La Nobleza Mexicana En La Epoca De La Independecia, 1780-1826, Doris M. Ladd

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INTRODUCCióN

servadora contra la politica de España. Y, lo más importante: descubre en ella una energía y una experiencia · auténticamente mexicanas en busca de una expresión nacional. Los mexica~10s que vivieron a lo largo de esas épocas tormentosas, ~reyeron smceramente que habían vivido una revolución.ss Los mexicanos actuales que realmente conocieron una revolución social r!;n el si~lo XX, h~~ ignorado displicente~e~te .s~ lamento. Pero .¡p~ra qmenes la VIVle:~n, .la IndependenCia sigmf1có grandes cam·J>.lOs. Los títulos nobthanos y los mayorazgos, "esos mismos antiguos pr.i~ilegios", desaparecieron. La .oligarquía española fue brusca Y deflmttvamente derrocada y reemplazada por una milicia criolla. La hegemonía de la ciud¡td de México se vio seriamente amenazada po~ las provincias. El quebrantamiento de la ley y del orden duró va~as décadas. Est~s camb~os fue:on revolucionarios para quienes tuvteron que camb1ar de v1da a fm de adaptarse a ellos. La ruina Y 1~ supervivencia de la nobleza, de la misma manera que los anttguos símbolos del viejo orden, revelan algunos de los traumas Y de las continuidades implicados en la creación de la nueva nación mexicana.

MU . drí • . n manusta po · a observar que no es casualidad que aquellos que defimeron .la Independencia como revolución fueron miembros jóvenes y bien edu~dos de la burguesía: un sacerdote, un político y un periodista. Mora, ~éx1co Y sus revoluciones; Lorenzo de Zavala, Ensayo histórico de las r~n~olu­ cwnes de Mégico des!f.e 1808 hasta 1830; C.· M. de Bustamante Cuadro histórico d,e la .revolución mexicana.

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l. LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA de Nueva España fue nombrada de una variada población de élites. Las palancas principales que elevaban a los comunes al estatuto de nobleza eran tres tipos de servicio al rey. El más importante era el servicio oficial de un
Apénd ice 2. Hubert Howe Bancroft, History of Mexico . .• A Popular History, pp. 569573; Lucas Alamán, Historia de Méjico, 1, pp. 12-13; José Mariano Beristain, "Diálogo patriótico . tercero" en Didlogos patrióticos. 1

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LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANÁ

LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

En México, ocho familias con título fueron fundadas por capi. tanes generales. El menos permanente fue el más famoso: Hernán ~ortés, el ~arqués del Valle de Oaxaca, pues su hijo legítimo volVI~ _a E~pana y los herederos que procreó permanecieron en el exll1~ Sm embargo, otras siete familias permanecieron en Nueva Espana, fundando haciendas-mayorazgos que los mantuvieron durante la _ép~ca colonial. .En 1627, el capitán general de Panamá y de l~s F1hpmas se sonvutió en Conde del Valle de Orizaba. Los Ma:Iscales de Cast~fla. enviaron a sus hijos a que sirvieran como capitanes generales de Florida y de Yucatán. El primer Marqués de ~?uayo, un general vasco que peleó contra los indígenas, fue ca~1tan general de Nuevo León en 1684, y su yerno lo fue de Coahmla-Texas de 1719 a 1722. 3 Sus descendientes mantuvieron su rep_:ut~ción como los ganaderos más prósperos de Nueva España. Umcamente unos cuantos burócratas menores recibieron títulos Y esto ocurrió a f~nes del siglo xvm y principios del XIX, de 1785 ~ 1819. D?s eran Oidores, o sea, jueces de la Audiencia de la ciudad de M.éx1co, tres fueron tesoreros, otro más fue visitador general y otro mtendente (véase el Apéndice 2) . . De los die~isiete oficiales militares, excluyendo a los virreyes mihta~es y capitanes generales, cinco fueron oficiales de carrera en e~ eJército regular. Todos ellos fueron españoles ennoblecidos en el s1glo _xvm. Casados con criollas, todos permanecieron en Nueva Espana y fundaron familias que se distinguieron. 4 La ley requería

que los militares peninsulares volvieran a la Península, pero en 1786. se hizo una excepción para aquellos oficiales casados con criollas. 5 Hacia 1810 una docena de oficiales militares habían recibido títulos específicamente por su organización de unidades militares. En las ciudades, estos oficiales habían sido mercaderes o miembros de una corporación como el Consulado o el Ayuntamiento, o habían actuado como patronos a fin de obtener dinero para armas y uniformes. En las áreas rurales, individuos ricos no sólo patrocinaban las unidades, sino que las comandaban. Todos aquellos nobles que fueron especialménte recompensados por contribuir con mucho dinero para las milicias eran residentes de México, y todos permanecieron en el país. Sin embargo, únicamente cinco eran mexicanos. 6 La mayoría eran españoles, generalmente casados con criollas. A pesar de que únicamente en el siglo xvm el servicio militar creó nobleza, la conquista ennobleció a los aventureros, tanto al principio como al final de la época colonial. Muchos nobles se enorgullecían de sus antepasados conquistadores, pero únicamente ocho fueron especialmente recompensados con títulos por hechos de conquistas. Sorprendentemente, sólo tres títulos provenían de la fase épica del siglo xvi: Hernán Cortés (Marqués del Valle de Oaxaca); .Miguel López de Legazpi, adelantado de Filipinas, y los

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3 ::leanor Buckley, "The Aguayo Expedition into Texas and Louisiana, 17191722 , ~he Quarterly. of t~e ~exas State Historical Association XV (1911), PP· 1-.?5, Juan_ Antomo Pena, Derrota de la expedición en la provincia de Texas • traduc.t~o gor Pe.te~ P. Forrestal con el título "Pefla's Diary of the Ag~a~o Exped1t10n , Prelzmmary Studies of the Texas Catholic Historical AssoctatiO? 2, nú~. 7 (1935); Charles Hackett, "Visitador Rivera's Criticisms of A~uay~ s. Work m Texas", HAHR 15 (1936): pp. 162-172. . OfiCiales del ejércit~ regular: Coronel Fernando de la Campa y Cos, Regimtento Infantería Espanola, Conde de San Mateo Valparaíso, 1727. (AGN Papeles de Agreda, carpeta X.) Mariscal de Campo Juan Manuel González Conde de 1~ Torre de Cosío, 1773: También organizó el Regimiento Blanco de ,Toluca. Manscal ~e Campo. Franctsco de Valdivieso, Conde de San Pedro del Alamo 17.34. (Juho de Aucnza, Títulos nobiliarios hispanoamericanos, pp. 504-505; Rtc~rdo Ortega '/ Pérez Gallardo, Historia genealó&ica de las familias mds a~trguas de Méx1co, 11; AGN Vínculos 174, 175.) General Brigadier Manuel de ~~v::. Cacho, designado a la Infantería Comercial como organizador, Marqués tvas Cacho, 1764. (AGN Vínculos 141.) Mariscal de Campo José Antonio de Ren~e1,_ Infantería de Murcia, combatió en Argel, Gibraltar, Menorca, y las ~rovmc1as Internas, Conde de Alcaraz, 1797. Desde 1798 hasta su muerte en 1811! ue el . comandante del Regimiento Veterano de Dragones de España (Archivo

Histórico de Hacienda, México - en adelante AHH- Annata 264: 7; AGN Vínculos 235:2, Operaciones de Guerra 413, f. 249; Ortega, }listoria genealógica, Il). 6 Richard Konetzke, comp., Colección de documentos pam la historia de la formación social de Hispanoamérica, III, Parte 2, p. 615. e Coronel Diego de Arce, Conde del Valle de Oploca, 1722. Coronel José de Escandón, Querétaro, Conde de Sierra Gorda, 1749. Coronel Francisco Fagoaga (criollo), Infantería de México, Marqués del Apartado, 1771. Coronel Francisco Pablo Fernández (criollo), Regimiento Artillería de Nueva España, Marqués de Prado Alegre, 1772. Capitán Rafael Monterde (criollo), Regimiento Provincial Milicias de México, Conde de la Presa de J alpa, 1775. Coronel Servando Gómez de la Cortina, Conde de la Cortina, 1783. Capitán Pablo Garda Damaens Stuart, Marqués de Mezquital, 1785. Coronel Antonio de Vivanco, Milicias Provinciales de Aguascalientes y Bolafios, Marqués de Vivanco, 1791. Coronel Diego de Rul, Milicias de Valladolid, Conde de Rul: 1804. Coronel Antonio de Pérez Gálvez, Legión del Príncipe, Milicias Internas Provinciales, Conde de Pércz Gálvez, 1805. Teniente Coronel Manuel Rincón Gallardo (criollo), Regimiento de San Carlos, Dragones de San Luis, Marqués de Guadalupe, 1810. Coronel Miguel de Berrio, Marqués de Jaral (criollo), 1774. Archivo del ex .. Ayuntamiento, México (en adelante AxA), Nobiliario 3290, 3304; AHH Annata 100: 1; AGN Vínculos 159; Guillermo Lohman Villena, Los americanos en órdenes nobiliarias, I, p. 146, y II, p. 320; Ortega, Historia genealógica, II; Atienza, Tltulos nobiliari~s, pp. 470-471, 553.

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LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

condes de Moctezuma, descendientes de la familia real azteca. Los dem.ás er~n ~~nquistadores del siglo xvur, lo que en términos borbómcos sigmflca?a que poseían tierras y que las conquistaban. Cuat:o de _los con9.~1stadores de la época de los Borbones simplemente hna.nciaron ~lSlones y colonizaciones, pero ninguno de ellos es conoCido am~hamente. 7 Sin embargo, José ele Escandón, el primer Conde de Sierra Gorda, siguió la tradición heroica y ha sido llamado "el. último Cortés':· Como oficial militar español, se lanzó a la conqu.Ista de Tamauhpas, y a sus propias expensas fundó 24 ciudades, VIllas y pueblos, además de 720 misiones. Bancroft se expresa así de él: "en ningún momento en la historia colonial de Nueva España ~e han fundado tantos asentamientos en tan 'breve tiempo y con tan poco derramamiento de sangre".s De los ocho nobles "conquistadores", cuatro eran españoles, tres criollos y uno mestizo. .l!n examen ~ronológico de la nobleza nos revela aspectos que difieren de la Impresión funcional. Cronológicamente, hubo tres importantes emisiones de títulos en Nueva España: durante los pri~eros cien años (1529-1627), en la década de 1682-1692, y en el Siglo XVIII. . La característica notoria de la primera emisión fue que a pesar d.e que se otorga~on títulos a cinco españoles y a un mestizo, el _ tiempo los consolidó en una extensa familia de terratenientes crioplos. Los p~imeros títulos fueron dados a Cortés y a Miguel López l.__~e Legazp1, adelantado de Filipinas. Los tres últimos titulos de esta emisión fueron otorgados a fin de honrar a oficiales reales. En 1.60~ Luis de Velase?, el joven virrey de México y de Perú, se convutió en Marqués d,e Salinas del Río Pisuerga, es decir, se cons7 Francisco de Vizcarra, criollo, Marqués de Pánuco utilizó su fortuna de las minas para evangelizar y colonizar Sonora. Francis~o de la Mora, criollo, Conde del Pefiasco, ~ndó misiones de indígenas. José Ignacio del Campo, Conde de.I Valle de X~chd, fue un minero vasco y combatiente de indígenas quien coloruzó Nuevo Bdbao en Nueva Vizcaya. El título de Marqués de Salvatierra ~e otorgado a l?s descendientes de Gabriel López de Peralta, quien fundó la · cmdad de Sa~vat1erra en 1.6~4 y la pobló con indígenas y criollos a quienes se les había qu1tado el summ1stro de agua por haciendas vecinas ahora despo. seídas..AGN Vín?ulos 262, 216, 220; Provincias Internas 92, Reales Cédulas I: Fran~01s Chevaher, Land and Society in Colonial Mexico, ~p. 225, 305. 8 Bancroft, History of Mexico, III, pp. 339-348; Lawrence Hill, ]osé de Escandón ar1d the Founding of Nuevo Santander· AGN Estado general de las fundaciones hechas por D. ]osé de Escandón .. . , XIV y' XV. AGN Vínculos 170, 17~; P~ovincias Internas 110, 123, 138, 172, 173, 174, 178, 179, 209. Las fuentes pnmanas tratan sobre las acusaciones del mal manejo de fondos y de mala administración.

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tituyó en el primer oficial público en América a quien se le concedió un titulo nobiliario. Los servicios de la familia Salinas fueron tan distinguidos, que su padre también fue considerado como un virrey ejemplar, por lo que en 1616 su hija y su hijo recibieron el título de Condes ele Santiago Calimaya.9 En 1627 Rodrigo de Vivero, capitán general de las Filipinas y de Panamá, fue nombrado Conde del Valle de Orizaba. 1 o La primera familia de verdaderos aristócratas fue la de SalinasSantiago, pues los descendientes de Moctezuma se expatriaron; la línea directa de Hernán Cortés terminó en la quinta generación, y en 1627 su título pasó a herederos sicilianos. Los títulos de Marqués de Salinas, Conde de Santiago y adelantado de Filipinas estaban tan estrechamente ligados, que en el siglo xvm pertenecieron a mi solo núcleo familiar. Por ligas matrimoniales se vincularo~) con los Condes del Valle de Orizaba. En esto, los Mariscales de Castilla actuaron como catalizadores pues su hijo más joven llegó a México en 15 30, sirvió a Legazpi y a Coronado, conquistó La Florida y casó a su hija con el Conde del Valle ~e Orizaba 11 (véase . el cuadro 2). La segunda emisión de títulos para Nueva España por los Habsburgo ocurrió en la década 1682-1692. Todos los que los recibieron eran españoles que poseían extensiones considerables de tierras en México. únicamente üna familia, la de los :(Vfarqueses de Aguayo,

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9 Alejandro Villaseñor y Villasef\or, Los Condes de Santiago, monografla histórica y genealógica; Ignacio de Villar Villamil, Los Condes de Santiago; H . Bradley Benedict, "Viceroy Luis de Velasco Il and Governor Edmond Andros: A Comparativc Study of Colonial Governing Institutions"; Mary Feudge, "The Viceregal Administration of Luis de Velasco the Second, 1590-1595"; Julio Zárate, Don Luis de Velasco, segundo vit-rey de México; J. Ignacio Rubio Mañé, "Apuntes para la biografía de D. Luis de Velasco, el viejo", Revista de Historia de América, 13 (1941): pp. 41-99; Ortega, Historia genealógica, I; AGN Papeles de Agreda, carpetas II, IU; AGN Vínculos 4, 22. 127, 180; Guillermo Fernández de Recas, Ma)'orazgos de la Nueva España, pp. 19·20. lO AGN Vínculos 108, 281, 217, 218, 229, 135; AxA Nobiliario 3304; Recas, Mayorazgos, pp. 141-168. u Rubio Mañé, "Fin de los días de D. Tristán de Luna y Arellano, genearca de los Mariscales de Castilla en México, año de 1573", AGN Boletín 8, números 1-2 (enero-mayo de 1967): pp. 17-22 ; Herbert Ingram Priestly, The Luna Papers, Documents R elating to the Expedition of D. Tristdn de L11na y Arellano jor the Conquest of La Florida in 1561; y su Tristdn de Luna, Conquistador of the Old South. ACN Papeles de Agreda, carpeta VI; Media Annata 105; Inquisición 1434; Vínculos 381, 108, 75, 166, 193, 195; Padrones 30, 5. Ortega, Historia genealógica, U; Recas, Mayorazgos, pp. 45-47, 99, 157, 37, 154, 264; Chevalier, Land a11d Sqciety, pp. 303-304.

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La tercera y mayor emisión de títulos fqe concedida por los Barbones, quienes ascendieron al trono español a principios del siglo xvm. Apurados por las guerras, buscaron fondos y ayuda por todos los inedias posibles, y emplearon títulos nobiliarios ora como incentivo, ora como premio a las inversiones en los proyectos reales. En los 46 años de su reinado, Felipe V, el primer Borbón que reinara en España, creó tantos títulos como habían sido otorgados

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fue considerada rica y poderosa antes de que se le otorgara el título -en 1682; más tarde los Aguayo extendieron sus posesiones hasta .convertirse en la primera familia de ganaderos del país. Sólo un noble tenía un puesto importante, el Marqués de Guardiola, capitán general de Caracas. El resto permanece curiosamente en la oscuridad. Prácticamente todos acabaron en lo que se consideraba "condiciones estrechas", dos de ellos en España y el resto en México. 12

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12 1682- Martín de Echeverz, Marqués de Agua yo. 1689- Pedro de Garrás· tcgui, Conde de Miraflores. 16!JO- Diego de Madrazo, Conde del Valle de Colina. 1690-Alonso de Dávalos, Conde de Miravalle. 1691-Domingo de Retes, Marqués de San Jorge; destituido por penuria, restituido en la década de 1790 como Marqués de San Román. 1691-Doctor Juan de Padilla, Marqués de Guar· diola .. 1692- Francisco Xavier Vasconcelos, Marqués de Montserrate. Los Con· des de Miravalle reforzaron su posición deteriorada en el siglo XVIII al casar a una de sus hijas con el adinerado Conde de Regla. Los Marqueses de Guardiola se emparentaron en la segunda y tercera generaciones con la familia Salinas. Los Condes de Miraflores vivieron en España hasta la tercera generación y al triunfo del movimiento de Independencia ya residían en Yucatán. El título de . Marqués del Valle de Colina había pasado a manos de un residente de España en esa misma época. Ortega, Historia genealógica, Il, "Aguayo"; Atienza, Tltulos nobiliarios, pp. 504-505; Ortega, Historia genealógica, JI, "Mira· flores"; AGN Vínculos 120, 121. Valle de Colina: AGN Vínculos 119, 221, 222; 66, 87, 88, 91, 96; 170; Ortega, op. cit., "Guardiola". AGN Vínculos 49, 50, 51.

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por los Habsburgo en cien años. Carlos III fue un gran creador de títulos para América. Reinó de 1759 a 1788, y tan sólo a México le concedió 23 títulos, excluyendo los que había otorgado al resto de l-as colonias. Este monarca hizo un gran esfuerzo por dignificar los estudios técnicos y premiar las contribuciones en el desarrollo económico; además, no dudó en .honrar a los criollos. Como ejemplo de nobles del siglo xvm, tenemos a 29 nacidos en España y a 19 criollos.13 En 1783, Carlos III intentó decretar que las contribuciones al · desarrollo económico fueran bien definidas como nobles por naturaleza.14 En primer lugar, decidió que la minería fuera considerada una "profesión noble". Esto en Nueva España era simplemente una conclusión ex post {acto, pues casi todos, menos cinco de los die· ciocho nobles cuya riqueza estaba basada en la explotación de las minas, recibieron títulos antes de 1783, y dos de los cinco recién llegados, se habían casado conhijas de mineros, como el Conde de Valenciana, el más próspero de los mineros de Guanajuato.15 En segundo lugar, el rey declaró que la obra de artesanos hábiles era también "noble", no denigrante, y que los sastres, herreros, carpinteros y albañiles podían ser premiados con un título de nobleza o un· puesto importante. Esta declaración no tuvo ningún efecto en Nueva España, pues ningún artesano recibió título alguno. Cuando se le pidió al virrey Iturrigaray que comentara los resultados de los decretos de 1804, eonte&tó que las familias preferían "honrosa pobreza" a la "deshonra" de aprender un oficio o de practicar una tarea mecánica.1 6 A pesar de que los decretos prácticamente no tuvieron efecto, Carlos IV al parecer estaba persuadido de que el intento de su padre por dignificar el desarrollo económico había ido demasiado lejos. En 1790 José de Cistué, quien durante dieciocho años l1abía servido en Ecuador, Guatemala y México, informó al rey que pers(mas poco dignas habían obtenido títulos nobiliarios: 1s Brading, Miners and Merchants in Bourbon Mexico, p. 208; Raymond Carr, "Spain", en A. Goodwin, Thc European Nobility in thc 18th Century, pp. 43-59; Konetzke, "La formación de la nobleza en las Indias", Estudios i Americanos 3, núm. 10 (julio de 1951): p. 344. 14 Konetzke, Colección, liT, Parte 2, pp. 525-526. 15 Los mineros que obtuvieron títulos de nobleza entre 1783 y 1821 incluyen a los Condes de Rul y Pérez Gálvez (quien se casó con las hijas de Valenciana); el Marqués de Bustamante, el Marqués de Vivanco (español), y el !viarqués de Mezquital (español}. · 18 Konetzke, Colección, II, pp. 813-814, 832.

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LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXiiCANA

LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

E.n ambas Américas, personas cuyas circunstancias, cuyo mérito personal y cuyos antecedentes son poco meritorios han recibido· títulos de Castilla; estas personas, quienes no tienen la riqueza suficiente para mantener decentemente sus títulos, o que habiendo tenido en un momento dado una fortuna, la han dividido entre sus hijos y ahora no pueden darse el lujo y han evadido fraudulentamente el pago de los impuestos de nobleza.u Carlos IV y sus .consejeros reiteraron lo que ellos consideraban como "la tradicional" definición española de la aristocracia. Era· ., noble el que había servido a su rey como militar, minislro y gober- \ nador. Tenía que ser hijo legítimo de antepasados hidalgos. Había ··' casado con su igual. Tenía propiedades, preferentemente m ayorazgos, a fin de poder garantiza~ la elegan~e. vid_a que exigía su título. Después de 1790, un candidato a reCibir dicho honor tenía que presentar ante un notario a los testigos .que ~orroborarían sus pruebas de linaje y darían fe de su estad~ fi~a~c1ero. . De 1790 a 1821 se otorgaron titulas a dieciséis nuevos nobles de acuerdo con los procedimientos vigentes. Once eran peninsulares; virreyes, mercaderes que habían sido generosos con préstamos para la defensa, un oficial minero y un militar. Cinco eran criollos, uno fue virrey de La Plata, otro era minero, otro hacendado; uno más, militar, y el otro .era el caso de un título rehabilitado. En época de guerra, un "noble" era, al parecer, militar y casi siempre provenía de la Península (véase el cuadro 4). En 1804 se les permitió a los mexicanos definir lo que consideraban noble. Para celebrar el matrimonio del príncipe Fernando con María Antonieta de Nápoles, Carlos IV pidió a los Ayuntamientos, a las Audiencias y al virrey que nombraran a los individuos más meritorios de Nueva España a fin de concederles cuatro títulos nobiliarios. En la selección final, dos fueron militares y dos concejales de ayuntamientos: Manuel de Cuevas, mayorazgo, regidor d.e la ciudad de México; el coronel Narciso ele la Canal, mayorazgo, del Regimiento de La Reina, San Miguel el Grande; Antonio de Obando, mayorazgo, regidor de Puebla; y el coronel Manuel Rincón Gallardo, mayorazgo, miembro ·de los Dragones de San Carlos, de Aguascalientes.18 Los mexicanos definían claramente Real Cédula del 13 de noviembre de 1790, ACN Reales Cédulas 147:158. Apéndice 3. Un total de 44 individuos fueron nominados, la mayorfa eran criollos. De los 37 que se pueden identificar, 15 eran oficiales, ll eran hacendados desposeídos o mayorazgos, 8 regidores y 3 mineros. Cuatro candidatos tuvieron éxito y los cua~ro aceptaron el honor que se les confería mediante 17 1s

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LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

l!4

CuAriRo 4. Títulos de nobleza concedidos a Nueva España, 1790-1821 Titulo

Origen

18ll 1797

Conde de Agreda Conde de Alcaraz

I8ll

COnde de Bassoco

1818

1811

Marqués de Bustamante Conde de Calderón Conde de Casa Flores Marqués de Guadalupe Conde de Heras

Comerciante español Militar español y mayorazgo Comerciante español y financiero ?

1792

~farqués

1818 1790 1810

de Inguanzo

Conde de Pérez Gál"·ez 1816 Marqués de la Reunión de N. E. 1804 Conde de Rul 1805

1821

1798

Conde de Samaniego Marquesa San Román

1818 Conde de Venadito 1791 Marqués de Vivanco

b ficial español Criollo burócrata Oficial criollo y mayorazgo Comerciante español y financiero Comerciante español y financiero Oficial español, yerno de Valenciana Burócrata español Oficial español, yerno de Valenciana Oficial ·criollo Criolla Burócrata español Financiero español minero, agricultor, mayorazgo

Razón del titulo Préstamos de guerra Servicio militar ·Préstamos de guerra Minería Virrey de guerra Virrey "Electo", 1804 Préstamos de guerra Préstamos de guerra Méritos de Valenciana y préstamo de guerra Virrey de guerra Servicio militar Servicio militar Recupera un viejo trono Virrey de guerra Minería y agricultura, servicio militar

r'a

un noble como un criollo y como mayorazgos a los que tenían ( tierras así constituidas. ··-> En la época de los Barbones, esta selección de nobles refleja un hincapié en la guerra y la expansión de la milicia. También demuestra que las oportunidades para la posesión de títulos se abrieron a mediados del siglo xvm para incluir a criollos, y se redujeron abruptamente a principios del siglo XIX. De 40 'títulos, 32 recompensaban esfuerzos bélicos. Cinco se otorgaron por "conquistas". decreto real el 6 d e junio de 1807. Sin embargo, sólo uno terminó los trámites y . pagó las cuotas: Manuel Rincón Gallardo se convirtió en Marqués de Guadalupe Gallardo en 1810.

LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

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Tres títulos fueron asignados a instituciones españolas, las cu ales seleccionaron a benefactores mexicanos para recibir este honor. 19 También salta a la vista el interés de los Barbones en lo secular a expensas de la Igl esia Católica en la selección de nobles. únicamente se dieron tres títulos a individuos relacionados con la Iglesia; dos fueron asignados a conventos (San Clemente y Villahermosa) y uno fue concedido al deán de la Catedral (Uluapa).20 Demostraban sobre todo el interés borbónico en el desarrollo económico. David Brading ha probado que dieciséis nobles se dedicaban a la minería y diez eran comerciantes. 21 También se ha demostrado que la mayoría de los nobles eraiC\ burócratas y oficiales militares y que los títulos fueron creados es- ¡ pecialmente para peninsulares. Una revisión cronológica ha proba- '"' do que la nobleza del siglo XVI consolidó a unas cuantas familias que absorbieron la tremenda expansión de la nobleza mexicana que ocurrió en el siglo xvm. En el capítulo n se presentará un examen económico que muestra que cuando los nobles eran ricos, lo eran en verdad. Quedan por considerar los orígenes étnicos. En las Indias españolas la._ definición religiosa de nobleza en tér-~ minos de¡ pureza de linaje) asume connotaciones étnicas, pues la:) mayoría áe los que podían probarla eran españoles. Sin embargo, por varias razones surgió un grupo de nobles que no tenían "pureza" total de sangre. A pesar de que en ocasiones algunos hombres de familias nobles eran rechazados como familiares de la Inquisi:_ ción por sus antecedentes africanos, existen ciertas pruebas de que"' \ unos cuantos mulatos lograron entrar en las filas de la nobleza _.i mexicana. En 1811 el padre Beye de Cisneros, procurando prevenir la liberación de castas en América, declaró ante las Cortes españolas: He conocido a mulatos que se han convertido en condes, marqueses, oidores, canónigos, coroneles y caballeros de órdenes militares; todo a 19 Marqués de San Clemente -1730- Real Monasterio de Santa Victoria -a Francisco de Busto, miriero criollo de Guanajuato. Marqués de Villahermosa del Alfara -1711- Convento de Santiago el Mayor en Madrid -al doctor Gerónimo de Soria, un oidor de México. Conde de Jala -1743- Duque de Bournonville -a Manuel Rodríguez Sáenz de Pedroso, mayorazgo comerciante y agricultor español. 20 Doctor Diego de Estrada y Galindo, criollo, Decano de la Catedral de Guaclalajara (1 710). AG N Vínculos 224, 225; Papeles de Agreda, carpeta VIIL 21 Brading, Miners and Merchants, pp . 170, 105. Las bases económicas de la nobleza se analizan en el capítulo Il.

LOS ORíGENES. DE LA NOBLEZA MEXICANA través de intrigas, sobornos, perjurias y falsificación de libros y registros; y he observado que aquellos que han alcanzado estas posiciones y distinciones por métodos reprensibles, han alcanzado los honores correspondientes sin repugnancia, a pesar de su sangre mezclada. 22

Existía un canal institucional, las "gracias al sacar", por el cual

se podían adquirir legalizaciones de categorías al nacer, incluidos los "certificados de pureza de sangre". 23 Los nobles mexicanos empleaban estos medios para legitimar a hijos bastardos para que pudiesen obtener un título o un mayorazgo; 24 pero si éstos fueron usados para bajar las barreras de color, no se conservan registros de ellos. Era más común la costumbre de llegar a un arreglo con el párroco, quien después de supervisar los certificados de bautizo, se constituía en el árbitro final sobre el estado de nacimiento. En 1790 un consejero de Indias atestiguó que en América cualquiera podía hacer dinero sin trabajos de vasallaje, se consideraba un español y era tomado como tal si tenía una entrada fija y educaba a sus hijos. 25 Aparentemente los párrocos podían ser persuadidos, por amistad o por un sustancioso soborno, para que registraran a cualquier niño como español y hasta como hidalgo. Como ha señalado Stuart Schwartz¡ en el mundo hispánico "los que podían subir, lo hadan sin· t,nírar atrás". 26 ·, 1!2 Citado y traducido por James F. King, "The Colored Castes and American Represcntation in the Cortes of Cádiz", HAHR 33, núm. 1 (febrero de 1953): pp. 56, 57; Recas, Aspirantes americanos a cargos del Santo Oficio. :~a James F. King, "The Case of José Ponciana de Ayarza: A Document on Gracias al Sacar", HAHR 31, núm. 4 (noviembre de 1951): pp. 640-647, ofrece un ejemplo venezolano. En 1801 el precio que se pagaba para obtener " la nobleza de la sangre" era de 70 000 a 100 000 reales de vellón; Konetzke, Colección, III, Parte 2, p. 781. 24 El precio era de 33 000 reales si los padres no eran casados. Si la madre no era casada y el padre estaba casado con otra mujer el precio era de 25 800 reales. En la legitimación más llamativa de la historia de México, el título de Conde del Valle de Orizaba fue otorgado, después de un largo· juicio, a Nicolás, hijo bastardo de la hija del segundo conc:le, quien fue favorecido en lugar de su rival, Luis de Serrano, hijo legítimo de la hija ilegítima del segundo conde. Esta familia vigorosa oficialmente admitió que hubo hijos ilegítimos durante cuatro generaciones, todos ellos reconocidos y mantenidos amorosamente por sus padres y madres de la nobleza. AGN Vínculos 218; 1<-onetzke, Colección, IIJ, Parte 2, p. 781. 25 Konetzke, "La formación de la nobleza", p. 356. Véase el caso del héroe insurgente José María Morelos, un zambo bautizado espafiol. Alamán, Historia, JI, p. 295; Silvia Zavala, "México, La revolución. La independencia. La constitución de 1824", en Ricardo Levene, comp., Historia de América, VH, p. 45. 26 Stuart B. Schwartz, "Cities of Empire: Mexico and Bahia in the 16th

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Aun así, los matrimonios entre negros y nobles eran sumamente raros. Existe el ejemplo de un marqués que se opuso rotundamente a que su hijo menor se casara con una mulata cuyos orígenes estaban probados. Sin embargo, ya hacia el fin del siglo xvm, cuando fue escuchado el caso, las autoridades españolas hadan un gran esfuerzo por compensar la desventaja de c?~or, subraya~do _la .legiti~i~ad y el mérito individual de las fam1llas. La Aud1enc1a mvest1go, encontró que la novia era legítima, virtuosa y respetable, y ordenó que se efectuara el matrimonio. 27 Si raros eran los nobles mulatos, no lo eran los mestizos. Por lo menos diez de los nobles mexicanos residentes en el país en la Independencia, afirmaron que eran mestizos. Se suponía que los indios, como criaturas inocentes de Dios, eran de sangre pura, Y que cuando se alegaba tener orígenes indígenas, esto sig~üficaba descender de los emperadores aztecas. En 1771, el Ayuntamiento de la ciudad de México, tratando de probar que los criollos eran tan nobles como los peninsulares, incluyó los nombres de nobles que presumían de sus imperiales antepasados indígenas junto con los que afirmaban que descendían de duques que ha~~an. emigrado .d~ héroes de la Reconquista española. 28 La gran pnmera fam1ha de aristócratas mexicanos estaba orgullosa de su linaje noble Y así lo acentuaban en documentos oficiales. Los Condes del Valle de Orizaba heredaron uno de los señoríos de Moctezuma. Los Condes de Santiago decoraban sus posesiones con motivos aztecas; en la es-

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Ccntury", ]ournal of lnter-American Studies 11, núm. 4 (octubre de 1969):

p. 628. 21 "María Ana de Pereda se opone al matrimonio de su hijo Pedro de Busto con Andrea Martínez, mulata, por. . . desigualdad de sangre, 1786." Cast.illo de Chapultepec, Centro de Documentación, serie .León 24. ~o~n ;rate Lanm?g, "Legitimacy and Limpieza de Sangre in the Pracuce of Med1cme m the Spamsh Empire", ]ahrbuch 4 (1967): pp. 37-60; AGN Vínculos 152; Brading, Miners and Merchants, p. 304. _ 28 Ayuntamiento de México, "Representación que hizo la ciudad de Méxtco al Rey Carlos III en 1771 sobre que los criollos deben ser preferidos a los europeos en la distribución de empleos y beneficios de estos reinos",_en _Juan E. Hernández y Dávalos, comp., Colección de documentos para la h1stona de la guerra de independencia de México de 1808 a 1821, I, pp. 440-441: En España los nobles mestizos incluían a los Condes de Moctezuma, de Jav¡er, Y de Guara, y los Duques de Granada. En México, Álamo,. Miravall_e, Sa_n~a Rosa, Santiago, Valle Oploca, Aguayo, Jaral, Salinas y Salvatierra se Identificaban a sí mismos como mestizos.

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LOS ORíGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA

quina de su casa está empotrada la cabeza de una serpiente prehispánica.2H __ También había mujeres nobles en Nueva España. Casi 25 por cien to de los poseedores de títulos nobiliarios en el México colonial, eran mujeres. únicamente dos recibieron los títulos originales. "La Marquesa de San Román solicitó un título vacante, pero como su santo (San Jorge) había sido apropiado por un noble peruano , recibió uno nuevo. La primera Marquesa de Salvatierra recibió el tí tulo de su padre, pero murió antes de que se le hubiese concedido oficialmente. La mayoría de las nobles probablemente eran criollas. Las prácticas hereditarias españolas preferían un primogénito varón, pero no estaban legalmente excluidas las mujeres para recibir un título, y podían heredar tanto títulos como mayorazgos. únicamente cinco eran solteras, las demás se habían casado por lo menos una vez (véase el Apéndice 4). Dos lo habían hecho con escándalos que involucraban a una con amenazas de asesinatos, a otra con humillaciones públicas con actrices, y ambas con adulterio y una gran cantidad de dinero. Ambas se separaron legalment e de sus maridos. 80 f-' Las mujeres ejercían un gran control sobre su propiedad si ésta era un mayorazgo. Si el marido podía manejar la tierra o gastar ( el dinero, no estaba autorizado a vender o disponer de los bienes 1 de su mujer sin el consentimiento de ésta. La ley prohibía termi1 nantemente . que un esposo o esposa heredara, ya fuera un título o un mayorazgo. Una mujer podía crear un mayorazgo sin el con1\_ sentimiento de su marido. 31 _. Dos de las Condesas del Valle de Orizaba manejaron sus mayorazgos que consistían en 81 haciendas en total. La tercera condesa se rehusó a entregar los títulos y los papeles a la Audiencia y continuó sus actividades empresariales durante unos cuatro años, mientras su título estaba en litigio. La quinta condesa despojó a su esposo del manejo de la finca y aseguró un flujo de rentas que satisfizo a los acreedores, las obligaciones de obras pías y solicitudes . 29 La mansión de Santiago se conserva, con todo y coatl, como Museo de la Ciudad de México. ao AGN Vínculos 113, 170, 179, 251; AGN Reales Cé¡lulas 156, 158, 169, 178. Josefina Muriel de la Torre, Los recogimientos de mujeres, pp. 66·69. a1 Jos~ María Ots d~ Capdequí,. Bosquejo histó1"ico de los derechos de la mujer casada en la legislación de Indias; Joaquín Escriche, Diccionario razo nado de legislación y jurispfudencia, pp. 1209-1216. Siete de 72 mayorazgos fueron fundados por mujeres solas y 29 por esposas con sus esposos: Pat Seed; "A Mexican Noble Family", p. 73. ·

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de incrementos de capital; terminó acrecentando las entradas anua-· les del mayorazgo. Esta condesa no dudaba en corregir los e_rrores cometidos por su marido en público o en recordar a las autondades que era ella la administradora y no éJ.3 2 Las prácticas matrimoniales de la nobleza eran interesantes hasta para una burguesía criolla menos preciada. Los propagandist ~s de la insurgencia en 1810, de la misma manera que el Ayuntam1ento de la ciudad de México en 1770, encontraban útil hacer hincapié en el hecho de que los gachupines tenían una injusta ventaj a al ·obtener riquezas, buenos empleos y las mujeres más ricas y hermosas del reino. En verdad, como tan graciosamente lo ha expuesto David Brading, la preferencia de las nobles hacia los peninsulares_ adquiría las proporciones del "rapto de las Sabinas". 3 3 Los nobles \ más ricos del siglo xvm escogieron a yernos españoles. El Conde ;, de la Valenciana (criollo), aceptó a oficiales españoles para sus dos hij as y a ambos les consiguió títulos. El Marqués de San Clem~nte, criollo también, casó a sus seis hijas con españoles. 3 4 Cuatro metas del Conde de Jala casaron con nobles de la Península. Las nql¿les casadas varias veces también preferían a los españoles: la segunda Marquesa de Aguayo casó con tres, y la segunda. Con?:sa de la Cortina con dos. De los 42 consortes que pueden 1denuflcarse, 23 eran españoles y 15 criollos. De las 34 hij as criollas de nobles,_ veintitrés casaron con españoles y únicamente once casaron con crwl~o.s. Sin embargo, si los hombres eran nobles, el problema adqm~1a distintas proporciones. Las muchachas españolas, amargadas, senalaban que los nobles que venían a México las abandonaban en favor de las criollas, pues de los 32 nobles peninsulares, 24 casaroJ!_ con criollas. Además, los nobles mexicanos ?enerah'?ente se casaban con mexicanas; de 61, 57 casaron con crwllas. Fmalmente, los_ mexicanos, y no los españoles, aparentemente conquistaron a las mujeres con dotes mayores (véase cuadro 5). · . . ··-., Entonces, los hombres más ricos de México casaron a sus h1Fs ) con españoles y ellos lo hicieron ~on criollas. Los tres ?andes d~__) Regla casaron con criollas, de la misma manera que cas1 todos los Marqueses de Salinas, los Mariscales d e Castilla y los Condes de Santiago. El Marqués de Guadalupe, el primer Cond~ de Valenciana, el último Marqués de Jaral, todos casaron con cnollas. ?omo veremos en el próximo capítulo, estos nobles estaban en v1as de

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Seed, "A Mexican Noble Family", pp. 16-17, 20-21. Brading, Miners and Merchants, p . 22. !bid., pp. 112, 172, 297-298, 304, 309, 339. ¡t

LOS ORÍGENES DE LA NOBLEZA MEXICANA CuADRO

Novia

5. Matrimonios y dotes de las nobles

JI. LOS NOBLES COMO PLUJ'óCRATAS

Novio

Dote en pesos

Heredera criolla que se casa con criollo: Luz Padilla Juana Gómez Josefa Rodríguez Gertrud1s Cotera Bárbara Obando Luisa Vicario Josefa Malo Leonor de Luna Prado Alegre II Josefa Guerrero

José Gómez Guardiola III Regla II Jala III Santiago Vivanco II Valle de Orizaba IX Valle de Orizaba l José Rodríguez Villar del Aguila II

27 175

42409 163 400 328107 126 754 30785 18 000 30 000 37 "000 64 826

Heredera criolla que se casa con peninsular: Teresa Castañiza Rosalia Llano FUENTE: AGN

Bassoco lnguanzo

80 000 107 676

Vínculos 50, 56, 183, 59,

127~

211, 213, 146, 156, 25, 56, 169,

268, 218.

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t mon~polizar. ~ompletamente la riqueza de Nueva España. La carac;. . teríst1ca deCI.slva de la nobleza mexicana era su dinero y el hecho . ; de que la nqueza de los nobles procedía de recursOs · mexicanos -. que intentaban monopolizar: en favor de sus f~:r;nilias mexicanas. Ya fueran españoles o criollos, sus matrimonios .t endían a reducir al minimo la lucha criollo-gachupín entre las elites. Además, el , hecho de que fueran nob.les condicionaban su lt~altad a España --.... y a la salvaguarda de los mtereses creados en México. --..... . -

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A PESAR de que los nobles compartieran el poder y la distinción con los plebeyos, cuando se trataba de hacer dinero, la nobleza dominaba claramente la situación. No todos los nobles eran ricos;·¡ pero casi todos los millonarios eran nobles, y casi todos los que medían sus fortunas en cientos de miles de pesos tenían 'títulos nobiliarios. La plutocracia mexicana incluía a viejos aristócratas criollos que hicieron dinero con la economía nacional, nuevos co- \ / merciantes inmigrantes que especulaban en las exportaciones e importaciones, y mineros criollos y españoles que, después de efectuar en,ormes gastos, hicieron fortunas con la plata. ( . En Jg.s_allw.res de la Independencia, 'la Nueva Espafia ..era--la .cO:-. loñ~añola-·ñíá"jj¿ró.~§!l:--EI-piodnrro·écóñ,.~.§-~-~ o~~-~....:;~~~§tt~:. _ ~- a en _S.~~-~00 .!!!iJ.1g:fgL®·.·.]~~§§~:::t:_qfím_P..~-stos_reales, .1os . \Jnono:PfiT!91S.J.ª§_jw.por.taciq.n~LY e3R_ortacio,n~§~g~f.!~E~!?.~ .las en. · Jradas más,ímportanJ~~~. .pero ei_t;. -~~~~}p()s--~. -~-~<;pnomía.- nacioñal, .la.· agricult~~PE~.
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1 Véase el cuadro 6. Humboldt había llegado a la conclusión en 1804 que, "El valor del oro y de la plata de las minas mexicanas es menor en casi 25 % al valor de la producción territorial". Alexander von Humboldt, Politica l Essay on the Kingdom of New Spain, 111, pp. 98·99. 2 !bid., 1, pp. }24-234. 41

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EL ESTILO DE VIDA DE LA NOBLEZA

El hacendado, el oficial, el militar, .e l patrono de la Iglesia, el rentista, el cortesano, solían ser los diversos papeles desempeñados por un solo patriarca. Sostenida por el · comexcio y por el campo, la familia 'vivía una vida urbana. Pero estos papeles eran muy caros y el noble era todo esto y mucho más. .......,.La aristocracia mexicana tomaba su nobleza muy en serio. Peti:rciones de inventarios, sucesiones en disputa, todo atestigua,con qué ;lansiedad los hombres buscaban. un título -de nobleza. Resulta especialmente instructivo leer cómo fue disputada una sucesión que involucraba un nacimiento póstumo. Era tan importante la herencia del título y de la propiedad, que una noble era atendida en el parto coma si se tratara de un miembro de la realeza .. En este caso, la escena adquirió un interés notable por la presencia de un heredero aparente que había sido desdeñado por la futura madre. En el cuarto se apiñaron nueve hombres, sacerdotes, notarios, abogados y el pretendiente. Encontraron a :la joven marquesa sentada "en visibles apuros" en la cama en la que iba a dar a luz. Desconfiados, procedieron a buscar . por toda la casa un impostor.. Buscaron en mesas, arm;;¡.rios, roperos, levantaron almohadas, cortinas y _doseles; en ninguna parte encontraron . a un bebé recién nacido. Después de vigilar toda la noche, fueron testigo's del nacimiento de una niña. Con gran gesto • reconocieron a la recién .nacida y la. declararon sana, legítima y heredera del título y la fortuna. 66 A fin de crear y perpetuar un' dominio social en el cual una familia y sus sirvientes se desplazaban para dirigir ejércitos, practicar la filantropía y administrar sus muchos intereses.kios nobles buscaban maneras pa~a recon<;iliar sus aspiraciones socia~es y sus actividades económicas. Los patriarcas nobles formaban lazos vivos que unían la dicotomía de la sociedad colonial: rural y urbana, Iglesia y Estado, civil y militar, criollo y español. Se les exigía que dieran la pauta ·a la sociedad en conspi'cuos despliegues de lealtad. Reunir todos estos requisi,tos era una empresa muy costosa. -En resumen, el prestigio imponía cargas sobre la propiedad. Una de las · maneras como dichas contradicciones se reconciliaban podrá revelarse en · la historia del mayorazgo -o vínculo~, · esa peculiar institución de la nobleza novohispana. «

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·Guerra 27, f. 66; Bruno Díaz de . Salcedo, .intendente de San Luis Potosí, 25 de octubre de 1793, AGN Historia 74, f. 433. · as AGN Vínculos 213. Una escena similar, en la. cual murieron tanto la con.' desa como el bebé, la describió muy conmovedordmente José Miguel Guridi y Alcacer, Apuntes de la vida ... 1801, ·1802.

IV. EL MAYORAZGO: CONCILIACióN DE INVERSIONES ECONóMICAS Y SOCIALES DE LA misma manera que la intención de un título era fijar dignidad perpetua a una familia, así el mayorazgo debía asegurar afluencia y continuidad en un estilo de vida. En términos sociales, el mayorazgo era un derecho a reinar, justificado por el mismo principio que d·a ba a un rey derechos sobre un dominio indivisible e inalienable. En términos económicos, el mayorazgo era la consolidación de un conjunto~ de inversiones, t·a nto rurales como urbanas. En teoría, se definí.a como una consolidación de la propiedad~ que no podía dividirse jamás y que pasaba intacta a través del tiempo de las manos del patriarca a las de un heredero único. Así, , el mayorazgo puede definirse mejor como el derecho español de • primogenitura, y referirse tanto al hombre como a la propiedad que poseía. Nueva España, cerca de cien familias decidieron unir sus aspiraciones y economías formando mayorazgos o vínculos. La ma. yor parte de la nobleza tenía sus propiedades constituidas en mayorazgos, a pesar de qué algunos mineros (Valenciana, San Clemente y Rayas) y algunos comerciantes (Heras, Castañiza, Torre Cosío) obviamente detestaran congelar sus ganancias en esta institución. Algunos mayorazgos eran muy ricos, y los más ricos pertenecían i) 1 los nobles. Lo. s había muy modestos, formados por _sacerdotes ran-}. cheros o modestos miembros de la élite provincial. A merced del ~iempo, del escrutinio de las autoridades españolas y ele las vicisi~ · tudes de la fortuna, un mayorazgo no siempre cumplía con la intención deseada. Muchos tenían grandes estorbos. Algunos se desn de ellos .después de un largo proceso legal. . Las familias justificaban sus peticiones de mayorazgos fundánl ' dose en el status y la lealtad. Decían que cuando la riqueza ya er~ considerada como mayorazgo, aseguraba a la Corona una sólida entrada de donativos y préstamos con intereses bajos, emancipándo_. ~_ a de . muchas de sus obligaciones eclesiásticas pues la familia así"'(" favorecida a manera de agradecimiento asumía responsabilidades tah~s como la construcción y el mantenimiento de iglesias, conventos, misiones e instituciones benéficas. Se suponía que los indivi-) .duos con tales compromisos posteriormente harían mayores esfuer- · ?

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zos por defender sus ciudades, sus dominios y a su soberano. Con un mayorazgo, un patriarca proveería caridades a perpetuidad para sus , parientes menos afortunados, así corno para los pobres. Los candidatos escribían axiomáticamente, como si los criollos fueran · - poco previsores, y como si sus ·hijos fueran caballeros que, sin su- .· pervisión, dejarían de ver por sus propios hijos. La riqueza conti2nuamente dividida desaparecería. , Los descendientes de una orgu~ llosa familiá tendrían que vivir ·anónirriamente en el exilio. Peor aún, se . podrían ver . forzados a ejercer algún otro oficio indigno de un señor. Cuando en 1791 el Marqués de Vivaneo pidió a 'la · Corona un may<_?.razgo, lo hizo sonar como un voto de desconfianza: ."porque mís' hljos han crecido en el lujo, no pueden acomodarse ' ·fácilmente ~- una vida económica y al trabajo que garantizará la conservación de su he1:encia". 1 e~ En una época de}arilias numerosas, el mayorazgo fue la sol u~ •. · •ClÓn pará que rio se desmembrara una fortuna en demasiados here- . / detos. En una región. donde la propiedad no estaba claramente {§efinida; el mayorazgo la aclararía. Pero los fundadores hablaban · como si · un mayorazgo pudiera hacer más que eso: contrarrestar _,. , el efecto del lujo en sus hijos. El antídoto -los mayorazgos creados ·por sus padreS- significaría más y más lujo. r·~ En un mayorazgo · tenían cabida •t oda clase de propiedades. Los L.-costosos carruajes que debía n tran1¡portar a la familia de sus palacios en la ciudad de México1 a las casas de las ciudades 'de provincia y a las haciendas. Se esperaba que los esclavos, las mulas, · losmuebles, la~ pinturas, las bibliotecas, las reliquias desantos, las arináduras, las alhajas para los vivos y , los elaborados entierros . para los muertos, garantizaran el estilo de vida :de una familia noble en una fuente de perpetua elegancia. Grandes rebaños, docenas de haciendas yanexos, daban raíz al ·esplendor en la tierra. ~La mayoría de las veces, un mayorazgo er a propiedad real ligada . \ a un vasto aparato y a lujos calculados para crear un estilo de vida · l_-eermanente y hereditario. · · ,..... - Hasta mediados del siglo xvm, muchos puestos, costosos oficios ( burocráticos, eran hereditarios y estaban incluidos en los mayorazgos. En 1600, el puesto de contador real entraba ~n el de la familia Albornoz Legazpi junto con una .elegante casa en la ciudad. En · 1570, un regidor de la ciudad de México creó un mayorazgo (:OD A,GN Vínculos 214, Hay solicittides -en Guillermo Fernández de R ecas, Mayorazgos de la Nueva Espmia, y en Fran~ois Chevalier, .Land and · Society in Colonial Mexico, p. 300. . . ·

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su puesto y una casa, unas 60 hectáreas de r anchos ga?aderos .en ... Texcoco y una capilla mortuoria. El puesto de secre~ano c~loma,l, :;comprado por 126 mil pesos, era parte de una herenCla que mclUla · ·propiedades urbanas, haciendas y 30 mil borregos. Dos pues~os. en la casa de moneda, guardia de honor y apartador ~el espeC1ahsta encargado de separar el oro y la plata- pasaban de una generación •· _a la otra. Este oficio daba 60 mil pesos y formaba parte de las , propiedades de la familia Fagoaga. Los Condes de :r;riraflores. tu~ •. vie~on en mayorazgo el puesto d~ t~s~rero r~~l de mdulge~ctas. '71 .· A fm de crear un mayorazgo, un mdtvtduo v1g1laba su propiedad, \ tenía su valor legalmente asesorado y lo dividía en quince partes . ·iguales. Tres de estas partes eran el quinto. Cuatro de las doce · O: partes restantes eran el tercio. Las ocho partes sobrantes eran .los .· bienes libres que podían venderse o hipotecarse o heredarse a qlllen quisiera. Una esposa podía emplear su dote o la ~erencia de .~u padre para fundar un mayorazgo con ~u marid?. St no lo ha. •da, su .propiedad .era usada como las propiedades hbres de la casa _ 'hasta que muriera su marido; en este momento la recuperaba. EnJ · teoría, un mayorazgo ascendía a siete quinceavos de la propiedad .../ de su fundador. 8 No todos los mayorazgos eran ricos. Hasta 1789, todo el que=::::¡ pudiera hacer un testamento podía formar un vínculo. En el siglo xvm, tanto en México como en España, .surgieron com? ho~:__ · gos los mayorazgos. En Nueva España ya extstía un pequeno nu- ( mero ·de ellos, a menudo formados por sacerdotes hacendados . El . :reformador español Gaspar de Jovellanos escribió que estos peque:::_ \ mayorazgos eran un mal peor que los grandes po.r lo improd~ctivos que resultaban. Después de 1789, la Corona tmpuso restnc- J •ciones en los nuevos, exigiendo que el tercio y el quinto rindieran una entrada anu~l de cuatro mil pesos. 4

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· 2 AGN Tierras 1826; Vínculos 6, 7, 8; 9, 51 , 120, 121, 189; Recas, Ma yorazgos, . pp. 15, liS, 45-48, 229-234, 23-25 y xiv; Chevalier, Land and Society, p. ~5; Silvano García Guiot, Rodrigo de Albornoz, contador real de Nueva Espana. s Recopilación de leyes de los reynos de las Indias. .. 1791, 1, pp. 511-512; Ir, p. 11; 111, pp. 518-519; Joel R. Poinsett, Notes on Mexico, p .. 57. 4 Gaspar Melchor de Jovellanos, "Informe sobre la ley agrana, 1797", en su Obras, 1, pp. 257-258; Raymond Carr, "Spain", en Goodwin, comp., The Emopean Nobility in the 18th Century, pp. 43-59. Ejemplos de may~:azgos mediocres mexicanos se encuentran en Recas, Mayorazgos, pp. xlv, xlvu, pp. 237238, apéndice 6, p . xxiii. Incluye mayorazgos de Ra~el Catano, un pufiado de molinos de harina en Oaxaca; las casas de la familia Salamanca cerca del palacio de la lnqu~sidón en la Ciudad de México; las tres casas, del Canónigo

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El mayorazgo millonario era muy raro. En general, el valor total de uno fluctuaba entre 30 mil y 300 mil pesos. Es posible que úni~ camente en el siglo xvm hubiera propiedades más caras ligadas en un mayorazgo (véase el cuadro 16) . . CuADRO

16. Valor de ciertos mayorazgos al ser fundados

Titulo

Fecha

Valor

Tipo de propiedad

Conde del Valle de Orizaba (Peredo Suárez) López de Peralta I Mariscal de . Castilla (Tovar-Echaide) · Mariscal de Castilla (Tovar-Sámano) Moreno de Monroy Conde de Miravalle

· 1608

·100 000

1608 1629

294 000 80 000

Casas, esclavos, granos y ganaderías Urbana y .rural Urbana . y rural

1634-

103 000

Urbana, ovejas, azúcar

1620 1713

30 000 200 000

Conde de la Presa de Jalpa

1717

462 450

Ovando Cáceres Conde de Jala l\1arqués de Valle Ameno

1727 1750 1750

50 000 2$0 000 300 000

Marqués Marqués Sáenz de Marqués

1758 1773 1773 1786

360 000 110 000 70 000 27 500

1791

341 300

1797

1 490000

Urbana, una hacienda Urbana, cargos, azúcar, ganaderías Urbana, trigo, ganaderías Ovejas y ganado Urbana, pulque Acciones mineras, pulque Pulque Urbana y rural Pulque Urbana, ovejas, azúcar; acciones en minas de oro Urbana, pulque, gra· no, ganaderías Viñedos en España, pulque y urbana, propiédades en México

de Rivás Cacho de _Prado Alegre Siciliá del Mezquital

Marqués de Vivanco Conde de Tepa · ··;.

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~lgunos nobles poseían múltiples mayorazgos. Los Mariscales de Castilla tenían ocho. Los Condes de Santiago de Calimaya y de RePedro Troche ubicadas en la Calle Reloj en · Escalerillas; y las casas en San Mic guel el Grande del Presbítero Félix de Berver. ·

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gla, tenían tres cada uno. Otros cinco nobles (Presa de Jalpa, Aguayo, Rivas Cacho, Uluapa, Valle de Orizaba, Salinas y Salvatierra) tenían dos cada uno. No era poco común que estos nobles fueran .prppietarios de mayorazgos en España y en México. Puesto que el mayorazgo era un dominio en miniatura, las reglas para la sucesión eran prescritas minuciosamente. Cuando ría un poseedor, el mayorazgo debía pasar a su hijo inmediatame0 te, a pesar de que podía estar en custodia de otra persona. L~, , relaciones que determin. aban a los herederos dependían de la cer.ca- · nía al último poseedor y no al fundador. Generalmente se prefería ..a los hombres, no a las mujeres. Los esposos no podían heredar. ·En general, heredaba el hijo mayor, pero tenía que ser legítimo y no adoptado. Se tomaban previsiones para los gemelos. En caso de haber hermanos gemelos de sexos opuestos, se tomaba como heredero al primero que nacía. En el caso de gemelos idénticos, o del _mismo sexo, el primero en nacer era el heredero. En un nacimiento por cesárea, el · heredero era aquel a quien la madre tomaba primero en sus brazos. Si no había hijos, la propiedad podía pasar a manos de parientes. Si los padres habían muerto, pasaría transversalmente a hermanos, a tíos o tías, a sobrinas o sobrinos o ~ · primos. 5 · El árbitro final en un mayorazgo era el testamento de un fundador. Él, ella o ellos, podían exigir toda clase de condiciones. La mayoría prohibía que heredaran los lisiados, los cojos, los paralí- · ticos, los ciegos, los mudos, los locos o los retrasados mentales, pues a menos que se especificara, heredaban automáticamente. Los bastardos generalmente estaban desheredados, a pesar de que en cier' tos casos pagaban por su legitimación y se les permitía reclamar un mayorazgo. En 1616 Diego Peredo Suárez eliminó a su mujer como cofundadora de un mayorazgo y lo restableció, con la previsión de que sus hijos ilegítimos también pudieran heredar, mientras su mad1'e fuera considerada "respetable". Las autoridades espa. ñolas permitían esta maniobra legal, pero si el intento era quitarle

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5 Real Cédula, 4 de febrero de 1792, AGN Vínculos 282; Joaquín Escriche, . Diccionario razonado de legislación y jurisprudetl.cia, pp. 1209-121.6; José María Ots de Capdequí, Manual de historia d.el derecho español en las Indias, pp. 121130; Recopilación de leyes de los reynos de las Indias ... 1791, 1, pp. 511-512; 11, p. 11. Una síntesis de los cambios en los procedimientos de las fundaciones de principios del siglo XIX se publicó en Espafi.a como Real Cédula, 31 de agosde 1801, promulgada en México el 26 de abril de 1802, AGN Impresos Oficiales 54, apéndice 10,· números 28 y 36; ibid., 182:76, fs. 176-179. •

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el mayorazgo a una hija legítima en favor de un hijo, fallaba

siempre. 6 . El mayorazgo de Suárez Peredo no estaba sujeto a priinogenitura, sino que debía pasar al hijo "más virtuoso". Sin embargo, cuando Graciana, la séptima Condesa del Valle de Orizaba, intentó desheredar a su hijo por "calavera", falló. Según ella, su hijo era un delincuente que había ayudado a un preso a escapar de la cár: cel. La Audiencia, que distinguía solemnemente entre injurias y vicio, admitió al hijo y desheredó a la hija virtuosa . .El deán Ilde' fonso Moreno, canónigo de la catedral .de Guadalajara, detestaba a las mujeres y las excluyó categóricamente de sus sucesiones. Su mayorazgo, de 30 mil pesos, pasó a su hermano, el primer Marqués de Valle Ameno. Cuando murió el marqués, su hermana reclamó la propiedad para sus hijos. Perdió el caso, pues a pesar de tener herederos, su impedimento sexual inicial era irremediable, según las bases del fundador y sus prejuicios.7 La ·idea de que un mayorazgo inmortalizaría un nombre de familia, era tomada literalmente. Los herederos a menudo tenían que llevar ciertos nombres de pila y apellidos. Muchos apellidos significaban que los mayorazgos múltiples eran "incompatibles". 8 El último Conde del Valle de Orizaba 'representaba una complicación tal en todo su -absurdo. Su nombre era Andrés Hurtado de Mendoza y de Gorráez (el apellido de su madre); Un mayor~zgo que había heredado exigía que firmara tres nombres adicionales; otro requería uno más. Oficialmente, su nombre era Andrés Diego Rodrigo Hurtado de Mendoza y de Gorráez Vivero Peredo Suárez y Jaso. En línea para diez mayorazgos, se salvó de un embrollo legal en extrema complicado, cuando sus títulos se extinguieron en 1836. No ·habiendo sido un · hijo muy sumiso, tomó el nombre del mayorazgo, prefiriéndolo al apellido de su padre.11 De la misma manera, a principios del siglo xrx, todo~ los títulos de Santiago de Calimaya, Marqués de Salinas, Marqués de Salvatierra y Adelantadode Filipinas recayeron con sus mayor~zgos en un solo indivi~ s Patricia Seed, A Mexican Nob.le Family. 1 ACN Vínculos 108, 135, 217; 201, 203, 204, 205, 206, 208 ; 170; 218. Recas, Mayora zgos, pp. 171-172, 305-309. ~s Escriche, Diccionario razonado, pp. 1209-1216. Legalmente, si se casaban dos mayorazgos, y un vínculo costaba más de 5 347 ducados, el heredero primogénito lo recibía y el segundo hijo recibía el otro. Los ~undadores definían la incompatibilidad al exigir los nombres y prohibir blasones mixtos. _ 9 AGN Vínculos 218, 217; Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, Historia genealó- ' gica de las familias más antiguas de Mi!xico,· II, "Valle de Orizaba".

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duo. Juzgado como incompatible, sus títulos y propiedad:s se.~ivi. dieron. Una parte le tocó a su hermano, otra a su pequeno hiJO, y guardó la tercera.lO La .incompatibilidad no sie~pre se _tomaba e~ serio. Un informe oficial muestra que en Espana, a fmes del SIglo xvm, todas las grandes familias tenían mayorazgos que eran incompatibles.U . _. . . Algunos fundadores intentaban hacer prevlSlones económicas que prescribieran a perpetuidad, indicando cómo debería ~nanteners_e una propiedad. El mayorazgo de Jaral requería q~e hubiera 5~ r~:nl pesos depositados en la casa de mo~eda de la CI~dad de Mexico como una inversión que se usara úmcamente en tiempos de eme:gencia para que la hacienda no fuese hipotecada. Los P~redo Suarez requerían un mínimo de esclavos negros, nueve cnados para la casa, doce vaqueros, seis pastores y otros seis más pa:a las cabr_a~. Uluapa tenía una cuota de ganado: cada vaca vendida o sacnflcada tenía que ser reemplazada y el número de yeguas de cría no podía ser menor de tres mil.1 2 ~\ • _ • . . · . ·Cualesquiera que fueran las prevlSlones económicas y las gan~n- , ! . das, las tierras para un mayorazgo eran más que _un~ fu:nte de mgresos. Ésta es la esencia del mayorazgo como mstltución_ noblet! · Como una forma de poder social, no tenía que ser necesanamente .desarrollada a fin de que fuera útil a una familia. Podía ser rentada o conservada como una aventura especulativa. Como uno de los incentivos de la Corona era lograr la pacifica~ión y la _coi~ni- -\ zación de nuevas tierras, el mayorazgo era también una mstitu-J c.ión de fronteras.l.S Su fin era fijarlas y quitar de la circulación áreas que en otras colonias eran las tierras libres de una frontera., Fuera o no exitoso el mayorazo-o convertía tierras nuevas en una institución antes d~ que éstas ;udieran ser desarrolladas. ~demás, : la recompensa duraba a menudo más que el deseo de arnesgarse. ·. Tarde que temprano el activo emprendedor que había creado la

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10 AGN Papeles de Agreda, carpeta I, fs. 151-162. José María Gómez Cervantes retuvo el . título de Marqués de Salinas y los mayorazgos de Cervantes e Higuera para sí mismo; su hermano Miguel se co~virtió e~ Marqués de Salvatierra y su hijo .José Juan se hizo Conde de Santiago Cahmaya. 11 Carr, Spain, p. 49. n AGN Vínculos 77, 170; Papeles de Agreda, carpeta VIII; R ecas, Mayorazgos, pp. 141-154, 255-260; Chevalier, Land and Society, p. 145. . 13 Recopilación, libro iv, título iii, ley xxiv; Chevalier, Land and Soctety, p. 183. El mayorazgo puede ayudar a explicar la observación de Humboldt d_e que "En la Nueva España ... los colonos nunca regresab~n a su estado de 0~1gen". Alexander von Humboldt, Political Essay on the Kmgdom of N ew Spam, I, pp. 261·262.

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EL MAYORAZGO

fortuna sobre la que se había fundado ·el mayorazgo, era reemplazado, .en el mejor de los casos, por ·Un reflexivo hombre de letras, o, en el peor, por un rentista o por un cortesano. ¡---'. L~ formación y el desarrollo de un mayorai:g~ era excesivamen_te. < intnncada, pues suponía alguno de los compleJOS clave de la his: . toria de México: el señorío azteca,14 .la encomienda; J.6 el estira y afloja que una autoridad española podía y debía ejercer en una · frontera olvidada. En muchos casos, las haciendas más costosas del·· ¡ virreinato servían como centro rural de mayorazgos nobles (véase ¡_-el cuadro 17). Por la pobreza de estudios. que traten sohre ciertas haciendas, no es posible aún comparar propiedades de mayorazgos con las que no lo son.J. 6 Además, a pesar de que existen algunas 14 El señorío azteca lo reconocía la corona española como mayorazgo legí· · timo. La asombrosa semejanza entre el mayorazgo precolombino en México y el de España se puede deducir fácilmente de R. C: Padden, The Humming· bird _aild the Hawk: Conquest and Sovereignty in the Valley of Mexico, 1503· ' 1541, ·pp. 19-20. J.5 Los .estudios sobre la "encomienda'' han producido literatura de la más distinguida en la historia hispanoamericana, estudios que, aclaran que sólo unas cuantas haciendas y mayorazgos surgían de las encomiendas otorgadas por la , Corona. Cuando el Rey les asignaba a los españoles. comunidades de indígenas para que los convirtieran, aculturaran y protegieran a cambio del tributo .' y trabajo que antes les debían a sus dioses indígenas, ese control sólo en rara~ ocasiones . se transformaba en' un apoderamiento ·duradero de tierras. Lesley Byrd Simpson, Studies in the Administration of b i dians of New Spain, y su The Encomienda in New Spain; Silvio Zavala, De encomiendas ·y propiedad territorial en ·algunas regiones de la América Española; José Miranda, "Li función tconómica del encomendero en los orígenes del régimen colonial: Nueva España, 1525-1531", Anales del Instituto de Antropología e Historia 2 (1949): pp. 421-462; Charles Gibson, The Aztecs under spanish Rule; Cheva• lier, Land and Society; James Loi:khart, "Encomienda and Hacienda: The Evolution of the Great Estate in the Spanish Indies", HAHR 49, núm. 3 (agosto de 1969): pp. 4ll-429. 16 Introducciones al estudio de las haciendas: Cheva!ier, La formation des grands domaines au M exique (1952); Gibs~n, The . Aztecs under Spanish Rule . (1964); Jan Bazant, "Una tarea primordial de la historia económica latino· americana: el estudio de la economía de las haciendas en el siglo XIX", La . historia económica en América Latina, II, pp. 111·116 (1964); Magnus Morner; "T he Spanish American Hacienda: A Survey of Recent Research and Debate", HAHR 53, núm. 2 (mayo de 1973): pp. i83-216. Estuqios regionales: Chevalier, La jormation d es grands domaines (1952); Gibson, The Aztecs under spanis/¡ Rule (1964); Enrique Florescano, Precios del maiz y .crisis agrlcolas en M éxico, , 1708-1810 (1969); William B. Taylor, "Haciendas coloniales en el valle de , Oaxaca'', Histo1·ia mexicana 22, núm. 2 (octubre de 1973): pp. 284-329, y su "Landed Society in New Spain: A- View from the South", HAHR ,54, núm. 3 (agosto de 1974): pp. 387-413; David Brading, "La estructura de la producción

EL MAYORAZGO CuADRO

111

17. Valor de algunas haciendas vinculadas a mayomzgos Titulo

Conde del Alamo Marqués de Aguayo Marqués de Aguayo Marqués de Valle Ameno Marqués de Rivas Cacho Conde de Regla Marqués de Prado Alegre Manuel de la Borda Conde de Pérez Gálvez Conde de Rábago Conde de Rul Marqués de Vivanco Conde del Peñasco FuENTE: AGN

Hacienda

Valor (pesos) Ario

San Pedro Álamo 61465 N. S. Rosario de Bonanza 640 518 Parras y Patos 1 057 520 San Bartolomé Capulinas 128 419 San N ico1ás, Chalco 123 319 Jalpa 575 830 Prado Alegre, Texcoco 17 271 J\,fal Paso, Zacatecas 240 000 485 068 Guanamé, Zacatecas Parangueo, Salamanca 200 000 Tetillas 784 560 Chapingo 193 082 Angostura, San Luis Pptosí 376 663

1750 1750 1750 1760 1768 1775 1778 1790 1798 1800 1803 1807 1808

Vínculos 203, 146, 123: 4, 141, 213. Bienes Nacionales 30: 4.

crónicas que los tratan,'- 7 la historia detallada del mayorazgo está por escribirse. A pesar de que la cuestión sobre si éstos cumplían con su cometido no puede contestarse de manera definitiva, exisagrícola en el Bajío de 1700 a 1850", ·Historia mexicana 23, núm. 2 (octubre· diciembre de 1974): pp. 197·237; Bazant, Cinco haciendas m exicanas: tres siglos de vida rural en San Luis Potosi (1975); John Tutino, "The Hacienda in Mexican Society: Elites and Peasants". Estudios de haciendas par ticulares: Gustavo Velázquez y Ramón Pérez, La Gavia, biografía de una hacienda mexicana Manuel Romero de Terreros, Antiguas haciendas de México (1956); Cabrera !pifia, "Archivo histórico de una hacienda: Bledos" (1958); Charles Harris Ill, The Sdnchez Navarros (1964); Edith Boorstin Coutmier, "Hacienda of Hueyapan" (1965); Ward Barrett, The Sugar Hacienda of the Marqueses del Valle de Oaxaca (1970); James Denson Riley, "Santa Luda", · Histm·ia mexicana 23, núm. 2 (octubre-diciembre de 1973) : pp. 238-283; Bazant, Cinco haciendas (1975). J.1 Ignacio de Villar .Villamil, Las casas de Villar y de Omana en Asturias y el mayorazgo de Villar Villamil (1910); Ricardo Lancaster-Jones, Primer ma· yorazgo tapatio (1937); Jorge Palomino y Cañedo, La casa y mayorazgos de Cañedo en Nueva Galicia (1947); José Miguel Quintana, Donación de bienes a la Compañía de Jesús en el siglo XVI (1947); Miguel Malo Zozaya, La casa y mayorazgo de la Canal (1962); Pablo Zayas Jarero, Las casas Rincón Gallardo y Romero de Terreros (sin fecha); G. Michael Riley, "The Cortés Estate"; tesis de doctorado, Universidad de Nuevo México, 1965; Bazant, "Los bienes de la familia de Hernán Cortés", Historia m exicana 19, núm. 2 (octubre-di· ciembre de 1969): pp. 228-242; Ida Louise Altman, "Los Marqueses de Aguayo"; Seed, "A Mexican N,oble Family".

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ten los datos suficientes para ilustrar acerca de cómo se desarrollaban. r---~Según parece, el mayorazgo perm.itió a la aristocracia que sur~ió los siglos XVI y xvn, que persistiera como nobleza hasta bien trado el siglo XIX. Incluso a primera vista, nos damos cuenta de que los tres mayorazgos con más éxito en México eran muy antiguos: los múltiples del Vallede Orizaba, el imperio Aguayo-Alamo y el "principado" de: la familia Rincón Gallardo, Marqueses de Guadalupe. Éstos, y .posiblemente otros cuantos, como los de los Mariscales de Castilla y los de · la familia Santiago y Salinas, sugieren que existió en Nueva España una aristocracia criolla. Ésta y otras familias se ,e nriquecieron en el siglo xvr y fueron poderosas desde entonces·. Lo siguieron siendo hasta después de la Indep,e ndencia. , . El mayorazgo de Valle de Orizaba se desarrolló a p artn de un señorío y de una ené::omiimda dada al conquistador Alonso Valiente. Estas propiedades eran parte de la encomienda que poseía como dote cuando casó con Rodrigo Vivero doña Melchora de Aberruza, quien .había sucedido a su marido, el conquist~dor Alonso Valiente, en la rica encomienda de Tecamachalco. Dicha encomienda se mantuvo ·en la familia como si hubiera sido un señorío hereditario, y muchas veces usó entre sus títulos el de "Señores de Tecamachalco". • Entre sus propiedades se encontraba uno de los primeros ingenios azucareros en Orizaba, sus trapiches y sus casas, 147 esclavos, 15 200 reses y 27 '924 borrégos. De 1560 a 1609, los Vivero aqquirieron 231 kilómetros cuadrados de tierra alrededor de su ingenio, compradas sobre todo a españoles. Hacia 1636, crearon un mayorazgo con sus propiedades, excluyendo casi todas las tierras cercanas a la encomienda de Tecamachalco. Como lo exC-plica Patricia Seed: "A pesar de que la encomienda era el f?co geo~áfi_co par_a substanciosas adqu~siciones de tierras, no existe . ¡ · contmmdad directa entre la encomienda y los vastos m~yorazgos \ rurales que formaban la base económica de los descendientes de · '"-.V·ivero." ·18 El hijo de los Vivero hizo un buen matrimonio: su esposa de once años le trajo el mayorazgo de 100 mil pesos de Peredo Suárez y .Jaso, 741 kilómetros cuadrados de pasturas eh Apam, Zacatlán y Tulancingo, que incluían magníficas casas, ranchos gana~eros, haciendas agrícolas y los mejores caballos pura sangre de México. En la

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• Versión oficial según sus descendientes. [T.] 1s Seed, "A Mexican Noble Family", pp. 45-59. ~.

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quinta generación, después de Rodrigo Vivero, un nuevo mayorazgo se incorporó por matrimonio a la familia. Era la octava generación y el Conde dobló sus propiedades. Al sobrevenir la Independencia, las tierras del Valle de Orizaba, en Veracruz, que habían enriquecido a Rodrigo, se extendían hasta Puebla y Tlaxcal~ al noroeste, hasta llegar a las tierras ganaderas, más allá de las mmas . de Pachuca; rodeaban la capital de campos magueyeros y descendían a la ciudad de México, desde Ghapultepec hasta la Casa de .los Azulejos. Continuando por las plantaciones pulqueras de Tulancingo, las tierras terminaban en lo que hoy e_s el es•tado ~e Morelos; casi medio círculo que comenzaba y termmaba con cana de azúcar. En 1823, una gran parte de la herencia pasó a manos del Conde del Valle de Orizaba, 19 o sea, la mitad de la• propiedad de los millonarios Mariscales de Castilla. El fundador del imperio de Aguayo 20 fue Francisco de Urdiñola, un navarro que hizo una gran fortuna como comerciante con el galeón de Manila y como dueño y operario ~e ~inas. Siend~ gobernador de Nueva Vizcaya, no dudó en adJUdicarse concesiOnes de tierras a través de prestanombres. El resultado de esta combinación de riqueza y de influencia política fue el control de 11.6 ~i­ liones de hectáreas de desierto y pasturas en Texas y en Coahmla. A medida que se desarrollaban sus ·haciendas, iban formando ~an­ des potreros, lo mismo que oasis de siembras de granos y de vides en la frontera norte del país. Sus tierras pasaron sin dividirse a una siguiente generación de herederos. E~ 1~82 su riqueza ayudó a obtener, para el marido español de su bismeta, el título de _Marqués de San Miguel de Aguayo, 21 y en 1684 su nombramiento como gobernador de Nuevo León. Su hija criolla, la segunda marquesa, se casó bien y varias veces. Sus maridos fueron dos condes 19 Jbid.; Ar:N Vínculos 218, 229; Mercedes 44, f. 102. O'Gorman Papers, Latin ·American Collection, Texas . 20 AC. N Vínculos 5, 262; Chevalier, Land and Society, pp. 155, 175, 219, y su La formation des grands domaines, p. 227 n. De los archivos privados de la familia, se tomó este texto en el que Vito Alessio Robles habla de sus orígenes: Bosquejos históricos; Francisco de Urdiñola y el norte de la Nueva Espa~a ; Coahuila y T exas en la época colonial; Coahuila y Texas desde l~ consuma cz~n de la independencia hasta el tratado de 1Jat de Guadalupe Hzdalgo. Harns, A Mexican Latifundio; Altman, Th e Marqueses de Aguayo. . .. 21 Oficialmente, el título elogiaba a Agustín de Echeverz por sus dtcciS!ete años en guerras indígenas y por defender a quince españoles de caballería '! .a 50 arqueros indígenas en el campo de batalla. También recordaba el servtno de su p~dre en la milicia de Navarra y las contri~uciones ~e sus a~tepasados en batallas sostenidas en Alemania, Hungría , Argeha, Franc1a e Ita)1a .

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y un mariscal, además de ricos y dis•tinguidos. Todos eran españoles. Su tercer marido expandió las haciendas hacia el norte y hacia el oeste, logrando también monopolizar los escasos recursos hidráulicos. En 1727 los Marqueses de Aguayo consolidaron un nuevo mayorazgo con propiedades en Nueva Vizcaya, Nueva Galicia, y Navarra, España. Cuando su heredera criolla, la tercera marquesa, casó con el español Conde del Álamo, traía con su persona como dote unas 485 mil hectáreas adicionales. Sus haciendas en Navarra y en Durango eran en parte el fruto de un · matrimonio, en parte· el resultado de una herencia y en parte las ganancias p;ropias de sus actividades como mercader-aviador-minero. Como explica Charles Harris: "Durante 1760, el Marquesado de Aguayo alcanzó su mayor extensión. Se amplió a más de 59·5 mil hectáreas, o sea el equivalente a dos terceras partes de Portugal." 22 Dos haciendas formaban el corazón de Aguayo: Parras, famosa por sus vides, alcoholes, alimentos y bestias de carga, y Patos, uno de los mayores potreros del norte, renombrada por sus cuarenta telares en la fábrica de textiles de lana. Las haciendas del Álamo tenían como centro el rancho ganadero 'de Santa Catalina, en Nue-. va Vizcaya. Las cosechas, ·el ganado y los intereses mineros de ambas · haciendas se administraban conjuntamente. Los datos del inventario indican que en 1735, 1764, 1781; 1815 y 1826, la fortuna Aguayo-Álamo se estimaba en más de un millón de pesos, a pesar de estar cargada de gravámenes.23 Las dificultades para obtener -y pagar- créditos, la falta de capital líquido y los pleitos entre herederos,· todo ello cQmbinado con plagas, sequías, ataques de indios, dificultad en los- transportes y presiones del fondo de guerra, hicieron crisis al coihcidir la muerte del cuarto marqués con el fin del mayorazgo. Hacia 1823, las haciendas estaban endeudadas, los acreedores clamaban por sus p agos de medio millón de pesos. Aun así, las familias Aguayo-Álamo eran consideradas ·como millonarias, pues 't odavía eran los mayores latifundistas, con sus 95 haciendas y el control, hasta el último momento, de seis millones de hectáreas de tierras. El mayorazgo causante de que el Marqués de Guad alupe fuera "el hombre más rico de América" en 1804, se for¡nó en el siglo XVII, sin el b eneficio de encomienda, por Pedro Mateas y Ortega, quien pasó su vida procesando metales y harina para las minas de Tepezala. Su influencia en la Audiencia de Guadalajara le permitió 2a

1-Iarris, A Mexican Latifundio, p. ll. Altman, The Marqueses de Aguayo.

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22

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EL MAYORAZGO CuADRO

18. Inventario de las propiedades de los Marqueses de

Aguayo, Condes del Álamo 1735

Mayorazgo: Propiedades libres:

l.

Marquesa de Aguayo

Conde del Álamo

806 219

324 383 1 289 014

119 116

Total: 2 538 732 1781

Combinado Aguayo-Alamo

Casa urbana y efectos (incluye 5 esclavos con valor de 1 000 pesos, Espíritu Santo, 20 948, muebles, joyas, dinero en efectivo y mercancías, 67 705) Ingreso líquido, mayorazgo ·en España Comercio y especulación Intereses de minas

141 816 59 917 1 447 095 147 188

Ingreso rural: Incluye entre otros: H acienda del Cristo San Pedro A1amo Crucecillas San Antonio el Blanquillo N. S. Rosario de Bonanza Parras, Patos y anexos

75 437 61465 85 551 17 751 679 231 1 ll2 441 Total: 3 797 309

FU ENTE : AGN Bienes Nacionales 30:4. En el decenio de 1780, el Marqués de Agua yo . informó que de todas sus empresas mercantiles y especulativas sólo había podido cobrar 275 285 pesos. Afirmó que sus haberes líquidos sólo sumaban 906 882 pesos.

obtener vastos terrenos en tierras de indios al este de Aguascalientes. Con estas tierras construyó las haciendas de Ciénega de Mata y Tecuán, introduciendo borregos en sus pastizales y trigo .en las · tierras recién_ irrigadas. Su nieto, el capitán Agustín Rincón de Ortega, acumuló ganancias supliendo con granos y borregos los contratos que obtenía mientras servía como corregidor de Zacatecas, y cuando los pequeños agricultores se arruinaron con la combinación fatal de heladas, sequías y depresión, les compró sus propiedades. En 1645 era dueño de 87 haciendas y de cerca de 810 hectáreas en ranchos. Su hermano Pedro, que era sacerdote, creó el . mayorazgo

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de ~us pr~piedades en favor de su sobrina Juana, casada con el capitán Nicolás Gallardo.• Para esta época, su hijo, José Rincón Gallardo, que había sido llamado para que arreglara y asentara títulos de tierras en composición, hacia 1698 poseía ya 202 haciendas y 12 145 hectáreas. Cien años después, la familia Rincón Gallardo poseía un gran re!=tángulo de tierra de 75 por 65 kilóme~ tros, en lo que hoy son los estados de Aguascalientes, San Luis Potosí. y Guanajuato. A prinCipios del siglo xvm, la familia tenía 100 rn1l borregos y seis mil cabezas de ganado, que eran atendidos p~r un nudeo de trabajo de 144 esclavos negros. De 1761 a 1780, Ciénega de Mata producía el 56 por ciento de todos los caballos . Y mulas de Nueva Galicia que se vendían en Nueva España, y casi una t~rcera parte de todas las bestias de carga que circulaban en la re~1ón. En la hacienda habitaban 2 556 personas. A principios del . s1glo XIX, en la octava generación, el mayorazgo era millonano. En 1808 Félix Calleja atestiguó que Manuel Rincón Gallardo e~a uno de los hacendados más p:r:ogresistas de América en el sen- · t~do de que constantemente hada mejoras y reinversiones en la tierra, Y que acababa de gastar 200 mil pesos en la construcción de nuevas presas y talleres. Los testigos que ratificaban que mereda un título de nobleza.' afirmaban que su fortuna, que se debía c?mpletamente a la agricultura, era una de las mayores de Arnér~ca, Y que no creían que existiera en todo el virreinato un par1'-- ticular -más afluente 9ue el Marqués d.e Guadalupe designado.24 ! _. ~1 may?razgo arraigaba a los nuevos ricos del siglo xvm en sus ·'--e':Itos SOCiales y económicos. Hombres corno Regla, Pérez Gálvez, Vtvanco Y los Fago~ga, encontraban riql!ez~.(la misma que habían encontrad~ ant1~~os aristócratas criollos en las encomiendas y en l~s posicwnes oficiales) ~-b~nanzas mineras y confiscación de propiedades de los jesuitas, éfl.te-ellos compraban. También en cierta forma,. sacaban partido de las poco estables fortunas de otros nobles. VIv?nco se benefició con la venta de Jala y otras propiedades de VIllar del Águila. Los Fagoaga compraron las haciendas de Rábago Y del desmembrado mayorazgo de Flores de Valdés. El

!os

• Versión oficial según los descendientes. ¡T.] AGN Vln~ulos 182. Chevalier, Land and Society, pp. 174-175, 275, 291-293; en La formatzons des grands domaines, Chevalier incluyó un mapa de Ciénega de Mata, . lámi~a IX, A_ y B. Para conocer un nuevo y muy prometedor enfo';lue al. estudw de haciendas específicas, con Ciénega de Mata como ejemplo pnmord1al, véase Ramón María Serrera, "La contab::idad fi scal como fuente para la historia . de la ganadería: El caso de Nueva Galicia", Hist oria mexicana 24, núm. 2 (octubre-diciembre de 1974): pp. 186-187. 24

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establecimiento de los herederos de Valenciana como terratenientes, ilustra el proceso . . A fines del siglo xvm, Pérez Gálvez adquirió Guanamé, una gran hacienda de San Luis Potosí vendida por el · Marqués de Rivas Cacho para pagar a sus acreedores. Sus tierras habían pertenecido tradicionalmente a los pueblos de Agua Hedionda y Venado, pero a fines de la década de 1760, cuando loS/ . del pueblo tomaron las armas para protestar por la expulsión del los jesuitas, las autoridades reales confiscaron sus tierras comunales ) y las subastaron. De esta manera, Rivas Cacho pudo comprar cercV de 25 mil hectáreas en 5 500 pesos, pero la ganga no lo relevó de sus deudas. Beneficiándose con su caída, la familia Pérez Gálvez .expandió sus posesiones después de la Independencia. De la misma manera, a fines del siglo xvm, Diego de Rul, cuñado de Pérez ' Gálve"z, compró algunas haciendas en Sombrere~e- y en Aguasc.alientes al Conde de Regla, quien las había adqumdo de la confiscación de los bienes de los jesuitas. A pesar de que tuvieron éxito fincando sus intereses en la tierra, los herederos de Valenciana nunca pudieron crear un mayorazgo con sus diversas fuentes _de ingresos. Valenciana, quien luchó por obtener un mayorazgo a pnncipios del siglo xrx, jamás pudo crearlo.25 • Hubo algunos mayorazgos que pudieron conservar sus propiedades, mas no su prosperidad. Los Marqueses de Uluapa tenían mayorazgos obtenidos con las bonanzas miiieras y las encomiendas, y cuando se les otorgó el título, en 171 O, ya eran dueños de 57 ranchos y 38 esclavos. Como otros nobles con más éxito, el segundo marqués casó con otro mayorazgo y su hijo pudo agregar más tierras ganaderas a su hacienda, además de una preciosa c.asa en la ciudad de México. Sin embargo, en la cuarta y en la qumta gene~ ración, los mayorazgos se deterioraron en las manos de adminis- j tradores poco imaginativos y un~_ explosión de ~erederos que ~e l quejaban constantemente de la dificultad que teman para cumplir/ con sus obligaciones. 2 j¡ - .•• Las fortunas que provenían de la agric':ltura, podían ?ecl~nar con la misma rapidez que aquellas provementes de la mmen~ _o \ del sector mercantil. Un ejemplo de un mayorazgo que sobreviviÓ j fue el de Guerrero. El fundador fue encomendero y conquistador,

7

25 AGN Vínculos 222; Recas, Mayorazgos, pp. xlii, 41-42. La finca de los herederos de Valenciana la describe Bazant, Cinco haciendas, pp. 99-103. Véase también AGN Bienes Nacionales 27:84. 28 AGN Vínculos 223; Recas, Mayorazgos, pp. 242, 246; Chevalier, Land and Society, pp. 145-146.

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uno de los primeros ganaderos de México, y tuvo el éxito suficiente .. para poder casarse con la sobrina de un virrey. La pareja fundó ~res mayorazgos que valían un millón de pesos en 1608. El primero mcluía 40 o 50 ranchos en Guanajuato y tenia un inventario ganadero consistente en 100 mil cabezas de ganado vacuno, 500 caballos y 20 bueyes. Después el mayorazgo pasó ·a manos de los Marqueses de Salvatierra quienes, aparentemente, lo conservaron casi intacto hasta 1880. Sin embargo, .en 1792, las propiedades fueron hipotecadas en 65 610 pesos y se rentaban, El segundo mayorazgo incluía una casa en la ciudad de México, ranchos de borre" gos en Dolores, haciendas trigueras en Tepotzotlán y Tacuba. Hacia 1795 el mayorazgo había perdido casi todas las propiedades urbanas y algunas de las rurales. En 1818 pertenecía a la Güera -Rodríguez, quien lo hipotecó por 45 mil pesos a fin de cambiar su · propiedad en Dolores por una hacienda en Tacuba. El tercer mayorazgo de Guerrero fue desintegrado. Cuando la hija de la Güera Rodríguez (la tercera Condesa de Regla) lo heredó, consistía úni·. __camente de unas casas en la ciudad de México.2r ( (~ Si bien es cierto que no resultaba fácil, sí era posible desinte/ Lgrar un mayorazgo. El permiso tenía que recibirse tanto de la ¡· Corona como de la Audiencia. Estas peticiones a veces eran dene:;.' _ g~das. Ambas autoridades preferían animar al mayorazgo a que h1potecara parte de las tierras a fin de tener el dinero suficiente para afrontar las dificultades o cambiar una hacienda que constituía un problema, por otra. Las reformas de 1798-1803 hicieron el proceso aún más difícil y se incrementó el p ago de las licencias, tanto para ventas como para hipótecas.2s · / El retiro de unas partes del mayorazgo no si.gnificaba necesaL riamente "la ruina". A menudo se traducía en serios reveses financieros y en un deseo de deshacerse de estorbosas inversiones soci~les. Las casa~ en la ciudad de México eran por lo general las pnme.ras _en alienarse. Un ejemplo de mayorazgo alienado es la expenenCia del Marqués de Villar del Aguila. Su mayorazgo era Vínculos 9, 139, 215; Recas, Ma yorazgos, pp. 73-87. Los procedimientos para la alienación y el encumbramiento . de mayorazgos se encuentran en Recopilación II, p. ll; III, pp. 51&519; Ots de Capdequí, Manual, pp. 121~130; Real Cédula, 31 de agosto de 1801, AGN Impresos Oficiales 54, apéndice 10, números 28, 36, 182: 76, fs. 176-179. Recetas de reforma han sido publicados ·por. Masae Sugawara, "Los antecedentes coloniales. de la deuda publica de · México: España, los vales reales, orígenes y desarrollo ' de 1780 a 1804~', AGN Bolettn 7; números 1/2 (1967): pp. 198, 205, 208, 210, 301-303, 343-344, 357-363, 399-400. 27 AGN

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modesto: fue fundado en 1689 con 30 636 pesos en plantaciones de tabaco y algodón, además de tiendas y casas en ocho calles importantes de la ciudad de México. Sensatos matrimonios incorporaron otros dos mayorazgos muy ricos a la familia, pero pa~aron a manos de extraños cuando las mujeres habían quedado esténles y las viudas se habían vuelto a casar. A mediados del siglo xvm, el marqués vendió parte de su propiedad libre en Veracruz, perdió su puesto hereditario en la casa de moneda, el cual fue a dar. a manos de burócratas reales. Finalmente tuvo que obtener permiso para vender parte del mayorazgo. La hacienda 'de Tlalpan fue comprada por Vivanco; su palacio lo compró primero un convento y después el Conde de Regla. La mayoría de las propiedades urba~tas fueron vendidas. En 1807 el mayorazgo había quedado reduc1do a dos haciendas y una casa en Querétaro. Tal contracción de .un mayorazgo no debe considerarse automáticamente como la rlll~a de una familia. En este 'caso, la casa que quedaba era un palacw en provincia y las propiedades ganaderas estaban en la opule~cia. Los testigos afirmaban, en 1807, que el séptimo Marqués de Vdlar del Águila era "muy rico", y los notarios certificaron que lo que aún se conservaba del mayorazgo "era muy próspero". 29 Otro ejemplo de la desintegración de un mayorazgo ocurrió al final del siglo xvm, cuando murió el Conde de Rábago, con deudas por 320 mil pesos. El mayorazgo de Rábago se distinguía en que 80 por ciento de las propiedades eran urbanas. Sin embargo, la mayoría de las entradas procedían de la agricultura. Presionada por financieros como Bassoco, Juan Bautista Fagoaga y Vivanco,l tanto como por los banqueros eclesiásticos, la Condesa de Rábag~ pidió autorización para vender algunas tierras del mayorazgo, a fin de pagar las cuentas. La Audiencia accedió, y la viuda vendió casi todas las residencias urbanas y algunos ranchos de borregos en Nuevo Santander. Uno de los beneficiados fue . el Conde de Alcaraz, quien por 75 mil pesos compró en 1801 el palacio de la ciudad de México. Es importante subrayar que, por lo menos en papel, lo que aún quedaba del "arruinado" mayorazgo de Rábago •. era una fortuna estimada en medio millón de pesos.30 Probablemente las influencias tuvieron mucho ·que ver para que 211 AGN Vínculos 152, 155, 154, 146, 189, 199, 278, 282; Recas, Mayorazgos, pp. 52-57, 78-79, 85-86, 1-3, 107, 271. La Hacienda Tlalpan de Coapa originalmente fue parte del mayorazgo de Morales en . el siglo XVI. Tanto Villar como Vivanco la utilizaron como granja de maíz y como lugar de descanso y recreación para los fines de semana. so AGN :Vínculos 141, 142.

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la Audiencia permitiera la venta de propiedades de mayorazgos, • pero la política oficial de vigilante espera influyó, sin duda: alguna, para que se consarvaran los mayorazgos hasta que pasaran épocas de crisis. En '1801 se negó el permiso a un pequeño maycr razgo para que vendiera dos de sus casas en la plaza de San Miguel el .Grande. Seis años después, un nuevo heredero pidió permiso ·. para ampliar el mayorazgo comprando una nueva hacienda. La Audiencia rehusó dar el permiso a la Güera Rodríguez para ven· qer su hacienda de Dolores, pero se le animó a que la hipotecara y la cambiara por otra; después permitió al yerno, el Marqués de Aguayo, que se desprendiera de una de las propiedades de su ~4.Yoraz?o para vendérsela a la Güera. 31 ¡ _ Las hipotecas de los mayorazgos eran mucho más comunes que l._Jas desintegraciones. Muchos dependían de la Iglesia para la obten. ción de créditos. Usaban depósitos -o sea préstamos a corto pla~ z~ de una capellanía o de fondos píos. El que pedía el préstamo se comprometía a pagar cinco por ciento de intereses por un pe-. riodo de cinco a nueve años. La Iglesia recibía una garantía sobre as. e~tradas o sobre la propiedad. L?s. préstamos eclesiásti~os era.n xclmdos muy pocas veces, pues prehnendo aumentar los mtereses pe demandar, los banqueros"sacerdotes optaban por que los beneficiados incrementaran con más fondos las obras pías y las capellaflUas.32 Los préstamos en depósito se usaban para remodelar una l casa, construir una presa o cercar un corral. A fin de obtener per- . miso de la Audiencia para conseguir un nuevo préstamo, los antiguos mayorazgos no dudaban en decir que estaban "arruinados". A veces esto significaba que una casa iba a ser derruida para consruir otra todavía más espléndida.ss Los depósitos también los empleaban los nobles para pagar sus impuestos o aumentar sus . prcr ...piedades. Estos préstamos a menudo er
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Rec..1s, Mayorazgos, pp. xlvii, 411;

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Vínculos 215.

s2 Michael P . Costeloe, Church Wealth in Mexico, 1800-1856, pp. 89, 96·99, 101, 103;

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AGN

AGN Vínculos 169. Vínculos 285, .169, 139:3.

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perpetuos y las propiedades estaban gravadas con un capital gastado hacía ya . mucho tiempo, en otras cosas. Los progresistas del _siglo xvm, . como el intendente Conde ?-e la Cadena, se oponían a los mayorazgos y empleaban los depós1tos para demostrar que los ·hacendados poblanos, eran "únicamente contribuyentes de manos muertas al interés de cinco por ciento anual en hipotecas eclesiás. ticas, que comprenden casi el total del valor de sus haciendas".u Probó su acusación con datos de Gholula, donde importantes haciendas estaban hipotecadas a más de 50 por ciento de su valor reaJ.35 Los mayorazgos daban a un noble ciertas ventajas para obtenef7 un crédito. Tenía un cierto número de propiedades para trabajar, ) además de una reserva libre que podía vender o hipotecar. Como benefactor, usaba su influencia a fin de conseguir préstamos. Sin embargo, estas ventajas estaban limitadas por varias conside_ prometido a mantener una posición de pie::-\ :raciones. ·El noble com . dad y de elegancia, a menudo hipotecaba sus propiedades a fin de 1 crear fondos píos y capellanías, para poder recurrir a los depósitos { de dichos fondos y de esta manera mantener su posición social. Noj era poco común que debiera miles de pesos a las corporaciones eclesiás•ticas (véase el cuadro 19). Sin embargo, no era imposible que un mayorazgo pagara una deuda enorme en poco tiempo. En 1797 el Conde de la Torre Cosía debía a la Iglesia 139 mil pesos, pero hacia 1807 debía únicamente cuatro mil. En 1807 el Conde del Valle de Orizaba debía once mil pesos, y en 1826 debía únicamente tres mil. También era posible que un mayorazgo fuera . solvente en un país y estuviera sobregirado en otro, como el del Marqués de Guardiola, cuyo mayorazgo -floreda en México, libre de deudas y con valor de 336 mil pesos, mientras que en España estaba gravado con 130 mil pesos. A menudo estas deudas simplemente significaban un sistema de vida más alto que las entradas. Por ejemplo: el marido de la Güera Rodríguez ganaba sólo 9 000 pesos al año, mientras que sus deudas eran de 92 50 l pesos.36 .34 Manuel de Flon a Pedro Acufia, 11> de febrero de 1793, citado y traducido ,por N. M. Farriss, Crown and Clergy in Colonial Mexico, 1759-1821, p. 164. , 35 Manuel de Flon, El crédito agrlcola en el partido de Cholula de la Intendencia de Puebla en 17_90. De 38 haciendas, con valor total de 788 442 pesos, la Iglesia tenía reclamos por un valor total de 550 504 pesos sobre ellas. Chevalier, "La gran propiedad en México desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX", Desarrollo económico 3, números 1/2 (abril-septiembre de 1963): pp. 45-56; Brading, Miners and Merchants, p. 218. 36 AGN Vínculos 215, 50, 165; Bienes Nacionales 1644.

CUADRO

19. Deudas de la nobleza a fondos eclesiásticos (En pesos como depósitos)

Año

Titulo

Fondos de la Iglesia

1746 1747 1751 1760 1763 1781

Condesa de Miravalle Marqués de .Villar del · Aguila Condesa de Santiago Calimaya Marqués de Valle Ameno Mariscal de Castilla Conde de Medina Conde de Regla Marqués de Rivas Cacho Marqués de Salvatierra J. G. López de Peralta Villar Villamil Conde de Regla Conde de la Tone de Cosío Conde de Rábag9 Francisco Manuel Sánchez de Tagle Conde del Valle de Orizaba Marqués de . Guadalupe Conde del Peñasco Conde de iS~ntiago Conde ge' Rul Conde de Regla Marquesa de Vivanco Marquesa de Selvanevada Marqués de Jaral Marquesa de San Francisco

50 000 40 000 2 oooa 67 393 30 000 14 600 50 000 b

1789

1792 1792 1794 1796 1797 1800

1802 1807 1808 1809

1815 1817

1819 1824 1825 -1825 1825

87 348 65 510 46 251 6000c 139 118 214 600 8 000d 11000 2 905 . 22 000

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239 671 20 000 12 000 4000 19 000 30 000

Bienes Nacionales 30, 352, 67, 429, 958, 1009, 1640, 1644; 1802, 1832; Vínculos 25, 46, 50, 91, 137, 141, 142, 146, 165, 182, 208, 215, 285. a Prestado en 1751, pagado totalmente en 1799. b Prestado en 1789, pagado 20 000 hasta 1802. e Prestado en 1796, pagado totalmente en 1802. d Un ejemplo de cómo se negociaba un préstamo de depósito se encuentra en AGN ~ienes Na cionales 352:4~. A Tagle .le prestó la Iglesia 8 000 pesos en 1802. OfreciÓ una nota de Antomo Pérez Gálvez, a quien le había prestado Tagle 190 000 pesos para comprar las haciendas de San Agustín de Rengel, San Pedro Reglado, El Mezquital, San Juan de los Ahorcados. A Tagle se le dieron tres años para pagar al 5 % de interés anual. El Juzgado capellanías de la ciudad de México recuperó después los siguientes fondos: 2 000 pesos del fondo · de las misas para San Anto~io; 3 000 de la capellanía de Bizarrón; 2 000 de la cape- · llanía de Sánchez Espmosa; 1 000 del fondo para misas de difuntos del Colegio de San Fernando. En 1807, cuando se reexaminó este préstamo, Tagle no había abonado nada. Se le pidió entonces que pagara 1 333 pesos de inmediato y 1 333 pesos anuales durante cinco años a la Real Caja de Consolidación. La FUENTES: AGN

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Muchos de los . casos no son del todo claros. En primer lugar porque la Iglesia casi nunca demandaba a un deudor, por lo quej era una deuda ·en el papel. únicamente se colectaba el interés que se pagaba anualmente. Por ejemplo, en el papel, el Marqués . . de Salvatierra debía 65 51 O pesos en 1792, y de hecho pagaba únicamente 5 061 pesos anuales, cantidad que podía desembolsar sin ningún problema. En segundo lugar, en las cantidades totales que se debían a la Iglesia, no se distinguía claramente lo que el individuo debía como deudor, lo que debía como firmante y lo que debía como benefactor. L . os mayorazgos tenían much.as o.bligacionesl y sus propiedades estaban pesadamente gravadas. En una economía } de crédito, no es de sorprender que el que más deudas tenía fuera__.~ el más rico. La otra desventaja era que los mayorazgos de cualquier propié=Í tario colonial eran los que más dependían de la voluntad de las i autoridades españolas. La Audiencia, y no ellos, era la que decidí~J cuántos cargos podían soportar sus haciendas. Si apelaban, podían pasar meses antes -de obtener un permiso de España para hipotecar. Persuadidos de la necesidad de· vender parte de un mayorazgo, sabían muy bien que posiblemente no se les permitiría hacerlo. Los mayorazgos no protegían a nadie de las sequías, las plagas, las fluctuaciones de precios, los altos impuestos y las dificultades de transporte. Los mismos factores que limitaban el acrecentamienj to de las haciendas libres, como las comunidades indígenas, los pueblos 'de criollos y las propiedades de la Iglesia, amenazaban ef\ mejoramiento de un mayorazgo. 37 Introducir borregos era provoc~_:.) las iracundas protestas de un pueblo de criollos cuyas 'tierras comu·nales habían sido invadidas. Cercar una hacienda era resucitar antiguas luchas por linderos y matar ganado ajeno al quitarles los pastos y el agua que necesitaban. Abandonar la tierra sin cultivar -también los pastos sin pastar- era volverse vulnerable a los in. dios que querían cultivarlas. A pesar de que en el siglo xvm los términos "tiempo inmemorial" podían significar 40 años, los indígenas tenían memoriales más largos y derechos antiguos que había que tomar en cuerita. Un intento de aclarar un título de tierras a' ! fin de establecerlo en mayorazgo y hacer un inventario, podía in- 1 citar a la violencia. . . Finalmente, los mayorazgos, como los hacen- ¡

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tesorería real distribuiría a partir de ese momento intereses anuales de 3 '7~ las dos capellanías y a los dos fondos píos. 37 Chevalier, Land, and Society,· capítulo 6.

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dados, eran denunciados por retraso en el pago de salarios, trabajos forzados y otros delitos. El empleo de .mano de obra rural por ur¡. lapso prolongado era prácticamente sinónimo de litigio, y los liti·. gios significaban más gastos. Los mayorazgos, sujetos al tipo cotidiano de litigio, que .era la plaga de todos los hacendados, también generaban pleitos familia· res, y los cargos personales de éstos pesaban sobre las viudas y los hijos pequeños. El sistema de primogenitura operaba nombrando a un patriarca y conservando intacto un dominio, pero era mons~ truosamente injusto hacia el resto de la familia .. En 1805 el obispo Abad y Queipo protestaba: "Sucede frecuentemente que a la muer· te del padre, el primogénito recibe 40 o 70 mil pesos y el resto nada." 38 Todo el resentimiento se vertía en pleitos legales. ~ Los parientes que se les hada a un lado pódían ' sostenerse por L :nedio de anualidades o alimentos. El precedente era el fideicomiso · romano por el cual el fundador legaba la propiedad en perpetUÍ· dad a A, ordenándole pagarun porcentaje de sus entradas a B. Los alimentos de un mayorazgo se pagaban en cantidades que variaban de. mil a tres mil pesos· al año. Lo más común era que fueran adju· dicados al heredero aparente; sin embargo, algunos fundadores se acordaban de ver por sus padres e hijos menores. Con el permiso de la Audiencia, el mayorazgo de un agonizante ·podía imponer alimentos vitalicios a fin de proteger a su esposa. El costo personal por el estilo de vida de un noble se puede observar claramente en los pleitos por alünentos, probando que el sueño de · un mayorazgo para asegurar la felicidad de su dinastía, no era más que pura fantasía. Los Marqueses de Selvanevada y Prado Alegre demandaron al Condado de Jala -de 1772 a 1816~ p or no pagar alimentos. · La realidad económica del declive de las ganancias del pulque los volvieron menos realistas, fatuos y ven• gativos. La lucha acababa cortando todas las ligas familiares, ex<:epto con aquellos miembros que tuvieran· graves problemas económicos.39 {¡as hijas de Regla pelearon durante un año por los mil pesos en alimentos designados por el siguiente heredero en la sucesión inmediata al tercer mayorazgo. 40 Josefa, la única J:Vja del primer Mar-

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qués de Jaral y de la Condesa de Valparaíso a la cual no se le dejó un mayorazgo, rogó y protestó mientras que sus hermanos · ignoraban sus derechos. Hacia 1826 reclamó 45 mil pesos por alimentos que no se le habían pagado.U A veces los hijos que recibían alimentos tenían que demandar a .sus propios padres para que se los aumentaran. Por ejemplo, el heredero del Conde del Valle de Orizaba no podía vivir con su anualidad y enfureció a sus padres casándose sin su permiso, empeñando muebles, vendiendo las rejas de una casa de campo y poniéndose en manos de los prestamistas. La Audiencia finalmente persuadió a Ios padres de que aumentaran la suma. A pesar de sus constantes quejas de ruina, el hijo "calavera" heredó millones. 42 · Las luchas por las sucesiones generaron tanto gravámenes como litigios y pleitos familiares. El título de Valle de Orizaba tuvo un litigio que duró más de cien años. La familia mexicana perdió tres veces sus ·títulos ante españoles y, ·a pesar de que los recobraron, las grandes cantidades que debían a sus rivales fijaron impuestos · sobre las ganancias de sus haciendas. En 1761 la Cowna reclamaba · 134 años de lanzas y medías annatas atrasadas. En 1722 se pagaron íntegramente los 71 369 pesos: el peso de la colecta recayó sobre uno de los inquilinos. El Duque de Abrantes, que era el rival, reclamó 100 mil pesos por haber cedido el título en los años de 1740, pero no hubo compensación hasta los años de 1840, cuando el ex conde vendió ocho haciendas. Patricia Seed ha llegado a la conclusión de que la falta de herederos de esta familia impuso aplastantes cargas sobre ella. Había circunstancias especiales que inflaban los costos para mantener el título, y las obligaciones legales minaron continuamente la riqueza de los Condes del Valle de Orizaba.43 Al tratar con mayorazgos, la Audiencia muy a menudo funcio~ naba como consejera familiar, lo mismo que como árbitro legal. En_) 1794 el heredero del Marqués de Prado Alegre obtuvo el título y las posesiones de dos mayorazgos. En un ataque de furia, su madre lo demandó. Uno de los mayorazgos le pertenecía, pues lo había heredado de su hermano. Después de tardar cinco años en reac· Vínculos 113, 170, 179, 251; AGN Reales Cédulas 156, 158, 169, 178. Vínculos 281. El hijo de la Güera Rodríguez también demandó exitosamente a su padre para obtener una pensión a limenticia. 43 AGN Vínculos 217, 218, 219. Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, Historia genealógica de las familias mdi antiguas de México, ll, "Valle de Orizaba"; Seed, "A Mexican Noble Family". 41 AGN

ss Manuel Abad y Q~cipo, "A nombre de los labradores y comerciantes de Valladolid ... , 24 de oqubre de 1805", en José Maria Luis Mora; Obras suel· .tas, p. 226. ·, . sD AGN Vínculos 57, 58, 60. 40 lbid., 142.

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cionar, la Audiencia finalmente decidió que tenía razón. Para entonces, el marqués reclamó su indigencia. Justa recompensa, con; testaba su madre, pues era un mentiroso y un bandido, lo mismo que un taram?ana. No sólo había vendido ilegalmente todo el tri· go Y nueve rml pesos de yeguas de su hacienda sino que la había dejado sin muebles. En su defensa, el marqués' alegaba que le ha· bían pagado un muy buen precio, cosa que su madre no podía . entender porque era una ignorante en cuestiones económicas. Con la ayuda · del confesor, la Audiencia finalmente los reconcilió. La madre conservó 1~ posesión del mayorazgo, pero el hijo sería el . heredero y el admmtsttado:r. 44 También surgieron feudos familiares entre los Fagoaga y los herederos de San Clemente, pero en todos los _casos se hacían reconciliaciones personales a pesar de que los pleitos duraran 50 años. . . . ·· La insti~ución del mayorazgo se ponía a prueba cuando sostenía la el~ganCia d~l estilo de vida urbana y rural de nobles a través del tiempo y cuando transformaba a un aristócrata de hecho en · un. np~le, o cuando _convertía a un noble rico ·e n parte de la arisr tocra~Ia de terrat~mentes. El millonario mexicano de principios f . d_el Siglo XIX tema ambos: un •título y un mayorazgo. La solu'J·- ttón del m~yotazgo era lo suficientemente atractiva piua solventar l~s compleJas deman~as que la · posición social hacía sobre la proptedad para persuadir a ~a mayoría de los nuevos ricos de que fundaran un mayorazgo. Sm embargo, las exigencias eran muchas. L~s re~~lt~dos a ~~nudo estaban expresados por constantes fasti'~IOs, htigws; sumiSiones a la autoridad española y pleitos 'familiares. ~-~ Los ~avámenes in~ensificaban uno de los factore~ que limitaban más senamente el éxito de un mayorazgo y la regeneración de una fortuna. El factor decisivo era la facilidad de crédito. Debido a ~ue la Nueva España era una colonia a la cua] la Corona espanola le 'hada enor~es demandas, únicamente el crédito permitía a los nobles cumphr con sus muchas obligaciones. En los albores de la Independencia, los acontecimientos for~a­ ron_ a_ la nobleza a expresar claramente sus quejas contra el· col lomahsmo. español. Lo que causaba su mayor indignación era su dependencia en los créditos. Un clamor de protesta en nombre del desarrollo económico· de México · surgió entonces con fuerza y claridad. · · · ·

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Vínculos 6, 8.

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V. AGRAVIOS DE LAS "ÉLITES" EN LOS ALBORES DE LA INDEPENDENCIA

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motivos para quejarse de las élites mexicanas contra se desarrollaron como una reacción a los ataques borbónicos con. tra los privilegios y a la imposici~n de la Corona de grandes cargas financieras sobre los colonos para que ayudaran a sostener el peso \ de los gastos de las guerras españolas en el extranjero. Conformy_ _( las autoridades se volvían más exigentes, un creciente sentido de · · identidad y de confianza iba haciendo conscientes a muchos mexi- 1 canos de que una Madre Patria cuyo prestigio y poder iba decre- / ciendo los estaba cargando en exceso. A pesar de que la distinción j entre · los españoles y . ~das-los·· demás IJ).$J',iq:~I22s era. grande, las . ·. .é.lt.·tes., las clases medi.as y las m . asa. s J?...2:~:lían. -tom.· ar-parte··de esa mi~. ~ªn-titla,_d uniéndose contra las polfticas _ P,e;..Espa~a en ciertas ..· ·. causas, especialñféiile- ctiañdo'tor interitós ·borbónicos por seculapodían interpretarse-coiD'O""'anticlericaleS:·'·Sin· embargo; esta · .. ·· unificaCión quedaba destruida cuando la .· política y las presiones / · sbcialeshaciañ ·-quélosnohk·5s~--~ol~dier~n.- con. .los .oficiales •espa- . ñ_~!,;J...Pil!..~ .;kfipir"C:llirameñ."Th.. ~us _!!!~éi.~s dentro del_ sistema im- 11 penal. El resultado de estas tendencias opuestas canalizaba el des- ·1 contento de la élite en acomodos administrativos y sociales que eran especHicos y empíricos más que separatistas · y políticos. . El temor a las masas era un factor de decisiva importancia para ¡ disciplinar los resentimientos de las élites. Los dueños de propie:-1 dades dependían de las autoridades españolas para que ayudaran a resistü· los problemas del campo y del trabajo; Existe una not~:.J 1 . ble disputa que muestra las .a ctitudes de las élites en asuntos indí- 1 genas. En 1794 los indios otomíes empleados en la hacienda de Atongo, cerca de Querétaro, acusaron al Conde de Alcaraz de que · los forzaba a trabajar y de que había aumentado las rentas ilegalmente, además de hacerles cargas exageradas en las siembras de grano pastizajes. Pidieron a la Audiencia que restaurara su propia comunidad indígena y que impidiera que el conde expulsara a sus jefes de las tierras invadidas. El Conde de Alcaraz se mantuvo en sus derechos como propietario y alegó que podía expulsar a ·quien él quisiera. Con más vehemencia, objetó a la restauración del pueblo: "Au;n si hubiesen sido renteros de la hacienda por

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