshall canco como su esfuerzo por llevar dentro de la esfera del análisis el elemento del tiempo y el factor de cambio. A este fin hizo una distinción entre el corco y el largo plazo, la tendencia normal y la secular. Así podemos comprender un poco mejor la importancia de las fuerzas que operan en la sociedad económica en favor del equilibrio y en un ajuste de las situaciones desequilibradas. Por supuesto, su tarea era desesperada, ya que no hay hombre, por muy dotado que esté, que pueda desenmarañar la enredada madeja de la teoría económica. Su razonamiento y conclusiones son incompletos y. vulnerables, porque a veces abandonó su papel de científico para mostrar lo que era más o menos inmediatamente deseable y posible en cuestiones de política pública. En el medio siglo pasado apenas si uno de sus conceptos o doctrinas ha escapado al ataque. Sin embargo, su sistema, aunque muy castigado, mantiene todavía su posición de primacía entre las exposiciones contemporáneas d~ cómo funciona un orden construido en torno a la empresa competitiva. Aunque escribió para una generación ya pasada, mucho de su doctrina está encajado firmemente en la estructura de la economía. Apenas podía esperar que hubiera previsto el estupendo desarrollo de la limitación del precio por

181

decreto gubernamental, por la actividad sindical y por tanto con~enio monopólico que transforman la era presente en una de rigidez de precios y de acción colectiva. Trabajó para analizar y explicar los fenómenos económicos como entonces existían. De tipo absolutamente diferente es la investigación relacionada con el futuro del sistema existente. Es el descendiente directo más eminente de los maestros clásicos, el padre de la ciencia económica tal como hoy dominá en una gran parte del mundo civilizado.

1

REFORMADORES ECONóMICO-SOCIALES

183

inevitable que haya mucha injusticia en esta política de exclusión rigorosa y arbitraria. XIV. REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES general, las propuestas para el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas han surgido tras las catástrofes sociales y económicas que han traído la más extraordinaria miseria a los miembros desafortunados de la sociedad, afectados más desventajosamente por las transformaciones Estas propuestas han aparecido cada vez con más frecuencia durante los últimos ciento cincuenta años, al irse poniendo de manifiesto los efectos de la mayor de todas las revoluciones sociales y económicas, la Revolución industrial. Con la aparición de un nuevo ambiente industrial, los socialistas formularon los programas de reforma de más alcance. Es cierto, que el socialismo llega hasta el extremo de desear la sustitución de la empresa competidora libre por una sociedad cooperativa y organizada colectivamente. Mas como hay tan poca diferencia real en la actitud de los socialistas moderados y los reformadores sociales respecto a los problemas prácticos, resulta difícil, e incluso imposible, trazar una línea de demarcación precisa entre ellos.

POR REGLA

EL "sTATU QU0". En términos generales, los reformadores han considerado el statu quo económico como esencialmente saludable y han buscado el mejoramiento de la sociedad alterando simpiemente algunos de sus aspectos particulares . En su opinión, el remedio de los males sociales y económicos no descansa en la destrucción de toda la estructura social, sic.o en la modificación de ésta o aquella condición o insritución. Los reformadores sociales se esforzaban por mantenerse en un plano medio entre los dos extremos de la ortodoxia económica y el socialismo. Para ellos el medio justo consiste en ese grado de intervencionismo estatal, como lo llaman, que asegure normalmente un mayor bienestar económico del pueblo. Creían que los principios ortodoxos, tales como el propio interés y la libre competencia operarían satisfactoriamente cuando fuesen dirigidos con un sentido social. Como era de esperar, los reformadores sociales ( o moralistas o inrervencionistas, como a veces se les llama) no pueden agruparse en forma precisa. Además, en el caso de algunos de estos autores, su crítica del fin o método de la economía clásica era tan notable como su defensa de la reglamentación estatal en nombre de la reforma social. Una clasificación de los oponentes de la doctrina clásica es, por lo menos una rarea infructuosa. De los cientos y aun miles de reformadores sociales que pueden citarse, sólo citaremos un puñado, por lo que es 182

SISMONDI.El representante de este tipo de disidente de las ideas dominan~es de laisse~-faire, y el primero cronológicamente de una larga ser!e de economistas o cuasi-economistas, fue tal vez el prolífico autor su~~oJe~n C~a~les Leonard Simonde de Sismondi (1773-1842). De fa~iha armocratica de origen italiano, ingresó pronto a la vida como científic~ y escritor. Vi~itando Inglaterra en su juventud, publicó un ~catado, Riqu~za . ;omemal, en 1803, en cada página del cual se advierte, su. a~mrac1on por las doctrinas de Adam Smith. Después c~nsa~ro prmcipalmente su atención durante varios años a los estudios ~istón_cos,l~t:rarios y políticos, de lo que da pruebas una producción h,terana casi mcreíble. Por ejemplo, escribió una obra en dieciséis volumenes. acerca de las_Re~úblicas italianas en la Edad Media, y coronó su trabaJo con una histona del pueblo francés en veintiún volúmenes. Por eso se le recuerda sobre todo como historiador. , ~~!MISMO ?ESISMONDI.Después de un intervalo de quiQ.ceaños VOJVioal estudio de la economía y publicó en dos volúmenes sus Nuevos principios de economía política o de la riqueza en su f"elac i ón co~ la población, que es la obra en que descansa su fama como economista. _En cont~te sorprendente con su estilo anterior, escribió en len?11a~~sombrn:>_ ac~r~ de un mundo maldito, según él Jo vio, por 1a aphcac•~~ del prmc~p10 ~e la división del trabajo al empleo de mujeres Y nmo~,, la maligna m~uencia de la introducción de maquinaria, la explota~1on de los trabaJad~~es, el predominio de los salarios bajos, y los d~sa1ustes de la produccion y el consumo derivados de las crisis comer~1ales y depresiones recurrentes; ideas que reiteró en sus. obras postenores. No es que desaprobase por completo los principios teóricos de la economía ortodoxa. Más bien no estaba de acuerdo con las opinio de Adam Smith y Ricardo respecto a la finalidad y método de la e~~~ nomía polít!ca y la rela;ión del estado con los negocios. Afirmaba que los econommas se habian ocupado demasiado de los medios de a _ mentar la riqueza material y demasiado poco de fomentar el bienest: ~umano por m~dio _deluso de esa riqueza. Calificando la economía clásica como la c1enc1a de la crematística, intentó colocar la economía sobr: ~ases nuevas, ya ~ue a su juicio la verdadera riqueza de un país consist1a no en la cantidad y carácter de sus productos tan 0<>ib!essino en el goce y felicidad de su pueb!o. De qué sirve, alegaba, un e¡tudio que pasa por alto trat'lquifa..menteel hecho de que el rico se hace más

184

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

rico y el pobre más pobre, por causa de una distribución errónea de la mayor riqueza de la comunidad. F consecuencia, urgía a los pensadores a que volvieran la espalda al concepto de la economía como ciencia de la producción de la riqueza, y consideraran el tema como el arte de aumentar la felicidad nacional. Afirmó que "la economía política, en su más amplio sentido, es una teoría de caridad, y cualquier teoría que en último análisis no dé por resultado un aumento de la felicidad de la humanidad, no es nada científica". Para él, la tarea principal del economista era el descubrimiento de esa proporción entre la población de un país y su riqueza que aseguraría el bienestar más alto posible de sus habitantes. Su crítica no se enderezaba tan sólo al objétivo de la escuela clásica, como parecía creer, sino también al método empleado. Atacando de modo especial a Ricardo y J. B. Say, afumó que la economía debía construir sobre la base del método concreto e histórico. El verdadero economista debe llegar forzosamente a sus conclusiones primeramente como consecuencia del estudio histórico, y debe huir del uso indiscriminado de generalizaciones amplias hechas sobre bases meramente deductivas. Analizando la evolución económica, dividió la historia industrial en tres etapas, a saber: esclavitud, feudalismo y capitalismo moderno; etapas en las que algunos comentaristas han manifestado descubrir el germen de la interpretación económica de la historia propuesta poco después pqr Marx. Por ironía del destino, Sismondi tuvo necesidad de emplear el método abstracto cuando elaboró su propio esquema de la distribución, sobre el que se basa su teoría de las crisis motivadas por la superproducción, y en su empleo incurrió en errores tan graves como de los que acusaba a los teóricos economistas, a los que no quería ni ver. Lo mismo que otros muchos autores, de antes y después, pisaba terreno más firme en su condenación de los males sociales y económicos de la sociedad que el razonamiento con el cual trataba de apoyar su acusación. En cualquier caso, puede considerársele como un precursor importante del pensamiento de la escuela histórica, por la importancia que dio a la necesidad de estudiar la evolución de las instituciones económicas. REFORMASPROPUESTAS. Simpatizando profundamente con los sufrimientos de los seres no privilegiados, Sismondi rompió por completo con la doctrina de la armonía e:;pontánea de los intereses, formulada por Adam Smith, y en una época de laissez-faireelevó so voz de protesta en favor del intervencionismo estatal. Por ejemplo, defendió reformas tales como la de garantizar a los trabajadores el derecho de organización, la reducción de las horas de trabajo, la abolición de todo trabajo en

REFORMADORESECONOMICO-SOCIALES

185

domingo, limitaciones al de los niños, y el freno a la producción, restringiendo los progresos de la invención. Mas respecto al procedimiento p~~a el logro real de estos objetivos se confesó, en último término, patet1camente confuso. Es cierto que declaró que la formulación de las medidas necesarias era misión del legislador más que del economista. Fue sobre todo, un crítico negativo · del industrialis,1110,pero no dejó con~inuadores ni discípulos importantes. Mas su influencia sobre el pensamiento económico y en especial sobre los socialistas no ha sido de poca consideración. Louis Blanc acudía a él sin cesar; se cree que Rodbertus tomó su teoría de las crisis; y Marx se apropió su análisis de la concentración creciente de riqueza en manos de un número cáda vez menor de capitalistas. · Fue la figura dirigente de los llamados economistas del bienestar llamó la atención sobre la necesidad de ensanchar el área de estudio'. con lo que estuvieron de acuerdo los economistas, anticipó en su método la aparición de nuevas doctrinas que iban a surgir pronto, y desarrolló argumentos que comprendían mucho de lo que hoy día se incluye en el sindicalismo, protección del traba jo y legislación y seguro sociales. Casi solo en su actitud, y uno de los hombres olvidados de su época, ha recuperado por fin, y merecidamente, su puesto, cuando la economía se ha ido inclinando cada vez más a un punto de vista social. Propagandistasliterarios. En la época de Sismondi surgió en Gran Breta~a un grupo distinguido y numerosos de figuras literarias, opues1:~ v1gorosa?1ente a ciertos aspectos del nuevo orden industrial y a ciertas docmnas de sus defensores teóricos. Sobresalen en este conjunto los poetas Byron, Coleridge, Shelley y Wordsworth; los ensayistas ~rnold, Carlyle y Ruskin; los novelistas Dickens y Reade; y el panfletlsta Cob,~c. En Francia, Georges Sand, en Rusia León Tolstoy, en Norteamerica Ralph W. Emerson, fueron los representantes de esta alborotada protesta estética, protesta que darmáticamente gravitaba contra el materialismo y la fealdad del industrialismo moderno, y que en su mayor parte no oponía apenas nada en cuanto a programas de reforma. Los más devastadores entre quienes denunciaron los peligros de la Revolución i?dustrial fu~ron quizás Charles Dickens, Thomas Carlyle y John Ruskm. En David Copperfield y otras novelas, Dickens llamó la atención con vivos colores hacia las despiadadas prácticas de los industrialistas. Thomas Carlyle, lo mismo que Dickens, fue sobre todo un propagandista, denunciando las· estupideces dé su época en estilo alegórico, como en Sartor Resartm, y en escritos posteriores, atacando con amargas invectivas lo que calificó de "brutal imperio de Mammón". John Ruskin no cedió un ápice en su reprobación, atacando a la ciencia de la economía como una ciencia más de la "maldad" que de la riqueza,

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

mostrando con claridad la superficialidad de muchas de las ideas corrientes respecto de la riqueza, y proponiendo medidas ·paternales para llevar a cabo una distribución más justa de los artículos.

tionable recibió al menos el esp::i.ldarazoque se le había negado por tanto tiempo. 1

186

EL PAPA LEÓN xm. En los círculos católicos, muchos hombres

preminentes habían encarecido a la iglesia que ~omentara la justicia social. Además del. obispo von Ketteler, Franz H1tze y otros muchos, debe hacerse mención especial del Papa León XIII, el de ideas más sociales de todos los Papas del siglo XIX. Durante los veinticinco años de su largo pontificado (1878-1903), ocho de sus encíclicas~ re~r_ieron más o menos directamente a cuestiones relacionadas con la 1ust1C1asocial. De ellas, la titulada Rerttm Novarum (la condición de las clases trabajadoras, 1891), es la que examin~ con más detenim,iento_el problema de la legislación social, y es cons1derada co_mosu ,~as sen~ ~;'Pº: sición de la cuestión social. El movimiento soc1al catohco rec1bio as1 una sanción y una dirección de la que había carecido hasta entonces. En 1931, el Papa Pío XI reafirmó sus declaracion~s en defens:i de la intervención del estado en favor de las clases trabaJ:idoras. HoBSON. En la extensa serie de los intervencionistas, ningún escritor contemporáneo ocupa un lugar más distinguido que John A. Hobson tal vez el economista británico heterodoxo más leído, y figura típica e~ el grupo mundial de los economistas del bienestar. Nacido en 1858, recibió una educación clásica en la Universidad de Oxford, donde el espíritu reformador de Ruskin le inoculó la idea fund~e~tal. ~e que la política de laissez-faire es inadecuada e~, un mundo de mJumci_a social y económica. A los treinta años, comenzo a ~ar cursos extra un!versitarios de inglés y economía a la clase ~raba¡adora, que ~esp~es cristalizó en la Asociacióo Educativa de TrabaJadores, una organización que proporcionaba un tipo elevado de educación par~ adultos? rara ~ez encontr:ido fuera de Gran Bretaña. Hacia fines del siglo se hizo penodista, en periódicos semanales liberales. Murió e_n 1940_- , . Además de una inmensa cantidad de traba10s penodisticos, tuvo tiempo para publicar un impresionante tot~l de tre~nta libros sobre _remas económicos de los cuales tal vez el mas conocido es La evoluci6n del capitalismo 'moderno (1894) y el más discutido !,abajo 'Y riqueza (1914). Nunca ocupó una cátedra y, hasta hace relativamente poco, su falta de preparación técnica en teoría económica y el carácter ~~terodoxo y al parecer poco consistente de m~c?3-s de sus o~ras, hicier?n que se le considerase con desdén por muchis1mos economistas profesionales. Con el reconocimiento público que hizo el profe sor Key~e~ en 1931 de su teoría del ciclo económico, su capacidad intelectual mcues-

187

ECONOMÍADEL BIENESTAR. Hobson difiere de los economistas por la defensa que hace del bienestar como problema central de la economía. Mas en ninguna parte definió con claridad qué entiende por bienestar. Da por supuesto que bienestar es sinónimo de buena vida, y que todo el mundo civilizado está, en general de acuerdo en· cuanto al significado de buena vida. Creciente bienestar económico supondrá, por tanto, un aumento en la producción, mejoramiento en la calidad de los productos producidos, reducción en el total de esfuerzos y recursos naturales requeridos para producir esos artículos, disminución de accidentes industriales y prolongación de la vida humana, un grado mayor de alfabetismo en la población, mejoramiento en los niveles de consumo, y una creciente distribución de riqueza más equitativa. En resumen, sostiene que la producción, consumo y distribución de riqueza deben examinarse sobre todo desde el punto de vista del bienestar humano. Lo que intentó hacer fue trasladar los ideales de su maestro John Ruskin a un sistema económico de valoración humana. Creyendo en b necesidad de cambios fundamentales en la estructura económica de la sociedad, y confiando en que dichos cambios son realizables, se esforzó, primero, por hacer una exposición completa de lo inhumano y costoso de la industria moderna, después, por encontrar algún método inteligible y consistente de valoración humana para los productos y procesos económicos y, finalmente, por indicar las medidas que más prometían remediar la situación actual. Su procedimiento se sigue con más facilidad en su Trabajo 'Y riqueza. Es mucho más que un simple disidente del cuerpo dominante de teoría económica. ya que ofrece un programa concreto de reforma, dentro del marco del capitalismo. No sólo busca la verdad respecto de ciertos fenómenos económicos, sino que desea verla aplicada en la práctica. Para él, como para otros muchos economistas, la economía es tanto una ciencia como un arte. Con frecuencia emplea en sus obras la frase "arte económico". ACUSACIONES DE H0BSON. Hobson acusa a la ciencia económica corriente en tres aspectos. Afirma que acentúa exageradamente la producción, que establece un tipo de valores nominales que no corresponde al bienestar humano, y que trata las acciones humanas como simples medios para la producción de riqueza susceptible de comercio. Condena esto como estrecho y sórdido. En su lugar propone un análisis de la 1 Véase dic., 1923.

J. R.

Commons,

"J. A.

Hobson", The American Economic Review,

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

188

189

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

producción desde el punto de vista de los costos humanos, un ~nálisis similar de las utilidades humanas que emergen como consecuencia de la producción, y un equilibrio entre estos costos y utilid~des humanos. En otras palabras, considera la economía como el estudio de un exte~so, campo de la actividad humana, en el cual debe darse toda la atención al hombre como ser humano, más bien que al hombre como producto. COSTOSHUMANOS.Los autores modernos de economía estudian de ordinario las actividades productivas en relación con los cuatro factores tipo: tierra, trabajo, capital y empresa. Hobson n~ util_i~a~i~guna ~e estas categorías convencionales, y ofrece una clasificac1on umca, ba10 los siguientes títulos: arte, invención, servicio J?rofesio~al:organiz~ción, administración, trabajo y ahorro. Los terratenientes, insiste, no tienen que incurrir en riingún costo correspondiente a los pagos que o~tienen por el uso de la tierra. Así, la renta entra en la naturaleza de un i~gre~ no ganado; las exanciones de los terratenientes no representan nmgun costo humano. · En cuanto al ahorro, causa de la acumulación del capital, los cos~os humanos surgen sólo cuando el ahorro es hecho por las gentes de i~gresos pequeños, ya que no supone ningún, sacrificio ~l ~~orro pracncado por las clases media y superior. De aqu1 que, a su Ju1c_10, los costos humanos de producción nacen casi por completo de las diversas clases de trabajo. Y aun en el caso del trabajo hay mucha actividad que no representa costos humanos. Para ser más claro, sostiene ~ue el trabaj~ de la mayoría de las clases artísticas, inventoras, profesionales, administradoras y funcionarias es tan interesante. y agradable que puede ejecutarse con entusiasmo, procurando sólo su ."sostenimiento humano", como él lo llama. Así, la única clase de traba¡o que supone costos humanos netos es la del obrero manual, ya que el esfuerzo mayor sobre el organismo humano se encuentra en la atención de la_máq~ina, cavar pozos, etc., donde la repetición monótona, con frecue?c~a a n~m~ acelerado durante un largo día de trabajo, es la caractensuca pnnc1pal de los trabajos. CLASIFICACIÓN DEL CONSUMO.Disponiendo de la producción y afirmando que los costos humanos de la producción descansan prima.riamente en los pequeños ahorradores y en quienes están d~dicados al trabajo manual, Hobson pasa a estudiar las utilidades ~umanas _del consumo. Divide las necesidades humanas en tres categonas: necesidades físicas necesidades industriales (que surgen con motivo de la naturaleza del 'trabajo de una persona, como las necesidades de libros de un profesor en su disciplina particular), y necesidades convencionales.

En conexión con esta tercera clase, fustiga los tipos modernos de consumo; para él, las necesidades convencionales son demandas inútiles y aun perjudiciales. Piensa en esa parte del consumo de todas las clases de la sociedad que se consagra a la compensación de la vanidad humana y "tunantería". Insiste en que se satisfagan las necesidades físicas e industriales, y tiene el ·convencimiento, de que la satisfacción de las necesidades convencionales, a la inversa, da lugar únicamente a un aumento en la ya gran suma de costos humanos. Los obstáculos a los tipos correctos de consumo, la falta de uniformidad en los artículos de consumo, la ignorancia de los consumidores el carácter irracional de muchas de nuestras costumbres y hábitos colectivos, la manera ostentosa de vivir del rico y su emulación por el moderadamente acomodado y aun por el pobre, y finalmente el control parcial del consumo por los productores a través de la propaganda y organización de ventas, todo se combina para crear un conjunto aterrador de desperdicio económico. Además, este consumo dispendioso reduce tanto la eficacia productiva de los consumidores que impide a la humanidad hacer la mayor aportación a la producción de que es capaz. REDISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA.De este modo limpia el terreno para la doctrina por la que tal vez se le conoce mejor. Puesto que mucho de la producción es mala producción, y mucho del consumo es mal consumo, propone una redistribución de la riqueza para que puedan reducirse al mínimo los costos humanos y elevarse al máximo las utilidades humanas. Su "ley de distribución humana" dice como sigue: la sociedad distribuirá el costo de producción de acuerdo con la capacidad de los individuos para soportar esos costos, y distribuirá los artículos producidos entre los consumidores de acuerdo con su capacidad para obtener utilidad de ellos. En resumen, "de cada uno de acuerdo con su capacidad y a cada uno de acuerdo con sus necesidades como consumidores". Cree que es necesario impulsar esta reforma, porque los fracasos de la sociedad en su realización es una aventura cooperativa para una ganancia mutua. Atribuye este fracaso a la creciente subdivisión del trabajo, que separa al produetor del consumidor, al fortalecimiento de--la competencia que agudiza los antagonismos, y al anonimato de los negocios modernos, inherente al uso creciente de la corporación. CONTROLSOCIAL.No necesitamos decir que para lograr esta meta se requiere la intervención del estado por medio de varios artificios de control social. Esto no quiere decir la sustitución del capitalismo por el cblectivismo, advierte, sino tan sólo un freno ta! al motivo de la

190

REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES

ganancia que pueda conducir a una distribución ~e!or ~-e lo que llama "exceso improductivo". Desea en particular una hm1tac1on de los derechos exclusivos de propiedad, tales como propiedades de tierra, Y_sobre esa capacidad peculiar que poseen ciertos hombres para amasar r~q~eza no ganada por medio de la construcción de p~siciones _monopohs~1cas. Con este fin socializaría todas las industrias que uenden hacia el monopolio, todas las que desempeñan un servicio pú~lico ese~cial? Y todas las que están reducidas en su mayor part~ a operac10nes,ruunanas. También socializaría la mayoría de las profes10nes. Otorgana una amplia libertad a las industrias nuevas o experi~ental:s,_ y quitaría todas las trabas a la actividad artística. Leyes de salarios mmimos y de fuertes impuestos a la herencia y al exceso de ganan~ias, j?nto con otras medfdas legislativas, asegurarían el pago de s1lanos mas aires ~ b.. mayona de la población sin reducir el ritmo de progreso, devanan ~nmens~mente el nivel de consumo y permitirían proporcionar un creciente numero de servicios sociales. La aportación más importante de la aplicación de la ley humana de la distribución, según sus propias palabras, "descansaría en otros as~ectos de la personalidad distintos del especial de la economía, en la liberación, realización y mejor condición de otras energías intel~tuales Y espirituales, que en la actualidad están frustradas o subordmadas al industrialismo". , TEORÍADELCICLOECONÓMICO. No fue un descuido, por otra parte, lo que condujo a Hobson a basar su explicación de las depresiones recurrentes de los negocios en la desigual distribución de la riqueza entre el capital y la mano de obra. En esencia, su teoría es una modificación de la teoría de la explotación del trabajo de Marx. Sostiene que puesto que el acomodado es incapaz de consumir tod~ su ingreso. en épocas de prosperidad, invierte sus excedentes en capital producuvo, con la consecuencia de que la producción de artículos de consumo aumenta, la consumidores no pueden comprar esta corriente cada vez mayor de productos, excepto a precios más bajos, se crea un exceso ?e producción sobre el consumo, los precios se trastorna~ y las ganancias decaen. La industria acorta la producción mientras se dispone del exceso a esos precios bajos, finalmente el consumo se pone ~ la par con_ la producción, los negocios reviven, reaparecen una vez ~as las ganancias de los acomodados y se invierten de nuevo productivamente; la producción de la industria se hace una vez más demasiado grande para que la absorban los consumidores, y un nuevo colapso de precios lleva a una nueva depresión. Así, pues, atribuye las depresiones económicas a la falla de la de-

REFORMADORESECONÓMICO-SOCIALES

191

manda del consumidor para conservar el ritmo con la producción de artÍculos. Hay autores que están de acuerdo con él en este análisis, mientras otros sugieren que ninguna explicación individual es adecuada para dar reconocimiento a cada uno de los muchos factores importantes. Su crítica del análisis marginal ofrecido por· Jevons y los austriacos es de las más agudas. Rechazando sus argumentos de qu(! el elemento pronosticable del gasto de una persona es el elemento marginal, mantiene, por el contrario, que éste es la verdadera porción de gasto menos factible de conjeturar. Insiste en que el dinero se gasta por lo general por motivos de conven::ión social, y de aquí que la masa de gastos se aplique a cosas tales como la habitación, alimento y vestido, después de calcular el ajuste del ingreso a las exigencias sociales. Cualquiera que sea el ingreso que se deje, se gasta en una forma atolondi;ada. Su criterio, por consiguiente, es que el individuo medio presta poca atención a cómo se gasta el último (marginal) penique o dólar, y que los .economistas hacen bien en limitar su atención a lo que se conoce como el gasto intramarginal. RESUMEN.¿Qué clase de economía es ésta -si en realidad se trata de economía- que Hobson nos brinda en sus treinta grandes libros e innumerables artículos de periódicos y revistas? Algunos han dignificado sus ideas con la designación de "economía social", para distinguida de la economía tradicional, deductiva y estática, del precio, cambio, valor y distribución. No se refiere a la riqueza como tal, sino al bienestar en términos de rasgos biológicos y psicológicos del hombre. Su crírica principal se refiere a las teorías económicas que aceptan el lastre de que el precio y control del dinero se asignan al valor humano, y su principal obra constructiva es su cruzada social, que ªconsidera como parte de la tarea del economista, para arrojar más luz sobre los fines últimos de la vida. Es cierto que a yeces se ve envuelto en errores lógicos y dificultades filosóficas. Pero, ¿qué economista no lo está? Aun en Adam Smith, Ricardo y John Stuart Mill puede advertirse la influencia de corrientes de pensamiento contradictorias. Los economistas tienen que atravesar por fuerza un terreno en el que la senda es, cuando menos, traidora. Por discutible que sea el supuesto de que cualquier teoría general del bienestar pueda postularse en esta etapa del desarrollo del conocimiento, hay que reconocer que Hobson ha rendido dos servicios distinguidos a la causa de la economía. De un lado ha pedido que los economistas profesionales tomen materiales frescos y los ha obligado, en mayor o menor grado, a reconsiderar las premisas sobre las cuales trabajaban. Ha hecho surgir de nuevo la cuestión de cuál es o debe ser

192

REFORM:ADORESECONÓMICO-SOCIALES

el i:ema de la economía, y ha hecho gran presión para favorecer una interpretación amplia de los límites de esta cienci_aparticular. De ?tro lado, ha hecho inmensamente más que el promedio de los economistas por interesar a las masas del pueblo, al menos en alguno de los probl~mas de que se ocupan los economistas. En general emplea el lengua¡e del hombre común, hace aprender sus .puntos por medio de la frecuente repetición, y propone soluciones específicas a ciertas cuestiones fundamentales. Ha hecho que la economía viva para incontables millares cuya curiosidad no se hubiera despertado jamás en otro caso, y por esta hazaña, no pequeña, merece los aplausos de los compañeros trabajadores cuyos esfuerzos laboriosos se han encontrado en una respuesta próxima a la suya.

XV. SOCIALISMO PRE-MARXISTA Los RADICALES metidos a economistas --que por conveniencia pueden agruparse, no con propiedad cabal, bajo la denominación de "Socialistas" -:--fueron quienes hicieron la primera y más devastadora denuncia de , la' economía ortodoxa. La palabra "socialista'" se deriva del latín socius, que significa camarada , y se usó por primera vez en letras de molde, junco con el término "socialismo", en The Poor Man's Guardian, en 1833. Desde Inglaterra se extendió con rapidez al continente el uso de estas dos palabras y pronto ganaron difusión general. La historia de la crítica radical de la sociedad económica tiene antecedentes muy viejos, remontándose a los antiguos griegos y a los profetas hebreos. HISTORIADELSOCIALISMO RADICAL. De todos los esquemas utópicos propuestos en la Antigüedad, el de Platón, en su República, es, sin duda, el mejor conocido. Casi transcurrieron dos mil años antes de que apareciese otra descripción detallada de una sociedad ideal, con la desintegración del feudaiismo y la consecuente inquietud social y económica. La Utopía (Utopía, en griego, quiere decir "en ninguna parte") de Sir Tomás Moro, que ha dado su nombre a todos los planes similares, describió en 1516 uno de los estados-ciudad más discutidos. Poco más tarde, siguió Tommaso Campanella, con su Ci11dad del sol (1623), Francis Bacon con l,¡.Nueva Atl!mtida• (1627), James Harrington, con la Océana (1656) y Juan Jacobo Rousseau, con su Contrato social (1762). En tiempos más recientes, los ideales utópicos se formularon por Wilfü.m Morris, en Noticias de ningtma parte, Edward Bellamy, en Mirando hacia atrás y H. G. Wells, Nuevos por viejos mundos. Estas descripciones de una sociedad ideal no eran meras chifladuras de cabezas desordenadas, sino que se originaron de manera natural a consecuencia de las injustas condiciones sociales y económicas de la época. Sin embargo, en ningún caso dieron lugar a una actividad socialista propiamente. El comienzo del verdadero radicalismo social se atribuye, a veces, a un francés relativamente poco conocido, llamado Morelly y al Abate pe Mably; ambos escribieron en 1750. Mas los primeros pasos directos hacia un movimiento socialista activo los dio Francisco Noel Baboeuf, • Hay edición española de estas tres obras, en un volumen titulado Utopías del Renacimiento, con un estudio preliminar, publicado por Fondo de Cultura Económica, México, 1941.

193

194

EL SOCIAUSMO PRE-MARXISTA

quien, hacia fines de ese siglo, intentó infructuosam;nte apoderar~e ~~l , gobierno de Francia con el objeto de establecer l~ igualdad economica y social. El socialismo moderno data de dos revoluc10n~s:una en el mundo de las ideas, que se tradujo en la famosa Rev~lu~1on francesa, Y la otra la denominada Revolución industrial. El socialismo, como ~oy se con~e, es un fenómeno del siglo XIX. Surgió de las nuevas _comentes del pensamiento filosófico en Francia, que reforzaron los ideales de igualdad y fraternidad, y de la miseria sin precedei;ite de las m~, causada por el sistema fabril. El movimiento ~cialista que. apareció hacia 1800 ha proseguido .desde entonces en contmuo y amplio desenvolvimiento, hasta estar ahora extendido en una gran parte _del globo civilizado. EL SOCIALISMO EN EL SIGLO XIX. Durante la pr~~ra mitad ~el siglo XIX el socialismo toma sobre todo un cará~er utopic? Los socialistas utópicos diferían de los utopistas de los siglos an:eriores e~ que se preocupaban no sólo de los problemas in~elecruales, smo tambien de elaborar los métodos destinados a conseguir sus fines. ~or esta razó~ se les llama algunas veces utópicos "realistas". Muy influi_do~por consideraciones éticas, se propusieron como meta el establ~im1ento de un paraíso real y verdadero en la tierra en lugar de uno algo vago para después. Afirmaban que la naturaleza humana es ant~s que nada ~r~ducto del ambiente social; para termir.ar con el ego!~~o y la codicia del hombre, había que crear un orden social y ~o_nomico n~evo, ~r medio de la inteligencia humana. Proponían sustituir la propiedad pr!vada de los instrumentos de producción (piedra. angular de_la economia clásica) por la propiedad colectiva en grado bastante_apreciable; en vez de la libertad de la empresa individual, la cooperación fratern~l; Y en lugar de la desigualdad en la riqueza y los ingreso~, ~ absoluta igualdad 0 la mayor posible aproximación a ella. Su soc1ahsmo era, pues, un programa de reforma, tanto económica c~mo moral, t~azado para rec~n~truir toda la sociedad, rica y pobre por igual; suponian que la~ po~ibilidades de devolver la felicidad a la naturaleza humana son mfi01tas. Los socialistas utópicos más conocidos fueron los france~es, Con~e Henri de Saint-Simon (1760-1825), Fran\ois ~arles Mane Founer (1772-1835) y Etienne Cabet (1788-1856), y lo~ mg~eses, Charl~s Hall (1740?-1820) y Robert Owen (1771-1858). Samt-Simon~ considerado mucho· tiempo como el iniciador de este grupo! ~ue mas maest~o Y hombre de ciencia que otra cosa. De· todos los socialistas de ~quel tiemla creación .de una po, excep ..,,,...,do ......... a Fourier , fue el único que previó .al nueva ciencia que se ocupase de los problemas ~1 es que traJO c~nsigo la Revolución industrial. Sus ideas fragmentanas fueron posterior-

EL SOCIALISMO PRE-MARXISTA

195

mente elaboradas y muy difundidas por Augusto Comte, conocido como el acuñador del término moderno de "sociología". En su obra principal, El sistema industrial (1821), Saint-Simon solicitaba que la sociedad se organizase sobre una base industrial más que política, con dirigentes científicos bien dotados y jefes industriales, que reemplazasen a la vieja burocracia feudal y eclesiástica, como gobernantes de un nuevo mundo industrial. En esta sociedad organizada todo era para el trabajo, y los derechos individuales de competencia, propiedad, herencia y libertad personal, estaban subordinados al bien común. Estas ideas constituyeron las bases del socialismo del siglo XX. La colonia que crearon sus disd: pulos no tardó en disolverse. FoURIER. A diferencia de Saint-Simon, no deseaba reformar la sociedad en un cambio gigantesco. Se le conoce, con Cabet, Owen y otros, como un asociacionista,o, en otras palabras, como un defensor de las asociaciones socialistas con número de miembros limitado. No tenía una cabeza muy equilibrada: por ejemplo, se cuenta que a partir de su madurez nunca supo el día de la semana o el mes del año en que vivía, ni siquiera si era invierno o verano. No obstante, por su influencia se sitúa en la primera .fila de todos los socialistas franceses. Después de una carrera accidentada como soldado y negociante, proclamó la tesis de que, del mismo modo que había una ley de gravitación en el mundo físico, había una ley física de atracción aplicable a la sociedad. Si se suprimiesen todos los obstáculos artificiales que se oponen a que c;sta ley actúe, se dejaría libertad para el ejercicio sin trabas de las doce pasiones humanas; así se conseguiría la armonía social. Para lograr esta sociedad armónica era necesario reorganizarla en comunidades autónomas, formadas voluntariamente, de unas cuatrocientas familias aproximadamente cada una. En estas "casas de departamentos utópicas", llamadas por él "falanges"• todo el mundo tenía que trabajar dentro de ciertos límites de edad, correspondiendo las recompensas mayores a quienes realizaban las tareas menos atractivas. Los "falansterios" se parecían más a asociaciones de accionistas que a empresas puramente comunistas, ya que se permitía la propiedad privada; después de deducir un mínimo para cada miembro, cinco doceavas partes del excedente se asignaban al trabajo, cuatro doceavas al capital y tres doceavas a la inteligencia (dirección). Segarantizaba la modificación de la vida familiar por la pr-ohibición de la monogamia, pues sostenía que todo progreso social está proporcionado al avance de la mujer hacia la libertad. La ciudad capital de la federación mundial de estos falansterios se instalaría en Constantinopla. • En español conocidas como "falansterios",

[T.J

196

EL SOCIALISMO PRE-MARXISTA

En vano esperó Fourier que algún filántropo fina~ci~ra su proyecto. Sus libros -entre ellos La teoría de los cuatro mov'":1entos (~808) Y El nuevo mundo indMtrial (1829), se leen rara vez. Sólo de~p~es de su muerte se dejó sentir su gran influencia. Algunas de sus crmcas de la sociedad capitalista se incorporaron a las obras de ~arlos Ma~ _Yotros socialistas, y se iniciaron más de cuarenta comu_mdades funenstas, la mayoría de ellas en Estados Unidos, do~de la ti:rra era abundante _Y barata. De las colonias americanas la me¡or conocida fue el Falanstcno de Brook Farro, fundado en 1841 cerca de Boston y apoy~do por muchas figuras literarias, incluyendo a Horace Greenley, Nathamel Hawthorne, . Ralph Waldo Emerson y James Russel Lowell. El Viaje a Icaria (1840), de Cabet, en forma de no:ela_, de~nbe una sociedad socialista, muy próxima a la igualdad _de d1smbuci~n, y le ganó varios cientos de adeptos. Como conse~encia se e_sta~lecieron al!runas comunidades "Icarias" en Estados Umdos, en particular en T;xas, en 1848, y en Illinois, en 1849. RoBERT OWEN. El movimiento utópico en Gran Bretaña gira casi completamente en torno a la a:_ctividadde un hom?re, Robert Owe_n,ya que el médico británico Charles Hall se con~r:t~ a. una denuncia de fa propiedad privada de la tierra, aunque se anticipo a Carlos Marx en la enunciación de una teoría-trabajo del valor y en el concepto de la plusvalía. Owen, nació en Gales del Norte, amasó pronto u~a for~n~ en la industria inglesa y escocesa, y adquirió sus ?~tos ~e vist~ socialistas a través de un contacto íntimo con las condictones mdusmales real:s. Mientras dirigía unas hilanderías de algodón en New Lanark, Esc~ta, introdujo lo que ahora se llama "trabajo social". Con el éxito obtemdo al transfor~ar la otrora pobre aldea en una comunidad m~delo de salud y gentes industriosas, y aun al hacer que su benevolencia le reportase ganancias, se animó a considerar la reforma completa de la sociedad. Su propuesta, desplegada durante largo~ años en obras como Nueva visión de la sociedad (1813-1814) y Libro del nuevo mundo moral (1820), súponía que los males de la industrialización y otros er~n producto del sistema capitalista, de 1~religión ~aunque Owen era deista), y de la institución del matrimonio .. De aqut que. a~gase por el establecimiento de colonias industriales ideales algo similares a las propuestas por Fourier, en las que se aboliesen las barreras levantadas a la bondad natural del hombre. Poniendo en práctica su teoría, organizó la com_unidad ~~eva Armonía en Estados Unidos (Indiana) y otras comumdades similares en Gran Bretaña.• De regreso a Inglaterra, en 1829, quebradas sus finan• En México, Albert K. Owen, que había pasado su niñez en la colonia New

EL SOCIALISMO PRE-MAR~IST .A

197

zas, pero no su espíritu, estableció Bancos Equitativos para el intercambio de trabajo a los que los productores podían llevar sus artículos, recibir vales de trabajo a cambio y, a su ve:z, obtener con esos vales, productos de una cantidad de tiempo de trabajo igual, aboliendo así los intermediarios. Con ardor infatigable, hizo agitación en favor de la legislación fabril, el sindicalismo, y las sociedades cooperativas de todas clases. Su publicación ,:"Quées el socialismo? (1841) fue probablemente el primer libro que empleaba esta nueva palabra en su título. En sus últimos años se consagró casi por completo a la propaganda. Murió a la avanzada edad de ochenta y dos aiíos, relativamente ignorado. Owen, "padre" de la legislación industrial, del movimiento ccoperativista británico y del socialismo inglés, es una figura llamativa y atrayente. No dejó secta; sus colonias y otros proyectos experimentales fracasaron. Pero dejó huella perdurable al destacar la influencia del medio ambiente sobre el carácter humano y los beneficios de la asociación cooperativa, haciendo hincapié sobre la abolición de beneficios. Fue esencialmente un iniciador e impulsor. Su lápida sepulcral contiene esta adecuada inscripción, redactada por él: "Es de humano y universal interés para el género humano estar unido cordialmente y ayudarse unos hombres a otros con todas sus fuerzas." No obstante lo admirable de los programas de los socialistas utópicos, los jefes subestimaron lastimosamente las dificultades de su ejecución; ni se dieron cuenta de las fuerzas que sustentan la evolución .económica. Si puede sacarse alguna moraleja es ésta: retirarse del mundo no es cambiarlo; cualquier reforma fundamental de la sociedad industrial es extremadamente difícil sin la ayuda del gobierno, la institución más poderosa de la sociedad. Durante este período surgió el socialismo cristiano, como reacción contra las proposiciones ateas de muchos utopistas. Sus orígenes se atribuyen al sacerdote católico francés, Robert de Lamennais (1782-1854) y por otros a Saint-Simon en su Nueva cristiandad. En todo caso, el título incluye propiamente tanto a reformadores católicos como protestantes. En Gran Bretaña el socialismo cristiano se desarrolló bajo Frederick Denison Maurice (1805-1872), el miembro más brillante del grupo; Charles Kingsley (1819-1875), bien conocido por sus novelas, y Thomas Hughes (1822-1896), famoso por su Tom Brown, destacando, de otra parte, el carácter inmoral del sistema industrial y procurando gobernar la sociedad económica por la equidad. Su realización mejor fue el ímpetu que dio a la legislación humanitaria y a la organización Harmony, fundada por Robert Owen, fundó una colonia similar en Topolobampo, en el Estado de Coahuila. Véase José C. Valadés, "Topolobampo, la metrópoli socialista", El Trtme1lrt1Económico, núm. 23, oct.-dic., 1939.

198

EL SOCIALISMOPRE-MARXISTA

de sociedades mutualistas y cooperativas. El socialismo cristiano ~el siglo xx continúa defendiendo cambios en el med!o social y económico, y es particularmente fuerte entre los grupos católicos. SocIALISTASRICARDIANOS. Algo aparte de los socialistas utópicos está el grupo de autores británicos llamados "socialistas ricardianos", entre quienes se destacan Willfo.m Thompson (1785-1833), _John Frands Bray (muerto hacia 1840) ), John Gray (muerto ~c1a 1~50) Y Thomas Hodgskin (1787-1869). Abogaban por la considerac1on del tiempo de trabajo como medida del valor y "anticiparon" el concepto marxista de plusvalía. LOUIS BLANC. El francés Louis Blanc (1811-1882) aportó una nueva característica; autor de O,ganizaci6n del trabajo, es clasi,fica_d~a menudo como un asociacionista y un utópico. Sin embargo, es mas logico clasificarle por separado, ya que para el éxito de su programa no contaba tanto con la difusión de la educación, cuanto con la ayuda del estado para crear lo que él llamaba alm~cenes de ~bajo ~i~. Estos, a !os que consideraba como futuros sustitutos de la m~usma privada, est~1an subvencionados y dirigidos por el estado y urudos en una federación. La remuneración se haría de atuerdo con las necesidades o deseos. su plan tuvo una oportunidad a media~ a consecuencia d: la gran revolución proletaria de 1848 en Francia, y pronto fracaso. Su a~~ socialista negaba, lo que es significativo, la eficacia ~e las asoci~ci~nes .puramente espontáneas, y se aferraba con pasión a la idea del socialismo de estado. PROUDHON.Es más difícil de clasificar a Pierre Joseph Proudhon (1809-1865). En lo principal, la suya era una filosofía negativa:~ vez ha atacado nadie el socialismo con más vigor. "Nunca ha sido ni nunca será nada" afirma en su gran obra Si1tema de cont,aáicciones econ6mica1 o füo;ofía de la pobreza (1846). Ni tenía tampoco mucho mejor concepto del sistema capitalista, porque para él la propiedad era un robo (frase muy sobada, diremos de paso), según declaró en un :volumen mucho anterior, ¿Qué e1 la p,opiedad? (1840). Además, denunció acremente todas las formas de gobierno y autoridad, incluyendo la iglesia. Para él no había ninguna utopía: Mas cuando la revolución de 1848 le obligó a manifestarse constructivamente propuso una reconstrucción de la sociedad que de hecho era otro sueño utópico. Destacan~o la necesidad de la libertad y la igualdad, abogó por un banco de cambio en el que los billetes se emitirían sólo contra produetos y de acuerdo con el tiempo de trabajo requerido para su producción, y donde los

SOCIALISMOPRE-MARXISTA

199

productores podían obtener gratuitamente préstamos, sin intereses. Así, la propiedad existiría, pero descansaría por completo en la cantidad de trabajo realizado. Los derechos y deberes de todos eran mutuos, de aquí el término "mutualismo", que dio a su programa. Quizás le caracteriza mejor el título de anarquista individualista. El centro de la etapa socialista estuvo en el socialismo utópico hasta 1850; Con el año 1848 cambia la escena, tanto en pensamiento como en acción, mudándose de Francia y Gran Bretaña a otra parte de Europa. La dirección en el radi~ismo económico pasó a Alemania. Aparecieron nuevos tipos de socialismo que revolucionaron el movimiento socialista. Este cambio se produjo parcialmente porque el socialismo visionario francés se desacreditó con el fracaso de la revolución de 1848, y en pane a causa del campo casi virgen que ofrecía Alemania para la introducción de ideas de reforma, pero sobre todo debido al genio de algunos alemanes, todos ellos pensadores originales. RoDBERTUS.Karl Johann Rodbertus (1805-1875), apodado von Jagerzow, por su hacienda, era un abogado prusiano con un marcado disgusto por la agitación y horror a la revolución; es considerado por algunos como el fundador del .llamado socialismo científico. Pasó la mayor pane de su vida retirado, y llegó a ser uno de los hombres más eruditos de su época. Sus principales puntos de vista están contenidos en una de sus obras primeras, Para un conocimiento de nuestra condición económica (1842) . Partiendo de las proposiciones de que el trabajo origina todos los productos económicos, directa o indirectamente (aunque consideraba al trabajo intelectual, y a la tierra, como un don gratuito de la naturaleza), y que to.ios los produetos deben cambiarse en proporción a las cantidades de trabajo que los producen, declaró que el principal problema a que se enfrenta el economista es el de la justicia distributiva. Evidentemente la producción sólo se llevaba a cabo por el móvil de la ganancia; los asalariados sólo obtenían el costo de su subsistencia y, por consiguiente, recibían una proporción cada vez menor del ingreso nacional. Con una participación de salarios decreciente, el consumo de los asalariados está condenado a ir a la zaga de la creciente productividad, conduciendo así a su debido tiempo a atascar el mercado, a la caída de precios, la desocupación y todas las otras características familiares de las crisis (teoría que se origina en Sismondi). El remedio para estos desajustes está en que las masas alcancen el poder político y la consiguiente propiedad por el estado de los medios de producción, ideal qu~ no puede lograrse en menos de cinco o seis siglos, a través de lentos procesos evolutivos. De momento, los males

200

SOCIALISMO PRE-MARXISTA

de la explotación capitalista pueden aminorarse inmensamente si el estado establece jornadas de trabajo más cortas, determina una cantidad normal de trabajo por día, reajusta los salarios para que correspondan a los cambios en la productividad del trabajo, fijación de precios y su medida en una moneda-trabajo. En esta forma se preservarían los inte• reses de los capitalistas y terratenientes, mientras que, al mismo tiempo, se aseguraría a las masas una participación mucho mayor del producto anual. Así emerge el socialismo de estado (o, si se prefiere, el capita• lismo de estado), de Rodbertus, que sólo cede el primer puesto a Marx en su influencia sobre ·la marcha posterior del pensamiento socialista. LAssALLE. En marcado contraste estaba Fernando Lassalle ( 1825-

1864), el incendiario del socialismo alemán. De extracción judía, aris• tócrata por inclinación, poseído de notables dotes, y con poca conside ración a los convencionalismos, su breve y tormentosa carrera estuvo consagrada alternativamente al socialismo militante y a la literatura. En él, como en pocos, se combina el hombre de acción con el de estudio. En su papel de agitador despertó al trabajador alemán de siglos de apatía y opresión, fundando el Partido Social Demócrata (Asociación General de Trabajadores Alemanes) en 1863, pidió el sufragio universal y propuso la sustitución del capitalismo por asociaciones cooperativas de productores apoyadas por el estado. Para no enajenarse las clases medias, destacó la naturaleza de . subsistencia de los salarios y acuñó la frase "ley de ,hierro (o bronce) de los salarios". Sus ataques al capitalismo y la propiedad privada se basaban en gran medida en la creencia de que la humanidad está regida por "oportunidades" ( coyuntura) fuera del control del individuo, haciéndose, pues, necesario que el estado tome a su cargo la producción y distribución en favor del bienestar social. En la cumbre de su reputación fue desgraciadamente muerto en un duelo.

XVI. CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA DEL SOCIALISMO de estado de Rodbertus y Lassalle al socialismo revolu~onario internacional de Carlos Marx y Friedrích Engels hay un sal~o 1~en~o.-.De estos dos hombres, Marx fue, por supuesto, el com~ panero mdispensable; pero las aportaciones prácticas de Engels no deben nunca subestimarse MARX. Karl Heinrich Marx (1818-1883) nació en Treves, cerca de Coblenza, Alemania, de padres judíos de la clase media y fue el tercero de nueve hijos y el único que llegó a la madurez. Sus padres abrazaron el cristianismo, cuando tenía seis años, ·10 que quizás ocasionó que Marx se hiciera algo antisemita hacia el fin de sus dfas. Después de terminar s~ educación elemental con una calificación excelente, y como deferencia a los deseos de su padre, ingresó en la cercana Universidad de Bonn con la inténción de estudiar derecho y hacerse abogado o entrar al gobierno . Al año siguiente se trasladó a la Universidad de Berlín, donde se dedicó a una gran diversidad de cuestiones. Atraído por la doctrina del filósofo Hegel, entonces en el zenit de su influencia de que la sociedad está constantemente en un estado de fusión, se con: sagró a la filosofía y recibió el grado de doctor en filosofía en la Universidad de Jena en 1841. No pudiendo obtener un puesto universitario como "lector" por sus opiniones radicales ingresó en el periodismo. Después sigue una época tormentosa de casi diez años, durante los cuales editó varios periódicos radicales en Alemania y Francia se hizo sociali!ta, escribió ~arios libros, se casó con Jenny von w:stphalen despues de un noviazgo de siete años, e, inició su duradera amistad con Engels. ENGELS.Friedrich Engels (1820-1895), dos años más joven que Carlos Marx, era hijo de un rico fabricante de textiles alemán. Introducido en l_os.negocios de s~ padr~, se interesó desde temprana edad en los movimientos y filosofias radicales y, en 1844 cuando comenzó su asociación íntima con Marx, había adquirido b;stante reputación como escritor. Jovial, profundamente leal y modesto, era, exactamente, el hombre necesario para equilibrar el feroz temperamento de su colaborador. . En 1845, el año ~n. que Engels publicó su obra independiente más Importante, La condic,6n de las clases trabajlldoras en Inglaterra, y colaboraba con Marx en La Sagrllda Familia, Marx fue expulsado de 201



CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

Francia y se trasladó a Bélgica, donde residió los tres años siguientes. En 1847 replicó a la Filosofía de la pobreza de Proudhon en forma despiadada con un libro titulado La pobreza de la filosofía. Proudhon era entonces el radical más conocido del continente. Unos años después, a petición de la Liga comunista, recientemente formada, Marx y Engels escribieron y editaron en alemán el Manifiesto Comunista, como plataforma de la Liga. En aquella época el socialismo inc:luía principalmente a los partidarios de los diversos programas utópicos. Por el contrario, el término comunista fue aplicado particularmente al movimiento de la clase trabajadora.

~do se impuso una tarea de investigación casi imposible, a saber, escnbu un tratado monumental sobre economía socialista. Año tras año, ayudado en sus investigaciones por compañeros de exilio, tomó notas, desde la mañana hasta mediada la noche en el Museo Británico de Londres de una cantidad prodigiosa de material original. El fruto práaico de esta actividad apareció primero en 1859 en un libro titulado Hacia una critica de la economía poUtica y en forma mucho más extensa en 1867 en el primer volumen de El Capital-,•uno d~ los libros ?1enos leíd?5 en el mundo y, sin embargo, uno de los c1r;idos con ~as frecuencia. La abrumadora estruetura del original aleman es, en cierta parte, responsable de esta situación. El volumen logró su mayor aceptación en Rusia, país en el que probablemente ha merecido mayor respeto y admiración. Marx estaba también preocupado por aquel entonces con la Primera Internacional, formada en 1864 como la primera gran organización internacional de trabajadores del mundo, y que duró hasta 1871 cuando expiró virmalmente a causa de las disensiones internas. El ~xcesivo trabajo y su larga lucha con la privación minaron finalmente una constitución en un tiempo excepcionalmente vigorosa. Después de su muerte, en 1883, Engels editó y publicó dos volúmenes más de El capital de acuerdo con el manuscrito dejado por su colaborador; el volumen dos apareció en 1885 y el tercero en 1894. Los eres volúmenes alcanzan las inmensas proporciones de dos mil quinientas páginas. A pesar de esto, el tratado debe considerarse como incompleto, no sólo po~que el tercer volumen termina con estas palabras de Engels: "Aquí se interrumpe el manuscrito", sino también porque las partes más importantes de este volumen fueron escritas antes de 1867 y nunca fueron .revisadas por Marx. ·

202

EL ''MANIFIESTO COMUNISTA". Este documento (1848), de unas treinta páginas de tamaño corriente, y el más leído de toda la literatura socialista, consta de una breve introducción y cuatro secciones. La primera y más extensa, titulada ''Burgueses y proletarios", trata del surgimiento de la clase de capitalistas modernos (burguesía) y su lucha con la clase de los asalariados (proletariado). La sección segunda, titulada "Proletarios y Comunistas", da una interpretación filosófica de esta lucha de clases y las objeciones burguesas al comunismo, prediciendo el triunfo inevitable del colectivismo ( en sus primeras etapas, una dictadura del proletariado) y sugiere los pasos necesarios para formular una comunidad cooperativa (por ejemplo, abolición del derecho de herencia, introducción de la libertad de educación y extensión de la propiedad estatal). La sección tercera se consagra a la literatura socialista y comunista, y es un juicio no muy acertado de la literatura socialista anterior. La sección final, de menos de dos páginas de extensión, fija la posición de los comunistas en relación con los diversos partidos de oposición, y declara que "los comunistas apoyan en todas partes el movimiento revolucionario contra el orden de cosas social y político existerite", y termina con las siguientes palabras: "Dejad que las clases dominantes tiemblen ante la revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder, sino sus cadenas. Tienen un mundo que ganar. ¡Trabajadores de todos los p;iíses, uníos!" "EL CAPITAL." Al fracasar, en 1849, los movimientos revolucionarios iniciados el año anterior en Alemania y Francia, en el curso de los cuales regresó a ambos países, Marx buscó refugio en Inglaterra, donde pasó los restantes treinta y cuatro años de su vida en el exilio, aparte de visitas ocasionales al continente. Dur-uite la mayor parte de este tiempo, él y su familia vivieron en la más horrible miseria, auxiliados principalmente por los pequeños envíos anuales de Engels. El dhlma de su vida se manifiesta más enérgicamente durante este largo período

203

DocrR.1NAS MARXISTAS. Cualquier intento de una exposición sencilla de las doctrinas marxistas con cierta pretensión de exactitud es problema muy difícil, porque aún hoy las numerosas escuelas de marxismo que pretenden ser representativas, divergen radicalmente en las interpretaciones de su pensamiento. Es cierto que él trató de analizar la marcha de los acontecimiénros contemporáneos y que el ManifieJto comuni.rta -la primera declaración importante del socialismo--, y El c~ital, la "biblia" del socialismo, fueron ambos productos de la época. S1la mayoría de Europa no hubiera estado agitada; si los hombres muje~es y niños no hubieran estado trabajando muchas horas para obtener mtserablemente pequeños salarios, en fábricas insalubres y factorías

• Hay edici6n española, completa, en tres tomos y cinco' volúmenes de Fondo de Cultura Econ6mica, trad. de Wenceslao Roces, México, 1946-47.

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

operadas por los propietarios, aparentemente para asegurar las máximas ganancias posibles; si no hubiese habido revolución tras revolución en la lucha de las clases trabajadoras para mejorar las condiciones económicas y para obtener una participación mayor en las funciones estatales, probablemente no se hubieran escrito nunca estos voh.'unenes. Marx se echó a cuestas la tarea de mostrar la relatividad esencial de las instituciones económicas, y de explicar por medio de leyes natu:ales la evolución histórica del método capitalista de producción y la inevitable transformación del sistema capitalista en el socialista. Al exponer lo que él consideraba como la influencia de los hechos económicos sobre la actividad social y política, escribió la exposición y crítica del capitalismo más extensa que hasta ahora se ha hecho. Sólo indirectamente puede decirse que escribió una exposición del socialismo. El núcleo de este tratado se refiere a un análisis exhaustivo de las condiciones económicas de su época. De aquí el título de esta obra maestra, El capital. Las doctrinas esenciales de Marx parecen resumirse en tres elementos: a) la interpretación materialista (o económica) de la historia, b) un sistema de economía y e) una teoría de la revolución social. La argumentación discurre como sigue:

talista, y creando un nuevo alineamiento en la oposición del proletariado a la burguesía capitalisra. Los predecesores de Marx habían intentado, en general, explicar los hechos más importantes de la historia humana, tales como las Cruzadas, el apogeo y decadencia de los imperios, migraciones y revoluciones de todas clases, fundándose en el medio ambiente (sol, clima, alimentación, etc.) cambios en los sistemas políticos, creencias religiosas, la aparición de grandes hombres, etc., etc. Marx adoptaría poco de esto. Parece que llegó a su interpretación económica de la historia a través de la aceptación de las interpretaciones naturalistas de Ludwig Feuerbach y la doctrina de Hegel de que todo cambio y desarrollo se produce como resultado de la lucha de fuerzas opuestas y, posteriormente a través de otras influencias. Pero no llegó al extremo de excluir la influencia de todos los factores, con excepción del económico, sino que meramente le asignó el papel dominante. La opinión científica está todavía dividida respecto a si el factor económico es o no el culminante. Algunos creen que ésta es una de las teorías marxistas que ha resistido mejor a las ráfagas del ataque critico. Otros, por el contrario, la consideran como una generalización absolutamente inexp1icable de una _verdad parcial. Sin embargo, casi todos concuerdan en que Marx marcó una ruta al destacar el elemento materialista; pero, sin duda, los autores que hoy día hacen mejor uso de la interpretación económica no son ya los socialistas.

204

INTERPRETACIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA.De acuerdo con la interpretación materialista de la historia, la evolución de la sociedad se explica por factores económicos. Ni la religión, ni la literatura, ni el arte, ni la moral, ni siquiera el propio estado, sino el medio económico, es el factor determinante de la civilización. La consideración más importante en cualquier período histórico es el sistema dominante de producción y distribución. Este principio no es original de Marx, pero es la "proposición fundamental" del marxismo, como el mismo Engels lo manifestó, aunque en sus obras Marx no aclarase el punto con mucha lucidez. En el progreso de la historia, además, la principal fuerza motriz es el conflicto de clases. Marx pensaba que las instituciones económicas no sólo eran el factor dominante en la evolución, sino que estaban arraigadas en largos siglos de luchas entre los grupos económicos. "La hisroria de todas las sociedades que hasta ahora existen es la historia de la lucha de clases". La historia, en otras palabras, es sobre todo un relato de los continuos e inevitables conflictos entre los ricos y los pobres, entre los explotadores y los explotados. En el pasado remoto, los amos se oponían a los esclavos; en la Edad Media, los siervos y vasallos se oponían a los caballeros y señores; en los tiempos modernos, la burguesía ha derribado la institución del feudalismo, sustituyéndola por el régimen capi-

205

DOCTRINADE LA LUCHADE CLASES.También hay diferentes opiniones en cuanto a la validez de la doctrina de la lucha de .clases inclinándose la opinión de más peso a la creencia de que la teoría' no es sostenible. Los individuos pertenecen a numerosos grupos, tanto sociales como económicos, y actúan movidos por ideas e intereses incontables. Hasta ahora no ha surgido la solidaridad universal de los asalariados. Por el contrario, estallan conflictos de intereses entre trabajadores de la misma industria y de diferentes industrias. La reclamación primera y má~ importante es casi siempre la del país propio, como se comprueba en innumerables ocasiones en las pasadas épocas de emergencia nacional. Las estrechas líneas de demarcación de clases tienden a ceder ante el lazo creado por la ciudadanía común en el país de nacimiento o adopción de cada uno. Ni la historia ni la lógica parecen confirmar la concepción marxista de la lucha de clases. SISTEMADE ECONOMÍA.De la interpretación materialista de la historia, Marx pasó a examinar el sistema económico existente y a formular su sistema de economía. Le gustaba considerarse como econo-

l

11

206

1,

11

1,1

~

11

CAR.LOSMARX Y EL SOCIALISMOPOST-MARXISTA

mista y, en un sentido, todo El capital es un esfuerzo para dar al mundo un esquema algo completo de economía política. La base de este sistema es su teoría del valor. Según su opinión, toda la riqueza es producida por el trabajador; la tierra es un factor pasivo y el capital es creado por el trabajo. Volviendo a Ricardo, estuvo de acuerdo en que, con ciertas excepciones, el valor de todos los artículos se mide y determina por el trabajo exigido para producirlos (o, en lenguaje más exacto, que los artículos se cambian uno por otro en proporciones que miden la cantidad relativa de fuerza de trabajo socialmente necesaria incorporada en estos productos, incluyendo el costo del trabajo, una parte proporcional del costo de producir las materias primas, herramientas, maquinarias y otros instrumentos de capital). TRABAJOY VALOR.Todo el trabajo se reducía al "trabajo humano en abstracto" y el valor se convertía en "una mera congelación del tra- , bajo humano homogéneo". En una sociedad primitiva y bajo condiciones puramente competitivas, es realmente cierto que los productos de los trabajadores tenderán de modo general al cambio por cada uno de los otros en proporción a su costo en trabajo; pero este principio no era cierto en la sociedad de su época y mucho menos en la sociedad presente. Aun si fuera posible reducir el trabajo a un fondo abstracto, ninguna teoría del valor que enfoca el problema desde el ángulo del costo de la oferta exclusivamente puede tener validez. El valor depende tanto de la demanda, por la capacidad de satisfacer necesidades que tienen los arrículos, como de su costo de producción. Marx afirmó a continuación que la fuerza de trabajo, como cualquier otro producto, tiene un valor, valor determinado por la cantidad de trabajo necesaria para producirlo. En consecuencia, el trabajo se vende en el mercado a un precio igual a su costo de producción. Esto era un restablecimiento de la "ley de hierro" de los salarios, según la cual los asalariados reciben en salarios sólo lo suficiente para subsistir y la propagación de la raza. Así surgió el concepto de "plusvalía", quizás la más familiar de todas las teorías marxistas, pero esencialmente similar a una ya formulada por el socialista ricardiano William Thompson. Marx declaró que el trabajaEXPLOTACIÓNDE LOSTRABAJADORES. dor está a merced del capitalista y el terrateniente que es propietario de los medios de producción. El trabajador arrienda un cierto número de horas por día (seis, por ejemplo) con el fin de procurarse su mínimo de subsistencia necesario, pero el patrón no le permite suspender el trabajó en ese momento. En lugar de ello, se le obliga a conti-

CAR.LOSMARX Y EL SOCIALISMOPOST-MARXISTA

207

nuarlo, no necesariamente por que el patrón desee explotar al trabajador, sino a causa de la despiadada competencia con otros patronos para su propia conservación. -En todo caso, el trabajador produce en exceso productos durante las horas adicionales en que trabaja gratis, y estos productos los vende el patrono a un valor determinado por la cantidad de tra~jo incorporado, dando así origen a un valor excedente, que se aprop,a el patrono. Es el trabajador, por cierto, y no el consumidor, el explotado. Y no todo este excedente es pura ganancia para el patrón, ya que parte debe aplicarse a la renta que hay que pagar al terrateniente por el uso de su tierra y el interés de los fondos prestados por el capitalistaptestamista. la parte del excedente de valor finalmente retenida por el patr6n capitalista puede calificarse como ganancia industrial o comercial. Sería necio negar que los trabajadores han sido víctimas de una extraordinaria explotación de parte de los patrones en el transcurso de innumerables siglos; pero debe buscarse otra explicación distinta para comprender esa explotación, ya que el examen es en sí contradictorio. Si se aceptase su validez, los capitalistas tenderían a competir para obtener trabajadores adicionales con el fin de incrementar sus respectivas participaciones de plusvalía, y esta competencia naturalmente haría elevar los salarios y en su momento eliminaría toda plusvalía. Además, si los patrones se benefician solamente del trabajo empleado y nada en absoluto de las herramientas, maquinaria y otro equipo, por razón del hecho de que estas cosas se cambian de acuerdo con su costo de traba jo parecería que serían más prósperos los patronos que utilizaran relativa~ mente mucho más trabajo que productos de capital. Y es evidente a todas luces que esto en la práctica no es así. La explicación marxista ha pasado al limbo de las teorías desacreditadas. Si el interés, la renta y las ganancias son ingresos injustificables, el ataque debe venir de otra parte. TENDENCIAHACIALA CONCENTRACIÓN. A juicio de Marx la expl~tación de los asalariados tiene otras consecuencias imporcan~es. En pr~er lu,?I, afirm_óque la ley,de_concentración del capital amalgamaba la mdustna en umdades econom1cas cada vez mayores, predicción hecha incidentalmente, ya en 1848 o antes, previamente a que se hubiera manifestado la tendencia moderna hacia la producción en gran escala. No es necesario demostrar que la concentración marcha apresuradamente en todo el mundo civilizado. Para ser más exactos, se-trata más de una concentración en el control que en la propiedad, ya que el incremento prodigioso del principio de las sociedades por acciones y la emisión de acciones de responsabilidad limitada, ha hecho posible una expansión no soñada de derechos de propiedad en empresas económicas.

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

Las unidades pequeñas todavía persisten y en ciertos campos de actividad, como la agricultura, es probable que persistan por un período indefinido; pero existe una tendencia definida hacia los llamados "grandes negocios" debido a la eficacia superior de las grandes industrias. Por desgrada para Marx, la ley en que él pensaba era la de concentración de propiedad en lugar de control. La segunda consecuencia que creía haber previsto fue el número y la miseria siempre creciente de las clases trabajadoras. Respecto a esta teoría del aumento de miseria, como se la llama; es indiscutible la prueba de que al menos hasta la primera parte del siglo xx la posición del trabajador medio ha mejorado en vez de empeorar. Los salarios nominales, y asimismo los salarios reales (el poder adquisitivo de los salarios expresado en dinero), aumentaron tanto absoluta como relativamente a consecuencia de la legislación protecrora del trabajo, la aparición del movimiento cooperativo, la generosidad de ciertos patrones y el crecimiento de las organizaciones de trabajadores, en número y en fuerza, factores todos que Marx difícilmente pudo haber considerado. Del período que comienza con la primera Guerra Mundial, no podemos deducir una conclusión tan confortadora. Faltan datos autorizados respecro a la desocupación y los salarios para establecer una u otra conclusión. Mas las guerras recientes, depresiones económicas y otros fenómenos, dan pie a los más graves temores.

y durante la depresión que la acompaña y liquidación creciente, miles de gentes de la clase patronal se ven obligadas a descender a las filas del proletariado. Finalmente, se establece una especie de equilibrio, se inicia la recuperación, y a su debido tiempo se repite todo el círculo vicioso (razonamiento que tomó de Sismondi y Rodbertus). Las depresiones se hacen cada vez más frecuentes y son de mayor grayedad. El "ejército de reserva industrial" de los desocupados aumenta en proporciones inmensas; se ensancha el abismo entre los capitalistas supervivientes y el desesperado proletariado; desaparece completamente la clase media. En fin, el capitalismo sufre un colapso; los pocos capitalistas que aún quedan son expropiados por las masas proletarias, y se inaugura la comunidad de naciones socialistas. Marx no trazó este cuadro porque creyera en la superioridad de un sistema socialista sobre el capitalista. Afirmó simplemente que había ciertas tendencias inherentes al capitalismo que conducirían de manera inexorable a su derrumbe. El socialismo no era un sueño utópico carente de contenido, sino un cambio inevitable. Ridiculizando a los diversos tipos de socialismo utópico que habían precedido a su estudio particular, llamó a la interpretación marxista, socialismo "científico", y como tal se le conoce desde entonces.

208

COLAPSODEL CAPITALISMO. La sociedad capitalista, erigida por la burguesía, contiene, pues, las semillas de su propia destrucción. Los parrones capitalistas, que aumentan firmemente su poder sobre el trabajador por medio de la obtención de mayores horas de trabajo y el pago de salarios más bajos, y que son obligados por la competencia a introducir constantes mejoras en la producción, , tienen en sus manos un exceso cada vez más grande de producros al que deben dar salida si han de ser solventes. A causa de que aumenta la pequeñez de su número, no pueden consumir esta riqueza cada vez mayor, excepto en escala decreciente, y deben reinvertir sus ganancias cada vez más en sus propiedades. Los trabajadores pauperizados no están, naturalmente, en situación de comprar todo lo que quisieran, porque reciben en salarios menos de lo que producen en ardculos. Su número aumenta porque los anteriores burgueses capitalistas, quebrados en la competencia, descienden a la situación de empleados y se convierten en candidaros a trabajadores. La producción, por tanto, tiende constantemente a sobrepasar· el consumo, y periódicamente se producen saturaciones. Los precios caen, con frecuencia hasta un punto en que la producción no reporta ganancia. Sigue la extensión de la desocupación

209

REVOLUCIÓNSOCIAL.Parte esencial de su doctrina fue el método por medio del cual se efectuará la revolución social y se entronizará el proletariado. Por "revolución" quiere decir el desalojamiento de las clases capitalistas del poder económico y político. Parece haber considerado todos y cada uno de los métodos que pueden ayudar a producir el estado proletario, aunque durante décadas ha habido violenta discusión en torno a este punto. De acuerdo con la prueba más segura, no confiaba mucho en los medios constitucionales y democráticos, aparte, posiblemente, de algunos países como Inglaterra y Estados Unidos. Por consiguiente, consideraba la violencia como el arma por medio de la cual la mayoría de los trabajadores lograría sus objetivos. Habrá que armar al proletariado; construir una fuerza militar independiente; y hacer todo lo posible para impedir y atacar el orden existente. En el momento propicio los dirigentes de los trabajadores deben luchar mucho, derribando a los capitalistas valiéndose de todos los medios que el capitalismo ha empleado para conservarse. Luego, durante un período intermedio de duración incierta, surgirá la dictadura del proletariado, en tanto que se puede constituir la comunidad socialista de naciones. Marx no se preocupó de predecir más que esto, afirmando que el futuro se cuidaría de sí mismo. Sin embargo, dio por seguro que poco tiempo después de la institución del

210

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

régimen de colectivismo (la revolución final de la historia) se abolirían todos los derechos de propiedad, el control de la maquinaria productiva y los recursos naturales estarían en manos de toda la sociedad y se crearía una comunidad sin clases. Piénsese lo que se quiera de las doctrinas marxistas, al menos son honradas, sin necesidad de hablar con gran respeto de Marx el hombre. Si hubiera seguido la senda. convencional del propio interés pudiera haber escalado una elevada posición en las filas ortodoxas, por sus incuestionables y poco comunes dotes y su energía. En vez de ello, prefirió consagrar casi cuarenta áños a defender la causa de las masas sin privilegios. Ningún descrédito puede ex~!ícar aqu~llos años_~e prolo~gado y sincero estudio, de firme resoluc1on y coraJe, de ex1ho y destitución gastados en lo que él creía la más noble de las causas humanas. Tal vez no fuera un gran hombre en muchos aspectos, pero puede hacerse caso omiso de muchas cosas en la carrera de un hombre en el . que se aunaban un cerebro calculador y un corazón cariñoso. EL PROFETA MARx. Según Marx, la historia tiene que pasar por ciertas épocas, aunque no las señaló minuciosamente: comunismo prehistórico, esclavitud antigua, servidumbre feudal, capitalismo, capitalismo de estado transitorio ( dictadura del proletariado), socialismo de estado y comunismo puro. En verdad es temerario quien afume rotundamente que la profecía marxista del comunismo como producto final del desenvolvimiento económico es absolutamente correcta o positivamente errónea. En algunas cuestiones Marx fue un profeta sutil; en otras no. Por ejemplo, no acertó a prever que la suerte de los trabajadores en muchos países iba. a ser considerablemente aliviada por los enormes progresos del movimiento de organización obrera, el nacimiento de diversas formas de cooperación y la expansión de las funciones del estado en el sentido de una regulación más rígida de -Ja industria y lc.s derechos de propiedad privados. Ni previó que la concentración de la propiedad progresaría relativamente poco en la agricultura, y que la primera aplicación práctica importante del socialismo tendría lugar, en oposición a su estudio, en una de las naciories modernas más feudal y menos industrializada (Rusia). A la inversa, algunas de , sus profecías parecen haberse realizado parcialmente. La posición del trabajo se ha debilitado por un, aum_e~t~ creciente en el ejército de los desocupados en los llamados pa1ses c1v1hzados; las crisis y depresiones han sido cada vez más graves; y el imperialismo mundial ha causado guerras continuas, dos de las cuales han sacudido el orden económico presente, hasta sus mismos cimientos. Sin embargo, bastante irónicamente, · las conclusiones de Marx no

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

211

sebasaron en una investigación verdaderamente

científica, sino en un dogma preconcebido. Si el capitalismo está condenado a la destrucción, una vez cumplida su misión histórica, como pretendía, es destruido sobre bases distintas a las ofrecidas en las teorías y generalizaciones del "socialismo científico". Su razonamiento fue convincente, pero poco científico, como muchos socialistas reflexivos han reconocido con disgusto. Ciertamente, ningún escritor atercá. de fenómenos económicos, exceptuando posiblemente a Malthus, ha sido refutado con tanta frecuencia. Rara vez, si alguna, la histoda estableció fórmulas tan netas como las que laboriosamente reunió Marx. DEBILIDAD ESENCIAL DEL MARXISMO. ¿Cuál es, pues, la debilidad esencial del marxismo? Muchos han pretendido encontrar la respuesta en una pretendida invalidación de la teoría de la revolución permanente, citando como prueba el fracaso del socialismo europeo desde la iniciación de la primera Guerra Mundial. La réplica a este argumento es que la conquista internacional de los socialistas no es una cuestión de décadas, como Marx se imaginó, sino de $Íglos, precedida por gran cantidad de estrategia revolucionaria y un entendimiento infinitamente más grande que el hasta ahora se ha utilizado para minar el capitalismo. ¡No estará el dilema en que los marxistas ortodoxos se encuentran en el problema insoluble de evitar que la dictadura revolucionaria degenere en una burocracia privilegiada! A juzgar por los resultados del experimento ruso, la !eoría marxista del nacimiento de una sociedad sin clases bajo una dictadura del proletariado, que seguirá a la dest,rucción del régimen capitalista, parece tener poca base. La dictadura del proletariado es en la práctica, simplemente, la tiranía de una pequeña minoría sobre una gran mayoría, una minoría cuyos intereses finales, opuestos al razonamiento de Marx, no son por necesidad los de los trabajadores a quienes gobiernan. Al resolver las wntradicciones capitalistas se crean nuevas estratificaciones de clas:e¿No es pedir mucho a la naturaleza humana, esperar que la dirección revolucionaria se disolverá por sí sola voluntariamente en servicio de la sociedad socialista? ¿No es más probable que los dictadores intentarán perpetuarse de modo que á la larga una nueva esclavitud sustituya a la vieja? ¿Puede haber ficción mayor en el examen marxista que el de la desinteresada dictadura del proletariado? Pero nada es más cierto que Marx es mucho más importante en la época presente que en la de su muerte, en 1883, no obstante la avalancha casi sin paralelo de condenación que se ha desencadenado contra sus teorías. Su nombre ha penetrado a los más alejados rincones del globo en una extensión que excede del reconocimiento concedido a las

212

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

obras de Adam Smith, y a diario sus doctrinas son defendidas o se desprestigian, según el caso, con una vehemencia que no se ha dedicado a ningún otro pensador en la historia de las ~deas social~s.. . En cuanto a sus méritos como economista, las opmiones difieren, naturalmente. Sin embargo, hay muchos comentaristas, eminentemente ortodoxos, que le asignan un puesto entre las intelig~ncias más °:Pªc:s y originales que han figurado en las filas de los estudiantes de la c1en~ia económica. Otros críticos ven su grandeza en su esfuerzo para racionalizar la economía y llevar a efecto el cambio de instituciones en nuestra presente civilización. No fue el primero en ver el cambio acumulativo de instituciones económicas como el problema central de la economía, pero ningún científico de su época hizo más por afirmar la importancia de los aspectos históricos de los problemas a los _que dedican su atención los economistas. Está fuera de duda que es el histo• riador filosófico más notable del sistema capitalista. Además, algunos lo consideran como el padre de la llamada economía "institucional". Para llevar el razonamiento un paso más adelante las "'contradicciones" del capitalismo, como Marx decía, no son mayores que las del socialismo marxista mismo. La esencia de su doctrina consiste en que la desaparición del orden capitalista tendrá lugar primero en los países industrializados en que el capitalismo ha logrado su etapa más avanzada. Por consiguiente, creía que las primeras victorias importantes de las clases trabajadoras se obtendrían en los países avanzados como Inglaterra o Estados Unidos o Alemania. ¡Cuál no sería su sorpresa, si viviera todavía, al descubrir que el primer estado marxista ha surgido en la "bárbara" Rusia, donde la población es apro~imadamente un ochenta por ciento agrícola, y que, además de Rusia, el comunismo como fuerza política ha hecho sus mayores progresos en otras zonas donde h industria moderna está rel::ttivamente en su infancia! En realidad, la fórmula marxista tal como ahora está operando en la Rusia Soviética p:i.re::ehaberse invertido por completo. Allí el poder fue tomado por los revolucionarios, se establedó un régimen comunista, y se realizaron esfuerios prodigiosos para crear una clase trabajadora y cons· truir un estado industrializado en apoyo de la dictadtira.. La revolución de los trabajadores clama, además, por una revolución mundial y una lucha perpetua entre los estados comunistas que vayan surgiendo y los poderes capitalistas que sobrevivan. ¡Cuán d~ferente ha sido e~ ~urso real del desarro.lio! ¿Qué queda, en consecuencia, del llamado soc1ahsmo "científico"? INFLUENCIADE MARX. Pero para incontables millones de partidarios en todo el mundo, la inmensa mayoría de los cuales nunca ha

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

213

leído ni palabra de El capital,y que sabe relativamente poco de la dramática descripción que en este tratado se hace, de los defectos del capitalismo, es el nombre que agrupa bajo su bandera un inmenso ejército de quienes están convencidos de que el único remedio a sus males económicos es una revolución social. Su proclama de que el reino de la injusticia debe dejar paso al establecimiento de la justicia sobre la tierra, es el lema que ha captado la imaginación y emoción del hombre. Eternamente surge la esperanza en el pecho humano de que la edad de oro está en el futuro y no en el pasado de la humanidad. A esto, sobre toda otra cosa, debe su influencia. Encontró al socialismo en un estado de desmoralización y lo dejó atrincherado firmemente como un movimiento político y económico de gran significación. Como la mayoría de los profetas, Marx ha sido interpretado de diversas maneras por sus partidarios. Las numerosas contradicciones en sus obras dieron lugar, inevitablemente, a que se hiciese hincapié sobre aspectos diversos, y a hacer interpretaciones contradictorias. En particular, los socialistas han diferido respecto a la táctica a seguir para llevar a cabo la destrucción del capitalismo y constituir la estructura última de la sociedad. Hasta el surgimiento del moderno comunismo en Rusia, el socialismo, más o menos declaradamente marxista, estaba en general señalado por lo que se ha llamado oportunismo. Se vio que el capitalismo tenía mucho de bueno y que estaba tan profundamente arraigado en la contextura social y política de la humanidad que se juzgó de más valor una polfrica de pequeñas concesiones. Si el socialismo había de llegar alguna vez a ser una realidad, se pensó que era, por consiguiente necesario enseñar, recomendar y trabajar activamente en favor de sus principios, con la intención de llevar a la realidad las ideas y mejorar parcialmente las condiciones existentes en una extensión que sobrepasa en mucho la estricta consiste~cia lógica. SOCIEDAD FABIANAINGLESA.Este método surgió primero en Inglaterra, poco después de la muerte de Marx, en 1883, con la formación de la Sociedad Fabiana Inglesa, que tomó su nombre del cauteloso general romano Fabio, famoso -por sus campañas contra Aníbal. Esta sociedad, nunca organizada formalmente, ha sido sobre todo educativa en sus funciones y en ningún momento ha agrupado más de unos cuantos millares de miembros. Dirigida por un pequeño grupo de intelectuales, tales como Annie Besant, George Bernard Shaw, Sidney y Beatriz Webb, Graham Wallas, Chiozza Money, Edward Pease, William Oarke, H. G. Wells, Philip Snowden y J. Ramsay MacDonald, los fa. bianos han influido sobre los acontecimientos en Gran Bretaña mucho más de lo que sé ·esperaba. Estimularon la investigación en las esferas

214

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

de las relaciones de trabajo, publicando una abundante literatura pamfletista, y condujeron dos veces al Partido Laborista al gobierno inglés, y en general trabajaron en pro de la legislación social a través de las organizaciones políticas existentes. Los dogmas fundamentales del credo fabiano, llamado a veces "socialismo administrativo" se introdujeron en Alemania, bajo el nombre de "revisionismo", por 'Eduardo Bernstein en los noventas del siglo pasado. Creyendo, con los fabianos, que Marx se habí~ ~u!vocado en varias de sus predicciones y sosteniendo con ellos los prmcipios de educación, cooperación y cambio gradual, puso su esperanza en el proceso evolutivo de la democracia. Las dos doctrinas principales contra las que prorrumpía en invectivas fueron la del progreso inexorable de la concentración y la naturaleza autodestructiva del capitalismo. Cuando estalló la primera Guerra Mundial, el revisionism°' se había convertido en el tipo dominante del socialismo alemán. En todos los países, con excepción de Rusia, el socialismo revisionista ganó asimismo ascendencia sobre los defensores extremistas de la filosofía marxista. SoclALISMO DE ESTADO.En esta forma convencional está implícita la subsistencia del régimen capitalista, con un aumento considerable en el control del estado sobre la industria. Por consiguiente, en este sentido no se prevé la destrucción de las instituciones establecidas, s~~o más bien una expansión en la actividad del estado, como la regulac1on de los ferrocarriles y otros servicios y la fijación de salarios mínimos y jornadas de trabajo máximas; pero hablar de socialismo de esta~o como de una especie de capitalismo es, evidentemente, un anacromsmo curioso. Es en verdad una desgracia que el término socialismo de estado no suponga, universalmente, alguna variedad especial de socialismo. Algún progreso se ha hecho, por fortuna? en este se~ti~o, con la tendencia creciente de los pensadores a considerar el socialismo de estado como ese tipo de socialismo que proporciona una división de la propiedad de los medios de producción entre las diferentes unidades políticas del estado. Así considerado, el gobierno central sería propiet,rio y operaría aquellas empresas, tales como bancos, ferrocarriles, etc., cu~as ramificaciones se extendieran a toda la nación. A su vez, a fas umdades gubernamentales más pequeñas se les asignaría la administración. de las empresas más locales. Algunos prefieren la expresión "socialismo de estado democrático" o "socialismo democrático". SINDICALISMO.Sea lo que sea el socialismo de estado, no surge esta dificultad en relación con el sindicalismo o el socialismo gremial. Sindicalismo se deriva de la palabra francesa, empleada para designar

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

215

unión indu_strial (.ryndicat). Los sindicalistas aspiran a emancipar a la

clase trabaJadora ganando el dominio de la industria. Para este fin, ponen su fe en la organización de todos los asalariados en las uniones industriales. Por medio de la "acción directa" (tácticas militantes como el boicot, sabotaje y huelgas) esperan invalidar al sistema capitalista en forma tal que una huelga general de todo el trabajo en el momento ?portuno obligará a los patrones a entregar sus industrias a los trabaJadores. Entonces, los sindicatos poseerán y dominarán los medios de producción en sus esferas respectivas, uniéndose en una federación de sindicatos para constituir el gobierno central que pueda estimarse necesario. El sindicalismo alcanzó fuerza considerable en Francia e Italia con anterioridad a 1914 y en Estados Unidos está representado vagamente por la Industrial Workers of the World .. Algunos de sus eI_em:ntos han sido _adoptados por otros tipos de socialismo y por orgamzaciones de trabaJo capitalistas. El autor dirigente ha sido el francés Georges Sorel (1874-1922). Soc1ALISMOGREMIAL.Este es un movimiento relativamente reciente, sobre t~o. de na~raleza intelectual, que recibió su mayor apoyo en Gr~n Bretana _m~nediatamente antes y después de la primera Guerra Mundial. Los socialistas gremiales, encabezados por S. G. Hobson, R. H. Tawney y G. D. H. Cole, proponen un tipo de organización socia! caracterizado por un sistema peculiar de soberanía dualista. Establecen un g~bie!no autónomo en la industria por medio de los gremios nacionales (smd1eatos). Muy por el estilo de como la Federación Americana del Trabajo representa ciertos grupos de trabajadores así los miembros de los gre~ios nacionales est~rán representados en ~n congreso nacional de gremios. Como consumidores, los miembros estarían también representados en un segundo congreso político, dotado de la facultad de controlar lo~ ~red~~ impu~sto_s_por los gremios nacionales, para velar por ~a admmmracion de Justicia y llevar las relaciones diplomáticas. Se piensa que este concepto dual del estado creará y mantendrá mejor tanto la democracia política como la económica. Antes de la primera Guerra Mundial, con el crecimiento del movi~iento socialista el marxismo ortodoxo fue cediendo terreno al sociahsm~ moderado (refli.rioni.rmo), y en 1914 sus miembros, exceptuada Rus1a, estaban en muy marcada minoría. ~A_RQUISMO. El anarquismo, que con frecuencia se confunde con el soc1~is_mo,es u?11 doctrina que en esencia es la verdadera andtesis del socialismo. El ideal de los anarquistas es la completa libertad y no obligatoriedad. Acabarán con el estado totalmente con el fin de destruir

216

CARLOS MARX Y El. SOCIALISMO POST-MARXISTA

el sistema económico existente, con su acompañamiento de desigualdad en la riqueza y el ingreso. Creen que esto lo efectuará el individuo por propio acuerdo, al formar cooperativas y comunidades autónomas donde todo trabajo será placentero y prevalecerá una absoluta igualdad y completa libertad. Anarquistas filosóficos o individualistas o cristianos (Godwin, Tolstoy, Tucker) defienden una política pacífica de no resistencia. Los anarquistas comunistas (Kropotkin, Bakunin, Emma Goldman), que dominan en la actualidad, favorecen tácticas re~olucionari~s para alcanzar su meta. El movimiento es de muy escasa 1mportanc1a, excepto en algunos países latinos de Europa. EL SOCIALISMO DESDE 1914. El socialismo se ha transformado de un proyecto meramente filosófico en un programa político activo. El movimiento socialista en todo el mundo surgió primero en Alemania, bajo la dirección de Lassalle, y aumentó gradualmente en fuerza en la mayoría de las naciones europeas. De otra parte, en muchas partes del área civilizada del globo brotan organizaciones socialistas. Al estallar la primera Guerra Mundial, los diversos grupos socialista_shabían conseguido bastante buen éxito, no sólo desde el punto de vista de su crecimiento como partidos políticos, sino también en la adopción de leyes sociales que .figuraban en numerosos puntos del programa socialista. El llamado a las armas en 1914 dividió a los socialistas en la inmensa mayoría de los países en dos o más grupos irreconciliables. Puede decirse que hasta entonces, los socialistas marxistas, de todas las variedades, creían firmemente en el internacionalismo, y sostenían que los trabajadores nada ganaban en ninguna guerra, excepto en una contra el propio capitalismo. De acuerdo con esta opinión, la Segunda ~nternacional se había inaugurado en 1889 para reemplazar a la difunta Primera Internacional, y bajo sus auspicios se celebraron numerosas conferencias socialistas internacionales. Sin embargo, a medida que progresaba la primera Guerra Mundial, la Segunda Internacio!'1al fue desapareciendo tras de débiles intentos de poner .fin al conflicto, para no revivir hasta varios años después de la cesación de las hostilidades. Al contrario de lo que podía suponerse, la mayoría de los grupos socialistas europeos se unieron en el apoyo a sus gobiernos respectivos. Los miembros de pensamiento más radical denunciaron con amargura a sus hermanos conservadores por haber traicionado la causa de Marx, y fundaron nuevos partidos ordinariamente bajo el nombre de comunismo. En Rusia, los comunistas, triunfantes quizás más allá de sus sueños desatados iniciaron en 1917 una de las revoluciones y experimentos sociales más gigantescos jamás emprendidos. En marzo de ese año un levantamiento popular, bajo la dirección de los socialistas moderados

CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POST-MARXISTA

217

(mencheviques) derrocó al régimen zarista y estableció un gobierno revolucionario, sólo para ser, a su vez, derribado en noviembre por la rama comunista de los socialistas rusos (bolcheviques). Este último grupo, que desde entonces tomó el nombre de Partido Comunista no tuvo durante muchos años fe en la doctrina de Marx de que el s¿cialismo sólo podía establecerse en aquellos países en los que las instituciones capitalistas hubieran llegado a su madurez. Dirigidos primero por Lenin y Trotsky y después por Stalin, el comunismo en Rusia ha tratado de demostrar que aun en los países atrasados es posible la desposesión de las clases capitalistas si se realiza por la fuerza y se mantiene por una dictadura rígida de líderes que se eligen a sí mismos a la cabeza de unos ejércitos proletarios con buena disciplina. La Tercera Internacional, creada en 1919, y que se reúne ocasionalmente en congreso en Moscú, se proclama como la verdadera representante del marxismo. Mientras tanto, los socialistas conservadores ocuparon el poder en varias partes de Europa a la conclusión de la primera Guerra Mundial, o poco después, como en Alemania, Austria y Gran Bretaña. Antes de que los socialistas conservadores, con raras excepciones, pudieran llevar a la práctica programas de largo alcance fueron o derrotados en las urnas o desprovistos de su influencia por la aparición de dictaduras militar':s y gobiernos fascistas o semifascistas. Hoy todavía persiste el faccionahsmo engendrado en las filas de los socialistas por la prueba crfrica ele las guerras mundiales. La pugna entre el comunismo y el socialismo moderado es a veces aparentemente tan amargo como la que existe entre los sostenedores del capitalismo, de una parte, y todos los oponentes del orden capitalista, de la otra. los problemas económicos, al parecer insuperables, de la época de postguerra, han sido además responsables en buena medida del nacimiento del fascismo en Italia, Alemania y otras partes, con el resultado de que la situación actual es de una complicación casi increíble. Sin embargo, es posible, que, en vista del triunfo del comunismo ruso y de la desaparición del socialismo moderado a manos de las dictaduras fasci,stas e~ n? pocos paí5:s, la corriente !'rincipal del socialismo de hoy d.ta este mas en armon1a con .el marxismo revolucionario que con el evolucionista. En un mundo dominado por el odio y la desconfianza es concebible que las fuerzas de la razón dejen el paso por un períod~ indeterminado a las de la fuerza y la revolución.

1

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

XVII. EL PENSAMIENTO ECONóMICO NORTEAMERICANO• EN REALIDAD ha sido extraño el olvido en que, hasta muy recientemente, se ha tenido el campo casi virgen de la historia del pensamiento económico norteamericano. Por fortuna, el período de 1606 a 1865 se revela ahora en la totalidad de su desenvolvimiento económico y social en la obra verdaderamente monumental, hasta ahora en dos volúmenes, del profesor Joseph Dorfman, de la Universidad de Colum~ia, titulada El pensamiento económico en la Civilización Norteamencana 1945. Esta obra, por tanto tiempo esperada, proporciona una gran masa de materiales nuevos y corrige innumerables interpretaciones erróneas establecidas de antiguo. El profesor Dorfman sigue trabajando para concluir su investigación. EL PENSAMIENTO PRIMITIVO. Durante el período colonial, las obras económicas se ocup-aban sobre todo de la agricultura, el comercio, los impuestos, el dinero y los bancos y, en general, ,se aseme~aban a los estudios de los colegas europeos. El problema mas apremiante era crear suficiencia de dinero tanto en metálico como en papel; en este respecto los colonos fueron ios primeros en romper las cadenas de la teología europea trasplantada. Benjamín Franklin, el hombre más dcsta~o en la literatura económica norteamericana anterior a la Revolución, consagró su gran inteligencia a ·tratar ciertas cuestior.,es tales como la moneda, salarios y, en particular, la población, donde, en cierta forma, se anticipó a Malthus. Su larga residencia en Europa y su contacto per• sonal con ciertos fisi6cratas habían viciado algo sus ideas sobre la produetividad. Con la declaración de independencia en 1776, los problemas económicos ocuparon más que nunca el primer plano. Entre las contribuciones de los estadistas, sin duda las más importantes fueron las de Alexander Hamilton en sus documentos oficiales relativos a la hacienda y el comercio. Demostró facultades insupe~a~les ~e _razonamiento al abogar por un banco nacional, el uso del cred1~0pubh~o y ~l fomento estatal de la indusuia. Otros autores que merecen atención, mcómprendidos por su generación, fueron Pelatiah Webster, Samuel Gale y ~ench Coxe. Es dignu de mencionarse que la primera edición norteamencana de La riqueza de las nacionss apareció en 1789, primer' año de la nueva república de los Estados Unidos de .América del Norte.

• Para América Latina, remitimos al lector a Bl pnm,munlo .conómico 611 latino11méric11, ed. Fondo de Cultura Econ6mica, México, 1946. [T.] 218

219

Bien entrado el siglo XIX la exposición de la doctrina económica tomó, en general, la forma de servil lealtad a las teorías clásicas entonces dominantes en Gran Bretaña .. Cerrando los ojos a las grandes diferencias en las instituciones sociales y económicas de Estados Unidos en comparación con Europa, los autores norteamericanos remedaban las explicaciones de organización económica que había formulado Adam Smith y Ricardo. Sin embargo, en el hemisferio occidental se registró, antes que en Alemania o Francia y otras panes, una fuerte disidencia, cuando un número creciente de norteamericanos comenzó a examinar su situación y así a formar una concepción realista de la vida económica en un país nuevo. Esta reacción, iniciada a fines del siglo último por Hamilton y otros, se continuó por publicistas como Danield Raymond, autor del primer tratado propiamente dicho de economía (Pensamientos sobre política económica 1820); A. H. Everett; William Phíllips; Hezekiah Niles; Matthew Carey; Jacob Newton; N. N. Cardozo; George Tucker; Friedrich List, el eminente economista alemán, que se inspiró en Raymond por su bien conocida teoría del nacionalismo durante su estancia en Estados Unidos; y John Rae, inmigrante escocés en Canadá y después en Estados Unidos, quien en su DeclMa• ción de a/,gunos principios nuevos sobre economía política (1834) desplegó notoria originalidad defendiendo los inventos y la intervención estatal como la verdadera fuente de la riqueza. HENRY CHARLES CAREY. Sin embargo, todos estos autores deben ceder la preferencia al "primer economista norteamericano", Henry Charles Carey (1793-1879). Hijo de Matthew Carey, se hizo cargo de los negocios editoriales de su padre cuando todavía era muy joven, pronto amasó una fortuna y consagró la mitad de su larga vida de ochenta y seis años a escribir. Dan testimonio de su aetividad trece volúmenes en oaavo y tres mil páginas de folletos, además de una cantidad de material que se supone es dos veces mayor, en sus contribuciones periodísticas. Algunas de sus obras se han traducido a ocho idiomas. Entre las principales figuran los Principios de Economía Política, en tres volúmenes (1837-1840); Pasado, preJente y futuro (1848); y Principios de ciencia social, también en tres volúmenes (1858-1859), en el que expone su sistema completo. Con anterioridad a Carey, la mayoría de los autores norteamericanos eran clérigos, abogados o maestros que consideraban la economía como una de las artes con las que las personas educadas debían estar familiarizadas, al menos de paso.Lo mismo que sus predecesores y la gran mayoría de sus contemporáneos, era mucho más un aficionado a estas cuestiones que un economista profesional. Muy versado en histo-

220

PENSAMIENTO ECONóMiCO NORTEAMERICANO

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

ria, sociología, filosofía, psicología, matemáticas., física, química y biología, trabajó con energía para elevar la economía al nivel de la ciencia física, eran similares a las de la social, ya que las mismas leyes de armonía gobiernan el espíritu y la materia. Decía que el hombre es la molécula de la sociedad. Sin embargo, Carey es mejor conocido por su optimismo económico que por sus aportaciones, algo faltas de sistema, a la ciencia económica. Vivió en una época de prosperidad fenomenal en Estados Unidos. La población aumentó durante este tiempo de cuatro a cincuenta millones; las carreteras, canales y ferrocarriles abrieron con increíble rapidez un inmenso territorio nuevo; una avalancha de inventos redujo los costos de producción y elevó el nivel de vida; la tierra era barata y abundante; los salarios altos; y el precio de los alimentos bajos. Era, en verdad, sorprendente, el contraste entre los medios europeo y norteamericano de aquellas décadas, entre una economía basada únicamente en la escasez y otra en la abundancia. Rara vez, y con mucha razón, se ha visto economista alguno tan influenciado por el ambiente. En consecuencia, aun cuando profesaba la más alta admiración por Adám Smith, rompió por completo con ciertas doctrinas clásicas. Despreció al máximo el principio malthusiano de la población, la ley de los rendimientos decrecientes -y, con ella, la ley ricardiana de la renta, la teoría de Ricardo de los salarios, y la creencia clásica en la libertad de comercio-, formuló una teoría de reproducción del valor y proclamó "una armonía perfecta del interés real y verdadero entre las diversas clases de la humanidad". Afirmó que a medida que progresa un. país, aumentan todas las participacione1> en el ingreso recibido por los terratenientes, capitalistas y asalariados, pero que los salarios aumentan en relación a las otras participaciones y de este modo esta tendencia hacia la igualdad entre las clases industriales contribuye al equilibrio y armonía. Sin embargo, este resultado feliz se hacía depender de su "principio de asociación". Impresionado profundamente por la riqueza de las poblaciones citadinas en comparación con la pobreza de la "frontera", llegó al convencimiento de que el incremento de la riqueza nacional y la eficiencia dependía de un equilibrio adecuado entre la agricultura y la manufactura, y la igual prosperidad, relativamente, en estos dos grupos, de la actividad económica. Afirmó que cuando los productos agrícolas se consumían por una población urbana próxima al lugar de producción, los costos de transporte eran mucho más bajos, y el capital estaba consagrado justamente a mejoras permanentes, en especial construcciones, en vez de utilizarse en el comercio y el transporte. Este razonamiento estaba muy desfigurado por el hecho de que los fabriéan-

tes ~e :Filadelfia, su ciudad natal, se veían obligados a pagar altos salanos a sus empleados para impedir que éstos los abandonasen en busc~ de tier~a barata ~~ el Oeste. Por eso Carey, que al principio era un librecambista, florecio como .defensor de la idea del mercado nacional y como un ardiente proteccionista. Fue t~~ e~.tensa la influencia de Carey que con frecuencia se aplica la e~presion escuela norteamericana" a él mismo y sus partidarios que incluyen a E. P. Smith, William Elder, H. C. Baird, Charles Nord~ hoff, Horace Greeley, Robert Ellis Thompson y Francis Bowen además de o_trosque estudiar~n en Alemania e Italia. No obstante, s~ importan~ia se ha desvanecido para las generaciones posteriores. En realidad su timbre gl?ria radica s?bre todo en su reacción, poco crítica, contr¡ 1~ aceptacion, igualmente mmotivada, de las doctrinas clásicas británicas por _los n?rteamericanos de su época. Es un ejemplo brillante del tan repet~do dicho de que un economista tiende a reflejar el medio en que vive.

221

?;

Entretanto, el estudio de los problemas económicos prácticos eclipsaba_el desarrollo tardío de una teoría general de la economía. Controv~rs1as arancelarias, posesión de tierras, impuestos y deudas, moneda y dificultades bancari~s, mejoras públicas, movimiento obrero, esclavitud, pró$ramas y expenmentos comunistas, surgimiento de los grandes negoc10s; estos, y otros problemas especiales, eran discutidos con ardor por numerosos au~ores, en cuya producción hay poco que tenga más q;ue un valor _pasaJe~o.Las figuras más prominentes de esta época, en e.erra forma mdefimda, com? !)avis ~- W ells, que examinó los problemas fiscales de la Guerra C1vd, han sido convenientemente estimadas. Otras; como Horace Greeley, editor por mucho tiempo de Tribrme de Nueva York, nunca han _sido estudiadas lo bastante. El que tuvo mayor de~anda popular fue mdudablemente el autodidacta y reformador social Henry George (1839-1897), la venta de cuyos libros ha excedido en mucho a la de cualquier otro economista norteamericano vivo 0 mu~rto, y de todos los economistas europeos, con excepción de Adam Smith y Carlos Marx. ~ENRY GE?RGE. Vivió primero en California y luego en Nueva Yonc: en u~a ep~a en que el valor de las tierras subía con rapidez, quedo muy impresionado por la paradoja de riquezas inmensas al lado de la po~reza y escualidez. Convencido de que la causa fundamental de esra desigualdad era la retención por los terratenientes del aumento en los va!ores de las tierras, publicó en 1871 un opúsculo titulado N,._e;tra tierra y nttestra política territorial en el que defendía la sustitucmn de todas las formas existentes de tributación por un impuesto

222

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

único sobre lo que se recibe por renta de la tierra. Después de mucho estudio, esta teoría general fue muy elaborada en su obra memorable Progresoy pobreza (1879). Este libro tuvo un inesperado éxito, debido en parte a su estilo agradable; se han vendido unos dos millones de ejemplares. Siguieron después La cuestión agraria irlandesa (1881), Problemas sociales (1884), Protección o Ubrecambio (1891), Un filósofo absorto (1892), y La ciencia de la economía política (1898), que completó su hijo después de la muerte del autor. Estos libros apenas hacían otra cosa que repetir sus ideas fundamentales, y son interesantes sobre todo porque indican la amplitud de sus lecturas económicas después de la publicación de Progreso y pobreza. Por dos veces luchó por la alcaldía de Nueva York. Al morir era una figura internacional. Como punto de partida, George afirmó su convicción de que la tierra es un don gratuito de la naturaleza y herencia legfrima de la humanidad . Sin embargo, con el crecimiento de la población, toda la · tierra del país tiende a ocuparse, y los recién llegados se ven obligados a establecerse en terrenos inferiores. Como la tierra se convierte así en propiedad privada, el trabajo se conserva pobre porque debe pagar por el uso de la tierra las condiciones impuestas por los terratenientes. Los progresos en las artes de la producción permiten un mayor producto total de la industria, pero "todas las ventajas obtenidas por el progreso van a parar al propietario de la t~erra". El remedio para esta simple causa de pobreza era, evidentemente, privar de su remá a los terratenientes. Para realizar esto, George propuso, no una propiedad estatal absoluta de la tierra, sino un impuesto sobre el total rentable anual de la tierra, permitiendo a los propietarios conservar la propiedad de su tierra. En realidad, aspiraba, en definitiva, a hacer la tierra de propiedad común, y así lo manifestó de manera expresa. Además, propuso la suspensión de todas las otras formas de tributación. De aquí el renacimiento de la expresión fisiocrática "impuesco único", en conexión con este plan de reforma. Sabía perfeetamente que la sugestión de un impuesto único sobre la renta de la tierra no éra ni mucho menos nueva, y declaró su agradecimiento a los fisiócratas. Se consideraba, en efecto, su descendiente doctrinal. George sostenía que toda la tierra sin cultivar debía ponerse en producción, y debía obligarse a trabajar a toda la gente sustentada antes por su renta; que el impuesto sería así fácil de cobrar y no sería modificable, q~e el ingreso total de la comunidad aumentaría inmensamente por medio del esdmulo a la producción, se reducirían a un mínimo las desigualdades en la distribución de la riqueza, desaparecerían la desocupación y las depresiones, y tenderían a desaparecer las causas de la pobreza.

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

223

El aauncio de esta panacea para los males económicos y sociales fue salud~da c?n mayor interés y aprobación en el extranjero que en su prop10 pa1s. En Gran Bretaña, Australia y otras partes, se hicieron var1~ ensayos en_gra_n escala para llevar a la práaica sus teorías por .medi~ de la legislación. En Estados Unidos, incontables partidarios entusiastas trataron de popularizar sus doctrinas por medio de los clubes .Henry Ge:1r~e. En años recientes se han iniciado varias colonias d: m~pucst~ unico, y en Nueva York se ha creado una Escuela de Ciencia Social Henry George. Al principio, los econoi_nisra_sacadémicos recibieron la aparición de Prog~es~1 pobreza con sdenc10 casi completo. Cuando no pudieron ~ ~guu ignorando el verdadero furor causado por las discusiones p~bhcas en t?rno a sus teorías, atacaron tanto su método como fa doctrma en conJunto, con una severidad sin compasión. Trataron de demostrar q~e teoría de "~os derechos naturales" carece por completo de bases his~oncas; que el impuesto único es demasiado inflexible; que del estado·• que la dificultad adm mistratJva · · · da poco d' · caena • en los gastos . e JSt~n~u entre la tierra y el capital invertido en mejoras permanentes sena msuperable; que los salarios y las ganancias, y no la renta, son los que absorben la mayoría del aumento de ingresos a que den !u~r los progreso~ en 1~ ~roducción; que el impuesto discriminaría JOJUS:'1°1ente a qu1e~es mv1erten en tierras y no en otras formas de propiedad; Y que s1 la renta económica se gravase como un increment? no ganado: la justicia común impone que otros incrementos semeJ~ntes, como_mgresos de monopolio, ganancias afortunadas en los negocios, beneficios en la bolsa de valores y las herencias ta b. , d b' El . , m 1en e Jan gravarse. impuesto único no puede considerarse en forma alguna, como el _remedio único para los problemas sociales' modernos. Mas estos mismos economistas, apoyaban generalmente el criterio de ~ue un impuesto parcial sobre los incrementos futuros del valor de la ne~:ª era deseable al menos para complementar otras formas de tributa~J~n. Reconocieron espontáneamente que George proporcionó un ~rv1~10 ~?table sacan~o a primer plano la cuestión de la justicia en la d1stnbuc1on, y le elogiaron por su agudeza en cienos aspectos teóricos de la relación entre los salarios y la renta. Aunque no puede incluírsell!!I' e~ el rango de los ciendficos, Henry George será recordado por mucho tiempo como una de nuestras grandes fuerzas liberales.

!ª.

LA ENSEÑANZADE LA ECONOMÍA.En tanto, la enseñanza de la economía había experimentado una curiosa evolución. En 1800 cuando se empezó a mencionar la economía en cursos de filosofía ~oral la instrucción estaba por lo general en manos de ctérigos, activos o r~ti-

224

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

rados. El reconocimiento académico de la ciencia parece que se produjo primero en 1817, cuando el Rev. John McVickar fue nomb_rado catedrático de filosofía moral y economía política del Columbia College (ahora Universidad de Columbia); pero hasta 1865, en que el profesor Perry ocupó la cátedra de economía política e? el ~il~ia~s College, en Massachusetts no se concedió a la econom1a la dmmc1on de una ciencia independiente. Poco después, se crearon. con más frecuencia cátedras de economía. Charles F. Dunbar fue el primer profesor de economía política en Harvard en 1871, y al año siguiente, W~lliam G. Sumner y el General Francis A. Walker, ocuparon, respectivamente, las primeras cátedras de economía política
PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

22:;

mas gigantescos a que dio lugar esta transformación. En consecuencia, comenzó una emigración de estudiantes, casi sin paralelo en la historia de la ciencia moderna. En aquella época la mejor enseñanza y los métodos más rigurosos de investigación se hallaban en Alemania. Y fue principalmente hacia ese país a donde los jóvenes científicos norteamericanos emprendieron su viaje, para trabajar bajo la dirección de los- jefes de la escuela histórica. Probablemente el primero en partir, en 1873, fue John Bates Clark, que después figuró con los máximos econ~mistas teóricos del mundo. Hacia 1880, E. J. James, J. F. Johnson, H. W. Farn~m, S. N. Pacten, R. T. Ely, A. T. Hadley, E. R. Seligman, F. \V. Tauss1g, H. C. Adams y algunos otros habían cruzado al océano para ampliar estudios. Durante los 1880 y 1890, y aun en años posteriores, continuó esta héjira en proporciones considerables, con ocasionales desviaciones a Viena para estudiar con Menger, Wieser y BohmBawerk. A su regreso a Estados Unidos, estos pioneros obtuvieron puestos docentes o revelantes, asumieron un papel directivo y sentaron las bases para el estudio científico de la economía que había madurado y era ahora nacional. LA ASOCIACIÓNECONÓMlCANORTEAMERICANA. Alentados por el entusiasmo, estos jóvenes iniciaron un movimiento para organizar a los economistas norteamericanos en una asociación profesional. Tal paso había sido ya dado por los economistas alemanes en 1872. Por otra parte, en 1839 se había fundado la Asociación Estadística Norteamericana, y en 1884 la Asociación Histórica Norteamericana. La Asociación Económica Norteamericana inició sus funciones en 1885. Sus espíritus guías fueron los profesores Ely y Seligman, el primero de ellos desempeñó durante los siete primeros años el cargo de secretario sin retribución. Se_persuadió a Franc!s A. Walker, que era entonces ;reside~te_ del Instituto de Tecnolog1a de Massachusetts, y el economista prmci~al -~e la época en Estados Unidos, a ser el primer presidente de la asoc1ac1on.La fama de_Walker corno economista descansa, en parte, e~ _su labor como supenntendente de los censos federales noveno y dec1mo, en par_te,en su crítica d~ la doctrina del fondo de salarios y a haber dado ongen a la pretendida teoría residual de la distribución. Durante los primeros siete años de su presidencia la asociación se asencó sobre bases firmes. Después, la presidencia se redujo a dos años h:ista 1908, en que se establecieron plazos anuales. En los últimos cincuenta años han s!
226

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

y el comienzo de otra. La Asociaci6n debi6 su formación en primer término al deseo de los j6venes recién regresados de Europa de protestar colectivamente contra la actitud en boga de los economistas de Estados Unidos en favor del laissez-faire, y de adoptar el método de "mirar y ver". En la declaraci6n de principios formulada por la primera reuni6n en 1885, se destacó mucho el punto de vista alemán. Por ejemplo, el ardculo m decía como sigue: "Consideramos al estado como un orga• nismo cuya ayuda positiva es una de las condiciones ihdispensables del progreso humano." Esta declaración de princi~ios fue. desechada en 1888. Los objetivos de la Asociación han continuado siendo, durante el último medio siglo, el estímulo a la investigación económica científica y la total libertad de discusión en cualquier aspecto de la economía. . Razonablemente era de presumir que los hombres preparados en Alemania se volverían de espaldas al estudio teórico y se dedicarían a los estudios históricos. Así ocurrió en cierta medida; pero los miembros . más capaces del nuevo grupo consagraron sus aptitudes al desarrollo de la economía como una ciencia abstracta. Hacia el fin del siglo XIX el razonamiento deductivo llegó a ser el dominante. Las razones son fáciles de comprender. . Primero estuvo la controversia de moda cuando las aportaciones fundamentales de los teóricos europeos de la utilidad .marginal comenzaron a penetrar profundamente en el pensamiento norteamericano a través de las traducciones inglesas de las obras maestras austríacas. Con la publicación de los Principios de economía de Marshall _en 1890 se añadió más combustible al incendio ya de grandes proporc10nes. En segundo lugar, la preparación económica recibida por estos hombres en Alemania era más teórica de lo que a veces se imagina. Los maestros alemanes además de estimular a sus estUdiantes por los caminos y métodos de• la investigación histórica, tenían que responder a cuestiones especulativas y, por lo tanto, a razonar acerca de los fenómenos económicos, como lo habían hecho los clásicos. Finalmente, dio la coincidencia que los dos estudiosos norteamericanos más destacados_poseían una aptitud natural para la abstracción; J~hnBates Clark_y Suno~ Nelson Patten fueron los primeros economistas notteamericynos dignos de mencionarse al mismo tiempo que Ricardo, Mill, Jevons, Marshall, 1 Menger, Schmoller y otros de la aristocracia de la economía. JoHN BATES CLARK.Nació en Providence, Rhode lsland, en 1847

y se graduó en el Amherst College a los v~inticinco ª?ºs, partiend~ ~ Europa donde estuvo casi tres años ampliando estudios en las un1vcrsi1 Véase R..T.

Ely, "John Bates Clark"y "Simon Nelson Patten",The Peopú's

MOMJ,nov.-dic. y ·mar.-abr.y jul., 1936, respectivamente.

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

227

dades de Zurich y Heidelberg. En Heidelberg fue condiscípulo de Bohm-Bawerk, con Karl Knies, maestro eminente de Wieser, Ely, Seligman y otros muchos que habrían de alcanzar puestos de importancia. A su regreso a Estados Unidos, Clark enseñó economía sucesivamente en los colegios c:arleton, Smith y Amherst, en 1895 se le llamó a la Universidad de Columbia y prestó allí sus servicios hasta que se retiró en· 1923. Fue el tercer presidente de la Asociación Económica Norteamericana. Su primer volumen publicado, Filosofía de la riqueza (1885) era una colección de ensayos sueltos, la mayoría de los cuales habían aparecido en per~ódicos, y en el que, con una gracia de estil_o no siempre presente en sus obras posteriores, mostró una originalidad notable en el campo de la teoría pura. Algunas, de entre las muchas ideas interesantes anticipadas en este libro, merecen mencionarse de pasada. Afirmando que los clásicos se habían equivocado gravemente al imputar a la humanidad el único motivo material del propio interés en la actividad económica, al favorecer la competencia individual y al negarse a considerar a la sociedad como un todo orgánico en vez de un agregado de individuos, comentó ciertos males económicos de la época y abogó por la aplicación de la ley moral al progreso económico con el fin de que pudiese poner en ejecución una "verdadera ley de distrib11ción". De importancia más inmediata fue el anuncio que hizo al mundo de la aplicación a la teoría del valor de la noción de utilidad marginal, empleando la expresión "utilidad efectiva" para clenotar los servicios adicionales de las unidades marginales. Mantuvo siempre que esta concepción del valor exisda en él en embrión antes de su viaje de estudios a Europa, y que si bien estaba muy en deuda con Knies por las fructíferas ideas sobre la teoría del valor, él elaboró la importancia fundamental de la utilidad como un factor en el proceso de fijación del precio, ignorando por completo el trabajo similar hecho por Jevons, los austríacos y Walras. En todo caso, la doctrina de la utilidad marginal que él desarrolló fue dada a luz con una terminología diferente de la de otros creadores, y fue la exposición de esta doctrina la que hizo que llamase la atención de sus contemporáneos en forma sorprendente. Había muchos entre sus amigos que esperaban que llevaría su disgusto hacía la economía tradicional, manifestado en Filosofía de la riqueza, hasta el punto de ingresar en las filas como un cruzado activo contra los males de la sociedad que tan calurosamente atacaba en su libro; pero Clark era mucho más un nombre de meditación que de acción, y las acciones no siempre hablan más alto que las palabras. Continuó sus tranquilas reflexiones año tras año, publicando mucho de su pensamiento en forma periodística hasta que en 1899, apareció el

228

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

producto ya refinado en forma de libro, bajo el título de La distribución de la riqueza. "LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA".Es en este volumen que hizo época, en el que quedó establecida con firmeza su reputación como teórico; se apartó extrañamente, excepto en un caso -y éste es de la mayor importancia- de la posición que había adoptad<1-en su primer libro. Escribió La ftlo1ofia de la riqueza, según sus propias palabras, para "lectores y pensadores que estuvieran desde hacía tiempo en oposición contra el espíritu general de la vieja economía política". En aquél libro _ descargaba su furia contra las premisas sentadas por la escuela clásica y era especialmente cáustico en su condenación de la competencia del trabajo . Por el contrario, en La distribución de la riqueza invirtió su punto de partida e hizo de estas mismas premisas el supuesto básico de su razonamiento. En su primera obra describió a la competencia como una institución desgraciada y posiblemente agonizante; en la segunda escribió que la competencia no sólo era inextinguible, sino benéfica. Una explicación parcial de esta aparente media vuelta la hallamos en el hecho de que .en el ínterin había resuelto utilizar su análisis marginal como punto de partida para la formulación de una teoría científica de la distribución , esto es, para subdividir el trabajo de investigación en dos partes. Estimó mejor intentar primero que nada descubrir las leyes que regulan la determinación de valores y distribución en una situación estática imaginaria, y después ofrecer algunas dinámicas ( de progreso). Esta última parte de la. faena era la que él consideraba como la más difícil e importante de las dos, ya que su ejecución "ocuparía a generaciones de trabajadores". Por consiguiente, La distrib11ci6n de la riqueza es sobre todo un esfuerzo ''heroicamente teórico" para dilucidar una "ley natural de distribución" en una sociedad libre de todas las perturbaciones ocasionadas por el progreso o el cambio. El economista que intenta desarrollar generalizaciones aplicables a la vida económica está, por desgracia, impedido de usar el método tan liberalmente ' al alcance de los trabajadores de las ciencias físicas. El químico o el físico, por ejemplo, llegan a sus conclusiones después de aislar y experimentar con fenómenos selectos. En cierto sentido, todo está bajo su control; pero no ocurre lo mismo con el economista. Para él nada o muy poco escá controlado, porque él se ocupa de un mundo en cambio constante . Por lo tanto, puede buscar su camino formando un mundo imaginario en el que la vida se desenvuelve bajo ciertas condiciones supuestas, en la esperanza de que tal procedimiento Je ayudará a comprender lo que pasa en la realidad. En efecto, esto es lo que Clark hizo y nadie le ha superado en la sutileza con que cumplió con la tarea

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

229

que se .impuso. Su estado estático, en el que las fuerzas económicas son permanentes, es algo similar al estado de equilibro normal descrito por Marshal~. Es el esta~o "natural" o "normal" que la sociedad tendría "si el ,traba¡o Y el ca~1;al fueran fijos en cantidad, si las mejoras en el ~etodo ~e produ_cc1onse suspendieran, si cesara la consolidación de capital , Y s1 no variaran las necesidades de los consumidores". . , C!ar~ ~~rma que en tales circunstancias los factores de la produccw~ _recibma~ una parte del ingreso total correspondiente a su contribuc10n .ª e~e mgreso. El trabajo recibiría lo que el trabajo había creado, los cap1talrstas lo que el capital había creado y los negociantes (empren~edores) lo que la función coordinadora hubiera creado. En ·el es:11d1?,que le co?dujo a aceptar esto como la "ley natural" de la dismbucmn, como el la llamó, siguió el procedimiento siguiente (muy brev 7men_teexpuesto). Excluyó la tierra como factor distinto de la producc:ón, mc.luyéndola bajo el título de capital. Luego adoptó el pi•nto de v1st~ de. los negociante~ respecto al capitrJI. .~osteniendo que el c~pital es _s,mplemente_lacantidad de dinero invertida en aquellos artf<..ulos '.natenales pro?ucuvos, como fábricas, herramientas, maquinaria, gran¡as Y c~nstrucc1~nes urbanas . De este modo redujo el capital a un fondo de capital móvil que llamó "capital social" Con el fin de dar h .d d . ·¡ una o~ogenei a s1~1 ar .. al tr?bajo, redujo a todos los trabajadores a unidade~ pr~u~uvas ( traba¡o social"). Esta llamada fu1ió1i del trabajo Y el cap1_?l,mc1dentalmente, no fue idea original suya. Realr~ado esto, ~plicó la doctrina de la utilidad marginal al precio del traba¡o Y e! capital. Exactamente lo mismo que los valores de los prod~ctos comentes se determinan por los valores de las unidades margmales (o finales) de los mismos, afirmaba así el valor del traba¡·o y el ca 1· 1 fi' ' d f> t_a se Ja P?r los valores de las unidades marginales (o finales) el trah~J? Y el capital. El rendimic::mo del capital se determina por la produmvidad ~~ la unidad m~rginal de capital y los salarios se fijan por la produc_uv1dad del traba¡ador marginal. Este trabajador marginal ~o es, _necesanamente, el último trabajador alquilado en punto a tiempo smo ~implemente uno cualquiera de los trabajadores de Ja fuerza d~ ~raba¡o total, ya que Clark parte del supuesto de que codos los traba¡ad~res son _d: i~ual eficiencia (y además, que todas las unidades de carual son idcnt~cas). Clark también daba por supuesto que cada patron, ~n su voracidad p~r obtene~ las mayores ganancias posibles, prorratena el uso de trab~Jº. y capital de modo que el valor del increme~to d 71_producto atnbmble a la unidad marginal de trabajo y capital seria _casiigual al gasto ocasionado por esa unidad. En otras palab la unidad m_argi,nalde trabajo y capital es la unidad que se paga tamente a si m1sn1a.

e::~

230

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

Esta es, pues, la teoría de la productividad marginal de la distribución que se encuentra incorporada en tantos libros de textos de economía modernos, especialmente en lo que se refiere a la determinación de salarios. La teoría descansa sobre las bases del libre juego de la competencia, la supremacía del principio del propio interés entre los hombres y la superioridad del régimen de propiedad privada sobre cualquier otro orden económico. Cualquier cosa que se piense de la teoría, desde un ángulo estrictamente cientiñco, es una doctrina muy aceptable en su afirmación de que. en una situación estática la libre competencia entre los patrones asegura al empleado el valor total de su producto. Algunos críticos han llegado a sugerir, sin comprobación, que Clark anticipó esta teoría particular con objeto de mostrar que el problema de la justicia distributiva es tan capaz de solución en un sistema capitalista como en uno socialista. Clark había esperado consagrarse sinceramente a lo que llamaba "dinámica económico-social". como lo había hecho al estudio de los fenómenos sociales estáticos; pero nunca pudo hacer realidad el proyecto. Dos libros más salieron de su pluma, El problema del monopotto, en 1904 y EJenciade la leoria econ6mica, en 1907; mas no añadieron gran cosa al esquema del campo de la dinámica con que concluyó La distrib1,ci6n de la riqueza. El problema del monopolio es de interés sobre todo porque destaca vigorosamente la competencia potencial como el factor principal en el control de las "combinaciones" y monopolios industr!aJes. En Esencia de la teoría 11con6micaconfirma su criterio, declarado con anterioridad, de que las leyes dinámicas de la sociedad se basaban y diferían muy poco de sus leyes estáticas, proporcionando así una visión del futuro bastante optimista. Al juzgar este sistema económico, algunos economistas lo consideran como una obra de arte, en tanto que otros sostienen que Clark proyectaba una explicación en esencia ciendfica del mundo económico tal como existía en la época en que escribió. Sin embargo, es probable que todos estén acordes en que tanto en el método como en sus realizaciones se aproxima a Ricardo más estrechamente que cualquier Otro economista norteamericano. A su muerte, en marzo de 1938, era posiblemente el más elogiado por todos los economistas contemporáneos. SIMÓN NELSON PATIEN. En agudo contraste está Simón Nelson Pacten (1852-1922), décimo presidente de la Asociación Económica Norteamericana, y, calificado por el difunto profesor Seager, de la Universidad de Columbia, como "el economista más original y sugestivo que ha producido Norteamérica". Nacido en el estado de Nueva York, se educó en una granja de Illinois y dotado de una inteligencia juvenil

PENSAMIENTO ECONóMICO NORTEAMERICANO

231

inquisitiva e indisciplinada, emprendió un viaje a Alemania en sus primeros veinte años en busca de mayores conocimientos en el campo de la filosofía. Estudió durante tres años en Halle bajo la dirección de Johannes Conrad, miembro prominente de la escuela histórica, graduándose en tilosofía en 1878 a pesar de su limitado conocimiento del alemán. Siguieron después años de desconcierto al fin de los cuales se arregló para escribir y publicar su primer libro, Premisas de Economía Politica. Fue tan grande la aceptación que adquirió por su examen penetrante de la economía clásica, que se le nombró profesor de economía política en la Universidad de Pensilvania, donde permaneció hasta su retiro en 1917. Durante su carrera universitaria fue el más prolüico escritor, aunque nunca aprendió a escribir con soltura y muchos de sus libros eran en realidad opúsculos. Los más importantes para el economistas son los siguientes: El cons#mo de riq#eza (1889); Las bases econ6micas de la protección (1890); Principios de trib#taci6n racional, (1890); Teorla de la economía dinámica ( 1892); Teoría de las flHlf'Zassociales ( 1896); Historia del pensamiento inglés (1899) que es su libro más enenso; Teoría de la prosperidad (1902); Herencia J progreso social (1903); Nuevas bases de la civilización (1907) y Reconstrucci6n de la teoría econ6mica (1912). Poco después de su muerte se publicaron algunos de sus artículos periodísticos bajo el título de Ensayos de teoría económica (1924). Una gran parte de su obra última bordeaba la frontera entre la economía y otras ciencias sociales, y hasta se aventuraba en los campos de la matemática y biología, además de haber publicado una ?ºvela: Mud Hollow, en 1922. Era uno de esos raros individuos que mtenro acaparar toda clase de conocimiento. El genio de Pateen descansa en su agudeza de observación. Clark dijo, en una ocasión, que en uno u otro momento había anticipado todos los descubrimientos últimos en economía. Gran elogio, en verdad; pero si algún economista ha merecido alguna vez ser conocido como el gran "anticipador", ese fue Patten. Con su pie afirmado en la tierra, miraba continuamente hacia el futuro, y la visión que recogió fue la que el curso subsiguiente de los acontecimientos ha demostrado ser verdaderamente profética. Sería larga la enumeración de sus predicciones de lo que ya ha ocurrido o está en vías de ocurrir, pero como Oark afirmó también, Pacten nunca trabajó completamente al margen de sus ideas. Las limitaciones de la inteligencia humana son tales que sólo muy rara vez es concedido a un hombre sobresalir tanto en la originalidad intelectual como en la perfección sistemática de su pensamiento. En .el caso de Pacten existía además 1a circunstancia de que muchas de sus teorías requerián muchos años de desarrollo social y económico

232

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

antes de que fuera posible construirlas en forma completa. Su pensamiento era un crecimiento continuo y ordenado, pero nónca culminó en algún libro bien terminado comparable a La riqueza de las naciones o a La distribttción de la riqueza, de Clark. En el fondo de los brillantes fragmentos de su pensamiento había ciertas influencias ambientales. Por ejemplo, existía su naturaleza per• sonal paradójica, en la que se combinaba el entusiasmo moral del presbiteriano escocés, la terquedad del irlandés, la persistencia de lo escocés y la independencia del terrateniente de la "pradera" ncrteamericana. Al final de sus días mostró signos de muchacho campesino desmañado. Tenía también influencias de sus contactos con los alemanes, porque en Alemania J.e impresionó especialmente los inteligentes hábitos de los alemanes y la forma en que usaban económicamente su riqueza. También influyó la importancia que sus profesores alemanes daban a las interacciones de los motivos económicos con los no económicos en la conducta humana, y su insistencia acerca de la gran expansión de las facultades del estado. Pero fueron más fundamentales la!. características del medio norteamericano en que creció y en que se movió cuando adulto, agudo observadOf de los rápidos cambios social y económico que se operaban en torno a él. No era un simple estudioso de los libros, aunque estaba muy enfrascado en la economía clásica y especialmente en los Principios de economía política de Mili, que se dice que releyó año tras año. Era sobre todo el economista norteamericano que tratara siempre de reexaminar los conceptos de sus predecesores en función de los fenómenos norteamericanos. Más importantes fueron las impresiones indelebles que dejaron en él, durante sus años de formación, las praderas de Illinois. Aquí advirFiÓla bondad, al parecer, inagotable, de la naturaleza, la creciente eficacia del trabajo a medida que se aplicaban a la tierra cantidades mayores de capital, y el optimismo ilimitado de las gentes de la "frontera" en su lucha contra los elementos de la naturaleza. ECONOMÍADINÁMICADE PATIEN. Parten, pues, casi no utilizó la teoría estática, considerándola como desprovista de fundamento cuando se hacía la comprobación crucial de la experiencia. Si había alguna ley económica en que creyese, seguramente era la del cambio social. Conocedor del presente, vivía en el futuro. Fue un reformador, un revolucionario, que trabajó siempre por la reconstrucción del mundo. Su filosofía era pragmática, similar a la de William James y John Dewey, a los que organizó en torno a las fuerzas constructivas de Norteamérica. No era pesimista. Para él la economía no fue nunca la ciencia del des• encanto, sino más bien del optimismo: una fuerza vital, creadora.

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

233

De ahí su ataque a las creencias tradicionales. Negó la existencia de la ley de rendimientos decrecientes, combatió las leyes clásicas de la renta y la población, consideraba el monopolio y las condiciones no competitivas como la situación normal, favoreció la protección a la industria nacional como política nacional permanente, y recalcó la conveniencia de una planificación social por medio de la intervención ~st~tal en los asuntos privados. Los gastos de trabajo, sostenía, eran los umcos costos de producción, pero la tasa de ganancias no tendía al mí~imo. A su juicio, la renta económica era un ingreso diferencial que no iba tan solo a los propietarios de la tierra, sino también a los trabajadores superiores y a los técnicos y patrones más capaces. Fue de máxima importancia la elevada posición que asignó al campo del consumo, ya que en su economía elevó el consumo al lugar que el valor ocupaba en el pensamiento económico. Formuló cinco leyes de consumo, tales como las de armonía y variedad, el efecto general de las cuales era indicar cómo podría mejorarse el consumo de modo que rindiese máximas satisfacciones a lós consumidores; bastaba que los hábitos de consumo se amoldasen a los nuevos productos y potencialidades inestimables de Estados Unidos. Por ejemplo, luchó en favor del pan de maíz en vez del pan de trigo, sosteniendo que el país estaba mejor acondicionado ,para producir maíz que trigo. Y continuamente amonestaba a la gente para que comiese para vivir en vez de vivir para comer. Él mismo dio ejemplo llevando una vida ascética. En relación con esto es notable su concepto de la transición de una economía deficitaria, basada en el dolor, a una economía en exceso, basada en el placer. Afirmó que la sociedad tendía al progreso, desde una etapa de consumo no diversificado y métodos de producción de inmensos costos reales a otra en que el consumo se diversifica y los artículos se produjeran con un mínimo de costos reales. De este modo, el progreso de la sociedad se mide por el exceso de la satisfacción producida por los artículos de todas clases sobre los costos reales de producirlos. Además, como Clark, era el tipo de pensador deductivo, que usa el método por el cual tanto atacó a los clásicos. Rara vez ordenó los hechos en apoyo de sus conclusiones o intentó desaprobar con cifras las teorías de los otros. Los hechos que aducía se exponían simplemente a modo de ilustración de las teorías que formulaba. Por eso algunos de sus supuestos incomprobados resultaron ser hasta ridículos, pero en general sus teorías, a la larga, resultaron tener la gracia salvadora de la exactitud. A su tiempo los hechos vinieron a probar que tenía razón en cuestiones tan diversas como la prohibición, métodos de enseñanza, cambios religiosos, feminismo, control industrial, adelantos técnicos, sindicalismo y problemas interiores en Norteamérica. Y todavía fue

234

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

más grande como maestro, al inspirar a muchos que estudiaron ~jo su dirección para continuar trabajando sobre los problemas económicos y estadísticos que tan brillantemente interpretó. El genio intelectual no necesita obedecer regla alguna. Por agrias que fueran las críticas de Patten a no pocas de las ~octrinas económicas convencionales, han sido opacadas por los escntos de alguien cuya pluma ágil ha hecho más que la de cualquier otro pensador noneamericano reciente para plantear nuevos problemas ante los estudiantes de teoría económica. En cualquier relación de los economistas noneamericanos de la generación pasada hay que incluir el nombre de ThÓrstein Veblen (1857-1929). TH0RSTEIN VEBLEN. Nacido de inmigrantes noruegos en una granja de Wisconsin, Veblen pronto dio pruebas de un vigor mental poco común. Después de hacer su bachillerato en el Carlton College, donde estudio economía con John Bates Oark, prosiguió sus. estudios en las universidades Johns Hopkins y Yale, obteniendo el grado de doctor en filosofía en Yale en 1884. Debilitado por varios años de enfermedad, hasta 1891, cuando tenía treinta y cuatro años, no comenzó a enseñar economía. Tenía treinta y nueve cuando se le nombró instructor, y, cuarenta y tres cuando llegó a profesor ayudante. Nunca logró ser profesor titular. Desde 1892 a 1906 fue miembro de la facultad en la Universidad de Chicago; de 1906 a 1909 enseñó en la Universidad de Lelan Stanford, y de 1911 a 1918 en la Universidad de Missouri. De 1919 a 1925 dio conferencias en la Escuela Nueva de Investigación Social en Nueva York, retirándose después, por motivos de salud, de toda función docente a California, donde murió cuatro años más tarde. lo mismo que Oark y Patten, su enseñanza se dedicaba casi exclusivamente a los estudiantes graduados. Sin preocuparse por las amenidades de la vida, su carrera académica fue mucho más agitada de lo que podía haber sido. En 1924 se le ofreció la presidencia de la Asociación Económica Norteamericana, pero rechazó el nombramiento. El primer título, en su larga lista ele publicaciones, fue T eoria de la clase ocioJa• (1899). Después apareció Teoría de la emfJfeJaeconómica ( 1904), probablemente su obra más imponante. Antes de la aparición de su tercer libro transcurrieron diez años, lnJlinto de la maeJtría (1914) del que él mismo declaró que era su único libro importante. En sucesión más bien rápida siguieron A_lemaniaImperial y Re11olucióninduJirial (1915); La emeñanza Juper,or en Norteamérica (1918); NaturaléztJde la paz ( 1919); Lugar de la cie11ciaen la ci11ilizaciónmoderna .'J otroJ enJa,yoJ( 1919); LoJ intereses cretldos'Y • Ed. esp. de Fondo de Cultura Económica, México, 1944. [T.}

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

23S

el estado de las artes industriales (1919); Los ingenieros y el sistema de precios (1921); y PropiedadabsenJistay la.rempresaJeconómicasen tiempos recientes (1923). Con frecuencia colaboró en revistas científicas y otras publicaciones. PERSPECTIVADE VEBLEN. Las preocupaciones de Veblen parecen haber vagado muy al margen de las de los economistas convencionales. En realidad era un lector insaciable, en la mayoría de las cuestiones del conocimiento, poseyendo lo que llamaba una memoria "esparadrapo", que no olvidaba nada, y probablemente nadie le aventajaba en erudición, en las décadas últimas. Su inteligencia . extraordinaria era profunda en las raíces de la civilización antigua y modetna. Es tan difícil de clasificar, que muchos de sus detractores le han negado el título de economista; pero una lectura cuidadosa de sus diversas obras establece el hecho de que, como norma, trata primeramente los aspectos económicos de cualquier problema que examine. Fue mucho más crítico que reconstructor de la ciencia económica. Su misión fue de desilusión de la teoría económica que le había precedido, y particularmente de las premisas de las que estimaba se había deducido esa teoría. Expresó su admiración por la lógica de Aclam Smith, Ricardo y otros muchos de los economistas clásicos; pero no soportaba sus supuestos hedonistas, libertad de empresa, competencia y propiedad privada. Ni tenía tampoco ningún respeto hacia los teóricos de la utilidad marginal o las doctrinas de su primer maestro J. B. Clark. La escuela histórica, representada por Schmoller, encontró alguna aceptación a sus ojos porque estaba dedicada al estudio de los orí3enes de las instituciones económicas. Permaneció indeciso acerca de Marx y el marxismo. Este escepticismo fue avivado por un apartamiento singular en su vida cotidiana. Era una figura excesivamente oscura, vivió una existencia casi miserable, nunca votó, viajó poco, hablaba rara vez a no ser que se le hablase, era impenetrable a la presión social, y cuando se trasladaba de un lugar a otro dejaba la mayoría de sus cosas, a pesar de haberse casado por dos veces. Le interesaban poco problemas puramente norteamericanos, y podía haber pasado tanto por un esquimal como por un norteamericano. Sea que le impulsase a ello su profundo estudio de la más nueva antropología y psicología o no, Veblen llegó a centrar su interés en la economía en torno a las Ilarp.adas instituciones, que él definía como hábito de acción y pensamiento muy corrientes en un grupo social, o, más brevemente, como hábitos sociales generales. Encontró los ejemplos de tales hábitos en la propiedad privada, propiedad absentista, etc.

236

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

Llegó a explicar cómo estas instituciones habían _evolucionadohast~ su forma actual y cómo el pueblo en general había llegad? a cons_1derarlas como deseables. Muchos escritores antes que él h~bian es°:1d1ado estas instituciones . pero en general no habían hecho sino examinarlas actuando. d · · Dando por supuesto que el hombre es una cri~tura e_ instintos adquiridos por herencia y de hábitos formados por _la1~flu~nc1adel medio, presentó una teoría del proceso de desar~ollo..msm_u'.:1ona!;?ablan,: do tecnológicamente, a través de lo que llamo el s~.lv~Je'. el .. barbara, y el "artesano" hasta llegar a la edad aaual de la maquina • D~st~co el aparente contraste entre el proceso mecánico y la empresa econom1ca creada sobre ese proceso. afirmando que la primera se dedicaba_a la satisfacción de las necesidades humanas y la última a hacer dinero. Consideró estas dos instituciones como las más características_ de_,la época, y como juzgaba el proceso mecánico sometido a la dominact?n de la empresa concluyó naturalmente qu: la empres_aera la caraaeristica más impuname y la que más mere~!ª un estudio. .. Lo que más le chocaba como_para~oJicu, ~n <;staestruaurac1on ~ra que los agricultores , artesanos, ingenieros, c1ent1ficos y otros trabaradores expertos, trabajaban bajo la dirección aparc~te de una clase espec cial del pueblo interesada principal, o aun exclusivamente, en obtener los mayores ingresos posiblés en dinero, más b!en qu~ en la pr?'1ucción máxima de productos. Esto es lo que para el carec1a de cons!st~n. a que a su ¡ºuicio las ganancias colosales de naturaleza econom1ca Cia y , ' 'd od l . durante la Revolución industrial se habían deb1 o t as a progreso sm precedente de la máquina. . , Pensaba que mientras los negociantes se mteresaban mas por la posibilidad de venta que por el servicio que podían prestar, s~s p_rod~ctos, existía la tendencia de la empresa a hacerse cada ve~ mas ª?t~soc1al. Señaló, entre otras cosas, el predominio de los co?1e_rc1ospar~sitos, el inmenso crecimiento de la propaganda, el establec1m1ento de monopolios y el rápido incremento de negocios financiados en su mayor pane por empréstitos, como modos por los cuales los "ne?ocios" frenan. la "industria" y más pronto o más tarde, c?nducen a ~u1ebras y depres1?• nes periódicas. Estas prácticas de negocios se convierten cada vez mas en "intereses creados", según declaró, o en otras palabras "los derechos legales no son buenos para nada". . . . ¿Y acerca del futuro? Aquí Veblen era todo, menos optu~t~ta. Presagiaba una división cada vez más profunda ent~e la clase dmgente y la dirigida, sin que ninguna de ellas comprendiese a la otr~ ~ causa de la influencia mortal del hábito de hacer que la ge~te contm~e pensando siempre dentro de los mismos patrones . Llego en ocasiones a

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

237

desear una transformación radical de la estructura económica existenre, pero quizás no anticipó tal transformación. Sin embargo, a diferencia de Marx, aceptó el punto de vista de Darwin de que no hay límite discernible al proceso de la evolución. Solamente en uno de sus libros, lngeniero1 y 1iJtema1 de precio1, se aventuró a sugerir el sentido que debía seguir cualquier cambio si habría de traer una mejoría. Defendió con alguna vaguedad una huelga general de "técnicos" y el establecimiento del control de los negocios en un 1oviet (consejo) de ingenieros, científicos y expertos técnicos, lo que no es, en modo alguno, idea original suya. Poco antes de su muerte se dice que había declarado que no veía cómo los defectos de la sociedad capitalista podrían evitarse con el comunismo . Como Pacten, era aficionado a profetizar a largo plazo, y' al menos en dos casos importantes sus predicciones se cumplieron. En La naturaleza de la paz (1919) predijo lo que ocurrió después en Alemania . En Teoría de la empresa económica (1904) previó con gran detalle el crash de 1929, advirtiendo a los negociantes del colapso de su castillo de naipes, sus compañías anónimas y lo que sea, diciendo que la recuperación sólo se produciría con la reanimación ,de las empresas de arr_ículos de consumo (un punto discutible, que todavía .no se ha establecido en torma definitiva). Nunca consiguió una audiencia popular , debido en cic;ta medida al lenguaje muy profesional en que expresó sus ideas. El hombre de la calle ha oído hablar, probablemente, de Adam Smith, Carlos Marx y Henry George, mientras que las voces de Clark, Pateen y Veblen -:-conspicuas entre los economistas norteamericanos- son como las de quien predica en el desierto económico. Es un triste comentario sobre el estado presente de los problemas culturales el que se haya hecho tan poco para. popularizar las obras de los economistas norteamericanos más influyentes. El juicio que de Veblen han tenido sus colegas ha corrido la escala desde exclamaciones peyorativas hasta la afirmación de que ha sido el más grande emancipador de la inteligencia humana jamás conocido en pro de las ciencias sociales y el economista más profundo hasta ahora producido por Norteamérica. Por lo general los economistas ortodoxos han estado poco dispuestos a concederle gran reputación. El esfuerzo para desenmarañar el material científico del satírico, la afirmación dogmática de la imposibilidad de generalizar, la circunstancia de que prestó poca atención a fos problemas de la producción, valor y distribución considerados por ellos como el corazón de la teoría económica, y la ofensa causada por algunos de sus manerismos y excentricidades les hizo llegar a la conclusión de que no era ni un pensador

238

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO

dato ni un guía constructivo, sino que simplemente se había ocupado de vestir las viejas críticas con terminología nueva. A la inversa, muchos de sus contemporáneos más jóvenes le han considerado como poseído de una visión inspirada, y como modificador del curso del pensamiento económico norteamericano en forma que nadie más ha igualado. Muy guiados por sus sugestiones, pretendieron minar y destruir la economía convencional y erigir una nueva ciencia de la economía sobre las bases del punto de vista institucional. El progreso de este movimiento, como se vio, por ejemplo, en las medidas de control del New Deal, ha sido tal, que el cúmulo de pruebas de la amplia influencia de su estudio está a disposición de cualquiera. Sólo el tiempo revelará en qué medida su obra está llamada a ser considerada con cualidad de permanencia constructiva. En el momento presente, su estrella está en creciente. Si la grandeza se mide por la influencia, debe elogiarse a Veblen como uno de los economistas más grandes de Norteamérica.

sus respectivas instituciones están: los antiguos presidentes T. N. Carver y O. M. W. Sprague, de Harvard; F. A. Fetter, de Princeton· H. A. Millis, de Chicago y E. L. Bogart, de Illinois. • A esta relación honorable, aunque incompleta, hay que agregar, con ~l~nas palabras d; explicación, los nombres de dos hombres cuyos serv1e1osa l~ ec~nom1a no so_ntan conocidos como era de creer que lo fuesen. S10 rival en la sutileza del pensamiento era H. L. Moore, profesor de economía en la Universidad de Columbia, de 1902 a 1929 quien utilizó conceptos matemáticos que databan de Cournot en la pre: paración de valiosísimos estudios estadísticos. Su obra es fundamental en teoría económica porque ha señalado el camino para colocar la ley de la demanda y la oferta sobre bases puramente objetivas. Sus libros Leye1 y 1alario1{1911), Cic/01económico1,JU ley y cau1a{1914) Pro: nó1#co del rendimiento y precio del algodón (1917), Generación de 101 ciclo1 económico1 (1923) y Economía 1intética {1929) han sido de un gran valor práctico. ~ ve~ es obra de un solo hombre un movimiento de gran importancia. Sm embargo, este ha sido el caso con el moderno movimiento científico de administración, cuyo padre indiscutible es Frederick W. T11,ylor.Convencido en 1880 de· que las enormes pérdidas económicas se debían al derroche innecesario en la industria y que la responsabilidad descansaba primero en la ineficacia de la dirección, comenzó una serie de laboriosas investigaciones y experimentos científicos que duraron dos décadas. Intentó sustituir la conjetura por el conocimiento ! hace~ el tra!>3-j?sobre las -~s de las conclusiones o principios qu~ el ~nto. Su tec~1ca f, su ~phcac1ón a la industria han llegado a ser conocidos como ~1tecc10~.cient~fica o "taylorismo". Lo más importante ne fueron tanto diversos conseJos para obtener eficacia", como la eliminación de movimientos innecesarios y la aplicación de los hombres a sus tareas, sino una "revolución mental completa" entre los trabajadores "re~~ecto de sus d~beres ha~ia ~u trabajo, sus compañeros y sus patrones y entre los directores hacia sus compañeros, sus obreros y todos los p~oblemas diarios". No halló justificación a las organizaciones de trabaJo, pero sostuvo la participación de utilidades de acuerdo con ~g~ plan previaI?ente convenido. Desde su muerte, en 1915, su prest1g10 se ha extendido por todo el mundo. Sus obras principales son El arte de cortarmetale1 {1906), Admini1tración de tienda.J(1911) y Principios de admini1tración científica (1919).

ÜTR0S EcONOMISTAS NORTEAMERICANOS. Desde 1900, las aportaciones norteamericanas a la economía han estado tan marcadas por su independización de las influencias extranjeras que puede decirse ahora que la economía en Estados Unidos se tiene sobre sus propios pies. Al fin se ha pagado con creces la deuda, de muchas décadas de duración, que se tenía con los hombres de ciencia europeos. En algunos aspectos Estados Unidos ha asumido verdaderamente la dirección y ha sido el primero en la investigación. Los principales estudiosos norteamericanos de la ciencia se alínean junto con los representantes más eruditos que puedan encontrarse en el extranjero. De los viejos, R. T. Ely, durante muchos años presidente del Departamento de Economía de la Universidad de Wisconsin, iniciador de los estudios sobre el trabajo y sexto presidente de la Asociación Económica Norteamericana, fue de sobra conocido como el "decano" de los economistas norteamericanos. Además de Ely, la mayoría de los hombres de ciencia que en su tiempo ocuparon la presidencia de esa asociación, han fallecido. Han desaparecido los profesores F. A. Walker y D. R; Dewey, del Instituto de Tecnología de Massachusetts; C. F. Dunbar, F. W. Taussig, A. A. Young, E. F. Gay y W. Z. Ripley, de Harvard; H. B. Gardner, de Brown; A. T. Hadley, H. W. Farnum, T. S. Adams. e Irwin Fisher, de Yale; J. B. Clark, E. R. A. Seligman y,H. R. Seager, de Columbia; J. W. Jenks, W. F. Wilkox y H. J. Davenport, de Cornell; J. H. Hollander y G. E. Barnet, de Jobos Hopkins; H. C. Adams y F. M. Taylor, de Michigan; E. W. Kemmerer, de Princecon; M. E. Hammond, del estado de Ohio; E. J. James y David Kinley, de Illinois; J. R. Commons, de Wisconsin; J. H. Gray, de Minnesora y C. C. Plehn, de California. Retirados de sus conexiones con

239

TENDENCIAS ACTUALES

XVIII. TENDENCIAS ACTUALES Los LIBROS que se ocupan de los principios fundamentales de la economía han tenido una influencia mucho más permanente que los que tratan de la economía aplicada. Estos últimos han salido a la luz en res• puesta a la petición de realizar un tratamiento realista de los fenómenos económicos, y sirven la finalidad de ilustrar y enriquecer los temas que conciernen a la economía; pero aunque comprueban o modifican, y en casos raros desmienten esas cuestiones, tienden a tener un efecto transitorio sobre la poderosa corriente del pensamiento económico. En general, los libros más apreciados, más respetados y recordados por más tiempo, son los tratados sistemáticos de teoría económica. Hasta que se hayan examinado las obras de la generación pasada por la generación venidera, sería vana presunción intentar estimar su valor en gran detalle. Sin embargo, parece haber base para creer que en el siglo XX se han publicado hasta ahora pocas obras sistemáticas comparables a La riqueza de las naciones y las obras maestras del siglo XIX a que se ha prestado atención, tales como los Principios de Ricardo, Mili y Marshall, la Teoría de la economía política de Jevons, el Sistema nacional de economía política de List, iundamenlos de la economía de Menger, Distribuci¿n de fa riqueza de Clark y El capital de Marx. _Esto no quiere decir que no hayan aparecido muchos tratados importantes desde que se inició el siglo, sino simplemente que estamos todavía demasiado próximos a las personalidades de los pasados treinta años para examinarlas adecuadamente, con esa perspectiva que sólo el tiempo procuraría. 1 EMINENTES ECONOMISTAS RECIENTES. De los candidatos a la inmortalidad, cuyas obras maestras se han publicado después de 1900, quizás el economista dominante es el prusiano Gustav Schmoller, cuya Teot'Ía económica general (1901-1904) es en verdad una "visión olímpica". Muy cerca de él hay varios hombres, cuyas contribuciones los hacen merecedores de la consideración más respetuosa. Por ejemplo, el austriaco Friedrich Wieser, cuya Teoría de la economía social (1914) ya se ha comentado. Habrá que contar al hoy extinto economista sueco Gustav Cassell, mejor conocido por su Teoría de la economía social (1918), quien prescinde de la teoría del valor dando por concedidas la utilidad y el valor subjetivo. Adoptando y aun mejorando la teoría 1

Véase E. Lederer, "Developments in Economic Theory", Amerfran nomic Rez-ieu· Supplement, mar., 1936, pp. 151-60.

240

Eco•

241

matemática'del precio, originada por Walras, desarrolló esta teoría en to~no ~~ simple factor de la escasez de productos, aplicándola a la dis_tr1buc10ny el dinero y eliminando el estudio de causación. Josef :i.c~um~eter, nacido en Austria, durante muchos años profesor en las un1vers1dades alemanas y ahora en la de Harv'ard, es el autor de Natur,.leza Y cont~nifo princi,p~l ~e la economía teórica (1908) y Teoría J:el desenvolvtmtento economtco• (1911). Ganó merecida fama con la creación de un sistema matemático de eéonomía . basado en la teoría de la utilidad marginal en el que hace hincapié sobre las actividades de la pequeña clase de dirigentes de negocios imaginativos. Otro austriaco muy distinguido, durante mucho tiempo profesor en la Universidad de Viena, es Othomar Spann, fundador de un sistema que denominó "universalismo". Negando el individualismo de los clasicos y la idea de marginalidad, vuelve a la filosofía social y política de Adam Mueller (1779,1829), sosteniendo que fue el economista alemán más grande del siglo XJX, a causa de su creencia en el valor supremo de un sentimiento nacional fuerte. Spann hace de su sistema de economía una teoría del servicio en el que la nación es tratada como un todo y los individuos considerados como unidades meramente dependientes, que derivan su existencia del todo. Su obra principal Fundamentos de la teoría económica•• (1918) ha alcanzado muchas ediciones y se ha difundido mucho en los estados nacionalistas de Europa. El economista alemán más famoso, probablemente es W erner S?mbart, antiguo profesor en la Universidad de Berlín, que dedicó su vida de arduo estudio al desarrollo del capitalismo moderno y cuyo monumental tratado Capitalismo moderno••• (1902-1927) es una de las maravill'as de la ciencia moderna. Su interés teórico gira en torno a los problemas de la evolución económica, lo mismo que Marx y Vebien. Roberc Liefrnann, de la Universidad de Friburgo, en sus Fttn· dam~ntos de la teoría económica (1917-1919) erigió ingeniosamente u? ,1,1stem_a de, economía sobre la única base de los fenómenos psicológicos, atnbuyo ;ª!oraciones ª. un equilibrio entre ingreso psíquico y costos, y formulo la ley de la igualdad de los rendimientos marginales. La aceptación de estos nuevos puntos de vista, la originalidad de los cuales se ha ~iscutido con frecuencia, ha sido demorad; por su actitud de arrogancia respecto de otros economistas. Kar! Diehl, de Franc• Ed. esp., Fondo de Culrura Económirn. México, 1944. • • Ed. esp., Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid. •-• • Ed. esp., Fondo de Cultura Económica con el título de Apogeo del capitalfrmo, México, 1946.

242

nNDENCIAS

ACTUALES

fon, una de las mayores autoridades sobre Marx, ha intentado en su Economía teórica (1916-1927) explicar las condiciones económicas desde el punto de partida de la estructura legal que las sostiene. Por el contrario, Richard Ehrenberg, mientras estaba en la Universidad de Rostock, tomó la postura de que se consigue mayor progreso en el anlllisis de los fenómenos económicos por el método de la "comparación exacta" de las empresas dé negocios que han tenido éxito en el pasado y el presente. El renombrado Max Weber era probablemente un sociólogo más que un economista.• Generalizando, podemos decir que los países latinos de Europa no han pasado por ese estado prolongado de fermentación en la especulación económica que ha caracterizado a las naciones de lengua germánica durante tantas décadas. El clasicismo ha perdurado y prosperado en Francia con mayor vigor probablemente que en ninguna otra parte de Europa. Es todavía el matiz dominante de la teoría económica, algo disfrazado bajo su nombre actual de ..liberalismo". El elemento más fuer.te de oposición es proporcionado por "solidaridad", que rechaza el principio de la competencia, defiende la acción cooperativa, y favorece una considerable intervención estatal en los negocios. Su campeón más destacado, Charles Gide (1874-1932), discípulo de Koscher y profesor en la Universidad de París hasta poco antes de su muerte, es considerado como la figura principal de la economía francesa, desde Bastiat, Charles Rist le ha sucedido ahora en la jefatura. · La economía italiana, retardada por generaciones de dificultades políticas internas, no se estableció sobre una base científica hasta finales del siglo XIX. El jefe de este movimiento fue Luigi Cossa, otro discípulo de Roscher y el economista teórico más famoso de Italia en ese siglo. En el primer tercio de este siglo salió a primer plano el método matemático, encabezado por Maffeo Pantaleoni y alcanzó una supremacía sin rival en ningún otro país, latino. Junto con Pantaleoni dejaron su huella Ricca-Salerno, Augusto Graziani y Achille Loria. Vilfredo Pareto (1848-1923), estudió matemáticas en Italia; ingeniero de profesión, fue el sucesor de Leon Walras eo_la cátedra de economía política en la Universidad de Lausanne, Suiza, en 1893, donde permaneció el resto de su vida. Como economista fue el primero que intentó una formulación matemática completa de la teoría del equilibrio basada en los supuestos del monopolio y el colectivismo, así como de la competencia. Se impuso como única función suya describir la sociedad como es, aunque con frecuencia fracasó en este esfuerzo "cien• Fondo de Cultura Económica ha publicado su gran obra, bajo el dtulo de Bi:onomí11'Y roi:ieaad, México, 1946. También su Hisloria ei:onómii:11 general.

TENDENCIAS ACTUALES

243

tífico". En relación con esto formuló una ley de producción y otra de distribución, que a veces se les llama leyes de Pareto. Cuando había completado su tarea en su conocidísimo Manual de economía política (1906), dejó el papel de economista para dedicarse al estudio de fuerzas sociales más amplias, el resultado del cual está comprendido en su Tratado de sociología general (1916). Este tratado, de más de dos mil páginas, es elogiado por numerosos críticos como la hazaña intelectual más grande del siglo. La enorme cantidad de saber que encierra es más propia del campo del sociólogo que del economista. Sin embargo, es interesante advertir que a través de estos cuatro volúmenes circula una idea general de equilibrio --como en los Principios de Marshall- y que el autor ha sido con frecuencia denominado el Carlos Marx del movimiento fascista. Glorifica la fuerza, y muchos de sus puntos de vista están mucho más de acuerdo con el comunismo que con el fascismo. Pareco escribió sólo para la élite intelectual del mundo. Junto con Walras, fue el fundador de la escuela de economía de Lausanne, cuya fama se ha extendido a todo el mundo. En los países de habla española, en ambos hemisferios; en la Rusia Soviética, Polonia y otras panes de la Europa continental; en Sud-Africa; en India y otras partes de Asia; y en Australia, han ido apareciendo en número creciente autores prometedores, algunos de los cuales han ganado reconocimiento internacional. Así, los profesores Andreades de la Universidad de Atenas, Grecia; Birck, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca; Suranyi-Unger, de la Universidad de Szeged, Yugoslavia; Pie·rson, de Holanda; Tugan-Baranoski, de Rusia; Heller, de 1-lungría; Wicksell, de Suecia; Shirras, de la Universidad de Bombay, India; y Copland, de la Universidad de Melbourne, Australia, para nombrar unos cuantos, han hecho valiosas aportaciones a la ciencia de la economía; pero hasta donde sabemos, ninguno de estos numerosos aucores, con excepción de Pierson, Tugan-Baranovski y Wicksell, ha publicado un tratado sistemático de importancia para la teoría económica. A Gran Bretaña y Estados Unidos es hacia donde debemos dirigir nuestra atención una vez más. Las enseñanzas y ejemplos del "gran" Marshall, como es cariñosamente calificado por sus incontables admiradores, se han perpetuado en no pequeña medida por la !!amada escuela de Cambridge que él fundó y dirigió durante muchos años. A su muerte, la dirección pasó a Francis Y. Edgeworth, quien no desarrolló un sistema general de teoría, pero impulsó el procedimiento matemático en el estudio de la determinación del precio bajo condiciones de monopolio. Philip H. Wicksteed, más bajo la influencia de los austriacos que de su maestro,

' 244

TENDENCIAS ACTUALES

estudió la importancia de la utilidad margi~al en ~ estilo delicios~mente simple y aceptable eli su libro El sentido comun de la econom,a política. Pocos economistas han influenciado las políticas estatales de Gran Bretaña y Estados Unidos tan profundamente como John Maynard Keynes, uno· de los discípulos favoritos de M~rshall, y du1;1nte much~ años miembro de la Universidad de Cambridge. Alcanzo su preeminencia, por primera vez, con la publicación de Con.recuenciasec~nómjcas de la paz, en el que predijo que el Tratado de Versall~s sena mas perjudicial para los aliados vencedores qu,e para la Alemania ~errotada. El libro tuvo una gran venta y lo lanzo a su carrera, no solo como economista, sino como periodista y profeta. Entre sus últimas obras merecen destacarse El fin del laissez-faire (1926), Tratado sobre el dinero (1930) y Teoría general de la ocupación, el interés_Y el dinero• (1936). Murió en abril de 1946, a los sesenta y dos anos. Cuatro años antes había sido nombrado primer Barón de Tilton. Keynes rompió francamente con sus contempo.rán~s ortodoxos_en diversas cuestiones de importancia fundamental, y lleg? a ser cons1_derado por algunos de ellos como un pensador su_perfic~a~ y un ra~1cal peligroso. Fue de los primeros en atacar la doctrina, v1e1a,de un_s1~lo, de que las fuerzas económicas que actúan en una econom1a c~pitahsta tienden a producir la ocupación de todo el que desee tra?aJar a los salarios dominantes. Por el contrario, sostuvo que en los reaiustes de la economía de posguerra, la libre competencia debía modifica~s; o complementarse por procedimientos artificíal:s, como la regulac10n estatal del tipo de interés, la dirección monetaria, y grandes gastos estata!es, si se quería conseguir la ocupación total. Rechazando el_~u_ntode vista dominante entre los economistas de que el poder adqu1smvo crece de la producción, s~stuvo que éste debe anticipar a la pr?d~cción. Se opo: nía al ahorro porque no todo lo que se ahorra se ,m:1erte. ?e aqut que insistiese en que todos debían gastar h~sta el limite, debiendo el estado cuidar de las fallas y del seguro de veiez. La proposiéión de que las naciones debían gast~r en las depre~iones encontró poco éxito en su tierra natal, pero fue aplicada con entus1as:1;0 por el difunto Presidente Roosevelt en su programa de recuperacton "pump-priming". Probablemente como influencia individual, la su~a es la mayor en el pensamiento económico actual de, Est~do~ ~nxd_os. Arthur C Pigou ha ocupado la cátedra de economta mas d1stmgu1da del mundo de 1908 a 1945. Como sucesor de Marshall en la Universidad de Cambridge trabajó sobre las bases sentadas por su ma~stro, ! ha sido reconocido desde hace mucho como el representante mas em1.

• Ed. esp. de Fondo de Cultura Económica, 2ª ed., México, 1946.

TENDENCIAS ACTUALES

245

nente del pensamiento neo-clásico. Su teoría se sigue mejor en su Riqueza y bienestar (1912) y Economía del bienestar (1920). En Estados Unidos hay tres autores del siglo XX, además de Clark Parten, Veblen, Moore y Taylor, ya comentados, que merecen citarse. Son el profesor Frank A. Fetter de la Universidad de Princeton, cuyos puntos de vista en sus Principios económicos (1915), son algo reminiscentes de los de Liefmann, primer intento independiente de establecer la economía sobre una base sólida formulando, según sus propias pala-• bras "una manifestación totalmente nueva de la teoría del valor de acuerdo con la moderna psicología volitiva, eliminando por fant~ el viejo utilitarismo y hedonismo que han corrompido los términos y concepciones del valor, desde los días de Bentham". En aquella é_poca consideró a la teoría del valor como el rasgo central de la economía, hizo de la valoración una cuestión de libre elección; inventó el concepto de "ingreso psíquico" y se hizo fundador de la escuela psicológica norteamericana. En sus últimos años parece haber rel¡:gado su teoría del valor a una posición secundaria respecto al problema del bienestar. El profesor H. J. Davenport (1861-1931), de la Universidad de Cornell, por el contrario, luchó en Économia de la empresa por eliminar por completo de la economía, la psicología y el perturbador proceso de valuación, limitando la economía, aparentemente, al estudio de la teoría del precio. Su libro contiene críticas investigadoras de puntos de vista convencionales y una atrevida exposición de los "costos de oportunidad" del hombre de negocios, pero al final se vio obligado a admitir que su estudio era superficial en ese aspecto y que la demanda y la oferta eran fuerzas reales ciertas, estudio en el que creía que los economistas no tenía derecho a tomar parre. últimamente, John R. Commons, de la Universidad de Wisconsin ha resumido agudamente en Economía institucional (1934) las conclu~ siones de toda una vida de investigación en las relaciones entre la economía y la ley. Su estudio histórico del procedimiento legal angloamericano en relación con los problemas sociales y económicos, es uno de los más realistas, a consecuencia de sus .cuarenta años de participación activa en muchos acontecimientos económicos de Estados Unidos. Sin embargo, en esta nueva síntesis de economía y datos sociales ha prestado mucha atención a los fallos de los tribunales, aunque ha descuidado lamentablemente otros factores del análisis económico. Sus investigaciones independientes son algo paralelas -a las del científico alemán Karl Diehl. No es necesario decir que en esta breve reseña de algunas de las principales contribuciones de la ciencia del siglo XX a la ciencia económica, no se han méncionado muchos autores cuyos méritos para ello

TENDENCIAS ACI1JAI.ES TENDENCIAS ACTUALES 246 son probablemente muy destacados. Así, en Gran Bretaña, donde "la teoría económica permanece predominantemente en servidumbre a las categorías de Marshall", hay figuras como .la de Edwin Cannan,• fallecido recientemente y James Bonar, de la Universidad de Londres, ambos tan agudos críticos como fumes sostenedores de la escuela clásica; Henry Clay, de la Universidad de Manchester; Alexander Gray, de la Universidad de Aberdeen, valioso heredero de la tradición smithiana; Sir Joshia Stamp, Sir Sydney Chapman, Sir Walter Salter, Sir William Beveridge, Lionel Robbins, P. S. Florence, R. G. Hawtrey, H. D. Henderson, A. W. Flux, D. H. Robertson, F. A. van Hayek; brillantes estadísticos como A. L. Bowley; G. K. Chesterton e Hilaire Belloc, notables expositores católicos de la doctrina económica; R. H. Tawney, G. D. H. Cole y los W ebs, Sidney ,y Beatriz, famosos socialistas y profundos estudiosos de historia económica. Francia está representada típicamente por talentos como Lavergne, Antonelli, Bousquet, Landry, Bo~guio, Aftalion, Colson, Yves Guyot, Neymarck, Noel, Truchy; Italia por Valenti, Calderoni, Del Vecchio, Ricci, Tonelli, Supino, Sensini, Chessa, Labriola y otros; Alemania puede vanagloriarse de Stammler, Pesch, Lexis, Amono, Schumacher, Plenge, Oswolt, Stolzman, Spiethof, Lenz. La lista es interminable. Es natural que los economistas difieran en casi cada punto imaginable de doctrina, porque la economía es una ciencia en una etapa de desarrollo relativamente primitiva y se ocupa de un tema muy difícil. Sus problemas son tan complejos, ciertamente, y es tan poco lo que se sabe acerca de ellos, que han surgido muchos métodos diferentes de enjuiciar estos problemas, y varios tipos de teoría económica reflejan estos sistemas de investigación en conflicto.

CLASIFICACIÓN DE LOS ECONOMISTAS DE LA ACfUALIDAD. ¿Es posible, o deseable, clasificar en escuelas los economistas actuales? No pocos intentos se han hecho para distinguir un tipo de teoría económica de otro. Aquí presentamos una de las más interesantes de estaS

247

deseos de los hombres por las cosas que les rodean, hacen valuaciones ~rsonaJ.~s del fundamento último de todos los precios en el mercado interpretan los valores "a corto plazo" en función de la ley de oferta ; demanda y los valores "a largo plazo" desde el punto de partida d l C~to de producción, esforzándose por establecer un equilibrio en mov~m1ento ~onstante entre el total de los esfuerzos de una nación en la producc_1?ny todo~ l~s sa~;ificios que soporta en el consumo, y tratan la cuest!on de la d.smbuc1on (renta, salarios, interés y ganancias) como una se_nede problemas de valor. Esta variante de la economía es la comprendida ~n la mayoría de los libros de texto escritos para estudiosos de h~bla inglesa Y es a la que la mayoría de los profesionales de la ensen~nza en ~sta~os Unidos y Gran Bretaña y sus Dominios están adhendos. En termmos generales, es Adam Smith, Ricardo, Mili, Jevons, Meng~r y Marsh~ll. tra_sladados a los tiempos modernos, y lleva todos los ambutos y pnvileg10s de sus patricios antecesores. EcoNOMISTASDEL PRECIO.Confundidos a veces con los economist~ del valor, ~stán l~s economistas del precio, aunque todavía pocos en numero .. No invesngan las razones por las que el pueblo compra y ;ende, sino que con frecuencia, quizás habitualmente, toman el valor da~o, porque desean apartar todas las cuestiones que atañen a la psico.0~1~. ?>n las t~rías del valor así eliminadas, buscan las leyes del equihb;10 que gob~ernan los precios y los costos, y tratan de reducir la econ~~•a a una serte de ecuaciones. Por eso, al considerar la ciencia com? h?1~tada a los fenómenos económicos desde el punto de vista del prec10 umcamente, restringen la esfera de la economía mucho más estr~hamente que lo ~ce cualquier otra escuela de economistas. Sus filas. estan compuestas casi exclusivamente por economistas matemáticos del precio, como por ej~plo los miembros de la escuela europea de Lausanne, Cassel, de Suecia, H. L. Moore de Columbia e Irving Fisher de Yale. Un numero cada vez mayor de economistas norteamericanos como algunos _de la Universidad de Chicago, cree que el progreso futu~ de la econom1a descansa en la senda que las matemáticas van trazando.

º?1º,

clasificaciones.2 ECONOMISTASDEL VALOR.Existen en primer lugar los economistas de las escuelas austriaca y neo-clásica, que consideran la explicación del valor económico objetivo como el principal problema a que se enfrenta la economía. Encuentran el punto de partida de su teoría en los • Véase Repaso " L, t•Oflll •conómica, e H istoritl de las leoritls Je la f)foJucción 'Y distribución, ediciones de Fondo de Cultura Económica, México. 2Véase Spahr y ouos, Economic Principles antl Problems, 3~ ed. Farrar and Rinehart, 1936, cap. XLVIII; L H. Haney, The eflolu1ion o/ Economics, pp. 824-7.

ECONOMISTASSOCIÓLOGOS. Los econÓmistas sociológicos van al otro extremo y les gustaría ver la esfera de la economía tan amplia que co~~rendiese en su~ límites todo aspecto de la vida social. Son de opm16n de que el r~cmo moderno se ha hecho tan rápido y violento Y son tantas l~ relaciones mutuas entre sus diversas partes, que el separar la econom1a d~l derecho, la política, la moral y otras ciencias sociales se ha converudo en empresa imposible. La economía debe considerarse como una -parte integrante de la ciencia de la sociedad en la

248

TENDENCIAS ACTUALES

TENDENCIAS ACTUALES

que esta sociedad está separada y se distingue de los miembros individualmente considerados.

SOCIALISTAS.De importancia cada vez mayor son los socialistas, cuyo pensamiento ha atraído la atención del mundo en las dos décadas pasadas como nunca anees en la historia. La característica central de su teoría económica gira en torno al logro de un nuevo orden industrial basado en la propiedad y operación de los medios básicos de producción colectivas. Afirman que se encontraría una solución definitiva a los numerosos males sociales y económicos, tan característicos de la organización actual de la sociedad, con la abolición del móvil de beneficio en la industria y la erección en su lugar de una sociedad científicamente planéada bajo la cual puede ponerse en servicio la industria. Su interés estriba en el establecimiento de un control social de Ja industria por alguna clase de órgano central. Realizado esto, anticipan c~~fia~ament~ la eliminación de la inseguridad de la vida, del desperd1c10 mdustnal, y de las injustas desigualdades de riqueza. Teóricamente, este programa está ya en proceso de cwnplimiento en la Rusia Soviética.

EcoNOMISTASHISTORIADORES. De importancia cada vez menor son los economistas historiadores que todavía defienden su fe en las doctrinas de la escuela histórica. UNIVERSALISTAS. · Los universalistas o románticos, aparecieron en escena desde la primera Guerra Mundial. Su economía es un retroceso a las condiciones que prevalecieron durante la Edad Media, cuando la iniciativa individual. era virtualmente desconocida. Son nacionalistas extremistas, interesados sobre todo en hacer a la nación fuerte y autárquica. Para este fin subordinan en todo el individuo al estado. Todos los negocios serán regulados estrictamente y todos los precios y salarios fijados por el estado nacional. El dinero en circulación sería en lo posible de carácter fiduciario, de poco o ningun valor excepto dentro del país, ligando así al pueblo de ese país lo más estrechamente. En resumen, este es el estado totalitario capitalista defendido con tanto calor por su principal abogado ecadémico, el profesor Spann, de la Universidad de Viena. ECONOMISTASDEL BIENESTAR.Los economistas del bienestar centran su atención no sobre la producción de riqueza material, como Adam Smith, o en la distribución, como lo hizo Ricardo, o sobre las fuerzas que tienden a crear un equilibrio en la producción, consumo, valoración y distribución de la' riqueza, como lo intentó Marshall, sino sobre el problema del incremento del bienestar de la humanidad. En cierto sentido, por supuesto, Adam Smith, Ricardo y Marshall entran en esta categoría, porque en su teoría estaba siempre latente la noción de que si se llevasen a la práctica sus puntos de vista particulares se lograda una gran felicidad para las masas de la población. Sin embargo, estos economistas del bienestar se diferencian de los otros teóricos en que dentro del marco del sistema capitalista son sobre todo reformadores sociales. Consideran la ética como la parte más vital de la economía, y aun llegan a clasificar la economía como una subdivisión del arte y la ciencia de la moral. La suya es una revolución ética y estética contra los males que surgen y persisten en razón de la desigualdad económica. No están interesados en valores y costos si no son humanos. John A. Hobson es el representante mejor conocido de un tipo de economistas cuyo número engrosa rápidamente a medida que las guerras y depresiones dejan sus profundas cicatrices en la conciencia social.

249

lNSTITUCIONALISTAS. Más recientemente, o_trogrupo de economistas ha logrado preeminencia, en particular en Estados Unidos, que ac:ptan pocas o ninguna de las teorías hasta ahora desarrolladas, y trabajan en forma provisional hacia la construcción de una variante doctrinaria ostensiblemente nueva. Sus crfricas se dirigen en especial contra los supuestos de las escuelas clásica y neo-clásica de que la producción, consumo, cambio y distribución de la riqueza están determinadas por leyes económicas. Afirman, por el contrario, que estos procesos económicos están determinados por lo que llaman instituciones, y que los econom~stas. deb~n invest~~ar esas instituciones, no sólo en el campo de la hmona, smo tamb1en en los reinos de la psicología, biología, arqueología y antropología. De aquí e1 término de nueva acuñación "economía institucionalista" que se les ha fijado.3 Los que de ordinario pasan por institucionaliscas parecen haber sido influidos en especial por el pensamiento de Veblen. La semilla sembrada_por él comenzó a madurar pronto en el siglo presente, y cuando la primera Guerra Mundial, ya se habían introducido en la terminología económica fases como "la aproximación institucional a la teoría económica", "economía institucional" y "escuela institucional". Desde entonces, la nueva tendéncia ha florecido, y aunque el número de adherentes francos es pequeño, puede decirse con seguridad que una 3 Véase la Conferencia de Mesa Redond¡ ~obre "Institucional Economics" The American Economic Review Supplement, mar., 1932, pp. 105-16. Tambié~ la reseña de ..Homan's Contemporary Thoucht" por Fr:mk H. Knicht, The Quarterly JournaJ o/ Ecomonic1, nov., 1928.

250

TENDENCIAS ACTUALES

gran parte de la generación joven de economisqi.s norteamericanos se ha afiliado bajo sus banderas. Ahora que Veblen ha desaparecido, el jefe del movimiento, o al menos de esa fase que sostiene que la economía debe construirse principalmente por medio de las estadísticas, es tal vez el profesor W. C. Mitchell, de la Universidad de Columbia, con anterioridad discípulo de Veblen en la Universidad de Chicago. El profesor John R. Commons, de la Universidad de Wisconsin, autor de un libro de reciente publicación Economía institucional, cuyas investigaciones quizás sean anteriores a las de Veblen, era evidentemente un institucionalista que seguía concepciones jurídicas. En el grupo de jóvenes se incluyen personas tao conocidas como los profesores Hamilton, de Y ale, Slichter, de Harvard, Atkins de la Universidad de Nueva York y Tyson de Pittsburgo y R. G. Tugwell, antes de Columbia. Los economistas institucionales se caracterizan, en general, por un profundo y agudo disgusto con la economía neo-clásica. Sostienen que la economía dominante de Marshall y sus partidarios no pone de relieve, en grao parte, los hechos industriales corrientes, y no alcanza los problemas de la actualidad. Insisten en que el neo-clasicismo es en esencia sólo una restauración de las generalizaciones hechas hace un siglo y más por los clásicos en defensa de las clases inglesas entonces gobernantes. Por consiguiente buscan un sistema de estudio de la conducta humana, tendiente más hacia la descripción que a la explicación de los fenómenos. Aunqu.e hay mucho desacuerdo, tienden a destacar la conducta de grupo, en vez del valor y el precio, como eje principal de su pensamiento económico, prestando así mucha más atención a los motivos no pecuniarios que los clásicos. Se interesan sobre todo por las instituciones de elaboración humana, tales como la propiedad privada, la competencia y el monopolio, y por la transformació~ de estas instituciones en interés de la reforma social. Estudian el origen, crecimiento y mecanismo de las instituciones, sobre la base de que la competencia se ha derrumbado como regulador de la actividad económica, y que la vida económica debe reorganizarse a su debido tiempo por alguna clase de control social sobre las instituciones. Hablando con carácter general, podemos decir que son capitalistas progresistas más que socialistas. Su argumentación ha ido a veces tan lejos que muchos observadores han encontrad~ grao di~cultad para distinguir a los institucionalistas de los economistas del bienestar. La reacción de los economistas antiguos y también de los de las filas de los teóricos neo-clásicos ante esta postura es principalmente de incredulidad y asombro. En esta cuestión tienden a decir que si esto es institucionalismo, entonces ellos son buenos institucionalistas y que

TENDENCIAS ACTUALES

251

el institucionalismo no es nuevo. Si se arguye que el institucionalismo es un llamado a la acción, replican que tal grito fue lanzado ya en 1885 en la fundación de la Asociación Económica Norteamericana, y ha sido renovado más de una vez por los miembros de la vieja guardia. Algunos de los hombres que estudiaron en Alemania bajo Knies, Bücher, Brentano y otros maestros de la escuela histórica alemana, dan la impresión de que sus maestros decían las mismas cosas que ahora están diciendo los economistas institucionalistas. Existe siempre el peligro de que una generación de economistas más joven, en un momento dado, tienda a pensar ligeramente de las conquistas de sus predecesores, a causa de no poder pensar sobre lo que para ellos es la vieja economía. Esto es verdad en particular en la edad presente de confusión y barullo sin precedentes. Mucha de la condenación corriente de la llamada economía ortodoxa descansa, por desgracia, más en la ignorancia de sus obras que en el ejercicio de un temperamento crítico genuino. Son lamentablemente pocos los economistas que en realidad conocen su Adam Smith, su Ricardo, su Mill, su Jevons, su Schmoller, su Marshall. Aceptado que su conocimiento sea incompleto y sus generalizaciones' con frecuencia demasiado rígidas o flexibles, es verdad que su técnica de estudio ha desplegado una vitalidad y un poder de supervivencia sin igual en la larga historia del pensamiento económico, y hay que juzgarlos más por sus métodos y sus conclusiones que por sus errores. El iostitucionalismo no supone por fuerza la aplicación estadística a la economía tan admirablemente ejemplificada en las investigaciones del profesor Mitchell y otros, o la economía del bienestar de Hobsoo y Pigou, o aun cualquier lazo con a:lguna de las teorías más nuevas de psicología. Padece de la incapacidad que cualquier nueva aplicación a una situación dada debe encontrar de ordinario. Se enfrenta a la posición bien defendida y fortificada que la economfa ortodoxa ha construido en el curso de muchas décadas. la inmensa mayoría de los maestros de economía actuales fueron primero adoctrinados con los puntos de vista convencionales y, a su vez, tienden a trasladar esas doctrinas más o menos sin pensar a sus propios discípulos. Si la tarea, difícil en excremo de erigir una ciencia económica es siempre la de rendir fruto, se deberá en no pequeúa medida a la obra de los heréticos de ésta y las sucesivas generaciones que trabajan en nombre del reconocimiento de los cambios institucionales. CONCLUSIÓN.Los institucio~listas han obtenido victorias impresionantes en una cuestión de imponanda por ellos planteada: Jo deseable de ensanchar los controles sociales sobre las instituciones sociales

252

TENDENCIAS ACTUALES

y económicas actuales. Estos triunfos se han obtenido, en gran parte,

por la circunstancia de que la civilización moderna se ha reconstruido sobre una energía mecánica barata. Nos guste o no, todavía vivimos en la llamada edad mecánica, siendo quizás los procesos técnicos la fuerza individual más poderosa del mundo. Un gran número de máquinas de todo tamaño .y forma ha remodelado el hogar, revolucionado la tienda, alterado inmensamente las relaciones entre patronos y empleados, liberado a la humanidad de muchas de las fatigas de la vida, ha incrementado enormemente la riqueza y el ingreso de la sociedad en general, y ha contraído i;:lmundo hasta una pequeña fracción de su primitiva dimensión. El poder del Viejo Mundo era el de la fatiga humana; el del Nuevo, es aumentar la fatiga del vapor, electricidad, aceite, gas natural y el átomo. Es de particular interés para los economistas la integración, interdependencia y complejidad constantemente en aumento que la máquina _ha traído a nuestra economía. Las comunidades pre-maquinistas vivían sobre todo para ellas mismas, y era necesario que así fuese. Sin e~bargo, las sencillas funciones del estado en aquellos días, no son suficientes en una época en que los negocios trascienden cada vez más los límites de las unidades locales, de los estados y aun de las naciones. l.os gobiernos de los estados han tenido que asumir deberes ejercidos durante siglos por las subdivisiones locales, y a su vez los gobiernos nacionales se han visto obligados a extender su jurisdicción a costa de los poderes de los gobiernos estatales y locales. Además, la amplitud de los controles estatales la refuerza mucho el nacimiento de dos fenómenos desconocidos en el mundo de Adam Smit~: la producció~ moderna en masa y la desocupación crónica, tamb1en en masa. Ciertamente la transformación del escenario industrial ha sido fenomenal. La base económica de la filosofía del individualismo a ultranza ha sido destruida al hacerse cargo de partes importantes de la producción y el comercio las corporaciones y negocios organizados, al aparecer las organizaciones obreras monopólicas, y al promover el mismo estado hábicos hostiles a la libre competencia. Hubo un tiempo, hace muchas décadas, en que el sistema de economía libre funcionaba con un grado aceptable de justicia. Son pocos los economistas que defienden que todavía subsiste esta situación. Y así hace su aparición en escena la vieja cuestión del papel que corresponde al estado en la sociedad. Quizás no hay cuestión. en la sociedad moderna que la tenga tan profundamente dividida. En los años últimos se ha dramatizado en numerosas publicaciones el problema entre libertad y autoridad, notablemente en Hacia la servidumbre del profesor Hayek, de la Universidad de Londres (1944). En este libro,

TENDENCIAS ACTUALES

253

el autor alega que el sistema de competencia es el único que puede reducir al mínimo el poder ejercido por el hombre sobre el hombre y qu_esi se ?estruye la libertad individual "debe dejarse que la compe~enc1a fu?~1one sin obstáculos". Refutando esto, los apologistas de la mtervenc1on del estado afirman que el problema se está discutiendo mucho d~spués de haberse resuelto irrevocablemente. Señalan supuestos, falacias de. hecho, historia y lógica en el razonamiento de sus oponentes, y mannenen que el problema real es el de coordinar y complem~ntar muc~as intervenciones estatales que ahora existen. No niegan la 1mportanc1a de las aportaciones del capitalismo con anterioridad a la segunda Guerra Mundial, pero profesan la creencia de que el efecto ~e las dos. gue:ras mundiales y de la depresión que se produjo entre estas hace mevttable el ulterior desarrollo de la planificación nacional e internacional, económica y social. , !!ºY toda la humanidad sufre las consecuencias de la erupción volcantc~ creada por la segunda Guerra Mundial. En parte, esta guerra, la mas devastadora de todas, fue un intento de los superseñores nazifascistas-shintoistas de Alemania, Italia y Japón para reducir a todo el mundo a una condición de servidumbre abyecta. En otro aspecto, fue 4n co~flicto entre los ideales de libertad y democracia, de una parte, y de dictadura por otra (aceptado que la meta lejana y final de Rusia Soviética sea, en realidad, la libertad y fraternidad de todos los hombres). Y, como alguien sostiene, en algunos de los países no fue sino una continuación de la lucha de clases tan elocuentemente descrita por Carlos Marx y Federico Engels en El manifiesto comunista. Sea lo que sea, gran parte del globo está todavía sometida al cautiverio de las fuerzas del terror, la sospecha, la codicia y el odio. Los años _de postguerra no ~an traído la paz, ni apenas se ha hecho la paz. Inqmetud en el trabajo, importantes restricciones de muchas clases inflacción creciente, burocracia inmensa, estados en bancarrota merca~ dos negros, masas hambrientas, temor a las posibilidades de la' energía atómica, son sólo unos cuantos de los problemas a que se enfrentan tanto las naciones victoriosas como las vencidas. El paso de una economía de guerra a una de paz no es nunca fácil, desde luego, pero rara vez,·si alguna, ha sido más difícil la transición. ¿Qué pasa entonces con el sistema de capitalismo competidor, en el estudio cuidado.so al cual se asocian tan estrechamente los nombres de Adam Smith, Ricardo, John Stuart Mili y Alfredo Marshall? Por ejemplo, en el hemisferio occidental, la república federal de México bajo los gobiernos de los presidentes Cárdenas y Avila Camacho ha experimentado una considerable ampliación de la esfera de la propiedad escatal. Muchos de los países independientes de Centro y Sur América

254

TENDENCIAS ACTUALES

se suponen impregnados de fascismo. Los dominios autónomos de Australia y Nueva Zelanda han incorporado un elevado grado de socialismo a sus estructuras nacionales. El fascismo se desmoronó en Japón, se mantiene sobre una mitad de China, con una ascendencia comunista en la otra mitad. India, Irán, Saudí, Arabia y Turquía están más cerca de la dictadura que de otra cosa. Poco del capitalismo que predomina en Estados Unidos y Canadá puede encontrarse en toda África. La marea del comunismo soviéticó se ha movido hacia occidente para envolver en sus poderosos tentáculos dos tercios o más de la superficie de Europa incluyendo la mitad oriental de la Alemania conquistada. La situación en Francia es confusa. El fascismo continúa en pie en España. Gran Bretaña, cuna de las ínstituciones económicas capitalistas, junto con los países escandinavos, afortunadamente se apoyan en la ley, el sistema parlamentario y las formas democráticas en su ruta hacia el socialismo. Suiza continúa siendo la república más vieja que existe en el mundo. Así, pues, el capitalismo de los días de la "frontera" está en franca decadencia, no sólo en Norteamérica, sino en todo el globo. ¿Puede detenerse esta decadencia y restablecerse las condiciones bajo las cuales el capitalismo pueda realizar su función con razonable satisfacción? El revertir la tendencia contra el capitalismo competidor es de verdad una empresa gigantesca. Un sistema sin libertad, no importa su eficacia aparente, es desconocido para casi todos los norteamericanos. Mas, ¿cómo resucitar la libertad que hizo fuertes a nuestros antepasa• dos? ¿Pueden destruirse los monopolios, tanto del capital como del trabajo? ¿Puede someterse a control el capitalismo financiero de los banqueros poderosos? ¿Pueden los agricultores hacerse autosuficien• tes? ¿Pueden mantenerse y aumentarse las nuevas inversiones privadas? ¿Puede el mejor ejemplar de la libertad económica --el pequeño negociante- continuar representando la etapa de esa libertad a la que tal vez la mayoría de los norteamericanos aspira? ¿Puede hacerse que los beneficios del sistema capitalista lleguen en mayor proporción a la población que ahora? ¿Puede alcanzarse una vez más la igualdad de oportunidad? ¿Pueden frenarse las restricciones impuestas sobre el mercado tanto por los hombres de negocios corno por los trabajadores, restricciones que disminuyen la productividad de la sociedad y restan la flexibilidad, que es el corazón de la sociedad de empresa libre? Si no se pueden encontrar respuestas satisfactorias a estas preguntas, la perspectiva para la preservación de la democracia norteamericana es de veras pavorosa. Pocas veces se han enfrentado los pueblos de Norteamérica y, en este aspecto, de muchas otras regiones, a problemas económicos de tanta gravedad. -·

TENDENCIAS ACTUALES

255

Por fin, ¿qué hay acerca de la economía y los economistas en estos días aterradores de transición? De una parte, la preocupación de la inmensa mayoría de la población de la tierra por los problemas económicos como alimentos, salarios y mercados, ha sido raras veces tan -grande como en la acrualidad. De otra, a pesar de que la economía se estudie por más gentes que nunca, apenas si ha habido alguna época durante la cual los economistas, como clase, hayan sido considerados tan mezquinamente por el público en general como hoy día. El disgusto con los economistas brota de su fracaso paraacertar en el diagnóstico de los males económicos que acosan a la sociedad, su fracaso en prescribir y utilizar remedios seguros para acabar rápidamente con las

huelgas, las depresiones y todo lo demás, y su fracaso demasiado frecuente en tomar alguna decisión cuando las crisis presionan que produzca remedio inmediato. No sólo se acusa a los economistas de no haber sido capaces de decimos lo que debemos hacer, sino también de que ni siquiera pueden decimos lo que ocurrirá o no si sucede tal o cual cosa. En otras palabras, ¿para qué sirve la economía? En respuesta, los economistas dan la impresión, aparentemente, en forma muy general, de que sus aportaciones compensan por completo a fa sociedad de los gastos que su subsistencia le ocasiona. La filosofía de Adam Smith, afuman, se tradujo sólidamente en libras y chelines para los británicos de su generación. Las teorías de Ricardo, nos recuerdan, cuando se llevaron ¡t la práctica, produjeron un incalculable incremento de la riqueza británica durante el siglo XIX. La lista podría prolongarse tanto, insisten, que sorprendería al mundo de los negocios. Cualesquiera que sean los méritos de esta controversia -y debe admitirse que los economistas están a la defensiva- no hay problema en la afirmación de que la libre investigación ciendfica es la verdadera esencia de la economía. No son tanto los hallazgos particulares y las doctrinas de los pensadores del pasado y presente como la institución de una investigación sistemática libre ejemplificada en sus obras, la herencia que nos legaron y que debemos conservar celosamente. El pensamiento económico tiene un pasado distinguido. Mas su justificación última, para que continúe existiendo, deberá hallarse en su ayuda a la preservación de la democracia y la civilización. En un mundo sacudido una vez más hasta sus cimientos por la pesada mano de la dictadura, la economía no debe dejar de alinearse con las fuerzas que luchan por la libertad.

CUESTIONARIO

CUESTIONARIO I. EL MUNDO ANTIGUO

l. ¿Cuáles fueron algunos de los pdroMe~as ~e naturale:za económica a que se enfrentaron las gentes del Mun o anuguo.. , 2. ¿De qué rama del conocimiento se derivó la econom1a en el Mundo . antiguo. , A · • 1 , 3_ ¿Qué problemas económicos estudiaron Jenofonte, Platon Y mtote e.s. ·Quién de ellos sugirió una teoría del valor? Decir la naturaleza de la teona. ' . ' de 1os ro~anos. ' . . . 4. ¿Cuál fue ,la principal aportac1on , 5. ¿Qué cambios se realizaron con la introducc1on del cmuamsmo.

'

11. LA EDAD MEDIA l. ¿Cuál era la situación del saber en la Europa occidental durante los primeros cinco siglos de la Edad Media? . , Ed~d ~ed1a? ¿Sobre que postulad~s 2. ¿Quiénes fueron los escolásticos ~e descansaba su pensamiento econom1co? ,Quien fue su representante mas destacado? 3. Explicar cómo el término "justicia" influyó en las doctrinas económicas de esta época. d 4. ·Qué se tuvo en cuenta para cambiar un concepto de la usura, juzga a por el interés considerado legítimo, durante esta época? l\egítima ' ' del estado, segun ' 1os escoI'astlcos. . ' 5. ¿Cuáles son las funciones



III. EL MERCANTILISMO l. Durante los siglos XV, XVI y XVII se produjeron gr andes ca~bios en el.~~:~ la literatura y la ciencia. ¿Cómo influyeron en e1 pensamiento econo 1 de la época? .. , 2. Mostrar cómo el crecimiento del mercanuhsmo encontro su base en la economía de dinero y la formación del estado. · · ' e1 mercanuT1smo'• 3. ·En qué país de Europa se or1gmo 4. éitar algunos de .Jos artificios creados por el estado para fomentar el mer1 • d cantilismo. d e. ·Cuál era la situación de la agricultura, respecto e 1 comercio urante a .J 'era mercantilista? ¿Cual ' hab'1a s1ºdo antes.' .. . 6. Nombrar algunos de los defensores principales del mercanultsmo, incluyendo las obras sobre la materia. 7. ¿Qué era el cameralismo? ¿Dónde tuvo su origen:. . 8. ¿Cuáles eran los puntos de vista de los mercan,t1ltstas sobre el trab~Jo, la tierra, el capital y el interés? ¿Mejoraron en alguna forma la teona del valor? , 9. ¿Qué condujo a la caída del mercantilismo? IV. REACCIONES CONTRA EL MERCANTILISMO l. ·Cuál fue el origen de la fisiocracia? ' , 2. Definir el término 'ºproducto neto"'. ¿~?r que, el "producto neto" era tan importante para la economía de los s10cratas.

256

257

3. Señalar la importancia de la actuación de la "ley natural" en las doctrinas económicas de los fisiócratas. 4. ¿Qué era el Tableau Économique? ¿Quién lo escribió y por qué era importante? 5. ¿Por qué vivió tan poco la tisiocracia?

V. ADAM SMITH ·1. Hacer una breve reseña de la vida de Adam Smith : Indicar cómo su preparación y sus viajes sirvieron de base para La l'Íqueu de las nat:iones. 2. ¿Cuáles eran las teorías del valor, salarios, ganancias y renta de Adam Smith? ¿Influyeron los fisiócratas en estas doctrinas? 3. Explicar el uso que hizo del egoísmo en su ataque contra los mercantilistas. 4. Cómo influyó su doctrina del liberalismo en su concepción de los deberes del soberano. 5. Valorar el "método" de Adam Smith. 6. ¿Cuáles fueron sus puntos de vista sobre los impuestos? 7. ;Qué méritos y debilidades principales se advierten en el tratado de Adam Smith? VI. DE ADAM SMITH A DAVID RICARDO l. Desde la publicación de La ,¡queza de la1 na&iones hasta la época de las

obras de Ricardo, ¿qué cambios hubo en la historia industrial de Inglaterra? 2. ¿Quiénes fueron los radicales filosóficos? ¿Cuál fue su influencia particular en la literatura económica? 3. Describir el c:ákulo "felidfico" de Bentham. ¿Qué se usaba como patrón común? Criticar el patrón de utilidad de Bentham. 4. Enumerar algunas de las reformas que propugnaban Deotham y sus partidarios. 5. ¿Cuál fue la gran aportación a la ciencia de la economía hecha por l'homas Malthus? ¿Era su visión de los asalariados optimista o pesimista? 6. ¿Cómo la aportación de Malthus se oponía al mercantilismo? 7. ¿Cuáles fueron los factores que produjeron el punto de vista pesimista de Malthus acerca del futuro? VII. DAVID RICARDO 1. Señalar la conexión entre la aprobación de la ley de granos en Gran Bretaña y la concepción ricardiana de la renta económica. 2. ¿Cómo explicó Ricardo la relación entce el propietario de tierras y la renta, y el capitalista y las ganancias? 3. ¿Cuál fue el método usado por Ricardo en sus P,-incipio1.' 4. ¿Cu:íl es el tema principal de estudio en los Principios? ¿Por qué prestó tanta atención a e~ta cuestión, mientras omitió otros problemas importantes? 5. ¿Cuál fue la teoría del valor de Ricardo? ¿Difiere de la teoría de Adam Smith? 6. Mostrar cómo la teoría ricardiana de los salarios y ganancias estaba influida por el principio de la población de Malthus. 7. ¿Qué principios tomó Ricardo de antecesores suyos en la construcción de su teoría de la distribución? 8. Citar algunos de los errores de los Principios de Ricardo.

1 1

258

CUESTIONARIO

CUESTIONARIO

259

XII. ECONOMÍA DE LA UTILIDAD MARGINAL

VIII. DE R.ICAR.I>O A JOHN STUA ~T MILL

l. ¿Cuáles han sido, en general, las teorías del valor formuladas desde la época de los griegos hasta el año 1850? 2. Describir la concepción de Gtossen de la utilidad marginal. ¿Cómo la aplicó a todos los productos? 3. ¿Cómo llegó Jevóns a su "grado .final de utilidad ..? ¿Lo aplicó al campo de .la distribución? 4. Explicar el pensamiento de Menger respecto al análisis marginal. ¿Cuál fue su mayor aportación? 5. ¿Qué mejoras, en general, relativas al valor, se encuentran en la Teoría de la economld social de von Wieser en comparación con los F11múmen1os tle la teoría económica de Menger? 6. ¿Puede clasificarse a von Wieser como reformador? 7. Explicar la teoría-descuento del interés de Bi:ihm-Bawerk. ¿Supone ella alguna mejora sobre las anteriores teorías del interés? 8. ¿Quiénes fueron los discípulos norteamericanos de la escuela austríaca?

l. ¿Cuáles fueron las razones del lento progreso de la ciencia de la economía de 1817 a 1848? 2. ¿Cuál era, según Senior, la función del economista? ¿Cuáles fueron los postulados por él formulados? 3. ¿Cuál la principal aportación de Senior a la economía? 4. ¿Contiene la teoría del ,·alor de Senior alguna semejanza con la utilidad marginal? IX. JOHN STUART MILL Y JOHN ELLIOT CAIRNES l. Hacer un breve resumen de la vida de John Stuart Mill y mostrar cómo su prematura preparación influyó en las obras de su vida. 2. Citar algunas de las obras publicadas por Mill. 3. ¿Cómo Mill, que no pretendía ser original en sus PÑncipios alcanzó tanta estimación? 4. Enumerar los cinco libros de sus P~r,eipjos. ¿Cuál puede incluirse como adicional? 5. ¿Qué aportaciones se encuentran en el libro acerca del ambio? 6. ¿Creía Mill que se aplicaban leyes distinw a la producción y a la distribución? 7. ¿DestacóMili más la concepción de la economía estática, o de la dinámica? 8. ¿Qué futuro previó Mill para las clases trabajadoras? ¿Difirió de la descrita por sus predecesores? 9. ¿Cuál es, según Mili, la función del estado? 10. ¿Qué pensamiento nuevo introdujo Cairnes en la doctrina económica? 11. ¿Tuvo éxito Cairnes en su restablecimiento y corrección de las doctrinas clásicas? 12. ¿Qué limitaciones puso Cairnes a la ciencia de la economía?

XIII. ALFRED MARSHALL 1. ¿Cuál era la simación de la ciencia económica con anterioridad a la publicación de los Principios de Marshall? 2. ¿Cuál era la concepción de la economía de Marshall? 3. ¿Difieren los faetores de la producción de Marshall de los de sus predecesores? 4. ¿Qué conceptos adoptó Marshall de sus predecesores en el estudio Gel valor? 5. Explicar cómo llegó Marshall a su punto de equilibrio en su determinación del precio. 6. ¿Qué dice Marshall, en su estudio del valor, de las relaciones mutuas entre fas diversas fuerzas que determinan el equilibrio? 7. ,:Qué quería -decir Marshall cuando hablaba del dividendo nacional? ¿Cómo se divide entre los faetores de la producción? 8. Explicar el término cuasi-renta. 9. ¿En qué forma mejoró Marshall la teoría del interés?

X. LA ESCUELA CLÁSICA DE ECONOMIA EN EL CONTINENTE EUROPEO

l. ¿En qué año se public6 la primera traducción francesa de L, Ñqueu tle Lis fltl&ioMs? 2. ¿En qué difería la economía de J. B. Say de la de Adam Smith? 3. ¿Cuáles fueron las aportaciones de Say? 4. Contraste enue las perspectivas del futuro de Ricardo y Bastiat. 5. Conuaste entre la explicación de la renta de Ricardo y la de von Thünen. 6. ¿Qué teoría del trabajo y el capital importante produjo von Thünen?

XIV. REFORMADORES ECONÓMICO-SOCIALES l. 2. 3. 4. 5.

XI. LA ESCUELA HISTÓRICA DE ECONOMIA 6. 7.

l. ¿Qué razones se dan para la uansición de la escuela clásica de economía a la histórica? 2. ¿En qué siglo alcanzó su preeminencia la escuela histórica? Nombrar algunos de sus primeros adeptos. 3. ¿En qué difiere el método de trabajo de la escuela histórica del de la clásica? 4. ¿Existió alguna diferencia en el tipo de trabajo de los primeros adeptos de la escuela histórica y los últimos? 5. ¿Cuál ha sido el mayor servicio de la escuela histórica a la economía actual?

8. 9. 10.

¿Cuál era la concepción de Sismondi acerca de la economía política? Contrastar el método de Sismondi con el de Ricardo. ¿Qué escuela posterior empleó un método similar al de Sismondi? ¿Desarrolló Sismondi un plan para el mejoramiento de la sociedad? Citar otros personajes al margen del campo de los economistas que se inte• resasen en la reforma social. . ¿De qué acusa John Hobson a la ciencia de la economía? ¿Cómo clasificó Hobson las necesidades humanas? ¿En qué división cae su cólera? Explicar la "ley llumana de la distribución'" de Hobson. ¿Cómo la llevó a la práctica? ¿Cómo explica Hobson las depresiones económicas? Juicio sobre la crítica de la utilidad marginal de Hobson.

~----------------------

.....

-----------

260

CUESTIONARIO

CUESTIONARIO

XV. SOCI.ALISMO PREMARXISTA

XVIII. TENDE.."'l'CIASACTUALES

l. Describir brevemente el origen del socialismo. 2. Describir la, utopías de Fourier y Owens. ¿Por qué fracasaron? 3. ¿En qué aspectos difiere el esquema de Proudhon de los de Fourier y Owens? 4. ¿Quién fue el fundador del socialismo científico? ¿Qué función le asigna• ba el estado? XVI. CARLOS MARX Y EL SOCIALISMO POSTMARXISTA l. En forma resumida, ¿qué información se contiene en el Manifiesto Comu• nista de Marx y Engels? 2. Describir las tres doctrinas esenciales de Carlos Marx. Criticar cada una de ellas. 3. Dar las razones por las cuales la filosofía de Marx ha tenido menos infiuen• cia de la que él pensaba. 4. Citar algunos miembros prominer,tes de .la Sociedad Fabiana Inglesa. ¿Cuál ha sido su influencia sobre los acontecimientos de la historia inglesa? 5. Explicar el significado de sindicalismo, socialismo gremial y anarquismo. 6. ¿Qué es más importante en el mundo actual, la evolución marxista o la revolución? Pónganse ejemplos.

XVII. EL PENSAMIENTO ECONÓMICO NORTEAMERICANO l. Citar algunos norteamericanos que escribieron sobre temas de economía en la época de Henry C. Carey. 2. ¿En qué aspectos difiere Carey de las doct1inas clásicas de su época? ¿Cree Ud. que su medio ambiente fue causa de su diferencia de opinión? 3. Explicar el método de tributación defendido por Henry George. Criticar el proyecto. 4. ¿Cuál era la naturaleza de los cursos de economía enseñados en las univer· ;idades norteamericanas hacia 1875? 5. ¿Por qué se popularizó tanto el estudio en el extranjero desde 1875 hasta el fin del siglo? 6. Dar algunos datos relativos a la fundación de la Asociación Económica Norteamericana. 7. En general, ¿qué método siguieron los primeros miembros de la Asociación Económica Norteamericana? ¿Era de esperar esto? 8. Describir la situación estática de John Bates Clark. Comenzando con la situación estática, mostrar cómo desarrolló Clark su famosa teoría del valor. 9. ¿Qué miembro de la escuela clásica empleó un método similar al ele Clark? 10. Mostrar cómo la concepción de la economía de Simon N. Patten estuvo influenciada por su estancia en las praderas de Illinois. 11. ¿En qué difiere Patten de las doctrinas económicas tradicionales? 12. ¿Qué servicios prestó Veblen a la economía? 13. ¿Qué aportaciones han hecho H. L. Moore y F. W. Taylor?

261

l. ¿Cuáles son los economistas mencionados en este capítulo que están asociados más íntimamente con las ideas de escasez, nacionalismo, evolución del capitalismo, gastos estatales en las depresiones, economía del bienestar, fundamentos legales del capitalismo? 2. ¿Por qué cree Ud. que Davenport intentaba limitar el estudio de la economía a la teoría del precio? 3. ¿Qué fuerzas operan en la sociedad moderna para ayudar a tener en cuenta la moda del universalismo? 4. Caracterizar los rasgos principales de la economía del bienestar. ¿Hay alguna base justa para establecer una distinción entre los economistas y los de la tradición clásica? 5. Estudiar a los institucionalistas desde los siguientes puntos de vista: a) Naturaleza de su acusación de la tradición clásica; b) Valoración de sus críticas; ,) Valoración de sus proposiciones constructivas.

AP:8NDICE ANÁLISIS POR TEMAS MERCANTILISTAS:

Vlilo,

Teorías confusas y variadas. Algunos aceptan una teoríatrabajo. Se reconoce .a los valores naturales y de mercado como entidades separadas.

Renú

No hay concepción especial, pero se reconoce a la tierra como un factor coadyuvante de la producción.

Proá•cción

Se da el primer puesto al comercio, el segundo a las manufacturas y el tercero a la agricultura. los servicios inmateriales no se juzgan productivos.

Saúnos

No hay teoría consistente. Se favorecen los salarios bajos.

Gananci4s

Puntos de vista encontrados. Se comienza a ver que se debe algún pago de interés a la productividad del capital.

FISIÓCRATAS:

Valor

Igual al costo de producción, es decir, la suma de los materiales empleados en el producto más la subsistencia de ~os trabajadores que se ocuparon para ello.

Capital

Sólo surge después del p,orl•il MI, de aquí que sólo exista en la industria extractiva; no ligado al interés y las ganancias.

Renta

El exceso que resulta de substraer el producto bruto de la suma de anticipos anuales más el interés sobre los anticipos primitivos, es decir, P,od•il net.

Costo de p,otl•cción Saúrios

Ver '"Valor'". Aproximación a la teoría de la subsistencia; no determinado con claridad.

ADAM SMJTH:

Villa,

a) costo de trabajo : el trabajo precio real y medida del valor; b) dominio sobre la mano de obra; c,l el dinero precio nominal; d) costo de producción, precio natural; e) demanda y oferta.

Capital

El acervo incluye los productos destinados al consumo y el .capital {productos destinados a producir ingresos); distinción no sostenida.

263

264

AP~DICE

AP:t:.NDICE

265

Precio de monopolio, por consiguiente, efecto del costo; también parte del costo; no tratada con consistencia.

Costo d, ,woducción

Costo de p,oducción

Incluye salarios, interés y renta.

S.Jarios

Salmos

a) Mínimo de subsistencia; b) demanda y oferta en general.

lme,és

Pane de las ganancias; pago por el uso del capital.

Salarios temporales dependen de la oferta (número de era• bajadores) y demanda (fondo de salarios) (se retractó poste• riormenre, pero no en su libro); salarios na.rurales sobre el costo de mantener al trabajador.

lnterér

Tipo dependiente de la demanda y oferta de préstamos; el fondo de préstamo limitado por el gusto a los negocios de los propietarios de fondos y la cantidad de acumulación anual de los productos del trabajo.

G11,unci111

Exceso remanente al capitalista después de reemplazar el capital; resoluble en el interés; seguro contra el riesgo, y salarios de administración; dependiente del costo del trabajo.

Renl11

MALTHUS:

Va/o,

Depende de la estimación .relativa en que las partes tienen a los productos, basada en el deseo de poseerlos y en su dificultad. Valor en dinero; dominio sobre la mano de obra.

Renl11

Concepción ricardiana; pane del precio.

Costo de p,oJucrió,,

Salarios, interés (renta como parte del precio).

SalMios

Precio del trabajo necesario; subsistencia.

lnle,és

No se distinguen las ganancias. El tipo está limitado por las capacidades de la peor tierra en uso. Los salarios nominales no regulan las ganancias por el nivel de precios.

RICARDO:

Va/o,

Determinado por el costo de producción (uabajo, más ua• bajo almacenado) del productor menos favorecido; deman• da y oferta; precio de monopolio; costos comparativos en comercio internacional.

C11pí1al

Trabajo ac-.i.mulado.

Ren111

Diferencia entre el producto de una tierra dada y el de la tierra cultivada más pobre.

Elemento principal, cantidad de trabajo; considera también las ganancias y el interés en los costos a la larga.

}BVONS:

Va/o,

Razón del intercambio; recíproca de la razón de los grados finales de utilidad de las cantidades disponibles para el con• sumo después del cambio.

Cpt,iltll

Mantenimiento de la mano de obra.

R,ntll

(Puente, James Mili): diferencia entre los ingresos del capital de la peor tierra y otro capital.

Costo de ,woducción

Varía inversamente con la productividad; determina la oferta; grado final de utilidad; valor.

S.Ja,ios

Coincide en definitiva con lo que producen los trabajadores después de deducir la renta, impuestos e intereses.

lnle,és

Determinado por la proporción del producto nuevo a! capital que lo produce; el tipo de aumento del producto dividido por el producto rotal.

Costo á, P,oducción

Ver "valor ...

AUSTRIACOS:

S.Jarios

El mínimo nivel de vida, fondo de salarios.

Valo,

Determinado por la utilidad margina!.

lntnés

Úl

Cllf,íkll

G"1UmCit,s

Parte del costo; varía inversamente con los salarios.

Suma de las ganancias destinadas a servir como medio de adquisición.

Renl11

Ricardiana.

Coslo de p,oducción

Sancionado por la utilidad marginal del producto.

ganancia marginal.

J. S. MILL: Vtllor

Ren111

Oferta limitada de productos, oferta y demanda; además, costo de producción del emprendedor.

Stllmos

Productividad.

fondo para proporcionar alimento, sostenimiento y mate• riales para los trabajadores; fijo y circulante.

lnte,és

Productividad marginal; descuento temporal de los ingresos sucesivos de capital.

Ricardiana, modificada por las distinciones de Jones; inBuencia destacada de la costumbre.

G11n11ncús

Reclamación residual.

)

266

AP:l!NDICE

..

CARLOS MARX:

Valor

El trabajo es medida, causa, substancia del valor; el valor de todo producto es la cristalizaci6n del trabajo humano que contiene; valor en cambio menos subsistencia de los trabajadores igual a plusvalía, robada a los trabajadores por la explotación.

Capital

Variable (para subsistencia del trabajador) y constante (maquinaria, herramientas, etc.). El variable es el que produce exceso, porque la plusvalía s6lo procede del trabajo.

S,Ja,.ios

Se conservan a nivel de subsistencia por la explotaci6n de los capitalistas.

lntués

Parte de las ganancias, no distinguida de las ganancias propiamente dichas; todo contenido en un fondo de plusvalía.

Gant1ncús

La parte de la plusvalía conservada por los patronos para su propio uso; igual que la renta, ingreso diferencial; la cantidad depende de la suma de trabajo empleada.

BIBLIOGRATIA

MARSHALL:

Valor

Valor subjetivo y objetivo coordinado por medio de la oferta y la demanda. El valor temporal de mercado caracteriza la demanda, y el valor natural a largo plazo se deriva del costo de producción.

Salarios

Teoría del nivel de vida.

Rffllfl

Análisis ricardiano. Introduce la cuasi-renta.

lnlerés

Demanda y oferta.

GanancidS

Cuarta parte. Ingreso para organizaci6n y administración.

Contrib11ción" u, terminología económ;u

Bienes de producci6n y de consumo; curvas de la oferta y de la denµnda; elasticidad de la demanda y la oferta; la firma representativa; cuasi-renta; excedentes de consumidores, trabajadores y ahorradores; precio de equilibrio; dosis marginal; compra marginal.

\

W. J. Ashley, An Introd11ction to English Ecor,omic Hislory 11ndThe0f'1, parte I: º'The Middle Ages'º, 4" ed., Longmans, 1909; parte 11: '"The End of the Middle Ages.., 4-' ed., Lon¡:tmans, 1906. Walter Bagehot, Economic St11dies,2-' ed., Longmans, 1888. H. E. Barnes, The History of Western Civiliution, 2 vols., Harcourt, Brace, 1935. Max Beer, Fifty Years of International Socialism, Macmillan, 1935. J. A. Blanqui, History of Political Economy in E11rope,trad. inglesa de la 4• ed. de 1860, de E. J. leonard, Putnam, 1880. E. Bühm-Bawerk, Karl Marx and the Close of the System, trad. inglesa de A. M. Macdonal, Unwin, 1898. · James Bonar, Malth11sand His Work, 2" ed., Unwin, 1924. J. T. Boswell, The Economics of Simon Nelson Pallen, Winston, 1934. O. F. Boucke, A Critiq11e of Economics, Doctrinal and Methodological, Macmillan. 1922. Edwin Cannan, Repaso a la teoría económica, ed. española de Fondo de Cultura Económica, México, 1946. R. W. y A. J. Carlyle, A ffistory of Medie1,al Political Theory, Putnat, Blackwood, 1903-36. E. Chamberlin, Teoría Je la competencia monopólica, ed. española de Fondo de Cultura Económica, México, 1946. J. B. Clark, Economic Essays contrib11tedin honor of ]. B. Clark~ Macmillan, 1927. J. M. Clark, Preface to Social Economics, Parrar, 1936. G. D. H. Cole, What Marx Real/y Meant, Knopf, 1934. Gustave Cohn, "History of Political Economic trad. del alemán por J. A. Hill, Annals of the American Academy of Political and Social Science, vol. 4, 1894. J. R. Commons, Institutional Economics, Macmillan, 1934. W. Cunningham, Tbe Grou•th of English lndustry and Commerce, 2 vols., Cambridge University Press, 1890, 1892. W. Cunningham, Western Civiliution in its Economic Aspects, 2 vols., Cambridge Historic;al Series, 1898, 1900. H. J. Davenport, Val11eand Distrib11tions,University of Chicago Press, Í908. Joseph Dorfman, Thorstein Veblen and His America, Viking, 1934. R. T. Ely, The Past and Presenl of PoliticáJ Economy, Johns Hopkins University Studies, 1884. Enc,•clopedia oJ the Social Sciences. A. W. Flux, Economic Principies, Dutton, 1923. L. M. Fraser, Economic Thought and Language, Black, Londres, 1937. Eli Ginzberg, The Ho11seof Adam Smith, Columbia, 1934. E. C. K. Gonner, Ricardo's Principies, ensayo introductorio, notas y apéndices por Gonne, Bell, 1891. Eli Halevy, The Growth of Philosophic Radicalism, trad. inglesa de M. Monis, Macmillan, 1928. C. W. Hasek, lntroduc:tion of Adam Smith's Ideas into Germany, Columbia, 1925. 00

,

267

268

BIBLIOGRAFIA

Herbece Heaton, Economic Hi11ory of Europt1, Harper, 1936. F. J. C. Hearnshaw, A Sur11eyof SocialiJm, Macmillan, 1928. E. F. Heckscher, L, época mercanlifüta, ed. española de Fondo de Cultura Económica, México, 1943. H. Higgs, Lo1 fi1iócratas, ed. española de Fondo de Culrura Económica. México, 1944. Margaret Hirst, üfe of Frederick Lisl, Smith , 1909. • . , . J. A. Hobson, Veblen, ed. española de Fondo de Cultura Econom1ca, Mex1co, 1939. J. H. Hollander y ouos, Adam Smith, conferencia para '?nmemor_ar e~ 150 aniversario de la publicación de. The Weal-th of Nt111ons, Uruvemty of Chicago Press, 1928. P. T. Homan, Contemporary Economic Thot1gh1, Harper, 1928. Sidney Hook y otros, The Meaning o/ Marx, Farrar, 1934. E. A. J. Johnson, Predeceuor1 o/ Adam Smilh, Prentice-Hall, 1937. Karl Kautsky, Ka,l Marx, Macmillan, 1925. J. M. Keynes, Scope anJ Methode o/ Political Economy, 4~ ed., Macmillan, 1930. Thomas Kirkup, Hi11ory o/ SodaliJm, 5' ed. muy revisada por Pease, Long• mans, 1913. F. H. Knight, The Elhic1 o/ Competilion ,,,,Jother eJSIIJI,Ha~per, 1_935.. Alfred Korzybski, Scienct1 11nJS11nity, Internacional Non-Anstotehan Library Publishíng, Co., 1933. H. W. Laidler, A Hi1lory of Socialist Tho11gh1,Crowell, 1927. M. L. W. Laistner, Greek. Economics, Dutton, 1923. Harold Laski, Karl M11rx, ed. española de Fondo de Cultura Económica, México, 1941. T. E. Clílfe Leslie, Essayt in Poliliclll llnd Morlll Phi/.01opby, Longman, 1879. A. D . Lindsay, Karl M11rx'1C11pitlll,Oxford University Press, 1926. Archille Loria, Ka,l Marx, Seltzer, 1920 C. W. Macfarlane, Vlllue 11ndDistribution, 2' ed., Lippincott, 1911. H. D. MacLeod, Th11 Hi1tory of Economic1, Longmans, 1896. H . L. McCracken, VaJ11eTheory m BusiMss Cycles,. 2' ed., McGraw-Hill, 1936. J. R. McCulloch, The üterdlure of Political-Economy, Longmans, 1845. Franz Mehring, Ka,l M11rx,Covici, 1935. W. C. Mitchell, Tht1 B11ckw11rd Art of SpenJing Montl'Y anJ otber ena,1, Me• Graw-Hill, 1937. A. E. Monroe, &rly Economic Tbougbl, Harvard University Press, 1924.. G . R. Morrow, Ethitlll 11ndEconomic Th11orieso/ AJ.,m Smith, Cornell, 1923. J. S. Nicholson, The Re11fral o/ Marxism, Murray, 1920. C. C. North, Sodological Implicdlions o/ Ricardo's Economics, University of Chicago Press, 1915. E. Nys, Rese11,che1in the Histo,y of Economics, trad. inglesa de N. F. y A. R.. Dryhurst, Black, 1899. G. A. T. O'Brien, An E11ay on Medievlll Economic Teacbing, Longmans, 1920. Sir R.obert H. A. Palgrave, Dictionary of Polilitlll Economy, nueva ed., Macmillan, 1925 -26. S. N. Pateen, Tht1 De11elopmen1of English Thought, Macmillan, 1899. A. C. Pigou, Memoruls of Al/red M11,shmJ,Macmillan, 1925. L. L. Price, A Shorl History of Political Economy in England, 4' ed., Me• thuen, 1903. Michael Prothero, Political Economy, Bell, 1895.

BIBLIOGRAFIA

269

John Rae, Lile of Atl11mSmith, Macmillan, 1895. Joan Robinson, Economics of Imper/ecl Competition, Macmillan, 1933. [Hay traducción española.} F. R. Salter, Karl Marx 11ndMoáern Socialism, Macmilhn, 1921. H, R. Seager, Labor 11ndothe, Economic EJJays, Harper, 1931. ~- R. Seligman, E.uays in Economics, Macmillan, 1925. Gustav Schmoller, The Mercanti/e Sy11em, Macmillan, 1902. W. R. Scott, Alfreá Marshall, Oxford, 1926. H. R. Sewall, Theory o/ V11lueBe/ore Aáa1n Smíth, American Economic Asso• ciation, 190 l. O. D. Skelton, Sociafüm; A Critical Analysis, Houghton, 1911. A. W. Small, The CameralistJ, University of Chicago Press, 1909. Wm. Smart, An lntroduction to tbe Theory o/ Value, Macmillan, 1891. Geocge Soule, The Useful Art oj Economics, Macmillan, 1929. John Strachey, The Theory anii Pr11cticeof Socialism, Random House, 1936. J. Suranyi-Unger, Economics in the Twentieth Century, trad. del alemán por N. D. Moulton, Norton, 1931. F. W. Taussig, W ages and Capital, Appleton, 1896. R. H . Tawney, Religion and the Rise of Capitalism. Harcourt, 1926. R. V. Teggacr, Thorstein Veblen, A Chapter in American Ecomonic Thought, 1932. Ernest Teilhac , PioneerJ o/ American EconomÍ(; Thought in the Nineteenth Century, erad, inglesa de E. A. J. Johnson, Macmillan, 1936. Amold Toynbee, Lec.'-ureson the Industrial R e11ol11iti on, recogidas por B. Jowett, . Longmans, 1890. A. A. Trever, A History o/ Greek Economic Tho11ght, 1916. R. G. Tugwell y otros, The Trend of Economics, Knopf, 1924. J. R. Turner, Ric11rdúm Rent Theory in Early AmericMS Economic1, N. Y. Univer sity, 1921. Jacob Viner, Studies in the Theory of Internation11lT,aáe, Harper, 1937. D. O. w ·agner, Social Reformen, editado por D. O. Wagner, Macmillan, 1934. S. y B. Webb , Soviet Communism : A New Civilization., Scribner, 1936 . A. C. Whitaker, History 11ndCriticism of the Labor Theory o/ Value in English Political Economy, Columbia University Studies, Columbia, 1904. Graham Wallas, Jeremy Bentham , 1922 . P. H. Wicksteed, The Common Sense of Political Ecor;omy, Macmillan, 1910. A. A. Young, Economic Problems New and Old. Houghton, 1927.

' r,

J

INDICE ANALITICO .Asociadón Económica Norteamericana: fundación, 225; razón de su creación, 225-6; declaración de principios, 226 asociacionistas, 195-8 Austin, John, 11O Ávila Camacho, Manuel, 253

Abelardo, 26 abstinencia, teoría de la, 116-7 Adams, H. C., 225, 238 Adams, T. S., 238 Aftalion, 246 agricultura: en el mundo antiguo, 11; en la Grecia antigua, 14, 16, 18; en la Edad Media, 34; doarina mercantilista sobre la, 39; y fisiocracia, 51-2; Adam Smith, 66; en Gran Bretaña, 80; rendimientos decrecientes en la, 97 Agustín, San, 26 ahorro, 68 Alberto Magno, 26, 27 Alejandro de Hales, 27 América, influencia de sus metales, 34 Amón, 246 Amós, 11 anarquismo, confusión con el socialismo, 215; escasa importancia de, 216; figuras dirigenteS, 216; naturaleza del, 216 Anderson, J., 86, 98 Andreades, 243 Antonelli, 246 Antonino de Florencia, 27 Apuleyo, 20 Aquino, Santo Tomás de, 26; docuina de la propiedad privada, 28; concepto de justicia, 27-9; valor, 29, 150 aranceles. Vé4Je proteccionismo Aristófanes, 13 Aristóteles: influencia de, 9-10, 28; defensa de la esclavitud, 17-8; valor y riqueza, 18, 19, 150; ideas relativas al dinero y a los préstamos, 19-20; crítica del comunismo de Platón, 20 Arkwright, 81 armonía de intereses: Bastiat, 132-3; Carey, 220 Arnold, 185 arte, la economía como, 187 Asgill, 42 Ashley, William J.,140

Baboeuf, Francisco Nocl, 193 Bacon, Francis, 50, 193 Bacon, Roger, 26 Bagehot, 139 Bailey, Samuel, 112 Baird, H. C., 221 Bakewell, Roberto, 80 Bakunin, 216 bdanza comercial, 38-9, 46- 7 Barbon, Nichi>las, 42, 57, 150 Barnet, G. E., 238 Bastiat: docuina de la armonía de intereses, 132; actitud no intervencionista, 132; vida y escritos de, 131, 132-3 Baudeau, abate, 55 Becaria, 84

Becher, 43 Bellamy, Edward, 193 Belloc, 42 Belloni, 42 Bentham, 94, 150; vida y obras de, 81-3; "cálculos felidficos", 83; y las ciencias sociales, 82-5; influencia en las reformas, 84-5; asociación con los radicales filosó6cos, 110-1; adaptación del "calculus" por Jevons, 153 Berkeley, George, 57 Bernardino de Viena, 27 Bernstein, Eduardo, 214 Besant, Annie, 213 Beveridge, Sir William, 246 Biel, Gabriel, 27 bienestar, 187, 191; economistas del, 2:48-9 billetes de banco, sus efectos sobre los precios, 94 bimetalismo: Jenofonte, 14; Oresmes, 31 271

272

INDICE ANALITICO

INDICE ANALlTICO

Birck, 243 Blanc, Louis, 185, 198 Boccaccio, 32 Bodino, Juan, 42 Bogart, E. L., 238 Bohm-Bawerk, von: vida y obras, 160; contribuciones a la teoría del valor, 160-1; "pares marginales", 161; crítica de las teorías del interés, 161; teoría del agio o del descuento, 162; teoría positiva del capital, 162 Boisguillebert, Pierre de, 54 Bornitz, 43 Bosanquet, 94 Bourguin, 246 Bousquet, 246 Bowen, F., 221 Bowley, A. L., 246 Bray, J. Francis, 198 Brentano, Lujo, 148, 251 Brougham, Henry, Lord Canciller, 110 Buccleuch, Duque de, 60 Bucher, Karl, 147 Byron, Lord, 110, 185 Caber, 195 Cairnes: vida y obras, 127-8; "grupos no competidores", 128; lugar que ocupa en la economía, 128; punto de vista económico, 128 Calderoni, 246 cambio, banco de: Owen, 197; Proudhon, 198 cameralismo, 43 Campanella, Tommaso, 193 Cannan, Edwin, 246 Cantillon, Richard, 54 capital, definición y clasificación de: por Adam Smith, 66-8; puntos de vista de Ricardo, 96; puntos de vista de Mill, 122; trat miento por Bohm-Bawerk, 162; teoría de Clark, 220 capitalismo, ap~rición del, 33 Cárdenas, Lázaro, 2 53 Cardozo, N. N., 219 Carey, H. C., vida v escritos de, 219221; reacción contra el pesimismo, 220-1; y la ciencia social, 219; explicación de la distribución, 220;

repudio de las doctrinas clásicas, 220; influencia de, 221; doctrina de la armonía de intereses, 220; principio de asociación, 220; sobre el proteccionismo y el libre cambio, 221 Carey, M., 219 Carlos V de Alemania. y l de España, 40 Carlyle, 119, 167, 185 Cartwright, 81 Carver, T. N., 239 Cassel, Gustav, 240, 247 Catalina la Grande, 40 Catón, 21 Cicerón, 21, 150 ciencia, la economía como, 9, 56, 82; moderna, 32-3, 49 Clark, J, B., 145, 163, 225, 223, 234, 237, 238, 240; idea de "utilidad efectiva", 226-7; vida y obras, 226-8, 229-30; beneficios de la competencia, 228; distinción entre estado estático y dinámico, 229-30; concepto de capital, 220; ley "natural" de distribución, 228; teoría de la productividad, 229 Clark, William, 213 clases, en la Antigüedad, 10; en la Edad Media, 34; bajo el mercantilismo, 39-40; productivas y no productivas, 52; puntos de vista fisiocráticos, 53; según Adam Smith, 66, 68 Clay, H., 246 Cobbett, 185 Cobden, Richard, 111 Cohn, Gustav, 148 Coke, Roger, 42 Colberc, Juan, 40, 54 colbertismo, 34, 40 Cole, G. D. H., 215, 246 Coleridge, 185 colonias, en la teoría mercantilista, 39; norteamericana, 218 Colson, 246 Columela, 21 comercio exterior: ideas de Aristóteles sobre el, 18; en el período mercantilista, 39, 45-6; y los fisiócratas, 53; puntos de vista de Adam Smith, 69

comercio medieval, 26, 33-S; doctrina de la balanza de, 38-9; Mill, 123; Ricardo, 123 Comité Parlamentario sobre Meta.les, 94Commons, J. R., 187, 238, 245, 250 Compañía de las Indias Orientales,

119 competencia: puntos de vista de los fisiócratas, S4; Adam Smith, 70, 72; acritud de Marshall, 172; critica de la misma por los reformadores económicos, 182-92; ataques de los socialistas, 194-209; ideas de J. B. Clark sobre la, 22S-30 Comte, Augusto, 127, 138, 139, 195 comunismo: Platón, 15-7; Aristóteles, 20; de los primitivos cristianos, 23; socialismo utópico, 193-8; marxistli, 201-2, 209-10; en la Unión Soviética, 216-7 condiciones económicas: Antigüedad, 9-10; Edad Media, 28; mercantilismo, 34; en Gran Bretaña, 78-9; en los Estados Unidos de Norteamérica, 220 Condillac, 150 Condorcet, 87 Confucio, 11 Conrad,Johannes, 148, 231 Conring, 43 Constantino el Grande, 24 consumo: puntos de vista de Adam Smith sobre el, 73-4; leyes de Pacten, 233 cooperación, ideas de Mili sobre la, 125 Copérnico, 33 Copland, 243 Corpu1 JuriJ CiviliJ, 22 Cossa, 163, 242 costo
273

crematÍstica, 10, 183 crisis comercial: Hobson, 191-2; Marx, 207-10; Rodbertus, 199-200 cristianismo, 23 Cromp:on, 81 Cromwcll, O., 40 "cuasi-renta", 176 Culpeper, Sir Thomas, 42 cultura musulmana, 24 Cunningham, William, 140 Chalmers, Th., 86 Chamberlin, Hugh, 42 Ch;.na Kya, 11 Chapman, Sir S., 246 Chauccr, 32 Cherbuliez, Antoine, 131 Chessa, 246 Chescerton, Gilbert Keith, 246 Chevalier, Michel, 131 Child, Sir Josiah, 42, 5 7 Dante, 32 Daries, 43 Darwin, Charles, 167 D::venant, Charles, 42 Davcnport, H. J., 2.38, 245 Davanzati, 42 Del Vecchio, 246 demanda y oferta: según Mili, 123; según Marshall, 170-4 Demócrito, 13 Dempsey, W., 29n De Quincey, Thomas, 114 derecho: civil, 22; romano, 22-3; canbnico, 27 Descartes, R., 35, 50 Dewey, D. R., 238 Dickens, Charles, 185 Diderot, Denis, 50 Diehl, Karl, 245 Diggcs, Sir Dudley, 42 distribución: según Ricardo, 99-100, 104-6; según Mili, 121-2; Jevons, 153-4; Menger, 157; Marshail, 175-7; Sismondi, 184; Hobson, 189; Fourier, 195; Calrk, 228-30 división del trabajo: Platón, 15; Adam Smith, 64 Dorfman, Joseph, 218 Dunbar, 224, 238 Dunoyer, Charles, 131

274

INDICE ANALITICO

Dupuir. no Duque de Sully (de Francia), 40 Economía: esfera de la. 9; primeros temaseconómicos, 11; apogeo de la, 11-2; heterodoxos de la, 112-3, 188-91, 219-23, 232-8, 249-51; popularidad de la escuela ortodoxa, 113-4; falta de escepticismo, 114; dinámica de la, 123-4 economía aplicada, 240 economía francesa, 242, 246 economía institucional, 249-51 economía italiana, 242 economía matemática, 150, 242, 247 economistas históricos, 138-48 Edad Media: cultura medieval, 24-5; influencia del cristianismo, 25-6; desarrollo del comercio, 26-7; derecho canónico y escolasticismo, 27; ética económica medieval, 2728; precios, 28-9; valor, 29-30; interés, 30; funciones gubernamentales, 30-1 Eden, 86 Edgeworth, 243 Ehrenberg, 242 Eichom, 141 Eder, W., 221 Ely, R. T., 225, 226n, 227, 23.8 Emerson, Ralph Waldo, 185, 196 empresa representativa, 172 Engels, Federico, 201, 202, 203, 253 Ennio, 20 Enrique IV de Francia, 40 Enrique VII de Inglaterra, 37 Enrique VIII de Inglaterra, 40 Enrique de Gante, 27 Epicteto, 21 Epicuro, 13 equilibrio: en Marshall, 172-5; en Pareto, 242-3 Erasmo de Rotterdam, 32 Erigen, 26 esclavitud, 16-8 escolasticismo, 27 escuela austriaca: precursores, 150151; concepción del valor, 154-63; principales escritores y obras, 154163; exposición de las principales aportaciones de la, 155-63; continuadores, 163; críticas, 163

escuela clásica: figurasprincipales, 59-129; en la Europa continental, 130-5; puntos vulnerables en las doctrinas de la, 136-7; crítica de la, 138-48, 150-63, 183-92, 199211, 213-17, 220-2, 226-37, 249251 escuela de Cambridge, 243-4 escuela históri&a de economía: puntos vulneral>les, 136-8; método histórico, 138; predecesores, 138; autores ingleses, 138-40; el movimiento en Alemania, 141; la vieja escuela alemana, 144-6; la escuela "juvenil" alemana, 146-8; importancia de la. 148 Esquilo, 14 Estado: puntos de vista de los esoolásticos, 30; funciones bajo el mercantilismo, 30-1; actitud de los f:si6cratas, 53-4; doctrina de Adam Smith, 68-74, 75-6; papel econ6mico según Mili, 125-6; conq:pto de Bastiat, 131-3 estoicos, 21 Eurípides, 14 Everett, A. H., 219 evolución : List, 144; te0rfa marxista de la, 204-5 explotación, te0ría de la: Hobson, 188-9; Rodbertus, 199-200; Marx, 206-7 . exportaciones, doctrina mercantilista, 38-9 Ezequiel, 11 Fabio, 213 Farnum, H. W., 225, 238 fascismo, 217 fatalismo económico, oriental, 12 Fawcett, Henry, 127, 165 Federico el Grande, de Prusia, 40 Federico Guillermo, el Gran Elector, 40 Felipe II de España, 40 Ferguson, Adam, 86 Fetter, Prank A., 163, 239, 245 feudalismo, 32 Feuerbach, Ludwig, 205 filosóficos, radicales, 110, 119 filósofos: antiguos, 13-4, los primeros, en Francia, 50; ingleses, 57-8

INDICE ANALITICO

Pisher, 163 Fisher, Irwin, 238, 247 fisiócratas, 51-2; y la agricultura, 51-2; distinción entre el trabajo productivo y el improductivo, 5253; Ln11n /11,r~,53; Qu~nay y sucesores, 55-6; fin de la ñsiocrac:ia, 56 Florence, P. S., 246 Flux, A. W., 246 Forbonnais, Francisco de, 42 Foruey, Samuel, 42 Fourier, vida y obras de, 195-6; comunidades fourieristas, 195; fa. lansterios, 195 Francia: agricultura en, 50-1; tributación en, 51 Franklin, Benjamín, 218 frugalidad, 68, 86 Gale, S., 218 Galileo, 33, 49 ganancias: teoría ricardiana, Q9-100 Gardner, H. B., 238 Garnier, Joseph, 131 Gay, E. F., 238 Gayo, 22 Gee, Joshua, 42 Genovesi, Antonio, 42 George, Henry, 221-3; vida y obras, 221~2; colonias de impuesto único, 222; defensa del impuesto único como remedio contra la pobreza, 222; Escuela de Ciencias Sociales de, 223; progreso y pobreza, 223; desaprobación académica, 223; fuerzas liberales, 223 Gerbert, 26 Gide, Charles, 242 Godwin, W., 87, 216 Golman, 216 Goschen, 141 Gouen, 153, 155; vida y obras, 150151; se desconocen sus méritos, 150-1; teoría del valor de, 150-1; clasificación de productos, 151 Gournay, Vicent de, 55 Graciano, 27 Gray, Alexander, 246 Gray, J. H., 196, 198, 238 Graziani, Augusto, 242 Grecia, antigua: teoría económiéa

275

en, 12-21; importanciade la ética y la política. 13; principales autores, 13-7 Greenley, H., 196, 221 gremios, 34-5; de artesanos y comerciantes, 34-5 Gresham, Ley de, 31 Grew, Nehemiah, 42 Grocio, Hugo, 50 Grote, George, 110 guardianes, en el estado platónico, 16 Gustavo Adolfo, 40 Gutenberg, Johann, 32 Guyot, Yves, 246 hábito, importancia que le concede Veblen, 235-6 Hadley, H. T., 225; 238 Hales, John, 42 · Hall, Charles, 196 Hamilton, Alexander, 218, 219,250 Hammond, M . .E.,238 Hammurabi, C6cligo de, 11 Haney, L. H., 246n Hargreaves, 81 Harringcon, James, 193 Harvey, 33 Hawthorne, Nathaniel, 196 Hawtrey, R. G., 246 Hayek, P. A. von, 154n, 246 hedonismo: Bentlw."l, 83; Marshall, 168-9 Hegel, G. W. P., 141, 201, 205 Held, Adolf, 148 Heller, 243 Henderson, H. D., 246 Heráclito, 14 Hermano, Friedrich B. W. von, 134 Heródoto, 13 heterodoxos, economistas, 112-3 Hildebrand, Bruno, 145, 146, 160 Hinrichs, 158 Hipócrates, 13 historia: interpretación económica de la, Marx: 204-5 Hitze, Franz, 186 Hobbes, Thomas, 42, 150 Hobson, J. A., 170, 215, 248; vida de, 187; puntos de vista sobre la Economía, 187; acusaciones de; 187-8; clasificación del consumo

276

INDICE ANAUTICO INDICE ANALITICO

de, 188-9; "ley de distribuc~ón humana", 189; puntos de vasta sobre la redistribuci6n de la riqueza, 189; defensa del control social, 189-90; teoría del ciclo económico, 190-1; importanciade, 191-2 Hodsgkin, Thomas, 198 Hollander, J. H., 238 Homero, 26 Horado, 20, 26 Horner, F., 86 Hornig, 43 Hufeland, 150 Hughes, Thomas, 197 Hume, David, 58 hllDlanistas, 32 Hutcheson, Prancis, 58, 59, 84 individualismo: Adam Smith, 70-3; escuela histórica, 148 industria extractlva: punto de vista de los fisiócraw, 51-3; de Adam Smith, 74 Ingram, J. K., 139 importaciones, y balanza comercial, 39 imputación, teoría de la, 155-7 iosticucionalistas: crítica de lu escuelas clásica y neoclásica, 249-51; importancia que conceden a la conducta de grupo y lu instituciones de elaboración humana, 250; infiuencia de Veblen, 249250· autores principales, 250-1; reac~ión de los economistas antiguos, 250-1; servicios, 251-2 intercambio: Mill, 123; Clark, 230 interés: Aristóteles, 19-20; Edad Media 30; teoría del descuento, 161; en~meración de las teorías del, 161-2 intervencionismo, 182-3 inventos, importancia de los, 80-1; y Rae, 219 Isabel, Reina, 40 Isaías, 11 James, E. J., 225, 238 James, William, 232 Jenks, J. W., 238 Jenofonre, 13, 14

Jeremías, 11 Jevons, 124, 155, 156, 161, 163, 167, 169, 172, 191, 226, 227, 240, 247; vida y obras, 151-2; métodos de deducción, 153; creencia en el hedonismo, 153; aportaciones principales de, 153-4; grado final de. utilidad, 153; genio de, 163 Johnson, E. A. J., 40n, 58n Johnson, J., 225 Jones, Richard, 138 juristas romanos, 22 1#S gn1ti#m, 22 t#S civils, 22 Justi, Johann Heinrich, 43 justicia: doctrina canónica de la, 2728; según Hobson, 189 Justiniano, 22 justo precio, 29 Juvenal, 20 Kay, 81 Kcmmerer, E. W. 1 238 Kettelcr, 186 Keyncs, J, M., 166, 169, 186, 244 King, Charles, 42 King, G., 42 Kingsley, Charles, 197 Kinley, David, 238 Knapp, Georg Friedrich, 147 Knies, Karl, 144, 145, 146, 160, 161, 227, 251 Kropotkin, 216 Labriola, 246 Lafayettc, 142 laiuez-fai,-e, naturaleza del, 53-4; doctrina de Adam Smith, 72-3; crítica, 183-4, 185 Lamennais, Robert de, 197 Landry, 246 • Lassalle, Fernando, 200, 201, 216 Lauderdale, 86 Launhardt, 163 Lausanne, Escuela de, 242 Lavergne, 246 Lederer, E., 240n Lenin, V. l., 217 Lenz, 246 León XIII, Papa, 186 Leonard, Juan Charles, 138

. l

f

Leslie, T. E. C., 139 Levy, S. León, 115 Lexis, 246 Ley: de población de Malthus, 8788; de oferta y demanda, 174; de "distribución humana", de Hobson, 189; "natural de distribución", de Clark, 220; de consumo, de Patten, 233 leyes de granos: controversia sobre las, 95, 96, 97; derogación de lu, 110-1 liberalismo económico, 72-3 librecambio: doctrina füiocrática, 52; Adam Smith, 69-70; Bastiat, 132; List, 143-4; Carey, 221 Liefmann, Robert, 241, 245 List, 138,144,219,240; vida y obras, 141-3; fuerzas productivas de las naciones, 1.42-3; ideas sobre la evolución económica, 143-4 Locke, John, 42, 50 Longlield, Mountifort, 113, 117, 150 Loria, Achille, 242 Lowell, James Russel, 196 Lucrecio, 21 Lugo, Cardenal, 2 7 Luis XI de Francia, 37 Luis XIV de Francia, 50 Luis XV de Francia, 50 Lutero, Martín, 33 Uoyd, W. F., 113, 117, 150 Mably, Abate de, 193 MacDonald, J. Ramsay, 213 M:iddison; Ralph, 42 Malynes, Gerard de, 42 McCulloch, John Ramsay, 114 McVickar, John, 224 Malthus, 93, 94, 96, 98, 101, 102, 105, 107, 112, 114, 121, 122, 123, 131, 132, 137, 138, 164, 211, 22-4; vida y obras de, 87-91; teoría de la población, 88-90; puntos de visea sobre la renta, 97-8 Mandeville, Bernard de, 57 Mmsifi,sto com#nista, 202, 253 Manley, Thomas, 42 "mano invisible", doetrina de la, 71 Maquiavelo, Nicolás, 41 Marco Aurelio, 21

277

Marshall, Alfred, 10, 83, 86, 119, 154, 226, 240, 243, 244, 247. 248, 253; vida y obras, 165-6; mera de Jos Principios, 166-8; y el hedonismo, 168-9; consumers S#r1'/#s (excedente del consumidor), 170; consumo, 170; demanda y ofert3. 170-1; factores de la producción, 171-2; la "empresa representativa", 172; valor y precio, 172; teoría del equilibrio, 172173; distribución, 175-6; sobre el progreso social, 178-9 Martineau, Harriet, 112 Marx, Carlos, 105, 113, 184, 185, 190, 196, 200,213,235,237, 240, 242, 243, 253; Yiday obras, 201204; concepció11materialista de la historia, 204-5; doctrina de la lucha de clases, 205; teoría del valor trabajo, 206-7; plusvalía, 206-7; teoría de la revolución social, 209210; como profeta, 209-10; debilidad esencial del marxismo, 211212; influencia de, 212-3 Maurice, Frederick Denison, 197 Menger, Karl, 129, 159, 160, 162, 225, 226, 240, 247; vida y obras, 154-5; teoría de los "productos", 155-6; valor, 155-7; teoría de la "imputación", 156; distribución, 157 mercantilismo, nacionalismo y, 34-7; fuentes de los ingresos reales, 3738; nuevos ideales de los negocios, 39-40;· mercantilistas prácticos, 40; los hombres de negocios como teóricos, 40-1; escritores mercantilistas, 41-3; cameralismo, 43; fomento del comercio exterior, 4546; importancia del, 46-8; reacción contra el, 50-2, 56-8 mercantilismo alemán. Véas, cameralismo metales preciosos, y mercantilismo, 38-40 "Methodenstreint", 157 método deductivo en economía, su utilización por Adam Smith, 6162; por Ricardo, 101-2; postulados de Senior; 115-6 método en economía, 136-8

278

INDICE ANALITICO

método b.ist6rko, 138 Miguel Áqel, 32 Mili, James,94, 110; 114, 119 Mili, John Stuart, llO, 114, 115, 129, 137, 163, 164. 166, 167, 169, 170, 175, 226, 232, 240, 247, 251, 253; .ida y obras, 119222; finalidad de los Pnnápios, 121-2; leyes de la producd6o, como opuesnas a las de distribu• d6n, 122-3; optimismo de, 122-3; teorías originales de, 123; estática de la economia, 123-4; teorJ. del fllor, 124-5; enfoque dinámico, 123-4; pWltiOSde vista sobie la cooperaci611, 124-5; papel ecoeóm.ico del gobierno. 125-7; impormicia de Mm, 127; 1ICilidad marginal, 163 Miller, Tb&mas, 42 Mirabeau, Victor de, 55 Mirabeau, Conde de, 55 Misselden, Edward, 42 Mitchell, W. C., 62•, 71n, 96ff, 110n, 158n, 250 moneda: Plat6n, 16; Aristóteles. 1819; Oresmes, 31; mercan~isw, 33, 37-8; Adam Smith, 64-5 Money, Chiozza, 213 monopolios modernos, 167 Montaigne, Michel de, 50 Montanari, 42 Montchrétien, Antonio de, 42 Montesquieu, Chad~ Louis, 50 Moore, H. L., 239, 245, 247 Morelly, 193 Moro, Sir Thomas, 193 Morris, William, 193 Mueller, Adam, 241 Mun, Thomas, 42 mundo antiguo: trasfondo, 10-1; fa. talismo económico, 11-2; especulación económica de los griegos, 12-3; primeras fuentes, 13-4; defensa de la esclavitud, 17-8; ideas sobre la riqueza, 18 nacionalismo: crecimiento del, 35-6; y mercantilismo, 36-7; fuentes de los ingresos reales, 3 7-8; List y el, 144; la escuela hist6rica alemana y el, 148

nadonalisw, 248 Napoleén, 86, 91, 94, 95; guerras de, y sus efectos, 91-2; trastomOS ocasionados por las, 94-5 Nasse, Erwin, 147-8 naturaleza, y los fisi6cratas, 49-50 Nebenim, Friedrich, 133 Nemours, Dupont de, 55 neo-clasicismo, 164-5 "New Ocal", 36 Newton, Sir Isaac, 33, 49, 57, 82 Newton, J., 219 Neymarck. 246 Niles, H .. 219 Noel, 246 No.cdboff, Ch., 221 North, Sir Dltdley, 42, 57

Olitecbt.43 Ockham. Guillermode, 27 oferta. Vús- demanda y oferta optimismo, en economía: Mill, 122123; Bastiat, 132-3; Carey, 220; Patten, 232-3 Oresmes, 31 Oseas, 11 Oswalt, 246 Ovidio, 20, 26 Owen, Albert, K., 196 • Owen, Robert, vida y obras, 195-6; conexión con el cooperativismo, 196-8; fracaso de su programa, 196-7; experimentos utópicos, 197 Paine, Thomas, 86 Paladio, 21 Pantaleoni, Maffeo, 163, 242 Papiniano, 22 Pareto, Vilfredo, 242 Parker, John, 42 Patten, Simon Nelson, 127, 163, 225, 226, 23 7, 245; ataque a las creencias tradicionales, 232-3; vida y obras, 230-2; el gran "anticipador", 231; inftuencia del medio ambiente, 232; optimismo, 232-3; economía dinámica, 232-4; economía en exceso, 233; método deductivo, 233; grandeza como maestrO, 233-4 Paulo, 22 Pease, Edward, 213

INDICE ANALITICO Peck, 81• Pedro el Grande de Rusia, 40 Peel, Sir llobert, 110 pensamiento económico norteamericano: primitivo: 218,9; disensiones de la economía clásica, 219; H. C. Carey, "primer economista norteamericano", 219-21; Henry George, 221-3; primeras enseñanzas de economia, 223-5; terminación del período estéril, 224; emigración de estudiantes a Alemania, 225; creación de la Asociación Ecoa6mica Norteamericana, 225226; aponaciODC$de Clark, Pattell, Veblen, Moore y Taylor, 226-34>; otros econoalistas, 238-9 Perry, 224 Pesch, 246 pesiawsmo, ea el pensamiento económico, 107 Petrarca, 32 Petty, Sir William, 42, 57 Phillippovich, 163 Phillips, W., 219 Pierson, 103, 243 Pigou, A. C., 166, 244 Pinto, 86 Pío XI, Papa, 186 Platón, 150, 193; guardianes, 15-6; comunismo en, 15-6; República de, 15, 16; el Estado de, 15-6; leyes, 16; Plehn, C. C., 238 Plenge, 246 Plinio el Viejo, 21 plusvalía, 206-7 población, y mercantilismo, 39, 45, 46; teoría malthusiana de la, 8788; punto de vista de Mili, 123 pobreza, el problema de la, 85, 99, 100; remedio de la, 87-8, 123, 222 Pollexfen, John, 42 Polo, 13 precio, fijación del, 29; economistas del, 247 precios, en la Edad Media, 28-9; ftuctuaciones de, 34, 91; teoría de los, 172-4, 229 Priestley, 84 Primera Internacional, 203 producción, los fisi6crtitas y la, 52-3;

279

Adam Smith, 68-9; leyes de la, 122; y progreso social, 124-5; coatos de, 171-2; factores de la, 171-2 productividad marginal, teoría de la, 134-5, 229 productos económicos, Gossen, 151; Menger, 155 fwotl•il net, 52 profetas del Antiguo Testamento, 11 progresión aritmética, 88 progreso, efectos del, 79-81 propiedad privada, Arist6teles, 20; Roma, 24; Proudhon, 198-9 Protágoras, 13 proteccionismo y aranceles, teoría mercantilista, 39-41; fisi6cratas,52; Adam Smith, 70; List, 143-4 Proudhon, Pierre ]osepb, 198-9, 202 psicología y economía, Bentbaa, 82-5; Jevons, 152; Fetter, 245 Puchta, 141 Quesnay, Fran~is, 54, 55, 60

Rae, J., 219 R.aede, 185 Rafael, 32 Raleigh, Sir Walter, 42 R.au, Karl Heinrich, 133 R.avenstone, Percy, 113 R.aymond, D., 219 Read, Samuel, 113 Reade, 185 reforma protestante, 33 reformadores económicos, 82, 110-1 182-92 ' reformadores social-económicos, naturaleza de los, 182-3; Sismondi, 183-6; propagandistas literarios, 185-6; Papa León XIII, 186; Hobson, 186-92 reformas: Bentham, 84-5; radicales filosóficos, 110; legislación en Gran Bretaña, 110-1 Rembrandt, 32 Renacimiento, 32 rendimientos decrecientes, ley de: Jenofonte, 14; Ricardo, 97; Carey, 220 renta, según Malthus, 98-9; teoría ricardiana de la, 99; Mill, 126;

280

INDICE ANALITICO

von Thünen, 134; de los labradores, 139; Marshall, 176; Clark, 229 revisionismo, jefatura de Bernstein, 214; principales doctrinas, 214; influencia del, 214-5; decadencia a partir de 1914, 216; importancia a partir de 1914, 216 revolución de los precios, 34 Revolución Francesa, 91 Revolución Industrial, 77-8 ricardianos, socialistas, 198 Ricardo, David, 85, 90, 111, 112, 113, 114, 115, 118, 119, 121, 122, 123, 124, 127, 132, 134, 136, 137, 139, 141, 142, 155, 159, 164, 169, 175, 176, 183, 191, 219, 224, 226, 230, 235, 240, 247, 248, 251, 253; vida y obras de, 93-6, 99, 102; puntos de vista respecto de los billetes de banco, 94; protesta contra los aranceles de cereales, 96; renta, 99, 105-6; otras doctrinas, 99; salarios, 99-100, 106; preferencia por la industria, 100-1; uso del método deductivo, 102; valor, 103-4; ganancias, 105-6; progresos sociales, 107; concepción de la naturaleza humana, 107; importancia de, 108 'Ricca-Salerno, 242 Ricci, 246 Riplcy, W. Z., 238 riqueza inmaterial, según Marshall, 169 Rist, Charles, 242 Rivicre, Mercier de la, 55 Robbins, Lionel, Z46 Robem, Lewis, 42 Robertson, D. H,. 246 Rodberrus, 185, 199-200, 201 Rodolfo, Príncipe de Austria, 155 Rogers, James E. Thorold, 140 Roma antigu:i, los filósofos de, 21; contribución a la teoría económica, 21-3; j:11 gcntium, 22; los agrónomos, 21 Romilly, Sir Samuel, 110 Rooke, John, 86, 96 Roscher, 144, 145, 146, 160, 2-!2 Romseau, Jean Jacques, 50, 193

Rubens, 32 Ruskin, John, 167, 185, 186. 187 Saint Simon, 195-8 salario justo, 30 salarios, bajo el mercantilismo, 44; teoría malthusiana de los, 89; efectos de las guerras na!)Oleónicas en los, 91-2; teoría de la subsiste~cia, 99-100; Ricardo; Cairnes, 128; Von Thünen, 135; "ley de hierro (o de bronce) de los", 200; Clark, 220 salarios, doctrina del fondo de los, 11 i-8, 127 Salter, Sir W., 246 Sand, George, 185 Savigny, 141 Sax, 163 Say, 130-1, 142, 150, 184, 224 Scarufi, 42 Scoto, J. Duns, 2 7 Scott, William A., 139, 163 Scrope, ,. P., 116 &heel, Hans von, 148 Schmoller, Gustav, 147, 157, 226, 235, 240, 251 Schonberg, Gustav, 148 Schroeder, 43 Schumacher, 246 Schumpeter, 163, 241 Seager, H. R., 230, 238 Seckendorf, 43 Segunda Internacional, 216 Seligman, 113 n, 115, 145, 225, 227, 238 Séneca, 21, 26 Senior, 127, 128, 150; vida y obras, 115; los cuatro postulados de, 115116; teoría de la abstinencia, 116117; importancia de, 117-8 Sensini, 246 Serra, Antonio, 41 Shaw, George Bernard, 213 Shcflield, Lord, 86 Shclley, 110, 185 Shirras, 243 Silvestre II, 26 Sinclair, 86. sindicafümo, 214-5 Sismondi, 138, 167; vid-. y obras, 183; economía c!isica, 183-4; doc-

INDICEANALITICO trina de la felicidad nacion:al, 184; reformas propuestas, 184-5; importancia de, 185 sistems doméstico, 79 si~tema señorial, 34 Slichter, 250 Smart, 158, 160, 163 Smith, Adam, 38, 43, 56, 77, 85, 88, 91, 96, 98, 101, 102, 103, 108, 110, 112, 113, 114, 118, 119, 121 122, 125, 127, 130, 133, 137, 141, 142, 143, 144, 155, 159, 164, 165, 169, 172, 179, 183, 184, 191, 212, 219, 220, 224, 235, 237, 247, 251, 252, 253; precursores de, 57-8; vida y obras, 59-61; capital, 59-68; métodos, 61-2; di\•isión del tr:ibajo, 63-4; el trabajo, fuente de riqueza,,63-4; valor, 64-5; "órdenes" de l:i sociedad, 65; salarios, 65, 66; beneficios, 66; renta, 66; interés, 68; trabajo procuctivo e improductivo, 68; relación entre el Estado y los negocios, 69-70; L, riqur.A J, 1111 ruu:ion,s, ataques al mercantilismo, 69-70; frugalidad, 71; doctrina de la "mano invisible", 71; optimismo de, 72; sus puntos de vista sobre la fisiocracia, 73-4; liberalismo económico, 72-3; impuestos, 74-5; influencia de, 75-6 Smith, E., 221 Smith, S., 86 Snowden, Philip, 213 Social-Demócrata, Partido 200 socialismo, de Platón, 15-6; origen del término, 193; utopías modernas, 193; pre-marxista, 193-200; cristiano, 197; ricardiano, 198; marxismo (científico), 201-17; Socied:id Fabiana Inglesa, 213-4; revisionismo, 214; post-nurxist:1, 213-7; de Estado, 214; Jemocrá• tico, 214; sindicalismo, 214-5; Unión SoYiética, 216-7; económico, 249 socialismo de Estado, 214 socialismo gremal, 215 socialismo post-marxista: Sociedad Fabiana Inglesa, 213-4; socialismo de Estado, 214; sindicalismo,

28l

214-5; Tercera Internacional, 217; corriente pirncipal del socialismo en la actualidad, 217; comunismo en la Unión Soviética, 216-7 soda!ismo pre-marxista, 193; historia del socialismo radical, 193-4; socialismo en el siglo XIX, 194-5; Fouricr, 195-6; Owen, 196-8; Louis Blanc, 198; Proudhon, 198199; Ro
Sociedad Fabiana Inglesa, 213-4 sociólo.i;os economistas, 2-17-8 Sócrates, 15, 17 S6foc!es, 14 Somlwt, \Verner, 241 Sorc!, Georgcs, 215 Spann, Othomar, 241 Spencer, Herbert, 167 Spiethof, 246 Stammler, R., 246 Stamp, Sir J., 246, 2i4 Stcphenson, 81 Steua.rt, Sir James, 42 Stcwart, D., 86 Stalin, José, 217 Stigler, 1S,fo Sto!zman, 246 Strachey, J. S. St. Loe, 11S Sumner, Willfam G., 224 Supino, 2,16 Surlnyi-Unger, 243

T11ble1111 l,o,.omiquo, de Quesnay, 54 54 T:ícito, 20 Tauui,;;, 225, 238 Tawney, R. H., 215, 2,16 Taylor, F. W., 238, 2-15 Taylor, Mn., 119 Temple, Sir William, 42, 65 teoría antimerca.ntilista.,42, 56-7 teoría. del Estado, 15-6, 20 Tercera Internacional, 217 terratenientes, 9::1, 99, 105 Thomas, 150 Th:nnpson, R. E., 87, 198, 206, 221 Thünen, von, 134-5, 167 tierra, como factor de la producción, 51-3, 63, 222-3 Tito Livio, 20 Tolstoi, León, 185, 216

282

INDICE ·ANALITICO

Tonelli, 246 Torrens, Ilobert, Cml., 86, 96, 98.

114 Townsend,Charles,60 Townshend,80

Toynbee, A. J., 77, 140, 165 uabajo, dignidad del, 23; productivo e improductivo, 52, 68; como fuente de riqueza. 63-4; división del, 64; estratificación, 128-9; teoría marxista del valor-trabajo, 206; teoría de la produaivi~d marginal, 229; como fondo social, 220 Trotsly, le6o, 217 Truchy, 246

Tuddides, 13 Tucker, Deao, 65 TIICker, G., 216, 219

Tucbr, J., 58

Tugan :Baranowsky,243 Tugwell, Il G., 250 Tul!, Jeduo, 80 Turgot, Anne Il. ]acques, 55-8, 60, 97, 150 Tyson, 250 universalistas, 248 usura, 19-20, 30 utilidad, Bentham, 83-5; marginal, 153; "grado final de", 153 utilidad marginal, teoría de la, 149- . 161 Valadés, José C., 197n Valenti, 246 valor, en Aristóteles, 18-9; en Adam Smith, 64-5; normal, 103-4, 180; en Ricardo, 103-4; en Uoyd, 113; en Gossen, 150-1; en Jevons, 151152; enlosaustriacos, 155-63; mercancías, 160; objetivo, 160; subjetivo, 160; en Marx, 206; en Oark, 229 valor, economistas del, 246-7 Vanderlint, Jacobo, 57 Varrón, 21 Vaubao, 54

VebJen, Thontein, .241, 245, 250; vida y obras, 234-5; escepticismo de; 235; interés en las instituciones, 235; proceso mecánico y empresa económica, 236; depresiones. económicas, 236; importanciade. 237; ia.ftuencia mue los iDIÚtllcionalistas, 249 Vecchio, Giorgio, del, 246 Vioci, Leonardo de, 32 Virgilio, 20, 26 Voltaire, Frao~is, 50 Wagner, Adoli, 147

Walket, Amua. 224 waaer,F., 161, 224. 238 Walpole, 40 Walras, A., 1'4 Walras.L,. 150, 15-4, 155, 156, 243 Wallace, A. :B., 88, 167 Wallas, Graham, 213 Ware, Normao J., 52• Watt, James, 81 Webb, Beatriz, 213, 246 Webb, Sydoey, 213, 246 Weber, Max, 242 Webster, P., 218 Wells, D. A., 221 Wells, H. G., 193, 213 West, E., 86, 96, 98 Whately, Richard, 114 Wheeler, John, 42 Wicksell, 163, 243 Wicksteed, Philip H., 243 Wieser, von, 154, 156, 159, 160, 161, 162, 225, 227, 240; vida y obras de, 157-8; teoría de la utilidad marginal, 158-9; doctrina de la imputación, 158-9; finalidad de la economía, 159 Willcox, W. F., 238 Wordsworth, 110, 185 Youog, Allyn, 238 Youog, Arthur, 80, 86 Zenón, 13, 14

INDICE GENERAL lnttoducción a la edición norteamericana

.................•

7

I. El mundo antiguo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

9

la esfera de la Economía, 9.-Defioiciones, 9.-Trasfoododela Economía antigua, 10.-Primeros temas económicos, 11.-Fatalismo económico, 11.-Censuras a la especulación económica griega. 12.-las primeras fuentes, 13.-Jenofonte, 14.-Platóo, 15.-Aristóteles, 17.-Defensa de la esclavitud, 17.-Riqueza, 18.-las ideas aristotélicas respecto al valor, 18.-ldeas relativas al dinero y los préstamos, 19.-Roma, 20.-Cicer6n, 21.Los est10icos,21.-Los agrónomos, 21.-Preemioencia del Derecho Romano, 22.-CCistiuismo, 23.

11.la EdadMedia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

24

Cultura medieval, 24.-Influencia

del cristfanismo, 25.-Desarrollo del comercio, 26.-El derecho canónico y el esco!aticismo, 27.-:6tica económica medieval, 27.-Precios, 28.-Valor, 29.Interés, 30.-Fundooes gubernamentales, 30.-0resmes, 31.

m. El mercantilismo

. . . . . . . . . •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

32

Los comienzos de la ciencia moderna, 32.-Aparición del capitalismo, 33.-la geografía y los metales, 33.-El sistema señorial, 34.-Los gremios, 34.--Crecimiento del nacionalismo, 35.El nacionalismo y la política mercantilista, 36.-Fuentes de los ingresos reales, 37.-Los metales del Nuevo .Mundo, 38.-lntromisióo en el comercio exterior, 39.-Nuevos ideales de los negocios, 39.-Colbert, 40.-Los hombres de negocios como teóricos, 40.-Primeros panfleristas, 41.--Cameralismo, 43.Teóricos antiguos y medievales, 43.-El lego como teórico de la economía, 44.-Ampliación de los campos de la teoría, 45.-El fomento del comercio exterior, 45.-Recapitulación, 46.

IV. Reacción contra el mercantilismo . . . . . . . . . . . . . . . . . .

49

El terreno de la ciencia, 49.-Leyes naturales, 49.-Los primeros filósofos políticos franceses, 50.-I.a tributación en Francia, 51.-Los fisi6cratas, 51.-Sistematizadón de los fenómenos económicos, 53.-No-intervención estatal, 53.-Te6ricos franceses anteriores a los fisi6cratas, 54.--Quesnay, 54.-Sucesores de Quesnay, 55.-Turgot, 55.-El fin de la fisiocracia, 56.-La reacción en Gran Bretaña, 56.-Precunores de Adam Smith, 57.

V. Adam Smith . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . Pdocipio de su carrera, 59.-Experiencia extranjera, 60.-Su obra maestra, 60.-El método deductivo, 61.-Examen de 283

59

INDlCE GENERAL 284

INDICE GENERAL

X.

.

XI. La escuela histórica ............................

77

La Revolución Industrial, 77.-Tecnologfa y sociedad, 78.-Preeminencia inglesa, 78.-Razones para el progreso inglés, 79.1.a agricultura británica, 80.-Los inventos británicos, 80.- Economía clásica, 81.-Jeremías Bentham, 81.-Bentham y las ciencias sociales, 82.-Hedonismo, 83.-Hedonismo y laiss,z 84.-Sucesores inmedianros de Adam !aire, 84.-Reformas, Smirh, S:>.-Los comienzos del socialismo, 86.-EI malthusianismo, 87.-0tras obras de Malrhus, 90.-Efectos de las guerras napoleónicas, 91.

Vil. David Ricardo

93

.

110

Precocidad eimaordinaria, 119.-Sis11mt1 d, lógica, 120.-0tras obras, 120.-Ampliación de la esfera de la Economía, 121.An:ilisis de los Prir,dpios, 121.-0ptimismo de Mili, 122.Teorías originales de Mili, 123.-Enfoque dinámico, 123.-Esperanz:1s utópicas, 124.-Papel económico del gobierno, 125.men, 127.-cairnes, 127.-Estratificación del trabajo, 128.

.

.

149

Valor y precio, 149.-Utilidad, 150.-Goseen, 150.-Jevons, 151. -Teoría de la economít1 po/i1ict1, 152.-La escuela austriaca, 154.-Menger, 154.-F,mdamenlos de lt1 teoría ,co11ómict1,155. 157.-T,oría áe la economía social, 158.-Bohm• -Wieser, Bawerk, 160.-T,oría positiva del capital, 162.-Resumen, 162.

. ......................

.

164

Neo-clasicismo, 164.-Datos biogr:ilicos, 165.-Las obras de Marshall, 165.-Rehabilitación de la Economía, 166.-1.a EcoMarshall un nomía como medio para un fin, 167.-¿Fue hedonista?, 168.~El valor como eje de la Economía, 169..Análisis de los Principios, l i0 .-Demanda y oferta, 170.--Cuatro factores de la producción, 171.-Valor y precio, 172.Tendencia hacia el equilibrio, 172.-EI precio como influencia equilibradora, 173.-Curvas de demanda y oferta, 174.-Preligro de un:1 simplificación excesiva, 175.-Distribución, 1n.-Teorfa de la renta, 176.- Teoría de los salarios, 176.-Teoría del nterés, 177 .-Teoría de las gan:1nci:1s, 178.-Progreso social, 178.-Autor impopular, 179.-Resumen, 180.

XIV. Reformadores económico-sociales ......

119

136

Puntos vulnerables, 136.-Método histórico, 138.-Richard Jones, 138.-Walther Bagehot, 139.-T. E. C. Leslie, 139.-J. K. lngram, 139.-Toynbee, 140.-0tros autores brit:inicos, 140. -El movimiento en Alemani:1, 141.-Friedrich List, 141.List }' la evolució:1 económica, 143.-El "Triunvirato alemán", 144.-Hildebrand, 145.-Knies, 145.-La escuela "juvenil", 146.-Schmoller, 147.-lnlh:encia de Alemania, 147.Resumen, 148.

XIII. Alfred Marshall ........

Reformas económicas, 110.-Apogeo de la Economía, 111.Murmullos heterodoxos, 112.-Popularidad de la escuela ortodoxa, 113.-Falta de escepticismo, 114.--,N. \V. Senior, 115.Los cuatro postula.los de Senior, 115.-Teoría de la ahstine.acia, 116.-Resumen, 117.

IX. John Stuart Mili y John Elliot Cairnes ............

130

.

XII. Economía de la utilidad marginal ................

Resumen biogr:ítico, 93.-Puntos de vista respecto de los billetes de banco, 94.-Trasrornos derivados de las guerras napoleónicas, 94.-Protesra contra el arancel sobre cereales, 95.-Rendimientos dccredentes en la agricultura, 97.-1.a renta económica, 97.-1.as ideas de Malthus respecto de la renta, 98.-1.as ideas de Ricardo sobre la renta, 99.-ldeas respecto de los sa• larios y las pnancias, 99.-Detiende a la industra ·sobre la agricultura, 100.-EI primer libro de Ricardo, 101.-Pobre calidad literaria, 102.-Esquem.1 de sus Principios, 102.-Puntos de vista respecto a l:i ,listribución, 104.-Teoría de la renta, 105. -Teoría de los safarios, 106.-0rras doctrinas de Ricardo, 106.-Bascs pecuniarias de la sociedad moderna, 107.-Resumen, 108.

VIII. De David Ricardo a John Stuan Mill ..............

escuela clásica en la Europa continental

J. D. Say, 130.-C. F. Basti:u, 131.-Jnffuencia de Adam Smith, 133.-Partidario$ alemanes de Smith, 133.-Von Hermano, 134.-Von Thünen, 134.-Teoría de la productividad marginal, 134.

su obr-.im:iestra, 62.-El trabajo, fuente de riqueza, 63.-Dinero, precios y valor, 6-i.-Disrribución, 6'5.---Canales de la distribución, 66.-C:ipiral, 66.-Interés, 68.-¿Fue Smirh un fisiócrara?, 68.-El Estado y los negocios, 69.-Hostilidad al mercantilismo, 70.-Supuestos acerca de la natur.1leza humana, 71.El papel de la comperencia, 72.-Liberalismo económico, 72. -Sus puntos de vista sobre la fisiocracia, 73.-El consumidor, 7:í.-Impuestos, 74.-Resumen, ·75.

VI. De Adam Smith a David Ricardo .................

·ta

285

. ..........

.

182

El statu quo, 182.-Sismondi, 183.-Pesisismo de Sismondi, 183.-Reformas propuesta.\, 184.-Propagandistas literarios, 185.-El Papa León XIII, 1S6.-Hobson, .186.-Econo• mía del bienestar, 187.-Acusaciones de Hobson, 187.-Costos humanos, 188.-Clasificación del consumo, 188.-Rcdistribución de la riqueza, 189.--Control so~ial, 189.-Teorfa del delo económico, 190.-Resumen, 191.

XV. Socialismo pre-marxista ......................... Historia del socialismo radical, 193.-El

.

socialismo en el siglo

193

286

INDICE GENEllAL XIX, 194.-Fourier, 19S.-Robert Owen, 196.-Socialistas ricardiaoos, 198.-Louis Blanc, 198.-Proudhon, 198.-Rodberrus, 199.-Iassalle, 200.

XVI. Carlos Marx y el socialismopost-marxista ..........

. 201

Marx, 201.-Eogels, 201.- El M11niMslo comunislll, 202.-Bl upiltll, 202.-Doctrinas marxistas, 203.-Interpreración materialista de la Historia, 204.--'-Doctrina de la lucha de clases, 205.Sistema de Economía, 20S.-Trabajo y valor, 206.-Explo-

tación de los trabajadores, 206.-Tendeocia hacia la concentra• ción, 207 .-Colapso del capitalismo, 208.-Revolución social, 209.-EI profeta Marx, 210.-Debilidad esencial del marxismo, 211.-Infiuencia de Marx, 212.- Sociedad Fabiana In• glesa, 213.-Socialismo de Estado, 214.-Sindicalismo, 214.Socialismo gremial, 21S.-Anarquismo, 215.-El socialismo desde 1914, 216.

XVII. El pensamiento económico norteamericano •.........

Este libro se terminó de imprimir Y de encuadernar, el día 30 de octubre de 1980, en los talleres de Ediciones Americanas, S. A. Prolongación Moliere 480-A, México, D. F. Se imprimieron 3,000 ejemplares.

218

El pensamiento primitivo, 218.-Heory Charles Carey, 219.Henri George, 221.-La enseñanza de la Economía, 223.-La Asociación Económica Norteamericana, 22S.-John Bates Clarlc, 226.-Ls J;s,,-ibuciÓ1J de la nq11eu, 228.-Simón Nelsón Pat• ten, 230.-Econom 'ía dinámica de Patten, 232.-Tborstein Veblen, 234.-Perspecriva de Veblen, 235.-0tros economisw norteamericanos, 238.

XVIII. Tendencias actuales . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

240

Emientes economistas recientes, 240.-0asiñcatjón de los economistas de la actUalidad, 246.-Economistas del valor, 246.Economistas del precio, 247.-Economistas sociólogos, 247 -Economistas historiadores, 248.-Universalis~, 248.-Economistas del 'bienestar, 248.-Socialiuas, 249.-Institucio~listas, 249.-Condusión, 251.

C11eslionario• • . . . . • . . . • • . . . . . • . • . . . . . • . . . • . • . • . . . . . . . .

256

Apéndice • • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263 Bíbliografú, • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . • . . . • . . • 267 >·

INDICE ANALITICO •••••••••••••••••••••••••

.• • • • • • • . • • • •

271

Related Documents


More Documents from "Pedro Ramos Patricia Pascoa"

February 2021 0