Historia Economica De La Nueva España En Tiempo De La Austrias. Francisco R. Calderon

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Francisco R. Calderón Historia económica de la Nueva España en tiempo de los Austrios 1

GOBIERNO

IV. GOBIERNO ¿REINO O COLON !A?

L A BU LA de Alejandro V I otorgó a los r eyes d e Castilla la soberaní a y jurisdicció n sobre estas tierras y no hizo menció n en ningún momento que la "don ación apostólica" hubiera sido en favor del Reino de Castilla y much o menos de la entonces inex istente nació n española . La corri ente jurídicoteológica prevaleciente en el siglo XV I contemplaba a las Indias como un conjunto de verdaderos reinos* dentro de la monarquí a univers al d e los reyes castellanos. Vitoria__~__L;:!s .C:~s¡¡s ~ons id e rab a n a l o~__g~_jp di ~_ corno .estad o_s__p_s!rfectos ' que se gg~_e_rn.ª_I;Jan a si ' rn is mos én cuanto __lení an s us pi-<)pias leyes, autorid ades y magistrados. De esta forma. la Nueva ESjJañ á, torñtro mes d e viaje. Sin embargo , aunque las c in; t,~.nsta.ncias geog ráficas di eron lug<\f a un a gran auto nomí a en la toñía -d e decisiones de gobiern o por par_t~ -.ci.~Ia s aut.oridades regionales () locales, la política seguid a fue la de ll ega r a cenrr"illizar el ejercicio del poder en los órganos d e gobi erno ase ntados en Españ a que asesoraban a l rey en estas cues tiones. Así muy pron to se d esa rrolló una teoría oficial que consideraba a las 1ndias unidas a Cast illa por acces ió n sin co nstituir un re ino se parado. Carlos __v parece haberlo entend id o así al -~sta tuir qu e las Indi as O cc idental es--estuvieran siempre unid as a l a_ ~'?E.o~~ 9<:CastiU.á y no se pudieran enajenar ; Felipe 11 fue todavía más explícito cuando se refir ió en 1556 a "los reinos el e Castilla y León y lo anexo y depe ndiente a e ll os , en qu e se incluyen esos estados d e las 1ndias" y y a a • Sólo se consideraron rei nos aq u ellos d o nd e h abía ex istid o e n la é pcx¡¡ prehispánic• u na organ inc ión politi e
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mediados del siglo X VIl Solórzano Pere yra mantendría esta tesis jurídica como si fuera un principio ace ptado. . . . ,. . . ., De la mism a m ane ra , regía en teorí a el pnnopio pohuco d e la as 1milaoo n_,. jurídica de los habitan tes de la metrópoli y de los terntonos ultram annos, de ac uerdo con la cual los hab1tantes libres d e las ti erras amencanas se .J Uzgaban co mo súbdi tos d el rey en igualdad d e condición co n ~os h ab1tantes de los re inos eu ropeos. En la práctica, sin emba rgo, los espanoles tanto e uropeos corno ame rica nos co nstituí an un a es pec ie de n obl ~za dentro de la soo eda~ colonial y mo nopoltzaban los no mbrami entos p ara cualqui e r pu es to :n e gobierno civi l y en las altas j era rquí as d e la Igles ia . A su vez los esp a.noles pe nin sulare s gozaban d e una cl ar a ve n~j a sobr e los cnollos po rqu e teman la cas i exclu siva posibilidad de se r conocidos personalm ente p o r el monarca, por la familia real , por los asesores y mm1stros del rey y por los m1embros de los cuerpos ad ministrativos qu e tení an la fac ultad de nombrar o de InflUi r en el nombramiento de fun cion arios d e los gobiern os indi anos; la consecu e nCia na tura l fue que en su inmensa mayo rí a los altos puestos adminiStrat ivos · · 1 clo recayeran sobre los es pañoles europ eos a pesa~ de qu e, tec~ICam en te , e s hecho de cruza ¡· el Atlántico o nacer en Am en ca no haoa difere nte a un es pañol d e las Indias d e uno nacido y avecindado en Espa ña. Por otra parte, los políticos españoles de los siglos XVI y XV II es taban imbuíd os de las doctrinas mercantilistas, e n sus formas mas crudas, qu e preco nizaban qu e la riqu eza consistía e n la posesión d e m~tales ?::o~sos_ po~ parte del Estado y es to los ll evaba a bu sca r qu e pasara a Espana la mayo cantid ad pos ible d e la plata americana, ya por el pago d e ~os 1mpuestos, ya por m edio de un a ba lanza comerCial favora bl e d e la rn etropolt fr ente. a los re inos de ultram ar. ILa política permanente d e España .d e obtener el ':"ax. lm o posib!e d e plar;1 y o ro d e los re inos_ a m er i ca no~ cul_rnmo en el establecimiento _ . . ·. d e una dependen cia colo m al de estos h ao~ <~quella1 . _ De todo lo ante rior puede mfenrse qu e aun cuando las en01 m es d1stanua s y el tamaño de América obligaban a la autonomía ~ n m~ch~s de l.as deos!~ nes adm inistrati vas y gubern amentales Y_ aún cuando la b CCIOn jUTJdiCa haCia a los rein os de 1ndias iguales a los reinos pemnsulares, co n sus derechos prop ios y sin su peditac ió n de unos a otros, d esde un pnnopiO los remos americanos fueron colonias en la práctica , po rqu e los altos puestos d el Estado y d e la Igles ia se o to rgaron , co n escasísimas exce pc10 nes~ a los europeos . porqu e tod os los órga nos d el pod er fun ci?naban e n Esp a n~ Y po rqu e las lín eas gener:des d e la política económica tendi an a favo rece r mas b1en a la 31 mttró poli q ue a los rei nos de las lnd1as. EL

REY*

El consenso un ánim e de toda la Cristiandad, e n los órden es jurídico Y 1:eligioso, ~ceptaba qu e el origen d e la autoridad r eal prove nía d e D10s, qUien • Los rey~s de la C
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HISTORIA ECONÓMICA D E LA NU EVA ES PA ÑA

GOBIERNO

demostraba hab er escogido al gobernan te po r el h echo d e hacerlo nacer dentro de la famili a real como titular d e un a legítima suces ión dinástica. El mismo ejercicio del poder del legítimo monarca era una prueba más de la voluntad divina de otorgarle la autoridad, ya que "toda potestad proviene d e lo alto". En el caso de los reinos d e Indias la autoridad real qu edaba confirmada por las bulas del Papa Al ejandro VI en favor de los Re yes Católicos y de sus d escendi entes , así com o por el plebiscito implícito qu e significó el reconocimiento d e la autorid ad r eal, el acatamiento a sus mandatos y la sumisión pacífica a su gobierno por parte de los habitantes de estas tierras durante tres siglos . En los tiempos modernos se cita la frase d e Luis XIV "El Estado soy yo" como una prueba d e la soberbia y arrogancia de es te monarca; en realidad no hizo sino expresar el estado d e cosas prevaleciente y comúnmente acept~do en todas las naciones europeas, incluso España , siempre qu e se entendiera al Estado en su sentido restringido d e la parte formal d e la sociedad política p erfecta , que es la autoridad , el pod er, el gobierno . Felipe 11 pudo haber dicho con mayo r modestia y validez "El gobierno soy " porque efectivamente lo era, o más · · · ·de

pientes doctri nas regalistas fu eron inclu idos por Roma e n el lndi ce de Libros Prohibidos. No obstante d e que gozaba d e todos estos poderes y de r echos, el rey d e España no e ra un déspota pues al consid erar que había r ec ibido la autoridad d e Dios tenía qu e ejercerl a en ben eficio de sus súbd itos y suje tar su uso al "Derecho Natura l y Divino , perenn e Con stitución de los puebl os". No podí a por ta nto d esv iarse d e las leyes de Dios sin rder la base más sólida de su auto ridad ello

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M~;¡~¡~¡~~inguno d e los órganos a ex 1st1r ni actuar s1 no era por voluntad del monarca, y S I tomaba alguna decisión por sí mismo es taba obligado a som eterla de inm ediato a la ratificación real. Queda así explicado que el personal de todo~ los cue rpos d e gobierno y administración del Estado fue ran n ombrad os y removi d os libreme nte por el rey , desde los m ás al tos ministros y consejeros hasta los empl ead os rnás modestos . Si los puestos más bajos eran d es ignados por au torid ades intermedias era porqu e el monarca h abí a d elegado explíci tamente esta f acuitad . El rey concentraba en su person a todo el poder del Estado. Sus derechos y prerroga tivas le d aba n las máx im as funciones ejecutiv as al frente del gobierno. Era el único leg islado r, juez sup remo d e sus súbditos , cabeza de la ad ministración pública y, por p~ rmi so del Papa qu e le h abía en co mend ado la eva ngel ización de los nativ os, era en 1ndias "Patrono de la Igles ia". Este últim o títul o implicaba la facu ltad d e propo ner al Pontífice· Romano los nombramientos_ d e obispos y de o tras dignid ad es religiosas, de rev isa r se ntenCias ecles i,'.stiCas , de permitir o imp edir la publicación en sus dominios d e los d ocum entos p ontificios y de decid ir en asuntos tales co mo erecc ió n de ca tedrales, desti no de los fondos reca ud ados po r co ncepto d e d iez m os, ac tivid ad es parroquiales, mi siones , liturgia , elecc ió n de super iores d e órd enes religiosas, c >ntroversias sobre jurisdicc ió n eclesiás tica, qu erell as entre miembros del ctero y, en sum a, en todo lo ecles iás tico menos en materia d e fe y de disciplina general. El abuso ll egó a tales extremos qu e se ll egó a sos tener que el re y es taba in ves tid o d e todos los poderes ecles iásticos , meno s los que requiere n el orden sacerdo tal. Los libros que exp usieron estas in ci-

em ás obligado por alejandrinas a impul sar la evan gelización y bienestar de los indios y, e n gener al, a establ ecer el marco político y social necesan o para factlttar a su s súbditos el que cumplieran sus deberes para con Dios y el procura r que vivie ran en forma política civilizada . H abía tambi én toda una tradición d emocrática en Castill a que limi taba en la práctica el poder de sus reyes. Los gra nd es pensadores d el Siglo d e Oro sostenían d octrinas políticas que hoy mismo hubi e ran sid o cons id eradas modernas y no era d esusado qu e los represe ntantes de los pu eblos hici eran a los re yes admon icio nes con frases duras que no p arece factible qu e congresos libres y sob eranos se atreviera n a hacer hoy en día a los presid ent es de la Re pública. Los visigodos, por ejemplo , d ecía n a s us nu evos reyes: "Rey ser ás si ac tú as rectamente y si no, no serás"; e n 15 18 los procuradores de las ciudades castellanas , en las Cortes d e Valladolid , le d~j eron nad a men os que a Carlos Y : Porq ue si bien los reyes tenga n o tras mucha s ca lirlacle;, como son lin aj e . di g nid ad, pot enc ia. honra, I-iq uczas, de le ites, es timaciones . e le. n inguna d e éstas le ha ce Rey según el de rech o, si n o só lo el adm in is t rar j u sti cia y as í lo debí a é l h ace r, pues e n verdad era mercenar io* de sus vasa llos .

Ju an Luis Vi ves proclamaba la igualdad de los h ombres , sin más distinció n que la que prov iene de la vi rtud . Martín Azpilcue ta soste ní a en 1548 que la potestad regia no perten ece por derecho n atural a los reyes ~ ino a la co munidad . Fr ay Al onso d e Castro argumentaba que "n adie es rey o señor d el pueblo, sino qu e los principados y señoríos ... proced en d el con se ntimi e n to popul ar". El eminente fil ósofo j esui ta Fran cisco Suárez afirm aba cas i un siglo despu és: Según e l mclen natural de las cosas , ningún rey o monarca ti e ne ni h a tenido de Dio s inm ediaiament c el principado político . sino mediante la ,·ol untad y la s In s utuciones hum anas.

* Ahora dirí;.un os

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por sus \~ as;¡l\o s'·.

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Por su p arte y cas i a l m ism o tiem po, e n 16 15 , Fray Ju a n d e Sa nta Marí a escribía: ... los monarcas deben comportarse en sus gas tos co nfo rm e al haber de la nac ió n y trabajar po r sus Re inos , pues que se lo pagan y tie nen oficio que les obliga al trabaJO ... También limitaba el poder real el r espe to qu e se d ebí a a las costumbres d e l pueblo que eran un a fuente viva y operante d el d ere c'h o , al contrario de lo cjue s~cede e n la ac tu alidad , cuando el derecho positi vo pasa sobre costum' bres mvete radas _Y P.retende modificarlas o aún hacerlas d esaparecer . En aq u ell os stglos mas bten se perseguía lo contrario, es decir que las leyes se acomodaran a la s costurr:bres o qu e .la cos tumbre se convirt ie ra e n ley . Igu al n orma se apltcaba tambten a los md10s como cl ar a m e nte lo m a nd ó el Emp erador : que las leyes y bu_enas costumbres qu e ant iguamente tenia n los ind ios para su bu en gobierno Y poiiua y sus usos y costumbres obser vadas y g uardada s despu és qu e son cnsuanos y qu e no se encuentren con nuestra Sagrada Religión ni co n las leyes .. . se gua t·den y ejecuten ".

g ra n pirá mid e d e la qu e él e ra la cú sp id e p e ro d e la q u e d esco nocía su m ag nitud y compl ejidad . Pa ra pod er llegar a la ha se y h acer o p e ra nte e l gob ie rno y p ara cum p lir su. altas fun cio nes leg1s la uvas y .JUdt cta les, el r ey d esca nsab a e n lo s co nsej os, q4e eran (¡tt<'( pos coleg tados de h o mbres d es ig n ad os po r su s co n ocimi e ntos 'y expe ri e ncia , qu e aseso ra b a n a] m o n a rca en los as untos d e estado y qu e con fr ec uenCi a gob e rnab a n e n la pra cuca cu a nd o e l rey se des e nte ndía d e su fun ció n d e gob e rn ar . \A g r a nd es r asgos po dí an d ividirse los co n se jos e n d os cl ases: los qu e se ocup aban d e las cues ti o n es ge ne rales o dep a nam en tales d e la m o narqtua en su co njun to y los qu e es taba n enca rgad os d e l go bi erno d e te rn to nos m dt vtdual es d e ntro d e ell a. \ Así ex isú a d e siglos atrás el ConseJ O Real y Supremo d e Cas till a; en ti emp os d e Carlos v fun cio nó u_n C~ ns e jo d e Esta?, o para as eso ra r al rey e n materias "d e gob te rn o d e E.sp a n a y Ale mania . hubo tambi é n Con sej os d e Ar agó n, el e Fland es y el e 1tah a e ntr e los ternto nales, y entre los ge ne ra les o qu e se ente ndí an co n ramas p a rtt ctd a r es se pu ed e n m e ncio n a r los co n sejos de g u err a y haCi e nd aH

EL Cü SEJ O DIO l Ol AS Apenas regr esó Col ó n d e su prim e r

Además, todo el mundo estaba enton ces consciente de q u e er a mu y difícil gobernar desde el otro lado del Atlántico sin equivocarse con fre cuencia , tal com o con cr udeza decía del re y Fra y Gerónimo d e Me ndieta: Y si. con Iclll or d e erra r v por ello desg r
;¡ Dios se deben rec ibir los cargos el e ... ¿con qu é temor deheri:t :tce ptar el gobi ern o de l nd ias , desde la con e de Esp aúa, el qu e nun ca las vió, ni sa be de qué color son, sa lvo el color ue la plat
gob~e rno

Por es ta razón , admi t ie ndo qu e podí a equi vocarse el r ey, ha bí a to d a un a tradición lega l según la Cital las r ea les órden es p odí an se'r obed ecid as y no cumpltdas cua ndo lo m a nd ad o fu era e n contr a d e ley, o fu e ro, o d e rech o, en. perJUICio ele pa rtes y ad olecie ra d e los vicios de obrepción y subr epc ió n . e nteml t ~ nd o p cn lo pnmero qu e el o rdenamtento es tu vie ra basado e n in formacwn falsa y po r lo seg und o qu e se basa ra e n in fo rm ac ió n insuficie nt e. Cuando estos r equisitos se daba n , e l súbdito hací a el d ebid o aca tami ento d e la orden rea_l p o ni é ndola so bre su cabeza (la obedecí a), p e ro d eclarab a qu e no la cumplta pOI- tal es y cu ales r azo n es qu e d e inm edi a to e nviaba p a ra su conoum te nto al n w n
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GO BI ERNO

HI STOR IA EC ONÓMI C A DE LA N U EVA ES PAÑA

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ia je, los Re yes C.nó licos en co)n.e n daron

el d es p ac h o d e los asu n to s o rdin ar ios d ~ las I ncitas a .J u a n Ro dr;gu ez d e

Fo n seca, p oste r iorme nte obispo d e 13urg os, qUi e n a p a rtir d e 1:)0 8 tu vo co mo asoc iad o a Fernando Lo p e d e Co n eh tilos, secre ta n o d e d o n F e rnan~o el Ca tó lico . Sin e mba rgo, a es to s dos p erso n aj es no se les otorgó¡unsdt coon p a ra resolver as untos judi cia les o adminis trati vo s d e ma yo r tmportanua . tales como e l go bierno d e la Isl a Esp a tiola o las rel au o nes ro n los ;tlm tra n tes y go b e rn ad o r'es Cr is tóba l Co ló n p r im e ro y Di eg-o C o ló n d es pu és, ele cu yo s n egoc ios co nocí a el Consej o d e Cas ul la. Mu y pronto se fo nnó de ntro d e l

en

_¡os~ e ~to rgaro ;1l as mism · :· · · CICm es y pn~· i l egtos qu e de Cas till a y la m ism a fac ultad d e h ace r leyes con co n sul ta d e l rey; tu vo la jurisdi cción su p re ma e n las I nd ias O cc id e ntales Y. On e nta les ( hi~pma s) Y sob re sus na t u rales. a unqu e és tos res tclt escn en Cas ull a, pro hthte nd ose '' tod os los co nsejos y tr ib una les d e Esp a ft a, exce pto a l d e la lnqt ii Siuo n , qu e tu vier a n inj e re ncia e n los as untos indian os .

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HI STO RIA ECONÓ MI CA DE LA NUEVA ESPA - A

reales cédu las) habían d e r eg ir e n e l vas to imperio español; h abi é ndose prev1sto que n o d ebía obed ecer se en las 1ndias ley ni providenc ia alg un a qu e no f:iub1 ese s ld~_.l?,.a,s~da y cor~..,u_,~i cada por él . . -~~~.i¡~~~-- al ConseJO el nom bra m1 e nto d~ "f~~~i~~~~~~s de al ~ ~;ll;g~¡;·-y¡~~ñrffi"1~ión de los de infe ri or rango; la fundación d e órganos de gob iern o en las Indi as, su vig ilancia y supervisión , revisió n de cuentas y a udito rí a d e las o fi cinas de la Real Hacienda , la promoción del comercio, la navegació n y los des cubrimi e ntos, la defe nsa militar en tierra y mar , el apresto d e las fl otas, el ve lar p or el bu en tratan:'iento de los indios , la funda ción de unive rsidad es y d e gremios d e co m e rCiantes, llamados con sulados , etc. Igualm ente entre sus fun cio nes administrativas h ay qu e contar las que co rrespondí an al re y com o "Patrono de la Iglesia" en Indi as: erección de obispados, fundaci ó n de co n ventos y mi siones, construcción d e ca tedrales y presentac ió n al Papa de nombramientos d e ob1spo~ y o tros prelados. Todavía ha y que ag regar qu e el Consejo fungía como orga n o d e con sulta d el r ey e n tod os los casos en que és te ju zgaba oportuno oír s.u or.inió n .\ fq&i!to'ttlbU!f.ít.íl'jli"nierf el Consejo cons tituía la co rte supen o r civ il y crim inal d~ últim a instancia d ~mde terminaban tod os los p leitos que por su cuanua amentaban es e último recurso, así co mo los jui cios criminales más gra;es ya por el delito mismo , ya por e l a lto ra ngo del delin cu ente.\ Como e ra lmj)OS lbl e qu e el ConseJO de Indi as mantu vie ra un a vig ilan cia permanente ele os altos func 1onanos el e Indi as a ta n larga distancia , r ecurri ó a d.os meca nismos intermi te ntes de supervisión: l as~!_sl~s yclo~ ju~oios . P,~ i> resJdeno
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fu e ran fo rmul ad as sobre h echos con cr e tos y no de un a mane r a vaga o ge n er al. Mientras dur aba el juicio el r es id en cia d o tení a qu e p e rm a necer en la loca lid ad d o nd e h abí a ej e rcid o la a uto rid ad y no cobrab a sueldo nmguno. 1 T od as las sentencias a virreyes, ca pita n es, generales u o i~ores tenían qu e ser pres e ntad as a l Co nsej o de Indias que las r ev isaba o co nfirmaba previa consu lta al rey en casos de condena grave. Las p e n as era n las m1smas que en las visitas. En la Nueva España e l Consejo d e Indias sólo tu vo qu e intervenir enérg ica mente contra un virrey en el siglo XV I en el cas_o del marqués ele Villarnanriqu e y en el siglo XV II en e l del conde de Banos. .. A los ojos co ntemporá neos puede parecer monstruosa la acumu laCJon d e facu~1ades de tan distinta índ ole e n un cuerpo coleg1ado qu e go be rnaba d esd e Nuevo Méx ico h as ta la Patago nia y de las Antillas h a<; ta la s Filipin as. De h echo el Consejo tu vo qu e ir especiali za ndo y subdi vidi endo las funciones d e sus componentes para lograr un a m ayor eficacia. Inicialmente el ConseJO e n pleno veía todos los negoCIOS d e una manera mfo rmal y flexible: pero d es pu és d e la r eo rga nizac ió n empre ndid a en 157 1 po r e l destacado JUnsta Ju an d e O va ndo , se hizo un a clara sepa ració n de las funcJon es judJCiales y las de gobierno. De esta manera, m1 entras el ConsejO en su c?nJunto se cons tituí a e n tribunal, se fu e ron enco m endando cada vez mas los asuntos d e gobie rno tales como los hacendarios , nav ales, militares y de protecc ión de los . . indi os a comités es peciali zad os más pequeños. La ges tió n de Ova ndo, autor ele las ordenanzas d e 157 1 y d esp ues presid e nte del Consejo, culmin ó co n la crea ció n e n 1575* d e la Junta de Ha ~ ciencia de Indias y en 1579* de la Junta ele Guerra de Ind1as , l asc u al e~ SI bien independi entes trabajaban en es trecho contacto con el Consqo. As1 ~ a Junta de Guerra es taba compuesta de los cuatro conseJeros d e I nd1as mas antiguos y de cuatro miembros d e l Consej o de Guerra pres1d1dos por e l presidente d el Consejo de I ncl ias para d es pachar los as unto s con ce rnl e J1le; a la d efensa militar de las Indi as y la protecció n de las comunicaCIO nes manllrnas . En un principio el Co n sejo el e l ndi as con staba de un presidente , cu a tro con seje ros, d•)S secre tar ios , un fis ca l y un rel ato r . M ás tard e se leagr egaro n rua tro co nsejeros má s y num e rosos e mpl ead os así como ui~ cr o n ista m ay<; r , un cos móg1afo y un m ate m ático . En su m omen to de max un a expa ns1on burocr á tica en 1690 ll egó a co ntar co n 29 co n sejeros y un a pl a nta d e c1en p e rso n as, desde con sejer os hasta portero , lo que e n nu es tros u empos p arece mu y poco, pero que en aquellos tie m p os se co n s1deraba un a corrupte la int(1le t ahie p or lo disp e ndi osa. El esqu ema de o rga nizac ió n d el Co nse jo era r ac io nal y sen cill o, con s~ b a de dos sa las , un a d e Gobiern o y o tr a d e Ju sti cia, cuyos m1 e mbros se divJdi an en ministros to gad os que adm inis traban j u sti cia, consej eros de c_á mara qu e participaban en los ple nos y ministros de ca pa y es p ada que un1 ca m e nte • Segun [squi vel Obregó n fu ero n crearles ··co n cadctcr perrnencnte"' e n l oOO y J:,C)'l resp ec li,·a rn cnte . Nn confundirlas co n los C:omcjos de 1 \a<:icnda y d e Cuerr;¡ que e r;¡n P"L 1 Europa .

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

tomaban parte en los. asuntos militares y de gobiern o. De 1604 a 1609 las salas .es tuvieron auxiliadas por cuatro secretarías que en la última fech a se reduJeron a dos , una para Nueva España y otra para Perú , cada un a co n su secretano y su fiscal. Co~ el pretexto de que el Consejo ya era muy num eroso, se creó una especie de co misión ejecutiva en 1600 con el nombre de Consejo de Cá mara de Indias , cuya pnnCipal función consistió en formular los nombramientos / de los empleados de América. Se dice que su creación obedeció al deseo del conde de Dema, después duque de Lerma, favorito de Felipe 111 , para así obte~er en su favo~ y en el de sus amigos los beneficios e influencia que Implicaba esta funCion; sm embargo el Consejo de Cámara fue suprimid o en 1609, antes de la caída del valido y restablecido en 1644, cuando ya no gobernaha. Alamán, entre otros, ha afirmado que los consejeros de Indias hahían hecho una l ~rga carrera en las audiencias (tribunales) de América y Filipinas, que les h_abia proporcionado expe nenCia y notables co nocimientos para el desempeno de sus ca rg~s. Es~a afirma ción no es correcta para los siglos XVI y XVII. Los func1onanos .JUdiCial es efectivamente empeza ban sus servicios en tnbun ales menores como los de Santo Domingo o Panamá y de ahí podían avanz.a_r, pm e¡emp lo , a las audienCias de Guadalajara o Charcas , para despues pasar a las de las cortes virreinales de México o Lima; pero ahí generalmente termmaba su ascenso. El paso de un tribunal americano al Co n~e¡o de lnd1 ~s fue s um~mente raro y as í tenemos que el Consejo de Indias constituyo el esca lafo n de ascenso para los juristas peninsulares , quedando GlS J excl uídos los americanos . Mark Burkh older ha en co ntrado q~e durante el reinado de la Casa de Austria sólo ocho person<J S ft, eron p10mov1das de una audienCia ame n cana al Consejo d e Ind ias y de és tos s iete reCibieron su ascenso entre 1589 y 16 13. En cambio, de 2 17 letrados qu e reCJbJeron nombramientos en los s1glos XVI y XVII p ara el Conse jo de Ind ias. a proximad amente la te rcera parte fueron promov idos al Consej{¡ ele Casti ll a. A la carenc ia de conocimientos de primera mano de las Indias por los conseJe~os h ~y que agregar la gran rotación de tales fun cion arios que se p1esento a fmales del s1glo XV II. cuando la decadencia d e la monarquí a habsburguesa ll egaba a su sima más profunda . Durante los :15 ;¡ños de re mad.o el e .carl(:s 11 fu eron nombrad(~ S por los menos 72 consejeros ele 1~dias, de estos 23 mun eron desempenando el carg-o, 19 fue ron elevados rapid háhiles durante la segunda mitad del siglo XVI- para discutir los asuntos c¡ue se le sometian . El resultado de sus discusiones se consignaba en documentos conocidos como consultas en lo~ que se resumía n las diferentes op iniones de los va rios miembr-os del Conse_¡o de tal manera qu e el rey estu viera su flcientemen te

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informado para tomar su decisión. El monarca podía aceptar la opinió n de la mayori a o, si el a~ unto no era claro, pasaba la, consulta al ConseJO de Estado o a un g rupo especial para mayor discusion . La consu lta d e este nuevo cu erpo se regresaba al r ey para su resolución que se com unicaba al Consejo d e 1ndias por escrito. Este a su vez preparaba los ordena1men~os correspondientes qu e tenían qu e ser firmados por el rey antes de ser e nviados a las auto ridades de 1ndias. Las consu ltas en el siglo XV I eran lúcidas, equi libradas, !Jien razonadas , basadas en las pruebas y en los precedentes y, por tanto, log1camente conservadoras. Como el Consejo era un cuerpo deliberante, más q~e ejeCUtivo, casi nun ca tenía iniciativ as propias ni proponía políucas de caracter ge neral 0 de mediano y largo plazo, si no que las políticas cons tructivas se ongmaban usualmente en las Indias; sin embargo , las leyes estaba n b1 en meditadas, eran justas o cuando menos bien intencionadas:. aunque t?das eran promulgadas con tal retraso que muchas vec~s se nuhhcaban a SI Ims~ as. Mientras reinó Felipe 11 que era Jabonoso y le1a todos los papeles, tema mtehge noa para captar su' puntos ese nciales y voluntad para tom~r decJSion~s, e l SIStema más o menos fun cionó a pesar de su s falb s. Con Felipe 111 y r- ~ hpe IV , qu e dejaron el gobierno en manos de favontos, y con la Idiotez congen1t.c1 d e Carlos 11 . todo el proceso gubernamental entró en 1ranca decadenCia. La co nsulta. que inicialm e nte había sido útil para presentar los ci1ferentes pu n tos de vista , degeneró e n el siglo :-:vtJ hasta conven u-se en una rutma larguísima e in sensata . Se r egistraban las opin ion es y argume_ntos de cada consejero incluso cuando había unanim1dad o con senso. Aclemas, las consu ltas dejaron de reflejar las discusiones en las_¡untas: los co_nse1eros abandonahan la mesa en medio d el debate para [onnular d esp ues sus opm1ones en privado. Entre las id as y ve nidas el e los papeles, los expedientes se acumulaban s in contarse co n un registro eficiente de ell os. S1 se necesitaban documenr.os anter iores había que pedirlos a los archivos d e Simancas. ce rcanos a Valladolid pero lejanos ele Madrid, con el consiguiente retraso. Durante el rein ado de Carlos 11 se nombraron como co ns ejeros supe rnu merarios de Indi as a perso nas que ya tenían otros cargos y responsab ilid ades, con el solo objeto de aumenta r sus emolumentos y co mo mues tra del favor del monarca o d e sus ministros. También en esta é poca llegó al ConseJO de Indi as la práctica ini ciada bajo Felip e JI y genera li zad~ en todo el escalafón administrativo d e que el gobierno vendiera pública y o fi cialmente los puestos con el derecho del comp~-ado r de legados y ve nd erlos. Se di o el caso de que a la muerte del marqués de la Laguna y conde de Paredes, su puesto _en el Consejo de Indi as lo heredara su hijo de nueve años . Con la prolife raCJ?n de consejeros supernumerarios y fun cionarios el Cons~jo tu vo probl emas hnancieros , traducid os en atrasos en el pago d e salanos. . La situación llegó a ser tan grave que a fmales del siglo XVII hubo un seno movimiento de reforma insp irado por el pnmer mmJStro conde de Oropes~. En 1687 se suprimieron los cargos en los consejos que ~ub1eran sido adq UIridos por compra , aunque dejando a sus prop1etanos el titulo , el ran go Y un~ renta del 5% sobre la suma que huh1 era n pagado p o r el pu es to ; se es tipulo

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también que no se repondrían los cargos supernume ra rios cuand o quedaran vacantes. En 1691 se disminuyó el número de miembros de los co nsejos, con lo que el de Indias se redujo a tener un presidente, ocho consejeros togados, dos de ca pa y es pada , dos secretarios, un fiscal y nu eve empleados ; los sohra ntes se retiraron con la mitad de su salario y con la opción d e ocupar las vacantes . La gra n len titud e ineficiencia co n que trabajaba el Consejo de Indias no sign ifican que su desempeño hubiera resu ltado negativo . El Consejo mantuvo un a lto prestigio en España, en las Indias y en el extranjero co mo un cuerpo excepcionalmente bien informado, para lo que se acostumbraba en aquellas épocas, no sólo en asuntos administrativos, sino tambié n e n recursos natural es, flora , fauna, geografía, situación económica , problemas sociales y e n fin en todo lo que pudiera concernir directa o indirectamente al buen gobierno. Tuvo también merecida fama el Consejo de ser _~dente y ju sticiero, como parecen probarlo la legislación y las resolu c iones judiciales que ·eriiitió. Igualm ente siemp re se ha co nsiderado que los co nsejeros, con algunas excepc iones, fueron probos y ho nestos . Todas estas virtudes del Consejo / lucieron , por supuesto, más claramente en e l siglo XV I en que Carlos V y Felipe IIII evaron co n mano firme las riendas del gobierno, ya que en el XVI I sus sucesores, menos capaces y responsables, las encargaron a fa voritos, ministros y órganos colegiados , cuyo poder estaba sujeto a alternativas palaciegas de favo r e intriga lo que limitaba la posibilidad d e imp oner políticas de largo plazo'L1

los reinos de la monarquía co ntribuyeran a sostener la Guerra d e Treinta Años, Jos ay untam ientos del pais propusiero n qu : se les convocara a una asa mblea gene ral que discutiera la cont nbuc10n d e 250 0~0 ducados (343 750 p esos) durante 15 años que se Impuso a_ la Nueva E~p ~ na . El virrey ma rqués d e Cerra lvo se op uso a co nvocar una~ Co rtes Mex_Icanas, que a es to equiva lía la id ea. y, au nqu e el cabildo de_ Puebla persiStiO en ella durante ,·arios m eses , quebrantó su res iste nCi a negandose a pro porc 1onar md1os que trabajaran para los poblanos . . . . . , _ L":}r~.:;." Al principio , sobrelos mumqpms¡form ados por los c~nqlllstadoJ ~s ~ r !;?an los -ca _itanes __de las e ~ e co nqul.st.~ q~ e fu¡:g¡ an c~.!!'Fa ·· · · · · · · ·.' · brera confendo la au"t0n · a · , · , que eran una a'e u·n contrato , para emprender una expediCion d e descubnm1ent~J,. conquista y colonización, ya porque los soldados mismos los hubieran elegid o y el rey posteriormente los confirmara. . . . . El go bi e rno ele los co nqui stadores fue breve e ~ne stab l e. Lo s dividieron rivalidades, celos, pel eas y asesinatos que en el Peru culmm_aron en la guer ra civ il y la rebelión abierta; por eso la Corona nun ca co nfio en ellos ya n:uy pocos le s encomendó per manentemente responsabilidades admm istrativas. AJ cabo de muy breve tiempo fueron susutu1dos p<~r abogados, funCionarios, eclesiásticos y o bedi e nte s buró cra tas, corno era log1co que suced iera, Y así al go bi erno de los cap itan es suced ió _e l de la ~ audu ncws, tnbuna les para administrar justici a. a los que se Invi stio tamb1en de f acu ltad es ejecu ti vas. Fin a lmente, Carlos V creó en Barcelo na en ,!2~_?. el v1rremato d e la Nueva Espa 1ia , a l frent e del cual goberr~_aría un virrey._ . .. . . . . Los virre!,!l.~~?~}OJ!St~!~.!l...~ ,$.~~s~atJvo_: ~~~a_n~~ - ~l_ monarql!J~ 9Ii!l.anacar~Qnesa h a ía i([erna~QS.terr~tor~os1epnos.:d.e.~ ia.i_p_enQ _!!JOOiterráneo,:::o n la fo rmaCion d _e l remo espanol al ~n1rse Cas ulla a"Aragó n y con el descubnm1ento de Amenca, el SL'i te m a ~ m e i~al _no hutlf sino.lmodi fica rs~_ex.te_o.cter,s_e__ para satisfacer..las..cn&ésldad.e~:de ... u.n. Jmp.e r o f m~ ffus ta man era, co n la c re~c ió_n d e _los virre_matos,de la Nue~,: ~paña y del Pe rú , ~11Í-~r~d~ __vJrreJnat~w.!P.~9~- ~J,l~V~., p~e~ existian los de Aragón ~-º~-~lu!!~::Y.:..afencia·;· Navarra~ Cer enar~J~ij!ª..s .::l'ia/

e~~"~pltu áciori~

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l icencia::·~)ndlciomiéi'aa-io5lérmlños­

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El gobierno español fue estableciéndose en las Ind ias de una manera espontánea a medida que los españoles iban colonizándo las. Los co nqui stad o res al fundar ald eas, vi ll as ~· ciud ades les daban un ayuntam iento o gobierno municipal en cuya elección participaban normalmente los flamantes vecinos que, siendo tan pocos, casi todos recibían un cargo en el ayuntamiento; a \'Cces, sin embargo, e l gobierno municipa l era design ado directame nte por el gobernador o cap itá n ge neral de la tropa. En Espai'la , durante la Edad Media , el municipio nombraba sus representantes, ll am ados procuradores. para qu e reunidos con los d e otros municipios, cua nd o las circu nstancias lo exigieran , formaran las Cortes, cu erpo deliberativo , leg islador y fiscalizador d e la Corona. Este tipo de gobierno representativo nun ca tu vo lugar e n la Amé ri ca española porque al mo m e nto de la Conquista el ejército de los municip ios de Cast ill a fue derrotado por las fuer zas d el Rey-Empe rador en la batall a d e Villalar y co n e ll o las comun idad es p erdiero n su poder e ind epe nd e ncia y los reyes fueron sumamente su icaces de · · · · · · iones de las co

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Teóricamente ~!_yirLQl.~nía ..E.~~::_e~ -~~I]ad.os:if> orqu e corno 1epi ese ntante de la real persona podía actuar y éfeodn· sobr e cualqui er as unto , como si lUcra el 1-ey mismo el qu e gober n ar~!, ~n to_clo lo que no ~~~ ~-J era es pe_: ~~!.,, p ro hibic ión. Esta inmensa ~uto_r id ad se c:rti?_!Za~a;J)()_r __I~ ~~!~~~~g"'~~~JJ; comumcaoones con la metropoh xJ.~~ns~~~líiS:l:Slii[~~ .. .... ... ".' obligaban frec u~ntC]JJ G!lt~,á.L..iiii,ey:.,ª-=@i~nes SbJ~.. plafi't~daai~~ stdquTeme~ra .:,; [a-;ruestÍÓh af'Consej()-iJelñCiiaSüotros .Órganos Qe . gQ.) _e[J}() _f;\ _I<;::~ _.s>_S__ ~.I_! ~ lf:spamr: · ~ . \.on el tiempo , J;¡ ampl itud d e los poderes de los pnm_cros v1r:eycs se fu e limita ndo por la ohliganó n q ue se les 1mp uso de Informar ,¡J gob1e1no lll<'iropnlit ;l!lo detalladam ent e de t< x-_los s~ts ;¡ctos d_e go b1 c rno ypm .''1 mmu ~ ciostdad co n CJIIC se l q~ i s l aha desd e F.s pana . Ad!"mas , e n L1 m ed ida Ul que se ,

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

complicaba la administración, el virrey vió limitadas sus funciones por var 1os organismos que, aunque subordmados a él según la ley , estaban formados por _funCiona nos Importantes designados por el rey, muchos de los cuales pod1an llegar directamente hasta el monarca o sus consejeros. Igualmente, la Corona :Jaba nombramientos a los gobernadores y corregidores de pueblos de_ espanoles, por lo que los jefes de las mayores subdivisiones políticas no eraneleg1dos por e l VIrrey; así, aunque éste vigilaba estrechamente a dichos funCJonanos Y a los correg id ores y alcaldes mayores de los pueblos de indios. era usual que todos ellos, asesorados por los cabildos de sus cabeceras, eJ~rc1eran amplios poderes legislativos, ej'ecutivos y judiciales en su jurisdicCJon . . S e . ; é Bravo Ugarte, l~L;;l,.lfl?uciones del virrey podían reducirse a c. ~.c?~ . · · ~~l:gp;,)BtJ.>.i~~~il~f.afi/Jit. _ "~"?1-~-Bctf''de I,a:· ''údi~nciáSstiff~ 1

,smn, · •:t:\~~,tt-Jcac¡~~t-·"we-patroriato di'> '!á 'Tgles!OO'

1

Como gobernador, el virrey vigi laba el buen tratamiento ele los indios; cles1gnaba alcaldes mayo res y corregidores, excepto los de real nombra m~~~t~ Y dctcr~1~ado~ ~obernadorcs, como los de Nt1cva Vizcaya, Yucat;ín Y P nas, expcd1a dcc1 e tos , bandos y ordenanzas de buen gobierno, revJ s,tbles por e~ Conse¡o de lnd1as; atendía a la alimentación, sa lubridad y !ll?raiJdad publ1cas, y de manera supletona y co mplementaria, a la mstrucoon ~ bcnef lccnCJa. Los nombramientos de empicados públicos , muv escasos ~n numero. se _hacían de acue~do con una rutina fija, sobre la cua l .cl vitTC) egalmente tema poco o nmgun control. En los asuntos nnportantcs de la admmlstración, antes de resolver, el virrey debía consultar con la audiencia . en lo que se ll~mal?a el "real acuerdo", aun cuando no estaba oblig;¡do a segUJrsu opm1on. tntrc sus atnbuc10nes de gobierno estaba también la el e presidir el cabildo de la c1udad de México, lo que habitualmente realizaba por mecho de un representante. En su c;¡Jiclacl_ de capitanes generales, los virreyes tenían encomendada 1;¡ defensa Y paCifJcaCJón del reino, pero como no había un ejército pcrrna , nenre en la Nuev;¡ España y sólo mntaban co n una pequeña gu
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El virrey vigilaba la tesorería de la Real Hacienda, siempr~ asesorado por Jos tres oficiales reales que guardaban la ll ave y ll evaban Jos hbros de la Caja de México y de otras cajas. Las decisiones finales en cuestiones hacendanas las tomaba la Junta Superior de Real Hacienda formada por el virrey, el oidor de mayor antigüedad, el fiscal y el oficial real más antiguo. Cuando se estableció el Tribunal de Cuentas ele México, el coutador en jefe, aunque bajo la supervisión del virrey, se c~nvirtió en el más importante de los oficiales reales y gozaba de constderable mdependenoa. Stn embargo, en materia hacendaría las distintas autoridades se vigilaban entre sí: el virrey, la audiencia y, en mucho menor grado, algunos gobernadores y corregidores tenían derecho a intervenir en los a:tos de los tres ofiCiales reales encargados de cada caja y a su vez éstos ejerc1an cons id erable tnf1uencia sobre el poder civi l, ya que en México, Puebla, Veracruz, Guadalajara, Zacatecas, Durango, Oaxaca y Mérida, dondequiera que hubiera una cap, Jos oficiales reales tenían voz y voto en los respectivos cabildos. Por otra parte , dado que no se podían hacer pagos legalmente con fondo,, de la tesorería sin autorización previa de la Corona. el virrey no podía efectuar gastos por propia decisión. . . . Por último , aunque el virrey era vice-patrono de la Iglesta, las destgnaoones de las sedes episcopales y prebendas eran hec h<:s en España y él solo podía formular recomendaciones sobre las investiduras , la concesión de beneficios y proveer los curatos, escogiendo de las ternas que le pasaban los obispos; distribuía también las pro vincias de las órdenes religiosas, asesorado y presionado por la jerarquía eclesiástica . El periodo virreina! fue en realidad de cluración inclcfinida como se puede ver a continuación:

Duraaón del Pníodo

Número dt' Virreyes

Siglo XVI

Siglo XVJJ

Total

l

l 1 1 1

15 alios 14

12 11 9

1 1 3

H 7

6

l

5

~)

4

3

3

l

2 1 alio o menos

2

3 6



:t'l

1 2 3 2 3 4 2 3

8 32

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HISTORIA ECONÓM I CA D E LA NUEVA ES PAÑA

Mu chos de los pe -· d · · al . renun . . l ,Io os VIrre m es se vieron cortados po r la mu erte o or oa, deposiCion u otras Circunstancias, lo qu e hace todavía más d.f ·¡ e ncontrar alg una regu larid ad en ellos. I ICI . Durante la octava década del · ¡ ¡ · · · ., , virreinato de 1 N E stg o XVI a JUnsdiccto n geogra fi ca del a ueva spana llegó a ser eno , . p 1 limites ftios y podía ex tend . . . . rm e. or e norte no tenía por el sur aba rcaba toda la ~~~rTd~mtda~nente ?asta las re¡sion es árticas; . ca entra ' mcluida Costa RICa; por el es te comprendía la Fl .d y sus d ependenc:I ~.Y las A~ttllas, y por _el oeste ll egaba a las Islas Filipinas xico, Guadala 'ara . meo au tenetas habi a en es te mmenso territorio : Méd e Manila; p~ro d:~lf~malt' Santo lDommgo y formalmente desde 1583 la admini~trativo del virre;,s~na%~n~e a~ dos pnr~eras , pertenecían al distri to mspecetón superior en emas no tema mas qu e un derecho de generales y en f e d d erecho pronto se res trinasuntos ió d 'd t mpos e guerra . Este pasaron a ser gobernado g a me t a qu e los prestd entes d e las audiencias los títulos d e 1 . res y capitanes ge neral es ·efectivos. En ning uno de , os VIrreyes o e n las mstrucc· · · limites y ex ten sión del . . 1 IOnes a estos se preosaro n los V Irremato qu e es co rres d ' b N ueva Ga licia el poder d el · . . . pon ta go ernar. Aun en la 1543 se creó en G d l . VIl rey era cas i nommal: al fund a rse ese reino en .. ua a
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:~: ~~~~r~~ l~g~~~~ÍV~ r ejecu~ÍVO SObre~~~ ~UO~V~ ~:j~~~- ~~ ;~Í~I~~ ~I~~~~j~U~~

Tabasco permanecier~~ Ic~, 'd u ev~ Leon .Y Coahutla. En cambio , Yuca tá n y Audiencia de México. ni os a VIrrema to d e la Nueva España y a la .,., ~ El salario de los virreyes e ¡ · . . VIrrey no cobraba más d e 11r~~Oe a tiva~e~te _corto al pn~c ipto. El primer rectbir servicios personal ~esos . ano , pero tema el d erecho d e encomtend a y tributario:si aprov~IOnamiento d e los ind ios no d ados en sucesor don Luis de Velase trecá~s el rey; este derecho , se le quitó a su de 2 750 p esos En el odpa re, a qui en se le compenso con un aum ento fu e increm ent~d pe_n o o d e gobt ern o de este exi mio virrey su sueld o ¡ , . o en cua tro ocas 1ones deb d 0 tte rras. Por últim . ' I .. a a gra n cares ua d e estas 1 p esos suma en q~~ equ~~~d: d el ~7eydfu el fiJ ado por Felipe 11 1 en 27 500 1700. as ta e m e a Casa de Austria en el ai'io d e Ad emás d e su salario , el virrey recibí d . . mente era d e 5 500 pesos , d a una ay u . a para VIaJe que inicialde salario d e o tros 8 2~0 y mas tar e d e ~ 250; reetbía tambié n un ad elanto - pesos que no teman que se r devueltos si moría en el

* Es tos s ue ld os se da ba n e n ducado . . pre n sió n . U n d uca d o equi valí ·¡ a 11 . s¡ p e l o se h a n con ven•d o a pesos p ara s u mayo r o m pla ta. ' ' Jea es ; un p eso tení a 8 r eal es y co n tenía 27. 06 g r am os d e

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cargo; gozaba d e las exenciones de varios impu es tos que equivalí an a unos 27 500 p esos y hacía el viaj e en la nao capitana sin qu e él ni su séquito pagaran pasaje. El número de sus acompa ñantes no e ra d es preciable : solían ser más d e cien , cuya ma nu tención en alguna forma le incumbí a; como para esto no era suficiente su salario, a menudo el virrey daba prefere ncia a los de sú séquito en la colocación de empleos, con las consig uientes quejas d e los no agraciados. En cierto sernid(), e!..,EO~~r ... S,.~I virrey trascendía el la_p,s,o . d ~su . mandato. .til , ~.J ·-&· ~ ' ~ ta i -o1lbi!:;;.a·~:. u.tt'lit&:I!Ltima~:lfi{ied~t . ~ C~J'l '~~~~: .e ·' . ~~- •. ·-. por un a ley d e lndi as cada virrey~·al separa rs e· del marido, tenía a 6 · tgaoón de dejar a su sucesor una instrucción escrita sobre el estado de la administració n pública , así co mo sobre la situación del país en todos sus aspectos. Algu nas de es tas instrucciones resul Lc1.ron documentos notabilísimos. 34

La aud iencia en las Indias ~·~ · ~'¡i\lfi~fi.ttl!d0.t}'liil;áS.E¡tij¡jgP,"~;q!{~.f;\~~~J;..y~J:te,y ,y-:f @L:., ".FL~~.. t~..r,;d.ei-~'e:Qhséjd",qxl~i\~~~ pues la primer a se fundó en Santo IJom mgó 'en S I JEn España las a udiencias era n casi exclusivame nte tribunales d e justicia; en América, aun cuando tuvieron como modelo las Reales Audiencias y Cancillerías de Vallad olid y Granad a , tuvieron funciones de gobierno mu y impo rtantes qu e nunca ll egaron a d esempeñar las peninsulares. En ciertos ten·itorios relativamente vastos, fuera de los límites de !os virre inatos, las audiencias gobernaro n como verdad eros virreyes coleg iados , mientras no se nombró como autoridad sup erior de su jurisdicció n a un virrey o un capitá n general. Fueron gobernadoras, por ejemplo, las a udiencias d e Santo Domingo en 1524-1529 , la de Méx ico en 1527-1535 , la de Panamá en 1538- 154 2, la de los Confines (Gua temala) en 1542- 1560 y la de Nueva Galicia en 1548-1572 . Segú n el historiador a rgentino Enrique Ruiz Gu iñazú las audiencias americanas se div idí an en virreinales cua ndo estaba n radicadas e n la capital de un virreinato y pres idid as po r el propio virrey, pre toriales cuando las presidía un capitán ge neral, y subord inad as cuando , estando situad as fu e ra de la sed e d el virreinato , es taban obli gadas a cumplir las órdenes, cédulas o despachos qu e los virreyes de México o Lima , en su caso , les enviaran en materias de gobie rn o, guerra y administració n d e la Real Haciend a. En el te rrito rio de lo que hoy es la República Mexicana ejercieron jurisdicción tres audiencias, correspo ndi endo cada una d e ellas a una diferente clasificación de las de Ruiz Gu iñaz ú : la Audiencia de México , segund a de Amér ica y primera pro piam ente co ntinental, creada por céd ulas emitidas en Burgos el 29 de noviembre y el 13 de diciembre de 1527 y que a pa rtir d e 1 5 ~5 pasó a ser "virreina!"; la Audi encia d e los Confines, cread a e n 1543, con sed e e n Gua temala, qu e podemos ll amar pretor ial po r res idir en aq uella ctu dad un Ca pitá n Ge neral, y la d e Guad alaj a ra , qu e res idió en Compostela

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

GOBIERNO

desde_ su creación en 1548 hasta 1560 en qu e se trasladó a Guad alajara, y que Siempre fue una audienCia subordinada. Los límites entre la Audiencia d e Méx ico y la de Guadalaj ara los fijó Humboldt de una m anera aproxim ada traza ndo una lín ea que com enzaba en las costas del Golfo d e Méx ico 40 kilómetros al norte de la desembocadu~a del r~o Pánuco , se dirigía hacia el occidente y pasaba al norte de San LUis Potosi. Desde ahí seguía el límite meridional del hoy estad o de Zacateca s Y los lm~eros entre Guanajuato y J alisco has ta el Lago d e Chapala , y al atravesar J~_I sco_ ~ ruz a ba entre Zapotlán (Ciud ad Guzmán) y Sayul a hasta el , sur de Punficac10 n para finalmente terminar en el Océano Pacífico un poco 1' al norte de Manzanillo.* Todos los territorios al norte de esta línea correspondían a la Aud iencia d e Guadalaj ara, los del sur, a la de México. Más al su;. correspo_ndían a la Aud~encia de Guatemala, Chiapas y todo Centroamenca, h abiendole perteneCido la península d e Yucatán y T abasco has ta l 5~8 .>' 1_550 res pectivame ~te, en qu e ambas regiones se as ignaron a la J~n.sdiCcion de la. AudienCia de _México. No siempre la d emarcació n de hmnes entre las difere ntes auton_dades era clara. En la N~eva Galicia , por . eJemplo, a pa rtir de 1574 el p_residente de la Audiencia d e Guada lajara e ra el gobernador, pero no el capitán general de dicho reino ; la jurisdicción de esta audienCia a~a~caba también Nueva Vizcaya, Nuevo Leó n y pos teriormente Nuevo Mexico; pero en cada una d e es tas p rovincias mandaba un gobernador que d ependía del virrey, en su ca rác ter d e cap itán ge neral de toda el área. . Las audi~ncias terúan atrib uciones d e go bierno, d e control de o tras auton~a~es Y JUd_ICiales. En tre las facultad es d e gob ierno de la Audiencia de MexiCo la mas Importa~He era la de formar junto con el virrey el real acuer.d o para el es ~udio de los asu ntos importantes y para cumplir la funoon legal revisa r y aprobar las ordenanzas de las pobl ac ion es, así como la d~ legislar lo n ecesano e mmediato, en todo aquello ·no previsto por la legislacw n real p~ada por el ConseJO de Indi as, con la responsabilid ad de hace r .r.espetar los hm1tes legales d e otras jurisdicciones civiles o eclesiásticas. T an;bien era func~ón de gobierno d~ la Aud iencia de Méx ico integrar , a traves del Oidor _mas antiguo, con el virrey y los o ficiales reales , el Acuerdo General d e H ac ienda y después , cuando se formó la Contaduría Mayor d e Cuentas , aseso rarla por medio de un Oidor; cuando ah í se pr esen taba un I~ Cid ente de JUStiCia, cuatro Oidores debían determinarlo. Entre sus deberes fiscales s~ hall aba el d e f?rmular los aranceles, a los cuales d ebían aju starse l?_s notanos y o ~ros funoon an os pa ra el cobro de derechos, así como para fuar 1':15 obvenciOnes panoqu iales a que tenían d erecho los cl érigos por admmistrar los sacramentos. Sus d ec iSIOnes sob re cuestiones h ace ndarías eran mapelables. U n ~ función g ubernamental propi a d e las a udi encias indi anas e ra cuid a r de la mstruco ó n y del buen tratamiento es pi ritual y corporal de los indios,

no só lo a pedimento d e parte , sino d e oficio, por e nca rgo y d elegación expresa del Consej o de Indias. En la Nueva España se establ eció el Juzgado Ge ne ral ele Indios, un a corte sumaria que fu n cionaba bajo la supervisión de la aucliencia, dedicada a la protección y d efensa d e los indígenas; pero en o tras partes las audiencias se encargaba n directamente de ello. Tambié n se confió a es tos cuerpos co legiados la d efensa de los derechos eclesiásticos del rey, patro no d e la Ig lesia en las Indias, con énfasis esp ecial en la protección de los indios co ntra posibles explotaciones por parte del clero ; en esta capac idad conocían, por consiguiente, de causas relativas a diezmos, retenció n de bu las y usu rpacio nes en contra d e la jurisdicción real. La máxi ma func ió n d e gobierno la ejercía la Audiencia de México cua ndo se encargaba d el pode r ejecutivo en la N u e va España en caso d e vaca nte d e virrey y ento nces la Audiencia de Gu adalajara debía obedecer sus órdenes . Sin embargo , d es pués d el motí n d e I624, en que la Audien cia de Méx ico se e nfrentó abier ta mente al virrey marqués de Gelves, se tomó co mo regla pe rmanente el nombrar gobernadores sustitutos y prelados virreyes prov isionales para hacerse cargo del ma ndo entre un virrey y otro. Se volvió al antiguo sistema hasta 174 1. Los pod eres de las audien cias como organismos de control eran también mu y g ran d es; tenían el d erecho de inspección sobre las autoridades locales , tanto políticas, como judiciales, y la de México , aun cuando sujeta a la auto ridad d e los virreyes , ello no impedía que pudiera fiscali zar la ac tuación d e es tos altos fun cionarios. Los mismos nombra mientos qu e otorgaba el virrey para ocupar un cargo podían ser rev isados por las audiencias cuando alguna persona que se sintiera injustamente postergada apelaba a ellas . Por último, las audi encias co nocían d e los juicios d e res id encia instruidos contra funcionarios qu e no fueran virreyes, gobernadores u o idores y podían no mbrar j ueces pesquisidores en casos graves. Las aud iencias eran , sobre todo, tribun ales de apelació n que reafirmaban la su premacía d e la justicia del rey sobre la de los gobernadores y que vindicaban no só lo los d erechos d e los particul ar es entre sí, sino los d e los súbditos ante sus gobern antes. Según las ordenanzas de la audiencia de 1528 las apelaciones contra las decisiones d e los gobernadores , alcald es mayores o ju sticias habían de hacerse ante la audiencia; e n negocios has ta d e 600 pesos podían recurrir indistin tam ente "e n súpl ica" ante la misma audiencia o en apelación ante el Consejo de Ind ias, p revia fian za d e la cantidad en litigio ; por lo qu e tocaba a as untos de m ayor cuan tí a no cabí a sú plica sino a pe lación al Consejo. Las sentencias d e la a udi encia d es pués de una súplica te nían carác te r d e definitivas si n posibilidad de ulterior recurso. Tampoco se admitía apelación en se nte ncias sobre causas criminales. La audien cia sólo tenía jurisd icción civil y crimi nal directa en tod as las instancias en un radio de 20 kilóm e tros alreded or d e la ciudad de Méx ico. Las o rde nanzas de 1528 fu ero n mod ificad as por las d e 1530. En ell as se establec ió que las sente ncias e n negocios de l 500 pesos o menos no e ran apelabl es sino sól o revisab les por súplica co nfi rma ndo que la sentencia dictad a e n la rev is ión no admití a recurso. En asuntos de mayor cuan tía se podía

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C *La cédu la d e 13 d e febre rod e 1548 qu e fundó la Audi encia d e Gu adalaj ara le as ig nó a

ol!rna como pa rte d e su JUn sd JCC IÓn; pero es to no tu,·o efecto.

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

apelar al Consejo d e Indias; en ma te1·ias criminales se admitía apelac ión al Consejo en casos de pena de muerte , confiscación d e bi enes por más de 1 500 p esos, mutilación o des tierro; las demás admitían sólo súplica. Las atribuciones judiciales de la Audiencia de México e ra n tan gr andes que limitaban la misma autoridad virreina!, pu es si alguien se creía agr av iado por algún ac to o determinación del virrey podía apelar ante la audiencia, en cuyo caso ésta pedía los papeles del caso, encontrándose obligado el virrey a mandarlos suspendiéndose el curso del as unto mientras fallaba la audiencia. Igualmente, de las sentencias de la Audiencia de Guadalajara se podí a apelar a la de Méx ico en negocios de más de 300 pesos inicialmente y de 500 después; además , la de México intervení a directamente en las resolu ciones de la de Guadalajara en los casos de empate. Por decreto de 4 d e julio de 1570 se quitó a las audiencias d e México y Lima las causas civiles y criminales de primera instancia que se res ervaron a un tribunal especial llamado Sala del Crimen y a las justicias ordinarias locales, reservá ndose a esas audiencias sólo las segundas instancias de súplica, revisión y apelación; pe ro las pretoriales y subordinadas siguieron conociendo de las causas criminales . Las audiencias eran también un tribun al de apelación para las sentencias de los tribunales privativos de las corporaciones. El Consulado de México , o gremio de mercaderes , conocía en primera instancia de los pleitos entre comerciantes y sobre mercaderías, pero en segunda revisaban la sentencia un oidor que se nombraba por turnos y dos adjuntos. Lo mismo sucedía con el protomedicato y con la Universidad, que también ejercían jurisdicció n sobre los asuntos propios de sus institutos. El personal de las audiencias constaba, en general, hasta muy avanzado el siglo XVII , de cuatro oidores , todos letrados, aun cuando bastaban sólo tres jueces para sentenciar; pero prescindiendo de las bajas que se presentaran por enfermedad u otros impedimentos , siempre un oidor debía continuamente , por turno, estar visitando el distrito jurisdiccional de la audiencia para enterarse del cumplimiento de las leyes y hacerlas obedecer cuando fuera necesa rio. Esta "visita de la tierra" resultaba agobiadora para h omb:res d_e e~ad como lo eran cas i todos los oidores. Mu y pronto , en las audiencias v1rremales d e México y Lima, se re conoció como insuficiente el número de cuatro oidores y se aumentó su planta a un presidente , que era siempre el virrey, ocho oidores, cuatro alcaldes d el crimen y dos fis cales, a más de un algu_acil mayor para ejecutar los acuerdos . La Audiencia d e Guadalajara stgUió con los cua tro o idores originales, que fun gían siempre co mo alca ldes del crimen, un fiscal, un alguacil mayor, un teniente d e gran ca nciller y ... "los demás ministros y oficiales necesarios". Los salarios en las distintas audiencias no eran iguales , sino qu e se regían por la categoría d e ellas y por las neces idad es locales, pero los que percibían los oidores eran extraordinariamente altos para la é poca . Un oidor de la A ud iencia de Méx ico ganaba a partir d e 1557 la entonces respetable suma de 2 933* pesos al año y un o id o r d e Guadalajara a p artir d e 1572 cobraba

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Estos sueldos se daban en ducados.

GOB IERNO

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2 750 pesos. En comparación, los sueldos de los funcionarios subalternos eran sens 1blemente inferiores: los abogados d e la audiencia re_c ibían 495 pesos anu ales, el capellán 4l~ y los intérpretes de lenguas mdtge~ as, 33 0 esos . Es cie rto que en relaoon a los res pectivos sueldos de Espana estos ~parecían muy elevad os, pero dada la ex traordin aria cares tí a d e las 1n~1as y el boato acostumbrad o en ellas, todas las percepoon es r esultaban , en term inas reales, menores a los d e su s colegas de la península. . , Los o idore·s habitualmente permanecían en sus puestos p~r penodos mas largos que los de los virreyes, y como corpo rac i~nes las a_udte noas daban la continuidad administrativa necesana e ntre un regtmen v1rremal y el que le sucedía; por ello , en los más altos niveles j erárquicos eran los más d~_r ad eros y es tables de los difere ntes órganos. d el gob1erno: Gozaron tambten estos cuerpos de gran pres tigio po r la probtd ad de sus mt embros y po r la JU StiCia Y rectitud d e sus decisiones. Para salvaguardar la independencia de los oidores, asegurar su honradez e impedir que adquirieran intereses y relaciones q~e pudt eran mterfenr co~ la imp arcialidad a qu e estaban obligados como JU eces. las leyes les teman severamente prohibido dar o reob1r cimero prestado; posee r tterras, hu er_tas 0 estancias; hacer visitas, asistir a desposonos y bauttzos; deprse acompanar por negociantes; recibir regalos de cualquier especie~ asistir a reumones de diversión y a juegos . Para casarse neces ttaban ltcenoa d el rey, ~o p ena de pérdida del empleo, y al otorgárselas se les traslad aba a o tra_ audtenoa para evitar que tuvieran relaoones de parentesco en su JUnsdtccto n. Estas _proh ibiciones, de severidad cas i inhumana, se hacían ex tenstvas a sus muJe res e h\jos , y d e haberse cumplido a la letr a hubier~n converttd o a los otdores en seres huraños y soli tarios , apartados de la realtd ad y sm pa nentes o am tgos . En la práctica, como no podí a menos d e suced er , los otd ~res se ocuparon de as untos y negocios personal es, a veces se casaban en el pa~s pero cas t stempre casaban en él a sus hüos . . . . En Gu ad alajara, más distante y por tanto menos v1g1lada , lo~ otdores con fr ecuencia se hicieron de hacie ndas y mmas que , como no pod tan conserv a r perm anentemente, adquirirían para revender a través de pa nentes, amtgos 0 criad os; hacían préstamos de dinero baJO dtferentes formas, s1endo usu al su d ed icac ión a diferentes tráficos, sobre todo d e reses ~ d e caball os . Estas actividad es, aunqu e menoscababan el eje rcicio de la justtoa, no fueron necesariam ente negativas; Fran<;:ois Chev aller sosttene qu e, S I bten su ftn era el enriquecimiento personal, sirvieron "como un elemento fecun?ante en una regió n más bi en pobre" y de ell as "tambi é n podí a saltr gananoosa la econ omí a d el país ... " · d · 1 Dejando aparte las ovejas negras, alg unas d e ell as cas ttga as ej emp a rme nte por diversos delitos, se pu ede deCt~- qu e el bu en nombre d_e las audiencias y de los o id ores se mantuvo sm m ac ula a lo largo de la h1stotta d e la Nu eva Españaas

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GO BlERNO

HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

LA LEG ISLACIÓN Dado que los reinos de Cas till a y Aragón mantuvieron cada uno su personalidad política y administrativa conservando su propia legislación y que fue Isabel la que patrocinó los proyec tos descubridores de Colón, las Indias quedaron incorporadas políticamente a la Corona de Castilla y el d erecho castellano fue el que rigió en el Nuevo Mundo d esd e el principio de la Conquista y n o los otros derechos peninsul ares. Fueron pues las leyes de Castilla, llamad as de Toro, las que tutelaron los primeros años de los reinos indianos. También, desd e un principio, como ya se mencionó, los reyes esp añol es decretaron que se res petase la vigencia de las primitivas costumbres jurídicas de los indios e n tanto no estuvieran en con trad icóón con las leyes cas tellanas y con el derecho natural. Esta constituyó una segunda fuente del derecho en la Nueva España. Mu y en breve se hizo ev idente que no era posible aplicar el derecho d e Castill a, po r matizado qu e estuvi era por el derecho consu e tudinario indíge na, en un inm enso territorio de diversidad económica y cu ltural caleidoscópica y d o nd e se presentaba n situaciones políticas y sociales totalmente nu evas para la experiencia europea. Surgió así la neces id ad d e dictar normas jurídicas especiales que rigieran una realidad cam biante y solucionaran con urgencia p roblemas h asta entonces imprevistos e imprevi sibles. El conjunto de estas norm as se conoce con el nomb re de Leyes de Indias o Derecho Indiano. Las Leyes d e Toro pasaron a tener un carácter supletorio . Este nuevo derecho estaba basado en el co mpro miso ex plícito, impu esto a los reyes de España por las bu las aleja ndrinas, d e propagar y d efe nder en las Indias la fe cristiana; por ell o tení a un hondo contenido religioso y espiritual. En cada caso de eluda, el gobi erno español recu rrió a consu ltas de teólogos y moralistas qu e dictam inaron dó nd e estaba la justicia y có mo debía aplicarse la recta doctrina, a veces con olvido de los imperativos económicos o políticos. Como consecuencia, hubo un di vorcio permanente enr.re el derecho y el hecho. Según José Marí a Ots Capdeq uí se quiso ir d emas iado lejos, sob re todo en la defensa del indio, en el nobl e afá n d e proteger la justicia aunqu e tuvieran que dictar norm as de cumplimien to difícil o imposible, lo que dio pie, sin quererlo, para que d e hecho prevaleciera en buena parte su desacato o mañosa interpretación. Ante el incump limiento de muchas de las leyes se mo ntó un aparato complicad o de vigilancia y se multiplicaron las instrucciones y reglamentos para tratar de ev itar la discrecionalid ad y los excesos d e fun cionarios y en general de los españoles. Esto dió lu gar a una gran minuciosidad reglamentista que co mplicó extraord inariamente los trám ites eternizando la administJ·ación de la j u s ticia y la resolu ción oportuna de los as untos. Estos ordenamientos se fueron exp idiendo en la medida que se presentaban los problemas, de tal manera que el casuísmo más acentuado fue la caracterís tica típ ica de la legislació n . Las condic iones ex istentes impidieron intentar una codificació n orgánica ramificada que consagrara preceptos ge-

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nerales d e los cuales se fueran d er iv ando leyes secundarias y reglamentarias, Jo qu e explica la inm ensa varied ad d e leyes bajo el nombre de cédulas, reales órdenes, provisiones, ordenanzas, decretos, autos ac01-daclos, etc., que con frecuencia contenían disposiciones con tradictor ias sobre el mismo as unto, o reiteraciones d e la misma orden con distintas modalidades. Las reiteraciones y contradicciones proliferaron aú n más por la tendencia de la legislación d e Indias d e hacer d el precepto legal un a tentativa susceptible de corregirse en vista de más ampli a información. Las leyes adquirí an a menudo un carácter consultivo y las autoridad es, como ya se explicó , tenían la facultad d e suspender su cumplimiento alega ndo obrepción o subrepción , o que su aplicación podía acarrear inconvenientes o d años a la comunidad. La legislación misma, por cons iguiente, era entendid a en forma judicial al resolverse los asuntos no sólo sobre la base d e las leyes, sino d e los hechos, tal como eran registrados por los escr ibanos; de esta for ma, el poder judicial qued aba de h echo por encima de tod os los otros. La complicación de la legislación hizo indispensable d esde mediados del siglo XVI que se hiciera una recop il ación analítica d e leyes de Indias que facilitara su manejo. La primera se publicó en Méx ico en I563 y es conocid a como el CedulaTio de Puga por don Vasco de Puga, el oidor e ncargado de formularla; ésta era obviamente incompleta pues to qu e solo abarcaba las leyes referentes a la Nueva España. Más de un siglo después apareció la más com ple ta Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias, sa ncionada por Carlos !! el I8 d e mayo de 1680, que no resolvía en mayor medida la situació n pues ord enaba que se mantuviese n en vigor todas las cédul as y ordenanzas ci ad as a las audie ncias qu e no fuesen contrarias a las leyes recop il adas y que donde éstas fuesen omisas se supliesen con las de Castilla. La Recopilación env ejeció pronto, pues fue publicada apenas 19 años antes de la extinción de la dinastia austrí aca y de la llegada de los Bo rbones , qu e introdujeron una serie de cambios en la política legis lativa, económica y de gobi erno en general. Con todo, fue el primer cuerpo jurídico que tuvo vigencia general para todos los territorios de Indias; significó tambi én un largo trabaj o de revisión y ord enació n de disposiciones sueltas y representó un progreso notable qu e facilitó cons id erabl emente la vigencia y cumplimiento de las leyes. A pesar de este apreciable esfuerzo d e codificación, la Recopilación no logró eliminar contradicciones, y en realid ad siguió siendo un h acinam iento de importantes d isposicio nes al lado de largos y detallados reglamentos sobre materias triviales y restricciones minuciosas. Por esta , razón, quien quiere adentrarse en el estud io de la historia del virre inato tiene que recurrir al estudio no sólo de las leyes y p_ragmáticas que contiene la Rewpilación, sino ele otros ordenamientos como reales cédulas, reales resoluciones o declaraciones, autos d el Consejo ele Indias , autos acm-dados de la Real Audiencia de México, au tos acm·cl ados de la Real Sala del Cr im en y prov idencias del Superior Gobierno. Sus caracterís ticas eran las siguientes: a) Leyes y pragmáticas. Era n elaboradas por el Consejo de Indias y aprobadas por el rey; como eran de interés gene ral debían ser publicadas me-

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HI STO RIA EC O NÓ MI CA D E LA NUEVA ESPAÑA G OBI ERN O

di_a nte pregó n en plazas y mercados. Está n incluidas casi todas en la Recopila-

cton.

d ente en un a ciudad o vill a qu e normal me nte e ra capital de alg u ~a regió n. A veces estos gobiernos o prov incias podían ser de enorme ex ten s1on, com o en . . .. . . el caso de la Nu eva Vizcaya .* Pero la provincia no era la base d e la admm1s traoo n r eg1onal smo e l . - ílfM~ipL . Los primeros ay un tatntentos que se establ eoer?n_ fu eron los d e Veracruz; Segu ra d e la Fro nte ra, hoy T epeaca; ~oyoacan , la Ciud ad d e Méx ico; Medellín en el hoy estado d e Verac ruz; Espmtu Santo, hoy Coatza~ coalcos; una segund a Segura d e la Fro ntera en la p rov moa de O a_xaca, Oaxaca pobl ada con los fu gitivos de la anten o r y Cohm a. A el los Sig Uie ron o tros m'uchos, al grado qu e en 153 7 sumaban 14, e n 157 1 ~ra n 35 y e n 1624 ya llegaba n a 82, d e los cuales 17 es taban en MIChoacan, 16 en Nueva Galicia,* 15 en Méx ico,* 74 e n Nueva V1zcaya, 8 en Oaxaca, 7 en T laxcala Y Pu ebla y 5 en Yucatá n . Los go biernos de estas

b) Reales cédulas. Constituían el ti po de despacho ord inario empleado por el r ey para d1ng1rse a las a uto rid ades, co rporacione civiles y religiosas y América. Podían ser d ictadas solame nte por el rey o por pa rticula res ma nda to d e este a través de su Consej o d e Indias . Er an de ap licac ió n particul a r o local y _podían contene r reglas, pro hibiciones o a utorizac iones. e)_ R_eales resoluoones y reales d ecla racio nes. Acla raba n la forma en q ue d eb1 a m terpretarse algú n precep to de otro tipo. . d) Au tos d el Consejo d e Indias. Iguales a las ante rio res, pero ema nad as solo de l Consej o . .

d:

e) Autos aco rdad os d e la Real Audi encia d e México. Eran disposiciones ema nad as d e la Audiencia p res idid a por el virrey, qu e equi vahan a reglas d e aplicació n o in terp retació n de preceptos reales que en esta forma se concretaba n a casos de term inados. Su vigencia se ge neralizaba si el rey los confi rm aba.

~bligatonas

f) Au tos aco rdad os de la Real Sala del Crim en . Lo mismo qu e los a nte riores, pero res pecto d e as un tos crimin ales ve ntil ados en la secció n de la audiencia llamada Sal a del Crime n. g ) Pr~vid en c ias d el Superior Go~i erno. Actos d e au torid ad de los virreyes que pod1 an ser bandos, d ec retos , o rcul ares, des pachos. Ll evaban una clá usula qu e hacía referencia a su carác ter provisio nal m ientras el rey e ra mformad o y d aba su apro bació n. Cua nd o el rey los co nfirmaba pasaban a ser r;ales d ecr e tos . Se ll amaban band os cuand o se daban a conocer po r pregon.

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A es te cuerpo j uríd ico habría qu e agregar el de recho ca nó nico , que te ní a val1d ez en Es pa n a, al 1gua l que en el res to d e la Euro pa cristia na, como compleme ntano del de recho secul ar, así como los ordena mientos emanad os d e las autor id ades m eno res co mo gobernad ores , cOl-regid ores y cabi ldos o ay untamie ntos.

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Aún las mi smas corporaciones d e particul ares, co mo el co nsulado 0 gremio d e com ercia n tes , el protomedicato o colegio de médicos y los gre mios de artesa nos eran genet·ado res d e de rec ho, porque elabo raban sus prop ias o rden anzas ; s1n e mbargo , para que éstas tuv ieran valid ez legal requerían de la aprobación g u bernamentaJ. 36

.EnJa,~. Pr!'!'eras . <;l,éc;_a~a-~ q_e.li,Sjglo/:;Xvf la un idad política y administrativa funda~éfii:ál•~n·J af 1iíci:as ~~a ia gobe rn ación o torgada al j efe de la hu es te co nquistad ora , qu1en con diferentes títul os eje rcía el ma nd o como gobe rn ad oL Cuando fu e r o n cread os los v1rre matos y las aud iencias , los inmensos let·nto~·,os que co m pre ndían fueron subd ivid idos e n gobie rnos o prov in cias a cuyo ft~ente fue puesto un gobernado r q ue no era ya el caud ill o de los conqwstadores, sm o un func io nario suba lterno , no mbrado po r el re y. res i-

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. En Jos p r imeros a ños ca pitá n d e los conquistad ores no mbraba un cabildo in icial compues to de un núme ro variabl e de r e~ 1d o res e n las Ciuda?es impor ta n tes* y de cuatro en vill as o luga res; los regidores a su vez eleg¡an por un año, no entre sus miembros , s ~n o. e ntr e el re~ to de los vecmos, a dos alcald es ord ina rios co n funoo nes d e JUStiCia y po lio a; de la .misma m anera el egían a sus pro pios sucesores, suj etos a la apro bació n del Jefe mili ta ~- - La elección consistí a en realidad en la prese ntao o n d e un a lista d e n o mbt es al capi tá n qu e hacía la selecció n fin al, con lo qu e los cargos conceJ tles rotaban entre un número restringido de vecinos influye ntes, Siempre pmp1etan os d e tierras . ·d d b · 1 · Co n todo, es te sistema permití a una actividad cív ica su rg1 a e a aJO laCi a arr iba . Estaba expr esame nte pro hibi do por cédul as reales a los vtr reyes Y audie ncias entro meterse en la lib r e elecció n de los alcald es, n 1 auto nd ad alguna tenía d erecho a exigir qu e se le r evelase lo d ebatido e n cab tld o. No eran elegibles como alcaldes los o fi ciales reales, los I~e~ 1d o r es, los _de udo res d el erario, los q ue ya hu btesen s1do alcaldes en lo;; ul t1mos ? os anos, nt los analfabetos, pe ro en casos excepc io nales se ~d m 1u a n estos ultuno~. s1emp_re qu e no tu viera n "o fi cios vi les" . En fm, el co mun de lo: v_ecmos pod1a h ac~ t s·= oír ocasio nalmen te cuando se celebraba n cabtldos ab1e1LOs o ses io nes p ubh cas d e los ayuntami entos co nvocad as para escuc ha r quejas y proposiCIO nes . * Nu e,·a Vizcay a comprendía los hoy estados de Durango , So no ra y Si naloa (sin Culiacán) )' una fra nja rle Coahui la e ntre Torreón y Sal llll o. . . _ . . . _ • Nue~a Ga licia comprendía los hoy estados d e Nayam, Ag u ascaltentes, Zaca tecas, pa t te de J a lisco , p a rte de Sa n Luis Po tosí y la ciudad de Cultacan. _ -· * La jurisd icció n d e Méx tco aba rca ba el ho y Dtstnto l·ede t ,tl )' los esta d os de Hida lgo. Méx ico, More los y p a rte d e G uerr ero. . . . . .. . * Zacatecas te ní a 6 ó 7 r eg id ores, Mé x ico 12 . y Pu ebl a qu e te m a el ca btld o mas f. '·"'d e d e las Indi as, 20 .

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Los municipios podían fo rmular representacion es ante las autoridades metropo! itanas por medio d e sus procuradores. No duró mucho es te período de florecimiento del municipio. El rey no vio con bu enos ojos la reunión d e los ay untamientos en cortes como lo solicitó el cabildo de ~ éxico. En cambio, la autoridad real adquirió la cosfumbre d ~ nombrar regimientos p erpetuos , es decir regidores vitalicios que e n ocas iones fu eron perso nas sin experiencia e n Indias, enviadas desde España. Igualmente, desd e tiempos d e Felipe 1! , para hacer frente a las ap remia ntes neces idades del Tesoro, se implantó en las Indias, como se habí a estableCido en España, la venta al mejor pos to r de los cargos munici pales con derech? _a ser _heredados, con lo qu e los ayuntam ientos pasaron a manos de las fa~I!Ias mas acomodadas_y se estableció un gobierno municipal de carác. ter ohga rqui co . El ay untamiento se convirtió en un a corporación ce rrada, .: que tendía a perpetuarse d e generación en generación. E_n el caso de Zacatecas, por ejemplo, la ·corona comenzó a nombra r \ regidor~s permanentes prácticamente desde la fundación de la ciudad; desd~ . fmes del siglo XV I cesó d e haber elecciones d e regidores; en 1588 se vendw el pnm e r cargo que comportaba el d'erecho de voto e n el cabildo; e n el dece nio 1590-1600 los I·egimientos fueron convertidos en permanentes y los cargos se decl araron vendibles en el de 1620 a 1630. Estos puestos no tuvieron gran dem anda cuand o fueron pues tos a la venta, porque no va lí an gran cosa como fuentes de_ ingresos para sus titul ares . La Corona d ejó entonces de conceder regimi en tos como mercedes y como ni así hubo sufiCientes comprado res, se tuvo que reducir el tamaño del cabi ldo . En México, en cambio, los puestos en el cabild o dejaban hasta 10 000 pesos cada un o. Pa ra ~ad a n aga todos estos vicios no le quitaban su carácter representativo a los cabildos. Según di cho autor e n aqu ell os tiempos no había país en que l ~s ma nd atos representativos no perteneciesen a ciertas familias; aún hoy en di a ex is ten e n Inglaterra va nos distntos electorales en que al p adre sucede el hu o . Por otra parte, el que los cab ildos representaran a la aristocracia y a los propieta n os del suelo los hacía más representa tivos, pu es los formaba n hombres indepe ndientes, con intereses y raíces locales . Ahora pensamos en ayu ntar~u entos co n funciones ejecuti vas; en aqu ella época se les consid eraba q ue, al Ig ual que el ConseJO d e Indias, las audi encias o la Casa d e Contratación, era n sobre todo un tribun al, de ahí que: . _-_-era nallJral que la idea de elegirlospor vow popul ar no ocurri ese a la imaginaoo n d e nad ie, pues el JU CZ qu e soiJ caa los sufragios mal puede ejerce r la ju sticJa.

~or otra parte , los cabildos eran normalmen te los representantes de los mtereses de los criollos, porque sus integrantes eran , prácticamente en su total~d ad , nacidos en el país. En las ciudades gra ndes como México era co mun _q ue uno o dos penmsulares e ntraran en el ayuntamie nto y en Pu ebla se hab1 a hecho costumbre que de los dos alcaldes ordinarios, uno fuera penmsular y el otro criollo, pero éstas er an excepcio nes que confirmaban la regla d e una mayoría crio lla.

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Las fuQ_cio nes judiciales del cabildo recaían fundamentalmen~e sobr~ los alcaldes ordinarios que tenían atribuciones de jueces d e pnmera mstanoa en casos civiles y cri minales ; de sus sentencias se P?día apela r al cabildo, al alcalde mayor* o a la audiencia según la importanCia de l caso . En lo~ pueblos donde no había cabildo el alcalde ordinario actuaba como temente del alcalde mayor y su poder era práctica mente supremo al cons ~ituir una combinación de juez de paz, j efe de policía, secretano y escnbano del . pueblo . Los cabildos ejercían autoridad política al poder nombrar a los _alguaciles _Y otros e mpleados municipales, al mandar procuradores a los tnbu~ales VIrreinales y reales y al convocar los cabildos abiertos. Parte Importa ntiSima _de sus funciones era la facultad que tenían de elaborar las ord enanzas m~mCI­ pales que, dentro del marco de la leg;islación común, ate~dían a las dif erentes modalid ades y necesidades práctiCas de la corporaoon. Las ord e na~zas eran confirmadas interinamente po r el virrey, una vez escuchada la audiencia, y definitivamente aprob~das por el rey.. . ., . . En el ca mpo de lo económico los ayuntamientos teman t~mb 1 e n atnbuciOnes importantes: concedían merced es de tierras a los v~cmos ; controlaban los precios, las condiciones en que se reahzaban las oper~oo nes comerciales Y el abasto de la comunidad ; muy particularmente vigilaban los mercados, ven tas y mesones y verificaban las pesas y medidas ; cuidaban el_corte Y la plantació n de árboles y aseguraban el disfrute común po r los veo nos d e los pastos y los montes en 40 kilómetros a la redonda, aun en tierras p a rti~ula­ res, d espués de leva ntadas las cosechas; regulaban l ~s ~fioos; co nstruia n y conservaban las obras públicas (casas d el cabildo, alhond1&as, pue ntes, ca minos, etc.) y obviamente recaud aban los impues tos ~um ~Ipal es. . Eran los municipios quienes protegían la orga mzaoon d e los_ gre miOS artesanales como entidades jurídicas, económicas y sooales d ependi entes de su autorid ad; los cabildos vigil aban el cumplimiento de las ord enanzas gremiales y de facto tutelaban todo el proceso de prod~cción ve nta de sus manufacturas . Para hacer cu mpli r las o rd enanzas ex1stia un tnbunal o Jun ta de la Fiel Ejecutoria integrado por un alcald e ordinario y tres reg idores, siempre dependientes del ay untanuen to. Un reg1dor del cabildo era ~ lecto juez d e g remios para conoce r tod os los as un tos relativos a las corpo raCio n es grem iales. · En lo social estaban a su cuidado la as istencia a los pobres , el fomento d e la edu cación, e l cu id ado de las cárceles y la vigilancia de la moral pública Y las costumbres. Las escuel as y los hospitales fu eron e n su mayo ría fund ados Y sos tenidos por la Iglesia o por particulares, p ero los ay untamie ntos apoyaban su fu ncionamie nto y con frecuen cia, sobre todo en el caso de escue las, eran ios patroc inad o res directos. . La hacienda municipal se co mponí a d e los productos d e_ las tierras comunales llamadas propios; y ad emás de los arbltnos , que pod1an ser unpt!estos de carácter general y permane nte, derechos cobrad os por la conceswn d e

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* De los alcal d es mayore s

y corregi d or es se hablará en el siguie nte apartado.

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contratos o facilidades, incluyéndose exacciones extraordinarias. Entre Jos Impuestos. generales estaban los qu e gravaban a la venta de alime ntos ll amados sISas y las contribu <:iones, generalmente prediales. Entre Jos dere~ chos se pu eden poner por eJemplo las subastas periódicas de los contratos para el abasto d e carne y pa n d e la villa , que r endían anualmente al cabildo una suma lla mada prometido. Las exacciones extraordinarias llamadas derramas o repartimie~tos ,* consistían en cantidades alzad as cuyo cobro se derramaba o reparua entre los vecmos de la villa para atender algun a ne:esidad urgente , como por eje_m plo , mandar un procurado r a la corte pa~ a qu e los representara y gestiona ra un negocio importante, paliar Jos danos causados por pl agas o d esas tres, o cel ebrar la accesión al tro no d e un nu evo monarca. La i~posición de arbitrios requería d e la autorización del rey. En los casos d~ de1 rama~ la Real Audienoa podía d ecretadas cuando la suma por repartn no excedia de 200 pesos por cad a pueblo , o bien por el cabildo cua ndo no pasara de. 55 pesos. En a~gunas ocasiones el rey llegó a conceder a alg unas muniCipalidades lo qu e a el le tocaba por concepto de tributos, multas y otras rentas del erano real. En _los pueblos de indios la organizació n municipal tuvo una evolución peculiar. Los conquistadores respetaron el señorío de los caciques indíge nas sob:e los pueblos s?metid~s, y les otorgaron privil egios que hicieron patentes su Iango Y categona. No solo quedaron exentos d el tributo , sino que mu chos a n~Iguos caoques conserva ron los tributarios que tenían antes de la ConqUista. Se form aro n así las ":epúblicas de ind ios", que comprendían varios pobl ados con sus tierras , SUjetos a una cabecera donde residía el cac iqu e y sus funoonanos auxiliares. Con frecuencia los caoques oprimían a sus subordinado~ tanto o más qu e los españoles , haciéndol os trabajar excesivamente y extgiendol es mayores tnbutos que los que tenían derecho a cobrar. Este h e~ho Y el qu e se fueran ~u s tituye ndo las co munid ades indígenas d ispersas POI p~eblos co_mpactos, mas a la es pañola, fu e llevando al régimen a su stituir tambten al caciqu e hereditano por un funcionario nombrad o por la autoridad o electo por los principales del pueblo y confirmado por el virrey. D; esta manera , ya para el siglo XV !l tod as las grandes comunid ades indias habtan Sido reorgamzadas segú n el mode lo de los municipios espa ñoles. En general, cua ndo el pueblo te nía menos de ochenta casas nombraba anualmente un_alcalde y un regidor y si era mayo r, dos alca ldes y cuatro regidor es, constitu ye ndo ya un ~abtldo._ Aquí también los alcaldes ejercían funciones JUdtctales d e pnmera tnstancta y los regidores legislaba n sobre los as untos locales , pem sobre todo, ambos estaba n comisionados para recaudar el

. * Además d e este se ntid o la pal abra repartimi ento teni a otros sig nificad os: a) rep ·1n o de tl ~Tas qu e h acía un cabildo a los " ecin os espa 1i oles ; b) tie rras comuna les de Jos pu eÍ1 Jos d e 1 n lOS. qu e se rep aru a n a los ,·eclll os en pa rcel as para su solo usufru cto· e) ind ios qu e se reparu an a 1 - 1 · · · · · ' . . os es pan o es pa1a qu e les tra baJaran o bhga to n am ente . pero po r un sa la•·io y d ) repanum e t el · ' h · ._ . n os e co merc•o. q ue era n ve ntas al con tad o o a crédito qu e los alcald es mayores aCi an mas o men os ohhgatoriamente a sus go bern ad os.

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tributo que los indios debían pagar al rey, para de inmedia to entregarlo a una a utoridad superior. Otras peculiaridades de estos cabildos es que debía n estar integrados precisame nte por indios, no por mestizos o zambos, y que los cargos de concej ales no eran vend ibles, sino de elección anual en prese noa del c_ura, excepto los que quedaban para los cac iques como hereditarios. En los pn~e­ ros años, después de la Conquista, se dió el caso frecuente de que los frailes , los oidores u otros españoles designaran autoridades municipales y, a pesar de que esta práctica fue prohibida por numerosas cédulas reales, no pudo ser desterrada del todo. Además de los alcaldes y regidores los cabildos de indios tenían varios funcionarios me nores: los mayordomos que administraban los bienes de la comunidad, como tierras comunales y rebaños, o cuidaban la cárcel; los tequitlatos o mandones, que :ecaudaban el tributo, tenían a .su cargo los padrones de la población al 1gual que los reg¡stros de propiedad , y por último , los topiles o alguaciles. . . . A los caciqu es se les pagaba inicialmente con los tnbu~os de los mdws a ellos sujetos según tasaciones de la audiencia, re c ibien~o también ahme_mos, leña e indios d e servicio. Cuando, a mediados del stglo XVI los caoques perdieron sus in gresos provenientes de tribut?s, así como prestaciones de co mida, le ña y servicios personales, se estab leoeron salanos para los m¡:mbros de los cabildos con cargo a los fondos de las comum~des por canu?_ades fijadas por el virrey. En 1550, por ejemplo , a tres caoques de _la reg¡on de Otumba se les compensó la pérdida de los tributos que reobía~ con sueldos anuales de cuarenta, sesenta y ochenta pesos. Los salanos vanaban con la importancia del poblado. Los cargos concej iles en los pueblos de indios no siempre se aceptaban de buen grado aunque implicaban una honrosa distinción , debido a que las autoridades en cada pueblo eran re~­ ponsables del pago del tri buto y se consideraban las deudas de las comumdades como deudas personales de los miembros del cabildo, a quienes se les llegó a encarcelar y a co nfiscar sus bienes cuando el pueblo que gobernaban no podía p agar. Para los gastos ordinarios del pueblo se destinaban los productos de los terrenos comunales , llamados propios , y para los extraordina rios, los fondos de las cajas de la comunidad, formadas con una contribu ci~~ d e real Y medio* a nual por cada indio, con los productos de talleres de tejidos de lana sostenid os por la comunidad y con los rendimientos de es te mismo fondo invertido en préstamos cuyo interés era del 5% a nual. En algunos penados se mandó que en lu gar de contribuir el real y medio , cada indio labrara ~na parcela de 282 metros cuadrados. En ca mbio, en ningún caso se perm1tía imponer derramas a los indios , excepto para la construcción de puentes necesa rios a sus poblados y nunca por más de la sexta parte de lo que el rey contribu yera po r merced para esta obra. 37

• Un peso tenía 8 rea les.

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CORREG IDORES , ALCALDES MAYORES Y GOBE RNADORES

Dentro del derecho administrativo colonial se insertaban ciertas autorid ades intermedias qu e actuaban conjuntamente con virreyes, a udiencias y cabildos, denomi~ados corregJdores, alcaldes mayores y gobernadores. En las Indias no habia ? e hecho una diferencia fun cional entre ellos; en todo caso, se puede ?enr que los gobernadores ejercían su autoridad en provincias extens~s Y distantes, como las del norte de la Nueva España, mientras que corre~dores y alcaldes mayo res gobernaban sobre circunscripcio nes más pequenas , pero a menudo más pobladas y ricas. No obstante hay que distinguir entre los corregidores reales nombrados por el rey para re~r las ciudades más importantes y los alcaldes mayores, nombra~os por el virrey o en su caso por el presidente d e la Audiencia de GuadalaJar~, para. administrar, recaudar tributos e impartir justicia. A su vez se pu ede disti~gUir entre los alcaldes mayores de vill as y pu eblos de españoles y los de distntos exclusivamente indios. ~n la Nueva España no había más que tres corregimientos reales , el de MeXIco, el d~ Veracruz como puerto más importante y el de Zacatecas que durante los siglos XVI y XVI! fue el más rico centro minero. También eran nombrados por el rey , pero sin el título de corregidor real, los alcaldes mayores de Tabasco , Cuautla, Tacuba e Ixtlahuaca. El caso d e Zacatecas es muy revelador. A partir de 1580 contó con un correg¡dor nombrado por el rey, pero todos los de más pueblos mine ros Import~ntes de la provincia. eran cabeceras de alcaldías mayores cuyos titulares tem~ las mismas funciOnes que el corregidor de Zacatecas, con la sola diferenoa que, por haber sido ~ombrados por la Audiencia de Guadalaja ra, no gozaba? de la mdependenoa de aqu él. c.on el tie.mpo los nombramientos hechos directa y provisionalmente por el VIr;e~ , SUjetos a aprobación posterior por la Coron a, llegai·on a constituir la practica habitual hasta 1678 en qu e le fue quitada la facultad de nombrar a lcald~s mayores para qu e estos pu estos pudieran ser rematados e n Madrid al.meJ_Or postor. El periodo de gobierno de estos funcionarios era de tres a seis anos, p ero en la práctica podía variar considerab lemente. Mi entras que los alcaldes mayores eran residentes en América al mo mento d e ser nombrados, los corregidores reales se seleccionaban cas i siempre entre las per sonas ~u e ocup~ban puestos en España, como en el caso de Zaca tecas en que ~.e Siete agraoados entre 1605 y 1632, sólo uno había ocup ado con anteriondad un cargo en la Nueva Espai'í a. Los corr.egidores y los ~lcald es mayores ejercía n al igual que los cabildos funoo~es )U~Ic~ales, a~mimstrativas y hasta cierto grado legislativas d entro de sus JUnsdiCciO~es~ siempre subordinad os al virrey y a la audi encia. Uno de ~us deberes .r_nas _Importantes era el de presidir los cabildos co n los que tema una rela_cw n Simil ar a la que existía entre el virrey y la audie ncia o, toda ~rop?_won guardada, entre el rey y el Consejo d e Indias. Sin embargo, la legislaoon era ambigu a respecto a cuáles era n los límites de a utoridad entre el corregidor y el cab ildo, al grado de qu e se ha llegado a decir que las

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jurisdicciones se definían vagamente para dar lugar a que hubiera confl ictos entre las autoridades indianas y obligarlas a recurrir a Espa ña para que los so lucionara. Las leyes pretendían que los alcaldes mayores tuvieran una acrisolada honradez ; les prohibían cualquier rescate de plata de minas; que prestaran a los mineros; que tomaran de los indios cualquier cantidad, excepto el tributo de ley, ni siquiera por concepto de impuestos extraordinarios; que tomaran nada de la comurúdad , aunque fuera prestado; que tuvieran ganados en los términos de su jurisdicc ión ; que adquirieran tierras o casas en su distrito sino hasta seis años despu és de haber dejado el puesto; que recibieran dádivas, aunque fueran voluntarias , y en cuanto a comida, solo podían aceptarla en pequeña ca ntidad ; e n fin, para ev itar que tales funcionarios resultaran gravosos a sus gobernados se les prohibía visitar su distrito más de una vez en el término de sus mandatos. Antes de dárseles posesión d e sus cargos, debían presentar un inventario de sus bienes ante la audiencia de su d istrito, o ante el Consejo de Indias si la ciudad era importa nte, y dar fianza qu e gara ntizara el buen ejercicio de su mand ato. De los corregidores y alcaldes mayores se esperaba que cuidara n que los indios fueran "industriados y bien administrados en la Doctrina Christiana y en los Santos Sacramentos"; que vigilaran que los indios no fueran obligados a vender sus productos a menos precio que el razonable ; que no se les e mpleara como tamemes; que las autoridades de los pueblos de indios no vendieran las tierras comunales o del rey; que no pudieran vender los indios sus tierras sin haber sido pregonada la venta por treinta días para ver SI aparecía un mejor postor; en fin , debían en todo cuidar y defender a los indios que gobernaban , conforme a lo dispuesto por las leyes . Como suele suceder, la teoría quedó frecuentemente muy lejos de la reahdad. Dado que se esperaba que un alcalde mayor pudiera desplaza rse rápida Y fácilmente a impartir justicia a cualquier punto de su área jurisdiccionat se procu raba que los co rregimientos fueran de tamaño reducido , con límites cuidadosamente señalados y contiguos uno al otro. En la práctica esto sólo ocurría en los lugares d ensamente poblados , mientras que en el norte los corregi mientos eran más extensos y con límites vagos e impr ec~sos. En los pueblos de indios que pagaban directamente sus tnbutos a la Co rona, eran los alcaldes mayores quienes estaban encargados de hacer la recaudación, aunque no directamente de los indios mismos sino a través de sus cab ildos. La ley hacía res ponsables a los alcaldes mayores de la entrega del tributo a los oficiales de la Real Hacienda pero se les prohibía recaudado en persona, tanto para evitar los abusos a los tributarios como para dificultar que desviara n los fondos en su propio be neficio. La tasación de los · tributos se hacía cada tres años en los pu eblos d e la Corona* po rque en ese la pso podían sobrevenir camb ios que aume ntaran o disminuyera n el impuest o qu e debía pagar cada pueblo. Los corregidores o

* Los pueblos d e la Co rona era n los que tribu t<Jban direct<J me nte al rey y no a un particu lar, como se verá en el ca pítulo re ferente a la enco mienda.

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alcaldes mayores d b ' ¡:; . rias en casos d~ m~r~~~~a~ctu~r ;.~as ~·etasacw nes o aún otras extraordinaque ocurrieran en .· .. , per I a e cosechas ~ otros sucesos fortuitos fiscales limitadas, lof~~~li~I~ ~ea los Indios; Ad~mas de es tas atribuciones que los cabild . d 1 f yores. podia n eJercer las mismas fun ciones

qu~~:~sr:~:~~~!~~~~s;~ño~l ~~~:~~:I;~~s d;r:I:~~~e~~~eT~~~= i~~~:~nda~

seis años, con un :alar~o ~~a~~;~ era no~br~do para un periodo de cinco o con lo ue su · d . pesos a ano (mil pesos de oro de minas) el com%n de )~~I~Ic~~~ gobierno er~ mát largo y sus ingresos más altos qu~ eran codiciadas p s mayo~es . gua mente, algunas alcaldías mayores valor como la or~ue eran mmeras o producían algún artículo de alto grana, pero en general los salarios anuales de estos car os menores er devengabananusaupelnas de udnos cuantos centenares de pesos. En Nueva Gal~ia a mente e unos 300 pesos a 1 ¡y · · en el siglo XVII fluctuaban d 1 . . . nua es Y, en e. al! e de Mexico población: e a siguiente manera, segun la Importancia de la

México Chalco Pachuca O tumba Xochimilco Texcoco

Cuautitlán Ecatepec Mexicalcingo Tacuba Teotihuacán

P esos al año 550 525 500 450 450 250 200 200 200 200 150

Con tan bajos sueldos no deb 1 de los indios comida 1 e extranar que os alcaldes mayores obtuvieran sus in resos ' ena o serviCIOS persona.les como complemento legal de contr!venciÓrfe~~ ~u a¡Jro~ech~miento prmopal consistía en que, en abierta as msti ucoones que habían recibido, se dedicaran al comercio recomend;d~on o~ll~eltexto de hacer tr~b;:Uar a los indios , corno les estaba precio los frut~s de su e~~:i~i~!dd~~I~~u~n tareas y les compraban a bajo precios excesivos En 0 ° es en pago vestidos y aumentos a de la grana y . 1 axaca los correg¡dores constituyeron un monopolio en e norte adq · · · . animales a arte d 1 . uinero.n tierras y se dedicaron a la cría de el virrey 'cfrralvo Jeccí~rn~~c~~ El gobie~no estaba consciente del problema ; ojos" para no arfi - q orzo so pai ec~ o crecer los sa lan os o cerrar los los ojos . e I ICai o repnmir sus activ idades personales . Se cerraron * Un colorante e nto nces muy apreciado . que daba un rojo imenso.

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Es cierto que al terminar su periodo el corregidor tenía que someterse a un juicio de residencia en el que tanto los españoles corno los indios podían testificar en su contra; pero raramente los corregidores resultaron castigados por sus actos. El número de alcaldes mayores era relativamente pequeño. En 1569 sólo existían 155 en toda la Nueva España,* con muy poco personal bajo sus órdenes. Se suponía que cada corregidor tenía un teniente , un alguacil, un escribano y un intérprete, pero a menudo esta planta de empleados no estaba completa. Aparte de las anteriores jurisdicciones que podrían denominarse normales , había las de los dos señoríos existentes en la Nueva España a la manera feudal, el Ducado de Atlixco y el Marquesado del Valle de Oaxaca en que los gobernadores y los alcaldes mayores no eran nombrados por el rey sino por el duque y el marqués respectivamente y en que los tributos eran también para estos señores, que sólo daban la quinta parte de ellos al monarca. En los dos señoríos mencionados tales funcionarios menore> gobernaban en nombre de su señor y administraban justicia en primera instancia en los pueblos; aunque en segunda instancia pasaban ya a un juez nombrado por la autoridad real , que era siempre un oidor cuyas sentencias debían ser confirmadas por la Sala del Crimen cuando involucraban pena de muerte u otras consid e rada~ mayo res. En realidad, además de las apelaciones en justicia, el rey no conservaba en estos señoríos más que las minas y la moneda. Ambos señoríos eran de considerable extensión, sobre todo el Marquesado del Valle concedido a Cortés por Carlos v. que era realmente enorme. Constaba de 23 000 vasa llos, 22 villas y dos lugares de recreo, extendiéndose casi en forma continua desde el Valle de México hasta el Istmo de Tehuantepec corno se desprende de la sola relación de los pueblos del Marquesado: Coyoacán, Tacubaya, Toluca , Calimaya, Cuernavaca, Oaxtepec, Yautepec, Tepoztlán, Oaxaca, Cuilapa, Etla, Tecomavaca, Tehuantepec, Tuxtla, Tepeaca . . . En resumen, el Imperio Español en el Siglo XVI I adolecía de falta de recursos , de una burocracia ineficiente y a menudo deshonesta y de un gobierno central detallista y vacilante. Los trámites oficinescos eran lentos y complejos y los costos administrativos absorbían una proporción creciente de los ingresos. Para un particular cualquiera, el costo en tiempo y dinero de cualquier gestión ante el gobierno era casi prohibitivo. Para lo acostumbrado en aquella época, sin embargo, las funciones específicamente gubernamentales estaban bien atendidas por un grupo reducido de empleados mal remunerados. El personal judicial de toda. la Nueva España, incluso la Nueva Galicia, estaba constituido por 20 personas; igualmente escasa era la burocraCia fiscal , pues aparte de tinterillos y escribientes, la Tesorería y el Tribunal de Cuentas no contaba con más ele 60 em pleados; y los 150 corregidores, alcaldes mayores y magistrados distritales dependían más d e sus negocios particulares que de sus salarios oficiales. * f o nseca

y Urrutia d ice n qu e en 1600 había apenas 136.

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Causa pues asombro que con un puñado de gente, la administración novohispana se las manejó para contar con una información periódica, completa y detallada, así como para gobernar, impartir justicia y mantener la paz durante los siglos XVI y XVII sin contar para ello con fuerzas armadas, dado que, aparte de las milicias en las regiones desérticas y abandonadas del norte, de las débiles guarniciones de Veractuz y Acapulco y de los 30 alabarderos del virrey, no existía ningún ejército. 38

V. ESCLAVITUD ANTECEDENTES

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UNA de las primeras consecuencias de la Conquista fue la introducción de la esclavitud de tipo europeo a la Nueva España. Ya se ha visto que antes de la llegada de los españoles había esclavos en estas tierras, pero, excepto por la posibilidad de ser sacrificados, su suerte no era tan mala como bajo el sistema europeo, pues podían tener algunas posesiones, comprar su libertad, no trabajaban continuamente para su amo sino sólo a su llamádo y los h!jos de los esclavos podían ser libres , cosas que no acontecían en el régimen de esclavitud del Viejo Mundo. En España misma , los ocho siglos de la Reconquista y la situación geográfica de la Península junto al África fueron circunstancias propicias para la existencia de la esclavitud h asta bien entrado e l siglo XVIII. Los moros vencidos eran muertos o esclavizados según el derecho vigente y la compraventa de esclavos se realizaba normalmente sin mayores averiguaciones sobre có mo el moro había sido apresado. No debe extrañar que Colón encontrara cualqui er pretexto para enviar cargamentos de indios esclavos a España. Al principio la trata d e esclavos indios no fue obstaculizada, pero Isabel la Católica tuvo escrúpulos acerca de su licitud moral y sometió el problema a consu lta de una junta de teólogos para definir su derecho a redu cir a esclavitud a los nativos de Amér ica. La junta los d eclaró libres. Por indicacion es d e Fe rnando el Católico se hizo la misma consulta al doctor Palacios Rubios quien opinó que los indios eran libres por na turaleza y que los es pañoles no tenían derecho a privarles de su libertad y de sus bienes. Sin embargo, sostenía también que los indios eran ... "libres e ingenuos" , ineptos para gobernarse a sí mismos y por ello les era conveniente ser gobernados por hombres más sabios y experimentados . Así pues, según el famoso jurista no era lícito esclavizarlos , pero sí tutelados benévolamente. Las ideas de los teólogos se tradujeron en leyes. Por real cédula de 20 de junio de 1500 se declaró que los indios debían ser consid erados jurídicamente como vasallos libres d e la Corona de Castilla y por tanto no sujetos a servidumbre. Se distinguió entre el infiel, enem igo de la religión cristiana, como el caso del musulmán, a quien podía esclavizarse, y el pagano que la desconoce y a quien en cambio se debe evangelizar. Se admitió, sin embargo, que pudieran ser tenidos por esclavos los indios que practicaban costumbres feroces como el canibalismo y Jos que por atacar a los españoles o a los indios pacíficos sometid os se les cautivara en guerra justa.* A la hora de su muerte,

* En aqu ell a época se co nsideraba aceptable la esclavi tud d e los que habían librado una guerra injusta , porque era una form a de que el poder ofendido pudiera cobrar del enem igo vencido los gas tos de guerra, se resarciera de los daños y perjuicios r ecibidos y castigara al InJUSto ofen sor. 151

J

1

l

706

HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

Yecapixtla: 88 Yopetzinco: 6I yopis: 78 Yucatán: 107,130,132, 134, 141, 157, 198,2 16, 217.256,290,315,3 22,324.326.333,454, 455, 5 14,520, 523, 524,596,626 Yugoslavia: 377, 383 Yuma: 216 yumas: 2 16 Zacatecas, ciudad de: 141, 142, 146, 148, 159, 201 -203, 205 , 207, 209, 2 12, 213, 230, 243, 279, 296,297 310,3 12,3 13, 316,31 7, 349, 352,355,362,368,369,37 1,375,387,416, 440,445,458,54 1,572.608,6 12 Zacatecas, Estado de: 11 8, 134, 141 , 162, 198, 205,209, 220,3 16,3 22,331,337,339,340, 354,361,362,363,364,365,370,372,373, 376, 377-379, 384, 388,390, 393,551,602. 606, 623 zacatecos: 203, 206 Zacatenco: 26, 27 Zaca te pe e: 320

Zacatlán: 88 Zacatu1a: 61, 181, 198, 322, 563 Zacualpan: 3 19, 320, 355, 378, 390 Zaldívar, Vicente: 279 Zamora: 313 Zape: 215 zapotecos: 26, 38, 39, 61 Zapotlán: 134 Zárate, Fray Gerónimo de: 478 Zavala, Silv io: 177, 227, 253, 356 Zihuatanejo: 563 Zrnnapán: 315, 338, 375 Zinacatlán: 72 Zinapécuaro: 338 Zitácuaro: 3 19 Zorita, Alonso de: 96, 111, 153, 221, 243 zuaques: 215 Zumárraga, Fray__Juan de: 66, 154, 179, 187, 289,330,332,336,427 Zumpango: 52, 201, 349, 477 Zumpango,1ago de: 83,475,476.479,483,486 , 487,489,493,494

ÍNDICE GENERAL Página PRóLOGO

El choq ue y la convivencia de indios y españoles . . . . . . . . . . . . . . . . . La oposición entre la realidad y doctrina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las ep idemias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La expansión hacia el norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La excesiva reglamentación de la vida económica y social . . . . . . . . . . El monopolio comercial sevillano frente al comercio novo hispano La guerra permanente ................ ..... ........... . .. ... La quiebra de la Real Hacienda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . l. Los ANTECEDENTES

8 lO ll

12 13 15 16

PREHI SI'Á N I COS REMOTOS

Primeros pobladores de México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los nómadas septentrionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Descubrimiento de la agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los pueblos preclásicos ald eanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los o lm ecas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teorihuacán , la primera metrópoli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Monte Albán, atalaya clásica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Esplendor cultural maya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La población y las ci udades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La base económ ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Empieza lo. época histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La metalurgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El arma secreta de los toltecas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ll. EL

7

21 22 23 26 29 33 38 39 45 46 51 52 55

I MPERIO AzTECA

Surgimiento d e Tenochtitlán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los tributos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las tierras de los nobles y los guérreros . . . . . . . . . . . . . . . . . La cent rali zación política y la estratificación social . . . . . . . . Los mercaderes humildes y poderosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los tiangu is . . . . . . . . . . . . . . . . .................. 707

.. ...... .. ...... ........ ........ .. ...... .. ......

57 61

67 70 72 75

708

HISTORIA ECONÓ MI CA DE LA N U EVA ESPAÑA

Los artesanos ... . ............ ... .... . ....... . ...... . . . . . ... . Los campesinos ..... . ............. . ... .... ... . .. .. . .. . ..... . Los esclavos .. . ... . . . .. . ...... .. ..... .... ..... . ... . ..... ... . La ciudad d e M éxico-Tenochtitlán ................. . .. .. . .. . La población del México precorresiano ...... .. ........ . . .. . . II l.

78 79 81 82

87

L A CONQU ISTA

La debilidad del Imperio Azteca ....... . ......... . ... .. ..... . . . 95 Los conqu istadores ....... ... . .. .. ...... . ... ....... ... ... . . . . 97 Los factores militares ... . ........... .. .... . .... . ........ . ... . 102 Consecuencias inmediatas pos itivas . ... . . . . . . . ... .. . . .... . . ... . 107 Consecu encias inmediatas negativas ....................... . . .. . 108 El derecho de la conquis ta . .. .. ... . ... .... ........ . ... . ...... . ll 1 IV.

GOBIERNO

¿Reino o colonia? ........ . .. . .. ... . . .. .. . . ..... ............ . El rey . ... . . . .. .. ....... . : . ....... .. .. ..... ... .. ........... . El Consejo de Indias .. . .... . .. . .. .. . . ... . . . .. . . .. . . . . .. .. .. . . El virrey ............ . . . . . .............. . .... . ..... . Las audien cias .. . ....... ......... ... ..... .... . .. . . .. . .. .. . . . La legislación ... . . . . ..... . .......... . ........ .. .... . Los cab ildos .. .. . . ........... ·. . .... . ... ... ................. . Corregidores, alcaldes mayores y gobernadores V.

11 8 ll 9

EXI'A NS IÓN TE RRITORI A L Y TRAGEDIA DEMO G RÁFICA

La colo ni zación española de Mesoamérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La penetración de la Gran ~hichime ca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las misiones d el norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los jinetes del Apocali psis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros factores de despoblación ................. ... ... . .. . . .. .. La magnitud de la despoblación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El proceso de mestizaje ....... . ............... . ....... . . .. . .. Un siglo de depresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

198 20 1 213 217

220 224 227 230

Trabajo forzoso pero remunerado . . . . ... . ........ . . .. . .. ... ... Tipos de cuateq uil ........ . ... ......... ... . . . . . . . . . ... . ...... Virtudes y vicios del cuateq uil .. . . ... . . . .. .. . ... ..... . . .. . .. . .. Legislación protectora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Generalización del peonaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

234 238 240 243 24 7

El derecho de propi edad de los ind ios . . . . . . Las ti erras de los caciques indios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... . . .. . . ... . .. .. .. Las comun idades indígenas . . . . . . . . . . .......................... Enaj enación de las tierras de indi os Prim eras tierras d e españoles . . . . . . . . . . .. . ........ . .... ... Las estancias de ganado . . . . . . . . . . . . . ...................... Mercedes, compras y compos iciones Consoli dación de las haciendas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

254 25 7 259 265

128

133 138

140 146

EscLAviTUD

L A ENCOMIENDA

Una prim era d efini ción ..... . .. ...... ...... ..... . Orígenes europeos ............. . ....... . . . . . La experiencia antillana . . . ........... . ....... .. . . .. .. ....... . Implan tación en la Nueva España .... .. .... . .. .. . . . .. . ...... . . . Feudalismo, abusos y reacción tibia ........... ... . .... . .. . . . .. . Fray Barto lomé, las Leyes Nuevas y los últimos titubeos .. . .... . . . . De señores feudales a rentistas ...... .. . ................ . ...... .

VI J.

123

Antecedentes ........... .. ... . ... .. . . . ... ..... ........ .. .. . . 151 Los indios esclavos y su liberación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152 La trata de negros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159 Vl .

709

ÍNDI CE GENERAL

16 7 168 16 9

17 3 17 7 183 190

·-·-::rr.~- ,.

-'X~" ·t6s

. . . . ._. ··. ~

BIENES DE LÁ ÍG LESIA

270

2 74 278 282

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Di ezmos, prim icias y patronato regio .. .. . . .... . .. . .. .. . ... . .. . . 286 Fin cas del clero regular ... . . .. .... ...... . . .. .. . .. . . .. . . . . . . 293 Capell anías y censos . . . . . ... .. ... . .. . . .... . . . .. . . . . ..... . 303 X I.

ACT IVIDADES AGRO I'E CUAR IA S

Los indi os y la agricultura europea Los es pa1'ioles y los cereales Las plantacion es tropi cales La grana

307

310 318

325

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1

710

HI STOR IA ECONÓ MI CA DE LA NUEVA ESPAÑA

ÍNDI CE GENERAL

Prohibiciones y prom ocio nes . . ........ . .. . ..... . ..... .. ..... . 330 La ganad ería ... .. . ...... .. . . .... . ............. . .. . . ... .. · · · 336 Eros ió n y d eteri oro ambiental .... . ... . . ... .. .. . ...... . .. ... . . . 34 4 ~o¡- ...o!

"o;·(..t;jtJ:•. ·.

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~~)J:!illli}MI NER!A" '

Bonan zas y técn icas rudim entarias ... .. .. . ............ . ... . ... . El benefi cio d e patio ...... .. ........ . .. . ... .... . ... ... . .. . · · · Tend encias d e la producción ... . .. .. ....... .. .. . ..... .. . . . ... . Leyes y reglamentos . ... ..... . . ... . .... . . .. . .. .. . ....... . ... . Geme y técni ca . ... . ........ . ... . .... ....... . ... . ... . . · · . . · · · La sal y el m ercurio . ...... .. ... . .. . .. . ..... . .... ... ..... . . .. . Distribuci ón del azogue . ..... ... ... ... .. . .. .... . . .... . . . .. . . . XIII.

348 352 358 365 369 375 390

La Casa d e Contratación Sevilla, Cádiz y Veracru z ..... . .. . .... . . .. . .. ........ . . .. . . . . . Las fl otas . ... . ...... . ..... .. ...... . . .... ......... ... . . . ... . . La batalla d el Atlánti co . .. .... . . ......... ...... . . . .. ... .. .... . Movimiento comercial ......... . .. ....... .... . .. . . .. . . . . . . . ..

711

498 507 517 532 546

La nao de China . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 563 El co mercio con Am érica d el Sur y el centro . . . . . . . . . . . . . . . 579

ARTESAN Í A E I N D UST RI A

Los gremios y la co mpetencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .. . Organi zació n y fu erza d e los gremios .... .. .. .. ... . .. . . . . .. . . . . . Los o brajes ......... . .. . ....... .. . .... . .... . · · · · · · · · · · · · · · · · La mano d e obra indu strial .... . ..... . ... .. . . .. . ... .. . . ... . .. . Otras indu strias, as ientos y estancos .......... . ... . .. . .

396 40 6 41 5 421 42 6

El abasto en los primeros años .... .. . . ..... .. . .. . ... .. ... .... . Las ep id emias y el abasto .......... . .... ... . .. .. ........ . Alhó ndigas y pósitos ... . .. . . . ... .. ... . . .. .. .. ... .. ....... . · · · Tam em es y ca noas . . . . . . . . . . . . .. .. .. . .. . .. .. .... .. .. . · · · · .. . . . . ... .. .. ... . . .. ... . . . ... . . Recuas, carretas v camin os Predom inio co m'e rcial d e Méx ico . . . .. . . .. . ..... . .. . . . ........ . El Consu lado d e M éxico ........ . .... . . . . .... . . ... . ..... .. . . . Operacio nes co m erciál es v d e créd ito .. .. ... . . ........... . . . La mon eda .... . ...... ~ ................ . . . . . · · · · · · · · · · · · · · · ·

431 435 438 447 450 456 459 46 4 469

La adm ini stración fi scal ..... ... . ... . ..... .. .. .. . Los tri butos . ... ... . . . . ... ... ..... . . . . .......... .... . 1m puestos y derechos a la minería y a la amonedació n . . . . . . . . . . . . Las alcabalas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ot ras fuemes de ingresos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La vema d e emp leos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ingresos y egresos totales ... . . . . ............ . .... .. . .. . .. . ....

594 59 7 601 607 613 619 622

Epí logo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 630

XV.

D ESAGÜE DEL V ALLE DE M ÉX ICO

In dife rencia y diqu es . ... . . . . . .. . .. . . . .. ... .. . . . .... ·. · El socavó n d e Nochisto ngo .... .... . . . .. . .. ..... ... .... .. . . . . . La gra n inundació n . ...... .. .. .. . . ..... . ... . . .. . . . .. . . · · . · · · · El taj o abierto . . ... . . ... . ..... .. . . ... .......... · · · · · · · · · · · · ·

47 5 478 48 5 49 1

Notas

633

Bi bli ografía

668

Índi ce analítico

686

FRANCISCO R. CALDERÓN

A ia memoria de Cosw VILLEGAs

DANIEL

HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA EN TIENIPO DE LOS AUSTRIAS

FONDO DE CULTURA ECONÓi'vfiCA MÉXICO

¡¡g

GOBIERNO

IV . GOBIERNO ¿R EINO O CO LON IA?

- berama - y ·LA · BULA d. · - de Alejandro - VI otorgó a los re)'es de Cast' ', tll 'a ·la ,o JUns tccton sobre estas tierras y no hizo mención en ninaún mom 1 1 "clon-e·' T "1 · ~:> " ento que a . « IOn aposta JCa 1~ 0,Je~-a s1do en favor del Reino de Castilla y mucho mer:os_ de la en ton ces mex 1sten te nación es paiiol a. La co rriente ·urídicoteol?gKa prevaleCiente en ~1 siglo XVI contemplaba a las I nclias jomo un conJunto de verdacl_ero~ remos* dentro de la monarquía u niversal de los r~yes cas teH; nos. Vttona_ )'..J,asCasas consideraban a los de Indias es tad os penecto s qu e se go b__ er~a ban a . sí··- mismos. -en.. ·····-···-··-como ·.. ___ __ _ • . . a cuanto tenTi:.:;-~~ prop_tas leyLs, autondades y maa1strados. De esta forma la·· N--· --·-. E----- - ;15 como e ' d . ' 1 . .b .. '' 1 ueva soan a u onom1a a os remos e l nclias, tanto más lóaica cuando así lo a~o~seJ_aban el desmesurado ta_maño del imperio america~o y las enormes cl1st~l.noas que separaban un _remo_ el e o tro. En número d e dí<Ís de via·e, las Antulas no se encontraban n1 s1qmera a med io camino entre Sevilh L m . e ntre V~;acruz y las Antillas había 30 ó en el meJ·or ele los casos 2'0 Y1'· da, navegaoon a 1 . d e l dS e d '. _ . , ' ~e a, esto es, aprox1ma amente un cua rto 0 un tercio de la d l : au nque ~~--~~ !:f!JPS tanqas geográficas dieron lugar a una gran_.~utonqm¡~ erf la toma de decisiones ele gobierno por ar t~~le. las ~~~onfa?es _r~giOnales o locales, l~ política seguida fue la· de lle~ar á ' r e eJerCICIO del poder en los organos d e gobierno asen tados en E"pañ a que _aseso~aban rey ~n estas cuestiones. Así muy p ronto se desa rroll~ ~na teon~ o~nal que_constderaba a las Indias unidas a Castilla por accesión sin ~~t~~~~~ur un remo_ s,epar~do. <;:arJ'?s _V ?arece_ haberlo entendido así al de-- __ .que _las Incitas
ceiírra::··

al

explicito

. <~ Ia exiStlc.tJ en la epoca preh•s•xíniC:. ur 13 En"' Nueva Esl~añ'a'~~ \,~7l~~abl•cot·l'~ftJieJia ,l oRsea "i ~eva España, P':rú y Nueva Granad:t {Colomb ia). 1 N '' " · • o c~ e e!l1o Cle Nueva Es1nn ·1 · -1 1 · l ueva Calic!a. Nue\'a VizcayJ y Nu evo Le;) n. . ' ' co mo '-te .os remos 1e !\lé xico,

oro-;:mizació n o l't" -

·

.

mediados dei siglo XVJI Solórzano Pereyra mantendría esta tesis jurídica como si f uera un principio aceptado. De la misma manera , regia en teoría el principio político dé la as ir:lilación_, juríd ica de los habitantes de la metrópol i y de los territorios ultramannos, de acuerdo co n la cual los habitantes libres de las tierras americanas se juzgaban como súbditos del rey en igualdad de condición co n ios habitantes de los re inos europeos. En la práctica, sin embargo, los .esp añoles tanto europeos co mo americanos cons tituían una esnecie de nobleza dentro de la sociedad colonial y monopolizaban los nomb~amientos para cualquier puesto en el gobierno civil y en las altas jerarquí as de la Iglesia. A su vez los españoles peninsulares gozaba n d e una clara ve n taj a sobre los criollos porqu e tenían la cas i exclusiva posibilid ad ele ser conocidos personalme nte por el monarca, por la fam ilia real, por los asesores y ministros del rey y por los miembros de los cuerpos aclmi nisn·ativos que tenían la fac ultad de nombr ar o de influir en el nom bramiento de funcionarios de los gobiernos indianos; la consecuencia natural fue que en su inmensa mayoría los altos puestos administrativos recayeran sobre los es pañol es europeos a pesar de que, técnicamente, el solo hecho de cruzar el Atlántico o nacer en América no hacía diferente a un español ele las Indias de uno nacido y avecindado en España. Por otra parte, los políticos españoles de los siglos XVI y XV!l estaban imbuídos de las doctrinas mercantilistas, en sus formas más crudas, que preconizaban que la riqueza éonsistí a en la poses ión de metales preciosos por parte del Estado y esto los llevaba a buscar que pasara a España la mayor cantidad posible de la plata americana, ya por el pago de los impuestos, ya por medio de una balanza comercial favorable de la metrópoli frente a los rei nos de ul tramar. \La política permanente de España de obtener el máximo posible de pla ta y oro de los reinos americanos culminó en el establecimiento de una dependencia colo nial de éstos hacia aquéll a ~ . . De todo lo anterior puede inferirse que aún cuando las enormes dtstan_c:as y el tamaño de América obligaban a la autonomía en muchas de las deosJOnes administrativas y gubernamentales y aún cuando la ficc;ión jurídica hacía a los reinos de Indias iguales a los reinos peninsulares, con sus derechos propios y sin su peditación de unos a o tros, desde un principio los reinos americanos fueron colonias en la práctica , porqu e los altos puestos del Estado y ele la Igles ia se otorgaron , con escasísimas excepciones, a los europeos , porque todos los órganos del pod er funcionaban en España y porque las líneas gerierales de la política económica tendían a favorecer más bien a la metrópoli que a los reinos -de las Indias. 31 EL

REY1'

El consenso unamme de toda la Cristiandad, en los órdenes j urídico y religioso, aceptaba que el origen ele la auto ridad real provenía de Dios, quien * Los reyes de la Casa de Aus tr ia o de H ahsburgo fueron: Carlos 1 (1516-1556) o Ca rlos V de .-\ leman ia; Fel ipe ( 1665-1700).

118

11

(1556- 1598); Fdi pP.

lll

( !598-1521); Felipe

¡y

( !62! -! 665 ) y Carlos

11

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

demostraba hab er escogid o al gobernante por el hecho de hacerlo nace r demro de la familia real co mo titular de una legítima sucesión d inástica . El mismo ejercicio del poder del legí timo monarca era una prueba más de la volunt~d divina d e otorgarle la a utoridad , ya que "toda potestad proviene de lo airo·'. En el caso de los r einos de Indias la autoridad real quedaba con?:mada por las bulas ~le! Papa Alejandro V I en favor de los Reyes Catoh_c~s y de sus _d~sc endtentes , así como por el plebisciro implícito que stgniftco el reconoomtento de la au torid ad real, el acatamiento a sus mandatos y la sumisión pací0ca a su gobierno por parte de los habitantes de estas . tterras durante tres stglos. En los tiempos modernos se cita la frase de Luis X IV "El Estad o soy yo" com~ una prueba de !a soberbia y arrogancia de este monarca; en r ealidad no hiZo sino expresa~ el estado de cosas prevaleciente y comúnmeñte acept~do en todas las naCiones europeas, incluso España, siempre que se entendte~~ al Estado en su sentido restringido de la parte formal de la sociedad pohuca perfecta, que es la autoridad, el poder, el gobierno. Felipe 11 pudo habe: dtcho con mayor modestia y validez "El gobierno soy yo" porqu e efecttvarr:ente lo era , o r_nás precisamente, el rey era el gobierno.ILos órganos d~ ~~!Fgndad no eran,, ~mp hUlf2l~Qg¡!~ió tfdel poder pó~~co del rey, _qL~_ien P12~Ji\·.cre¡¡rlos :o ,SUf:>Fim.uJos segun su vgluntad, ' sJ.etermmar el alcance' :y rn~~~!~J?.1" ~~--:J,5> fitrt~,Pflp~esfua.ndo~la_s ,t;fiodali~ades y limitaciones a que del:iena Sl1Je;rarse .el_eJe~citto éte· d_H:l'ia potést?d·fl'hnguno de los órganos del Estado podta extsttr m actuar SI no era por voluntad del monarca, y si t~maba alguna decisión por sí mismo estaba obligado a someterla de inmedtato a la ratificación real. · Q';Ie~a as~ - explicado que el personal de todos los cuerpos de gobierno y admmtstraCton del Estado fueran nombrados y removidos libremente pür el rey, desde ~os más altos ministros y consejeros hasta los empleados más mod~stos. S1 los puestos más bajos eran designados por autoridades intermedtas era porque el monarca había delegado explícitamente esta facultad. El rey c~mcentraba en su persona todo el poder del Estaclp . Sus derech os y prerrogativas daban ~as máxi_mas funciones ejecutivas al . frente del gobier~o: Era el umco legtslaclor, JUez supremo ele sus súbditos, cabeza de !a admmis_trac_i?n pública y, r or pF-rmiso del Papa que le había encomendado la evangehzaoon ele los nativos, era en Indias "Patrono de la I
1:

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GOBI ER N O

· p ientes d octnnas rega ¡·Istas etuero n ·me lu1'd•os por Rom a en el índice ele Libros Prohibidos. . · 0 obstante de que gozaba de todos estos poderes y d~r~chos, el rey d e España no era un déspota pues al considerar que l:abí_a rectb td_o la autor~d~d de Dios tenía que ejer cerla en beneftc1o d e sus subdnos y sujetar su uso ~11 "Derecho Natural y Divino, perenne Cons ti tución de los pueb!os": ~o podta por tanto desviarse de las leyes de Dios si_n perder la base mas sohda de su , autoridad y por ello, tqn, rnuc?,a fr~cuenCJa 4nt,s.~ de ,p+?rnulgar un dec_ret 18 ~~~ procuradores de las ciudades castellanas, en las Cortes de Valladolid, le dtjeron nada menos que a Carlos V: Porque si bi en los reyes tengan otras muchas calidades: como so n _linaje , dign idad , potencia, honra, riq uezas, de le ites, es timaci~mes •. etc. n~nguna estas le hace Rey segú n el derecho , sino sólo el admm1strar JUStiCia y as t lo debl a el hacer, pues en verd ad era mercenario* de sus vasallos ...

¿e

Juan Luis Vives proclamaba la igualdad de los hombres, sin más distinción que la que proviene de la virtud. Martín Azp ilcueta soste nía ~n 1548 que la potestad regia no pertenece por derecho natural ~. los _reyes smo a la_ comunidad . Fray Alonso de Cas tro argumentaba que nacl1e es rey o seno: del pueblo , sino que los principados y señoríos ... proceden del _co nse ntlmt~nto popular". El eminente filósofo jesuita Francisco Suárez afi rmaba cas t un siglo después: Seuún el orden natura l de las cosas, ningún rey o mo narca tiene n i ha ten ido d_e Di~s inmed iatamente el p rincipado polí tico , sino med iante la voluntad Y bs ms tJtu ciones h uma nas .

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GOBIERNO

Hi STOR IA ECONÓ MICA DE LA NUEVA ESPAÑA

gran pirámide de la que él -era la cú spide pero ele la que d esconocía su mag·nitucl y complejidad. Para poder llegar a la base y h~ce1; operante el gobierno y para cumplir sus airas funciones legislatwas y JUclioales , el descansaba en los consejos, que eran ~uerpos colegmdos de hombres deslonados por sus conocimientos y experie~na, que asesoraban . al, monar~a en los asuntos de estado y que con frecuenoa gobernaban en la practica cuando el rey se desentendía de su función de gobernar. . t A grandes rasgos podían dividi rse los cor,seJOS en dos clases : los q~e se ocupaban ele las cues tiones generales o departamentales ele la 1:10n_a rq~n a_ e? su conjunto y los que estaban encargados del gobierno el~ terntonos mclivicluales dentro ele ella. lAsí existía ele siglos atrás el Consejo Real y Supremo de Castilla; en tiempos ele Carlos v funcionó un Consejo ele Estado para asesorar al rev materias "de o·obierno ele España y Alemania", hubo también Cons~jos de Aragón, de Flandes y de Italia entre los territoriales, Y entre los aenerales o que se entendían con ramas paruculares se pueden menciona~ los consejos dt; guerra y haciencla.:32

Por su oarte v casi al mismo tiemp o, en 1615 , Fray Juan de Santa María escribía:' '

rd

. . . los monarcas deben compo rtarse en sus gastos confoi·me al haber de la nación y tra~ajar por sus Reinos , pues qu e se lo pagan y tienen oficio que les obliga al

trah'\]O . . . También limitaba el poder real el respeto que se debí;:t a las costumbres del pueblo que eran un a fuente viv a y operante del derecho, al contrario ele lo que s~tcede en la actualidad , cuando el derecho positivo pasa sobre cosrumbres mve~erad as X P!·etende modificarlas o aún 1!-acerlas d esaparecer. En a~uellos stglos mas b1en se perseguía lo contrario, es decir que las leyes se acomodaran ~ las costumbres o que la costumbre se convirtiera en lev. Iaual norma se aplicaba también a los indios como claramente lo mandó eÍ Er:;perador: que las leyes

Y bu_enas

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en

costumbr es que antigua mente tenían los indios para su buen

goh1er~o- Y pohCia y sus usos y costumbres observadas y guardadas después que .EL CONSEJO DE IN OlAS

son cnsnanos y qu e no se encuentren con nuestra Sagrada Religión ni con las le yes . .. se guarden y t:iecuten".

Apenas regresó Colón ele su primer ~ i<~e, los Reyes_ Católicos encorn,e ndaron el despacho de los asuntos ordinanos de las Inchas a Juan Roclnguez ele Fonseca, posteriormente ob ispo de Burgos, quien a partir de 1508 tuvo como asociado a Fernando Lo pe ele Conchill?s, secretano de d?I_l F~r~ar:~o el Católico. Sin embargo, a estos dos person
Además, todo el- mundo estaba entonces consciente de que era muy difícil gobernar desde el otro lado del Atlántico sin equivocarse con frecuencia, tal como con crudeza decía del rey Fray Gerónimo de Mendieta: Y si_ con temor de erra r y por ello d esgraciar a Dios se deben recibir los cargos de gobterno .. . ¿con qué temor deher·ía aceptar el gobierno de l ndias , desde la corte de España, el que nunca las vió, ni sabe de qué color son , salvo el color de la plata y de otras preseas que ele Indias llevan?

Por e~~a razó n, admitiendo que podía equivocarse el rey, había toda una t_rad1n~:m legal según la cual las reales órdenes podían ser obedecidas y no

ry.~T-~re y .se ~ro:.Ulap_a~.JQ-Qr.m ·~-·~··· qlumor· el1;¡\- d;e, . aJ~9~Q..9~~cl~~~·~!!.e.le•·Fe~. so,~o .:

cu!~p_li?as cuando lo mandado fuera perJmc~o de partes y ~cloleciera de entend~~ndo por lo pnmero que el

en contra de ley, o fuero , o derecho, en. los vicios de obrepción y subrepción, ordenamiento estuviera basado en inf~nnanon falsa y por lo segundo que se basara en información insuficiente. Cuando estos requisitos se daban, el súbdito hacía el debido acatamiento ele la orden rea_I poniéndola sobre su cabeza (la obedecía) , pero declaraba qüe no la _cu!Upha por tales y cuales razones ~ue de inmediato enviaba para su con?cmuento al monarca. Como es lóg1co, esta medida extrema no era habitual smo excepno nal, y el que recurría a ella debía estar muy seo·uro ele 0 su derecho para arrostrar sus consecuencias. . La m~~ima limitación del poder del rey era su co ndición humana que le Imposlb ihtab~ gobernar personalmente su inmenso imperio y estar al tanto de la ev_o lu Cion d e wdos los asuntos qu e no fueran de !a máxima importanca ; ren1a pues que desc::msar en un aparato bmocrático que era cmno una

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-'::1\J-nuevdconSéJO se le otorgaron las mismas exenoones y pr!V IlegJos que al de Castiila y la misma facultad ele h acer_ leyes con cons_ulta del r~y_; ~uvo la jurisdicción suprema en las Indias Ocodentales y Onentales (_FJ_I~pmas) Y sobre sus naturales, aunque éstos residiesen en Castilla, proh1_b~e!:dose a todos los consejos y tribunales de España, excepto al de la [nqmsJCto n , que tuvieran injerencia en los asuntos indian~s. . . .J~s 11\\-IY amplias atribuciones el~! Conse~~.c\.<'!~ }ndJas se ftieronp~eCisanqp aJ.IJ!~ larg&deL~JglS«~1.~\f9~ las ."Le);éS :~JJ:~as d: ~542 Y. ~~-~J?U.e!l con las orQ~H,<:\os los pocl~-~~§,_t¡p los aspectos legislativo, administrativo y }uilKtal.. C,qmo cuerpo le~ISlador expedía las leyes que, con diferentes nombres (ordenanzas, provis iones ,

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H !STO RJA ECONÓMICA DEL\ NUEVA ESPAÑA GOBIERNO

reales cédulas) habían de regir en el " . . -· .. previsto que no d ebía obedecerse en las I~~~~s ¡l;:e: Io- esr~anol; habtendose hub¡.·e.se.. sido pas"d ·' y co muntca . d'a por e·¡. . DI .ptovt enea alguna que no.· •.' . -· ·.,. · .. . " « ~~qrno'orgamsmo- admii:tistrcitlvm~!(ioí:iit . . ·,. .,~; 1 e. . . de funr 1'onar" ·d ¡ · · ··· · · . :-,,~;z,, ... ¡,;e_sp.Q.:n_o;!;'a a onseJO el nombramiento ~ Ios e a ta catPgoría y 1 · fi '~ · · . . .· · la fundación ele órganos d~ gob' a con rm:c~o_n de los_de m~enor rango; sión, revisión de cuentas auditier.no en as • n . tas, su vigilanCia y supervi. y! o na de las oficmas de la Real Hacienda la p romocJ·o· n al e1 comerc•o ·1 nave ·· ¡ d · . ' militar en tierra y mar· ~l ~ t g~CI~n Y os escubnm;emos, la defensa miento de los i~dio• j .. 'fttndapacr~~ od e a~ flo~ds, el velar por el buen trata.. "' " Ion e umvers1 acles y de u - · d ~::~~:s; ~~mados consu lados, etc. Igualmente-entre sus ~~:~~ :~~~~~~ Iglesia" en
v

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fueran formuladas sobre hechos concretos y no de una manera · vaga o generaL Mientras duraba el juicio el residenciado tenía que pert:nanecer en la localidad donde había ejercido la autoridad y no cobraba sueldo ninguno .\ . Todas las sentencias a virreyes, capitanes, generales u oidores tenían que ser presentadas al Consejo de Indias que las revisaba o confirmaba previa consulta al rey en casos de condena grave. Las penas eran las mismas que en las visitas. En la Nueva España el Consejo de Indias sólo tuvo que intervenir enérgicamen te contra un virrey en el siglo XVI en el caso del marqués de Villamanrique y en el siglo XVII en el del conde de Baños. A los ojos contemporáneos puede parecer monstruosa la acumulación de facu!rades de tan distinta ín~ole en un cuerpo colegiado que gobernaba desde Nuevo México hasta la Patagonia y de las Antillas hasta las Filipinas. De hecho el Consejo tuvo que ir especializando y subdividiendo las funciones ele sus componentes para lograr una mayor eficacia. Inicialmente el Consejo en pleno veía todos los negocios de una manera informal y flexible, pero después de la reorganización emprendida en 1571 por el destacado jurista Juan de Ovando, se hizo una clara separación de las funciones judiciales y las de gobierno. De esta manera , mientras el Consejo en su conjunto se constituía en tribunal , se fueron encomendando cada vez más los asuntos de gobierno tales como los hacendarios, navales, militares y de protección de los · indios a comités especializados más pequeños. La gestión de Ovando, autor de las ordenanzas de 1571 y después presidente del Consejo, culminó con la creación en 1575* de la Junta de Hacienda de Indias y en 1579* de la junta de Guerra de Indias , las cuales si bien independientes trabajaban en estrecho contacto con el Consejo. Así la Junta de Guerra estaba compuesta de los cuatro consejeros de Indias más antiguos y de cuatro miembros del Consejo de Guerra presididos por el presidente del Consejo de Indias para despachar los asuntos concernientes a la defensa militar de las Indias y la protección ele las comunicaciones marítimas. En un principio el Consejo de Indias constaba de un presidente, cuatro consejeros, dos secretarios 1 un fiscal y un relator. Más tarde se le agregaron cuatro consejeros más y numerosos empleados así como un cronista mayor, un cosmógrafo y un matemático . En su momento de máxima expansión burocrática en 1690 llegó a contar con 29 consejeros y una planta de cien personas, desde consejeros hasta portero, lo que en nuestros tiempos parece muy poco, pero que en aquellos tiempos se consideraba una corruptela intolerable por lo dispendiosa. El esquema de organización del Cons~jo era racional y sencillo, constaba de dos salas, una de Gobierno y otra de Justicia, cuyos miembros se dividían en ministros togados que administraban justicia, consejeros de cámara que participaban en los pienos y ministros de capa y espada que únicamente * Según Es<¡uivel Obregón fueron creadas "con carácter permanente" e n 1600 y 1595 r espectivamente. No confundirl as w n los Consejos de Hacienda y de Guerra qu " eran para Europa.

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HISTORiA ECONÓlvHCA DELA NUEVA ES PAÑA

tomaban parte en los. asumo~ militares y de gobierno. De 1604 a 1509 las salas estuv1emn auxi!Jadas por cuatro secretarías que en b última fecha se red ujeron a dos .. una para Nueva España y otra para Perú , cada una con su secretano y su fiscal. · Co n el pretexto de que el Consejo ya era muy numeroso, se creó un a espeCie de comisión e~ecuriva en 1600 con el n o mbr e de Consejo ele Cámara de Indias, cuya pnnop;:¡l funció n consistió en formular los nombramiemos de l~s empleados de América. Se di ce que su creació n obedeció al deseo del conae ele Dema, desp ués duque de Lerma , favorito de Felipe m , para as! obtener en su favor y en el de sus am1gos los beneficios e intluencia cue implicaba esta funció1;; sin emba:go el Consejo Cámara fue suprimido 1en 1609, antes de la ca1da del val ido y restablecido en 1644, cuando ya no gobernaba.

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Alamán, entre mros, ha afirmado que los consejeros de Indi as habían hecho una l~rga carrer~ en las audiencias (tribunales) de América y Filipinas, que les ~abia propornonaclo expene~cia y notables conocimientos para el de,sempeno ele .sus c~rg~s. Es.ta afmnaoón no es correcta para los siglos XVI y X~ II. Los funoonanos jllclrCiales efecnvamente empezaban sus servicios en tnhunales menores como !os de Santo Dominrro . o o Panamá y de ahí podían avanz~r, por eJemplo, a las audiencias de Guadalajara o Charcas, para despues pasar a la~ de las cortes virreinales de México o Lima; pero ahí generalmente termii!aba su ascenso. El paso de un tribunal americano al ConseJo. de ~nd1?s fu e sum~mente raro y así tenemos que ei Consejo de Indias consut~tyo el , escalafon de. ascenso para los juristas peninsulares, quedando cas1 exclll!clos los amencanos. Mark Burkholder ha encontrado que durante el reinado de. la Casa ele Austria só lo ocho personas fueron pr~moviclas de una audienCia amencana al Consejo de Indias y de éstos s iete rec~b.1eron su ascens? entre 1589 .Y 1613. En cambio, de 217 letrados que rectb1eron nombramten tos en los s1glos XVI y XVII para el Consejo de Indias , aprox imadamente la tercera parte fueronpromovidos al Consejo de Castilla. A 1~ carencia de conocimientos de pnmera mano de las Indias por los conseJe~os h~y que agre.gar la gran rotación .de tales funcionarios que se p.resento. a fmales del Stglo ~VII, c~ando la decadencia ele la monarquía habsburguesa negaba a su Sima mas profunda. Durante los 35 años de rem_ado ele , Carlos rt fueron nombrados por los menos 72 co nsejeros de I?d.Ias; de estos 23 rr:uneron desempeñando el cargo, 19 fueron elevados rap:damente al Consejo de Castilla y sólo 10 permanecieron en el Consejo de I ncltas por más de diez años . Los1' consejeros. .tenían que ser necesariamente ca u tos en sus dictámenes ' veremctos y optmones , dada la enorme responsabilidad que recaía sobre ellos; esto los ll evó a desarroilar un peculiar sistema de emitir sus resoluciones. El Consejo se reunía regularmente -LOdos los días hábil es durante la segund~ mitad dei siglo xv r- para discutir los asuntos que se le sometían. El resu ltaao de sus chscusiones se consignaba en documentos conocidos como consultas en los qu e se resumían las diferentes opiniones de los varios miembros d el Co nst:jn d e tal man era qu e el rey eswviera suficientemente

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informado para to ma r su decisión. El monarca podía aceptar la ~ pini~n de la mavoría o, si el asunto no era claro , pasaba la consulta al· ConseJO de Estad~ o a un grupo especial para mayor discus~ón. La consulta de este nuevo cuerpo se regresaba al rey para su resoluCJon que se comunic~ba al Consejo de I ndias por escrito. Este a su vez preparaba los orclenam ien~os corres pondientes que tenían que ser firmados por el r ey antes de ser env tados a las autoridades ele Indias. Las consultas en el siglo XV! eran lúcidas, equilibradas, _bien razonadas, basadas en las pruebas y en los precedentes y, por tamo, l~g:came?t~ c:mservadoras. Co mo el Consejo era un cuerpo delibe:~nte , mas q_ue ejecutlv_o, casi nunca tenía iniciativas propias ni proponía pohttcas de caracter g:enei al o de mediano y largo plazo, sino que las políticas constructivas se ongmaban usualmenre en las I nclias; sin embargo, las leyes estaban bien med itadas, eran justas o cuando menos bien intencionada.s;. a~nque t?das eran promulgadas con tal retraso que muchas veces se nu!Htcaban a s1 mis~as. i\I.Ientr~s reinó Felipe Ií que era labo rioso y leía todos los papeles, tema. mtei i gen~Ja para captar sus puntos esenciales y volun tad para tomar. deo: to nes, el s1s: tema más o menos funcionó a pesar de sus fallas. Con F:=:l~pe Id y Fc:hpe lv , que dejaron el 0rro bierno en manos de favoritos , y con la tdJOtez conge~11ta de Carlos II, wclo el proceso gubernamental entró en franca decadenCia. La consul ta , que inicialmente había sido útil para prese.ntar los drferentes puntos de vista, degeneró en .el siglo XV II has~a convertirse en u~a rutma larrruísima e insensata. Se registraban las opmwnes y argumentos de cada co~sejero incluso cuando había ~manimidad _o consenso. Ade.más: la~ consultas dejaron de reflejar las discusiones en ~as JUntas; los co_nse¡ero~ ~b.andona­ ban la mesa en medio del debate para tonnular despues. sus opmtones en privado. Entre las idas y veni.das de .l~s papeles, los e~pedientes. se acumulaban s in contarse con un reaistro efiCiente de ellos . S1 se necesitaban documentos an teriores había qug pedirlos a los archi~os .ele Simancas. cercanos a Valladolid pero lejanos de Madrid, co n el consigmente rett·~so. Durante el reinado de Carlos II se nombraron com o consejeros supernumerarios de Indias a personas que ya tenían otros cargos y responsabilidades, con el solo objeto de aumentar sus emolumentos y como muestra del ~avor del monarca o ele sus ministros. También en esta época llegó al ConsejO -~e Indias !a práctica iniciada b~jo Felipe t_I y ge~e.ralizacla en to~clo el escalaton administrativo de que el gobierno vend rera publica y ofioalm ... nte los puestos con el derecho del comprador de legar!os y venderlos. Se dio el caso de que a la muerte del marqués de la Laguna y conde de Paredes, su puest~ _en el Consejo de Indias lo heredara su h\jo de nueve años. Con la proiiferaCI~n de consejeros supernu merarios y funcionarios el Consejo tuvo problemas fmancieros, traducidos e n atrasos en el pago de salanos. . . La situación llegó a ser tan grave que a fil!ales d~l ~rglo xvn hubo un seno movimiento de reforma inspirado por el pnmer mirustro c~nde d~ Oropes~ . En 1687 se suprimieron los cargos en los con.sejos. que ~ubteran s1d~ adqwridos por compra , aunque dejando a sus prop ietanos ~1 ~nulo , ei r~~"'~ ~ u~~l renra del 5% sobre la ·i uma q ue hubieran pagado poi t:l pl1estu, se ... stipt .• o

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HISTORIA ECONÓMICA DE U. N UEVA ESPAÑA

también que no se repondrían los cargos supernumerarios cuando quedaran vacantes. En 1691 se disminuyó el número de miembros de los consejos, con lo que el de Indias se redujo a tener un presidente, ocho consejeros togados, dos de cap a y espada, dos secretarios , un fiscal y nueve empleados; los sobrames se retiraron con la mitad de su salario y con la opción de ocupar las vacantes. La gran lentitud e ineficiencia con que trabajaba el Consejo de Indias no significan que su desempeño hubiera resultado negativo. El Consejo mantuvo un airo prestigio en España, en las Indias y en el extranjero como un cuerpo excepcionalmeme bien informado, para lo que se acostumbraba en aquellas épocas, no sólo en asuntos administrativos, sino también en recursos naturales, flora , fauna , geografía, situación económica, problemas sociales y en fin en todo lo que pudiera concernir directa o indirectamente al buen gobierno. Tuvo también merecida fama el Consejo de s~~pr~dente y justiciero, como parecen probarlo la legislación y las resoluciones judiciales que emitió. Igualmente siempre se ha considerado que los consejeros, con algunas excepciones, fueron probos y honestos. Todas estas virtudes del Consejo lucieron , por supuesto, más claramente en el siglo XVI en que Carlos v y Felipe ll llevaron con mano firme las riendas del gobierno, ya que en el XVII sus sucesores, menos capaces y responsables, las encargaron a favoritos, ministros y órganos colegiados, cuyo poder estaba sujeto a alternativas palaciegas de favor e intriga lo que limitaba la posibilidad de imponer políticas de largo plazo 3 a

los reinos de la monarquía contribuyeran a sostener la Guerra de Treinta Años, los ayumamientos del país propusier~n qu; se les C) convocara a una asamblea generai que discutiera la ~ontnbuoon de .:.50 0~0 duc~dos (343 750 pesos) durante 15 años que se tmpuso a la Nueva ~spana. El v1rrey marqués de Cerralvo se opuso a convocar unas Cortes ~1e:c_tcanas, que a esto equivalía la idea, y, aunque el_ cabil_do de. Puebla persJStlo en ell_a ~u:ante varios meses, quebrantó su res1stenoa negandose a proporCionar mdtos que • , ·.. . _ 'ft trabajaran para los poblanos. . . . . 1 Al principio, sobr~ -!9.~ ,!llUQJ~LP.!.9!Dlforma~os por .os c~nqwstadore~ ~s.ta:.: p
~SE::J..ñ,~:._al ~rert_t~~~~~~~.l_g~~~~~~~ía un virr~Y·. .

~~~E·Ii·: vriqu: Y

El gobierno español fue estableciéndose en las Indias de una manera espontánea a medida que los españoles iban colonizándolas. Los conquistadores al fundar aldeas, villas y ciudades les daban un ayuntamiento o gobierno municipal en cuya elección participaban normalmente los flamantes vecinos que, siendo tan pocos, casi todos recibían un cargo en el ayuntamiento; a veces, sin embargo, el gobierno municipal era designado directamente por el gobernador o capitán general de la tropa. En España, durante la Edad Media, el municipio nombraba sus representantes, llamados procuradores , para que reunidos con los de otros municipios, cuando las circunstancias lo · exigieran, formaran las Cortes, cuerpo deliberativo, legislador y fiscalizador de la Corona. Este tipo· de gobierno representativo nunca tuvo lugar en la América española porque al momento de la Conquista el ejército de los municipios de Castilla fue derrotado por las fuerzas del Rey-Emperador en la batalla de Villalar y con ello las comunidades perdieron su poder e independencia y los reyes fueron sumamente suspicaces de l9s privilegios o pretensiones d e las corpe>raciones municipales J LaJ.bX.- P:tev.eí.a; eque<:; estas, &~:tt~~ ~8 .c~n~re§q$"· ?~ ·~yunta.rn~~P¡;t.g~.' e,E''¡nandatn c:lel ¡;ey porque sm elno es nuestra rnteJ'lpon ., m 1 volunüia.:qi:f& "se· pi:1edan juntar las ciudades y .villas de las Indias". 3~ Cuando se est.'lbleció en 1628 la ilamada Unión de Armas para que todos

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GOBIERNO

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monarquJ
a~Anigón y con el desct!bnmt~nto de ;\rpenca, ~ls1~n:ma vme.nal _no hiZ:o~,

sino,i!UodificaiE_~c. : Y3xt(.':!lJiers_e__para: saus~aser.Ja;s~ JJ:.ec:sidades. de .U!llmpeno · , mündial ¡;De esta manera, con la creaCJÓó. cielos v¡rrematos de la Nuev~ , .~r · ·· ··· ·.· •· .· · · · -. ··· .···· ¡ · ' · . · ·eve pues y' '-r . . N á~! e.?
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·:~!~~i~~=:·~:, la amplitud de los pode~-~s de los pr_i~eros v!rr~yes .se fue · limitando por la obligación que se les 1m puso de m~ormm a1 _goblern~ metropolitano detalladamente de todos s:1s actos cl.e g~~tern•) Yp<~l ~a m.1~~­ ciosidacl con que se legislaba d esd e Espana. Ademas , ._.¡ la med1d .. e.1 q t.~ __ e

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H ISTO RiA ECONÓMICA DE U. NU EVA ESPMiA

complica ba la admin istración, e! virrey vió limi tadas sus funciones por varios organismos qu e, aunque subordinados a él según la ley, estaban formados por fu ncionarios imp ortantes designados por el rey, muchos de los cuales podían llegar directamente hasta el monarca o sus consejeros. Igualm ente, la Corona daba nombramientos a los gobernadores y corr egidores de pueblos de espai'íoles, por lo que los jefes ele las mayores subdivisiones políticas no er an elegidos por el virrey; así, aunqu e éste vigilaba estr echamente a dichos fu ncionarios y a los co rregidores y alcaldes mayores de los pueblos de indios, era usual que todos ellos , asesorados por los cabildos de sus cabeceras, ejercieran amplios poderes legis lativos, ejecutivos y judiciales en su jurisdicción . . Segúr José Bravo Ugarte 1 las atribuciones del virrey podían reducirse a cinco : J~.~~~r¡:ración, ... fapippíe:,. ~el}erhl','"pre~-idencia de .!a '\udiencia, superV~j SIÓn .d e fa Real Hacienda y vicepat:ronato de la I glesi~l ' Como gobernador , el virrey vigilaba el buen tratamiento de los ind ios; designaba alcaldes mayores y corregidores, excepto los de real nombramiento y determinados gobernadores, como los ele Nueva Vizcaya, Yucatán y Fiiipinas; expedía d ecretos, bandos y ordenanzas de buen gobierno, revisables po r el Consejo de Indias; atendía a la alimentación, salub rid ad y moralidad públicas, y de manera supletoria y complementaria, a la instrucción y beneficencia. Los nombramientos de empleados públicos, muy escasos en número , se hacían de acuerdo con una rutina fija, sobre la cual el virrey legalmente tenía poco o ningún con trol. En los asuntos importantes de la administració n, antes de resolver, el virrey debía consultar con la audiencia en lo que se llamaba el "real acuerdo", aun cuando no estaba obligado a seguir su opin ión. Entre sus atribuciones de gobierno estaba también la de presidir el cabildo de la ciudad de México , lo que habitualm ente realizaba por medio de un representante. En su calidad ele capitanes generales, los virreyes tenían encomendada la deÍensa y pacificación del reino, pero como no había un ejército permanente en la Nueva España y sólo contaban con una pequeña guardia c_eremonial de alabarderos, en caso ele emergencia d ependían en un principio ele los encomenderos, quienes tenían la obligación de aportar armas y gente en número proporcional al tamaño de su encomienda; ya para el siglo XVII en que la encomienda había perdido toda su importancia, la obligación de defender el reino recaía sobre todos los vecinos españoles. El virr ey podía pues movilizar a la población para rechazar un ataque o reprimir una insurrección, pero para levantar tropas pagadas estaba obligado, cwmdo menos en princip io, a pedir autorización previa al gobierno metropolitano. No podía conferir empleos militares, sino tan sólo proponerlos a la corte. Como presidentes de la audiencia los virreyes tenían la facultad de conocer de los negocios judiciales, pero carecí an de voto, a no ser que fuesen ahogados .* Era también el virrey el que calificaba cuáles clebían tenerse por asuntos de gobierno y cuáles oorresponci ían a la autoridad j ud icial.

El ''irrey viO'il aba la tesorería de la Real Hacienda, sie~pr~;-ses~rafo ¿'~: los -tr~s oficial~s reales qu e guardaban la l!av.e Yll evaban o~ 1 ro~ e ~ _aJa - e' x;co v d e otras cai as . Las decisiones fmal.es en cuesuones • a c~n ana~ d- M • • • , :J l H · el f d a por e v1rrey el las tomaba la Junta Superior de Rea .aoe.n . a orma '- .. ·. ' oidor ele ma or antigüedad , el fiscal y el oftoal ,real ~~, an~Iguo . _ Cuando sl estableció el Tribunal de Cuentas ct.e ~IexJCo, el, contadm en 'efe aun ue ba'o la supervis ión del virrey, se convirtlo en el .mas. Importante Jde l~s ofi~iales ~-eales y gozaba de considera~ie indepen~e~c~a. Sm e~ba~goÍ on ma teria hacendaría las distintas autondades se vlgi a anb entrd~ SI. e ~ ' · h d o algunos O'O erna ores Y vinev, la audienCia y, en mue. o men?r ~os' actos ele l~s tres oficiales corrégidores tenían derecho a mtervemr en . ', 'derable influen- . reales encargados de_ c_acla caja y a su~;z. ésto~ eJ~~·Cia~ ~r~~~~z, Guadalajara, cia sobre el poder ovil , ya que e~ . ex!Co, ue . a~ ue hubiera una c~a, Zacatecas, Durango, o _axaca y Menda, d~ndeqlllei~ti;os cabildos . Por otra los oficiales reales teman v~z y voto en os ~e!?f te con fondos de la p arte, dado que no se podJa~ hacer pagos e~a men d' efectuar tesorería sin autorización previa de la Corona, el v1rrey no po Ia crastos por propia decisión. . · 1 d i nacio~ Por último, aunque el virrey era vice-patrono de la ~glesm, as- es gél solo nes ele las sedes episcopales y prebendas era? hec!1as en Espan:c~ión de odía formular recomendaciones sobre las mvestJduras, la ro . los beneficios y proveer los curatos, escog~endo ele l_as ternas q.u~ le pasaban d obispos ; distribuía ta~bién l~s provi?_n~ de las ordenes religiosas, asesora o v presionado por la Jerarqllla eclesiasuca. . . d ' El per iodo virreina! fue en realidad de duración indeftmd a como se pue e ver a continuación:

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Duración del Períodfl 15. años 14

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Número de Virreyes Total Siglo XVII Siglo XVI

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8 7 6 5

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3 2 1 a fi o o menos

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H ISTORIA ECONÓMiCA D E LA NUEVA ESPAÑA

GOBIE R, !O

· t' os VIITema.es · · 1 ·Mt•chos · • .· de lo ~· pe.r:10c se v1·ero n cortados por b muerte o por renunCia , depos ioon u otras orcunsranuas , lo que hace todavb más di fícil encontrar alguna regul aridad en ellos. . -~~r:nte l~ oct~va dé~ada _del si9lo XV I la jurisd icción geográfica del ~ll '. eJnaf~o d._ la Nueva Es pana llego a ser enorme . .Por el norte no tenía Imneo" . ll" OS v, po d Ia ' extenderse • · · d ehm " 'd amente hasta las reaiones árticas· m por el :;ur abarcaba toda la América Central incluída Cost:1. Ri~a · nor el este' compre ' • Filip inas . nd'Ia i a F't ~m'd a y las Antillas , y por el ' oeste llegaba a las Islas Y.SuS dependencas ' . •ha b'Ia en este .mmenso ternto¡·¡o· . . ~f e'. • · C meo a ud'Iencias XICO G d l .. G • . . de Man~a. a a_¡ ara, uat:mala, Santo Dommgo .Y formalmente desde 1583 la . . a, pero de ellas, solameme las dos pnmeras pertenecían al distrito de.'1 virrey , ...~ n 1as d emas - no tema - mas , que un derecho .. a( . l mmistrativo .. de mspeccion supenor en asuntos g-en erales y en tiempos de guerra F ste d erecho pro t · ·u . . . · ~ . n o se res tnngw a med1da que los presidentes de las a udiencias pasaJ,on a ser o·ob d · , o e:na ores Y capitanes generales efectivos. En ninguno de los t:J tu 1os a e los vtrre 1 · · ¡;mires ., y~s o en as mstrucciOnes a estos se precisaron los • Y e~t~nsw n d el v1rremato que les correspondía gobernar. Aun en la N ueva Gaheta el pocl d 1 · · ¡: aJ· fu ndarse ese r eino en' ~ , er e VIrrey era casi· nomma 1:J43. . se creo en · · · con poderes aubernamentales una au d 1enoa . G ua· d·a¡aJara 5 ~dml-tndependJentes del virrey y de la Audiencia de Mé~ico y como los 01 ores de ac ·' . ¡ue·¡¡ a eran nom brad os d irectamente por la Corona, nunca se. sometieron de buen grado a las autoridades de la caoital. Cuando · d e 1a N ueva Vizcaya ' con ¡)arte del . . en 1563 se creo' e1 remo -· ¡a A U(¡·1enCJa · d e G uadalaJara · ' conservó sus elterntono h .de . la. . Nueva G a¡·ICia, erec os JUcliCiales sobre el territorio cedido, a pesar de que el virrev t·¡vo los pod,eres 1eg¡s· 1atlvo · y ejectltivo · · sobre el nuevo reino. Lo mismo sucedió ' en ~s casos de Nuevo México, Nuevo León y Coahuila. En cambio Yucatán y abasco. permanecieron unidos al vi rreinato de la Nueva España v a la Aud1enoa de México. ' ··· l.rEI salario de los virreyes era relativamente corto al principio El primer v1rrev · el e l1 000 pesos* al año, pero tenía el derecho · ·b' no e?b.rab a mas de reCI Ir. serv1nos personales y aprovision amiento de los indios no dados en encomienda _Y _tnbutarios directos del rey; este derecho se le qu itó a su · se 1e compenso• con un aumento dsucesor 7"0don Lu 1s d e Vela seo, •pad re, a qlllen 2 8 fe . p esos . En el periodo de gobierno de este eximio virrey su sueldo ~ e mcremen_tado en cuatro ocasiones, debido a la aran cares tí a d e estas tierras · Por Ültim o, e1 sue Id o d e1 v1rrey · f ue f uado .. "' Felipe ut en 97 500 por r;~~~ suma en que quedó hasta el fin de la Casa de Austria en el ~o de

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Además · e1 VIrrey · " ~ de . ,.,su_ s ::>00 pesos y más tarde de 8 250; recibía tambié n un adelanto e Sal.tl'IO e o tros 8 250 pesos qu e no ten.í an que se r devueltos si moría en el * Estos sueldos se ciaban en '¡ ., . h . .. L' l .. " e UGluos . pero se ;ln conv ernd o a pesos ¡xtr:t Sil nn vor compremlon. ·n e u cad c> e ·. !' ·· , '1 .,. ¡.. . .. · · · · '· l[ lll \ia l ~l " te._t e:-¡, u n pesn re m a 8 reo tt es y co nrenta 2í .Ot) gTamos de

plaLJ .

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c:J rgo; gozab:.J de las exenciones d e v::~ rios impuestos que eqüiva!ían a unos 27 500 pesos y hacía e! viaj e en la nao capitana sin que él n i su séqu ito paga ran pas~e . El número de sus aco mpañ an tes no era despreciable : solían ser más de cien , cuya manutención en ::~lguna form a le incumbía; co mo para esto no era suficiente su salario, a menudo el vir rey daba preferencia a los de su séquito en la colocación de emp leos, con las consigu ientes quejas ele los no agraciados . En cierto sentido, el poder del virrey trascendía el lapso ele su mandato . Po~ c ~U!..<JEI.ado pli~go ..ele mortaja d~~}g,E:E'!·!>~'" ~ qt~.i~!,! habríq d_e ?llceg~r,le'i iñ terinamente en caso de falleci~iento iy por una ley de Indias cada virrey, af séi'J.oirárse del mando ,' tení á· l¡í obligaCiÓn de dejar a su sucesor un a instrucción escrita sobr e el estado de la administración pública, así como sobre la situación d el país en todos sus aspectos. Algunas de es tas instrucciones resultaron documentos no tab ilísimos. 34

.L AS AUDIENCIAS;.::

La audiencia en las Ind ias fue u mi fnstitución más_antigúa que 1::¡ dd virr~y y aún que la del Consejo de Indfá%'! pues la primera s e fundó en Sánto Domin go el1 t&r!) En España las aud iencias eran casi exclusivamente tribunales de j usticia ; en América, aun cuando tuvieron como modelo las Reales Audiencias y Cancillerías ele Valladolid y Granada, tuvieron funciones ele gobierno muy imp ortantes que nunca llegaro n a desempeñar las peninsulares. En ciertos territorios relativamente vastos, fue ra de los límites de los virreinatos, las aud iencias gobernaron como verdaderos virreyes colegiados, mie ntras no se nombró co mo autoridad superior de su jurisdicción a un vi rrey o un capitán general. Fueron gobernadoras, por ejemplo, las audiencias de Santo Domingo en 1524-1529, la de México en 1527-1535, la de Panamá en 1538-1542, la de los Confines (Guatemala) en 1542-1 560 y la de Nueva Galicia en 1548-1 572 . Según el h is toriador argen tino Enrique Ruiz Guiñ azú l4s audiencias americanas se dividían en virreinales cuando estaban radicadas en !a cap ital de un virreina to y presididas por el propio virrey, pretoriales cuando las presidía un capitán general , y subordi nad as cuando, es tando situadas fuera de la sede del virrei n ato, estaban obligadas a cumplir las órdenes , cédulas o ·despachos que los virreyes d e México o Lima, en su caso , les enviaran en materias ele gobierno, guerra y administración de la Real Hacienda. En el terri torio de lo que hoy es la República Mexicana ejercieron jurisdicció n tres audiencias , correspondiendo cada una de ellas a una diferente clasificación ele las de Ruiz 'cuiñazú: la Audiencia de México , segunda de América y primera propiam ente co ntinental, creada por cédulas emitidas en Burgos el 29 de nov iembre y el 13 de d iciembre de 1527 y que a partir de 15'\5 pasó a ser "virreina!"; la Au diencia ele los Confines, creada e n !543 , co n sede en Guaremala, qu e podemos ilamar pretor ial por residir en aquella ciudad un Capi r:í.n Ge nera l, y !a de Guadalajara , que residió en Compostela

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H ISTORiA EC O NÓM ICA DE U . N ll EVA ESPAÑA

desde_ su creación en 1·548 hasta 1560 en que se trasladó a Guaclalaiara, y q ue Siempre fue una audiencia subordinada. " Los lí~ites entre la Audiencia de México y la de Guadalajara los fijó Humboldt de una manera aproximada trazando uria línea que comenzaba en las cost~s d~l Golfo de_ ~léxico 40 kilómetros al norte de la des emboca-· du~·a de! :;o Panuco, _se d1r;gí a h_ac~a el occi~ente y pasaba al norte de San Ltus Poto~!. Desde ah¡ segma el hm1te mend!Onal del hoy estado de Zacatecas Y los lm~eros entre Guanajuato y Jalisco hasta el Lago de Chapala, y al atravesar J~hsco_ ~ruzaba ~mre Zapotlán (Ciudad Guzmán) y Sayula hasta e1 sur de Punf~cac1on par~}malrnen te terr~un~r en el Océano Pacífico un poco ' al no;te ele Manzanil!<_=>:· Todos los terntonos al norte de es ta línea correspondJan a la At;c!IenCJa de Guaclalajara, los del sur, a la de México. Más al su;,_corresp?_nchan a la Audiencia de Guatemala, Chiapas y todo Centroamenca, h~?Iendole p:rteneodo la península de Yucatán y Tabasco hasta _15~~ ,Y l_CJ~Ü respecuv~me1_1te, en que ambas regiones s; asignaron a la J~m.sdJCCJon ~e la. AudienCia de México. No siempre la demarcación de h~rutes entre ta~ diferentes autor~dades era clara. En la Nueva Galicia, por eJemplo, a partir de 1574 el presidente ele la Audiencia de Guaclalajara era el goberl!ad~r, pero no e! capitán general de dicho reino; la jurisdicción de esta aud1enoa a~a~caba también Nueva Vizcaya, Nuevo León y posteriormente Nuevo Mexico; pero en cada una de estas provincias mandaba un gobernador que dependía del virrey, en su carácter de capitán general de toda el área. . Las audi:n~i~s tenían atribuciones de gobierno, ele control de otras auto:I~a~es YJUd_J na1es. Entre las facultades de gobierno de la Audiencia de Mex1co la mas 1mporta~1te era la ele formar junto con el virrey el real ;cue~~o . para el es~uclw de los asuntos importantes y para cu mplir la .unCJon legal ?e rev1sar y aprobar las ordenanzas de las poblaciones, así como_la d_~ legislar lo necesario e inmediato, en todo aquello ·no previsto por la leg1slaoon real p~~da por el Consejo de Indias, con la responsabilidad de hacer .r.espetar los l_I~Ites legal~s de otras jurisdicciones civiles 0 eclesiásticas. Ta~b1en e~a func~on el~ gobierno d~ la Audiencia de México integrar, a traves de. mdor_mas antiguo, con el v1rrey y los oficiales reales, el Acuerdo General de Hanenda y clesp~és, cuando se formó la Contaduría Mayor de ~u~ntas, ase~ora_rla por med~o de un oidor; cuando ahí se presentaba un II_JCidente ele JUStiCia, cuatro mclores debían determinarlo. Entre sus deberes f1scales s~ hallaba el ~e formular los aranceles , a los cuales debían ajustarse l?.s notanos Y o~ros 1uncionari?s para el cobro de derechos, así como para fuar . l~s obvenoones parroqmales ~ gue tenían derecho los clérigos por aclmi~Istrar los sacramentos. Sus aecJsJones sobre cuestiones hacendarías eran mapelables. Un~ funció?. gubernamental propia de las audiencias indianas era cuidar de la mstruccJOn y del buen tratamiento espi ritual y corporal de !os indios,

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'~.La cédula d= 13 de fehrerode 1548 que fundó la _-\ adiéncia de Guadalajara te asirrnó a · :, o tma como paJ te de s u JUnSdiCcion: ~J cr o es tn nn wvo e fec to.

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no sólo a pedimento de parte, sino de o ficio, por encargo y delegación expresa del Consejo de Indias. En ia Nuev a España se estableció el Juzgado Generai de Indios, una corte sumaria que funcionaba bajo la supervisión de la audiencia, dedicada a la protección y defensa de los indígenas; pero en otras partes las audiencias se encargaban directamente de ello. También se con fió a estos cuerpos colegiados la defensa de los derechos eclesiásticos del rey , patrono de la Iglesia en las Indias, con énfasis especial en la protección de los indios contra posibles explotaciones por parte del clero; en esta capacidad conocían, por consiguiente, de causas relativas a diezmos, retención de bulas y usurpaciones en contra ele la jurisdicción reaL . La máxima función ele gobierno la ejercía la Audiencia de MéxiCo cuando se encargaba del poder ejecutivo en la Nueva España en caso de vacante de virrey y entonces la Audiencia de Guadah~ara debía ob~dec~r sus ó_rc~enes . Sin embargo, después del motín ele 1624, en que la Audiencia de MexJCo se enfren tó abiertamente al virrev marqués de Gelves, se tornó como regla permanente el nombrar gober~adores sustitutos Y. prelados virreyes pr?visionales para hacerse cargo del mando entre un virrey y otro. Se volvto al antiguo sistema hasta 1741. . .. Los poderes de las audiencias como organis mos de control eran tamb1en muy graneles; tenían el derecho de inspección sobre las autoridade~ locales, tanto políticas, como judiciales, y la de México, aun cuando. su_;eta a la autoridad de los virreyes , ello no impedía que pudiera fiscalizar ta actuaCión ele estos altos funcionarios. Los mismos nombramientos que otorgaba el virrey para ocupar un cargo podían ser revisados por las audiencias cuando alguna persona que se sintiera injustamente postergada apelaba a ellas. Por último, las audiencias conocían de los juicios de residencia instrmdos contra funcionarios que no fueran virreyes, gobernadores u o idores y podían nombrar jueces pesquisidores en casos graves. Las audiencias eran, sobre todo, tribunales de apelación que reafirmaban la supremacía de la justicia del rey sobre la de los gobernadores y que vindicaban no sólo los derechos de los particulares entre sí, sino los de los súbditos ante sus gobernantes. Según H1S ordenanzas de la audiencia de 1528 las apelaciones contra las decisiones de ios gobernadores, alcaldes mayores o justicias habían de hacerse ante la auclienci_a; en negocws _hasta de 600 pesos podían recurrir indistintamente "en súpl1ca" ante la m1sma_ audiencia o en apelación ante el Consejo de Indias, previa fianza del? can u~ad en litigio; por lo que tocaba a asuntos de mayor cuantía no cabía suplica SI~o apelación al Consejo. Las sentencias de la audiencia después ele una súplica tenían carácter de definitivas sin posibilidad de ulterior recurso. Tampoco se admitía apelación en sentencias sobre causas criminales. La audiencia só~o tenia jurisdicción civil y criminal directa en todas las instancias en un rad1o de 20 kilómetros alrededor de la ciudad de México. Las ordenanzas de 1528 fueron modificadas por las de 1530. En ellas se estableció que las sentencias er.. negocios de 1 500 pesos o menos nc: er~n apelables sino sólo rev!sahles por súp lica confirmando que la sentenCia c!Jcr~;cla en ia revis!ón no admitía recurso . En asuntos de mayor cuantía se podía

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HISTORIA ECON ÓMiCA DE LA. NUEVA ESPAÑA

apelar al Consejo de Indias ; en materias criminales se admitía apelación al Consejo en casos de pena de muerte, confiscación de bienes por más de l 500 pesos, mutilación o destierro; !as demás adm itían só lo súplica. Las atribuciones judiciales de la Audiencia de México eran tan grandes que limitaban la misma autoridad virreina! , pues si alguien se creía agraviado por algún acto o determinación del virrey podía apelar ante la a udiencia, en cuyo caso ésta pedía los papeles del caso, encontrándose obligado el virrey a mandarlos suspendiéndose el curso del asunto mientras fallaba la audiencia. Igualmente, de las sentencias de la Audiencia de Guadalajara se podía apelar a la de Méx ico en negocios de más de. 300 pes os inicialmente y de 500 después; además, !a de México intervenía directamente en las resoluciones de la de Cuadalajara en los casos de empate. Por decreto de 4 de julio de 1570 se quitó a las audiencias de México y Lima las causas civiles y crirúinales de primera instancia que se reserva ron a un tribunal especial llamado Sala del Crimen y a las justicias ordinarias locales , reservándose a esas audiencias sólo las segundas instancias ele súplica, revis ión y apelación; pero las pretoriales y subordinadas siguieron conociendo de !as causas cr iminales. Las audiencias eran también un tribunal de apelación para las sentencias de los tribunales privativos de las corporaciones. El Consulado de México, o gremio de mercaderes, conocía en primera instancia de los pleitos entre comerciantes y sobre mercaderías , pero en segunda revisaban la sentencia un oidor que se nombraba por turnos y dos adjuntos. Lo mismo sucedía con el protomedicato y con la Universidad, que también ejercían jurisdicción sobre los asuntos propios de sus institutos. El personal de las audiencias constaba, en general, hasta muy avanzado el siglo XVII , de cuatro oidores , todos letrados, aun cuando bastaban sólo tres jueces para sentenciar; pero prescindiendo de las bajas que se presentaran por enfermedad u otros impedimentos, siempre un oidor debí a continuamente, por turno, estar visitando el distrito jurisdiccional de la audiencia para enterarse del cumplimiento de las leyes y hacerlas obedecer cuando fuera necesario . Esta "visita de la tierra" resultaba agobiador<;\ para hombr-es de edad como lo eran casi todos los oidores . Muy pronto, eri las audiencias virreinales de México y Lima , se reconoció como insuficiente el número de cuatro oidores y se aumentó su planta a un presid ente, que era siempre el virrey, ocho oidores, cuatro alcaldes del crimen y dos fiscales, a más de un alguacil mayor para ejecutar los acuerdos. La Audiencia de Guadalaj ara siguió con los cuatro oidores originales, que fungían siempre como alcaldes del crimen, un fiscal, un alguacil mayor , un teniente de gran canciller y ... "los demás ministros y oficiales necesarios". . Los salarios en las distintas audiencias no eran iguales, sino que se regían por la categoría de ellas y por las neces idades locales, pe ro los que percibbn los oidores eran extraordinariamente altos para la época. Un oidor de la Audiencia de México ganaba a partir d e 1557 la entonces res petable suma de 2 933* pesos al año y un oidor de Guadalajara a partir de 1572 cobraba

*

Estos sue!dos se daban en ducados .

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_ ., . .d -¡ ¡ ) S funcionarios subalternos 2 750 pesos . i:,n comparaoon, \los Slbie l ods L. ed~ la audie ncia . recibían 495 ·· ¡ ' ' lencruas indígenas · oo er::m sens1o emente m fe_r1ores·9· os a_ .oga. .os·etes~ ele .JJÜ o . _ _ , l. eap ellan 41 - y. 1o~ mterp1 t. . suelclos l anua es, e de Espana estos esos P · ¡ ió n a 1os res pec IV 0 ~ . pesos. Es cierto que en re ac -d·naria carestía de las Indias y , ¡ d 0 s pero dada la extraor I ' ' , . ' < d ·~ cepciones resul taban , en termiaparec1an muy e eva el boato acostumbrado en el1as , to as 1a~ pder l , la 1 d - colegas e a pemnsu . . nos reales, menores a os e su~ , . estos 0 r periodos más Los oidores habitualmen te permanenan en s~olsnpesu la" au~li~ncias daban la ·. , y como corporaCl 'w ' largos que los d e los vn :e yes, .. entre un récrime n virrei na\ y el que le continuid ad admmistrativa necesana l . , - i~os eran los más durad eros sucedí a; por ello , e~ los más a_ltos mve ;srr~~~no: G~zaro n también es tos y estables ele los c!Ife~-~ntes organosb'd·e l ~o I s miembros y por \a ju sticia y cuerpos de gr an pr~s ~IgiO por la pro I ac e su. rectitud ele sus decisiones . . . crurar su honradez e Para salvaguardar la independ enoa di e .los o idorees,uads~~~·an interferir con la · que ad qu,neran .1mped1r : · 1'ntereses .y re anones qu· P. las leyes les tem, an . . . d . b n obligados como Jueces , . Imparnal!da a qu~ esta a 'b'r dinero prestado· poseer tterras, huertas severamente prohibi~O dar? :eCl I ~ rios bautizos; dejarse aco mpañar o estancias; hacer VISI~S, asiStir a de~poso. ~ ecie asistir a reuniones de por negociantes; r eCibir regalos de cualqmebr e Pl.Icenf¡a del rey so pena de · ·, · Par a casarse necesita an ' . . diVersJOn y a Juegos. 1 , 1 les trasladaba a otra aucllenoa para pérdida del empleo , y a otorg~rse as se en su jurisdicción . Estas prohievitar que tuvieran relaoon~s e paren_tes~o ·' ;m extensivas a sus mujeres e · t'do a los oidores en biciones de sevendad casi mhuman a, ~e _ao ' b r el la letra hubieran co n ver 1 hijos, y de :1a erse .nt~~ 1 o a s de la realidad y sin parientes o amigos . ler los oidores se ocuparon de seres huranos y sohtanos, ar artaclo l En la práctica, como no poma menos e_e su:e~~n ' en el país pero casi siempre asuntos y negocios per~_onales, a veces se casa " casaban en él _a sus ~U 05 :. r tanto menos vigilada, los o idores con En GuadalaJara, mas dtstante Y po · . mo no podían conservar · se h tCieron · · d e haoendas y m masd que , co , de parientes amigos · ' frecue nna d · · , para reven er a traves ' ' per~anentem~nte, a_ qutnnan el ' ba'o d iferentes formas, siendo usual o cnados; haoan prestamos ~e. merob ~t do ele r eses y de caballos. Estas su dedicació n a dtferentes traficos , slo _re _.o de la justicia , no fueron neceactividades, aunque menosc~bab~~ e ~)erc~~~~iene que si bien su fin era el sariamente negativas; Fran\ms. ev.~ ¡er n elemen;o fecundante en una . · · nal s rv1eron como u • . ennquenm1ento perso, 'c1 1 " b' , n podía salir ganannosa la econo.. región más bien pobre y e e11 as tam ¡e mía del país . · ." . unas de ell as castigadas ej emplarDejando aparte las ov.ejaS negras , la 1gel . . Ie el buen nombre de las . . a'elitos ' se pu ec e . ecn, qL , 1 1 rgo de la h1ston . .a el e mente por d ¡versos audiencias y de los o idores se mantuvo sm macu 1a
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LA

LEGISL\C l(JN

Dado qu e los reinos de Castill a y Aragón. mantuv ieron cada uno su personalidad polí tica y administrativ a conserva nd0 su pro pia legislación y que fue Isabel ia que patroci nó los proy ectos descubrido res d e Colón, las Indias quedaron inco rpor::tdas políticamente a la Coro na de Castii!a y el d erecho cas tellano fue el que r igió en el Nuevo Mundo desde el -princip io de la Conquista y no los o tros derechos peninsu lares. Fueron p ues las leyes de Cas tilia, Hamad as de To ro, las que tutelaron los prim eros años d e los reinos indianos. T ambién, desd e un principio, como ya se m encionó, ios reyes españoles d ecretaron que se res petase la vigencia d e las primitivas costumf)res jurídicas ele los indi os en ta nto no estuvieran en contrad icción co n las leyes castellanas y con el derecho naturaL Esta constituyó u na segunda fuente del derecho en la Nueva España. Muy en breve se hizo evidente ·qu e no era posible aplicar el d erecho de Castilla, por matiz ado que estuviera por el d erecho consuetudi nario indígena, en L!ll inmenso territorio ele diversidad económica y cultural caleidoscópica y donde se presentaban situaciones políticas y sociales totalmente nuevas para la experiencia europea. Surgió así la necesidad de dictar norm::ts jurídicas especiales que rigieran una realidad cambiante y solucionaran con urgencia problemas hasm entonces imprevistos e imprevisibles . El conjunto de estas normas se conoce con el nombre de Leyes de Indias o Derecho Indiano. Las Leyes de Toro pasaron a tener un carácter supletorio. Este nuevo derec ho estaba basado en el compromiso explícito, impuesto a los reyes de España por las bulas alejandrinas, de propagar y defender en las Indias la fe cristiana; por ello tení a un hondo contenido religioso y espirituaL En cada caso de duela, el gobierno español rec urrió a consulcas de teólogos y moralistas que dictaminaron dónde es taba \ajusticia y cómo debía aplicarse la r ecta doctrina , a veces con olvido de los imperativos económ icos o políticos. Como consecuencia, hubo un divorcio permanente entre ei derecho y el hecho. Según José María Ots Capclequí se quiso ir demasiado lejos, sobre todo en la defensa del indio, en el noble afán tle proteger la justicia aunque tuvieran que dictar normas de cumplimiento difícil o imposible, lo que dio pie, sin quererlo , para que ele hecho prevaleciera e n buena parte su desacato o mañosa interpretación. Ante el incumplimiento de muchas de las leyes se montó un aparato complicado ele vigilancia y se multiplicaron las instrucciones y reglam entos para tratar de evitar la discrecionalidacl y los excesos de funcionarios y en general de los españoles. Esto clió lugar a una gran minuciosidad reg lamentista que complicó extraordinariamente los trámites e ternizand o la administración d e la jus ticia y la resolución opo rtu na de los asuntos. Estos o rdenamientos se fu ero n exp idiendo en la medida que se prese ntaban los problemas , d e tal manera que el casu ísmo más acentuado fue la caracte rística i.íp ica de la legis lación. Las cnndiciones existentes impidiero n Í!tten tar u na codifiGK!ón ' )rgánica r~: rn i!'icad
GOE ! ER?-iO

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. . . l le ·es secundarias y reglan~é nta rias, de tos cuales se iueran den vanc1 0 Y . , ombt·e ct' e c"clulas reales ne rales · · · ¡ ¡d es t' a.JO et n ~ ' lo que explica la inmensa vanee ac e ·~Y n _ aco;ciados, etc .. que con . · · · den·1nzas clerJ " toS a utos - ~ d .' , ·-·as sob ··~ el misino asunto, o órdenes, orov1stones , o rL .'. ' ' fr ecuenci~ contenían dispos tcto nes con tra. tC•O•l d· ¡:'J ades · · ¡ ' : . a o rdeP con cl1stmtas mo .t • · . retteraoones ae ,a m., m. . . .· l'f . au' n más por la tendenoa . . ntr'tdtcoo nes pro 1 e1 a ron ' . . Las retteraoones Y co ' , t ~ ' e--~ 1 Ltl, a •entativa susceotl. 1· el h -·e1 precep <' t ~,,. ·• • • 1 d e la legislaoón de nc ms e a_cer u . . f . · ac?o· n Las leyes adquirían a ~ . • ct' mas --1m¡J11a m ottn. • · b[o de corregtrse en vtsta e · ' ·¿ ya -e explicó tenían ~ • . •: y las auton ac1es, co mo ' ~ " ' ., menudo un caraCLer consutttvo. ,. . [o ·mrlo obrepción o subrepoon, la facu icacl de suspender su cumptlmte lito a ";ge,I1te~s o daños a \a comunidad. . ·· ,dh acarr ear mconv en. · . . . , ' . ' . - . et1tenclida en forma JUcltoat a 1 o que su ap l¡cacton p<, ' · ¡ ·· · Jr constrrutente e1a · ' La legts aoon mtsma, pt , · . bo . ; . ,' .. d. las ley·es sino de tos hechos, ta 1 • . d. · · o · olo so 1e ta h.toe e ' resolverse l os a~un tos n , ··b·. .. d . esta forma , el poder JU 1cml como eran recr¡straclos por los esot anos, e . 0 h · a de todos los otros. quedaba de he~. o por eno~1 -· , . indis ensable desde mediados del La compltcacton de la leglslauon hllz.~ . alP,t.ca de leyes de Indias que na recop1 aoon ,¡n, 1 1 ·c1 . · siglo XVI que se h 10era u· .. ~n ~ -' e' v.¡co en 1563 y es conoc1 a .. . L pnmera se pu 11 ) JCO ' · ' 'v' .~ el d faohtara su maneJO· a d _r d PuQ'a el oidor encarga o e como el CedulaTio de Pug~ por 0 !1 \ ase~ te pue~t~ que solo abarcaba las formularla; ésta era obvtament:. m~.:~= ~n siglo después apa reció _la más leves referentes a la Nueva Espanad. r l R . de 'as Ind·ias sancwnada ' . ·• d L e Ous . emos esolvía ' en mayor ' medJda . completa Recoptlaczon e eyes la or Carlos Il el 18 de mayo de 168 ' qL:e no ren. ~ igor todas las cédulas y P. .. el ba que se mantuv tesen sttuaoon ·pues or ena _ .. . •"t· es en contrarias a las 1eyes 0 ordenanzas dadas a las _audie noas q,ue: n . <e, s'·tlpliesen con las de Castilla. . d le estas fuesen om iSas ~ reco01lac1as v que onc e blicada apenas 19 anos ' ' · ·· t 0 p ·1es ,ue pu · ' de 1..1 llegada de \os Borbones, La Recopilación envejeoo. pro? • '·~ · · • ele la'. dmas ua austn,,ca Y lítin • leaislativa, econom1ca · , · Y . antes el e 1a extmoon 1 que introdujeron una sene de car 1) !?S e~l a ~~er ~ue~po iur ídico que tuVO d e gobierno en gene ral. Con toe o , _ue .~ pdi Incl.tas· s i c;~ificó también un . · ¡ . todos los terntonos e ' ' o • v¡genoa genera pm a , 1 . , ele dispos iciones sueltas y represent? largo trabaJO de revtston y for\~~acmn _ . lerablemente la vigencia y cumphun progreso notable que ao.tto comlc ' miento de las ley es . f 1 codificación la Recopilación no A pesar_ ele este apre~iable es ue~~~i~t~d si uió sien~lo un hacinamiento logró e\immar contracltcctOnes, y en l d 1 g der·allados r ealame ntos 0 · · · · al l do e ,arao~ v < d e impm·tantes clispostoones a . o. ' Por esta razón quten . · · 1 t · c:ones m1nuctosas . ' sobre matenas tnvta es y res. ncl '. h. , _.1 del "irreinato tiene que recu0 quiere adentrarse en el estudio e e la 15 ' .\ a r s ·.;e contiene 1.:-1 Recopilación, rrir al estudio no sólo de_ las leyes y pr~g~a lC
El·ll;

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HiSTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAJ'J?.

dianre preo-ón en p bzas V "le r• d E ' . . . o .. ' , " r ._,¡ os. smn mclmdas casi todas en ia Recopila-

ción. el

b! 'Real~s cédulas. Constituían el tipo de despacho ordinario em

leado or pa:t~{u~~~~ ~;~~rs: ?_Iasp a~~oridades,_ corporacio nes civiles y Yeligios! y mandato 1 . . menea .. o Ian ser cl!cradas solamente por el rey o por e e este a traves de su Conse,o d I l" . E l . . ., particular 0 local oclían , :1 e ~c.I~s. r<~n e e aphcaCJon e) Reales resolu~;gn co7tenJr regla_s, prohiO!ClOnes o autorizaciones . debía interpretarse. al e: y re a es ecd araciOnes. Aclaraban la forma en que , el , gun precepto e o tro tipo. d) "'"u tos el Conseio de I ncl" I 1 ¡ · · sólo del Consejo. J . Ias . gua es a as antenores, pero emanadas e) Autos acordados de la Re 1 A :1" . l , . . .. obligatorias emanadas ele la A ar u:. Ienoa_~-~ MexJCo. Eran clispOS!CIOnes lían a re"las de aplic;c.ó . ue Ienna p_resiC K a por el virrey, que equivaforma seoconcretaban l n o I~ter~retacion de p:eceptos reales que en esta rey los confirmaba. a casos eteJ mn1ados. Su vigenna se generalizaba si el f) Autos acordados de la Real Sala del Crimen L . 1 . res, pero respe t d . . · o m1smo que os antenaaudiencia llamadcaoS le ~stlmCto~ cnmmales ventilados en la sección de la . a a c.e nmen. g) Providencias del Superior G b" '\ 1 .. oue podían se b ! 1 ...o lerno .. ctos e e autonetacl de los virreyes s~lla que hací~ r~~e os, e ecre:os, CJr~ulares , des~achos. Llevaban una cláuinformado dab _erenoa a .~_u caracter provlSJonal mientras el rey era s_e_r reales decp·•oassuS aplrlobacbton. bCuadnclo el rey los confirmaba pasaban a ~e • e ama an 'an os cuando pregón. ' se e1a ¡)an a conocer por A este cuerpo jurídic h b · validez en España l o ~ na que agregar el derecho canónico , que tenía com lementario el ' a Igua que en el _resto de la Europa cristiana, como de !fs autoridaclesel derecho secular, as¡ como los ordenamientos emanados ayuntamientos. menores como gobernadores , corregidores y cabildos o Aún las mism·ts cor . · el · mio de comercia~ tes poraoones . e partJCulares, como el consulado o greartesanos eran gen~r~d~~~o~:d~f::~ o colegto de médicos y los gremios de ordenanzas· sin embarrr . , cho, p_orque elaboraban sus propias la '!Proba . : . b ' bo, para que estas tuvteran validez legal requerían de ' '. 'cton gu ernamen tal. 3 6

.~6sJ ¿.k~f~P.()~

.tundameñtaFen fl1 la~ primeras· Ias·'I décadas d·"·

siglo: xvF~ 1 ·c1 el ,. . . . ·. · ..· ' .. ~ a .1,!11 1 a pohtiCa y aclmmistranva

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dente en una ciudad o villa q ue normalmente era cap ital de alguna r egión . A veces estos gobiernos o pro vincias podían ser de enorme exté nsión , como en el caso de la Nu eva Vizcaya.* Pero la provincia no era la base de la administración regional sino el .m unicipiq. Los primeros ayuntamientos que se esrablecieron fueron los de Veracruz; Segura de la Frontera , hoy Tepeaca; Coyoacán; la ciudad de México; Medellín en el hoy estado de Veracruz; Espíritu Santo, hoy Coarzacoalcos; una segunda Segura de la Frontera en la provincia de Oaxaca; Oaxaca. poblada con los fugitivos de la anterior y Colima. A ellos siguieron otros muchos, al grado que en 1537 sumaban l '1, en 1571 eran 35 y en 1624 ya llegaban a 82, de los cu ales 17 estaban en Michoacán, 16 en Nueva Galicia,* 15 en México,* 74 en Nüeva Vizcaya, 8 en Oaxaca, 7 en Tlaxcala y Puebla y 5 en Yucatán. Los gobiernos de estas poblaciones, llamados cabildos, ".~I~, t;B' fi~l tr~s,,?~ "'plante <de lqs . arrn:r~1ent8~ _"~~~~P2!;~"'{}1 .: Por , tan to . .tr a.Je.ron co.n~J?
del

conquistadora' qu,ien ~o~~~¡a_ la gob:r~aoo~1 o ~orgada al jefe de la hu es te dor. Cuando fueron cread! ei¡ente: tituios eJeroa el mando como goberna· · . ' os os v1rrematos y ¡., 5 a ¡· . . . " ' uc Ienoas , 1os mmensos terntorios c¡ue compren ¡· f e Ian uero n su 1xl!v¡d 1c!os en b. . . cuyo frente fue puesto h . . go ternos o provmcms a . un
*

Nueva Vizcaya co mprendía los hoy estados de Duran gn, Sonora y Si n aloa (s in C uliadn) y fr~r>J~ de Coahuila e ntre Torreón y Saltiilo. * Nueva Galicia com prendía los hoy estados de Navarit, Aguascalientes, Zacatecas, parte de Jalisco , riarte de San Luis Potosí y la tiudad d e Cu!iCJcá n. * La j urisdicLión de ~l éxi co abarcaba el l1oy Distrir.u Feder::d y lo:; estad os de Hida igo, I\ léx ico . i\·forelos y ¡x.1ne d e Guerr ero . :!: Zac.necas tenb f) ó 7 regidnres . ~·[ é:~i rn :':2. '-' P11ehLI qllt! ; e n::1 d c ihilr!n mús ~;T;~nde de las un a

! ndia'),

~0.

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HISTORIA ECONÓ MICA DE U. NUE'/A ESPAÑ A

l os municipios podían formular reo - . . tropo!itanas por medio de - ' t 1 esdentaCJones ante las autoridades me· sus procura ores. . No duro mucho este período de f1orPcin . . .. co n buenos ojos la reunión de lo< -. :lento del muniCipiO. El rey no vio cab ildo de México En can1~...I·o ·~· ayuntamdientos en eones como lo solicitó el · · ' u , a auton ad 1 ¡ · ·· ' no mbrar recrimientos perpetu . d . _rea ac qum~ 1a costumbre de nes fueron ~ersonas sin expe~f~n~ia ~~ri r~~Jdores ~~ltalJCJos que en ocasioIgualmeme desd~ ..,·empo:s· de F ¡· n Ias, enviadas desde España. ' ... L • e Ipe ¡¡ p ~ •-a h f tes necesidades del Tesoro se im 1 • • , 1<~. ~.cer rente a las apremianciclo en España la venta, al p anto en as I nc!Ias, como se había establederecho a ser h~redados COn reJOr po.stor de l~s cargos municipales COn las familias más acomodadas y ~e~~~ i(fs ~~untami~ntos pasar~J~ a manos de ter oligárquico El ayuntamient<· - a) en? ~~gobierno muniC!pal de carác' que ten d.Ia a· perpetuarse · en una. • corp 01-aCJOO · · cerrad a , de cro J se. convJrtJo .• En 1 d ~ <=>"ne¡ aCJon en generac10n. e. caso e Zacatecas por ejem l 1 C '¡, regidores permanentes rácticam . p o, a orona comenzó a nombrar desde fines del siulo XVI ~esó ente desd~ la fundaCión de la ciudad. vendió el primer ~arg~ que co~e h~b~r e¡ecfiOnes de regidores; en 1588 s~ el decenio 1590-1600 1 . _por .a ~e derecho de voto en el cabildo· en os regimiento·· fue ·d ' los cargos se declararon vendibl ~• :; ron co nveru os en permanentes y ruvieron o-ran demanda cuand f~~en el de 1620 a 1630. Estos puestos no gran cos~ como fuen~es de ¡~ u ~ron puestos a ~a venta, porque no valían . . gresos para sus titulares. La Corona deió entonces ele concedt" . , :; . -' regimientos como mercedes CJentes compradores, se tuvo ue reducir -y como ~~ as¡ hubo sufíen cambio, los puestos en el ~bildo cle.al~nt~~anu del cabildo. En México , Para Madariaga todos estos vicios no? . ,asta lO 0~0 pesos cada uno. a los cabildos Segu· c1· h e quHaban su caracter representativo n IC o autor en aquellos tie 1 b' · ' · 1 .os mandatos represe ntativos no ·t . mpos no 1a_ Ia pais en que día existen en Inglaterra varios (pet~· e~ec.Iesen a Ciertas familws; aú n hoy en · } .. p · ' ' ' · liS Iltos etectorales en que 1 ¡ ¡ 1uo. or otra parte, el que los can· ¡¡ a _p ac re ~ucec e el propietarios del suelo los h .· 1 e ?s representaran a la ans tocraCJa Y a los hombres independientes, cona~~~e;~:;s re~r~sen_ranvos, pues los fonnaban ayuntam ientos con f . . ': y Iaices locales . Ahora pensamos en unoones eJecutivas· en aquell · g_t!e, al igual que el Consejo ele India; 'd. ~epoca se 1es consideraba C!on, eran sobre todo un· tribunal ! , a¡s. a u leonas o la Casa de Contrata' e e a 11 que: ·: ·era nalural que la idea de elegirlos or vo . ctón de nadie, pues el iuez que - Ii . ·~ 1 tolq~ular no ocurnesea la imaginacia . . . ~o caa os su ragios mal puede ejercer la justi-

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.

~or otra parte, los cabildos er 1 ~1 Intereses de los criollos . ai n~rm<~ mente los representantes de los .d • porque sus mteo-rantes e· · . "' · total 1 ad, nacidos. en el , 1 E 1 an: practiCa mente en su - r, · · pa.s. n 1as Ciudades o-rand= comun que uno 0 dos p~"nÍnsu l _ _ o '-" como i.\t exiCo era se había hecho costumb¡·e .uaides e¡-traran e~1 e_l ayuntamiento y en Puebb q e e ,os do-· alca Jcle d. · penmsubr y el otro cr;ol'o . , ·• L< s or manos, uno fuera · l ,, pero f>Stas er an exceprio 1-' l reg a d e nna rnayoría crío lb.. -· .< • nes que con.nmaban h •

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las funciones judiciales dei c;:¡bildo recaían fundamentalmente sobre los alcaldes ordinarios que tenían atribuciones de jueces ele primera instancia en cas.os civiles y criminales; de sus sentencias se podía apelar al cabildo, al alcalde mayor* o a la audiencia según la importancia del caso. En los pueblos donde no había cabildo el ¡¡lcalde ordinario actuaba como teniente del alcalde mayor y su poder era prácticamente supremo al constituir una combinación de juez de paz, jefe ele poiicía, secretario y escribano del pueblo. Los cabildos ejercían autoridad política al poder nombrar a los alguaciles y otros empleados municipales, al mandar procuradores a los tribunales virreinales y reales y al convocar los cabildos abiertos. Parte importantísima de sus funciones era la facultad que tenían de elaborar las ordenanzas municipales que, dentro del marco de la legislación común, atendían a las diferentes modalidades y necesidades prácticas de la corporación. Las ordenanzas eran confirmadas interinamente por el virrey, una vez escuchada la audiencia, y definitivamente aprobadas por el rey. En el campo de lo económico los ayuntamientos tenían también atribuciones importa.ntes: concedían mercedes de tierras a los vecinos; controlaban los precios, las condiciones en que se realizaban las operaciones comerciales y el abasto de la comunidad; muy particularmente vigilaban los mercados, ventas y mesones y verificaban las pesas y medidas; cuidaban el corte y la plantación de árboles y aseguraban el disfrute común por los vecinos de los pastos y los montes en 40 kilómetros a la redonda, aun en tierras particulares, después de levantadas las cosechas; regulaban los ofic ios; construían y conservaban las obras públicas (casas del cabildo, alhóndigas, puentes, caminos , etc.) y obviamente recaudaban los impuestos municipales. Eran los municipios quienes protegían la organización de los grem ios artesanales como entidades jurídicas, econó micas y sociales dependientes de su autoridad; los cabildos vigilaban el cumplimiento de las ordenanzas gremiales y de facto tutelaban todo el proceso ele producción y venta de sus manufacturas. Para hacer cumplir las ordenanzas existía un tribunal o Junta de la Fiel Ejecutoria integrado por un alcalde ordinario y tres regidores; siempre dependientes del ayuntamiento . Un regidor del cabildo era electo juez de gremios para conocer todos los asuntos relativos a las corporaciones gremiales. En lo social estaban a su cuidado b asistencia a los pobres , el fomento de la educación, el cuidado ele las cárceles y la vigilancia ele la moral pública y las costumbres. Las escuelas y los hospitales fueron en su mayoría fundados y sosten ic~os por ia Iglesia o por part!culares, pero los ayuntamien tos apoyaban su funciOnamiento y con írecuenna, sobre todo en el caso ele escuelas, eran los patrocinadores directos. La hacienda munici pal se componía de ios prod uctos de las tierras comun;¡Jes llamadas propios; y además de los arbitrios, que podían ser impuestos ele carácter generai y permanente , derc:cho:; cobrados por la c0ncesión de

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HISTORIA ECONÓMICA DEL'\ N UEVA ESPAÑA

, ~. . . . . . ~ nes ~xcraordmanas . Entre los Impuestos crenerales estaban l ll t> os que crravaba J .amados sisas y las contribuciones g o 1 n a a venta de al imentos, cnos se pueden poner por eJ·em l, lenerabmeme pred:ales. Entre los dere· ·d·Icas d e los contratos para el abasto de carne an d"P1o .as su, astas peno una suma llamada pror1:e~ido a villa, 3ue rendían anualmente al cabildo . rramas o repartimientos ,* co~sis~a~xacciOnes. ~xtraordinarias llamadas dederramaba o repartía entre l . en canttctades alzadas cuyo cobro se . os vecmos de la ·¡¡ necestdad urgente, como or e·em lo VI a para atender alguna para que los representarapy ~t. p , mandar un procurador a la corte · · ' ges tonara un d anos causados por plagas o desastre 1 ~egoc~o Imp ~rtante, paliar los nuevo monarca. s, o ce e rar L accesion al trono de un La imposición de arbitrios requerí 1 1 . .. . (.~e derramas la Real Audiencia podí: ~ = a au~onzaCJon del rey. En los casos tlr no excedía de 200 pesos po r cada' uc~~etar a~ cuando la st~ma por reparpasara de 55 pesos En alguna p e o, o bien por el ca bildo cuando no · · . · s ocasiOnes el rey 11 · municipalidades lo que a él le tocaba or con ego él. conceder a algunas re~tas del erario real. p cepto de tnbuws, multas y otras l<:n los pueblos de indios la or . . .. . . peculiar. Los conquistadores r ganizacwn mumclpa! tuvo una evolución · . espetaron el seño · d 1 . so b re los pueblos sometidos l . ~Io . e os canques mdícrenas 0 · , Y es otorgaron pnvile . . h' · su rango y categoría No so' l d gJOs que ICieron patentes · · o que aron exem 1 1 ·b · • an~Jguos caciques conservar on los t .b , : os e e tn _u to, smo que muchos qlllsta. n utanos que tem an antes de la Con-

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~ontratos o facilidades, incluyéndose exacrio

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Se formara~ así las "repúblicas de indio " , . . dos ~on s~s tierras, sujetos a una cab~ce~a' due comp,re~dlan vanos poblafunnonanos auxiliares Con f ' . 1 ~mde residJa el canque y sus 1 ecuenCJa os caoq · . l tanto o más que· los espanacos l , h .. ues opnm~an a sus suborcliexigiéndoles mayores trihut~s ·;:)e er, aoendol?s trab;Uar excesivamente y hecho y el que se fueJ-an Sltst't dos 1que teman derecho a cobrar. Este ' 1 uyen o as comu .d d . d' . por pu eblos compacros más a la - 1 f m a es m Igenas dispersas también al cacique her~ditario pespanofa, ~e ll eva ndo al régimen a sustituir dad o electo por los principales o~e~n u~~~onario ~ombrado por la. autoriD; est~ manera, ya para el siglo todas 1~ confirmado por. el Vlf~ey .. hablan Sido reorganizadas según el m d 1 s grande~ ~o~umclades mdJas general, cuando el pueblo tenía men~s ~o de los muntnptos españoles. En mente un alcalde y un regi·d . . e ochenta casas nombraba anual. or y Si era mayor do ' Id . res, .cor:s~Jtuyendo ya un cabildo. A uí b': s aiCa_ es y .cuatro regidonesjudiCiales de primera instanc· gl tam ·~en los alcaldes eJercían funcio~a! os ~eg¡ ore: !egislaban sobre los asuntos locales, pero sobre todo ' am os esta an comisionados para recaudar el . * Además de este sentido la . ¡ b .. . . . . ,t ien·as q ue hacía un cabildo a• ¡}:,a •~e~i~~,e~rti~Iento tenía otros s ignificados: a) r eparto de

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•lldiOs q ue se reparth n a 1 . . . · pano/es, b) tierras co munales de los pueblo · ·' . • os >eunos en parcehs p ... " . 1 s ue . ~~,J .lrtt an. a .los espaiioles para que les tr;h· ·. ' a~." s.t >O o usufructo; e) ind ios qu e se :. . ; ¡_·eparumlentos d e comercio r¡u . .· ~.,. ,..,·n l ·e"n ·:.J~l:an o bu.gatorranten r.e. pero por un salario Y 11 ·· ·¡ · · • ~ ~ • tds al contacl · ¡· ' n<. .m lll as :) rnenos qhliv;.uo r;·pnen •·e ·¡ . _· ·. , 1 ' o o d cree tto que !os a lc~lld es mavo re.s f ".

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tributo que los indios debían pagar al rey, para de inmediáto entregarlo a una autoridad superior. Otras peculiaridades de esros cabildos es que debían estar integrados precisamente por indios, no por mestizos o zambos, y que los cargos de concejales no eran vendibles, sino de elección anual en presencia del cura, excepto los que quedaban para los caciques como hereditarios. En los primetos años, después de la Conquista, se dió el caso frecuente de que los frailes, los oidores u otros españoles designaran autoridades municipales y, a pesar de que esta práctica fue prohibida por numerosas cédulas reales, no pudo ser desterrada del todo. · Además ele los alcaldes y regidores los cabildos de indios tenían varios funcionarios menores: los mayordomos que administraban los bienes de la comunidad, como tierras comunales y rebaños, o cuidaban la cárcel; los tequitlatos o mandones, que recaudaban el tributo, tenían a su cargo los padrones ele la población al igual que los registros de propiedad, y por último, los topiles o alguaciles. A los caciques se les pagaba inicialmente con los tributos de ios indios a eilos sujetos según tasaciones de la audiencia, recibiendo también alimentos, leña e indios de servicio. Cuando, a mediados del siglo XVI los caciques perdieron sus ingresos provenientes ele tributos, así como prestaciones ele comida, leña y servicios personales, se establecieron salarios para los miembros de los cabildos con cargo a los fondos de las comunidades por cantidades fijadas por el virrey. En 1550, por ejemplo, a tres caciques de la región ele Otumba se les compensó la pérdida de los tributos que recibían con sueldos anuales de cuarenta, sesema y ochenta pesos. Los salarios variaban con la importancia del poblado. Los cargos concejiles en los pueblos de indios no siempre se aceptaban de buen grado aunque implicaban una honrosa distinción, debido a que las autoridades en cada pueblo eran responsables del pago del tributo y se consideraban las deudas de las comunidades como deudas personales de los miembros del cabildo, a quienes se les llegó a encarcelar y a confiscar sus bienes cuando el puebl'ó que goberr.aban no podía pagar. Para los gastos ordinarios del pueblo se destinaban los productos de los terrenos comunales, llamados propios, y para los extraordinarios, los fondos de las cajas de la comunidad, formadas con una contribución de real y medio* anual por cada indio, con los productos de talleres de tejidos de lana sostenidos por la comunidad y con los rendimientos ele este mismo fondo invertido en préstamos cuyo interés era del 5% anuaL En algunos periodos se mandó que en lugar de contribuir el real y medio, cada·indio labrara una parcela de 282 metros cuadrados. En cambio, en ningún caso se permitía imponer derramas a los indios , excepto para la construcción de puentes necesarios a sus poblados y nunca por más de !a sexta parte de io que el rey contribuyera por merced para esta obra. 37

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Un peso tt: nía 8. reales.

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HISTORIA ECONÓMICA DE U .. NUEVA ESPAÑA

CORREGIDORES ALC . • ' ALDES ~ui.YORES y GOBER NADORES

?entro del derecho administrativo e 1 . 1 ' . r . mtermedias que actuaban . o oma ~e I~se. taban Ciertas autoridades denominados corregidoresco~c~~Jamente con VIrreyes, audiencias y cabildos, no había de hecho una d:f es ¡:;may~xes y gobernadores. En las Indias 1 erenCia .unCional entre Qll . d . · d pue e decir que los gobernadores e· . . ~ os, en to o caso, se s~s y distantes, como las del norte J:rl~Ia~ su autond~d en. provincias exten~dores y alcaldes mayores gobernaban , ~eva ~spana, . mi.entras que corren as, pero a menudo más poblad . ~o re Circunscnpoones más pequeN b as y ncas. o o stante hay que distinguir entre 1 .d , por el rey para regir las ciudad . . os correg¡ ores reales nombrados nombrados por el virrey o en sue~a~as Importan~es y los alcaldes mayores, ' Guadalcyara, para administrar r d por.bl presi~ente de la Audiencia de se puede distinguir entre los aÍca~~au ar tri ut~s e ~mpartir justicia. A su vez les y los de distritos exclusivamen~ ~~r~;es e villas y pueblos de españoEn la Nueva España no habí . . . México, el de Veracruz como a mas q~e. tres correg¡mientos reales, el de durante los siglos XVI y XVI! f~ue7o ~as .Importante ~ el de Zacatecas que nombrados por el re . er . e e ~as neo centro mm ero. También eran mayores de Tabasco ~u~urfa SITnacel btituloi die hcorregidor real, los alcaldes El d ' ' u a e xt a uaca caso e Zacatecas es muy rev 1 d A . · corregidor nombrado 1 e a or. partir de 1580 contó con un importantes de la provi~~~ :r~e~~tfe:ro ~o~os los ?emás pueblos mineros rt;~ tenían las mismas funciones ue eras e ~kaldias mayores cuyos tittlladiferencia que, por haber sido no~b e~correg¡dor de. Zac~ttecas, con la sola no gozaban de la independenci·a d ra o~lpor la Aud¡enoa de Guadalajara e e aque . , Con l . . e Uempo los nombramientos hechos d" .. el virrey, sujetos a aprobación . Irecta y proviSIOnalmente por la práctica habitual hasta 1678 ~~steno¡' ~or la ~orona , llegaron a constituir que e ue qmtada la facultad ele nombrar alcaldes mayores para ue t al mejor postor El per~d e~ os P~.estos pudieran ser rematados en Madrid seis años, pero ~n la rácti~ e go. Iern? de est?s funcionarios era de tres a los alcaldes mayores peran a pdodm vanar considerablemente. Mientras que res¡ entes en Am · · ¡ b ra d os, los corregidores reales . enea a momento de ser nomnas 9ue ocupaban puestos en ~= ~~:cc~~~~an casi siempr~ entre las perso~e siete agraciados entre 1605 y )632 sól en el c~so de Zacatecas en que ndad un cargo en la N E - ' o uno habla ocupado con anterioL ueva spana ~s corregidores Y los alcaldes m . · . . . ayores eJercian al Igual que los cabildos funciones J·udiciales adm· . d . . ' Inistrativas y hasta · d . . de sus J!-IriSdicciones, siempre subordi d c~er~o gra o leg¡sla~Ivas. dentro e sus aeberes más importantes e na os a Y·~rey y a la audiencta. Uno tenía una relación similar a la ra ~e presidir fos cabildos con los que toda proporción 2llard da que] exJsna entre el virrev y la audiencia o · d e 1m' ¡·Ias. Sm . .1•• 1a 1egJs.aCión eraoamh¡·a , -entre e rey y el Consejo embarl)"o ' • e gua .especto a cuále l 1' "' ' enLre el corregidor v el b ., , ' s eran os •llmtes de au tor-che! . ca uao, a. grado de que se ha Jlerr~clo ·- d _. • ~ • "''"' • ·' eur que ias

e!

GOBIERNO

jurisdicciones se definían vagamente para dar lugar a que hubiera coni:1icros en tre las autoridades indianas y obligarla~ a recurrir a España para que los . · solucionara. Las leyes pretendían que los alcaldes mayores tuvieran una acrisolada honradez; les prohibían cualquier rescate ele plata de minas ; que prestaran a los mineros; que tomaran de los indios cualquier cantidad , excepto el tributo de ley, ni siquiera por concepto de impuestos extraordinarios; que tomaran nada de la comunidad, aunque fuera prestado; que tuvieran ganados en los términos de su jurisdicción; que adquirieran tierras o casas en su distrito sino hasta seis años después ele haber dejado el puesto; que recibieran dádivas, aunque fueran voluntarias, y en cuanto a comida, solo podían aceptarla en pequeña cantidad; en fin, para evitar que tales funcionarios resultaran gravosos a sus gobernados se les prohibía visitar ~u distrito más de una vez en el término de sus mandatos. Antes de dárseles posesión de sus cargos, debían presentar un inventario de sus bienes ante la audiencia de su distrito, o ante el Consejo de Indias si la ciudad era importante, y dar fianza que garantizara el buen ejercicio de su mandato. De los corregidores y alcaldes mayores se esperaba que cuidaran que los indios fueran "industriados y bien administrados en la Doctrina Christiana y en los Santos Sacramentos"; que vigilaran que ios indios no fueran obligados a vender sus productos a menos precio que el razonable; que no se les empleara como tamemes; que las autoridades de !os pueblos ele indios no vendieran las tierras comunales o del rey; que no pudieran vender los indio~ sus tierras sin haber sido pregonada la venta por treinta días para ver si aparecía un mejor postor; en fin, debían en todo cuidar y defender a los indios que gobernaban, conforme a lo dispuesto por las leyes. Como suele suceder, la teoría quedó frecuentemente muy lejos de la realidad. Dado que se esperaba que un alcalde mayor pudiera desplazarse rápida y fácilmente a impartir justicia a cualquier punto de su área jurisdiccional, se procuraba que los corregimientos fueran de tamaño reducido, con límites cuidadosamente señalados y contiguos uno al otro. En la práctica esto sólo ocurría en los lugares densamente poblados, mientras que en ~1 norte los corregimientos eran más extensos y con límites vagos e imprecisos. En los pueblos de indios que pagaban. directamente sus tributos a la Corona, eran los alcaldes mayores quienes estaban encargados de hacer la recaudación, aunque no directamente de los indios mismos sino a través de sus cabildos. La ley hacía responsables a los alcaldes mayores de; la entrega del tributo a los oficiales de la Real Hacienda pero se les prohibía recaudado en persona, tanto para evitar los abusos a los tributarios como para dificultar que desviaran los fo ndos en su propio beneficio. La tasación de los tributos se hacía cada tres años en los pueblos de la Corona* porque en ese lapso podían sobrevenir cambios que aumentaran o disminuyeran el impuesto que debía pagar cada pueblo. Los corregidores o " Los pueblos de !a Coro n~ o=ran Jos que ¡ribut.aban d irecr.amo=me ai rey y no a un particuiar, el c lpítu lo refere nlc il ia ent:on1ÍenJa.

~on1 o :-: e ver:í en

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HISTORIA ECONÓMICA DE U. NUEVA ESPA;\iA

alcaldes mayores debí"n efec:tuar . rías en casos de mort~nd;d - . . J~as ¡etasaC!ones o aún otras extraordinaque ocurrieran en peljuici~ ~er JI a cosechas ~ otros sucesos fortuitos e os m lOS . Adernas de es tas atribuciones fiscales limitadas los .,1cald , ' .... · es marores d' · ¡ · que los cabildos siendo ¡08 f . ! . pod mn ?Jerc~r as rn1smas funciones quienes el gobie~no espaÓ.ol ~-~c:o~ano~ e ~as b~a categoría a través de El correoidor real de z . . c,a a mas pro undamente la vida indígena. . _ o· acatecas era nornbndo _ . d . seis anos, con un salario de 1 6 "0 - 1 ~ p~ a un peno o de cmco o b' :J peso~ a ano (mil pesos de oro de minas) con lo que su period d el común de lo; alc~ld~sg~~e~no .er~ m~s largo y sus ingresos más altos qu~ eran codiciadas porque y r.es. gua mente, algunas alcaldías mayores valor como .la grana * neei:an mmerasl o produ~ían algún artículo de alto · 1es d e estos cargos menores eran apenas' de1 u o. en genera los salan 0 ~- anua cuantos centenares d E N .. d evengaban usualmente denos uno 300 e pesos. n ueva GahCJa en el siO']o XVII fluctwban d l . s. . pesos anuales y en el Valle de México poblaciÓn: d • e a siguiente manera, según la importancia de la



México Chalco Pachuca O tumba Xochimilco T excoco C uautitlá n Ecatepec Mexicalcingo

Tacuba T eotihuacán

P esos al añc•

550 525 500 450 450 250 200 200 200 .200 150

Con tan bajos sueldos no debe extrañar l .. . que os alcaldes mayores obtuvieran de los indios comida. leña sus ingresos pero s~ a rovoesehrvic.IOs pers~ma.les como complemento legal de . ' de la P· t e am1ento pnnc1paJ consistJa ·. · en que, en ab1erta . contravennón . s ms ruccwnes que hab · 'b 'd comercio y con el retexto d . . mn reCJ J o, se dedicaran al reconlendado por l~ leyes le- hda.cer.btr~baJar a los indios , como les estaba : • e, Istn umn tareas ¡ . b . prec~o 1os frutos de su actividad dándoles O' y es ~ompra ~n a b~o precios excesivos En Oaxaca 1 'd en paoo vestidos y ahmentos a ore s· cons tJtuyer · d e la grana y en· el n t d os. corre¡n . e . on un monopolio

animales, aparte del coomreercaJ. q~Ilnerbo.n tierras y se dedicaron a la cría de · o . .c. oO'O IPrno estaba consCiente .· e l Vlr::-ey Cerralvo dec' • "f e1e! problema· ojos" para no calificala que~ ~rz?so paree~ ? crecer los salarios o cerrar lo~ los ojos. r o r~pnm¡r sus actJvJdades personales. Se cerraron * Un colorante en

. .

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GOB!ERNO

Es cierto que al terminar su periodo el corregidor ten ía que someterse a un juicio de residencia en el que tanto los españoles como los indios podían testificar en su contra; pero raramente los corregidores resultaron castigados por sus actos. El número de alcaldes mayores era relativamente pequeño. En 1569 sólo existían 155 en toda la Nueva España,* con muy poco personal bajo sus órdenes. Se suponía que cada corregidor tenía un teniente, un alguacil, un escribano y un intérprete, pero a menudo esta planta de empleados no estaba corn pleta. Aparte de las anteriores j urisdicciones que podrían denominarse normales, había las de los dos señoríos existentes en la Nueva España a la manera feudal, el Du cado de Atlixco y el Marquesado del Valle ele Oaxaca en que los gobernadores y los alcaldes mayores no eran nombrados por el rey -sino por el duque y el marqués respectivamente y en que los tributos eran también para estos señores, que sólo daban la quinta parte de ellos al monarca. En los dos señorios mencionados tales funcionarios menores gobernaban en nombre de su señor y administraban justicia en primera instancia en los pueblos; aunque en segunda instancia pasaban ya a un juez nombrado por la autoridad real, que era siempre un oidor cu yas sentencias debían ser confirmadas por la Sala del Crimen cuando involucraban pena de muerte u otras consideradas mayores. En realidad, además de las apelaciones en justicia, ei rey no conser vaba en estos seiioríos más que las minas y la moneda. Ambos señoríos eran de considerable extensión, sobre todo el Marquesado del Valle concedido a Cortés por Carlos v. que era realmente enorme. Constaba de 23 000 vasallos, 22 villas y dos lugares de recreo, extendiéndose casi en forma continua desde el Valle de México hasta el Istmo de Tehuamepec corno se desprende de la sola relación de los pueblos del Marquesado: Coyoacán, Tacubaya, Toluca, Calimaya, Cuernavaca, Oaxtepec, Yautepec, Tepoztlán, Üa.'<.aca, Cuilapa, Etla, T ecomavaca, Tehuantepec, Tuxtla, Tepeaca .. . En resumen, el Imperio Español en el Siglo' XV !l adolecí.1. de falta de recursos, de una burocracia ineficiente y a menudo desho nesta y de un gobierno central detallista y vacilante. Los trámites oficinescos eran lentos y complejos y los costos administrativos absorbían una proporción creciente de los ingresos. Para un pcu·ticular cualquiera, el costo en tiempo y d inero de cualquier gestión ante el gobierno era casi prohibitivo. Para lo acostumbrado en aquella época, sin embargo, las funciones específicamente gubernamentales estaban bien atendidas por un grupo reduci~o de empleados mal remunerados. El personal judicial de toda. la Nueva España, incluso la Nueva Galicia, estaba constituido por 20 personas; igualmente escasa era la burocracia fiscal, pues aparte de tinterillos y escr ibientes , la Tesorería y el Tribunal de Cuentas no contaba con más de 60 empleados; y los I SO corregidores, alcaldes mayores y magistrados d istritales dependían más de sus negocios particul ares que de sus salarios oficiales.

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HISTORIA ECONÓM !C.". DE L.;. NUEVA ESPA ÑA

Causa pues asombro que con -. . ¡ . novohisoana se las 11~¡·¡ne- ;<). p ' un punac!o e e geme, la actministración ~ • 0 . · ' " • nmgun eJercuo.4

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ESCLAVITUD ·

_-\ ' ITECEDE:'iTES

U , .-\de las primeras co nsecuencias ele la Co nquista fue la introducción ele la esclavitud ele tipo eurnpeo a la Nuev::t España. Ya se ha visto que antes de la llegada de lüs espalioles había esclavos e n estas tierras, pero, excepto por !a posibilidad de ser sacr ificad os, su suerte no era tan mala como b~o el sistema e uropeo, pu es podían tener algunas poses io n es, co mprar su libertad, no- trab<~aban o'ntinuamente para su amo s ino sólo a su llam ado y !os hüos ele los escbvos podían ser libres , cosas que no acontecían en el régimen de esclavitud del Viejo Mundo. En _spaña misma, los ocho :>iglos ele la Reconquista y la situación geográfica de la Pe nínsula junto al Africa fue ron circunstancias propicias para la existencia de la esclavitud hasta bien entrado el siglo ~
* En aquella -" poca ~ e con~ideraba cu:eptable ia esclaviwJ d e los c¡u e habí an librado u na gu crr;¡ i r~ju-;u. ¡.;o rqtt e cr:t ;rna I"'CJrma de qtte el ¡;r;der ofendido p udi era co br;Jr del c_n em1go ~· en ~ ·ic!u ¡, Js ·..;asr.o:-; d e g-u er r:l . se resa rciera de los cbiins y ¡H:: l~ju j cio~ recib idos y GL'itlg:.tra al il!jt !.'lto I Jft:l! .',I JL

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r 1 ELCUATEQUILY EL PEON AJE

VIII. EL CUA TEQUIL y EL PEONAJE TRABAJO FORZOSO PERO

REMU~I ER.\DO

DUR:\NTE los treinta años posteriores a la C . , , .. graoas al trabajo ele los esclav . onqUJsta, el pa1s habm v¡v1do duras y penosas y al ele 1 e. os,: a qd.lllelnes se les imponían las faenas más · · · ' os me Ios e as encomienda servioos gratuitos porque éstos se consid . s, qu.Ienes prestaban vasallos estaban oblig·ados a al. eraban parte del tnbuto que como L · ·. ' pagar rev. l el ' . a snuaCJon cambió cuando por , d ¡' suprimeron los servicios per
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los indios se lleven y salgan a las lazas lu . . . esto, donde con más comodidad . p, . .. y gares pubhcos acostumbrados para obligarlos a que :ayan a tr~l .s~ya puCl!eren Ir, sm vejación ni mo lestia mas que "J'!) al , para que los - 1 · . · ' d os . .. , sacerdotes . ' o indios y ot . l . espano es, mmistros ... , prela1 . · ·• ras cua esqu1er . . d . l'd ca I ac es los concierten 11' el' · · · personds e todos estados 0 ·· · · · a I por 1as o por sem· ll · CJlllSieren, y por el tiempo qu l . . anas, y e os vayan con quien d e es pareciere sm el· 1 etener contra su vol untad . . . ' que na Ie os pueda llevar ni

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ste mtento por (J'eneralizar el tr· b · "b .· · porque los indio: no concurrier~~ ~:oiJJ re ~s
di

... !o hacen con gusto cuando los dueños de !as haciendas les pagan su trabajo puntualmente . . . en tas haciendas y reales de minas que ies pag;w bien asisten · sobradamente de su vo luntad; y en donde se excusan ir~ no sólo han tenido mala paga s1no peor tratamiento . ..

Sin embargo, el mismo Ortega Montañés líneas después agrega: Confieso y es cierto que en la flojedad ele es r.os natu raJes, ser preciso instarle s aJ tr ab;~o tanto de sus propias milpas y hortezuelas, como al que practican en el de las hacie ndas y minas ...

Ambas razones eran reales: los indios, esc::~rmentaclos por los malos tratos de los blancos, no iban a trabajar para ellos por alto que fuera el salario; por otra parte, es preciso admitir que tenían poca afición por el trab~jo aun cuando lo hicieran en sus propias tierras y en su propio beneficio. En realidad , apenas había transcurrido una generación desde que se habían puesto en contacto dos civilizaciones completamente distintas y los indígenas ni estaban interesados ni comprendían la organización política, social y económica de los españoles; tenían un conjunto de necesidades más reducido que los europeos y no consideraban que el trabajo tuviera un valor ético ni que fuera un método ele realización personal. No podían-aceptar el mandato bíblico de "henchid la tierra y enseñoreaos de ella" quien siempre había creído que la creación podía acabarse cada 52 años . Por una parte, la mano de obra indígena , muy reducida por la epidemia de 1545-1547, era poco productiva porque todavía no asimilaba las técnicas provenientes de Europa, no tenía las tradiciones mecánicas de l os europeos, ni le interesaba la vida económica más d esarrollada. Por la otra, las necesidades de la población blanca correspondían a las costumbres de España y, por consiguiente, eran mucho mayores que las de los indígenas e implicaban una gran demanda de mano de obra. De esta manera, el número de operarios necesarios era siempre mucho mayor que el de los que se presentaban volu ntariamente a trab
*

Sé ha preferido usar el término cuatequil, porque el de rep.trtimiemo recibió diversas y es . pGr tanto, equ ív ocu.

acepciones

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237 EL CUATI:.QUIL Y EL PEONAJE 236

H lSTORIA ECONÓMICA DEL\ NUEVA ESPAÑA

cuatequil o repartimiento fue una institución laboral transitoria por la que se restableció el trabajo forzoso, pero remunerado de todos los indios en favor de un número extenso de empleadores, por tiempo limitado, de una manera rotativa y bajo la supervisión de los oficiales reales. A los indios repartidos se les llamó tapisques en Nueva España y mitayos en el Perú. Vale la pena examinar estas características: · a) Institución provisional de trabajo forzoso. Desde la cédula real de 16 de abril de 1550.siempre se aspiró al establecimiento de! trabajo libre de ios indios, pero como los indios no acudían espontáneamente a contratarse, e! poder público los obligaba a presentarse y los entregaba a los empleadores. Era provisional porque las Leyes de Indias preveían su desaparición para cuando ."con el curso de los tiempos y mudanza de costumbres fuere mejorando la naturaleza de los indios". b) Trabajo remunerado. Desde un prinop10 se mandó que se pagaran salarios competentes a los indios en proporción a la costumbre de cada provincia, al tipo de trabajo y a lo que mereciera el operario; el jornal se daría en mano propia y sin tardanza ni fraude. Más aúri, el salario debía ser el que libremente se contratase entre el patrón y el trabéÜador sin que nin~una autoridad se entrometiese. Esto último tuvo corta duración, pues debido a la escasez de la mano de obra y a la poca afición al trabajo de los indios se temía que éstos, por quedarse ociosos, pidiesen jornales excesivos, porlo que muy promo (2-X!l-1563) se mandó se tasasen los salarios por los ofioales reales, aunque "de tal manera, que todo se mirase por el bien de los indios". A cambio de este jornal el trabajo habría de ser moderado y las horas de labor, pocas. ' e) Afectaba a todos los indios . Todos los hombres indios mayores de 14 años y menores de 60 estaban obligados a prestar servicios; ,quedaba al arbitrio de los jueces repartidores eximir del trabajo a los muchachos entre 15 y 18 años y a los viejos entre 55 y 60 , según mostraran fuerza<; y salud. También estaban exentos los indios nobles, los funcionarios de las comunidades indígenas, los e nfermos y las mujeres; las ordenanzas de 1609, relativas al cuatequil, preveían que las indias no podían ser puestas a trabajar en posadas a no ser que las acompañaran sus esposos o familiares. Igualmente, el cuatequil comprendía a rodos los indígenas, encomendados y no encorr:er:dados, esto es, los encomendados podían ser entregados a empleadores distintos a su encomendero y éste carecía de derecho para impedirlo. . el) Favorecía a un número grande de empleadores. El cuatequil beneficiaba no solamente a los encomenderos sino teóricamente a todos los empleadores, particulares o funcionarios gubernamentales (oidores, alcaldes , empleados de la audiencia, etc. ); personas físicas o instituciones, como e! gobierno, la universidad y las órdenes religiosas . Hasta los caciques indígenas recibían indios para su servicio, mecliame remuneración, igual que los terratenientes españoles. e) Las tandas de tra!xúo. El cua tequil era en realidad un sistema de racionamiento d~ la_es casa ma no de obra para atender las actividad~ s prioritanas de unhd3u pu bllc t, al nllSmo uem po que procuraba que los ma1os no

. . . or ello todos los indígenas debían pres~ar desatendieran sus propias uerras, pl 1 taba por arupos o tandas; servmn . o· se es rec,u ' o · es ' te u servicio por nguroso turn , semana y al conc1uir S· ¡· · d d aeneralmente u na por un periodo ;mita o _e o , , blicrado a servir de nuevo 11asta que regresaban a sus casas. Nadie podta s~r o o n(; se recorría todo e! turno de ta~ ~~do como regla general, que ~o se "~<JeCÜIC1 a cu.1n ~ ' · u on. a p e • " " J 1.

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HISTORIA ECONÓMICA DEL&. NCEVA ESPAi\JA

tiempo Lo' ind· d' . . 1 · " Ios po 1an nrotestar y :le h , ' 1 , 1oca, o. en su defecto ante el Tm' ~~ ecno w .lanan a_nte la amoridad A.udtenCla de Guadal:Vara en ¡. g o d_e. Indtos en Mex¡co; o ante la grado ~e atención", a1 d~cir d~ L~~~; fa~na, donde recibían "un notable ·~ · ,:coro_ada favorablemente la solicitud .el lmpson. t--<11a reCibir un número fijo de . d" . , e~1 pleador quedaba autorizado propósito específico; a camb' m lOS, p~r un ~tempo determinado y para un de la región, a tra tarlos bie~o se compiOmena a pagarles el salario normal labores. Se cotTía traslado el y¡ a no r:ten~:los después de la semana de pu~b_lo afec tado para que conJu ·:~ auto:¡zac~on a los alguaciles indios del a_mt~l pación suficiente que les ~~~~n~ ·~·.a prlnn era tanda de tapisques con la s ig,ui ~nte lunes. . ' Jera egar a su lugar de trabajo el Ah t. los recibía el juez repartidor ue en qlllen recibía una cuartilla* a c~mb'. !un cdorraJ, los entregaba al patrón juez , p aga ba un real a los alguaciles ' ' " . 10 ce ' esta suma el l ca ·¡' .tap1sq ' . ue; ae volv¡a a cobrar de los lab 1. d po_, cae a ocho mchos entregados y al año 1 b" ¡ [; a ores medio real po lU Ieran sembrado ele clona' b" , r cae a anega de tierra * que lo h b' ' e tarn len pao··¡b·¡ l 9 l ,a Ian ayudado. El resto se lo emr . 1, t-> ' , - pesos a os alguaciles que de 25~ pesos anuales. ;osa a como complemento de su salarie d Los mdios trabajaban durante la semana el l ommgo, habimalmente bajo la v· ·¡ . e martes a lunes descansando el a tarde del segundo lunes . 'g' anCia e un capataz negro hasta que en ~ente en presencia del "ue:r:en pas-ados y regresa~os a sus casas, teóricabien tra~ados y se habíaJ cumpli~t:~·t:~~r qL~I se ~erCiorara_ que habían sido co':stanCia del número de tandas . ey. , tap, sq~Ie reCibJa ·del juez una obligara a trab;:Uar de más A su v _qLte hab~a. servJdo para que no se le que anotaba lo que cobraba. a 1 ezl eldrepartidor debía llevar un libro e n os emp ea ores por cada indio que repanía.sr '

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DIFERENTES TfPOS DE CUATEQllfL

El .r~partimiento., de indios se hacía . , . actiVidades. Dado que 1 . d" ' , para practicameme todo género de os m JOs solo prodL . l el n~~esic a es y no querían cu ltivar tri o 1 . ~~Jan para cubrir sus propias hJ_Cieron, en Puebla y México en "ulio gd ' ~s~pn~eros repartimientos que se e 1::>o O, fueron precisamente para los tngales y milpas de los españole; tos. Poco después también hubo en m
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EL C UATEQ.UIL Y EL PEONAJE

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dería, aunque hubo cuatequ il , no era en camhio tan necesano porque bs vacadas vivían en completa libertad. · El cuatequil en la minería fue implantado un poco después que en la agricultura, pero se generalizó a partir de la epidemia de 1576. La minería necesitaba gran número de trab
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H ISTORIA ECONÓM ICA DE LA NUEVA ESPAÑA

Por último habi' ", · · · . a un ~ervi cio de z:lcate'' " ,. · · _ . ., . algunos otros Similares q ue raouer¡'an ele 1 , un se. V ICJ O de piedra y quizás n1 t -· 1 " . ... 1 a entre •Ya a los ""S pano - ¡ l a .e~ Ia es. ,.. ,_ pesar de que pudieran C .. j es d.e b.lenes clasdi~aron como cuatequil o o nsiC e, a¡ se tnbutos, los españoles los Al principio d e la década P { b~~t~~g~ban p~r . los anícu!os entregada;. aproximadamente 2 400 traba· el . ~ -repartmn en el Valle de México entre 1 14 agricultores es pañofe~ ~res. md ¡g~nas por semana distribuidos propósitos. El cuateguil era ya u~ amen. e., os que se destinaban a otros mente. ;s • ,a mstituc:on que funcio naba sistemáticar

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VIRTUDES y V!ClOS DEL CUATEQUIL

Aparte del consabido de la pereza ele los . d. m lOS , fueron muchos los arau. mentos para justificar el establ . . . ec1m1ento y permanen · :! 1 "' . nos ya menciOnados; entre los rinci al . CJa l e e u~ teq UJl' algua) La república no se 1'· p P es se cuentan los siguientes: indio~, ya que no eran bas~:~t~s f~berna~ m sustent~r sin el trabajo de los trab::var físicamente · los negro s espanoles m hab¡a forma de obliaarlos a poco inclinados a hacer es·ftlesr eranlcaros Y. los mestizos pocos v ~mbié~ · · zos. os mcl 10 s no a el ' ' ser~ICIOS voluntariamente porque " t .d . cu 1an a prestar sus or ue ~~o PI e su n~:ural, de poco brío e mclmado a la ociosidad" busca.r su interés", por lo ~tfe n~ trab~·a~enen . codicia q_ue los despierte a necesidades, mucho menos las :1 Ean m para sansfacer sus propias , b . comunes. rao era ne · . .ra aJo porque así lo ex¡'o-•1 1 b' . o , cesano compelerla; al b . · o a e 1en comun. ) .No obligarlos a trabajar iba en -. . . propios indios; del alma por ue' la o~~:i~ICJo de! alJ?a ~ del cuerpo de los cuerpo porque su s·J..lario leqs el . .b?? los mchnana a los vicios y del · b · ' ana pos1 iltdad de -0 . necestta an y les facilitaba el pag el 1 .b e mprar arnculos que o e tn uto e . ) . e omo ya se ha VISto, el cuate ·¡ ~ l . hbre, era sólo una institución prog~~- eralso amente un paso hacia e~ trabajo el) L . d' VISiona . , . os m •genas estaban acostumbrado d d . Sistemas semejantes como oor . 1 si es e tiempos prehispánicos a pueblos se alternaba~ ara ~es ejemp? e c~so de T excoco en que los mclusive se dice que e~a tal' r servicios a ~etzallualcóyotl en el siglo xv· l ' a e lOS una expenencia pla g ru pos para sus caciques y obras . br . centera e trabajo en pes~do. La palabra misma coatequittselcas, re~p:e que no fuera demasiado md.JCar la división de tareas dent ~7p-ea 'a..antes de la Conquista para tapisques se hacía a través el 1 r~ e calpulJ. El reclutamiento de los 110 muy distintos de Jos l!Sacloes O pSorcajciques y mandones indios, por ITiétodos f amr·1·Iar' a ellos, los indígenas ' os.·aztecas le . ' . En suma, por ser e! cuatequil ' s· . r· . opusieron muy escasa' -'esistenCia. . . e J tgn¡ 1co un apreciable . progreso sobr"" la enea · d era remunerado y no o-ratu ito tr . .~ m len a porque el trabajo vigiiado por los fu ncio~a;ios re'~ ~ e~ nsitono y no permanente, y regulado v 1 '" s Y no por los l.... ts , 1eyes •protectoras de los indios .. •·m' 10 s ·Interesac¡os en torcer [J Parece ser c¡ue representó un . mal ·n e" or e • ' .. ' ·• ·1 re.ac :o n a la prescación de

PJ.

EL CUATEQUIL Y EL PEO NAJE

2-t l

servicios y a las condiciones prevalecientes en las comunidades indígenas b~ o la férula de la jerarquía indígena y los corregidores, como se desprende del hecho que los pueblos indios perdieran sistemática mente población, a. una tasa más rápida que la general y sus habitantes en muchos casos prefirieran emigrar a los pueblos y tierras de los españoles. Los magistra.dos locales por regla general forzaban a los indios a que los sirvieran, les obhgaban a comp rarles alimentos y otros artículos a altísimos precios y azotaban, encarcelaban o ponían en la picota a los que se quejaban o se rehusaban a servir o a comprar. Las indudables venqjas teóricas del cuatequil se veían compensadas y superadas por las prácticas abusivas que violaban el espíritu y la letra de las lfyes en perjuicio de los indígenas. Estas violaciones eran más graves y frecuentes en las regiones más apartadas de las poblaciones grandes, d(;mde la vigilancia era mucho más difícil. Centenares de religiosos y laicos, p~nmsu­ lares y criollos denunciaron airados los horrores a que dio lugar esta mstrtu-. ción. La razón básica de los abusos en el cuatequil radicaba en la inmoralidad y corrupción de los jueces repartidores. Los empleadores precisaban contar con mano de obra suficiente y permanente y cohechaban a los jueces repartidores; los indios ricos , por su parte, los sobornaban para evitar el tener que ir a servir, provocando que los pobres fueran reclutados más veces que las que les correspondía. Habituados al sobornoestos funcionarios y sus auxiliares consentían en todo género de irregularidades y delitos. Menudeaban los malos tratos a los t:
En la práctica muchos empleadores iban más allá del eminente jurista y daban poco paternalmente más palo que pan, sin ninguna moderación ni templanza. El aristócrata criollo Gonzalo Cómez de Cervantes , juez repartidor en algún momento, declaró que: . . . son de manera las insolencias y agrav ios que a los indios hacen en las labores, cuales no se pueden imaginar; y puedo deponer de algunos de vista, que como juez averigü é y castigué, y otros qúe me han informad o religiosos . . . les dan palos y azotes co n que son muy mal tratados ...

Los pal os y los azotes eran apenas parte del cuadro de las condiciones de u-;:¡bajo en el cuatequi!. Los tapisques tenían que llevar sus propios alimentos para la >ema na de trabajo. A veces les quitaban !a comida que llevaban y en

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HISTORiA ECONÓM ICA DE LA NUEVA ESPAÑA

otras se las dejaban, pero si se acababa, lo que sucedía frecuentemente porque era poca, les cobraban su alimentació n descontáncloselas de la paga. Era frecu ente también que les quitaran las mantas con que se cubrían, para asegurarse ele que no huirían; en estos casos los hacían "dormir encerrados y en cueros vivos". En las minas, los obligaban a acarrear el mineral · en sus mantas que al poco quedaban destrozadas, con . pérdida para los tapisques cuyo salario no alcanzaba para reponer su costo. Por lo que respecta al alojamiento, dormían en galpones que parecían pocilgas, o en algunos casos se les dejaba en descampado sin importar el clima. Con frecuencia el trabajo era excesivo. Había capataces negros que impedían tomar descansos a los tapisques y que les hacían trabajar más de lo que podían "según su flaca complexión y poca fuerza"; se les cargaba con materiales pesados que acarreaban a grandes distancias; se les hacía trabajar . desde que amanecía hasta después de anochecido y de noche cuando hacía luna; en los domingos y días de fiesta no se suspendían las tareas ni para que oyeran misa. Afectaba también mucho a los indios que los llevaran a trabajar de climas fríos a calientes y viceversa. En fin , trataban a los tapisques peor que a sus negros, porque los esclavos eran de su propiedad y los cuidaban. No debe pues extrañar que quedaran tan hambrientos y débiles que fueran fácil presa de la peste. Una triquiñuela muy usada por los empleadores, era retener a los operarios por más tiempo de la semana convenida, hacerlos trabajar en las condiciones ya descritas y bajo estrecha vigilancia para que no escaparan; a los 15 ó 20 días les devolvían sus pertenencias y les quitaban la guardia, con lo que los indios, viendo la oportunidad, salían huyendo sin esperar a cobrar su jornal, dándolo por bien empleado con tal de verse libres . El salario, ya de por sí insuficiente, era a veces pagado en mercancías de mucho menor valor , dándose el caso de que se pagara con perr itos y gatitos. Se perjudicaba a los tapisques hasta cuando se cumplía es~rictamente con la ley. Los trabajadores a veces tenían que recorrer 20, 30, 40 leguas o más (84, 126 y 168 Kms.) para iF, allugar de trabajo y otras tantas de regreso. Se daba el caso de que saliera un indio de su casa un miércoles o jueves para llegar el lunes al trabajo y si bien le iba lo soltaban el sábado en la noche o el domingo en la mañana, después de misa, con lo que regresaba a su hogar dos semanas exactas después de que salió, con la paga de una y con la angustia de averiguar qué le habría sucedido a su familia y a sus sembradíos. Debe matizarse este panorama sombrío coq algunas consideraciones. La primera, que se denunciaron y consignaron por escrito las violaciones a ia ley y quedaron, en cambio; sin ser registrados ni comentados los casos, seguramente numerosos, en que los patrones no abusaro n de los tapisques y en que los jueces hicieron que la ley se obedeciera. La segunda, que casi toda la documentación que nos ha llegado proviene de los indios y sus defensores, muy dados a fantasear y a suprimir las pruebas que pudieran dañar su alegato para así impresionar y convencer a las ::mtoridades . Aun admitidas estas salvedades, es indudable que los abusos es taban muy generalizad os.'9

L EGISLACI Ó N PROTECT

OR\ DE LOS INDIOS .

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ando se alzaron voces generosas No bien se había establecido ~¡ c~ate'X:i~ncs~ de Zorita, después de relatar. las ' ue lo condenaron. En 1560 e Ol or ' da comunidad de indi?s enviase itrocidades que se cometían, propuso quep~a que se contrataran libremente . l - , as por día o por semana, . , l harían con gusto gemela ~:,trp'!anzq~e más les conviniera .. Los mdlglelnasy ~o perderían así sus con e pa o , ta o~o para e os d 0 porque iría~ -~n el ~ ~~~~: ::::~;~~ ¿b;a dispo~lib~ Y l~! ~:J:~~~r o~e~o~e~ sementeras, .slei_Op los indios no termma an saldrían perJudicados porque , d . , . ·¡ l , letra O!> mas

ch~ei~t;~:~ ~~~;J:s· s~ pi~~ó P:::;~:r~~b~~1~0e~~~~~~~: e~!> s\ste~~~s P~~~

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~~~~~~~~~Jo~~~· ~~: {~s~~~~b=~ ~a~a;li~j~~~oo ~~ :~~oy ~~:lt~sdes~~ q~~

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~~~~a~~n,s~;o¿s~: ~~:~~e q~~r;;~:s~~':; a~~~~~~:~a~P~:;~~~;~~~~e~~

cambio, que se re~arue:ba. ~, sn un salario mucho menor que e qu nm . . q ue en el cuateqllll fireo · · n la as1stenoa . , 1 Concilio m Mexicano c:o , Tlaxtrabajando en su o ~clO~ de Guadalajara, Michoacan, Poco después, en t58!J, se reumo b~·

~:{a a;z;~~Jt~, ~u~~~~~oJu;;a~~~I~i;Y~~~:, ;~íu~e~~r~~ ~~I~~e%~~~~ con poder ele los o Ispos_ . bl reprobó unammemen ' b

religiosas. Esta autoriz~d.l~l~a asampo~endo las injusticias a que se presta a miento de indios y escnblO a rey ex G , . ., .. ~ 1 de Fray eroesta instnuoo~. t más demoledor contra el cuatedqU1l tuel:94 que resume El razonam1en o ' . C · de In ms en ._, • d . de Mendieta en un escnto al ~ns~JO 'bían con buena volunta e1 n~mo n de la siguiente manera: los mdlOs reo o esdavos· los españoles no Slmpsol' lo que no podían ser tratados com . . , lleiados a las Indias;

i~?L~·~·~E·~i:'¡~~~~~1!::r i!!~~~:¡;:~~·;~~~~ ~:~;\~\::r.:. ~ie.ntras lo~

aumtet;ata r:negún beneficio para i.ndws, peron:ugrn;n injusticia el um•ento no rat opiCmba; era u b b

~~i~a:e: l~~~~~~of~rt;~~aJ:rc~~:a~~~o~~~ ~s~ ~~~~~~~oe~ ~~~~~:t~:~r:Snd~ cosech~ban s';is yropias tie~;as¿l~~~~l~~a

·

totalmente innece~ari~of~~d~;s ~~ los paises cnsuanos y' p 1 como Zacatecas, en que fi . h bía en la Nueva España ugares, . trabajar en distintos o lClOS. c~ntratab. an libre~ente_ pot:rduen s~f;:~,J:~ereyra se pron':lndc~oóspy·oarqp-~ye a~: U · ta anos mas " • d de 1os m 1 . ~o~at:~l;te se continuaran los servicios fo::::er~ ue los reyes y las leyes mn, d .. ta en cuatro argumentos. El pn f ' ~ dolos a trabajar se les · d. s y que orzan -u punto e VIS · · a1 ~ , 'do la libertad e1e 1os m 10. , . .· n que es el pnnCip hab 1an reconoo .. cómo y cuando qu1s1ere , . . ,. hacer lo qu e qu¡s¡eren, irnpec11.1 • · . . ,. . d efecto de la rnJsma llbe, ta .

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EL CUATEQUIL y EL PEONAJE

H ISTORI A ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

El segundo, que estaba mandado que los indios en todo fueran tenidos, tratados y gobernados como los demás vasallos de España y el cuatequil sólo se les imponía a eilos y no a los españoles, criollos, negros o gente de raza mezclada. El tercero, que no se debía gravar más a los indios, ni por causa de utilidad pública, ya que por su natural miseria eran los que menos participaban de las casas, minas, heredades, obrajes, ganados y otro$ bienes, pues sus ganancias las recibían Jos españoles. El cuarto, en fin, que ninguna razón permitía que se enriquecieran los españoles con el sudor y trabajo de los Indios, porque "ninguna injusticia hay mayor que pretender hacerse rico con el afán ... del mendigo y aumentar ' · sus caudales con daño de los pobres y miserables". Pasó mucho tiempo antes que las teorías generosas se convirtieran en . legislación protectora. En los primeros cuarenta años de cuatequil, se regist!an apenas unos cuantos ordenamientos para limitar, más que para combaur los abusos; se puede destacar el de la audiencia de 1584, rerrendado en 1589 por ei marqués de Villamanrique, para que los gobernadores, alcaldes y principales no ocuparan peones ni los dieran para ningún servicio fuera del que les tocara en su tanda de repartimiento. Sin embargo, el salario fue aumentando con el tiempo al grado de triplicarse en términos monetarios entre 1553 y 1603. Si se toma el periodo 1549-1629, el salario aumentó ocho veces, pero esta proporción es engañosa __porque incluye como punto de partida los jornales terriblemente bajos de los primeros tres años de operación del cuatequil. El salario diario evolucionó aproximadamente de la siguiente manera: 1549 1550-52 1553 1560-70 1570-80 1590-1600 1603-1610 1629

1/4 real* 6/ 17 l/2 2/3 3/4 1

1-l/2 2

( 8-l /2 (12 (17 (23 (2 5-l/2 (34 (51 (68

maravedís) ) ) )

El incremento del salario en términos reales no fue tan cuantioso como esta serie sugiere porque el nivel de precios también se elevó, au.nque a un ritmo menor. También debe tomarse en cuenta que los jornales en el cuatequil er~Jl la mitad, o ias dos terceras partes de los prevalecientes en el mercado libre para los peones sin calificación alguna, aunque con el tiempo parece ser que lle~ó a cerrarse la brecha entre ambos tipos de salarios. Para los artesanos calificados, como los herreros , carpinteros, zapateros, etc., cuyos ingresos diarios eran el doble o más de los pagados en e! cuatequil, era una

*

1 peso = 8 reales = 272 maravedís.

. ta isoues; por ello estaban disverdadera tragedia el ser. redu tados como p su· lugar en las tandas una t b~ ·ador que tomara ·¡ puestos a pagar a un ra aJ l d bl de la pagada en el cuateqm ' o cantidad ligeramente menor que e o ar~e directamente al empleador una sustituto, a pag o que ganara ocho reales b ien • si no encontraban , p iemplo un artesan . al cantidad todavia mayor. or eJ ' . ue -ustiruto 0 hasta cmco diarios pagaba con gusto tres reales a un .ta pisq ~ . empleador, con tal de evit~r el redut~m;e7rtohada estudiar desde 1590__al Mientras tanto, en Espana dodn Fe 'P . 1 cuareqtiil por la contrataoon . la posi'bT d d e- sustituir1 be . · El asunto se llevó con 1a Conseio de I ndms 11 a ~ l'b 11 dos gananes o a onos. . l 1 o de interminables Juntas de trabajadores I res, .ama . . · · d ¡ Rey Prudente a o arg r h. parsJmoma caractensnca e . r n 1598 A partir de esa ,ec a se consultas hasta la muerte ctel mona. ca e. ·mo y. relio-iosidad del joven rey Y o. · aceleraron los trab aJOS graCl·as al generoso. amb de 1601 las pnmeras or¿e. · · · 1 94 de nov1em re . b . en su dilatado impeno. . Fehpe lli que logro emiUr e nanzas generales protectoras del tra aJO oclama la supresión de los En el primer capítulo de este documento se. pr v las demá~ ocupaciones, · · 1t la construcoon ~ . d repartimient<;>s e~ la agricu'. ur~.. or las ofertas '¿e servicio vo!UI;ta~Ias e xcepto la mmena, y su susumoon p . u · n¡'cam"nte que los mdiOs no e ·~ · "d d · n que mtrar los indios; las auton a es tema uién habían de trabajar; esta mi~ma holgaran, pero nunca mandar con q . . ·Se abolió el cargo de Juez · l - les y mestiZOS OCIOSOS. l se aplicaba a os es pano l . nte la tarea de velar que os recria 0 ·d · t nían exc usiVame repartidor y los correg¡ m es, e a · , de si na dos para que se contrataran, indios se pres_e ntaran en los luoare~ a L~s indios que trabajaban en_ las conviniendo libremente s?bre la p g . bl canos y nunca ser retemdos de ída y vuelta, aünque fincas sólo se debían alqmlar en los p~te os fuerza. Se debía pag~r a los tal pdisquesde~ vdme~etrabaio calculando cada oor • · al · 1 , que e e un .a :J ' • ¡ con un salano go mas )aJ0 d " de trabajo. Se prohibía reparur ~ _os cinco leauas de marcha como un ¡a b . d pan-os donde las condiCl00 . · d . · car y a los o raJeS e • . .. para su escasa resistencia fisJCa. indios a los mgemos e azu_ ·d , nes de trabajo eran demasia o auraJ 1 alteza de sus miras, no pudieron Las ordenanzas de 1601 , a pes~r e a . ~ na buena gratificación por • •· L s correa1dores ex1g.an u , h aplicarse en 1a praC<JCa. 0 o "voltintariamente ; mue os . ll b ¡lazas a contratarse ' s de los que necesitaban para traspa~ los indios que eva an a . ~s ~ b . d españoles contrataban mas tra aJ~ ore. . .. en fin como comento ' sarlos a otros empleadores mediante comiSJOn y, Torquemada: ,

¡;

cr ..

· el repar. . .. esclavonía el alquiler voluntano que . ·. . •í se convtruo en · · · mayor . ¡·b de esta conunua a por verse 1 re . servt. d .·· " . · d . 1 d a'e dar nmos por o ento, e timiento pnmero. Clamaron os tn lOS y,\ . . . o'ver a o pasa o, ' , dumbre, pidteron con mst~nCla v '¡ . : ,. ·t". en esclavitud perpen~a . . . manera que lo que par eoo hbertac se con' n to

los inconvenientes de este sistema ·. ·u de \"S ordenanzas reales, Viendo el virrey conde de Monterrey l erdo con e esptn 1 '· . ¡ , · d volvió al ::tntenor pero, e acu 3 . 1 peonP"' a¡ue sirvteran en as '60 que a os l '¡ -' •y ·iecretó el 29 de agosto de 1 OITI. t da o bien un reat " v · ¡ r1 - ''1 rea y a e ' • ciudades se les debía dar un JOrna c
T¡ HISTOR IA ECONÓMICA D EL\ NUEVA ESPAÑA

medio a elección de los indios por ue en . , comer fácilmente y m:í.s bara~o Eq l . una crudaa se podía en co mrar de mandaba c¡ue siempre se les d: . n . as mmas y en !as labores de pan* se . 'ese comrda y és ta deb ' · 1 · • tortJ 11as de maíz · en los dbs m d l ra mc.utr carne ca hente v ' · • arca os por a lalesi a com d b · · ' carne se debía susti tuir or habas a "' . . ~ ,o . e a stmenoa, la bastante. Además el sala~o deb ' ct' .,arbanzdos, fruoles y ch de en cantidad Ia arse sm escuento aia. 1 • h b' no a ran de servir más de una sem d b' . "'·uno, .os taprsques de fiesta. ana Y e Jan holgar los domingos y días Aunque para 1607 va se usaban de ! . . . se seguían los viejos ~ístemas los d nuev~ os tnulos de JUez repanidor y se acataban en lo aeneral aun 'u e e or 1enan;ne_ntos del conde de Monterrey La Corona serruía odeseando d~ f o~ as mult:ples violacio nes de costumbre cido de la n~cesidad de hac: 1m a ~ratfqud, sólo que ya se había co nven: ·expidió unas nuevas ordenanza: o u~ra ua m~nte; por esta razón en !609 hbres para trabaiar con . q ..au nque msrstian en que los indios eran • · :1 qmen qmsreran reconocia · supnm:r los repartimientos en la . 1' . n _ que era Impránico porque, dejados en libertad l . aj"-ncu tura , gana~ena y otras actividades los empleadores. Sin embargo os¡ m rgena.~ s~ neganan ~ yrestar servicios a necesario a la sociedad y no p' e c~ateqm s_olo se permara para producir lo Los princ· al ara ucro pnvado. Ip es mandatos de las ordenanzas de 1609 fuero 1 . . n os s1gmemes: d · - No se pondría a trabajpermitir asistir a misa. ar en ommgo a los tapisques y se les debería - El tapisque no sería llevado de !u d. climas. gai"es JStantes o de muy diferentes Los salarios de los repartidores d b . , res y no por los indios. e eJ Jan ser pagados por los empleadoLos salarios de los tapisqu d b , también habría de pagárs~:s e o~ntn s~r. proporcionados al trabajo y propia mano y en presencia d p 1 os Vl~d~esd de Ida y vuelta, todo en El · f.. , . e a a u ton a . . VIrrey .uana la JOrnada máxim 1 . j" ~oras. ni aun voluntariament~. a y os me lOS no podrían trabajar más - d tapisque no podría volve · h las t~nd_as de su pueblo. r a servir asta que no se completaran todas Los mdios deberían contar con tiem f . . propias tierras y en las comun 1 po su JCiente para trabaJar en sus D b , aes. - e ena permitirse a los ta ¡ · el · . fuera posible, habría que !lo~qules Ir a o~mlr a sus casas y si esto no N. , ~ar os convenientemente · mgun emp1eador podría p t No estaba perm 1·t·d res ar o remar a sus tapi sques. , 1 o retener a los tra baiad q?e se había fijado . :J ores por mas tiempo que el - No se podía utili zar indios ni en inrreni 1 , . perlas, ni para desag·uar mina "' os e e azucar, nr en pesquerías de - Quedaban abolid os ~d ¡ . s~ . . . . . mitid os oor 1 os o~ se. VICIOs obhgawnos difere ntes a los j)eT•.·' as 01·d e nanzas. * Sem br;;clíos de trig0 .

EL CUATEQUIL Y EL PEONAJE

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- Se prohibía que los indios pudieran ser co ndenados a servir a paniculares . En la Nueva España, el virrey Luis de Velasco, hijo, promulgó las ordenanzas, complementándolas y reg-lamentándolas con su decreto del 5 de enero de 1610 en el que ordenaba" que se pagara cada tres días a los indios de repartimiento "de pan y minas" un real y medio por cada día de trabajo y medio real por cada seis leguas (unos 25 Kms.) de viaje de ida o vuelta. Se insistía en que los tapisques no debían servir más de una semana, holgarían los domingos y días de fiesta , trabajarían de sol a sol (12 horas) con una hora libre para comer y "tiempo para almorzar"; de ninguna manera se les podía obligar a trabajar de noche ni a entrar en las minas. Se dispuso también que los operarios habían de ser aco modados en aposentos con tejado, petates y pellejos de carnero, haciéndoles "barbacoas" donde durmieran y todo de tal manera que no padecieran hambre ni desnudez, que tu vieran más ~anancias que ¡sastos y que no por asistir a las comodidades ajenas perdieran las propias. Se puso especial cuidado en impedir que los indios fueran llevados muy lejos de sus pueblos, procurándose que se repartieran en un radio máximo de diez leguas (42 Kms.), salvo en los casos de urgente necesidad pública. 60 GENERALIZACIÓN DEL PEONAJE

La lucha legislativa contra el cuatequil continuó casi sin tregua y en 1620 la audiencia prohibió ciertas formas de repartimiento en las ciudades. A part_ir de 1627 varias cédulas reales recordaron los desastrosos efectos del trabaJO forzado entre los indígenas . Por último, en 1632 el virrey marqués de Cerralvo ordenó la abolición de todo tipo de cuatequil, excepto de manera provisional, en los casos en que fuera necesario proveer de trabaJadore ~ a l~s minas y a las obras públicas. Las primeras porque eran las máximas contnbuyentes a la hacienda real y las segundas porque eran indispensables para la comunidad, como era el caso de la lucha contra las inundaciones de la ciudad de México. Jonathan Israel opina que el marqués de Cerralvo, aunque se presentó ante la corte como el obediente cumplidor de las ordenanzas de 1601 )'de 1607 y como el gran defensor de los indios, dio el paso de suprimir el cuatequil en el campo y en el servicio urbano para poder contar con. suficiente mano de obra en la construcción de diques , canales y compuertas necesarios para aminorar los terribles efectos de la inundación que asoló a México de 1629 a 1634. La abolición de 1632 no signit]có la supresión instantánea del cuatequil. Hasta el final del sig lo XV II persistió en la agricultura bajo el disfraz de órdenes a los indios para que aceptaran trabajo r emunerado, pero esto sólo acontecía en los tiempos de cosecha o en momentos de . em er ge nci~. En Oax :.~c1 continuó el cuatequ il hast3 el fin de! periodo co !omal y se Sigweron

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EL CUATEQ.UIL y EL PEONAJE HISTO RiA ECONÓMiCA DE LA NUEVA ESPAÑ A

dando tapisques a las haciendas que se enfrentaban a la m ina por falta de trab
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•. · · ma vo res al -t')t, ', .i . í· bli o.raclas a dar porce n ulJe~ . pecua y a menuL o se _ve .,¡ ~. o "'dad o u e sus gobernadores er¡ln res po nautorizad o con t~l de evitar lm gws , q de arresto y cárcel. . sábles de cumphr con las cuotas so pena b no· ser reclutados en las ' Ya se ba v1·sto que 1os artesanos procura . an · do· S'l oficw· . este proh enos que ejerc1en , ' 1· demanda de trabajo calificado se tandas, do nde . g~naban m u~ o m blema se agudiZO e n la medida efn qu ~ a -ector numeroso de artesanos un ~ tequil· al igu al que sus e¡·1entes. . , .mtensa. y en que se ,ormo buo mas . 1 preparados, ardienteme~te antag<:m~cos a (~~aun mínimo de especializació n y s aar ícolas por sólo una seEn las minas se requenan trabaFdc orles l b "_, sacados . e , as . .l .a l ore ) ' m ¡·'o neros por tanto , esta b an destreza y \os tapisque · ¡ t mente mut1 es , < s ' · mana, . eran casl comp e a . . l"b s a ofrecerles salarios col1}parauvadispuestos a contratar trabaJad OJ~S ~. ,re 'd. . 1 El ina r eso del trabajador mente altos y a darles una grati.flcaoon ~ ¡oona~ment~ dicho pao·ado en de las minas consistía pues en su ~~\anlol· praodpa~<partido semi~ la"' cual el , a remuneracon am ' .,'l . a arte del mineral sacado por e ' efectivo, y a d emas, un, minero todos los ellas se qued aba con un¡ p . . ·ca ni la más pobre. Los . , no fuera m a mas n cuidando que su, poroon b" . lo que era menos frecuente , trabajado res podlan vender su. parte ~ _Ien, aaos co mplementarios ofrefundirla por sí mismos. Los meJo res sa a nos y .P o ln número creciente d e · es del norte atraJeron t ciclos sobre to d o en 1as regiOn ' . un sector éle obreros . . l t 05. que al conve r tirse en indios mestiZOS Y mua ' · · do su productividad , lo que '. entes fueron aumentan . profeswna1es y perma n ' . . resas mineras pudieron pagar presionaba al alza de lo~ salanos.¿;~a~r;lf de plata en Europa y Asia que jornales más altos por la mcesante .d ser rentables. De esta mar:era . les permitía operar a plena capao. ~ 1 Y_e la repugnancia de los inchos a cuando menos en el norte fue vel~nen~o.s f~rzoso y esporádico del cuatecontratarse y se fue susutuyendo e tra ~o t do Influyó ,n esta preferent y libremente contra a · ~ d b quil por uno permanen e . 1 o -den del rey que que a ~an cia el que desde 1582 se hu_b lera d"ecla~a~f P?r di~s que fueran a las minas a ' exentos de tributos y ser v¡nos per~ona es os m servir d e naborios o_ peones. d. l vanaelización e instrucción de los .Segun , F , a b anconar 1 . ray e er o' n1mo . de Men ,¡eta ab e 'de"' ellos prefenan s' LIS indios se veía obstacuhzada porque mue os comunidades para :

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. - .. criad os d e espa ñoles, para. con el~o . . . ser arrier os, carreteros , pa~wres ... y los uehlos d e indios con el serviCIO . . d e la' pesada rueda qu e anda en p ex1m1rse personal de por fuerza . · ·

. . . .·, n e' el cuatequil la competencia que se Contribuyó tambié n a la ehmmauo ' . d m númer o su ficiente y dores para aseaurarse e t ¡· l desató entre l os e mp lea ' ."' 1 áctica más comú n ue a Entre los mmeros a pr • . ¡ · . • l ctla' tln patrón obuene e Permanente d e operanos. .d tal el acto po r e '' 1 d del sonsaque , enten i o por , •·tdo con otro emol ead o r ; as . . d . .· O ' L' e y· ¡ esta concer e< ~ , · .• serncJO e un opei ai l L, • . • l . ~ n éran oFrecerle mas sal a n o . '' formas más habituales d e co nvencer a pev •

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250 HISTORIA ECONÓMICA DEL>.. NUEVA ESPAÑA

m~jores condiciones de traba·o d , , . ca]Jdad de préstamo o dándos~el' o ~ elrantand<;>le una crerta cantidad en ·d a a ntu o gratmto ·Es ev¡ eme que el sonsaq t d' · · todos los casos, excepto cu~doen ul:d~ {;eJorar la situa~ión de los indios en embargo, los virreyes sistemática~e a a atado por deudas a un amo; sin derecho del primer patrón En 1.-9~te 1ataca;o~ al sonsaque amparando el m~lmente el sonsaque y a~torizó::> a' 1~ ~~aed e Monterrey prohibió forcnados a buscar a los eon . s < r~ ores a que fueran con sus don Luis de Vela hp. de_s qu~ hubieran _hmdo de sus heredades. En 1611 . seo, 110, 1spuso que el mm h .. mclio lo perdiera y que'dara libre el traba· el ero qu~ untera sonsacado _a un am~ o con quien quisiera. Estas dis .ua or para regresa~ con el pnmer audxencia y por diferente . posi:Iones fueron confirmadas por la finalmente en 1631 el ma~qv~~:e~:s ~n 1~12, 1613, _1_620 y 1628 hasta que extendida costumbre ' declaró er~a v_o ren~~CJo a oponerse contra la servir a quien quisiera~. habienJ::~~~~:~dl~s ?eman qu:dar en libertad de ron co~ el amo y no d ebiéndole más d o4e uempo poi el_que se contrataEl tnunfar en la com . e meses de salanos. . . petencia por aseaurar sus - b . d ~asi Siempre la supervivencia económi~ d 1 tra aJa ores, representaba mundaciones, epidemias y malas ~a e empleador. En esos años de as~lariados seguros pudieron sor~~=c l:s, 1?~ patrone~ que tenían peones ~tentras que los que de endían de c_nsis y contmuar produciendo, VIeron arru inadas sus e~pres los ta?tsques q~e les daba el cuatequil gañanes (peones). as, a no se¡ que hubieran podido contratar Esta situación condtúo a un ci f . peninsulares y los españoles n .cierto en ren~amiento entre los españoles · an os en la Nueva E · pnmeros confiaban en obtener d l . . • . spana o cnollos. Los medio del cuatequil y tibiamente 1~ ~n rey ~os operanos que necesitaban por su influencia en el onbierno era m efefd,~ron; los segundos, sabiendo que tandas que artificial~ente reducíane?or ~ uc ~ron denodadamente contra las ?e trabajo. En consecuencia, los cabi~d~se~ta e mano de o~ra en el mercado mtereses criollos, desea ban la ab r ., d ~la Nuev~ Esp~na, voceros de los regidor del ayuntamiento de Méxfc~nonb/, cuateqt;JJ; Cns~óbal de Molina, los males que se seguían para indi~~ IW en 162::> un opuscu_lo señalando guber?amental en el mercado de tr y. e_mple?do~es de la m_rerferencia Altamirano publicó en Mad . 1 t~(o, otro cno_llo, Hernan Carrillo oficialmente el cab;ldo d ~~~ otro o_ eto en los mJsmos términos y ya ' Sonsacar a' 1 tr:b . de exJco ataco el cuatequil en 1632. - d fi · os a ~a ores no era u mano de obra pues se prestaba a 1 n meto. o e ICiente que asegurara la encarecía los salarios. El método u e~ rfpresahas de lo~ , demás patrones y trab~adores fue liaarlos po q d. nda mdente prevalecw para retener a los ~ r me lO e eudas L ~equenas sumas a los indios en la int r . . os patrones prestaban ae salarios y, de hecho, su pao-o sóle Jge~~Ia que representaba~1 un anticipo ~ran poco previsores Y astabgn de ~nr:c ~~ hacerse con. t~~bajo; los indios Im porte íntegro de sus s~arios con lo ueedJ~to la_ suma IDICI~ y después el con ocasión d e al
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EL CUATEQUIL Y EL PEONAJE

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rario quedaba así ligado de por vida al patrón por una deuda que nunca terminaba de pagar y que , a su muerte, pasaba a sus hijos y nietos, de generación en generación. . · . Continuas medidas fueron tomadas por el gobierno real para limitar el monto de ias deudas de los gañanes. El marqués de Villamanrique en 1589 limitó a un peso lo que podía adelantarse a los indios de servicio; el conde de Monterrey permitió a los mineros en 1598 anticipar hasta ocho meses de salarios a los indios y en 1600 fljó este límite para la minería, la agricultura y los obrajes en seis pesos de oro común; en 1604 el marqués de Montesdaros confirmó estos orclenamiemos; en 1609 llegó inclusive a prohibirse por una cédula real que se diera adelantado dinero a los indios "e n poca ni mucha cantidad" so p ena de pérdida del préstamo, de multa y de destierro . Desde entonces los virreyes pusieron en vigor una serie de medidas para desterrar esta práctica; entre ellos se distinguieron el marqués de Cerralvo (16241635) quien en l63l limitó el monto del crédito a cuatro meses de servicio, y el marqués de Cadereita (1635-1640). Ambos reprimieron abusos y garantizaron en gran medida a los indios el derecho de disponer de sí mismos. En su tiempo el Juzgado General de Indios concedía siempre la razón a los indígenas que querían cambiar de lugar o de amo si pagaban el tributo anual en su pueblo de origen. Entonces, según Chevalier, .. . el principio cristiano de la libertad de trabajo fue puesto en práctica a un grado nunca visto, quizás hasta el máximo compatible con el medio . ..

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Esta situación no perduró. La bancarrota ele la hacienda real y el barril sin fondo de las guerras europeas obligó a Felipe IV a arbi trarse impuestos especiales onerosos y a solicitar donativos , con lo que tuvo que tratar con consideración a los dueños de las haciendas que iban a suministrarlos . En breve se olvidaron las disposiciones que limitaban el endeudamiento de los peones. Se siguió reteniendo también a los peones por sus deudas , porque bastaba con que se renovara permanentemente la deuda con nuevos pequeños créditos para que siguiera atado el gañán. A mayor abundamiento, la ley también protegía a los patrones acreedores y no permitía que ningúrr peón abandonara su trab~o sin haber cubierto sus deudas, siempre que estuvieran dentro de los !ími tes pre vistos. El mismo don Luis de Ve lasco, hijo , recorc~1do hasta nuestros días por su espíritu justiciero, autorizó en 1595 que se obligara a los indios deudores a pagar con trabajo a su acreedor y que los que no diesen seguridad fueren aprisionados. El sistema estaba tan aceptado que ei fisco real cobraba de los patrones el tributo que los indios debían pagar al rey sabiendo que esta deuda se acumulaba a las provenientes de anticipos de dinero y géneros. El peonaje por deudas se gene ralizó rápicl.:'lmente y llegó a ser el normal a finales del siglo XVI!. Los hijos de !os peones, gañanes o naborios heredaban junto con las deudas !a cond ición de sus padres y quedab::m aclscriptos a !a

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

tierra en la que trabajaban, siendo habitual que cuando ésta cambiaba de dueño fueran transferidos con ella. Diferentes ordenanzas oblig aban a los patrones a dar raciones de maíz a los trab;~adores; las cantidades iban de uno a dos almudes* por semana, o lo que es lo mismo entre 1.081 a 2. 162 litros diarios por cada peón y su familia. Otro complemento del salario más importante y más positivo era ceder gratuitamente a los peones que el patr ón deseaba premiar pequei'ias parcelas en usufructo, a veces con derecho hereditario, convirtiéndolos de peones en terrazgueros; de esta manera el patrón reforzaba el arraigo del peón a la hacienda sin perder la propiedad del predio. En las haciendas del convento de Santa Clara de Querétaro se hacía gala de dar buen. trato a los peones a los que se les pagaba un salario mensual de no más de cinco pesos y las r aciones de maíz acostumbradas. Los peones estaban endeudados con las haciendas porque éstas los proveían a crédito de ropa y carne; cuando algún animal moría su carne se repartía entre los peon es pero su importe se cargaba en su cuenta; lo mismo sucedía cuando un apero de labranza o un buey se perdía, porque se suponía que los trabajadores lo habían vendido o, en su caso, se lo habían comido. Según estudio de Asunción Lavrin, en 1668 habían huído 15 peones de cinco fincas de este convento, los cuales tenían una deuda de 274 pesos aproximadamente, lo que correspondía a unos 18 pesos de deuda por cada uno. Aunque el número de los fugados era alto, pues representaba el 9.5% ele la mano de obra total, su deuda no era representativa del promedio, ya que aunque había peones que no estaban endeudados, la mayoría tenía deudas que variaban entre 30 y 60 pesos, o sea, entre seis meses y un año de salario. En total, el conjunto de las deudas de los peones era superior a sus salarios anuales sumados. Debido al aislamiento de las fincas, se introdujo el uso de castigos a los peones por parte de los amos o sus representantes, a pesar de que no tenían facultades de justicia y estaba prohibido el maltrato de los indios por la ley. Mientras más lejos se es taba de los principales centros poblados era más común este abuso. Como los mercados eran reducidos y estáticos, los hacendados no podían aumentar mucho sus ganancias y no estaban interesados en forzar el ritmo del trabajo. La hacienda se fue así convirtiendo en una institución de un cierto paternalismo benevolente en la que el peón, a cambio de la pérdida de su libertad, no era excesivamente explotado ni maltratado, estaba a cubierto de las contingencias y de las malas cosechas, y era mantenido en la vejez. En general puede decirse que hubo un lento mejoramiento en las condiciones de trabajo de los peones gracias a la vigilancia del gobierno y de la lglesia y a la consolidación de la economía. La hacienda tuvo que desarrollarse sin que el empleador tuviera derechos señoriales y sin que el gañán fuera un siervo por muy endeudado que esmviera. Brading dice que "para 1700 no era infrecuente encontrar patrones endeudados con sus trab~ado;Í!

1 :.dmud = í.56 8 litros.

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contrat.·u peones

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" v que muchos de aquellos pre e '

¡es ' h b e n1 tiempo de cosec a so re na número d e peones. Esto se debió a que es constante de sostener un gra . , . dia había vuelto a crecer. , mediados del siglo XVll la poblac.w~ _m del rañán a la tierra por el metodo Silvia Zavala opina que la adscnpcd¡on d gl s"¡s•ema de trabajo de las hadad antece ente e c de deudas fue el ver ero . d del sirrlo XYL61 ciencias mexicanas y no la encomien a "'

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T U. PROPIEDA D AGRAR IA

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dementes y que Aristóteles nunca quiso decir que los e¡ u e tu vu:ran poco . ingenio no podb.n tener dominio sobre sus bienes, hace ver que:

IX. LA PROPI EDAD AGRARIA

... grave cosa sería negarles (a los indios ), que nunca nos hicieron la m:ís leve injuria, lo que no negamos a sarracenos y judíos, perpetuos enemigos de la religión cristiana, a quienes concedemos el tener dominio de sus cosas SI . . . no han ocupado tierras de cristianos . ..

EL DERECHO DE PR OP IEDAD DE LOS INDIOS.

LAS controversias que tuvieron lugar, a partir del descubrimiemo de América, sobre la libertad de los indios se reflejaron en las que se emabhron para determinar si ellos eran o no verdaderos propietarios. Los que querían confinarlos a un estado de servidumbre sostenían la tesis del Carde n;¡_] Ostiense, citada y apoyada por Solórzano Pereyra, de que por ia sola causa de desconocer los indios la ley evangé lica.

L~ conclusión para Viwria era clara: "los indios eran sin duda ¡¡.l~na verd~deros dueños pública y privada1nente, de igual modo que los cnstta-

nos" :y ni sus príncipes ni las personas p-articulares podían ser despojados de sus poseswnes. . . El Papa Paulo ll !, autorizado intérprete de lo chcho por otro papa, oplnaba, al igual que Vitoria, en la bula Ungenitus que la bula de Alejandro VI no implicaba el despojo de los indios , sino por el contrario que aunque estuvieran:

.. . se les pudiera hacer guerra, y ser legítimamente privados. y despojados de las tienas y bienes que poseían, tomándolas en sí y para si en dominio y gobernación superior los príncipes católicos que las conq uistasen , principalmente teniendo para ello licencia del Romano Pontífice ...

Algunos historiadores y juristas contemporáneos deseosos de de.tostar a España han supuesto que las teorías del Ostiense tuvieron aceptación general y que la bula Inter Caetera de Alejandro VI dio por resultado qt¡e todos los aborígenes del Nuevo Mundo quedaran despojados de sus tierras., Wistano Luis Orozco, por ejemplo, cita la cédula de Felipe ll , de 20 de noviembre de 1578, .donde se establecía que todas las tierras que no hubieran sido concedidas a los particulares por los reyes y no tuvieran por tanto "justos y verdaderos títulos" de posesión debían restituirse al rey. Según Orozco esta cédula consignaba el principio legal ele que todas las tierra s conquistadas pertenecían de pleno derecho a la Corona y ;-~tentatoriamente despojab;-~ a los antiguos pobladores del pais ele sus derechos y títulos legítimos ele propiedad sobre la tierra. En realidad, esta interpretación de la bu la pontificia estuvo en oposición a la filosofía política aceptada por los teólogos y juristas de la época. El dominico Domingo de Soto sos tenía que el derecho de gentes es igual para los cristianos y los in fieles. Fuera de las verdades reveladas, existían un orden natural y un de recho de gentes que podían conocerse a la luz de la razó n humana; esta ley natural era la misma para todos los seres racional es, fuesen cristianos o no, por lo que los indios tenían derechos de la misma naturaleza que los de los españoles. Ya desde tiempos ele Fernando el Católico, Palacios Rubios opinó que los indios eran libres por naturaleza y que los es pañole s no tenían derecho a privarlos de sus bie nes . /üios despu és, Fray Francisco de Vitoria ~ en su re!ección De los Indios R ecientemente DescubieTtos, probó que ·' ni el pecado de infidelidad ni otros pecados mortales impi den que i
. .. fuera de la fe , no están sin embargo privados ni hábiles para ser privados ... del dominio de sus cosas; más aún, pueden libre y lícitamente estar en posesión y gozar de tal dominio ...

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En la actualidad, los estudios jurídicos reconocen que la bula alejandrina no le dio a los reyes de Castilla el dominio útil y directo sobre las tierras y aguas de las Indias como propiedad personal , despojando a los indígenas de sus propiedades. En primer lu gar, la tradición jurídica vigente en España hacía que los reyes vieran reducida SJI autoridad a lo que en derecho se llama dominio eminente y entonces se denominaba señorío del rey, esto es, la facultad de solamente disponer por causa ele utilidad pública, vacancia o sentencia judicial de las propiedades de los súbditos. Lucio Mendieta y Núñez recuerda que el patrimonio del monarca español estaba constituido por tres clases de bienes : a) propiedades y rentas del tesoro real para subvenir a la administración y defensa del reino , llamados patrimonio de la Corona; b) propiedades y rentas con que el Estado dotaba a la casa real para sus gastos, denominados real patrimonio, y e) los bie~es que el rey poseía como persona privada, por herencia, compra o. cualqu~er otro título, llamados patrimonio privado del rey. Los reyes en vanas ocasiOnes declararon que las Indias eran de su propiedad particular: pero en otras se refieren a ellas como pertenecientes a la Corona o bien al real patnmomo. Estas di ferentes interpretaciones del derecho del rey a ser propietario de las tierras americanas no negaban que la bula alejandrina le había dado al monarca soberanía y jurisdicción y que, por tanto, su derecho sobre las Indias no podía ser igu al al de cualquier individuo sobre un inmueble ; por eso Mendieta y Núñez conclu ye que el descubrimiento , conquista y dommación no podían ser considerados como hechos de orden privz¡d o, sino que por su naturaleza mism a caían dentro del derecho púhlico. . La consecuencia era muy clara, los r eyes eran soberanos m;:¡s que prop1e-

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l1 LOS BI E-N ES DE LA IGLESIA

X. LOS -BIENES DE LA IGLESIA DIEZMOS, PRIMICIAS y PATRONATO REGIO

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decir_ e_l comi?uesto por los sacerdotes que no perteneo~den rehg¡osa, dependen directamente de ¡ ·· . d ' g. auen en pnmordialmente las D r ·~ . . ~s omspos y sos los d' l . . . ' ar oqwas, tema como sus prmopales inrrreo . tezmos y as pnm 1ctas. El diezmo era un tribut ·. 1 •. 1 bruta a rícola o, equrva ente a a decrma parte de la producción para at~nder faanader~,dqude sedpagaba generalmente en especie a la Irrlesia s neces¡ a es e los sacerdotes y de' • L · 0 .. eran los primeros frutos de la t' 1 . • _cu.to. as pnmJctas ganado ue se entr rr ~~rra o os ~nmeros nandos en los hatos de costumb;e de pagaeotba~. tambJen a la_ 1(5lesm con los mismos propósitos. La cuencia de la devo~ó~s y ~~~~~~i~:;~gt7ó ~n la Edad Media como conseco nvirtiendo en un rr g¡ e _a epoca,. pero poco a poco se fue de Castilla. oravamen que con caracter obhgatorio impuso la Corona

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En las Indias, en atención a q 1 R C .. . . rrastos en su con . t ue os eyes atohcos hiCieron muchos ~1 Altísimo" el p~;~ ~k~a en! ellas fuer~ ."conocido, servido y venerad~ por la bula Eximia D Jtn ro VI es concediO el 16 de noviembre de 150 l "lícita y librement:" devol zond~ a ellos y a sus s~cesores el cobrar y disponer e os Iezmos con la oblwación d d . d . . suf Ictente a las iglesias y obispad 1 o e ~r- y asignar ote debiendo sostenerse con la con o~ que en os _nuevos dommios se erigieran y clero, así como al culto divi~~.mente comodtdad y decencia a los prelados

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po~:~ ~~~~~~~~ h~cía depe_nder económicamente al clero de las Indias del

también una d ' a poco tie~p?, el _28 de junio de 1508, se estableció Universalis Eccl:~een~~~~~ :dl:mistrat~va ~ua~1o el Papa Julio ll por la bula las Indias, es decir, la facultad d;ey:s e astJ a el derecho de patronato en personas idóneas para los ob ' dp esentar al papa para su nombramiento a de requerirse su erm· Ispa os y otros puestos eclesiásticos, así como la grandes, convent~s y ~~rfa~:rGse ~ cons_tn¿eran en sus dominios iglesias levantando con el transcurso del ~i partJrd e est~ patronato regio se fue interpreta · · · empo to 0 un Sistema de reglamentos e 1 de Ja Igle~~~n;sq~:s a~~~::~~~ f:v~~~a~es a los reyes ~ue limitaban la libertad m~terias eclesiásticas, excepto en lo re~;~~~ aedo~~: ~~do! el poider en oruenar sacerdotes y obispos E . . o , _ ra y cu to y en e . d · s necesano reconocer sm emba a uan o menos en los sirrlos XVI y XVII 1 b , ro o, que 5

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.su dos noveno"s l~nr::i::J~~sJ:ll~:~~. todos los d zezmos, reservándose sólo los * .CtHno se traraba d 91'9 • ¡, · · .os ' mezmos ·· e - ae ,¡ nmad ae serh m·ís t' ' ..·. . .

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Concedieron los reyes en los principios de la colonizacion los dos novenos para la construcción de iglesias aun cuando previnieron que continuase la intervención de los oficiales reales en su cobro y administración. Esta situación terminó en 1617 en que el marqués de G¡_{adalcázar recibió ins trucciones de remitir a España lo recaudado por este concepto. También recibía el gobierno real el diezmo del "excusado" o sea de una persona que se excusaba o entresacaba de cada parroquia para no pagar al obispo sino al rey. Esto apenas dejaba unos 3 300 pesos por año, a pesar de que el excusado debía ser el segundo mayor diezmante . El rey dedicaba estos fondos a la construcción y reparación de las catedrales. Algo más jugosas eran las rentas que obtenía la hacienda real de las vacantes, es decir de los emolumentos de los obispos, canónigos y otras dignidades por todo el tiempo que mediaba entre su fallecimiento y el momento en que se llenaba su vacante.* Otro renglón de ingresos era la Bula de la Santa Cruzada. institución que consistía en el otorgamiento por los papas de un documento en que constaban las indulgencias y bendiciones que recibían los que contribuían con una limosna a los gastos de Tierra Santa, pero que en el caso de las Indias los pontífices lo habían otorgado a los soberanos españoles. Teóricamente, la Real Hacienda aplicaba la parte que le correspodía de los diezmos a la construcción de iglesias catedrales y parroquias. En 1532, el príncipe gobernador*, después Felipe IV y finalmente las Leyes de Indias , dispusieron que esta construcción se costeara a terceras partes entre el erario real, los indios de la diócesis y los vecinos españoles que en ella tuvieren pueblos encomendados; la parte de los indios seaseguraba.con un tributo de medio real por persona al año. La realidad fue muy otra; el Padre Cuevas ha demostrado que en los casos de las catedrales de México y Puebla ni el rey ni los encomenderos dieron sus partes y que estas dos magníficas iglesias fueron costeadas en su totalidad con el tributo de los indios. Todavía más importante era la intervención del gobierno real para determinar quiénes debían pagar el diezmo y quiénes quedaban exentos, sobre qué mercancías se debía cobrar y cuáles artículos debían pagar la tasa normal del 10/% y a cuáles se les acordaba un trato preferencial. Cuando un obispo o cualquier otro interesado no estaba de acuerdo con alguna decisión tenía que recurrir a los tribunales civiles que eran los únicos que tenían jurisdicción sobre diezmos aun cuando el litigio fuera entre clérigos. No era raro que un caso que se iniciaba en la Audiencia de México terminara por ser elevado al Consejo de Indias y, en último término al rey . Sin esperar la concesión papal, un mes antes de la bula de Alejandro VI, los Reyes Católicos mandaron pagar diezmos a todos los españoles de las Indias sobre la siguiente lista, completada después por sus sucesores: todos los productos agrícolas, ya fueren provenientes de Europa como el trigo, la cebada, el centeno, el mijo, la avena, el atToz, el garbanzo, las lentejas o las hortalizas, ya fueren nativos de América como el maíz, el cacao, el chile, el

* A pani r de 1629 Felipe IV determinó seguir cobrando esw parti da hasta pasados cuatro meses después de que el beneficiario hubiera mmado pos es ión del puesro vac:mte. * Posteriormente Felipe 11

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tabaco y el algodón; los productos frutales, excepto piña y bellotas; los produc~os pet:~tarios ~omo cabritos, corderos, lechones, becerros, potros, n:uletos y borneos, as1 como sobre la leche, queso; manteca y lana ; se debía diezmar también sobr~ la produccion de aves tales como pollos, palominos y pa_ros, aunque se comieran en casa de quien los criaba y finalmente sobre colorantes tal~s como el añil y .la grana, fibras como lino, cáñamo y seda y productos ;picolas como. la mtel y la cera. El azúcar blanco pagaría solamente el .S:O y el piloncillo, los mascabados y las mieles el 4% . En cambio, los español.es de las Indias quedaban exentos de diezmar sobre s.us salarw_s y su ~roducnón manufactur~ra y artesanal; sobre el oro, la plata Y los, demas meta,es, sobre las perlas y ptedras preciosas y sobre los productos ae la pesca y de la caza. Los encomenderos debían pagar el diezmo sobre los tributos que recibieren de los indios. Inicialmente se especificó absurdamente que este diezmo se cobraría sobre los tributos en artículos que se solían pagar en el arzobispado ~e Sevilla, pero pronto se advirtió que los indios tributaban sobre todo en arnculos tales como maíz, ca,ao, chile y algodón, que no se conocían en Europa; p~r ello estos productos se mencionaron expresamente en la ley c<:>rresp~ndtenre. También se aclaró que los tributos en telas de algodón sólo dtezmanan por el valor de la fibra que contuvieran ya que los textiles, por ser manufacru,ras , estaban exentos. Este mandato fue sumamente importante porqt:e e¡ monto de los tnbutos era muy elevado si se toman en cuenta los que recibía el rey, que era el mayor de los encomenderos. Resp~cto a~ problema de sj l~s .indios deberían o no pagar el diezmo hubo una remda d1sputa ~n l~s prmcipws de. la colonia. Los obispos y todo el clero ~ec~tlar fue_ron ~arudanos de que, al Igual de los españoles y mestizos, los 1~dws ~e~Ian diezma~. A<;fuc~an como argumento que sería imposible el e:>tab1lec:mtento de !a Iglesia . sm el conc~1rso d~J clero sec.u~ar y que, carenen c.~ este de pr~p1edades, com~) la~ teman las ordenes rehgtosas, no podría c.u mphr su cometido de evangelización y muchas veces ni siquiera subsistir sm la totalidad de los diezmos. · El clero regular* por su parte se oponía a que diezmaran los indios alegando el estado miserable en qt~e .viv.ían; el mal efecto que produciría en ellos el 9u~ se les co~rara_ por cnstJanizarlos cuando se les había asegurado que lo umco que la 1glesia buscaba era la salvación de sus almas y sobre todo, de g~e ya en .el tributo que pagaban al rey y a los encomenderos' estaba comprendido ~~ d1ezmo; cobrárselos aparte era obligarlos a tributar dos veces por el mtsmo concepto. Ambas partes defendieron su causa con denuedo escribiendo memoriales presentando protestas. y ca?i~deando en la corte, hasta que finalmente ]~ Coron~, que Siempre stmpanzo con la causa de los indios y de sus defensores los frailes , determmó en agosto de 1544 que los indios quedarían exentos de pagar el diezmo sobre todos los productos autóctonos y sólo deberían cu-



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HISTO RI A ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

* Clero reg·u!ar: el que vive en comunidad d en tro ele una o rd en relig-iosa v st0eto a ;u re<>la; :;us :membms se les llama tJmbién reg·ulares o reli¡.,~osc.li . ' · .~

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brirlo sobre los originarios de España, como el .ga~ado, :-l trigo Y. ~a se~:1. '\ún esta disposición provocó descontento en los md1os qmenes arg~uan: con ;azón, que sus pueblos eran !os qt:e costeaban .Y construían las . ¡testas ~ conventos y los proveían ele los objetos necesan~s para el culto.. arlos ~ mandó a la audiencia que averiguara el caso y mtenr;as .se r esolvm orden~ que a pesar de lo dispuesto en la cédula de 154-±, se siguiera cobrando a lo~ ' • "lo que en cada provmoa · · estuviere · indios en cosrum bre " el es de tiempos C1' e1' obispo Fray Juan de Zumárraga. .. . , b Esta disposición se prestaba a continuos hu gws sobre cu.al era !acostum re de cada prov incia; sin embarO'O, la solución que se fue 1mpomendo con el 0 paso del tiempo fue la de que los indios sóio diezmaran sobre. los productos oricrinarios de España principalmente trigo, ganado y seda, s1empre que .su mo~t~ no excedi~ra l~ acostumbrado en tiempos de Zumárraga. La práctica también estableció que los indígenas pagarían diezmo sobre las c~sechas que levantaran en tierras compradas o rentadas a los españoles y ~ue tgual ~ent~ los caciques indios debían diezmar sobre los tributos que reobtesen , al 1gua que los demás encomenderos. . , ,' No obstante que los indios no dtezmaban ~e l.as laora~zas que hauan para sí, en el siglo XVI eran en realidad los pnnop~es dJezma~:es porque_la mayor parte de los diezmos co lectados a los _espanoles .Y n;estlzos prove~Ian de la décima parte de los tributos que reobmn de los IJ?-digenas. En el o1glo XVII , aunque la producción agrícola de españoles y mestl~o~ f~e desplazando a la de los indios, éstos fueron aumentando el pago de los .diezmos porq.ue cada vez más se fueron dedicando a la agncultura comerCial de produc.os provenientes de España. . · 1 En casi todos los casos los obispados arrendaban los dtezmos ~ partl~u ares que adquirían el derecho a cobrarlos a cambio de una cantidad fiJa _que adelantaban anualmente. El arrendamiento se otorgaba por un penado determinado a quien ofreciera la mejor postura en una s~basta que s~ anunciaba con anticipación para atraer el mayor nú~ero ele mter~sado~. SI el diezmo en un año dado rendía menos que la cantidad que hab1a acle antado el arrendatario, éste perdía; si producía más , ganaba. Como es .~tur~l, en la subasta las posturas tenían que ser menores que la suma pre~Js,Ible e · · y _e l co bro qu e extgnn recaudación para prever estas contmgenoas . ' 1os arrendatarios era normalmente riguroso y opres1vo. . . Para la gente del siglo XX acostumbrada a la eficana exactiva ele los sistemas fiscales modernos el sistema de arrendamiento puede parecer extremadamente ineficiente para la diócesis y gravoso para caus~nte, pe:.o en los siglos XVJ y XVII era el normal y .acostum.b:ado no solo _pm la Igles: de la N Lieva España sino por las autondades CI~Iles de, Espana y d~ otr países. El gobierno virreina] nurica se opuso al sistema .ae arrel!~amtento Y los obispos, aunque hicieron intentos de recaudar el diezmo dn ecta i_D~nte, casi siempre prefirieron arren~rlo a meterse en los, .pr~blemas de m~~~: mentar un sistema de recaudaoon, contratar y supen tsat cobradores: tener graneros y almacenes y vend er en el mercado los pr oductos dtezmac[,,s.

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HISTORIA ECONÓMICA DEL\ NUEVA ESPAÑA

El arrenda tario por su parte tenía problemas para recaudar el diezmo porque b.. deducción del excusado complicaba la operación y ocurría co n frecuencia la resistencia y evasión de los causantes , sobre todo en años de malas cosechas ; sólo cuando el arrendatario o la diócesis no podían ob tener el pago, intervenía el gobierno para exigirlo. A pesar de todos estos problemas , el sistema de arrenda miento de los diezmos no sólo era eficiente para su época, sino que , según Borah, fue mejor que cualquier mecanismo fiscal instrumentado por cualquier gobierno mexicano anterior al establecido durante el Porfiriato por José Yves Limantour. Para evitar las vejaciones que los arrendadores podrían inferir a los nativos, las diócesis tenían prohibido arrendar los diezmos que se cobraban a los indios, por lo que, después de muchas pruebas y experimentos, terminaron en su mayoría con un sistema dual de recaudación: arrendamiento en el caso de españ'oles y mestizos y cobro directo en el de los indios, con los consiguientes altos costos y complicación administrativa. Desde el punto de vista del causante el diezmo era un gravamen suman:ente pesado, como que significaba el 10% sobre la producción agropecuana bruta de todas las propiedades de españoles y mestizos y sobre los tributos que los indios pagaban al rey o a su encomendero. Desde el punto de vista de la recaudación no parecía al principio una renta muy lucrativa. En 1523 los diezmos de México se arrendaron en S 500 pesos de oro o. de minas y los de Veracruz en l 000 pesos. A mediados del siglo XVI la arquidiócesis de México producía unos 1O 500 pesos* anuales y el conjunto de las diócesis, incluidas las de Yucatán y Chiapas, rendiría algo menos de 50 000 pesos. Esta situación fue cambiando y el producto del diezmo fue creciendo como consecuencia del progreso general de la agricultura y la ganadería, del crecimiento proporcional de la producción agropecuaria de los españoles y mestizos y del hecho de que los indios fueron acostumbrándose a la cría de ganado y aves y a los cultivos provenientes del Viejo Mundo. De esta manera, para finales del siglo XVI los diezmos de la diócesis de Puebla se elevaban a unos 67 000 pesos;los de la de México a algo menos de 40 000 y los de Michoacán a algo más de 35 000 pesos. En 1668 Puebla segu ía o:upando por mucho el p1irner lugar con 200 000 pesos, y el total de la Nueva España, con Yucatán y Chiapas, debe haber rendido unos 425 000 pesos. Gemelli Carreri dijo que en 1697 la sola diócesis de Puebla daba en total unos 300 000 pesos al año. La cantidad total de diezmos recaudada en cada diócesis durante un año se repartía de la siguiente manera: una cuarta parte se destinaba al obispo; otra cuarta parte tocaba al clero de la catedral, esto es a dignidades , ca nónigos, racioneros, capellanes, acólitos, organista. mayord omo, etc . La mitad restante se dividía en nueve partes iguales. Dos novenos debían pasar íntegros a la hacienda real como ya se ha expuesto; un noveno y · medio se • El i'. C u., n ¡s di ce sea l.ti 5 pesos.

q11e e ran

5 500 oe so s d e min as . Un pe so de minas •:alía ·LSO m a r;o ,·edíes '

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;. . 'miento y culto de la catedraly de _los destinaba a la construcc.on, mame m d" .b 1 so ' tenimiento dei .hospital ~ , · ¡ . noveno " me 10 1 a a temp1os parroqu1a es, otro .. ; . . . 1 · cuatro novenos restames que debía haber en cada po~laCion Importan~~ ~~ p. arrocu ias. Para mejor . . a pagar el salano de los curas ' 1 serv1an par . · comprensión véase la grafica:

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Reparto del diezmo



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clero ele la

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. ·- b in reso mínimo al obispo de 500 000 La hacienda real garantiza a un. dg 1 838 pesos * Si la cuarta parte de maravedíes al año, o sea de algo.r:nas e ortaba m~nos de esa cantidad, lo ios d iezm os recaudados e~ una dt~c~sts~mpt ~;fondos de .la Real Hacienda, faltante se comple mentana al pre ado .e o r * R.~,:uerd e>e :¡u e el ;ueld:l de c~n oidor

era de

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9:33 pesos .

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HISTORiA E CO NÓMICA DE LA NUEVA ESPA ÑA

;:r: en ese caso la r~~a udación y administración de todos los fondos queda' a cargo de los ohCiales reales para evitar que el era rio pagase más de ¡ ~u~ real~e.nte faltar~ a los 500.000 maravec!íes. Donde los diezmos su oer~~ el m1mmo se deJaba al obispo la administración de ell os ' · i1 ar esta ba ma ndado que cuando no correspondieran · c-- rlDe man · ' era Slrn a (;~~s 5f~erdote doctr~nero, fuera s~cu lar o religioso, 50 000 maravedíes ~t d ~ pes ~.s, al ano se les c?mp1etar~ ?icha cantidad 'de cualquier otra P [ e e 1a h~c1enda real y lo m1srno se h1oera con los sacristanes a quienes se es garanazaba un salario mínimo de 25 000 maravedíes anuales 0 se ~ unos 99 e 1 . , .. d . - pesos. ua qlller sobrante que quedara de los cuatro novenos s estm~dos al clero parroquial, una vez paga,.dos con su mínimo todos Jos d~c~rdotes Y sacnstanes, se entregaba a} I?ayordomo del cabildo de la ca tea¡ para asegurar. la paga d. e los canomgos y otras dignidades. E 1 d'1era a ]os obisoos la cuarta parte de los l Ica que se e d' Padre Cuevasju s t'fi Iezrn~s, po~que según .la costumbre de la época, d'e ese ino-reso tenían que pagar; ofio_na de la mitra , dar cuantiosas limosnas y sosteger una pequeña ~~:te. od~v¡a .~n _la s~gunda mitad del siglo XV ! , según la misma fuente. los 15 0 . , Pd S VIVIan mas bien en la penuria que en la abundancia" con la exc. epCion e lo d ¡ d d' ' · · · · sas Ji s e as ?s Iocesis m~s ncas. Como demostración de las cuamiode !\,f!~sna~ que solla~ dar los ob~spos, b~.sta mencionar el caso del arzobispo v · eXico on Francisco de Aglllar y Seuas quien hacía donativos por varias eces su rema anual. Según Gemelli Carreri daba:

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1

···cada viernes en su casa · · · c'e d d 1a ' vemte · · I n pesos, y ca a lane(J'as de maíz que henta pe cuestan oc !\'1 h · 1 d 1 E · · . tod . 1 sos. ' osptra e spmtu Santo da tre inta" pesos al día a os os enfe: m os dos pesos; para los mue nos doce reales; a los pobres vercr~nzames, cerca de tres mil pesos d · d' d " ~ ·¡·d 1 ad de enco t ·d· ¡·ca a pnmer ta e mes. Por orra parte • esra ,ac: . h n rar ~0~1 tanas tmosnas es causa de tamos vagabu ndos y perclu1anos como ay en Mex1co. ·

; : cambio el Pa?r.e Cuevas critica acerbamente que se diese otra cuarta • arte a l~s ca~~mgos Y demás clero ca~edralicio , "hombres la ma or te ,· .. sm ~entos, .algunos de ellos malos y turbu lentos" ya que su :Ola uncion era cuidar "b1en o mal" el culto de la catedral Ge:nelli Carreri al ¿L~e dno /e. salen las cuentas, comenta los altos emolume~tos del cabildo d~ Ía r=n~ar~ a~: P~ebl~ en e! que dice que diez canónigos tenían 5 000 pesos de esta 'f- , dea? 14 000, el chantre ocho y el maestrescuela siete; aunque o-en s CI I as s?n. evidentemente ex_ageradas, reflejan el hecho de ue, en hací~~~), los C
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lo Por el co ndt.rario el cle~o parroquial remunerado con los cuatro novenos de parr oqu~a · perci'b ta ' h a b'Inialmente ingresos mu y ba' queE ren l 1a su prop1a . ci~os. n as parro~Lilas de gente r!ca , uno que otro cura vivía e n la opulen1 ' ·1 · · ' , pero en muchtsimas otras en q anuales del , . . ' ue e. parroco so o reob¡a los 184 pesos es• re ch ~~m~o asi gnad~ po r el rey, su situación pecuniaria e ra mu v - · :·..u1 a niJ • a a p~sar e que se 1e daba n también 50 fane o- as de m;¡¡'z .. , 0

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equivalentes a 4 541 litros. La munificencia real también alcanzaba para dotar a cada parroquia con un ornamento, un cáliz con su patena para celebrar y una ca mpana , que era n indispensables para el cUlto, pero que ~o beneficiaban a los sacerdotes en lo personal. Además de ser bajo su salano, éste era pagado según el Padre Cuevas, tras largas averiguaciones, con r émoras , desconfianzas y mezquindad. Eso explica que en muchos casos se tuvieran que dedicar a la agricultura, a la ganadería, a la cría de seda, a la e~p lotación de minas y al comercio, descuidando el ejercicio de su ministeno. A veces los párrocos complementaban sus ingresos con las primicias, pero éstas eran de muy poca cuantía. Durante la época virreina! era obligatorio entregar las prin'licias a los recaudadores del diezmo, pero estaban exentos del pago los que producían menos de seis hanegas, esto es, unos 545 I.itros, de un producto; a partir de ahí debían pagar media henega (45.4 htros) fuera cual fuere la cantidad producida. Para los que producían un poco más de seis hanegas el pago de la primicia era gravoso pues significaba el 8.33% del pr oducto bruto, en adición al pago del diezmo; pero el pago se desplomaba en vertical a medida que se producía más. En el caso de la leche, por ejemplo, se entregaba [o que se ordeñara la primera noche. Habitualmente era difícil cobrar las primicias y en algunas diócesis ni siquiera se cobraban. Además de los diezmos, el clero secu lar , tomado como institución, no poseía propiedades raíces productivas con excepción de unas pocas de las catedrales; algunos sacerdotes en lo individual poseían bienes, pero ~or­ malmente los heredaban a sus familiares. Los obispos y todos los cléngos seculares estaban obligados a pagar el diezmo sobre , toda la producción agropecuaria de sus propiedades particulares al igual que cualquier otro fiel cristiano. 70 FIN CAS DEL CLERO REGULAR

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El clero regular no recibía parte alguna del diezmo excepto cuando ad.ministraba parroquias. En los primeros años de la colonia las órdenes rel.IgiOs~s fundaron y recibieron muchas parroquias que, cuando la eva~gehzac10n había sido en lo sustancial completada , los obispos trataro n de qwtarles para entregá:::selas al clero secular. Esto ocasionó una larga disputa entre ampos cleros que empezó en 1554 y terminó por cansancio de ambas pm:tes hasta mediados del siglo XVIII con un triunfo casi completo de los rehg¡C?sos que conservaron la máxima parte de las parroquias. Sin embargo, los mgr~sos que proporcionaban los diezmos a los párrocos eran, como se ha Vl~to, sumamente reducid os y no les permitían ni un nivel de vida holgado m el realiza r una actividad a postólica intensa. Para no d e pender ele los subs idi os ni de las aleat~r~as limosnas de los particul ar es las órd e nes religiosas comenza ron a adqumr propied ades q~Ie !es dier:m secruridad ma terial v las liberar an de vivir al d ía. Só lo los franCisca nos y al gu~ os convemos el e' monj as me ndica n tes se r e husaron :1 adquirir

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HISTORIA ECONÓMlCA DE LA NUEVA ESPAÑA

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bienes ra íces y a acumular capit:lles por prohi bírselo el severo voto ele pobreza de su regl~; únicamente en algunas regiones apar tadas poseyeron un
no men un indio enfermaba de muerte los fra iles lo convencían de· que hicier;¡ testamento en favo r de b iglesia aunque dejara desheredad,os a sus hijos . Algo d e cierto debe haber habido en esto porque Felipe HI en _1609 y Felipe IV en 163 1 encargaron reiter ad amente a los arzobispos, ob ispos y provinciales que remediarJn estos excesos. . Había también frecuentemente un motivo mundano en las donaoones, sobre todo cuando se tra taba d e fundaciones de conventos, colegios u hospitales , o para constituir capitales que con sus réditos sostuviera~ ~ichas obras. Los benefactores gozaban de prestigio y consideraciones, particip aban hereditariamente en el patronato de sus fundaciones y hasta después de muertos seguían siendo hoñrados en sus sepulcros con sufr agios por su eterno descanso y con especiales atenciones a sus descendientes. No obstante lo anterior, io normal era que los donativos obedecieran a los impulsos de una au téntic a piedad . El fraile y espía inglés Tomás Gage escribía desde Inglaterra, después de su a postasía formal que:

Para evitar , la am~r?zación de bienes raíces por el clero, la legislación castellana. hab1~ prohibido, des~e 1130, la enajenación de bienes realengos a monastenos e Iglesws y ~ parnr de entonces esa pr ohibició n fue repetida numerosas vec_es. En la Nueva España este mandato se reprodujo expresamente en la cedula de Carlos v de 27 de octubre -de 1535:

Repárta~se tierras sin exceso, entre descubridores y pobladores antiguos y sus desc~~d1emes · ··Y no las pueden vender a iglesias ni monas terios, ni mra persona

eclestastica, pena de que las hayan perdido y pierdan y puedan repartirse a otros.

E ta d. · · as . ~sposiCJÓn ~o fue interpretada de una manera abso luta sino que su ~h_cac10n se restnngtó a sólo las tierras re partidas, lo que se confirma co n el te,timomo de otros muchos ordenamientos que acreditan la capacidad para poseer, vender y permutar bie nes de todo ti po, incluso raíces, ·por parte ele ~glesJas, conv~~tos y clérigos . De hecho •. e? 1538, el rey a utorizó a las iglesias gozar .Pr~vi siO nalment_e de las propiedades y las rentas de los anti o-uos templos md1genas y los VIrreyes constantemente hicieron mercedes de tie0rras a conventos y colegios de religiosos . . Por dos cédulas rea_l~s, de 1560 y 1562 se pretendió obligar a los regulares a q~e se deshic.Jeran de tod os sus bienes en los pueblos de indios pero en _cambio los autonzaba a recibir donativos o herencias en los pu eblo~ de es~anoles. De _nada sirvió que en 1569, 1570, 1576 y 1579 se hubieran expedid_o nuev~s ordenes. rea!es que confirmaron las prohibiciones iniciales y asten _b80 Y b97 !a audtencia, SI bien seguía prohibiendo la ve nta de tierras a las ~rdenes re hgwsas, admitía que se les hicieran donativos y leaados de to~o tJpo ~cep_t ando de hecho la propie? ad . territorial del clero r~gular. h' .en una ep~ca de fe fu~rte. como aq uella, era natural que ricos y pobres teteran por Igual do na tivos y legad os :1 la s instituciones religiosas . Hubo l 1 ab usos sob re todo en mater• 1.a c.e d e Cer ' vantes afirma q ue ' egal·! o~... eomez

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"... aunque los habitantes de esa ciudad (México) sean extremada.men~e da~os a los placeres, no hay en el mundo país alguno en que haya mas mchnacwn a nacer bien a la Iglesia y a sus ministros. T odos ellos se esmeran, a cual más, en regalar a los frai!.es y monjas , y enriquecer los conventos ... " Entre los casos notables de donantes se pueden citar los mencionados por Gage y por Gemelli Carreri: Alonso de Cuéllar que hizo edificar un convento para monjas clarisas en el que gastó 30 000 ducados (41 360 pesos) Yal que luego donó 2 000 du cados (2 750 pesos ) de renta: }\'felchor Cuéllar que gastó u nos 600 000 pesos en construir, dotar y cercar el convento del Carmen en Puebla; Diego del Castillo que construyó ~~ convento de Churubusco, el de Santa Isabel de religiosas descalzas franoscanas y, para complacer a una esclava suya, el de Santa Inés; Simón de Haro que fundo el convento de Las Capu chinas; Domingo Lorenzana fundador del de La Encarnación ; una monja anónima que con su dinero fundó el de B al va~era; Jua n Navarro Pastrana, fa bricante de carruajes, que mandó constrmr .los conventos d e San José de Gracia y de la Concepción y Esteban de Mohna Mosqueira que edificó el convento y la iglesia de Santa Tert;sa; Las fu_n~a­ ciones de conventos de mo~as proliferaron porque consutu1a~ la umca oportunidad que tenían las muchachas de adquirir cierta instrucCión Y porque eran el refugio natural de las jóvenes sin dote que no se casaban. Como se puede ver, buena parte de los donativos iban. a dar a la c
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con b i~ism~ razón podría decirse que en nuestros días !as obras de arte v pieza~ hJstóncas están inmovilizad as en nuestros museos cua ndo muy bie~ podnan ven;Jerse para ~tender a las neces idades públicas. El pueblo de ento~~es tema la oponumdad de v~r y ¡sozar de ?bras artísticas, de j oyas y ele nquezciS ca.da vez que tba a la JglesJa, en numero superior a la ac tual concurrenCia a los museos, y prefería ver las alh
Co~ cifras un poco más moderadas , pero en el mismo sentido, en 1637 eJ ca?lldo de Méx~co opinó que de los seis tipos de propiedades que había en el remo --casas, Uerras a¡srícolas, molinos, ingenios de azúca r, ganados mayores. ~ menores- los se1s estaban en vías de ser acaparados por las órdenes rehgwsas que ya p~ra entonces ~enían "por lo menos el tercio de todo". Se puede c~nclurr de lo antenor que a m,ediados del siglo xvrr entre la ter cera y la qumta p~~te de los bienes ra.íces de la Nueva España eran de una manera u otra poses10n de las corporaciOnes .del clero regular; sin embargo, no todos esos ?ie,nes erar; de su plena propiedad, sino que en su mayoría solamente consistJan en hipotecas, llamadas censos, o en propiedades rentadas, como un poco más adelante se verá. · La Comp.añía de Jesú s constituyó la. ~xcepci~n. al ~dquirir tierras no para ren~arlas, m mucho menos para a?qmnr prestJgw, smo para administrarlas efiCientemente, y hac:rlas produnr y obtener gana ncias. Los jesuitas llega~on ~la Nueva E~pana en 1572, con gran retraso respecto a francisca nos, ~~mm1cos· y agusu.nos ,Y cua?do ~a las parr.oquias y las zonas de evangelizaCion del centro del pa1s ?ab1an Sido repar~tdas entre es tos frailes y el clero secular . Sm embargo su mf1uenc1a y poseswnes crecieron con una celeridad espectacular, debido a su disciplina interior, a sus al tos niveles morales e * Errr1neamenr.e 'tlgunos llamahan así a los j esuitas.

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intelectuales, al entusiasmo y tenacidad con que acometían su rr.a b~j2 Y a que atendieron necesidades ingentes de la Iglesia y de la so~.Iedaa C!VIL Emprendieron en primer término la educación de los J?venes· cno llos que se encontraba mu y descuidada. Apenas ocho años despues de su lle gada ya funcionaban en iviéxico el Colegio Máximo de Sa.n P;dro y Sa,n ~ab lo y ~os internados· en Pátzcuaro el internado de San Nicolas y el cooegw de Patzcuaro; en Oaxaca e! internado .de San Ju,an;, en Valla?oiici u~~ ,escue la !ITamática y en Puebla un colegio. Stete decaaas despu,e~, . en lo~ 3, halJJa b ~olegios en México, Tepozotlán, Pue?la, Veracr,uz, Menda, \)axaca, ,vuat~­ mala, Valladolid , Pátzcuaro, GuadalaJara, Queretaro, San Lllls Pot~st, lacatecas y Guadiana (Durango). Más importante que d número de msytuoones docentes era la calidad ele su enseñanza que por mucho era la meJ?r que ~e impartía en el país, con lo que ai fin~! del siglo XVII no sólo la an~:ocr~cia social y económica novoh1spana hab ta .sJdo educ~da por los Jesutlas smo había producido lo más granado de la mtelectuahdad. Como consecuenoa natural , los sacerdotes mejor preparados y formados del dero secu lar ~uer~m también egresados ele las aulas de los colegios y de los cuatro semmanos jesu itas. ., .. La segunda tarea de la Compañía fue la fundaoon de mtswnes e? las regiones más áridas, fragosas y peligrosas del norte y del noroest~ , segun se ha comentado anteriormente. . .. Para financiar sus obras, los jesuitas contaron desde un pn?Cipto c_on cuantiosos donativos de muchos e importantes benefactores. En b80 hab1~n recibido ya dos casas en ~·léxico , una en Pátzcuaro y otra en Puebl.a; bO solares; tres huertas, de las cuales una era de nogales y otra de n aranJOS; un trigal ; una caballería; una estancia para mil ovejas, 3 .c_:~ad ras para ammales Y la hacienda de Jesús del Monte de que h1zo do~aoon el labrad or Lorente _que dest-~r.can López. En efectivo recibi~ron multitud, de donauvos, entre los varios de Alonso de Villase ca de Mexico que sumaro n b5 ~90 pesos _, el de Juan Luis Martínez de Oaxaca por 20 000 y los de Fra.nmco Alaves Y Julián ·Ramírez de la misma ciudad por unos c~atro o cmco mil p~sos. Fueron también donantes de casas, terrenos o efectivo en este lap;o el virrey Martín Enríquez de Almansa, los obis.pos de Puebla, O~xaca y Mic?oacán, este último el ilustre don Vasco de Qmroga, los ayuntamientos y cabil~o~ de México, Pátzcuaro, Oa.-xaca, Puebla y Valladolid y el akalde de esta uluma villa. · · · En el lapso inicial 1572-1580 los jesuitas recibieron donativo~ en .especie como víveres, ma teriales de construcción, herramientas, una hcenoa para talar en Ixtapalapa, un horno de cal en Tlapanalo~a, orna.m~n tos en Pueb~a y un '"reloj grande" en Oaxaca. Un obispo les deJó, su btbh~teca. Los m~s pobres de los donantes indios y mestizos, d~mostraron tamb1~n su dev oCI~ n a la Compañía de Jesús haciéndole donattvo~ . a veces ~onsJstentes en ~u trabajo manual como canteros, talado res y alba mles, a uxiliando a la labor ae los jesuitas en los barrios más miserables de la cm dad .

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229 i9l ?esos si se suman \nos d() nati,·ns deí yerno y d nieto de Vi llaseca.

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Otra fuente de ingreso p ara la Comp añía fueron los legados testamentarios, como el ele Ysabel Padilla que en vida "se d espojó de cuanto tenía, trabajando perpetua mente por a mor del Señor y de la Compañía de Jesús a quien ella tiernamente amaba". A fina les del siglo XVI , había pocos testamentos que no dejasen a la Compañía algún legado. Entre los más importantes donantes y restadores se contaban los sacerdotes seculares que con frecuencia eran ex-alumnos de sus co legios o cuando menos habían recibido su formación ascética con ellos. Estos legados eran fuertes y numerosos porqu e muchos de los secular es llevaban una vida acomodada y con frecuencia carecían de herederos, a causa del celibato ecles iástico. Chevalier dice que es verdaderamente impresionante el número de clonaciones y legados que los jesuitas recibieron de los secu lare_s y cita los casos del colegio ele Guaclalajara que fue dotado por el cabildo catedralicio de la ciudad , el de Durango por un arcediano y un segundo de Puebla por el obispo Mota y Escobar; la casa de Veracruz recibió donativos de un canónigo poblano y muchas tierras y dinero que provenían de curas de pueblos y simples clérigos. Casi desde su llegada los jesuitas fueron capitalizando muchos de los recursos que recibían. En 1580 ya habían adquirido casas y solares de casas por 28 605 pesos, habían comprado tres caballerías (128.4 Ha.) en México y Tacuba, una estancia de ganado menor (780.3 Ha. ) en Oaxaca por 2 200 pesos, siete caballerías (229.5 Ha. ) para redondear la hacienda de Jesús del Monte en 4 8-12 pesos y la hacienda de Santa Lucía de tres sitios de ganado menor (2 340.8 Ha.) en 17 000 pesos. Santa Lucía merece un comentario especial porque tuvo la fama de ser una de las mejores y más grandes haciendas del país y quizá ele las Indias. Los tres sitios de ganado menor originales, comprad os en 1576 por el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo estaban situados entre Jaltocan y Temosca!apa a unos 30 kilómetros al norte ele la ciudad de México. Se dice que Alonso de Villaseca, el mayor benefactor de la orden y un exitoso negociante, le aconsejó que continuara comprando predios semidesarrollados porque, con buena administración sería más fácil incrementar la inversión inicial. El Colegio siguió este consejo y fue agrandando Sama Lucía con 16 co mpras de pastizales de poco valor a los. que hay que agregar 14 mercedes del rey y 6 clonaciones que recibió de particulares para completar e n 1620 una extensión de 49 sitios de ganado menor (38 233.2 Ha. ) y 85 caballerías (3 637.2 Ha.) lo que hacía un total de 41 870.4 Ha. A partir de 1620 los padres del Colegio Máximo, ya más seguros de sus habilidades comerciales y administrativas, fueron compra ndo más y más tierras <=<
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LOS BlE~ ES DEL". IG LESIA

H ISTORI A E C O N Ó MI CA DE U. NU EVA ESPA ÑA

. . tantes in a enios de azúctr del virre in~i_to , el destacaban tres de los mas IITIP~)r ' r 1 Cuautla y el de SuchimaricaS,jUDtO de Malinalco, el de Chlconocelo ce~6~~,e 89 000 pesos. Además, e l Coleg¡o a Yautepec que fue co mprad o en . :> _:n el-, n f!ran ingenio en T iri petío, de Santa Ana ele MéXICO era prop\etm,o e~- d~ "sant~ lnés y Nexapa. Michoacán y el de Oaxaca pose!a os :ng~n:lt~·eron una renta en el año de En total las posesiones ele los Jesuitas pi o J o e uivalemes al 5% de 1653 de 166 058 pesos los qu~_calculado~ ~~~obilGrio productivo global rendimiento de las propiedades, ,\un caplt, staban ravadas por 740 120 de 3 3 21 160 pesos. Como estas propleclaCdes e_ - , e _ga ele 9 58 1 040 pesos. . 1 . . al to de la ompama I esos de hipotecas, e capn ne . . n r;,o110 de interés por sus P teman que pagm u , · · l crualmeme, como los Jesuitas . . -o fueron ele 129 05-9 "' el 37 000 pesos sus rentas netas ese <~n deu as, esto es ' 1 . pesos. Para mayor claridad véase el cuac.ro. J

(Valai-es en pesos de 1653) Rentas

L '

P ra¡Jiedades

166 058

R.entas brutas. Capital (calculando la s rentas como si fueran el 5% de él). Deuda ele los jesuitas. ¡ ntereses que tenían que pagar los jesuitas por sus deudas .

3 321 160 i -W 120 - 37 006

129 052

Neto

2 581 040

. . f adquiridas con estricto ap~g? a las No siempre estas propiedades uer~n ersonas eclesiásticas, m siempre leyes que prohib.í an su venta a la I g_leslai~; predios despojados a las com umse tenía la segundad que no hub~~~ an sd P.t los inacabables pleitos agradades indígenas; pero 1~ Compama pb~l o etvl ::ndo peq~eñas cantidades en . . el JC!a" \ecrales o ¡en o or ;,' . nos, b1en usan o a~gt ~ o _ de indios a su s igles1~. efectivo o en espeoe a los ~uebl?s el sus bienes raíces, concitaron muEstas ar~mañas y el tam~?~ mlsm~ s ~ás destacados estaba el obispo ~~ chos enemigos a la Compama, entre o . n en una carta al Papa en 1641 "' Puebia don Juan de Palafox y Mendoza_ qme el' eran ser el ueños de 300 000 decía q' ue era indecente que dos co~egws pdu ~ enios de azúcar que valían -, evera se1s gran es mg . n, ·¡¡ ' 11 en alaunos casos Y que oveias· que la eompama pos ' ' :J , . el ~ da uno y casi un ·' 1 0 "' . l 4 , 6 medio millon e pesos c,, - les· que tu viera haoenclas e e o . 100 000 pesos anu.1 , l - v produjera rentasyor 95 l km. ) además de tiendas, matac eros 1 leguas de extenswn (de 16 .8 a carnicerías y que comeroara con . 111~- . . en do m u y oTandes, n o lo eran En realidad las riquezas de los jesuitas, st o

Ch.

.~ C iLad ~t por f' rancois Chevaii e r.

,

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HISTORIA E CONÓMICA DE 1A NUEVA ESPAÑA

como parece; las rentas netas que se h . t~s s_on todavía brutas, PL;es de ellas h;1n cons{g~ado en párrafos precedennl mJento y reparación de los inmuebl~sqL~~~ escont~r los 9"asto~ de mame~ embal~o, ~un dandolas por buenas servían, sí, para sostener su operar con holgada suficiencia y di ~y~sdmente sus_Igles~as_ y culto y para nes ; pero sólo deia ban lo ¡"nd· g bl a sus colegws, bibliotecas y misio;) ' 1spensa e para que d · · . . ngurosa austeridad. < ca a jesmta v1vera con El número de miembros de la Provine· d M ' . mala, era en 1653 de 336 jesuitas de l . la e .~ exJco, que incluía Guateresto novicios y hermanos co d . ' . ~s que solo 195 ~ran sacerdotes y el de jesuitas en la Nueva Es; a~~to;~d ,u ra~Ite todo el siglo XVII el número excepción de 1699 en que . mo Siempre alrededor ele 350, ton dora la cifra de -l653 en paso L~n poi co d_e 400. Tomando como conserva~ " • ese ano e capital promeel" · . r 1 68 .J pesos y la rema anual por ersona el "8 . lO por_JesLuta llle de apenas mayor al salario de l·nt. p d 1 e .J 4 pesos, es deCJr una cantidad erprete e enguas indígen 1 d. . Las tres .órdenes' <más im nantes d .. . ~s en a au IenCJa. jesuitas. A mediados del sigk XV I sum ebfra~~s2 t~lllfn mas personal que los canos, 210 dominicos y 9 12 a t" a an . ~ os que 300 eran fran cisse duplicó. Ya se ha vist~ ue~~~ }~os, pero al fmahzar la centuria su número y capitales, pero los clo~in¡·cos anCisc~nosse se rehusaron a poseer bienes Y acrustmos desde un · · · b acumu lar propiedades de entre 1 ° b . p~mCipiO uscaron ~ás importante de éstos era el d:scque so res~len los mgem?s azucareros. El directamente los dominicos aunq u~utla-Amllpas que pose~an y explotaban , d •' ue esta no era su costumb e nan arre~ ar sus fincas rústicas para evitar 1< bl re ya 9t~e preleLos agustmos, por el contrario t e pro ema de admJmstrarlas. trar directmente sus ranchos ha~fe~~on_ ~n muc!1as ocasiones por aelminisAntonio Vázquez de Es . y as, e su nqueza nos da una idea Fray . pmoza cuando asegu ra ¡ Agus tm ele México tenía . . . d 1 . que e convento de San · ' a prmCiplos e s1glo XVII "de · d e altar, sm otras limosnas más de 100 000 . , " _. renta y p1e L pesos cada ano . h . os carme1Itas mercedar: os b ti . pólito y San Ju;n de Dios' p~se~ne~~~'¡ . ermanos hospi~arios de San Hisostener sus obras. En general toe! 11 en n¡nr~erosos bienes raíces para evitar los Problemas de ad . '. o_s_e os pre enan arrendarlos con tal de .' mm¡strac10n. Parece mdudable, a p r imera vista sin d . rema por fraile era más ba· l y ~t?s que lo confirmen, que la pero como los frailes eran ~a hue a_que recJbia cada jesuita en promedio; sumado de las otras órdenes~~ o mas _nulmerosos es probable que el capital A los capitales de los re<J"ulare~r~ee%uva en_te fl ele la Compañía de Jesús. ~o~ventos de monjas que o sobre todo mas_cu mo se ~e?e. agregar el de los ulumo cuarto del sialo xvrr no b nbla cmdad de Mexico y a partir del , . o - •·h . dusca an tanto · · ·· rusticas --estanc 1·as· • ranch ' d la'· ·ad quisiclon os, aCJen as· . . de fincas sa ba orobl emas. sino la el . cuya a mm1strac10n s1empre cau• · e casas y otras fincas urban . E 1 nes ~n que las comunidades ca itaJi . < as . . n as pocas ocasiovendreron al poco tiempo · los p nas tuvieron propiedades rurales las saron muchas vece< e"n P<)'·e . convdentos prOVInCianos, en cambio, se intere. ·' ~ s10nes e ti erra .. ¡ · · s r¡ue "e q uJrier;m por mercedes, {) 'l
:o

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LOS BIENES DE 1A I GLESIA

muy

El número de monjas y conventos en la Nueva España no era grande si se le compara con el de la vieja España, pues al alcanzar su máximo sólo era de 1 700 monjas y 57 conventos, de los cuales, según Vázquez de Espinosa 16 estaban en México, 8 en Puebla, 3 en Oa-xaca, 3 en Vailaclolicl y uno en Guadalajara. Este número relativamente bajo era debido a que las indias y las mestizas no fueron admitidas por d os siglos y medio a la vida religiosa. ' Unos mejor y otros peor, los 57 conven tos vivían ele sus rentas. El convento de Regi na de México tenía al momento ele la exclaustración de las monjas 62 casas que le producían 28 757 pesos al año y el ele Santa Inés , ele la misma ciudad, fue fundado por Diego Caballero con 33 000 pesos ele renta. , Un ejemplo de convento que poseyó gran número de propiedades rurales fue el ele Santa Clara de Querétaro, uno ele los más ricos del país. Durante el siglo XVII el convento vivía fundamentalmente de los ingresos de unas diez haciendas y diez ranchos, propiedades que en su mayoría le fuero n legados por un solo donante: Diego de Tapia. En el transcurso del siglo compró otros predios para labores agrícolas y cría de ganado; sin embargo, como también realizó ventas de tierras el número de sus propiedades permaneció prácticamente invariable. Algunas de estas explotaciones se administraban directamente por el convento a través ele mayordomos o administradores, las otras se arrendaban. En un principio este sistema fue muy rentable y le permitió a la comunidad construir un molino y comprar varias casas en 1635 y 1636 valuadas en 5 000 pesos, así como varios esclavos. Ya tomando en cuenta estas inversiones el convento operó con déficit en esos dos años pues sus egresos ascendieron a 101 500 pesos mientras que sus ingresos sólo llegar on a 88 359; el convemto esperaba cubrir casi totalmente el faltante de 14 148 pesos con 11 554 pesos que se le adeudaban. Como se puede ver el convento era rico, pero aún en sus mejores años no contaba con excedentes de cuantía. Con el paso del tiempo sus fincas fueron convirtiéndose en quebraderos de cabeza para las monjas ; no sólo estaban mal administradas, sino que se presentaron abusos de los mayordomos laicos con ia consiguiente cauda de pleitos y litigios judiciales. Las monjas sustituyeron a los mayordomos por administradores religiosos, pero los problemas continuaron porque lo que se pudo haber ganado en honradez se perdió en eficiencia. A mayor abundamiento, las riquezas del convento de Sa nta Clara se consideraban un quebrantamiento al voto de pobreza de su orden ya que las clarisas constimyen la rama femenina ele la orde n franciscana, Fueron los mismos francisc~mos los que denuciaro n las propiedades de Santa Clara de Qu erétero calificándolas de ofensivas y escandalosas , sobre todo porque los frail es ele la orden hermana procuraban cumplir su voto ele pobreza. Hubo consultas, capítulos y conferencias diversas entre las dos ó rdenes; en 1646 se llegó a la conclusión de que era lícito a las clarisas retener sus propiedades, pero finalmente las monjas fueron conve ncida s de lo contnrio y en i695 ve ndier on sus bienes raíces . no obsta nte que d 1¡uinquenio l6 90- l695 fue ele

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malas co:;echas y los precios de los cereales eran mu y altos, con lo que hub1eran obtenido pingües utilidades de no haber vendido. La acumulació.n de propiedades en manos ele frailes y monjas se veía agravada, a los OJOS de muchos seglares, por los privilegios de que gozaba el cl~ro, tanto regular como. :ecular. Los clérigos s~~(~ podían ser juzgados por tnhunales esp~Ciales eclesia.st:cos en todo tipo de ntigws y por cualquier clase ele faltas y delitos; con el tiempo, SI? en:bargo, las causas criminales quedaron re~ervadas a los tnbunales ordmanos. Todavía más importante era la exenCion , de 1mpue~tos que se acordaba a las propiedades eclesiásticas y como las ordenes religiOsas aumentaban el número de sus bienes raíces. cada nueva adquisición significaba una pérdida para la hacienda real. · . T~ mb.ién causaba irritación que los frailes no cedieran el control de las Iglesi~s mdígenas y obstac~lizar~n . el que los indios fueran repartidos a los e.spanoles ~ a veces hasta mterv m1eran personalmente para sacarlos de las 1 tierras de estos y regresar.os a sus pueblos. Todo esto provocó ·ataques ele aut_ondades y colonos. El v1rrey marqués de Montesclaros acusaba a los fra1les de fingir proteger a los indios cuando en realidad no trataban más que de satisfacer su repulsi~a codicia y los españoles afirmaban que la acción d~ los regulares estaba motivada por el deseo de proteger su influencia y sus bienes. La reacción contra frailes y monjas no se quedó en meros desahogos verbales. El ayuntamiento de México pidió a Felipe IV en 1644 que no se fundasen más co?v~ntos de monjas ni de religiosos por ser ya su número exces1vo, que se lt?'lnasen ~us prop1edades y se les prohibiese adquirir nueva~, qu; .no se env1ase? re!tgwsos de España y que los obispQ'i no ordenasen :,as clengos. N.o ~lego a tanto .la. Corona, pe~·o en ~ambio sí impuso todo oer:ero de rest~lccwnes as~ act1v1dad econom1ca. Reneradamente Felipe u , Fehp~ III y .Fehpe IV proh1b1eron que.l?s clérig?s y religiosos fueran gestores, comerCiaran o contrataran, _benef1~1aran mmas, solicitaran negocios seculares y tuv1era~ comerCios. fv'!as efect1vo todavía fue obligar a los regulares a hacer composiCIOnes de sus tierras cuando sus tímlos de propiedad fuesen defectuosos. Entraron a "componer" sus prop iedades en 1643los dominicos a~g~nos conven.to~ .agustino_s, las clarisas de Querétaro, los frailes hospitala~ nos de. ~an Hr¡;>oh.tc; y mas tarde algunos colegios cíe la Compañía. Las coi?posrcwnes sig~ificar_o.n un desembolso inmediato en efectivo para los rehg10s?s, pero as1 consolidaron para el futuro la propiedad eclesiástica. La~ fmcas .de los regulares pr~vocaron controversias y litigios con e! e! ero secul~n, debido a que los rehgwsos sostenían que la producción de sus ~-:opiedades estab~ exer:,ta del. pa~o del diezmo, con lo cual a medida que L n:e~taban su.s b1enes man chsmmuyend? las rentas que servían para sus~~nt~u a lc;s o?1spos, catedrales y p~rroql!la~. De aquí surgió el pleito, que uro medio _s~glo, una de cuyas pnmeras manifestaciones fue el e nfrentam1<_:~to del of)!Spo de Puebla , don Juan de Palafox y Mendoza con la Compama de Jésus. El asunto empezó cuando un canónigo de Puebla manifestó en 1639 su deseo ele donar una hacienda a la Cornpa!'íía par:1 !úncbr un colegio en

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Veracruz. Palafox que necesitaba dinero para terminar su catedral. intimó al canónigo que no hiciese la donación sin. añadir la cl~_usu~a que la hauenda pagaría diezmos. En 1642 el canónigo h1zo la donac:on sm poner la requerida cláusula y el obispo lo excomulgó, le embargo sus btenes y le puso preso. El canÓnigo acudió a la audiencia Y. perdio ahí el pleito;. apeló al Consejo de Indias que, sin tornar partido, deJO la causa donde habm comenzado. Como el asunto se había O'eneralizado entre todos los ob1spos y todas las órdenes religiosas, se pidió ~na decisión al Consejo de Indias, !?ero éste sacó el bulto y dejó que la causa pasara a la curia romana en VIrtud ae que se . . , trataba de una disputa entre eclesiásticos. Bastante difícil era la resolución del asunto porque la audienCia hahta eximido en dos ocasiones, 1581 y 1583 , a las tierras de los jesuitas del pago del diezmo, aunque las hubieran dado en arrendamiento. J?~spués de muchas discusiones, en 1655 se acordó que las órdenes rehgwsas pagaran diezmos a cambio de convalidar sus compras y las donaciones de tierras en su favor. A pesar de ello, tod avía hubo oposición de. los regulares. Los jesuitas de Oa.xaca se opusieron hasta 1673 ~ pagar .che z~os y solamente hasta bien entrado el siglo XVIII cesaron sus úlumas res1stenoas forzados por una orden real· en otros lados también fueron obligados a pagar por sentencias formales ~ porque renunciaron a las exenciones que se les habían otorgado; no obstante, en algunos casos sal ie~on triunfan.tes por arreglos co n los prelados. El obispo de Oaxaca logró doblegar la res1stenoa de la orden dominicana , la más importante de la dióce~is, nombran_do en 166~. a el~~ canónigos como jueces hacedores y otorgandoles, segu.n Borah _ 1a mas formidable concentración de poder dada jamás a cualqu1er recaudador de 71 impuestos en las colonias españolas o quizás en el mundo.

CAPELLANÍAS, CENSOS Y OTRAS RENT.-\S

La mayor parte de los ingresos del clero no proveníañ de los productos de sus bienes raíces sino de otras diversas fuentes. Estaban, por supuesto, las limosnas que se colectaban en las misas y otros a.cros religiosos y las obvenciones parroquiales que se cobraban por bautizos, funerales, etc.; pero ambas eran de poca importancia. El clero secular contaba sobre t_ndo con las capelianías que consistían normalmente en un fond?. cons tttmdo por un legado testamentario para que con sus productos se diJera n perpetuamente misas por el descanso del alma del cl~mame. , ~ _ También el clero regular se benefiCiaba de la.s capellamas porque "' v.eces se constituían en favor de alguna comunidad o convent?·· pero lo. habitt.ml era dejarlas al sacerdote que se encargar~ de alguna captlla o 1gles1a. destgnado por el heredero del donante, que trecuenten:ente era el patrono del fondo. Igualmente era común que el testador espeoficara que los pro~luct<;>s de !a capellanía debían ser gozados por un cléngo de su prop1a fa mil1a siempre que los hubiera; en todo casu el fondo servía para mantener :: un sacerdote, a menudo el capelbn de la famili a. ,;obre qUien se 1mpn!lla la

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obligación d e decir un cierto número ele misas al año por el aim del 3 difumo. El ~úmero de capellanías era extraordinariame nte elevado.; Chevalier encontra que_en los registros de la arquidiócesis de México se hallan consignad~os cada..a_no centenares y ::1ún milbr~s d e ellas. El monto del conjunto de las Capel!anlas Iba a umentando con el tiempo porque siempre ha bía personas que dejaban legados para que se dijeran misas por su alm;:-.; co mo hubo un au.memo constante de ~os precios desde mediados del siglo :xv r. los fondos ~as antiguos Iban perdiendo valor en términos reales, pero esto se compensaba con mucho por los nuevos que se iban creando. N~rmalmeme las capellanías gra vaban , como si fueran una hipoteca, a las P~fpledades rurales , pero también estaban imp~es tas sobre casas , tiendas y ta.J.eres. En el siglo xvr .el monto de las fundaciOnes de misas era habitualmente ele unos _2 000 pesos, o a veces menos, que daban una renta anu al de lOO pes
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LOS BiENES DE lA IGLESIA

forma de un crédiw hipotecario, sino la de una permuta de un capital por uro re n~ . . . · Por otra parte, los censos representaban u na g1:::m ventaJa . para todos aquellos, como los conventos de monjas, que, temendo prop1edades, no tenían ni la capacidad ni el deseo de enfrentars~ a lo~ problemas de SL~ administración. E! caso de Santa Clara de Queretaro tlustra este . punto. cuando el convento vendió en 1695 sus bienes raíces para dar cumph~mento a su reula, lo hizo a cambio de censos imponiendo como condtc!?n que ningun~ de ellos se pudiera redimir ante_s ?~ 9 años y qu~ las prop1e?ades debían mantenerse en buen estado, a JUICIO de las clansas; ademas los compradores fueron personas acaudala?as que o bien ofre:ieron sus otras propiedades como garantía de la operación, o pagaron un ano de censo por adelantado, amén de comprar al contado los aperos de l!branza, el gan~do Y las deudas de los indios. En su trabajo sobre Santa c.lara ele Queret~ro, Asunción Lavrin demuestra que los censos produjeron al_ convenw casi .la misma cantidad de lo que le rindieron sus tierras ~n su m~JOr momento, ~m que le recayeran las responsabilidades, preocu paoo~es, d tsgustos y altibaJOS que le proporcionaba la administración. di~ecta. Sm embargo, los ce?sos ofrecían también riesgos para los benefiCianos ya fuera porque se atrasara su pago, o porque cuando se trataba de, ~acer efectivas las garantí~s ést~s no eran suficientes, o, en fin , porque con et mcremento general de los prec1os la renta se convertía en insuficiente. . , El que tenía una finca gra vad~ por un c~~so podía apro~echarlo SI s_ab~a aumentar su productividad o SI ta evoluoon de los pre.~Ios lo fav_m eoa porque el producto de la tierra era mayor que la rent_a fiJ~ que tem: que pagar pero las más de las veces ese no era el caso. El mteres de los c~nsos era m~ty moderado pues las leyes y la costumb~e lo fijaban en ~n 5%_ ~nual; pero como la agricultura era poco productiva, este pequeno redtto se convertía en un gravamen pesado para las fincas. . . A un cuando no había la obligación de devolver el capital objeto del censo, cuando una finca estaba fuertemente hipotecada y pagaba _1 000 pesos _de intereses anuales , se encontraba que estas sumas excedían su mgreso en an~s ele malas cosechas, con lo que su dueño se veía forzado_a en?eudarse todavta más o a vender. El precio de un terreno era tanto mas baJO cuand_o may~r era el monto del censo que lo gravaba, pues equivalía ~ólo a la diferenCia entre éste y su valor comercial. El que lo compr_aba tema qu~ ?esembols~r muy poco capital , pero se veía forzado a tener Siempre la maxtma pro~uc­ ción si no quería que se la comiera la renta del c~nso. A veces se suspend1a o reducía el pago del censo a condición de que qlllen ocupara un mmueble le hiciera mejoras, pero esto implicaba también un fuerte gasto. No er~ raro que las fincas estuvieran gravadas en la tercera parte de su valor, o mas, con lo que sus verdaderos dueños eran los poseedores los censos. . Si no se cumplía puntualmente con el pago de los Intereses, cor~ e~ uem~ la finca pasaba a ser propiedad del con~ento. Dad? este procedtmtento, el Ióaico resultado hubi era sido ei monopo lio de ro d a la nqueza por el clero, a n:~ ser por11ue tamb ién los co me rciantes , algunos terratementes , u no que

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otro minero,. ?'lujeres solas y h uérfanos col caban capitale.s a censo. De hecho los religiOsos pedían con frecuencia capitales a ce ns o a otras comunidades religiosas o a la icos, o los adquirían en el mercado, ya que esros títulos se compraba n y vendían co n cierta faci lidad . . La Compañía de Jesús acostumbraba solicitar capitales para comprar 'Jro~Iedades que creía poder mejorar y hacer más productivas , comorome~én­ aose a pagar cen~os redimibles primero a plazo ftio y luego a voiu~tad con lo q,ue estas operaciones dejaron de ~er censos en sentido estricto para convertirse en prestamos comu nes y cornentes, sólo que para evitar la condenación a la usura se les daba el nombre de depósitos y 0" ;:maban también el consabido 5% de interés hasta su pago total. • , Los q.ue prestaban estos depósítos no eran en su mayor parte personas fisicas s.u~o corporaciones o fundaciones que por lo m ismo esca paban a las penas clVlles y eclesiásticas impuestas a los individuos que prestaban a rédito. Entre. estas de los d personas morales estaban las co fradías , versiones re limosas o gremws e. a.nesanos, que servían de sociedades mutualistas y que financiaban sus actJv~dades y sus festividades religiosas con las rentas ele sus propiedad~s y, los m te reses d.e los créditos q~e otorgaban. Lo mismo hacían las capellamas y las fundaciOnes de obras p1as cuando contaban con sobrantes. Algunas ve.ces la misma Corona pedía crédito y presionaba a los particula~es, a los ~b1spos y a las comunidades religiosas para que invirtieran sus fo~dos en JUros, o sea en obligaciones de la real hacienda, que cranaban el mrsmo 5% de interés, pero que eran vistos con desconfianza v to~nados con desgano debido a las penurias del erario. · En g.eneral, la riqueza del clero regular consistía fundamentalmente más en capitales a rédit,o .que .en ti~rras y casas, representando estos capitales buena parte del cred1to d¡sporHble en la Nueva España . 72 .

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XI. ACTIVIDADES AGROPECUARIAS LOS IN DIOS Y LA .\GRJCULT Li RA EURO PEA

A MEDIADOS del síglo XV I la Nueva España tenía un apreciable desarrollo agrícola, sobre todo si se le compara con el del P~rú. Las causas de esta disparidad fu e ron la más tardía conquista del remo sudamencano Y su menor población española. De esta forma mientras en el Perú los culnvos europeos y el 0"anado sólo empezaron a desarrollarse a partir de i550 en la Nueva España su crecimiento se inició desde la década l520-i530 y alcanzó un florecim iento en el periodo 1540-1570. No obstame esta orimacía sobre el virreinato meridional y a pesar de que la producción agrí¿ola novohispana bastaba por lo ~eneral a :atisfacer i.a demanda local, para competir con los productos similares espano les y antillanos y para mantener bajos los precios, en términos absolutos su volumen era pequeño y su desarrollo fue lento. . . La lentitud debe atribuirse a que fue menest er aclimata~ las nuevas semillas y una vez logrado esto culti.varlas con. esmero, paoenc1a y con?cumento. Los labradores españoles hub1eran podido hacerlo, pe~o su numero ~ra relativamente muy reducido y en general estaban poco ~~~pu~stos a trabaJar la tierra, porqüe la labranza resultaba una actividad servil madecuada para la cond ición señorial que habían adquirido con la Co.nc¡Uista. Por otra parte los españoles, aún queriendo, A.ub1eran encontrado muy difícil realizar tareas agrícolas de la manera a la que estaban acostumbrados. Es cierto que la tierra era muy barata pero los animales de labor, los .arados Y otros aperos eran sumamente escasos y, por tanto , alcanzaban preoos exorbitantes. Todo ello contribuyó para que dejaran el abasto de las comumdades españolas en manos de los indios, a quienes obligaban. a entregar alllnentos a través de Jos tributos, muy particularmente el tngo del cual no se avenían a prescindir. , . Los indígenas cultivaron el maíz y otras plantas autoctonas par~ su propiO consumo y el tri"o o v otros vecretales eurooeos para pagar el tnbuto a los españoles. Este procedimiento tuvo un cierto éxito porque aumento poco a po¡;:o la superficie cultivada de trigo y como consecuenCia sus prec1os Y los del pan h<úaron gradualmente desde 1529 hasta 1542 en la ouclad de México, único gran centro de consumo del país. . En realidad el experimento se convirtió en un fracaso en el mediano plazo; la disminuc ión de los precios d el trigo en las. dos décadas ~~stenore.s a la Conquista se debió, no tanto al mcremento ae la producoon qu~ ,fue escaso,. sino al pequeño número de los españoles dem a nda~tes en relaoon a la gran pobb ción india productora. Durante la pn mera m1tad del s1glo XVI la soc iedad indígena experimentó mu y pocos camb ios en SL~s SIStemas de producción v fu e m u y poco intlu icb por ia~ innovaciones técmcas europeas; ~

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LA MIN ERÍA

XII. LA MINERÍA BONAN ZAS EFÍMERAS Y T ÉC NI CAS RUD!ME NTARI.-\S

el periodo de la _~onquista,_ d esde el desembar co en San Juan ele U.ua hasta la toma de Meoco, Cortes obtuvo oor conceoto de trib Litos y botín apenas 1442.4 kilos de oro, cifra que pare~e mu y modesta comparad; con el ~esoro ele A~ahualpa en el Perú qu~yr~duJo a ia Corona por concepto del qumto :~al 96o6.1 kilos de oro y 26:J ¡J.¡ kilos de plata. Este resultado debe atnbUJrse e.n gran medida a que, en co ntra de foque tanto se ha dicho, los metales preciosos no eran abundantes en el actual territorio mex icano, pues provenían del comercio con el istmo centroamericano o bien del b.vado de arenas au~·íferas de los arroyos. El pr~cedimiento d el lavado er a mu y lento, requena mucha ma no de obra, arroytba rendimientos incierto s v no podía obtenerse plata por medio de él. ' . Concluida la ~onquista, l~s ~spañoles hicieron averiguaciones y exploraClones para locahzar los yac um~ntos de oro e imciar la explotación por su cuer:ta,. pero no temend!? conoo~Iento alguno. de_minería ni d e metalurgia, la tecm~~ que, usaron rue la mtsma de los md1genas. El volumen ele la producoon as1 lograda fue necesari amente escaso y consistente casi únicamente de oro, como parece demostrarse con las remisi ones de metales preciosos a la Pe~ínsuia d":scle las Ind~as, antes de la conquista del Perú y, por_ tanto, pr_ovem~~t;s casi en ~u tot.1hdad de la Nueva España: entre 1521 Y b30 Espana r eob10 de Aménca 4889.1 kilos de oro y sólo l-!8 .7 kilos de plata, es decir el 97% del peso de los metales enviados . era en o ro v sólo el 3% en plata . · ny_R.-\NTE

. Es_ta sitt.tación no po~ía p erdL~rar porque s~ n e~esi.taba n metales qu e se mte1 ~ambia~an por las ImportaCiones necesa nas; s1 bten había gran abundanCia de alime~tos en la Nue~a España, la escasez de productos europ eos era _abso luta estos e:an m~tspensables para .-el progreso ele la colonia. Hacmn falta .as nuevas especie s. vegetales y ammales que se traían a gran costo desde las Antillas; herramientas desde las más sen cillas como clavos y herraduras ?asta azaclon:s, mar~i llos, rejas d e arado, PJieas, cerraduras, etc.; armas ofensiva? y defensJv~s, ;;d tgttal que pó lvora y, además de es ta s importac~ones de pnmera necesidad, la gente acomodada deseaba telas y o tros arti~ulos suntua:I?S de manufactura europ ea; tod os estos p roductos sólo h~~1an ser adqlllnclos con dinero líquido pues , com o es cribi ó Luis de Casti-

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· : ·. e1:a in~:til en vi~· telas de algod ó n, cacao o ma iz a Cas tilla , ni había barcos r¡ ue vmt et an
La n ecesidad , ta nto como la <1 mb ición, !levó a los espa ño le<; más e morende clo res a bt tsca r los Jnsi ad o:; meta ies h oradando la tierr;1. L is p ri:ner;{s minas 3~8

explmadas por los es pat'ioles fuero n probablemente las de T e huantepec , seguidas mu y d e cerca en l525 por las de Zumpango (estado de Gu errero), · SLJtepec (estado de México) y Tla!pujahua (Michoacán). ~n .1534 fueron descubiertas las primeras minas ele T axco que, a unque al ~prmop10 produjeron poco , tuvieron la primera bonanza algo .después de b40, ennqueuendo a Luis de Castilla q ue al poco fue no mbrado alcalde may or de la z~na. ~~ todas estas minas la producción fue fundamentalmente d~ plata y as1 stgtHo siendo a lo largo de la historia, de tal forma que a m~dtcla que pas~ba el tiempo la explotación d e oro se fue relegando a convertirse en una actividad de interés secundario. Con todo, en las primeras tres décadas de la Nueva Espat'ia la producción minera fue pequeña. Motolinia set'ialab~ en 1~41.a las minas de oro co_mo la sexta plaga que sufrió el país sin menc10nar stqmera a las de plata, sena! ele su poca importancia; sumando la producción de ambos metale~ entre la Conquista y 1548 el barón de Humboldt dio !a cifra de 40.? mtll~nes de pesos, que es todavía reducida. Hasta 1540. la plata .constitum _el 8:J% del peso total de los metales preciosos envtaclos ae las Indtas a Espana, pero era aún únicamente el 40% de su valor , correspondiendo al oro el otro 60% . Estas proporciones pronto habrían de cambiar con el descubrimiento de las minas aro-entíferas de Guachinano-o, Xacotlán, Guazacatlán e Ixdán, en la o o . Nueva Galicia, por Juan Fernández de Húar en 1543 , las de Zacatecas en 1546 por Juan de Tolosa, las de Parral en el lejano Chih uahua en 1547, la primera de Guanajuato en 1548 por unos arr:ero; de Juan de Rayas, y las d_e Pachuca por Alonso Rodríguez Salgado en .15tJ2. De todas ellas, las mas importantes durante !os siglos XVI y XVII tueron las de Zacate~as,. que produjeron la t~rcera parte de la plata extraída en todo el penodo vtrret~al ; las de Guanajuato tendrían que esperar hasta el siglo XVlll para convertirse en las primeras del mundo. Desde antes de la Conquista la actividad minera de los españoles en las f ndias estuvo stueta a una estricta legislación. En las Partidas ~ei rey Alfonso X El Sabio estaba ya consignado el señorío real sobre las mmas; _A lfonso .xr estableció en el ordenamiemo real de 1386 promulgado en Alcala que todos los yacimientos de oro, plata o cualquier me tal pertenecían al rey; al año siguiente, Juan r ratificó el anterior princip.io , agregan.do que el mon~rca otoro-aba mercedes para que en todos sus remos cualqmer persona pudtera expl~tar minas ; a cambio de una parte ele la producció n que coJTespondía al soberano por la merced. . . Quedó claro por consiguiente desde mucho antes del descubnmtento. de América que e! subsuelo constituía una parte integral de la real herenoa y que las minas eran incapaces de ocupació~. posesión, venta o _traspaso por parte de los p articulares. igualmente los mmerales no perteneoa~ al propietario origi nal de la tierra superficial, quien no P?día vencle_rlos 111 enaJen;'rlos· las minas y !os min erales al ia ual que las tterras baldtas eran re gal ias , es t~ es propi edad d el rey . pe/ o co~ la difer encia d e e¡ u~ mi entras las m:rced es d e ti erras implica ban casi siemp re la rransfer en u a n e pr opiedad del rev hacia t! particul ar , en el G l SO d e los yacim ie ntos del su bs ue lo la Co rona

350

HISTORIA ECONÓMICA DE LA, NUEVA ESPA1- A

siempre retuvo la propiedad y las mercedes sólo cedieron al súbdito el derecho de explotación. A cambio de la merced, la parte correspon diente a la Corona fue füada por Juan II_ en nada menos que las dos terceras partes de la producción bru ta; es te Impu esto casi co nfiscatorio sigui ó en vio-or hasta el clescu bri0 miento y ocupación ele las Antillas , sin causar daños porqu e la minería era ~ula en España. En La Esp año la , sin embargo, se vió qu e ese gravamen 1mpec!Ja el desarrollo de cualquier mina y entre 1500 y 150-l: se logró que se reduJera sucesi va~ente su monto a la mi_tad, a un tercio y a un quinto; el qumto se establecw temporalmente por dtez años en 1504 y siguió e n vigor en 1~ Isla Española hasta 152 0 para generalizarse por más de d~s siglos en el conjunto de la América Española, con las excepciones v mod ificacio nes que se verán después. · _No ;óio_se ocupaba 1_~ primitiva legislación de los aspectcs fJScales de la m ~n ena:, smo que tambten Intentaba una reglamentación del laboreo de las mmas y el beneficio de los metales. La primer a ley que estuvo en vigor fue la correspondiente a "thesoros y mineros" en las Ordenanzas de Castilla, pero muy pronto se vió que tenía muy escaso valor práctico porque España nunca conoo? una exploración minera como la que se dio en América; por ello no se pudieron trasplantar las le yes españolas sobre minas como se hizo en otras materias y se tuvieron que ir elaborando nuevos ordenamientos que tomaban en cuenta las situ aciones que se iban prese nt.:
LA MI NERÍA

35i

licencias para tener minas aba ndonadas. En genera l, la s ieyes buscaban ia protecció n del capital minero y desde 1540 Carlos v había prohibido la confiscación de esclavos, herramientas y suministros necesarios "para la manutenció n y av ío de las minas y personas empleadas en bs m ismas". Las leyes no podían resolver el problema principal de la minería novohispana en los primeros tiem pos. Entre los colonizado res prácticamente no había mineros de oficio y ni siqui era herramientas, que habían de traerse desde España; por eso fue necesario recurrir no sólo al trabajo ele los indios , sino a veces hasta a sus métodos. Las explotaciones iniciales se li mitaron a yacimien tos superficiales, abriendo tajos a cielo abierto o cuando mucho galerías subterráneas poco profundas. Se trabajaban las vetas más ricas en que la plata se encontraba, a veces, en estad o nativo o al menos en que los minerales eran dóciles a la fundición. Una nueva mina ar rojaba al principio grandes utilidades porque el mineral era rico y superficial y los gastos en ademes* y desagüe eran mínimos. Cuando se agotaban los yac imientos a Oor de tierra era necesario profuncl izar y eso multiplicaba de pronto los costos de extracción, al mismo ti empo que aparecían minerales más complejos que pres e ntaban problemas técn icos, a veces insolu bles, a aquellos mineros noveles. Su fa lta de técnica y su desconocimiento de la geología y de la geometr ía subterránea se manifestaba en las labores ele excavación ; los socavones , siempre ele grandes dimensiones, se abrían sin más plan que seguir la veta desde su afloramiento , sin tener en cuenta la seguridad futura de la mina , ni las mejores condiciones d e transporte interno y hacia el exterior d el material, ni la faCi lidad del desagüe. Lo común era los laberintos de r.ortuosos y desnivelados socavones y galerías. Los procedimientos de extracción eran también muy primiti vos. El trabajo se hacía a ia luz de teas o velas de sebo; se usaban gruesas barreras calzadas ele acero de entre 1-l: y 18 kilos, mazos, cuñas , clavos y almaden
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352

H!STORIA ECONÓMlCA DE LA :--IUEVA ESPAÑA

nos castellanos, alimentados con ca rbón de leña y ac tivados con fue lles movidos a mano; se utilizaban como fundentes la gre ta y la cendrada, dos sustancias con base de plomo. Estos hornos te nían un tir o vertical y orific ios pm·a cargarlos, sacar el metal y la escoria e in troducir la boca del fue lle; med ían de 90 a 180 centímetros d e altura. Este '?~todo de fundición tenía dos grandes defectos: el primero, que desperchoaba buena parte del metal contenido en el mineral y el segundo que consumía grandes cantidades ele combustible vege tal, con gran in cremento de los cos tos de o peración y con una influencia destructiva sobre la vegetación de las regiones circunvecinas . Además de como combustible la madera se usaba en los ademes y en lbs techos de las haciendas de benefi cio done!~ se empleaban tejas d e madera. No d ebe extra ñar pues qu e la desforestaCión haya sido inten sa en las regiones mineras a los pocos años de su explotación; de Zaca tecas, por ejem plo, contaba el obi spo Alonso d e la Mota y Escobar que: · .. había en su descubrimiento mucha arboleda y monte en estas quebradas , las cuales todas se han acabado y talado con las fu ndiciones, de manera que si no son u.nas palm illas silvestres , otra cosa no ha quedado. Y así es la leña mu y cara en esta Ciudad, porque se trae de ocho y diez leguas . . .

Por su parte el virrey de Mendoza le informaba a su sucesor: En mu y pocos años ha sido gran cantidad de montes los que se han gas tado, e temendo consideración a esto, parece que antes ha de faltar la leña que los metal es .

Probablemente Mendoza se equ ivocaba. Era tal el desperdicio ele metales y de los demás recursos con las técnicas descritas, que hubiera cesado en breve la minería si no hubiera aparecido el método de amalaamación o beneficio de patio que revolucionó a la actividad minera en los sig~lientes tres siglos. 80 EL

BENEF IC IO DE PATIO

Es desde hace mucho tiempo del dominio público que el beneficio de patio fue un procedimiento industrial descubierto y desarrollado en Pachuca, al rededor de 1555, po r un minero sevillano llamado Bartolomé de Medina , que co ~ si s tía e n extraer la plata o el oro del mineral , amalgamando éste con mercuno. Sin embargo , en los últimos años se ha venido sosteniendo la teoría ele que la extracción de metales preciosos a base de amalgamarl os con azogue era ya co nooda desde antes e n Europa y que Medina no hi zo otra cosa que mtroducr la a la Nu eva España. Algun os ele los que apoyan esta postu ra dan la Imp!·es ici n d e estar movidos por la creencia de qu e ios adebntos téco icos y Cle nu f¡c~js so n pr ivativos de los pueblos nórdicos, sobre todo a ngl os ajones y ger m;:¡ mcos.

LA. \-HNER ÍA

Muy probablemcm e la a malgamación fue descubierta desde la Edad Media por los alquimistas, que quizá la practicaba n primero c.omo un posible medio para lograr la tra nsmutación de los metales. y despu es la mostraJ:lan como una cu riosidad de laboratorio. Este conoom1ento nunca tu vo ap licación práctica en ninguna explotación minera europea, ni en grande ni en pequeña escala, ni en el siglo XVI ni en los anteriores. . . . . No obstante lo anterior, qu ince años antes del des cubnmiento de Medma el veneciano Venoccio Biringuccio describió un sistema para extraer p~que­ ñas cantidades de plata del mineral mediante la amalgama con. mercuno ; su descripció n es tan confusa que no es creíble haya sido entendida por na~I e que haya deseado llevarla a la práctica. Igualmente, el alemán Geor gms Arrrkola* publicó en l556 su libro De re metallica en el cual recom¡enda el us~ del mercurio , de manera clara y sistemáüca, como uno de los m.éto~?s para separ ar el oro y la plata del mineral; pero por la fec ha de pubhcacwn de su tratado no pudo haber sido conocido por Medina. De todas for~s estas dos publicaciones demuestran que el conocimiento de la .amalgamaoon se había difundido ya en Europa en la primera mitad del siglo XVI. Medina mismo declaró oficial mente que obtuvo la "noticia" de la a malgamación en España, antes de viajar a las Indias , "de pláticas con ~m a lem~n que se podía sacar la placa de los metales sin fu ndició n ni afi nao~nes .Y sm otras grandes costas". No es difícil que el alemán haya cobrado algun dmero por sus conocimientos a Medina y a algunos otros emigrantes deslumbrados por el espejismo del oro, tan abundante en la s Indias que sólo esperaba ser levantado del suelo. Con este bagaje de ilusiones · entre las que . es taba el juego d~ laborato:io que le había enseñado el alemán , Medina partió para las Indi~ Y llego ~ Pachuca hacia 1553 · en la mina Purísima Grande de esa localidad ensayo una y otra vez incdnsablemente durante dos años cómo convertir en un proc~so industrial en gran escala, o mejor dicho , en una escala mu~hísimo mayor que todo lo conocid o hasta entonces, el experi me nto aprendi<;lo con diminutos morteros y redomas en la trastienda de ~lguna taberna sev~lla na_. Finalmente, cuenta Bartolomé de Medina que "viendo que no podia sahr con ello, me enconmendé a Nuestra Señora e le ofrecí que en su ~ombre haría limos na . . . y plugo a Nuestra Señora de alumbrarme y . e~~ammar:ne a que saliese con ello . .. " El éxito llegó a fines de 1555 y convi:tiO. a Medma en el más grande innovador metalurgista del mundo en .los. sigUientes ~res siglos. A pesar de ello, todavía le fue disputado su descubnmiento a ~e~I_na; al año siguiente, en 1556, un alemán llamad o Gaspar Lom~~ se drri.g~o, al virrey sometiéndole u na variante del proceso de amalgamaoon Y sohc,lt~n­ dole patente por él. Don Luis de Velasco la otorgó de manera salomon~ca tanto a él como a Medina, concediéndoles el privilegio de que cualqw er minero que usara mercurio en los primeros ocho años debía pagar 400 pesos a uno u otro según con qu ien prefiriera contratar . Poco tie mpo desp ués, sin embargo, Bartolo mé ele Medina agradeció al

354

HISTORJA ECONÓMICA DEL\ NUEVA ESPAFIA

virrey el. que ]e h_ubie~a concedido que nadie pu diera sacar plata con azogue d.~ntro de se1s anos Si no fuere pagándole, según ei tamaño de la explotaClon, hasta un m~'{ imo de 300 pesos; en este escrito no sólo no menciona a Lon;an sino que lista !a_s personas de diferentes minas que ya par a 1562 ha~~an contratado con él y que_ en total le habían pagado 1O8 12 pesos. Con sus mgresos Medma ~rzo donativos al Colegio de Niñas, en cumplimiento d e sus promesas a la V1rgen; del alemán no quedan rastros . El Sistema ~e beneficio de patio consistía de las siguientes operaciones : a) Se s elec~1o naba a mano el mineral que se destinaba a la amalgamaci ón. , b) Se le trituraba ~on ma zos o batanes y se ce rnía en cedazos de tela de a1arnbre ha~ ta reduorlo a un polvo muy fino que llamaban harina. , e) la h~rm~ se distr_ibuía en patios rectangulares o circulares en montones ae _18 a 3::J qumtales (d e 828 a 1611 Kas.); por eso se llamaba el proceso "de b pauo". d) Se humedecían los monto nes · y se "ensaJmoraban", es decir , se les agr~g!ba_ sal común a razón ¿ e ~-5 a 3 libras (de 1.2 a 1.4 Kgs. ) por quima! (46 Kt>s), con palos se ;evo lv1a b1en la sal con la harma y se dejaba descansar : 1 montan uno o dos d1as para que la sal se disolviera y se reparti era bien en e. 1 e) . Según el tipo de mineral se podía o no añadir un material llamado mag¡s_tral, que se obtenía del tostad o de piritas de cobre y de hierro . Si se necesitaba~: agregaban de 8 a 12 libras (de 3.7 a 5.5 Kgs .) por montón y a veces tamb1en cal. f) ~e adicionaba azogue a razón de 10 a 12 libras (4.6 a 5.5 Kgs.) por monton, formando un lodo a! que llamaban torta. · g) las tortas se repasaban con mulas con los ojos tapados que caminaban sobre ellas en círculos por tres, seis u ocho horas mientras los peones iban volteando el lodo co n palas de madera. En tortas de unos 600 quintales (27 615 Kgs.), se empleaban cuatro peones y seis mulas; pero a veces el repaso se hacta con gente , o sea con los pies de los operarios; a pesa r de que con bestias se aho~raban muchos j ornales. El tiempo de los repasos duraba d~sde unos ocho ~has hasta dos o tres meses según la ca lidad del mineral y el chma, para dar nempo a que el azogue absorbiera la máxima cantidad de plata. h) Durante el periodo de los repasos se tentaban o ensayaban las tortas par~ r eco!'locer el estado en que se hallaba la amalgama. Las tentaduras las ~:aoa a OJO un experto a zoguero , que usaba como único instrumento una JKara casera común. "' i) Cuando el a~oguero consideraba que la masa estaba ya en sazón, se .. chaba en una una con agu a donde se lavaba para sepanr la pella o amalgama de plata, de las lamas o lodos. Las tmas eran de madera de sabino, guarnec1das de gruesos aros de fierro, o también las había fabricadas de ca l y ~nto, :on el fondo sacado de una sola pieza de pórfido de Zacatecas; sus d~~enswnes er,a n de unos 2. 5 metros de pro fundid ad por o tros tantos ele d1ametro Y teman al cen tro un molinete de cuatro aspas movido ro r cl0s o p-. a ._ mac'nos ·' 1 "" '-o e!.e, unas aos ' i · · nto, • ~- '' , · ·"" ' '- '-' ~> •10ras e!e estar e JI avacl er o en 1110\'tmlt: J

LAMlNERÍA

.

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!a amalgama de azogue y plata se había ido al fondo mientras el agua ·bmosa a1u edab~ arriba y se podía escurrir fác ilmente. _ ·. j ) La amalga ma que queda~a e n el fon?o se ponía en una man~p . () capucha de lo na para que expnm1éndo la saher a por la pum~ el mer~un~: ~ pesa r de eso las piñas de piara que quedaban , estaban wdavJa m u y jugosas, es decir contenían aún mucho azogue. " "~ k) Se metían las piñas en los hornos donde a la te mper aLura de :>::>' grados se evaporaba el mercurio , dejando a la plata sola, ya que es te metal se funde hasta los l 955 grados. El peso de la plata era una sexta parte del de la piña o pella que se metió al horno porque ésta ~s taba compuest a ¿e una parte de plata y cinco de azogue; su forma y tamano era la m1sma, solo que cresp a y espo njada. . Según el Padre Acosta, la plata sacada por es te método ,era tan fi~a que para poderla trab
'-

356

plata excedieron a los de oro en valor y no sólo en volumen. Fue introducida la innovación a la mina de Guadalcanal en Esparia , alrededor de 1562 y luegó al Perú en 1571 según el Inca Garcilaso de la Vega* y Silvio Zavala, en 1572 según Céspedes del Castillo, en 1573 según Haring y en 1574 según Bargailó, por Pedro Fernández de Velasco, quien además la adoptó para realizarla en cajones en lugar de en patios. A este invento siguieron otros muchos entre los que vale la pena destacar los siguientes: a) El de Alonso Martínez de Leiva que en 1560 descubrió en la Nue va España un procedimiento para abreviar·, probablemente por medio de estufas, el tiempo de la amalgamación; b) el del catalán Mosén Antonio Boteller que introdujo el sistema de amalgamación a las minas de Guadalcanal, España en 1562; 9 el de Juan Capellán o Capellín, minero de Taxco, que en 1576 descubnó un artefacto, la capellina, p ara reducir la pérdida de mercurio; el) el del presbítero Juan de Ordóñez que descubrió una variedad del método de abreviar el lapso del proceso por medio de estufas, pero que fracasó porque ia mayor brevedad del beneficio no compensaba el mayor costo de combustible; e) el del sacerdote Alvaro Alonso Barba que en Potosí, hoy Bolivia, inventó una modalidad de la amalgamación que lograba en un cazo y por cocimiento; f) el de Lope de Saavedra Barba, apodado "El Buscón", que en 1633 en ~as m.i.nas de Huancavelica, Perú, de donde era médico y mayordomo, mventó el horno busconil para ahorrar mercurio, aunque a costa de mucho carbón; g) el descubrimiento conjunto en 164 3 del capitán Pedro Mendoza Mel~ndez , el doctor Berrio de Montalvo y don Pedro García de Tapia del Sistema llamado de la barrilla, para reducir el tiempo de amalgamación, pero que ensayado en Guanajuato, Pachuca y Taxco si bien produjo plata a las 24 horas, aumentó el desperdicio de este metal en dos onzas sobre 30 quintales e incrementó la pérdida de mercurio en otras dos onzas; h) finalmente la invención anónima en Guanajuato , a finales del siglo XVIT de unos artefactos llamados arrastras que servían para moler el mineral. De todos estos inventos, que demuestran una intensa investigación tecnológica, sólo tuvieron aplicación generalizada el método de cazo y cocimiento o de barriles de Alvaro Alonso Barba, en el Perú y la capellina y las arrastras en la Nueva España. Es conveniente analizar los dos últimos . La capellina o desazogadera era una campana o cono de cobre o de bronce que se colocaba sobre el horno para recoger el mercurio volatilizado que -'salía a un recipiente lleno de agua donde se enfriaba y condensaba. La capellina había de estar cuatro ho ras o más con buen fuego, de manera que estuviera hecha ascua y el vapor de azogue llegara hasta el agua; si con ei uso llegara a hacérsele un agujerito o una hendidura , por ahí se escapa el mercurio sin remedio y su val or podía exceder al de la p lata que se obtenía.

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L\MINERÍA

HISTORIA EC O N ÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

El uso de la ca pellina permida una importa~te economía del ~zogue , :~yo precio era mu y alto, y reducía la acción noc!Va de los vapores mercm 1ales ·sobre los trabajadores. . ·· b ·¿ El otro gran invento, el de las arrastras o atahonas _faohta a LOnst erablemente la moiienda y era todavía más sim~le: co.nsts tla en cuatr o pes~~~~ piedras muy duras que giraban suje tas a un eje v~rtlcal al qu~ estaban um as or travesaños en cruz. Como cas1 nunca habta agua suftoente para ser ~mpleada como fuerza motriz, la molienda se hacía con grupos de mulas qlle movían las arrastras. Esta técnica de trituración en seco tuvo su ~ayor aplicación en la altiplanicie semidesértica del norte y. au_nque fue ~na m.gerÍiosa innovación para suplir la falta de agua, cont~tbuyo a e~eva~ os costos de la minería por la necesidad de llevar los forraJes de las best1as a veces desde puntos muy distantes. , . ¡,r Como se puede observar, los principales a~elantos ~e la_ ~ecr:tca m~~a u · en los dos sigios posteriores a Bartolome de Meama solo mtrodclJ.er~~ gtca fi · d · o éste SlQU l O variantes o adici~nes al . s.iste~a de bene. tn.o. e pauo, per, .a o d la aplicándose casi sm modifJCano.n . ~asta pnnopw~ del actual slJ~:~: En Europa se abrigaba el preJUICIO de que los ststemas meta u. oJCo~ e América Española estaban muy retrasados y por ello no se les ~resto aten~ ción· pero en 1780 el barón Von Born, eminente científico austnaco ad~p~ m~ioró el sistema de cazo y cocimiento de Barba, que databa de .1 o9 ' Y · J 1· t 'o d eo -o de modermzar a hacéndolo pasar por suyo . Caros III que es a a es s ., N 1 Esp aña quedó impresionado por los métodos .de Von Born Y envw a ue.va España: Perú y Nueva Granada :nisiones de c:e,ntí0cos europeos para meJOrar en las 1ndias las técnicas m meras Y metal urg¡cas. _ de La misión que llegó a México venía formada por el .espandoi Fa~sto . uímico español educado en Freiberg, descubndo.r e vo ramiO, Elhuyar •q · Sonnescnml • d y por nueve por el ilustre mineraloaista alemán Fed enco _ , técnicos ale~anes más ~üenes permanecieron en la Nueva Es,rana por ~as de diez años. A pesar de su eminencia, estos científicos no pu~teron .mdt~o u. ' . r· . d ti y por el contrano se nn leron cir mejoras sustanoales a1 bene 100 e pa 0 ¿· a . . us méritos· Sonneschmid propuso que su conoctm1ento se exten ler .a, ante S ' justicia a este sobresar¡ente meto ' d o que la preocupanon Europa "para hacer d , europea ha tratado con bastante desprecio", a pesar de que "todfsb1os e:n~~ .- métodos de beneficiar minerales de pl~ta por azogue · ·: _(lo ) e~ en resp tar . .. como a su madre y origen" y fmalmente profeuzo que. La amalrramación de Nueva España que regula.r~en~e llaman beneficio_ de .P~tio, ha subsi~tido casi dos siglos y medio y subs1st1ra mtentras tanto que substst,. el mundo .

La profecía no se cumplió porque a principios del siglo XX la am.a lgramadció~l , el d · · · n pero •u tmportanoa , ue ec.fue sustituída por el meto o e oanuraoo , - . !'al ,. si va para el desarrollo del país y ele la técnica metalúqpca munc 1' po r mas ele tres siglos. or T enía, sin embargo , el beneficio de patio algunos detectes como P r

• Comentemos Reales, libro octavo. opimlo ;.;;;v

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ejemplo su brga duración y el que en los minerales ricos doblara y triplicara los costos porque el mineral consumía más azogue. La lentitud del sistema no tenía gran importancia porque la tasa de interés de los créditos era siempre la muy baja del 5% anual. El segundo defecto se subsanaba poniendo pepenadores hábiles que seleccionaban el mineral más rico, que era más cos teable beneficiar por el antiguo método de fundición, destinando el de menos ley a ser separado por medio del azogue. Normalmente los minerales de diez onzas* o más de plata por quintal , o sea de 0.6% de ley, se trataban por fundición . Era también un defecto e! que si bien ahor
Lo anterior demuestra que la posibilidad de intoxicación era reducida en un patio abierto y que las capellinas funcionaban sin ninguna falla, o bien que no basta ser un gran metalurgista para convertirse en un pasable médico. Con toda seguridad había trabajadores azogados, pero la enfermedad no estaba bien identificada. El máximo . inconveniente del beneficio de patio es que dependía del azogue que entonces no se producía en el país y que tenía que importarse de España, Perú o Austria, como se verá en páginas posteriores. 81

dores estimaron la producción durante las larg~lÍs:mas lagunas e:tadí:ticas interpolando los b ltames a base de suponer un mcrememo permanenLe ~e . la serie. Orozco y Berra estimó la acuñació_n ele plata e~ la Casa de M~.ne ~ de México comando probablemente con solo algünos_aatos de l~s ~er~odos 1537-50 v 1596-1603 y ya con una sene regular y conhab!e a part1r ae .690. Los res uÍtados de sus estimaciones fueron los sJgUJentes:

1537-50 1551-64 1565-95 1596-03 1604- -!9 1650 - 53 1654- 89 1690-94 1695-00

1 614 286 2 600 000 3 000 000 2 -l37 500 3 500 000 :3 875 000 4 000 000 5 098 985 3 6.f2 589

Equivalente en kilos* 4:3 682.6 70 356.0 81 180.0 65 958.8 94 7 10.0 104 857.5 108 240 .0 137 978.5 98 568.4

1653 y 1689. d d 1 t· Todavía menos realista es la mformaoon sobre la pro_ ucclon e P a ~· publicada por el Anuario Estadístico de 1939 de la ~e~retana la E~onom_~a Nacional y repetida hasta la fecha por las estad1st1cas of:oales; esta sene muestra un crecimiento acelerado entre 1540 y 1600 Y un mcremento lento y sostenido a lo largo de .un~ línea recta alegremente trazada entre 1600 Y 1700. Las cifras son las sigUientes: o

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Años 1521 -40 1541 -60 1561 -80 1581-00 1601-20 1621 -40 1641-60 1661-80 1681 -00

Con el descubrimiento del beneficio ele patio se produjo una expansión de la producción minera que durante mucho tiempo se supus o constante a lo largo de los siglos XVI. XVII y xvrrr. :\nte la f~1lta de elatos , algunos investigaDiez o nzas equ ivalían a 287.í gramos.

Años

A.cu·ñación anual (pesos)

Como puede observarse la interpolación se hizo con la idea preconceb~da. ~le un progreso constante; con sup uestos sumamente laxos: una amone~,aoon de 2 600 000 pesos anuales durante catorce años, otra de tres malones durante 31 años, otra de tres millones y medio nada menos que
LA.S TENDENCIAS DE LA PRODUCCIÓN

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359

LA MINERÍA

HISTORiA ECO NÓMiCA DE U\ NUEVA ESPAÑA

*

C.álculn dei :·. utor.

Producción de plata kilos 68 340 253 600 1 004 000 1486 000 1 624 000 l 764 000 i 904 000 2 042 000 2 204 000

360

HlSTOR!A ECONÓ~I!CA DE U. NUEVA ESPAÑA

L~MlNERÍA

Es~~~ fi~ciones estadísti~as recibieron un golpe defi niti vo con los cuadr os y

~~a tJca:; sobre comerc1o transatlán ti co elaborad as por H amilton y lo · aun~. Hamilton de ~ostró que las remesas de metales preciosos a Espaii~ f~~~~?sentes de las Indias aume_maro n acele radamente después de la década , 60. hasta alcanzar su max1mo en el quinquenio 1595-1600· ·· d e ah1 las 1mp ta · d · , a part1r hasta 1630· d or ~JO nes espano 1as e oro y plata disminu yer on lentamente z~ba ' espues se d_esplo_rr:aron hasta 1660 en que su volumen alean, ape~as el de 120 anos atras. En el periodo 1660-1690 se recu eró la f;~r~~~~Jon, por lo q_ue en este último año los envíos a Sevi lla-Cfcliz se 1 d ~a los altos mveles de 1580. Se pueden calcular las r emesas ele oro y P ataH e·~ Nuev~ España a la metrópoli con base en los porcentajes totales que .• amllton atnbuye a este virreinato. Los resultad os arrojan ligeras diferenCias respecto al total proveniente de Indias:

Años 1531- 1535 1536- 1540 1541-1545 1546- 1550 !551-1555 1556- 1560 1561-1 565 1566-1570 1571- 1575 1576-1580 1581 - 1585 1586-15901591- 1595 1596- 1600 1601- 1605 1606- 1610 1611-1615 1616-1620 1621 - 1625 !626- 1630 163 1 - !635 1636- 1640 164 1 - 1645 1646- 1650 1651- 1655 1656 - 1660

Importaciones españolas de oro y plata provenzentes de Nueva España* Pesos de minas (450 maravedís) Kilos 297 036 1 535 78 1 2 576 080 2 864 524 4 932 766 3 999 499 4 931 300 7 060 600 7 263 026 7 4 18 3 17 1028 1110 9 533 040 11 259 168 12 394 260 9029221 11 619 924 8 584 842 lO 840 500 lO 804 200 5 240 445 3 764.398 6 525 840 3 303 3 12 2 589 5 10 2 625 768 1 277 224

12 561.7 64 948.2 108942.4 121 140. 7 208 606.7 169 138.8 208 544.7 298 592.8 307 153.4 3 13 720.6 434 788. 1 403 152.3 476 150.2 524 153.3 381 845.8 491 406.6 363 053.0 458 444.7 456 909.6 221 618.4 159 196.4 275 977.8 139 697 .1 !09510.4 11! 043 .7 54 013. 8

Índice 1561-65 = 100 6.2 3 l.l 52 .2 58.1 100.0 8l.l 100.0 143.4 147.3 150.4 219 .'! 193.3 228.3 251.3 183. 1 235.6 174. 1 219.8 219.1 106.3** 76.3 132.3 67.0 52.5 53.2 25.9

• Incluye Honduras ** En 1628 1 ¡ · .. " spañ· . 11 os 1o 1a nde rel="nofollow">es se apoderaro n e!1 '\b ranz:ls de la tJq ta p rnced e me de Nue•-'a -· ·' 'l''e · evaha qLHz;\ seis millo nes de pesos de m inas .

351

Las variaciones de las ca ntidades de metales preciosos r ecibid os e ~ España no tiene n porqué co rresponder a sim ilares cambios en la prod ucción miner a de la ·ueva España, ya que el des tino del oro y la pla ta pudo variar según · influyeran diversos factores . En primer término hay que tomar en cuenta los metales introd ucid os a España de contrabando por funcionarios, marinos y pasajeros para eludir el pago d e impuestos; la magnitud de este tráfico es desconocida, pero fue sin duda altísima al grado que las estimaciones fluctúan entre el lO y el 50% del trá fico legal. También se deben agregar, aunque menos importantes , los pagos hechos por los habitantes de Nueva España a los ve ndedores extrar~jeros que in troducían mercancías de contrabando. Otro factor importante fue el dinero enviado a las Filipinas en la nao de China para comprar las mercancías orientales que demandaba en cantidades crecientes la población de la Nueva España. El envío de dinero a Manila estaba limitado a 250 000 pesos anuales, pero esta disposición no era cu mplida y los fo ndos que realmente se enviaban podían llegar a ser tres o cuatro veces la cantidad permitida. Fuertes cantid ades de dinero eran destinadas igualmente a comprar cacao en Venezuela, Guatemala y Guayaquil. El sostenimiento de la administración virr eina!, la defensa de las costas y el mantenimiento de los presidios en el norte implicaban gas tos que ·mermaban las remesas de numerario a España. El mismo resultado tenían las fuertes sumas que el gobierno de la Nueva España situaba en Florida, Cuba, J amaica, Puerto Rico, Espaiiola, América Central, Filipinas y otras colonias que no podían por sí mismas defenderse y mamenerse. Por último, el mercado interno requería fuertes cantidades de dinero para facilitar el comercio de bienes y se rvicios, en su gran mayoría producidos en el país. La sustitu ción ele importación de mercancías europeas o chinas por artículos de manufactura novohispana contribuía a reducir la cantidad de metales preciosos recibidos en España. Como todos estos factores se comportaban de manera diferente , segú n las circunstancias de cada año, no es posible llegar a calcular una relación entre las importaciones españolas ele metales preciosos y !a producción minera en la Nueva España; sin embargo, como la mayor parte de la plata y el oro iban a Europa, la estadística de los metales recibidos en Sevilla-Cádiz permite conocer las tendencias de la producción a lo largo del tiempo. Aun más útil para entrever cuál fue la producción minera de 1a Nueva España es la siguiente serie compilada y calculada por Bakewell de la producción argentífera de las minas zacatecanas de donde se extrajo más plata que de las demás d el país: t a producción de Zacatecas fue mucho más estable que la importación de metales preciosos de España. En el periodo 1560-1660 las importaciones españolas de oro y plata más que duplicaron la cifra del quinquenio inicial 15601564, e n seis quinquenios, mientras que la producción zacatecana no duplicó en ningún quinquenio !a del periodo base. Por ei co ntrario, las importaciones españobs de oro v ola ta se derrumbaron en dos o casiones a la mitad de las d el quinquenio base 'v 'una a !a cuana parte, al tiempo que el peo r lustro de la

3G2

HISTORI A ECONÓMI CA DEL'\ NU EVA ESPAt-:¡A LA MINERÍA

363

Plata presentada pam efectusjisr:ales en la Caja de Zacaiecas A.tios 1560- 1564 1565 - 1569 1570 -1 574 1575- 1579 1580- 158-1 !585- 1589 1590- 1594 1595- 1600 1600- 160.5 1605 -1610 !6 !0- 1615 1615-1620 1620- 1625 1625- 1630 1630- 1635 1635- 1640 1640 - 1645 1645- 1650 1650- !655 1655- 1660 1660- 1665 1665- 1670 1670- 1675 1675-1680 !680- 1685 1685 - 1690 1690 - 1695 1695- !699

iHarcos 587 37-1 67.5 368 766 76.'3 716 620 582 4 15e 6 17 169" 62:1 866 532 138 634 57.5 73 5 046 e 879 586 1119 372 1 173 601 1 052 478 1 108 1-!3 729 889 623 ..¡ 19 609 884 693 033 577 720 ·190 083 ° 72 6 874 1 164 823 1 2.38 424 600 000' 599 059 688 073' 566 637

Kilos 135 213 155 4 70 176 509 164 966 134 072 !42 072 14:3 6 !4 122 49H 1<16 079 169 208 202 ·18 1 257 679 270 163 2-13 280 255 095 168 020 143 51 1 140 395 159 536 132 99 1 112 8 17 !67 326 268 !42 285 085 138 !20 1:l 7 903 !58 :104 l30 440

i ndice ( 1560-6-1 = 100) 100. 0 11.5.0 130.5 !22.0 99.2 10.5.1 !06.0 90.6 108.0 125.1 149.7 190.6 199.8 179.2 188.7 124.3 106.1 103.8 1 !8.0 98.4 83...! 123.7 198.3 210.8 102. !* 102.0 1!7.1 96.5

e: estimado con cifras parciales .

producción de Zacatecas sólo fue un 10% inferior a la del quinquenio base. Esto corrobora la importancia que debieron haber tenido las cantidades de dinero que se quedaron en la· Nueva España, que se exportaron de contrabando o legalmente a Filipinas y otras colonias de la Corona española. Es también interesa nte observar cómo acrecentó Zacatecas (Z) su importancia relativa frente a las remesas de oro y plata a España (E): Estas relaciones demuestran palmariamente que la caída de las importaciones de metales preciosos se debió más bien a una crisis española, que a la decadencia de la minería novohispana; efectivamente ésta experimentó una fu erte contracción en el periodo l635-l66;j, pero fue menos severa que la '' La r, •ened ismi nth .icin de est e '! llinq ueni" se debe a <¡lle d distrir.,, de Som hr eret<: fue .-;epar:Ki' · de! de Lacarect; .

1596 - 1600

122 498 (Z) 52-1 15:1 (E)

= 0.2:$

1620 - 1625

270 16:\ (Zl -t56 9 10 (E)

= 0.59

1646 - 1650

140 :195 (Z) 109 510 (E)

= 1.28

1656 - 1660

1:12 991 (Z) -54 O J.± (E)

= 2.46

sugerida por las remesas a España. La conclusión se refuerza al recordar que, siendo Zacatecas la principal zona minera , no era ni mucho menos la única; seguramente la producción combinada de las demás regiones fue mucho mayor que la de Zacatecas a lo lar!{O del siglo XVII. San Luis Potosí fue el segu ndo centro minero del país en ese siglo. Fundado en 1586, entró en su periodo de más alta producción entr e 1610 y 1620 para atravesar también por um severa depresión a partir de 1635 y recuperarse gradualmente a finales del siglo XVII. Las minas del distrito de Real del Monte y Pachuca tuvieron una gran bonanza a finales del siglo XVI en que produjeron unos lOO 000 marcos de plata anuales (23 020 k1los); a principios def siguiente siglo eran un poco menos florecientes y luego entraron en una rápida decadencia p ara alcanzar una producción de 27 000 marcos anuales en el periodo 1630-1637 y ele apenas 17 000 en 1641. Las causas de esté descenso fueron la menor riqueza de la mena y el que se tuvo que excavar a una mayor profundidad , donde se encontró agua, la cual no podía ser sacack1 económicamente con la técnica de la época. Como en el resto ele la Nueva España, la recuperación ele estas minas empezó en la década de 1660-1670, estabilizándose la producción en aproximadamente 40 000 marcos de plata anuales (9 208 kilos ) para el resto del siglo. Exactamente cuando la producción el~ Zacatecas empezó a disminuir, se inició un extraordinario auge en las minas de Parral incluso las ele Santa Bárbara en el lejano Chihuahua, que duró de 1630 a 1650 co n un rendimiento aproximado de 80 000 a 90 000 marcos ele p lata por año (de !8 -l: 16 a 20 718 kilos ). De la última fecha al fin ele siglo la producción fue más o menos de 40 000 marcos anuales gracias al auge más modest o que causó el descubrimiento en 1658 de los yacimientos de San Fra ncisco de l Oro. De la misma manen. :d iniciar se ia decadencia de Parral. empezó la prosp eridad de Somb rerete que :trrojo los ren dim ie!1ii1S :n::ís a]tr¡s del di~-

364

HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

tri ro de Zaca tecas en c;r · .· ¡ . (43 gramos) or uint;t, un ~~g o, pues mientras éstos eran de 1 1/2 onzas de 56 a 96 o~zas {de 1 6 /f6·~~~6~gs.), los mmerales de Sombrerete rendían rete producía solo casi¡; m~t;d d r~mo~)d~n .ellu stl~O 1671-1675 Sombrerancia la reconoció oficialment ~ o b~ e :stlnto de Za~atecas; esta imparReal se arada l , . • e e, go I;r?o a crear ah¡ en 1681 una ca·a fecha u~ abru, t~ d~:. hizo que la~. estadistica;; ~acatecanas registraran en ~a 1681-1690 en pque la cp~-~ds~. _perIodo¡ de maxi~a producción fue la década c~cc.on anua promediO fue de 198 184 .. 1 d.ecn, a D'O mayor que 1· d z ~ marcos, es producción de S b . ~ e acate~as. En .los últimos diez años del siO' lo la 0 ' o~ 1 e1 ete empezo a declmar. on los datos dtsper ·os h c~I-adro confiable de la :vol~~~~e an mo~tr~do es im~osible formular un CJon minera, compuesta casi en s~ ct~~hostcion por reg¡ones de .la producXVfl ; sm embaro·o conrand 1. b dad por plata, en los siglos XVI y c~n a ase firme ~e la producción global del virreinato v la del~ distrito ciertament~ mu y endeble dac~~eca.s; se p~dna aventur_ar una hipótesis , simplemente con el r '. . t~tr~ t~CJon regiOnal en la decada 1690-1699 posición relativa de fosopa'osito didactico de dar una idea aproximada de ~~ · tstmtos centros mmeros:

La acuñación de oro empezó en 1679 y de hecho Elhuyar y Orozéo y Berra es la primera fecha que consideran; este autor da los siguientes·datOs: Pesos 1679 1680 168 1 1682- 1693* 1694 1695 1696- 1700*

E)

e

d:¡

Zacatecas San Luis Potosí Sombrerete

24% 20"/o 20%

Pachuca Parral

lO%

Otras

10% 16%

100"/o

A la producción de olata hay oue a ol . volumen significó el O3% del t~t l ~.eo~r al 7U_Y _reduCida de oro, que en sobrepasó el 4% a pes~r de ue ef val m~ es e e siglo ~-VII y en valor apenas curso de la centuria. El Aq . ; o~.- e la -plata ba.Jo de 12:1 a 14:1 en el aurífera no siaue el atr, dnuarz~ . sta zstzco . :n. el caso de la producción estar basadas oen alg~m-¡ e tunda mterpolaciO_n, por lo que sus cifras deben < uen e ocumental; estas son las siguientes:

oF

Kilos 1521 - 1540 1541- 1560 1561- 1580 158 1- 1600 1601-1620 1621- 1640 1641 -1660 166 1- 16HO

!68 .! - 1700

365

LA. MINERÍA

6 930 105 820 71390 50 000 214 610 299 200 200 000

Como entonces un marco de oro era equivalente a 110 pesos se puede calcular que la acuñación total de 1 985 200 pesos que da Orozco y Berra para el periodo 1681-1700 equivalía a 18 047 marcos de plata o sea a 4 154.5 kilos; esta cantidad es algo mayor a la mitad que la que presenta El Anuario Estadístico de 1939, pero la diferencia se puede atribuir a que quedaron cortas las estimaciones de Orozco v Berra de los periodos 1682-1693 y ' 1696-1700. Cuando la producción minera novohispana tuvo su primer auge entre 1580-1600, no excedía probablemente a la tercera o la cuarta parte de la riqueza en metales preciosos producica por el Perú; tomando a Zacatecas como índice; Brading y Cross calculan que la producción de la Nueva España en el decenio 1590-1600 no excedió los cuatro millones de pesos, mientras que la de todo Perú fue de diez millones y de siete la del "cerro rico" de Potosí. A finales del siglo XVIí la minería novohispana había iniciado su recuperación y, en camb io la del Perú entraba en decadencia, con lo que la producción de ambos virreinatos se igualó en alrededor de cinco millones de pesos. La d isminución' de la producción minera en la Nueva España de 1630 a 1665 ha sido magnificada por diversos historiadores para convertirla en la causa de una crisis económica general en el país y de la decadencia política y militar del Imperio Español en el mundo. La crisis minera ha sido también atribuida a diversas causas: la política gubernamental restrictiva; la crisis demográfica que hizo escasear y encarecer a la mano de obra; las circunstancias técnicas de la producción y la escasez de mercurio, elemento indis pensable del proceso de amalgamación. Se analizan estos factores en los apartados sigui~ntes. 82

4 200

3 400 6 800 9 600

LEYES Y REGLAMENTOS

8 440 8 020 7-i20

La importancia de la minería se acrecentó enormemente con el beneficio de patio, al grado que españoles y americanos le atribuían de consuno un papel

7 265

7 380

*

Cifr:lS anu ..des esthnadas.

36ó

H ISTO RIA E.C01-iOM!CA DEL\ NUEVA ESPAÑA

decisivo en la m;:¡rcha de la hiswria del mundo y en la sal vac ión de las almas. El gran jurista Soiórzano Pereyra decía qu e dependía de: ... la saca del oro y de la pbta b unión y conse:-vacirín de España y ele las Indias y por mejor decir de toda su dilatada monarq uía y la defensa y exaltación ele la Santa Fe CatóiiGl ...

Ei mexicano Gómez de Cervames por su parte afirmaba: . . . por los mineros que tienen minas de plata ... se sustenta el mundo . .. porque la plata le da (1·alor) a los fructo~ de la tierra y a las cosas ... d e· manera que faltando . . . ele necesidad la contratación se había de convertir en traer algunas cosas en trueque ... y seg-ún esto todo el peso del mundo está sobre los hombros y voluntades de los mineros. Digo que . .. roclos los mineros del Perú y de Nueva España no llegan a ochocientos, de manera que toda esta máquina está pendiente de ochocientos hombres . . . (son ellos) uno ele los más fuertes fundamemos y defensa sobre que estriba la Iglesia de Dios tan perseguida de herejes luteranos . . . porque con la plata se defiende a la Iglesia y con ella se ofende a los enemigos y (se sustenta) ia co lumna y muro fortísimo de !a Fe Cmólica que es el Rey Don Felipe N uestro Seiior .. . Una actividad tan importante como la minería requería de una legislación clara, adecuada a sus necesidades y puesta al corriente, por ello fue menester ir adaptando a la realidad americana !as le yes de Castilla y después modificar y aclarar los mismos ordenamientos indianos. De esta manera, en 1559 Felipe I! reafirmó derecho ele la Corona a tener incorporadas al patrimomo real todas las mmas de oro y plata, así se hallaren en tierras de pueblos, de monastenos o de particulares no obstante las mercedes ele cualquier tipo que hubieran hecho sus predecesores, las cuales quedaban anuladas; pasaban por tanto al patrimonio real todas las minas de metales preciosos, excepto las que ya se estaban trabajando, que serían objeto de un acuerdo JUSto y razonable. Se confirmaba también el derecho de cualquier súbdito, español o indio, a explotar minas libremente y sin necesidad de licencia alguna, siempre y cuando registraran la mina. Cuatro años después el monarca incorporó las ordenanzas de 1550 y sus modificaciones a la R ecopilación de Castilla con las siguientes variaciones: la ley comprendería, no sólo las minas de oro y plata, sino las de cualquier metal y las ele sal; no ?ólo sus súbditos sino también los extranjeros podían explorar y explotar rumas; la parte que correspondía al rey fluctuaba de la octava parte a la mitad de la proclncción bruta y finalmente se establecía un pr?cedimiento para resolver los conflictos de posesió n de las minas y para ev1 tar que quedaran abandonadas. · En .1:)84 Felipe !1 refundió los ordenamientos de 1559 y 1563 y algunos antenores en las llamadas 0Tdenanzas del Nuevo Cuademo o también Nuevo C?digo ~e Leyes Afmems; no contenían novedades pero sistematizaban las chspostonnes antenores, las co rregían de algunas in congruencim v bs coloGwan e n u n soio cuerpo jurídico. Tuvieron graves consecuencias !os anícu-

e!

.LA MINERÍA

367

los 23 y 31 de estas ordenanzas que clisnonían. el primero, que ei descubridor de un yacimiento podía hacer el de~uncio de una superficie de 160 por . 80 varas (134 por 67 metr os aproximadamente) y que los cler:unCJos suhstguientes tendrían una superficie de 120 por 60 varas (101 por ~O 1~etros); el segundo, que el descubridor podía hacer cuantos clenunoos qu.tstera. Gemeili Carreri cuenta que entre mina y mina se debía depr cuando menos cinco varas ele tenen.o sólido como muro de división; profundizando bajo tierra un minero podía entrar en el terreno de otro, siempre q~1e no se e ncontrara con los traba;adores de és(e, porque entonces clebm renrarse al suyo o ir más ab<~O. Si Jse inundaba la mina inferior, _debía .el que estaba arriba dar al otro la sexta pm·te del metal que extr~m, y s1 e,l a~ua que brotaba de la superior pasaba a la inferior, estaba obligado el oueno de la primera a desaiojarla. . . , . . Estos mandamientos dieron por resultado que se h1oeran gran .numero de denuncios pequeños de una sola mina cada uno , aunque estuv1eran todos situados a lo larcro ele la misma veta, todo lo cual llevó a la falta de planeación de las min~s, que se desarrollaron arbin·ariamente. . En 1602 se hicieron obligatorias estas ordenanzas a todo el Impeno E_spañol y en 1640 se agregaron a la Rewpilación de Casttlla como l1bro VI. mulo 14, ley 9. . Felipe 11 confirmó también que todas las personas eran. libres para de~c.ubrir y explotar minas, con o sin el permiso del proptetano d: la s~1perhC1e, mediante el pago del quinto real. Aunque en todas e~tas disposiCIOnes_ se mantenía el_ viejo principio de que las minas pertenecmn al rey. que solo cedía por merced real el disfrute y posesión de el~as: la amplitud de los términos de las mercedes provocaron que algunos JUriStas afectaran tener dudas sobre si el soberano había retenido sus derechos de prop1edad , o SI por el contrario habían pasado a ser propiedad de los particu!ar~s, con las solas obligaciones de trabajarlas regularmente y pagar los reales. Impuesto.s. En este sentido opinaron Lagúnez y el cardenal de Luca, mientras qu.e Solórzano Pereyra no externó su opinión definida sobre el problema, refiriéndose solamente a la obligación de pagar el quinto; sin. embargo, la gran mayoría siempre sostuvo, como lo hizo Gamboa en el s1g!o XV!II que las minas merceclaclas permanecían dentro de la propteclad ele la Corona, que, sólo se había desprendido del "dominio útil". . Parece ser que, además de las ordenanzas m~nc~onadas, se, consulr:ron también a título supletorio las ordenanzas que dtcto en el Peru en 1514 el virrey Francisco de Toledo y que constituían un cód~go más complet? que los vig·entes en la Nueva España. Por último, hubo dtver~os ordenamientos ele carácter local o que se referían a algún problema es p ec¡fico, entre ellos se pueden m encionar los referentes a la~ autoridades de ~os reales de mu:a~. Las Ordenanzas del Nuevo Cuaderno cllspoman que deb1a haber un admtmstrador en cada distrito minero, únicamente con jurisdicción en asuntos mineros. Esta ley diseñada para la metrópoli nunca se puso en vigor en la · ·~ l · · · el t l s;
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L.l,. MINERÍA

HISTORIA E.CONÓivllCA DE. U NUEVA ESPA:\iA

?id?res_, a!c~~ d~s. ordina.rios o cabildos que. &ober~aban los pueblos y que Leman JUnsmcoon no solo en matena admtmstrattva , ctvil, agrar ia o criminal , sino también en casos mineros. En gene ral e! funcionario local más importante erael alcalde mayor, quien estaba f~cultaa? para . at~nder denunoos, cobrar tmpuestos y juzgar e n pnmera. mstanoa los ltogws entre mmeros; las apelaciones se elevaban a la audtenoa r espectiva. A veces el alcalde mayor nombraba como su teniente a un al~alde ~~dinario; en, el caso de Zacatecas hubo, desde fecha temprana, una dipu raocn de mmena, pero estaba compuesta por los mismos recridores que t.ntegraban el cab~ldo. Las facultades de los alcaldes mayores e;a n tan ampl.Ias que, para evitar qu.e abusaran de su puesto, la ley les prohibía termtnantemente que se d edtcaran a la exp loraoón y explotación de min as, que fo rmaran parte de compañías mineras y aún que compraran y rescataran metales. E~ he.cho de. que los liti gios ~ineros estuviera n sujetos a los tribunales ?rdmano? tema senas de~v~ntaps, porque estos asuntos requerían que el JUez no solo_tuvtera c?nom~u~~tos l~gales, smo también experiencia pr áctica ~n la ~mena. Ademas los JUICIOS mmeros se vieron expuestos a las mismas mtermmables demoras que eran características de los demás liticios. Debe hacerse referencia.ta ~bién a las muchas y diversas leyes q~e ampliaron y confirmaron los pnvtlegt9S otorgados a los mineros por Carlos v. como por e)emplo las si¡5U ientes: r~cibir ma íz de los trib utos reales y todos los matenales que tuvieran necestdad para el avío de sus minas y beneficio de los metales "a precios justos"; no ser sometidos a prisió n por deudas fuera del real donde v!Vleran, para que pudieran segu ir trabaja ndo sus minas; n o ser embargados por ningún tipo de deudas en sus esclavos herra mientas mantenimi~nt~s y ~tras cosas necesarias para el trabajo mi~ero "de form~ que no se tmptda m cese el descubrimiento, trato y labor de las minas"· ser ~espachados . sus litigios, .causas y negocios con much a brevedad para ' que no se _dtstratgan co.n pl,?ttos, m hagan largas ausenoas con daño y perjuicio del avw de sus mmas ; en fin, gozar del derecho exclu sivo de vender metales . . _Estos ordenamientos fueron finalmente recogidos en 1680 en la Recopilacwn de Leyes de los Reynos de las Indias, cuyo libro IV , títulos 19 v 21 contenía n legislaci?n .muy variad~ sobre trabajo de los indios, técnicas de exp lotación , descubnm1ento de mmas , sus regtstros por escnbanos, autoridad de los alcaldes mayores , etc.; sin ~mbargo, siguió vigen te la Recopilación de Castilla en todo lo qu e no se opusiera a la legislación indiana. En las leyes de los dos primeros sig los de la colonia se encuentran ciertamente contradiccione.s y fuentes de co nfusión; se halk·w también algunos mandatos que proptoaron derroc~es y malas técnicas de explotación; pero e n general responclleron a una poht1ca protector a y promotora ele la minería cuyos ~fec~os favor~bles excedieron a los nocivos. No puede pues cu lparse a la leg¡sJac lon de la epoca del estanca m 1ento m mero en el sio· lo :\V II, ni menos de la crisis que golpeó a esta actividad a mediados de e~~' ce nturi~1. ''1

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GENTE Y TÉCi' !CA

Go nz~.llo Gómez de Cervantes decía en 1599 que para sacar plata era menester que el minero tu viera "cuatro instrumento S mu y sobrados .. .: a~ogue, sal, gente y dineros"; a estos cuatro se podría ag~egar un quu.J.to, la tecmca. En este apartado se examinarán la gente y la técmca como postb les causas d~ la crisis de la m inería en el siglo XVII, para ver en los stgUlentes apartad os et mercurio, la sal y los dineros. Se han hecho ya diversas referencias a la teoría de Borah y de los Chaunu ele que las epidemias que asolaron a la Nueva España en 1~ segunda tmtad del siglo XV I y en la primera del XVII al provocar una cat~a verttcal .de ~a· població n india (hecho indudable), provocaron la decad~noa de .la m 1~e na tanto por la fal ta de brazos como por el alza ele los salanos; la cns,ts mmera condujo a una prolongada recesión de 1~ economía no_voh tspana y es~a ~u na drástica contracció n de las remesas de fondos a Espana , con el consigmente debilitamiento d e su potencia financiera, política y mili tar. En párrinas anterio.res ya se comentó que la caída de las r~mesas de metales de Nueva España a la metrópoli fue mucho más pronunCiada que la de la producción minera debido principalment~ a ~ue aumentar on los gastos de la defensa imperial española, al recrudeomtent~ del contrabando, ~l mayor comercio con Filipinas y a los mayores requer~mie~tos d~l comer~IO interno; hubo también un importante proceso ele sus mu cwn de tmpo.rtaoones con producción doméstica. La crisis en el país fue pues menos Importante que la que sufrió España. . . Es evidente, sin embargo, que la gran mortandad cau sada por las eptdemias hi zo escasear la mano de obra y contribuyó a elevar los salano~. qomez de Cervantes estaba preocupado porque las minas operaban con md10s de ser vicio es decir r enartid os en el cu atequil , lo que no podía durar porque el trabajo' bajo tierra ~ra demasiado pesado para. los ~ ndios, "gente miserable, desnuda y pobre", que terminarían por exunglllrse de golpe; por esto recomendaba que en cada flota se trajeran negros para que los mmero~ se fuesen haciendo poco a poco de esclavos. . Contribuye también a ejemplificar el problema el . que las . m~as de Pachuca que recibían semanalmente dentro del cuateqllll 1 1.08 mdtos re.d utados de los pueblos comarcanos en los años 1576-1579 vieron reduoda la , ministración de trabajadores a apen as 57 por semana en 1661. Con la falta d e trabajadores escaseó el maíz. Gómez de Cervantes pedi~ al rey que para que los mineros sacara n mucha plata ma ndara que l<;>s mmces que recibían de tributo él y los encomenderos se llevara n ~ las mt~as para que estu vieran muy abastecidas. Los costos de las exp lota~IO nes ~.meras se incrementaron debido a los mayores gastOS para consegutr p:OVISI.Ones; en Zaca te.cas el precio del trigo subió en 156 1 al nivel n~mca v tsto d~ nueve pesos y medio por carga y el nivel general de los precios e~ el penodo ?e au rre minero 1620-1630 aume ntó e n tal fo r ma que las autondades n~curne­ ro~ :1! m~miclo exped iente de controlar los y aun al inusitado ele suspen der el cobro d e! impuesto a !a venta por tres meses para atraer abas tecedores.

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HISTORIA ECONÓMICA DE U\ NUEVA ESPAÑA .

De manera paralela fueron subiendo los salarios. Los barreteros que ganaban cmco, se1s y oc~o pesos cada mes según su destreza, llegaron a ganar cuatro reales d~anos , esto es medio peso, que se comparaba muv favorablemente con el real diario que se daba a los indios de cuatequil. Si~ e~bargo, según el obispo de Guadalajara Alonso de la Mota y Escobar, este saJano era para el minero indio lo de menos pues lo más importante eran: · · ·las piedras_ de rico metal que él va entresacando de toda la gruesa que ellos llaman entre s1 pepena, y en lengua espariola suena lo mismo que escoger, que ya :s cosa. asentada entre ell os y SL~s amos que allende del salario que ganan, sacan cada d1a un costah.llo ele estas p1edras escogidas . . . y (estO) es el primer reclan10 que trae a los mchos a trabajar y se conserven en las haciendas. ~e ~sta fo~ma el barretero estaba obligado a sacar una cantidad mínima

dtan~ de mmeral, llamada tequio, a cambio de su salario y además el costalito de p1edr~s de pepena o escogidas. Estas constituían, según el acertado

comentano de Bakewell, un premio muy primitivo a la productividad. Como loS. trab~adores abusaron pepenando las mejores piedras y dejando al patron las de menos .calidad, se siguió posteriormente el sistema de partidos , o sea el de comparttr entre ambos equitativamente los minerales extraídos. El pepenador vendía su mineral al mejor postor que normalmente era su prop1_o patrón o el dueño de una pequeña fundición; a veces los mismos trab
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iniciado el proceso, pero eso parece poco probable sobre todo considerando que precisamente en ese medio siglo se produjo e.l gran auge de la romería novohispana que sólo fue sobrepasado hasta el s1~lo _xvm. · La continua disminución de la mano de obra afecto profundamente a la región que antes de la llegada de los españoles estaba ocupada por_ una población sedentaria dedicada a la agri~uitura; en esta zona los espanoles buscaron explotar las minas con trab
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Los trabajadores forzados se concentraban er: las minas. ~e la región .central, mientras que los del norte eran casi todos hbres y reob1an un salano. Para 1650 prácticamente los trabajadores libres habían desplazado .a l~s f?rzados, sobre todo en Zacatecas y Parral donde casi todos los operanos mdws eran asalariados contratados libremente. . Este grupo de asalariados estaba formado po~ indios que emigra?an por su propia voluntad de Michoacán, Valle ~e México y Tlax.cala, atra~dos por los altos salarios y participación en el mmeral que ofreoan los .m1~1eros Y repelidos por el sistema de tribl\tOs, cuatequil y trab~os comumtanos que caían sobre ellos en sus lu gares de origen. Parece ser qu~ a pesar del ?esastre demográfico nunca hubo aguda escasez d~ ma~? de obra ~n las mmas del norte porque ;e mantuvo constante la emtgracJOn desd~ et cer:tro. Por lo demás. no era necesaria una gran corriente mtgratona porque el número de opera rios en las minas era reducido. Brading caicula. con base en

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la distribució.n del mercurio en 1632, que los 7 247 mineros mencionados dos p_árrafos atr ás prod~cían las dos terceras partes de la plata de la Nueva Espana ; por tanto, la mmería de todo el país no requería de más de 11 000 hombres o cuando mucho 15 000. Esta cifra era lo suficientemente pequeña como para que no la haya afectado la dramática caída de la población, sino por el contrario hubiera podido seleccionar a la élite de la fuerza trabajo a base de salarios y prestaciones. El aumento de los salarios no refleia necesariamente la escasez de mano de obra, sino otros varios factores, corr:.o la mayor demanda de mineros calificado~, expertos) permanentes en el periodo de auge 1605-1632 y el mayor preno de los ahmentos. A su vez Jos precios agrícolas subieron no nada más porque había menos campesinos para . producirlos, sino por otras varias causas entre las que se pueden listar las siguientes: las minas del norte estaban ~? regiones leja~as y sem!áridas donde por mucho tiempo no hubo produccton agropecuana o fue msuficiente, por lo que se tuvieron que abastecer desde el centro del país con los consiguientes altos costos de tr~nsporte y las pérdidas producidas por los ataques chichimecas; el auge n:mero provocó una demanda excepcionalmeiue alta; los cabildos de las cm?ades mineras impusier~n ~uertes alcabalas a la introducción de trigo y matz (dos reales por carga a1 tngo y un real al maíz en San Luis Potosí); ante ~Iza de los precios las autoridades procedieron a controlarlos, lo que logicamente desalentó a productores , transpor~stas y comerciantes, provo·cando ~scasez, especulacwn y finalmente precios más altos; finalmente, el a~ !Se mm ero Zata tecas. ~o las primeras tres décadas del siglo XVII coincic d10 con ~a drast1ca reducoon del número de cabezas de ganado, con lo que los precios de la carne se recuperaron del abatimiento a que habían caído con su previa multiplicación prodigiosa. Lo dicho parece indicar que la bonanza minera hizo subir los precios agrícolas con las consiguientes ganancias de los productores y no que la m~l!or población hizo bajar la oferta agropecuaria. Cuando sobreviene la cnsts mmera a partir de 1632, los precios de los alimentos bajan tanto por una menor demanda corno porque en el norte ya hay haciendas agrícolas y gan:'lderas en las cercanías de cada real de minas y los chichimecas estaban ya panficados. Los precios más bajos de los alimentos de los mineros a mediados del siglo XVII atenuaron indudablemente la declinación de la minería al ~isminuir los costo~ de mantenimiento de los trab~adores y de las bestias de tJro y carga. En general , no . hubo escasez de mano de obra en las minas del país durante el siglo XVII; en cambio sí se experimentó un incremento de los satarios_r de los precio~ durante el ~uge minero de 1600 a 1640, pero éste no es sufiCiente para explicar la postenor caída y recuperación de la minería en el resto del siglo. Es preciso buscar otros factores concurrentes entre los cuales es~~n las técnicas y costos de explotación. A rne_dida que p as~ba el tiem po se agoraba el mineral superficial y se hacía necesana ~a excavan ón de túneles cada vez más profundos con bs consigUientes difi cultades técnicas y mayo res costos. A. fi nes del siglo XVI muchas

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minas alcanzaban unos 60 metros de profundidad, a mediados ~el siglo XVI~ la profundidad media era ele unos 120 y a finales de ese stglo G:meih · Carreri supo de minas ele unos 145, 167 y 185 metr?s* de profundtdad . En esas honduras el principal problema eran las mundaoo_nes p~rque normalmente las capas de agua freática se encontraban a partir de 10S 60 metros. BargzJló dice que las mif_las de _Zac~te,~as, Somb1~erete, Re~ del Monte y otras muchas "fueron contmuos dtluviOs : El clesague por mecl10 de botas o cueros fue prohibido por Felipe lll a partir de ~601 y sob~·e todo se hizo incosteable en muchos casos, por lo que los mmeros tuvieron que recurrir a otros procedimientos. . . Cuando las mi·nas se encontraban en las laderas de · los cerros era postble desaguarlas por medio de socavon~s, est
Antes de 1607 la mina de La Albarrada fue equipada con un malacate cuya instalación exigió que la pared interna del tiro fuera recubierta de madera para evitar el desgaste de las bols~s de cuero us~das para s_acar el agua; _a_este procedimiento se le llamaba encaJonado. En 16!:>3 los duenos d~ una rnma en el cerro de Buena vista se pusieron de acuerdo J?ara _compar~1r el g~to , ~e instalar un malacate, pero por lo general los prop1etan~s de mmas veonas se negaron a realizar este tipo de _inversiones en ob:as cOnJuntas por celos Y por el temor de que los otros so~Jos sa~aran ventaja en el arreglo. . El uso de los malacates se dtfundw lentamente porque era ~uy ~ostoso , la per foración de un pozo costaba tanto como construir una _tglesla por~ue además del trabajo de excavación mu y frecuentememe habta que reforl.ar .,, 8~. 100 y l iO cst~ici os . un es t~do equiva lía ~ d os var ~s, esto es ~ 1.67 merros.

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sus paredes co n mampostería. Sin embargo, Gemelli Carreri se encontró !6 malacates en Real del Mo nt e operan do. a más de 150 metros de orofu ndidacl y en un caso, dos a la vez en un mismo tiro. Con menos frecuen~i a se usaron oombas en el fo ndo d e las mi nas, desde principios del siglo 'CV If , siemore operadas a mano. ' El costo de abrir un socavón o un tiro para malacate era frecuentemente supenor a la ca pacidad finan.ciera del minero , qu ien entonces orefería se~u~r ~xt~ay~ndo. el mineral , sin preoc~parse de desaguar. h~sta e¡ u e la ~ m,~~aC!on ,e obhgaba a abandonar la mma. En ocasiones los mabca tes eran ms~ . ICientes para desalojar el agua de las minas profundas, con lo que éstas te!1Ian que abandonarse a pesa r de la considerable inversió n realizada en el pozo. · Aun en las pocas minas que contaban con malacates se continuaba transportando ei mineral en el inter ior de las minas excl usivamente a hombro< porque la ~:I sencia de galerías de trazado y pendiente regulares y la falta el; comumcanon entre ellas hacía imposi ble el uso de carretillas de tracció n anuna! T os t n t · · d _ : L ~ a eros sigUieron pues, urame todo el siglo XVII y después, con :u~ pesaaas car gas a pesar de la ordenanza ele 158 1 que lo prohibía y segllla n subiendo con ellas por escaleras marinas de cuerdas o vigas con muescas , a pesar de la innovación de los malacates . Se podrá c_~mprender l~ primiti_vo de este sis tema interno de transporte con la narraC!on de Gemelh Carren de su descenso a una mina d e Pachuca: · · · ?<\jado_s cinco peld~ños (o m uesc~s .. como dicen), me desalenté viendo que hab1a muchas probabilidades de preCJp!tarme. Queriendo pues volver arriba d mmer~ me anano· d'!CJenc · lo que faltaban pocos maderos para bajar , tanto que ' precechdo por él mismo con la luz en la mano, me arries()"ué a hace¡· lo que q~eda_~a con gran te mor, porque a veces me veía en apri~to p<JrJ abrazar la JT1ade¡ d Y poner al rrusmo tlempo ambos pies en las hendiduras de la misma. Sea c~m_o ~uere, recomendándome a Dios, bajé con fortuna tres veces más de lo que h.abia d icho el mmero para darme valor, de modo que llegué a poner pie firme en el l_ugar de los b~rreteros ... luego de haber estado allí cerca de dos horas volví ar nba con grandisimo temor por el camino in fame y llegu é a la luz del día ml! y cansado. · · · confieso que en verdad jamás en, mis días emprendí acción m~Is temerana, por no decir loca .. . E! ~al trazo de las g alerías se debía a que los mineros se concr etaban ~abi~ualmente a seguir la veta, sin tra tar ele planear el fun.Iro desarrollo de a mma, a base de sólo conjeturas y sin emplear ni siquiera brú iulas . A veces se p ' r 1 · :J , _oma en pe.Igro ~ segun_dad toda la obra porque se dejaba que los busco nes ~acaran el mmeral sm cmcl ado ni responsabilidad ala-una y debilitar.an sus pilares has ta provocar derrumbes. Conforme se ad~ntraban e n la tierra los vencuetos subterráneos, crecían más que proporc ionalmente los ()"asto · · se ' ·¡ ::'< ~. co?sumian enormes cantic acle ele velas ele sebo de c;:¡rnero y de ~e: Y se h~Cia necesaria una mano el e ob ra cad a vez más numerosa p~u·a -•C
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LA MI N ERÍA

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::, uperacla por el descubrimiento del benefic io ele pa~ ? · fue eL us~ ele la pólvo ra en las labo res de excavación. Se sabe ~ue en t 6·¡ tí Gonzalo_Suar~z de San Martín hizo volar con pól vo ra el cr eston de una veta de cmabno en Chiiapa, ho y estado de Guerrero; sin embargo , el nuevo . método no se . di fu ndió sino hasta el siglo siguiente. Independientemente de las pocas iimovaciones técnica~, pes?ban tern~le­ mente sobre la minería de la Nueva España las ternbles d1stanoas que teman que recorrerse para abastecer las minas y para hacer ll e~~ los metales a la Casa de Moneda y a Veracruz, único puerto de export_aCJon. A los costos de transporte a lomo de mu la por cas i inexis tentes cami?os d e he.r radura se debe agregar la gi.Ierra chichimeca en la segu n~ a mitad c:el siglo x_vi, y después las intermitentes sublevaciones de _las. tnb~s nortenas; todavta en 1652 se dio un caso de canibalismo en el distnto mmero de Parral en una sublevación tarahumara. Co ntribuía también a desalentar la producción de metales indu striales el que estuviera gravada la producción br~_ta con el impuesto del quinto, excepto los diez primeros años de la explotaCJon en que se ie cobraba el diezmo. ., El alto costo y la dificultad del transporte hicieron imposible la explotaCJon en escala comercial de los metales no preciosos. Se dice que no bien concluida la Conquista se benefició el cobre y el estaño _e n la_ zona de T ?xco por la necesidad de bronce que tenía Cortés para fundir canones. El hierro del Cerro ele Mercado apenas sirvió p ara que los herrero_s de Durango h mdieran para forjar rejas de arado y otro s ~ per os agncolas en pequena cantidad y sólo para las necesidades de la ~egw n. A fines del siglo XVI se explotaron las mmas de cobre ~e Las Ag~as en Puebla y de Autlán en J alisco. En los últimos año~ del sigmente siglo se trabaj ó también el cobre de Ingu ~r.án y"Sayula en Jahsc_o. y d e Santa_C~ara en Michoacán. Con este metal se hicieron algunos u te nsllws que tuv1e1 on ~n escaso comercio imerregional. Todavía menos impor tancia tu vo el plo~o ae Zimapán , que resultaba a veces más caro que el procedente d~ Espana. Se pued e coocluir de lo visto que no obs ta n~e que en el sig lo ~VII se preseiitó una catastrófica reducción de la población y que durante e_l ~ubo poc.:1.s innovaciones técnicas, n.i nguno de e~tos .factor es puede co_nstitUI~ la explicación única del estancam iento ele la mmena; es pues necesano anahzar las otras posibles causas. 84

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LA S.-\L Y EL MERCURIO

El pr ocedimiento ele amalgamación exigía el ab undan te uso ~e sal que m:nca llegó a escasear a lo largo d e todo el periodo co lom~l. Las prmop~es salmas eran las de Peñón Bl anco en el actual estad o de San Lws Potos1 y las d e Sant:1 María , situadas a unos 90 kil ó metros al oriente de Zacatecas.,_Había ta mbi én bue nas sali nas en la cos ta d e! Pacífico co mo las de la v;_l~a d e Pur ificación , hoy estado d e Jali sco y las de Navito y Cham e da e n la region de

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA. NUEVA ESPAÑA

Cul_iacán; las poblanas c!e Chiau~ia, Acarlán, Pia'80 se reforzo et monopolio estatal con la prohibición a cualquier persona _"español, mestizo, ind_i? o de otra suerte" que comprara sal par~ volverla a_vender con la excepcwn de los mtsmos que beneficiaban metales v d~ los _a~:teros Y carreteros que la llevaban a las haciendas de be neficio. Est; dis~ostcion se suavizó en 1609 por Felipe Ili que dejó libre la explotación de la ~al en todos ~quellos ~a~~s en que !a ~egalía, esto· es el monopolio real , resultara en dano Y perJlll~IO de los mchos; en la práctica se mantuvo el est~l!co de la sal en l~s salmas tmportantes, dejando las menos ricas a los paiticular~sy las_~an_nas pobres como pertenecientes al dominio público. ;a admmtstraCion directa de las salina~ dejó de ser un buen negocio para el t.o?terno cuando aumentaron los salanos y el costo de alimentación de los traba_¡adores como consecuencia ele! auge minero y del derrumbe demográfico. En 1596 ~e aumentó el jornal de medio real a un real y a éste había que agregar el ~atz y la carne con que se alimentaban los operarios. El aumento de los precios de los alimentos probablemente fue la causa de que el crobterno el b " · " t> e e rara ,asientos , o sea contratos, con empresarios particulares para gu~ fueran estos los que explotaran directamente las salinas. Los ~s1e?~os tuvieron duración de diez años y se fueron sucediendo con siglo. En estos contratos el rey no pedía a los esa p~nodi~Idad en el resto asentJstas _d_mero algun~ smo solo que abastecie~an a Zacatecas con toda la sal ~ue re~mnera~ sus mm~ros, dándola al precio fijo de cuatro reales por ~?ega, el _asentista garantiza?a _con una fianza el cumplimiento ele su obligaCion. En 6eneral el abastecimiento de Zacatecas montaba a unas 30 000 !anegas, pero a veces e l ~ompro~iso del ase~tista era mucho mayor, como ? 1?48 t;n qu_e se elevo a 60 !:>00. El asenusta obtenía casi siempre una ptngue ganancia porque la capacidad de producción de las salinas era mucho mayor Y porque podía vender los excedentes al precio que fúara e! mercad?_ en las demás regiones ; por ejemplo, en 1603 y en 1663 la sairierra s~ vendw a un peso la fanega fuera ~e Zacatecas, esto es al doble del precio fiJado para esta Ciudad ._Lo norma!, sm e mbargo, eran precios más moderados porque la producCi ó n de saltierra siempre fue suficiente.

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LA MINERÍA

La importancia del mercurio excedió po_r mucho .~1 b ele la saL Sin él no podían beneficiarse los minerales de_ calidad mecliana que forn:aba n la mavor parte ele los de la Nueva Espana y que tratados por eL m_etodo de fu~clición no rendían suficiente metal para pagar su costo; por el ststema de ama!cramación, en cambio, se producían las dos terceras partes aprox tmadamet>nte de la plata del reino a mediados del siglo XVII. Cuando se descubrió el beneficio de patio, sólo existían dos z.onas productoras importantes de azogue en el mundo, la de ~lmadén en E~p~ña y la de Idria en la Venecia Julia, hoy Eslovema, Yugoslavia, p~ro ambas eran e:'p!otadas en mu y peque_ña escala, aunquec er~n ~~u y ncas, _po rq~t e umca aplicación del mercuno era entonces la 1abr~eaCton de espeJOS. E. m?todo de amalgamación produjo un aumento explostvo de la d ema_n~a en la Nueva España a partir ele 1.555 y en Perú desde 15_70, lo que obltgo a la Cor?na a tomar tres medidas principales ele emergencra: ~es~rrollar la producCton en Almadén, im pülsar la exp loración de nuevos y~om ie?tos y ?~cerse cargo de todas las exportaciones de mercuno de Espana haCia Ame~I~a. .· . Lo más fácil era esto último y por ello en marzo ele bo9 la p~ mcesa gobernadora, en nombre de su hern:ano don Felipe ll, mandó que nmguna persona pudiera conduorlo de Casulla a las Indias, aunque fuese en poca cantidad , sino que todo el tráfico debería hacerse por cuenta d~ la Real Hacienda. Al principio no fue posible hacer cump~Ir en su t~tahdad este mandamiento y se estableció un pequeño pero lucrativo comercto de contrabando manejado por comerc~ames e~tropeos y ot~o legal paral~lo porque el rey se vió obligado, ante la mcapaCidad del_ gobterno de surur adecua~a­ mente el mercado, a autorizar a algunos particulares a transportar pequenas . , , partidas de mercurio. Esta si tuación terminó en 1572 cuando el vtrrey Martm Ennquez de Almansa dispuso que ia distribución_ del mercuri? quedar~ _s}empre a ca_rgo de los oficiales reales. Este mandamiento provoco la oposicton ele los mmeros, apoyados por los frailes quienes manife~taron que prohibir el tráfiCo libre del azogue y hacer de él un monopol_w o esta nco, era tanto como monopolizar el pan o la carne "pues sé entiende que el sustento de es~a tierra depende de las minas de plata y ellas ~o se pued_en sustentar sm azogue". A partir de esa fecha hasta el fm de la ~poca colomalla Coror_Ia. fue la única productora y distribuidora de mercuno dentro de sus dot?_mws. El propósito fundamental del monopolio no era tanto ob_tener uuhdades con la venta de! azogue sino asegurar el pago exacto c~e los unpu_estos sobre la producción de plata. Los impuestos a la plata conststia n en la deom~ parte de la producción bruta (quimo real) en to~o~ aquellos metales pr~d~Cidos en Nueva Galicia y Zacatecas por el procedimiento de amalgamaoon, la plata ele otros lu aares o beneficiada por fund ición pagaba el 20% . Aclemas se cobraba el l.5% por der echos ele fundición, ensaye y n:arca, el derecho de sef1ore
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,, Ver el apa n:1do ·'[m pu esws v derec h os Re:il Haciencla".

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la a mo nedaci
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d e! mercurio usado en el beneficio, otra se perdía al transformarse, por r eacciones químicas, en compuestos que se iban junto con el mineral de desperdicio; esta cantidad de azogue no recuperada se llamaba consumido y junto con las pérdidas accidentales en la operación guardaba una relación promedio con la plata producida de dos a uno aproximadamente. Basada en esta relación la Real Hacienda exigía al minero la presentación de una cantidad de plata, para sobre ella cobrar impuestos, equivalente a la mitad del mercurio que había recibido; si presentaba menos plata no sólo tenía que pagar el impuesto correspondiente a toda la plata que en teoría debía producir, sino que el gobierno le entregaba menos mercurio para proseguir la explotación; por el contrario; si presentaba ·a la C<üa Real más plata se le cobraban los impuestos ele acuerdo a su producción real, pero se le incrementaba su asignación de mercurio. Con este procedimiento se procuraba alentar la explotación de las minas más ricas ; pero como a lo largo de la vida ele una mina era normal que la ley del mineral fuera en disminución y que las galerías se tuvieran que excavar a cada vez mayor profundidad , para producir la misma cantidad de plata que antes, se tenía que beneficiar una mayor cantidad de mineral con costos muy superiores. La presión fiscal obligaba así a cerrar las minas de rendimientos menores mucho antes que estuvieran agotadas. Durante el gobierno del virrey marqués de Montesclaros (1603-1607) se modificó la relación mercurio-plata de dos a uno fijada para todo el reino por el virrey-arzobispo Pedro Moya de Contrera~ (1584-1 585), para sustituirla por una tabla de rendimientos según el promedio de cada región con base en las cifras de producción de los últimos años del siglo XVI. En ella se prevenía que en centros mineros de poco rendimiento como Sultepec, Tlalpujahua y Zacualpan se entregaban dos y medio tantos de mercurio por uno de plata, en Temascaltepec 2.35, en Taxco y Tetela 2.22, en Pachuca y Zacatecas dos por uno y en Durango, Guadalajara y Guanajuato las entregas de azogue guardaban una relación con la plata producida de 1.6: l. No obstante que esta diferenciación por regiones era más justa que la relación dos a uno aplicada por igual en todas las zonas, los mineros siguieron quejá ndose porque los coeficientes se basaban en las cifras de producción extraordinariamente altas del siglo XVI y no tomaban en cuenta ni el descenso de la ley del mineral ni los costos crecientes de excavación, desagüe y beneficio. En el mediano plazo la tabla ele rendimientos del mercurio resultaba también gravosa para las minas menos ricas y obligaba a su temprano abandono. Tuvo sin embargo éxito la política de la Corona de obligar a los mineros a dedicar. d azogue a las menas ele más alta ley cuando éste estaba escaso. En Zacatecas, por ejemplo, el rend imiento promedio del mercurio sobre la plata fue el .muy elevado de 1.47:1 en el lapso 1610-1630 y subió todavía más en el periodo tnás grave de b crisis minera hasta llegar a 1.14: l. El uso del mercurio en las minas más ricas tenía un límite, pues como ya se ha visto cuando la ley de los m inerales excedía de d iez onzas (287 .7 gramos) por q uintal (algo más de 46 kilos) resu ltaba más económico benefi-

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LAMII'<ERÍA

HISTORIA ECO NÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

. . do ele fundición. En el periodo 1610-1630 ele ciar los mme~ales por ~1 :O~t~95 097 marcos de plata producidos 3 726395 .gran auge m mero, de os Cl. ). v pagaron por tmpuesto 1 'd l 'txiodeamacrama l 0 e . fueron prodUCII.. OS por e, meJ b 4o8 639 se' beneficiaron por el de del diezmo el l 0"/o de st.t valor rulto Y. tv A.t;nque la plata obtenida por fundición y pagaron ele tmpue:~o de fum ~· ; parte del total producido, fundición era apenas algo ma~ e a. ~c~a'c~Jnsiderable sobre todo si se hasta . . . . n Zacatecas, en cambio, el método importante la produccwn por fundlCIOO, e 1 . d 1680-1700 pero en . · f · · ortante en e peno o ' de benefloo de pa.uo ue mas Imp el ' lt'mo lus·ro del siglo tuvo más peso proporción decreo~~t.e, hasta que en e u t l el sistema de fundlCJon:

1 0

Período

Amalgamación

1680- l6 85 !6 86 - !690

76 % 67 %

1690 - 1695 1695 - 1699

51%

-l-1%

Fundición 24 %

33 %

49% 56%

referÍ'! el sistema de amalgamación, En general, se puede afirm,ar qu·e· se p l ed'd que lo obligaba la escasez pero que se recurría al ~e ~~ndtCwn en a ~e ~á~ importante la producción de mercurio. De cualq~Her form.a, era mu~l o el abastecimiento suficiente de 0 por medio del be~efi~10 de pan? Y por ~ t nimiento y desarrollo de la mercurio era de VItal ImportanCia para e man e minería. . b. añol trató ele acrecentar Además de monopohzar el azogue el ~o t~rno esi:> s conocidas desde la · . de Almaden estas mma , . • el la producoon e 1as ~mas i el~ excelente calidad, !os yacimientos época romana. produoan un mer~u; ~ el 1 rev y estaban localizados a unos eran muv abundantes, eran prople a e. ' l "Lir de España y en el . el e . d 0 ba esto es en e o 100 kilómetr·?s al n~rt~ e or ex. 'ortadas todas las mercancías a ' "' camino a Sevtlla Y Cadiz, P 0 ~ donde ~1 .an . · ~urar una rápida expansión de las Indias . Todas estas vent<1JaS permiUan au, la explotación y pingües gan~~o.as_- i . ; -~w del beneficio de patio, CarDescle 1525, mucho antes c.e cte~cux\m.'~"le ~1madén a los Fugger, una . . . . . ·'x.plonr las m.nas e · •· ' \ los v dto_un as1ento par,1 ~. . ' ·\. A cro;b n ro que era acreedora e e 1a familia de banqueros alemanes , e . u ,:o .. u."'

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HIS TORIA ECONÓMICA DE U. NUEVA ESPAÑA

Coro~da española. EJ. contrato inicial con los Ft1grre1· cono E o F ÚCtir como eran . ~~ os en spaña, fue renovado periódicame~te •dado el . 't '

gest10n.

· ··

' ex1 o cte su

ba~n áae· paruimmera década d: trabajos

la prod~cción fue insignificante pero a emos pequenos pero t. 1 · ' fluctuó entre los 9• 000 y los 3 000 c~n I7uos, se e evo a una cantidad que en el periodo 1590-1600 En 1604quin¡a es _anuales (de 92 a 138 toneladas ) Fúcar se obli()'aron . · se Irmo un nu~vo contrato en que los 184.1 toneladas\ h~s;~t~~1~r e~tre_3 000 ~ 4 000 qumtales anuales (de 138 a asiemo Por die ' . , ano siguiente el gobJerno les otor(J'ó otro les (ele i84 l z9~~o~ para abastecer anualmente entre 4 000 y 5 000 quintafinanciaría~ t~t;hn~~~~nl~laclas{ en !~s condiciones siguientes: los asentistas azoQUe tenía e a exp Otacwn Sin ayuda ele Ja hacienda real· eJ o que ser entregado en Sevilla· 1 · d ' . ' e precio paga o por el gobierno sería de 11 000 mar d '. 4 <

~~~t~ú~~~a~~;;:dt~:~ ~~~n~oq~~~~;.~ ~~~ ~~~~~~;s d:~~a~;c~:e~~~~·s~

por la Corona .'u os asentJstas_ cumplieron con creces el mínimo impuesto fue de 3 sg· , pes elpr?~eclw anual de entregas en el asiento 1605-1614 1615-1624. o qumtales (l6o.a toneladas) y de 4 793 (220.6 toneladas) en el de A pesar del incremento de su d . . . Al d . . cubrir la demanda d ¡ N E pro_ uccion, . ma en no hubtera podido · · e a l u e va spana cuya mm ería ex extraordinario entre 1550 y 1590 . 1 'b .. "penmer:to. un auge hubiera sido recom en sacia or ·e;I .a. usquecla_ el_: nuevos _yaCimientos no descubierto el benefi~io de paf d~xito: Enl b5: • dos a~os después de virrey recibió instruccio nes se JO aviso a Peru de esta mnovación y su . rea es p~a buscar nuevas fuentes ele azo()'ue· -.¡ poco en l"63 " 1 ' :J ' 'e e escubneron las mmas de Huancavelica que d . o d.' "' empezaron a exportar a la N E _ e mme Jato ficio de atio ~ . · < .ueva sp~na porque inexplicablemente el beneS .. P. - .· o se mtro_c!LIJO al Peru Sino hasta el periodo 1571-1574 . · e tmc1o ast Lln pequeno pero e . Callao y A. 1 . reoente comerCJo de mercurio entre El · capu co, que prometia una ampl'a d bl ·. fue severamente limitado 1; . . I y ura. e expans!on pero que importante fue la difusión por e .vers~~ Circunstancias. La pnmera y más que convirtió a este virreina~e~X~o~~dimiento de ~malgamación ~n el Perú competidor privilegiado de la Nueva ~erte_consum¡Idor dde m.~rcuno y en un. velica. spana por a pro ucc1on de HuancaTambién fue decisivo el qu 1 C b . a medida e a orona o stacuhzara el comercio con Perú que aumentaba la proclucoón ele Al ·d . 1 b' 1 comerciantes sevillano . · b ma en, e e IC o a que !os ·< s cons1c1era an al tráfico e t ¡ d . . como una !ITave amenaza a s 1' . n re os os v1rrematos cío de mer~urio b . u monopo IO comercial y temían que el comerse colaran al p eru· no so· 1o . novohisp· a nera. una mercanoas · puerta . 1 . .por donde . e < nila. Así un.a real. cae.ncal sismo tadrr:cl)ten chmas traídas por el galeón de Ma' u a expe 1 a e 15~9 1· · · 1 a~ogue peruano a Nu eva España pa;a s~lo ,;.- Im.Ito as exportaciones ele dtcho metal· on--·s ce' d l- . 1. _ . ~casos en que .escaseara en ella y el ·wment · · , monopo!i 0 ·de h·' e .u <:b. e.e ese ano ~ "< e convirtieron en estanco 0 d s l 1-- ~ • . .. •. • O J o n" toe1as •as operaoones con el mercurio peruan o e.. e e "' ~xn
Jf,

LA MINERÍA

38!

En 1574 ei virrey de Perú don Francisco de Toiedo tomó poseswn en nombre del rey de las minas de Huancavelica e inmediatamente las dio en alquiler a concesionarios particulares. El monopolio real del comercio con la Nueva España se puso en vigor en ese mismo ano y operó de dos maneras. La primera consistía en vender licencias a los particulares para que pudieran comprar azogue a los asentistas de Huancavelica y enviarlo para su venta en Nueva España. La segunda, fue la operación directa por parte de la Corona; el virreinato del Perú enviaba al de la Nueva España mercurio que compraba a los concesionarios de las minas, o bien tomaba del que tenía el rey por el cobro del impuesto del quinto; el virreinato septentrional entregaba al del sur los recibos correspondientes y vendía a los mineros el azogue, contabilizando los ingresos en la Real Hacienda de la Nueva España. Junto con el monopolio se configuró una clara política de distribución del mercurio para proteger al de procedencia española. En el mercado de la · Nueva España tenían preferencia las importaciones procedentes ele la metrópoli y únicamente se recibían las de mercurio peruano cuando las primeras eran insuficientes, ya fuera por una disminución de la producción de Almadén, u por demoras de los barcos o por su pérdida durante la travesía. Esta política se siguió invariablemente hasta 1590 aun cuando hubiera sobrantes de azogue en el Perú, con el resultado de que prácticamente desapareciera el comercio intervirreinal de este metal. La gran expansión de la minería novohispana de 1590 a i632 hizo que la creciente producción de Almadén fuera insuficiente para satisfacer su demanda, por lo que la Corona permitió en 1591 un envío de 1 500 quintales anuales (69 toneladas) de El Callao a Acapulco. Este comercio no duró mucho; por dificultades graves de operación en Huancavelica cesaron lós excedentes exportables del Perú al principiar el siglo XVII y aú n su virrey solicitó en 1606 que España le hiciese una remesa urgente de azogue español ele 6 000 quintales. Desde entonces Perú compitió con la Nueva España por el mercurio de Almadén y aunque a partir de 1630 empezó la recuperación ele Huancavelica, su producción no dejó por varias décadas excedentes que permitieran una exportación regular a la Nueva España. Tales circunstancias provocaron que, b<üo la presión de los comerciantes andaluces, se prohibiera totalmente el comercio entre ambos virreinatos por sucesivas cédulas de 1604, 1609, 1620 y 1634. La ausencia de azogue peruano no habría tenido graves consecuencias si hubiera seguido creciendo la producción española, pero en la tercera década del siglo XVII Almadén empezó a enfrentarse a algunos fenómenos negativos. La importación de plata americana provocó el aiza de precios, costos y salarios en España; escaseó la madera en las cercanías de las minas y se estancó la población en la región de Almadén, de manera que la Casa Fúcar, que había tenido en estas minas utilidades del 73% en el periodo 1609-1614 vió reducidas sus ganancias durante el contrato 1615-1624 a casi desaparecer en el siguiente asiento para el lapso 1625-1635. El declive de este negocio se produjo funclamentalmeme porque el gobi erno

383

LAMlNERÍA

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HISTORIA ECONÓMICA DE lA NUEVA ESPAÑA

no pagaba puntualmente las entre c:ras de me . contaba con numerario suficiente ~ara ra ._reuno y por. tanto !a empresa no mantenimiento de las minas, prin~ipalm~~;~~~ lo~ tra?aJOS mchspen.sables de . que los costos más que se duplicaron y la r d s ~. ad~~~ y desague, con lo quintales a nuales. La casa encontra ba cadp o ucc:on 'éUO a menos . . a vez mas aravoso . ¡· de 3 000 1 , o · cump rr con os termmos del asiento En 1633 1 C ¿·r · a orona tema deudas con lo F · . s ucar, por : erentes conceptos, que sumaban 4 713 000 esos d dian aproximadamente 1 '"'40 000 a atrasos en p el ' paao e losdel cuales corres• ·ponfal . . ' mverswnes dagrícolas que dest,. as, aran 1 . y mineras y un desastroso.1n.cen d.lO"'en 1639azogue. o parte e as mstalaciones de Al d · r ' . ruyo financiera de los Fúcar que final- I~a en, e :eron al traste con la estabilidad en 1645. ' . mene se retiraron del negocio del mercurio L as :nmas . ya no fueron entregadas a nuevos con . . . admmistración fue encomendada al C . . d ~eswnanos, smo que su debía asignar fondos para su m ~t ~nS~JO e HaCJenda que teóricamente a emmiento y explotación· e d ., ~mo era e esperarse, 1a gestión directa gubernamental f~aca , . . . • so porque el gobJerno estaba entrampado v no tenía recursos para mvernr y porque tomar d . · · h· .f. . , ~~y elI ¡oJ dentro del papeleo y trámites bur , . . e:Jsl~nes s~ IZO VJCIOso: como el aobierno no tenía c . ocratlcos. Se cerro as¡ un nrculo o eleCtivo, no podía mantener 1 . el azogue y, al caer la producción de este metal dism· , l el l· as mma.s e empobrecía todavía más. ' mma a e Pata y el erano se

La Corona trató de salir ele este awlladero en 1651 . . los virreinatos de Nueva España y del p , d Impomendoacadaunode medio de maravedís (45 956 pesos) fieru U? lerecho de doce millones y Est~ expediente tampoco fue efecti!oar~rmanoar a e~plotación. de Almadén. ~u: le! ConseJO ~e Hanenda, apenas reobía los fondos de las Indias los de dose de las minas de mercuri~ 1\ s m~ a~ os gastos mas urgentes, olvidánconsideró al Perú casi autosufici~nfe:s~:zoel fracaso de es~~ medida y como se Españalaobliaación d ., . gue,setransfinoen 1658alaNueva ;:, peruana e contnomr al financiamiento de Almad , . . en, con lo que e l monto del derecho qu d b ·. de mara'veclís (9~ 9~2Ja apolta~ el ~Jrremato septen_trional subió a 25 millones España n? podía ni siquiera cubrir otPn~~~~l~e~te ~f~~~t~nd;~os anos la _Nueva Real Haoen?a no recibió ni un p~so de los 92 000 e~ az?gue, as¡ que la El desbaraJUSte fue tal que en 1659 :\lmad , q~e ~o naba. mercu_rio. Para solucionar esta situación la ;;af~Pr?d~Ja m una ~ola onza ~e uln37pr8e6s8tamo con el ?n~ínciero particular Ventura ~~~ní~ ~~n:~aOtoOOOen ese adno pesos) al ano que · el . escu os ( envíos ele dinero de l~s I n~~:~ancfoaga os c~n mtereses tan pronto llegaran los

l

plenamente cumplido por la R~al H~c~e~rxa e esperarse este c? ntrato no fue ., y como consecuenCia tampoco por , o aconteoo con otros contJ"' t . 1 b d un nuevo financiero llamado Francisco E m in . a os ce e ra os con Onís, con No obstante sus fallas, estos financi~miento · ette y con t;_l <:onsulado de Sevilla. nuevo en operación a las minas de A.! m d , ~ ;leron sunClentes l?ara poner de altibajos. La producción de estas ~; ~ •._en,l_.un cuando con mJI problemas y · ' .nas teJe a sigu iente:

el contratanre·lo mi·sm

Periodo

Quintales anuaLes

1660- 1662 l66í- 1668 1692-1698 1698- 1699

5 209

l 635 menos de l 000

2 500

T onelada1·

al mio

239.í . í5 .3

46.0 115. 1

Ante la expansión ele la minería novohispana y las crecientes dificul~'ldes ele Almadén y Huancavelica en la tercera década del siglo xvu, España tuvo que recurrir a impol"taciones de las minas ele Iclria en lo que es hoy Eslovenia en Yugoslavia y entonces era parte ele los dominios de los Hapsburgos austríacos, parientes ele los monarcas españoles. Dadas las doctrinas mercantilistas imperantes , a Idria sólo se le compró ele 1620 a 1645 y luego de manera aislada en 1689. El primer asiento o contrato fue en 1621 con el alemán Federico Oberlolz que se comprometió a entregar 16 000 quintales en el plazo de cuatro años a un precio de 54 pesos (40 ducados) el quintal puesto en Sevilla; en 1626 firmó el mismo asentista un segundo contrato similar al anterior , comprometiéndose a entregar 12 000 quintales en el periodo 1626-1628, pero parece que quebró antes de poder entregar la mitad de esa cantidad. Entonces la Corona entró en tratos con el banquero milanés Antonio Balbi a quien concedió un asiento en 1628 para que proporcionara cuatro partidas anuales de 2 000 quintales al mismo precio; en 1631 hubo un segundo asiento en iguales condiciones para el periodo 1632-1634 y luego sucesivamente otros asientos hasta que se completaron 16 años de tratos con Balbi. En 1645 el gobierno dejó de contratar con Balbi porque no tenía dinero ni siquiera para hacer producir a Almadén, mucho menos para importar un mercurio que resultaba más caro. Mientras que el quintal ele azogue de Almadén costaba 12 000 maraveclís, o sea 44 pesos 1 real, el de ldria salía en 16 000 maravedís, esto es, en 58 pesos 6 1/2 reales. La causa de esta diferencia, además del alto precio de 54 pesos acordado al asentista, era la necesidad de volver a empacar el mercurio en Sevilla porque el embalaje del austríaco era deficiente y no soportaba la travesía transatlántica. Por otra parte, a Balbi tampoco le resultaba ya costeable el asiento porque en Idria se habían presentado también problemas de desagüe y ele mano de obra, ya que había que Hevar ahí a los mineros coactivamente desde otras regiones. Teóricamente, la política española de distribución del mercurio consistía en enviar el ele Almadén e Idria a la Nueva España y dejar que Perú se surtiera con sus propias minas; sin embargo, un accidente ocurrido en Huancavelica en el segundo cuarto del siglo XVII hizo que se desviara hacia el Perú el azogue europeo aun después de 1630 en que la mina peruana recuperó su capacidad de producción y la mantuvo después a niveles adecuados y co nstantes durante la década 1640-1650. A lo largo del período 1600-16-H la distribución del mercurio ele Europa fue la siguiente:

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HISTORIA ECONÓMJCA DE LA NUEVA ESPA Ñ A Lo\ MINERÍA

Quinquenios 1600- !60 ,~ !605 - 1609 1610-!6!4 161 5 - 161 9 1620-1624 1625- 1629 1630- 1634 1636 - 1640 1640-1644

A la N ueva Espa·ña Quintales Toneladas 15 340 15 062 16 655 24 014 21 747 23 884 12 999 9 24 1 18 624

706 o 693 .2 766.5 1 105.2 l 000.9 1 099.3 598.3 416.1 857.2

Al P erú Quintales Toneladas Nada 3 031 1 000 Nada lO 502 9 006 13 05 1 18 276 16 740

139.5 46.0

483.-Jo -!1 -LS 600.7 84 1.2 770.5

Después de este último pe · d ¡ lugar como importadora ¡~o o en que a Nueva España recuperó el primer su primacía y ya en el lapso ~~~ft~f~~e~~~~c~ o margen, fue acentuándose Perú sólo importó 4 3SS De t d f 097 qmntales mientras que 1a producción a1,gent11era ·e . siendo . · o .as. ormas . segu¡a mayor peruana de Huancavelica en apdor9~e el1 VIrremato meridional co ntaba con el azogue ICJOn a Importado. Dos eran las razones de la prefer . d l . . sur. El Perú era el primer produ~~~~~ e metrop_oh po~ el virreinato del receptor de mercurio potencialm t . ~ p at~ del Impeno y por tamo el paña se pagaba sólo el impuesto ~:led~~~~cran~o. Además, en la Nueva Esel Perú se causaba el quinto · esto h , lsobJie las platas, mientras que en más rentable para ' aCia que a P ata peruana fuera dos veces · la eorona. Apenas la Nueva España volvió a ser el . . . europeo sobrevino la crisis de Almadén el f~~~C!Pf6 ~~portacl~r de azogue en 1645 se suspendió el asiento e e ~ a ::> y, al m1smo tiempo , todo lo cual provocó la prolon o~. Badlbi !para. Impo~'tar mercurio de Idria, . ganon e a cnsis mmera hasta 1666 En ese año ¡ · ' e VIrrey marqu es de Mancer d . 1 . sas de unos 2 000 · 1 a, anc ose cuenta que las remequinta es anua 1es de azogue· pro d d Al eran suficientes y tenían postrada a la . . ce ~mes e . madén no gad~ estancamiento, solicitó al virre ~Ife;Ia ~ovohispana en un proloncantidad de mercurio ue ud· Dy e . eru que le env!ase la mayor tiones y papeleo, llegó qfinalme~et~e.en elsg~;sa ~c~up~~~~~ añosb de duddasC·, ges.. un arco e allao con 3 000 quintales ele azo ue siguiente por concepto el !5 que perml Itleron que el rey recibiera al año . e Impuestos a a producción d 1• d Z una cantidad mucho mayor a la el e .Pa La e acatecas . _ 1 éxito J:rwvió al virrey Mancera a ha~e~~~qlller ano _pos tenor a la crisis. Este e~ad~ peuoones ele azogue peruano, pero este no llegó sino en r eme p sas espora Kas. ara 1680 la falta ele suficiente m , · · ·. ~eicuno :egUia ha~1endose sentir en la minería de la Nueva Es aña que beneficiarse por Plpmét~~~Za¡a.t~c.as _mas de la_ mJt~d del mineral"tenía 1690 en que el virre;· conde ! ~(un /CJon. Es~a snuaCión prosiguió hasta lima para dese m ~ en-· a·- ~- ¡· . , e e l. onc ova, habiendo pasado de ~féxi co ;:¡ p " e mismo car
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escasez y neces idad que en este reino había de él; envw por tamo tres remesas de 3 000 quintales cada una en los años de 1690, 1692 y 1693. En 1699 llegó otro cargamento con la misma cantidad. El comercio de azogue entre los dos virreinatos no creció como debiera, a pesar de la importancia decisiva de este metal en la producción de plata, fundamentalmente por la oposición de los mercaderes sevillanos que querían conservar el monopolio del comercio con Perú; pero influyeron también otros factores , tales como que el precio del mercurio peruano era superior al de Almadén, no obstante que su calidad era inferior, que las tripulaciones de los barcos peruanos no eran bien tratadas por los aduaneros de Acapuico y que, a pesar de la necesidad del azogue , las autoridades de la Nueva España demoraban innecesariamente su pago. La insuficiencia del abasto de azogue hizo pensar en otras posibles fuentes, como la de China, donde se sabía que había yacimientos. El resultado fue nul o: en 1615 llegaron de Manila algo menos de 37 quintales (menos de dos toneladas ) y en 1644 llegó otra pequeña remesa y nada más. En 1636 el virrey marqués de Cerralvo escribió a los gobernadores de las Filipinas consultándoles la posibilidad de comprar azogue a China, pero sus respuestas, según luego escribió a Felipe IV "hasta agora no me han dado tanta esperanza como yo quisiera de buen suceso". No era posible que hubiera éxito, ya que si se hubieran tenido recursos para comprar en China, hubiera sido preferible destinarlos a rehabilitar Almadén sin gastarlos en el Oriente, lo que iba total_mente en contra de las políticas de los comerciantes de Sevilla. Igualmeme decepcionante fue el resultado de las exploraciones para encontrar minas de mercurio en la Nueva España. Ya desde 1568 el virrey don Martín Enríquez dio licencia para que todas las personas pudieran "buscar y labrar minas de azogue en cualquier parte" siempre y cuando pagaran al rey el quinto de lo que sacaren "en puro y limpio azogue"; después, en 1609, Felipe m ordenó que se procurara descubrir minas de este metal, pero no se encontró ninguna explotable económicamente, a pesar de que ahora México es un importante productor de mercurio. Las causas de este fracaso fueron la naturaleza misma de los yacimientos que hacía difícil trabajarlos con la primitiva tecnología minera disponible en el país en aquella época y, sobre todo, la falta ele fondos que no permitió una exploración sistemática. Es incomprensible que en estos dos siglos no se hayan traído técnicos de Almadén o de Huancave!ica que estudiaran los yacimientos novohispanos. En adición a los problemas de las fuentes abastecedoras se contaban los derivados del transporte del mercurio desde las minas a Sevilla, de ahí a Veracruz y luego a México y después a los reales mineros a lomo de mulas. En tan largo trayecto las mermas eran apenas de un 2 a 3% , a pesar de que las reales ;:¡tarazanas de Sevilla y México contaban con almacenes pequeños, húmedos, expuestos a inundaciones y, en los años de fuerte producción, incap:1ces de almacenar todo el azogue, que quedaba ;:¡ la intemperie expuesto a que se yudrieran las bo lsas que lo contenían. La merma era tan b~ja porque se tomaban precauciones extremas para

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evitar las pérdidas. Los almacenes de Sevilla y México tenían el suelo acanalado para recoger el mercmio que pudiera escurrir; en la travesía transatlántica.el azogue siempre se tramportaba en las naves almiranta y capitana que .e ran las más grandes y mejor defendidas de las flotas; sobre todo el empaque del metal era extraordinariamente resistente y difícilmente mejorable para la técnica de la época. El mercurio se ponía en bolsas de cuero de medio quintal de capacidad que se ataban en su abertura tres veces, cada una se metía en un barril y tres de éstos en una caja de madera; las cajas se cerraban con clavos y se a taban con seis cuerdas entretejidas y finalmen.te se envolvían con esparto y cáñamo. Sin embargo, si bien las pérdidas eran pocas, como el azogue era muy escaso, un 2 ó 3% de merma significaba el agravamiento de un problema ya de por sí agudo. Mucho más costosas eran las demoras e irregularidad del abastecimiento transatlántico. El mercurio normalmente se enviaba de Sevilla a Veracruz en las flotas que supuesta mente comunicaban anualmente la metrópoli con las Indias. Hasta 1636 las flotas conservaron esta periodicidad con una que otra excepción; después se despacharon casi cada dos años, pues entre 1636 y 1700 sólo hubo 30 flotas. Al no llegar la flota con su cargamento de mercurio la minería se pai·alizaba con gran quebranto de la real hacienda y de todas las actividades económicas, era pues indispensable hacer llegar el azogue lo antes posible. Un expediente era adelantar la salida de la flota en el año siguiente al que se había suspendido, como pasó en 1653, 1656 y 1660; otro, más bien excepcional, fue despachar dos flotas en el año siguiente al de la suspensión, como en 1'653 en que se envió una flota en abril y otra en julio; también ocasionalmente se mandó a España por el azogue a la Armada de Barlovento que estaba encargada de defender de los piratas a las costas del Golfo de México y que por su debilidad era conocida como "la armadilla". El sistema comúnmente usado para suplir la ausencia de las flotas , y a veces para complementarlas, fue utilizar para transportar er mercurio a las naves de aviso que zarpaban una o dos veces al año de la metrópoli para llevar a los principales virreinatos el correo y la documentación oficial. Estos "avisos", que también llegaron a ser llamados "azogues", eran barcos pequeños y de poca defensa que, como navegaban aislados, hubieran podido ser fácil presa de los piratas ingleses, holandeses y franceses, a no haber estado éstos más interesados en ei robo de dineros y mercancías que en causar daño a España. De esta forma, entre 1636 y 1700 cruzaron el Atlántico sin ser atacados 27 avisos que transportaron a la Nueva España 26 552 quintales, esto es, un promedio de algo menos de mil quintales por viaje. Los avisos fueron de gran utilidad pero, por su escasa capacidad, n o llegaron a compensar totalmente la carencia ele mercurio provocada por ia suspensión de una flota. Con todo, los fletes entre Sevilla y las minas de plata de la Nueva España eran razonablemente moderados. El cost o de transpor te de! azogue de Sanlúcar de Barrameda a Veracruz en una flota era generalmente de casi 2 pesos 2 reales por quintal; sin embar go en ia clécada-1630-1640 el t1ete fue

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U. MINERÍA

HISTORIA ECO NÓMICA DE LA NUEVA ES PAÑA

de algo menos de 3 pesos 1 real; cuando el transporte se hacía en un aviso podía subir su costo hasta más de 19 pesos por quintal. El flete teri·estre era mucho más caro que el marítimo, pues entre Veracruz y México J.os arrieros cobraban algo menos de 5 pesos 2 reales por quintal y entre México y Zacatecas otros tres o cuatro pesos. Estos cargos acumulados representaban aproximadameme el 15% del costo total del mercurio para los mineros o para la Corona, según quien los absorbiera, ya que su precio en casi wdo el siglo XVII fue de 82 pesos el quintal. Lo verdaderamente costoso era que no hubiera azogue, ni barato ni caro, porque entonces los mineros acumulaban enormes cantidades de mineral que no podían beneficiar, dejando impro- · ductivo durante mucho tiempo un gran ca pital. Las importaciones de azogue de la Nueva España en los siglos XVI y XV II fueron las siguientes: Quintales

Quinquenios 1556 -60 156 1-65 1566-70 157 1- 75 1576-80 1581-85 1586-90 1591-95 1596-00 1601-05 1606- lO 16 \l- 15 1616-20 1621-25 1626- 30 1631- 35 1636- 40 1641-45 1646-50 1651-55 1656-60 1661-65 1666-70 1671 -75 1676- 80 168 1 - 85 1686-90 169 1- 95 1696 - 00

Provenientes de Europa Perú 891 3 003 5 747 9 653 13 024 lO 656 14 574 13 612 15 058 15 223 17 022 19 045 23 312 23 596 22 642 11 033 9 241 14 570 ll 258 11 i 51 lO 211 8 505 ll 508 12 901 9 -l74

6 919 8 000 11 129 j 007

l 000

2 000 6 500 5 000 3 000

3 000 3 500 6 000 6 000 6000 j 000

Índice Total 89 1 3 003 5 747 lO 653 13 024 10 656 16 574 20 112 20 058 18 223 17 022 19 045 23 312 23 596 22 642 11 033 9 241 14 570 11 258 11 15 1 lO 211 8 505 l4 508 12 901 12 974 12 919 14000 17 129 11 007

1571-75

= 100.0

8.4 28:2 53 .9 100.0 122.2 100.0 155.5 188.7 188.2 171 .0 159. 7 178.7 21 8.8 221.4 212.5 103. 5 86.7 136.7 105 .6 104.6 95.8 79.8 136.1 t2l.l 121.8 12L2 13 1."1 160.7 103,3

U. MINERÍA 383

HISTORIA ECONÓMICA DE U. NUEVA ESPAÑA

El mercurio recibido casi siempre fue insuficiente para satisfacer las necesidades de la minería novohispana. El periodo de mayores importaciones fue el de 1590 a 1530; pues bien, dentro de este período de auge, en 1609, los oficiales reales determinaron que las necesidades de azogue del reino sumaban 4 170 quintales (unas 192 toneladas) mientras que el abastecimiento real sólo llegó a los 3 240 quintales (149 toneladas), esto es apenas un 78% ele lo requerido. Cuando cayeron las importaciones de mercurio a partir de 1630 la brecha entre la oferta y la demanda se hizo todavía más amplia. En 1648, por t:iemplo, se recibieron sólo 2 551 quintales, o sea menos de la mitad de la cantidad necesaria, pues el déficit del abasto fue de alrededor de 3 000 quintales. En los reales mineros se iban apilando enormes mont ones de minerales a la espera de las remesas de azogue; pero cuando llegaban éstas sólo bastaban para beneficiar una fracción de lo ya extraído. A medida que pasaba el tiempo se hacía más difícil y costoso beneficiar el mineral expuesto a la intemperie por las reacciones químicas que en él se producían. A la insuficiencia del aprovisionamiento de mercurio debe atribuirse en su mayor parte el que la minería de Nueva España no se hubiera desarrollado, ele acuerdo con su potencialidad, en el siglo XVII y hubiera quedado rezagada respecto a la peruana. Se demuestra plenamente esta afirmación cuando se comparan los índices de importación de azogue, de la producción de Zacatecas y de las remes as de metales preciosos a España, ya que guardan una estrecha correlación entre ellos (véase gráfica), no obstante que se recurría al método de fundición cuando escaseaba el mercurio o cuando la ley de los minerales era muy alta. La década 1616-1625 que registra las más altas importaciones de azogue es también !a de mayor producción en Zacatecas; de la misma forma coinciden exactamente en el mismo quinquenio (166 1-1665) las menores importaciones de mercurio y la más baja producción de Zacatecas. Igualmente se registran en el periodo 1636-1665 los índices más b~os de re·mesas a España, recepción de azogue y producción zacatecana. Algunas discrepancias entre los tres índices son fácilmente explicables: de 1576 a 1605 crecen más rápidamente las importaciones de mercurio y las remesas a España que la producción de Zacatecas por las bonanzas de las minas de Real del Monte, Pachuca y San Luis Potosí; en !a década 1636- 1645 mientras cae el índice de la minería zacatecana suben los otros dos indicadores a causa del auge de Parral; por el contrario, la producción de Zacatecas crece con mayor ímpetu en el periodo 1661-1680 porque está incluído en su distrito Sombrerete que en estos años tiene su gran bonanza y cuyas ricas menas son beneficiadas por el sistema de fundición; cuando se separan las cifras de Zacatecas y Sombrerete en 1680, los índices vuelven a acercarse y, finalmente, las importaciones de mercurio se muestran otra vez más dinámicas porque cuando b~a la ley de los minerales de Sombrerete, se empieza a usar el método de amalgamación para beneficiarlos. La minería de la 0/ueva España comenzó a recuperarse a partir ele 1665 hasta el fin del siglo cuando se rec ibieron regularmente unos 13 600 quima-

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HISTORIA ECO NÓ MICA DE LA. NUEVA ESPA;\J A

LA MiNERÍA

les de azogue por quinquenio en promedio, gracias a que !as remesas ele Huancavelica complementaron los envíos ele Almadén. La minería neruana, r en cambio, entró en crisis después de 1680. ss

resultado de que ese año la Corona cedió ante las presiones de los mineros del norte y dispuso por una cédula real que sólo una tercer~ parte de .cada fuera distribuido en la capital y las otras dos se envraran · envío de azoaue 0 directamente desde Veracruz a las minas septentrionales, pagando los mineros el flete de transporte por el trayecto completo. Como antes el flete de Veracruz a México lo absorbía la Real Hacienda, los mineros se negaron a pagar el flete adicional y esto indujo al gobierr:o a restab~ecer l.a distribución desde México en 1678, esto es, apenas tres anos despues de Implantado el sistema de distribución descentralizada. Una vez recibido el azogue en cada regió~, su distrib_ució~ entre los mineros corría a cargo de las cajas reales. En el siglo XVI habm CaJaS reales en México, Guadalajara, Zacatecas, Durango, Veracr~lZ y Acapul~o •. pe.ro. estas · dos últimas no repartían azogue por no haber romas en su~ JUnsdttCJones. La Caja de México encarga~a a los alcaldes mayores. de las d~:r~nt~s/obla­ ciones que pasaran a la capital ~ recoger el m~rcuno para dtstnbmr.o a los mineros de su distrito. En las caJaS de Guadalapra, Zacatecas y Durango, en cambio, que cubrían las enormes extensiones vac.ías del norte, no se seguía el sistema descentralizado de México con sus relauvamente cercanos reales de minas, sino que se obligaba a los mineros a recorrer hasta l 00~ kilóm~tros para r ecoger personalmente el mer~urio. Probablemente esta_ diferencia de trato obedecía a la poca importancia de los poblados norteno~ y a. que el virrey no deseaba encomendar asunto de .tanta monta a func10nanos que eran p~á~t.icamente in<;}ependientes por .r~?tca~ en. lugares remotos, fuera de las posibthdades efecuvas de la supervision vtrretrl:al. . Cuando al!!Ún centro minero alejado. era muy neo, ,se .. envmba a un emo pleado de hacienda, llamado receptor de azogues, a que VISitara una ve~ por año lugares como Fresnillo, Sombrerete y Parral, y les llevara el mercuno, lo distribuyera y cobrara. La visita anual no era sufiCiente y los ~meros de es~as localidades optaron por tener agentes en las sedes de las ecuas que recogieran el azogue y se los remitiera. . . Durante el siglo xvn se fundaron cuatro nuevas .caJas: la de_ San Lms Potosi en 162.7 la de Pachuca en 1665, la de GuanaJuato en 16t>6 y la de Sombrerete en' 1681 con lo que la distribución de mercurio se facilitó considerablemente en esas localidades. En Parral se nombró en 1677 un receptor de rentas con residencia per~anente en ~s.e_ real de mit;tas, encargado de la distribución de azogue baJO la superv!SH:m de la Cap R~al de Durango; pero los comerciantes de Durango se opusieron y al poco ttem po se suprimió la receptoría de ParraL . . .. Los alcaldes en la jurisdicción de la Caja de México y los o~Ctales de hacienda en el norte fueron acusados frecuentemente por los mmeros de repartir caprichosamente el ~zo~u.e en ~eneficio propio o del de sus amigos; para evitar estos abusos se dm mJerenoa en el reparto a los ~epresen~antes de los mineros, llamados diputados, que eran electos cada ano a r~zon. de dos por cada distrito minero. Los diputados no tenían una funCJó.n ejec~tt.va, sino mera mente consultiva y de vigiiancia pero, estand o reconoCidos ohCialmente por la Corona, sus puntos de vista eran s1empre wmados en cuento<.

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DIST RIBUCI ÓN Y FINANCIAMIENTO DEL AZOGUE

Otra causa de la crisis minera ·en el siglo XV II fue ei excesivo endeudamiento de ios mineros que con el tiempo les impuso gravosas caro-as financieras; esta siruación se derivó del sistema de distribución del azo~ue seguido por d . . o gobierno españoL Con el propósito loa ble de asegurar la imparcialidad en la distribución de l mercurio y el máximo aprovechamiento de este metal, el gobierno estableció a partir de 1572 el siguiente procedimiento: apenas llegaba una remesa, el contador de azogues presentaba una sugerencia al virrey de cómo distribuirla; é_ste traslad~ba <:l docume~to al fiscal .de la audiencia, quien le mtroduCia las modificaCiones que JUzgaba pertmentes y lo turnaba a los oficiales de .la. Real Haci~nda; ~nalmente la Junta Superior de Real H aCienda, presidida por el virrey e mtegrada por el oidor más antiauo, el fiscal de la audiencia y el oficial de hacienda más antiguo, decidía có~o había de distribuirse el azogue ent~e las regiones. mineras de la Nueva España, tomando en cuenta las opmwnes ya menCionadas y las instrucciones llea0 ada s de España. Este sistema era sumamente lento por la diversidad de opiniones e intereses encontrados y las demoras que cansab an la s discusiones y consultas excedían por mucho a las debidas a la lentitud del transporte a lomo de mula por estrechos senderos. Más grave que la tardanza en la entreaa del mercurio era que en el reparto se tendía a favorecer a los distritos mineros cercanos a México en perjuicio de los más lejanos de la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya. En la tabla de distribución del azogue elabor ada por las oficinas reales en 1609 se muestra que Sultepec recibió un 20% de mercurio en exceso a sus necesidades, Zacualpan la totalidad de lo qut; necesitaba, Pachuca el 93 % , Tl~lp~jahua y Temascaltepec el 77% y T~co el 75% ; en cambio, a lugares mas distantes como Guana3uato y GuadalaJara se les asignaba sólo el 67% de sus necesidades y a Durango el 57% . Es necesario, sin embargo, mencionar que Zacate~as, la princip~ regiót;t productora, recibía, a pesar de su lejanía, el 75% al Igual que vanas localtdades del centro del país. Lo inequitativo del reparto por regiones se hace más patente al considerar que, de un total de 3 240 quintales distribuidos, sólo correspondieron a Zacatecas, Durango, Guadalajara y Guanajuato l 250 quintales. es decir un 39'?1, , a pesar de ser las principales regiones productoras; sin embargo en 1632 ya las dos terceras partes del azogue aparecen como asignadas a esas zonas y de ellas una tercera parte al distrito ele Zacatecas. La distribuci~n en 1632 no de~e h_aber sido la habitual porque en 16í5 segu:an las q uej<<S contra b chst
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HISTORIA ECONÓMICA DE U. NUEVA ESPAÑA

Cuando .el virr~y Manín E1_1ríquez encomendó por primera vez en 1576 la tarea de dis~nbmr el mercu.no a _lar~ en lujos, sin constituir reservas, excepto para la otra vida, porque casi Siempre parte de estos gastos iba a la fundación de iglesias y conventos. Para facilitar el pago de los adeudos el virrey conde de la Coruña (15801583) mandó dar los azogues por vía de depósitos y no por venta, esto es, dándoselos a créd~to y pag~ndolos los mineros con la plata que beneficiaban. Como _consecuenCia, los mmeros declaraban ha,ber usado más azogue que en la _reahdad, no de_clarando toda la plata producida, con el doble propósito de e~Jtar el pago de 1m puestos y de obtener más mercurio. De poco sirvió que el v~rrey-arzobispo México Pedro Moya de Contreras (1584- 1585) estableCiera las proporoones entre el azogue consumido y la producción de plata porque las deudas siguieron acumulándose. _ _Ante la~ crecie:nes urgencias_ de la Real Hacienda, el virrey marqués de V1llamannque ( b85-l590) trato de cobrar los adeudos de golpe por lo que mandó quitar todos los depósitos y entregar el mercurio a los alcaldes mayores para que lo vendiesen libremente a quien y como quisieran con tal que cada febrero entregaran a la real caja su precio en plata más una cuarta parte por el pago de los rezagos . Muy en breve este sistema de cobro que se llamó "del contado", provocó una paralización de la actividad miner;, tanto porque los mineros estaban imposibilit::ldos de pagar el mercurio al contado

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Lo\ MINERÍA

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a los precios que les fijaban los ofic! ales reates, cuanto porque el sobre cargo para amortizar la deuda era excesiVo. . .• . · . . . . . 1 . - Duró muy poco la severidad en el cobro por:que en ~:J90 , apenas 111\CJaao su gobierno, el virrey don Luis de Vela:>c? hlJO mando dar el azogu~ a_~os mineros a crédito en su totalidad, sin exigirles nada al contado Y con~~dJen­ doles un año para pagarlo por m edio de ab'?nos semanal_es_ que cob:an~n l~s alcaldes mayores y oficiales reale~-- La medida tuvo_ Lal _eXJto que la m1~ena experimentó su má,xima expanswn en los dos _si~l_o~ ~~rante_ la ~~cada 1590-1 600: el costo del mercurio para la Corona baJO a :J::J peso~_ el qcnntal, mientras en el lapso 1570-1580 io adq~1~ría normalmente a 7 >:> ¡:¡esos: el precio a que lo compraban los m~neros baJO ~le 180 a 110 ,res~s el qu:ntal, 1~~ remesas de plata a España creneron un loO% ~esde el qumquem? l_5o 1565 y había una fiebre de exploracio~es que d10 lugar al descubnm1ento escalonado de nuevas minas de gran nqueza. , . La bonanza minera y el hecho de que en 1609 se decreto que ~~ mercuno se vendiera a Jos mineros a 60 pesos el quintal, es de~n· a. precw de, costo teóricamente, permitió que prosiguiera el a~g_: poro a~s decadas mas, no obstante que el virrey conde de Momerrey (1::>9::>-160 ~) dispuso de que n? se entrecrara ninguna nueva partida de azo~ue al ~mero que no hub1ese Ji uia"ado su deuda; a pesar de que en 16 b se hubier~ decretado ur: cobro adicional ele cuatro pesos por quintal para que. el gob1erno se r~s-~rClera de las pérdidas sufridas por la ~ota en e~ año anter~or; y ~ ~esar tamb1en de que en 1617 se aumentó .el preno del qumtal a la ~Ifra mas ap~gada a los costos de 82 pesos, 5 reales y 26 marave_dís. Este preno era toc~av1a ~uy moderado y se conservó, con pocas excepnones, a lo_ Ia:g? del s1glo. XVII. No todo se presentaba color de rosa a pnnnpw_s de ese siglo? aun cuando la Corona estaba muy consciente que las perd~d~1s que registraba _e n ~a distribución de azogue eran en realidad u_n subsidio otorgado a la n:~nena que se compensaba ampliamente con el mcremento de la produc~JOn de plata, las deudas de los miner9s se seguían acumulando y la capandad de financiamiento del gobierno se agotaba por mo~entos. Solamente la~~~~~ de los mineros del distrito de Zacatecas ascendm en 1620 a unos 3::> . pesos y ya para 1638 se había elevado a 671 679 pesos, cantidades enormes SI se recuerda que en est~s fechas Zacatecas aportaba algo menos del 40% de la producción minera del país. . ., · d l Una de las primeras medidas para enfrentarse a_l~ situ~oo_n fue l~ e virrey marqués de Montesclaros (1603-1607) que a~hco el cnten<;> de asigna_r 1 el mercurio según la ley del mineral, ;a~culad4'>_ segun el pro,medw de re?? miento de cada región minera en los ulumos anos del siglo XVI l. _Est~ ~?1\tlca permitió una distribución más racional del azogue, pero no Jmpidio que aumentaran las deudas. El problema hizo crisis cuando la Guerra de !reinta A_~os estaba a punto de convertirse en una guerra europea por la mtervenn~n de Franc!a que obligaría a emrar a España a ba~irse casi s¡~la ~ontra su vecma s~~ te~nnonal Y toda la Europa protestante coal!gada. La nanencla real v1o multiplicarse sus

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HISTORIA ECONÓMICA DEL\ NUEVA ESPAÑA .

apuros por los crecientes gastos de guerr::1 y recurrió entre otros z.rbitrios a exigir en 1634 que se cobraran instantáneamente a !os mineros sus deudas por mercurio y saL Esta orden draconiana coincidió co n la caída del abastecimiento del azogue; éstos fueron los dos factores decisivos del desplome ele la minería ele la Nueva España. No había posibilidad alguna de que la Corona pudiera cobrar de inmediaro, ni siquiera a corto plazo, las cantidades que se le adeudaban, así que al año siguiente, en 1635, empezó a entrar en arreglos con los mineros, que generalmente consistieron en la deducción de una quinceava parte de la plata que presentaban para ser marcada, lo que en la práctica significaba un impuesto adicional d el 6.67% sobre la prodücción bruta, que los mineros aceptaron a regañadientes, a pesar ele que les era muy favorable. El pago del "quinceno", nombre que se le dio a este sistema de cobro, estaba condicionado a la presentación de fiadores y tenía un plazo má-'
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ml.·nas las protes::as airada~h· menudearo~t· , en· cambio ' en los· demás reales de . · eros el ao terno contes o . · d En luaar de ceder ame la resistenCia e 1o~ mm : . ol ·o,. 110 con nue~a cédula de 1677 que elevaba otra vez el prect~ ~~:.~;~~;~e~te a esos el quintal Los mineros, por su parte, se negaro , . • pcomprar a ese p. r ecio v paralizaron la producción. argentüera; ~n vano unae · f d 1 dos antenores porqu nueva cédula real se expidió en 16) 8 con trma~n ~e~der . se fue acumulando ios mineros sigweron en sus trece y el azo~u e ~ ,.., 886 'ntales a finales en la atarazar:a real de México donde l~ego a h~b~:~bre d~u~679 revocó las de ese año Fmalmente la Corona cedw y en scp . d. . i de 89 ' d 1 de. 16·7¡; 1677 y 1678 restableciendo el preoo tra too. na .ce u as v' d · d' to el mercuno pesos y 5 reales, al cual los mineros compraron e mme ta

al~~c~;;~~~n

se puede afirmar que varios factores contribuyer_or: a la ~~~s~~ . . de mediados del sialo XVII , pero induclab. lemente los mas tmpol ' . .· · aubernamenta para m mera ' . . · o tes fueron el insuf¡oente abasto de azogue y 1a presw~ ol · b ta observar la cobrar a los mineros sus adeudos atrasados . .Para pro dar~ , as . r•>rtación · ·' · l 5·ene de oro ucoon e tmr estrecha correlaoon que. exist.. e entre · ·.as d fechas • entre l as conces1·ones de de mercurio y la prensa comnc1enoa . _e . ; d paao de azogue a crédito .Y las bonanzas,J tamblen, entre las extgenc.as e o deudas y los penados de cns1s.

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H ISTORIA EC O NÓM ICA DE Lr\N U EVA ESPAÑA

C~n el gobierno de productor Y,,com~rciante; el precio de las baraj 2 s subió

co.n.~I~erablemente, pues de los

.? rea1es IniCiales pasó a algo más de 12 reales: es decir a peso y _me.d JO, por bara.Ja. El negocio no res ultó ta n lu~rativo para el eran o pubhco y en 169 ! se reimplantó el sis tema de asientos, ahora por 80 000 pesos anuales . O~ra industria estancada fue la de la pólvora. Desde 157 1 se prohibió su · fabnc~ción "en ningun~ parte de la~ Indias" sin permiso del gobernador o corregid?r e mtervencwn de los regidores de la ciudad donde se fabricara. C?nseguid?s los permisos, en _1590 se concedieron asientos para la explotaCion de _sah~~e, azufre y agt~a tuene y para la fab ricación de pólvo ra con !a sola ~bh~CJo n de los asent1stas de _mantener en buen estado los talleres y m~quma_na y dar unas ..c.~rt.as can udades de pólvora al gobierno real. Al m1smo t!~mpo, se prohmw Importar el explosivo de España. Este .asiento ~stuvo en vi_gor hasta 1606 en que se concedió a nuevos contratiStas, _q menes se _obhgaron a entregar gratis al rey 200 quintales anuales d~ polvora (9 20!) Kg.), ~endiéndole la cantidad adicional que neces itara a razon de ~uatro r eales la libra (medio peso los 460 gramos). Calculado el .costo de la polvora entregada gratis al gobierno a tres reales la libra, el asien~o le costab~ al contratista 7 500 pesos anuales. La pólvora de la Nueva ~spana, produod~ en una _fábrica inaugurada en . 161 O en el Bosque de Chapultepec: no solo sat¡~faoa la demanda del país smo también era enviada a las guar:u~wn.es de las tslas de Barlovento, Florida y Nueva Andalucía. En 1687 gano e. ~stento por .nueve años el capitán don Juan Al varado a cambio d~ dar 400 q~1~1tales grat1s al rey y en l6961e fue renovado el asiento con las mismas condtcwnes, pero con la obligación de gastar 27 000 pesos en mejoras a los molmos de pólvora. . fnexplicablemente tambié~ se de.claró estanco, en 1608 por el segundo Vtrrey de Velasco, el comercw de pieles en bruto y curtidas. Los curtidores protestar~n e~- vano contra esta medida y tuvieron que resignarse a pagar una c~ntnb~Cton de dos reales por cada piel adobada y de un real por cada tres p~el~s sm,curur; cuando menos el artesano tenía el consuelo que podía repe~cutn al comprador la ~ltad del gravamen y que las pieles no les eran vendidas a los que pretendwn comerciar con ellas sino únicamente a los productores.91

XIV. COMERCIO I NTERIOR EL ABASTO

EN LOS PRIM EROS A:'IOS

DESDE la Conquista hasta mediados del siglo XVI los mercados o tianguis conse rvaron la 'oro-anización y costumb res ele los tiempos precortes ianos. No fue impuesta inid~lmente ning':lna limitación al con:er cio ele ios incl~genas y desde 1523, Carlos v había diSpuesto que en tre estos y los espanoles se co merciara libremente "a comento ele las partes" . .En 1533 todavía estaba a cargo del orden ¡r justicia en los mercados d~ México y !lateloico un .JUCZ indígena, sin la interferencia ele ningún funC1onano espanol. . . . , Al principio las transformacio~es ocurrieron d~ manera_ ca~ t msenst_b le : .:1 mercado de Tlatelolco fue perdtendo tmportancm, pues si bten segu,ta asi:tiendo mucha gente todas las tardes, dejó de ser el ce ~·nro comercial ael pats y su influencia fue pasando a ser merame_nte local, mten~ras gan~ban fuerza otros mercados ele la ciudad y los comercios de los espanoles se 1ban apoderando del tráfico de bienes industriales y suntuarios. En su Cuarta CaTta de Relación, escriw en 152-!, Hernán Cortés informó a Carlos V:

Hay dos arandes mercad os de los naturales .. . en éstos hay rodas las cosas de

bastimem~s que en la tierra se pueden hallar, porque de toda ella ios vienen a vender; y en esto no hay falta ele lo que ames solía en el uempo de su prospendad. Ve~· dad .~s que j oyas de oro, ni plata, ni plu majes ni cosa rica, no hay nada como solla .. .

Igualmente, la periodicidad de los días de plaza se fue ajustan_?o ~l cale:ldario cristiano para tener imervalos semananos. Alrededor de 1::>40 10s pnme ros mercados adoptaron la periocliciclacl semanal. En el Vaile de México, el de Coyoacán fijó en 1550 que los lunes fueran su día de mercado ; Churubusco hizo el cambio en 1563 y el del Cerro de la Estre!la, en Ixtapalapa, estableció en 1565 que los miércoles fueran su día de plaza. En los pueblos de indios la evolución ocurrió seauramente de una manera más lenta. Poco tiempo después de la calda d e 1a ciudad en manos ele Cortés, el mercado de la Plaza Mayor pasó a ser el principal ele la ciudad; su enorme superficie fue ocupada por multitud de tendejones ele madera, a los que se llamó "cajones", puestos cubiertos de petate y fi~one s, .que ~~~ad1eron ta.mbién !os portales de Mercaderes , d e las Flo res y de la DtputaciOn, e mclus1ve los patios del palac io vir reina]. . . , Por su aspecto, los mercad os ele !a ouda d colo111al en poco o en naaa se diferenciaban , en los pri me ros ti empos, de los tiangu is pr e h i spán i co ~ . ~sto se puede expl icar porqu e el número de co mercios ~ e esp<1flo les c-<·a mt 1:no o inexistente en !os r0 rime ros ~tños .y .porG... ue. .de nec ho b conc,uTe nu
., . !

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H ISTORI A ECON ÓMI CA D E U.. NU EVA ESPAÑA

proteger a los indígenas y de evitar a los interm ed iarios, o regatones, como d esde 1528 e~ cabildo de México ordenó que ningún e n un mercado indio de la ciudad, o con ningún indígena en un radi o de cmco leguas (21 Km.); obviamente esta disoosición no pudo ser c~Implida de~de ei momento en que hubo ya un númer¿ apreciable de comerCia~tes espa noles, que no podían encontrar un área separada porq_ue la multJtud de vendedores indios llegaba a todos los rumbos de la cmdad. En ios_rrime ro~ ~5 años de la _colonia , México y las otras ciudades españo~as estuv_Ier on sufrG,entemente bien ab~steci?as de alimentos, leña y forr<"Ues por los mdws, ya tuera porque los tributaban o porque los llevaban a los merc~ados urbanos a vender. Sin embargo, con frecuencia se padecía escasez de VIveres a causa de las sequías y heladas, tan frecuentes en el altiplano mexicano, así como de otros accidentes Climáticos que provocaban la pérdida de las cosechas. Cuando esto sucedía era muv difícil traer bastimentas ele otras regiones, aunque fueran relativamente ~ercanas, por las sierras, barrancos y desiertos que las separan, la ausencia de ríos navecrables y e! ~lto costo dei tr?nspon~. a lomo ~e mulas o en carros tirados por h~eyes . · Contr~btna tambien al peligro constante de las hambrunas el que una alta proporción de la población blanca, la más fuerte consumidora, estuviera ~~:mcentrada en unos . cuantos núcleos ~rbanos y en reales mineros que casi siemp:e estaban locahzados en zonas ándas y montañosas, poco propias para la agncultura. Ante el peligro permanente del desabastecimiento, las autoridades de la Nueva España expidieron leyes y tomaron medidas cliricridas a mantener bajos los precios en beneficio de los consumidores urbano~, entre los que se contaban _de manera pro miente los españoles, y en pezjucio de los productores de alimentos, que eran en su gran mayoría, en los primeros años, los campesinos indios. Esta política era la que habitualmente seguían las ciudades y villas euroP<:as desde la Ecla<j Media, la cual se basaba en una corriente de oensamtento escolástico, cuyo principal exponente es Santo Tomás de Aquino, que s~s~enía que en las transacciones comerciales debía regir un precio justo. Este filosofo expone que "vender una cosa más cara o comprarla más barata ~e. lo que vale es en sí injusto e ilícito", aunque el comerciante puede hntamente sacar provecho d~ las permutas porqu~ procura a sus conciudadanos :as cosas que les son út_IIes, sus ganancias .s?n el salario de su trabajo y con el.as remedta bs neces:dades de su famiha y puede sostener a lo's m eh gentes . Sa nto Tomás y b mayor parte de los exposiwres del tomismo han derivado d e esta argume ntación la tesis que el gobierno tiene derecho a determJn.~H el precio máximo_del pan y de los artículos ele prime ra necesidad , con el o o_¡ero de Irn pechr e ! fraude v el hambre . E n el Medioevo e uro•;eo fuero n los ay un ta mi e n tos d e villas y .ciudades los e ncar.s·ados de de [o:/rm ina r los ¡) reo c >~ :. en la \ iueq Es¡x ui.a . o;ig uiendo esta tra di ció n, fu ero n lo.-; •:a hiid os los ento~c es se decía, espanol c om e rc~ara

ldC l l h.~l c. l o-... p~ l l ·~~ i!l l j) tH 1er!os.

COMERCIO INTE.RIOR

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Inicialmente, la falta de artícuios provenientes de Europa haóa q':e sus precios alcanzasen precios excesivamente altos. A pesar _q~e las · galhnas _Y puercos fueron naturalmente los an~ales q~e se multiph~aron con _mas celeridad, sus precios alcanzaban prenos exorbitantes; ~as gallm~s, por ejemplo, valían 12 reales, los pollos la mitad y los huevos _mediO real; mientras tanto el precio de un guajolote era de sólo seis. Los preoos de la carne de res eran considerablemente más altos. Para evitar la especulación con la carne, el cabild~ de 1-~éx~co decidió en 152? intervenir para fijar el precio en el mínimo pos_IOle, stgmendo un procedimiento que ahora parece extraño: dab~ la exclus_Iva del _abas_to de carne de 1~ ciudad al carnicero que se comprometiera a sur~I~la, ~~tlsf~n~ndo sus necesidades a los precios más bajos convenidos en una liotacwn pubhca. A finales del año, se convocaba por pregón público a los interesados a pn;senta_~ posturas para lograr el contrato a partir del pri~er día ~el año; de _ahi al m1erc~les de ceniza éstas eran registradas ante notan o y al fmal del penod<;> se o,tor o~ba la concesión al postor que hubiera ofr~c~do vender a un pr~oo m~s b~~o. El contratista recibía el nombre de obligado porque ~ontraia la obl~ganon de proveer toda la carne que requiriera diariamente la n~dad_Por el uemp~ del contrato, con las calidades estipuladas y a los prect?~ fl:)ados. Ademas ~1 obliaado se comprometía a cumplir las ordenanzas mumopal~s sobre el maneJO de 1~ carnicería. El periodo del contrato corría desde el dommgo de pas_cua de un año al martes de carnaval del siguiente; el tiempo de c~aresma serv,a para que el contratista pudiera proveer~e del ganado _n~cesano para cumplir su obligación. Debía también garantizar su cumphmiento con una fianza a satisfacción de las autoridades. . El sistema funcionó extraordinariamente bien para su época. Bancroft diCe que las desagradables escenas de ento~ces en los mataderos _de Inglaterra Y otras partes de Europa fueron desconoodas e~ 1~ Nueva Es pana_~ Dusenberry afirma que los ordenamientos referentes a la higiene y pr~servacwn d~ la ca~?e fueron notablemente modernos; obviamente no se practiCaba la refngeranon pero la sal era generalmente usada; los mataderos estaban convenientemente localizados y los animales sacrificados debían ser completamente ~es_angrad~s Y mantenidos limpios hasta su venta al público. Todo e~to era practica comunmente aceptada en las carnicerías de la ciudad. Por e_ncuna de ~odo, de acue:do al mismo autor, los precios de la carne fueron stempre flJados a un mvel razonable. . Esta última afirmación precisa de un comentario. Cierta~ente los_ preciOS fijados fueron razonables, pero su nivel fue muy alto en los pn~eros anos de ~a . colonia porque el ganado, importado de España y de ~a~ Antil~a~ _era to-~avia poco numeroso. Pedro Maya, el primer obli,gado de Mexic~ recibo en ~t>~3,la concesión de vender carne a 204 maravedis el arrelde (seis reales poi 1.841 Kg.), lo que era escandalosamente caro comparado con los precios de la Península. _ Con gran rapidez se fue multiplicando el ganado imp~rta~o, así que al ano siguiente Maya perdió el contrato el cual le fue acljudi~~~o al her~ero Hern anclo Alonso que se comprometió a vender la carne a l:Jti maraved.Is el

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HISTORIA EC ON ÓMICA DEL'. NU E'iA ESPAÑA

arrelde (;ned.io p~so pm· 1: 84 Kg .) En 1526 el precio ya había bajado a ll9 maravedis y sigmo descendiendo hasta que a partir de 15 38 sufre un verdadero derrumbe:

15 38 1539 1540 1541 1542

17 maravedís

12 lO 7

4

El ~recio de la carne lleg? _a se~ siete u ocho veces más barato que en Andal~cia, pero esto no se debi.o al Sistema de contratos porque el precio al que habi~ pactado vender el obh~do me~ a mes quedaba más y más arriba del

precio real.del me~cado. La d1screpa?C1a de preci~s invitaba a que ganaderos y regat~nes mtr?duJeran carne a la cmdad a precios más baratos dejando sin negoCI? al obligado. El cabildo. tuvo pues que intervenir para impedir las operaCiones. de los regatones, Impoméndoles severas penas si introducían c~rne a la cmdad; y<;>r lo que t<:ca a los criadores de ganado, vecinos de la CIUdad, se les penmtw c:Jesde 1526 vender carne directamente a los consumidores.' p~roal ~~_smo precwa que vendía el obli&'ldo. Al mismo tiempo se prohibió la mt1 oducc10n de. carne de puerco a la CIUdad, porque era más barata. . Una ~onsecuenCia natur~l de es~e sistema fue que el ayuntamiento prohi?lera. duectament~ en vanas ocasiones que se. vendiera carne a un precio mfenor al estableado, de tal manera .que un SIStema de control de precios, pensado para favorecer a los coll:sUmidores, pasó a imponerles precios más altos ~uando la oferta era excesiva y la demanda poca, ya que los indios todav~~ no s~ acost~mbrab~n a comer carne. En ningún momento se le oc~ry10 al cabildo deJar en hbert~d al mercado para que los precios cayeran, qmza porque muchos de los regidores eran estancieros y les convenían los precios altos. Ante los absurdos controles, el público trasladó parte de su demanda a las partes de las reses _no suj~~s a contro.l como entrañas, patas y cabezas y seguramente se presento tambien una cornente de introducción de carne de contrabando. No solamente se tasaron los precios de la carne sino de otros muchos productos. En la. década 1521- 1531 los artículos de hierro eran escasos, m~~hos de el_l?s lillportados ~e España y, por lo tanto caros; por ell.o el c~oildo les fuo en 1524 preciOs tope con aran minuciosidad como oor ejemplo, por una sierra cuatro pesos, un jue~o de cerraduras sin llave tres peso~, tenazas d~ herrar dos pesos, cien clavos de herrar peso y medio, martillo de carpmtero un peso, y así sucesivamente clavos de puerta y c?munes, gonces, escodas, espátulas, candiles, cucharas, tenedores, armellas, tljera~, etc. Cuando estos objetos se fabricaron en abundancia en la Nueva Espana, ~'l~ por.:ell,o el control de precios .fue elimina?o .. sino que perduró como pa. t~ del ~ilst~m a de los gremios tendiente a restnngir la competencia.

COMERCIO INTERIOR

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Todavía más sorprendente fue ei caso de las hortaíizas, cuya produ~ción era abundante y que, por tanto, sus precios d~bían haber sido redu~1dos, sobre todo por tratarse de bienes perecederos; sm embargo se estableneron sin ninguna necesidad precios tope, como por ejemplo, a una col grande, un wartillo (1/32 de peso); seis lechugas grandes, un real (1/8 d~ peso); un rábano, un maravedí (l/272 de peso); una libra ~e habas, m~d10 real (460 gramos por 1116 de peso); una libra de zanahona, un cuartillo, e.tc. También el pan escaseaba en los primeros años de. la coloma y fue sometido a control de precios; éste desalentó a los posibles p~naderos y, aunque ya había algo de trigo, nadie estab~ interesad~ e.n produ~Ir pan. Pa:a remediar esta situación, en 1529 el cabildo de Mexico tomo la extrana medida de ordenar y mandar: .. . que un alcalde y un regidor vayan, y requieran y manden a todas las mujere~ casadas y solteras que hasta ahora han amasado pan para vender que de aqut adelante amasen y vendan pan al precio que está puesto ... s
Dándose cuenta de la insensatez de esta providencia, a los pocos días el ayuntamiento acordó la medida más cuerda de aumentar el preci.~ del pan para que, teniendo ganancia las panaderas, aumentara la producClon. Llama también la atención que en 1538 el Emperador ordenara q~1e no se pusiera tasa a los vinos, harinas y otros artículos que los m~rcaderes llevaran de España a las Indias y en cambio sí se controlara el precio a los r~gatones que los compraran para revender. La lucha contra los regatones ? mt~rme­ diarios se volvió obsesiva desde los primeros tiempos de la coloma; G1bson hace notar que aún transacciones que en nuestros días sería~ coi7side~das como habituales en los negocios atraían las sospechas del funC!onano haoa el regatón. Para evitar la regatonería se había pro~ibido a los españoles co~­ prar bastimentas a los indios para revenderlos; sm embargo estas operaclOnes siguieron aconteciendo porque un seg~ento del. m.ercado considera?a convenientes los servicios que prestaban los mtermed1anos, aunque vendieran a un precio más alto.92

LAS EPIDEMIAS Y EL ABASTO

El relativamente suficiente abasto de las ciudades españolas se vió afectado !ITavemente por la epidemia de 1545-47. La aran mortandad de los indios o . J 1 productores de alimentos provocó una severao escasez en la capta qu~ _e gobierno trató de solucionar a través de controles. Ante la mfor~acwn recibida de que tanto españoles como indios estaban almace.nando maiz con fin es especulativos, el gobierno exigió en 1550 que el tnbut?. : e pagara p recisamen[e en maíz o trigo, o en ambos cereales, no permltlenclose su pago e!l eEectiV 0 O en OtraS especies; en ese mismo a ño, tOdOS los pueblos

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HISTORIA ECONÓM ICA DE LA NU EVA ESPAÑA

sit~ados en un rad io de 20 leguas (83.8 Km.) alrededor de México , fueron obhpados a llevar a esta cm dad una determinada cantidad de guajolotes, ~alhn.as , huevos y otros bastiTJ1ento~, a un precio· predeterminado por las . utondades que ~~rmalmente ru~ mas baJO que el pre valeciente-en el ca mpo; Ig:-raimente, en b::d el pnmer VIrrey de Velasco canalizó todas las ventas de flu~entos bási~os de ~sa _zon~ a los mer~ados de .la ciudad y obligó a que en os de puebws md!os solo se ve n~teran tortillas, tamales, masa y frutas. El VIrrey tamb1en Impuso a los md1os la obligación de cultivar pequeñas sementeras con el oq¡eto e.xcJusivo de pagar el tributo y dispuso que todas las ti~:ras vacantes .~uer an .distnbwdas a los camp~inos indios para que, poniendolas en cuiLIVO, se m~re mentara la producCión de gra nos; no h abiendo obt;mdo resul~ados apreoables con las anteriores medidas decretó que el ma~ que se tnbutaba a la Corona o a los encomenderos, obligatoriamente tema que ser llev.ado a las z?n~s de es~asez. Todos los indios sin excepción pasaron a ser tnbutanos, SI bien es Cierto que con cuotas de tribut:1ción razonables y cuidadosamente calculadas. · Velasco también arremetió co ntra los regatones o intermediarios. Por una ordenanza de 1553 mandó que no pudiera haber tercera ve nta bajo nino-ún ~rete~t~, so. pena de mult~ de 200 p~s~~s de oro y destierro de la ciudad ror n ano, mas tarde , en b 62, prohibiO toda recratonería ele trigo y maíz "' ' seguramente con mu y poco éxito. _ Los . mercad~s ele la ciudad fueron puestos b~o la supervisión de los alguaciles espanoles desde unos años an·ás y cua ndo se estableció el mercad o ?an Hipólito en 1546, no se le asignó n~ngún salario u otro ingreso al juez I~c!Igena del mercado, con lo que su función desapareció del todo. En otras ctu~ades y en los pueblos, el gobierno indio de los mercados se mantuvo por penodos más largos . · ~~eron impuestas res tri~ciones al come:cio indígena a pesar de que en ~5o3 el emperador decreto que se comerC!aran y trajinaran los bastimentas h_bremen_te y qu: en 1546 categó~icame nte ordenara que los indios pudieran SI_n ?mgun obstaculo hacer sus tianguis y comerciar en ellos frutos, manten~m_Ie~tos y demás mercaclería.s. Unos ~uamos ~ ñ<;>s después, en 1578, el g biei no .re"! de hecho re~paldo las medidas restnctivas del virrey, al autorizar a los m~Ios a vende: umcamente ma íz en los tianguis y plazas públicas, sm estar SUJetos a reqUisitos. En 15?4 ya los precios de la ~arne mostraron alguna recuperación, con lo que pod1a esperarse que los obligados tuvieran mayores utilidades , esto bastó para qu~. en las ordena~1Zas d e la mesta _expedidas ese año, se asignara un veed
!os

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COMERCIO 1?'-ITERIOR

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Además, estaba prohibido al obligado tene_r m~s el~ una carnicería, o p~te en otra ; tampoco podía vender la carne a ~JO, smo con peso dé balanz~ Y había de regis trar en el pueblo de origen el ganado que llevara a su carmcería. La única ve maja que se le otorgaba era poder poner a pastar ese ganado en los baldíos y rastrojos po~ donde pasase. . . Las disposiciones de los virreyes Velasco y Ennquez ~areueron haber resuelto el problema del abasto en el siguiente cuarto de siglo hast::: que se desató la gr::~n epidemi:1 ele 1576, mucho más mor.~ífera que la de b4~. ~ .la que siguieron una serie de ptagas que fue ron mezmanclo a 1~ p~blaoo~ indígena.. En el Valle de México, por ejemplo, el núme~o ele md10_:;, casi todos ellos productores ele alimentos, cayó·ele 375 00~ _en b70 a unos tO 000 a mediados del siglo \:V Il ; mientras tanto,_la po?laciO~ ?l~nca de la Nueva México casi se tnphco a! pas~r de ~mas España se duplicó y la de la ciudad 18 000 personas en 1570 a aproximadamente 48 oo~. en 1o~6. ~1 ~~~ mo tiempo ei número de mestizos, neo-ros y mulatos crec10 rodavia mas rapidamente. En las costas y en los valles"' tropicales la situación fue más grave aún que en la capital porque la mortandad de los indios fue mucho mayor .. La disminución del numero de productores y el aumento del de consumidores dieron lugar a periodos de escasez más frecuentes y prolongados que a su vez motivaron una mayor propensión entre los agncultores a no vender sus granos y a almacenarlos en previsión de los años m~ los y entre ~os come rciantes a especular con ellos. Con esto, la falta de ah memo~ se . hiZo más seria y amenazó la existencia de las ciudades españolas y d.el v irreu~ato mismo y por ello las autoridades adoptaron una sene de ener¡st.cas medidas en la década 1575-1585 con las que esperaban superar la cnsis. Inicialmente, en 1577 , el virrey prestó al cabildo d_e Mé~ico 6 000 pesos para que comprara trigo en Atlixco, pero esta medtda solo. trasladaba la escasez de una reQ"Íón a otra; inmed iatamente después empezo a aphcar co n mayor severidad las medidas que en los últimos 25 ~~os habí~n dado buen resultado; es decir la mayor severidad en la recaudaoon del tnbt.tto Y l a _ tas~ o control de los precios. El gobierno ~nsistió en que l~s comumdades mdtgenas pagaran su tributo en maíz y trigo y no en d!?~ro y en que cada tributario sembrara con estos dos granos una pequemstma I?:rrcela con el objeto exclusivo de que se pagara el tributo con su producoon. . . Corno era de esperarse, estas mecüdas fracasaron, por lo que la audu;noa por un auto dejunio de 1578 estableció el precio al menudeo del maiZ en México, V eracruz y puntos intermedios en 14 reales I?or f~n.eg a ( 1-3 !~ pesos por 90.8 litros); en los alrededores de Puebla el p~ec1o maxtmo se fiJO en 12 reales y en el resto del país en diez. Los correg¡d~res y alcaldes mayores fueron facult<Jdos para confiscar el maíz a estos preCiOS y revenderlo a costo a los habitantes de sus distritos. Coincid ió la entrada en vigor de los controles con la introducció? al mercado de la cosecha de 1578 que, aunque segura~ente e~casa, pro~oco_ un descenso de los precios por abajo ele los topes ; esto Impulso ~ la audienCia a remover los co ntro!es, sin advertir que la escas ez del grano 1ba a da~ lugar, como efectivamente dio , a la especulación y al ascenso de los preoos. De

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HJSTORJA ECONÓM !CA DE LA NUEVA ESPAÑA

nuevo el gobier~~ recurrió a ~edidas d~ emergencia y asignó a la capital en novierr:bre del::>18 todo el mau provemente de los tributos recolectados en un radio de 14 leguas (58.7 Km.) y sometió a revisión de! alcalde del crimen todos los contratos de compraventa de cereales anteriores a la cosecha. Al ver la audiencia, tres meses después, que seguía escaseando el maíz , mandó confiscar las dos terceras partes de los tributos pertenecientes a los encomenderos en esa área, pagándolos a los precios de 1576. Luecro el área de 14 les-uas para recolección tributos fue concedida también °al aprovisionamiento de los pueblos mmeros, en un plazo de 15 días, con !a consiguiente resistencia de los encomenderos afectados. ~e ex~idieron también varias <;>rdenanz~s para intentar bajar los precios POI medio del combate al comerciO de los mtermediarios. En ao-osto de 1579 se ordenó que los indios, mestizos y mulatos que llevaran frutas, chiles, tomates "y otras cosas de este género" no los vendieran a reaatones sino los condujeran "derechamente a los tianguis o plazas, sin descargarlos ~i despacharlos en. ot~a parte", la única excepción se estableció en favor de los regatones mdws que sí podían comprar estos productos, pero sólo a partir d<: !~s tres de la tarde, después que hubieran sido ofrecidos en el mercado al pu?IIco en general. Igualmente en octubre de ese año se prohibió a cualqUier pers~na. que comprara maíz a los indios en cualquier parte fuera de! mercado pubhco; pero dentro de él los indígenas podían vender su maíz sin atenerse al precio tope. ' Co~. ~¡ objeto . de abaratar también la carne, en mayo de ese año se permi~Io a los cnadores de carneros que los vendieran en las ciudades sin Impedunento alguno; con ello, sólo. se .reservaba en exclusiva a los obligados la v~nta de ~arne d~ res. Al mes siglllente .se or?enó que pollos, gallinas y gucuo!otes solo pudieran venderse en los uangms y al precio fijado por la autondad. A pesa: d~ toda esta actividad legislativa, a finales de! lustro ·l574-l579los ~re~I?s sig.meron f1uctuan~o de acuerdo con la magnitud de las cosechas y sigUJo habiendo acaparamiento y especulación siempre que una mala cosecha causaba escasez y elevación de precios; se pensó entonces en influir en el mercado a través de alhóndigas y pósitos. 9 3

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ALHÓNDIGAS Y PÓSITOS

Ya para

157~ las tesis de precio justo de Santo Tomás habían sido profundi-

za?~s Y cuesuona~as por argumentos no sólo teológicos y filosóficos, sino de unhdad y convemenCia por los estudiosos de las universidades de Salamanca

Y México.

pur~nte muc~o tieml?o se crey~ que fu~ el francés Jean Bodin ei que pnmei o formu lo la teona cuantitativa del cimero, es decir que los precios se elevan c~_ando el aument? del dinero en circulación es m~yor que el ele la PJ~uc~;on;. en la actuahdad , grac ias a las investiP.'aciones de !a britá nica ~•aTJone Gnce-Hutchi nson, se sabe que qu ien prim~ro la enunció fue d Dr.

COMERCIO INTERIOR

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~iartín de Azpilcueta Navarro en su Comentario Resoíutorio de Gammas pubiicado en 1556, o sea 12 años antes que Bodin publicara su R'éponses aux paradoxes du Sire de Maíestroit. . .· _ , Llamó la atención de Azpilcueta el aumento de preoos en Espana a raiZ del inf1ujo de la plata americana y de ello indujo que "do(nde) hay ~ran falta de dinero, toclas las otras cosas vendibles, y aún las manos y trabaJOS de los hombres, se dan por menos dinero que do(nde) ~ay abundanci~ de él"; en su extensa argumentación Azpilcueta apoya su tesis con vanos eJemplos: _en Francia, donde había menos dinero, las cosas valían menos que en Espana; en España, valían menos antes, cuando había menos dinero y en las In~ias , donde había más dinero, las mercancías eran más caras que en Espana. En 1568 el dominico Fray Tomás de Mercado sometió a la censura, en México, el manuscrito de su libro Suma de Tratos y Contratos, es deor. al mismo tiempo que salía a la luz !a obra de Bodin, sin que hubiera temdo posibilidad alguna de conocer las tesis del francés. Merca.do va más adelante de Azpilcueta' y toma en cuenta no sólo el dinero, .sino tam?ién la oferta de mercancías y quizá también la velocidad monetana al deCir que:

La estima y apreciación del dinero se causa lo primero de tener gran abundancia o oenuria de estos métale s (oro y plata); ... hace también mucho el caso de haber ~ucho que comprar y vender , aunque la primera causa es la principal ...

Aunque siempre se ha tenido a Mercado por sevillano~ algunos autores como Nicolás Antonio y Wihelm Weber lo dan como meXIcano; pero se~ como fuere, hace notar el aro-entino Oreste Popescu, que Mercado es menCionado desde muy joven en documentos mexicanos, estudió en México, ton:ó. en esta ciudad el hábito de Santo Domingo, llegó a ser "Maestro y doct~sm~o en Teología y jurisprudencia" en la Universidad de México y segun .Benstam y Souza "volvió a España cargado con el rico tesoro de sus manuscntos~ para darlos allí al público". Las ideas de Mercado fueron , por t;mto, conocidas e influyeron en el pensamiento de la Nueva España. Si los precios se formaban debido a la interacción .de la de~nda que se derivaba de la cantidad de dinero en poder del público consumidor y de la producción de bienes y servicios que se ofrecían en el mercado, muchos pensadores de la época se preguntaron qué tanto s~ntid? t~nía .controlar los precios. Los argumentos en pro y en contra de umversitar.tos Ilt~stres como Alfonso de Castro, Juan de Medina, Domingo de Soto y Diego d.e Co~arru­ bias dieron lugar a disputas académicas que eran segmdas con mteres por quienes diseñaban la política social y económica, Da una bu~na idea de. los argumentos en contra del control de precios el el~borad? a fma!es, del siglo XVI por el famoso teólogo jesuita Luis de Molma qmen soste~na que el control del p recio del trigo, además de inútil, originaba un gran daño y qut dicha rasa no convenía en lo más mínimo. Molina combatía el control de precios con los siguienLes argumemos : ., _, a) Con lo~ comroies el productor su fre daño; '-' lc.o comum1aores deoe

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HíSTORIA ECONÓMICA DE LA.. NUEVA ESPAÑA

ayudárseles con la limosna (subsidios directos, diríamos ahora) más que con la venta. b). Los pobres rara vez compran al precio controlado; sólo compran a ese precio los po?erosos y los ministros públicos, a quienes los oferentes no pueden resistir en su pretensión. e) La equida~ exige que todos, no nada más !os dueños del trigo, se gr~ven pro~or~1onalmente según sus posibilida~es. . ) Se danana gravemente a los agncultores s1 sumados todos sus costos, estos son mayores que el precio señalado por el control. e) _También se ocasionaría un daño a los productores si el precio de las ciernas cosas _sube, en momento~ en que disminuye su oferta y aumenta su · demand~, ~!entra~ que el preoo d_el trigo . permanece fijo. 0 Sena 111JUS~o s1 se ta~ase el precio del tngo y no el de los insumos que el agncultor ?eces1ta. Lo mismo sucedería si se tasase el calzado no rasándose ei cue:o, o SI s~ tasase el pan y no el trigo g; P~ra ~v1tar qu~ lo~. of~r~ntes especularan y "chupen la sangre de los pobres sena prefenble obhg~rse~e~ ~.?ar razón del trigo que guardan en la ouda? · · . , lo r:~ue no resultana difiCJ! , y hacer que lo vendieran en concurrenoa al precio del mercado. h) Se podría obligar a los naturales a guardar trigo en las épocas de ab_unda.nCia y vend~rlo en ~a_s de escasez, "cuando el pueblo lo necesita". . 1) ~las eficaz ~ena permitir que cada uno venda al precio que guste e mves~1gar ?espues qUien~s especularon para castigarlos. Las_ teonas de los e~udaos fueron constatadas pór la realidad en la Nueva ~spana. El descubnm1ento d~ las ~i.nas de Zaca_tecas, inyect~ 800 000 ducaos (1,1?3,309 pesos) a la Clrculac_JOn monetaria y los precios subieron en proporCion; por otra parte, era evidente que el establecimiento de los controles o tasas de los precios no bastaba para contener su alza en tiempos de esca~ez . No debe ~xtrañar pues que en ~oviembre ~ 1578 el-virrey Martín Enn~uez , de comun acuerdo con el cab1klo de México, buscara regular los preoos de los granos en México con el establecimiento de una alhóndiga esto es,_ de_ un__granero municipal. ' Es:a mst1tuoon era ya para entonces bien conocida. Las primeras alhóndig~ ,ueron f';lndadas e~ España antes del descubrimiento de América y en Lnn~ se habia establendo una desde 1537; el que la alhóndiga mexicana ~ubJe:a s1~o crea~a tan tarde se puede explicar por el hecho de que, hasta as epidemias, la ciudad había podido resolver de una manera aceptable sus problemas de abasto. . En marzo de 1580, cuatro meses después de fundada la alhóndiga envió el ~ 1 rr ey un proy~cto de_ orde~anzas de la institución para su aprobación, la LUa.1 fue concedida de mmed1to; con ella se autorizó la construcción de trojes Y graneros tanto en México como en los pueblos proveedores. Estas orden.anzas, confirmadas por el rey en marzo de 1583, se convirtieron postenormente en el modelo para todas las alhóndigas de Indias. El esublecimie nto de la alhóndiga buscaba cre:rr un mercado ele com oetenc;a al que debían concurrir todos los oferentes de granos y bn·in <~ a

COMERCIO INTERIOR

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ofrecer sus productos. Para eliminar al regatón o intermediari~ la:s O!'clenanzas prohibían que se pudieran vender estos productos fuera de 1~ alh?ndiga y mandaban que nadie saliera a los cammos a comprarlos. ~os arneros Y ~arreteros debían ir derechamente a la alhóndiga a descargar tos granos que trajeran, los cuales debían ir amparados por documentos expedidos por l~s autoridades del lugar de origen de los productos , en que constaran a qlllen habían sido comprados y a qué precios. . . Una vez ingresados los granos a la alhóndtga, los vendedores teman que manifestar bajo juramento si los habían comprado o eran de su _propia cosecha; satisfecho este requerimiento tenían que apresurarse a realizar l~s ventas , porque tenían prohibido conservar los cereales almacenad.os ~m venderlos por mas de 20 días, s~ pena d_e que pasado este plazo la alhond1ga los pusiera en venta a los precios cornen~es. . . Los panaderos, que acudían a la alhóndiga para surt~rse , no pod1an comprar más cantidad de harina o trigo que la qu~ hu~1eran ~eneste,r para amasar en dos días, pero sus co_mpras no las podtan ejectuar ~m? h;~ta ~ue fuera tocada la plegaria de la m1sa mayor en la c~tedral (a las ll o L hOJas), para que así los vecino~ pudie~an comp~a.r pnmero. Lo~ f?anaderos qu~ fueran propietarios de uerras tngueras deomn declarar ba.JO J~lr~mento que tanto era el triao de su cosecha y cuánto pan amasaban d1anamente. El 0 precio al que se hubiera pactado la p~imera venta del día debía ser el que rigiera como má.ximo a lo largo de la Jürna?a, so pena de perder el monto de la operación al que vendiera a un preCIO mayor. . . La administración de la alhóndiga estaba encomendada a un funCio~no llamado "fiel", el cual debía residir en la alhóndiga misn:a para que pudiera "mirar y entender cada día" a los. precios a qu~ se venchesen l?s granos :.la harina y para hacer que se cumplieran los maximos; el _~el debla llevar re.,IStro de todo el grano que entrare en la alhóndiga, espeCihc~ndo el nombre de las personas que lo lle_v_aban y el lugar de proce~enna, ~si c~mo l_~s porme: nores de cada operaCion de venta. Para garanuzar la f1el _e ¡ecuoo? de su_~ obligaciones debía dar fianza por 4 000 pes?s de ?r.o comun y tema prohibido comprar granos ·y harina por sí o por mterpos1tas pen~onas: ~as experiencias de los primeros 15 años de operaci~n. de la alhon?I_g~ hiCieron que en 1595 se mandara que ninguna persona v1V1era en el edifiCIO de la alhon. diga y que se prohibiera a los encomenderos la e_n trada a ella. Dos regidores se turnaban mensualmente par~ Juzgar en_ el mercad? lo~ casos de violación de las ordenanzas, pero se podia apelar a sus sentenCias al cabildo de la ciudad. Los gastos de operación de la institució~ rec~ían sobre los vendedores , quienes debían pagar ~res granos de, oro c~mun, es lo _es unos 23 maravedís* por cada fanega de tngo o cebad~ \90.8 litros) o. qumtal de harina (46 kilos) que introdtüeran a la . alhónd1ga: de esto~. mgresos s~ pagaban 500 pesos anuales al fiel y 300 al escribano que lo _aux1haba, pero_ al poco de ser fijados d1chos sueldos, a Feltpe 11 le pareCieron ex cesivos Y ordenó que se redujeran. 1 1' 7* Un m~ rco de oro tenía -! 800 granos y valía 36 992 ma ravedís; un grano c.e ·•ro va.;a ·' tnaravedís.

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!-! JSTORLo. ECONÓ MI CA DE LA NUEVA ESPA ÑA COMERCIO l;\/TERJOR

A. la alh ó ndiga de México sig uieron las de Zaca tecas y Sa n Luis Potosí y a finale~ del siglo XVJI Carlos 11 promovió de hecho la fu ndació n ele más d e eHas al permi tir que se esta bleciera n en cualquier població n donde co nvinier a. · :\1 mismo tiempo que la alhóndiga, fue fundado el pósito como institución comp lementaria. Mientras que la primera era un mercado a donde concu rría todo el grano produ cido en la zona para venderse rápidamente, la segunda era un fondo de cap ital m unicipa l destinado a comprar granos en los años de ab undancia para venderlo en las épocas ele escasez, buscando mantener estables los p recios cuando menos por dos años. De esta manera impedía, cuando las cosechas eran buenas , que los precios se derrumbaran, lo que podría prov oca r que los agric ultores se desalentaran y dejaran de producir; por el contrario , cuan do había es casez el pósito conservaba los precios a un nivel accesible para los habitantes más pobres de la ci udad y, si las cosechas se perdían, la reserva ammu lacla imped ía la hambruna o cuando menos la lim itaba. No había, sin embargo, un precio único sino que variaba según las calidades de los cereales . Cuando el grano escaseaba y los precios subían el gob ierno obraba por lo común con cautela: primero hacía un inventario de los cer eales disponibles , des pu és ordenaba vender a los agric ultores, panaderos y regatones y, sólo si esta medida fracasaba, se o rdenaba que todas las ex istencias de granos en· 14 leguas a la redonda (58.7 Km.) se concentraran e n e l pósito, so pena de confiscación. Los cereales se compraban a los precios a los que se h abían vendido en los últimos d os años. En cambio , en épocas normales el pósito fijaba los precios de acuerdo con lo q ue le había costado el grano, tanto para n o perder en la operació n, como para no desalentar a los productores con precios excesivamente b
Dado que los indios de la ciudad habían proporcionad o la mano de obra para construir los graneros y almacenes, el pósito les as ig naba la cuarta parte ele todo el maíz distri buido, al mismo precio que el vendido a.I resto de la ciudad . De esta porción se daba al Hospital Real de Indios todo el maíz que precisara y el resto se entregaba a los frailes franciscanos para que lo distribuyeran.

El pósito h acía tamb ién las veces de una inst itució n de beneficiencia porque además ele contribuir al sa;tenim iento d el Hospital ele San Lázaro, ayudaba con provisiones a indigentes, enfermos y peregrinos, atendiendo las peticiones de au toridad y particulares.

~na fuente ele fi nanciamiento era la diferencia entre el precio de compra Y el de venta en tiempos d e precios altos, ya que entonces el pósito p odía ven1der el grano con utilidad; otra e ra el producto de las inversiones que r ea,¡zaba cu a ndo tenía remane ntes. Las o rdenanzas dei pósito de México, eiabo radas en i 580 por el cabiido y aprobadas por el virrey, f ueron ratificadas por Feli pe 1! en mayo d e 1582. En e l las se enca rgaba la ad ministrac ió n d el pó~ito a un mayo rdo mo y a un ::eg1d nr para ias o peracio n e~ de tr igo y har in a e ig ual pa ra las de ma íz . E~ tos t u nc:()n;,¡ rios e ran nomb rados por un a ño v no podi:u¡ volve r a ocu p
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. , d h b r transcurrido cuatro anos . de que. _lo b conducta y su actuaclün puesto 51110 hasta desp ues e a e habían dejado; eran seleccionados por su uena , Ido de 330 pesos ~staba cubierta por una fianza. El mayordomo tenIa un sue Y el regidor de 16S al año. 1 1 el del pósito eran las siguientes: . Las respo nsabilidade s de o~ emp ea os b r la cantidad y calid ad ele 1 b.ld 1 ompra ctP o-rano· compro a ' proponer a ca J o a e . . ' - " · . nto del rano y cu idar que no los cereales com prad os; .vigilar el almacen~mie de esca~ez, o bie n cu ando los se echara a perd~~; realtzar las ve~tasl~n ~fc~~: . manejar los fondos , dando o-ranos fue ran VIeJOS para preven.r s p al< , das finalmente lle va r los cada ocho días de las los funcio narios . t res de las decisiones tomadas registros y libros ele la ~nstltucion. d · el d a y eran meros ej ecu o · ' epeerior n e ncJ carecían . e m t forma d'a oor 1as au tor I·clades de l pósito ' ele la . al hónpor una JUn a sup ' 1' . a veces el mism o virrey. diga, de la c!udad, miem~roslhd~ ~a:u~~~~~~~ s!ruación financiera más san a; De las dos InstituCiones , a a on " - ero tam oco es taba expuesta a no pod ía lograr ganaoas esp.e_ctac~l~r~s, p e los ~res granos por fanega sufrir pérdidas de conslderacw n, e. 1 o a. qu de mantenimiento. I gua!' · 5 aastos aclmmtstratJvos Y ' . bastaron para cuonr su " ' . .¡ t us objetivos al limitar y reducir mente, cump~ió cuando menos paroal:~~c~s~va imermediación comercial. la especulaoon, el acapara~nJe~to y , d . ectamente a productores y comerEl pósito en ca mbw preswna a mas 1T antagonismo y resist e ncia. ciantes y despert~ba en ellos, po~. tantod ~a:l~óndiaa eran seguras , las del Por otra parte, mtentras las operanones .e a ~om ra ues siempre pósito implicaba~! _jugar su fo ndo ~~:i~af¡lta~:~e~Ji~ra fu~r; '~enor a aquél quedaba la posJb1hdad de que e.l P e q pósito no podía a proveh b, do En los tiempos e1e esc.:<sez, e1 . 'el d queel aalza ta compra . . , , omo obietivo obtener ut!lt a es achar de los prectos porgue no tema e :;

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op~rac~~e~~:- ;~a a~tu~ción

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sino manten~r la estabiliel~cl .del mJrc~~~~ dos instituciones fue en general El . Martín Enríquez inforEl resu ltaoo del estableCimiento_ e positivo, so bre todo el de las ~lhondlgas._ Vlrr:~ los añ os en que hab ía maba a su sucesor el conde de la ~o runa . que . lnmbre "y probando habido "esterilidad de pan" se sen.tial en estat tnle rerfa_tcaz' c.o mo el de tener · h ·eme o a ser a · el . algunos reme JOS ~mg~_no a v ocasión ele su codicia desorcle1 alhóncliga" p orque ·ataJO a los regfton:s t~nería (cosa imposible, porgue la . , con\'·' nt.ente) las alh ónnada". Aunque no termmar on co~ a reoa e a es necesana Y -' intermedi~ción c~mercla. 1 y fimanc~b~. mantener el abasto constante de digas pucheron hmttarla y c~ntr~ dc~Jr a . . esto pudieron logTarlo graCias •rranos con una relativa estabilidad : precws , . o mente a utosuhC!e ntes. .. . a que eran nnanciera . . . _ ·-roblema de hnanoarse, 1 Los pósitos, en cambto , Siemp re tuvtel ?n e t-' e ;p·o iaran pérd idas Y , a reahrr operaCiones c¡u · J' · exp uestos corno es taoan . , , «rlT '1 . ltaba acrecent ar sus recursos v mermaran su capital; todav1a mas L. ! 1c1 . resu ' '~ d t los precios d e l merLa .o. . d .. poder influ tr ec:stvamen e. en :1 t a los --o nsu miclores urba. · l)eneft ct" •·on rrra nr emen e ' 'Ambos organ ismos • «• o - _. . .. · ·¡pum" Florescano, su 1 • . pohres pero co1no cnn r.ld)t1 ' '" . '· ¡ 1 . nos, SO tOC.O . o~ mas l ci'J ' ,'le ÍOS 'o r odUlL OS ;JgT lC


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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA CO\.! ERC IO l;\;TERIOR

de los indígenas que pasó a ser controlado por estas dos instituciones españolas en beneficio de los habitantes de las ci udades, sobre todo de México. Obviamente, los indio s siguieron vendiendo en los mercados de las ciudades todo tipo de alimentos incluso granos en épocas normales. A principios del siglo XVII el carmelita Vázquez de Espinosa contó cuatro mercados en la ciudad de México, que ie resultaron siete: San Juan, cuyos días de plaza eran los d omingos, lunes y martes; Santiago Tlatelolco, diario; Santa María la Redonda, probablemente especializado e n alfarería; Pla-. za Mayor; plaza de la Modorra; San Hipóli w, los miércoles y jueves y San Anto nio Tomatlán, dedicado a vender comida y que funcionaba a diario. En estos mercados, fundamentalmente indios, se encontraban también "cantidad . . . de sedas, paños y wdo cuanto se puede hallar en las (ferias) más abastecidas del mundo", lo cual se debía a Que no sólo había en ellos puestos de petate sino "muchas y gruesas tiendas de mercaderes, oficiales de todos los oficios, españoles e indios . .. de suerte que con la abundancia que hay de todo, no se carece de cosa en esta famosa ciudad", al decir del mismo carmelita. Fuera de !as ciudades, se mantuvo más rígida me nte la separación del comercio de españoles e indígenas, dispuesta desde los principios de la colonia, aunque ia reiteración de los ordenamientos hace suponer que con frecuencia eran incumplidos. Felipe ¡¡¡ordenó en 1600 que ningún merca- . der estuviera más de tres días en un pueblo de indios; siete años después, una ordenanza dispuso que ningún español soltero, tratante o viand ante, pudiera regresar a un pueblo indígen a sino hasta pasados cuatro meses; en 161 3 otra ordenanza aclaró que la estancia máxima d e tres días impuesta a los "mercachifles, tratantes y contratantes " se refería tanto a las cabeceras como a los pueblos SL0etos; pero al año siguiente es ta disposición fue dero-gada y quedó vigente sólo para los pueblos sujetos. Este aislamiento de los pueblos de indios, impuesto para proteger a éstos, contribuyó seguramente a perpetuar su atraso y a diferir su incorporación a la cultura mestiza que se estaba fo rmando. Después de la fundación de la alh óndiga y el pósito en 1580, siguió un periodo de casi medio siglo de gran actividad legislativa para, a través de comroles, mantener los precios estables. Los ordenamientos que se expidieron buscaban en primer término reducir la r egatonería, a veces con mandatos reiter ativos que indican que su violación era permanente. En 1583, por ejemplo, fue dispuesto que ninguna persona comprara en México , ni en cinco leg uas a la redond a, mantenimientos, viandas o zacate para venderlos. Ese .m ismo año se prohibió que los buhoneros vendieran sus mercancías en las calles y ele casa en casa, sino precisamente en las plazas, mercados y tiendas. En 1587 el virrey marqués de Villamanrique expidió una ordenanza contra la regatonería, aparenteme nte sin resultado porque en 1594 y 1597 fueron necesarias nuevas ordenanzas imponiendo ~e veros castigos a los intermediarios . .El éxito de es tas medidas fue nulo, pnrque en el último año del siglo XV I Gómez de Cer vantes se guejaba que la regatoneríz, b practic-t-

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ban no sólo negros y mulatos libres, sino también los esclavos por cuenta de sus amos españoles y aún los taberneros; como consecuencia: . ... se trata de la regatonería con tanta libertad y publicidad, como si fuese cosa de virtud; porque ninguna cosa entra en esta ciudad de México de basümento, que gocemos los vecinos de comprarla ele la primera venra, porque primero entra en poder de regatones que . .. no se contentan de ganar . .. cien w por ciento, sino ... cuatrocientos por ciemo y aún más.

A principios del siglo XV II , en 1608 , se emitió una ordenanza que a fl ojaba un poco los co ntroles al permitir la ve nta libre, por cualquier persona y en cualquier lu gar , ele la leña y el carbón, siempre que fuera a los precios oficiales; sin embargo, en breve se volvió a la manía reglamentista y en 161 5 y después en 1623 se reiteró que el maíz debía venderse en la alhóndiga, en tianguis y en plazas y no en casas p articulares; que en la alh ónd iga ·no hubiera encomenderos que vendieran bastimentas y que los al guaciles salieran a los caminos para impedir que los indios vendieran ei maíz antes de lleg ar al mercado. Al año siguiente, se invit ó al público en general a que denunciara a los regatones y en 1621 se ordenó a los introductores de bastimentos a San Luis Potos í que los entregaran a la alhóndiga del lugar. T odavía más minucioso fue el control impuesto por la ordenanza de agosto de 1619 a las tiendas de México que pod ían vender "todo género d e cosas ele comer, siempre que se les fijara precio oficial". En este documento se especificaba que la fruta sólo se podía vender en las plazas, excepto los indios que podían vender cualquier bastimento en cualquier parte, a todas horas y sin precio fijo; los tenderos no podían comprar fruta sino en los mercados y después del mediodía, para que primero pudieran surtirse los vecinos; el co rregidor debía fijar el precio ele todos los bastimentos semanal o mensualmente, segú n el artículo; en fin, se prohibía a los regatones hasta la asistencia a los mercados, so pena de 100 azotes y dos años de destierro el e la ciudad. Otro tipo de disposiciones legal es de este periodo fue el relativo a los asientos ele abasto de carne a las ciudades. En 1583 se quitó el as iento a los obligados de las carnicerías y se pusieron ele nuevo a · re mate para lograr reducciones ele los precios; inmediatamente después se listaron 35 pueblos importantes donde se tendrían que poner a r emate las carnicerías y a ellos se agregaron "las minas , ciudades y villas de españoles donde hay co ngregación y policía de ellos" En Zacatecas, su matadero oficial fue inaugurad o antes de 1587 ven él debían hacerse todas las ventas de carne; en 1612 se concedió el asiento ele la ca rne a unos particulares que se comprometieron a proveer a esa ciudad de carne de res y carnero a precios fijos, a cambio de su vi rtual monopolio. Igu almente, se ordenó de nuevo en 1615 que no se vendiera en México carne de res y de carnero fuera de las carnicerías. Este numeroso conjunto de prolijas disposiciones no impedía qu e !os precios su bieran y bajara n conforme resuitardn las cosechas y que los consumid o res recurrienm a los re:;atones para üb tener los prnductos escasos.

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H ISTORI A ECONÓMICA DE U . NüEVA ESPAÑA

.'\.ntes de 1618 el precio normal era aproximadamente d!ez reales la fanega de maíz (1 1 /4 pesos por 90.8 litros); com o hab ía habido en los ;u'i~s ar~tenores_ ab undancia de granos se habían suspendido las operaciones del pOSltO solo Se operaba COn la alhóndiga ; sin embargo, a partir de este año, se emptezan a dar malas cosechas y los precios de la fanega suben a 12 reales en 1618, a 20 reales en 1620, a 24 en 162 1 y hasta 40 en los alrededores. Alar~do el gobierno, _e n 1621 compró con fondos públicos 4 000 fanegas de ma iz y obtuvo en p resta~o otros 3 000 pesos para adquirir más grano, al m ismo tiempo que prohibia que se cebara n los puercos con maíz en 14 leguas a la redonda d e México y en d iez de Puebla ; al año sigu iente mandó re~os-er todo ~1 rn_aíz 9ue se encontrara . e n un radio de 14 legu-as desde Mextco y con~Iglllo prestamos para seguir com pranclo maíz. Todo _parec:a fa_v orablemente resuelto en 1623, porque se había acumulado sufic_Ien~e ma¡z para el consumo de la ciud ad , cuando hubo que deshacerse d~ el rapiclamente cuando se descubrió que se había agorgojado; esto provoco de n.uevo esca~ez, al tos precios e irritación del pueblo, que fue el caldo de culnvo propiCio par a que es tallara un violent o tumulto en 1624 cuando la~ clisenciones entre el ar zob ispo y el virrey exacerbaron los ánimos.' Parecen~ qu~ el motín de 1624 aplacó durante unos 60 años la ma nía del gobierno v1rremal de tratar de resolver el problema del abasto a base de decretos; s~g~ramente e~ este largo lapso hubo en promedio buenas cosechas Y el pos1to estuvo bien abastecid? . En el lapso 1624-1684 apenas si se e? cu emra un o~denar:uemo, el exped ido e n .1666 •. para limitar la regatonen a en el co merc io ele frutas y unas cua ntas relteracwnes de decretos anteriores.

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Entre 1?8 5 y 1.690 cesó la abundancia de bastimentas d ebido a que las co_s~chas fueron . msufiCientes. La situ aci.ó n empeoró en 1691 porque los ma¡za.les se percheron. por hela_clas . y l.luv~as excesivas y el trigo porque fue mvadtclo _P?r el chah wstle; a l a~o siguiente la cosecha de trigo de prima vera fu e escasis.Ima por fa lta de llu vias y la de maíz fue pobre porque se levantó an tes d e tiempo, co n lo que, com o es natural , los ca mpesinos co nservaro n bue n a parte de sus granos para su propio consumo y redujerón drásticamente su ofer~ en el mercado; por su parte los españoles trasladaron su con sumo al ma1z co n lo que este cereal escaseó. Preo~u pado el gobierno po rque los precios del trigo saltaron de 24 a 48 reales ·1a ca rga (de tres a seis pesos los 138 Kcr.) man dó traer maíz a aran cos to de Celaya, Chalco y T oluca , pero aún ~sta medid a fue insufici~nte porque las heladas matar.on mucho ganado, sob re todo mulas, indispensables para el transporte. l tna segunda co nsecuencia fue qu e también faltó la ca r n e y subieron su s precios. E~ virrey co nde de Calve ord enó req~t isa r el cereal que los labrad o res ha f)lan guardad? , pero la cantidad obtemda resultó insuficiente, atrayendo el VIrrey so_bre S J !as Iras de los productores a qu ienes se quitaba el grano y de lo~ co nsum1d ores urbanos qu e lo acusa ron d e monopolista ; ·p erdida la sere ntdad y creye.ndo e! de Calve que co n precios alto; iban a aparecer gra n os que no exiStía n, decr etó ;;1 libertad abs olu1:1 de comerc iar cere:J.Ies,

COME RCI O I NT ERIOR

con lo que el precio ele la carga de maíz se el~vó ~ 56 reales . o sea a, si~te pesos, cifra exorbitante en la época. Se reparuo ma1z al pu eh lo e n la ad10n. dicra p ero, no alca nzando para todos, sobrevino un gravísimo tumulto el 9 de ju~io de 1692 que arrojó como saldo, a m ás de inco ntables muertos Y heridos , el incendio y destru cc ión del real palacw, las casas del ayuntamiento, las oficinas de los diputados y fiel ejecu tona y las de los escnba nos, la cár ce l, los cajones de comercio de la plaza, la escribanía de la aud1e ncJa Y la alhóndiga, junto con sus archivos y libros, prec1osos tesoros Irremplazables. Después del tumulto, se conservaron las mismas políticas de abasto .que a ntes, sólo que bajo una vigilancia más esn·ech~ del ~ob i_erno. ~1 ob1spo virrey Ortega Momañés , sucesor ~el conde de G~ve , VISito pers.onalme~~~ el rastro y la alhóndiga, mandó reparur pan en 1~ caree! y !.os hospttales y liJ O con alguna flexib ilidad el precio del pan en mecl1? rea.lla libra ( l / 16 de peso por 460 gramos) . Men os flexibles fueron sus suborcl mad os que multaron a un panadero por ve nder más cant~?ad de. pan ro.r el mismo preciO, hecho que pareció "en verdad m1stenoso al v1~ ero 1ta~1ano Gemelh C<~rren ..Las causas reales ele ias hambrunas y las alzas de preCios, es decir, las msufiCientes e inadecuadas instalaciones él e almacenarrúento de los gran os y las malas comunicaciones entre región y región, no fueron tocadas. 94

T AMEMES Y CANOAS

Durante las tres primeras décadas posteriores a la Conquista , el transporte de mercancías sicruió efectuándose casi exclusivamente por medio de los tamemes o ca rgadores indígenas ya que en ese iapso no hubo . u.na ca.ntidad suficiente de mulas y burros como para reemplazar ese serv1c10~ mientras que las bestias de carga eran más caras qu e los caballos, como lo a brmaba en 1526 el cabildo de México, el uso ele los tamemes era barato porque con frecuencia se les obli gaba a prestar e l servicio carga gratuitam ente _Y cuando se les pagaba, los salarios eran muy baJOS .. Por o tra pa~te, hab~a abundante dispombilidad ele tamemes qu e d e grado ~Jercían e~te ~nste oficw porque no había otra forma de transporte alternauva y los mdios es taban acostumbrados a él. A los crobernantes metrouolitanos les pareció degradante con razón, que los seres hu~anos fueran cargad os como besti as y Carlos V prohibí~ terminante:;mente e n 1528 que ningu [J.as perso nas "de cualquier estado, c~ hd.ad o condició n", fueran seculares o eclesiásticos pudieran cargar a los md10s, aunque fuera de su grad o , en ningún caso ni lu ~ar, con paga o SI~ ella, m a~mqt~e co ntaran co n licencia de los vineves, Obviamente era Imp osible cu mphr es Le ma ndato porque hubiera quedado la Nueva España si n ningún gé nero d e transporte. . . . . .. r _ ro Ante la el u ra necestdad , !aSegunda Auciie nCia convencio a la vO l ona en b J l ele que, mientras no hubiera bestias de c:trga, el serVlC!O !e los tamemes ~ ~-a inciispens:1ble por io que debía ele perm ítine, SU.JeW a di versas conrltoo nes : SO IO

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se podía cargar a l~s tamemes con su consentimiento; debía pagárseies 100 gra~os de cacao al dw, o sea el eqmvalente aproximado de un real; la caraa no ~od1~ ~xceder las dos arroba_s (23 kilo~); por ningún motivo el cargador podía ser alejado de su pueblo a mas de u~aJürn~da y, en fin, sólo proseguiría el uso de ramemes has~a. e~ tanto _no h~tb1era ammales de tiro y carga. La Corona ra tifico estas dispos1oones, agregando en 1538l.a prohibición de emp~ear tamemes menores de 18 años cumplidos. Las Leyes Nuevas de 1542 confirmaron que los t~meme_s sóio podían ser empleados excepcionalmente en l~gares donde no hub1era ~mmales d~ tiro y carga, cargados moderadamente y Siempre con su consentimiento. El vtrrey Antonio de Mendoza no estaba de acuerdo con las restriccion~s impuestas al uso de tamemes que él consideraba ~omo necesanos la:a el bien c?mún "}" escribió al Cons_ejo de _Indias para mformarle que e•. numero de ammales de carga no s1gnihcaba m la viaésima 0 par~e del neces~no para manejar el tráfico, y para recordarle que los indios habt~n estado _siempre _acostumbrados a la utilización de cargadores y que segman empleandolos sm cortapisas. _ Las Le~es Nuevas sólo fuer?n parcialmente aplicadas y los tamemes siguie1on empl e~ndose con 1?~ salan o~ y c~rgas usuales, hasta que en I 549 hubo otro gra~ despl~egue de acttvtdad leg¡slativa. En ese año se ordenó que donde no se pud1era evitar el cargar a los indios Hpor no haber caminos abiertos o bestias de carga", las autoridades debían señalar cuántos indios se habían de conceder en repartimiento , así como el pes? de sus cars-~s, el camino y distancia que habrían de re~~rrer y la paga que habtan de perC!btr. En otra cédula del mismo año se especitteaba que la carga fuera muy moderada "por tiempo breve e acortadas d1stanoas'~ y que se les pa_gara "un competente jornal" y no ocho maravedís corr;o hab1a e_stado ocurnen_do, lo que poco difería de trabajar de balde. Un poco mas tarde, a medtados de 154~, una cédula real prohibió expresamente gue los mercad~res ~mplearan tndtos para el transporte, con lo que el come~~~o no quedaba mclmdo dentr? de lo_s ca_so~ de necesidad en los que se pen~uu ael us~ de tamemes. ~n ese miSmo ano st btense permitió que los indios pudteran al9~1larse volu~Hanamente en los puertos de mar para descargar las n~?s, se hmlto la dtstanC!a de 1 transporte a no más de media 1egua (unos dos k1lometros). Las iJ?~trucciones de la Corona al virrey Luis de Velasco en 1550 le ordenab~n faCilitar la co,nstrucc!ón d~ _caminos y puentes, porque a la conclusión de dJCh~s o~ras, de~ m cesar m~edJatamen_t~ el transp?·~te por medio de cargadores. \ e lasco tomo muy en sen o la supreswn del serviCIO de acarreo de bastimentas q_ue se impor;tía a los... indiqs para a_bas~ece~ _a las ciudades, pero esto trajo co~s1!5o en_el penodo :5? l-1553 unadismmuCJon n?table ele los alimentos que rec1bta la cmclacl ele_ ~fexiCo, al grado que el m1smo vtrrey comparó su situación a la ele una plaza sttJada. Otros tráficos fueron menos afectados, como el del cac~o que transportaban los cargadores indios desde el Soconusco hasta el Alt1plano Central, por un trayecto de más ele l 000 kilómetros. No obstante l_os problemas 9ue causaba la eliminación del servicio por tamemes, a parnr de la sexta decacla del stglo XV I la legisbción restrictiva se fue endureciend o. TJ na cédula expedida por Fe iipe 1r -:n 15611 prohibió a los

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COMERCIO INTERIOR

prelados eclesiásticos que apremiaran a los indios a traerles a cuestas los diezmos recaudados. . . En 1581 se apercibió bajo severas penas que ninguna persona podía cargar a los indios en las minas, ni fuera de ellas para llevar metales a las casas don~e los beneficiaban. Al año siguiente el mismo monarca expidió una severa ley disponiendo fuertes castigos a las autoridades que cargaran indios y en 1595 rr:andó que no se permitiera que los indios llevaran cargas sobre sí en los _cammos. Felipe 111 fue tan enérgico como su padre. Por real cédula de noviembre de 1601 ordenó a las autoridades de Indias que "donde quiera y comoquiera" que hallaren indios con cualesqu ier géneros de carga, aunque fueran leve~ y de poco peso, "incontinenti los hagan descargar, y los envíen a sus pueblos y embarguen las cargas". Finalmente, las ordenanzas de 1609 confirmaron que los servicios el~ los tamemes quedaban abolidos, excepto cuando los indios transp_or~ran el aJ_uar de sacerdotes o corregidores, pero siempre y cuando en la provmCJa no hubtera suficientes bestias; la carga se dividiera entre varios tamemes de acuerdo a su peso; la distancia por recorrer en una jornada fuera corta y conforme a ~a fuerza de los indígenas y el virrey fijara el salario de los cargador~s. ~espue~ de esta fecha, poco se oye hablar de los tamemes , que fueron sustJtmdos casi por completo por mulas y burros, ya muy abundantes en la Nueva España a . . . , principios del siglo XVII . Otra supervivencia de los medios de transporte preh!Spámcos lo consutma el abasto de México por medio de canoas, sobre todo desde los lag?s. de Chalco y Xochimilco. Los principales puntos de embarq~e ~ran Hm~tlo­ pochco (Churubusco). Mexicaltzingo, Chalco, Ateneo, Xochimtlco,_ Ayotzt~co y Tetelco. Por este medio llegaban a la ciudad legumbres, flores, tngo, mmz Y fruta, así como leña y forrajes para el sustento de los caballos, en un gran número de canoas, el que estimó Vázquez de Espinosa en más de 1 000 diarias. La gran ventaja del transporte lacustre consistía en que en un solo movim!ento, una sola persona podía transportar una carga de mercancía que hub1er~ requerido el empleo de varios tamemes desde distancias que alcanzan los 5_n kilómetros. El trayecto desde Ayotzinco y Chalco se hacía normalmente en se1s u ocho horas hasta el centro mismo de la ciudad, atrás del palacio real y las casas del cabildo, a donde se llegaba por la Acequia Real y otras "zanjas de agua", como decía Torquemada. Los españoles nunca intentaron dedicarse a este tipo de transpo~te que siempre fue operado por los indios a la manera usual desde tiempos prehispánicos, es decir, impulsando las canoas con largas péruga~ que se apoyaban en el fondo del lago; en cambio, los españoles, tanto penmsulares como criollos sí poseyeron y operaron con buenas ganancias los embarcaderos donde se cargaban las canoas. , . ~, . Con el paso del tiempo , la navegación se fue haciendo cada vez mas ditlC!l porque, o bien los lagos se fueron azolvando debido a la erosión de los montes circunvecinos , como lo creía Torquemacla, o bien b~~ó el nivel del agua a causa probablemente de las obras de desagüe del valle, como !o sostenía Alzate. Fuera

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H ISTO RIA EC O NÓ M ICA D E LA. N UEVA ESPAÑA

lo uno .o lo otro, la na vegacwn · ' en .a 1 temporada de sec::ts se re;¡ lizab·1 ya no por a~ua smo por un lodazal, con lo que las canoas tenían que ir a media c~rcra 0 b · · · • costos o E•en avanzar más I"entamente, con 1as constgUJemes demora s v mayores n estos cas?~ el tray~cto desde Chalco podía durar once o do¿e horas, un día ~ como suced10 en 1635, cuatro o cinco días. ' Para evitar estos problemas fue menester drao-ar un canal profundo a ¡0 1 trgo de la laguna y limpiarlo sistemá ticamente de tules v cañas · es te trab<üo d~e~ncomenda~o a los pueblos i~dios si~uados a lo larg~ de la ;uta. A pesar tas precauClones, la navegaCion se h12o más lenta en el siglo XVII porque 1as canoas no pod ' . . Ian apartarse d'e ¡ canal y provocaban frecuentemente congesuonamtento de tránsito. 9 5 RECUAS, CARRETAS y CAMINOS

El emnleo de tamem f · -d , ·d · el núd; ·---------- e~_ ue su_~un.11 _o r_apL ª.mente ~orre_q!as de mulas apenas el si ero de estas bes nas fu; suficient: en la Nueva España;~~t~ -determinar nan~~ ;~~I las recuas reco~nan la t~tahd_ad del territorio colonizado revolucio_el que en r~~~por~e del péUS. Cantnbuyo ~ la dif~sió~dees~e métod Q_,g!:_,9lrga vi<üaran CO~ r[ehp~ II ordenara qu~ ~adte pudtera_Impedir a los arr!~ros 'qüe conviniera . . T~~~~~ ~or dond~ qu¡s¡~ran y escogte~an.-Ja ..r.uta que más les .d . Ien ue muy Importante que los m.dtos ..apren.dier;¡n con 1ar las mula rapica ez a mane ' - · el negocio - de -transpor~ tar . - :.J - . ... ·-:-' · _s.y:;:emprend Ieran con exito con :zat l?~o de amm~Ies . .r..ncontraro? que podían viajar a regiones lejanas lo qu l. ac_ilbidadd y segu~Idad que en los tiempos anteriores a la Conquista con ' ~ncormar ~rnerqs · · ' e a ..ca español . 'º- ~- e"epoco .. :·tiempo -- .-· -e!'fl _mas' c;~muJl ~ndiOs que poseían~s, segun age Iban por todo el pa~s con 30 ó 40 mulas y variosde ellos · · · diez doce y quinc ·¡ d d d ¡ que ' d e mi. uca os, Glll a enorme para un indio entre los espa11oles creen que to as las nquezas de América les pertenecen . . . '

~;á~tícamente todo el transporte se realizaba en mulas y como cada una de estas m~~a~~~~i~eba~~lam~me 16 arrobas (184.1 Kgs.), se debió haoer requerido un

equen- d ra e n~mero de mulas para mover cantidades relativamente P as e mercanCias La marcha de 1 sus rutas 0 d' -·. ------::-- · :·-
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CO MERC IO i NTERIOR

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_La arriería se co nvirtió en un muy fuerte demandante ta nto. de mulas como de. forraje, pienso y granos para alimentarlas, por lo que _gr_a.óas..a. ella flor.e~ ie­ _Lon muchas y prósperas haciendas agr ícoias y ganaci~ras; algunas. de ellas como las del Marquesado del Valle llegaro n a exportar mulas al Perú. Querétaro, no obstante ser un importante centro comercial situado en una zona ganadera criadora de carneros, no contaba con suficiente número de mulas, lo que provocaba que se llevaran de otras regiones a precios muy elevados. Para liberarse de esta servidumbre, varios pequeños negociantes queretanos, a principios del siglo XVII , unieron sus reducidos capitales para formar una compañía que comprara y vendiera mulas; en breve tiempo la empresa monopolizó el negocio y vendiendo las mulas a 35 pesos por cabeza, con una inversión inicial de 1873 pesos obtuvo utilidades por 972, es decir de más del 50% . _M mismo tiel!!J2Qg!:!~~L~rª!J.~R9It~ pgr reCL.!~S, s¡; desarrolló .~ . u~Q..Q~grJQ.~.Y .....fª rretas, cuya importancia fue mucho menor. La introducción de la carreta medioeval castellana tu vo lugar aproximadamente ~11 1~,!29; era ésta un vehículo de dos ruedas sumamente primitivo que consistía en tres vigas longitudinales unidas entre sí por maderos transversales cubiertos por una tarima de tablones que formaban una especie de bastidor rectangular; la viga central se prolongaba hacia e! frente para servir de lanza o pértigo al que se enganchaban ios animales; el bastidor sostenía los soportes del eje que unía las dos ruedas; éstas eran de madera compacta o bien tenían rayos o radios del mismo material; casi nunca las ruedas estaban herradas ni se usaba e! hierro en los ejes o en otra parte de la carreta; finalmente a los costados había estacas o postes verticales a los que se amarraban redes o cuerdas para fijar la carga. _Es_tos
:\ sí !e llama Pnwe!l; Ringr ose le da el nom bre de J ua n.

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H iSTORiA ECONÓMICA DE LA NU!':VA ESPAÑA

fuera abandonando el uso de los grandes ca:ros durante el siglo XV I í, que sólo :e sigllle ro~ empleando para el transporte mterno de las mayores hacienda~ . l:'.n los cammos la ca rga era llevada fundamentalmente por recuas de mulas y P.n menor medida , por carretas. ' . . Los_"~s, y~ fueran !m~leros o carreteros, llegaron a teneL.una apr~¡::iable Influenoa en l;:t v1da econom1ca del pais, sobre todo donde las circunstancias los favorecían; probablemente donde se hizo notar más su peso fue en Veracruz, que no era puerto sino de ~ombre, pues carecía hasta del más primitivo abrigo para_proteger las mercanClas de la mtempene y al que no todos los arrieros quenan 1r por su mortífero clima. En estas condiciones, a príncip.ios del siglo XVII los arrieros se negaban a acept~r las cargas a n? ser,que se les pagaran altos fletes, que a los mercaderes pareCI~n desproporClonaa~s, pero que las más de las veces tenían que pagar despues ~e largos y complicados_ regateos, so pena de dejar pudrir valiosas mercadenas duran~e semanas béUo el sol y las lluvias del trópico. Ante :sta situaciór:t las autoridades toma:on cartas en el asunto y P-ª!1l...i!l.~ntªT ~ii
COMERCIO INTERiOR

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tráfico o los que atravesaban parajes, como los del norte, d o_nde la tierra es dura, llana, iimpia ele pedregales y si n ríos; en estos casos, sm embargo, las recuas tenían que dar largos rodeos para hallar agua. . . Los dos tipos de cami nos eran polvorientos en el estiaje y !odazales _e n t1empo de aguas, tenían que atravesar barrancas, remontar cuestas y desv1ats~ para cruzar por vados las corrientes de aguas. Esto exigió constantes t:aba.JOS de relleno de baches y hoyancos, de nivelación y allanamiento de pendientes y de construcción progresiva de puentes, de madera primero y después dé~arr:pos­ tería; de estas labores se encargaban fundamentalmeme los puebkis demd10s y, donde no los había, los municipios, los mercaderes, los transportis tas y los simples particulares. · · · _. . Fue un arriero y comerciante, cl Beat9_S.~l:Jªs_tj~_n .Qe A,paricio,* qlllen convirtió en carretero, a partir de 1531 , el camino de México a Vera cruz mandado abrir por Cortés en 1522, construyó en Puebla en l537la prim~ra carret,ade la Nueva España y abrió el camino, también carretero entr e México, Queretaro Y Zacatecas. Después de Aparicio, el gran constructor de caminos fue el virrey.Amonio de _ Me.n..dQza quien inició el de México a Acapulco, el de Oaxaca a Tehuantel?ec y Guatemala y el de México a Guadalajara. Concluyeron estas o.bras los virreyes Luis de Velasco y el marqués de Villamanrique. Un particular, Alonso _ Pacheco, prolongó el camino de Zacatecas hast.:"1 Durango. En los inicios del siglo XVII , al decir de Chaunu, la Nueva Espana se construía a Jo largo de dos ejes perpendiculares: el e~te-oeste, Veracru~­ México-Acapulco y el norte-sur de México a Nuevo Méxt~o , el que se podna prolongar con el México-Oaxaca-Guatemala. La ruta MéxiCo- Veracruz era el "Camino de Castilla", la que iba a Acapulco el "Camino de China':, la del Bajío y Zacatecas el "Camino de la Plata" y todos los que ~ompoman esta inmensa cniZ caminera eran el camino real por antonomasia. A !QJargo de _los -~ª fi1i!lQS_ ~~ fuerqn_~s~ble!=i~Qdo Q~ ~r~cj1g J~TI t!:~~Q~ mesones para acomoda~ a los VÍ<JjerQs y a sus b~s!iª-s. El pri~~ro que :st~bleCio mesón fue Pedro Hernandez Pamagua en la Ciudad de Mex~ e~ _en · b2":' Y dos años después ya había otro en Perote. Hernán Cortés expidiO las J?nmeras -,ordenanzas de mesones en que se disponían minuciosamer:tte los _ d,f~rentes _a_s_pe<;t9s _<:le la administración, como que los pesebres estuvieran hmpws, las gallinas no entraran a las caballerizas para no n:ol~star a lascab~lgaduras yque el pago del alojamiento fuera de dos reales diano~. Para abn; ~n meson en cualquier camino se requería licencia del ayuntamiento d_e Me~,1co, . .. La operación de mesones no compensaba el que los cammos fuer~n pnmitivos y estuvieran a menudo cortados por obstáculos natura_les; ademas, a finales del siglo XV II el tránsito se hizo más difícil porque los cammos fueron plagados verdader amente de salteadores que robaban a los vi~eros, am~gaban a los habitantes de los pueblos e interceptaban los cargame ntos destmados ~ las ciudades con tal frecuenci a que en algunos momentos el hambre ame nazo a la ca pi tal. ·:• Beati!'ic;:¡do pnr el P:tpa Clemen te XIII

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HISTORIA ECON Ó MJ CA. DE L\ NUEVA ESPA ÑA

El costo de! transpo rte era sumamente alto debido a los malos caminos. E 11 Z<:catecas el fl ete rep resentaba, según la distancia, entre la tercera parte y la mitad del costo del grano lle vado a las mmas ; el barón de Humbold t se encontró, mucho tiempo despu és, que el precio del maíz en la zona produ ctora de Sa~amanca era ~e 14 reales la fanega, en Querétaro de 20 y en San Luis Pot?SI de 36. L? subido d_e los fletes provocaba que a distancias largas sólo fuera rednu~bl~ env1ar l?s arttculos ~e alta de.n~idad económica y que el transporte de arucutos de pnmera necesidad se hiciera a distancias cortas, en casos de fuerza mayor y cuando los precios subían mucho por la escasez o por un auge mmero . Una. ~ola ruta con~ercial escapaba a las incomodidades y altos costos de operaoon d; ~os camm?s novohispanos y _és_ra era el. tráfico de cabotaj~.~~l _Golfo .de Mex.ICQ, cuya ImportanCia era m1mma de Veracruz al norte esto es hacia Pánuco, Tampico y Tamihua, pero que era apreciable hacia 'coatzacoalcos, Tabasco, Campeche y Yucatán. Chaunu identificó un total de 763 ~ovimientos de embarcaciones en el puerto de Vera cruz en nueve años dispersos entre 1590 y 1616;* pues bien, de este movimiento sólo correspondieron 6 embarcaciones que hicieron el trayecto hacia el norte mientras que 2~ l recorrieron la ruta del sureste. En otras palabras, solame~te el 0.8% del trafico total de Veracruz era con los puntos costeros situados al norte, m_Ientras que el 35% correspondía al del sureste, considerando solamente el num~ro de embarcaciones; la diferencia correpondía al tráfico de altura , pnnc1palmente con España y la isla de Cuba. Si en lugar de tomar el número de embarcaciones se considera el valor de las mercancías transportadas , la diferenci_a resulta mucho mayor porque la costa entre_ V:eracruz Y. :a laguna de ~ammhua .estaba prácticamente despoblada. La um~a po?Iacwn de, alguna 1mportanoa era Tampico, fundado en 1560 y que d1ez anos despues contaba apenas con únicamente 24 vecinos españoles y 226 indios tributarios ; por tanto el tráfico que aeneraba era ele ~nos cuantos cueros y bastim~ntos de poco valor. Veracruz ~or sí mismo no s1gmfica~ba un n:ercado apreciable, pue~ ~n 15 70 no era sino un pueblo de unos 1 oOO habitantes, que para pnnnpws del siglo XVII había crecido a unos 2 000 y cuyas casas más ricas eran de tablas. El sur~st~, en cam_bio, estaba mucho más poblado y requería ser surtido desde Mex1co de casi tod~s las man~actm:as que necesitaba y aún de algunos product~s agropecuanos; a cambio de estos suministros, Coatzacoalcos y ~abasco enviaban a Ver_~cruz maderas precwsas y la península de Yucatán neos c~rgamentos _de ami, J?alo. de Campeche y otras tintóreas que en su mayona eran_ ree mbarcados haoa Europa. De los 261 barcos-viaje que hicieron el cabotaje del sureste en los nueve años considerados, 64 correspondiero_n_ a Coat:~~oalcos y Tabasco y 197 a la península yuca teca. Casi todo el trafico ~anumo de esta penínsu!a se realizaba por el puerto de Campeche (68 vecmos en 1570), po rque S1sal, el puerto más cercano a Mé rid a, no ' Estos fu en n l390, 159 !. i592. 159:1 , 15!:H , 16 11 , 1612 , 16 15 y 16i6.

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ofrecía ningún abrigo seguro y los na víos de más de 200 toneladas tenían que anclarse a unos ocho kilómetros de sus costas. . . . En aenera!, las e mbarcaciones que hacían el cabotaje en el Golfo de Méxic~ eran de pequeñas dimensiones . En los 267 movimientos considerados sólo correspondieron 38 a naos y navíos de alto porte, 72 a fragatas de unas 100 toneladas y los 157 res tantes a barcas y pa taches de alg·o más de 50 toneladas . El tráfico con la penínsu la de Y ucatán represen taba a prin~ipios del siglo XV II a proximadamente el 3% del valor de las mercancías arribadas a Ve~a­ cruz y el 9 ó 100/o de las salidas en los años normales, pero .cu~ndo no llega?a la flota de España , significaba la mitad o más de su mov1m1ento portuano. ~ra pues éste ur: tráfico imr,ortante, au nqu~ Chaunu lo califi~a de " pro~pe­ ndad de un panente pobre , ya que la pemnsula contaba a fmales del siglo XVI apenas 300 vecinos españoles aproximadamente, de los cuales unos 100 se concentraban en Mérida. En los inicios de la Nueva España , el movimiento de carga y ~~ajero~ con destino al Perú daba un inmenso rodeo para llegar desde MexiCo a Huatulco, hoy estado de Oaxaca, que era de donde zarpaban al princip~o, y no de Acapulco, los galeones a la América del Sur. La ruta que se segUia er~ la siguiente: se tomaba el camino real de México a Puebla y Veracruz, alh se abordaba un barco de cabotaje hasta la desembocadura del Coatzacoalcos donde se transbordaba a canoas con remeros indígenas que remontaban el río hasta un punto distante de 12 leguas (unos 48 Kms. ) del pueblo de Tehuantepec y bastante más de Huatulco a do.nde se lleg~ba a lomo de mula o en bote. Todo este rodeo no tenía otro objeto que evitar gran parte del trayecto por tierra hasta el puerto oaxaqueño; su lejanía de México fue la razón principal de que a mediados del siglo XVI se sustituyera a Huatulco por Acapulco. . Finalmente, los habitantes de la Nueva España podían comumcarse po: carta entre las principales ciudades y con España. En los comie~zos, este serviCIO se lo tenían que proporcionar los interesados env:ando propws que en~regaban ~a correspondencia en mano o que se aseguraban que las cartas part1eran haoa Castilla en los barcos de las flotas. En España, desde.l5J
H ISTORIA ECON ÓM i CA D E LA NU EVA ESPAÑA PREDOMINIO CO MER C IAL DE MÉXICO

El comercio de la Nue va España estaba dominado por México, qu e llegó a ser una de las ciudades más grandes yricas del mu ndo. H ernán Cortés estimaba en 1524 su població n en más de 30 000 vecin os, es decir , 150 000 habita ntes aproximadamente, a pesar de que acababa de ocurrir !a gran mortandad causada por e! sitio y por las epidemias de viruela y sara mpió n; ma nife staba también el conquistador que "cada día se puebla en mucha cantidad " porque la gente vivía en ella muy a su placer, lo que le hacía creer qu e "de hoy a cinco años será la más noble y populosa ciudad que haya en lo poblado del mundo y de mejores edificios". E_xactamente un siglo después, Antonio Vázquez de Espinosa y Tomás Gag e testificaban el cumplimiento ele la predicció n del extremeño: la ciudad contab a con 40 000 habitantes españoles,* de los cuales más ele la mitad tenían coche; los trenes de la nobleza eran "mucho m ás espléndidos que los de la corte de Madrid y de tod os los otros reinos de Europa"; los arneses de los caballos estaban tachonados ele piedras preciosas y pla ta; los habitantes gas taban extraordinariamente en vestir y sus ropas eran por lo común de seda ; en los sombreros ele los señores se lucían hebillas de diamantes y perlas y en los criados, en fin: hasta las negras y las esclavas atezadas tienen sus joyas, y no hay una que salga sin su collar y brazaletes, o pulseras de perlas, y sus pendientes con alguna piedra preciosa. México tenía un aspecto imponente. Gage se maravillaba de que sus calles fueran tan anchas que en las más estrechas podían ir de frente tres carrozas, lo que daba a la ciudad apariencia de más grande; Vázquez de Espinosa cuenta que todas las casas eran "ele muy buena fábrica, labradas en una pi edra finísima colorada y peregrina en el mundo .. . tan liviana que . .. nada sobre el ag ua sin hundirse, co mo vide por vista de ojos . , ."; la catedral , todavía no acabada, podía "competir en grandeza y riqueza con todas las de la Cristiandad . . ."; no había calle en ciudad alguna "que se acerque a las ele México en limpieza, aseo, y mucho menos en la opulencia de las tiendas . . ."; tenía abundancia de agua que se llevaba de Santa Fe sobre un acueducto de d os leguas (8.2 Km.) y surtía todas las_ fu_entes ele la capital. En síntesis, el carmelita español y el dominico inglés comCJden en afirmar que México era, al finalizar el primer cuarto de 1siglo XV II, una de las ciudades mayores, mejores y más ricas dd mundo. Med io siglo después, en 167 8~ el viajero inglés Lionel Waffer alabó igualmente su hermosura y riqueza , donde encontró que el palacio del virrey era "mayor y más magnífico que el Palacio Real de Madrid";* la població n la calculó en "no menos de 400 000 almas, sin compre nde r los niños", de las cua les se contaban 22 000 de es pañoles avecinda dos con sus familias.

* Vázquez de Espinosa estimó en !5 000 el número de vecinos españoles, es decir unas 75 000 personas , !o que parece exagerado: los 40 000 de Gage son más cr eíbles . • Nmgu no de ioo dos ed ifici os que co noció Waffer subsiste; el palacio virreina! fue incendiado po r 'as turbas en el motín d e 16 92 : el alcázar de los A. ustrias en Mad rid fu e destru ido por u!1 mce ndto ect ia 'í avidad de 173-L

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CO ME RC iO INTERiOR

La opulencia ele México se debía a divers~s fac to res: era la res iden:( ¡~ _d~ Ia. 1a · ema · 1, oe • 1a au d.te noa, · la ~·ede al·zon tspal pnmada . • la lnoutstoon, . • . .corte vtrr · _,. · d 1 e de Moneda · es taba rodeada de un valle de gr an fe rao__ mveo lQa __ y _a _ asa _ ·- . .. . t'tu'aungran U dad , a su vez circundado de otras regwnes de gr~n r~queza, consJ _ __ • ------:: ·JlÍlcko indus trial-¡rr~;¡-ªpal; un nudo de comun~~aoon~s- Y. sobr e e t u~ importante centro co mercial. Llamaba n la atenoon de .os fo raste1 os as P ate rías yjoyerías, las tiendas de prendas de seda localizad as cast todas en la calle de San Arrustín las de ma nufactu ras de hterro, cobre y acer o de la ca~le de Tactt~a y sobr~ todo, las de artículos de lujo provenientes de Europa Y Asta, co ncennadas en los portales de la Pl~za Maym:. . _ . el Los mercaderes de MéxiCo manepban los cargament~s de las ~otas España y de los galeones de Filipinas; esto hacía 9ue en la ouclad s~ e:pendtera n una cantidad y variedad ele productos de dtversas procedenctas, ¡re no tenían paralelo en el mundo. Cer vantes de Salazar hacía cleor a uno e sus personajes en 15 54 :

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Observa ahora, además, qué multitud de tiendas y qué ordenadas, cuán p~·ovistas d~ ' ' de compradores y vendedores .. . , que valiosas merca denas , qu e concurso · · · , , . e murmullo de la muchedumbre de tratantes. Con razon se puede afirmai habers juntado aquí cuanto hay de notable en el mundo entero.

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Bernardo ele Balbuena magnificó, con _li~~ncia po~tica, _esa _iffipr: sión de queza y poderío comercial cuando escnbto en 1603 los stgwentes tercetos. Es la ciudad más rica y opulenta, de. más contratación y más tesoro _ que el norte enfría , ni que el sol cahenta. La plata del Pirú, de Ch ile el oro viene a parar aquí y ele Terrenate clavo fino y canela de Tido_ro - .. De España lo mejor, de Fthpmas la nata, de Macón lo más precioso, ele ambas Javas riquezas peregrinas . .. Con todos se contrata y se cartea; y a sus tiendas, bodegas y almacenes lo mejor de estos mundos acarrea .

La hipérbole d el poeta se puede confirmar en la actualidad con docu me_n~os 1 0 fidedianos. Efectivamente, los mercaderes de México opera~an todo el tra ~ d el N~evo Mundo con el Extremo Oriente, así com o las tmport~c!O~es e España y la ciudad recibía una gran variedad de artícul os d e las m~s dl~vbers~s • . sedas, p orce1anas y mar·fil1 es d e eh·m a·, telas ' .vmo procedenoas: . ' acette • 1 .ros .. Y herramientas de Europa; cacao de Venezuela Y Guayaqllll, vmo, m~rn.r~? Y plata del Perú ; alimentos, loza, ~opa y otras manufacn.:r~s _del pro~IO p~s·eT oclos es tos productos se desti naban para el me rcado LI I bano o ~e ree. P - Peru, · la Amenca , · e enu-a 1, e.1 ~Jal n -·be o el resto día n para Es pana, t · de _la, Nueva . , · · • • 1 co n ¡)¡.,.., ·JTI n:1 cue ros Y az ucar, ast España. Las unponac:ones se p.tga )al1 uw, o ' · , .

CO"-IERCIO INTERIOR 458

como con export~ci?nes de m~ nufacturas diversas a Centro y Sud América. La CJ_uda~ de Mexico era, sm lu~ar a dudas, la metrópoli económica y cultural del pms. E.a de hecho el almacen de todas las mercancías importadas y de buena parte de ~os .art~culos de a~ta densidad económica producidos localm~nt~, 9ue se dtstnbUian a las diferentes regiones del reino; constituía el prmopa1 centro de consumo y sus modas y estilo de vida eran imitadas aún en lu gares remotos. El . comercio de Veracruz estaba completamente dominado por las casas comeroales _de México que enviaba n sus factores o representantes a c~mprar las mercancia~ de las flotas procedentes de España, apenas se an.un~I aba su ll egada. Segun el reporte del obispo Mota y Escobar, en l603los P.nnClpales. merc:1deres de .Guadalaja~a manejaban sus negocios desde MéxJco. Puebla, a p esar de su ImportanCia, estaba demasiado cerca ele la capital para poder ~s?Irar a tener un comercio in~ependiente y sólo era un lugar de p ~o. ele las 1 ecuas y los trenes ele carretas. 1 oluca era un simple proveedor de Mex1co de sus. excedentes agropecuarios. . .Los_co me~oantes capitali~os dominaban el comercio de las provincias al Imc~m se el siglo XVII a traves de agentes vendedores que iban recorriendo puenlo por pueblo las rutas que se les asignaban, o bien a través de las casas com~rci~les fuertes en l~s poblaciones más importantes, que se convertían en sus distnbUidore~ excl~stvos permane.ntes, vendiendo al mayoreo en su región. Los comemos mas pros peros de Méxt~o nombraban también factores o repre- . sentantes que se encargaban de autonzar ventas a crédito, realizar cobranzas compras y, en. ge~er~l, op~raciones más delicadas o de ~yor envergadura: Hu,bo d?s clUdacl~s provmoan.as que llegaron a converurse e 11 !;en.tros com en ;Iales mdep~r;tc!!~l1t~§: Z~<:4tecmbreros de Puebla, Campeche y China; :sm emba_rgo, Queretaro, J ahsco y Mtchoacán le surtían directamente algunas mercanCJas co~o zapatos: artículos de cuero, paños y cerámica . Todos estos pro~lu ctos no solo se v;ndia~ en el ~ercado zacatecano sino que el comercio de la _o~dad los re~xpecha hao a _los diversos puntos del lejano norte como Santa Barbara, Indehe y Nuevo Leon, a veces a más de 200 leguas de distancia (838 Km .). L~ preponderancia de Zaca.tecas com? centro distribuidor del norte duró casi un Slí?lo c~~pleto ~e~de me~Iados del s1glo X~I a mediados del siglo XVII; pero ·:sta sltuaoo.n:l~Un.Jnu..cuar:d?J~La.ug.e..d.e.la;uDJDa~_d.~J'....au.alhi?.o mu y1\tra!::ti vo ~ !~s__~c_:>I12.~CI~.!l.!:.~~--cl~_l-'!~~!co . el _ª!:l_ng:~.s..A!r~.c;ta..rTI~_nje, dejando de kdo ~ .acatecas y apoderandose del mercado de la Nueva Vizcaya. Como consecuenCia, d e acuerdo con ~na estimación de 1673, anualmente se enviaban de México ~ El Parral mercannas por valor de unos 600 000 pesos cifra enorme para la

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HiSTORIA ECONÓMICA DEL'\ NUEVA ESPÚ!A

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El caso d~ Qu.~rétaro ~ue difere nte. Durante el siglo XVI no fue sino un lucrar ele :aso obh?'~do del tráfico entr~ México y las regi~nes del norte y el occide~e; las ~~rc~noas qt;e llega.b
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medio de sus factores, empezar on por comprar lana, carne de carnero y pa.ñ
En la se!runda mitad del sicrlo XVI se había formado en la capital de la Nueva

E~pai~ ~na poderosa clase de comei:Ciantes máyorista~·. lir1pünaaore~s ·y~~i:>ür·~

iadores, !:JJY9il n~gru:iQs_ Y--Pici.lo~mw._y.ª_mY.)'...LO.IDpkjos, de mucha c?nsweracíóñ.- y' necesitadQs de res()l~J!=iQn~~ .ri.P-!..~~; sin embargo, eran someudos _a las autoridades generales ele la colonia, no conocedoras de los asuntos comernales, o bien ante el gremio de los comerciantes sevillanos , muy distant~ y ~oc~ro de intereses dife rentes. Por estas razones, los comerciantes de MéxiCO tmoaron, alrededor del año 1580, gestiones para que el rey atnorizara eJ~stahle,ómi~nto de un consulado o crremio de mercaderes en la ci udad . Ahora tendna el --~----- .. . . tl . nombre de cámara .:le comerno. Los cons ulados ·ten í~i n su or igen en ios medioevales consolats de mar del Rein o

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HISTORIA ECO NÓ MiCA DE LA NU EVA ESPAÑ A

de Aragón que fue r on evolucio nando ele un mero tribunal manumo en la Valencia del si glo XI!! a una co rte mercantil permanente con iurisdicción en c?-si todo tipo de litigios comerciales , cuyo consejo represental~a a los comerCiantes .ante la Corona y arras organizaciones, negociando medidas que los favoreCieran y cuida ndo de hacer cumplir la legislación mercantil en el área de su JU.r is?_icción. Esta insti ~ució n pasó a c .astilla a finales del siglo X V y se estab teoo en vanas Ciudaaes; de especial Importancia para las Indias fue el Consulado de Sevilla , fundado en 1543. Ante las peticiones del cabildo y de los comerciantes de México y después de h~ber oído la opinión del virrey y de la audiencia, el rey expidió en junio de b92 una real cédula autonzando la fundación del Consulado de México a imitación de los de Sevilla y Bmgos;* se le intituló "Universidad de los Mercaderes de la Ciudad de México en la N u e va España y sus provincias del Reino de la Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Guatemala, Yucatán, Soconusco y los que tratan en ios Reinos de Castilla y los · demás". En tanto se le concedieran ordenanzas definitivas se aplicarían !as de Sevilla. Cuando en 1603 concedió Felipe III las ordenanzas propias se previno que cuando fueran omisas se guardaran las ele los consulados ele Burgos y Sevilia. La cédula fundacional fue dada a conocer por el pregonero del cabildo en enero de 1594; por ella se supo que podían pertenecer al co nsulado lo s hombre~ de negocios, mercaderes, ~asados o viudos, de más de 25 años, que tuvieran ca~a en la cm dad de México; estaban excluidos en cambio los extranjeros ~.!os esc.nbanos, los abogados, Jos criados de otras personas, los artesanos que tuvieran tiendas para sus productos y en general todos los que ejercieran el comercio al menudeo. El gremio estaba presidido por un prior al que asistían dos cónsules, de entre los cuales se elegía con frec uencia al siguiente prior. Estos dignatarios deberían tener más de 30 años de edad, ser "hombres honrados, de buena opinión, vida y fama, abonados y ricos en camidad de más de 20 000 ducados" y haber traído cargamentos de España o Manila cuando menos con valor de 2 ÓOO pesos cada a~o. en los dos últimos ai'ios anteriores a su elección; no podían haber sido oficiales de ningún oficio, ni haber tenido ocupaciones "humildes-y bajas". _Para ayudar al_prior y có~sules con su consejo y en el despacho de asuntos y tram1tes se .eleg1an ~meo ~1putados de entre los miembros del gremio; sin embarg?, m. ellos, m ~¡ pnor y los cónsules podían ser parientes en primer grado_m sooos de la m1sm~ compañía. Cada año se elegía al prior y a uno de los dos consules por el térmmo de dos años; no se admitia su reelección sino p~ados dos años de haber dejado su cargo. Quedaban el prior y cónsul salientes como consejeros de su sucesor por el siguiente año. Pa.ra la elección de estos dirigentes se procedía en dos etapas: primera, la totalidad de los miembros del consulado elegía 30 electores por dos años y después éstos votaban por prior, cónsules y diputados; en caso de que dos o más Gl~(hdatos tuvieran el I~is~o número de v
COM ERC IO I NTERI O R

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T orquemada alababa ai Con sulado de.México por su sistema de ~l~cc~ones norque mezclaba los tres SIStemas pos10les d e gobiernO. el demOCT-tlCO, el ~enatorial o aristocrático y el monárquico. . . El prior y los cónsules debían ser respet~d~s como mimstros del rey. Y g?za~ de un salario del doble del pagado en Sev illa ,* pero SI~ poder coora i ~o~ derechos y comisiones que recibían los se.villanos. Cuando vtaJaban en _ne~oCLos de la corporación recibían la entonces fabulosa suma de 12 pesos dianos. El consulado podía nombrar en México ~scribano , rec~ ptor o rec.audador de remas, letrado , asesor , procurador, alguaCil y portero, as1 como un Ietrado Yun solicitador en ?vladrid y un agente en Sevilla. Para sostener a este personal_Y cubrir sus demás gastos administrativos el rey había astgnado a !a corporaClon el producto de un'impuesto llamado de ave.ría por el dos al millar s~bre el valor de todas las mercancías que entraran o salieran de la .N ueva Espana por ma~. Si bien estaban ex:cluidQs del co_nsula<;i_9 !os CQJTII,':IPªn_t_t:~ fil__m._eJm~Le q, PªIa lg~Ql_;_y_Qri;Jª-~~~I;_¡,_ gpJigªmriª sJJ.iilili_ªc~Q!L~Q -P~Pª- de L!Jg m_~,~_kª ,~~-2@. P-~~9s oro; de la misma manera , el prior, los consules, conseJeros y d1pu ~ados ~staban obligados a aceptar sus ('argos so pena de 200 p~sos e~sayados a pnor Yconsules y 100 a los demás. Así, los dirigentes del gremio pod1an ostentarse con ver?ad como representantes del comercio del reino o, cua.ndo menos, ?el de su capna~ Cada mercader en grande estaba obligado a matncularse ~n et consula~o para poder hacer valer sus derechos profesionales. Los mayonstas de las cmdades. provincianas y aún los de fl:!anila se consideraban agregados al Consulado de México. · ·· · 1 d ¡ · d Uno de los objetivos del consu lado era el servir de tribunaljudJCla, .e_1Ien o conocer "las causas que se ofrecieren entre mer~aderes Y sus companer~s Y factOres, sobre todas las cosas tocantes y perteneCientes al trato de la mercancía" · podía proceder, por consiauiente contra los mercaderes y s~1s factores en cas~s de fr aude y dolo en ma~erias comerciales: imponer Y.eJ~Cutar penas pecuniarias y remitir a la justicia a quienes impusiera penas .cnmmales · Entre los asuntos que podía conocer el consulado estab.an los relacwnados con trueques, compras y ventas de mercaderías; empréstitos y ~leudas entre_mercade~ res; cambios, bancos y letras; seguros de nesgo y fletamientos de navws, recuas y carretas, en cambio tenía prohibido . conocer. ot: as causas. que no fueran estrictamente comerciales. Cuando hubiera un litigio mercantil entre u~ mercader v uno que no lo fuera, e! caso lo podía conocer el consulado •.ob ten un tribun~l ordinario, siguiendo el criterio de que " el actor ha de segutr el fuero

" d' · del reo". . De las senten cias del consulado se podía apelar ante el o1do r de 1a ":'. u tencm de México que fuera nombrado cada año por e l ~irrey, ei cual ?e_bm ~acerse au xiliar por dos mercaderes que llen~ran los requiSitos ~ue se ex1g¡an par: se: prior 0 cónsules. Si el juez de apelacwnes y sus a~ompanantes confirmab."n -~a sentencia ya no se tenía recurso posterior; pero s1 la revocasen ..el mdor habi m de volverla a ver con otros dos me rcaderes distintos a los pnmeros, Y de la sentencia que dieren va no había apelació n. • El prior y l•ls co ns1ll e> de Lima recihian 301) pesos po r el rié lllP" r¡ue sin ·iese n : los de \l éx:cn

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Lima fue fu n<.h1dn has t;¡ l6 lJ.

deben haber te nicl n un ingr eso :ii rn ila r .

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HISTORIA ECONÓMICA DE U. NU EVA ESPAÑA

COi\iERCIO INTERIOR

Además de , esta fu nción judicial y de la recaudación, de las aicahalas ,* e! cons~1 lado _tema otras t?ua!mente tmp?rtantes,_Tenía a su cargodes pachar 1~ flotas de Veracruz a Es pana y los navws de Acapulco a las Fthp1 p~s y al Perú, cobrando en ambos puertos el derecho de avería e interviniendo en las aduanas para que no se tmpusJeran a los mercaderes mayores impuestos que los justos. lgualm~nte este cuerpo estaba fa~ultado para comisionar
supues tas inegu!aridades ele comerc io con Filipinas y Perú , denunciadas por el Consuiado de Sevilla .. En ca mbio, )os cops ulados _ de _M~~!<::_Q y_ S.eYi.!lª- ~!11teronJ1!~U~-Pªr;:u~~duir . del comerdo ro n Asia_a los e:\tranjeros y para lograr que fuera exenta del pago de la alcabala la primera venta de los , productos importados de Castilla; sin embargo estos esfuerzos conjuntos no siempre tuvieron éxito, porque la Corona, perpetuamente necesitada de fondos, frecuentemente vendía a los extranjeros licencias especiales de comercio y aún certificados de naturalización. Con todas estas funciones y actividades no es extraño que el consulad o tuviera Ltna gran intluencia y prestigio_en la vi!=la sqcjal y P9J ftjc-ª _q~J_g ~hl~Y,a J;:~pai'ía, a pesar de que el número de mercaderes que lo formaban no era muy crecido. Esta fuerza se derivaba también de que el comercio a! m~Y..<:> ~-e~_ ~r~plfa actividad totalmente en manos de los españoles peiiíúsuláres, debido a que los comerciantes no dejaban sus negocios ·a sus hijos criollos, que rehuían la práctica del comercio, sino a aigún pariente inmigrado de la península que se avenía a trabajar en las tiendas desde el puesto de humilde de pendiente, con grandes sacrificios y austeridad de vida. En 1689 ele 1182 españo les europeos residentes en la ciudad de México, 864, o sea las tres cuartas partes, estaban dedicados al comercio y de ellos apenas 177 eran mayoristas que reunían las condiciones para pertenecer al consulado y tenían fortunas que frecuentemente superaban al medio millón de pesos. Aunque el grupo parece pequeño, e~a._el mayor de entre los peninsulares, porque el que le seguía en importancia era el de 124 empleados del gobierno y el siguiente, el de 72 artesanos. Además, el grupo de mayoristas de la capital era la cabeza y virtual representante ele los comerciantes mayoristas de la provincia que constituían un grupo numeroso e influyente; nada más en Querétaro, operaban en la última década del siglo XVI más de 25 comerciantes importadores de mercancías a la ciudad. Los almaceneros peninsulares formaban la espina dorsal del capitalismo comercial de la colonia y gozaban de un reconocimiento social similar al de la alta burocracia y los grandes hacendados. La ley misma garantizaba que el ser comerciante en las Indias no fuera obstáculo para que un individuo fuera considerado como noble y pudiera ing-resar a una orden militar . El virrey marqués de Mancera corroboró lo antenor en su informe a su sucesor el duque de V~ragua:

__ J: ~()s. A la llegada de los barcos, el consulado intervenía oara vi0lar el desembarco de las mercancías y su correc:a valorización l?~ra el pago d~ los impuestos; en algunas ocas1one~, como en b94 , la corporac10n contrató con los barqueros de Veracruz las tanfas para el traslado de los cargamentos de los barcos la playa Y frecuentemente negoció ta.mbién co n los arrieros los fletes entre el puerto y México; inspeccionaba las instalaciones portuarias y de defensa de Veracruz y Acapulco, proponía medidas para mejorarlas y a veces subs idiaba las obras; en fir:, . e~ consulado lleg? .~ ?e?pacha: un barco aviso al galeón procedente de } 1hpmas cuando reCibiO mformaCión de Perú de que piratas mgleses merodeaban en el Océano Pacífico. El arribo_d~ las flotas a~ era_cruz o de las naos de China a Acapulco eran todo un acon_tewmento en el Vlrremato y daba lugar a la celebración de animadísimas fenas a las que acudían los factores de los comerciantes sevillanos los :epresentantes de los mercaderes de México interesados en comprar las re~ién Import~das mercancí~s, los oficiales de la hacienda real encargados de recaudar los Impue:tos, arneros 9ue ofrecían s_us servicios de transporte, comerciantes ~~ pequeno q~e at~ndian las neces1dades de la población flotante y los comJ~Ionados_del cons ulc1~o encargados de que fueran respetados los derechos sus agre:mados y se asignaran los lotes de mercancías al mejor postor, sin mterferenoas u ocultam1entos. En toda la ruta desde el puerto hasta ~féxico P-<1trullaba un resguardo_ contratado por el consulado para pror~ger;1 las rect;as Y trenes de carretas de los salteadores de caminos. La política ce ntral del consulado estaba di~igi-da - a defender los intereses de los grandes comerciantes de México. Dentro del virreinato buscaba el máximo contr~l de_! com~rcio capitalino sobr~ el de las provincias de la Nueva España; ~n el ambito mas a_mpl1o del I_mpeno Espa_ñol y del _mundo , pugnaba por la hbe~tad de comeroo Y P?r la mdepender1C1a de los mtereses mercantiles novo~Isp~mos de los de Sevilla y Cádiz. Estos intereses diferían sobre todo en lo referente ~1 ~áfico de artículos chinos desde Manila; mientras los sevillanos deseab?tn hmtt~r al máxi~o_!a importación de esas mercancías e impedir que de la Nueva ~spana se r~exptdieran a otras partes, los mexicanos lu chaban porque el _c~merCJo _con Onente ~uera el mayor posible y se permitiera mantener ab_teJ to el trafico co n Peru para productos de toda procedencia, incluso los onentales. En 1635 los mercaderes de la Nueva España e nviaron al rey 600 000 pesos a cambio de !a promesa real de no proseguir las in ves ti gaciones sobre b s

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Vé:-J!:>t' d

ap ~i rG;do "l.a :dGlbaJ;¡'' d el Glpítu!tJ L.i Re: 1l H acit:nda.

... los mercaderes ... se acercan mucho a la nobleza, afectando su porte y tratamiento, con que no es fác il distinguir ... estas dos categorías, porque la disminución a qu e han venido los patrimonios . .. de los caballeros los obliga a unirse en tratos y matrimonios a los negociantes, y la opu lencia de éstos les fac ilita .. . esclarecer su fortuna ; y así concurriendo en los primeros la necesidad y en los segundos .la ambición, se entretejen y enlazan de manera que .. . en estas provincias por la ma yo r parte el caballero es mercader y el mercader es caballero. De que no percibo que . resulte crran inconven iente, sino más presto utilidad pública . . . En !a provi ncia, como los comerciantes no eran ran ricos como en la capitai, tarcbron m:ís tiempo en bo rrar las diferencias sociales con los terra tenie ntes :

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HISTORIA ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

en Querétaro, por ejem plo, los primeros no tuvieron el título de ·'don"' durante todo el siglo XV II , n:iemras que en México se dieron cada vez más casos de que usaran este tratam1ento . La ric¡ueza era la llave del ascenso social. El grupo más num~ros() de lQS. co m en::l
El funci;mamiento d~l consulado estaba regido por sus propias o rden~~nzas y por el ntulo 46 del hbro nove no de la Recopilaáón de Leyes de Indias y e-n-su defecto por.lasordenanzas de los consulados de Burgos y Sevilla. La ley obhgaba a todo comerciante mayorista a llevar dos libros encuadernados, numerados , fo rrados y foliados: el primero era el borrador o manual donde se asentaban diariamente las operaciones expresando consecutivamente fecha, cantidad y calidad de los géneros, plazo y condiciones ele pago; el segundo era el mayor , al que se ?ebían pasar put:Itualmente las partidas del borrador, formand o con cada md1 V1duo sus cuentas paniculares, anotadas con debe y ha de haber. El com erciante por mayor que no supiera leer y escribir debía tener una persona que le ll~vara los libros con poder otorgado ante escribano para firmar letras de cambto, vales, contratos y otros documentos. Co? frecu encia se for maban socieda des o compañías de comercio que se defiman como un contrato celebrado entre dos o más personas en vinud del cual se ob.ligaban "por Cier~o tiempo y bajo ciertas co ndi ciones y pactos" a hacer un negoCio por cuenta y nesgo común, yendo tanto a las cranancias como a las pérdidas según el caudal o el trabqjo que eada uno pusi~ra . · ·- ~.ascp mpañí;o¡s m~rc::a ntjJes -~~ CQ!1~~i!;!,Ií¡maf)te n~~rio, generalmente por un peuqgo_d~u-.~s a.cmco finos; las escnturas es peCificaban detall adamente los fines _de la empres~, los der~~hos y obligaciones ele los socios y la fo rma en que se hab:1a n. ~e repartir l~s uuhdades; este reparto tenía lugar casi siempre a la hqllldac~on de la soCiedad por haberse cumplido el plazo estipul ado al ser constltlllda. No había e ntonces compañías permanentes en el sentid o moderno de !a palabra. Normalmente las compa ñías adoptaban la forma ele sociedades en nombre c.olectivo en que todos los miembros apo rtaban cap ital y sociedades en comane: Ita. ~ ntr e d
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madas barras, las cuales también se subdividían en partes menores; estas barras represenr.aban una parte proporcional de la propiedad del r;e~ocio y se ~~d~an . transmi tir como las acciones de las moden1as soCiedades anommas , Se diVldJan en barras aviadoras cuando estaban obligadas a contribuir a los gastos de la mina y en barras aviadas cuando no tenían esta obligaci~n. . ., No ·sólo se formaban compañías de grandes ~m¡;¡re§ªf}()S smo tamb1en de pequeños negociantes, sobre todo los dedicados al com~roo ~el I?-enude~, que encontraban en ellas li!.. !!!~jQ.r.fo_?l}!ª-. _cl~ _Q.b_t,.e.!ler-:-t;l.J!neP..C,l_amientf2 de. q~e es taban tan necesitados. Había sooedades mercantiles en tooos los .ramos. de :a actividad; además de en la minería y en el pequeño y gran c~meroo , las habla para abrir al cultivo tierras agrícolas, para el abasto .a las oudades Y p a~-a la producción artesanal. Los socios eran con .frecuencia personas. de d1stmtas ocupaciones, siendo casi siempre los comeroantes los que se a~?oaba~ con los otros grupos como los agricultores o los mi?eros, per~ tamb1en. podta hab~r otras combinaciones como ganadero-obraJero o agncultor-mmero. Habta compañías con rasgos claramente capitalistas, pero _otras eran apenas ~na evolución de la encomienda, como algunas de Queretaro en que los terratenientes se asociaban con los trabajadores indios para desmontar y s~mbr.a r sus tierras; otras sociedades eran en cambio casi cooperativas, como vanas romeras de los primeros tiempos en que un grupo de indi~iduos un~a sus escasos recursos para trabajar una mina en común, compartiendo el nesgo Y repartiéndose las utilidades equitativamente. Junto a las compañías se encontraban muy de. ;ez en .c~ando loscorr7<Jor.~s -de comercio o de lonja q~1e cumplían una funoon au.xJhar del ~omeroo. Las ordenanzas exigían que no fueran extranjeros, estuv1eran avecmdados .e n el lugar donde habían de ejercer su profesi~n, .gozaran de buena f~ma Yru; 1eran experiencia comercial. Su número era hmJtado en cada locahdad Y solo los varones podían ejercer esta profesión. . Los corredores servían de intermediarios entre dos partes mteresadas en 4na -o p~¡a~ión comercial a las que dab~ una i~formaci~n compl~ta de los P.r~oos, cantidad, calidad de las mercanClas traficadas, as1 como oe las cond!oones mercantiles propuestas ; por ello debían estar presentes en .el momento de la entrega de los artículos, si las partes. 1? exigían, para v~nficar ante el~as la exactitud de sus datos. Tenían proh1b1do hacer ellos mtsmos transac~Io~es comerciales, ni ser dependientes de comerciantes; en todos. l?s casos .oeb1an asegurar la mercancía que se les encomen?aba,. cuando VIaJa~a _por mar o tierra. El empleo de corredores era potestativo y la ley les proh1bia entrometerse en las ventas al menudeo de "cosas de comer y beber". Constituían los corredores un cuerpo gremial sui géneri~ que enc~~ezaba un corredor mayo r , cuyo cargo se compraba por remate al cab1ldo mumopal, pero que tenía que ser aprobado por el virrey. El corredor mayor nombra~a a ~u arbitrio a los corredores menores, expedía el re glam~nto de la p~ofest?n ,.s m obligación de someterlo a la consideración de las autondades y ser v1a de arbitro en difer e ncias entre comerciantes v entre éstos y corredores . En los casos en que se co ntra tara ~n seguro en la Nueva España se ~p li caba lo dispuesw p :.~ra el comercio v Consulado de Sevilla, es dec1r que se hrmara en

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HISTORIA f.CONÓMIC A DE LA NUEVA ESPAÑA

escritu.r~

notarial , ante ei p_rio:y cónsul.es y quedara registr"'do en el consulado; la pohza de seguro habm sido vend1da a través de un corredor, éste debía asentarla en todos sus detalles en un libro que al efecto debía conservar en el e~ter:did_o que el c?:redor _no podía aceptar por sí o por interpósita p~rsona mngu~ nesgo; la pohza debm pagarse por el asegurado dentro de los tres meses despues de firmado el contrato; se había de creer por sólo el juramento del asegurado el val?r declarado de su mercancía; y debería pagarse el seguro ~ei_Jtro de los seis meses contados a partir de la ocurrencia certificada del Siniestro. En las operaciones me~cantiles se utiliza?a comúnmente el crédito expidién. ,d~se en cada caso pagares, letras de cambio u otros documentos de reconocimiento de deuda y casi nunca dinero. ~stas promesas de pago se transferían y endosaban para cerrar nuevas transacc10nes y aunque se vencían por lo creneral en un pla~o de c~atro meses, no_era raro que ~ircularan por más tiem~ como una especie de _cimero secundan? que ganaba confiabilidad en la medida que contaba con mas endosos y estuviera avalado por la fianza de un comerciante c?nocido. Su_per dice que ."l_a excesiva confianza en el crédito formó parte de la v1da comercial de la Amenca Española".* A pesar de que se usaba constantemente el crédito, todavía pesaba sobre él el re~uerdo de la condena de la Iglesia a la usura lanzada en la Alta Edad Media para proteger _a los deudores de préstamos para el consumo. Es verd~d que des_d~ el siglo XIII Santo Tomás de Aquino había afirmado la d_~ctrma de la l_¡citud del pré~t~~o con interés, por ser éste una compensanon al prestamiSta por el perJU!ClO que le causa la momentánea privación de s~ capital y porque prestar dinero a un negociante es participar en los r~esgos de su. empresa, lo 9ue hace legítimo participar en los beneficios; es CJ~rto, tambien que los teologos de Salamanca habían en el sialo XVI amp~Iado y pro~undizado la doctrina tomista justificando amplia~ente el crédito mercanul; a pesa_r de ello el crédito estaba estrechamente vigilado para que no fuera usurano. Con este propósito de control, las Leyes de Indias ~rdenaban que no se pudieran hacer escrituras entre mercaderes donde se simulara un préstamo de dinero cuando en realidad se trataba de una venta de mercanáas. En pleno siglo XVII , Solórzano Pereyra comentaba así el préstamo con interés: SI

·::no es-~¡ intento c?~denar por mala la (costumbre) que ... (ha sido) introductda ~ cahficada por hCita por teólog?s graves y como tal tolerada por la jusricia, que bien veo que m~chas vecesnecestta el comercio de estos ensanches y que aún en la Corte ~e Espana se permite llevar a ?cho y más por ciento el dinero que se pone en las casas de hombres de negociOs .. . Estas costumbres o wleranóas muchas veces pueden y suelen excusar el pecado ... ~or más reticen~ias ~on que se le aceptara, el crédito era indispensable para 1mpulsar cualqmer tipo de empresa y, sobre todo, las de gran tamaño; por

* AI,crédiro merca ntil hay que agrega r los censos, ya descrüos en el cJ oír.uio "Los Bienes ele la ' 1g1es1a·.

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otro lado, a medida que pasaba el tiempo crecía la gran m~ade c~p:ta!es acumulados en manos de los comerciantes, mineros, terratemen_tes e ¡g,esras que se ofrecían en el mercado de dine~o en co~dicio~es atracnvas para no quedar improductivos. En la segunda mitad del siglo X VII ~a mayor ofert~ dt; c"apitales hizo fácil la obtención de crédi~o de fuen~es parncular~s y<pres1ono las tasas de interés a la baja. Los comeroantes de uenda no podian ~~r banco público, sino sólo los mayoristas, p~ro no. por ello esta?a.n exclu~dos d~ mercado crediticio, porque nada les 1mpedm vender a cred1to cargando u interés o recargo en ei precio. . o , Al que financiaba a una empresa se le llamaba aviador porque ~con~._dia préstamos de avío; era una persona que llega?a a tener preponde.anoa en el negocio del deudor. En algunos casos el avmdor propornonaba dmero Y en otros herramientas o mercancías, pero en todos los casos la suma prestada constituía una obligación preferente a la que sól? antecedía e~ derecho del fisco; el deudor debía pues pagar su deuda con m ter eses segun lo pa~tado · antes de recibir ninguna utilidad; si fallaba era frecuente que el aviador convirtiera su crédito en una parte importante d_e la propiedad del negooo. Por supuesto si el deudor cubría sus comprol!nsos queda?a en goce de la totalidad de los rendimientos de su empresa, sm compromiSO alguno con el b" aviador. 1 Uno de los principales demandantes de crédito era el go Ierno rea, oerpetuamente quebrado por su intervención e~ las guerr~s e~ropeas. _En ~n principio la Corona solicitó llanamente donativos a sus subd1tos. a_~enca­ nos, apelando a su lealtad y patriotismo, pero aunque los r~obJo ~uy cuantiosos, éste era un recurso del que no se podía depc;nder ~ndefimda­ mente, por ello tuvo que recurrir a pedir p~estado vendiendo Juros_:o Los juros eran bonos emitidos por el g?bierno q.ue ganaban un ::>% de interés y que no eran redimibles, es deor, el gobierno nunc~ pagaba el principal. Los juros equivalían por tanto a comprar con bue~ cimero actual una renta perpetua que se obligaba a paga: un deudor frecuentemente moroso, al que no se podía llevar ante los tnbunales . . Ante estas circunstancias es explicable que los comerCiantes n~ mostraran interés en adquirir juros. El siguiente caso ejemplifica con d~ndad el de~­ crédito del gobierno. Apenas entrado a gobernar _en 1635 el virrey marques de Cadereita puso a la venta 60 000 ducados de JUros que se colocaron ~on gran rapidez; luego quiso vende: _otros 50 ~00 ~ero ya~~ le compra:on smo una pequeña cantidad. La cantidad ~btemda fue re~muda a Espana, pe:? como era insuficiente para las necesidades del eran o, el rey se _a podei o, apenas llegados los buques a Cádiz, de 400 000 ducados propiedad de comerciantes particulares, prometiendo p~gar ~or. ellos el 8% anual. Esta medida acabó de golpe con el creditO pubhco. Cuando el ~uque de 0 Escalona, sucesor de Cadereita trató de colocar 37 000 ducados de JU~os, ? halló quien los adquiriera y tuvo que obligar a aceptarl~s a l~s comum~ades ele indios, a las cofradías y a los fondos de obras p1as ·. Diez anos des pues, en l5:'50 , el virrey conde de _1Jba de Liste recurrió ya directamente a Imponer estus préstamos forzosos.

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COMERCIO INTERIOR

HISTORIA ECONÓt.'!!CA DE LA NUEVA ESPA ÑA

Si bien los ahorradores rehuían pres·arle al b. otorg-ar crédito a deudo. 1 • go terno, buscaban con ahínco f .~ ' tes so,venres con empres · acnbles en todos los ca mpos d . .d as Y proyectos redltuables y 1 agropecua rias , comercio inter~ra ;c~~tle;~o~ tel~~r:os urbanos, explot~ciones fueron las mayores d e mand t d . 1 ' o 1 ~es y mmas; estas ultimas an es e captta . L . os mmeros perpet uamente necesnados · . para com de dmero para obtener capital de trabaioestaban :J ' prar mercuno y para a · · explotarlas, desaguarlas y re habilitarlas Los que p ~J.ar sus minldas , esto : s, para en manos de los rescatadores • · e Jan capt r.a e trabaJO caían . f 0 e rea 1es cuyas operacione USUranas· en 159q C · d C ' S eran recuentemente . ' - .omez e ervantes se qu~jaba así de ellas:

d.' .

U na de las cosas que más afligidos trae 1 . . . . deudas, es la falta de los real (d. . ) a os mmeiOs pobres y necesrtados y con gastar y ... Jos que tienen ;:al:sne~~n. :.;lo(que todos los días tienen necesidad de ' ou a a necestdad del mmero, le rescatan y truecan la plata a cinco a se; . tanto el minero en su ~en reales menos de la ley, que por ventura no ahorró otro

e

it

ICIO . . .

A finales del siglo es decir el XVI . la tasa d e d escuento d e los rescatadores era de un real por peso recibía ocho rea7~~~~~n~~e~aba nueve reales de plata en bruto ya quimada y pronto esta operación p~ó ~ os, o sea con una deducción del 11.1% . Muy , e ser una compra de metal a convertirse en un préstamo .

. pr?mesa ¡~~e~~~~~~~· ~~~;~~ ~:~~~~~a~~~~dae~~n~~ba ~\dinero a cambi?_de la av~ador porque o-ran d l ~ tas. m mero depenom del México se enviab~ a Efrar:e e a mo ne~a .acuñ:ada en la Casa de Moneda de das. ana como pago e ¡m puestos o de mercancías imporra-

El crédito para comprarl el mercuno . 1o otor:gab a el gobierno, . visto anteriormente* como ya se ha por mucho los más¡ por o que resta por .revtsar los créditos de avío que eran dades de inversión d~~~rta~tes. En los pnmeros anos de la colonia las necesieran superficiales ero~ mma n~ eran ex.cesivas porque las ve:as descubiertas COI!siderable prof~~dida~a a fi~a¡es de.l st¡slo XV! los túneles se horadaban a mineral a la boca de la m· con obs cons¡igwentes problemas de extracción del . · ma Y, so re toe o su desagüe 'que requenan enormes capitales no siempre disponihles. y XVII . _E n los siglos por suXVI parte act lab1glesia n o acostumbro, prestar a la mmería· los mmeros

tuviera~ la previsiÓn d'e f ua an como apos~adores a una lotería v casi m;nca · . ormar reservas y remvertir · ¡ ' d'. . casi siempre, en esa época d d . 'as1que e ere 1to provmo. 1 Gracias a esto algunos m ' e dos g:an es c~merCLantes de la ciudad de México: erca eres se co nvtrtleron en m· h. . . tuna, varios perdieron su mverswn · . . y d esal entaron a ot . meros. .eal. tCteron . fi forCiar una actividad tan riesrro El ' d. . , ros caplt !Stas a manhacia las minas pero no f o safi.. ere 1 to contmuo flu yendo en el sirrlo XVII ' ue su IC'ente y no pud · h "' que ocurriera la fuerte coPrracciÓ n d 1 d,o e~~tar que mue as cerraran y capítulos anteriores. · e a pro .uccwn :mnera ya anali zada en · *Un' paliativo idead o por e¡ VIrrey marqués de Montesc!aros rue el disponer V ease el :.~ pa nado .. Disuibución ,. · · ' rmanclitmtemo del azob'1Je" e n el c.tpitulo ·'Lt :V!ine lÍa".

-!69

que si una mina dejara de trabajar y tuv iera muchos acreedores, sería preferido en su deuda aquel de éstos que entrara a beneficiarla y aviar la, aunque fuera el menor y menos antiguo . No parece que esta medida haya tenido mucho éxito.99 LA MONEDA

Después de la Co nquista los indios siguier on usando los granos de cacao como moneda, pero los españoles no pudieron acostumbrarse a su uso porque sólo servía para transacciones pequeñas y requería de cargadores y bodegas en las operaciones gra ndes; además, el cacao tenía un valor perecedero y no se podía atesorar a lo largo del tiempo. No pudo tampoco haber llegado mucha moneda española porque debió haber sido bastante escasa en la Península; se tuvo pues qué pensar en labrarla en el país. Hernán Cortés dispuso de inmediato que se acuñara moneda, pero para su fortuna no llegó a fabricar ninguna pieza, porque de hacerlo hubiera invadido una prerrogativa de la autoridad real; a pesar de ello en el juicio de residencia que se le instruyó fue acusado d e "que hizo cuño para la moneda con armas de Su Majestad" .

>

A..!!!~~!:a d_~I!!O.f!e_d~_se ~lSª!'O.!! tejo~s!e or_o ~!} l.a.ª Jn!.Dl!.
4i0

47 1

H iSTORIA ECO NÓ MICA DE LA NUEVA ESPAÑA

COMERCIO INTERIOR

los falsificadores de moneda y que el virrey nombrara a los funcionarios de ]a casa. ~a mone~~ -ªc~ñé!da en. _~f~xico tenc!ría curso y aceptación en cualquier l:J.?I!~__sl<:: _l_
Ante la resistencia al cobre, don Antonio de Mendoza mandó que se acuñaran monedas de plata de un cuarto de real , lla.m adas cuar~~llas , que e~·an fác~l~s ele perder por pequeñitas y que desapareCieron ta~bten de la orculacwn porque muchos las usaron como adornos o las fundieron. . . Habiendo desaparecido la moneda metálica de vellón se volvieron .I?s OJOS a Jos granos de cacao, el antiguo dinero de los aztecas y su valor se fiJO oftoalmente por mandamiento de julio de 1555 en 140 almendras por u.~ real de plata, o sea 1 120 por peso, en operacione_s d~ ~enudeo. Cuando. se fiJO el valor del cacao-moneda se procuró que comodiera con el pre_o.o del _ca~a?­ mercancía, esto es, en algo más de 21 pesos 3 reales por carga teonca, oxiqu:pll, de 24 000 almendras, pero esta coincidencia no se logró en todos lados m en todo momento, porque el precio del cacao era más. alto en el alt.iplano que en las regiones costeras productoras y porque con ~1 tiemp~ tambten fluctuaba el~ acuerdo con el volumen de las cosechas y las ImportaCiones. Cuando Gemellt Carreri llegó a México en 1697 se encontró que en sus mercados todavía se seo-uía usando el cacao para comprar verduras, dándose de 60 a 80 almendras 0 po r real, según estuviera el precio del cacao. ,• Esta situación ele hecho fue confirmada por las ordenanzas de 15ti!J que mandaron que no se labrara moneda de oro o vellón "si no estuviere permitido por el rey". En cambio, las piezas de ocho reales o reales d~ a ocho, cuya acuñación estuvo permitida desde 1537 no se eT?~e~ó a labrar smo hasta 157_2. Con el tiempo fue cayendo en desuso el nombr~ mioal de real de a ocho y paso a denominársele peso; al mismo tiempo se fue deJando de usar el peso de oro o de minas, que sólo se siguió utilizando en España para calcular el tesoro procedente de América. Después de haber sido prohibida la acuñación de oro en 1535 varios virreyes la propusieron, pero nada se resolvió durante 120 años. E~ 16?5 se. mandó al virrey duque de Alburquerque informara sobre su convemencia y fmalmente la real cédula de 25 de febrero de 167 5 permitió labrar monedas de oro en la Casa de Moneda de México, igual en todo a la que ~e acuñaba. en Es(>aña. En consecuencia el virrey-arzobispo don Fray Payo Ennquez de Rivera dtspuso al año siguiente que su ley fuera de 22 quilates o sea 916.66 por mil de oro puro, comenzando su acuñación en 1679. La unidad monetaria de oro era el escudo, cuyo peso era de l /68 de marco, o sea 3.383 gramos. Se acuñaron monedas áureas de uno, dos, cuatro y och~ escudos llamadas estas últimas doblones u onzas, porque su peso de 27 .Oti gramos 'casi correspondía al de una onza (28.15 gra~os~. Un escudo v~.ía dos pesos de plata y, por tanto, un doblón 16 pes,os. Stgm~ndo una política no escrita, la Corona tendía a llevarse el oro a la Penmsula, deJando la plata para las necesidades comerciales de las Indias. Probablemente constituyó una v.entaja el que casi no circular~ el oro en las Indias, porque a lo largo de Jos siglos XVI y x:n se fue depre~Iando la plata frente al oro, en la medida en que se iba prod~cendo r:nás del pnmer m~tal9ue del segundo. El valor relativo cambiante de los dos tii?os de ~oneda n~biera dado lugar a especulación y a la f\j ación de dos )¡e_gos d~ precos dependien~? de si ias mercancías se pagaban en oro o en plal3.. tnducaole meme se especulo

l peso de oro l ducado 1 peso de plata

450 375 272 34

l real

mv. mv. mv. mv.

1.2 ducados !.38 pesos

13 reales 8 mv. 11 reales 1 mv . 8 reales

?a~_sa hoy ext:añeza que el pe~o de oro, el de plata y 'el ducado fueran cuenta sm c~rresponder a ninguna moneda acuñada umcarner:te umdades en los pnmeros 50 an?s de la col_oma, en q~e sólo circularon las piezas de cuatro, dos, uno y mediO reales; aun los mediOs reales eran de denominación muy alta, tenían un gran vaior adquisitivo y no se ajustaban a las necesidades del comercio al menudeo. Para remediar la carencia de dinero suelto el virrey Mendoza en 1542 mandó acuñar 12 000 marcos de vellón en piezas de cobre de cuatro y de dos maravedís,. l~egando la emisión total según Torquemada a 200 000. El vellón debía reCibirse hasta po: cuatro pe~os ~e oro de minas, primero, y Juego por cuatro pesos de or? comun pero los mdws no lo aceptaron y cuando fueron compelidos por el vu~ey a tom~rlo, optaron po r arrojar la calderilla a los lagos aunque con ello perd:eron su Importe.*

?e

v * Aiton y-~heele~ a~egura~ q~1e_el vin eyMendoza pers istió, has w 1545 en la ac u ñaóón rl e ce flre , ~u e e n ese ano se acu na ro n ~mo1 en mo~ edas de un maravedt; no se encuentra e n n ingu na r11 en te n. en las colecciOnes num mn ancas, con h r m:JCJon de esto .

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C O tvlE'RCIO INTERIOR

HISTORIA ECONÓMJCA DE lA NUEVA ESPAÑA

con el escaso existente en Indias, porque en 1643, ames de que se acuñara el oro en México, se ordenó que no se alterara el valor de ambos me tales en las Indias "sin hacer novedad, usando de la moneda de oro y plata y de la que estuviera en barras y vajillas de !a misma forma y precio con que han corrido". La depreciación de la plata fue la siguiente: Granos de plata por uno de oro Años

Francisco Gil y Pablos

Año

J uan A.lvarez.

1501-1520 1521-1540 1541-1560 1561-1580 1581-1600 1601-1620 1621-1640 1641-1660 1661-1680 1681-1700

l0.75 11.25 11.30 11.50 11.80 12.25 14.00 14.50 15.00 15.00

1497 1537

10.11 10.60

1609

13.29

1686

16.55

4,7 3

.. d sempeñaron +unciones monetarias en las colonias inglelos pesos mex;c~os e _ • • . . sas de la Amenca d~l Norte. ; . , d 1 esos mexicanos los situados, . Igual mente contnbuyeron a laEd1fu~lOn ~~;!otras provincias del Imperio esto es las remesas que la N~ev~ spana ~~~~odo a sus aastos de defensa. En para contribuir a su sost~mmiento y s_o dre Montesclaroos mandó amonedar ·emplo el virrey marques ' ~ b p 1605 ' por ej , (11 ~ 10 Kg) para ser enviados a cu a, uerto 5ü 000 marcos de plata pasta ~ · Rico, Florida Y Filipinas. . , de que la Casa de 1 La constante _h~morragia defiplatae~plh~a ~~ {t~=· ~~;~rdel mundo, en la Moneda de Mex!Co era ya a ma es e sig ~ . 1 . , monetaria. _ h. b' · una exanQUe orcu aoon . Nueva Espana u ~~ra siempre }" .al nte la falta de numerano A mediados d~~ s1glo XVII se compenso par~~a~: en pago de los articulos con la introducclün de moneda p~rua_na que de las exportaciones de manufacchinos que se reexportaban. al ~~ru,lasl comocaderes se resistieron a recibir el . as · Al pnnoplo os . 'd· ,mer 1650 cambiarlo por mone d a d e turas novoh 1Span dinero peruano y- el gob¡ernod fc~o. ~a real· pero en 1655 resolvió que la México para reacunarl~)' a costa e a oe . al, . ual ue la mexicana. moneda peru~na cor!les~ en todos su~ remo: níal~ari~ casas de moneda, la A diferenoa del vuremato del Penhl quel eG . a de lndeoendencia: la de - '1 ' n una sola asta a uerr • Nueva Espanaso ocont~co , . a de l537 a 1690, esto es, por· México, de la que no existen estadisncas se,urasomt'Inmente y pueden servir 1 . d ' . · mbargo se aceptan e más de siglo y ~e lO, sm ~ d de ia acuñación en los siglos XVI y XV il las par~ tener ~ma ~~ef ap~o~Im:.0. 3a7-l731 en que se acuñó moneda macuquma. 51 gwentes ofras e peno o

f 1

d

La discrepancia entre las dos series se debe a que los val9res de Gil y Pablos son los que prevalecían en la Península, mientras que los de Alvarez corresponden a las Indias donde el oro era más caro. Desde 1537 la ley de las monedas de plata en el Imperio Español fue de ll dineros 4 granos, es decir de 930.554 milésimos de fino, y para asegurarla en 1647 se dispuso que no se labrara plata que estuviese sin quintar. En 1642 se crearon en el Imperio dos tipos distintos de moneda de plata: la.plata vieja que siguió circulando en las Indias con la misma ley y la plata nueva que circulaba exclusivamente en España con menor peso. Como es natural esta diferencia de valor hizo que en la Nueva España surgiera el deseo de bajar la ley, cosa que se empezó a hacer en 1672 pero que al año siguiente el rey reprimió ordenando que se acuñara la moneda con la ley prevista y que se castigara a los culpables. El haber mantenido con firmeza laJey y el peso de la moneda mexicana, cuando muchas mon~qas del mundo rebajaban su ley de plata, hizo que adquiriera gran prestigio y aceptación J!!l el mundo y que se convirtiera en l5ase del· -comercio internacional. El di.o~r9 w_e;og<:~!!Q empe~ó a circular por el mundo porque buena P'!rte de ~l s~.. enyigba a Es.paña pgr conc(!pto de imp~~stos a la Gorona y como pagó de las mercancías europeas que se importaban, también se enviaba a Caracas y Guayaquil para pagar el cacao que remitían esas dos provincias, y a Filipinas y China en cambio de las mercancías orientales que traía el galeón de Manila. Las colonias fra ncesas, holandesas e inglesas en América y Asia tuvieron moneda mexicana en circulación, ya que la recibían a través del comercio, o en mucho menor escala, por los robos de piratas y corsarios. Desde finales del siglo XV II

Oro

Plata Cobre Total

Pesos

Promedio anual

8 497 950 752 067 457 200 000

151 749 3 876 636 200 000

( 1675-1731) (1537-17 31) (1542)

760 765 407

, , - . . , entre l 7 00 y 1729 fue de 201 631 284 Como segun Humbol<.H la acu~aoon da en los si los XVI y XVII fue aproxi~a­ pesos, se puede conclUir que la _fectua d . osg3 4 miliones de pesos anuales damente de 559.1 millones de pesos, es eor un . en promedio. d ión de mon~.das ~e ha¡:íá por llll personal Es~a para entonce~ enorme.p_rQ . Ul=~~í~ d~Í-tesorero, d t::lilador, el.eD~ªyador, relauvamente reduodo que~~ CQ[l1~0 · ··- ·d- · · · ard·a~ mayores todos ellos · 1 f d'd el esc~1bano v os g \L · " • · . ' _ el balanza.!:_lo.~ . ~ . 1,111 . 1 .9.r: h b' · • .de~i~'o~ho capataces, veinte acunad o~es Y 13 e: . le" •nenores El viaiero itahano llamados ofioales mayores, a . a b · :.> · - denomma an OtiC!a -• .. • unos 80 obrero~ , que .~ e. , .· ; . miento de la Casa de Moneda de ' . Gemelii Carren descnblo a~l e1 1unClona \{exico a finales del siglo .XV II:

47-1

H ISTO RIA ECO NÓMICA DE U. NUEVA ESPAÑA

.. (los) lingmes se llevan al ensayador a fin de e l e . . . . . encuentra justa los pasan a las hÓrnazas q ~te sojnl l vea~~ nenen la debtda ley ... y si la monedas. En cada uno de éstos hay un e' . ~s oc o cuartos donde se hacen las se entregan los lingotes pesados por el b~f~~~~~e ~ ~%n l ~ ó 12 hombres a los cuales escn bano y el tesorero en sus ]¡"bro . E l h y .a te. n o tomado nota de ellos el · tesorero s. n las ornazas · . . . Una vez lalna d. as ... vuelven al Co . d .. . .. se ac unan . d . ··· mo a mone a sale ne.,.ra mero a 1os blanqueadores y des ués o ' · · · se man a on• . 1 legítimo peso ... se entre a a lo~ fcu ñ~Easanao por _los guardas que reconoce~ su se dan cada día los cinco ~ellos llamadosotres quel estan reumdos en una sala. A éstos · ' roque.es que por la h . d os ... por los guardas ... Sellada la moned v ' . noc e son custodiaa uelve a poder del tesorero ... y él hace libranza de ella al du eño. . .

Los puestos de oficiales mayores fi.¡eron v d "d . en I os por el rey al meJOr oostor probablemente a artir de 15 70· podían revender~ heredar · ie~ es tos puestos era~ renunciables, es d~cir se menos 20 días a la renuncia ' ; or /tre que el renunciante sobreviviese.cuando que se sos tenían por los d~rech;s oJecargos n~ se.l?anaba salario alguno, sino rendimientos elevadísimos. El tesorero s:~~~~~a~~on6~e~b~ctJvos, que daban puestos de ensayador y fundidor e· .d a pesos anuales; los propiedad a los ~a rmelitas del Desie;:o ~s por una sola p ~rsona y dados en pesos; el de tallador unos 1Oa 11 000 ~e •fs Leones produCJa n de 15 a 16 000 pesos al año.* Y e os otros mayores entre 800 y 3 500 A su vez el tesorero vendía los pue t . d fi · otros 3 000 pesos. El salario m-'s ba .s ~.-; 1e o ICia1es menores y sacaba por ellos peso diario. En caso de fraucte"'tod);~¡ e ~ ?~reros de las hornazas era de un pagar solidariamente el desfalco a f ~s o lCJ ~ ma yores estaban obligados a si. hubiera connivencia entre ellos ~~e equ_e to os fueran fiscales ~e los otros; bterno no tenía. sin embarrro má . ca~ltl gaba con la pena capitaL El gocumplieran las ordenanzas ~; ue ;¡g¡ anCia en la ._casa que ver que se veía como una negociació,/parqt. 1 esoSrero no ~endla cuentas a nadie y la ar. e cometieron a " b . d Jeron 1ugar a reclamaciones delIcu público. loo ' .eces a usos que

:1

. * So n c[fr:..¡ s de Gernel li Ci.lrre:·i ; arece•1 " r); . . ~, V !IT~y Cf3 de 27 ,j{)l) pesos . fJ . e XO. _),L,l nle."i •.c.Jnando

C ll GJC!Ha

qu e eJ sueJdo d f~l

XV. DESAGÜE DEL VALLE DE MÉXI CO INDIFERE NCIA Y DIQUES

A la llegada del hombre al Valle de México encontró en él un extenso lago que lo cubría en casi su totalidad; milenios de explotación agrícola, algunos cambios en el clima. y una apreciable deforestación de los montes circundantes hicieron que para la época de la Conquista el lago oriental se hubiera di vid ido en cinco lagos : Zumpango y Xaitocan en el norte, Texcoco en e! centro y Xochimilco y Chalco en el sur. De éstos los de nivel más alto eran los dos primeros y el de nivel más bajo el de Texcoco; de esta manera, cuando llovía fuertemente los lagos de Zumpango y Xaltocan derramaban sus sobrantes sobre el de Texcoco; lo mismo sucedía con los lagos de Xochimilco y Chalco, pero en menor medida porque su desnivel con el de Texcoco era menor y estaban co municados permanentemente por canales. El lago de Texcoco no tenía desa güe y su nivel sólo bajaba por evaporación; sus aguas eran por tanto saladas, mientras que las de los otros eran dulces. Como es sabido la ciudad de México fue fundada en un islote del lago de. Texcoco, con lo que estaba expuesta a inundaciones desde los tiempos precortesianos; se sabe por ejemplo de la de 1446,* en el reinado de Moctezuma Ilhuicamina, que duró largo tiempo y que dio lugar a la construcción de una albarrada o dique de piedra de unos 16 kilómetros , cuyo proyecto se atribuye a Netzahualcóyotl y que llevó su nombre por mucho tiempo. Este albarradó n, que salía de cerca del Tepeyac hasta cerca de Ixtacalco, pasando por el Peñón de !os Baños, separaba en dos el lago central, dejando al oriente el lago de Texcoco propiamente dicho y al poniente el lago de México, de aguas algo menos saladas. Otra. inundación de la ciudad azteca aconteció en 1499 siendo monarca el siniestro Ahuizod. Alva Ixtlixóchitl explica que esta inundación se debió a que los mexicas introdujeron imprudentemente agua de Churubusco por una débil atarjea de argamasa, que no pudo resistir el gran golpe de agua que salió. Fernando de CepPda menciona otra inundación de la época prehispánica , en tiempos de Moctezuma u, la que causó tantos de strozos que afligidos los indios estuvieron resueltos a mudar la ciudad . Hernán Cortés, después de haber tomado y destruído la. ciudad decidió reedifica da en el mismo lugar exactamente, guiado por consideraciones exclusivamente políticas. El primer virrey de Velasco, al comentar esta decisión, dijo que "el sitio de esta ciudad es el peor que se pudo escoger" e indudablemente tuvo razón porque por 400 años México estu vo expuesto a epidemias e inundaciones y ahora, al hundimiento del suelo, a tolvaneras y al deterioro ambiental generalizado . . ~ Torqu emada die~ que fue en d noveno año de la elecc ión \te ~iocrezun1a 4 7:i

l.

e~ to e~\ en 1-f:--t ~J .

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