Kerns, Joseph E. - La Teologia Del Matrimonio

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LA TEOLOGÍA DEL MATRIMONIO

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Comuníquenos su nombre y dirección, citando ¡este libro, y le informaremos periódicamente

de todas

nuestras

novedades. Euramérica, S. A.

Apartado 36.204 MADRID

LA TEOLOGÍA DEL

MATRIMONIO £1 desarrollo histórico de las actitudes cristianas hacia el sexo y la santidad en el m a t r i m o n i o .

La versión original de esta obra ha sido publicada en Estados Unidos, por «Sheed and Ward, INC.», bajo el título THEOLOGY OP MARRIAGE (F\

Sheed and Wardm INC. New York (U.S.A.).

A mis colegas y a los estudiantes de Wheeling College.

Derechos exclusivos de publicación en lengua castellana para todos los países : EUBAMERICA, S.A. - MADRID

SUMARIO

Páginas

Prólogo

15

PARTE PRIMERA: "DIJO LUEGO YAHVE DIOS..."

21

Introducción:

El Antiguo Testamento

23

SECCIÓN I: Matrimonio y pecado 1. "Espíritus engañosos" 2. Por qué es bueno el matrimonio

33 33 49

SECCIÓN II: El matrimonio y el pecado original

61

3. 4. 5. 6.

Si Adán no hubiese caido Libido El instinto de los creyentes Varón y hembra

PARTE SEGUNDA: "NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTE SOLO" Introducción:

Salvación en parejas

SECCIÓN I: La vida ideal 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

Un don especial Las inquietudes de la vida matrimonial Abstinencia y oración "Donde esté tu tesoro..." "Para bien y para mal...". "División" El mejor camino .

61 73 101 131 141 143 149 149 163 177 187 205 219 227

Páginas

SECCIÓN II: La vida típica 14.

239

Como en los tiempos de Noé

PARTE TERCERA: AYUDA..."

"VOY

A

HACERLE

SECCIÓN I: Santo matrimonio Introducción: 15.

La presencia de Yahvé

La naturaleza del matrimonio

SECCIÓN II: La función de Dios Introducción: 16. 17. 18. 19.

El deseo de Yahvé

La promesa sagrada El don del matrimonio El Pronubus Hechos el uno para el otro

SECCIÓN III: Sus perspectivas

239 UNA 257 259 259 263 275 275 281 289 303 311 323

20.

Caminos y viajeros

323

21.

Un camino hacia Dios

341

Conclusiones

PROLOGO

351

Abreviaturas

357

Bibliografía

359

"Dijo luego Yahvé Dios: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada." Gen. 2, 18.

N

O podemos pretender que esta exploración de la vida de matrimonio represente un programa espiritual completo para los esposos y las esposas; la mayoría son también padres, y aquí no consideramos la paternidad. Nuestra atención se centrará exclusivamente en pecto de su vida de relación mutua: el esfuerzo que para mejorarse el uno al otro. A menudo es útil un tema con el fin de estudiarlo más detenidamente, parece que es digno de una atención especial.

1

un ashacen aislar y éste

Con distinta celeridad y en diferentes paises, pero en todo el mundo de hoy, la vida familiar está experimentando una transformación protunda 1. Hay un cambio del campo a la ciudad, de un estilo patriarcal a uno democrático en la adopción de decisiones, de una complicada red que incluye primos, parientes políticos y tías, a un grupo aislado de padres e hijos. Los recién casados se encuentran más libres, pero más solos. Se espera que, con experiencia y recursos limitados, funden una institución tan compleja y costosa y terrible en sus consecuencias como es una familia. Sus relaciones mutuas en este empeño conjunto no son ya lo que habrían sido en tiempos pretéritos. El piso de la ciudad no es, como lo fue la granja, la base de una empresa económica. Realizan pocos trabajos en unión. 1 Cf. John L. Thomas, S. J., "The American Catholic Family" (Englewood Clilfs, N. J.: Prentice-Hall., Inc., 1956), págs. 16 y slg.; 310.

17

PROLOGO

Durante la mayor parte del día, y de la semana, cada uno debe enfrentarse con los problemas de un mundo que el otro no puede compartir. Esto, naturalmente, afecta a su vida en común. Se da un nuevo realce al compañerismo, un deseo vehemente de satisfacer las intensas necesidades emocionales. El matrimonio no se considera como la Iniciación de una familia, sino como un medio para la satisfacción personal. Represente este cambio una mejora o no, es un hecho. Y en vista de este hecho, parece importante estudiar las implicaciones religiosas del ser humano unido de este modo a otro ser humano. ¿Exige el matrimonio algún cambio que sea realmente básico en el trato de un hombre con Dios? ¿Qué relación existe entre el propio desarrollo espiritual y el de este compañero? La experiencia, las ciencias sociales y del comportamiento, el estado presente del mundo en que viven los matrimonios, datos de estas y otras fuentes, tendrían que ser sintetizados antes de que pudiera aventurarse una contestación. Estas páginas representan un esfuerzo para contribuir a esa síntesis, contemplando la luz que la revelación cristiana arroja sobre el tema. No obstante, advertimos al lector que no debe interpretar que cualquier opinión particular representa la enseñanza total de la Iglesia. Es posible que esto no siempre pueda determinarse con facilidad. Lo que se les dio a los Apóstoles no fue un curso de conferencias, sino la convivencia intima con una persona, que culminó en Pentecostés con la deslumbradora comprensión de quién era esta persona. Una vez que hubieron reflexionado, apareció un nuevo significado de los días en que escucharon su palabra, en que observaron su actuación, en que comieron y bebieron con El. Contemplándole de este modo nuevo y maravilloso, 18

PROLOGO

también se contemplaban a si mismos y al significado la vida. Tenían que contárselo al mundo 2.

de

Pero lo que se sabe de una persona no puede contarse con palabras. Se habla, y lo que se dice puede que no sea falso, pero resulta penosamente incompleto. Las palabras siguen pidiendo que otras vengan en su auxilio. Se puede decir a otros si son verdad las cosas que ellas dicen sobre la persona, pero entretanto uno se sonroja ante la propia descripción. Se continúa buscando a tientas una palabra que exprese cuanto se conoce. Esta ha sido la experiencia de la Iglesia. A la luz de cerca de dos mil años de comunión con su Esposo, de pensar en El, y siempre con mayor experiencia al describir lo que ve, ella ha continuado el discurso de Pedro a la muchedumbre en Pentecostés. Un Evangelio trató de mejorar los primeros sermones fragmentarios. Un segundo, un tercero y un cuarto Evangelios intentaron completar el primero. Estos y otros libros de la Escritura fueron declarados como expresiones auténticas de lo que la Iglesia trataba de decir. Los pensadores siguientes sugirieron descripciones adicionales. Ella no opuso objeciones a algunas, pero insistió en que otras no describían realmente lo que vio. En los concilios ecuménicos explicó estos aspectos de su conocimiento con palabra cuya precisión ella garantizaba. "Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo" '. Aclarando, distinguiendo, ideando nuevos medios para hablar a las nuevas culturas, la Iglesia siempre ha conocido a Cristo, pero ha creído constantemente que podría apreciarle todavía más, e incluso describirle mejor. 2 Cf. David M. Stanley, S. J. "The New Testament Doctrine on Baptism", "Theological Studies", vol. 19, núm. 2 (junio 1957), página 173. 3 Mt. 13, 52.

19

PROLOGO

Y, no obstante, oyendo la "Buena Nueva" y dada la misma percepción por el mismo Espíritu, los hombres han podido ver a través de las palabras de Cristo. Gracias a la Misa y a los Sacramentos, también han entrado en su compañía. Lo han conocido como una persona conoce a otra. Obligados por los súbitos problemas para observar un aspecto de su revelación, guiados por la experiencia o los accidentes de la historia para apreciar otro, han reflejado en sus palabras y en sus vidas la contestación a la antigua pregunta de Cristo: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Estudiar lo que Cristo ha revelado será de este modo una experiencia de la observación. Y lo que observamos no es un esquema de principios abstractos para una vida con éxito, o una fotografía en la cual el mundo oscuro se destacará al fin en claro detalle. Será un drama. Nos dirá cómo es la vida al mostrarnos a ciertas gentes que hablan y hacen cosas. La revelación tuvo lugar en este tiempo. Estas gentes hablan sido enseñadas por Dios, no sólo por medio de su palabra, sino por sus relaciones con ellos en una convivencia intima asombrosa. Los que hemos entrado en la fe por alguno de ellos, y ahora somos copartícipes en su unión con Cristo, veremos más claramente cómo aparece el matrimonio a la luz de este nuevo conocimiento si observamos a otros que lo han tenido. Para la historia real de la "Iglesia", ¿qué visión de la vida explica ese drama de estas gentes de Dios que recorren ¡untos su camino por el desierto de esta vida hasta una Tierra Prometida? ¿Qué nos enseña esta escena de la vida acerca de la influencia del esposo y la esposa, uno y otro en convivencia íntima con Dios?

* Mt. 16, 15.

20

PARTE I

"Dijo luego Yahvé Dios..." Gen. 2, 18.

Introducción: EL ANTIGUO TESTAMENTO A primera insinuación de respuesta a nuestra pregunta

L sobre la influencia que se ejercen mutuamente marido

y mujer se encuentra en el relato del matrimonio más antiguo de la Biblia. Dijo luego Yahvé Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada..." Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacio con carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: "¡Esta vez si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Esta será llamada varona, porque de varón ha sido tomada." Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne'. Como quiera que Dios usó al ser humano autor de este pasaje como su medio para comunicarse con nosotros, ¿qué es lo que trata de decir este autor humano? > Sen. 2, 18 a 24.

23

INTRODUCCIÓN: PARTE I

Antes de que podamos contestar es preciso recordar algo. Un hombre se dedica a crear porque desea compartir una experiencia que ha obtenido de la vida y su significado. Y concibe un tipo de notas musicales, una combinación de colores, una cierta disposición de las palabras, porque este es el mejor medio que conoce para hacer que otros vean y sientan lo que él ha visto y sentido. Así, cuando un autor, esta vez inspirado por Dios de un modo especial, declara: Los montes brincaron lo mismo que carneros, las colinas como corderinos 2 . importa saber si lo que leemos es un relato presencial o un poema lírico. El libro en el cual ocurre nuestro pasaje sobre el matrimonio recibió su forma presente una vez que los judíos regresaron de Babilonia, y extrae la poesía y la prosa de tres antiguas colecciones, fundiéndolas en un tipo único. Esta narración sobre el primer hombre y la primera mujer proviene de la colección "Yahvist", denominada así por la palabra que ordinariamente usan para Dios sus cantos y sagas. Aunque la colección en sí fue reunida —y tal vez escrita— en la vecindad de Jerusalén, en tiempos de Salomón, sus fragmentos separados habían estado circulando en la forma oral durante generaciones. La tierra y el modo de vida que describen sugieren los días en que los judíos se estaban convírtiendo en un pueblo unido. Ninguna otra tradición del Cercano Oriente deriva la raza humana de una sola pareja'. Y ninguna obra antigua, que se conozca hoy, contiene esta explicación sobre el modo - Sal. 114, 4. 3 Cf. John L. McKenzie, S. J., "The Literary Characteristics of Génesis", "Theological Studies", vol. 15, núm. 4 (diciembre 1964), páginas 541 y sig.

24

EL ANTIGUO TESTAMENTO

en que la mujer vino a ser. Parece probable que, cuando el autor bíblico la recibió, poseyera un climax que él ha suprimido para hacer que fluya suavemente al siguiente episodio: el pecado del hombre y la mujer. Por tanto, el tratamiento es original, aunque ciertos detalles de acción y de ambiente se encuentren también en los mitos babilónicos. Lo que esto sugiere no debe infundirnos temor. Nosotros explicamos el mundo que vemos —las nubes, el hielo de los ríos, la primavera, y la oscuridad— mediante leyes o fórmulas matemáticas. Estas, a su vez, nos hacen filosofar acerca de una causa esencial, que al menos debe ser tan personal como nosotros mismos. Supuesto que nuestras fórmulas y filosofías sean ciertas hasta donde ellas llegan, las verdades que abordan carecen de forma y de color. Por alguna razón son Independientes del tiempo. Dadas ciertas condiciones, e = me2 es válido ayer, hoy y siempre. Los pueblos del cercano Oriente sabían también que existe algo detrás del mundo que palpamos y vemos, algo exactamente tan real, algo que explica su existencia y movimiento. Pero su modo de percibir esta realidad trascendente era diferente al nuestro. Nosotros deducimos su presencia por lógica; ellos simplemente la veían actuar en el mundo 4 . Pero darse cuenta de su presencia no era lo mismo que poder describirla y, al igual que nosotros, tenían que recurrir a los símbolos. Su ¡dea de la realidad trascendente no se expresó en fórmulas o combinaciones de términos científicos, sino por las relaciones entre personas. Explicaban el mundo de formas, colores y épocas, por medio de relatos cuyos argumentos y personajes eran independientes del tiempo. No se esperaba que una y otra narración concodaran. Donde nosotros tratamos de ampliar nuestro conocimiento 4 Cf. John L. McKenzie, S. J., "Myth and the Oíd Testament", "Catholic Bíblica] Quarterly", julio 1959, págs. 267 y sig.

25

INTRODUCCIÓN: PARTE I

analizando la realidad, descomponiéndola mentalmente en partes constituyentes, ellos consideraban la sabiduría como la capacidad de ver que, en realidad, muchas cosas son una sola, y contemplaban simplemente cualquier cosa desde diferentes ángulos. Como el ciego con el elefante, cada narrador proponía un símbolo para toda la realidad, tal y como ésta aparecía en su limitado contacto con ella. Puede que sus mitos no sean ciencia ni filosofía, pero tampoco son ficción. Los símbolos tienen significado real. El viento y las inundaciones y el trueno les recordaban las acciones imprevisibles de los seres humanos. Y no es que el viento o el trueno fueran personas. Pero a no ser por alguna realidad personal, presente y activa, pero totalmente desigual a las cosas que vemos y no podemos describir, nunca serían el viento o el trueno. Los judíos tenían esta misma psicología y el mismo modo de expresarla. Pero en sus narraciones había algo diferente. Yahvó no era un personaje ideado para atender a las demandas de un mundo que tenía que ser explicado. La realidad desconocida no era completamente desconocida. Se había revelado El mismo. Esto significaba que si las narraciones tenían que contarse, deberían decirse con toda exactitud. Los viejos símbolos no encajaban con la realidad trascendente tal y como El se había mostrado en sí mismo que era. Sin embargo, las narraciones serían importantes para todas las edades y, además, las verdades que tenían que simbolizarse ya no eran independientes del tiempo. Pues había llegado el momento en que Dios nos hablara, y ni el hombre ni el mundo serían jamás lo mismo. Había existido un principio y había una nueva meta: un día de Yahvé para deleitarse. Los símbolos explicarían lo que había ocurrído entre Dios y los hombres del pasado, porque esos mismos acontecimientos pasados son símbolos del presente.

26

EL ANTIGUO TESTAMENTO

Este pasaje del Génesis es un intento de corrección de las historias más antiguas. ¿Se trata de un mito? En verdad que tiene afinidades con la literatura del cercano Oriente que se ajusta a ese nombre. De cualquier modo que lo llamemos, debemos reconocer que el propósito del autor —y por lo tanto de Dios— no es entregarnos una crónica periodística del modo en que se instituyó el matrimonio, sino una explicación de lo que es. Es una narración y, aunque, al igual que todos los relatos hebreos, explica las relaciones históricas de Dios con los hombres, se da por cierto que todos los matrimonios que lo lean comprenderán que están leyendo algo sobre ellos mismos s. Lo primero que les dice sobre ellos aparece en sus palabras iniciales: Dijo luego Yahvé Dios... Toda la iniciativa es de Dios. Es su evaluación del hombre y su decisión de ayudarle lo que pone en marcha la historia. El es el que le entrega la mujer. Luego parece ser que ese rasgo de los seres humanos que les inclina a emparejarse es algo bueno. El los ha hecho de ese modo. Cuando viven como marido y mujer están viviendo como El desea. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro 6 . En lugar de preguntar qué otras verdades lleva implícitas esta historia del Génesis, parece mejor que mantengamos nuestra atención en ésta. La seguiremos en las fases posteriores de la revelación para ver si surge algo s "The Two-Edged Sword" (MHwaukee: Bruce Publlshing Co., 1957) págs. 106 y sig. 6 Gen. 2, 25.

27

EL ANTIGUO TESTAMENTO

INTRODUCCIÓN: PARTE I

más clara. En el capítulo siguiente del Génesis se presenta a la serpiente que induce al hombre y a la mujer al pecado. Puede que para nosotros sea de importancia especial un detalle con el cual el autor describe el pecado de ambos. Jamás podrá entenderse mucho del Antiguo Testamento a menos que se preste atención a las religiones paganas de la Tierra Prometida y de sus alrededores. El impulso consciente que indujo a escribir a muchos autores bíblicos fue la ansiedad que sentían por proteger al Pueblo Elegido en contra de las ¡deas y las prácticas que, de un modo tan natural, le venían a cualquiera que viviera en aquella parte del mundo. En esta asociación particular de la serpiente con el pecado que hace el autor, más de un erudito ha visto una alusión al culto pagano de la fertilidad. La serpiente se usó en todo el cercano Oriente como un símbolo sexual. Muy bien puede ser que en el Génesis se esté describiendo cómo el atractivo sexual de la mujer arruinó al hombre y a ella misma, haciendo a los hombres esclavos de una diosa y a las mujeres esclavas de los hombres ?. El autor intenta mostrar, ciertamente, que la tristeza y las penas de la vida no se deben, como pretenden los paganos, a algún principio celestial de la perversidad. El único Dios es Yahvé y su deseo para el mundo es la paz. Si existen el caos y la miseria es porque ese deseo ha sido menospreciado. La impureza, tan atractiva y no obstante tan corruptora, típica de todo pecado, sería un símbolo apropiado para esa rebelión. Pero existen dificultades en esta interpretación. Ya que tanto los judíos como sus vecinos usaban el símbolo serpiente, la conjetura admitida es que tenía el mismo significado para ambos. Y, sin embargo, esta conjetura se

debilita por un hecho: la serpiente que los paganos asociaban con el sexo era una deidad benigna, en tanto que la palabra que se usa en el Antiguo Testamento para la serpiente es la misma que para el dragón, y éste connota un enemigo del hombre. Las personas versadas en la escritura tendrán que dilucidar la cuestión. El quid de la historia, que las maldades de la vida se deben a alguna rebelión contra Dios, es el mismo en cada una de las interpretaciones; y lo que posiblemente pueda entrañar la manera en que el autor trata del pecado en sí, se sugiere con más claridad en la descripción que hace de sus consecuencias: Entonces se les abrieron a entrambos los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y, cosiendo hojas de higuera, se hicieron unos ceñidores 8. Te oí andar por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí". En verdad que esto altera la impresión obtenida en el capítulo anterior. Allí se presentaba a los dos sexos como la obra de Dios. Ahora parece que existe algo turbador en ser varón y hembra, algo que no soporta la presencia de Dios. De un pasaje del Libro del Éxodo se saca la misma impresión. En su descripción épica del encuentro con Dios en el Sinaí, como después lo entendieron los judíos y lo revalidaron en su adoración, Moisés dice al pueblo: Estad preparados para el tercer día y absteneos de mujer 10 . 8

7

28

McKenzie, "The Two-Edged S w o r d " , pág. 100.

Gen. 3, 7. « Gen. 3, 10. Ex. 19, 15.

10

29

INTRODUCCIÓN: PARTE I

EL ANTIGUO TESTAMENTO

Asimismo, en el libro primero de Samuel, cuando David pide a Ajimélek alimentos para sus hombres, el sacerdote le responde: No tengo a mano pan profano, pero hay pan consagrado, si es que los muchachos se han abstenido al menos de trato con mujer". Parece que se da por cierto que el trato sexual es algo incompatible con la proximidad de Dios. Los Pergaminos del Mar Muerto atestiguan que, en tiempos de Cristo, una secta judía incluso incitaba a sus miembros para que no contrajeran matrimonio. Pero estos pasajes sueltos deben leerse en un contexto que es especialmente claro siempre que en el Antiguo Testamento se habla de los hijos. En el mismo libro del Éxodo, en el que se contiene la abstención del pueblo antes de su Alianza con Dios, el matrimonio es algo tan definitivamente esperado por los hombres religiosos que se describe a Yashvé prometiendo: No habrá en tu tierra mujer que aborte ni que sea estéril12 Estas tradiciones mosaicas, tal y como habían evolucionado en el Reino del Norte, las llevaron a Jerusalén los refugiados poco antes de la caída de Samaría y, al reunirlas, se les dio cierta clase de unidad. Después del exilio en Babilonia se volvieron a editar para formar lo que conocemos como el Libro del Deuteronomio. Esta segunda versión de los acontecimientos del Sinaí también da por cierto que el siervo típico de Dios es casado. Se ha prometido a Moisés para el Pueblo Elegido, si son fieles a Yahvé:

No habrá macho estéril ni hembra estéril en ti ni en tus rebaños 13. En el Libro de los Jueces, también compuesto después de la caída del Reino del Norte, y vuelto a editar por la misma escuela que produjo el Deuteronomio, se suceden las anécdotas de los primeros años en Palestina, para mostrar el significado de la historia judía. Merece aquí atención la historia de Jefté. Cuando éste cree que su voto apresurado le obliga a ofrecer a su hija en sacrificio, ella consiente, pero le hace un ruego: Déjame libre dos meses para ir a vagar por las montañas, y llorar con mis compañeras mi virginidad 14. Es una maldición vivir y no tener hijos. Las historias de la salvación, los libros de la sabiduría, los salmos, repiten el tema una y otra vez 15. Es evidente que todavía persisten los dos temas discordantes que hemos observado: la turbación por ser varón y hembra y un sentimiento de que es algo impropio acercarse a Dios después de las relaciones sexuales. No se intenta resolver este desacuerdo. Pero esto es típico en los autores del Antiguo Testamento. Ellos no analizan ni reconstruyen. Simplemente observan los diversos modos en que aparece el sujeto, tal y como se contempla desde ángulos diferentes. Convenidos los efectos turbadores de ser varón y hembra, es completamente obvio lo que les parece a ellos este rasgo de ios seres humanos. Es de Dios; es algo que es bueno. 13 14

11 12

30

I Sam. 2 1 , 5. Ex. 23, 26.

Dt. 7. 14. Jue. 1 1 , 37.

15 Cf. Dt. 25, 5 a 10; Gen. 16, 1 y s i g . ; 30, 1 ; I Sam. 1 , 5 y s i g . ; Sal. 128.

31

Sección I: Matrimonio y Pecado 1.

"ESPÍRITUS ENGAÑOSOS"

A palabra de Dios, declarada por los profetas y por los escribas del Antiguo Testamento, adoptó la forma visible final en la persona de Cristo. Una de las primeras referencias al matrimonio que hacen aquellos que vieron la vida como El la reveló entonces, es la parábola del Evangelio que se refiere a los invitados a un banquete que excusaron su asistencia'. Uno de ellos dice:

L

Me he casado, y por eso no puedo ir. No existe razón alguna para considerar este detalle como una sugerencia de que, moralmente, el matrimonio es algo censurable. Si las diferentes excusas de los invisitados tienen significados alegóricos, el Evangelio nunca los explica. El único mensaje cierto es el de la parábola en su conjunto: sin tener en cuenta lo que hagan los hombres, el Reino está llegando. SI a los jefes de los judíos les tiene sin cuidado entrar en él, otros tomarán su lugar. Pero entre los primeros cristianos existen algunas se1

Le. 14, 20.

33 3

MATRIMONIO Y PECADO ESPÍRITUS ENGAÑOSOS

nales genuinas de intranquilidad acerca del matrimonio. La primera epístola de Pablo a los corintios contiene una respuesta a las preguntas que ellos le habían hecho, y por su declaración podemos juzgar la naturaleza de las mismas. Si te casas, no pecas s. No parece ser ésta una revelación trascendental, incluso para los paganos recién convertidos; y, con todo, una advertencia que Pablo hace unos años más tarde a su joven colaborador Timoteo, índica con lo que se está enfrentando aquí: El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia; éstos prohiben el matrimonio y el uso de alimentos... 3 . Estos serán hombres religiosos, lo bastante celosos de su religión como para estar enseñando a otros. Al parecer existe una tentación que excita ese mismo fervor: una tendencia a ignorar y despreciar el cuerpo. Ya provenga de su propio temperamento, ya de la cultura en la cual viven, una cosa es clara: no es cristiano. En el espacio de veinticinco años desde la pascua de Pentecostés, y en un inspirado documento, esto se califica como un apartamiento de la fe. La epístola a los Hebreos, cuyo autor está impregnado en la teología de Pablo, indica lo que en ese momento dicen los maestros ortodoxos: Tened todos en gran honor el matrimonio 4.

Pero menos de un siglo después de la muerte de Pablo se evidencia que ha sido un profeta en extremo fidedigno. Ireneo, el obispo de Lyon en la Francia moderna, cuyos maestros habían conocido personalmente a los Apóstoles, refiere como Saturnino y Marción, que se llamaron "los Castos", predicaron que todos deberían abstenerse del matrimonio... 5 Ya se escriba en latín en Roma, ya en griego en Alejandría, los autores cristianos de principios del siglo III insisten en que el matrimonio no es pecado". Tanto el clima cultural de Egipto, como la reacción de la Iglesia ante el mismo, se reflejan en un escritor que algunos han señalado como el mayor intelectual de la historia cristiana: Orígenes. Su automutilación, castándose él mismo cuando era joven, por una idea equivocada del celibato, hace que su comentario sobre uno de los dichos de Cristo' sea de lo más impresionante. Como él lo considera, "aquellos excluidos del matrimonio por actos de los hombres", incluye a todos quienes temen al matrimonio a causa de las enseñanzas heréticas B. Pero un siglo más tarde, un concilio de obispos locales celebrado en Gangra, a unos ochenta kilómetros al nordeste de Ankara, en la Turquía moderna, se siente en la necesidad de dictar los siguientes cánones: 1.

Si alguno desprecia el matrimonio, rehuye a una esposa creyente y temerosa de Dios que com-

5

"Contra Haereses", Mb. 1 , c. 28, PG 7, 690. Cf. Tertuliano, " A d v . M a r c i o n e m " , lib. 1 , c. 19 PU 2, 280; Clemente de Alejandría, " S t r o m a t a " , lib. 3. c. 12, PG 8, 1177; " ¡ b i d . " , PG 8, 1186; c. 18, PG 8, 1211; c. 10, PG 8, 1170. 7 Mt. 19, 12. 8 " C o m m . in Mat., tomo 15, núm. 4, PG 13, 1263 y 1264. 6

2 3 1

34

I Cor. 7, 25. Cf. ¡bidem W . 28, 36. I Tim. 4, 1 a 3. Heb. 13, 4.

35

ESPÍRITUS ENGAÑOSOS

MATRIMONIO Y PECADO

parte el lecho con su esposo, y habla de ella como s¡ no pudiera entrar en el Reino de los Cielos, sea anatema... 9. Si alguno es virgen o célibe, pero evita el matrimonio por considerarlo un desorden moral y no a causa de la santidad y belleza propias de la virginidad, sea anatema... 10. Si algunos de los que son célibes por amor al Señor difama a los que toman esposas, sea anatema... 19. Si una mujer abandona a su marido, y desea dejarlo porque ella abomina el matrimonio, sea anatema... 9 .

Y te digo que el que menosprecia el matrimonio es un fruto execrable, pues él mismo está despreciando su propia raíz 13. Los Padres de la Iglesia de habla griega, a finales del siglo IV, repiten en sus sermones, ensayos y poemas: Si el matrimonio es impuro, todos los seres vivientes engendrados en él son igualmente impuros; y por lo tanto tú también, por no mencionar la naturaleza humana. ¿Cómo es, pues, virgen la que es impura? ¿Dónde te pondremos? ¿Con los judíos? Ellos no te tolerarán, porque honran al matrimonio y aceptan la creación de Dios. ¿Con nosotros? Pero si no estás dispuesta a escuchar a Cristo cuando El nos dice por boca de Pablo: "Tened todos en gran honor el matrimonio." Luego lo único que queda para ti es buscar un lugar entre los gentiles; pero incluso éstos te arrojarán de su lado por ser más impía que ellos mismos... Mas no temas. Como compañeros preceptores puedes tener al demonio y a sus ángeles... ¿Niegas el matrimonio? Luego tampoco recibirás la recompensa del celibato. No; serás recompensada con la pena y el castigo " . La virtud eleva a los hombres temerosos de Dios [a un grado tal... que al que observa las leyes del matrimonio 13 se le incluye entre los castos . Cristo recompensará a todos ellos, sentado uno a su derecha y el otro a su izquierda; e incluso este último lugar es verdaderamente una

Los obispos también observan que los que han abandonado de hecho a sus esposos o a sus esposas invariablemente han caído en el adulterio 10. Lejos, al Sur, cerca de Eufrates, los predicadores imbuidos en el mismo rigor, que tratan al cuerpo como algo perverso y hablan de ángeles que vienen a la tierra a fecundar a las mujeres 11 , comienzan a atraerse la ira de Efrén, el más prominente de los teólogos siriacos. Aunque nunca fue más que un diácono, está catalogado entre los escritores cuya sabiduría y santidad les ha valido el reconocimiento oficial como Padres de la Iglesia, testigos acreditados de las enseñanzas de la Iglesia de los primeros tiempos. Y él insiste en que si hay algo malo en el matrimonio, esto se debe al esposo y esposa en particular, no al matrimonio 12.

[gran gloria 1B.

13

s

Mansi, 2, 1098 a 1102. 10 Cf. Joseph De Guibert, S. J . , "Documenta Ecclesiastica Christionae Perfectionis Studium Spectantia" (Roma: P. U. G., 1931) página 17. 11 Cf. Efrén, ' S e r m . 19 adv. Haer., Opera Omnia" (Pedro Benedicto, S. J . , editada en Roma: Tipografía Vaticana, 1737). Vol. 2, pá ginas 476 y sig. 12 Cf. "Serm. 28 adv. Haer., obra c i t a d a " , v o l . 2, pág. 5 0 1 ; "Serm. 1 9 " , pág. 476; " S e r m . 4 7 " , pág. 542.

36

" S e r m . 45 adv. Haer., obra c i t a d a " , Vol. 2, 540. 14 " D e V i r g i n i t a t e " , c. 8, PG 48, 538 a 540. Cf. " i b i d e m " , cap. 9 y 10, PG 48, 539 y 40; Metodio de Olimpo, "Conviv. 10 V i r g . " Oraciones. 2, c. 7, PG 18, 59; Gregorio de Nisa, "De V i r g i n i t a t e " , c. 8, PG 46, 354; Epifanio, " A d v . Haer." lib.. 2, tomo 1, haer. 6 1 , números 1 y 2, PG 4 1 , 1042. 15 " C a r m i n a " , lib. 1 , sec. 2, pág. 7, PG 37, 647. 18 "Poemata Moralia, sec. 2, núm. 1 , vv. 730 a 732, PG 37, 577. Cf. Epifanio, " A d v . H a e r . " , Ilb. 2, tomo 2, her. 67, PG 42, 179; " i b i d . " tomo 1, haer. 48, PG 4 1 , 867 a 870; lib. 1 , tomo 2, haer. 23, PG 4 1 , 306.

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MATRIMONIO Y PECADO ESPÍRITUS ENGAÑOSOS

Es en este momento cuando las costumbres de las iglesias orientales, hace tiempo acreditadas, son codificadas por un autor desconocido y se publican como los Cánones Apostólicos. Los primeros cuarenta, que se vertirán al latín y finalmente serán incorporados al Código de la Ley papal, incluyen uno que censura al clérigo que repudia a su esposa basándose en la religión y otro que declara blasfemo al que juzga con desprecio el matrimonio " .

La mente humana es propensa a presiones muy ligeras y frecuentemente es impulsada de aquí para allá por la habilidad del tentador. El demonio... contempla a un hombre que no está casado, de castidad inmaculada, y lo persuade para que condene el matrimonio, con la esperanza de verlo arrojado de la Iglesia y separado, por su fervor por la castidad, de ese Cuerpo que es casto 2 °. Por lo tanto, ninguno que haya optado por el matrimonio censure la virginidad, y ninguno que siga el camino de la virginidad vilipendie el matrimonio, pues los que adoptan esa actitud hace ya tiempo que han sido condenados por la Iglesia 21 .

Pero el problema no se limita a Oriente. San Filastrio, obispo de Brescia durante estos años, informa que: En la Galia, en España y en Aquitania, existen los llamados abstencionistas, que siguen igualmente las doctrinas de la perniciosa secta de los gnósticos y maniqueos y no vacilan en predicar la misma idea, disolviendo los matrimonios con su persuasión " . En los escritos de San Ambrosio puede recogerse la reacción de la Iglesia de habla latina. Proclamado obispo de Milán en el año 374, consejero de emperadores, Padre de la Iglesia, San Ambrosio refleja la fe de sus días en himnos y sermones que son clásicos. En este tema es conciso y certero. Hemos exaltado la virginidad, pero de tal modo que las viudas no son despreciadas. Nosotros honramos a las viudas, pero de tal manera que se conserva el honor debido al matrimonio. No es nuestra autoridad la que enseña estos preceptos: es la de Dios " . En otra ocasión explica por qué surgen estos problemas en primer lugar. 17

Mansi I, 29 y 30; " L i b . de H a e r . " , "De V i d u i s " , 4, "Expos. ¡n L u c " , lib. 18

19

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39 y 40. c. 84, PL 12, 1196. PL 16, 241; Cf. " i b i d . " , 8, núm. 37, PL 15, 1866.

PL 16, 254 y 255;

Ambrosio es representativo de la generación que le sigue, tanto en la Iglesia latina como en la oriental 22 . San Isidoro de Pelusia, cuyo monasterio en el Delta del Nilo fue un centro de estudio de las Escrituras y de la teología moral a principios del siglo V, refleja las enseñanzas comunes de estos años. La Iglesia... da un rango medio tanto al matrimonio como a las diversas clases de alimentos. El que está por encima del uso de estas cosas es realmente notable. No debe censurarse al que hace un uso moderado de ellas. Pero el que las calumnia y las consume de antemano vive fuera del campo sagrado 23. Por causa de las invasiones y de los cambios culturales que tienen lugar del 450 al 600, los escritores que son célibes muestran un notable cuidado en la forma en que hablan del matrimonio. 20

"Expos. in L u c " , lib. 4, núm. 12, PL 15, 1699. "De Virginitate" , c. 6, PL 16, 288. Cf. "Jerónimo, Adv. J o v . " , lib. 1, núm. 3, PL 23, 213; " i b i d . " PL 23, 233; Agustín, "De V i r g . " o. 19, núm. 19, PL 40, 405; " D e Bono C o n j . " , c. 8, PL 40, 379; " D e Bono V i d . " , c. 5, PL 40, 434; " S e r m . " , 93, c. 3, PL 38, 575; "Contra J u l . " , lib. 3, c. 2 1 , PL 44, 724; "Retraot." lib. 2, c. 2, PL 32, 639. 23 " E p i s t . " , lib. 4, epístola 112, PG 78, 1179. Cf. Cirilo de Alejandría, "Quod Unus Sit C h r i s t u s " , PG 75, 1271; Teodoreto, "Interpr. ¡n P s . " , en Sal. 50, 7, PG. 80, 1243; " I n I C o r . " , 8, 40, PG 82, 286. 21 22

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ESPÍRITUS ENGAÑOSOS

MATRIMONIO Y PECADO

Los que se consagran totalmente a Dios son como holocaustos; otros son como las víctimas que sólo fueron inmoladas parcialmente, como es el caso de los que han entrado en el matrimonio y están dando sus vidas tanto a Dios como al mundo 2Í. Pero al parecer subsiste la necesidad de unas declaraciones más formales. Entre las preguntas que se le hacen en este tiempo a un obispo antes de su consagración, figura la de "si él concede o no escasa importancia al matrimonio o condena el segundo matrimonio" 25. Los concilios de obispos de algunas regiones se ven en la necesidad de decretar: Si alguno condena el matrimonio humano y está horrorizado por la procreación de los hijos, como solían estarlo Maniqueo y Prisciliano, sea anatema... 36 . Cuando surge un nuevo orden social en Occidente con la coronación de Carlomagno, los cristianos todavía reciben la seguridad de que el matrimonio es "muy bueno y legal" " . Uno de los discípulos de Alcuino, Rábano Mauro, que fue abad de Fulda y que más tarde, siendo arzobispo de Maguncia, intentó introducir en Alemania la sabiduría de los tiempos clásicos en libros en los que simplemente parafraseaba a los Padres, considera que es una herejía hablar del matrimonio como si se tratara de un pecado 2S. 21 Cf. Procopio de Gaza, " C o m m . In I s a i a m " , c. 56, PG 87, 2567; Genadic de Marsella. " D e Eccl. D o g . " , capítulos 67 y 68, PL 58, 996; Fulgencio de Ruspe, "De Ver. Praedest.", iib. 2, c. 23, PL 65, 650; Ps-ls¡doro de Sevilla, " D e Eccl. D o g . " , c. 64, PL 83, 1241; Gregorio el Grande, " M o r a l i a " , Iib. 16, c. 6, PL 75, 1125. 25 Cf. "Statuta Ecclesiae A n t i q u a " , Pl 56, 880. 26 Cf. Concilio de Braga I I , canon 1 1 , DB 241; Concilio de Toledo, c. 16, DB 36, Mansi 3, 1004. Cf. también San Juan de Damasco, "De Fide O r t h . " , Iib. 4, c. 24, PG 94, 1210. 27 Cf. Sedulio Scoto, "Collect. in I Cor. 7 " , PL 103, 140, 142; Jonás de Orleáns, "De Instit Laicali, Iib. 2, c. 1, PL 106, 167. 28 "Enarr. in Ep. P a u l i " , Iib. 23, c. 4, PL 112, 609. Cf. " C o m m . In G e n . " , Iib. 1, c. 6, PL 107, 461; "Enarr. In Ep. P a u l i " , Iib. 25, c. 1, PL 112, 662.

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Para demostrarlo acude a San Pablo. Al igual que en el Antiguo Testamento Lot piensa en una pequeña ciudad que le salvaría del fuego que cayó sobre Sodoma, Pablo ... señala una cercana, a mano, pero lo suficientemente segura como para encontrarse a salvo. La vida matrimonial no está muy retirada del mundo, pero tampoco está apartada de la alegría de la salvación Z9. Aunque esta observación se repite más de una vez durante las guerras y la confusión de los cien años siguientes 30, por el tono de los obispos que se reúnen en asamblea en Arras en el 1025 se pone de manifiesto una nueva emergencia. Están engañados, pues, quienes afirman que las personas casadas tienen que estar proscritas del Reino de Dios. En el Evangelio tenemos un testigo de cuanto decimos, y esta disposición para la unión humana está confirmada en muchos lugares por la enseñanza que ha sido transmitida desde los días de los Apóstoles". Las antiguas tinieblas paganas que consideran a la materia como el demonio y al matrimonio como un pecado, han comenzado a sumergir una tras otra las ciudades francesas. Son los días de los cataros, los Puros. Los teólogos de la nueva ola del conocimiento que atraviesa Europa durante el siglo XII se ven obligados a refutar aseveraciones tales como aquellas condenadas por un concilio reunido en Constantinopla. 28

"Enarr. In Ep. P a u l i " , Iib. 10, c. 7, PL 112, 64. Cf. Servato Lupus, "Epist. 1 1 2 " , PL 119, 587; Haymo de Halberstadt, "Expos. In I Cor. 7 " , PL 117, 546; Hatto de Vercelli, "Expos. In Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 351. 31 Cf. Gerardo de Cambrai, " A c t a Synod. A t r e b a t . " , PL 142, 1300. (Mansi 19, 449 y s i g . ) . 30

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ESPÍRITUS

MATRIMONIO Y PECADO

Los esposos deben abstenerse de las relaciones con las mujeres unidas a ellos en legítimo matrimonio y también de la carne y de la leche, del pescado y el vino, durante tres años... Igualmente, ningún seglar se salvará, aunque haya encontrado el camino de la virtud total, a menos que profese en religión 32.

Los métodos dialécticos que se acaban de implantar se aplican a los argumentos que los cataros se han ideado de la Escritura. Yo estoy de acuerdo en que "bien le está al hombre abstenerse de mujer" 3S. Pero con eso no me obligo a aceptar que para él es pecaminoso e ilícito tener trato con una. ¿No es igualmente cierto que, para evitar las tentaciones, es bueno que el hombre no vea mujer? Si estás de acuerdo en que es pecaminoso tener trato con mujer, porque es bueno abstenerse, concede también que es pecaminoso ver mujer, porque es bueno no verla. Y si concedes que es malo ver mujer, arráncate los ojos y nunca la verás. ¡Vosotros, hipócritas! A un hombre se le permite tener trato con su esposa, porque a cada uno se le deja tener una, como sabemos por las mismas palabras del Apóstol 3 5 .

La voz más poderosa del siglo se ve en la necesidad de hablar. San Bernardo de Claraval, que había persuadido a sus hermanos y amigos para que se le unieran en las austeridades de la vida cisterciense y que después casi arruinó su salud con la penitencia, difícilmente puede llamarse un amante del placer. Pero la elocuencia que envió a cientos de hombres a la Segunda Cruzada se vuelve en contra de los que prohiben el matrimonio a las gentes. "Que sean herejes no es suficiente —clama—, tienen que ser hipócritas" 3S. Arrojad de la Iglesia al matrimonio honorable y al lecho matrimonial sin mancha, ¿y no la llenaréis con fornicadores, incestuosos, masturbadores, pervertidos, homosexuales, hombres dados a toda clase de corrupciones? ¿Es que coronaremos a la vileza? No podría llegar a menos el Autor de la virtud. ¿Se condena a toda la raza humana con la excepción de un puñado de los que no se casan? Este no es modo de ser un Salvador.34. 33

Mansi, 2 1 , 583. "Serm. in C. C " , Sermón 66, PL 183, 1094. 31 " I b i d . " , 1095. Cf. Lanfranc, " C o m m . ¡n I Cor 7, 3 4 " , PL 150, 180; Bruno de Astl, "Expos. in I Cor. 7 " , PL 153, 155; "Expos. in I T ¡ m . " , PL 153, 439; Raúl Ardent, " H o m . 2 1 " , dominica segunda después de Epifanía, PL 155, 1742; Anselmo, "De Concept. V i r g . " , c. 4, PL 158, 457; Ruperto de Deutz, " C o m m . ¡n J o a n . " , lib. 2, PL 169, 275; Anónimo, "Quaest. ¡n Ep. P a u l i " , In 1 T i m . , q. 17, PL 175, 398; Walter de Mortagne, "Summa Sent." opúsculo 7, c.2, PL 176, 155; Abelardo, " P r o b . H e l . " , 14, PL 178, 7 0 1 ; " i b i d . " , 40, PL 178, 722.

ENGAÑOSOS

Cuando el año 1200 anuncia la Edad Media Superior, el Papa Inocencio III prescribe una profesión de fe para los estados valdenses convertidos: No negamos que, según los Apóstoles, puede pactarse el matrimonio con el trato sexual que implica... También creemos y reconocemos públicamente que un hombre y su esposa pueden salvarse " . Y en el 1215 el tema es adoptado por los obispos en el Concilio de Letrán IV. Con toda la autoridad de un concilio ecuménico, declaran:

33

42

No sólo vírgenes y célibes, sino también las personas casadas que complacen a Dios con una fe 35

i cor. 7, 1.

36 Eckbert de Schaunang, " S e r m . Contra C a t h a r o s " , Sermón 5, PL 195, 29. Cf. Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 7, c. 29, PL 186, 947; Pedro Lombardo, " S e n t . " , lib. 4, c. 26; Hugo de Amiens, "Contra Haereticos", lib. 3, c, 4, PL 192, 1288. " DB 424.

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MATRIMONIO Y PECADO ESPÍRITUS ENGAÑOSOS

recta y una buena conducta, son dignos de alcanzar la felicidad eterna 3S. Así, los escolásticos, cuyas conferencias en las nuevas Universidades están haciendo del siglo XII una Edad de Oro del conocimiento, pueden observar: Es asombroso cómo los herejes, en su traición, han sido tan simples como para calumniar la castidad conyugal, que ha sido ensalzada por tantos testimonios inconmovibles 39. Pero en el año 1307, el arzobispo de Colonia anota entre sus acusaciones contra los begardos: También dicen ellos: "a menos que una mujer se aflija por la pérdida de su virginidad en el matrimonio y que a causa de su dolor deplore el hecho, no puede salvarse" *"'. De vez en cuando aparecen otros grupos que tienen esta misma opinión, pero en seguida son tachados de herejes*". Los teólogos más conocidos de este siglo y del siguiente insisten en que los santos del cielo se compondrán de personas "de todos los órdenes sociales de la vida" 42, incluso los "seglares que actúan de acuerdo con la voluntad de Dios y no según la propia" " . 38

" D e Fide C a t h o l i c a " , c. 1, DB 430. Buenaventura, "Quaset. Disp. de Perf. Evangel.' . q . 3, a. 1 , Div. 5, 168. Cf. "Comment. in J o a n " , 2, q . 3, Div. 6, 272; "Quaest. Disp. de Perf. E v a n . " , q. 3, a. 3, Div. 5, 177; Alberto el Grande, "Summa T h e o l . " , q . 109, tomo 33; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 30, q . 2, a. I, cuestión 3; " I n J o a n " , c. 2, conferencia 1; " I n I C o r . " , c. 7, conferencia I; " S . T. I I I " , 29, 1 . 40 Hartheim, "Concilla Germaniae", v o l . 4, págs. 101 y sig. Citado por De Guibert, " o b r a c i t a d a " , pág. 154. 41 Cf. Benedicto X I I , Errores de los Armenios, DB 537; Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q . 1, a. 1 . 42 Henry Suso, "Horologium S a p i e n t i a e " , C. Richsttater, S. E. ed. (Turln, Marietti, 1929), Lib. 1 , C. 5; " i b i d . " , lib. 2, c. 7. 43 San Vicente Ferrer, "Sermones A e s t i v a l e s " , Damián Díaz, e d . (Antwerp: John Stelsius, 1572), Sermón 5, pág. 443; Manuel Calecas, 39

44

Mucho más tarde, en el 1578, la Inquisición española acusa a los Alumbrados: 4. 6.

Por su modo de hablar, que rebaja el sacramento del matrimonio... Porque persuaden a las gentes para que no se casen ni profesen en religión, alegando que los siervos de Dios deben sobresalir en la vida secular".

Aunque los síntomas de este rigorismo siguen apareciendo en grupos tales como los jansenistas, ya no se pronuncian en este sentido. Los obispos no parecen tan alarmados como a n t e s " . La corriente de condenas formales desaparece gradualmente. Pero si esperamos ver el matrimonio como Cristo lo revela, no puede Ignorarse un hecho que brota de estos siglos de lucha. Obsérvense los grupos que fueron condenados: abstencionistas y gnósticos, en los primeros tiempos de la Iglesia; maniqueistas y priscilianistas, en los años de decadencia de la cultura greco-romana; cataros y valdenses que, cualquiera que fuera el origen de sus ideas, eran hombres medievales comunes; begardos y alumbra" D e Princip. Fidei C a t h . " , c. 6, PG 152, 607; Dionisio el Cartujo, "De Laudabili Vita C o n j u g a t o r u m " , a. 5, "Opera Omnia" (Tournai, Cartusia S. M. de Pratis, 1896), vol. 38, pág. 62; "Summa Fid. O r t h " , lib. 4, a. 162, Obras, Vol. 18, pág. 209. 44 Cf. De Guibert, " o b r a c i t a d a " , pág. 228. 45 Cf. Cayetano, " I n I Cor. 7, 2 8 " (Lion: J . y P. Prost, 1639; John Eck, "Homiliae super Evang. de Tempore" (1537) segundo domingo después de Epifanía., Hom. I; San Pedro Canisio, " M e d i t a t i o n e s " , F. Streicher, ed. (Munich: Oficina Salesiana, 1955), v o l . 2, pág. 385; Alfonso Salmerón, S. J . , "Commentarii ¡n Evangelicam H i s t o r i a m " , (Colonia: A. Hierat & J . Gymni, 1612), disp. 10 en I Tím.; " i b i d . " v o l . 6, tratado 6, pág. 33; Luis de Granada, " S e r m . I, 2.° Domin. post E p i p h . " , Ouvres, M. Beraille, trad. (París: L. Vives, 1868), Vol. 1 , pág- 425; Francisco Toledo, " C o m m . in Joan Evang." (Lyon: Officina Junctarum, 1589), pág. 129; San Francisco de Sales, " I n t r o duction á la Vie D é v o t e " , pág. 3, c. 38, Ouvres Completes (París: Albanel & Martin, 1839), v o l . 1 , pág. 644; Pío X I I , Alocución a las Maestras Carmelitas Descalzas, 2 3 / 9 / 5 1 , AAS 43 (1951), pág. 736.

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MATRIMONIO Y PECADO

dos, ávidos de la oración mística, como lo estuvieron tantos en el Valle de Rhin en el siglo XIV, o en los claustros españoles en el siglo XVI. Cada una de estas sectas era un producto de los tiempos. Su teología era tan nueva y característica como la época en que apareció. Y, sin embargo, existe una doctrina común a todas ellas: el matrimonio es maldad. Esta no puede ser tan sólo una conclusión que sobreviene por seguir una serie de ideas en particular. Es la expresión de algo mucho más profundo: una sospecha temperamental vaga, obstinada, que adopta distintas formas en épocas y países diferentes, puesto que proviene de diversas teorías sobre Dios y el hombre que parecen confirmarla. Cualesquiera que sean sus orígenes, no son cristianos. El gnosticismo es más antiguo que la Iglesia 46 . Los maniqueos tuvieron su origen en Persia. Y, no obstante, esta intranquilidad acerca del hecho de ser varón y hembra, forma parte del clima en el cual ha vivido la Iglesia durante la mayor parte de su historia. Pablo siente la necesidad de precaver a Timoteo en contra de ella. Los Padres griegos y latinos deben tenerla presente cuando escriben sobre el matrimonio. El gran período siguiente de la teología, la Edad Media, responde con una nueva virulencia de esta manifestación perenne. Para comprender lo que han dicho los cristianos sobre el matrimonio debemos recordar esta influencia ineludible sobre todo cuanto ellos dijeron o hicieron.

ESPÍRITUS ENGAÑOSO5

dores, condenas formales no sólo de los obispos locales» sino, finalmente, de un concilio ecuménico. Siempre ha aparecido con el pretexto de la religiónEstos hombres, cualquiera que sea el nombre que adop' ten, son siempre unos cuantos selectos, más interesados que la mayoría en las cosas de Dios. Son siempre los "puros", que tienen el resto de la Iglesia en una desveh' taja táctica, al estar dedicados a defender lo que es cómodo. El cátaro siempre sonríe ante aquellos que asocian a Dios con el matrimonio. ¿Están tratando de hacer una virtud por necesidad? Patrocine o no Dios el matrimonio, ¿tendrían fuerza para vivir sin él? No obstante lo elevada y espiritual que pueda parecer esta actitud, no es verdaderamente religiosa. En efecto, el hombre que se doblega a ella e insiste en considerar el matrimonio como algo malvado se sitúa él mismo fuera de la Iglesia. Está rehusando ver la vida como Dios la ha revelado.

Su potencia puede juzgarse por las medidas que adoptaron los cristianos para contrarrestarla: advertencias en el Nuevo Testamento, denuncias de sus grandes predica46 Cf. Martin R. P. McGuire, "The History of the Church from Pentecost to 604-A Survey of Research", "Theological Studies", vol. 20, número 1 (marzo, 1959), pág. 91.

46

4?

2.

POR QUE ES BUENO EL MATRIMONIO

L considerarlo a la luz de la fe, la Iglesia se ha convencido de que el matrimonio es bueno. ¿Qué es lo que ha visto en el matrimonio que la ha convencido?

A

Entre los cristianos de habla siríaca de finales del siglo IV aparece una respuesta. Efrén el Diácono, como ya hemos observado, volvió toda la sabiduría y elocuencia que le hicieron Padre de la Iglesia en contra de los predicadores que sostenían que el matrimonio es pecado. Una y otra vez les recuerda que, puesto que ellos son productos de la relación sexual, cuando la condenan se están condenando a sí mismos *. Esta clase de argumento muestra un aspecto del matrimonio que le ha impresionado. La idea aparece aún con más claridad en uno de sus himnos: Puro a los ojos de Dios es el matrimonio. Ha sido plantado en el mundo como la vid de la cual cuelgan los hijos como la fruta 2 . 1

Cf. "Serm. 45 adv. Haer.", "Obras", vol. 2, pág. 540. "Hymnum II de Oleo et Oliva", núm. 8, "Hymni et Sermones", Thomas J. Lamy, ed. (Mechlin: H. Dessain, 1886), vol. 2, pág. 798. 2

4

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MATRIMONIO Y PECADO

¿Cómo consideraríamos al matrimonio? ¿Cómo consideraríamos al ser humano? Si éste tiene dignidad y valor, lo mismo ocurre con el matrimonio. Algunos años más tarde, los Padres griegos señalan el modo en que esto afectaría al hombre que es verdaderamente religioso. El matrimonio es bueno, pues trae al mundo a muchos que dan placer a Dios s. Y Ambrosio, cuya predicación durante estos años está haciendo que los ojos de los eruditos, papas y emperadores se vuelvan hacia Milán, indica en su tratamiento de los diferentes modos de vida: Alguien dirá: "Por lo tanto, ¿tú disuades a la gente del matrimonio? No; yo la persuado; y condeno a los que han convertido en práctica el disuadir a la gente del matrimonio... Pues el que habla mal de las relaciones maritales también habla mal de los hijos 4 . Este punto de vista es típico no sólo de Ambrosio, sino también de los obispos de Occidente alrededor del año 400. Si un cristiano contempla simplemente a un niño, comprenderá lo que tiene que pensar del matrimonio. Pues los hijos son "la recompensa del matrimonio" 5, y de entre ellos, los que más tarde se dedicarán exclusivamente a Dios son ejemplos incluso más claros de su valor. Fruto del árbol, grano de la espiga, virginidad del matrimonio 6. Esta actitud no varía. Durante los siglos siguientes un escritor tras otro llegan a la conclusión de que 3 Gregorio Naoianceno, "Orat. 37 in Mt. 1 9 " , núm. 9, PG 36, 294. Cf. Crisóstomo, " D e V i r g i n i t a t e " , c. 10, PG 48, 540. * "De V i r g l n i b u s " , lib. 1, c. 7, PL 16, 209. 5 Ambrosio, " E x p o s . Evang. sec. L u c " , lib. 2, 2, PL 15, 1553. 6 Jerónimo, " A d v . J o v . " , lib. 1, n.° 3, PL 23, 223. Cf. " D e Perpetua Virginitate B. M a r i a e " , PL 23, 213; " A d v . J o v . " , lib. 1 , número 12, PL 23, 237; Agustín, " R e t r a c t . " , lib. 2, c. 53, PL 32, 6 5 1 .

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POR QUE ES BUENO EL MATRIMONIO

El matrimonio es, por tanto, algo grande y que tiene que amarse, porque su fruto es tan precioso...; si un campo o una viña se consideran de gran valor a causa del grano o de las uvas que producen, ¿cuánto más no lo será el matrimonio que produce hombres? '. El matrimonio es bueno a causa de su producto. Pero los primeros escritores cristianos también hablan del mismo estado. Ireneo, el obispo de Lyon, que podrá vanagloriarse de que sus maestros habían conocido a los Apóstoles, escribe en su libro Contra las herejías: Saturnino y Marción, que fueron llamados los Castos, predicaron la abstinencia del matrimonio, fruntrando esa secular creación de Dios y censurando implícitamente al que hizo a los seres humanos varón y hembra para que pudieran reproducirse. Ellos introdujeron la abstinencia de aquello que describieron como "apetito animal", mostrándose desagradecidos al que hizo todas las cosas: Dios '. Clemente, residente en Alejandría en esta época, cuya escuela de teología incluirá como alumno nada menos que a Orígenes, reacciona ante la misma rebeldía con una observación similar: Si el matrimonio... es un pecado, no comprendo cómo una persona puede decir que conoce a Dios cuando afirma que la Ley de Dios es un pecado. Pues si "la ley es santa", el matrimonio es santo'. Durante el período de la "Pequeña Paz", entre el 260 y el 290, cuando los cristianos se encuentran relativa7 Dionisio el Cartujo, "Enarr. in Gen. 3 0 " , a 75, " W o r k s " , vol. 1, página 340. Cf. "De Laudabili Vita C o n j u g a t o r u m " , a. 2, " W o r k s " , vol. 38, pág. 60; Concilio de Braga I I , canon 1 1 , DB 241; Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 2, c. 27, PL 186, 754; Vincent Contenson, O. P., "Theologia Mentís et C o r d í s " , (Turín: J . J . Avondus, 1768), libro 1 1 , pars 4, disertación 4, c. 1 . ' "Contra Haereses". lib. 1, c. 28, PG 7, 690. » " S t r o m a t a " , lib. 3, c. 12, PG 8, 1186.

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mente libres de la persecución, San Metodio, obispo de Olimpo, en la costa meridional de la Turquía moderna, toma el Banquete, de Platón, como modelo y presenta sus puntos vista sobre el matrimonio y la virginidad en la forma de una discusión entre diez doncellas en el jardín de la Virtud. Aunque la primera participante en este famoso Banquete de las diez doncellas habla del matrimonio en términos tales que los editores posteriores se sentirán obligados a suavizar, no podemos dejarlo pasar sin prestarle atención: Incluso ahora Dios está creando al hombre cada día a través de esta clase de relación marital. ¿Cómo es posible que no se considere temerario despreciar el proceso de engendrar a los hijos cuando el Creador piensa que no es indigno en absoluto que sus manos inmaculadas tomen parte en él? 10 A los cristianos de habla siríaca del siguiente siglo, Efrén el Diácono les dirige una observación similar". Y la opinión común de las iglesias del Medio Oriente, a finales del siglo IV, aparece en la colección de usos que surge como las Constituciones apostólicas. Si cualquier obispo, sacerdote, diácono u otro miembro del clero se abstiene del matrimonio, de la carne como alimento y del vino, no por motivo de ascetismo, sino porque detesta estas cosas, olvidando que "todas las cosas fueron muy buenas", que Dios hizo a los seres humanos varón y hembra, y blasfemamente culpa a la creación, corregidle o deponedle y arrojadlo de la Iglesia. Lo mismo es de aplicación a un seglar 12 . En Occidente, en este tiempo, Ambrosio cita al Génesis como prueba de su argumentación de que el matrimonio

POR QUE ES BUENO EL MATRIMONIO

es bueno porque viene de Dios " . San Cromacio, obispo de Aquilea, en la costa del Adriático, y uno de los teólogos más respetados en Italia durante estos años, señala la prohibición del divorcio por Cristo: Ordena que se conserve la casta unión matrimonial mediante una ley indisoluble, mostrando que fue El quien al principio promulgó la ley del matrimonio 14. Otro obispo, en lo que con el tiempo se considerará uno de los mejores comentarios latinos de este período sobre San Pablo, saca una notable conclusión del texto: "Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor" ,5 . Dice que el ningún car su

Estos obispos no están solos con sus opiniones " . La enseñanza ordinaria dada a los fieles en estos años aparece en la forma más antigua que se conoce del Misal Romano, el Leonino Sacramentarlo. El trabajo de un autor desconocido, alrededor del año 550, está basado en material de uno o dos siglos anteriores; y en el rito para velar a la desposada se contiene la siguiente oración: Te rogamos, Señor, que recibas el regalo que aquí se ofrece de acuerdo con la sagrada ley del matrimonio y que seas el director de esta obra de la que Tú eres el creador 1B . 3 4

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5

"Orat. 2 " , c. 2, PG 18, 50. "Serm. 45 adv. H a e r " , " O b r a s " , v o l . 2, pág. 540. V I I I , c. 5 1 , citado por De Quibert, "obra c i t a d a " , pág. 5.

que no ha recibido precepto del Señor poriniciador del matrimonio no podía imponer mandato en contra del matrimonio sin critiacto de hacia tanto tiempo " .

6 7 8

" E p l s t . " 43, núm. 3, PL 16, 1124. "Tract. ¡n M a t t . " , opúsculo 10, PL 20, 351.

I Cor. 7, 25. Ambroslaster, " I n I Cor., 7, 2 5 " , PL 17, 233. Ct. Agustín, "De Bono V i d . " , c. 8, PL 40, 437. "Leonino Sacramentary", Muratori, vol. 1 , pág. 724.

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Los años de declive de la cultura romana estuvieron dominados por un hombre que en el año 570 fue prefecto de Roma, más tarde monje, siendo proclamado Papa en el 590. Su éxito, tanto en el cuidado político como espiritual de Roma, su labor en el esfuerzo misionero entre los bárbaros y el establecimiento de una iglesia en Inglaterra y, finalmente, su Moralia, que se convertiría en el texto básico de la teología moral para la Edad Media, le han valido el nombre de Gregorio el Grande. Por ello existe algo más que una importancia común en su explicación de la súplica del salmista: "Mirad, nací con culpa y mi madre me concibió en pecado" " . No es que los hombres sean concebidos en pecado porque es pecaminoso que las personas casadas tengan relaciones. La actividad casta no supone ninguna falta en el casado. Es Dios quien ideó el que existieran relaciones maritales cuando al principio creó al hombre y a la mujer 20 . Sentimientos como éstos continúan oyéndose intermitentemente durante la Edad Media 21 . Hatto de Vercelli escribe aproximadamente en el año 960: Debemos comprender que el matrimonio es limpio y santo. Se celebra por mandato de Dios y no supone nada bajo, nada deshonroso. Si las personas casadas admiten algo vergonzoso, deshonroso, indecente, la culpa no es del matrimonio, sino de los hombres 22 . En el siglo XII, a medida que la vida intelectual de Europa comienza a acelerarse, los teólogos de muchas de 19

" l n 7 Ps. P a e n i f , sal. 4, 7, PL 79, 586. " H o m . in E v a n g . " , lib. 2, 36, 5, PL 76, 1269. Cf. Haymo de Halberstadt, " H o m i l . de T e m p o r e " , 18, PL 118, 126, 127; Pascasio Radbert, " E x p o s . in M t . " , lib. 9, c. 19, PL 120, 647 y 648. 22 " E x p o s . ¡n Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 350. 20

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las nuevas escuelas están de acuerdo en que el matrimonio procede de Dios 23 . Esto se señala constantemente durante esta época de los cataros 24 , y los eruditos del siglo siguiente encuentran que la razón y la fe convergen en la misma conclusión. Si la naturaleza corporal ha sido proyectada por un Dios que es bueno, es imposible afirmar que algo que se refiere a la conservación de la naturaleza corporal, hacia lo cual nos impulsa la naturaleza, es enteramente pecado 25. El matrimonio es algo bueno en sí mismo, formalmente bueno... porque ha sido instituido por Dios 26 . Los escritores de los dos siglos siguientes dan por cierta la relación con Dios, cuando sostienen que si el matrimonio fuera pecaminoso, Dios sería el perpetrador del pecado 27. La instrucción típica dada a los fieles inmediatamente después de aparecer el Protestantismo puede recogerse de dos libros, el primero de los cuales es el Resumen de la doctrina cristiana, de San Pedro Canisio. Este jesuíta 23 Cf. Werner, "Deflorationes Ss. Pp., lib. 2, Dom. 20, PL 157, 1195; Walter de Mortagne, "Summa Sent." tr. 7, c. 2, PL 176, 155. 24 Cf. Abelardo, " E x p o s . in Hex., 6a. die, PL 178, 764; Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 7, c. 28, PL 186, 945; Pedro Lombardo, " S e n t . " , lib. 4, d . 26; Pierre Le-Mangeur, "Hist. S c h o l a s t i c a " , lib. Gen., c. 9, PL 198, 1064; Bonacursus, " L i b . contra C a t h a r o s " , c. 5, PL 204, 780; Alano de Lila, "Summa de A . P . " , c. 45, PL 203, 193; "Contra H a e r . " , lib. 1, c. 65, PL 210, 368. 25 Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. I, a. 3. Cf. " i b i d . " , d . 30, q . 2, a. I, cuestión 3; d . 26, q . 2, a. 2, ad. 4; Guillermo de Auxerre, "Summa Áurea" (París: Philippe Pigouchet), lib. 4 de matrim., c. I; Alejandro de Hales, "Summa l i l i " , P. 3, tr. 4, sec. 2, q . I, tít. 7, c. 2, Quar. 2, 598; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 5; Buenaventura, Q.D. de Perf. Evangel., q . 3, a. I, Quar. 5, 168; " I n 4 S e n t . " , d. 28, dub. 3. 26 " R e p o r t . " , l i b . 4, d . 3 1 , q . I. 27 Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q . I. a. 2 (Ginebra: Antonius Orerius, 1585); San Antonino, "Summa Sac. T h e o l . " (Venecia: Juntas, 1582), I I I , tít. I, c. núm. 1 ; Dionisio el Cartujo, "Summa Fid. O r t h . " , lib 4, a. 163, " O b r a s " , vol. 18. pág. 210.

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y su catecismo son dos de las principales razones por las que sobrevivió la Iglesia en Alemania. Sus puntos de vista sobre el matrimonio, aunque reforzados con las referencias a la escritura y a los Padres de la Iglesia, son breves y certeros: Si buscas al principal fundador de esta unión matrimonial, es Dios bueno y grande quien unió al primer matrimonio y a los padres de la raza humana en el mismo paraíso, convirtiendo su unión en algo honorable por medio de su bendición 28. El otro libro, La perfecta casada, causó tal impresión en España que todavía se elige como presente de boda. Su autor, fray Luis de León, que enseñó teología en la Universidad de Salamanca, fue respetado por su doctrina, así como por su estilo, aunque parece haber hecho su mejor obra cuando era prisionero de la Inquisición. En los párrafos iniciales de La perfecta casada observa lo elevado que una mujer debe estimar su matrimonio: Porque, a la verdad... fue siempre muy honrado y privilegiado por el Espíritu Santo en las letras sagradas; porque de ellas sabemos que este estado es el primero y más antiguo de todos los estados 29 . Durante los primeros años del siglo XVII, un capuchino italiano, Lorenzo de Brindisi, logró tal fama como predicador, diplomático, capellán del ejército y teólogo, que ha sido canonizado y nombrado Doctor de la Iglesia. Un pasaje de uno de sus sermones cuaresmales refleja la 25 "De Summa Doctrinae Christianae", (Colonia: Calenius, 1577), I I . , pág. I, c. 4, núm. 7, q. 129. Cf. " V i t a Sancti I d d a e " , Epist. et Actus, Otto Braunsberger, e d . (Friburgo: Herder, 1905), Vol. 8, pág. 808. 39 " L a Perfecta C a s a d a " , Ed. E. Wallace (Chicago: U. de Chicago Press, 1903), pág. 12.

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opinión generalizada de los católicos desde sus días hasta el presente. Si una estatuta o una pintura merece estimación por el nombre del artista, por la edad que tiene, por el lugar en que fue realizada y exhibida, por su tema, por su belleza, entonces es evidente que, por todas estas razones, este sacramento es verdaderamente noble... Por ello Dios deseó honrar a este sacramento por todos los patriarcas que estuvieron casados: Noé, Abraham, Isaac, Jacob; por todos los reyes, profetas, incluso altos sacerdotes de la Antigua Ley; y, finalmente, por la Encarnación de su Hijo, deseando que fuera concebido por una virgen que estaba desposada 30 . La última observación trata ligeramente de una característica especial de la relación con Dios, que consta en ios primeros documentos cristianos. Tres días después se celebraba una boda en Cana de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos 31 . El Evangelio finaliza este documento del milagro realizado en Cana con la observación: Así, en Cana de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria y creyeron en El sus discípulos 32. Como primera señal, este acto de Cristo tiene un significado especial, que pronto lo vieron aparecer los cristianos s ° II Cuadrages., Dies S. Josephi, Hom. 3, "Opera Omnia" (Padua: Oficina Tipográfica del Seminario, 1928), v o l . 5, pág. 466. Cf. San Francisco de Sales, Carta, 1738, " O b r a s " , v o l . 3, pág. 614; De Lugo, "Tract de 7 Sac." (Venecia: Baba, 1652), Teorema 9, núm. 37; Contenson, " o b r a c i t a d a " , lit. 1 1 , pág. 4, disc. I , c. I, IV, 418; León X I I I , " A r c a n u m " , ASS 12 (1879 y 1880), pág. 392; Pío X I , "Casti C o n n u b i " , AAS 22 (1930), pág. 541. 31 J n . 2, 1 y 2. 33 Jn. 2, 1 1 .

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LA TEOLOGÍA DEL MATRIMONIO

en la protesta de Efrén el Diácono contra los herejes de su tiempo. Han ridiculizado la boda de Cana, aunque el Señor la juzgó digna de su presencia 33. La presencia de Cristo en la boda celebrada en este pueblo despejaría cualquier duda en cuanto a lo que Dios piensa del matrimonio. Cerca del año 400, tanto la iglesia de habla griega como la de habla latina, lo dan por cierto. Pablo promulga leyes sobre el matrimonio y no se avergüenza. No se sonroja, y por una buena razón. Pues si su Señor honró al matrimonio y no se avergonzó del mismo, sino que lo resalzó con su presencia y con su regalo (en verdad que El hizo el mayor de los presentes cuando convirtió la naturaleza del agua en vino), ¿de qué podría avergonzarse el siervo al proclamar leyes sobre el matrimonio? " El que el Señor, cuando fue invitado, acudiera a una boda, tenía por objeto, incluso aparte de su significado místico, confirmar el hecho de que es El quien proyectó el matrimonio. Pues existirían hombres, de los que hablarían los Apóstoles, que prohibirían a las gentes el matrimonio y dirían que era pecado y había sido ideado por el demonio 35.

POR QUE ES BUENO EL MATRIMONIO

siglo XIII los teólogos insisten, no sólo en sus disputas con los cataros, sino cuando explican por qué no se casan los sacerdotes del rito romano, en que Cristo tuvo todo esto en cuenta cuando fue a Cana. Si hubiera existido algo pecaminoso en el matrimonio, difícilmente habría provocado tal señal de El, que vino para ser el Salvador 37. Este concepto ha llegado hasta los días presentes "\ El episodio de Cana es simbólico. Como el Padre en el Antiguo Testamento, así se presenta Cristo en el Nuevo como fundador del matrimonio. No puede ser opuesto a la religión. Dios es el responsable del mismo. Y está contenido en un designio terrible mediante el cual tiene que conseguirse su deseo para la raza humana. ¿Pero de qué modo? ¿Como algo que El favorece positivamente o como una concesión que hace a la debilidad humana? No pasó mucho tiempo sin que la Iglesia se viera forzada a reconocer que esto no era una cuestión académica.

Estos puntos de vista los comparten los escritores de los años inciertos previos a la Edad Media 3 \ Y durante el 33

" S e r m . 47 adv. H a e r . " , " O b r a s " , v o l . 2, pág. 542. Crisóstomo, " I n l l l u d , Propter F o r n . " , I, PG 5 1 , 210. Cf. Gregorio Nacianceno, "Orat. 40 ¡n B a p t . " , c. 18, PG 36, 382; Epifanio, " A d v . H a e r " , Mb. 2, tomo 2, haeres., 47, PG 42, 179. 35 Agustín, " I n J o a n n . " , op. 9, c. 2, PL 35, 1458. Cf. Gaudencio de Brescia, "Sermo 8 " , PL 20, 388; Teodoreto, "De Incarnatlone Salvatoris", c. 25, PG 75, 1463. 38 Cf. Beda, " H o m . I " , 14, PL 94, 68 (CC 122, 9 5 ) ; Smaragdus, " C o l l e c t i o n e s " , Dom. 2a post Theophaniam, PL 102, 85; Haymo de Halberstadt, " H o m . de T e m p o r e " , 18, PL 118, 126 y 127; Bruno de Asti, " C o m m . in J o a n n . " pars. I, c. 2, PL 165, 461. 34

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37 Felipe de Harveng, " D e Continentia C l e r l c o r u m " , c. 6 1 , PL 203, 745; Ermengaudus, "Contra Waldenses, c. 5, PL 204, 1339 a 1342; Walter de Mortagne, "Summa Sent., opuse. 7, c. 2, PL 176, 155. 38 Cf. Alano de Lila, "Summa de A . P . " , c. 45, PL 210, 193; Buenaventura, " D e Perf. E v a n g . " , q . 3, a. I, Quar. 5, 168; Aquino, " I n J o a n n . " , c. 2, conf. 1 ; Ludolfo de Sajorna, "Vita Christl D o m i n i " (Venecla: V. Bonnello, 1587), pars. I, c. 25, pág. 189; San Antonino, "Summa Sac. T h e o l . " , I I I , tít. 1 , c. 1 , núm. 1 ; Dionisio el Cartujo, "Enarr. in J o a n . " , 2, a. 7; Obras, v o l . 12, pág. 313; Cayetano, " I n J o a n n . " 2, 2; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , 5, opuse. 9, 49 y 50.

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Sección II: El matrimonio y el pecado original 3.

SI ADÁN NO HUBIESE CAÍDO

RÍGENES, cuya escuela en Alejandría y más tarde en Palestina convirtió el principio del siglo III en una nueva era de la teología, corrió los peligros usuales de una mente que no tiene igual en su propio tiempo ni un modelo del pasado. Aunque Insisten que no es pecado, sus impresiones sobre el matrimonio pueden recogerse del modo en que aparecen en su teoría general sobre la materia y el espíritu. Cada hijo, le parece a él, encontrará que la vida es una lucha entre los anhelos del alma y las exigencias del cuerpo. De este modo, el matrimonio no hace más que proporcionar los cuerpos en que aprisionar las almas.

O

De esta conclusión, él y sus seguidores continuaron construyendo una teología del matrimonio que impresionó a otros pensadores, porque era más expresiva de la personalidad de Orígenes que de la revelación cristiana. ¿Cómo puede escribir el Apóstol Pablo: "Deseo que las viudas jóvenes se casen y engendren hijos"? ¿Está imponiendo el matrimonio para que los cuerpos nacidos de las mujeres proporcionen prisiones para los ángeles que han caído del cielo y se convierten, según tú, en almas? ¿O es más bien para 61

EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

obedecer el mandato de Dios sobre la unión matrimonial y preservar la raza humana? \ Pero algo más de un siglo después de la muerte de Orígenes, el matrimonio se asocia nuevamente con el pecado, y esta vez por un teólogo, a quien los obispos, en el Concilio Ecuménico de Constantinopla del año 381, proclamarán "pilar de la ortodoxia". San Gregorio de Nisa, que estuvo a punto de tomar esposa antes de convertirse en ermitaño y, finalmente, en obispo de esa ciudad, se dedica a estudiar el matrimonio a la luz de la total revelación cristiana. Entonces, si la vida de aquellos que van a ser restaurados será igual que la que disfrutan los ángeles, evidentemente la vida del hombre antes de la Caída era análoga a la vida de los ángeles... Pues aunque no existe propagación entre ellos, como hemos señalado, su multitud es todavía, en cierto sentido, infinita en número... Por lo tanto, si no hubiésemos descendido a causa del pecado de la condición y rango en los cuales éramos iguales a los ángeles, incluso para nosotros no habría existido ninguna necesidad del matrimonio para aumentar nuestra especie 2 . El matrimonio, aunque no es pecaminoso en sí, está complicado en la rebelión contra Dios. Nunca habría existido tal cosa en la vida humana a no ser por el pecado original. Esto no puede descartarse, al igual que la opinión de Orígenes, como el pensamiento casual de un teólogo privado. Los "Padres de la Iglesia" son los testigos reconocidos de lo que enseñaba y creía la Iglesia primitiva; y Gregorio de Nisa se cuenta entre ellos. Y lo que es más, 1 Jerónimo, "Eplst.", 100, núm. 12, PL 22, 823. - "De Opif. Hom., c. 17, PG 44, 187, 190.

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SI ADÁN NO HUBIERA CAÍDO

su opinión la comparte otro de los Padres: San Juan Crisóstomo. Obispo en el 381 de la capital del imperio, Constantinopla, Juan de la Lengua de Oro fue uno de los más grandes predicadores de la Iglesia. Como una autoridad en los asuntos de la vida cristiana práctica, hay pocos que le igualen. Y afirma, incluso con mayor convicción que Gregorio, que el matrimonio se debe al pecado original. La época lo exigía, con la naturaleza humana bamboleándose y sin mantenerse firme contra el ataque de la sensualidad y sin tener ningún puerto de refugio en el que permanecer a salvo de la tormenta. ¿Qué es lo que se ordenó? ¿Que vivieran en continencia y virginidad? Porque eso habría ocasionado una caída mayor y una llama más vehemente... Eso es por lo que la virginidad no se dio en el principio; o más bien, por eso es por lo que aunque la virginidad existió en el principio —incluso antes del matrimonio— el matrimonio irrumpió en la escena y se consideró necesario; en tanto que si Adán hubiera permanecido obediente, no habría existido necesidad del mismo. "¿Pero quién —dice— habría engendrado a tantos millares de hombres?" Ya que este ansioso temor te cautiva, pregunto a mi vez: ¿De dónde vino Adán y de dónde vino Eva cuando no existía el matrimonio? ¿Qué ocurre entonces? ¿Es ese el modo en que iban a nacer todos los hombres? Yo no digo que sea de este o de cualquier otro modo. La realidad es que Dios no precisaba del matrimonio para llenar la tierra de hombres 3 . La escuela de eruditos de la Escritura en la Antioquía nativa de Crisóstomo, entonces capital de Siria, tuvo su último gran momento unos cincuenta años después de su muerte en la obra de Teodoreto. Amigo personal de ' "De Virglnltate", c. 17, PG 48, 546; Cf. "Hom. ¡n Gen.", número 18, PG 53, 153.

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SI ADÁN NO HUBIERA CAÍDO

Nestorio, con quien había asistido a la escuela, este Obispo de Ciro, no lejos del Eufrates, tenía problemas tanto personales como intelectuales con la herejía nestoriana, pero habló en contra de ella y murió en comunión con Roma. En un famoso comentario sobre el libro del Génesis, observa que Dios no se sintió inclinado a castigar a Adán y Eva porque lamentara haberlos creado. Conociendo por anticipado que Adán se expondría a la muerte a causa de la violación del mandato, El modeló ya una naturaleza de esta clase y la formó en un cuerpo de varón y de hembra. La razón fue, evidentemente, que este es el proyecto de los cuerpos que son mortales y necesitan procrear hijos para conservar la raza. Una naturaleza inmortal no precisa del sexo femenino. Por esto es por lo que el Creador produjo al mismo tiempo un número completo de criaturas incorpóreas, pero cuando llegó a las criaturas que tenían cuerpo y podían morir, creó dos de cada especie, macho y hembra, y después les dio la bendición del acrecentamiento: "Sed fecundos y multiplicaos". De este modo diseñó El la naturaleza humana como varón y hembra, y les dio la misma bendición 4 . Este punto de vista acerca del origen del matrimonio no aparece en Occidente hasta principios del siglo VI. El monje de Roma que le dio expresión no carece de importancia, aunque no es un Padre de la Iglesia. Fue Dionisio Exiguo, Dionisio el Insignificante, como se llamaba a sí mismo, cuyo intento por calcular el año del nacimiento de Cristo nos dio el actual sistema de fechas. Su compilación de leyes de las diferentes iglesias es la obra canónica más importante de su tiempo; y se dedicó a traducir el pensamiento de la Iglesia de habla griega al latín. 4 "Quaest. in G e n e s i m " , c. 3, q. 37, PG 80, 135. Cf. "Graec. Aff. C u r . " , lib. 3, PG 83, 8 9 1 .

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Con el ánimo de Crisóstomo o Teodoreto razona que, puesto que no existirá matrimonio en el cielo, no hubo ninguno anies de la calda. La gracia de la resurrección nos promete nada más que eso, que cambiaremos de nuestra caída al antiguo estado... Si, por consiguiente, los hombres restaurados serán como los ángeles, en cuanto se refiere al número y a las relaciones de los unos con los otros, es evidente que el hombre, antes de la caída, fue considerado como una especie de ángel... Por ello es lógico que si ningún exceso pecaminoso nos hubiera privado de nuestra dignidad angélica, no se habría precisado que el medio para multiplicar nuestra raza fuera el matrimonio, sino cualquiera que sea el proceso natural por el cual se multiplican los ángeles; realmente perfecto, aunque no pueda ser imaginado por cualquier conjetura de hombre. Entonces, ¿por qué creó Dios los dos seres? Dionisio contesta: En su todopoderosa providencia supo que la elección del ser humano no se inclinaría hacia las cosas rectas, y que, en consecuencia, el hombre se retiraría de aquellos lazos familiares con los ángeles. Para que no disminuyera el número de almas humanas, puesto que el proceso por el que se multiplicaban era el mismo que el de los ángeles... en el proyecto de los seres humanos, en lugar del poder sublime de aquéllos, El incluyó el proceso por el cual las bestias y las cosas irracionales reciben vida la una de la otra 5 . Aunque Dionisio parece tener pocos discípulos en Europa Occidental, la idea se extiende y aparece en Oriente". s " I n t e r p . de Lib. Creat. H o m . " , c. 18, PL 67, 376 y 377. « Cf. Procopio de Gaza, " C o m m . in G e n . " , o. 4, v. 1, PG 87, 234; Anónimo, "Consultationes Zacchaei Christiani, lib. 3, o. 5, PL 20, 1156; Isidoro de Sevilla, " D e Eccle. O f f . " , lib. 2, o. 20, PL 83, 809.

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

A principios del siglo VIII, cuando el Islam invadía una provincia tras otra, San Juan de Damasco, el último de los Padres griegos y aquel cuyo especial interés consiste en resumir las enseñanzas de todos ellos para sus compañeros cristianos sitiados, se hace eco de Crisóstomo y de Gregorio de Nisa. Los seres humanos iban a producirse por algún otro medio diferente a la unión sexual. Por esto es por lo que en el Génesis se forma a la mujer después que al hombre'. El matrimonio se debe al pecado original. Puesto que Dios en su previsión sabía que él violaría la ley que le fue impuesta y caería en la corrupción, formó una mujer del hombre. Ella era semejante a él y se convirtió en su ayuda; una ayuda, digo, para preservar la raza humana, engendrando una generación que tomara el lugar de otra 8.

una concubina en Cartago, pero que en el año de la ordenación de Ambrosio, quedó tan afectado por su predicación que, finalmente, entró en la Iglesia. Una vez que regresó al Norte de África, a la edad de treinta y cuatro años, Agustín fue sacerdote en Hipona y después, en el año 396, obispo de esa ciudad. Durante los treinta y cuatro años siguientes, produjo sermones, cartas, comentarios sobre la Escritura, tratados sobre temas teológicos, clásicos como las Confesiones. El más famoso de los Padres latinos, rivaliza con Orígenes y Aquino como la mente más grande de la Iglesia. Su opinión acerca del modo en que comenzó el matrimonio se manifiesta en más de un pasaje de sus escritos. Estáis totalmente equivocados cuando pensáis que el matrimonio fue instituido para que el paso de la muerte se compensara con la sucesión de aquellos que iban a nacer. El matrimonio fue instituido para que la castidad de las mujeres hiciera que los hijos conocieran a sus padres y los padres conocieran a sus hijos. En verdad que era posible que los hombres nacieran de la promiscuidad y de las relaciones sexuales al azar con cualquier mujer que fuere, pero no podría haber existido un lazo de parentesco entre padres e hijos 10. Leemos que ya habían sido expulsados del paraíso cuando tuvieron relaciones y concibieron hijos. Todavía no comprendo qué es lo que podía impedirles que tuvieran un matrimonio honorable y un lecho matrimonial inmaculado incluso en el paraíso. Cuando ellos vivían fiel y rectamente, sirviéndole a El con obediencia y santidad, Dios podría haber dispuesto que, sin ningún inquieto ardor de deseo sensual, sin las penas y los dolores del parto, nacieran los hijos de su simiente. No sería la idea el que los hijos tomaran el lugar

Pero a través de todos los siglos en que se expresaron estas opiniones por tales nombres eminentes de la Iglesia existió una corriente contraria de opinión más antigua y que se encuentra también en Oriente. Una generación antes de Gregorio de Nisa, Efrén el Diácono da por cierto que el matrimonio no es el resultado del pecado original. En un comentario sobre el Génesis, observa que Eva ... no habría abundado en una familia tan numerosa como tiene desde que llegó a su ser porque, por otra parte, no habría engendrado a alguien que pudiera morir". Este es el sentimiento que prevalece en Occidente, debido principalmente a un norteafricano que en el año de la muerte de Efrén el Diácono no era católico y tenía " D e Fide O r t h . " , lib. 4, c. 24, PG 94, 1208. " D e Fide O r t h . " , lib. 2, c. 30, PG 94, 975. " I n G e n . " , " O b r a s " , v o l . 1, pág. 36.

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10

" O p . Imperf. Contra J u l . " , lib. 6, c. 30, PL 45, 1582.

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de los padres cuando éstos hubieran muerto. Los padres permanecerían en algún estado corporal y extraerían la fuerza del cuerpo del árbol de la vida que había sido plantado allí. Los hijos también serían llevados al mismo estado, hasta que se completara un número determinado previamente.

Agustín da por cierto que este es el punto de vista cristiano. Ha oído la afirmación de que el matrimonio es un resultado del pecado original, pero ignorando que Crisóstomo y Gregorio de Nisa están entre los que la han hecho, observa: Aquellos que mantienen esta opinión, piensan tal vez que toda relación sexual es pecado. Pero difícil es para los hombres, cuando evitan los vicios del modo equivocado, no encontrarse voluntariamente con sus contrarios... Mientras los hombres no saben qué es lo que condena la ley de Dios en los adulterios y fornicaciones, detestan la relación sexual en el matrimonio, aunque sea por razón de tener hijos " .

Entonces, en el caso de que todos vivieran con justicia y obediencia vendría la etapa final. Sin ninguna muerte, los cuerpos animales se transformarían en otra especie, supuesto que se sometieran a todos los deseos, incluso los menores, del espíritu que los había gobernado, y vivieran tan sólo a causa del espíritu que da la vida, sin nutrición de alimento corporal; y sería llamada espiritual... Entonces, ¿por qué no tuvieron relaciones hasta que hubieron abandonado el paraíso? Podemos contestar inmediatamente. Porque aquel pecado tuvo lugar poco después de que fuera creada la mujer, antes de que hubieran tenido relaciones... También se puede argumentar que Dios todavía no les había ordenado que tuvieran relaciones. ¿Pues por qué no esperaron ellos su autorización para esto cuando no existía ninguna concupiscencia como el estímulo de la carne desobediente que los estuvieran aguijoneando? Dios no les había dado este mandato porque estaba disponiendo todas las cosas según su providencia, y por esto El sabía por anticipado, más allá de cualquier duda, que ellos caerían y que la raza humana sería ya mortal cuando se propagara " . Por esto, cuando el Señor dijo refiriéndose a la resurrección: "Ni se casan ni toman esposas, porque no mueren", su intención no fue mostrar que el matrimonio fue instituido porque los hombres eran mortales, sino más bien que, con el número de santos completo, no existía ninguna necesidad de que naciera nadie, porque en esa tierra nadie tenía que morir 12 . 11 13

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"De Gen. ad Lit.", lib. 9 capítulos 3 a 5, PL 34, 394 y 395. "Op. Imperf. Contra Jul.", "loe. clt.".

Está convencido, por lo tanto, que el matrimonio no es simplemente un medio para preservar una raza de criaturas que deben morir. Hubo un cierto bien que Dios contempló en el hecho de que todos los hombres, mortales o inmortales, descendieran de una pareja original. Incluso aunque nunca hubiera existido el pecado original, habría existido el matrimonio. Aunque alrededor del año 500 Dionisio Exiguo seguirá el punto de vista Oriental, es Agustín el que con su teología, en este aspecto como en tantos otros, atrae a la Iglesia de Occidente. La enseñanza dada a los fieles aparece en la liturgia que se desarrolla gradualmente en torno a la velación de la desposada. La bendición nupcial en el misal conocido por el Sacramentarlo Gregoriano, es un ejemplo del rito romano alrededor del año 600. ¡Oh Dios! por quien la mujer se une al varón, y esta sociedad, la primera que fue instituida, de tal modo fue bendecida por ti que sólo ella, ni en pena del pecado original ni por castigo del diluvio, jamás ls

"De Gen. ad Llt.", lib. 9, c. 8, PL 34, 398.

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perdió tu bendición: mira bondadoso a esta tu sierva... 1 1 . Los teólogos de la Edad Media, cuya intención es sencillamente repetir lo que ha sido enseñado por los Padres, comparten la opinión de Agustín sobre el matrimonio 15, introduciendo algunas veces sutilezas propias. El que Eva haya sido formada de una costilla de Adán es un detalle que pretende enseñarnos que el mundo tiene que poblarse mediante su u n i ó n " . El matrimonio iba a ser parte de su vida en el Edén, para que los nuevos seres pudieran reemplazar a los ángeles caídos " . El renacimiento de la ciencia después del año 1000 no produce ningún cambio en este punto de vista 18 . En el año 1150, los cuatro libros de Oraciones de Pedro Lombardo demuestran ser una síntesis tan agradable de la revelación cristiana, que los cursos de teología son poco más que comentarios sobre los mismos. Y el segundo libro repite a San Agustín. El matrimonio habría existido aun cuando el hombre jamás hubiera pecado 19. Roberto de Melun, un inglés cuya escuela de teología contaría entre sus alumnos a Tomás Becket, afirma que realmente Adán y Eva habrían pecado al abstenerse de la relación sexual 20 . Durante los primeros años del siglo XIII, cuando uno 14

"Gregorian Sacramentary", Muratori, v o l . 2, pág. 885. 15 Cf. Beda, " H e x a m . " , lib. 1 , PL 9 1 , 49; Rábano Mauro, " C o m m . ¡n G e n . " , lib. 1 , c. 14, PL 107, 482. 16 Angelomus Luxoviensis, " C o m m . in G e n . " , I, 27, PL 115, 123; Remigio de Auxerre, " C o m m . in G e n . " , 2, 18, PL 131, 62. 17 Angelomus Luxoviensis, "lugar c i t a d o " . 18 Bruno de Asti, "Expos. in G e n . " , 2, PL 164, 165; Otto de Lucoa, "Summa S e n t . " , c. 26, PL 171, 1122; Hugo de San Víctor, "De S a c " , lib. 2, pág. 1 1 , c. 2, PL 176, 481. " " S e n t . " , lib. 2, d . 20. 20 " S e n t . " , citado por Claudio Schall, O.F.M., " L a doctrine des fins du mariage dans la théologie scholastique" (París; Ediciones franciscanas, 1948), pág. 82.

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de los profesores de teología de París dice a sus alumnos que el matrimonio es una consecuencia del pecado original, el Papa Inocencio III encuentra que la idea "no es tan herética como insana" 21. Los escritos populares y los tratados teológicos reflejan la convicción común de que habría existido la relación sexual, prescindiendo del pecado original, para que los hombres pudieran engendrar el número predestinado de santos 22 . En efecto, para facilitar el matrimonio entre los descendientes de Adán, tendría que haber existido un número igual de hombres y mujeres 23. Uno de los principales portavoces de la época que sigue a los Escolásticos es Tomás de Estrasburgo, que enseñó en París antes de ser elegido Prior General de los Eremitas de San Agustín. En sus escritos se combinan las perspectivas generales de Agustín con las mejores ideas de los escolásticos. Para él es inconcebible que la razón por la cual existen tantos seres humanos hoy día en el mundo sea el pecado original. La capacidad para generar descendencia es un signo de la perfección de un ser; y el hombre, con seguridad, no es menos perfecto que los animales 24. No sólo durante los años inmediatamente siguientes a la aparición del protestantismo 2S, sino cuando las energías de la contrarreforma, alcanzan su punto culminante a principios del siglo XVII, los escritores católicos son más categóricos que nunca. Un portavoz representativo de la época es Lorenzo de Brindisi, el capuchino italiano cuyos 21 Cf. Domingo Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q . 1 , a. 3 (Doual: P. Borromaus, 1613). 22 Cf. Raimundo Lulio, " B l a n q u e r n a " , Trad. E. Alllson Peers (Londres; Jarrolds, 1925), pág. 517; Alejandro de Hales, " S u m m a " , Cuest. 3, opuse. 2, q . 3, tit. 3, a. 1 , Quar. 2, 364; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 6. 23 " S . T . I " , q. 99, a. 2 ad 3. 24 " I n 2 S e n t . " , d . 20, q. I, a. I. 25 Cf. Domingo Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. I, a. 3,

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sermones y escritos, como ya hemos indicado, ganaron para él el título de Doctor de la Iglesia. Si el hombre no hubiera pecado, la naturaleza humana podría haber sido permanente en esa pareja en que por vez primera fue incorporada. Puesto que Dios los hizo eternos para que, mortales por naturaleza puede que todavía no hubieran muerto, la facultad de reproducirse no fue necesaria para preservar la especie. Y, sin embargo, todavía no habían engendrado hijos para gloria de Dios, para comunicar esa naturaleza a los muchos a quien Dios había seleccionado para gracia y gloria 26 . En este tiempo han desaparecido de la discusión teorías como la de Crisóstomo de un tipo angélico de aumento de la raza humana. Hacia finales del siglo XIX, una encíclica del Papa León XIII da expresión oficial a la convicción común de que, en el designio de Dios, hubieran pecado o no los dos primeros seres humanos, todos los demás iban a descender de ellos. Recordamos lo que todos saben y no duda nadie: que después... que Dios hubo formado al hombre... deseó darle una ayuda..., y al hacerlo así, nuestro Dios, siempre previsor, deseó que este modelo de todos los matrimonios fuera el origen natural de todos los hombres". Así, a pesar del recelo con el cual algunos cristianos eminentes han considerado al matrimonio, no es ni un pecado ni el resultado del pecado. Aunque el primer hombre y la primera mujer hubiesen vivido una vida ideal, una característica de esa vida habría sido el matrimonio. Pero los mismos cristianos que vieron esto desde el principio tenían sus propios recelos. En los primeros días de la Iglesia no encontramos el matrimonio, sino el instinto sexual derivado del pecado original. 36 27

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" E x p l a n , ¡n G e n . " i, 28, " O b r a s " , vol. 3, pág. 2 0 1 . "Arcanum Divinae S a p i e n t i a e " , AAS 12, pág. 386.

4.

"LIBIDO"

USTINO el Mártir nació en una ciudad que los colonos paganos acababan de construir en Palestina, en las cercanías del pozo en que Cristo se había detenido unos setenta años antes para hablar con la mujer samaritana. Después de estudiar filosofía, y no encontrándola satisfactoria, Justino se convirtió al cristianismo. Observando que sus compañeros creyentes podían discutir asuntos de religión con los paganos educados, abrió una escuela de filosofía e incluso dirigió dos defensas de la cristiandad al emperador Antonino Pío.

J

Con el tiempo, sus críticas de los vicios paganos le llevaron al martirio. Una de ellas es digna de atención. Contrastando las prácticas sexuales paganas con las de los cristianos, explica: O nos casamos con un solo pensamiento, tener hijos, o si evitamos el matrimonio nos conservamos castos en todo momento \ Los cristianos se "casan con un sólo pensamiento". La relación sexual, incluso en el matrimonio, parece como algo pernicioso, a menos que el motivo sean los hijos. 1

"Apolog."

I, núm. 20, PG 6, 374.

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Una generación después aparece de este modo en los escritos de Atanágoras, otro "Apologista" de la cristiandad y realmente uno de los más grandes 2 . Y a principios del siglo III, Clemente, Obispo de Alejandría y director de su famosa escuela de teología, escribe: ... el hombre que haya tomado una esposa para tener hijos también debe practicar la castidad, incluso sin buscar placer de su propia esposa, a la que debe amar, pero con un deseo honorable y moderado, no teniendo más que una intención: los hijos 3 . ¿Qué ocurre con las relaciones sexuales que parecen exigir esta evitación? Una contestación la sugiere el más relevante discípulo de Clemente, Orígenes, quien previene a las personas casadas en contra de las relaciones una vez haya concebido la esposa 4 . Esta advertencia y otras similares que se expresan hasta el siglo XV, parecen impulsadas por un interés hacia el hijo. Pues entonces se concibe progenie monstruosa, lisiada, ciega o de cualquier otro modo defectuosa, como dice Jerónimo 5. El hombre cuya autoridad se cita aquí nació en lo que ahora es la parte más septentrional de Italia. Eremita, en el desierto sirio, cuando Ambrosio llegó a ser obispo de Milán, sacerdote en Antioquía ocho años antes de la ordenación de Crisóstomo, conocido de Gregorio de Nisa, secretario del Papa Dámaso, de nuevo ermitaño en Belén, donde en el año 390 comenzó una traducción

al latín de la Biblia, cuya adopción por Occidente para la lectura privada y para la misma liturgia la convertiría en la versión común o la Vulgata, Jerónimo era un hombre al que se debía escuchar. Pero él parece interesado en algo más que el bienestar del hijo. Las mismas actividades del matrimonio, si no son modestas y tienen lugar, por decirlo así, bajo la mirada de Dios, para que la única intención sean los hijos, son concupiscencia y lujuria 6 . En otro lugar la llama profanación del templo de Dios', e incluso estos términos violentos no son tan importantes como el pasaje de su traducción del Libro de Tobías. Cuando el joven Tobías tiene miedo de casarse con Sara, porque sus siete maridos anteriores han muerto en sus noches de boda, el ángel le dice: Escúchame y te mostraré quiénes son aquellos sobre los que puede prevalecer el demonio. Son aquellos que abrazan el matrimonio de tal modo que excluyen a Dios de sí y de su mente y se entregan a su pasión, como el caballo y el mulo, que carecen de entendimiento: sobre éstos tiene potestad el demonio. Cuando tú la tomes por mujer y entres en el aposento, no te acerques a ella en tres días, y ocúpate tan sólo en hacer oración con ella... Y pasada la tercera noche recibirás a la doncella en el temor del Señor, guiado más por el deseo de tener hijos que de la pasión... *. Si esta es la palabra inspirada de Dios, no se puede pasar a la ligera. ¿Pero es la palabra de Dios?

2

"Legatio Pro C h r i s t i a n i s " , PG 6, 966. " S t r o m a t a " , llb. 3, c. 7, PG 8, 1162. " H o m . 5 in G e n . " , PG 12, 192. 5 Dionisio el Cartujo, " S e r m . 3 in Dom. 3 post N a t . " , Obras, v o l . 29, pág. 192. Cf. "De Laúd. Vita C o n j . " , a. 5, " O b r a s " , vol. 38, pág. 63. Ambrosio, "Expos. in L u c " , lib. 1 , núm. 44, PL 15, 1631 y 1632. 3

4

" C o m m . ¡n Ep. ad G a l . " , lib. 3, c. 5, 2 1 , PL 26, 443. "Adv. J o v . " , lib. 1, núm. 32, PL 26, 443. Tob. 6, 16 a 22 (Vulgata).

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El mismo Jerónimo dice que no lo cree así. Enterado de que los judíos no incluían el Libro de Tobías en su compilación oficial del Antiguo Testamento, les dijo a los obispos Cromacio y Heliodoro, quienes le habían instado a que lo tradujera: "He satisfecho vuestros deseos, mas no mi propio gusto. Lo he hecho lo mejor que he podido" 9. La última observación se refiere a un hecho que también es importante. El texto en el que había trabajado estaba en arameo. Desconfiando de sus conocimientos de este idioma, había hecho que un judío lo tradujera en voz alta al hebreo, lo cual él volvió a refundir al latín dictándoselo a un escriba. Así y todo, con tan complicado procedimiento, acabó el libro en un día. El texto que resultó de este tratamiento de un libro que no parecía merecer mayores cuidados, a menudo se ve tan intensamente influenciado por los sentimientos personales de Jerónimo, que no puede considerarse una versión fidedigna del original. El consejo citado anteriormente no se encuentra en ninguna otra versión de las palabras del ángel a Tobías. Pero esto ocurre en la única versión que la mayoría de los cristianos de Europa Occidental usarán durante mil años. Puesto que, al contrario que Jerónimo, ellos incluirán a Tobías entre los libros inspirados del Antiguo Testamento, su versión de las palabras del ángel influirán en las actitudes de ellos hacia las relaciones sexuales. Y no deja dudas de la convicción de Jerónimo, convencimiento que le une no sólo con los primeros escritores como Justino y Clemente, sino con Agustín. Sirviendo con energía como cabeza de los obispos norteafricanos, mientras Jerónimo, con quien había teni' PL 29, 23 a 26.

"LIBIDO"

do una amistad un tanto excitada, estaba trabajando en la Vulgata, Agustín se vio obligado a hablar con frecuencia del matrimonio. Sus mismos primeros años, con las tristes mezclas de desdén maniqueo, e incluso rendido a las tentaciones de la vida con una concubina, le habían dado un interés poco usual en este aspecto de la vida humana. El expresa su pensamiento con frecuencia y claridad. Para el esposo y la esposa, la virtud de la pureza consiste en desear solamente los h i j o s " . Buscar las relaciones por cualquier otro motivo es un pecado, si bien solamente un pecado venial, puesto que están casados n . Es típica su discusión del matrimonio entre los hombres y las mujeres santos de los tiempos del Antiguo Testamento. La obediencia les obligaba a casarse para que el pueblo de Dios... se propagara, puesto que aquel pueblo... era nada menos que un profeta de Cristo, e incluso de entre ellos nacería la carne de Cristo... Así, hasta las mujeres santas se sentían enardecidas, no por el deseo de las relaciones, sino con el fiel interés de los hijos. En realidad no es en modo alguno incorrecto suponer que ellos no habrían buscado las relaciones sexuales si hubieran podido tener hijos de alguna otra manera 12. Al Igual que el hombre sabio y justo (San Pablo) que anhelaba disolverse y estar con Cristo... tomaba alimento para permanecer en la carne, ya que era necesario por amor a los demás, así los hombres santos de aquellos días consideraban las relaciones 10 "Contra J u l . " , lib. 5, c. 9, PL 44, 806. Cf. "De Bono Coniuq., c. 9, PL 40, 380. 11 " O p . Imperf. Contra J u l . " , Ilb. 4, c. 29, PL 45, 1353. Cf. "Contra 2 Ep. P e l a g . " , lib. 1 , c. 16, PL 44, 565; "De Doct. C h r i s t . " , lib. 3, c. 18, PL 34, 76; " S e r m . " 5 1 , c. 13, PL 38, 345 y 346; " I b i d " 278, c. 9, PL 38, 1272. 12 " D e Bono V i d . " , cap. 6, PL 40, 435 y 436. Cf. " D e Bono C o n j . " , capítulos 17 a 19, PL 40, 386 y 389.

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sexuales con las mujeres como una obligación de la ley matrimonial 13 . Poco tiempo después de la muerte de Agustín, ocurrida en el año 430, existen signos de la misma actitud en la Iglesia de habla griega. Teodoreto, cuyos comentarios le sitúan como el último gran nombre de la escuela de eruditos bíblicos de Antioquía, recomienda freno en el matrimonio, y dice que el motivo de las relaciones no es el placer, sino los hijos 1*. Un siglo más tarde la ¡dea todavía persiste en Oriente 15. En cuanto a Occidente, después de la traducción Vulgata de Tobías y de las muchas afirmaciones de Agustín, no es difícil suponer el pensamiento de los escritores durante el siglo V I 1 6 . Lo que es notable es la consistencia con que, durante la Edad Media y el nacimiento de la cultura medieval, se repite la misma ¡dea. La relación sexual por cualquier otro motivo que no sean los hijos, es pecado, aunque solamente se peca venialmente, puesto que se trata de un matrimonio 17. 13

"De Bono C o n j . " , c. 15, PL 40, 385. "Quaest. ¡n L e v i t . " , c. 15, interr. 20, PG 80, 326. Cf. Procoplo de Gaza, " I n G e n . " , 16, I, PG 87, 350 y 351. 16 Cf. Fulgencio de Ruspe, " E p i s t . " , I, c. 3, PL 65, 305. 17 Cf. Gregorio el Grande, " R e g . P a s t . " , pars. 3, c. 27, PL 77, 101 a 103; Isidoro de Sevilla, De Eccl. Off., lib. 2, c. 20, núm. 1 1 , PL 83, 812; Joñas de Orleans, " D e Inst. L a i c " , lib. 2, c. 1 , PL 106, 167 a 170; Rábano Mauro, "Enarr. in Ep. P a u l i " , lib. 10, c. 7, PL 112, 64; Hatto de Vercelll, "Expos. in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 350; " D i c t . G r a t i a n i " , c. 32, q. 2, c. 2, c o l . 1120; Hugo de San Víctor, "De S a c " , lib. 2, pars. 1 1 , c. 3, PL 176, 482; " i b i d . " , c. 9, PL 176, 496; Walter de Mortagne, "Summa S e n t . " , opuse. 7, c. 3, PL 176, 156: Abelardo, " E t h i c a " , c. 6, PL 178, 638; " P r o b . H e l . " , 42, PL 178, 723 a 726; "Sic et N o n " , c. 310, PL 178, 1560 a 1563; Harvey de Vourg-Dieu, "Comra. in I Cor. 7 " , PL 181, 875; Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 7, c. 30, PL 186, 948; Pedro Lombardo, " S e n t . " , lib. 4, d . 3 1 . capítulos 6 a 8, PL 192, 920 y 921; Bandinus, " 4 S e n t . " , 29, PL 192, 1108; Ricardo de San Víctor, "Explíc. in C . C . " , c. 38, PL 196, 514; Pedro LeChantre, "Summa A b e l . " , citado por Schall, "obra c i t a d a " , pág. 85; Pedro de Poitiers, " S e n t . " , lib. 5, c. 15, PL 211, 1258; Alejandro de Hales, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , núm. 18; Summa II I I , Cuest. 3, opuse. 4, sec. 2, q . I, a. 4, Quar. 3, 597; 11 15

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Mil años después de la muerte de San Agustín, sus palabras todavía encuentran e c o l s . Los teólogos del siglo XVI reflejan su punto de vista 19 . Y en el catecismo editado para los sacerdotes, por orden del Concilio de Trento, se cita la traducción de Jerónimo de Tobías para mostrar la actitud apropiada en el uso del matrimonio 20. Aunque parecen ser los teólogos conservadores quienes escriben en este sentido durante el siglo XVII 2 1 , el Papa Inocencio III condena formalmente la pretensión de que no existe ningún pecado en las relaciones maritales por motivos de simple placer 23 . ¿Cuál es la visión del matrimonio que inspiró esta convicción de tantos pensadores durante tantos siglos? Justino, resuelto a mostrar a los paganos la urgencia con que precisan la nueva religión, es uno de los primeros en contestar. O nos casamos con un solo pensamiento, los hijos, o si evitamos el matrimonio nos conservamos castos en todo momento -'. " ¡ b l d . " , opuse. 5, sec. 2, q. I, tít. 3, capítulos 1 y 2. Quart. 3, 631 y sig.; Guillermo de Auvernia, " D e Virtutibus" (París: Pierre Aubouin, 1674), c. 13; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. I; Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q. I; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. 2., a. 2; " I n I Cor. 7 " , conf. I; Scoto, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. I, Glosa I, 7; Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. I, a. 4. Cf. también Josef Fuchs, " D i e Sexuaiethik des Heiligen Thomas von A q u i n " (Colonia: Verlag J . B. Bachem, 1949), pág. 88. 18 Cf. Dionisio el Cartujo, "Enarr. in P r o v . " , 5, a. 5, " O b r a s " , vol. 7, pág. 42; "Enarr. ¡n Sap. 3, a. 3, " O b r a s " , v o l . 7, pág. 472; "Enarr. in I Cor. 7 " , a. 7, " O b r a s " , v o l . 13, pág. 152; "Summa Fid. O r t h . " , lib. 4, a. 162, " O b r a s " , vol. 18, pág. 210; " S e r m . 3 in Dom. 3 post N a t . " , " O b r a s " , vol. 29, pág. 191; " L a ú d . Vita C o n j . " a. 5, " O b r a s " , vo!. 38, pág. 63. 18 Cf. Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q . 1, a. 3; d . 3 1 , q . I, a. 3; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , 15, disp. 13, pág. 263; P. Buys, S. J . , " D e "Statibus H o m i n u m " (Maguncia: J . Albinus, 1613), pág. 206. 20 "Catechismus ex Decreto Conc. T r i d . " (Padua: 1758), pars. I I , c. 8, part. 13. 21 Cf. Contenso, " o b r a c i t a d a " , IV, lib. 1 1 , pars. 4, disert. 4, c. 1, espec. I. 22 DB 1159. 23 " A p o l . " , I, 29, PG 6, 373.

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En otras palabras, los cristianos no imitan al mundo grecorromano con sus oscilaciones impulsivas que van desde un desprecio filosófico por el cuerpo hasta una licencia que permite todo en las costumbres sociales. Las relaciones sexuales, como las ven realmente los cristianos en esa cultura, no sugieren nada más que pecado. No puede ser recto abandonarse de este modo. Deben respetarse los valores personales. Debe existir una razón mejor para el matrimonio. La más evidente son los hijos. Este es seguramente el propósito de Dios. Las relaciones maritales nunca estuvieron destinadas a ser lo que considera el mundo pagano: un ejercicio del placer. Un siglo más tarde, cuando Clemente de Alejandría disuade a un marido de desear incluso a su esposa, "a quien debe amar" 24, parece que quiere decir que usar a un ser humano como un mero instrumento de satisfacción personal es lo que no está bien. Agustín tiene la misma impresión. Un marido, teniendo relaciones solamente cuando desea engendrar a un hijo, hace a su esposa el honor que se le debe 25 . Un amante de su esposa excesivamente ardiente, es un adúltero si busca el placer en ella para su propia satisfacción 2G. Estos sentimientos se repiten continuamente en los siglos que siguen -' y se insinúan en la condena que el Papa Inocencio XI hace de la afirmación de que no existe falta en las relaciones maritales por motivo de la simple satisfacción 28. Una expresión moderna de esta actitud se encuentra en una observación de Pío XII:

Algunos tienen la idea de que la felicidad en el matrimonio está en relación directa con el placer mutuo que se proporcionan en las relaciones maritales. No; la felicidad en el matrimonio está en proporción directa al respeto que se tienen el uno al otro, incluso en sus relaciones íntimas. No es que ellos consideren inmoral o miren con desdén lo que les ofrece la naturaleza y el Creador les ha dado. No obstante, este respeto, en unión de la estimación mutua que engendra, es uno de los elementos más fuertes de un amor que es de lo más tierno porque es puro'-'. Este es ciertamente un aspecto del pensamiento que impulsó aquellas recomendaciones repetidas de que los hijos deberían ser la razón para las relaciones maritales. Pero no es el único. Una observación de Orígenes de que la alcoba no es lugar adecuado para la oración 30, revela una turbación sobre la misma actividad sexual, un juicio que supone algún mal intrínseco. Aunque los cristianos de habla latina no están de acuerdo con su argumento de que proporciona simplemente cuerpos en que aprisionar las almas, parecen compartir su turbación. En los mismos días de Orígenes, ellos describen esta actividad como "tan frivola como impura" 31. A finales del siglo IV, el instinto sexual se considera como una debilidad, una enfermedad, un defecto. A los jóvenes que tratan de elegir entre el matrimonio y el celibato, se les dice: "Decide lo que prefieres, un remedio o la salud" 32. Ambrosio ordena a su pueblo: Mostradle a El a Adán, que existió antes del pecado, a Eva, que existió antes de que aspirara el ve-

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" S t r o m . " , lib. 3, c. 7, PG 8, 1162. "De Nupt. et C o n c u p . " , c. 9, PL 44, 419. "Contra J u l . " , I I , c. 7 núm. 20, PL 44, 687. =' Cf. Beda, " I n 1 P e t . " , PL 93, 55; Maestro Bandinus, " S e n t . " , lib. 4, d . 29, PL 192, 1108; Dionisio el Cartujo, "Enarr. in Ecclus. 23, a. 23, " O b r a s " , vol. 8, pág. 132. 28 DB 1159. 25

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28 Alocución a las comadronas italianas, 2 0 / 1 0 / 5 1 , AAS 43 (1951), págs. 851 a 853. 50 "De O r a t i o n e " , 3 1 , PG 1 1 , 554. 31 Tertuliano, " A d U x o r e m " , lib. 1 , 1 , CC 1 , 374. 32 "Zenon de Verona, l i b . 1 , opuse. 5, núm. 2, PL 1 1 , 302.

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neno falaz de la serpiente, antes de que fueran embaucados con sus ardides, en los días en que todavía no tenían nada de que avergonzarse. Pues bien, aunque el matrimonio es bueno, incluye algo que hace que incluso las personas casadas se sonrojen 33.

En un primer matrimonio el sacerdote debe celebrar la Misa y bendecir a la pareja. Después los mantendrá apartados de la Iglesia durante treinta días S6.

Agustín, como ya se ha indicado, estaba convencido de que el matrimonio no se deriva del pecado original. Y, sin embargo,

A finales de ese mismo siglo, San Bruno, amigo y consejero de varios Papas y el mejor erudito bíblico que existió en Italia desde el siglo VI al XII, cree que la razón de Pablo para aconsejar a los matrimonios que se abstengan a veces, es para hacerlos más puros cuando rezan " .

Siempre, desde aquel día, ha sido norma en las personas casadas... evitar la observación de los hombres durante esta actividad, admitiendo así que es vergonzosa, puesto que nadie se avergonzaría de lo que es bueno. Esto supone dos cosas: el bien de las relaciones loables, de las cuales se engendran los hijos, y el mal del apetito sexual que causa su vergüenza... En consecuencia, aquellos que usan del apetito sexual lícitamente están haciendo buen uso del mal; los que lo usan ilícitamente están haciendo mal uso del mal " . Durante los siglos siguientes, las opiniones del Este y del Oeste están de acuerdo en que incluso los hijos que resultan del trato sexual no pueden convertirlo en algo noble, pues no pueden concebirse sin la "mácula del placer carnal" 3S. Esta actitud se manifiesta todavía en el año 1000. Burchard de Worms, cuya famosa colección de leyes de la Iglesia de las primeras épocas refleja sus propias opiniones, cita a un directorio de obispos en la vecindad de Milán. 33 "Exhort. V i r g i n . " , c. 6, PL 16, 362. Cf. " D e Virg., lib. 1, c. 6, PL 16, 206. " "De Nupt. et C o n c u p . " , lib. 2, o. 2 1 , PL 44, 457. Cf. "Contra 2 Ep. P e í . " , lib. 1, c. 16, PL 44, 565. 33 Cirilo de Alejandría, " E x p l a n , in Ps. 5 0 " , 7, PG 69, 1091. Cf. Gregorio el Grande, " R e g . P a s t . " , pars. 3, c. 27, PL 77, 101 a 103.

Uno de los notables teólogos de este período es San Anselmo de Canterbury, que ingresó en la Abadía de Bec, en Normandía, seis años antes de que Guillermo el Conquistador zarpara rumbo a Inglaterra. Abad de Bec algunos años más tarde y el padre del Escolasticismo por su técnica de combinar las verdades reveladas con los descubrimientos de la filosofía, con el tiempo fue nombrado arzobispo de Canterbury por los nuevos reyes normandos de Inglaterra. En cuanto al tema que nos ocupa, él cree que fue "más limpio y más honorable el que Cristo naciera de un ser humano en lugar de hacerlo de un hombre y una mujer" 3S. Y su argumento contra el incesto se basa en el supuesto de que el trato sexual es extremadamente vergonzoso. En un buen matrimonio cristiano, el deseo de los hijos cubre, por decirlo así, esta vergüenza, pero a los miembros de la misma familia no se les dispensa, por "amor de la reproducción", a que se la inflijan mutuamente sa. Cuando la nueva ola del conocimiento alcanza su cumbre en los siglos XII y XIII, persiste el sentimiento de que, puesto que la naturaleza no se equivoca en estos 36

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" L i b . D e c " , lib. 9, c. 8, PL 140, 816. "Expos. in 1 Cor. 7 " , PL 153, 156. "Cur Deus H o m o " , lib. 2, c. 8, PL 158, 406. " D e Nupt. C o n s a n g . " , c. 6, PL 158, 560.

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asuntos, la turbación instintiva del hombre prueba que "para Dios el placer carnal es una abominación" 4 °. Con el declive gradual de la teología durante el siglo XIV, la mayoría de los escritores repiten simplemente las afirmaciones de aquellos que les han precedido 4I . San Antonino, el arzobispo de Florencia, cuyos Resúmenes de teología dogmática y moral siguieron siendo populares después de su muerte, ocurrida en el año 1459, observa, que durante los cuarenta días posteriores al nacimiento de un hijo, tanto el marido como la esposa están excusados de asistir a la iglesia " . La misma actitud general se manifiesta en el siglo XVI " . Alfonso Salmerón, un jesuíta español que fue uno de los teólogos papales en el Concilio de Trento, repite los comentarios de Agustín sobre la "procreación que habría tenido lugar de un modo mucho más honorable si hubiera sido sin el trato sexual" " . Y el hecho que parece influir más en su actitud es la turbación innata. Un hombre que no la siente es más bajo que una bestia. He aquí que, siendo la naturaleza su guía, Adán desapareció entre las hojas de la higuera y Dios le entregó vestiduras de piel. Así, entre los filósofos, los absurdos cínicos..., aunque en apariencia hayan tenido una razón para estimular la modestia (el hecho de que nada natural parecería merecer la vergüenza), todavía no pueden ser excusados en modo alguno, pues son refutados por la misma naturaleza que, sin palabras, incluso los censura. Esta predicación de la naturaleza afecta •"> Guillermo de Auvernla, "De Sec. M a t . " , c. 3; cf. " i b i d . " , c. 7; Ruperto de Deutz. " D e Trin. et Op. E i u s " , En Gen., Ilb. 2, c. 40, PL 167, 286; Pedro Le Mangeur, "Hist. S c h o l . " , lib. Gen., 20, PL 198, 1072. 41 Cf. Pedro de la Palu, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 2, a. 1 (Venecla: 1493). 12 "Summa. Sac. T h e o l . " , pars. 3, tít. 1, c. 20. « Cf. Cayetano, " I n G e n . " , 3. 7. " "Obra c i t a d a " , 3, opuse. 29, pág. 225.

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a todos los hombres. Tan pronto como los niños tienen uso de razón sienten la censura de la turbación " . Parece evidente que este gran número de escritores sienten la presencia del mal, no sólo en un uso egoísta del matrimonio, sino absolutamente en cualquier uso. Hemos visto que existió un sentimiento similar antes del cristianismo, fuera de él, e incluso en oposición al mismo. Es excesivo esperar que este contexto cultural no guarde en absoluto ninguna relación con lo que han dicho los escritores cristianos acerca del matrimonio. En realidad el Evangelio muestra una actitud positiva hacia el sexo que es típica del Antiguo Testamento, y San Pablo previene a su rebaño en contra de la mentalidad que producirá a los gnósticos y a los maniqueos. Pero Pablo, que estaba orgulloso de haberse sentado a los pies de Gamaliel y que se describe así mismo como más fervoroso por la ley de los fariseos, vino a la revelación de Cristo con una base del Antiguo Testamento. Los escritores cristianos posteriores no lo hicieron así. Una vez que la Iglesia salió de Palestina, todo el pensamiento y la predicación tuvo lugar en una antigua cultura pagana que exigía brutalmente su placer y que, sin embargo, sentía un profundo recelo y desprecio por todo este aspecto de la vida humana. Si un siglo tras otro los cristianos incluso abandonaron la Iglesia por las sectas cuyo rigorismo les resultaba más análogo, difícilmente puede ser que los que se quedaron en ella fueran indefinidos por naturaleza cuando preguntaban qué es lo que dijo la revelación sobre el matrimonio. Y, no obstante, las razones que dan de su convencimiento proceden de la revelación. En el tercer capítulo del Génesis, Adán y Eva, después de comer la fruta prohibida, están avergonzados de su desnudez 44 . Algunos de los Padres griegos llegan a la conclusión de que el matrimonio se deriva del pecado original. Agustín lo niega, pero ve una relación entre los dos: 45 " I b i d . " , 5, opuse. 8, pág. 45. Cf. Lorenzo de Brindisi, " E x p l a n . In G e n . " 2, 25, " O b r a s " , v o l . 3, pág. 248. «6 Gen. 3, 7.

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"Creced y multiplicaos y llenad la tierra." Aunque parece que esto no puede ocurrir sin el trato sexual entre el hombre y la mujer... podemos decir, no obstante, que en los cuerpos inmortales podría haber existido otro proceso en el cual, por la mera emoción de la caridad piadosa, sin ninguna concupiscencia, ese signo de la corrupción, habrían nacido los hijos ". ¿Pues quién niega que habría existido trato sexual incluso aunque no lo hubiera precedido ningún pecado? Pero habría tenido lugar con los órganos generativos movidos por la voluntad, como los demás miembros, no excitados por el instinto sexual o, si insistes, por el mismo instinto sexual, pero no como ahora, sino sujetos a la dirección de la voluntad " . La confirmación a esto la encuentra en el hecho de que incluso ahora existen casos en que la voluntad tiene un extraordinario control sobre el cuerpo. Algunos hombres pueden hacer que se muevan sus orejas. Otros pueden soportar el fuego sin vacilar *'.

rebelión, están todos reunidos en el mismo, porque él ve una unidad entre ellos. Más allá de toda duda, la naturaleza humana está avergonzada de esta libido y merecidamente avergonzada. Pues en su desobediencia, que ha sometido a los órganos genitales del cuerpo sólo a sus impulsos y los ha arrebatado del poder de la voluntad, se evidencia totalmente que el castigo del hombre es por esa primera desobediencia. Fue más importante que apareciera en la parte que genera a la naturaleza, que fue cambiada en detrimento por ese pecado primero y terrible 21 . Adán y Eva nunca se avergonzaron de su pecado porque no habían tenido ninguna experiencia semejante por la que avergonzarse". En verdad, la libido es una enfermedad, no un pecado. Esa enfermedad, no obstante, es el castigo del pecado; y la naturaleza humana no puede existir sin él, ya que no ha recobrado enteramente la salud " .

Ningún calor turbulento excitaría aquellas partes del cuerpo. Un control libre haría uso de ellos cuando fuera necesario... No como un grito de pena, sino como el impulso de un proceso acabado que libera los órganos femeninos para dar a luz un hijo; así no existirían los anhelos de la libido, sino un acto de voluntad que uniría a los sexos para concebirlos 50.

Tener relaciones por cualquier motivo que no sean los hijos sería una rendición a esta licencia, y por lo tanto un pecado " . Pues la libido, el instinto sexual como existe hoy en día, es un grito perenne de rebelión de la naturaleza herida, un recuerdo de nuestra procedencia y un estímulo para desear el nuevo amor que conoceremos en esa vida donde ya no existe la muerte ni la corrupción " .

El término latino libido es la clave de su pensamiento. El instinto sexual, el placer sexual y una tendencia a la

No es la propagación, sino el placer sexual, el que transmite el pecado a las generaciones que se suceden 56.

" " D e Gen. ad L l t . " , lib. 3, c. 2 1 . Cf. "Contra 2 Ep. P e í . " , lib. 1 C. 5, PL 44, 555; " I b i d . " , PL 44, 565 y 566. 48 Contra J u l . , Ilb. 4, c. 1 1 , PL 44, 765. Cf. "Contra 2 Ep. Peí " lib. 1, c. 17, PL 44, 566. ' ' *• " D e Civ. D e l . " , lib. 14, c. 24, PL 4 1 , 433 (CC 48, 448). 50 " I b i d . " , c. 26, PL 4 1 , 434 (CC 48, 449).

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51 " I b i d . " , c. 20, PL 4 1 , 428 (CC 48, 443). Cf. " i b i d . " , capítulos 17, 18, 23, PL 4 1 , 425 a 431. 52 "De Nupt. et C o n c u p . " , lib. 1, c. 5, PL 44, 417. ss "Contra J u l . " , lib. 4, c. 10, PL 44, 765. Cf. " O p . Imperf. Contra J u l . " , lib. 5, c. 24, PL 45, 1461. 54 " D e Nupt. et C o n c u p . " , lib. 1 , c. 14, PL 44, 423. 55 " S e r m . 5 1 " , c. 15, PL 38, 348. 56 Fulgencio de Ruspe, " D e Flde ad P e t r . " , c. 2, núm. 16, PL 65, 608.

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Porque el primer hombre, al pecar, descendió del estado de virtud a la ruina y legó el castigo del pecado a sus hijos. Pues el apetito sexual es el castigo del pecado y está tan unido a las raíces del pecado que no se engendra a nadie en el mundo sin su a c t u a c i ó n " . La nueva era que comienza en el año 800 después de Cristo con la coronación de Carlomagno, no trae cambios para este punto de vista sobre el matrimonio. Halitgar, el obispo de Cambrai y un espíritu conmovedor entre los reformadores de la Iglesia en Francia, declara que no existiría ningún placer en las relaciones sexuales a no ser por el pecado original 5 8 . Una carta apócrifa del Papa Gregorio el Grande a San Agustín de Canterbury, la cual recibirá considerable atención de los teólogos posteriores, llama al placer sexual "pecado", o sea el efecto del pecado original, y prohibe que los matrimonios que los procuren por cualquier otra razón que no sea la de los hijos acudan a la Iglesia durante algún tiempo 5". Lo que sugiere la turbación del hombre se aclara más allá de toda duda, creen ellos, en la Escritura. El instinto sexual guarda una relación directa con la rebelión contra Dios 60. Pues si el hombre no hubiese pecado, nunca habría sido incitado por el ardor del placer. Al igual que volvemos los ojos de aquí para allá..., así habríamos usado los órganos genitales, no para el placer, sino para engendrar los hijos 61. Cuando la ciencia de la teología comienza a asumir una mayor precisión durante el siglo XII, Roberto, el polemís" Gregorio el Grande, " I n 7 Pen. P s . " , Sal. 4, 7, PL 79, 586. "Liber P o e n i t . " , c. 1 1 , PL 105, 668. =8 Sal-Greg. M., " E p i s t . " , lib. 1 1 , ind. 4, eplst. 64, PL 77, 1196 y 1197. 60 Angelomus Luxov., " C o m m . ¡n G e n . " , 2, 25, PL 115, 135. 61 Remigio de Auxerre, " C o m m . in G e n . " , 2, 25, PL 131, 63.

tico abad del monasterio de Deutz, cerca de Colonia, independiente, pero usualmente más atrevido en estilo que en contenido, presenta este punto de vista con más detalle. Cuando El dijo a los demás animales: "Creced y multiplicaos...", ellos no entendieron lo que Dios deseaba, ni comprendieron que cualquier generación entre ellos podría propagarse por la mezcla del macho y de la hembra. Por esta razón tuvieron que recibir un instigador: el anhelo ardiente de sus carnes... Pero el hombre es racional y así, si hubiera amado a su Creador, y hubiese estado dispuesto a levantar su casa con la caridad debida a El, no hubiera precisado de ningún otro estímulo. Como un ciudadanosoldado instruido y prudente, habría proporcionado nuevos ciudadanos para la nación celestial y habría dedicado el servicio de su carne a esta tarea, con el mismo sentido del deber con el cual el sacerdote o el prelado hacen uso de su lengua o de su voz para dar a aquellos que nacen en pecado a este mundo un nuevo nacimiento bueno para Dios... Así, el Dios vengador hizo lo que debía al alzarse contra el que deliberadamente se rebeló, lanzando las armas del instinto sexual de las bestias a este su adversario para que, sojuzgado y encadenado como un esclavo, engendrara hijos en castigo y vergüenza, cuando podía haberlos engendrado para Dios en honor y en las delicias de la caridad 63. Otros están de acuerdo con este análisis. Si algo en la carne es una corrupción debida al pecado, puede conocerse por su efecto, al igual que sabemos que existe un defecto en una cuba por el hecho de que el vino esté agrio B3. Un centro del renacimiento de la ciencia que progresivamente se hizo más digno de atención a medida que

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03 " D e Trin. et O p . " , En Gen., lib. 2, c. 9, PL 167, 254 y 255. Cf. " C o m m . in J o a n n . " , lib. 2, PL 169, 275. 63 Otto de Lucca, "Summa S e n t . " , c. 33, PL 171, 1136; cf. Honorio de Autun. " E l u c i d a r i u m " , lib. 1 , núm. 14, PL 172, 1118.

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tivo habría sido mayor que en la condición actual... Sin embargo, no es así en relación con el placer carnal, sino justamente lo opuesto " . Está más de acuerdo con las palabras de Agustín y con la evidencia presentada a la razón humana de que ... habría existido algún placer, pero moderado y medido por lo que exigía la rectitud del hombre. Por lo tanto, no fue tan grande como en la actualidad. Pues ahora, porque ese poder ha ido más allá de la regla de la razón..., sueltas sus riendas, se lanza hacia el objeto del placer que se le presenta con todo su empuje y fortaleza, no a causa de la intensidad del poder que lo mueve, sino por la debilidad del poder que lo mantiene refrenado " .

avanzó el siglo fue la parroquia de San Víctor de París. Su escuela se hizo pronto famosa mucho más allá de la ciudad, especialmente gracias a Hugo de San Víctor, un profesor que en el momento de su muerte, en el año 1411, además de teólogo, se le llamaba santo. La idea de este período está bien expresada en su descripción del instinto sexual. Por amor de Dios, y para que el hombre pudiera sobrevivir, ha sido dispuesto que otras partes del cuerpo estén quietas o se muevan a impulsos de la razón. Pero como un signo de la transgresión, existe una parte que no obedece a la razón. Me refiero a los órganos generativos. El motivo es que toda la propagación de la raza humana tenía que pasar por esa parte. Escrito sobre ella, como sobre una entrada, está el signo de la desobediencia de los padres: la desobediencia impuesta en los miembros " . Cuando la corriente cultural alcanza su punto máximo con la llegada de los escolásticos en el siglo XIII, Alejandro de Hales, un profesor seglar inglés de la nueva Universidad de París, que se hizo franciscano y fue uno de sus teólogos más influyentes, pregunta si habría existido tal cosa como el placer sexual a no ser por el pecado original. Su contestación es: El placer es de dos clases: carnal, o el placer de la carne, y espiritual, o el placer del alma. Existe mayor placer (y es espiritual)... en las obras de virtud, o en aquellas que tienen lugar bajo el impulso de la virtud, que en las obras del pecado, o aquellas que suceden bajo el impulso del pecado. Y así puede aceptarse fácilmente que el placer del espíritu en la unión del varón y la hembra en el estado primi-

Así explica él la costumbre observada en la carta erróneamente atribuida al Papa Gregorio, de prohibir a los maridos y a sus esposas que hubieran tenido relaciones recientes la entrada en la Iglesia. Esto no es causa de cualquier pecado, sino por cierta falta de limpieza corporal o carnal contraída en el trato sexual " . Supone, evidentemente, que el tener relaciones maritales simplemente en respuesta a este impulso sería un pecado. No se deduce que, si es algo natural, no deba clasificarse como pecado. Procede de una naturaleza que está corrompida 68. En el año 1252, siete años después de la muerte de Alejandro, la Universidad de París se conmovió a causa 63

" S u m m a . " , Preg. 4, opuse. 3, q. 2, c. 2, ad. 2 y 3, Quar. 2,

703. 06

" "Adnot. in G e n . " , 3, PL 175, 42. Cf. " D e S a c " , l i b . 1 , pars. 8, PL 176, 317 y 318; Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 2, c. 25, PL 186, 753; Pedro Lombardo, " S e n t . " , Mb. 2, d . 20; Pedro LeMangeur, " H i s t . S c h o l . " , lib. Gen., c. 22, PL 198, 1073.

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" I b i d . " , Quar. 2, 702. 67 " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , núm. 19, Quar. 1 , 503. Cf. " S u m m a " , II I I , Preg. 3, opuse. 5, sec. 2, q . I, tlt. 3, c. 2 y 3, Quar. 3, 635. 68 " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , núm. 17, Quar. 1 , 502.

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de un joven dominico de Aquino, en la Italia meridional, quien, de acuerdo con las exigencias para la obtención de un doctorado en teología, estaba comenzando a disertar sobre la Biblia. La conmoción que causó el Maestro Tomás ha durado hasta nuestros días. Nunca un solo teólogo, desde su tiempo, ha tenido tal influencia sobre el pensamiento católico. Aunque murió antes de llegar al final del capítulo dedicado al matrimonio en su obra maestra, la Summa Theologica, sus alusiones al mismo en otros capítulos tienen el mismo carácter que sus primeros escritos, y en éstos se acerca a San Agustín. La relación marital no es pecado en sí m i s m a " , pero, como indica la turbación del hombre 70, esto no es verdaderamente libido, un término que designa al "placer venéreo..., como dice Agustín" " . Este rasgo de la naturaleza caída del hombre no es como su apetito de alimento que, aunque igualmente corrompido por la caída de Adán, no está infectado además, puesto que no transmite el pecado original. El poder generativo, que lo transmite, está tan corrompido como infectado " . El amigo y colega de profesorado de Aquino en París fue un franciscano italiano que había tomado el nombre de Buenaventura. Ministro General de su Orden, cardenal, con el tiempo un santo canonizado, dominó la época en unión de Aquino. Insistiendo, al igual que los demás franciscanos, que el placer sexual no ha sido disminuido, sino más bien ocasionado por el pecado original 7S , está de acuerdo con su amigo Tomás en que 69

"ln "S. a. 1 1 . " "S. « "ln " "ln 70

4 S e n t . " , d . 26, q . 1, a. 3 ad 3. T . " 1, q. 98, a. 2. Cf. Alberto el Grande, " l n 4 Sent " d ?fi ' ' ' ' T . " II I I , q. 153, a. 1 ad 3. 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. 1 ad 1. 2 S e n t . " , d . 20, a. I, q . 2.

Algunos se han equivocado al decir que en el acto de la generación no existe ninguna falta a menos que haya algún exceso, al igual que en el acto de la nutrición'". De este modo los escolásticos describen el instinto sexual con los términos y en el espíritu de A g u s t í n " . Cuando comienza un período de declive, otros se conforman con repetirlos 76, y aparecen pocos cambios hasta el tiempo del Concilio de Trento " . Este convencimiento de que el instinto sexual es producto del pecado y se ha convertido en algo malo esta asociación, parece condenar al matrimonio de modo casi tan efectivo como las pretensiones de gnósticos y de los cataros. Agustín conoce todo esto.

un por un los

También escribí dos libros al ¡lustre conde Valerio después de enterarme de que los pelagianos le habían escrito una u otra cosa acerca de mi pretensión de que yo condenaba el matrimonio porque lo asociaba con el pecado original. El título de estos libros es Matrimonio y concupiscencia. Yo defendía la bondad del matrimonio para que no se pensara que la concupiscencia de la carne y que la ley de los miembros que se rebelan contra la ley de la mente, era un vicio inherente en él cuando, realmente, la castidad matrimonial pone al pecaminoso apetito sexual en buen uso para tener hijos". ' " " l n 4 S e n t . " , d . 26, a. 2, q . 1. " Cf. Buenaventura, ' Q. D. de Perf. E v a n g . " , q. 3, a. 1 , ad 7, 9, 15, Quar. 5, pág. 109; Scoto, " R e p o r t . " , lib. 4, d . 26, q . 1 , escol. 7; " ¡ b i d . " , d. 32, q. I, escol. 2. 76 Cf. Tomás de Estrasburgo, " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 1 , a. 2. " Cf. San Antonino, "Summa Moralis" (Florencia: P. Vivianl, 1741), I, tlt. 1 1 , c. 1, núm. 4; Dionisio el Cartujo, "Summa Fide O r t h . " , lib. 4, a. 162, " O b r a s " , v o l . 18, pág. 209; "Enarr. in G e n . " , 3, a. 24, " O b r a s " , v o l . 1 , pág. 99; "Enarr. in L u c " , I. a. 2, " O b r a s " , v o l . 1 1 , pág. 382; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , 5, opuse. 9, 50; Soto, " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. I, a. 2 ad 3; " ¡ b i d . " , d . 26, q . I, a. 3. 78 "Retract., lib. 2, c. 53, PL 32, 651.

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De este modo, él atrae la atención hacia la característica central de esta opinión sobre el matrimonio. La incontinencia es pecado, pero no se deduce que el matrimonio también lo sea; o que el acto por el cual el incontinente tiene trato sexual no es algo bueno. No; este bien no debe censurarse a causa de aquel mal. Mejor dicho, porque a causa de este bien, aquel mal se hace inofensivo. Pues el bien que posee el matrimonio y el que hace que el matrimonio sea bueno nunca puede ser un pecado. Ahora bien, esta bondad es triple: fidelidad, descendencia y la promesa sagrada. En la fidelidad, el primer interés es que no exista ninguna relación con otro hombre o mujer fuera de la unión matrimonial; en la descendencia, que sean recibidos con amor, criados con afecto, educados en la religión; en la promesa sagrada, que el matrimonio no se separe y que el esposo o la esposa abandonado no se una a otro por razón de los hijos. Esta es, por decirlo así, la regla del matrimonio. Por ella se estimula la fertilidad de la raza humana, o se refrena la ruindad del incontinente " . Los tres epígrafes de Agustín para el bien que existe en el matrimonio son adoptados inmediatamente por los escritores posteriores; y su explicación del sentido en el cual el matrimonio es bueno, se convierte en la opinión aceptada a principios de la Edad Media.

"LIBIDO"

Pero a medida que comienza el movimiento de una forma de pensamiento más independiente, que llegará a su punto culminante en el siglo XIII, los escritores comienzan a detectar ciertos fallos en esta imagen del matrimonio. El trato sexual de este tipo no tiene y no puede tener lugar, Incluso entre los justos, sin un placer desordenado que es un pecado y el efecto del pecado original. Lo que dice Agustín, que las relaciones por amor de los hijos no son censurables y son verdaderamente las únicas relaciones maritales, parecen contradecir esto. Solución; las relaciones de este último tipo, aunque son pecado, no se censuran; ni lo es el que tiene relaciones con su esposa, pues sólo este motivo necesita cualquier satisfacción " . Alano de Lila, un monje que la orden cisterciense recién formada, que no sólo publicó poemas y prosa, sino que enseñó teología en París y desempeñó un papel importante en la lucha contra los cataros, encuentra que el mal inherente del instinto sexual prueba realmente la bondad del matrimonio.

Porque los seres humanos, por su transgresión, incurrieron en la concuspiscencía carnal, sin la cual el hombre y la mujer no pueden tener trato sexual, ese acto que ha llegado a ser malo y reprensible a menos que sea excusado por los bienes del matrimonio 8".

¡Oh, qué grande es la dignidad del matrimonio! Tuvo su principio en el Paraíso. Elimina el vicio del incontinente. Contiene en sí mismo el símbolo de algo celestial. Preserva la fidelidad de lecho conyugal. Une firmemente a los esposos en una sociedad conjunta para determinar sus vidas. Libera a su descendencia de la Infamia. Excusa la falta del trato carnal. En este estado se salvaron los patriarcas. En este mismo estado fueron llamados los Apóstoles. ¡Oh, qué grande es el poder de este sacramento! 83.

" " D e Gen. ad L i t . " , Mb. 9, c. 7, PL 34, 397 Cf. " D e Pecc. Mer. et R e m . " , lib. 1, c. 29, PL 44, 141; "Contra J u l . " , lib. 3, c. 2 1 , PL 44, 725; " O p . Imperf. Contra J u l . " , lib. 2, c. 45, PL 45, 1161. 80 Walter de Mortagne, "Summa S e n t . " , opuso. 7, c. 2, PL 176, 155. Cf. Tomás de Citeaux, " C o m m . ¡n C . C . " , lib. 3, PL 106, 158.

" Autor desconocido, "Allegoriae ¡n N . T . " , lib. 7, PL 175, 910. Cf. Hugo de San Víctor, "De S a o . " , lib. 2, pars. 1 1 , c. 7, PL 176, 494. 82 "Contra Haereticos", lib. 1 , c. 64, PL 210, 366. 83 "Summa de Arte P r a e d . " , c. 45, PL 210, 193. Cf. "Contra H a e r . " , Mb. 1 , c. 65, PL 210, 369.

94

95

"LIBIDO"

EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

Cuando comienza el siglo XIII, la conclusión que aqui está implícita se afirma de un modo más explícito. Si las relaciones sexuales no son pecaminosas cuando se compensan con los tres bienes del matrimonio, deben ser incluso meritorias *4. Guillermo de Auvernia, aunque no siguió exclusivamente ninguna escuela del pensamiento y no tenía ninguna orden religiosa para propagar sus ¡deas, consiguió tal renombre en la Universidad de París que fue nombrado arzobispo de esa ciudad. Además de los astrólogos y de los filósofos árabes que atrajeron constantemente su atención, los cataros le hicieron pensar en la teología del matrimonio. Aunque admite la presencia de algún mal inherente en el instinto sexual, muestra el modo en que ellos han seguido este hecho hasta alcanzar una conclusión errónea. Ese consentimiento, aun cuando se dé en razón del placer sexual, es no obstante un consentimiento al matrimonio, no fornicación ni injuria; pues él consiente no sólo en el placer sexual, sino en todas las responsabilidades que impone el matrimonio ss. Pero su colega franciscano de la Universidad, Alejandro de Hales, declara el supuesto que fundamenta estas pretensiones de que el matrimonio es bueno: El poder generativo tiene una corrupción mayor que los otros. A causa de ello, el mismo trato sexual es malo si no se añaden las circunstancias apropiadas; al igual que es obvio que el acto de jurar es malo por falta de la circunstancia apropiada, como cuando una persona jura sin necesidad "". " 85

Cf. Pedro de Poltiers, " S e n t . " , lib. 5, c. 15, PL 211, 1258. "Obra c i t a d a " , t o m . 1, pág. 519, citada por G. Le Bras, DTC 9,

2198. 86 " S u m i r á " , II I I , P. 3, opuso. 4, seo. 2, q. 1 , tít. 7, art. 1, Quar. 3, pág. 594.

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Buenaventura, el más famoso de esta escuela franciscana, declara su opinión lisa y llanamente: Si no fuera por ese remedio que es el matrimonio existiría desorden, no sólo en los sentimientos, sino también en la razón, y así sería siempre pecado... El acto generativo es un pecado a menos que esté dispensado " . Insiste en que no es el matrimonio el que es malo, sino el desorden... Gracias a los tres bienes del matrimonio, hijos, fidelidad y la promesa sagrada, una pareja que tiene relaciones por el motivo apropiado no está rindiéndose a él. En efecto, lo están remediando. Pero una persona cuyo motivo es el placer, realmente no tiene relaciones maritales, y de este modo no puede encontrar el remedio. En realidad aumenta el desorden 88 . Su amigo y colega en el profesorado, Aquino, cuya influencia en el pensamiento posterior sería incluso más grande, observa que un acto se hace bueno, bien por la virtud que lo impulsa, bien por las circunstancias que plasman su forma característica. Y los tres bienes del matrimonio son para el trato sexual lo que las circunstancias pueden ser para otro acto. A causa de ellos se convierte en un acto de virtud " . Así, él incluye las relaciones maritales entre la clase de cosas que son útiles; y Una cosa útil (tal como conseguir dinero) solamente es buena en sí en el grado en que se relacione con algo honorable. Por lo tanto, por esa misma razón, no es bastante para un acto de virtud que su causa «

" l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q . I. " I b l d . " , q. 3 ad 5; of. d . 3 1 , a. 1 , q . 2; " C o m m . ¡n L u c . " 17. 27, Quar. 7, pág 4 4 1 . 88 " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. I ad 4. 88

97 7

EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

sea algún placer. Debe desembocar en algo moralmente bueno"". No sólo los demás Escolásticos, sino los teólogos del período comprendido entre la Edad Media y la aparición del Protestantismo, reflejan este punto de v i s t a " . San Antonino, el moralista del siglo XV y Obispo de Florencia, al que hemos aludido, lo usa para explicar la turbación natural del hombre acerca del trato sexual. La turbación se deriva no sólo de la vergüenza vinculada a la falta, sino también de cualquier cosa que tenga apariencia de falta. Y tal es el acto del matrimonio. En apariencia es de la misma naturaleza que el acto de la fornicación, pero está dispensado a causa de los bienes del matrimonio °2. También sugiere una razón más ponderada para esta turbación: Ese instigador del placer sensual que se llama estímulo tiene simplemente la función de una ley en otros animales... Pero en el hombre no tiene la función de una ley. En realidad, es una desviación de la ley de la razón 93.

"LIBIDO'

Aunque no se lo ha enseñado ningún otro ser humano... una persona se ve forzada a sonrojarse... Pues le parece que está expuesta a la bajeza y pecado que yacen escondidos en estos miembros " . Las palabras son reminiscencias de Agustín y, sin embargo, el punto de vista de estos teólogos no es realmente igual al suyo. Parece ser que desde los primeros tiempos de la Iglesia existieron tendencias encontradas de opinión. No obstante, antes de examinarlas, puede que resulte inútil recordar las características salientes de esta opinión que hemos visto expresada durante más de mil años después de la muerte de Agustín. El trato sexual se permite entre el marido y la esposa porque los tres bienes del matrimonio, fidelidad, descendencia y la promesa sagrada, le dan una cualidad característica que lo hace moralmente bueno. Pero no es bueno en sí mismo; es bueno solamente en este marco. El instinto sexual es un efecto del pecado original y está indeleblemente manchado por su origen. El permitir que tal fuerza pecaminosa se exprese, sería perpetuar la rebelión primitiva. El trato sexual necesita alguna excusa. El placer que entraña puede tolerarse, pero nunca podrá ser deseado.

Esta opinión interesa a los teólogos del siglo XVI. A principios del siglo siguiente, Lorenzo de Brindisi resume el pensamiento de los que le han precedido: 99

" I b i d . " , a. 3. 91 Cf. Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 1 1 ; Scoto, " O x . " , d. 3 1 , q. I, d . 26, q. I; " R e p o r t . " , lib. 4, d . 3 1 , q. I, escol. I; Pedro de la Palu, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. 2, a. I; d . 3 1 , q . I, a. I y 2; Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d. 3 1 , q. I, a. 2; Capreolus, "Defensiones Theologicae D.T. A q u i n i " (Tours: Alfred Cattier, 1906), " I n 4 S e n t . " , ds. 30, a 32, q. I. a. I, a. 3 ad 1, 2. 92 "Summa Sao. T h e o l . " , I I I , tít. 1, c. 20, números 12 y 13. Cf. Dionisio el Cartujo, "Enarr. in Ps. 5 0 " , a. 93, " O b r a s " , 6, 43; "Enarr. in I Cor. 7 " , a. 7. " O b r a s " , 13, 152; "Summa Fid. O r t h . " , lib. 4, a. 162, " O b r a s " , 18, 209; a. 171, " O b r a s " , 18, 215. 93 " | b i d " .

98

94 " E x p l a n , in G e n . " , 2, 25, " O b r a s " , vol. 3, pág. 248. Cf. Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. I, 3; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , 5, opuse. 9, 50; 6, opuse. 6, 33; Buys, "obra c i t a d a " , pág. 210; " C a techismus Concil. T r i d . " , I I , 8, 23; Sánchez, "De Sac. M a t . " , (Venecia: B. Milochus, 1672), lib. 2, disp. 29, q . I; Leonardo Lessius, "Praelectlones Theol. Posthumae" (Lovaina: C. Coenestenius, 1645), Prael. de Sac. Mat., c. 5, nota.; Christian Pesch, S. J . , "Praelectiones Dogmaticae" (Firburgo: Herder, 1900), segunda edición, tomo 7, pág. 313.

99

5. EL INSTINTO DE LOS CREYENTES L mismo Agustín hace alusión a un hecho significativo sobre estas normas de conducta. Existen católicos que encuentran que es más fácil no casarse que vivir de acuerdo con ellas'.

E

San Fulgencio, Obispo de Ruspe en la costa del norte de África, que aunque nació un siglo después que Agustín se convirtió en su discípulo más ardiente, hace una declaración más absoluta. Si alguien, decidido a las buenas obras, ha mantenido tal moderación en el trato sexual con su esposa que ha tenido relaciones con ella solamente para tener hijos, ese hombre indudablemente merece un gran elogio, si es que alguien es capaz de observar tal conducta en esta época nuestra'. Esta puede ser una señal de desaliento de un obispo cuyo territorio es un continuo cataclismo por las luchas con los vándalos y los arríanos. Pero él hace la declaración. Al parecer, existen motivos para manifestar que muy pocos de los católicos casados, si es que alguno lo hace, están viviendo de acuerdo con las reglas que exige

I

1 2

" D e Bono C o n j u g . " , núm. 15, PL 40, 384. " E p i s t . " , I., Cap. 4, PL 65, 306.

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una teología como la de Agustín. Y en las postrimerías de este siglo de lucha, el Papa Gregorio el Grande, cuyas obras serían la Biblia de la teología moral para la Edad Media, llega tan lejos que declara que los matrimonios siempre pecan cuando tienen trato sexual. La razón no es "que se hace algo ¡lícito", sino que "lo que es lícito no se mantiene dentro del límite de la moderación" 3. En los años de decadencia de ia cultura romana y cuando se penetra en la Edad Media, es decir, durante el período en que el mayor interés consiste en preservar y repetir las enseñanzas de los Padres, se suceden continuamente los escritores que admiten que muy pocos matrimonios están poniendo en práctica los principios de Agustín, si es que se puede encontrar a alguno que lo haga de este modo. Cuando decimos esto no pensamos que el matrimonio es pecado. Pero ya que el trato sexual legítimo de los casados no puede tener lugar sin el placer de la carne, ellos deben abstenerse de entrar en el lugar sagrado, porque el placer no puede existir sin pecado 4. Halitgar, que, como Obispo de Cambrai, es uno de los principales reformadores de la Iglesia en el nuevo Imperio de Carlomagno, no es más optimista sobre la práctica de los católicos francos. Aunque el uso del matrimonio es legítimo en sí, existen siempre pecados de exceso 5. Cuando comienza a surgir una nueva edad del conocimiento, la opinión parece incluso más extendida. Un es3

" R e g . P a s t . " , I I I , 27, PL 77, 102. 4 Ps. Greg. M., " E p i s t . " , lib. 1 1 , Sum. 4, epfs. 64, PL 77, 1196 y 1197. Cf. Isidoro de Sevilla, " D e Eccl. O f f . " , lib. 2, o. 20, número 10, PL 83, 812. 5 " L i b . P a e n i t . " . lib. 1 , c. 17, PL 105, 668 y 669.

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tudio de los teólogos del siglo XII mostrará por qué uno de ellos puede decir: Más convincente y estimada es la opinión de que el trato sexual no puede completarse sin pecado e. Un libro de texto típico de este período es el de las Sentencias, de Roberto Pulleyn. El autor, además de ayudar a que se desarrollara Oxford, consiguió tal renombre en París que San Bernardo buscó su consejo para uno de sus monjes que se había convertido en el Papa Eugenio III. Según Pulleyn, Existen algunas acciones que son fáciles de completar sin falta, tales como sentarse o pasear; y algunas que se encuentran protegidas del pecado, pero no con facilidad, como comer o hablar. Algunas, sin embargo, no ocurren sin falta. Un ejemplo es el trato sexual'. El libro de Sentencias, que llegó a ser el libro de texto normal, es el que apareció en el año 1150 bajo la dirección de Pedro Lombardo. En uno de sus capítulos sobre el matrimonio se le dice al estudiante: Apenas puede encontrarse alguna persona hoy en día, entre los que experimentan el trato sexual, que no busque las relaciones de vez en cuando por otro motivo diferente al de los hijos". En el siglo siguiente, hay tantos convencidos de que los matrimonios raramente evitan pecar durante las rela8 Erlangen, citado por G. Le Bras, DTC 9, 2177. Cf. Ruperto de Deutz. " D e Trim. et O p . " , lib. 3, c. 1 1 , PL 167, 297; Walter de Mortagne, "Summa S e n t . " , opuse. 7, c. 3, PL 176, 157; Hugo de San Víctor, " D e Sac. M a t . " , PL 176, 316. 7 " S e n t . " , lib. 7, c. 3 1 , PL 186, 949. » " S e n t . " , lib. 4, d . 3 1 , c. 8.

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.••

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ciones *, si es que lo hacen alguna vez, que Alejandro de Hales trata de reconciliar esta convicción con otra ampliamente extendida. Algunos están convencidos de que cada acto sexual supone un pecado venial y, sin embargo, que uno de ellos todavía es meritorio, al igual que la predicación, cuando se insinúa la vanidad, puede ser meritoria. Otros, no obstante, explican la frase "sin pecado" para significar "sin la mancha de la vergüenza que procede de la falta de nuestros primeros padres, en quienes el poder generativo, que es el poder de la naturaleza humana, estaba corrompido" '". Aunque esta última interpretación del texto de Pedro implica que un matrimonio no es automáticamente culpable de algún mal moral, el juicio de los Escolásticos sobre la práctica real de los católicos casados lo pone de manifiesto Buenaventura. Las relaciones maritales, cree, son buenas cuando el motivo para ellas es el de los hijos, pero solamente si este motivo dura desde el principio hasta el fin, para que la mente no se desvíe a cualquier otra cosa, lo cual es muy difícil " . Esta actitud sobrevive al declive del Escolasticismo 1S. Durante el siglo XV, Dionisio el Cartujo, cuyos escritos sobre cada uno de los aspectos de la teología hizo que la Cartuja de Roermond fuera conocida mucho más allá 8 Cf. Pedro de Poitiers, " S e n t . " , l i b . 5, PL 2 1 1 , 1263; Inocencio I I I , "De Contemptu M u n d i " , lib. 1 , c. 1 , PL 217, 703; Eckebert de Schaunang, " S e r m . Contra C a t h a r o s " , sermón 5, PL 195, 30; Pedro LeMangeur, " H i s t . S c h o l . " , lib. Gen., c. 20, PL 198, LO 72. 10 " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , núm. 20, Quar. 1, 504. 11 " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q. 1 . Cf. " i b i d . " , a. 3, q . 1 ; d . 37, a. I, q . I. 13

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Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d . 33, q . I, a. I.

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de Flandes, está convencido de que las personas casadas "pecan siempre inevitablemente" I3 . Un siglo más tarde, el Concilio de Trento hace una declaración significativa cuando rechaza la explicación de Lutero de por qué Pablo hace referencia a la concupiscencia como al "pecado". La Iglesia Católica siempre ha entendido que se llama pecado, no porque en aquellos que han sido regenerados exista pecado en el sentido propio y verdadero, sino solamente porque se deriva del pecado y se inclina al pecado. Si alguien piensa lo contrario, sea anatema " . Aunque nada de esta definición identifica a la concupiscencia con el instinto sexual, o se pronuncia sobre la práctica real de los matrimonios, Dionisio Peteau, un jesuíta que fue muy citado después de sus conferencias sobre teología en París a principios del siglo XVII, lo lee a la luz de las ideas de Agustín sobre la libido. El acto del matrimonio no se realiza sin concupiscencia o placer sexual, que es la mácula y enfermedad de naturaleza pecaminosa. Efectivamente, incluso se designa en los escritos de los Apóstoles con el nombre de pecado, no en el sentido propio de la palabra, sino porque es el efecto y la causa del pecado. Pues el pecado apenas puede evitarse en el uso del matrimonio, aunque en este caso sea venial, como explica Agustín en más de un pasaje I S . Esta impresión general de la práctica real de los matrimonios todavía se evidencia a finales de siglo. El Beato Claudio de la Colombiére, aunque más conocido como 13 "Enarr. in P s . " 50, a. 93, " O b r a s " , v o l . 6, pág. 43. Cf. "Enarr. in T o b . " 3, a. 3, " O b r a s " , vol. 5, pág. 97. 14 DB 792. 15 Dionisio Peteau, "Dogmata Theologica" (París; L. Vives, 1867). " D e I n c a r n . " , lib. 14, o. 1 , núm. 2.

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL EL INSTINTO DE LOS CREYENTES

director de Santa Margarita María Alaccque durante sus encuentros místicos con el Sagrado Corazón, también instruyó a los seglares; y en un libro sobre el matrimonio cita la conclusión de Agustín de que es más fácil para muchos cristianos no casarse que usar de los derechos de su matrimonio sin pecar 16 . Parece ser algo más que una coincidencia que, una vez que se acepta la teología de la libido de Agustín, y a través de todos los siglos en los cuales prevalece, existen también aseveraciones de que las relaciones maritales en la práctica real siempre entrañan pecado. La práctica general —y alguien dijo que universal— de los matrimonios católicos, discrepó evidentemente de los principios morales que fluyen del análisis de Agustín. Si esperamos descubrir lo que les ha parecido el matrimonio a aquellos que lo han considerado a la luz de la revelación de Cristo, no puede ignorarse esta tendencia contraria. Estos matrimonios fueron la Iglesia. Ellos eran la mayoría de sus miembros. Ciertamente que no eran maestros oficiales, pero el bautismo les dio una participación genuina de esa percepción que es fe. Evidentemente, su conducta aparece en los documentos que se acaban de citar, como un caso de la misma debilidad humana que también conduce a los pecados continuos de ira, murmuración, mentira. Indudablemente esto es verdad en algunos. Y los otros, criados en un clima cultural que había ayudado a hacer de Agustín un maniqueo, y en el que todavía abundaban grupos rigurosos que incluso abandonarían la Iglesia, apenas eran inmunes a los sentimientos de culpabilidad. 16 "Reflections Chrétiennes", du Mariage, Obras Completas (Grenoble: Patronage Catholique, 1900), vol. 5, pág. 181.

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Pero ciertas impresiones de la vida humana, como revela la fe, tendían en la otra dirección. Existió el Génesis con la revelación de quién fue el que instituyó el matrimonio. El relato del Evangelio de un Dios que tenía carne humana real, que comió y bebió e hizo buen vino, y al que llamó la atención la belleza de los lirios, no concuerda con cualquier sospecha de la materia y el placer. También entonces, aunque habían oído hablar de Adán y Eva, los matrimonios desconocían totalmente lo que escribían los teólogos sobre el instinto sexual y el pecado original. En realidad, la mayoría no sabía leer. Los aldeanos sajones y los lombardos recientemente convertidos, apenas conocían de Agustín algo más que su nombre. El ciclo litúrgico les dio una visión de la vida. Vivían según su instinto católico general, y raramente sentían la necesidad de cualquier cosa más. Sin ningún pensamiento especial sobre el tema se casaban y después hacían uso de sus derechos del matrimonio. Y nadie les dijo que hacían mal. Ellos no pueden compararse con los católicos de hoy que practican el control de la natalidad anticonceptivo. Cualquiera que sea la razón, queda el hecho de que, desde el tiempo de Agustín hasta la Edad Media, sus conductas ordinarias pueden lamentarse en los libros, pero no se les dice nada directamente. Los adúlteros son castigados desde el pulpito. Pero sobre este tema no existe ningún sermón ni oraciones en la liturgia. Los libros de penitencias compilados por obispos como Halitgar de Cambrai, para la instrucción de los sacerdotes, no dan la impresión de que las personas estén incluyendo cada uno de ios usos del matrimonio en sus confesiones " . Toda la discusión sobre el origen del instinto sexual se desarrolló entre un grupo "

"Lib. Paenit.", PL 105, 668 y slg.

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

relativamente apartado de profesionales que usan el latín en una época de analfabetismo. Y es digno de atención el modo en que estos eruditos reaccionan ante la situación. Lo que saben de la teología de Agustín y lo que conocen de la vida matrimonial de los católicos de su tiempo, parece que converge en una conclusión: continuamente estos matrimonios son culpables de pecado. En tanto lean meramente a Agustín, esta será la conclusión que obtengan. Pero comienzan su propia investigación. Y en el siglo XII empiezan a aparecer ciertas precisiones. Tanto los teólogos como los expertos en derecho canónico están de acuerdo con una observación que Agustín ha hecho de p a s a d a " , de que, incluso aunque no exista el motivo de los hijos, una persona casada no peca al acceder a los deseos de las relaciones sexuales de la otra, cuando, de otro modo, la última fuera tentada a buscar satisfacción en otro l u g a r " .

París, a principios del siglo XIV, tuvieron tal sutileza y originalidad que se le comparó con Buenaventura por su influencia en los teólogos posteriores. La justicia exige que uno conceda al otro lo que es suyo por derecho. Y una persona está obligada a concederlo, no sólo cuando existe la cuestión de una meta básica tal como el bien de tener hijos, sino también cuando supone una meta menos básica, protegiendo la castidad matrimonial al impedirle que busque el trato sexual ilícito y que actúe contra el bien de la fidelidad 21. A causa de la segunda meta, evitación de trato sexual ilícito, merece alabanza; pero solamente del segundo modo, es decir, como un acto de justicia. Ese justo cumplimiento del deber, no obstante, no sería justo, ni la persona estaría obligada a acceder a la petición, a menos que Dios hubiese dado una dispensa a causa de la tendencia del hombre después de la caída 32 .

Así, la teoría comienza a justificar por lo menos algunos aspectos en la práctica de los creyentes. Aquí el motivo del matrimonio no es el de los hijos y, sin embargo, para uno de ellos al menos, no existe ningún pecado.

La opinión generalizada desde este tiempo hasta después del Concilio de Trento, la pone de manifiesto a principios del siglo XVII un moralista cuya obra más conocida versa sobre el matrimonio: Tomás Sánchez.

El Libro de Sentencias de Pedro Lombardo indica que esta es la enseñanza común de su época y ayuda a establecerlo como la posición de los Escolásticos 20 .

El significado del segundo bien, la fidelidad, es obvio. Los maridos y las esposas están obligados en justicia a conceder lo que se deben el uno al otro en las relaciones maritales.

A sus puntos de vista les da una forma resumida Juan Duns Scoto, cuyas conferencias, tanto en Oxford como en

Por lo tanto, el que tiene relaciones con el otro para satisfacer esta obligación, está tan lejos de pecar que él, o ella está más bien realizando un acto de virtud y de d e b e r " .

18

" D e Bono C o n j u g . " , c. 10, PL 40, 3 8 1 . 18 Cf. Walter de Mortagne, "Summa S e n t . " , opuse. 7, c. 3, PL 176, 156; Hugo de San Víctor, "De Sac. M a t . " , Mb. 2, pars. 1 1 , c. 11, PL 176, 496; Huguccio, folio 12, citado por Schall, " o b r a c i t a d a " , pág. 75; "Summa R u f i n i " , Schulte, e d . , pág. 394, citado por Schall, pág. 76. 20 " S e n t . " , lib. 4, d . 26, capítulos 4 a 32; d . 3 1 , capítulos 5 a 8; d. 32. Cf. Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 27; Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q . 2; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 2, a. 2.

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21

" R e p o r t . " , d . 32. " O p . O x . " , d . 32. q . 1 . " "De Sac. M a t . " , iib. 9, disp. 8, núm. 1. "Summa Sac. T h e o l . " , I I I , tít. 1 , c. 20, núm. 1 1 ; "Serm. 3 in Dom. 3 post N a t . " , " o b r a s " , vol. Laúd. Vita C o n j . " , a. 6, " O b r a s " , v o l . 38, pág. 64; d. 3 1 , q . 1 , a. 3. 32

Cf. San Antonino, Dionisio el Cartujo, 29, pág. 191; "De Soto, " I n 4 S e n t . " ,

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Los teólogos que primero estuvieron de acuerdo con esto no habían detectado cierto hecho nuevo que alteraría su convicción de que el instinto sexual es malo. Las demandas de ese instinto se satisfacen en este caso para evitar un mal mayor. Pero si una de las partes puede desviar así este mal de la otra, se comienza a vislumbrar que él puede hacer igual por sí mismo 34. Son limpios de corazón, pero no de cuerpo, quienes no desean esto con vehemencia por placer, como hemos dicho, sino por necesidad, para evitar ofender a Dios en el trato sexual ilícito. Estas personas también estarán entre las que se salvan y no carecerán de la visión de Dios 24.

EL INSTINTO DE LOS CREYENTES

Uno de los más populares entre los muchos comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, a principios del siglo XIII, fue un Resumen de Oro de Guillermo de Auxerre. Profesor en París, con una fuerte inclinación hacia el modo de pensar de Agustín, a él fue a quien el Papa Gregorio IX confió el proyecto de "purificación" del texto de Aristóteles para uso de los estudiantes. El hombre que busca las relaciones maritales "para evitar la incontinencia" le recuerda al predicador que es alabado por uno de sus sermones. No hay nada moralmente malo en ello, a menos que "el placer que entraña le complazca en cierto grado", en cuyo caso es culpable de pecado venial.

Una cierta vaguedad en la idea de ellos sobre el pecado se extiende al juicio de este caso por los teólogos. Algunos hablan bastante ambiguamente de una falta que Dios tolera 2S . Pedro Lombardo observa: En trato marital que tiene lugar a causa de la incontinencia de uno de ellos se permite, es decir, se tolera, en el sentido de que no está prohibido 26. Uno de sus más destacados alumnos y el primero en escribir un comentario sobre su Libro de Sentencias fue Pedro de Poitiers. Canciller de la Universidad de París a finales del siglo XII, completó sus cinco primeros libros de Sentencias; y en el último de ellos trató de aclarar los conceptos de este tema con una distinción. Las relaciones maritales son pecaminosas si el motivo de una persona cambia gradualmente del apaciguamiento de la concupiscencia a "la satisfacción del placer sexual" 2 7 . ' 4 Abelardo, " P r o b . H e l . " , 14, PL 178, 701. Cf. " ¡ b i d . " 42, PL 178, 723. 25 Roberto Pulleyn, " S e n t . " , lib. 7, c. 30, PL 186, 948. Cf. " ¡ b i d . " , c. 39, PL 186, 958. 36 " S e n t . " , lib. 4, d . 26, c. 4. 27 Lib. 5, c. 17, PL 2 1 1 , 1260.

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Si el placer que existe no le complace en modo alguno, en realidad le resulta odioso, esa relación sexual está absolutamente exenta de pecado. Pero esto raramente ocurre 28. Su colega Alejandro de Hales, y más avanzado el siglo Tomás y Buenaventura, no están de acuerdo con toda esta escuela de pensamiento. La misma necesidad de las relaciones para evitar el pecado grave les parece que revela cierto exceso. Así, siempre existiría pecado venial 2 '. Pedro de la Palu, Patriarca de Jerusalén y uno de los teólogos mejor considerados a principios del siglo XIV, trata de reconciliar estas dos opiniones. Si la condición de la persona es tal que existe la usual posibilidad de tener hijos, comete pecado venial al actuar contra el orden de la razón, anteponiendo una meta secundaria a la que es primera y principal... Pero cuando es una persona de edad 28

"Summa Á u r e a " , lib. 4, de mat., c. 4. -" " I n 4 S e n t . " , d . 30, núm. 1 1 , Quar. 1 , pág. 487. Cf. " I b l d . " , d. 3 1 , núm. 10, Quar. 1 , pág. 496; Buenaventura, " Q . D. de Perf. E v a n g . " , q. 3, a. 1, Quar. 5, pág. 169; " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q 2; Aquino, " I n 4 S e n t . " , q . 2, a. 2.

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avanzada y no puede engendrar hijos, y por una parte no hay esperanza alguna de descendencia, y por otra existe temor a la fornicación, entonces no parece que se cometa ningún pecado. De otro modo, los hombres mayores no podrían contraer matrimonio sin p e c a r " .

ban en toda la parte más septentrional de Europa, recuerda primero la opinión de Tomás, que siempre existe pecado venial, y luego observa: A otros les parece que, puesto que el matrimonio fue instituido como un remedio contra el pecado, si la intención del marido o de la esposa en el caso mencionado anteriormente no es el placer, sino meramente la evitación del adulterio u otra mancha personal, él o ella no pecan 34.

Tomás de Estrasburgo, el alumno más distinguido de la escuela tomística fundada en estos años por Giles de Roma, hace extensiva esta concesión, incluso a aquellos que pueden tener hijos. Si... él pide, lo hace a causa de una necesidad, o lo hace así sin necesidad, para satisfacer el deseo sexual. En el primer caso, todavía está excusado del pecado, puesto que, después de la caída de los primeros padres, ese sacramento no sólo fue instituido para la función de la paternidad, sino también como un remedio contra la fornicación " .

Por el siglo XV esta es la opinión aceptada. Domingo Soto, confesor del emperador Carlos V y teólogo imperial en el Concilio de Trento, enumera las autoridades que tienen la opinión más rigurosa y admite que es "totalmente posible". Todavía parece que la que sigue es más benigna, y tal vez más de acuerdo con la idea del matrimonio. Ni se opone a las palabras del Apóstol. Cuando una persona casada lo cree necesario para evitar un pecado personal de impureza, se le autoriza esta petición 3 ! .

Pero añade una idea posterior. Aunque están excusados del pecado por razón del sacramento, aún no son dignos por ese acto, puesto que no pretenden ni la descendencia, el bien que es el primer valor, o la fidelidad al conceder lo que se debe al esposo que p i d e " . Esta tendencia más permisiva continúa hasta adentrarse en el siglo XV. San Antonino cree que si una persona pudiera evitar el adulterio de algún otro modo, existiría pecado venial al tener relaciones simplemente por este motivo. De otro modo no existiría pecado en absoluto " . Dionisio el Cartujo, cuyos libros sobre cada uno de los temas, desde el misticismo hasta el matrimonio, se cita30 31 32 33

El admite que, si fuera posible algún otro modo de evitar la impureza, la persona sería culpable de pecado venial, puesto que realmente su motivo sería el placer. Pero en otros casos no encuentra ningún pecado 3 °; y después de enumerar a cuantos apoyan su opinión, tanto en su propio siglo como en los anteriores, cita el consejo de San Pablo: "Por temor a la fornicación tenga cada uno su propia esposa". Entonces, si a cada uno se le permite tomar una esposa para evitar la fornicación en su propia perso-

" l n 4 S e n t . " , d . 30, q . 1 , a. 3. " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 1 , a. 4. " I b i d . " , a. 3. "Summa Sac. T h e o l . " , I I I , t[t. I, c. 20, núm. 1 1 .

31 33 36

" D e Laúd. Vita C o n j . " , a. 5, " O b r a s " , v o l . 38, pág. 63. " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 1, a. 4. "Ibid.".

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112 8

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na, en otras palabras, porque considera que no puede contenerse y que es mejor casarse que quemarse en el deseo, evidentemente también se permitirá el uso del matrimonio para ese fin. Si el poder para el logro de algún fin es bueno, seguramente el uso de ese poder también será bueno " . Esta es claramente la opinión común después del Concilio de Trento 38 . Aunque los matrimonios no siempre tienen a los hijos en mente, su práctica real todavía es intachable en muchos casos, porque están tratando de evitar el adulterio o los pecados solitarios. Los teólogos que llegan a esta conclusión no ignoran a los pensadores más antiguos, pero tampoco sienten temor en confiar en su propia observación personal de la vida de la Iglesia. Esto se pone de manifiesto en una observación de Soto. Aunque, al igual que los escritores de tiempos pretéritos cree que el trato sexual es irreprochable solamente cuando el motivo que lo impulsa es uno de los fines del matrimonio " , añade:

Sería inexacto considerar el goce como la meta con la cual se relaciona aquí el acto de la procreación, o a causa del cual se desea. Es simplemente la razón que los mueve e induce a no renunciar a tener hijos 41 . Por el año 1602, cuando aparece el tratado que dará a Tomás Sánchez su fama, es evidente que ésta se ha convertido en una característica clara y reconocida del matrimonio, como lo consideran los católicos. Aquellos que contraen matrimonio por razones moralmente indiferentes, extrínsecas al matrimonio, usualmente están excusados de pecado venial, porque generalmente las eligen no como sus fines en el matrimonio, sino como la razón de sus reflexiones sobre el mismo, o del matrimonio con una persona en particular. El fin de su matrimonio todavía es el apropiado aunque no le concedan ningún pensamiento. A menos que excluyan el fin apropiado, lo buscan virtual e implícitamente por el mismo hecho de que pretenden contraer matrimonio 4Z. Ni en el mismo acto del matrimonio existe necesidad alguna de recordar alguno de los fines permitidos. Es suficiente que el acto esté habitualmente relacionado con ellos, porque, según la opinión común de los teólogos, esto es bastante mérito... Así, es suficiente que al principio la pareja entre el matrimonio con ellos en mente y que en el mismo acto no tengan ningún fin contrario... Por esto es por lo que Ledesma dice que el matrimonio está excusado de muchos pecados veniales... De esto deducimos que un marido que haga uso del matrimonio y que ni siquiera intente expresamente excluir a los hijos, sino simplemente esté desatento a ellos y pretenda solamente tener relaciones con su esposa porque ella es su esposa, no peca de ningún modo. Supuesto que no pretenda formalmente a los hijos, los pretende virtualmente, puesto que el acto,

No se exige que las personas casadas tengan realmente estos fines en el pensamiento cuando se unen. Es suficiente que exista una relación virtual, o, dicho de otro modo, que no introduzcan ninguna circunstancia nociva " . No es necesario que estén pensando explícitamente en uno de los fines del matrimonio. Soto no está sólo con esta opinión. Alfonso Salmerón, uno de los teólogos de la Santa Sede en Trento, le da una justificación teórica. 37

"Ibid.". Cf. De Granada, "Traite de la Doct. C h r é t . " , lib. 3, c. 16, Obras, 17, 219; Lessius, "Prael. de Sac. M a t . " , c. 1, cop. 2; Luis de la Puente, "De Christianl Hominis Prefectione (Colonia: 1615), vol. 2, págs. 470 y 471; De Lugo, "Trac, de 7 S a c " , Teor. 9, núm. 39, página 149. s ' Soto, " l n 4 S e n t . " , d. 3 1 , q. 1 , a. 3. 40 " I b i d . " , d . 26, q. 1, a. 3. 3S

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41

"

"Obra c i t a d a " , 8, opuse. 5 1 , 475. " D e Sac. M a t . " , lib. 2, disp. 29, números 24 y 25.

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por su propia naturaleza, está proyectado para la procreación de los hijos y la intención del que lo realiza no se dirige a ninguna otra m e t a " . Sólo siete años más tarde aparece un libro que llegará a considerarse como la guía clásica de los seglares que desean ser santos: JLa Introducción a la Vida Devota. Su autor, San Francisco de Sales, que fue Obispo de Annecy, cerca de Ginebra, convirtió literalmente a miles de calvinistas con su encanto personal. Sería difícil encontrar a alguien igual como director espiritual de los seglares; y la teología incorporada a sus libros, conferencias y miles de cartas le ha ganado el título de Doctor de la Iglesia. La Introducción a la Vida Devota parece dar por cierto que el motivo consciente de un matrimonio para tener relaciones, puede ser simplemente el hecho de que son marido y mujer. El deber del matrimonio debe realizarse fielmente, con franqueza y siempre como si existiera la esperanza de tener hijos, incluso aunque por alguna razón no exista dicha esperanza". De nuevo los teólogos dirigen su atención no a un concepto o a una cita de alguna autoridad antigua, sino a una experiencia compleja de la vida real. Y una vez más, en muchos casos, la práctica real de los matrimonios se declara sin culpa. Esta nueva valoración de las normas para el uso del matrimonio no presupone necesariamente un concepto nuevo del instinto sexual. Como un hecho positivo, puede observarse de qué modo tan cuidadoso los principios más indulgentes fueron integrados con la antigua sospe•" " I b i d . " , !¡b. 9, disp. 8, números 3 y 4. Cf. "ibid.", núm. 11. 41 "Introd. Vie Dév.", pág. 3, c. 39, "Obras", 1, 618.

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cha de que el placer venéreo es inherentemente pecado. El trato sexual solamente se permite cuando ese mal está compensado por otros factores. Este fue el supuesto básico de todos los estudios del matrimonio, una vez que Agustín los hubo expresado de un modo tan persuasivo. Y, sin embargo, al mismo tiempo y en los mismos estudios, comienzan a aparecer conclusiones que discrepan de ese supuesto. Durante el siglo XII, más de un teólogo se cuida de indicar que el placer no es necesariamente pecado. Procede de una naturaleza que todavía es esencialmente buena, a pesar del daño ocasionado por el pecado original. Alguien observa que esto es igualmente cierto en cuanto al placer sexual, por supuesto siempre que no sea excesivo y que el motivo para el trato sexual que da lugar al mismo, sea uno de los dos fines que por este tiempo todos aceptan como irreprochables: la procreación de los hijos o la ayuda al otro cónyuge para evitar el pecado ". Entre los que toman esta posición destaca Pedro Abelardo. Aunque su reputación fue dos veces destrozada, una cuando se encontró que su alumna, Eloísa, había sido seducida, y después, cuando doce proposiciones de sus escritos fueron condenadas por la Santa Sede, todavía el hombre y su inteligencia han sido respetados desde su época hasta la nuestra. Abelardo insiste en que tanto el trato sexual como el placer que lo acompaña son buenos, puesto que ambos vienen de Dios. De aquellos que atacan esta posición, observa: Parece ser que ellos están obligando más por la autoridad que por las pruebas, a admitir que el placer sexual en si mismo es pecado " . « Cf. Walter de Mortagne, Summa Sent., tra. 7, c. 3, PL 175, 156. " "Ethica", c. 3, PL 178, 640.

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Otros escritores hacen una distinción. Parte del placer en la actividad sexual se debe al pecado original, pero parte es tan natural y tan bueno como el placer de comer ". Pedro Lombardo, aunque convencido de que el trato sexual siempre incita a esa rebelión de la carne que comenzó con Adán, infiere que La concupiscencia es siempre mala porque está manchada y es un castigo del pecado. Sin embargo, no siempre es pecado. Un hombre santo se deleita a menudo según la carne en una u otra cosa, tal como descansar después del trabajo o comer después de sentir hambre y, no obstante, tal placer no es pecado, a menos que sea inmoderado " . Guillermo de Auxerre, que editó a Aristóteles para los estudiantes de principios del siglo XIII, pregunta en el popular Resumen de Oro de las Sentencias de Pedro Lombardo, si existiría el placer sexual si nunca hubiera habido un pecado original. Debemos comprender que el apetito instintivo en el hombre tiene dos vertientes. Existe un apetito animal que solamente anhela lo que pueden percibir los sentidos, y un apetito humano que ansia lo que perciben los sentidos y la inteligencia, cosas buenas y malas también... En lo que al apetito animal se refiere, no existe ni virtud ni vicio; y en cuanto a lo que interesa, Adán, antes de pecar, habría encontrado placer en las relaciones maritales. Pues él tenía un cuerpo animal que necesitaba la nutrición de alimento. De este modo, él habría experimentado el placer sensual y no habría pecado, pero esto no implica que, puesto que hubo placer, hubiera también libido, que es una tendencia hacia el placer ilícito 4) . 47 Roberto de Melun, " S e n t . " Citado por Schall, pág. 85. •o* " S e n t . " , lib. 4, d . 3 1 , c. 8. 49 "Sumiría Á u r e a " , lib. 4, de mat., c. 1.

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Y sin embargo Guillermo sospecha de ese placer tal y como existe en realidad. El apetito más elevado toma placer solamente en Dios y en las cosas de Dios. Por ello, en cuanto ese otro placer permanezca dentro de los límites, es decir, en el nivel animal, no complicado con el deseo humano, no será pecado no obstante lo intenso que pueda ser... Hay pecado... cuando el apetito inferior atrae al superior hacia sí 5 0 . Esta postura la sigue un Escolástico cuyo método de utilizar la ciencia, así como la fe, y a Aristóteles como a Platón, le ganó el nombre de Alberto el Grande e inspiró a uno de sus estudiantes, Aquino, para cambiar todo el curso de la teología. Alberto está de acuerdo con Guillermo de Auxerre en que Adán experimentó placer, pero no concupiscencia 51 . Sin embargo, él camina hacia otra conclusión. El trato sexual es ahora un recuerdo del pecado original, no porque entrañe cierto placer, sino porque ese placer no es tan grande como habría sido. Estoy dispuesto a conceder que habría existido un placer mayor y más sincero entonces en el acto; y, sin embargo, habría estado bajo el control de la razón. Pues la razón estaba entonces fortalecida por la gracia de la inocencia. Nada inferior a ella, no importa lo intenso que pudiera haber sido, lo habría desviado de la contemplación del Primer Bien inmutable". Así, si existe algún mal en las relaciones sexuales, no se debe al placer, sino a algún desorden en el modo en que se experimenta el placer 5S . 5

"obra

citada",

»

51 52

"

"Ibid.". " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 6. " I b i d . " , a. 7. " I b i d . " , d . 3 1 , a. 27. Cf. " i b i d . " , a. 2 1 .

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Aquino comparte la opinión de su profesor. Habría existido un placer sensual y habría sido tanto más intenso cuando la naturaleza era pura y el cuerpo más sensible... Un hombre sobrio que toma alimento de un modo moderado no experimenta menos placer que un glotón. Su apetito instintivo está sencillamente menos absorbido en esta clase de placer". Duns Scoto, cuyas conferencias en la vuelta del siglo combinaron la brillantez de los Escolásticos con el espíritu de una nueva época, realza un punto que aquí es de importancia.

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Algunos años más tarde el tema aparece bajo una luz completamente nueva, ya que se contempla desde un ángulo diferente. Demetrio Cydones, secretario del Patriarca de Constantinopla, se convirtió del cisma, estudió extensamente a Aquino y tradujo sus obras al griego. Como si esto no fuera poco usual, sus opiniones sobre el placer sexual se encuentran en una obra titulada Despreciando la muerte. Observando que algunos pueden rebelarse ante la idea de no conocer ya los gozos del matrimonio, les recuerda por qué existen estas cosas. El las ideó para los padres, con objeto de que los hombres estuvieran más prontos a ver que existirían hijos que tomarían su lugar. El placer tiende hacerles olvidar las Inconveniencias que se derivan de tener una familia. Venios... que los médicos, incluso los más endurecidos..., mezclan ciertos dulces con sus preparados más amargos para que las personas, atraídas por el dulce, tomen asimismo las medicinas con más facilidad " .

Lo que es formalmente bueno en sí mismo no necesita de otras cosas buenas para excusarlo. Si fuera bueno solamente a causa de estas otras cosas, no sería formalmente bueno " . Su principio se aplica al placer sexual si el último es intrínsecamente bueno; y a principios del siglo XIV Tomás de Estrasburgo, Prior General de los Agustinos y uno de sus teólogos tomísticos más conocidos, se cuida de observar que la mera intensidad no hace malo al placer sexual. Aunque ese placer o pasión sea inmoderado comparativamente hablando, en otras palabras, porque excede de todos los demás placeres corporales, todavía puede ser apropiadamente moderado en su propia esfera cuando tiene asociadas las circunstancias adecuadas; y éstas las encuentra en los mismos bienes del matrimonio antes mencionados". 54 " S . T . " I, q. 98, a. 2, ad 3. Cf. " I n 2 S e n t . " , d . 30, q . 1 , a. 2, ad 2. ™ "Report.", d. 3 1 , q. 1. 50 " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. 2.

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Aunque considerado como perfectamente ortodoxo después de su conversión e imbuido por sus estudios de Aquino con el espíritu de la teología latina, este escritor no está tan fuertemente afectado por ella a causa de sus principios. Y no pasa mucho tiempo después de su muerte, ocurrida en el 1400, cuando se evidencia que no es tan diferente como podría esperarse de los teólogos latinos de ese tiempo. En Flandes, Dionisio el Cartujo explica que, El placer no puede evitarse en el trato sexual y sin embargo no es pecado cuando no se persigue y el mismo acto se realiza como debe ser. Del mismo modo el placer en el alimento y la bebida, natural "

" D e Cond. M o r t e . " , c. 6, PG 154, 1179 a 1182.

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como es y relacionado con una meta espiritual, no es f a l t a " .

raza... Por ello, al igual que tomar alimento y beber no es pecado, tampoco lo es el trato marital. Y ciertamente aquellos que dicen lo contrario, o sea que es pecado a menos que un hombre aborrezca el placer que entraña, están Intentando privar a los hombres de sus sentimientos naturales. Sencillamente, la mente no es capaz de experimentar falta de placer en esa situación".

En otro pasaje distingue cuatro clases de amor: espiritual, natural, social y, finalmente carnal, "mediante el cual dos seres humanos se aman mutuamente a causa de las delicias sexuales o de las ventajas personales y terrenales" ". Lo que resulta difícil es si los matrimonios deben amarse el uno al otro con un amor carnal. Y parece que no deben hacerlo, porque el amor carnal es totalmente impuro y está manchado con el pecado, como afirman los teólogos. Sin embargo, algunos teólogos dicen que los matrimonios pueden amarse irreprochablemente con amor carnal. Entonces, debemos replicar que no deben amarse el uno al otro con amor carnal si eso se traduce en un amor manchado por la perversión. Pero puesto que un marido y su esposa pueden tener relaciones sin pecado y virtuosamente, como se ha dicho, existe un amor carnal legítimo. Ellos se aman el uno al otro a causa del placer mutuo que se proporcionan, hasta el grado que ese placer es natural, unido al acto del matrimonio por la providencia de Dios y relacionado hacia un fin que es apropiado. Como dice Aristóteles y repite Santo Tomás, nuestra evaluación moral de un acto y el placer unido a un acto es lo mismo. Por lo tanto, el placer de un acto bueno y virtuoso es bueno; y en el grado en que es bueno, puede ser deseado 6 °.

Alfonso Salmerón, uno de los teólogos del Papa en Trento, no sólo comparte este punto de vista "2, sino que trata de allanar una dificultad que ha molestado a tantos. Si este placer es bueno, ¿por qué existe una turbación Instintiva acerca de las relaciones sexuales? El contesta con los primeros escritores que indican que no es un pecado, sino un castigo, y después observa: Cristo Señor no ha quitado la turbación a esto para que esa misma turbación sea una limitación en el trato sexual " . No es una prueba de que el instinto sexual sea malo. Es una protección contra un mal más básico que el instinto iexual: la licencia de la naturaleza humana caída. En el año 1602, Sánchez trata de otra idea de los primeros pensadores: la comparación entre el placer en las relaciones maritales y la vanidad en la predicación. La vanidad es pecado en sí y por lo tanto debe rechazarse totalmente. El placer no es algo bajo en sí mismo. En realidad es la naturaleza la que sabiamente lo ha unido al acto con una visión de ese bien del matrimonio que son los hijos, para que los hombres se dedicaran más vivamente a engendrarlos " .

En el siglo siguiente se evidencia que esta opinión se ha combinado con la de Cydones. Según el teólogo de Carlos V en Trento, Domingo Soto, La naturaleza ha unido sabiamente el placer a ese acto a causa de la necesidad de conservar la "Enarr. in E c c l u s . " , 18, a. 18, " O b r a s " , 8, 108. "De Laúd. Vita C o n ¡ . " , a. 8, " O b r a s " , 38, 66. "Ibid." •

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«i •a •« ••

" | n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. 1, a. 3. "Obra c i t a d a " , 5, opuse. 9, pág. 50. Cf. 8, opuse. 5 1 , 475. " I b i d . " , 5, opuso. 9, pág. 50. "De Sac. M a t . " , lib. 9, disp. 19, núm. 6.

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Unos años más tarde San Francisco de Sales reflexiona sobre el problema del placer y dirige su solución a los seglares. Excederse en el uso del matrimonio, les dice, es malo. Tener relaciones simplemente para satisfacer el apetito es algo tolerable, y no obstante no es digno de alabanza os. A partir de este tiempo es evidente, incluso para aquellos que viven en el espíritu de Agustín, que los católicos ya no consideran el tema como él lo vio. Juan Grou, un director espiritual cuyos libros se han traducido a cinco o seis idiomas, declara: En sí misma la concupiscencia es algo vergonzoso y humillante para el hombre, y con más razón para el cristiano. Es puramente un instinto animal que en el acto del matrimonio pretende solamente el placer sensual, haciendo de esto su meta. La razón desaprueba este instinto y se sonroja ante el mismo. La religión lo reprueba y no permite al hombre que se rinda al mismo, puesto que esto desconcertaría el orden e x a c t o " .

Por lo tanto, esta disposición del Creador es muy sabia. En cierto sentido es incluso necesaria " . En el siglo actual parece que ha desaparecido la duda tan prolongada de que el placer sexual sea algo más que un residuo de la rebelión primitiva contra Dios. Una encíclica del Papa Pío XII incluye la descripción más autorizada hasta ahora sobre lo que se debe y lo que no se debe al pecado original. No debemos mirar severamente a esta clase de placer que surge sin ningún pecado del matrimonio. Pero, por el mismo motivo, debemos admitir que los poderes más bajos de la naturaleza humana, después de la deplorable caída de Adán, continúan resistiendo a la razón exacta e incluso algunas veces impulsan al hombre al pecado 68. Lo que esto supone para el placer sexual se pone de manifiesto en uno de sus discursos. Es el Creador quien, en su bondad y sabiduría, deseó usar esta actividad del hombre y de la mujer para conservar y propagar la raza humana. Es El quien los unió en matrimonio. Y es El mismo el que dispuso también que en esta función la pareja experimentara placer y felicidad en el cuerpo y en el espíritu. Por ello las personas casadas no hacen nada malo cuando buscan y disfrutan de este placer. Simplemente aceptan lo que el Creador ha proyectado para ellos. Sin embargo, también aquí el matrimonio debe asegurarse de permanecer dentro de los límites de la moderación debida. Al igual que en el uso del alimento y bebida, así en el disfrute sexual no deben abandonarse sin freno al impulso de los sentidos. Esta es, pues, la verdadera norma: el uso de los poderes generativos naturales sólo se permite moral-

Las ideas son las de Agustín, pero Grou llega a conclusiones que reflejan la opinión más matizada de las generaciones posteriores. El placer que Dios ha vinculado a la unión de los sexos es un medio y no un fin. No se permite buscar el medio por su propia razón y la exclusión del fin... En cuanto al acto del matrimonio en particular, el hombre naturalmente sentiría alguna aversión al mismo y nunca soportaría, por la pura razón, asumir un estado que esclaviza de tal modo y tan duro de soportar como el matrimonio, si no estuviera acompañado por algún placer atractivo para los sentidos. 63 66

124

" I n t r o d . Vie D é v . " , pág. 3, c. 39, " O b r a s " , 1 , 648. " L e Livre de Jeune Homme" (Parts: V. Palme, 1874), pág. 69.

" "

"Ibld.". "Sacra V i r g l n i t a s " , AAS 46 (1954), pág. 169.

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mente en el matrimonio, al servicio de los fines del matrimonio y de acuerdo con la relación que guardan cada uno de esos fines 6 °. Por lo tanto, la pareja puede buscar y disfrutar lo que Dios ha dispuesto para ella. Se han disipado las sospechas de tiempos anteriores. En realidad, mucho tiempo antes de Pío XII, los escritos cristianos sobre el matrimonio comienzan a experimentar un cambio más profundo. Tanto esfuerzo del mundo para entender la relación entre el hombre y la mujer ha sido un intento de valoración de cierto placer que cada ser humano encuentra a su disposición. ¿Por qué existe este placer? ¿Puede una persona buscarlo o permitirlo? Así es como los pensadores paganos se habían planteado el tema en las tierras en que empezó la Iglesia y, por lo que hemos visto, se patentiza que los cristianos siguieron sus ejemplos. Las respuestas pueden ser diferentes, pero las preguntas todavía son las mismas. Sin embargo, a principios del siglo XIII, ese episodio misterioso de la experiencia humana que es el trato sexual, se describe en términos totalmente diferentes. Guillermo de Auvernia, eléctico en su teología, pero tan respetado como para ser nombrado arzobispo de París, observa que: El tracto sexual, aunque es carnal, puede entrañar un placer espiritual. Cada acto de virtud supone placer, o al menos puede suponerlo... Así, si el acto del matrimonio surge de un interés en conceder a otro lo que se le debe, o de un deseo caritativo por guardarse uno mismo o a su esposa de la mancha del pecado... nadie debe dudar que, algunas veces, de ese acto puede derivarse una delicia espiritual para el corazón del que lo realiza " . e» Alocución a las comadronas Italianas, 29/10/59, AAS 43 (1951) pág. 851. "> " D e Sac. M a t . " , c. 6, " O b r a s " , 1, 521.

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Esa actividad es sencillamente la manifestación externa de cierto sentimiento de virtud hacia el otro. Existe placer, pero es la satisfacción que siente la virtud al poderse expresar, la delicia que procede de poder proporcionar a otro algún bien. Aquí todo el interés y la atención están en ese otro. Nada domina tanto ai alma humana como el amor. Lo domina hasta el punto en que el alma no puede hacer nada en su contra, tan completamente obliga a un hombre a su amada, que ni le resulta agradable ni posible pensar en nada más, a menos que sea de la amada o por razón de la amada " . Estas observaciones no las presenta Guillermo como nuevas u originales. Y sin embargo no son típicas ni de él ni de los escolásticos. Buenaventura, por ejemplo, declara que la meta principal del hombre que contrae matrimonio debe ser "tener hijos o algo similar". Belleza, encanto, sabiduría, virtud —en definitiva, la mujer misma— puede que no sea más que un motivo secundario. El amor que inspiran estas cosas solamente se permite si no es intenso. El sentimiento de Jacob por Raquel, como lo describe el Antiguo Testamento, un amor que lo impulsó a trabajar durante años para conseguirla, se hace sospechoso para Buenaventura de pecado venial " . Pero la idea de Guillermo aparece de nuevo en el siglo XV. Dionisio el Cartujo observa que, Puesto que la caridad es la virtud más elevada y guía y motor de todas las virtudes... el acto del matrimonio puede ser un acto de caridad o amor espiritual. Pues todas las buenas obras deben hacerse con un amor espiritual o divino " . ri

"De Retributionibus S a n c t o r u m " , " O b r a s " , 1 , 323. " I n 4 S e n t . " , d . 30, cop. 6. "De Laúd. Vita C o n j . " , a. 5, " O b r a s " , 38, 63. Cf. In dom. 3 post N a t . " , " O b r a s " , 29, 191. " "

"Serm

3

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Gradualmente se pone de manifiesto que éstas son algo más que observaciones casuales de unos cuantos pensadores aislados. En el año 1566, con el sello del Papa Pío V, aparece un catecismo para el uso de los sacerdotes parroquiales. Confiado por el Concilio de Trento a una comisión presidida por el obispo de Milán, San Carlos Borromeo, resume entre otras cosas lo que debe decirse al creyente sobre el matrimonio. Como razones por las que un hombre debe adoptar ese estado, ofrece aquellas en las que han estado de acuerdo los escolásticos, pero después refleja la misma opinión que los últimos escritores, como Soto y Salmerón. Si a estas razones se añaden también otras que inducen a los hombres a contraer matrimonio y, al hacer la elección de esposa, preferir una a otra —dejar un heredero, riqueza, belleza, la importancia de la familia, gustos y hábitos similares— estas razones no deben condenarse, ya que no se oponen a la santidad del matrimonio. En las sagradas escrituras, al Patriarca Jacob no se le amonesta por sentirse atraído por la belleza de Raquel y preferirla a Lía 7Í. Lo que esto significaría sobre el mismo trato sexual lo expresa claramente Sánchez algunos años más tarde. El amor por el otro es un motivo perfectamente lícito, no sólo para casarse, en primer lugar, sino para tener relaciones maritales " . San Francisco de Sales explica esto directamente a los seglares: Comer sin pensar en preservar la vida, sino simplemente con la idea de mantener la camaradería y afabilidad que nos debemos uno a otro, es algo muy justo y honorable. Por la misma razón, la satisfacción recíproca y legítima de las partes de un santo matrimonio la denomina San Pablo una deuda, una 74 75

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" C a t . Conc. T n ' d . " , I I , 8, 14. " D e Sac. M a t . " , Mb. 2, d . 29.

EL INSTINTO DE LOS CREYENTES

deuda tan grande que él no desea que una de las partes se exima de ella sin el libre y voluntario consentimiento de la otra, ni incluso para los ejercicios de devoción... ¿Entonces, cuanto menos podrá eximirse alguien por caprichosas pretensiones de virtud o accesos de ira o desdén? " . Esta atención al trato sexual como expresión de toda la actitud recíproca de una pareja casada y una ayuda para conservarla inmutable se evidencia a finales del siglo XVIII en las obras de Juan Grou, cuya popularidad como director espiritual no se debe precisamente a una relajación en sus opiniones. Debatiendo si un matrimonio debe abstenerse del uso del matrimonio si la esposa está embarazada, o si no existe la esperanza de los hijos, él advierte: Esto es un consejo, no una obligación. Solamente puede hacerse con el mutuo consentimiento " . Durante el siglo XIX, a los seminaristas que con el tiempo dirigirán los matrimonios se les enseña: Si ellos tienen relaciones para fomentar su amor mutuo, para desvanecer cualquier sospecha de un posible enfriamiento de su amor, o por cualquiera otra de dichas razones, estos fines no son ajenos al uso del matrimonio. Se reducen a la fidelidad, que es el bien característico de ese estado'". Los moralistas del siglo actual están de acuerdo con esto: El trato sexual puede buscarse honorablemente... para demostrar amor a una persona 79 . 76

" I n t r o d Vie D é v . " , pá¡¡. 3, c. 39, " O b r a s " , 1 , 648. "Obra c i t a d a " , pág. 69. » Domingo Palmieri, S. J . . "Tractatus De Matrimonio Christiano (Roma: S. C. de Propaganda Fide, 1880), trat. 10, c. 2, pág. 289. Cf. Pesch, " o b r a c i t a d a " , pág. 313. 79 Arthiir Vermeersch, S. J . , " D e Castitate" (Roma: P.U.G., 1921). Segunda edición, pág. 224. 77 7

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

Una declaración autorizada de lo que les parece el tema a los católicos la proporciona una encíclica de Pío XI sobre el matrimonio. Tanto en el mismo matrimonio como en el uso de los derechos maritales también existen fines secundarios tales como... fomentar el amor mutuo... lo cual no se prohibe de ningún modo que busquen las personas casadas, mientras la naturaleza intrínseca del acto, y de aquí su orden exacto para el fin primario, esté siempre seguro 8°. De este modo, el mismo hecho que dio lugar a todas las dificultades, un placer característico de los sentidos, surge casi como incidental al trato sexual del marido y de la esposa. Para ellos la experiencia es algo más que un apareamiento biológico. Es la respuesta de una persona a una persona. Existe una satisfacción inmensa, pero su origen es noble, claramente humano y enfáticamente cristiano: un amor sincero y carente de egoísmo.

6.

VARÓN Y HEMBRA

UÉ dice entonces la revelación realmente acerca de esa orientación hacia el otro sexo que es una característica tan notable de la naturaleza humana?

¿Q

Esto es más difícil de contestar que la pregunta sobre la bondad del matrimonio. No existe ninguna serle de ¡deas que fuera condenada. Ni los papas ni los concilios han enunciado la opinión cristiana en dogmas detallados y explícitos, por lo que tendrá que prestarse mayor atención al proceso ordinario mediante el cual la Iglesia ha aprendido y enseñado lo que conoce. Deben observarse especialmente dos peculiaridades de ese proceso. Primero, que no tuvo lugar en el vacío. Los Apóstoles recibieron su percepción del significado de la vida en un momento definido, en un lugar particular, en medio de un torbellino de acontecimientos que ejercieron una influencia continua sobre ellos. Y esto no es menos cierto en cuanto se refiere a los cristianos posteriores. Para ver lo que ellos han visto, debemos observar cómo han reaccionado ante el mundo histórico real en el cual han vivido.

80

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"Casti Connubü", AAS 22 (1930), pág. 561.

Debe considerarse un segundo hecho: la Iglesia no es tan sólo los teólogos ni incluso el clero. Esto es importante en vista del tipo de conocimiento que entraña la fe.

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

Nuestra capacidad para detectar la verdad es una situación concreta no es lo mismo que nuestra habilidad para tratar con abstracciones. Un físico eminente puede ser un pobre juez de hombres. Un político no puede solucionar cada problema moral simplemente recordando el séptimo mandamiento. Debe entrar en juego un tipo final de conocimiento, una percepción de la verdad que existe detrás de una constelación particular de hechos. Aunque los principios pueden orientar esta percepción final, ellos no pueden proporcionarla. Es un acto nuevo, espantosamente único, porque ninguna de dos combinaciones de evidencia son la misma; espantosamente personal, puesto que ninguna otra mente tiene la misma base con lo cual contrastar la evidencia; espantosamente autónomo, porque siempre existe la posibilidad de interpretar mal lo que ve. Por esto es por lo que el hombre prudente debe observar siempre la práctica de otros hombres prudentes. La percepción de ellos es una ayuda para la suya. Si esto es verdad en cada ser humano, es especialmente cierto en aquel al que se le ha dado no una filosofía, sino una unión íntima con el único Cristo vivo en un mundo histórico concreto. Entre los miembros de un Cuerpo Místico existe continuamente una acción y una reacción. El conocimiento que cada uno tiene de Cristo está formado por el de otros que le enseñaron. Cada uno de ellos tiene su propia confrontación con Cristo. Cada uno comparte de algún modo su caudal de conocimiento con los demás. Algunos son comisionados divinamente para proporcionar al resto el conocimiento de Cristo que necesitan y para protegerlos contra las dudas y las desviaciones. Pero estos mismos maestros son también hombres. La gracia no les ha dispensado de la necesidad de consultar a otros hombres.

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VARÓN Y HEMBRA

"La costumbre es el mejor intérprete de las leyes". Este axioma de la ley canónica no es menos cierto para la Ley de Dios. Los seglares también tienen ese conocimiento de la fe que los capacita para juzgar los acontecimientos concretos a la luz de la revelación de Cristo. Aunque su juicio pueda ser erróneo —y por esto es por lo que Cristo les ha proporcionado maestros autorizados—, no queda ignorado, incluso por esos maestros autorizados. Existe un diálogo constante entre los teólogos profesionales, que sólo poseen la formación que exige un progreso genuino, y los seglares que realmente están inmersos en la vida que los profesionales tratan de valorar. De este modo, aunque resultaría excesivo pretender que, puesto que los teólogos por lo general son célibes, son incompetentes para hablar sobre el matrimonio, sería igualmente un exceso tan grande no contar con las opiniones de los únicos católicos con experiencia en la materia. Cada católico reacciona ante la vida basándose en lo que conoce, y todos los católicos actúan mutuamente no sólo en una época, sino a través de los siglos: esto es tradición. Este es el proceso por el cual Cristo se revela a sí mismo a los ojos de nuestra fe. Lo que la Iglesia ha conocido acerca de la sexualidad humana se evidenciará así del modo en que ha reaccionado ante una situación histórica, o más bien ante dos hechos históricos: la cultura de las tierras en las cuales han vivido la mayoría de los católicos y el conocimiento que siente cada católico adulto de una tendencia profundamente interna de no tener ninguna consideración a Dios, a otras personas, a ninguna cosa excepto a sí mismo. Esta experiencia ha estado complicada en algunos casos particulares por el hábito de rendirse a esa tendencia. Enfrentada con esta doble situación y valorándola a la luz de la fe, ¿cómo ha reaccionado la Iglesia?

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

En lo que afecta a los matrimonios típicos que viven como se espera que vivan, los signos de ese desprecio por el cuerpo que fue parte de la cultura grecorromana se han ido haciendo firmemente menos pronunciados. Efectivamente, desde el mismo comienzo, la práctica de los matrimonios católicos ha sido lamentada por los católicos más rigurosos. Poca variación puede observarse realmente de los primeros tiempos a nuestros días. Aparentemente han estado actuando con unos principios sólidos basados en una visión estable de la vida. Pero estos han sido principios de prudencia, esa capacidad para juzgar una situación concreta con evidencia que, aunque válida y apremiante, no siempre es fácil identificar. Aunque las decisiones morales no son irracionales, tenemos medios de saber cuál es la que no puede describirse. Los moralistas profesionales y los seglares corrientes están de acuerdo, por ejemplo, que mentir es malo; y sin embargo, jamás ningún experto ha estructurado una explicación de por qué es malo, que pudieran aceptar los demás expertos. Del mismo modo, el conocimiento del matrimonio en el cual han basado sus conductas estas parejas, no ha sido formulado del modo en que usualmente lo es el conocimiento prudencial. Puede que nunca hayan sido capaces de explicar a otros, o incluso a ellos mismos, por qué estaban actuando del modo en que lo hacían. Pero la consistencia de su práctica en el transcurso de los siglos es prueba de una convicción común establecida. Sin embargo, volviendo de los juicios prácticos a las declaraciones explícitas acerca del instinto sexual, es obvio que ha existido un cambio formidable. Solamente un juego de prestidigitación con los documentos puede hacer que Agustín de Aquino y Pío XII digan las mismas cosas. Pero antes de construir una teología del sexo con

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VARÓN Y HEMBRA

lo que los cristianos han dicho acerca del mismo, debemos preguntarnos si las palabras de un escritor reflejan los conocimientos de la fe o los prejuicios del mundo en el cual ha vivido. Es más fácil bautizar a un hombre que a una cultura. Es más fácil enseñarle una serie de ideas conscientes que cambiar esa visión irreflexiva de la vida, ese complejo de actitudes y valores que ha absorbido como un niño del mundo que le rodea. Estas actitudes y valores son ahora casi instintivos. En lugar de ser un perjuicio, son el marco en el que se estudia toda la enseñanza formal. En lugar de valorar estas impresiones culturales a la luz de la Escritura, es más probable que quede impresionado por los pasajes de la Escritura que parecen confirmarlas. Con frecuencia, en dos niveles de la misma mente pueden estar dos series de ideas en conflicto. Una vez que la Iglesia salió de Palestina, todo estudio y especulación tuvo lugar en una antigua cultura pagana que tenía impregnada una sospecha de la materia y del placer. Agustín no sólo creció en este ambiente, sino que durante varios años fue incluso un maniqueo. Y la suya fue la teología traspasada a la Europa Occidental. Los escolásticos la recibieron consagrada por el tiempo, realzada por la ausencia de cualquier cuerpo de pensamiento comparable desde su muerte y fortalecida por unos cuantos documentos espurios que le daban mayor sanción oficial que la que en realidad tenía. Combinada con el concepto grecorromano del hombre, que ellos estaban descubriendo en las páginas de Aristóteles, no podía por menos de afectar a su visión de lo que Cristo había revelado. Sin embargo, durante todo este tiempo hubo fuerzas que tiraban desde la parte opuesta. Las culturas cambian con lentitud glacial, pero cuanto más dominó realmente 135

EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

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la época en que vivieron la visión de la vida cristiana, tanto más parecen haber cambiado los escritores cristianos. Y cuanto más modificaron lo que leyeron por lo que vieron, más pronunciado parece el cambio.

las instituciones básicas de Agustín y a las luchas de los teólogos posteriores, por quienes fueron perfeccionadas gradualmente, a las que la Iglesia debe la claridad y profundidad de estas recientes declaraciones papales.

Como hemos observado, la vida intelectual de la Iglesia depende de un diálogo continuo. Los creyentes reciben una serie general de valores que ellos aplican a la vida práctica diaria; y los teólogos continúan perfeccionando las teorías generales para adaptarlas a la vida que ven, no entre aquellos que persisten en hacer lo que continuamente oyen que es censurable, tal como los matrimonios de hoy en día que usan contraconceptivos, sino entre la gran masa de "buenos católicos" que se supone que hacen todo cuanto deben.

Esta evolución no muestra los rasgos de un relativismo moral cuyos principios varían con cada cambio de cultura. Ni los católicos dan pruebas de vivir por una situación ética, relacionando cada decisión de conciencia con nada más, a excepción del acontecimiento concreto que la ha ocasionado. Todos los signos señalan a alguna percepción fundamental que gradualmente se hace más explícita, más perfeccionada, más influyente en la cultura general.

Cuando hablamos de tradiciones debemos considerar a ambos participantes en este diálogo; y si lo hacemos así, se hace patente que la tradición católica sobre la sexualidad humana ha sido una apreciación siempre creciente de las percepciones poseídas desde el principio. El mismo conocimiento prudencial, desde el cual estaban actuando los creyentes, dijo a los teólogos que aquéllos estaban en lo cierto. Puesto que, evidentemente, ellos no iban tras una búsqueda pagana del placer y, no obstante, tampoco estaban pensando siempre en los hijos, deben existir otras razones que justificaran sus conductas. Estas otras razones se abren paso gradualmente en los libros: alejar al otro del pecado, pagar una deuda, aliviar la concupiscencia, fomentar el amor mutuo. A medida que se van modificando las fórmulas para expresar lo que es bueno, las descripciones del matrimonio cambian paulatinamente para indicar por qué lo es. La descripción de Pío XII, aunque diferente en tantos aspectos de la de Agustín, no produciría ningún cambio radical en la práctica de los católicos de otros siglos. Por otra parte, es a

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Pocas cosas son más básicas a una cultura que su concepto de la relación entre hombre y mujer. Puesto que están comprometidas las emociones más profundas y los detalles más recientes de la vida, usualmente se ha empleado en el tema el pensamiento de muchas generaciones; y pocas convicciones están más impacientes de cualquier conmoción. El cambio en lo que los escritores cristianos dicen desde el siglo II hasta el X, no refleja ninguna cosa tanto como una lucha entre dos opiniones culturales de la sexualidad humana, prevaleciendo gradualmente la opinión cristiana. Esta opinión cristiana descubre ciertas verdades sobre la vida humana como Cristo la reveló. Primero, la tendencia que siente cada uno de nosotros de convertirse en el eje alrededor del cual gira el resto del mundo, para usar a otros hombres, e incluso a Dios, en nuestro propio beneficio, es el resultado de un pecado primario que nos ha hecho herederos de una naturaleza humana dañada. Pero aunque el trato sexual es una ocasión en que esa tendencia indómita se empieza a manifestar, el instinto sexual no es resultado del pecado original. Mucho menos 137

EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

es la continuación de esa rebelión. Tanto el instinto como su expresión en el matrimonio son características de la vida humana como Dios la ha proyectado. No existe ninguna garantía para pensar que esta parte de la naturaleza humana ha sido más gravemente dañada que el resto. La orientación recíproca del hombre y la mujer no es simplemente "el rasgo más humillante del hombre". Si la revelación muestra que esta orientación ha estado afectada por el pecado original, la reacción que sugiere no es vergüenza, sino pudor: un impulso para proteger lo que es bueno, un temor de profanar algo santo, una reserva sobre una parte de la vida tan personal como la oración. Si un ser humano tiene dignidad o valor, el placer sexual lo comparte, pues es el medio que Dios ha ideado para poner en movimiento un proceso que termina en la vida humana. Supuesto que el marido y su esposa tengan por lo general toda su atención puesta el uno en el otro, esto no quiere decir que el designio de Dios se haya frustrado. El proceso tiene incorporado un fin. Por lógica se desprende que ellos nunca pueden frustrar ese fin, pero no se deduce que ellos deban tenerlo en mente. Puesto que el final del proceso no es un animal, sino un ser humano, es concebible que Dios pretenda que este final resulte de cierto estado psicológico de otros dos seres humanos. Como cuestión de hecho, esta es la característica distintiva de la sexualidad humana. El rigorista se equivoca tan gravemente como el libertino cuando describe el trato sexual del esposo y de la esposa en función del placer. Esa actividad particular del ser humano se supone que dice alguna cosa. Es esencialmente un signo. Al igual que las palabras están proyectadas para transportar el pensamiento, este signo ha sido ideado por el Creador como la expresión de una actitud única hacia 138

VARÓN Y HEMBRA

otro ser humano. Tan real y esencial como la relación con la vida es su relación con el amor. Tal vez es por esto por lo que tantas culturas se han sentido avergonzadas del instinto sexual. El modo en que se le ha permitido expresarse entre ellos ha sido realmente vergonzoso. Cuando un hombre se separa del amor, lo clasifica con el hambre y la sed como un mero estímulo para desarrollarse, la mujer comprometida es profanada y no puede menos que saberlo. Su respuesta oscilará de la tolerancia a la repugnancia. El hombre no está menos enterado de que está siendo profanado, aun cuando la sociedad no lo condene. Puesto que la vida ideal difícilmente puede incluir esta degradación, el hombre ideal parece que debe ser puramente espiritual. El cuerpo es extrínseco, restrictivo, hostil. No es él, sino el cuerpo, el que anhela esta experiencia, y él lo trata como trataría a un niño Indómito, estropeándolo, asustándolo o haciéndole concesiones ocasionales para conservar la paz. Asia, con sus procesiones fálicas y sus faquires; Grecia y Roma, con sus licencias y su concepto etéreo de la naturaleza humana; los gnósticos, manlqueos y cataros, deseosos del trato sexual, pero no de los hijos; la Francia del siglo XVII, con la perversión de Versalles y los escrúpulos de los jansenistas; los Estados Unidos, con los anuncios de sus películas y su excitado culto a la franqueza, tantas civilizaciones que parecen atestiguar que la indulgencia y el rigorismo excesivos siempre se encuentran juntos y siempre provienen de un origen único: la separación del trato sexual de una clase distinta de amor que ha sido concebida para expresarse. Los cristianos también han sentido esta vergüenza, porque ellos también han experimentado una tendencia no a amar, sino a disfrutar del amor. Al igual que en los

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EL MATRIMONIO Y EL PECADO ORIGINAL

antiguos tiempos paganos, las costumbres del matrimonio se han basado con frecuencia en el beneficio personal para el individuo o para su familia. No se consideraba importante ninguna cosa más.

PARTE II

Pero no se puede usar simplemente a un ser humano, incluso para tener hijos. La experiencia ha indicado que en el país cristiano que lo ensaya surgen otras instituciones además del matrimonio. Así, además de ser el origen de la vida humana un hecho que exige ciertas restricciones, el trato sexual tiene otra función no menos intrínseca, no menos proyectada por Dios; y ésta también exige ciertas prohibiciones. La expresión del amor nunca debe llegar a ser una expresión del egoísmo. Pero el hombre bueno no es el que es insensible a los estímulos sexuales. Es el que hace un esfuerzo razonable para evitarlos fuera del tiempo apropiado. Sí ocurre que sus instintos son débiles, esto no tiene más valor que si no tuviera gusto por el alimento ni apreciara la música. Tanto el mismo matrimonio como el instinto que lo impulsa son de Dios y no necesitan justificación. Como un hecho positivo, el pasaje del Génesis en el cual comienza esta investigación los relaciona con el éxito del hombre en la vida.

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"NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTE SOLO"

INTRODUCCIÓN: SALVACIÓN EN PAREJAS UCHO de lo que se dice en el Antiguo Testamento acerca de Dios y del hombre es una reacción ante las ideas que entonces eran corrientes en Siria y Mesopotamia l . Esto es especialmente cierto en los primeros capítulos del Génesis.

M

Según los cananeos, la acción recíproca del sol y la lluvia, la simiente y el suelo, es la reverberación de una batalla cósmica entre un dios benevolente y Caos, un monstruo. Aunque el dios ha sometido a Caos, y con sus restos ha formado el mundo que vemos, el cambio de las estaciones indica que la lucha todavía no ha finalizado. El dios vuelve a ser atacado y muerto por el monstruo. Comienza el invierno. Pero vuelve a la vida, mata a su adversario y después tiene trato sexual con su consorte. Esto hace que la tierra dé frutos una vez más. Así, los cambios imprevisibles de la tierra, e incluso sus ciclos regulares, son un gran drama celestial. Para conseguir que la primavera y el verano, la lluvia y el sol, 1

\%_ Cf. McKenzie, "The Two-Edged Sword", pág. 46.

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ttl

- i I»

INTRODUCCIÓN: PARTE II

vuelvan siempre, el hombre debe representar el drama en el rito de la fertilidad. La actividad que más le asemeja a los dioses que dan vida es el trato sexual; y la mujer existe exclusivamente para proporcionar esta experiencia: una diosa, cuando lo hace, pero el resto del tiempo una bestia de carga. El hombre es aquel para cuya comodidad existe en el mundo todo lo demás, incluso las mujeres 2. Los primeros capítulos del Génesis rechazan este mito cananeo y todo cuanto representa'. La historia del mundo debe adaptarse a lo que Yahvé ha mostrado a su Pueblo. Dios y el mal no son dos fuerzas iguales. Yahvé es supremo y el mundo que hizo es bueno. Cualquier maldad que aparezca en él es culpa del hombre. Yahvé tampoco tiene ninguna consorte con quien lo produjera. Nadie es semejante a El. Si los seres humanos son varón y hembra, esto se debe exclusivamente a su buen deseo. Entonces, ¿por qué decidió El que estas imágenes suyas deberían tener dos formas? En el capítulo con el cual comienza nuestra investigación solamente se da una razón: No es bueno que el hombre esté solo. En otras palabras, es erróneo concebir la religión exclusivamente en función de un hombre aparte y Dios. Cualquier cosa que el hombre tenga que hacer aquí, en la tierra, no tiene que hacerla solo, sino en un tipo único de compañía con una mujer. Dios ha dispuesto el mundo de tal modo que los seres humanos típicos triunfen en parejas.

SALVACIÓN EN PAREJAS

En el primer capítulo del Génesis, en un esfuerzo bastante posterior e independiente para explicar el origen y significado de la vida del mismo modo imaginativo, aparece una vez más este tema. Y creó Dios el hombre a imagen suya a imagen de Dios le creó; macho y hembra los creó. Y los bendijo y íes dijo: "Sed fecundos y multiplicaos, [y llenad la tierra y sometedla" *. Lo que Dios dice se lo dice a ambos. Se les da una meta en la vida, cierto trabajo que hacer y la deducción de que tienen que hacerlo juntos. Entre los judíos, ser sabio significa trabajar en el oficio con habilidad que resulta del talento y de la experiencia. Puesto que también existe un arte de la vida, esta habilidad, la más valiosa de todas, se llamó simplemente sabiduría. Al igual que un maestro artesano muestra a su aprendiz todas las destrezas del oficio, los autores de los libros de la sabiduría del Antiguo Testamento ofrecen al hombre joven los conocimientos acumulados de sus mayores. En el libro del Eclesiástico, compuesto entre los años 200 y 300 antes de Cristo, y que se lee todos los años en la Fiesta de los Tabernáculos, el sabio vuelve a repetir un par de líneas de un poema épico pagano para expresar su propia sabiduría melancólica: Vive la vida con la mujer que amas, todo el espacio de tu vana existencia que se te ha dado bajo el sol s . La vida humana es algo que pasa. Este es su mensaje

2

Cf. McKenzie, "Las características literarias del Génesis", "Obra citada"; "The Two-Edged Sword", págs. 52 y sig. 3 "Ibid.".

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*5 Gen. I, 27 y 28. Ecl. 9, 9.

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SALVACIÓN EN PAREJAS

INTRODUCCIÓN: PARTE II

en la totalidad del libro. Pero en el mismo se da por cierto que los seres humanos deben afrontarla en parejas. El Libro del Eclesiástico, compuesto por Ben Sira un siglo después, representa la reacción de la sabiduría hebrea ante la visión griega de la vida que ha impregnado todo el Oriente Medio. Una colección, en lugar de una obra original, que proclama los sentimientos tradicionales del israelita devoto. El que adquiere una mujer, adquiere el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y columna de apoyo. Donde no hay una valla la propiedad es saqueada. Donde no hay una mujer, gime un hombre a la deriva 6. Esta es la declaración todavía más enfática. Un compañero de la vida no es simplemente útil, sino necesario. Un hombre no es el mismo sin una esposa. Expuesto a la desgracia, anda extraviado por una vida que no tiene objeto.

Israel no obedece a Dios 8. Dicho de otro modo, los autores bíblicos registran un hecho que es el paso de la existencia. Esto no formó parte de la vida social judía, tal y como se reflejó en los libros de la sabiduría. En tiempos del Nuevo Testamento, al parecer, Cristo cree que no existe absolutamente necesidad de hacer ningún comentario. Pero cuando pretenden comunicar alguna enseñanza explícita sobre el matrimonio, describir cómo empezó, aconsejar, hacer comentarios sobre la vida conyugal, no existe pasaje que no dé por cierto que un marido no tiene sino una esposa". La idea que aparece en primer lugar en el Génesis es un estribillo constante. Este no es un mundo de hombre. Para ser todo lo que fue creado, un hombre necesita una esposa. Los seres humanos típicos están proyectados por Dios para hacer su deseo en parejas. Con la primera cosa con la que nos enfrentamos en el Nuevo Testamento es con un cambio pasmoso.

Esta idea de la salvación en parejas parece presuponer que el matrimonio, como Dios lo ha proyectado, es entre un hombre y una sola mujer. ¿De qué modo se puede compaginar esto con la poligamia que los autores bíblicos atribuyen incluso a Abraham y a David? 7 La contestación no parece encontrarse en los textos separados, sino en todo el contenido del Antiguo Testamento. A los patriarcas y a los reyes se les describe con más de una esposa; y una poesía menciona la poligamia como ejemplo de lo desesperadas que serán las cosas si 6

Ecl. 36, 24 y 25. Cf. Prov. 18, 22. 7 Cf. Jue 7, 30; 12, 8, 14; 2 Sam. 2, 2; 2 a 5, 14 y sig.; 5, 13 a 16; 1 1 , 27; I Re. I, I sig,; 1 1 , 1 a 8; 2 Par. 1 1 , 18 a 23; 2 Re. 10, 12 a 14.

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!

Cf. Is. 4, 1 . Cf. Gen. 2, 24; 4, 19; Dt. 17, 17. Cf. también Roland de Vaux, "Ancient Israel" (Nueva York: Mcgraw H i l l , 1961), págs. 24 a 26. 9

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Sección I: La vida ideal 7.

UN DON ESPECIAL

UANDO los Apóstoles observan que si se prohibe el divorcio, a un hombre no le trae cuenta casarse, Nuestro Señor contesta:

C

No todos entienden este lenguaje, sino solamente aquellos a quien se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismo por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender que entienda 1 . Les ha dicho en otra ocasión que ellos, como Apóstoles, han recibido un don especial que les capacita para conocer los designios ocultos que Dios tiene para el mundo 2. Ahora se menciona de nuevo un don. La cuestión de si un hombre debería casarse solamente se aprecia en su totalidad por aquellos que la ven a la luz de los designios ocultos de Dios, y éstos observan que existen ventajas en proseguir sin un compañero de la vida. El concluye con una invitación. Dejad que aquel al que se le ha dado tal sentido más profundo de los valores, es1 Mt. 19, 11. ' Mt. 13, 11.

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UN DON ESPECIAL LA VIDA IDEAL

tudie estas ventajas y considere si la vida de celibato es para él. En el Antiguo Testamento nunca se pretendió que Dios deseara literalmente que todos los hombres se casaran. Algunos son simplemente incapaces de hacerlo. Ahora parece que incluso aquellos que pueden, no deben pensar en ello en seguida. La sugerencia es atormentadoramente breve. La única razón que se da es el "Reino de los Cielos". Pero lo que esto quiere decir comienza a aparecer en las cartas de San Pablo. A los enviados de su joven iglesia de Corinto que le preguntan: "¿Puede casarse un cristiano?", Pablo les responde con un sí definitivo, pero añade: Entiendo que, a causa de la enminente necesidad, lo que conviene es quedarse como uno está 3 El matrimonio es bueno, pero la "inminente necesidad" hace que esté mal aconsejado. Los cristianos están empezando a aprender por experiencia la tensión de vivir en un mundo pagano. Es bastante difícil afrontarlo sólo. Viendo a una esposa o a un marido sufrir, se duplicaría la angustia. Pero esto es solamente parte de una situación más general que Pablo parece tener en mente. La única gran figura del Antiguo Testamento que nunca se casó fue Jeremías, y la única razón fue su papel poco usual en la vida. Célibe, sin descendencia que perpertuara su nombre, él tenía que ser un profeta y una profecía, un símbolo viviente del Reino que estaba agonizando y una nueva relación entre Dios y su pueblo 4. En la Escritura, un símbolo usual3 4

I Cor. 7, 26. Cf. Jer. 16, 1 a 4. Cf. también L. Leg and, "El significado profético del celibato", "Scripture", 12 (1960), págs. 97 a 105.

mente no hace más que explicar alguna realidad. Es una primera fase. En ella la realidad misma está haciendo su primera aparición. La secta judía de Qumran, cerca del Mar Muerto, no mucho antes de los tiempos de Cristo, consideraba el celibato como el estado ideal para sus adeptos. La razón es, una vez más, la época en que vivieron. Ellos creían que el antiguo orden de cosas estaba llegando a su fin. Yahvé estaba a punto de intervenir en la historia y llevaría al mundo a su etapa final. Una época extraordinaria exigía asimismo una preparación extraordinaria: una vida de celibato. Es en esta base en la que nosotros tenemos que leer las palabras de Pablo acerca de la "inminente necesidad". La vida ya no es lo que era usualmente. El día en que Cristo vuelva otra vez puede estar en un futuro lejano, pero la última edad del mundo ya ha comenzado. La línea divisoria fue el Calvario. El Cristo llevado a los cielos está ahora disfrutando de la vida que pronto nos pertenecerá a todos nosotros. Por lo tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuviesen. Los que lloran como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo estuviesen. Los que compran como si no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si no disfrutasen. Porque la apariencia de este mundo pasa 5 . Puesto que toda la raza humana debe llegar a comprender lo que ha ocurrido, se invita a los cristianos a que se conviertan en recordatorios humanos, en símbolos vivientes del mundo agonizante y de la nueva vida que el hombre está viviendo ahora 6 . Renunciando al matrimonio 5 6

I Cor. 7, 29 a 31. Cf. Legrand, "obra citada".

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LA VIDA IDEAL

pueden ayudar a las personas casadas a recordar que nuestras antiguas preocupaciones e intereses carecen de importancia si se comparan con las cosas tan terribles que están ocurriendo cuando Dios sitúa la historia en su climax. Por las epístolas de Pablo sabemos con qué ansia los hombres deseaban que el cambio fuera total y que Cristo viniera una segunda vez. Significativa es, entonces, la carta que alrededor del año 200 un cristiano casado envía a su esposa. Un brillante abogado romano que, aunque solamente hace cinco años que está en el seno de la Iglesia, hace muy poco tiempo que ha sido ordenado sacerdote, Tertuliano, autor de esta carta, se unirá por último a los herejes montañistas a causa de sus severas opiniones sobre el matrimonio. No obstante, es él quien está forjando los términos mediante los cuales la teología cristiana puede expresarse ahora en latín; y la calidad de su obra durante estos años suyos de católico, puede juzgarse por el hecho de que un hombre como San Cipriano de Cartago manifestará que ha leído diariamente a Tertuliano. En esta carta pregunta a su esposa: ¿Por qué anhelamos tener hijos cuando, una vez que los tenemos, estamos deseando dejarlos por temor a las tribulaciones pendientes? ¿No estamos anhelando abandonar esta época de pecado y ser recibidos en la presencia del Señor, como incluso deseó el Apóstol? Los hijos apenas son necesarios al siervo de Dios...

UN DON ESPECIAL

Lo ideal ya no es simbolizar el significado de la época, sino ser práctico al ajustarse a ella. Dado el rigorismo de Tertuliano y su costumbre de lograr su propósito de un modo tan contundente como lo permita la retórica, esta opinión sobre el matrimonio, como ahora un factor indiferente, si no un obstáculo, en el plan que tiene Dios para la gloria final del hombre, no es peculiar de él. Reaparece dos siglos más tarde. San Juan Crisóstomo, cuyos sermones como Obispo de Constantinopla muestran a la Iglesia de habla griega en su mejor momento, ve el matrimonio como una de las vanas satisfacciones de una vida que es solamente un preludio a nuestra vida real con Cristo. Podemos haber dejado muchos hijos. Podemos tener una bella esposa, placer y las demás cosas que acabo de enumerar. Puede que hayamos llegado a una edad madura. ¿Pero qué ayuda en verdad y en valores eternos nos depararán todas estas cosas para el día del juicio? Ninguna en absoluto. Así, estas cosas son una sombra, un sueño. Pues de estas épocas interminables, que a la postre nos absorberán, no puede esperarse ningún fruto, ningún consuelo. El que las tuvo, está destinado a estar en la misma situación que el que careció de ellas 8. El Obispo desconocido que es autor de uno de ios mejores comentarios latinos de este período sobre San Pablo, indica que los católicos de Italia todavía leen a Pablo en el espíritu de Tertuliano. Puesto que el fin del mundo está próximo, no deberíamos estar ansiosos de engendrar hijos... Pues existirán presiones sobre nosotros como ¡amas las hubo antes. Después de todo, ninguno de nosotros desea que estas cosas ocurran en su propio tiempo... Pensemos

¿Por qué profetizó el Señor: "¡Ay de las que estén encinta y criando!", excepto para testimoniar que la carga de preocupaciones familiares será un estorbo en ese día de la partida, que tiene que venir? '. 7

152

"Ad Uxorem", lib. 1, c. 5, PL 1, 1281.

8

"De Virginltate", c. 5, 58, PG 48, 580.

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UN DON ESPECIAL

en los otros también y abstengámonos de tener muchos hijos. Démonos más a la oración y al servicio de Dios, pensando en el futuro día del juicio; así nosotros no seremos juzgados por el cúmulo de intereses terrenales y ellos no se enfrentarán con algo que nosotros mismos tememos 9. Estos sentimientos no están en absoluto fuera de lo común. San Jerónimo, conocido de los hombres más eminentes de la Iglesia a finales del siglo IV y famoso en sí mismo por su trabajo en la Escritura, pregunta: ¿Cuál es la necesidad (a la que se refiere Pablo)? "¡Ay de las que estén encinta y criando en esos días!". El bosque se espesa para que se corte en algún tiempo futuro. Se siembra el campo para recoger el fruto. El mundo ya está lleno. La tierra ya no es capaz de contenernos. Las guerras diarias nos acaban, las enfermedades nos eliminan, los naufragios nos sumergen " . No son las cortesanas las que están amenazadas ni las casas de prostitución, que ninguno duda que se condenarán, sino los vientres hinchados, y los niños que lloran, y los frutos y las obras del matrimonio " . Esta misma forma de pensar guarda relación con Agustín, al afirmar que ahora sería mejor que nadie se casara. Pero yo sé que alguno lamentará: "¿Qué ocurriría si todos los hombres desearan abstenerse de las relaciones sexuales? ¿Cómo sobreviviría la raza humana?" ¡Si todos los hombres tuvieran solamente este deseo!... la Ciudad de Dios se llenaría con mayor rapidez y así se haría que el fin del mundo llegara más pronto.

¿Qué más parece instar el Apóstol cuando dice sobre este tema: "Bien les está a todos quedarse como yo"; o en el pasaje: "Os digo, pues, hermanos: El tiempo es corto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen...?". Por todo ello me parece que en esta época actual sólo deben casarse aquellos que no tienen imperio sobre sí mismos " . Ninguno de estos hombres pretende desprestigiar el matrimonio. Saben perfectamente que el mayor acontecimiento de la historia ha dependido de él. La cadena de matrimonios y nacimientos que se ha prolongado desde que el primer hombre y la primera mujer concibieron su hijo, ha llegado hasta una mujer que es la Madre de Dios. Pero ha nacido el más grande de los hombres y la raza se ha redimido. Ya no tiene las mismas necesidades. El matrimonio ha perdido el significado que tenía antes del nacimiento de Cristo. Cuando la época de los Padres llega a su fin, la Iglesia de los países del Norte comienza a expresarse. Por el año 700, la fe ha sido aceptada por la gran masa de personas de Inglaterra y las ¡deas de los Padres se las explica un erudito anglosajón llamado Beda. Los obispos y los reyes buscan su consejo, los sacerdotes leen sus obras al pueblo durante la misa y todo el país lo canonizará después de su muerte con el título de Venerable. Sus palabras sobre el matrimonio se hacen eco de Agustín: El matrimonio no tiene que ser condenado. La gracia de la bendición del altísimo lo ha establecido para propagar la raza humana y poblar la tierra. Pero lo que tiene que honrarse más y lo que merece mayor bendición es la virginidad, que, ahora que la tierra se ha llenado de hombres..., desea seguir a

9

Ambrosiaster, " I n I Cor. 7, 2 9 " , PL 217, 234 y 235. " D e Perpet. Virg B . V . M . " , c. 2 1 , PL 23, 215. " A d v . J o v . " , lib. 1, núm. 26, PL 23, 239. Cf. Autor desconocido, "Consultationes Z a c c h a e i " , lib. 3, c. 5, PL 20, 1157; Isidoro de Sevilla, " D e E c c l . O f f . " , lib. 2, c. 20, PL 83, 809. 10

11

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"

" D e Bono C o n j . " , c. 10, PL 40, 381.

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Cristo Jesús en el cielo y entonar el único cántico que nadie más puede cantarle a él. Pues Dios y Nuestro Señor, quien en la primera época del mundo recién creado formó a la mujer de una costilla del hombre para enseñarnos que la tierra tenía que poblarse mediante su mutua unión, ha tomado en sí mismo la naturaleza humana de la carne de la Virgen en la última época de la historia... Para demostrar que El ama la gloria de la virginidad más que al matrimonio " . Sobre los castos, los escritores de estos primeros siglos, ya comparten la opinión de Jerónimo de que el fin del mundo está cercano, o la esperanza de Agustín de que si todos fueran célibes el día estaría próximo, están de acuerdo en que la necesidad presiona a todos los hombres para que se preparen para la llegada del juicio, pero los matrimonios son menos capaces de hacer esto " . Durante el siglo XIII, los escolásticos llegan a esta cuestión cuando tratan del precepto de Dios en el Génesis: "Sed fecundos y multiplicaos". Buenaventura cree que ya no existe ninguna necesidad y, por lo tanto, ningún mandato de tener hijos. En estos tiempos del Nuevo Testamento el precepto se ha convertido en una "indulgencia" J5. Alberto el Grande, cuya erudición y uso de Aristóteles afectará a la instrucción de los siglos futuros, está de 13 " H e x . " , lib. 1, PL 9 1 , 3 1 . Cf. Rábano Mauro, " C o m m . ¡n G e n . " , I¡b. 1 , c. 7, PL 107, 462. 14 Harvey de Bourg-Dieu, " C o m m . in I Cor. 7 " , PL 181, 183; Cf. Rábano Mauro, "Enarr. ¡n Ep. P a u l i " , lib. 10, c. 7, PL 112, 7 1 ; " E x p o s . " Super Jer., lib. 1 1 , c. 29, PL 111, 1017; Hatto de Vercelli, "Expos. in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 357; Bruno de Asti, "Expos. ¡n I Cor. 7 " , PL 153, 156. 15 " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. I, q. 3.

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UN DON ESPECIAL

acuerdo con la conclusión de Buenaventura, pero por una razón diferente. Este precepto procede de la naturaleza, debido a la falta de un número muy amplio; y por ello yo creo que no obliga una vez que existe un número considerable 16. Tomás, su alumno, explica esto en detalle. Al principio, todo el que podía estaba obligado a tener hijos. Ahora no lo están, excepto aquellos designados por la autoridad civil para cubrir la necesidad de cierta provincia ". El precepto de tener hijos es como el de dar limosna. Está destinado a todas las épocas y es tan válido hoy como en los tiempos del Antiguo Testamento. Un hombre está obligado a dar limosna o a casarse cuando se encuentra en una situación concreta que lo exige " . En el siglo siguiente, Tomás de Estrasburgo ve ría como el punto divisorio de la historia. Antes tiempo el matrimonio era mejor. Ni se preceptuaba aconsejaba la virginidad. Pero desde su época el camino hacia Dios es la virginidad 10.

a Made su ni se mejor

Cuando en el siglo XVI comienza un nuevo período de reflexión, nuevamente se hace la distinción entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Ahora que ha venido Cristo es mejor no casarse 2 °. Pero Domingo Soto se opone a los primeros escritores que habían llegado tan lejos como para afirmar que el antiguo precepto: "Sed fecundos y multiplicaos" ha terminado con el nacimiento de Cristo. Para cumplimentar el deseo que tiene Dios para '• "In " "In ad 2. '» " I n " "In -" Cf.

4 S e n t . " , d . 26, a. 8. 4 S e n t . " , d . 26, q . I, a. 2. Cf. " S . T . "

II I I , q . 52, a. 12

4 S e n t . " , d . 26, q . 2, a. 2 ad 1. 4 S e n t . " , d . 33, q . I, a. 4; Cf. " i b i d . " , d. 26, q . I, a. 3. Cayetano, " I n I Cor. 7, 26.

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el mundo, el matrimonio todavía es tan esencial como siempre. El tiempo en que tiene que ocurrir el fin del mundo no ha sido incluido en la suma de conocimientos del hombre. "Esa hora no la conoce nadie, ni aun el Hijo del Hombre". Y, por lo tanto, a menos que lo aclare una revelación especial, debe observarse el derecho consuetudinario y la ley natural. Así, si surgiera la necesidad (lo cual no parece posible), incluso aquellos obligados por un voto de castidad tendrían que casarse por ley, ya que los votos siempre incluyen una condición: a menos que esté en contraposición con la obligación del derecho natural de preservar la raza humana 31 . Salmerón encuentra ocioso preocuparse de preservar la raza cuando los hombres son tan propensos al matrimonio 22. Pero en el nivel de la teoría difiere de Soto. El cree que el precepto original de Dios fue revocado en la plenitud del tiempo en que vino Cristo. Afirma, con Jerónimo y Agustín, que ya no existe necesidad del matrimonio. Si la raza se extingue no sería una catástrofe. La Ciudad de Dios estaría cerca 2 3 . Otros están de acuerdo con él -'*, y Canisio encuentra tiempo entre los trabajos que le proclamarán segundo fundador de la Iglesia en Alemania, para una serie de meditaciones en las cuales, al igual que Crisóstomo siglos antes, apremia a los cristianos a que consideren el matrimonio tomando como base esta breve vida humana y la vida eterna que está por venir 2S . 21 22 23

" l n 4 S e n t . " , d . 26, q. 1 , a. 2. "Obra c i t a d a " , v o l . 3, opuse, pág. 30. " I b i d . " , v o l . 5, opuse. 9, pág. 50; v o l . 8, o p u s e . 50, págs. 393,

UN DON ESPECIAL

Cerca de principios de siglo, San Lorenzo de Brindisi observa que el llamado precepto de Dios en realidad no fue ningún precepto, sino una autorización y una bendición sobre la raza humana 2G . Leonardo Lessius, profesor de Lovaina y uno de los jesuítas destacados en las enconadas luchas teológicas acerca del problema de la gracia y el libre albedrío, añade que, si la raza humana estuviera en peligro de extinción, no es improbable que entonces existiera un precepto... Así piensan la mayoría de los expertos. Aunque tal vez sea más acertado decir que esto no se ordenaría, especialmente en esta época de la ley del Evangelio. Pues el Señor aconsejó el celibato sin reservas y sin excepción alguna. Pues entonces, puesto que la seguridad de la raza humana no es responsabilidad de cada hombre, sino de la providencia de Dios, parece más plausible que, si surgiera tal caso, es que Dios estaría deseando poner fin al mundo 2r . Aunque los moralistas de años posteriores han vuelto su atención a los problemas que parecían más urgentes, no debe ignorarse la convicción fundamental que impulsó toda discusión. Reapareciendo periódicamente desde los días de Pablo, atrae la atención hacia el hecho que es más importante. La revelación posterior ha modificado la percepción primeramente registrada en el Génesis, de que los típicos seres humanos están proyectados para lograr su destino en parejas. No debemos exagerar el cambio. No parece tan evidente, como han pretendido algunos escritores cristianos, que el hombre está ahora libre de toda obligación de preservar la raza. Aunque el Nuevo Testamento aclara que

397. 24 23

158

Cf. Buys, "obra c i t a d a " , pág. 210. " M e d . de D o m i n i o . " , Dom. 2 post Trin., Streicher, I I , pág. 106.

2

» " E x p l a n , ln Gen., I, 29, " O b r a s " 3, 202. 27 " P r a e l . De Sao. M a t . " , c. 1 , cop. 3. Cf. " D e Justitia et Jure (Antwerp: B. Moretti, 1632), séptima edición, lib. 4, cop. 15 a 1 .

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todos los acontecimientos de la historia son partes de un plan mediante el cual Cristo será "todo en todo", la revelación nos ha dado pocos detalles de ese plan. Hasta que lo aprenda de un modo diferente, la raza humana supondrá que todavía debe adoptar todas las medidas necesarias para asegurar su supervivencia. Pero en medio de nuestro temor bien fundado hoy en día del final del mundo, o de una lucha titánica entre la Iglesia y sus enemigos, se nos recuerda que el matrimonio ya no es el camino ideal hacia Dios. En cada época el cristiano es un mártir, una proclamación viviente de que Cristo ha venido y que el mundo es ahora diferente. A algunos se les invita a atestiguarlo mediante su renuncia al matrimonio.

de un concepto universal, como la naturaleza humana o la justicia. El matrimonio ha sido afectado por la historia. Ya no es tan urgente como cuando su última consecuencia tenía que ser Cristo. Ahora El ha venido. La historia está en su etapa final. Y en esta nueva situación hay un nuevo camino a Dios. Un hombre puede ser ahora más sabio y prescindir de un compañero de la vida. Esto, decimos, se debe al estado del mundo en el cual están viviendo. Pero Pablo también señala una razón en el mismo matrimonio.

No siempre se ha apreciado un aspecto de esta verdad, aunque es básico al pensamiento cristiano sobre la virginidad. Todos los documentos que hemos examinado tratan de ese modo de vida, no en lo abstracto, como podría haber existido en cualquier época, sino en la situación histórica concreta del mundo desde el nacimiento de Cristo. En ese marco, y sólo en ese, parece como algo que tiene que desearse. Antes de Cristo, pasar por la vida sin casarse era una desgracia, como con tanta frecuencia advierte el Antiguo Testamento. Para el cristiano la historia tiene un significado. Cada momento tiene su importancia. Es una escena única en el progreso del mundo hacia la meta que Dios contemplaba cuando lo creó. Pues no existe cosa inútil en la creación. Este avance hacia la meta es parte de un plan. ¿Las fuerzas de la naturaleza? ¿El libre albedrío del hombre? Son los mismos agentes que El ha ideado para llevar el plan a su término. Por lo tanto, entender el matrimonio no es suficiente para filosofar sobre el mismo como si se tratara simplemente

160

11

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8.

LAS INQUIETUDES DE LA VIDA MATRIMONIAL L matrimonio no es pecado, dice Pablo a sus conver-

E tidos en Corinto.

Pero todos ellos tendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros'. No dice lo que son estas "tribulaciones humanas". Deberán ser experiencias que más bien forman parte de la vida matrimonial, puesto que los corintios las evitarán no casándose. Encontramos a los Padres griegos mostrando a los cristianos de finales del siglo IV que el "matrimonio es una carga pesada" 2, al enumerar las inquietudes diarias de un matrimonio típico. Tan pronto como se concibe un hijo, os preocupáis por la madre. Si sobrevive, existe la ansiedad de criar a los hijos. Cuantos más hijos tiene ella, con más pena y tristeza los ve sufrir; y esto la aflige más que su propio sufrimiento. Cuando el marido está en el hogar ella está pendiente de él. Cuando no está en casa se preocupa por él. Si él 1 I Cor. 7, 28. - Gregorio Nacianceno, "Carm.", Hb. 1, seo. 2, 6, 1, 7, PG 37, 643.

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muere, ella queda viuda deseando la muerte, sola si no tiene hijos, preocupada si los tiene 3 . San Juan Crisóstomo contempla la vida matrimonial desde la parte del marido. Es cosa grave estar casado con una muchacha pobre y grave estar casado con una rica. Una cosa disminuye la riqueza de un hombre; la otra, autoridad y libertad. Es una carga tener hijos; una carga mayor no tenerlos. En el primer caso, se está sujeto a una amarga esclavitud; en el segundo, se ha tomado una esposa en vano. El niño cae enfermo. No es un temor corriente. Muere joven, lo cual es una pena que no encuentra consuelo. En cada fase de crecimiento, ansiedad por ellos, preocupaciones y trabajos... Esta es la vida, Teodoro, en la cual un alma se divide entre tantos cuidados, sirve a tantos, vive para tantos y nunca para sí misma 4 . Durante este período, los comentaristas de Occidente leen las palabras de Pablo acerca de la "necesidad presente", que acabamos de considerar, como una alusión a las inquietudes de la vida matrimonial 5 . Ambrosio describe el velo de la novia como un símbolo de las nubes que con seguridad vendrán a oscurecer su hogar 6 . ¿Quién es tan opuesto a la verdad que condena el matrimonio? ¿Pero quién está tan desprovisto de sentido que no se da cuenta de las cargas del matrimonio? '. s Gregorio Nacianceno, "De V i r g i n i t a t e " , c. 3, PG 46, 327 a 335. Cf. Basilio el Grande, "De Vera Virg. I n t e g . " , núm. 23, PG 30, 715; " E p i s . " I ad Greg., PG 32, 226. Cf. "Consult. Z a c c h a e i " , lib. 3, c. 5, PL 20, 1156 y 1157; Isidoro de Sevilla, " E d Eccl. O f f . " , lib. 2, c. 20. 1 " A d Theod. L a p . " , lib. 2, núm. 5, PG 47, 314. 5 Ambrosiaster, " l n I Cor. 7, 28, PL 17, 234. Cf. " i b i d . " , 7, 26, PL 17, 233. 6 "Exhort. V i r g . " , 34, PL 16, 346. 7 "De V i r g . " , c. 6, PL 16, 287. Cf. " L i b . de V i d . " , c. 3, PL 16, 273.

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LAS INQUIETUDES DE 1A VIDA MATRIMONIAL

Jerónimo cree que otros han descrito estas cargas bastante bien *. Y él observa que Las mujeres envejecen rápidamente, especialmente aquellas que tienen marido". Agustín reflexiona sobre la aparente reticencia de Pablo. En cuanto a su afirmación de las tribulaciones humanas, que él quisiera evitar a aquellos que optan por el matrimonio, no se me ocurre ahora nada más plausible, que él no estaba dispuesto a revelar y enumerar en detalle las tribulaciones humanas precisas, de las cuales estaba avisando de antemano a los que eligen el matrimonio: las sospechas de un marido o de una esposa celosos, tener hijos y criarlos, los temores y tristezas de una viuda cuando fallece el otro. ¿Cuál de entre todos estos sentimientos no sorprende e irrita a una persona, una vez que se ha ligado con las cadenas del matrimonio? 10. En el resto de este período se evidencia la misma opinión, tanto en la Iglesia de habla latina como en la de habla griega M . Los escritores de la Edad Media repiten a los Padres.12. Lanfranc, cuya fama no sólo atrae a los eruditos a la abadía normanda de Bec, sino que andando el tiempo impulsará a Guillermo el Conquistador a nom» " A d v . J o v . " , lib. I, núm. 13, PL 23, 241. • " E p i s t . " , 117, núm. 10, PL 22, 959. 10 "De Sancta V i r g . " , c. 16, PL 40, 403 y 404. Cf. " C o n f e s s i o n e s " , lib. 9, c. 9, PL 32, 772. 11 Cf. Gregorio el Grande, " R e g . P a s t . " , pars. 3, c. 27, PL 77, 103; Ps-Crisóstomo, " D e Sancta T h e c l a " , PG 50, 547; Damasceno, "Sac. Paral., t!t. 6. PG 95, 1282; Teodoreto, "Graec. Aff. C u r . " , 8erm. 9, PG 83, 1055; Teodoro de Studium, Epist., lib. 2, núm. 128, PG 99, 1114; Tajón, " S e n t . " , lib. 3, c. 7, PL 80, 857 y 858; Isidoro de Sevilla, De Eccl. Off., lib. 2, c. 20, PL 83, 809. 12 Cf. SedeHo Scoto, " C o l l . in I Cor. 7, PL 102, 142 y 143; Rábano Mauro, "Enarr. in Ep. P a u l i " , lib. 10, c. 7, PL 112, 70; Haymo de Halberstadt, "Expos. in I Cor. 7 " , PL 117, 547; Catto de Vercelli, "Expos. in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 357.

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brarlo Arzobispo de Canterbury, cree que la "necesidad presente" que Pablo tiene en mente es: El deseo de los bienes de este mundo, que tienen con frecuencia los matrimonios cuando procuran para sus hijos e hijas y se apoyan el uno al otro. Para evitar esto, él dice que es bueno que un hombre tome esposa 13. Otros escritores medievales incluyen este problema del apoyo entre las preocupaciones que le vienen a un hombre con el matrimonio " . Buenaventura añade que una esposa debe soportar la maldición de Eva. Solamente aquellas que han padecido un parto difícil saben lo duro que es soportarla. La escritura la usa como el símbolo de una pena terrible l s .

LAS INQUIETUDES DÉ LA VIDA MATRIMONIAL

La vida conyugal tiene dos períodos similares: el primero, cuando los dos esposos se aman tiernamente, cuando los hijos pequeños juegan y balbucean ante los ojos de sus padres. Es delicioso. Pero cuando los niños han crecido... aumentan las preocupaciones de los padres. Entonces el sol comienza su declive. El brillo de la felicidad primera empieza a oscurecerse. Es entonces cuando el corazón se desgarra, herido por un enjambre de desgracias. Deben atenderse las necesidades de los hijos. Les sobrevendrán accidentes imprevistos. Después, a uno de los dos esposos le llega el momento de la muerte " . Otros llaman especialmente la atención hacia esta desgracia final 2 0 . Y San Francisco de Sales, aunque es amable y está interesado en el matrimonio, declara:

Durante los años de transición se oyen las mismas opiniones", © incluso el nuevo espíritu del siglo XVI parece traer pocos cambios. Algunos repiten la usual relación de inquietudes " . Salmerón declara que los matrimonios escrupulosos llevan "una cruz casi perpetua" 1". Luis de Granada, el principal escritor espiritual de los dominicos de la época y uno de los que se dirigen a los seglares, les dice:

El estado del matrimonio es el que exige más virtud y más constancia que cualquier otro. Es un ejercicio perpetuo de la mortificación. ¡Ay!, aquellas almas que tienen una inclinación totalmente parcial hacia el matrimonio, encuentran en el mismo tantas oportunidades para ejercer la paciencia y la mortificación, no obstante lo feliz que pueda ser, que solamente con gran dificultad pueden soportar su carga 22.

El sol tiene dos períodos: el de su salida hasta el mediodía, durante el cual su luz continúa aumentando; el otro, desde el mediodía hasta su puesta, durante el cual su luz se va desvaneciendo.

Evidentemente, estos avisos repetidos no significan una llamada al egoísmo. Si la Iglesia dedica esta atención continuada a las inquietudes de la vida matrimonial, ellas deben tener repercusiones en la religión de un matrimonio. Ya en el año 200 encontramos que esto se afirma explícitamente. Tertuliano, él mismo casado y respetado

« "Comm. In I Cor. 7, 22", PL 150, 178. i i Cf. Bruno de Asti, "In I Cor. 7", PL 153, 160; Alano de Lila, "Summa de Arte Pr.", c. 46, PL 210, 194. is "Opuso. 10 Vitls Myst.", Add. 4, c. 30, núm. 105, Quar. 8, 209 y 210. i» Cf. Dionisio el Cartujo, "In I Cor. 7", a. 7, Obras 13, 156 y 157- "De Laúd Vita Conj.", a. 3, Obras, 38, 61. i» Cf. Cayetano, "In I Cor. 7", 28; Soto, "In 4 Sent.", d. 31, q. I, a. I. ía "Obra citada", vol. 6, pág. 33, Cf. "¡bid.", vol. 5, opú9C. 9, pág. 49. 1fifi

18 "Forét de lieux communs", seg. cía., Marriage, "Obras", 21, 436. Cf. "¡bid.", Virginité, "Obras", 21, 201. 20 Buys, "obr-i citada", pág. 225. 21 "Lettres", 1861, "Obras", 3, 718. " " I b i d . " , 808, "Obras", 3, 673.

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V LA VIDA IDEAL

LAS INQUIETUDES DE LA VIDA MATRIMONIAL

como un teólogo, aunque su rigorismo lo llevó fuera de la Iglesia, insiste en que el matrimonio es bueno, pero también insiste en que distrae a una persona de Dios ". Un siglo más tarde, el famoso historiador de la Iglesia Eusebio de Cesárea, revela su propia impresión de la vida conyugal cuando trata de contestar a la acusación de que los cristianos, ensalzando a aquellos que no se casan, contradicen al Antiguo Testamento, el cual pretenden que fue inspirado por Dios. No existía nada que impidiera a aquellos hombres de la antigüedad, que llevaban una vida más relajada y libre, que atendieran a su hogar y a sus hijos y que, al mismo tiempo, estuvieran libres para el servicio de Dios. Podían atender asiduamente a la religión, así como a sus esposas, a sus hijos y al hogar; y nunca fueron apartados del mejor empeño por intereses ajenos. Pero nuestro negocio incluye incontables asuntos que nos deprimen desde el exterior, nos arrastran desde todas partes a otros intereses y nos distraen de nuestra atención cuidadosa para complacer a Dios 24. Como lo expresó un obispo de Italia a finales de siglo, los trabajos y preocupaciones de la vida matrimonial reducen el paso del corredor como pesos en sus pies 2*. San Ambrosio encuentra esta dificultad simbolizada en el Génesis por el sopor que Dios infundió en Adán, antes de formar a Eva. ¿Qué es ese sueño durante un breve espacio de tiempo, excepto el hecho de que, cuando volvemos

nuestra alma para unirnos con alguien en matrimonio parecemos descender y cerrar los ojos que fueron destinados al reino de Dios, por una especie de sopor, aquí en el mundo, y están dormidos a las cosas divinas por algún tiempo, cuando nos detenemos en los vanos asuntos de la tierra? 2a. Jerónimo comenta la observación de Pablo sobre las "tribulaciones humanas". ¿Piensas que el mismo modo de vida puede combinar los días y las noches empleados en la oración y abstinencia con el ansia de que llegue tu marido, tu paso afectado, ideando lisonjas...? Los niños lloran, las sirvientas hacen ruido, se observa a los niños y se les habla, se hacen las cuentas, se aparta el dinero para esto y para aquello. La cocinera, arremangada, machaca la carne. Las muchachas charlan de sus cosas mientras cosen. En esto se oye que el marido ha llegado al hogar con algunos amigos, y ella vuela como una golondrina por todas las habitaciones de la casa. ¿Está todo ordenado? ¿Han barrido los suelos? ¿Se ha puesto la mesa? ¿Está preparada la comida? Ahora dime: ¿Entre todas estas cosas, dónde está el pensamiento dedicado a Dios? ~\ Agustín y Fulgencio de Ruspe, su discípulo, ven el mismo problema" 8 . A principios del siglo Vil, San Juan Climaco, el abad del monasterio del Monte Sinaí, cuyo último nombre se deriva de su obra clásica Pasos al Paraíso, observa: Aquellos cuyos pies están encadenados todavía pueden caminar, aunque constantemente tropiezan y se hieren. Un hombre entregado tan sólo a las ¡n-

23

" A d U x o r e m " , Mb. 1, c. 10, PL 1, 1390. "Demonstrations E v a n g . " , lib. 1, c. 9, PG 22, 78 y 79. " C o m m . ¡n L u c " , PG 24, 574. 5 - Ambrosiaster, " I n I Cor. 7 " , 32, PL 17, 236. 24

168

Cf.

-<• "De Paradiso", c. 1 1 , PL 14, 316. -' " D e Perp. Virg. B.M.V., núm. 20, PL 23, 214. 28 Cf. "De Sancta V i r g . " , c. 16, PL 40, 403; Fulgencio, " E p i s t . 2 " , c. 5, PL 65, 314; " i b i d . " , PL 65, 321.

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quietudes de esta vida es como el que tiene las manos encadenadas, pero puede ir a donde desea... Un hombre unido en matrimonio es como el que tiene encadenados los pies y las manos 2 ". Los primeros escritores medievales están de acuerdo en que La preocupación... y la obligación de procurar para una esposa y los hijos, separa a una persona de Dios 30 . Pedro Abelardo, cuya llegada a Paris hace del año 1100 una fecha notable en la historia de la teología, explica por qué en el segundo capítulo del Génesis Adán puso nombres a los animales y a las aves, pero no a los reptiles. Pensamos que este es un pasaje excelente por su simbolismo sagrado. Los célibes, en la Iglesia de hoy en día... pueden compararse a las aves y los buenos matrimonios a las bestias, que tocan parcialmente la tierra con los pies y en parte se separan de ella, ya que sus cuerpos no se arrastran por el suelo. Pues el hombre que se une en matrimonio está dividido, en parte sirviendo a Dios y en parte dedicado al mundo, debido a las exigencias perennes de la vida conyugal " .

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tajas del matrimonio desesperanzadoramente entremezcladas con las inquietudes que entraña la vida de matrimonio " . "Todas estas cosas nos impiden dirigirnos enteramente a Dios" 34. Alberto el Grande llega tan lejos que llama a este modo de vida un obstáculo para la salvación a causa de sus cargas S5 . Cree que esta puede ser una razón por la cual algunos han negado que se confiera gracia alguna por el sacramento del matrimonio. Pues le otorga una: no trae ningún bien a la persona, pero le ayuda a evitar un m a l " . Aquino llega a la conclusión de que la decisión de soportar estas "tribulaciones humanas", que él entiende que son preocupaciones por las cosas temporales, no está de acuerdo con nuestro propósito en la vida, a menos que las tribulaciones se compensen con otros buenos efectos " . Durante el siglo XV, Dionisio el Cartujo se pregunta por qué Pablo menciona solamente estas penas e incomodidades como las razones que llevan a adoptar la decisión de no casarse. Podía haber alegado una razón más meritoria: que el estado matrimonial, debido a las inquietudes que entraña, aleja a una persona de la pureza, el fervor y la firmeza de contemplar y amar a Dios 3B .

No sólo los contemporáneos de Abelardo, sino los escolásticos del siglo siguiente, están de acuerdo en que estos intereses hacen que los matrimonios sean "menos propensos al b i e n " " . Buenaventura encuentra las ven-

En el siglo siguiente, Cayetano está seguro que Pablo quiere referirse a las desventajas espirituales 3S .

2 ' " S c a l a P a r a d i s i " , Paso I, PG 88, 639 a 642. i» Autor desconocido, " A l l e g . in N. T . " , lib. 7, PL 175, 912. Cf. Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 117, 548; Lanfranc, " I n I Cor. 7, 2 4 " , PL 150. 178; Anónimo, "In I Cor. 7 " , PL 153, 161. s> " P r o b . H e l . " , 40, PL 178, 722. 32 Cf. Alano de Lila, "Contra H a e r . " , lib. 1 , c. 14, PL 210, 366; Harvey de Bourg-Dieu, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 883 a 886; Vicente de

Beauvais, "De Eruditione Filiorum N o b i l i u m " , e d . Arpad Steiner, (Cambridge, Massachusetts: Medieval Academy of America, 1938), c. 38, pág. 153. 33 " Q . D ¡le Perf. E v a n g . " , q . 3, a. 2, Quar. 5, 172. 34 " I n L u c " , 10, 4 1 , Quar. 7, 274. " " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. I ad 4. 3* " I b i d . " , d . 26, a. 14, q . 2 ad I. 37 " I n 4 S e n t . " , d . 30, q . I, a. I. 3» " I n I Cor. 7 " , a. 7, " O b r a s " , 13, 156. 33 " I n I Cor. 7, 2 6 " .

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No contradice Pablo la declaración de Dios... "No es bueno que el hombre esté solo"... En cuanto se refiere a la existencia de las especies, no es bueno que el hombre esté solo, porque priva de medios a la naturaleza para aumentar la especie. Pero Pablo está hablando del hombre en relación con su vida espiritual, y aquí es bueno no tomar esposa. Pues del matrimonio resulta algo semejante a un obstáculo para la vida espiritual 4 ".

ción es arrebatada por sus preocupaciones usuales a los pensamientos de este mundo. Su cuerpo está presente en los asuntos de Dios; su mente está en los asuntos terrenales, pues están tan distraídos por ellos que casi no pueden prestar atención a lo que está ocurriendo frente a ellos " . Ya en este siglo, y nada menos que por una autoridad como la de Pío XII, se considera ésta como una de las lecciones del Evangelio de San Mateo.

Los teólogos de la Contrarreforma están convencidos que el matrimonio hace difícil que se encuentre tiempo suficiente para dedicarlo a D i o s " . Frente a los ataques del protestantismo por el celibato de los clérigos, explican que los sacerdotes de la Iglesia Occidental no toman esposa.

La afirmación de Jesucristo implica que este tipo de abstinencia perfecta del matrimonio libera a las personas de la pesada responsabilidad y deberes que entraña... La sociedad que les da sus obligaciones como marido y mujer, ordena claramente que "los dos sean una misma carne". Pues en los tiempos buenos y en los malos, el marido y la esposa están atados por muchas cadenas... y distraídos por las Inquietudes que preocupan y hacen difícil encontrar tiempo para las reflexiones piadosas sobre las cosas de Dios, a causa de sus responsabilidades de ahora " .

A causa de los obstáculos e intereses mundanales que necesariamente surgen inmediatamente después del matrimonio ". Ellos insisten una y otra vez que es por algo más que por evitar estas incomodidades. Se hace más daño por la esclavitud de la mente que por la del cuerpo; y por la pérdida de buenos pensamientos que por la pérdida de dinero ". Vemos a muchos que, sujetos por las cadenas del matrimonio, están tan ocupados y ansiosos de los intereses terrenales que apenas pueden pensar seriamente en su salvación. En verdad, que llegan a tiempo para el servicio divino una o dos veces a la semana, pero su aten"> " I b l d . , 7, I " . 41 Cf. Buys, "obra c i t a d a " , pág. 225; Alvarez de Paz, " D e Exterminatione M a l í " , lib. 5, pars. 2, c. 5, "Obras (París: L. Vives, 1875), 4, 579; c 2, " O b r a s " , 4, 558. ' 4 2 Belarmino, "De Sac. M a t . " , c. 5 " ( O p e r a O m n i a " , Ñapóles; J . Giuliano, 1856). 43 Lessius, " O p u s e . " 885, " D e Bono Satatus Castitatis, c. 5, Opuscula (Antwerp: B. Moretus, 1626), pág. 885.

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Pero si el hombre casado debe luchar considerablemente para servir a Dios, ¿su resolución frente a estas pruebas no le otorgará una mayor recompensa? A finales del siglo IV, Crisóstomo contesta: ¿Y quién, medita, les obliga a asumir una carga tan pesada? Si al entrar en el matrimonio un hombre cumpliera un precepto, si violara una ley al no casarse, esto sería cierto con toda probabilidad. Pero si un hombre que ha estado libre para no tomar el yugo del matrimonio, desea más allá de toda duda, sin que nadie le obligue, colocarse en medio de estas dificultades, esto no significa nada para el promotor del conflicto. El le ordenó solamente una cosa: que entrara en combate con el mal y que buscara la victoria sobre el vicio " . 14 45

"

" D i s p . de Statu Vitae E l i g e n d o " , q. 12, " O p u s o . " , Pío X I I , Sacra Virginitas, AAS 46 (1954), pág. 168. " D e V l r g i n l t a t e " . c. 45, PG 48, 567.

pág. 864.

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Los escritores de la Edad Media piensan que esta es la idea de Pablo. Aquí vemos que una doncella no comete pecado si se casa, pero entra en algo que supone la labor más dura y que, en lo que se refiere a Dios, no tiene recompensa, al igual que no tiene castigo". El principio implícito en estas conclusiones se afirma explícitamente durante la Edad Media. No es cierto que cuando existe mayor labor existe mayor mérito 48. En la virginidad, con menos labor, existe mayor progreso y, por lo tanto, mayor capacidad para el mérito. En el matrimonio existe mayor labor y menos progreso, pues en ese estado de vida es una gran cosa si tan sólo mantienes tus principios " . Durante el siglo XVI, Salmerón añade por qué, en algunos casos por lo menos, no debe esperarse que la mayor lucha traiga una mayor recompensa. A veces los hombres imprudentes entran en el matrimonio en contra del consejo del Señor y en respuesta a la carne y a su concupiscencia. Como resultado, esas tribulaciones y molestias tienden a disminuir el mérito en lugar de acrecentarlo "". Los hombres han conocido siempre las preocupaciones e inquietudes de la vida de matrimonio, pero los cristianos han visto en ellas una nueva dimensión. Cada ser humano, con su necesidad de alimento, vestido y un hogar, su exposición a las penas, su asociación con otros a los que deben responder, ayudar y amar y con los que '7

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Rábano Mauro, "Enarr. ¡n Ep. P a u l i " , llb. 10, c. 7, PL 112, 74. Autor desconocido, " A l l e g . ¡n N. T . " , lib. 7, PL 175, 9 1 1 . "Quaest. ¡n Ep. P a u l i " , En I Cor., q. 69, PL 175, 527. "Obra c i t a d a " , vol. 5, tr. 9, pág. 50.

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debe rivalizar, siente la tendencia a vivir absorbido en este mundo tan profundamente real, tal vez sin caer en el desorden, pero no dando a Dios mucho más que la atención ocasional que parece exigir el recato. Cualquiera que intente compartir la vida con otra persona, sentirá esta tendencia que nunca ha tenido antes. No obstante lo grande que pueda ser su buena voluntad, no importa lo elevados que sean sus Ideales, marcha por un camino en el que tendrá que enfrentarse con lo que podrían denominarse trivialidades apremiantes. Su primer problema será el tiempo. Dispondrá incluso de menos que el que tenía antes para su atención exclusiva a Dios. E incluso durante este tiempo limitado, encontrará que el sosiego de la oración es un vacío emocional que se llenará pronto por una avalancha de planes, preguntas y ansiedades, más numerosos ahora y más urgentes, puesto que se compromete más que antes del matrimonio. En realidad, él puede considerar sus tareas recientes como un modo nuevo de servir a Dios. Pero sin importar como las considere, tienen que hacerse. Y se prestan con demasiada rapidez a hacerse por su propia razón. Es tan exigente o fascinante, tan penoso o cansado, que él encontrará difícil pensar en cualquier cosa más. Esto no debe llevar a conclusiones exageradas. Por otra parte, descubre un riesgo de ese estado, que una pareja debe admitir francamente si su relación con Dios no es el sufrimiento. Una erosión gradual de los viejos ideales por las inquietudes de la vida conyugal, puede dejarlos dispuestos a decidirse por las pequeñas victorias, contentos con ser "buenos católicos". Dios debe seguir siendo tan real como el mundo que los rodea. Las cosas espirituales deben ser tan apre-

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mlantes como las exigencias de "sentido común" y de la vida "práctica". Juntos, al principio, aprendiendo por experiencia, deben ensayar métodos diferentes para lograrlo. Hemos visto que la primera modificación de la idea de la salvación en parejas, se debe al período de historia de la salvación en el cual vive el matrimonio. Esta segunda se deriva del mismo matrimonio. Y el consejo de Pablo a los corintios saca a la luz una tercera, que tiene su origen en las dos personas que contraen matrimonio.

9.

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EMOS visto cómo los judíos se abstenían del trato sexual cuando de algún modo extraordinario se creían en la presencia de Dios \ Pablo continúa esta tradición.

H

No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración 3. Tanto los Padres griegos como los latinos repiten a Pablo 3, aunque se cuidan de insistir en que: No estamos promulgando una ley. Estamos aconsejando. Nuestro deseo es que absolutamente cuanto es vuestro, sea para beneficio y bienestar de cada uno de vosotros". Los teólogos, obispos y papas desde ese tiempo hasta el presente reflejan la convicción de que, aunque ciertamente las relaciones maritales no son pecado, un 1

Cf. Ex. 19, 15; I Sam., 2 1 , 4.

2

I Cor. 7, 5.

s Cf. Cirilo de Jerusalén, " C a t e c h . " , 4, de 10 d o g m a n t . " , 25, PQ 33, 487; Agustín, " D e Bono V i d . " , c. 3, PL 40, 433; "Contra J u l . " , lib. 2, c. 7, PL 44, 687. 4 Gregorio Nacianceno, " O r a t . " , 40, núm. 18, PG 36, 382.

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matrimonio encontrará que es útil abstenerse de ellas a veces 5. A principios del siglo III este concepto general ha adquirido cierta precisión. Orígenes dice a las personas casadas que solamente deben tener relaciones en "momentos establecidos y lícitos" 5. Aunque no existe ninguna ley de la Iglesia sobre el tema, parecen existir ocasiones a lo largo del año en que los cristianos sienten que deben abstenerse. Como explica Teodoreto, en un comentario sobre el consejo de Pablo: Es conveniente honrar un tiempo de abstinencia por santidad 7. Durante la Edad Media se cita la Cuaresma como uno de estos momentos 8 ; después, Advierto. Los libros en los que en el siglo IX se muestra a los sacerdotes que poseen poca teología metódica las penitencias que deben imponer por los pecados que se les confiesan, mencionan los tres períodos de cuarenta días de ayuno observados en algunos lugares y también los miércoles y viernes, hace tiempo considerados como días de penitencia de cada semana " . 5 Cf. San Isidoro de Pelusia, "Epist. 1 1 9 " , PG 78, 1194; Sedello Scoto, " I n 1 Cor. 7 " , PL 103, 140; "Tomás de Citeaux, " C o m m . in C. C " , lib. 3, PL 106, 159; Rábano Mauro, " H o m . 4 7 " , PL 110, 88; Autor desconocido, "Alleg. in N. T . " , L i b . 7, PL 175, 912; Pedro Lombardo, " S e n t . " , d , 32, núm. 3, PL 192, 923; San Martín de León, " I n I P e t . " , PL 207, 232; Guillermo de Auvernia, "De Sac. M a t . " , c. 10, Obras I, 528; Cayetano, " I n l Cor. 5 " ; Francisco de Osuna, "Tercer Abecedario Espiritual", Escritores Místicos Españoles, ed. Mira (Madrid: Bailly BailUere 1911), tract. 8, c. I, pág. 402; " C a t . Conc. T r i d . , I I " 8, 34; Lorenzo de Brindisi, 2 " Q u a d r . " , Dies S. Josephi, Hom. 3, " O b r a s " 5, 467; San Alfonso de Ligorio, " T h e o l . M o r a l . " (Turin: Marietti, 1846), c. 627; Pío X I ) , " S a c r a V i r g i n i t a s " , AAS 46 (1954), pág. 169. ' " H o m . in 3 G e n . " , GPG 12, 180.

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"In I Cor. 7, 5 " , PG 82, 274. " S e r m . 2 5 " , atribuido a Ambrosio, PL 17, 678. " I b i d . " , Sermón I, domingo primero de Adviento, PL 17, 625. Cf. Egbert de York, " L i b . P a e n . " , l i b . 2, c. 2 1 , PL 89, 419;

Los teólogos medievales se limitan usualmente a expresiones más generalizadas, tales como "días de abstinencia", pero se da por supuesta la misma obligación n . A finales del siglo XV Dionisio el Cartujo añade: Una persona no debe entregarse al placer sexual en un tiempo de aflicción general. Y, por lo tanto, según los expertos católicos y judíos, Noé y sus hijos y las bestias brutas se abstuvieron en el Arca 13. Los escritores que propagan el espíritu reformado del Concilio de Trento asocian la abstinencia sexual con la Cuaresma 13 ; y desde los Cánones Apostólicos del siglo IV, que prohiben las bodas durante ese tiempo, hasta la prohibición de Trento, hoy todavía vigente, de celebrar ceremonias solemnes durante la Cuaresma y Advierto " , se evidencia el mismo espíritu. Lo que aquí importa no es la obligación que entraña, sino la actitud que reflejan estos documentos. Y esta actitud puede que no esté inspirada nada más que por el principio evidente de que durante un tiempo de penitencia es conveniente prescindir de los goces ordinarios de la vida. Anónimo " P o e n i t e n t í a l e " , c. 32. PL 99, 946; Halltgar, "De P o e n . " , lib. 4, c. 24, PL 105, 685. 11 Cf. Rábano Mauro, " H o m . 9 " , PL 110, 22; Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 117, 544; Reginon, " D e Eccl. D i s . " , lib. 1 , capítulos 28 a 30, PL 132, 256; Raterio de Verona, " P r a e l o q u i a " , lib. 2, tít. 3, PL 136, 195; Honorio de Autun, "Speculum E c c l . " , tema general, PL 172, 867; Pedro Lombardo, " S e n t . " , lib. 4, d . 32, c. 3; Alano de Lila, "Summa de Arte P r . " , c. 45, PL 210, 193; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 32, a. 10. 12 " I n E c c l . " 3, a. 3, " O b r a s " 7, 227. 13 Cf. ' Catech. Conc. T r i d . " , I I , 8, 34; San Carlos Borromeo, " A c t a E c c l . M e d i o l a n . " (París; J . Jost, 1643), edicta selecta, pág. 513; De la Puente, " o b r a c i t a d a " , pág. 535. 14 Cf. "Cañones A p ó s t o l . " , c. 60, núm. 52, PL 56, 720; San Antonino, "Summa Sac. T h e o l . " , I I I , tít. I, c. 24; Concilio de Trento, Decreto " T a m e t s i " , c. 10, Mansi 33, 156.

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Pero a principios del siglo V se patentiza un nuevo espíritu en un documento que tendrá una enorme influencia en la Iglesia de Occidente. Ya hemos hablado del tratamiento que Jerónimo da al Libro de Tobías. En el momento de la narración en que el joven Tobías dice que no se atreve a pedir la mano de Sara, en la versión de Jerónimo el ángel dice: Cuando tú la tomes por mujer y entres en el aposento, no te acerques a ella en tres días y ocúpate tan sólo en hacer oración con ella... Y pasada la tercera noche recibirás a la doncella en el temor del Señor, guiado más del deseo de tener hijos que de la pasión, para que consigas en los hijos la bendición del linaje de Abraham 15. El pasaje no es auténtico; pero ya se deba al mismo Jerónimo, ya a algún traductor anterior, sugiere que entre algunos cristianos de la época existe la costumbre de abstenerse durante cierto tiempo después de la boda. Un escritor del sur de la Galia, tal vez San Cesáreo, cuyos logros como Obispo de Arles entre los años 503 y 543 harán que sea reconocido como fundador de la Iglesia en Francia, es autor de una colección de 104 cánones que ilustrarán la práctica de esa región. En cuanto se refiere a las bodas, dice: Cuando el novio y la novia tengan que recibir la bendición del sacerdote, que sean presentados por sus padres o padrinos. Una vez hayan recibido la bendición, deberán permanecer en virginidad esa noche, en homenaje a la bendición 16. En el siglo siguiente, una carta falsamente atribuida a uno de los primeros Papas, muestra la influencia de la Vulgata. Tob. 6, 17 (Vulgata). Cf. Sal. 32, 9. Rom. I, 21-6. "Statuta Eccl. A n t l q u a " , c. 101.

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Y que se dediquen a la oración durante dos o tres días, y guarden su castidad para que puedan tener buenos hijos y complazcan al Señor en todo cuanto hagan " . El mismo mandato aparece en los libros de penitencias ls y en las colecciones de los antiguos cánones que aparecen en los dos siglos siguientes". Alrededor del año 1100, Raúl Ardent, nativo de Poitiers, dice a los matrimonios jóvenes en uno de sus sermones que: Cuando hayan recibido la bendición nupcial no deben tener relaciones inmediatamente, sino que deben honrar al sacramento; y la primera noche guardar vigilia en la iglesia, portando cirios, pasando el tiempo dedicados a la oración 2". Este sentimiento no muere con la Edad Media. Aunque Dionisio el Cartujo, en un comentario sobre el Libro de Tobías, observa: No tienen la obligación de conservarse castos durante las tres noches después de la iniciación del matrimonio 21. Salmerón sostiene un siglo más tarde: La Iglesia tiene la costumbre de exigir... castidad en la primera noche en homenaje al sacramento " . Y San Carlos Borromeo, que en su calidad de obispo de Milán intenta ajustar su diócesis al nuevo espíritu de 17

Ps-Papa Evaristo, Epíst. I, PG 5, Lo48. Cf. Egbert de York, " L i b . P o e n i t . " , Ilb. 2, c. 2 1 , PL 89, 419. Cf. Reglnon, " D e Eccl. D l s c " , lib. 2, c. 153, PL 132, 312; Hatto de Vercelli, " C a p i t u l a r e " , c. 94, PL 134, 46; Burchard de Worms, " L i b . D e c " , lib. 9, c. 5, PL 140, 816. 20 " H o m . 2 1 " , 155, 1744. 31 " I n Tob. 6 " , a. 6, " O b r a s " 5, 107. 22 "Obra c i t a d a " , v o l . 13, disp. 13, pág. 262. 18

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metodología que ha surgido del Concilio de Trento, dice a sus sacerdotes: El pastor... en primer lugar, debe procurar aconsejarles con seriedad apremiante que se preparen para entrar en el matrimonio con abstinencia y oraciones; y también que, una vez se haya celebrado la ceremonia apropiadamente..., se abstengan durante tres días por reverencia, dedicándose durante ese tiempo a la oración frecuente, para que tengan fortaleza contra los males espirituales y los impulsos de la carne, y para hacer que sus mentes se ganen la salvación y reciban gracia más abundante de ese sacramento "\

matrimonio en estas ocasiones". Los escritores posteriores están de acuerdo'", aunque Dionisio el Cartujo explica: No está prohibido por ley, sino que se disuade por doctrina... Dicho de otro modo, no es correcto 28 . Los teólogos posteriores a la Reforma todavía aconsejan esta abstinencia en los días santos 2\ pero, como Dionisio, mencionan que esto no lo exige ninguna ley de la Iglesia. En realidad dudan que exista ninguna obligación propiamente dicha 30. Con el paso del tiempo ya no se alude al tema.

Una vez más lo importante no es la fuerza que obliga a esta costumbre, sino la actitud que revela. La abstinencia del trato sexual está asociada con la proximidad de Dios.

Pero la comparación que hace Jerónimo de los matrimonios con los hombres de David cuando comen el pan consagrado descubre una costumbre todavía más significativa.

Esto se hace incluso más patente en otra práctica de aquellos tiempos.

Cerca de la limpieza del Cuerpo de Cristo, todo trato sexual está manchado S1.

A principios de la Edad Media, los domingos, las grandes festividades de los santos o la octava de Pascua, se citan como ocasiones en que las personas casadas deben practicar la castidad 2*. El Libro de Sentencias, de Pedro Lombardo, indica que esta es la idea de los teólogos del siglo XII2<s; y un siglo más tarde los escolásticos creen que sería pecado venial exigir los derechos del 23

Obra citada, Const. de Dec. Synod., l i b . 5, c a p . 15, p á g . 287. 24 Cf. " S e r m . 2 5 " , atribuido a Ambrosio, PL 17, 678; "Serm. 1 1 6 " , atribuido a Agustín, PL 39, 1976; Egbert de York, " L i b . P o e n . " , lib. 2; c. 2 1 , PL 89, 419; Anónimo, " P o e n i t e n t i a l e " , c. 32, PL 99, 946; Halitgar, "De P o e n . " , lib. 4, c. 24, PL 105, 685; Haymo de Halberstadt, " I n l Cor. 7 " , PL 117, 544; Reginon, " D e E c c l . Disc." , lib. 1 , capítulos 328 a 330, PL 132, 356; Burchard de Worms, " D e c r e t a " , l i b . 19, PL 140, S59; N o de Chartres; " P a n o r m i a " , lib. 6, c. 2 1 , PL 161, 1247 y 1248. 25

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" S e n t . " , l i b . 4, d . 32, c. 3.

Si existen dudas acerca de lo que esto podría suponer para la vida diaria de los católicos, ya no se deja que persistan. Los escritores del siglo IX denuncian a los esposos y esposas que tienen relaciones, y después entran irreverentemente en el templo y son tan indiscretos que no sólo se acercan al altar sagrado, 36 Cf. Alejandro de Hales, " ( n 4 S e n t . " , d . 32, núm. 9, Quar. I, 510; Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d . 32, a. 3, q . 2; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 32, a. 10; d. 2 1 , a. 23; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 32. 2r Cf. Pedro de la Palu, " I n 4 S e n t . " , d. 26, q. 2, a. I. 28 "Serm. 3 m Dom. 3 post N a t . " , Obras, 29, 192. Cf. " D e Laúd. Vita C o n j . " a. 5, " O b r a s " , 38, 63. 29 Cf. De la Puente, " o b r a c i t a d a " , pág. 535. 30 Cf. Sánchez, "De Sac. M a t . " , lib. 9, disp. 12, núm. 5; De Lugo, "Tr. de 7 S a c " , Theor. 9, núm. 39, pág. 149; De Ligorio, " T h e o l . M o r . " , libro 6, tract. 6, c. 2, dub. 2, " O b r a s " , 6, 676; Grou, " o b r a c i t a d a " , pág. 67. 21 " A d v . J o v . " , lib. 1 , núm. 20, PL 23, 249. Cf. "Epíst. 4 8 " , número 15, PL 22, 506.

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sino que incluso no piensan cosa alguna al recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. Dadles a entender que solamente deben entrar en la Iglesia y recibir a Cristo con el cuerpo limpio y el corazón puro 8a . En el siglo XII se evidencia una actitud más benigna y los escolásticos tratan el tema como un consejo, no como un mandato 33. Según Tomás: La afirmación de Jerónimo no debe aplicarse a todas las personas casadas sin excepción, sino solamente a aquellas que son ministros de la Iglesia, como en la Iglesia griega... El resto de los creyentes, en cuanto tengan otro estado, no deben ser apartados de la santa comunión por haber cumplido sus deberes matrimoniales hacia los otros. Este asunto debe dejarse a la devoción y conciencia p r o p i a s " . Aunque todavía se estimula la abstinencia, un decreto del Santo Oficio en 1587 prohibe a los sacerdotes que nieguen la comunión a las personas casadas en ciertos días. Cada individuo tiene que seguir simplemente los consejos de su confesor". Esto lo realza otro decreto un siglo más tarde 3 e . Pero entretanto los católicos han empezado a recibir la comunión con mayor asiduidad, y esto afecta al consejo 32 Jonás de Orleans, " D e Instit. L a i c " , lib. 2, c. 1 1 , PL 106, 188; Cf. Ps-Agustín, " S e r m . in Pervig. P a s c h . " , PL 40, 1204; Ps-Gregorio, " E p i s t . " , lib. 11, ep. 64, PL 77, 1197 y 1198; Reginon, " D e Eccl. D i s c " , Mb. 1, c. 331, PL 132, 256; Gregorio V i l , "CouncM. Román., I " , c. 13, PL 148, 766. 33 Cf. Ivo de Chartres, " D e c " , pág. 8, c. 88, PL 161, 602; Alejandro de Hales, " I n 4 S e n t . " , d . 32, núm. 10, Quar. I, 511; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d. 32, a. 13; Scoto, " R e p o r t . " , lib. 4, d . 32, q. I, escol. 2. 31 " I n 4 S e n t . " , d. 33, q. I, a. I. as " C . Sanct. O f f . " , 2 4 / 1 / 1 5 8 7 , citado por DeGuilbert, " o b r a citad a " , pág. 249. Cf. De Granada, "Forét de Lleux C o m m u n s " , 3e e l . 11, " O b r a s " , 2 1 , 382; " C a t . Cono. Trid. I I " , 8, 34; Sánchez, "De Sac. M a t . " , lib. 9, disp. 13, números 5 y 6. 3C " C . Sanct. O f f . " , 1 2 / 2 / 1 6 7 9 , DB 1147.

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ABSTINENCIA Y ORACIÓN

que se da a las personas casadas. San Francisco de Sales asegura a uno de sus feligreses que, puesto que los cristianos de la Iglesia primitiva la recibían diariamente, y no obstante fueron aconsejados por Pablo en el sentido de que no negaran los derechos del matrimonio al otro cónyuge, no existe jamás pecado alguno en consentir en los deseos del otro el día antes o el mismo día de la comunión. En cuanto a la petición: El pecado solamente sería venial y leve debido a una pequeña irreverencia que resultaría de e l l a " . Incluso esta última advertencia deja de oírse cuando la tendencia a la comunión frecuente gana impulso 3". En el año 1902, León XIII afirma que a las personas casadas no se les impide en modo alguno que se acerquen al altar y que, en realidad, muy bien pueden hacer uso de la ayuda del sacramento 3 °. Pío X, que le sucede, censura a cualquiera que excluya a los esposos y esposas de la comunión frecuente e incluso diaria 1 ". Antes de intentar ver qué es lo que promovió estas costumbres de la abstinencia, debe observarse una tendencia final: la creencia gradualmente creciente en la Iglesia de que aquellos con órdenes santas no deben casarse. Hasta el año 300 parece honrarse el celibato entre el clero, pero no se impone. Después comienza a diferir la práctica de las diversas iglesias. En Oriente, la costumbre general, y con el tiempo la ley, exige que los obispos no estén casados. En cuanto a los sacerdotes, a un hombre se le prohibe casarse una vez ha llegado al subdiácono, 37

"Lettre 7 4 0 " , " O b r a s " 3, 616. 18 Cf. Ligorio, " T h e o l . M o r a l . " , lib. 6, tr. 3, c. 2, dub. 2, art. 2, Obras, 6, 220. 39 Cf. De Guibert, " o b r a c i t a d a " , pág. 379. 40 " C Sanct. O f f . " , 20/12/1905, DB 1942.

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LA VIDA IDEAL

pero el que ya está casado puede recibir las órdenes principales y continuar viviendo con su esposa. En Occidente, de un concilio que tiene lugar en Elvira, no lejos de Granada, en España, surge un mandato notable. A los obispos, sacerdotes y diáconos se les prohibe tener relaciones con sus esposas. Los transgresores serán depuestos de su rango clerical 41 . La costumbre que sugiere este decreto se amplía cada vez más. A finales del siglo IV, el celibato no sólo lo exigen los obispos y los concilios locales, sino que los mismos papas lo están imponiendo al clero en el Norte de África y en Europa Occidental. Ellos sostienen que si Pablo desea que los seglares casados se abstengan ocasionalmente para darse a la oración, un sacerdote que dice misa y bautiza todos los días no debe hacer uso en absoluto del matrimonio". Aunque esta exigencia del celibato no se promulgó ni observó uniformemente al principio, se ha cumplido desde entonces por el clero latino " . Algunas de estas costumbres que se acaban de describir nunca fueron universales, y la mayoría de ellas no han llegado hasta el presente. A pesar de eso, ha existido un desasosiego entre los cristianos acerca del uso del matrimonio y después acercarse a Dios en la oración. ¿Cuál es la razón para este sentimiento?

41

"Conc. E I v . " , Mansi 2, 10 y 1 1 . Cf. Eusebio de Cesárea, "Demonstrationes E v a n g . " , Iit>. 1, c. 9, PG 22, 82; Ambrosiaster, " I n I Tim. 3, 1 2 " , PL 17, 497; Papa Siriclo, "Epist., I " , c. 6, PL 13, 1138 y 1139; 5, PL 13, 1160; Concillo de Toledo, Mansi 3, 633; C. de Turín, Mansi 3, 860; Inocencio I, "Epist. 2 " , c. 9, PL 20, 475. 43 Cf. Halitgar, " L i b . P o e n . " , PL 105, 698; Salmerón, " o b r a citad a " , v o l . I, pág. 247. 43

10.

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NA razón se sugiere por sí misma cuando recordamos el clima cultural en el cual se movió la Iglesia cuando dejó Palestina. El crecimiento y declive de estas costumbres es paralelo al desarrollo y decadencia de la convicción de que el instinto sexual, y no tan sólo su calidad de indómito, es un producto del pecado original. Una persona que comprende que ha sucumbido recientemente a esta experiencia perenne de la rebelión contra Dios, no puede por menos de sentirse incómoda en su presencia. Parecen existir pocas dudas de que el consejo dado a los cristianos casados se basó frecuentemente en el supuesto de que cuanto menos tuvieran esta experiencia, tanto mejor. San Jerónimo les dice que, absteniéndose a veces para darse a la oración, adquirirán un gusto por la castidad '. Algunos sacerdotes medievales hacen protestas por la prohibición de las relaciones maritales en cinco días de la semana, e "incitárseles por medios solapados a destruir el matrimonio" 2. Alejandro de Hales cree que incluso los esposos que están justificados para usar de sus derechos del matrimonio en un día de comunión, deben hacerlo así,

U

1

" A d v . J o v . " , lib. 1 , núm. 12, PL 23, 238. Pedro Le Chantre y Roberto de Courson, citados por G. Le Bras, DTC 9, 2177. 3

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LA VIDA IDEAL "DONDE ESTE TU TESORO...

con ansiedad de mente, a causa de lo que hay allí debido a la enfermedad de la concupiscencia 3 . Pero ésta no puede ser toda la explicación. Cualesquiera que sean las deducciones que los hombres hayan obtenido del Nuevo Testamento, les aconseja abstenerse a veces para la oración. Hemos visto mencionada en el Antiguo Testamento la práctica de la abstinencia sexual en ocasiones religiosas extraordinarias. Puede ser simplemente que Pablo esté dando por supuesta una costumbre judía. ¿O conoce él algo del trato sexual que afecta a la vida de una persona con Dios? Según San Juan Crisóstomo, abstenerse de las relaciones no es una exigencia para la oración, pero es una ayuda. Gracias a la castidad, la oración se hace más fervorosa 4 . Agustín explica cómo ellos darán a sus oraciones más atracción por esta abstinencia, al igual que por el ayuno \ Otros prelados de la Iglesia Occidental están de acuerdo en que: El matrimonio es puro, pero sin embargo una persona debe abstenerse incluso de lo que se permite, para que su oración alcance resultados más fácilmente... Cuando incluso no toca las cosas que se le permiten, muestra que desea recibir aquello por lo que ora ". Entonces esta abstinencia es también una señal 3 Summa, II I I , Inq. 3, tr. 5, sec. 2, q . I, tít. 3, c. 2, ad. 3, Quar. 3, 635. Cf. Haymo de Halberstadt, " I n I Thes. 4 " , PL 117, 769; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 32, a. 10. 4 " H o m . 19 in I C o r . " , núm. 2, PG 6 1 , 153. 5 "De Bono C o n j . " , c. 10, PL 40, 382. 6 Ambrosiaster, " I n I Cor. 7, 5 " , PL 17, 228.

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de su tristeza por las cosas de su vida que no le estaban permitidas'. Desde los primeros comentaristas medievales" a los escritores jesuítas del siglo XVII, que tratan de aumentar la confianza del matrimonio para que se atrevan a trepar por la "montaña de mirra", como David y Moisés y los santos que fueron casados °, los católicos de diferentes épocas han comparado la abstinencia sexual con el ayuno. Es sencillamente una de las muchas prácticas ascéticas que una persona es libre de adoptar según sus necesidades y preferencias. No se sugiere que el trato marital sea un obstáculo para la unión con Dios. Pero tal sugerencia aparece en un razonamiento que Efrén el Diácono hace a los católicos sirios de finales del siglo IV para que se dediquen a la vida del celibato. Aludiendo al deseo sexual, aconseja: Procura arrancarlo de tu corazón con raíces y todo, hermano mío, para que no siga creciendo y dando fruto cada hora del día 10. Dándole expresión puede hacerlo más fuerte y más duro de soportar. Algunos de los Padres griegos y latinos se atreven a decir que a ciertas personas les sería más fácil no tomar esposa que evitar los pecados de exceso en el matrimonio " . Cuando la cultura grecorromana se va desvaneciendo en la Edad Media y una nueva corriente 7 Autor desconocido, "Consultationes Z a c c h a e i " , lib. 3, c. 5, PL 20, 1157. 8 Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 117, 544; Hatto de Vercelli, "Expos. in Ep. P a u l l " , I Cor., PL 134, 349; Harvey de BourgDieu, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 875. 9 De la Puente, " o b r a c i t a d a " , pág. 535; Cf. Alvarez de Paz, " o b r a c i t a d a " , lib. 5, pars. 2, c. 2, " O b r a s " , 4, 558. 10 " S e r m . de V i r g . " , 6, 75. 11 Cf. Gregorio de Nisa, " D e V i r g . " , c. 8, PG 46, 355; Agustín, " D e Bono C o n j . " , c. 13, PL 40, 384.

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No debemos opinar severamente de este tipo de placer... Pero por otra parte debemos admitir que los poderes más bajos de la naturaleza humana, después de la deplorable caída de Adán, continúan resistiendo a la razón exacta e incluso algunas veces impulsan al hombre a hacer el mal. Pues, como escribe el Doctor Seráfico, el uso del matrimonio "aparta al alma del deseo de darse completamente al servicio de Dios" ".

intelectual empieza a ponerse en movimiento después del año 1000, continúan reapareciendo ¡deas parecidas 12 . En el siglo XIII, Guillermo de Auvernia está seguro que las personas casadas necesitan una ayuda especial de Dios, porque No hay nadie que dude o no sepa... con qué fuerza nuestro poder generativo mueve e incita el común de los hombres, no con moderación o recato, ni por la ley y poder templador de la razón, sino por una embestida y excitación brutales l a . Y de Aquino explica: Cuanto más uso hace un hombre de las cosas gratas, más crece el ansia de las cosas agradables en él. Las concupiscencias se aquietan mediante la abstinencia y por otros ejercicios corporales que son apropiados para aquellos que tienen impresa en la mente la intención de renunciar al matrimonio " . En todo el declive del escolasticismo y en plena oleada de la teología de la contrarreforma persiste esta misma convicción 15 . Los predicadores lo expresan cuando la elocuencia francesa entra en la Edad de Oro del siglo XVII 1 6 . Aunque las exageraciones de algunos eruditos aislados o de siglos particulares se investigan con el paso del tiempo, Pío XII dice en nuestra propia época: 12 Cf. Casiano, " C o l l a t i o n e s " , c. 33, c o l . 2 1 , PL 49, 1212; Rábano " M a u r o , In Eph. 5 " , PL 112, 456; Alano de Lila, "Summa de Arte P r . " , c. 46, PL 210, 194. 13 " D e Sac. in G e n . " , c. 3, " O b r a s " I, 415. 11 "Contra G e n t . " , lib. 3, c. 136. 13 Cf. Dionisio el Cartujo, "De Laúd. Vita C o n i . " , a. 3, Obras 38, 6 1 ; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , v o l . 5, tr. 9, pág. 49; Buys, "obra c i t a d a " , pág. 224. 16 Bourdaloue, " S e r m o n s " , 2e. D. Epiph., " O b r a s " (París: Gaume, 1896) 2, 381 a 383; Claudio de la Colomblére, "Reflections Chrétiennes du M a r i a g e " , " O b r a s " 5, 181.

ion

La conclusión no es que uno no deba casarse. Aquellos que han realzado este problema con más intensidad se han cuidado de aclarar que solamente ciertos individuos encontrarían la moderación en el matrimonio más difícil que el celibato. Pero sus palabras reflejan un convencimiento, y éste es que no se limita a casos tan extremos como los esposos y las esposas que usan contraconceptivos en lugar de abstenerse. Ningún matrimonio puede evitar cierta lucha. El mismo instinto, que está proyectado para expresar una de las más desinteresadas clases de amor, si no se controla se convertirá en la fuerza más exigente, calculadora e incompasiva de la naturaleza humana. Nadie está menos interesado en los otros que la persona que lo deja triunfar. Este aspecto de la vida de matrimonio, si no se mantiene bajo vigilancia, supone, por lo tanto, una rebelión contra Dios, y entonces es incompatible con su presencia. Orígenes encuentra esta incompatibilidad incluso cuando no existe un mal moral. El matrimonio legítimo, por ejemplo, es sin pecado; y sin embargo, la presencia del Espíritu Santo no se dará durante el tiempo de las relaciones maritales, incluso en el caso de un profeta que esté 17

"Sacra V i r g i n i t a s " , AAS 46 (1954), pág. 169.

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cumpliendo su deber de engendrar hijos. Existen muchas cosas, además, en las cuales la fortaleza humana basta por sí misma y no exige la presencia del Espíritu Santo, ni sería conveniente I *. No sería conveniente. Tanto la observación como su connotación aparecen de nuevo en una de las producciones más importantes del siglo XII, el Decretum, de Graciano. Profesor de ley canónica en Bolonia, este autor no se limita a compilar a la manera corriente los antiguos cánones, sino que los ordena en un verdadero tratado, citando las autoridades que han hablado acerca de un problema, y después dando su propia solución. Aunque nunca ha tenido carácter oficial, su colección se convertirá en la base de toda la ley canónica posterior. En un punto es de la opinión de Orígenes: El matrimonio, cuando es según la ley, es verdaderamente sin pecado; y sin embargo, en el tiempo en que tienen lugar las relaciones maritales, no será dada la presencia del Espíritu Santo I9 . Aunque su sola autoridad sería suficiente para dar vigencia a esta idea del siglo XII, también la defiende Pedro Lombardo 20. Los escolásticos la aceptan, aunque citan también otro aforismo del Libro de Sentencias: "No se cesa de orar cuando no se cesa de hacer bien" 21, e insisten en que las relaciones maritales nunca son antagónicas con la oración, tomado en este sentido 22. Como explica Tomás: Estamos unidos a Dios de dos modos: por el hábito de la gracia y por el acto de la contemplación y 18

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" H o m . 6 ¡n N ú m . " , PG 12, 610.

"Dict. Grat.", c. 32, q. 2, c. 4. " S e n t . " , lib. 4, d . 32, c. 3. Alejandro de Hales, " I n 4 S e n t . " , d. 3 1 , núm. 10, Quar. I, 495. " I b i d . " , d . 32, núm. 13, Quar. I, 513.

amor. Lo que rompe la primera unión es siempre un pecado, pero no lo que rompe la segunda 23 . En el siglo XIV, Tomás de Estrasburgo añade que, si Orígenes quiere decir algo más, Entonces yo diría que no deberíamos estar con Orígenes en esto, al igual que los creyentes le acusan por muchas de sus otras aseveraciones 24 . Los teólogos del siglo siguiente piensan lo mismo 25, y en el Tercer ABC de la vida espiritual, que entre sus ávidos lectores del siglo XVI puede contarse a Teresa de Avila, Francisco de Osuna niega la afirmación de Orígenes, aunque solamente suponga que las personas casadas no pueden alcanzar las formas de oración más elevadas. Admitiendo que los hombres eminentes han explicado que el Espíritu Santo nunca inspiró a los profetas cuando estaban haciendo uso del matrimonio, él observa que está tratando de formar amigos de Dios, no profetas 20 . San Roberto Belarmino, a quien Clemente VIII obligaría a ser cardenal en 1599 "porque no tiene igual en la Iglesia en cuanto a sabiduría", encuentra a Graciano citado por los teólogos protestantes como prueba de que el matrimonio no es un sacramento. Después de observar que Graciano cita a Orígenes, "que no disfruta de tal autoridad en la Iglesia como para que debamos estar necesariamente de acuerdo con su opinión", rechaza toda la idea. La suposición de Orígenes es que no es necesaria la presencia especial de Dios, porque el trato sexual es algo natural. Pero es el motivo del esposo y de la esposa 23

" I n 4 S e n t . " , d . 26, q. I, a. 3, ad 2. » " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , 2. I, a. 3. Cf. San Antonino, "Summa T h e o l . " , I I I , d . 26, tít. 1 , c. 20; Dionisio el Cartujo, "Summa Flde O r t h . " , lib. 4, a. 162, " O b r a s " 18, 209. 20 "Obra c i t a d a " , pág. 401. 2

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lo que hace moralmente bueno, y este buen motivo requiere de la gracia 2 7 . Leonardo Lessius, el combativo profesor de Lovaina cuya inteligencia fue muy estimada por Belarmino, concluye: No se puede por menos de pensar que el Espíritu Santo está presente durante esta actividad por cuanto que es un acto de justicia, caridad o religión, o alguna otra virtud. Pues el deseo no puede pretender los fines de estas virtudes sin la ayuda del Espíritu Santo ".

ya del Hortensio, de Cicerón, o de su propia experiencia, él está convencido que este placer incita a toda la persona. La afección de la mente se une y combina con el anhelo de la carne y no existe mayor placer del cuerpo que el que proporciona. Efectivamente, en el instante preciso del tiempo que alcanza su climax, casi todas las sutilezas y prontitudes de nuestro proceso de pensamiento están dominados 30. El asimila a su propia teología del matrimonio una idea del Hortensio, de Cicerón:

Con esto se deja sin efecto la observación de Orígenes. Puede que él mismo no hubiera tenido objeciones a las precisiones de estos teólogos posteriores. De cualquier modo, la idea de la Iglesia es clara. La única presencia de Dios, que es privilegio de los hombres que actúan virtuosamente mientras están en estado de gracia, no es menos real o perdurable cuando están usando de sus derechos del matrimonio.

Cuanto mayor es el ataque de este placer, más hostil es al amor por la sabiduría. Pues el gran placer del cuerpo no puede coexistir con el pensamiento. Cuando se experimente el mayor placer que existe, ¿quién puede mantener su alma atenta, adoptar una línea de razonamiento, o pensar absolutamente en algo? Pero el alma religiosa, haciendo buen uso de este mal, hace suyo este pensamiento: tolerará simplemente el placer del trato sexual, puesto que no puede pensar mientras lo soporta, al igual que un hombre piensa en su salud y se presta al sueño, sabiendo que no puede pensar cuando está dormido " .

Pero la observación de Orígenes, "no es conveniente", puede reflejar una idea sobre la sexualidad humana que fue dada por cierta por los filósofos griegos y romanos. Como lo expresó Aristóteles: Los placeres son un obstáculo para el pensamiento, tanto más cuanto una persona se deleita en ellos. Tomad por ejemplo el placer sexual. Nadie podría pensar en ninguna cosa más cuando está absorbido por eso 20. Puede que Orígenes esté o no de acuerdo. Agustín lo está ciertamente. Ya ha obtenido la idea de Aristóteles, 27 28 29

"De Sac. M a t . " , c. 5. " P r a e l . " , De Sac. Mat., c. I, dub. 2. "Nicomachean E t h i c s " , Mb. 7, c. 1 1 .

En la Edad Media esta forma de pensar alcanza un grado en que la impureza se considera como pecado, precisamente a causa del dominio del alma por el cuerpo 32. Ruperto, abad del monasterio de Deutz en el valle del Rhin, cuyo pensamiento y estilo extremadamente personales están haciendo de sus libros una meta, aunque básicamente es completamente ortodoxo, muestra el modo en que esta ¡dea se aplica al matrimonio a principios del siglo XII. 30 31 32

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" D e Civ. D e ¡ " , Mb. 14, c. 16, PL 4 1 , 425 (CC 48, 439). "Contra J u l . " , Mb. 5, c. 10, núm. 42, PL 44, 808. Cf. Josef Fuchs, " o b r a c i t a d a " , páq. 14.

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En las personas casadas, no obstante lo justas y santas que puedan ser, la carne está en guerra con el espíritu. No importa lo religiosa que pueda ser su vida el resto del tiempo y que sometan su carne al espíritu; la carne es superior mientras tienen sus relaciones, el alma inferior; y está tan superada la agudeza de la mente que no existe la posibilidad de reflexionar sobre Dios ni de que se dediquen a orar 33 . "Enteramente carne". Esta frase que usa Pedro Lombardo para describir a una persona durante el trato sexual la repiten otros S4 , aunque Alejandro de Hales observa que se aplica más al trato sexual pecaminoso que al matrimonio, donde "la carne está parcialmente sometida a la razón" 35. Buenaventura encuentra que esta diferencia es muy leve. El trato sexual, incluso en el matrimonio, le recuerda la embriaguez deliberada. La razón está controlada de antemano cuando se deciden a realizar el acto, pero no durante el mismo acto 3". Pues entonces: La potencia del placer que sume y absorbe, somete a la mente a la cautividad 3?. Cada acto en el cual la seducción del placer sexual gobierna hasta tal grado que la razón queda absorbida y el hombre se hace enteramente carne, es un acto desordenado que, en la medida que al mismo atañe, trastorna el reino del alma y ese poder directivo que es parte de la fortaleza del alma 38 .

Alberto el Grande está de acuerdo en que, aunque el placer intenso no puede destruir la prudencia que pone al acto en movimiento, suspende la prudencia que normalmente acompaña a cualquier hecho virtuoso 3 ". De este modo, someterse a tal experiencia subyugante sería pecaminoso si no estuviera compensado por otros efectos 4 0 . En la mayoría de los cinco siglos siguientes esta descripción del trato sexual se repite en los términos de Aristóteles o en los de Agustín 41 . Durante el siglo XIX todavía se menciona un cierto oscurecimiento de la razón, a causa de la vehemencia de la pasión, que de algún modo la absorbe 43 . Aunque la relación de los que se han expresado de este modo incluye a tantos que son nombres eminentes de la Iglesia, debe observarse que ellos consideran que tratan de un hecho de experiencia común. Su origen es Aristóteles, no la revelación. ¿Se encuentra en realidad la mente entorpecida, por decirlo así, durante las relaciones maritales? Solamente las personas casadas se encuentran facultadas para decirlo. Pero no parece fuera de lugar una observación. Prácticamente ninguno de los teólogos que han escrito 39

" l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 20, a. 4; Cf. " i b i d . " , a. 28. " I b i d . " , a. 29. Cf. Aquino, " l n 4 S e n t . " , d . 30, q. 1 , a. I; d . 3 1 , q . 2, a. 1 , ad 3; Scoto, " R e p o r t . " , lib. 4, d . 32, q. 1 , escol. 2; Pedro de la Palu, " l n 4 S e n t . " , d . 26, q . 2, a. I; d . 3 1 , q. I, a. I; Dionisio el Cartujo, " l n Sap. 7 " , a. 7, " O b r a s " 7, 491; Soto, " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . 1, a. 2, ad 3; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , v o l . 8, tr. 5 1 , pág. 475; Sánchez, " D e Sac. M a t . " , lib. 2, disp. 29, q. I; Lessius, " D e Jure et J u s t i t i a " , lib. 4, c. 2. dub. 15; Contenson, " o b r a c i t a d a " , lib. 1 1 , pars 4, disc. 4, c. 1 espec. I, " O b r a s " 4, 419; Juan de Santo Tomás, "Cursus T h e o l o g i c u s " , I, q . 72, núm. 19, " O b r a s " (Colonia: W. Metternick, 1711) 4, 898; Palmieri, " o b r a c i t a d a " , páq. 15. 42 Palmieri, " o b r a c i t a d a " , pág. 15. 40

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33 " l n J o a n n . " , lib. 2, PL 169, 275; Cf. Pascasio Radbert, " I n M a t . " , lib. 9, c. 19, PL 120, 648. 34 "Coilectanea ¡n I Cor., 6, 1 3 " , PL 191, 1583. Cf. Alejandro de Hales, Summa, II I I , Inq. 3, tr. 4, sec. 2, q. I, tít. 7, c. 2; Quar. 2, 598; " i b i d . " , Inq. 4, tr. 2, sec. 2, q . 2, c. 1 , Quar. 2. 615. 35 " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , núm. 1 1 , Quar. I. 496. 36 " Q . D. de Perf. E v a n g . " , c. 3, a. 1 , ad. 1 1 . 37 " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , a. 1, q. 1. 38 " l n 2 S e n t . " , d . 3 1 , a. 2, q. 1. Cf. " Q . D. de Perf. E v a n g . " , q . 3, a. 1, ad 12.

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sobre este tema puede hablar por experiencia personal. Agustín, en el cual confían tan plenamente, se reconoce que al principio no fue célibe, si bien tampoco estuvo casado. No debe suponerse sin pruebas que la experiencia de un hombre y una mujer que piensan que están obrando mal es la misma que la de un esposo y una esposa. Lo mismo ocurre cuando una sociedad como la de Aristóteles y Cicerón tolera el trato extramarltai. Dos personas cuya meta es simplemente la satisfacción, sin ningún compromiso permanente, no deben compararse automáticamente con dos que se dan mutuamente de por vida. Apenas es probable que la función de la pasión sea la misma. A pesar de Aristóteles y Agustín, hoy en día existen matrimonios católicos que niegan que la razón esté dominada de ese modo por esta experiencia. Pero cualquiera que sea la verdad sobre el tema, los mismos teólogos llaman la atención hacia un aspecto de la experiencia que está dentro del ámbito de la revelación. Comentando la Primera Epístola a los corintios, Jerónimo declara: Si debemos orar siempre, se deduce que nunca debemos usar el matrimonio, porque con igual frecuencia con que un hombre redime la deuda con su esposa, es incapaz de orar. Pedro el apóstol tiene experiencia de las cadenas del matrimonio. Ved cómo instruye a la Iglesia y lo que enseña a los cristianos: "De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer, que es un ser más frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculos." Observad como en el mismo sentido, porque también en el mismo espíritu, é) dice que las oraciones se encuentran obstaculizadas por la deuda del matrimonio 43 . 43

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"Adv. Jov.", lib. i, núm. 7, PL 23, 230.

El amor de una mujer es siempre insaciable. Después de la abundancia siente otra vez necesidad. Esto hace que un espíritu varonil se afemine de tal modo que no pueda pensar en nada más excepto en la pasión que tiene 4 4 . Cualquiera que sea el resultado de una experiencia particular, él cree que el trato habitual que forma parte de la vida conyugal produce un efecto sobre la relación del matrimonio con Dios. Agustín deja pocas dudas acerca de su propia opinión. Hacedlas tan atractivas como deseéis. Colmadlas de todas las buenas cualidades. Sin embargo, yo he llegado a la conclusión que nada debe descartarse de un modo tan completo como las relaciones sexuales. Pienso que no existe nada que precipite el alma de un hombre desde las alturas como los halagos de una mujer y el trato sexual que supone el tener una esposa ". Fulgencio de Ruspe recoge el tema un siglo más tarde 46, e Isidoro de Sevilla, el último de los Padres latinos, lo traspasa a los escritores medievales 47 . Según Buenaventura, no el abuso, sino meramente el uso legítimo del matrimonio, es un gran obstáculo para la oración, como pecado venial 4S . Aunque la mayoría de las opiniones de Tomás aparecen en estos primeros trabajos, él no parece haber modificado su opinión de que la concentración en Dios "está espe" " I b i d . " , núm. 28, PL 23, 261. Cf. " E p i s t . " , 58, núm. 15, PL 22, 505. 15 " S o l l l o q . " , lib. 1 , c. 10, PL 32, 878. 49 " E p i s t . " , núm. 3, c. 10, PL 65, 330. " "De Eccl. O f f . " , lib. 1, c. 20, PL 83, 813; Beda, " I n I Pet., 3 " , PL 93, 55; Raúl Ardent, " H o m . in Ep. Ev. D o m . " , hom. 2 1 , PL 155, 1745; Harvey de Bourg-Dieu, " I n I. Cor. 7 " , PL 181, 834; Guillermo de Auvernia, " D e Sac. M a t . " , c. 3, Obras I, 515. 18 " I n 4 S e n t . " , d . 32, dub. 5. Cf. " i b i d . " , a. 4, q . 1 , ad 4; a 1 , q . I.

199

"DONDE ESTE TU TESORO..."

LA VIDA IDEAL

La extracción de la costilla de un hombre para formar a la mujer, por cuanto la costilla es hueso, es un símbolo de disminución de la fortaleza de espíritu de un hombre a causa de una esposa 56 . Ese hábito parece inhabilitar a un hombre para las cosas espirituales. Indudablemente, esta es la razón por la que Pablo aconseja a las personas casadas que por amor a la oración se abstengan durante un tiempo ".

cialmente obstaculizada" por el aspecto sexual de la vida de matrimonio " . El ocuparse en experiencias agradables hace que la mente se adhiera con fuerza especial a las cosas que interesan a la carne, puesto que la delicia hace que el apetito encuentre reposo en el objeto con el que se disfruta. Así, es especialmente perjudicial para aquellos que están destinados a la contemplación de las cosas divinas y de cualquiera de las verdades que encierran, darse a los placeres venéreos, siendo especialmente útil abstenerse de ellos 50 . Scoto cree que un hombre casado necesita una gracia especial a causa de este placer, "que distrae a la mente tan vehementemente de Dios" " . En el siglo XV, el popular Resumen de la teología sagrada, de San Antonio, arzobispo de Florencia, destaca esta dificultad " ; y Dionisio el Cartujo afirma que el trato de la carne, aunque legítimo, no es pequeño obstáculo para la oración " . Después de un acto de esta clase, incluso los sentidos quedan durante un tiempo menos aptos para las actividades espirituales 54. El mismo placer de la carne engendra hastío y disgusto por las cosas de Dios y hace al hombre impotente para los hechos de virtud " .

Otros citan a Agustín s \ y San Carlos Borromeo pregunta: ¿Cómo sorprende que la impureza, un pecado completamente detestable, nos desgarre y separe de Dios, cuando el santo matrimonio... nos distrae considerablemente de la contemplación de Dios, como dice Pablo? " Cuando la Contrarreforma alcanza su punto culminante en el siglo XVII, otros se muestran incluso más enfáticos 60 . San Lorenzo de Brindisi, que pasa algún tiempo en las regiones de habla alemana, declara que: Lutero... fue sabio según la carne... cuando manifestó que el matrimonio es una cosa eminentemente espiritual que eleva a un hombre a las alturas de la piedad. Pablo dice que es un impedimento para la piedad hacia Dios y, por lo tanto, que un hombre debe abstenerse del uso del matrimonio por amor a la oración. Esto se evidencia de tal forma de la experiencia,

La misma convicción aparece en los comentarios bíblicos del siglo XVI. 45

" l n 4 S e n t . " , d . 26, a. 2. Cf. " I b i d . " , q . 1, 2, 3, ad 2. "Contra G e n t . " , lib. 3, c. 136; Cf. " l n I Cor. 7, I; S. T. I " , q. 98, a. 2; II I I , q. 153, a. 1; q . 151, a. ad, 2; q. 186, a. 4. 51 " R e p o r t . " , lib. 4, d. 28, q. I, escol. 2. Cf. " i b i d . " , d . 32, q . 1, escol. 2. 52 "Summa Sac. T h e o l . " , I I I , tít. 2, c. 2. 53 " l n Tob. 6 " , a. 6, " O b r a s " 5, 106. Cf. "Summa Fide O r t h . " , lib. 4, a. 190. " O b r a s " 18, 229. 54 " l n I Cor. 7 " , a. 7, " O b r a s " 13, 152; Cf. " l n I Pet. 3 " , a. 6, " O b r a s " , 13, 649. "Laúd Vita C o n j . " , a. 4, "Obras 3 8 " , 62. 55 " l n Luc. 1 4 " , a. 37, " O b r a s " 12, 96. 50

200

56

Cayetano, " l n Gen. 2, 2 1 " . Soto, " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. I, a. 2. 58 Cf. De Granada, " o b r a c i t a d a " , 2.» clase, matrimonio, " O b r a s " 2 1 , 437. 59 "Noctes V a t i c a n a e " , Serm. Contra Lux., " O r a t i o n e s " (Augsburgo: I. Vleth, 1758), v o l . 603. 60 Cf. Alvarez de Paz, " o b r a c i t a d a " , lib. 5. pars 2, c. 2, Obras 4, 557. Cf. " D e Vita S p i r . " , lib. 3, pars I, c. 5, Obras I, 480; Lessius, " D e Jure et J u s t i t i a " , lib. 4, c. 2, dub. 15; Peteau, " T h e o l . D o g m . " , De op. 6 Dierum, l i b . 2, c. 8, núm. 3. "

201

LA VIDA IDEAL

que Incluso Cicerón dijo que no podía prestar la debida atención a la filosofía y a una esposa 61 . Pío XII replica de un modo similar a las pretensiones de nuestro propio tiempo. Verdaderamente este sacramento confiere la gracia de Dios al matrimonio, para que cumplan los deberes de esposo y esposa de una manera santa. Fortalece los lazos del amor mutuo por el cual se reservan el uno al otro. Sin embargo, no fue instituido para hacer del uso del matrimonio un instrumento más adecuado para el designio de unir las almas de los esposos con Dios mismo por el lazo de la caridad. En realidad, ¿por qué el Apóstol Pablo reconoce el derecho que tienen las personas casadas de abstenerse durante un tiempo del uso del matrimonio para estar libres para la oración? ¿No es precisamente porque la abstinencia de esta clase proporciona mayor libertad al alma que desea dedicarse a las cosas celestiales y a la unión devota con Dios? 62. Al valorar estas indicaciones de lo que los cristianos han visto en este aspecto de la vida de matrimonio, debemos cuidarnos una vez más de distinguir entre una herencia cultural y los datos de la revelación. ¿Una experiencia que complica de este modo la totalidad de la persona sería la misma en la cultura cristiana que lo fue en Grecia o en Roma? ¿Tendría el mismo efecto en un esposo y una esposa que entre dos personas que no están casadas? La naturaleza general de sus afirmaciones y el hecho de que usualmente citan a más autores antiguos sugiere que muchos de los que escribieron sobre el efecto de las relaciones maritales en la unión consciente 61 "Lutheranismi Hypotyposis", pág. 2, sec. 4, dlsp. 5, "Obras'* 22, 407. 62 "Sacra V l r g i n i t a s " , AAS 46 (1954) págs. 174 y sig. Cf. Alocución a los clérigos Italianos, 1 4 / 9 / 5 6 , AAS 48 (1956) pág. 710.

202

"DONDE ESTE TU TESORO..."

de una persona con Dios no se habían hecho estas preguntas. Pero, por otra parte, no debe olvidarse que usualmente los hombres ven la verdad mejor que lo que la expresan. En cierta ocasión, Somerset Maugham observó que la filosofía es las malas razones que dan las personas de lo que ya conocen por sentido común. A veces esto ocurre ciertamente con la filosofía. La revelación cristiana no debe confundirse con las ayudas retóricas que frecuentemente han esgrimido los cristianos para hacer que otros vean lo que era obvio para ellos. La influencia grecorromana no es bastante para explicar lo que tantos, y por lo menos un Papa entre ellos, han estado diciendo durante tanto tiempo. Entre aquellos que han visto la vida como Cristo la reveló ha existido un convencimiento perenne de que el trato sexual habitual del esposo y la esposa hace más difícil lograr la unión con Dios en la oración. El anhelo de repetir la experiencia, o el agudo sentido de su pérdida, toma enérgica posesión de la mente y de las emociones. Aunque esta necesidad no conduce a ningún exceso egoísta, tiende a mitigar el gusto por las cosas espirituales. En comparación con la animada vida que se disfruta aquí y ahora, el mundo sobrenatural puede parecer muy irreal. Pero previamente, en este estudio, se ha mostrado que sería menospreciar la verdad tratar de esta actividad del esposo y la esposa como una búsqueda del placer. Es esencialmente un signo. Simboliza y expresa toda la relación mutua entre los dos. Debe tenerse en cuenta esta característica más importante de la experiencia, puesto que supone una dificultad todavía más básica, que los cristianos han visto al tener un compañero en la vida.

203

11.

"PARA BIEN Y PARA MAL..."

N el Evangelio de Mateo, Nuestro Señor les dice a los fariseos que el hombre que toma una esposa adquiere con ella una relación que ninguna autoridad humana puede separar. El impacto que causa esta afirmación puede juzgarse por el comentario que suscita, y no de los fariseos.

E

Dícenle sus discípulos: "Si tal es la condición del hombre respecto a su mujer, no trae cuenta casarse" '. El hombre que se casa pierde la autonomía que siempre ha conocido. Ahora su vida se ha unido con la de otra persona y sentirá constantemente la influencia de esa otra vida. Para los discípulos, al menos, esta no es una perspectiva atrayente. Ni tampoco les parece atractiva a los cristianos del Oriente Medio a finales del siglo IV. En efecto, Crlsóstomo se atreve a decir que Pablo, cuando habla contra el divorcio, en realidad está persuadiendo a sus lectores para que no se casen. Pues cualquiera que oiga decir que después de 1

Mt. 19, 10.

205

"PARA BIEN Y PARA M A L . " LA VIDA IDEAL

contraer matrimonio ya no será él mismo, sino que estará sujeto al deseo de su esposa, tratará de liberarse sin demora de la más amarga esclavitud; o más bien, no tomará sobre sí el yugo, puesto que una vez que lo haya hecho, deberá ser un esclavo en tanto que esto complazca a su esposa 2 . La idea de la Iglesia Occidental en este tiempo se evidencia de la observación de Ambrosio acerca de la dote de la novia. La muchacha que se casa es vendida como esclava con su propio dinero 3. La cadena del amor es verdaderamente buena, pero sigue siendo una cadena. Una esposa no puede librarse de ella cuando desea. Y no puede disponer libremente de sí misma... Si el que es más fuerte no tiene poder sobre sí mismo, ¿cuánto menos lo tendrá el más frágil? La esposa no está exenta de esta esclavitud mutua. En realidad es la que está más estrechamente ligada".

es llamado y atraído, por inspiración de Dios, como un esclavo. ¿Qué podría llamarse mayor esclavitud que el hecho de que el esposo y la esposa no tengan poder sobre su propio cuerpo y no puedan abstenerse del uso de la carne o dedicarse a la oración, excepto por mutuo acuerdo? s Alano de Lila, aunque en tantas de sus conferencias en París, a finales del siglo XII, acomete contra los cataros, que pretenden que el matrimonio es pecaminoso, declara no obstante: En ese caso una esposa se coloca bajo el dominio del marido, incluso de un marido violento...'. En el siglo V, Dionisio el Cartujo infiere: La joven inteligente no consiente en un marido sin gran temor 8 . San Antonio considera esto desde la parte del marido:

Puesto que tanto Jerónimo como Agustín se expresan del mismo modo 5, no es difícil predecir las afirmaciones de los escritores de Occidente durante el período de la decadencia de Roma y los primeros indicios de la cultura medieval. Jerónimo entiende que esta es la esclavitud que el Apóstol tiene en mente cuando dice: "¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes". Pues el hombre que después de estar casado durante algún tiempo se convierte a la fe de Cristo, 2

" D e V i r g i n i t a t e " , c. 27, PG 48, 552 y 553; Cf. Gregorio de Nisa, " D e V i r g . " , c. 3, PG 46, 331 a 335. 3 "De V i r g . " , c. 6, PL 16, 287. 4 "Exhort. V i r g . " , c. 4, PL 16, 358. Cf. "De V i d . " , c. 1 1 , PL 16, 268. 5 Cf. Jerónimo, "Epist. 1 2 3 " , núm. 5, PL 22, 1048 y 1049; Agustín, " S e r m . 3 7 " , c. 6, PL 38, 225.

206

¿Cómo es el dominio de las mujeres? Escuchad a Cicerón en sus paradojas. "¿Es libre un hombre cuando está bajo las órdenes de una mujer? Ella impone las leyes, prescribe, manda, prohibe en cualquier cosa que le plazca; y él no puede o no se atreve a rehusar una orden dada por ella. En mi opinión no debe llamarse esclavo sino el más miserable de los esclavos, aunque haya nacido del más noble linaje" 9. 8 Abelardo, " P r o b . H e l . " , 14, PL 178, 701; Cf. Fulgencio, "Epist. 2 " , c. 6, PL 65, 314; Sedelio Scoto, " I n I Cor. 7, PL 102, 142; Hatto de Vercelli, " E x p o s . in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 357; Pedro Damián, "Epist. 1 4 " , PL 144, 152. 7 "Summa De Arte P r . " , c. 46, PL 210, 194. 8 " I n Tob. 3 " , a. 3, " O b r a s " 5, 97. Cf. " I n Matt." 19, a. 33, " O b r a s " 1 1 , 213; " D e Laúd. Vita C o n j . " , a. 3, " O b r a s " 38, 6 1 . " "Summa S. T h . " , I I I , tít. 1, c. 25.

207

LA VIDA IDEAL

"PARA BIEN Y PARA MAL . "

Podemos citar aquí el libro de oro de Teofrasto, Matrimonio, en el cual él pregunta si un hombre sabio toma esposa. Una vez ha expuesto las condiciones..., añade inmediatamente: "Es raro que todas estas cosas se encuentren en un solo matrimonio. Por lo tanto, un hombre sabio no debe tomar esposa." "En primer lugar, se obstaculizaría su estudio de la filosofía. Nadie puede dedicarse al mismo tiempo a los libros y a una esposa. Existen muchas cosas que son necesarias para la vida diaria de las mujeres: ropas, oro, joyas, compras, muchachas esclavas, un vestido para cada ocasión..." "Después siguen noches enteras de quejas prolongadas: Esa mujer tiene vestidos más bonitos que los míos para salir... A ésta la mira todo el mundo... Pobre de mí. Cuando las muchachas se reúnen se ríen de mí... ¿Por qué mirabas a nuestra vecina...? ¿Qué le estabas diciendo a esa inteligente esclava...? ¿Qué trajiste contigo del foro?" "No podemos tener ningún amigo, ningún compañero. Ella sospecha que el amor del otro es odio hacia ella..." "Además, tampoco existe ocasión de poner a prueba a una esposa. La tomas tal y como es. Si es de carácter violento, perezosa, deforme, engreída, fea, cualquiera que sea el defecto, te enteras después de la boda. Un caballo, un burro, una vaca, un perro... se prueban primero y se pagan después. Una esposa es la única cosa que no se demuestra. Temen que te desagrade antes de llevarla a tu hogar."

Los teólogos de la Contrarreforma están de acuerdo. En efecto, en un famoso comentario sobre el Génesis, se hace que Adán se refiera al matrimonio como a una t r a m p a " . Bourdaloue pregunta a los parisienses que se congregan para escucharle, a finales del siglo XVII: ¿No es el estado que te somete sin saber realmente a quién te estás dando, y toma de ti toda la libertad de cambiar, el de un esclavo...? Por el sacerdocio solamente he estado ligado a Dios y a mí mismo... Por el matrimonio trasfieren ese dominio que tienes sobre ti mismo a otro más" u . Puede que estos avisos no parezcan indicar nada más que la irritación que se deriva, en parte por egoísmo, de no poder actuar sin pensar en los sentimientos de otro. Por el tiempo de los Padres griegos es evidente que la "esclavitud" es algo más grave. Crisóstomo, por ejemplo, explica por qué los discípulos de Nuestro Señor creen que, sin el divorcio, es mejor no casarse. Parece realmente molesto tener una esposa llena de todas las perversidades a quien deben soportar, y dar cobijo a una bestia indómita en tu hogar 12 . Lo difícil no es sólo estar unido, sino estar ligado a alguien con el que es duro convivir. Como lo expresa Jerónimo: El que no discute no está casado

I3

"Tendrás que observar su cara constantemente, alabarla y decirle lo bella que es, por temor a que, si miras a otra mujer, ella piense que no es atractiva..."

.

El describe el problema tal y como le parece que es:

"Si le confías toda la casa para que la dirija, tendrás que ser su sirviente. Si te reservas algo a tu propio juicio, pensará que no confías en ella. Entonces recurrirá al odio y a las riñas; y si no tienes cuidado inmediato, pronto preparará algún veneno ".

10

Cajetano, " I n Gen. 2, 2 3 " ; cf. Soto, "Irt 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . '• a. 1 ; Buys, " o b r a c i t a d a " , pág. 224; Canisio, "Summa Doct. C h r i s t . " , I, p. 1 , c. 4, núm. 7, q. 207; I I , " i b i d . " , q . 213; Sánchez 'De Sac. M a t . " , Hb. 2, disp. 29, q . I. 11 " S e r m . " 2 . ' dom. Eplf., " O b r a s " 2, 375 a 377. 12 " H o m . 62 ¡n M a t t . " , PG 58, 599. 13 " A d v . J o v . " , Ilb. 1 , núm. 28, PL 23, 261.

208

»« " I b i d . " , núm. 47, PL 23, 289 y 290.

209 14

"PARA BIEN Y PARA M A L . . . " LA VIDA IDEAL

Jerónimo nunca ha sido acusado de exponer incompleto su caso y, por supuesto, está citando simplemente a un autor pagano. Sin embargo, su propio convencimiento está claro. Durante la Edad Media algunos escritores lo citan. Otros se ponen de parte de la esposa. Pero todos ellos están de acuerdo en que El contrato es en sí mismo difícil de cumplir fielmente, a causa de las muchas miserias de las partes contratantes y de las enfermedades físicas y morales de dos personas que están unidas para prestarse ayuda mutua hasta la muerte 15 . Scoto piensa que es más difícil vivir en un hogar que en un monasterio, donde cientos de personas cuidan de uno y le ayudan en sus enfermedades 16. Uno de los libros del siglo XIV más publicados, Vida de Cristo Nuestro Señor, de Ludolfo de Sajonia, cita tanto a Crisóstomo como a Jerónimo en las tribulaciones de tener una esposa " . Un siglo más tarde Dionisio el Cartujo observa: También resulta que en muchas ocasiones ellos no congenian y riñen con frecuencia y, poco a poco, engendran un gran disgusto el uno por el otro, hasta que finalmente surge entre ellos un odio asombroso y profundamente enraizado. Después llevan una vida amargada. Cuanto más tiempo están juntos cada día en el hogar, en la mesa, en el lecho, en la conver15 " R e p o r t . " , lib. 4, d . 28, q. I, escol. 2. Cf. Hilderbert de Mans, " E p i s t . " lib. I, ep. 2 1 , PL 171, 193 y 194; Lotario de Segni (Inocencio I I I ) , " D e Contemptu M u n d i " , lib. 1 , c. 18, PL 217, 210; Vicente de Beauvais, obra citada, capítulos 37 y 38, y 47. ls " R e p o r t . " , lib. 4, d . 28, q . I, escol. 2. 17 "Pars 2 " , c. 10.

210

sación, en el trabajo que hacen, tanto más duro es tolerarse " . Después del Concilio de Trento los escritores continúan sus avisos " . Después de citar a Teofrasto en las tribulaciones del marido, Lessius añade las de una esposa: Sujeta a su esposo en todo, debe soportar su mal humor, sus contrariedades, sus noches en que come demasiado y bebe con exceso, celos, sospechas, lascivias, adulterios, riñas, golpes. Ella debe seguirle, estar con él en todas partes, obedecerle y servirle como una esclava... El disipa el dinero que tienen en los dados, jugando a las cartas, en beber, en comidas, en regalos pródigos, contratos ruinosos, pleitos mal aconsejados y de otro modo; y la esposa no puede remediarlo 30. Los grandes predicadores franceses del siglo XVII señalan los conflictos más sutiles que surgen entre cada esposo y esposa. Bossuet pone el caso de un matrimonio ideal: Si lo prefieres, ambos son igualmente razonables, algo que es asombrosamente raro y que no debe esperarse. Incluso entonces cada uno tiene su genio, prejuicios, hábitos, compañías. Cualesquiera que sean las cosas que tengan en común, los modos de ser de las gentes son siempre tan diferentes que pueden ocasionar irritaciones en una vida tan larga de unión. Se ven el uno al otro tan cerca, tan a menudo, con tantos defectos por cada parte, en las situaciones más naturales y en las más inesperadas, que es imposible estar preparado. 18 " L a ú d . Vita C o n j . " , a. 3, " O b r a s " 28, 6 1 . Cf. " I n Matt. 1 9 " , a. 33, " O b r a s " I I , 214; San Antonino, "Summa S. T . " , I I I , tít. 1, c. 1 . " Cf. Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. 1; Alvarez de Paz, " D e Exterm. M a l í " , lib. 5, pars 2, 5, " O b r a s " 4, 577 y 578. 20 " D e Bono Status C a s t . " , C. 5, " O p u s e " , págs. 884 y 885. Cf. " D e Jure et J u s . " , lib. 4, c. 2, dub. 15.

211

LA VIDA IDEAL

Ellos se cansan. La emoción se ha ¡do. La imperfección del otro es irritante. La naturaleza humana se hace sentir más y más... Ellos aman su cruz, me complace decirlo, pero lo que están llevando es la cruz 31 . Fenelón está de acuerdo en que: Ellos se cansan mutuamente de esta necesidad de estar casi siempre juntos y de actuar al unísono en todas las ocasiones. Se requiere mucha gracia y gran fidelidad a la gracia recibida para soportar este tipo de yugo con paciencia... Una persona debe prepararse para ello con espíritu de penitencia, cuando cree que es llamada por Dios a este estado 22. Bordaloue resume el problema: En la vida religiosa no me encuentro ligado a una persona en particular. No es exclusivamente a ésta o a esa, sino ahora a una y luego a otra; y esto tiende a hacer que el yugo sea infinitamente más fácil de soportar. Sin embargo, en el matrimonio, el compromiso es perpetuo con este hombre o esta mujer... ¿Me permitiréis, amigos míos, que añada una nueva diferencia entre nuestros dos estados de vida, pero que es muy notable? Para el estado religioso existe el noviciado y un tiempo de prueba. Esto no existe en el matrimonio... Ahora que este joven te está cortejando solamente muestra acuerdo contigo, solamente signos de amabilidad, moderación, virtud. Pero una vez que se ha atado el nudo, pronto conocerás cómo es... Ahora, mientras esta muchacha todavía no está situada en la vida y tú la consideras una elección agradable, ella sabe como calmarse y ocultar sus sentimientos. Pero cuando ya no tiene que adoptar tantas tácticas, o no tiene tanto que ganar compla« "Serm. sur les oblig. de 1'éta.t reí., Obras" (Besancon: OuthenimChalandre Fils, 1840) 6, 357. 22 "Divers Sentiments". c. 50.

212

"PARA BIEN Y PARA MAL..."

ciéndote, pronto experimentarás sus caprichos, sus rarezas, su hábil testarudez, sus expresiones de fatuidad... Tened entonces presente, amigos míos, lo que es tal compromiso o tal esclavitud por el resto de vuestra vida y sin remisión. No existe voto tan solemne que la Iglesia no pueda dispensar; pero cuando se trata del matrimonio tiene las manos atadas... Lo que yo digo no significa que debáis horrorizaros del matrimonio. Es para que comprendáis cuánto necesitáis la ayuda de Dios en el matrimonio " . Aunque la retórica de los autores como Jerónimo no es la palabra de Dios, no puede ignorarse esta reacción persistente de los hombres que han contemplado el matrimonio a la luz de la fe. Además de las tribulaciones que distraen y el disgusto por las cosas del espíritu, la revelación parece haberles mostrado otro problema. Casarse es perder la autonomía básica. El tiempo y el trabajo, e incluso la oración, dependerán ahora de otro y esto puede resultar penoso. Un sermón de Efrén el Diácono a finales del siglo IV señala algo todavía más grave. Un marido es profundamente sensible a los deseos de su esposa, y esto: Con frecuencia lleva a un hombre al castigo

2i

.

Algunos años más tarde los Padres griegos consideran el matrimonio no tan solo como una tribulación, sino como un peligro. El que tiene una esposa encontrará más fácil ser puro, puesto que tiene mayor ayuda. Pero en otras cosas el asunto ya no está tan claro. Y lo que es más, en ese aspecto vemos que caen más personas 23 "Serm." 2.' dem. Epif., "Obras" 2, 375. Cf. De la Colomblére. "Refl. Chrét.", del matrimonio, "Obras" 5, 180. 24 "Serm. de Virg.", Obras 6, 24.

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\ "PARA BIEN Y PARA M A L . . . " LA VIDA IDEAL

casadas que monjes. No existen tantos que dejen los monasterios por el matrimonio como los que dejan el lecho matrimonial por la impureza. Ahora bien, si caen tan a menudo en pruebas que son fáciles para ellos ¿qué harán cuando se enfrenten con otras afecciones del alma por las cuales son más probados que los monjes?... Si alguno tiene razón para tener miedo, con seguridad no son aquellos que huyen de las tormentas o los que se apresuran hacia el puerto, sino aquellos que son sacudidos por la borrasca y la tempestad. En su caso existe más razón para temer un naufragio, puesto que existe más perturbación; y los que deben estar resistiendo están más inactivos... Por esto es por lo que los arrastramos al desierto, no sólo para que se vistan de estameña, no para que extiendan cenizas para dormir sobre ellas, sino primero de todo para que huyan de los vicios y elijan la virtud. ¿Qué ocurre entonces? ¿Sucumbirán todas las personas casadas? Yo ciertamente no lo afirmo así. Digo que ellos se enfrentan con mayores labores si desean lograr la salvación y esto a causa de la "inminente necesidad". El hombre suelto corre con mayor facilidad que el que está atado con cadenas " . La idea de los Padres latinos en este tiempo la resume Ambrosio. Si el buen matrimonio es esclavitud ¿qué es uno malo en el cual no pueden santificarse el uno al otro sino hacer que sucumban mutuamente? 26. Dos siglos más tarde el Papa San Gregorio el Grande 25

" A d v . Oppugnatores Vitae M o n a s t . " , lib. 3, núm. 15, PG 47, 375 y 376. Cf. Gregorio Nacianceno, " C a r m . " , lib. 1 , sec. 2, núm. 6, I. 6, PG 37, 643; Gregorio de Nisa, " D e V i r g . " , c. 3, PG 46, 331 a 335. 26 " D e V i d . " , c. 1 1 , PL 16, 268. Cf. Jerónimo, " A d v . J o v . " , lib. 1, número 28, PL 23, 261.

describe el problema con palabras que se citarán a me nudo.

•) l

Algunas cosas son dañinas por sí mismas, tales como los pecados y los crímenes. Otras, tales como el poder temporal y las relaciones maritales, nos hieren a causa de las cosas que les rodean. Pues el matrimonio es bueno, pero las cosas que crecen en torno suyo debido al interés por este mundo, son malas..Así, aunque una persona tiene alguna cosa que no le hiere, a causa de las cosas cercanas con frecuencia hace lo que le herirá. A menudo viajamos por un camino recto y despejado y, no obstante, nuestras vestiduras se enganchan y quedan prendidas en los espinos que han crecido en el borde del camino " .

Alrededor del año 800, los escritores están de acuerdo en que: Una esposa es una carga pesada, ya que a los maridos no se les permite repudiarlas, ni las mujeres pueden repudiar a sus maridos, no importa su situación mutua... Entonces cada uno debe darse cuenta del peligro que corren ambos 28 . La voz que tiene más Influencia en el siglo XII, San Bernardo de Claraval, no tolerará que los cataros hablen del matrimonio como de un pecado, pero admite: Está claro que el camino es peligroso. Nos lamentamos que tantos perezcan en él y viendo que muy pocos siguen la dirección exacta 29 . - ' " M o r a l i a " , lib. 26, PL 76, 374. Cf. Isidoro de Sevilla, "De Eccl. O f f . " , lib. 2, c. 20, PL 83, 810; Tajón, " L i b . S e n t . " , lib. 3, c. 7, PL 80, 857. '-'« San Pascasio Radbert, " I n M a t t . " , lib. 10, c. 19, PL 120, 6 5 1 . Cf. Sedelio Sooto, " I n I Cor. 7 " , PL 102, 142. 29 "Sermones de Diversis, S e r m . " , 35, PL 183, 634.

215

"PARA BIEN Y PARA M A L . . . "

LA VIDA IDEAL

Un siglo más tarde, los escolásticos creen que por esto es por lo que el matrimonio exige una gracia especial de Dios 30 . / Buenaventura pregunta:

Hacia finales del siglo, Claudio de la Colombiére explica por qué esto es así: Debes aunar el uso de los placeres legítimos con una eliminación total de aquellos que no se permiten, un cuidado muy minucioso de los bienes temporales y una separación perfecta, de corazón, de estos mismos bienes, una gran presteza para asentir a los deseos de la persona con la que Dios te ha unido, con una fidelidad inviolable a los deseos de Dios para no tomar parte en sus pasiones 35 .

i

¿Cuántas molestias crees que soportan las mujeres casadas que son religiosas y están ansiosas de dar su tiempo a Dios cuando sus maridos, a quienes deben estar sometidas, se lo prohiben? Representa una gran carga en el matrimonio cuando las esposas se unen a maridos tales que no están de acuerdo con los buenos hábitos de ellas y con su modo de vida devoto. ¿Cuántas mujeres casadas crees que existen que estarían dispuestas a comprar, incluso al precio de su muerte, la posibilidad de rendir a Dios el libre homenaje, liberándose del poder de los hombres malvados? 31.

El continúa señalando "los peligros que entraña para tí el amor de un marido, si él es dado a pecar" 3S. Bourdaloue, aunque enterado de este peligro, ve uno mayor si no existe el amor. La cosa realmente deplorable es que estas tribulaciones familiares solamente sirven para alejarte de Dios y hacerte más culpable ante El. Buscas la compensación fuera. Vuelves tus inclinaciones hacia otros. ¿Qué desórdenes son los que no te permites? 3S.

En el siglo XV Dionisio el Cartujo describe el peligro de la vida matrimonial 33 y un siglo más tarde Salmerón llama la atención hacia el imperio sobre sí mismo que debe tener un marido para evitar ofender a Dios, "como hizo Adán al cuidarse de no entristecer a Eva" 33. En una carta escrita a una mujer francesa a principios del siglo XVII, San Francisco de Sales es amable pero no menos franco: ¡Ah, hija mía, que agradables son para Dios las virtudes de una mujer casada! Pues tienen que ser fuertes y de una calidad extremadamente elevadas para que sobrevivan en esa vocación 34. 30

Cf. Scoto, " R e p o r t . " , lib. 4, d . 28, q. I. escol. 2. " O p u s e . " 10, Vitis Myst., A d d . 4, c. 30, núm. 106. Quar. 8, 210. Cf. Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 39, a. 4, ad 1; " S . T . " I I I , q . 108, a. 4; II I I , q. 184, a. 3; "Contra G e n t . " , lib. 3, capítulos 131 a 139. 31

32 33 31

216

" L a ú d . Vita C o n j . " , a. 3, " O b r a s " , 38, 6 1 . "Obra c i t a d a " , v o l . 5, tr. 9, pág. 49. " L e t t . " 664. " O b r a s " 3, 550.

Esta unidad completa de vida con otro ha aparecido así a los cristianos como una causa de interés verdadero. Supone algo más que cierta pérdida de libertad, más que la irritación de dos personalidades tan diferentes y tan imperfectas. Existe también un riesgo definido. Las limitaciones e irritaciones pueden llevar a pecados de ira, o impaciencia, o desdén. Si el dolor se hace demasiado grave y constante, la huida puede ser un pensamiento tan atractivo que se dejan aparte las conside35 " R é f l . C h r é t . " , matrimonio, Obras 5, 179 y 180. se "ibid." 37 38

" S e r m . " 2." dom. Eplf., " I b l d . " pág. 378.

"Obras"

2, 382.

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LA VIDA IDEAL

raciones morales. Y por otra parte, el amor tiene sus problemas. Puede presentarse la terrible elección entre Dios y este ser humano. Correr tal riesgo día tras día, caer a veces, no vislumbrar ninguna esperanza de cambio; esta fatigosa existencia puede llevar a una enfermedad más crónica: desaliento, decepción por la vida. Si tales peligros son demasiado extremos para ser posibles en la mayoría de los matrimonios, existe otro que es común: la remora continua de una vida compartida con alguien cuyos ideales no son tan elevados como los tuyos propios.

12.

"DIVISIÓN os quisiera libre de preocupaciones. El no caY Osado se preocupa de las cosas del Señor, de

Una dificultad final, la más común de todas y que realmente es la razón fundamental de estas otras, la descubre Pablo a los corintios.

cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la mujer casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido'. La palabra griega de Pablo merimná, "se preocupa", también tiene lugar en el Evangelio de Mateo cuando Cristo insta a los que le oyen a que no se preocupen demasiado por lo que van a comer o con qué se vestirán 2. Esta preocupación, como aparece ahora, es un problema para la pareja casada. Ellos son propensos a vivir "divididos". No es que ignoren deliberadamente a Dios. El problema es, sencillamente, que su absorción mutua les hace más difícil pensar en El. San Zenón, que comenzó un famoso reinado como obispo de Verona en el año 362, ilustra esto al igual que 1 2

I Cor. 7, 32 a 34. Cf. Mt. 6, 25.

219 218

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"DIVISIÓN"

Pablo, comparando a la buena ama de casa con la doncella consagrada. La mujer casada piensa cómo agradar a su marido, la doncella cómo complacer a Dios. La una se embellece con costosos atavíos, la otra es mucho más atractiva porque no sabe como adornarse. La una es fragante con ungüentos y perfumes; la otra más agradable que cualquier pradera, con esa flor que es ella misma, envía tan alto la fragancia del servicio gozoso que llega hasta el cielo 3.

se sujeta con cadenas del espíritu, porque está ansioso acerca de cómo agradar a su esposa. Más afortunado sería si un solo deseo fuera agradar a Dios'. Agustín aplica a las personas casadas las palabras de Pablo sobre la salvación, "pero como si fuera por el fuego". El fuego de la tribulación quemará... las delicias de esta especie y los amores mundanales. Por ese fuego se entiende la aflicción y cualquier otra calamidad que arrebata estas cosas... Lo que un hombre no ha poseído sin un amor seductor, no lo pierde sin pena ardiente s.

Algunos años después Crisóstomo habla "del espíritu que se ablanda y suaviza en el interés por una esposa" *. Gregorio Nacianceno explica esto. Al igual que el que mira dos cabezas, dos caras, o en dos páginas distintas contempla las palabras, aunque quiera no aprecia la forma total sino solo una parte, en tanto que la otra, al mirar en seguida en ambas direcciones, escapa indefinida a su visión parcial, así está el amor débil entre Cristo y el mundo: o un hombre va hacia Cristo, haciéndolo su todo, o se olvida de Cristo por el amor carnal s . Ambrosio recuerda al hombre de la parábola del Evangelio que no puede acudir al banquete. Las personas casadas acuden, pero no "tan prestamente como las vírgenes", porque su atención está parcialmente desviada de Dios". Existen muchas cadenas en este mundo. El deseo de vivir es una cadena. Las seducciones del placer son una cadena. Existen cadenas de honor, cadenas de matrimonio... No peca el que toma esposa, pero 3

Llb. 1 , tr. 5, núm. 2, PL 1 1 , 302. * " D e V i r g . " , núm. 3 1 , PG 48, 554. 5 " C a r m . " , lib. 1 , sec. 2, 1 1 . 543 a 563, PG 37, 563. Cf. poema 2, 469 a 480, PG 37, 615. • " I n L u c " , llb. 7, núm. 196, PL 15, 1842.

220

"ibid.

En otro pasaje, su cuidado para no exagerar hace que su opinión sobre el tema sea de lo más evidente. No es que la esposa cristiana... no piense cómo agradar al Señor. Pero piensa mucho menos, porque también piensa en las cosas de este mundo: cómo agradar a su marido'. Tanto en el Este como en el Oeste, en sus comentarios sobre Pablo, se continúa señalando esta "división" I0 . Durante la pleamar del escolasticismo, Buenaventura explica que, aunque existe una clase de ansiedad que hace que una persona se olvide de Dios completamente, "y esto es agobiante", la clase de ansiedad que tienen las 7

"Expos. ¡n P s . " , 118, 120, PL 15, 1300. " D e Civ. D e i " , lib. 2 1 , c. 26, PL 4 1 , 743 y 744. Cf. "De 8 Dulcitii Q u a e s t . " , PL 40, 155; Jerónimo, " A d v . J o v . " , lib. 1 , núm. 20, PL 23, 249. » "De Bono C o n j . " , c. 1 1 , PL 40, 382 y 383. 10 Cf. Teodoreto, " I n I Cor. 7 " , 32, PG 82, 283; Rábano Mauro, "Enarr. in Ep. P a u l i " , lib. 10, c. 7. PL 112. 763; Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 17, 548; Servato Lupus, " E p i s t . " 4, PL 19, 443; Hatto de Vercelli, " I n I C o r . " , PL 134, 358; Bruno de Asti, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 886; Felipe de Herveng, " D e Continentia C l e r i c o r u m " , c. 60, PL 203, 744. 8

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personas casadas no es tan extrema. Es "en virtud de Dios" pero "distrae y absorbe" n . Tomás describe toda su intensidad. Entre las muchas asociaciones de aquellas cosas que nos rodean, la mente humana está complicada por el amor del esposo o la esposa. Así, para aquellos que caminan hacia la perfección, el lazo del matrimonio tiene que evitarse en especial. Esto complica a una persona como ninguno otro de los intereses de este mundo 12. San Antonino trata de probar esto con un argumento que siempre tendría importancia en Florencia durante el Renacimiento: el ejemplo de Grecia y Roma. Cato de L'tica dijo: "Si el mundo pudiera existir sin una mujer, no careceríamos de la compañía de los dioses". Y cuando se le preguntó a Cicerón porque se había divorciado de su esposa, contestó que no podría tener tiempo para una esposa y para la filosofía. De ahí que Platón también, que no tuvo trato sexual con ninguna mujer sino que fue célibe, escribió más que cualquiera otro de los filósofos paganos sobre las cosas de Dios i a . Si estos ejemplos no contribuyen a darle fama al santo como historiador, por lo menos muestran su propia convicción profunda. Dionisio el Cartujo entiende que el término "dividido", empleado por Pablo, quiere decir: Extravío en el espíritu y escisión en el afecto, buscando parcialmente agradar a Dios, parcialmente a su esposa y en parte buscando las cosas temporales, en parte las espirituales. Dice esto el Apóstol " Q . D. de Perf. E v a n g . " , q. 3, a 1 , ad 4. "Opuse, de Perf. Vitae Spir., p a s s i m . " "Summa S. T . " , I I I , Tlt. 1 , c. 25.

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"DIVISIÓN"

porque el hombre con una esposa tiene menos aptitudes para servir a Dios que el que está libre '*'. El considera esto como una prueba evidente de que todos los hombres y las mujeres no están destinados por Dios al matrimonio, puesto que el mundo precisa siempre de algunos contemplativos 1S. Luis de Granada, uno de los escritores espirituales de más popularidad entre los seglares del siglo XVI, cree que el hombre casado soporta una doble carga: sus propias preocupaciones y las que aflijen a su esposa. La segunda es la más difícil de soportar " \ Otros libros de ese siglo y del siguiente presentan la "división" como una característica inequívoca del matrimonio, como se contempla a la luz de la revelación de Cristo " . Bossuet, criticando las observaciones que hace un autor sobre la Biblia, dice: Las otras ventajas del celibato que cita San Pablo, tales como estar más en un estado de oración, más ocupados sólo en Dios y menos divididos en el corazón... para este autor, como para los protestantes, no tienen importancia. El no se digna mencionarlas 's. Bourdaloue, cuyos sermones se consideran por los franceses de estos años solamente inferiores a los de Bossuet, les muestra lo que significa esta división. ' * " l n I Cor. 7 " , a. 7, " O b r a s " 13, 158. i» "Summa Fidei O r t h . " , lib. 4, a. 162, " O b r a s " 18, 209. >• " I n t r o d . au S y m b o l . " , pág. 3, tr. 1, c. 9, " O b r a s " 15, 55. " Cf. Cayetano, " l n I Cor. 7, 33; ln Matt. 19, 12; |rt I Cor. 7, 3 5 " ; Soto, " l n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q . I, a. 1 ; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , vol. 8, tr. 50. pág. 395; De León, " o b r a c i t a d a " , pág. 15; Sánchez, " D e Sac. M a t t . " , disp. 29, q. 1; Belarmino, " D e Sac M a t . " , c. 15; Lessius, " D e Jure et J u s . " , lib. 4, c. 2, dub. 15. 18 "Instructions sur la versión du NT de Trevours", 2." Inst., I Cor., " O b r a s " , 2, 679.

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Una mujer casada siempre se está preguntando con ansiedad cómo mantenerse en buen favor de su marido y estar al mismo tiempo en gracia de Dios. Se encuentra obligada a contentar a ambos lo mejor que puede y, no obstante, en un centenar de situaciones diferentes que surgen, sin la certeza de cómo obtener el éxito o de qué modo armonizar el deseo de ambos. Esto puede alcanzar un punto en que por triste necesidad debe renunciar al uno por el otro, abandonar a une para unirse inviolablemente al otro. Y esto es lo que la acongoja, divide su corazón, llena su mente de pensamientos, opiniones, emociones en conflicto, la mantiene en continuo aturdimiento y algunas veces en la más cruel de las incertidumbres'". Durante el siglo pasado y ahora, en el nuestro propio, los católicos todavía están en guardia ante el problema 2°. Pío XII les da la interpretación tradicional de San Pablo. El Apóstol no reprocha a los maridos porque estén ansiosos de sus esposas, o porque las esposas hagan todo cuanto les sea posible para agradar a sus maridos. Mas él dice que sus almas están divididas entre el amor de Dios y el amor de sus esposos 31.

en lograr el amor del otro. La felicidad es ser capaz de hacer que esa otra persona sea feliz. Cuando ese regalo se hace a Dios, psicológicamente es posible centrar la vida en El como jamás se logró antes. Cuando se hace a un ser humano, incluso al más digno de ser amado y acreedor de ello, no puede hacerse tan prestamente como a Dios. Existe en ello algo exclusivo. La persona que trata de dividirlo en dos se encuentra dividida. Ciertamente que se puede amar a Dios, pero no con la misma energía y absorción espontáneas. Los pensamientos que vienen con mayor rapidez a la mente, las preocupaciones y los gozos que realmente dominan, tienen que ver con este otro ser humano. De este modo, la misma revelación que aclara que el matrimonio es bueno, es igualmente clara acerca de que el mismo da lugar a problemas. Lo típicos y graves que son estos problemas puede recogerse de la conclusión de Pablo.

Ser varón o hembra supone algo más que la capacidad para tener hijos. Es parte de la característica más básica de un ser humano, una capacidad para hacer el regalo de uno mismo. La preocupación y el temor y el gozo, son ahora reacciones ante lo que ocurre a alguien más. El ansia total de la vida es hacia el otro. El éxito consiste 18

" S e r m . " , 2." dom. Epif., " O b r a s " 2, 384. Cf. Pesch, " o b r a c i t a d a " , pág. 313; Billot, " D e Eccl. mentüs (Roma: P. U. G. 1929), 7." e d . , vol. 2, pág. 385. 21 "Sacra V i r g l n i t a s " , AAS 46 (1954), pág. 168. 20

Sacra-

225

224 15

13.

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en cuenta los tiempos que viven los crisT ENIENDO tianos y los obstáculos que encuentran los que se casan para servir a Dios el que casa a su doncella, obra bien. Y el que no la casa, obra mejor'. Por el año 200 es obvio que los cristianos han sacado sus conclusiones de las palabras de Pablo acerca de los que de entre ellos han optado por emprender su camino hacia Dios en solitario. Las personas casadas, incluso las que sobresalen en santidad y las que no han mancillado el lecho matrimonial, no pueden compararse con ellos. Pues el lugar en que moran no es el Reino del Cielo, común a todos los elegidos. Su sitio está entre los santos ángeles, para que la más noble y más excelente clase de vida que han elegido pueda tener su recompensa 2. Zenón, que desde su consagración como obispo de Verona en el año 362 ha sido aclamado como campeón 1 3

I Cor. 7, 38. Cf. " i b i d . " , versículos 1, 7 y 8, 40. Ps. Clemente de Roma, "Epist. ad V l r g i n e s " , c. 4, PG 1 , 388.

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EL MEJOR

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CAMINO

contra los herejes, al igual que contra los paganos, hace una objeción a esta tradición.

Dios y por nuestro juicio, deberían permanecer fuera de la Iglesia 5.

Alguien dirá: "Incluso la Virgen María se casó y dio a luz un hijo". Encontradme una igual y renunciaré a mi idea. Además, ella fue virgen después de su matrimonio, virgen después de concebir, virgen después de nacer su hijo. Si hubiera algo mejor que la virginidad, el Hijo de Dios podría habérselo dado a su madre en su lugar, pero El dispuso que ella disfrutara del honor de la divina virginidad 3.

El movimiento no se extingue inmediatamente. Tres años después de esta condena, Jerónimo arremete contra Joviniano.

Ambrosio resume el convencimiento de los obispos de Oriente y Occidente a finales del siglo IV. Con razón alabamos a la buena esposa, pero con más razón preferimos a la virgen consagrada *. Y, sin embargo, el mismo Ambrosio es testigo de que esta opinión todavía encuentra oposición incluso de alguno perteneciente al clero. La reacción a esta oposición es una declaración del obispo de Roma. Ciertamente nosotros no menospreciamos el matrimonio. Recibimos sus votos y estamos presentes cuando se confiere el velo. Pero a las vírgenes consagradas a Dios, a las que engendra el matrimonio, otorgamos todavía mayor honor... De ahí que debamos seguir el mandato del Apóstol. Porque ellos continuaron enseñando ideas que eran diferentes a las que habíamos recibido, sabiendo que la opinión de todos nosotros, sacerdotes y diáconos, así como todo el clero, era unánime en cuanto a que Joviniano, Auxencio... e Ingenioso, quienes habían sido los que habían fomentado una nueva herejía y blasfemia, para siempre condenada por la sentencia de 3

" T r a c t a t u s " , !¡b. 1 , tr. 5, PL 1 1 , 304. 1 " E p i s t . " 42, núm. 3, PL 16, 1172. Cf. " D e V i d . c. 13, PL 16, 272; Crisóstomo, " H o m . 19 ¡n I C o r . " , PG 6 1 , 153.

228

Los nobles te ceden el paso en la te halagan y te animan. Piensa un hubieses nacido, los ebrios y los habrían encontrado su camino hacia

calle. Los ricos poco. Si jamás glotones jamás el paraíso 6.

Pero durante los tiempos inquietos que siguen, con África bajo los vándalos y los obispos acosados por los herejes arríanos y pelagianos, esta discusión se considera clausurada. Algunos escritores menos conocidos de los siglos siguientes, están de acuerdo con los Padres en que el matrimonio no es el estado de vida superior'. La forma en que se ha extendido esta convicción en el siglo VIII, se pone de manifiesto por una anécdota que refiere Beda el Venerable a la joven Iglesia de Inglaterra. Según Beda, la boda a cuyo banquete asistió Cristo en Cana, fue la del Apóstol Juan. Se acababa de casar, o estaba a punto de contraer matrimonio, pero entonces fue llamado por Cristo 8. Esta historia todavía circulará, aunque en ocasiones con la observación de que "no es cierta" 9, cuando en 5 Papa Sirlcio, "Epist. et Decreta, E p . " 7, PL 13, 1168. Para la respuesta del Sínodo de Milán por la alabanza de Ambrosio de esta carta, cf. Ambrosio, " E p i s t . " 42, PL 16, 1172 a 1177. 8 "Adv. Jov." 7 Jerónimo, " D e Perpet. Virg. B. M. V . " , núm. 2 1 , PL 23, 214; "Adv. Jov. lib. 1 , núm. 13, PL 23, 243; Cirilo de Alejandría, " D e Ador. In S p i r . " , lib. 15, PG 68, 950; "Codex Can. E c c l . " , c. 3 1 , PL 56, 567; Fulgencio, " E p i s t . " 3, c. 10, PL 65, 330; Casiodoro, " I n I Cor. 7 " , PL 70, 1333; San Paterio, " C o n c o r d i a " , 14, PL 79, 667; Tajón, " S e n t . " , lib. 3, c. 7, PL 80, 857. • " H o m . " , I, 13, PL 94, 226 y sig. Cf. Pedro Damián, " O p u s e . " 4 1 , c. 2, PL 145, 662. * Pedro Le Mangeur, " H i s t . S c h o l . " , In Evang., c. 38, PL 198, 1559.

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el año 1255 un fraile dominico, Jaime de Varazzo, publicara uno de los libros que tienen más influencia en la Edad Media. A pesar del gran número existente de "leyendas" o vidas de los santos, destinadas a leerse en sus fiestas respectivas, Caxton explicará en su edición inglesa que: "Como el oro, que es el más noble de todos los metales, así esta leyenda se tiene por la más noble de todas las obras". Y Juan el Apóstol, a quienes los católicos de todos los países de Europa conocerán a través de esta Leyenda de Oro, será presentado como el novio de Cana ,0 .

EL MEJOR

virginidad es m e j o r " . Este tema lo repiten no solo aquellos que se contentan con copiar a los Padres, sino los pensadores más originales de la Edad Media Superior y sus seguidores, hasta el siglo XVI 1 5 . La violenta negación de Lutero a toda la idea, la convierte una vez más en un problema acuciante. Juan Eck, el campeón católico, se le o p o n e " ; y en los Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuítas, propone como una de las "Reglas para pensar con la Iglesia":

Un siglo más tarde, en un libro que tendrá una circulación casi tan grande, la Vida de Cristo Nuestro Señor de Ludolfo de Sajonia, ellos leerán:

Ensalzar mucho las órdenes religiosas, la virginidad y la castidad, y no ensalzar el matrimonio tanto como cualquiera de aquellas " . Finalmente el Concilio de Trento declara: Si alguien dice que el estado del matrimonio es de rango más elevado que el estado de la virginidad o el celibato, y que no es mejor o recibe mayores bendiciones permanecer en la virginidad o celibato que unirse en matrimonio, sea anatema".

Aunque existe una duda acerca de quién era aquella boda, estamos inclinados a pensar que era la de Juan " . Aunque otros autores repetirán la historia, más y más la negarán 12, hasta que Juan Maldonado, cuyos comentarios sobre los Evangelios serán representativos de los estudios de la Escritura del siglo XVII, declarará que esto es imposible " . Sin tener en cuenta si conocen o aceptan esta leyenda, los teólogos del continente, una generación después de Beda, piensan como él. El matrimonio es bueno, pero la 10 "The Golden L e g e n d " , Granger Ryan y Helmut Rippeger, tr. (Londres: Longmans, Green & Co., 1941), Part. 2, p á g . 363, Fiesta de Santa María Magdalena. 11 Pars I, c. 25. 12 Cf. Dionisio el Cartujo, " I n J o a n n . " , 2, a. 7. Obras 12. 312; J . Eck, "obra c i t a d a " , Dom. 2." después Epif., h o m . 1 , pág. 119; Cayetano, " I n J o a n n . " , 2; Canisio, " S e r m . " 2 7 / 1 2 / 1 5 6 4 , Braunsberger, 4, 838; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , vol. 6, tr. 6, p á g . 32; Baronio, " A n nales E c c l a s i a s t i c i " , en a. 3 1 , núm. 30. 13 " I n 4 E v a n g . " , In J o a n n . " I, 1226.

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En su famoso catecismo, San Pedro Canisio, él mismo teólogo en el Concilio, proclama el sentimiento que se ha enseñado y han creído los católicos desde siempre. 14 Cf. Sedelio Scoto, " I n I Cor. 7 " , PL 103, 140; Joñas de Orleans, "De Instit. L a i c " , lib. 2, c. 1 , PL 106, 169. 15 Cf. Rábano Mauro, " I n G e n . " , lib. 1, c. 7, PL 107, 462; Haymo de Halberstadt, " I n 2 Cor. 1 1 " , PL 117, 651; Hatto de Vercelli, "Expos. in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 360; Bruno de Asti, " C o m m . in J o a n n " , pars I, c. 2, PL 165, 461; Ruperto de Deutz, " I n J o a n n . " , lib. 2, PL 169, 275; Harvey de Bourg-Dieu, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 880 y sig.; Buenaventura, "De Annunciatione", serm. 1 , Quar. 9, 679; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 30, q. 2, a. I, quaest. 3; " S . T . " I I I , q. 152, a. 4; Scoto " I n 4 S e n t . " , d . 3 1 , q. I, schol. 2; Tomás de Estrasburgo, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. I, a. I, ad. 2; Ludolfo de Sajonia, "Vita Christi D o m i n i " , pars I, c. 25; San Antonino, "Summa S. T . " , I I I , tít. I, c. 1, núm. 1; Dionisio el Cartujo, " I n I Cor. 7 " , a. 7, " O b r a s " 13, 151. 1G 17 18

"Obra citada., Dom. Post" X I I . Nat., pág. 101. " N . " 356. Cf. Acotación 15, núm. 15. Can. 10 de Mat., DB 980.

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Debemos ser de lo más cuidadosos para evitar dos errores: el de las personas que, de acuerdo con Jovlniano, elogian de tal modo al matrimonio que hacen este estado Igual o superior a la virginidad... y el de las personas que imaginan que la castidad o celibato simplemente no pueden ser practicados por los hombres cristianos l s . En vista de las conclusiones que obtienen algunos católicos del siglo actual por las recientes tendencias de la psicología, Pío XII se cree llamado a discutir este segundo error. Ciertamente se alejan del sentimiento común de los hombres instruidos, a los que la Iglesia ha tenido siempre en alta estima, quienes consideran al instinto sexual natural como' la mayor y más potente fuerza impulsora en el carácter de un ser humano, y de esto deducen que una persona no puede controlar el empuje de dicho apetito durante toda su vida, sin grave peligro de perturbación de las funciones internas del cuerpo, especialmente del sistema nervioso, desbaratando así el equilibrio de las fuerzas de su personalidad. Como ha observado Santo Tomás, con muy buena razón, la tendencia más profundamente enraizada de nuestro espíritu, tiene realmente que ver con la propia conservación. La fuerza impulsora que surge de las facultades sexuales tiene un segundo lugar. Y además, pertenece a la función impulsora y directiva de la razón humana, ese privilegio singular de nuestra naturaleza, el regular estos impulsos e ins13 "Summa Doct. C h r i s t . " , 2.* edición, pág. 1 , c. 4, núm. 7 q . 133. Cf. " i b i d . " , q q . 213; Serm. 2 2 / 1 2 / 1 5 6 3 , Braunsberger 4, 827; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , vol. 3, tr. 5, pág. 32; " I b i d . " , v o l . 5, tr. 9, página 49; v o l . 8, tr. 50, pág. 395; De Blols, "Collyrium H a e r e t l c o r u m " , lib. 2, capítulos 15 y 17; Lorenzo de Brindisi, "Lutheranisml Hypotyposis, pág. 2, sec. 4, disp. 5, Obras 2, 2, pág. 406; Alvarez de Paz, " D e Exterm. M a l i " , lib. 5, pars 2, c. 1 , Obras 4, 452; Belarmino, " D e Sac. M a t . " , c. 5; Lessius, " D e Jure et J u s . " , lib. 4, c. 2, dub. 15; " D e Bono Stat. G a s t . " , c. 3, Opuse. 882; De la Puente, " o b r a c i t a d a " , pág. 437; Billot, "De Eccl. S a c " , págs. 382 y sig.; Pío X I I , "Sacra V i r g l n i t a s " , AAS 46 (1954), " p a s s i m . " 3.

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EL MEJOR

tintos profundos y hacerlos más nobles su exacto dominio...

CAMINO

mediante

Más recientemente reprobábamos con el corazón entristecido la opinión de aquellos que se atreven a afirmar, que el matrimonio es la única cosa que puede proteger el desarrollo natural de la personalidad humana y su debida perfección... 2 0 . No puede afirmarse, como hacen algunos, que la "ayuda mutua" que una pareja cristiana busca en el matrimonio, sea algo más perfecta para lograr la propia santidad que la llamada soledad del corazón que se encuentra en los vírgenes o célibes. Supuesto que todos los que hayan abrazado el estado de la castidad perfecta hayan renunciado a esta clase de amor humano, todavía no puede llegarse a la conclusión de que, como resultado de esta privación, han disminuido o desbaratado sus personalidades. Pues ellos reciben algo espiritual del mismo Dador de los dones celestiales, que sobrepasa de modo inconmensurable la "ayuda mutua" que las personas casadas se dan el uno al otro " . Si una mujer expresa comúnmente el regalo de ella misma mediante el matrimonio y la maternidad, también puede responder de un modo más directo al designio de Dios y hacer que las riquezas de su personalidad produzcan frutos mediante la virginidad consagrada. Lejos de ser una desviación interior de ella misma, o una deserción de las tareas de la vida, este estado responde al deseo de un regalo que es más completo, más puro, más generoso. En los países cristianos, así como en las tierras de misiones, la mujer que renuncia al matrimonio para darse sin Impedimentos a confortar a los enfermos y a los desgraciados, a educar a los niños y a mejorar la suerte de las familias, muestra a los espíritus que no lo conocen, la presencia y activi20 Alocución a los Superiores Religiosos, 1 5 / 9 / 5 2 , AAS 44 (1952), página 824. Cf. Alocución a las Hermandades italianas, 1 3 / 7 / 5 8 , AAS 50 (1958), pág. 533. 31 "Sacra V i r g i n i t a s " , AAS 46 (1954), págs. 174 y s i g .

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dad de Dios. De este modo, ella cumple su propia vocación única con la más elevada fidelidad y el máximo de eficacia ". Con frecuencia se ha dicho que la virginidad hace a los seres humanos como ángeles. Aparentemente hace algo más que eso. Los hace hombres y mujeres en un sentido más verdadero. De cada célula del cuerpo, de cada pensamiento que surge del compuesto de cuerpo y alma, el animal racional es varón o hembra; y renunciando al matrimonio "por amor al Reino de Dios", desarrolla las potencias distintivas de la masculinidad y femineidad como nada más puede lograrlo en esta vida. Aunque en años recientes la investigación más insistente de esta verdad ha atraído más atención hacia la misma, aquellos que han estudiado el matrimonio precisamente como un sacramento, siempre han insistido en que aunque este sacramento ayudará a un hombre a incrementar su caudal de gracia, habría obtenido todavía más en una vida de celibato 23. Cualquier duda acerca de la certidumbre de la Iglesia sobre esto, la disipa Pío XII. Algunos afirman que la gracia de Dios conferida ex opere operato por el sacramento del matrimonio, hace tan santo el uso del matrimonio, que se convierte en un método más eficaz para unir las almas individuales con Dios que la virginidad misma, puesto que el matrimonio cristiano es un sacramento y la virginidad no lo es. Denunciamos esta opinión como falsa y perjudicial 24 . 22 Alocución a las mujeres católicas, 2979/57, AAS 49 (1957), páginas 909 y 910. Cf. Juan X X I I I , Alocución a las Jóvenes Católicas, 2 3 / 4 / 6 0 , AAS 52 (1960), pág. 393. 23 Ct. Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d. 26, a. 2. q. 2, ad 2; Aquino, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q. 2, a. 3; Pedro de la Palu, " I n 4 S e n t . " , d. 33, q . 2, a. 6; Capreolus, "Def. in 4 S e n t . " , d d . 26 a 29, q . I, a. 3, ad 3; B e l a r m i n o , " D e Sac. M a t . " , c. 5; Salmerón, "obra c i t a d a " , vol. 5, tr. 9, p á g . 5 1 . -' "Sacra V i r g i n i t a s , obra c i t a d a . "

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EL MEJOR

CAMINO

Los intereses de nuestro propio tiempo han atraído la atención de los católicos a un aspecto final de la virginidad. Además de ser una prueba constante para aquellos que están casados de que puede superarse la pasión que siempre trata de volver su amor hacia el egoísmo, deja a una persona libre para dedicarse al bien de la sociedad 25. Pío XII niega que la Iglesia tenga más necesidad de matrimonios que ejerzan influencia en sus vecinos, que de célibes que se retiren del mundo. Los últimos todavía son miembros de la comunidad. En efecto, hacen más bien para más personas, que lo que jamás podrían si se hubieran casado 26. En una palabra, el desarrollo total de un ser humano no exige necesariamente que se case. Pablo dice justamente lo opuesto: El no casado se preocupa en cómo agradar al Señor... mismo que la doncella, se del Señor, de ser santa en píritu ".

de las cosas La mujer no preocupa de el cuerpo y

del Señor, casada, lo las cosas en el es-

Esta santidad "en el cuerpo y en el espíritu" al parecer es de una clase que no pueden tener las personas casadas. Pero Pablo difícilmente implicará que el matrimonio es pecaminoso. La santidad de la que está hablando es algo como los vasos usados en la adoración. A causa de su contacto con lo divino se retiran de otros usos, reservándose para Dios. En este sentido el cuerpo y el espíritu de la persona virgen son santos. Como lo expresó Agustín: Incluso los cuerpos de las personas casadas que se mantienen fieles mutuamente y con el Señor, son - s Cf. Billot, "De Eccl. S a o . " , pág. 387. "Sacra Virginitas, obra c i t a d a " , pág. 77.

26

27

I Cor. 7, 34.

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santos... Por lo tanto, en este pasaje se está haciendo alusión a la mayor santidad de la mujer no casada... ya que ella solamente tiene una cosa en mente: cómo complacer al Señor 2 ". A principios de siglo VI, Fulgencio de Ruspe compara la virginidad con el ayuno. Ambos liberan a una persona no del pecado, sino de las cosas que entorpecen su camino hacia Dios 29. Los comentaristas de la Edad Media toman sus ¡deas de los Padres. La virginidad merece tal alabanza, no porque también se encuentra en los mártires, sino porque en sí misma hace mártires". Los escolásticos son más precisos. Según Tomás, el bien del alma es mayor que el bien del cuerpo, la contemplación es más noble que la acción y las cosas de Dios son más importantes que las del hombre. El matrimonio mira al cuerpo, a la acción, los intereses de otro ser humano. La virginidad favorece al alma, a la contemplación, "a las cosas que tienen que ver con Dios" " . Hace más fácil y rápido el camino al cielo. Es también algo más elevado en sí mismo " . Eva al ser formada separadamente por Dios, es un símbolo de que el hombre tendría preferencia para la contemplación, un modo más noble de emplear su tiempo 33. 28 " D e Bono C o n j . " , c. 1 1 , PL 40, 382 y 383; Cf. Isidoro de Pelusia, " E p l s t . " , lio. 3, ep. 151, PG 78. 1007 a 1010; " i b i d . " l i d . 4, ep. 192, PG 78, 1279. 25 " D e F i d e " , c. 3, núm. 43, PL 65, 693. 30 Rábano Mauro, " H o m . " 38, PL 110, 72. Cf. Harvey de VourgDieu, " l n I Cor. 7 " , PL 187, 887. 31 " S . T . " II I I , q . 152, a. 4. Cf. Buenaventura, " Q . D. de Perf. E v a n g . " , q. 3, a. 3, Quar. 5, 176 y 177. 32 " S . T . " II I I , q. 88, a. 6. Cf. " I b i d . " , q . 186, aa. 1 , 3 a 5, 8. 33 " I b i d . " , I, q . 92, a. I.

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Los teólogos posteriores muestran poco desacuerdo 34 . La convicción establecida de los cristianos desde el tiempo de Pablo hasta el presente, la resume Pío XII. Primero de todo, debemos afirmar —como la Iglesia enseña llanamente— que la santa virginidad por su propia excelencia tiene mayor categoría que el matrimonio... Esto sin duda se deriva mayormente del hecho de que tiende a un fin más excelente y es también la ayuda más eficaz para ponerse enteramente al servicio de Dios. El alma del que está envuelto en las cadenas y tribulaciones del matrimonio, está más o menos "dividida" 3! . Así la nueva luz de la revelación cristiana descubre profundidades y sombras que los autores del Antiguo Testamento no han visto en el matrimonio. Partir con un compañero de la vida no es ya el modo ideal de alcanzar a Dios. Cristo ha venido, e invita a sus seguidores a que sean recordatorios vivientes de que el mundo ha alcanzado su etapa final. Resolver la vida con un compañero parece tener limitaciones, así como ventajas. El defecto no es de la disposición de Dios, sino de la rebelión de un hombre contra ella. Como en su propia naturaleza caída, como en una ayuda, él encuentra ahora un incentivo para vivir para el día presente, para el placer, para otro ser humano, para cualquier cosa excepto Dios. La opinión del Antiguo Testamento sobre el matrimonio se ha perfeccionado y desarrollado y, sin embargo, no se ha contradecido. La revelación cristiana continúa y muestra que incluso ahora "no es bueno que el hombre esté solo". 34 Cf. San Antonino, "Summa S. T . " , I I I , tít. 2, o. 2; Belarmino, "Doctrina C h r i s t i a n a " , c. 9, " O b r a s " 6, 195; Lessius, " D e Bono Status C a s t . " , c. 6, " O p u s e " , 887. 35 "Sacra Virginitas, obra c i t a d a " , pég. 170.

237

Sección II: La vida típica 14.

COMO EN LOS TIEMPOS DE NOE

N el mismo pasaje en el que sugieren por vez primera limitaciones en el matrimonio como un camino hacia Dios, Nuestro Señor añade:

E las

No todos entienden este lenguaje, sino solamente aquellos a quienes se les ha concedido '. Entonces, el matrimonio todavía está incluido entre los designios de Dios para el mundo. ¿Pero de qué modo? ¿Como una concesión a la debilidad humana o como un bien positivo que El todavía desea? En este pasaje no se dice explícitamente, pero la alusión a "aquellos a quienes se les ha concedido", recuerda la respuesta dada por Nuestro Señor a los que le piden que les explique la parábola del sembrador. Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tenga se le dará más y le sobrará, pero al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará 2. 1 Mt. 19. 11. • Mt. 13, 11.

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En el caso presente, el evangelista parece que quiere decir que aquellos que le han abierto sus espíritus a El, reciben luz para ver las ventajas que tiene renunciar al matrimonio. ¿Significa esto que en algún momento de la vida se ofrece a los cristianos el don de la virginidad consagrada? Más de uno de la Iglesia primitiva parecen haber pensado así. Crlsóstomo, por ejemplo, explica que en el Evangelio solamente se hace referencia a un don especial. Así sabéis que existe una gran lucha; y no es que imaginéis un hado de alguna especie que la exige. Se ha dado a aquellos que lo han deseado s. La misma ¡dea parece estar circulando en Italia durante este período. Jerónimo previene: Nadie piense que el destino o la fortuna se introduce en este versículo; que son vírgenes aquellos a quienes esto es dado por Dios o quienes han sido llevados a este estado por accidente. Se da a los que han buscado, a los que lo han deseado, a aquellos que han trabajado para recibirlo. Pues al que pide se le dará, el que busca encontrará y al que llama se le abrirá 4 . Aunque el interés de Agustín se centra en el estado psicológico del hombre con quien Dios está tratando, parece estar de acuerdo con Jerónimo. Aquellos a quienes no se les ha dado, o bien no han tenido ningún deseo, o bien no han llevado a cabo lo que deseaban. Por otra parte, aquellos a quienes se les ha dado, desean de tal modo que 3 " H o m . 62 ¡n M a t t . " , PG 58, 600. * " I n M a t t . " , lib. 3, o. 19, vers. 1 1 , PL 26, 135. Cf. Ambrosiaster, In I Cor. 7, 6 a 9 " , PL 172, 217.

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pueden llevar hasta el fin lo que han deseado. Es así que esta palabra..., es tanto un don de Dios como una libre decisión 5. Un siglo más tarde, Fulgencio de Ruspe declara que Dios dará virginidad a todos los que oren por ella y hagan buenas obras para reforzar su súplica. Sin embargo, si una persona está más ansiosa de su debilidad que segura del poder de Dios, que se case 6. Beda ingleses flejan 8. berto el

el Venerable enseña este punto de vista a los ', y los últimos escritores del Continente lo reSus dos impresiones principales las resume AlGrande:

Con la ayuda de la gracia todos podrán, pero como se dice en I Cor. 7, "mejor es casarse que abrasarse" ". En el siglo XIV algunos citan a Crisóstomo y a Jerónimo 10. En el curso de una réplica ante los ataques de Lutero contra la vida monástica, el catecismo de Canislo hace lo mismo " . Salmerón explica que "el Señor desea que algunas personas le pidan" 12. Leonardo Lessius entra en detalle. 5 "De Grat. et Lib. A r b i t . " , c. 4, núm. 7, PL 44, 886. Cf. " C o f e s s . " , lib. 6, c. 1 1 , PL 32, 729. 6 " E p í s t . " I, c. 10, PL 65, 309. ' " I n M a t t . " , 19, PL 92, 86. 8 Cf. Rábano Mauro, "Enarr. ¡n Ep. P a u l i " , lib. 10, o. 7, PL 112, 64. Pascasio Radbert, " I n M a t t . " , lib. 10, c. 19, PL 120, 654; Harvey de Bourg-Dieu, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 876; Anselmo de Laon, " I n M a t t . " , c. 19, PL 163, 1412; Desconocido, "Quaest. in Ep. P a u l i " , In I Cor., q. 58, PL 175, 525. o " I n M a t t . " , 19, 12. 10 Cf. Ludolfo de Sajonia, " o b r a c i t a d a " , pág. 2, c. 10. 11 1 . * edición., c. 4, núm. 7, q . 207. Cf. I I , " i b i d . " , q. 213. 12 "Obra c i t a d a " , v o l . 5, tr. 9, pág. 5 1 . Cf. " I b i d . " , vol. 8, tr. 50, páginas 389 y 394.

OA1

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No todos están lo bastante bien instruidos como para apreciar tan gran bien, o tan inspirados por Dios como para amarlo. Y, sin embargo, todos pueden "tomar" con poder remoto lo que podría dar resultado, si lo desearan. Pues todos (me refiero a los cristianos), cuando oyen sermones sobre los frutos de la virginidad, pueden pedir la ayuda de Dios para entrar en ese estado y poder vivir en él " . Nadie tiene que casarse por ley de la naturaleza, a menos que sea necesario para la propagación del género humano..., o para sí personalmente, por ejemplo, si no puede permanecer casto. Pero esta necesidad tampoco existe. Es totalmente cierto y debe tomarse como artículo de fe, que el hombre, si reza, puede obtener de Dios la gracia que es necesaria para permanecer casto 14. Este argumento es difícil de reconciliar con una declaración de Pablo que descubre una impresión de otros cristianos, durante los mismos siglos, acerca de este tema. Pero en el caso de que carezcan de imperio sobre sí mismos, deben casarse, porque es mejor casarse que abrasarse en la pasión 1S. Si hubo o no un tiempo en que él pudiera haber elegido el celibato, las dificultades de un individuo pueden mostrarle que, ahora al menos, el matrimonio es el estado que Dios desea para El. San Metodio, el hábil obispo de Olimpo, que fue llevado al martirio en el año 311, compara a una persona de este tipo con un hombre enfermo que moriría si dejara de comer en la Vigilia de la Pascua, aunque el resto de

la Iglesia esté observando el ayuno " . A finales de siglo, algunos de los Padres griegos se expresan de este modo. Incluso Crisóstomo cree, como hemos visto, que la virginidad es absolutamente posible en algún tiempo. La intranquilidad que siente un hombre es un síntoma de que está llamado al matrimonio 1?. Ambrosio avisa a los cristianos de habla latina que cada uno debe considerar su propia naturaleza para ver la vida tan ardua que va a abrazar". Incluso Jerónimo previene: La castidad es atractiva en sí misma y arrastra a todos hacia sí. Pero debe considerarse la fortaleza de cada uno " . Estas declaraciones, algunas de ellas hechas por hombres que creen que se invita a todos los cristianos a la vida del celibato, solamente pueden referirse a aquellos que no se han dispuesto para esa vocación. Pero otra corriente de pensamiento, y más significativa, se evidencia durante los mismos primeros años. Cristo ha hablado acerca de un don especial. El mismo término reaparece en la Epístola que Pablo dirige a los corintios. Para despejar cualquier duda acerca de si los cristianos deben casarse, les dice: Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular; unos de una manera, otros de otra"". 16

"Conviv. 10 V i r g . " , orat. 3, c. 12, PG 18, 59. Crisóstomo, " H o m . 19 ¡n I C o r . " , PG 6 1 , 153. Cf. Epifanio, " A d ' / . Haeres", lib. 2, tomo 1, haer. 48, núm. 9, PG 4 1 , 867 a 870. '» " D e V i d . " , c. 1 1 , PL 16, 268 y 269. Cf. " D e A b r a h a m " , lib. 1 , 17

c.

" '"De Jure et J u s . " , lib. 4, c. 2, dub. 15. Cf. Vitae D e l i q . " ; q . 12, " O p u s e " , pág. 864. 14 " f r a e l , De Sac. M a t . " , c. 1 , dub. 3.

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14,

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13 " I n M a t t . " , 19, 12, PL 26, 141. Cf. " E p i s t . " , 22 398. "Ambrosiaster, In I Cor. 7 " , 36, PL 17, 237. . ' ^ / 20

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COMO EN LOS TIEMPOS DE NOE

LA VIDA TÍPICA

No ve esperanza en los deseos que tiene para ellos. No obstante, cuanto pueda preferirse la virginidad, esto sencillamente no entra en los planes de Dios para todos. Algunos se casan porque han declinado el mayor don, pero Pablo dice que otros están entrando en el estado que Dios pretendía para todos desde el principio. Alrededor del año 300, Metodio de Olimpo hace observar a una de las participantes en su Banquete de las Diez Doncellas. A mí me parece que podemos ver claramente en las Escrituras que, después que El trajo la virginidad al mundo, la Palabra de Dios no deseó revocar totalmente el matrimonio. Sólo porque la Luna sea mayor que las estrellas, la luz de otros cuerpos no se extingue en seguida 21 . San Filastrio, obispo de Brescia, cuyo libro sobre las herejías corrientes a finales del siglo IV será citado por Agustín, afirma que la virginidad, aunque deseable en sí misma, exige una gracia que no se da a todos 22 . Cirilo, famoso obispo de Alejandría en el año 412 y no solamente aclamado como un atacante de la herejía nestoriana, sino como el teólogo griego más perceptivo desde Orígenes, parece compartir esta opinión. Se lo aunque porque anhelos

propuso a los que deseaban hacer el bien, no los puso bajo el yugo de ninguna ley, El sabia que no todos pueden dominar los de la carne 2S.

Un siglo mes tarde Fulgencio de Ruspe, aunque afirmando, como se ha observado, que teóricamente todos pueden recibir el don superior, también cree que cual21 " O r a t . " , 2, c. I, PG 18, 47. 23 " L i b . de H a e r . " . c. 84, PL 12, 1196 y 1197. 23 " I n I Cor. 7 , 8 " , PG 74, 874.

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quiera que sea la razón, a algunos no se les ofrece ningún don excepto el matrimonio 24. Entre los escolásticos, Tomás está convencido que para algunos es bueno ser vírgenes, pero no para todos. Nadie puede seguir este modo de vida sin una gracia especial, y la gracia no se concede a todos 2S . Como prueba cita a Pablo y la observación del Evangelio de Mateo de que "no todos entienden este lenguaje". Para él todo el tema es una aplicación de la parábola de Cristo sobre los talentos. Dios da virginidad a un cristiano, matrimonio a otro 26. Incluso los ataques de los protestantes sobre la vida monástica no provocan una denuncia más rotunda de los teólogos católicos. Cayetano, el enviado por la Santa Sede para abordar la nueva situación que se ha producido en Alemania, observa que Cristo no dice que la virginidad se reserva a aquellos que la han deseado. "No depende del que la desea o del que se domina, sino de la misericordia de Dios" que concede la gracia de practicar el celibato 27. Esta es la ¡dea de los escritores espirituales jesuítas a principios del siglo XVII. De la Puente admite que el matrimonio tiene sus cargas, pero cree que algunos deben soportarlas para gloria de Dios 28. Alvarez de Paz escribe: No todos entienden la supremacía y paz de la castidad... Solamente aquellos que han recibido de Dios el don de entenderla... Por lo tanto, no es nece24 "De F i d e " , c. 3, núm. 43, PL 65, 693. Cf. San Juan de Damasco, ' D e Fide O r t h . " , lib. 4, c. 24, PG 94, 1210. 25 " I n Matt. 1 9 " , 11 y 12. 28 In I Cor. 7 " , conf. I. 27 " I n M a t t . " , 19, 11 y 12. 28 "Obra c i t a d a " , pág. 441.

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Es totalmente falso que todos los hombres deban ser invitados sin discriminación a las cosas que son mejores en sí mismas. En el orden de la Providencia de Dios no existe lugar para esa fantasía que la gente llama igualdad. Por el contrario, de la desigualdad de clases, profesiones, oficios y otras cosas de este tipo, surge la perfección necesaria del cuerpo social. "Si todo el cuerpo fuera ojo —dijo el Apóstol—, ¿dónde quedaría el oído? 32.

sario temer que la raza humana carezca de la propagación necesaria para ella y que cese abruptamente de existir 29 . Maldonado, uno de los eruditos bíblicos más conocidos de este período, no admitirá incluso ni la pretensión de que es necesario un don especial de Dios para vivir una vida de celibato, pero sí para comprender sus ventajas. Incluso entenderla es un don de Dios, como declara Cristo mismo en el Evangelio de Juan: "Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no le atrae" " .

Pío XII trata del tema en su encíclica sobre la virginidad. Después de repetir que este modo de vida exige un don que no todos reciben, avisa a los candidatos a la vida religiosa y a los superiores que deben admitirlos, a que examinen cuidadosamente si parecen poseerlo.

Durante el año 1890 tiene lugar una declaración significativa en una carta de León XIII. Realmente la virginidad es en sí misma más notable..., pero este don de la continencia perfecta no se concede a todos; y en ese caso, según palabras del Apóstol "es mejor casarse que abrasarse con la pasión". De modo similar, la malicia o debilidad de la naturaleza humana, algunas veces puede dar lugar a que..., en el caso de ciertas parejas, hayan llegado a ser demasiado habituales tratos pecaminosos entre los sexos, pues ellos renuncian al matrimonio sin..., el peligro de perder la salvación eterna 31 . Aquí merece la pena destacar la distinción que hace entre aquellos que simplemente no han recibido ningún otro don y aquellos cuyos defectos personales son los que sugieren el matrimonio.

Pues en el caso de muchas personas, la carga de la continencia perfecta es, sin duda, demasiado grande como para que pueda recomendarse 33 . No parece temerario que de estas indicaciones diferentes se llegue a la conclusión de que algunos jamás han estado destinados por Dios para ningún estado que no sea el matrimonio. El Evangelio de San Lucas parece ir más lejos. El gozo que experimenta Isabel porque ya no es estéril, recuerda la opinión del Antiguo Testamento de que el matrimonio es el estado normal de los hombres temerosos de Dios 34t y un dicho de Cristo incluye un detalle importante sobre la vida en la época del Nuevo Testamento. Porque las personas comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el Arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio

Entre los teólogos más conocidos en el decenio siguiente a la primera guerra mundial, Billot declara: 32 29 30 31

33

"De Exterm. Malí", lib. 5, pars 2, c. 5 "Obras" 4, 579. "In Matt." 19, 403. Carta, "II divisamento", 8/2/1893. ASS 25, pág. 464.

3<

"De Eccl. S a c " , II, pág. 385. "Sacra Vlrginitas", "lugar citado", páps. 179 y sig. Le. I, 25.

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y los arrastró a todos... Así será también la venida del Hijo del Hombre 35 . Los hombres se ocuparán de sus intereses habituales, y entre los detalles elegidos para ilustrarlo, comen, beben y se casan. En la providencia de Dios, la mayoría de los hombres estarán realizando su destino en parejas. Pablo, como ya se ha dicho, consideró las conmociones personales como un signo de que un cristiano debería casarse. A continuación aplica esta norma a los casos reales: En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido 36. Incluso para los paganos de este tiempo, Corinto es sinónimo de la inmoralidad sexual. Pablo piensa que la vida más apropiada para el corintio medio y, por lo tanto, para el que le ha sido destinado a él por Dios, es el matrimonio.

Consejos como estos, dados a grupos enteros de personas, parecen suponer que el don del cristiano medio es el matrimonio. Un pasaje de los Hechos de los Apóstoles tiende a confirmar esta impresión. Este, pues, comenzó a hablar con valentía en la sinagoga. Al oirle Aquila y Priscila, le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino 3S. Estos dos fueron los que dieron albergue a Pablo en Corinto y los que partieron con él para Siria. Los cristianos típicos hacen este nuevo Camino de Dios en parejas. Alrededor del año 300, San Metodío de Olimpo ve una alusión a esto en el Apocalipsis, cuando Juan habla de las vírgenes que seguirán al Cordero. También desea enseñarnos que la multitud de vírgenes se ha fijado desde el principio en un pequeño número (144.000), en tanto que la multitud de otros santos es infinita. Pero debemos observar lo que esto implica cuando describe a los otros. "Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de píe delante del trono y del Cordero" 39.

Aunque no apremia a las viudas para que contraigan nuevas nupcias, unos años más tarde se expresa de un modo diferente. Descarta, en cambio, a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo, quieren casarse e incurren así en condenación por haber faltado a su compromiso anterior... Quiero, pues, que las jóvenes se casen, que tengan hijos y que gobiernen la propia casa y no den al adversario ningún motivo de hablar mal; pues ya algunas se han extraviado yendo en pos de Satanás 37. 35 36

"

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Lo. 17, 26 y 27. Cf. Mt. 24, 37 a 39. I Cor. 7, 2. I Tim. 5, 11 a 13.

Trabajando en un texto diferente Ambrosio llega a la misma conclusión. El Señor, que sabe que la virginidad debe predicarse a todos, pero puesta en práctica por pocos, dice: "No todos entienden este lenguaje, sino solamente aquellos que han recibido un don especial". En otras palabras, la virginidad no es algo para la 38 as

Act. 18, 26. "Obra citada", orac. I, c. 5, PG 18, 46.

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multitud, algo que sea común a muchos. No se permite considerando la enfermedad de una persona, pero se concede teniendo en cuenta su virtud " . La orientación reflexiva señala muchos caminos, por lo que cada uno puede ir por el que piensa que es más adecuado para él, en tanto encuentre uno por el que pueda avanzar y llegar al campo. El camino de la virginidad es bueno, pero empinado y duro. Exige algo más que una fortaleza ordinaria. Bueno es también el camino de la viudedad, no tan duro como el camino superior, pero lleno de baches áspero y exigiendo cuidado. Bueno es también el camino del matrimonio. Llano y prolongado en toda su longitud, llevando al campo de los santos por un camino bastante indirecto, recibe al número mayor". Uno de los argumentos de Jerónimo contra Joviniano, aunque no establece cuál es realmente su opinión, por lo menos lo separa del grupo de los que reflejan el convencimiento constante de que todos son llamados a la virginidad. Vosotros decís: "SI todos fueran vírgenes, ¿cómo sobreviviría la raza humana?"... No temáis que todos sean vírgenes. La virginidad es una cosa difícil... Si todos pudieran ser vírgenes, ¿aún diría el Señor: "Quien pueda entender que entienda"? ". Hemos visto cómo Aquino en la Edad Media y Billot en los tiempos modernos, creen que existen individuos a los que nunca se les ofrece el don del celibato. Ambos sugieren a continuación que esto es realmente cierto para la mayoría de las gentes de la Iglesia. Tomás está convencido de que la "virtud común de los hombres" no es igual a dicha v i d a " . Billot añade:

Como un hecho positivo, existen muy pocos, relativamente hablando, a quienes sea prudente incitar a una continencia perfecta". Pío XII expresa su propio convencimiento en más de una ocasión. Otros jóvenes, la gran mayoría, son llamados por Dios para que sean sus colaboradores en la producción de nueva vida. Ved que ellos conocen la belleza del amor cristiano y..., gustan la felicidad de una pureza sin mácula 45 . Algunos de vosotros, no todos, ni incluso la mayoría, serán llamados por Dios a la virginidad consagrada... Entre vosotros hay otros, y son la mayoría, a quienes Dios ha llamado o llamará pronto, para que sean flores que no se queden como están porque tienen que dar fruto algún día, agradar a Dios en un santo hogar cristiano " . El matrimonio no es el camino ideal hacia Dios. Efectivamente, algunos aspectos de la vida matrimonial hacen más difícil servirle a El. Y, no obstante, esta es la vida que El dispone para la gran mayoría de los cristianos, o porque ellos no han estado dispuestos para cualquier otra vocación o, lo que parece más probable, porque cuando El decide de acuerdo con la providencia que dirige al mundo que ellos existan en su universo, con sus inclinaciones y funciones individuales, nunca les asigna ningún otro estado, excepto el matrimonio. La conclusión de ambas suposiciones es la misma. Aunque cada ser humano tiene su propia integridad y autonomía, y su relación con Dios retiene esa reserva que es típica del amor, nuestro 44

"Obra c i t a d a " , I I , pág. 385. Alocución a los moderadores de la Acción Católica italiana, 9 / 9 / 5 3 , AAS 45 (1953), pág. 611. 46 Alocución a las Hermandades Italianas, 1 3 / 7 / 5 8 , AAS 5 0 (1958), página 532. 45

« "De V i r g . " , c. 7, PL 16, 287. «i " E p i s t . " , 63, núm. 40, PL 16, 1251. 42 " A d v . J o v . " , lib. 1 , c. 36, PL 32, 2 7 1 . 43 "Opuse, de Perf. Vitae S p i r . " , c. 8.

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modo usual de considerar la religión en lunción del individuo y Dios, tiene un énfasis que es realmente falso. La mayoría de los seres humanos nacidos a este mundo están destinados a salvar sus almas en parejas. Para la mayoría, las palabras del Génesis son literalmente ciertas: "No es bueno que el hombre esté solo". La misma virginidad, como se propuso al principio en el Evangelio, revela un aspecto todavía más profundo de esta verdad. Debe observarse que Cristo enumera tres clases distintas de gentes que no se casan. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos'". El no dice que exista ventaja alguna simplemente en no estar casado. Todas las cosas dependen de su razón de ser. Los únicos que El escoge para su alabanza son "los que se hicieron eunucos a sí mismos por el Reino de los Cielos". Pablo se expresa del mismo modo. Lo que él recomienda no es tanto la virginidad como la combinación de la virginidad y una atención a Dios no dividida 48 . Los católicos de Italia de finales del siglo IV reciben una instrucción muy clara sobre este punto. Renunciar al matrimonio solamente es bueno si el motivo que tienen es estar más libres para el servicio de Dios'' 8 . Algunos años más tarde Agustín declara: Lo que predicamos sobre los que son vírgenes no es que lo sean, sino que sean vírgenes dedicados a Dios por la castidad piadosa. No peco de temerario " 48 49

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Mt. 19, 12. I Cor. 7, 33 y sig. Cf. Ambrosiaster, " I n I Cor. 7, 32, PL 17, 235.

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al decir que para mí una mujer casada me parece mejor que una muchacha que se casará andando el tiempo. Aquella tiene lo que la muchacha todavía busca ansiosamente, en especial s¡ todavía no ha sido solicitada. La esposa está deseosa de agradar a una persona a quien ha sido dada, la muchacha de agradar a muchos, porque desconoce a quién será dada... Por lo tanto, la virgen que merece estar clasificada por encima de la mujer casada, es la que ni se muestra a muchos para ser amada, porque esté buscando a uno de entre esos, ni se adorna para uno que ya ha encontrado, pensando en las cosas del mundo, en cómo agradar a un esposo, sino que en su lugar ha amado al más hermoso de los hijos de los hombres de un modo tan profundo que, puesto que no puede concebirlo en su carne como María, ella conserva todavía intacta su carne para El. Pues El ha sido concebido en su corazón ". Con los grupos de herejes del año 500 juzgando el matrimonio como pecado, se previene a los creyentes: La castidad es mejor, pero no es bastante en sí misma para lograr los gozos del cielo si se guarda por puro melindre; solamente si se elige con afecto por el deseo de estar ocupados en el Señor 51 . Según un comentarista del siglo IX, Muchos son los que tienen integridad del cuerpo, pero no son vírgenes en espíritu. Si pudieran, ya se habrían casado " . Los escolásticos se aficionan a repetir la afirmación de Agustín de que la virginidad del Apóstol Juan no era superior al matrimonio de Abraham. Si Dios no desea la virginidad, y ésta no se practica como un medio para 50 " D e Sancta V i r g . " , c. 1 1 , PL 40, 4 0 1 . Cf. " D e Con). A d u l t . " , !¡b. 1 , c. 19, PL 40, 464; "De Bono C o n j . " , capítulos 21 y 22, PL 40, 391 y 392. 51 Autor desconocido, " D e Eccl. D o g m . " , c. 64, PL 83, 1240 y 1241. " Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 117, 548.

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COMO EN LOS TIEMPOS DE NOE LA VIDA TÍPICA

estar de un modo más completo a su disposición, no existe ventaja en ello 53. En el siglo XIV Pedro de la Palu mantiene, como hicieron otros, que Nuestra Señora debe haber consagrado su virginidad a Dios por algún voto. Como prueba cita el aforismo de Agustín: La virginidad merece alabanza, no porque sea virginidad, sino porque está dedicada a Dios " . Este tema se repite durante la Contrarreforma 55 , y en nuestros propios días Pío XII lo convierte en la base de todo su tratamiento de la virginidad. Como los Santos Padres y Doctores de la Iglesia han enseñado de un modo claro, la virginidad no es una virtud cristiana a menos que se adopte "por amor al Reino de los Cielos", es decir, a menos que la convirtamos en nuestro modo de vida, porque deseamos dedicar nuestro tiempo con más facilidad a las cosas de Dios, disponer de un medio más seguro para llegar al fin a la felicidad eterna y llevar a otros más prestamente al Reino de los Cielos, al convertirla en el objeto de nuestra dedicación total 5 6 . La alabanza que hace la Iglesia constantemente de la virginidad ha desconcertado a no pocos hombres religiosos. Ellos consideran la vida en solitario como una frustración, como la tragedia de una personalidad que jamás será fructífera, que nunca hará uso de sus poderes latentes. Han visto a solteros hacer ganchillo y a solteronas excéntricas y alabar tal condición parece monstruoso. 53

Cf. Buenaventura, " l n 4 S e n t . " , d. 26, a. I, q . 3; Alejandro de Hales, " S u m m a " , Inq. 4, tr. 3, q . 2, c. 4, Quar. 2, 708; Scoto, " R e p o r t . " , Mb. 4, d . 3 1 , q . I, escol. 2. 5
Si aquellos a los que les gustaría casarse, pero jamás han podido, pueden considerar su situación como una oportunidad para consagrar sus años en la tierra a Dios y a su prójimo, entonces es de aplicación a ellos la alabanza de la Iglesia. Pero si en la realidad no han aceptado nunca lo que les ha acaecido, o si no piensan de modo especial hacer de su ineludible modo de vida una forma de consagrarse a Dios, están entre los dos primeros grupos señalados por Cristo: "aquellos excluidos del matrimonio" y ni El ni la Iglesia consideran que la suya fuera la llamada superior. Supuesto, entonces, que aquellos a los que Dios ha invitado para que le dediquen su virginidad, han recibido un don mayor que los casados, ambos son mucho mejores que la persona que no ha entrado en estos estados. Solamente es la virginidad consagrada la que tiene todas las ventajas, y esto a causa de la ayuda especial de Dios. Así, la virginidad consagrada es la prueba final de que el sexo no es una cualidad periférica de la naturaleza humana, proyectada exclusivamente para engendrar hijos. Impregna a toda la persona. Es uno de los dos modos evidentes de tender con todo el empuje de la vida misma hacia un regalo total a otra persona. La virginidad que está consagrada no suprime este impulso. Lo desvía en una dirección nueva: la otra persona, la amada, la única y exclusiva, es Dios mismo. La monja no es simplemente una mujer que no se casa. Ella es una mujer cuyo esposo es Cristo. "No es bueno que el hombre esté solo", por que Dios no lo ha hecho psicológicamente neutro. Los hombres y las mujeres están proyectados por la misma naturaleza que los hace seres humanos para una vida espiritual en parejas. 255

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PARTE III

"VOY A HACERLE UNA AYUDA..."

SECCIÓN I: Santo matrimonio Introducción: LA PRESENCIA DE YAHVE S idea de Dios que Adán tenga una ayuda, y El es el que se la presenta: Yahvé, Dios, formó una mujer y la llevó ante el hombre *.

E

Como hemos visto, con esta narración el autor pretende algo más que relatar el pasado. Es más bien la historia de todos los matrimonios. Al parecer, ese episodio en la mayoría de las vidas de los hombres de la tierra, el día en que se casan, los relaciona con Dios de algún modo no usual. Esta impresión se Intensifica en el Cantar de los Cantares. Por supuesto que el significado de este libro depende de una pregunta: ¿Qué clase de poesía es? La contestación la sugieren las alusiones de otros autores del Antiguo Testamento a otros cantares con versículos alternados, que las parejas comprometidas se cantan mutuamente s. 1 Gen. 2, 22. - Cf. Juan Pablo Audet, O. P. "Le sense du Cantique des Canti-

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INTRODUCCIÓN: SECCIÓN 1

Así, el Cantar de los Cantares pretende enseñar solamente del modo que enseña un poema lírico. Refleja un estado del alma, una experiencia de la vida: la de dos personas acerca de su matrimonio. Esto no quiere decir que fuera compuesto para celebrar el amor humano. Los judíos nunca hicieron tales precisiones. Como el salmista que escudriña el mundo que le rodea y exclama: "Qué glorioso lu nombre por toda la tierra" 3, el autor del Cantar de los Cantares reacciona ante una de las maravillas de la vida: el modo en que dos seres humanos comienzan a vivir como un sólo. Este prodigio también sugiere la presencia de Yahvé.

LA PRESENCIA DE YAHVE

Tú mismo dijiste: No es bueno que el hombre se halle solo; hagámosle una ayuda semejante a él4. Como lo consideran los autores del Antiguo Testamento, el matrimonio es algo religioso. Provoca un sentimiento de reverencia. Tiene el aire de algo impregnado de Dios.

En el Libro de Tobías, que data del tercero o segundo siglo antes de Cristo, la relación con Dios surge de forma más evidente. Tal vez esta encantadora historia de un viejo matrimonio cuya fidelidad a Dios queda demostrada, y de unos recién casados cuyo matrimonio lo dispuso El, tiene su origen en acontecimientos que ocurrieron en realidad. Nadie lo puede decir y esto no parece importarle al autor. Se ha tomado libertades tan obvias con la historia y la geografía, que su intención está clara. Este es un libro de la sabiduría. Al presentar el ejemplo de estos dos matrimonios modelo, exhorta al lector a que sea como ellos. El pasaje Importante para nuestra investigación es la oración de los recién casados, Tobías y Sara, en la primera noche que pasan juntos: Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer... q u e s " , "Revue B i b l i q u e " , v o l . 62, núm. 2 (abril 1955), págs. 197 y siguientes. 3 Sal. 8, 2.

« Tob. 8, 6.

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15. LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO

I

Aunque el personaje más notable de Jerusalén a finales del siglo IV fue Cirilo, el Obispo, ese nombre está en la historia debido principalmente a un accidente. Alguien perteneciente a su congregación decidió copiar las instrucciones que daba a los convertidos recientes durante la Cuaresma y el tiempo de Pascua. Una imagen de un valor incalculable de la Iglesia en esa región, estos dieciocho discursos muestran la actitud que el futuro cristiano debía adoptar hacia el matrimonio. ¿Qué tiene que ver la gravedad y santidad de la Iglesia con las execrables instituciones de los maniqueos? Aquí el matrimonio es santo '. La idea de la Iglesia de Roma en este tiempo, se pone de manifiesto en una carta del Papa San Siricio: En cuanto a la velación de la novia para el matrimonio, habéis preguntado si un hombre puede tomar a una muchacha que ha sido prometida a otro. Prohibimos absolutamente que se haga esto. En los espíritus de los creyentes es sacrilegio de alguna clase que la bendición que el sacerdote ha dado a la mu1

"Catech.", 6. 35, PG 33, 602.

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LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO

SANTO MATRIMONIO

chacha para casarse, se viole por alguna transgresión 2. El cristiano ordinario de este período da por cierto que el matrimonio está asociado con Dios. Esta convicción la comparten los Padres latinos 3 y más tarde los teólogos medievales 4 . Efectivamente, a principios del siglo XIII, el Papa Inocencio III insiste en que el matrimonio no se debe "a algo ideado por el hombre, sino más bien a la autoridad de Dios" 5. Esto es igualmente cierto en los matrimonios creyentes y no creyentes" 6.

"entre

Su sucesor, Honorio III, dice que: Puesto que el matrimonio es algo sagrado, no sólo entre los latinos y los griegos, sino también entre creyentes y no creyentes, no se desistirá de la severidad de las leyes de la Iglesia sobre el mismo'.

Buenaventura explica esto. El matrimonio no es tan enteramente una cuestión de la ley natural de que el deseo de Dios fuera conocido por el hombre mediante impulsos de conciencia. Se fundó de un modo especial. Dios iluminó a Adán de tal modo que comprendió que tomaría a Eva por mujer, y que posteriormente los hombres y las mujeres se casarían igualmente 10. Tomás está de acuerdo en que el matrimonio no se originó simplemente en el sentido de que la conciencia de un hombre le dijera lo que tenía que hacer. Fue establecido por algún acto de Dios más positivo". Esto fue necesario, según Scoto, porque Se evidencia en sí mismo que la ley de la naturaleza impresiona a pocos I2 .

Entre los más destacados de los escolásticos que dieron conferencias en París en ese siglo, Alejandro de Hales insiste en que el matrimonio es algo más que un modo de vida 8 . Si cae dentro del ámbito de la ley natural, esto es porque la ley natural prevalece,

En el siglo XIV, Pedro de la Palu llega a la conclusión de que, al igual que un hombre que tuviera relaciones maritales exclusivamente por el placer que causan, sería culpable de pecado, así el que se casa por el mismo motivo sería culpable de un pecado mayor, porque ha abusado de algo sagrado. Ambos son como dos hombres que beben sin moderación, uno en un vaso, el otro en un cáliz utilizado en la misa 13.

incluso en relación con las cosas que tienen lugar de algún modo extraordinario „.

La opinión de Dionisio el Cartujo sobre la función que desempeña Dios en el matrimonio, le lleva a afirmar que El marido y la esposa deben honrarse mutuamente y hacerse merecedores de ser honrados de algún modo por otros " .

2

" E p . ad H l m e r i u m " , PL, 13, 1136 y sig. DB 88a. Cf. Ambrosio, " E p i s t . " , 63, núm. 63, PL 16, 1257; Agustín, " D e Bono V i d . " , o. 8, PL 40, 437. 4 Cf. Pedro Damián, " S e r m . " 59, PL 144, 902; Pedro Lombardo, " S e n t . " , lib. 4, d . 26; Pedro de Poitiers, " S e n t . " , lib. 5, I. 4, c. 14, PL 211, 1257. 5 " R e g e s t a " , núm. 4, PL 214, 3 y 4. s Al Obispo de Tiberíades, citado por G. Le Bras, DTC 9, 2201. 7 Citado por G. Le Bras, DTC 9, 2201. 8 " S u m m a " , IV, q. 2, parte 2, a. 1 . 9 " I b i d . " , II I I , Inq. 3, tr. 4, sec. 2, q . 1 , tit. 7, a. 2, Quar. 3, 595. 3

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10 " l n 4 S e n t . " , d . 26, a. I, q. 2, Cf. " I b i d . " , d . 27, dub. 2; " C o l l . in J o a n n . " , c. 2, col. 8, Quar. 6, 545. 11 " l n 4 S e n t . " , d . 26, q. 2, a. 2, ad 1. Cf. ibid., d. 1, q. 1, a. 2,

CU6st

2

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2

12 " R e p o r t . " , lib. 4, d . 28, q . I, escol. I. Cf. " I b i d . " , d . I, q . I, passim; d . 28, q. I. 13 " l n 4 S e n t . " , d . 30, q . 2, a. 3. Cf. " i b i d . " , d . I, q. 2, a. 3. 11 " D e Laudabiliti Vita C o n j u g a t o r u m " , a. I, " O b r a s " 38, 60.

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SANTO MATRIMONIO

LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO

Los primeros protestantes atacan no sólo a la idea de la virginidad consagrada, sino que también arremeten contra esta opinión sobre el matrimonio. Para Calvino el matrimonio no es más religioso que "la agricultura, la arquitectura, la confección de zapatos y muchas otras cosas" 15. Lutero dice que

La naturaleza y santidad del matrimonio exige una preparación religiosa del alma. Puesto que los seglares no entienden esto muy bien, ocurre que pecan gravemente en algo en lo que deberían entrar de una manera santa. El pastor debe dar a sus gentes frecuentes instrucciones sobre este punto cuando surja la oportunidad, y para estos que use las palabras y la doctrina del Catecismo Romano " .

Los ministros no interfieren en las cuestiones matrimoniales. En primer lugar, porque bastante tenemos que hacer en nuestro propio oficio; después, porque estos asuntos no conciernen a la Iglesia, puesto que son cosas temporales, que atañen a los gobernantes temporales. Por lo tanto debemos dejárselos a los abogados y a los jueces l s .

En Métodos de Vida, el jesuíta Pedro Buys, que ha trabajado con Canisio en su famoso catecismo, es todavía más explícito sobre la diferencia entre el matrimonio y otras cosas que proceden de Dios.

La reacción católica consiste en considerar más detenidamente la función de Dios en el matrimonio. El resultado se evidencia del Catecismo Romano, editado por mandato del Concilio de Trento, para orientación de los sacerdotes. Los futuros desposados, ... deben comprender que se están acercando a algo que no es humano sino divino. Los ejemplos de los Padres de la Ley Antigua aclaran suficientemente que esto exige una pureza de intención y espíritu religioso que no son usuales. Los matrimonios de ellos no estuvieron dotados con la dignidad de un sacramento, y sin embargo pensaban que debían conducirse con el más profundo sentido religioso y santidad personal " . Obispos como San Carlos Borromeo dicen pronto a sus sacerdotes: 15

" I n s t i t . " , libro 4, c. 19, núm. 34. 16 Table Talk (Londres, 1883), núm. 748. 17 " C a t . Cono. T r i d . " , I I , 8, 3 1 . Cf. I I . 8, 13; Cayetano, "Jentacul u m " , IX, q . I; " I n Gen. I, 27; In M a t t . " , 19, 4 y 5; Eck, " O b r a c i t a d a " , Dom. 2 post Eph., hom. I, pág. 134; Soto, " I n 4 S e n t . " , d . 26, q . I, aa. I y 2; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , v o l . 8, tr. 46, página 360.

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No existen razones para que nadie se oponga a que el apareamiento de los animales y la creación de los granjeros, zapateros, sastres, en realidad de todo el mundo, proceden de Dios y sin embargo no aparece en ellos ninguna supremacía especial... Cristo y los Apóstoles afirman con claridad que el matrimonio es algo más que una unión natural y civil de un hombre y una mujer. La misma unión es también un símbolo de algo sagrado y representa para nosotros una realidad que es más santa " . También otros en este siglo y en el siguiente consideran el matrimonio como algo más que "una sociedad puramente civil" 2 °. Hacia las postrimerías del siglo XIX, aparece una expresión definitiva de la opinión de la Iglesia en una encíclica de León XIII. El matrimonio tiene a Dios como fundador y fue, incluso desde el principio, una especie de prefigu18 "Const. et D e c r e t . " , lib. 5, c. 8, ses. 24, c. 2, pág. 287. Cf. " O r a t i o n e s " (Augsburgo: I. Vith, 1758), orat. in 6a Pone. Prov., página 42. 19 Obra citada, páginas 202 y 203. 20 Bourdaloue, " S e r m . " , 2e dim. Epiph., Obras 2, 368 y 369; Lorenzo de Brindisi, " I n Gen. 2, 23 y 2 4 " , Obras 3, 245; Scheeben, "The Mysteries of Christianity", C. Vollert, tr. (San Luis: Herder, 1946), pág. 600.

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ración de la Encarnación de Dios. Por eso existe algo en él que es sagrado y religioso, no adventicio, sino Innato; no acordado por los hombres, sino intercalado por la naturaleza 2I . En el siglo presente, el Cardenal Billot cree que como un modo de vida en el orden natural de las cosas, el matrimonio no es sagrado en su ser. Y, sin embargo, tiene una relación intrínseca con las acciones sagradas en las cuales consiste la adoración de Dios, tanto más cuanto está principalmente dirigido para promover adoradores de Dios 22 . Pero la encíclica de Pío XI sobre el matrimonio, no muchos años más tarde, parece suponer que tiene algo más. Incluso por la sola luz de la razón, especialmente si se estudian los antiguos monumentos de la historia, se examina el sentimiento constante de las gentes, se consultan las instituciones y costumbres de las razas, se hará bastante evidente que existe algo sagrado incluso en el matrimonio natural, "no añadido, sino Innato; no acordado por los hombres, sino intercalado por la naturaleza" 23. Aunque él dice que la mente humana puede conocer esto aun sin la ayuda de la fe, no niega que, como ocurre con otras verdades religiosas, la condición histórica verdadera de la humanidad puede hacer Imposible para alguno usar esta capacidad nativa. Pero siempre que la razón sea capaz de discernir sin ayuda, está claro, por lo menos en la revelación, que las parejas que tratan a su matrimonio como algo que no es más religioso que el trabajo o la política, son como turistas que se pasean por una catedral en pantalones cortos, charlando y tomando fotografías.

La sociedad civil es una obra de la providencia de Dios. Sus gobernantes comparten su autoridad. Su fin esencial y algunas de las normas que gobiernan la vida de un ciudadano están presentes por la ley natural, hablando en conciencia, como algo dado, algo en lo que no debemos Inmiscuímos. Pero esa otra sociedad "natural", el matrimonio, es todo esto y algo más. No comenzó de la misma manera que lo hizo el Estado. De algún modo Dios tomó parte en el proceso más directamente. Y decir simplemente que es bueno es quedarse lejos de la verdad. Es reverencial. Relaciona a una persona de algún modo no usual con Dios. El acto por el cual un hombre y una mujer se hacen compañeros de la vida debe clasificarse, con la oración y el sacrificio, entre las cosas que son esencialmente religiosas. El Evangelio señala otra característica cuando la pareja es cristiana. Tres días después se celebraba Cana...".

una boda en

Juan presenta este episodio como una de las "señales" de Jesús 2S. Para entenderlo tenemos que recordar que los Evangelios fueron destinados para ayudar a los cristianos a apreciar no sólo la vida de Cristo, sino su propia vida nueva 26 Este relato de la fiesta de la boda de Cana, tan henchido de símbolos, es, entre otras cosas, un recordatorio de que el matrimonio, ya santo, tiene una nueva santidad cuando los novios están en la Iglesia 2 '. 24

Jn. 2, 1 . Jn. 2, 1 1 . Cf. David Stanley, S. J . , "obra c i t a d a " , pág. 174. 27 " I b i d . " Cf. también Raymond Brown, S. S., "The Johannine Sacramentary Reconsidered", "Theological S t u d i e s " , v o l . 23, número 2 (junio, 1962), págs. 183 a 206. 25

26

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" A r c a n u m " , AAS 12 (1879-1880), pág. 392. "Obra c i t a d a " , pág. 454. "Casti Connubü, lugar c i t a d o " , pág. 750.

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LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO

A principios del siglo V, Agustín llega a la conclusión de que esto convertiría al adulterio en un pecado diferente y más grave para los cristianos 2S. En el año siguiente a su muerte, aparece destacado un nuevo nombre en el Concilio de Efeso: Cirilo, obispo de Alejandría, Padre de la Iglesia, cabeza del ataque contra los nestorianos. Su acuerdo general con la opinión de Agustín aparece en un comentario sobre los acontecimientos de Cana. Puesto que la boda se celebra castamente y honorablemente, la madre del Salvador está realmente allí; y El mismo, invitado con sus discípulos, viene no tan sólo a comer, sino a realizar un milagro, y también a santificar el origen de la generación corporal del hombre. Pues era conveniente que El, que tenía que renovar la misma naturaleza del hombre y revocaría en su totalidad para llegar a un estado mejor, no solamente Impartiera una bendición a aquellos que ya habían nacido, sino también deparara gracia para los que tenían que nacer y hacer que su nacimiento fuera santo. El matrimonio honorable se hace santo y se elimina la maldición contra la mujer. Ya no parirán hijos con tristeza ahora que Cristo ha bendecido el mismo punto de partida de nuestra generación " . San Máximo, el famoso predicador y obispo de Turín, refleja la idea de la Iglesia Occidental a mediados de este siglo. El Hijo de Dios acude a la boda, así lo que El ha instituido anteriormente con su poder, puede santificarlo en esta ocasión con la dendición de su presencia 30. 28

"De Fide et O p . " , PL 40, 205. » " I n Joann. 2, 1 1 " , PG 73, 227. 30 " H o m . 2 3 " , PL 57, 274. Cf. Gaudencio de Brescia, " S e r m . " PL 20, 888. 2

270

8,

En la Edad Media los escolásticos repiten que ahora el matrimonio es doblemente santo. Dios lo fundó al principio y Cristo lo consagró de nuevo con su presencia en Cana 31 . Alberto el Grande explica que, Así, nada impide al matrimonio que haya sido inaugurado dos, e incluso tres veces por Dios: una por la naturaleza, otra por la naturaleza corrompida y una tercera de acuerdo con la condición de la naturaleza restaurada por Cristo 32. Esta opinión la comparten los últimos escritores 33 . Durante el tiempo del Concilio de Trento, Salmerón explica cuánto significará ese episodio de Cana para cada matrimonio. El estado de casado posiblemente podría haber parecido desaprobado por Cristo, en especial porque entraña asombrosas molestias y una cruz casi perpetua que se supone que los matrimonios devotos aceptan como suya. Entonces, también, el matrimonio no parece tener nada grande cuando se trata de apariencias externas. En efecto, parece interesar solamente a aquellos que son menos perfectos. La virginidad y el celibato son cosas que impresionan a todos; y, lo que es más, los recomiendan Cristo y San Pablo. Si a esto añadimos el hecho de que el matrimonio, desde los tiempos antiguos, ha escuchado pocas alabanzas de los hombres sabios del mundo. Cato... Teofrasto... Cicerón... De este modo podría parecer que todo se había acabado para los matrimonios. Por esto es por lo que por su presencia y el milagro, Jesús tuvo que hacer honorable el matrimonio y enseñar que es un estado que Dios aprueba. Este pen" Cf. Alejandro de Hales, " I n 4 S e n t . " , d . 26, núm. 6, Quar. I, 456 y 457; Buenaventura, " I n J o a n n . " , c. 2, c o l . 8, Quar. 6, 545. 32 " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 5, s o l . 33 Cf. Dionisio el Cartujo, "Summa Fldei O r t h . " , lib. 4, a. 163, " o b r a s " 18, 210.

271

LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO

SANTO MATRIMONIO

Sarniento sólo debería hacer que todas las molestias del matrimonio fueran toleradas más fácilmente. Si Jesús es invitado, estará presente en él, santificándolo y atendiendo las futuras necesidades de la pareja. Pues por su milagro parece obligarse y dar su palabra, por decirlo así, de que El estará presente en el matrimonio y de que habrá dinero y alimentos y vestidos suficientes si ellos invocan al Señor 34 . Los grandes predicadores franceses del siglo XVII hablan de esta nueva intervención de Cristo 35 ; y Matías Scheeben, cuyos Misterios de la Religión Cristiana han sido alabados durante más de un siglo, muestra lo diferente que ha hecho al matrimonio cristiano. La relación matrimonial entre cristianos se hace sobrenaturalmente santa desde cada punto de vista: por razón del carácter sobrenatural de la misma pareja casada, el fin sobrenatural y la intervención sublime de Dios, con quien el marido y la esposa están tan estrechamente enlazados. Y esta santidad es mayor y más excelente que la santidad del matrimonio en el Jardín del Edén... 3 Í . Unos cuantos años más tarde León XIII llama la atención a un resultado de este cambio: Cuando El hubo formado de nuevo el matrimonio hasta tal punto de excelencia, Cristo confió y encomendó la total reglamentación del mismo a la Iglesia. En cada momento y lugar, ella ha ejercido su poder sobre el matrimonio, y de tal modo que parecía ser exclusivamente de su propiedad, sin buscar el consentimiento de los hombres sino en posesión del deseo de Dios, su fundador". 34 35 36 37

272

"Obra citada", vol. 6, tr. 6, pág. 33. Cf. Bourdaloue, "Serm.", 2e dim. Epiph., "Obras" 2, 367. "Obra citada", pág. 600. Cf. Palmieri, "obra citada", pág. 15. "Arcanum, lugar citado", págs. 388 a 390.

Pío XI afirma que esta opinión del matrimonio es un elemento constante en la tradición cristiana " , y esta tradición la resume Pío XII: Jesús y María, con su presencia, santificaron las bodas de Cana. Allí el divino Hijo de la Virgen realizó su primer milagro, como si anunciara que estaba inaugurando su misión en el mundo y el Reino de Dios, santificando a la familia y a la unión matrimonial, el origen de la vida " . Los seres humanos bautizados —alma, cuerpo, toda la persona— son diferentes; y para tales hombre y mujer, el matrimonio es también diferente. Al igual que la historia de la salvación del Antiguo Testamento comienza con la presentación que hace Dios de la mujer al hombre para que sea su esposa, así el relato del Evangelio de las "señales" redentoras de Cristo comienzan haciendo del matrimonio algo aún más santo que lo que ha sido con anterioridad. Pero, ¿por qué ha ocurrido todo esto? ¿Por qué incluso un matrimonio pagano es santificado de este modo con su presencia? ¿Por qué interviene El tan directamente en este aspecto de la vida humana? En el Antiguo Testamento encontramos al menos el principio de una contestación.

" 38

"Casti Connubii", DB 2225. Audiencia, 22/4/42, DR 4, 45.

273

SECCIÓN II: La Función de Dios Introducción: EL DESEO DE YAHVE

E

N su tratamiento de los diversos tipos de discernimiento, Ben Sira, autor del Libro del Eclesiástico, observa: A cualquier marido acepta la mujer, pero unas hijas son mejores que otras'.

Cuando se trata de seleccionar un compañero de la vida, las gentes deben hacer lo que pueden, una mujer soportando su desventaja táctica, un hombre haciendo uso de la libertad y clase de elección que su función en la sociedad le concede. Pero en el libro del Génesis se sugiere que realmente no se deja a su propia elección. En el capítulo segundo, después que Dios dice: "Voy a hacerle una ayuda", El comienza a formar a Eva y después se la lleva a Adán. Puesto que el autor está presentando esta historia del pasado para explicar el presente, surge la impresión de que Dios no solamente dispone que 1

Eclo. 36, 21,

275

INTRODUCCIÓN: SECCIÓN II EL DESEO DE YAHVE

exista tal cosa como el matrimonio, sino que presenta cada esposa a cada marido. En los últimos capítulos del Génesis esto se sugiere con claridad. El siervo de Abraham, comprometido a buscar mujer para el hijo de su señor, dice: Yahvé, Dios de mi señor Abraham: dame suerte hoy, y haz favor a mi señor Abraham. Voy a quedarme parado junto a la fuente, mientras las hijas de los ciudadanos salen a sacar agua. Ahora bien, la muchacha a quien yo diga: "Inclina, por favor, tu cántaro para que yo beba", y ella responda: "Bebe, y también voy a abrevar a tus camellos", esa sea la que tienes designada para tu siervo Isaac, y por ello conoceré que haces favor a mi Señor '*.

tos sean históricos, incorporan ciertas verdades perennes. Abraham e Isaac y Jacob se describen con trazos que los judíos han visto en sí mismos s. Este relato del matrimonio de Isaac muestra lo que el autor considera como la función de Dios en el matrimonio de un hombre que ha tratado de servirle. Más adelante, en el Salmo 128, que se cantó en las peregrinaciones a Jerusalén y se usó para la adoración en el Templo, leemos: Tu esposa será como una vid fecunda en el interior de tu casa. Tus hijos como brotes de olivo en torno a tu mesa. Así será bendito el hombre que a Yahvé teme.

Cuando Rebeca le da la señal que ha pedido y él pide permiso para llevársela, Labán y Betuel le dicen: De Yahvé ha salido este asunto. Nosotros no podemos decirte está mal o está bien. Tómala y vete, y sea ella la mujer del hijo de tu señor, como ha dicho Yahvé *.

Ya se ha indicado cómo los profetas incluyen las bodas entre las señales del favor de Dios. Ahora una esposa fecunda se describe como una recompensa que Dios concede a los que le sirven.

Y cuando ellos piden que Rebeca se quede algún tiempo, él protesta:

El Libro de los Proverbios, finalizado cuando los judíos regresaron del exilio en el año 539 antes de Cristo, imita el estilo de los libros anteriores del Antiguo Testamento, porque su fin es orientar al hombre que desea tener éxito en la vida, al presentarle lo mejor de la sabiduría tradicional. De este modo, le dice:

No me demoréis. Puesto que Yahvé me ha dado éxito en mi viaje, dejadme salir para que vaya donde mi Señor 4 . Este es solamente el relato de un caso particular, en el cual Dios tiene a cierta mujer en mente para que sea la esposa de un hombre. Pero estos capítulos del Génesis son leyendas religiosas. Aún cuando estos acontecimien2 Gen. 24, 12 y s¡g. a "Ibid.", 50 a 54. < "Ibid.", 56.

276

Casa y fortuna se heredan de los padres, mujer prudente viene de Yahvé. Puesto que todas las cosas buenas que le suceden a un hombre proceden de Yahvé, aquí el contraste parece 5 6

Cf. McKenzie, "The Two-Edged Sword", pág. 113. Sal. 128, 3 y sig. ' Prov. 19, 14.

277

ÉL DESEO DE YAHVÉ

INTRODUCCIÓN: SECCIÓN II

y para que de ambos proviniera la raza de los hombres. Tú mismo dijiste: No es bueno que el hombre se halle solo: hagámosle una ayuda semejante a él. Y no tomo a esta mi hermana con deseo impuro mas con recta intención. Ten piedad de mí y de ella y podamos llegar juntos a nuestra ancianidad 12.

significar que hay algo especial en la providencia mediante la cual El proporciona una esposa. Esta es ciertamente la idea de Ben Sira: Mujer buena es buena herencia asignada a los que temen al Señor 8 . Un don del Señor la mujer silenciosa... *. Dios recompensa al hombre que cumple su deseo procurando que reciba a cierta mujer como su esposa. El Libro de Tobías es todavía más enfático acerca su iniciativa en el matrimonio. En esta narración de vida judía modelo, cuando el joven Tobías tiene miedo morir como los otros que se han casado con Sara, ángel le dice:

de la de el

Y no tengas miedo, porque para ti está destinada desde el principio; tú la salvarás 10. El padre de Sara también está convencido de esto; pero, desconocedor de la Identidad del ángel, él ve la voluntad de Yahvé expresada de un modo más normal. A ti se te debe dar, según la sentencia del libro de Moisés, y el cielo decreta que te sea dada... Que el Señor del Cielo os guíe a buen fin esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz " .

No sólo ha dispuesto Dios que estos dos resuelvan sus vidas en compañía íntima, sino que ellos esién enterados de su designio y entren en el matrimonio precisamente para cooperar con ello. Considerar esto como un caso aislado sería ignorar tanto la forma literaria del libro como la mentalidad de su autor. Estos novios se presentan al Pueblo Elegido como un ideal. El significado es que para el joven y la joven que han tratado de servirle, Dios tiene un esposo particular en mente. Cuando se casen será porque comprendan que esta es su voluntad.

Este tema alcanza un punto culminante en la oración de los recién casados. Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer, para sostén y ayuda, 8

Eclo. Eclo. 10 Tob. 11 Tob. 9

278

26, 3. 26, 14. 6, 18. 7, 12 y slg.

12

Tob. 8, 6 y s i g .

279

\

16.

LA PROMESA SAGRADA

iL Evangelio arroja una nueva luz sobre esta función de Dios en el matrimonio individual. Cuando los fariseos tratan de saber si Nuestro Señor favorece su más estricta o más liberal serie de exigencias para un divorcio, El les dice:

E

Lo que Dios unió no lo separe el hombre \ El punto importante para nuestro estudio presente no es su prohibición del divorcio, sino la razón que El da. Aunque todas las empresas humanas son en cierto sentido obras de Dios, esta es su obra con tal supremacía, que ni la misma pareja ni ninguna autoridad humana, pueden presumir de entrometerse en ella. Y Cristo está aludiendo a algo más que al matrimonio como institución. Es un matrimonio individual que finalizaría en un divorcio; y la razón que El da por la cual ninguna autoridad humana puede concederlo, es que Dios estaba interesado en el acto por el cual ese hombre en particular se convirtió en el marido de esa mujer en particular. 1

Mt. 19, 6. Cf. Me. 10, 1 a 9.

281

LA FUNCIÓN DE DIOS

Tertuliano muestra el modo en que entienden esto los cristianos hacia las postrimerías del siguiente siglo. El juramento de un recluta romano, dado, como se suponía, en presencia de los dioses, hacía que recibiera la consideración de persona sagrada. Tertuliano, que ya ha denominado al bautismo el juramento de un soldado a Cristo, considera ahora el matrimonio como un sacramentum, una toma de promesa que asocia a una persona con Dios 2. Agustín, después de explicar que "cuando los símbolos guardan alguna relación con las cosas divinas se llaman sacramentos" 3, utiliza el término para describir el pacto mediante el cual una pareja se toman por marido y mujer 4. Esta promesa sagrada y simbólica es una de las tres cosas buenas que él encuentra en el matrimonio s. La liturgia, durante estos años, recuerda a una novia que mediante este rito está siendo asignada al servicio de Dios"; y cuando la Iglesia medieval comienza a asumir sus características distintivas, hay diferentes indicaciones de una convicción de que Dios está relacionado con la promesa del matrimonio. Los primeros escritores aluden al tercer bien que Agustín ha visto en el matrimonio: el sacramentum'. las parejas se les ordena que comprometan su fidelidad en presencia de un sacerdote, pero un matrimonio clandestino se tiene por inviolable. No será hasta el Concilio de Trento que, para que la promesa sea 2 Cf. " A d v . M a r . " , 5, 18, PL 2, 518; "Exhort. C a s t . " , 5, PL 2, 290; " D e M o n o g a m i a " , 5, " ¡ b i d . " , 936; "De J e j u n i o " , 3 " ¡ b i d . " , 958; " D e A n i m a " , 1 1 , 2 1 , " ¡ b i d . " , 665, 684. 3 " E p i s t . " , 138, núm. 7, PL 33, 827. Cf. "De Civ. D e i " , lib. 10, c. 5, PL 4 1 , 282. * " I n J o a n n . " , tr. 9, 2, PL 35, 1459. 5 "De Pecc. O r i g . " , 39, PL 44, 404. Cf. " ¡ b i d . " , 42, PL 44, 406; "Contra J u l . " , c. 57, 732; " D e Nupt. et C o n c u p . " , lib. 1 , c. 10, PL 44, 420. 6 "Leonine Sacramentary", Muratori I, 724. 7 Cf. Raterio de Verona, " P r a e l o q u i a " , lib. 2, tlt. 3, PL 136, 191 a 194.

282

LA PROMESA SAGRADA

válida, se haga esencial la presencia de un sacerdote como testigo oficial en circunstancias ordinarias 8. Al parecer, la santidad de un matrimonio no la proporciona el sacerdote o las ceremonias. Dios está asociado con cada acto por el cual la pareja se promete mutuamente como marido y mujer". Cuando en el Siglo XII San Víctor de París se convierte en un nuevo centro del progreso de la teología, Hugo de San Víctor disiente del concepto del sacramentum de Agustín, y observa que para un verdadero matrimonio no se precisa de los hijos ni de la fidelidad, pero debe existir esta promesa sagrada 10 . Y cuando los escolásticos del siglo siguiente tratan de determinar qué es lo que establece la relación entre la pareja y Dios, ellos están de acuerdo que es este mismo acto de tomarse el uno al otro como marido y mujer l : . En la confesión, un sacerdote es el medio para establecer contacto, pero como observa Aquino: En el matrimonio, nuestras acciones son causa suficiente para inducir el efecto inmediato, cual es la obligación; pues cualquiera que sea capaz de actuar en su propio nombre, es capaz de obligarse a otro. Y, por lo tanto, la bendición del sacerdote no se requiere en el matrimonio como la esencia del sacramento 12. En el siglo XIV se les dice a los seglares: Los votos difieren uno de otro. Algunos nunca se 8 Decr., " T a m e t s l " , Mansi 33, 152. • Cf. Nicolás I, "Resp. ad B u l g . " , c. 3, PL 119, 980; Adrián I I , " E p i s t . " 40, PL 122, 1318; Burchard de W o r m s , " L i b . D e c " , lib. 9, c. 3, PL 140, 810; Clemente I I I , " D e c r e t a " , núm. 14, PL 204, 148; San Antonino, "Summa S. T . " , I I I , tít. I, c. 24. 10 " D e C a s . " , lib. 2, pars 1 1 , c. 8, PL 176, 495. Cf. P. Lombard, " S e n t . " , lib. 4, d . 3 1 . 11 Cf. Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d . 27, a . 2, q. 1, s o l . ; Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 27, a. 6; " ¡ b i d . " , d . 3 1 , a. 3, 6; Scoto, " R e p o r t . " , lib. 4, d . 28, q. 2, escol. 2, d . 4 2 , números 22 a 24. 13 " I n 4 S e n t . " , d . 28, q. I, a. 3, ad 2.

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LA PROMESA SAGRADA

LA FUNCIÓN DE DIOS

dispensan, como por ejemplo el del matrimonio. Aunque se hace en presencia del sacerdote, es como si se jurara ante Dios en su visible presencia divina l s . El acuerdo de los teólogos posteriores con esta posición " , se ve fortalecido por la instrucción del Concilio de Trento: Los obispos deben comprobar cuidadosamente que las bodas tengan lugar con la modestia y probidad que sean convenientes. El matrimonio es una cosa santa y debe tratarse de una manera santa IS. Pero la nota discordante la da uno de los principales teólogos de este siglo. Melchor Cano insiste en que es la bendición del sacerdote lo que asocia a un matrimonio individual con Dios. En cuanto a la promesa en sí niego que ese asunto guarde relación alguna con la fe y la religión 16. Aunque algunos tomarán esta posición en los últimos años " , Domingo Soto, colega de profesorado de Cano en Salamanca, publica una refutación incluso antes de que se imprima la ¡dea de Cano, y dice que anteriormente jamás ha encontrado semejante opinión en la Iglesia 18 . Salmerón, aludiendo a las nuevas reglas de Trento que dicen que de ahora en adelante se exigirá normalmente 13 Juan Tauler, "Sermons and Conferences", tr. W. Elliot (Washington, D. C : Apostolic Mission House, 1910), pág. 95. 14 Cf. San Antonino, "Summa S. T . " , I I I , tít. I, c. 2; Dionisio el Cartujo, "Summa F. O r t h . " , lib. 4, aa. 163 y 164, " O b r a s " 18, 210 y 211. 15

Decr. " T a m e t s i " . c. 10, Mansi 33, 156. 10 "De Locis T h e o l o g i c i s " , lib. 8, c. 5, núm. 6. Cf. Genere, I, núm. 23. 17

" D e Sac. In

Cf. Granada, "Tr. de la Doct. C h r . " , lib. 3, c. 16, " O b r a s " 17, 217; Contenson, " o b r a citada, lib. 1 1 , pars. 4, dis. 4, c. I, spec. 3. 18 " I n 4 S e n t . " , d. 26, q. 2, a. 3. Cf. " ¡ b i d . " , d . 3 1 , q . 1 , a. 2.

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la presencia de un sacerdote para que un matrimonio sea válido, insiste: Esto no convierte al pastor de la pareja en el ministro del sacramento. Ahora, él es necesario del modo que se requieren dos o tres testigos como necesarios '". A finales del Siglo XVII Segneri, cuyas misiones en las parroquias del país están haciendo que sea bien conocido en toda Italia, llama la atención hacia la dignidad del novio y de la novia. Puesto que el bautismo por los seglares es una medida de emergencia, esta es la única vez que se consagra a los seglares, precisamente para una función sagrada. Incluso un sacerdote es incompetente para realizar esa función por ellos 2 °. A partir de este tiempo, la ley canónica y las encíclicas papales empiezan a dar expresión autorizada a la convicción de que el acto por el cual una pareja se toma mutuamente como marido y mujer, no puede ser una promesa genuina de matrimonio si no se asocia la presencia de Dios 21 . Pío XII les dice a un grupo de recién casados: A nuestros ojos brilláis no sólo con la dignidad que imprime el crisma místico común a lodos los creyentes, que os ha hecho pueblo santo y un sacerdocio real, sino también con el de los ministros del sacramento al cual habéis elevado vuestro mutuo consentimiento 22. Aquí, más que en otras ocasiones, el hombre pide a Dios que atestigüe alguna promesa que ellos hacen. Aque" "Obra c i t a d a " , v o l . 9, tr. 13, pág. 87. 20 " I I Crist. I n s t r . " , pág. 3, razón 25, núm. 17. " O b r a s " (Turin: Marietti, 1885) 2, 489. 21 Cf. Pío IX, " S y l l . " . 67, DB 1766; Scheeben, " o b r a c i t a d a " , pág. 607; León X I I I , " A r c a n u m " , "lugar c i t a d o " , págs. 388 y sig.; C.I.C. capítulos 1012 a 1016, 1038; Pío X I , "Casti Connubii, "lugar c i t a d o " , pág. 554. 22 Alocución 2 9 / 4 / 4 2 , DR 4, 53. Cf. Alocución 5 / 3 / 4 1 , DR 3, 6.

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LA PROMESA SAGRADA

LA FUNCIÓN DE DIOS

líos que hacen esta promesa adquieren una dignidad y una santidad especiales. Han estado tratando con Dios del modo menos usual.

como supone el matrimonio, a menos que El les conceda este derecho. Y El solamente hace esto si el regalo tiene carácter permanente í6 .

A principios del Siglo VI, Fulgencio de Ruspe ve una razón para esto en un hecho que los cristianos han dado por cierto:

Matías Scheeben, cuyas conferencias atraen la atención hacia el Seminario de Colonia a partir del año 1860, considera este aspecto de la autoridad como una razón por la que, incluso fuera de la Iglesia, una boda es algo santo. El novio y la novia se unen no sólo recíprocamente, sino con Dios. El es el que recibe su promesa. Ante El son responsables de cumplir la palabra que han dado. Y si son católicos,

El Maestro de los Gentiles... asegura que, con derechos absolutamente ¡guales, la esposa tiene poder sobre el cuerpo de su marido y el marido sobre el cuerpo de su esposa... Pero en otro lugar dice: "No existe autoridad, excepto la de Dios 2\" Aunque su intención es mostrar simplemente que el trato sexual difícilmente puede ser intrínsecamente malo, esta prueba suya arroja una nueva luz sobre la asociación de una novia y un novio con Dios. La autoridad recíproca que tendrán como marido y mujer es algo que ellos mismos no pueden dar. Solamente puede venir de El. Para los teólogos medievales este es un caso como el de obtener el permiso de Dios para venderse como esclavo 24. Un hombre y una mujer están totalmente bajo el dominio de Dios, y el uno no estará autorizado a dar su cuerpo al poder del otro, a menos que estén de acuerdo para esto la voluntad y el poder de Dios 25. Cuando los escritores protestantes comienzan a negar que el matrimonio sea indisoluble, una de las contestaciones que se dan es que, ya solamente Dios tiene dominio sobre nuestra persona, ninguno de dos seres humanos pueden hacer un regalo tan completo de ellos mismos -'24 "Epist.", I, c. 2, PL 65, 305. Cl. Scoto, "Op. Oxon.", In 4 Sent., d. 26, q. I, núm. 10. 25 Pedro de Tarant, "In 4 Sent.", d. 27, q. 2, citado por G. Le Bras, DTC 9, 2190.

286

pueden disponer de sus cuerpos como principios generativos, solamente con la aprobación de Cristo y según el espíritu de Cristo, pues sus cuerpos ya no son su propia carne sino la carne de Cristo (I Cor. 6, 15 a 20). Solamente pueden unirse el uno al otro con base en su unidad con Cristo; la unión de cada uno con la Cabeza divina se traspasa a la unión que ellos contraen mutuamente 21. No sorprende del todo que Dios deba participar de un modo tan directo en una promesa de matrimonio. La existencia de nuevos seres humanos dependerá de este hombre y de esta mujer. Y ahora parece que existe una segunda razón. El efecto de este regalo total de uno mismo es tan profundo y penetrante, que para hacerlo debe haber existido su permiso; no sólo su aprobación para el matrimonio, sino una autorización de este matrimonio con una persona en particular. En efecto, cuando en el Nuevo Testamento habla de su participación en una boda, se alude a algo más que a un simple permiso. 26 2

Cf. De Lugo, "Tr. de 7 S a c " , th. 9, núm. 3, pág. 143. ' "Obra citada", pág. 600.

287

17. LA GRACIA DEL MATRIMONIO RISTO dice que no iodos pueden apreciar la virginidad,

C

sino solamente aquellos a quienes se les ha concedido '. El Evangelio no explica esta "gracia" ni aplica jamás el mismo término al matrimonio. Pero Pablo hace ambas cosas. Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; más cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra 2. El matrimonio, como la virginidad, se debe a una de estas "gracias"; y en un capítulo posterior de la misma epístola, muestra el significado de esta palabra al relacionarla con una tradición del Antiguo Testamento. La palabra hebrea Ruah, viento o aliento, tuvo en tiempos un significado religioso especial. Un Ruah que surge de Yahvé da vida y orden al mundo 3. También impregna a 1 2 a

Mt. 19, 11. I Cor. 7, 7. Cf. Gen. 1, 2.

289 19

LA GRACIA DEL MATRIMONIO

LA FUNCIÓN SAGRADA

ciertos hombres, capacitándolos para alguna función que El desea que realicen en la vida de su pueblo, alguna obra que no beneficiará tanto a ellos mismos como a esta continuidad elegida de entre todas las naciones y que se reserva como suya propia. No sólo Moisés y los profetas y reyes, sino los músicos y los artesanos que trabajan en el Templo, reciben este Ruah de Dios". En Pentecostés, los Apóstoles oyen un sonido semejante al viento y la misteriosa persona divina que los transforma, capacitándolos para que desempeñen sus funciones en las vidas del nuevo Pueblo Elegido, en seguiguida se denomina el Ruah, el Espíritu de Dios. Gracias al bautismo se imparte este Espíritu a otros hombres, y Pablo dice a los corintios: Hay una diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo el Dios que obra todo en todos. A cada cual se le otorga ía manifestación del Espíritu para provecho común... Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también es Cristo... Si dijera el pie: "Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo" ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Y si el oído dijera: "Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo" , ¿dejaría ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde quedaría el oído? Y si fuera todo oído, ¿dónde el olfato? Ahora bien, muchos son los miembros, más uno el cuerpo. Y no puede el ojo decir a la mano: "¡No te necesito!..." Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Y así los puso Dios 4 Cf. Ex. 35, 21 y 22; núm. 4, 3 y sig.; Ex. 31, 2 a 11; Re. 7, 13 y 14; Ex. 28, 3; Eclo. 38, 1 y sig.

en su Iglesia, primeramente como Apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, el poder de los milagros; luego, el poder de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas". Cada cristiano tiene una "gracia" del Espíritu que le hará la razón de algún aspecto de la vida y crecimiento de la Iglesia. Si el matrimonio es una de estas gracias, si se clasifica con la virginidad y la función de los doce Apóstoles entre las diferentes actividades que el Espíritu asigna a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, no se puede por menos de recordar las palabras que la Epís tola a los Hebreos dice del sacerdocio: Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios... °. Dios está mente para la iniciativa misión que desempeñar

asociado con cada matrimonio y no simpleautorizar la promesa. Pablo parece decir que es de El. El matrimonio cristiano es una coalcanza cierto rango, una designación para cierta función.

Esto añade una dimensión totalmente nueva a la relación del esposo y la esposa. Es Dios el que ha dado el uno al otro y no sólo en su propio obsequio. El bienestar del Cuerpo Místico de Cristo es lo que el Espíritu tiene en mente cuando El determina los diferentes modos de vida que habrá en la Iglesia y quiénes serán los llamados a cada uno de ellos. No sólo sus propias vidas, sino la vida del Cuerpo Místico tiene que depender del modo en que vivan juntos. Esto será obvio cuando tengan hijos, pero no existe ninguna razón para considerar esta influencia limi5 s

I Cor. 12, 4 a 28. Heb. 5, 4.

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tada a ellos. Pablo dice simplemente que el espíritu distribuye estas llamadas teniendo presente el bien de la Iglesia. El modo en que la Iglesia se beneficiará de cada pareja casada en particular, es una pregunta que solamente El puede contestar. A principios del siglo III, este mismo conocimiento de la iniciativa de Dios aparece en el aviso de Clemente de Alejandría acerca de la razón que debe tener un cristiano para casarse. El come, bebe y toma una esposa, no por su propio gusto y como su interés principal, sino llevado por la necesidad. Y cuando digo que toma una esposa, quiero decir si el Verbo le ha dicho que lo haga'. Todas las cosas tienen que estar subordinadas a Dios. Aunque un cristiano tiene necesidades prácticas y considera el matrimonio, al igual que el alimento y la bebida, como la respuesta a una de ellas, la voluntad de Cristo todavía debe ser un factor en su decisión. Un siglo más tarde Eusebio, obispo de Cesárea de Palestina, y autor de una historia bien conocida de la Iglesia primitiva, hace una comparación notable entre el matrimonio y la virginidad. Dos clases de vida se han establecido en la Iglesia de Cristo: una realmente notable y que supera la práctica común de los hombres... La otra..., permite un uso casto del matrimonio y la procreación de los hijos 8. Hacia finales de ese siglo, Gregorio Nacianceno realza el modo en que dos se relacionan mutuamente en la vida de la Iglesia. ' 8

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" S t r o m . " , lib. 7, c. 12, PG 9, 498. " A d M a r i n u m " , PG 22, 1007.

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El matrimonio es bueno, pero no puedo decir que sea superior a la virginidad... No lo toméis con pesar los que estáis bajo el yugo del matrimonio. "Dios debe ser obedecido en lugar de los hombres". Para el resto, ved que estáis unidos mutuamente como por una cadena, tanto vírgenes como esposas, que sois uno para el Señor, que cada uno es el adorno del otro. No habría celibato a menos que hubiera matrimonio. ¿De dónde vendrían las vírgenes a este mundo? No habría un matrimonio honorable, un matrimonio que exigiera respeto, a menos que fuera presentado a Dios y a esta vida por una persona virgen. Tú que eres virgen honra también a iu madre, pues de ella has nacido. Tú, esposa, ríndele honor a ella, que procede de una madre y que es una madre. En realidad, ella no es la madre, sino la esposa de Cristo 9. San Epifanio, obispo de Salamis en la isla de Chipre y un crítico notable de las opiniones de Orígenes, da una definida clasificación a las diferentes llamadas: virginidad, vida de eremita, viudedad, matrimonio 10; pero insiste en que cada una es una gracia. La santa iglesia de Dios es como un barco. Ahora bien, un barco se conjunta, no de una sola plancha, sino de diferentes. Tiene una quilla de una clase de madera..., después las anclas son de otra clase..., y los demás elementos se reúnen de materiales de diversas procedencias 11 . Los Padres latinos tienen su propio modo de ver lo que Pablo ha descrito en los términos de un cuerpo. Ambrosio encuentra • " O r a t . " 37, c. 10, PG 36, 294 y 295. 10 " A d v . H a e r . " , lib. 3, tomo 2, 2 1 , PG 42, 825. » " I b i d . " , lib. 2, tomo 1 , haer. 6 1 , núm. 3, PG 4 1 . 1042.

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este campo de la Iglesia realmente fértil, ahora brillando con ias flores de la virginidad, ahora rico y maduro con la gravedad de la viudez, ahora abundante con los frutos del matrimonio. Pues aunque diferente, es el producto de un solo campo " . Aunque la gran preocupación de Jerónimo es defender la virginidad, él cita a Pablo como prueba de que el matrimonio también es ciertamente un don de D i o s " . Agustín señala con respeto las palabras de Pablo. "¿No sabéis —dice— que vuestros cuerpos son los miembros de Cristo?". Por lo tanto, tan grande es el bien del matrimonio de los creyentes, que ellos son los mismos miembros de Cristo M . Aunque en este tiempo la ley romana todavía permite el divorcio cuando se ha demostrado que la esposa es estéril, él avisa a su gente que esto no es para ellos. Su promesa mutua no era un mero contrato humano. Era un sacramentum. Es igual que si hubiera una ordenación de clérigos por el bien de una congregación de seglares. Incluso aunque después no hubiera congregación de seglares, todavía persistiría la promesa sagrada de las órdenes en aquellos que fueron ordenados. Y si por cualquier falta un hombre es destituido del oficio, no carecerá de esa señal de la promesa sagrada del Señor que una vez fue impuesta, aunque ahora quede como evidencia para el Día del Juicio 15. El matrimonio no confiere una huella indeleble al alma, que le dé una participación mayor en el sacerdocio de Cristo. Pero hace algo similar. Esta promesa mutua hace 12 13 14 15

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" D e V i d . " , c. 14, PL 16, 273. "AdV. J o v . " , lib. 1, c. 8, PL 23, 232. "De Bono V i d . " , c. 14, PL 40, 432 y 433. "De Bono C o n j . " , o. 29, PL 40, 394.

diferente a una pareja. Ellos han adquirido algo santo, una designación por Dios que incluso la infidelidad a la Iglesia, o del uno al otro, no puede suprimir hasta que uno de ellos muera. En el Este, unos cincuenta años después de la muerte de Agustín, Teodoreto, y después San Juan de Damasco, dicen que Pablo ha explicado que el matrimonio es un don para consolar a los casados. Los esposos y las esposas pueden ver ahora que ellos, como las vírgenes consagradas, han sido favorecidos por Dios " . Fulgencio de Ruspe es más franco: El Señor mismo los ha unido con el lazo de la fidelidad, les ha favorecido con el don de su bendición, los ha multiplicado dándoles los hijos... Pues nosotros confesamos que esa fidelidad del matrimonio procede de Dios, y el amor de los esposos, y su fecundidad. Y porque "cada uno recibe su propio don de Dios, etc.", también reconocemos el rango que distingue a cada uno de esos dones y no negamos •que cada uno ha sido dado por Dios a los creyentes " . El Papa Gregorio el Grande está impresionado por la visión de la Iglesia, cuando sus miembros, con sus diferentes dones, se abren paso a través de la historia. Las tres hijas pueden simbolizar tres clases de creyentes..., pastores, vírgenes y personas casadas... l s . Incluso antes de la llegada del Salvador había predicadores y vírgenes y buenos matrimonios, que estaban preparados para su llegada y, con la gran sed del deseo anhelaban verle. También después de su 10 " l n I C o r . " , 7, 6, PQ 82, 274. Cf. Damasceno, " I n I Cor. 7 " , PG 95, 622. 17 "Epist. 3 " , c. 9, PL 65, 329. Cf. " i b i d . " , 2, c. 6, PL 65, 314 a 317. ls " M o r a l i a " , lib. 1 , c. 14, PL 75, 535 y 536.

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llegada, como vemos, existen predicadores y vírgenes y buenas gentes casadas que ya no anhelan que Nuestro Señor encarne, sino que ansian verle en la gloria de Su Majestad ls . En su esfuerzo por impartir el punto de vista de los Padres a la nueva Iglesia de Inglaterra, Beda el Venerable llama la atención a un punto importante acerca de la vida de Cristo. Para dar aprobación a la elección de cada uno de los rangos y, no obstante, mostrar los méritos de cada uno, El se digna nacer del vientre inmaculado de María la Virgen; poco después de su nacimiento es bendecido por la voz profética de Ana, la viuda; de joven es invitado a una boda y la honra con la presencia de su poder 20 . Los comentaristas del siglo IX encuentran que el Nuevo Testamento explica esto con mayor detalle. Por una comparación con el cuerpo él muestra no la naturaleza de los miembros, sino que las funciones son diferentes y que ninguno debe estar ansioso sobre la función que tiene, puesto que todos están animados por el mismo espíritu 21. Cada uno que viene a la fe debe permanecer en el estado en el cual ha sido llamado y comprender que este estado es un llamamiento de Dios 32. "De Dios", dice él para mostrar que el buen matrimonio, aunque un bien menor, todavía procede de El, como el que pedimos, si no lo tenemos, y se lo agradecemos, si lo tenemos 23. Hemos puesto a la virginidad sobre lodo, pero de 19

" H o m . in E z e c h . " , 2, 4, PL 76, 976. " H o m . " I, 14, PL 94, 68 (CC 122, 95). Sedelio Scoto, " I n I Cor. 1 2 " , PL 102, 153. 22 Bruno de Asti. " I n I Cor. 3 " , PL 111, 159. 23 Hatto de Vercelü, "Expos. ¡n Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 351 Cf. Fascasio Radbert, " I n M a t t . " , lib. 10, c. 19, PL 120, 654. 20

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tal modo que todavía reconocemos la orden del matrimonio 24. Debe observarse la última frase. Por el año 1000 no está fuera de io común hablar de la "orden" de los casados 25 . Un siglo después, Roberto de Deutz explica: Las tiendas del verdadero Israel y del espíritu de Jacob que continúan peregrinando en esta edad presente son las órdenes —temor de Dios y bien ordenados en los puestos asignados por Cristo— de casados, castos, viudas y vírgenes... Estas tiendas, cada una a su modo, son realmente hermosas 26 . Los teólogos mejor conocidos de la época difieren en cuanto al número de estas "órdenes" de la Iglesia, pero están de acuerdo en que una está compuesta de las personas casadas 2 '. Los escritores que son populares en el siglo XIII lo dan por cierto 2S. Roberto de Sorbona, fundador de la Universidad de París, los denomina "orden sagrada" 2S, y el famoso predicador alemán Bertoldo de Ratisbona, declara: Dios ha santificado el matrimonio más que cualquier otra orden del mundo, más que a los frailes descalzos, que a los frailes predicadores, o a los monjes franciscanos. En un aspecto no pueden compararse con el santo matrimonio: no podemos prescindir de esa orden. Por lo tanto, Dios la ha preceptuado. Las otras 24

Sedelio Scoto, " I n I Cor. 7. PL 102, 142. Cf. Abad de Fleury, " A p o l o q e t l c u s " , PL 139, 463. "De Trin. et O p . " , In núm., lib. 2, c. 2 1 , PL 167, 9 0 1 . Cf. " i b i d . " , In Lev., lib. 1 , c. 3, PL 167, 746. 27 Cf. Honorio de Autun, "Líber 12 Quaestionum", c. 8, PL 172, 1182; Abelardo, " P r o b . H e l . " , 14, PL 178, 696 y 697; Desconocido, "Quaest. in Ep. P a u l i " , In I Cor., q. 67, PL 175, 526; Harvey de Bourg-Dieu, " I n I Cor. 7, PL 181, 876; San Bernardo, " S e r m . de Diversis", Serm. 35, PL 183, 634. 28 Cf. Jacques de Vitry, " H i s t . " , citado por G. Le Bras, DTC 9, 2180; Ramón Lull, " o b r a c i t a d a " , pág. 517. 29 Citado por G. Le Bras, DTC 9, 2181. 25

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solamente las ha recomendado... ¿Cómo se llenaría el cielo sin el matrimonio " . Como se dice en un estudio reciente: "Dios como término de toda acción e inclinación es un tema favorito de Tomás" " . Esto se pone de manifiesto en su tratamiento del matrimonio. Dios, explica, tiene un propósito para el universo como tal, y cada criatura, por medio de su actividad distintiva, contribuye al proceso total por el cual tiene que lograrse ese fin. Este proceso está gobernado por su providencia, que se expresa en un mayor grado por las leyes de la naturaleza. Así la naturaleza inclina a las criaturas a lo que es necesario, no sólo para su propia perfección, sino para bien del conjunto. En el caso de los seres humanos, inclina a diferentes hombres y mujeres a diferentes modos de vida, y así ocurre que unos eligen el matrimonio y algunos la vida contemplativa "2. En el orden natural de las cosas, la perfección que, como se encuentra en Dios, es simple y uniforme, no puede encontrarse en el universo de criaturas excepto en formas diferentes y en muchos seres. Así también, la plenitud de la gracia, que está unificada en Cristo como la cabeza, fluye de diferentes modos a sus miembros, por lo que el cuerpo de la Iglesia estará completo... Entonces también debe existir un modo de asignar diferentes hombres a actividades diferentes, con lo que las cosas se harán más rápidamente y sin confusión. En tercer lugar, eso tiene un valor en la dignidad y belleza de la Iglesia, pues estas consisten en cierta disposición de las cosas 3". 30 "Bertholds P r e d i t g e n " , Gobel, 1905, págs. 282 y sig. Citado por G. Le Bras, DTC 9, 2181. 31 Cf. John H. Wright, S. J . "The Order of the Universa ¡n the Theology of St. Thomas" (Roma: P.U.G., 1957), páp. 166. 32 " l n 4 S e n t . " , d . 26, q . I, a. a d . 4. Cf. " I n I Cor. 7, 17. 33 S. T. II I I , 183, a. 2.

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En el siglo XV todavía se hace mención a diferentes "estados" de los cristianos **, y Dionisio el Cartujo llega a la conclusión: Todos no pueden ser inducidos a una perfección igual. A uno debe aconsejársele que permanezca en castidad, a otro que observe fidelidad en el matrimonio, pues cada uno de estos es un don de Dios aa. En su Tercer ABC de la Vida Espiritual, tan apreciado por los santos y místicos del siglo XVI, De Osuna declara que las personas casadas pertenecen a una orden, no de Domingo, de Francisco o de Pedro, sino a una fundada por el Padre en el Edén, aprobada por el Hijo en Cana y confirmada por el Espíritu Santo, que concede a la pareja su gracia en el día de su boda 36 . A partir de este tiempo, los teólogos continúan repitiendo que el matrimonio es un don de Dios tan verdadero como la virginidad consagrada". En el siglo XIX, Matías Scheeben explica que, ya que el marido y la mujer pueden usar de sus derechos maritales solamente como instrumentos de Dios para producir nueva vida, El no acepta simplemente la dedicación de ellos para este fin. El mismo los consagra para ello. Ellos no se unen. El los une por medio del consentimiento de ellos 38 . Si no hubiera más que alguna ley positiva de su providencia, declarando que las personas casadas serían ayudadas para alcanzar su meta en la vida, el matrimonio mismo, la promesa sagrada, 34 Cf. San Vicente Ferrer, " S e r m . " , Dom 7.' después T r i n . , página 475. 35 " l n I Cor. 7, " O b r a s " 13, 152. Cf. "Enarr. in C.C., 7, a. 2 1 , " O b r a s " 7, 417. 38 "Obra c i t a d a " , pág. 401. 37 Cf. Cayetano, " I n I Cor. 7, 7 " ; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , " v o l . 5 " , tr. 9, pág. 49; Canisio, " S e r m . " , 7/3/1586, Braunsberger 8, 703; Maldonado, " I n Mt. 1 9 " ; Belarmino, " D e Sac. M a t . " , c. 2, 5; Lessius, " D e Jure et J u s t . " , lib. 4, c. 2, dub. 15. 33 " O b r a c i t a d a " , pág. 596.

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no sería una cosa tan santa, pues esto es lo que les da una nueva función en el Cuerpo Místico y hace descender la gracia de la Cabeza"". El cardenal Franzelin, uno de los responsables de la planificación del Primer Concilio Vaticano, observa que, cuando los cristianos se dan mutuamente como marido y mujer, están actuando en nombre y persona de Cristo " . En nuestro propio siglo, el cardenal Billot considera esta designación por Cristo como la razón por la cual el matrimonio entraña un sacramento, en tanto que no ocurre lo mismo con la virginidad. Otros sacramentos, especialmente la Eucaristía, proporcionan la ayuda necesaria para lograr los fines de la virginidad. Pero el matrimonio asigna al novio y a la novia una función especial que requiere una ayuda e s p e c i a l " . Pío XII afirma:

don de Dios, esta vocación, es tan real como el de cualquier sacerdote o monja. A ellos como a sus Apóstoles, les dice Nuestro Señor: No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros ". Un documento de los primeros tiempos de la Iglesia explica en qué sentido los ha elegido El.

La santa empresa de un matrimonio verdadero se funda así por la unión de la voluntad de Dios y del hombre: la institución, los fines, las leyes y los bienes del matrimonio proceden de Dios; y, por la gracia y la ayuda de Dios, cada matrimonio particular procede del hombre 42 . La misma percepción nueva por la cual la cristiandad percibió los aspectos más oscuros de la vida matrimonial, ha descubierto también un esplendor en este modo de vida que los autores del Antiguo Testamento no podrían haber sospechado. Unos novios cristianos que se prometen mutuamente, están recibiendo un don maravilloso de Dios, una función, un poder, una designación para una vida que tiene que afectar de algún modo al Cuerpo Místico. Este S9

" I b i d . " , pág. 593. "Tract. de S a c . " (Roma: 4.» Ed., pág. 123. 41 "Obra c i t a d a " , pág. 389. 40

S.

C.

de

Propaganda

Fide,

1888),

42 "Casti C o n n u b ü " , "lugar c i t a d o " , págs. 542 y 543. Cf. Pío X I I , Ap. Const., "Sedes S a p i e n t i a e " , AAS 46 (1954), pág. 337.

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43

J n . 15, 16.

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18. EL PRONUBUS GNACIO, al que muy bien pudieron enseñar los mismos Pedro y Pablo, y que de todos modos fue obispo de Antioquia por el año 70 después de Cristo, escribe en una de sus famosas cartas a las iglesias por las que pasó en su camino al martirio:

I

Lo apropiado es que la pareja prometida entre en el matrimonio con la aprobación de su obispo. Así el matrimonio será adecuado al Señor y no al deseo egoísta. Todo sea para honra del Señor \ Hemos visto que los mismos novios son los ministros de su matrimonio. Ahora comienza a estar clara la función del clérigo. Este acontecimiento sagrado tiene que deberse a algo más que al deseo de un hombre y una mujer. El matrimonio es un don de Dios. La aprobación de su representante, el obispo, mostrará a cualquiera que le interese que El está dispuesto a conceder su gracia a esta pareja. En la ceremonia pagana de aquellos tiempos existe un Pronubus, o padrino, que une las manos derechas del novio y de la novia. Asimismo, en los bajorrelieves se representa a Eros o Juno suspendido en la parte superior como 1

"Epist. ad P o l y c a r p u m " , c. 5, PG 5, 723.

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un Pronubus; y en uno de los primeros sarcófagos cristianos encontrados en Villa Albani_ figura Cristo presidiendo la "Unión de las manos derechas". El sostiene una corona sobre la cabeza de cada uno de ellos 2. También se ha encontrado el mismo motivo en los vasos que se daban como presentes de boda 3. Los cristianos de estos tiempos dan por cierto, al parecer, que es Dios el que realmente dirige su boda. Tertuliano exclama:

EL PRONUBUS

"¿Cómo puede ser esto?", se preguntaren. Pues invitando a los sacerdotes. "Pues el que os recibe me recibe a Mí" '. Mientras tanto, en la Iglesia de habla latina, Ambrosio rechaza una objeción a la ¡dea de que es el mismo Dios el que une a la pareja. Algunos creen que cada matrimonio es de Dios, en especial porque está escrito: "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre". Así, si todos los matrimonios son de Dios, ninguno puede separarse. ¿Pero cómo puede decir el Apóstol: "Pero si la parte no creyente quiere separarse, que se separe"? En su modo maravilloso, él no desea que la causa de un divorcio corresponda a los cristianos; y al mismo tiempo mostraba que no todos los matrimonios son de Dios. Las mujeres cristianas no se unen a los paganos por el juicio de Dios, ya que lo prohibe la ley... Existe armonía cuando los cañones del órgano, unidos en cierta combinación, mantienen la belleza de una melodía verdadera, o cuando un orden adecuado preserva la concordia de las cuerdas del laúd. Por lo tanto el matrimonio carece de su armonía cuando una esposa pagana, violando la ley, se une a un marido cristiano. De este modo, donde existe matrimonio hay armonía. Cuando existe armonía, Dios los ha unido 8.

¿Dónde encontraríamos palabras para describir la felicidad de ese matrimonio que recomienda la Iglesia, que confirma el sacrificio, que rubrica la bendición, proclaman los ángeles y el Padre reconoce como válido? *. Donde hay dos, también está Cristo; y donde El está no existe pecado 5. La opinión que tienen sobre la función del sacerdote en la ceremonia, se evidencia de una carta escrita por San Gregorio Nacianceno, en la que se disculpa por no poder asistir a la boda de su sobrina. En cuanto a mí se refiere, estoy presente y celebrando la fiesta con vosotros. Yo uno vuestras respectivas manos derechas y éstas con la mano de Dios'. El sacerdote es también un invitado en el banquete que sigue a las bodas y Crisóstomo recuerda a sus feligreses lo que él cree que esto significa:

En el siglo VI, la liturgia romana para la velación de una novia, contiene la siguiente oración:

Que hagan también los que ahora toman esposa lo que hicieron los ciudadanos de Cana de Galilea: que sienten a Cristo entre ellos. 2 3 4 5 a

DAL, vol. 20, c. 1889. Cf. " I b i d . " . " A d U x o r e m " , Mb. 2, c. 9, PL 1 , 1415. " I b i d . " Cf. Orígenes, " I n Matt. 14, 1 6 " , PG 13, 1230. " E p i s t . " , 113, PG 37, 1315 y 1316.

Atiende propicio a nuestras súplicas, Señor, y asiste benigno a este enlace que instituíste para la propagación del género humano; y pues eres el autor de esta unión, consérvala con tu favor'. 7

" l n lllud Propt. F o r n . " , I, PG 5 1 , 210. • " l n L u c " , Mb. 8, 16, 18, PL 15, 1855 y 1856, 8; Cf. Ambrosiaster, " l n I C o r . " , I I , I I , PL 17, 254. • "Leonine S a c " , Muratori, I, 723.

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LA FUNCIÓN SAGRADA EL PRONUBUS

En el canon de la misa para esta ocasión, la oración Hanc Igitur liene una forma especial. Ya que iú le has concedido que del matrimonio, completa la obra ella, que por tu gracia está unida en da recrearse en los hijos que desea

llegue a la edad procurando que matrimonio, pue'\

A principios del siglo XII, Anselmo de Laón, cuyas Sentencias representan el primer intento para compendiar toda la teología, resume la respuesta de los tres siglos precedentes al problema del divorcio. Si las bodas son según la ley, entonces Dios las ha unido. Pero si no es así, entonces Dios no las ha unido y el hombre pueda separar éstas u . Los escolásticos observan que el sacerdote es el ministro del matrimonio solamente en un sentido. Su presencia garantiza que se está celebrando "honorablemente y de acuerdo con la voluntad de Dios" I2 .

una observación pertinente sobre una pareja cuyo matrimonio ha encolerizado a algunos de sus parientes. Puesto que antes Dios y la Iglesia otorgaron su sanción, poco importa que la Marquesa dé la suya " . Algunos años más tarde Fray Luis de León describe en su Perfecta Casada cómo Dios, concertó el primer casamiento que hubo, y que les juntó las manos a los dos primeros casados y los bendijo, y fue justamente, como si dijéramos, el casamentero y el sacerdote " . En el siglo XVII estas ¡deas son comunes ' \ y San Francisco de Sales muestra incesantemente sus consecuencias prácticas a los casados que está instruyendo. ... ya que Dios os ha entregado cada uno al otro, estad siempre contentos con esta disposición 17. Ama a tu marido tiernamente, como aquel que te ha sido dado por la misma mano del S e ñ o r " . Me escribes diciendo que nada es tan completo y perfecto como vuestro amor mutuo, ahora que sois marido y mujer. ¿No es eso la verdad y cierta señal de la bendición que Dios otorga al matrimonio? ¿Y qué importa si el hombre culpa a algo que Dios bendice?... Finalmente se abrirán sus ojos y comprenderá que debe adorarse la voluntad de Dios en todas las cosas que hace y que El ha efectuado esta unión con su santa mano " .

Enfrentados con los ataques de Lutero, los teólogos del siglo XVI destacan esta función de Dios. Salmerón dice de María y José: No por voluntad del hombre, sino por el conocido buen deseo de Dios, los que no habían estado dispuestos al principio, se unieron con alegría ls . Su colega en el Concilio de Trento, Diego Lainez, hace 10

" I b l d . " , Cf. "Gregorlan S a c " , Muratori I I , 884. " I n M a t . " , 19, PL 162, 1412; Cf. Procopio de Gaza, " I n Gen. 2, 1 8 " ; Pascasio Radbert, " I n M a t t . " , lib. 9, c. 19, PL 120, 650; Adriano I I , "Espit. I " , PL 122, 1260; Walter de Mortagne, "Summa S e n t . " , tr. 7, c. 8, PL 176, 161. 12 Alberto el Grande, " I n 4 S e n t . " , d . 27, a. 4, ad. 3. Cf. Buenaventura, "Serm., 3.* Dom. in Q u a d r . " , Quar. 9, 223; " I n 4 S e n t . " , d. 27, a. 2, q . I, ad 3; Dionisio el Cartujo, " L a ú d . Vita C o n j . " , a. I, " O b r a s " 38, 60. 13 "Obra c i t a d a " , vol. 3, tr. 29, pág. 226. 11

14 " E p i s t . " 1272, "Monumenta Histórica Societatis J e s u " G. López de Horno, 1912), Mon. Laini, IV, 572 y 573.

(Madrid:

15

Página 3. 16 Cf. Lorenzo de Brindisi, " I n Gen. 2, 2 2 " , "Obras 3, 243; 2 " Q u a d . " Dies S. Jos., " O b r a s " 5, 3, 460; Peteau, "De Op. 6 D i e r u m " , lib. 2, c. 8, núm. 8. ' 7 " L e t t r e " 825, " O b r a s " 3, 687. 18 " L e t t r e " 1774, " O b r a s " 3, 647. Cf. " I n t r o d . Vie D e v . " , pág. 3, c. 38. 18 " L e t t r e " 807, "Obras 3, 672.

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LA FUNCIÓN SAGRADA

EL PRONUBUS

Avanzado este siglo, Segneri dice a los campesinos italianos que acuden a sus misiones parroquiales que, al igual que en Cana, Cristo está presente en la boda de dos buenos cristianos 2°. Un marido y una esposa que se hieren están hiriendo a Dios, que una vez ios unió y está con ellos todavía ". Uno de los seglares notables en la Francia del siglo XIX es Federico Ozanam. Se ha presentado la causa para su canonización. El mismo casado, dice en una carta que le dirige a un amigo: Te casas con una persona que amas y creo que Dios bendice el amor cristiano 22. Siglos de reflexión parecen haber hecho que la Iglesia conozca mejor la participación de Dios en una boda. Si esta promesa de la pareja los está convirtiendo verdaderamente en marido y mujer, es porque El les concede su gracia. Pero según los católicos fueron prestando más atención a este hecho, también vieron el problema al cual da lugar inmediatamente. ¿Qué ocurre con los maridos y las esposas que han encontrado una buena razón para lamentar el día en que se casaron?

En la elección inmutable, que ya una vez se ha hecho, no hay más que elegir, porque no se puede desatar, así como es en el matrimonio, sacerdocio, etcétera. Sólo se debe observar que si no se ha hecho elección debida y ordenadamente, sin afecciones desordenadas, arrepintiéndose procure hacer buena vida en su elección. La cual vocación no parece que sea vocación divina, por ser vocación desordenada y oblicua 2 3 . Existen casados verdaderamente unidos, pero por un Dios que toleró más que prefirió su unión. Y sin embargo queda el hecho de que El la sancionó. Por ello se le asegura al ejercitante que incluso este matrimonio suyo mal aconsejado pueda ser un marco para el progreso espiritual. De la Puente, uno de los escritores espirituales jesuítas más conocidos del siglo siguiente, cree que el relato del Antiguo Testamento de los matrimonios, desde Ruth a Booz, debe mostrar a otras parejas cómo Dios tolera ciertos males, porque El sabe como hacerlos terminar en bien 2 \ San Francisco de Sales, aunque convencido de que el matrimonio es una vocación, escribe: Existen otros a los que no se les llama en absoluto. Sin embargo, ya que han venido, su vocación se ha hecho buena y ha sido ratificada por Dios... Su liberalidad es tan grande que El da estos medios a aquellos a quienes no se los han prometido y con los que no se ha obligado, puesto que El no los llamó 2S.

En el siglo XVI, los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, un libro que con el tiempo dará lugar a la costumbre universal de los retiros, ofrece algún consejo al ejercitante que está decidiendo los cambios que debe experimentar su vida. *° "Crist. I n s t r . " , pág. 3, r. 25, núm. 16, " O b r a s " 2, 849. 11 Le Felicita Introdotta nelle Famiglie (Roma: Pagliarini, 1755), pág. 9. 22 "Lettre ' 103, 17/7/1853, " O b r a s " (París: Lecofre, 1862) 2.* E d i c , 1 1 , 555.

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Los católicos franceses oyen lo mismo de predicadores como Masillón: 23 24 35

" D e E l e c t i o n e " , números 171 y 172. " O b r a c i t a d a " , pág. 453. " E n t r . " 17, Des Voix, " O b r a s " 6, 311, 321 y 322.

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LA FUNCIÓN SAGRADA

Si se evidencia que el Señor no ha presidido absolutamente de ningún modo tu elección, si la imprudencia, el respeto humano, las pasiones sólo han formado un estado de vida para tí, tu suerte ha de lamentarse, lo admito, pero no es desesperada... A la tristeza por una elección impropia, Dios puede acordar las gracias que El habría concedido a una elección legítima. Aparentemente no está en su régimen de cosas, pero vuestro corazón siempre está cuando se está dando a El"°. Por lo tanto, incluso los maridos y esposas mal emparejados no pueden llegar a la conclusión de que Dios no los ha dado el uno al otro. Si el matrimonio fue su propia falta, o acaeció por equivocaciones de las cuales no podrían ser culpados, si fue válido, fue un don de Dios. Y si Dios estimula un acontecimiento en la vida de una persona o simplemente lo permite, las razones para ello son siempre las mismas: su bondad, que desea solamente vuestro bien, y su sabiduría, que sabe cómo traer el bien del mal.

19. HECHOS EL UNO PARA EL OTRO A ley mosaica sobre el matrimonio con muchachas que eran capturadas en las batallas, le parece a Clemente de Alejandría un estímulo al heroísmo. La esposa que recibe un hombre de este modo, significa una recompensa'.

L

Estos casos extremos solamente añaden mayor realce a lo que los cristianos han visto en una boda típica. El sacerdote es un recuerdo de alguien más que está presente, de algo verdaderamente reverencial que está teniendo lugar. Este hombre y mujer a quienes todo el mundo observa, están recibiendo un don de Dios.

Aquí Dios no sólo está sancionando una unión, sino disponiéndola; y un siglo después, de nuevo en Alejandría, esto aparece como una verdad generalizada sobre el matrimonio. Atanasio, el combativo héroe de la lucha contra los arríanos, y uno de los primeros en ser proclamado santo sin pasar por el martirio, da al Salmo 127 una interpretación con la cual están de acuerdo algunos Padres griegos:

Y a principios del siglo II, este acontecimiento todavía parece formar parte de un proceso que empezó mucho tiempo antes.

Al hombre que teme a Dios no se le da cualquier esposa, sino la que está adornada con buenos frutos. Pues una buena esposa es una buena fortuna 2. Considerando cuales son las cualidades de cierta mujer, Dios la destina para esposa de cierto hombre; en este caso, un hombre que está dedicado a El. Cuando Abraham

=o " S e r m . " , mercr. 2e se. Caréme, " O b r a s " 1842) I. 467. Cf. Segneri, Felicita, pág. 1 1 .

(París: Pourrat Fréres

i " S t r o m . " , lib. 2, c. 18, PG 8, 1022. - "Expos. in Ps. 1 2 7 " , PG 27, 518. Cf. Eusebio, " I n Ps. 1 2 7 " , PG 24, 22. Didimo de Alej., " I n Ps. 1 2 7 " , PG 39, 1583; Basilio, " E p i s t . " 301, PG 32, 1047; Teodoreto, " I n Ps. 1 2 7 " , PG 80, 1895.

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LA FUNCIÓN SAGRADA

HECHOS EL UNO PARA EL OTRO

envía a su siervo a buscar una esposa para Isaac, le asegura que Dios le dará una señal. Crisóstomo exclama:

Oriental están incluso de acuerdo con una glosa al Salmo 127 de Eusebio de Cesárea:

¿Ves la fe de este hombre? No citó a los amigos, a los parientes, a nadie absolutamente, sino que asoció a Dios consigo como agente y compañero... Cuando tú mismo tengas que lomar esposa, no recurras a los seres humanos, a las mujeres que se enriquecen con las desgracias de otros y no buscan nada más que aprovecharse de los negocios. Recurre a Dios. El no se tendrá a menos por ser tu intermediario matrimonial. Suya es la promesa: "Buscad el Reino de los Cielos y todo lo demás se os dará por añadidura". No digas: "¿Cómo puedo ver a Dios? ¿Cómo puedo iniciar una conversación con El y preguntarle directamente?" Estas son las palabras de un alma sin fe. Dios puede conseguir cuanto desea en un instante sin ninguna palabra, como también ocurrió en esta ocasión '.

Del mismo modo, una mala esposa es señal de la ira de Dios \ En la Iglesia latina de este tiempo Ambrosio observa: Existe otro motivo para la castidad si crees que el matrimonio al que has sido llevado como tu destino, te ha sido dado por Dios. Por esto es por lo que Salomón dice: "Dios prepara la esposa para un hombre" \

En otro discurso dice a los hombres que tienen hijas casaderas:

Unos cuantos años más tarde, una opinión similar inspira un comentario del Papa San Inocencio I. Cuando se toma esposa estrictamente de acuerdo con el precepto de la ley, como en el Paraíso, cuando los padres del género humano fueron unidos, el matrimonio recibe la bendición de Dios mismo. Como dice Salomón: "Dios preparará una esposa para el hombre" '.

Cuando estés preocupado y buscándole un marido, reza. Dile a Dios: "Dale el que desees". Olvídate del asunto y confíaselo a El. Complacido por el honor que le haces, El te recompensará. Ciertamente harás dos cosas: encomendarle a El el asunto y buscar la clase de hombre que El desea: uno que sea decente y honorable 4.

En los primeros albores de la teología medieval, Ruperto de Deutz reflexiona sobre la boda de Isaac.

A él le parece obvio que Dios tiene en cuenta las personalidades de un hombre y una mujer cuando presenta el uno al otro. Los matrimonios los dispone El. No es un compañero de la vida el que se recibe, sino el que a El le parece adecuado. Algunos escritores de la Iglesia

Guillermo de Tournai, uno de los profesores dominicos más conocidos en París en el siglo XIII, aplica las narraciones del Antiguo Testamento a los jóvenes de su propio tiempo.

3

"Quales Ducendae Sint U x o r e s " , 3, PG 5 1 , 233. <• " I n Ep. ad C o l . " , PG 62, 390.

En verdad que la providencia de Dios ha preparado a Rebeca. El siervo de Abraham no se equivoca cuando dice: "Ella es la que has preparado, Yahvé, para el hijo de mi señor" s.

5 " C o m m . ¡n Ps. 1 2 7 " , PG 24, 22. Crisóstomo), " L o c i C o m m u n e s " , PG 6 " D e A b r a h a m " , lib. 1, c. 9, PL 7 " E s p i t . " 2, c. 6, PL 20, 175. 8 "De Trin. et O p . " , In Gen. lib.

Cf. Máximo el Confesor (que cita 9 1 , 911. 14, 473. 7, c. 3, PL 167, 447.

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LA FUNCIÓN SAGRADA

Si conservan la virginidad ahora hasta el matrimonio, entonces recibirán las esposas que les destina la providencia de Dios: "Mujer prudente viene de Yahvé", dice el Libro de los Proverbios; y les serán otorgadas muchas cosas buenas, como a Tobías y a sus hijos 9. En el siglo XV este aspecto del matrimonio comienza a recibir mayor atención. San Antonino muestra a sus gentes de Florencia lo que debe significar para ellos. El hombre sabio de los Proverbios dice que hacienda y riqueza las preparan los padres; dicho de otro modo, se las dan a sus hijos; pero una buena esposa ia prepara el Señor. Es una gracia especial de Dios el que una persona tenga una buena esposa. Y por tanto, cuando va a tener lugar un matrimonio, cada una de las partes debe orar y hacer que recen otras buenas personas, para que el Señor pueda concederles una buena vida de unión 10. En los Países Bajos, Dionisio el Cartujo regresa a este tema cuando comenta el Antiguo Testamento. Al igual que Tobías mereció por sus virtudes conseguir una esposa tan virtuosa, Sara mereció un marido tan virtuoso " . Lo que es más, una persona debe invocar a Dios Nuestro Señor, que provee para sus criaturas cada día, para que se digne concederle esposa semejante. Pues con la mayor verdad dice Salomón: Casa y riqueza la dan los padres, pero una esposa prudente es un regalo del mismo Dios l2 . ... en otras palabras, corresponde a la providencia de Dios conceder mujer semejante a un buen hombre s " D e Instructione P u e r o r u m " , Ed. James A. Codbert (Soth Bend: Notre Dame Medieval Institute, 1955), c. 10, pág. 23. 10 "Summa S. T., I I I , t[t. 1, c. 1. 11 " I n T o b . " 7, a. 7, " O b r a s " 5, 109. Cf. In Gen. 24, a. 64, " O b r a s " I, 300. 13 " L a ú d . Vita C o n j . " , a. 14, " O b r a s " 38, 73. Cf. " I n Prov. 1 9 " , a. 19, " O b r a s " 7, 128.

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HECHOS EL UNO PARA EL OTRO por sus hechos virtuosos. Para ellos es una especie de recompensa " . El comentario de Cayetano muestra la idea de los eruditos en la Escritura durante el siglo XVI. Fue Dios quien tomó la iniciativa en el matrimonio de Isaac y Rebeca " . Y el Libro de los Proverbios contiene dos lecciones para el hombre que busca una esposa: Una, que investigue diligentemente; otra, que él reconoce esta bendición de Dios del cielo, cuando busca una esposa como la que se ha descrito 15. Este regalo se atribuye a Dios, por la razón que heredar de los padres es común a todos, pero tener una esposa sensata es raro y debe atribuirse no a la casualidad, sino a Dios " . Luis de Granada, el escritor espiritual dominico más conocido en este período, y el que muestra un interés especial en los seglares, les dice a estos: Este amor entre casados fluye de la misma voluntad de Dios. La felicidad que disfrutan en este estado, los beneficios reales que produce, y la inclinación de la naturaleza, muestran con claridad esta voluntad " . Tú que no te has casado y tienes intención de hacerlo, piensa sobre todo en el deseo de agradar al Señor y en salvarte. Después pídele la compañía que pueda ayudarte a conseguir esto " . El mismo espíritu se evidencia en La Perfecta de Fray Luis de León.

Casada

Pues al igual que este bien es en verdad precioso y raro, y un regalo que concede exclusivamente Dios, 3 " I n Eccius." 26, a. 27, " O b r a s " 8, 162. * " I n G e n . " 24, 56. 5 " I n Prov. 18, 22. 6 " I b i d . " 19, 14. 7 "Tr. de D o c t . " , lib. 2, c. 7, " O b r a s " 17, 25. ' I b i d . " , lib. 3, c. 16, " O b d a s " 17, 223.

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logre la salvación. Después persuaden a los padres de esa persona para que den su consentimiento, haciendo uso de esa razón tan eficaz: "Su hija está destinada a ser la esposa de este hombre temeroso de Dios. Por esto es por lo que ninguno otro pudo conseguirla..." De todo esto deducimos que el que desea hacer una buena elección en este aspecto debe recurrir, con la oración y la confianza, a los ángeles custodios. Son los casamenteros invisibles y los instrumentos de Dios para dirigir los matrimonios y llevarlos a un final feliz -2.

así no lo recibirán de El excepto quienes, temiéndole y sirviéndole, lo merecen por su virtud poco común " . A principios del siglo XVII, Belarmino explica cómo Dios es el fundador del matrimonio de dos modos: primero, como el que instituyó el sacramento; en segundo lugar, si Dios inspira a las dos partes contratantes que van a unirse en matrimonio.

i

Las señales de esto serán que el motivo de ellos sea servirle a El, que hayan considerado debidamente el consejo de sus padres, y, finalmente, que se cumplan todos los requisitos y que el matrimonio tenga lugar en circunstancias convenientes 20 .

San Francisco de Sales dice a una viuda: Fue Dios, mi querida prima, quien te dio a tu marido. El es el que se lo ha llevado junto a sí. Por esto se encuentra obligado a favorecerte en las aflicciones que te causará esta privación del bien y de los sentimientos apropiados que El te concedió por tu matrimonio * \

Lorenzo de Brindisi observa: Las bendiciones especiales de las mujeres son que reciban de Dios buenos maridos y buenos hijos. Cuando las muchachas tienen que darse en matrimonio, todos los que sienten buenos deseos hacia ellas rezarán por un resultado feliz y les desearán buenos hombres " .

A finales del siglo se les dice a los católicos franceses desde el pulpito que una persona debe prepararse con espíritu de penitencia cuando crea que está siendo llamada por Dios a este estado 24.

De la Puente considera el matrimonio de Tobías como la lección clásica para los seglares. Su designio fue mostrar su providencia invisible por este ejemplo visible: los hechos de sus ángeles. Son sus guardianes y suelen exhortarles y persuadirles en cuanto sea necesario para que hagan una correcta elección de este estado. En primer lugar, ellos ponen todo en movimiento mediante su inspiración e impulso, haciendo que cada uno se sienta inclinado y conmovido hacia esa persona que es posible que sea la más útil para que él 10 20 21

316

Página 89. "De Sac. M a t . " , c. 27. " S e r m . 8 ¡n Sal. Á n g e l " , " O b r a s "

1, 221.

Bourdaloue les avisa: Afirmo que no es bastante que Jesucristo sea invitado a esto por los hombres, si primero no reciben la invitación de Jesucristo para ello... Pero si Dios es el que te llama y si a tu vez invocas a Dios, ese es el modelo perfecto y la idea verdadera del matrimonio cristiano " . 22

"Obra c i t a d a " , págs. 447 a 449. 23 " L e t t r e " 250, " O b r a s " 3, 254. 24 Fénelon, "Divers Sentiments", c. 50, " O b r a s " 9, 405. 25 Bourdaloue, "Ser. 2e d i m . E p h . " , " O b r a s " 2, 367.

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sabe la que te ha destinado. Pregúntale por ella y espérala confiando en su mano. Si, no obstante, por tu parte hiciste todo cuanto un joven sabio y cristiano debe hacer por el éxito de tal designio, y sin embargo Dios te permitió sufrir por tu esposa sin que ella dé ninguna razón, entonces considérala como una cruz que te ofrece la Providencia y un medio de santificación. Job y Tobías serán tus modelos, y sus ejemplos te confortarán 3 '.

Claudio de la Colombiére pregunta: En verdad, señores: ¿No es totalmente razonable que una muchacha que es amable, prudente y virtuosa sea reservada para un hombre que es sabio?... Con seguridad un buen hombre merece encontrar una mujer que le haga feliz, y una mujer que puede ser la felicidad de un hombre, no debe estar destinada a un hombre que la haga desgraciada 26. "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre". Es un precepto. También podemos profetizar... Es lo mismo que en la vida religiosa. Persevera, disfruta de las continuas delicias del matrimonio, cuando hayas sido llamado al mismo por Dios " . En Italia, Segneri afirma que la razón por la que José fue dado a María, no por obra de la casualidad sino por Dios, es que era el que más se parecía a ella en bondad " . Un hombre debe buscar una mujer que no sea simplemente buena, sino buena para él. Ella debe adaptarse a él como un traje. Pero solamente Dios sabe cuál es esa mujer. El es el sastre que toma el material que le proporciona el mundo y lo adapta a las medidas particulares. Un hombre debe rogarle que le señale cuál es la mujer que está "hecha a la medida" para é l : ° . A finales del siglo XVIII Juan Grou llega a la conclusión de que: Más allá de toda duda, la inclinación de un hombre, ese algo indefinible que toca su corazón y lo predispone en favor de una persona en lugar de otra, es algo que tiene que tomarse seriamente. Esta inclinación, que tiene su origen en la naturaleza... podemos considerarla producida por el mismo D i o s " . Dios 26 37 38

"

30

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" S e r m . " 36, " O b r a s " 2, 410. " R é f l . C h r é t . " , del Matrimonio, " O b r a s " 5, 182. " P r e d . " 39, " O b r a s " 1 , 423. " I I Crist. I n s t r . " , pág. 3, r. 25, núm. 12, " O b r a s " 2, 846. " L i v . J . H o m m e " , pág. 62.

Hace tiempo que la liturgia del matrimonio ha sido uniformada para las Iglesias de rito romano. Las súplicas que ya hemos indicado en las formas más antiguas todavía aparecen, y hoy en día en el Introito se repiten las bendiciones de la versión Vulgata de Tobías. El Dios de Israel os junte, y El sea con vosotros, que se ha apiadado de los dos únicos s2. Aunque es la acción recíproca de millones de causas lo que viene a parar en que un hombre encuentra a una mujer, decida que ella debe ser la esposa que está buscando, se enamore y desee casarse con ella, no es menos cierto que Dios lo ha llamado para que sea su marido. Las libres decisiones de todas las gentes responsables del hecho de que unos novios lleguen al altar, no descarta la Iniciativa de Dios, al igual que el libre albedrío no excluye la existencia de su providencia. Por supuesto que vemos lo mismo en cualquier vocación al sacerdocio. Un niño educado en un hogar donde se tiene en alta estima a los sacerdotes, oye en ocasiones sermones sobre ese modo de vida, admira a alguno de los sacerdotes con los que se encuentra, muy bien pudiera sentir que le gustaría ser lo que ellos son. Pero ni estos ni los otros millones de acontecimientos "naturales" 31 32

" I b i d . " , pág. 65. "Missale R o m a n u m " .

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que llevan a su ordenación, no alteran de ningún modo el hecho de que: "nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios..." Estos acontecimientos indican simplemente cómo viene la llamada normalmente. En el caso del matrimonio, al hombre se le llama, no sólo a un modo de vida, sino a una persona. Puesto que en esta vocación están envueltas dos personas, no puede consistir meramente en una invitación a casarse, o a casarse con cualquiera de entre varias mujeres buenas. Dios ama a ambas partes. Ni se usa simplemente por amor al otro. Ambos son llevados a este matrimonio en particular porque será un bien para cada uno de ellos. La revelación no dice que esta mujer sea el ser humano ideal, o que ninguna otra pueda ayudar a este hombre a salvar su alma. Dice simplemente que s¡ él sigue la dirección de la providencia de Dios, a ésta es a la que recibirá como su esposa. Si no lo hace, aún puede encontrar otra que pueda ayudarle, pero siempre es más aconsejable seguir la dirección que señala Dios. La revelación no ha descubierto la mecánica por la cual sus designios tienen que producirse en la historia humana. Sencillamente ha afirmado el hecho. Todos cuantos pertenecen a la Iglesia tienen alguna vocación de Dios, alguna función que realizar en el Cuerpo Místico. Si es el matrimonio, Dios también tiene un marido o una esposa particulares en mente. Una persona encontrará ese compañero si sigue su dirección y, evidentemente, las señales no pueden ser tan sutiles y vagas que hagan que la mayoría de los cristianos se tornen en desdichados nerviosos tratando de detectarlas. Esto sería un defecto de la providencia de Dios. Un hombre debe orar, porque en definitiva todo depende de Dios, pero también debe comprender que la providencia actúa a través de nuestro libre albedrío y sentido 320

común. No puede culparse a Dios si los católicos de cualquier país en particular, marchan sin rumbo con costumbres que hacen extremadamente difícil que un hombre o una mujer jóvenes encuentren un compañero adecuado. Si las familias disponen todos los matrimonios y su sólo pensamiento es el dinero, o si una joven puede elegir su propio marido, pero se la incita a "ser juiciosa" antes de que haya conocido bastantes hombres diferentes para conocer a un buen marido cuando lo vea, difícilmente puede culparse a Dios de esto. Nosotros no conocemos todas las complicaciones de su providencia, pero sabemos que algunas veces nos permite conocer por medio del sufrimiento, no sólo por nuestros pecados, sino por nuestras equivocaciones. El hombre que ha hecho cuanto ha podido para encontrar la compañera adecuada, y ha visto que Dios, en la persona de la Iglesia, ha ratificado su elección, tiene razón para contemplar con reverencia a su esposa. Esta persona procede de Dios. ¿Y la razón de Dios para proporcionarla? La que tiene para cuanto El hace en el mundo: es bueno y nos ama. Esta compañera de la vida es una expresión de ese amor. Más valiosa para El que la vida de su único Hijo, ella tiene necesidades y debilidades; y de ahora en adelante, la prueba de su amor será un esfuerzo por atender las necesidades de ellos. De este modo, no sólo como grupo biológico, sino incluso cuando se consideran individualmente, los seres humanos se ordenan en parejas. Descubre más la revelación cristiana que el modo general en el cual las personalidades del varón y de la hembra se funden mutuamente. Existe el caso de la pareja individual. Cuando Dios decide que cierto hombre existirá con cierta personalidad. El usualmente tiene a una mujer en mente que necesitará la fortaleza de ese hombre y le ayudará a él a vencer sus

21

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LA FUNCIÓN SAGRADA

debilidades. Su propia personalidad es la razón por la que ella tiene que ofrecerse a este marido en particular, y por la cual él está destinado para ella. El misterio de la providencia de Dios, es que la misma libertad e iniciativa de la pareja, son las cosas que los reunirá. La idea parecerá que es propia de ellos. Pero ser "prácticos" y describir su matrimonio exclusivamente en función de estos dos seres humanos, es ignorar a la providencia, o suponer que el libre albedrío puede obstaculizarla. Es también ignorar la característica realmente distintiva de lo que nos ha sido revelado sobre el matrimonio. En la mayoría de las filosofías, y el mundo cristiano está tan intensamente influenciado por ellas, el individuo no ha representado nada. Lo que es importante es siempre el universo o la raza humana. Pero Cristo ha descubierto un hecho que a veces tememos creer por ser tan maravilloso. El individuo es importante. Dios mismo lo ama. Y este amor que ha formado a dos individuos, que los conoce en toda su singularidad y que los observa como si no hubiera nadie más en el mundo que necesitara semejante amor y ayuda, los proyectó teniendo en mente al uno y al otro. El marido y la esposa que han hecho cuanto han podido para encontrar un compañero adecuado, pueden asombrarse y confortarse por el hecho de que fueron hechos el uno para el otro. ¿Pero qué ocurre con los obstáculos para su desarrollo espiritual que la misma revelación descubre en la vida matrimonial? Si la virginidad es ahora el camino ideal hacia Dios ¿cuáles son las perspectivas de la gran mayoría de los que pertenecen a la Iglesia, a quienes Dios ha concedido esta gracia menor?

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SECCIÓN III: Sus perspectivas 20. CAMINOS Y VIAJEROS A enseñanza de Cristo sobre la virginidad, como aparece en el Evangelio de Mateo, termina con las palabras:

L

Quien pueda entender, que entienda *. Es un reto, una invitación, pero no un precepto. Al parecer, aquellos que le oyen todavía son libres para casarse. Esto lo afirma Pablo explícitamente: Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un consejo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito. Entiendo que, a causa de la inminente necesidad, lo que conviene es quedarse como uno está a . Esta clara afirmación de que Pablo no tiene precepto, se hace mucho más categórica por el contraste que tiene con sus palabras anteriores en el capítulo dedicado al divorcio 3. Y no sólo está seguro de su juicio, sino que espera que sus seguidores lo acepten porque proviene de 1

Mt. 19, 11. -' I Cor. 7, 25 y 26. ' Cf. I Cor. 7, 10.

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CAMINOS Y VIAJEROS

SUS PERSPECTIVAS

uno a quien Dios ha considerado un auténtico maestro de su revelación 4. Dionisio, Obispo de Corinto un siglo más tarde, y tan venerado que sus cartas también se leían en las misas dominicales, avisa a su colega, el Obispo de Cnossos, que no ponga la carga de la castidad sobre las espaldas de todos 5 . A los cristianos de Alejandría a principios del siglo III, y de Cartago en las postrimerías del mismo siglo, también les aseguran los eminentes Obispos Clemente y Cipriano, que Dios los ha dejado completamente libres para elegir entre el matrimonio y la virginidad 6. Ambrosio expresa la ¡dea de los Padres griegos y latinos: La virginidad es algo que no debe preceptuarse sino recomendarse 7. Existe utilidad en un consejo, pero una trampa en un mandato. Un consejo invita a los que están dispuestos, una orden obliga a los que no lo están. Por lo tanto, si una mujer ha seguido un consejo y no lo ha lamentado, ella ha adquirido algo útil. Pero si otra lo ha lamentado, no existe razón para culpar al Apóstol. Debería haber hecho su elección teniendo en cuenta su debilidad. Ella está culpando a su propio deseo, en cuya red y en sus nudos, más fuertes que lo que puede soportar, se ha cogido a sí misma 8 . Jerónimo cree que la recompensa de la virginidad será mayor, precisamente porque una persona renuncia a algo de lo que podría haber disfrutado sin pecar \ i Cf. I Cor. 7, 40. 5

Cf. Eusebio, " H i s t . Eccl. I V " , 32, PG 20, 387 y 388. 6 Clemente, " S t r o m a t a " , llb. 3, c. 9, PG 8, 1169 y 1170; Cipriano, " D e Habitu V i r g . " , 33, PL 4, 463. 7 "De V i r g . " , lib. 1 , c. 5, PL 16, 206. Cf. Crisastomo, " D e Lib. R e p . " , 2, 4, PG 5 1 , 223; Ambrosiaster, " I n I Cor. 7 " , PL 17, 229 a 233. 8 "Epist." 63, núm. 38, PL 16, 1251. Cf. " D e V i d . " , 12, 72, PL 16, 256. 9 "De Perp. Virg. B . M . V . " , núm. 2 1 , PL 23, 215. Cf. Gaudencio de

A principios de la Edad Media quedan pocas dudas acerca de cómo se entiende a Pablo y a los Padres. Debemos observar aquí la gran distancia que existe entre un precepto y un consejo. Pues lo que se ha prescrito no puede corromperse sin pecado. Pero si algo que es un consejo se viola o corrompe, no existe pecado 10. En el siglo XIII se pregunta: Si una persona destinada a la virginidad no sigue la llamada y se casa ¿comete pecado? Solución: Sin prejuicio de mejor opinión, digo que no peca, siempre que no haya hecho un voto para vivir en un estado superior. Cada hombre debe a Dios más de lo que puede devolverle y, por esta razón, Dios trata misericordiamente a todos, aceptando de cada uno menos de lo que le debe y concediendo recompensas que superan la cantidad de merecimientos " . La convicción común antes y después de Trento la expresa Salmerón: Sea libre la decisión de cada uno. Que cada cual se examine y se ofrezca para recibir tan altísimo don, solamente con buena voluntad y con gozo J2. Durante el siglo pasado y además en el nuestro propio, se dice a los creyentes en las encíclicas papales: Debe observarse que Dios no obliga a todos los cristianos a la virginilidad por un precepto... Nos Brescia, "De Evang. L e c t . " , lib. 1, sermón 8, PL 20, 889; Agustín, "De Bono V i d . " , c. 5, PL 40, 434. 10 Hatto de Vercelli, "Expos. in Ep. P a u l i " , I Cor., PL 134, 356. Sedelio Scoto, " I n I Cor. 7 " , PL 102, 142; Haymo de Halberstadt, " I n I Cor. 7 " , PL 117, 546. 11 Autor desconocido, "Allegoriae in N. T . " , lib. 7, PL 175, 911. Cf. Harvey de Bourg-Dieu, " I n I Cor. 7 " , PL 181, 883. 12 "Obra c i t a d a " , v o l . 8, tr. 50, pág. 391. Cf. Dionisio el Cartujo, " I n Matt. 1 9 " , a. 33, " O b r a s " 1 1 , 215; Canisio, "Summa D. C . " I, pág. 3, c. 6, q. 207. Cf. I I , " i b i d " , q . 210.

CAMINOS Y VIAJEROS SUS PERSPECTIVAS

mueve a abrazar la castidad perfecta solamente por el consejo; en otras palabras, porque tiene el poder de orientar "al que ha recibido un don especial"... por un medio que sea más seguro y más fácil. De ahí que Ambrosio observe correctamente: "No se impone, sino que se propone" 13. Aquellos llamados a la virginidad todavía son perfectamente libres. Esto arroja nueva luz sobre el matrimonio. Si la misma revelación que descubre los obstáculos que se oponen al hombre que trata de servir a Dios con una compañera de vida, insiste en que todavía es libre de tener una, esos obstáculos, por lo menos en algún grado, pueden ser superados. ¿Pero en qué grado? Algunos de los Padres ven una contestación en la parábola de Cristo sobre el sembrador. A principios del siglo IV, Atanasio dice a las gentes de Alejandría: Si alguno elige el camino mundanal, el matrimonio, ciertamente no falta, pero no adquirirá gracias tan espléndidas y numerosas. Aunque logrará alguna, porque está dando fruto treinta veces 14. Jerónimo descubre una lección similar en la parábola del Evangelio", al igual que otros escritores más recientes, como Belarmino u . Pero no tendría garantía ver en sus palabras algo más que una Impresión general de que un modo de vida más o menos útil, va a afectar evi1J Pío X I I , "Sacra V i r g i n i t a s " , "lugar c i t a d o " , pág. 129. Cf. León X I I I , "Rerum Novarum" 1 5 / 5 / 1 8 9 1 ; Pío X I , "Casti C o n n u b ü " , "lugar c i t a d o " , pág. 542. 14 "Epist. ad A m m u n e m " , PG 26, 1173 y 1174. 15 " A d v . J o v . " , Ilb. 1 , núm. 3, PL 23, 223. 18 Cf. Fulgencio, " D e Ver. P r a e d . " , Ilb. 2, c. 23, PL 65, 650; Gregorio, " H o m . in E z e c h . " , lib. 2, hom. 4, PL 76, 976 y 977; Buenaventura, " I n 4 S e n t . " , d . 26, a. 2, q. 3, dub. 3; d . 38, a. 2, q . 3, ad 2; Scoto, " R e p o r t . " , In 4 Sent., d . 3 1 , q . 1 , escol. 2; Dionisio el Cartu]o, " I n Sap. 3 " , Obras 7, 472; Salmerón, " o b r a c i t a d a " , v o l . 8, tr. 50, pág. 395; Belarmino, " D o c t . C r i s t . " , c. 9, " O b r a s " 6, 195.

dentemente a las perspectivas que tiene una persona para la vida lutura. Debe tenerse en cuenta, antes de que podamos sacar conclusiones, una convicción que se manifiesta en estos mismos siglos, y con frecuencia en los escritos de estos mismos hombres. Para acabar con las discusiones de sus corintios, Pablo trata de mostrarles que no existe motivo de engreimiento creciente del cristiano por la función que Dios le haya dado en la Iglesia, o que tenga celos de las que da a otros. La razón para una lección tan minuciosa acerca de los dones de Dios, aparece en la aplicación que les sugiere: ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aún os voy a mostrar un camino más excelente " . El don que describe a continuación es la caridad. Y este don, dice implícitamente, puede pedirse a Dios con confianza, no importa cuáles sean los otros dones que el hombre recibe de la Iglesia. Es en esta epístola en la que él ha señalado los obstáculos para amar a Dios, que forman parte inevitablemente de la vida matrimonial. Y, sin embargo, en el mismo capítulo les dice: Fuera de esto, que cada cual viva conforme le ha asignado el Señor, cada cual como le ha llamado Dios. Es lo que ordenó en todas las Iglesias 18. ¿Estás ligado a una mujer? No busques la separación " . Si un hombre está situado en un modo de vida legítimo, no tiene que cambiarlo. Al parecer, el ideal cirstiano pue17 18 19

I Cor. 12, 3 1 . 1 Cor. 7, 17. I Cor. 7, 27.

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Dios a los que se casan? Si es así como son las cosas, existen dudas sobre su salvación. No; vemos vírgenes con sus pensamientos en el mundo y casadas dispuestas en las obras del Señor. Las primeras no recibirán de Dios la santidad y para estas casadas habrá una recompensa de Dios, porque aunque estuvieron unidas por lazos terrenales y carnales, se preocuparon de merecer una recompensa imperecedera con posterioridad 22.

den alcanzarlo los que se casan, además de los que no se casan. Ignacio, el Obispo de Antioquía, avisa a algunos cristianos a quienes escribe en su camino al martirio en el año 107: Si alguno puede permanecer casto en honor a la carne del Señor, que permanezca en la humildad. Si se alaba, si sucumbe, si piensa que es superior al Obispo, está perdido 20. Usualmente los obispos de este tiempo están casados. La santidad, por lo tanto, debe juzgarse por la persona, no por su estado. Hacia fines del siglo, Clemente de Alejandría muestra cómo debe considerarse esto cuando lean la afirmación de Pablo acerca de la "división" del matrimonio. ¿Cómo? ¿No pueden dar también gracias a Dios los que complacen a sus esposas de acuerdo con la voluntad de Dios? ¿No se le permite al que ha tomado una esposa anhelar tanto su matrimonio como las cosas de Dios? Al igual que "la que no se casa anhela las cosas del Señor para ser santa en cuerpo y espíritu", así también la casada ansia en el Señor las cosas de su marido y las cosas del Señor. Ambas mujeres son santas en el Señor: una como esposa, la otra como virgen 21.

Es Agustín el que considera esta cuestión de un modo más detenido. Reflexionando sobre la parábola del sembrador, dice: Los que entiendan esto mejor que yo tendrán que ver qué es lo que significa esa diferencia en la fertilidad... Una persona es fecunda con menos dones, pero más potentes; otra con menores, pero en mayor cantidad. ¿Y qué hombre se atreve a juzgar si son ¡guales o diferentes uno de otro cuando se llega a recibir los honores celestiales? ". El se aventura a formular algunos principios para someterlos a juicio: ¿Cómo se puede afirmar razonablemente que el cuerpo es casto cuando el alma misma fornica al anhelar otro Dios distinto al verdadero?... Por lo tanto, la única cosa que debe llamarse verdadera castidad, ya sea matrimonial, de viudedad, o virginidad, es la que está unida a la verdadera fe. Aunque con buena razón se prefiere la virginidad sagrada al matrimonio, ¿qué cristiano con sentido no sitúa incluso a la mujer cristiana y casada con un marido, por encima de las vestales y aún de las vírgenes entre los herejes? 24.

Alrededor del año 400, los obispos italianos muestran el mismo interés en no exagerar la enseñanza de Pablo. Si las vírgenes tienen su pensamiento en Dios y las mujeres que tienen maridos ponen los suyos en el mundo, ¿qué esperanza les queda en las cosas de 22 20

"Eplst. ad P o l y c a r p u m " , 5, Kirsch 27. Cf. Cirilo de Jer., " C a t . " , 4, 25, PG 33, 487; Procopio de Gaza, " l n G e n . " 29, 15, PG 87, 434. 21 " S t r o m . " lib. 3, cap. 12, PG 8, 1190.

23 24

Ambrosiaster, " l n I Cor. 7 " , 35, PL 17, 236. De Sancta Virg., capítulos 45 y 46, PL 40, 423. "De Nupt. et C o n c u p . " , lib. 1 , c. 5, PL 44, 416. 329

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Nadie desea estar loco, aun cuando vea que los maníacos con frecuencia son más fuertes que los hombres sanos. La doctrina sólida es lo que adorna la bondad y fortaleza de nuestras intenciones 25 . En cuanto a los que están en la Iglesia: Si fuera a considerar cada una de vuestras buenas cualidades por separado, tú, el hombre que has renunciado al matrimonio, eres mejor que tu padre; y tú, mujer que has renunciado al matrimonio, eres mejor que tu madre. Pues la santidad virginal es mejor que la castidad matrimonial... Pero, ¿qué es mejor: el orgullo o la humildad?... Si te afirmas en el orgullo y tu madre en la humildad, la madre será mejor que la hija 26.

tentación las despliega para su exhibición. La experiencia las hace del conocimiento público z \ En realidad existen muchos vericuetos en los asuntos que rozan estas tres cuestiones: matrimonio, viudedad, virginidad. Existen muchas dudas. Cuando tratamos de penetrar y solucionarlas mediante la discusión, necesitamos un cuidado poco usual y realmente darle una amplia consideración, para que nuestras opiniones sobre cada una de ellas sean exactas; o si tenemos alguna otra opinión, que Dios ponga además esto en nuestro conocimiento ". Los escritores de algunos siglos posteriores repiten a Agustín so. No se sigue que, si existe mayor labor en un caso que en otro, existirá así mayor gloria. La virginidad en sí misma es mayor bien que el matrimonio; y, no obstante, algunas casadas no tiene menos mérito que algunas vírgenes " . Si contemplas la dignidad del estado, el celibato de Juan fue mayor que el matrimonio de Abraham, aunque la persona de Juan no fuera en méritos que la de Abraham 32.

Este aspecto del orgullo le hace regresar a su convicción básica: Los dones de Dios son secretos. Sólo poniéndolos a prueba, incluso en nuestro interior, los trae a la luz. Pues, por no mencionar otros casos, una virgen puede estar ansiosa en las cosas del Señor, en cómo complacer al Señor y, no obstante, por todo lo que sabe puede ser que, a causa de alguna debilidad de su alma que desconoce, aún no esté madura para el sacrificio, en tanto que la esposa, a la cual ella solía preferirse, ya puede beber el cáliz de la humildad del Señor, que El ofreció una vez a los discípulos que eran aptos para puestos más elevados 27. Una cosa es no consentir en la persuasión y blandura por amor a la verdad y a un santo ideal, y otra no anhelar la tortura ni los golpes. Estas cosas yacen escondidas en los poderes y fuerza de las almas. La as "De Bono V i d . " , cap. 15, PL 40, 442; Cf. "Contra J u l . " , lib. 4, núm. 50, PL 44, 763; " D e Civ. D e i " , lib. 16, c. 36, PL 4 1 , 514. 28 " S e r m . " 354, c. 9, PL 1567 y 1568. Cf. " D e Bono C o n j ' . " , c. 23, PL 40, 763; " D e Civ D e i " , lib. 16, cap. 23, PL 40, 393; "Enarr. in Ps. 9 9 " , 2, PL 37, 1280. 21 " D e Sancta V i r g . " , c. 44, PL 40, 422.

Pedro de la Palu refleja la idea de la Edad Media Superior: Muchas vírgenes traen muy poco bien al mundo espiritualmente, al igual que muchas mujeres casadas traen poco bien corporalmente, puesto que resulta que son estériles S3. "Ibld.",

PL 40, 424. Cf.

"Enarr. in Ps. 1 2 1 " , núm. 10, PL 3 7 ,

1627. " D e Bono V i d . " , cap. 15, PL 40, 442. 30 Cf. Fulgencio, "Epist. 3 " , 15, PL 65, 333; Ps-Gregorio, " C o n c o r dia, c. 14, PL 79, 668; Sedelio Scoto, " I n I Cor. 7 " , PL 103, 140; R. Mauro, " I n Ep. P a u l i " , lib. 10, cap. 7, PL 112, 73; Hatto de Vercelli, " I n I Cor. 7 " , PL 134, 358; Anselmo de Laon, " I n M a t t . " , cap. 25, PL 163, 1457 y 1458; Ruperto de Deutz, " I n A p o c " , lib. 2 , cap. 3, PL 169, 899. 31 Autor desconocido, "Quaest. in Ep. P a u l i " , " I n I C o r . " , q. 6 5 , PL 175, 526. 22 " A l l e g . in N. T . " , lib. 7, PL 175, 911. « " I n 4 S e n t . " , d. 33, q . z, a. 6.

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ssn

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Los que sirven al rey de diferentes maneras, pero tienen igual disposición para seguir el buen deseo del rey, ahora cuando desea una cosa, ahora cuando desea otra, reciben igual recompensa 34 .

taños "incluso aunque estén casados" 38. En el siglo XVI, Salmerón está de acuerdo en que algunos de ellos pueden ser los que obtenga la mayor alabanza de Dios,

Otro dominico, Juan Tauler, cuya elocuencia es tal que con frecuencia los famosos sermones de otros escritores posteriores se le han atribuido, muestra a los Católicos de las Provincias Renanas a principios del siglo XIV lo que este hecho debe significar para ellos.

al igual que la viuda que dio su pobre limosna de dos monedas de cobre fue señalada por el Señor como superior a los que daban mucho más, a causa de su buena intención y de su caridad " .

Cada uno debe considerar interiormente y ordenar en su mente cual es su vocación de Dios. De otro modo, hoy tratarás un modo de vida y querrás cambiar a otro mañana, cuando veas y oigas cosas a tu alrededor. Entérate bien de tu propio lugar. No prestes atención a ninguno otro, pues no te interesa. La comida de un hombre es el veneno de otro. Contémplate cuidadosamente. No dejes que nada haga que te abandones. Yo te digo que hay muchos hombres que viven en el mundo con su esposa y sus hijos, sentados en el taller y haciendo zapatos, que no tienen nada en el pensamiento ni en el corazón, excepto Dios y el sustento decente de su familia. Existen muchos pobres campesinos que ganan su pan diario con dura fatiga, pensando únicamente en Dios. Y muy bien puede ser que aquellas almas, que siguen su humilde llamada con toda la simplicidad de su corazón, les irá mejor en el último día que a muchos miembros de órdenes que no son verdaderos con su vocación 3S. A los laicos del siglo siguiente, Dionisio el Cartujo les asegura que pueden rivalizar con los monjes y los ermi" " I b i d . " , Cf. Harvey de Bourg-Dieu, " l n I Cor. 7 " , PL 181, 887; Ricardo de San Víctor, " l n C . C . " , cap. 38, PL 196, 514; Alejandro de Hales, " l n 4 S e n t . " , d . 33, IV, Quar. I, 531; " i b i d . " , I I , Quar. I, 528 a 530; Vicente de Beauvais, " o b r a c i t a d a " , cap. 38, Steiner, página 156; Aquino, " S . T . " II I I , q . 152, a. 4 ad 2; II I I , q . 184, a. 4. 35 " I s t Serm. 16th post T r i n . " , " o b r a c i t a d a " , páfl. 537.

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Los predicadores y los escritores de este tiempo, y asimismo los de los años posteriores, están de acuerdo con San Francisco de Sales: Suponiendo que tengamos como guía el temor de Dios, importa poco el camino que sigamos, aunque algunos en sí mismos sean más deseables para los que tienen libertad de elección 38. Cuando se trata del éxito en la vida, la consideración más importante no es la vocación sino la persona. ¿Qué espera, pues, de sí misma una persona que se casa? Contestando a esto para los católicos de finales del siglo IV, los Padres griegos proponen no sólo la salvación, sino la santidad " . Crisóstomo les recuerda a Priscila y Aquila. Ved. Aquí también había un hombre y su esposa. Tenían un taller y practicaban un oficio y mostraban una mayor perfección de alma que los que viven en los monasterios. 36 "Serm. 3 in Dom. I A d v . " , " O b r a s " 29, 22. Cf. " l n I Cor. 7 " , Obras 13, 158. 37 "Obra c i t a d a " , vol. 8, tr. 50, pág. 395. Cf. " i b i d . " , vol. 6, tr. 6, pág. 33. 38 " L e t t r e " 1768, " O b r a s " 3, 642. Cf. Bossuet, " L e t t r e " 83, " O b r a s " 17, 651; Canisio, " M e d . de Domin., 2 post T r i n . " , Streicher 2, 105; Lorenzo de Brindisi, "Serm. 11 ¡n Conc. I m m a c " , Obras, I, 501; Cardenal Bona, "Principia Vitae C h r i s t . " , 6. 39 Cf. Metodio, "obra c i t a d a " , orac. 3, cap. 10, PG 18, 75; Basilio, "Serm. de Renunc. S a e c " , PG 3 1 , 630.

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¿Que cómo lo sabemos? Por las palabras que Pablo les dirige, o más bien, no tanto por los que les hablaron como por los testimonios por los cuales él los recomienda posteriormente a otros... También podemos juzgar su virtud por el hecho de que él vivió con ellos, no uno, dos, o tres días, sino durante dos años completos. Los hombres de su rango no se dignan alojarse con gentes comunes o de bajo linaje. Buscan las mansiones de ciertos hombres famosos, para que la grandeza de su dignidad no quede malparada por la baja condición de sus anfitriones. Los Apóstoles hicieron lo mismo. No fueron huéspedes de cualquiera con el que se encontraban. Al igual que otros consideran el esplendor de las mansiones, ellos buscaban la virtud del alma... Estas personas, pues, eran dignas de Pablo, y si lo eran de Pablo, eran dignas de los ángeles. ¡Cómo! Yo me atrevería a llamar a ese pequeño hogar el cielo y la Iglesia. Pues donde estaba Pablo también estaba Cristo... Y donde estaba Cristo, los ángeles vendrían a menudo 40. Nadie ha descrito las durezas de la vida espiritual del matrimonio más vivamente que Crisóstomo y, sin embargo, la misma visión de la revelación le hace declarar que los casados pueden estar tan cerca de Dios como cualquiera de la Iglesia. Los eruditos en la escritura de Occidente, alrededor de los tiempos de Carlomagno, llaman la atención a la política de Cristo.

Más significativo que cualquier documento, es un movimiento que empieza a recorrer la Europa medieval, cuando el mismo espíritu que está impulsado a miles a unirse a los frailes mendicantes, lleva a otros a pedir reglas mediante las cuales las personas casadas puedan alcanzar el ideal franciscano o dominico. Dionisio el Cartujo dirá más tarde sobre Francisco: El redactó esa Orden tercera, especial y principalmente para las personas del mundo y los casados y seglares de ambos sexos " . Durante el siglo XVI, en el Tercer ABC de la Vida Espiritual, De Osuna hace la pregunta de si las personas casadas pueden aspirar a las fases superiores de la oración. Para el autor esto es lo mismo que preguntar si pueden alcanzar el pináculo de la santidad; y replica enfáticamente que sí pueden. A los que niegan esto los compara con los Apóstoles que trataban de apartar de Cristo a los niños. ¿No fue Ana, madre de familia, más perfecta que Heli, el sacerdote? ¿No fue Cristo huésped de hogares de personas tales como Mateo y Zaqueo? ¿Y no vino el Espíritu Santo no sólo a los Apóstoles sino a todos cuantos estaban en el cenáculo? " . Pocos años más tarde, en un famoso libro sobre diferentes vocaciones de la Iglesia, el jesuíta español De la Puente declara: El estado de perfección y el cuidado de las almas proporciona más ayuda para adquirir mayor santidad. Sin embargo, la falta de éstas con frecuencia se compensa con las copiosas gracias y favores de Dios y la mayor diligencia del mismo hombre, ayudado por la misma gracia. El resultado es que, aunque vi-

Como sus Apóstoles, El eligió algunos hombres casados, algunos castos, algunos vírgenes. Y, no obstante, colocó a San Pedro, un hombre casado, sobre todas las órdenes, para que los vírgenes no se envanecieran, o los casados no desesperaran de poder llegar a esa perfección que logran los vírgenes " . 40 "Hom. ¡n lllud Salutate A. et P.", PG 51, 190. Cf. "Hom. ¡n Oziam", PG 56, 136. Cf. Paulino de Ñola, "Eplst. 39", núm. 1 PL 61, 364. " Christian Druthmar de Corby, "In Matt. 19", PL 106, 1414.

42 43

"Enarr. in 3a Reg.", a. I, "Obras" 38, 441. "Obra citada", pág. 401.

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viendo en un estado menos perfecto, asciende a una santidad más excelente que los que están en un estado de mayor perfección " . El estado del matrimonio es el más imperfecto de todos los estados en la ley del Evangelio y, sin embargo, la perfección superior de los que están en los estados más perfectos puede obtenerse en él. Pues como se ha dicho antes, la gracia de Dios no está en realidad unida a los diferentes modos de vida... Pensad en Abraham, Job, José, David y otros santos patriarcas, profetas y reyes.

De vez en cuando les dice: Cualquier cosa que seamos, podemos y debemos aspirar a la vida perfecta 4 '. El basa el programa que perfila para ellos en un principio: Es un hecho cierto que cuando Dios llama a alguien para una vocación, El se obliga como consecuencia, en su divina providencia, a proporcionarle la ayuda que necesita para hacerlo perfecto en su vocación 48.

El estado de castidad y la vida religiosa son más superiores en la Nueva Ley y, no obstante, incluso en el estado de matrimonio han existido los mártires más bravos, los confesores más santos, los más famosos de entre los reyes, etc., personas de virtud verdaderamente heroica. Incluso ahora existen muchas personas sobresalientes que llegan al punto máximo de la perfección cristiana". En el año 1609, un anuncio que hace San Francisco de Sales, introduce uno de los desarrollos teológicos de mayor influencia en el siglo.

De esto llega a la conclusión: Es una equivocación, incluso herejía, privar de la vida devota a las compañías de soldados, a los trabajadores de fábricas, a los cortejos de los príncipes, a los hogares de las personas casadas 4". Si estos son los sentimientos de toda la Iglesia, pueden recogerse de los católicos que todavía leen la Introducción a la Vida Devota y de una encíclica del Papa Pío XI. San Francisco de Sales parece haber sido a la Iglesia por el plan singular de Dios, para vencer, tanto por la acción de su vida como por el poder de su enseñanza, esa opinión ya profundamente arraigada en su tiempo y que aún hoy en día persiste: que la santidad, en su verdadero sentido como la propone la Iglesia católica, o no puede lograrse, o es ciertamente Jan difícil de alcanzar que está más allá del alcance de la mayoría de los creyentes y es adecuada solamente para unas cuantas almas grandes y elevadas, y que también supone cosas tan repelentes y tediosas que de ningún modo es apropiada para los hombres y mujeres que viven fuera del claustro s °.

Casi todos los que han tratado de la devoción, han tenido presente la instrucción de las personas completamente retiradas de los asuntos del mundo. Por lo menos han enseñado una clase de devoción que lleva a esta retirada completa. Mi intención es instruir a los que viven en las ciudades, en hogares normales, en la capital, a las personas que por su posición están obligadas a llevar una vida ordinaria en cuanto a la parte externa, que con mucha frecuencia, con el pretexto de una Imposibilidad alegada, no quieren incluso ni prensar en emprender la vida d e v o t a " . 47

« "Obra citada", pág. 63. 45 "Ibid.", pág. 530. 48 "Introd. Vie Dév.", Pref., "Obras" 3, 6.

336

"Ibid.", pág. 21. " "Entr. 17", Des Voix, "Obras" 6, 320. 48 "Introd. Vie Dév.", pág. 1, cap. 3, "Obras" I, 554. t0 "Rerum Omnium", AAS 15 (1923), pág. 51. 4

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Si existe alguna duda acerca de las propias opiniones del Papa, él mismo las disipa unos cuantos años más tarde en su encíclica sobre el matrimonio: Todos los hombres, no importa la clase a que pertenezcan o el estado tan honorable en el que hayan entrado, pueden y deben imitar el notable modelo de toda la felicidad puesto ante los hombres por Dios, Cristo Nuestro Señor, y con la ayuda de Dios llegar incluso a la cima de la perfección cristiana, como está demostrado por el ejemplo de tantos santos " . Esta es claramente la convicción establecida de los católicos durante el reinado de Pío XII. Porque la virginidad tenga que considerarse algo más perfecto que el matrimonio, no se sigue que sea necesaria para alcanzar la perfección cristiana. La santidad de vida sin la castidad dedicada a Dios puede lograrse realmente, como lo confirman muchos hombres y mujeres santos que fueron honrados por la Iglesia en su adoración pública y que fueron esposos y esposas creyentes, o brillaron como ejemplos de excelentes padres y madres de familia. En efecto, no es extraño que también veamos personas casadas que se esfuerzan vivamente en la perfección cristiana " . Es un camino que lleva a la santidad, que recorre una pareja cristiana, y así la Iglesia, con los mismos creyentes, venera y exalta a los héroes de ese modo de vida en sus templos y en sus altares 53. Aunque hemos estado considerando mucho tiempo los matices más oscuros de la vida matrimonial, ahora pa51 "Casti C o n n u b ü " , "lugar c i t a d o " , pág. 548, DB 2232. " "Sacra V i r g i n i t a s " , " l u g a r c i t a d o " , pág. 179. Cf. Alocución 9/12/57, AAS 50 (1958), I, pág. 35. ss Discurso 1 3 / 8 / 4 1 , DR 3, 177. Cf. Juan X X I I I , Hom. en canoniz., AAS 51 (1959), pág. 290.

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rece que, cuando retrocedemos para examinar toda imagen, ésta es asombrosamente brillante. A pesar de obstáculos que no pueden evitar, dos cristianos que casan pueden esperar no sólo salvar sus almas, sino canzar la santidad superior.

la los se al-

Y esto no significa que será posible, sólo apenas posible, si están dispuestos a someterse a ello con esfuerzos sobrehumanos. Cuanto más ha dedicado la Iglesia su atención a la vida matrimonial, tanto más enfáticamente ha declarado que esta esperanza no se limita a un puñado de almas heroicas. Cada novio y novia católicos pueden llegar juntos a santos, si lo desean. No parece aventurado decir que la mayoría de las parejas de hoy en día aceptarían esta ¡dea con sus intelectos, mas no con sus emociones. Desgraciadamente, todavía no puede darse por cierto que las antiguas sopechas sobre el matrimonio, que han llegado como un legado cultural de los tiempos paganos, han sido totalmente disipadas. Y la mayoría de los católicos, incluso los que no tienen estos sentimientos, oyen más sermones sobre la virginidad que sobre el matrimonio. La palabra "vocación" solamente sugiere esa vocación. Con toda la emoción de la experiencia personal, ellos conocen las dificultades que la revelación ha descubierto en la vida de matrimonio. Aún más profundo que esto es el sentimiento de que enamorarse de alguien, casarse, crear una familia, es un proceso que no es más religioso que comer cuando se tiene hambre. No existe ningún hábito o convento silencioso romano, que hagan que otros modos de vida estén tan manifiestamente impregnados de Dios. Se necesitan recordatorios continuos para ver su función en el matrimonio. Pero si sonríen con anhelo al imaginarse ellos mismos santos, deseando creer que esto fuera posible, pero te-

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miendo que sea demasiado bueno para ser cierto, solamente tienen que considerar la razón precisa para la esperanza. No es el hecho de que sus vidas sean como un día en un monasterio, o que Dios sea el único pensamiento en sus mentes. Simplemente es cuestión de sentido común. Ellos desean una meta práctica en la vida, una que realmente puedan alcanzar. Pero ser práctico significa enfrentarse a todos los hechos y un gran hecho sobre la vida matrimonial es que el mismo Cristo que les muestra sus problemas, también aclara que la pareja normal que entra en ella, también pueden ser santos. Sería necio casarse para conseguir algo menor. Pero, ¿cómo se supone que ocurre todo esto? ¿Qué se espera que hagan ellos?

21.

UN CAMINO HACIA DIOS

NTRE los fragmentos de consejos prácticos a Timoteo sobre la instrucción de los cristianos que tiene a su cuidado, Pablo le dice de la mujer:

E

Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad '. Esto no se contradice con lo que ha dicho a los corintios. Es una visión más amplia de la vida matrimonial. Los obstáculos espirituales son realidad, pero el matrimonio es un don de Dios, proyectado como todos sus dones para que una persona esté en mejores circunstancias que antes. Las responsabilidades de la virtud que exigirá la maternidad, son las que conducirán a una mujer cristiana al cielo. Cuando la Iglesia primitiva entra en sus años de mayor elocuencia con los Padres de fines del s i g l o IV, Efrén el Diácono describe cómo las mujeres, descansando al fin en el cielo de "las tribulaciones y peligros de la vida matrimonial", se recrearán al ver a sus hijos 2 . Incluso i I T i m . 2, 15. ' " S e r m . 7 de Paradiso E d é n . "

340

" O b r a s " 3, 5 8 2 .

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UN CAMINO HACIA DIOS

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Jerónimo, para quien la persona virgen es el símbolo del santo cristiano, observa: La esposa se salvará a permanecer vírgenes, su descendencia, y la raíz, se compensa con

si engendra hijos que vayan si lo que ella perdió lo gana pérdida y corrupción de la flores y frutos'.

Dirigiéndose a su pueblo en la fiesta de uno de los mártires primitivos, Agustín pregunta: ¿Cuál es la esperanza de los buenos cristianos que, unidos por un contrato matrimonial, soportan el yugo del matrimonio en castidad y concordia?... ¿Qué esperanza existe para ellos, qué esperanza para todos nosotros, si los que siguen a Cristo son solamente aquellos que han derramado su sangre por El? ¿Va a perder sus hijos la Madre Iglesia, si cuanto más abundantemente se ve rodeada de ellos, tanto más seguros son los años de paz? ¿Debe orar ella por la persecución, pedir por la tentación, por temor a perderlos?... Con seguridad comprendéis, amados míos, que además de la sangre derramada, además de las cadenas y las prisiones, además de los flagelos y los garfios, existen muchas cosas en las cuales podemos seguir a Cristo 4. En otro discurso saca la conclusión práctica para aquellos que están casados. La esposa de Lot, al volver la vista atrás, se quedó donde estaba. Teman todos, pues, mirar atrás, a donde pudieran haber ido. Conservar el camino, seguir a Cristo, olvidar lo que habéis dejado atrás, pretender lo que existe adelante... Consideren los casados a los que no lo están superiores a ellos. Que admitan que son mejores, que amen en estos lo que ellos mismos no tienen y en ellos que amen a Cristo 5. 3

" A d v . J o v . " , lib. I, núm. 27, PL 23, 260. ' Serm. 304, PL 38, 1396 y 1397. 5 " S e r m . 9 6 " , cap. 8, PL 38, 589. Cf. "De Nupt. et C o n c " , lib. I, cap. 8, PL 44, 419.

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Los escritores que tratan de conservar la enseñanza de los Padres durante el turbulento siglo IX, afirman que la madre de familia logrará sus ideales espirituales, si ha engendrado hijos y los ha educado en la creencia y al servicio de Dios Todopoderoso y los conduce a una vida excelente de perfección. Si no ha descuidado nada, se salvará, teniendo en cuenta el trabajo que constantemente se esforzó en hacer por ellos \ Cuando en el siglo XII la teología medieval comienza a llegar a su mayoría de edad, Roberto Pulleyn aconseja a los seglares: Cualquiera que sea lu trabajo en la vida, ocúpate en él a tu propio modo por amor a Dios, para que adquieras legalmente los medios para vivir en la legalidad '. Raimundo Lulio, santo, famoso, uno de los teólogos más vividos de la Edad Media Superior, retrata el ideal del matrimonio del medievo en su cuento didáctico Blanquerna. El padre del héroe, al que se le incita a que ingrese en un monasterio, responde: Nunca abandonaré el estado que me ha dispuesto Dios. Ni tú debes, por tu honor, aconsejarme que ingrese en otro estado para el cual soy menos devoto que para el matrimonio en que estoy ahora. Pues la falta de devoción hace que muchos hombres y muchas mujeres desprecien su estado y lo abandonen 8. " Haymo de Halberstadt, " I n I Tlm. 2 " , PL 117, 791. Cf. Hatto de Vercelll, " I n I C o r . " , PL 134, 356; Harvey de Bourg-Dleu, " I n I T l m . " , 2, PL 181, 1419. ' " S e n t . " , lib. 7, cap. 27, PL 186, 942 y 943. 8 Libro I, cap. 4.

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SUS PERSPECTIVAS

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Algunos años más tarde Juan Tauler aconseja al pueblo de Estrasburgo que no imite a los seglares que se apresuran a la iglesia por la mañana temprano, como si Dios no se encontrara en sus hogares o en las calles, en los deberes de su estado de vida. Tal apresuramiento por ir a la iglesia, abandonando los deberes del hogar, es un perjuicio que os hacéis vosotros mismos, y en ello no encontraréis a Dios. Por eso es por lo que algunos no encuentran paz del corazón y en realidad no encuentran a Dios, ya haciendo un buen trabajo, ya recitando una oración a Dios o a un santo, apresurándose y en una avalancha de devociones, de tan poco provecho para ellos la una como la otra *. Avanzando el siglo, el arzobispo de París, Juan Gerson, tan famoso como escritor y director espiritual que su nombre, como el de Tauler, se unirá con tanta frecuencia a los trabajos de otros autores, explica: Como en un cuerpo verdadero, así también en el Cuerpo Místico los diferentes miembros no tienen la misma actividad. Ahora bien, puesto que la contemplación exige ocio y descanso de los intereses externos, y se encuentran muchos cuyo estado y deberes a los que están obligados, no pueden efectuarse sin gran cantidad de ruido en sus labores y gran actividad del cuerpo o los sentidos, ¿qué queda sino impedir que esas personas busquen el reposo de la contemplación? Un hombre no puede hacer nada felizmente cuando debe permanecer rodeado por el ruido " . En el siglo XV, Dionisio el Cartujo les muestra lo que deben hacer en su lugar:

hogar, funciones civiles y otras semejantes— con buena intención y ordenarlas para lograr el fin exacto, como es la gloria que honra de Dios... Pues s¡ es así como se supone que el cristiano tiene que servir a Dios, tiene que vivir. Y si tiene que vivir, debe tener necesidades en la vida. Y si tiene que' tener éstas, debe cumplir sus deberes, esas actividades sin las cuales no puede poseer o adquirir lo que necesita en la vida... Un sacerdote devoto merece la vida eterna leyendo su breviario y diciendo misa por caridad. Un granjero hace lo mismo labrando, cosechando y trabajando en otras tareas, siempre que lo haga por caridad para la gloria de Dios " . Incluso la absorción mutua de un esposo y una esposa es parte del proceso. Los hombres se retiran mediante la vida del matrimonio de otros excesos de diferentes clases. Ellos renunciaron a las trivialidades y vanalidades de otros tiempos. Se hacen prudentes, juiciosos, maduros 12. En medio de los reveses de la Reforma y la Contrarreforma, este aspecto de la vida de matrimonio comienza a recibir mayor atención. Comentando la epístola de Timoteo, Cayetano observa: Pablo no enseña que la salvación de una mujer depende de que engendre hijos, puesto que la que es virgen se salvará más fácilmente que la mujer casada, sino que nos enseña que haciendo uso de la señal distintiva de su sexo, tiene medios de salvarse por el mismo uso de su sexo " . Fray Luis de Granada previene: Veréis que algunas personas descuidan los deberes de su estado con el más leve pretexto, en detrimento

Corresponde a las personas casadas hacer todas sus tareas externas —negocios, oficios, labores del » "Serm. 6th S. Trin.", Elliot, pág. 457. 10 "De Myst. Theol.", tr. 2, pág. 142.

344

11 ls 13

"Laúd. Vita Conj.", a. 30, "Obras", 38, 95. "Ibid.", a. 2, "Obras 38, 60. "In I Tim." 2, 15.

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SUS PERSPECTIVAS

de muchos y el escándalo de todos. Estas personas no son ciertamente las que sólo buscan la gloria de Dios. Son los que buscan su propia satisfacción, una notoriedad de alguna clase, una distracción de algún otro fin similar. Que llegue el momento del sacrificio y su piedad se desvanecerá al punto. Es a estas personas a las que debemos atribuir el desprestigio en que han caído la oración y la virtud " . En La Perfecta Casada, Fray Luis de León muestra lo que esto debe significar para unos casados temerosos de Dios. Y que lo propio y particular que pide a cada uno es que responda a las obligaciones de su oficio... Porque como en la guerra, el soldado que desampara su puesto no cumple con su capitán, aunque en otras cosas le sirva, y como en la comedia silban los miradores del que es malo en la comedia que representa, aunque en otras virtudes sean cuidadosos l s . En las casadas hay otras que, como si sus casas fuesen de sus vecinas, así se descuidan de ellas, y toda su vida es el oratorio y el devocionario, y el calentar el suelo de la iglesia tarde y mañana, y piérdese entre tanto la moza, y cobra malos siniestros la hija, y la hacienda se hunde, y vuélvese demonio el marido " . Y no digo, ni me pasa por el pensamiento, que el casado o alguno han de carecer de oración, sino digo la diferencia que ha de haber entre las buenas religiosa y casada; porque en aquella el orar es todo su oficio, en ésta ha de ser medio el orar para que mejor cumpla su oficio. Aquella no quiso el marido y negó el mundo y despidióse de todos, para conversar siempre y desembarazadamente con Cristo; ésta ha de tratar con Cristo para alcanzar de El gracia y favor con que acierte a criar el hijo y gobernar bien la casa y servir como es razón al marido. Aque14 13 ls

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"Dé l ' o r a i s o n " , pág. 2, cap. 5, núm. 9, " O b r a s " 1 1 , 38. Página 5. Página 6.

lia ha de vivir orar para vivir galándose con el gobierno de

para orar continuamente; ésta ha de como debe. Aquella place a Dios reEl; ésta le ha de servir trabajando en su casa por El " .

Esta opinión de la vida de matrimonio todavía se hace más patente en el siglo XVII 18 . San Francisco de Sales basa todo su consejo a los matrimonios sobre el supuesto de que su estado, como un don de Dios y una vocación verdadera, es una señal del modo en que tienen que servirle a El. Te pregunto. Filetea: ¿Sería apropiado..., que los hombres casados no desearan amontonar más bienes materiales que los capuchinos...? No, Filetea; la devoción no deteriora cualquier tipo de vocación o actividad. Por el contrario, los adorna y embellece..., y cada individuo se hace más apto para su vocación si la une a su devoción. La devoción hace que la administración del hogar sea más tranquila, el amor del esposo y la esposa más sincero..., y cuando se opone en sí misma a la legítima vocación de alguno, es indudablemente falsa 19. De esto deriva él una regla básica para los casados: No desees ser lo que no eres. Desea ser bien lo que eres. Ocupo tus pensamientos en perfeccionarte en eso y en llevar las cruces, grandes o pequeñas, que encontrarás en ello. Créeme, aquí está el gran adagio y el menos entendido en la vida espiritual: cada uno muestra su amor según su gusto. ¿De qué sirve construir castillos en el aire? Tenemos que vivir en la tierra (1) 20. 17

Página 8. Cf. Lorenzo de Brindisi, 3 " Q u a d r . " , fer. 5, Dom. I, " O b r a s " 6, 160; De la Puente, " o b r a c i t a d a " , pág. 535; Lessius, "De Bono Stat. Cast., cap. 6, " O p u s e " , págs. 886 y 887. 19 " I n t r o d . Vie D é v . " , pág. I, cap. 3, " O b r a s " I, 553 y 554. 30 " L e t t r e " 856, " O b r a s " 3, 714. (1) En el original: "¿De qué sirve construir castillos en España? Tenemos que vivir en F r a n c i a " . " T o build castles in S p a i n " se traduce al castellano por "construir castillos en el a i r e " . De ahí que se haya modificado la frase. ( N . del T.) 18

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SUS PERSPECTIVAS

No pienses que Dios Nuestro Señor está lejos de ti cuando te encuentras entre el bullicio en el cual su llamada te asegura que El estaría si te encontraras entre las delicias de la vida sosegada. No, mi querida hija, no es la quietud lo que aproxima a El a nuestros corazones: es la fidelidad de nuestro amor. No es el sentido que tenemos de su bondad, sino el consentimiento que damos a su santa voluntad 21. ¡Dios mío!, querida hija. Qué santos y agradables seríamos a Dios si realmente supiéramos cómo usar las oportunidades para mortificarnos que nos proporciona nuestra llamada. Son indudablemente mayores que entre los religiosos. Lo malo es que no las usamos como debemos ~2Debemos darnos cuenta que no existe ninguna vocación que no tenga sus contratiempos..., y lo que es más, con excepción de los que están totalmente resignados a la voluntad de Dios, a cada uno de nosotros nos gustaría cambiar nuestro estado de vida al de otras personas... Los que están casados querrían no estarlo, y los que no lo están les gustaría estarlo. ¿De dónde viene la intranquilidad general de espíritu sino de cierto desagrado que sentimos ante las limitaciones y contrariedades del espíritu, que nos hacen pensar que todos están mejor que nosotros mismos...? No debemos desear sencillamente hacer la voluntad de Dios; debemos hacerla de buen grado 2 \ Dios sea glorificado y bendito por este cambio de estado que has hecho por su amor, mi querida hija... Tú verás claramente que, si sometes totalmente tu alma a la providencia de Nuestro Señor, avanzarás en esta vocación, hallarás gran consuelo en ella y al final llegarás a ser realmente santa 24. En Italia, a finales de siglo, Segneri llega a la conclusión de que las simples ventajas materiales son un motivo 21 22 13 24

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" L e t t r e " 1767, " O b r a s " 3, 642. " L e t t r e " 1 6 / 7 / 1 6 0 8 , " O b r a s " 14, 53. " L e t t r e " 735, " O b r a s " 3, 6 0 1 . " L e t t r e " 1774, " O b r a s " 3, 647.

UN CAMINO HACIA DIOS

carente de valor para una cosa tal como el matrimonio. Un hombre debe elegir este estado porque lo considere una ayuda para servir a Dios 2S. Esta es la opinión que se evidencia constantemente desde ese tiempo hasta el presente 26 . Pío XII cree que la personalidad de una mujer está proyectada de tal modo que, por lo general, ella encuentra su mayor desarrollo espiritual al ser madre 27. De vez en cuando él retorna a una idea: los casados no sólo pueden ser santos, sino que la misma vida matrimonial les proporcionará lo que precisan para alcanzar este ideal. La vida de la pareja cristiana tiene oculto su propio heroísmo, heroísmo que es extraordinario en situaciones cruelmente trágicas que el mundo desconoce, heroísmo diario en la manifiesta sucesión de sacrificios que se renuevan cada hora 2 *. Debe nacer en vosotros, haciéndose siempre más fuerte, el resuelto deseo de ser santos, ser santos como esposos y esposas, en la misma unión conyugal, en la misma expresión de vuestro amor 2 °. Esta convicción perenne de los cristianos desde los tiempos de Pablo, periférica al principio, pero continuamente más clara y más influyente cuando se le indica la atención, revela cierto misterio. La mayoría de los seres humanos reciben la llamada para ser santos en parejas, para servir a Dios orando, trabajando, viviendo el uno para el otro y para sus hijos. El mismo matrimonio, las riñas diarias, las risas, las preocupaciones y el amor, están activados por la gracia. 25

" I I Crist. I n s t r . " , pág. 3, r. 25, núm. 2, " O b r a s " 2, 843. 26 Cf. Cardenal Bona, "obra c i t a d a " , 24; Bourdaloue, "Pensées d i v e r s e s " , " O b r a s " 6, 295. Claudio de la Colomblére, Refl. Chrét. págs. 175 a 177. 27 Alocución a las mujeres Italianas, 14/10/1956, AAS 48 (1956), pág. 782. 28 Alocución 1 3 / 8 / 1 9 4 1 , DR 3, 179. 20 Alocución a las hermandades italianas, 21/8/1958, AAS 50 (1958) pág. 534.

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— CONCLUSIONES

STE estudio dio comienzo como un intento de dar contestación a dos preguntas: ¿Exige el matrimonio un cambio realmente básico en la vida de una persona con Dios? ¿Qué relación existe entre su desarrollo espiritual y el de su compañero en el matrimonio?

E

En realidad, todavía no se ha dado respuesta a las preguntas, pero parece que han surgido ciertos hechos sobre los cuales tendrá que construirse cualquier contestación. Un esposo y una esposa no viven en un estado que encuentre la desaprobación de Dios. Aunque durante muchos siglos y en muchas tierras diferentes ha existido una tendencia a avergonzarse por ser varón y hembra; y las oscilaciones de la cultura occidental entre la pudibundez y una "franqueza" compulsiva de los cien últimos años sugiere que todavía está con nosotros esta característica de la vida humana que fue proyectada por Dios. La persona que es insensible a ciertos estímulos no es un ideal. Cierto que ha existido un pecado original, pero el instinto sexual no es concupiscencia, y lo que la Iglesia predica es el pudor, no la vergüenza. Su misma insistencia en la moderación solamente subraya uno de los hechos básicos sobre la sexualidad humana. Es inexacto, ya lo hagan los voluptuosos o los pudibundos, no ver en ella más que cierta clase de placer. La actividad de los esposos está proyectada por Dios para expresar una de las más puras, más intensas, más nobles clases de amor. No debe ser profanado por el egoísmo. 353 23

CONCLUSIONES CONCLUSIONES

No es sencillamente que Dios tolere el matrimonio. Ni éste es el resultado del pecado original. El cristiano contradice a la revelación en la que cree, si las palabras y la conduela de cada día denotan que el matrimonio es una concesión a la debilidad humana. El hecho de que los hombres y las mujeres se sientan tan atraídos a este estado, no lo hace menor moral. Concedidos los aspectos ingobernables de esta atracción desde el pecado original, la misma tendencia forma parte de la naturaleza formada por Dios. El error perenne de los cataros es suponer que si a alguien le gusta algo, este algo debe ser malo.

En la etapa presente de la historia de la salvación existe un mejor camino hacia Dios que el matrimonio. Y, sin embargo, lo que la Iglesia ha ensalzado no es la virginidad, sino la virginidad consagrada, renunciando a la oportunidad de tener un compañero de la vida, para que tiempo, inteligencia, la vida misma, pueden ponerse completamente a disposición del Cristo Total: Nuestro Señor y su Iglesia. Aquellos cuya vocación es el matrimonio se supone que están en mejores circunstancias que lo fueron antes. Dios ha proyectado de tal modo a los seres humanos que, por regla general, alcanzan su pleno desarrollo espiritual en parejas.

El trabajo y la preocupación hacen que la atención de los casados se fije en el mundo que los rodea. Debe emplearse mucho tiempo. Tantos encargos, planes y emergencias exigen atención. ¿Cómo procurarán algún tiempo para Dios? ¿Cómo pueden mantener su interés en El?

La Palabra de Dios, descubierta ante los ojos de nuestra fe por maestros tan variados como Pablo, esposos y esposas medievales y el Papa Juan XXIII, parece haber estado presentando la siguiente imagen de los típicos esposos católicos.

Pues aun cuando sus miradas se vuelven del mundo, es para contemplarse mutuamente. Los instintos que, como niños malcriados, exigen satisfacción aquí y ahora, pueden hacer que las cosas espirituales sean irreales o bastante tediosas. Y esto es simplemente el reflejo de un cambio más profundo. El empuje de la personalidad de un hombre es desviado por otra personalidad. Su orientación total es hacia esa otra. Esta otra es ahora el gran bien hacia el que tienen todas las cosas, y por la cual se mide todo.

Cuando Dios decidió que este hombre existiera, con ciertas fortalezas y ciertas debilidades, fue teniendo a esta mujer en mente. Los propios rasgos distintivos de ella fueron proyectados considerándole a él. La sabiduría divina vio que disponer de dos personas tales como ellos en cierto punto de la historia, sería bueno para ellos y además para los otros.

Una visión romántica que ignore estos problemas de ser marido y mujer, pronto dejará desilusionado a un matrimonio. Deben hacerles frente con franqueza, aunque al principio no vean ninguna solución. Es necio esperar e ir a la deriva El matrimonio va a afectar a sus ideales en la vida. No habrá tiempo para ellos, ningún interés. Unidos deben buscar tiempo y mantener el interés.

Pues Dios nos ha amado tanto que El envió a su único Hijo para que estuviera con nosotros, no sólo convirtiéndose en hombre, sino fundando una extraña realidad nueva que llamamos la Iglesia, el Reino de Dios, el Cuerpo Místico de Cristo. Este Cuerpo Místico no hace que El o nosotros perdamos nuestra identidad; y, sin embargo, es tan verdaderamente uno que, al igual que el alma es una presencia que da vida a cada parte del cuerpo, así el Espíritu de Cristo anima a la Cabeza y a los miembros. El ama a esta Iglesia como una parte de sí mismo y El 355

354

CONCLUSIONES

mismo se interesa en su desarrollo y bienestar. Como una efusión de amor para la Iglesia y para estos dos católicos, El determina entregarles el don que es el matrimonio. Por su designio se encuentran. Tan ciertamente como llama a otros a la virginidad —y quizá hubiese llamado a uno o a ambos— El les ofrece cierta función en el Cuerpo. Como el sacerdocio, su don fue el que nadie lo toma para sí, solamente los que son convocados. Atendiendo su invitación se presentan ante el altar. Ante su mandato, por su autoridad, en su nombre, cada uno toma al otro para compartir la experiencia que es la vida humana. Esto no significa en absoluto que ahora puedan encaminarse al cielo con poco esfuerzo. Existen obstáculos que ellos no pueden evitar, pero que ciertamente pueden superar. El matrimonio no es una tentación puesta en su camino. Es un don de Dios, dado como todas sus gracias porque El desea darles más de sí mismo. Es una mejora del modo en que eran antes, una ayuda para ser todo cuanto desean. El les da un ideal y ha puesto los medios para que lo logren en su misma vida de unión. ¿Cuáles son estos medios? Esperamos tratar de este asunto en un segundo volumen. Pero si hasta ahora ha surgido alguna verdad, es ésta: un novio y una novia deben contemplarse mutuamente con reverencia y con intensa esperanza. Tienen mucho que esperar. Solo, uno de ellos podría haber lamentado estos años en la tierra, pero Dios ha dispuesto que los pasen juntos. Entregándose ahora el uno al otro como marido y mujer, pueden ser santos.

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